Lesiones Culposas

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INFORME DE INVESTIGACIÓN CIJUL

TEMA: LESIONES CULPOSAS EN ACCIDENTES DE TRÁNSITO


RESUMEN: El presente trabajo aborda el tema de Lesiones culposas
en Accidentes de tránsito, especialmente en el caso de ciclistas,
incluyendo: normativa que regula a motociclistas y ciclistas,
normativa de lesiones culposas, además del desarrollo
jurisprudencial de temas como: presupuestos de lesiones culposas,
relación causal de acción resultado en accidentes de tránsito,
falta de cuidado del ofendido y su relación en la responsabilidad
penal del imputado, principio de confianza, incumplimiento de
exigencias de ley al conducir bicicleta.

Índice de contenido
1-NORMATIVA .....................................................2
LEY DE TRÁNSITO POR VÍAS PÚBLICAS TERRESTRES...................2
CONDUCTORES DE MOTOCICLETAS Y BICIMOTOS......................2
LOS CICLISTAS...............................................2
CÓDIGO PENAL...................................................3
LESIONES ....................................................4
LESIONES GRAVÍSIMAS..........................................4
LESIONES GRAVES .............................................4
LESIONES LEVES ..............................................4
LESIONES CULPOSAS. ..........................................5
2-JURISPRUDENCIA.................................................5
LESIONES CULPOSAS PRESUPUESTOS.................................5
RELACIÓN CAUSAL DE ACCIÓN Y RESULTADO EN ACCIDENTE DE TRÁNSITO 7
EXISTENCIA DE UNA FALTA AL DEBIDO CUIDADO DEL OFENDIDO NO EXIME
DE RESPONSABILIDAD PENAL AL IMPUTADO ..........................9
PRINCIPIO DE CONFIANZA .......................................14
INCUMPLIMIENTO DE EXIGENCIAS DE LEY AL CONDUCIR BICICLETA.. . . .17

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1 NORMATIVA

1
LEY DE TRÁNSITO POR VÍAS PÚBLICAS TERRESTRES

CONDUCTORES DE MOTOCICLETAS Y BICIMOTOS

ARTÍCULO 103.- Los conductores de motocicletas y bicimotos deben:

a) Llevar correctamente sujeto un casco de seguridad. El casco


debe cumplir con los requisitos estipulados en el Reglamento de
esta Ley. Cualquier pasajero debe cumplir con esta misma
disposición.

b) Conducir su vehículo con absoluta libertad de movimientos, por


lo que se les prohíbe llevar paquetes, bultos u objetos que
impidan mantener ambas manos asidas del volante.

c) Abstenerse de sujetarse de otro vehículo en marcha, en las vías


públicas.

LOS CICLISTAS

ARTÍCULO 104.- Los ciclistas deben proceder, en la vía pública, de


la siguiente manera:

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a) Circular por el lado derecho del carril de la vía.

b) En los casos en que tengan que adelantar a un vehículo


estacionado o de menor velocidad, deben asegurarse de que no
existe ningún peligro para efectuar la maniobra.

c) No pueden circular en las carreteras cuya velocidad autorizada


sea igual o mayor a ochenta kilómetros por hora, excepto en el
caso de actividades especiales, autorizadas por la Dirección
General de Ingeniería de Tránsito. Para ello, deberán tomar las
debidas precauciones que alerten a los demás usuarios de esa vía.

ch) Cuando circulen varias bicicletas lo harán en fila, una tras


otra, con la salvedad de lo dispuesto en el inciso anterior.

d) En una bicicleta no podrá viajar más de una persona, salvo que


el vehículo esté acondicionado especialmente para ello.

e) No podrán circular en las aceras de las vías públicas.

f) Se les prohíbe sujetarse de otro vehículo en marcha.

g) Se prohíbe a los menores de diez años de edad conducir


bicicletas o triciclos por las vías públicas si no van acompañados
por personas mayores de quince años de edad que los tengan a su
cuidado.

La entrega de las bicicletas retiradas de la circulación sólo se


hará contra el respectivo parte cancelado y la presentación de
documentos que acrediten al gestionante como propietario. En el
caso de los menores de edad, deben ser acompañados por sus padres
o tutores.

h) Se prohíbe el aprendizaje para la conducción de bicicletas en


las vías públicas.

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CÓDIGO PENAL2

LESIONES

LESIONES GRAVÍSIMAS

ARTÍCULO 123.-

Se impondrá prisión de tres a diez años a quien produzca una


lesión que cause una disfunción intelectual, sensorial o física o
un trastorno emocional severo que produzca incapacidad permanente
para el trabajo, pérdida de sentido, de un órgano, de un miembro,
imposibilidad de usar un órgano o un miembro, pérdida de la
palabra o pérdida de la capacidad de engendrar o concebir. (Así
reformado por el artículo 69 de la Ley sobre Igualdad de
Oportunidades para las Personas con Discapacidad Nº 7600 de 2 de
mayo de 1996)

LESIONES GRAVES

ARTÍCULO 124.

Se impondrá prisión de uno a seis años, si la lesión produjere una


debilitación persistente de la salud, de un sentido, de un órgano,
de un miembro o de una función o si hubiere incapacitado al
ofendido para dedicarse a sus ocupaciones habituales por más de un
mes o le hubiere dejado un marca indeleble en el rostro.

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LESIONES LEVES

Artículo 125.—Se impondrá prisión de tres meses a un año a quien


causare a otro un daño en el cuerpo o la salud, que determine
incapacidad para sus ocupaciones habituales por más de cinco días
y hasta por un mes.

(Así reformado por el inciso e) del artículo 1 de la ley N° 8250


de 2 de mayo del 2002)

LESIONES CULPOSAS.

ARTÍCULO 128.
Se impondrá prisión de hasta un año, o hasta cien días multa, al
que por culpa causare a otro lesiones de las definidas en los
artículos 123, 124 y 125. Para la adecuación de la pena al
responsable, el tribunal deberá tener en cuenta el grado de culpa,
el número de víctimas y la magnitud de los daños causados. En todo
caso, al autor de las lesiones culposas se le impondrá también
inhabilitación de seis meses a dos años para el ejercicio de la
profesión, oficio, arte o actividad en que se produjo el hecho.
Al conductor reincidente se le impondrá, además la cancelación de
la licencia para conducir vehículos, por período de uno a dos
años.
Si el hecho fuere cometido bajo los efectos de bebidas alcohólicas
o de drogas enervantes, la cancelación de la licencia será de dos
a cinco años.

( Así reformado por el artículo 1º de la ley Nº 6726 de 10 de


marzo de 1982 ).

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2 JURISPRUDENCIA

LESIONES CULPOSAS PRESUPUESTOS


[TRIBUNAL SUPERIOR DE CASACION PENAL]3

"El recurrente reclama errónea aplicación del artículo 128 del


Código Penal, pues el juzgador tuvo por demostrado que la ofendida
fue incapacitada por 8 días debido a las lesiones sufridas, y que
posteriormente fue extendida a 10 días, término de incapacidad que
no es suficiente para tener por establecido el delito de lesiones
culposas, toda vez que el numeral 128 del Código Penal remite a
los artículos 123, 124 y 125 ibídem, siendo que ninguno de los
anteriores supuestos es compatible con la incapacidad de 10 días
dada a la ofendida, resultando un hecho atípico, pues se estaría
ante la contravención de lesiones levísimas, que al no permitir
una conducta culposa, no encuadraría en la tipicidad de esa figura
penal. Lleva razón el recurrente. El artículo 128 del Código Penal
en su primer párrafo establece que se impondrá prisión de hasta un
año o hasta 100 días multa al que por culpa causare a otro
lesiones de las definidas en los artículos 123, 124 y 125; en
consecuencia, para considerar típica la conducta culposa relativa
a las lesiones, se requiere como mínimo que el sujeto activo haya
causado a la víctima un daño en el cuerpo o en la salud que
determine una incapacidad para el trabajo por más de diez días, de
allí que si la incapacidad es de diez días o menos, no se
configuraría típicamente el delito de lesiones culposas, pues la
contravención de lesiones levísimas (artículo 374 inciso 1) del
Código Penal), que contemplaría las lesiones con tal cuantum de
incapacidad, sólo resultarían atribuibles a título de dolo y no de
culpa. En la sentencia que se cuestiona las lesiones sufridas por
la ofendida ante la conducta desplegada por el imputado dejaron
una incapacidad de 8 días (ver epicrisis médica de folio 17
frente), incapacidad que fue aumentada a 10 días en subsiguiente
dictamen médico legal rendido por la sección de Clínica Forense
del Organismo de Investigación Judicial, (ver folio 25); de allí

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que tales lesiones no se encuentren dentro de las comprendidas en


los artículos 123, 124 y 125 del Código Penal, como presupuestos
típicos para la configuración del ilícito de lesiones culposas
atribuido al imputado conforme al numeral 128 ibídem,
descartándose la comisión de la contravención de lesiones
levísimas, por requerir tal conducta una acción dolosa de parte
del encartado y no culposa, como la realizada por el incriminado
G. V., resultando consecuentemente atípicos los hechos endilgados.
Cabe mencionar para efectos aclaratorios, que el dictamen médico
visible a folios 27 y 28 del expediente, al que hace referencia el
representante del Ministerio Público en su libelo de contestación
de folio 47, no se relaciona con los acontecimientos acusados,
pues remite a un accidente de tránsito (atropello), sufrido por la
señora L. R. Z. el 31 de julio de 1995, hechos diversos a los que
desde un inicio se le atribuyeron al incriminado, de allí que la
incapacidad de seis meses establecida en dicha pericia médica, así
como la disminución de un 10% de la capacidad general presentado
por esa ofendida, no tiene mayor injerencia en la causa en examen.
En consecuencia, siendo de recibo los argumentos del recurrente y
resultando atípicos los hechos acusados, por errónea aplicación de
la ley sustantiva (artículo 128 del Código Penal), se casa la
sentencia dictada, absolviéndose al imputado G. G. V. de toda pena
y responsabilidad por el delito de lesiones culposas en perjuicio
de L. M. R. Z. Por innecesario se omite pronunciamiento sobre el
único motivo de forma invocado."

RELACIÓN CAUSAL DE ACCIÓN Y RESULTADO EN ACCIDENTE DE TRÁNSITO


[TRIBUNAL DE CASACION PENAL]4

“Es importante destacar que las violaciones a las normas de


tránsito en sí mismas no son generadoras de responsabilidad penal,
cuando existe alguna lesión a la integridad de las personas, sino

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que necesariamente debe existir una vinculación causal entre la


infracción y el resultado que se produce. Por otra parte el
principio de confianza en la conducción de vehículos le permite a
los sujetos pensar que la gente no camina por media calle cuando
existen vehículos transitando, de manera que resultaba imprevisto
para el acusado pensar que alguien se encontraba en medio del
camino. Asimismo, la acción que realizó el acusado, de rayar por
la izquierda a un autobús que está detenido no configura ninguna
imprudencia, tampoco el hecho de que hubiera tomado el carril
derecho, porque más bien, esto era lo que le correspondía, puesto
que no tenía por qué continuar circulando por la izquierda si eso
más bien era invadir un carril contrario, acción que sólo la hizo
para sobrepasar el autobús que estaba estacionado. Por su parte,
el hecho de la velocidad a que realizó la maniobra, resulta que
ésta no es la causa en sí misma del accidente que sufrió el menor,
porque si éste hubiera estado en la acera o en el borde de la
cuneta, (como acusó el Ministerio Público) entonces sí habría
existido responsabilidad para el acusado, precisamente, por
salirse de su camino. Sin embargo, en el contradictorio se tuvo
por demostrado que no fue en ese lugar que ocurrió el hecho,
porque los testigos observaron al menor caminando frente al
autobús -sobre la carretera- no a la orilla de la cuneta. Es muy
lamentable que un menor de edad sea expuesto a un peligro tan
significativo como es dejarlo transitar solo por la calle, pero
esto no cambia la circunstancia de que en una relación de
causalidad objetiva, el hecho ocurre no por la velocidad del
acusado, sino por la ubicación del menor en la calle. Como bien lo
afirma la defensa, si el niño hubiera estado en el lugar que le
correspondía - en la acera y junto a su madre - el accidente no se
hubiera presentado, aún cuando el imputado hubiera hecho la
maniobra de pasarse al carril derecho a una velocidad mayor que la
permitida para la zona. Podría elucubrarse que si el acusado
hubiera ido más despacio, tal vez habría podido evitar la
colisión, pero resulta que no es posible preveer para un conductor
que alguien va a estar caminando por la calle en una zona de

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tránsito vehicular. Incluso pudo haber perdido el control de su


propio vehículo para no chocar, y entonces ocurrir también un
accidente. En todo caso, siempre el aumento del riesgo lo habría
aportado la víctima, porque las conductas imprudentes no pueden
basarse en apreciaciones de lo que pudo haber pasado o no, sino en
una valoración objetiva de los hechos y en la relación causal
entre acción y resultado, para establecer a quién se le debe
achacar, a título de culpa, el mismo.”

EXISTENCIA DE UNA FALTA AL DEBIDO CUIDADO DEL OFENDIDO NO EXIME DE


RESPONSABILIDAD PENAL AL IMPUTADO
[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]5

“En el tercer motivo del recurso se reclama violación al debido


proceso, ya que la sentencia valora erróneamente la manifestación
del imputado y no analiza el hecho de que también el ofendido
faltó al debido cuidado. Dice que la única prueba que se toma es
la declaración del imputado de que venía a 10 kilómetros por hora
y no vio nada, por lo que procede a doblar. Manifiesta que no hay
ningún testigo del accidente y no obstante ello condenó al
imputado, sin haber analizado el papel que pudo haber desempeñado
el propio ofendido, con su descuido, negligencia e impericia. En
el recurso por el fondo se alega inobservancia de los artículos
1048 del Código Civil, 78 inciso c) de la Ley de Tránsito, 30 y 31
del Código Penal y 5 del Código Procesal Penal. Indica que en la
sentencia se tuvo por acreditado que el ofendido transgredió el
artículo 78 inciso c) de la Ley de Tránsito al circular contra
vía, por lo que causó por propia falta su lesión, no obstante lo
cual no se le impuso ninguna sanción. Agrega que el imputado no
está obligado conforme al artículo 1048 del Código Civil a reparar
el perjuicio que se causó por culpa de la víctima. Dice que el
ofendido actuó con dolo eventual. Manifiesta que el imputado tomó
las previsiones, ello al mermar la velocidad a diez kilómetros y

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fijarse para ver si venía algún vehículo. Señala que la sentencia


no analizó los elementos de la culpa, de acuerdo al artículo 30
del Código Penal. Indica que el imputado actuó conforme al debido
cuidado y más bien quien incurrió en culpa fue el ofendido, ello
al transitar por una calle por la que no había paso. Se resuelve .
Los reclamos que se formulan por la forma en general coinciden con
el alegato por el fondo formulado. Lo que se discute en definitiva
es si puede atribuírsele responsabilidad penal al imputado por el
hecho de no percatarse al llegar a la señal de alto, que el
ofendido circulaba contra vía en su bicicleta. Los diversos
alegatos formulados lo que discuten es el fondo del asunto, o sea
si puede afirmarse que el accidente fue ocasionado por la falta
del debido cuidado del imputado, o bien debe concluirse que fue
producido por la acción del ofendido de circular contra vía.
Siendo esos los alegatos corresponde resolver el recurso por el
fondo, ello por razones de economía procesal y porque, como se
dijo, los alegatos tienen relación con el fondo. En la sentencia
se tuvieron por probados los siguientes hechos: “ 1. Alrededor de
las cinco horas y cuarenta y cinco minutos del día cuatro de abril
del año dos mil uno, sin que pueda determinarse la hora exacta, el
aquí ofendido Enrique Ramos Vargas viajaba contra vía en su
bicicleta con dirección de este a oeste sobre la vía que pasa
frente a la pulpería el Edén en San Joaquín de Flores con destino
final a su lugar d (sic) trabajo en el Hotel Costa Rica Marriot.
2. En ese mismo momento el señor acusado Eduardo Solís Vargas
conducía el vehículo marca Isuzu tipo rural, placa número 24402,
con dirección de oeste a este sobre la vía ya señalada. 3. Al
llegar a una intersección que se ubica cien metros al este de la
citada pulpería, el acusado, sin observar si con dirección este a
oeste viajaba otro vehículo, faltando de esa forma a su deber de
cuidado consistente en manejar a la defensiva, procedió a virar a
su izquierda a una velocidad aproximada de diez kilómetros por
hora, para tomar la vía con dirección al norte, sin detenerse de
previo y asegurarse que en sentido contrario no venía ningún otro
vehículo, lo que hizo que su vehículo se interpusiera en el carril

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por el cual transitaba contra vía el ofendido, y que éste (sic)


último colisionara la bicicleta contra el vehículo conducido por
el acusado a la altura del stop del guardabarro derecho, cayendo
inmediatamente el ofendido sobre la vía. 4. La colisión ocurrió
propiamente en el cruce, en una vía de asfalto que para el momento
del accidente se encontraba seca, y el tiempo atmosférico estaba
despejado (…) ” (folio 283). A continuación la sentencia hace
referencia a las lesiones sufridas por el ofendido como
consecuencia del accidente, que le provocaron una incapacidad por
dos meses y una pérdida de un diez por ciento de la capacidad
general orgánica. En definitiva en este asunto la falta del debido
cuidado que se le ha atribuido al imputado es que al llegar a una
señal de alto, no se cercioró de que contra vía no viniera ningún
vehículo, resultando que efectivamente el ofendido conducía su
bicicleta hacia una dirección sobre la que no existía autorización
para circular, puesto que los vehículos solamente podían circular
en dirección oeste a este, mientras el ofendido iba de este a
oeste. Ello queda claro de la relación de hechos tenidos por
probados, que fue transcrita arriba. Además los hechos probados
son reiterados en el apartado 2.1 de la sentencia (folios 284-
286). Se le atribuye al imputado no “manejar a la defensiva”, al
no “(….) haber detenido completamente su marcha previamente y
haberse asegurado que en sentido contrario no venía ningún otro
vehículo, aún y cuando viniera contra vía ” (el subrayado no es
del original) (folio 285). La atribución de esa falta al debido
cuidado es reiterada en el apartado 2.2.1 de la sentencia (folios
286-287). La sentencia es totalmente clara en cuanto a que el
ofendido circulaba contra vía ese día (folios 288-289),
descartándose incluso que hubiera ingresado por una vía alterna
(folios 288), a lo que debe agregarse aun en ese supuesto no
habría tenido derecho a circular contra vía (véase folio 290). Es
importante anotar que la responsabilidad penal por hecho culposo
no puede fundamentarse en la mera infracción de la reglamentación
de tránsito, sino debe establecerse la relación entre dicho
quebranto y el resultando producido, de modo que el mismo sea

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consecuencia de un riesgo no permitido, siendo de suma importancia


el fin de la norma que establece los límites del riesgo permitido
y con ello a partir de cuándo el riesgo llega a ser no permitido.
Relevante con respecto al caso concreto es la normativa
relacionada con las señales fijas de alto. En lo atinente a ello
el artículo 78 inciso c) de la Ley de Tránsito indica que los
conductores deben “ observar y cumplir con las señales verticales
y con las demarcaciones en las vías públicas ”. De acuerdo con el
artículo 89 inciso ch) de la Ley de Tránsito: “Si se trata de un
acceso controlado con señal de ‘alto’, el conductor debe detener
el vehículo completamente en la línea de parada demarcada sobre la
calzada, aun cuando cuente con suficiente visibilidad y sobre la
vía con prioridad de paso no circule ningún vehículo. Si no existe
la línea de parada, se detendrá al entrar al punto más cercano de
la vía que va a cruzar y, para realizar tal maniobra, le cederá el
derecho de paso a todos los peatones que se encuentren sobre la
calzada”. Esta norma tiene relación con el artículo 131 inciso j)
de dicha Ley, que indica que debe pagarse por el conductor una
multa de cinco mil colones “ a quien viole la preferencia de paso,
de conformidad con lo dispuesto por los artículos 89, 90, 91 y 92
de esta Ley ”. Por otro lado, en lo correspondiente al derecho de
paso de los peatones indica el artículo 132 que se impondrá una
multa de dos mil colones: “ Al conductor de un vehículo que al
virar en una intersección de las vías públicas, no ceda el paso a
los peatones que se encuentren en la calzada, como se dispone en
el artículo 89, incisos b) y ch) de esta Ley ”. De la relación de
estas normas debe concluirse que con respecto a las señales de
alto, los conductores que deben hacer un alto deben respetar la
prioridad de paso con que circulen otros vehículos, además deben
cederle el paso a los peatones que se encuentren en la calzada.
Ese es el sentido a dichas señales. Es ajeno a dichas señales de
alto el que el conductor se cerciore de que no circulen vehículos
contra vía, puesto que a ello no se hace referencia con la
prioridad de paso. En el caso concreto debe anotarse que se parte
en la sentencia que el imputado en realidad aminoró su marcha y a

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una velocidad de unos 10 ó 15 kilómetros procedió a virar a la


derecha, luego de haberse fijado que no circularan vehículos con
prioridad de paso, o sea en dirección de oeste a este. Es cierto
que se parte de que el imputado no detuvo totalmente su vehículo,
como correspondía de acuerdo con la Ley de Tránsito en una señal
de alto, pero el resultado producido, o sea el accidente en que
fue lesionado el ofendido, se encontraba fuera del resultado que
se persigue evitar a través de la señal de alto, que abarca, como
se dijo, el respeto de la prioridad de paso de los vehículos que
circulan con vía, para evitar accidentes, pero no se trata de
evitar que se ocasionen accidentes con vehículos que circulen
contra vía. Por lo anterior no puede considerarse que el resultado
lesiones producido al ofendido le pueda ser imputable
objetivamente al imputado, correspondiendo el dictado de una
sentencia absolutoria a su favor, con lo que se declara con lugar
el recurso por el fondo. Se absuelve al imputado Eduardo Solís
Vargas del delito de lesiones culposas en perjuicio de Enrique
Ramos Vargas. Se declara sin lugar la acción civil resarcitoria,
puesto que no puede considerarse que exista una responsabilidad
civil del imputado, ya que no puede estimarse que el resultado
producido se haya producido por su culpa, al no podérsele imputar
el mismo a dicho título, de acuerdo con las consideraciones hechas
arriba (Art. 1045 del Código Civil). Se une a ello que no puede
estimarse que sea de aplicación algún supuesto de responsabilidad
objetiva, de acuerdo con el artículo 1048 del Código Civil, unido
a que en definitiva el resultado fue producido por la culpa de la
propia víctima, al circular contra vía. Sin especial condenatoria
en costas, de modo que se exime del pago de las mismas a la parte
actora civil y querellante, ello tomando en cuenta la
exigencia de una razón plausible para litigar, considerando la
magnitud de las lesiones ocasionadas al ofendido y que la
discusión en este asunto es de carácter jurídico, resultando que
incluso en sentencia del Tribunal de Juicio se le había dado la
razón a la parte querellante y actora civil."

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[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]6

"II. [...] En primer lugar debe anotarse que el artículo 106 de la


Ley de Tránsito define la conducción temeraria. De ninguna manera
puede considerarse de acuerdo con la sentencia que el ofendido se
encontrara realizando, de acuerdo con el inciso e) de ese
artículo, un concurso de velocidad o pique, sino simplemente se
encontraba entrenando como ciclista, no estando en una
competencia. Por otro lado, la parte impugnante pretende afirmar
que el ofendido circulaba a exceso de velocidad, ya que la
permitida era de 40 kilómetros por hora y él viajaba a 60
kilómetros. Sin embargo, lo que se deduce de la sentencia es que
el accidente ocurrió sobre la carretera de Nandayure a Santa Cruz,
por lo que sería de aplicación el inciso b) del artículo 82 de la
Ley de Tránsito, que establece una velocidad de 60 kilómetros por
hora, no pudiendo deducirse en la sentencia que se trate de una
zona urbana. De todas maneras, lo anterior es irrelevante puesto
que debe tenerse en cuenta que aun cuando se aceptara que el
ofendido actuó con falta del debido cuidado, ello no tendría
relevancia en la determinación de la responsabilidad penal del
imputado. La existencia de una falta del debido cuidado del
ofendido no exime de responsabilidad penal al imputado. Es
conocido que la culpa concurrente tiene efectos con respecto al
reclamo civil, como se establece en el artículo 105 del Código
Penal, pero no en lo atinente a la responsabilidad penal. Por lo
anterior este Tribunal en forma reiterada ha indicado que no se
excluye la responsabilidad penal partiendo de un razonamiento
hipotético de supresión con respecto a la conducta de la víctima,
sino dicho razonamiento debe hacerse a partir de la conducta del
imputado. "

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PRINCIPIO DE CONFIANZA
[ TRIBUNAL DE CASACION PENAL]7

" II. [...] En el caso que nos ocupa, a la hipótesis de la


acusación, que se tuvo por demostrada como consecuencia del
contradictorio, se le opuso la versión del encartado, así como la
de su acompañante, respecto a la existencia de un tercer vehículo
que hizo un adelantamiento y le obligó a realizar una maniobra que
le llevó a invadir el carril contrario, situación que el Tribunal
analiza, confrontando la prueba tanto de cargo como de la defensa,
para concluir que tal situación no existió. En forma errada el
juzgador estimó que de haberse dado tal situación, la misma era
previsible para el ofendido y por ello evitable, no constituyendo
en su criterio un caso fortuito (cf. folios 204 a 211). Al
respecto se aprecia que a partir del folio 207, línea 26, el juez
razonó lo siguiente: "... Desde la perspectiva de este juzgador,
la situación descrita por parte del encartado y su testigo no
puede considerarse de modo alguno como un caso fortuito. Sin lugar
a dudas, no puede considerarse como algo imprevisible que otro
conductor realice maniobras de adelantamiento de un vehículo que
va a sesenta kilómetros por hora en una carretera como la
interamericana Norte. A la postre, no resulta imprevisible que en
nuestras carreteras un conductor lleve a cabo adelantamientos aún
en zonas prohibidas, ni resulta imprevisible que esos conductores
en muchas oportunidades tengan que introducirse abruptamente en el
carril por donde circulan los vehículos recién adelantados.
Precisamente la experiencia que se adquiere en la conducción
vehicular, específicamente en nuestras carreteras, nos permiten
considerar como algo absolutamente normal el observar que
conductores irresponsables hacen adelantamientos que podrían
considerarse "suicidas" (adelantamientos en zonas con línea
continua, adelantamientos aún en sectores donde existe
señalamiento vertical prohibiendo esas maniobras, adelantamientos
en curvas, etc). Por lo tanto, no puede considerarse que ese tipo
de conductas puedan ser consideradas como imprevisibles.

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Ciertamente, la conducción cuidadosa nos permite en muchas


oportunidades evitar las funestas consecuencias de conductas
temerarias ejecutadas por conductores irresponsables.
Especialmente cuando estos conductores pretenden adelant arnos en
forma antirreglamentaria. En efecto, la simple utilización de los
espejos retrovisores nos permite visualizar cuando este tipo de
conductores llevan a cabo este tipo de adelantamientos suicidas.
Incluso, la conducción atenta y cuidadosa nos permite adoptar las
medidas de precaución para evitar que esas maniobras en contra de
las normas de tránsito no nos perjudiquen: tendemos a correr
nuestro vehículo hacia la extrema derecha, reducimos la velocidad
para que ese conductor temerario no vaya a poner en peligro a
otros conductores que vienen en sentido contrario, incluso en
muchas oportunidades nos aprestamos a frenar con el fin de que el
citado chofer al introducirse nuevamente en el carril que le
corresponde (el nuestro, pues nos está adelantando) no nos vaya a
reducir el margen de distancia entre su vehículo y el nuestro ..."
(cfr. folio 207, línea 26 en adelante). Si bien es cierto (según
se verá) el juzgador llegó a descartar por completo la situación
que invocó en acusado como sustento para rechazar su
responsabilidad en el accidente que se produjo, debe hacerse notar
el error sustantivo que conlleva esta argumentación, según la cual
"no resulta imprevisible" para las personas que conducen vehículos
por las vías públicas, el que otras personas de manera
irresponsable realicen maniobras de adelantamiento prohibidas,
temerarias y riesgosas , es que con ello parece que se da a
entender que si en tal supuesto se produce una colisión de la cual
se derivan daños a los bienes, la salud o la vida, los demás
conductores que no la evitaron (siendo ello previsible y, por
tanto, evitable) serían corresponsables de dicho resultado. Tal
planteamiento resulta erróneo, pues implica un claro
desconocimiento del principio de confianza (creado por la doctrina
alemana), según el cual resulta lícito que las personas confíen o
se atengan a que los demás conductores se ajustarán y respetarán
las normas de tránsito y el deber de cuidado. Si ello no fuese

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así, es decir, si el ordenamiento jurídico le exigiera a todo


conductor que tiene que prever que los demás pueden llegar a
realizar conductas ilícitas de las cuales podrían llegarse a
derivar accidentes de tránsito , se estaría creando una grave
inseguridad jurídica, de tal modo que no bastaría que el ciudadano
prudente, sobrio y responsable, se esfuerza por cumplir de manera
adecuada con todos los requerimientos de la normativa de tránsito
(creados y previstos en aras de la seguridad común), sino que,
adicionalmente, se le estaría imponiendo un deber adicional de
difícil (o imposible) acatamiento, cual sería el de estar atento
también a cualquier posible infracción de los demás conductores.
Es claro que ello sobrepasaría los límites que la proporcionalidad
y razonabilidad le imponen a la actividad de conducción de
vehículos en las vías de tránsito. Contrario a ello, estima este
Tribunal de Casación que sí resultaría un hecho imprevisible (caso
fortuito) el que otra persona realice de manera intempestiva una
maniobra de adelantamiento ilegal y riesgosa, pues no podría
responsabilizarse a los demás conductores el que deban reaccionar
y evitar los resultados que se puedan derivar de aquella.”

INCUMPLIMIENTO DE EXIGENCIAS DE LEY AL CONDUCIR BICICLETA.


[TRIBUNAL DE CASACION PENAL]8

" II. [...] Respecto a que la posición del juzgador es errada, al


decir que el atropello se debió a que no portaba distintivos o
reflectores, cuando, según el impugnante, se debió a que el
encartado se introdujo en su carril, hay que señalar en primer
lugar, que al igual que los otros alegatos de este motivo, no
implica ninguna contradicción de razonamiento o fundamentación,
sino una conclusión del tribunal a la que arriba luego del examen
de la prueba, tanto de cargo como de la defensa. Por supuesto que
desde la perspectiva meramente física es cierto que el imputado se
introdujo al carril del ciclista, en este caso ofendido, pero ello

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se debió precisamente a que el ciclista no llevaba absolutamente


ningún objeto que lo hiciera observable con la anticipación
requerida para evitar el atropello, y ello es lo relevante desde
la perspectiva jurídica como causa del accidente, y así lo examina
el juzgador, luego de establecer las condiciones del tiempo
conforme a la prueba que valora y enfrenta, así como la
autorización vial para la maniobra del encartado, descartando que
al realizar la misma faltara al deber de cuidado, tal y como se
indica en lo transcrito supra de la sentencia. Siendo de resaltar
lo relativo a la previsibilidad a la que hace referencia la
sentencia, pues tratándose de un delito culposo, es relevante que
unida a la acción exista la posibilidad de previsibilidad y
evitabilidad del resultado, y en el caso en examen, conforme a la
fundamentación de la sentencia, es claro que no era previsible
para el imputado que hubiera un ciclista en el carril contrario,
pues por la hora del día, que estaba oscuro, los vehículos,
bicicletas y ciclistas, solo podían circular con luces y
distintivos que los hicieran observables a los otros choferes. El
tribunal tuvo por acreditado que de previo a realizar la maniobra
de invadir el carril contrario, el encartado observó en las
diversas direcciones, y no vio luz alguna indicativa de objeto o
persona en dicho carril, porque el ciclista no portaba ninguna,
por lo que no podría prever que hubiera alguien en tales
circunstancias, y por ello hizo la maniobra que estaba autorizada
bajo esos supuestos, con el cuidado exigido. De modo que tal y
como lo concluyó el juzgador, desde la perspectiva jurídica es la
propia conducta del ofendido la que produce el resultado, pues de
haber portado las luces y distintivos que exige la ley, y el
sentido común, para transitar en una bicicleta en las horas de
oscuridad, hubiese permitido que el encartado le observara de
previo al inicio de la maniobra de viraje, y así evitar esa
acción. Continuando con lo que expresa el recurrente, en el aparte
identificado como g) aduce que el juzgador "elucubra" y con ello
admite que estaba claro el lugar, al señalar que él y los testigos
vieron el vehículo a sesenta y ochenta metros haciendo el viraje,

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lo que le permitía haber frenado, contradiciéndose el juez e


imponiéndole a él la evitabilidad del accidente y no al imputado.
En realidad no existe ninguna contradicción, el tribunal no admite
que estuviera claro, sino que en todo momento establece que estaba
oscuro, lo que no permitió ver al ofendido y la bicicleta que no
portaban luces, y es a manera de hipótesis que plantea que de ser
cierto que estaba claro y que el ofendido y los testigos de cargo
vieron al vehículo a cierta distancia, aquél habría podido frenar,
lo que no hizo, argumento que pretende enfatizar que no es cierto
lo relativo a que el lugar estaba claro y no se necesitaban las
luces. Por otra parte, no es que el Tribunal le imponga al
ofendido la evitabilidad del accidente, es que en este caso se
establece que es su propio actuar, no por no frenar, sino por no
portar distintivos, luces, lo que provocó que se diera el
atropello [...]. III. [...] Por otra parte, como se examinó en el
motivo anterior, lo relevante jurídicamente para que el hecho
ocurriera fue la conducta del ciclista, que impidió, por no
cumplir con las exigencias de la ley al conducir una bicicleta en
las circunstancias que imperaban en el momento del hecho, que
fuese observado por el chofer del bus antes de que realizara la
maniobra de viraje. Está claro que el viraje era permitido,
siempre que se realizara con el cuidado debido, sea cerciorándose
de que por el carril contrario no circulaba vehículo o se
trasladaba persona alguna, y eso fue lo que hizo el encartado,
quien no observó a nadie en dicho carril, porque aunque el
ofendido circulaba en esa vía, lo hacía sin distintivo alguno, ni
luces, que permitiera ser divisado con anticipación a la acción
del imputado. El juzgador no compensa culpas, como erróneamente lo
dice el impugnante, por el contrario, establece con claridad que
el imputado no incurrió en incumplimiento del deber de cuidado, y
que la colisión ocurrió por la propia conducta del ofendido.
Conforme a ello, concluye el juez que el encartado no ha cometido
el delito de lesiones culposas, lo que se adecua a la ley de
fondo. Por lo expuesto se declara sin lugar el motivo. En
consecuencia, se declara sin lugar el recurso de casación."

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FUENTES CITADAS

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1 LEY 7331.LEY DE TRÁNSITO POR VÍAS PÚBLICAS TERRESTRES. Costa
Rica, del 13 de abril de mil novecientos noventa y tres.
2 LEY 4573. CÓDIGO PENAL. Costa Rica, del 4 de Mayo de mil
novecientos setenta.
3 TRIBUNAL SUPERIOR DE CASACION PENAL Resolución N°251-F-97, de
las ocho horas, treinta y cinco minutos del ocho de abril de mil
novecientos noventa y siete.
4 TRIBUNAL DE CASACION PENAL.Resolución N°2006-1090, de las las
catorce horas con treinta y cinco minutos del doce de octubre del
año dos mil seis.
5 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL. Resolución N° 2004-0317, de las once
horas cincuenta y dos minutos del primero de abril del dos mil
cuatro.
6 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL. Resolución N° 2004-0393 , de las
diez horas veinte minutos del veintisiete de abril del dos mil
cuatro.

7 TRIBUNAL DE CASACION PENAL.. Resolución N° 2006-0955, de las


quince horas cuarenta y ocho minutos del catorce de setiembre de
dos mil seis.
8 TRIBUNAL DE CASACION PENAL .Resolución N°2006-0600 , de las
once horas y diez minutos del veintiuno de junio de dos mil seis.

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