Tutela Transporte
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I. HECHOS
I. PRETENSIONES
1. DERECHO A LA SALUD
“La salud es un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás
derechos humanos. Todo ser humano tiene derecho al disfrute del más alto nivel posible de
salud que le permita vivir dignamente. La efectividad del derecho a la salud se puede
alcanzar mediante numerosos procedimientos complementarios, como la formulación de
políticas en materia de salud, la aplicación de los programas de salud elaborados por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) o la adopción de instrumentos jurídicos concretos”.
”
En el mismo sentido, la Constitución de 1991, contempla estos criterios cuando en el artículo 49,
estipula:
“La atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo del
Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de promoción, protección
y recuperación de la salud”.
Por esta razón, el derecho a la salud marca una pauta esencial para que las personas puedan
desarrollarse y gozar de bienestar, esto implica que el derecho a la salud viene a relacionarse con
todas las esferas de la vida de un ser humano, pues si no goza de buenas condiciones físicas,
psicológicas y sociales, no va a ser una persona protegida en su derecho, por ello cuando se niega un
procedimiento o no se permite suministrar lo necesario para recuperar su salud, se habla de la
vulneración de la misma, es aquí donde el juez puede hacer efectiva su protección por vía de tutela
cuando los encuentre amenazados o vulnerados.
De igual manera y enfatizando la protección constitucional del derecho a la salud como derecho
fundamental, la Sentencia T-200 de 2007, menciona las dimensiones de amparo de este derecho,
para lo cual estableció:
“…En abundante jurisprudencia esta Corporación ha señalado que la protección ofrecida por
el texto constitucional a la salud, como bien jurídico que goza de especial protección, tal
como lo enseña el tramado de disposiciones que componen el articulado superior y el bloque
de constitucionalidad, se da en dos sentidos: (i) en primer lugar, de acuerdo al artículo 49
de la Constitución, la salud es un servicio público cuya organización, dirección y
reglamentación corresponde al Estado. La prestación de este servicio debe ser realizado bajo
el impostergable compromiso de satisfacer los principios de universalidad, solidaridad y
eficiencia que, según dispone el artículo 49 superior, orientan dicho servicio[2]. En el mismo
sentido, como fue precisado por esta Sala de revisión en sentencia T-016 de 2007, el diseño
de las políticas encaminadas a la efectiva prestación del servicio público de salud debe estar,
en todo caso, fielmente orientado a la consecución de los altos fines a los cuales se
compromete el Estado, según lo establece el artículo 2° del texto constitucional.
Se trata entonces de una línea jurisprudencial reiterada por esta Corte, la cual ha establecido que el
derecho a la salud es un derecho fundamental, que envuelve como sucede también con los demás
derechos fundamentales, prestaciones de orden económico orientadas a garantizar de modo efectivo
la eficacia de estos derechos en la realidad. Bajo esta premisa, el Estado a través del Sistema de
Seguridad Social en Salud, proporciona las condiciones por medio de las cuales sus asociados pueden
acceder a un estado de salud íntegro y armónico.
Es por ello que la Corte Constitucional ha precisado que la salud puede ser considerada como un
derecho fundamental no solo cuando peligra la vida como mera existencia, sino que ha resaltado
que la salud es esencial para el mantenimiento de la vida en condiciones dignas y que (el acceso a
tratamientos contra el dolor o el suministro de todo lo necesario, para aquellas personas que
padecen de enfermedades catastróficas que si bien, algunas son incurables, debe propenderse por
todo lo necesario para un padecimiento en condiciones dignas).
En conclusión, la Corte ha señalado que todas las personas sin excepción pueden acudir a la acción
de tutela para lograr la efectiva protección de su derecho constitucional fundamental a la salud.
Por tanto, todas las entidades que prestan la atención en salud, deben procurar no solo de manera
formal sino también material la mejor prestación del servicio, con la finalidad del goce efectivo de
los derechos de sus afiliados, pues la salud comporta el goce de distintos derechos, en especial el de
la vida y el de la dignidad; derechos que deben ser garantizados por el Estado Colombiano de
conformidad con los mandatos internacionales, constitucionales y jurisprudenciales.
Es entonces la dignidad humana derecho fundamental, principio y valor. Como menciona la Corte
Constitucional en sentencia T-940 de 2012, respecto de la dignidad:
“A grandes rasgos, la dignidad humana como derecho fundamental implica la correlatividad
entre la facultad de exigir su realización en los ámbitos a los que atañe y el deber de
propiciarlos; como principio puede entenderse como una de los fundamentos que dieron
origen a la aparición del Estado colombiano de hoy, así como un mandato de optimización,
cuya realización se debe propender en la mayor medida posible; finalmente, como valor, la
dignidad representa un ideal de corrección al que tiende el Estado y que le corresponde
preservar”.1
La dignidad humana en el Estado colombiano constituye una de las bases y de los presupuestos
ontológicos para su existencia, siendo piedra angular para el desarrollo del contenido de otros
derechos fundamentales y deberes estatales y particulares dispuestos en la carta; por ello el
Para el caso que se busca tutelar, el derecho a la salud, el cual debe ser entendido, ya no solo como
un derecho o servicio con el que se pretende la preservación de la existencia, sino como un derecho
fundamental que coadyuva a la realización de la dignidad humana y de la existencia en condiciones
dignas.
DERECHO FUNDAMENTAL A LA SALUD DE NIÑOS Y NIÑAS
El artículo 44 constitucional consagra la prevalencia de los derechos de los niños y las niñas
sobre los de los demás. Esta norma establece de forma expresa los derechos a la vida, la
integridad física, la salud y la seguridad social de los menores de edad son fundamentales.
Asimismo, dispone que la familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y
proteger al niño o niña para asegurar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno
de sus garantías. La Corte Constitucional ha establecido que los niños y las niñas, por
encontrarse en condición de debilidad, merecen mayor protección, de forma tal que se
promueva su dignidad. También ha afirmado que sus derechos, entre ellos la salud, tienen
un carácter prevalente en caso de que se presenten conflictos con otros intereses.
Adicionalmente, atendiendo al carácter de fundamental del derecho, la acción de tutela
procede directamente para salvaguardarlo sin tener que demostrar su conexidad con otra
garantía, incluso en los casos en los que los servicios requeridos no estén incluidos en el
Plan Obligatorio de Salud. Igualmente, ha sostenido que cuando se vislumbre su
vulneración o amenaza, el juez constitucional debe exigir su protección inmediata y
prioritaria.
El servicio de transporte se encuentra dentro del POS y en consecuencia debía ser asumido
por la EPS en aquellos eventos en los que (i) Un paciente sea remitido en ambulancia por
una IPS a otra, cuando la primera no cuente con el servicio requerido; (ii) Se necesite el
traslado del paciente en ambulancia para recibir atención domiciliaria bajo la
responsabilidad de la EPS y según el criterio del médico tratante. (iii) Un paciente
ambulatorio deba acceder a un servicio que no esté disponible en el municipio de su
residencia y necesite ser transportado en un medio diferente a la ambulancia. A partir de
esta última situación, las subreglas jurisprudenciales en materia de gastos de transporte
intermunicipal se circunscriben a los siguientes eventos: (i) El servicio fue autorizado
directamente por la EPS, remitiendo a un prestador de un municipio distinto de la residencia
del paciente; (ii) Ni el paciente ni sus familiares cercanos tienen los recursos económicos
suficientes para pagar el valor del traslado. (iii) De no efectuarse la remisión se pone en
riesgo la vida, la integridad física o el estado de salud del usuario; (iv) Si la atención médica
en el lugar de remisión exigiere más de un día de duración se cubrirán los gastos de
alojamiento.
Las zonas que no son objeto de prima por dispersión, cuentan con la totalidad de
infraestructura y personal humano para la atención en salud integral que requiera todo
usuario, por consiguiente no se debería necesitar trasladarlo a otro lugar donde le sean
suministradas las prestaciones pertinentes. En tal contexto, de ocurrir la remisión del
paciente otro municipio, esta deberá afectar el rubro de la UPC general, como quiera que
se presume que en el domicilio del usuario existe la capacidad para atender a la persona,
y en caso contrario es responsabilidad directa de la EPS velar por que se garantice la
asistencia médica. Ello no puede afectar el acceso y goce efectivo del derecho a la salud,
so pena de constituirse en una barrera de acceso, que ha sido proscrita por la
jurisprudencia constitucional. En conclusión, por una parte, en las áreas a donde se destine
la prima adicional, esto es, por dispersión geográfica, los gastos de transporte serán
cubiertos con cargo a ese rubro. Por otra, en los lugares en los que no se reconozca este
concepto se pagarán por la unidad de pago por capitación básica. Las mismas reglas
deberán aplicarse al alojamiento debido a que su necesidad se configura en las mismas
condiciones que el traslado.
1. El artículo 7º del Decreto 2591 de 1991 dispone lo siguiente en relación con las medidas
provisionales que se pueden adoptar dentro de los procesos de tutela:
V. FUNDAMENTOS DE DERECHO
Esta acción de tutela se encuentra fundamentada en el artículo 86 de la Constitución
Política de Colombia y en los decretos 2591 de 1.991, 306 de 1.992 y 1382 de 2000.
VI. COMPETENCIA
Es usted competente, señor Juez, por la naturaleza constitucional del asunto y por
tener jurisdicción en el lugar donde tuvieron ocurrencia los hechos que vulneran o
amenazan el derecho fundamental invocado según el artículo 37 del decreto 2591
de 1.991. Así mismo es usted competente de conformidad por el inciso segundo del
numeral 1. del artículo 1 del Decreto 1382 de 2000.
VI. JURAMENTO
Declaro bajo la gravedad del juramento que no he intentado ante otra instancia de
tipo judicial acción de tutela por las mismas causas y donde se consideren los
mismos hechos, por lo tanto no me encuentro incurso en la actuación temeraria de
que habla el artículo 38 del Decreto 2591 de 1991.
VI. ANEXOS
IX. NOTIFICACIONES
De su señoría, atentamente.