Clima Afectivo en El Aula
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http://dx.doi.org/10.17060/ijodaep.2016.n1.v1.273
RESUMEN
Esta revisión pretende abordar la temática sobre apego y seguridad emocional en los niños,
concretándolo en la edad infantil de 3 a 6 años. En primer lugar, y como principal objetivo, busca
estudiar cuál es el papel que tiene el docente como figura de apego, y de qué manera éste vínculo
es capaz de generar oportunidades de desarrollo óptimo. Para ello, se hace necesario descubrir qué
relación existe entre el tipo de apego que los niños establecen con la figura materna, y las relaciones
posteriores qué establecerán con el maestro y sus iguales. Se intenta verificar el peso del vínculo
materno y si éste es determinante y marca el desarrollo del niño; o si por el contrario, puede ser sol-
ventado por la figura del maestro, pudiendo convertirse este en una auténtica base segura a la que
el niño pueda acudir. Por último, se hace referencia a otros factores relevantes que encontramos en
el Sistema Educativo y qué pueden influir de forma determinante.
Palabras claves: apego, desarrollo emocional, Educación preescolar, maestro.
ABSTRACT
This review aims to address the issue of attachment and emotional security in children, age
3-6 years. First, and as the main objective , seeks to study what is the role of the teacher as
attachment figure , and how this relationship can generate optimal development opportunities . To
do this, it is necessary to find out what is the relationship between the type of attachment that
children establish with the mother figure , and later established relations with the teacher and peers.
You try to verify the weight and whether the maternal bond is crucial and brand development of the
child ; or, on the contrary, can be solved by the figure of the teacher.
This can become a real secure base for the child to attend. Finally , reference to other relevant
factors which are in the education system and can influence decisively done .
Keywords: attachment, emotional development , early childhood education, teacher.
INTRODUCCIÓN
La configuración de la personalidad del niño se encuentra condicionada por las experiencias
vividas en la infancia con los adultos que le rodean. Una de las experiencias más relevantes es la
formación del apego; John Bowlby y Mary Ainsworth fueron los autores que comprobaron la inci-
dencia de este lazo emocional en el posterior desarrollo afectivo y social del niño.
El valor que se le concede a la educación y al desarrollo emocional de los niños va en aumento,
y la teoría del apego es en gran parte responsable de ello. Diversos investigadores han resaltado la
importancia del maestro en la vida de los niños al hacer la entrada en el contexto escolar; la impor-
tancia de este papel recae en que el fortalecimiento de las relaciones afectivas entre niño y maestro,
pueden potenciar el ajuste social y el éxito académico futuro del niño (Birch y Ladd, Howes y Smith,
Pianta, citados en Moreno, 2010).
En el desarrollo infantil intervienen diversos factores individuales, sociales y contextuales.
Según Cuadrado (1998) las habilidades emocionales más importantes serán aprendidas durante la
primera infancia tanto en el contexto familiar como en el escolar; por una parte el núcleo familiar
ayudará al niño a desarrollarse correctamente en todos los ámbitos, mientras que el maestro actu-
ará como una figura de referencia, cuyo comportamiento será esencial para el adecuado desarrollo
de este.
Por ello, se hace necesario adentrarse en las relaciones maestro-alumno, estudiando el impor-
tante papel que el maestro desempeña en el desarrollo general del niño. El propósito fundamental
de esta revisión es profundizar en los estudios realizados sobre el apego, para de este modo enten-
der su influencia y poder descubrir si esta es determinante en el desarrollo del niño o por el con-
trario puede ser compensada por la figura del maestro.
creando o hayan creado con su figura de apego principal, y por las expectativas que tengan sobre
ésta en relación a la satisfacción de sus demandas, pues se comportarán de acuerdo a ellas.
Niños Seguros
“Los niños que han establecido un apego seguro con sus figuras de apego o que sus madres se
muestran consistentemente sensibles a sus demandas, generan una sensación de seguridad física
y psicológica” (Sierra y Moya, 2012, pp.185). Según estos autores el niño con apego seguro crea
un fuerte vínculo emocional con su figura de apego, que le proporciona seguridad, respaldo, afecto
y comprensión. Las figuras maternas se muestran accesibles a sus demandas y gracias a ello los
niños entienden que puede haber otros adultos que se comporten de la misma forma.
Al inicio de la etapa escolar, cuando comienzan las primeras separaciones de la figura materna,
los niños seguros se muestran incómodos y con las típicas señales de protesta, pero su situación
cambia al poco tiempo tras identificar a la figura del maestro como una figura estable y sensible que
responde a sus demandas, e irse familiarizando con el entorno que les rodea. Estos autores, afir-
man que una vez que el niño ha comprendido que la separación de la figura materna no es definiti-
va, busca la proximidad tanto física como emocional con el maestro, acatando las normas de este
y encontrando en él la fuente de confort y afecto que necesita.
Todo ello, hace posible que el maestro sea capaz de interpretar de una forma más ajustada las
demandas y reacciones del niño, de forma que estas puedan ser satisfechas favoreciendo la com-
prensión entre las dos partes de la interacción, que al ser más clara, se efectúa de forma más fre-
cuente.
El niño asustado
En menor medida, existe un grupo de niños que, debido a que han experimentado conductas
negligentes relacionadas con la figura de apego, desarrollan un estilo de apego desorganizado. Estos
niños se caracterizan por estar dominados por el sentimiento de miedo e indefensión y vivir en con-
stante alerta por las experiencias vividas con la figura referente.
Explica Schore (2000), que son niños que muestran apatía, ira, así como reacciones incontro-
ladas, recelo ante la presencia de otros o comportamientos que perjudican a los demás.
Es necesario, por el nivel de alteración que presentan los comportamientos, que los niños que
demuestren este tipo de apego sean atendidos con la mayor rapidez posible por parte del maestro.
De esta forma, el educador pasará a ser un refugio al que acudir y resguardarse, dentro del contex-
to escolar.
es de Europa. Esta situación lleva a cuestionar por qué el Sistema Educativo sigue pretendiendo for-
mar a los niños solo en el ámbito cognitivo, en lugar de perseguir una escuela que dote a los alum-
nos de todas las herramientas que necesitarán en su vida presente y futura, pues como ya está
demostrado, aunque el aspecto cognitivo es esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje, exis-
ten otras habilidades sociales y afectivas que no deben quedar relegadas a un segundo plano.
Este aspecto, nos lleva a profundizar en el concepto tradicional de inteligencia que prevalece en
la escuela, el cuál alude únicamente a la inteligencia puramente intelectual y cognitiva.
Tradicionalmente la Educación Infantil ha trabajado el desarrollo de la mente racional del niño,
pensativa, capaz de reflexionar, dejando de lado la mente emocional, más impulsiva y aparentemente
ilógica. Son los llamados “programas de las tres erres: red, /w/rite and /a/rithmetic” (Cuadrado,
1998, pp.1).
Siguiendo la línea de Castellano (2012) existen maestros que solo fijan su mirada en la capaci-
dad intelectual del niño, limitando de este modo sus posibilidades y evocándolo al fracaso cuándo
esta capacidad no es la esperada. Esta realidad se contradice con los numerosos estudios realiza-
dos (Howard Gardner (1995), Montserrat del Pozo, 2009) que demuestran que el ser humano posee
múltiples “inteligencias”, cada una de las cuales está desarrollada en mayor o menor medida. Por lo
que según estas investigaciones, no existen niños más inteligentes que otros, si no que cada uno
de ellos destaca más en unos aspectos que en otros.
Por todo ello, es importante resaltar el protagonismo que adquiere el maestro, pues debe
tratarse de un docente capacitado para entender y valorar las cualidades de sus alumnos y en fun-
ción de estas proponer objetivos que puedan alcanzar.
CONCLUSIONES
Como primera conclusión podemos afirmar que existe una relación directa entre el apego al
maestro y el desarrollo óptimo del niño, de modo que el establecimiento de un apego seguro con
el maestro, no sólo favorece el desarrollo de los niños con una historia afectiva sana, sino que lo
hace, en mayor medida, con aquellos niños con historias afectivas de apego inseguro. El maestro
puede actuar como una nueva figura de apego que apoye el desarrollo social y académico futuro del
niño, y que a su vez sirva como factor protector ante posibles situaciones de riesgo.
Respecto a la relación existente entre el tipo de apego que los niños crean con la figura mater-
na y el creado con el maestro y sus iguales, se puede concluir que la calidad del primer apego
establecido por el niño será esencial en la formación de sucesivas relaciones de apego y amistad,
desempeñando un papel fundamental en la regulación de su conducta y en su adaptación a nuevos
contextos. De este modo, es posible entender el impacto de las relaciones tempranas establecidas
en la infancia y su influencia en el rendimiento escolar infantil.
Después de haber realizado un recorrido a través de las teorías expuestas por los autores más
relevantes sobre la influencia del apego en el desarrollo infantil, y haber revisado lo que el Sistema
Educativo recoge en sus normativas al respecto, se puede llegar a la conclusión de que es funda-
mental considerar el desarrollo afectivo como un ámbito y un contexto esencial e indiscutible de la
Etapa de Educación Infantil. Sin embargo, a pesar de las innumerables evidencias al respecto, con-
tinuamos viendo como en la mayoría de las ocasiones el desarrollo afectivo queda relegado a un
segundo plano de importancia en lo que es el aprendizaje. El sistema educativo sigue aludiendo a
una inteligencia puramente intelectual y cognitiva, olvidando el resto de inteligencias que poseen
muchos otros niños, tal como defendía Howard Gardner (citado en Castellano, 2012) en su teoría
de la inteligencias múltiples. Incluso al hablar del fracaso escolar, se centran solo en el fracaso a
nivel intelectual, cuando lo que realmente fracasa es la educación que se olvida de formar a nivel
personal y social.
Es fundamental la concienciación de todos los agentes educativos para que sea reconocida la
importancia del vínculo afectivo y que este no quede relegado a la enseñanza de estrategias de inter-
acción social, sino que sea entendido como lo que es, un verdadero motor de desarrollo. Y para lle-
var este objetivo a la práctica se hace necesario demostrar la importancia de la figura del maestro,
su papel; cómo la posesión de unos adecuados conocimientos sobre el vínculo del apego, y la con-
sciencia de lo que su propia figura representa puede ser y será determinante en el desarrollo y en la
vida de sus alumnos.
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