Diez de La Cortina Montemayor, Elena - Los Filósofos Presocráticos PDF

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Elena Diez de la Cortina Montemayor

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA: FILOSOFÍA


GRIEGA LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS

CIBERNOUS:
http://www.cibernous.com
ÍNDICE

Historia de la Filosofía: Filosofía Griega los Filósofos


Presocráticos........................................................................................................................................ 1
Texto de Elena Diez de la Cortina Montemayor publicado en la Gran
Enciclopedia Universal Espasa Calpe 2001....................................................................... 1
Filósofos Presocráticos........................................................................................................................ 1
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA: FILOSOFÍA
GRIEGA LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS

Texto de Elena Diez de la Cortina Montemayor publicado en la Gran


Enciclopedia Universal Espasa Calpe 2001
http://www.cibernous.com

FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS

Si bien una investigación sobre los orígenes de la sabiduría en la


Grecia arcaica nos conduce en dirección del oráculo délfico, de la
significación compleja del dios Apolo, la ‘manía’ se nos presenta
como todavía más primordial, como fondo del fenómeno de la
adivinación. La locura es la matriz de la sabiduría (G. Colli).

El nombre de presocráticos hace referencia a todos aquellos pensadores que


ejercieron su labor filosófica antes de Sócrates (desde el año 624 a. De C
hasta el siglo V a. De C.). No obstante, esta cronología es bastante artificial,
ya que muchos de estos hombres fueron contemporáneos e incluso
sobrevivieron la muerte de Sócrates. Sin embargo, lo interesante de estos
pensadores griegos, que so se denominaban a sí mismos filósofos (a
excepción de Pitágoras) y que eran considerados magos, sabios, médicos,
físicos, etc., estriba en que con ellos se inaugura la filosofía como
paradigma racional autónomo y original, es decir, ocupan ese punto de
bifurcación en el que se abrió paso un nuevo camino, el lógos, la razón, que
terminó desalojando la religión, el rito, el mito.

Es frecuente leer en muchos manuales de filosofía para estudiantes que los


presocráticos suponen el paso del mito al lógos. Tal interpretación, sin
embargo, no está exenta de prejuicios y malentendidos, provenientes de
una precisa manera de observar este fenómeno, manera heredada de la
tradición positivista, que entendió la historia humana como un proceso
lineal y ascendente de progreso en cuyo despliegue, el advenimiento y
desarrollo de la razón positiva, científica, neutral implicaba un menoscabo y
paulatino retroceso del pensamiento mítico y religioso.

Ni que decir tiene que, bajo esta hipótesis, el positivista se coloca en la


posición privilegiada del que ostenta la victoria y desde esta superior
jerarquía lanza su mirada estimativa con la que enjuicia y valora el
"imperfecto" pasado. Nietzsche y Giorgio Colli denunciaron esta postura,
considerándola como premeditadamente falsa.. La interpretación del
nacimiento de la filosofía (y de los presocráticos) como el "paso del mito al
logos", el tránsito de una sin-razón a una razón plena. Para Nietzsche es
precisamente la razón teórica que inauguran los presocráticos la que supone
un giro decisivamente perverso y falsificador de la cultura. La historia de la
filosofía es la historia de una decadencia, de un resentimiento.

1
Ahora bien, la escisión entre lo profano (razón, filosofía, ciencia) y lo
sagrado (creencia, mito, religión) no es tan evidente. El arte adivinatorio ha
utilizado siempre logoi, razones o mensajes divinos que debían ser
astutamente interpretados. La pitonisa era una hermeneuta y su mántica
(éxtasis, delirio, locura sagrada) degeneró en una razón dialéctica o
discursiva que hundía sus raíces en el asombro, en el enigma. Y el primer
enigma que sorprende al hombre es la physis, la Naturaleza, torrente de
todo brotar y surgir que ha de ser interpretado, conocido, para ser
dominado. El conocimiento, como la mántica implica una "anticipación", una
previsión de futuro que sólo puede darse si se conocen las reglas, los
principios que rigen (mandan) el aparente caos del acontecer. La pregunta
por el principio, por el arjé de la physis caracteriza a los filósofos
presocráticos, que respondieron a ella de muy diversas maneras.

Una primera respuesta la tenemos en Tales de Mileto (aprox. 624-546 a.


de C.), para el cual el principio o arjé era el agua, afirmación que se
fundamentaba en la observación de que todo cuerpo, alimento o germen
poseía la cualidad de lo húmedo, siendo el agua su principio rector. Lo
importante de dicha afirmación no estriba en la elección del principio, sino
en la afirmación de la necesidad de la existencia de éste para explicar la
multiplicidad empírica y en que la arjé se formula en el extrarradio de lo
religioso. Si Tales es el primer filósofo, la filosofía surge como una
explicación genealógica de lo real, de la physis, como generalización de la
ley universal de todo acontecer.

El segundo presocrático del que tenemos noticia fue Anaximandro de


Mileto (aprox. 610-545 a. de C.), autor del más antiguo texto filosófico
conocido, que dice así:

"De donde las cosas tienen origen, hacia allí tiene lugar también su perecer,
según la necesidad; pues dan justicia y pago unas a otras de la injusticia
según el orden del tiempo."

La Naturaleza se concibe como retribución, como justicia (diké) cuya ley es


la necesidad. Toda la multiplicidad (determinada) de seres surge de un
principio que ya no es un "elemento físico", sino un pre-elemento indefinido,
indeterminado: el apeiron ( de péras: límite, determinación). El apeiron es
la génesis y principio de los seres, por lo que ello mismo evade y rehuye
toda determinación. La arjé de toda determinación no puede ser ella misma
determinación alguna, y de ella brota el conflicto de la generación de los
seres, como una segregación de parejas de contrarios que han de ser
"devueltos" (según justicia) a lo indeterminado siguiendo la ley de la
necesidad. Lo interesante del pensamiento de Anaximandro es la negación
de toda evidencia empírica. El apeiron es un principio "abstracto",
hipotético, que contradice toda experiencia sensible.

Para Anaxímenes de Mileto (aprox. 570-525 a. de C.), la arjé es el aire,


que por condensación y enrarecimiento origina todos los seres y sus
diferencias cualitativas. Aire es también el alma (psiché), soplo o aliento
divino similar al aire que nos rodea.

2
Heráclito de Efeso (mitad del siglo VI y principios del V) fue el último de
los presocráticos que vivió en Jonia. Familiarizado con los cultos mistéricos
(Deméter) su escritura es premeditadamente enigmática, de igual manera
que el logos mántico lo es, motivo por el cual se le dio el sobrenombre de
"el Oscuro". Afirmó que el origen de todas las cosas es la "guerra", la lucha
y oposición de contrarios de la que surge la armonía, según una inexorable
ley que remite a una unidad oculta: el logos, el fuego eterno que "se
enciende según medida y se apaga según medida". Todas las cosas están
sujetas a un devenir perpetuo donde todo fluye y nada permanece, y donde
el nacer o perecer de un ser implica necesariamente el nacer o perecer de
su contrario. La Naturaleza es conflicto, lucha de presencias y
ocultamientos: "Nos bañamos y no nos bañamos en el mismo río; somos y
no somos".

A la figura de Heráclito se le suele contraponer la de Parménides de Elea


(mediados del siglo VI, principios del V), el cual niega todo devenir como
pura apariencia de ser. El mundo fenoménico, del cambio, es un engaño de
los sentidos. Todo pensar se encuentra siempre en la encrucijada de dos
caminos: el primero es el camino del uno, "que es y que no es no-ser". El
segundo es el del "que no es y que no-ser es necesario". Es decir, la diosa
le muestra los dos caminos, pero éstos no manifiestan lo que hay, sino que
establecen la legitimidad que nos permitirá decir y pensar el ser de lo que
es: el ser es eterno, infinito, continuo, único e inmóvil. El conocimiento del
ser se opone a la doxa, opinión, las cosas sensibles que son pura apariencia
de ser, el camino equivocado.

Pitágoras de Samos (aprox. 570-496 a. de C.) huyendo de la tiranía de


Polícrates se instaló en Crotona, donde fundó una comunidad de discípulos
unidos por un estilo de vida y una normatividad comunes, una especie de
asociación religiosa que perseguía la purificación (katarsis) del alma de las
pasiones del cuerpo y su "salvación" a través de ciertas prácticas ascéticas
que no debían ser reveladas a nadie ajeno a la comunidad.

Pitágoras consideró que el alma era inmortal, "del linaje de los dioses", cuya
unión con el cuerpo significaba un hundimiento, una "prueba" que esta
debía sufrir antes de su definitiva liberación (o hundimiento) de los ciclos de
las reencarnaciones. Muy importante fue su doctrina del número, según la
cual, éste es concebido como la arjé, el principio de todo lo presente y de
todo lo pensable. Pero el número ha de entenderse cualitativamente y como
determinación ontológica, no cuantitativamente. Dentro de esta doctrina,
los pitagóricos le concedieron especial importancia al tetrraktys, es decir, a
la serie númerica 1+2+3+4 cuya suma es igual a 10 (década), igual que
son diez los principios de los opuestos e incluso los cuerpos celestes: nueve
visibles y una Anti-Tierra añadida (Antikton). El movimiento de los planetas
y las estrellas produce una música celestial (armonía de las esferas)
inaudible a los hombres pues es el silencio que acoge y en el que tiene lugar
todo sonido.

Entre los últimos presocráticos debemos mencionar a Jenófanes de


Colofón (siglos VI y V a. de C.), que defendió la tesis de un sólo Dios "el
mayor entre los dioses y los hombres, en nada semejante a los mortales, ni
en la figura ni en el pensamiento".

3
También habría que citar a Empédocles de Agrigento, mago profeta y
adivino que estableció la teoría de los cuatro elementos (fuego, aire, tierra y
agua) como principios genéticos y rectores del Cosmos. De suma
importancia son también Demócrito de Abdera (aprox. 460-370 a. de C.)
y Leucipo, que desarrollaron la teoría del atomismo, según la cual el
mundo está compuesto (arjé) exclusivamente de átomos en movimiento en
un espacio vacío, explicación que ha venido a denominarse mecanicismo y
que será desarrollada en siglos posteriores por pensadores como Descartes
o Hobbes. Estos átomos son eternos, distinguiéndose únicamente por su
distinta figura, posición y orden. De los movimientos azarosos de los
átomos en el espacio vacío, surgen "vórtices" o torbellinos que originan
infinitos mundos, uno de los cuales habitamos nosotros.

Elena Diez de la Cortina M.


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