El Sentido de La Enfermedad
El Sentido de La Enfermedad
El Sentido de La Enfermedad
Cada hombre, desde sus primeros pasos evolutivos, es un ser que se halla siempre, desde su
concepción hasta su muerte en permanente relación. Es más, la individualidad es nada más que
una ilusión racional.
Para comprender la enfermedad hay que considerarla, entonces, como una manifestación de
conflictos que siempre acontecen en lo vincular.
Desde una veta epistemológica enfermar quiere decir ‘permanecer quieto’ o ‘detenido’. Lo
que significa precisamente: tener dificultad, en todos, o en algunos, de los movimientos
que promueven el crecimiento humano. Enfermar es, por ende, tener dificultad (o
imposibilidad) de progresar en las relaciones. Miedos, (0 pánico) a vincularse es la enfermedad
básica, esencial y única en el hombre.
Las múltiples formas clínicas del enfermar humano son, como se ve, nada más que figuras
diferentes en su aparecer y en su modo de manifestarse, pero en esencia sólo caleidoscópicas
patetizaciones del esencial miedo y culpa inauténtica del desplegarse en vincularidad (consigo
mismo, con los otros y con el otro en el mundo)
La enfermedad vista de este modo resulta ser un mensaje para el hombre ante sus
incoherencias; un estímulo para reorbitar su camino, una propuesta de plenitud para su natural
incomplenitud; ¡un desafío! Nuestro cuerpo físico es capaz de sugerirnos aquello que nuestra
razón consciente demasiadas veces no quiere o no puede reconocer.
Nuestras dolencias y sus síntomas son mensajes y hay que aprender a interpretarlos.
Cada enfermedad es, en primer lugar, una manifestación de nuestra situación vincular en el ‘aquí
y ahora’. Nos dice siempre algo con respecto a las circunstancias y las relaciones que estamos
viviendo.
La enfermedad humana no tiene nunca un solo por qué (‘los por qué’ son multifacéticos) pero
tiene siempre ‘un para qué’, que es lo que le da un profundo sentido. Cada enfermedad es una
propuesta para el ‘darse cuenta’ aunque esconde, también, un intento de evasión de esta misma
propuesta de comprensión, una tendencia al repliegue, un acomodarse en algún pseudo
beneficio secundario del estar enfermo. En lo más profundo, es una propuesta de
transformación, de crecimiento y de conversión.
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nuestra ‘libertad interior’, reorientarnos y convertirnos auténticamente en nosotros mismos.
Estas son las emociones que nos anclan y es nuestra cultura, tan profundamente culpógena, la
que promueve en nosotros ataduras de este tipo. Paralizados y detenidos por múltiples
mandatos, inconscientemente cargados de tales emociones, nos enfermamos y los síntomas
de nuestro enfermar son nada más que señales de estos lazos, que nos impiden progresar en
los vínculos, en el camino de elevación y transformación existencial.
Es necesario que iluminemos la enfermedad con una nueva mirada que nos propone
transformaciones y crecimiento