El Dolo y La Culpa en La Responsabilidad Civil Contractual

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II.

EL DOLO Y LA CULPA EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL

a) DOLO

En el dolo el deudor sabe, es consciente de la existencia de una obligación cuya


ejecución debe realizar, pero no lo hace. Y es consciente también de este
incumplimiento. No hay negligencia hay intencionalidad. Es peor comportamiento que
se puede esperar de un obligado. Pero es la mejor demostración de su pobreza
espiritual, de su formación ética, de resquebrajamiento de su tabla de valores. El dolo y
la mala fe están hermanados, compenetrados recíprocamente.

b) CULPA

Es una institución jurídica, cuya trascendencia en la teoría obligación se aprecia con


nitidez, en la fase final de las obligaciones, es decir, su extinción; pero no como elemento
para culminar su etapa de vigencia, sino contrariamente, para evitar su cumplimiento.
La culpa, así se constituye en un impedimento, un muro de contención para detener la
consecución del objetivo a que estaba dirigida la obligación desde su concertación.
Entonces podemos concertar que gran parte de los conflictos terminales entre
acreedores y deudores tiene origen, entre causas, a la culpa fundamentalmente.

II.LA DISTINTA ACTUACIÓN DE LOS ELEMENTOS Y MOTIVOS DE LA


REGULACIÓN EN CADA UNA DE LAS FIGURAS DE LA RESPONSABILIDAD: LA
ACCIÓN DAÑOSA Y LA CULPA; EL DAÑO Y EL INCUMPLIMIENTO; EL RÉGIMEN
JURÍDICO DEL RESARCIMIENTO.

La distinción propuesta sobre el fundamento y naturaleza de la responsabilidad aquiliana


y contractual encuentra confirmación en la diferente forma de actuación de los
elementos, así como en las soluciones dadas en uno y otro campo; los términos
adoptados contribuyen, por otro lado, a hacer más claro el sentido y alcance práctico de
la distinción.

1
SCONGNAMIGLIO,Renato. Abogado. Profesor emérito de la Universidad de Roma "La
Sapienza”.revistas.pucp.edu.pe.Lima
Para tal fin y retomando el orden expositivo empleado otro lugarC13 J, lo mejor es partir,
preliminarmente, de la evaluación de las hipótesis (subjetivas) de responsabilidad
respectivas, sobre la base de los elementos y requisitos que concurren para
constituirlas. En tal sentido, la opinión tradicional tiende a identificar un significativo y
ulterior punto de contacto e interferencia entre las dos materias en la noción de culpa,
la cual pasa a distinguirse, a su vez, en contractual y extracontractual (es así como se
discute, no de responsabilidad, sino de culpa contractual y extracontractual.

Más conviene advertir, de inmediato, que la perspectiva unitaria de la culpa puede


resultar igualmente equívoca en esta aplicación; basta recordar que en la
responsabilidad contractual, el incumplimiento depende, por lo general, del
comportamiento del deudor, pero que también puede encontrar su causa en una falta
de cooperación de sus auxiliares (artículo 1228); repárese, en sentido contrario, que en
la responsabilidad aquiliana tienen importancia, junto con el acto doloso o culposo
(artículo 2043) y los llamados actos ilícitos dañosos, todas las demás hipótesis (artículo
2048 y siguientes ,en las que el sujeto responde por la relación en la que se encuentra
respecto de otros, o respecto de la cosa, el animal, o el edificio, o incluso por el
desarrollo de una actividad calificada (actividad peligrosa, circulación de vehículos).

III.LA DELIMITACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y


EXTRACONTRACTUAL EN ALGUNAS HIPÓTESIS FRONTERIZAS. LA ESFERA DE
RELEVANCIA DE LA OBLIGACIÓN (ESPECIALMENTE, EN RELACIÓN CON LAS
OBLIGACIONES CONVENCIONALES). LA RESPONSABILIDAD EN LA
FORMACIÓN DEL CONTRATO (CULPA IN CONTRAYENDO).

La destacada diferencia de naturaleza y régimen de las formas de responsabilidad hace


que sea posible advertir la exigencia de delimitar, con suficiente precisión, sus
respectivos confines. Al respecto y a primera vista, parecería que la presencia de una
obligación -que evoca, sobre todo, la consideración de su fuente, negocio legal o la
inexistencia de la misma, en sentido contrario- constituye un criterio bastante
significativo y riguroso. Según la interpretación acogida, es cierto que en los casos
donde se identifica, en sus términos típicos, la obligación de efectuar una prestación que
luego es incumplida por el deudor, la naturaleza contractual del daño (que coincide con
el incumplimiento) resulta indudable; hay que asumir, a su vez, y sin sombra de
hesitación, que el daño ocasionado por un sujeto totalmente extraño es de naturaleza
aquiliana. Sin embargo, esta alternancia de fundamentos no siempre tiene el valor de
una decisión tan clara como en dichos casos. Basta con pensar, por un lado, en el hecho
de que los elementos de identificación de la obligación en el cuadro -más amplio- de los
deberes de comportamiento, no resultan ser completamente certeros en las hipótesis
limítrofes; y con tener en cuenta, por otro lado, que la idea misma (de la violación) del
deber de no dañar como presupuesto de la responsabilidad aquiliana -criticada líneas
arriba se replantea con un atractivo particular, cuando las circunstancias preexistentes
del caso concreto permitieran percibir, desde un primer momento, las ocasiones y las
posibles formas de generación del perjuicio. Nos estamos refiriendo a aquellas hipótesis
-muy frecuentes en la vida de relación de los tiempos modernos- en que el dañador y el
lesionado se encuentran distintamente implicados en una situación de contacto, la cual
constituye la fuente del daño; corresponde preguntarse, entonces, si y hasta qué punto,
en el estadio de evolución del Derecho en sentido solidarístico, se puede hacer de cargo
de un sujeto la obligación de comportarse de una forma que permita evitar daños para
los demás; o cómo se puede llevar a cabo, contrariamente y al igual que en una relación
de tipo contractual, una regulación más equitativa del conflicto de intereses.

Sobre lo último, es pertinente advertir que las exigencias de este género no se plantean
tanto en conexión con las hipótesis típicas de obligaciones legales, donde las normas
intervienen para dictar, con la determinación de la prestación debida, la exhaustiva
composición de los intereses contrastantes (artículos 433, 2028, 2041).Lo imperioso
según aquella orientación es cuidarse, en todo caso, de no incurrir en la equivocación
de extender la esfera de las obligaciones legales a aquellas hipótesis en las cuales la
ley, al regular una situación de contacto, con la delimitación de los derechos respectivos,
establece un específico deber de resarcimiento.

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