Deontologia Juridica
Deontologia Juridica
Deontologia Juridica
DEONTOLOGIA JURIDICA
1.1. Noción de ética, moral y deontología: los términos: moral y ética son de significados equivalentes, pero
difiere su etimología: moral, proviene del latín “mores” y ética del griego “ethos”, designándose en ambos
casos a la costumbre. Los antiguos usualmente los referían a las buenas costumbres, costumbres virtuosas
que se convertían en reglas de conducta ejemplares. La palabra moral o ética se refiere tanto a la moralidad
como hecho social como a la ciencia que estudia ese fenómeno.
Es necesario, en esta instancia distinguir entre:
La moralidad: En tanto hecho que se verifica en la convivencia social, que posee características específicas.
La ciencia: Que tiene por objeto de estudio esa realidad que es la moralidad.
La palabra moral (o ética) se refiere: 1.- a la moralidad como hecho social.
2.- a la ciencia que estudia ese fenómeno.
La ciencia moral es la que tiene por objeto el estudio de la moralidad, formula las condiciones de la
moralidad: discernimiento o advertencia de la significación del acto y voluntad libre de realizar el acto,
que son los requisitos para que un acto humano pueda ser calificado moralmente.
LA CIENCIA MORAL:
LA CIENCIA MORAL FUE DEFINIDA DE MUY DIFERENTES MANERA POR LAS DISTINTAS
DIRECCIONES DEL PENSAMIENTO FILOSOFICO.:
1.- La concepción sociológico - positivista la concibe como ciencia descriptiva. Considera a la moral como "la
ciencia de las costumbres", entendiéndola como una mera descripción de los hechos morales usuales de una
sociedad histórica determinada, negando la existencia de reglas morales permanentes a las que el hombre deba
adecuar su conducta.
2.- Quienes, en cambio, conciben la ciencia moral como ciencia del deber ser, afirman que ésta es "la ciencia
de las leyes ideales de la actividad libre del hombre". La primera enseñanza de Santo Tomás es que la Moral
trata de la idea verdadera del hombre, la idea del hombre bueno". En consecuencia, para este autor, es la ciencia
de las virtudes del hombre, sin desconocer que la virtud consiste en obrar como es debido.
DEONTOLOGIA
Entendemos que el término más adecuado para designar a la ciencia que estudia el fenómeno de la moralidad es
"Deontología":
Esta palabra proviene de los vocablos griegos.
DEI ON LOGOS
Deber Ser (ciencia, tratado)
Es decir ciencia o tratado del deber ser
De este modo, no hay lugar para considerar a la Deontología como una ciencia descriptiva de las conductas
usuales de una sociedad, sino que, deontología, siempre hará referencia a la conducta debida, en razón del ser
de las cosas. Aludirá necesariamente a una ciencia normativa, que le propone al hombre las reglas de su obrar
libre
Su concepto equivale a ciencia práctica, TANTO EN SU NIVEL FILOSOFICO COMO EL PROPIAMENTE
CIENTIFICO.
1.2. NIVELES DEL SABER PRACTICO) -Principios generales y partes especiales de la deontología. Noción
de deontología profesional y de deontología jurídica:
UBICACION EPISTEMOLOGICA DE LA DEONTOLOGIA EN EL SABER JURIDICO: Tipo de
conocimiento de que se trata (normativo o descriptivo, especulativo o practico; del obrar o del hacer)
explicación de sus distintos niveles (filosofía, ciencia y prudencia).
La ubicación epistemológica de la deontología en saber jurídico, está comprendida como saber practico,
por lo que tradicionalmente se divide en saber especulativo o teórico y saber practico operable.
Ubicación epistemológica en el saber jurídico
La Deontología Jurídica, es una parte especial de la Deontología, es como una materia auxiliar y no como una
materia específicamente jurídica.
Ella es concurrente a la formación integral del estudiante en orden a la dimensión ética de:
a) Las conductas que se verifican en la actividad jurídica; donde se plantea una interrelación entre el orden
moral y el orden jurídico.
b) La próxima actividad profesional del estudiante, que le planteará problemas éticos comunes a todas las
profesiones y específicos de la abogacía. De allí la necesidad de estudiar la naturaleza de la profesión de abogar
y de sus grandes líneas de organización en nuestro sistema político.
El tipo de conocimiento q corresponde a la deontológica es el q se identifica con el - saber practico - referido a
dirigir la ACCIÓN.
Deontología jurídica y deontología profesional: Ambas son partes especiales de la deontología, procuran un
saber práctico a nivel científico.
La deontología jurídica es la que estudia la relación de la moral con el orden jurídico, que es un orden de
conducta con el fin de formular las reglas éticas pertinentes a las situaciones que en dicho orden se plantean en
base a sus particularidades.
La deontología profesional es la que considera los problemas éticos comunes a todas las profesiones y luego
enfocará los propios de cada profesión.
En un primer grado del saber se encuentra la Deontología general, que es sinónimo de filosofía moral o filosofía
práctica, que tiene por objeto dirigir la acción a través de la formulación de los principios generales de la
actividad moral.
En un segundo nivel se hallan las deontologías especiales, que tienen por fin aplicar los principios generales a
un ámbito de la conducta humana para tratar de resolver los problemas que se plantean en el mismo. En este
nivel encontramos a la deontología profesional, que comprende la deontología jurídica y que a su vez incluye a
la deontología de la profesión de abogado, la deontología judicial, etc.
1.-Objeto material de la deontológica jurídica son los actos humanos, es decir las conductas propiamente
humanas (emanadas del hombre inteligente y libre)
2.- OBJETO FORMAL QUOD O QUE de la deontológica es lo que propiamente constituye lo moral como
tal, es decir, la perfección que realizan, las conductas humanas virtuosas. Toda actividad se explica por usar
tendencia intrínseca del ser hacia su fin, que es también su bien porque bien y fin se identifican (derisi). Este
proceso no puede acceder de una manera caótica, sino ordenada y organiza, se precisa entonces, de un modelo,
ejemplar o paradigma que guíe la conducta u obra del sujeto agente.
La regla o medida del obrar virtuoso son las normas morales, las cuales consisten en preceptos o
prescripciones que dicen lo que debemos hacer para alcanzar nuestro fin propio, nuestra plenitud.-
Método de la Deontología
La formulación y aplicación de las reglas de conducta requiere de un método complejo; de cuatro etapas
Existe un momento inductivo (primera a tercera etapa) hasta la formulación de la regla de conducta y un
momento deductivo (cuarta etapa), que se encamina a la aplicación de la norma al caso concreto.
a) (EMPIRICA)Mediante la experiencia nos introducimos en el conocimiento del ser humano. Sócrates,
afirma Jolivet, tenía razón al hacer del "conócete a tí mismo" el fundamento de la moral. Pero por nuestros
sentidos conocemos al hombre existencialmente dado, en su historicidad. La experiencia del hombre histórico
nos pondrá en contacto con sus usos y costumbres, su derecho, su religión, sus formas políticas, y "...en
general, todas las condiciones de hecho, internas y externas, de la vida moral del hombre" (Jolivet, op. cit., 35).
b) (ANALITICA)Todos estos aspectos relativos a la moralidad que surgen de la interioridad de la Persona y de
su dimensión social, pasan a ser analizados en sus partes, relacionados, sistematizados, de acuerdo al método
de las ciencias descriptivas; con lo cual tenemos -luego de la experiencia inicial- una etapa analítica. En esta
Todo método tiene un plan y un fin determinado, CON ARREGLO A UN PLAN, para alcanzar un fin
propuesto previamente.
Es el camino del saber es el método ordenado que conduce al conocimiento de la verdad, en el ámbito de una
disciplina científica. Cuando estudiamos deontología, los sentidos externos nos ponen en contacto con el
hombre singular y concreto en su historicidad, con sus usos y costumbres, se derecho, su religión, sus formas
políticas y en general con todas las condiciones de hecho internas y externas, de la vida moral del hombre.
A parti de esos datos que nos sumistra la experiencia nuestra inteligencia abstrae los caracteres esenciales de las
cosas y formula los conceptos universales y necesarios de la moral.
Se sigue, a tal efecto, un método analítico racional, porque va de los efectos a las causas primeras o
ultimas de los hechos a los conceptos universales de las ideas menos generales a las mas generales, de lo
conocido a lo desconoció.
Las deontologías especiales como también estudian la conducta humana en un plano de generalidad,
siguen el método analítico porque están en un plano de generalidad.
El método analítico es complementado por el método sintético, que es aquel que va de las partes al todo,
que pasa de lo simple a lo complejo. Como su campo de reflexión son las causas más próximas del obrar
donde ya comienzan, a considerarse las circunstancias, si bien no en su total concreción, acudirá
igualmente al método sintético o compositivo, que consiste en ir de las partes al todo a pasar de lo simple
a lo complejo.
Específicamente es es un método sintético racional que consiste en ir de los principios a las consecuencias,
de las causas a los efectos, de las ideas generales a las menos generales.
De los conceptos generales se irá reconstituyendo el objeto y así se concebirán los códigos de ética y las
leyes de Ejercicio Profesional.
En lo referido a la prudencia jurídica, cuyo ámbito es la máxima concreción, se impone colegir que el
método a seguir es el sintético compositivo.
La prudencia jurídica sigue el método sintético.
En un primer paso investigamos los elementos, pensamos
En un segundo paso (juicio) ya decidimos cual de los elementos posibles utilizaremos para la solución del
caso.
El tercer pasó la imperacion o mandato acá se pone en movimiento la realización de cada conducta
debida.
1.4. La experiencia del hecho moral. El hecho moral o el hecho de creer en una regla moral es un hecho
humano. Moralidad y sociabilidad son notas inseparables (inescindibles) de la condición humana, por lo que se
ha dicho que el Hombre es un ser constitutivamente ético y social.
1.4.1 Elementos del hecho moral:
a) elemento racional (JUCIO): la moral se manifiesta por imperativos, que se expresan en preceptos (no
robarás). Antes del obrar, en dependencia del precepto universal, la conciencia determina –mediante un juicio-
1.5. Ubicación epistemológica en el saber jurídico. La deontología jurídica es una parte especial de la
deontología y una material auxiliar en el plan de estudio de abogacía. Es concurrente a la formación integral del
estudiante en la dimensión ética de: a) las conductas que se verifican en la actividad jurídica (relación entre el
orden moral y el orden jurídico); y b) en la actividad profesional dónde se plantearan problemas éticos
comunes a todas las profesiones y específicos de la abogacía.
La jurisprudencia entendida en el D romano como el arte de lo bueno y lo equitativo, está orientada a regular la
convivencia social, el D como ordenación de esta convivencia se desarrolló y evolucionó hasta el actual D
moderno pasando por diversas tendencias que no pudieron cambiar la intima relación que existe entre D y
moral volviendo siempre al D natural como punto de partida del orden jurídico y de los requerimientos de la
práctica del D .
1.5.1. Practicidad de la Ciencia Jurídica
El hombre, ser social por naturaleza, ha tenido conciencia, desde su más remoto origen, del hecho jurídico. El
fenómeno de lo jurídico es parte inseparable de la convivencia social, siendo sus fines más evidentes, la
ordenación de dicha convivencia hacia el bien común y el dirimir los conflictos de intereses que se plantean
entre sus integrantes.
En Roma asistimos al nacimiento de la "Iurisprudentia", como "ars boni et aequi" (el arte de lo bueno y lo
equitativo), destinada a favorecer la consecución de los fines prácticos. La prudencia de lo jurídico, desde su
ilustre origen, está ordenada en forma directa a regular la praxis jurídica de la sociedad histórica en la que vive
el "juris-prudente".
En la Modernidad, por diferentes vías, se tendió a concebir a la ciencia jurídica como una ciencia teórica,
propugnándose inclusive el razonamiento deductivo a partir de principios, de acuerdo al método de las ciencias
positivas (sean éstos principios los de un Código de Derecho Natural a la manera racionalista; los de la
Legislación a la manera de la Escuela Exegética; o los de la Dogmática Jurídica a la manera de la
Jurisprudencia de Conceptos).
La culminación de esta tendencia es la concepción de una ciencia "pura" del derecho, que deja de lado todo
B) RESPUESTAS POSITIVAS:
2.1. Dirección sociológica positivista. Escepticismo y relativismo. El positivismo. Augusto Comte; Levy Brühl.
La Escuela Sociológica.
Es un hecho que todos decimos que determinadas conductas son buenas y que otras son malas. El asunto es
develar con que fundamento sostenemos esto: ¿existe un bien moral objetivo capaz de servir de fundamentos a
los preceptos morales? y de qué modo podemos conocerlo?. El pensamiento humano ha formulado las más
diversas respuestas a estos interrogantes a lo largo de la historia. Agrupando las posibles respuestas en tres
grandes direcciones:
ACTITUD ESCEPTICA. LA NEGACION DE LA REGLA MORAL PAG 53
-Escepticismo (niega la regla moral): pone en duda la capacidad del conocimiento humano de alcanzar alguna
verdad o certeza.
Tal fue el CASO de los escépticos en la antigüedad griega, solo por interés histórico, pero aun así conviene
decir que la actitud general de pensamiento a la que responde el escepticismo, constituye un elemento
permanente de la filosofía.
La cuestión de saber si existe un problema moral, es decir, si existe una regla moral independiente del hombre, a
la que este debe someterse y que debe buscar para sometérsele, es lógicamente la primera cuestión que se
plantea el filósofo cuando aborda la filosofía de Acción.
a) escepticismo antiguo: sostienen que el verdadero D y la verdadera moral residían en la fuerza. Los fuertes
dominaban
Luego sigue periodos de efervescencia intelectual y de entusiasmo racionalista, en que se creía r4solver todos
los problemas con las solas luces de la razón. Esta efervescencia intelectual y racionalista creía que podía
resolver todas los problemas con las solas luces de la razón, se crean múltiples sistemas y todos se contraponen,
todos fracasa y se ponen de acuerdo que no se logra una sola verdad universalmente reconocida.
Una forma más completa del relativismo fue a finales del siglo XIX por HERBERT SPENCER (19820-1903,
SU OPTIMISMO LIBERAL, EXPRESA UNA PROFUNDA FE EN EL PROGRESO: SOMETIDO A LA LEY
DE LA SELECCIÓN NATURAL.
Lo que el relativista quiere decir es simplemente, que existen grandes diferencias entre los hombres, el
relativismo se aplica por una reacción trasfiere formas absolutas al plano de lo relativo.
Bajo el relativismo se propuso más de un sistema. LA ESCUELA SOCIOLOGICO POSITIVA DE AUGUSTO
COMTE Y CIERTAS APLICACIONES DE LA FILOSOFIA DE LOS VALORES.
POSIVISMO SOCIOLOGICO:
El relativismo impregna profundamente la filosofía moral, del último siglo, la más representativa es la escuela
sociológica-positivista, cuyo fundador es augusto Comte (1798-1857), el positivismo es también una actitud
más que un sistema y es el resultado de numerosas corrientes de ideas y sentimiento que se desarrolla en el
mundo intelectual.
Hace de la sociología la ciencia suprema, en la que deben desembocar todas las otras.
Esta escuela parte del principio fundamental de atenerse sólo a los hechos susceptibles de ser captados
por los sentidos y capaces de ser sometidos a una verificación cuantitativa. En consecuencia, un sistema
moral es inconcebible porque no se admite la metafísica ni los principios racionales. No hay principios o reglas
de obrar aplicables o exigibles a todos.
Debemos recordar que el positivismo asevera que “Toda moral proviene de la voluntad del hombre”, se trata de
una proposición Universal afirmativa.
Para la Escuela de Compte dice: SOSTIENE QUE:
1.- Es imposible un conocimiento racional que se base en una realidad que no puede captarse por los
sentidos.
2.-Es que el espíritu humano, que se limita a observarlo, no puede penetrar en la naturaleza íntima de
lo real, las esenciaS le son inaccesibles.
3.-No conoce más de los fenómenos y el espíritu se limita a observarlos y a deducir las relaciones
constantes que existen entre ellos a las que llama leyes
Todo lo que va mas allá es fantasía.
4.- En consecuencia UN SISTEMA MORAL ES INCONGNOCIBLE, PORQUE no se admite la
metafísica ni los principios racionales
En esta dirección (positivista):
Levy Brühl (1857-1939) en su libro La morale et la science des moeurs, ha formulado la concepción
positivista de la moral.
El autor formula contra la moral normativa un conjunto de objeciones a la concepción positivista del
conocimiento, condenándola al fracaso propone reemplazar a la moral normativa por la ciencia de las
costumbres, que consiste en estudiar el hecho moral que se da en la experiencia y en comprobar cuáles
son los juicios usuales de bien y de mal. La moral es relativa: tiene un ámbito determinado y específico.
Al lado de levy-bruhl, esta Emile Durkheim, fundador de la escuela sociológica francesa: pone énfasis en
lo sociológico: DIRA QUE EL UNICO CRITERIO MORAL ES EL USO: ES BUENO EN UNA
SOCIEDAD DETERMINADA, el hecho moral es puramente social, es bueno en una sociedad
determinada lo que la mayoría considera como tal.
En cuanto a las filosofías del valor, no constituyen propiamente una escuela. Valor designa, en primer lugar, lo
que hace que las cosas sean estimadas y deseadas; de aquí se pasa a un segundo sentido: lo que hace que las
cosas merezcan ser deseadas o estimadas. Hay filosofías del valor que explican a uno y otro ya sea desde un
punto de vista subjetivo (del sujeto cognoscente) o desde un punto de vista objetivo (del objeto conocido). Las
primeras participan del relativismo, con la tentativa de construir una moral teórica, intermedia entre la moral
Después de sufrir en la Edad media un eclipse debido a la influencia dominante del cristianismo, el utilitarismo
renace en el siglo XVI y domina gran parte de la filosofía moral hasta el siglo XIX.
La patria del moderno utilitarismo es Inglaterra., con un espíritu de limpieza moral y de cordialidad, la
población obedece a unos preceptos sencillos y prácticos como mantengamos nuestras palabras y seremos todos
felices, seamos cordiales y serviciales unos con otros, mostremos siempre una cara sonriente y seremos todos
más felices, respetemos los reglamentos, dejemos que nuestros semejantes obren como quieran y seremos todos
felices. Esta convicción de la regla moral, la buena armonía e inteligencia constituye la condición de felicidad
de todos y cada uno.
Inglaterra ha sido la patria del utilitarismo filosófico e incluso el único país en que el utilitarismo ha dado
origen a poderosos sistemas, en Francia el utilitarismo cae muy pronto en un sensualismo grosero.
UTILITARISMO MODERNO
A finales del siglo XIX en el sistema de bentham (1748-1832), considerado como el fundador de la escuela
llamada utilitarista y cuyo sistema ofrece la muestra más representativa de la concepción moral, la obra
de bentham fue continuada en Inglaterra por gran número de filósofos.
Enseña que todo el problema moral consiste en pesar placeres y dolores, aumentar el placer, disminuir el
dolor. La vida es un negocio; la moral consiste en hacer ganancias y queda reducida a una cuestión de
aritmética: "el bien es el ingreso; el mal, el gasto". En eso consiste la utilidad, que determina el interés del
hombre. Es la única regla moral; es lo que proporciona la felicidad de los hombres. Bentham hace,
además, una apología vigorosa del egoísmo, pero "bien entendido", que nos manda amar a nuestros
semejantes y vivir en buena armonía con ellos, pues la benevolencia y la simpatía son la fuente de
placeres sin cuento (altruismo basado en el egoísmo).
El utilitarismo moderno se distingue en su conjunto del epicureísmo en dos rasgos, cuya explicación arranca del
medio cristiano en que se desenvuelve:
En cuanto a las morales altruistas, es representativa la moral de la simpatía, propugnada por Adam Smith.
La simpatía es una necesidad natural, instintiva y primaria
que inclina a entregarnos a los sentimientos de los que nos rodean. El hombre es esencialmente sociable; nada
nos pesa más que la soledad, la soledad moral más todavía que la física. El bien es lo que despierta la simpatía;
el mal, lo que despierta la antipatía. Se puede formular la regla moral: "obra de manera tal que provoque la
mayor simpatía en el mayor número". Por lo tanto, la moral sería imposible si no hubiera más que un hombre en
el mundo.
En lo que respecta a las morales de la espontaneidad, son un conjunto de morales del impulso vital o de la
naturaleza, muy diversas entre sí, pero caracterizadas todas ellas por su reacción contra el convencionalismo
(real o aparente) de las morales tradicionales y el carácter abstracto de los sistemas de moral. Aquí podemos
mencionar a la moral cínica de Antístenes y de Diógenes. Se caracteriza por su antiintelectualismo. Rechaza
toda especulación y limita la reflexión a la moral práctica, que se reduce a la "vuelta a la naturaleza". El sabio se
contenta con ser él mismo; se libera de toda ligadura exterior y busca en todo lo más radical de la simplicidad.
El cínico desdeña la vida social y sus reglas, que complican la existencia y apartan al sabio de la conciencia de
sí mismo, en la que radica la felicidad.
En la misma dirección, pero con un matiz completamente distinto, Federico Nietzsche.
Su filosofía, de base negativa, postula que el hombre, cuando llega a desembarazarse del velo de las ilusiones,
se da cuenta que el universo no es más que incoherencia, un caos en el que no hay ser, unidad, orden, lógica ni
finalidad, sino un juego de fuerzas que entrechocan y se combinan ciegamente. Nada tiene sentido. No se puede
hablar, por ende, de bien, de mal, de leyes, de reglas, ni moral ni mucho menos de razón. Los hombres son de
dos tipos: el solitario y poderoso, por un lado, y el hombre de rebaño mediocre, por el otro. El solitario
pertenece a una raza superior, vive para sí mismo; no conoce más finalidad que el desarrollo de su personalidad;
no tiene deberes para con nadie y cultiva en sí todo lo que puede engrandecerle. No tiene que ser bueno ni
caritativo; su virtud estará hecha, por el contrario, de dureza; ningún obstáculo puede detenerlo en el desarrollo
de su personalidad. Es el superhombre, profundamente inmoral, según los propios términos de Nietzsche.
Admite, sin embargo, que es indispensable la moral para los demás, para la raza de esclavos, basada en el
renunciamiento, la humildad y la caridad.
El empirismo es a veces difícil de distinguir de un escepticismo atenuado, como el de las últimas fases del
escepticismo griego (Enesidemo y Sexto Empírico) que corresponden, respectivamente, a un fenomenismo
y a un positivismo, formas ambas de empirismo. En el campo jurídico, el empirismo suele traducirse en
un positivismo (negación del derecho natural). No todo positivismo jurídico implica o nace de un
positivismo filosófico. Hay positivismos estrictamente jurídicos a algunos de los cuales se los vuelve a ver
al hablar del racionalismo legalista.
En el empirismo jurídico que es proyección del empirismo filosófico, hay que incluir a todos los
empiristas de que hablamos al referirnos al empirismo filosófico o en general, sin olvidar el empirismo
"sui generis" del existencialismo, que tiene manifestaciones jurídicas, como lo es (en parte) la escuela
egológica del derecho, creada en la Argentina por el Prof. Carlos Cossio.
El empirismo medieval, especialmente en Guillermo de Occam y su escuela, se manifiesta en moral y
derecho como voluntarismo. Voluntarismo es aquella posición que da primacía a la voluntad sobre la
razón. Por eso, para ellos, la moral y el derecho no se justifican por ser racionales, esto es, por la
adecuación de sus contenidos al fin último del hombre (bien moral) o al fin último del derecho (bien
común político), sino solamente por ser expresiones de voluntad, mandatos. Algo no es mandado porque
sea bueno o justo, sino que es bueno o justo porque es mandado. El voluntarismo moral y jurídico puede
ser teológico, como en Occam (la ley eterna y la ley natural son negadas, y sólo se admite la ley divina
positiva, esto es, la promulgada por Dios en la historia, como el Decálogo del Sinaí), o puede ser
2.3. El realismo moral. El bien en general. Naturaleza y finalidad. Bien útil y bien honesto. El bien moral
Para el realismo moral (que proviene de "res", cosas), no hay conocimiento verdadero (sea más o menos
profundo) si no viene de las cosas mismas. O sea, la verdad no reside en la coherencia interna de un sistema
racional sino en adecuarse fielmente a la realidad en sí misma. Es un "itinerario filosófico problemático" donde
el sujeto se dirige al objeto para conocerlo; y en ese camino, tiene que vérselas una y otra vez con dificultades.
Precisamente, el término experiencia significa "caminar en medio de …" las cosas.
1) Nuestros sentidos se ponen en contacto con realidades concretas; por ejemplo, con Juan, con Pedro,
con Diego, con María.
2) Luego, la inteligencia "abstrae", "de – vela", "des – cubre" el universal, las esencias de esos entes
concretos; en el caso, concibo que aquellos seres son hombres.
3) Después retorno a esos singulares, predicándoles el concepto, esto es, diciendo que Juan, Pedro, Diego
y María son hombres. Ahora bien, en ese recorrido, cuando llego al paso 2), descubro que todos los entes
tienen una finalidad y que tienden, se mueven hacia ella porque es su bien, es decir, porque es su perfección o
plenitud. Ello ocurre con todos los seres del universo (el hombre, un caballo, un árbol, una piedra). Y la
finalidad determina la naturaleza de cada ente. El hombre y la piedra tienen distinta naturaleza porque sus
finalidades son distintas. Sabemos que la naturaleza es el conjunto de los caracteres que hacen que un ser sea tal
y no otro; son los caracteres necesarios del ser; es la esencia. V. gr., el hombre es un animal racional. Si le falta
la animalidad, no sería un hombre sino un ángel; y si le falta la racionalidad, sería una vaca, un perro, etc.
Aclarado esto, tenemos que todos los seres se "mueven" hacia su fin, pero lo hacen de distinto modo. Los
animales irracionales, los vegetales y los animales tienden a su bien, a su perfección, de modo ciego e
inexorable. El hombre, en cambio, lo hace de manera inteligente y libre. Precisamente, porque es libre, puede
desviar su camino y no alcanzar su plenitud. Por eso, son necesarias las reglas morales que le señalen el camino
a transitar. Recordemos que la ética indaga cuál es el bien propio del hombre y cuáles son las normas que debe
observar para alcanzarlo.
El realismo filosófico
La historia de la moral y el análisis del hecho moral muestran que la filosofía moral (OBJETO DE LA
FILOSOFÍA MORAL O DEONTOLOGÍA:) consiste esencialmente en buscar o proponer una regla de
acción que permita realizar al hombre (algo difícil de precisar) que llamamos «bien», su bien, mediante el
cual realiza su perfección y alcanza su felicidad. El eje de la discusión de la Filosofía Moral es el
problema del bien..
Síntesis de la doctrina del realismo
La noción fundamental y esencial de la Deontología es la de bien.
La Moral, como ciencia del deber ser, o
Deontología, es la ciencia del bien del hombre.
En conclusión el realismo moral consiste en proponer una regla de acción que permita alcanzar al
hombre lo que llamamos bien, mediante el cual realiza su perfección y alcanza la felicidad, porque el
bien es el fin, objetivo y la felicidad es el resultado del espíritu que es lo subjetivo.
EL BIEN EN GENERAL: debemos consignar, en primer lugar, que el juicio de bien y de mal no se aplica
solamente a los actos humanos: se aplica a todas las cosas. Así, calificamos a un lápiz, a un perro, a una piedra,
a un alimento, a una sombra, etc. Como buenos o malos.
Observemos que el calificativo depende del fin que le asignáramos o que cumpla esa cosa. Hasta tal punto es
importante la referencia al fin, que sería imposible calificar cualquier cosa si ignoramos para que sirve (es decir,
si ignoramos su finalidad). En consecuencia, un juicio de bien implica un juicio de finalidad. (la calificación
de bueno o malo dependen de la finalidad.
Asimismo podemos advertir que una cosa realiza o cumple en mayor o menor medida con su finalidad. Y a
aquella que la cumple totalmente la consideramos perfecta. Es decir, que se da una gradación o jerarquía de bien
en función de que la cosa cumpla en mayor o menor medida con su finalidad.
Por ejemplo; vamos a calificar un caballo en función de la finalidad a la que está destinado. (Porque esta puede
ser diversa: el tiro, la carrera, el salto, el polo, el trabajo, etc.). Consideremos, por ejemplo: un equino en su
aptitud para el trabajo del campo (es decir, para cumplir con tal finalidad, que requiere de suyo condiciones
distintas de las demás). En tal sentido, calificamos al de nuestro ejemplo, como bueno. Pero tenemos otro que es
mejor (siempre en relación con el fin perseguido).
.Naturaleza del Bien
Debe tenerse presente que conocer el fin de una cosa implica conocer su naturaleza, entendiendo por tal «el
conjunto de caracteres que determina un ser en sí mismo, de suerte que, si le faltare uno de esos
caracteres, cesaría de ser el mismo ser; son, pues, estos, los caracteres necesarios del ser, lo que en el
lenguaje de la filosofía tradicional se llama esencia.» . Para determinar cuando un caballo es perfecto, es
preciso formarse la idea de su fin; y el ser que realiza plenamente este fin es el tipo ideal. En consonancia,
El bien útil es el bien que es medio para un fin; por lo tanto, la bondad es la que garantiza la bondad del medio
o del bien útil. Es decir, el bien útil no es bien en sí mismo, sino en función de otro bien; no puede ser apetecido
por sí mismo, y por esto no es propiamente un bien moral. Por ejemplo, el estudiar.
La conducta humana, para ser moralmente buena, debe subordinar el bien útil y el deleitable al bien honesto.
Esto es, un acto debe realizarse no porque me sea útil o me produzca placer, sino porque es bueno en sí mismo.
El mal
En cambio, no existe el mal en sí mismo. El mal es un desorden; radica en la ausencia de un elemento que
debería estar o presencia de un elemento que no debería estar o en la falta de proporción entre varios elementos.
BIEN ONTOLÓGICO
Es el del ser considerado en sí mismo. Todos los seres tienen una finalidad que les es propia, que deviene de su
propia esencia. Tienen en consecuencia un bien objetivo. Es decir, que existe como bien en la realidad, con
independencia de la intervención de nuestra subjetividad.
BIEN MORAL
Solo podemos hablar de bien moral respecto del ser racional puesto que aquel no es otra cosa distinta del bien
El bien moral es el objetivo de cada ser humano, es un objetivo grabado a fuego en nuestra alma por Dios, para
que le busquemos a Él, que es el sumo bien. Por el bien, nos encontramos con el Bien. Todo ser humano anhela
ser bueno, aunque a veces no lo sea, aunque acabe idolatrando otras cosas.
Ante cada día, ante cada situación, la persona necesita saber qué está bien y qué está mal. El bien y el mal no
son una cuestión cultural o social, son cualidades objetivas y permanentes de los actos humanos. Y la persona
necesita buscar la verdad moral para poder actuar bien.
¿Y cómo saber lo que está bien y lo que está mal? Pues pensando un poco, vemos que el ser humano tienen al
menos cuatro formas de saberlo:
1. La conciencia íntima. Es un sentimiento, o incluso más aún, una contemplación directa, común a todo ser
humano que gusta el bien y rechaza el mal.
2. La razón. Conocido el fin último de la existencia humana querido por Dios, es posible razonar qué es
favorable y qué es desfavorable al desarrollo pleno de la persona humana.
3. La observación de las consecuencias. Es la experiencia sobre el bien producido por el bien y el mal
producido por el mal.
4. El ejemplo y enseñanza de otros. Se obtiene por la confianza en personas o instituciones que son un
referente moral: Cristo y su Iglesia, nuestros padres, los profesores, los amigos, las personas que son un
referente moral...
Estas vías de conocimiento moral, en esencia no difieren de las vías por las que conocemos otras realidades de
la vida. Cuando las cuatro nos dan la misma información, podemos juzgar moralmente una acción con muchas
garantías de éxito. En cambio, si nos dan resultados contradictorios, es que alguna de ellas nos está
equivocando, y tenemos que perfeccionar nuestra búsqueda de la verdad
BIEN Y FELICIDAD
El deseo de felicidad es «primario, fundamental, instintivo.» Aristóteles consideraba que «Preguntar a uno por
que quiere gozar constituye una pregunta que no se plantea, pues el goce es una de las cosas que se buscan por
sí mismas.»
No obstante, no debe confundirse bien con felicidad. Esta es «el estado subjetivo del hombre que ha alcanzado
su fin.» «Es el estado que colma todo deseo» (Sto. Tomás).
Solo el bien (objetivo) es fin; la felicidad es un resultado en el espíritu (subjetivo).
2.4. Aportes y crítica de las doctrinas. Puntos en que están de acuerdo.
El realismo moral presenta tres posturas: a) que existen reglas morales y se preocupa por buscar su fundamento;
b) que éste reside en un principio racional y c) que el conocimiento del H no comienza y termina en sí mismo;
que el pensamiento humano no genera ni construye sus propios objetos de conocimiento, independientemente
de la realidad extrasubjetiva.
En la Escolástica la moral se funda en las exigencias de la naturaleza humana, en los requerimientos del ser y
con ello se prescribe a la conducta ciertos "deber ser" para que la persona alcance su bien, su perfección.
En el criticismo kantiano, el deber es impuesto por una ley "a priori" de la razón práctica. La voluntad se da a
sí misma su ley, uno mismo determina la ley de su propia acción.
El empirismo se queda en el dato de la experiencia, la moral empírica no admite otro medio de conocimiento
más que la experiencia.
El kantismo se circunscribe a la idea de la ley "a priori" (la moral no se sustenta en Dios, en la naturaleza
humana ni en las circunstancias del universo).
Una y otra posición mutila la realidad porque ésta no es sólo el dato singular de la experiencia que nos
suministran los sentidos ni tampoco únicamente las ideas, las formas, los universales.
EJEMPLO,
FORMA
MOVIMIENTO
MATERIA FIN
LEYES
NATURALES O
POSITIVAS
S
CONDUCTAS BIEN
HUMANAS OBRAR VIRTUOSO PROPIO
En segundo lugar, la ley moral no sólo dilucida la conducta virtuosa a fin de iluminar la acción (nuestro
movimiento en el campo de lo moral) sino que también lo impera.
La ley moral esuna proposición imperativa dirigida a ordenar eficazmente las operaciones de todo el
hombre y de todos los hombres. Por ese motivo, LA LEY MORAL NATURAL Y LAS NORMAS
MORALES POSITIVAS EJERCEN COERCIÓN PORQUE INFLUYEN SOBRE EL LIBRE
ALBEDRÍO DEL SUJETO, IMPULSÁNDOLO AL CUMPLIMIENTO ESPONTÁNEO DE SUS
DEBERES ÉTICOS.
(La primera norma de la razón es la ley moral natural, por lo que “toda ley humana tendrá el
carácter de ley en la medida que se derive de la ley de la naturaleza” (Santo Tomás). Si una ley se adecua a
la naturaleza, entendida como la esencia o estructura misma del ser, su propósito o finalidad será promover la
satisfacción de las exigencias de la condición humana y salvaguardar la posibilidad de la plenitud personal En
tal caso, tienen fuerza de obligar en conciencia.
LEY
ORDENACIÓN DE
LARAZÓN
ADECUACIÓN A LA
NATURALEZA
OBLIGATORIEDAD
EN
CONCIENCIA
LA MORAL POSITIVA:
LA SINDERESIS Y SUS CONCLUSIONES SUMADAS A LAS CIRCUNSTANCIAS HISTORICAS
VAN CONFORMANDO LA MORAL POSITIVA ES LA VIGENTE EN UN MEDIO Y EN UN TIEMPO
DETERIMANDO
LA SINDÉRESIS ES CUANDO EL INTELECTO, es su función PRACTICA tiene por OBJETO dirigir el
accionar libre (praxis) del hombre * (Para ello, necesariamente debe conocer los primeros principios de los
cuales ha de partir y a los cuales ha de ajustar su acción, obra o praxis. A tal fin se vale de su capacidad innata
de conocer de manera evidente los principios del orden práctico, que en el esquema anterior llamamos:)
SINDÉRESIS (también llamado «sentido moral»)cuya ejercitación en el diario vivir va conformando
unHABITO RACIONAL, de conocimiento, formulación, jerarquización, de:
LOS PRIMEROS PRINCIPIOS DE: EL ORDEN PRÁCTICO, EL OBRAREL ORDEN MORAL.
Y El CONJUNTO de tales PRINCIPIOS (TAMBIEN LLAMADOS «DIRECCIONES» o
»LINEAMIENTOS» DEL ORDEN PRACTICO MORAL) forma, con mayor o menor coherencia, las:
CONVICCIONES MORALES BASICAS (de la persona) que sirven como FUNDAMENTO DEL JUICIO
MORAL (acerca de la bondad o maldad de los actos concretos)-y además-SON EL PUNTO DE PARTIDA
DE LA FILOSOFIA MORAL, QUE REFLEXIONA SISTEMATICAMENTE SOBRE ELLAS.
Finalmente plantea Santo Tomás el problema de las partes de la virtud de la prudencia, y distingue
tres clases de partes: las integrales, las subjetivas y las potenciales.
Las partes integrales son aquellas que concurren juntamente para formar un todo, así como la
cabeza, el tronco y las extremidades son partes integrales del cuerpo humano. La prudencia tiene
parte integrales, esto es, virtudes parciales que, juntas, forman la virtud total de la prudencia; esas
partes son: memoria, inteligencia, docilidad, sagacidad, razón, providencia (previsión del futuro),
circunspección (virtud que toma en cuenta todas las circunstancias que rodean a un caso concreto) y
precaución.
También tiene la prudencia partes subjetivas. Se llaman así, las especies de un género. En la prudencia
tenemos como especies o partes subjetivas, la prudencia particular, la prudencia doméstica o familiar, la
prudencia social o política, dividida en gubernativa y cívica (y podríamos añadir la prudencia judicial) y la
prudencia militar.
Las partes potenciales de una virtud son ciertas virtudes que no llegan a ser prudencia, pero le sirven como
auxiliares; ellas son la eubulia, o virtud del buen consejo; la sinesis, esto es, la sensatez, así como la gnome,
resolución equitativa, que sirven al acto del juicio prudencial; la sensatez, en los casos ordinarios; la
resolución equitativa en los casos extraordinarios, en que para servir debidamente a la justicia, resulta
necesario apartarse de la ley general para adecuarse a lo imprevisto del caso concreto.
LA CONCIENCIA
Según Gómez Pérez, la conciencia es un juicio o dictamen del entendimiento práctico que califica la
bondad o la malicia de un acto hecho o por hacer. Hay que recordar que la inteligencia humana posee dos
dimensiones: una teórica y otra práctica. Sus juicios están basados en primeros principios evidentes por sí
mismos e indemostrables, PORQUE SON LA RAIZ DE CUALQUIER DEMOSTRACION. El primer principio
del entendimiento teórico es el de no contradicción: nada puede ser y no ser a la vez, en el mismo sujeto y en el
mismo aspecto. El primer principio del entendimiento práctico también es evidente: hay que hacer el bien y
evitar el mal. El acto de esta capacidad de dar de los primeros principios morales es la sindéresis, y la
conciencia es un acto que, en forma de juicio, dictamina sobre la bondad o maldad de un caso particular. Para
ello, la conciencia juzga de acuerdo con unos criterios anteriores, que ella no crea, sino que descubre: la ley
natural y la ley humana en cuanto aplicación o explicitación de la ley natural. En otras palabras, la conciencia
no es autónoma si por autonomía se entiende crear su propia ley; si, en cambio, por autonomía se entiende
libertad, la conciencia es autónoma, en el sentido de que nunca es lícito coaccionar la conciencia.
ESTADOS EN QUE PUEDE ENCONTRARSE LA CONCIENCIA.
1.- En razón del acto.
a.-Conciencia antecedente y
b.-conciencia consecuente.
La antecedente juzga sobre un acto que se va a hacer; la consecuente, sobre un acto ya realizado.
2.-En razón de la conformidad con la ley moral.
a.-Conciencia recta y conciencia errónea.
a.1.-Conciencia recta, llamada también verdadera, es la que juzga rectamente, de acuerdo con los
principios verdaderos, aplicados al caso concreto. Por ejemplo, se actúa con conciencia recta o verdadera
cuando se dictamina que el homicidio es ilícito.
a.2.-Conciencia errónea, llamada también falsa, es la que, de acuerdo con principios falsos (que, sin
embargo, se estima que son verdaderos) juzga sobre la licitud o ilicitud de algo.
La conciencia errónea puede presentarse también en otras situaciones:
- conciencia escrupulosa: la que estima mala una acción, basándose en razones que no lo son y, a
menudo, en detalles que carecen de importancia;
- conciencia perpleja: la que por todas partes ve mal, tanto si se decide por un extremo como si se
decide por el otro;
- conciencia laxa: la que no concede importancia a lo que, en sí, es objetivamente grave y moralmente
negativo; si esa laxitud se hace crónica, hasta el punto de no plantearse problema moral alguno, se
habla de conciencia cauterizada;
- conciencia farisaica o hipócrita: la que concede gran importancia a asuntos que no la tienen y,
simultáneamente, pasa por alto actuaciones gravemente inmorales.
3.-En razón del asentimiento.
En general, se presupone que existe conciencia cierta cuando se actúa con diligencia, cuando no se
abandonan los estudios profesionales, cuando existe un interés positivo por estar al día, cuando se repasan
con frecuencia los principios fundamentales, cuando los asuntos son resueltos después de seria y madura
reflexión, cuando existe el hábito de aconsejarse con personas que conocen mejor el tema.
Lo contrario de la conciencia cierta es la conciencia dudosa. Se trata de un estado en el que se da un
asentimiento sin certeza, con algún miedo al error. Los motivos de duda no impiden el asentimiento, pero
hacen que éste sea inseguro y frágil.
Existen varios tipos de duda:
- duda de derecho (falta de certeza sobre la existencia de una norma) y duda de hecho (falta de certeza
sobre si se ha dado no un hecho concreto);
- duda positiva (se funda en graves razones; hay motivos serios para dudar de la rectitud de lo que se va a
hacer) y duda negativa (las razones son leves o colaterales a la sustancia del asunto).
El principio fundamental en esta materia es el siguiente: no es lícito actuar con conciencia prácticamente
dudosa (es decir, si hay duda sobre si esto, en concreto, es bueno o malo) cuando la duda es positiva
(fundada en graves razones). Por ejemplo, no es lícito que el Juez que duda de la comisión de un delito (con
una duda fundada en graves razones) dé sentencia condenatoria. Las dos únicas soluciones éticas son:
resolver la duda, si es posible, o absolver al presunto reo, ya que toda persona es inocente, mientras no se
demuestre lo contrario.
DETERMINACIÓN DE LA MORALIDAD DE UN ACTO
LA VIOLENCIA
Violencia es la fuerza física o moral ejercida contra alguien, coaccionándole para que haga lo que no
quiere o no haga lo que quiere. No puede haber violencia contra el acto interno de la voluntad que obedece
sólo a la propia libertad. La voluntad puede resistir así a la peor violencia física o moral; pero no se puede
decir lo mismo del hombre entero. Las amenazas de un daño físico (lo que es, ya antes de cumplirse, una
violencia moral) pueden influir tan decisivamente en la conducta que, de ese modo, se realicen actos no
queridos. Estos actos no son, por lo tanto, morales, y su autor no es responsable de ellos. Moralmente, si no
existe consentimiento interno en aquello a lo que se es coactivamente llevado a hacer, no hay tampoco
culpa. Se trata de actos involuntarios y, por lo tanto, no morales.
LOS HÁBITOS.( los actos son moralmente culpables)
Algunas actuaciones morales están enraizadas en hábitos adquiridos. Puede darse que, por la fuerza de un
hábito inmoral, la persona realice inconscientemente o con una atención habitual actos que conscientemente
reprobaría. En estos casos, los actos son voluntarios, pero están disminuidos en su libertad, con tal de que
exista la voluntad de corregir ese hábito. Sin embargo, cuando los hábitos no sólo son rechazados sino
reforzados, los actos procedentes de él son más voluntarios, tanto si se trata de un acto moral como si es un
acto inmoral. Por ejemplo, quien ha adquirido el hábito de mentir, es culpable moralmente cada vez que
miente, aunque tenga la impresión de que lo hace sin darse cuenta. El habituado a recibir injustamente
dinero u otros bienes a cambio de un favor que lesiona la justicia distributiva, es responsable por diversas
razones: por haber adquirido ese hábito, por no desarraigarlo, por cada acto de injusticia.
La RELIGIÓN propone una determinada forma de vida, basada en un conjunto de creencias y reglas de
conducta, a fin de que el hombre alcance su BIEN, PERFECCIÓN O PLENITUD EN EL PLANO
SOBRENATURAL. A ella se vincula el destino final de cada uno, la salvación eterna (para los creyentes judeo
– cristianos).
MORAL DERECHO
2) POR EL ÁMBITO DE TODA CONDUCTA HUMANA SÓLO LAS CONDUCTAS POR LAS
CONDUCTAS QUE EL QUE ALGUIEN DEBE DAR "LO
INVOLUCRADO EN LA HOMBRE DEBE REALIZAR SUYO" AL OTRO, AL TÉRMINO,
REGULACIÓN PARA DE
LOGRO DE SU ACABAMIENTO CONFORMIDAD A SUS TÍTULOS,
ENTITATIVO POR NECESIDAD LEGAL Y CON
ESTRICTA IGUALDAD
Conforme a lo señalado, la Moral y el Derecho pueden regular una misma conducta, pero en tal caso, no
coincidirán el sentido y alcance de lo mandado por una y otro. "Por ejemplo: la moral ordena al deudor que
satisfaga al acreedor lo que le debe, de acuerdo con lo estipulado en un contrato lícito, y el Derecho preceptúa
también el pago de la deuda… La norma moral, al ordenar el pago, lo hace para conseguir la bondad y pureza
de intención del deudor, para que éste no se deje arrebatar por una pasión de codicia, o por una pasión de
hostilidad, para que no agravie un principio cuyo cumplimiento es necesario para la honestidad de la persona
íntima … Por el contrario, el Derecho ordena el pago, sencillamente para que el acreedor cobre, para garantizar
a éste algo que se estima en justicia como suyo.
MORAL DERECHO
3) POR LA CANTIDAD UNILATERALIDAD: HAY BILATERALIDAD: SE CREA UNA
DE SUJETOS UN SOLO SUJETO. ES EL RELACIÓN ENTRE DOS O MÁS
INVOLUCRADOS QUE ESTÁ LLAMADO A PERSONAS O GRUPOS DE PERSONAS: EL
CUMPLIR SUJETO PASIVO, A CUYO CARGO ESTÁ
EL DEBER, PARA LA EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER, Y EL
REALIZACIÓN DE SUS SUJETO ACTIVO (TÉRMINO), QUE TIENE
Antes de examinar la siguiente diferencia, debe quedar en claro que EXISTE UN ORDEN MORAL
OBJETIVO, FUNDADO EN LAS EXIGENCIAS ONTOLÓGICAS DEL HOMBRE Y CONSTITUIDO
POR JUICIOS O PROPOSICIONES DE LA RAZÓN PRÁCTICA, ENCARGADA DE DIRIGIR LAS
CONDUCTAS HACIA EL BIEN O PLENITUD NATURAL DE LA PERSONA. ESE ORDEN
MANIFIESTA EN FORMA DE DEBER LAS EXIGENCIAS, TENDENCIAS O INCLINACIONES
NATURALES DEL SER DEL HOMBRE. ES LA LEY NATURAL ÉTICO – JURÍDICA, QUE A SU
TURNO, ES UNA PARTICIPACIÓN DE LA LEY ETERNA EN LOS SERES RACIONALES.
MORAL
ES EL SUJETO VIRTUOSO QUE TIENE HABITUALIDAD DE ACTOS CON ADECUACIÓN
OBJETIVA EXTERIOR DE LA CONDUCTA Y + RECTA INTENCION
DERECHO
ES ACTO JUSTOCON ADECUACION OBJETIVA Y EXTERIOR DE LA CONDUCTA A LA NORMA
Por lo emergente de este esquema, se ha llegado a sostener que el Derecho no es la cosa justa en toda su
perfección, sino un justo imperfecto, en cuanto puede darse independientemente de la disposición de ánimo del
agente, y no exige habitualidad en los actos justos. ¿Estamos autorizados, entonces, para hablar de la
"amoralidad del derecho"? De ningún modo, puesto que la mencionada adecuación objetiva y exterior de
la conducta, que interesa al Derecho, lo es respecto de las NORMAS JUSTAS y no de toda regla
establecida imperativamente por las autoridades públicas, cualquiera sea su contenido. El objeto material
del Derecho es la conducta humana social, la que concierne a las relaciones del hombre con sus
semejantes y con la comunidad como tal. Se trata, pues, de actos humanos, reflexivos y libres.
Por este motivo, EXISTE EL DEBER DE OBEDIENCIA DE LAS NORMAS JURÍDICAS, PERO EL
SUJETO ESTÁ OBLIGADO A NO CUMPLIR AQUELLAS QUE VULNEREN DEBERES SUPREMOS
HACIA DIOS, HACIA SÍ MISMO Y HACIA SUS SEMEJANTES, O DESCONOZCAN LOS GRAVES
PRINCIPIOS MORALES QUE REGULAN LAS RELACIONES ENTRE EL ESTADO Y LOS
INDIVIDUOS. Serían injustas por atentar contra el orden más elevado, por ejemplo, las leyes que prescribieran
la apostasía, el juramento falso, las que prohibieran la práctica de los deberes religiosos, las que aconsejaran el
suicidio, las que dejaran de sancionar el homicidio, las que prescribieran la poligamia o abolieran la autoridad
de los padres sobre sus hijos, las leyes opresivas y tiránicas. Si bien es cierto que el Derecho es heterónomo,
que la voluntad del legislador tiene una eminencia fundamental con respecto al arbitrio individual, ello es
así SIEMPRE Y CUANDO LA NORMA HAYA SIDO ESTABLECIDA PARA EL LOGRO DEL BIEN
COMÚN Y, MEDIATAMENTE, PARA QUE LOS HOMBRES ALCANCEN LA PLENITUD DE SU
BIEN PERSONAL (RAZÓN ÚLTIMA DE LA SOCIEDAD POLÍTICA). DE LO CONTRARIO,
FRENTE A UN MANDATO LEGAL INJUSTO, COMO LOS DE LOS EJEMPLOS QUE HEMOS
DADO, LA HETERONOMÍA CONCLUYE Y EL DEBER DE OBEDIENCIA QUEDA SIN
FUNDAMENTO. IGUALMENTE, SIGUIENDO LA DOCTRINA ESCOLÁSTICA, EL SUJETO ESTÁ
AUTORIZADO A CIERTA RESISTENCIA EN LOS RESTANTES CASOS DE LEYES INJUSTAS,
SIEMPRE Y CUANDO ELLO SEA OPORTUNO Y NO SE CAUSE UN PERJUICIO SUPERIOR CON
EL DESORDEN.
Recordemos que Sócrates no trató de eludir su suerte y cumplió la sentencia injusta que lo condenaba a beber la
cicuta, acusado de corromper a la juventud, de no honrar a los dioses de la ciudad y de tratar de introducir en la
polis dioses ajenos. Y lo hizo considerando su deuda hacia la polis, a la que debía mucho más de lo que él le
podía dar. Sócrates ve en la Ciudad una realidad ética fundada en el orden divino de las cosas. Esta legitimidad
esencial no es destruida por errores accidentales. Él mismo afirmaba que es preferible padecer la injusticia que
cometerla. Por eso, al tener que afrontar la injusticia, Sócrates rindió a las leyes el sacrificio de su propia vida
para no menoscabarlas con el mal ejemplo de su desobediencia pública.
Conviene tener presente que, según Aristóteles, la inclinación social que tiene el ser humano hacia la polis a
través de la cual se perfecciona, le impone respetar el orden jurídico que ésta sanciona. Pero este deber de
obediencia no es incondicionado, ya que la sociedad encuentra su razón de ser en la naturaleza racional de sus
miembros, no pudiendo proponerse otro fn, que el de servir a los hombres viven en su seno, por tanto existe el
derecho a desobedecer las leyes injustas, basándose en la justicia del derecho natural.
MORAL DERECHO
DEBER DE EXISTE DEBER DE OBEDIENCIA EXISTE EL DEBER DE
OBEDIENCIA ABSOLUTA PORQUE TODA NORMA OBEDIENCIA, PERO CON LAS
MORAL ESTA ORDENADA A LA LIMITACIONES SEÑALADAS
PLENITUD NATURAL DEL HOMBRE ANTERIORMENTE
4.2 El orden jurídico positivo. Obligatoriedad moral de las normas jurídicas positivas.
El orden jurídico positivo es un conjunto de principios y normas elaboradas por el Hombre (legislador) que
rigen y regulan las relaciones entre los hombres como ser social y racional.
La obligatoriedad de la ley positiva deriva de su conexión con la ley natural, pues la finalidad de la ley
civil es la realización de la justicia y la justicia es una de las virtudes cardinales, de allí su principal
conexión con la ley natural, una ley natural justa obliga moralmente su cumplimiento en conciencia.
La obligatoriedad del orden jurídico positivo se basa en el principio de D natural que obliga al legislador a
promulgar leyes para el bien común y obliga al ciudadano a obedecerlas. Algunas leyes positivas son
realizaciones concretas de los principios del D natural, como las disposiciones sobre los bienes y la propiedad y
otras leyes positivas son claras expresiones del D natural, como las que penan el homicidio o el robo. Las leyes
positivas que directa y claramente se oponen al D natural o a alguna de sus exigencias fundamentales son
inválidas por ser injustas. Las normas jurídicas positivas ejercer coerción sobre el ser humano por su contenido
moral natural y porque fueron dictadas por quién tiene a su cargo velar por el bienestar general, ejerciendo
coerción porque influyen sobre el libre albedrío del sujeto impulsándolo al cumplimiento de sus deberes éticos.
4.3 Límites a la obligatoriedad moral de las normas positivas. El caso de la ley injusta. Leyes meramente
penales.
La obligatoriedad moral de la ley civil, deriva de su conexión con la ley moral. Si una ley es contraria al D
natural es una ley injusta y no solo no obliga moralmente a su cumplimiento sino que hay moralmente una
obligación de resistir, es decir, de oponerse a ella por los medios lícitos existentes, siendo la rebelión el caso
extremo, su licitud surge de que se hayan agotado los demás recursos lícitos y que de ella no surja un mal mayor
del que se trata de evitar. Una ley injusta no es ley, porque no es una ordenación racional dirigida al bien común,
por lo que la resistencia contra la ley injusta es lícita, y además es obligatoria. El Concilio Vaticano II expresó al
respecto que los actos que van en contra del D natural y sus principios son un crimen y quienes los mandan
ejecutar son criminales y la obediencia a tales órdenes no puede excusar a quienes la ejecutan. Por ejemplo el
aborto está prohibido en nuestro país en concordancia con la ley moral natural, pero como la ley civil puede
modificarse y la ley moral natural es inmutable allí se rompe el vínculo de unión entre ambas y la ley positiva
pasa a ser una ley injusta con el deber y la obligación de resistencia.
Leyes meramente penales: son aquellas que no obligan en conciencia en cuanto al contenido de la misma ley
pero si en cuanto al cumplimiento de la pena que acarrea su infracción. Suelen incluirse en ellas las leyes
fiscales, las de exportación de divisas, las leyes de tránsito, etc. Su análisis es importante ya que si se admite la
no obligatoriedad moral de las leyes meramente penales no habría culpa moral alguna en transgredirlas. Están
aquellos que defienden la existencia de las leyes meramente penales, los que la niegan, y una opinión
intermedia que la admiten por razones suficientes y fundadas. Para la cátedra: 1) no existen leyes meramente
penales, si bien la ley positiva se fundamenta en la ley ética natural, dicha fundamentación tiene más intensidad
en las leyes de familia, Ds reales, leyes fiscales y de transito. 2) al estar fundadas en el orden natural son
obligatorias en conciencia.
LA LEY CIVIL INJUSTA:
LA OBLIGACION MORAL DE LA LEY CIVIL DERIVA DE SU CONEXIÓN CON LA LEY MORAL.
POR ESO UNA LEY INJUSTA, ES DECIR UNA LEY CONTRARIA AL DERECHO NATURAL, NO
SOLO NO OBLIGA MORALMENTE, SINO QUE MORALMENTE HAY OBLIGATACION D
RESISTIR, DE OPNERSE A ELLA CON MEDIOS LICITOS. POR EJEMPLO, UNA LEY
LEGALIZADORA DEL ABORTO NO SOLO NO OBLIGA LA CONCIENCIA, SINO QUE EXISTE LA
2ª) Partiendo de que toda positividad y todo consenso deben estar fundados en la naturaleza, ¿esa
fundamentación es una estructura vacía de contenido o de contenidos mínimos? Surge de inmediato la
respuesta negativa. El derecho es la conducta justa debida. Justa, en el sentido que se adecua
ontológicamente a la personalidad de su sujeto. Por tal razón, resulta incuestionable que el mandato de
las autoridades o el consenso deben adecuarse a NORMAS JUSTAS, en el sentido que deben prescribir
conductas justas, y no consistir meramente en ser fuente de derechos establecidos de manera imperativa,
cualquiera sea su contenido. Si bien es cierto que la legislación positiva es heterónoma, que la voluntad
del legislador o del acuerdo social tiene una eminencia fundamental con respecto al arbitrio individual,
ello es así siempre y cuando los derechos hayan sido establecidos para el logro del bien común y,
mediatamente, para que los hombres alcancen la plenitud de su bien personal (razón última de la sociedad
LA EPIQUEYA O EQUIDAD
ES LA INTERPRETACION BENIGNA DE LA LEY, ATENDIENDDO A LA MENTE DEL
LEGISLADOR Y CON EL DESEO DE HACER JUSTICIA EN UN CASO SINGULAR. LA
EPIQUEYA NO SUSPENDE LA OBLIGATORIEDAD DE LA LEY, SIMPLEMENTE LA ADAPTA
A UN CASO EN CONCRETO CUANDO SU CUMPLIMIENTO PUEDE RESULTAR DEMASIADO
ONEROSO, DIFICIL Y SOBRE TODO INJUSTO.
LA EPIQUEYA tiene lugar en la tarea de los jueces y otros administradores de la justicia, en algunos
casos es para solucionar un conflicto de conciencia ante una ley injusta, es siempre referida a casos
concretos y singulares.
Unidad 6
6.1
El principio de lealtad procesal. Facultades de los jueces en resguardo de la buena fe procesal.
El proceso tiene su propia razón de ser; él constituye el camino de las partes para argumentar sobre
sus pretensiones y fundamentos fácticos y jurídicos ante el Juez, que está habilitado por la
comunidad para conducir el juicio y determinar qué le corresponde en justicia y en derecho a cada
una de las partes. El proceso es algo jurídico y, por consiguiente, algo ético, contiene derechos y
deberes. Por lo tanto, no sólo el Juez está obligado éticamente a resolver con justicia y en derecho,
sino que toda etapa del proceso anterior a la sentencia incluye determinadas conductas de las
partes y del Juez exigibles moral y jurídicamente.
UNIDAD 6.LA CONDUCTA PROCESAL
6.1 El principio de lealtad procesal. Facultades de los jueces en resguardo de la buena fe procesal.
El proceso tiene su razón de ser, constituye el camino de las partes para argumentar sobre sus
pretensiones, fundamentos fácticos y jurídicos ante el juez, que está habilitado para conducir el
juicio y determinar qué le corresponde en justicia y D a cada parte. El proceso es algo jurídico y
por consiguiente algo ético contiene D y deberes. Por lo tanto el juez no sólo está obligado
éticamente a resolver con justicia y en D, sino que toda etapa del proceso anterior a la sentencia
incluye determinadas conductas de las partes y del juez exigible moral y jurídicamente.
El artículo 34 inciso 5 a) del Código Procesal civil y Comercial de la nación argentina establece como
deber de los jueces concentrar en la medida que les fuera posible en un acto o audiencia, todas las
diligencias que tuviera que efectuar. A su vez el inciso e) del mismo artículo establece como deber,
el de vigilancia para que se lleve a cabo la economía procesal en la tramitación del juicio
Este principio del Derecho Procesal significa obtener el resultado más óptimo en el menor tiempo, con
el mínimo esfuerzo y los menores costos. El Poder Judicial es uno de los tres poderes del Estado de
Derecho, cuya actuación se paga con los fondos del Tesoro nacional, y por lo tanto, no debe
recargarse con erogaciones innecesarias. Se logra concentrando las cuestiones debatidas en las
menores actuaciones, incluso lo referente a la prueba, y respetando los plazos legalmente fijados.
Relación con la naturaleza del proceso y deberes de lealtad probidad y buena fe del art. 34 inc. 5
La característica común de todos los procesos es el de desarrollase en el tiempo, realizándose el proceso
(intencional) jurídico. Cuando este desarrollo temporal está regulado por el derecho, por una sucesión de
actos, el proceso trae consigo la necesidad de la diligencia de la información, de la oportunidad. De ahí
el grave incumplimiento que supone desatender (con retrasos injustificables) la naturaleza temporal del
proceso.
En general puede verse ya como la deontología jurídica no es la simple aplicación externa de las normas de
la moralidad a la profesión jurídica, las normas deontológicas han de tener en cuenta la naturaleza
misma de la actividad humana en sus rasgos esenciales, ya que de la discrecionalidad del juez y de la
diligencia de los abogados depende en gran parte alcanzar el ideal: que el tiempo del proceso se
acomode al tiempo de la realidad, para la realización de la justicia.
En las profesiones jurídicas hay implicaciones deontológicas, los profesionales se acostumbran a lo que
genéricamente se llama problemas humanos que pueden engendrar cierta insensibilidad moral, por ej.
escases de jueces, escaso tiempo para cada causa , insuficiente retribución económica del personal
judicial, escases de oficiales y de personal auxiliar, junto con un tratamiento económico insuficiente, lo
que induce a la práctica del soborno, que las declaraciones o pruebas que deben hacerse frente al juez se
haga en la realidad frente a un oficial, por causa del abundante trabajo y eso genera corrupción , otras
causas para que haya implicaciones deontológicas son los tribunales abarrotados de clientes, falta de
medios materiales, lentitud burocrática.
Todo esto puede estudiarse, siguiendo las partes del proceso (las implicancias deontológicas de los jueces,
abogados y fiscales)
Los deberes del juez
El primer y principal deber del juez es la imparcialidad, para defender la imparcialidad existen también
Pensamos que se trata de una institución que bien ejercida por parte de los tribunales puede
contribuir sustancialmente a eliminar aquellas litis innecesarias, maliciosas e indebidamente
tramitadas, las que solo perjudican al prestigio de la magistratura y de los abogados, beneficiando
consecuentemente aquellos incompetentes, dehonestos y mercantilistas del derecho.
La doctrina, al aludir al tema en cuestión, ha empleado distintas denominaciones. Así Carnelutti, opina: que
cuando se establece que las partes tiene el deber de comportarse en juicio con lealtad y probidad,
alude ciertamente a su obra de información. . . la formula más antigua y exacta respecto es precisamente
la del deber de verdad. En la misma línea del eminente profesor italiano, en nuestro país Alsina, bajo el
NEGLIGENTE: consiste en no satisfacer ciertas exigencias definidas por el derecho positivo y que trae
aparejada la frustración de actos procesales cuya realización se intentaba. Tales conductas no trascienden
a la contraparte ni le provocan un daño; el perjuicio directo lo padece la propia parte negligente, no
logrando la concreción de lo pretendido. La ética del abogado no aparece desinteresada de este tipo de
comportamientos, dado que exige que el profesional actúe en conocimiento de las normas jurídicas, y
actué en consecuencia en la medida que nos encontremos con una capacitación inadecuada o con una
atención indebida a la causa encomendada, estaremos frente a una falta a aquella ética. En definitiva las
conductas negligentes plantean un triple problema valorables éticamente; por un lado está en juego la
relación del abogado con su cliente, que le confía la defensa procesal; en segundo lugar la situación del
abogado que carece de la información normativa jurídica suficiente o que actúa como tal; finalmente, la
relación del abogado con el juez encargado de la causa, atento al orden y seriedad del proceso exige que
los pedimentos respondan a la fundamentación de hecho y derecho aconsejable
El Juez no puede permanecer al margen de este problema, puesto que el orden del proceso exige que los
pedimentos respondan a la fundamentación de hecho y derecho apropiado, y debe por razones éticas
aplicar la sanción que ha previsto el derecho positivo para estas conductas procesales negligentes. Así,
por ejemplo, se frustra una prueba por no reiterarla dentro del plazo previsto; se desestima un
pedido de nulidad por no expresar el perjuicio sufrido; etc.
El artículo 34 del código procesal civil y comercial de la nación determina entre los deberes de los jueces
“señalar antes de dar trámite a cualquier petición, los defectos u omisiones de que adolezcan, ordenando
que se subsanen dentro los plazos que se fije, y dispone de oficio toda diligencia que fuera ecesaria para
evitar nulidades (inc. 5- b, y además vigilar para que en la tramitación de la causa se procure la mayor
economía procesal. (Inc. 5-e)
Advirtamos que en la conducta negligente no hay propiamente daño a la contraparte, sino que la misma se
agota en el acto cuyo intento de realización no llega a concretarse y además tampoco hay propiamente
dilación del proceso y si eventualmente la reiteración de conductas negligentes pudieran llegar a
producir aquella, tal supuesto traería aparejado otro tipo de conducta procesal indebida: dilatoria o
malicia, según haya o no intención dilatoria. Las conductas negligentes son según el cod. Proc.c.c.,
articulo 98 no admitirá la reiteración de tercerías sis se fundare en titulo que hubiese poseído y
conocido el tercerista al tiempo de entablar la primera; articulo 176 ( el pedido de nulidad se
DILATORIA: el proceso debido tiene cierto ritmo y su conclusión es necesario que resulte oportuna.
Toda conducta que altere ese ritmo, prolongando el proceso más de lo razonable, atenta contra la
seguridad jurídica que genera la sentencia judicial al definir equitativamente los derechos y
obligaciones de las partes, y además provoca una justicia tardía que por ser tal puede llegar a ser
injusta. Los elementos caracterizadores de esta conducta son: a) afecta el tiempo del proceso más
de lo razonable; b) provoca un daño en la contraparte al ver demorada la atribución de lo “suyo”,
al ver demorada la definición judicial, y la consiguiente justicia y seguridad; y c) la conducta
dilatoria carece de la intención de generar el resultado que efectivamente produce, y esta
característica es la que permite distinguirla de la maliciosa. Es cierto que dicha distinción es sutil y
que, además, no resulta fácil entrar a valorar intenciones, pero no hay dudas de que desde el punto
de vista teórico cabe una dilación maliciosa o dolosa y otra culposa o, incluso, de buena fe, y esta
distinción tiene importancia a los efectos de graduar la sanción de la parte que haya incurrido en
conducta procesal indebida.
El artículo 34 del cód. proc. Cc en su inc. 5 prescribe como deber de los jueces en procurar la mayor
economía procesal, principio que también abarca la conducta dilatoria.
TEMARARIA:
Es la actitud de quien afirma hechos o se conduce sin fundamentos o motivos, con conciencia de propia sin
razón. O es la actitud de quien afirma hechos o se conduce sin fundamento o motivo., es el deliberado
propósito de hacer daño y con la conciencia de no tener razón. También se entiende que es el el
litigante inconsiderado, imprudente, arrojado a los peligros sin medir sus consecuencias, carente
de fundamento, razón o motivo.
Procesalmente, es temerario aquel que afronta una aventura judicial sin haber concretado
previamente un análisis y valoración de sus posibilidades y fundamentos fácticos y jurídicos. La
conducta temeraria es típicamente culposa; no revela un propósito de provocar daños, pero éste,
sin embargo, acaece al iniciarse una acción o al contestarla apresuradamente sin la debida
prudencia. Mientras que en la conducta dilatoria no se pone en duda la razón de ser del proceso, sino su
extensión desmedida, en la temeraria no es problema el tiempo de él, sino el haber dado a luz una
causa que no tenía el suficiente justificativo para ser, y que en consecuencia se hubiese podido
evitar, de realizar una ponderación apropiada del proceso que se iniciaba.
MALICIOSA:
Se entiende por malicia debe entenderse la utilización arbitraria d los actos procesales en su conjunto o
aislada cuando el cuerpo legal los conmina con una sanción especial y el empleo de sus facultades,
que la ley otorga a las partes, en contraposición con los fines del proceso, obstruyendo su curso o
violación de los deberes de lealtad, probidad y buena fe, con el objeto de dilatar el cumplimiento
de las obligaciones o deberes cuya existencia reconoce la sentencia.
esta conducta se caracteriza por el dolo procesal, o sea, hay alguien que se sirve conscientemente del
proceso, utilizando los medios que éste le brinda, para ocasionar un daño a la contraparte. En la
malicia hay una deliberada intención de emplear procesalmente hechos o derechos falsos con vista
a una sentencia favorable, o para postergar la decisión judicial o para en definitiva provocar un
daño económico o moral, aún a costa de perder la causa. Es decir que una de las variedades de la
malicia procesal es incurrir en la invocación de hechos falsos, pues por medio de la mentira se
pretende ilícitamente eludir el cumplimiento de una obligación o de beneficiarse con un derecho.
En el proceso rige el deber de no mentir, más que el de decir la verdad, pues como señala Santo Tomás,
“debe decirse que una cosa es callar la verdad y otro proponer la falsedad. De las cuales la primera es
permitida en algún caso. Pues nadie está obligado a confesar toda verdad, sino sólo la que de él puede y
debe requerir el Juez según el orden del derecho”. Aquí también, como en los casos anteriores, el Juez al
comprobar que la parte se ha servido del proceso indebidamente, debe procurar la reparación del daño y
6.1 El principio de lealtad procesal. Facultades de los jueces en resguardo de la buena fe procesal.
El proceso tiene su razón de ser, constituye el camino de las partes para argumentar sobre sus pretensiones,
fundamentos fácticos y jurídicos ante el juez, que está habilitado para conducir el juicio y determinar qué le
corresponde en justicia y D a cada parte. El proceso es algo jurídico y por consiguiente algo ético contiene D
y deberes. Por lo tanto el juez no sólo está obligado éticamente a resolver con justicia y en D, sino que
toda etapa del proceso anterior a la sentencia incluye determinadas conductas de las partes y del juez
exigible moral y jurídicamente.
6.2 Conducta procesal indebida; negligente, dilatoria, temeraria, maliciosa, irrespetuosa.
Estas son conductas en las que puede incurrir el profesional del D violando el debido proceso y la ética
profesional, siendo: negligente la conducta del profesional que no satisface ciertas exigencias definidas por el D
positivo produciendo la frustración de actos procesales por su apatía y dejadez; el perjuicio lo sufre la propia
parte. Ej: frustración de una prueba por no reiterarla en el plazo previsto; la falta de fundamentar los agravios
ante una apelación.
Dilatoria: es la conducta que no cumple con los pasos y ritmos del debido proceso, dilatando o alargando los
mismos, produciendo una alteración y daños al proceso más allá de los razonables. Provoca la llamada justicia
tardía. Ej: planteo de recursos y nulidades cuando no corresponden. La no presentación a las audiencias fijadas
y notificadas.
Temeraria: es aquella conducta que enfrenta una aventura judicial, sin haber analizado y valorizado y estudiado
el caso con sus fundamentos fácticos y jurídicos, es una conducta culposa.
Maliciosa: esta conducta se caracteriza por el dolo personal y procesal utilizando los medios que el proceso le
brinda para producir un daño a la contraparte aunque pierda el caso. Existe la intención de utilizar hechos o
derechos falsos para obtener una sentencia favorable. Ej: incurrir en la invocación de hechos falsos.
Irrespetuosa: es aquella conducta que viola las reglas éticas del trato, el estilo y las formas de las actuaciones
procesales, no favorece la solución de los problemas sino que los agrava.
6.3 Concurrencia de facultades disciplinaria, diversidad de órdenes normativas.
La atribución de imponer sanciones disciplinarias de los tribunales emana del poder de policía del estado, es una
potestad irrenunciable e indelegable y la ejerce aún si no está expresamente reglamentada, tiende al
ordenamiento y cumplimiento de su función y de sus fines. Las leyes orgánicas, los códigos procesales, algunas
leyes especiales y los reglamentos la contemplan. En nuestra provincia el código procesal tanto penal como el
civil son similares al nacional, por lo tanto disponen idénticas sanciones que son: llamados de atención,
apercibimiento, amonestación pública, multa y suspensiones varias. Se sancionan las injurias en juicio, los
desbordes de palabras, expresiones indecorosas y obscenas, desorden en juicio, desobediencia judicial,
temeridad, malicia procesal, etc. Las sanciones la aplican los tribunales o jueces en los pleitos o juicios y
también los colegios públicos de la profesión por violación de sus reglamentos. El RIAJ de Formosa, establece
el régimen disciplinario para el poder judicial, dónde describe sanciones, autoridad de aplicación, causas,
Art. 72.- De lealtad con magistrados y funcionarios. Evitar abusos de procedimientos u obstaculización de
trámites.
El abogado no ha de afirmar o negar con falsedad, hacer citas inexactas o tendenciosas, ni realizar acto alguno
que estorbe la buena y expedita administración de justicia o que importe engaño o traición a la confianza
pública o privada en él depositada.
El abogado debe abstenerse: del empleo de recursos o medios, que aunque admitidos por la ley, importen
una violación a las presentes normas y sean perjudiciales al normal desarrollo del proceso, de toda
gestión puramente dilatoria, que, sin ningún propósito justo de defensa, entorpezca dicho desarrollo y de
causar aflicciones o perjuicios innecesarios.
7.4 Funciones del abogado en al campo jurídico, con relación a la norma positiva dada y como fuente
material pre normativa.
FUNCIÓN DEL ABOGADO EN EL CAMPO JURÍDICO
Este tema se refiere a las posibilidades que se le ofrecen a ese profesional para actuar en el campo jurídico
positivo y las consecuencias de esa actividad. Al respecto, puede distinguirse según relacionemos el abogado
con la norma ya dada, o bien planteemos la intervención profesional en vista a la creación normativa.
Con relación a la norma positiva dada:
Conectando esa norma jurídica vigente con la función del abogado, podemos clasificar los modos
jurídicos que le es factible asumir a éste; son tres en total: intérprete, crítico – valorativo y difusor.
a) Intérprete: el primero que técnicamente y con orientación practica, desentraña el sentido de la norma es el
abogado, la norma como objeto cultural, necesita ser precisada en sentido y alcance, pero esa tarea para que
sea veraz, armonizada con el resto del ordenamiento y justa requiere conocimientos especiales, experiencia
y una visión totalizadora del sistema jurídico. Es decir que el prudente manejo de los diferentes métodos
interpretativos (gramatical, sistemático, teleológico), con vista para poner en funcionamiento la disposición
en cuestión, es una de las importantes funciones que cumple cotidianamente el abogado. La norma es casi
un cuerpo sin vida hasta que es tomada por el abogado, y este es el que le da un soplo vital al ponerla en
contacto con la realidad; hasta que ese momento el derecho era algo estático, y a partir de ahí algo dinámico.
Si el derecho tiene tres dimensiones, es precisamente el abogado el que en gran medida completa el
fenómeno jurídico al vincular prudentemente la norma con la conducta, y para ello debe desentrañar
previamente el sentido de aquella, o sea, debe interpretarla. En cuanto a la amplitud de significación que
puede otorgársele a la norma, la interpretación es literal cuando se ajusta estrictamente a su palabra, es
extensiva, cuando se le brinda la máxima amplitud posible, o también restrictiva en los casos en que la
significación se reduce a su mínima expresión
b) Critica-valorativa: es el abogado además de conocer el derecho positivo también debe someterlo a una
consideración valorativa o estimativa, debe analizar sobre la validez formal de la norma en cuanto a si fue
dictada por el órgano competente y conforme al procedimiento establecido y analizar la ordenación de
conductas contenidas en la norma y averiguar si esa distribución de derechos y obligaciones es compatible con
las normas superiores hasta llegar a la Constitución, en caso de que las contradiga, propender a la invalidación
de la norma cuestionada.
c) Difusor: el abogado es un puente entre los sujetos de las fuentes formales del derecho y aquellos a los que se
dirigen las normas; pone en conexión el mundo técnico-jurídico, con el mundo jurídicamente profano. Así el
profesional da a conocer las regulaciones contenidas en las normas a sus interesados de un modo que resulte
accesible y procedente judicialmente. Traduce el derecho a un nivel de comprensión masivo
La función con relación a la fuente material pre normativa:
Los datos o elementos de naturaleza diversa, jurídica y no jurídica, que tienen en cuenta los sujetos de las
fuentes formales al crear las normas jurídicas. Y estas fuentes pueden definirse como los distintos modos de
formulación de las normas jurídicas; a saber, son cuatro: ley, costumbres jurídicas, jurisprudencia y actos
jurídicos; de donde las normas se clasifican en legales, consuetudinaria, jurisprudenciales y conmutativas.
En el derecho el abogado asume un rol dinamizador, y llega a funcionar como un factor posibilitador o
generador de normas jurídicas. Resultando ser causa eficiente de estas a las que condiciona en su contenido.
Pero el jurisperito, como fuente material, presenta una característica que lo distingue de las restantes;
efectivamente, mientras estas cumplen el papel pasivamente el abogado puede iniciar el proceso que terminara
con una nueva norma; no esta forzado a esperar que los sujetos de las fuentes formales concurran a su análisis o
estudio, sino que va hacia ellos exigiendo o sugiriendo, directa o indirectamente, una creación normativa.es por
eso que interesa ver en particular esa actividad del abogado en cuanto fuente material
Las fuentes de las normas jurídicas son cuatro: ley, costumbre, jurisprudencia y acto jurídico, siendo el abogado
un factor generador de normas jurídicas.
Con relación a la ley: abarca toda norma jurídica general dictada mediante la palabra, si bien el poder
legislativo y ejecutivo son los encargados de dictar las normas, es el abogado quién debe contar con los
conocimientos especializados para el análisis de la validez de las mismas cuidando que se ajusten a la
CAPITULO III
Deberes con la sociedad
Art. 43.- De cooperar al perfeccionamiento del derecho y sus instituciones.
El abogado debe adquirir conciencia que desempeña una función social y que a él especialmente incumbe la
tarea de procurar el incesante progreso y perfeccionamiento del derecho y sus instituciones, conforme a los
ideales de justicia, libertad, seguridad jurídica y paz social. No retaceará su apoyo a cuanto a ello tienda.
Es deber primordial del abogado, respetar y hacer respetar las leyes y las autoridades legítimas. Pero debe negar
su cooperación a cualquier autoridad que ella viole el imperio de la ley.
Ha de ser defensor de las libertades civiles y políticas que aseguren el respeto de la dignidad humana y el
bienestar general.
Art. 44.- De prevenir litigios y facilitar la conciliación.
Es contrario a la dignidad del abogado fomentar conflictos o pleitos. En cambio, debe favorecer las
posibilidades de avenimientos, conciliaciones o justas transacciones. Tal deber es más imperativo en los
conflictos de familia y, en general, entre parientes, en cuyos casos la intervención del abogado debe inspirarse
en el propósito de allanar o suavizar las diferencias.
Art. 45.- De actuar con espíritu fraternal. Atención gratuita de pobres.
Aún procurando siempre el logro de la justicia, el abogado tratará de evitar toda situación innecesariamente
enojosa y en cambio se esforzará por hacer bien al prójimo. Dentro de la medida de sus posibilidades y con
sujeción a la ley y a las presentes normas, el abogado debe prestar su asesoramiento a toda persona urgida o
necesitada que lo solicite, con abstracción de que sea posible o no su retribución. Le está impuesto en especial,
como un deber inherente a la esencia de la profesión, defender gratuitamente a personas de insuficientes
recursos.
Art. 46.- De respetar las normas sobre incompatibilidades. No ejercer influencia política. Designaciones
de oficio por sorteos.
El abogado deber espetar las disposiciones legales que establecen las incompatibilidades de la profesión,
8.3 Naturaleza de la relación con el cliente. El deber de fidelidad. Otros deberes derivados de la relación.
Lealtad del cliente hacia el abogado. El honorario.
.3 Naturaleza de la relación con el cliente. El deber de fidelidad. Otros deberes derivados de la relación.
Lealtad del cliente hacia el abogado. El honorario.
El cliente busca un abogado por su seguridad, honradez, competencia y profesionalidad, salvo en los casos en
que los abogados les es asignado de oficio por el juez, aunque aquí también debe cumplir con una conducta
procesal debida, es decir, que la relación del abogado con su cliente es de naturaleza ética con deberes del
abogado hacia ellos y de lealtad de los clientes hacia su abogado.
La buena defensa exige un conocimiento profundo de circunstancias detalles de comportamiento e incluso de
actuaciones ilícitas del cliente, pero el abogado no esta autorizado a divulgarlas, la obligación de guardar el
secreto rige hasta después de la muerte del cliente; porque pueden existir herederos que legítimamente
defiendan la conservación del secreto; es mas sin causa suficiente y justa no es licito comunicar a los herederos
un secreto del difunto que pueda manchar su nombre o el de su familia
Otro supuesto es el de la necesidad de trasmitir a otras personas informaciones reservadas, esto puede darse
cuando el abogado elegido por el cliente, es sustituido por otro, en este caso no se puede presuponer la
autorización del cliente sino que el la debe dar en forma expresa
Un cuidado especial se debe tener en el caso de que el abogado de entrevistas, ruedas de prensa etc. En casos de
celebritis que interesan al publico
Es posible que el abogado experimente con frecuencia la tentación de servirse de su superioridad técnica-
jurídica para escamotear alguna de esas dimensiones éticas. El fantasma real del legalismo puede estar presente
casi siempre. Pero sin embargo hacer que prevalezca lo jurídico por sobre lo ético-en asuntos de
importancia familiar o profesional del cliente- es ya un ataque a las normas elementales de la deontología
8.4 Aceptación de causas civiles y penales. Desarrollo y cese de la relación. El secreto profesional.
Todas las partes que intervienen en un juicio, litigio o proceso judicial desean la obtención de justicia a través
del descubrimiento de la verdad o del mejor derecho y su correspondiente prueba que lo acredite. No es lícito de
conciencia patrocinar una causa cuya injusticia es conocida y notoria de ante mano y menos aún si es ilícita, de
esta forma el abogado además de cómplice se convierte en responsable de daños y perjuicios a terceros pues con
seguridad ha debido mentir o recurrir a fraudes o falsificación de documentos y falsos testimonios violando los
deberes éticos elementales de la profesión en su relación con la verdad y la justicia que se persigue, se convierte
en cooperador formal. Con otro ej. :no es licito aceptar el patrocinio de una declaración de nulidad del
matrimonio en un tribunal eclesiástico, si se sabe que el matrimonio es válido y que, para probar lo contrario,
van a utilizarse pruebas falsas, actuando de este modo el abogado viola completamente los deberes éticos
elementales respecto a la verdad y a la justicia. Las causas dudosas pueden ser aceptadas y son las más
frecuentes al tratarse de conflictos de intereses particulares, contratos, cesiones, etc. En defensa de la causa el
abogado está obligado a emplear solo los elementos de investigación, pruebas autorizados por la ley y la moral,
si después de haber aceptado una causa dudosa, el abogado descubre que es radicalmente injusta, ha de desistir
y comunicárselo al cliente
Las causas con escasa probabilidad de ganar, se le debe aclarar al cliente que no hay probabilidad de que
prospere; si el cliente insiste, el abogado debe en principio rechazar el encargo, otro caso , se puede aceptar
igual sabiendo que se perderá al final porque es una causa justa , no es licito en cambio aceptar el encargo de
una causa injusta, aunque no se pretenda registrarla para un proceso normal, con el fin de utilizarla como arma
para lograr una transacción favorable al cliente, especulando con el miedo del demandado inocente
En la rama penal el abogado puede aceptar todas las causas exceptuando aquellas que son injustas, planeadas
por un querellante. Así por ejemplo, un abogado no puede aceptar el patrocinio de una querella por calumnias,
cuando le consta que no existe tal supuesto y que el querellante actúo con injusticia, venganza o motivos
oscuros por ejemplo calumnias e injurias fundadas en intereses políticos o económicos. El abogado puede, en
cambio aceptar cualquier tipo de causa penal, en defensa del reo, aunque sepa que este es culpable. “el principio
rector en las causas criminales es que el acusado tiene derecho a quedar exento de sanción mientras no se
pruebe con certeza moral que la merece”, en consecuencia el abogado defensor, aunque sepa que el demandado
cometió el crimen del que se le acusa, puede legalmente echar mano de todos los recursos lícitos y legales, para
evitar el veredicto de culpabilidad, sin mentir y sin utilizar testigos falsos o perjuros, el abogado puede y debe
utilizar todos los medios que la ley le concede, así como todos los procedimientos que su imaginación o
inventiva le sugieran, para conseguir un veredicto de inocencia.
La razón es clara: precisamente en nombre del derecho natural, todo acusado tiene derecho a la mas
amplia defensa posible para de este modo impedir acusaciones o condenas injustas
El abogado siempre debe brindar al cliente seguridad, competencia, diligencia y honradez profesional. No
crearle falsas expectativas dándole la máxima información, trato igualitario, fidelidad en el conocimiento de la
causa y diligencia en la tramitación
Es posible que el abogado experimente con frecuencia la tentación de servirse de su superioridad técnica-
jurídica para escamotear alguna de esas dimensiones éticas. El fantasma real del legalismo puede estar presente
.
Art. 69.- De cobrar honorarios justos y moderados, incluso por consultas o labor extrajudicial. De
evitar controversias y apremios. CODIGO DE SALTA
El abogado debe ajustar la estimación y el cobro de sus honorarios a las reglas de la ley y de las presentes
normas.
Debe cobrar las consultas que emita, como asimismo su labor extrajudicial.
Puede solicitar del cliente entregas a cuenta de gastos y honorarios, con la debida moderación, al igual que
formalizar convenios de honorarios con igual espíritu.
Debe evitar los apremios y toda controversia con el cliente acerca de sus honorarios, hasta donde será
compatible con su dignidad y derecho a una justa retribución. Sólo debe recurrir a la demanda contra su
cliente, para impedir la injusticia, la burla, la excesiva demora o el fraude y, en tales casos es aconsejable que
se haga representar o patrocinar por otro abogado.
Comete incorrección el abogado que pide otras retribuciones a posteriori del convenio o de iniciadas las
actuaciones o gestiones.
La participación de honorarios entre profesionales es contraria a la dignidad profesional, cuando se efectúa
sin colaboración jurídica efectivamente prestada.
Art. 60.- De aceptar defensas penales y asumirlas con especial diligencia. CODIGO DE SALTA
a) El abogado puede asumir la defensa de causas penales, con abstracción de su opinión personal sobre
la culpabilidad del acusado. Toda persona acusada tiene derecho a que se presuma su inocencia y a
ser defendida, mientras no se pruebe su culpabilidad y grado de la misma, en juicio público,
asegurándose las garantías de su defensa.
b) El abogado no debe aceptar el nombramiento de defensor, sin tener plena conciencia o seguridad de que
con sus conocimientos y posibilidad de diligencia plena, la situación del imputado o sus intereses, están
debidamente garantizados.
c) Lesiona la dignidad de la profesión que el abogado procure directa o indirectamente la obtención de
defensas penales, en desmedro de la libre elección de los clientes. Asimismo, trabajar con
suministradores de clientes a comisión o mediante la entrega de propinas o porcentajes de honorarios o
retribuciones de cualquier clase a empleados públicos o terceros.
ch) También en defensas penales el abogado debe rehusar todo medio probatorio falso.
d) El defensor penal procurará entrevistar personalmente a sus clientes detenidos o presos, con la asiduidad
que la mejor atención de sus causas exija. Debe poner al tanto a sus defendidos de la marcha de los
procesos. Y, asimismo asistir y controlar personalmente el desarrollo de las audiencias.
e) El abogado que defienda causas penales estimará con especial moderación sus honorarios cuando sus
clientes sean de escasos recursos.
f) Todo abogado debe repudiar y denunciar cualquier forma de apremio.
9.2 Funciones del colegio público de abogados. El derecho disciplinario: su autonomía. El tribunal de
ética y disciplina.
Funciones: el ejercicio del gobierno de la matrícula de los abogados y procuradores y el poder disciplinario
sobre los mismos; el deber de acusar ante los órganos que correspondan a funcionarios y magistrados por las
causales establecidas en las leyes; la defensa de los miembros para asegurar el libre ejercicio de la profesión, la
dignidad y el decoro profesional, la armonía y solidaridad entre ellos; la asistencia y defensa de las personas que
carecen de recursos económicos; bregar por una eficiente Administración de Justicia; cumplir con las funciones
de promoción, asesoramiento, administración y acción social, cultural, extensión y perfeccionamiento
profesional.
9.3 Los vínculos de colegialidad: Deberes hacia los colegas. Relación con los magistrados.
Deberes hacia los colegas: El abogado debe hacer cuanto esté a su alcance para que las relaciones con sus
colegas se caractericen por la confraternidad, esa vinculación -fundada en el sentimiento de la solidaridad
profesional, de los deberes que impone y de la confianza mutua que presume-. Debe respetar en todo momento
la dignidad del colega, proscribiendo a su respecto las expresiones hirientes y las insinuaciones malévolas. Debe
impedir toda maledicencia del cliente hacia su anterior abogado o hacia el patrocinante de su adversario. La
confianza, la lealtad, la benevolencia, deben constituir la disposición habitual hacia el colega, al que debe
facilitarse la solución de inconvenientes momentáneos - enfermedad, duelo o ausencia - y considerarle siempre
en un pie de igualdad, salvo los respetos tradicionales guardados a la edad y a las autoridades del Colegio.
Relación con los magistrados: La actitud del abogado hacia los magistrados debe ser de deferente
independencia. Es de su deber guardarles respeto y consideración, así como abstenerse de toda familiaridad
fuera del lugar, aunque mantenga relaciones de amistad, debe cuidarse de no exteriorizarlas en el Tribunal. Debe
estar en todo momento dispuesto a prestar apoyo a la magistratura, pero debe mantener siempre la más plena
autonomía; recordando que si es auxiliar, no es dependiente de la administración de Justicia.
Art. 114.- El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por la mayoría absoluta de
la totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la selección de los magistrados y la
administración del Poder Judicial.
El Consejo será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio entre la representación de los
órganos políticos resultantes de la elección popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la
matrícula federal. Será integrado, asimismo, por otras personas del ámbito académico y científico, en el número
y la forma que indique la ley. Serán sus atribuciones:
1. Seleccionar mediante concursos públicos los postulantes a las magistraturas inferiores.
2. Emitir propuestas en ternas vinculantes, para el nombramiento de los magistrados de los tribunales inferiores.
3. Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración de justicia.
4. Ejercer facultades disciplinarias sobre magistrados.
5. Decidir la apertura del procedimiento de remoción de magistrados, en su caso ordenar la suspensión, y
formular la acusación correspondiente.
6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean necesarios para
asegurar la independencia de los jueces y la eficaz prestación de los servicios de justicia.
Art. 115.- Los jueces de los tribunales inferiores de la Nación serán removidos por las causales expresadas en el
artículo 53, por un jurado de enjuiciamiento integrado por legisladores, magistrados y abogados de la matrícula
federal.
Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más efecto que destituir al acusado. Pero la parte condenada quedará no
obstante sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los tribunales ordinarios.
Corresponderá archivar las actuaciones y, en su caso, reponer al juez suspendido, si transcurrieren ciento
ochenta días contados desde la decisión de abrir el procedimiento de remoción, sin que haya sido dictado el
fallo.
En la ley especial a que se refiere el artículo 114, se determinará la integración y procedimiento de este jurado.
Camara de Diputados
Arrticulo 53o.- Solo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado al presidente, vicepresidente, al jefe de
gabinete de ministros, a los ministros y a los miembros de la Corte Suprema, en las causas de responsabilidad
que se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones, o por crímenes
comunes, después de haber conocido de ellos y declarado haber lugar a la formación de causa por la mayoría de
dos terceras partes de sus miembros presentes.
Se establecerá por ley la carrera judicial para magistrados, funcionarios y representantes del ministerio
público, como así la capacitación permanente y la obligación inexcusable de brindar sus conocimientos y
aportes de experiencia en beneficio de otros miembros de la magistratura y de los empleados judiciales.
La ley creará un sistema integrado y público de estadísticas judiciales para el control ciudadano de la
Administración de Justicia.
Gozarán de las mismas inmunidades de los legisladores. Su retribución será establecida por ley y no
podrá ser disminuida con descuentos que no sean los que se dispusieran con finas provisionales,
tributarios o con carácter general.
Con el mismo procedimiento podrán designarse jueces suplentes para cubrir vacancias y licencias. Si las
mismas no son llenadas dentro de los sesenta días de producidas, el Superior Tribunal de Justicia las
cubrirá con carácter provisorio.
En caso de desintegración del Consejo de la Magistratura, los miembros del Superior Tribunal de
Justicia y el procurador general serán designados por el Poder Ejecutivo con acuerdo de la Legislatura.
La ley instrumentará y garantizará la capacitación de los empleados del Poder Judicial y la carrera
Selección: Para la selección de magistrados, una vez abierto el Concurso Público de Oposición y Antecedentes,
dónde se evalúa entre otros: actuación en el fuero judicial, cargos públicos desempeñados, su ejercicio
profesional liberal, actuaciones académicas, postgrados realizados, publicaciones, se evalúa su especialidad con
la vacancia a cubrir, etc. Asimismo debe cumplir con los requisitos exigidos para el cargo: tener título de
abogado, 30 años de edad cumplido, 8 años de ejercicio de la profesión o 2 años como abogado si es empleado
judicial. Posteriormente se rinde un examen escrito y luego una entrevista personal con el Consejo de la
Magistratura. De allí se obtienen los tres mejores puntajes elevándose al Poder Legislativo una terna para la
elección del magistrado, ¿????quién jurará ante los miembros del Excmo. Tribunal de Justicia.
Inamovilidad e intangibilidad: como garantía de la imparcialidad el juez tiene el derecho de inamovilidad, es
decir, no puede ser privado del ejercicio de su función sino con arreglo a la ley. Subjetivamente el juez por
razones personales puede pedir la jubilación voluntaria, renunciar, pedir licencia o traslado. La intangibilidad es
la garantía de independencia del Poder Judicial. Lo que está consagrado en la letra y en el espíritu de la
Constitución es que el haber de un juez no se puede afectar, con lo que el texto fundamental tiende a evitar que
un mandatario cualquiera aproveche el poder para intimidar o disciplinar a tal o cual juez o al conjunto de
jueces, por eso se sostiene que el principio de la intangibilidad es nuclear en la independencia del Poder Judicial
respecto de las decisiones políticas coyunturales”.
Destitución: Según la Constitución Argentina, los jueces gozan de estabilidad en sus cargos mientras dure su
buena conducta. Una destitución es posible sólo en caso de que se compruebe “mal desempeño” o “comisión de
un delito”. Un juez de la Corte Suprema sólo puede ser acusado por “mal desempeño” o “comisión de delito”,
en un juicio público que tramita en el Poder Legislativo: la Cámara de Diputados actúa como órgano acusador
(a la manera de un fiscal de un juicio penal común) y la Cámara de Senadores, como tribunal de juicio. El
Senado puede dictar una sentencia destitutoria del juez acusado, con mayoría de dos tercios de los miembros
presentes; caso contrario, la acusación queda rechazada.
10.3 Certeza motivada y certeza personal. El juez ante la norma positiva injusta. El ejercicio de la acción
pública por el Fiscal.
Certeza: el juez debe fallar según lo alegado y probado en el proceso, no según los conocimientos alcanzados
fuera de él (conocimiento privado). No puede éticamente un juez dictar sentencia basándose en una
probabilidad puramente experiencial, es decir, si el juez sabe que una persona es completamente inocente o
inequívocamente culpable pero no lo sabe como resultado de la valoración de lo alegado y probado en el
proceso tendría que condenar a un inocente o absolver a un culpable. La solución ética a estos casos sería:
a) Que el juez personalmente aporte pruebas que demuestren la inocencia o culpabilidad en caso debe inhibirse
y abstenerse de juzgar y actuar en el otro proceso como testigo de cargo o descargo;
b) si no puede aportar pruebas porque no existen o porque la ley no lo permite jurídicamente no es posible hacer
nada. En este caso no le queda otra solución que sentenciar en contra a su propia opinión subjetiva, pudiendo
utilizar los atenuantes o agravantes.
Ante la ley injusta: se refiere a su actitud ante una ley que nace ya injusta por ser contraria a exigencias
fundamentales de la justicia, es decir, del derecho natural, por ejemplo una ley que legalice el aborto, la
eutanasia o el uso de drogas. El juez no puede lícitamente con sus sentencia obligar a nadie a realizar un acto
intrínsecamente inmoral aunque este mandado o permitido por la ley, ya que se convertiría en cómplice de los
autores de ella. Para que sea lícita esa cooperación se requiere un motivo grave que puede ser la amenaza de su
inhabilitación temporal o perpetua que además de suponer en ciertos casos la ruina económica personal y
familiar, significa dejar la magistratura en poder de otras personas favorecedoras de acciones inmorales.
Fiscal: los fiscales al igual que los jueces deben actuar con imparcialidad. Su misión no consiste únicamente
como acusador, sino que ejerce la función peculiar apreciando el resultado de averiguaciones del sumario,
pidiendo sobreseimientos o una vez abierto el juicio la absolución de las personas injustificadamente acusadas,
etc. Está obligado a ejercitar la acción penal apenas llegue a conocimiento de que existen indicios de delito. En
su actuación el fiscal puede encontrar delicados problemas de conciencia sobre todo en aquellos delitos que por
presión de grupos de opinión pública se pretende que dejen de serlo como sucede en el caso del aborto dónde es
loable la actuación del fiscal a afrontar un proceso impopular, sin embargo tiene obligación jurídica y moral de
oponerse claramente a ese hecho. El fiscal puede también pecar por omisión y de esta forma preparar el camino
para que un mal moral se convierta en legal.