ROGER TRINQUIER - La Guerra Moderna PDF
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ROGER TRINQUIER - La Guerra Moderna PDF
LA GUERRA MODERNA
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Ed it io n s d e la ta ble r o n d e
I n t r o d u c c io n
Segunda p a rte : La d ir e c c io n p o l I ti c a y m i l i t a r
DE LA GUERRA
Tcrcera parte: L a g u e r r a l l e v a d a a l c a m p o e n e m ig o
C o n c lu s io n ........................................................................... 119
INTRODUCCION
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Vichy, y, habiendolas superado en Indochina, en 9 de marzo de
1944, hioieron lo mismo al dia siguiente en Shangai, dando a
Trinquier, por ende, su primera experiencia como prisionero
de los japoneses. La presencia de unidades francesas en China
condujo, al menos en su caso, a una situacion hasta cierto punto
curiosa despues del V-J Day, o sea el dia del armisticio: cuan
do los infantes de marina americanos, con todo su equipo en-
cima, desembarcaron en Tientsin, fueron recibidos por un gru
po de infantes de marina franceses que les rindieron honores
militares. Eran hombres de la guarnicion cercana a Pekin que
recuperaron sus propias arma.s despues de la rendicion de los
japoneses.
Elevado al rango de capitan en 1942 por el gobierno de
Vichy, Roger, como otros compafieros de armas, ni rompib con
Vichy ni trato de unirse a las fuerzas de los franceses libres del
general Charles de Caulle, y esto fue algo que mas tarde habia
de influir grandemente en su carrera. Sus ascensos llegaron muy
lentamente, y la malquerencia que se produjo entre los oficia
les pertenecientes al ejercito de los franceses libres y aquellos
que, aun simpatizando con la causa aliada, sirvieron a las 6r-
dcnes del gobierno de Vichy provoco no pocas situaciones em-
barazosas. Esto explica, quiza, la fuerte animosidad de Trin
quier contra el general De Caulle, que no trata de ocultar y
que se produce peribdicamente en casi todas sus declaraciones
politicas.
Liberado de los japoneses, despubs del V-} Day, Trin
quier, como otros compafieros de armas, buscb ser designado
para establecerse en Indochina, quiza para demostrar que su
alianza de tiempos de la guerra estuvo motivada por algo que
no tenia nada que ver con el miedo a la bataUa.
Tras llegar a Saigbn, el 3 de enero de 1946, se convirtib en
un jefe dual en el grupo encabezado por el comandante Pon-
chadier, que habia recibido la dificil misibn de limpiar de ele
mentos vietnamitas los pantanos y terrenos arroceros que cir-
cundaban la ciudad. Al regresar a Francia, sin embargo, Trin
quier supo que, como otros oficiales que habian permanecido
fieles al gobierno de Vichy, seria licenciado del servicio. Pero
como un oficial de mayor graduacibn que le habia oonocido
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cuando actub como subteniente en Chi-Ma intervino en su fa
vor, el ejercito decidib enviarle nuevamente en servicio, el I'-*
de febrero de 1949, a Tarbes y Pau, donde Francia habia crea-
do un oentro educacional de paracaidistas. El oficial que salvb
la carrera de Trinquier fue tambien un viejo oficial de los ser-
vicios de Indochina, el general Raoul Salan, mas tarde coman
dante en jefe en Indochina y Argelia. En 1961 fue uno de los
que dirigib la revuelta de Argelia contra el general De Gaulle,
y habiendo sido capturado y condenado, despues de ser acu-
sado de tratar de derribar al gobierno de la republica, ahora
esta cumpliendo condena de cadena pei'petua en una prisibn
militar.
El 14 de noviembre de 1947, Trinquier regresb a Indochi
na como segundo jefe del primer batallbn de paracaidistas
de las colonias, habiendo sido designado jefe en propiedad en
septiembre de 1948, despues que el jefe fue muerto en accibn.
Ascendido al grado de comandante, Trinquier y su unidad par-
ticiparon en la accibn de limpieza, pulgada por pulgada, en
Plain of Reeds, donde cuatro veces tuvo que descender como
Daracaidista, y al sur del Vietnam central. Esas son justamente
as regiones en que los soldados americanos y las tropas viet-
namitas estan envueltos actualmente.
Una nueva visita a Francia, para actuar como comandante
en jefe del centro de preparacibn de Frejus, le alejb de Indo
china; pero en diciembre de 1951 retornb alia para hacerse car
go del nuevo servicio creado por el mariscal Jean de Lattre de
Tassigny, comandante en jefe de todas las tropas frqucesas des-
tacadas en el Lejano Oriente. De Lattre habia decidido utilizar
los eonocimientos de los Vietnameses en pelear detras de las
lineas contra los propios vietnamitas comunistas, situando nu-
merosas guerrillas detras de las lineas enemigas, ya dentro de
su propio territorio. En vista de sus grandes eonocimientos de
la topografia del lugar, Trinquier fue escogido como jefe de
las operaciones nortenas y logrb grandes exitos en los primeros
momentos, porque dejb caer grupo tras grupo detras de las li
neas enemigas, y, contrariamente a lo que muchos esperaban,
esos grupos sobrevivieron y pelearon como nunca.
Cuando los mbtodos empleados por Trinquier fueron co-
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nocidos por los coiisejcros militares americanos cstacionados en
Saigon, fue invitado a visitar los ccntros de entrenamiento de
fuerzas antiguerrilleras situados en Corea y Japon. Dos jbvenes
oficiales americanos retornaron con el, a Indochina a fin de
aprender, en el terreno de operaciones, sus tacticas en ese sen
tido.
Esto hizo posible que gran cantidad del equipo america
no para la guerra de .guerrillas fuese facil de encontrar.
A mediados de 1951, el comandante Trinquier recibib la
misibn de ejercer de comandante en jefe de todas las lineas de
operaciones de Indochina, y sus unidades comenzaron a ser re-
conocidas oficialmente como los G.C.M.A., o sea Crupos de Co
mandos Mixtos Aerotransportados, nombre que fue cambiado
en diciembre de 1953 por el de C.M.I., Crupo (Mixto de Inter-
vencibn, cuando su misibn fue extendida mas alia de los terre
nos donde operaban los comandos paracaidistas.
Hacia fines de 1953, cerca de 20.000 hombres estaban bajo
su control, siendo bsta, probahlemente, la mayor unidad que
haya dirigido jamas un comandante del ejbrcito, y tuvo como
misibn realizar numerosas operaciones en un terreno que cu-
brib muchas millas cuadradas de territorio enemigo. Miembros
de tribus nativas se fueron ofreciendo para ayudarle en esta
labor, en numero mayor que el que podia equiparse y entrenar-
se; pero antes de que pudiera siquiera utilizarlas como pensa-
ba terminb la guerra Indochina, lo que Trinquier ha dado en
llamar *el lamentable incidente de Dien Bien Fu*. Lo que si-
guib fue una debacle horrible: miles de partidarios tuvieron
que ser dejados practicamente a merced del enemigo, en vista
de que las estipulaciones del tratado de Cinebra de 1954 no
permitieron mas a Francia seguir proporcionando material de
guerra para defenderlos.
Trinquier dice que pidib a los Estados Unidos, que no ha
bian firmado el acuerdo de Cinebra, que continuasen suplien-
do a las guerrillas; pero asegura que su peticibn fue rechazada.
De este modo, los leales continuaron peleando a su cuenta y
riesgo, y aunque dieron muchisimo que hacer, lo cierto es que
fueron eliminados uno a uno. En su ultimo informe oficial de
operaciones (qne yo encontrb entre ciertos arohivos olvidados
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en Paris), Trinquier no pudo evitar tener que decir algo de
los hombres que lealmeute le habian servido, y que habian si
do abandonados a su suerte:
La total suspension de la ayuda lo g istic a ... traera consigo la pro-
gresiva liquidacion d e nuestros ( infiltrados) elementos. H ay muy poca
esperanza de que los lideres de nuestros maquis, o fuerza de guerrilla,
puedan escapar a la “clem encia” del presidente Ho-Chi-Minli.
H acia el 15 de agosto de 1954, quince batallones regulares ene
migos, quince batallones regionales y diecisiete companias regionales fu e
ron lanzados contra ellos. Al suspender el fuego, ciunpliendo ordenes su
periores, en los precisos momentos en que nuestros guerrilleros estaban a
punto d e triunfar dejo a nuestros maquis, invencidos en el cainpo de b a
talla, listos para ser sacrificados
Si el alto comando, por disciplina, lia aceptado el sacrificdo de estos
nobles guerrilleros, no me creo m oialpiente autorizado a pedir a sus jjar-
tidarios que contimien a su disposicion. E n esta sangrienta aventura, su
unico consuelo resulta el orgullo de h aber obtenido el exito en las ulti
mas actividades de la cam pana y de h aber creado un favorable estado
de insurrecoion contra las fuerzas del Vietminh.
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Primera parte
PREPARACION PARA LA GUERRA
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otro sentido, y la estan empleando en contra nuestra. En otras
palabras, nuestros enemigos nos estan situando donde quieren
para extorsionamos despuds. Y al final tendremos que aceptar
lo que nos digan, si antes no aprendemos a destruir el sistema
de guerra que estan utilizando contra nosotros. Ese es nuestro
problema. Y habremos olvidado nuestra obligacion si por de-
jadez permitimos que ellos alcancen la victoria. Eso significaria
sacrificar nuestra indefensa poblacion a la inescmpulosidad del
enemiga.
21
2. Lo QUE ES LA GUEFRA MODERNA
25
3. Lo QUE ES UNA ORGANIZACION CLANniuSTINA
DE GUERRA
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de ataque, asi como abundante tiempo y una tecnica precisa.
No hay que olvidar que, desde los miembros de los principales
cuadros a los delegados de los ginipos regionales mas flojos, to
dos habian recibido, mas o menos, abundante entrenamiento
marxista y eran hombres probados que habian ingresado volun-
tariamente en la organizacion y realizaban su labor en pro de
un ideal.
Los cuadros mas bajos, tambien de accion, fueron recluta-
dos entre los elementos mas pobres de la ciudad, completando
el grupo con delincuentes y criminales habituales. Y la sola
condicibn de venir de donde venian ya los hacia perfectamente
elegibles para la misibn que les estaba senalada.
Mas tarde la organizacibn fue recibiendo la cooperacibn dc
nuevos elementos que se consiguieron por el influjo de los
exitos obtenidos, aumentando de este modo sus fuerzas. Nos
enteramos de la forma en que fueron reclutados a traves del
interrogatorio que se les hizo.
A la pregunta: «^Cbmo ingresaron en el Ejercito de Libe
racibn Nacional?*, la mayoria —jovenes en casi su totalidad—
respondian:
«Yo era un esforzado trabajador y me ganaba la vida hon-
radamente. Un dia me detuvo en la calle un individuo que in-
sistib en que yo pagase cierta suma al Frente de Liberacibn
Nacional. Inicialmente me negue y tres hombres que le acom-
panaban me golpearon. No me quedb mas remedio que pagar.
Al mes siguiente los mismos individuos me pidieron la misma
suma. Esta vez pague sin protestar. Asi aprendi mi leccibn.
Meses despues yo formaba parte del grupo de colectojres. Todos
los meses me entregaban una lista de las personas que se su-
ponian tenian que contribuir y me hacian acompanar por un
grupo encargado de protegerme mientras completaba la colec-
ta. Como yo hacia deporte y me encontraba en exclentes con
diciones fisicas, me pidieron que me incorporase al ejercito de
la organizacibn, al Ejercito de Liberacibn Nacional. Quise re-
husar, pero los mismos individuos emplearon argumentos de
masiado “convincentes”, y tuve que aceptar. Desde ese instante
me senti perdido, porque, paia poder ingresar de modo oficial
en el Ejbrcito de Liberacibn Nacional, uno tiene que ser pro-
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bado en un acto terrorista de calle, y no me quedo mas remedio
que ejecutarlo.
Las condiciones en que el acto tenia que efectuarse me
I'uoron explicadas. Una noche, a una bora determinada y en
determinado lugar, un individuo a quien no conocia tenia que
darme un arma cargada con la mision de matar a la primera
persona que me encontrase. Despucs tenia que huir, defando
el arma en un laton de basnra que la persona desconocida te
nia que indicarme. Hice sin fallar lo que me dijeron y a los
tres dias ingrese como miembro del Ejercito dc Liberacion
Nacionab.
Asi fue como en el mes de enero de 1957 el doctor X, de
Argel, fue asesinado en plena via publica por un jovenzuclo
que ni siquiera conocia el nombre de su victima.
El sistema de presionar a los ciudadanos variaba constan
temente. Este que acabamos de relatar es, posiblemente, uno
de los mas frecuentes. Asi reclutaban a los mucbachos que to
davia no podian pensar por si mismos.
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4. E l TERROniSMO, a r m a p r in c ip a l
DE LA GUERRA MODERNA
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tener la impresibn de que esta aislado e indefenso, y, como al
propio tiempo todavia no se ha conseguido que las autoridades
publicas —incluyendo la policia— puedan garantizarle su segu
ridad en medio de esta situacibn, acaba por perder la confian
za, y poco a poco va inclinandose hacia los terroristas, que es
lo que bstos buscan, al experimentar que son los linicos que
pueden proporcionarle la proteccibn debida. Asi, el objetivo
principal del terrorismo, que consiste en provocar la vacilacibn
de la poblacibn, se ha obtenido.
Lo que caracteriza al terrorismo y le hace aparecer como
un arma dc extraordinaria fortaleza, es la matanza que gene
ralmente provoca entre la gente indefensa. Opera dentro de un
marco familiar, al tiempo que rehuye el riesgo que ordinaria-
mente enfrenta el criminal vulgar, y no digamos nada de los
soldados quo actuan en el campo de batalla o de los civiles que
hacen frente a tropas regulares.
El criminal ordinario liquida a determinado individuo
—usualmentc una sola persona— guiado por un propbsito espe-
cifico. Una \'oz que alcanza este propbsito, deja de ser im peli
gro para la sociedad, Su crimen se basa en un motivo percepti
ble, digamos robo, venganza, etc. Para triunfar en su empeno,
muchas veces tiene que corrcr riesgos que pueden conducir
facilmente a su arresto. Su trabajo, pues, se lleva a cabo dentro
de un marco conocido. Y esto quiere decir que puede ser pues
to en practica un estudiado plan para descubrirle, obteniendose
justicia a la larga, aun cuando en ocasiones el asunto tome al
gun tiempo.
El soldado trata de liquidar a su adversario en el campo
de batalla, perfectamente uniformado. Pelea dentro de un mar
co tradicional controlado por reglas que son aceptadas y res—
petadas por ambos bandos. Comprendiendo el peligro de su
misibn, generalmente tiene enorine respeto por su adversario,
porque sabe que los dos estan corriendo el mismo riesgo. Cuan
do la batalla ha terminado, los muertos y heridos de ambos
campos son tratados con el mismo sentido humanitario. Y los
prisioneros son retirados de circulacibn tan pronto es posible y
alejados de toda nueva accibn belica hasta que la guerra haya
terminado.
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Para los civiles que hacen frente a tropas regulares, el he
cho de que esten haciendo la guerra sin uniforme, violando las
reglas de la guerra tradicional, lo que los exime de la protec-
cion de las mismas, los convierte en candidates a ser fusilados
si son hechos prisioneros por sus oponentes. Y este es un riesgo
como otro cualquiera.
Pero el caso del terrorista es distinto. No solo hace la gue
rra sin uniforme, sino que ataca, bien lejos del campo de ba
talla, a ciudadanos indefensos que, en calidad de inermes,
creen estar protegidos por las reglas de la guerra tradicional.
Envuelto en una amplia organizacibn que prepara su misibn y
le ayuda a completarla, siempre esta protegido en su retirada
y practicamente no corre riesgo alguno de ser atacado por sus
victimas o de ser llevado a los tribunales de justicia. Cuando se
le pide que mate a determinada persona, determinado dia, en
determinado lugar, con el unico propbsito de crear terror en
la poblacion civil, o que provoque la muerte de numerosas
personas en determinado lugar publico, generalmente esta bien
protegido y le es facil eludir la accion de la policia.
En Argel, durante 1956, el Frente de Liberacion Nacional
(F.L .N .) establecib la organizacibn clandestina de guerra que
hemos senalado anteriormente, y resultb materialmente impo-
sible a la policia detener un .solo terrorista. En vista de que los
ataques iban en aumento, la policia debib darle la importancia
que tenian, sin embargo; y debib apelar al ejbrcito. Sin la in-
tci-vcncibn masiva del ejercito, en particular la Divisibn de Pa
racaidistas, la ciudad hubiera caido en manos de los terroristas
F.L.N. a comienzos de 1957, con el resultado de que hubiera
sido upccsario abandonar toda Argelia.
En una gran ciudad, las fuerzas policiacas pueden restrin-
gir en parte la accibn de los terroristas retardando, por tanto,
el que ]ogrcn controlar totalmente a la poblacibn. Obligados a
trabajar en secreto, la labor de la organizacibn sera lenta y di
ficil. En estas circunstancias, una accibn masiva y drastica por
parte del ejbrcito puede Ilegar hasta eliininarlos por completo,
como ocurrib en Argel en 1957.
En regiones no tan ampliamente protegidas, que siempre
constituyen la mayor parte de! territorio de una nacibn, par-
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ticularmente en areas casi inhabitadas donde las fuerzas de
policia son reducidas o en muchas ocasiones ni existen, el te
rrorismo encuentra la via expedita para hacerse sentir en el
inicio de un conflicto, y esto hace que sea mas efectivo.
Golpes aislados revelan la existencia del terrorismo. Esto
despierta la atencion del pueblo y le invita a tomar precaucio-
nes. Entonces una accion mas firme, ejecutada por el terroris-
ino selectivo, comicnza a eliminar personas de menor importan
cia, ciertos burocratas, y si la policia no atiende los primeros
avisos o es muy lenta enfrcntandose a la situacion, el terror
seguira ea aumento, tratando de eliminar cada vez mayor nu
mero de personas. Esta accion gana rapidamente el silencio de
los indefensos habitantes y, en consecuencia, los agentes ene-
inigos tienen mano libre para organizar y manejar la poblacion
civil a su antojo.
De ahi en adelante, precisamente dentro de esta poblacion
que ha sido controlada por e] terror, los pequenos grupos qne
estan encargados de hacer la guerra de guerrilla pueden insta
larse comodamente y, como dice Mao T.se-Tung, llegan a sen-
tirsc como pez en el agua. Son alimentados, bien informados y
hasta protegidos por esa aterrorizada poblacion que casi se
considera obligada a servirlos, y asi pueden aplicar sus golpes
sin temor a ser contenidos o delatados.
La guerra moderna requiere la incondicional sumision y
ayuda de la poblacion. Esta ayuda hay que buscarla y mante-
nerla sobre todas las cosas. El mcjor metodo para alcanzar este
proposito os emplear el terrorismo.
Una estricta vigilancia es mantenida sobre todos los babi-
tantes. Y la menor indicacion o sospecba de falta de coopera
cion es castigada con la muerte, muchas veces precedida por
tortura.
Las atrocidades cometidas por el Frente Nacional de Libe
racion en Argelia para mantener su control sobre la poblacion
son innumerables. Solo voy a citar un caso para dar una idea
del grado de terror que mantenian en ciertas areas.
En el mes de setiembre de 1958, las fuerzas del orden ocu-
paron los archivos de nn tribunal de una de las regiones con-
troladas por el F.I,.N, En el acuartelamiento de Michelet
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solamente, en el distrito de Kabylie, unos 200 habitantes fue
ron condenados a muerte y ejecutados entre el de noviembre
de 1954 y el 17 de abril de 1957.
Esto demuestra que el terrorismo es un arma de guerra, y
es importante que se le de la importancia que tiene.
Aunque no es un arma nueva, hasta hace poco solo era
utilizado por grupos revolucionarios aislados para realizar ata
ques espectaculares, por lo general, frente a destacadas persona-
hdades politicas, como, por ejemplo, soberanos, jefes de Es
tado y ministros. Aun en Indochina, donde las guerrillas
alcanzaron tan extraordinario grado de desarrollo que permitio
triunfar a las fuerzas del Vietminh, el terrorismo nunca fue
empleado sistematicamente. Y asi, los ataques con bombas
plbsticas realizados fuera del Teatro Municipal de Saigon, que
causaron numerosas victimas, no fueron llevados a cabo por
los vietnamitas.
El terrorista no debe ser considerado como un criminal
ordinario. En realidad, su trabajo se realiza dentro del marco
trazado por su organizacion, sin que ello represente interes
personal, y esta guiado solamente por su deseo de ayudar a
una causa que el considera noble y que busca detenninado
ideal. El mismo ideal que guia a los soldados en cl campo de
batalla. A una orden de sus superiores, mata sin tener el menor
odio hacia sus victimas, lo mismo que el soldado hace en su
escenario. La unica diferencia consiste en que sus victimas son,
por lo general, mujeres y ninos, o personas completamente in-
defensas que son tomadas por sorpresa
Esto parece criticable. Pero, en una epoca de la historia
en que el bombardeo de las ciudades abiertas es permitido y
cuando dos ciudades japonesas fueron climinadas de la faz de
la tierra por la bomba atomica, cuando hubo apuro en termi
nal' rapidamente la guerra en el Pacifico, no es posible repro-
ohar al terrorismo que actiie en la forma que lo hace. Yassef
Saadi, jefe de la Zona Autonoma de Argel, declaro despubs de
su arresto: “Puse mis bombas en la ciudad porque no tenia
aeroplane para tirarlas. Pero cause menos victimas que la arti
lleria o el bombardeo aereo de nuestras pequenas localidades.
Yo estoy en guerra. Nadie puede criticarme por lo que hago.”
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Analizado desde este piano, el terrorista se ha convertido
en soldado como el aviador y el artiilero. Solo que el aviador,
al ejecutar su vuelo sobre una ciudad, sabe que la bateria
antia^rea puede detener su mision o matarle. Y el artiilero
herido en el campo de batalla, acepta su sufrimiento fisico,
que algunas veces dura boras, cuando cae entre las lineas y
nadie puede rescatarle o ayudarle.
Jamas se les ba ocurrido a estos soldados pedir que el
enemigo renuncie al uso del rifle, del proyectil o de la bomba.
Y cuando van al hospital saben que han hecho su parte. El
soldado, por tanto, admite la posibilidad de sufrimiento al
realizar su mision. El riesgo que corre en el campo de batalla
y los sufrimientos que muchas veces se derivan de las lesiones
que reciben son parte de su labor. Y representan el precio de
su gloria.
El terrorista reclama los mismos honores sin incurrir en
las mismas obligaciones. Su tipo de labor le permite eludir la
accion de la policia, sus victimas no pueden defenderse, y el
ejercito no puede emplear todos sus recursos en detenerle
porque siempre se esconde entre la misma poblacion a la
que ataca.
Desde luego, cl terrorista sabe que, sorprendido y captu-
rado, no puede esperar que le traten oomo un criminal ordinario
o que se limitcn a tomarle prisionero como hacen con los sol-
dados en el campo de batalla. Las fuerzas del orden tienen
que aplicarle distintos procedimientos, porque lo que se busca
en el no es el castigo de su accion, de la que en realidad no es
totalmente responsable, sino la eliminacion de su organizacion o
su rendicion. En consecuencia, cuando se le interroga no se le
piden detalles de su vida ni se le pregunta sobre los hecbos
que ha realizado con anterioridad, sino precisa informacion so
bre su organizacion. En particular, sobre quienes son sus supe-
riores y la direccion de los mismos, a fin de proceder a su
inmediato arresto.
Ningun abogado esta presente cuando se efectua este in-
terrogatorio. Si e] prisionero ofrece rapidamente la informa
cion que se le pide, el e.xamen termina en seguida. Pero si
esta informacion no se produce de inmediato, sus adversarios
se ven forzados a obtenerla empelando cualquier medio. En-
37
tonces el terrorista, como antes el soldado, tiene que soportar
sus sufrimientos, y quizbs hasta la misma muerte, sin decir
media palabra. El terrorista tiene que aprender a aceptar estas
consecuencias como una condicion inhetente a su funcion y al
metodo de guerra que el y sus superiores, con perfecto co-
nocimiento de lo cjue hacian, han escogido. Una vez que el
interrogatorio ha terminado, sin embargo, cl terrorista puede
seguir la misma suerte que el soldado, quedando prisionero y
retirado de la circulacion hasta que el conflicto haya terminado.
Seria iniitil, v poco inteligente, hacerle responsable de los
actos que ha cometido, como no se puede culpar tampoco al
soldado de infanteria por las muertes y destrozos que ocasio-
nan las armas que sus generales le ponen en la mano. Segiin
Karl von Clausewitz.
. . .la guerra es un acto de violencia que se emplea para inipedir que
un oponente pueda com pletar sus propositos. Restricciones im puestas vo-
luntariam ente, casi imperceptibles y no dignas de mencion, comprendidas
en la usanza de las leyes intemacionales, envuelven su desarrollo, sin
detener los actos de violencia. Esta, en consecueneia, es el medio de
que se valen los ejercitos p ara som eter a los enemigos a fin de hacer
mas facil el objetivo q u e se han im puesto. E n momentos dificiles de la
guerra, los errores que se cometan a consecueneia de u n esplritu de be-
nevolencia son siempre los peores. El uso de la fuerza, por lo tanto,
no elimina el empleo de todo m edio que siiva para alcanzar el propo
sito, sin que p ara ello cuente para nada el derram am iento de sangre
qu e pueda produoirse. T ratar d e introducir un principio hum anitario
o de moderacion en la accion es, por tanto, una cosa absurda.
39
cs esparciar en las calles, por las noches, cierto numero de ca-
daveres desconocidos para aterrorizar a la poblacion, esa orga
nizacion no encontrara mucbos problemas para lograr su pro-
p6sito, dentro del marco de las leyes que nos rigen, y para
escapar despues de la persecucion de la policia. Es ya un becbo
cierto que numerosos ataques de este tipo se vienen come-
tiendo por las nocbes, en nuestras grandes ciudades, sin que
sean otra cosa que un preludio de la accion que ba de realizar
mas tarde una organizacion mas fuerte cuando est^ debidamen
te encausada. Estos ataques se completan sin obstaculo alguno,
como prueba elocuente de que la tradicional fuerza policiaca
es inadecuada ya para evitar la guerra moderna del terrorismo.
Cada vez que se produce el ataque, la policia corrc el riesgo
de quedar imposibilitada de actuar.
En el campo, en las afueras de las grandes ciudades y par
ticularmente en regiones como el Massif Central, los Alpes o
Britania, la poblacion no tiene una proteccion permanente. Pe-
quenas bandas terroristas pueden detener el transito en pasa es
dificiles con el simple becbo de matar a los pasajeros de os
primeros dos o tres automoviles que cnicen el lugar. Unas
cuantas acciones de brutalidad, como, por ejemplo, asesinar
salvajemente figuras destacadas de pequenas localidades, inti-
midaran a sus habitantes y los induciran a no dar la informa
cion debida a las autoridades, con el resultado de que las ban
das terroristas podran seguir operando a su antojo.
Operaciones pobciacas de menor cuantia fallaran tambien
lastimosamente, aun cuando se efectuen a tiempo, y eso ani-
mara a buen numero de aventureros a unirse a los grupos
terroristas, trasformandolos en grandes bandas de rebeldes.
Siguiendo esta linea, amplias zonas quedaran en manos
de nuestros adversarios, perdiendo todo nuestro control sobre
ellas. Esto dejara la puerta abierta para las guerrillas. Y con
el terrorismo en las ciudades y las guerrillas en el campo, la
gran batalla babrd comenzado.
Este es un mecanismo, bien conocido ya, que en cualquier
momento puede actuar contra nosotros.
40
5. I d e n t if ic a n d o a l a d v e r s a b io
43
6. D efensa del territorio
46
de los subdistritos, y, teniendo en cuenta que estos individuos
ban de representar un papel importantisimo cn la organizacidn
es conveniente que el jefe en general se encargue dc designar-
los, siempre despues de cuidadosa investigacion. Estos jefes
de subdistritos resultan tan importantes, que no pueden ser
personas que no tengan verdadera preponderancia en el lugar
donde se mueven, digamos en los comercios, en la barriada, en
los clubes o hasta en las mismas familias.
No habra nadie por encima del jefe del subdistrito. Su
labor es demasiado importante para que estd en posicion de
recibir drdenes de otra persona. Y seria, ademas, un bianco
facil para el enemigo. El jefe del subdistrito tiene que ser una
especie de punta en la piramide que constituye la organizacion.
En caso de guerra, un organismo mixto de civiles y mi
litares debera ser creado para controlar los distritos en las
grandes ciudades; y su papel esencial seri trasmitir ordenes a
Jos jefes de los subdistritos, cuidar de que las mismas sean
lievada a efecto y acumular toda la intormacion que estos
jefes puedan proporcionarle. Teniendo constante contacto con
los jefes de Jos subdistritos, este organismo especial podra
asegurar el manteuimiento del trabajo y la correcta ejecucion
de Jas ordenes que se trasmitan.
El censo de la poblacion permitira dar a cada habitante
una especie de tarjeta, quedando el organismo con una o mas
copias de la misma para los efectos consiguientes.
La tarjeta incluira la fotografia de la persona, el numero
de su casa-grupo, la letra del subdistrito a que pertenece, el
numero del distrito y una letra senalando la ciudad en que
reside. El resultado facilitara la identificacion de la persona,
siguiendo a traves del catalogo de afiliados las letras que co-
rresponden a su tarjeta. Y ayudara grandemente a una constan
te comprobacion de los integrantes de la organizacion y de la
habilidad de los jefes de que dependen.
Esta organizacion permitira la participacion de una po
blacion en los trabajos de su propia defensa; y en muchisimas
ocasiones, precisamente por la indole de su labor, facilitara
grandemente la mision de la policia. Asi, la vigilancia, obser
vacion y detencion de individuos peligrosos se bar4 sin mucha
dificultad, y la trasmisidn de instrucciones y ordenes resultara
47
indudablemente facil. La organizacibn, ya en funciones, so
convertira en el mejor baluarte de defensa que pueda tener
un pueblo y adquirii-a insospecbada importancia. Una oficina
central, que podria denominarse Oficina de organizacidn y
control de los habitantes, seria necesaria para canalizar cl
control.
En caso de emergencia, este organismo podra establecer,
en muy poco tiempo, un estricto control sobre el abastecimien
to alimenticio, sobre los medios de locomocibn, sobre los ani
males y sobre todas aquellas fuentes que nuestros enemigos
pudieran utilizar contra nosotros. Ademas, la organizacibn po
dria identificar de inmediato al intruso y senalaria a los rc-
nuentes a cooperar. Todo individuo que fuera tardio en ins-
cribirse o que definitivamente rehusase unirse a la organiza
cibn, tacitamente se colocaria en el seno de la organizacibn
enemiga.
Es importante una busqueda escrupulosa de elementos a
fin de ballar aquellos hombres que son realmente capacitados
para actuar como jefes de los distintos grupos de la organiza
cibn. Y es necesario que nadie falle en su misibn, porque los
habitantes de una poblacibn cooperaran decididamente si ob-
servan que la organizacibn funciona con uniformidad y no
adolece de fallos que puedan dejai-la en manos del enemigo.
El deseo dc una poblacibn de cooperar con el orden no se
pierde ni aun eij los momentos de mayores dificultades. Se
vio en Indochina y se comprobb mas tarde en Argel. Pero
nunca debemos olvidar que el deseo de Ilegar a ser alguien
rapidamente es casi parte inherente del hombre joven; por
tanto, debemos hacer nuestro mejor esfuerzo para conseguir
que este joven coopere con nosotros desde los primeros mo
mentos. Y debemos colocarlo en una posicibn donde despues
le resulte muy dificil retirarse.
Una organizacibn de este tipo, desde luego, hace peligrar
nuestras libertades, )- esto es mi riesgo que no cabe disimular.
Por tener enorme semejanza con otras organizaciones totalita-
rias, nos dejara a merced del ataque de nuestros enemigos.
Pero no debemos olvidar nunca que el enemigo se vale de to
das estas cosas para derrotamos. Por tanto, debemos lucbar
por fomentar su avance y debemos demostrar que, bien guiada
48
y actuando todos sus miembros dentro de la debida responsa
bilidad, podemos eliminar el peligro de nuestros rivales, ga-
randzando al pueblo su estabilidad futura.
Nuestra organizacion, en realidad, es de tipo defensivo.
No actua mas que cuando nuestros rivales quieren conquistar-
nos a traves de terrorismo. Por tanto, en el trabajo que reali-
za, nadie esta abandonando sus derechos democraticos ni de-
jando conducirse a un sendero totalitario. Tenemos encima un
enemigo que nos quiere conquistar por el terror, apoyado en
su disciplina y su organizacion, y tenemos que adelantamos
para evitar que pueda conquistarnos y destruir por ende nues
tra libertad. Una vez que la batalla ,ha sido ganada y el pe
ligro ha pasado, nuestra organizacion no tiene razon de ser
y debe ser desbecha.
Cuando esta en plena funcion es posible que se cometan
abusos. Eso siempre sucede. Por eso es necesario que la orga
nizacion sea seriamente controlada de modo que se mantenga
unicamente como arma de proteccion contra los enemigos del
pueblo y no llegue nunca a trasformarse en el vehlculo de pre
sion para determinado politiqueo,
Esto nunca podra ocurrir si es creada dentro de un ver
dadero espiritu de justicia y si sus integrantes saben mantener
las mejores relaciones entre si sea cual fuere su posicion social.
Es tambien importante que la organizacion nunca pierda
de vista su mision, porque el dia que se aparte de su empeno
de ofrecer debida proteccion a la ciudadania sera el tema fa-
vorito que esgrimiran los terroristas para destruirla y forzar
a los habitantes a caer de lleno en el marco de su inhumana
-servidumbre.
Antiguamente, las naciones gastaba enormes sumas en la
construccion de fortificaciones destinadas a protegerlas contra
cualquier invasion. Hoy, sin emplear tanto dinero, podemos
crear un organismo, integrado por elementos del pueblo, que
se encargara de su total proteccion y nos preseivara de las
acometidas del enemigo, demmciando sus actividades, gracias
a la oportuna inibnnacion acumulada por sus miembros. Esto es
lo que constituye el mejor metodo de defensa de la guerra
moderna.
Todo pais que no instituya una organizacidn de este tipo
49
corre peligro inminente de ser invadido. Y, su costo, repetimos,
no tiene la menor comparacion con el que se emplea en la
edificacion de esas grandes fortificaciones del pasado. No te
nemos, por tanto, la menor excusa que ofrecer si no la cons-
truimos debidamente,
Servicio de Inteligencia
52
propio enemigo, si sabemos bacer las cosas. Nunca debemos
olvidar, en el curso de un interrogatorio, que la persona que
sufre la interrogacion puede volverse bacia nuestio bando y
ofrecernos numerosos informes de interes si sabemos tratarle;
cs decir, si lo interrogamos con cierta flexibilidad. Mucbos
ban estado sirviendo al enemigo forzados por amenazas y ban
tenido que perinanecer en sus filas por temor a represalias. Si
generosamente ofrecernos a estos individuos nuestra proteccion
V nuestras facilidades, con seguridad se convertiran en nues
tros mejores colaboradores.
Otros, despues ,de denunciar las actividades de nuestros
oponentes y de ofrecernos el nombre y el lugar donde se es-
conden sus jefes, no tendran otro remedio que seguir a nuestro
lado, porque, si no lo bacen, corren el riesgo de pelearse con
los dos bandos.
Finalmente, aunque la experiencia ba demostrado que ob-
tener confesiones y denuncias entre las gentes del pueblo no
es cosa facil, en cambio, cuando uno dirige sus pasos hacia
niveles mas altos, digamos hacia los intelectuales, la obtencion
de estas cosas no es realmente dificil.
No debemos olvidar tampoco que no se puede utilizar
constantemente un mismo agente. En consecuencia, tenemos
que renovar frecuentemente el personal, especialmente despues
cpie ha obtenido en determinado lugar la informacion que ne
cesitamos, para evitar que deje de ser efectivo.
Un bien organizado Servicio de Inteligencia, en resumen,
nos proporcionara el material informativo necesario para saber
rapidamente como, cuando y donde esperan dar el golpe
nuestros adversarios.
La mejor solucion es destruir a estos contrario.s antes de
que tengan tiempo de convertirse en un jaeligro. Pera si jx)r
alguna razon —muchas veces una razon politica— no podemos
llegar al inmediato arresto v destruccion, tenemos que acumu
lar toda la informacion que podamos conseguir a fin de caerles
encima tan pronto como nos den orden para ello.
La mejor formula para estar bien informados es introducir
nuestros agentes en la organizacion enemiga y corromper a
sus integrantes. Esto es un trabajo realmente delicado pero
necesario, que solo contados agentes pueden realizar.
53
Cuando la organizacion adversaria comieace a extender
sus ramificaciones, sus agentes, trabajando en campo enemigo,
encontraran que no es facil moverse, y mas numerosas difi
cultades apareceran en su camino, cuanto mayor sea el numero
de agentes que consiga. En estas condiciones, no les sera
facil mantener un estricto control sobre todos sus hombres. Y
esa sera la oportunidad que tendremos nosotros paia infiltrar-
nos y tratar de ganar la confianza de estos individuos.
En este orden de cosas, el enemigo tambien nos propor
cionara los mejores elementos. La seguridad de una organiza
cion clandestina exige que todos sus agentes no se conozcan
entre si, y precisamente actuando en este ambiente podran
nuestros hombres realizar sus arrestos sin que nadie llegue a
enterarse.
Una cosa quc recomendamos es esta; nunca desestimemos
a nuestros adversarios; pero tampoco debemos sobreestimarlos,
atribuyendoles una fuerza invencible que en muchas ocasio
nes no poseen. No debemos olvidar que ellos tambien tienen
sus problemas y sus obstaculos que salvar. Lo que pasa es
que, por lo general, nunca tienen enfrente nadie que les baga
el mismo tipo de guerra, y eso les permite recuperarse de sus
errores y maniobrar hacia el punto que desean.
Si nos preparamos en tiempos de paz para enfrentarnos
con los tiempos de guerra, si proporcionamos al pueblo las
armas de defensa que necesita para rechazar la invasion que
le llega tan cerca y si tomamos la precaucion de mantenerle
bien informado de todas las actividades e intenciones de nues
tros oponentes, podremos estar seguros de que no costara
mucho trabajo completar la accion necesaria para anular los
esfuerzos de nuestros oponentes cuando comience la accion
oficial por ambos bandos. Y asi, en rapidos movimientos, po
dremos impedir que logre su proposito, que no es otro que
derrocar al gobierno establecido legalmente y establecer uno
que imponga su propio sistema.
Desde el momento en que la suerte del pueblo esta en la
balanza la lucha asumira dos aspectos: el politico, de accion
directa sobre el pueblo, y el militar, que constituye en la bata-
Ha oficial que se le brrnde a los ej6rcitos del elemento agresor.
Nuestros adversarios, desde luego, no romperdn nunca las
54
hostilidades antes de haber conseguido el numero de condicio-
nes que necesitan para poder moverse sobre una base s6-
lida. Cuando ya esten seguros de eso, su red de accion habra
invadido ampliamente nuestras fuerzas, y en estas condicio-
nes no tendremos a mano otro medio de rechazarlos que em
pleando medios poderosos, impulsados por una firme decision
de no ceder y unicamente despues de que haA'amos empleado
mucho tiempo.
53
Segunda Parte
LA DIRECCION POLITICA Y MILITAR DE LA GUERRA
I. EL ASPECTO POLITICO
7. A c c io n d ib e c t a so bre l a p o b l a c io n
56
Simultaneamaite, unidades del ejercito entrarAn en aocibn,
ampliando las actividades por toda la ciudad, para reforzar la
red que la policia ya tiene tendida. En esta accion, la actividad
policiaca no es molestada en absolute. Al contrario, seguird
operando como basta entonces, dentro de su propio cuadro,
aunque cooperando abiertamente con el ejercito.
Sin que exista la menor posibilidad de una reaccion por
parte del enemigo, el ejercito podra operar entonces en peque
nos destacamentos, combinando un grupo movil de reserva,
del tamano de una compania, que podra entenderse con las
eventualidades que puedan presentarse en una gran ciudad.
Las fuerzas pobciacas, contando con el excelente respaldo
del ejercito, podra iniciar tambien la organizacidn y control
de la poblacion, en la forma que ya hemos descrito, creando
especialmente su Servicio de Inteligencia y su Servicio de
Accion, que deberan iniciar sus actividades tan pronto como
puedan,
En esta forma, estaremos en disposicion de enfrentamos
al enemigo utilizando sus propias armas, y si ponemos verda
dero interes en nuestra actividad tendremos la seguridad de
que pronto sera eliminado. Trabajando abiertamente y pu-
diendo contar con los enormes recursos que tiene en todo
momento el poder, las fuerzas del orden podran superar facil
mente al enemigo, el cual, obligado a trabajar con cautela y
en secreto, precisamente por la indole de su mision, .^olo pue
de disponer de fuerzas limitadas en un caso de emergencia.
En oolaboracion con la policia y la organizacion civil
que &ta ha formado, podremos obtener toda la informacibn
que deseamos para destruir rapidamente la organizacion con-
traria, pudiendo reconstruirla despues a nuestro gusto, para
nuestro beneficio. Y esto no sera dificil, porque estas organi
zaciones, adaptadas siempre a la importancia y actividad de
la ciudad donde operan, tienen mas o menos la misma estruc-
tura de la que conocimos en Argel de 1956 a 1957, ya descrita
al comienzo.
Las fuerzas del orden deben atacar simultaneamente, no
olvidando nunca que desde los primeros instantes tendran que
enfrentarse con serias dificultades. Y deben recordar que, si
el enemigo rompe abiertamente las hostilidades, es porque
57
ya tiene abonado el camino inicial, tras haber aterrorizado
intensamente a la poblacibn,
Tenemos que buscar, indudablemente, la ayuda del pue
blo. Y el pueblo, que sabe quien es quien coloca las bombas,
quibn haoe las colectas en las fabricas y quibn tiene aterrori-
zada a la poblacibn con sus constantes amenazas y adverten-
cias revanohistas, no prestara nunca la cooperacion que de
seamos hasta que no estemos en condieiones de ofrecerle la
garantia de que pueda hablar sin temor. En consecueneia,
establecer los medios que puedan ofrecer esa garantia de modo
positive tiene que ser uno de los primeros propbsitos de la or
ganizacibn civil que fundamos y su Servicio de Inteligencia.
Hay instantes, sin embargo, en que no podemos esperar
que la red del Servicio de Inteligencia quede establecida ra
pidamente, para obtener la informacibn que deseamos. En ese
caso, el ejercito tiene que iniciar la operacibn de informacibn
por si mismo.
Los habitantes tienen que ser registrados de inmediato por
distritos. Despubs serbn interrogados individualmente y en se
creto, en una serie de pequenas habitaciones que seran prepa
radas al efecto. Cualquier oficial no especialmente calificado
de la propia unidad podra iniciar el interrogatorio a los indi
viduos, que generalmente suele empezarse con esta pregunta:
“',iQuibn reahza las colectas de tu barriada?”
Poco a poco, los grupos encargados de hacer los interro-
gatorios se aumentan, y es casi seguro que algunos habitan
tes, convencidos ya de que su identidad no sera revdada,
proporcionarbn toda la informacibn que se solicita, que servira
fiara detener a los individuos comprometidos una vez heoha
a correspondiente comprobacibn de la denuncia. Asi podre-
mos anular en poco tiempo a los elementos iniciales de la
organizacibn contraria: los colectores de fondos para hacer
posible su existencia
Exceptuando casos de extrema emergencia, los arrestos
que se hagan deben realizarse de noche, despues del toque
de queda. A esa hora, las fuezas del orden podran vigilai'
mejor las calles de la ciudad con im minimo de tropas, porque
se supone que el que estb fuera de su casa despubs del toque
de queda no estarb haciendo nada bueno y quedard sujeto a
58
la sospecha correspondientc, pudiendo ser arrestado e interro
gado. Por otra parte, las patrullas oficiales podran moverse
con mas facilidad recorriendo mas campo en menos tiempo,
para garantizar el orden y apresar en sus casas a los sospe-
chosos. Muchos de 6stos serdn intcrrogados en el mismo
lugar donde son detenidos por grupos especializados en la
materia. Y el interrogatorio debe hacerse de modo intebgente
a fin de que los individuos detenidos digan pronto el nombre
y el lugar donde residen sus superiores y dstos puedan sei-
arrestados antes de que expire el toque de queda.
En las boras de luz siempre seria mds dificil, y los sospe-
cbosos podrian ponerse pronto a buen resguardo. Una serie de
incursiones noctumas, entrando por sorpresa en casa de los
sospocbosos, proporcionaria detenciones de enorme importan
cia, haciendo caer en nuestras manos elementos destacados del
enemigo.
Existen otros medios interesantes que podrian proporcio
nar los mismos resultados. Por ejemplo, cuando se arresta un
lider importante, se le disfraza cuidadosamente y se le situa
frente a todos los elementos sospechosos que han sido deteni
dos. Y, casi ba o presion o con la promesa de buen trato, podra
identificar a los que integran la organizacibn terrorista, los
cuales seran detenidos de inmediato. Tambibn pueden situarse
los lideres detenidos, previamente cubiertos, en lugares estra-
tbgicos de la ciudad, desde donde podran senalar, al verlos pa
sar, a los que forman parte de su organizacibn y estan reali-
zando en esos momentos determinada misibn terrorista.
Uno de nuestros metodos mas efectivo es tambien el de
las tarjetas de identificacibn ya descrito. Hay que recordar,
sin embargo, que los lideres mas importantes de una organiza
cibn terrorista, por lo general, tienen uno o dos pseudbnimos;
pero siempre bay quien los ha conocido en una parte u otra,
y estos elementos estaran listos para identificarlos en cualquier
momento, aunque no sepan sus nombres ni el lugar don
de viven.
Identificando estos terroristas por las tarjetas que se han
hecho, se puede conocer entonces su nombre y direccibn, y
pueden ser detenidos. Es curioso, pero en muchos de estos
59
casos se puede obtener no solo la direccion y nonibre de estos
lideres, sino la de los subjefes y jefes de distritos.
No es facil, sin embargo, toda esta operacion que hemos
senalado. La policia encontxard siempre obstaculos en cl ca-
mino, y es conveniente que conozca cuales son las dificultades
que pueden presentarsele, para que puedan rebasarlas cuanto
antes. Algunas de las mas conocidas son;
1. El tipo de guerra moderna que hemos descrito es una
cosa nueva para la mayor parte de la poblacion que se trata
de proteger. Aun entre nuestros amigos, el sistema de ineursio-
nes noeturnas no encontrara todo el respaldo moral que se ne-
cesita para trabajar en la seguridad de que ellas no provoearaii
honda critiea; y todo esto no es mas que una falta de cono-
eimientos de las actividades principales de nuesti'os enemigos
y de lo que ellos llaman guerra moderna.
For ejemplo, mucha gente no sabe que una organizaeibn
terrorista cuenta con algunos miles de afiliados, la mayoria re-
clutados por el terror, en una gran ciudad. Y habra funcionario
publico que diseuta que eso sea cierto. Todo esto no es mas
que una consecueneia de la falta de eonocimientos y de haber
pasado la mayor parte del tiempo preparando medios para con-
tener solamente a los crimina es comunes,
Cuando se arrestan las personas sospechosas, tambien se
encuentran difieultades, porque las carceles estan preparadas
para albergar a un reducido numero de delincuentes vulgares,
y no habra espacio en ellas para dar eabida a tantos cientos
de detenidos. Entonces nos vemos forzados a recluirlos en pri-
siones improvisadas, muchas veees lugares que no tienen bue-
nas condieiones sanitarias y en estado deplorable, y esto ori-
ginara duras eriticas que el enemigo aproveehara para arreciar
su propaganda contra nosotros.
Desde que se inician los trabajos contra los terroristas,
el gobierno debe preparar sus carceles con todas las condicio-
nes determinadas por el tratado de Ginebra. Y estas deberan
tener la extension neoesaria para mantener bien custodiados,
sin caer en estrecheces, a todos los detenidos hasta que ter-
mine la guerra.
2. No debe olvidarse que el enemigo tratara por todos
los medios —y esto es una tactica legitima— de reducir nues-
60
tras opeiacioiies, hasta acabar con ellas definitivamente. Como
no se ha deolarado una guena de modo oficial, el enemigo
aprovechara convenientemente esta circunstancia para evitar
que sus hombres sean tratados como merccen. Los haran pa-
sar por delincucntes vnlgares a fin de qne esten protegidos
en todo momento por las garantias que ofrece la nacion por
medio de sns leyes judiciales.
En este aspecto, el archivo qne se tomo a las organizacio-
nes terroristas de Argel ofrecio datos interesantisimos. Por
ejemplo, el Ifder del Frente de Liberacion Nacional llego a
escribir en Argel en 1957, la siguiente nota a sus companeros
de accion: “ Dado que el ejercito hace suya la accion de la
]X)licia, no tenemos la misma proteccion legal que necesita-
mos para movemos. Dc modo que ruego a todos nuestros ami
gos que rcalicen toda la campaiia que sea necesaria a fin de
que la legalidad sea restablecida. En caso contrario, estaremos
perdidos.”
Como las leyes judiciales dan al enemigo el maximo de
oportunidades para operar en secreto hasta que se descubran
oficialmente sus actividades, sin que oficialmente puedan impe-
dir sus movimientos, es vital, para ellos, que la legalidad no
sea nunca eliminada.
La apelacibn que hizo el jefe terrorista de Argel no cayo
en el vacio. Al poco tiempo se inicio una fuerte campana de
prensa en Francia y en e extranjero pidiendo que la policia
se abstuviese de trabajar en la forma en que lo estaba ha-
ciendo y que todo el procedimiento se siguiese en el tramite
judicial. Eso es lo que necesitan los terroristas para operaa'
sin problemas; que las garantias constitucionales esten en vigor,
a fin de que el ejercito o la policia se vean impedidos muchas
veces para proceder en la forma que tienen que hacerlo si
realmente quieren triunfar en su empeno de acabar con el
enemigo.
3. En tiempos antiguos, cuando las luchas se llevaban a
cabo en los campos de batalla, lejos de la vista del publico,
los ejercitos podian hacer cuanto estimasen conveniente para
eliminar a sus rivales, en la seguridad de que no provocarian
reaccidn en contrario. Como hoy dia, en la guerra moderna, la
61
lucha tiene lugar en las calles de la ciudad, donde todo el
pueiblo esta observando, muchas cosas que hay que hacer para
eliminar a los tenoristas no pueden hacerse porque las accio-
nes drasticas apareceran como brutalidades a los ojos del
publico.
Por otra parte, como para poder dar con los terroristas
^ u e en el 75 por ciento de los casos se confunden con el
publico para no ser descubiertos— las fuerzas del orden no
tienen mds remedio que atropellar un poco a ese publico, que
ser4 interrogado y algunas veces detenido varias horas hasta
que demuestre su inocencia, la accidn policiaca sera critieada
con dureza, especialmente si invade determinado domicilio en
horas de la noche y despierta a sus moradores para averiguar
si algiin terrorista que se busca reside o esta oculto en el lugar.
Mucha gente, dispuesta a terminar con el estado de cosas
que se ha venido conociendo en la ciudad, no protestar^ de la
actuacidn de la policia. Pero el enemigo aprovechard todo el
movimiento para inspirar simpatias, hablando en seguida del
abuso de la fuerza publica y de falta de garantias para el ciu-
dadano honrado y trabajador. Esta propaganda nunca falta en-
tre el elemento terrorista.
Hay que hacer una aclaracion, desde luego. Aunque algim
que otro exceso es inevitable, tampoco deben permitirse abu
ses de autoridad, de modo que estas operaciones tienen que
ser cuidadosamente vigiladas por los jefes a fin de que en
ellas no se incurra en equivocaciones enojosas. El e^ercito
no debe nunca olvidar que constituye la defensa del pueblo
en la aplicacion de la ley. Por tan to, el propio ejdrcito tiene
que velar por que en ningun momento se comctam excesos, ni
crimenes e injusticias a nombre de esa ley. Como tampoco
debe engolfarse en pol^micas con el pueblo, porque esas po-
l^micas s61o benefician a nuestros enemigos.
La aoddn policiaca, en definitiva, debe ser realizada como
una accidn mds de guerra. Y debe desarrollarse y completarse
en forma y precisidn tal, que nuestro adversario pueda ser
aniquilado totalmente. No debe terminar hasta que no orga-
nicemos debidamente a la poblacion y dejemos establecido el
Servicio de Inteligencia neoesario para que el pueblo pueda
defenderse por si mismo. Esta organizacion, una vez creada,
62
debe mantenerse en funciones hasta el fin de las hostilidades.
Con ello se evitaria el letorno del enemigo,
Despues de la batalla de Argel, en 1957, el gobierno fran-
ces, presionado por nuestros adversarios, rompio toda la orga-
nizacion que habia establecido, y tres anos despues nuestros
enemigos estuvieron en disposicion de reconstruir su aparato
terrorista, con el resultado de que la poblacion volvio a caer
en sus manos (diciembre de 1960). La victoria obtenida en
1957, consecuntemente, no sirvio de nada.
63
Y nos apoyara aunque tengamos que tomar en algun momen
to alguna decision violenta.
64
II. EL AiSPECTO MILITAR
68
de las avanzadas envian frecuentcmente patruUas de reconoci-
miento, que nunca pasan de 60 soldados, encomendbndolos la
niisibn de inoverse de un lado a otro, en un radio de accibn no
niuy grande, con la unica intcncibn de crear una espccie de
inseguridad entre las guerrillas que nos rodean, al tiempo que
se brinda al pueblo de las localidades la seguridad de que
hay alguien muy cerca quo lo protege.
El pueblo ve pasar las patruHas por las calles, y cn nu-
merosos casos las mira con mucha simpatia. Pero las patrullas
pasan demasiado rapidas para que puedan destruir la organi-
zacibn que los terroristas ya ,han establecido en esas locaUda-
des y que tienen totalmente controlada la poblacibn por el
temor, al extreme de que la manejan casi a capricho. Es decir,
que los colectadores de fondos cumplen su misibn facilmente
sin ser molestados y los demas miembros completan el traba-
jo que se les confia sin temor a ser contenidos. Micntras no se
lermine con este estado de cosas, el temor de la poblacibn a
cooperar con las fuerzas del orden no dcsaparecera, y la labor
dc pacificacibn sera trcmenda.
Las patrullas, por otra parte, no pueden estar mucho
tiempo fuera de los puestos de avanzada, porque no cuentan
con los mismos medios que las guerrillas para subsistir lejos
de sus puestos. Las bandas de guerrillas son ayudadas por lo
general por elementos de la poblacibn, muchos de ellos miem-
aro.s de la organizacibn, c^ue saben dbnde estan, pueden lle-
varles alimentos, y les indican de paso cual ha sido el movi-
miento de las tropas del gobierno.
Los comandos tienen esa desventaja. Cuando salen de pa-
trulla, se mueven hasta cierto punto a oiegas, sin otra referen-
cia que los infoiines que pueden proporcionarles los 3 b 4
homines que envian primeramente como exploradores. Cuando
llega la noche, la situacibn se hace mas precaria, porque, con
solo algunos centinelas en accibn, los elementos de las guerri
llas pueden atacarlos en cualqu-ier momento, y esto crea en el
soldado una especie dc agotaniiento mental y fisico que acaba
por matarle el dcseo de moverse rapidamente en el ataque.
Ademas, una patrulla no puede cambiar el itinerario que
le senalan, aunque en ocasiones asi lo desee, cuando, de regre-
so al piiesto de avanzada, sus lionibres son atacados por gue
69
rrillas y tienen que perseguirlas. Encima de eso, como en mu
chas ocasiones tienen que moverse a travfe de las mismas
localidades cuando rea izan esta accion, brindan una gran
ocasion a los elementos de la organizacion enemiga, que estan
confundidos con el pueblo, para vigilarlos y, por ende, cono-
cer sus habitos y movimientos, lo cuail hace mas facil el ataque
de las guerrillas.
Un terrorista, confundido entre la gcnte de pueblo, tiene
la posibihdad de conocer asi, por ejemplo, cuando una patni-
11a ha recibido la mision de defender determinado lugar a toda
costa, sin poder moverse. Y aunque nada ocurrira hasta que
nuestros adversarios posean las fuerzas suficientes para atar-
nos con ^xito, cuando ese ataque se produce, en el 80 por 100
de los casos tenemos la posibilidad de perder. En consecuencia,
tenemos que llegar a la conclusidn de que a las antiguas a o
clones de patrul a, aun defendidas por muchos estrategas mili-
tares, no Jes es posible proporcionar un resultado practico
frente a los grupos de guerrilleros, quo solo atacan en la som-
bra. Y estos frecuentes fracases ayudan mucho a la desmorali-
zacion de un ejercito, que llega a tener la erronea impresion
de que la guerra contra las guerrillas es un esfuerzo baldio.
Por la misma razon antes expuesta, las viejas emboscaclas
aisladas tampoco producen ya resultados practices. En mu
chas ocasiones, por recibir los guerrilleros informes de los
agentes que actiian entre las gentes del pueblo, no tienen si-
quiera la posibilidad de situarse para realizar su operacidn,
porque son atacados y diezmados antes de realizar esa coloca-
cion. En otras oportunidades, aun situandose convenientemen
te, tampoco pueden actuar, porque las guerrillas, informadas
a tiempo de lo que les espera, reduccn su numero o toman otro
camino.
Muy distintamentc ocurre en los casos contraries, en los
casos de los grupos terroristas. Ahi la emboscadas y los co-
mandos de avanzada si pueden tener exito. Pero ello se debe
a que sus hombres estan informados del movimiento de las
fuerzas del orden por elementos suyos que tienen emboscados
entre el pueblo. Y pueden atacar sobre seguro. En consecuen
cia, nuestros esfuerzos nunca tendrdn exito si no logramos el
establecimiento de una organizacion similar a la de los terro-
70
ristas entre las gentes del pueblo. Entones recibiremos tam-
bien informes del movimiento de las guerrillas, y podremos
atacarlas en un punto determinado, con el resultado de que
seran mas seguros los exitos. Si no se hace asi, estaremos per-
diendo constantemente armas y soldados.
Hay estrategas que consideran que el ataque de algunas
unidades de comando, con ordenes estrictas de limpiar de gue
rrillas distintos campos infestados por las mismas, moviendose
con precision al ritmo de una semana de trabajo para cumplir
la mision, puede acabar con las mismas, Pero esto no es asi.
Esa accibn ptiede dispersar temporalmente las guerrillas, pero
nunca las destruird totalmente.
Una operacion de este tipo generalmente cons'iste en des-
tinar unidades completas, incluyendo equipos pesados, hacia
la zona donde se supone que estan operando las guerrillas. Y
aunque algunos jefes mantienen ingenuamente que esto puede
tener bxito, basta recordar que una guerrilla no es un ejercito
que se mueve a pleno dia, sino que funciona protegida por la
oscuridad de la noche, y sobre todo que actua por sorpresa,
para comprender que el exito de la mision es casi siempre el
mismo. Es decir, de dudoso resultado.
La sorpresa, que debe ser el factor principal que guie al
triunfo, no tiene oportunidad de producirse, porque ya hemos
dicho una y otra vez que los agentes enemigos, moviendose
dentro de la poblacion como un habitante mas, conseguiran a
tiempo, por medios que son faciles de suponer, la informacion
necesaria de lo que pretenden hacer nuestras tropas, y pasa-
ran de inmediato su comunicacion a las guerrillas, que se pre-
pararan para repeler el ataque.
Hay jefes militares que, acostumbrados a la luc.ha abierta,
en campo de batalla escogido al efecto, cuentan con forzar a
las guerrillas a combatir frente a frente, donde indudablemen-
te tendrian muchas posibilidades de exito por su mayor e.x-
periencia, su mejor preparacion militar y sus mejores recursos;
pero las guerrillas nunca aceptan ese tipo de batalla. Su
caracteristica es pelear en la oscuridad, atacando al descuido,
y cuando se ven en posicion de derrota prefieren retirarse tem-
joralmente, antes de aceptar una batalla en la que irremisi-
jlemente tienen todas las de perder. Mejor seria, pues, a
71
nuestros jefes, dedicar mas tiempo en destruir la organizacion
de vigilancia que los terroristas tienen establecida dentro del
pueblo, para que las guerrillas no puedan tener a mano el
informe oportuno que las ayuda a moverse despues con cierta
seguridad en el cajupo de batalla que ellas escogen. Cuando
a las guerrillas les falte la cooperacion de los hombres del
pueblo que trabajan con ellas, estaran perdidas.
Desde luego, para destruir totalmente el engranaje que
el enemigo ha establecido en una poblacion, que es su base
de informacion, el ejercito tiene que realizar una larga ocupa-
cion del lugar donde actxia, a fin de que la policia pueda
disponer de tiempo para realizar analogo trabajo de captacion
entre las gentes del pueblo. Esto, realmente, no es facil. Los
jefes militares, como hemos dicho, tienen que moverse con
el reloj. No pueden estacionarse por mucho tiempo en un mis
mo lugar. En consecuencia, aunque las guerrillas no puedan
ser destruidas totalmente, como fueran sus deseos, sus opera-
ciones ayudan a dispersarlas, y eso, al menos, les proporciona
el tiempo necesario para alcanzar otros objetivos geograficos
que se han marcado en su ruta,
Se consiguen algunas bajas; diversas armas son recupe-
radas; y eso se exhibe como botin de guerra, dando al pueblo
la impresion de que se ha ganado una buena batalla.
Pero, en el fondo, lo que es esencial, ia clestmccian total
del metodo de guerra del enemigo, no se ha conseguido, y
tardc 0 temprano le tendremos nuevamente en pie de guerra.
Como una prueba final de que no puede realizarse ningun
movimiento de sorpresa contra las guerrillas si no se cuenta
con la cooperacion de una bien preparada organizacion de
informacion dentro del pueblo, vamos a ofrecer la historia
que refirio un ex oficial destacado en Indochina:
E n 1948, en cierto sector de Indochina, tuve la ocasion de estable-
cer relaciones con el capitan de una compania de comunistas que actua-
ba independientem ente del ejercito enemigo cstacionado en esa region.
Era un Bo Doi. Este capitan no era realm ente comunista. Pero todos los
miembros d e su com pania Si lo eran, y esto le hacia moverse siempre
cautelosamente. H ablando con el y conociendo su oaso, le propose que
se pasase a nuestras filas, Pero me contesto que no p o d ia hacerlo por
que, a su modo de ver, tarde o tem prano, Francia haria la paz con los
comunistas, y el quedaria entonces en una poslcion embarazosa, porque
72
los franceses siempre le considerarian u n traidor y su pueblo le aborre-
ceria. “Piefiero —me dijo— seguir donde estoy, pero puedo proporcio-
narle datos sobre el movimiento de nuestras tropas. Asi podra deno-
tarnos, y ya liquidados, yo quedare en inejor posici6n p ara cuando se
produzca a paz".
E ste hom brs m e dio los informes y me dijo c6mo realizaban el
camuflaje sus tropas de avanzada, cosa q u e nunca liubieramos podido
descubrir si no llega a ser p or su oportuna informacion. Generosamente,
quise recom psnsarle dioiendole algo del movimiento de nuestras tropas.
Pero aq u i m e sorprendid diciendome; “Eso no es necesario. Yo estoy al
corriente de todo el movimiento de sus tropas, d e quienes integran la
conrpania y de lo qu e se proponen haoer en fecha prdxima. T odo lo que
us cedes hacen lo se con 24 boras de anticipacion. Eso m e da, si quiero,
el tiempo suficiente para retirarm e a otro sector sin darles ocasidn a
que me coi'an p or sorpresa."
Siem pre he estado convencido d e q u e este hom bre m e dijo la ver-
dad. Y m e sorprendid grandem ente, porque yo vivia bajo la impresidn
de que todas nuestras operaciones se m antenian en el mds estricto seooto.
Esta historia demiiestra que nada escapa a los agentes que la organi-
zacidn enem iga ti^ne metidos dentro de la poblacidn q u e nos rodea.
Por eso resulta dificilisimo dom inar a su gente d e guerrilla.
73
9. El p h o b l e m a d e lo s recu rsos
74
rrotarlas en un corto periodo de tiempo, tenemos necesaria-
inente que estudiar sus metodos, sus posibilidades, y tenemos
que sacar de estos estudios las conclusiones que han de for
mal' el plan de nuestro ataque, yendo al fondo del punto
debil de nuestros adversarios, concentrando en ello nuestro
maximo esfuerzo,
La tabla que damos a continuaeion ofrece una idea de los
recursos basicos que mueven a la gente de guerrilla y los que
posee y hacen mover al ejercito tradicional:
75
moviinisnto d e guerrillas y las tropas. y en muchas oca-
m uy especialmente sobre sus sioncs, aprovechando a los
intenciones. agentes q u e tiene infiltrados
en nuestras filas, llega al co-
nocim iento de nuestras inten
ciones.
79
poblacion, con cl resultado de cpic el trabajo se hizo mucho
mas facil.
Estas lecciones no difieren en nada de las que pueden
derivarse del numero considerable de luchas contra las gue
rrillas que se han llevado a cabo en Vietnam del Sur, al co-
mienzo de la campana de Indochina, o aun en la misma Ar-
gelia.
80
10. C om o condocir la s operaciones
DE CONTRAGUERRILLA
La organizacidn enemiga
82
capital y las colinas que lo circundan. Aqui es donde se sitiia
la base de la partida armada, usualmente una compania por
sector. La llamada area de refugiados esta situada en la parte
pegada a las montanas, de cuyo lugar las bandas pueden salir
en caso de peligro.
E.xcepto en caso de excepcional importancia, digamos para
cumplir una mision especial que se le ha confiado o cuando
ocurre un probleina de intenso peligro, la banda no abandona
el sector, donde ha establecido sus raices y tiene ya los con
tactos nccesai'ios con los elementos del pueblo para garantizar
su subsistencia. Si abandona su sector, no solo caminara por
terreno desconocido, sino que no podra contar con la ayuda
que necesita para cumplir debidamente su mision. En este
caso, resultara vulnerable al ataque y, por ende, pereceri.
Dentro de determinado sector, los elementos del enemigo
estan divididos en tres grupos, a saber: 1. Los centres de
poblacion, que quedan bajo la jurisdiceion de un jefe, politi-
coadministrativo, el cual tendra que organizar las colectas,
los actos de terrorismo, la propaganda y el servicio de inteli-
gencia encargado de averiguar los movimientos de las tropas
y elementos del gobierno. 2. El area rural habitada, bajo el
control de un jefe politicomilitar que esta encargado del man-
tenimicnto del control de la poblacion, asi como de proporcio
nar alimentacion a las bandas que operan por el lugar y abun-
dante informacion para que sepan como y cuando tienen que
moverse. Asiste tambien a las pandillas que pasan por el lugar
y atiende a todo elemento de la organizacion que por una
razon u otra tenga que salir apresuradamente de la ciudad.
3. Y cl area de los refugiados, donde se estacionan las guerrillas,
cuyo responsable, un jefe politicomilitar, queda encargado de
que a las mismas nunca les falten alimentos, ni municiones, ni
informacion apropiada para completar su labor. Esta area esta
situada en una porcion de terreno cuyo acceso es realmente
dificil, aislada de la poblacion por caminos y vericuetos que
han sido bianco de distintos sabotajes y, por tanto, no estan
en disposicion de continuar ofreciendo un servicio normal. En
consecuencia, las guerrillas pueden considerarse un tanto se-
guras en ellas.
La guerrilla armada, en definitiva, por la amenaza que
83
constantemente representa para la poblacibn y el peligro que
supone para las unidades del ejercito leal, constituye la ga-
rantia de la organizacion terrorista, Generalmente se situa en
el area fijada en el sector para los refugiados, pero en muchas
ocasiones baja a sectores inmediatos para completar una mi
sion o para escapar de los rigores del invierno en los liltimos
meses del ano.
Los integrantes de la organizacion, pues, se mantienen en
dos distintos sectores durante su guerra con las tropas leales.
O residen en la ciudad y se integran para cualquier mision en
el area inmediata, o bien residen en el area de los refugiados
y bajan tambien al area inmediata; pero en ningun momento
hay conexion alguna entre los residentes del area de refugia
dos )■ los que trabajan en la ciudad.
Cuando una organizacion como la que hemos descrito logra
instalarse en determinado pais, cualquier operacion militar que
se prepare contra ella no tiene posibiiidad de realizarse con
exito. Aun cuando se llegue a determinados sectores, la parte
esencial de los mismos, quedara Intacta, y, aun sin las bandas
de guerrilla, sera todavia lo suficientemente fuerte para man-
tener en un puno a la poblacion.
La victoria, por tanto, solo podra obtenerse mediante una
completa destniccion de la organizacion.
84
Ilegar hasta donde estan escondidas las bandas en el area
de los refugiados.
Suprimiendo esta area intermedia, cortaremos tambien
las lineas de abastecimientos y de informacion de los guerri
lleros que estan en las lomas, retirados, y esto nos dara una
gran oportunidad para eliininarlos.
Tenemos, pues, que movernos rapidamente para dominar
el area intermedia, y esto solo se conseguira realizando una
perfecta operacion policiaca, tal como hemos descrito en ca-
pitulos anteriores. Cuando logremos nuestro objetivo, habre-
mos forzado a nuestros adversarios a refugiarse en las lomas, y
alii, sin el abastecimiento de alimentos y municiones, no po-
dran salir a completar operaciones sin exponerse a grandes
riesgos, y acabaran por quedar tan aislados, que podran ser
facilmente vencidos.
Tacticas de contragueniH a
83
dremos mantener un fuerte control sobre la poblacion y no
perinitiremos a los partidarios de los terroristas moverse con
alguna ayuda en direccion a las montanas. En esta situacion,
tendremos a nuestro lado al 80 por ciento, por lo menos, de
la poblacion, y eso hara mas dificil el proposito del enemigo.
Siempre habra espacios, desde luego, que no podremos
controlar totalmente. En ese caso, los .habitantes de ese lugar
cstaran a mcrced de nuestros enemigos, y unicamente se podra
evitar gran parte de la intranquilidad que tendran que e.xpe-
rimentar si realizamos incursiones frecuentes por su territorio
para dar a nuestros adversaries la idea de que estamos por
las cercanias.
Cuando tengamos bien controlados a los habitantes de
una poblacion, conociendo todos sus movimicntos por los ele
mentos que ya nuestra organizacion haya colocado entre ellos,
poco a poco los iremos convenciendo hasta que finalmente se
situen a nuestro lado y nos ayuden en nuestro trabajo de de
fensa. Con esta partida ganada, gran parte de nuestras tropas
cpiedaran relevadas de permanecer cn constante vigilarucia
dentro de la ciudad y podran formar lo que nosotros llama-
riamos tropas de contacto, que estarian encargadas de man
tener la comunicacion entre nuestros puestos de avanzada y
la organizacion militar de la ciudad.
Estas tropas tienen que ser lo suficientemente grandes
para anular cualquier ataque por sorpresa que, al ponerse ellas
en contacto con los puestos de avanzada, fuera de la ciudad,
puede producirse por parte de las guerrillas, cuyos observa-
dores siempre estan atentos.
Ademas, nos daran la oportunidad muchas veces de me-
tenios en los mismos terrenos de los guerrilleros, si es que estcs
no son numerosos, y eso sorvira para evitar que ellos se re-
fuercen y reorganicen, haciendose mas tarde mucho mas difi-
ciles de derrotar,
Una buena idea seria formar un batallon de infanteria de
cuatro companias que, aun cuando realizaria la mayor parte
de sus movimientos a pie, tendria equipos motorizados para
ganar facilmente grandes distancias. Y su mision consistiria,
repetimos, en destruir cualquier pandilla que tuvieran nues
tros rivales en la llamada zona intermedia, asi como parte de
89
sus grupos de guerrilla situados en las lomas, si es que se
deciden a ofrecernos batalla. Ademas, podrlan conducir civi
les de una locaHdad a otra, cuando estos dcseen unirse al
grupo que ya encuentra protegido y controlado on la gran
ciudad.
Tenemos que insistir en que el batallon lo formen cuatro
companias, porque de lo contrario no estara en disposicion
de controlar a los elementos contrarios establecidos en la zo
na mtermedia y en las lomas.
Y este es un sector que tenemos que atacar, porque es el
que mas dano nos hace. No hay que olvidar que es el sector
intermedio entre las partidas de guerrilleros y los informantes
de la ciudad.
Una cosa que nos ayudara mucho en nuestra operacion
seran los informes que obtengamos de los elementos de nues
tra organizacion, que, bien preparada por la policia, mantiene
un movimiento similar al de los terroristas. Cuando estemos en
poder de una confidencia o un aviso oportuno, tenemos que
aprovecharlo rdpidamente, porque, aunque no podemos aspi-
rar a que los adversarios se dejen coger facilmente, al menos,
si obramos con rapidez, tendremos la posibilidad de sorpren-
derlos, y eso nos ayudara grandemente.
Si nuestras tropas penetran en el area intermedia y el
enemigo, sorprendido, logra escapar, yendo hacia la zona de
los refugiados, donde estan sus partidas de guerrilleros, no de
bemos iperseguiclos todo el tiempo, pensando que puedan
presentarnos batalla. Aqui tenemos que hacer uso de los in
formes que nos proporcionan los elementos que trabajan en
la ciudad en combinacion con la policia, y en esta forma,
cuando hagamos una incursion hacia las lomas, la .haremos
pisando terreno seguro.
Cuando invadimos el area intermedia, aun con un infor
me a mano, tenemos que obrar siempre con cautela. Una bue
na idea serd mantener una compania en reserva, mientras las
otras se despliegan dentro de la zona en sus actividades. En
tonces, mientras un grupo lleva a cabo la busqueda de los
elementos terroristas, tratando de encontrar, de paso, algiin
depdsito de bombas o municiones, otro realizara casi un tra-
90
bajo de policia, interrogando a todo aquel que le caiga en las
manos.
Cuando se esta en esto, todos los habitantes de una lo
calidad, hombres, mujeres y ninos, son llamados y advertidos
de que no pueden abandonar la ciudad mientras duren las
operaciones. Cada persona es interrogada individual y priva-
damente, sin que se le permita la menor resistencia. Ni tampo-
co debe emplearse, por nuestra parte, la menor violencia.
El interrogatorio no tiene que ser muy amplio. Basta ha-
cerles un par de preguntas, y eso dara los informes necesarios
para proceder despues. Primero les preguntaremos; “^Quie-
nes llevan a cabo las colectas para aumentar el fondo de los
terroristas del pueblo?” O tambibn: “^iQuienes son los mucha-
chos jbvenes de la localidad que liltimamente han sido vistos
llevando armas o realizando practicas y movimientos milita
res?”.
Si este primer interrogatorio es conducido debidamente,
mucha gente proporcionara los informes que se desean, y como
en muchas ocasiones los individuos que se buscan se mezclan
entre los detenidos para no despertar sospeohas, haciendose
pasar por ciudadanos imparciales que han sido detenidos ines-
peradamente por la policia en sus raids, nos resultara muy
fdcil detenerlos, porque seran delatados, privadamente, por
los que los conocen bien
Los que hayan logrado escapar, saliendo de la localidad,
no iran muy lejos, porque caeran rapidamente en nuestras
emboscadas cuando, al Ilegar la noche, ansiosos de noticias,
salgan de sus escondites para buscarlas. O, ya listos para mar-
charse, salgan, protegidos por la noche, tratando de ganar la
carretera.
En esta operacion, la primera rama de la organizacibn
enemiga caera en nuestras manos, y cuando se intensifique el
interrogatorio sobre estos elementos ya descubiertos, entonces
es casi seguro que nos facilitarbn los nombres de los jefes de
los distritos, los nombres de los integrantes del Comite de los
cinco, y nos dira quienes son los que llevan los alimentos a
las lomas, los que ponen las bombas y los que hacen las re-
quisas en las casas,
Casi una semana, o tal vez un poco mbs, se emplea en esta
91
operacion, que es lo menos que se pide a los integrantes de
la fuerza policiaca de la localidad donde se llevan a cabo los
hechos, para que complete su obra,
Casi al unisono con la destruccion de la organizacidn con-
traria, iremos estableciendo las bases de la nuestra en la parte
que se relaciona con la seleccidn de los agentes del Servicio de
Inteligencia y los encargados de organizar debidamente al
pueblo,
Para salir airosos en toda esta empresa, nunca debemos
perder de vista el detalle de que la informacion que recibamos
del pueblo, que sera la que nos permitira movernos en direc-
cidn firme, no se producira hasta que este pueblo este con-
vencido de que puede facilitarnos esos datos sin coner el
riesgo de una venganza por parte de los contrarios,
Y esta seguridad tenemos que proporcionarsela nosotros.
Para hacer esto, tenemos que escoger debidamente a
nuestros hombres clave, que saldran precisamente del propio
pueblo y seran los que, al ser interrogados, no muestren temor
alguno en decir todo lo que saben y todo lo que piensan sobre
el teiTOrismo,
Una vez que tengamos formado un buen grupo con estos
hombres, solamente nos pondremos en contacto con ellos cuan
do tengamos necesidad de conocer quifees son los elementos
del adversario que mas dano estan haciendo en la ciudad. Estos
hombres se encargaran se senalarlos, y nosotros cuidaremos
del resto,
En los primeros momentos, no solicitaremos muchos in
formes a este grupo, pero si le pediremos que mantenga es-
trecha vigilancia sobre los elementos conti'arios, para evitar
que puedan reconstruir sus cuadros. Hay muchas cosas que
la policia puede hacer por si, sin necesidad de tener que
recorrer a los informadores. Por ejemplo, cuando un individuo
que esta inscrito en el censo no se presenta cuando le llaman
para ser examinado en su taqeta, ese individuo ya se hace
sospecboso, y no hay mas que seguirle los pasos y vigilar a sus
familiares y amigos para ver que clase de contactos mantiene.
Deben ser admitidos los residentes de las areas rurales
que deseen inscribirse y cooperar con nuestra organizacion.
Con nuestra ayuda podran hacer muchas cosas utiles, aunque
92
nunca les podremos ofrecer la inisma proteccion que la que
damos a los que viven en la ciudad, siempre debemos estar
dispuestos a socorrerlos, porque, mientras mejor quedemos
con ellos, mayor sera el numero de los que se uniran a nos
otros. Y contando con abundante cooperacion en las areas
rurales, nuestras tropas podran salir un poco mas afuera sin
temor a emboscadas o ataques por sorpresa.
Con la cooperacion de las gentes de las areas rurales,
ademas, el abastecimiento de las bandas que viven en las
lomas sera mas dificil, y si no logramos sorprenderlos y derro-
tarlos en las distintas incursiones que realicen nuestras tropas
por su territorio, momento llegara en que, faltos de alimentos,
saldran de sus escondites a buscarlos, y entonces podran caer
facilmente en manos de nuestros hombres. O tambien, aten-
diendo a los informes quo estos elementos nos proporcionan,
podremos ir a tiro limpio a buscar a esos terroristas a sus
cuevas y destruirlos.
El punto esta, pues, en realizar un metodico y paciente
esfuerzo para alinear debidamente a las gentes del pueblo o
nuestro favor. Cuando eso se haya conseguido, repetimos, la
mitad de la batalla estara perfectamente ganada por nuestras
fuerzas.
94
cialinente destruidas por actos de sabotaje del enemigo, com
pletar la construccion de edificios que puedan dar albergue a
las numerosas familias que huyen de los sectores que han sido
ocupados por las fuerzas contrarias, as! como construir escue-
las, con los mejores adelantos, para que los ninos no carezcan
de nada, y mercados lo suficientemente abastecidos para que
el pueblo tenga resuelto el problema de la alimentacidn.
Un bien combinado plan, ejecutado con determinacidn,
coraje y amplia vision, salvara de muchas necesidades urgen-
tes a una poblacion que, cogida entre dos fuegos, en este tipo
de guerra moderna, sabe que esta sujeta a muchos contra-
tiempos, sufrimientos y necesidades.
En el desenvolvimiento del plan, las tropas del sector ob-
servaran qiie hay areas de muy dificil acceso donde las gue
rrillas han establecido bien equipadas bases, casi siempre
llenas de combatientes decididos y curtidos. No sera, pues,
facil lograr su completa destruccion con tan reducido numero
de elementos. En este caso, las tropas del sector deben recu-
rrir al fuerte de las tropas leales, que ocupan el llamado sec
tor de intervencion.
En este sector de intervencion no solo actiian las tropas
leales, sino que en muchos casos el grueso se ve ayudado por
numerosos civiles que, con buena experiencia ya en estas lu
chas, conocen el terreno y pueden moverse con mucha facili-
dad, a fin de que las ordenes del comando general se cumplan
lo mas pronto posible.
El montante de las tropas que se pueden utilizar en este
servicio dependera de la importancia de las pandillas armadas
que se intenta descubrir y de la extension del drea del terreno
que ocupan. En t^rminos generales, dos o tres regimientos,
trabajando coordinadamente y siendo apoyados por unidades
del sector, deben eliminar al enemigo en poco tiempo. Y toda
la operacion puede ser dirigida por el comando de la zona o
por el comando del sector.
Lo importante, sin embargo, es actuar con rapidez, a fin
de que la comunidad existente entre los guerrilleros y los ele
mentos que los ayudan y abastecen desde la ciudad quede rota
definitivamente. Esto dejara casi desamparados a los guerri-
95
lleros y dara mucha oportunidad de fortalecer sus filas a la
organizacion creada por la policia.
Las tropas responsables de toda esta accion, logicamente,
llegara un momento que dominaran tambien el terreno, y en
tonces, siendoles mas familiar el panorama, podran realizar con
mayor seguridad su obra de cerco del enemigo, ampliando
grandemente la zona de operaciones.
Una vez que la red se haya oficialmente establecido, es de
cir, cuando se sepa que hay positive control sobre todos los
puntos que se ha buscado dominar, las tropas de intervencion
podran introducirse en areas mas peligrosas, ya sea usando
helicbpteros, a pie o dejando caer paracaidistas; y podran pre-
sentar batalla abierta al enemigo en la seguridad de que, con
todos los caminos tornados, este no podra recibir la ayuda
necesaria para escapar u ofrecer una resistencia insospechada
que le conduzca a la victoria.
Cuando se pone en maroha la operacion definitiva, ya con
tollos los puntos controlados, unidades de avanzada del co
mando de operacion realizaran, en cl primer dia de activida
des, el reconocimiento de cuantos caminos y malezas encuen-
tren, procurando llegar tan lejos como les sea posible, a pesar
de que en muchas ocasiones seran victimas de emboscadas.
Cuando se sepa que el grupo de reconocimiento ha en-
contrado rastros del enemigo, el comando de la zona, enviara
en helicopteros a las reservas encargadas de completar la con-
quista del sector donde se opera, y esto hara mas fbcil y rapida
la accibn. Nadie es capaz de imaginarse la importancia que
tienen los helicopteros y los aviones ligeros en los actos de re
conocimiento, proteccion y rapida conduccion a puntos cer-
canos.
Todos los habitantes del area que se trata de ganar seran
reunidos y, empleando procedimientos que ya hemos descrito
varias veces, se obtendran las informaciones necesarias para
que las tropas leales puedan presentarse en determinados lu-
gares y apoderarse por sorpresa de los mismos. Sin embargo,
en esta operacion las tropas deberan actuar con mucha cautela.
Es decir, no deberan exponerse demasiado, porque no deben
olvidar que han de verselas con un adversario que esta bien
equipado, que esta endurecido por la luc.ha v que aparece de-
96
terminado a Ilegar hasta el ilimite para defenderse, porque,
en definitiva, no tiene realmente nada que ganar y mucho que
perder, al ser sorprendido.
Si dentro de la poblacion donde se lleva a cabo la opera
cion se encuentran algunos habitantes casi en medio del foco
de la batalla, se los evacua, llevandolos a un centro de refu
giados ya preparado al efecto en otra ciudad mas segura.
Con esta decision se consigue tambien que, desde los pri
meros momentos, los guerrilleros pierdan casi todo el contacto
con sus elementos de la poblacion, y tendran que valerse en
tonces de sus propios recursos para tratar de ganar la batalla.
Con tropas bien alimentadas e instruidas, nuestros coman
dos podran actuar con mas seguridad, llevando a cabo las
emboscadas que se han planeado durante el dia, despues de
realizado el reconocimiento. Y a medida que avanza la opera
cion, cuando se va adquiriendo mas experiencia y se conoce
mas el terreno, el numero de emboscadas que se preparan
puede ir en aumento, y se podran combinar muchos grupos de
4 6 5 hombres para realizar felizmente su funcion
Los caminos donde no se puedan colocar emboscadas,
seran minados, utilizado para ello granadas, y estas minas
seran retiradas por la manana por los mismo.s hombres que las
hayan colocado a la caida de la tarde del dia anterior, para
evitar un error costoso en nuestras filas.
Entre emboscadas, trecbos minados y tropas bien situa-
das, el enemigo estara practicamcnte cogido, y si quiere arries-
garse saliendo, en horas de la noche, creyendo que puede
burlarnos, caera mas facilmente en nuestras manos, porque sa-
bremos como tenemos que movernos, y el no.
En terminos generales, cuando se esta en esta situacion
es recomendable disparar contra todo individuo que deambu-
le en horas de la noche por los lugares cercanos a donde estan
preparadas las emboscadas; digamos, a una distancia de 10
yardas. No deben intentarse, sin embargo, disparos de gran
rnetraje, porque no debe olvidarse que resulta dificil hacer
bianco, a distancia, en horas de la noche.
Toda esta red es mantenida durante la noche y debe sos-
tenerse dos o tres horas mas despues de romper el alba, poi»-
que en muchisimas ocasiones los guerrilleros gustan aprove-
97
ohar las primeras horas de la manana para escapar del cerco
que les tienen tendido. En este caso, todos los puestos de avan
zada deben mantenerse alerta para detener a la primera per
sona que se haga sopechosa. Y el que no muestre en debido
orden su tarjeta de censo, ya anteriormente citada, sera consi-
derado como ligado a los terroristas y debera ser arrestado
e interrogado.
Mientras tanto, en el interior de la zona, durante las ho
ras del dla, patrullas policlacas recorreran los matorrales, re-
gistrandolos con mucho cuidado, por si en cualquier momento
algun guerrillero ha logrado burlar la vigilencia que se le hace
y se ha escondido alb. En esta mision, la policia no solo se
ocupard de los que esten vivos, a los que, sorprendidos, arres-
tara e interrogara, sino que tambien tratara de apoderarse de
las tarjetas de identificacion de los que aparezcan muertos,
para ver de quienes se trata, de que lugar proceden y cuales
pueden ser sus familiares y amigos, que a lo mejor tambien
estan comprometidos.
Esta cerrada accion, que no es ciertamente complicada si
se efectua con precision, dejara casi totalmente aisladas a las
guerrillas, las cuales, sin abastecimiento de viveres y mimcio-
nes tendran que salir de sus guaridas para sostenerse. Enton
ces nuestras avanzadas de reconooimiento podran enfrentarse
a ellas y derrotarlas, especialmente si, como se espera, las su-
peramos en numero.
Para hacer todavia mas efectivo y victorioso el raid, cuan
do las tropas de avanzada tengan la seguridad de que se ha
cortado totalmente la comunicacion entre los guerrilleros y
sus amigos de la ciudad y estan faltos de alimentos y muni
ciones, y, por ende, en baja moral de guerra, se pueden utili
zar amplificadores invitandolos a rendirse, cosa que haran se-
guramente los m ^ debiles de caracter, a los cuales diversas
circunstancias ban situado en esos grupos, aunque, en el fon
do, jamas fueron comunistas de verdad.
Por experiencia sabemos que muohas guerrillas que ban
logrado huir de las emboscadas que se les han tendido han
llegado a entregarse, desorientadas, hambrientas y sin armas
para seguir combatiendo, muy especialmente si no tienen cerca
98
un jefe implacable que no les permita dejarse llevar por sus
sentimientos.
Cuando se realiza una operacion de esta envergadura, no
se puede permitir que quede en pie nada que pueda ayudar
al mantenimiento de las guerrillas. De modo que las tropas
tienen que estar alertas y destruir todo lo que pueda ser utiliza-
do por esos elementos para defenderse. Lo que no pueda des-
truirse, como las casas prbximas a los lugares donde ellos estan
situados, debe registrarse continuamente. Los residentes de
estas viviendas deben ser evacuados, y la comida que se en-
cuentre debe ser distribuida entre las familias que ban tenido
que internarse en la ciudad.
Esta es una operacion que no puede fallar, porque ya
hemos repetido muchas veces que a las guerrillas hay que eli-
minarlas por complete. No se les puede dar oportunidad de
reconstruir sus cuadros, porque entonces retornan con mas vi
gor y se presentan a los ojos de los habitantes de una poblacion
como elementos a los que las fuerzas del gobierno no pueden
controlar.
Cuando se ha eliminado a la guerrilla, tampoco debe
abrirse la mano, restableciendo totalmente, de pronto, las fa-
cilidades que el pueblo tenia. Hay que seguir controlando los
alimentos, la circulacion de las personas, los animales, etc.,
hasta que la paz sea una cosa definitiva en todo el territorio
de la nacion. Cualquier debilidad o descuido prematnro rom-
piendo el sistema establecido, dara base a los enemigos para
retornar, esto hara la lucha mas dificil.
100
hacerse en un relativo corto periodo de tiempo se transforma
en una operacion gigantesca de algunos anos de actividad y
preparacidn.
Resumiendo cuanto hemos manifestado, diremos que la
guerra de guerrillas, debido a las ventajas que proporciona a
los guerrilleros para atacar y huir, las facilidades que posee
por el terreno conocido, la ayuda de una poblacidn por el te
rror y otas cosas mas, puede provooar que una pequena banda
de hombres, bien conducidos baga frente y hasta se anote vic
torias sobre un ejercito de consideracidn. Estos hombres sena-
laran el punto y la bora que Jes convenga para su ataque, y
cuando lo realicen tendran un gran porcentaje de posibilida-
des para triunfar.
Pero esto no quiere decir que la guerrilla sea invulnera
ble. Puede ser derrotada si se traza un bien combinado plan
de ataque, y esto es lo que recomendamos que se baga tan
pronto se sepa que los adversarios ban inidado las hostilidades
en lo que pudieramos llamar una guerra no declarada contra
el gobierno constituido y el orden publico.
La contraguerrilla tiene que ser efectiva, desde luego, y
no puede dejar la menor puerta de escape a nuestros adversa
rios, porque, como bien ha dioho el coronel Beebe, “si el ene
migo conserva alguien con vida, la batalla no esta realmente
ganada” . “Una operacion de contraguerrilla solo terminara
—repite Beebe— cuando no quede una sola guerrilla enemiga
en el area, cuando toda su organizacion haya sido destruida
y en su lugar este funcionando la nuestra”.
La lucha contra las guerrillas, como el lector habra su-
puesto ya, no es una guerra para tenientes y capitanes. Todo
el andamiaje que se mueve en esta operacion, que envuelve
muchas actividades dentro de la propia ciudad, tiene que ser
conducida por los comandos antes descritos, distribuidos en
las zonas que citamos.
En otras palabras, la guerra de contraguerrillas no es una
batalla de caracter militar, sino una cuestidn de metodos. El
gobierno tiene metodos y material de sobra para alcanzar la
victoria, s6Io que hasta abora, desgraciadamente, hemos em-
pleado esos recursos pobremente.
Habra militares que no e s t ^ de acuerdo con estos m6to-
101
dos. La .historia de todo soldado demuesrta que nunca le ha
gustado utilizar ciertos sistemas para imponer su victoria. Pero
&tos son tiempos modemos. Tiempos de la guerra moderna. E
inteligente sera el soldado que utilice todos los medios a su
disposicion con tal de alcanzar rdpidamente el fin.
102
Tercera parte
LA GUERRA LLEVADA AL CAMPO
ENEMIGO
108
tuaran cerca de las areas de construccion, a fin de que la avia-
cion dude un poco en hacer intensivos los bombardeos.
Finalmeute, el ataque aereo no proporciona, realmente los
objetivos deseados. De paso, estara dando al enemigo m ate
rial abundante para presentar los hechos a su modo —siempre
favorable a ellos, desde luego—, acusandonos ante el mundo
de que hemos matado a mucha poblacion civil indefensa y de
que hemos destruido los mejores monumentos en lo que ellos
1 aman entonces ciudad abierta. En este orden de cosas, como
ai propio tiempo apenas hacen mencion de lo que les hemos
destruido, tenemos todas las de perder y nada que ganar.
Un ataque aereo fuerte, capaz de destruir hasta grandes
edificios, puede transformarse en una propaganda nada favo
rable para nosotros, y eso sera aprovechado convenientemente
por los, terroristas para explotar la noticia en contra nuestra,
haciendonos aparecer mal ante el mundo.
Esto no es nuevo. Aun la propia prensa de Francia explo-
to el unico ataque aereo que hizo el ejercito frances en Arge
lia, en febrero de 1958, bombardeando duramento la base del
Frente de Liberacion Nacional e.xistente en Shakiet Sidi You-
ssef, cerca de la frontera de Tunez, y los ataques que este re-
cibio causaron un dano moral de consideracion,
Un ataque convencional contra nuestros enemigos, por las
fuerzas terrestres, tambien presenta sus desventajas. Es un he
cho innegable que el cruce de una frontera por un ejercito re
gular constituye lo que se llama im casus belli. Equivale a una
declaracion de guerra, y en los centros diplomaticos interna-
cionales nos consideraran agresores.
La guerra moderna tiene esa ventaja. No esta clasificada
ni codificada, y, como resultado, innumcrables ataques pue
den realizarse en un pais por las fuerzas poderosas de un ehe-
migo no declarado. Bandas de guerrilleros armados pueden
cruzar periodicamentc la frontera para molestar a las fuerzas
del gobierno constituido con pequenas escaramuzas guerreras
—todo esto con la intencion de crear un estado caotico que
permita el derrocamiento del gobierno— y eso si que no cons
tituye un casus belli.
Los grupos terroristas y las pandillas armadas pueden pa
sar tranquilamente de un lado a otro dc la frontera sin que
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eso llame poderosamente la atencion de las gentes no acos-
tumbradas todavia a las vicisitudes de la guerra moderna. O
no provoca ninguna reaccion entre los que estan interesados
en que todo eso ocurra. Pero cuando el que cruza la fi'ontcra
es un ejercito de consideracion, fuertemente equipado y, por
consiguiente, de lento movimiento de traslacion, entonces to
do el mundo se entera y todo el mundo protesta.
Un ataque terrestre, con fuerte consistencia, y llevado a
cabo con determinacion, puede producir, seguramente, magni-
ficos resultados iniciales. La mayor parte de los depositos de
abastecimiento de nuestros oponentes pueden ser destruidos o
capturados. Un numero aceptable de tropas enemigas puede
ser, inclusive, aniquilada. Pero nunca toda la tropa. Y es que
nuestros adversarios, acostumbrados ya a la guerra de guerri
llas, evitaran la caida, dispersandose, escondiendose, o recibi-
ran la ayuda de muchos elementos de la poblacion cercana al
lugar de los heohos, la cual, victima inocente de parte dc los
ataques realizados, nos calificara de agresores y considerara
casi un honor dar albergue a los que escapan de nuestra ofen
siva.
Y asi, sin ganar realmente ventaja de consideracion, esta
remos ampliando innecesarianiente el campo de operaciones,
que ya de por si se ha hecho muy dificil de controlar. Por en-
cima de todo, co-n nuestra accion estaremos dando al enemigo
inesperada ayuda en los circulos internacionales, los cuales, en
muchas ocasiones, solo han estado aguardando la oportunidad
para manifestarse en contra nuestra.
Si es realmente indispensable destruir estas bases que el
enemigo ha establecido en tierra extranjera no podemos utili
zar, en modo alguno, los procedimientos de la guerra tradicio
nal. En consecuencia, si nuestros adversarios- nos invaden y
tratan de derrocarnos con metodos de la guerra moderna, son
esos mismos metodos los que tenemos que emplear para aniqui
larlos.
110
12. G uerra m o d e r n a e n t e r r it o r io e n e m ig o
112
son capaces de conducir a una persona a afrontar los mayores
riesgos.
Las presentes dificultades sociales, con sus mismas luchas
ideolbgicas, proporcionan un amplio campo para el estudio
y la busqueda de estos elementos, que seran excelentes para
ayudarnos a cumplir nuestros propositos,
Oomo en todo Estado, todo sistema politico tendra sus
oponentes y enemigos internos, lo mismo que el regimen que
queremos derrocar. Su numero siempre es grande en una na-
ci6n ocupada por un ejbrcito extranjero, bajo un rbgimen dic
tatorial, y en ciertas regiones donde la oposicion a los pode-
res centrales no ha desapareoido.
Es entre estos elementos que podemos encontrar los jefes
que necesitamos.
116
mismo tiempo, es incalculable la magnitud de los disturbios
que pueden provocar en la zona controlada por nuestros ene
migos.
Puede ser empleada tambien otra tecnica mas rapida, co
mo ya se uso una vez en Indochina. Consistib en colocar 20.000
partidarios, bien equipados, en la region alta de Tonkin y en
Laos durante un solo ano. Este grupo tenia que ser aumentado
a 50.000 para el otoho, permitiendole la conquista de ese terri
torio. Desgraciadamente, esta accion, seguida por iniciativa del
general De Lattre de Tassigny, llegb demasiado tarde. El la
mentable incidente de Dien Bien Fu puso bruscamente fin a
las hostilidades, impidiendonos explotar nuestras magnificas po
sibilidades.
La accion realizada por los grupos de maquis, sin embar
go, permitib la evacuacibn, sin perdida de hombres, de los
campos de Nasan; la rcconquista por parte de Laos de las
provincias de Fong-Saly y Sam-Neua, sin la ayuda de tropas
regulares, la recuperacibn de numerosos prisioneros, asi como
inmovilizacibn de mbs de 14 batallones del ejercito regular del
Vietminlr.
Sin embargo, el establecimiento del grupo de maquis en
la region situada al norte de Tonkin, practicamente en el mis
mo medio del area controlada por los comunistas, parecio im
riesgo de considerables proporciones cuando se inicib en 1952.
Esta potenciahdad de los comandos de maquis, aunque apenas
llamb la atencion y practicamente ha sido olvidada ya, no debe
perderse nunca de vista,
Tan pronto como los maquis esten instalados en una loca
lidad, podremos tomar el control de la misma. Y esto tiene
importancia para establecer despues las areas de reunion, las
areas de seguridad y el espacio destinado a los refugiados.
Ocultando la construccibn.
Para poder tener exito en esta operacibn que realizamos
en territorio enemigo, es necesaria la mayor discrecibn. Tene
mos que reclutar, cntrenar y reunir a nuestros hombres en el
mayor secreto. De este modo, un terreno capaz de servir de
campo de preparacibn a 500 hombres, que este lo mas aislado
117
posible de la poblacion y lejos de la vista de cualquier persona,
es el lugar indicado para este tipo de operacion,
El metodo mbs prdctico, que garantiza los mejores resul
tados, es entregar un sector de la frontera a la persona que sea
designada para preparar y guiar la accion. Las fuerzas regula-
res del sector continuaran su labor habitual mientras dura el
entrenamiento de los maquis y estaran en posicion de ayudar-
los cuando comience la lucha
E n ningun momento deben cruzar la frontera tropas re
gulates, miembros de las tropas regulares o aislados elementos
del gobierno. Nuestras tropas de intervencion recibiran sola-
mente armas del enemigo y todo el equipo que se les haya ocu-
pado en los combates. Muohos de nuestros maquis seran re-
clutados entre los prisioneros tornados al enemigo y entre
muchos de los natives de la localidad.
De este modo, aunque no enviamos tropas nuestras a tra-
ves de la frontera, para respetar asi las leyes intemacionales,
podemos presenciar el inicio de las actividades comenzadas por
nuestros amigos, a los que, aunque aparentamos estar divor-
ciados de ellos, alentamos con nuestra personal simpatia.
Trataremos de dar a nuestra accion militar un definido
sentido politico, y, si es posible, un jefe simbolico sera llevado
al frente. Le daremos al mismo toda la ayuda necesaria para
su mejor desenvolvimiento, en preparacibn para cuando la si
tuacibn internacional nos permita darle esa ayuda oficialmen-
te
Claro que nuestros enemigos no seran enganados con
esto. Ellos sabran de dbnde proviene el golpe. Pero cualquier
protesta que hagan en los circulos intemacionales no tendra
valor ni fuerza alguna. La guerra moderna no ha sido codifi
cada, y permanece oficialmente ignorada. Cualquier accibn
diplomatica aparecera como si cualquier nacibn si estuviera
metiendo en los asimtos intemos de otro pais soberano, y sera
rechazada.
La paz podra ser restablecida entonces en nuestros pro
pios terminos. Esto es, cuando la ayuda que se presta a nuestro
enemigo haya terminado.
118
C o n c l u s io n
120
dados, las adopto finalmente y entreno un regimiento de in
fanteria con ella. Es mas, yendo mas lejos. Carlos vir ordeno
que toda compania tenia que mantener un arquero, y eso re-
presento el primer paso en la construccibn del actual ejercito
fiances.
Los Caballeros, habiendose convertido en figuras arcaicas
y de lujo, desaparecieron del campo de batalla, y para ellos
una pagina de la historia fue cerrada.
Ninguna accibn debe privar a su ejercito de todos los re
cursos materiales y de su ayuda moral, como permite al mismo
tiempo mantener su propio sfstema de justicia, severe muchas
veces, que se encarga de juzgar y determinar la culpabilidad
de los soldados que hayan sido acusados dc crimenes. Les se-
hala medicos que se encargan de cuidar a los heridos que se
producen en el campo de batalla. Les proporciona padres que
se encargan de brindarles la paz espiritual cuando estan falle-
ciendo y de alentarlos dandoles poder de vida y muerte sobre
sus oponentes en el marco de guerra que se sostiene. Usual-
mente, el ejercito tradicional permanece aislado de las perso
nas en la duracibn del conflicto.
La nacibn no pide al ejercito que solucione problemas,
sino que gane la guerra y que proporcione a la poblacibn la
proteccibn necesaria para garantizar su seguridad ante el peli-
gro.
Si, como los Caballeros de la antigiiedad, el ejercito de hoy
rehusa utilizar todas las armas que la guerra modema pone a
su disposicibn, no podra completar su misibn. Quedaremos in-
defensos, y nuestra independencia, esa independencia que tan
to queremos y por la que tanto hemos luchado, desaparecem
para siempre.
La impresion de estaedicion estuvo a cargo de Talleres GraficosYunque,
Combate de los Pozos 968 y se termino de imprimir el 8 de mayo de
1981, festividad religiosa de NUESTRA SENORA DE LUJAN.