Papiloma Humano

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Virus del

papiloma humano y cáncer:


epidemiología y prevención
Carcinoma invasor y lesiones premalignas del cuello uterino
en los registros poblacionales: utilidad y limitaciones
Jaume Galceran Padrós. Registre de Càncer de Tarragona, Fundació Lliga per a la
Investigació i Prevenció del Càncer. Reus, Tarragona.
Rafael Marcos-Gragera. Unidad de Epidemiología y Registro del Cáncer.
Institut Català d’Oncologia. Girona.
Ángel Izquierdo Font. Unidad de Epidemiología y Registro del Cáncer.
Institut Català d’Oncologia. Girona.
Joan Borràs Balada. Registre del Càncer de Tarragona, Fundació Lliga per
la Investigació i Prevenció del Càncer.
Universitat Rovira i Virgili. Reus, Tarragona.

1.1. Introducción

A nivel mundial, el cáncer de cuello uterino es una de las neoplasias más


frecuentes y letales en las mujeres. Se estima que cada año se diagnosti- can
aproximadamente 500.000 casos nuevos de este cáncer, de los cuales el 83%
[410.000 casos] se dan en países en vías de desarrollo1. La baja inciden- cia
en países desarrollados se debe, al menos en parte, a la efectividad de los
programas de cribado organizados y al cribado oportunista basados en la cito-
logía cérvico-vaginal (prueba de Papanicolaou). El cribado tiene como obje-
tivo detectar lesiones precursoras en el epitelio cervical que serían el antece-
dente del cáncer invasor.
La larga duración de las lesiones que lo preceden - denominadas con las
iniciales CIN/SIL por cervical intraepithelial neoplasia/squamous intraepithe-
lial lesion - y el hecho de que puedan detectarse mediante la citología y ser
tratadas de forma adecuada, permiten la prevención del carcinoma invasor. El
cribado de la población de riesgo de forma organizada ha demostrado ser
efectivo en la reducción de la incidencia y la mortalidad por cáncer de cue-
llo uterino en diferentes países2. Sin embargo, por varias razones, en ningún
programa se ha conseguido erradicar totalmente la enfermedad; una de ellas,
porque la práctica de la citología cérvico-vaginal tiene una alta especificidad
pero una sensibilidad mediana3,4. Para mejorar la sensibilidad de la prueba, algu-
nos programas han introducido nuevos métodos de recogida y procesamiento de
muestras - tales como la citología líquida - aunque la citología convencional
sigue siendo la más utilizada5,6. Otros factores influyentes son la frecuencia
del cribado7 y su cobertura. Cuando se analizan comparativamente los costes
del cribado y la relación coste/beneficio en relación con la reducción de la
incidencia y mortalidad por cáncer de cuello uterino en programas organiza-

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Jaume Galcerán Padrós, Rafael Marcos-Gragera, Ángel Izquierdo Font, Joan Borràs Balada

dos, la variable más significativa es el acceso al programa8. En este sentido, la


mejor estrategia es aumentar la participación.
En España una parte importante de la población tiene acceso a un cribado
oportunista financiado con fondos públicos. Asimismo, existe un cribado
oportunista realizado en la medicina privada. Sin embargo, se desconoce su
impacto sobre la incidencia y la mortalidad por cáncer de cuello uterino.
Aunque tenemos información sobre la incidencia del cáncer invasor de
cuello uterino a través de los datos aportados por los registros de cáncer de
base poblacional (RCBPs), no existen datos de la incidencia poblacional de
las lesiones precursoras de este cáncer. La mayoría de RCBPs recogen infor-
mación sobre los carcinomas in situ (CIS) pero, debido a los diferentes cam-
bios en los últimos años en el concepto y la terminología de las lesiones
premalignas, en muchos casos no se siguen los mismos criterios para definir
qué tipo de lesiones se incluyen dentro del término CIS.
Para el período 1993-1997 y en el conjunto de RCBPs españoles, la tasa
ajustada por edad a la población estándar mundial del cáncer invasor de cue-
llo uterino fue de 7,11 casos por 100.000 mujeres-año9; para el mismo perío-
do y en los registros de los que disponemos de información sobre las tasas de
incidencia por 100.000 mujeres-año del CIS, éstas fueron de 15,1 en Tarragona,
22,8 en Mallorca y de 24,0 en Girona.
En España el cáncer invasor de cuello de útero se sitúa en el sexto lugar en
frecuencia y supone el 4,8% de todos los cánceres en la mujer (excepto piel
no melanoma e in situ)10. Si considerásemos la patología del cuello uterino en
su conjunto (carcinoma invasor + CIS), esta patología pasaría a situarse entre
la segunda y la tercera neoplasia más frecuente.

1.2. Cambios en la clasificación de las lesiones premalignas del cáncer


de cuello uterino
El concepto y la terminología de las alteraciones premalignas del epitelio
cervical han evolucionado paralelamente al avance del conocimiento de su
biología e historia natural. Inicialmente se usó el término “carcinoma in situ”
para designar a las lesiones que se limitaban al epitelio cervical. En 1949
Papanicolaou introdujo el término “displasia” para designar cambios epitelia-
les menos acusados. Posteriormente - en 1953 - Reagan JW11 consagró este tér-
mino en histopatología cervical. La demostración de cambios histológicos
similares en algunas displasias y el CIS condujo, a principios de los setenta12,13,
a la introducción del concepto de neoplasia cervical intraepitelial (CIN), el
cual los unificaba clasificando las lesiones en tres grados. Esta terminología
sigue empleándose en la actualidad en el diagnóstico histológico. El término
neoplasia cervical intraepitelial de grado III (CIN 3) incluye los CIS y las dis-

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Carcinoma invasor y lesiones premalignas del cuello uterino en los registros poblacionales:
utilidad y limitaciones

plasias severas. La mayoría de patólogos coinciden en que la CIN 3 puede ser


comparable con el CIS, sea la displasia severa mencionada o no.
La clasificación de las neoplasias cervicales intraepiteliales tiene una baja
reproducibilidad diagnóstica, tanto en material citológico como histológico, y
sobre todo en las lesiones menos graves. Este hecho junto con los avances en
el conocimiento de la carcinogénesis cervical hicieron que en 1989 se propu-
siera el Sistema Bethesda14 para describir las alteraciones citológicas, incluyendo
nuevos conceptos relacionados con la infección por virus del papiloma huma-
no (VPH). En el año 2001 se revisó y modificó ligeramente dicha clasifica-
ción. A pesar de que la correspondencia entre las diferentes categorías de las
tres clasificaciones no es absoluta, a efectos prácticos se aceptan las equiva-
lencias entre las diferentes clasificaciones que se muestran en la Tabla 1.1.

Tabla 1.1.— Clasificaciones de las lesiones premalignas de cuello uterino.

Años 1950-69 (Reagan JW y cols.)11 Años 1970-1989 (Richart RM)12,13 Años 1990 – (Bethesda)14

Displasia leve CIN 1 SIL de bajo grado (LSIL)


Displasia moderada CIN 2

Displasia severa
CIN 3 SIL de alto grado (HSIL)
Carcinoma in situ

CIN: Neoplasia cervical intraepitelial. LSIL: Neoplasia cervical intraepitelial de bajo grado.
SIL: Lesión escamosa intraepitelial. HSIL: Neoplasia cervical intraepitelial de alto grado.

En el Sistema Bethesda se sustituye el término neoplasia intraepitelial por


el de lesión escamosa intraepitelial (SIL), con dos categorías: bajo grado (LSIL)
y alto grado (HSIL). Esta división en dos grupos se justifica por la evidencia
que las LSIL corresponden a infecciones víricas, en general autolimitadas y
que sólo excepcionalmente progresan a carcinoma, mientras que las HSIL
equivalen a verdaderos cambios premalignos que se corresponden con los
siguientes términos utilizados en clasificaciones anteriores: displasia modera-
da (CIN 2), displasia severa (CIN 3) y carcinoma in situ. La determinación del
tipo de VPH en las lesiones intraepiteliales ha demostrado que en las LSIL se
identifican tipos muy heterogéneos, de alto y bajo riesgo oncogénico, mien-
tras que en la gran mayoría de HSIL se hallan tipos de alto riesgo15.
Adicionalmente, la terminología Bethesda obliga a incluir en el informe
citológico la calidad de la muestra (adecuada o inadecuada) e incorpora un

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término nuevo (atypical squamous cells of unknown significance, ASCUS)


para clasificar aquellas alteraciones citológicas equívocas que no permiten
descartar totalmente la presencia de una lesión intraepitelial, pero tampoco
son suficientes para diagnosticarla. En la actualidad en la mayoría de labora-
torios de anatomía patológica se sigue la clasificación denominada The 2001
Bethesda System (2001TBS)16 (Tabla 1.2). Uno de los cambios más significati-
vos respecto a la nomenclatura anterior (The 1991 Bethesda System)17 es la
división del diagnóstico ASCUS en dos categorías: ASC-US y ASC-H, en fun-
ción de la probabilidad que se corresponda con lesiones intraepiteliales de
alto o bajo grado. La atipia mínima o indeterminada ha sido siempre un reto
en el área del diagnóstico citológico18: plantea problemas de definición,
reproducibilidad y sensibilidad y, sobre todo, de seguimiento y manejo de los
casos, lo que llevó a establecer un consenso sobre el tema19.
En esta evolución histórica de las clasificaciones podemos comprobar la
tendencia marcadamente simplificadora de las mismas, ya que de los cuatro
grados de la primera se ha llegado a las dos categorías del Sistema Bethesda
pasando por los tres grados de Richart RM, con una duración media de unos
20 años de cada una de las anteriores clasificaciones a la actual.
Para codificar los diagnósticos anatomopatológicos la mayoría de patólo-
gos utilizan la clasificación del SNOMED (Sistematized Nomenclature of
Medicine), de la cual hay varias ediciones. La más utilizada es la del año 197720,
la cual contiene códigos para los términos de la clasificación de Reagan JW.
La más reciente, el SNOMED Clinical Terms® (SNOMED CT®)21, contiene
códigos para todos los términos de las clasificaciones de Reagan JW, Richart
RM y Bethesda. Esta nueva versión del SNOMED no está introducida en casi
ningún hospital. De esta manera, los patólogos que utilizan la terminologías
más modernas no incluidas en la primera versión del SNOMED, siguen codi-
ficando con los códigos de esta versión adaptando su diagnóstico al diagnós-
tico equivalente (por ejemplo: a la CIN 2 le ponen el código 74007 de displa-
sia moderada y a la CIN 3 le ponen el código 80702 de CIS o el código 74008
de displasia severa). Puede que haya algún hospital que haya creado códigos
especiales para los nuevos términos no incluidos en la primera edición del
SNOMED.

1.3. Registro y codificación de las lesiones premalignas


En la actualidad la gran mayoría de los RCBPs recogen información sobre
los CIS independientemente de su localización. Aunque la frecuencia relativa
de los CIS de cuello uterino va disminuyendo debido al incremento de los
CIS de colon y recto y sobre todo de mama, la mayoría de los casos de CIS
que se registran son de cuello uterino.
Carcinoma invasor y lesiones premalignas del cuello uterino en los registros poblacionales:
utilidad y limitaciones

Tabla 1.2.— Clasificación citológica de Bethesda, 200116: resultados e interpretaciones.

1. Negativo para lesión intraepitelial o malignidad:

Cuando no existe evidencia celular de neoplasia, aunque existan otros hallazgos no neoplá-
sicos como microorganismos.

2. Células epiteliales anormales

2.1 Células escamosas

2.1.1 Células escamosas atípicas (ASC) (atypical squamous cells).


• de significado indeterminado (ASC-US) (atypical squamous cells of underter-
mined significance).
• que no pueden excluir lesión escamosa intraepitelial de alto grado (ASC-H)
(atypical squamous cells cannot exclude HSIL).

2.1.2 Lesión escamosa intraepitelial de bajo grado (LSIL) (low grade squamous intraepithe-
lial lesion). Incluye infección por VPH / displasia leve / CIN 1 (cervical intraepite-
lial neoplasia de grado 1).

2.1.3 Lesión escamosa intraepitelial de alto grado (HSIL) (high grade squamous intraepi-
thelial lesion). Incluye displasia moderada y severa / CIN 2 (cervical intraepithelial
neoplasia de grado 2) y CIN 3 (cervical intraepithelial neoplasia de grado 3) / car-
cinoma escamoso in situ.

2.1.4 Con características sospechosas de invasión.


Si se sospecha invasión.

2.1.5 Carcinoma escamoso.

2.2 Células glandulares

2.2.1 Células glandulares atípicas (AGC) (atypical glandular cells): células endocervicales,
células endometriales o células glandulares sin especificar origen.

2.2.2 Células glandulares atípicas, posiblemente neoplásicas.

2.2.3 Adenocarcinoma endocervical in situ (AIS).

2.2.4 Adenocarcinoma endocervical, endometrial, extrauterino o sin especificar.

Para la codificación de las neoplasias, la mayoría de registros de cáncer


utiliza la Clasificación Internacional de Enfermedades para Oncología (ICD-O),
de la que de la que existen tres ediciones hasta la fecha. Esta clasificación per-
mite codificar la localización, la morfología y el comportamiento tumorales.
Las neoplasias in situ se identifican con el código de comportamiento “/2”. En
la primera edición de esta clasificación (ICD-O-1, de 1977)22 existen los códi-
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gos 8010/2 y 8070/2 para codificar los CIS y los carcinomas escamosos in situ
independientemente de la localización tumoral y el código 8076/2 para codi-
ficar los carcinomas escamosos in situ con dudosa invasión del estroma. No
existe un código específico para codificar las displasias severas. En las edicio-
nes segunda (ICD-O-2, 1990)23 y tercera (ICD-O-3, 2000)24 se incorpora el
código 8077/2, que se utiliza para la codificación de las neoplasias intraepi-
teliales de grado III (CIN 3), ya sea de cuello uterino, vagina, vulva o ano (Tabla 1.3).
La categoría HSIL de la clasificación Bethesda no está incorporada en estas
clasificaciones, aunque dentro de las lesiones de alto grado (HSIL) se incluyen
las siguientes lesiones: displasia moderada, CIN 2, displasia severa, CIN 3 y
carcinoma in situ.

Tabla 1.3.— Códigos del carcinoma in situ y de la neoplasia escamosa intraepitelial en las dife-
rentes ediciones de la Clasificación Internacional de Enfermedades para
Oncología (ICD-O).

ICD-O-122 ICD-O-223 ICD-O-324 Descripción


1977 1990 2000

8070/2 8070/2 8070/2 Carcinoma escamoso in situ, SAI

8076/2 8076/2 8076/2 Carcinoma in situ con dudosa invasión del estroma

8077/2 8077/2 Neoplasia escamosa intraepitelial, grado III


CIN 3, SAI
CIN 3 con displasia severa
Neoplasia intraepitelial de vagina, VAIN 3
Neoplasia intraepitelial de vulva, VIN 3
Neoplasia intraepitelial de ano, AIN 3
SAI: Sin otra especificación.
CIN: Neoplasia cervical intraepitelial.
ICD-O: Clasificación Internacional de Enfermedades para Oncología.

1.4. Situación en los registros españoles


Con el objetivo de conocer qué tipo de información sobre las lesiones pre-
malignas del cáncer de cuello uterino recogen los RCBPs españoles, se envió
un cuestionario a todos los registros que publicaron sus datos de incidencia
para el período 1993-1997 en la última edición de la serie Cancer Incidence
in Five Continents (Albacete, Asturias, Canarias, Cuenca, Girona, Granada,
Mallorca, Murcia, Navarra, Tarragona y Zaragoza)9. Diez de estos once regis-
tros respondieron al cuestionario. Todos registran información del cáncer de
cuello uterino invasor y siete de ellos también del CIS (Tabla 1.4).
Respecto a la cuestión sobre qué tipo de lesiones premalignas se incluían
dentro de la categoría CIS, el tipo de lesiones incluidas como CIS ha ido cam-
Carcinoma invasor y lesiones premalignas del cuello uterino en los registros poblacionales:
utilidad y limitaciones

biando en el tiempo paralelamente a los cambios en las clasificaciones y


nomenclatura. Actualmente, todos los RCBPs que registran la categoría CIS
incluyen en ella las lesiones premalignas displasia severa, CIN 2/3, CIN 3 y
HSIL, excepto el registro de Navarra, que no recoge información sobre las dis-
plasias severas.

Tabla 1.4.— Patologías premalignas y malignas del cuello uterino que se registran en los regis-
tros de cáncer de base poblacional (RCBPs) españoles.

Carcinoma Carcinoma Otras lesiones


Registro invasor in situa premalignas Período

Albacete Sí Sí No 1991-actualidad
Canarias Sí Sí No 1993-actualidad
Cuenca Sí No No 1993-actualidad
Girona Sí Sí No 1980-1989b
1994-actualidad
Granada Sí No No 1985-actualidad
Mallorca Sí Sí No 1988-actualidad
Murcia Sí Sí No 1983-actualidad
Navarra Sí Sí No 1970-actualidad
Tarragona Sí Sí No 1980-actualidad
Zaragoza Sí No No 1960-actualidad

a
Puede incluir los diagnósticos de displasias severas, CIN 3 y/o HSIL, según el RCBP.
b
Registro monográfico de cáncer de mama y genital femenino.

El primer registro de base poblacional que se fundó en España fue el de


Zaragoza, creado en 1960. Este registro no recoge información sobre las neo-
plasias in situ. En 1970 se creó el registro de Navarra, que recoge información
de los carcinomas in situ y de las CIN 3, pero no de las displasias severas. En
el resto de los registros, instaurados en las décadas de los 80 y 90, las lesio-
nes consideradas CIS incluyen los diagnósticos carcinoma in situ, displasia
severa y CIN 3. A partir de la década de 1990, a medida que los citopatólo-
gos utilizaron la nueva clasificación Bethesda en los diagnósticos, los RCBPs
incorporaron progresivamente la mayoría de las HSIL dentro de la categoría
de los CIS.
Existen patólogos que suelen dictaminar el diagnóstico según Bethesda, pero
añadiendo su equivalencia de las lesiones anteriores; así por ejemplo, en diag-
nósticos de HSIL se especifica si se trata de una CIN 2 o una CIN 3, o bien displa-
sia moderada o severa. En estos casos, algunos registros sólo recogen los casos
HSIL que van acompañados de la especificación de CIN 3 o displasia severa.
Por último, de todos los registros consultados ninguno de ellos recoge
información del resto de lesiones premalignas de menor grado (CIN 1, displa-
sia leve, LSIL).
Jaume Galcerán Padrós, Rafael Marcos-Gragera, Ángel Izquierdo Font, Joan Borràs Balada

1.5. Incidencia
En España el carcinoma invasor de cuello uterino tiene una incidencia rela-
tivamente baja, con unas tasas ajustadas por edad a la población estándar
mundial de entre 3,4 y 12,2 casos por 100.000 mujeres-año, según los datos
de los diferentes RCBPs9.

in situ invasivo

25

20
Tasas ajustadas por edad

15

10

0
1980

1981

1982

1983

1984

1985

1986

1987

1988

1989

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999
Año
Figura 1.1
Evolución de las tasas ajustadas por 100.000 de incidencia del carcinoma in situ e invasor de
cuello uterino en el Registro de Cáncer de Tarragona, 1980-1999.
Elaboración propia.

La Figura 1.1 muestra la evolución de las tasas ajustadas de incidencia del


carcinoma in situ y del carcinoma invasor de cuello uterino en Tarragona.
Mientras que la tendencia del carcinoma invasor se mantiene constante (por-
centaje de cambio anual - PAC - de –0,1%, no estadísticamente significativo),
la incidencia del carcinoma in situ muestra un aumento estadísticamente sig-
nificativo con un PAC del 11,8% [datos no publicados]. Muy probablemente
este aumento se deba a diversos factores, entre los que cabe citar como prin-
cipales el aumento de la prevalencia de las citologías cérvico-vaginales en las
mujeres a riesgo a lo largo del tiempo y la inclusión de los diagnósticos de CIN 3
y displasia severa dentro de la categoría CIS. La aparición de la clasificación
de Bethesda y su progresiva utilización por parte de los citopatólogos puede
Carcinoma invasor y lesiones premalignas del cuello uterino en los registros poblacionales:
utilidad y limitaciones

haber influido también en este incremento. En cada uno de los RCBPs exis-
tentes estos factores pueden haber influido de forma distinta en el tiempo de
acuerdo con la prevalencia de la citología cérvico-vaginal en las distintas
poblaciones, los criterios de los distintos laboratorios y los métodos de traba-
jo de cada registro. En todo caso, la inversión de la razón entre las tasas de
incidencia del CIS y del carcinoma invasor (Tabla 1.5) es un fenómeno exten-
dido. Actualmente en la mayoría de áreas geográficas de España la inciden-
cia del CIS es superior a la del carcinoma invasor.

Tabla 1.5.— Evolución de la razón (ratio) de las tasas ajustadas por 100.000 a la población
estándar mundial del carcinoma in situ e invasor de cuello uterino en Tarragona,
1980-1999.

Año Carcinoma in situ Carcinoma invasor Ratioa

1980 0,40 7,69 0,05


1981 1,14 6,88 0,17
1982 2,71 8,61 0,31
1983 3,26 9,45 0,34
1984 4,23 8,32 0,51
1985 2,96 8,27 0,36
1986 9,91 9,76 1,02
1987 9,02 6,72 1,34
1988 5,44 9,88 0,55
1989 14,22 8,61 1,65
1990 14,47 8,71 1,66
1991 10,25 10,72 0,96
1992 10,19 10,38 0,98
1993 10,18 9,74 1,05
1994 13,29 9,55 1,39
1995 15,43 10,20 1,51
1996 18,83 11,41 1,65
1997 20,58 5,22 3,94
1998 18,61 8,36 2,23
1999 13,99 7,44 1,88

a
Ratio: tasa carcinoma in situ / tasa carcinoma invasor.
Elaboración propia.

En España, la incidencia del carcinoma escamoso invasor de cuello uteri-


no se ha mantenido constante en los últimos 15 años (1983-1997), sin haber-
se dado cambios en la tendencia según el período. Sin embargo, cuando se
analiza la tendencia de la incidencia según la edad de las pacientes (cohorte
de nacimiento), se observa un incremento de la incidencia para las cohortes
de mujeres nacidas a partir de 1930-40. Este mismo fenómeno se da en otros
países europeos excepto en Francia y en Suiza25.
Jaume Galcerán Padrós, Rafael Marcos-Gragera, Ángel Izquierdo Font, Joan Borràs Balada

1.6. Mortalidad
El análisis de la mortalidad por cáncer de cuello uterino presenta la limita-
ción que en una parte considerable de los boletines estadísticos de defunción
(BED) de pacientes que mueren por este cáncer la causa de la muerte se codi-
fica como cáncer de útero no especificado26. Un estudio de revisión de los
BEDs de pacientes diagnosticadas de cáncer de cuello uterino (1985-1989)
pone de manifiesto que el 24% de los cánceres de útero no especificados
(CIE-9: 179) correspondían a cáncer de cuello uterino, el 29% a cáncer del
cuerpo de útero y el resto a otras localizaciones. Es por ello que en España
frecuentemente no se analiza la tendencia de la mortalidad del cuello y cuer-
po uterinos por separado y se estudia como una única localización (útero)27.
Según los datos disponibles para Cataluña, la mortalidad por cáncer de cue-
llo uterino se ha mantenido estable en esta comunidad en los últimos 20
años28, aunque si se corrigiese por los tumores de útero no especificados
(CIE-O: 179) se habría tal vez observado un descenso.

1.7. Discusión
La sistemática de recogida de la información de las lesiones premalignas
de cuello uterino por parte de los RCBPs no está estandarizada. El criterio en
el registro de estas lesiones no sólo es distinto según el registro, sino que tam-
bién cambia a lo largo del tiempo dentro de un mismo registro, debido prin-
cipalmente a los cambios en las clasificaciones de este tipo de lesiones. De
los diez RCBPs españoles de los que se obtuvo información, siete registran los
casos de CIS de cuello uterino y la mayoría de ellos incluyen dentro del tér-
mino CIS los diagnósticos de carcinoma in situ, CIN 3, displasia severa y HSIL.
En uno de estos registros no se recoge información de las displasias severas y
en otros no se incluyen los HSIL si no especifican que se trate de una CIN 3
o una displasia severa. En ningún registro se recoge información sobre el resto
de lesiones premalignas del cáncer de cuello uterino (displasia leve, CIN 1, LSIL).
En la evaluación de la incidencia poblacional de las lesiones premalignas
a través de los datos de los RCBPs se tendrían que tener en consideración los
siguientes aspectos:

• Los patólogos utilizan diferentes clasificaciones y terminología para desig-


nar a las lesiones premalignas de cuello uterino.
• La relación de lesiones incluidas dentro de concepto de CIS no es homogé-
nea entre registros.
• Las clasificaciones internacionales de las enfermedades para oncología
(ICD-O) no incorporan los diagnósticos citológicos de la clasificación
Bethesda. La mayoría de RCBPs incluyen las HSILs en la categoría CIS.
Carcinoma invasor y lesiones premalignas del cuello uterino en los registros poblacionales:
utilidad y limitaciones

Por lo tanto, delante de un diagnóstico histológico de lesión de alto grado


y sin más información, los registros tendrían que consensuar la inclusión o
no de estos casos como CIS utilizando, en caso afirmativo, el código 8070/2
de la ICD-O-1 o bien con el código 8077/2 de la ICD-O-2 y de la ICD-O- 3,
según la clasificación utilizada por cada registro.
• El Papanicolaou es una prueba de cribado destinada a identificar pacientes
en las cuales puede haber una lesión premaligna o maligna que requiere
posteriores estudios (estudio colposcópico y/o biopsia). Antes de valorar la
incidencia de las lesiones premalignas, los RCBPs tendrían que tener en
cuenta, como índice de calidad, qué proporción de casos están informados
únicamente a través de una citología. Debe considerarse el hecho que un
diagnóstico definitivo de neoplasia intraepitelial o carcinoma sólo puede
hacerse a través de la biopsia de una lesión sospechosa observada median-
te la colposcopia.
• Los datos de incidencia del cáncer de cuello uterino de los RCBPs incluyen
conjuntamente todos los subtipos histológicos que se dan en esta localiza-
ción tumoral. Según se describe en la literatura29, en algunos países la ten-
dencia del cáncer de cuello uterino está aumentando en los últimos años a
expensas de los adenocarcinomas, lesiones que, por otra parte, no son tan
fácilmente detectadas por la prueba de Papanicolaou. El análisis por grupos
histológicos en 62 RCBPs de 24 países durante el período 1973-1991
(incluyendo cerca de 180.000 casos), concluyó que el incremento en la
incidencia observado en algunos países era atribuible al subgrupo de ade-
nocarcinomas y carcinomas adenoescamosos, pero no al grupo mayoritario
de los carcinomas escamosos. A la hora de analizar la incidencia y la ten-
dencia de este cáncer sería recomendable evaluarlo en función de los gru-
pos histológicos.

A pesar de su éxito, la citología tiene importantes limitaciones siendo la


más destacada su sensibilidad. En un estudio sobre la revisión de las citologí-
as en pacientes diagnosticadas de carcinoma in situ o invasor de cuello uteri-
no, se puso de manifiesto la existencia de falsos negativos en las citologías y
la falta de citologías de cribado en pacientes que desarrollaron un cáncer de
cuello uterino30. Para aumentar la sensibilidad de la citología cérvico-vaginal
se recomienda testar el VPH junto al Papanicolaou en el cribado del cáncer de
cuello uterino en mujeres mayores de 30 años. Recientemente, se está plan-
teando como una interesante herramienta de prevención primaria la detec-
ción de los VPHs de alto riesgo oncogénico debido a su alta sensibilidad y
coste-efectividad31. Por otro lado, estudios recientes32 demuestran que la prue-
ba de detección del VPH es efectiva (valor predictivo negativo muy alto) para
la selección de pacientes con un resultado en la citología cérvico-vaginal de
Jaume Galcerán Padrós, Rafael Marcos-Gragera, Ángel Izquierdo Font, Joan Borràs Balada

células escamosas atípicas de significado indeterminado (ASC-US). Por lo


tanto, la prueba de detección de ADN de VPH se considera potencialmente
útil en tres aplicaciones clínicas: como prueba de cribado primario solo o
acompañado de la citología en mujeres mayores de 30 años, selección de
mujeres con atipias indeterminadas y seguimiento de mujeres tratadas por
lesiones de alto grado con ablación local o excisional.
A pesar de la problemática comentada anteriormente, la evaluación de la
incidencia de las lesiones precursoras del cáncer invasor de cuello uterino
nos permite conocer el impacto real de esta patología en la población. Sin
embargo, sería de gran interés que todos los RCBPs siguieran los mismos cri-
terios en el registro de estas lesiones.
La monitorización de la incidencia tanto del carcinoma invasor de cuello
uterino como del carcinoma in situ (CIS, CIN 3, displasia severa, HSIL) y, por
lo tanto su registro en los RCBPs, será útil para la evaluación de la efectividad
de las futuras vacunas contra el VPH que puedan aplicarse en programas de
prevención primaria a nivel poblacional. Aunque también sería útil monitori-
zar lesiones antecedentes al CIS como las displasias leves, las CIN 1, las lesio-
nes de bajo grado (LSIL), las displasias moderadas y las CIN 2, supondría un
gran esfuerzo poco compensado por unos resultados demasiado pobres debi-
do a la dificultad para conocer con precisión la incidencia de estas lesiones.

Agradecimientos
A las siguientes personas de los registros de cáncer de base poblacional de
España que han aportado información sobre los criterios de registro de los
tumores de cuello uterino: Eva Ardanaz del Registro de Cáncer de Navarra,
Carmen Martos del Registro de Cáncer de Zaragoza, Loli Rojas del Registro de
Cáncer de Canarias, Carmen Martínez del Registro de Cáncer de Granada,
María Dolores Chirlaque del Registro de Cáncer de Murcia, Enrique Almar del
Registro de Cáncer de Albacete, José María García del Registro de Cáncer de
Cuenca e Isabel Garau del Registro de Cáncer de Mallorca.
A Joan Josep Sirvent del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital
Universitario de Tarragona Joan XXIII por sus comentarios sobre la codifica-
ción de las lesiones premalignas de cuello uterino por parte de los patólogos.
A Belén Lloveras del Servicio de Anatomía Patológica de la Ciutat Sanitària i
Universitaria de Bellvitge y a Silvia de Sanjosé del Servicio de Epidemiología
y Registro de Cáncer del Institut Català d'Oncologia (Barcelona) por sus
comentarios y sugerencias.
Carcinoma invasor y lesiones premalignas del cuello uterino en los registros poblacionales:
utilidad y limitaciones

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CAPÍTULO 2
Epidemiología de las infecciones por virus del papiloma
humano (VPH): riesgo de carcinoma cérvico-uterino y de
otros tumores ano-genitales. Nuevas opciones preventivas.
F. Xavier Bosch José1, Mireia Diaz Sanchis1, Silvia de Sanjosé Llongueras1,
Rebeca Font Marimon1, Xavier Castellsagué Piqué1, Ginesa Albero Abril1,
Belén Lloveras Rubio2, Joellen Klaustermeier Lloveras 2, Víctor Moreno Aguado2.

1. Servicio de Epidemiología y Registro del Cáncer. IDIBELL, Institut Català


d'Oncologia. L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona.
2. Laboratorio de VPH. IDIBELL, Institut Català d'Oncologia. L'Hospitalet de
Llobregat, Barcelona.

2.1. Introducción

E l virus del papiloma humano (VPH) representa una de las infecciones de


transmisión sexual más comunes, aunque todavía poco conocida. La fami- lia
de los VPHs cuenta con más de 150 tipos virales que, en relación a su
patogenia oncológica, se clasifican en tipos de alto y de bajo riesgo oncoló-
gico. El paradigma de los primeros lo constituyen los VPHs de tipo 16 y 18 y
el de los segundos los VPHs de tipo 6 y 11. Las infecciones por tipos de alto
riesgo siguen predominantemente un curso silente, tienden a establecer infec-
ciones persistentes y generan alteraciones citológicas características englobadas
mayoritariamente en el grupo de las neoplasias cervicales de grado 1 (CIN 1)
o lesiones escamosas intraepiteliales de bajo grado (LSIL). En una proporción
menor, las infecciones por VPHs de alto riesgo pueden progresar a lesiones
escamosas intraepiteliales de alto grado (CIN 2/3, HSIL) y a cáncer de cuello
uterino. Algunos de los tipos virales de alto riesgo están también asociados a
tumores en otras localizaciones ano-genitales. Una fracción considerable de
las infecciones por VPH es autolimitada, particularmente las que se asocian a
variaciones morfológicas de tipo CIN 1/2. Los VPHs de tipo 6/11 rara vez se
encuentran en lesiones neoplásicas y cursan predominantemente con infec-
ciones clínicamente visibles, denominadas condilomas acuminados (CA).
Ocasionalmente, las infecciones por VPH se transmiten de la madre al recién
nacido abocando a infecciones del tracto respiratorio superior y ocasionando
una rara entidad clínica denominada papilomatosis laríngea.

2.2. Impacto numérico de las infecciones por VPH


Es difícil establecer estimaciones en torno al volumen de mujeres portadoras
de infecciones ocultas por VPH y al espectro de lesiones asociadas. Mediante

31
F. Xavier Bosch José, Mireia Diaz Sanchis, Silvia de Sanjosé Llongueras, Rebeca Font Marimon,
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Belén Lloveras Rubio, Joellen Klaustermeier Lloveras,
Víctor Moreno Aguado.

técnicas de hibridación molecular de alta sensibilidad (por ejemplo, la técni-


ca de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) específica de tipo), puede
considerarse que una aproximación plausible a la prevalencia del ADN de
VPH en la población femenina es inferior al 10% en los países desarrollados
y ligeramente superior al 15% en los países en vías de desarrollo1. Las preva-
lencias de CA y LSIL podrían ser para cada diagnóstico del 1-2% en países
desarrollados y del 1,5 – 3% en países en vías de desarrollo. La prevalencia
para las lesiones de alto grado se estima que es del 1,1% mientras que el total
de las citologías anormales se calcula del 4,4%. La incidencia estimada de
carcinoma in situ en los Estados Unidos es de 55 casos por cien mil
mujeres/año y la de carcinoma invasor en el conjunto de países desarrollados
(tasa cruda) se estima en 15 casos nuevos por cien mil mujeres/año. La inci-
dencia de carcinoma invasor (tasa cruda) en países en desarrollo se estima en
16,6 casos por 100.000 mujeres/año. Finalmente, la supervivencia media de
los casos de carcinoma invasor es de 10 años en los países desarrollados y de
5 años en los países en desarrollo. Si aplicamos de forma conservadora estas
cifras a las estimaciones de la población mundial en mujeres mayores de 15
años (500 millones para países desarrollados y 1.600 millones para regiones
en vías de desarrollo), obtendremos: a) una cifra estimada de portadoras de
ADN de VPH de 310 millones (271 en los países en vías de desarrollo y 39
en los desarrollados), b) 27 millones de pacientes con lesiones condilomato-
sas genitales, c) una cifra equivalente de mujeres afectadas por LSIL, d) 1,5
millones de mujeres con lesiones escamosas intraepiteliales de alto grado
(HSIL), y d) cerca de 400.000 casos de carcinoma invasor.
Para la población de los 25 países integrantes de la comunidad europea en
2005, las cifras correspondientes serían de 195 millones de mujeres mayores
de 15 años dando curso a: a) 15,5 millones de mujeres portadoras de ADN
de VPH, b) 2 millones de mujeres con CA, c) 2 millones con lesiones LSIL, d)
95.000 mujeres con lesiones HSIL, y e) 33.000 casos nuevos de carcinoma
invasor. En otros parámetros, y en una aproximación muy cruda, podríamos
estimar que aproximadamente 20 millones de mujeres mayores de 15 años de
los 195 millones censados en la Unión Europea (10,3% de la población en
este grupo de edades) tienen, en un momento determinado de sus vidas, una
afección genital, clínica o subclínica, atribuible a infecciones por VPH o a
alguna de sus secuelas neoplásicas.
En la población española, las estimaciones generadas a partir de muestras
poblacionales de la región de Barcelona indicarían un rango en la preva-
lencia de ADN viral del 1,3-5%, lo cual correspondería a unas 350.000 -
900.000 mujeres portadoras. Entre 175.000 y 350.000 mujeres serían porta-
doras de CAs, un número equivalente serían portadoras de LSILs y existirían
entre 8.500 y 9.000 casos de mujeres afectadas por HSILs. La incidencia de

32
Epidemiología de las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH): riesgo de
carcinoma cérvico-uterino y otros tumores ano-genitales. Nuevas opciones preventivas

carcinoma invasor en España está estimada en 2.103 casos nuevos para el año
2002 con una mortalidad aproximada de 739 casos por año.

2.3. Historia natural de las infecciones por VPH


Tanto la mujer como el hombre pueden ser portadores asintomáticos y
vehículos de la infección genital por VPH. La transmisión se produce por con-
tactos sexuales y los órganos más susceptibles de infección con potencial de
iniciar una transformación neoplásica son el cuello uterino (zona de transi-
ción) y la línea pectínea del canal anal. Las infecciones por VPH son frecuen-
temente en sábana, en cuyos casos el ADN viral puede recuperarse del cuello
uterino, vulva, vagina, canal anal, pene y escroto. Socialmente, pueden iden-
tificarse grupos de alta prevalencia en la población que ejerce la prostitución,
en la población reclusa asociada al consumo de drogas y en los grupos infec-
tados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Para mayor infor-
mación sobre poblaciones de alto riesgo en España rogamos se refieran al
Capítulo 4 de esta monografía.
Una de las razones por las que este tipo de infecciones ha cobrado un gran
interés reside en la asociación etiológica de algunas de estas infecciones con
el carcinoma de cuello uterino y con otros tumores del tracto ano-genital mas-
culino y femenino2,3. Este hallazgo ha abierto nuevas posibilidades en la pre-
vención del cáncer cérvico-uterino, tanto en la mejora de los programas de cri-
bado como en la preparación de vacunas profilácticas y en inmunoterapia.
La prevalencia de ADN de VPH está asociada a la edad. Generalmente, la
prevalencia es más alta en las edades inmediatas al inicio de las relaciones
sexuales y responde al patrón de comportamiento sexual de la comunidad. En
las poblaciones donde el número de compañeros sexuales distintos y ocasio-
nales es elevado, la prevalencia puede ser tan elevada como del 30-40% en
los grupos de 15 a 25 años de edad (Figura 2.1)2. Este primer pico de preva-
lencia va seguido por una disminución muy marcada, de modo que en las
edades intermedias (25-40 años) la detección viral se estabiliza a niveles de
entre el 3 y el 10%. Esta fracción prevalente se interpreta como medida indi-
recta del grupo de mujeres portadoras crónicas de la infección viral y del
grupo de alto riesgo para la progresión neoplásica. En algunas poblaciones, se
ha observado un segundo pico de prevalencia en las mujeres post-menopáu-
sicas cuya interpretación es todavía objeto de investigación. La curva de pre-
valencia específica por edad es consistente con la incidencia específica por
edad aportada por estudios de cohortes4. En relación a la menor probabilidad
de nuevas infecciones en este grupo de edad, este segundo pico podría refle-
jar la reactivación de una infección latente que hubiera pasado indetectable
en el curso de las edades intermedias de la vida y que se hace aparente aso-

33
F. Xavier Bosch José, Mireia Diaz Sanchis, Silvia de Sanjosé Llongueras, Rebeca Font Marimon,
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Belén Lloveras Rubio, Joellen Klaustermeier Lloveras,
Víctor Moreno Aguado.

ciada a la reducción fisiológica de la inmunidad natural en las mujeres de


edad avanzada. La resolución espontánea de la infección parece ofrecer un
cierto grado de protección frente a reinfecciones por el mismo tipo de VPH,
habiéndose descrito (en pocos estudios) un cierto grado de inmunidad cruza-
da entre tipos virales.
Prevalencia Tasa de incidencia
VPH % 20 por 100.000

edad
Inicio de la Prueba de ADN de VPH en cribado/

Vacunas prueba de ADN de terapéutica antiviral/


profilácticas VPH en el cribado vacunas terapéuticas

TECC: Tasas específicas de carcinoma cervical.


VPH AR%: Virus del papiloma humano de alto riesgo %.
Fuente: Bosch FX y cols. 2002.2
Figura reproducida con permiso de BMJ Publishing Group.

Figura 2.1
Prevalencia específica por edad del ADN de VPH y tasas de incidencia de cáncer de cuello
uterino en Holanda.

Los determinantes conocidos de la progresión neoplásica son el tipo viral,


la persistencia de la infección en exámenes repetidos y, probablemente, la
carga viral por unidad celular. Las infecciones por VIH constituyen un factor
de riesgo para la infección y para la progresión neoplásica, en particular en los
períodos que cursan con inmunosupresión. Factores ambientales adicionales
de progresión son la utilización prolongada de anticonceptivos orales, la alta
paridad y el tabaquismo. Factores posibles son la coinfección con otras infec-
ciones transmitidas sexualmente, en particular por Chlamydia Trachomatis o
por el virus de herpes simplex tipo 2.
La distribución característica por edades es informativa en relación a las

34
posibilidades de intervención preventiva. La Figura 2.1 presenta, además de

35
Epidemiología de las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH): riesgo de
carcinoma cérvico-uterino y otros tumores ano-genitales. Nuevas opciones preventivas

la información sobre la prevalencia de ADN viral, la incidencia de carcinoma


invasor en la población holandesa. Las opciones preventivas pueden indicarse
en relación a la distribución relativa de ambas gráficas. Las vacunas profilácti-
cas deberían utilizarse de forma prioritaria en los grupos de edad previos al
grueso de las infecciones, cuando la mayor parte de las mujeres no han esta-
do expuestas a infecciones por VPH. La utilización de pruebas de detección de
ADN de VPH en el cribado debería iniciarse en grupos de edad más avanza-
dos, para conseguir un equilibrio entre el objetivo de evitar el diagnóstico de
las infecciones virales destinadas a resolverse de forma espontánea (incremen-
tar la especificidad de la prueba) y el objetivo de no perder los primeros casos
de carcinoma invasor que se empiezan a producir en edades muy tempranas
(retener la sensibilidad de la prueba). Se estima que la utilización de las prue-
bas virales en el cribado debería iniciarse después de los 30 años de edad.
Las características de la historia natural de la infección por VPH están tam-
bién relacionadas con el tipo viral. El grupo de VPHs asociados a alto riesgo
neoplásico (unos 15 tipos virales) tiende a establecer infecciones persistentes
y a progresar con mayor frecuencia que el grupo de tipos de bajo riesgo. La
duración media estimada de las infecciones por virus de alto riesgo es de 8-
12 meses. Las infecciones por VPHs de tipo 16 ó 18 tienden a persistir por
períodos más prolongados, entre 16-24 meses. Los estudios de cohortes con
seguimientos sistemáticos prolongados (más de 10 años) han definido diferen-
cias en la capacidad de progresión a HSIL/CIN 3 asociadas al tipo viral. En un
estudio de grandes dimensiones realizado en Guanacaste (Costa Rica), las
infecciones por VPHs de tipo 16 y 18 progresaron a lesiones de CIN 3+ en un
17,2% y en un 13,6% respectivamente, mientras que las infecciones por otros
tipos virales de alto riesgo (utilizando la prueba de la captura de híbridos de
segunda generación - HC2, progresaron a un 3,0%. Las diferencias son esta-
dísticamente significativas. Las mujeres negativas para VPH progresaron a
CIN 3+ en un 0,8%5. Estas observaciones han sido confirmadas por otros estu-
dios en países desarrollados6 y sugieren un potencial oncogénico significati-
vamente superior de los VPHs de tipo 16 y 18. Las implicaciones clínicas de
estos hallazgos son todavía inciertas.

2.4. Impacto numérico de los tumores genitales femeninos


Los tumores del tracto genital femenino representan una quinta parte de
los tumores de la mujer según estimaciones mundiales. El tumor más fre-
cuente es el de cáncer de cuello uterino (9,9%), seguido del cáncer de ova-
rio (1,0%), endometrio (4,0%), y de los cánceres de vagina y de vulva (I%).
Aproximadamente la mitad de los casos fallecen a consecuencia de la enfer-
medad.

36
F. Xavier Bosch José, Mireia Diaz Sanchis, Silvia de Sanjosé Llongueras, Rebeca Font Marimon,
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Belén Lloveras Rubio, Joellen Klaustermeier Lloveras,
Víctor Moreno Aguado.

En España disponemos de estimaciones de la incidencia del cáncer para el


período 1993-1996. Este análisis ha sido realizado integrando datos de los
nueve registros de cáncer poblacionales (incidencia) y datos del Instituto
Nacional de Estadística (censo y mortalidad). Según estas estimaciones, la inci-
dencia global del cáncer para las mujeres fue en este período de 55.480 casos
nuevos por año, (tasa ajustada de 161,50 casos por 100.000 mujeres por año)
de los cuales: a) 13.490 corresponderían a cáncer de mama (24,3% de los
casos en mujeres; tasa ajustada de 44,6 casos por 100.000 por año), b) 3.230
casos a cáncer de endometrio (5,8%; tasa ajustada de 9,7 por 100.000 por
año), c) 2.863 a cáncer de ovario (5,2%; tasa ajustada de 12,1 por 100.000
por año), y d) 1.408 a cáncer de cuello uterino (2,5%; tasa ajustada de 5,3 por
100.000 por año)7.
Las tendencias temporales en la mortalidad indican que, en la mayor parte
de los países desarrollados, la mortalidad atribuible al cáncer de cuello uteri-
no desciende de forma sostenida desde prácticamente la segunda mitad de
siglo. A este patrón general se le superpuso en los últimos años de la década
de los 80 una tendencia creciente de la mortalidad en el Reino Unido, algu-
nas zonas de los Estados Unidos, algunas zonas de Australia y en Nueva
Zelanda. Un análisis por grupos histológicos de datos procedentes de 62
Registros de Tumores de 24 países durante el período 1973-1991 incluyendo
cerca de 180.000 casos, concluyó que el incremento observado en la inciden-
cia en algunos países era atribuible en gran parte al subgrupo de adenocarci-
nomas y carcinomas adenoescamosos, pero no al grupo mayoritario de los
carcinomas escamosos. Esta observación ha sido confirmada en otros estudios
específicos8,9. Una posible explicación es que los adenocarcinomas, por un
crecimiento frecuente en el canal endocervical, escaparían más fácilmente al
muestreo con espátula y, por tanto, a la lectura citológica10. La reciente utili-
zación del muestreo con cepillo endocervical podría haber reducido esta falta
de sensibilidad y contribuir a una mejor detección de casos.
En términos de incidencia el carcinoma cervical es el cuarto más frecuen-
te en Europa, mientras que en términos de mortalidad es el séptimo. Esta dife-
rencia refleja de forma indirecta la capacidad del cribado para la realización
de diagnósticos precoces y de tratamientos curativos.
La incidencia y la mortalidad por cáncer de cuello uterino se comportan
de forma desigual con relación a la edad. Tomando como base datos de
Globocan11, la distancia entre la incidencia y la mortalidad es máxima en los
grupos en edades fértiles en los que la cobertura y la frecuencia del cribado
es mayor y probablemente más eficiente. En los grupos de edad más avanza-
dos (en general se observa esta tendencia a partir de los 55 años siendo máxi-
ma la confluencia a los 65 o más años), la incidencia y la mortalidad tienden
a confluir, reflejando por un lado el peor pronóstico de los tumores en las eda-

37
Epidemiología de las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH): riesgo de
carcinoma cérvico-uterino y otros tumores ano-genitales. Nuevas opciones preventivas

des avanzadas y, por otro lado, la relativa ausencia de diagnósticos precoces


en estos grupos de edad. Este último fenómeno estaría asociado a la menor
frecuencia con la que las mujeres de edad avanzada acuden a visitas de
carácter preventivo y a la relativa insensibilidad de la citología convencional
en las mujeres de edad avanzada. El patrón observado es reproducible para
la mayoría de poblaciones europeas con programas de cribado establecidos
u oportunistas.
Las tendencias temporales en la mortalidad por cáncer cervical por grupos
de edad en algunos países sugieren la relativa pobre sensibilidad del cribado
convencional en edades avanzadas. Según los datos españoles, las tendencias
recientes de la mortalidad sugieren un aumento en todos los grupos de edad.
Sin embargo, cuando estas tasas se corrigen por las diferencias en la codifica-
ción de los certificados de defunción por neoplasias uterinas en el período y,
en particular, por la disminución de las certificaciones como “útero no especi-
ficado”, se obtienen descensos en la mortalidad en todos los grupos de edad.

2.5. Infecciones por VPH y riesgo subyacente de cáncer de cuello


uterino
La Tabla 2.1 refleja las estimaciones de los tumores asociados a las infec-
ciones por VPH. A escala mundial, el VPH es responsable de un 5,2% de todos
los tumores humanos, correspondiendo un 2,2% de los cánceres a los países
desarrollados y un 7,7% de los cánceres a los países en vías de desarrollo12.
Los estudios epidemiológicos o clínicos que han incorporado técnicas de
biología molecular detectan determinados tipos oncogénicos o de alto riesgo
de VPH en prácticamente el 100% de los cánceres cervicales cuando la
muestra es adecuada y la tecnología de detección viral es de alta sensibilidad.

Tabla 2.1.— Estimación del número de tumores asociados a las infecciones por VPH en la
población mundial.

Fracción Proporción
Número de Número de
Localización atribuible al sobre todos los
casos VPH (%) casos atribuibles cánceres

Cuello uterino 492.800 100 493.243 4,5%


Pene 26.300 40 10.520 0,1%
Vulva vaginal 40.000 40 16.000 0,2%
Ano 30.400 90 27.360 0,2%
Cavidad oral 274.289 3 8.229 0,1%
Orofaringe 52.100 12 6.252 0,1%
Todas las
localizaciones 10.843.600 561.155 5,2%

Parkin DM, 200612

38
F. Xavier Bosch José, Mireia Diaz Sanchis, Silvia de Sanjosé Llongueras, Rebeca Font Marimon,
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Belén Lloveras Rubio, Joellen Klaustermeier Lloveras,
Víctor Moreno Aguado.

Formalmente, ha llegado a descartarse la existencia de cánceres cervicales no


asociados al VPH4,13. Igualmente, el ADN viral se detecta en la mayoría (70-90%)
de las lesiones precursoras o HSIL14 y, en una menor proporción (50-70%), en
las LSIL15. Las HSIL incluyen a las llamadas neoplasias cervicales intraepitelia-
les o CIN 2 (displasia moderada) y CIN 3 (displasia grave y carcinoma in situ).
Las LSIL incluyen los cambios citológicos o histológicos característicos de la
infección por VPH y a las CIN 1 o displasias leves. Estas últimas lesiones con-
tienen en su mayor parte virus de bajo riesgo, razón por la que raramente van
a progresar. Finalmente, en la primera de las clasificaciones citológicas de
Bethesda se definió una categoría de lesiones citológicas de naturaleza incier-
ta (ASCUS y AGUS – Células Escamosas de Significado Incierto) en las que la
detección del VPH es cercana al 50% en una lectura citológica experta. La
variabilidad para las cifras encontradas en la literatura es en gran parte atribui-
ble a la dificultad para reproducir el diagnóstico citológico en programas
poblacionales que incluyen múltiples lectores y grandes volúmenes de citolo-
gías.
Los estudios de casos y controles de carcinoma invasor indican riesgos
relativos (factor multiplicador de la probabilidad de enfermar sobre una pro-
babilidad de referencia) superiores a 50 para la detección de ADN de VPH
y riesgos de entre 100 y 150 para los tipos 16 y 18. En algunos estudios estas
cifras alcanzan valores superiores a los 500. Las fracciones de cáncer cervi-
cal atribuibles al VPH (proporción de casos en una población en los que el
VPH está considerado como un agente causal) calculadas a partir de estos
estudios oscilan alrededor del 90-95%. Las asociaciones observadas entre la
infección por VPH y el cáncer de cuello uterino están entre las más fuertes
de las identificadas en cancerología humana, existiendo un consentimiento
creciente en calificarlas como causa necesaria (ausencia de enfermedad en
ausencia de infección) e insuficiente (presencia de infección sin presencia de
enfermedad).
En la Figura 2.2 se presentan los resultados de un grupo de estudios
caso-control completados en diferentes países coordinados por la
Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), en los que se
incluyen datos españoles. La figura presenta la prevalencia de ADN viral
en casos y controles, la estimación del riesgo relativo de carcinoma
escamoso y el intervalo de confianza (IC). El riesgo global de cáncer de
cuello uterino asociado a la detección de VPH en células cervicales fue
de 91,4 (IC 95% = 71,2-117,4). Los datos fueron muy consistentes a tra-
vés de todos los estudios. Datos similares con un riesgo de 81,3 (IC 95%
= 42,0-157,1) fueron observados para los tumores de cuello uterino con
histología de adenocarcinoma16,17.

39
Epidemiología de las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH): riesgo de
carcinoma cérvico-uterino y otros tumores ano-genitales. Nuevas opciones preventivas

Carcinoma Control OR (IC 95%)

97,0 177 (65,5-478,3)


BRASIL
17,3
MALI 96,9 109,2 (10,6-1.119,0)
33,3
97,1 113,7 (42,3-305,3)
MARRUECOS
21,6
98,1 208,1 (46,4-932,8)
PARAGUAY
19,8
96,4 276,8 (139,7-548,3)
FILIPINAS
9,2
96,5 163,5 (82,0-325,9)
TAILANDIA
15,7
95,3 115,9 (48,6-276,4)
PERÚ
17,7
82,4
ESPAÑA 75,7 (32,9-174,2)
5,9
78,4 17,7 (9,1-34,3)
COLOMBIA
17,5
94,0
GLOBAL 91,4 (71,2-117,4)
14,9

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 0,1 1 10 100 1.200


Porcentaje de muestras positivas para ADN de VPH OR (escala logarítmica)

OR ajustada por país y grupo de edad. OR: Odds ratio


Fuente Muñoz N y cols. 200316. IC: Intervalo de confianza

Figura 2.2
Prevalencia del ADN viral en casos de carcinoma escamoso cervical y en controles y esti-
mación del riesgo relativo (RR).

VPH 16
VPH 18
VPH 45
VPH 31
VPH 52
VPH 33
VPH 58
VPH 35
VPH 59
VPH 51
VPH 56
VPH 73
VPH 68
VPH 6
VPH 11
VPH X
VPH 16 & 18
Otras infecciones
múltiples

0,1 0,5 1 5 10 50 100 500 10.000 5.000


OR
Fuente Muñoz N y cols. 200316. OR: Odds ratio

Figura 2.3
Estimación del riesgo relativo específico de tipo para los tipos virales más frecuentes en el car-
cinoma invasor de cuello uterino.

40
F. Xavier Bosch José, Mireia Diaz Sanchis, Silvia de Sanjosé Llongueras, Rebeca Font Marimon,
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Belén Lloveras Rubio, Joellen Klaustermeier Lloveras,
Víctor Moreno Aguado.

La Figura 2.316 presenta el riesgo estimado para los tipos virales más fre-
cuentes en los tumores cervicales. El riesgo para los VPHs de tipo 16 y 18 es
extraordinariamente elevado. Los riesgos estimados para los restantes tipos de
VPH de alto riesgo no difieren significativamente del riesgo estimado para el
VPH 16. Esta observación sugiere que el pronóstico de una infección persis-
tente con cualquiera de estos tipos es equivalente y sustenta la propuesta de
realizar pruebas de detección de VPH con un conjunto de sondas de alto ries-
go en programas de cribado primario. La tecnología que propone cócteles de
tipos virales de alto riesgo basada en la captura de híbridos entre ADN y RNA
de VPH marcado (HC2®) es, hasta el año 2006, la única que ha realizado vali-
daciones clínicas y que ha sido reconocida por la Food and Drug
Administration (FDA) de los Estados Unidos de América.
Las observaciones recientes de un potencial de progresión superior para
las infecciones persistentes por los VPHs 16/18 podrían llevar a la recomen-
dación de realizar pruebas de tipo específico para el seguimiento de pacien-
tes con diagnósticos de VPHs positivos5.

2.6. Patogénesis viral del carcinoma de cuello uterino


Los estudios prospectivos demuestran que la infección cervical persistente
por virus de alto riesgo precede a la aparición de las CIN y es necesaria para
el desarrollo, mantenimiento y progresión de estas lesiones. La historia natu-
ral de la oncogénesis cervical por VPH podría seguir el modelo representado
esquemáticamente en la Figura 2.42.

HSIL: Lesiones intraepiteliales escamosas de alto riesgo


LSIL: Lesiones intraepiteliales escamosas de bajo riesgo

Figura 2.4
Mecanismos teóricos de la carcinogénesis cervical por VPH.

41
Epidemiología de las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH): riesgo de
carcinoma cérvico-uterino y otros tumores ano-genitales. Nuevas opciones preventivas

Al iniciar su actividad sexual, la mujer puede ser contagiada por un virus


de alto riesgo, que en la gran mayoría de los casos dará lugar a una infección
transitoria, haciéndose indetectable en 6-12 meses. Ocasionalmente, esta
infección desarrollará una lesión CIN visible mediante el microscopio óptico.
Estas lesiones regresan espontáneamente en la mayor parte de casos. Cuando
el virus no es eliminado y persiste la infección por VPH de alto riesgo, la
lesión precursora se mantiene y cierto número de estas lesiones progresarán
hasta CIN 3, la lesión más grave con mayores posibilidades de progresar a
cáncer invasor. Algunos autores han propuesto un modelo alternativo de pro-
gresión neoplásica. Según esta nueva propuesta, las lesiones CIN 1 y, en gran
parte, CIN 2 serían manifestaciones morfológicas auto-limitables, atribuibles
mayoritariamente a infecciones por VPHs de bajo riesgo o de alto riesgo tran-
sitorias. Las lesiones CIN 3 y los carcinomas invasivos tendrían una historia
natural distinta atribuida a aspectos mal definidos de la interacción
huésped/VPH. En ciertas circunstancias este tipo de lesiones podrían inducir-
se directamente, sin progresar a través de estadios intermedios. A la luz de
estas propuestas se podría redefinir la historia natural de las lesiones precur-
soras.
Al contrario que los virus de bajo riesgo, los cuales permanecen en el
núcleo de la célula infectada en situación episómica, los VPHs de alto riesgo
ejercen su actividad oncogénica, aunque no exclusivamente, tras integrarse
en el genoma celular. El mecanismo mejor conocido de inducción neoplási-
ca por VPH se produciría a partir de la síntesis de las proteínas virales E6 y
E7. Estas proteínas se ligan a las proteínas producidas por los genes supreso-
res de tumores p53 y Rb respectivamente, degradándolas e inutilizándolas
funcionalmente. Esta interacción en células proliferativas, como son las del
cuello uterino y especialmente de la zona de unión escamo-cilíndrica con un
epitelio inestable, impide la correcta reparación del ADN, conduce a una
inestabilidad genómica y aumenta la probabilidad de desarrollar mutaciones
específicas, esenciales para la progresión a cáncer invasor. Ocasionalmente,
hay lesiones malignas en las que el virus no está integrado en el genoma celu-
lar sugiriendo la presencia de mecanismos oncogénicos múltiples18.

2.7. Cofactores e interacciones ambientales con el VPH en la carcino-


génesis cervical
La infección persistente por VPHs oncogénicos es el primer requisito para
la carcinogénesis cervical, aunque otros cofactores (ambientales o congéni-
tos) pueden modular la persistencia y la progresión neoplásica. De entre los
conocidos, cabe citar a las deficiencias inmunes adquiridas (infección VIH,
tratamientos inmunosupresores en receptores de trasplantes) o congénitas

42
F. Xavier Bosch José, Mireia Diaz Sanchis, Silvia de Sanjosé Llongueras, Rebeca Font Marimon,
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Belén Lloveras Rubio, Joellen Klaustermeier Lloveras,
Víctor Moreno Aguado.

(respuestas inmunológicas anormales, tipos HLA, polimorfismos en p53 y


otros no documentados), b) factores hormonales endógenos (hormonas este-
roideas) o exógenos (anticoncepción oral), c) otras infecciones de transmi-
sión sexual, d) el consumo de tabaco, e) y quizás algunos componentes de
la dieta.
Las tablas 2.2, 2.3 y 2.4 muestran las asociaciones más consistentes entre
cofactores ambientales y cáncer cervical observadas en análisis restringidos a
mujeres portadoras de ADN de VPH. Este tipo de análisis tiene en cuenta el
carácter de factor necesario para la carcinogénesis cervical del VPH y, por
tanto, preestablece este criterio. En estudios de casos y controles este enfoque
incluye en los cálculos de riesgo a prácticamente todos los casos (VPH posi-
tivos) y a la fracción de controles que también son VPH positivos en las con-
diciones del estudio. La Tabla 2.2 muestra la asociación con la paridad, la
Tabla 2.3 con la utilización de contraceptivos hormonales por períodos pro-
longados y la Tabla 2.4 con el consumo de tabaco17,19.
Las asociaciones del cáncer cervical con la alta paridad (más de 5 emba-
razos a término) y el consumo prolongado de contraceptivos orales (cinco años
o más) sugieren una interacción positiva entre el VPH y los esteroides. El meta-
análisis de la literatura confirma la asociación entre el consumo prolongado de
contraceptivos orales y el cáncer de cuello uterino, aunque el riesgo tiende a
desaparecer en los 5 años subsiguientes a la interrupción del consumo.

Tabla 2.2.— Asociación entre la paridad, lesiones cervicales y cáncer de cuello uterino en
mujeres portadoras de VPH.

Estados Unidos
Dinamarca Reino Unido, Costa Rica de América, IARCa

Manchester Portland

ENFERMEDAD
/EXPOSICIÓNb HSIL CIN 3 HSIL & CC CIN 3 & CC CIS & CC
Alguna vez
embarazadac ND ND 4,6 (1,1-20) ND ND
Número de [1]1,8 [3]1,9 [6-8]2,2 [3]0,7 [ 5] 3,9
embarazosd (0,3-2,3) (0,9-3,9) (1,0-5,0)e (0,3-1,6) (1,9-7,6)

a
Ver descripción de estudios en Castellsagué X y Muñoz N, 200319. IARC: Agencia Internacional
de Investigación en Cáncer.
b
HSIL: lesión escamosa intraepitelial de alto grado; CIN 3: neoplasia cervical intraepitelial de
grado 3; CC: carcinoma cérvico uterino; CIS: carcinoma in situ.
c
Riesgo relativo / odds ratio () intervalo de confianza del 95%; ND: no determinado.
d
[ ] Número de embarazos; riesgo relativo / odds ratio en relación a nulíparas excepto en el
estudio de Costa Rica; () intervalo de confianza del 95%.
e
Referencia a mujeres con ningún o un embarazo a término.

43
Epidemiología de las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH): riesgo de
carcinoma cérvico-uterino y otros tumores ano-genitales. Nuevas opciones preventivas

Tabla 2.3.— Asociación entre la utilización de anticonceptivos orales, lesiones cervicales y


cáncer de cuello uterino en mujeres portadoras de VPH.

Estados Unidos Estados Unidos


Dinamarca de América, Reino Unido, Costa Rica de América, IARCa
Costa Este Manchester Portland

ENFERMEDAD
/EXPOSICIÓNb HSIL CIS & CC CIN 3 HSIL & CC CIN 3 & CC CIS & CC
Algún uso de AOc ND 5,4 NEG NEG NEG 1,4
(0,7- 43,4) (1,0-2,0)
Tiempo de Decreciente [7] 6,2 NEG 1,3 [10]4,0
duración del uso con la (0,7-52,7) NEG [0,7-2,3] ND (2,1-7,8)
de AOd duración

a
Ver descripción de estudios en Castellsagué X. y Muñoz N., 200319. IARC: Agencia
Internacional de Investigación en Cáncer.
b
HSIL: lesión escamosa intraepitelial de grado; CIS: carcinoma in situ; CC: carcinoma cérvico-uterino;
CIN 3: neoplasia cervical intraepitelial de grado 3.
c
AO: anticonceptivos orales; riesgo relativo / odds ratio () intervalo de confianza del 95%;
ND: no determinado; NEG: negativo.
d
AO: anticonceptivos orales; [ ]: número de años de utilización; riesgo relativo / odds ratio; ( )
intervalo de confianza del 95%; ND: no determinado; NEG: negativo.

Tabla 2.4.— Asociación entre el tabaquismo, lesiones cervicales y cáncer de cuello uterino en
mujeres portadoras de VPH.

Reino Unido, Estados Unidos


Dinamarca Noruega Costa Rica IARCa
Manchester de América,
Portland
ENFERMEDAD
/EXPOSICIÓNb HSIL CIN 2-3 CIN 3 HSIL & CC CIN 3 & CC CIS & CC
Tabaquismo
(Sí/No)c 1,9 4,6 2,2 2,3 2,1 2,2
(1,0-3,8) (0,9-22,9) (1,4-3,4) (1,2-4,3) (1,1-3,9) (1,5-3,2)
Duraciónd ND [10]7,5 [20]3,1 [10]2,0 ND [20]1,9
(1,2-46) (1,6-6,2) (1,0-3,8) (1,0-3,5)

a
Ver descripción de estudios en Castellsagué X. y Muñoz N., 200319. IARC: Agencia
Internacional de Investigación en Cáncer.
b
HSIL: lesión escamosa de alto grado; CIN 2: neoplasia cervical intraepitelial grado 2; CIN3: neo-
plasia cervical intraepitelial de grado 3; CC: carcinoma cérvico uterino; CIS: carcinoma in situ.
c
riesgo relativo / odds ratio () intervalo de confianza del 95%.
d
[ ]: años de exposición al tabaco; riesgo relativo / odds ratio; ( ) intervalo de confianza del
95%; ND: no determinado.
44
F. Xavier Bosch José, Mireia Diaz Sanchis, Silvia de Sanjosé Llongueras, Rebeca Font Marimon,
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Belén Lloveras Rubio, Joellen Klaustermeier Lloveras,
Víctor Moreno Aguado.

La asociación del consumo de tabaco con el cáncer de cuello uterino en


mujeres VPH positivas es biológicamente plausible en la medida en que sus-
tancias carcinogénicas presentes en el tabaco se han aislado de forma consis-
tente en el mucus cervical. La dinámica de la interacción entre el consumo
de tabaco con el ciclo vital del VPH es poco conocida20.

2.8. VPH y otros cánceres ano-genitales


La tecnología para detectar marcadores de exposición al VPH y la descrip-
ción de nuevas familias de VPH ha permitido estudiar la presencia viral en
muestras de tejido neoplásico de localizaciones múltiples. Para algunas de
estas localizaciones se han completado algunos estudios de casos y controles.
La presencia de ADN de los tipos fuertemente asociados al desarrollo de un
cáncer de cuello uterino se encuentra en cifras superiores al 85% en los tumo-
res del canal anal21. Esta localización anatómica incluye una región de transi-
ción epitelial semejante a la observada en el cuello uterino. Algunas compa-
raciones basadas en registros de tumores han estimado que la incidencia del
cáncer de canal anal en varones homosexuales es semejante a la incidencia
estimada para el cáncer de cuello uterino en poblaciones de mujeres no pro-
tegidas por programas de cribado establecidos.
Los cánceres de vulva parecen responder a dos modelos etiológicos. El
cáncer de vulva en la mujer menor de 50 años estaría etiológicamente ligado
al VPH, presentaría morfología basaloide o verrucosa, cursaría con lesiones
coexistentes de neoplasia vulvar intraepitelial (VIN) de alto grado y presenta-
ría los factores de riesgo epidemiológicos característicos del cáncer cervical
(promiscuidad sexual, inicio de relaciones sexuales en edades tempranas,
antecedentes de otras enfermedades de transmisión sexual y antecedentes de
citología anormal). El cáncer de vulva en la mujer de edad superior a 50 años
sería en una proporción importante independiente de la infección viral, esta-
ría asociado a mutaciones de p53 y cursaría sin coexistencia de lesiones VIN.
La histología de estos casos correspondería predominantemente al carcinoma
escamoso queratinizante. Asímismo, la fracción de casos de cáncer de vulva
atribuible al VPH estaría entre un 30 y un 70% de los casos, con estimacio-
nes recientes del 50%22.
El cáncer de pene muestra marcadores virales en un 70-80% de los casos
y el cáncer de vagina en un 40-50% de los casos. Estas estimaciones están en
general basadas en estudios con pocos casos, con tecnología de detección
viral variable y con mayor frecuencia en ausencia de controles adecuados.
El VPH está también implicado en la etiología de una fracción de los casos
de cáncer de cavidad oral y de orofaringe. La evidencia es todavía inestable,
pero los estudios más recientes sugieren que la intervención viral estaría pre-

45
Epidemiología de las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH): riesgo de
carcinoma cérvico-uterino y otros tumores ano-genitales. Nuevas opciones preventivas

dominantemente focalizada en los tumores de la amígdala y del anillo de


Waldeyer, con poca implicación en los tumores escamosos del resto de la
cavidad oral. Para más información rogamos se refieran al Capítulo 3 de esta
monografía.

2.9. Nuevas opciones en la prevención y tratamiento de los tumores


asociados al VPH.
Prueba de detección del VPH en el cribado de lesiones citológicas de natu-
raleza ambigua.
Describir el origen viral del cáncer de cuello uterino y la puesta a punto de
las técnicas de diagnóstico clínicas ha abierto nuevas e interesantes opciones
para la mejora de los programas citológicos de cribado. La detección de ADN
de VPH se utiliza como discriminante pronóstico en los casos de citologías
ambiguas (ASCUS, CIN1, discariosis leve...). Las conclusiones de estudios
relacionados, incluyendo entre otros a un gran ensayo aleatorio controlado,
indican que la detección viral en casos de ASCUS predice la coexistencia de
una lesión de alto grado con mayor sensitividad y con mejor relación coste-
beneficio que la repetición de la citología23. Estudios controlados sobre la acti-
tud a seguir en estos diagnósticos indican que el seguimiento pasivo con repe-
tición de las pruebas de citología y de detección de VPH a los 12 meses ase-
gura el diagnóstico de lesiones de alto grado subyacentes sin riesgos signifi-
cativos para la paciente24.

En estudios que han completado seguimientos de 10 años, la detección


única de ADN viral en el momento del ingreso en el estudio predijo el 60%
de las lesiones de CIN 2+ que se diagnosticaron en los diez años siguientes.
La capacidad de predicción de una prueba única de citología convencional
fue del 30%25. Las sociedades científicas están aplicando estas conclusiones
para la actualización de los protocolos clínicos rutinarios26.

2.10. Prueba de detección de ADN de VPH en el cribado primario


Las Figuras 2.5a y 2.5b reflejan la sensibilidad y la especificidad de la prue-
ba de detección de ADN de VPH en relación con la citología en estudios dise-
ñados para reproducir las condiciones de los programas de cribado primario.
Las figuras muestran claramente que la sensibilidad de la prueba de detección
de VPH es sistemáticamente superior a la de la citología para la detección de
lesiones subyacentes de alto grado. De esta manera, el promedio de los estu-
dios indicados en la Figura 2.5a indica una mejoría de la sensibilidad del
28%. En estas figuras se evidencia también que la sensibilidad de la prueba
de VPH es muy consistente en diferentes escenarios y en estudios diferentes.

46
F. Xavier Bosch José, Mireia Diaz Sanchis, Silvia de Sanjosé Llongueras, Rebeca Font Marimon,
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Belén Lloveras Rubio, Joellen Klaustermeier Lloveras,
Víctor Moreno Aguado.

%
100

75

50

25
VPH sensibilidad
PAP sensibilidad

0
Promedio de ganancia en sensibilidad de la prueba de ADN de VPH sobre la citología: 28%.
PAP: Papinocolaou, citología

Fuente: HPV Today, 2005 [www.hpvtoday.com]27

Figura 2.5a
Sensibilidad de la prueba de detección de ADN de VPH en relación a la citología (Papanicolaou)
en estudios comparativos de población general.

%
100

75

50

25
VPH especificidad

0
Promedio de pérdida de especificidad del test de VPH sobre la citología: 7%.

Fuente: HPV Today, 2005 [www.hpvtoday.com]27


PAP: Papinocolaou, citología

Figura 2.5b
Especificidad de la prueba de detección de ADN de VPH en relación a la citología
(Papanicolaou) en estudios comparativos de población general.

47
Epidemiología de las infecciones por el virus del papiloma humano (VPH): riesgo de
carcinoma cérvico-uterino y otros tumores ano-genitales. Nuevas opciones preventivas

La homogeneidad de resultados es significativamente superior a la de la cito-


logía, cuya calidad es más variable en escenarios diferentes. Por último, tam-
bién se observa que la especificidad de la citología es sistemáticamente supe-
rior a la de la prueba de detección viral: el promedio de los estudios indica-
dos en la figura 2.5b indica una superioridad de la citología del 7%27.
La IARC revisó en su programa de monografías la evidencia científica en
relación a la prueba de VPH como técnica de cribado primario y concluyó
que había evidencia suficiente que las pruebas de detección viral tienen la
capacidad de reducir la incidencia y la mortalidad por carcinoma de cuello
uterino como mínimo al mismo nivel que ofrece la citología convencional26.
Esta conclusión permite iniciar grandes estudios de comparación directa entre
ambas tecnologías en la medida en que la randomización no conlleva riesgo
adicional en el grupo de estudio (VPH como prueba única) en relación al
grupo control (citología convencional).
En poblaciones donde los programas de cribado citológico son deficitarios,
la detección viral se está evaluando como prueba primaria de cribado. Están
en desarrollo tecnologías adaptadas a las condiciones locales de los países en
vías de desarrollo incluyendo bajo coste, resultados en una visita única y sim-
plicidad de realización. En estos casos, la citología o la biopsia se utilizarían
como pruebas secundarias de confirmación de la lesión. Los estudios realiza-
dos en poblaciones africanas, asiáticas y latinoamericanas sugieren que, en
estas situaciones, la sensibilidad de la detección viral es superior a la de la
citología especializada para detectar lesiones prevalentes. Algunas de estas
poblaciones con desarrollos tecnológicos y sociales avanzados, particular-
mente en Europa del Este y en América Latina, deberían beneficiarse de mane-
ra importante con la adopción de tecnología altamente robotizada, capaz de
generar grandes volúmenes de resultados de detección viral con infraestruc-
turas de laboratorio centralizadas.
Los aspectos relacionados con la prevención primaria del cáncer de cue-
llo uterino utilizando vacunas profilácticas se presentan en el Capítulo 6 de
esta monografía.

2.11. Conclusiones
La identificación de la etiología viral del cáncer de cuello uterino y de los
principales elementos de la historia natural y de la patogénesis han abierto
nuevas opciones para la prevención secundaria y ofrecen, por primera vez en
cancerología, opciones de prevención primaria.

Agradecimientos
Los autores agradecen la colaboración de Cristina Rajo y Meritxell Nomen
por el soporte editorial y bibliográfico y de Sara Tous por su apoyo bioestadís-

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F. Xavier Bosch José, Mireia Diaz Sanchis, Silvia de Sanjosé Llongueras, Rebeca Font Marimon,
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Belén Lloveras Rubio, Joellen Klaustermeier Lloveras,
Víctor Moreno Aguado.

tico. Este artículo ha sido parcialmente financiado en España por ayudas del
Instituto de Salud Carlos III (FIS 03-0240, RCESP C03/09 y RTICCC C03/10 y
de la Comisión Europea (QLG4-CT-2000-01238 y QLG4-CT-2001-30142).

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49
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51
CAPÍTULO 3
El virus del papiloma humano (VPH) en el cáncer
de cavidad oral y orofaringe
María Adoración Nieto García. Departamento de Medicina Preventiva
y Salud Pública. Facultad de Medicina, Universidad de Sevilla. Sevilla.
María José Sánchez Pérez. Registro de Cáncer de Granada,
Escuela Andaluza de Salud Pública. Granada.

3.1. Introducción
Los cánceres de cavidad oral y orofaringe (CCO) están principalmente asocia-
dos al hábito de fumar y a la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas. Existen
evidencias a partir del análisis de series de casos, de estudios de casos y con-
troles y también de cohortes, que los virus del papiloma humano (VPHs) jue-
gan un papel causal en una proporción de estos cánceres. El VPH 16 es el tipo
más frecuentemente asociado al cáncer oral1, especialmente en las localiza-
ciones de orofaringe y amígdala.
Las lesiones asociadas a la infección por VPH en la cavidad oral2 son prin-
cipalmente la papilomatosis oral (asociada a los VPHs 6 y 11), hiperplasia
epitelial focal (VPHs 13 y 32) y eritroplaquia (VPH 16). En el transcurso de
un estudio prospectivo de seguimiento, que implica a más de 300.000 esta-
dounidenses, se ha encontrado un exceso de riesgo de cáncer de amígdala
de más del triple de lo esperado en varones infectados por VPH3.
Existen evidencias en este mismo sentido obtenidas en trabajos de labo-
ratorio a través de la detección de anticuerpos contra el VPH 16, anticuer-
pos contra las proteínas E6 y E7 y ADN viral en muestras de tejido tumoral,
realizados principalmente en el contexto de estudios de cohortes y caso-
control1. De esta manera, en una serie de 253 pacientes4 se ha detectado
VPH en el 25% de los tumores, con presencia de VPH 16 en el 90% de los
tumores positivos por VPH que asentaban principalmente (57%) en la oro-
faringe. Se ha demostrado transcripción de E6 y E7 en la mayoría de los
tumores positivos por VPH 16 y en asociación con una histología pobre-
mente queratinizada5. Por otra parte, se ha detectado presencia de ADN y
de ARN mensajero de VPH en células neoplásicas de cavidad oral y amíg-
dala. Asimismo, con el objetivo de examinar el efecto de las exposiciones
previas al VPH, se ha analizado la presencia de anticuerpos contra la cáp-

51
María Adoración Nieto García, María José Sánchez Pérez

side proteica del VPH 16 en casos y controles, encontrando que su presen-


cia implica una duplicación del riesgo de este cáncer e incrementos aún
superiores del riesgo para las localizaciones en orofaringe, amígdala y base
de la lengua6. Se han detectado anticuerpos contra las proteínas E6 y E7 en
proporciones más altas de pacientes con cánceres de cabeza y cuello que
en controles y esta proporción ha sido incluso mayor7 en pacientes cuyo
tumor contenía ADN de tipo VPH 16. Todos estos hallazgos apuntan fuerte-
mente hacia la existencia de una asociación causal entre la exposición al
VPH y la aparición de CCO.

3.2. Magnitud actual del cáncer de cavidad oral y orofaringe como


problema de Salud Pública
3.2.1. Incidencia
En el año 2000, el CCO fue la 11ª localización oncológica más frecuente
a nivel mundial, con 169.512 nuevos casos en varones y 97.000 en mujeres.
En la mayoría de los países tanto la incidencia como la mortalidad por cán-
cer oral y faríngeo se han mantenido estables o se han incrementado durante
las cuatro últimas décadas. Se han constatado elevados incrementos en su
incidencia en Alemania, Dinamarca, Escocia, Europa Central y del Este y han
aumentado las tasas en Japón, Australia, Nueva Zelanda y en la población no-
blanca de los Estados Unidos.8
El CCO predomina en el género masculino, siendo de dos a quince veces
más frecuente en hombres que en mujeres dependiendo de la sublocalización
anatómica. Las tasas más elevadas de cáncer oral se observan en varones en
Bas-Rhin y Calvados, Francia, y en mujeres en la India. A nivel mundial, este
cáncer fue, en el año 2000, el 8º más frecuente en varones, tras los cánceres
de pulmón, estómago, próstata, colorrectal, hígado, esófago y vejiga, presen-
tando la mayoría de estas localizaciones factores etiológicos comunes. En
mujeres, el CCO ocupó la 13ª posición, por detrás de los cánceres de mama,
cérvix, colorrectal, pulmón, estómago, ovario, cuerpo uterino, hígado, esófa-
go, linfoma no Hodgkin, leucemia y páncreas8.
El 65% de los casos en varones y el 74% en mujeres aparecieron en paí-
ses en desarrollo, donde el acceso a un diagnóstico temprano y a un trata-
miento adecuado es más dificultoso. Las cifras de incidencia del cáncer en 12
regiones mundiales muestran que las tasas (ajustadas por edad) de CCO lo
sitúan entre las diez localizaciones más frecuentes en Europa Occidental, Asia
Sur-Central y África Subsahariana, pero no en la zona de Europa Meridional,
en la cual se incluye España8.

52
El virus del papiloma humano (VPH) en el cáncer de cavidad oral y orofaringe

Tabla 3.1.— Incidencia del cáncer oral y faríngeo (C00-C14) en registros poblacionales de
cáncer en España.

Registro de cánc er Período Tasas1 (10-5) IC 95% Tasas1 (10-5) IC 95%


Albacete 1993-97 21,88 19,08-24,67 2,31 1,49-3,13
Asturias 1992-95 21,18 19,52-22,85 2,51 1,91-3,11
Canarias 1993-95 28,27 26,04-30,50 3,07 2,39-3,75
Cuenca 1993-97 21,17 17,80-24,55 2,70 1,55-3,85
Gerona 1994-97 18,36 15,74-20,98 2,12 1,32-2,92
Granada 1993-97 23,87 21,93-25,81 2,23 1,70-2,76
Mallorca 1993-96 23,34 20,93-25,76 3,37 2,48-4,26
Murcia 1993-96 21,15 19,34-22,97 2,79 2,17-3,40
Navarra 1993-97 19,19 17,17-21,22 2,64 1,91-3,36
País Vasco 1988-91 25,49 24,13-26,86 2,36 1,98-2,75
Tarragona 1993-97 19,73 17,75-21,70 2,43 1,77-3,09
Zaragoza 1991-95 17,83 16,28-19,37 1,95 1,48-2,42

1
Tasas Estandarizadas por la población mundial. IC: Intervalo de confianza.
Fuente: Parkin DM y cols., 20029.

La Tabla 3.1 muestra las tasas de incidencia por cáncer oral y faríngeo
(estandarizadas por edad usando la población mundial) más recientemente
publicadas por la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC)
para registros españoles poblacionales de cáncer, los cuales varían considera-
blemente según género, registro e intervalo temporal9. La incidencia mínima
se aprecia en ambos géneros en Zaragoza con 17,83 y 1,95 casos por
100.000 varones y mujeres respectivamente. Por el contrario, la máxima inci-
dencia se registra en Canarias con 28,27 casos por 100.000 varones y en
Mallorca con 3,37 casos por 100.000 mujeres, cifras que casi duplican los
valores mínimos antes citados.

3.2.2. Mortalidad
Las estimaciones de mortalidad por cáncer a nivel mundial en el año 2000,
sitúan la localización de cavidad oral y faringe entre las 12 más frecuentes
tanto en varones como en mujeres. Concretamente, se estiman 81.000 y
47.000 defunciones por esta causa en varones (10º lugar) y mujeres (11º lugar)
respectivamente10.
En España, la mortalidad por CCO ha mostrado desde el año 1975 incre-
mentos del 25% en varones y del 9% en mujeres, con mayores incrementos
en la mortalidad en adultos maduros (50-69 años) que en ancianos11. Por otra
parte, se observan grandes diferencias en la mortalidad entre varones y muje-

53
María Adoración Nieto García, María José Sánchez Pérez

res, con razones de masculinidad en las tasas crudas que oscilan entre un 5,7
en 1992 y un 4,5 en 2002, para las cifras de la última década. Las tasas estan-
darizadas por edad12 (población mundial) tienen su máximo valor por
100.000 habitantes para los hombres en el año 1994 con 7,24 y su mínimo
valor en el año 2002 con 6,25, mientras que en mujeres el rango de valores
oscila entre 0,96 en el año 1992 y 0,77 en el año 1999.

3.3. Asociación entre el VPH y el cáncer de cavidad oral y orofaringe


Durante las últimas dos décadas se ha investigado ampliamente si los
VPHs, que actúan como factores causales de prácticamente la totalidad de
los cánceres de cuello uterino13, podrían jugar también un papel etiológico
importante en el CCO, según apuntan las evidencias científicas disponi-
bles6,14.

3.3.1. Prevalencia del VPH en cánceres de cavidad oral y orofaringe


Como ya se ha comentado previamente, diferentes estudios han medido la
prevalencia del VPH en los CCO4,15,16 observándose que estos virus se detec-
tan más frecuentemente en las sublocalizaciones oncológicas de orofaringe y
amígdala que en el resto del área de cabeza y cuello. También se ha observa-
do que el VPH 16 es el tipo predominantemente detectado en las lesiones
tumorales de la cavidad oral.
Sin embargo, las estimaciones globales de prevalencia de infección por
VPH en tumores malignos de cabeza y cuello son, hasta el momento, muy
variables, oscilando según las series analizadas entre 8-100%. Dentro de esta
área anatómica, son los cánceres de orofaringe y en particular amígdala los
que muestran consistentemente las más altas cifras de prevalencia, las cuales
triplican las de otras sublocalizaciones de cabeza y cuello8.
En una revisión sistemática se evaluaron17 5.046 muestras de carcinomas
de células escamosas de cabeza y cuello procedentes de 60 estudios, en la
que se analizaban biopsias del tumor empleando técnicas de reacción en
cadena de la polimerasa (PCR) para detectar y genotipar VPH con el objetivo
de medir la prevalencia y la distribución de tipos del intervalo de confianza
(IC) VPH según localización anatómica. La prevalencia global fue de 25,9%
(IC 95% = 24,7-27,2).
La prevalencia del VPH fue significativamente más alta en la orofaringe
(35,6% de 969 casos; IC 95% = 32,6-38,7) que en la cavidad oral (23,5% de
2.642 casos; IC 95% = 21,9-25,1) o la laringe (24,0% de 1.435 casos; IC 95% =
21,8-26,3). En el análisis del tipo de VPH según localización anatómica, se
observó que el VPH 16 estaba presente en la gran mayoría de los carcinomas
de células escamosas de orofaringe positivos por VPH comparado con los de

54
El virus del papiloma humano (VPH) en el cáncer de cavidad oral y orofaringe

localización en la cavidad oral y la laringe. Por el contrario, el VPH 18 se


detectó con menor frecuencia en la orofaringe, en comparación con otras
localizaciones en cabeza y cuello o en cavidad oral17.
La Tabla 3.2 presenta las cifras de prevalencia de los tipos de VPH más
frecuentemente aislados (prevalencia >=1%) en las diferentes sublocaliza-
ciones de cabeza y cuello17. Se observa una clara preponderancia del tipo
VPH 16 en todas las sublocalizaciones, pero con una prevalencia dos veces
superior en orofaringe respecto a cavidad oral o laringe. El siguiente tipo
más frecuentemente detectado es el VPH 18, pero en este caso la prevalen-
cia medida en cavidad oral duplica la cifra de laringe y es ocho veces más
elevada que en orofaringe. El tercer tipo más prevalente es el VPH 6, consi-
derado de bajo o moderado riesgo oncogénico en base a los resultados de
las investigaciones realizadas sobre carcinomas de células escamosas de
cuello uterino.

Tabla 3.2.— Tipos de VPHs más prevalentes (>1%) en carcinomas de células escamosas de
cabeza y cuello según sublocalización anatómica.
Cavidad oral Orofaringe Laringe
Tipo de VPH Positivos/ Positivos/ Positivos/
Prevalencia Prevalencia Prevalencia
testados testados testados
61 59/1.884 3,1 18/706 2,5 52/1.028 5,1
111 31/1.904 1,6 5/705 0,7 5/1.015 0,5
16 423/2.642 16,0 299/969 30,9 238/1.435 16,6
18 212/2.642 8,0 9/909 1,0 54/1.387 3,9
16 y 18 44/2.642 1,7 1/909 0,1 6/1.387 0,4
33 14/1.678 0,8 9/802 1,1 9/1.051 0,9

1
Tipos que se consideran asociados a bajo o moderado riesgo en base a los resultados de las
investigaciones sobre carcinoma cervical.
Fuente: Kreimer AR y cols., 200517.

Una reciente investigación multicéntrica de casos y controles coordinada


por la IARC en nueve países con la participación de 1.670 casos de cáncer de
cavidad oral y orofaringe y 1.732 controles, ha medido ADN de VPH en
muestras biópsicas de los casos y también en células exfoliadas, así como
anticuerpos contra VPH 16 L1, E6 y E7 tanto de casos como de controles,
observando que la amígdala es la localización de mayor prevalencia de todos
estos marcadores de infección por VPH. La prevalencia de ADN de VPH en
muestras biópsicas de los casos fue de 3,9% en cánceres de la cavidad oral y
de 18,3% en cánceres de orofaringe. La prevalencia de ADN de VPH en célu-
las exfoliadas fue de 4,7% en pacientes con cáncer de cavidad oral, del 8,9%
en pacientes con cáncer de orofaringe y de 6,9% en controles18.

55
María Adoración Nieto García, María José Sánchez Pérez

3.3.2. Magnitud de la asociación entre el VPH y el cáncer de cavidad oral


y orofaringe
En la relación causal entre el VPH y el cáncer cervical se postula que las
oncoproteínas E6 y E7 son las responsables del fenotipo maligno, principal-
mente a través de la inactivación de proteínas supresoras de tumores como
p53 y pRB, en las células del huésped. Se estima que la infección por tipos de
alto riesgo oncogénico del VPH contribuye tanto a la oncogénesis como a la
progresión del tumor, principalmente a través de la actuación de estos onco-
genes virales E6 y E7, los cuales han sido investigados en diferentes grupos de
pacientes y de los que se han clasificado más de 40 variantes que podrían
estar relacionadas con la progresión de lesiones intraepiteliales escamosas. El
factor de transcripción NFkappaB y sus secuencias de activación son dianas
virales y la activación aberrante de NFkappaB se encuentra con frecuencia en
tumores humanos de diferente origen tisular19.
Por otra parte, y puesto que los factores causales más fuertemente asocia-
dos al CCO son el consumo de tabaco -ya sea fumado o mascado- y también
de bebidas alcohólicas, las investigaciones realizadas para dilucidar el posi-
ble papel etiológico de los VPH ajustan sus estimaciones de magnitud según
estas exposiciones. Herrero R y cols.18, tras ajustar por edad, género, país,
hábito de fumar, mascado de tabaco y consumo de bebidas alcohólicas
(según lo apropiado para cada modelo), no observaron diferencias significati-
vas según los factores citados en la detección de VPH en tejidos tumorales,
con la excepción del hábito de fumar. Es decir, sí que se observó una detec-
ción inferior de ADN de VPH en muestras biópsicas de exfumadores y fuma-
dores comparados con quienes nunca habían fumado y, en los casos proce-
dentes de la India, se detectó ADN de VPH menos frecuentemente en masca-
dores de tabaco que en los que nunca habían tenido este hábito. Por otra
parte, los pacientes con más de una pareja sexual tuvieron más probabilidad
de detección de ADN de VPH que los que habían tenido una sola pareja
sexual a lo largo de su vida, e igual se observó entre quienes practicaban sexo
oral comparados con los que no. Estas asociaciones se presentaron de forma
similar para cáncer de cavidad oral y de orofaringe, aunque algunas de las
estimaciones no fueron estadísticamente significativas18.
Se detectaron anticuerpos contra el VPH 16 L1 en plasma en el 6,0% de
los controles, el 8,9% de los casos en cavidad oral y el 13,4% de los casos en
orofaringe. En la comparación entre las dos localizaciones, el riesgo de detec-
ción de anticuerpos de VPH 16 L1 fue doble para los cánceres de orofaringe
respecto a los de cavidad oral. Se detectaron anticuerpos contra el VPH 16 E6
o E7 respectivamente en el 1,1 y el 0,6% de los controles, el 2,6 y el 3,4% de
cánceres de cavidad oral, así como en el 9,9 y el 8,6% de cánceres de orofa-

56
El virus del papiloma humano (VPH) en el cáncer de cavidad oral y orofaringe

ringe. El riesgo de detección de cada uno de estos dos anticuerpos (E6 o E7)
fue más de 4 veces superior en los tumores localizados en orofaringe que en
los de cavidad oral20.
La Tabla 3.3 muestra los riesgos de CCO asociados a la presencia de anti-
cuerpos VPH 16 L1, VPH 16 E6 y VPH 16 E7. Para cada marcador de infec-
ción por VPH se calcula la odds ratio (OR) comparando la presencia del mar-
cador con la ausencia del mismo. Los valores de OR oscilan entre 1,5 y 3,4
para el cáncer de cavidad oral y son considerablemente más elevados para el
cáncer de orofaringe, con valores de entre 3,5 y 19,0. En las tres últimas filas
de dicha tabla se presentan los valores de las OR asociadas, en primer lugar
a la presencia ya sea de anticuerpos VPH 16 E6 o de anticuerpos VPH 16 E7,
a continuación a la presencia de uno de estos dos anticuerpos o de los dos y,
por último, a la presencia de los dos anticuerpos simultáneamente. En estas
comparaciones, la categoría de referencia es la ausencia de los dos anticuer-
pos VPH 16 E6 y E7 y las cifras de OR oscilan entre 2,7 y 4,3 para el cáncer
de cavidad oral y, de nuevo con valores más elevados, de entre 4,5 y 67,1
para el cáncer de orofaringe18.

Tabla 3.3.— Riesgos de cáncer de cavidad oral y de orofaringe asociados al VPH.

Marcadores de infección por OR1 cáncer de cavidad oral OR1 cáncer de orofaringe
VPH (IC 95%) (IC 95%)
Anticuerpos VPH 16 L1 1,5 3,5
(1,1-2,1) (2,1-5,9)
Anticuerpos VPH 16 E6 2,6 9,9
(1,4-5,0) (4,7-20,7)
Anticuerpos VPH 16 E7 3,4 19,0
(1,6-7,3) (7,5-47,8)
Anticuerpos VPH 16 E6 o E7 2,7 4,5
(1,6-4,7) (2,0-10,1)
Anticuerpos VPH 16 E6 o E7 o E6 y E7 2,9 9,2
(1,7-4,8) (4,8-17,7)
Anticuerpos VPH 16 E6 y E7 4,3 67,1
(0,8-23,2) (12,9-348,2)

1
ORs ajustadas por país, sexo, edad, consumo de alcohol y tabaco; la categoría de referencia
es la ausencia del correspondiente marcador de infección por VPH.
Fuente: Herrero R y cols., 200318.
OR: Odds ratio.
IC: Intervalo de confianza.

Mork J y cols.6, en su estudio de casos y controles anidado dentro de una


investigación de cohortes con la participación de 292 casos de carcinoma de
células escamosas de cabeza y cuello y 1.568 controles, encontraron una pre-

57
María Adoración Nieto García, María José Sánchez Pérez

valencia de infección por VPH 16 doble en los casos respecto a los controles
(12% versus 7%) mientras que la prevalencia de los VPHs de tipo 18, 33 y
73 fue similar en los dos grupos de pacientes (con y sin cáncer de cabeza y
cuello). Tras ajustar por niveles séricos de cotinina, el riesgo de carcinoma de
células escamosas de cabeza y cuello tuvo una magnitud de 2,2 (IC 95% = 1,4-3,4)
para la presencia de VPH 16, mientras que no se observaron incrementos sig-
nificativos del riesgo asociados a los VPH s 18, 33 y 73 anteriormente citados.
El riesgo de cáncer de células escamosas de cabeza y cuello asociado al VPH
16 no fue significativamente diferente en varones y mujeres. Sí se midió una
heterogeneidad estadísticamente significativa en la magnitud de la asociación
por localización topográfica, con una OR de 14,4 para orofaringe (IC 95%
= 3,6-58,1), de 2,4 para laringe (IC 95% = 1,0-5,6) y de 2,8 en lengua (IC 95%
= 1,2-6,6). La mayoría de los carcinomas de orofaringe se originaron en amíg-
dala (21 de 26 casos), siendo la OR ajustada por niveles séricos de cotinina
de 10,2 (IC 95% = 2,4-42,9) para esta sublocalización. Por otra parte, 17 de
los 57 carcinomas de lengua se originaron en la base de ésta, siendo la OR
ajustada de 20,7 (IC 95% = 2,7-160,1) para esta sublocalización6.
Herrero R y cols.18 observan que, entre quienes nunca habían fumado o
mascado tabaco, el riesgo de cáncer de la cavidad oral es de 1,3 y el de oro-
faringe de 6,7 para la presencia de anticuerpos VPH 16 L1 VLP. En este mismo
grupo de participantes, el riesgo es de 6,7 en cáncer de cavidad oral y de 64,5
en cáncer de orofaringe para la presencia de VPH 16 E6 o E7 (uno de ellos o
ambos). Sin embargo, entre quienes habían fumado o mascado tabaco, estos
riesgos son considerablemente más elevados en las dos localizaciones anató-
micas. Respecto a los anticuerpos VPH 16 L1 VLP para el cáncer de cavidad
oral, el riesgo es de 6,6 en fumadores sin anticuerpos y de 11,4 en fumadores
con anticuerpos y, para el cáncer de orofaringe, de 9,2 en fumadores sin anti-
cuerpos y de 26,6 en fumadores con anticuerpos. En estas cuatro estimacio-
nes de riesgo la categoría de referencia (OR=1) es la ausencia de anticuerpos
VPH 16 L1 VLP entre quienes nunca habían fumado. En el caso de positivi-
dad por VPH 16 E6 o E7, el riesgo de cáncer de cavidad oral es de 6,7 para
fumadores sin anticuerpos y de 13,0 para fumadores con anticuerpos.
Similarmente, el riesgo observado en el estudio de cáncer de orofaringe es de
11,2 para fumadores sin anticuerpos y de 56,2 para fumadores con anticuer-
pos usando, igual que en el caso anterior, como categoría de referencia quie-
nes nunca habían fumado y eran negativos a VPH 16 tanto E6 como E718.
Smith J y cols.21 encuentran un efecto sinérgico estadísticamente significa-
tivo sobre el riesgo de CCO, para la detección de VPH de alto riesgo oncogé-
nico y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas (OR = 18,8; IC 95% = 5,1-
69,5), mientras que este efecto es aditivo entre la detección de VPH de eleva-
do riesgo oncogénico y el hábito de fumar (OR = 5,5; IC 95% = 2,1-14,1).

58
El virus del papiloma humano (VPH) en el cáncer de cavidad oral y orofaringe

3.2.3. Nuevas líneas de investigación de la asociación entre el VPH y el


cáncer de cavidad oral y orofaringe
Sigue siendo difícil diferenciar entre infecciones por VPH etiológicamente
asociadas al CCO e infecciones concurrentes con éste y actualmente se cree
que la medición de la carga viral en las muestras biópsicas podría ayudar en
esta diferenciación. Kreimer AR y cols.22 observan que, comparando con los
casos negativos a VPH (n=852), aquéllos con carga viral elevada de VPH 16
(n=26) tienen una probabilidad significativamente más alta de originarse en
orofaringe (OR = 12,0; IC 95% = 5,2-27,5) y una vez ajustado por la locali-
zación tumoral, tener anticuerpos contra VPH 16 VLPs, E6 y E7, concluyen-
do que, en ausencia de datos sobre marcadores serológicos, la cuantificación
de la carga viral podría ayudar a delimitar el subgrupo de cánceres de la cavi-
dad oral y de orofaringe positivos por VPH 16 que pueden ser una consecuen-
cia de la infección por VPH.
Sigue siendo necesario aclarar el mecanismo molecular implicado en el
proceso de carcinogénesis asociado a la presencia del VPH, lo cual ayudaría
a plantear estudios prospectivos sobre la asociación etiológica entre infección
por VPH y aparición de cáncer de cavidad oral y orofaringe. Además, es nece-
sario profundizar en el significado pronóstico de la presencia de infección por
VPH, independientemente de otros factores etiológicos y también en conjun-
ción con éstos, ya que los resultados publicados hasta el momento son con-
tradictorios, apuntando tanto hacia una supervivencia incrementada23 como
hacia lo contrario24.
Se está trabajando también en experimentación animal para el desarrollo
de una vacuna y se ha publicado en torno a algunas experiencias que sugie-
ren que la inmunización basada en L1 podría prevenir el desarrollo de carci-
nomas orales asociados al VPH25.

3.4. Riesgo de cáncer de cavidad oral y orofaringe relacionado con el


tabaco y el alcohol
El tabaco y el alcohol siguen siendo los principales factores de riesgo para
el desarrollo del CCO en la mayoría de los países occidentales. Sin embargo,
en algunas áreas como la India, el consumo de betel es el factor de riesgo
mejor establecido para este cáncer26. Si bien está claramente reconocido el
efecto independiente del consumo de tabaco y alcohol, el riesgo es mayor
cuando estas exposiciones se combinan27,28.
La asociación del CCO con estos dos factores de riesgo es de tal magnitud
que la distinta prevalencia del consumo de tabaco y de alcohol en las pobla-
ciones condiciona gran parte de las variaciones geográficas observadas en la

59
María Adoración Nieto García, María José Sánchez Pérez

incidencia de CCO. De hecho, en los países desarrollados se ha estimado que


más del 80% de los casos de cáncer de cavidad oral y orofaringe podrían evi-
tarse si se eliminara totalmente el consumo de tabaco y alcohol, lo que indi-
ca el verdadero papel carcinogénico de estas exposiciones en la cavidad oral
y orofaringe28,29.

3.4.1. Efecto independiente del tabaco


Existe una fuerte evidencia de que el tabaco - tanto fumado como masca-
do - y el betel son importantes factores de riesgo para el CCO30-32, si bien la
sinergia observada con el consumo de alcohol ha dificultado la cuantificación
del efecto independiente del tabaco.
Múltiples estudios de cohortes y de casos y controles han puesto de mani-
fiesto que los fumadores tienen un riesgo más elevado de CCO que los no
fumadores, oscilando estos riesgos entre 3 y 13, según la cantidad y la dura-
ción del hábito tabáquico. También se ha observado un efecto dosis-respues-
ta, de modo que el riesgo tiende a aumentar cuando aumenta la cantidad de
tabaco fumada20,28.
En relación con el tipo de tabaco, fumar tabaco negro supone un mayor
riesgo de desarrollar cánceres del tracto aerodigestivo superior33,34. A igualdad
de cantidad y duración del hábito tabáquico, el riesgo de presentar un CCO
es significativamente más elevado para los fumadores de tabaco negro que
para los fumadores de tabaco rubio28. Sin embargo, en diferentes estudios los
resultados no han sido consistentes35,36. Tampoco existe unanimidad en cuan-
to al menor riesgo asociado al consumo de puros o tabaco de pipa frente al
de cigarrillos20.
Una clave importante para la prevención del CCO proviene de la eviden-
cia que el riesgo de este cáncer disminuye con el cese del hábito de fumar,
existiendo un efecto protector dosis-respuesta en relación con el tiempo, de
modo que para un fumador el riesgo de presentar un CCO disminuye progre-
sivamente a medida que aumenta el tiempo desde el abandono del hábito. De
hecho, el riesgo de desarrollar un CCO entre los que han abandonado el con-
sumo de tabaco durante al menos 10 años se aproxima al riesgo de los no
fumadores20,28.

3.4.2. Efecto independiente del alcohol


En la actualidad hay evidencias consistentes de que el alcohol es un factor
de riesgo independiente para el desarrollo del CCO37,38. Sin embargo, la aso-
ciación del consumo de tabaco y alcohol en una gran parte de la población,
así como el potente efecto cancerígeno del tabaco, ha dificultado el estable-
cimiento de una relación causa-efecto entre el alcohol y el CCO.

60
El virus del papiloma humano (VPH) en el cáncer de cavidad oral y orofaringe

Teniendo en cuenta los niveles de consumo de alcohol y el riesgo de CCO,


se ha observado un efecto dosis-respuesta en relación con los años de consu-
mo de alcohol y la cantidad de alcohol consumida. El riesgo aumenta con el
incremento del consumo y con la duración del mismo y estas asociaciones
persisten cuando se controlan otros factores de riesgo, como el tabaco27.
Únicamente en algunos estudios realizados en la India, donde la prevalencia
de consumo de alcohol es baja, esta asociación no fue significativa38.
Se ha descrito un efecto independiente del tipo de bebida alcohólica con
el riesgo de CCO, de modo que los bebedores de licores presentan un riesgo
entre 2-4 veces más elevado que aquéllos que únicamente beben vino o cer-
veza, independientemente de la cantidad y duración del consumo de alco-
hol27. Sin embargo, aún son escasos los estudios realizados sobre el riesgo de
CCO asociado al tipo específico de bebida y persisten opiniones encontradas
respecto al tema, opinando algunos autores que en comunidades con un fre-
cuente consumo de vino éste puede, por sí mismo, incrementar fuertemente
el riesgo de CCO y que es la bebida alcohólica más frecuentemente consumi-
da en cada área geográfica la que tiende a estar asociada a un mayor riesgo
de CCO en dicha zona39.
Aunque en algunos estudios se ha sugerido que el riesgo de cáncer de cabe-
za y cuello disminuye a los 5-10 años de abandonar el consumo de alcohol28,
en otros no se ha descrito el efecto favorable del cese del consumo de alcohol39.

3.4.3. Interacción tabaco-alcohol


La exposición simultánea al tabaco y al alcohol aumenta el riesgo de CCO,
observándose una interacción sinérgica. Incluso consumos moderados de
tabaco y alcohol se han asociado con incrementos estadísticamente significa-
tivos del riesgo de desarrollar un CCO27.
No está clara la naturaleza exacta de la interacción. En algunos estudios se
ha confirmado que la asociación del consumo de tabaco y alcohol aumenta
el riesgo de CCO en una cuantía superior a la que supondría la suma de sus
efectos (efecto supramultiplicativo), mientras que en otros estudios esta inter-
acción no es multiplicativa20,28,38.

3.5. Otros factores asociados al cáncer de cavidad oral y orofaringe


3.5.1. Factores dietéticos: el papel protector de frutas y verduras
La relación mejor establecida entre distintos factores dietéticos y el riesgo
de CCO es, sin duda, el papel protector de una dieta que, en su conjunto, sea
rica en frutas y verduras38. Por el contrario, los resultados de los estudios que
miden la asociación del CCO con dietas con alto contenido en carnes, pes-

61
María Adoración Nieto García, María José Sánchez Pérez

cados, huevos, cereales, legumbres, leche y productos lácteos, han mostrado


resultados no consistentes. Se ha atribuido un efecto protector asociado al
consumo de carne de ave y de pescado y, por el contrario, un aumento del
riesgo asociado con el consumo de carne, huevos, alimentos ricos en almi-
dón, dulces y legumbres38,40.
El mate, que se consume habitualmente en Argentina, Brasil, Paraguay y
Uruguay, posiblemente es también un factor de riesgo independiente para el
CCO, habiéndose observado una asociación significativa dosis-respuesta
entre la ingesta regular de mate y el riesgo de CCO después de controlar por
el consumo de tabaco y alcohol38.
Se ha descrito una asociación inversa entre el consumo total de frutas y
verduras y los cánceres del tracto aerodigestivo superior41. Sin embargo, los
resultados de los estudios son inconsistentes cuando se analizan tipos especí-
ficos de frutas o verduras. Sí está claro que las personas que consumen dietas
con bajo contenido en frutas y verduras presentan un mayor riesgo de de-
sarrollar CCO, observándose una clara relación dosis-respuesta, incluso des-
pués de ajustar por otros factores tales como el tabaco y el alcohol38,40,41.
La protección que proporciona una dieta rica en frutas y verduras se ha
relacionado fundamentalmente con determinados micronutrientes, incluyen-
do los antioxidantes, como la vitamina C, el betacaroteno y otros carotenoi-
des38. No obstante, se ha sugerido que este beneficio puede proceder de la
combinación del efecto directo de micronutrientes y del efecto intrínseco de
limpieza mecánica.
Aunque se ha señalado el efecto protector de la ingesta total de frutas, la
evidencia es más consistente para los cítricos40. También se ha descrito una
asociación inversa del consumo total de verduras con el riesgo de CCO, pero
algunos estudios muestran que la evidencia científica es más consistente para
el consumo de zanahorias y verduras de hoja verde. Para el consumo de hor-
talizas crucíferas y legumbres no se ha encontrado ninguna asociación o ésta
ha sido positiva38,41.
En los fumadores y en los sujetos que consumen cantidades excesivas de
alcohol se ha descrito aún una mayor protección del consumo de frutas y ver-
duras, observándose incluso una interacción multiplicativa40. En términos de
prevención, se estima que el aumento del consumo de frutas y verduras
podría evitar aproximadamente el 40% de los casos de CCO, independiente-
mente del consumo de tabaco y alcohol38,40.

3.5.2. Efecto de otros hábitos


El riesgo de CCO asociado al hábito de mascar hojas de betel sin tabaco
no está claro, pero los resultados de determinados estudios apuntan hacia la

62
El virus del papiloma humano (VPH) en el cáncer de cavidad oral y orofaringe

existencia de un efecto independiente de este hábito sobre la aparición de


CCO42.
El hábito de fumar con la zona encendida del cigarro hacia el interior de
la cavidad bucal, experimentando un intenso calentamiento de la mucosa
oral, es un factor de riesgo importante de CCO, especialmente en la subloca-
lización de paladar duro. Por otra parte, entre los adultos jóvenes estadouni-
denses se ha incrementado recientemente el empleo oral del rapé, que se ha
convertido así en un factor de riesgo emergente de la aparición de CCO8.

3.5.3. Lesiones previas en la cavidad oral


Los CCOs pueden verse precedidos o presentarse simultáneamente con
otras lesiones de la mucosa oral como leucoplasias y fibrosis submucosas. La
presencia de leucoplasias se asocia a un incremento del riesgo de CCO, pero
aún no disponemos de hallazgos clínicos o histológicos fiables que nos per-
mitan predecir cuáles de estas lesiones regresarán espontáneamente y cuáles
evolucionarán hacia CCO.
Actualmente se investiga la presencia de marcadores moleculares que nos
permitan caracterizar la posible malignidad de dichas lesiones43. Se ha encon-
trado que la caracterización del ADN de las lesiones leucoplásicas es un fuer-
te predictor del riesgo de transformación maligna en el área de la lesión. En
un estudio de seguimiento realizado sobre 150 pacientes con leucoplasias
displásicas, el 70% eran lesiones diploides de bajo riesgo de las que el 3%
progresaron a CCO, 13% eran lesiones tetraploides de riesgo intermedio de
las que el 60% evolucionaron a CCO, y 17% eran lesiones aneuplodias de
alto riesgo de las que el 84% experimentaron una transformación cancerosa44.
También se ha observado que en la mitad de las lesiones analizadas la falta
de heterocigosidad del cromosoma 3p14, 9p21 o ambos se asocia a CCO.
En otra investigación45 realizada retrospectivamente en la que se excluye-
ron las lesiones en las que se apreciaba displasia severa, los cromosomas
implicados fueron 3p, 4q, 8p, 9p, 11q, 13q y 17p.
Además, sólo la mitad de los CCO que desarrollan los pacientes con leu-
coplasias aparecen en la misma localización de estas lesiones previas. El resto
aparece en localizaciones distintas porque en estos casos el proceso carcino-
génico es multifocal. Nos encontramos aquí con la dificultad que un marca-
dor único puede no ser suficiente para predecir el resultado de todos los casos
de leucoplasia debido a los complejos mecanismos moleculares implicados
en la historia natural del CCO.
De esta manera, el hallazgo de aneuploidía no puede usarse para valorar
el riesgo de cánceres orales diploides que suman hasta la mitad de todos los
CCO; pérdidas específicas de heterocigosidad pueden no asociarse con incre-

63
María Adoración Nieto García, María José Sánchez Pérez

mentos del riesgo de CCO que están condicionados por este mismo fenóme-
no, pero en otras localizaciones específicas; por último, el hallazgo de una
mutación en p53 o de un cambio en la expresión de p53 podría no ser pre-
dictiva de un aumento de riesgo por sí misma43.
Se necesitan, por tanto, investigaciones adicionales que clarifiquen el
papel de estas alteraciones a nivel molecular medidas en lesiones premalig-
nas de CCO, el significado clínico de su presencia, tanto independiente como
en conjunción con otros marcadores, así como la utilidad clínica de su detec-
ción y medición.

3.5.4. Marcadores de susceptibilidad


Determinadas condiciones médicas están asociadas a un riesgo incremen-
tado de tumoraciones malignas en el área de cabeza y cuello. Así, nos encon-
tramos con desórdenes de la diferenciación, incluyendo disqueratosis congé-
nita, y también con síndromes que cursan con deficiencias en la reparación
del ADN, tales como el síndrome de Bloom, la anemia de Fanconi, la ataxia-
telangiectasia y el seroderma-pigmentosum.
Entre las alteraciones genéticas observadas en CCO se incluyen la activa-
ción de proto-oncogenes como ciclina D1, MYC, RAS, EGFR y la inactivación
de genes supresores de tumores como p16 y p53. Se han observado cambios
tempranos que incluyen la pérdida de genes supresores de tumores en los cro-
mosomas p13 y p19, seguidos por p17. La sobreexpresión de p53 y las muta-
ciones de p53 se observan frecuentemente en la progresión desde lesiones
preinvasivas a invasivas.
Curiosamente, se encuentran mutaciones de p53 más frecuentemente en
muestras de investigaciones realizadas en países desarrollados (40-50%) que
en países en desarrollo (5-25%). Los tumores procedentes de India y del sudes-
te asiático se caracterizan por una fuerte implicación de los oncogenes RAS,
incluyendo mutación, pérdida de heterocigosidad (HRAS) y amplificación
(KRAS y NRAS). También se asocia el CCO con la presencia de polimorfismos
genéticos en genes como GSTM1 y CYP450A18,46.

3.5.5. Influencia del índice de masa corporal


En la mayoría de las localizaciones oncológicas se observa un incremento
del riesgo asociado a un índice de masa corporal (IMC) elevado. Sin embar-
go, los análisis llevados a cabo en el caso del CCO muestran una asociación
en el sentido inverso.
Así, en el análisis de los resultados de los centros españoles participantes
en el estudio multicéntrico de casos y controles de la IARC sobre VPH y
CCO47, tras ajustar por edad, sexo, centro, educación, hábito de fumar, con-

64
El virus del papiloma humano (VPH) en el cáncer de cavidad oral y orofaringe

sumo de alcohol e ingesta de bebidas alcohólicas, se miden riesgos de CCO


de 1,84 para un IMC de 25-23 (IC 95% = 1,22-2,76) y de 3,64 para IMC infe-
rior a 23 (IC 95% = 2,27-5,82) comparados con la categoría de referencia de
IMC superior a 25.
Estas estimaciones podrían cuestionarse teniendo en cuenta que analizan
el IMC al diagnóstico de CCO y desconocemos si éste se ha retrasado lo sufi-
ciente, dentro de la historia natural de la enfermedad, como para que se
produzca un adelgazamiento del paciente que curse conjuntamente con la
enfermedad y no que actúe como factor de riesgo de la misma. Sin embargo,
existen otras publicaciones que apuntan que un elevado IMC está inversa-
mente asociado con el riesgo de CCO48 y un estudio sugiere que el adelgaza-
miento antecede al diagnóstico49.
De hecho, cuando se mide el riesgo de CCO asociado al IMC del pacien-
te dos años antes del diagnóstico encontramos, en la misma investigación
antes citada y tras ajustar por idénticos factores, que los riesgos son de 1,65
para IMC de 25-23 (IC 95% = 1,11-2,47) y de 3,31 para IMC inferior a 23 (IC
95% = 2,04-5,39) comparando, de nuevo, con la categoría de referencia de
IMC superior a 2547.
Similares valores se observan para los datos globales de la investigación
citada, en la que participaron centros de Italia, España, Polonia, Irlanda del
Norte, India, Cuba, Canadá, Australia y Sudán, coordinados por la IARC.
Se observan riesgos de entre 1,5 y 1,7 para un IMC medio y de entre 2,5 y
3,2 para un IMC bajo, comparando con el estrato de IMC alto. Todos estos
estimadores están ajustados por edad, sexo, país, educación, consumo de
tabaco y de alcohol (según lo apropiado), y se refieren tanto a la totalidad
de los participantes como a los subgrupos de no fumadores, fumadores
(actuales y exfumadores), abstemios y consumidores de bebidas alcohóli-
cas, hallazgo que fortalece la plausibilidad de esta asociación, que podría
deberse a un largo proceso de deficiencia nutricional en los casos de
CCO50.

3.6. Necesidades futuras de investigación


De todos los indicios científicos expuestos se deduce la participación etio-
lógica de los VPH en una proporción de los casos de CCO. Aunque en España
la incidencia del cáncer en esta localización es baja en comparación con
otros países de nuestro entorno, conseguir reducir aún más dicha incidencia
es una meta que está ampliamente justificada si tenemos en cuenta los esca-
sos recursos terapéuticos efectivos de los que disponemos para combatir esta
enfermedad una vez instaurada y, en consonancia con lo anterior, las bajas
cifras de supervivencia medidas a los 5 años51.

65
María Adoración Nieto García, María José Sánchez Pérez

Las medidas legislativas y sanitarias contra el tabaquismo ayudarán a redu-


cir la morbilidad por CCO, pero sería deseable poder controlar también otros
factores de riesgo como la exposición al VPH. En el contexto científico actual
de desarrollo de una vacuna para reducir la morbilidad por cáncer de cuello
uterino asociada a la infección por VPH (ver Capítulo 6) es imprescindible
disponer de más información acerca de los factores que condicionan la aso-
ciación entre el VPH y el cáncer de cavidad oral y orofaringe para valorar si
una vacuna contra los VPHs 16 y 18 (o incluyendo también los VPHs 6 y 11)
ejercería un impacto en el CCO.
En España sería el momento de plantear una investigación en la que,
mediante la colaboración de los centros que ya han participado en estudios
de casos y controles sobre las causas del CCO, se llevara a cabo un estudio
de seguimiento específicamente diseñado para evaluar prospectivamente la
asociación entre infección por VPH y la aparición de CCO.

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41. IARC. Fruits and Vegetables. IARC Handbooks of Cancer Prevention, vol. 8.
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47. Nieto A, Sánchez MJ, Martínez C, Castellsagué X, Quintana MJ, Bosch X
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69
María Adoración Nieto García, María José Sánchez Pérez

49. Franceschi S, Dal Maso L, Levi F, Conti E, Talamini R, La Vecchia C.


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50. Kreimer A, Randi G, Herrero R, Castellxagué X, La Vecchia C, Franceschi
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nomas: analysis from the IARC multinational case-control study. Int J
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CARE-3: survival on cancer patients diagnosed 1990-94. Results and com-
mentary. Ann Oncol. 2003; 14 Suppl 5: v61-v118.

70
CAPÍTULO 4
La infección por virus del papiloma humano (VPH)
en poblaciones a alto riesgo de cáncer de
cuello uterino en España
Julia del Amo Valero, Cristina González Blázquez, Javier Losana Baro

Departamento de Salud Pública. Universidad Miguel Hernández.


Campus de San Juan. San Juan, Alicante.

4.1. Introducción

L a infección por virus del papiloma humano (VPH) es la causa principal para
el desarrollo de cambios precancerosos del cuello uterino y del cáncer cervi-
cal. El VPH es la infección de transmisión sexual más frecuente en el mundo,
estando su poder oncogénico claramente establecido. Hasta el momento, se han
identificado más de 100 tipos de VPHs que se han clasificado en función de su
potencial oncogénico como de alto y bajo riesgo. En población general, el 80%
de los cánceres genitales se atribuyen a 4 genotipos: VPH 16, VPH 18, VPH 45
y VPH 31 y sólo el tipo 16 es responsable de más del 50% de los casos de car-
cinoma de células escamosas1. Aunque el VPH de alto riesgo es causa necesaria
para el desarrollo de cáncer de cuello uterino, existen otros cofactores que expli-
carían porqué sólo una pequeña proporción de las personas infectadas desarro-
lla el cáncer. Los determinantes de la persistencia de la infección por VPH son
poco conocidos, pero la respuesta inmunitaria parece esencial para la regresión
de la infección. Se han propuesto como factores determinantes de persistencia la
mayor edad en el momento de la infección, la infección por los tipos 16 y 18,
las infecciones múltiples, ciertas deficiencias nutricionales, bajos niveles de
antioxidantes y estados de inmunodeficiencia, entre los que se encuentra la
infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Los determinantes individuales del cáncer de cuello uterino están, por
tanto, fuertemente asociados a las conductas sexuales, pero lo están también
al acceso sanitario a medidas de diagnóstico precoz y al tratamiento de lesio-
nes precancerosas. Los determinantes poblacionales que explican gran parte
de las diferencias entre países son de índole socio-económica y cultural, ya
que el cáncer cervical afecta de manera desproporcionada a las mujeres de
los países en vías de desarrollo versus a las mujeres de los países desarrolla-

71
Julia del Amo Valero, Cristina González Blázquez, Javier Losana Baro

dos. Tal y como se describe en el Capítulo 2 de esta monografía, España tiene


una de las tasas de cáncer de cuello uterino más bajas del mundo, aunque la
tendencia es ascendente. La incidencia anual de esta neoplasia en España,
excluido el carcinoma in situ, es de 7,2 por 100.000 mujeres y la tasa de mor-
talidad es de 2,7 por 100.000 mujeres/año (datos accesibles en la página web
www.isciii.es/publico/cancer).
El objetivo de este capítulo es describir la epidemiología de la infección
por VPH en poblaciones a alto riesgo de cáncer de cuello uterino en España.
Para ello, se hará una descripción de la situación epidemiológica en la pobla-
ción general y se revisarán aquellos grupos donde tradicionalmente se han
descrito mayores tasas de cáncer de cuello uterino, como el colectivo de
mujeres que ejercen la prostitución, las mujeres VIH positivas y las mujeres
en situación de exclusión social, como las reclusas en centros penitenciarios.
A estos grupos hemos añadido el de mujeres inmigrantes que provienen de
países con elevadas tasas de cáncer de cuello uterino, por ser un colectivo
reciente en nuestro entorno que está, hasta el momento, mal caracterizado.

4.2. Estudios de epidemiología de la infección por VPH en España


Hasta hace unos años, sólo se disponía de la citología de Papanicolaou para
detectar las anomalías cervicales causadas por la infección por VPH. La clasi-
ficación actualmente en vigor es la del Sistema Bethesda de 1988, revisada en
1991 y 2001 (rogamos se refieran al Capítulo 1 de esta monografía para más
información). Existe una correlación clara entre las distintas alteraciones celu-
lares del cuello uterino y la infección por VPH. En los últimos años, los avan-
ces en el campo de la biología molecular, los cuáles se describen en el Capítulo
5 de esta monografía, han permitido diagnosticar la infección cervical por VPH
e identificar los tipos causantes de la misma. Desde hace apenas unos años, se
está proponiendo la combinación de las técnicas moleculares con las pruebas
diagnósticas convencionales en el cribado de la neoplasia cervical, ya que la
combinación de ambas sería una herramienta útil en la detección de lesiones
precancerosas y en la reducción de la incidencia del cáncer de cuello uterino.
En España, los trabajos sobre epidemiología de la infección por VPH han
sido realizados en Barcelona, Madrid y Alicante principalmente y, en menor
medida, en Oviedo y Zaragoza. A continuación se resumirán los principales
estudios que han estimado la frecuencia de la infección por VPH en España y
han determinado los factores de riesgo para el desarrollo de la misma, sepa-
rando entre estudios de prevalencia y de incidencia. Estos estudios se han rea-
lizado en diferentes poblaciones y momentos y con diferentes estrategias de
muestreo, por lo que su interpretación y generalización debe tener en cuenta
potenciales sesgos de selección y de información. En este sentido, se han espe-

72
La infección por virus del papiloma humano (VPH) en poblaciones
a alto riesgo de cáncer de cuello uterino en España

cificado las estrategias de muestreo distinguiendo entre muestras probabilísti-


cas y muestras de conveniencia en centros sanitarios o de otro tipo. Además,
debido a que los distintos grupos presentan cargas de infección y factores de
riesgo diferentes entre sí, se han subdividido en apartados aquéllos trabajos
que se han realizado en mujeres de la población general y aquellos que reco-
gen información de mujeres de la población general procedentes de otros paí-
ses. Asimismo, se presentan datos de mujeres reclusas en centros penitencia-
rios, de mujeres que ejercen la prostitución y de mujeres VIH positivas.

4.3. Epidemiología de la infección por VPH en mujeres de la población


general en España
4.3.1. Estudios de prevalencia
Existe una amplia variación en las prevalencias del VPH publicadas en
mujeres de la población general de los distintos países del mundo que refle-
ja, además de las diferencias de la epidemiología del VPH, diferencias en las
estrategias de muestreo de la población y las técnicas diagnósticas utilizadas.
Las muestras probabilísticas, a diferencia de las muestras de conveniencia
en centros clínicos, son las que mejor reflejan la prevalencia en la pobla-
ción general. En general, la prevalencia del VPH es menor en las muestras
probabilísticas poblacionales que en las muestras de conveniencia de muje-
res identificadas en centros sanitarios o universitarios, ya que éstas últimas
sobrerrepresentan a mujeres más jóvenes y con mayor actividad sexual.
La mayoría de las estimaciones de la prevalencia realizadas a través de
muestras probabilísticas parten de una iniciativa auspiciada por la Agencia
Internacional de Investigación en Cáncer (IARC) en diferentes partes del
mundo. Se aprecian diferencias por área geográfica siendo más elevadas en
los países estudiados de Latinoamérica - Colombia (15%), Chile (14%),
Argentina (17%) y Costa Rica (16%) - y África -Nigeria (28%) - que en Asia -
Vietnam (11% y 2%) y Tailandia (6%), mostrando los países europeos estudia-
dos las prevalencias más bajas - Suecia (7%), y España (3%)2-10.
Existe un mayor número de estudios publicados, tanto a nivel internacio-
nal como en España, de trabajos que han estimado la prevalencia del VPH en
ámbitos clínicos o en centros universitarios. También en este caso se identifi-
can diferencias por área geográfica en la dirección apuntada por las muestras
probabilísticas, aunque estos estudios muestran mayor heterogeneidad.
Los primeros trabajos en torno a la prevalencia de la infección por VPH en
España se publicaron a principios de los años 90. En el año 1992, Múgica-Van
Herckenrode C y cols.11 encontraron una prevalencia de VPH de alto riesgo
del 17% (Intervalo de confianza (IC) 95% = 14-19) en 1.178 mujeres con cito-
logías normales en el País Vasco, siendo los tipos 16 y 18 los más frecuentes.

73
Julia del Amo Valero, Cristina González Blázquez, Javier Losana Baro

Muñoz N y cols.12 publicaron en 1996 los resultados de prevalencia de 810


mujeres con citología normal que acudían a un centro sanitario en España,
Colombia, y Brasil. La prevalencia de VPH total fue del 10,5%, pero fue
mayor en las áreas con alta incidencia de cáncer de cuello uterino (17% en
Brasil y 13% en Colombia) que en España (4,9%).
En España, el único estudio realizado en una muestra de base poblacional
fue llevado a cabo por de Sanjosé S y cols.10, en una muestra aleatoria de 973
mujeres adultas de la población general de 4 barrios del Área de Salud de la
Costa de Poniente del área metropolitana de Barcelona entre Octubre 1998 y
Junio 2000. Este trabajo estima una prevalencia del VPH en población gene-
ral del 3,4% (IC 95% = 2,3-4,5), siendo una de las más bajas de Europa, en
concordancia con las bajas tasas de cáncer de cuello uterino del país. De
Sanjosé S y cols. identificaron como factores de riesgo para la infección por
VPH en el análisis multivariante haber nacido fuera de España (Odds ratio
(OR) = 8,1; IC 95% = 1,9-33,5), estar divorciada (OR = 6,7; IC 95% = 1,9-
24,3), haber tenido más de 5 parejas sexuales a lo largo de la vida (OR = 2,6;
IC 95% = 1,0-6,5) y fumar marihuana (OR = 5,2; IC 95% = 1,2-21,7), e iden-
tificaron como factores protectores el uso sistemático del preservativo con la
pareja regular (OR = 0,14; IC 95% = 0,02-1,0). La prevalencia del VPH era
más alta en las mujeres más jóvenes (7% en menores de 25 años frente a 3%
en mujeres de 25-34 años), aunque estas diferencias no alcanzaron significa-
ción estadística (Figura 4.1).

60%

50%
Prevalencia del VPH

40%

30%

20%

10%

0%

<25 25-35 >36


Edad

Del Amo J y cols.30 (2005) De Sanjosé S y cols.10 (2003) Font R y cols.13 (2004) Losana J y cols.31 (2005)
González C y cols.15 (2006) González C y cols. (2005)
25
González C y cols.15 (2006)

Figura 4.1
Prevalencia del VPH por edad en estudios publicados con casos de la población general, de
mujeres reclusas en prisión y de población que ejerce la prostitución en España.

74
La infección por virus del papiloma humano (VPH) en poblaciones
a alto riesgo de cáncer de cuello uterino en España

No obstante, el patrón decreciente a mayor edad coincide con la distribu-


ción por edades de la prevalencia del VPH descrita ampliamente en la litera-
tura científica. Se observa una tendencia decreciente en función del nivel de
formación alcanzado: a menor nivel de estudios mayor prevalencia del VPH,
pero las diferencias tampoco alcanzan significación estadística. La distribu-
ción de subtipos del VPH entre las muestras positivas señalan al VPH 16
como el más frecuente (20,7%), seguido de las infecciones duales por los
tipos 31 y 51 (13,8%) y del VPH 51 (10,3%) (Tabla 4.1).

Tabla 4.1.— Estudios de prevalencia del VPH realizados en la población general en España.

Factores
Muestreo Técnica Prevalencia Tipos más
Autores n de riesgo
y ámbito diagnóstica del VPH identificados frecuentes
Múgica-Van Mujeres con 1.178 Slot-blot 17% 6, 11, 16, 18
Herckenrode C citología normal hybridization ND
y cols.11, 1992 en CPF País Vasco y PCR
Muñoz N Mujeres con 810 PCR 4,9% -Infección por ND
y cols.12, 1996 citología normal Chlamydia trachomatis
en centro sanitario -Nivel socio-
en 9 provincias económico
españolas -Nº de parejas sexuales
De Sanjosé S Muestreo aleatorio 973 PCR 3% -País de origen 16, 31, 35
y cols.10, 2003 de la población -Estar divorciada
general de -Tener más de
Barcelona una pareja sexual
-Fumar cannabis
o derivados
Font R y cols.13, Muestreo 1.383 Captura de 8,3-9,2% -Estado civil ND
2004 sistemático híbridos II -Compañeros sexuales
de CPF y PCR -Paridad
Barcelona -Resultado citológico
Puig F y cols.14, Muestreo 298 PCR 10,6% -Nº parejas ND
2005 consecutivo en sexuales/mes en
centros de el último año
diagnóstico precoz -Frecuencia de
de cáncer de cuello relaciones sexuales
uterino y consulta de vía vaginal/mes
anticoncepción en el último año
en Zaragoza
González C Muestreo 1.011 Captura de 10% -País de origen 16, 18
y cols.15, 2006 consecutivo de híbridos II -Nº parejas sexuales
CPF de Alicante y PCR -Resultado citológico
CPF: Centro de planificación familiar.
ND: No disponible.
PCR: Técnica de reacción en cadena de la polimerasa.

75
Julia del Amo Valero, Cristina González Blázquez, Javier Losana Baro

Font R y cols.13 (2004), en una muestra consecutiva de 1.383 mujeres aten-


didas en 11 centros de planificación familiar del área metropolitana de
Barcelona entre Octubre de 1999 y Octubre de 2001 seguidas durante 3 años,
encontraron una prevalencia estable de 8,3% - 9,2% en las mujeres del estu-
dio, de las cuales el 96% eran españolas. En el análisis multivariante se iden-
tifica una mayor prevalencia del VPH en mujeres con más de una pareja
sexual (OR = 1,78; IC 95% = 1,04-3,05) y un riesgo tres veces mayor en aque-
llas mujeres solteras (OR = 2,55; IC 95% = 1,04-6,26), separadas o viudas
(OR = 2,70; IC 95% = 1,15-6,34) en comparación con las casadas (OR = 1).
Aunque se observa una tendencia descendente de la prevalencia por edad en
el análisis univariado que es estadísticamente significativa (p = 0,04) (Figura
4.1), la diferencia desaparece en el análisis multivariante (Tabla 4.1).
Puig F y cols.14 (2005) encontraron una prevalencia de 10,6% de infección
por VPH en 298 mujeres de una red de centros urbanos de detección precoz
de cáncer de Zaragoza en el año 2002. En este estudio se excluyeron las
mujeres con citología anormal en los 6 meses previos y se identificaron como
factores predictivos de la infección por VPH el número de compañeros sexua-
les en el último año y la frecuencia de relaciones sexuales vaginales manteni-
das en el último año (Tabla 4.1).
En un estudio de 1.011 mujeres realizado mediante muestreo consecutivo
en un Centro de Planificación Familiar de Alicante entre Mayo de 2003 y
Enero 2004, González C y cols.15 observaron una prevalencia global del 10%
(IC 95 % = 8,2-12), siendo de 8,2% (IC 95% = 6,43-10,26) en mujeres espa-
ñolas, de 27,5% (IC 95% = 14,60-43,83) en mujeres colombianas, de 23,1%
(IC 95% = 8,97-43,64) en mujeres ecuatorianas y de 22,7% (IC 95% = 7,82-
45,37) en mujeres de otros países latinoamericanos (Figura 4.2). Los factores
de riesgo para la infección por VPH en el análisis multivariante de este estu-
dio fueron ser de origen latinoamericano (OR = 3,29; IC 95% = 1,17-9,19) y
tener más de 3 parejas sexuales a lo largo de la vida (OR = 3,27; IC 95% =
2,11-5,08). Si bien en el análisis univariado se identificaron como factores de
riesgo la edad de la primera relación sexual (menor de 17 años), acudir por
primera vez a la consulta y haberse realizado la prueba del VIH, estas asocia-
ciones desaparecen al ajustar por el país de origen de las mujeres. No se
observa la tendencia decreciente de la prevalencia por edad descrita en otros
trabajos, aunque estratificando por resultado citológico se observa como entre
las mujeres con citología normal, aquéllas de menos de 24 años tienen pre-
valencias de infección por VPH mayores. Los tipos más comunes en mujeres
con citologías normales fueron el VPH 18 (20%), el VPH 16 (14%) y el VPH
33 (11%) (Tabla 4.1).

76
La infección por virus del papiloma humano (VPH) en poblaciones
a alto riesgo de cáncer de cuello uterino en España

2 (a) Población general


Alicante (González C y cols.15, 2006) Barcelona (de Sanjosé S y cols.10 2003)
%
30 27,5
25 23,8 22,73
20,59
20
15
8,2 9,38
10
6,25 14,3 12,5
5
2,7
0
España

Otros países
España

Europa
latinos
Colombia

África
Otros países
Eduador

Europa

África/Asia
latinos
Colombia

Argentina
Otros países

2 (b) Mujeres que ejercen la prostitución


Madrid (del Amo J y cols.30, 2005) Alicante (Losana J y cols.31, 2005)

% %
60 57

50
40 34 34
28 32
30 26
20
14,3
10
0
Otros países
Eduador

Caribe

África
Este

a
Subsaharian
latinos
Colombia

Europa del
Otros países

Ecuador
España

Otros países
Europa
Colombia

latinos

África
Otros países

Subsahariana

PrevalenciadelVPHpor paísde origenen mujeresinmigrantesen distintosestudiosrealizadosen España.

4.3.2. Estudios de incidencia y resolución de la infección viral


Para conocer la incidencia de la infección por VPH es preciso realizar
estudios de cohortes, los cuales también permiten establecer la persistencia y
la resolución de la enfermedad viral. Dada su dificultad, existe un menor
número de trabajos de este tipo. De nuevo, el muestreo en estas poblaciones
puede ser probabilístico y de base poblacional, lo cual añade mayor dificul-
tad y restringe todavía más el número de trabajos. La mayoría de los trabajos
han utilizado muestras de conveniencia desde dispositivos sanitarios y/o uni-
versidades que han permitido seguir a las mujeres a lo largo del tiempo.
Van Doornum GJ y cols.16, en un estudio realizado en Ámsterdam estima-
ron la incidencia de la infección por VPH en 110 mujeres y 48 varones que
acudieron a un centro de enfermedades de transmisión sexual (ETS), resultan-

77
do ser de 47,1 por 100 personas-año y de 50,5 por 100 personas-año respec-
tivamente. Ho GY y cols.17 observaron una incidencia del VPH de 43%

78
Julia del Amo Valero, Cristina González Blázquez, Javier Losana Baro

(IC 95% = 36-49) durante 3 años de seguimiento de 608 mujeres jóvenes de


la población general. Woodman CB y cols.18 realizaron un estudio en 1.075
mujeres de edades similares en el Reino Unido, en el que estimaron que el
riesgo acumulado de cualquier infección por VPH en 3 años es de un 44%,
elevándose a un 60% en 5 años (siendo el VPH 16 el tipo más frecuente).
Muñoz N y cols.19 estudiaron a 1.610 mujeres colombianas de entre 15 y 85
años con citología normal a las que siguieron cada 6 meses durante una
media de 4,1 años. La tasa de incidencia de VPHs de alto riesgo fue de 5
casos por 100 mujeres-año (IC 95% = 5,5-6,9). Winer R y cols.20 (2003) citan
una incidencia acumulada del 32,3% (IC 95% = 28,0-37,1) a los 2 años en
603 mujeres universitarias. En las mujeres que eran sexualmente activas a la
entrada del estudio, la incidencia a los 24 meses fue del 38,8% (IC 95% =
33,3-45,0), y del 38,9% (IC 95% = 29,4-50,3) en las mujeres que eran vírge-
nes en el momento de su inclusión en el estudio.
Por otra parte, existe bastante consistencia en las estimaciones de diversos
estudios realizados en mujeres VPH positivas, en las que la tasa de resolución
de la enfermedad viral es alta a lo largo del primer año de infección. Molano
M y cols.2 describen una resolución de la enfermedad viral de un 77% en 12
meses de seguimiento y Muñoz N y cols.19 una media de duración de la infec-
ción por VPH de alto riesgo de 14,8 meses. Los trabajos anteriores muestran
que la media de duración de las infecciones por VPHs de bajo riesgo es
menor que la de las infecciones por VPHs de alto riesgo.
Apenas existen estudios de seguimiento que permitan estimar tanto la inci-
dencia como la tasa de resolución en mujeres en España. Font R y cols.13, en
la muestra de 1.383 mujeres atendidas en 11 centros de planificación familiar
del área metropolitana de Barcelona previamente descrita, observaron una
incidencia de nuevas infecciones del 2% anual a lo largo de un seguimiento
de 3 años. El 50% de las mujeres VPH positivas a la entrada dio resultados
negativos transcurridos 367 días.

4.4. Epidemiología de la infección por VPH en mujeres de la población


general procedentes de países de alta prevalencia
En los últimos diez años hemos asistido en España a un cambio de tenden-
cia en los movimientos migratorios de gran dimensión. Este cambio de ten-
dencia se traduce en que se ha reducido la población que migraba al exterior
y se ha empezado a recibir población extranjera de diversa procedencia y con
diferentes finalidades a un ritmo de crecimiento constante y acelerado. Los
datos del Padrón de julio de 2005, publicados por el Instituto Nacional de
Estadística (INE) (www.ine.es), señalaban que el número de extranjeros empa-
dronados en España ascendía a 4.166.024 personas, de las cuales aproxima-

79
La infección por virus del papiloma humano (VPH) en poblaciones
a alto riesgo de cáncer de cuello uterino en España

damente un tercio proviene de países de América Latina. Tal y como se ha


descrito previamente, existen importantes variaciones en la prevalencia de la
infección por VPH entre distintos países. Las mujeres de América Latina tie-
nen tasas elevadas de infección por VPH, lo que coincide con las elevadas
tasas de cáncer de cuello uterino que se dan en esta región. Es, por tanto, lógi-
co pensar que la epidemiología de la infección por VPH en las mujeres inmi-
grantes procedentes de diversas partes del mundo refleje la epidemiología de
la infección en los países de origen en los países de destino.
De Sanjosé S y cols.10, en el estudio de base poblacional en la ciudad de
Barcelona previamente presentado, describen una prevalencia del VPH en muje-
res extranjeras del 14,3% en comparación con el 2,7% de las españolas, lo cual
se traduce en un riesgo 8 veces mayor en el análisis multivariante (OR = 8,1;
IC 95% = 1,9-33,5). Es importante señalar que, en este trabajo, de las 973 mujeres
reclutadas sólo 21 eran extranjeras siendo una de ellas colombiana, siete de
América Latina, nueve europeas y cuatro de otras procedencias. Aún así, el efec-
to es tan potente que, a pesar de la escasa precisión, las diferencias son estadís-
ticamente significativas, aunque el escaso número no permite valorar diferencias
en la prevalencia de VPH por país de origen. Es destacable, no obstante, que la
mujer colombiana estaba infectada por VPH y la prevalencia en las otras muje-
res latinoamericanas era del 14,3% (IC 95% = 0,36-57,87).
González C y cols.15 describen la prevalencia y los determinantes de infec-
ción por VPH en población general en función del país de origen en una
muestra consecutiva de 1.011 mujeres atendidas en un centro de planifica-
ción familiar de Alicante entre mayo de 2003 y enero de 2004. De ellas, 841
eran españolas, 40 colombianas, 26 ecuatorianas, 34 argentinas, 22 de otros
países latinoamericanos, 32 de otros países europeos y 16 de África y Asia.
Aunque la edad de las mujeres fue similar entre las latinas y las españolas,
existían diferencias importantes entre ambos colectivos. En particular, una
mayor proporción de las mujeres latinas no tenía un trabajo remunerado fuera
del hogar, acudía al centro de planificación por primera vez, había utilizado
el dispositivo intrauterino como método anticonceptivo, había tenido un
mayor número de parejas sexuales a lo largo de la vida y se había hecho con
mayor frecuencia la prueba del VIH en comparación con las mujeres españo-
las. Por el contrario, una mayor parte de las mujeres españolas fumaba. La
prevalencia del VIH fue muy baja, sin encontrarse diferencias por país de ori-
gen. La prevalencia global de infección en las 1.011 mujeres estudiadas fue
del 10%, siendo tres veces mayor en las mujeres procedentes de países de
América Latina, las cuales representaban un 12% de la muestra, que en las
españolas. Tal como se observa en la Figura 4.2, la prevalencia del VPH fue
del 8% en españolas, 27% en colombianas, 21% en ecuatorianas, 23% en
argentinas, 23% en mujeres de otros países latinoamericanos, 9% en aquellas

80
Julia del Amo Valero, Cristina González Blázquez, Javier Losana Baro

procedentes de otros países europeos, y de 6% en aquellas mujeres proceden-


tes de África y Asia. Estas diferencias se mantenían en el análisis multivarian-
te ajustando por edad y número de parejas sexuales a lo largo de la vida.
Ortiz M y cols.21 en un trabajo multicéntrico con 1.889 mujeres de cinco
centros clínicos en Alicante y Madrid analizan la prevalencia global y tipo-espe-
cífica del VPH y la distribución de variantes del VPH de tipo 16. Las poblacio-
nes de estudio son tanto mujeres de la población general como mujeres con
mayor frecuencia de prácticas sexuales de riesgo, como el colectivo que ejerce
la prostitución y las mujeres reclusas en prisión. Los autores analizan la distri-
bución de variantes del VPH 16 en 75 muestras y encuentran que, si bien el
79% son variantes europeas, se detectan variantes Asio-Americanas (AA) en un
16%, un 4% de variantes Africanas A1 y un 1,3% de variantes Africanas A2.

4.5. Epidemiología de la infección por VPH en mujeres en prisión


Las mujeres internadas en prisión presentan múltiples factores de riesgo
para el VPH, como la coinfección por VIH, el ejercicio de la prostitución y la
exclusión social. Estudios realizados en diferentes países han descrito un
mayor riesgo de cáncer de cuello uterino en estas mujeres, así como una
menor cobertura de este colectivo en los programas de cribado del cáncer.
Existen, no obstante, escasos trabajos que hayan estimado la prevalencia
del VPH en este colectivo. Bickell NA y cols.22 observaron en 1991 una preva-
lencia del VPH de 35% en 114 mujeres de una cárcel de la ciudad de Nueva
York, y Lopes F y cols.23 una prevalencia de 16% en 262 mujeres de un centro
penitenciario en Sao Paolo. En España, de Sanjosé S y cols.24, en una muestra de
conveniencia de mujeres ingresadas en régimen preventivo en el centro peni-
tenciario de mujeres de Barcelona entre febrero de 1996 y junio de 1996, des-
cribieron una prevalencia de VPH de 46% en 157 mujeres, de las cuales un
56% eran VIH positivas. El VPH 16 fue el tipo más común (8,9%), seguido del
VPH 31 (7,1%). Las infecciones múltiples también fueron comunes. Ser VIH
positiva se asoció con un mayor riesgo de infección por VPH (OR = 4,7; IC
95% = 1,96-11,4), así como haber consumido drogas durante más de 10 años
(OR = 2,9; IC 95% = 1,0-8,2). González C y cols.25 en una muestra de conve-
niencia de 189 mujeres ingresadas en la prisión de Alicante reclutadas entre
Mayo de 2004 y Agosto de 2005, observaron una prevalencia del VPH de
29%. El 70% de las mujeres de este estudio eran españolas y el 17% de las
mujeres eran VIH positivas. En estas mujeres, los factores de riesgo para el VPH
en el análisis multivariante fueron la edad, la edad en el momento de la prime-
ra relación sexual y ser VIH positiva. Las mujeres coinfectadas por el VIH refle-
jaron una prevalencia del VPH significativamente mayor (41,4%) que las VIH
negativas (24,6%), manteniéndose esta diferencia en el análisis multivariante
ajustando por edad (OR = 3,5; IC 95% = 1,3-9,4) (Tabla 4.2).

81
La infección por virus del papiloma humano (VPH) en poblaciones
a alto riesgo de cáncer de cuello uterino en España

Tabla 4.2.— Estudios de prevalencia de VPH en España en mujeres en el ámbito penitenciario.

Factores
Área Tamaño Técnica Prevalencia Tipos más
Autores de riesgo
geográfica muestral diagnóstica de VPH identificados frecuentes

De Sanjosé S Barcelona 157 PCR 46% - VIH+ 16, 31


y cols.24, 2000 - Consumo de
drogas durante
más de 10 años
González C Alicante 189 Captura de 29% - VIH+ ND
y cols.25, 2005 híbridos II - Edad
y PCR - Nº de parejas
sexuales
ND: No disponible.
PCR: Técnica de reacción en cadena de la polimerasa.
VIH: Virus de la inmunodeficiencia humana.

4.6. Epidemiología de la infección por VPH en mujeres que ejercen la


prostitución
El colectivo de mujeres que ejerce la prostitución constituye una población
a alto riesgo para la adquisición y persistencia del VPH, siendo la prevalencia
de éste mayor que en las mujeres de la población general. Los estudios de pre-
valencia en este colectivo no pueden, por definición, utilizar muestras proba-
bilísticas al no disponer de denominadores apropiados. La mayoría de estos
trabajos obtienen muestras de conveniencia en dispositivos sanitarios, tanto
gubernamentales como no gubernamentales.
Ishi K y cols.26 estimaron una prevalencia de infección de 48% en 546
mujeres que ejercían la prostitución en Japón y de 6% en 233 controles.
Marais DJ y cols.27 estudiaron 112 mujeres en Sudáfrica, de las cuales el 85%
de las VIH positivas estaban también infectadas por el VPH frente a un 42%
de las VIH negativas. En la ciudad de México, Juárez-Figueroa LA y cols.28 esti-
maron una prevalencia de 49% en 495 mujeres, de las cuales el 43% tenían
algún subtipo de alto riesgo y el 25% de bajo riesgo28.
En España, Touze A y cols.29, analizaron las prevalencias en las ciudades de
Oviedo y Barcelona, en 177 mujeres que ejercían la prostitución (mayoritaria-
mente latinoamericanas) y 283 mujeres de la población general (el mayor
porcentaje eran españolas), de edades comprendidas entre 19 y 49 años y
encontraron prevalencias de 61,6% y 10,2% respectivamente. Además, la
prevalencia para los subtipos de alto riesgo (VPHs 16, 18, 31 y 58) fue también
bastante mayor en las mujeres que ejercían la prostitución. Un dato a destacar
es que la presencia del subtipo 58, más frecuente en América Latina, repre-

82
Julia del Amo Valero, Cristina González Blázquez, Javier Losana Baro

sentó un 15,3% (IC 95% = 5,9% - 39,8%) de todos los hallados en el conjun-
to de la muestra (Tabla 4.3).

Tabla 4.3.— Estudios de prevalencia del VPH en España en mujeres que ejercen la prostitución.

Factores
Muestreo Tamaño Técnica Prevalencia Tipos más
Autores de riesgo
y ámbito muestral diagnóstica del VPH identificados frecuentes

Touzé A y cols.29, Muestreo 177 PCR 61,6% ND 16,18,31,58


2001 consecutivo en
clínica de ETS
en Oviedo
Del Amo J y cols.30, Muestreo 734 Captura de 39% -Edad ND
2005 consecutivo en híbridos II -País de origen
un centro de y PCR -Uso de anticon-
ETS de Madrid ceptivos orales
Losana J y cols.31, Muestreo 521 Captura 31% -Edad ND
2005 consecutivo en de híbridos II -País de origen
un centro de y PCR
ETS de
Alicante

ETS: Enfermedades de transmisión sexual.


ND: No disponible.
PCR: Técnica de reacción en cadena de la polimerasa.

Del Amo J y cols.30, en una muestra consecutiva de 734 mujeres inmigran-


tes que ejercían la prostitución en Madrid atendidas en el Centro Sanitario
Sandoval entre enero y septiembre de 2002, estimaron una prevalencia de
39%. El 89% de estas mujeres procedían de América Latina, fundamental-
mente de Colombia y Ecuador. La prevalencia del VPH fue significativamen-
te mayor en las mujeres sudamericanas (Colombia: 39%, Ecuador: 42%, otros
países Latinoamericanos: 36%) y en las del Este de Europa (61%), en comparación
con las mujeres de África Subsahariana (29%) y Caribe (24%) (Figura 4.2). Este
estudio no incluía mujeres españolas. Se encontró un marcado gradiente
inverso de la prevalencia del VPH con la edad de las mujeres y un mayor ries-
go en aquellas que habían utilizado anticonceptivos hormonales (Figura 4.1)
(Tabla 4.3).
Losana J y cols.31 describieron una prevalencia del VPH de 31% en 521
mujeres que ejercían la prostitución que fueron reclutadas en un Centro de
Información y Prevención del SIDA (CIPS) de Alicante, estudiadas entre abril
de 2003 y diciembre de 2004. Un 56% de estas mujeres procedían de
América Latina, fundamentalmente de Colombia y Ecuador, un 16% de
Europa, un 17% de España y un 11% de África/Asia. No se observaron dife-
rencias estadísticamente significativas entre las prevalencias de infección por

83
La infección por virus del papiloma humano (VPH) en poblaciones
a alto riesgo de cáncer de cuello uterino en España

VPH entre las mujeres españolas (28%) y las mujeres latinoamericanas


(Colombia: 34%, Ecuador: 34%, otros países latinoamericanos: 26%) y de
otros países Europeos (32%), aunque la prevalencia fue significativamente
menor en las mujeres procedentes de África Subsahariana (14%). También se
observó un marcado efecto de la edad en la prevalencia del VPH y un efecto
inverso del tiempo de ejercicio de la prostitución. Se destaca la importancia
del comportamiento sexual en el ámbito privado como una vía de infección
poco estudiada, al mantener estas mujeres relaciones sexuales no protegidas
con las parejas en contraposición con el sexo seguro que mantienen en la
mayor parte de sus relaciones sexuales comerciales (Tabla 4.3).

4.7. Epidemiología de la infección por VPH en mujeres infectadas por


el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Las personas infectadas por el VIH tienen más riesgo que las personas VIH
negativas de experimentar infecciones persistentes por VPH, lesiones intrae-
piteliales de alto grado y cáncer. En mujeres VIH positivas, se han descrito
mayores prevalencias de infección por VPH, mayor prevalencia de infeccio-
nes múltiples y mayor porcentaje de progresión de lesiones intrapiteliales de
bajo a alto grado en relación con los valores de los linfocitos CD4. Ahdied L
y cols.33 mostraron que las mujeres VIH positivas tuvieron 1,8, 2,1, y 2,7 veces
más riesgo de tener infecciones por VPHs de alto, intermedio y bajo riesgo,
respectivamente, con respecto a las mujeres seronegativas. Además, la persis-
tencia fue 1,9 veces mayor (IC 95% = 1,5-2,3) si tenían niveles de CD4+ por
debajo de 200 células/microL en comparación con el grupo con niveles por
encima de 500 células/microL.
En España, disponemos de escasísimos datos de prevalencia en la pobla-
ción VIH positiva y ninguno de incidencia del VPH. En los estudios previa-
mente descritos en casos de mujeres reclusas ser VIH positiva se asoció a un
mayor riesgo de infección por VPH, tanto en el trabajo de de Sanjosé S y
cols.24 (OR = 4,7; IC 95% = 1,96–11,4) como en el de González C y cols.25 (OR
= 3,37; IC 95% = 1,18-9,64).

4.8. Conclusiones y recomendaciones


Los datos revisados sugieren que la prevalencia del VPH en la población
general en España es inferior a la de otros países del mismo entorno, identifi-
cándose tanto los factores de riesgo descritos en la literatura como una suave
tendencia decreciente con la edad y un mayor riesgo asociado a un mayor
número de parejas sexuales. Como era predecible, los estudios realizados en
muestras probabilísticas identifican prevalencias inferiores a las observadas
en los estudios realizados en centros asistenciales, los cuales sobrerrepresen-

84
Julia del Amo Valero, Cristina González Blázquez, Javier Losana Baro

tan a las mujeres sexualmente activas. El tipo más frecuente es el VPH 16,
seguido del VPH 31 en el estudio de de Sanjosé S y cols.10 y del VPH 18 y el
VPH 16 en el estudio de González C y cols.15. Cabe destacar que en mujeres
procedentes de Latinoamérica residentes en España se ha identificado una
elevada prevalencia, similar a las descritas en sus países de origen, y que ésta
está asociada a la edad y a los comportamientos sexuales.
En mujeres que ejercen la prostitución, la prevalencia es elevada tanto en
españolas como en extranjeras y está fuertemente asociada a la edad y a las
prácticas sexuales. Destaca la importancia del comportamiento sexual en el
ámbito privado como una vía de infección poco estudiada, ya que las prosti-
tutas mantienen altos niveles de sexo seguro en sus relaciones comerciales. En
mujeres en prisión, se detecta una elevada prevalencia del VPH asociada
fuertemente a la edad y a la coinfección con el VIH.
Existen, no obstante, pocos datos de la distribución del VPH en nuestro
medio y escasísimos datos sobre la incidencia de la infección y de la coinfec-
ción por VIH. Se necesitan, por tanto, más datos de epidemiología descriptiva
y molecular del VPH en España de cara a la elaboración de recomendaciones
para la introducción de la vacuna frente al VPH en un futuro próximo.

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Julia del Amo Valero, Cristina González Blázquez, Javier Losana Baro

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87
La infección por virus del papiloma humano (VPH) en poblaciones
a alto riesgo de cáncer de cuello uterino en España

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88
CAPÍTULO 5
Determinación del virus del papiloma humano (VPH):
aspectos técnicos
Marta Ortiz Rivera, Montserrat Torres Hortal, Alfredo García Sáiz
Servicio de Diagnóstico y Referencia de Retrovirus y Papilomavirus. Centro
Nacional de Microbiología. Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Majadahonda, Madrid.

5.1. Introducción

L a infección por virus del papiloma humano (VPH) es la causa principal para
el desarrollo de cambios precancerosos en el cuello uterino y del cáncer cer-
vical. El VPH es el agente causal de una de las enfermedades de transmisión
sexual más frecuentes en el mundo, estando su potencial oncogénico clara-
mente establecido. Hasta el momento se han identificado más de 118 tipos del
VPH los cuales se han clasificado en función de su potencial oncogénico y
desde el punto de vista filogenético. Tanto los VPHs que infectan la mucosa
oral y genital como los VPHs cutáneos se han clasificado en tipos de alto y bajo
riesgo en función de su asociación con el carcinoma de cuello uterino o sus
lesiones precursoras. Los VPHs 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59,
68, 73 y 82 se consideran tipos de alto riesgo y los VPHs 26, 53 y 66 probable-
mente de alto riesgo. La clasificación de los VPHs desde el punto de vista epi-
demiológico y filogenético es concordante excepto para los tipos VPH 70 y
VPH 731, 2.
Los VPHs 16 y 18 son los responsables del 70% de los casos de carcino-
ma de células escamosas. Un nuevo aislado del VPH es considerado un
nuevo genotipo o tipo si su secuencia en la región L1 del genoma difiere en
más de un 10% de un tipo de VPH previamente descrito. Dentro de los tipos
de VPH se han descrito subtipos y variantes en base a su variación genética,
entre el 2-10% en el primer caso y un 2% en el segundo caso.
La introducción de métodos moleculares en el diagnóstico del VPH y la
caracterización de tipos y variantes han sido de gran utilidad en el conocimien-
to de la infección, dadas las limitaciones derivadas de la ausencia de sistemas
de cultivos in vitro del VPH. En la aplicación de los métodos moleculares para
la detección y caracterización del VPH hay que tener en cuenta la variación

89
Marta Ortiz Rivera, Montserrat Torres Hortal, Alfredo García Sáiz

genética entre los diferentes tipos y variantes. Los métodos aplicados a la


identificación de la infección deben ser diseñados de forma que sean capaces
de detectar con una elevada sensibilidad el mayor número de tipos.
Paralelamente, los métodos aplicados al tipado y caracterización deben ser lo
suficientemente específicos para discriminarlos.
El objetivo del presente capítulo es revisar los diferentes métodos molecu-
lares aplicados en la actualidad al diagnóstico y a la caracterización del VPH,
así como los aspectos técnicos a tener en cuenta en su aplicación.

5.2. Métodos de detección del genoma del VPH


La mayor parte de los métodos de identificación directa de infección por
VPH están basados en la detección del ADN del virus, aunque también se han
desarrollado sistemas basados en la detección del ARN.
De manera ideal, un método para la detección del ADN del VPH debe ser
capaz de detectar e identificar la presencia de múltiples tipos del VPH. Debe
además realizarse con facilidad, con alta reproducibilidad y una elevada
especificidad y sensibilidad.
La Figura 5.1 muestra el algoritmo de diagnóstico y caracterización del
VPH mediante detección del genoma que va a ser analizado detalladamente
a continuación.

5.2.1. Recogida de muestras, conservación y procesamiento


La calidad, cantidad y condiciones de almacenamiento de las muestras clí-
nicas son factores que pueden afectar a la sensibilidad de los diferentes méto-
dos de detección del genoma viral del VPH. Los métodos que no requieren la
extracción de los ácidos nucleicos para su realización, como es el caso del
test de la captura de híbridos 2 (Hybrid Capture® hc2 HPV DNA Test y hc2
High Risk DNA Test - de Digene Corporation, Estados Unidos de América), no
son tan dependientes de estas variables. En la actualidad se han desarrollado
diferentes medios de transporte de muestra que conservan la integridad de las
células y, por tanto, de las proteínas, del ADN viral y del ARN. Entre ellos
cabe destacar PreserCyt® (Cytyc Corporation, Estados Unidos de América) y el
medio Specimen Transport Medium™ - STM (Digene Corporation, Estados
Unidos de América), los cuales permiten, a partir de una misma muestra, rea-
lizar el análisis patológico y los análisis moleculares de detección del VPH.
Las técnicas de detección del genoma viral mediante amplificación por
reacción en cadena de la polimerasa (PCR) requieren el aislamiento previo de
los ácidos nucleicos, ADN y/o ARN. En la actualidad, existen múltiples siste-
mas de extracción de ácidos nucleicos, muchos de ellos disponibles comer-
cialmente (QIAmp DNA kit, Qiagen, Hilden, Germany; DNA isolation Kit,

90
Determinación de VPH: aspectos técnicos

RECOGIDA DE MUESTRAS

MUESTRA FRESCA MUESTRA EN PARAFINA

• Células del cuello uterino • Biopsia


• Células de la vagina/vulva
• Células de la mucosa anal
• Células de la mucosa uretral (pene)
• Otras
• Biopsias

TRANSPORTE
MEDIO DE TRANSPORTE/ CORTES HISTOLÓGICOS
CONSERVANTE (5 cortes de 5 µm.)

• Specimen Transport Medium™ (Digene Corporation)


• ThinPrep® Pap Test™ (Cytyc Corporation)
• PreservCyt® Solution (Cytyc Corporation)

MÉTODOS MOLECULARES DE
DETECCIÓN DEL VPH

MÉTODO DE AMPLIFICACIÓN MÉTODOS DE AMPLIFICACIÓN


DE SEÑAL DE SECUENCIAS DIANA

Extracción de ácidos nucleicos


Lisis y desnaturalización de células
• Métodos comerciales
• Métodos de diseño propio
TEST DE CAPTURA DE HÍBRIDOS
(hC2, DIGENE)
AMPLIFICACIÓN POR PCR

SONDAS DE SONDAS DE
• Métodos comerciales
ALTO RIESGO BAJO RIESGO • Métodos de diseño propi o
(AR) (BR)

AMPLIO ESPECTRO ESPECÍFICA DE TIPO


Positivo/Negativo (Múltiples tipos de VPH/PCR) (Un tipo de VPH/PCR)
AR y BR
Detección de VPH Detección de VPH
y Tipado
Positivo/Negativo Positivo/Negativo
AR BR
Tipado

• RFLP: Restriction Fragment


PCR: Reacción en cadena de la polimerasa. Length Polymorphism
RFLP: Restriction Fragment Length Polymorphism • Secuenciación
AR: Alto riesgo • Hibridación
BR: Bajo riesgo • Hibridación inversa
hC2: test de la captura de híbridos 2

Figura 5.1

91
Algoritmo de diagnóstico y caracterización del VPH mediante métodos moleculares.

92
Marta Ortiz Rivera, Montserrat Torres Hortal, Alfredo García Sáiz

Roche Applied Science, Suiza, etc.). El método de extracción de ácidos


nucleicos es un punto crítico, ya que un bajo rendimiento del método utiliza-
do puede disminuir significativamente la sensibilidad de las técnicas molecu-
lares, tanto desde el punto de vista de la detección del VPH como del análi-
sis de infecciones por múltiples tipos del VPH. La comparación de los diferen-
tes métodos de extracción aplicados al diagnóstico del VPH es compleja debi-
do a la variedad de protocolos y de sistemas de amplificación descritos en la
bibliografía.
La utilización de controles internos en las reacciones de amplificación,
como la detección de genes constitutivos (ß-globina, ß-actina) para evaluar la
calidad del ácido nucleico extraído, constituye una herramienta de gran utili-
dad.
La utilización de muestras de archivo, generalmente tejidos incluidos en
parafina, es importante para la realización de estudios retrospectivos. Sin
embargo, el proceso de fijación puede afectar considerablemente a la calidad
de los ácidos nucleicos. Este tipo de muestras es adecuado para sistemas basa-
dos en la amplificación de pequeños fragmentos de ADN.

5.2.2. Métodos de amplificación de señal


El único sistema basado en esta tecnología para la detección del VPH es el
test de captura de híbridos, comercializado por la empresa Digene
Corporation, utilizando la metodología Hybrid Capture® (hc). Esta prueba en
la actualidad está disponible en dos formatos. El formato hc2 HPV DNA Test
incluye dos mezclas de sondas, una para la detección de 13 tipos de VPHs de
alto riesgo (VPHs 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 68) y otra para
la detección de 5 tipos de bajo riesgo (VPHs 6, 11, 42, 43, 44). El ensayo puede
realizarse con la sonda de bajo riesgo y/o de alto riesgo. Por su parte, el forma-
to hc2 High Risk DNA Test incluye sólo la mezcla de sondas para la detección
de los 13 tipos de VPHs de alto riesgo. Esta metodología fue aprobada por la
Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos en el año 2003.
La Figura 5.2 muestra de forma esquemática el principio de la técnica, que
incluye los siguientes pasos:

• Desnaturalización de las muestras biológicas con el ADN diana.


• Hibridación con mezclas de sondas ARN, dando lugar a la formación de
híbridos de ARN-ADN.
• Estos híbridos son capturados por anticuerpos universales que están uni-
dos a la fase sólida.
• Los híbridos inmovilizados reaccionan con anticuerpos conjugados con
fosfatasa alcalina, específicos para los híbridos de ADN-ARN.

93
Determinación de VPH: aspectos técnicos

• La reacción se detecta mediante la adición de un sustrato quimiolumi-


niscente y la utilización de un luminómetro. Los resultados se expresan
como unidades de luz relativas (RLU) y son proporcionales a la cantidad
de ADN de VPH presente en la muestra biológica, lo que aporta una
medida semicuantitativa de la carga viral.

MUESTRA
(raspado cervical y otros)

Liberación y desnaturalización del ADN del VPH mediante tratamiento con hidróxido sódico

Hibridación del ADN con las sondas ARN específicas del VPH
(Alto riesgo: VPHs 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59 y 68)

Anticuerpos de cabra policlonales anti-ARN: ADN en superficie de microplaca

Anticuerpos anti-ARN: ADN conjugados con fosfatasa alcalina

Sustrato quimioluminiscente

RESULTADO

Figura 5.2
Esquema de la metodología Hybrid Capture® (hc).

La sensibilidad de la técnica es de 1 picogramo (pg.) de ADN de VPH 16


clonado por mililitros (ml.) de muestra, lo que equivale a 100.000 copias por
ml. de muestra ó 5.000 copias por ensayo. El límite de detección para los die-
ciocho tipos de VPHs incluidos en las sondas de alto y bajo riesgo según las
instrucciones del fabricante varía entre 0,62-1,39 pg. por ml. de muestra, con
un valor promedio de 1,09 equivalente a 109.000 copias.
La prueba de determinación del VPH mediante hc2 HPV DNA Test, puede
realizarse a partir de muestras cervicouterinas recogidas en:

• HC Cervical sampler o DNAPap Cervical Sampler (Digene Corporation,


Estados Unidos de América), compuesto por una escobilla cervical
Digene y medio de transporte de muestra (Specimen Transport Medium,
STM, Digene Corporation, Estados Unidos de América).

94
Marta Ortiz Rivera, Montserrat Torres Hortal, Alfredo García Sáiz

• Muestras recogidas con un dispositivo tipo cepillo o con una combina-


ción escobillón/espátula y situadas en solución, PreservCyt® (Cytyc
Corporation, Estados Unidos de América).
• Biopsias recogidas en medio de transporte de muestra, STM.

Las muestras recogidas en medio de transporte STM pueden mantenerse un


máximo de dos semanas a temperatura ambiente y enviarse al laboratorio sin
refrigerar, donde se conservarán entre 2°-8°C si el ensayo se va a realizar en
el plazo de una semana. Para períodos de conservación más prolongados,
deberán almacenarse a -20°C por un período no superior a 3 meses. El medio
de transporte específico contiene un conservante que garantiza la integridad
del ADN y retarda el crecimiento bacteriano; sin embargo, no garantiza la via-
bilidad celular.
El método de determinación del VPH mediante hc2 HPV DNA Test ha sido
utilizado ampliamente en el diagnóstico de la infección, presentando una ele-
vada reproducibilidad. El hecho de ser una técnica estandarizada, validada y
con la posibilidad de automatización del proceso -Rapid Capture System
(Digene Corporation, Estados Unidos de América)- hace que sea una técnica
de elección para el cribado inicial y seguimiento de pacientes. Sin embargo,
la prueba presenta una serie de limitaciones:

• Sólo discrimina entre tipos de alto y bajo riesgo, no permitiendo la iden-


tificación tipo-específica del VPH.
• Se han descrito hibridaciones cruzadas entre las dos mezclas de sondas
y con tipos no incluidos en las mismas (VPHs 6, 11, 26, 40, 42, 53, 54,
61, 66, 70, 73, 81, MM4, IS39, CP6108).
• Su sensibilidad es inferior a la PCR.

5.2.3. Métodos de amplificación de secuencias diana


La técnica de PCR es el método de amplificación de secuencias diana más
frecuentemente utilizado. En la detección y tipado del VPH se han utilizado
diferentes diseños de sistemas de PCR que incluyen los específicos de tipo y
los sistemas denominados de amplio espectro.
Las PCR específicas de tipo utilizan cebadores que han sido diseñados
para detectar un tipo determinado del VPH; por tanto, la detección de diferen-
tes tipos implica la realización de múltiples reacciones de PCR. Los diseños
de PCR múltiple (múltiples cebadores específicos de tipo en una única reac-
ción) simplifican la realización de la técnica, pero la estandarización del
método suele ser compleja.
Los sistemas de PCR de amplio espectro son los más utilizados en la detec-
ción del VPH y la mayoría están diseñados en la región L1, dado que es una

95
Determinación de VPH: aspectos técnicos

de las regiones más conservadas dentro del genoma de los VPHs3-10. La Figura 5.3
muestra los más utilizados. Existen tres diseños diferentes de cebadores con-
senso. En primer lugar, están aquéllos que incluyen una pareja única de ceba-
dores, diseñados sobre una región conservada, pero que sólo se “aparean”
completamente con algunos tipos del VPH. Para compensar los desaparea-
mientos, la PCR se realiza a bajas temperaturas de anillamiento. Los cebado-
res Primer General (GP) 5+/6+ son un ejemplo representativo10. El segundo
tipo de cebadores consenso incorpora varias parejas de cebadores, que con-
tienen una o más posiciones degeneradas para compensar las variaciones
intertípicas en los lugares de la secuencia a los que se unen los cebadores.
Entre ellos cabe destacar el sistema MY09/MY11. El tercer diseño consiste en
combinar una serie de parejas de cebadores diferentes que se unen en las mis-
mas posiciones del genoma. A menudo contienen inosina en sus secuencias.
Ejemplos de este tipo de cebadores son PGMY y SPF10.

L1

L2

Opb. 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 7.900pb.

MY09/11/PGMY
450pb.
Roche Amplicor
165pb.
GP5+/6+
150pb.
SPF10

65pb.

Figura 5.3
Localización de los diferentes sistemas de cebadores utilizados en la detección por PCR del VPH.

Otros sistemas de PCR de amplio espectro han sido diseñados en diferen-


tes regiones del genoma como E1, aunque su uso no se ha generalizado en
los laboratorios.
La técnica de PCR en tiempo real se ha introducido en los últimos años en
el diagnóstico molecular del VPH como herramienta para la determinación
cuantitativa de la carga viral así como para el diagnóstico de la infección. La
96
Marta Ortiz Rivera, Montserrat Torres Hortal, Alfredo García Sáiz

detección a tiempo real de los productos amplificados puede llevarse a cabo


mediante la utilización de moléculas fluorescentes que se intercalan en el
ADN de cadena doble como el SYBR® Green o mediante hibridación con
diferentes tipos de sondas: sondas Taqman, cebadores fluorescentes o
Molecular Beacons y sondas de hidrólisis. La utilización de sondas aumenta
la especificidad de la reacción.
Tanto los sistemas de amplificación del VPH de amplio espectro como los
sistemas específicos de tipo han sido adaptados a PCR en tiempo real. La
identificación de tipos del VPH mediante esta técnica es compleja, ya que
requiere la utilización de diferentes sondas específicas. Diferentes sistemas
basados en esta tecnología están o estarán disponibles en el mercado, si bien
es necesaria una validación adecuada de los mismos.
La detección del ARN viral mediante transcripción inversa (RT-PCR) es una
herramienta que puede ser de gran utilidad desde el punto de vista clínico, ya
que permite evaluar la expresión de los oncogenes del VPH. La empresa
Norchip ha desarrollado un sistema de RT-PCR de VPH -PreTect HPV Proofer-
que detecta la expresión de los oncogenes E6/E7 de los tipos de alto riesgo
más frecuentes (VPHs 16, 18, 31, 33 y 45) utilizando la tecnología de ampli-
ficación basada en la secuencia de ácidos nucléicos (NASBA) combinada con
detección a tiempo real.

5.2.4. Métodos de detección de los productos amplificados.


Análisis de los patrones de restricción
Esta metodología, empleada clásicamente en biología molecular para la
caracterización y tipificación de diferentes patógenos, ha sido aplicada al
genotipado del VPH. El análisis de los productos amplificados por PCR se lleva
a cabo mediante la digestión de los mismos con diferentes enzimas de restric-
ción, originando patrones específicos para cada uno de los tipos del VPH. El
protocolo descrito por Bernard HU y cols. en 199411 ha sido el más utilizado,
y está basado en la digestión del fragmento amplificado (450 pb.) por el siste-
ma de cebadores MY09/11 con siete enzimas de restricción: Bam HI, Dde I,
Hae III, Hinf I, Pst I, Rsa I y Sau3AI.
Presenta la ventaja con respecto a la secuenciación de poder identificar la
presencia de infecciones múltiples, si bien en muchos casos no es posible
identificar los tipos concretos implicados en la mezcla, fundamentalmente
cuando hay más de dos tipos en la misma. Esta metodología presenta algunas
desventajas importantes:

• Difícil interpretación.
• Diferente sensibilidad en la detección de tipos minoritarios dependiente
de la eficacia del sistema de PCR utilizado.

97
Determinación de VPH: aspectos técnicos

• Imposibilidad de detección de mutaciones puntuales.


• Posible asignación de tipo errónea en determinadas variantes del VPH
con mutaciones puntuales que afecten a las dianas de restricción, lo
cual ha sido descrito, por ejemplo, para las variantes de los tipos 53 y
58.

Secuenciación directa de los productos de PCR


Existen diferentes métodos de secuenciación genómica: unos utilizan
cebadores marcados y otros dideoxinucleótidos marcados que son empleados
en la detección de las secuencias. Este último es el método más ampliamen-
te utilizado, dado que el marcaje de un elevado número de cebadores aumen-
ta significativamente el coste de la técnica. Actualmente, el avance en las
técnicas de biología molecular y la disponibilidad de equipos de secuencia-
ción automáticos, los cuales permiten el procesamiento de un elevado núme-
ro de muestras simultáneamente, han simplificado de forma significativa la
metodología de secuenciación.
La asignación del tipo del VPH se puede realizar mediante el análisis de
homología de secuencia con bases de datos internacionales utilizando para
ello diferentes programas informáticos (como por ejemplo el programa BLAST-
información disponible en la página web: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/BLAST),
o bien mediante el análisis filogenético de la secuencia obtenida con secuen-
cias de referencia de los distintos tipos del VPH.
El análisis de la secuencia es una tipificación directa e inequívoca que per-
mite distinguir variantes y polimorfismos virales del VPH, pero no es un méto-
do adecuado para la detección de infecciones múltiples de VPH porque sólo
será detectado el genotipo predominante.
En los últimos años se han desarrollado sistemas basados en secuenciación
que utilizan múltiples cebadores en la reacción de secuencia, permitiendo el
análisis de infecciones múltiples de VPH. Esta metodología requiere la utili-
zación de equipos de detección específicos, no generalizados en la mayor
parte de los laboratorios.

Hibridación de los productos de PCR


La hibridación de los productos de PCR con sondas específicas es un méto-
do ampliamente utilizado para la detección y tipado del VPH. Se han desarro-
llado diferentes formatos de hibridación - tanto en microplaca como en tira -
que facilitan su utilización en la práctica clínica.
La mayoría de los sistemas están basados en el marcaje de los productos
de PCR con biotina durante el proceso de amplificación y la posterior hibri-
dación con sondas específicas.

98
Marta Ortiz Rivera, Montserrat Torres Hortal, Alfredo García Sáiz

La empresa Roche Diagnostics ha desarrollado Amplicor HPV DNA test™


en microplaca para la detección de trece tipos de VPHs de alto ries- go. El
método está basado en la detección de un fragmento de 165 pb. del gen
L1, mediante hibridación con una mezcla de sondas específicas. Debido a
las características del ensayo permite la detección del VPH, pero no el
tipado.
La hibridación reversa en tira es el método más utilizado para el tipado y
la detección de infecciones múltiples por VPHs. En este diseño se realiza la
hibridación de los productos de PCR con múltiples sondas específicas de tipo,
inmovilizadas en un soporte sólido (tira de nitrocelulosa). Los productos de
amplificación, generalmente marcados con biotina, son desnaturalizados en
condiciones alcalinas e hibridados con sondas específicas. Los híbridos son
posteriormente detectados mediante una reacción colorimétrica. Las empresas
Innogenetics y Roche Diagnostics han desarrollado dos sistemas representati-
vos de esta tecnología: INNO-LIPA HPV™ y Linear Array Genotyping HPV
test™, respectivamente.
Los microarrays genéticos suponen un nuevo abordaje para la caracteriza-
ción mediante técnicas de hibridación de productos de PCR. En los últimos
años se han desarrollado diferentes sistemas basados en dicha tecnología,
algunos de ellos disponibles en el mercado como PapilloCheck® (Greiner Bio-
one, Alemania) y Clinical Array-papillomavirus (Genomica SAU, España).

5.2.5. Comparación de los diferentes métodos de detección de tipos del


VPH
En las Tablas 5.1 y 5.2 se muestran los métodos de detección del VPH más
ampliamente utilizados, sus características técnicas y los tipos que son capa-
ces de detectar. Si bien todos ellos son capaces de identificar un elevado
número de tipos, se han documentado diferencias en su sensibilidad frente a
tipos específicos, fundamentalmente en muestras con más de un tipo de VPH.
En este sentido, el sistema PGMY09/11 es más sensible en la detección de los
VPHs 26, 35, 42, 45, 52, 54, 55, 59 y 83 que el sistema MY09/1112. De la
misma forma, el sistema GP5+/GP6+ detecta tipos que el sistema MY09/11 o
no detecta o lo hace con menor eficacia como es el caso de los VPHs 30, 42,
43, 51, 59, 67, 74, 90 y 913, 4, 9.
Es importante considerar que, en los sistemas de PCR basados en la utili-
zación de cebadores degenerados, la eficacia de la amplificación de los diver-
sos tipos no es igual y va a depender del grado de identidad de la secuencia
del VPH y del cebador. Así mismo, en muestras con múltiples tipos de VPH, la
amplificación de los mismos va a depender de la carga viral de cada uno de
ellos, pudiendo quedar enmascarados aquéllos con cargas virales bajas.

99
Determinación de VPH: aspectos técnicos

5.3. Métodos de detección de anticuerpos frente al VPH


Los métodos de detección de anticuerpos frente al VPH no se utilizan en el
diagnóstico habitual, sin embargo son de vital importancia en el estudio de
las vacunas frente al VPH. Las limitaciones de los métodos serológicos en el
estudio de la infección por VPH están asociadas, desde el punto de vista clí-
nico, con la gran variedad de tipos, las reacciones cruzadas frente a los diver-
sos tipos y la variable respuesta inmunológica. Hasta el momento no hay nin-
gún método comercial estandarizado ni validado.
Algunos de estos ensayos se basan en la utilización de partículas similares
al virus (virus-like particles - VLPs) originadas por el autoensamblaje de la pro-
teína de fusión L1 o L1/L2, unidas a soportes sólidos para detectar los anti-
cuerpos presentes en el suero frente a las proteínas estructurales. Las VLPs del
VPH inducen una elevada respuesta humoral específica de tipo, excepto en
los tipos 6 y 11 que presentan reactividad cruzada y en los tipos 31 y 45 que
presentan bajos niveles de reactividad cruzada con los tipos 33 y 18. También
se ha observado reactividad cruzada entre los tipos 16 y 31 y entre los tipos
58 y 18, 45 y 5913.
Otra estrategia establece el uso de péptidos sintéticos y proteínas recombinan-
tes del VPH, producidas en sistemas de expresión eucariotas como líneas celula-
res de insectos empleando como vectores baculovirus. La técnica enzyme-linked
immunosorbent assay (ELISA) con antígenos VLP es específica de tipo y la más fre-
cuentemente utilizada. Sin embargo, la sensibilidad de la técnica varía entre el 50-
60%, en función del antígeno y protocolo utilizado14,15. El desarrollo de ensayos
competitivos en formato múltiple (Luminex) es un método que permite la detec-
ción de anticuerpos frente a diferentes tipos del VPH simultáneamente. Este ensa-
yo es complejo de realización, pero su especificidad es muy elevada16.
Una limitación importante en la estandarización y validación de sistemas
de detección de anticuerpos frente al VPH es la carencia de paneles de sue-
ros y antígenos de referencia validados internacionalmente frente a los distin-
tos tipos del VPH.

5.4. Control de calidad de los ensayos de detección del VPH


Los estudios epidemiológicos sobre la infección por VPH se basan en los
resultados obtenidos mediante diferentes métodos de detección y, por tanto,
la fiabilidad y reproducibilidad intra- e inter-laboratorios es un factor de vital
importancia para la comparación de resultados obtenidos en distintas áreas
geográficas y en diferentes poblaciones.
Diversos estudios han demostrado que la reproducibilidad de ensayos
estandarizados y validados como el hc2 HPV DNA Test es elevada17,18. Sin
embargo, en los métodos basados en diferentes sistemas de PCR (PGMY09/11,

100
Marta Ortiz Rivera, Montserrat Torres Hortal, Alfredo García Sáiz

GP5+/GP6+) ampliamente utilizados, se han observado diferencias en fun-


ción de las enzimas, condiciones de amplificación y el tipo de muestra utili-
zada19. La utilización de protocolos de trabajo estandarizados y controles
adecuados aumentan de forma considerable la correlación de los resultados
interlaboratorio19. Este hecho pone de manifiesto la importancia en la prácti-
ca clínica de disponer de métodos estandarizados y validados, así como de
reactivos de referencia disponibles en los laboratorios. En la actualidad exis-
ten pocos métodos que reúnan dichas características y no se dispone de reac-
tivos internacionales de referencia.
En el año 2001, la Organización Mundial de la Salud (OMS) inició un pro-
grama para desarrollar un panel internacional de reactivos de referencia,
tanto para la detección genética como serológica del VPH. Recientemente se
han publicado los resultados del primer estudio de colaboración internacio-
nal de la OMS sobre la estandarización en la detección de anticuerpos frente
al VPH20. En dicho estudio se evaluó la sensibilidad y la especificidad de los
diferentes métodos actualmente utilizados para la detección de anticuerpos
frente a la proteína mayor de la cápsida L1. Se analizaron doce muestras de
suero codificadas procedentes de mujeres no infectadas, de mujeres que habí-
an adquirido la infección de forma natural y de individuos inmunizados con
diferentes prototipos de vacuna. En el estudio participaron diez laboratorios
de ocho países, nueve utilizaron ensayos basados en VLPs de uno o más tipos
del VPH y uno utilizó como antígeno proteína L1 recombinante expresada en
bacterias. En dicho estudio se observó una variabilidad interlaboratorio con-
siderable en el establecimiento de los niveles de anticuerpos.
En el año 2003 se inició un estudio internacional de colaboración de la
OMS para evaluar los diferentes métodos de detección molecular del VPH, así
como la posibilidad de elaborar un panel de referencia prototipo para la detec-
ción del ADN del VPH basado en la utilización de plásmidos recombinantes
con el genoma completo del VPH clonado. Si bien la utilización de estos últi-
mos no permite evaluar de forma completa todo el procesamiento de las mues-
tras en el laboratorio como la extracción del ADN, es una buena aproximación
dadas las limitaciones que existen en el caso del VPH para obtener suficiente
material biológico para la elaboración de estándares ya que hasta el momento
no existen modelos de cultivos ni líneas celulares adecuadas.
En el mencionado estudio se distribuyeron 24 muestras codificadas a 29
laboratorios de 12 países con el fin de evaluar la capacidad de los mismos
para identificar y cuantificar ADN del VPH. Las muestras estaban constituidas
por diferentes diluciones de los VPHs 16 y 18 solos o en combinación con
cinco tipos de VPHs de alto riesgo (VPHs 31, 33, 35, 45 y 52), el tipo de bajo
riesgo VPH 6 y un control negativo. Los laboratorios participaron con dife-
rentes métodos tanto comerciales como de diseño propio. Los resultados

101
Tabla 5.1.— Sistemas moleculares de detección del VPH.

Sistemas de Sondas/ Producto Sensibilidad Sistema de Infecciones Disponible


Métodos Tipado VPH
detección del VPH cebadores de reacción (copias/ensayo) detección múltiples comercialmente

HC2 HPV DNA Amplificación Sondas ARN Híbridos 3.000-7.000 Quimioluminiscencia NO AR/BR SÍ (Digene Corporation)
test de señal ARN/ADN (AR/BR)
MY09/11 Amplificación Cebadores 450pb. 10-10.000 Dot Blot SÍ SÍ NO
de diana, ADN degenerados
(PCR) RFLP SÍ SÍ SÍ

Secuenciación SÍ NO NO
PGMY09/11 Amplificación Mezcla de 450pb 10 RFLP SÍ SÍ SÍ
de diana, ADN cebadores
101

(PCR) consenso Secuenciación SÍ NO NO

LBA SÍ SÍ NO

Determinación de VPH: aspectos técnicos


LA SÍ SÍ SÍ (Linear Array HPV Genotyping
Test, Roche Diagnostics)
GP5+/GP6+ Amplificación Cebadores 150pb. 50-1.000 EIA NO NO NO
de diana, ADN consenso
(PCR) Secuenciación SÍ NO NO

LBA SÍ SÍ NO
SPF Amplificación Mezcla de 65pb. 10-1.000 EIA NO NO NO
de diana, ADN cebadores
(PCR) consenso LIPA SÍ SÍ SÍ (INNO-LIPA HPV,
Innogenetics)
PVDP/PVDN Amplificación Mezcla de 165pb. EIA NO NO SÍ (Amplicor HPV Test,
de diana, ADN cebadores Roche Diagnostics)
(PCR) consenso
Marta Ortiz Rivera, Montserrat Torres Hortal, Alfredo García Sáiz

Tabla 5.2.— Tipos del VPH detectados por los diferentes sistemas moleculares.

Amplicor HPV
(Imnogenetics)
Reverse LIPA

INNO-LIPA

Linear Array

Test (Roche)
PGMY09/11
Reverse LBA

Reverse LBA
GP5+/GP6+

GP5+/GP6+

Genotyping
DNA assay
HC2 HPV

DNA test
Dot Blot

SPF-PCR

(Roche)
MY09/11
Tipos del VPH

HPV
EIA
ALTO RIESGO
16 x x x x x x x x x
18 x x x x x x x x x
26 x x x x x
31 x x x x x x x x x
33 x x x x x x x x x
35 x x x x x x x x x
39 x x x x x x x x x
45 x x x x x x x x x
51 x x x x x x x x x
52 x x x x x x x x x
53 x x x x x x
56 x x x x x x x x x
58 x x x x x x x x x
59 x x x x x x x x x
66 x x x x x x x
67 x x x
68 x x x x x x x x
69 x x x
70 x x x x x
73 [MM9] x x x x
82/MM4 x x x x
82/IS39 x x x
BAJO RIESGO
6 x x x x x x x x
11 x x x x x x x x
40 x x x x x x
42 x x x x x x x
43 x x x x x
44 x x x x x
54 x x x x x x
55 x x x x x
57 x x x
61 x x x x
62 x x x
64 x x x
71[CP8061] x x x
72 x x x
74 x x
81 [CP8304] x x x
83 [MM7] x x x x
84 (MM8) x x x x
CP6108 x x x

102
Determinación de VPH: aspectos técnicos

mostraron que todos los laboratorios fueron capaces de identificar correcta-


mente la muestra negativa y no se obtuvieron resultados falsos positivos para
el VPH 18. Sin embargo, en la detección del VPH 16 se obtuvieron un 25%
de resultados falsos positivos. Se pudo observar que los resultados discordan-
tes generalmente se acumulaban en un determinado laboratorio, lo cual
pone de manifiesto que los procedimientos estandarizados de trabajo pue-
den mejorar de forma considerable la calidad de un determinado laborato-
rio de análisis21.
La disponibilidad de un panel de referencia del ADN del VPH en los labo-
ratorios de análisis permitiría la validación y estandarización de los diferentes
protocolos utilizados, así como de los controles internos intralaboratorio tanto
cualitativos como cuantitativos. De la misma forma, la posibilidad de estable-
cer sueros de referencia frente a los distintos tipos del VPH para estandarizar
y validar los diferentes métodos de detección de anticuerpos específicos fren-
te al VPH, constituye otro de los objetivos planteados por la OMS.
Para otros agentes infecciosos como el virus de la Hepatitis B, el virus de la
Hepatitis C y el virus de la inmunodeficiencia humana se han desarrollado pro-
gramas nacionales e internacionales de control de calidad. Estos programas tie-
nen como objetivo ofrecer a los laboratorios de microbiología una herramien-
ta que sirva de apoyo y garantice la fiabilidad de los resultados obtenidos.
Hasta el momento, los programas de control de calidad para técnicas de detec-
ción molecular del VPH se limitan a estudios piloto puntuales22.
Los laboratorios que participan en estudios epidemiológicos deberían dis-
poner de manera ideal de protocolos de trabajo estandarizados y validados,
con una elevada reproducibilidad intra- e inter-laboratorio, paneles de referen-
cia internacionales que puedan ser utilizados como controles externos, así
como controles internos del laboratorio validados que puedan ser utilizados
en la práctica diaria.

5.5. Bibliografía
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104
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105
CAPÍTULO 6
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma
humano (VPH) para la prevención del cáncer de cuello uterino
Xavier Castellsagué Piqué 1, Ginesa Albero Abril1, Dolors Martí Cardona2,
Mª Jesús Plà Farnós2, Paz Fernández Ortega3, Cinta Belloví Fava2, Monica Salinas Masdeu2,
Montserrat Domínguez Arseda3, Esther Roura Fornells1, F. Xavier Bosch José1
1. Servicio de Epidemiología y Registro del Cáncer. IDIBELL, Institut Català
d'Oncologia. L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona.
2. Servicio de Ginecología. Hospital de Bellvitge. L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona.
3. Servicio de Enfermería. IDIBELL, Institut Català d'Oncologia. L'Hospitalet de
Llobregat, Barcelona.

6.1. Introducción

U no de los descubrimientos más importantes en la investigación etiológi-


ca del cáncer de estos últimos 25 años ha sido la demostración que el
cáncer de cuello uterino está causado por la infección por virus del papiloma
humano (VPH). La evidencia científica acumulada a partir de estudios viroló-
gicos, moleculares, clínicos y epidemiológicos ha permitido demostrar y des-
cribir de forma inequívoca que el cáncer de cuello uterino es en realidad una
secuela a largo plazo de una infección persistente por ciertos genotipos del
VPH, un virus de transmisión primordialmente sexual1. De esta manera, pode-
mos afirmar que el cáncer de cuello uterino es el resultado final de una enfer-
medad venérea no resuelta y, como tal, la vacunación es una estrategia a con-
siderar en la prevención primaria de los cánceres y patologías asociadas a la
infección por VPH.

6.2. Los VPHs


Los VPHs son virus de ADN de doble cadena y de pequeño tamaño, apro-
ximadamente 8.000 pares de bases. Los más de cien tipos diferentes de papi-
lomavirus identificados expresan un tropismo característico. Algunos tipos
son cutaneotrópicos (VPHs 1, 4, 5, 8, 41, 48, 60, 63 y 65) y se aíslan frecuen-
temente en verrugas cutáneas y plantares, en lesiones cutáneas en los pacien-
tes con epidermodisplasia verruciforme, en lesiones cutáneas en pacientes
inmunodeprimidos tras un trasplante y en algunos tumores epiteliales. Otro
grupo de VPHs son mucosotrópicos (VPHs 6, 11, 13, 44, 55, 16, 31, 33, 35,
52, 58, 67, 18, 39, 45, 59, 68, 70, 26, 51, 69, 30, 53, 56, 66, 32, 42, 34, 64,
73, 54) y se identifican en lesiones benignas y malignas del tracto anogenital
en ambos sexos. Ocasionalmente, estos tipos virales se aíslan en tejidos y

107
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Dolors Martí Cardona, Mª Jesús Plà Farnós,
Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

lesiones de la cavidad oral, orofaringe, laringe y esófago.


La expresión clínica más conocida de la infección viral la constituyen los
condilomas acuminados o verrugas genitales, asociados en aproximadamen-
te un 90% a infecciones por los VPHs 6 y 11.
Las lesiones neoplásicas cervicales (CIN), vulvares (VIN), vaginales (VaIN),
de pene (PIN) y de ano (AIN) están ocasionalmente asociadas a los VPHs
“benignos” o de “bajo riesgo” como el VPH 6 y el VPH 11, pero más frecuen-
temente a los VPHs típicamente carcinogénicos o de “alto riesgo” oncogéni-
co como los VPHs 16, 18, 45 y 31. Más de 35 tipos de VPH se han aislado en
lesiones neoplásicas del tracto anogenital.

6.3. Historia natural de las infecciones por VPH


La infección por VPH es una enfermedad básicamente de transmisión
sexual, de manera que tanto el hombre como la mujer están implicados en la
cadena epidemiológica de la infección pudiendo ser al mismo tiempo porta-
dores asintomáticos, transmisores y también víctimas de la infección por el
VPH2. En este sentido, los factores de riesgo asociados a la infección por el
VPH están claramente relacionados con la conducta sexual del individuo
(para más información pueden referirse al Capítulo 2 de esta monografía). Los
más importantes son edad precoz en el inicio de las primeras relaciones
sexuales, elevado número de compañeros sexuales a lo largo de la vida y con-
tactos sexuales con individuos de alto riesgo (en hombres, contactos frecuen-
tes con mujeres que ejercen la prostitución, y en mujeres, contactos frecuen-
tes con hombres con múltiples parejas sexuales). La circuncisión masculina3
y el uso estricto y sistemático del preservativo4,5 son factores que pueden redu-
cir, aunque sin prevenir totalmente, el riesgo de transmisión del VPH entre
parejas sexuales. Socialmente pueden identificarse grupos de alta prevalencia
en la población de mujeres que ejercen la prostitución y en los grupos infec-
tados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) (para más informa-
ción pueden referirse al Capítulo 4 de esta monografía).
En las edades de mayor actividad sexual, la prevalencia de infecciones
subclínicas por VPH (presencia de ADN viral con morfología normal o de
cambios mínimos) puede ser de hasta un 40% de la población femenina, con
una tasa anual de infección de un 10-15%. En los grupos de edad de más de
30 años la prevalencia se reduce a un 5-10%. Las infecciones por VPH 16 son
las que presentan duraciones más prolongadas con valores medios de persis-
tencia de 16 meses en algunos estudios6. La resolución de la infección pare-
ce ofrecer un cierto grado de protección frente a reinfecciones por el mismo
tipo de VPH, habiéndose descrito (en pocos estudios) un cierto grado de
inmunidad cruzada entre tipos virales.

108
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
cáncer de cuello uterino

Es importante resaltar que en edades jóvenes y de mayor actividad sexual,


a pesar de ser la infección por VPH muy frecuente, la gran mayoría de muje-
res infectadas (más del 90%) resuelven la infección de forma espontánea y
sólo en una pequeña fracción de mujeres la infección persiste7. Es este peque-
ño grupo de mujeres portadoras crónicas de VPHs de alto riesgo el que tiene
un riesgo elevado de progresión y de desarrollar lesiones neoplásicas del trac-
to anogenital8.
Los determinantes conocidos de la progresión neoplásica son el tipo viral,
la persistencia de la infección en exámenes repetidos y, probablemente, la
carga viral por unidad celular, así como la integración del ADN vírico en el
ADN celular. Las infecciones por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
constituyen un factor de riesgo para la adquisición y persistencia de la infec-
ción y para la progresión neoplásica, en particular en los períodos que cursan
con inmunosupresión. Factores adicionales establecidos de progresión son la
utilización prolongada de anticonceptivos orales, alta paridad y tabaquis-
mo11,12. Factores posibles son la dieta - en concreto dietas pobres en frutas y ver-
duras13 - y la coinfección por otros organismos de transmisión sexual (ITS) - en
particular por Chlamydia Trachomatis14 y por virus de herpes simple tipo 215
(para más información pueden referirse al Capítulo 2 de esta monografía).

6.4. El VPH y el cáncer de cuello uterino


Los estudios epidemiológicos y clínicos que han incorporado técnicas de
biología molecular de alta sensibilidad en muestras biológicas adecuadas
detectan VPHs oncogénicos o de alto riesgo en prácticamente el 100% de los
cánceres cervicales. Formalmente, ha llegado a cuestionarse la existencia de
cánceres cervicales no asociados al VPH. Igualmente, el ADN viral se detec-
ta en la mayoría (70-90%) de las lesiones precursoras o lesiones intraepitelia-
les de alto grado y, en una menor proporción (20-50%), en las lesiones de
bajo grado. Las lesiones de alto grado incluyen a las llamadas neoplasias cer-
vicales intraepiteliales o CIN II (displasia moderada) y CIN III (displasia grave
y carcinoma in situ). Las lesiones de bajo grado incluyen los cambios citoló-
gicos o histológicos característicos de la infección por VPH y la CIN I o dis-
plasia leve. Estas últimas lesiones contienen en su mayor parte virus de bajo
riesgo, razón por la que raramente van a progresar.
Los tipos virales más frecuentes en casos de carcinoma invasor y en muje-
res con citología normal están reflejados en la Figura 6.1. Entre los casos, la
prevalencia cumulativa de 4 tipos (VPHs 16, 18, 45 y 31) explicaría cerca del
80% de los afectados. Esta información es de interés para la definición de los
antígenos tipo-específico a incluir en vacunas para la prevención del cáncer
de cuello uterino.

109
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Dolors Martí Cardona, Mª Jesús Plà Farnós,
Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

Contribución Contribución
relativa relativa
% CONTROLES Tipo de CASOS CON CÁNCER DE %
VPH CUELLO UTERINO

35,1 59,1
16

43,3 73,5
+18

49,1 78,1
+45

54,0 81,3
+31

55,8 84,5
+33

57,0 86,4
+52

100 80 60 40 20 0 0 20 40 60 80 100

% %

Prevalencia acumulada por tipos del VPH en tejido tumoral o células cervicales exfoliadas de
casos de cáncer de cuello uterino y de mujeres control sin cáncer de cuello uterino. Datos
basados en mujeres participantes en estudios de casos y controles de cáncer de cuello uterino
realizados en Brasil, Colombia, Mali, Paraguay, España, Argelia, Filipinas, Tailandia,
Marruecos, Perú e India.

Los estudios de casos y controles de carcinoma invasor indican riesgos


relativos de entre 50 y 100 para la detección de ADN de VPH en general y de
entre 100 y 500 para los VPHs 16 y 18. En la Figura 6.2 se presentan las esti-
maciones de las odds ratios para los 15 tipos virales más frecuentes en carci-
noma invasor de cuello uterino16.
Los estudios prospectivos demuestran que la infección cervical persistente
por virus de alto riesgo precede a la aparición de las CIN y es necesaria para
el desarrollo, mantenimiento y progresión de estas lesiones. Estudios epide-
miológicos en poblaciones múltiples muestran consistentemente que el grue-
so de las infecciones por VPH precede siempre al grueso de las neoplasias en
una o dos décadas1,17-19.

110
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
cáncer de cuello uterino

VPH

16

18

45

31

52

33

58

35

59

51

56

73

68

11

16 y 18
Otras infecciones
dobles
0,1 0,5 1 5 10 50 100 500 1.000 5.000

OR para carcinoma de cérvix

Estimaciones de riesgo de VPH por tipos específicos.

6.5. Nuevas opciones en la prevención y detección precoz del cáncer


de cuello uterino
Describir el origen viral del cáncer de cuello uterino y la puesta a punto de
técnicas de diagnóstico clínicas ha abierto nuevas e interesantes opciones
para mejorar los programas citológicos de cribado. Una de las primeras pro-
puestas evaluadas ha sido la de incluir las pruebas de detección del VPH en
el “triage” o protocolo de actuación ante los hallazgos patológicos de la citología
cervical. En este esquema, la detección del VPH se utiliza como discriminan-
te pronóstico en los casos de citologías ambiguas20-22.
En las mujeres mayores de 30-35 años la detección viral se está evaluan-
do como prueba primaria de cribado, asociada a la citología en los países con

111
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Dolors Martí Cardona, Mª Jesús Plà Farnós,
Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

programas de cribado establecidos, o como prueba primaria en poblaciones


en las que los programas de cribado citológico son muy deficitarios, en cuyo
caso la citología o la biopsia se consideran como prueba secundaria de criba-
do y confirmación de la lesión. En todos los casos, se ha demostrado que la
sensitividad de la detección viral es superior a la de la citología especializa-
da para detectar lesiones prevalentes23.
El desarrollo de vacunas profilácticas, terapéuticas o combinadas es una
nueva opción para la prevención de las infecciones por VPH y quizás para el
tratamiento de las infecciones establecidas. Existen algunas líneas de investi-
gación que están evaluando nuevas moléculas para el tratamiento de las
infecciones por VPH y lesiones asociadas, pero la evidencia es aún limitada.
Algunos nuevos inmunomoduladores han mostrado eficacia en el tratamien-
to de condilomas acuminados y están en fase de desarrollo preparaciones
adaptadas para el tratamiento de infecciones en superficies mucosas24.
En cambio, las vacunas profilácticas están en una fase muy avanzada de
desarrollo, habiéndose demostrado ya su seguridad, inmunogenicidad y efi-
cacia para infecciones persistentes. Asimismo, actualmente se están obtenien-
do los primeros datos de eficacia para la prevención de lesiones neoplásicas.
La siguiente sección aporta información detallada sobre el estado actual de
las vacunas profilácticas frente al VPH.

6.6. Vacunas profilácticas contra la infección por VPH


6.6.1. Las partículas similares al virus (Virus Like Particles - VLPs).
Aunque la mayoría de las vacunas antivirales se basan en el uso de virio-
nes para inducir anticuerpos anti-viriones, es difícil producir cantidades sufi-
cientes de viriones VPH en cultivos celulares para inducir una respuesta adecuada
en el huésped. Además, como los viriones VPH contienen ADN oncogénico,
el uso de viriones VPH atenuados ha sido concebido como una estrategia de
demasiado riesgo para el desarrollo de la vacuna VPH.
El desarrollo de las vacunas VPH se aceleró de forma importante cuando a
principios de los años 90’ se descubrió la sintetización de las partículas semi-
virales o partículas similares al virus (Virus Like Particles - VLPs)25. Tal y como
se ilustra en las Figuras 6.3 y 6.4, los papilomavirus (PVs) codifican dos pro-
teínas estructurales de la cápside. La L1 es la proteína mayor, de la cual cada
partícula tiene 360 copias y se estructura en pentámeros. La L2 es la proteína
menor y cada partícula tiene 12 copias y se estructura en el centro del pentá-
mero formado por las L1. El fundamento básico de la vacuna de VLPs es que
cuando las proteínas L1 son expuestas entre ellas, mediante expresión en cul-
tivos de células eucariotas, tienen la característica de autoensamblarse, for-
mando unas estructuras tridimensionales vacías que se han denominado VLPs.

112
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
cáncer de cuello uterino

L1: Proteína estructural mayor.


Cada partícula tiene 360 copias.

Cada partícula tiene 12 copias.


La proteína L1 se auto-ensambla de
forma tridimensional formando unos
“caparazones” vacíos denominados
“virus-like particles (VLPs)” o partí-
culas similares al VPH.

Figura 6.3
Proteínas estructurales del papilomavirus.

VLPs:
No pueden causar infección.
Son altamente inmunogénicas.
Estudios en animales (vacas, cone-
jos, perros) muestran que las vacu-
nas de VLPs:
Previenen infecciones por PVs
Son bien toleradas.
Múltiples ensayos clínicos de fase II
en humanos están en curso y tres ya
publicados.

Anticuerpo neutralizante L1 ligado


a una partícula de PV

Figura 6.4
Partículas similares al virus o virus-like particles.
VLPs: Partículas similares al virus
PV: Papilomavirus

113
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Dolors Martí Cardona, Mª Jesús Plà Farnós,
Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

Las VLPs son morfológicamente idénticas a los viriones VPH nativos, siendo
la única diferencia la falta de material genético del virus. Las VLPs purificadas
se utilizan como antígenos y resultan ser altamente inmunogénicas cuando
son presentadas al sistema inmunitario26,27. Al mismo tiempo, al no contener
material genético, no pueden causar infección en el huésped.

6.6.2. Estudios en modelos animales


Las vacunas VPH basadas en VLPs han sido probadas en múltiples mode-
los animales con excelentes resultados27. Estos estudios demuestran de forma
consistente que conejos, perros y vacas vacunados con VLPs de PVs específi-
cos de especie y posteriormente retados con el virus desarrollan una inmuni-
dad total contra la infección. Por lo tanto, estos estudios en modelos anima-
les aportan una evidencia convincente que los anticuerpos neutralizantes
generados bloquean la infección por PVs. Para cuantificar esta respuesta se
han desarrollado pruebas serológicas capaces de detectar y cuantificar en el
hombre la respuesta inmune a las VLPs del VPH.

6.6.3. Estudios iniciales de fase I-II


Después de los prometedores resultados conseguidos en modelos anima-
les, se iniciaron los primeros estudios en humanos utilizando VLPs de la pro-
teína L1 del VPH. Varios grupos han evaluado las vacunas de VLPs en ensayos
clínicos para los VPHs 6, 11 y 16. Los primeros estudios demostraron que la
vacunación con VLPs en humanos era bien tolerada e inducía títulos eleva-
dos de anticuerpos neutralizantes. Algunos estudios incluso aportaron eviden-
cia de la existencia de respuesta de células T. Cabe resaltar que los títulos
alcanzados después de la vacunación eran hasta 50 veces superiores a los
títulos observados en la infección natural28-32. Después de demostrar seguridad
y respuesta inmunitaria se iniciaron los primeros ensayos clínicos aleatoriza-
dos para cuantificar la eficacia de la vacuna en la prevención de la infección
por VPH y lesiones cervicales asociadas.

6.6.4. Primer ensayo de eficacia de una vacuna monovalente frente al


VPH 16
En el año 2002 se publicaron los resultados del primer ensayo clínico alea-
torizado, a doble ciego y controlado con placebo sobre la vacuna de VLPs de
L1 del VPH 1633.
La vacuna, desarrollada por Merck Research Laboratories, está compues-
ta por partículas de VLP altamente purificadas de la proteína L1 de la cáp-
side del VPH 16. El polipéptido de L1 del VPH 16 es expresado en levadu-
ras (Saccharomyces cerevisiae). Las VLPs son aisladas con el uso de técni-

114
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
cáncer de cuello uterino

cas estándar para alcanzar una pureza de más del 97% y son posteriormen-
te absorbidas a un adyuvante compuesto de sulfato de hidroxifosfato de alu-
minio amorfo sin conservante. La vacuna de VPH 16 administrada en este
estudio contiene 40 microgramos (µg.) de VLPs de L1 de VPH 16 formula-
do en 225 µg. de adyuvante de aluminio en un volumen transportador total
de 0,5 mililitros (ml.). El placebo contiene 225 µg. de adyuvante de alumi-
nio con el mismo volumen transportador que la vacuna. La vacuna y el pla-
cebo eran totalmente indistinguibles.
El ensayo clínico se diseñó para evaluar la efectividad de la vacuna en la
prevención de la infección persistente por VPH 16 en mujeres sanas jóvenes
de entre 16 y 23 años. Se incluyeron inicialmente 2.392 mujeres de las cua-
les se excluyeron 859 por tener evidencia de infección existente antes de la
última dosis de vacunación medida por anticuerpos anti-VPH 16 o por detec-
ción mediante Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR) de ADN de VPH 16
en muestras cervicovaginales. La pauta de vacunación consistía de tres dosis
intramusculares administradas en los meses 0, 2 y 6. Después de la última
dosis, las mujeres fueron seguidas en intervalos de 6 meses durante 48 meses
para evaluar infección persistente por VPH 16. Se consideró que una mujer
había desarrollado una infección persistente cuando en sus muestras cervico-
vaginales se detectaba ADN de VPH 16 por PCR en al menos dos visitas
seguidas consecutivas, las cuales estaban espaciadas por un período de al
menos 4 meses. Los principales resultados de este ensayo se resumen en la
Tabla 6.1. En el grupo placebo (n=765) se observaron 41 casos de infección
persistente por VPH 16 y ninguno en el grupo vacunado (n=768). La eficacia
estimada fue del 100%, con un estrecho intervalo de confianza de 90 a 100
y una alta significación estadística (p<0,001). Aunque el estudio no se diseñó
para estimar eficacia en la prevención de lesiones cervicales, nueve mujeres
desarrollaron neoplasia intraepitelial cervical (CIN) asociada al VPH 16.
Todas ellas habían recibido placebo. Se observaron también 44 casos adicio-
nales de CIN asociados a otros genotipos virales que no eran el VPH 16: 22
en el grupo placebo y 22 en el grupo de vacunadas.
Estos datos aportan evidencia sólida a favor de la hipótesis que las VLPs
pueden inferir protección tipo-específica frente a la infección por el VPH y
evidencia prometedora de que la vacuna podría también prevenir el desarro-
llo de lesiones cervicales neoplásicas. Los análisis del ensayo incluyeron tam-
bién el estudio de las infecciones transitorias o no persistentes, es decir aque-
llas detectadas en una sola visita. Se observaron 33 mujeres con infección
transitoria por VPH 16: 27 en el grupo placebo y sólo 6 en el grupo de vacu-
nación. Ninguna de ellas desarrolló CIN. Aunque estos hallazgos se pueden
interpretar de diversas maneras, una posible lectura de los mismos es que
aunque la vacuna no induce a una inmunidad esterilizante en todos los casos,

115
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Dolors Martí Cardona, Mª Jesús Plà Farnós,
Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

dado que se observaron algunos casos de infección no persistente en el brazo


de vacuna, sí puede reducir la carga viral, limitar la tasa de reinoculación y
reducir la duración o persistencia de la infección34.

Tabla 6.1.— Análisis de eficacia de la vacuna monovalente del VPH 16 para la prevención
de la infección cervical por VPH 16 y CIN.
Evento Número Casos
Tipo de Eficacia Valor
preventivo de Rama de con
análisis (IC 95%) p
interés mujeres evento

Infección Según Vacuna VPH 16 768 0


100%
persistente por protocolo
‹0,001
VPH 16 Placebo 765 41 (90-100)
Infección Por Vacuna VPH 16 800 0
100%
persistente por intención
-1
VPH 16 de tratar Placebo 793 42 (90-100)
Infección Vacuna VPH 16 768 6
transitoria o Según 91,2%
persistente por protocolo (80-97) -1
VPH 16 Placebo 765 68
Casos de CIN Según Vacuna VPH 16 768 0
positivos por protocolo -2 -2
VPH 16 Placebo 765 9
(5 CIN 1 y 4 CIN 2)

Casos de CIN Según Vacuna VPH 16 768 22


no asociados a protocolo -2 -2
VPH 16 Placebo 765 22

IC: Intervalo de confianza. CIN: Neoplasia cervical intraepitelial


1
Los valores p fueron sólo calculados en los análisis para testar la hipótesis primaria del estu-
dio (infección persistente por VPH 16 por análisis según protocolo).
2
El estudio no se diseñó para estimar la eficacia para la prevención de lesiones cervicales.
Consecuentemente, no se estimaron los estadísticos asociados a CIN.
Fuente: Koutsky L y cols., 200233.

Los investigadores de este estudio concluyen que la vacuna de VLPs de


VPH 16 disminuye la incidencia de infección por el VPH 16 y de CIN rela-
cionada con el VPH 16. La vacuna es altamente inmunogénica con títulos
hasta 40 veces superiores a los inducidos por inmunidad natural. La vacuna
es, en general, muy bien tolerada y clínicamente segura. Este ensayo clínico
aporta por primera vez evidencia de eficacia y seguridad de una vacuna pro-
filáctica contra el VPH que podría reducir la incidencia del cáncer de cuello

116
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
cáncer de cuello uterino

uterino y probablemente de otros tumores y patologías asociadas a la infec-


ción por el VPH 16.

6.6.5. Primer ensayo de eficacia de una vacuna bivalente frente a los VPHs
16 y 18
Recientemente se han publicado los primeros resultados de eficacia de una
vacuna bivalente con VLPs de L1 de VPH 16 y de VPH 1835.
La vacuna, desarrollada por GlaxoSmithKline Biologicals (Rixensart,
Bélgica), está compuesta por 20 µg. de VLPs de L1 de VPH 16 y 20 µg. de VLPs
de L1 de VPH 18. Cada tipo de VLP fue producido en un sustrato celular
de Spodoptera frugiperda Sf-9 y Trichoplusia ni Hi-5 con adyuvante ASO4
compuesto por 500 µg. de hidróxido de aluminio y 50 µg. de MPL® (3-
deacylated monophosphoryl lipid A) y con un volumen total de 0,5 ml. por
dosis. El placebo contenía 500 µg. de hidróxido de aluminio por dosis, con un
volumen de 0,5 ml. siendo idéntico en apariencia a la vacuna VPH 16/18.
Se diseñó un ensayo clínico aleatorizado a doble ciego controlado con
placebo, con el objetivo de evaluar la eficacia, seguridad e inmunogenicidad
de esta vacuna para la prevención de la infección incidente y persistente por
estos dos genotipos así como para la prevención de su patología cervical aso-
ciada como son las anomalías citológicas cervicales y las lesiones precance-
rosas de cuello uterino.
Se aleatorizaron 1.113 mujeres de entre 15 y 25 años de edad para reci-
bir 3 dosis ya sea de la vacuna con adyuvante AS04 o bien una formulación
placebo siguiendo una pauta de administración de 0, 1 y 6 meses. El estu-
dio fue multicéntrico y se realizó en los Estados Unidos, Canadá y Brasil.
Las participantes fueron citadas cada 6 meses durante 27 meses para detec-
tar infección por VPH en muestras cervicales y monitorizar seguridad e
inmunogenicidad. Los resultados principales del estudio se resumen en la
Tabla 6.2. La eficacia de la vacuna en las mujeres que siguieron estricta-
mente el protocolo del ensayo fue del 92% para infección incidente transi-
toria y del 100% para infección persistente por VPH 16/18. La eficacia esti-
mada incluyendo a todas las mujeres aleatorizadas (análisis según intención
de tratar) fue del 95% para infección cervical persistente por VPH 16/18 y
93% para las lesiones citológicas asociadas a la infección por los tipos
vacunales. La vacuna fue en general segura, bien tolerada y altamente
inmunogénica.
Los autores concluyen que la vacuna bivalente 16/18 resultó eficaz en la
prevención de infecciones cervicales incidentes y persistentes causadas por
los VPHs 16 y 18 así como en la prevención de alteraciones citológicas y
lesiones cervicales asociadas a estos dos tipos virales. La vacunación contra

117
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Dolors Martí Cardona, Mª Jesús Plà Farnós,
Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

estas infecciones podría reducir sustancialmente la incidencia del cáncer de


cuello uterino.

Tabla 6.2.— Análisis de eficacia de la vacuna bivalente VPH 16/18 para la prevención
de la infección cervical por VPH 16/18, ASCUS y CIN.

Evento Número Casos


Tipo de Eficacia Valor
preventivo de Rama de con
interés análisis mujeres evento (IC 95%) p

Infección Vacuna VPH 16/18 366 0


Según 100%
persistente por rotocolo Placebo 355 0,007
VPH 16 ó 18 p (47,0-100)
7
Infección Por Vacuna VPH 16/18 553 1 95,1%
persistente por intención
VPH 16 ó 18 de tratar ‹0,0001
Placebo 560 20 (63,5-99,3)

Infección
transitoria o Según Vacuna VPH 16/18 366 2 91,6% ‹0,0001
persistente por protocolo (64,5-98,0)
Placebo 355 23
VPH 16 ó 18
Casos con 2
lesiones de Por Vacuna VPH 16/18 553 (1 CIN 1/2)
92,9% ‹0,0001
ASCUS, SIL o intención (70-98,3)
CIN positivas de tratar Placebo 560 27
por VPH 16 ó 18 (6 CIN 1/2)

IC: Intervalo de Confianza; ASCUS: Lesiones citológicas cervicales de naturaleza incierta;


SIL: Lesión escamosa intraepitelial; CIN: Neoplasia cervical intraepitelial.
Fuente: Harper D. y cols. 2004.35

6.6.6. Primer ensayo de eficacia de una vacuna tetravalente frente a los


VPHs 6, 11, 16 y 18
El primer prototipo de vacuna tetravalente, desarrollada por Merck Research
Laboratories, incluye VLPs de L1 de los tipos de VPHs 6, 11, 16 y 18. Por lo
tanto, esta vacuna tiene el potencial de prevenir el 90% de las verrugas genita-
les - causadas por los VPHs 6 y 11- y aproximadamente el 70% de los cánceres
de cuello uterino - causados por los VPHs 16 y 18. En la Tabla 6.3 se resumen
las características básicas de la vacuna bivalente producida por GlaxoSmithKline
y de la vacuna tetravalente producida por Merck Research Laboratories.
Para evaluar la inmunogenicidad, seguridad y eficacia de esta vacuna
profiláctica tetravalente se realizó un ensayo clínico de fase II, a doble
118
ciego, y controlado con placebo en mujeres voluntarias sanas reclutadas

119
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
cáncer de cuello uterino

Tabla 6.3.— Principales características de la vacuna bivalente de VLPs de VPHs 16/18 y de la


vacuna tetravalente de VLPs de VPHs 6/11/16/18.

Vacuna
Características
Bivalente Tetravalente

Laboratorio GlaxoSmithKline Merck Research Laboratories


Nombre Cervarix® Gardasil®
comercial

Principio VLPs: 16, 18 VLPs: 16, 18, 6, 11


activo (20, 20 µg.) (20, 40, 40, 20 µg.)
Sistema de expresión
Baculovirus Saccharomyces cerevisae
de la proteína L1 de VPH
ASO4D
Adyuvante (500 µg. Al (OH)3 225 µg. Al (PO4)
y 50 µg. de MPL)
Pauta de
0, 1, 6 meses 0, 2, 6 meses
vacunación
Volumen total
0,5 ml. 0,5 ml.
de la dosis
Vía de
Intramuscular Intramuscular
administración
- Infección incidente
- Infección incidente
y persistente por VPH
Indicaciones y persistente por VPH
- ASCUS, CIN, CIS
preventivas - ASCUS, CIN, CIS - Cáncer de cuello uterino
- Cáncer de cuello uterino - Condilomas/verrugas genitales

- Cáncer anal, vulvar y vaginal


Cáncer anal, vulvar
Otras posibles y vaginal y lesiones
y lesiones precursoras
indicaciones preventivas precursoras
- Papilomatosis laríngea
juvenil recurrente

- ~70% de los cánceres - ~70% de los cánceres


Potencial
de cuello uterino de cuello uterino
preventivo
- ~35% de LSIL - ~45% de LSIL
- ~50% de CIN 2/3 - ~50% de CIN 2/3
- ~90% de las verrugas genitales

MPL: 3-deacylated monophosphoryl lipid A; ASCUS: Lesiones citológicas cervicales de natu-


raleza incierta; CIN: Neoplasia cervical intraepitelial; CIS: Carcioma in situ, LSIL: Lesión
escamosa intraepitelial de bajo grado.
ml.: mililitros.
µg.: microgramos.

120
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Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

en Brasil, Europa y Estados Unidos36. La pauta de administración fue de tres


dosis por vía intramuscular en el deltoides en el día 1 y meses 2 y 6. En total
277 mujeres (edad mediana: 20,2 años) recibieron la vacuna de VLPs y 275
mujeres (edad mediana: 20,0 años) recibieron placebo. Las mujeres fueron
seguidas durante 36 meses realizándose exploraciones ginecológicas regula-
res y tomas periódicas de muestras cérvicovaginales (para citología cervical y
detección de ADN del VPH) y de sangre (para determinaciones serológicas
del VPH). El desenlace o resultado de interés del ensayo fue la incidencia
combinada de infección por los VPHs 6, 11, 16 ó 18, enfermedad cervical, o
lesión genital externa. Esta definición incluía infección persistente por cual-
quiera de los cuatro VPHs incluidos en la vacuna, detección de ADN del VPH
en la última visita, y detección histopatológica de neoplasia cervical intraepi-
telial (CIN), carcinoma de cuello uterino, o lesión genital externa (condiloma,
neoplasia intraepitelial vulvar -VIN-, o neoplasia intraepitelial vaginal -VaIN)
relacionada con cualquiera de los genotipos vacunales. Tal como se muestra
en la Tabla 6.4, la eficacia para la prevención de la incidencia combinada de
infección y/o enfermedad fue del 90% y del 100% para enfermedad asociada
a los VPHs incluidos en la vacuna. La protección conferida frente a infección
o enfermedad por cada tipo específico fue del 100% para el VPH 6, del 86%
para el VPH 16 y del 89% para el VPH 18. Para el VPH 11, los autores conside-
raron que la estimación de eficacia no era estadísticamente fiable al observar-
se sólo tres eventos asociados a este genotipo (los tres en el grupo placebo).
Un mes después de la tercera dosis (en el mes siete del estudio), los títulos
de anticuerpos para cada genotipo del grupo vacuna fueron extremadamente
altos y superiores a los títulos de anticuerpos del grupo control con infección
natural por VPH. Las ratios de las medias geométricas de los anticuerpos en
el grupo vacuna respecto al grupo control con infección natural fueron de 7
para el VPH 11, de 11 para el VPH 6, de 19 para el VPH 18 y de 105 para el
VPH 16. En el mes 36, los títulos de anticuerpos en las mujeres vacunadas
fueron notoriamente inferiores que los correspondientes al mes 7 y las ratios
de las medias geométricas de los anticuerpos en el grupo vacuna respecto al
grupo control con infección natural fueron también menores: de 1 para el
VPH 11, de 1,4 para el VPH 6, de 2,1 para el VPH 18 y de 17,6 para el VPH 16.
Estas ratios ponen de manifiesto que a los 36 meses de estudio los títulos de
anticuerpos para VPHs 6 y 11 inducidos por la vacuna caen hasta práctica-
mente los observados en la infección natural, pero aquéllos para los VPHs 16
y 18 se mantienen sustancialmente más elevados que los inducidos por infec-
ción natural, especialmente los anticuerpos inducidos por las VLPs de VPH 16.
Los autores concluyen que una vacuna contra los VPHs 6, 11, 16 y 18
podría reducir de forma sustancial la adquisición de la infección por VPH y
enfermedad clínica causada por la infección por VPHs comunes.

121
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
cáncer de cuello uterino

Tabla 6.4.— Análisis de eficacia de la vacuna tetravalente VPH 6/11/16/18 para la preven-
ción de la infección cervical por VPH 6/11/16/18 o enfermedad clínica asociada.

Evento preventivo Número Casos Eficacia Valor


Rama
de interés de mujeres con evento (IC 95%) p

Incidencia combinada
Vacuna 235 4
de infección persistente y/o 90% ‹0,0001

enfermedad clínica (71-97)


Placebo 233 36
por tipos vacunales
4
Infección persistente Vacuna 235 89%
por tipos ‹0,0001
(70-97)
vacunales Placebo 233
35
Enfermedad clínica Vacuna 235 0
100% 0,015
asociada a los (16-100)
tipos vacunales Placebo 233 61
Infección Vacuna 214 0
100%
‹0,0001
o enfermedad clínica
(68-100)
asociada al VPH 6 Placebo 209 13
Infección Vacuna 214 0

o enfermedad clínica NA2 NA2


asociada al VPH 11 Placebo 209 3
Infección Vacuna 199 3
86%
‹0,0001
o enfermedad clínica
(54-97)
asociada al VPH 16 Placebo 198 21

Infección Vacuna 224 1


89%
0,01
o enfermedad clínica
(21-100)
asociada al VPH 18 Placebo 224 9
Análisis según protocolo
IC: Intervalo de Confianza. NA: No aplica.

1
Incluye 3 casos de CIN y 3 casos de lesiones genitales externas (condiloma, neoplasia intrae-
pitelial vulvar -VIN-, o neoplasia intraepitelial vaginal -VaIN-).
2
Número de eventos demasiado pequeño para la estimación fiable de estadísticos de eficacia.
Fuente: Villa L y cols., 200536.

6.6.7. Seguridad y reactogenicidad de las vacunas VLP de L1 de VPH


Tanto la vacuna bivalente como la tetravalente resultaron ser en general
122
muy seguras y bien toleradas. En el ensayo de eficacia de la vacuna bivalen-
te no se observó ningún evento adverso serio (EAS) relacionado con la admi-
nistración de la vacuna en ninguno de los dos grupos. El grupo vacunado tuvo
más síntomas locales (dolor, hinchazón y enrojecimiento) en el punto de
inyección que el grupo placebo (94% versus 88% respectivamente; p<0,001),

123
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Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

pero estos síntomas fueron en general leves y de corta duración. Los síntomas
generales más frecuentes observados en el grupo vacunado y placebo fueron,
respectivamente: cefalea (62% versus 61%), fatiga (58% versus 54%), sintoma-
tología gastrointestinal (34% versus 32%), picor cutáneo (25% versus 20%),
fiebre (17% versus 14%) y erupción cutánea (11% versus 10%). Ninguna de
estas diferencias fue estadísticamente significativa. Tres mujeres del grupo pla-
cebo abandonaron el estudio por eventos adversos no serios (EANS) y una
mujer del grupo vacunado se retiró del estudio debido a un EAS (aborto
espontáneo) no relacionado con la vacuna35.
En el ensayo de la vacuna tetravalente los efectos adversos en el punto de
inyección fueron también más frecuentes en el grupo vacunado que en el
grupo placebo (86% versus 77% respectivamente). El síntoma local más
común fue el dolor. El mismo porcentaje de mujeres en los dos grupos - un
69% -, desarrollaron efectos adversos sistémicos, pero en el grupo de vacuna-
das el porcentaje de efectos adversos sistémicos relacionados con la vacuna
fue ligeramente superior al del grupo placebo (38% versus 33%). El síntoma
sistémico más común fue la cefalea. La inmensa mayoría (94%) de los even-
tos adversos fueron de intensidad leve o moderada. Sólo una mujer del grupo
placebo abandonó el estudio por una hipoestesia considerada no relacionada
con la administración del placebo. Cuatro mujeres tuvieron EAS - dos (1%) en
el grupo placebo y dos (1%) en el grupo vacuna - pero ninguno de estos even-
tos adversos estuvo relacionado con la administración de la vacuna o del pla-
cebo36.

6.6.8. Últimos datos interinos sobre inmunogenicidad y eficacia


Los varios ensayos clínicos sobre las vacunas bivalente y tetravalente
actualmente en curso están aportando nuevos datos sobre diferentes aspec-
tos de la vacuna que, aunque no han sido formalmente publicados en revis-
tas científicas, se han presentado de forma preliminar en reuniones científi-
cas:

- Inmunogenicidad en niños y niñas. Al ser los VPHs virus de transmisión


sexual, la población diana ideal de los programas de vacunación contra los
VPHs deberían ser las niñas y quizás niños antes del inicio de sus primeras
relaciones sexuales (a partir de los 10 años). Por lo tanto, es importante cono-
cer el grado e intensidad de la seroconversión inducida por las vacunas VPH
en estos grupos de edad. Recientemente se han presentado resultados de un
ensayo clínico que ha cuantificado la inmunogenicidad (tasas de seroconver-
sión y niveles de anticuerpos en sangre) de la vacuna tetravalente de VLPs de
VPHs 6/11/16/18 en 510 niños y 506 niñas de entre 10 y 15 años comparán-

124
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
cáncer de cuello uterino

dola con la de un grupo de 513 mujeres de entre 16 y 23 años37. En el mes 7


(un mes después de la última dosis) en los tres grupos combinados las tasas
globales de seroconversión anti-VPH 6, 11, 16 y 18 fueron del 100%, 100%,
100% y 99,6%, respectivamente. Las medias geométricas de los títulos de
anticuerpos en niñas y niños fueron de 1,7 a 2,7 veces superiores a la obser-
vada en mujeres adultas jóvenes. Las medias de los títulos de anticuerpos en
niños fueron de entre 1,07 y 1,33 veces superiores a las de las niñas. La tasa
de efectos secundarios adversos fue comparable entre los tres grupos. Estos
datos apoyan la generabilización de los datos de eficacia de la vacuna tetra-
valente observados en mujeres jóvenes a preadolescentes y adolescentes
jóvenes.

- Protección cruzada entre genotipos. Existe actualmente evidencia prelimi-


nar que la vacuna bivalente 16/18 formulada con el adyuvante AS04 puede
inducir protección cruzada contra otros tipos virales de alto riesgo (además de
los VPHs 16 y 18) relacionados filogenéticamente con los VPHs 16 y 1838. En
este estudio, basado en 1.113 mujeres aleatorizadas para recibir vacuna de
VLPs de VPH 16/18 o placebo, se observó en los 12 meses de seguimiento
una elevada eficacia en la prevención de lesiones ASCUS y CIN asociadas a
estos otros genotipos. Los autores sugieren que el uso de un adyuvante que
genera una fuerte respuesta inmunitaria tanto celular como sistémica puede
contribuir de forma importante al desarrollo de este efecto de protección cru-
zada.

- Prevención de CIN 2/3. Recientemente se han comunicado los resultados


de eficacia de la vacuna tetravalente después de tres años de seguimiento
post-vacuna39. El análisis según protocolo incluyó a aquellas mujeres que
habían recibido las tres dosis de la vacuna, habían seguido estrictamente el
protocolo y fueron seronegativas por VPHs 16/18 en el día 1 y DNA negati-
vas por VPHs 16/18 desde el día 1 hasta el mes 7 (un mes después de la últi-
ma dosis) (n=10.559). Se hizo también un análisis por intención de tratar
modificado que incluyó a mujeres que habían recibido al menos una dosis de
la vacuna y fueron seronegativas por VPH 16/18 al menos en el día 1
(n=11.502). Los resultados se resumen en la Tabla 6.5. Las eficacias observa-
das fueron del 100% para el análisis según protocolo y del 97% en el de
intención de tratar. Estos análisis interinos demuestran que la vacuna tetrava-
lente reduce drásticamente el riesgo de desarrollar CIN 2/3 y adenocarcino-
ma in situ cervical después de una media de 24 meses de seguimiento post-
vacuna.

125
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Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
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Tabla 6.5.— Análisis de eficacia de la vacuna tetravalente VPH 6/11/16/18 para la preven-
ción de CIN 2/3 a 24 meses de media de seguimiento postvacunal.

Evento preventivo Tipo de Número Casos Eficacia


Rama
de interés análisis de mujeres con evento (IC 95%)

Vacuna VPH
5.301 0
CIN 2/3 Según 6/11/16/18 100%

protocolo (76-100)
Placebo 5.258 21
Vacuna VPH
Por intención 6/11/16/18 5.736 1 97%

CIN 2/3 de tratar (83-100)


modificado1 Placebo 5.766 36

IC: Intervalo de Confianza; CIN: Neoplasia intrapitelial cervical.


1
Mujeres que habían recibido al menos una dosis de la vacuna y fueron seronegativas por
VPHs 16/18 al menos en el día 1 del programa de vacunación.

6.7. Cuestiones pendientes


Los resultados globales de estos tres ensayos clínicos indican que la vacu-
nación contra el VPH podría contribuir sustancialmente a reducir las tasas a
nivel mundial del cáncer de cuello uterino. Sin embargo, a pesar de los exce-
lentes resultados de inmunogenicidad, seguridad y eficacia de estos ensayos
clínicos, existen una serie de cuestiones pendientes de resolver antes de pro-
mover una introducción efectiva de un programa de vacunación contra el
VPH como medida de Salud Pública destinada a reducir la carga global del
cáncer de cuello uterino:

1. ¿Qué porcentajes de cáncer de cuello uterino y otras enfermedades


relacionadas con el VPH en una región o país son atribuibles a los tipos
del VPH incluidos en la vacuna?
2. ¿Qué fracción de cáncer de cuello uterino en general será prevenida
por una vacuna contra los VPHs 16 y 18?
3. ¿Cuál será el comportamiento de los genotipos del VPH no incluidos en
la vacuna una vez se vacune contra los VPHs 16/18? ¿Alterará la inmu-
nidad inducida por la vacuna la distribución de los otros tipos del VPH
no incluidos en la formulación vacunal?
4. ¿Requerirá la vacuna dosis de recuerdo? ¿Cuándo?
5. ¿Hará la introducción de la vacuna que adolescentes y adultos jóvenes
126
se sientan más protegidos y relajen la práctica del sexo seguro?

127
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
cáncer de cuello uterino

6. ¿Cuál será el impacto de la vacuna respecto a las estrategias actuales de


cribado?
7. ¿Se confirmará la posible protección cruzada inicialmente observada
entre algunos genotipos filogenéticamente relacionados con los inclui-
dos en las vacunas actuales?
8. ¿Cuál debería ser la edad óptima de vacunación?
9. ¿Cómo será el proceso de aceptación de una vacuna contra una enfer-
medad de transmisión sexual (ETS) y un cáncer para los adolescentes
aún no sexualmente activos y sus padres?
10. ¿Deberían vacunarse también niños pre-adolescentes? ¿Y hombres
jóvenes y adultos?
11. ¿Cuál será la aceptación por parte del varón de una vacuna que preven-
drá básicamente un cáncer en la mujer?
12. ¿Cómo se presentará la vacuna, para prevenir una ETS (posiblemente
causará ciertas resistencias en su aceptación), o para prevenir un cán-
cer (posiblemente habrá una aceptación más universal)?
13. ¿Cómo se llegará a la población diana? Esta vacuna es un nuevo reto
para la Salud Pública pues las poblaciones diana habituales de los pro-
gramas de vacunación son los niños pequeños, las personas mayores y
los grupos de riesgo. La población diana principal de las vacunas VPH
será probablemente niñas y mujeres a partir de los 10 años de edad.

6.8. Conclusiones
La infección por el VPH es una infección de transmisión sexual muy común
en la población sexualmente activa. Aunque la mayoría de infecciones conlle-
van un curso benigno y se resuelven espontáneamente, la infección persisten-
te por ciertos genotipos del VPH está asociada causalmente con el desarrollo
del cáncer de cuello uterino y de una fracción de otros cánceres anogenitales.
De los más de 30 genotipos del VPH que infectan la mucosa anogenital, los
VPHs 16 y 18 son responsables a nivel mundial de aproximadamente el 70%
de los cánceres de cuello uterino y los VPHs 6 y 11 del 90% de las verrugas
anogenitales. Por lo tanto, la existencia de una vacuna que pudiera prevenir la
infección persistente por uno o varios de estos genotipos podría reducir sustan-
cialmente la incidencia del cáncer anogenital y de las verrugas genitales.
La inmunogenicidad de los VPHs implica la presentación al sistema inmu-
ne de epitopes conformacionales de las cápsides virales compuestas por la
proteína L1. Mediante el uso de sistemas de expresión celulares o microbia-
nos se han podido sintetizar cápsides virales vacías del VPH, denominadas
virus-like particles (VLPs) o partículas similares al VPH, formadas a partir de
proteínas L1 auto-ensambladas. Estas VLPs expuestas al sistema inmune han

128
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Dolors Martí Cardona, Mª Jesús Plà Farnós,
Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

demostrado su capacidad de inducir títulos elevados de anticuerpos en mode-


los animales y humanos.
Tres ensayos clínicos con tres prototipos de vacuna de VLPs de L1 (una con
VLPs de VPH 16, otra con VLPs de VPHs 16 y 18, y otra con VLPs de VPHs 6,
11, 16 y 18), han demostrado ser seguras, inmunogénicas y altamente efica-
ces para la prevención de la infección persistente por los tipos virales inclui-
dos en la vacuna. Los resultados de estos estudios sugieren que estas vacunas
son también altamente eficaces para la prevención de verrugas genitales (para
la vacuna tetravalente) y de lesiones cervicales precancerosas (para los tres
prototipos), pero el número de eventos clínicos de interés y el seguimiento de
las cohortes vacunadas y no vacunadas es aún limitado para ser concluyen-
tes sobre el verdadero potencial preventivo de estas vacunas para lesiones
neoplásicas avanzadas y carcinoma invasor.
Hay que tener en cuenta que, debido a que el período de incubación entre la
infección persistente por VPH de alto riesgo y el desarrollo de un cáncer de cue-
llo uterino invasor es muy largo, la prevención de este cáncer a partir de posibles
programas de vacunación contra el VPH no será una realidad hasta dentro de 15
ó 20 años. Mientras tanto, lo que sí se espera ver de forma más inmediata, si se
introdujera un programa de vacunación con una cobertura aceptable, es que las
tasas de citologías anormales y de lesiones escamosas intraepiteliales de alto
grado (HSILs) disminuyan sustancialmente. Consecuentemente, tanto el número
de colposcopias y biopsias como la frecuencia de los controles citológicos podrí-
an probablemente reducirse.
La comunidad científica y biomédica son muy optimistas y se postula que
en los próximos 25-30 años veremos una reducción de las tasas de cáncer de
cuello uterino en las poblaciones vacunadas. A pesar de ello, deberán des-
arrollarse nuevas estrategias para hacer que las vacunas VPH sean asequibles
y fáciles de distribuir y administrar en los países en vías de desarrollo, donde
el impacto del cáncer de cuello uterino es un problema grave de salud en la
mujer, dado que un 80% de las 250.000 muertes por cáncer de cuello uteri-
no que se producen anualmente en el mundo ocurre en estos países.
El 7 de junio de 2006, la Food and Drug Administration (FDA) anunció la
aprobación de la vacuna Gardasil™ para administrarse a mujeres de 9 a 26 años.

6.9. Bibliografía
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129
Prevención primaria: vacunas frente al virus del papiloma humano para la prevención del
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Prophylactic Quadrivalent Human Papillomavirus (Types 6, 11, 16, 18) L1
Virus-like Particle (VLP) Vaccine in Male and Female Adolescents and
Young Adult Women. Abstract presentado en el 23rd annual meeting of the
European Society for Paediatric Infectious Diseases (ESPID), mayo de
2005 - Valencia.
38. Dubin G, Colau B, Zahaf T, Quint W, Martin M, Jenkins D. Cross-
Protection against persistent HPV infection, abnormal cytology and CIN

132
Xavier Castellsagué Piqué, Ginesa Albero Abril, Dolors Martí Cardona, Mª Jesús Plà Farnós,
Paz Fernández Ortega, Cinta Belloví Fava, Monica Salinas Masdeu, Montserrat Domínguez Arseda,
Esther Roura Fornells, F. Xavier Bosch José

associated with HPV-16 and 18 related HPV types by a HPV 16/18 L1


virus-like particle vaccine. Abstract presentado en la 22nd International
Papillomavirus Conference and Clinical Workshop, 30 de abril - 6 de
mayo de 2005 - Vancouver, Canadá.
39. Skjeldestad FE, Future II Steering Committee. Prophylactic Quadrivalent
Human Papillomavirus (HPV) (Types 6, 11, 16, 18) L1 Virus-Like Particle
(VLP) Vaccine (Gardasil) Reduces Cervical Intraepithelial Neoplasia (CIN)
2/3 Risk. Abstract presentado en el 43rd Annual Meeting of the Infectious
Diseases Society of America (IDSA), 6-9 de octubre de 2005 - San
Francisco, USA.

133
CAPÍTULO 8
La investigación sobre la infección por virus del
papiloma humano (VPH) y el cáncer de cuello uterino en
España
Silvia de Sanjosé Llongueras
Servicio Epidemiología y Registro del Cáncer
IDIBELL, Institut Català d’Oncologia. L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona.

8.1. Introducción

T al y como se ha ido presentando en los capítulos precedentes, la infección


por virus del papiloma humano (VPH) constituye una de las infecciones
de transmisión sexual más frecuentes en humanos la cual, en una pequeña
proporción de portadores crónicos, puede inducir al desarrollo de un cáncer
de cuello uterino. La carga de la enfermedad a nivel mundial se puede intuir
con los datos presentados en la Figura 8.1, donde se ilustra la prevalencia del
VPH por grupos de edad en mujeres de la población mundial con citología
normal. La curva contrasta con la de las tasas de incidencia del cáncer de cue-
llo uterino en el mundo. Se estima que el volumen de mujeres infectadas por
el VPH es de alrededor de 300 millones y que más de 490.000 desarrollarán
un cáncer de cuello uterino. A esta casuística deberíamos añadir los 68.400
casos de cánceres de vulva, vagina, ano, pene y cavidad oral atribuibles al
VPH1.
Desde hace más de 50 años disponemos de la posibilidad de detectar
lesiones premalignas en células de descamación del cuello uterino mediante
la prueba de Papanicolaou. La introducción masiva del cribado utilizando la
prueba de Papanicolaou ha permitido prevenir multitud de muertes por cán-
cer de cuello uterino. Sin embargo, la sensibilidad de la técnica para detectar
casos es relativamente baja, lo cual obliga a llevar a cabo cribados muy repe-
tidos y al mantenimiento de controles de calidad muy estrictos con costes
relativamente altos. En la actualidad, se están desarrollando nuevas tecnolo-
gías para mejorar la sensibilidad del cribado, adecuarla al conocimiento cien-
tífico y conseguir una buena relación coste-beneficio. De entre las nuevas
tecnologías reconocidas por lo Organización Mundial de la Salud como herra-
mientas adecuadas para el cribado poblacional, cabe destacar la detección de

141
Silvia de Sanjosé Llongueras

ADN de VPH de alto riesgo oncogénico y la citología en capa líquida2. El


papel que tendrá cada una de estas tecnologías en cada escenario deberá ser
evaluado en base a la carga de la enfermedad y a los medios disponibles. En
España, con una estimación de 739 muertos anuales por cáncer de cuello ute-
rino, las posibilidades para mejorar nuestra capacidad para prevenir el cáncer
de cuello uterino son múltiples. Seguramente es posible mejorar la cobertura
del cribado o mejorar el intervalo entre citologías, optimizar las herramientas
propias del cribado y el seguimiento y el manejo de las lesiones de cuello ute-
rino. La monitorización y evaluación de la incidencia, mortalidad, supervi-
vencia y comorbilidad son fundamentales para justificar la necesidad de posi-
bles cambios en las estrategias preventivas actuales.

Figura 8.1
Prevalencia del VPH e incidencia de cáncer del cuello uterino en la población mundial feme-
nina.

La Figura 8.2 muestra un ejemplo de cómo se está utilizando esta informa-


ción en los Estados Unidos de América. La figura refleja la reducción en el
riesgo de padecer un cáncer de cuello uterino uterino a lo largo de la vida

142
La investigación sobre la infección por virus del papiloma humano (VPH)
y el cáncer de cuello uterino en España

asociado al coste económico invertido para conseguir esta reducción. Para


ello, se identifican diversas estrategias preventivas: a) ninguna intervención;
b) realizar cribado citológico cada 5 años, empezando a los 30 años de edad
y sin vacunar a la población a riesgo; c) vacunación contra los tipos del VHP
16 y 18 combinada con cribado cada 5, 3 ó 1-2 años. En este ejemplo Kim J
y Goldie S estiman que la opción que mejor se ajustaría a los criterios de
coste-efectividad sería la de vacunar a la población de 12 años de edad e
introducir el cribado citológico cada 5 años a partir de los 25 años4,5. Sería de
gran interés para el buen manejo de los recursos públicos españoles evaluar
estas estrategias preventivas aplicadas a nuestra población.

Figura 8.2
Coste efectividad potencial de diferentes estrategias de control de cáncer de cuello uterino con
vacunación contra los tipos de VPH 16 y 18 y con coexistencia o ausencia de cribado citoló-
gico llevado a cabo con distintas frecuencias.

Fuente: HPV Today (www.hpvtoday.com) Reproducida con permiso.

La excelente evaluación de las vacunas profilácticas contra las infecciones


por los tipos del VPH 16 y 18 permite pensar que su introducción en la pobla-
ción general es ya una realidad6. Sin embargo, la investigación de los posibles
efectos de la vacuna en la incidencia de y mortalidad por carcinoma infiltran-

143
Silvia de Sanjosé Llongueras

te de cuello uterino es aún una incógnita que sólo la observación a largo


plazo permitirá resolver.

8.2. Líneas de investigación


Ante el nivel de conocimiento del que disponemos en la actualidad sobre
la historia natural del cáncer de cuello uterino, sus causas y su posible pre-
vención hemos considerado que sería importante hacer un esfuerzo de sínte-
sis que nos permita dibujar las líneas de investigación sobre el VPH y el cán-
cer de cuello uterino que podrían ser de interés específico para la población
española:

Infección por VPH


Sería relevante aportar más información sobre la prevalencia de la infec-
ción en la población general española tanto en hombres como en mujeres, así
como variaciones en la prevalencia de la infección asociada a cambios demo-
gráficos de la población en edades reproductivas y en edades avanzadas. En
lo referente a este último grupo de edad, parece observarse en algunas pobla-
ciones un nuevo aumento de la prevalencia de la infección sin que las cau-
sas estén claramente establecidas.

Técnicas de detección del VPH


La introducción de nuevas técnicas de detección del VPH de alto riesgo y
su tipado debería validarse clínicamente con técnicas previamente evaluadas.
La utilización de técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para
amplio uso clínico requiere del soporte de estudios de validación en el con-
texto del cribado. La propuesta de homologación de técnicas de detección del
VPH coordinada por la Organización Mundial de la Salud puede ser de utili-
dad para nuevos laboratorios y/o para la incorporación de nuevas tecnologí-
as7.

Incidencia del cáncer de cuello uterino


La incidencia del cáncer de cuello uterino en España es de las más bajas
en comparación con el resto de países europeos. Sin embargo, existen indi-
cios que su incidencia está aumentando en mujeres menores de 50 años. La
causa de estos cambios no está esclarecida y se ha postulado que podría estar
relacionada con los cambios demográficos que se están dando en nuestro

144
La investigación sobre la infección por virus del papiloma humano (VPH)
y el cáncer de cuello uterino en España

país, aunque no disponemos de buena documentación al respecto. La moni-


torización de los casos incidentes según la población de origen por parte de
los registros poblacionales de cáncer permitiría detectar grupos de población
en los que se podría realizar una mejor actuación preventiva. Sería útil regis-
trar las lesiones de alto grado tal y como ya vienen realizando algunos regis-
tros poblacionales. Su registro puede ser un buen indicador de los cambios en
el riesgo de la población que participa habitualmente en los programas de cri-
bado.

La mortalidad por cáncer de cuello uterino


La tasa española de mortalidad por cáncer de cuello uterino es semejan-
te al promedio europeo y posiblemente podría mejorarse si se consiguiera
disminuir el número de casos detectados en estadios avanzados. La evalua-
ción retrospectiva de los casos que evolucionan a muerte por carcinoma
invasivo podría evidenciar si existen posibles medidas que permitan reducir
dicha mortalidad. Por ejemplo: ¿Qué proporción de muertes se debe a una
ausencia total de cribado previo? ; ¿Y a un resultado falso negativo de la cito-
logía? ; ¿Y a un mal seguimiento de la paciente o a un mal cumplimento por
parte de la misma?8.

Cribado
A pesar de la baja incidencia de la enfermedad en España, el número de
casos de carcinoma infiltrante de cuello uterino podría reducirse a la mitad y
alcanzar tasas de incidencia similares a Finlandia, donde las actividades pre-
ventivas cubren a una proporción muy alta de la población.
La tasa de participación de las mujeres españolas en estrategias preven-
tivas de cribado de cáncer de cuello uterino es relativamente alta.
Aproximadamente un 70-80% de las mujeres se ha realizado una citología
en los últimos 5 años. Sin embargo, existe un grupo de mujeres a las que
nunca se les ha realizado una citología de cribado. Probablemente encon-
traremos más mujeres en esta situación en el grupo de edad de más de 50
años y en clases sociales menos privilegiadas.
La monitorización de a quién, cómo y cuándo se realizan las actividades
preventivas contra el cáncer de cuello uterino, así como los modos de difu-
sión de estas actividades a la población general constituyen un claro objeto
de investigación con el fin de identificar errores del sistema, evitar interven-
ciones innecesarias y mejorar el nivel de educación sanitaria de los profesio-
nales de la salud y de la población general. La evaluación de las nuevas estra-

145
Silvia de Sanjosé Llongueras

tegias de detección, tales como la práctica de la auto-toma de muestra o la


combinación de herramientas de cribado (por ejemplo citología combinada
con la prueba de la detección de ADN de VPH) para mujeres con acceso errá-
tico a los servicios médicos, puede aportar información útil sobre la acepta-
ción y la utilidad de las nuevas estrategias de prevención9,10.

Vacunación
La introducción de nuevas vacunas contra el VPH es ya objeto de consi-
deración en diversos ámbitos de la comunidad científica española, la cual
deberá decidir en un futuro inmediato cuáles serían las indicaciones de la
vacuna contra el VPH en España y tranferir estas recomendaciones a las auto-
ridades competentes en la materia. Adicionalmente a los estudios de ámbito
internacional que evalúan, entre otros, aspectos relacionados con la respues-
ta inmune a largo plazo, hay elementos clave del impacto de la vacuna que,
en el caso de introducirse en España, deberían monitorizarse adecuadamen-
te. Sería altamente recomendable coordinar la utilización de la vacuna a la
“demanda” individual y definir protocolos de seguimiento en mujeres adultas
vacunadas contra el VPH que, a su vez, participan en los programas de criba-
do habituales.

Modelos de coste-beneficio
Finalmente, sería útil desarrollar modelos económicos en los que se eva-
lúen diversas estrategias preventivas. Estos modelos deberían evaluar la intro-
ducción de la vacuna contra algunos tipos del VPH como complemento al
cribado oportunista que se lleva a cabo en España en la actualidad.

Agradecimientos:
A Mireia Díaz por la elaboración de los datos de prevalencia del VPH de
la Figura 8.1.

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147
*Figura de la portada:
PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE CUELLO UTERINO EN ESPAÑA
Incidencia del cáncer de cuello uterino en España en relación a tres escenarios distintos:
1) El escenario actual (cribado sin vacunación); 2) Introduciendo una vacuna contra los
Virus del Papiloma Humano (VPHs) 16 y 18 en niñas de 12 años asumiendo una cobertu-
ra del 80% de la población; y 3) Introduciendo una vacuna contra los VPHs 16 y 18 en
niñas de 12 años asumiendo una cobertura del 100% de la población.

Elaborado por Innovus, en colaboración con GlaxoSmithKline y el Instituto Catalán de


Oncología.

Datos del cribado en España según el capítulo 7 de esta monografía y datos de eficacia de
la vacuna contra los VPHs 16 y 18 según el capítulo 6 de esta monografía.
CAPÍTULO 7
Prevención secundaria: situación actual del cribado del
cáncer de cuello uterino en España
Luís M. Puig-Tintoré1, Silvia de Sanjosé Llongueras 2, Cristina Méndez Díez 3,
Xavier Cortés Bordoy4, Aureli Torné Bladé1, Esther Roura Fornells 2,
Xavier Castellsagué Piqué2
1. Servicio de Ginecología. Hospital Clínic. Barcelona.
2. Servicio de Epidemiología y Registro del Cáncer. IDIBELL, Institut Català
d'Oncologia. L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona.
3. GlaxoSmithKline. Madrid.
4. Ginecología. Policlínica Miramar. Palma de Mallorca.

7.1. Introducción

L a prevención secundaria del cáncer de cuello uterino mediante la detec-


ción precoz de lesiones cervicales preinvasoras se considera fundamental
para el control de la enfermedad. La prueba de elección es la citología según
la técnica de Papanicolaou, la cual se basa en el estudio morfológico de las
células obtenidas por la exfoliación del epitelio cervical1.
Los programas organizados de cribado poblacional mediante la citología
de Papanicolaou han demostrado su eficacia al disminuir la incidencia y mor-
talidad por cáncer de cuello uterino en los países donde se han aplicado de
forma masiva (por encima del 70-80% de la población), sistemática y conti-
nuada durante muchos años2,3. Existen sin embargo diversos factores que con-
dicionan la efectividad y eficiencia de los programas de cribado poblacional,
como son la incidencia del tumor, la historia natural de la enfermedad, la sen-
sibilidad de la citología y las dificultades en la captación de los grupos de
mayor riesgo de cáncer de cuello uterino3,4.
Existe gran variabilidad en las recomendaciones sobre los grupos de edad
en que la mujer debe ser cribada mediante citología. Algunos programas,
siguiendo las directrices de la Unión Europea, incluyen mujeres de 25 a 69
años de edad, mientras que otros se centran en el grupo de 25 a 59 años5 de
edad. La edad de inicio recomendada es a los 3 años después del primer coito
vaginal, o a la edad de 25 años. La frecuencia más aceptada para la repeti-
ción de la prueba es cada 3-5 años tras 2 exámenes anuales con resultados
normales. Realizar la citología más frecuentemente aporta escasos beneficios
e incrementa notablemente los costes6.

131
Luís M. Puig-Tintoré, Silvia de Sanjosé Llongueras, Cristina Méndez Díez,
Xavier Cortés Bordoy, Aureli Torné Bladé, Esther Roura Fornells, Xavier Castellsagué Piqué

7.2. Situación de los programas de cribado en España


La utilidad de la aplicación de programas de cribado poblacional en
España está limitada por las bajas tasas de incidencia del cáncer de cuello ute-
rino, de las más bajas de Europa. Según Globocan 20027, la incidencia en
España sería de 7,1 casos nuevos por 100.000 mujeres (tasa de incidencia
ajustada a la población mundial), y la mortalidad sería de 3,1 por 100.000
mujeres, si bien existen amplias variaciones entre los registros poblacionales
de las diversas comunidades autónomas. Así, las tasas de incidencia más altas
corresponden a Mallorca (12,05) y Tarragona (9,03) y las más bajas a Navarra
(3,74) y Cuenca (3,36) (ver Tabla 7.1)8.
El tipo de cribado que existe en España es el que se ha denominado “opor-
tunista” o de “hallazgo de caso”7. El término “cribado oportunista” se refiere
al cribado en el que, no existiendo un programa organizado que identifique e
invite activamente a las mujeres de la población diana a realizarse una cito-
logía de forma regular y las siga en el tiempo, aprovecha el contacto de la
mujer con el sistema sanitario para realizar dicha citología. Podríamos definir
el cribado oportunista como el cribado que se realiza a partir de la suma de
dos iniciativas: 1) la de la mujer que solicita al sistema sanitario una revisión
preventiva que incluye una citología de cribado; y 2) la del ginecólogo u otro
miembro de los servicios sanitarios que proponen la realización de dicha cito-
logía aprovechando que la mujer asiste a una visita médica, sea cual sea el
motivo de la misma7.
Se ha calculado que la disminución del riesgo de padecer cáncer de cue-
llo uterino con el cribado oportunista es de un 40%, mientras que con el cri-
bado poblacional, cualquiera que sea el intervalo entre citologías (3, 4 ó 5
años), es superior al 80%9. Además, existen datos que muestran que el criba-
do oportunista lleva a la sobreutilización de la prueba en las mujeres más
jóvenes, con más medios económicos, de bajo riesgo y a la infrautilización de
la prueba en mujeres con un riesgo más elevado, de mayor edad y con menos
medios económicos2,3,7,10. Por ello, en términos de eficiencia, el cribado opor-
tunista es menos eficiente que cualquier estrategia de cribado poblacional9.
Resulta más rentable practicar con baja frecuencia la prueba de cribado en
una alta proporción de la población diana que efectuar con demasiada fre-
cuencia la detección en una baja proporción de esta población11. En cualquier
caso, independientemente de que se realice un cribado poblacional u opor-
tunista es necesaria una organización que lo planifique y controle12.
Las diversas comunidades autónomas han adoptado las recomendaciones
de los organismos internacionales, especialmente las de la Unión Europea,
para establecer programas o protocolos de actuación con los profesionales
sanitarios en el ámbito de su competencia. Actualmente, nueve comunidades

132
Prevención secundaria: situación actual del cribado del cáncer de cuello uterino en España
Tabla 7.1.— Tasas de incidencia del cáncer de cuello uterino según grupos de edad en España y en registros de cáncer representativos de las
comunidades autónomas (por 100.000), 1991-1997.

Edad Albacete Asturias Canarias Cuenca Girona Granada Mallorca Murcia Navarra Tarragona Zaragoza
España
(años) (1993-97) (1992-95) (1993-95) (1993-97) (1994-97) (1993-97) (1993-96) (1993-96) (1993-97) (1993-97) (1991-95)
0-9 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00
10 -14 0,09 0,00 0,00 0,65 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00
15-19 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00
20-24 0,81 0,00 1,23 0,53 0,00 3,35 0,57 2,07 0,00 0,00 0,91 1,25
25-29 3,01 2,8 1,93 5,34 2,85 6,80 2,34 3,03 1,66 1,95 4,66 1,92
30-34 8,08 3,0 8,65 11,02 5,74 16,26 4,45 14,46 4,05 4,95 12,90 6,54
35-39 14,94 10,6 14,76 11,57 3,26 18,43 14,83 29,22 16,58 7,50 17,60 14,00
133

40-44 17,33 23,2 17,03 18,81 12,40 13,22 16,92 28,21 18,58 6,95 27,89 8,75
45-49 16,76 0,00 20,08 10,47 4,16 12,35 14,90 28,21 24,01 10,82 23,88 16,10
50-54 19,28 23,6 23,71 24,09 7,95 9,61 17,29 30,96 19,29 6,96 19,89 17,06
55-59 15,61 6,8 23,82 20,71 10,08 22,74 8,71 26,05 13,68 4,58 20,16 11,25
60-64 13,07 14,1 14,99 14,76 5,63 13,64 8,68 16,89 16,10 11,00 17,32 8,99
65-79 18,64 16,5 23,26 22,35 8,23 11,55 21,15 48,51 20,59 11,12 11,52 7,83
70-74 16,88 12,2 17,47 22,51 6,38 15,43 11,68 27,41 15,60 15,57 18,91 17,76
75-79 18,26 6,7 20,32 34,65 4,02 20,58 21,22 18,45 27,97 9,80 17,25 11,96
80-84 14,82 9,4 19,09 15,89 16,30 19,53 18,46 15,84 7,02 7,86 18,55 13,72
>85 14,46 13,4 22,51 17,91 14,37 12,53 20,50 8,15 12,32 3,29 23,50 6,78
Total 7,11 5,36 8,11 7,94 3,36 7,38 6,13 12,05 7,39 3,74 9,03 5,58

Fuente: Parkin DM y cols. 2002 8


Luís M. Puig-Tintoré, Silvia de Sanjosé Llongueras, Cristina Méndez Díez,
Xavier Cortés Bordoy, Aureli Torné Bladé, Esther Roura Fornells, Xavier Castellsagué Piqué

autónomas disponen de programas o protocolos de diagnóstico precoz de


cáncer de cuello uterino; el resto, aplican los criterios del antiguo INSALUD
(Tabla 7.2). Las estrategias definidas en estos programas o protocolos de diag-
nóstico precoz están basadas en el cribado oportunista. En la Comunidad de
Castilla y León se planteó en cierto momento la posibilidad de instaurar un
programa de base poblacional1,7. Sin embargo, dicho programa no incluía una
invitación a participar en el mismo basada en el censo de la población13 y ade-
más, según datos publicados en el año 2000(14), la cobertura del programa en
esta comunidad fue sólo del 41,5% durante el trienio 1995-1997 y del 53,3%
según un estudio transversal (estudio Afrodita) realizado en el año 200515.
En la práctica, y de acuerdo con el informe del Ministerio de Sanidad de
noviembre de 20021, existe una gran variabilidad tanto en la edad de inicio
del cribado mediante citología como en la periodicidad entre las pruebas
(Tabla 7.2). La mayoría de programas incluyen mujeres de entre 25 y 65 años
de edad. Algunos cribados comienzan en edades más tempranas, desde la
edad de inicio de relaciones sexuales, como es el caso de Extremadura,
Canarias, Castilla León, Cataluña y el País Vasco. En Andalucía la población
diana está constituida por mujeres en edad fértil desde los 15 a los 49 años
de edad. La periodicidad entre las pruebas más habitual es de 3 ó 5 años, pero
muchos programas recomiendan que las dos primeras citologías se realicen
con un intervalo de un año. Prácticamente todos los programas coinciden en
que las citologías deben realizarse en el ámbito de la atención primaria, pro-
gramas de atención a la mujer y/o dentro de la planificación familiar1,7. En
Cataluña la revisión del protocolo de cribado incluye la determinación del
virus del papiloma humano (VPH) en mujeres mal cribadas mayores de 40 años.
Algunas comunidades autónomas como Andalucía16 establecen diferentes
esquemas de intervalo para la realización de citologías según existan o no fac-
tores de riesgo de neoplasia cervical. Clásicamente se han considerado como
factores de riesgo el inicio precoz de relaciones sexuales (menos de 20 años),
múltiples compañeros sexuales, pareja con múltiples compañeros sexuales
(varón de alto riesgo), inmunosupresión, virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH), tabaquismo, anticoncepción hormonal actual y antecedentes de infec-
ción por VPH. Sin embargo, la dificultad en evaluar estos factores pone en
entredicho su utilidad como parámetros moduladores de la frecuencia del cri-
bado. La única excepción clara es la existencia de infección por VIH dado que
su presencia puede acortar el tiempo de progresión de las lesiones intraepitelia-
les cervicales.

7.3. Cobertura del cribado cervical en España


En España se realizan actualmente muchas citologías cervicales fundamen-
talmente en mujeres jóvenes7 de tal manera que, según la Encuesta Nacional

134
Prevención secundaria: situación actual del cribado del cáncer de cuello uterino en España

Tabla 7.2.— Descripción de los programas de cribado de cáncer de cuello uterino en España1,7.

Tipo de Ámbito de Edad de la po-


CCAA Año de inicio programa realización blación diana Periodicidad

Andalucía 1986 Oportunista AP y PF 15 - 49 ND


Canarias 1995 Oportunista AP y AE 18-65 Tras 2 citologías
anuales negativas,
seguir con citología
cada 3 años hasta los
35 años y citología
cada 5 años hasta los
65 años.
Castilla y León 1986 Oportunista AP 25-65 Tras 2 citologías
anuales negativas,
seguir con citología
cada 3 años hasta los
65 años.
Cataluña 1993-2005 Oportunista AP y 20, 25-64 Tras 2 citologías
programas anuales negativas,
de atención seguir con citología
a la mujer cada 3 años hasta los
35 años y citología
cada 5 años hasta los
65 años.
Comunidad 1995 Oportunista AP y PF 35-65, Citología cada 3 años.
Valenciana 25-35, según
riesgo
Extremadura 1983 Oportunista Equipos del Desde el inicio de Tras 2 citologías
programa relaciones sexuales anuales negativas,
hasta los 65 años seguir con citología
cada 3 años hasta los
65 años.
Galicia - Oportunista AP 35-65 Tras 2 citologías
anuales negativas,
seguir con citología
cada 5 años.
Navarra 2000 Oportunista AP y centros 25-65 Bajo riesgo: citología
de atención de atención cada 3 ó 5 años.
a la mujer Alto riesgo: Tras 2
citologías anuales
negativas, seguir con
citología cada 3 años
hasta los 65 años.
País Vasco 1999 Oportunista AP y AE 25-59 Tras dos citologías
anuales negativas,
seguir con citología
cada 3 ó 5 años en
función del riesgo.
INSALUD CCAA Tras 2 citologías
anuales negativas,
seguir con citología
cada 5 años.
AP: Atención primaria; AE: Atención especializada; PF: Planificación familiar; CCAA: Comunidad
Autónoma; ND: no disponible.

Datos basados en la Encuesta Nacional de Salud 200317.

135
Luís M. Puig-Tintoré, Silvia de Sanjosé Llongueras, Cristina Méndez Díez,
Xavier Cortés Bordoy, Aureli Torné Bladé, Esther Roura Fornells, Xavier Castellsagué Piqué

de Salud de 2003, el 63% de las mujeres de 20 años o más reconoce que se


ha hecho alguna vez una citología. Este porcentaje es de 81% en mujeres de
entre 35 y 54 años17.
Con el objeto de conocer el grado de cobertura del cribado de cáncer de
cuello de uterino en España, se han realizado recientemente dos estudios trans-
versales poblacionales a fin de estimar el porcentaje de mujeres a las que se
les ha realizado una citología cervical en los últimos 3 ó 5 años. El primero,
llevado a cabo por el Instituto de Salud Carlos III18, se basó en la realización de
una encuesta poblacional mediante entrevistas individuales orales, a una
muestra de 2.409 mujeres representativa de las mujeres españolas de 40 a 70
años de edad. La recogida de información tuvo lugar en octubre del año 2000.
De las 2.409 mujeres entrevistadas, casi la mitad (49,6%; IC 95% = 47,6–51,6)
referían una citología cervical en los últimos 5 años. El uso de la prueba se
relacionó especialmente con la actitud de la mujer (la intención de la mujer

Tabla 7.3.— Realización de una citología vaginal en los últimos 3 años en mujeres de 40 a 70
años por comunidades autónomas.

Año 2000 Año 2005


Luengo Matos S y Muñoz van den Eynde A18 Puig-Tintoré L y cols.15
Comunidad Número de Citologías Número de Citologías
Autónoma entrevistas n % entrevistas n %

Andalucía 400 185 46,3 508 324 63,8


Aragón 75 37 49,3 142 88 62,0
Asturias 73 39 53,4 98 73 74,5
Baleares 48 30 62,5 63 47 74,6
Canarias 88 56 63,6 59 51 86,4
Cantabria 33 18 54,5 56 40 71,4
Castilla y León 152 79 52,0 322 232 72,0
Castilla la Mancha 97 42 43,3 135 72 53,3
Cataluña 392 268 68,4 607 474 78,1
C. Valenciana 241 120 49,8 366 249 68,0
Extremadura 61 26 42,6 90 54 60,0
Galicia 177 77 43,5 233 177 76,0
Madrid 322 240 74,5 517 397 76,8
Murcia 61 23 37,7 85 64 75,3
Navarra 36 28 77,7 57 37 64,9
País Vasco 137 75 54,7 195 142 72,8
La Rioja 16 7 43,8 71 58 81,7

Total 2.409 1.350 56,0 3.604 2.579 71,6

136
Prevención secundaria: situación actual del cribado del cáncer de cuello uterino en España

de realizarse la prueba y el hecho de no dejar de hacérsela por miedo al diag-


nóstico). Otros factores relacionados fueron la clase socioeconómica
(alta/media alta), la cobertura sanitaria privada o mixta, la edad (superior en
el grupo de edad entre 40 y 50 años) y la residencia en una ciudad con más
de 100.000 habitantes. Este estudio también dispone de datos sobre la cober-
tura del cribado mediante citología cervical en los últimos 3 años en mujeres
de 40 a 70 años de edad, por comunidades autónomas1 (Tabla 7.3). El 56%
(1.350) de todas las mujeres refirieron al menos una citología en los últimos
3 años. El mayor porcentaje correspondió a las comunidades de Navarra,
Madrid y Cataluña (78%, 75% y 68%, respectivamente). Las comunidades
con menor cobertura fueron Murcia, Extremadura y Castilla La Mancha (38%,
43% y 43%, respectivamente).
El segundo estudio, realizado por Puig-Tintoré LM y cols. (estudio Afrodita)15,
se basó en el envío de 11.086 cuestionarios postales para asegurar una mues-
tra mínima de 5.765 mujeres entre 18 y 70 años, representativa por comuni-
dades autónomas, edad, nivel socio-económico y tamaño del municipio. Un
total de 6.852 mujeres (62%) respondieron al cuestionario (mayo de 2005).
El 80% de las mujeres refirieron haberse realizado alguna vez una citología:
el 42% en el último año, el 69% en los últimos 3 años y el 73% en los últimos
5 años. Los resultados de este estudio muestran que la cobertura del cribado
citológico en los últimos 3 años oscila entre el 58% en Extremadura y el 85%
en Canarias. Esta cobertura por grupo de edad es de 33% (<26 años), 77% (26-
35 años), 84% (36-55 años) y 63% (>55 años). El 89% de las citologías fueron
realizadas por el ginecólogo. Las citologías fueron realizadas principalmente
en centros de asistencia primaria o de planificación familiar (39%), en consul-
tas privadas (36%) y en hospitales (23%). El 6,5% de las mujeres cribadas refi-
rieron estudio con colposcopia y/o biopsia tras la citología. El 52% de las
mujeres cribadas refirieron desconocer la utilidad de la citología cervical en la
prevención del cáncer de cuello uterino. La cobertura del cribado (< 3 años)
en mujeres de entre 40 y 70 años de edad fue de 72%, oscilando entre el 53%
de Castilla la Mancha y el 86% de Canarias (Tabla 7.3).
Esta cobertura es superior a la estimada por Luengo Matos S y Muñoz van
den Eynde A18 para este mismo grupo de edad en el año 2000 (56%). Es pro-
bable que parte de estas discrepancias puedan explicarse por diferencias en
el muestreo de las poblaciones, pero también por un incremento real en la uti-
lización de actividades preventivas por parte de la población censada de
mujeres. A favor de esta última posibilidad, los datos de Puig-Tintoré LM y
cols.15 son consistentes con un estudio realizado en más de 23.000 mujeres
atendidas en 11 áreas básicas en la Región Sanitaria Centre de Catalunya por
el médico de cabecera. Los resultados de este estudio muestran que el 80%
de las mujeres estaban adecuadamente cribadas según las recomendaciones

137
Luís M. Puig-Tintoré, Silvia de Sanjosé Llongueras, Cristina Méndez Díez,
Xavier Cortés Bordoy, Aureli Torné Bladé, Esther Roura Fornells, Xavier Castellsagué Piqué

del Plan de Salud 2000-2005 en esta comunidad19. Si bien se conoce que alre-
dedor de un 80% de las mujeres que han desarrollado un carcinoma invasor
de cuello uterino no tienen una historia previa de citología20 y queda por esta-
blecer cuál es la proporción de mujeres con un carcinoma invasor de cuello
uterino que son usuarias habituales del Sistema de Salud y/o forman parte de
los censos poblacionales desde donde se muestrean los estudios presentados.
Los datos disponibles permiten concluir que la cobertura del cribado del
cáncer de cuello uterino en España es alta y que posiblemente haya aumen-
tado en el último quinquenio. Sin embargo, la cobertura del cribado debería
ser mejorada para las mujeres de más de 55 años, en las zonas rurales, en los
niveles sociales menos privilegiados y en algunas comunidades autónomas.
Asimismo, es necesario mejorar la difusión a la mujer de la información sobre
la utilidad de la citología cervical para la prevención del cáncer de cuello ute-
rino. Por último, es importante mantener una monitorización de la práctica
del cribado en España para adecuar los programas de sensibilización al per-
sonal sanitario y a la población de mujeres de riesgo. La determinación del
VPH (adyuvante o no a la citología) se vislumbra como una posible nueva
opción en el cribado del cáncer de cuello uterino.

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