CUENTOS

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Cuadernos Literarios, N. 9, 2011, pp.

17-35

El segundo libro:

l i t e r a r i o s
Cuentos de
circunstancias de Julio
Ramón Ribeyro

Antonio González Montes

Resumen
En este artículo el autor realiza un análisis de los pequeños mundos narrativos que creó Julio Ramón
Ribeyro (1929-1994) en sus innumerables cuentos, específicamente de su segundo libro titulado

c u a d e r n o s
Cuentos de circunstancias (1958). Mediante esta lectura se reconocerá los recursos iniciales del estilo
de quien llegaría a convertirse en uno de los principales creadores de mundos verbales imaginarios de
la literatura narrativa peruana del siglo XX.
Palabras clave: Ribeyro, mundos narrativos, literatura peruana

Abstract:
In this article, the author develops an analysis of the small narrative worlds created by Julio Ramon
Ribeyro (1929 – 1994) in his innumerable stories, specifically in his second book entitled Stories of
Circumstances (Cuentos de circunstancias, 1958). By reading this story we will identify the initial style
resources of someone who would become one of the principal creators of imaginary verbal worlds of
the Peruvian narrative literature in the twentieth century.
Key words: Ribeyro, narrative worlds, Peruvian literature

E l segundo libro de relatos que publicó Julio Ramón Ribeyro se denomina Cuentos de
circunstancias y está constituido por doce textos, dos más que los del primer volumen de
1955. Si comparamos la edición original con la de los cuentos completos que empleamos en
esta investigación y en la que se reproduce el conjunto de las piezas narrativas que integran

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el volumen, descubrimos algunas pequeñas diferencias que pasamos a señalar. En primer


lugar, la obra de 19581 reúne un total de diez cuentos, mientras que la de 1994 nos entrega
doce. Los que se incorporan en esta última son «El libro en blanco» y «La molicie». En
segundo lugar, en cuanto al orden en que aparecen los textos se notan algunas variaciones,
la principal de las cuales es que los dos relatos incorporados en la edición de 1994 aparecen
después de «Doblaje» y antes de «La botella de chicha». Igualmente, en la edición príncipe,
el penúltimo es «El tonel de aceite» y el último, «Los merengues»; en cambio, en la más
reciente, este último es el penúltimo y aquél, el último. En tercer lugar, el volumen de los
cuentos completos ofrece al final de cada texto la fecha de escritura de este; ello nos permite
comprobar que «El libro en blanco» se escribió en 1993 en París, es decir, treinta y cinco
años después de la aparición del segundo libro del autor; a su vez, «La molicie» nació en
Madrid en 1953 y, por lo tanto, pudo haber aparecido en la edición de 1958, pero no
ocurrió así.
Antes de ingresar al análisis de cada uno de los relatos, cabe realizar algunas
observaciones más. La primera es que Cuentos de circunstancias carece de prólogo, y por tanto
el lector ingresa de frente al mundo que nos propone Ribeyro en sus ficciones, sin ninguna
advertencia o apreciación que haya que tomar en cuenta. Por otra parte, todos los textos
de Los gallinazos sin plumas (1955) presentan una uniformidad y homogeneidad en cuanto
a la elección de un narrador heterodiegético y omnisciente que emplea siempre la tercera
persona y recrea una realidad cuyas características señala el autor en el prólogo. En cambio,
en Cuentos de circunstancias (1958), el narrador es, en unos textos, un autodiegético (Cf. Reis
y Lopes 1995: 158), que utiliza la primera persona, y en otros, un heterodiegético (1995:
160) que cuenta en tercera persona. También se constata la existencia del homodiegético
(1995: 161), es decir, el narrador testigo en primera persona.
En cuanto a lo que Mario Vargas Llosa denomina el nivel de realidad (1997:107)
presente en los textos del primero y del segundo libro de Julio Ramón Ribeyro, es destacable
la diferencia entre el realismo o neorrealismo que caracteriza a todos los cuentos de Los
gallinazos sin plumas (1955) y la alternancia entre el realismo y la fantasía2 que es posible

1 Nos referimos a Julio Ramón Ribeyro. Cuentos de circunstancias. Lima: Editorial Nuevos Rumbos, 1958,
96 pp. Esta edición contiene los siguientes cuentos: «La insignia», «El banquete», «Doblaje», «La botella de
chicha», «Explicaciones a un cabo de servicio», «Página de un diario», «Los eucaliptos», «Scorpio», «El tonel
de aceite», «Los merengues».
2 Al hablar de su producción fantástica, Ribeyro dice: «En realidad no estoy muy seguro de haber escrito

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El segundo libro: Cuentos de circunstancias de Julio Ramón Ribeyro

descubrir en los doce textos que forman parte de Cuentos de circunstancias (1958). Las
razones de esta diferencia no obedecen a una posible evolución que habría experimentado
el escritor en el breve lapso de tres años, sino al hecho de que el volumen de 1955 supuso
una selección de un punto de vista realista o neorrealista, lo que llevó a que en esta obra se
dejara de lado todo aquel texto que no coincidiera con la propuesta estético-ideológica que
en ese momento sostenía el autor.
Y dicha evidencia, que está expuesta en el prólogo del primer libro, se reafirma si
se revisa las fechas de escritura de cada texto, que se consignan en la edición de los cuentos
completos. En efecto, comprobamos que los ocho relatos de Los gallinazos sin plumas se
escribieron en el lapso de dos años (de 1953 a 1954) y todos ellos en Europa (siete en París y
uno en Madrid). Las ficciones que se incluyeron en Cuentos de circunstancias se pergeñaron
unos en Lima, otros en Europa, y algunas son más antiguas que las que se escogieron
para el volumen de 1955; lo cual quiere decir que el criterio del autor no respondía a lo
cronológico, sino a lo temático, y esta preferencia tenía que ver con sus opciones en tanto
escritor peruano de la década del 50.

El narrador realista heterodiegético

C omo el libro de 1958 es más abierto que el primero de 1955, tanto en el nivel de
realidad al que alude como en el tipo de narrador empleado, el lector puede intentar
una suerte de caracterización del volumen tomando en cuenta los dos criterios que acaban
de mencionarse (subrayados con negrita).
Este punto de vista nos permitirá apreciar las relaciones de semejanza y de diferencia
que hay entre el primer y el segundo libro de cuentos de Ribeyro. Así, comprobamos que en
Cuentos de circunstancias nos volvemos a encontrar con un narrador realista heterodiegético
que está presente en cuatro textos, lo cual constituye un 40% del total de relatos, si
consideramos la edición príncipe de 1958 (con 10 ficciones), y 30%, si nos guiamos por el
volumen de los cuentos completos de 1994 (con 12). En ambos casos, este grupo posee una
cierta representatividad nada desdeñable como veremos al acercarnos a ellos.

cuentos fantásticos. Entiendo por cuento fantástico un cuento que es puro producto de la imaginación, en
el cual las referencias a la realidad son escasas. En cambio, mis cuentos que son considerados fantásticos
están apoyados siempre en hechos reales que he conocido o vivido, pero en los cuales hay siempre un
momento en que la historia se dispara un poco hacia lo insólito o inesperado. No es el cuento fantástico
típico, se trata de un cuento realista que patina o se desliza de pronto en otra dimensión, la dimensión de
lo insólito». En «El asedio de la fama». Entrevista de Mito Tumi (Cf. Ribeyro 1998:293).

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Pertenecen a este conjunto: «El banquete», «Scorpio», «Los merengues», «El tonel
de aceite». Todos ellos son pasibles de ser considerados como realistas, aunque como se
verificará, el realismo de estos textos difiere en varios aspectos del de 1955. Un primer
aspecto, por ejemplo, es que de los cuatro relatos, tres se desarrollan en el mundo urbano
(que podría ser Lima), pero dicho mundo no es exclusivamente el de la marginalidad; por
el contrario, predominan aquellos en los que el ambiente corresponde al universo de la clase
media más o menos acomodada (dos relatos), y solo uno de ellos («Los merengues») muestra
espacios equiparables a los que aparecen en el libro de 1955.
Por otro lado, en uno de los relatos («El tonel de aceite») la historia transcurre en el
mundo rural y con los indicios que ofrece el texto cabe plantear que estamos en un espacio
andino o próximo a este. Desde esta perspectiva el citado texto sería uno de los primeros en
los que Ribeyro se aventura a recrear narrativamente un mundo que en tanto ser humano y
escritor no le es tan familiar como el de Lima. Ello no impidió que en un buen número de
relatos, el autor plasme historias desarrolladas en el ámbito de la región de la Sierra (urbana
o rural).3
En cuanto al tipo de realismo que predomina en los textos, cabe resaltar el
propósito del escritor de recrear cada una de las historias con un máximo de verosimilitud,
de modo que permitan al lector hacerse una idea aproximada del mundo al que se refieren.
Y como hemos indicado, aunque no hay denominaciones sobre los lugares en que ocurren
los hechos, si se sugiere que corresponden a espacios de la ciudad de Lima.
Por ejemplo, en «El banquete» (cf. González Montes 2005: 99-103), toda la historia
transcurre en ciertos ambientes de la ciudad capital y de manera especial, los sucesos se
concentran en la residencia del protagonista, cuyo nombre tiene un matiz irónico: Fernando
Pasamano. Este personaje, que ha alcanzado una situación económica bastante holgada, es
de origen provinciano y tiene lazos de parentesco no muy cercanos con el Presidente de la
República de la época en que ocurren los hechos.
Fernando Pasamano planea aprovechar el vínculo familiar con el fin de incrementar
su fortuna y mejorar su status social y para ello decide organizar un banquete en su residencia
e invitar al Presidente. Su idea consiste en pedirle a este que lo mande de embajador a algún

3 En su libro Tres historias sublevantes (1964) incluyó un relato por cada una de las tres regiones geográficas
que tiene el Perú. El que corresponde a la Sierra es «El chaco».

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El segundo libro: Cuentos de circunstancias de Julio Ramón Ribeyro

país europeo y que autorice la construcción de una vía férrea que pase cerca de una de las
haciendas del anfitrión.
La organización del banquete representa para Pasamano el desembolso de una gran
cantidad de dinero, pero él considera que este fuerte egreso es una inversión razonable pues
si el Presidente accede a una de sus peticiones podrá recuperar con creces lo que ha gastado.
En efecto, luego de los costosos y detallados preparativos, el banquete se realiza y el anfitrión
consigue hacer la petición a su encumbrado pariente, y este le manifiesta que le concederá
lo que ha solicitado. Pero el desenlace es funesto para Pasamano pues al día siguiente de la
comilona presidencial, el mandatario sufre un golpe de estado que frustra totalmente las
esperanzas del anfitrión.
En este relato el narrador muestra una mirada crítica e irónica sobre el personaje,
y a través de la historia que este protagoniza se permite cuestionar la actitud oportunista
y arribista del mismo, que quiere obtener ventajas valiéndose no de su trabajo sino de sus
vínculos familiares con quien detenta el poder. A propósito del poder, «El banquete» debe
ser uno de los primeros relatos en los que Ribeyro desarrolla el tema de la política, vinculada
a un tópico que retomará más adelante en su novela Cambio de guardia (1975), publicada
en plena época del gobierno militar de Velasco Alvarado.
Nos referimos al tópico del golpe militar como rasgo característico de la política
peruana durante gran parte del siglo XX. De modo que su utilización en «El banquete» es
perfectamente verosímil en nuestro contexto, y de paso constituye una sanción tanto para
el presidente que acepta conceder favores por razones familiares, como para el pariente que
considera que el Estado debe estar al servicio de los intereses particulares de los allegados al
poder.
Otro relato que también se recrea desde la perspectiva de un narrador heterodiegético
en tercera persona, es «Scorpio» (Cf. Gonzáles Montes 2005: 144-148), que enfrenta a dos
adolescentes que son hermanos y ambos aficionados a la captura y posesión de pequeños y
peligrosos animales (arañas y escorpiones). Precisamente, el cuento mencionado alude a que
los dos han peleado por la posesión de un escorpión, capturado por Ramón, el hermano
menor, y arrebatado a este por Tobías, el hermano mayor. A partir de esta situación de
desventaja para Ramón, el narrador omnisciente sigue a este en sus planes para vengarse de
la desposesión del escorpión que ha sufrido a manos de su hermano.
El relato no tiene el propósito de ilustrar un conflicto de naturaleza social, sino el
de mostrar los enfrentamientos que se producen entre personajes que son de una misma

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familia, pero que por razones de edad o de temperamento luchan entre sí para afirmar su
personalidad o su ego, en un mundo donde las relaciones se basan en el conflicto físico
o psicológico permanente. Por esa razón, «Scorpio» es un relato realista y verosímil pues
presenta una situación que suele darse entre hermanos, en especial cuando están en la
etapa de la adolescencia. Desde el punto de vista social, los personajes no son marginales ni
pobres; pertenecen a una clase media de moderados recursos.
«Los merengues» (Cf. Gonzáles Montes 2005: 148-152) también es contado por un
narrador de características similares al de «Scorpio» y el protagonista, asimismo, es un niño,
en este caso de extracción popular,4 que vive en el barrio miraflorino de Santa Cruz, donde
conviven familias que pertenecen a estratos diferentes. El niño, que tiene el sobrenombre
de «Perico», no se enfrenta a otros niños sino al mundo adulto. Y ello ocurre porque desea
comprar en una pastelería cercana a su casa unos dulces denominados «merengues», por los
que siente especial predilección.
Para poder realizar la adquisición de sus dulces favoritos, «Perico» comete un
pequeño «delito»: sustrae parte del dinero que su madre guarda en un lugar de la cocina.
Aprovechando que esta ha salido al trabajo, el niño consuma el pequeño hurto y luego se
dirige a la pastelería para realizar la compra de la golosina con la cual ha soñado muchas
veces. Lo singular es que llega hasta el lugar y solicita al vendedor que le proporcione los
merengues a cambio del dinero que muestra en sus manos.
Pero el vendedor considerando que los veinte soles son una suma exagerada para
adquirir merengues le niega a Perico el derecho de convertirse en comprador y lo conmina a
abandonar la tienda. El frustrado niño tiene que abandonar la tienda y su venganza consiste
en tirar las monedas una a una y soñar con un tiempo futuro en el que pueda comprar lo
que se le antoje.
En este relato, además de la anécdota de la frustrada compra de los merengues, el
narrador incluye algunos elementos que permiten apreciar el nivel socio-económico al que
pertenece Perico. Este personaje es de extracción popular, como hemos señalado, y en ese
sentido se parece en alguna medida a los niños que aparecen en «Los gallinazos sin plumas».
Y con respecto a la sustracción del dinero que realiza «Perico», no hay de parte del narrador
una censura, sino una mirada irónica y comprensible.

4 Sobre la presencia de niños y adolescentes en los relatos de Ribeyro, se puede consultar un interesante
artículo del escritor peruano Jorge Eslava (1993: 32).

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En el relato «El tonel de aceite» vuelve a enseñorearse la figura de un narrador


heterodiegético en tercera persona, que conduce el desarrollo de la historia con total
dominio de los sucesos, espacios y personajes. Estamos ante un típico cuento “fragmento”
que muestra un momento crucial en la vida de un número breve de personajes y que se
resuelve a través de una autosanción a aquél que ha perpetrado un delito mayor: el asesinato
de un hombre por motivos sentimentales.
Quien ha cometido homicidio es Pascual, y en su afán de escapar a la justicia ha
huido del lugar del crimen y se ha refugiado en la casa de su tía Dorotea, una mujer ya
mayor, de rasgos indígenas y que vive en una zona semirural. El relato nos muestra a Pascual
en casa de su tía, y los dos momentos extremos de su situación se pueden definir con dos
adjetivos: escondido y ahogado. Lo que implica pasar de la vida a la muerte, y por tanto
significa un final catastrófico para el protagonista.
Y ello ha ocurrido porque los policías llegan hasta el lugar donde está escondido
Pascual; pero antes de que toquen la puerta, dialoguen con Dorotea y esta los autorice a
entrar en la casa y verificar si está o no el homicida (la mujer dice que no lo ha visto), ella
le ha ordenado a Pascual que se introduzca en un gran tonel de aceite que se ubica cerca de
la puerta. El perseguido obedeció y por ello cuando los policías ingresan y lo buscan no lo
encuentran pues Pascual está dentro del tonel. Incluso uno de ellos golpea al recipiente y
anuncia que volverá para que Dorotea le obsequie aceite.
Después de que los policías se marchan, el ambiente de la casa queda en paz y sin
la tensión y el suspenso que generaron la presencia de los perseguidores, pero Pascual se
ha ahogado con el aceite y ha muerto, según lo sugiere el narrador y con esta insinuación
concluye el relato. No puede decirse que hay una moraleja o un propósito didáctico en
la historia. Lo que se quiere contar es una anécdota donde están presentes, como se ha
señalado, el suspenso y la tensión, por el enfrentamiento entre alguien que se ha puesto al
margen de la ley (ha asesinado a un hombre) y unos policías que lo persiguen en nombre
de la ley. Y con ello, el escritor muestra un aspecto de la realidad desde un punto de vista
realista y equilibrado, aunque haya de por medio dos muertes: la del asesinado y la del
propio homicida.

El narrador realista autodiegético

B ajo esta denominación agrupamos a aquellos relatos que tienen como narrador a una
voz en primera persona, que además ha participado en el desarrollo de la historia en

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calidad de protagonista o de personaje importante; por ello se le llama narrador personaje y


en la terminología narratológica se le identifica como el autodiegético, porque cuenta algo
acerca de sí mismo (Cf. Reis y Lopes 1995: 158).
Como el narrador es un personaje que se asemeja en parte significativa al Julio
Ramón real en la época de su adolescencia o juventud, según las versiones biográficas
o autobiográficas que manejan los lectores o críticos, algunos de estos últimos llaman a
estos relatos autobiográficos, por su relación con pasajes de la vida real del ser humano
que concibió los cuentos, pero esto siempre es relativo (Cf. Reis y Lopes 1995: 158). Aun
cuando estos relatos se basaran o tuvieran como materia prima experiencias que vivió el
escritor real, lo pertinente desde el punto de vista del análisis literario es la ficcionalización
llevada a cabo y el producto final, su capacidad de persuasión, su trascendencia, como sin
duda ocurre con los textos creados por Ribeyro.
Son, pues, relatos de este tipo: «La molicie», «La botella de chicha», «Explicaciones
a un cabo de servicio», «Página de un diario» y «Los eucaliptos».5 De estos cinco, tres tienen
como protagonistas a personajes que evocan a la figura del propio escritor en su calidad de
vecino de la ciudad de Lima en la que vivió desde su nacimiento hasta la década del 50 en
que comienza su etapa de viajero. Por ello en «La botella de chicha», «Página de un diario»
y «Los eucaliptos», las historias se basan en la evocación de sucesos vividos en la época de la
adolescencia y de la juventud del protagonista.
Lo peculiar de «Página de un diario» (Cf. González Montes 2005: 135) es que
el narrador recuerda con pesadumbre el día en que murió su padre y todo lo que ello
implicó en ese terrible momento y en su futura vida. Estamos frente a un cuento fragmento,
pues los hechos transcurren entre el momento del deceso y unas horas del día siguiente. El
protagonista rememora lo difícil que fue para él tomar conciencia de que su padre ya no era
una persona sino una cosa, a la que podía mirar como tal en el ataúd.
Pero el relato muestra también el modo en que el joven deudo superó el trauma
de la pérdida de su padre a una edad tan temprana. Ello ocurrió cuando el protagonista
recorriendo la casa6 en esas horas de dolor y soledad, llegó hasta la habitación donde estaba

5 Véase el análisis que hacemos de cada uno de ellos en nuestro ya citado estudio (Cf. González Montes 2005:
120 y sgts.).
6 Dice Minardi Giovanna que «En “Página de un diario” […] domina el espacio de la casa como cuna de
nuestra existencia» (2002: 101). Pero también puede ser el lugar donde concluye la vida, como se observa
en el relato.

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el escritorio de su padre. Se acercó hasta el mueble y ubicó allí el lapicero de pluma fuente
que utilizaba su progenitor y que era el símbolo de su autoridad.
Identificado el objeto predilecto, el narrador se lo apropia material y simbólicamente
y piensa que puede llevarlo consigo, pues «¡hasta tenía grabadas las mismas iniciales!». El
proceso de apropiación se consuma cuando con dicha pluma fuente traza su nombre, «que
era también el nombre de mi padre».7 Y esa experiencia lo lleva a comprender que su padre
no había muerto, «que algo suyo quedaba vivo en aquella habitación». Y se verifica, también,
en la mente del huérfano el nacer de un sentimiento de identificación: «Pero si yo soy mi
padre» (Cf. González Montes 2005: 136).
El relato «Los eucaliptos» es otro notable texto evocativo sobre sucesos vividos por
el narrador en el distrito limeño de Miraflores, entrañable mundo asociado a la adolescencia
y que es recreado desde una distancia temporal de 20 años (tiempo de la escritura). Como
lo hemos analizado exhaustivamente (Cf. González Montes 2005: 138 y sgts) remitimos
a esas páginas y solo queremos puntualizar que este cuento está vinculado al proceso
de modernización urbana que sufre el barrio en que vive el protagonista. Este rápido e
irreversible proceso de cambios trae consigo la desaparición de todos aquellos elementos
que eran parte del entorno tradicional en que discurría la vida apacible del narrador y de
sus amigos. Entre esos elementos arrasados por el progreso están los eucaliptos que daban
sombra y acompañaban a los jóvenes.8
Cierra el trío de relatos evocativos del mundo de la adolescencia en el contexto
miraflorino, el cuento «La botella de chicha», también uno de los clásicos del maestro Julio
Ramón. El narrador recrea una curiosa anécdota, no exenta de humor, que le ocurrió en
su época de universitario, cuando urgido por la necesidad de contar con algo de dinero y
descartar la opción de pedírselo a alguien de su familia, decidió extraer de la despensa de su
casa una botella de chicha que se guardaba para una ocasión especial.
A partir de esa situación inicial de insolvencia económica del protagonista se van
generando otras como producto del azar y conducen a un desarrollo y desenlace contrarios
a los propósitos específicos de aquél, pues no consigue el dinero que necesita y la famosa
chicha es reemplazada por un vinagre desagradable, pero pese a ello, los miembros de la

7 Sobre la importancia del tema del nombre en la narrativa de César Vallejo, véase nuestro artículo «La
narrativa de Vallejo» (González Vigil, ed. 1993: 241 y sgts).
8 Este texto ha sido estudiado por distinguidos especialistas en la cuentística de Ribeyro: Minardi 2002: 102
y Elmore 2002: 66.

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familia la beben creyendo que es la bebida auténtica, y, en cambio, esta última es echada al
piso por el padre del protagonista, quien es víctima de un proceso de sugestión que el relato
muestra de modo admirable.9
En cuanto a los relatos «La molicie» y «Explicaciones a un cabo de servicios»,
pese a estar construidos por un narrador autodiegético presentan algunas características de
contenido o de técnica narrativa que es pertinente destacar para comprobar que aunque
Ribeyro no es proclive a grandes cambios en su oficio de cuentista, sí introduce algunos
pocos que son indicios del camino que seguirá en sus siguientes libros.
Por ejemplo, «La molicie» no es novedoso en cuanto al tipo de narrador, pero sí lo
es respecto del manejo de la atmósfera y del espacio en que ocurren los insólitos sucesos. La
acción gira alrededor del curioso enfrentamiento de dos personajes, uno de los cuales es el
narrador, contra la fuerza de la naturaleza, identificada con el calor que produce en los dos
jóvenes un adormecimiento de sus facultades vitales y los condena a una inacción casi total.
Como vemos, la historia no es muy nítida y los personajes son difusos, a lo sumo se sabe que
son estudiantes cuyas escasas energías se agotan en esa lucha impersonal contra un enemigo
cósmico como es la época de canícula en el verano. Tampoco está identificada el lugar en
que los jóvenes soportan el asedio ambiental, pero por los indicios presentes podría decirse
que están en una ciudad europea en su temporada veraniega.10
En cuanto a «Explicaciones a un cabo de servicio», la novedad está en el sistema
narrativo empleado: el narrador, protagonista de los sucesos, no da cuenta de estos a un
narratario impersonal y que está fuera del relato en calidad de lector, sino que se dirige a
alguien que también está en el mismo nivel de realidad que el narrador: es el policía que
lleva detenido y rumbo a la comisaría a Pablo Saldaña, por haber cometido una falta, y
mientras cumple su labor de custodio del orden escucha la versión de los hechos que le
proporciona Pablo, con el objeto de alegar su inocencia y evitar una futura sanción.
El policía se limita a escuchar el discurso exculpatorio del detenido y no le responde
con ninguna palabra, pero conduce con firmeza a Pablo hasta la comisaría y es durante este
recorrido que los lectores «escuchamos» también el relato de lo que ha ocurrido: Pablo fue
detenido por no haber podido pagar una deuda por los consumos que efectuó en compañía
de su amigo Simón Barriga en un restaurante del distrito limeño de Lince. A esta técnica de

9 Véase González Montes 2005: 124 y sgts. Santiago López ha hecho un análisis desde el punto de vista
semiótico (1991: 149).
10 Para mayor información véase González Montes 2005: 120 y sgts.

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El segundo libro: Cuentos de circunstancias de Julio Ramón Ribeyro

contar, nosotros la hemos denominado: «el narrador en 1.ª y en 2.ª persona», pues tiene de
ambas (Cf. González Montes 2007: 19): el narrador refiere hechos en los que ha participado
como personaje, pero además identifica al receptor y como prueba de ello se dirige a él
usando el «tú» o el «usted», y queda claro que este interlocutor no es el narrador que se habla
a sí mismo, sino alguien diferente y que también es personaje, como ocurre en este relato,
donde es el policía el que acompaña a Pablo Saldaña (Cf. González Montes 2005: 129 y
sgts.)

El narrador fantástico y cosmopolita, autodiegético

C on el mismo tipo de narrador que hemos visto en los relatos comentados, Ribeyro
agrega a su universo cuentístico una nueva dimensión: la del cuento fantástico y
cosmopolita a la vez. Ejemplo de ello son «La Insignia», «Doblaje» y «El libro en blanco»,
pues en cada uno de ellos, un narrador protagonista o coprotagonista nos cuenta sucesos
que de una u otra manera pueden ser tipificados como fantásticos y a la vez las acciones
se desarrollan en espacios urbanos no identificados o ubicados en ciudades europeas o de
otros continentes. En cuanto a la presencia de la fantasía en los relatos del autor, habría
que recordar lo que decía este a propósito de su producción no realista: «No es el cuento
fantástico típico, se trata de un cuento realista que patina o se desliza de pronto en otra
dimensión, la dimensión de lo insólito».11
Para comprender la significación profunda de «La insignia» habría que tomar en
cuenta dos conceptos: el azar y el absurdo, pues mediante ellos se hace presente lo fantástico,
aunque habría que precisar que ambos son también parte de la realidad. En cuanto al azar12
es este el que determina que el narrador se encuentre en su camino con «una insignia», se la
guarde en el bolsillo y que luego de haberse olvidado de ella la reencuentre y decida lucirla
como parte de su atuendo.
A partir de este momento interviene el absurdo,13 pues por el solo hecho de lucir
dicha insignia, el narrador vive una serie de situaciones insólitas, la primera de las cuales
es el ser reconocido como parte de una organización misteriosa a la que ingresa y en la que

11 Véase Ribeyro 1998: 293, nota 22.


12 El Diccionario de la Lengua Española (2001: t 2, 177) define el azar como ‘casualidad, caso fortuito’.
13 El DRAE (2001: t 1, 10) define absurdo como ‘contrario y opuesto a la razón; que no tiene sentido’,
‘extravagante, irregular’, ‘chocante, contradictorio’.

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Antonio González Montes

«hace carrera» y la última es la de haber sido designado presidente de dicha institución,


aunque nunca haya llegado, en los diez años que está en ella, a comprender qué es y a qué se
dedica, pese a lo cual acepta todos los ritos que se realizan allí y cumplió con todas las tareas
extravagantes que le asignaron.
Sin duda, la creación de una atmósfera de lo absurdo en «La insignia» no es algo
gratuito ni puramente lúdico. Además de responder a una de las corrientes estéticas que
existían en el cuento peruano de la década del 50 (Cf. González Vigil 1991: 487 y 1942-
1958), hay en este relato una crítica a la ausencia de sentido social, cultural o histórico en la
sociedad contemporánea, en la cual los signos han llegado a cobrar una gran importancia,
aunque en sí mismos carezcan de un sentido profundo o trascendente para el ser humano.
Además los sucesos se realizan en una ciudad no identificada y ello contribuye a darle al
relato un aire de cosmopolitismo que es un rasgo relativamente novedoso en la producción
cuentística de Ribeyro de esos años (Cf. González Montes 2005: 93 y sgts.).
«Doblaje» es otro relato que enriquece el universo narrativo del autor, pues plantea
con más audacia y originalidad la presencia de lo fantástico en la realidad. La anécdota,
en este caso, no se desencadena a partir del azar, sino como corolario de cierta idea que
el narrador enuncia con énfasis, y que en sí misma es un reto. Según dicha idea: «Todos
tenemos un doble que vive en las antípodas. Pero encontrarlo es muy difícil porque los
dobles tienden siempre a efectuar el movimiento contrario».
Como hemos realizado un análisis exhaustivo del relato al cual remitimos (Cf.
González Montes 103 y sgts.) en estas líneas examinaremos el sentido de la afirmación antes
trascrita para destacar su carácter de hipótesis sugestiva que el relato se encarga de comprobar
de modo verosímil y convincente para el lector. Lo primero que habría que destacar es
que este enunciado no es una verdad científica sino un «saber» propio del esoterismo,
como lo reconoce el narrador de «Doblaje». Y el esoterismo se refiere a un «conjunto de
conocimientos, enseñanzas, prácticas o ritos de una corriente religiosa o filosófica, que son
secretos, incomprensible o de difícil acceso y que se transmiten únicamente a una minoría
selecta denominada iniciados, por lo que no son conocidos por los profanos».14
En cuanto a la primera parte de la frase esotérica, la que asevera que «todos tenemos
un doble», ella ha devenido en un creencia aceptada no solo en el ámbito de lo esotérico sino
en el mundo de la realidad común, pues todos participan de su certeza y su significación

14 Cf. Wikipedia. Enciclopedia libre. Consultada el 17 de enero de 2009.

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El segundo libro: Cuentos de circunstancias de Julio Ramón Ribeyro

alude al parecido físico existente entre, por lo menos, dos personas. Como la palabra «doble»
posee muchas acepciones, recurriremos a un término equivalente pero de uso restringido,
que da una idea del contenido específico que queremos establecer. Dicho término es «sosías»
y con él nos referimos a «una persona que tiene parecido con otra hasta el punto de poder
ser confundida con ella» (DRAE 2001: t. 9, 1423).15
El aspecto espacial también es relevante porque un sosías, según lo que se cree,
nunca vive cerca del suyo, sino exactamente en el lugar opuesto al que habita el primero,
porque eso es lo que significa las antípodas.16 A su vez, la segunda oración establece un rasgo
que dificultaría el que un sosías puede conocer directamente o en persona al suyo, pues
como se señala: «los dobles tienden siempre a efectuar el movimiento contrario»; lo que no
impediría que otra persona sí pudiera conocer a ambos sosías y dar fe de ello. Por otro lado,
con los avances tecnológicos, en especial la vía satélite y la televisión, sí sería posible que los
dos dobles se vean a través de la pantalla televisiva, aunque nunca puedan estar el uno cerca
del otro, por lo que establece el principio.
Todos estos supuestos funcionan como una suerte de verosímil del texto y Ribeyro
los respeta escrupulosamente y convierte a estas leyes especiales en elementos constitutivos
de la lógica de «Doblaje» en tanto relato fantástico, con las características propias de su
peculiar estética.17 El resultado es un logrado texto que persuade al lector y lo deja con una
inquietud respecto de esta curiosa historia que, como hemos dicho, es una comprobación
convincente de aquello que se enuncia en el principio esotérico elegido por el narrador para
someterlo a una demostración narrativa.
Pero «Doblaje» no solo es importante porque muestra la competencia de Ribeyro
para elaborar un relato fantástico, sino porque introduce ejes temáticos nuevos que

15 En un blog encontramos una definición escrita en una norma coloquial: “es una persona que se parece
extraordinariamente a ti, sin ser tu pariente consanguíneo. Tanto se parece, que hasta puede pasar por tu
hermano o por ti mismo”. En Martini Doble. El blog. <http://martinidoble.com>. Consultado el 17 de
enero de 2009.
16 Antípoda o antípodas «es el lugar de la superficie terrestre diametralmente opuesto a otro lado, es decir, el
más alejado. Según la RAE, un antípoda es aquel habitante del globo terrestre que, respecto a otro, mora en
un lugar diametralmente opuesto». Wikipedia. La enciclopedia libre, consultada el 17 de enero de 2009.
17 Siempre resulta difícil definir qué es un relato fantástico, porque además existe una variedad dentro de ellos.
Por ejemplo, Ribeyro practica un tipo de fantasía muy sutil, parecida al de autores como Borges y Cortázar.
A propósito de ello véase un trabajo de Alejandro Danino en el que analiza tres textos fantásticos: «Borges y
yo» , de Jorge Luis Borges; «Continuidad de los parques» y «Casa tomada», de Julio Cortázar (Consultado
en línea el 17 de enero de 2009).

CUADERNOS LITERARIOS 29
Antonio González Montes

adquirirán una mayor relevancia en los libros que publicará el autor en los años posteriores
a sus dos primeros volúmenes de la década del 50, que son los que hemos considerado en
esta aproximación a su arte narrativo. Uno de estos temas es, por ejemplo, el del espacio
cosmopolita en que se desarrollan los hechos (Londres y Sydney), y el personaje también
participa de este rasgo. Además, el motivo del viaje también es novedoso porque hasta antes
de este relato, los personajes se mueven en espacios cerrados y únicos (una habitación) o
hacen viajes muy breves. En cambio en «Doblaje», el narrador viaja desde Londres hasta
Sydney y de aquí retorna a Londres; a su vez, su sosia vuela desde Sydney hasta Londres y
luego regresa a Sydney, en cumplimiento del movimiento contrario que realizan los dobles;
pero no impide mostrar elementos de aquellos lugares que los personajes recorren.
Por último, habría que indicar que los protagonistas de los relatos fantásticos ya no
viven solo experiencias ligadas a la lucha por la supervivencia ni pertenecen a sectores sociales
muy desfavorecidos económicamente. Por el contrario, estos seres se ubican en los sectores
medios y su relativa solvencia material les permite dedicarse a actividades intelectuales (el
esoterismo) o efectuar viajes a lugares del extranjero.
Un último ejemplo de un relato con estas y algunas otras características afines es «El
libro en blanco». Pero como hemos indicado, este texto no formó parte de la edición original
del libro de 1958, sino que se incorporó en la edición de Cuentos completos de 1994, pues
Ribeyro consigna al final del cuento el año 1993 como su fecha de escritura.
Por su temática se vincula al tema central de nuestra tesis, pues el protagonista es
un escritor que vive una curiosa experiencia vinculada al libro como objeto, pero hay que
recordar que su aparición es posterior a la data de la primera edición de Solo para fumadores,
el libro en el que el tema de lo literario asume un protagonismo peculiar, que es lo que
examinamos en estas páginas.
También lo hemos analizado con detalle en un trabajo nuestro ya citado (Cf. González
Montes 2005: 110 y sgts.); por ello, solo incluiremos algunas de las ideas pertinentes para
destacar su calidad. En cuanto al espacio que sirve de escenario al desarrollo de los sucesos,
cabe subrayar que Ribeyro eligió París, ciudad muy importante en su vida real y en su obra
narrativa, como lo atestiguan su Diario personal (La tentación del fracaso) y los varios cuentos
ambientados en la Ciudad Luz, incluidos en algunos de los libros que el autor dio a la
publicidad a partir de la década del 70.18 De otro lado, es comparable a «La insignia» porque,

18 Varios de los cuentos de su libro Los cautivos (1972) tienen como escenario la ciudad de París; entre ellos:

30 CUADERNOS LITERARIOS
El segundo libro: Cuentos de circunstancias de Julio Ramón Ribeyro

en ambos textos, las extrañas acciones que viven los protagonistas se desencadenan desde el
momento en que aquellos entran en posesión de sendos objetos: una insignia y un libro. La
diferencia radicaría en que el primer objeto es encontrado por el narrador de modo casual
y pasa a ser de su propiedad por su propia decisión. En cambio, el libro llega a manos del
otro narrador gracias al obsequio que le hace una amiga en reconocimiento a la condición de
escritor del protagonista.
Este emplea el recurso de la transferencia constante de propiedad del objeto para
llegar a probar, a través de los hechos, el poder maléfico que ostenta el libro. Pero este poder
es mostrado de modo muy especial, pues a partir del momento en que dicho objeto deja de
ser de Francesca y pasa a manos de su amigo el escritor, este señala que en el lapso en que
ha sido propietario del libro (un año), su situación laboral y sentimental ha desmejorado
mucho; como también había ocurrido antes con Francesca cuando esta guardaba en uno de
sus estantes el libro de marras. En cambio, después de haberlo regalado su situación mejora.
Por circunstancias que el relato detalla observamos que el objeto deja de pertenecer
al escritor innominado y pasa a ser propiedad de otro escritor, amigo del primero, y cuyo
nombre es Álvaro Chocano. Este también sufre lo que antes habían padecido la primera y el
segundo propietario, es decir, el que cuenta esta curiosa historia; incluso Álvaro después de caer
enfermo, agravó y murió. Después de este suceso, Francesca y el narrador se reencontraron y
constataron que ambos pasaban por un buen momento, en especial en lo sentimental y hasta
bromearon con la posibilidad de celebrar en una misma casa sus respectivos matrimonios.
El maléfico libro en blanco vuelve a entrar en la vida del personaje-narrador (sin
que este lo sepa), pues la viuda de su difunto amigo Álvaro Chocano, cumpliendo un deseo
del ausente, le entregó cuatro cajas cerradas que contenían «sus poemas inéditos y parte de
su biblioteca». El narrador recibió dicho «presente griego» y no tuvo oportunidad de revisar
el contenido, pero a los pocos días de recibir esos paquetes su suerte se tornó muy adversa,
como ya le había ocurrido antes.
Sumido en la indigencia económica y en la carencia afectiva (su pareja lo volvió
a dejar), el protagonista pasaba su tiempo escribiendo artículos que luego ofrecía sin éxito
y ordenando sus papeles. En esas circunstancias se le ocurrió abrir las cajas cerradas y allí
buscando el poema inédito de su amigo volvió a encontrar el famoso «libro en blanco»; buscó

«La primera nevada», «La estación del diablo amarillo», «Nada que hacer. Monsieur Baruch», etc. Su célebre
relato «Juventud en la otra ribera» también se desarrolla en París.

CUADERNOS LITERARIOS 31
Antonio González Montes

en sus páginas el texto poético pero descubrió que seguía impoluto. No le quedó otra opción
que poner el libro en los estantes de su biblioteca.
Empero, el narrador aún no había percibido la relación que existía entre la posesión
del objeto y la mala suerte de su poseedor. Poco después recibió un mensaje de su amiga
Francesca en el que le anunciaba que se volvía a casar con su ex marido y lo invitaba a asistir
a la ceremonia. El narrador pensó en el regalo de bodas y como no tenía ni trabajo ni dinero
decidió obsequiarle el «libro en blanco» y le dio a este presente un sentido de restitución pues
ese objeto había sido de ella y le costó desprenderse de él. Lo que no calculó el oferente es que
Francesca le devolviera el libro, con un mensaje que decía: «Lo regalado no se devuelve».
Sorprendido por la respuesta de su amigo y en posesión, otra vez, del enigmático
objeto, el narrador lo hojea de pasada y al hacerlo descubre un breve poema de la autoría
de Álvaro Chocano, sin duda. Y en ese texto se revela el secreto del libro descubierto por el
difunto escritor y dirigido a su amigo. Le dice que es un «objeto réprobo maléfico» del que
hay que librarse de una maldición, pues «contiene todas las penas del mundo», y añade que
«un libro no escrito (puede) conducirte a la muerte».
Espantado por la dura revelación del secreto, el narrador se apura en deshacerse
del objeto maléfico, pero no se lo transfiere a otra persona sino que lo arroja en un parque
cercano a su casa. Y a los pocos días (de paseo por el parque en compañía de un amigo)
comprobó que el rosedal donde había arrojado el libro solo era un arbusto de ramas secas con
pétalos marchitos. Con ello se confirma el poder destructor del objeto que no solo afecta a
los humanos sino a la naturaleza.
Por el carácter de la historia contada puede calificarse a «El libro en blanco» como
un relato fantástico, aunque con una fantasía muy sutil y convincente pues el narrador ha
sabido probar con verosimilitud el poder especial de este objeto. La interrogante que plantea
Ribeyro es por qué el libro, en este caso, está asociado a lo maléfico, cuando, por lo general,
se le vincula a lo positivo. ¿Puede haber libros de por sí réprobos? La respuesta que insinúa
el relato es que solo tienen esa condición aquellos que permanecen en blanco, que son una
metáfora de la esterilidad de un escritor que no es capaz de romper el maleficio de la página
en blanco y renuncia a explotar la capacidad creativa de la escritura. Si uno de los poseedores
del libro hubiera acometido la tarea de plasmar una obra completa en las páginas impolutas
del volumen citado, el maleficio habría terminado.19

19 El tema de la esterilidad o de la dificultad del escritor para afrontar hasta las últimas consecuencias el reto

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El segundo libro: Cuentos de circunstancias de Julio Ramón Ribeyro

Como ya habíamos indicado, este relato también pertenece al tema de lo literario


en la obra cuentística de Ribeyro, pero como señalábamos, aunque haya sido incorporado al
libro Cuentos de circunstancias, su escritura es muy posterior a la fecha de la primera edición
de dicho libro y recién se le agrega en la edición de Cuentos completos de 1993, en la que el
volumen de 1958 experimenta algunas modificaciones en cuanto al reordenamiento de los
textos y a la inclusión de algunos nuevos («La molicie» y «El libro en blanco») (Cf. González
Montes 2005: 92). Lo que sí cabe agregar es que el relato que acabamos de analizar es
comparable con el texto «El amor a los libros», también de Ribeyro y en el que este establece
que «existe un amor físico a los libros muy diferente al amor intelectual por la lectura»
(Ribeyro 1976: 45).20
Establecida esta sutil diferencia, cabría entonces indicar que en «El libro en blanco»
se expresa sobre todo el amor físico porque el narrador y protagonista de la historia se
enamora del libro de su amiga Francesca no por su contenido sin por su belleza física,
por su aspecto artístico. Y quizá por ello se resiste a escribir en él y prefiere ubicarlo en su
estante como un objeto de contemplación, digno de admiración. También su amigo Álvaro
sucumbe a la belleza del objeto y apenas es capaz de escribir unas breves líneas en las páginas
en blanco del volumen. Queda en el misterio el modo en que este personaje descubre el
poder maléfico del objeto; lo importante, en todo caso, es que lo trasmite mediante la
escritura y de esa manera evita que el libro siga haciendo estragos entre sus eventuales
poseedores.

de crear una obra literaria también está presente, en alguna medida, en el relato «Ausente por tiempo
indefinido» que analizamos más adelante.
20 Apareció primero en el diario limeño El Comercio, el 14 de julio de 1957.

CUADERNOS LITERARIOS 33
Antonio González Montes

Bibliografía

Elmore, Peter
2002 El perfil de la palabra. La obra de Julio Ramón Ribeyro. Lima: Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú.

Eslava, Jorge
1993 «La adolescencia en esta ribera». En La Casa de Cartón. Revista de Cultura, N. 1,
año II, Época. Lima.

González Montes, Antonio


2005 Algunas técnicas narrativas en la cuentística de Julio Ramón Ribeyro (La palabra del
mudo. Tomo I). Lima: IDIC, Universidad de Lima.
1993 «La narrativa de Vallejo». En González Vigil, Ricardo (ed.). Intensidad y altura de
César Vallejo. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

González Vigil, Ricardo


1991 El cuento peruano: 1942-1958. Lima: Petróleos del Perú.

López Maguiña, Santiago


1991 «Los espejismo de la verdad. Ensayo de interpretación semiótica de “La botella de
chicha” de Julio Ramón Ribeyro». Lienzo. Revista de la universidad de Lima, N. 11,
julio.

Minardi, Giovanna
2002 La cuentística de Julio Ramón Ribeyro. Lima: Banco Central de Reserva del Perú-La
Casa de Cartón.

Reis, Carlos y Ana Cristina M. Lopes


1995 Diccionario de Narratología. Salamanca: Ediciones Colegio de España.

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El segundo libro: Cuentos de circunstancias de Julio Ramón Ribeyro

Ribeyro, Julio Ramón


1994 La palabra del mudo. Cuentos 1952 /1993. Tomo II. Lima: Jaime Campodónico
Editor.
1976 La caza sutil. Lima: Milla Batres.
1958 Cuentos de circunstancias. Lima: Nuevos Rumbos.

Vargas Llosa, Mario


1997 Cartas a un novelista. Barcelona: Editorial Ariel.

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