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RUBÉN RUFINO DRI

Perfil bio-bibliográfico
e n p e r s p e c t i va l a t i n o a m e r i c a n a

Marcelo González

Marcelo González es docente e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos (UNSAM). Es director
de la revista Cuadernos del CEL y coordina el Seminario “Pensamiento Filosófico Latinoamericano” en la
carrera de Filosofía (UNSAM).

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Págs. 184-205. ISSN: 2469-150X

INTRODUCCIÓN
La participación de Rubén Dri en lo que hemos llamado el “polo” argentino de la
filosofía de la liberación es tan neta como peculiar. Neta, dada su decidida dedicación a
tematizar las relaciones filosofía/liberación/dependencia en las diversas coyunturas
intelectuales y sociopolíticas en las que se movió y visto al papel central que esta matriz
adquirió para su compromiso cristiano, su militancia social, cultural y política y su trabajo
intelectual en sede filosófica. Peculiar en más de un sentido, ya que se desplegó con una
fuerte independencia respecto de las redes más transitadas del “polo” argentino de la
filosofía de la liberación. Su trayectoria, en efecto, es sui generis, al menos en tres sentidos.
Por un lado, por la amalgama de adscripciones desde las que gestó su trabajo filosófico: el
peronismo, el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y el marxismo (a las que si
irán agregando múltiples participaciones en colectivos ligados al campo popular). Por otro
lado, por la conexión que estableció entre práctica teórica y praxis político-social.
Finalmente, por el tipo de lectura que propone de Hegel y Marx, reivindicándolos como
fuentes y herramientas decisivas para la liberación latinoamericana.
Dadas estas particularidades, la construcción de un perfil bio-bibliográfico sintético
de Rubén Dri exige tres recortes precisos. El primero tiene que ver con limitar las
referencias bibliográficas a textos representativos de cada etapa o temática dejando para
otro tipo de estudio un análisis exhaustivo. Las causas son claras: la magnitud de su
producción textual, la diversidad de registros y temas que cultivó y la ausencia de trabajos
complexivos sobre su trayectoria.1 El segundo recorte consiste en una esquematización en
etapas y grandes ámbitos temáticos que no siempre hacen justicia a sus vinculaciones y
complejidades. El tercero, por fin, prioriza el tratamiento de la etapa 1959-1974 en razón de
su sincronía con el período del proyecto de investigación. El resto de los momentos serán
abordados de manera mucho más complexiva y sintética.

1 Hasta lo que me ha sido posible investigar Rubén Dri es autor individual de una veintena de libros, ha
coordinado o compilado otros cinco y ha publicado cerca de sesenta artículos en obras colectivas y revistas.
Además, sus intervenciones van desde un análisis de coyuntura a una exégesis erudita de Hegel o Marx a una
investigación histórico-política sobre la iglesia argentina.

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1. PRIMERA ETAP A: IN FANCI A Y FORMACIÓN E N LA


CONGREG ACIÓN S ALESIAN A (1929 -1958)
Rubén Rufino Dri nació en la ciudad de Federación (Entre Ríos-Argentina) el 11 de
agosto de 1929 en el seno de una familia campesina dedicada al tambo. A los diez años,
comenzó una dilatada etapa (1939-1958) absorbida por el proceso formativo como
religioso de la congregación salesiana. El colegio de Dos Bosco de Curuzú Cuatiá
(Corrientes) fue el espacio para completar sus estudios primarios e iniciarse en el latín. La
escuela salesiana de Bernal (provincia de Buenos Aires) será el ámbito de sus estudios
secundarios. El “noviciado” lo hará en 1946 en la localidad de San Justo (provincia de
Buenos Aires). Su importancia era así rememorada por Dri en una entrevista en 2003:
“El paso fuerte era el noviciado…Era la entrada a la congregación…Ahí comienza mi
etapa mística, mis lecturas son sobre todo místicas, todo lo de Don Bosco, todo lo de los
salesianos, Santa Teresita del Niño Jesús, San Juan de la Cruz, etc. De una manera
intransigente comienzo a vivirlo y a transitarlo a rajatabla con esta visión mística…Lo
recuerdo con mucho cariño…Ciertas experiencias de la vida nos dicen hasta donde dan
nuestras fuerzas, esto nos va a servir después para la clandestinidad, nadie sabe hasta dónde
puede llegar hasta que no se encuentra con esa situación límite. El nivel de vida interior que
llevo en el año del noviciado y en el año siguiente solamente se puede vivir en determinadas
circunstancias y hay ciertas fuerzas en uno que despiertan en ese momento.”2

Luego cursa estudios filosóficos y de magisterio en Colonia Vignau (Córdoba).


Entre 1952 y 1957 es enviado a Turín (Italia) para realizar los estudios teológicos en la
Pontificia Universidad Salesiana, donde obtiene los títulos de bachiller y licenciado en
Teología. Promediando estos estudios, decide dejar la congregación y retornar a la
Argentina:
“La ruptura con los salesianos fue la más fuerte de mi vida. La que viví luego, cuando
decidí que no tenía nada que ver con el sacerdocio y con la institución eclesial, fue para mí
una evolución natural, una maduración. Por el contrario, salir de los salesianos fue una
ruptura angustiante y dolorosa. Me pasé noches enteras sin dormir. Era romper la matriz
donde se había formado mi subjetividad, era romper todo, el sentido mismo de la vida…”
(ERD, 3)

En esta etapa no se registran producciones textuales editadas pero el perfil militante


e intelectual que Dri irá adquiriendo sería inexplicable sin lo aquilatado en este período.

2Claudia TOURIS-Marcelo GONZÁLEZ, “Entrevista Rubén Dri”. Fue realizada en su domicilio de la


Ciudad de Buenos Aires en marzo de 2003 [inédita], 7. (En adelante: ERD),

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2. SEGUNDA ETAP A: SACERDOCIO, UNIVERSIDAD,


MILITANCI A (1959 -1974)

2.1. Contexto y compromisos


Una vez alejado de la congregación salesiana, Rubén Dri retorna a la Argentina y se
instala en la ciudad de Resistencia (Chaco), con cuya diócesis se vincula y por la cual es
ordenado sacerdote en 1960. Ese mismo año se funda el Colegio Mayor Universitario
(CMU)3 en la capital chaqueña y Rubén Dri es destinado allí como su director, al tiempo
que desarrolla actividades pastorales en la catedral diocesana. Desde estos dos ámbitos de
arraigo Dri desplegará un abanico de actividades que lo ubicaran en un circuito complejo
de redes religiosas, sociales y políticas. El CMU era una residencia para estudiantes
católicos, particularmente orientada a quienes provenían del interior chaqueño y correntino
para cursar estudios superiores en la Universidad Nacional del Nordeste. En la Catedral
diocesana Dri irá animando un proyecto pastoral de renovación diocesana, una inserción en
los barrios populares y la gestación de comunidades cristianas juveniles críticas hacia los
sectores más tradicionales de la iglesia chaqueña.
Cuatro claves podrían esquematizar los hilos que se entrelazan en su trayectoria,
todos ellos nítidamente marcados por la radicalidad y la conflictividad: la universidad, la
renovación eclesial, politización y la vida de los sectores populares.
Dri se vincula estrechamente con la vida universitaria en el seno de la UNNE. Por
un lado, se inscribe como alumno del profesorado de Filosofía y Ciencias de la Educación
de la UNNE. Mientras estudia se suma a la Agrupación de Estudiantes de Humanidades
(ADEHU) y es elegido como consejero de parte estudiantil para el gobierno tripartito. En

3 Una buena contextualización y caracterización del movimiento estudiantil de la UNNE y del CMU se puede
ver en: Maximiliano Eduardo ROMÁN, “Las relaciones del movimiento estudiantil de la Facultad de
Humanidades de la UNNE con el Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo (1960-1974)”, XXXº
Encuentro de Geohistoria Regional, Instituto de Investigaciones Geohistóricas/CONICET, Resistencia
(2010) 1-14; “Testimonios sobre la militancia estudiantil en la Facultad de Humanidades (UNNE) 1969-
1974”, Segundas Jornadas de Estudio y Reflexión sobre el Movimiento Estudiantil argentino y
latinoamericano, Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca 11, 12 y 13 de Septiembre (2008) 1-15; “El
Colegio Mayor Universitario como espacio de formación política del movimiento estudiantil católico en el
Nordeste”, Revista del Programa de Investigaciones sobre Conflicto Social (UBA) año 4 nº 5 (2011) 334-354.

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1963 se recibe de Profesor de Filosofía y Ciencias de la Educación, el que será a la sazón su


único título académico en la disciplina. Inmediatamente se suma como parte del personal
docente en la misma casa de estudios4. Por otro lado, como animador del CMU va tejiendo
amplias redes juveniles tanto con los residentes en el colegio como con los estudiantes de la
UNNE que participan en sus actividades. En su seno, Dri diseña y lleva adelante un
programa ambicioso que incluye tanto la formación teológica, social y política como los
espacios musicales y recreativos.
A medida que avanza la década del ’60 estas redes- y Dri con ellas- experimentarán
transformaciones de fondo, agudas aceleraciones y sinergias que horadarán fronteras. Por el
lado de la iglesia católica, el desarrollo de la celebración del Concilio Vaticano II (1962-
1965) generará aperturas, cuestionamientos y búsquedas habilitados desde el corazón
institucional del catolicismo: Nuevos abordajes de la cuestión social. Inicio del diálogo
católico-marxista. Creciente atención del Consejo Episcopal Latinoamericano hacia los
grandes temas de la región. Acercamiento de la militancia católica a los sectores populares y
toma de contacto con otras formas de compromiso. Una secuencia de hitos permite
mostrar la dinámica y la intensificación: Inicio del primer postconcilio (1966-1970),
aparición de la encíclica Populorum Progressio (1967), celebración de la Segunda Conferencia del
CELAM en Medellín (1968). Por el lado del mundo universitario, las medidas de
intervención y las acciones represivas de la dictadura de Onganía marcan a fuego el
panorama, generando una de las movilizaciones estudiantiles más agudas de la historia
nacional. En lo que hace a la UNNE, la muerte del estudiante Juan José Cabral y los
acontecimientos conocidos como “Correntinazo” marcan su punto álgido. El CMU será un
protagonista de peso en las diferentes alternativas del proceso.
En este marco y en una provincia de fuertes identificaciones con el peronismo, el
protagonismo de la Juventud Peronista comienza a permear las redes de la UNNE y del
CMU, haciendo que el debate y la acción políticos pasen al centro de la escena. Además,
desde la Catedral diocesana y con Dri como animador, se gestan diversos colectivos que
buscan radicalizar la transformación eclesial en la línea del Vaticano II, lo que incluye una

4 Enseñó “Introducción a la filosofía”, “Metafísica” y el “Ética”.

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fuerte crítica a la pastoral tradicional, una exigencia de desplazamiento de las alianzas de la


iglesia diocesana con las clases dirigentes, las fuerzas militares y un intenso trabajo en
sectores populares.
En el contexto apenas delineado, Rubén Dri protagonizará una decidida militancia
en cada uno de los ámbitos, afrontando agudos conflictos en todos los frentes. Sus
compromisos se pueden esquematizar en dos grandes frentes.
a) Eclesialmente en 1967 adhiere a las primeras acciones de lo que luego será el
Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, del que el entrerriano será posteriormente
protagonista y en cuyo órgano Enlace publicará. Desde aquí se conectará con colectivos
cristianos afines como Cristianismo y Revolución en cuya revista homónima escribirá. A nivel
pastoral, los colectivos cristianos renovadores que anima entrarán en disputa con otros
sectores del clero y el laicado chaqueños sobre el modelo eclesial y el lugar socio-político de
la comunidad cristiana. Los enfrentamientos escalarán hasta que se produzcan disputas
públicas con el obispo y sectores del clero, la toma de la iglesia catedral por los grupos
renovadores liderados por Dri (y su posterior desalojo) y su desplazamiento hacia lugares
menos centrales en la organización de la iglesia. Asimismo, la alineación con los sectores
populares lo llevará a insertarse cada vez más en ellos, participando en agitadas jornadas de
construcción barrial, resistencia a desalojos y enfrentamiento con las “fuerzas vivas”. Es así
que para hacia fines de 1967 sus compañeros de militancia le recomiendan aceptar una beca
que había gestionado un tiempo antes, para realizar estudios filosóficos de post-grado en
Europa. Viaja a Francia en 1968 y arriba a París poco tiempo después del “Mayo” parisino.
Comienza un proyecto de tesis doctoral sobre las obras de Pierre Teilhard de Chardin y
Gabriel Marcel. El estallido del Cordobazo lo decide a interrumpir los estudios que ya no
serán retomados.

b) A nivel político, Rubén Dri se insertará en el complejo tejido del peronismo de


fines de los ’60. Iniciará su militancia en sectores juveniles afines a Montoneros, pasará luego
a las redes de las Fuerzas Armadas Peronista-Peronismo de Base, para pasar a formar parte
posteriormente del movimiento «26 de Julio» liderado por el Bernardo Alberte. Los
conflictos con otras tendencias del peronismo, particularmente con el Comando de

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Organización, se volverán álgidos, lo mismo que las relaciones con las fuerzas de seguridad.
En 1971 Rubén Dri será detenido en la seccional Resistencia de la Policía Federal desde
donde enviará una carta a sus compañeros de militancia.5 El arranque de la misiva es una
buena síntesis de la atmósfera en que se inserta el abordaje de la liberación en esta etapa:
“Les mando mi emocionado saludo de sacerdote tercermundista y militante peronista desde
la prisión que el régimen explotador de nuestra patria ahora encabezado por Lanusse me ha
asignado en la seccional Resistencia de la Policía Federal. Oficialmente no sé por qué estoy
preso, ignoro de qué se me acusa. Pero en realidad, todos lo sabemos, el pueblo lo sabe.
¿Por qué está preso Ongaro? ¿Por qué están presos tantos compañeros sino porque no han
claudicado en su lucha constante por la liberación nacional, porque han cumplido con el
mandato evangélico de jugarse por los explotados?” (HL, 2)

«Liberación» es una causa englobante y agonística, con la(s) nación(es) como


“objeto” y horizonte; con la explotación/los explotadores como adversarios y los
explotados como opción. Lucha, entrega, cárcel, y riesgo de la propia vida son sus
exigencias. El evangelio cristiano es su motivación.

2.2. Algunos aspectos de su producción textual


La producción textual de esta etapa a la que he podido acceder está anclada en las
redes del cristianismo liberacionista y los sectores del peronismo con el que aquel se
vinculaba estrechamente: el MSTM6, Cristianismo y Revolución7 y Envido8 son sus tribunas.
Académicamente resalta su participación en el Segundo Congreso Nacional de Filosofía
(Alta Gracia, 1971) con la ponencia «Sentido, función y vigencia de la filosofía».9 Esta
dualidad de escenarios será la clave de lectura que seguiré. En otras palabas, propongo un

5 “Padre Dri: «Ya se acerca la hora de la liberación»” Carta escrita desde la cárcel, Resistencia, 8 de agosto de
1971) Cristianismo y Revolución nº 30 (1971) 2 (en adelante HL)
6“Evangelio y alienación religiosa”, Enlace nº 8 (1969) 37-41; “Bases para una ideología de Liberación

Nacional”, Enlace nº 11 (1970) 17-21.


7 “Reflexiones sobre la violencia”, Cristianismo y Revolución nº 22 (1970) 19-20 (en adelante RSV); “Alienación

y liberación”, Cristianismo y Revolución nº 26 (1970) 59-64 (en adelante AyL)


8 “Pueblo y antipueblo”, Envido. Revista de política y Ciencias sociales año II nº 3 (1971) 19-25; “Tercera posición,

marxismo y Tercer Mundo”, Envido año II nº 4 (1971) 3-13 (en adelante TP); “Peronismo y marxismo frente
al hombre”, Envido año II nº 5 (1972) 14-24.
9 Rubén DRI, “Sentido, función y vigencia de la filosofía”, en: Actas del IIº Congreso Nacional de Filosofía (1971),

vol. 1: Plenarios, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1973, 56-85. Para un análisis de este texto y su contexto se
puede ver: Marcelo GONZÁLEZ-Luciano MADDONNI, “El Segundo Congreso Nacional de Filosofía
(1971) como espacio de encuentro y despunte del «polo argentino» de la filosofía de la liberación. Estudio
preliminar”, Cuadernos del CEL vol. III nº 5 (2018) 72-109.

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abordaje al corpus textual delineado que ponga de relieve cómo las modulaciones reflexivas
en torno a la “liberación” realizadas por Dri en los textos escritos en publicaciones
“militantes” (en las que se da por sentado un piso común y un horizonte compartido) se
articulan cuando el autor expone en un espacio de filosofía académica.
El grueso de la producción textual, en efecto, parte de la “liberación” como piso,
horizonte, motivo, exigencia y criterio basal de discernimiento ético-político. Las
afirmaciones son netas, los deslindes tajantes y un tono de certeza permea la escritura. El
campo semántico de la “liberación” es nutridos pero discernible: violencia, cristianismo,
tercer mundo, explotación, imperialismo, pueblo/s, Marx, marxismo, peronismo, cuestión
nacional, periferia. Las categorías más movilizadas son alienación, contradicción (principal-
secundaria), socialismo e ideología.
Dri parece moverse dentro de tres matrices de vida-pensamiento: el cristianismo, el
peronismo y el marxismo. Siendo los dos primeros sus “nosotros” de anclaje y el tercero un
aguijón crítico y una perspectiva interpretativa consideradas irrenunciables. La situacionalidad
tercermundista/periférica fungirá como trama transversal. Ahora bien, el trabajo del
pensamiento de Dri consiste, en buena parte, en movilizar los recursos simbólicos e
intelectuales de estas tres matrices de modo de ejercitar dos tipos de discernimientos
críticos desde el criterio transversal.
Por un lado, opta por delinear lo que en cada matriz retiene como principal para,
desde allí, cuestionar otros desarrollos a los que considera anti-liberadores. Así, asume la
veta «profética» de la Biblia hebrea y del Nuevo Testamento como llave de lectura para
criticar las desviaciones de la «vertiente sacerdotal», y ubica en un lugar decisivo pasajes
evangélicos como «Levanten la cabeza: ¡Ya se acerca la liberación!» (Lc, 21,28) que fungirán
como lemas. Del mismo modo, reivindica un peronismo como movimiento nacional y
popular de liberación con potencial revolucionario y tercera posición, en contrapartida con
los intentos de convertirlo en partido, organización verticalista, burocracia político-sindical
o estrategia entreguista a los poderes imperialistas y oligárquicos para domesticar el avance
del poder del pueblo. También el marxismo será interpretado como fuerza de liberación
debido a su núcleo revolucionario y humanista, sus potentes herramientas de crítica al
capitalismo y su utillaje científico social para abordar la realidad; desmarcándose de sus

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derivas dogmáticas y centralistas (comunismo soviético), de sus pretensiones de


cientificismo onmiexplicativo (Althusser) y del eurocentrismo del Karl Marx.
Por otro lado, cruza las matrices para criticar a unas desde las otras. El peronismo
cuestiona al marxismo su déficit de contacto con la “ideología”10 del pueblo (incluida su
religiosidad), asumiéndolo como sujeto de la transformación revolucionaria y como núcleo
que habilita una crítica simultánea a todos los “centros” (no solo a USA-Europa sino
también a Rusia) desde una “tercera posición”. Pero también al cristianismo, despertándolo
a sus vetas proféticas y populares y cuestionando sus alianzas históricas. El marxismo pone
en crisis al peronismo aguijoneándolo hacia lo revolucionario y le ofrece un utillaje de
crítica al capitalismo y de análisis de la realidad que ninguna otra instancia ofrece. Pero
también dirige sus dardos al cristianismo, cuestionando sus movilizaciones alienantes,
presionándolo a descubrir sus vetas liberadoras y revolucionarias y ofreciendo a los
cristianos herramientas de análisis que los sumergen en una auténtica lógica de la encarnación.
El cristianismo cuestiona al marxismo cuando éste desemboca en cientificismos o en
represiones de lo religioso y al peronismo cuando pretende erigirse en “religión”.
Propongo a continuación un tríptico de ejemplos en los cuales se puede analizar
como Dri moviliza el campo semántico, las categorías y los matrices en torno a la
“liberación”.
a) Un primer ejemplo es su tramitación de una cuestión crucial del momento: las
relaciones entre liberación y violencia. Un fragmento de su intervención en el marco del
colectivo Cristianismo y Revolución da la pauta de su enfoque:
“No se puede descartar sin más la violencia como medio de solucionar las injusticias, ni se
la puede contraponer simplemente, sin matices, al cristianismo; pues éste conlleva una
buena dosis de violencia.” (RSV, 20)

La liberación y la violencia están imbricadas de muchos modos y todo aquel que se


comprometa en la primera no podrá obviar la segunda. No solo las transformaciones

10 En este momento de su producción Dri define la ideología como: “La expresión del nivel de conciencia
alcanzado por un pueblo. En ella se hacen patentes su cosmovisión, sus esperanzas, el fruto de sus
experiencias, sus creaciones…Siempre se manifiesta la manera cómo un pueblo entiende su relación con la
naturaleza, con los otros hombres y con Dios, o con el sentido profundo de la realidad. Como expresión de
un pueblo la ideología es particular, en su totalidad sólo vale para ese pueblo…pero la ideología posee
elementos de valor universal que sin embargo no pueden sin más trasponerse a otros pueblos.” (TP,3)

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profundas de cualquier época han conllevado diversos grados de violencia, sino que el largo
periplo histórico del cristianismo muestra su complicada relación con la misma, desde las
severas intervenciones de Jesús de Nazaret hasta las Cruzadas, pasando por los santos
guerreros. Para Dri, entonces, las relaciones entre liberación y violencia no pueden
plantearse vía la exclusión lisa y llana de esta última, sino por medio de un discernimiento
ético situado capaz de establecer distinciones y de inspirar opciones. Así: “Hay que distinguir
entre la violencia de arriba y la de abajo, la injusta y la justa, la de los que oprimen y la de los que luchan
por liberarse” (RV, 20). Si en un caso la condena se impone en otro la asunción se vuelve
ineludible:
“No se puede sin más condenar la violencia que ejercen las personas explotadas para
obtener su liberación. Por el contrario es indispensable una cierta violencia que rompa las
barreras que impiden el crecimiento de las personas: el racismo, la persecución religiosa, el
capitalismo, el imperialismo…” (RV, 20)

Para los cristianos que se comprometan con la liberación, a este discernimiento se le


suma otro, el de desmontar las dicotomías amor/violencia y evangelio/ violencia:
“En el centro de su Mensaje Cristo colocó el amor, pero éste no es simplemente
contrapuesto a la violencia. El amor se opone a la violencia opresora, no a la liberadora.
Más aún, el verdadero amor es una violenta fuerza de liberación que hace saltar las
estructuras que oprimen a las personas e impiden la realización completa del amor que sólo
puede darse en un mundo de personas liberadas.” (RV, 20)

Más aun, este «mancharse las manos» en el arduo compromiso liberador es la


condición de posibilidad para entender uno de los motivos centrales del cristianismo: la
encarnación de Dios.

b) Un segundo ejemplo es el abordaje de la “situacionalidad” periférica y


tercermundista que Dri propone:
“No puede mecánicamente aplicarse al Tercer Mundo el planteo de la liberación tal cual ha
sido hecho en Europa en una determinada fase de su desarrollo histórico que no
corresponde con la situación del Tercer Mundo, y esto aunque el autor a quien se pretenda
seguir sea Marx… Sólo un planteo que parta de nuestra realidad y considere los
movimientos de liberación que aquí se producen o se han producido en su originalidad,
puede encontrar una respuesta adecuada para estos problemas y en consecuencia una línea
correcta para la actuación política.” (AyL, 59)

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Para el entrerriano, la liberación no puede ser planteada abstractamente ni sus


experiencias/teorías trasportadas mecánicamente de un espacio a otro, so pena de volver
alienantes caminos retenidos como liberadores. Este discernimiento de base se expande en
varias direcciones.
Una de ellas es que, para ponderar la condición alienante o liberadora de una
situación en América Latina es indispensable tener en cuenta la condición histórica
concreta donde la criba se realiza. Así, caminos en principio “progresistas” pueden devenir
reaccionarios “si se quieren aplicar a un pueblo sin tener en cuenta su situación peculiar, y así, lo que
debía ser camino de liberación, se transforma en medio de alienación” (AyL, 59). Viceversa,
situaciones en sí mismas alienantes pueden devenir liberadoras en el seno de una trayectoria
que las incluya y las supere. Así como Marx consideró que el Estado (en sí mismo
instrumento de dominación de clase) debía ser primero controlado por el proletariado para
luego desaparecer, en América Latina habría que plantearse problemas tales como:
“¿La actuación de los caudillos en las guerras montoneras ha sido alienante? ¿La actuación
del líder es liberadora? Probablemente, en una sociedad en la que el hombre finalmente se
halle liberado no haya más lugar para líderes o caudillos, pero en el proceso actual, ¿las
masas tercermundistas pueden prescindir de ellos?” (AyL, 59)

Otra derivación tiene que ver con el motor, el sujeto y las prioridades en la lucha
por la liberación. Lucha de clases, proletariado, internacionalismo han sido las grandes líneas
propuestas por el marxismo en su respecto. Para Dri su traslado mecánico al Tercer Mundo
periférico es desviante y se decanta en favor de otra tríada: lucha antiimperialista/anti-centro
(USA, Europa, URSS), pueblo(s), liberación nacional.
“En el caso particular de los pueblos del Tercer Mundo, que son países sujetos a la
voracidad imperialista, no puede plantearse en primer lugar la liberación de alguno de los
sectores antes de la liberación nacional…Para todo el Tercer Mundo y en consecuencia
también para la Argentina, lo prioritario es la liberación nacional.” (AyL 59,60)

En esta situación, se impone el establecimiento como “contradicción principal” a la


que se subordinarán las demás: la dominación imperialista de los centros: “Es por ello que en
el Tercer Mundo es incorrecto plantear las contradicciones tal como las planteó Marx, quien desconoció la
situación de países dependientes tal como se dan en las presentes circunstancias.” (AyL, 60). La dirección

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de la marcha va “del nacionalismo al internacionalismo”, con el pueblo como sujeto de


construcción desde abajo:
“El nacionalismo popular se encuentra fundamentalmente en el movimiento de masas, en
el pueblo humilde y explotado, que no es sólo el proletario tal como lo concibe Marx, al
que se incorporan las otras clases con sentido de lo nacional. El pueblo o la masa, no es
una «entelequia» que se aprende en los libros o que se comporta como uno desea. Es una
realidad que viene de abajo y que a veces irrumpe en escena rompiendo nuestros cómodos
esquemas, y que hace que en los momentos decisivos muchos de los que hablan de ella le
vuelvan la espalda…El camino de la liberación, no se impone desde arriba, se descubre
desde abajo, en contacto con el pueblo.” (AyL, 61)

c) El tercer ejemplo seleccionado es el que gira en torno a las relaciones entre


cristianismo, revolución y Tercer mundo. La aguda crítica de Marx a la alienación religiosa implica,
para Dri, la tarea decisiva de asumirla y al mismo tiempo de acotarla en sus alcances, dado
que considera que aquí se está jugando un problema decisivo ya que:
“Todos los movimientos de liberación tercermundistas buscan integrar los valores
religiosos, o por lo menos los tienen en cuenta pues los pueblos del Tercer Mundo son
religiosos y si es cierto que las revoluciones las hacen los pueblos, pensar en una revolución
tercermundista atea, es pensar en abstracto, fuera de la realidad y por ende, alienante… (En
el caso argentino), el cristianismo forma parte del pueblo. Ningún proceso revolucionario
podrá tener éxito si no lo tiene en cuenta, pues se pretenderá hacerlo en contra de lo que
siente el pueblo.” (AyL, 63)

Para afrontar esta exigencia Dri propone un discernimiento en dos pasos. El


primero consiste en distinguir entre dos grandes concepciones de la religiosidad. Mítico-,
pagana y de raíz helénica la una, evangélica de raigambre judía la otra. Si aquella es dualista,
jerárquica, estática y fatalista, ésta es “encarnada, comunitaria, histórica e invita al hombre a
construir la tierra” (AyL, 62). Si en un caso se potencia la obediencia servil a los poderes para
con los que el ser humano es impotente, en el otro reclama la libertad frente a todo poder
idolatrado, devela la historicidad de la realidad y aboga por un compromiso integral. El
segundo discernimiento es interior al cristianismo, permitiendo distinguir entre el nivel del
mensaje (fe) y del de la ideología (institución). Si aquel es decididamente liberador este es
ambivalente; ya que puede ser movilizado en varios sentidos y de hecho lo ha sido en hacia
la veta mítico/pagana:
“En consecuencia debemos afirmar que el mensaje evangélico tomado en sus fuentes es
liberador, pero que expresado en una ideología formada con los elementos tomados del

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pensamiento heleno y del paganismo posee muchos elementos alienantes de los que debe
purificarse: estos elementos alienantes están como incrustados en la institución.” (AyL, 63)

La justeza de las críticas de Marx son plenas en lo que hace a nivel


ideológico/institucional pero son reductivas y represivas cuando se dirigen al del mensaje.

Ahora bien, ¿Qué sucede cuando Dri presenta sus abordajes a la liberación ante un
auditorio académico como lo era el del Segundo Congreso Nacional de Filosofía (1971)? Si
dejamos de lado la obvia necesidad de adaptar el estilo de lenguaje, se puede decir que la
operación clave de Dri consiste en insertar todo lo que expresado en los escritos
“militantes” en una trayectoria de ciclo largo, consistente en conectar a la filosofía como
saber y como tradición histórica tanto con la liberación como con la vertiente hebraico-
cristiana. Así, esboza una historia de la filosofía como saber de salvación, como búsqueda
de la liberación, empezando en los presocráticos y desembocando en la América Latina del
siglo XX:
“Desde sus comienzos, de una manera más o menos consciente, la filosofía ha sido
conectada con el tema de la liberación del hombre (…) El filosofar es una actividad que
esencialmente tiende a la liberación del hombre. Toda la historia de la filosofía lo
comprueba. Por lo tanto, en la raíz del filosofar hay una experiencia de alienación.” (ACN
I, 58).

Luego, vincula/distingue este camino respecto de otra vertiente liberadora de larga


duración; esto es, la hebreo-cristiana. Haciendo foco más en la praxis que en la teoría como
vía de liberación, tiene a los profetas y a Jesucristo como heraldos.
Este desarrollo histórico tiene, para Dri, un momento de ruptura en el siglo XIX:
“Comienzan a producirse nuevos acontecimientos que obligan al filósofo a replantearse el problema de su
misión” (ACN I, 62). Y será Karl Marx el parteaguas. Sus acusaciones a la filosofía como
deformadora/sublimadora de la realidad al servicio de las clases dominantes y su programa
de transformar el mundo más que interpretarlo, marcan una agenda ineludible. La filosofía
del siglo XX es leída por Dri como un intento múltiple, diversificado y conflictivo por
retomar el impulso liberador en las nuevas coordenadas (evolucionismo, filosofías de la
existencia, Nietzsche. Heidegger). Lo mismo vale para la tradición profética hebraico-
cristiana; también ella afronta el nuevo escenario a partir de un nuevo abordaje a la Biblia,

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desmarcado de la helenización y convergente con los desafíos epocales. Es en este marco


que Dri aborda la cuestión de la liberación latinoamericana y su desafío al filosofar:
“Los pueblos del llamado Tercer Mundo y entre ellos los latinoamericanos conocen un
despertar sin precedentes que hace tambalear todas las estructuras forjadas en el siglo
pasado, luego de las guerras de independencia. Un verdadero movimiento revolucionario
sacude todos los rincones de América Latina (…) Si grandes pensadores europeos
manifiestan encontrarse en la fractura que marca el paso a un mundo nuevo, esto tal vez
repercuta entre nosotros con más violencia. «Nuestra situación», para emplear una
expresión de hondo contenido que han acuñado los pensadores de la existencia, en
América Latina nos apremia a buscar soluciones para superar los problemas del hambre, la
explotación, el analfabetismo. Ante este hecho ¿nuestro quehacer filosófico tiene algo que
decir o debe continuar impertérrito su meditar sobre el ser?” (ACN I, 63-64)

La respuesta a la última pregunta es contundente: “Sólo una «filosofía de la historia»


elaborada a partir de los argentino y latinoamericano tiene hoy plena vigencia” (ACN I, 64). Y sus
focos irrenunciables han de ser: lo comunitario en toda su extensión (ser-con). La
dimensión histórica. La cuestión de la revolución. La praxis de transformación
cuestionadora de e integrada con la teoría en el horizonte del ser-más. La atención a las
acechanzas ideológico-encubridoras que pesan sobre el filosofar.

3. TERCERA ETAP A: CL ANDESTINIDAD Y EXILI O EN


MÉXICO (1974-1983)
El año 1974 es un hito de quiebre en la vida de Rubén Dri. Por un lado, decide
desvincularse del ministerio sacerdotal. Por otra, pasa a la clandestinidad como fruto de la
represión política:
“Yo salgo de Resistencia, tengo que dejarla a fin de agosto del ’74 cuando se hace una
redada del Peronismo de Base. De hecho, caen casi todos los compañeros salvo otros tres
compañeros y yo. Los cuatro nos vinimos a Buenos Aires. A partir de entonces estuve dos
años viviendo clandestino. En esa situación, habiendo perdido la comunidad, el barrio, la
villa, para mí la función sacerdotal había terminado. La línea profética del cristianismo en la
que me reconocía dejaba de lado todo lo sacerdotal…Toda una etapa de mi vida había
terminado y culminaba bien.” (ERD, 26-27)

Estos desanclajes implicaron giros radicales en todos los planos. Laboralmente


trabajó en por casi dos años en un frigorífico de la zona de Mataderos y políticamente se
vinculó con las redes de la “Corriente Peronista 26 de Julio”. El asesinato de Bernardo

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Alberte, su principal dirigente, el mismo día del inicio de la dictadura militar de 1976 y la
asfixia represiva imperante lo hacen decidirse en agosto de 1976 por el exilio vía Brasil y
con destino a México.
Allí Rubén Dri se tendrá dos ámbitos principales de anclaje. Por un lado, la
docencia universitaria ligada a la filosofía y a las ciencias sociales, primero en la UMAN y
luego en la UAM. El costado del “estudiante” no será tampoco descuidado ya que cursará
los seminarios de la Maestría en Ciencias Sociales de la UNAM (1980-1982). Por otro,
expandirá su veta teológica dado que, gracias a la intermediación de Enrique Dussel, pasará
a formar parte del cuerpo docente del Instituto Teológico de Estudios Superiores (ITES) del
Distrito Federal11, donde enseña Cristología y Nuevo Testamento desde la perspectiva
liberacionista y desde una metodología marxista de análisis de la realidad. El compromiso
cristiano, por tanto, adquiere una nueva centralidad:
“México para mí fue una experiencia muy importante y ahí valoré la importancia de ser
cristiano (siempre lo valoré) porque podés militar en todo el mundo o por lo menos en
Latinoamérica y en lo tuyo, en la base, con las comunidades…Yo trabajé muchísimo con
comunidades nicaragüenses, salvadoreñas. Realmente fue una experiencia muy rica. (ERD,
29)

Tomando en cuenta que la investigación de la producción bibliográfica de este


período está todavía en una etapa preliminar solo es posible adelantar algunos comentarios
sobre la misma, sujetos a ulterior confrontación. Antes que nada, parece ser un momento
signado por la “elaboración de la derrota” de los ’60-’70 desde la doble exigencia de llegar a
diagnósticos radicales y de no renunciar a las convicciones/compromisos de fondo. La
participación de Dri en las redes del exilio argentino en México le ofreció un entorno
embarcado en búsquedas semejantes.12 Además, se potencian los aspectos teológicos y de
investigación sobre las relaciones entre las instituciones religiosas y los procesos
revolucionarios del Tercer Mundo en los años ’60 y ’70, que luego emergerán en su
producción de la segunda mitad de los ’80. Finalmente, se afianza el trabajo de

11 Para una contextualización del ITES en la teología de la liberación mexicana y en los conflictos que
desembocaron en su cierre se puede ver: Carlos MENDOZA-ÁLVAREZ, “La teología de la liberación en
México: recepción creativa del Concilio Vaticano II”, Theologica Xaveriana vol. 64 nº 177 (2014) 157-179.
12 Para un análisis de esta veta del exilio se puede ver: Fernando SERRANO MAGALLÓN (coord), El exilio

argentino en México a treinta años del golpe militar, México, Porrúa, 2007.

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investigación en torno a las relaciones entre Hegel y Marx. La crisis del socialismo “real”
exigía, para Dri, un cuestionamiento radical de la racionalidad movilizada como
fundamento para reprimir múltiples dimensiones humanas-particularmente la religiosa-.
Por la mediación de la lectura de Alexandre Kojève y de Jean Hyppolite se produjo su
encuentro con la Fenomenología del Espíritu de Hegel, asumida desde entonces como una
suerte de punto neurálgico para la búsqueda de una racionalidad abarcadora y de una
dialéctica compleja. Este proceso de ajuste de cuentas comenzó a devenir en México un
proyecto de largo alcance que se concretará en la segunda mitad de los años ’80 del siglo
XX.

4. CART A ETAP A: RETO RNO, UNIVERSIDAD Y N UEVAS


MILITANCI AS (198 4-)
Rubén Dri retorna a la Argentina en 1984. Muy pronto volverá a movilizar sus
tramas de compromiso características en los nuevos contextos de la recuperación de la
democracia. Por un lado, es incorporado como docente en la Facultad de Ciencias Sociales
de la UBA, que luego devendrá en uno de sus espacios decisivos de anclaje, docencia,
investigación y producción.13 Por otro, conforma el colectivo de inserción en sectores
populares “Encuentro Cristiano” y se vincula con espacios de lectura popular de la Biblia y
reflexión teológica animados por el sacerdote quilmeño Raúl Berardo. Políticamente
colaboró activamente en la construcción del espacio congregado alrededor de la revista
Entre todos14 y su conflictiva transformación en el Movimiento Todos por la Patria, del cual Dri
tomará distancias por discrepancias de fondo con la línea política liderada por Enrique

13 Fue profesor titular de Filosofía y Sociología de la Religión en la carrera de Sociología y asociado de Teoría
Política en Ciencias Políticas, así como titular de seminarios de doctorado. En 1999 fue nombrado Profesor
Consulto. Es gestor y director de la revista Diaporías. La Universidad nacional de la Plata le otorgó el
Doctorado Honoris Causa en 2016.
14 Para una presentación contextuada se puede ver: Vera CARNOVALE, “La fundación del Movimiento

Todos por la Patria y la Revista Entre Todos”, en: XIVas Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia,
Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras/Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza,
2013,1-14.

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Gorriarán Merlo.15 A partir de 2001, pasa a militar en el movimiento de Asambleas barriales


de la Ciudad de Buenos Aires.
En estos años Dri despliega la producción textual más caudalosa de su trayectoria.
Debido a las exigencias del género literario “fichas” he optado por recortar el análisis en
dos sentidos Por un lado, esquematizando los textos en tres grandes andariveles. Por otro,
trabajando exclusivamente con los libros y dejando de lado (salvo para el tercer andarivel)
la amplia variedad de artículos escritos por el autor en esta etapa.

4.1. La “operación” Hegel

Dri encara un proyecto de amplio respiro en torno a los textos nodales de la


filosofía de Hegel. Luego de un estudio sobre su período juvenil16, se lanza a una
investigación minuciosa de la Fenomenología del Espíritu siguiendo sus diversos momentos17 y
realizando análisis focalizados18. Para luego encarar la Lógica19 y la filosofía política20. Se

15 En 1987, luego de los levantamientos de los “carapintadas”, se producirá una de las rupturas más
importantes del MTP, con el alejamiento de dirigentes como Rubén Dri, Manuel Gaggero y José Serra. En
enero de 1989 46 miembros del MTP llevaron adelante un intento de copamiento del Regimiento de
Infantería Mecanizado nº 3 en la localidad de La Tablada. Como desenlace 33 militantes de MTP, 7 miembros
del ejército y dos policías resultaron muertos. Dri se referirá a esta etapa de su vida como uno de los
momentos más traumáticos y difíciles: “Eso se desbarrancó completamente… La lectura que yo hago es que
Gorriarán nos utilizó. Él tenía un equipo ya militar, pensaba lo que iba a hacer, pero necesitaba un plafón que
se lo podíamos dar nosotros, los que hemos tenido militancia en el campo popular y en sectores cristianos.
Y después, cuando él juzga que ya tiene ese plafón, lo da vuelta y pone su proyecto. Entonces hay algo muy
perverso, que pertenece a la izquierda también. Lo del estalinismo no es un invento nada más de Stalin. Eso
existe, Así como la religión justifica todo para algunos, también la revolución, la causa, justifica todo…En
septiembre del ’87 yo ya planteo la contradicción, la discusión, que se da por tres meses. Y en diciembre del
’87 se hace la gran ruptura. Para mi estaba claro lo que iban a hacer, aunque ellos no lo dijeran…A mí me
hizo muchísimo mal. Es una experiencia de la que yo en general no quiero hablar, fue muy mala, me hizo
mucho daño. Yo he pasado por todo pero todas las experiencias me dejaron saldos muy positivos. Yo estoy
muy contento, pero de esto no, jamás, no quisiera repetir de ninguna manera algo parecido.” (ERD,30-31)
16 Rubén DRI, Revolución burguesa y nueva racionalidad. Sociedad burguesa y razón en el joven Hegel, Buenos Aires,

Biblos, 1994 (en adelante RBN)


17 Rubén DRI, La Fenomenología del Espíritu de Hegel. Perspectiva latinoamericana. Intersubjetividad y reino de la verdad.

Hermenéutica de los capítulos I-IV, Buenos Aires, Biblos, 1996; Razón y libertad. Hermenéutica del capítulo V de la
Fenomenología del espíritu, Buenos Aires, Biblos, 1994; La odisea de la conciencia moderna. Hermenéutica del capítulo VI
de la «Fenomenología del Espíritu», Buenos Aires, Biblos, 1999.
18 Rubén DRI, La utopía que todo lo mueve. Hermenéutica de la religión y el saber absoluto en la «Fenomenología del

Espíritu», Buenos Aires, Biblos, 2001; Racionalidad, sujeto y poder. Irradiaciones de la Fenomenología del espíritu,
Buenos Aires, Biblos, 2000.
19 Rubén DRI, Hegel y la lógica de la liberación. La dialéctica del sujeto-objeto, Buenos Aires, Biblos, 2007; Hegel, la

doctrina de la esencia. Las contradicciones en el camino de la creación del sujeto y del Estado, Buenos Aires, Biblos, 2016.

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trata de una lectura exegética y hermenéutica con el prisma de la liberación latinoamericana


como “horizonte” interpretativo.
El motivo de base aludido por Dri para esta aventura es la exigencia filosófico-
política de afrontar la crisis de la racionalidad moderna tanto en sus expresiones burguesas
como marxistas como corolario del colapso de ambos proyectos históricos. La tramitación
posmoderna de la crisis presenta a la razón moderna como inextricablemente asociada a la
lógica de la dominación y por tanto, como hipotecada como instrumento para su propia
reconfiguración. Además la devela como responsable de una suerte de “retorno de lo
reprimido”. Su pretensión de dar a luz sociedades sin mitos, religiones o identidades étnicas
ha resultado en que, una vez en crisis, sus costados más esotéricos y fundamentalistas
emerjan reivindicando fueros. “La diosa razón está sufriendo una de las peores humillaciones de su
historia.”(RBN, 14) En América Latina, por su parte, la racionalidad que movió a la
revolución burguesa carga, para Dri, con un saldo trágico: genocidios, aplastamiento
cultural, dominación, aplastamiento de la resistencia popular.
A partir de aquí el entrerriano concibe una estrategia de práctica teórica que busca:
“Abrir los cauces de una racionalidad abarcativa de todas las experiencias humanas a partir de las luchas
de nuestros pueblos.” (RBN, 15). Para desplegarla, recurre a dos fuentes. Por un lado, al
dramático ciclo de luchas populares latinoamericanas, ya que:
“En su resistencia, los pueblos han ido gestando la nueva racionalidad. Sólo desde la
recuperación de su propia historia, de sus símbolos, de su cultura, de sus luchas, de sus
mitos han ido sacando fuerzas para la lucha. La denominada teología de la liberación es tal
vez la expresión más connotada de esta nueva racionalidad que surge en estas tierras
americanas.” (RBN, 15)

Por otro lado, al filósofo alemán:


“En esta tarea Hegel nos aporta una ayuda inapreciable. Efectivamente, fue él quien vio
con claridad las limitaciones de la racionalidad sobre la que se apoyaba la revolución
burguesa. Limitaciones quiere decir represiones. Lo que se sale fuera de los límites de lo
que se considera racional se reprime. No sólo vio los límites, sino que también abrió las
vías para su superación.” (RBN, 15)

20 La rosa en la cruz. La filosofía política hegeliana, Buenos Aires, Biblos, 2010.

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El tipo de abordaje requerido es así delineado


“Es por ello que tratamos de retomar su planteo. No se trata de repetir su pensamiento,
sino de retomarlo, profundizarlo, corregirlo y expandirlo hacia nuevos problemas que se
han hecho evidentes y lacerantes. Es necesario repensar todo el ámbito de las experiencias
humanas, todas las experiencias humanas, sin condenaciones previas, descubriendo sus
raíces racionales, su racionalidad…En nuestra búsqueda de una nueva racionalidad que
ayude al hallazgo de nuevos caminos de liberación recurrimos a Hegel.” (RBN, 15)

4.2. Iglesia, religión, liberación


El otro proyecto de largo alcance que Dri encara es el que gira alrededor de los
polos iglesia, religión y liberación. La cuestión que lo atraviesa es la de las complejas relaciones
que la religión en general y el cristianismo (y sus teologías) en particular han establecido
con la liberación de los seres humanos y de los pueblos. Base de numerosos movimientos
de liberación a lo largo de la historia, no lo han sido menos de múltiples proyectos de
dominación, conquista y sometimiento. Se trata de ir encontrando instrumentos teóricos
para pensar esta dualidad y de hallar caminos nuevos para reconfigurar histórica y
latinoamericanamente el proyecto liberador con protagonismo cristiano. La investigación se
despliega en tres “escalas”.
Una primera escala analiza los ciclos largos de la historia occidental, desde los
inicios del movimiento de Jesús hasta la actualidad.21 En este campo se siguen las
alternativas del proyecto liberador antiimperialista y popular de Jesús de Nazaret con sus
antecedentes en la profética hebrea y en Moisés, al tiempo que se estudian las modulaciones
de una religión/iglesia/teología sacerdotalizada, justificadora de políticas imperiales de
dominación y de jerarquías de todo tipo, en pie de guerra con la otra vertiente.

21 Rubén DRI, Insurrección y resurrección. La práctica liberadora de Jesús de Nazaret, México DF, Centro de Estudios
Ecuménicos, 1979 (reeditado como Insurrección y resurrección, Buenos Aires, Kairos, 2005); La utopía de Jesús,
Buenos Aires, Biblos, 1987; La Iglesia que nace del pueblo. Crisis de la Iglesia de cristiandad y surgimiento de la Iglesia
popular, Buenos Aires, Nueva América, 1987 (reeditado como: La Iglesia que nace del pueblo. De la Iglesia
oligárquica a la Iglesia popular, Buenos Aires, Biblos, 2015); Teología y Dominación, Buenos Aires, Ed. Roblanco,
1987; Autoritarismo y democracia en la Biblia y en la Iglesia, Buenos Aires, Biblos, 1996; El movimiento antiimperialista
de Jesús. Jesús en los conflictos de su tiempo, Buenos Aires, Biblos, 2004. Las dos Iglesias: la profética y la sacerdotal,
Buenos Aires, Biblos, 2018.

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Una segunda escala aborda momentos precisos de la historia argentina reciente,


particularmente la dictadura militar 1976-1983 y las relaciones de la jerarquía católica con
los gobiernos de Alfonsín (1983-1989) y Menem (1989-1999).22
La tercera escala tiene que ver más con la elección de un abordaje más cercano a las
ciencias sociales y se expresa en la coordinación de un trabajo colectivo publicado en dos
volúmenes en torno a la religiosidad popular.23 La dupla símbolo/fetiche es la matriz
teórica que guía el discernimiento de la potencia ya liberadora ya alienante de la religión.

4.3. La construcción del poder popular


El tercer andarivel de la producción textual de Dri en esta etapa es el que gira en
torno a la construcción del poder popular.24 La cuestión del sujeto que se crea creando, el
análisis de las posiciones contemporáneas en torno al poder en los sectores populares a
partir de los tipos ideales toma del poder, huida del poder y construcción del poder, la horizontalidad,
el liderazgo y la organización están entre los temas desctacados.

Lo nítido y lo peculiar de la participación de Rubén Dri en el «polo argentino» de la


filosofía de la liberación, pienso, han quedado ahora mejor perfilados. Un estudio
pormenorizado de su trayectoria bio-bibliográfica emerge como exigencia para los
próximos pasos del proyecto de investigación.

22 Rubén DRI, Proceso a la Iglesia Argentina. Las relaciones de la jerarquía eclesiástica y los gobiernos de Alfonsín y Menem,
Buenos Aires, Biblos, 1997; La hegemonía de los cruzados. La Iglesia Católica y la dictadura militar, Biblos, 2011.
23 Rubén DRI (coord.), Símbolos y fetiches religiosos en la construcción de la identidad popular, 2 vols., Buenos Aires,

Biblos 2003 y 2007. Dri escribe sendos “Prólogos” (vol. 1, 9-11; vol. II, 9-12) y dos artículos marco:
“Símbolos religiosos en la construcción de la identidad popular” (vol. 1, 13-33) y “Símbolos religiosos
populares” (13-25). Luego se analizan los casos de San Cayetano, la Virgen Morena, el gauchito Gil, Gilda y
San La Muerte (vol.1) y tres advocaciones de la Virgen María (Luján, San Nicolás, Itatí), prácticas
Umbandistas, la Difunta Correa, Ceferino Namuncurá y el Cristo del Mailín (vol. 2).
24 Rubén DRI, “Una nueva manera de hacer política: participación, justicia y fraternidad, en: Desenvolvimento social: esafios

e Estratégias, vol. II, Río de Janeiro, Cátedra Unesco de Desenvolvimento Durável, UFRJ/EICOS, 1995;
“Participación popular y construcción de ciudadanía”, en: Salud y participación popular, Rosario, 2005, 22-25; 41-
60; “El poder popular”, en: Omar ACHA (y otros), Reflexiones sobre el poder popular, Buenos Aires, Editorial El
Colectivo, 2007, 63-84; “La era de los movimientos sociales”, en: Los movimientos sociales. La emergencia del nuevo
espíritu, Buenos Aires, Editorial Nuevos Tiempos, 2008, 15-36; “Bronca, dolor, alegría y tercera pueblada”, en:
Edgardo DARTI (coord.), Convivio I, Miño y Dávila editores, 2011, 314-316; “De la multitud al pueblo, del
no-poder al poder popular”, Herramienta nº 46 (2011); La revolución de las Asambleas, Buenos Aires, Diaporías,
2006.

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BIBLIOGRAFÍ A SELECCIONAD A

1. 1967-1973
 En torno al concepto de filosofía: para una introducción a la filosofía, Resistencia, Ediciones de Extensión
Universitaria, 1967.
 “Evangelio y alienación religiosa”, Enlace nº 8 (1969) 37-41.
 “Bases para una ideología de Liberación Nacional”, Enlace nº 11 (1970) 17-21.
 “Reflexiones sobre la violencia”, Cristianismo y Revolución nº 22 (enero 1970) 19-20
 “Alienación y liberación”, Cristianismo y Revolución nº 26 (diciembre 1970) 59-64
 “Pueblo y antipueblo”, Envido. Revista de política y Ciencias sociales nº 3 (1971) 19-25
 “Tercera posición, marxismo y Tercer Mundo”, Envido año II nº 4 (1971) 3-13.
 “Peronismo y marxismo frente al hombre”, Envido año II nº 5 (1972) 14-24.
 “Padre Dri: «Ya se acerca la hora de la liberación»” (Carta desde la cárcel, Resistencia, 8 de
agosto de 1971), Cristianismo y Revolución nº 30 (1971) 2.
 “Sentido, función y vigencia de la filosofía”, en: Actas del IIº Congreso Nacional de Filosofía
(1971), vol. 1: Plenarios, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1973, 56-85 [1971]

2. En torno a Hegel
 Revolución burguesa y nueva racionalidad. Sociedad burguesa y razón en el joven Hegel, Buenos Aires,
Biblos, 1994.
 Razón y libertad. Hermenéutica del capítulo V de la Fenomenología del espíritu, Buenos Aires, Biblos,
1994
 La Fenomenología del Espíritu de Hegel. Perspectiva latinoamericana. Intersubjetividad y reino de la verdad.
Hermenéutica de los capítulos I-IV, Buenos Aires, Biblos, 1996
 La odisea de la conciencia moderna. Hermenéutica del capítulo VI de la «Fenomenología del Espíritu»,
Buenos Aires, Biblos, 1999.
 Racionalidad, sujeto y poder. Irradiaciones de la Fenomenología del espíritu, Buenos Aires, Biblos, 2000.
 La utopía que todo lo mueve. Hermenéutica de la religión y el saber absoluto en la «Fenomenología del
Espíritu», Buenos Aires, Biblos, 2001
 Hegel y la lógica de la liberación. La dialéctica del sujeto-objeto, Buenos Aires, Biblos, 2007;
 La rosa en la cruz. La filosofía política hegeliana, Buenos Aires, Biblos, 2010.
 Hegel, la doctrina de la esencia. Las contradicciones en el camino de la creación del sujeto y del Estado, Buenos
Aires, Biblos, 2016.

3. Iglesia, religión, liberación


 Insurrección y resurrección. La práctica liberadora de Jesús de Nazaret, México DF, Centro de Estudios
Ecuménicos, 1979 (reeditado como Insurrección y resurrección, Buenos Aires, Kairos, 2005)
 La utopía de Jesús, Buenos Aires, Biblos, 1987.
 La Iglesia que nace del pueblo. Crisis de la Iglesia de cristiandad y surgimiento de la Iglesia popular, Buenos
Aires, Nueva América, 1987 (reeditado como: La Iglesia que nace del pueblo. De la Iglesia oligárquica
a la Iglesia popular, Buenos Aires, Biblos, 2015)
 Teología y Dominación, Buenos Aires, Ed. Roblanco, 1987
 Autoritarismo y democracia en la Biblia y en la Iglesia, Buenos Aires, Biblos, 1996
 El movimiento antiimperialista de Jesús. Jesús en los conflictos de su tiempo, Buenos Aires, Biblos, 2004.
 Las dos Iglesias: la profética y la sacerdotal, Buenos Aires, Biblos, 2018.

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4. Poder popular
 “El poder popular”, en: Omar ACHA (y otros), Reflexiones sobre el poder popular, Buenos Aires, Editorial
El Colectivo, 2007, 63-84
 “La era de los movimientos sociales”, en: Los movimientos sociales. La emergencia del nuevo espíritu, Buenos
Aires, Editorial Nuevos Tiempos, 2008, 15-36
 La revolución de las Asambleas, Buenos Aires, Diaporías, 2006.

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