La Educación Cristiana de Los Hijos
La Educación Cristiana de Los Hijos
La Educación Cristiana de Los Hijos
Efesios 6:4
Cada vez es más difícil encontrar integridad y carácter cristiano en la gente. Los valores
cristianos se están perdiendo y las enseñanzas bíblicas son cada vez menos, por falta de
carácter cristiano. El carácter cristiano es lo que hacemos cuando nadie nos mira, es quien
realmente somos.
ILUSTRACIÓN. Cierto hombre comprando pollo rostizado, se dio cuenta que en vez del
traste de pollo le dieron el traste de las ganancias del día. Su novia se quedó sorprendida
cuando él decidió regresar el dinero, por lo cual entró a la tienda y agradecido, el gerente
quiso llamar a la prensa, para poner su foto en primera plana, diciendo: “usted es un héroe,
no he conocido a un hombre tan honesto en mi vida”.
Para su sorpresa el hombre le respondió: “¡No, no, no haga esto!” Entonces él se acercó a
él y le dijo con un susurro: “verá usted, la mujer con la que estoy está casada con otra
persona”. A final de cuentas no era tan honesto. Aunque hizo algo bueno no vivía en
integridad, no tenía carácter cristiano.
Por eso, ¿De dónde viene el carácter cristiano? Viene de Mamá y Papá, del hogar y de
nuestra sociedad, pero sobre todo es formado en la casa, en la vida diaria.
…somos padres autoritarios o abusivos, frustramos al niño por no dar oportunidad para su
crecimiento.
…somos padres que hacemos reglas interminables, que luego cambiamos de acuerdo a
nuestros cambios de humor.
La casa es el lugar donde provocamos a los niños a la ira, donde afirman o des-afirman sus
groserías y enojos. La casa es el medio perfecto para el crecimiento de la bacteria del odio,
las dudas y la frustración.
La Escritura dice: “pero criarlos en disciplina y amonestación del Señor”. Esto es lo que
debemos hacer.
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Veamos cinco características de padres que imprimen carácter cristiano en sus hijos:
Deut 4:9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas
que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las
enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
Muchas personas asisten a la iglesia, y eso está bien. Sin embargo, es nuestra la
responsabilidad de evangelizar a nuestros hijos. Las intenciones de muchos pueden ser
buenas, pero en realidad no se puede enseñar a un niño a amar a otros, a amarse a sí
mismo, el valor de la vida y tener respeto si no ha nacido de nuevo, aceptar a Jesús como
su Salvador personal.
Construye el carácter cristiano de sus hijos cuando lo presenta a la piedra angular que es
Jesucristo:
Deuteronomio 6:20 “Mañana cuando te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué significan los
testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó? ''
Esta es una de las primeras promesas que Dios dio a Israel cuando se constituyeron como
nación. Dios les recordaba que debían ser muy creativos en la enseñanza de sus hijos
sobre Dios.
En el mundo de hoy, la mayor parte de los niños no son enseñados bien, pues crecen en
un ambiente de violencia y mentira, buscan culpables para no reconocer sus propios errores
o publican el pecado de los demás para pasar desapercibido los suyos. Pocos tienen un
carácter que glorifica a Dios, por falta de visión de sus padres.
Deu 11:19 Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa,
cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,
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Esta es una descripción muy buena del trabajo de un padre al educar a sus hijos. Debemos
enseñar la Palabra, pero también vivirla en todo momento, pues nuestros hijos siempre nos
observan.
Hay que cuidar los programas que miran en la TV, supervisar la música que escuchan, y
que lean también la Biblia. Todo esto les mantiene limpios y bien instruidos.
Prov 19:18 Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se apresure tu alma para
destruirlo.
Al educar a nuestros hijos hay que ser consistentes. Enseñar a sus hijos a tener amor propio
requiere de disciplina. El escritor de Proverbios sabía que nuestros hijos nos prueban por
medio de su llanto. A veces al disciplinar a nuestros hijos, sentimos pena y hasta llanto,
pero si nos dejamos llevar por el sentimiento, perderemos el respeto y, la disciplina no
tendrá buenos resultados. Si el muchacho piensa que él tiene un débil padre, andará
retando y hasta superará su autoridad.
Piense lo siguiente: Cuando le diga a su hijo: “Niño, deja de hacer esto, o tendré que
castigarte.” – Y el niño no lo hace – que es lo que sigue; ¿otra advertencia? Pienso que no,
pues perdemos toda seriedad. Hay que cumplir con el castigo, aunque nos duela. Los
padres somos más que los amigos de nuestros hijos, no nos confundamos.
Es importante que tanto como y mamá estén de acuerdo en cómo disciplinarán a sus hijos,
en cómo enseñarles a amarse y a amar a Dios, y tener orden y reglas que conduzcan a
crecer bíblica y cristianamente. Entonces tendremos hijos íntegros, hijos con carácter
cristiano.