Tdah
Tdah
Tdah
T.D.A.H
Algunos estudios han encontrado que los subtipos del TDAH presentan
matices diagnósticos diferenciales, así como distintas manifestaciones
conductuales, cognitivas y de aprendizaje, entre otras, los resultados no son
concluyentes, e incluso, en algunas ocasiones se tornan contradictorios,
situación posiblemente derivada del uso de diferencias metodológicas y, sobre
todo, de la heterogeneidad de las muestras utilizadas, o de los instrumentos de
evaluación empleados pero se encuentran puntos en común respecto a las
dificultades encontradas en el lenguaje, de los niños, niñas jóvenes con TDAH,
a partir de lo cual se evidencian dificultades en la pragmática, el componente
semántico y la comprensión del lenguaje, en cuanto se considera que el
principal problema del niño con TDAH no está en la presencia de un retraso en
el desarrollo del lenguaje o en los subsistemas básicos del lenguaje como son
el fonológico, sino en el aspecto pragmático del lenguaje y en consecuencia en
el aspecto semántico, en tareas que implican mayor complejidad de
procesamiento cuando el niño no consigue desarrollar ideas alrededor de un
tema o pierde con facilidad el hilo conector de la información en cuanto a
los procesos de memoria y atención, se evidencian dificultades a nivel de la
memoria de trabajo, almacenamiento verbal y viso espacial , dificultades en
el control atencional requerido para la selección de procesos de evocación, la
utilización de estrategias de memoria, o procesos de control tales como el
repaso, la organización o la recodificación, situación congruente con las
dificultades reportadas a nivel de las funciones ejecutivas. Barkley (1998)" Dice
que el 16% y solo el 7.4% recibe diagnóstico de confirmación mediante
una entrevista psiquiátrica estructurada y solo 10% de los afectados recibe
tratamiento lo que parece indicar que existe un sub registro en el diagnostico
en países desarrollados.Estudios realizados por Abikoff (1992) Se concluye
que la hiperactividad está asociada a una pobre ejecución académica, aun
deficiente procesamiento de la información y psicopatología parenteral,
mientras que los problemas de conducta están asociados al rechazo maternal,
a una pobre supervisión parental y abuso de alcohol en los padres.
José Sierra Vázquez, Especialidad Psicólogo.Los niños con TDAH deben ser
evaluados por los equipos de orientación para programar las necesidades
educativas adecuadas a sus necesidades. Pero deben estar en colegios de
educación ordinaria con los apoyos pertinentes. Es importante que el profesor
reciba toda la información necesaria para el manejo del niño en el aula.
Tipos de TDAH
Hiperactividad
Impulsividad
Síntomas nucleares del TDAH.
La persona que padece impulsividad se caracteriza por qué:
Factores genéticos
Parece que un 70% de los TDAH se deben a factores genéticos en relación con
mutaciones de varios genes (trastorno poligénico). Se ha comprobado que hay
varios genes que codifican moléculas con un papel importante en la
neurotransmisión cerebral que muestran frecuente genético y que influyen en el
TDAH.
Los genes asociados con las manifestaciones del TDAH son los genes que
codifican para los transportadores y receptores de la dopamina (DA) y el gen
del transportador de la noradrenalina (NA).
Factores ambientales
Factores psicosociales
Factores maternos
Intervenciones en el TDAH
Terapia cognitivo-conductual:
Normas y limites
Entrenamientos en hábitos positivos
Modificación de conductas disruptivas y problemas de conducta
Entrenamiento en conductas positivas
Relajación y respiración
Expresión corporal
Realización de actividades externas como actividades deportivas,
hobbies, actividades socio-culturales
Psicomotric
ANEXOS
No todos los afectados por este trastorno tienen los mismos síntomas. En
función del que predomine, padecerá un tipo u otro de TDAH. La comunidad
científica los ha clasificado así:
Predominantemente hiperactivo/impulsivo. El síntoma dominante es
el movimiento excesivo. Se dice de ellos que "no paran quietos" o
"hablan por los codos". Es más visible en educación primaria, aunque es
muy difícil diagnosticar un TDAH con plena seguridad antes de los seis
años, pues en la primera infancia todos los pequeños tienen rabietas, se
muestran inflexibles e incapaces de controlar su conducta en numerosas
ocasiones. En el TDAH estas pautas de comportamiento propias de los
más pequeños persisten en el tiempo y delatan que algo falla.
Predominantemente inatento. La manifestación sobresaliente es la
falta de atención, que se traduce en incapacidad para concentrarse,
organizarse y la tendencia a olvidarse los deberes, los exámenes, las
notas o cualquier otro encargo para los padres. A diferencia del anterior
tipo de TDAH, no tienen conductas tan disruptivas en clase, sino que
son como hormiguitas que se esfuerzan en estudiar, pero sin obtener
resultados. Cuando se les habla, parece que están en otra parte y en la
clase parece que escuchan, pero no se enteran de nada. Se dice de
ellos que "sueñan despiertos" o "están en las nubes". Por sus
características, este trastorno suele pasar más desapercibido. Los
afectados -en su mayoría niñas- pasan de curso y su inatención,
incapacidad para organizarse y tendencia al olvido se hace evidente a
medida que aumentan las exigencias académicas, por lo que el
diagnóstico del trastorno por déficit de atención se suele hacer en la
educación secundaria.
Combinado. Es la combinación de los dos anteriores
(hiperactivo/impulsivo y inatento) y el más frecuente de todos, encontrar
un TDAH del tipo hiperactivo/impulsivo o del tipo inatento puro es más
difícil. Es más, el TDAH también puede acompañarse de otros síntomas,
como los tics, y se asocia a diferentes trastornos del aprendizaje (sobre
todo la dislexia) o trastornos psiquiátricos (la depresión infantil).
Puede que usted ya sepa que el TDAH es hereditario, sobre todo si hay
miembros de su familia que lo tienen. La ciencia también lo ha demostrado.
Estudios a pequeña escala han sugerido que el TDAH es hereditario, y por lo
tanto tiene un componente genético. Recientemente, un estudio a gran escala
encontró segmentos de genes específicos que están relacionados con el TDAH
y que parecen aumentar la probabilidad de tener esta condición común.
Conclusiones principales
Casi todos tenemos características propias del TDAH. Pero las personas que
son diagnosticadas con esta condición tienen más variaciones genéticas que
parecen estar relacionadas con el TDAH. El estudio encontró que los síntomas
del TDAH son la versión extrema de conductas típicas, lo cual apoya otra
investigación.
El estudio mostró una relación entre los genes y ciertas características. Estas
incluían conductas perjudiciales, como fumar y prácticas sexuales de alto
riesgo. También mostró una relación con problemas de salud como la
obesidad, el insomnio y la depresión.
Algo que los padres pueden aprender del estudio es que el TDAH es una
cuestión biológica. “Los chicos no pueden controlar algunas conductas del
TDAH de la misma manera que usted no puede controlar el latido de su
corazón”, comenta Sarkis.
Sin embargo, eso no significa que los factores externos no jueguen un papel en
los desafíos de los niños. “El entorno en que la persona nace y se desarrolla
puede hacer que el TDAH sea más o menos problemático”, añade.
Existe una limitante en el estudio, de acuerdo con Dorta. Algunas personas con
TDAH reportaron su condición, mientras que otras tenían un diagnóstico de
TDAH. Pero aun así, la información sigue siendo confiable y consistente con
otros estudios.
Esta investigación revela una comprensión más profunda del rol que los genes
juegan en el TDAH. Pero Brown enfatiza que, por ahora, no existe una prueba
genética que pueda determinar si alguien tiene TDAH o no. Se necesita realizar
más estudios. Los investigadores continúan buscando las causas posibles, y
quizá los tratamientos para el TDAH.
Un estudio indica que los niños de menor edad del salón tienen más
probabilidad de ser diagnosticados con TDAH
Un nuevo estudio muestra que los niños más pequeños del salón tienen más
probabilidades de ser diagnosticados con TDAH que los niños de más edad
que están en el mismo grado escolar.
Estudios anteriores han tenido resultados similares. Sin embargo, este es uno
de los estudios más grandes hasta la fecha sobre el efecto de la edad en un
grado escolar en el diagnóstico del TDAH.
Resultados importantes
El estudio se enfocó en estados que exigen que los niños tengan cinco años
cumplidos el 1º de septiembre para poder ingresar a kínder. Esto significa que
los niños que han nacido en agosto pueden comenzar la escuela, mientras que
los que han nacido después del 1º de septiembre deben esperar un año. Como
resultado, los niños nacidos en agosto son los más pequeños de su grado y los
nacidos en septiembre son los mayores.
Estos números variaban entre niños y niñas. Ser el más joven del salón parecía
tener un efecto mayor en los niños. Los niños más pequeños del grado tenían
un 37 por ciento más probabilidad de ser diagnosticados con TDAH, mientras
que en las niñas el porcentaje era del 28 por ciento.
Los investigadores también estudiaron los estados que no tenían como fecha
límite el 1º de septiembre para cumplir con el requisito de edad. En esos
estados, no se encontraron diferencias en la frecuencia con que se
diagnosticaba el TDAH entre los niños nacidos en agosto y los nacidos en
septiembre.
Griffin comentó que en términos generales el estudio era confiable. “Existe una
diferencia de edad de 12 meses dentro de un mismo grado escolar”, dijo. “Por
ello la falta de atención puede ser una conducta más frecuente en niños de
menos edad. Y es posible que esa conducta se compare con los niños de más
edad y resulte en un diagnóstico de TDAH”.
Por ejemplo, el estudio indica que los niños más pequeños del grado suelen
tener un rendimiento académico inferior, y podrían beneficiarse del apoyo
adicional que conlleva un diagnóstico de TDAH.
“El especialista que evalúe a su hijo debe considerar todas las explicaciones
del comportamiento de inatención o impulsividad”, explica. “Pueden existir
circunstancias personales, como ser el más joven del grado, u otras dificultades
coexistentes”.
El TDAH afecta no solo a los niños sino también a los adolescentes y adultos,
es fundamental establecer opciones para mejor la condición de la persona pero
cabe recalcar que se debería llevar a cabo el diagnóstico y tratamiento lo cual
evitara por ello que la persona desarrollo episodios inadecuados durante la
niñez, es transcendental la ayuda de la familia, profesores de manera que el
psicólogo cumple un papel importante en el desempeño incluyendo a los
neuropediatra y psiquiatra pero hay que tener en cuenta que antes, durante y
después del embarazo las madres deberán tener un buen cuidado del bebe,
se debería brindar orientación a los padres ya que ellos podrían saber más
sobre este trastorno que se da genéticamente, ambiental psicosocial y materno
para así designar un afable cuidado del niño.
Conclusión Alexandra
El TDAH no es una enfermedad de la que uno tenga que curarse. Es un trastorno que
condiciona la vida del niño y del adolescente, y lo que hay es que aprender a convivir
con ello, a atenuar los síntomas para que no condicionen la vida del niño con una
repercusión negativa. Pero no hay que curarse porque no es una enfermedad. Hay
que superarlo y convivir con el trastorno de la mejor manera posible.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es una alteración muy común de inicio
temprano en la infancia. De hecho, se estima que entre el 7 y 8% de los niños en edad escolar
padecen este trastorno. Sin embargo, al contrario de la creencia popular, los síntomas no
siempre remiten con el paso de los años. Se estima que del 50 al 70% de los niños con TDAH
seguirán teniendo síntomas en la adultez, algo que también ocurre con muchos otros
trastornos de inicio temprano, como la discapacidad intelectual o el trastorno disocial, aunque
en el caso del TDAH los síntomas muy pocas veces se acentúan, lo usual es que se produzca
una adaptación.
Por lo general, el TDAH con predominio del déficit de atención es el que mejor pronóstico
tiene con el paso de los años, sobre todo cuando la persona aprende estrategias para mejorar
la concentración. No obstante, el TDAH con predominio de impulsividad e hiperactividad
también puede mermar en la adultez. Todo depende de la forma en la que el trastorno va
modificando sus características con el paso de los años y de las estrategias que las personas
desarrollen para compensar el déficit.
TDAH en adolescentes
Los principales problemas del TDAH que persistirán en el adulto aparecen en la infancia pero
se acentúan en la adolescencia y la juventud. En estas etapas se deteriora, fundamentalmente,
la capacidad de adaptación al medio. Es usual que los chicos tengan más problemas de
aprendizaje, lo cual provoca un rendimiento escolar más bajo, aumenta las probabilidades de
que tengan que repetir algún curso y tienen hasta 3 veces más riesgos de ser expulsados de
forma temporal o definitiva del colegio.
TDAH en adultos
Cuando los síntomas del TDAH persisten en la adultez, es probable que la persona tenga
dificultades para mantener un buen desempeño laboral, en sus relaciones sociales y que
manifieste cierta inestabilidad emocional. Sin embargo, no siempre es así.
En general, el nivel educativo de los adultos con TDAH suele ser bajo debido a los problemas
académicos durante su infancia y adolescencia. De hecho, las estadísticas demuestran que los
adultos hiperactivos tienen el doble de probabilidades de no cursar la universidad y, de
hacerlo, tienen 7 veces más posibilidades de no terminar los estudios. Sin embargo, también
existe un porcentaje significativo de adultos con TDAH que terminan sus estudios
universitarios y tienen una excelente carrera profesional. La clave radica en aprender a
controlar los síntomas.
En el ámbito personal, el mayor problema no radica en encontrar pareja sino en mantener una
relación estable a lo largo del tiempo ya que estas personas pueden llegar a ser muy impulsivas
y les cuesta dar su brazo a torcer. Asimismo, pueden manifestar conductas destructivas
marcadas por el distrés, la tensión, la ansiedad, los problemas interpersonales, la hostilidad y
la depresión.
¿Qué puede hacer el colegio para ayudar a los niños con TDAH?
Se estima que alrededor del 5% de los niños padecen esta alteración que, por lo
general, se diagnostica en la edad escolar, es en los colegios donde generalmente
empiezan a aflorar los problemas de atención e hiperactividad, por lo que en cada
clase suele haber uno o dos niños con TDAH. el TDAH no comienza con la entrada a
la escuela, lo que sucede es que sus síntomas se hacen más evidentes a partir de los
5 o 7 años de edad, cuando los niños tienen que enfrentarse a las nuevas normas que
exige el colegio y que presuponen un mayor esfuerzo y atención.
El problema más acuciante de los niños con TDAH es su dificultad para concentrarse
en una sola tarea durante un tiempo prolongado. Si esta tarea le resulta además
monótona y aburrida, la falta de atención se acentuará aún más. Por eso, es
conveniente recurrir a actividades que motiven al niño en el aula. Los ejemplos
prácticos y las tareas originales, que despierten su curiosidad, son perfectas. También
es conveniente utilizar medios educativos dinámicos, como los proyectores u otros
recursos propios de las nuevas tecnologías.
Una manera para retener la atención de los niños con TDAH consiste en dividir las
lecciones en actividades más cortas y entretenidas. Como a estos niños les resulta
difícil mantenerse concentrados en una misma tarea durante mucho tiempo, si se
cambia la actividad con frecuencia, les será más fácil mantenerse concentrados. Por
ejemplo, puedes pedirle que lea pequeños fragmentos de texto, o que resalte la
información importante de otro color. De igual manera, resulta eficaz entregarle solo
una tarea a la vez. De hecho, al aplicar esta estrategia en los exámenes (entregar una
pregunta a la vez), se consiguen mejores calificaciones.
Qué puede hacer el colegio para ayudar a los niños con TDAH
Otra estrategia muy eficaz para educar a los niños con TDAH consiste en ponerlo bajo
la tutela de otro niño. Es lo que se conoce como tutorización entre iguales y es una
forma para que los niños con TDAH se sientan motivados a no abandonar las
actividades escolares. Además, al compartir las tareas con un compañero de clase, le
resulta más sencillo comprender los contenidos, aceptar las sugerencias y realizar los
deberes.
A menudo, las personas que rodean al niño con TDAH se centran en sus síntomas; es
decir, en sus deficiencias y en su incapacidad para realizar determinadas actividades.
Sin embargo, muy pocas veces los padres o profesores se detienen a valorar y
reconocer sus potencialidades. Esta forma de actuar afecta la autoestima del niño y
debilita su motivación. Por eso, es importante estimular sus cualidades y
potencialidades, así el niño también desarrollará una mayor confianza en sí mismo.
Una estrategia muy sencilla para fortalecer el desarrollo académico de un niño con
TDAH es reforzar sus avances en el aula, aunque sean pequeños. A veces es
suficiente con que el profesor le dedique unas palabras de aliento o un gesto de
aprobación. Sin embargo, también se puede recurrir a otras técnicas, como una
condecoración, una medalla o un distintivo, cada vez que alcance determinada
puntuación. La idea radica en resaltar su esfuerzo y motivarlo a empeñarse más.
Vivir con TDAH no es sencillo, ni para los niños ni para sus padres. Cuando este
trastorno no se maneja adecuadamente, la vida del niño se puede hacer cuesta
arribap y la dinámica familiar se resiente. Al contrario, cuando se siguen las
indicaciones terapéuticas, el niño puede mejorar considerablemente.
1. Un diagnóstico temprano
El diagnóstico precoz es, muchas veces, la clave para aliviar cualquier trastorno.
Mientras antes se ponga en marcha el tratamiento, mejor. El TDAH no es una
excepción, de manera que cuanto antes se realice el diagnóstico, más rápido se podrá
intervenir y mejores serán los resultados. Esto se debe, en primer lugar, a que cuanto
más temprano se detecten los síntomas del TDAH, menos estructurados estarán y, en
segundo lugar, a que mientras más pequeño sea el niño, más fácil será reencaminar
su conducta.
El TDAH y el fracaso escolar suelen ir de la mano, por lo que muchos de estos niños
terminan manifestando un rechazo a la escuela. Además, como los problemas en el
ámbito académico afectan su autoestima y confianza, es imprescindible que cuenten
con el apoyo de los padres. Los niños con TDAH necesitan saber que sus padres les
quieren, más allá de sus logros o fracasos escolares.
A la mayoría de los niños con TDAH les cuesta concentrarse en las tareas
académicas, lo que influye directamente en sus resultados escolares. Por eso, es
fundamental que los programas curriculares se adapten a las necesidades del niño.
Esto no significa que requieran una educación especial, sino que la planificación de las
tareas académicas debe adecuarse a sus características.
Para los niños con TDAH es importante recibir el apoyo familiar y de la escuela pero
ambas también deben trabajar juntas por un mismo objetivo. De hecho, los niños
cuyos padres están implicados de lleno en las actividades escolares, muestran un
desempeño académico mejor que aquellos cuyos padres se mantienen al margen de
la escuela. Obviamente, cuando los padres ayudan a sus hijos con los deberes
escolares y se mantienen al tanto de su comportamiento en el colegio, el rendimiento
de los niños aumenta.
Cinco circunstancias que pueden agravar el TDAH
La detección tardía del trastorno. El diagnóstico tardío del TDAH es uno de los
factores que pueden agudizar el trastorno. El problema radica en que, a medida que
transcurre el tiempo, los síntomas se complejizan y se estructuran, por lo que son más
difíciles de tratar e incluso aumentan las probabilidades de que aparezcan otras
patologías.
Falta de comunicación con los padres. El niño con TDAH necesita que lo escuchen,
necesita saber que le comprenden porque solo así se sentirá seguro y apoyado.
Cuando no tiene un espacio para expresar lo que siente con confianza, es probable
que se sienta frustrado y que los niveles de estrés y ansiedad aumenten, acentuando
aún más los síntomas del TDAH.
El fracaso escolar. A menudo el niño con TDAH no alcanza los objetivos académicos,
ya sea por la intensidad de sus síntomas o porque no ha contado con la ayuda de sus
padres o profesores. Sin embargo, el fracaso académico es mucho más que una mala
calificación, también afecta la autoestima y la confianza del niño, por lo que puede dar
lugar al abandono escolar y empeorar los síntomas.
¿Falsos mitos sobre el TDAH que dañan a los niños y sus padres?
Muchos consideran que el TDAH es una enfermedad que han inventado las empresas
farmacéuticas para vender sus medicamentos. Sin embargo, este trastorno ya
aparecía descrito en la literatura de 1865. Más adelante, en 1950, se le conoció como
Disfunción Cerebral Mínima, y luego, en 1980, se denominó Trastorno por Déficit de
Atención.
Por otra parte, los síntomas de este trastorno son similares en las diferentes culturas, y
su índice de incidencia también es bastante parecido. De hecho, se ha apreciado que
las personas con TDAH que no reciben tratamiento suelen desarrollar trabajos por
debajo de sus posibilidades, progresan menos profesionalmente y tienen un mayor
riesgo de consumir drogas, independientemente de la cultura y de su nivel
socioeconómico.
Muchas personas creen que el TDAH es un problema exclusivo de los niños. Sin
embargo, lo que sucede es que los síntomas de las niñas suelen ser menos llamativos
ya que a menudo se trata simplemente de desatención, no de hiperactividad. Por otra
parte, el TDAH en los niños suele estar asociado a comportamientos negativistas y
desafiantes, por lo que el cuadro resulta más llamativo y los padres o profesores
suelen pedir ayuda especializada con más frecuencia. Al contrario, en las niñas el
TDAH se ha asociado con cuadros depresivos, y en algunos casos ni siquiera hay
trastornos del aprendizaje, al menos hasta los 10 años. Por eso, muchos casos de
TDAH en niñas ni siquiera llegan a ser diagnosticado.
Muchos padres piensan que es mejor recurrir primero a la terapia psicológica y, si esta
no funciona, usar entonces a la medicación. En la base de esta creencia se esconde el
miedo a que los fármacos sean peligrosos. Sin embargo, lo cierto es que en muchos
casos el tratamiento psicológico y la intervención familiar y escolar no son suficientes
para lidiar con el TDAH, y es necesario recurrir a los fármacos, los cuales sirven para
equilibrar los niveles de neurotransmisores como la noradrenalina y la dopamina.
Esto significa que, aunque el tratamiento del TDAH jamás debe limitarse
exclusivamente a la medicación, hay casos en los que esta es necesaria. De hecho,
en la actualidad existen diferentes medicamentos cuya eficacia y seguridad han sido
comprobadas y, si bien es cierto que pueden tener efectos adversos, estos son
mínimos en comparación con los beneficios que reportan.
Muchas personas piensan que el TDAH es solo cuestión de pereza y falta de voluntad.
Sin embargo, los padres de un niño con TDAH saben que en muchos casos, aunque el
pequeño se esfuerce, le resulta difícil, cuando no imposible, mantenerse concentrado
durante largos periodos de tiempo o controlar su impulsividad.
Es importante tener en cuenta que tanto el nivel de activación como la atención son
procesos neurológicos complejos, en los que inciden diferentes neurotransmisores, por
tanto, no se trata simplemente de falta de voluntad o de pereza. Además, colocarle
este tipo de etiquetas al niño solo hará que se sienta peor. De hecho, los estudios
incluso han demostrado que muchos de estos niños tienen una inteligencia por encima
de la media, solo necesitan un empujón adicional.
Los problemas de aprendizaje, que muchas veces terminan en fracaso escolar, es uno
de los motivos más frecuentes por el que los niños con TDAH son llevados a consulta.
De hecho, se estima que alrededor del 20% de los niños diagnosticados con TDAH
también desarrollan alteraciones del aprendizaje específicas relacionadas con las
matemáticas, la lectura y la escritura. Sin embargo, la mayoría de las veces estos
problemas son una consecuencia de los síntomas del TDAH y no un trastorno
asociado, como muchos padres suelen pensar.
En realidad, los problemas de aprendizaje en los niños con hiperactividad suelen estar
causados casi siempre por las alteraciones propias del trastorno. Sin embargo, no
existe una única razón que explique por qué estos niños tienen problemas para
aprender. Así lo confirma un artículo publicado en la Journal of Child and Adolescent
Psychiatric Nursing, en el que apuntan a cinco causas fundamentales.
5 razones por las que un niño con TDAH puede presentar dificultades para
aprender
1. Signos de impulsividad
Una de las alteraciones que más repercuten en los problemas de aprendizaje de los
niños con TDAH es la impulsividad. Lo que sucede es que el comportamiento
impulsivo suele provocar una respuesta inmediata que carece de análisis, control y
lógica. De esta manera, los niños impulsivos cometan muchos errores debido a su
precipitación y también presentan dificultades para comprender los textos e
instrucciones escritas ya que omiten palabras en su lectura y no pueden entender el
contenido.
Además, en las áreas que requieren cierta destreza manual, como la escritura,
presentan problemas en la coordinación, en la motricidad fina y en la secuencia
motora de movimientos debido a su gran impulsividad, la cual les dificulta realizar
movimientos lentos y controlados. Asimismo, pueden ser torpes para colorear,
ensartar, abrochar botones y manejar con facilidad el lápiz por lo que es común que
también tengan una letra difícil de entender y desorganizada.
2. Inatención constante
La mayoría de los niños hiperactivos tienen dificultades para concentrarse, por lo que
suelen abandonar las tareas, incluso antes de terminarlas. Este problema afecta su
aprendizaje pues se distraen con facilidad en las lecciones. De hecho, los estudios
indican que la inatención es una de las causas principales de dislexia en el 25% de los
niños con TDAH.
Además, los problemas de concentración hacen que estos niños cometan errores a
menudo ya que no prestan atención a las instrucciones, sobre todo en el área de las
matemáticas. Como resultado, olvidan o hacen mal los pasos de los ejercicios. En los
casos más graves, ni siquiera pueden comprender y/o memorizar la secuencia de
pasos necesaria para resolver los problemas.
3. Déficit viso-espacial
Otra peculiaridad de los niños con TDAH es la dificultad para utilizar de forma eficaz
las imágenes visuales. Este problema dificulta todas aquellas actividades que
requieran procedimientos visuales como por ejemplo: aprender la hora, distinguir entre
números y letras similares según su forma (como el 6 y el 9 o la d y la b) y diferenciar
entre las cantidades de números semejantes como el 12 y el 21.
Asimismo, suelen tener dificultades para reconocer los grafemas a simple vista, sobre
todo cuando se tratan de trazos similares, por lo que a menudo cambian las letras o
las palabras de la lectura. También tienen problemas con los ejercicios de geometría
plana y del espacio ya que a veces confunden las figuras y los rasgos semejantes.
4. Problemas de memoria
El déficit de memoria en los niños con TDAH está muy relacionado con su falta de
atención, una deficiencia que obstaculiza la fijación de los conocimientos a corto y
largo plazo. El ejemplo clásico son las tablas de multiplicar, que son una verdadera
tortura para los niños con TDAH ya que casi nunca pueden recordarlas.
Sin embargo, este no es el único problema pues también tienen dificultades para
mantener la información numérica en su memoria de trabajo por lo que les cuesta
reconocer y reproducir los números con rapidez. Además, suelen olvidar con facilidad
las instrucciones de los problemas, los pasos de la lectura y los procedimientos de las
actividades que implican habilidades motoras.
Hoy se conoce que el TDAH no tiene una causa única sino que se trata de una
alteración multicausal que está determinada tanto por factores ambientales como
genéticos y hereditarios. De hecho, las investigaciones más recientes afirman que los
niños cuyos padres sufren TDAH tienen un 57% más de riesgo, lo que representa una
probabilidad 20 veces mayor de desarrollar el trastorno. Por tanto, las cifras sugieren
que el TDAH puede ser hereditario
Los estudios que analizan la genética y la herencia han encontrado que el riesgo de
padecer TDAH es mayor en los familiares biológicos de primer grado; o sea, de padres
y tíos a niños. Esto quiere decir que un niño tiene mayores probabilidades de
desarrollar un TDAH cuando alguno de sus progenitores o tíos también lo han tenido.
Además, se ha descubierto que es posible heredar algunos síntomas del TDAH, como
la falta de atención o la intranquilidad. De hecho, diferentes estudios aseguran que un
niño tiene un 79% más de riesgo de desarrollar inatención y un 88% de ser impulsivo e
hiperactivo si sus padres también han tenido estos síntomas.
No todo es genético
Las cifras sobre el TDAH no dejan lugar a dudas, la herencia desempeña un papel
importante en la aparición del trastorno. Sin embargo, al contrario de lo que se
pensaba hace algunas décadas, el responsable no es un solo gen sino la combinación
de varios genes.
Sin embargo, no es el único gen que se ha relacionado con la aparición del TDAH. Por
ejemplo, anteriormente ya se había apuntado al gen GMR5. Al parecer, un 10% de los
niños con TDAH tienen una variación en el número de copias de este gen, que está
relacionado con los receptores del glutamato.
No obstante, los expertos señalan que a pesar de que el TDAH tiene un fuerte
componente genético y hereditario, la biología no es la única causante del trastorno.
Por tanto, la comunidad científica considera que el componente genético-hereditario es
tan solo es un predisponente para desarrollar el TDAH pero deben coexistir además
otros factores, como alteraciones neuroquímicas durante el periodo intrauterino,
posiblemente asociadas con factores de riesgo del embarazo, y pautas educativas
inadecuadas.
Los síntomas en el TDAH están causados por un defecto en unas sustancias químicas
llamadas neurotransmisores, concretamente la dopamina y la noradrenalina. Estos
mensajeros químicos son esenciales para que los circuitos cerebrales encargados de
mantener la atención, organizar, planificar las acciones y controlar los impulsos,
funcionen correctamente.
Esquemáticamente, puede decirse que los medicamentos para el TDAH, lo que hacen
es aumentar la dopamina y la noradrenalina cerebral necesarias para un correcto
funcionamiento de las áreas cerebrales implicadas en el TDAH, permitiéndole al niño
utilizar sus facultades naturales para focalizar la atención, mantener la concentración
aunque la tarea resulte tediosa, pensar antes de actuar, escuchar, atender y aprender.
Básicamente existen dos grandes tipos de medicación para el TDAH en niños. Se trata
principalmente de los fármacos estimulantes (se considera que actúan sobre la
dopamina cerebral), y los fármacos no estimulantes (se considera que actúan sobre la
noradrenalina), en aquellas zonas del cerebro que funcionan por debajo de lo normal
en los niños con TDAH (área prefrontal).
¿Las dosis de los medicamentos para el TDAH son las mismas para todos los
niños?
En función del peso del niño, (hay que tener también en cuenta que la velocidad de
metabolización varía enormemente de un niño a otro y no necesariamente es
directamente proporcional a su peso).
Y puesto que la mayoría de los efectos secundarios aparecen al inicio del tratamiento
o al aumentar las dosis, siempre insistimos en que el tratamiento farmacológico para el
TDAH se tiene que comenzar de forma gradual, tomándose con calma el proceso de
ajuste de las dosis y su distribución a lo largo del día; y siempre desde una actitud de
escucha atenta de padres, profesores y el propio niño cuando esto sea posible.
Síntomas
Algunas personas con trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH)
tienen menos síntomas a medida que envejecen, pero algunos adultos siguen
teniendo síntomas importantes que interfieren en su vida diaria. En el caso de los
adultos, algunas de las características principales del TDAH pueden ser dificultad para
prestar atención, impulsividad e inquietud. Los síntomas pueden oscilar entre leves y
graves.
Muchos adultos con trastorno de déficit de atención con hiperactividad no saben que lo
tienen; solo saben que las tareas cotidianas pueden resultarles difíciles. Los adultos
con TDAH pueden tener dificultades para concentrarse y establecer prioridades, lo que
suele ocasionar que no cumplan con fechas límite y se olviden de reuniones o eventos
sociales. La incapacidad para controlar los impulsos puede oscilar entre tener
impaciencia al esperar en una fila o al conducir con mucho tránsito, y tener cambios de
humor y arrebatos de ira.
Impulsividad
Escasa planificación
Temperamento irascible
A pesar de que la causa exacta del trastorno de déficit de atención con hiperactividad
no está clara, las iniciativas de investigación continúan. Algunos de los factores que
pueden contribuir a causar el trastorno de déficit de atención con hiperactividad son los
siguientes:
El entorno. Algunos factores del entorno también pueden aumentar el riesgo, como la
exposición al plomo durante la infancia.
Factores de riesgo
Complicaciones
Desempleo
Relaciones inestables
Baja autoestima
Intentos de suicidio
Afecciones coexistentes
Aunque el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) no causa otros
problemas psicológicos o del desarrollo, a menudo se presentan otros trastornos junto
con este, lo que hace que el tratamiento sea más difícil. Algunos de ellos son:
Trastornos del estado de ánimo. Muchos adultos con TDAH también tienen
depresión, trastorno bipolar u otro trastorno del estado de ánimo. A pesar de que los
problemas del estado de ánimo no se deben directamente al trastorno de déficit de
atención con hiperactividad, el patrón de fracasos y frustraciones que genera este
trastorno puede empeorar la depresión.
Otros trastornos psiquiátricos. Los adultos con TDAH corren un mayor riesgo de
tener otros trastornos psiquiátricos, como trastornos de la personalidad, trastorno
explosivo intermitente y abuso de sustancias.
Estas palabras que refrendamos como una verdad de hoy en día, las enunció el
conocido filósofo ateniense Sócrates en el siglo V antes de nuestra era. No más que la
eterna contradicción entre lo nuevo y lo establecido, no otra cosa que el intento de los
adultos de “domesticar” el ímpetu de la juventud.
Si ya es difícil tratar con un adolescente tipo, imaginaros cómo puede ser tratar con
adolescentes que además sufren de Trastorno por Déficit de Atención con o sin
Hiperactividad. Hay que utilizar estrategias diferentes.
En mí día a día en consulta trato con pacientes de este tipo. Familias normalmente
disfuncionales debido al bagaje que arrastran por su propia patología. Aunque el
manejo depende de muchos factores como el momento del diagnóstico, si están o no
tratados, si asisten a terapia, el nivel educacional de los padres o si los pacientes
tienen otras enfermedades psiquiátricas o psicológicas asociadas. Incluso hay familias
en las que influye el hecho de que uno de los padres también padezca TDAH, en
muchos casos sin diagnosticar. Eso hace que el abordaje de cada caso sea diferente.
En la adolescencia, más especialmente que en la infancia, es sumamente importante
el abordaje multidisciplinar. Siempre insisto en que la coordinación padres,
educadores, pediatra, psiquiatra y terapeuta es fundamental para el buen manejo.
Es en esta etapa de la vida donde estos pacientes son más proclives a adoptar
conductas potencialmente peligrosas. Sus ansias de experimentación unidas a que
muchos presentan frustraciones subyacentes, inseguridades y necesidad de ser
aceptados les lleva a intentar destacar por ser los más temerarios. Así tenemos que
estar al tanto de conductas sexuales irresponsables, abuso de sustancias o
actividades que implican riesgo físico.
1- funcionan muy bien con cosas que pueden ver, leer y tener presentes.
Tendremos una libreta de “tratos” vinculante para ambas partes. Los castigos no serán
prolongados, ni las recompensas a largo plazo.
Los síntomas son a menudo atípicos y los motivos de consulta son variados:
Fracaso académico.
Consumo de sustancias.
También se puede dar problemas de baja autoestima por sentirse diferentes. Es cierto
que “los adolescentes, a diferencia de los niños, pueden ser conscientes de los
síntomas, aunque, por miedo, pueden tender a minimizarlos”, puntualiza.
Y es que su problema muchas ocasiones les hace sentirse diferentes al resto de sus
compañeros, por lo que pueden tender a ocultarlo. “Es frecuente que a estas edades
rechacen la toma de tratamiento farmacológico porque quieren ser normales y no
sentirse controlados por una pastilla”.
En las últimas dos décadas se han aportado sólidas evidencias que ponen de
manifiesto que el TDAH es un trastorno crónico que se expresa a lo largo de la vida, y
por tanto, también en la adolescencia y en la edad adulta. Así, los correlatos clínicos,
como la historia familiar, la respuesta al tratamiento, los estudios de laboratorio, el
curso y la evolución, sustentan su validez en más allá de la infancia.
Tratamiento farmacológico
Los psicofármacos empleados en el tratamiento del TDAH en adultos son los mismos
que los utilizados en el TDAH infantil. Los fármacos mejor estudiados en adultos son el
metilfenidato y la atomoxetina.
Terapia psicoeducativa:
Terapia cognitivo-conductual:
Piensa antes de actuar. Esta es la premisa más difícil de llevar a cabo. Para calmar tu
impulsividad, cuenta hasta 3 cada vez que debas decir una opinión o, en general,
cualquier cosa que implique poder arrepentirse de un daño emocional.
Establecer rutinas es obligatorio si quieres llevar una vida más organizada y que nada
se te olvide.
Es necesario disminuir la cantidad de trabajo. Tener menos tareas a la vez, será mejor
para mejorar tu rendimiento laboral.
Haz pausas para que tu nivel de atención sea el mejor posible a cada momento. Cada
dos horas de trabajo tómate la libertad de parar 10 minutos para ir al lavabo, tomar un
café o simplemente alejarte del lugar de trabajo dando un paseo por los pasillos.
Acude a un profesional si crees que puede ayudarte a mejorar aspectos de tu vida que
puedan hacer que te sientas mejor en todos tus ambientes.
Terapia conductual
La terapia conductual, administrada por los padres y con el apoyo de los proveedores
de atención médica, les enseña a los niños a controlar mejor su comportamiento, lo
que llevará a un mejor desempeño en la escuela, la casa y en sus relaciones.
Aprender y poner en práctica la terapia conductual requiere tiempo y esfuerzo, pero
tiene beneficios duraderos para el niño.
¿El terapeuta…?
Les enseña a los padres destrezas y estrategias para usar el refuerzo positivo, la
estructura y la disciplina constante para controlar el comportamiento de su hijo.
Vuelve a evaluar las estrategias y tiene suficiente flexibilidad para ajustarlas según sea
necesario.
Típicamente, los padres asisten a 8 o más sesiones con el terapeuta. Las sesiones
pueden ser con grupos o con familias individuales. El terapeuta se reúne regularmente
con la familia para revisar su progreso, ofrecer apoyo y ajustar las estrategias según
sea necesario para garantizar la mejoría. Los padres practican con su hijo entre las
sesiones.
¿Qué aprenderán los padres?
Los niños con TDAH con frecuencia tienen muchos comportamientos difíciles. El
terapeuta ayudará a los padres a aprender estas destrezas y cómo usarlas
eficazmente con su hijo.
Cuando una familia corrobora que algún integrante presenta Trastorno por Déficit de
Atención surgen inquietudes, dudas, temores en encontrar la forma óptima para que
pueda salir adelante y supere conflictos en casa, escuela y en su propia relación con
sus pares.
¿Es necesario medicar? ¿Debe acudir a terapia? ¿Cuánto tiempo dura el tratamiento?
En el primer caso, el trabajo en casa, mencionó que las familias pueden participar de
forma individual o grupal, ya que la relación entre hermanos e incluso en la pareja
suele tener un efecto positivo.
-Evitar distractores,
-Realizar las tareas escolares de acuerdo al nivel de alerta del niño (difícil a fácil)
-El uso de juegos, lecturas y herramientas de apoyo para abordar el tema antes de
reaccionar o responder a situaciones sociales.
-mantener contacto visual y físico con la persona, sentarlo cerca sin excluirlo del grupo
Si prevalece la hiperactividad:
La impulsividad requiere:
-Ofrecerle un espacio para que pueda trabajar de forma más cómoda, o indicarle la
mecánica del tiempo fuera.
-Técnicas aversivas: asociar a la conducta o acción que se requiera cambiar con algo
que al niño le resulte desagradable, para así deje de hacerlo
Existen muchas formas de terapia conductual, pero todas tienen un objetivo común:
cambiar el entorno físico y social del niño para ayudarlo a mejorar su comportamiento.
Dentro de este enfoque, los padres, maestros y otras personas a cargo del cuidado del
niño aprenden mejores maneras de trabajar y relacionarse con el niño que tiene un
TDAH. Usted aprenderá cómo establecer reglas y aplicarlas, ayudar a su hijo a
comprender lo que necesita hacer, usar la disciplina con eficacia y estimular el buen
comportamiento. El resultado será que su hijo aprenderá mejores maneras de
controlar su comportamiento y usted aprenderá a ser más consecuente.
La terapia conductual reconoce los límites que el TDAH impone en los niños. Se
centra en cómo las personas y los lugares importantes en la vida del niño pueden
adaptarse para estimular un buen comportamiento y desalentar el comportamiento
indeseado. Es diferente de la terapia de juego o de otras terapias que se centran
principalmente en el niño y sus emociones.
Al ser los principales encargados del cuidado del niño, los padres desempeñan una
función muy importante en la terapia conductual. La capacitación para padres está
disponible para ayudarlo a obtener más información sobre el TDAH y sobre maneras
específicas y positivas de responder a los comportamientos del tipo de TDAH. Esto
ayudará a su hijo a mejorar. En muchos casos, las clases de formación con otros
padres serán suficientes, pero con niños más difíciles, es posible que se necesite
trabajar con un asesor/orientador en forma individual.
Cuidarse usted mismo también ayudará a su hijo. Ser padre o madre de un niño con
TDAH puede ser difícil y cansador. Puede poner a prueba los límites de incluso los
mejores padres. La capacitación para padres y los grupos de apoyo formados por
otras familias que hacen frente al TDAH pueden ser una gran fuente de ayuda.
Aprenda técnicas de control del estrés para poder responderle a su hijo con calma.
Busque asesoramiento si se siente abrumado o desesperanzado.
Busque actividades en las que su hijo pueda tener éxito. Todos los niños
necesitan experimentar el éxito para sentirse bien con ellos mismos.
Con un niño o adolescente con TDAH en el hogar, muchas familias ven su casa más
como un campo de batalla que como un lugar apacible. El niño o adolescente infringe
las normas de la casa, se resiste hacer los deberes y por regla general perturba la
tranquilidad del hogar. No existe una cura para el TDAH, pero sí es posible mejorar su
conducta, las relaciones sociales y la adaptación general en casa mediante la
aplicación de determinados principios.
Para un niño o adolescente, y más para los afectados por el TDAH, tener puntos de
referencia claros sobre lo que debe o no debe hacer es tan vital como alimentarse.
Para ellos tener claros los límites educativos es importante por tres motivos
fundamentales:
Todo ser humano necesita un punto de referencia. Un camino señalado por donde
crecer para después, al hacerse autónomo, decidir si quiere continuar por él o si
prefiere tomar otro derrotero.
3. Porque les ayuda a portarse bien, a ser mejores personas y, por lo tanto, a
tener un buen concepto de sí mismos.
Al igual que nos sucede a los adultos, al niño le resulta más fácil portarse bien si tiene
los límites claros y si tiene incentivos que le animen a hacerlo.
Para educar a los niños y niñas con TDAH se hace necesaria la disciplina. Los jóvenes
necesitan saber lo que pueden y no pueden hacer. Aprender que son responsables de
sus actos y que toda acción tiene por lo tanto una consecuencia. La disciplina les
ayuda a aprender las formas adecuadas de comportarse y actuar. En los primeros
años, la existencia de disciplina y normas les aportará seguridad, ya que tendrán una
guía para saber cómo actuar.
Con un niño o adolescente con TDAH en el hogar, muchas familias ven su casa más
como un campo de batalla que como un lugar apacible. El niño o adolescente infringe
las normas de la casa, se resiste hacer los deberes y por regla general perturba la
tranquilidad del hogar. No existe una cura para el TDAH, pero sí es posible mejorar su
conducta, las relaciones sociales y la adaptación general en casa mediante la
aplicación de determinados principios.
Para un niño o adolescente, y más para los afectados por el TDAH, tener puntos de
referencia claros sobre lo que debe o no debe hacer es tan vital como alimentarse.
Para ellos tener claros los límites educativos es importante por tres motivos
fundamentales:
Todo ser humano necesita un punto de referencia. Un camino señalado por donde
crecer para después, al hacerse autónomo, decidir si quiere continuar por él o si
prefiere tomar otro derrotero.
3. Porque les ayuda a portarse bien, a ser mejores personas y, por lo tanto, a
tener un buen concepto de sí mismos.
Al igual que nos sucede a los adultos, al niño le resulta más fácil portarse bien si tiene
los límites claros y si tiene incentivos que le animen a hacerlo.
Este inventor es uno de los más citados por su comportamiento clásico de una
persona con TDAH, y aunque, inteligentemente muy dotado, un profesor llego a
llamarle “torpe”, asistió a tres o cuatro escuelas y hasta una de ellas le llego a
declarar “no educable”. Sin duda su vida hubiese sido una ruina
si no hubiese sido por su madre, que siempre pensó que su hijo era un
superdotado y hasta su padre sabia que no era tonto.
Su comportamiento es el de no estar nunca quieto, no atendía debidamente y
sobretodo le gustaba hablar y no escuchar (casi como la actitud de muchos
políticos españoles). Para suerte para él su madre decidió educarlo en su casa
permitiéndole montar un laboratorio en el sótano.
El tenía muy claro que siempre sabía cómo empezaban sus días, pero no cómo ni
cuándo habrían de terminar: “Mi éxito se debe a que jamás tengo un reloj en mi
taller” y un grupo de sus ayudantes se auto denominaban “el escuadrón del
insomnio”.
Edison, no era sólo un inventor sino un empresario y un astuto hombre de
negocios capaz de vender sus inventos, atraer capitales y motivar a sus
empleados. Al final de su carrera había patentado 1093 inventos.
Leonardo Da Vinci: El cazador de ideas, de este hombre decía el Papa León X –
“Este hombre nunca termina nada”, Nació en Vinci (Italia), en 1452 y se puede
confirmar que tenía TDAH, pues todo le llamaba la atención y se saltaba las cosas
de unas a otras dejando todo a medias y abandonaba todo aquello que no le
interesaba lo suficiente.
Siguiendo la analogía de “cazadores y granjeros” de Thom Hartman se
caracterizan a las personas con TDAH y a las que no tienen TDAH vean y lean
este buen articulo http://www.velaio.com/cazadores-y-granjeros-por-seth-
godin.html y veremos que Leonardo recorría las ciudades de Italia como un
predador en el bosque buscando continuamente en el mundo cotidiano hechos que
“cazar”, para transformarlos en ideas novedosas, o simplemente en la cándida
expresión de una mujer en alguna de sus obras y así como los cazadores suelen
llevar un buen saco en donde guardar sus presas, Leonardo tenía siempre su
cuaderno de notas, en el que registraba todo aquello que podía derivar en un
invento.
No tenía apego al dinero y decía - “Sólo es pobre el que tiene excesivos deseos” -.
Su “pensamiento alternativo” se ve también en su cuaderno que él era zurdo y
obviamente le era más cómodo escribir de derecha a izquierda, por lo que así lo
hacía, aunque cuando debía escribir una carta no tenía dificultades en usar el
orden convencional.
Albert Einstein: El profesor distraído, decía sin inmutarse que: "Si la teoría no
encaja con los hechos, cambiemos los hechos" La fama mundial de la que goza
hoy la figura de Albert Einstein, es la de un genio y la de una inteligencia fuera de
lo común, acompañada a menudo por otra un poco más cómica, pues en su
mundo es natural y común que se lo identifique con el personaje del “profesor
distraído”. En realidad, ambas famas eran, según sus biógrafos, ampliamente
justificadas.
Su “Teoría de la relatividad” va desde el desarrollo de la física cuántica hasta la
creación de la energía atómica, pasando por una nueva concepción del universo
que reemplazó el modelo Newtoniano vigente desde hacía siglos.
Albert Einstein no hablo hasta los tres años, la escuela primaria le fue muy
trabajosa, especialmente tenía muchas dificultades con la
expresión escrita y con la aritmética. Solía hablar muy poco y
casi no tenía amigos, sólo parecía feliz jugando solo, por todo esto fue considerado
por sus padres y docentes como “lento” introvertido e incluso retardado. Más
adelante tuvo dificultades para seguir estudios secundarios: sólo en un segundo
intento logró entrar a un politécnico y en la universidad siempre fue visto como un
estudiante mediocre.
Tenía fama de desaliñado, Incluso cuando ya era afamado asistía a clase
desarreglado e incluso muy despeinado, en este sentido hay una anécdota muy
divertida: de camino a una reunión muy importante, Einstein se detuvo confundido,
llamó a su esposa desde un teléfono público y le preguntó: “¿Dónde estoy y donde
debería estar?”. También era manifiestamente desordenado, muchos colegas
criticaban su desorden y él solía justificarse con una frase que da cuenta de su
genialidad: “si un escritorio ordenado es producto de una mente ordenada, un
escritorio vacío ¿qué es?
Se puede decir por todo los que le conocían bien que el diagnostico de TDAH, se
aprecia en Albert Einstein que es predominantemente un individuo Inatentivo y
pienso que el de Einstein es otro buen ejemplo de que el TDAH no tiene relación
alguna con la inteligencia y el triunfo profesional, pero sin embargo
sí le trajo consecuencias en sus vínculos sociales que podrían haber sido evitadas,
así como también las frustraciones que seguramente sufrió con los fracasos
durante su juventud.
TDAH y el cerebro
Áreas del cerebro y sus funciones
Regiones cerebrales
Varios estudios de neuroimagen cerebral han demostrado que hay varias regiones
cerebrales afectadas en niños con TDAH.
El cuerpo calloso: sirve de comunicación entre los dos hemisferios cerebrales, para
asegurar un trabajo conjunto y complementario.
Neurotransmisores
Los neurotransmisores actúan como mensajeros químicos que sirven para que las
neuronas se comuniquen entre ellas a través de unos receptores. De esta forma los
impulsos neuronales se transmiten de una neurona a otra y de una región cerebral a
otra.
Los estudios realizados indican que el TDAH produce problemas en los circuitos
reguladores que comunican dos zonas cerebrales: córtex prefrontal y ganglios
basales. Estas áreas se comunican a través de la dopamina y la noradrenalina. Al
tener una liberación deficitaria de estos neurotransmisores y un alto nivel de
recaptación de las mismas, se altera la neurotransmisión, afectando a la atención, el
estado de alerta, la memoria de trabajo y el control ejecutivo.
La disminución del metabolismo sináptico de los neurotransmisores produce las
siguientes consecuencias:
Disminuye la atención
Disminuye la capacidad de iniciar y continuar actividades
Dificulta la memoria de trabajo (o memoria a corto plazo)
Dificulta la neutralización de estímulos irrelevantes
Dificulta la capacidad para bloquear respuestas inadecuadas
Las cinco áreas del cerebro en las que se han detectado alteraciones en las personas
con TDAH son estructuras neurológicas profundas que tienen múltiples funciones.
Esto explica que el TDAH sea “un trastorno tan complejo que afecta a distintos
aspectos del comportamiento”, declara Òscar Vilarroya, investigador de la Fundació
IMIM y de la Universitat Autònoma y coautor del trabajo.
Estudios anteriores basados en muestras más pequeñas de pacientes ya habían
detectado diferencias anatómicas en tres estructuras cerebrales de personas con
TDAH: el núcleo accumbens, el núcleo caudado y el putamen.
El nuevo estudio confirma estas observaciones y las amplía a otras dos estructuras
que hasta ahora no se habían relacionado con el trastorno: la amígdala y el
hipocampo. Las alteraciones registradas en la amígdala “son importantes porque esta
región vincula el TDAH con problemas de regulación emocional”, destacan los
investigadores en The Lancet Psychiatry.
Queda demostrado de manera definitiva que el cerebro de las personas con TDAH no
es igual” que el de personas sin el trastorno.
El motivo por el cual se producen las alteraciones neurológicas del TDAH, sin
embargo, se desconoce. Los autores de la investigación las atribuyen a un retraso en
la maduración del cerebro, pero por ahora no saben por qué se produce este retraso.
Aunque las alteraciones detectadas con resonancia magnética son significativas, por
ahora aún no es posible diagnosticar el TDAH con esta técnica de imagen. “A partir de
estos resultados, tal vez se pueda desarrollar en el futuro una técnica de diagnóstico”,
señala Vilarroya. Pero las diferencias entre los cerebros con y sin TDAH se han
detectado en el marco de un proyecto de investigación que no tenía por objetivo
diagnosticar el trastorno.
El artículo publicado ahora representa los primeros resultados del Grupo de Trabajo
Enigma TDAH, un consorcio internacional fundado en el 2013 para compartir datos de
pacientes y comprender mejor el trastorno. La investigación ha sido coordinada desde
la Universidad Radboud de Nimega (Holanda).
Qué pasa en el cerebro cuando se padece TDAH
El cerebro humano cuenta con una zona muy importante en la parte delantera de la
cabeza que se le llama Prefrontal, en esta zona es en donde se encuentra la atención
y las funciones ejecutivas, situaciones que permiten a la persona ser consciente de las
cosas, tomar decisiones, planear, organizar, ejecutar y evaluar las acciones
realizadas, que justamente es lo que se ve más afectado con el TDAH.
El cerebro funciona a base de estímulos eléctricos que llevan y traen información
necesaria para realizar las diferentes actividades de la vida, esta información se logra
transmitir gracias a las neuronas y éstas a su vez se pueden comunicar entre sí por la
intervención de unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores.
Los neurotransmisores que están relacionados con el TDAH son tres: i) dopamina, ii)
serotonina, y ) norepinefrina o noradrenalina, los cuales participan llevando y trayendo
información de los frontales a las demás zonas del cerebro y viceversa, favoreciendo
las adecuadas respuestas cognitivas y el control de impulsos de la persona.
• Estar concentrada
• Hay distracción
• Se logra satisfacción
• Hay insatisfacción
• Propenso a la irritabilidad
• Presenta agresión hacia sí mismo u otros
• Impulsividad
• Sostiene la atención
En síntesis podemos decir que la dopamina tiene que ver con el placer, la motivación,
la recompensa y la cognición. La serotonina con el control del estado del ánimo y las
emociones y la norepinefrina o noradrenalina con los procesos de atención
principalmente (en combinación con la dopamina).
Las actividades para niños con TDAH que te explicaré en este artículo te permitirán
tranquilizarlos, ayudarles a concentrarse y mejorar su bienestar, lo cuál afectará la vida
personal y colegial de los infantes.
Actividades Para Niños con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
Constituye, junto a la alergia infantil, las patologías con mayor frecuencia dentro del
sector infantil, por lo que ofrece retos futuros de investigación acerca de este trastorno.
En el TDAH existen unos déficits en las funciones ejecutivas, por lo que es lo que
debemos tener en cuenta a la hora de diseñar actividades para trabajar con ellos.
Una de las dificultades, por ejemplo, es la inhibición. Así, el sujeto con TDAH no puede
dejar de actuar cuando debería, no puede interrumpir sus acciones, no puede proteger
su pensamiento.
Las personas con TDAH no tienen sentido interno del tiempo, viven el momento, no
son capaces de usar su pasado para pensar en el futuro y prepararse para él.
Por otra parte, respecto al lenguaje interno, las personas con TDAH no pueden
hablarse a sí mismo ni usar el lenguaje como guía.
Esto conduce a su incapacidad para seguir instrucciones y reglas para hacer lo que se
les ordena, por lo que tendrán dificultades en la compresión, para entender lo que
oyen, leen y ven.
Con esta habilidad las personas somos capaces de prever las probabilidades de
respuesta, anticipando las consecuencias en cada una de las variables posibles y
finalmente elegirá una.
Respecto a las emociones, los niños con TDAH muestran sus emociones y deseos
más que el resto de individuos, así que sentimientos como la rabia, frustración y
hostilidad, deben de ser controlados y canalizados para que sus relaciones sociales
sean sanas.
Esto explica por qué existen niños con TDAH que desarrollarán Trastorno
Oposicionista Desafiante.
La motivación es otro punto clave para la compresión de este trastorno, aquellos que
lo padecen no pueden motivarse por sí mismos, por lo que hay una falta de
persistencia hacia el objetivo, manifestada en forma de déficit de motivación.
Los niños con TDAH, tienen disminuidas sus capacidades para resolver problemas.
Son poco fluidos en sus lenguaje y acciones, y si por ejemplo les preguntamos por lo
que leyeron hace unos días obtendremos pensamientos inconexos, poco organizados
o sin argumento.
Jugar al Memory
Un buen ejercicio para poder trabajar la falta de atención que tienen los niños es jugar
al Memory.
Para ello, según la edad del niño, se puede adaptar a sus necesidades y en distinto
grado de dificultad.
Se trata de generar tarjetas por parejas (con fotografías, dibujos, números…). Debe
haber dos tarjetas iguales. Los puedes fabricar tú mismo adaptándolo a los gustos del
niño, de modo que le resulte más interesante.
Para ello, después de tener un montón de pares de tarjetas, lo que debes hacer es
barajarlas y colocarlas hacia abajo.
El juego consiste en que, estando todas las tarjetas barajadas boca abajo y por turnos,
el niño debe levantar una de ellas y fijarse en el dibujo que hay (por ejemplo, un
coche) y después levantar otra (que puede ser, por ejemplo, un globo).
Cuando en su turno sea capaz de levantar dos tarjetas con el mismo dibujo, se las
guarda y continúa jugando. El juego termina cuando se han levantado todas las cartas.
Y gana la persona que haya guardado más parejas de cartas.
Simón
El juego de Simón también sirve para prestar atención, que es uno de los mayores
déficits que presentan los niños con TDAH, además de trabajar la impulsividad.
Una de las ventajas de este juego es que existen diferentes niveles, conforme vas
acertando las secuencias se incrementa la velocidad de ejecución.
También hay aplicaciones para la Tablet que permiten trabajar de la misma manera.
Algunas de ellas son: Neurogames – Effective learning made fun!
Están creadas por el neuropsicólogo infantil Jonathan Reed. Entre ellas podemos
encontrar el “Impulse control” o “memorise”.
La torre
Uno de los juegos que sirven también para trabajar la impulsividad es “la Torre”.
Se trata de un juego de habilidad física y mental, donde los participantes deben retirar
bloques de una torre por turnos y colocarlos en la parte de arriba hasta que se caiga.
Este juego cuenta con una de las ventajas de los juegos de mesa, como es el
establecimiento de turnos.
El niño debe de retirar con sumo cuidado la pieza, trabajando así la motricidad fina y la
coordinación óculo-manual.
Técnicas de relajación
Para reducir la hiperactivación de los niños con TDAH se pueden utilizar las técnicas
de relajación.
Para niños, por ejemplo, las más apropiadas pueden ser las de Koeppen, que es una
adaptación de la famosa Técnica de Relajación de Jacobson pero adecuada al ámbito
infantil.
Los niños, por lo general, tienden a la activación y al juego, pero también precisan de
momentos de relajación y calma, y más los niños que presentan el síntoma de la
hiperactividad.
Actividades de Mindfulness
El Mindfulness para niños es una actividad extremadamente beneficiosa, dado que les
permite trabajar la atención y la reducción de la hiperactividad.
Puzzles
Los puzles, adaptados a la edad, también pueden ser una actividad muy divertida para
trabajar con los niños con TDAH.
Los puzles les permiten centrare en una tarea y trabajar la atención y la motricidad.
Una buena actividad para trabajar con niños es buscar objetos dentro de láminas que
tengan muchas cosas.
Busca láminas con dibujos muy completos (por ejemplo una ciudad donde haya
muchos edificios, tiendas distintas, gente en bicicleta, animales…). Cuantos más
elementos tenga el dibujo, más dificultad la tarea y mayor exigencia.
Laberintos
Otra actividad fácil, divertida y útil para trabajar la atención y la planificación son los
laberintos.
Para ello, consigue laberintos distintos y con instrucciones como “presta atención y
recuerda que no puedes chafar las líneas del borde del laberinto”, “hazlo con calma y
atención, comienza aquí y encuentra la salida del laberinto”.
El niño debe prestar atención a la tarea y planificar cómo debe realizarla para lograr
encontrar la salida.
Mapas
Una actividad sencilla y que permite a los niños trabajar la atención son los mapas.
Puedes adaptarlo a la dificultad del niño y también le permitirá estudiar y repasar
conceptos escolares.
Para ello, sólo necesitas mapas: de la propia Comunidad Autónoma, del País, de
Europa, del Mundo o también una bola del mundo.
Para ello, le vas pidiendo al niño frente al mapa que te busque un lugar concreto, por
ejemplo, “encuentra Málaga”, “encuentra París”, etc.
De este modo, el niño debe prestar atención a la tarea para solucionar aquello que se
le está demandando.
Actividad física
El ejercicio físico es una actividad muy buena para los niños con hiperactividad. Para
ello, que haga ejercicio físico y deporte.
Apunta al niño a algún deporte que le interese y le permite interactuar con otros niños.
Además, permítele que haga mucha actividad física: ofrécele actividades donde pueda
moverse: ir al parque, excursiones al parque, ir en patines…
Para trabajar las autoinstrucciones, las premisas son “Para, piensa y actúa”. Es una
técnica cognitiva que pretende trabajar con los niños la impulsividad.
Se trata de seleccionar al principio, por ejemplo, una conducta inadecuada que suele
repetir: “levantarse de la mesa mientras se come” o “levantarse de clase mientras está
haciendo una actividad”.
Las autoinstrucciones deben ajustarse a cada niño, viendo lo que sea necesario para
cada uno. Se las debe decir mentalmente y aplicarla ante conductas impulsivas.
Para ello, las autoinstrucciones son útiles para que cuando el niño note el impulso de
levantarse debe pensar: “Párate. ¿Qué es lo que tengo que hacer? Ahora mismo
tengo que estar sentado. Puedo conseguirlo. Voy a estar un poco más de tiempo
sentado”.
De este modo, se pretende que retrase un poco más la impulsividad de hacer esa
conducta en ese momento determinado.
El efecto Stroop es muy útil para trabajar la impulsividad. Se trata de una tarea donde
el color no corresponde con la palabra.
Por ejemplo, la palabra AMARILLO está escrita en color rojo, la palabra ROJO está
escrita en color azul o la palabra VERDE está escrita en amarillo.
Se trata de que el niño diga el color en el que está escrita la palabra AMARILLO, es
decir, debería decir “rojo”, pero tenderá a leer la palabra, por lo que debe inhibir y
decirlo correctamente.
La técnica de la tortuga
Tenemos que indicarle al niño que en determinados momentos, nos vamos a convertir
en una tortuga y debe saber cómo se comportan las tortugas.
Pueden ir caminando con la cabeza y las patas por fuera pero cuando sienten que
alguien las amenaza, se esconden y dejan a la vista sólo el caparazón.
Debemos indicarles que ellos pueden comportarse de ese modo. Así, cuando el sienta
que no puede controlarse, puede convertirse en una tortuga y esconderse dentro de su
caparazón.
Se le insta a que piense cosas agradables, a que deje volar el enfado o las emociones
desagradables y que se relaje.
Juegos de similitud
Cuando vayamos a trabajar con el niño, las mezclaremos todas e iremos pidiéndole
una serie de consignas. Por ejemplo, “dame sólo las tarjetas con objetos de color rojo”.
Por ejemplo: “dame sólo los triángulos pequeños”, “dame los círculos grandes azules”.
Obviamente, esta tarea se adecuará al nivel que tenga el niño.
El bingo
El bingo también es una actividad muy adecuada para trabajar la atención, dado que le
damos al niño una serie de números que leemos en voz alta y él, con distintos
cartones, debe centrar la atención para buscar si tiene el número que ha sido
extraído.Si no prestas atención, es muy fácil que no seas capaz de seguir el juego.
Juegos de estrategia
Los juegos de encontrar las diferencias también son muy útiles para trabajar la
atención. Para ello, presentamos al niño dibujos muy similares pero que tengan
pequeñas diferencias y le animamos a que encuentre dónde están las diferencias.
Pedimos al niño que encuentre qué estrellas son iguales y cuáles son diferentes. Este
ejercicio se puede hacer con muy diversos objetos.
Tareas de escucha
Estas tareas pretenden que el niño escuche atentamente alguna cosa y después
conteste a algunas preguntas que le hemos hecho.
Tareas de completar
Otra actividad útil es ordenar viñetas, por ejemplo, dado que el niño tiene que centrar
su atención y descubrir qué sucede en la historia ordenándolas.
Son niños que suelen rendir por debajo de lo que se esperaría para sus capacidades y
acompañado a ello pueden presentar otros problemas comportamentales y problemas
emocionales.
Así, las personas con TDAH presentan una deficiencia de la autorregulación, un déficit
en el control ejecutivo, lo cual básicamente implica dificultad en la autorregulación de
la conducta y en organizar la conducta desde el presente hacia el futuro.
– Disminución atencional
– Hiperactividad
– Impulsividad
– No sigue instrucciones
– Olvida conversaciones donde tiene que hacer mucho esfuerzo mental sostenido
–Es intranquilo
– Habla en exceso
Y respecto a la impulsividad:
Hace tiempo la prevalencia se situaba en torno al 4-6% y algunos datos apuntan a que
están entre un 10-20%.
La Guía Clínica del TDAH apunta a que afecta entre un 3-7% de los niños en edad
escolar.
Los niños con TDAH pueden mostrar los síntomas ya a muy temprana edad, pero se
descubre y se trata con mayor frecuencia más tarde, entre los 7-9 años de edad.
Según DSM 4 Y 5:
Se han realizado diversos estudios que mencionan los patrones similares en la historia
del individuo con TDAH. En la historia prenatal se cita que las madres padecieron un
estado de salud, en el cual estuvieron ingiriendo medicamentos, consumo de
sustancias alcohólicas durante el embarazo. En la parte perinatal del embarazo, los
bebés tuvieron complicaciones después del nacimiento, presentaron sufrimiento fetal
(hipoxia, nacimiento con fórceps), las madres sufrieron de eclampsia, los partos
duraron de 7 a 12 horas, y los bebés tuvieron un peso menor a 2 kg por gestación
menor a ocho meses. En la historia postnatal, los niños son muy activos, bastante
insistentes para pedir algo e inquietos al dormir.
Hay también factores evolutivos importantes por mencionar; los niños gatearon entre
los 6 y 12 meses de edad, caminaron entre 12 y 18 meses de edad, pronunciaron las
primeras palabras entre los 9 y 13 meses de edad y pronunciaron dos palabras juntas
entre los 14 y 18 meses de edad.17
Los ganglios basales y el lóbulo frontal son las estructuras afectadas en los niños con
déficit de atención e hiperactividad. Los científicos han encontrado cambios negativos
en el lóbulo frontal, zona del cerebro que interviene en el control de la conducta, en la
solución de problemas y en la capacidad para mantener la atención. Esto explica la
dificultad de los afectados para controlar el comportamiento, filtrar los estímulos y
permanecer atentos. Otra región comprometida corresponde a los ganglios basales,
que son agrupaciones de neuronas (células nerviosas) localizadas en la profundidad
del cerebro y que trabajan de manera coordinada con el lóbulo frontal.
Se ha detectado que tres sustancias químicas que utilizan las neuronas para
comunicarse entre sí (neurotransmisores), dopamina, serotonina y norepinefrina, están
alteradas en los niños con déficit de atención e hiperactividad, pero no en sujetos
sanos. Así, mientras tales compuestos abundan en los ganglios basales y en el lóbulo
frontal de personas normales, no están disponibles en suficiente cantidad en los
enfermos hiperactivos. Por tal motivo, el funcionamiento del cerebro es defectuoso y,
sin tratamiento, el estado de anormalidad es permanente.
Genética
TDAH
Similarmente, se ha determinado que los pacientes con TDAH tiene problemas para
intercambiar los niveles de actividad entre la red neuronal por defecto y la red neuronal
orientada a tareas, no logrando disminuir la actividad de la primera al momento de
requerirlo como si lo hacen individuos sanos.
En adultos con TDAH, se encontró una disminución del 8,1 % en el metabolismo
cerebral de la glucosa en relación a los controles, sobre todo a nivel de la corteza
prefrontal y áreas premotoras.
Se han realizado estudios utilizando resonancia magnética funcional durante la
realización de pruebas que requieren un esfuerzo cognitivo del paciente. Se ha
observado que, en los sujetos normales, se activa la corteza cingulada-dorsal-anterior;
mientras que, frente a la misma exigencia, los que tienen TDAH activan zonas
secundarias fronto-estriadas. En cuanto a los hallazgos neuroanatómicos, se han
encontrado menor volumen cerebral en áreas prefrontales y premotoras, así como
también en el vermis cerebeloso en pacientes que tienen TDAH.
Factores ambientales
Interpretaciones psicosociales
Existe un cierto debate en la literatura médica sobre si el TDAH es un trastorno biológico o
si se entiende mejor como una construcción cultural.
Joseph Knobel Freud
Psicoanalista infantil español y sobrino-nieto de Sigmund Freud, postula que «El TDAH no
existe, y por ende no es un trastorno neurológico; sino que realmente es un invento de
esta sociedad de la inmediatez en la que vivimos, y que nos lleva a la hipermedicalización
de niños que son más movidos».
Como argumento, Joseph Knobel Freud igualmente cita a Leon Eisenberg, la persona que
describió por primera vez el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, que le
habría dicho a Der Spiegel meses antes de morir que éste era «un excelente ejemplo de
un trastorno inventado» y que «la predisposición genética para el TDA está completamente
sobrevalorada»
En un artículo publicado en la British Journal of Psychiatry en diciembre de 2013, Sami
Timimi postuló que el TDAH puede entenderse como un constructo social,52 es decir, una
convención que se toma por hecho pero que no tiene una base natural. En este caso, el
construccionista social sostiene que el TDAH se clasifica como trastorno debido a las
convenciones sociales en cuanto a lo que se considera comportamiento normal y anormal.
Es decir, aquellos que están en la parte alta del espectro de inquietud e inatención son
calificados como "problemáticos" y se les da una etiqueta médica. La base neurobiológica
del TDAH no supone un desafío para el constructivista social, puesto que la diversidad
neurológica puede preverse en cualquier espectro de comportamiento. En cuanto a las
desventajas del TDAH, indican que los comportamientos considerados diferentes de lo
considerado "normal" también pueden ser desfavorables.
En el año 2005, Rohde et al. Realizaron una revisión computarizada sistemática de la
literatura sobre el TDAH en Brasil, para evaluar los datos clínicos y de investigación en una
cultura diversa completa de un país en desarrollo. Los resultados se compararon con los
de los estudios en los países desarrollados. Encontraron que los hallazgos eran todos muy
similares: las tasas de prevalencia, los patrones de trastornos asociados al TDAH en
muestras clínicas, los datos genéticos (transmisión familiar del 39%), el papel de algunos
genes implicados en los sistemas dopaminérgico y noradrenérgico, y los datos sobre la
eficacia del tratamiento con metilfenidato. El trabajo concluye que el TDAH no es una
construcción cultural, reforzando la importancia de la aplicación de metodologías de
investigación similares en diferentes culturas para hacer hallazgos comparables.
Trastornos con el TDAH asociados
Se estima que hasta dos tercios de los niños con TDAH tiene uno o más trastornos
coexistentes. Los más comunes son el trastorno negativista desafiante, la ansiedad y
el trastorno de conducta. En niños de edades comprendidas entre los 6 y los 17 años,
los trastornos de ansiedad parecen ser más comunes en las niñas que en los niños.
Entre los adolescentes, son frecuentes la ansiedad, la depresión, el trastorno bipolar y
el trastorno por uso de sustancias. Otras comorbilidades posibles son los trastornos
alimentarios, los trastornos del sueño, los problemas de aprendizaje, el trastorno
de tics y ciertas enfermedades como la epilepsia y la enfermedad celíaca.
Comorbilidad
Los niños que presentan TDAH asociado con otros diagnósticos revisten una mayor
gravedad clínica, dado que ven afectadas en mayor medida las distintas áreas de su vida
familiar, social y académica y siguen una evolución más desfavorable que los niños que
tienen TDAH sin comorbilidad, requiriendo una intervención terapéutica más compleja. La
comorbilidad con los TI (Trastornos Internalizantes) oscila entre un 12 % y un 41 % de los
casos, y está fuertemente ligada a factores genéticos.
Presentan cóleras frecuentes, pataletas, rechazan las órdenes de los adultos, se niegan a
cumplir las peticiones que se les hacen, molestan a la gente de su entorno, se muestran muy
susceptibles cuando se les molesta y le echan la culpa de sus errores a los demás. Pueden ser
rencorosos y vengativos. En España se estima que entre un 9,7% y el 16,5% de los escolares
padecen este trastorno2. Entre la población con TDAH, la prevalencia de comorbilidad con
TND está entre el 40% y 50%.3
Suelen ser bastante protestones, con una conducta un poco chula, amenazan e intimidan a los
demás. Se meten en peleas y pueden tener conductas crueles con los demás o con animales.
En la época adolescente pueden saltarse las clases, escaparse de casa y dormir fuera de casa
sin consentimiento.
El procentaje de población con TDAH que puede padecer un trastorno disocial es del 40%-
50%3.
Trastorno Depresivo
Se caracteriza por un estado depresivo crónico, que se manifiesta la mayor parte del día la
mayoría de los días. En niños y adolescentes, pueden estar irritables y presentar mínimo dos
los siguientes síntomas: pérdida o aumento del apetito, falta de energía, baja autoestima,
dificultades para concentrarse, insomnio o hipersomnia.
Trastorno de Ansiedad
Los trastornos de ansiedad más frecuentes en personas con TDAH son: ansiedad por
separación, trastorno de angustia, trastorno obsesivo compulsivo (TOC), ansiedad
generalizada.
El trastorno de ansiedad tiene una prevalencia de 34% en niños con TDAH pasando a un 40%
en la población adulta con TDAH5.
Resulta complicado identificar a los pacientes con abuso de sustancias que también padecen
TDAH, porque a menudo se asocian a otros trastornos psiquiátricos que se solapan con
muchos de los síntomas del TDAH. Se ha estimado que un 52% de pacientes diagnosticados
con TDAH presentan un trastorno por uso de substancias.
Trastorno Bipolar
El niño o adolescente con Trastorno Bipolar, se caracteriza por haber padecido más de dos
episodios en los que su estado de ánimo y nivel de actividad parecen alterados. Cambios de
humor extremos, aumento del nivel de energía, pensamiento acelerado, disminución del sueño,
síntomas psicóticos como alucinaciones o delirios.
Existe un solapamiento entre los síntomas del TDAH y del Trastorno Bipolar en niños, por lo
que el diagnóstico es bastante controvertido. La prevalencia de este trastorno asociado al
TDAH es del 10% siendo más frecuente en los niños.
La mitad de los niños con TDAH presentan tics transitorios o crónicos10. Un 11% de los niños
con TDAH padece este tipo de trastorno asociado.
Los factores de riesgo del trastorno por déficit de atención con hiperactividad pueden
incluir:
Nacimiento prematuro
Complicaciones
El trastorno de déficit de atención e hiperactividad puede hacer difícil la vida de los niños. Los
niños con déficit de atención e hiperactividad:
A menudo deben vencer muchas dificultades en clase, lo que puede dar como resultado
el fracaso académico y que otros niños y adultos los juzguen.
Tienden a tener más accidentes y lesiones de todo tipo que los niños que no padecen
déficit de atención e hiperactividad
Son más propensos a tener problemas para interactuar con pares y adultos, y para ser
aceptados por ellos.
Prevención
Cómo ayudar a reducir el riesgo de tu hijo de padecer el TDAH:
Durante el embarazo, evita todo lo que pueda dañar el desarrollo fetal. Por
ejemplo, no bebas alcohol, no uses drogas recreativas y no fumes.
Arma una rutina diaria para tu hijo con expectativas claras que incluyan
cosas como horarios de acostarse, horarios matinales, horarios de comida,
actividades simples y televisión.
Evita cargarte de tareas cuando estés hablando con tu hijo, realiza contacto
visual cuando le des instrucciones, y guárdate algunos minutos todos los días
para elogiar a tu hijo.
Antes de su diagnóstico, los niños y sus familias suelen encontrarse en una situación
compleja y difícil. Los niños posteriormente diagnosticados de TDAH tienen
dificultades fundamentalmente por dos grandes grupos de síntomas. Por un lado, la
inquietud, el alto nivel de actividad motora y la impulsividad que suelen asociarse a
alteraciones de comportamiento. Estos niños son frecuentemente catalogados como
maleducados responsabilizando al niño y/o sus familiares de su conducta como algo
voluntario y perfectamente evitable. Por otro lado, las dificultades de atención y
concentración originan con frecuencia problemas de aprendizaje. Estas dificultades
suelen catalogarse como falta de interés y esfuerzo por parte de niño al que suelen
calificar como vago responsabilizando de su fracaso escolar tanto a él como a su
entorno.
Una vez obtenido el diagnóstico, la situación cambia de manera sustancial y con ella
las emociones asociadas. La confirmación del diagnóstico pone fin a la incertidumbre,
ayuda a comprender muchas de las dificultades vividas y abre el paso a diferentes
opciones terapéuticas por lo que aparece con frecuencia un sentimiento de alivio. No
obstante, cuando una puerta se abre, nuevas preguntas, dudas, temores e
incertidumbres suelen asaltar tanto a los padres como a los niños. ¿Tengo una
enfermedad mental? Este trastorno, ¿puede desembocar en una enfermedad mental
grave? ¿Estoy loco? ¿Tiene cura? ¿Tiene que tomar tratamiento? ¿Para toda la vida?
¿Podrá estudiar? ¿Qué efectos tienen las pastillas a largo plazo?
La comunicación del diagnóstico por parte del médico a los padres y al niño (sí, al
niño) es un momento muy, muy importante. Junto al mejor diagnóstico basado en la
mayor evidencia científica disponible, el médico debe desplegar todas sus habilidades
de comunicación para transmitir un mensaje seguro y claro que transmita confianza y
seguridad al niño y sus padres evitando trivializar preocupaciones pero desterrando
mitos, prejuicios y temores infundados. El médico debe disponer no sólo de toda la
información pertinente sino del tiempo necesario para transmitírsela al niño y sus
padres procurando crear un clima de confianza y seguridad esenciales para entender
el trastorno (síntomas, implicaciones, trascendencia,…) pero también las posibilidades
y alcance del tratamiento lo que, sin duda, facilitará la adherencia al mismo.
La impulsividad puede ser causa del incumplimiento de normas debido a una pobre
inhibición de la conducta.
Excesivo movimiento.
Ciertas investigaciones sugieren que en los niños con TDAH existe un retraso en el
control de los impulsos, resumiéndolo todo en un problema de inhibición, por tanto
podemos corroborar que inhibición de las conductas y falta de autocontrol son dos
características del TDAH que van de la mano.
Por ejemplo: pensemos que a un alumno con TDAH le toca realizar un trabajo para el
colegio en grupo, algo de lo más habitual, y resulta, que en ese grupo hay un
compañero (o dos o tres) con los que no se lleva bien.
Ante esta situación, debemos hacerle ver al niño, siempre de una manera previa,
anticipándonos a que se de la situación, que es necesario saber exponer de una
manera asertiva nuestro punto de vista, es decir, hacerlo sin imponer su criterio, sino
respetando el resto de puntos de vista. ¿Por qué decimos esto? Porque es frecuente
que en la realización de trabajos grupales aparezcan discrepancias en lo relativo a
muchos temas, como pueden ser la forma de realizarlos, de repartir las tareas, etc.
Ante situaciones de esta índole, es preciso que los niños experimenten y pongan en
práctica una serie de pasos para controlar las respuestas impulsivas:
Planificar: plantear los pasos necesarios para establecer una adecuada resolución de
problemas.
Como siempre, es importante que planteemos una actividad llamativa para los niños,
con la que podamos en un primer momento captar su atención y mantenerla durante
toda la sesión. Para ello contamos con numerosos recursos a nuestro alcance, como
vídeos, sobre los que se pueden plantear preguntas reflexivas, con las que los niños
analicen situaciones, desarrollen la crítica constructiva a través de comportamientos
adecuados frente a inadecuados, y consideren qué tipo de comportamientos son
necesarios llevar a cabo para conseguir la colaboración y el correcto desarrollo de
actividades grupales.
Por el contrario, cuando contamos en el aula con alumnos que proyectan esa rivalidad
hacia los compañeros, debemos ser implacables a la hora de intervenir, haciendo ver,
a través del trabajo con un programa de habilidades sociales, por ejemplo, que ese es
un comportamiento inadecuado, en el que a través de comentarios inapropiados,
pueden dañar a los compañeros.
Por ejemplo, podemos encontrar alumnos con TDAH, al igual que sin TDAH, que no
presentan mayores dificultades académicas, y ante una explicación en clase pueden
verbalizar cosas del tipo: `Que aburrimiento, yo ya lo sé, no sé por qué mis
compañeros no y hay que explicarlo otra vez`.
Según Barkley (1999), el proceso de inhibición es la clave para todas las dificultades
del TDAH, no solo para la impulsividad. Veamos el resumen de las funciones
ejecutivas que se encuentran alteradas para poder centrar la idea de trabajo.
No todas las personas con TDAH necesitan medicamentos. Pero los medicamentos
pueden ayudar a la mayoría de las personas con TDAH a estar concentradas durante
más tiempo, a escuchar más y moverse menos.
Las personas también se benefician con la terapia para aprender y poner en práctica
habilidades como mantenerse organizado, manejar el trabajo de la escuela y hacer
frente al estrés. Los medicamentos no son un atajo para dominar estas habilidades.
Pero ayudan a las personas a mantenerse enfocadas para aprenderlas.
Los medicamentos actúan sobre dos sustancias químicas del cerebro: la dopamina y
la norepinefrina. Estas sustancias químicas afectan la atención y la concentración de
una persona.
Las personas con TDAH pueden tomar diferentes medicamentos. Todos necesitan una
receta.
Las personas suelen tomar medicamentos para el TDAH una o dos veces al día,
según el medicamento.
Estimulantes
Medicamentos como methylphenidate (algunas marcas comerciales
incluyen Ritalin®, Concerta®, Daytrana®, Focalin®) y anfetaminas (por
ejemplo, Adderall™, Dexedrine™, Vyvanse®).
Los medicamentos comienzan a hacer efecto en cuanto los tomas. Cuánto dura el
efecto depende del medicamento:
No estimulantes
Medicamentos como atomoxetine (Strattera®), clonidine (Kapvay®)
y guanfacine(Intuniv®). Los medicamentos no estimulantes pueden llevar hasta varias
semanas en surtir efecto. Tienen efecto durante aproximadamente 24 horas.
Los médicos suelen comenzar recetando una dosis baja de un estimulante. Si estás
tomando un nuevo medicamento para el TDAH o una nueva dosis, el médico querrá
que tú y tus padres observen y determinen si el medicamento te ayuda con los
síntomas del TDAH.
Tú y tus padres deben estar atentos a los efectos secundarios si tomas un nuevo
medicamento para el TDAH. El médico ajustará la dosis y la frecuencia con la que
tomas el medicamento según la cantidad de medicamento que te ayuda y si tienes
efectos secundarios.
Es posible que debas visitar varias veces al médico durante semanas o meses para
encontrar el medicamento y la dosis adecuados. Después de esto, el equipo médico
querrá verte cada 3 a 6 meses.
Es importante que vayas a todas las visitas de seguimiento para que el equipo médico
pueda controlar tu altura, tu peso y tu presión sanguínea. El equipo médico también
controlará los efectos secundarios y ajustará la dosis de medicamento, según sea
necesario.
Para prevenir los problemas, haz siempre estas cosas cuando tomes medicamentos
para el TDAH:
Al igual que cualquier medicamento, los medicamentos para el TDAH pueden tener
efectos secundarios. No obstante, no todos tienen efectos secundarios.
Los efectos secundarios más comunes son la falta de apetito y la dificultad para
dormir. Otros efectos secundarios de los medicamentos para el TDAH incluyen
nerviosismo, irritabilidad, mal humor, dolor de cabeza, dolor de estómago, ritmo
cardíaco acelerado y presión arterial elevada.
Los efectos secundarios suelen presentarse en los primeros días de comenzar a tomar
un nuevo medicamento o una dosis más elevada. Con frecuencia, desaparecen por sí
solos después de unos pocos días o semanas, a medida que el cuerpo se adapta al
medicamento.
El equipo médico te dará más información acerca de los posibles efectos secundarios
de los medicamentos específicos que te receten. Si notas algo que te preocupa, díselo
a tus padres y habla inmediatamente con el médico.
A algunas personas no les gusta la idea de tomar medicamentos para el TDAH. Pero
el medicamento adecuado puede marcar una gran diferencia. Habla con el médico si
algo te preocupa. Hazle preguntas. El equipo médico te puede ayudar a ti y a tus
padres a decidir si es conveniente que pruebes un medicamento para el TDAH.
FACTORES DE RIESGO
Factores genéticos: Sabemos que un 75% del origen del TDAH está en la
información genética que una persona recibe de sus padres (heredabilidad). Esto
explica que sea muy habitual que en una misma familia existan varios miembros
afectados de TDAH. El grado de afectación puede variar pero existe evidencia
científica para decir que hay varios genes asociados al TDAH. Se han identificado los
genes DRD4 y DAT1.Sólo predisponen a padecer TDAH y la magnitud del efecto de
cada gen es mínimo. Los genes interactúan entre sí y con los factores ambientales.
Factores ambientales: Hay una serie de factores ambientales que se han relacionado
con la presencia del TDAH. Algunos ocurren durante el embarazo (exposición a
tóxicos por parte de la madre, como el alcohol o la nicotina), en el parto y postparto
(sufrimiento fetal por falta de oxigenación, prematuridad, bajo peso al nacer,
infecciones del sistema nervioso central, traumatismo cerebral).
En la evolución del TDAH hay factores protectores y otros que contribuyen a un peor
pronóstico. Entre los factores protectores podemos citar:
La familia: un entorno familiar bien estructurado, con una relación entre padres e hijos
bien consolidada, es clave en el futuro de la persona con TDAH. Establecer unas
normas claras y firmes en la convivencia familiar, determinar cuáles son las
prioridades educativas por parte de los padres, evitar disparidad de criterios, aplicar
un equilibrio entre la disciplina y el afecto, ser comprensivos pero firmes, anticipar las
consecuencias de los actos, utilizar el refuerzo positivo, posibilitar que el niño explore y
desarrolle sus intereses particulares, son algunos de los elementos a tener en cuenta
por una familia que convive con algún miembro con TDAH
Salud mental de los padres: es muy habitual que los familiares de las personas con
TDAH sufran un considerable desgaste emocional por las experiencias vividas y
fracasos acumulados, o por no conocer mecanismos o recursos que ayuden a afrontar
los problemas que han ido surgiendo. No podemos olvidarnos del soporte emocional a
esa familia. Es imprescindible fortalecer la salud mental de todos, reservar un tiempo
para disfrutar de lo que a cada uno le gusta, asegurar un descanso con sueño
reparador, practicar ejercicio físico, fortalecer las relaciones sociales y tener momentos
de enriquecimiento personal. Una actitud excesivamente protectora y paternalista
hacia los hijos/as no contribuye al fomento de su autonomía, genera una carga
excesiva de estrés en los padres y no prepara al niño/a para la vida adulta. Desde el
mismo momento del diagnóstico debemos trabajar para que el menor se vaya
entrenando y adquiriendo recursos que le ayuden a minimizar las dificultades que el
TDAH le puede acarrear y a poner en valor lo mejor de sí mismo.
Diagnóstico precoz: las personas que padecen TDAH tienen problemas, más o
menos importantes, en función de la intensidad con la que los síntomas se presenten
y dependiendo, también, de los recursos psicológicos que esa persona tenga, del
entorno en el que viva y de si presenta otras patologías asociadas.
Una vez dicho esto, es lógico pensar que cuanto más tiempo tardemos en admitir que
existe un problema, más tarde se encontrará la solución. Culpabilizar a la familia o al
que lo padece, negar la situación o pensar que es algo que mejorará con el tiempo, no
hace más que agravar la situación. Por ello es prioritario que, ante la mínima sospecha
de que uno de nuestros familiares puede padecer un TDAH, recurramos a un
profesional clínico que tenga experiencia y formación suficiente para obtener
información. Conocer los recursos existentes, la naturaleza del trastorno y sus
posibilidades terapéuticas, ayudarán a tomar decisiones que encaminen a resolver los
problemas cuanto antes.
Cociente intelectual: las personas con TDAH y alta capacidad suelen tener mejor
pronóstico en el sentido de que pueden compensar, en cierta manera y durante un
tiempo, las dificultades atribuidas al déficit de atención. Las personas con TDAH y
Cociente Intelectual bajo suelen tener un pronóstico peor por las dificultades añadidas
al proceso de aprendizaje. Weiss y Hechtman (1993) determinaron que el cociente
intelectual existente en la infancia, sumado a otros factores, influye en el pronóstico
que el menor con TDAH tendrá en la edad adulta.
Los pacientes con TDAH presentan una elevada prevalencia de trastorno por uso de
sustancias y, a su vez, los sujetos con trastornos adictivos tienen con mayor
frecuencia un diagnóstico de TDAH.
Se han planteado diversas hipótesis para intentar explicar la frecuente asociación del
TDAH con los TUS.
Nuevas Tecnologías
Es, en definitiva, la adicción, la que les impide desarrollar sus habilidades sociales en
la vida real, les hace hipersensibles a los juicios de los demás y acrecienta su
inseguridad. A partir de aquí se desarrolla una tendencia al aislamiento, se rompen las
relaciones sociales, se incrementa el fracaso escolar y aparece la agresividad en
ocasiones dirigida contra los propios miembros de la familia.
Se trata del conjunto de síntomas que deben presentarse para realizar un diagnóstico.
En el caso del TDAH, existen dos sistemas de clasificación que comprenden unos
criterios diagnósticos específicos según han establecido la American Psychiatric
Association (APA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con estas
clasificaciones, lo que se pretende es establecer las condiciones y síntomas que se
deben dar en los pacientes para poder realizar un diagnóstico.
DSM-5
1. Inatención
Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses
en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las
actividades sociales y académicas/laborales:
NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición,
desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para
adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo
de 5 síntomas.
a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a los detalles o por descuido se
cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (por
ejemplo, se pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con
precisión).
d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los
quehaceres o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas pero se distrae
rápidamente y se evade con facilidad).
e. Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (por ejemplo,
dificultad para gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y
pertenencias en orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del
tiempo; no cumple los plazos).
f. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que
requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo tareas escolares o quehaceres
domésticos; en adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar
formularios, revisar artículos largos).
g. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (por ejemplo,
materiales escolares, lápices, libros, instrumentos, billetero, llaves, papeles de trabajo,
gafas, móvil).
h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes
mayores y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados).
i. Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (por ejemplo, hacer las tareas, hacer
las diligencias; en adolescentes mayores y adultos, devolver las llamadas, pagar las
facturas, acudir a las citas).
2. Hiperactividad e Impulsividad
Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses
en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las
actividades sociales y académicas/laborales:
NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición,
desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para
adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo
de 5 síntomas.
a. Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el
asiento.
e. Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor” (por
ejemplo, es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo
prolongado, como en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está
intranquilo o que le resulta difícil seguirlos).
h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera una cola).
i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las
conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras
personas sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o
adelantarse a lo que hacen los otros).
D- Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social,
académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos.
CIE (OMS,1992)
CIE-10
Déficit de atención
1. Frecuente incapacidad para prestar atención a los detalles junto a errores por
descuido en las labores escolares y en otras actividades.
6. A menudo evita o se siente marcadamente incómodo ante tareas como los deberes
escolares, que requieren un esfuerzo mental mantenido.
7. A menudo pierde objetos necesarios para unas tareas o actividades, como material
escolar, libros, etc.
Hiperactividad
Impulsividad
4. Con frecuencia habla en exceso sin contenerse ante las situaciones sociales.
Estos síntomas deben además estar presentes antes de los 7 años y darse en dos o
más aspectos de la vida del niño (escolar, familiar, social), y afectar negativamente a
su calidad de vida. Tampoco se considerará el diagnóstico de Trastorno Hipercinético
si cumple los criterios de: trastorno generalizado del desarrollo, episodio depresivo o
trastorno de ansiedad.
– requieren que los síntomas afecten a varios ámbitos de la vida del niño
DSM-5
CIE-10
– la ansiedad u otros trastornos del estado del ánimo excluyen el diagnóstico del
trastorno hipercinético.
Teniendo en cuenta estas diferencias, se constata que los criterios de diagnóstico del
Trastorno Hipercinético por el CIE-10 son más restrictivos que los criterios
diagnósticos del DSM-5 para el TDAH.
I. Si presenta A o B:
A) Seis o más de los siguientes síntomas de inatención que hayan estado presentes
en la persona por lo menos durante 6 meses al punto de que sean inadecuados para
el nivel de desarrollo:
Inatención
6) A menudo evita, rechaza o se niega a hacer cosas que requieren mucho esfuerzo
mental por un periodo largo (como tareas escolares o quehaceres de la casa).
7) A menudo pierde las cosas que necesita para hacer ciertas tareas o actividades (p.
ej. juguetes, trabajos escolares, lápices, libros, o herramientas).
Hiperactividad
1) A menudo juguetea con las manos y los pies o se retuerce cuando está sentado.
3) Con frecuencia corre o trepa en lugares y en momentos inoportunos (es posible que
los adolescentes y los adultos se sientan muy inquietos).
Impulsividad
7) A menudo suelta una respuesta sin haber oído toda la pregunta.
9) A menudo interrumpe al que esté hablando o se entromete con los demás (p. ej.,
irrumpe bruscamente en las conversaciones o los juegos).
II. Algunos de los síntomas que causan alteraciones se presentaron desde antes de
los 7 años de edad.
III. Algunas alteraciones producidas por los síntomas ocurren en dos o más entornos
(p. ej., escuela o trabajo y casa).
Existen diferentes tipos de aprendizaje, pero los 3 que te hablamos son los más
comunes, sobre todo en niños con TDAH.
ESTILO VISUAL
Los niños que tienen un estilo de aprendizaje visual necesitan ver ejemplos y tener la
oportunidad de mirar. Estos niñostexto enlace responden bien a imágenes e
ilustraciones coloridas del material de aprendizaje, lecciones escritas, esquemas,
diagramas, cuadros, mapas y videos educativos: todo lo que pueden ver para absorber
la información. También tienden a señalar bien a las expresiones faciales de un
maestro. Tomar notas (dependiendo de la edad del estudiante) es útil para los
estudiantes visuales.
Los niños que tienen un estilo de aprendizaje visual necesitan ver ejemplos y tener la
oportunidad de mirar
ESTILO AUDITIVO
ESTILO KINESTÉSICO
Estos niños a menudo son los etiquetados como TDAH porque un estudiante
kinestésico parecerá inquieto y algunas veces muy activo. A estos estudiantes les
encanta estar completamente absortos físicamente en la actividad de aprendizaje,
explorando y moviéndose activamente.
Estos niños necesitarán estar sentado delante del aula para poder así, ver toda la
'acción' que ocurre en clase desde primera persona. Así se sentirá mucho más
involucrado en el proceso. Incluso en ocasiones, se benefician de hacer las tareas en
movimiento o de pie (o estudiar mientras se dan paseos) en lugar de hacerlo todo
sentado como otros compañeros.
La comprensión incorrecta puede ser un problema para los niños con TDAH.
Facilite instrucciones tanto por escrito como verbales. Divida las instrucciones en
pasos muy sencillos y formule preguntas para verificar que las han entendido
completamente.
2. Para la lectura
En casa es importante dedicarle tiempo y escuchar al niño mientras lee cosas que le
gustan, y fomentar que practique mucho.
En el cole el profesor debe evitar situaciones incómodas, como pedir al niño que lea
delante de la clase.
3. Para la escritura
Este puede ser uno de los mayores retos para un niño con TDAH.
Procura que el entorno de aprendizaje sea interesante y estimulante. Las tareas cortas
y específicas ayudarán a que el niño participe. Realizar pausas breves de forma
frecuente ayudará a que se centre en los momentos necesarios. También es positivo
reforzar las conductas positivas, por lo que se puede premiar a los niños que hayan
prestado atención durante una actividad.
Asegúrate de que las normas se han explicado con claridad. Pueden ser de ayuda las
imágenes o signos que faciliten la visualización, comprensión y recuerdo de las reglas
que se hayan explicado. Repite las normas de forma frecuente y comenta con él la
importancia de cumplirlas o no cumplirlas. Es importante felicitarle cuando haya
cumplido una regla, aunque haya sido sólo durante un período corto de tiempo.
Aprenderá más fácil y rápido con felicitaciones que con reprimendas o castigos.
Como a todos, cuanto menos le interesa una tarea más le cuesta ponerse con ella. Lo
mejor es ofrecerle una motivación concreta para realizar la tarea. Enséñale a superar
los obstáculos de comenzar algo, o puedes empezar tú la tarea, para que el continúe.
El déficit de atención con hiperactividad constituye uno de los trastornos del desarrollo
más importantes dentro de los problemas que afectan a los niños en sus relaciones
con su entorno familiar, escolar y social, de no atenderse a tiempo puede producir un
efecto negativo en su aprendizaje, adaptación e interacciones personales, por lo que
están en mayor riesgo de presentar alteraciones psicológicas.
Hipotesis:
Diseñar e implementar estrategias para canalizar la hiperactividad e impulsividad de
los alumnos, y así ayudar a que se dé un mejor aprendizaje escolar en dichos
alumnos.
Implementación de estrategias para tratar las necesidades de los niños con TDAH, y a
la par canalizar dicha hiperactividad e impulsividad, los alumnos lograran aprender
durante el curso y pasarán de grado.
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
¿Sabía usted...?
La capacitación de los padres en la terapia conductual también se conoce
como terapia conductual de los padres, capacitación en manejo del comportamiento
para padres, capacitación conductual para padres,terapia del comportamiento para
padres o simplemente capacitación para padres.
Las investigaciones muestran que la terapia conductual es una parte importante del
tratamiento de los niños con TDAH. Este trastorno no solo afecta la capacidad del niño
para prestar atención o permanecer sentado en la escuela, sino que también afecta
sus relaciones con la familia y con otros niños. Los niños con TDAH a menudo
muestran conductas que pueden perturbar mucho a otras personas. La terapia
conductual es una opción de tratamiento que puede ayudar a reducir estas conductas
Generalmente es útil comenzar la terapia conductual tan pronto como se realice el
diagnóstico.
Para los niños de más de 6 años de edad, la terapia conductual es una parte
importante del tratamiento. La AAP recomienda terapia conductual junto con el uso de
medicamentos.
Los medicamentos pueden ayudar a los niños con TDAH en su vida diaria y el
tratamiento farmacológico puede ser una manera eficaz de manejar los síntomas de
TDAH. Los medicamentos son una opción que puede ayudar a controlar algunos
problemas de conducta que hayan generado problemas en el pasado con la familia,
los amigos y en la escuela.
Hay varios tipos diferentes de medicamentos aprobados por la FDA para tratar el
TDAH en niños:
Estimulantes: son los medicamentos para el TDAH más conocidos y los más
utilizados en los tratamientos. Muchos niños con TDAH tienen menos síntomas
de TDAH cuando toman estos medicamentos de acción rápida.
No estimulantes: se aprobaron para el tratamiento del TDAH en el 2003. Los
medicamentos no estimulantes no funcionan tan rápidamente como los
estimulantes, pero pueden durar hasta 24 horas.
Los medicamentos pueden afectar a cada niño de manera diferente. Un niño
puede responder bien a un medicamento, pero no a otro. Quizás sea necesario
que el médico pruebe diferentes medicamentos y dosis, por lo que es
importante que los padres trabajen en conjunto con el médico de su hijo para
encontrar el medicamento que mejor funcione para el niño.
Los síntomas del TDAH, incapacidad para prestar atención, dificultad para quedarse
sentado, dificultad para controlar los impulsos, pueden dificultar mucho el buen
desempeño de los niños con TDAH en la escuela. Es importante para los maestros
tener las habilidades necesarias para ayudar a los niños a manejar el TDAH. Sin
embargo, dado que la mayoría de los niños con TDAH no están inscritos en clases de
educación especial, es muy probable que sus maestros sean docentes de educación
regular, que quizás sepan muy poco sobre el TDAH, y podrían beneficiarse de recibir
ayuda y orientación. El Centro Nacional de RecursosExternal para el TDAH
proporciona información para los maestros sobre cómo ayudar a los alumnos con
TDAH.
Aquí se presentan algunos consejos para compartir con los maestros a fin de alcanzar
el éxito en el aula:
Dejar bien en claro las tareas: verificar con los alumnos para ver si entendieron
lo que tienen que hacer.
Brindar apoyo positivo y destacar las conductas positivas.
Asegurarse de que las tareas no sean demasiado largas y repetitivas. Las
tareas más cortas que proporcionan un pequeño desafío sin ser demasiado
complejas son mejores.
Asignar tiempo para moverse y hacer ejercicio.
Comunicarse con los padres regularmente.
Utilizar un fólder de tareas para limitar la cantidad de cosas que el niño tenga
que seguir.
Ser sensible con respecto a las cuestiones de autoestima.
Minimizar las distracciones en el aula.
Involucrar al consejero o sicólogo escolar.
Los niños con TDAH pueden cumplir con los requisitos para recibir servicios
especiales o adaptaciones en la escuela de acuerdo con la Ley de Educación para
Personas con Discapacidades (Individuals with Disabilities in Education Act, IDEA) y
una ley antidiscriminación conocida como Sección 504.
Los proveedores de atención médica pueden tener un rol importante al colaborar con
las escuelas para ayudar a los niños a obtener los servicios especiales que necesiten.
Cree una rutina. Trate de seguir el mismo horario de actividades todos los
días, desde el momento en que se despierta hasta el momento de irse a
dormir.
Organícese. Anime a su hijo a colocar la mochila de la escuela, la ropa y los
juguetes en el mismo lugar todos los días; de este modo, será menos probable
que el niño los pierda.
Controle las distracciones. Apague la televisión, limite el ruido y proporcione
un espacio de trabajo limpio cuando su hijo esté haciendo la tarea escolar.
Algunos niños con TDAH aprenden bien si están en movimiento o escuchando
música de fondo. Observe a su hijo y vea qué funciona.
Limite las opciones. Ofrezca pocas opciones para elegir de modo que su hijo
no se sienta abrumado ni sobrestimulado. Por ejemplo, ofrézcale elegir entre
este conjunto de ropa o el otro, esta comida o la otra, o este juguete o el otro.
Sea claro y específico cuando hable con su hijo. Hágale saber que lo está
escuchando mediante una descripción de lo que su hijo dijo. Dé indicaciones
claras y breves cuando el niño tenga que hacer algo.
Ayude a su hijo a planificar. Divida las tareas complicadas en pasos más
simples y cortos. Para las tareas largas, comenzar con tiempo y hacer pausas
puede ayudar a limitar el estrés.
Utilice metas y reconocimiento u otra recompensa. Utilice una tabla para
enumerar las metas y registrar las conductas positivas, luego hágale saber a su
hijo que lo hizo bien diciéndoselo o recompensándolo de otra manera.
Asegúrese de que las metas sean realistas, ¡los pasos pequeños son
importantes!
Imponga disciplina de forma eficaz. En lugar de alzar la voz o pegarle a su
hijo, use tiempo fuera o quítele privilegios como consecuencia de
comportamientos inapropiados.
Cree oportunidades positivas. Hay ciertas situaciones que a los niños con
TDAH les pueden resultar estresantes. Descubrir qué es lo que su hijo hace
bien y animarlo a hacerlo (ya sea en la escuela, deportes, arte, música o
juegos) puede ayudar a crear experiencias positivas
Proporcione un estilo de vida saludable. Es importante ofrecer comida
nutritiva, asegurarse de que el niño haga mucha actividad física y de que
duerma lo suficiente; estas cosas pueden ayudar a evitar que los síntomas de
TDAH empeoren.
El TDAH en adultos
El TDAH dura hasta la adultez en al menos un tercio de los niños con TDAH2. Para
obtener más información sobre el diagnóstico y tratamiento a lo largo de la vida, visite
los sitios web del Centro Nacional de Recursos para el TDAH y del Instituto Nacional
de Salud Mental.
Hay dos tipos de intervenciones conductuales que pueden ayudar a los niños con
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) a manejar sus síntomas de
hiperactividad, impulsividad y falta de atención. Estas terapias no afectan a los
síntomas principales, pero les enseñan a los niños habilidades que pueden utilizar
para controlarlos. Algunas se centran en estrategias para mantenerse organizados y
concentrados. El objetivo de otras es disminuir los comportamientos problemáticos que
pueden hacer que estos niños se metan en problemas en la escuela, que les dificultan
hacer amistades, y convierten la vida familiar en una zona de combate.
Una razón importante para que los niños participen en terapia conductual (con
medicamentos o sin ellos) es que los medicamentos para el TDAH dejan de funcionar
cuando se dejan de tomar, mientras que la terapia conductual puede enseñar a los
niños habilidades que les seguirán beneficiando durante su crecimiento.
Para los niños cuyo comportamiento impulsivo crea conflictos en casa y los lleva a
meterse en problemas en la escuela, la terapia puede ayudarles a tomar las riendas
del comportamiento problemático y establecer una relación más positiva con los
adultos en su vida. Se denomina generalmente formación de padres, porque consiste
en trabajar a la vez con los padres y los niños. Enseña a los padres a interactuar de
manera diferente con sus hijos para obtener el comportamiento deseado y desalentar
el comportamiento que está causando problemas al niño.
La formación de padres no es exclusiva para niños con TDAH, pero debido a que los
niños con TDAH tienen tendencia a tener rabietas, comportamiento desafiante, e
ignorar las instrucciones de los padres, puede mejorar sustancialmente sus vidas y el
bienestar de toda su familia. A pesar de que se centra en la interacción con los padres,
también se ha demostrado que reduce los ataques de ira y otros comportamientos
problemáticos en la escuela, ya que las habilidades que los niños aprenden para
interactuar con su padres se transfieren a otros ambientes. La formación la realizan
generalmente psicólogos clínicos.
Hay varios tipos de formación de padres que han demostrado ser efectivos, incluyendo
la Terapia de Interacción de Padre-Hijo (PCIT, por sus siglas en inglés), el
Entrenamiento de Manejo de Padres (PMT, por sus siglas en inglés), el Programa de
Crianza Positiva (Triple P, por sus siglas en inglés). Todos estos programas enseñan a
los padres a aprender cómo elogiar o usar refuerzos positivos, de manera más
efectiva, así como también consecuencias consistentes cuando los niños no siguen las
instrucciones. Dichos programas resultan en mejor comportamiento de parte de los
niños, disminución de las discusiones y las pataletas, mejores interacciones entre
padre e hijo, y estrés reducido entre los padres.
Intervenciones en la escuela
Los niños pequeños con TDAH pueden beneficiarse de sistemas que estimulan la
conducta positiva, como la “Tarjeta de Informe Diaria”. Este tipo de herramientas
identifican metas específicas de conducta en la escuela, les proporciona información
sobre cómo se están comportando, y los recompensa por alcanzar dichas metas.
Padres y maestros trabajan juntos en la Tarjeta de Informe Diaria. Los maestros eligen
las metas para cada niño basado en los comportamientos que presentan mayor
dificultad para él. Las metas pueden consistir en trabajo académico (como terminar
tareas), comportamiento con sus compañeros (dejar de molestar o pelear) y adherirse
a las reglas de clase (no interrumpir, mantenerse en su asiento, seguir las
instrucciones). El maestro puntúa diariamente el grado de cumplimiento en cada una
de las metas. Recibe una estrella por cada comportamiento positivo, y si recibe
suficientes a lo largo del día, habrá un premio para él cuando llegue a casa, como ver
la televisión o alguna otra pequeña recompensa.
Este tipo de sistema puede ser muy útil para niños a partir de preescolar y hasta los 12
años de edad.
Otra área general de ayuda para la conducta de niños con TDAH incluye habilidades
basadas en intervenciones para enseñar técnicas que ellos pueden usar para
mantenerse al día con el trabajo de la escuela y manejar sus responsabilidades en
casa. Este tipo de formación, realizado por especialistas del aprendizaje, enseña a los
niños habilidades que les permiten maximizar sus puntos fuertes y compensar sus
debilidades.
Los niños con TDAH suelen tener problemas en lo que se denomina “funcionamiento
ejecutivo”. Las funciones ejecutivas son habilidades autorreguladoras que todos
nosotros usamos para llevar a cabo tareas, desde vestirse a hacer los deberes. Esto
incluye planificación, organizar el tiempo y materiales, tomar decisiones, cambiar de
una situación a otra, controlar nuestras emociones y aprender de los errores del
pasado.
Para fortalecer a los niños con habilidades débiles en estas áreas, los especialistas del
aprendizaje enseñan una mezcla de estrategias específicas y estilos de aprendizaje
alternativos que complementan o mejoran las habilidades particulares del niño.
Para los estudiantes entre 11 y 18, los terapeutas educacionales trabajan con los
niños para desarrollar sistemas para abordar el trabajo, tanto desde un punto de vista
organizacional como académico. Para los niños con TDAH, organizar su tiempo y los
materiales de la escuela puede ser un gran problema: no dejando suficiente tiempo
para estudiar o terminar proyectos, olvidando usar su planificador, y perdiendo la pista
a los deberes. Sus mochilas pueden ser un desastre, destaca el Dr. Michael
Rosenthal, neuropsicólogo en Child Mind Institute. Habilidades específicas como
estudiar, memorizar, tomar notas, y realizar los deberes a tiempo, todas se pueden
abordar.
Y las funciones ejecutivas son aplicables a los estudios, así como a organizar los
deberes, explica el Dr. Rosenthal. Leer, escribir y las matemáticas todas requieren
habilidades en las que los niños pueden tener debilidades. Un niño en escuela media
puede leer de manera totalmente fluida, explica, y al mismo tiempo tener dificultad
para captar lo más importante de cada párrafo o para resumir lo que ha leído. Escribir
requiere organizar pensamientos en una narrativa, imaginar lo que la audiencia
necesita saber, no desviarse del tema, y escribir un número de palabras determinado,
entre otras habilidades. Las matemáticas requieren operaciones de múltiples pasos, y
los problemas de palabras requieren determinar la información importante para
resolver el problema. Estas son todas habilidades en las que los terapeutas
educacionales pueden dirigir su esfuerzo con los niños para mejorar sus estrategias de
aprendizaje.
Mientras un niño está aprendiendo habilidades nuevas, necesita entender cómo le van
a ayudar. “Los niños con problemas de atención son muy pragmáticos sobre cuánto
esfuerzo ponerle a las cosas”, explica el Dr. Matthew Cruger, director del Centro de
Aprendizaje y Desarrollo del Child Mind Institute. “Nosotros lo llamamos
‘neuroeconomía’, los niños con problemas de atención ahorran la energía para aquello
que están seguros les va reportar un beneficio”. Un buen terapeuta educacional
estructurará la adquisición de habilidades de manera que los niños vayan viendo
resultados. “Cuando los niños le dedican un gran esfuerzo a algo, esperan tener
resultados, y si no lo ven, les resulta doblemente frustrante”, dice el Dr. Cruger. “Ellos
pensarán, ‘Lo ves, no merece la pena intentarlo'”.
Lo más importante
Los mayores beneficios, nota el Dr. Barkley, está en los niños que son particularmente
desafiantes o desobedientes. “Por consiguiente, los investigadores y doctores deben
anticipar que los estudios a largo plazo tienen más probabilidad de encontrar efectos
del tratamiento en problemas secundarios al TDAH que en los déficits específicos al
TDAH”.
Adolescentes
Cuando los niños con TDAH llegan a la adolescencia, hay menos evidencia de la
efectividad la terapia conductual. Diversos estudios no han conseguido demostrar la
efectividad de la terapia cognitivo-conductual (CBT por sus siglas en inglés) en
adolescentes con TDAH, explica el Dr. Barkley, pero la CBT tiene un papel importante
en los niños con TDAH que desarrollan problemas secundarios como trastorno de la
conducta y trastorno negativista desafiante.
Y la Dra. Emanuele destaca que debido a que el TDAH pone a los niños en riesgo de
desarrollar un trastorno de ansiedad o del estado de ánimo, muchos de ellos son
tratados con CBT para dichos trastornos. En algunos casos, destaca, los niños
realmente han dejado atrás sus síntomas del TDAH pero continúan teniendo
dificultades porque las consecuencias del TDAH persisten.
El adolescente inatento
Déficit de atención sostenida y selectiva.
Inmadurez (cognitiva y emocional)
Introversión y/o escasa expresividad.
Dificultades en las relaciones sociales.
Falta de iniciativa y/o hipoactividad.
Poco resolutivos.
Falta de autonomía.
Falta de intereses.
Dependencia del entono para iniciar y concluir las tareas y actividades.
Problemas académicos y del aprendizaje
Fracaso escolar.
El adolescente hiperactivo
Distractibilidad.
Extroversión.
Poco cuidadosos.
Dificultades en las relaciones sociales.
Poco resolutivos.
Necesidad de estar permanentemente haciendo cosas.
Sobrecarga de intereses (objetivos, metas personales).
Dificultad para concluir una tarea.
Necesidad de movimiento y acción constante.
El adolescente impulsivo e irreflexivo
Gran dificultad para aceptar la autoridad y los límites a su comportamiento.
Búsqueda insaciable de recompensas y refuerzos positivos inmediatos.
Necesidad de reconocer los resultados positivos de sus actos y obtener
recompensas de forma inmediata.
Actitud desafiante (negarse a obedecer y desafiar constantemente la
autoridad).
Mayor predisposición a sufrir accidentes
Mayor riesgo de adicciones
Abandono y/o rechazo hacia los estudios.
Problemas de conducta
Los problemas más comunes en chicos con TDAH son las conductas desafiantes y
agresivas. Esto incluye rehusarse (con más frecuencia que otros chicos) a seguir
instrucciones de padres y maestros. Estos chicos pueden tener crisis emocionales
cuando les indican que hagan algo que encuentran difícil o que es un reto.
Prestar atención
Tolerar una situación aburrida
Controlar sus impulsos
La transición de una actividad divertida a otra
Controlar su nivel de actividad
Trastorno de conducta (CD, por sus siglas en inglés) es cuando un chico tiene un
patrón de comportamiento agresivo, perturbador, deshonesto (frecuentemente
miente y roba) y de romper las reglas. Alrededor de uno de cada cuatro niños con
TDAH del tipo combinado también tiene el trastorno de conducta.
Dificultades de aprendizaje
Las dificultades de aprendizaje relacionadas con la lectura y las matemáticas son
comunes en los niños con TDAH. Dependiendo de la edad, su hijo podría tener
dificultades con:
Hacer rimas
Asociar sonidos con símbolos
Poner en secuencia los sonidos en el orden correcto
Seguir instrucciones
Repetir en voz alta palabras que no le son familiares
Confundir símbolos matemáticos básicos como “+” y “‒”
Cometer los mismos errores de cálculo por descuido, una y otra vez
Para algunos chicos aprender un nuevo concepto mientras escuchan la lección en
el salón de clases puede ser fácil. Pero reproducir y aplicar el nuevo conocimiento
en la casa puede ser desesperadamente difícil.
Qué hacer: Si usted cree que su hijo puede tener una discapacidad del
aprendizaje, la escuela está legalmente obligada a proveer una evaluación de
acuerdo con la Ley para la Educación de Individuos con Discapacidades(IDEA, por
sus siglas en inglés). El tratamiento usualmente incluye, tanto fortalecer las
habilidades como desarrollar una estrategia de aprendizaje diseñada para
aprovechar esas fortalezas. Un especialista en aprendizaje puede ayudar a
determinar los servicios o las adaptaciones que beneficiarían a su hijo en la
escuela.
Depresión
El TDAH aumenta el riesgo de que un chico desarrolle depresión, particularmente
en la adolescencia. Qué síntomas se pueden observar:
Irritabilidad
Cambios en las rutinas del sueño
Cambios en el apetito
Cambios en el rendimiento académico
Pérdida del interés en los amigos y las actividades que solía disfrutar
Miedos irracionales
Aislamiento de los miembros de la familia
Qué hacer: Si su hijo está mostrando síntomas de depresión por varias semanas y
están interfiriendo con su vida en la escuela, con los amigos o en la casa, es el
momento de solicitar una evaluación. El tratamiento para el TDAH no aliviará los
síntomas de la depresión. Los chicos con depresión pueden ser tratados
con terapia cognitivo-conductual (CBT, por sus siglas en inglés). En esta terapia,
un psicólogo trabajará con su hijo para que reconozca el patrón de pensamientos
negativos y aprenda a pensar fuera de ese patrón. Los medicamentos
antidepresivos pueden ser efectivos y pueden ser tomados junto con los
medicamentos para el TDAH.
Ansiedad
La ansiedad se manifiesta con frecuencia en niños y adolescentes con TDAH. Se
manifiesta de diferentes formas:
Abuso de substancias
Los adolescentes con TDAH son más propensos a tener problemas de abuso de
substancias que los adolescentes sin una historia de TDAH. Los chicos con TDAH
tienden a tener baja autoestima. Esto los puede atraer hacia chicos con más
probabilidades de estar abusando de las drogas y el alcohol. Aunque los niños con
TDAH tienen más riesgo de abusar de sustancias, aquellos que toman
medicamentos tienen menos riesgos que los que no. Una de las razones es que
los medicamentos ayudan a controlar la conducta impulsiva que conduce al abuso
de substancias.
Qué hacer: Supervise a su hijo. Conozca a sus amigos. Pase tiempo con él.
Asegúrese de saber dónde está y cuáles son sus actividades. Los estudios
muestran que la supervisión de los padres disminuye los problemas de conducta.
Además déjele saber que está siempre disponible para hablar y ofrecer apoyo
cuando se sienta molesto. Si su hijo desarrolla un problema de abuso de
substancia es importante buscar tratamiento para ello.
Autolesiones
Las adolescentes con TDAH están en mayor riesgo que otras niñas de
autolesionarse, como por ejemplo cortarse. Un estudio reportó que el 51% de las
adolescentes diagnosticadas con el tipo combinado del TDAH reportaron cortes o
alguna otra forma de automutilación, comparado con 29% en adolescentes con
TDAH del tipo inatento y con 19% en el grupo de control. Esté atento a:
La mención de autolesionarse
Cicatrices sospechosas
Heridas que no sanan o empeoran
Cortes en el mismo lugar
Aislamiento creciente
Posesión de objetos cortantes cómo pedazos de vidrio
Usar mangas largas cuando hace calor
Evitar actividades sociales
Muchas vendas autoadhesivas
Negarse a ir al vestidor o cambiarse de ropa en la escuela
No es justo, pero es inevitable el hecho de que los chicos con TDAH tienen más
probabilidades de tener otras dificultades de conducta o de salud mental. La buena
noticia es que los padres que saben qué observar y actúan enseguida, pueden
hacer muchísimo para prevenir que estas dificultades se vuelvan más graves. Y la
mejor noticia es que los estudios más recientes muestran que una vez que los
chicos alcanzan la vida adulta, desaparece el alto riesgo de estos problemas de
conducta y de salud mental. Saber qué buscar y conseguir ayuda para su hijo al
primer signo de que algo no está bien es la mejor manera de proteger a un niño
con TDAH.
Con respecto al Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) los cambios
que han quedado oficialmente registrados han sido los siguientes:
Todas estas modificaciones afectan de manera directa al diagnóstico del TDAH. Por
tanto, la introducción de restricciones o ampliaciones dentro de los criterios
diagnósticos hace que un individuo pueda quedar excluido del diagnóstico.
La visión del TDAH desde la óptica de la Atención Temprana, que abarca hasta los 6
años de edad, incluye su oportuna consideración respecto a su diagnóstico precoz
y tratamiento. El TDAH de 0 a 6 años se manifiesta en un 50% menos que en la edad
escolar, lo que supone alrededor de un 3% de los niños.
Vaquerizo-Madrid (2005) señala los signos más relevantes referidos a esta edad:
3. Actitud desmontadora ante los juguetes y pobre interés sostenido por el juego.
8. Inmadurez emocional.
Si antes de los seis años aparecen al menos seis síntomas: impulsividad, no guardar
el turno en el juego, perder las cosas, no organizarse, no mantenerse sentado,
contestar antes de que le pregunten... entonces puede existir un déficit de atención.
"Debe pasar en casa y en el colegio, porque si no podría ser un problema de
adaptación" (Vaquerizo Madrid, 2005).
Estos niños, entre los 3 y 6 años, tienen de forma progresiva un menor nivel para la
aceptación de las normas que los demás, tienen rabietas frecuentes, presentan
más conflictos con sus compañeros, se pegan más con ellos y son intrépidos sin ver
el peligro porque además tienen gran actividad motora y curiosidad por todo.
Padre TDAH
Niños prematuros.
Problemas en el embarazo.
Llora muy habitualmente.
No se reconforta con nada.
Activo como bebé.
Come mal.