El Espejismo de Dios - Análisis

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

RELIGIONES Y ECUMENISMO

Estudiantes: 2 de marzo del 2018


María Carolina Torres Torres
TESTIGOS DE FE

Antonio José Sarmiento Nova S.J.


Calificación:
[email protected]

RICHARD DAWIKINS, “El Espejismo de Dios” 2006

En el espejismo de Dios, Richard Dawkins uno de los mayores


representantes del ateísmo en nuestros tiempos, realiza una crítica seccionada
en nueve capítulos, respecto a las religiones y a la creencia de un ser
sobrenatural capaz de definir el destino de cada ser del mundo, en donde pone
en cuestión, los beneficios reales versus las consecuencias sociales que la
creencia de una religión conlleva.

Entre tanto cuestiona lo que él llama: “la religión einsteniana”, en donde


explica como el célebre científico Albert Einstein se le podría considerar como
deísta, aquel que creía en la existencia una fuerza sobre natural que tuvo en su
momento la capacidad de crear y organizar lo que consideramos mundo y
sociedad, y que, sin embargo, no representaba un papel en el desarrollo y en la
estructuración de lo que el hombre ha creado.

Entre tanto, este mismo carácter de comunicación religiosa representa para


aquel que pone en cuestión estas premisas epistemológicas, un reto absoluto,
ya que socialmente todo el que decida reevaluar las percepciones de un
colectivo, se ve en la situación de herir la sensibilidad de los creyentes, lo que
conllevaría, por supuesto, a un deterioro en el progreso del debate y por ende
en la convivencia de las sociedades religiosas.

Dedica un capítulo completo a lo que denominamos agnosticismo, una


postura tal vez más razonable en termino de puntos medios entre una persona
religiosa y una persona atea, en donde Dawkins justifica, que la hipótesis de Dios
se encuentra entre un análisis científico y el escepticismo, afirma “El hecho de
que no podamos ni probar ni refutar la existencia de algo no hace que la
existencia o inexistencia estén en equilibrio estable.”

Sin embargo, asevera que en estos momentos la existencia de Dios ha


dejado de ser un tema en el que la ciencia no puede demostrar una participación
activa, en cambio, existen probabilidades en la que la ciencia posee argumentos
y metodologías en función de la razón de la creencia religiosa. Es por esto que,
teniendo estas dos variables con sus elementos de juicio, la religión
fundamentalista y la ciencia razonable, es imposible e inaceptable encogerse de
hombros. Siguiendo el sentido mental de lo anterior, determina dos clases de
agnósticos: el primero el que cuenta con un agnosticismo temporal, el que afirma
que todavía no hay pruebas, y el agnosticismo permanente el que asegura que
no puede haber pruebas.

En este libro, Dawkins pone en juego, además, las diferentes justificaciones


que han dado diferentes ilustres en la materia, es el caso de la discusión que
plantea sobre las cinco vías de santo Tomás de Aquino, donde las primeras tres
vías las plantea como una regresión infinita hacia el origen, en donde
predisponen a Dios en función a una primera causa ante los hechos meramente
naturales, pero surge la cuestión ¿De dónde viene Dios, si Él no es el primer
causante?
Otro de los argumentos clásicos en relación a la experiencia religiosa, en
donde las justifica, como varios, hacía las alucinaciones y la capacidad que la
mente posee para crear reinterpretaciones del mundo natural, y de los elementos
relacionados a la belleza, que conllevan a decir “me sobrecojo luego Dios existe”.

Y sin falta alguna, las escrituras las evalúa como elementos en los que la
representación de acontecimientos históricos es de un nivel limitado, en el que
se han reunido caracteres mitológicos de otras culturas religiosas antiguas, en
donde la inverosimilitud se ve expresada en términos de creencias; plantea una
comparación en referencia a la verosimilitud de las narraciones con las historias
del rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Redonda.

Es en el cuarto capítulo donde plantea con más dureza una de sus


justificaciones, en las que se fundamenta por medio de la teoría de Darwin sobre
el evolucionismo, y en el que explica que la selección natural además potenciar
las características fisiológicas de los especímenes, permiten una mejoría sobre
la conciencia. Analiza, que esto no es la consecuencia de la voluntad de un ser
superior, sino la elección genética para el perfeccionamiento en elementos de
supervivencia, más allá de una concepción de religiosidad y de la búsqueda de
poder natural entre las especies.

En el capítulo quinto, menciona como Paul Bloom sintetiza la religión en un


estado psicológico en el que nos encontramos preparados para la religión, como
una ideología instintiva en la que condensamos nuestras percepciones del
mundo y como a nuestra manera de caracterizar lo que nos rodea, lo justificamos
en una situación irreal. Es así que nos convertimos en creacionistas intuitivos,
todo esto en función de ahorrar tiempo y energía.

Dawkins tiene presente en que la moralidad no va ligada necesariamente a


la experiencia religiosa, en cambio, persuade la idea de que los conceptos de la
bondad y la maldad se deben considerar en meras subjetividades, si la religión
no es lo que nosotros consideramos que es, nuestra capacidad de conservar
posiciones morales se ve obstruida por la influencia de los objetivos religiosos.
Aunque plantea la posibilidad de que la moralidad ha sido construida en paralelo
a las religiones y que esta misma posibilidad se ve influenciada por la selección
natural de los genes altruistas y es por esto que a diferencia de los animales
poseemos una empatía natural.

Juzga contundentemente el hecho de que la biblia, según él, no puede ser


considerada un documento moral y mucho menos evidenciar al Dios que se
plasma como un personaje comprensivo, esto lo justifica con las maldades
innecesarias del antiguo testamento como por ejemplo: la matanza universal con
el diluvio, el castigo de Sodoma y Gomorra, el sacrificio de Abraham con su hijo,
la pena de muerte para homosexuales, adúlteros o incluso el castigo por el
trabajo en el día sagrado.

Es así que argumenta, como los creyentes deben tener otra fuente de
moralidad distinta a las sagradas escrituras; aun así, admite que las lecciones
de moralidad empleadas por Jesucristo son ejemplares, pero que, sin embargo,
las escrituras del nuevo testamento atentarían contra los valores que Jesús
promulga y por ende se ven en contraposición a lo que se ha expresado como
el libro de génesis.

En el capítulo 8 cuestiona la constante hostilidad de las diferentes religiones


frente a situaciones del mundo en las que se han tomado las escrituras bíblicas
como un elemento de justificación ante los actos de fanatismo morboso de los
que se tiene conocimiento como lo es la esclavitud, las cruzadas, el asesinato
de aquellos que no se convertían al cristianismo, entre otros. Aquí, se demuestra
que el fanatismo en cualquier religión se puede considerar como una perversión
de la fe “verdadera”.
Finalmente, Dawkins hace evidente su indignación frente a la educación
religiosa de los niños, el hecho de que se considere que los niños deben asumir
y heredar la religión de la que son sus padres, lo considera como una
condenación de su futuro, y que así vez se ve como un privilegio desmesurado
en la condición de la formación de la conciencia, y que distorsiona
innecesariamente la percepción del mundo.

Dawkins plantea la religión en sus diferentes presentaciones como un valor


de consuelo, que claramente no se le es negado a nadie, aunque este no tenga
una verdadera utilidad en la veracidad de las premisas construidas por los
líderes de las diferentes religiones, esta ordenación nos permite comprender el
mundo, aunque la verdadera cuestión llega a ser ¿Es realmente la religión una
óptima respuesta ante la construcción de una conciencia del mundo?

Richard Dawkins en este libro, nos permite plantearnos situaciones y


cuestiones que la religión no plantea directamente para la construcción correcta
de una conciencia social frente a los misterios del mundo, aunque ciertamente
la ciencia como la conocemos tampoco nos brinda unas respuestas en un
conjunto completo de razonamientos, evidentemente nos deja en la situación de
un pensamiento agnóstico sobre la religión y lo caracteres que esta conlleva.

Después de esta lectura es difícil encontrarme en una posición a favor o en


contra de las ideas ateístas de este escritor, sin embargo, me resulta
increíblemente interesante todas las cuestiones que pueden surgir y que sin
embargo no habían surgido en mi conciencia hasta el momento de la lectura.

Un libro bastante pesado para la mente, sobre todo si uno puede


considerarse fiel a una religión, las cuestiones llegan a poner en duda la fe y la
percepción de las doctrinas efectuadas a lo largo de la vida.

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