La Disuria Es El Dolor o La Molestia Al Orinar
La Disuria Es El Dolor o La Molestia Al Orinar
La Disuria Es El Dolor o La Molestia Al Orinar
intenso. Algunos trastornos causan un dolor fuerte sobre la vejiga o el periné. La disuria es un síntoma
muy común en las mujeres, pero puede aparecer en los hombres y presentarse a cualquier edad.
MUJERES
Casi 50% de las mujeres experimenta disuria en algún momento de su
vida; casi 20% reporta disuria en el último año. La mayor parte de los
síndromes de disuria en mujeres pueden clasificarse en dos grupos
amplios: cistitis bacteriana e infecciones de la porción distal del aparato
reproductor.
La cistitis bacteriana suele ser causada por Escherichia coli; las causas
también pueden ser otros bacilos gramnegativos y Staphylococcus
saprophyticus. La cistitis bacteriana es de inicio agudo y se manifiesta
con disuria, polaquiuria, urgencia urinaria, dolor suprapúbico, hematuria o
diferentes combinaciones de estos síntomas.
VARONES
La disuria es menos común en varones. Los síndromes que se
manifiestan con disuria son similares a los de las mujeres, con algunas
diferencias importantes.
Para una revisión más amplia véanse los capítulos 162 y 163.
AFECCIÓN DE VARONES O MUJERES
Pueden encontrarse otras causas de disuria en ambos sexos. Algunos
casos son agudos e incluyen cálculos en la porción distal del aparato
urinario, traumatismo y exposición uretral a químicos tópicos. Otros
trastornos pueden ser relativamente crónicos y atribuirse a cánceres de
vías urinarias bajas, ciertos fármacos, síndrome de Behçet, artritis
reactiva y una entidad poco comprendida, conocida como síndrome
uretral crónico y síndrome de cistitis intersticial/dolor vesical (véase más
adelante).
Dolor vesical
Los estudios indican que los pacientes perciben dolor que proviene de la
vejiga si su ubicación es suprapúbica, se altera el llenado o vaciamiento
vesicales o si se asocia con síntomas urinarios como urgencia y
polaquiuria. El dolor vesical que ocurre de manera aguda (en el lapso de
horas o uno o dos días) es útil para diferenciar la cistitis bacteriana de la
uretritis, vaginitis y otras infecciones genitales. El dolor vesical crónico o
recurrente puede acompañarse de cálculos en la porción distal del
aparato urinario; cáncer vesical, uterino, cervicouterino, vaginal, uretral o
prostático; divertículos uretrales; cistitis inducida por radiación o por
ciertos fármacos; cistitis tuberculosa; obstrucción del cuello vesical;
vejiga neurógena; prolapso urogenital o hipertrofia prostática benigna. En
ausencia de estas enfermedades, debe considerarse el diagnóstico de
síndrome de cistitis intersticial/dolor vesical (IC/BPS, intersticial
cystitis/bladder pain syndrome).
EPIDEMIOLOGÍA
Los estudios en población contemporánea de IC/BPS en Estados Unidos
indican una prevalencia de 3 a 6% en mujeres y de 2 a 4% en varones.
Por décadas, se ha creído que los IC/BPS ocurren más a menudo en
mujeres. Sin embargo, estos datos han generado investigación dirigida a
determinar la proporción de varones con síntomas que suelen ser
diagnosticados como prostatitis crónica (hoy en día conocida como
síndrome de prostatitis crónica/dolor pélvico crónico), pero que en
realidad corresponde a IC/BPS.
ANATOMÍA PATOLÓGICA
De los pacientes con IC/BPS que presentan lesión de Hunner, el
término cistitis intersticial describiría las manifestaciones histopatológicas
en ≤10% de ellos; la mayor parte presenta inflamación notable,
mastocitos y tejido de granulación. Sin embargo, en 90% de los
pacientes sin tales lesiones, la mucosa vesical y el intersticio son
relativamente normales, con escasa inflamación.
ETIOLOGÍA
Se han propuesto numerosas hipótesis sobre la fisiopatología de IC/BPS.
No es de sorprender que las teorías iniciales se dirigieran a la vejiga. Por
ejemplo, se ha investigado la IC/BPS como una infección vesical crónica.
Estudios refinados no han identificado un microorganismo causal en la
orina o en el tejido vesical; sin embargo, los pacientes estudiados con
estos métodos tienen IC/BPS de larga duración y los resultados no
descartan la posibilidad de que la infección pudo haber desencadenado
el síndrome, o bien, que puede ser una característica de la IC/BPS
temprana. Se han postulado otros factores inflamatorios, lo que incluye la
participación de los mastocitos pero, como se mencionó antes, 90% de
los pacientes sin úlceras de Hunner tienen poca inflamación vesical y no
tienen predominancia de mastocitos en los tejidos vesicales. Se han
considerado aspectos autoinmunitarios, pero los anticuerpos tienen
títulos bajos, son inespecíficos y parecen ser el resultado de IC/BPS más
que la causa. Se ha estudiado el incremento en la permeabilidad de la
mucosa vesical por defectos en el epitelio de los glucosaminoglucanos
(cubierta de la mucosa vesical), pero los resultados no han sido
concluyentes.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
En algunos pacientes, el IC/BPS tiene inicio gradual, síntomas cardinales
de dolor, urgencia urinaria, polaquiuria y nicturia que aparecen de
manera secuencial y sin un orden consistente. Otros pacientes pueden
identificar la fecha exacta del inicio de los síntomas de IC/BPS; más de la
mitad de ellos describen disuria que inició en una fecha determinada.
Como se mencionó, sólo una pequeña proporción de los pacientes con
IC/BPS que obtienen atención médica poco después de la aparición de
los síntomas tienen bacterias uropatógenas o leucocituria. Tales
pacientes (y muchos otros con IC/BPS de inicio reciente) reciben
antibioticoterapia por una supuesta cistitis bacteriana o, si son varones,
por una prostatitis bacteriana crónica. Los síntomas persistentes o
recurrentes sin bacteriuria llevan al diagnóstico diferencial, en cuyo caso
se considera IC/BPS. Casi siempre, el diagnóstico de IC/BPS se retrasa
por años, pero el interés reciente en la enfermedad ha acortado este
intervalo.
DIAGNÓSTICO
La IC/BPS se considera una enfermedad poco común que es
diagnosticada por los urólogos a través de cistoscopia. Sin embargo, el
trastorno es mucho más común de lo que en alguna ocasión se creyó;
hoy en día se considera que debe diagnosticarse en etapas más
tempranas de su evolución y tratarse más a menudo por los médicos de
atención primaria. Los resultados de la exploración física, análisis de
orina y procedimientos urológicos son insensibles, son inespecíficos o
ambos. Así, el diagnóstico se basa en la presencia de síntomas
apropiados y en la exclusión de otras enfermedades con manifestaciones
clínicas similares.
Recomendaciones ante una disuria ¿Padece usted de molestias al orinar? Las infecciones de orina
son relativamente comunes en las mujeres, el motivo es que el conducto por el que se orina es
más corto en la mujer, por lo que los gérmenes pueden llegar hasta la vejiga y producir una
infección llamada CISTITIS. La cistitis puede en ocasiones no dar molestias, en otras suele producir
dolor al orinar, sensación de quemazón al orinar, necesidad de orinar con más frecuencia de lo
normal, sentir ganas de orinar y no poder hacerlo, pequeñas pérdidas de orina. Consejos para el
enfermo con molestias al orinar Beber agua en abundancia. Acuda al baño en cuanto tenga
necesidad de orinar. No retenga la orina. Orine después de mantener relaciones sexuales Si
se confirma el diagnóstico, le indicarán un tratamiento antibiótico. Normalmente, los síntomas
desaparecen en 1 ó 2 días después de iniciado el tratamiento. ¿Cuándo acudir al médico? Si no hay
mejoría con el tratamiento previo y empeoramiento del estado genera
Fisiopatología
Típicamente, la disuria está causada por la inflamación de la uretra o la vejiga, aunque los trastornos
perineales femeninos (p. ej., por vulvovaginitis o una infección por el virus herpes simplex) pueden
doler al ser expuestas a la orina. La mayoría de los casos se deben a una infección, pero en ocasiones
el responsable es un trastorno inflamatorio no infeccioso (ver Algunas causas de disuria).
En general, las causas más comunes de la disuria son
Cistitis
Evaluación
Anamnesis
Antecedentes de la enfermedad actual: deben incluir la duración de los síntomas, y si han ocurrido
en el pasado. Los síntomas acompañantes de importancia son fiebre, dolor de espalda o en el flanco,
secreciones uretrales o vaginales y síntomas de irritación vesical (polaquiuria, tenesmo o urgencia
miccional) o de obstrucción (dificultad para iniciar la micción, goteo posmiccional). Se le debe
preguntar al paciente si la orina es sanguinolenta, turbia o maloliente, y las características de cualquier
otra secreción (acuosa y líquida, o espesa y purulenta). El médico debe preguntar también si el
paciente ha tenido recientemente relaciones sexuales sin protección, se ha aplicado potenciales
irritantes en el periné, ha sido sometido a una instrumentación urinaria reciente (citoscopia, sondaje,
cirugía) o si, en el caso de una mujer en edad fértil, puede estar embarazada.
Revisión por aparatos y sistemas debe dirigirse a la búsqueda de síntomas de una posible causa,
como dolor de espalda o las articulaciones e irritación ocular (trastorno del tejido conectivo) y
síntomas gastrointestinales, como diarrea (artritis reactiva).
Antecedentes personales deben buscarse infecciones urinarias previas (incluso las ocurridas durante
la niñez) y cualquier anomalía conocida del tracto urinario, incluso los antecedentes de litiasis renal.
Al igual que cualquier potencial enfermedad infecciosa, son importantes los antecedentes de un estado
de inmunocompromiso (incluido el HIV/sida) o de internaciones recientes en el hospital.
Examen físico
El examen comienza con la evaluación de los signos vitales, en especial, determinar la presencia de
fiebre.
Deben examinarse la piel, las mucosas y las articulaciones para detectar lesiones que indiquen artritis
reactiva (como conjuntivitis, úlceras bucales, lesiones vesiculares o costras en las palmas de las
manos, las plantas de los pies o alrededor de las uñas, dolor a la palpación en las articulaciones). Se
percute el flanco y la espalda para detectar dolor sobre el área de los riñones (puñopercusión). La
palpación del abdomen permite evaluar el dolor vesical.
A las mujeres se les debe realizar un examen ginecológico para detectar inflamación o lesiones del
periné y secreciones vaginales o cervicales (flujo) ver Cervicitis. En este momento, en aconsejable
obtener muestras para las pruebas de detección de ETS y para la realización de frotis en fresco, en
lugar de realizar luego un segundo examen.
A los hombres se les debe realizar una inspección externa para detectar lesiones y secreciones en el
pene; debe examinarse el área debajo del prepucio. Los testículos y el epidídimo se palpan para
detectar dolor o hinchazón. El examen rectal permite evaluar el tamaño, la consistencia y la
sensibilidad de la próstata.
Signos de alarma
Los siguientes hallazgos son de particular importancia:
Fiebre
Paciente inmunocomprometido
Sexo masculino
Estudios complementarios
Ningún abordaje en particular está aceptado uniformemente. Muchos médicos administran antibióticos
empíricos para una cistitis, sin ninguna prueba complementaria (a veces incluso sin análisis de orina)
a la mujeres jóvenes y sanas con disuria clásica, polaquiuria y tenesmo sin signos de alarma. Otros
profesionales evalúan a todos los pacientes con una muestra de orina recogida en la mitad de la
micción y en condiciones higiénicas, sobre la que realizan un análisis completo y un cultivo. Algunos
médicos evitan realizar cultivos, a menos que las pruebas con tiras reactivas demuestren la presencia
de leucocitos. En las mujeres en edad reproductiva, se realiza una prueba de embarazo (las infección
urinaria durante la gestación son preocupantes, porque pueden aumentar el riesgo de parto prematuro
o de rotura prematura de las membranas). Las secreciones vaginales deben estudiarse con una
observación en fresco. Muchos médicos obtienen de rutina muestras de exudados cervicales o
uretrales (en mujeres y varones, respectivamente) para realizar pruebas de detección de ETS (cultivos
o PCR para gonococo o clamidia) porque muchos pacientes infectados no tienen una presentación
típica.
La detección de > 105 unidades formadoras de colonias (UFC)/mL indica infección. En pacientes
sintomáticos a veces un recuento menor, de 10 2 o 103 UFC, indica infección urinaria. Los leucocitos
detectados en el análisis de orina en aquellos con cultivos negativos son no específicos y pueden
aparecer en casos de ETS, vulvovaginitis, prostatitis, tuberculosis, tumor, nefritis intersticial u otras
causas. Los eritrocitos detectados en el análisis de orina de pacientes sin leucocitos y con cultivos
negativos pueden deberse a cáncer, cálculos, cuerpos extraños, anomalías glomerulares o
instrumentaciones recientes del tracto urinario.
Pueden usarse la citoscopia y las imágenes del tracto urinario para detectar obstrucciones, anomalías
anatómicas, cáncer u otros problemas en pacientes que no han mejorado con antibióticos, tienen
síntomas recurrentes o presentan hematuria sin infección. La fístula rectovertecular debe considerarse
en hombres con recurrencia menor infecciones del tracto urinario o aquellos con infecciones
polimicrobianas. Las embarazadas, los varones, los ancianos y los pacientes con disuria prolongada o
recurrente deben ser evaluados con más atención e investigarse a conciencia.
Tratamiento
El tratamiento está destinado a la causa. Muchos médicos no tratan la disuria en mujeres sin signos de
alarma si no se detecta ninguna causa aparente en el examen físico ni en los resultados del análisis de
orina. Si se decide instaurar un tratamiento, se recomienda una terapia de 3 días con
trimetoprim/sulfametoxazol o trimetoprim solo. Debido a que pueden causar tendinopatía, las
fluoroquinolonas no deben usarse para infecciones urinarias no complicadas siempre que sea posible.
Algunos profesionales prescriben un tratamiento empírico para ETS en varones con hallazgos
similares no demasiado destacables; otros esperan los resultados de las pruebas para ETS, en espec ial
en pacientes confiables.
La disuria aguda e intolerable debida a cistitis puede aliviarse en cierta medida con fenazopiridina, en
dosis de 100 a 200 mg orales, 3 veces al día, en las primeras 24 a 48 horas. Este fármaco otorga a la
orina un color rojo-anaranjado y puede teñir la ropa interior; los pacientes deben ser advertidos de este
hecho para que no lo confundan con infección progresiva o con hematuria. La infección urinaria
complicada requiere 10 a 14 días de tratamiento con un antibiótico que sea eficaz contra
microorganismos gramnegativos, especialmente Escherichia coli.
El dolor es quizá uno de los síntomas más comunes que se presenta en una enfermedad, es una
experiencia sensorial y emocional desagradable que experimenta la persona de una manera que
es única para él, razón por la que el dolor es referido y vivido en cada paciente de manera
diferente. El dolor es además un problema para el paciente, ya que puede ser grave, muy
intenso y causar molestia y sufrimiento; puede incluso provocar incapacidad para realizar las
actividades normales de cualquier persona, incluso aquellas recreativas o laborales, esenciales
para la adecuada salud mental. El dolor es también un problema físico, psicológico y social, que
puede afectar el desenvolvimiento y conducta normal de un individuo. La importancia
fisiológica del dolor es que tiene un significado biológico de preservación de la integridad del
individuo , es un mecanismo de protección que aparece cada que hay una lesión presente o
parcial en cualquier tejido del organismo, que es capaz de producir una reacción del sujeto para
eliminar de manera oportuna el estímulo doloroso. Por estas razones instintivas, los estímulos
de carácter doloroso son capaces de activar a todo el cerebro en su totalidad y poner en marcha
potentes mecanismos que están encaminados a una reacción de huida, retiramiento, evitación
y/o búsqueda de ayuda para aliviarlo (1).
El dolor es entonces un mecanismo de alerta que indica al individuo la posibilidad
de daño inminente o manifiesto, de mal funcionamiento del propio organismo; está
encaminado para que el individuo considere esto y busque auxilio.
Se han realizado diversas clasificaciones del dolor, las cuales son variables dependiendo del
autor, pero básicamente podemos definir dos modalidades: dolor agudo (<6 meses) y dolor
crónico (>6 meses).
El dolor agudo se percibe de 0.1 segundos después del contacto con el estímulo doloroso; el
impulso nervioso generado viaja hacia el sistema nervioso central a través de fibras de una
alta velocidad de conducción (Aδ). Dura segundos, minutos o incluso días; pero generalmente
desparece cuando la afección que lo origina llega a término. En la mayor parte de las ocasiones
es producido por estimulación nociva, daño tisular o enfermedad aguda; el dolor agudo casi no
se percibe en algún tejido profundo del organismo. (2)
El dolor crónico tarda 1 segundo o más en aparecer y aumenta lentamente su frecuencia e
intensidad durante segundos, minutos o varios días, persiste más allá del tiempo razonable
para la curación de una enfermedad aguda, por lo que se le asocia a un proceso patológico
crónico que provoca dolor continuo; se relaciona con las estructuras profundas del cuerpo; no
está bien localizado y es capaz de producir un sufrimiento continuo e insoportable.
Otra modalidad para clasificar el dolor es de acuerdo a la presencia de dos vías para la
conducción de los impulsos dolorosos (lenta y rápida), esta clasificación explica
la observación fisiológica de la existencia de dos tipos de dolor. Un estímulo doloroso produce
una sensación precisa y localizada seguida de una sensación sorda, difusa y desagradable. El
dolor rápido se ha asociado con las fibras tipo Ad y las de tipo lento con las fibras C.
Anatomía del dolor.
Las vías involucradas en la transmisión de los impulsos dolorosos comienzan en receptores
especiales denominados nociceptores, que son terminaciones nerviosas libres que se
encuentran en diferentes tejidos corporales como son piel, vísceras, vasos sanguíneos, músculo,
fascias, cápsulas de tejido conectivo, periostio, hoz cerebral; los demás tejidos apenas cuentan
con terminaciones nociceptivas (2, 3). Estos receptores a su vez transmiten la información a
través de fibras nerviosas que son clasificadas dependiendo de su diámetro y grado de
mielinización en fibras A y C (Tabla I).Se ha calculado que hay cerca de 200 fibras tipo C por
cm2 (4). Las fibras A se subdividen a su vez en los tipos a , b , g y d . De todos estos tipos, solo
los tipos Ad y C conducen los impulsos nociceptivos. Para poder transmitir la información
nociceptiva los nociceptores poseen un alto umbral de estímulo y la capacidad para codificar la
intensidad del estímulo en una frecuencia de impulsos. En la primera sinapsis del asta
posterior y a todo lo largo del eje neural existe una alta modulación de la transmisión de los
impulsos aferentes.
Un nervio periférico tiene varios tipos de fibras, dentro de las cuales van incluidas las
nociceptivas.
Tabla I. Fibras nerviosas para la conducción del dolor
Tomado de: Markenson JA, Mechanisms of chronic pain. Am J Med 1996, 101 (suppl 1A): 7s
Las fibras tipo Ad transmiten impulsos de origen mecánico y térmico que son correlacionadas
con el dolor agudo; mientras que las fibras de tipo C conducen dolor crónico que son
fundamentalmente de naturaleza química.
Las fibras A y C terminan en neuronas de segundo orden en el cuerno dorsal de la médula
espinal, donde los neurotransmisores involucrados son la sustancia P y el péptido relacionado
con el gen de la calcitonina (CGRP)). En el asta posterior, se logra un alto grado de
procesamiento sensitivo que incluye la integración, selección, abstracción local y diseminación
de estímulos, con lo que se logra la modulación de la nocicepción y otras sensaciones mediante
un complejo procesamiento a nivel local, el cual es activado por los fenómenos de
convergencia, sumación, excitación e inhibición, procedentes de la periferia, de interneuronas
locales, del tallo cerebral y del cerebelo (4). Por esta situación, el asta posterior es un sitio de
plasticidad notable y se le ha llamado compuerta, donde los impulsos dolorosos son "filtrados",
es decir, modificados en sus características (1).
En esta compuerta las fibras del tacto penetran en la sustancia gelatinosa y sus impulsos
pueden inhibir la transmisión de las fibras del dolor, quizá por inhibición presináptica (1). Esta
compuerta es también el sitio de acción de la hiperalgesia y de los opioides.
Las fibras de tipo Ad terminan en las láminas I y V de Rexed y las de tipo C lo hacen en las
láminas II y III. La lámina II y III corresponde a la sustancia gelatinosa, de ella se originan
las células de tracto espinorreticular (paleoespinotalámico), mientras que en la lámina I se
conforma el tracto dorsolateral de Lissauer, que conduce información nociceptiva de una
distancia de varios segmentos espinales, provienen de las fibras de tipo Ad que se bifurcan en
esta zona hacia arriba y hacia abajo. En la lámina II y III hay células excitatorias que liberan
sustancia P, ácido gamma-amniobutírico (GABA) y prostaglandina E (PGE).
Las fibras A y C terminan en interneuronas excitatorias que pueden ser den tipo INE
(interneurona excitatoria) o en interneuronas inhibitorias (INI), las cuales bloquean la
nocicepción. Las interneuronas INE establecen la sinapsis con la neurona involucrada con el
acto reflejo. Hay que recordar que el cuerpo celular de las neuronas aferentes primarias se
encuentra en los ganglios de la raíz dorsal. De la lámina I emerge fibras que forman el haz
espinotalámico directo (neoespinotalámico) que cruza la sustancia blanca anterolateral del lado
contrario (contralateral) y asciende hacia la región ventrobasal del tálamo, lo hace junto a la vía
del lemnisco medio el cual conduce tacto, por lo tanto, el dolor agudo es bien localizado.
Algunas fibras terminan en el grupo nuclear posterior del tálamo. Desde estas arreas talámicas
se transmiten los impulsos hacia otras áreas del cerebro y de la corteza somatosensitiva. El
neurotransmisor de las células en la médula espinal es el glutamato (2).
Del tálamo ventrobasal salen múltiples proyecciones hacia la corteza cerebral, principalmente a
las áreas somestésicas primaria y secundaria, a la ínsula y la parte anterior del giro del cíngulo.
Las características del impulso nociceptivo que son transmitidas son de dolor agudo
(localización, intensidad, cualidad).
La vía paleoespinotalámica es un sistema más antiguo y conduce el dolor sordo y crónico a
partir de las fibras tipo C. Las fibras periféricas de esta vía terminan en las láminas II y III de
las astas dorsales. Después, la mayoría de las señales atraviesa una o más neuronas adicionales
de axón corto del interior de las astas dorsales antes de penetrar en la lámina V. Aquí, la última
neurona de la serie emite axones largos que en su mayoría se unen a las fibras de la vía rápida
atravesando primero hasta el lado contrario de la medula ascendente hasta el encéfalo por esa
misma vía anterolateral. Esta vía es mejor descrita como espinorreticular (anterolateral), la
cual está vinculada con la reacción afectiva y autonómica del dolor, llega como su nombre lo
indica, a la formación reticular, puente, áreas medulares, y núcleos talámicos mediales. Una
décima a un cuarto parte de las fibras llegan hasta el tálamo, las demás terminan en una de las
tres áreas siguientes:
Los núcleos reticulares del bulbo, el puente y el mesencéfalo.
El tectum del mesencéfalo
La sustancia gris que rodea el acueducto de Silvio. Estas regiones inferiores del encéfalo
ayudan a distinguir los diversos tipos de dolor.
Además, las fibras C ( y termoreceptores) tienen receptores trk-A sobre los cuales actúa el NGF.
La activación de este tipo de receptor puede ser una causa de hiperalgesia, ya que induce
aumento y desarrollo de neuronas autonómicas (8). Las fibras C también poseen receptores
VR-1 (para capsaicina); el cual en su porción extracelular posee una fracción que detecta los
protones, por ello, es sensible a pH bajo y posiblemente su activación se produce durante el
daño tisular que origina una disminución del pH y la liberación de sustancias inflamatorias,
produce daño tisular.
También se han descrito pequeñas células del ganglio de la raíz dorsal receptores
estrechamente sensibles a gadolinio (35% de ellas), relacionadas con la mecanosensibilidad de
las fibras C. Los nociceptores C responden al calor y sustancias químicas lo estimulan en
su estado basal, pero muestra respuesta sostenida después de la inflamación.
Todas estas particularidades y los neurotransmisores y mediadores liberados parecen ser los
responsables de que los impulsos conducidos sean característicos de dolor.
Funciones neuroefectoras: Tal vez la causa más importante de dolor clínico es la
inflamación, la cual da lugar a cambios químicos bien definidos que ocurren en el lugar donde
ocurrió daño tisular y en los procesos de enfermedad. El pH bajo y una variedad de mensajeros
llamados algógenos son los causantes del dolor, las sustancias son: citocinas, Prostaglandinas,
Histamina, 5-hidroxitriptamina, péptidos, acetilcolina, etc. (tabla II).
Los nociceptores cuando son activados por estímulos nocivos, liberan neuropéptidos en sus
cuerpos celulares, es decir, en el cuerno dorsal (sustancia P, CGRP) que actúan en la periferia,
pero también las células nociceptoras aferentes primarias estimulan a las neuronas simpáticas
posganglionares para que liberen NE, ATP, y otras sustancias ya mencionadas. La activación de
las células PAN pueden ser regulados positiva o negativamente por algunas de las siguientes
sustancias: (3, 8)
Bradicinina. Liberada en el daño tisular y presente en el exudado de inflamación, sensibiliza
a los nociceptores para otros estímulos cono temperatura y tacto, actúa sinergisticamente con
la serotonina; actúa en las células postganglionares simpáticas provocando liberación de ácido
araquidónico y su conversión a PGE2 la cual estimula y sensibiliza a los PAN (este es el mismo
mecanismo por el que la NE induce la formación de PGI2; actuando de la misma manera sobre
los PAN). Modula también los canales de Na activados por calor; mecanismo que implica la
activación de la isoforma e de la proteincinasa C. El bajo pH produce su liberación por la
entrada de Ca++ extracelular
Protones. La disminución del pH producto de la inflamación excita a las células PAN.
Serotonina: La liberación del factor estimulante de plaquetas por parte de los mastocitos
induce la liberación de 5-HT por parte de las plaquetas, la cual es activadora de l,os receptores
5-HT1a que provocan hiperalgesia en los PAN; y de los receptores 5-HT3 que potencian el dolor
por otros mecanismos actuando a través de un segundo mensajero.
Histamina. No es claro su efecto. Los mastocitos cuando son estimulados por sustancia P
liberan histamina. Potencia los efectos de PG y otros eicosanoides de las células endoteliales.
Citocinas: Tienen diversos efectos e interacciones, las más importantes son: IL-1, induce
PGE2 en células no nerviosas, la cual activa PAN, la IL-1a estimula la expresión de receptores
B1 que unen bradicinina; primero, la liberación de bradicinina sequida a un daño tisular activa
los receptores B2 de manera directa, y aumenta la expresión de receptor B1. La IL-8 estimula
las neuronas simpáticas postganglionares provocando hiperalgesia. La IL-8 induce la
liberación de PGE que activan PAN. El TNF induce la liberación de IL-1, IL-6 e IL-8. El NGF
regula la síntesis y transporte de la sustancia P y el CGRP que incrementan la liberación de
histamina.
Prostaglandinas. Sensibilizan a los estímulos a los PAN, vía AMPc. Activan directamente
nociceptores directamente durante la inflamación.
Adenosina. Producida durante la inflamación estimula fibras C, mediados por receptor A2.
Sustancia P. Localizado en las neuronas de la raíz dorsal de la médula espinal es transportada
hacia la periferia y liberada después de la activación de los PAN. Intensifica el dolor por
mecanismos que involucran inflamación, liberación de PG, liberación de enzimas lisosomales,
estimula citocinas y activa linfocitos.
Péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP). Es el más abundante y
potente vasodilatador en las fibras aferentes primarias. Modula la percepción del dolor en la
periferia y cuerno dorsal de la médula espinal. La ocupación de los receptores VP-1 por el
antagonista capsazepina reduce la liberación de CGRP.
Oxido nítrico. La sustancia P y bradicinina liberan ON de las células del endotelio vascular.
Produce vasodilatación, activa guanilatociclasa que produce GMP el cual
altera funciones celulares. Parece participar en la hiperalgesia.
Neutrófilos. Los neutrófilos son los efectores primarios en los sitios de inflamación. Se
acumulan en gran número y liberan muchas de las citocinas ya mencionadas, liberan LT,
liberan 8R, 15 S-diHETE (estereoisómero 8R, 15S del ácido deihidroxieicosatetraenoico) que
sensibiliza directamente a los PAN.
Tabla II. Sustancias que directamente estimulan o sensibilizan
fibras nociceptivas aferentes primarias
Tomado de: Markenson JA, Mechanisms of chronic pain. Am J Med 1996, 101 (suppl 1A):10s
Hiperalgesia.
La hiperalgesia o sensibilización ocurre cuando intensos y repetidos estímulos de daño tisular o
inflamación están presentes debido a cambios físicos en el tejido dañado. Esto provoca una
disminución en el umbral de PAN el cual conduce a que un estímulo antes inocuo provoque
dolor. (9) Un cambio en la expresión de los canales iónicos es un mecanismo que puede
contribuir a la hiperexitabilidad. Diferentes formas de lesión induce cambios en la expresión de
canales de Na. Una axotomía, por ejemplo, disminuye la expresión de canales de Na TTX
sensibles e incrementa la expresión de los canales rápidos de sodio, también TTX sensibles.
Más aún, durante la inflamación aumenta la expresión de los canales de Na TTX resistentes.
Dentro de estos canales TTX resistentes el SNS/PN3 es crítico para el inicio
y mantenimiento de la hiperalgesia, provocando entonces alodinia. Los canales TTX resistentes
son inducidos por PG para producir hiperalgesia.
Otro mecanismo de hiperalgesia es la activación de receptores trk-A por NGF. La contribución
de la neurocinina A y la sustancia P en la sensibilización puede ser considerablemente menor
de lo que hasta hoy se ha sospechado. La activación de la isoforma g de la proteincinasa parece
ser vital para el desarrollo de la hiperexitabilidad nerviosa iniciada por daño a través de las
neuronas del cuerno dorsal. (9) Por otra parte, la inflamación periférica disminuye el umbral
mecánico para activar neuronas. Otro cambio es la ampliación de los campos receptores, los
cuales pueden ser interpretados como un aumento en la sensibilidad de las neuronas de la
médula espinal respecto a los impulsos de la periferia originados en el campo receptor. Cuando
la inflamación se produce en la periferia de los campos receptores, se provoca una estimulación
constante de los nociceptores, provocando una serie de respuestas subumbrales (potenciales
postsinápticos exitatorios (EPSPs) los cuales se sostienen por la resistencia de los
neurotransmisores a la degradación (por ejemplo Neurocinina A) y porque actúan de manera
parácrina. Todo esto sumado a la cantidad de neuronas que lo realizan, parece brindar la
apariencia de que los campos receptores se expanden; dando lugar a una especie de
hiperexitabilidad espinal.
También cuando los nociceptores son activados por estímulos nocivos liberan neuropéptidos
de sus cuerpos celulares en el cuerno dorsal (tabla II) que actúan sobre las células de la
periferia. La activación de los nociceptores aferentes primarios (PAN) estimula neuronas
simpáticas postganglionares y libera norepinefrina, ATP, Adenosina, prostaciclina,
interleucina-1 y neuripéptido Y. Todo esto ocurre por estimulación local o por reflejo espinal.
Todo lo anterior provoca una reacción de sensiblización (hiperalgesia) de los receptores. (3, 9)
Conducción del impulso doloroso y transmisión sináptica
Las vías anatómicas de la conducción del dolor ya han sido detalladas. La señal viaja desde el
cuerno posterior de la méduloa espinal hacia el cerebro de manera generalmente rápida, a un
promedio de velocidad de 170 m/s.
Las fibras procedentes de los nociceptores terminan en el cuerno dorsal de la medula espinal,
aquí son liberados diversos neurotransmisores. El glutamato (aminoácido excitatorio) que
ejerce sus efectos sobre neuronas de segundo orden mediados por los últimos dos tipos de
receptores para aminoácidos excitatorios que son: el receptor ácido a -amino-3-desoxi-5-
metilsoxazol-4-propiónico (AMPA) y el receptor N-metil-D-aspartato que son activados por
esos ligandos selectivos. Otra proporción de fibras nerviosas aferentes poseen otros péptidos
como son la sustancia P, neurocinina A y CGRP. Desde aquí se proyectan a l cerebro por las
vías ya conocidas. De los fármacos inhibitorios, el mejor conocido es el GABA.
Los genes que codifican la secuencia de algunos neuropéptidos aferentes primarios son
regulados positivamente cuando hay inflamación. Ejemplos son el gen de la preprotaquicinina
que codifica para sustancia P, NK endógena, receptor de NK A, receptor endógeno NK2, y el
gen que codifica para CGRP. El gen de la predinorfina es también regulado en la médula
espinal.
El gen de la ciclooxigenasa 2 (cox-2) que codifica la proteína que convierte el ácido
araquidónico en la molécula PGH2, precursora de prostaglandinas es también regulado pero
agudamente en los casos de inflamación.
Todo lo anterior indica que los neuromoduladores y los neurotransmosores actúan sólo
durante periodos temporales muy definidos.
Percepción del dolor en el cerebro
Por las vías anatómicas ya descritas y por otras tantas que faltan por conocer, los impulsos
dolorosos llegan al cerebro, la intensidad percibida provocada por dolor evocado por diferentes
impulsos se correlaciona con un incremento del flujo sanguíneo regional en las siguientes
estructuras cerebrales: bilateralmente el vermis del cerebelo, putámen, tálamo, ínsula y corteza
anterior del cíngulo; contralateralmente se activan las áreas somestésica primaria (SI) y
secundaria (SII). La corteza motora suplementaria y área premotora ventral contralaterales
también son activadas. (6, 10)
El nivel alto de complejidad y de organización de este proceso de percepción del dolor, las
innumerables y desconocidas conexiones entre las diversas áreas cerebrales hacen difícil
establecer con claridad el sitio exacto que percibe el dolor como tal (si es que existe dicha área),
pero constantemente se está investigando sobre este asunto y se han podido establecer varias
conclusiones interesantes, pero aún falta mucho por conocer y estamos a la espera de nuevos
conocimientos. Por lo pronto, nos conformaremos con describir lo que conocemos.
Tradicionalmente se considera que el área somestésica primaria (SI) es uno de los principales
sitios con que se percibe el dolor, es activada cuando se presentan estímulos dolorosos y es
asociada a estados patológicos de dolor, esta activación es latmente modulada por factores
cognoscitivos que alteran la percepción del dolor, incluidos la atención y la experiencia previa.
Actualmente se considera que el papel de SI es principalmente como modulador de aspectos
sensoriales del dolor, incluidos la localización e intensidad (10). La corteza insular y la corteza
anterior del giro del cíngulo son relacionadas con los estímulos dolorosos térmicos y las áreas 5
y 7 de Brodmann (lóbulo parietal posterior) son las regiones mejor relacionadas con la
percepción del dolor (11).
Muchas de las investigaciones en el campo actual están encaminadas a establecer las
conexiones que se relacionan con la percepción del dolor en el cerebro. Estos estudios han
arrojado evidencias de que es dolor es un mecanismo bilateral, en el que participan áreas ya
mencionadas que establecen interconexiones bilaterales. El dolor es entonces un mecanismo de
percepción bilateral en aspectos como percepción, atención, estado afectivo, control motor, etc.
La discriminación afectiva y conductual del dolor se establece en el tálamo, específicamente en
núcleos central y parafasicular. (6)
En resumen, podemos considerar con base en los conocimientos actuales que las principales
áreas cerebrales típicamente involucradas en el dolor son:
Procesamiento somatosensorial: SI, SII, corteza insular posterior.
Procesos motores: cerebelo, putamen, globo pálido, corteza motora suplementaria,