Empresarios, Instituciones y Desarrollo Económico: El Caso Argentino
Empresarios, Instituciones y Desarrollo Económico: El Caso Argentino
Empresarios, Instituciones y Desarrollo Económico: El Caso Argentino
C E P H L
O ficina en B u en os A ires
EMPRESARIOS, INSTITUCIONES Y
DESARROLLO ECONÓMICO: EL
CASO ARGENTINO
A n d ré s Ló p e z
C E P H L
O ficina en B u en os A ires
EMPRESARIOS, INSTITUCIONES Y
DESARROLLO ECONÓMICO: EL
CASO ARGENTINO1
A n d ré s L ó p e z2
INTRO DU C C IÓ N _________________________________________________________________ 1
I. EMPRESAS, INSTITUCIONES Y DESARROLLO ECONOM ICO ___________________9
A) El marco teórico__________________________________________________________________11
1) La teoría de la empresa: el enfoque neoclásico tradicional y sucrítica_______________ 11
2) Los costos de transacción y la naturaleza de la empresa_____________________________13
3) El enfoque evolucionista _______________________________________________________ 15
4) ¿Dónde está el empresario?______________________________________________________18
5) Instituciones y empresas: ¿cuáles son las relaciones?______________________________ 24
6) Macroeconomía y estrategias empresarias en entornos inestables__________________ 30
7) Empresas y empresarios: objetivos, estrategias y desempeños en la perspectiva del
desarrollo económico_____________________________________________________________ 34
B) Grandes empresas, conglomerados y diversificación: ¿barreras o agentes del desarrollo
económico?________________________________________________________________________ 37
1) El papel de la gran empresa en el desarrollo capitalista _________________________ 37
2) Grupos económicos y conglomerados: la perspectiva de los países en desarrollo 47
3) El caso de los chaebols: innovadores o rent-seekers? (o innovadores y rent-seekers?)_ 55
4) Gran empresa, conglomeración y desarrollo: ¿un rompecabezas?____________________60
II. EMPRESAS Y EMPRESARIOS EN LA ARGENTINA: ¿RESPONSABLES O VICTIMAS
DEL FRACASO? UNA SINTESIS DE LAS IDEAS RECIBIDAS________________________ 65
A) Las antiguas raíces de la actitud crítica hacia el empresariado argentino_______________ 65
B) La visión “heterodoxa” : burgueses rentistas y sub-desarrollo económ ico______________ 70
C) La visión “ortodoxa”: de la intervención estatal al rent-seeking, el Estado predador y el
“ahogo” de la iniciativa privada _____________________________________________________ 79
D) “Heterodoxos” y “ortodoxos”: diferentes y parecidos_______________________________ 85
E) Las hipótesis a explorar en este trabajo_____________________________________________ 87
III. EL MODELO AGROEXPORTADOR ____________________________________________93
A) El marco institucional y macroeconómico _________________________________________ 93
B) Terratenientes y empresarios: conductas y estrategias ______________________________ 98
1) La etapa pre-agroexportadora: algunas evidencias nuevas__________________________ 98
2) ¿Terratenientes “schumpeterianos” en la Pampa?__________________________________ 99
3) Las (presuntas) tendencias a la diversificación y la especulación de la clase
dominante_______________________________________________________________________103
4) Características, avances y limitaciones del proceso industrializador_________________ 108
C) El mundo empresarial en el modelo agroexportador: algunas conclusiones____________ 119
IV. LA INDUSTRIALIZACION SUSTITUTIVA DE IMPORTACIONES ____________ 127
A) El marco institucional y macroeconómico ________________________________________ 127
B) El avance del proceso de industrialización_________________________________________136
C) La conducta empresaria bajo la ISI: luces y sombras________________________________ 144
1) Las visiones ortodoxas y heterodoxas____________________________________________144
2) Una interpretación alternativa___________________________________________________152
3) Más allá del rent-seeking_______________________________________________________161
D) Una mirada breve al comportamiento de los empresarios agropecuarios_______________170
E) Los empresarios en la ISI: algunas conclusiones____________________________________ 174
V. EL PERIODO DE LAS REFORMAS (1976-2001) _________________________________181
A) El marco institucional y macroeconômico_________________________________________181
B) La reestructuración de los sectores productivos: lineamientos principales_____________ 197
1) El sector industrial____________________________________________________________ 197
2) El sector agropecuario pam peano______________________________________________ 202
3) Las privatizaciones___________________________________________________________ 206
C) Conductas y desempeños a nivel em presario______________________________________ 210
1) La “larga recesión” (1975-1989)_______________________________________________ 210
2 ) Convertibilidad y reformas (1990-2001)________________________________________ 220
D) Un problema que empeora: el funcionamiento del Estado y las políticas públicas 244
E) Las deficiencias de tres sistemas clave: finanzas, educación y ciencia y tecnología 251
F) Liderazgo empresarial y concentración económica: una breve discusión______________ 255
G) Los empresarios y las reformas: algunas conclusiones______________________________ 260
VI. LECCIONES DEL PASADO Y REFLEXIONES PARA EL PRESENTE _________ 267
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 283
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
In tr od u cc ión
“The i n t e r e s t o f the d e a l e r s , h o w e v e r , in a n y p a r t i c u l a r b r a n c h o f t r a d e o r
m a n u f a c t u r e s , is a l w a y s in s o m e r e s p e c t s d i f f e r e n t f r o m , a n d e v e n o p p o s i t e to,
t h a t o f t he p u b l i c ” ( L i b r o I, c a p í t u l o 11, p á r r a f o I . 1 1 . 2 6 4 )
1
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Peña, Jorge F. Sábato o Jorge Schvarzer, por citar sólo a algu n os de los más
representativos de esta corriente, c o in c id e n en presentar argum entos que, por
distintas vías, intentan demostrar dicha h ip ó t e s is .3
En estas v e r sio n e s de la historia argentina - q u e a lo largo de este trabajo
d en om in a rem os, en honor a la brevedad y sin olvidarn os de los m atices que las
distin gu en entre sí, “h e te r o d o x a s ”- , la actu ación del Estado suele ser p ercibida
c o m o fuertem ente co n d ic io n a d a - o en o c a s io n e s directam ente d ir ig id a - por los
in tereses de aquella “b u rgu esía no s c h u m p e ter ia n a ” - e n otras palabras, el Estado
argentino tendría una m uy baja “a u to n o m ía ” frente a los grupos p r iv a d o s -.
En el otro extrem o del arco id e o ló g ic o , lo que en con tram os es una v is ió n - q u e
llam arem o s, con la m ism a ju s t if ic a c ió n e x p u e sta en el párrafo previo,
“o r to d o x a ”- de un Estado fuertem ente autón om o - e in clu so , en ciertos caso s,
“p redador” de la actividad p r iv a d a -, que con sus a c c io n e s - c o m p r e p ú blico,
crédito su bsidiado, in c e n tiv o s f is c a le s , p r o te c c io n ism o , e t c . - habría abierto el
cam in o para un com p o rta m ien to r e n t- s e e k e r (buscador de rentas) de los
em p resarios argentinos. A s i m is m o , habría ahogado la p osib ilid a d de que se
d e s p lie g u e la in ic ia tiv a privada m ediante la p rofu sión de r e g u la cio n es en
d istintos ám bitos - e n particular, pero no e x c lu s iv a m e n te , el la b o r a l-, la fuerte
presión im p o sitiv a y la creación de em presas p ú blicas. Todo esto, por cierto, con
fuertes c o s to s en térm in os de e fic ie n c ia , cre cim ien to y b ien e sta r.4 D iv er s o s
ec o n o m is ta s que trabajan o han trabajado en algunas de las p rincipales
o r g a n iza cio n e s privadas de in v e s tig a c ió n y d o c e n c ia del país su elen encontrarse
entre quien es ex p o n e n este tipo de h ip ótesis.
Si hurgam os un p o c o más en esta p ersp ectiva, v e re m o s que c o n v iv e n dos m o d e lo s
co n c ep tu a les que, com p artiend o el d ia g n ó stic o b ásic o anterior, tien en diferen cias
entre sí en cuanto a la ló g i c a su b yacen te resp ectiva. Por un lado, hay quienes
sugieren que los em presarios por naturaleza, aquí y en cualquier otra parte,
aprovechan las vías más fá c ile s de g a n an cia que se les ofrecen y están in c lin ad os
al l o b b y para obtener rentas im p r o d u ctiv a s5. En este caso, la resp on sab ilid ad del
Estado pasa por haber abierto la puerta - p o r in c o m p e ten cia , por id e o lo g ía o
porque sus fu n cion arios sacrifican la e f ic ie n c ia y el b ien estar e c o n ó m ic o s ante
sus in tereses p o lític o /m o n e ta r io s p a rticu la r es- a este últim o tipo de
com p ortam ien to.
3 La búsqueda en el pasado remoto de la Argentina del origen de las conductas rentísticas, especulativas y/o
corruptas de los empresarios argentinos no es, claramente, patrimonio de economistas o sociólogos. En este
sentido, véase el capítulo 13 del “ Informe sobre lavado de dinero” presentado ante el Parlamento por Elisa
Carrió y otros diputados en 2001, el cual lleva por nombre “ La matriz mafiosa en la historia económica
argentina” y que sitúa aquel origen en el período de la Colonia. En el mismo sentido, en un reciente libro de
gran difusión, un conocido historiador encuentra el germen de la corrupción en el siglo XVII, donde ya habría
habido una cooptación del poder político por parte de los “grupos económicos privados” (Pigna, 2004) -el uso
del término grupos económicos privados aplicado a esa realidad pertenece al mencionado historiador-.
4 Por cierto, en la vida diaria escuchamos de manera permanente estas dos campanas en la boca de
políticos, periodistas, analistas y hasta en las conversaciones de café. Es por ello que decíamos al comienzo
que el tema bajo análisis había adquirido una gran significación en la Argentina, ya que su ámbito de
discusión excede por mucho a la literatura académica o el debate teórico.
5 Este es el argumento que Adam Smith desplegaba en la cita que encabeza este trabajo. Más adelante,
autores como Buchanan, Tullock u Olson han argumentado que, en general, los individuos tienden a formar
grupos de interés o presión que tienen como objetivo primordial la búsqueda de rentas, siendo el desafío para
la sociedad diseñar marcos institucionales que contengan esas tendencias (ver más abajo).
2
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
6 Incidentalmente, a lo largo de este trabajo vamos a tratar de demostrar que, por más que parezcan
interpretaciones antitéticas, ambos enfoques tienen también (¿inesperadamente?) puntos en común.
3
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
4
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
5
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
p rov en ie n tes de d istintos orígen e s en los ú ltim os vein te años. N atu ralm en te, y
aunque t en g a m o s d iv e rg en cia s con las interpretaciones resp ectiva s, tanto los
autores “o r t o d o x o s ” c o m o “h e t e r o d o x o s ” m uchas v e c e s presentan v a lio s a
e v id e n c ia em p írica que tam bién v a m os a utilizar aquí.
Una ú ltim a aclaración es n ece sa ria antes de describir el c o n te n id o del d ocu m en to .
Si bien el o b jetivo de este trabajo es indagar sobre la con d u cta em presaria en la
Argentina, v a m os a concentrar nuestro análisis e sp e c ia lm e n te en los grandes
em presarios lo c a le s, ya que serían ello s tanto los resp on sab les p rin cip ales del
subdesarrollo argentino (versió n hetero d ox a) com o los ex p o n e n te s más claros del
r e n t- s e e k in g in d u cid o por el Estado (versión ortodoxa). Ello no obstará, sin
em bargo, a que h ag am os tam b ién referencias a otros agentes em presarios
(P y M E s, filia les de em presas t r a n s n a c io n a le s) ,9 aunque un an álisis más profundo
de sus estrategias y d e se m p e ñ o s es o b v iam en te una tarea que requeriría
considerar tam b ién otras herram ientas c o n c ep tu a les y un set de e v id e n c ia
em p írica e s p e c íf ic o en cada c a s o . 10
El trabajo se ordena del sig u ien te m od o. En el primer capítulo, se presentan y
analizan los argum entos que -ta n t o desde la teoría e c o n ó m ic a co m o del análisis
em p írico e h is t ó r ic o - se han propuesto para entender el papel de las em presas y
los em presarios en los p ro ce s o s de desarrollo e c o n ó m ic o . Tem as tales co m o el
im pacto del marco in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o sobre la con d u cta empresaria
- y v i c e v e r s a - , el rol de la gran corporación y la ló g i c a que está detrás de las
estrategias de c o n g lo m e r a c ió n y d iv e r s ific a c ió n , tan relevantes para el caso
argentino, son exa m in a d o s con particular atención.
El capítulo segu n d o se d ed ica a presentar los argum entos e x p u es to s en la rica
tradición de estu d io s que, co m o m e n c io n a m o s más arriba, intenta dem ostrar la
in flu en cia n e g a tiv a que ha tenido la gran b u rgu esía l o c a l 11 sobre el p r o c eso de
desarrollo e c o n ó m ic o y social del país, así co m o los p resen tados por aquella otra
9 En cambio, prácticamente no haremos referencia a un tipo de empresa que fue muy importante en nuestro
país, en particular en la etapa de la ISI: las empresas públicas. Esto, en tanto que sus conductas y
desempeños han estado naturalmente influidos por determinantes políticos, y no por la racionalidad privada
que guía a los restantes agentes empresarios. En nuestra opinión, todavía es necesario investigar más sobre
el fracaso de las empresas públicas en la Argentina, evitando los extremos de considerarlas como
innatamente ineficientes por su gestión estatal como la tardía reivindicación que hoy se hace de ellas desde
algunos sectores que las presentan como víctim as de una trama “cuasi conspirativa” para destruirlas.
Adicionalmente, digamos que fenómenos que han cobrado relevancia recientemente, como la construcción de
“ redes empresarias”, tam poco serán objeto de nuestra atención, aunque ciertamente entendemos que
merecen también más trabajo de investigación para com prender su naturaleza e impactos en el caso
argentino.
10 Aunque los vamos a citar a lo largo del documento en distintas ocasiones, es útil que ya aquí mencionemos
a algunos de los principales trabajos disponibles sobre ET y PyMEs en la Argentina. En el primer caso, las
referencias incluyen, entre otros, Azpiazu y Kosacoff (1985), Barbero (2003), Chudnovsky y López (2001),
Kosacoff y Bezchinsky (1993) y Sourrouille et al (1985). En cuanto a PyMEs, algunos trabajos clave son
CEPAL (2003), FIEL (1996), Gatto y Yoguel (1993) y Yoguel y Moori Koenig (1999).
11 A lo largo de este trabajo, se emplearán expresiones tales como elite, gran empresariado, gran burguesía,
capital concentrado o clase dominante - y algunas otras similares- de un modo básicamente equivalente, con
el propósito de designar a aquella fracción económica y políticamente más poderosa de la clase empresaria.
Si este procedimiento puede espantar a aquellos que, con razón, dirán que todos esos términos pueden tener
significados diferentes - y de hecho provenir de tradiciones teóricas distintas-, el uso intercambiable que
hacemos de ellos obedece al criterio estilístico de evitar repeticiones del mismo término, así como también al
hecho de que en la literatura recibida se han empleado todas esas designaciones para representar justam ente
al agente que aquí buscamos analizar.
6
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
corriente que pone en c a b e za del Estado la r esp on sab ilid ad por la d ifu sió n de
con d u cta s r e n t-s e e k e r s entre los em presarios lo c a le s. Al final de ese capítulo
exp o n d r em o s las prin cip a les h ip ó te s is que intentarem os contrastar a lo largo del
trabajo y que formarán el n ú c leo de nuestra propia interpretación del tem a bajo
análisis.
En los cap ítu los III a V se analiza la c on d u cta em presaria en tres etapas de la
historia argentina - e l m o d e lo agroexportador, la ISI y el p eríod o de
reestructuración y reformas 1 9 7 6 / 2 0 0 1 - sobre la base del en foq ue con cep tual
presentado en el capítulo I y de la e v id e n c ia em p írica d isp on ib le sobre el tema.
A l final - c a p ít u lo V I - p resen tam os las p rin cip ales c o n c lu s io n e s del trabajo, así
c o m o algunas r e f le x io n e s respecto de las rela cio n es entre em presas, in stitu cion es
y desarrollo e c o n ó m ic o a la luz del actual escen ario local.
7
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
“I f ... i t is b e l i e v e d t h a t f e w b u s i n e s s w o u l d s u r v i v e w i t h o u t e x e r t i n g ‘i n f l u e n c e ’,
e v e n i f o n l y to b r i b e g o v e r n m e n t o f f i c i a l s to d o w h a t t h e y o u g h t in a n y e v e n t to
do, i t is d i f f i c u l t to a s s o c i a t e p e c u n i a r y r e w a r d s w i t h s o c i a l p r o d u c t . I f the
m a r k e t m e c h a n i s m is s u s p e c t , t he i n e v i t a b l e t e m p t a t i o n is to r e s o r t to g r e a t e r a n d
g r e a t e r i n t e r v e n t i o n , t h e r e b y i n c r e a s i n g t he a m o u n t o f e c o n o m i c a c t i v i t y d e v o t e d
to r e n t - s e e k i n g ” ( A n n e K r u e g e r , 1 9 7 4 , p . 3 0 2 )
“E l g o b i e r n o d e l E s t a d o m o d e r n o no es m á s q u e un c o m i t é q u e a d m i n i s t r a l o s
n e g o c i o s co m u n e s de to d a la cla se b u r g u e s a “ ( K a r l M a r x y F r ie d r i c h Engels,
M a n i f i e s t o C o m u n i s t a , c a p í t u l o I, 1 8 4 8 )
12 Aunque el trabajo pionero de Coase tiene casi 70 años, sólo en las últimas tres décadas comenzó a ejercer
una influencia relevante entre los economistas.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
13 Más adelante comprobaremos que la lectura anti-conglomerados encuentra raíces tanto en autores
“radicales” y/o marxistas, como en las teorías “kruegerianas” de la rent-seeking society, aunque obviamente
los mecanismos causales por los cuales surgen los grupos buscadores de rentas no son los mismos en los
dos enfoques.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
A) El marco te ó r ic o 14
1) La teoría de la empresa: el enfoque neoclásico tradicional y su crítica
S ig u ie n d o a Coriat y W e in s te in ( 1 9 9 5 ) , la v is ió n de la em presa en el marco
te ó r ico n e o c lá s ic o tr a d ic io n a l15 parte de tres prem isas básicas:
• El o b jetivo del an álisis es la bú squ ed a de c o n d ic io n e s de equilibrio en
situ a cio n e s de c o m p e te n c ia e in form ac ión perfecta, au se n c ia de
in c ertid u m b r e 16 y para un determ inado estado de las técn icas.
• Las firmas están dotadas de racionalidad p erfecta o sustantiva - l o que les
permite realizar siempre e l e c c i o n e s “acertad a s”- y buscan un ob jetivo
invariante: m ax im iza r b e n e fic io s .
• Dentro del an álisis se le da p r ee m in en cia a los asp ectos v in cu la d o s al
intercam bio antes que a los de la p rod u cció n (y, ag rega m os n oso tro s, antes
que a los de la in n o v a ció n ).
En este marco analítico, la firma tiene co m o ú n ica fun ción aplicar los factores de
la p rod u cció n a los in su m os con el objeto de producir b ien es y s e rv ic io s. Se
supone que la firma realiza esta tarea e f ic ie n te m e n te en tanto c o n o c e , y puede
aplicar de m anera adecuada, todas las t éc n ica s d isp o n ib les. En otras palabras, la
firma se caracteriza por las tran sfo rm acio n es t e c n o ló g ic a s de las que es capaz -
las cuales v ie n e n dadas por las llam adas “fu n c io n e s de p r o d u c c ió n ”- .
En cuanto a sus d e c is io n e s , si la em p resa trabaja en un marco de “co m p e te n c ia
p e r fe c ta ” - s i t u a c ió n que se supone óptim a desde el punto de v ista de la
asig n a c ió n de recursos y el b ien estar en el an álisis n e o c lá s ic o t r a d ic io n a l- , los
ú n icos datos del “a m b ie n te ” que debe c o n o c e r son p recio s de productos y
factores. Al introducirse las teorías de la “c o m p e te n c ia im p e r fe c ta ”,
o l ig o p o lís tic a , etc., se abre un esp ac io de d e c is ió n para las firmas en m ateria de
d ifer en cia ció n de p recio s o de productos y estrategias de venta, pero siempre
m an ten ien d o el o b jetivo m ax im iza n te. En tod os los c aso s, se supone que los
11
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
17 Esta frase no supone que pensemos que dicho principio es válido o útil en algún sentido, sino simplemente
pretende subrayar que los economistas neoclásicos, supuestamente, basan sus teorías en aquel.
12
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
13
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
20 Obviamente, esto no supone que se elimine el conflicto eventual entre ciertas decisiones de integración
vertical - u otro tipo de estrategias empresarias que pueden ser entendidas bajo la luz del enfoque de costos
de transacción- con los intereses de los consumidores, ni niega que dichas decisiones puedan involucrar
también acciones anti-com petitivas de parte de las firmas que las adoptan. No se alega, entonces, que la
legislación antitrust sea superflua, sino que debe incorporar herramientas analíticas vinculadas al mencionado
enfoque de costos de transacción.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
su rgim ien to de una form a em presaria típ ic a de los p aíses en desarrollo: el grupo
o c o n g lo m er a d o d iv er sifica d o y/o v er tica lm en te integrado.
3) El enfoque evo lu c io n ista 21
Los trazos in ic ia le s de este en fo q u e se remontan a los trabajos p io n ero s de
N e l s o n y W inter ( 1 9 7 4 , 1982), aunque e x is te n an teced en tes p revios de notable
r e le v a n c ia 22 - d e h ech o, si bien nunca hizo m e n c ió n e x p líc ita de c o n ce p to s
e v o lu c io n is ta s , S chum peter es una referenc ia clave en este s e n tid o -.
Según Coriat y W e in ste in (1 9 9 5 ) , el en fo q u e e v o lu c io n is ta se caracteriza por la
p r ese n cia de:
• E le m e n to s de perm an en cia o h eren cia - o m e c a n ism o s de t r a n s m is ió n -
a n á l o g o s a los g e n e s en b io log ía ): son las rutinas - p a tr o n e s de con d u cta
regulares y p r e d e c ib le s - aplicadas por los agentes e c o n ó m ic o s y sobre las
cu ales estos basan sus com p o rta m ien to s diarios.
• Un principio de variación o mutación: en todo sistem a de m ercado e xisten
m e c a n is m o s e n d ó g e n o s y e x ó g e n o s de in trod u cció n de “n o v e d a d e s ” - y por
novedades e n te n d em o s nu evas firmas, t e c n o lo g ía s , m o d e lo s
or g a n iz a c io n a le s , formas de go b iern o corporativo, e t c .- . Estas n ov ed a d e s
son generadoras de la “v a ried a d ” que alim en ta las tran sfo rm acio n es de los
sistem as en el largo plazo - y , por tanto, ju eg a n un papel central en los
p ro ce so s de desarrollo y cam bio estructu ral-. Parte de esa d in ám ica es
en d ó g e n a al sistem a en tanto que las n o v e d a d e s son, en gran medida,
producto tanto del propio aprendizaje de las firmas c o m o de
com p o rta m ien to s de “b ú sq u e d a ” - q u e m uchas v e c e s pueden ser r ie s g o s o s y
enfrentar resultados no p r e v i s ib le s - , que son p ro v o ca d o s por am enazas u
oportunidades que enfrentan el in d iv id u o o la firma - e n otras palabras, son
un subproducto del propio p roceso de c o m p e t e n c ia en el m e r c a d o -.
• Un m e c a n ism o de s e le c c i ó n que actúa sobre las rutinas y las m utaciones:
es el am biente donde se d e s e n v u e lv e n los agen tes, en el cual pueden existir
restriccion es m ercan tile s y no m ercan tiles más o m en os estrictas. El
m e c a n ism o s e le c t iv o - q u e en una e c o n o m ía cap italista in cluye
naturalmente c om o actor central al m ercado, pero tam b ién incorpora la
in flu en cia de otros actores y e le m e n to s (p o lític a s p ú blicas, grupos de
presión, te n d en c ia s m a c r o e c o n ó m ic a s , e t c . ) - actúa sobre las firmas, las
t e c n o lo g ía s , las rutinas, etc., destruyendo, tem po ralm ente, la variedad en
el sistem a, al s e le c c io n a r las conductas, ag en tes, etc. m ejor adaptados al
am biente. El p roceso de desarrollo se co n c ib e, en to n ces, com o en
constante ten sió n entre variedad y sele cc ión : se n e c e s ita que los
m e c a n ism o s gen erad ores de variedad sean p oten tes y que los m e c a n ism o s
21 El enfoque evolucionista tiene un conjunto de intereses más amplio que el vinculado específicamente a la
teoría de la firma y, de hecho, pretende constituirse en una alternativa teórica comprehensiva frente al
predominio del enfoque “ neoclásico” -o b je tivo que ciertamente aún no ha logrado- (ver López, 1996, para una
caracterización de los principales rasgos del evolucionismo en economía).
22 Ya Alfred Marshall (1890) en sus “ Principios de Economía” reconocía la necesidad de que la economía se
pareciera a la biología, admitiendo el carácter estático de los conceptos extraídos de la mecánica clásica -
base de la “revolución m arginalista”-, pero opinaba que el aparato analítico necesario para tal objetivo era
demasiado complejo. Por la misma época, Veblen (1898) abogaba porque la economía fuera una ciencia
evolucionista.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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23 Un proceso es path-dependent cuando su historia previa tiene efectos duraderos sobre su evolución
posterior. Generalmente, estos procesos se caracterizan por la existencia de equilibrios múltiples,
contingentes a la evolución anterior del proceso en cuestión.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
26 Así, presenta al empresario como alguien motivado por "the dream and the will to found a private kingdom"
...”the will to conquer” ... “the impulse to fight, to prove oneself superior to others" ... y “the jo y of creating”.
27 Según la apropiada metáfora de Schumpeter, el capitalismo es póquer y no ruleta, lo cual sugiere que para
jugar dicho juego son necesarios tanto el cálculo racional como la intuición y el espíritu de riesgo.
28 Los autores evolucionistas subrayan que Schum peter sobreestimó la posibilidad de “rutinizar” el cambio
tecnológico (ver Nelson, 1990, 1992); paralelamente, la hipótesis de la obsolescencia del empresario también
parece haber sido apresurada.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
contribuye a minar la leg itim id a d del cap ita lism o a n iv el social, y allana el
cam in o para avanzar hacia algún tipo de s o c ia lis m o (Sch u m p eter, 1 9 4 2 ) .29,30
Por cierto, y aunque parezca o b v io decirlo, hay que recordar que los autores
m arxistas - a u n q u e no M a r x - u su alm en te asum en que el rol del em presario se basa
s im p lem en te en su capacidad de e x p lo ta c ió n de los trabajadores - q u i e n e s podrían
operar en su au sen cia con el m ism o n iv el de e f ic ie n c ia p r o d u c tiv a - (Marglin,
1974). A su v ez , tien d en a suponer que la m anera de lidiar con la incertidumbre
en el m ercado es reem plazar a este últim o por algún tipo de p la n ific a c ió n
co n sc ien te y centralizada del sistem a p r o d u c tiv o .31 En todo caso , en una e c o n o m ía
de m ercado, el rol de la jerarquía cap italista sería más bien el de garantizar tanto
el control de los obreros com o la c o n s e c u c ió n de un ritmo de a cu m u la ció n de
capital m ayor al que surgiría de un p roceso d escen tra liza d o de tom a de d e c is io n e s
de ahorro e inversión.
John Maynard K ey n es (1 9 3 6 ) tam bién abordó la c u estió n del rol del empresario
en su fa m o sa “Teoría G e n e ra l”, e n fatizan d o el h ech o de que el c o n o c im ie n t o del
futuro es extrem ad am ente incierto, por lo cual los em presarios no serían
ca lc u lista s r acion ales, sino más bien personas am antes del riesgo ( “el asunto es
en parte una lo te ría ”) y que sien ten sa tisfa c ció n por la obra co n seg u id a ,
in d ep e n d ie n tem en te del retorno m onetario in volu crado. A s í, habla de
“f o g o s id a d ”, “energía a n im a l” y “o p tim ism o e s p o n t á n e o ”, para referirse al
espíritu empresario.
L eib en ste in (1 9 6 8 , 1979) tam b ién ha h ech o aportes im portantes en este campo.
De acuerdo con este autor, el em presario realiza las activ id ad es n ecesarias para
crear o llevar adelante un em p ren d im ien to cuando los m ercad os son in co m p leto s
o fun cion an de form a im perfecta, y/o cuando las partes relevantes de la fun ción
de p rod u cció n no son co n o c id a s en forma integral. A s im is m o , el rol del
empresario c o n s iste en incrementar la llam ada “e f ic ie n c ia X ” por la vía de
asegurar un adecuado uso de los recursos internos de la firm a32. En cuanto a la
29 “El proceso capitalista creó [una] atmósfera de hostilidad cuasi universal hacia el orden social que
propiciaba ... Con el tiempo, el proceso capitalista ... hace que disminuya la importancia de la función que
permite la existencia de una clase capitalista ... El capitalismo genera una mentalidad crítica que, habiendo
arrasado la autoridad moral de tantas otras instituciones, se vuelve al final en contra suya; y la burguesía
comprueba estupefacta que la actitud racionalista no se limita a cuestionar los méritos de los monarcas y los
papas sino que va más allá, arremetiendo luego contra la propiedad privada y el esquema global de los
valores burgueses” (Schumpeter, 1942, p. 143).
30 Por la misma época, Hayek señalaba su tem or al predominio del “individualismo racionalista” -que para él
era un “falso individualismo”-, el cual prometía la ilusión de un control planificado y consciente de la sociedad,
preferible, en teoría, al arreglo capitalista aparentemente “anárquico” -ciertam ente, este último, para Hayek,
era tanto más eficaz para generar riqueza como fundamental para mantener una sociedad libre-.
31 Nos parece que este tema es de una importancia clave para entender las diferentes perspectivas sobre el
rol del mercado y el empresario en el capitalismo. Para una extendida corriente de pensamiento (que incluye
pero excede al marxismo), el mercado supone un “despilfarro” de recursos que podría ser eliminado o
reducido por vía de la planificación. En contraste, otros enfoques reivindican que ese “despilfarro” es el precio
a pagar por tener mayores fuentes de ideas e innovaciones (Nelson, 1992). Probablemente, es sólo en esta
perspectiva que el empresario adquiere un rol que va más allá de la organización de los factores de la
producción -q u e , en sí misma, podría ser realizada por un gerente capitalista o por un burócrata socialista-.
2 En una línea similar, Harbison (1956) proponía la idea de que, más que al “empresario”, había que prestar
atención a la “organización” como fuente de eficiencia y/o ineficiencia productiva, haciendo hincapié en que el
proceso de desarrollo económico, para ser exitoso, requería que las inversiones dedicadas a mejorar la
manera en que se organizaban las actividades económicas fueran in crescendo a lo largo del tiempo, pari
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
“o fe rta ” de em p resarios, L e ib en ste in creía que a q u ello s surgen a una tasa que
d epende de las e x p e cta tiv a s de aum ento del in greso p e r c á p i t a . En co n s e c u e n c ia ,
en una e c o n o m ía estan cad a habría p o c o s em p resarios, m ientras que en una
e c o n o m ía en exp a n sió n el número de em presarios iría crecien d o P a r i p a s s u los
n iv e le s de ingreso.
Interesante es m en cio n a r que L e ib en ste in (1 9 6 8 ) , tam b ién se ocupó
ex p líc ita m en te del p rob lem a del papel del em presario en los p a íses en desarrollo
- c o s a que no había h e ch o nin gu n o de los autores antes m e n c io n a d o s - . Para este
autor, dicho papel in v olu cra la crea ción de canales para la p r o v isió n de in su m os
y /o la venta de productos en c o n d ic io n e s en las que no ex isten m e c a n ism o s
rutinizados de m ercado sim ilares a los v ig e n te s en los p aíses d esarrollados. En
una línea similar, L e f f (1 9 7 9 ) señala que la fu n c ió n em presarial en los p aíses en
desarrollo puede ser aún más c o m p leja que en los p aíses desarrollados,
con sidera n do que los m ercad os de capital son in c o m p le to s , la d isp on ib ilid a d de
in fo rm a c ió n es lim itada y el am biente, al m en os en los c aso s e x ito s o s , es de
rápido cam bio estructural - m á s abajo v o lv e m o s sobre la obra de este autor, la
cual es de gran rele v a n c ia para nuestro trabajo-.
De h ech o, c o m o es bien c o n o c id o , el p rob lem a de la “e m p r esar ialid a d ” en los
p a íses que in ician su p ro ce so de desarrollo ha sido m o tiv o de e x ten sa d iscu sió n
en la literatura recibida, en tanto ha sido usual que se su p on ga que en dichos
p a íses podría haber una carencia de em presarios p o te n c ia le s, o que d ich os
em p resarios podrían tener rasgos o con d u ctas que los llevaran a p erseguir
estrategias s u b -ó p t im a s en térm inos de e fic ie n c ia . Mientras que en los años
cin cu en ta y sesen ta buena parte de los t eó rico s del desarrollo, en e s p e cia l en
A m é r ic a Latina, sugerían que el Estado p od ía ser un buen sustituto de la falta de
espíritu em presario en la s ocied ad , y los g o b ie rn o s de los p aíses en desarrollo
m u ch as v e c e s recurrían el exp ed ie n te de c o n v o c a r a em presas m u ltin a c io n a les
para que cubrieran ese v a c ío , en años más recien tes ha surgido una vasta
literatura tend iente a explorar los determ inantes - i n c e n t i v o s y o b s t á c u lo s - del
su rgim ien to de actitudes em presariales ( e n t r e p r e n e u r s h i p ) , c o in c id ie n d o con la
rev a lo rizac ión que ha tenido la figura del em presario c om o asp ecto clave de los
p r o ceso s de d e s a r r o llo .33
Con relación a este tema, no p o d e m o s pasar por alto la abundante literatura que
recurre a razones “c u ltu ra le s” - v in c u la d a s a etnias, re lig io n e s , trad icio n es, e t c . -
para exp licar la au sen cia de b u rgu esías “m o d e r n iz a n te s ” en los p aíses periférico s
- o las carencias o lim ita c io n e s de dichas b u r g u e s ía s -. N aturalm ente, el
an tecedente más ilustre de esta tradición es M ax W eb e r (1 9 5 5 ) , quien a so ció el
origen del espíritu cap italista con ciertas características de lo que él llam ó “ética
p r otesta n te”, n acida al calor del su rgim ien to del c a lv in ism o - y otras sectas que
W eb er in cluía bajo el nombre de “p rotestantism o a s c é t i c o - en el sig lo X V I -
passu las exigencias derivadas de la mayor sofisticación tecnológica de las industrias que se iban
incorporando al aparato productivo.
33 Importante es decir que esa literatura no explora los determinantes del entrepreneurship únicamente en
países en desarrollo, sino que también abarca países desarrollados -d o n d e muchas veces el patrón de
comparación son los EE.UU., sociedad que se presume más proclive a generar una oferta sustancial de
empresarios que las europeas- (ver Verheul et al, 2001 y Sciascia y De Vita, 2004 para una revisión de las
teorías y argumentos sobre los determinantes del entrepreneurship, y Kantis et al, 2002, para una discusión
del caso latinoamericano en comparación con el Este de Asia).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
reco rdem o s que W eb er origina lm en te se interesó por este tem a a raíz de los
debates sobre el su rgim ien to o no de actitudes em presariales en la A le m a n ia de la
ép o c a en distintos grupos r e l i g i o s o s - .
En cualquier caso , co m o d ijim os recién, la a s o c ia c ió n entre va lo res culturales,
so c ia le s y /o r e lig io s o s y el desarrollo de actitudes empresarias ha sido un tó p ic o
vastam ente tratado en la literatura recibida (ver S c ia s c ia y De Vita, 2 0 0 4 ) , 34
in clu y en d o algu n os an álisis relativos al caso argentino (por e jem p lo, Cochran,
1960; F illol, 1961).
Esta literatura ha sido d iscu tid a y criticada en distintas o p o rtu n id a d e s,35 in cluso
en ap lic a ció n al m ism o caso argentino (v é a se, por ejem plo, A cuña, 1994 y
F le m in g , 1979). C o in cid ien d o con A cu ñ a (1 9 9 4 ) , en este trabajo con sid e ra m os
que “las características y prop ied ades de los capitalistas y su racionalidad son en
gran m ed id a sim ilares en todas las s o c i e d a d e s ” (p. 51). Sin em bargo, co m o
v er e m o s más abajo, si en lugar del a m enudo d ifuso co n cep to de “cultura”, nos
referim os a marcos in stitu cio n a le s que orientan las con d u ctas de los capitalistas,
en te n d em os que p o d e m o s hallar in tu icio n es interesantes para analizar el
d ese m p e ñ o empresario en el caso argentino.
En resumen, si bien los ec o n o m ista s han sido reacios a incorporar a la figura del
empresario en sus teorías - t a l v e z por la d ificultad para formalizar, y
esp e c ia lm e n te para cuantificar, esta v a r ia b le -, los autores que sí lo han hecho
co in c id e n en destacar que los em presarios c o n stitu y e n una e s p e c ie particular de
in d iv id u os con atributos que in c lu y en tanto la capacidad de decidir en un m undo
in cierto y en el que los m ercad os fun cion an de forma im perfecta, co m o cierta
p rop en sió n a la tom a de r i e s g o s .36 Esta con d u cta “a n ó m a la ” se j u z g a c om o
p o sitiv a , e in clu so com o cla v e , para el fu n cio n a m ien to del sistem a de m ercado y
para garantizar su cre cim ie n to y su capacidad de in n o v a c ió n a largo plazo.
Com o d ijim os antes, no cre em os que sea relevante preguntarse si los capitalistas
tien en - i n n a t a m e n t e - distintas cla ses de actitudes o racion alid ad es en d iferentes
so c ie d a d e s - a l m e n o s si h ab lam os de so c ie d a d e s m o d e r n a s -. En cam b io, a nuestro
j u ic io , resulta central analizar si los em presarios que surgen o actúan en una
determ inada socied ad d edican su tiem p o a activ id ad es en las que pueden ganar
dinero y, al m ism o tiem p o , contribuir al progreso social - a la manera
“sm ith ia n a ”, aún cuando ello no entre dentro de sus p rop ó sito s c o n s c i e n t e s - , o si
es p o sib le que ambas cosa s no vayan de la mano - e l p rob lem a de las conductas
“sch u m p e te ria n a s” v e r s u s “ r e n t - s e e k e r s ” . En la s e c c ió n siguien te exp lorar em os
con más detalle estos temas.
34 Un punto importante que emerge de algunos de estos estudios es que en sociedades que no estimulan el
desarrollo de las actividades empresarias, los inmigrantes, no atados por las redes de valores propias de
aquellas, suelen ju g a r un rol dominante dentro de la clase burguesa.
35 Un artículo reciente (Schramm, 2003), recuerda que en los años '50 la cultura americana no parecía
favorable al entrepreneurship y que influyentes libros alertaban sobre que los EE.UU. se estaban convirtiendo
en una nación de burócratas (cuando justam ente ese país es, para muchos, la “ meca” del espíritu de
entrepreneurship).
36 Digamos que la literatura “sociológica” sobre el origen de los empresarios coincide en atribuir importancia a
las características individuales como determinantes de la decisión de convertirse en empresario.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
37 Así, un autor como Miliband (1969) sugiere que el Estado defiende la supervivencia del capitalismo como
sistema, pudiendo, en ocasiones, adoptar políticas que van en contra de los intereses puntuales de algunos
miembros o, incluso, de la clase capitalista como un todo. De hecho, en algunos textos el propio Marx asume
la misma posibilidad.
38 Algunos autores marxistas más recientemente han concebido que si bien no siempre el Estado adopta
políticas que están a favor de los intereses de la clase capitalista, al menos esta última tiene una gran
capacidad de “veto” frente a aquellas, en tanto tiene el control del proceso de inversión y de su
comportamiento dependen tanto los ingresos del fisco como la generación de divisas o la evolución del
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Habrá que esperar hasta los años setenta para que los e c o n o m is ta s de la corriente
principal c o m ie n c e n a pensar n u eva m en te en estas cu e stio n e s. A n n e Krueger
(1 9 7 4 ) introdujo el térm ino “ r e n t - s e e k i n g s o c i e t y ” para analizar có m o la
in terven ció n del go b iern o en p a íses en desarrollo - p o r ejem p lo, a través del
esta b le c im ie n to de aranceles o cuotas de im p o r ta c ió n - gen era in c e n tiv o s para que
los agentes privados “in v ierta n ” en l o b b y y corrupción (activida d es que son
consideradas “im p r o d u c tiv a s ”) para obtener las rentas derivadas de la
in te r v e n c ió n 39 (ver Buchanan e t a l , 1980, para un desarrollo de las ideas surgidas
en torno a la n o c ió n de r e n t - s e e k i n g s o c i e t y ) . N ó te s e que aquí, a d iferen cia de
Smith, no son los capitalistas los que tom an la in ic ia tiv a que lle v a a la aparición
de red istrib u cion es de in g resos aso cia da s a rentas im p rodu ctivas, sino el propio
Estado en su afán de in tervenir en los asuntos e c o n ó m ic o s .
En Krueger, el p ro ce so de crea ción de rentas a partir de la in terven ció n estatal es
au to -r efo rza n te, ya que los b e n e fic ia d o s se hacen d ep en d ien tes de su e x is te n c ia y
desvían recursos para m antener o expandir los r e n t a l h a v e n s . A su v e z , dado que
los retornos del r e n t - s e e k i n g se distribuyen b ásic am en te entre q u ien es realizan la
actividad de búsqueda, el poder p o lític o relativo de e sos grupos se incrementa.
Incluso dentro del propio aparato estatal, los grupos que administran las p olíticas
que crean rentas se con v ierten en d efe n so res de su m an ten im ien to - y a que de ello
depende su p o s ic ió n p o lítica (e in clu so , en m uchas o c a s io n e s , sus in g r e s o s ) - . En
c o n se c u e n c ia , se gen era un círculo v i c io s o de despilfarro de recursos y
ob stác u lo s al desarrollo.
A s im is m o , de aquí se sigue un “s e s g o ” perverso que afecta tanto a las
cap a cid ad es que las firmas privadas con sideran b e n e fic io s o desarrollar - q u e en
este caso son las de l o b b y i n g - , c om o al reclu tam ie nto de personal en el aparato
estatal - y a que la m o tiv a c ió n podría ser la bú squ ed a de las rentas a extraer de la
fun ción p ú b lica (en form a de sob ornos, por e j e m p l o ) - . En otras palabras, una v ez
creadas las rentas, es d ifícil que ellas sean temporarias (c om o, por ejem plo,
sugiere la teoría de la “industria n a c ie n t e ”), pu esto que sus b e n e fic ia r io s serán
cap aces de bloquear cualquier in ic ia tiv a de rem overlas.
Sobre b ases analíticas y m e t o d o ló g ic a s d iferentes, pero apuntando en una
d irección sim ilar en cuanto al fondo de las ideas, O lson (1 9 6 5 ) , hablará de las
“c o a lic io n e s d istrib u tiv a s” o “grupos de interés e s p e c i a l e s ” . A d iferen cia de los
con su m id o res, cu ya acción c o l e c t i v a es d ifícil, los em presarios pu eden constituir
p eq u e ñ o s grupos de presión que b uscan rentas, por ejem p lo, a través de tarifas
p ro tecc io n ista s (o los sin d ica to s pu eden presionar para aumentar los salarios de
sus a filia d o s, etc. - l o s eje m p los serían m ú lt ip le s - ) . Para O lson, salvo
e x c e p c io n e s , toda forma de o rg a n iz a ció n que n u c lea a agen tes con intereses
mercado cambiario. Para una exposición de estas ideas y una crítica a sus límites, véase Acuña (1994). En
todo caso, la idea de los “mercados” avalando o rechazando determinadas políticas públicas puede ser vista
como una ilustración de ese poder de veto.
39
Gordon Tullock (2003) reclama la prioridad de la idea, aunque no del nombre, la cual habría expuesto en un
artículo dedicado a analizar esencialmente el mismo tem a que Krueger, pero en el caso de un país
desarrollado (ver Tullock, 1967).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
40 Un punto a destacar de esta literatura es que autores como Buchanan, Tullock u Olson no suponen de
ningún modo que los empresarios tengan inclinaciones altruistas o que estén naturalmente inclinados a
buscar ganancias a través de medios legítimos o mediante la lucha competitiva en el mercado. Más bien
suponen que, en la medida en que puedan lograr rentas a través de la influencia política, preferirán ese
camino por sobre otros más costosos e inciertos. En este sentido, el diseño institucional debe tener en cuenta
que el rent-seeking behaviour es un aspecto más de la naturaleza humana, en cualquier sociedad.
41 Un supuesto -im p lícito o explícito- en las teorías del Estado predador, es que dicho Estado se enfrenta a un
sector privado disperso y débil, que no tiene capacidad para resistir a las amenazas y presiones del gobierno
(Kang, 2002).
2 Niskanen (1971) ha propuesto la idea de que los burócratas actúan como maximizadores, y, por tanto, no
puede suponerse que operen asépticamente en el desempeño de sus funciones a favor del bien público, ya
que sus intereses individuales están siempre presentes en sus decisiones (Niskanen, 1971).
4 Ver M arcouiller y Young (1995) para un modelo donde los Estados predadores “toleran” la informalidad,
castigando al sector formal, como parte de una estrategia de maximización.
44 Todavía podríamos agregar como razón para evitar la intervención estatal la teoría de las “fallas de
gobierno”, que sugiere que las políticas que aspiran, por ejemplo, a resolver fallas de mercado tienen más
costos que beneficios debido a fallas de información, diseño y monitoreo (Krueger, 1990).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
C om o se ob ser v ó más arriba, las in stitu cio n es pu eden ser tanto form ales c om o
in form ales. En el primer caso, y refirién d on o s ahora en concreto al p rob lem a de
la em presarialidad, las normas escritas - in c l u y e n d o no sólo su con ten id o sino
tam bién su estabilidad y coh eren cia, formas de im p le m e n ta c ió n y grados de
e n f o r c e m e n t - son un asp ecto central que hará más o m en o s c o s to s o y/o atractivo
desarrollar activid ad es em p resariales, e influirá sobre las formas y o r ien ta cion es
que asuman dichas activ id ad es. Las in stitu c io n e s in form ales - v a l o r e s , creen cias,
c o n v e n c io n e s , e t c . - tam bién operan sobre es o s m ism o s fe n ó m e n o s , aunque
naturalmente a través de canales diferentes y, m uchas v e c e s , más c o m p le jo s de
entender y precisar.
Sobre estas b ases, se argumenta que las o r g a n iz a cio n es y los agen tes e c o n ó m ic o s
intentarán adquirir la clase de h ab ilid ad es y c o n o c im ie n t o s que les permitan
s ob re v ivir y prosperar en el marco in stitu cion al vig en te , pero tam b ién tratarán,
según los caso s, de m antener o cambiar las reglas a fin de aumentar los
b e n e f i c io s que reciben - e s t o va en línea con la v is ió n e v o lu c io n is ta antes
exp u esta, en donde v e ía m o s una in flu e n c ia bilateral entre com p o rta m ien to de los
agen tes y estructura in s t itu c io n a l-.
A sí, habrá m arcos in stitu c io n a le s que in cen tiven , por ejem plo, la piratería o el
g a n g s teris m o , y otros que estim u len el desarrollo de algún tipo de c o m p e te n c ia
“ sc h u m p eter ia n a ” entre las o r g a n iz a c io n e s em presarias. A su v e z, no sólo el
m arco in stitu cion al formal, sino tam b ién los va lo res “in f o r m a le s ” (por ejem plo,
id e o lo g ía s ) - l o s cuales u su alm en te son más d ifíc ile s de cambiar que las l e y e s - ,
pueden ayudar u ob stacu lizar al c re cim ien to e c o n ó m ic o a través del tie m p o - y , de
h ech o , las m ism as in stitu cio n es form ales o in form ales pueden ser favo rab les en
determ inada etapa y dejar de serlo en otro m o m e n t o - .
N ó t e s e que de este marco con cep tua l bastante sim ple - y más allá de las
in ten cio n e s u o p in io n e s de los autores que, co m o North, han contribuido a
d e s a r ro lla rlo - no se d educe n ecesariam en te que el m ejor con te xto in stitu cion al
para la c o m p e te n c ia “sch u m p e ter ia n a ” sea el de un Estado “m ín i m o ” ni tam p oco
surge nin gu n a p re v en ció n e x - a n t e contra la ad o p c ión de p olític a s que intenten
m itigar fallas de m ercado o in ducir alguna forma de activid ad e c o n ó m ic a
e s p e c íf ic a . Lo que sí se sugiere es que para el d iseñ o de p o lítica s p ú blicas se
debe tener m uy en cuenta la forma en la cual interactúan in stitu cio n es y
o rg a n iz a c io n e s, de forma de evitar el tipo de f e n ó m e n o s n e g a tiv o s que antes
d esc rib im o s ( r e n t - s e e k i n g , captura, etc.).
Si bien origina lm en te pen sad o para entender los p ro ce s o s de desarrollo en los
p a íses av an za do s, este en fo q u e ha sido exten d id o al caso del m undo en
desarrollo. En este sentido, North (1 9 9 2 ) afirma que la tran sferen cia de las
in s titu c io n e s form ales v ig e n te s en los países desarrollados no basta para que los
p a íses pobres m ejoren su d es e m p e ñ o - a u n q u e en fa tiza el rol crucial de los
d erech os de propiedad en la c on stru cc ión de una e c o n o m ía de m ercad o e f ic ie n t e - .
En particular, North señala la n ece sid a d de tomar en cuenta el papel de las e l i t e s
que podrían bloquear los cam b ios n ec es a r io s - e n algu n os caso s, acom pañadas del
ap o yo popular cuando la socied a d es incapaz de percibir correctam ente los co sto s
y b e n e fic io s de los c a m b i o s - , así c om o los sistem as de creen cia s y normas que
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
podrían tener e f e c to s ad versos sobre el tipo de con d u ctas n ecesarias para lograr
el c r e c im ie n to .45
El autor hace h in cap ié en que lo importante es que en los p aíse s en desarrollo se
avance hacia una matriz in stitu cion al que f a v o rez ca la e f ic ie n c ia adaptativa. En
otras palabras, es p reciso que la socied ad estim u le la ad q u isic ió n de
co n o c im ie n t o s y el aprendizaje, la tom a de riesg os y la actividad creadora, para
que el sistem a e c o n ó m ic o pueda adaptarse efic a z m e n te frente a los cam b ios que
aparecen en un m undo caracterizado por la incertidumbre.
Esta línea de argu m entación se r ela cio n a con un sugerente trabajo de B aum ol
(1 9 9 0 ) , quien señala que la con trib u ción social del “ e n t r e p r e n e u r s h i p ’ varia
según si se dirige a activ id ad es “p r o d u c tiv a s ” (por e jem p lo, in n o v a ció n ) o
“im p r o d u c tiv a s ” (por ejem p lo, r e n t - s e e k i n g ) 46 A su v ez , dicha d e c is ió n depende
del esq u em a social de in c e n tiv o s , que determ ina las retribuciones a obtener en
cada actividad. La h ip ó tesis central del autor es que es el s e t de reglas - y no la
oferta de e n t r e p r e n e u r s o la naturaleza de sus o b j e t i v o s - lo que cam b ia de un
período o de un país a otro y define el e fec to últim o sobre la e c o n o m ía , vía
asig n a c ió n de recursos em presariales.
Sobre estas b ases, no tiene m ucho sentido preguntarse cuántos em presarios
ex isten en una socied ad , o si e llo s son o no sch u m peteria n os, sino có m o el marco
in stitu cion al afecta las d e c is io n e s de los in d iv id u os y las o rg a n iz a cio n es. A su
v e z, se abre la p osib ilid a d de intentar alterar dicho marco in stitu cion al de m odo
de cambiar las retribuciones relativas entre activ id ad es prod u ctivas e
im p rodu ctivas y favo recer una m ayor e f ic ie n c ia adaptativa - a u n q u e , c om o bien lo
muestra la exp er ie n cia, las reformas in stitu c io n a le s a gran es c a la son d if íc ile s de
llevar adelante, y la “im p o r ta c ió n ” de in stitu c io n es supuestam ente e x ito s a s no
sólo es aún más c o m p le ja sino tam bién frecuen tem en te in a p ro p iad a - (Rodrik,
2004; Morck y Steier, 2 0 0 5 ).
Un trabajo relevante en esta m ism a d irección es el de Murphy, S h leifer y V is h n y
(1 9 9 0 ). Para los autores, la a sig n a c ió n o e le c c i ó n ocu p a cio n a l de los talentos
d isp o n ib le s en una so cied a d depende del tamaño de m ercado, los ren d im ien tos a
es c a la 47 y las retribuciones relativas ob ten ib les en cada actividad. En particular,
45 Como bien lo señalan Galiani y Heymann (2005), el énfasis de la literatura institucionalista en la necesidad
de que los agentes económicos enfrenten un horizonte de previsibilidad en cuanto a sus derechos y
obligaciones, no puede llevarse al extremo de defender cualquier statu quo existente, ya que muchas veces
dichos statu quo pueden ser desfavorables para el potencial de crecimiento de un país. El problema, como
argumentan los autores, es definir cuáles son los márgenes de acción para el cambio institucional moviéndose
entre los extremos de lo que llaman “organicism o” -para el cual “ las instituciones serían producto de una
evolución no dirigida del sistema, y expresarían en cada momento algún tipo de equilibrio social” ... (por lo
cual) ... “todo intento por interferir sobre ellas sería inútil o contraproducente”- y el “constructivism o” -que
sugiere que “ las instituciones son productos de diseño, y emergen y funcionan por 'actos de voluntad
política'”- (p. 15).
46 Baumol sugiere que Schum peter -e n Capitalismo, Socialismo y Democracia- presentó una lista limitada de
innovaciones que podían perseguir los empresarios, a la cual deberían agregarse aquellas actividades que, en
lugar de dirigirse hacia fines productivos, buscan rentas, por ejemplo, a través del lobbylobbying o la
corrupción.
47 Aunque obviamente no es el objetivo de este trabajo analizar esa literatura, es útil mencionar que en los
últimos años ha resurgido el interés, dentro de la corriente principal de la teoría económica, por el papel que
las economías de escala -in te rn a s y externas a la firma- y el tamaño de mercado juegan en la transición del
29
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
subdesarrollo al desarrollo (o en el más frecuente estancamiento dentro del subdesarrollo) -v e r Ray, 1998,
para una revisión de estas ideas-.
48 Sobre estas bases, muestran que mientras los ingenieros -to m a d o s como proxy de una sociedad en donde
el entrepreneurship “schumpeteriano” es importante- contribuyen al crecimiento, la proporción de abogados en
una sociedad -q u e se supone mayor cuanto más inclinada al rent-seeking está aquella- está negativamente
correlacionada con el crecimiento.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
agen tes gen era lm en te elegirán con d u ctas que no im p liq u en “h u ndir” recursos en
activ id ad es con p la zos de retorno largos e inciertos. A sí, en c o n d ic io n e s en las
cu ales el d eseq u ilib rio m a c r o e c o n ó m ic o se percibe co m o “recurrente, aparecen
c o m o rentables con d u ctas de adaptación m ic r o e c o n ó m ic a que no lo serían si el
d eseq u ilib rio fuera un fe n ó m e n o esp orá d ico y p a s a je r o ” (F a n elli y Frenkel, 1996,
p. 35).
La incertidum bre vien e aso cia da , as im is m o , a la v o la tilid a d de p recio s relativos,
lo cual aum enta la “oscuridad in fo r m a tiv a ” (D on a to , 1996), d ificu ltan d o la
ev a lu a c ió n de c o sto s y b e n e fic io s y acarreando la n ece sid a d de una frecuente
r e n e g o c ia c ió n de contratos - c u y o s p la zos tien d en a a c o rta rse -, con la
c o n s e c u e n te p roliferació n de conductas oportunistas. La p referen cia por
in v e r s io n e s líquidas y el aum ento de la v e lo c id a d de rotación del portafolio de
in v e r s io n e s son tam b ién c o n s e c u e n c ia de ese escen ario (Fan elli y Frenkel hablan
de “p referen cia extrem a por la f le x i b i lid a d ”) .49
A su v e z, cuando se producen cam b ios p ron u n ciad os y no an ticip ad os en
variables macro fun d am en tales - t i p o de c am b io, por e j e m p l o - aparecen fallas de
co o r d in ación que lleva n a que se realicen tran sacc ion e s no planeadas - o no se
realicen tr an sacc ion es p la n e a d a s - y se adoptan d e c is io n e s que, ex p o s t , se revelan
erradas, lo cual naturalmente con d u ce a que algu n os agen tes e c o n ó m ic o s deban
realizar ajustes - p o r el lado fin an ciero o r e a l- (Galiani e t a l , 2 0 0 3 , hablan de
“e x p ec ta tiv a s frustradas” en un sentido m uy similar). Estos ajustes, por cierto,
repercuten sobre el resto de los ag en tes, p r od u c ién d ose en to n ce s fuertes im p actos
sobre la estructura m ic r o e c o n ó m ic a en su conjunto (nivel de dem anda, cadena de
p ag os, m o r f o lo g ía de m ercad os, etc.). Cuando una e c o n o m ía se encuentra sujeta a
e p is o d io s frecuen tes de esta naturaleza, las tran sfo rm acio n es en la estructura
m ic r o e c o n ó m i c a pueden tener carácter perm anente, afectan d o tanto las d e c is io n e s
de los agen tes en m ateria de a s ig n a c ió n de recursos co m o la propia c o n fo r m a ció n
de la estructura productiva.
Otra característica que suele estar a so cia d a a las e c o n o m ía s de alta inestab ilid ad
es el subdesarrollo de sus m ercad os fin an ciero s (recordar lo dicho más arriba
resp ecto de la im portancia de este tem a para el desarrollo de la actividad
em presarial). Com o lo señala F anelli (2 0 0 4 ) , los m ercad os fin an ciero s
con trib u yen a aumentar la p roductividad porque perm iten profundizar la d iv isió n
del trabajo social entre los que ahorran y los que invierten, entre los que
enfrentan diferentes tipos de riesg os y los que tien en diferentes p referen cias por
liqu idez . Para realizar esta tarea de co o r d in a c ió n , los m ercad os y las entidades
financieras deben producir in form ac ión sobre las características de los agen tes y
brindarles los in c e n tiv o s correctos para que realicen sus p lanes, para lo cual es
central la estructura contractual. N aturalm ente, en s itu a c io n es de in estabilidad
m acro, las tareas de b úsqueda de in fo rm a c ió n y d iseñ o y e je c u c ió n de contratos
se hacen más c o m p lic a d a s, ya que la in form ac ión d ev ien e o b s o leta a gran
v e lo c id a d y, en c o n se c u e n c ia , hay una m ayor probabilidad de que los agen tes se
e q u iv o q u e n en sus d e c is io n e s . A su v ez , si inform arse es c o s t o s o y hay más
agen tes que se eq u iv o c a n , la d is p on ib ilid a d de crédito será e s c a s a y su costo
e le v a d o debido a los c o s to s de tran sacción y la e le v a c ió n del riesgo de d e f a u l t .
En este tipo de situ a c io n es se producen más litig io s y los d erech os de propiedad
49 El corrimiento hacia activos denominados en moneda extranjera es también parte de los mismos procesos.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
56 La confianza recíproca entre los agentes y el “efecto reputación” pueden disuadir la adopción de
comportamientos oportunistas en contextos de baja o mediana incertidumbre ambiental, pero no son capaces
de contrarrestar las tensiones que se originan en situaciones de gran volatilidad -e l caso argentino en los '80,
como verem os abajo, ejemplifica ese tipo de situación-.
57 En base a este tipo de argumentos podemos entender, por ejemplo, que empresas industriales de países
en desarrollo puedan invertir en la compra de tierras, ya que ello mejora su perfil para acceder al crédito (más
abajo verem os cómo se ejemplifica esta situación en el caso argentino).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
P odríam os preguntarnos si las industrias in ten siva s en capital - p o r e jem p lo, las
que producen b ien es in term ed ios a gran es c a la co m o la siderurgia, la
p etroq uím ica, el alu m in io, entre o tr a s - no se verían tam b ién afectadas por la
incertidumbre y la falta de a c c e so al crédito de largo plazo. Sin em bargo, en este
tipo de activ id ad es no es d ifíc il que los g o b ie rn o s - c r e a n d o em presas p ú blicas o
subsidiando la in v ersión p r iv a d a - “r e su e lv a n ” el p rob lem a fin an ciero que se
puede presentar al m o m en to de la in v ersión in ic ial, tal co m o ha sido habitual en
un gran núm ero de p aíses a lo largo de la historia.
En e fe cto , los g o b ie rn os de los p aíse s en desarrollo pu eden intentar amortiguar el
im pacto de la incertidumbre macro por la vía de garantizar in v e r s io n e s con
rentabilidad “a se g u r ad a” a (ciertos) agentes privados m ediante p rotecció n
arancelaria, compre p ú b lico , su b sid ios y crédito p referen cial para in v e rsio n e s,
etc. (siempre que el n iv el de v o la tilid ad e incertidumbre no sea dem asiad o
ele v a d o , ya que en esas c o n d ic io n e s el m argen de acción de las p olítica s públicas
es e s tr e c h o ).58 Se trata de un cam in o que, c om o es bien sabido, ha sido recorrido
en la m ayor parte del m undo en desarrollo, aunque con éxito diverso, en las
últim as cin co d écadas - y que ya fue transitado tam b ién en el pasado por algu n os
p a íse s que h oy son d es a r r o lla d o s-. En la segu n d a parte de este capítulo v a m os a
retomar, entre otras c u e s tio n e s , este tem a crucial, pero antes es p reciso resumir
las p rin cip a les c o n c lu s io n e s de lo e xp u esto hasta aquí.
7) E m presas y em presarios: objetivos, estrategias y desem peños en la
perspectiva del D esarrollo E conóm ico
¿Qué c o n c lu s io n e s pueden extraerse de lo e xp u esto hasta ahora en este capítulo?
• En un m undo donde los m ercad os son im p e rfe cto s, ex iste incertidum bre y
racionalidad lim itada (y, por ende, co sto s de tran sacción más o m en os
e le v a d o s ) y las em presas no c om p iten só lo vía p recio s sino tam b ién por
capacidad de in n o v a c ió n y d ife r e n c ia c ió n en base a c o m p e te n c ia s y
estrategias h e ter o g én ea s, el an álisis de las con d u ctas y d e se m p e ñ o s
em p resarios es m u ch o más c o m p lejo que el h abitualm ente presente en el
en fo q u e n e o c lá s ic o c o n v e n c io n a l. A su v ez , este an álisis no es ú n icam ente
relevante para entender m ejor la d in ám ica de la c o m p e te n c ia en los
m ercad os, sino tam b ién para com prender los la zos que van desde las
estrategias y trayectorias empresarias al d es em p eñ o m a c r o e c o n ó m ic o de un
país en el largo plazo y vic ev er sa .
• En particular, em presas y em presarios ju e g a n un papel central en la
d in ám ica de la ac u m u la ció n de capital y en los p ro ce so s de cam bio
t e c n o ló g ic o y ge n er a ció n , c ircu la ció n y a p ro vech am ien to del
c o n o c im ie n t o . Su papel, en to n ce s, va m ucho más allá del de administrar
recursos dados u organizar a c tiv id ad es p roductivas de m od o eficien te.
• La tríada de c o n c e p to s e v o lu c io n is ta s “ru tin a s -m u ta ció n ( n o v e d a d e s ) -
s e l e c c i ó n ” es útil para analizar las rela cio n es entre con d u cta em presaria y
58 Por cierto, los gobiernos pueden intentar reducir la incertidumbre en cuanto a tasas de rentabilidad y, en
ciertos casos, niveles de demanda esperados (garantizando mercados cautivos), pero su capacidad de acción
es menor en otras variables igualmente relevantes como costos de transacción e incertidumbre tecnológica.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
“C o r p o r a t e c r i m e , f r a u d a n d a b u s e h a v e b e c o m e l i k e t he w e a t h e r ... b i g business
is in t he p r o c e s s o f d e s t r o y i n g t he v e r y c a p i t a l i s m t h a t h a s p r o v i d e d it w ith a
f o r m i d a b l e i d e o l o g i c a l c o v e r ... ‘C o r p o r a t e s o c i a l i s m ’ - t h e p r i v a t i z a t i o n o f profit
a n d the s o c i a l i z a t i o n o f r i s k s a n d m i s c o n d u c t - is d i s p l a c i n g c a p i t a l i s t canons”
(Ralph Nader, The W a s h i n g t o n P o s t , Julio 18 2 0 0 2 )
“The l a r g e i n d u s t r i a l e n t e r p r i s e b e c a m e an e n g i n e o f m o d e r n e c o n o m i c g r o w t h in
t he c e n t u r y s p a n n i n g t he 1 8 8 0 s to t he 1 9 8 0 s , an e r a o f i n d u s t r i a l c a p i t a l i s m w h e n
t e c h n o l o g i c a l a d v a n c e p r o v i d e d t he m o s t p o w e r f u l d y n a m i c f o r t he s u s t a i n e d
g r o w t h o f n a t i o n s a n d the g l o b a l e c o n o m y ’ (Chandler e H ik in o, 1997, p. 56)
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
61 Naturalmente, el campo de la organización industrial ha conocido un desarrollo enorme desde los trabajos
mencionados, habiéndose abandonado hace tiempo el citado paradigma estructura-conducta-perform ance a
favor de aproximaciones más complejas y sofisticadas, que permiten abordar temas claves en el actual
escenario -p o r ejemplo, en materia de economía de la regulación, defensa de la competencia y otros-. Dicho
abandono también dio lugar al estudio de la organización interna de las (grandes) empresas, su decision
making process y sus estrategias, elementos que en el paradigma previo no eran relevantes en tanto era la
estructura de mercado la que determinaba las conductas y desempeños de las firmas. Para una visión general
de los actuales campos de trabajo dentro de la organización industrial, véanse Schmalensee y Willig (1989) y
Tirole (1988) -q u ie n también describe brevemente la evolución desde los trabajos pioneros antes
mencionados hasta los enfoques actuales en esta área-.
62 La concentración alude al incremento del tamaño de planta -consecuencia del propio proceso de
acumulación y competencia inter-capitalista-, que lleva a que tendencialm ente las pequeñas empresas se
vean desplazadas del mercado por la imposibilidad de alcanzar las escalas necesarias para competir con las
grandes unidades de producción. La centralización hace referencia a la unión de varios capitales en uno solo,
o la absorción de uno de ellos por otro -e s to es lo que hoy llamaríamos fusiones y adquisiciones-.
63 Por la misma época, Hilferding, también dentro de la tradición marxista pero difiriendo de la visión de Lenin,
señalaba que la concentración del capital y la formación de carteles y trusts, junto con la creciente
intervención del Estado, llevaban a la formación de un “capitalismo organizado” que superaba la anarquía que
Marx adjudicaba al sistema de mercado.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
64 Ya antes autores como Tawney o Berle y Means, habían destacado la separación de la propiedad y gestión
como un rasgo característico del capitalismo americano.
65 Para algunas visiones teóricas contemporáneas, y menos radicales, sobre las estrategias y conductas de
las ET, ver Dunning (1998), Markusen (2002) y Barba Navaretti y Venables (2004). Para lecturas más críticas,
ver Cowling y Sugden (1987) y Chesnais (1994).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Justamente desde estos p aíses, en los años sesen ta y setenta, surgía por la m ism a
ép o c a la llam ada “teoría de la d e p e n d e n c ia ”, la cual v e ía la e x p a n sió n de las ET
com o una forma de superar la te n d e n c ia a las crisis propia del c ap ita lism o -ta n to
las v in cu lad as a la caída de la tasa de b e n e fic io c o m o las aso cia da s a p roblem as
de realiz a c ión del e x c e d e n t e - por la vía de exp lotar los m ercados y/o los recursos
naturales y hum an os de los p aíses periféricos.
D ic h a e s c u e la postulab a la in v iab ilid ad del desarrollo autón om o del cap italism o
en la periferia, debido a la e x is te n c ia de re la c io n e s de d om in a ció n ejercidas por
el c ap ita lism o m o n o p o list a imperante en el m undo desarrollado. La b urguesía
n acion al de los p aíses p eriférico s era incapaz de llevar adelante un p ro ce so de
desarrollo au tón om o debido a que, h istórica m en te, habría sido un “s o c io m e n o r ”
del capital extranjero, tanto en la fase de in serció n en la e c o n o m ía m undial vía
exp o r ta cion e s primarias co m o en la etapa de la su stitu ción de im p o rtac ion es - a s í ,
Andre Gunder Frank (1 9 7 2 ) , la ca lifica b a de “lu m p e n b u r g u e s ía ”- . 66
M u ch o más recien tem en te, B o w le s , G ordon y W e i s s k o p f (1 9 8 9 ) , ante los datos
que revelaban una d e s a c e le r a c ió n en el ritmo de cre cim ien to del PBI y la
productividad en los E E .U U . en los años ochenta, afirmaban que era la
“estructura de poder del sistem a de gran em presa de la p o sg u err a ” la cau sa de que
la e c o n o m ía am ericana sufriera estructuralm ente de un enorm e despilfarro de
recursos, que podría haberse destinado - e n otra d istribución, más dem ocrática,
del poder e c o n ó m ic o y p o l í t i c o - a fom entar el co n su m o , la in v ersión y el e m p leo ,
superando e n to n c es las te n d e n cia s al estan cam ien to.
N o es p o c o importante destacar que el recelo de la e c o n o m ía ortodoxa, así com o
el de los autores m arxistas, contra la gran corp oración encaja bien con la
hostilid a d que, en general, despiertan las grandes em presas en buena parte de las
so c ie d a d e s m o d e r n a s .67 Esta h ostilidad se basa tanto en razones an álogas a las
66 Más adelante, como es conocido, Cardoso y Faletto (1969) postularon la posibilidad de un “desarrollo
dependiente” que, aunque limitado -e n particular en su capacidad de llevar prosperidad al conjunto de las
poblaciones de dichos países-, podía generar procesos de crecimiento e industrialización en los países
periféricos. Para dichos autores, además, las elites o clases dominantes de dichos países no necesariamente
estaban subordinadas funcionalm ente al capital extranjero, sino que podían actuar y pensarse como
“ burguesías nacionales”, chocando o aliándose, según los casos, con diferentes intereses empresarios
extranjeros. Sin embargo, pese a estos matices, para Cardoso y Faletto dichas elites, en la práctica,
terminaban internalizando, en sus estrategias y comportamientos, los intereses del capitalismo global.
67 En realidad, este recelo viene ya de antigua data. De Long (1998), por ejemplo, recuerda el surgimiento del
término “ robber barons” con el cual se designaba a los grandes industriales surgidos hacia fines del siglo XIX
en los EE.UU. (Carnegie, Rockefeller, Vanderbilt, etc.) para indicar que habían edificado sus ganancias en
base a la manipulación de los mercados, el desplazamiento de los pequeños productores, los vínculos con el
poder político y la explotación de sus trabajadores. El autor observa que desde 1890 existía en la sociedad
americana la sensación de que los EE.UU. habían dejado de ser una economía abierta e igualitaria debido a
la presencia de las grandes corporaciones, y que repetidamente surgieron voces y movimientos sociales
destinados a disminuir su poder económico y político. Agreguemos que, más allá de los vaivenes en la
percepción social de la gran corporación, la persistencia de esta imagen es poderosa en la sociedad
estadounidense y ha sido repetidamente trasladada no sólo al campo académico sino también al de las artes
(el film “Tucker” (1988), de Francis Ford Coppola, no es sino la puesta en escena de la confrontación - y
derrota- de un empresario individual e innovador contra los grandes intereses económicos, en este caso de
las automotrices de Detroit, en alianza con el poder político). Más recientemente, el muy leído No Logo de
Naomi Klein abreva en la misma tradición. Los escándalos de Enron, W orld Com y otras grandes
corporaciones, ciertamente, también llevan agua al molino de los críticos de las corporaciones, lo mismo que
el descubrimiento de prácticas anti-éticas con graves consecuencias para la salud de los ciudadanos por parte
de grandes firmas farm acéuticas y tabacaleras.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
68 Al presente, el tem or de un eventual mundo “gobernado” por las ET -que es incluso más fuerte en el mundo
avanzado que en muchos países en desarrollo- es de algún modo la amplificación a escala internacional del
recelo frente al poder corporativo y explica la virulenta oposición de la sociedad civil en varias naciones
desarrolladas frente al intento de adoptar un Multilateral Agreem ent on Investments (MAI) en el seno de la
OECD, el cual se temía que fuera el camino para que las ET barrieran con los últimos restos de soberanía de
los gobiernos nacionales.
69 Más aún, debemos recordar que Schum peter no sólo justificaba lo que él llamaba “ prácticas restrictivas” al
tratar sobre problemas vinculados con la competencia vía innovación, sino que de hecho pensaba que ciertas
rigideces -p o r ejemplo, en materia de descenso de precios en momentos de recesión-, eran funcionales para
la dinámica del sistema, en tanto medio para aliviar dificultades tem porarias (por ejemplo, para salvar a una
firma de la quiebra).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Pero la gran em presa no es una p r ese n cia dom inante ún icam en te en la historia
e c o n ó m ic a de los Estados U n idos. Tam bién ha ju g a d o un rol central en varias de
las estrategias de desarrollo tardío más ex ito s a s en los ú ltim os dos s ig lo s. Las
exp er ien cia s de Japón (con sus z a i b a t s u y k e i r e t s u 10) y Corea (con los c h a e b o l s ) 11
ilustran claram ente este argumento, pero, por cierto, la gran em presa fue tam bién
p rotagon ista d e c is iv a de la in d u strialización , por ejem p lo, en Suecia, Francia,
H olanda, Suiza o A l e m a n ia .72 In clu so, más recien tem en te, en Taiw án, país del
Este A s iá tic o que suele asociarse con un estilo de desarrollo con m ayor p resen cia
de P yM E s, la gran firma tiene un rol clave en la e c o n o m ía del país, e sp e c ia lm e n te
en las ramas más in ten siva s en t e c n o l o g í a 73.
Paralelam ente a la r e - e v a l u a c ió n del papel de la gran em p resa en el desarrollo
capitalista, tam b ién se han revisad o las ideas acerca de su relación con el Estado.
Tanto para el m arxism o c o m o para la teoría n e o c lá s ic a , toda relación E s t a d o -
em presa que in volu cre algún grado de in teracción , n e g o c ia c ió n o coo p er a ció n
directa es, a p r i o r i , s o s p e c h o s a de ser el resultado o el p r o le g ó m e n o de algún
acto de corrupción o una tran sferen cia de rentas - e n el caso de la e sc u e la
n e o c l á s i c a - , o, en el m arx ism o, de ser la c o n s e c u e n c ia del so m e tim ie n to del
Estado a las n e c e sid a d e s del gran capital.
Para te ó r ico s “h e t e r o d o x o s ” c o m o Galbraith (1 9 7 4 ) , en tanto, las rela cio n es entre
burocracias p ú blicas y privadas son el resultado de un intercam bio de favores que
genera in tereses com p artidos o s im b ió tic o s en base a los cu ales se adoptan
d e c is io n e s que, en general, tien d en a contem plar e x c lu siv a m e n te las n ec e s id a d e s
de am bos esta m en to s, y que sólo in cid en talm en te pueden generar b e n e fic io s para
el resto de la soc ied a d (la com u n id a d de in tereses ob servad a en el “co m p lejo
m ilita r -in d u s t r ia l” de Galbraith e j e m p lific a bien esta idea).
En la literatura más reciente, las rela cio n es entre Estado y gran em presa tien d en a
ser vista s bajo una óp tica algo diferente. Este d esp la z a m ien to ocurre, adem ás,
co n c o m ita n te m en te , desde p er sp ec tivas teóricas - e i d e o l ó g i c a s - bien
diferenciadas.
A sí, por ejem p lo, el B a nco M undial, en su fa m o so reporte sobre el E a s t A s i a n
M i r a c l e , señala que “the h i g h - p e r f o r m i n g A s i a n e c o n o m i e s t e n d to h a v e f o r m a l
i n s t i t u t i o n s t h a t f a c i l i t a t e c o m m u n i c a t i o n a n d c o o p e r a t i o n b e t w e e n t he p r i v a t e
a n d p u b l i c s e c t o r s , w h e r e b y r e n t - s h a r i n g r u l e s c a n be m a d e t r a n s p a r e n t a n d
70 Los zaibatsu eran grupos empresarios familiares diversificados que protagonizaron la primera etapa de la
industrialización japonesa iniciada con la Restauración Meiji en la segunda mitad del siglo XIX. Luego de la
segunda guerra mundial fueron disueltos por el gobierno de ocupación estadounidense, pero surgieron
nuevos grupos -q u e aunque con formas organizacionales nuevas comparten en general la tendencia a la
diversificación-, varios de ellos basados en los antiguos zaibatsu, denominados ahora keiretsu -lo s cuales,
importante es aclararlo, no siempre son grupos familiares (ver Aoki, 1990b)-. Antiguos y poderosos grupos
como Mitsui, Mitsubishi o Sumitomo ejemplifican el pasaje de zaibatsu a keiretsu recién comentado.
71 Los chaebols son grupos familiares diversificados, en general nacidos luego de la Segunda Guerra Mundial.
Al presente, el mayor conglomerado coreano -Samsung- factura, a escala global, más de 100.000 millones de
dólares.
72 Por cierto, este rol ha sido en muchos casos estimulado desde los propios gobiernos. Así, Amsden (2001)
ha afirmado que “national leaders, in 'the rest' (se refiere al mundo en desarrollo), all shared one
characteristic: they tended to be a product of governm ent promotion ('targeting')” (p. 193).
73 Amsden (2001) menciona que en Taiwán las firmas “ pequeñas” en el sector electrónico están facturando
entre U$S 300 y U$S 800 millones anuales. El grupo Acer, especializado en informática, en tanto, factura a
escala global más de U$S 15 mil millones anuales.
43
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
w h e r e b y e a c h p a r t i c i p a n t c a n be a s s u r e d o f a s h a r e o f r e n t s . T h e s e a r e, in e f f ec t,
an i n s t i t u t i o n a l i z e d f o r m o f w e a l t h s h a r i n g a i m e d p r i m a r i l y a t w i n n i n g the
s u p p o r t a n d c o o p e r a t i o n o f b u s i n e s s e l i t e s ” (B an co M undial, 1993, p. 181 - e l
subrayado es n u e s tr o -). Los co n s e jo s de d elib e ra ció n ( d e l i b e r a t i o n c o u n c i l s )
im p lem e n ta d o s en Japón, o m e c a n ism o s sim ilares adoptados en Corea, M a la sia y
Singapur, son ju z g a d o s por el B a n c o c o m o m ed io s útiles para el intercam bio de
in form ac ión y la form u lac ión de c o n s e n s o s p ú b lic o -p r iv a d o s en torno a tem as
clave de la estrategia de desarrollo y la p o lític a e c o n ó m ica .
Com o señala H aggard (1 9 9 4 ) , con este tipo de afirm a cion es el B a nc o Mundial
contradice su v is ió n tradicional (que es la predom inante en la corriente
n e o c lá s ic a , según v im o s más arriba), según la cual las rela cio n es entre Estado y
em presas deben ser “a r m ’s l e n g t h ”, ya que describe un m undo en el que existe n
fallas de co o r d in a c ió n y de m ercado que hacen que ese tipo de rela cio n es no sean
d ese a b les desde el punto de v ista de los o b jetiv o s de desarrollo e c o n ó m ic o . Por el
contrario, ahora el B a nco argum enta que la e x is te n c ia de m e c a n ism o s form ales e
in form ales de c o m u n ic a c ió n y n e g o c ia c ió n puede facilitar, en ese c on te xto, la
coo p e ra ció n entre Estado y sector privado y mejorar, así, la calidad de las
p olític a s públicas.
S ig u ien d o con el ejem p lo asiático, una de las áreas en donde el rela cio na m ien to
p ú b lic o -p r iv a d o fue m uy in ten so, al m e n os en el caso coreano, es la fin a n c ie ra .74
A sí, un autor ha señalado que “ t he g o v e r n m e n t a n d l a r g e p r i v a t e e n t e r p r i s e s in
S o u t h K o r e a s h o u l d b e v i e w e d a s c o n s t i t u t i n g an i n t e r n a l o r g a n i z a t i o n ... A s
s u c h , e x t e n s i v e i n t e r v e n t i o n b y the g o v e r n m e n t w i t h S o u t h K o r e a ’s f i n a n c i a l
s y s t e m c a n b e v i e w e d a s an i n t e r n a l c a p i t a l m a r k e t an d, c o n s e q u e n t l y , i t c o u l d
h a v e l e d to a m o r e e f f i c i e n t a l l o c a t i o n o f c r e d i t t h a n p o s s i b l e in a f r e e m a r k e t
f i n a n c i a l s y s t e m ’ (Lee, 1992, p. 187 - e l subrayado es n u e s tr o -) . Si bien, com o
v e r e m o s más adelante, estas rela c io n e s no dejarían de generar problem as en el
largo p lazo, fueron cru ciales para que se m aterializara el rápido p ro ce so de
ac u m u la ció n de capital ob servad o en aquel país a partir de los años sesenta.
R e firié n d o se ahora al caso de Japón, en donde los v ín c u lo s entre sector p ú b lico y
sector privado fueron tam b ién estr echo s, Peter Evans nos dice que “ t he t i e s
b e t w e e n t he b u r e a u c r a c y a n d p r i v a t e p o w e r h o l d e r s a r e r e i n f o r c e d b y the
p e r v a s i v e r o l e o f M I T I a l u m n i , w h o t h r o u g h a m a k u d a r i ( t h e ‘d e s c e n t f r o m
h e a v e n ’ o f e a r l y r e t i r e m e n t ) e n d up in k e y p o s i t i o n s n o t o n l y in i n d i v i d u a l
c o r p o r a t i o n s b u t a l s o in the i n d u s t r y a s s o c i a t i o n s ” (Evans, 1995, p. 50). Esa
cir cu la ció n de personal entre sector p ú b lico y sector privado resultó, según
Evans, un ele m en to cla v e para garantizar la e f ic a c ia de las in te rv en cio n es de
p o lític a industrial lleva d a s adelante en Japón. N o es casual, en cualquier caso,
que se haya p opularizado la exp resión “J a p a n I n c .” para referirse a las estrechas
r ela cio n es entre Estado y grandes em presas en aquel país.
En c o n s e c u e n c ia , contrariam ente a las v i s io n e s trad icio n ale s, rela cio n es estrechas
entre grandes em presas y Estado pueden ser favo rab les al desarrollo e c o n ó m ic o
¿En qué c o n d ic io n e s puede darse esa a s o c ia c ió n virtuosa? Un con c ep to a nuestro
j u ic io útil en este sentido es el de “au ton om ía en raizad a”, propuesto por Evans
74 En general, todo proceso de “industrialización tardía” y ya desde el siglo XIX -hablam os de Francia o
Prusia, por ejemplo-, implicó una fuerte transferencia de recursos (públicos) hacia la naciente burguesía.
44
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
75 Y aquí estamos hablando no sólo de los casos de Corea o Japón, sino también de Alem ania o EE.UU. -
suponemos que los lectores saben, por ejemplo, que este último país fue uno de los más proteccionistas del
planeta durante décadas-. Esto, por cierto, no habilita a que otras naciones traten de hacer lo mismo para
replicar el éxito estadounidense, sino simplemente acredita el hecho de que el Estado ha intervenido en casi
todas partes para fom entar el desarrollo industrial, y que lo ha hecho usualmente “creando” rentas.
76 Por ejemplo, un trabajo reciente, al describir la situación de Canadá a mediados del siglo XIX, afirma que:
“Although railroads built honest fortunes ..., much evidence points to corruption on a huge scale” ... “A British
lobbyist h ir e d . to lobby members of parliament wrote: 'I do not think there is much to be said for Canadians
over Turks when contracts, places, free tickets on railways, or even cash was in question”...”Virtually every
important politician now moonlighted as a railway officer or director, and railway subsidies remained a huge
drain on Canadian governm ent finances. Current, past, and future Prime Ministers Francis Hincks, Alexander
T. Galt, and John A. MacDonald, respectively, and most of their cabinet ministers all had railway ties” ...
“One important lesson to draw from this brief overview is the venerability of state patronage of business and
the profundity of what we would now characterize as corruption. Mercantilism in the form of state subsidized
ventures owned or run by a tiny elite was commonplace. This same elite monopolized all business, politics,
church, and the judiciary” (M orck et al, 2005).
77 Según Foldvary (1997), una buena parte del proceso de transferencia de tierras en los EE.UU. durante el
siglo XIX estuvo asociado a actividades de tipo rent-seeking, incluyendo fraudes y corrupción a gran escala
que permitieron a algunos intereses económicos concentrados captar una porción sustancial de las tierras
repartidas por los gobiernos. En una perspectiva ideológica muy diferente, Aglietta (1979) coincide en señalar
que el avance hacia el Oeste a mediados del siglo X IX desató una “extraordinaria oleada de especulación,
rapiña y monopolización de tierras por todos los medios violentos posibles” (p. 52). Obviamente, esto no
excluye que, paralelamente a estos procesos, también se haya repartido al menos parte de la tierra a pioneros
y familias individuales, a través de instrumentos tales como la Homestead Act, lo cual marca una diferencia no
menor con lo sucedido, por ejemplo, en la mayor parte de América Latina.
45
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
78 Tomemos como ejemplo el caso alemán. Hacia fines del siglo XIX, una de sus industrias más poderosas
era la del acero, la cual era favorecida tanto por un fuerte proteccionismo como por la tolerancia, e incluso la
protección legal, de los cartels. Los historiadores han señalado que gracias a sus relaciones con el gobierno,
estos grandes conglomerados tuvieron un rol determinante en el establecimiento de aranceles proteccionistas
y pudieron bloquear los intentos legislativos por restringir los cartels (Webb, 1980; Lambi, 1962).
9 Según Best (1990), a comienzos del siglo XX, la US Steel pasó de una estrategia basada en el liderazgo
tecnológico a otra centrada en la sujeción de sus competidores vía el control del insumo básico de la industria:
el mineral de hierro. El mismo autor relata como la General Motors -ju n to con Firestone y Standard Oil-
compraron los sistemas de transporte urbano de pasajeros en 44 ciudades americanas para reem plazar los
trolleys eléctricos y asegurarse de que en el futuro dichos sistemas operaran en base a derivados del petróleo.
A su vez, Aglietta (1979) describe cómo los capitales financieros dueños de las principales empresas
ferroviarias se expandieron y acapararon enormes extensiones de tierras en la segunda mitad del siglo XIX
gracias a la concesión de inmensos territorios y préstamos baratos por parte del Estado, las amenazas a las
comunidades rurales para que cedieran los mejores terrenos y el dominio sobre los pequeños productores.
80 Todavía a mediados del siglo XX una figura pública como W inston Churchill afirmaba que en Gran Bretaña
muchos pensaban que “ la actividad industrial era exclusividad de ladrones em prendedores” (citado en Acuña,
1994, p. 49).
81 Según Morck y Nakamura (2005), los exitosos zaibatsu y keiretsu japoneses eran “enthusiastic political
rentseekers”.
82 Kang (2002 y 2003) describe vívidamente lo extendido de esta lógica de relacionamiento público-privada
en el caso coreano.
46
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
83 Leff (1978) define a los grupos económicos como un conglomerado de firmas que operan en distintos
mercados bajo un control empresarial y financiero común.
47
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
84 Varios trabajos empíricos confirman esta relación para otros casos (ver, por ejemplo, Hoskisson y Hitt, 1990
y Singh y Montgomery, 1987, citados en Song y Cho, 2002), aunque también hay estudios que no encuentran
evidencia al respecto (ver Kock y Guillen, 2001).
85 Song y Cho (2002) testean la teoría de la firma que ellos denominan como “resource-based” -q u e tiene
tanto elementos de Penrose como de otros autores más modernos- para el caso de la expansión diversificada
de los grupos coreanos, encontrando evidencia estadística que sugiere que la misma podría explicar dicho
caso.
48
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
86 La preferencia de los Estados por promover empresarios locales no es, naturalmente, exclusividad de los
países que hoy son considerados “en desarrollo”: Hogfeldt (2005) argumenta que la socialdemocracia sueca,
que gobernó a dicho país durante décadas, estaba activamente interesada en que el sector corporativo
estuviera en manos de fam ilias locales, a las cuales suponía más susceptibles de ser controladas vía presión
política.
7 Por cierto, la existencia de políticas públicas de promoción -que en muchas ocasiones han favorecido más o
menos abiertamente a los grupos de capital local en los países en desarrollo- también juega en el sentido de
reducir la incertidumbre al momento de decidir inversiones en nuevos sectores.
49
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
50
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
88 Amsden (1997), refiriéndose al caso de Hyundai, señala que el éxito de la empresa parece explicarse por el
hecho de que en cada expansión secuencial empleó su propio staff técnico, el cual posteriormente fue
utilizado para continuar con el proceso de diversificación intra-grupo.
89 Por cierto, también se han mencionado casos en donde la diversificación no relacionada se basó en la
búsqueda de ganar influencia política frente al gobierno, como habría sido el caso de México (Ross Schneider,
1998).
51
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
90 Chudnovsky, Kosacoff y López (1999) observan tendencias similares en firmas provenientes de otros
países de América Latina.
1 Naturalmente, prescindir de las ET puede o no ser un objetivo deseable según la perspectiva teórica que se
adopte, así como también en función de las características del país del que se trate. No es aquí el lugar para
discutir in extenso los pros y contras de estrategias de desarrollo basadas en firmas nacionales vs. otras
lideradas por la inversión extranjera -h a y casos que ilustran ambas posibilidades, tanto en sus éxitos como en
sus fracasos-, pero al final del trabajo haremos algunas reflexiones en ese sentido.
92 Para Kang (2002), en las democracias avanzadas tenderían a coexistir un Estado con poderes limitados
sobre la sociedad civil y un sector empresario menos concentrado que en los países en vías de
52
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Para com p letar esta s e c c ió n es n ecesario referirse a los n u m e rosos trabajos que
en los ú ltim os años se han d ed icad o a analizar la variedad de formas que asum en
la propiedad y el “g o b ie r n o ” corporativos ( c o r p o r a t e g o v e r n a n c e ) en el
cap ita lism o y las c o n s e c u e n c ia s de esas diversas formas, tanto en el plano micro
c o m o en el m a c r o e c o n ó m ic o .
Esto es relevante en tanto que dicha literatura tiende a sugerir, con m ayor o
m en or én fa sis, que el tipo de cap ita lism o an g losa jó n (donde la propiedad de las
firmas está repartida entre m iles de ac cio n ista s y el control es ejercido por un
m a n a g e m e n t p ro fes io n a l) es la m ejor alternativa en la m ateria .94 Dado que, en
general, los grupos o c o n g lo m e r a d o s en los p aíses en desarrollo no han segu id o
ese paradigma, sino que más bien se han tendido a m antener bajo control y
gere n c ia m ie n to familiar, cabría explorar si ello no ha sido en detrim ento de su
e f ic ie n c ia - o si no ha traído otro tipo de c o n se c u e n c ia s n e g a t i v a s - .
En este sentido, una serie de trabajos recien tes ha tratado de demostrar que el
cap ita lism o de tipo fam iliar es perjudicial tanto para las e c o n o m ía s de los países
re sp ectiv o s - p o r ejem plo, h aciend o que el país c rezca más le n t a m e n te - co m o para
la e f ic ie n c ia m ic r o e c o n ó m ic a , los m e c a n is m o s de g e st ió n y la capacidad
in n ov ativ a de las firmas - a d e m á s de las c o n s e c u e n c ia s n ega tivas en materia
p olítica, por la gran in flu e n c ia de esas “e l i t e s ” propietarias, que naturalmente
tendrían grandes ventajas para d edicarse a activ id ad es r e n t - s e e k i n g (C la es s en s ,
2003; Morck y Y e u n g , 20 03; Morck e t a l , 2 0 0 4 ) - . En realidad, d ich os trabajos se
enlazan con h ip ó te s is más antiguas respecto del carácter “co r to p la c is ta ” de la
g e stió n empresaria familiar, que afectaría particularm ente su com p r o m iso con la
in n o v a c ió n y la in v ersión en industrias m odernas, así co m o con otras relativas a
las c o m p lic a c io n e s que su elen estar aso cia da s con la su c e s ió n en las em presas
fam iliares, c o m p lic a c io n e s que en m uchas o c a s io n e s pueden llevar a la
d e ca d en cia o la quiebra de dichas em presas (ver Colli, 2 0 0 3 ).
Frente a estos argum entos, caben algunas r e fle x io n e s destinadas a relativizar su
v a lid e z general. En primer lugar, aún la m e n c io n a d a literatura sobre c o r p o r a t e
g o v e r n a n c e re co n o ce la notable variedad existen te al resp ecto, m ostrando además
que las grandes em presas fam iliares, si bien son naturalmente d om ina n tes en los
p aíses en desarrollo, no son una e x c lu s iv id a d de estos ú ltim os - l o s casos de
Suecia, B é lg ic a , D in am arca o Suiza, por ejem plo, ilustran esta a fir m a c ió n - . De
h ech o, el cap ita lism o fam iliar es la variedad de g o b ie rn o corporativo más usual
en todo el m undo (La Porta e t a l , 1999; C olli, 2 0 0 3 ). E r g o , no parece ló g ic o
suponer que siempre ha sido n o c iv a para el desarrollo empresario o el
cr ec im ie n to e c o n ó m ic o .
industrialización, con lo cual ninguno de ambos “ polos” de la relación tendría suficiente poder como para
imponerse sobre el otro y la cantidad de corrupción generada sería menor que en las otras configuraciones.
93 Lamentablemente, al presente todavía no se comprenden bien los mecanismos a través de los cuales
surgen los Estados “desarrollistas” (o coherentes) -v e r Doner et al (2005) para una tentativa de explicación
aplicada a Asia-.
94 El muy relevante y actual debate acerca de si hay o no un conjunto de instituciones “óptimas” para el
funcionamiento del capitalismo excede los propósitos del presente trabajo. Bástenos decir que mientras que
buena parte de los economistas modernos piensan que sí lo hay - y la expansión de disciplinas
internacionales en diversas áreas de política pública (por ejemplo, en la OMC) opera en la misma dirección-,
la revisión de la evidencia empírica e histórica sugiere, a nuestro juicio, lo contrario (ver Rodrik, 2004; Chang,
2002).
53
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
95 “The presence of the family firm in an economic system is largely - i f not completely- due to asymmetric
information, a turbulent environment, and a legal system unable to secure and enforce property rights” (Colli,
2003, p. 9).
96 Khanna y Palepu (1997) sugieren que los grupos familiares -q u e suponen la existencia de lazos
sanguíneos que generan confianza entre los actores involucrados- pueden ser un buen substituto de los
mercados cuando no hay confianza en los mecanismos regulatorios, el enforcement de los contratos o el
sistema financiero (naturalmente, mientras los miembros de la familia no se peleen, cosa usual en países
como el nuestro).
54
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
97 Por cierto, como bien lo evidencia la colección de estudios realizados sobre historia de los mecanismos de
gobierno corporativo en diversos países que fue auspiciada por el National Bureau of Economic Research
(NBER), y cuyos principales hallazgos se resumen en Morck y Steier (2005), en todos los países las elites han
intentado preservar sus posiciones, logrando o no sus objetivos en función del marco institucional, el contexto
histórico y, porqué no, la mayor o menor suerte que acompañó a tales intentos.
55
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
aquel país -c o n s id e r a n d o que los g o b iern os asu m ieron trad icio n alm en te una
actitud m uy restrictiva hacia la in v ersión extranjera d ir e c t a - .98
A m s d e n , por e jem p lo, ha destacado bien có m o los ch a e b o ls fueron m o v ié n d o s e
hacia nu evas a ctiv id ad es (m uchas v e c e s p o c o o nada relacionadas con las
previas), cada v ez más com p le ja s, P a r i p a s s u el cam b io en las prioridades del
go b iern o coreano - e n este m o v im ie n t o , los ch a e b o ls utilizaron estrategias de
su b sid ios cruzados entre distintas a c t iv id a d e s - , para terminar operando en ramas
de alto c o n ten id o t e c n o ló g ic o y convertirse en m u ltin a cio n a le s con fuertes
in v e rsio n e s en A sia, Europa y Norte A m ér ica (A m sd en , 1989, 2 0 0 1 ) . 99 En ese
p r o c es o , los c h a e b o ls p ro g resiva m en te pasaron de ser em presas que asim ilaban
t e c n o lo g ía s extranjeras a transform arse en o r g a n iz a c io n e s con cap acid ad es
propias de I&D que les perm itieron convertirse, al m e n os a algunas de ellas, en
in n ov ad ore s “g e n u in o s ” .100
La propia A m s d e n ha destacado que un elem e n to central de la p o lítica e c o n ó m ic a
coreana fue que el g o b iern o de ese país pudo “d is c ip lin a r ” al sector privado de
m odo de asegurarse que efe c tiv a m e n te los o b jetivos b u scad os al introducir
distintas c la ses de in c e n tiv o s y su b sid ios que b en e ficia b a n a los c h a e b o ls fueran
alcan zad os - e s t o es, que no hubiera una pura d isip a c ió n de fon d os p ú b l ic o s - . Un
elem e n to central en este sentido, según A m sd en , es que los ch aeb o ls no tenían
sus p ropios b an cos, por lo cual el Estado, quien controlaba el sistem a financiero,
contaba con una fuerte arma para controlar las in v e r s io n e s de d ich os grupos. La
co m p e te n c ia in t e r - o lig o p o l ís t ic a en las nuevas ramas p rom o vid a s que fue
inducida por el go b iern o tam b ién operó en el m ism o sentido.
D esd e otra p ersp ectiva, el B anco M undial tam b ién apunta en la m ism a d irección ,
destacando el papel de los c on cu r sos (c on tests) e m p lea d o s en Corea - y otros
p aíses a s i á t i c o s - co m o forma de que las firmas accedan a los b e n e fic io s de las
p olític a s industriales de una manera “c o m p e t it iv a ” y “transparente”, lo cual
dism in u iría el p ote n cial peligro de que aquellas se embarquen en activ id ad es de
r e n t- s e e k in g im p rodu ctivo (B an co M undial, 1993).
Un dato que probablem ente no es m en or para entender la relación
E s t a d o - c h a e b o ls en Corea remite a 1961, cuando un n u evo go b iern o, en cab eza do
por el general Park, tom a el poder en el país tras la caída del go b iern o de
S yn gm an Rhee, en m ed io de fuertes e sc á n d a lo s de corrupción. A p oco de
asum ido, el go b iern o de Park dicta la “Illicit W ealth A c c u m u la tio n A c t ”, por la
cual se en carcela a los más p rom inen tes em presarios del país y se los p asea por
las ca lle s de Seúl lle v a n d o carteles con ley en d a s tales c o m o “soy un cerdo
corrupto” . L u eg o, el go b iern o levan tó los cargos de corrupción a cam b io de la
co o p e ra ció n de los em presarios con los esfu er zo s de p la n ific a c ió n industrial y su
98 Los gobiernos coreanos alentaron explícitamente no sólo a las grandes firmas, sino también la
concentración de la producción en pocas unidades. Las autoridades asociaban la “competencia excesiva” con
el “despilfarro social”, carecían o implementaban débilmente las normas antitrust y promovían e incluso
organizaban fusiones cuando entendían que las firmas involucradas operaban por debajo de las escalas
óptimas (Chang y Kozul Wright, 1994).
9 Por ejemplo, se ha afirmado que “a principal characteristic of the major chaebols is a strong entrepreneurial
spirit that encourages risk taking on a grand scale” (Song y Cho, 2002).
1 0 Recuérdese que el gasto en I&D en Corea con relación al PBI es de alrededor del 3% y que el grueso de
ese gasto -7 0 % - lo ejecuta el sector privado.
56
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
101 Los autores presentan un modelo en donde los empresarios corruptos introducen una externalidad
negativa sobre el sector privado como un todo, pues minan la fe de los votantes en el mercado. Cuando se
percibe que los empresarios no cumplen con su parte en el contrato social, ya sea porque contaminan el
medio ambiente o porque son corruptos, los ciudadanos votan por más control estatal en la forma de mayores
regulaciones e impuestos.
10 Aunque no hay una definición precisa del término, el crony capitalism se refiere a los negocios que se
generan entre las empresas, las entidades financieras y los gobiernos por medio de vinculaciones personales
y con fines políticos o partidistas. En otras palabras, se trata simplemente de nepotismo o el cambio de
favores económicos por financiam iento a la política. Los favores económicos pueden consistir en la obtención
de posiciones monopólicas, el crédito subsidiado o la preferencia en las compras públicas, por ejemplo.
103 La fuga del país del líder de Daewoo, Kim W oo-Chong, entre acusaciones de manipulación de los estados
contables de la compañía, ejemplifica bien las razones de la caída en la imagen de los chaebols.
104 Ante el estancamiento de la economía japonesa en la última década, también se ha sugerido que los
conglomerados de aquel país -keiretsu-, con sus capacidades de rent-seeking y su peculiar estructura
organizativa, finalmente habrían retardado el desarrollo de un sistema financiero eficiente y serían la causa
central de algunos problemas económicos de largo plazo (Morck y Nakamura, 2005).
57
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
105 Tras la crisis de 1997, el gobierno coreano planteó, como uno de los objetivos para la reestructuración de
los chaebols, la concentración de estos en sus core business. Así, el promedio de negocios de los cinco
mayores chaebols se redujo de 30 en 1997 a 23 en 2001 (Shin y Chang, 2002).
58
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
106 En contra de este argumento, Chang (2000) afirma que en el pasado varios conglomerados habían ido a la
quiebra y que sólo en 1997, 6 de los 30 más grandes chaebols quebraron.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
107 Con un argumento diferente, Acemoglu (2005b) también sugiere que la misma alianza Estado-grandes
empresas fue primero favorable al crecimiento pero luego comenzó a obstaculizarlo. Para el autor, en
realidad, el Estado coreano fue “oligárquico”, lo cual implicó que inicialmente se alcanzara un rápido
crecimiento gracias a que se adoptaron políticas fuertemente favorables a los chaebols. Sin embargo, siempre
para Acemoglu, los problemas sufridos por Corea desde los '90 reflejarían que al presente ya ese tipo de
configuración institucional no es favorable al crecimiento, en tanto que la protección a los chaebols estaría
generando elevados costos para la sociedad por la vía de las barreras a la entrada que deben enfrentar los
nuevos empresarios que, potencialmente, podrían ser más eficientes que los antiguos. El autor aplica la
misma explicación al caso de Japón -donde, como es bien sabido, se atraviesa una larga etapa de bajo
crecimiento desde hace más de una década-. Vale decir, de todos modos, que la idea implícita en el trabajo
de Acemoglu es que, finalmente, todos los países deberían converger hacia alguna variante del (actual)
capitalismo “anglosajón”, lo cual, naturalmente, es una hipótesis discutible (ver Chang, 2002).
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privado. Cuando este ú ltim o, o más bien los ch a eb o ls, alcanzaron un poder
e c o n ó m ic o tal que les perm itió in d ep en dizarse de la tutela del Estado, y éste
perdió las herram ientas de d is cip lin a m ien to con ten id as en la antigua p o lítica
industrial, aq u ellos v ie jo s v i c io s v o lv ie r o n a predominar, dando lugar, junto con
la in flu e n c ia de factores extern os propios del marco e c o n ó m ic o internacional de
los n ov en ta, a la crisis (ver C h u d n ov sk y e t a l , 2 0 0 3 ).
Sin em bargo, tras la crisis de 1997, la e c o n o m ía coreana v o lv ió a crecer a ritmo
rápido, y m u c h o s ch a eb o ls son h oy ju g ad ores g lo b a le s que invierten y desarrollan
t e c n o lo g ía s en sectores altam ente c o m p e titiv o s a n iv el m undial (naturalmente,
parece d ifícil suponer que e so s logros siguen b asá nd o se en alguna forma de crony
cap ita lism ), en tanto que otros d esap arecieron , se achicaron o fueron v en d id o s.
N o v a m os aquí a hacer un balance de los pros y contras del papel de los ch aeb o ls
en la e c o n o m ía coreana, pero lo que querem os destacar es que dicho papel ha sido
claram ente cam biante, por lo cual un m ism o país puede atravesar fases
“v i r tu o sa s ” y otras de crisis aún con los m is m o s actores. Sería sim plista,
en to n ces, señalar que los ch aeb o ls fueron “s c h u m p e te r ia n o s ” o “r e n t - s e e k e r s ”;
m ejor es entender que am bos rasgos estu v iero n p resentes en sus conductas,
hab ien d o cam biado el balance entre uno y otro extrem o en fun ción del propio
avance del p r oce so de desarrollo en Corea y las tran sfo rm acio n es e c o n ó m ic a s y
p o lític a s a él asociadas.
E n ten d em o s que lo e xp u esto en este capítulo es de gran utilidad para abordar el
an álisis del caso argentino. Por un lado, porque nos permite partir de un marco
con cep tu a l que, a nuestro ju ic io , es más apto para entender la d in ám ica relación
entre con d u ctas em presarias, in stitu cion es y desarrollo e c o n ó m ic o que el
usu alm en te e m p lea d o tanto en la literatura de in sp iración “o r to d o x a ” co m o en la
profusa tradición “h e te r o d o x a ” que frecuen tem en te pone en c a b eza de los
em presarios buena parte de la resp on sab ilid ad por el fracaso del país en
con vertirse en un país desarrollado. Por otro, porque nos ayuda a entender cuál
ha sido el rol de la gran em presa y la ló g ic a e im p a ctos de las estrategias de
d iv e r s ific a c ió n en una p e rsp e ctiv a histórica, en particular en aquellas
exp erien cia s ex ito s a s de in d u strialización tardía. En los cap ítu los sig u ie n te s
ver e m o s , en to n c es, có m o las l e c c i o n e s que surgen del an álisis h ech o aquí
con trib u yen a m od elar una n u eva interpretación del papel de los em presarios en
el p r oce so de desarrollo e c o n ó m ic o argentino.
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N o s ó l o l a s c r i s i s p o r sí, s i n o l a s p o l í t i c a s i n s t r u m e n t a d a s p o r l o g e n e r a l p a r a
s u p e r a r l a s h a n s i d o f u e r t e m e n t e d e s a l e n t a d o r a s p a r a l a s g r a n d e s e m p r e s a s ...
T am bién la c o rru p ció n , el p o p u li s m o , la d e m a g o g i a y la p o l i t i z a c i ó n s i n d i c a l son
un c l a r o f a c t o r d e d e s a l i e n t o e m p r e s a r i a l . Se s u e l e s e ñ a l a r a l a s g r a n d e s
c o m p a ñ í a s c o n e l m e m b r e t e d e " c a p i t a l c o n c e n t r a d o ”, c o m o r e s p o n s a b l e s d e l os
m a l e s d e l a s o c i e d a d . E l é x i t o e m p r e s a r i a l e s o b s e r v a d o c o m o un h e c h o c u l p a b l e
y un m o t i v o d e s o s p e c h a , s in d i s t i n g u i r a l c o r r e c t o e m p r e n d e d o r d e l q u e p u d o
h a b er d elin qu ido (Editorial, D ia r io La Nación, 2 6 - 4 - 2 0 0 5 )
108 En realidad, en este capítulo se hará una síntesis de parte de las ideas recibidas sobre el tem a bajo
análisis, incorporando la literatura que encuentra en la conducta empresaria la raíz de buena parte de los
males argentinos, así como aquella que sitúa tal responsabilidad en las políticas públicas que abrieron
espacio al lobby, la corrupción y la ineficiencia productiva. De todos modos, los argumentos propuestos en
esta literatura serán vueltos a examinar en los capítulos siguientes, en los que también recogeremos los
aportes provenientes de otras corrientes de pensamiento, con lo cual se completará el panorama de ideas
sobre la cuestión. Para quienes deseen tener una visión más general de los trabajos sobre las empresas y los
empresarios en la Argentina, véase Barbero (1995).
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109 Obviamente, estas ideas tienen estrecha relación con la ya mencionada tesis de Max W eber sobre la
vinculación entre espíritu capitalista y ética protestante (Weber, 1955).
110 En el capítulo siguiente verem os alguna evidencia reciente que matiza esta visión tan difundida.
111 En la literatura recibida se ha explicado repetidamente el predominio de los inmigrantes entre los
empresarios industriales de la época con argumentos no demasiado diferentes. Bejarano (1974), por ejemplo,
señala que la población inmigrante exhibía una mayor propensión a ahorrar y a organizar racionalmente sus
empresas que sus pares de origen nativo. Más recientemente, Schvarzer (1996) ha argumentado que los
inmigrantes poseían capacidades técnicas y espíritu empresario, dos factores faltantes a nivel local.
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112 Tenenbaum (1946, citado en Barsky et al, 1992) argumentaba que una razón esencial para haber elegido
el sistema de arrendamiento como forma predominante de organización de la producción agrícola era el
deseo de los estancieros de conservar una vida tranquila. “el estanciero, que no quiere abandonar su
tradicional hábito de vivir tranquilo, de llevar una vida de modorra, difícil de dejar, para no molestarse
mayormente en adquirir implementos y efectuar la siembra por cuenta propia, resuelve el problema buscando
algún gringo a quien da la tierra para que haga en ella su cosecha” (p. 98).
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Kaplan (1 9 6 8 , tam b ién citado en L e w is ), com partía con F illo l la idea de una clase
industrial precapitalista, que prefiere el c o m e rc io y la e s p e c u la c ió n , v iv e de las
rentas que obtiene del Estado y c an a liza sus ganancias al co n su m o suntuario, la
com pra de fun cion arios in flu y en tes , la e s p e c u la c ió n o la fuga de capitales. Otros
trabajos co m en ta d o s por L e w is (B ruce, 1953; M an d elb au m , 1979) apuntaban en la
m ism a dirección.
En 1963, una “C o m isió n Honoraria para la R ea c tiv a c ió n Industrial” aseguraba
que los em presarios industriales “no tuvieron m ayor p r eocu p ac ión por los co sto s
durante m u ch o tiem p o a la espera de que un retorno a la in fla ció n habría de
resolve rles sus p rin cip ales p rob lem a s... esperaban v o lv e r ‘a lo de a n t e s ’ ... (y
mientras quieren) una e le v a c ió n d e sm ed id a de las tarifas aduaneras contra la
c o m p e te n c ia de las im p o rtacion es (citado en Schvarzer, 1996, p. 232).
Uno de los estu d io s más in flu y e n tes dentro de esta línea es el de Cúneo (1 9 6 7 ) -
que se inscribe, co m o lo señala Barbero (1 9 9 5 ) , en la d e n om in a d a “a n t i- b u s in e s s
h is t o r y ”- . Este estudio, de h ech o, refleja m uy bien lo que, aún hasta hoy, es la
im agen que buena parte de la socied ad tiene respecto de los grandes em presarios
industriales lo c a le s. Para el autor, esto s ú ltim os nunca tuvieron p olíticas y
con d u ctas acordes con los o b je tiv o s n a c io n a les, ya que sus in tereses e c o n ó m ic o s
no d ependían del c rec im ien to del país. A sí, presenta un contraste entre el
empresario p eq u e ñ o y m ed ia n o , del interior del país, p o te n c ia lm e n te capaz de
liderar un p r o c eso de desarrollo au tón om o y s o cia lm en te eq u itativo - l o que se
daría en llamar “b u rgu esía n a c io n a l”- , y la gran bu rgu esía vin cu la d a al m o d e lo
agroexportador y los in tereses portuarios, que es más bien e sp ec u lad o ra que
empresaria (Cortés Conde, 1965 y Jorge, 1971, form ulaban argum entos sim ilares
- v e r Korol y H. Sábato, 1 9 9 0 - ) .
¿De donde vendrían esto s rasgos - c o n s id e r a n d o que, com o es bien sabido, los
em presarios industriales argentinos de los sesen ta eran m ayoritariam ente de
origen inm igrante, en primera o segu n d a g e n e r a c ió n - ? B agú (1 9 6 1 ) , por ejem plo,
atribuía el es c a s o d in am ism o de la cla se industrial al h e ch o de que el espíritu
empresario de la in cipien te bu rgu esía formada origina lm en te por inm igrantes se
habría ido deteriorando debido a que los com p o r ta m ie n to s de sus m iem b ros se
fueron asim ila n do , vía c on tactos s o c ia le s , a los de los te rra ten ie n tes,114 im itando
sus pautas de c on d u cta - l o cual, por ejem plo, los llev a b a a comprar tierras com o
sím b o lo de p r estigio s o c i a l - . Una h ip ó te s is similar, desde el ámbito de la
r e fle x ió n s o c i o - p o l í t i c a , era planteada por la m ism a ép o ca por autores
n a c io n a lista s c o m o Arturo Jauretche.
Un p o c o más adelante, Imaz (1 9 6 4 ) se preguntaba por qué los em presarios
industriales no habían c o n s e g u id o ser un n ú cleo de poder, argum entando que ello
se debía a su diversidad de oríge n es - i n c l u i d a su p erten en cia a diversas
c o l e c t i v i d a d e s - e intereses, que les habían im p ed id o fun cion ar co m o una clase
so cia l coherente. A s i m is m o , señalaba que los em presarios habían incorporado
pautas de a sc e n s o social antiguas, un p o co en la lín ea del argum ento de Bagú, lo
cual les im p ed ía convertirse en un agente m od ern iza d or d in ám ico. Cornblit
114. Este argumento ha sido expuesto varias veces en la literatura recibida incluso hasta nuestros días: por
ejemplo, “los dueños de industrias adoptaron el mismo desprecio pasivo por el desarrollo técnico que sus
colegas terratenientes” (Schvarzer, 2001, p. 125).
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115 La necesidad de apoyar golpes militares ante la falta de representación en los partidos políticos sería
evidencia de esta dificultad de la burguesía de hallar canales de expresión en el juego democrático, al menos
hasta 1983 (ver Acuña, 1995).
116 Es significativo que un exitoso empresario inmigrante, Roberto Rocca, hijo del también inmigrante fundador
de Techint, Agostino Rocca, expresara ideas similares poco tiempo después: “los protagonistas de la pequeña
revolución industrial argentina, primera o segunda generación de inmigrantes, llamados a medirse
contemporáneamente con el mundo de las multinacionales y con el establishm ent de gobierno, con corta
preparación y desde una especie de ghetto, con la presunta inferioridad de su clase social, no lograron
comprender, ni podían comprender, cuán importante era para su interés y para los intereses generales del
país, comprometerse en el plano de las ideas” (Rocca, 2003, p. 14 -d e un artículo originalmente escrito en
1981-). A su vez, para Rocca, la clase política local dominante en la mayor parte del siglo XX fue expresión de
las clases medias originalmente vinculadas a la inmigración o, más adelante, de las clases populares, pero en
ningún caso logró entender “el mundo industrial”. Los intelectuales también habrían sido un factor negativo, ya
que tem ieron perder su poder, fundado sobre la cultura tradicional, humanística, a manos de la empresa
moderna (interesantemente, Schum peter ya había señalado el papel hostil de los intelectuales frente al
capitalismo en “Capitalismo, Socialismo y Democracia”).
117 Como bien recuerda Acuña (1994), Schumpeter, también en “Capitalismo, Socialismo y Democracia”,
afirmaba que la burguesía industrial era, en general, políticamente débil, y que no sólo era incapaz de liderar
una nación, sino incluso de velar adecuadamente por sus propios intereses. Este comentario relativizaría la
“especificidad” del caso argentino en este sentido, aunque ciertamente se trata de una cuestión muy compleja
cuyo tratamiento adecuado excede los objetivos de este trabajo.
118 Más de treinta años después la situación parece ser similar a ojos de algunos observadores: “ Nuestro
establishm ent ha mostrado una notoria falta de liderazgo, y por lo tanto, una notable falta de influencia” (F.
Sturzenegger, 2003, p. 264).
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M inistro de E c o n o m ía del p eron ism o en esa etapa fue José Ber Gelbard,
presidente de la C o n fe d er a ción General E c o n ó m ic a (CG E), la cual n u cleab a a los
em p resarios p e q u e ñ o s y m ed ia n o s que algu n os veían en aq u ella é p o ca com o
candidatos a convertirse en una “verd a d era” b u rgu esía n a c io n a l-.
En e fe cto , en gran m ed id a el debate de los setenta sobre el tem a del
com p o rta m ien to empresario en la A rg en tina se enmarcaba en un c on texto en el
cual - n o sólo en el país sino en buena parte del m undo en d e s a r r o llo - se d iscu tía
acerca de la p o s ib ilid a d de que en las n a cio n e s periféricas existiera una
“b u rgu esía n a c i o n a l” que fuera capaz de liderar un p roceso de desarrollo
cap italista e x ito so . T én g ase en cuenta que en esta d iscu sió n se partía del
supuesto de que las em presas m u ltin a c io n a les no podían ser una fuerza p o sitiv a
en esa d irección , en tanto se las suponía ju stam en te uno de los canales a través de
los cu ales los p aíses avan zados lograban extraer e x c e d e n te s del resto del mundo.
A s í, no sorprende que por aq u ella ép o c a la p resen cia m a s iv a de filia le s
extranjeras en la e c o n o m ía argentina fuera vista por los autores “h e t e r o d o x o s ”
com o un factor que restringía la au ton om ía de ac ció n del Estado nacion al - e n
particular en cuanto a su control del p ro ce so de a cu m u la ció n de capital y
ge n era c ió n de t e c n o l o g í a - . A s i m is m o , im p ed ía el a c c e so a los m ercad os externos
por las lim ita c io n e s im p u estas por las casas matrices a sus f ilia le s , las cu ales, en
tanto, operaban con altos c o e f ic ie n te s de im p ortación y remitían sig n ific a tiv a s
corrientes de d iv id e n d o s y royalties al exterior. En el con te xto de la ISI, siempre
para el grupo de autores que esta m os com en tan d o, la lle g a d a de em presas
tran sn acio n ales apuntaba a las ramas industriales más din ám icas y de m ayor
rentabilidad e im p licab a el d esp la za m ien to de las em presas lo c a le s. A la v e z que
se concentraba la p rod u cció n , este esq u e m a suponía un p r o ceso sim ilar de
redistribución regresiva del in greso, ya que la exp a n sió n de las em presas
extranjeras estaba ligada a la c o n so lid a c ió n de un patrón de c o n s u m o que se
vin cu la b a a la dem anda de los sectores s o c ia le s de m ay ores in g resos (ver, por
ejem p lo, C im illo e t a l , 1972).
En este escen ario, para varios autores, la gran b u rgu esía argentina era incapaz de
realizar sus “tareas h ist ó r ic a s ”, ya que se hallaba en una situ ación de debilidad
frente al capital m u ltin acion al - y por tanto era incapaz de concretar una alianza
con este ú ltim o en térm in os que le permitieran subsistir y e x p a n d ir s e -, y tam p oco
había p od id o elim in ar el poder p o lític o y e c o n ó m ic o de la clase terrateniente. A
la v ez, h istórica m en te las alianzas d istrib u cion istas con la clase asalariada habían
term inado en fracasos con m ayor o m enor rapidez. Si la burguesía, en to n ces, no
era capaz de form ular un programa que perm itiera tanto un cr ec im ien to industrial
sosten id o, co m o un ascen so paulatino del poder e c o n ó m ic o y p o lític o del
proletariado, una alternativa parecía ser que fuera directam ente este ú ltim o quien
tomara el control del p roceso p o lítico con un programa propio - o b v i a m e n t e ,
re vo lu c io n ario y s o c i a li s t a - , tal com o había ocurrido, por ejem p lo, en la Rusia
zarista en 1917 (ver A z p ia z u e t a l , 1976; Peña, 1974).
Para otros autores, había, sin em bargo, p o s ib ilid a d e s alternativas. Una de ellas
era que el “bloque p op u la r” apoyado en el p eron ism o se v o lv ie r a h e g e m ó n ic o y
encarara un p royecto industrializante más in c lu siv o y a m b ic io s o que el
p rom o vid o por sus adversarios. N atu ralm en te ello e x ig ía , entre otras cosas,
lím ites seve ro s a la p r ese n cia extranjera y la a d o p c ió n de m ed id as que im p licab an
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121 Según O'Donnell (1977), sólo entre 1967 y 1969 se intentó esta alianza, fracturada, entre otras razones,
por los conflictos sociales y políticos de la época
22 Para O'Donnell, de hecho, aún el “bloque hegemónico” podría haber generado un proceso de desarrollo
más exitoso, pero además de la oposición del bloque alternativo, también habría sufrido un problema de
inestabilidad en su propio seno. Esto sería así, en la visión del autor, en tanto que la gran burguesía industrial
se acercaba al bloque de empresarios pequeños y la clase obrera en las etapas de reactivación, y sólo se
volvía hacia la burguesía pampeana en momentos de crisis. Esta actitud cambiante de la gran burguesía
industrial habría impedido la modernización del capitalismo argentino, en tanto que su alianza con el sector
agropecuario podría haber llevado a aumentos en la productividad pampeana, así como de la industrial, por la
vía de la concentración y la incorporación de progreso tecnológico ahorrador de trabajo -naturalm ente, esta
vía no era del agrado de aquellos autores que buscaban no sólo el desarrollo industrial sino un poder
económico y político creciente de la clase obrera-.
123 Ver Rocchi (1996) para entender la historia previa y el momento del debate al cual Sábato pretendía
contribuir.
124 En particular, en los '60 un grupo de autores de orientación marxista, que actuaban en torno a la revista
Fichas dirigida por Milcíades Peña, ya habían trabajado sobre la hipótesis de la diversificación de la clase
dominante argentina (ver Korol y H. Sábato, 1990). En tanto, Lindenboim (1976) había notado la
interpenetración de intereses entre sectores industriales y agropecuarios, aunque sin desarrollar una hipótesis
articulada como la de Sábato.
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128 La difusión de esta idea a nivel de la sociedad toda queda reflejada en el popular dicho que afirma que en
Argentina existen empresarios ricos con empresas fundidas.
129 Sólo como ilustración del tipo de afirmaciones que se han hecho en la literatura recibida en base a la
caracterización sabatiana de la clase dominante en la Argentina, valga la siguiente cita: “ un comportamiento
como el descrito (se refiere al de la elite económica en el período agroexportador tal como lo presenta Sábato)
generó sólo requerimientos tecnológicos débiles y erráticos ... pero no indujo un desarrollo tecnológico
especializado capaz de producir innovaciones comparables, por ejemplo, a las que produjo el tejido de
instituciones gubernamentales, académicas y departamentos de investigación y desarrollo de la industria
química alemana de la misma época” (Nochteff, 1994b, p. 47). Como vemos, en esta lectura, las
consecuencias de la conducta de la clase empresaria doméstica habrían sido de muy vasto alcance.
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130 Ver también Azpiazu (1998), Azpiazu y Basualdo (1987), Azpiazu y Nochteff (1994), Basualdo (1987, 1999,
2000, 2001, 2003, 2004) y Schorr (2004).
131 Estos grupos incluirían tanto actores pre-existentes en la economía local (Bunge y Born, Astra, Pérez
Companc, Bemberg, etc.), como otros nuevos originariamente provenientes de la “ burguesía nacional” (e.g.
Fate, Bagó, Arcor).
132 La diversificación, al igual que en el pasado, sería incluso una característica de los sectores dominantes en
el agro. Así, Basualdo (1996) señala que las sociedades agropecuarias, junto con los grupos económicos de
los que hemos venido hablando son, en los '90, el núcleo fundamental de los grandes propietarios
bonaerenses. Ambos conjuntos de empresas tendrían en común, siempre según Basualdo, una muy
acentuada diversificación de actividades, combinando las varias etapas de la ganadería con diferentes cultivos
agrícolas.
1 De hecho, es importante resaltar que varios trabajos destacan que ya hacia fines de los '60 desde el
Estado nacional se estaba haciendo lo que Schvarzer llamó “la apuesta silenciosa” al capital local, por lo cual
muchos de los grupos económicos habrían comenzado o consolidado su dependencia del Estado, como
prom otor y comprador, en esa época, al calor de la ideología “ nacionalista” y “anti capital extranjero” que
había empezado a difundirse rápidamente (ver, por ejemplo, Ostiguy, 1990; Schvarzer, 1996; Lewis, 1993).
Con relación a este último tema, Schvarzer (1978) señalaba que la política de promoción de la dictadura
estimulaba claramente a los grupos nacionales, pero que las ET “de ninguna manera (podían) considerarse
como beneficiarias actuales de la estrategia industrial del país” (p. 61). Ver también Schvarzer (1981) y
Schvarzer (1983). En este último trabajo, sin embargo, se sugiere que factores estructurales también
redujeron el interés por la Argentina de las ET, incluyendo las crisis atravesadas en 1975 y 1981 y la
sobrevaluación del peso en la etapa de Martínez de Hoz.
134 Recordemos el intento de alianza entre el gobierno radical y los llamados “capitanes de la industria”
(Ostiguy, 1990).
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ap ro vech an d o la p osib ilid a d de obtener un diferen cial p o sitiv o entre las tasas de
interés d o m é stic a s e in te r n a c io n a le s .135
En este escen ario, el d es e m p e ñ o de este “n u evo poder e c o n ó m i c o ”, co m p u e sto por
agentes insertados en una m u ltip lic id ad de activ id ad es en las cuales ejercen poder
o l ig o p ó l ic o , se habría in d e p en d izad o cr ec ie n tem en te del resto de la e c o n o m ía ,
tanto por la naturaleza de los m ercad os - e n gen eral, v in cu la d o s al c o n s u m o de los
sectores de altos i n g r e s o s - en los que operan, com o por su alto grado de
in ter n a cio n a liz a c ió n financiera.
Si bien la d iv e r s ific a c ió n /in te g r a c ió n de activ id ad es, junto con su capacidad de
in ter n a cio n a liz a c ió n , les perm itían obtener rentabilidades superiores a las del
p rom edio de los agen tes e c o n ó m ic o s , el h ech o de que sus p rin cip ales cap a cid ad es
estuvieran en el cam po de las fin an zas y la e s p e c u la c ió n , así co m o su rápida
exp a n sió n en la etapa militar, los habrían lle v a d o a una fuerte in e f ic ie n c ia en
cuanto a su fu n cio n a m ie n to empresario (A zp ia z u e t a l , 1987). Esto agravado por
el h ech o de que, en lugar de reinvertir en los sectores en donde actuaban,
destinaban buena parte de los e x c e d e n te s a expandirse hacia áreas n u eva s -
gen era lm en te en b u sca de alguna renta derivada de su articu lación con el E s t a d o -
o a la m e n c io n a d a v a lo r iz a c ió n fin an ciera vía “fuga de c a p ita le s ” .
En los n o v en ta las estrategias de los grupos e c o n ó m ic o s cam bian radicalm ente, al
c om p ás de las tran sfo rm acio n es en la e c o n o m ía local - e n realidad, la aclaración
es m uy relevante, para los autores que estam os com en tan d o estos grupos, lejos de
ser protagonistas p a s iv o s de esas tr an sfo rm acio n es, tendrían la capacidad de
im pulsarlas en tanto co n v en g a n a sus in t e r e s e s -. En particular, en la primera
mitad de la d écada pasada, los grupos - o al m en os la m ay oría de e l l o s - habrían
c o n s o lid a d o su p re sen cia dom inante, en tanto que a su fuerte in serció n en el
sector industrial - c e n tr a d a en la p rod u cción de b ien es agroindustriales e
i n t e r m e d io s - , le adicionaron su p articipación en los c o n s o r c io s gan ad ores de las
p riv a tiza cio n es (además de in v e rsio n e s en otras áreas - e . g . p rod u cció n
a g r o p ecu a r ia -).
Más tarde - s e g u n d a mitad de los n o v e n t a - se ob serva una clara retracción
estructural de los grupos e c o n ó m ic o s - v í a transferencia, g en era lm en te a em presas
de origen extranjero, de la propiedad de em presas industriales y ban cos y de las
p articip a cio n es accion arias en p r i v a t i z a c i o n e s - . 136 Esto, sin em bargo, no iría en
d esm ed ro de su poder e c o n ó m ic o , y sólo reflejaría una alteración en la
c o m p o s ic ió n de su capital: aum ento de la im portancia de los a c tiv o s fin an cieros
(e sp e c ia lm e n te de los radicados en el exterior) en detrimento de los a c tiv os fijos.
135 De esta forma, la internacionalización financiera rompió con el proceso de acumulación anterior, no sólo
porque la libre movilidad de capitales implicaba que la consideración de la tasa de ganancia productiva en el
exterior dejaba de ser un criterio privativo de las Et sino, fundamentalmente, porque a partir de allí el nivel de
la tasa de retorno interna se confrontaba con la tasa de ganancia financiera en el mercado internacional.
136 Según Basualdo y Kulfas (2000), la venta de los activos en privatizaciones respondería a que se produjo
una acelerada revaluación patrimonial que sólo podía realizarse en el mercado mediante la enajenación de las
participaciones accionarias. Por su parte, Schvarzer afirma que los socios locales de los consorcios
ganadores de las privatizaciones básicamente estaban interesados en negocios de corto plazo que les
permitieran capitalizar sus conocimientos del mercado y sus contactos; a la vez, las privatizaciones resultaban
una forma de expansión que no requería una modificación apreciable de sus estructuras y capacidades -
limitados, según la visión del autor, tanto en términos técnicos como organizativos- (Schvarzer, 1995, 1997).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
antes, para esta literatura es en el Estado y no entre los em presarios donde hay
que buscar la raíz últim a de los m ales lo c a le s (los títu los de dos trabajos de
FIEL, “Los co s to s del Estado r e gu lad or” y “El fracaso del e s t a t i s m o ” son b uenos
eje m p lo s en este sentido - v e r FIEL, 1987 y 1 9 8 9 - ) .
D o m in g o C avallo (1 9 8 4 ) , por ejem p lo, ataca directam ente a los argum entos anti
em presarios: “Atribuir los bajos n iv e le s de p roductividad que p re v a lec en en la
e c o n o m ía a ‘d e f e c t o s ’ in d iv id u a le s de los agentes e c o n ó m ic o s es absolutam ente
in co n d u cen te. Decir, por ejem p lo, que te n e m o s em presarios in c a p a c e s ...y que esa
es la causa de la baja p rod u ctividad ... lle v a en la práctica a conform arse con el
statu quo y a esperar una s o lu c ió n m ila g r o s a ” . Por el contrario, sugiere que “los
p aíses que han logrado aum entos s ig n ific a t iv o s y so s te n id o s de p roductividad han
c o n s e g u id o e sta b le ce r reglas de ju e g o que im p o nen a los agen tes e c o n ó m ic o s
con tin u os esfu e rz o s para el aumento de la e f ic ie n c ia p rod u ctiva co m o c o n d ic ió n
para el éxito o b e n e fic io in d iv id u a l” (p. 46).
C avallo re co n o ce que “la nuestra ha sido una so c ie d a d de gente que quiere vivir
de rentas p ro v e n ien te s de la propiedad heredada o del p r iv ile g io c o n s e g u id o a
través del g o b ie r n o ” (p. 92), pero afirma que no son sólo los em p resarios los que
muestran esas in c lin a c io n e s sino la socied ad en su c o n j u n t o .139 A su v e z, sugiere
que la causa de esa v o c a c ió n rentística está en las reglas de j u e g o y no en
actitudes “in m a n e n t e s ” de los agentes e c o n ó m i c o s . 140
A s í, la raíz de los p rob lem as argen tinos estaría en que “h em o s ido destruyendo
nuestras in stitu cio n es e c o n ó m ic a s fun d am en tales... al extrem o de llegar a formas
de o r g a n iza ció n e c o n ó m ic a ineptas para generar d e c is io n e s co le c tiv a s
m ín im a m en te racion ales y, lo que es aún peor, in ca p a ces de encam inar los
in tereses in d iv id u a le s y sectoria les dentro del interés g e n e r a l” (p. 22). ¿Cuáles
habrían sido las vías a través de las que se lle g ó a tal situación?
En lo e s e n c ia l, para los ec o n o m is ta s de orien tación “o r t o d o x a ”, habría sido la
a d o p c ió n de p olítica s e c o n ó m ic a s “erró n ea s” el principal factor e x p lic a tiv o de tal
d eb acle. Por ejem plo, la creación de un aparato regulatorio cada v e z más
co m p le jo , que se con virtió en una traba burocrática para el desarrollo de las
a ctiv id ad e s e c o n ó m ic a s , gen eró li m ita c io n e s a la c o m p eten cia , creó m o n o p o lio s
artificiales y fue fuente de corrupción e in e f ic ie n c ia s (FIEL, 1987).
“ heterodoxos” y “ortodoxos”, el cual no permite hacer justicia a los matices y divergencias que existen entre
los autores que, en aras de la simplicidad expositiva, hemos agrupado en una misma categoría. De todos
modos, queremos que se entienda que, al hablar de “ortodoxos” y “ heterodoxos” en realidad los estamos
catalogando únicamente con relación a sus opiniones sobre el tem a que nos ocupa en este trabajo, sin que se
deba presuponer que en otras materias exhiben necesariamente coincidencias similares, ni que aquellas
opiniones se basan en algún tipo de esquema teórico compartido entre todos los autores que estamos
clasificando bajo un mismo “ heading”.
139 En la misma dirección, Veganzones y W inograd (1997) dicen que “ la política de sustitución de
importaciones, el aumento de la magnitud del Estado y su poca credibilidad, el complejo sistema de subsidios,
de exenciones y de amnistías fiscales propician los comportamientos de clientelismo, de búsqueda de
ganancias y de fraude en todos los niveles de la sociedad argentina (industriales, asalariados, funcionarios o
contribuyentes). En ausencia de una crisis económica duradera, la gran mayoría de los argentinos tenía
interés en que continuara la situación imperante (p. 263).
140 Por ejemplo, se pregunta: “La oposición de los agricultores y ganaderos a contribuir según sus rentas ¿es
causa de los gravámenes a la producción, o es efecto del desaliento que para el hombre de campo han
significado tantos años de precios bajos pagados a la producción?” (Cavallo, 1984, p. 93).
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144. Algunos autores van más atrás y encuentran ya signos del cambio de régimen en los '20. Por ejemplo, “we
argued that, during the 1920s and 1930s, Argentina experienced a critical change in both doctrine and political
dynamic... an inward oriented, protectionist model emerged which created the foundations of corporatists,
authoritarian schemes and policies. We understand the emergence of populism as a continuation of this
process, as the long-term expansion of the state apparatus bounded civil society's autonom y” (Berensztein y
Spector, 2003, p. 363).
14 Recordemos que durante el gobierno peronista se produjo una reforma de la Constitución (año 1949) -
luego anulada en 1956- la cual, en su artículo 40, disponía que “El Estado, mediante una ley, podrá intervenir
en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de
los límites fijados por los derechos fundam entales asegurados en esta Constitución. Salvo la importación y
exportación, que estarán a cargo del Estado, de acuerdo con las limitaciones y el régimen que se determine
por ley, toda actividad económica se organizará conforme a la libre iniciativa privada, siempre que no tenga
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
por fin ostensible o encubierto dominar los mercados nacionales, eliminar la competencia o aumentar
usurariamente los beneficios”.
146 Según J. Llach (1997), en realidad, el Estado no habría sido un ente totalm ente autónomo que decidió “por
las suyas” el cambio de régimen, sino que la mayoría de la sociedad avaló ese cambio.
147 “El público percibe la dependencia del empresario privado sobre el Estado como un privilegio que le es
negado al resto y de allí forma su imagen negativa sobre este tipo de actividades” (p. 5).
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148 En el mismo sentido, Espert (2002) afirma que en los noventa subsistió un capitalismo “corporativo y
prebendario”, entre otras razones, por la permanencia de niveles de protección arancelaria elevados (en la
opinión del autor) y por las privatizaciones realizadas con componentes monopólicos.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
en térm in os so cia les . Sin em bargo, para los autores, esa p er ce p ció n
“s e le c c i o n a b a ” algu n os datos de la realidad y om itía otros que mostraban la cara
p o s it iv a de aquellas reformas (por ejem p lo, retorno del cre cim ie n to y fin de la
in fla ció n ). Lo que argumentan Pernice y S tu rzen eg ger es que los largos años de
esta n cam ien to y la historia de m a siv a s transferencias de in g resos aso cia da s a las
p erió dicas crisis que afectaron a la e c o n o m ía argentina generaron una cierta
“cultura” no p roclive a sustentar prin cip ios cap italistas, en tanto que la p o b la c ió n
tiende a creer que es el “m a c r o a m b ie n te ” social y e c o n ó m ic o y no el esfu erzo
in dividual lo que determ ina sus p o s ib ilid a d e s de progreso. La “au se n c ia de
c a p ita lis m o ” sería, en to n ces, resultado de creen cia s p o lític a s y culturales aversas
a los prin cip ios de dicho sistem a. H u e lg a decir que, si esto fuera cierto, la
actividad em presaria estaría con d en ad a a la s o sp e c h a en nuestra socied ad hasta
tanto aquellas creen cia s cam bien.
D) “H e te r o d o x o s ” y “o r to d o x o s ”: diferentes y p a re cid o s
A n tes de exp o n er sin téticam en te, c om o cierre de este capítulo, nuestro propio
en foq ue del tem a bajo estu d io - e n f o q u e que d esarrollarem os en ex ten so a lo largo
del resto del trab ajo-, nos gustaría remarcar no sólo los contrastes -b a sta n te
o b v i o s - , sino tam b ién las - t a l v e z m en os e v i d e n t e s - s im ilitu d e s entre las
p ersp ectivas “h e te r o d o x a s ” y “o r t o d o x a s ” respecto de la con d u cta em presaria en
la A rg en tina -n a tu ra lm en te , nos h a c e m o s cargo de que dentro de ambos cam pos
hay autores cuyas v i s io n e s no se ajustan a la e s tiliz a c ió n que harem os en los
párrafos sig u ie n tes, pero en te n d em o s que dicha e stiliz a c ió n refleja en lo e sen c ia l
el “n ú cle o d u ro” de los en fo q u es que h em o s v en id o com en tan d o en este c a p ítu lo -.
A lg u n a de las d iferen cias es bastante o b v ia y p revisible: mientras que los autores
“o r t o d o x o s ” tien d en a cargar en el Estado las culpas por las estrategias
em presariales rentísticas - y de h ech o argumentan que no sólo los em presarios
argentinos sino la so c ie d a d en su conjunto es “r e n t - s e e k e r ”- , la h ete ro d o x ia
sugiere la causalidad inversa: es porque ex iste una b u rgu esía rentística y
es p e c u la tiv a que el Estado adopta p o lític a s que perm iten a dicha bu rgu esía
aprovechar “o p c io n e s b la n d a s ” - i . e . “no sc h u m p eter ia n a s”- de a c u m u la c ió n de
ganancias.
La segu n d a d iferen cia importante, derivada de la anterior, es que para la
ortodoxia, en general, el r e n t- s e e k in g se hace predom inante post 1930 - c o n el
avance del Estado sobre la e c o n o m í a - , mientras que para la h ete ro d o x ia el m ism o
sería c u a s i - c o n s t it u t iv o de la N a c ió n , o in c lu so rastrearía sus oríge n es en la
ép o c a de la C olonia. En ese sentido, no es de extrañar que los m o m en to s de
reformas “li b e r a liz a n te s ” sean e n ten d id o s, en la óp tica h eterod oxa, com o una
forma de recrear n u eva s formas de rentas “no sch u m p ete ria n a s” a favor de la elite
dom inante, mientras que desde la o r tod o xia se atribuye su fracaso final a factores
p o lític o s o s o cia les .
En tercer lugar, hay una d ife re n cia tal v e z algo sutil, pero m uy relevante a la
hora de entender los argum entos de am bos en fo q u es. Para los autores
“h e t e r o d o x o s ”, habría b urguesías con in c lin a c io n e s diferentes en distintos países.
En cam b io, para la “o r t o d o x ia ” - a l m en o s para parte de e l l a - , los em p resarios, si
los dejan, se con v ierten en r e n t-s e e k e r s aquí y en cualquier otra socied ad .
Mientras que en el primer caso la b u rgu esía rentista pone - v í a el E s t a d o - reglas
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150 De acuerdo con Hora (2001a), hoy el mayor propietario de la Pampa Húmeda es George Soros, quien por
cierto, salvo mejor opinión, no creemos que pueda ser considerado como formando parte del mismo “club”
que nuestras tradicionales familias de la Sociedad Rural.
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v ig e n t e s , en tanto que los agen tes que m ejor “j u e g a n ” en base a esas reglas no
sólo son los p rin cip ales in teresad os en m antenerlas, sino que adquieren cada v ez
m ayor poder e c o n ó m ic o y /o p o lítico v i s a v i s el resto. A sí, tanto las con d u ctas de
los agen tes com o el marco in stitu cion al son m uy d if íc ile s de cambiar, aún cuando
la resultante de su in teracción sea un p ro ce so de esta n cam ien to o bajo
c r e c im i e n t o .
E llo e x p lic a por qué, aún en ép oca s donde desde el Estado supuestam ente se
indujeron reformas ten d ie n tes a fom entar la c o m p e te n c ia “s ch u m p e teria n a ”, haya
resultado m uy d ifícil alterar las conductas previas de los agen tes. M u ch o más
cuando e s o s intentos - p o r ejem p lo, en los n o v e n t a - no vin ieron aco m p añ ad o s de
in ic ia tiv a s ten d ie n te s a ayudar a las firmas lo c a le s (e sp e c ia lm e n te a las P yM E s) a
adaptarse al cam b io desde un escen ario macro que fa v o r ec ía las conductas
c ortop lacistas y e s p e c u la tiv a s a otro en el cual era n ecesario com p etir vía
p roductividad, c o sto s y calidad para sob rev ivir en una e c o n o m ía más abierta y
d esregu la d a (por lo cual no sorprende que los agentes afectad os por las reformas
buscaran preservar de una u otra forma sus rentas a través de m e c a n ism o s
c o m p en sa to rio s). La p ersisten c ia de oportunidades para obtener rentas no
in n o v a tiv a s - p o r ejem p lo, p riv a tiza cio n es con m arcos regulatorios d éb iles,
carencia de una e f e c tiv a le g is la c ió n de d e fe n s a de la c o m p e t e n c ia ,151 e t c . -
ta m p oco con trib u yó al cam bio de las con d u ctas em presarias, naturalmente.
En cuarto lugar, m ostrarem os que e le m e n to s que son tom ad o s en la literatura
recibida c om o s ig n o s de actitudes esp ec u la tiv a s - p o r ejem plo, las estrategias de
d iv e r s ific a c ió n y/o in tegración v e r t ic a l- no sólo no han sido una peculiaridad
argentina - c o m o ya m ostram o s en el capítulo p r e v i o - , sino que fueron
g e n era lm en te respuestas em presarias racion ales frente a d eterm inados co n te x to s
m a c r o e c o n ó m ic o s e in stitu cio n a les (caracterizados por la p r ese n cia de riesgo e
incertidum bre, fuertes c o s to s de tran sacción , fallas de m ercado, etc.). Lo m ism o
v ale para la p e rsisten c ia de la em presa fam iliar co m o forma principal de
corporate go ve rn a n ce . Esto no presupone que los im p a ctos “m a c r o ” de dichas
estrategias hayan sido n ecesariam en te p o sit iv o s - d e s d e nuestro punto de vista,
para pronunciarse sobre este tema, en realidad, hace falta más in v e s tig a c ió n
e m p ír ic a - , sino que tam p oco es p osib le suponer, sin más, que la d iv e r s ific a c ió n o
la in tegración vertical son, per se, factores n e g a tiv o s para el desarrollo de un
país.
En quinto lugar, argum entarem os que todo tratamiento de la c on d u cta em presarial
que parta de categorías polares tales c o m o “capital c o n c e n tr a d o ” v e r s u s P yM E s, o
em presas extranjeras v e r s u s em presas lo c a le s, capta sólo una parte de la
h eter o ge n eid a d de dicha con d u cta ob servad a a lo largo de la h istoria de nuestro
país. Aún bajo sim ilares entornos m a c r o e c o n ó m ic o s e in stitu cio n a les, v a m os a
encontrar c om p o rta m ien to s d iferen tes tanto dentro de los terratenientes del
m o d e lo agroexportador, co m o entre las grandes em presas industriales de la ISI o
los grupos e c o n ó m ic o s d iv e r s ific a d o s que se hacen dom inan tes desde los setenta.
Cualquier intento, en to n ce s, de id e n tific a c ió n de con d u ctas “r e n t - s e e k e r s ” (o
“sc h u m p eter ia n a s”) con determ inadas categorías empresarias agregadas
151 Este es un problema de larga tradición en la Argentina, que sólo comenzó a ser resuelto desde fines de la
pasada década con la sanción de una ley actualizada en la materia (cuya implementación, hasta el momento,
ha sido despareja).
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d istorsio n a una realidad m ucho más com p leja , en la cual, adem ás, v er e m o s c om o
aún una m ism a em presa o empresario puede ser, sim u ltán ea y/o su c e s iv a m e n te ,
“sch u m p e te r ia n o ” y “r e n t - s e e k e r ” .152 Si no to m a m o s en cuenta esta cam biante
h eter o ge n eid a d m ic r o e c o n ó m ic a , nos resultará d ifícil comprender la propia
e v o lu c ió n de la e c o n o m ía argentina a lo largo de sus distintas etapas.
En sexto lugar, el record del Estado argentino en m ateria de d iseñ o y e je cu ció n
de p o lític a s p r o -d es a rr o llo e c o n ó m ic o ha sido m uy m alo. La falta de continuidad
en los lin e a m ie n to s b á s ic o s de dichas p o lítica s, sumada a un aparato burocrático
en el cual la m eritocracia y la estabilidad han estado n otoriam en te au sen tes, ha
contribuido fuertem ente a ese resultado. A s i m is m o , las d e c is io n e s de p o lítica
m uchas v e c e s han estado “co n ta m in a d a s ” por o b jetiv o s particulares de distintos
sectores (no sólo em p resarios, sino tam b ién p o lític o s, s in d ica le s, m ilitares, etc.).
Sin em bargo, así co m o nos cu id arem os de suponer que existe una b urguesía
innatamente esp e cu la tiv a , tam b ién evita rem os el argum ento que pone en cab eza
del Estado la resp on sab ilid ad ab solu ta por la d ifu sió n de las con d u ctas rent-
seekers en nuestro país, ya que, c om o señ alam os más arriba, los m ales del
entorno m a c r o e c o n ó m ic o e in stitu cion al antes señ alad os fueron resultantes de
p r o ceso s h istór ico s c o m p le jo s y no de la voluntad e x c l u s iv a de determ inados
actores.
Al m ism o tiem p o , en contra del argumento “o r t o d o x o ” que supone que la
in terven ció n del Estado en la vid a e c o n ó m ic a resulta, en general, en in e f ic ie n c ia
más r e n t - s e e k in g , desta carem o s que lo que im porta son las formas concretas que
asum e dicha in terven ció n , así c o m o la m anera y los c o n te x to s en los cuales el
Estado interactúa con el sector privado a la hora de im p lem en tar las p olíticas
resp ectivas. N o b u scarem os, e n to n c es, señalar m eram ente que las em presas
buscaron apoyo del Estado (e.g. rentas) en la A rg en tina - y lo c o n s i g u ie r o n - (c o s a
que, c om o d ijim os antes, ocurrió en todo p roc eso e x ito s o de in d u strialización
tardía), sino entender por qué esa relación dio lugar a resultados m u ch o m e n os
f e lic e s que en otros caso s en donde ella fue tanto o más profunda que en nuestro
país. El argum ento antes e xp u esto de Kang (2 0 0 2 ) respecto de que la in teracción
entre un Estado fragm entado y un sector em presario p od e ro so da lugar al ren t-
s eek in g, mientras que si frente al sector privado se encuentra un Estado coherente
se pueden alcanzar o b je tiv o s “d e s a r r o llis ta s ”, será seguram ente de utilidad en
esta búsqueda.
F inalm ente, trataremos de mostrar que los lím ites a las con d u ctas empresarias
“sc h u m p eter ia n a s” rec o n o cen or íg en es, además de en los problem as ya
m en c io n a d o s en el ámbito m a c r o e c o n ó m ic o e in stitu cion al y las fallas en el
diseñ o e im p le m e n ta c ió n de las p olítica s pú blicas, en la p r ese n cia de continuas y
nunca resueltas d ificu ltad e s en tres ám bitos clave para cualquier p ro ce so de
desarrollo ec o n ó m ic o : fin an zas, ed u ca ció n y c ie n c ia y te c n o lo g ía .
Tal v ez a riesgo de repetir argum entos que ya fueron exp resa d o s, con m ayor o
m enor én fa sis, previam en te, pero con el fin de dejar claras nuestras diferen cias
de interpretación con los en fo q u e s antes llam ad o s “o r t o d o x o ” y “h e t e r o d o x o ”,
152 Dicho esto, es factible que una vez que una empresa haya desarrollado, a lo largo de su proceso evolutivo,
capacidades para competir por vías “schum peterianas” -p o r ejemplo, que tenga un importante laboratorio
propio de I&D- ya no vuelva a convertirse en un agente puramente rent-seeker.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
q u erem os cerrar este capítulo con tres com en tarios d estina d os, e se n c ia lm e n te , a
escla re cer el em p le o que a lo largo de este trabajo v a m o s a hacer de los
c o n c e p t o s de in s titu c io n e s y reglas de ju e g o .
• En primer lugar, más allá de que sea d ifíc il “op e r a c io n a liz a r ” el con cep to
de in stitu cio n es (y lo m ism o vale para “reglas de j u e g o ” o “ambiente
s e l e c t i v o ”), y de la diferente manera en que se entiende tal co n c ep to en la
literatura recibida (ver Aron, 2 0 0 0 y Shirley, 2 0 0 5 , para sen d os surveys
del tem a), no se trata de un sim p le d e u s e x m a c h i n a que nos permite
ex p licar fe n ó m e n o s c o m p le jo s a partir de una “palabra m á g ic a ” . A lo largo
de este trabajo v a m o s a ver có m o los c o n c e p to s m e n c io n a d o s adquieren un
sig n ific a d o muy claro y d im e n s io n e s bien concretas cuando se an aliza la
e v o lu c ió n del p r o c eso de desarrollo e c o n ó m ic o en un país determ inado - e n
nuestro caso, la A r g e n tin a -. En otras palabras, la dificu ltad para
o p era cio n a liza r de un m od o p reciso y u niversal la n o ció n de
“i n s t it u c i o n e s ” puede ser seria si uno quiere correr regr esion es
e c o n o m étric a s para exp licar por qué un país crece rápido o d esp a cio o es
rico o pobre - d a d o s los p roblem as para hallar variables que representen
apropiadam ente el co n cep to de in stitu c ion es y que puedan ser m e d i b l e s - . 153
Sin em bargo, los problem as son p rob ablem ente m en ores cuando se está
an alizando un caso h istórico con creto, ya que allí hay m ayor capacidad
para determinar, en cada m om en to del tiem p o, cuáles e le m e n to s del marco
in stitu cion al son más relevan tes para entender las con d u ctas de los agentes
e c o n ó m ic o s (y có m o esas con d u ctas pueden repercutir, a su v e z, sobre el
marco in stitu cion al, y a fortiori, sobre el propio p ro ce so de desarrollo
e c o n ó m ic o ) .
• D es d e el punto de v ista “h e t e r o d o x o ”, se nos podría señalar que las
in s titu c io n e s y las reglas de ju e g o pueden ser im portantes, pero que en
realidad ellas - a l m en os en un país com o la A r g e n tin a - son ese n c ia lm e n te
el producto de determ inadas con d u ctas y estrategias de la burguesía, que
ha intentado h istórica m en te am oldarlas a sus in tereses naturalmente
“r e n tís tic o s ” . En contraste, n oso tro s no p e n sam os, tal co m o esp eram o s que
haya quedado claro de lo e xp u e sto hasta aquí, que la clase capitalista
argentina se m aneje con una racionalidad diferente a la de sus sim ilares en
otras n acion es. Ciertamente es m uy d ifícil tener una e x p lic a c ió n p recisa - y
m u ch o m e n os una teoría g e n e r a l- de có m o nacen las in s titu cio n es o se
forman las reglas de ju e g o en un país determ inado, pero el análisis
h istórico nos puede ayudar a com prender m ejor es o s orígen es - y
esp eram o s que el presente trabajo tam bién con trib u ya a arrojar alguna luz
en esa d ir e c c i ó n - . En todo caso, en nuestra p ersp ec tiv a está claro, com o
m e n c io n a m o s unos párrafos más arriba, que la g e n e ra c ió n de un
determ inado sistem a in stitu cion al o de reglas de j u e g o es producto de un
conjunto de factores que interactúan de m ú ltip le s maneras en p ro ce so s
h istó rico s c o m p le jo s, más que de la e x c l u s iv a voluntad de un determ inado
actor social, por p od ero so que sea.
153 Además de otros problemas, incluyendo el crucial de hallar variables institucionales “exógenas” -esto es,
que no sean en sí mismas dependientes del nivel de ingreso per cápita o de la tasa de crecimiento de un país-
(Aron, 2000 y Acemoglu et al, 2001).
91
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
154 Como bien argumenta Acemoglu (2005b), el énfasis en la necesidad de respetar los derechos de
propiedad puede generar conclusiones ambiguas en tanto no se define bien “whose property rights should be
protected”? (p. 34). En el extremo, por ejemplo, en una sociedad esclavista el surgimiento de instituciones
capitalistas -m á s eficientes desde el punto de vista del crecimiento- probablemente suponga la necesidad de
violar los derechos de propiedad de los propietarios de esclavos (ver también Galiani y Heymann, 2005).
155 O a su alternativa, “intervención del Estado”-“depredación del sector privado”.
92
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
III. EL M O D E LO A G R O E X P O R T A D O R
“En l o s ú l t i m o s a ñ o s d e l a d é c a d a d e l s e t e n t a y en l a d é c a d a d e l o c h e n t a l a
e s p e c u la c i ó n in v a de to d a la s o c i e d a d h a s ta t r a s p a s a r los lím ites m is m o s de la
r a c i o n a l i d a d ” (J. F. S á b a t o , 1 9 7 9 , p . 2 2 ) 156
“L o s g r a n d e s r i c a c h o n e s e r a n s i e m p r e t e r r a t e n i e n t e s , q u e ni s i q u i e r a h a c í a n
c u l t i v a r s u s t i e r r a s y q u e ... h a n p o d i d o p a s a r s e l a v i d a p a n z a a l s o l, f u m a n d o su
p i p a , s i n p r e o c u p a r s e d e l a l l u v i a ni d e l b u e n t i e m p o , p u e s e l c o r r e r d e l o s a ñ o s
y a s e e n c a r g a r í a d e v a l o r i z a r ( s u s t i e r r a s ) ” ( O d d o n e , 1 9 3 0 , p . 7)
“The l a r g e , p r o g r e s s i v e l a n d o w n e r s w e r e e v e n d e p i c t e d a s e m b o d i m e n t s o f h i g h l y
p r i z e d s o c i a l v a l u e s - h a r d w o r k , d e t e r m i n a t i o n , i n n o v a t i o n - ... Th is e t h o s o f
ach ie v e m e n t, t y p i c a l o f a new f r o n t i e r so ciety , m ay h ave h e l p e d n e w ly e n r i c h e d
m en to f o r c e t h e i r w a y i n t o t he e s t a b l i s h e d u p p e r c l a s s e s ” ( H o r a , 2 0 0 1 a , p . 2 2 4 )
93
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
159 “El proceso del cual nace la Argentina actual no es tan solo el fruto de ciegas fuerzas económicas o
sociales; es por el contrario, el resultado de un proyecto de transformación total del país, que fue la meta
declarada de nuestros gobernantes entre 1852 y 1916” (Halperin Donghi, 1971, p. 11).
94
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
C u a d ro 2
L a fase a g r o e x p o r ta d o r a : c a r a c te r ís tic a s g e n e ra le s d e l p e río d o
A c e l e r a d o c r e c i m i e n t o de la e c o n o m í a m u n d i a l , así c om o de l o s f l u j o s de c o m e r c i o
i n t e r n a c i o n a l , i n v e r s i o n e s (de c a r t e r a y d i r e c t a s ) y m i g r a t o r i o s ( p r i m e r a “ g l o b a l i z a c i ó n ” ).
P é r d i d a de la h e g e m o n í a m u n d i a l p o r p a r t e de G r a n B r e t a ñ a a m a n o s de E E .U U .
1 8 3 0 - 1 8 9 0 : p a r a d i g m a t e c n o l ó g i c o b a s a d o en la m á q u i n a de v a p or . E x p a n s i ó n de los
s i s t e m a s de t r a n s p o r t e ( f e r r o c a r r i l , n a v a l ) y c o m u n i c a c i ó n y d e s a r r o l l o de l os s i s t e m a s de
f rí o , que f a c i l i t a n la c o n s e r v a c i ó n y el t r a n s p o r t e de m e r c a n c í a s p e r e c e d e r a s a l a r g a
distancia.
1 8 9 0 - 1 9 3 0 : p a r a d i g m a t e c n o l ó g i c o b a s a d o en la e l e c t r i c i d a d y la i n g e n i e r í a p e s a d a . El
m o t o r e l é c t r i c o r e e m p l a z a a la m á q u i n a de vap or . I n s u m o cl ave : ac er o. E s t e p a r a d i g m a es
capital, es cal a y rec urso n at u ra l - i n t e n s i v o . Ram as líderes: m a q u in aria y p r odu ctos
el éctri cos, siderurgia, q uí m ic a pesada.
N a c e el l a b o r a t o r i o de I &D en la f i r ma . E l E s t a d o c o m i e n z a a i n t e r v e n i r a c t i v a m e n t e en el
p l a n o t e c n o l ó g i c o , e s t a b l e c i e n d o l a b o r a t o r i o s , e s t á n d a r e s , e n t i d a d e s de a s i s t e n c i a t é c n i c a ,
etc.
I n t r o d u c c i ó n y d i f u s i ó n del t a y l o r i s m o y f o r d i s m o . D e s a r r o l l o de la p r o d u c c i ó n en ma sa .
o S u r g i m i e n t o de la g r a n c o r p o r a c i ó n p o r a c c i o n e s . N u e v a s f o r m a s de g e s t i ó n e m p r e s a r i a
S ( f i r m a m u l t i d i v i s i o n a l ) . El d u e ñ o - m a n a g e r es r e e m p l a z a d o p o r u n a t e c n o e s t r u c t u r a
o
U profesionalizada.
C a m b i o s en s i s t e m a e d u c a t i v o : m a y o r p e s o de las c a r r e r a s t é c n i c a s e i n g e n i e r i l e s .
D e s a r r o l l o de l os s i s t e m a s de e d u c a c i ó n t é c n i c a y “ v o c a c i o n a l ” .
El p r i n c i p a l a g e n t e de d i f u s i ó n de t e c n o l o g í a g r a d u a l m e n t e d e j a de ser el i n m i g r a n t e
m e c á n i c o o e m p r e s a r i o . A l s u r g i r la g r a n e m p r e s a , c a m b i a r l os m é t o d o s t e c n o - p r o d u c t i v o s
d o m i n a n t e s y d e s a r r o l l a r s e u n a s e r i e de i n d u s t r i a s qu e e x i g í a n c o n o c i m i e n t o s c i e n t í f i c o -
t e c n o l ó g i c o s , el p r i n c i p a l a g e n t e de d i f u s i ó n p a s a a se r la g r a n c o r p o r a c i ó n , c r e c i e n t e m e n t e
transnacionalizada.
R e u n i f i c a c i ó n d el p a í s y o r g a n i z a c i ó n n a c i o n a l . C a s i 70 a ño s de s u c e s i ó n de g o b i e r n o s
c o n s t i t u c i o n a l e s e n t r e 1862 y 1930.
F o r m a c i ó n de u n a b u r o c r a c i a e s t a t a l y de u n s i s t e m a y u n c u e r p o j u d i c i a l e s t a b l e s y
organizados.
o A m p l i a c i ó n de la f r o n t e r a a g r o p e c u a r i a y a s e g u r a m i e n t o de los d e r e c h o s de p r o p i e d a d
o.
s o br e la t i e rr a .
P o l í t i c a i n m i g r a t o r i a q u e f a c i l i t a la i n c o r p o r a c i ó n de la m a n o de o b r a n e c e s a r i a p a r a
t r a b a j a r en el ag r o y en a c t i v i d a d e s r e l a c i o n a d a s .
D i c t a d o de l e y e s y r e g l a m e n t o s q ue i n t r o d u c e n r e g u l a r i d a d y p r e v i s i b i l i d a d en las
u ,o
r e l a c i o n e s de p r o d u c c i ó n e i n t e r c a m b i o .
S e g u r i d a d j u r í d i c a c o m p l e m e n t a d a en a l g u n o s c a s o s co n g a r a n t í a s de r e n t a b i l i d a d p a r a los
•-
3 -S
«i i n v e r s o r e s e x t r a n j e r o s .
U n i f i c a c i ó n del m e r c a d o i n t e r n o y del s i s t e m a m o n e t a r i o y f is c a l. G r a d u a l c o n s t i t u c i ó n de
un s i s t e m a f i n a n c i e r o m o d e r n o .
A u n q u e no e x i s t e u n a p o l í t i c a d e l i b e r a d a de i n d u s t r i a l i z a c i ó n , en la m a y o r p a r t e de es te
o
o.
p e r í o d o se o b s e r v a u n r e l a t i v a m e n t e a l t o n i v e l de p r o t e c c i ó n a r a n c e l a r i a p a r a v a r i o s
s e c t o r e s i n d u s t r i a l e s . D i c h a p r o t e c c i ó n m u c h a s v e c e s se b a s a en f a v o r i t i s m o s y
d i s c r e c i o n a l i d a d , e s t á u s u a l m e n t e a t a d a a c o n s i d e r a c i o n e s f i s c a l e s y c a r e c e de c r i t e r i o s
c l a r o s de s e l e c t i v i d a d .
El P BI p e r capita c r e c e al 3 , 9 % a n u a l e n t r e 1875 y 1912 y al 3 , 4 % a n u a l e nt r e 1917 y
1927. A s í , el P BI p e r capita c a si se q u i n t u p l i c a e n t r e 1875 y 1929 ( C o r t é s C o n d e , 1997).
Si b i e n se r e g i s t r a n a l g u n a s c r i s i s s e v e r a s ( 1 8 9 0 , p o r e j e m p l o ) , en g e n e r a l la m a c r o
e c o n o m i a d e l p e r í o d o es r e l a t i v a m e n t e e s t a b l e .
L a s t a s a s de i n v e r s i ó n se u b i c a n e n t r e 25 y 35 % del P BI en los a ñ o s p r e v i o s a la P r i m e r a
G u e r r a M u n d i a l y e n t r e 20 y 2 5 % en los a ñ o s v ei n t e . E n c o n t r a s t e , la t a s a de a h o r r o i n t e r n o
no l l e g a al 10% del PBI . L a b r e c h a es c u b i e r t a p o r el f u e r t e i n g r e s o de c a p i t a l e s e x t e r n o s
d u r a n t e c a si t o d o el p e r í o d o ( V e g a n z o n e s , 1997).
L o s s a l a r i o s r e a l e s ( al m e n o s en la r e g i ó n p a m p e a n a ) son s i m i l a r e s o i n c l u s o s u p e r i o r e s a
l os de v a r i a s r e g i o n e s e u r o p e a s a v a n z a d a s - F r a n c i a , G r a n B r e t a ñ a , e t c . - ( Dí a z A l e j a n d r o ,
1975).
o L a d i s t r i b u c i ó n f u n c i o n a l d el i n g r e s o es m á s e q u i t a t i v a qu e en G r a n B r e t a ñ a o E E . U U.
> ( G e r c h u n o f f y L. L l a c h , 2 0 0 3 ). __________________________________________________________________
té
95
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Si b i e n s ob r e u n a b a s e s i e m p r e p r e d o m i n a n t e m e n t e a g r o p e c u a r i a , la e c o n o m í a a r g e n t i n a se
d i v e r s i f i c a en e s t e p e r í o d o . A c o m i e n z o s del si gl o X X , el s e c t o r a g r o p e c u a r i o r e p r e s e n t a
a l r e d e d o r d el 3 8% d el P BI y la i n d u s t r i a m a n u f a c t u r e r a a l r e d e d o r d e l 10%. E n t a n t o , h a c i a
f i n e s del p e r í o d o , el p es o d e l a gr o ca e h a s t a u n 3 1%, m i e n t r a s q u e la s m a n u f a c t u r a s
a l c a n z a n al go m á s del 13% del PBI . L o s o t r o s s e c t o r e s q ue i n c r e m e n t a n su p a r t i c i p a c i ó n en
"3
3
e s t a p r i m e r a p a r t e del si gl o son c o m e r c i o ( 1 6 % del P B I ) y t r a n s p o r t e ( 8%) .
t.e.
O
A la vez q ue d e s a p a r e c e n las a n t i g u a s m a n u f a c t u r a s a r t e s a n a l e s ( p a ñ o s , e t c. ) d el i n t e r i o r
del p a í s , a l g u n a s r e g i o n e s a p r o v e c h a n la e x i s t e n c i a de u n a d e m a n d a en e x p a n s i ó n p a r a
e s p e c i a l i z a r s e en l í n e a c o n sus v e n t a j a s c o m p a r a t i v a s n a t u r a l e s y a b a s t e c e r al m e r c a d o
n a c i o n a l - c a ñ a de a z ú c a r en J u j uy y T u c u m á n , v i n o s en Cu y o , f r u t a s en A l t o V a l l e de Rí o
N e g r o , a l g o d ó n en C h a c o y F o r m o s a , y e r b a m a t e en M i s i o n e s , e t c . - .
Si n e m b a r g o , se c o n f i g u r a u n f u e r t e d e s e q u i l i b r i o e n t r e las d i s t i n t a s r e g i o n e s del p a í s en
tú t é r m i n o s de su d i n á m i c a de d e s a r r o l l o , c o n el L i t o r a l c om o r e g i ó n l í d e r y el r e s t o del p a í s
p a r t i c i p a n d o e s e n c i a l m e n t e sól o de m a n e r a d e r i v a d a de la d i n á m i c a de a q u e l l a r e g i ó n .
F u e r t e d e s a r r o l l o de la i n f r a e s t r u c t u r a de t r a n s p o r t e , c o m u n i c a c i o n e s y s e r v i c i o s p ú b l i c o s .
L a s e x p o r t a c i o n e s , que r e p r e s e n t a n e n t r e el 15 y al go m á s de l 2 0 % del P BI en e s te p e r í o d o ,
c o n s i s t e n c a si e x c l u s i v a m e n t e de b i e n e s p r i m a r i o s , r a s g o c o m p a r t i d o p o r v a r i a s de las
e c o n o m í a s m á s d i n á m i c a s del p e r í o d o ( A u s t r a l i a , C a n a d á , et c. ).
L a p a r t i c i p a c i ó n de las e x p o r t a c i o n e s a r g e n t i n a s en el t o t a l m u n d i a l p a s a de 0 , 4 % en 1870
s
■o a c e r c a de 1% en 1929 ( M a d d i s o n , 1995).
L a e s t r u c t u r a de i m p o r t a c i o n e s c a m b i a Pari passu el a v a n c e del p r o c e s o de
'Γ O>-
i n d u s t r i a l i z a c i ó n . Se o b s e r v a u n d e s c e n s o r e l a t i v o de la p a r t i c i p a c i ó n de l os b i e n e s de
3 'Z
c o n s u m o en f a v o r de l os b i e n e s de c a p i t a l y l os i n t e r m e d i o s y m a t e r i a s p r i ma s . H a c i a el
r 4»*
a "
f i n al del p e r í o d o l os b i e n e s de c a p i t a l r e p r e s e n t a n c e r c a del 3 0% de la s i m p o r t a c i o n e s
>■
O t o t a l e s , c o n p r e p o n d e r a n c i a de las m a q u i n a r i a s d e s t i n a d a s al s e c t o r i n d u s t r i a l .
■o L a i n v e r s i ó n e x t r a n j e r a d i r e c t a ( I E D ) a d q u i e r e u n f u e r t e p es o en la e c o n o m í a a r g e n t i n a ,
s
■o f e n ó m e n o que t a m b i é n se o b s e r v a en o t r a s n a c i o n e s de “ a s e n t a m i e n t o r e c i e n t e ” ( A u s t r a l i a ,
-
O.03
C a n a d á , S u d á f r i c a ) . El g r u e s o de d i c h a i n v e r s i ó n se c o n c e n t r a en l os f e r r o c a r r i l e s , per o
t a m b i é n es i m p o r t a n t e la d i r i g i d a h a c i a s e c t o r e s p r o c e s a d o r e s de r e c u r s o s n a t u r a l e s
( f r i g o r í f i c o s ) , así c om o h a c i a a l g u n a s r a m a s m a n u f a c t u r e r a s p a r a el m e r c a d o i n te r n o .
96
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
160 Ver Díaz Alejandro (1975), Veganzones (1997), Geller (1975) y W illiamson (1999).
97
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
161. Contrariamente a la creencia tradicional (Schvarzer, 1996, por ejemplo, afirma que en este período la
técnica era vista “con desprecio” por los productores agropecuarios), algunos trabajos recientes -Newland
(1997) y Newland y Poulson (1998)- destacan la aparición de innovaciones técnicas que incrementaron la
productividad del sector ganadero en esta etapa, incluyendo: i) la mejor conservación de los cueros secos
desde 1816, por la aplicación de arsénico; ii) el invento de un dispositivo que redujo el costo de manutención
del ganado en tiempos de sequía o en campos sin aguadas naturales permanentes; iii) la construcción de
aguadas artificiales (por ejemplo, en Entre Ríos); iv) el sector de los saladeros incrementó su productividad
con el uso de carros sobre rieles para mover las reses y, desde 1830, con el auxilio de tachos calentados a
vapor, que posibilitaron extraer más sebo de los animales (entre 1820 y 1845, estas mejoras permitieron
cuadruplicar la capacidad de procesamiento de los saladeros); v) mediante el cruce de las ovejas criollas
pampas, de lana corta, con las europeas de raza merino se logró un enorme aumento en el rendimiento de las
inversiones ovinas; el proceso, iniciado en 1820 y completado para 1860, condujo a que se duplicara la
cantidad de lana obtenida por animal; vi) la calidad del ganado vacuno exportado en pie mejoró mucho con la
expansión de la siembra de alfalfa, que posibilitó engordar adecuadamente la hacienda antes de llevarla a
Bolivia y Chile; vii) hacia 1850 se empezaron a usar prensas de vapor en algunas estancias de Entre Ríos
para comprimir la lana, con el objetivo de reducir el impacto de los fletes; viii) la introducción de mejores
técnicas de manejo del ganado; ix) el surgimiento de formas de subcontratación y aparcería que permitieron
una superior organización de la fuerza de trabajo y una mejor distribución de riesgos. Newland y Poulson
(1998) estiman que gracias a estas y otras innovaciones la productividad total de factores del sector ganadero
creció a una tasa de 2% anual entre 1825 y 1865.
98
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
abriera un porvenir ven tu roso para una e c o n o m ía agraria de exp o rta ción , lo cual
e x p lic a su cau tela a la hora de invertir en el sector primario.
Si bien ev id e n te m en te sería n ec esar io in v estig ar más sobre el tem a, los trabajos
citados resultan de interés para nuestro estu d io, al m en o s por tres razones: i)
muestran que los em p resarios rurales del p eríod o previo al m od elo
agroexportador eran m e n o s in e fic ie n t e s e in d olen tes de lo que suele suponer el
grueso de la literatura recibida; ii) rastrean el origen de las estrategias de
d iv e r s ific a c ió n y las contextúan en el m arco de inestab ilid ad e incertidumbre
p olítica, e c o n ó m ic a e in stitu cion al propio de aquella é p o ca - y , por tanto, las
interpretan c om o una e le c c i ó n adecuada al c on te xto, más que c om o el producto de
un determ inado espíritu empresario “r e n t í s t i c o - e s p e c u l a t i v o ”- , 162 iii) n ieg an que
la e l i t e e c o n ó m ic a surgida del período p re -a g ro ex p o r ta d o r haya sido
e m in en te m e n te terrateniente y destacan que no estaba nada claro que la in v ersión
en tierras fuera a ser un n e g o c io brillante a futuro.
2) ¿Terratenientes “ sch u m p ete ria n o s” en la Pampa?
¿Qué ocurre en el período agroexportador? Lo más importante que querem os
destacar es que al m en os un se g m en to dentro del sector terrateniente e xh ib ió un
d in am ism o in n o v a tiv o y una capacidad para asumir r iesg os que distan de la
im a gen recibida en buena parte de la historio gra fía tradicional. De h ech o, antes
de la re v a lo riz a c ió n del papel de los terratenientes que se ha producido en la
literatura local en la últim a década, el carácter din ám ico de dicho grupo ya había
sido destacado in c lu so en trabajos de autores que no p o d e m o s sosp ech ar co m o
id e o ló g ic a m e n t e p rop en sos a exaltar sus virtudes. A sí, por ejem plo, H. Sábato
(1 9 8 7 ) señala que la alta rentabilidad de la agricultura habría atraído al sector
cap italista “más fuerte, f le x ib le y d in á m i c o ”, que estaba con stituid o por los
p rin cip ales esta n ciero s de la región pam peana. La autora lo c a lif ic a co m o un
sector em presario no sólo p od ero so , sino tam b ién alerta a toda oportunidad de
in v ersión y d e cid id o a encarar cualquier n e g o c io que fuera r en ta b le.163
Más recien te m e n te, se ha an alizad o con detalle el p r o ceso de cam b io racial y
refin am ien to de la p rod u cció n ganadera desarrollado en las últim as décadas del
sig lo X I X al calor de la apertura de los m ercados de e x p o rta ción en Europa. A
d ife re n cia de la im a gen recibida, en donde terratenientes “in d o l e n t e s ” habrían
recibido un “m a n á ” del cie lo en forma de renta ricardiana derivada de la enorme
fertilidad del suelo argentino, se ha d em ostrado que el a p ro vech am ien to de las
ventajas para la p rod u cció n ganadera im p lic ó un largo p roc eso a cu m u la tivo de
in corporación y adaptación de t e c n o lo g ía s e in n o v a c io n e s in crem en tales, m uchas
v e c e s signad o por la ló g ic a de “prueba y error” .164
162 Por supuesto, alguien podría plantear que la inestabilidad político-institucional fue favorable y/o inducida
por la clase empresarial de la época en función de sus inclinaciones e intereses presuntos. Esta, sin embargo,
sería una hipótesis muy difícil de sostener lógicamente, ya que dicha inestabilidad era fruto de complejas
fuerzas e intereses que en mucho excedían el marco puramente económico.
163 Por cierto, en la época abundaban comentarios similares. Así, en 1908, Heriberto Gibson afirmaba que
“ una vez persuadido de la utilidad del objeto, ningún ganadero es más em prendedor que el argentino” (citado
en Barsky et al, 1992).
164 Este proceso se tradujo no sólo en la obtención de un ganado adaptado al gusto europeo, sino en mejoras
significativas en la productividad (entre 1856 y 1900 el peso vivo promedio de los vacunos creció de 280 a 350
kg. a los 5, 6 ó 7 años, hasta 600 kg. a los cuatro años -Sesto, 2000-).
99
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Este p r oce so habría in v olu cra do no sólo m ejoram ien tos g e n é t ic o s , sino tam b ién la
co n str u c ció n de nuevas in sta la cio n es, la in trod u cció n de m odernas técn ica s de
m anejo de pasturas, la in corporación de c o n o c im ie n t o s c lín ic o s , terap éu ticos,
sanitarios, z o o té c n i c o s y a g r o n ó m ico s, la org a n iz a c ió n y ca p a citació n de
personal, y la ad o p c ión de m é to d o s de p rod u cció n más e fic ie n t e s d irigidos al
ahorro de tiem p o y mano de obra (S esto, 2 0 0 0 , 2 0 05 ; Graciano, 2 0 0 3 ) . 165
A s im is m o , se debieron mejorar las pasturas para que pudieran alim entar al
ganado refinado, ya que las naturales de la región pam p ean a no eran aptas para
este p ropósito. Sartelli (1 9 9 6 ) agrega que in clu so la invernada - l a actividad
es p e c u la tiv a por e x c e le n c ia para J. F. S á b a to - era una actividad que requería
tantos cu id ad os co m o la c r ía .166
Sesto señala que estas tran sfo rm acio n es habrían sido lleva da s a cabo por una
reducida va nguardia de grandes terratenientes b on ae ren ses que realizaron
m ú ltip les cr ea cio n es adaptativas, así c om o una "lectura inteligente" de la crisis
por la que atravesaba el sector vacu n o hacia m e d ia d o s del sig lo p asado, lo cual
lle v ó a dicho grupo a introducir n u eva s t e c n o lo g ía s en c o n d ic io n e s que eran de
"alto riesgo". A s í, Sesto c a lif ic a a esta vanguardia terrateniente c om o una clase
“sc h u m p eter ia n a ” . Esta im a gen de los terratenientes, o al m en o s de un n ú cleo
líder dentro de e llo s , co m o un grupo in n ovad or y d in ám ico, ha sido reafirmada
recien tem en te en el importante trabajo de Hora ( 2 0 0 1 a ) - v e r tam bién Barsky y
G elm an (2 0 0 1 ) , q u ien es destacan que las a c c io n e s de m ejoram ien to del ganado
fueron in clu so previas a la apertura concreta de p o s ib ilid a d e s de exp o rta ción , y
se basaban tanto en la dem anda local en exp a n sió n com o en las ex p ec ta tiv a s de
cam b ios en los m ercad os in te r n a c io n a le s -.
Un reflejo de la acc ió n de este grupo de productores es la creación , en 1867, de
la S ocied a d Rural Argentina. El propio J. F. Sábato (1 9 8 1 ) afirma que dicha
o rg a n iz a ció n fue fundada por un grupo de t é c n ic o s y esta n ciero s “p r o g r e s is ta s”
con el p rop ósito b ásic o de actuar co m o foro para difundir c o n o c im ie n t o s y
mejorar la e x p lo ta c ió n rural, sien d o recién en la d écada de 1920 cuando se hizo
clara su id e n tific a c ió n con los "estancieros" y su identidad “c orp o rativa” .167
Segú n Graciano (2 0 0 3 ) , ante la au se n c ia de entidades de apoyo estatal, la
S o cie d a d Rural organizó con cu rsos y e x p o s ic io n e s de maquinarias agrícolas y
productos agrop ecu arios, contrató m é d ic o s para estudiar las e n ferm ed a d es del
ganado o v in o y b o v in o , programó v iajes de estudio a institutos agrícolas y
e x p lo t a c io n e s ganaderas de Europa y Australia, d ifun d ió in form ación té c n ic a e
165 Además de los cambios tecnológicos propiamente dichos, fueron necesarias también innovaciones
institucionales. Así, se debieron crear reglas vinculadas a la emisión y confiabilidad de los certificados de
pedigree, tarea realizada por entidades privadas (primero las asociaciones de criadores, y luego la Sociedad
Rural Argentina).
166 Una lectura atenta de la evolución de este proceso contradice, entonces, a autores como Schvarzer (1998),
quien afirma que “el ganado se reproducía casi espontáneam ente” por aquella época (p. 78) y que “ las formas
asumidas por las actividades productivas permitieron que se confundiera la causa de esa riqueza hasta
hacerla aparecer como un resultado de la 'actividad humana', antes que como fruto de una naturaleza
pródiga. El lenguaje de esa época traducía esa imagen en frases bien expresivas; una de ellas presentaba al
país como una gran 'fábrica de carne', como si esa manera, rutinaria y rudimentaria, de aprovechar la
multiplicación del ganado fuera un éxito técnico una operación fabril” (p. 79). Creemos que lo expuesto sirve
para mostrar que esa multiplicación del ganado fue precisamente un éxito técnico, aunque no fuera una
operación fabril.
1 7 Ver también Barsky y Gelman (2001) sobre los orígenes de la Sociedad Rural.
100
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
168 Ya en 1870 la Sociedad Rural organizó un Instituto Agrícola, estableciendo campos de ensayos, y en 1875
inauguró la primera exposición exclusivamente agrícola-ganadera (Babini, 1954).
169 Estas gestiones tuvieron como resultado la creación del Instituto Agronómico Veterinario de Santa Catalina
(que funcionó entre 1883 y 1889), y de la Facultad de Agronomía y Veterinaria en la ciudad de La Plata en
1890.
170 Luego de describir estos hechos, el autor ensaya una crítica al señalar que la organización de un sistema
científico-educativo en torno al tema agropecuario fue funcional a los intereses de la clase dominante
pampeana. Más adelante volveremos sobre este tema, pero adelantemos que si la tradicional literatura crítica
de los terratenientes de la época les reprochaba su desidia, ahora se les cuestiona que se intenten vincular
con el Estado para desarrollar cuadros profesionales y saberes científico-tecnológicos que les resulten de
provecho. En el fondo del asunto siempre parece estar un sustrato de crítica a la clase burguesa -y ,
finalmente, al capitalismo realmente existente- sea cual fuere el comportamiento que ésta asuma.
171 Las áreas en las que se mantuvo un retraso tecnológico habrían sido las de combate a malezas y
enfermedades y disponibilidad de infraestructura de almacenaje -esta última, esencialmente, responsabilidad
del Estado- (Barsky y Gelman, 2001).
101
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
T odo esto no sig n ific a que, en el largo p lazo, la fracción más d in ám ica del sector
terrateniente haya sido la más e x ito s a - e l propio Hora ( 2 0 0 3 a ) in d ica que las
fa m ilias que priorizaron la a d q u isic ión de tierras tuvieron en el largo p la zo un
d ese m p e ñ o c om p arativam en te superior a las que exh ibieron un com p o rta m ien to
más d in ám ico en el plano t e c n o ló g ic o /p r o d u c t iv o - .
A s i m is m o , es factib le que los herederos de aquella vanguardia innovadora, con el
tiem p o, se hayan con v ertid o e f e ctiv a m en te en algo parecido a la im a gen que del
terrateniente argentino ha construido buena parte de la literatura recibida
(ausentista, p o co interesado en las c u es tio n e s t éc n ica s , amante del con su m o
o s te n to so , etc.) - v e r Hora ( 2 0 0 1 a ) - . 172 En otras palabras, adaptando la
te r m in o lo g ía de Thurow a nuestro caso, la clase terrateniente habría pasado de
e s t a b l i s h m e n t a o lig a r q u ía .173 Este, sin em bargo, es un argum ento diferente, que
remite a cuál es la d in ám ica so cia l y de a cu m u la ció n a largo plazo de un m od elo
basado en la e x p lo ta c ió n de recursos naturales. Se trata de un tem a que debiera
ser exp lorad o con m ayor detalle en futuras in v e s tig a c io n e s sobre este crucial
m o m en to de nuestra historia.
F inalm ente, d e b e m o s recordar que en esta etapa se perdieron oportunidades de
mejorar la p roductividad y calidad de la p rod u cció n agropecuaria arg en tina174 y se
gen eró una s ig n ific a tiv a h ete ro g en eid a d t e c n o - p r o d u c t iv a al interior del sector,
ya que los p rob lem as de productividad, c lim á tic o s , fitosan itarios, etc., afectaban
en particular a los p eq u e ñ o s productores rurales (V illarroel, 1992) - s i n olvidar el
atraso de la agricultura en el interior del p a í s - .
En suma, lo que q u erem os mostrar no es que el desarrollo agropecuario argentino
bajo el m o d e lo agroexportador haya sido de algún m od o “ó p t im o ”, sino que, al
m en o s en su etapa in icial, fue obra de em presarios m ucho más d in ám icos
172 Otro trabajo de Hora (2002a) sobre los Anchorena muestra que recién hacia fines del siglo X IX gran parte
de dicha familia se lanzó de lleno a una vida de consumo conspicuo y comenzó a residir largos períodos en
Europa. Como señala el autor, “ no fueron pocos los integrantes de esta familia que en esos años adoptaron
una actitud de acendrados rasgos rentísticos, y que se dedicaron a gozar del período dorado de la renta de la
tierra en Argentina. La estabilidad finalmente alcanzada por la Argentina en el período finisecular, combinada
con la extendida confianza en que la economía se encontraba en una marcha ascendente que no iba a
detenerse (y que por tanto auguraba una continua valorización de los activos inmuebles), seguramente invitó
a muchos propietarios a despreocuparse del futuro, y a disfrutar de las rentas cada vez más crecidas que
rendían sus propiedades”. Ver también De Imaz (1964), quien incluso sugiere que mientras la primera “elite”
terrateniente no se oponía al desarrollo industrial, serán sus herederos quienes se convertirán en
“agroexportadores m ilitantes”.
173 Justamente, como bien lo destaca Hora (2001a), las críticas al comportamiento de los terratenientes que a
partir de los años '10 eran formuladas desde diversos sectores sociales se basaban en la idea de continuidad
entre las estancias tradicionales pre-modelo agroexportador y las formas de producción agropecuaria de
comienzos del siglo XX, en tanto que en ambos casos los críticos veían, con razón o no, a propietarios
ausentistas que se enriquecían con el producto y/o la valorización de una tierra que producía “sola” -p o r la
pura fertilidad natural de la pampa- (la cita de Oddone que encabeza este capítulo ejemplifica bien esta
postura). Lo que estos críticos omitían era el proceso de radical transformación materializado en el ínterin.
Muchos autores posteriores parecen haber caído en el mismo equívoco, dando por buena la caracterización
ofrecida por los contem poráneos del proceso de expansión agropecuaria.
174 Varios autores destacan que ya por aquella época se observaban problemas tales como el avance del
proceso de desecamiento y erosión de la pampa, la aplicación de malas prácticas culturales, deficiencias en
los procesos de clasificación de los cereales, descuido en la elección de semillas, problemas en el combate de
malezas, el manejo de suelos y la prevención de enfermedades, etc. (Villarroel, 1992, Barsky y Murmis, 1986).
Asimismo, según Villarroel, si se hubiesen desarrollado estrategias adecuadas frente a las variaciones
climáticas y edáficas de la región pampeana debería haber sido posible aumentar los rendimientos y evitar las
pérdidas de cultivos.
102
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
103
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
177
Como se dijo más arriba, para Schvarzer (1991) la inversión en instalaciones de gran tamaño se basaba
en una estrategia orientada al control del mercado doméstico, lo cual llevaba a la saturación de este último y a
la imposibilidad del ingreso de nuevos competidores. En este sentido, cabe decir dos cosas. Primero, que aún
cuando tuvieran la intención de adquirir posiciones dominantes en el mercado local, estas inversiones no se
condicen demasiado con la idea “sabatiana” de empresarios que minimizan hundir sus recursos en activos
fijos. Segundo, recordar que idéntico objetivo habría animado, por ejemplo, a los conglomerados
estadounidenses y alemanes por la misma época, según el análisis de Chandler, por lo cual las estrategias
observadas en la Argentina no serían demasiado originales (en otras palabras, todos los grandes capitalistas
han querido dominar los mercados, fuera cual fuera su nacionalidad).
178 De hecho, el grupo Fabril era una suerte de desprendimiento del grupo Devoto o Río de la Plata, cuyos
negocios excedían a los vinculados al primero y respondían más a la lógica de diversificación financiera.
104
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
aceleró durante la Primera Guerra, por las ob v ias d ificu ltad e s de ab a stecim ien to
ob servad as en aquel m o m e n t o - 179) . 180
A su v ez , algu n os trabajos han c u estio n a d o la idea de que la d iv e r s ific a c ió n
p roviniera de un d e seo de obtener ganancias rápidas m in im iz a n d o las in v ersion es
en capital fijo. R o c ch i (1 9 9 6 ) , en base a un an álisis de las m ay ores em presas
industriales de la ép oca, m uestra e v id e n c ia contraria a la idea de que los grupos
d iv e r s ific a d o s m inim izaran dichas in v er sio n es. A s i m is m o , el autor señala que la
e l i t e no invertía p referen tem en te en industrias livian as p oco in ten siva s en capital,
sino en aquellas que requerían grandes in v er sio n es a largo plazo. Tam bién
argumenta que en ép oca s de crisis, las em presas reducían el pago de d iv id en d o s
para aumentar sus reservas, com p o rta m ien to que no in d ica una v is ió n
cortop lacista, sino más bien todo lo contrario.
En el m ism o sentido, en una in v e s tig a c ió n reciente sobre el grupo Tornquist se
argumenta que las num erosas e im portantes in v er sio n es en el sector industrial
realizadas por dicho grupo contradicen la h ip ó te s is de un em presariado
d iv er sifica d o r en bu sca de gan an cias fá c ile s y con actitud e x c lu s iv a m e n te
e s p e c u la tiv a (Gilbert, 2 0 0 2 ) 181. Para sosten er esta afirm ación, el autor an aliza los
tres n ú c le o s p rin cip ales en los que se concentraron las in v e r s io n e s del grupo
dentro del sector industrial - a z ú c a r , frigo rífico y m e t a lú r g ic a 182- , remarcando que
tales a ctiv id ad es requirieron la in corporación de e q u ip os f ís ic o s p rod u ctivo s que
con stitu y eron un importante “h u n d im ie n to ” de capital f i j o . 183
179 Por ejemplo, la Compañía General de Fósforos comenzó a invertir en plantaciones de algodón y textiles
cuando vio dificultada la importación de las mechas de algodón necesarias para la fabricación de fósforos
durante la Primera Guerra Mundial (Guy, 1982).
180 En su estudio sobre la Compañía General Fabril Financiera, Barbero (2001) ilustra con un caso concreto la
operación de varios de estos factores inductores de estrategias de diversificación. Por un lado, la constitución
de la empresa como un grupo basado en un holding le permitía participar en emprendimientos sin necesidad
de controlar el 100% del capital, así como ingresar en asociaciones, acuerdos tecnológicos, etc. con otras
firmas de una manera flexible. Asimismo, ofrecía la ventaja de compartir funciones corporativas, incluyendo
tanto servicios comunes para las firmas del grupo como capacidades de management. Finalmente, su
vinculación con el Banco de Italia y Río de la Plata resultaba crucial en un contexto donde el capital para
inversiones industriales resultaba un bien escaso.
181 En la década de 1910 este grupo controlaba cerca de 15 firmas industriales, en los sectores azucarero,
cerveza, carnes, metalurgia, maquinaria, muebles, tabaco, vidrio y jabón (Barbero, 1997).
182 El azúcar fue una actividad que creció a partir de lazos asociativos con empresarios y políticos tucumanos
y contó, además, con medidas de fomento por parte del Estado Nacional -v e r más abajo-. Por las
características de la industria, demandó importantes inversiones de capital fijo -según Guy (1988), la empresa
azucarera del grupo tuvo un continuo impulso, mientras duró su existencia, para incorporar modernos bienes
de capital (de hecho, la autora argumenta que sus directivos “confiaban todo su destino” a la incorporación de
tecnología como solución de sus problemas)-, pero como contrapartida tuvo las ventajas iniciales de una
actividad monopólica que aseguró altos beneficios. La actividad frigorífica, en tanto, se realizó en asociación
con importantes terratenientes bonaerenses. También exigió fuerte capacidad de financiam iento para
establecer la planta y desarrollar las actividades de comercialización. Durante los primeros años, esta
industria aseguró grandes beneficios, pero con la incorporación de capitales norteamericanos desde principios
del siglo XX, la situación se modificó y obligó a desarrollar estrategias tendientes a ganar nuevos mercados.
Por último, la metalúrgica constituyó una experiencia exitosa de diversificación, apoyada en la asociación con
capitales extranjeros, de origen belgo-luxemburgués, quienes fueron, además, los proveedores de insumos
para la industria. En este caso, el grupo poseía la empresa Tamet, la más grande firma metalúrgica de
Sudamérica en aquella época.
183 El carácter emprendedor del director del grupo, Ernesto Tornquist, es reconocido de pasada incluso en
Schvarzer (1996), quien señala que durante la Primera Guerra dicho empresario generó un proyecto
destinado a incrementar el nivel de procesamiento de la lana que se exportaba, el cual suponía grandes
inversiones (que naturalmente no resultarían rentables si únicamente hubieran sido pensadas para un
proyecto de carácter tem porario destinado a aprovechar las oportunidades abiertas por el conflicto) y un fuerte
105
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
aumento en la dotación de personal de la industria. Sin embargo, según Schvarzer, dicho proyecto “quedó en
el papel” tras la guerra, cuando sólo siguieron progresando aquellas industrias que “no afectaban ninguno de
los poderosos intereses creados en torno de la economía nacional” (p. 121). Digamos que para la literatura
heterodoxa que hemos venido comentando en este trabajo, justam ente Tornquist formaba parte del núcleo de
esos poderosos intereses, lo cual sugiere alguna contradicción en la estrategia del empresario o en la
caracterización que de él se hace en esa literatura.
184
Entre 1891 y 1913 el consumo de cerveza en el país pasó de 13 a 109 millones de litros.
106
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Es importante, asim ism o , enfatizar que no parece haber faltado en varios de los
grupos em presarios más im portantes de la é p o ca una c o n c ie n c ia de la n e cesid a d
de profundizar el p r o c eso de ind u strialización . De h ech o, in clu so el propio
Schvarzer (1 9 8 9 ) señ ala que “a c o m ie n z o s de siglo los grupos d om inan tes del
país tenían la c o n v ic c ió n de que podían ingresar al co m er cio m undial con
productos primarios m anufacturados: la carne, el tanino, el azúcar y la harina
eran activ id ad es p rom o vid a s por el go b iern o y que se ofrecían p rom isorias para la
e x p o r ta c ió n ” (p. 66). Sin em bargo, según el autor, estos intentos fracasaron por
el p r o te c c io n is m o imperante en los m ercad os e x t e r n o s .185
En el caso del grupo B u n ge y Born, se afirma que ya a c o m ie n z o s del sig lo X X
A lfr ed o Hirsch, uno de sus p rin cip ales d ir ec tiv os, advertía que “la exp o rta ción de
ce re a les... debía ceder su prim acía, tarde o tem prano, a las tareas industriales"
(Schvarzer, 1989, p. 15). A sí, ya en los primeros años del sig lo X X el grupo
ingresará en activ id ad es c on ectad as vertica lm en te con la c o m e r c ia liz a c ió n de
granos ( m o lin o s , e n v a s e s, b o lsa s), para más adelante ir hacia pinturas y aceites
(años v e in te) y t e x tile s y q u ím ico s (años treinta). El relato de Schvarzer nos
m uestra que, cuando el grupo d ecid e ingresar a un sector típ ica m en te m oderno
c o m o el q u ím ico - d o n d e e v id e n tem e n te no es p osib le obtener gan an cias de corto
plazo sin invertir en capital f i j o - , es capaz de entablar n e g o c ia c io n e s con un
giga nte m undial co m o ICI, el cual debió extrem ar recursos para limitar la
e x p a n sió n de B u n ge y Born en el sector, lle ga n d o in clu so a proponer un acuerdo
de reparto de m ercados.
R e c o r d e m o s , a sim is m o , que B u n ge y Born, junto con Alpargatas (sector textil),
Siam Di T e lla (m e ta lm e c á n ic a ), C am pom ar (tex til), A g u ila (alim en to s) y
C om p añ ía General de F ó sfo r o s (de im p la n ta ción m u ltisecto ria l) fueron, entre
fin es del siglo X I X y c o m ie n z o s del X X , las primeras em presas originarias de un
país en desarrollo que realizaron o p era cio n es de in v ersión extranjera directa
(IE D) - K a t z y K o s a c o f f (1 9 8 3 ); Barbero y R o cc h i ( 2 0 0 2 b ) - . Alpargatas in cluso
p laneó, sin concretar, la in stala ció n de plantas en España e Italia (Gutiérrez y
Korol, 1988). Esto tam b ién e v id e n c ia una d osis nada d esp reciab le de din am ism o
en los grandes em p resarios de la época. A su v e z , estos p r o c e so s de
in te rn a cio n a liz a ció n eran, en gran m edida, una respuesta a la saturación del
m ercado interno por parte de los r esp e ctiv o s c o n g lo m e r a d o s y se basaban en los
n iv e le s de relativa m ayor e f ic ie n c ia que esto s ú ltim os habían alcan zad o en el
con texto regional (B isan g e t a l , 1992).
Claramente, este conjunto de e v id en c ia s no supone que el r e n t - s e e k i n g no haya
ex istid o en la é p o c a que an a liza m os, o que la corrupción o los n e g o c ia d o s con el
Estado estuvieran ausentes - a u n q u e no hay nin gu n a e v id e n c ia particular que
indique que la magnitud de estas activ id ad es haya sido su sta ncialm ente diferente
v i s a v i s lo que ocurría en otras n a c io n e s por la m ism a é p o c a - . T am poco
querem os sugerir que los grupos d iv e r sific a d o s argentinos hayan sido paradigmas
del em presariado schum peteriano e innovador -p a r a lo cual, según ve r e m o s en la
s e c c ió n s ig u ien te, faltaban, entre otras c osa s, c o n d ic io n e s e s e n c ia le s de con texto.
185 Zarrilli (2001), por ejemplo, refiere que hacia fines del siglo XIX los productores norteamericanos realizaban un activo
lobby para que el gobierno de Brasil impusiera aranceles diferenciales para las exportaciones argentinas de harina.
107
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
186 En efecto, por la época había un gran número de lo que en la literatura se conoce como empresas de
"expatriados" (o free standing companies). Así, en 1895 el 84% de los propietarios de industrias había nacido
en el extranjero, cifra que baja hasta un 65% en 1913 (Sourrouille et al, 1985).
108
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
187 En la literatura recibida se ha discutido también sobre las transform aciones producidas a lo largo del
tiempo en las familias de origen inmigrante inicialmente dedicadas a actividades industriales al momento de su
llegada al país, sugiriéndose patrones evolutivos similares a los expuestos al discutir el caso de los
terratenientes dinámicos de la Pampa Húmeda. En otras palabras, también los descendientes de los pioneros
industriales habrían carecido de los rasgos emprendedores de sus ancestros. Ya antes (capítulo II) se
presentó el argumento de Bagú sobre la asimilación dentro de los empresarios industriales de conductas
imitadas de la oligarquía terrateniente. Asimismo, Beyhaut et al (1971) han señalado que los hijos de
inmigrantes empresarios con “aspiraciones” se dedicaban a profesiones con “ prestigio” - las llamadas
“ liberales”-, y buscaban participar en el poder político, en lugar de continuar las actividades de sus padres. En
todo caso, se trata de hipótesis que sería interesante continuar explorando a futuro.
109
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
188 Las inversiones market seeking se dirigen a explotar el mercado doméstico del país receptor. El tamaño y
la tasa de crecimiento del mercado, la existencia de barreras físicas y/o de altos costos de transporte, así
como la estrategia de industrialización del país receptor -incluyendo las decisiones sobre el grado de
protección establecido para la producción local-, son factores que inciden decisivamente en este tipo de IED
(Dunning, 1993).
89 Está claro que estos aspectos positivos de la IED en el modelo agroexportador se contraponen con los
casos en donde hubo claros abusos de poder de mercado por parte de las empresas extranjeras -c o m o
podría haber sido el de la industria frigorífica, por ejemplo-. Más que “ balancear” costos y beneficios,
deberíamos simplemente admitir que el fenómeno, en este caso la IED, tiene más dimensiones que lo
supuesto habitualmente.
110
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
En este e scen ario, no sorprende encontrar que, tanto en los sectores exportadores
c o m o en varios de aq u ellos orientados al m ercado interno, las em presas líderes
operaban con plantas cercanas al s t a t e o f a r t en m ateria de escalas y
t e c n o lo g ía s . 190 ’191 P o d e m o s , e n to n c es, argumentar que una parte importante de la
prod u cció n manufacturera se lle v a b a adelante en in sta la c io n e s m odernas y era
c o m p e titiv a según los estándares in tern acio n ales (Katz y B e r c o v ic h , 1993). Más
aún, co m o lo sugieren Katz y K o s a c o f f (1 9 8 9 ) , las plantas industriales de este
períod o estaban más cerca, en térm in os relativos, de la frontera internacional que
las que se van a instalar en las primeras d écadas de la in d u strialización
su stitu tiva de im p o rtac ion es (ISI).
En tanto, c om o c o n s e c u e n c ia del propio p r o c eso de e x p a n sió n e c o n ó m ic a e
in d u strialización , com en za ron a generarse ciertos esla b o n a m ie n to s h acia ramas de
m ayor c o m p le jid a d té cn ica, en las cu ales em p ezaron a desarrollarse p ro ce so s de
aprendizaje. A sí, lentam ente fue surgiendo en el país una industria
m e ta lm ecá n ica , cuyo ejem p lo más s ig n ific a tiv o fue in d u d ab lem en te la
m e n c io n a d a firma Siam di Tella. Si bien a una esc a la m u ch o menor, fueron
ap arecien d o tam bién un conjunto de p eq ueñas fábricas - p o r ejem p lo, de
maquinaria a g r í c o l a - , 192 talleres de reparación, etc., que formaron el n ú cleo
b á sic o que perm itiría lu e g o una rápida e x p a n sió n del sector manufacturero c om o
respuesta a la crisis del treinta.
¿C uáles habrían sido, en to n ce s, los p rin cip ales o b stácu lo s para el desarrollo
industrial en esta etapa? Se suele señalar que la falta de p rotec ció n arancelaria
sería uno de ello s. Sin em bargo, varios autores han s o sten id o recien tem en te que
la p r o tec ció n no habría estado ausente, al m e n os para una parte importante del
sector industrial (ver, por ejem plo, Hora, 2 0 0 0 y R o cch i, 1998). Sin em bargo, a
d ife re n cia de lo que ocurría ya en esa ép o ca en otros p aíses, dicho
p r o te c c io n is m o care ció de criterios de se le c tiv id a d en fun ción de la p osib ilid a d
de que las ramas p rotegidas pudieran llegar a ser co m p e titiv a s tras un p ro ce so de
aprendizaje (i.e., industria n a c i e n t e ) ,193 así c om o de requisitos o c o m p r o m is o s de
d ese m p e ñ o para las industrias p r o m o v id a s .194
190 Hacia fines de siglo, el personal ocupado por empresa en Argentina era mayor que en EE.UU. para las
ramas azúcar, frigoríficos, bebidas alcohólicas y gráficos, a la vez que resultaba similar en molinos harineros y
poco menor en alimentación. En contraste, las diferencias a favor de los EE.UU. eran visibles en metalurgia y
textiles (ver Vitelli, 1999).
191
Por ejemplo, el frigorífico Sansisena era el más grande del mundo a comienzos de siglo. Un poco más
adelante Arm our erigió un frigorífico en 1915 que también fue considerado como el mayor y “ más perfecto” del
mundo. Antes, en 1884, la firma textil Alpargatas había instalado una planta que, por sus dimensiones, según
noticias de la época, sólo era comparable a una en España y otra en Gran Bretaña. La primera planta de
cerveza de Bemberg-Quilmes era la mayor del mundo a comienzos del siglo XX. La Martona también era una
de las plantas más grandes del mundo en su especialidad (lácteos). La lista de empresas grandes también
llegaba al rubro metalúrgico: Tamet, como se indicó antes, era la mayor empresa del sector en Sudamérica
(Schvarzer, 1996).
92 Véase, por ejemplo, el caso de la empresa Istilart, recogido en Korol (2001).
193 La necesidad de realizar estudios para definir qué tipo de industrias merecían ser fomentadas fue
destacada por Carlos Pellegrini -q u ie n llegó a la presidencia en 1890-, aunque sin mucha repercusión práctica
(Cornblit et al, 1971).
94 En Australia, por ejemplo, en los años 1920 la protección para la fabricación local de baterías para
automotores se basó en el compromiso de las fábricas favorecidas de conseguir antes de un año un precio
inferior al vigente en el mercado antes del cierre de las importaciones.
111
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
195 De hecho, como veremos en el capítulo siguiente, fue en la ISI cuando la brecha de productividad con la
frontera internacional comenzó a agrandarse de manera significativa.
112
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
196 Por otra parte, siguiendo a Lewis (1993), la participación de destacadas familias vinculadas al sector
agropecuario en las primeras asociaciones de industriales probaría que ese sector no estaba en contra de la
industria per se, sino sólo de aquellas ramas que consideraban “artificiales” o inadecuadas para las
posibilidades de la Argentina.
97 Asimismo, A. Sturzenegger (1987) sugiere que, dado que el sector agropecuario necesitaba para su
desarrollo de la existencia de ciertos bienes públicos (justicia, seguridad, infraestructura, etc.), la alternativa de
financiarlos vía aranceles manufactureros resultaba apropiada (agregamos nosotros, vis a vis otras
posibilidades menos favorables para el sector, tales como la imposición directa).
198 Hora subraya, para explicar esta apatía política de los terratenientes, que, en tanto clase propietaria de la
principal ventaja competitiva del país, no necesitaba del Estado para desarrollar con éxito sus negocios (salvo
para la mencionada provisión de bienes públicos), cosa que sí ocurría en el caso de los industriales debido a
sus requerimientos de protección y promoción.
199 “Si algo faltó en la Argentina agroexportadora no fue un partido industrialista sino, en todo caso, un partido
librecam bista” (Hora, 2000, p. 489).
113
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
200Según Rocchi (1998), sólo con la llegada al poder de Irigoyen (1916) hay un cierto vuelco hacia posiciones
relativamente más favorables al proteccionismo en el seno del Partido Radical -a u n q u e la posición del
entonces Presidente de la Nación sobre el tema no dejaba de ser ambigua-.
201 Así, Juan B. Justo decía que “empresarios ineptos, empresarios ansiosos de monopolio, empresarios
ávidos de ganancias arrancadas a su propio pueblo son los que siempre levantan la bandera del
proteccionismo aduanero ... El proteccionismo es una enorme mentira, que podría conciliar por un momento
los intereses de empresarios y obreros en ciertos ramos de la producción, pero lo hará siempre a expensas de
la población total del país (citado en Cornblit, 1967, p. 683-684). Ver también Rodríguez Braun (2000).
202 Juan B. Justo distinguía “entre empresarios de industrias libres, de industrias sanas, de industrias que se
han desarrollado espontáneamente, y empresarios incubados y cebados por la ley, mediante trabas
aduaneras y privilegios monopólicos” (citado en Rodríguez Braun, 2000, p.11). A su vez, tan tarde como en
1940 en ocasión de discutirse el llamado Plan Pinedo en el Congreso (ver capítulo IV), el miembro informante
del Partido Radical señalaba que “podrán caerse todas las chimeneas, pero mientras el campo produzca y
exporte, el país seguirá comprando lo que necesite” (citado en J. Llach, 1984).
203 Cabe notar que este problema ya era destacado por algunos agudos observadores de la realidad
económica de la época, como Alejandro Bunge (ver J. Llach, 1984).
204 De todos modos, según Rougier (1999), la banca industrial participó en el financiam iento de algunos
proyectos industriales, con modalidades que muchas veces terminaban en una participación directa de los
bancos en las empresas (generalmente en los grandes establecimientos). Sin embargo, la modalidad
operativa más usual era que las necesidades de financiam iento fueran cubiertas por préstamos bancarios a
corto plazo, renovados sin solución de continuidad. Ver también Regalsky (1999).
114
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Este cuadro in stitu cion al llev ó a que fuera d ifícil obtener fin an c ia m ie n to para
in v e rsio n e s m anufactureras205 y contribuye a ex p licar por qué una parte
importante de las em presas del sector, en particular las de gran tam año, eran de
propiedad o tenían p articipación de los ya m e n c io n a d o s grupos de la e l i t e co m o
Tornquist o B u n ge y Born, q u ien es, por v i n c u la c io n e s fam iliares o p erson ales u
otras razones, tenían a c c e s o p referen cial a ciertas fuen tes de fin an cia m ien to (ver
tam bién R ougier, 1999 y L ew is, 19 9 3 ) . 206 V o l v e m o s e n to n c es a la h ip ó te sis de los
grupos co m o respuesta a la falta de un m ercado de cap itales organizado or ■ y la \7 o fiA
205 Esta dificultad era algo menor en el caso de los empresarios inmigrantes, varios de los cuales mantenían
algún contacto con sus países de origen que les permitía tener acceso a fuentes de financiam iento -p o r
ejemplo, fam iliar- en los mismos.
206 Algunos empresarios de origen inmigrante también podían “escapar”, al menos parcialmente, de la
restricción financiera, en tanto tenían contactos con fuentes de financiam iento en sus países de origen.
207 Este es un problema que, como veremos más adelante, ha sido una constante a lo largo de toda la historia
argentina. Un dato que ilustra claramente esta afirmación es el siguiente: entre 1913 y 1991 ninguna empresa
emitió un bono para financiarse en el mercado local de valores (Apreda, 2000).
208 De todos modos, tam poco tenem os que perder de vista el hecho de que muchos empresarios -ta n to
inmigrantes como nativos- se mostraron reacios a abrir el capital de sus empresas, prefiriendo mantenerlas
bajo el control fam iliar (Lewis, 1993). Esto contribuyó a que la Bolsa de Valores no pudiese convertirse en un
mercado eficaz de capitales y dificultó el pasaje hacia un modelo empresario basado en la administración
profesional. De todos modos, hay que destacar que esta preferencia por el control fam iliar no es una
prerrogativa argentina, sino que se halla presente en muchos casos de industrialización tardía (notoriamente,
el japonés antes de la Segunda Guerra Mundial). Asimismo, la preferencia por mantener la propiedad fam iliar
permitió a los grupos locales una gran flexibilidad en la tom a de decisiones en un contexto macroeconómico e
institucional inestable, así como en la resolución de problemas vinculados con la sucesión fam iliar (Apreda,
2000). Recordemos, finalmente, los argumentos presentados en el capítulo I acerca de las empresas
familiares y las razones de su predominio en un gran número de países. En el capítulo siguiente volvemos
sobre este tem a en el contexto de la ISI.
209 En 1919, como consecuencia de la presión de los representantes de la oposición socialista, se constituyó
una Comisión de Investigación de los Trust en el Congreso Nacional. Según Schvarzer (1996), si bien se
lograron descubrir maniobras monopólicas en varias ramas, el informe que produjo la comisión no tuvo
impacto práctico.
115
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
m ed id a de origen inm igrante, por lo cual podían estar in clin ad os a pensar que los
p roductos de los p aíses donde habían nacido eran superiores.
El lim itado tam año de m ercado, que d ificu ltab a alcanzar e c o n o m ía s de e s c a la y,
por ende, com p e titiv id a d , tam bién ha sido señalado co m o un ob stácu lo para la
in d u strialización en la literatura recibida (ver R o c ch i, 1996). A sí, Cortés Conde
( 1 9 8 5 ) , por ejem p lo, señala que la d ifer en cia e s e n c ia l entre A rg en tin a y Canadá
en cuanto a su desarrollo industrial estu v o en que este ú ltim o país las nuevas
industrias estaban destinadas a los m ercados extern os (la cercanía de los E E .U U .
habría sido un ele m en to m uy favorable en este sen tido), lo cual c o m p en sa b a el
tamaño relativam ente peq ueño del m ercado lo cal, mientras que en A rg en tina el
s ector m anufacturero - c o n algunas e x c e p c i o n e s - era e se n c ia lm e n te m ercado
internista.
T am bién se ha señalado que A u stralia y Canadá contaban con recursos que
facilitaron su desarrollo industrial y de los cuales se care cía en A rgen tina
(m inería en am bos p aíses y energía h id roeléctrica en Canadá). V ite lli (1 9 9 9 ) ha
d estacad o que la a u sen cia de m in erales m etalífer o s y c o m b u s tib le s - e n particular,
hierro y c a r b ó n -, d esalentó la im p la n ta ción en A rg en tina de industrias modernas,
con sidera n do el papel clave que jugab an am bos e le m e n to s en el paradigm a
p rod u ctivo v ig e n te en aquel m o m en to (ver tam b ién G allo, 1998).
Otra lim itante clave para el desarrollo industrial remite a las rela cio n es con el
s iste m a ed u cativo y c ie n tífic o . Es notorio que para una buena parte de la
d irig e n cia de la segu n d a mitad del sig lo X I X la ed u c a c ió n estaba llam ada a jugar
un rol d e c is iv o en la co n fo rm a ció n de la A rg en tina moderna. De h ech o, el país
e f e c tiv a m e n te lle v ó a cabo un esfu erz o s ig n ific a tiv o en materia e d u cativa en el
p eríod o bajo an álisis, que si bien no le perm itió alcanzar los n iv e le s de los p aíses
desarrollados, lo p o s ic io n ó en un lugar destacado entre los p aíses en desarrollo.
La c u estión que nos interesa remarcar es que p rom inen tes figuras de la ép oca
pensaban que el avance de la e d u ca ció n debía canalizarse a través de m od a lid a d es
bien precisas, de m od o de convertirse en un apoyo e f e c tiv o a la tran sform ación
p rod u ctiva de la s o c ie d a d .210 Este p e n sam ie n to, por otra parte, estaba en
c o n s o n a n c ia con las ten d en cia s observadas en E E .U U . (N e ls o n y W right, 1992),
A le m a n ia (K eck , 1993), Japón (M ad d ison , 1988) o las n a cio n e s escan d in a vas
(B lo m strom y M eller, 1990) por la m is m a ép oca, donde no sólo se daba un fuerte
im p u lso a la ed u ca ció n té c n ic a y cie n tífic a , sino que se estaban transform ando las
formas de e n señ an z a en el sistem a u niversitario en carreras co m o ingeniería,
en fatizan d o el “aprendizaje en la p r á c tic a ” (V on Tu n zelm ann , 1996).
Sin em bargo, en A rg en tin a no se pudo avanzar por el sendero de los p aíses antes
m e n c io n a d o s . E llo habría sido c o n s e c u e n c ia de que los grupos dirigentes
asignaron a la ed u ca ció n una fun ción p o lític a y no e c o n ó m ic a ( T e d e s c o , 1970;
O szlak, 1997). S ig n ific a tiv a m e n te , los intentos de tran sform ación del sistem a
ed u cativo hacia or ien ta cio n es más v in cu lad as con la té c n ic a o el m undo de la
210 Así, Alberdi abogaba por un sistema que enfatizara las artes industriales y agropecuarias, el entrenamiento
técnico y las ciencias exactas, al tiempo que reprobaba la "herencia española", que daba prioridad a la
producción de abogados y la enseñanza del latín (Brown, 1993). Sarmiento, era, en esencia, de la misma
opinión (Albornoz, 1990).
116
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
211 En 1899 y 1916 se presentaron sendos proyectos destinados a dotar al sistema educativo de un sesgo
más vinculado a las necesidades del desarrollo productivo e industrial, ninguno de los cuales prosperó. Entre
otros factores explicativos del fracaso de esos proyectos, hay que considerar, al menos en el segundo caso, la
oposición de la Unión Cívica Radical, que en general se opuso al énfasis en la educación técnica, y cuyos
planes para el área se destinaban primordialmente a formar “ciudadanos” (Tedesco, 1970).
12 No sorprende, entonces, encontrar que el 60% de los egresados entre 1901 y 1930 correspondió a
abogacía y medicina, en tanto que sólo un 4% de los graduados correspondió a carreras vinculadas a
contabilidad y administración, un 11% se graduó en ingeniería -s e trataba mayoritariamente de ingenieros
civiles- y otro 4% en agronomía y veterinaria.
213 Al igual que lo visto en el caso de la enseñanza secundaria, habrían sido los gobiernos conservadores los
que realizaron algún intento de reorientar la matrícula hacia carreras universitarias más vinculadas con la
producción o la tecnología. Pyenson (1985) -citado en Albornoz (1990)- señala que la universidad intentó
moverse hacia dichas carreras hacia fines de siglo en parte por el “tirón” de la demanda de profesionales, pero
también por decisiones del gobierno, que quería promover una reacción frente al “aborrecim iento” del trabajo
manual y la educación orientada hacia los estudios humanísticos heredada de España.
214
Más aún, podríamos decir que las ideas de quienes inspiraron el movimiento reformista estaban
frecuentemente en las antípodas de la posibilidad de establecer vínculos entre el sistema universitario y el
mundo de los negocios, o de contem plar la necesidad de fom entar vocaciones empresarias en los estudiantes
(ver Lovisolo, 1996).
117
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
118
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
u niversidad. Se frenó así la p o sib ilid a d de formar una fuerte com unidad
universitaria d ed icad a sim u ltán eam ente a la d o c e n c ia y la in v e s tig a c ió n .
En suma, en este período nace la actividad c ie n t íf ic a en la A rgentina, en un
c on texto en el que la socied ad la con sidera co m o una actividad p r e s tig io s a e
importante pero a un n iv el “ab stracto” - e s t o es, no vin cu la d a directam ente a la
e v o lu c ió n general del p roc eso de desarrollo e c o n ó m i c o - s o c i a l - , y sus
practicantes c o m ie n z a n a evaluarse a sí m is m o s co m o apartados de las
n ec e s id a d e s o prioridades s o c ia le s , n egan do la p osib ilid a d de ser j u z g a d o s en
térm inos de la utilidad práctica de sus activ id ad es - a u n q u e reiv in d ica nd o su
carácter fundam ental, tam b ién por vías abstractas o indeterm inadas, para el
progreso s o c i a l - . En tanto, la o rg a n iz a c ió n del sistem a u niversitario estu vo lejos
de favo recer la in v e s tig a c ió n , así com o las v in c u la c io n e s con el sector
productivo. En estas c o n d ic io n e s, la a c u m u la c ió n de c o n o c im ie n t o c ie n tífic o tuvo
m e n os rep ercu sion es que las p o ten cia lm en te esp erab les en otro con texto
in stitu cion al. Esto im p lic a que la e s c a s a p re sen c ia de ramas industriales s c i e n c e -
b a s e d es sólo uno de los factores que e x p lic a el débil n iv e l de v in c u la c ió n
c ien cia -a p a r a to p rod u ctivo durante el período bajo análisis.
C) E l m undo em presarial en el m odelo agroexportador: algunas conclusiones
E v id en tem en te, nuestro c o n o c im ie n t o del com p o rta m ien to empresarial durante el
m o d e lo agroexportador es aún im p erfecto . Com o lo prueba la a cu m u la ció n de
nu evas e v id e n c ia s producida en los ú ltim os años, la in v e s tig a c ió n h istórica
t od av ía puede seguir transformando nuestra p e rc ep ció n sobre el tema,
con trib u yen d o a que fo rm em o s un ju ic io más p reciso sobre las diversas
estrategias, con d u ctas y d e s e m p e ñ o s em p resarios en este m om e n to fun d acion al de
la A rg en tina moderna.
De to d o s m o d o s, en base a la e v id e n c ia em p írica de la cual d isp o n e m o s hoy, y
tom ando en cuenta el marco analítico presentado en los cap ítu lo s I y II, creem os
que es p osib le cu estion ar la v a lid e z de varias de las h ip ó tes is avanzadas en la
literatura “h e te r o d o x a ” crítica respecto del rol y naturaleza del em presariado
argentino en esta etapa. Por lo tanto, c on sid er a m os que es n e ce sa r io trabajar
sobre interpretaciones alternativas que, e n ten d e m o s, pueden ayudarnos a tener
una v is ió n más integral del tem a bajo análisis.
D esd e nuestra p ersp ectiva, está bastante claro que la c o n v e rs ió n de la A rgen tina
en una p o ten cia exportadora de productos agrop ecu arios fue producto de algo más
que la fertilidad natural del su elo , ya que, antes del período agroexportador, no
estaban aseguradas las c o n d ic io n e s in stitu cio n a le s, t e c n o ló g ic a s y productivas
n ecesarias para que la A rg en tina hiciera valer su p ote n cial de e s p e c ia liz a c ió n
internacional co m o p roveed ora de carne, granos y otros productos primarios. Tal
c om o lo señala Cortés Conde (1 9 6 6 ) , “más que de la u tiliz a ció n de los recursos
abundantes se trató de la re aliz a ción de un conjunto de o p e ra c io n e s para ofrecer
en forma abundante recursos hasta e n to n c es e s c a s o s o que frente a las nuevas
características del m ercado se convertirían en relativam ente e s c a s o s ” (p. 4 9 3 ) . 218
218 Es significativo que el mismo énfasis en mostrar que la realización del potencial de oferta de determinados
recursos primarios depende no sólo de la existencia de esos recursos sino de un conjunto de condiciones
119
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
M ientras que los cam b ios in stitu cio n a les fueron en e s e n c ia producto de las
in ic ia tiv a s de la clase d ir ig e n te - , las profundas tran sfo rm acio n es t e c n o ló g ic a s y
productivas observadas, que alcanzaron su m áx im a exp r esió n en el caso del
ganado v a cu n o, fueron obra de una fracción del sector terrateniente que realizó
in v e rsio n e s de riesgo y encaró un a m b ic io s o p roy ecto de cam bio g e n étic o ,
c o n d ic io n e s n ecesarias para aprovechar las ventajas p o te n c ia le s que, a sus ojos,
ofrecían los m ercados in tern acion ales.
El com p o rta m ien to de esta vanguardia se puede entender a la luz del marco de
in c e n tiv o s que enfrentaba en aquel m om en to. En particular, la p erc ep c ió n de que
la A rg en tin a había encontrado un e sq u e m a in stitu cion al más estable y el propio
p roceso de exp a n sió n de la e c o n o m ía local alentaron las conductas
“sc h u m p eter ia n a s” arriba m en cio n a d as. Sin em bargo, co m o ha sido en fatizad o por
varios autores (y por ello el subrayado nuestro en el párrafo anterior), en aquel
m o m en to no era para nada o b v io ni seguro que esas in v e r s io n e s tuvieran
resultados favorab les, ya que fueron previas a la apertura concreta de los
m ercad os de exp ortación . Esto in d ica que al m e n o s aquella fracción de la clase
terrateniente no parece encajar con la im a gen de in d o le n c ia y aversión al riesgo
d elin ea d a u su alm en te en la literatura “h e te r o d o x a ” .
T odo esto no im p lic a negar que haya habido e s p e c u la c ió n con tierras - l a cual,
c o m o v im o s en el capítulo I, no fue una e x c lu s iv id a d ar g en tin a -, que el m o d e lo
de desarrollo agropecuario haya ob sta cu liza d o la c o n s o lid a c ió n de una clase
“f a r m e r ” - c o n s o l i d a c i ó n que ocurrió, con p o sitiv a s c o n se c u e n c ia s p o lític a s y
s o c ia le s , en Canadá o E E . U U . - o que los herederos de aquella vanguardia
terrateniente se hayan con v ertido en propietarios ausentistas am antes de los lujos
parisin os (lo cual, d ig á m o s lo de una v ez , puede ser n eg a tiv o so c ia lm e n te, pero es
m uy c o m p re n sib le desde la p er sp e ctiv a in d ivid u al). S im p le m e n te querem os
enfatizar que en la segu n d a mitad del siglo X IX el sector terrateniente argentino,
o al m e n os su fracción más dinám ica, tuvo un com p o rta m ien to t e c n o ló g ic a y
prod u ctivam ente d in ám ico y no “ren tista” .219
Más aún, aunque es factible que la p resen cia de los terratenientes obstaculizara,
c o m o d ijim os antes, la form ación de una clase m ed ia de productores
agrop ecu arios -a u n q u e sobre el tem a de la c o n cen tració n p rod u ctiva y el mercado
de tierras en la A rg en tina hay to d a v ía m u c h o s d e b a t e s - , 220 es importante tam bién
tener en cuenta que esa fracción no sólo internalizó las ventajas de las nuevas
t e c n o lo g ía s que se incorporaban, sino que, entre otras a c c io n e s , creó una entidad
c o m o la S ocied a d Rural con el ob jetivo de difundir dichas t e c n o lo g ía s y
co m en za r a realizar in v e s tig a c ió n en el sector agropecuario en el país. Si bien es
m uy probable que los p roductores rurales de tam año p eq u eñ o no se ben eficiaran
con las a c tiv id ad e s de d ifu sió n de la S ocied a d Rural, es im p o sib le obviar que esta
últim a, en sus primeras décadas, cu m p lió las fu n c io n e s de d ifu sión t e c n o ló g ic a
institucionales muy precisas haya sido hecho en relación con la economía estadounidense por David y W right
(1995), para el caso de los recursos minerales.
Cabría explorar más, a nuestro juicio, sobre lo que ocurrió con las burguesías de las regiones extra-
pampeanas. Si en los casos de inserción exitosa en el nuevo modelo -c o m o Mendoza y Tucum án- parecen
haber jugado no sólo factores políticos sino también determinantes vinculados a capacidades empresariales,
sería interesante conocer más sobre la relación entre empresarios, instituciones y desarrollo económico en las
zonas que fueron quedando excluidas de la dinámica de la modernización.
220 Ver Cortés Conde (1997), Díaz Alejandro (1975), Barsky (1988) y Taylor (1997).
120
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
que más tarde (o tardíam ente) asumiría, en general con m ay ores recursos y
a lc an ce s, el Estado.
Las in v e s tig a c io n e s más recien tes han mostrado que el sector terrateniente no
ex h ib ió te n d e n c ia s hacia la d iv e r s ific a c ió n , sino que concentró sus in v e r s io n e s en
el sector rural. De h ec h o , com o lo sugiere Hora, la d iv e r s ific a c ió n de los
em p resarios rurales fue m u ch o m ayor en el turbulento período previo que durante
la v i g e n c ia del m o d e lo agroexportador, lo cual es coh eren te c on sideran do que los
co sto s de tran sacción , la inestab ilid ad y la incertidum bre eran tam b ién m ucho
más grandes.
¿D ón d e estaban en to n ce s los grupos d iv e r s ific a d o s en este período? La e v id e n c ia
indicaría que tuvieron dos o ríge n es diferentes: aq u ellos que fueron de las
finanzas y el c o m er cio hacia la industria y aq u ellos -g e n e r a lm e n t e n acido s en el
siglo X X - que directam ente habrían partido de una base in d u strial.221
En am bos caso s, la d iv e r s ific a c ió n puede ser entendida a la luz de los e n fo q u e s
p resentados en el capítulo I: reducido tam año del m ercado interno, aparición de
nu evas oportunidades de n e g o c io s en un con te xto de rápido cam b io estructural,
ap ro vech am ien to de a ctiv os corporativos o c i o s o s y a c c e so p riv ile g ia d o al crédito
en un co n te x to de m ercad os fin an ciero s s u b -d es a rro lla d o s , entre otros. A su vez,
la d iv e r s ific a c ió n tam b ién tom ó u su alm en te la forma de in tegración vertical, en
b u sca de reducir c o s to s de transacción.
Si p o d e m o s entender en to n ce s, desde la ló g ic a e c o n ó m ic a , la e x is te n c ia de estos
grupos d iv e r sific a d o s ¿por qué han tenid o tan “m ala p re n sa ” en nuestra
historiografía? En primer lugar, por la n o ció n , errada, de que la d iv e r s ific a c ió n
es sin ó n im o de e s p e c u la c ió n y r e n t - s e e k i n g , y es un signo de em presarios aversos
a com p ro m eter in v e r s io n e s fuertes en capital fijo. N o sólo la e v id e n c ia reciente
parece d esm entir este ú ltim o argum ento en el caso argentino - ¿ c ó m o se
entenderían, de otro m od o , las altas tasas de in v ersión y las cifras record de
im portación de bien es de c a p ita l? -, sino que, com o v im o s antes, la historia nos
muestra que la d iv e r s ific a c ió n ha sido un co m p o n en te e s e n c ia l de m uchas
exp er ien cia s e x ito s a s de in d u strialización tardía. Si se nos dice que la
d iv e r s ific a c ió n no lle g ó a industrias “basadas en la c ie n c i a ” o “in ten siva s en
e s c a l a ”, argum entarem os que ello e x c e d e en m ucho la volu n tad o cap a cid ad es de
una clase empresarial, en tanto requiere tam b ién c o n d ic io n e s de entorno que
distaban de existir en el caso argentino.
Una p o s ib le segu n d a fuente de c u e s tio n a m ie n to s hacia el papel de esto s grupos
surge de la idea, más o m en os e x p líc ita en d istin tos autores, de que se habrían
con stituid o en una e l i t e que digitó la p o lític a e c o n ó m ic a a lo largo de este
p eríod o - y , en realidad, durante la m ayor parte de nuestra h isto r ia -,
ob sta c u liz a n d o no sólo el desarrollo del em presariado de m en or tam año, sino
in clu so las p o s ib ilid a d e s m ism a s de un desarrollo e c o n ó m ic o y so c ia l sosten id o
de la Argentina.
Por cierto, si aten d em os primero al lado p o lítico del argum ento, la idea de una
e l i t e digitadora de p o lític a s e c o n ó m ic a s ya no luce tan sólid a cuando adm itim os
221 Rocchi (1996) sugiere un tipo adicional de multi-implantación: la figura del industrial-importador.
121
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
que no había una ú n ica cla se dom inante d iv er sifica d a , sino una bu rgu esía
cap italista h e te r o g é n e a cu y o s in tereses eran co in c id e n te s en algu n os tem as - p o r
eje m p lo , o p o s ic ió n a reformas en la le g is la c ió n la b o r a l- pero p o ten c ia lm e n te
c o n f lic t iv o s en otros, al m en os durante d eterm inados p eríod os - i . e . la p o lític a
c o m e r c ia l-.
¿Esto s ig n ific a que el Estado pudo d ecidir de manera “a u tó n o m a ” en materia de
p o lític a e c o n ó m ic a ? Por cierto que no, co m o lo prueba, por ejem p lo, el éxito de
la clase em presaria en el b lo q u eo a las reformas laborales. Lo que querem os
enfatizar es que si bien e xistie ron p re sio n es y l o b b i e s , c om o es natural en
cualquier e c o n o m ía capitalista, la respuesta del Estado tuvo, tom ando en
p réstam o el ad jetivo con el cual Fernando R o cc h i caracteriza la p o lítica
co m er cia l del período, una naturaleza e se n c ia lm e n te “p rag m ática” . Ello no es de
extrañar con sideran do que los in tereses y o b je tiv o s de los actores e c o n ó m ic o s y
p o lític o s de la ép oca, en todo caso, p arecen haber sido m u ch o más c o m p le jo s que
los su p uestos en buena parte de la literatura recibida dentro del cam po
“h e t e r o d o x o ” . En todo caso, en los cap ítu los sig u ien te s se g u irem o s e xa m in an d o
este argum ento, a la luz de los cam b ios ocurridos en la e c o n o m ía argentina - y su
sector e m p r e s a r io - tras la caída del m o d e lo agroexportador.
¿Fueron los grupos d iv e r s ific a d o s un o b stác u lo para el desarrollo de em presarios
m anufactureros in d ep en d ie n tes en la etapa bajo análisis? N o más, p robablem ente,
que en cualquier otra so c ie d a d cap italista de la época. De h ech o, durante la
v i g e n c ia del m o d e lo agroexportador, una gran cantidad de em presarios
inm igrantes que c om e n za ron m u ch as v e c e s con cap itales p eq u e ñ o s lograron erigir
aquí firmas que, con el tiem p o, pudieron co n so lid a rse e in clu so en o c a s io n e s
alcanzar p o s ic io n e s de poder en el m ercado d o m é s tic o y hasta en un puñado de
c aso s concretaron o planearon in v e rsio n es en el exterior.
En cualquier caso, está claro que durante este p eríod o se ob servó un rápido
c re cim ie n to del sector m anufacturero. Si bien dicho cre cim ien to no in clu y ó a las
ramas te c n o ló g ic a m e n te más c om p leja s de la ép oca, perm itió alcanzar n iv e le s de
co m p e titiv id a d que perm itían que los p roductores lo c a le s sob rev iva n y se
expandan en un con texto de p r o tec ció n que, en la m ayor parte de los caso s, era
“m o d er a d a ” . Los lím ites al p rogreso de la industria parecen haber estado
v in cu la d o s a factores tales c o m o au sen cia de v ín c u lo s con el sistem a ed u cativo y
el de c ie n c ia y t e c n o lo g ía , la e s c a s e z de m in erales, el tamaño lim itado del
m ercado interno o la falta de a c ce so al fin a n cia m ie n to , más que a la in s u fic ie n c ia
del espíritu em presarial - q u e de h ech o no parece haber faltado, en particular
gracias al m e n c io n a d o aporte de los n u m e rosos em presarios inm igrantes arribados
al país durante la é p o c a - o a un “b l o q u e o ” de las c la se s d om inan tes al avance de
la in d u strialización - e l ya citado h ech o de que los partidos “p o p u la r e s ” se
opusieran al p r o te c c io n ism o , mientras que el partido “o lig á r q u ic o ” con tu viera a
m u ch os de sus prom otores, es ya m o tiv o de r e flex ió n para discutir varias “ideas
r e c ib id a s ”- .
U na tercera h ip ó te sis respecto del ju ic io d esfa vo rab le que reciben los grupos
em presarios de la é p o ca en la literatura “h e te r o d o x a ” ha sido propuesta por
Barbero (1 9 9 8 ). La autora señala que el argum ento sobre el carácter
in h erentem ente "especulativo" de la clase em presarial en este período, además de
tener un “carácter d e d u c t iv o ” y apoyarse “en una e v id e n c ia em p írica m uy
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
lim ita d a ” (sobre esto, ver tam bién Sartelli, 1996), está c o n d ic io n a d o “por el
carácter e sp e c u la tiv o de la e c o n o m ía argentina en los años setenta y och en ta (del
sig lo X X ) ” y, en ú ltim a instancia, en realidad se halla in flu e n c ia d o e se n c ia lm e n te
por un “prejuicio a n tiem p resarial” (p. 140). En otras palabras, adem ás del citado
prejuicio - a r g u m e n t o que com p a rtim o s p le n a m e n t e -, el en foq ue “h e te r o d o x o ”
estaría extrapolando hacia el pasado conductas observadas al m o m e n to de realizar
el a n á lis is .222
Dada la naturaleza fam iliar de estos grupos, p od ría m os pensar que, bajo la
in flu e n c ia de la literatura que en los años sesen ta y setenta aso cia b a cap ita lism o
fam iliar con actitudes retardatarias y aversión a la in n o v a c ió n y la in v ersión a
largo p lazo, algu n os autores traspolaron es o s argum entos al caso argentino
“l e y e n d o ” la e v id e n c ia em p írica a la luz de ese p resupuesto. Sin em bargo, lo
e x p u esto en este capítulo no parece sustentar esta lectura, y sugiere que el
an á lisis del origen e im p a ctos del cap ita lism o fam iliar debe considerar un marco
más am p lio, que in clu y a el entorno in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o en el que
aquel se d e s e n v u e lv e .
Otras críticas que, desde la p er sp e ctiv a “h e te r o d o x a ”, se han form ulado al
accion ar de los grupos d iv e r sific a d o s - y que podrían contribuir a exp licar
tam b ién su “m ala p ren sa ”- se basan en que aq u ellos habrían in gresad o al sector
industrial en procura de obtener p o s ic io n e s m o n o p ó lic a s a través de estrategias
de m áx im a fle x ib ilid a d en la asig n a c ió n de in v e r s io n e s (i.e., m in im iza n d o el
“h u n d im ie n to ” de fon d os en a ctiv os fijos). Sin em bargo, la e v id e n c ia revisad a en
este trabajo nos indica que m u c h o s de aq u ellos grupos parecen haber tenido no
sólo un fuerte c o m p r o m is o con el sector industrial - a ú n avanzando hacia sectores
que no eran fa v o r e c id o s por la p rote cc ió n en ciertos c a s o s - , sino que distaron de
m o v er se con estrategias de m in im iz a c ió n de in v e r s io n e s en a ctiv os fijos - d e s d e
un punto de v ista ló g ic o , sosten er que los grupos operaban con estrategias de
m in im iz a c ió n de in v e r s io n e s en a ctiv os fijos no parece d em asia d o com p a tib le con
adjudicarles la in ten ción de dom inar m ercad os a través de la in stala ció n de
plantas de gran ta m a ñ o -. D ig a m o s , adem ás, que to d o s los grandes cap italistas, en
la A rg en tina o cualquier otro país, han buscad o dom inar m ercad os, siendo el
Estado el encargado de controlar o reducir el esp ac io para tales prácticas cuando
éstas im p lican c o sto s en térm in os de b ien estar para el resto de la socied ad (com o
ya lo hacían los E E .U U . desde fin es del sig lo X IX , por e jem p lo) - c ie r ta m e n te ,
en to n ces, la carencia de una le g is la c ió n sobre el tem a puede haber sido un
prob lem a importante en el caso argentino, en particular en algu n os sectores
e s p e c íf ic o s com o los f r ig o r íf ic o s - .
Q u erem os proponer una ú ltim a interpretación, que r e c o n o c e m o s co m o m uy
hip otética, pero que nos parece interesante de explorar, para explicar, al m en os
en parte, el origen de la mala im a gen que tien en los grupos d iv e r s ific a d o s en la
literatura “h e te r o d o x a ” . Se trata de recordar las d is c u s io n e s que se dieron en el
seno del m arx ism o europeo en torno al argum ento de Marx sobre los dos cam in os
hacia el capitalism o: el cam in o “r e v o lu c io n a r io ” (de productor a c o m ercian te) y
el cam in o “reaccion ario (de com erciante a productor) - r e a c c io n a r io porque no
222
Sartelli (1996) ofrece evidencia confirmatoria de esta presunción al referir una conversación mantenida con
J. F. Sábato, en la cual este último asimilaba las figuras de Tornquist y Macri.
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“L a f o r m a c i ó n d e u n a ‘b u r g u e s í a n a c i o n a l ’... s e a s e m e j a a u n a t e n t a t i v a d e
f a b r i c a r u n i c o r n i o s , a n i m a l e s que, c o m o es s a b i d o , no e x i s t e n . N u e s t r o s
e m p r e s a r i o s c o n c r e to s , a p e s a r de los f a v o r e s que r e c ib ie r o n ... s ig u ie r o n
e v id e n c i a n d o los c o m p o r t a m ie n t o s c o l o n i a li s t a s d e p e n d ie n te s , a d e c u a d o s y
f u n c i o n a l e s en e l c o n t e x t o en q u e a c t u a b a n y s i g u e n a c t u a n d o ( R o u l e t y J. F.
S ábato, 1971, p. 111)
“L a a l i a n z a e n t r e e m p r e s a r i o s i n d u s t r i a l e s , m i l i t a r e s y s i n d i c a t o s c o n s t i t u y ó un
b l o q u e q u e l o g r ó ... c r e c i e n t e s p r e b e n d a s c o m p e n s a t o r i a s o a c r e c e n t a d o r a s d e
los p r i v i l e g i o s y a ex isten tes. A s í f u e co m o bu en a p a r t e d e l s e c t o r e m p r e s a r i a l ...
p a s ó a i n v e r t i r c a d a v e z m á s e n e r g í a s en e l l o g r o d e t a l e s p r e b e n d a s ,
c o n f i g u r a n d o e l l l a m a d o c a p i t a l i s m o p r e b e n d a r i o o l a s o c i e d a d b u s c a d o r a de
r e n t a s ... E s t o s c o m p o r t a m i e n t o s no e r a n ... u n a c u e s t i ó n q u e d e p e n d i e r a d e l a
b u e n a o m a l a v o l u n t a d d e l a s p e r s o n a s : e s t a b a n en l a l ó g i c a d e l m o d e l o
i n s t a u r a d o ” (J. L l a c h , 2 0 0 2 , p . 94 ).
Sin em bargo, cabe d istinguir dos períod os dentro de la ISI. En el primero, que va
hasta 1957, la A rg en tina se retrasa claramente en la c om p aración con las n a c io n e s
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226 Tras la caída del peronismo, las relaciones obrero-patronales estuvieron marcadas por periódicos
episodios de conflictividad -asociados al ciclo económico, así como a cuestiones políticas-, en torno
principalmente a salarios, pero también a condiciones de trabajo, poder de los sindicatos, etc. Esta
conflictividad en ocasiones se expresaba no sólo en huelgas, sino también en medidas más drásticas como
tomas de fábricas, entre otras. En tanto, el Estado, en general, fracasó - o tuvo éxitos sólo tem porarios- en sus
intentos de mediación entre ambas partes.
227 Si bien es un tem a muy controversial, no podemos dejar de señalar, siguiendo a Acuña (1995), que
aunque el peronismo no llegó “a atacar ... la propiedad privada per se, su enfrentamiento con los sectores
capitalistas se originó y desarrolló bajo consignas como 'combatiendo al capital'” (p. 234).
228 “La combinación de creciente activismo sindical a nivel de las plantas y amenaza de muerte a los cuadros
gerenciales empresariales por la guerrilla, llevó a gran parte del empresariado a percibir una alta amenaza
tanto a las prerrogativas de la propiedad privada de los medios productivos como a la lógica de acumulación
capitalista en la Argentina durante el período previo al golpe militar de 1976” (Acuña, 1995, p. 274).
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229 Por ejemplo, Berensztein y Spector (2003) detectan la creación de 29 agencias regulatorias y comités
consultivos ubicados en el ámbito estatal solamente entre 1930 y 1940.
230 No vamos aquí a analizar el desempeño de las empresas públicas argentinas durante la ISI -obsérvese
que si bien el grueso de ellas fueron creadas en los años cuarenta y cincuenta, sucesivos gobiernos
posteriores continuaron con esa práctica-, el cual ha sido objeto de una vasta literatura (usualmente crítica).
En todo caso, digamos que ante la necesidad de desarrollar actividades calificadas como “estratégicas” o en
las que existían monopolios naturales o se producían insumos “críticos” para la economía, la formación de
empresas públicas parecía combinar las ventajas de la gran corporación -e n términos de aprovechamiento de
economías de escala, capacidad de movilización de recursos, etc.- con la eliminación de los peligros que
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En suma, durante la ISI se m antuvo, más allá de los cam b ios de orien tación en las
p olític a s m a c r o e c o n ó m ic a s y la inestab ilid ad in stitu cion al, un esq u em a pro
in d u strialización basado en la p r otecc ió n del m ercado d o m é s tic o y el
otorg am iento de in c e n tiv o s fis c a le s y cr ed itic io s (el sector industrial fue deudor
neto del resto de la e c o n o m ía - a tasas de interés reales n e g a t i v a s - durante este
p e r ío d o 234) d estinad os a sustituir im p o rtacion es primero de b ien es fin ales no
durables y lu eg o de b ien es in term ed ios, de co n su m o durable y de capital. Este
esq u em a generaba “reglas del j u e g o ” que d e sestim u lab an la c o m p e te n c ia vía
in n o v a c ió n , calidad y p roductividad - e n tanto ponían el én fa sis en el
ab a ste cim ie n to del m ercado lo cal y no en la e f ic ie n c ia p r o d u c tiv a -. Como
v er e m o s más abajo, las p o lítica s “p r o - in d u s t r ia liz a c ió n ” ta m p oc o con ten ían , en sí
m ism a s, m e c a n ism o s que perm itieran garantizar que los in c e n tiv o s otorgados se
tradujeran en p ro c es o s de aprendizaje productivo y t e c n o ló g ic o v irtu o so s en las
233 En 1959, la tarifa promedio simple era de 151%, mucho más alta que la vigente en la misma época en
Europa y el resto de América Latina. En tanto, la tarifa promedio ponderada llegaba a 141%. Esta última bajó
luego a 107% en 1969 y 99% en 1976 (para los bienes producidos localmente no era inusual encontrar tarifas
por encima del 100, del 200 y aún del 300% en esta época), pero en un contexto donde convivían, además,
tipos de cambios múltiples, gravámenes adicionales especiales y diversos tipos de restricciones cuantitativas
(Berlinski, 2003).
234 Kosacoff y Ramos (2005).
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em presas, en tanto que el Estado no tuvo capacidad y/o volu n tad co m o para
fom entar tal ob jetivo.
El con texto de frecuen tes c am b ios de p o lític a e c o n ó m ic a a lo largo del tiem p o y
vo la tilid ad m a c r o e c o n ó m ic a /in stitu c io n a l, en tanto, desalentab a las in v er sio n es
sujetas a incertidum bre y largos p eríod os de m aduración - s a l v o aquellas que
tuvieran rentabilidad asegurada m ediante alguna articu lación con el E s t a d o - así
com o el desarrollo de activ id ad es in n ov ativ as.
Es en este escen ario que te n e m o s que entender las conductas de las firmas
argentinas durante la etapa de la ISI, las cu ales, sin em bargo, com o
com p ro ba rem os más abajo, no in clu y eron sólo a ctiv id ad es v in c u lad as al ren t-
seek in g (c o m o sería p r evisib le en dicho esc en a r io ), sino tam b ién p ro c es o s de
aprendizaje t e c n o ló g ic o y p rod u ctivo que perm itieron cerrar gradualm ente la
brecha de co m p e titiv id a d industrial hacia el final de la etapa bajo análisis.
Trataremos de mostrar que si dicho co m p o n e n te “d in á m i c o ” de las estrategias
empresarias fue m enor al d e seab le desde el punto de v ista de los o b je tiv o s de
desarrollo e c o n ó m ic o , ello no fue resultado de una v o c a c ió n rentística innata de
nuestra clase capitalista, sino de un conjunto de c o n d ic io n e s del entorno que
in c lu y e n las c u e s tio n e s m en cio n a d a s en los párrafos anteriores, más otras
vin cu la d a s a la e v o lu c ió n de los sistem as fin an ciero , ed u cativo y c i e n t í f i c o -
t e c n o ló g ic o en el país.
B) El avance del p ro c e so de industrialización
El an álisis de la c on d u cta em presaria durante la ISI enfrenta num erosas
c o m p lejid a d e s, pero p rob ablem ente la más importante es que resulta d ifícil, sino
im p o sib le , llevar adelante esa tarea in d e p e n d ien tem en te del j u ic io que se tenga
resp ecto de la ISI en su conjunto - e s t o es, de sus logros y li m it a c io n e s - . R esu lta
e se n c ia l, en to n ce s, com en z a r abordando esta c u estión .
Los autores de in sp iración más “o r to d o x a ” casi u n ifo rm em en te con sideran que las
p o lític a s lleva d a s adelante en este período fueron n o c iv a s para el desarrollo
e c o n ó m ic o argentino a largo p lazo, en tanto perm itieron el surgim iento de un
sector industrial p oco c o m p e titiv o que debió ser recurrentem ente su b sid iad o y
protegido para evitar su d esap arición. El carácter extrem adam ente cerrado de la
e c o n o m ía argentina habría dado lugar a un ambiente pobre en in c e n tiv o s para
com p etir vía mejoras en e f ic ie n c ia y p roductividad y con un fuerte se sg o anti
exportador. A la v e z , se estim ularon, v ía cu a n tio so s su b sid ios, activ id ad es
in c o m p a tib le s con el patrón efic ie n te de a s ig n a c ió n de recursos dado por las
ventajas factoriales propias del país. En tanto, las p o lític a s restrictivas del
in g reso de t e c n o lo g ía , y, en particular, la in trod u cció n de altos aranceles para la
im p ortación de b ien es de capital, habrían contribuido a ampliar la brecha con las
best practices in tern acio n ales (B erlinsk i y S c h y d lo w s k i, 1982; G iv ogri, 1987;
N o g u é s , 1988; Taylor, 2 0 0 3 ).
En contraste, hay un grupo de críticas de carácter “h e t e r o d o x o ”, que aluden
ese n c ia lm e n te a dos factores que habrían lim itado la p r ofu n d izac ió n de la
in d u strialización y, más en general, el progreso e c o n ó m ic o y social del país en
este período. Por un lado, el rol de los em presarios, en particular aq u ellos que
formaban el “capital co n c e n tr a d o ”, esta b lish m en t o elite de la época. Com o ya
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v im o s antes, esta literatura sugiere que aq u ellos tuvieron una con d u cta
innatam ente es p e c u la tiv a y rentística - d i s e ñ a n d o la agenda de p olítica s públicas
en fun ción de sus i n t e r e s e s - , fueron déb iles co m o para generar un p roy ecto de
desarrollo e c o n ó m ic o nacion al alternativo al del capital extranjero, al cual
terminaron subordinados, y /o formaron alianzas e c o n ó m ic a s y p o lítica s con el fin
de bloquear un estilo de desarrollo liderado por la “b u rgu esía n a c i o n a l” P yM E y
la cla se obrera, que hubiera llev a d o a un sendero de cr ec im ien to más autón om o y
eq u itativo (ver, por ejem p lo, C im illo e t a l , 1972; Cuneo, 1967; N i o s i, 1974;
N o c h t e f f , 1994 a y b; Peralta Ram os, 1972; J. F. Sábato, 1988).
El segu n d o factor in v o c a d o por estas críticas h etero d ox as remite a la
“d ep e n d e n c ia t e c n o l ó g i c a ”, esto es, la falta de un n ú c leo in n o v a tiv o e n d ó g e n o de
n aturaleza d in ám ica y el c o n s e c u e n te p red om in io casi ab solu to de fuentes
extranjeras de t e c n o lo g ía (Herrera, 1971; J. A. Sábato y M a c k e n z ie , 1982;
S er co v ic h , 1974; V a rsav sk y , 1973). Esta situ ación no sólo habría im p licad o
fuertes c o sto s en m ateria de pago de lic e n c ia s, royalties, etc., sino que habría
p u esto estr echo s lím ites al p ro ce so de in d u strialización por la falta de au ton om ía
en materia de d e c is io n e s t e c n o ló g ic a s - y , c o n s e c u e n te m e n te , p roductivas y
c o m e r c i a l e s - y la n ec e s id a d de em plear t e c n o lo g ía s p oco adaptadas a las
n e c e s id a d e s lo c a le s, entre otros f a c t o r e s .235 Los em presarios lo c a le s habrían
aceptado p asiv am en te , cuando no p rom o vid o esta d ep en d en cia t e c n o ló g ic a , sea
por p o se er una m entalidad “c o l o n ia lis t a ” o por in tereses e c o n ó m ic o s directos.
O b sé rvese que “o r t o d o x o s ” y “h e t e r o d o x o s ” c o in c id e n en su j u ic io crítico frente
al período su stitu tivo, aunque o b v iam en te por razones m uy d iferentes. Más
adelante v a m o s a v o lv e r sobre estas v is io n e s , pero ahora creem os n ecesario
presentar una p er sp ec tiv a alternativa del desarrollo industrial bajo la ISI, para
lu eg o recién analizar las conductas em presariales durante la época.
C om o v im o s en el capítulo previo, durante la v i g e n c ia del m o d e lo agroexportador
se ob serv ó un importante avance del p ro ce so de in d u strialización en el país. En
c o n s e c u e n c ia , tras el quiebre de dicho m o d e lo , en el país e x is tía no sólo una gran
cantidad de em presas industriales en c o n d ic io n e s de ab astecer el m ercado interno,
sino tam bién n u m e rosos p eq u eñ o s talleres de reparación y otros se r v ic io s que
v ieron la oportunidad de pasar a la p rod u cció n de b ien es m anufactureros ante la
abrupta caída de las im p ortacion es.
A sí, en los in ic io s de la ISI, surgieron gran cantidad de firmas lo c a le s, en general
de tamaño p eq ueño y m ed ia no , que com en za ron con la p rod u cció n de artículos
relativam ente se n c illo s , sobre la base de las dem andas p r ee x isten te s de la
s o c ie d a d que previam en te se abastecían vía im p o rtac ion es, dem andas que, en
g en eral, planteaban p ocas e x ig e n c ia s de calidad, p la zos de entrega y precios
(Katz y K o s a c o ff, 1998).
En esta primera fase - q u e se extien d e ap roxim ad am en te hasta 1 9 5 5 - , era habitual
que los b ie n e s cu ya p rod u cció n se in iciab a en el país fueran co p ia de un d iseñ o
extranjero largam ente rezagado respecto al state o f art a n iv el internacional y que
fueran fabricados en plantas con un alto n iv el de o b s o le s c e n c ia fís ic a y
235 Teniendo en cuenta el objetivo de este trabajo, no vamos a analizar aquí la tem ática de la dependencia
tecnológica. Para una discusión del tema, remitimos a lo expuesto en López (2002 y 2003a).
137
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
t e c n o ló g ic a , donde el lay out fabril era p rim itivo y la m ayor parte del
eq u ip am ien to usado o autofabricado. A s im is m o , el grado de in tegración vertical
de esto s e s ta b le c im ie n to s era muy alto, c on sideran do la falta de subcontratistas y
p ro v eed ores y los altos c o s to s de transacción. A bundaban, adem ás, los criterios
e x t r a e c o n ó m ic o s en la bú squ ed a y contratación de personal ca lifica d o , en la
com pra de maquinarias, etc., y era com ún el a u tofin an cia m ie n to empresario ante
la falta de un m ercado de cap itales organizado (Katz y K o s a c o ff, 1989). Los
autores co n c lu y e n , en to n ce s, que, en gen eral, el m o d e lo presentaba fuertes
d e s e c o n o m ía s estáticas y din ám icas y que las plantas instaladas en este período
se encontraban, en térm in os relativos, más lejos de la frontera internacional que
las creadas durante la fase previa de in d u s tr ia liz a c ió n .236
H ay que tener en cuenta, adem ás, que el desarrollo industrial en esta etapa inicial
de la ISI se vio o b sta cu liza d o por la carencia de personal t é c n ic o e in g en ieros
c a lific a d o s y operarios con a d ecu a do s n iv e le s de c a p a citació n (record em os lo
señalado en el capítulo anterior respecto de la falta de v in c u la c ió n del sector
ed u cativo con las n e c e s id a d e s del m undo de la p rod u cció n ). En tanto, el
m e n c io n a d o b lo q u eo de los E E .U U . d ificu ltó el a c c e so a las t e c n o lo g ía s de
frontera. Más en general, la e s c a s e z de d iv isas d ificu ltab a el a c c e so a b ien es de
capital en un escen ario en el cual la p rod u cció n lo c al de d ich os b ien es era casi
in ex isten te. A la v e z, se carecía de entidades p ú blica s de ap oyo t é c n i c o -
p r od u ctivo al sector industrial. En suma, el c o n tex to distaba de ser el óptim o para
el desarrollo manufacturero.
Otro punto clave a tener en cuenta es que la industria argentina en esta etapa se
desarrolla en forma d esa lin e a d a con la e v o lu c ió n que el sector estaba ten ien d o a
n iv el m undial, en donde p red om in aba la b ú squ ed a de e c o n o m ía s de e sc a la en el
co n tex to de la c o n s o lid a c ió n del sistem a fordista. Mientras que en los E E .U U . el
tamaño p rom ed io de los e s ta b le c im ie n to s m anufactureros se e le v ó
ap roxim ad am en te en un 21% durante el período 1 9 3 5 - 1 9 4 7 , en la Argentina,
partiendo de una base m u ch o más baja, aum entó sólo un 6% (G oetz, 1976).
En el p eríod o p o s b é lic o -du ra nte el go b iern o p e r o n is t a - en lugar de proseg uir el
pro ce so de in crem en to del tamaño m ed io de planta, que debería haber c o n d u cid o
a tener una estructura industrial más m oderna y concentrada, ocurrió exactam en te
lo contrario: las em presas (en p rom ed io ) se tornaron más p eq ueñas y su
estructura más tradicional. Esto, segú n las e s tim a c io n e s de G oetz, habría ido en
contra de la p roductividad del sector m anufacturero y de su p oten cial de
desarrollo t e c n o l ó g i c o . 237 Estas te n d e n c ia s se hicieron tanto más n e g a tiv a s cuanto
que el propio avance del p roceso sustitutivo llev a b a a incorporar sectores cada
v e z más so fis tic a d o s desde el punto de v ista té c n ic o , varios de los cu ales,
prob a blem ente, requerían para fun cion ar una in v ersión inicial y un tamaño
m ín im o de planta cada v ez mayor. La restricción a las ex p o rta cio n e s im p u esta por
el p eron ism o ta m p oc o ayudó a generar una estructura industrial más e fic ie n te y
com p etitiva .
236 La guerra dio también origen, por la dificultad de abastecimiento de insumos industriales, a inversiones con
elevados márgenes de ineficiencia y altos costos -p o r ejemplo, en siderurgia-, dejando una impronta posterior
que fue luego muy difícil de corregir en años futuros (Schvarzer, 1996).
2 7 Según datos de Barbero y Rocchi (2003) la productividad laboral en la industria cayó alrededor de un 25%
entre 1935 y 1954.
138
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
238 En realidad, a nivel de las asociaciones representativas del agro hubo diversas posiciones en torno al Plan,
que, recordemos, incluía también la intención de que el Estado comprara los excedentes agropecuarios
invendibles por la guerra (medida a la cual todo el sector agropecuario naturalmente dio la bienvenida).
Mientras la Sociedad Rural Argentina lo apoyó “con reservas” - y considerándolo como un instrumento
transitorio frente a las restricciones impuestas por el conflicto bélico-, las cámaras representantes de los
criadores de ganado se opusieron a todo lo que no fuera la compra de excedentes (J. Llach, 1984).
239 Recordemos que en el capítulo previo dimos cuenta de la oposición de la representación parlamentaria de
la Unión Cívica Radical a dicho plan.
240 Al asumir el poder, Frondizi, contrariando las expectativas de muchos de sus seguidores, asignó un papel
decisivo al capital extranjero en su programa económico. Había dos razones para ese vuelco: i) la tasa de
ahorro interno era muy baja; ii) el proceso de desarrollo debía desenvolverse con gran rapidez. En este
escenario, se creía que ni el Estado ni el sector privado tenían la posibilidad de financiar las grandes
139
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
grandes plantas de capital estatal, liderarán este p r oce so de cam bio hacia una
estructura industrial más moderna. A posteriori, durante el go b iern o de Onganía
( 1 9 6 6 - 1 9 7 0 ) hay una n u eva olead a de in v er sio n es que c o n s o lid a el lide razgo de
las em presas tran sn acio n ales en el sector industrial.
N aturalm ente, dicho p ro ce so im p lic ó un aumento del grado de c o n cen tració n en el
sector manufacturero - s i se lo mide en térm inos de la particip ación en el m ercado
de las u nidades em presarias de m ayor t a m a ñ o - , 241 te n d e n c ia largam ente criticada
en la literatura “h e te r o d o x a ” que revisam o s en el capítulo II. Sin em bargo, el
aumento de la c o n c en tr a c ió n debe ser enm arcado tanto en las ten d en cia s
in tern acio n ales ob servad as en aquel en to n ces, co m o a la luz del com en tad o
p roceso de d e sco n ce n tr a c ió n ob servad o hasta 1955. En c o n se c u e n c ia , la
form ación de estructuras más o l ig o p ó l ic a s no reflejó sino el pasaje hacia ramas
más in ten siva s en capital y la b ú squ ed a de e c o n o m ía s de e sca la que permitieran
mejorar su sta ncialm e nte los bajos n iv e le s de p roductividad que ex h ib ía el sector
industrial242 (Katz, 1969; G e r c h u n o ff y J. Llach, 1 9 7 5 ) .243
De to d o s m od o s, in clu so con sideran do esta tran sform ación radical en el panorama
industrial, las plantas instaladas en este segu n d o período de la ISI - y aún las que
eran propiedad de filia les de E T - , en general, se hallaban lejos de la frontera
internacional en m ateria de escalas, y estaban m en os autom atizadas y más
integradas vertica lm en te que sus sim ilares de los p aíses desarrollados. Un punto
cla v e en este sentido es que, en su gran m ayoría, dichas plantas habían sido
p ensadas para operar en el m ercado in ter n o,244 cu ya d im e n s ió n no perm itía el
alcance de las e c o n o m ía s de e sc a la n ecesarias para operar efic ie n te m e n te las
t e c n o lo g ía s fordistas p red om in antes en esta etapa.
inversiones básicas que necesitaba el país. En consecuencia, el recurso al ahorro externo se hacía
imprescindible -adicionalm ente, las ET teóricam ente traerían tecnologías modernas y capacidades
empresarias, llenando así otras necesidades del proceso de industrialización tal como se lo percibía en aquel
entonces- . Incidentalmente, digamos que en cuanto a su contribución al financiamiento de la industrialización,
una vez instaladas las ET tendieron a financiarse predominantemente en el mercado local, aprovechando
incluso los mecanismos de promoción del gobierno y el contexto doméstico de tasas de interés reales
negativas.
241
Es interesante citar un trabajo de Givogri (1970), quien, empleando indicadores de movilidad empresaria
(ascensos y descensos en las posiciones relativas dentro de cada sector), llegaba a la conclusión de que, en
realidad, los mercados se habían hecho más y no menos competitivos entre los años '40 y los '60, en tanto
que las ramas más concentradas al comienzo eran las que presentaban mayores índices de movilidad
subsecuentes.
242 La necesidad de estim ular un proceso de concentración industrial a fin de aumentar la eficiencia
microeconómica era reconocida, incluso, en declaraciones oficiales (por ejemplo, el Plan Nacional de
Desarrollo elaborado por la CONADE para 1970-1974 -v e r Rougier, 2004b-).
243 Naturalmente, de aquí no se sigue que no hayan habido casos de cartelización, abusos de posición
dominante, etc. Dada la ausencia de una legislación eficaz en la materia, y en un contexto de economía
cerrada, dichos fenómenos sin duda generaron limitaciones a la competencia y beneficios extraordinarios para
las firmas que participaban de las mencionadas estrategias - y sería interesante investigar en qué medida
existe evidencia concreta sobre la extensión de estas prácticas-. Sin embargo, está claro que el remedio para
tales males no se hallaba en limitar la concentración tal como se la mide en la mencionada literatura
heterodoxa -e llo hubiera sido incompatible con el cambio en la estructura industrial que se deseaba promover
en aquel momento-, sino en adoptar una legislación que controlara las maniobras tendientes a obstaculizar la
competencia en el mercado -lo s controles de precios o la lucha de los gobiernos peronistas contra el “agio”
sólo pueden considerarse como sustitutos primitivos de una legislación de este tipo-.
244 Aún los regímenes de promoción sectoriales obedecían a esa misma lógica, como se comprueba al
examinar el caso del proyecto de Polo Petroquímico en Bahía Blanca (fines de los años '60), donde las
escalas de planta estaban pensadas en función de las proyecciones de crecimiento de la demanda doméstica.
140
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
141
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
las activ id ad es de I&D eran in house pero se realizaban en las casas m atrices de
las resp ectiva s ET, o bien la t e c n o lo g ía se incorporaba bajo la forma de in su m os
y b ien es de capital, en general, importados.
Sin em bargo, es preciso tam b ién considerar que, aún en el c o m p lic a d o marco
e c o n ó m ic o - in s t it u c i o n a l descrito p reviam en te, la m aduración de las in v e rsio n e s
realizadas en la etapa desarrollista, junto con la p r og resiva a c u m u la c ió n de
cap a cid ad es t e c n o ló g ic a s en una parte importante del aparato industrial, llevaron
a que hacia el final de la ISI el p r oce so de in d u strialización co m en za ra a entregar
m ejores frutos en m ateria de e f ic ie n c ia y com p etitivid ad .
A s í, entre 1964 y 1974 la p rod u cció n industrial creció casi al 7% anual
a cu m u la tivo, mientras que el e m p leo y la p roductividad lo h icieron al 1,5 y 5%
anual r e sp e c tiv a m e n t e .248 En tanto, las ex p o rta cio n es de origen industrial pasaron
de apenas U $ S 100 m illo n e s en 1969 a U $ S 900 m illo n e s en 1974, representando
alrededor de un 2 0 - 2 5 % del total de las e x p o r ta c io n es argentinas - p o r la m ism a
é p o c a el total de ex p o rta cio n e s industriales (in clu ye tam b ién a las de origen
agrop ecu ario) lleg a b a a más de U $ S 2 0 0 0 m i l l o n e s - . 249
A la v e z, hacia el final de la ISI se concretaron sig n ific a tiv a s o p e ra c io n es de
ex p o rta ción de t e c n o lo g ía a p aíses de A m é ric a Latina - b a j o la forma de plantas
llave en mano, lice n c ia s , se r v ic io s de asisten cia , e t c . - (Katz y A b lin , 1985), en
tanto que un núm ero importante de firmas lo c a le s av an zó en p r o ces o s de
in te rn a c io n a liza ció n por la vía de la IED en n a c io n e s v e cin a s (Katz y K o sa c o ff,
1983). En ambos caso s, los a ctiv o s in tan gibles de las em presas lo c a le s con sistía n ,
e se n c ia lm e n te , en productos y p r o c e s o s d iseñ ad o s y/o adaptados a las c o n d ic io n e s
de p rod u cció n y co n su m o de los p aíses de la región.
Sobre estas b ases, Katz y K o s a c o f f (1 9 8 9 ) afirman que ésta fue la fase más
e x ito s a de la ISI. A su v e z, J. Llach (2 0 0 2 ) señala que en este período el sector
industrial estu v o en c o n d ic io n e s de “cortar amarras” hacia un cr ecim ie n to a u t o -
s o s t e n id o .250 L a m en tab lem en te, habrían sido la inestab ilid ad m a c r o e c o n ó m ic a e
in stitu cion al - in c l u i d a la v i o l e n c i a p o l í t i c a - las que habrían im p ed id o ese “final
f e l i z ” - s o b r e esto v o lv e m o s más ab a jo -.
¿Cuál era el origen de esta m ejora en el d e s em p eñ o del sector manufacturero?
S ig u ie n d o a Katz y K o s a c o f f (1 9 9 8 ) , aún en las co m p leja s c o n d ic io n e s in ic iale s
de la in d u strialización desarrollista, se gen eró un conjunto de señ ales que
indujeron a n u m erosas em presas a realizar e sfu e rzo s t e c n o ló g ic o s d estina d os,
s e c u e n c ia lm e n te , a mejorar d is eñ o s, p ro ce so s y formas de o r g an iza ció n de la
prod u cció n (estu d ios de tiem p o s y m o v im ie n t o s , lay out, etc.), que
p o te n c ia lm e n te podían entregar sig n ific a tiv a s gan an cias de productividad,
te n ien d o en cuenta el alto grado de in e f ic ie n c i a operativa inicial y la n ec esid a d
de fabricar b ien es más actu alizad os respecto al estado del arte internacional. A sí,
142
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
251 Para Katz (1976), no había una relación inversa, sino complementaria, entre la generación local y la
importación de tecnología en la Argentina.
252 De hecho, los laboratorios nacionales gastaban más proporcionalmente en I&D que las filiales de ET en el
mismo sector (1,6% contra 1,1% en 1972). A su vez, el sector farmacéutico era el que más recursos destinaba
a I&D dentro de la industria manufacturera en aquellos años (Chudnovsky, 1976; Arce et al, 1968). Sobre
estas bases, en los años '70 un grupo de laboratorios nacionales había logrado integrarse verticalmente hacia
la producción de principios activos o materias primas farmacéuticas mediante pequeñas plantas químicas
multipropósito en las que fabricaban cantidades reducidas de los mismos para su uso cautivo en
especialidades de marca propia (Burachik y Katz, 1997). Asimismo, se desarrolló una importante capacidad
tecnológica local en el campo de la fermentación antibiótica, y se consolidaron grupos de desarrollo de
procesos en las plantas, permitiendo mejorar los rendimientos e incursionar gradualmente en actividades de
exportación de antibióticos a granel. Este proceso se interrumpe a partir de la segunda mitad de los años '70,
cuando la aceleración del cambio tecnológico a escala mundial generó una brecha creciente con las plantas
locales, que no pudieron replicar el ritmo de innovación de la frontera. Por otra parte, pese a que la industria
había nacido en los años '50 con escalas que no diferían sustancialmente de las internacionales,
progresivamente aparecieron deseconomías estáticas de escala, ya que se registraba un bajo ritmo de
reposición de los equipos de capital en función de que las plantas prácticamente sólo operaban para el
mercado interno y bajo fuertes barreras de protección tarifaria. En tanto, surgieron diferencias crecientes en
materia de rendimientos, debido a la falta de una masa crítica o base sistémica que permitiera, al igual que
ocurría en los países desarrollados, que la industria de medicamentos se beneficiara de la interacción entre
ciencias como la química, la biología, la genética, etc., interacción sobre la cual se basó el espectacular
aumento de rendimientos verificado en esta industria a nivel mundial desde los años '60. En este contexto, no
sorprende que con el cambio en las condiciones de competencia a partir de 1976, las plantas locales de
fermentación debieran cerrar, a comienzos de los años '80, sus puertas. Poco más adelante también se
fueron discontinuando los esfuerzos de integración hacia los principios activos.
253 Su estrategia tecnológica consistía en tratar de no usar licencias ni marcas, y buscar información
tecnológica no propietaria, incluyendo visitas al exterior y el envío de técnicos a estudiar a centros de
excelencia como el Massachussets Institute of Technology (MIT). La firma llegó a gastar el 7% de sus ventas
143
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
en I&D. Asimismo, recurría a organizaciones locales como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA),
el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Universidad de la Plata. La firma logró producir
algunos microcomputadores y un prototipo de una computadora mediana (aunque hay debates acerca de la
posibilidad de que dicha máquina lograra ser competitiva en el mercado). En todo caso, se observaba lentitud
en el desarrollo del software adecuado y se le prestaba poca atención a las tareas de marketing (Adler, 1987).
Finalmente, todo el proyecto se paraliza hacia 1976, tanto por problemas internos a la firma como por otros
propios del contexto local, incluyendo el cambio hacia un gobierno muy poco proclive a apoyar
emprendimientos industriales de este tipo.
254 En el capítulo II vimos ya varios argumentos en esta misma dirección, de los cuales sólo expondremos
aquí un resumen que consideramos representativo de la interpretación básica que se extrae de este enfoque.
144
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
255 Siguiendo a Rodríguez (1988), “la regulación estatal es un poderoso instrumento para generar rentas y, al
mantenerse la propiedad privada, es natural que los individuos compitan por las mismas” (p. 3).
256 Ver Galiani y Gerchunoff (2003), quienes califican a la legislación laboral peronista como decididamente
“ pro-obrera”, no sólo a nivel colectivo -a cció n sindical- sino también en materia de derechos individuales de
2
l o57s trabajadores.
Ante la pregunta que podría surgir en el sentido de por qué el “ bloque industrial” logró influir sobre el
Estado en mayor grado que el sector agropecuario durante la ISI, A. Sturzenegger (1987) sugiere que la gran
cantidad de productores agropecuarios y su dispersión geográfica dificultan “activar” las acciones de lobby -
que sólo se observarían en situaciones donde se percibe el tem or a iniciativas que empeorarían seriamente la
situación del sector (e.g., impuesto a la renta potencial de la tierra)-, lo cual lleva a que el lobby industrial sea
más uniforme y permanente. A esto cabría agregar que los objetivos de los industriales tendieron a coincidir
con la ideología de los policy makers en la mayor parte del período analizado.
145
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
años vein te, que abrieron el esp ac io para una am plia in terven ció n del Estado en
la vid a e c o n ó m ic a .258
Para los autores citad os, la exp a n sió n de la esfera de acción del Estado perm itió
que se formaran grupos de presión e interés que lograron in fluir e x ito sa m en te,
vía l o b b y , en las ramas ejecutiv a, le g is la tiv a y ju d ic ia l, para extraer rentas bajo
la form a de p rotecció n , créditos su b sid iad o s, etc. La “b u rgu esía in d u strial”
habría crecid o, ju stam en te, al amparo de este tipo de estrategia. Se habría
formado, en to n ces, una trama de com p leja s r ela cio n es entre Estado y sector
privado en la cual las con d u ctas oportunistas encontraron am plio e sp a cio de
desarrollo. Esto en el marco de un Estado cu yo aparato adm inistrativo no logró
alcanzar n iv e le s a d ecu a do s de c o m p e t e n c ia - v e r más a b a jo - ni de in d e p e n d e n c ia
respecto de la clase p o lític a - l a cual tendió a “c o lo n iz a r ” el aparato burocrático
con el fin de construir y fortalecer rela cio n es c lie n te lís tic a s .
D esd e una vereda id e o ló g ic a opuesta, N o c h t e f f ( 1 9 9 4 a y b), por e jem p lo, tam bién
argumenta que las p olítica s im p lem en tad as durante la ISI fueron fuente de rentas
no in n ov ativ as para las firmas industriales. Sin em bargo, el autor prefiere
rastrear el origen de ese fe n ó m e n o en las actitudes y con d u ctas de los
em presarios argentinos, o más e sp e c íf ic a m e n t e de lo que él llam a la “e l i t e ”, la
cual, según N o c h te f f, difiere notab lem en te en cuanto a sus com p o rta m ien to s
respecto del m o d e lo de “entrepreneur s c h u m p e te ria n o ” .
A sí, durante la ISI, y en particular a partir de los años cin cu en ta, los em presarios
habrían b u scad o e s e n c ia lm e n te crear m o n o p o lio s no transitorios (vía p rotecció n
arancelaria y otras barreras al ingreso en los m ercad o s) que les permitieran
obtener “cuasi ren tas” sin innovar. Segú n N o c h t e f f , en to n ces, el com p o rta m ien to
de la elite fue el factor d e c is iv o para que no se adoptaran o p c io n e s de
cre cim ie n to basadas en la co n stru cc ió n de cap a cid ad es c i e n t í f i c o - t e c n o l ó g i c a s y
la o b ten c ión de rentas en base a la in n o v a c ió n , sino que se siguiera el cam in o de
la in d u strialización “hacia adentro” . Aquí, el m e c a n ism o causal es inverso al
propuesto por la ortodoxia, y va de la c on d u cta em presaria al p r o te c c io n is m o y
las barreras de entrada.259
Los relativam ente e s c a s o s e n t r e p r e n e u r s in n ov ad ores, que, sig u ie n d o a N o c h te f f,
asum ían r iesg os y buscaban aproxim arse a la frontera de la best practice
internacional - fir m a s c om o Turri (máquinas herram ientas), V a sa lli (maquinaria
agríco la), Di T ella (bien es de capital, industria a u to m o tr iz )-, no formaron parte,
según el autor, de la elite e c o n ó m ic a , salvo esp orá dica o m argin alm en te, y, de
h e ch o , las estrategias de dicha elite y las p olític a s gu b ern am en tales no sólo no
fom entaron su actividad, sino que las habrían ignorado o perjudicado.
258. Observemos, de paso, que en esta etapa progresivamente el Poder Judicial pierde independencia frente al
Ejecutivo, lo cual, naturalmente, es un signo de baja calidad institucional (Spiller y Tommasi, 2000).
29 La identificación de la dirección causal operante en el surgimiento de la relación rentística entre Estado y
empresas deriva, en gran medida, de los marcos conceptuales con los que a priori vienen equipados los
analistas del tema. En otras palabras, más que del examen de la evidencia empírica que, eventualmente,
podría iluminarnos a partir del estudio de casos concretos de rent-seeking, los juicios recogidos en la literatura
disponible parten generalmente de una concepción determinada acerca de las relaciones entre el Estado y la
clase capitalista, que naturalmente es diametralmente opuesta en el caso de los autores de inspiración
“ liberal” y aquellos ubicados más a la izquierda del espectro ideológico.
146
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
N o c h t e f f agrega que las tres industrias en las que las firmas argentinas tuvieron
un m ejor d e se m p e ñ o durante la ISI (electr ón ica , farm oq u ím ica y máquinas
herramienta) tenían en com ú n que en ellas no había p re sen cia de em presas de la
elite ni tam p oco un p red om in io de ET, a la v e z que e x istía en los tres c a so s una
fuerte c o m p e te n c ia interna. A partir de estas c o n d ic io n e s , no se p od ía asegurar
una cuasi renta m o n o p ó lic a basada en la capacidad de l o b b y i n g , por lo cual debía
regir la c o m p e te n c ia vía in n o v a c i ó n .260 A s i m is m o , el h ech o de que las ET no
fueran d om inantes perm itía que las firmas lo c a le s desarrollaran sus propios
p r o c e s o s de aprendizaje.
A s í, los grandes em p resarios de la é p o c a habrían e x h ib id o con d u ctas “in d o l e n t e s ”
hacia la re n ov ación t é c n ic a y la rein versión de u tilid ades, lim itá n d ose a extraer
b e n e f i c io s en m ercad os o l ig o p ó l ic o s . Más aún, para la literatura “h e te r o d o x a ”,
una actitud usual en aq u ella é p o c a era el “v a c ia m ie n t o ”de em presas. Esto
im p lic ab a m antenerlas sin invertir siquiera en la r e p o s ició n de eq u ip os, a la
espera de su quiebra final o del salvataje estatal - p e r o lu eg o de haber obtenido
e le v a d o s b e n e fic io s gracias al control o l ig o p ó l ic o del m ercado, b e n e f i c io s que se
destinaban a in v e r s io n e s en otros rubros, in clu so en el exterior ( “fuga de
c a p ita le s ”) o al co n su m o s u n tu ario- (Schvarzer, 1996).
P reviam en te h e m os ya presentado argum entos que van en contra de varias de las
h ip ó te s is h etero d ox as. A sí, en el capítulo I h em os cu e stio n a d o la idea de que,
más allá de naturales d iferen cias entre las p ersonas en térm in os de con d u ctas o
actitudes hacia los n e g o c io s , sea p o s ib le afirmar que en ciertos países
predom inan, por “co n stitu ció n g e n é t i c a ”, los em presarios “r en tista s” y en otros
los “sc h u m p e te r ia n o s ” . En el capítulo III, en tanto, m ostram os que durante el
m o d e lo agroexportador la clase em presarial d o m é s tic a e x h ib ió , tanto en el sector
agropecuario co m o en el industrial, con d u ctas d in ám icas, sin la p resen cia de las
cu ales hubiera sido im p o sib le que se m aterializara el v ig o r o s o p r o c eso de
cr ec im ie n to e c o n ó m ic o ob servad o en aquella época. Por cierto, estas conductas
c o n v iv ie r o n con otras m u ch o más cercanas al r e n t- s e e k in g y la e s p e c u la c ió n ,
pero es im p o sib le caracterizar ún icam en te con estas notas al com p ortam ien to
empresario argentino en dicho período.
Si acep tam o s esto s argum entos, el p rob lem a de la v is ió n h e ter o d o x a es que
supone que la elite empresaria argentina es naturalmente “ren tística ” y
esp e cu la tiv a , y que, una v e z agotada la renta aso cia d a al m o d e lo agroexportador,
se v o lv ió hacia el Estado en b u sca de fuentes alternativas, o b jetivo que habría
logrado dada su capacidad de m anipular al aparato estatal en procura de
co n s e g u ir sus fines. El m undo em presario se divid iría así, caricaturizando algo
pero no d em asia d o el argum ento, entre grandes em presas b e n eficiarias de las
p o lític a s p ú blicas que se reparten el m ercado d o m é s tic o en forma o l ig o p ó l ic a
im p id ie n d o el in greso de n u ev o s com p etid o re s, y un vasto u n iverso de PyM Es,
p o ten cia lm e n te portadoras de la capacidad de convertirse en una verdadera
“b u rgu esía n a c io n a l” - y de formar un bloqu e “p r o g r e s is ta ” en alianza con la clase
o b rera -, a las cu ales el Estado gen era lm en te ignoró o in clu so castig ó. V er em o s
260 Más allá de reconocer, como lo hicimos de manera explícita más arriba, los significativos procesos de
aprendizaje y desarrollo tecnológico en la industria farmacéutica argentina durante la ISI, la idea de que dicha
industria, aquí y en cualquier otro país, pudiera sobrevivir sin asignar recursos a actividades de lobbying
parece, como mínimo, ingenua. Asimismo, se necesitaba indudablemente innovar para competir, pero ese no
era el único medio para ganar porciones de mercado.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
261 Más aún, recordemos, que estos grupos respaldaron el Plan Pinedo, opción no mercado-internista.
262 Interesantemente, el mismo Schvarzer nos ofrece el caso de una antigua gran empresa que ve detenido su
impulso a invertir por causas totalm ente ajenas a su voluntad. Se trata de Alpargatas, la cual a comienzos de
los '40 comenzó un proceso de ampliación y modernización de sus instalaciones que luego debió detener
debido a la “sobreoferta en el mercado local, la imposibilidad de renovar equipos y la ausencia de otras
alternativas (como la exportación)” (Schvarzer, 1996, p. 211). Recordemos que, en buena medida, la
imposibilidad de exportar derivaba de restricciones implementadas por el gobierno.
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263 Estos temas en realidad unificaban al empresariado también en la etapa previa. Véanse, en este sentido,
los reclamos que hacían los incipientes industriales metalúrgicos al gobierno a comienzos del siglo XX
(Leibas, 2004).
64 Por ejemplo, no queda para nada claro, de la revisión de la evidencia empírica, que la Unión Industrial
Argentina -controlada por las empresas de mayor tamaño y/o de origen extranjero- fuera más proteccionista
que la Confederación General Económica -representante de las PyMEs y de las firmas del interior del país-
(ver Lewis, 1993, Niosi, 1974; Lindenboim, 1976). Por el contrario, en buena parte de la literatura “heterodoxa”
revisada en el capítulo II se sugiere que la gran empresa era menos dependiente del mercado interno que las
PyMEs. J. Llach (1984), en tanto, cita el creciente apoyo de la UIA a una estrategia industrialista exportadora
desde fines de los '30.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
265 Véanse, por ejemplo, los pronunciamientos de la asociación que representaba a los industriales
metalúrgicos -e n su mayoría, empresas PyME- durante la ISI, los cuales asiduamente intentaban influir sobre
el Estado para que garantizara la protección del mercado interno, el acceso a los contratos con el gobierno,
etc. (Leibas, 2004).
266 Asimismo, el autor cita una fuente de la empresa que afirmaba que la principal vía de financiam iento de
Siam en los '60 provenía de no pagar las deudas fiscales y previsionales.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
267 No hace falta recordar tal vez, pero por las dudas lo hacemos, que en los '30 la URSS estaba
implementando un ambicioso plan de industrialización en base a la planificación estatal, que en los EE.UU.
Franklin Delano Roosevelt lanzaba el New Deal y que John Maynard Keynes pregonaba la necesidad de
regular el ciclo económico y “socializar” las decisiones de inversión para evitar depresiones como las del '30,
entre otros hechos que reflejaban esa nueva actitud hacia el papel del Estado que se estaba difundiendo por
todo el mundo.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
con d u ctas más d e fe n s iv a s que o fe n siv a s . Claro que cuando la mano in v is ib le deja
de funcionar, a ciertos grupos se les hace más fácil capturar las p o lític a s del
estado para realizar transferencias de riqueza g u iad os por la mano v isib le de la
e c o n o m ía p o lítica de sus in t e r e s e s ” (p. 31).
Más allá de este fe n ó m e n o crucial, co m o señ alam os más arriba, la incertidumbre
en cuanto a la continuidad de los lin e a m ie n to s b á s ic o s de las p olítica s públicas
fue otra fuente b ásic a de inestab ilid ad in stitu cion al. A sí, por ejem plo, durante el
go b ier n o p eron ista se intentó construir una alianza con una “b u rgu esía n a c io n a l”
P yM E , ante la mutua h ostilid a d que e x istía entre Perón y los sectores líderes del
em presariado industrial del m o m en to , a la v e z que se im p lem en tab an p olíticas
contrarias a los in tereses del sector agropecuario pam peano. Sin em bargo, ya en
los c in cu en ta el g o b iern o debió co m en za r a prestar más aten ció n al agro, al
tiem p o que intentó una p o lític a de cap tación de in v e r s io n e s extranjeras - i n c l u s o
en áreas com o la petrolera, que habían sido base fundam ental del discurso
n a c io n a lista de P e rón -.
Otro caso en el m ism o sentido se ob serv a con la p o lítica de restricción a las
ex p o r ta c io n es industriales ap licad a por el p eron ism o - e n realidad, ya en 1944 se
tom aron las primeras m ed id as en ese s e n ti d o -, en un co n te x to en el cual aquéllas
habían crecid o fuertem ente gracias a las oportunidades de a c c e so a m ercados
abiertas por la S egu n d a Guerra.269 En este sentido, interesa el com en tario de J.
Llach (1 9 8 4 ) , quien afirma que “la p resen cia de industriales que expresaron
p o s ic io n e s ... corporativas d iferen tes de las de la U IA , y con un sentido
d ecid id a m en te m ercadointernista, era m uy e s c a s a ” (p. 53 7 ) y refiere distintos
p ron u n ciam ien to s de la U IA exhortando al go b iern o a no dejar de fom entar las
exp o r ta cion e s in d u stria les.270
Más adelante, el d esarro llism o p r iv ile g ió el llam ado al capital extranjero, lo cual
no dejó de suscitar h ostilid a d en distintos sectores de la s ocied ad , con sideran do
entre otras cosa s que dicha estrategia contrariaba las e xp ec tativ as de buena parte
de los votan tes de Frondizi. El go b iern o sig uien te, liderado por Arturo Illia, entre
otras m ed id as, anula los contratos petroleros firm ados por Frondizi, un n u evo
v u e lc o en las reglas de ju e g o .
Durante el g o b ie rn o del general O nganía ( 1 9 6 6 - 1 9 7 0 ) , el equipo e c o n ó m ic o
liderado por Adalbert K rieger V a s e n a buscó profundizar el p roceso de
in d u strialización ap o yá n d o se en las grandes em presas, fun d am en talm en te de
capital extran jero.271 Esto d e s e m b o c ó en una n u eva olead a de IED, que en buena
269 Como lo señala J. Llach (1984), además de las restricciones directas, la política de ingresos del peronismo
también tuvo como resultado un freno a las posibilidades de exportar de la industria.
270 Esta afirmación contrasta con el argumento de Schvarzer (1996), quien señala que la industria no sólo no
se quejó de ese cambio de rumbo, sino que hasta le dio la bienvenida debido a que era más “cómodo” vender
en el mercado interno.
271 Este proyecto implicó un fuerte conflicto con el sector agroexportador. Ya la devaluación decretada por
Krieger al inicio de su mandato fue acompañada de un aumento en las retenciones a la exportación, lo cual
motivó críticas de las organizaciones rurales. Más importante, dichas organizaciones rápidamente advirtieron
que el equipo de Krieger impulsaba un proyecto de desarrollo en el cual la producción agropecuaria no
ocupaba un lugar de privilegio. Un momento importante de esta disputa se dio cuando Krieger propuso un
“impuesto a las tierras aptas para la explotación agropecuaria”, diseñado para penalizar el mantenimiento de
tierras improductivas -c o n el fin último de estimular una mayor producción agropecuaria y levantar la
restricción al crecimiento derivada de la limitada capacidad exportadora-. La Federación Agraria Argentina -
154
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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275 En este contexto cambiante e incierto, no sorprende que varias encuestas realizadas a empresarios
argentinos en los años '60 y comienzos de los '70 mostraran no sólo volatilidad en sus opiniones, sino un
estado de confusión en torno a las alianzas y estrategias deseables, así como una cierta insatisfacción
respecto del su rol en la historia reciente del país (ver Lewis, 1993).
276 Baste la cita siguiente, extraída de la citada novela La Bolsa (escrita en 1890, recordemos), para ver lo
antiguo del nepotismo y el clientelismo en nuestra administración pública (p. 149):
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
problem a, en todo caso, radica en que ante el notorio increm ento de las tareas a
cargo del Estado tras la crisis del treinta, no se haya h ech o un esfu erz o acorde
para m odernizar y p ro fe sio n a liza r sus estructuras y las cap a cid ad es de sus
fu n cion arios.
S ig u ie n d o a D e v o t o , en los treinta la m o d e r n iza c ió n y p r o fe s io n a liz a c ió n del
Estado argentino avanzó bastante m e n o s que, por ejem p lo, la de su par brasileño.
A s í, no extraña que en 1942 se estim ara que casi to d o s los e m p lea d o s p ú b lico s
habían sido e le g id o s por m o t iv o s p o lít ic o s , lo cual gen erab a una alta tasa de
rotación y d ificu ltab a la form ación de una burocracia estable (Sikkink, 1 9 9 3 ).278
Y a en el g o b ier n o peronista, la partid ización de las estructuras del Estado afectó
n ega tivam en te la calidad y e f ic ie n c ia de las p olític a s pú blicas, en tanto la
p rofesion a lid a d no era el criterio predom inante para s e le c c io n a r a los m iem bros
de la burocracia estatal.
Estudiando un período posterior (el desarrollism o a fin es de los cin cu en ta y
prin cip ios de los sesen ta), Sikkink (1 9 9 3 ) señala que mientras que en Brasil
ex istió una “b urocracia a is la d a ”, m eritocrática y de alto n iv el - q u e fue un actor
clave en la im p le m e n ta c ió n de la estrategia de in d u strialización de aquella
é p o c a - , en A rg en tina tal elem e n to estu vo ausente, por lo que “Frondizi debió
tratar de sortear la b urocracia para formular e instrumentar sus p o l ít ic a s ” (p.
545).
El p r o c eso de form ación de estructuras p r o fe sio n a le s de go b iern o y de una
burocracia m eritocrática fue tam bién afectad o por la propia inestab ilid ad en los
e le n c o s de gob iern o. A sí, se h izo práctica que los n u e v o s fun cion arios
descon fiaran u h ostilizaran a la burocracia p reviam en te e x isten te, creando un
funcionariado “p a r a le lo ”, perjudicando la e f ic a c ia de la propia ac ció n de
go b iern o y f a v o r ecien d o la acción de los grupos de interés que buscaban
“capturar” las ag e n cias estatales para obtener rentas (S p iller y T o m m a si 2 0 0 0 ).
O ’D o n n e ll ( 1 9 7 7 ) , a su v ez, argumenta que el Estado fue “recurrentem ente
arrasado por cam biantes c o a lic io n e s de la socied ad civ il... Por ello , “las p olíticas
estatales no sólo fueron cam biantes; adem ás casi nunca fueron im p lem en tad as (p.
5 5 2 ) ” . Las pujas distributivas entre los b lo q u es de poder que disputaban la
h e g e m o n ía en aquel período serían las resp on sab les primarias de esa in estabilidad
in stitu cion al, que lle v ó fin alm en te a la cuasi d estru cción del aparato estatal
( O ’D o n n e ll, 1997). A sí, dicho aparato fue “c o l o n i z a d o ” no sólo por el “gran
ca p ita l”, sino tam b ién por las fr acc io n e s más d éb iles de la b u rgu esía cap italista y
“Se trataba de que Arnel diese un empleo en su ministerio a un sobrino del ingeniero Zolé, muchacho
despierto, que había vivado al gobierno a la luz de los faroles de papel con que en otro tiempo abrían su
marcha las manifestaciones callejeras, faroles encendidos a iniciativa de un boticario popular.
- La cuestión es que no hay vacantes. Al contrario, está el ministerio lleno de supernumerarios que no tienen
nada que hacer.
- No importa, siempre habrá espacio para meter uno más.
El ministro prometía hacer lo posible. Después, y ante la insistencia del ingeniero, dijo que se crearía un
puesto para el sobrino, con buen sueldo y ningún trabajo salvo el muy poco que para disimular se le daría.”
77 Devoto señala que la mayor parte de los cuadros se reclutaban en la Facultad de Derecho, cuyo nivel era
“ bastante modesto”.
278 Recién en 1943 se exigió la enseñanza primaria completa para ingresar a un puesto público. En contraste,
en Brasil ya en los años '30 se requerían exámenes para el ingreso a la carrera de funcionario, al menos para
ciertos puestos (Sikkink, 1993).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
por la clase obrera; por ende, fue tam b ién un Estado fraccio n ad o, débil e incapaz
de con d u cir el p ro ce so de a cu m u la ció n a través de estrategias que fueran
in d ep en d ien tes de los intereses in m ed ia to s de los distintos grupos que lo
colon iza b an .
En este c on texto, no sorprende que la literatura recibida nos muestre
reiteradamente las fallas de d iseñ o e im p le m e n ta c ió n de las p o lítica s pro
in d u strialización adoptadas durante la época.
Si ex a m in a m o s la p o lític a arancelaria, su m anejo fue errático y escasa m en te
racional, a la v e z que no logró priorizar sectores y otorgarles p rotecció n
d iferen cial en fun ción de las resp ectiva s brechas t e c n o ló g ic a s , ni rem over las
tarifas otorgadas a aq u ellos sectores que ya eran c o m p e titiv o s (Katz y K o s a c o ff,
1989). A m ed id a que las distintas ramas industriales sustituían in su m os
im portados por sim ilares de origen local, ocurría que, aún cuando la curva de
aprendizaje de una etapa acercara sus c o s to s a los in tern acio n ales, el m ayor
con ten id o nacion al incorporaba in su m os p rod u cid os por otra etapa que estaba en
un punto anterior de la curva, absorbiendo la g a n an cia de p roductividad de la
etapa más madura, e im p id ien d o reducir las tarifas ( N o c h te ff, 1994b). T am poco
ex istió capacidad e f e c tiv a de d is cip lin a m ien to para garantizar reciprocidad por
parte de los sectores b e n e fic ia d o s por la p r otec ció n en térm in os de gan an cias de
productividad, ex p o rta cio n es, etc. Un elem e n to importante a tener en cuenta en
este sentido es que, co m o ya se señaló, en varios m o m en to s de la ISI la p o lític a
co m ercial apuntaba a criterios “au tarq u izantes” más que a prom o ver industrias
n acien tes con ventajas com parativas dinám icas.
En varios m o m e n to s de la etapa que a n a liza m os, la p roliferació n de m ú ltip les
tipos de cam bio, la e x is te n c ia de listas que prohibían, restringían o exig ía n
p erm isos previos para la im portación de distintas c la se s de b ien es, etc.,
m anejadas d iscr ecio n a lm e n te y en a u sen cia de m e c a n ism o s e f ic a c e s de control de
la corrupción, no dejaron de generar ga n an cia s im portantes para las firmas que
podían b en eficia rse del a c c e s o p riv ileg ia d o a d iv isas o b ien es “b aratos”, para
lu eg o ven d er en el m ercado d o m é s tic o p rotegido a p rec io s e le v a d o s (Cortés
Conde, 2 0 0 5 ).
Las p o lítica s de p r o m o ció n de la in v ersión no muestran un m ejor record. Por
ejem p lo, el h ech o de que en 1960, lu eg o de la firma en 1959 del decreto que
esta b le cía las c o n d ic io n e s de radicación de la industria autom otriz, estuvieran
operando 21 plantas para un m ercado de 100 mil v e h íc u lo s /a ñ o - v a r ia s de las
cuales lu eg o debieron cerrar ante la inevitab le co m p r o b a ció n de que la capacidad
in stalada e x c e d ía las d im e n s io n e s del m ercado l o c a l - 279 da la pauta de las
dificu ltad es del sector p ú b lico para programar estrategias a largo plazo (Katz y
K o sa c o ff, 1989).
279 De hecho, las plantas que cerraron habían sido instaladas básicamente con el objetivo de aprovechar
transitoriamente los incentivos otorgados por el régimen “arm ando” autos con alto contenido importado y
sabiendo que no iban a poder alcanzar las metas de integración nacional originalmente previstas. En
consecuencia, la decisión de cerrar no implicó, en general, la pérdida de dinero. Considérese, además, que en
la primera convocatoria para proyectos automotrices no se presentaron las grandes ET americanas -F ord,
g M y Chrysler- justam ente porque creían difícil cumplir con las metas establecidas por el régimen promocional
-finalm ente se prorrogó el plazo de presentación para que pudieran ingresar-, lo cual da idea de que muchos
de los que entraron al comienzo carecían de una vocación seria de permanecer en el país.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
280 Ver López (1994) para una descripción de lo ocurrido con la promoción industrial en el sector petroquímico,
uno de los más beneficiados por dicho régimen.
281 Agustín Rocca, fundador de Techint, señalaba que tras 25 años de operar en la Argentina “no recuerdo
ninguna autoridad determinante en el problema siderúrgico que haya durado el tiempo suficiente para llevar a
cabo un programa” (citado en Schvarzer, 1996, p. 245).
282 Ver, por ejemplo, López y Porta (1994) para un análisis de los regímenes de promoción argentinos y
brasileños en sectores como celulosa y papel, petroquímica o siderurgia, donde se destacan las diferencias de
diseño e implementación, a favor de Brasil, que se han traducido -especialmente en los dos primeros
sectores- en un mejor desempeño competitivo de las firmas de aquel país vis a vis las argentinas.
283 Rougier también señala que, en la práctica, en lugar de beneficiar a las PyMEs, teóricam ente receptoras
privilegiadas de los créditos del banco, durante el gobierno peronista los créditos se concentraban en pocas
empresas de gran tamaño.
284 En 1952, el Banco Industrial concedía el 50% del monto total de créditos otorgados por el sistema bancario
al sector manufacturero (Sikkink, 1993).
159
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
285. En contraste, el mismo autor señala que el mejor desempeño del Banco ocurrió entre 1967 y 1969,
cuando “la estabilización económica y las pautas relativamente claras de política económica permitían una
asignación más eficiente de los recursos y cierta independencia financiera derivada de la recuperación
efectiva de los préstam os” (p. 466).
286 En este sentido, es importante señalar que, a través de muy diversos mecanismos, el Estado había
adquirido participación accionaria en un gran número de empresas privadas desde los años '40, por lo cual en
1977 había 32 firmas entre las 100 más grandes del país que contaban con alguna participación estatal en su
capital -a de m á s de otras 9 que eran empresas públicas-. Si bien esas participaciones habían sido decididas
en diversos momentos del tiempo, obedeciendo a criterios específicos en cada caso, tal como lo señala
Rougier (2003) “ la prioridad en la compra de acciones de empresas industriales - y en algunos casos
financieras- revelaría, independientemente de que fuera una opción rentable o no, el objetivo implícito de
mantener bajo control nacional y/o en operación a las firmas del sector, las que bien parecían ser
consideradas en su conjunto como 'estratégicas'” (p. 407). Sin embargo, esto ocurrió, siempre según el autor,
pese a que “el Estado, nunca pretendió, al menos en forma clara, tener una importante participación en el
capital de estas empresas y mucho menos dirigirlas y gestionarlas” (p. 426) -d e hecho, repetidas veces se
intentó vender las acciones de firmas privadas en poder del Estado en toda esta etapa, no siempre con éxito-.
Habrían sido entonces presiones empresarias y objetivos sociales y “ nacionalistas” buscados en momentos
160
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
B u en a parte de las p o lític a s ap licad a tenía una racionalidad teór ica - p r o v i s t o que
ac e p te m o s la idea de que el país n ece sita b a p rom o ver de manera activa el p roceso
de in d u str ia liz a c ió n -. Por e jem p lo, las p o lític a s de p r om o c ión a la in v ersión eran
prob ablem ente la ú n ica manera de viab iliz a r un m a s iv o programa de in v er sio n es
c o m o el que quería impulsar el go b iern o de Frondizi, en un con texto donde el
m ercado lo c al de cap itales era in e x isten te, la b anca privada no ofrecía
f in a n c ia c ió n a largo plazo para el sector industrial y había un n iv el alto de
incertidumbre e c o n ó m ic a e in stitu cion al. Lo m ism o se ap lica al B A N A D E .
Incluso las v ieja s ideas acerca de la n e ce sid a d de un B ig Push, a la R o s en s tein
Rodan, ahora reflotadas en el m ainstream a través de las n o c io n e s de fallas de
co o rd in a ció n y extern alid ad es (M urphy e t a l , 1989; Ray, 1998) proveían una
j u s t if ic a c ió n para la propia ad o p ción de un programa m a s iv o de in v e r s io n e s com o
forma de sacar al país del subdesarrollo.
En cuanto a la p o lític a c om ercial, el clá sic o argumento de “industria n a c i e n t e ” - e
in clu so algu n os otros o fre cid o s por las m odernas teorías del c o m e r c i o - tam bién
podrían ju stifica r la ad o pc ión de p o lítica s p ro tecc io n ista s - a u n q u e ob viam en te
con características s e le c tiv a s y tem porarias, dos e le m e n to s n otoriam en te ausentes
en el caso a r g e n tin o -. Otras p o lítica s, en c am b io, podrían ser más cu estio n a b les
(el “h osp ital de e m p r e s a s ”). En cualquier caso, p arecen ser los p rob lem as del
c on texto y las carencias de d iseñ o e im p le m e n ta c ió n los factores que llevaron a
que esas p olític a s tuvieran m e n o s b e n e fic io s y más co sto s de lo esperado
in ic ialm ente.
En c o n c lu s ió n , parece evid en te en to n ces que la d ebilidad del Estado y la
vo la tilid ad del escen ario in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o favo r ec ier o n que, en
lugar de generar respuestas “s ch u m p e te ria n a s”, las p olític a s p r o -in d u str ia liz a c ió n
dieran lugar a conductas “re n tís tic a s ” .
3) Más allá del ren t-see k in g
En la s e c c ió n previa h em os tratado de entender por qué las con d u ctas ren t-
seek in g encontraron un am plio e sp a cio para m u ltip licarse durante la ISI. Sin
em bargo, aún en el co n tex to descrito, no todo fue r e n t- s e e k in g en el
com p o rta m ien to em presario. Com o v im o s antes, aún con las fuertes lim ita cio n es
del co n tex to , y con las d e fic ie n c ia s ya señaladas en el set de p olítica s p ú blicas
v ig e n te s en aquel período, se produjo un p roc eso de aprendizaje y cierre parcial
de la brecha de p roductividad con la frontera internacional. Esto nos con d u ce a
tratar de id en tificar a los agen tes que p rotagonizaron ese p ro ce so , tarea que nos
llevará a resaltar la h e ter o gen eid a d en el com p o rta m ien to empresario durante la
época, c u y o s determ inantes e x c e d e n d im e n s io n e s tales co m o tam año o propiedad
del capital, y se fundan tam bién en las diferentes cap acid ad es y estrategias de las
firmas resp ectivas.
En este sentido, el im pacto de la m a s iv a lleg a d a de ET fue importante, ya que
crearon departam entos de in g en iería y programas de desarrollo de p rov eed ores
que formaron parte importante del flujo de c o n o c im ie n t o s que circulaba a través
de la estructura de p rod u cció n durante la ISI. Estas firmas desarrollaron
específicos por los funcionarios públicos de turno, los que habrían determinado esa enorme expansión del
Estado como propietario de empresas.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
287 Katz y Ablin (1977) señalaban que el lanzamiento al mercado argentino del Ford Taunus en 1974 había
insumido 230 mil horas de esfuerzos internos de ingeniería adaptativa.
288 Recordemos que la lógica predominante de la IED en el período de la ISI se enmarcaba en estrategias
corporativas de tipo multiplanta, en donde se instalaban “filiales replica” de las respectivas casas matrices,
orientadas a atender los mercados domésticos en los cuales operaban. Así, la necesidad de hacer
adaptaciones “ idisioncráticas” en materia de tecnología y escalas era usual, no sólo en la Argentina, sino en la
mayor parte de los países receptores, en particular dentro del mundo en desarrollo.
289 Por ejemplo, IBM Argentina destinaba parte de su producción a las filiales de Japón, Suecia y Canadá,
entre otros países. Dicha producción incluía, por ejemplo, impresoras y máquinas perforadoras y
clasificadoras de tarjetas.
162
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
La curva de aprendizaje de estas firmas em p ezab a , en gen eral, con cop ias de
productos que estaban varios años atrás de la frontera internacional. Su ob jetivo
inicial era, en los primeros años de la ISI, producir, sin considerar costos,
calidad, rapidez de entrega o e fic ie n c ia , en c o n d ic io n e s de m ercad os p oco
co n te sta b les por la c o m p e te n c ia externa. T a m p o co estaban m uy interesadas en
exportar (de h e ch o , sus p o s ib ilid a d e s en ese sentido eran esc a sa s). Fue recién
cuando las c o n d ic io n e s de a b a stec im ien to del m ercado c om en za ron a estab ilizarse
y apareció algún tipo de c o m p e t e n c ia extranjera, que los esfu erz o s t e c n o ló g ic o s
se m o v ier o n hacia d iseñ o s más s o f is tic a d o s y productos más cercanos a la
frontera, y apareció un interés por las activ id ad es de org a n iz a ció n y p la n ific a c ió n
y por la m ejora en los layout, la calidad, etc., así co m o en las activ id ad es de
ex p o rta ción (Katz, 1999a).
La e v id e n c ia d isp on ib le in d ica que estos p r o c e s o s e v o lu t iv o s “v i r t u o s o s ” se
dieron de form a altamente h ete ro g é n e a y se observaron en una porción
relativam ente m inoritaria del vasto u n iverso P yM E de la época. A sí, no
sorprenden las referencias que entrega Schvarzer (1 9 9 6 ) respecto de in form es
p rod u cid os en los cin cu en ta y sesenta, en los cu ales se señalaba la in s u fic ie n c ia
de los c o n o c im ie n t o s t é c n ic o s de los gere ntes lo c a le s, la carencia de planes de
largo p lazo, la au sen cia de con troles de calidad, etc. A s im is m o , los senderos de
aprendizaje fueron m uchas v e c e s aza roso s, y si bien, a lo largo de dichos
senderos, un gran conjunto de firmas lo c a le s lograron resolver ciertos problem as
t é c n ic o s y sustituir e f ic ie n te m e n te determ inadas im p o rtac ion es, p ocas crearon
productos o p r o c es o s verdaderam ente n u e v o s, o que tuvieran un im pacto fuera de
la e c o n o m ía local y/o en p aíses v e c in o s (Katz, 1999a).
Sin em bargo, e n ten d e m os que estos lím ites al p roc eso de desarrollo t e c n o ló g ic o
P yM E durante la ISI se originaban no sólo en actitudes y vo lu n ta d es em presarias,
sino tam bién - o p r in c ip a lm e n te - en los p roblem as del entorno. Estos problem as
in c lu y e n no sólo los ya descriptos al analizar el marco in stitu cion al y
m a c r o e c o n ó m ic o de la época, sino tam b ién otros que d iscu tirem os más abajo,
v in cu la d o s a a c c e s o al fin an cia m ie n to , la falta de or g a n iz a c io n e s de ap oyo al
desarrollo industrial y t e c n o ló g ic o y las d eb ilid a d es del sistem a ed u cativo.
Lo que es cierto es que, en un c on texto c o m p lejo , en el cual, adem ás, el a c c e so a
te c n o lo g ía s importadas no siempre estu vo d isp on ib le, los industriales argentinos
no dejaron de d esp lega r una creatividad té c n ic a importante en m uy diversos
sectores. A sí, la e v id e n c ia d isp on ib le refleja varios caso s de P yM E s que
co n sig u ie ro n s ig n ific a t iv o s a v an ces en su p roceso de desarrollo t e c n o ló g ic o en
activ id ad es co m p le ja s, co m o m áquinas herramienta, electrón ica, farm acéu tica o
m aquinaria a g ríc o la e in d u strial.290
E stos a v an ces llevaron in c lu s iv e no só lo a exportar b ie n e s y t e c n o lo g ía , sino
tam b ién a concretar varias op er a cio n e s de in v ersión directa en el exterior. Estas
últim as fueron lleva da s adelante, en su m ayoría, por em presas m edianas de
capital n acion al y se basaban en ciertas ventajas en el d om in io de t e c n o lo g ía s
interm edias (o “t r o p ic a liz a d a s”). D ich a s in v e r s io n e s se orientaron a m ercad os de
290 El ya mencionado caso de la empresa Turri, productora de máquinas herramienta, es uno de los más
notorios (ver Castaño et al, 1981), pero son muchos más los que podrían citarse en el mismo sentido (Vasalli
en cosechadoras, Tonomac en radio y televisores, etc.).
163
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
291 Estos conglomerados tendían a operar, tal como se señaló en el capítulo previo, con un fuerte nivel de
diversificación, incluyendo no sólo actividades industriales, sino también agropecuarias y de servicios -
característica que debe ser enmarcada en el contexto de una economía cerrada y con alto nivel de
incertidumbre-, y usualmente contaban con bancos o compañías de inversión que servían como fuente de
financiam iento para todo el grupo - y les daban una ventaja diferencial relevante frente a otros agentes en un
contexto donde el acceso al financiam iento era difícil- (Lewis, 2003).
292 Refiriéndonos a esta etapa (la ISI), Bisang (1996) señala que, por ejemplo, la apertura petrolera dispuesta
por el gobierno de Frondizi fue un hito importante para varios grupos (Bridas, Pérez Companc, Astra,
Garovaglio-Zorraquín) que comenzaron a incursionar en el mercado energético a partir de ese momento.
164
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
293 Guadagni (1972) comprobó que de los 22 años que van desde 1950 hasta 1971 sólo en 4 de ellos se
registraron valores positivos para las tasas de interés real del sistema bancario aplicables a los préstamos
(citado en Kosacoff y Ramos, 2005).
165
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
294 De hecho, si bien el financiam iento bancario para el sector industrial generalmente se otorgaba a tasas de
interés reales negativas, fueron las grandes empresas las que concentraron el acceso al crédito, mientras que
el resto se financió principalmente a través del crédito comercial (Kosacoff y Ramos, 2005).
295 Se trata, en realidad, de la aplicación al caso argentino de una hipótesis formulada bastante tiempo atrás,
que señala que parte del problema del atraso económico en los países pobres se vincula con el predominio de
empresas familiares, en las que se accede a cargos directivos no por mérito, sino por lazos familiares (ver
Kerr et al, 1963).
296 En contraste, en Asia, en general la política educativa estuvo fuertemente ligada a las necesidades del
desarrollo industrial y tecnológico. Esto incluyó una estrecha cooperación con el sector privado en el diseño de
las currículas y en el entrenamiento de los trabajadores, ingenieros y gerentes. Asimismo, se otorgaron
incentivos impositivos y de otros tipos para que las firmas realizaran tareas de entrenamiento, a la vez que,
por diversas vías, los gobiernos trataron de inducir a los estudiantes a seguir carreras vinculadas con ciencia y
tecnología (Lall, 1995).
166
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
m ism a é p o c a 297), aq u ellos sufrieron d iv ersos prob lem as, tales co m o p oca
v in c u la c ió n con las n e c e sid a d e s de la industria, bajos su eld os y pobre s e le c c ió n
de d ocen tes, m ala preparación de los alu m nos, etc. In clu so, lu eg o de una
exp a n sió n v i g o r o sa hasta 1945, la ed u c a c ió n t é c n ic a pierde p eso relativo en
térm inos de la m atrícula estudiantil (C E P A L , 1958; O EC D , 1967; A ráoz, 1969).
A su v ez, la m atrícula universitaria sig u ió orientada p red om in a ntem en te hacia
p r o fes io n es “lib e r a le s ” . Entre 1 9 3 1 - 1 9 6 0 el 25% de los graduados corresp on dió a
m ed ic in a y carreras afin es, y el 19% a e s p e c ia lid a d e s v in cu lad as al derecho. La
tercera carrera más n u m erosa era in g en ier ía (15% de los graduados), se g u id a de
farm acia y b io q u ím ic a (10% ), o d o n t o lo g ía (9%) y ad m inistración , con tab ilid ad y
e c o n o m ía (8%). En contraste, el grupo de m atem áticas, c ie n c ia s b io ló g ic a s , fís ic a
y q u ím ica sólo produjo el 3% de los egresa d os. En com p a ració n con otros países,
la A rg en tina m ostraba tasas bajas de en rolam ien to en carreras vin culad as a
cien cia s puras y aplicadas y, paralelam ente, tasas m uy altas en m e d ic in a y
ab o ga cía (O E C D , 1 9 6 7 ) .298
En tanto, había d ia g n ó s tic o s n e g a tiv o s sobre la calidad de la en señ an za
universitaria. Por ejem p lo, Araos (1 9 6 9 ) argum entaba que las u n iversid ad es
daban p o ca preparación para la práctica industrial, carecían de m ateriales, sus
b ib lio te c a s eran magras, los laboratorios estaban mal eq u ip ad os, la proporción de
profesores full tim e era baja y la m ay oría de estudiantes trabajaban (ver tam bién
O ECD , 1967). A s im is m o , h acia fin es de la ISI ya era evid ente un p roceso de
deterioro cualita tivo de la en señ an z a u niversitaria que, al m e n os en buena
m edida, puede adjudicarse a las p e r s e c u c io n e s p olític a s desatadas desde 1966,
que llevaron a salir de la U n iversid a d o in c lu so emigrar del país a un gran
número de d o c en tes e in v e stig ad or e s.
¿Qué sab em o s acerca de la u n iversidad c om o form adora de em presarios? N o
h em os encontrado e v id e n c ia em p írica sólid a sobre este tema, más allá de que las
esta d ísticas d isp o n ib les indican que los u n iversitarios - i n c l u y e n d o tanto los que
com p letaron co m o los que no finalizaron el r esp e ctivo cic lo de e s t u d io s - eran
una m in oría entre los dirigentes em p r e s a r io s .299 A s im is m o , nada in d ica que la
tran sm isión de va lo res favorab les al e m p ren de do rism o y el desarrollo de n e g o c io s
privados haya sido usual en el sistem a u niversitario de la época.
Al m ism o tiem p o, nu m erosa e v id e n c ia fragm entaria y en buena m ed id a an e cd ó tica
da cuenta de que m uchas em presas p eq ueñas y m edianas creadas durante la ISI
nacieron co m o in ic ia tiv a s de p r o fe sio n a le s (en particular in g en ie ro s) o e x
estudiantes universitarios, h ech o notorio, por ejem plo, en la rama q u ím ica o en la
p rod u cción de b ie n e s de capital. U n a p osib le vía para r eco n cilia r ambos datos
sería argumentar que la p o s ib ilid a d de operar en una e c o n o m ía p o co abierta a la
297 Por ejemplo, en Taiwán en 1970 el ratio entre estudiantes secundarios de escuelas generales vis a vis los
que estaban en escuelas vocacionales era de 1 a 1; en tanto, para 1980 ya será de 1 a 2 (Hou y Gee, 1993).
En contraste, en 1965 en Argentina había más de 2 estudiantes en la enseñanza secundaria corriente contra
1 en la técnica.
298 Lingarde y Tylecote (1998) hacen hincapié en que en la comparación entre Argentina -y otros países de
América Latina- frente a las naciones del Este Asiático, se comprueban dos sesgos: i) el muy elevado ratio de
educación universitaria vis a vis educación secundaria en el primer grupo; ii) el bajo ratio entre ingenieros y
total de graduados universitarios.
299 En el sector industrial, hacia mediados de los años '60 la proporción de managers que no tenían siquiera la
escuela secundaria completa era de un 80% (OECD, 1967).
167
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
300 Por ejemplo, en Brasil se crea en 1965 la Financiadora de Fondos y Proyectos (FINEP) con la misión de
promover la capacitación y el desarrollo en CyT a través del aporte de recursos financieros a empresas
privadas e instituciones de I&D.
01 Como es bien sabido, el INTA jugó un rol muy importante para el sector agropecuario (ver más abajo),
pero, dados los límites fijados a su operatoria por la definición de su campo de acción al momento de su
creación, casi no tuvo impacto en materia de desarrollo industrial.
302 El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) se aplicó esencialmente a prestar servicios de rutina
(metrología, ensayos, etc.). Su escasa incidencia más allá de dichos servicios queda reflejada en el hecho de
que dos autoridades en el tem a han escrito un excelente resumen de la evolución del sector manufacturero
doméstico, prestando gran atención a cuestiones tecnológicas, sin siquiera mencionar una sola vez a dicho
organismo (Katz y Kosacoff, 1989). El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
(CONICET), en tanto, fue tradicionalm ente averso a vincularse con el sector productivo y se concentró en la
producción de outputs científicos (papers, etc.). El sistema universitario en general hacía un escaso aporte a
las actividades de investigación y dicho aporte generalmente estaba muy lejos de cualquier posibilidad de
vinculación con el sector productivo. Sólo la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) tuvo algún
impacto más profundo sobre la estructura industrial, tanto por su contribución al desarrollo de la metalurgia,
como por el desarrollo de proveedores (IMPSA es un ejemplo notorio en este sentido). Ver López (2002) para
un análisis más extenso del tema.
168
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
U n o de los h a lla z g o s más sorprendentes del trabajo era que casi el 90% de los
em p resarios con su ltad o s afirmaba d esear incorporar in n o v a c io n e s t e c n o ló g ic a s en
sus firmas. El 80% de los con su ltad o s percib ía la e x is te n c ia de una brecha
t e c n o ló g ic a respecto de la frontera internacional, para lo cual proponían
s o lu c io n e s diversas, in c lu y e n d o la im p ortación de b ien es de capital, el
otorg am iento de créditos, la n e cesid a d de planes de largo p la zo que favorecieran
la e x p a n sió n de la e c o n o m ía , la p rofu n d izació n de la in v e s tig a c ió n y la
ca p a citació n de recursos hum anos y una m ayor estab ilid ad p o lítica y e c o n ó m ica .
Ante la p o sib ilid a d de que el Estado asignara recursos in crem en tales a mejorar la
situ ación t e c n o ló g ic a de las firmas industriales, algo más de un tercio prefería
orientar d ich os recursos a realizar activ id ad es lo c a le s de I&D - b á s ic a m e n t e en
entidades p ú b l ic a s - , antes que a subsidiar la im portación de te c n o lo g ía , y algo
303 Si bien se trataba de un trabajo que buscaba relevar actitudes hacia el cambio tecnológico basándose en
respuestas que no necesariamente se hubieran traducido en acciones concretas de los empresarios en el
mismo sentido de lo expresado verbalmente, se trata de un análisis de gran solidez metodológica, lo cual
amerita considerar seriamente sus conclusiones.
169
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
m ás de otro tercio opinaba que debían distribuirse los recursos en prop o rcion es
ap roxim ad am en te ig u a les. En línea con este h a lla z g o , un 92% de los em presarios
j u z g a b a importante apoyar a los centros de in v e s tig a c ió n y un 65% estaba
d isp u esto a aceptar una con trib u ción obliga to ria para sosten erlos. En suma, la
im a gen planteada, con to d o s los lim itantes que supone extraer datos de una
en c u e sta de op in ión , distaba de la actitud con servad ora y reticente frente a la
in n o v a c ió n y la t e c n o lo g ía local presentada repetidas v e c e s en la literatura sobre
el tem a e invitaba a considerar la c u estió n de las p olítica s p ú blicas en c ie n c ia y
t e c n o lo g ía y sus p rob lem as en un marco más amplio.
D) Una m irada breve al com portam iento de los em presarios agropecuarios
Por razones de e sp a cio , no v a m os a realizar aquí un exa m en profundo del mundo
em presarial en el sector agropecuario durante la ISI. La in ten ción es sim p lem en te
dejar apuntadas algunas c u e s tio n e s que con sid er a m o s e s e n c ia le s para nuestros
o b jetiv o s g en era les, particularmente a la luz del h ech o de que es en este período
cuando co m ie n z a n a difundirse h ip ó te sis cu estion ad o ras de la con d u cta de los
propietarios rurales, en el c on texto de los debates sobre el “esta n cam ien to
a g ro p e c u a r io ” post crisis del treinta.
En e fecto , los datos d is p o n ib les indican que a partir de 1940 y hasta la segunda
mitad de los años cincuenta, se registra una fuerte caída en la p rod u cció n
agrícola, así co m o en la superficie sembrada en la región pampeana.
C o n se c u e n te m e n te , las ex p o r ta c io n es mostraron una te n d e n c ia declinan te en este
p eríodo. A sí, en v o lú m e n e s f ís ic o s , las ex p o rta cio n es de cerea les y lino
alcanzaban, entre 1951 y 1954, un n iv e l inferior en un 65% al alcanzado entre
1925 y 1929; en el caso de las carnes, la baja lleg a b a al 50% .304
La e v o lu c ió n de la p roductividad ag ríco la tam p oco fue favorable. A sí, salvo en
los caso s del trigo - d o n d e se habían alcan zad o algu n os é xito s g e n é t i c o s - y la
cebada, se advierten caídas en los ren d im ien tos de los p rin cip ales cu ltivo s
p am p ean o s en la com p a ració n 1 9 3 0 /1 9 3 4 v i s a v i s 1 9 4 5 /1 9 4 9 . En tanto, mientras
que en los años vein te la p roductividad agropecuaria de la A rg en tin a resultaba
casi un 12% superior a la de los E E .U U ., entre 1 9 5 5 /1 9 5 9 se ubicaba, en
p rom edio, un 27% por detrás de aq u ella (D ía z A lejandro, 1975).
A su v e z , se produjo un gran in crem en to de la brecha t e c n o ló g ic a v i s a v i s los
p rin cip a les p aíses productores. De h ech o, la A rg en tina perdió el curso de la
“r e v o lu c ió n a g r íc o la ” que se d esp leg a b a en O ccid en te, ya que se ob servó un
e sta n c am ie n to de los p r o c es o s de m e c a n iz a c ió n , uso de in su m os q u ím ico s y
cam b io g e n é t ic o (particularm ente im portante fue el retraso en la aparición de
h íbridos), en tanto no e x istieron avan ces en el sistem a estatal de gen e ra ció n y
d ifu sió n de t e c n o lo g ía s agropecuarias (Barsky, 1988).
De to d o s m od o s, el sector ag ríco la en su conjunto m ostró un leve crecim ien to
entre 1 9 3 5 - 1 9 3 9 y 1 9 5 0 - 1 9 5 4 (7%) en térm in os de v o lú m e n e s fís ic o s , com o
producto de los fuertes aum entos en productos tales c om o girasol, cu ltiv o s
304 Como resultado, la participación de las exportaciones argentinas de carne bovina en el total de
exportaciones mundiales cae de un 58 a un 31% entre 1924-33 y 1959-63. Las cifras respectivas son de 18 a
6% en trigo, de 65 a 17% en maíz, de 34 a 16% en avena y de 25 a 7% en carne ovina.
170
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
305 Para poner este fenómeno en una perspectiva adecuada, hay que considerar que el peso de los latifundios
en Argentina era sensiblem ente menor que en otros p aíses de América Latina (Barsky y Murmis, 1986) y que
el grado de concentración de la propiedad en el campo argentino en los añ o s '50 no era mayor al que existía
en Australia, C an ad á o E stados Unidos (Vitelli, 1999). Asimismo, d es d e la última fase de la etapa
agroexportadora s e había venido observando un proceso de subdivisión de la tierra y por lo tanto un aumento
sustantivo del número de medianos y pequ eños propietarios.
306 Estas explicaciones corresponden a lo que Barsky et al (1992) denominan vertiente “estructural”, en la cual
s e incluyen los trabajos de Giberti y los análisis de diversos autores de inspiración marxista -los cuales
generalmente hacen gran hincapié en la cuestión de la renta del suelo-, como Frigerio, Flichman o Murmis.
P ara Giberti (1966), mientras que los arrendamientos y la tenencia precaria de la tierra dificultaban realizar las
inversiones que d em and a ban los av a n ce s tecnológicos y aplicar prácticas organizacionales que preservaran
la fertilidad del suelo, la gran propiedad producía tal volumen de ingresos que, aunque no s e la trabajara con
intensidad, de todos modos su s propietarios podían recibir ganancias significativas. El autor se ñalaba que
“como frecuentem ente los predios s e reciben por herencia, no por compra, falta también el sentido empresario
de pretender que el capital reditúe un interés acorde con la inversión. Además, razones de prestigio social y
de salvaguardia de excedentes de capital inducen en no pocas o casiones a invertir en tierras a personas que
por e s a misma circunstancia no atienden tanto a la rentabilidad del capital sino a la sencillez de la
administración de la em presa. Es común, por otra parte, que las familias terratenientes orienten a su s hijos
hacia actividades profesionales o como dirigentes de grandes em presas, financieras, comerciales o
industriales, lo cual los desvincula m ás todavía de la rentabilidad máxima de las em p re sa s agrarias” (p. 29,
citado en Barsky et al, 1992). Para autores como Flichman (1977), en cambio, si bien hay factores
estructurales, no son los que apunta Giberti -que postula, en esencia, que los terratenientes no maximizan sus
beneficios-, sino simplemente que en la región p a m p ea n a era posible producir carne y cereales con costos
bajos a nivel internacional mediante técnicas extensivas. Según Flichman, la evidencia indicaba que un
aum ento en la intensidad del capital no conducía a mayores beneficios unitarios para los productores
extensivos de la pam pa (ver Barsky et al, 1992).
307 D esde esta visión s e critican no sólo las políticas de precios para el sector agropecuario, sino también el
aum ento de los salarios y de los costos laborales en el sector rural y la a m e n a z a a los derechos de propiedad.
Por ejemplo, Díaz Alejandro (1975) destac a el problema derivado de la destrucción del mercado de contratos
de arrendamientos a largo plazo -producto del congelamiento de los mismos, que se extendió de 1942 a 1968-
que llevó al agotamiento del suelo y a la reducción de las inversiones, y reforzó la tendencia a favorecer la
ganadería. A dem ás de la inseguridad en materia de derechos de propiedad, esto lleva a interrumpir la rotación
agricultura-ganadería, con consecu encias negativas sobre la fertilidad de los suelos.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
En la reversión del esta n cam ien to jugaron un papel central las p o lític a s de apoyo
cr ed itic io y d e s g r a v a c io n e s que aceleraron el p ro ce so de m e c a n iz a c ió n , con un
n iv el de su b sid ios m uy alto (ver las cifras de J.F. Sábato, 1981), ■ así co m o la
O A O O f lQ
308 En la reversión de la actitud del peronismo hacia el sector agropecuario a partir de 1952 jugó un rol central
la gran crisis que provocó la sequía de aquel año, que llevó a que el país debiera importar cereales por
primera vez en décadas.
09 El comentario de Sábato respecto de que esto evidenciaría la incapacidad de “cambio en d ó g e n o ” del
sector, ya que las medidas para su reactivación le llegaban “d e s d e afuera”, lo cual permitía que incluso
“productores ineficientes y retardatarios s e m ecanizaran”, e s claramente, a nuestro juicio, una muestra más
del prejuicio antiempresarial del autor, del cual hablamos anteriormente.
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d e fic ie n c ia s del entorno - o pensar que las indujeron para evitar invertir en
capital fís ic o y cam b io t e c n o l ó g i c o - , d eb em o s considerar que la causalidad va
m u ch o más del entorno (el “am biente s e l e c t i v o ”) a la con d u cta em presaria que
v iceversa .
Lo m ism o vale para la a d o p c ió n de p o lític a s de p ro m o c ió n industrial, p rotecció n
del m ercado interno o créditos su b sid iad os. Está claro que ellas dieron lugar más
a r e n t- s e e k in g que a respuestas “sc h u m p eter ia n a s”, pero e llo no s ig n ific a que su
ap lica ció n haya sido resultado de que em presarios e s p e cu la d o re s y l o b b y s t a s
c o n v e n c ie ra n a un Estado p a siv o para que las adoptara. Por el contrario, tanto el
“c l i m a ” general de la é p o c a - s e trata de instrum entos que estaban sien d o p u estos
en p ráctica en buena parte del m undo por aq u ella é p o c a - , c o m o los ob je tiv o s y
estrategias propios de los s u c e s iv o s g o b iern o s - e n particular, en las etapas
peron istas, desarrollistas y en los ú ltim os g o b ier n os m ilitares del p e r ío d o - y los
propios avatares de la e c o n o m ía argentina y su in serció n en el orden
internacional fueron factores determ inantes para que el Estado expandiera su
m argen de ac ció n en la econ o m ía.
Dentro de este c on te xto, es natural que las grandes em presas hayan tenido más
capacidad para influir sobre el aparato estatal que las P yM E s, pero la ev id e n c ia
no parece sosten er la idea de que la elite em presaria haya sido la única
b e n e fic ia d a por la p osib ilid a d del r e n t- s e e k in g . En contra de la idea de un capital
concentrado que p resio na al Estado para que se adopten “o p c io n e s b la n d a s ” de
cr ec im ie n to - e n la te r m in o lo g ía de N o c h t e f f - , im p lícitam e n te contrastado con
una peq ueña b u rgu esía industrial d in ám ica ignorada o perjudicada por las
p o lític a s p ú blicas, en con tram os que esa “bu rgu esía n a c i o n a l” estaba m ucho más
vin cu la d a al m ercado interno que los sectores “c o n c e n t r a d o s ” - y , por tanto, el
p r o t e c c io n is m o le resultaba tanto o más importante que a los grandes c a p ita le s -.
A s i m is m o , recordem os el m e n c io n a d o argumento de A z p ia z u e t a l (1 9 8 7 ) , quienes
señalan que los grandes cap itales d iv e r sific a d o s estu v iero n detrás del Plan Pinedo
en 1940, justam en te una o p ció n no m e rc a d o -in tern ista . C om o m ín im o , en to n ces,
en con tram os una realidad m e n o s m an iqu ea y sobre la cual es n ec esa r io seguir
exp loran d o m ediante in v e s tig a c io n e s h istóricas y la r e fle x ió n teórica.
A s im is m o , algunas te n d en c ia s que la literatura “h e te r o d o x a ” asim ila con
con d u ctas in h eren tem en te e sp e c u la tiv a s y rentísticas de las grandes em presas,
tam bién pueden ser entendidas bajo una ló g i c a distinta si se las e xa m in a bajo la
óptica de los m od ern os aportes a la teoría de la firma. Encontrar em presas
d iv er sific a d a s no debería sorprendernos en un m ercado cerrado y sujeto a
incertidumbre. La integración vertical encuentra sus raíces en la p re sen c ia de
altos c o sto s de tran sacción en un con texto donde faltaban p rov eed ores
es p e c ia liz a d o s y existían restriccio n es para importar. La creciente
o l ig o p o l iz a c i ó n del aparato industrial en los sesenta, en tanto, refleja un p roceso
de m aduración y a d e cu a ció n a la m anera en que se procesa ba la c o m p e te n c ia en el
sector industrial en el escen ario del ford ism o y la p rod u cció n en masa, así co m o
el cam bio en la estructura m anufacturera hacia ramas más in ten siva s en ca p ita l.310
310 Como ya mencionamos antes, esto no implica que no haya habido conductas anti-competitivas de parte de
las grandes em p re sa s durante esta etap a - ra ra m e n te sancionadas, lo cual no es raro considerando la
carencia de una legislación anti-monopólica efectiva-. Lo que ocurre e s que deb e m o s diferenciar am bos
proceso: por un lado, el pasaje hacia ramas m ás intensivas en capital y donde naturalmente la competencia
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Pero co m o tam bién h e m o s d estacad o a lo largo del trabajo, aún en el escen ario
descrito tam bién hubo, en particular hacia el final de la ISI - y en un c on texto de
cre cim ie n to s o ste n id o de la e c o n o m ía entre 1964 y 1 9 7 4 - , una m aduración del
aparato industrial que dio lugar a una fase de exp a n sió n en la cual se cerró al
m e n os parcialm ente la brecha de p roductividad con el m undo desarrollado. A la
v e z, más por su propio p roceso e v o lu tiv o que por una in ten ción e x p líc ita de
p o lítica pública, la industria gradualm ente dejó de ser e x c lu siv a m e n te
m erc a d o -in ter n is ta , para co m en za r a exportar no sólo b ie n es, sino tam bién
t e c n o lo g ía e in clu so a invertir en el exterior. Este p roc eso , de características y
alcan ces naturalmente h e te r o g é n e o s al interior de la estructura industrial, abarcó
a firmas peq ueñas, m ed ianas y grandes de m uy d iv ersos sectores y aún las filia le s
de ET, con todas las lim ita c io n e s bien co n o c id a s de su operatoria en la
Argentina, tam b ién recorrieron en m u ch o s c aso s p r o ces o s sim ilares.
Este p roc eso de aprendizaje fue interrumpido por la profunda crisis e c o n ó m ic a ,
p o lítica e in stitu cion al que atravesó el país hacia m ed ia d o s de los setenta.
La m entab lem ente, las nu evas p o lític a s adoptadas desde 1976, al producir una
ruptura con el marco previo de reglas de j u e g o en la e c o n o m ía lo cal, no
perm itieron saber si dicho p roceso de aprendizaje era el in ic io de un sendero de
desarrollo sustentable, o tenía alas cortas. Sin em bargo, en todo caso, lo que hay
que destacar es su ex is te n c ia , y el h ech o de que en casi tod os los estratos y
s e g m e n to s del u n iverso em presario en con tram os caso s que evid en c ia b a n cam b ios
s ig n ific a t iv o s en el m od o en el que las em presas industriales argentinas se
insertaban en el m ercado.
En fin, seguram ente, los em presarios argentinos tuvieron resp on sab ilid ad en
m u ch os de los p roblem as argentinos en la etapa de la ISI, tanto e c o n ó m ic o s co m o
p o lític o s y s o c i a l e s . 312 En ú ltim a instancia, el argum ento que h em os querido
presentar es que h acerlos fun cion ar com o un d e u s ex m a c h i n a que nos exim e de
in v estig ar otras d im e n s io n e s de d ich os p roblem as es un exp e d ien te sim ple - y
u sualm ente “p o lític a m en te c o r r e c to ”- , pero no n e ce sariam e n te nos ayuda a
com prender m ejor la realidad - n i la del p asado, ni la del p r e s e n te -. Lo m ism o
vale, por cierto, para el uso que hacen del Estado y sus in te rv en cio n es de p o lític a
p r o -in d u str ia liz a c ió n los autores “o r t o d o x o s ” . N o son ellas en sí las
in trín secam en te p ern ic io sa s, sino el m od o y c on texto en el que se aplicaron en la
Argentina.
312 Un aspecto no menor en este sentido e s el apoyo de la clase capitalista a los golpes militares durante todo
este período - h e c h o que está lejos de ser una peculiaridad argentina, lamentablemente-. E scapa
naturalmente a los objetivos y posibilidades de este trabajo discutir este ciclo político, que tuvo un final trágico
con el golpe de 1976. De todos modos, nos parece pertinente resumir brevemente el balance que hace un
d estacado cientista político sobre el tema. Considerando que la burguesía en diferentes ocasiones durante la
ISI vio en peligro su ta s a de ganancia, el poder del mercado como asignador de recursos, el control del
proceso productivo en las plantas e incluso, hacia fines del período, su s derechos de propiedad, su
organización y estrategia política fueron consistentes: “desarrollar acciones defensivas (y frecuentemente
conspirativas”) en períodos de democratización o democracia, y apoyar la instauración y estabilidad de
regím enes militares por se r los únicos que brindaban mínimo reaseguro y lealtad a sus intereses vitales. La
resultante histórica de esta estrategia e s conocida: profundos problemas de acumulación e inestabilidad
política en una sociedad donde la democracia devino en sinónimo de 'd esborde sindical' e inflación, mientras
los regím enes militares proyectaban una imagen de 'desarrollo' y disciplinamiento... de la mayoría de la
población” (Acuña, 1995, p. 231).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
V. EL P E R ÍO D O DE LAS R E F O R M A S ( 1 9 7 6 - 2 0 0 1 )
“L a s u p u e s t a “b u r g u e s í a n a c i o n a l ... ( l o s g r u p o s e c o n ó m i c o s l o c a l e s ) ... s o s t u v o
a l a d i c t a d u r a m i l i t a r y s e e x p a n d i ó , y lo s i g u e n h a c i e n d o , s o b r e l a b a s e d e l a
v a l o r i z a c i ó n fin a n c i e r a , la d e s i n d u s t r i a l iz a c ió n , la c o n c e n t r a c i ó n d e l i n g r e s o y
l a f u g a d e e x c e d e n t e a l e x t e r i o r ” ( B a s u a l d o , 2 0 0 1 , p . 92).
“En e s e e s c e n a r i o 313 c o n m e n o r i n c e r t i d u m b r e , s e ñ a l e s e c o n ó m i c a s m á s c l a r a s ,
m en o r r ie s g o de e x p r o p i a c i ó n p o r d e c i s i o n e s e s t a t a l e s y n u e vos m e r c a d o s p a r a el
n e g o c i o p r i v a d o , e s n a t u r a l q u e l o s e m p r e s a r i o s h a y a n e v i d e n c i a d o un m a y o r
d i n a m i s m o ... A d i c i o n a l m e n t e , l a m a y o r c o m p e t e n c i a g e n e r a d a ... p o r l a a p e r t u r a
y las d e s r e g u l a c i o n e s im p lic ó la n e c e s i d a d de o b t e n e r g a n a n c ia s de
p r o d u c t i v i d a d p a r a s o b r e v i v i r en un c o n t e x t o c o m p e t i t i v o (FIEL, 2 0 0 2 , p . 16).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
314 Bueno e s recordar que tanto Alfonsín como Menem debieron soportar levantamientos de parte de ciertas
fracciones de las Fuerzas Armadas, lo cual señala que la subordinación de los militares a las instituciones
democráticas no fue un acto instantáneo, sino un proceso complejo y largo.
315 En este escenario, no sorprende que el “comienzo del fin” del gobierno de De la Rúa haya estado marcado
por la renuncia de su vice-presidente por un escándalo asociado a sobornos en el Congreso de la Nación para
obtener una reforma a la legislación laboral.
316
El último presidente de esta etapa, Rodríguez Saá, durante su brevísimo mandato eliminó el Ministerio de
Economía y nombró a un Secretario de Hacienda, no contabilizado entre los 15 mencionados previamente.
183
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
profundizaron en las décadas recien tes (y, con ello , la capacidad del Estado para
ejecutar p o lítica s p ú b l i c a s ) - . 317
¿Qué pasó, en tanto, a n iv el de la ec o n o m ía ? La dictadura militar que asum e en
1976 in ic ialm en te adopta una p o lític a de ajuste tend iente a reducir la in fla c ió n y
mejorar las cuentas externas, que in c lu y ó una fuerte caída del salario real. Si
bien en los prim eros años las cifras de cre cim ie n to fueron p o sitiv a s, la
resisten cia de la in fla c ió n a bajar a n iv e le s razonables indujo en 1979 el
lan zam ien to de un n u evo programa e c o n ó m ic o , basado en el llam ado “en foq ue
m onetario del balance de p a g o s ”, que pretendía igualar la tasa de in flación
interna con la internacional por m ed io de un cronogram a de d e va lu ac ión
decrecien te en el tiem p o (la "tablita").
P a r i p a s s u , se lanzaron algunas in iciativ as de reforma, in c lu y e n d o una apertura
c o m ercial in ic ialm e n te m oderada que se p rofu nd iza a partir de 1978, y un
programa de c o n c e s i o n e s y p r iv a tiz a c io n e s periféricas, bastante m od esto,
tend iente a reducir la p r ese n cia del Estado en la e c o n o m ía - a u n q u e tam b ién hubo
“e s t a t i z a c i o n e s ”, c om o la de la C om p añ ía Italo A rg en tina de E l e c t r i c id a d - .318
A s im is m o , en 1977 se im p le m en tó una profunda reform a fin an ciera - q u e dio fin
al a c c e s o al fin an cia m ie n to a tasas n ega tivas característico de la I S I - y, a partir
de 1979, se liberalizó c o n sid er a b lem en te el m o v im ie n t o externo de capitales.
Cuadro 8
De la apertura a la hiperinflación (1 97 6-1 990 ): características generales del
período
1973: shock petrolero: determinante final de la crisis del fordism o
“E s t a n fla c ió n ” : las tasas de cre cim ien to del producto y la in v ersión caen
bruscam ente y suben la in fla c ió n y el d e se m p le o
La crisis da lugar al renacer del lib e ralism o ( “n e o l ib e r a l is m o ”), e s p ec ia lm en te
en U S A y el R ein o U n ido. D e s d e fin es de los setenta se c o n fig u ra un nuevo
cá “p ara d igm a” de p o lític a e c o n ó m ic a que va im p o n ié n d o se en casi todo el
SO m undo
cá
o Se adoptan estrategias antiin fla cion a rias en los países desarrollad os, basadas
S en p olítica s m onetarias y fis c a le s contractivas y se im p lem en tan reformas
estructurales p r o -m e r c a d o
Caída del “Muro de B e r l ín ”, d esin te g ra ció n de la U R S S y debacle del
“s o c ia lis m o real”
<D Rápido cre cim ie n to de los p aíses asiáticos frente al e sta n cam ien to de A m ér ic a
so
-M
Latina
O 1982: ”crisis de la D e u d a ”(brusco increm ento de las tasas de interés
internacionales): años ca ó tic o s y r e c e s iv o s para A m ér ica Latina (in estabilid ad
de p recio s, retroceso del PBI, crisis cambiarias y cu e stio n a m ie n to s a la ISI)
C o m ie n zan las p re sio n es “p r o - r e fo r m a ” de los org an ism o s in tern acio n ales de
crédito (FMI, B anco M undial) a través de clá u sulas de c o n d ic io n a lid a d en el
otorgam iento de préstam os______________________________________________________________
317 Otros signos de baja calidad institucional son, por ejemplo, el bajo poder relativo del Congreso frente al
Ejecutivo y la e s c a s a autonomía del P oder Judicial respecto también de aquel (Spiller y Tommasi, 2000).
3 8 Hacia 1976 había cientos de e m p re sas total o parcialmente en manos del Estado. E se grupo incluía tanto
em p re sa s que habían sido c re ad as como tales o estatizadas d é c a d a s atrás, como un gran número de otras
que habían quedado bajo la órbita del Estado tras haber sido incluidas en operaciones de “salvataje” o en las
que el BANADE o la Caja Nacional de Ahorro y Seguro habían adquirido participación accionaria en función
de su s políticas de préstamo.
184
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
185
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
1976-1981:
- “s in c e r a m ie n to ” de la econom ía: p rog resiva reducción de tarifas de
im portación y e lim in a c ió n de r estriccio n es no arancelarias;
- s i bien el c on texto legal es favorable para las ET, hay salidas de empresas
SO
cá
im portantes debido al p o co estim u lan te c on texto local (tanto p o lític o com o
o
e c o n ó m ic o )
cá
S 1982: reversión de la apertura co m ercial por la crisis y la n e ce sid a d de generar
superávits co m er cia le s
A ñ o s 80: fuerte c re cim ie n to de las ex p o r ta c io n e s manufactureras,
S esp e c ia lm e n te las de origen industrial
"O 1986: prim eros acuerdos de in tegración con Brasil; in crem en to del c om ercio
bilateral
IED:
- 1 9 8 2 - 1 9 8 7 : e s c a s o s flujos, aunque in v e r s io n e s aisladas destinadas a fabricar
“productos g l o b a l e s ”
- 1 9 8 8 - 1 9 8 9 : r eactiv ación del in greso de IED vía programa de c a p ita liza ció n
de la deuda externa
P redom inan las a c tiv id ad es r e n t- s e e k in g y de estrategias de va lo r iz a ció n
financiera del capital por sobre las dirigidas a la a m p liación de cap a cid ad es
productivas
o> En la p rod u cció n industrial:
O3
-M - d i s m in u y e la particip ación del capital extranjero, tanto por el retiro de
"O em presas grandes co m o por la pérdida de p eso relativo de aquellas ramas
O donde las ET tenían una p o sic ió n dominante;
- c r e c e el p eso relativo de un conjunto de grandes c o n g lo m e r a d o s de capital
O local altam ente d iv er sifica d o s
S<D
-M
En el agro:
60 - l a em presa rural pasa a integrar redes de tr an sacc ion es m ú ltip les que
viab iliz a n los p ro ce s o s de m o d e rn iz a ció n te c n o ló g ic a ;
- s e acentúa la brecha t e c n o ló g ic a entre d istintos tipos de productores:
p o lariza ció n de los productores según su n iv el de cap ita liz a ció n __________________
186
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Cuadro 9
C onvertibilidad y reform as estructurales (1 991 -20 01): características
generales del período
C re cim ien to notable de los flujos de co m erc io e in v ersión in tern acion ales
C o n so lid a c ió n de la “g lo b a liz a c ió n in s t itu c io n a l” (O M C , tratados bi y
d m ultilaterales de c o m erc io e in v ersión , etc.)
o Gran exp a n sió n de los flujos fin an ciero s in tern acio n ales, buena parte de los
o cuales van a “m ercad os e m e r g e n t e s ”
d
— N u e v o paradigm a t e c n o - e c o n ó m i c o basado en las t e c n o lo g ía s de la
<D in form ac ión y la co m u n ic a c ió n
A d o p c ió n g en er a liza d a de p o lítica s de austeridad fisca l y m onetaria y de
reformas estructurales ( “C o n sen so de W a s h in g t o n ”) en A m ér ica Latina
< D Crisis “s is t é m ic a s ” en el m undo en desarrollo:
so - 1 9 9 5 M éx ic o ;
-M
O - 1 9 9 7 Sudeste A siático;
- 1 9 9 8 default ruso;
- 1 9 9 9 d ev a lu a c ió n brasileña
Plan de C onvertib ilid ad
V e l o z p r ofu n d iz ació n del programa de reformas estructurales orientadas hacia
da p olítica s de libre mercado
o Creación del M E R C O S U R en 1991: U n ión Aduanera “im p e r fe c ta ” en 1995
o Ley de R eform a del Estado (p riv a tiza c io n es)
.tí o. A b a n d o n o de p o lític a s de p ro m o c ió n sectoria les (e x c ep ció n : industria
autom otriz, m inería y foresta ció n )
-I—»
XS1 to
O D e s r e g u la c ió n de m ercados de b ien es y ser v icio s e in ic io de la f le x i b iliz a c ió n
cOn
laboral
s a 2 0 0 0 - 2 0 0 1 : creciente deterioro de la situ ación p o lítica e in stitu cion al
aVi 2002: salida de la Convertibilidad: in stitu cion alid ad p o lític a y juríd ica
gra vem en te afectadas____________________________________________________________________
1991-1994:
- fu e r te c re cim ien to del PBI, caída de la in fla c ió n y aum entos de
productividad;
- a p r e c ia c ió n del tipo de cambio;
cá
o - p r o b le m a s irresueltos (débil tasa de ahorro interno, brecha fisca l, d éficits en
cuenta corriente)
-os 1995 (e fe cto “T e q u ila ”)
oo -r e c e s ió n ;
oo - n o t o r io aum ento del d e s e m p le o - 1 8 % - y deterioro de los in d icad ores de
— distribución del ingreso y pobreza
cá 1 9 9 6 - 1 9 9 8 :
o
187
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
319 Las Fuerzas Armadas, en particular a través de la Dirección General de Fabricaciones Militares (D.G.F.M.),
gravitaron fuertemente, hasta los años '80, en la definición y ejecución de políticas para los sectores de
aluminio, petroquímico y, especialm ente, siderúrgico (la D.G.F.M. tenía, incluso, participación accionaria en
varias em p re sa s de estos sectores).
320 De hecho, N ogués (1986) señala que, a c a u s a de las presiones recibidas d e s d e el sector privado, y en un
contexto donde no se podía implementar una devaluación por la vigencia de la “tablita”, el gobierno recurrió en
188
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
industria autom otriz tam b ién fue otra e x c e p c ió n al p r oce so de apertura, al igual
que el azúcar y el papel para diarios (Sou rrou ille e t a l , 1985; Fernández e t a l ,
1985).
La p ro fu n d iz a c ió n de la apertura se dio sim u ltán eam ente con una creciente
ap reciación cam biaria resultante de la ap lica ció n de la m e n c io n a d a “ta b lita ” - l a
cual fracasó en lograr la c o n v e r g e n c ia de p recio s y tasas de interés d om éstic as
con los in t e r n a c io n a le s - . Esto redundó - a d e m á s de en un serio p erjuicio para el
grueso del sector in d u str ia l- en un e lev a d o d é fic it co m ercial en 1980,
alim entando las ex p ec ta tiv a s de una d eva lu ación . D ich as ex p e cta tiv a s se
com binaron con la incertidum bre derivada del cam b io p revisto de autoridades
dentro del m ism o régim en militar (marzo de 1981), dando lugar a una fuerte fuga
de cap itales y precipitando una irrefrenable corrida cambiaria.
D ich o e p iso d io derivó en una severa crisis e c o n ó m ic o - f in a n c ie r a . C om o parte de
las respuestas frente a la crisis se d evalu ó el p e so , al tiem p o que se adoptaron
p o lític a s que, vía seguros de cam b io y r efin an cia ció n de deudas, llevaron a que el
Estado se hiciera cargo de buena parte del en d eu d a m ien to externo contraído por
el sector privado. Y a en 1982, la crisis internacional de la deuda externa va a
im plicar un n u evo g o lp e para la e c o n o m ía argentina - l a caída del PBI entre 1980
y 1982 es de 7% -, sumado al que im p licó la guerra con Gran Bretaña por las
M alvin as.
De allí en m ás, la p o lític a e c o n ó m ic a d o m é s tic a se orientará prim ordialm ente a
generar un saldo co m ercial p o s itiv o de form a de poder afrontar los p ag os anuales
por s er v icio s de la deuda externa. Com o parte de este programa, se revierte la
apertura co m ercial y se reintroducen r estriccio n es cuantitativas a las
im p o rta c io n es, lo cual da lugar a un fuerte d es c e n s o de aquellas. A l m ism o
tie m p o , se increm entan las n e c e sid a d e s de fin an c ia m ie n to fiscal, con sideran do la
m e n c io n a d a esta tiz a ció n del s ervicio de la deuda externa.
Durante el go b iern o del presidente A lfo n s ín ( 1 9 8 3 - 1 9 8 9 ) ambas restriccio n es, la
fiscal y la externa, c on d icion aro n p erm an en tem en te las p olític a s e c o n ó m ic a s , que
no lograron ni abatir la in fla c ió n -e n tr e 1981 y 1989 sólo hubo un año, 1986, con
una in fla c ió n m enor a los tres d í g i t o s - , ni c o n s e g u ir un c re cim ie n to m ín im a m en te
sustentable de la e c o n o m ía , aún cuando se pasó de programas relativam ente
“h e t e r o d o x o s ” en los prim eros años, a incorporar su c e siv a m e n te más d o sis de
o rtod o xia hacia el final del período. Por cierto, la v o la tilid ad afectó a un
conjunto de variables c la v e s de la e c o n o m ía en este período, in cluida s las
cam biarias y financieras, d ificu ltan d o la form ación de un horizonte de
p la n ea m ien to más allá del corto - o , en ciertos m o m en to s , c o r t ís i m o - plazo.
En 1989, fin alm en te el régim en de alta in fla ció n derivó en una h ip e rin fla c ió n - e n
ese año el índice de p recio s al c on su m id o r e x h ib ió un in crem en to cercano al
5 0 0 0 % - , dando lugar a una profunda crisis e c o n ó m ic a , social y p o lític a que
m o tiv ó la renuncia del presidente A l fo n s ín - s ó l o en 1989 el PBI cayó más de un
6% -.
diversos c a s o s a medidas tales como derechos antidumping y compensatorios y aum ento de precios de
referencia para importaciones, para proteger a los productores locales afectados por la apertura.
189
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
321 En 1995, como consecuencia de los compromisos asumidos en el MERCOSUR para alcanzar una tarifa
externa común, se elevó el arancel para bienes de capital, que en 1996 llegó hasta 14%, pero manteniendo
exenciones para bienes no producidos localmente.
190
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
191
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
p rod u ctivo n ecesaria para que los agen tes e c o n ó m ic o s enfrentaran el d e sa fío de
com p etir en un ambiente más d esregu la d o y com p etitiv o .
En este co n tex to liberalizan te, pero con la atracción principal de las
oportunidades de n e g o c io s abiertas en el m ercado d o m é stic o , el v o lu m e n de IED
recibido por la A rg en tina pasó de m en o s de U $ S 6 0 0 0 m illo n e s en los och en ta a
cerca de U $ S 80 m il m illo n e s en los noventa. Com o c o n s e c u e n c ia , las ET
aumentaron sig n ific a tiv a m e n te su p re sen c ia en la e c o n o m ía argentina, alcanzando
casi el 60% de las ventas, el 55% de las e x p o rta cio n e s, el 70% de las
im p o r tac ion e s y más del 75% del valor agregado de las em presas p erten e cie n tes a
la cúpula empresaria local hacia fin es de los años n o v en ta (ver C h u d n o v sk y y
L ópez, 2 0 0 1 ). La retracción de las em presas p ú blica s y de los grandes
c o n g lo m e r a d o s lo c a le s - v e r más a b a jo - fue la contracara de esta exp an sión .
De este m od o , las ET alcanzaron un p eso dentro de la e c o n o m ía claram ente
superior al que se o b serv a en la m ayor parte de los p aíses d esarrollados y de los
p a íses en desarrollo de m ayor n iv el de in d u strialización , con e x c e p c io n e s
aisladas co m o Singapur o Irlanda. Esto es importante porque, tal com o v im o s en
el capítulo I, la e x p e rie n c ia histórica de los p aíses de in d u strialización tardía
m uestra que d ich os p ro c es o s han sido casi in v aria b lem en te liderados por
c o n g lo m e r a d o s e c o n ó m ic o s de capital local, los que, en general, han contado con
fuerte ayuda por parte de los r e sp e ctiv o s Estados.
El h ech o de que el grueso de la IED arribada al país durante los n ov en ta lo
h iciera bajo la vía de la com pra de em presas ya e x i s t e n t e s ,324 sum ado a la
m ater ia liza ció n de fu s io n e s y a d q u isic io n e s tam b ién entre em presas lo c a le s,
llevaron a una crecien te p r eoc u p ación acerca de la p osib ilid a d de que la
e c o n o m ía argentina estu viera transitando un p ro c eso de creciente co n cen tració n -
con los c o n sig u ie n te s im p a ctos n e g a tiv o s en térm in os de bienestar y e f i c i e n c i a - .
En este sentido, cabe destacar que, hasta 1999, no había control e f e c tiv o ni
r eg u la cio n e s sobre las o p e ra c io n e s de fusión y ad q u isic ió n en la Argentina. El
G ob iern o no u tilizó ningún instrum ento e s p ecia l para alentar/desalentar las
f u sio n e s y a d q u isic io n e s transfronterizas v e r s u s las in v e r s io n e s g r e e n fie ld y la
L ey Antitrust de 1980 (N° 2 2 .2 6 2 ) no c on ten ía p r o v is io n e s referidas a fu sio n e s ,
a d q u isic io n e s o jo in t ventures, por lo cual no extraña que esta ú ltim a fuera
con sidera d a d e sactu alizad a e in e f e c tiv a durante los n o v e n ta .325
Más en general, si bien se podría argumentar que la c o m p e t e n c ia de
im p o rtac ion es co m p en saría la falta de una L ey Antitrust efic ie n te , la e x p e rie n c ia
de la década pasada m ostró que las prácticas de m ercado d istorsiv as y los abusos
de p o s ic ió n dom inante no n ecesariam en te d esaparecen en una e c o n o m ía más
abierta. Ciertam ente, la au sen cia de m e c a n ism o s e f e c t iv o s de d isc ip lin a m ie n to de
324 En efecto, la modalidad preferida de ingreso de la IED en los '90 fueron las fusiones y adquisiciones -
involucrando tanto a e m p re sa s públicas como privadas-, las cuales explican alrededor del 60% de los ingresos
ocurridos entre 1992 y 2000. En contraste, las inversiones en nuevas instalaciones (greenfield) o en
ampliaciones de las existentes fueron relativamente bajas, lo cual explica que el notable aum ento de la IED no
haya impactado de modo significativo en las t a s a s de inversión en capital fijo (ver Chudnovsky y López, 2001).
325 En este contexto, com enzaron las discusiones parlamentarias sobre un nuevo régimen antitrust en 1997,
pero fue recién en 1999 cuando el Congreso aprobó finalmente una Ley moderna sobre el tema. En realidad,
el trasp a so del total del capital accionario de la em p re sa petrolera YPF a la española Repsol en los primeros
m e s e s de 1999 (YPF había abierto su capital a la Bolsa en 1993) aceleró la aprobación de la nueva Ley.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
esto s com p o rta m ie n to s c o n stitu y ó una seria d e fic ie n c ia del set de p olíticas
p ú blicas v ig en te en aquella década - c o m o v im o s antes en este d o cu m e n to , no se
trata de tod os m o d o s de un p roblem a n u ev o , sino más bien de antiguo arrastre en
el p a ís -.
En tanto, en los n ov en ta aparece un n u e vo actor en el m undo em presario local:
los fon d os de in versión . En un c on texto en el cual e x is tía a c c e so relativam ente
fácil a fon d os in tern acio n ales, estas entidades captaban recursos en distintos
m ercados con el ob jetivo principal de comprar em presas, reestructurarlas y lu eg o
ven d erlas, apostando a obtener una ga n an cia de capital en un plazo relativam ente
b r e v e .326 Estos fon d os (E x x e l, CEI -C it ic o r p Equity I n v e s t m e n t s -, IR S A , M B A ,
entre otros), alcanzaron una p r ese n cia importante en la e c o n o m ía local durante la
pasada década. Sin em bargo, el m ayor de e llo s, E x x el, terminó d esp ren d ién d o se
del grueso de las firmas que había alcan zad o a controlar (aunque otros siguen
operando en la actualidad e in clu so surgieron n u ev o s fon d os desde el 20 01 para
acá). En todo caso, cree m os que el an álisis de las con d u ctas y estrategias de estos
agen tes pasa más por com p ren d er los asp ectos fin an ciero s de sus n e g o c io s , más
que sus d e s e m p e ñ o s p rod u ctivo s o t e c n o l ó g i c o s . 327
V o lv ie n d o a las reformas, se abandonaron las p o lítica s de carácter sectorial,
aunque con una s ig n ific a t iv a ex ce p c ió n : la industria autom otriz. D ic h a industria
fue b en e ficia d a , hasta el año 2 0 0 0 , por un régim en c o m ercial e sp ec ia l que in cluía
cupos para la im p ortación de v e h íc u lo s term inados, p referen cias arancelarias para
que las term in ales que producían lo c a lm e n te importaran autom otores y autopartes
y un régim en e s p ec ia l de intercam bio com p en sa d o con Brasil (ver más abajo).
Otras dos e x c e p c i o n e s de m enor im pacto, pero tam b ién im portantes, fueron las
relativas a los sectores m inero y forestal, en los cu ales se crearon reg ím e n es de
estabilidad tributaria y d e sg r a v a c io n e s im p o sitiv a s para alentar la inversión.
El programa de reformas se completó con un cambio en el sistema previsional que creó un sistema
de jubilación privada (a través de las llamadas AFJP) -el cual se suponía que, además de sus
propios fines en términos de una mejor administración de los fondos previsionales, iba a contribuir
a la expansión del mercado de capitales y facilitar el financiamiento a la inversión (objetivo que no
fue alcanzado)-, la desregulación de diversos mercados de bienes y servicios, y el avance hacia una
mayor flexibilidad en las relaciones laborales -acompañado por una baja en los costos laborales a
partir de mediados de la década-. Estas últimas medidas fueron la respuesta del gobierno frente al
fuerte aumento del desempleo (ver más abajo).
La c o m b in a c ió n de la esta b iliz a c ió n m a c r o e c o n ó m ic a y las reformas estructurales
lle v ó a que entre 1991 y 1994 el PBI creciera a una tasa acu m u la tiva anual del
8,7%. En el m ism o períod o, la in v er sió n bruta interna fija acu m u ló un aumento
del 120%. Las cuentas f is c a le s, en tanto, m ostraron una te n d en cia p o sitiv a , a
partir del fuerte in crem en to de la recaudación, resultado tanto del m ayor n iv e l de
actividad c om o del m ejor control de la eva sió n.
326 De hecho, la mayor parte de estos fondos adoptó un sistem a muy em pleado a nivel internacional, llamado
leveraged buyout (compras apalancadas), por el cual primero s e reúne un conjunto de fondos para comprar
una em p re sa y, una vez concretada la operación, s e emiten bonos a nombre de la firma adquirida, lo cual
implica que, de hecho, la adquisición s e financia a través del propio endeudam iento de la em pre sa objeto del
takeover.
327 O bsérvese que el objetivo de en d e u d ar a las e m p re sa s una vez com pradas era que ello habilitaba a
deducir los intereses contra el pago del impuesto a las ganancias (Naishtat y Maas, 2000).
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328 Como parte de la salida de la crisis del Tequila, s e introdujeron regulaciones bancarias m ás estrictas
(normas de Basilea) y s e alentó la llegada de bancos extranjeros, lo cual s e suponía que ayudaría a reducir el
riesgo de crisis financieras (desafortunadamente, como e s bien conocido, esto no evitó la crisis del 2001).
329 En Perry y Servén (2002) s e mide la apreciación del tipo de cambio real efectivo respecto a su valor de
equilibrio, y s e lo estima en 35% en 1999 y 55% en 2001, explicándose dos tercios de e s a s magnitudes por el
efecto combinado de la apreciación del dólar norteamericano y de la depreciación del real en Brasil.
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330 D esde las posiciones m ás “ortodoxas”, el desem pleo era leído principalmente como resultado de una
legislación poco flexible y de los altos costos laborales (ver, por ejemplo, F IE l, 1997a).
33 Un trabajo de FIEL (2002) - b a s a d o en una muestra de e m p re sa s grandes y PyMEs de distintos sectores
de actividad-, revela que mientras que la productividad total de factores creció en los sectores no transables
durante los '90, lo opuesto ocurrió, en su conjunto, para las e m p re sa s que operaban en actividades
productoras de transables. El trabajo argumenta que este hallazgo puede d eb e rse a la baja del precio relativo
de algunos transables - c o n se c u e n c ia de la liberalización comercial-, así como a caídas en el precio de ciertos
commodities exportables (petróleo, carne) y a la sobrevaluación cambiaria. En cualquier caso, de allí se
desprende que la liberalización comercial habría tenido un impacto negativo sobre una buena cantidad de
firmas industriales, y que en lugar de inducir ganancias de productividad, tuvo el resultado opuesto. En tanto,
las ganancias de productividad en no transables podían reflejar, hasta cierto punto, mejoras en sectores
privatizados y otras ramas de servicios en donde había extendidas ineficiencias micro a comienzos de los
noventa.
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L u eg o del derrumbe de la p rod u cció n industrial en 1995, resultante del llam ado
"efecto Tequila", se retoma la exp a n sió n en 1996, la cual, a d ife ren c ia de la etapa
anterior, se hace en un c on texto de in crem en to en el n iv el de em p leo
manufacturero. Esta n u eva fase e x p a n siv a se detiene a partir de la segu n d a mitad
de 1998, cuando el sector - a l igual que la e c o n o m ía en su c o n j u n t o - , se ve
afectado por las c o n se c u e n c ia s de las crisis asiática y rusa y por el
en d urecim ien to del m ercado fin an ciero internacional, para lu e g o recibir un n u evo
go lp e con la d ev a lu a ció n del real a c o m ie n z o s de 1999. Entre 1998 y 2 0 0 1 , en un
con texto de fuerte r ecesió n , restricción fin an cier a332 y ap reciación cambiaria, la
industria acum uló una caída del 13% y en 2001 la p rod u cció n estu v o casi en los
n iv e le s de 1993.
En el b alance, en los años noven ta, p ese al m ejor d es e m p e ñ o p rom ed io del sector
industrial v i s a v i s los quince años p revios, el m ism o sig u ió perdiendo p eso en la
estructura glo b a l de la eco n o m ía . H ay que considerar, adem ás, que el punto de
partida del p roceso de recuperación de la p rod u cció n industrial era muy bajo,
dado el retroceso acu m u lad o anteriorm ente - r e c i é n en 1994 el PBI industrial
supera al de 1 9 7 7 - . En tanto, en 1998, punto m á x im o de la serie en los noventa,
la p rod u cció n industrial era apenas 19% m ayor que la de 1987.
En este sentido, hay que tener en cuenta que, adem ás del im pacto
m a c r o e c o n ó m ic o propio de la a d o p c ión de la con v ertib ilid a d - q u e en general fue
f a v o r a b le - , la industria sintió tam b ién los e f e c to s de otros cam b ios en la p o lític a
e c o n ó m ic a . Por un lado, se terminó de d esm antelar el régim en regulatorio de la
ISI (elim in á n d o se la m ayor parte de las p olíticas p r o m o c io n a le s), en paralelo a la
puesta en m archa del ya m en cio n a d o programa de reformas estructurales “pro
m e r c a d o ”, dentro del cual se destacan los e fe c to s de la apertura c o m ercial, que
o b v iam en te aum entó fuertem ente la e x p o s ic ió n de las firmas d o m é s tic a s a los
rigores de la co m p ete n c ia . Por otro, la form ación del M E R C O S U R d efin ió tanto
una oportunidad - d e s d e el punto de v ista del m ercado a m p lia d o - co m o un d esafío
- p o r la co n stitu c ió n de un esp acio com ún de c o m p e te n c ia con un so c io , Brasil, de
m ayor n iv el de in d u strialización y con un tramado de rela c io n e s p roductivas más
d enso y e f ic ie n t e - .
La exp a n sió n del sector industrial vin o acom p añ ad a de un aum ento de la
p roductividad laboral, la cual creció a un ritmo superior al 7% anual acu m u lativo
entre 1991 y 2 0 0 0 -r e s u lta d o de la c o m b in a c ió n de un cr ec im ien to del v o lu m e n
de p rod u cció n del orden del 2,8% anual y de la caída del em p leo a un ritmo del
4% a n u a l-. Si bien una p orción de este aum ento de la p roductividad se debió al
ele v a d o m argen de capacidad o c i o s a e xisten te en 1990, tam b ién tuvieron un
im pacto p o s itiv o la ad o p ción de nuevas t e c n o lo g ía s en una parte importante del
aparato industrial, así co m o los in crem en tos de e f ic ie n c ia (o ahorros reales de
co s to s ) por mejoras en el m an a gem en t, la re a sig n a ció n de recursos hacia sectores
más p rod u ctivo s, el a p ro vech am ien to de e c o n o m ía s de escala, un clim a de
n e g o c io s más p rop icio, etc. Sin em bargo, la ra cio n a liz a ció n de personal
prov oca da tanto por la ad o pc ión de n u e va maquinaria - f a v o r e c i d a por el
abaratamiento relativo de los b ien es de c a p ita l-, c o m o por la ad o p ción de nuevas
332 O bsérvese que m uchas e m p re sa s que s e habían expandido al calor de expectativas optimistas por la vía
del endeudamiento, encontraron difícil de pagar sus d eu d a s en un contexto de recesión, aum ento de las ta sa s
reales de interés y restricción en el a c ce so al crédito, lo cual llevó a procesos de convocatoria de acreedores
generalizados (Kosacoff y Ramos, 2005).
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Los determ inantes p rin cip ales del aum ento de la p rod u cció n agropecuaria fueron
la exp a n sió n del área cultiva d a y el in crem en to de la p roductividad física . La
e x p a n sió n de la frontera a g ríc o la -ta n to territorial co m o “v irtu a l” (por la d ifusión
del doble cu ltivo t r i g o - s o j a ) - , a su v e z , fue en buena m ed id a c o n s e c u e n c ia de la
disp on ib ilid a d de in n o v a c io n e s t e c n o ló g ic a s - p o r e jem p lo, g e rm o p la sm a adaptado
a c o n d ic io n e s a g r o e c o ló g ic a s de áreas previam en te no aptas para el cu ltivo,
té cn ic a s de labranza que reducen el período entre la c o s e c h a de un cu ltiv o y la
siem bra del sig uien te, e t c . - (C h u d n o v sk y e t a l , 1999).
En lo e s e n c ia l, la fuente de las tran sfo rm acio n es observadas en el agro en los
n ov en ta fueron in su m os t e c n o ló g ic o s de origen extranjero, cu yo ingreso al país se
vio facilitad o por los p r o c e s o s de lib e ra liz a ció n co m ercial y d e s reg u la ció n de la
e c o n o m ía , que redujeron su stantivam en te el precio relativo de los in su m os
q u ím ico s y m e c á n ic o s v i s a v i s los granos.
En el caso de la m aquinaria agrícola, los productores lo c a le s se encontraron con
una oferta am plia - y a p recio s in t e r n a c io n a le s - de maquinarias y eq u ip os que
incorporaban s u b stan ciales mejoras en térm inos de calidad y e fic ie n c ia . La
e v id e n c ia indica que los productores más p eq u e ñ o s participaron en m enor m ed id a
que los m ed ia n o s y grandes en el p roc eso de m e c a n iz a c ió n , a la v e z que, dado
que el uso de las m aquinarias m odernas supone un n iv el de esc a la (tierra) mayor
al n ece sa rio en décadas pasadas, se p rofundizó la t e n d en cia a la terciarización de
activid ad es.
En paralelo, se exp an dió notab lem en te el uso de a g roq u ím icos. Por ejem p lo, el
co n su m o de fertilizantes pasó de p o c o más de 300 mil ton eladas anuales en los
años och en ta a más de 2 m illo n e s en 1996. Tam bién creció sig n ific a tiv a m e n te el
uso de p la g u ic id a s y h erbicidas, de la mano de la apertura y la baja de p recio s en
el mercado local.
La in trod u cción de los org a n ism o s g en étic a m en te m o d ific a d o s (O G M ) fue otra de
las grandes n o v e d a d es t e c n o ló g ic a s en el agro argentino en los noventa. De
h ech o, la A rg en tin a es, lu eg o de los Estados U n id o s, el país que está a la
vanguardia en cuanto a a d o p c ió n de OGM. En el caso de la soja, el área sembrada
con la variedad RR ya supera el 90% de toda la superficie sojera. Tam bién se han
adoptado varied ad es tran sgén icas en m aíz y algodón . Entre 1991 y 20 01 se
otorgaron casi 500 p e rm isos para libe ración al m ed io ambiente de OGM, de los
cuales más del 75% fueron s o lic ita d o s por ET, y cerca de otro 15% por sem illeras
n acion ales.
Esta rápida e x p a n sió n encuentra su origen p rincipalm ente en dos factores: i) las
nu evas variedades, e sp e c ia lm e n te en el caso de la soja transgénica, ofrecen
grandes ventajas e c o n ó m ic a s para los productores, tanto en lo que hace a la
intensidad de m anejo requerida por el cu ltivo , com o en los co sto s de producción;
ii) la m uy temprana in stala ció n en el país de e sq u em as de b io se gu rid ad e
in form ac ión p ú b lica acerca del m anejo de los productos de la b io t e c n o l o g ía y de
los o rg an ism o s m o d ific a d o s g e n é tic a m e n te (C h u d n o vsk y e t a l , 1999).
Tam bién es importante señalar que la d ifu sió n de los O G M ha v en id o de la mano
de paquetes t e c n o ló g ic o s o fr ec id o s por las ET, y que in clu y en herbicidas y otros
tipos de a g r oq u ím icos que deben ser u sad os en conjunto con las distintas
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335 Cabe señalar, en este sentido, que el éxito de la difusión de la soja RR no fue replicado en los c a s o s del
algodón y el maíz (ver Trigo et al, 2002 para una explicación de los diferentes impactos en ca d a caso).
33 Ver Buchanan (1965) para una definición de los “bienes club”.
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337 Entre los e s c a s o s trabajos disponibles sobre estos te m a s s e cuentan los realizados acerca del sector
superm ercados por Artana et al (1997) y Rabetino et al (2002). El sector software y servicios informáticos
también ha sido objeto de varios trabajos (Chudnovsky y López, 2005; López, 2003b; Erbes et al, 2004).
338 Mientras que algunos analistas atribuían las fallas de las em p re sa s estatales a las ineficiencias intrínsecas
de la administración pública, otros afirmaban que dichas em p re sas habían sido debilitadas por la falta de
recursos para invertir (debido a las restricciones fiscales) y por el uso de las tarifas como herramienta anti
inflacionaria.
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339 Algunas de las privatizaciones, en realidad, involucraron subsidios del gobierno con el fin de atraer
inversores (fue el caso de los ferrocarriles de pasajeros, por ejemplo). Las e m p re sa s extranjeras rara vez
participaron en este tipo de privatizaciones, las cuales atrajeron, mayoritariamente, a em p re sa s domésticas.
40 El empleo en las ex-e m p re sas estatales cayó aproxim adamente un 40% luego de las privatizaciones. YPF,
por ejemplo, redujo su personal de 36.935 a 9.350 empleados. El Puerto de Buenos Aires, que operaba con
8.000 trabajadores antes de la privatización, tenía sólo 2.500 em pleados en 1994.
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341 En lo que respecta a la electricidad, las tarifas cayeron para los usuarios industriales y la capacidad
aumentó de 13,267 MW a 18,100 MW cinco años d e s p u é s de la privatización. En el sector gasífero, las redes
de transporte crecieron un 25%, de 66,765 a 105,614 km. en el mismo período. En telecomunicaciones, el
número de líneas s e incrementó un 100% en el período 1989-2000 y la productividad media creció de 92
líneas en servicio por em pleado en 1990 a cerca de 400 líneas en 2000 (Gerchunoff et al, 2003).
342 Como lo señala Etchemendy (2001), YPF ejemplificaba d e s d e los '50 el paradigma de una em presa
situada en una red de rent-seeking que incluía a proveedores, sindicatos y a parte de su s propios
funcionarios.
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343 Según Schvarzer (1978), a mediados de los '70 un gran proyecto industrial en la Argentina se financiaba
en un 10% con recursos propios de la em pre sa beneficiada, siendo el resto aportado por desgravaciones
impositivas, créditos de organismos internacionales y créditos locales (en am bos casos, con ta s a s y
condiciones preferenciales).
344 Ver también Petrei y De Melo (1985), quienes argumentan que las firmas posponían decisiones de ajuste e
inversión considerando la falta de certidumbre respecto de la futura evolución de la política económica.
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345 Palermo y Novaro (1996), en el mismo sentido, señalan “la gran autonomía del gobierno en relación con el
mundo de los ag e n te s económicos durante aquellos a ñ o s ” (p. 51).
346 La siguiente cita ilustra bien esta posibilidad: "Ahora no tenem os el mismo lobbying de antes, cuando
Fabricaciones Militares era accionista de las plantas satélites del Polo (de Bahía Blanca) y nosotros
solucionábamos rápidamente nuestros inconvenientes" (declaraciones del presidente de Duperial Argentina -
filial de Imperial Chemical Industries (ICI)-. Diario Clarín, 17-11-93).
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348 Un trabajo mostraba, en b a s e a una en c u esta a firmas industriales, que los recursos canalizados hacia la
inversión entre 1983 y 1988 por dichas firmas representaban a p e n a s poco m ás de la vigésima parte de sus
ventas totales (Azpiazu et al, 1993). El grueso de dichas inversiones se concentraba en sectores productores
de bienes intermedios de uso difundido, mientras que en las restantes actividades prácticamente no se
registraban inversiones m ás allá de las requeridas para un mantenimiento mínimo de las instalaciones. La
concentración también se observaba a nivel de firma, ya que eran las e m p re sa s de mayor tam año relativo y,
en especial aquellas controladas patrimonialmente por grupos económicos de capital nacional y por
conglomerados transnacionales, las que habían aportado el grueso de las inversiones. En el sexenio s e había
concretado la implantación de a p e n a s treinta nuevos establecimientos fabriles, 29 de los cuales habían
contado con los incentivos derivados de la promoción industrial.
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349 Por ejemplo, la extendida aplicación de controles de precios en e s o s añ o s hacía central el tener una buena
llegada a los organismos en los cuales s e autorizaban los precios máximos para cada producto.
350 Como afirman Kosacoff y R am os (2005) “la suerte de muchas empresas se asoció con la habilidad de las
gerencias financieras de administrar los saldos líquidos financieros”.
51 Las fuertes tensiones contractuales llevaron a que los productores que operaban en dicha rama trataran de
reducir la dependencia de su s clientes principales diversificando el mix productivo m á s allá de lo razonable
d es d e el punto de vista técnico. A la vez, los clientes también trataban de diversificar proveedores, con lo cual
se afectó el proceso de learning by interacting, tan relevante en el sector de bienes de capital y, m ás en
general, s e desviaron los esfuerzos de las firmas d es d e el á re a tecno-productiva a la financiera y comercial
(Donato, 1996).
52 Los problemas de costos de transacción y las deficiencias generales del contexto doméstico, por cierto, no
afectaron únicamente a las PyMEs. Por ejemplo, la planta local de IBM, ante la dificultad para hallar
proveedores eficientes, confiables y con costos competitivos, exhibía niveles de integración vertical mucho
m ás altos que los de otras filiales de la corporación - e n momentos en los que en e s ta s últimas se observaban
claras tendencias a la terciarización de procesos productivos- (Vispo y Kosacoff, 1991). En general, los
autores observaban que la planta local debía hacer un “so breesfuerzo” para com pensar las limitaciones del
353torno en p ° s de log rar están d a re s de productividad y calidad a c e pta b les.
S egún Acuña (1995), d es d e 1987 el gobierno radical comienza a encarar la cuestión de la apertura en
términos de “disciplinamiento” de comportamientos em presarios - e n particular, en materia de precios-, una
visión que ya había sido aplicada, como vimos antes, por el equipo de Martínez de Hoz.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Está claro, de tod os m o d o s, que el acer cam ien to de los “capitanes de la in d u stria”
al go b iern o radical no derivó en ningún tipo de alianza E s t a d o -b u r g u e s ía
n acion al del tipo de la surgida en d iv ersos p aíses de in d u strialización tardía -
según v im o s en el capítulo I -, sino que más bien pareció responder a ob jetivos
coyu n tu rales de am bos bandos.
En todo caso, los och en ta fueron un período de c o n s o lid a c ió n de los grupos
e c o n ó m ic o s lo c a le s, que siguieron go za n d o de los b e n e fic io s de los re g ím en e s de
p ro m o c ió n a la in v ersión y las ex p o r ta c io n es - i n c l u y e n d o el a c c e so a ciertos
in su m os com o en ergía y gas a p recios p r e fe r e n c ia le s - , las reservas de m ercado y
el a c c e so p r iv ileg ia d o a las com pras y contratos p ú b lico s (la llam ada “patria
contratista”) . 354
En e fe cto , en un c on texto de e c o n o m ía cerrada, nulo cr ecim ie n to y alta
in estab ilid ad , estos grupos optan por p roseguir su p r o c eso de d iv e r s ific a c ió n
hacia áreas en donde pueden replicar esq u e m as de articulación con el Estado.
A s im is m o , se observan in v e rsio n e s en b u sca de d iv ersificar r iesg o s - e n v í o de
fon d os al exterior, com pra de t ie r r a s - 355 y reducir c o s to s de tran sacción -
in tegra ción v e r t ic a l- (B isa n g , 1998). En el plano p rod u ctivo, en tanto, el patrón
de e s p e c ia liz a c ió n de estas o r g a n iz a c io n es se m u ev e hacia m ercad os p oco
ex p u e s to s a la c o m p e te n c ia externa y/o con fuerte base c o m p e titiv a derivada de la
d otación de recursos naturales ren ov ab les y/o no ren ov ab les del país (K o sa c o ff,
1999).
La c o n c r e c ió n de o p era cio n es de in v ersión directa en el exterior, aunque
usu alm en te de m agnitud acotada, tam b ién forma parte del p roceso de e v o lu c ió n
de los grupos en los ochenta. En este sentido, si bien puede argumentarse que, a
corto p lazo, los d eseq u ilib rio s m a c r o e c o n ó m ic o s generan oportunidades de
in v e r s io n e s financieras de alta rentabilidad, al m ism o tiem p o im p o sib ilita n la
p la n ific a c ió n a largo p la zo, con lo cual se resiente la form u lac ión de una
estrategia de cr ec im ie n to basada en el m ercado local. Ello contribuye a explicar,
en to n ces, la b ú squ ed a de n u eva s oportunidades de in v ersión en el exterior
(B isa n g e t a l , 1992).
Dentro de este con te xto general de bú squ ed a de áreas de n e g o c io s v in culad as a la
articulación con el Estado, in v e r sio n e s destinadas a d iv ersificar riesg os y reducir
co sto s de tran sacción y alta preferen cia por los a ctiv os líq uid os, la e v o lu c ió n y
d ese m p e ñ o de los c o n g lo m e r a d o s lo c a le s no fue uniform e durante los ochenta. Si
bien son varios los factores en ju e g o para entender estas distintas trayectorias -
in clu y en d o la historia previa de cada grupo, las cap a cid ad es acum uladas, e t c .- ,
no p o d e m o s descartar la in flu e n c ia de las d iferen cias en los o b jetiv o s y
“v i s i o n e s ” de los d ueños y m anagers de cada una de estas org a n iza cio n e s
(B isan g , 1996).
354 Ciertamente, d e s d e el sector empresario s e ha aducido repetidamente que hacer negocios con el Estado
en esta etap a era también riesgoso considerando, por ejemplo, las dem oras incurridas en los pagos -
resultado de urgencias fiscales-, las cuales eran particularmente gravosas en momentos de alta inflación. En
cualquier caso, s e trata de otra ilustración de la dificultad para negociar contratos en é p o c as inestables.
355 Por ejemplo, Arcor s e diversifica hacia el agro para reducir riesgos, pero también para mejorar la
disponibilidad financiera y facilitar el a c ce so al crédito (Kosacoff et al, 2001).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
En particular, nos interesa destacar que, aún com p artiend o con otros grupos la
base de a c u m u la c ió n en activ id ad es v in cu lad as con la p re sen cia estatal, algunas
em presas tuv iero n en los och en ta una trayectoria t e c n o ló g ic o - p r o d u c t iv a más
am b ic io sa - y e x i t o s a - que otros. Un caso notorio en este sentido es el de Techint,
quien pasa en los n ov en ta a convertirse en un glob al player en el m ercado de
tubos sin costura - v e r más a b a jo -, tras haber ap rovech ad o fuertem ente durante
varios años tanto los reg ím e n es de p ro m o ció n industrial com o la p osib ilid a d de
ab astecer a Y P F en un m ercado cerrado a p recio s bastante m ayores que los
in tern acion ales. N aturalm ente, la c o n v e r s ió n del grupo en una org an iza ció n
co m p e titiv a en los p rin cip ales m ercad os m u n diale s fue p o sib le debido a que,
mientras ap rovech ab a las rentas derivadas de la articulación con el Estado, la
em presa desarrolló un p ro ce so de a cu m u la ció n de cap acid ad es t e c n o ló g ic a s ,
productivas y o r g a n iz a c io n a le s que iban más allá de lo n e ce sa rio para sob revivir
en el hostil con texto argentino entre 1976 y 1990.
IM P S A es otro e jem p lo en la m is m a d irección . C om o señala Gutiérrez (1 9 9 9 ) , si
bien la em presa ap ro vech ó las ventajas del p r o te c c io n is m o y del "compre
nacional", su c o n v e r s ió n en una transnacional en el m ercado de grandes obras de
energía e x i g i ó cam b ios estructurales y o r g a n iza cio n a les, así co m o un p r o c eso de
aprendizaje t e c n o ló g ic o - q u e in c lu y ó montar un importante laboratorio de I&D y
fortalecer los departam entos de in g en iería de la e m p r e s a - , sin los cu ales dicha
co n v er sió n hubiera sido im p o sib le . En todo caso, c o m o lo señala Gutiérrez, p o co s
em presarios lo c a le s vislum braron en la d écada del oc h en ta las oportunidades de
la exp o rta ción o la tra n sn a c io n a liza ció n en ciertos rubros - y m ucho m en o s en
áreas te c n o ló g ic a m e n te c o m p l e j a s - , aún contando con los recursos para llevarla
adelante.
En el balan ce, más allá de estos c aso s p untuales, es bastante o b v io que la
e x p a n sió n de este conjunto de c o n g lo m e r a d o s n a cio n a les durante el período bajo
an á lisis no fue resultado de un p roy ecto estructurado de co n stru cc ió n de
“c a m p eo n e s n a c i o n a l e s ”, al e stilo de otras e x p er ien cia s de in d u strialización
tardía en A m é ric a Latina, Europa o A sia. Si e llo fue producto de la au se n c ia de
volu n tad p o lític a para encarar tal p royecto, de la ineptitud o falta de claridad en
los ob jetiv o s del go b iern o o de otros factores, es un tem a que debería ser
an alizad o con m ayor detalle a futuro. C reem os, sin em bargo, que al m e n o s una
fracción de aquel grupo de or g a n iz a c io n e s empresarias podría haber sido parte de
ese even tu al p roy ecto - e n otras palabras, nada en su seno “in t r ín s e c o ” lo habría
im p e d id o - . Las razones de esta carencia d e b e m o s buscarlas, en to n ce s, no tanto en
características in a m o v ib le s de nuestra b u rgu esía empresaria, sino en la forma en
que se fueron m o ld ea n d o sus con d u ctas y estrategias, así com o sus m o d o s de
in teracción con el Estado. Sobre esto v o lv e m o s al con clu ir este trabajo.
M ientras los grupos e c o n ó m ic o s siguieron ganando e sp acio en la e c o n o m ía local,
las ET ex h ib ieron un com p o rta m ien to in versor ca u telo so , aprovechando
puntualm ente algunas oportunidades abiertas por los re g ím en e s de p r om o ción
industrial primero y, más adelante, los b e n e fic io s del programa de cap ita liz a ció n
de deudas. A sí, se viab ilizaro n un puñado de grandes p r o y ecto s de in v ersión - t a l
v e z el más importante haya sido el de la planta de cajas de cam bio instalada en
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358 No existen datos que permitan conocer con precisión el número de em p re sas que cerraron su s puertas
durante toda la d éc ad a pasada, así como el de aquellas que abandonaron la producción para convertirse en
comercializadoras de productos importados. De todos modos, un estudio reciente afirma que el número de
firmas en el sector manufacturero s e redujo de 50.000 en 1995 a 45.000 en 2001, muriendo 3500 y creándose
2500 em p re sa s en promedio por año en e s e período. Estimaciones preliminares sugieren que la mayor parte
de las em p re sa s que cesaron en sus actividades existían d e s d e antes de 1995 (JICA-UNGS, 2003).
359 En b a s e a datos del Centro de Estudios para la Producción (CEP) se puede estimar que las inversiones
greenfield fueron alrededor del 13% del total de inversiones en la industria entre 1990 y 1997.
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360 C ab e destac ar que las estrategias de las subsidiarias de ET en lo que respecta a las actividades de I&D
estuvieron lejos de ser hom ogé nea s dentro del grupo de países que han atravesado similares procesos de
reforma. Datos del Bureau of Economic Análisis de los E stados Unidos muestran que el ratio I&D/ventas de
las subsidiarias de ET es tad ounidenses en la Argentina pasó de 0.21 a 0.11% entre 1991 y 1999, mientras
que en Brasil creció de 0.45 a 0.51%. Si se considera tan sólo la industria manufacturera, las diferencias son
aún mayores: de 0.29 a 0.15% en Argentina y de 0.56 a 0.8% en Brasil. Esto sugiere que la creación del
MERCOSUR, al permitir el despliegue de estrategias de “b úsqu e da de eficiencia” -en las cuales se
reorganizan las actividades de las filiales de las ET en busca de lograr sinergias intra-corporación y
aprovechar econom ías de escala y scope-, pudo haber llevado al desplazamiento de algunas actividades
innovativas que eran realizadas en la Argentina para el mercado nacional hacia las subsidiarias brasileñas, las
cuales ahora poseen responsabilidades regionales - e incluso en ciertos casos, globales- en lo que respecta a
las actividades de I&D en determinadas líneas de producción.
361 El número de certificaciones ISO 9000 (calidad) pasó de 3 en 1992 a unas 2600 al presente, en tanto que
ya s e han otorgado m ás de 400 certificaciones ISO 14000 (medio ambiente).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
propiedad del capital y sector de actividad, pero tam bién un p eso de factores más
e s p e c íf ic o s de cada em presa, en fu n ció n de su historia pasada, sus cap acid ad es
internas y su p er ce p ció n del futuro. En la s e c c ió n sig u ien te exp lorarem o s con más
detalle este tema.
ii) Ganadores y perdedores
S ig u ien d o a K o s a c o f f (1 9 9 8 ) , durante los n o v e n ta un conjunto de firmas
industriales adoptaron lo que el autor llam a “reestructuraciones o f e n s i v a s ” . Este
grupo abarcaría unas 40 0 em presas - q u e representaban alrededor del 40% del
producto industrial en 1 9 9 5 - , que realizaron fuertes in v e r s io n e s y llevaron
adelante profundos cam b ios or g a n iz a c io n a le s - d e l tipo de los m en c io n a d o s más
arriba-, a resultas de lo cual ob tu vieron sig n ific a tiv a s mejoras de p roductividad
que las acercaron a las “m ejores p r á c tic a s” in tern acion ales.
Se trata, c om o es e vid en te , de un núm ero m uy reducido de firmas si se lo
com para con el conjunto del u n iverso manufacturero. D ich as firmas están
concentradas en cuatro grandes áreas: i) industrias de in su m os b ásic os
(siderurgia, p etroq uím ica, alu m in io, ce m e n to , refin ación de petróleo); ii)
industrias basadas en recursos naturales (a c eites, agroindustrias); iii) co m p lejo
automotriz; iv) b ien es de c o n su m o no durable d ifere n ciad o s ( g o lo s in a s , lá cteo s,
etc.).
Las firmas que protagon izaron estos p r o ces o s fueron, en tod os los caso s, de gran
tamaño y, la m ay oría de ellas, de origen extranjero. Esto no sorprende
con sideran do que, com o ya v im o s antes, las f ilia le s de ET estu v iero n claramente
entre las “ga n a d o ra s” del p ro ce so de reestructuración, ten ien d o en cuenta la
fuerte a m p liac ión de su p eso en la e c o n o m ía local ob servad o en tod os los
indicadores relevan tes u su alm en te c on sidera d os. A su v e z, las ET superaban a las
firmas lo c a le s en térm in os de p roductividad laboral, con las c o n s ig u ie n te s
ventajas en el plano de la co m p e titiv id a d (C h u d n o vsk y e t a l , 2 0 0 4 a ).
P ese a las tran sfo rm acio n es observadas en el entorno local, así co m o en el
c on texto internacional, el m ercado d o m é s tic o sig u ió sien d o, al igual que en la
ISI, el principal destino de las ventas de las filia le s de ET en el sector industrial.
Sin em bargo, esto no im p lic a que, c o m o parte del p roceso de adaptación al n u evo
escen ario, las ET no hayan adoptado ca m b io s im portantes en su operatoria. A sí,
se ob serva que dichas firmas tienden a operar con estrategias más “ab ierta s” que
sus contrapartes n a c io n a le s (con un p eso importante del c o m e rcio intrafirma),
m uchas v e c e s en el c on texto del d e s p lie g u e de estrategias “e f f i c i e n c y - s e e k i n g ”,
facilitad as por la lib e ra liz a ció n c o m ercial y la in tegración en el M E R C O S U R 362
(C h u d n o vsk y y L ópe z, 2 0 0 1 ). A s i m is m o , en general las filia le s de ET
contribuyeron al cierre de la brecha con la frontera internacional en m ateria de
362 En la medida en que s e modifican las condiciones de competencia en los m ercados receptores como
resultado del propio proceso de desarrollo económico o de la liberalización comercial o por la em ergencia de
nuevos competidores locales, las inversiones market seeking son seguidas con frecuencia de inversiones
efficiency seeking, en las cuales se busca racionalizar la producción para explotar econom ías de
especialización y de ámbito. Tanto los procesos de integración regional, como la reducción de los costos de
transporte y los avan ces en las telecomunicaciones favorecen este tipo de estrategias, ya que frecuentemente
se materializan a través de procesos de complementación y articulación, tanto comercial como productiva, de
las operaciones de las distintas filiales de la corporación transnacional.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
363 Para el em presario local que vendía su firma, el flujo de retornos futuros s e descon taba a la ta s a de interés
predominante en el mercado local, la que fue, en promedio no m enos de 2 ó 3 v e c e s superior a la ta sa
internacional, a la que la ET compradora operaba (Kosacoff y Ramos, 2005).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
364 El problema en este grupo de sectores no p a s a b a tanto por el a c ce so a las nuevas tecnologías, sino por la
velocidad del cambio en la frontera internacional que amortizó buena parte de la acumulación tecnológica
realizada previamente - h e c h o agravado por la ampliación de la brecha que ya previamente s e había
observado d es d e los años '70 y con m ás intensidad en los recesivos años '80-. A esto se sum a ban aspectos
específicos de los age nte s locales, que iban d es d e su tam año reducido respecto al promedio mundial hasta
las vicisitudes propias de los cambios generacionales en las firmas familiares. En este escenario, no
sorprende que respondieran a la apertura y al cambio en los precios relativos con inversiones marginales para
mejorar productividad -sin cambiar en lo sustancial su parque de maquinarias- u orientadas a la adopción de
nuevas tecnologías organizacionales. Los ajustes de personal, la terciarización de actividades, la
complementación de la oferta local con bienes importados y el replanteo de la relación con los proveedores
también formaron parte de las estrategias adoptada s (Bisang y Gómez, 1999).
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366 Muy recientemente, la em p re sa recibió el aporte de capital de riesgo de un importante fondo internacional.
367 Si bien las m encionadas en c u e s ta s s e basan en m uestras representativas del universo em presario en el
sector industrial en cada momento del tiempo, naturalmente no pudieron incluir a aquellas firmas que
desaparecieron durante la convertibilidad. En e s e sentido, no e s improbable que las conclusiones que
mostramos a continuación reflejen lo ocurrido con un grupo de firmas que tuvieron el mejor desem pe ño
relativo en los noventa.
368 Por el contrario, las subsidiarias de las ET no fueron m ás activas ni en términos de la realización de
actividades de innovación ni en el lanzamiento de nuevos productos o procesos al mercado
369 El ya mencionado estudio de FIEL (2002) también muestra que las exportaciones están positivamente
relacionadas con la productividad - e n este caso, la PTF-.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
370 Esto es, las firmas locales no s e vieron ni afectadas ni perjudicadas, en términos de productividad laboral,
por la presencia de ET en su s respectivas ram as de actividad.
71 Los spillovers horizontales son aquéllos que surgen entre las firmas que compiten en la misma industria.
Los verticales son los que pueden ap a rece r entre firmas que están mutuamente relacionadas a través de
encadenam ientos hacia delante o hacia atrás.
372 Para medir la capacidad de absorción, siguiendo a Yoguel y Rabetino (2002), s e elaboró un índice de
absorción de capacidad es que incluye diferentes factores: i) variables cuantitativas: el ratio em pleados en
I&D/empleados totales, el ratio gastos en consultoría/ventas, los pagos por licencias tecnológicas con relación
a las ventas, los gastos en bienes de capital relacionados con nuevos procesos o productos con relación a las
ventas y el ratio actividades de innovación (incluyendo no sólo los gastos en actividades formales de I&D sino
también en actividades de innovación adaptativa e incremental, ingeniería de procesos, etc.) sobre ventas; ii)
variables cualitativas: el grado de formalización de las actividades de I&D (es decir, si la firma tiene o no
departamento de I&D), el uso de técnicas organizacionales modernas, la importancia asignada a la innovación
de producto dentro de las estrategias empresariales, el uso de tecnologías de la información en sus relaciones
con sus clientes y proveedores y la importancia de las fuentes de información tecnológica tácitas y
codificadas; iii) variables cualitativas-cuantitativas: si la firma ha realizado actividades de capacitación y, en
ca so afirmativo, los gastos en capacitación con relación a las ventas.
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374 Ver también Gerchunoff y Torre (1996) para un análisis de los procesos de negociación que el gobierno
debió llevar adelante para imponer el programa de reformas.
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375 Entre las reformas analizadas por Etchemendy los g ana d ores (compensados), según el autor, fueron: i)
reforma administrativa: UPCN (sindicato); ii) reforma laboral: cúpula sindical, segm entos del sector asalariado
formal; iii) reforma petrolera: productores nacionales, SUPE (sindicato); iv) reforma acero: productores
nacionales integrados (Techint-Acindar); v) reforma sector automotriz: industria terminal, SMATA (sindicato).
376 Los perdedores, de acuerdo a Etchemendy, fueron: i) reforma administrativa: ATE (sindicato), sindicatos de
docentes y del sector salud; ii) reforma laboral: desem pleados; iii) reforma petrolera: productores extranjeros,
refinadores extranjeros, trabajadores despedidos; iv) reforma acero: peq ueños productores de laminados,
trabajadores despedidos, UOM (sindicato); v) reforma sector automotriz: e m p re sa s de autopartes,
trabajadores despedidos en la industria de autopartes, UOM.
377 S e nos dirá que la liberalización gradual hubiera sido imposible por la resistencia de las firmas afectadas,
por lo cual resultaba preferible una estrategia de “shock”. Sin embargo, como vemos, aquella resistencia se
expresó de todos modos a lo largo del programa, sin que fuera posible ignorarla debido a razones políticas y
sociales.
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las dos últim as décadas (ver, por ejem plo, C h esn ais, 1996), es notorio que en
dicho período se han exp an dido notab lem en te los flujos fin an cieros
in tern acio n ales, m o d ifica n d o no sólo las con d u ctas m ic r o e c o n ó m ic a s , sino
tam bién alterando d e c is iv a m e n te - i . e . r e d u c ie n d o - los lím ites de la p o lítica
e c o n ó m ic a nacion al en el escen ario de la g lo b a liz a c ió n . Esto nos dice, en primer
lugar, que, una v e z más, la realidad argentina se puede entender m ejor a la luz de
lo que ocurre en el resto del m undo, en lugar de pensarla co m o una curiosidad
exótica.
Y e n d o al plano local, d ig a m o s, por un lado, que lo e xp u esto más arriba en este
capítulo dista de avalar la idea de que la in v ersión o el cam b io t e c n o ló g ic o no
fueran factores determ inantes del d ese m p e ñ o em presario en los noventa. En todo
caso, serían algu n os agentes - p o r ejem plo, los antes m e n c io n a d o s “fon d os de
in v e r s ió n ”- q u ien es encarnarían una ló g i c a puramente financiera, pero más bien
com o e x c e p c ió n - n o siem pre bien s u c e d id a - que co m o regla. In clu so, la es c a s a
e v id e n c ia em p írica d isp o n ib le nos sugiere que la d im e n s ió n fin an ciera ocu p ó una
parte m en or en el esq u em a de n e g o c io s de las firmas lo c a le s que la que había
alcanzado en los ochenta, lo cual resulta ló g ic o a la luz del ambiente
m a c r o e c o n ó m ic o más estable. De tod os m od o s, son n ec es a rio s más estu d io s para
analizar esta cu estión , en particular d istin g u ie n d o el com p o rta m ien to de distintos
se g m e n to s em presarios en esta área.
Para finalizar con este tema, d ig am os que las repetidas crisis cambiarias y
financieras sufridas en las últim as décadas contribuyeron, según v im o s antes, a
m oldear las estrategias de los agentes e c o n ó m ic o s , orientándolas a m ax im iza r su
capacidad para adaptarse rápidamente a los c am b ios en un am biente de alta
incertidum bre y p erió dicas red istrib u cion es de in g resos en los m o m e n to s de
crisis, aso cia da s a rupturas de contratos y v i o l a c io n e s a los d erech os de
propiedad (Fan elli, 2 0 0 4 ). La ló g i c a de estos p r o c e s o s quedó bien reflejada en la
crisis del 2 0 0 1 . Sin em bargo, sig u ien d o a Fanelli, los com p o rta m ien to s
ob serv ad os en e s o s m o m e n to s por parte de los agentes e c o n ó m ic o s lo c a le s no
eran n u ev o s para la realidad argentina, sino que, c om o lo argum enta el
m en cio n a d o autor, encuentran su origen, co m o m ín im o , en el in icio del período
de posguerra. La in estabilidad e c o n ó m ic a e in stitu cion al que caracterizó a la
A rg en tina desde aquel m o m en to lle v ó a que los agen tes “dep r ed ad or es” no
encontraran grandes barreras para capturar in stitu c io n e s clave en el d om in io de la
“e c o n o m ía p o l ít ic a ” de las crisis, que fueron siempre usadas para violar derechos
de propiedad e inducir grandes red istrib u cion es de ingreso.
Este, sin em bargo, no es un resultado propio de una determ inada m entalidad o
v o c a c ió n de nuestra burguesía, sino un producto h istórico concreto de un
escen ario en el cual los in c e n tiv o s para producir e invertir fueron
p rog resiva m en te dañados y la voluntad de cooperar y con sen su ar (parte esen cia l
de lo que ha sido d en om in a d o “capital s o c i a l ”) , 378 fue reem p lazad a por la
in v er sió n en la form ación de c o a lic io n e s para la d e fe n s a de los d erech os de
propiedad propios, en el m ejor de los caso s, o, en el peor, para la v i o la c ió n de los
ajenos. En las c o n c lu s io n e s de este capítulo v o lv e r e m o s sobre esta crucial
cu estión .
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379 En un seminario realizado en 1999 en ocasión de la presentación de un libro sobre las multinacionales
latinoamericanas, el directivo de Techint Paolo Rocca, hoy presidente de la organización, señaló que el
gobierno argentino debería haber facilitado que un grupo local -e n particular, Techint- adquiriera el control de
YPF, en lugar de perm itir que lo hiciera la petrolera española Repsol.
380 A poco de decretarse la devaluación de comienzos de 2002, el gobierno argentino temió una “invasión” de
inversiones extranjeras en procura de comprar firmas argentinas “baratas” -p o r la devaluación y el alto
endeudamiento que arrastraban-. En base a ese tem or (en algunas declaraciones periodísticas se
mencionaba la idea de que había que evitar el traspaso de “empresas estratégicas”), se dictó una nueva ley
de quiebras destinada a evitar ese proceso -le y que limitaba la posibilidad de que los acreedores tomaran
posesión de las empresas locales endeudadas-, la cual luego debió ser modificada, respondiendo a presiones
internacionales (fundamentalmente, del FMI). Sin embargo, más allá de algunos casos puntuales, no se
observó ninguna oleada de IED tras la crisis.
381 La reciente compra de Loma Negra por parte de un grupo brasileño reavivó una vez más esta temática. Un
tanto curiosamente, algunos sectores que expresaron quejas públicas frente a esta operación - y llamaron a
preservar espacios de acumulación para la burguesía nacional- son los mismos que previamente la habían
asimilado a la “ patria contratista” o el “capitalismo prebendario”.
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382 Como mencionamos más arriba, la historia argentina reciente registra algunas experiencias fallidas de
estrategias de conglomeración basadas en bancos (grupos Greco y Oddone, por ejemplo).
383 Lamentablemente, no hay demasiada evidencia disponible acerca del destino que dieron los grupos
económicos que vendieron sus activos (y en general los numerosos empresarios locales que siguieron similar
estrategia) a los fondos obtenidos por esa vía (la sospecha o conjetura de la literatura “heterodoxa” es que
ese destino fue principalmente la fuga de capitales).
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386 Digamos, en este mismo sentido, que los empresarios nacionales que se están quedando con algunas
firmas privatizadas ante el retiro total o parcial de los inversores extranjeros no pertenecen, salvo alguna
excepción, a los conglomerados que estamos analizando en esta sección.
387 Las firmas encuestadas tenían, a mediados de 1998, 63 empresas radicadas en el exterior, de las cuales
46 desarrollaban actividades de producción y comercialización, siendo las 17 restantes filiales comerciales
(sólo se tom aban en cuenta las inversiones de mayor significación económica en este recuento). Los países
limítrofes eran el principal destino de las actividades de IED. Sin embargo, también se observaban inversiones
en el área del NAFTA, Europa y Asia -claram ente el grupo Techint era y sigue siendo el jugador líder en ese
sentido-.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
388 El grupo también ha profundizado su proceso de internacionalización en aceros planos, primero con la
compra de la mayor acería venezolana en los '90 y recientemente -m a y o 2005- con la adquisición de una
acería en México.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
389 Loma Negra, recientemente vendida a la empresa brasileña Camargo Correa, no forma parte de esta
nómina debido a que no había iniciado ningún proceso de internacionalización en los noventa.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
es c a s a s rep ercu sion es sobre el resto del aparato p rod u ctivo y que están lejos de
basarse en c o m p e te n c ia s t e c n o ló g ic a s avanzadas. E stos rasgos del patrón de
e s p e c ia liz a c ió n de los c o n g lo m e r a d o s son c o m p ren sib le s en un co n tex to local
m uy p oco estim u lan te para la in v ersión en sectores in te n siv o s en c o n o c im ie n t o y
que fa v o r e c ió el rep liegu e hacia “no tr a n s a b les ” y activ id ad es basadas en
recursos naturales. Sin em bargo, si p e n sa m o s que es relevante que el país cuente
con grandes actores em presarios de capital n acion al - t a l com o ocurrió, según
v im o s antes, en m uchas exp er ien cia s de in d u strialización tar d ía -, se hace
importante analizar có m o se insertan e sos actores en la e c o n o m ía nacion al e
internacional y en qué m ed id a con trib u yen o no a o b jetiv o s v in c u la d o s a mejorar
la in serció n del país en los m ercad os de exp o rta ción , generar em p le o s o
profundizar la a c u m u la c ió n de cap acid ad es t e c n o ló g ic a s . Sobre esto v o lv e m o s en
las c o n c lu s io n e s de este trabajo.
iv) Una rápida mirada al com p o rta m ien to empresario en el agro
Si en el pasado p o d e m o s hablar de un debate in c o n c lu s o acerca de las conductas
em presariales en el agro argentino - e s p e c i a lm e n t e durante la I S I - , parece d ifícil
negar que en los n o v en ta hubo una g en e ra liza d a actitud de incorporar nuevas
t e c n o lo g ía s en la m ayor parte de los productores p am p ean o s, sin la cual hubiera
sido im p o sib le que se registrara la gran exp a n sió n de la p rod u cció n ob servad a en
d icha década.
Mientras que en los ochenta, com o se m e n c io n ó antes, la inestab ilid ad macro, el
cierre de la e c o n o m ía y las fuertes retencion es a la exp o rta ción conspiraron
contra la in v ersión en el agro, en la década pasada los em presarios ag ropecuarios
reaccionaron p o sitiv a m e n te a un conjunto de señ ales de m ercado producidas por
la lib e ra liza ció n c o m ercial y el a c c e so a n u eva s t e c n o lo g ía s , sin que el Estado
jugara un rol importante más allá de proveer c o n d ic io n e s infraestructurales y
(d es)regu latorias favo rab les para la in v ersión en el sector.
Sin em bargo, com o se ñ alam os más arriba, este p ro ce so de reestructuración guiado
por el m ercado se dio P a r i p a s s u un aum ento del n iv e l de h e ter o gen e id a d entre
los distintos grupos de productores, que in clu so im p lic ó la d esap arición de un
buen número de estos ú ltim os.
Un dato central en este sentido es que la exp a n sió n vin o de la mano de un
p roceso de fuerte en d eu d a m ien to del sector (producto de la presión por
t ecn ifica rs e), así c o m o con una crecien te c o n c en tr a c ió n de la p r o d u c c ió n .390 Por
ejem p lo, se ha estim ad o que la superficie p rom ed io de las unidades se increm entó
un 46% entre 1992 y 1997 y que d esap arec ió un tercio de las e x p lo ta c io n e s
ex is te n te s en 1990 (Sonnet, 1 9 9 9 ) .391
Si bien se trata de un p r o c eso inducido en gran m ed id a por la in trod u cción de un
conjunto de cam b ios t e c n o ló g ic o s que han tend ido a elevar la e sc a la m ín im a
390 Obsérvese que en los sesenta años previos se había registrado un fuerte proceso de desconcentración y
reducción del tam año medio de las unidades productivas (Barsky y Gelman, 2001).
391 Como lo señalan Barsky y Gelman (2001), la concentración de la producción en unidades de mayor
tamaño no necesariamente significó un proceso de concentración de la propiedad, pues las diversas formas
de cesión de la tierra -contratos accidentales, arriendo, etc.- facilitaron a los inversores producir en unidades
de mayor tamaño sin inmovilizar su capital en la compra de tierras.
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394 Interesantemente, si en los ochenta las grandes firmas y los conglomerados empresarios de capital
nacional y extranjero concentraron la mayor parte de la formación de capital promocionada, las PyMEs fueron
las que efectivizaron la mayor parte de sus inversiones al amparo de la legislación de promoción -71,4%-. A
su vez, las empresas nacionales tendieron a financiar mayor proporción de sus inversiones por estas vías que
las extranjeras. El menor interés relativo de las ET en estos regímenes puede explicarse porque, al estar
focalizados en incentivos de carácter impositivo, se tornan poco atractivos para quienes igualmente quedan
expuestos al poder fiscalizador de los respectivos organismos responsables de la recaudación tributaria en
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sus países de origen y a las, igualmente, muy estrictas normas en términos de la internalización de subsidios
(Azpiazu et al, 1993).
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395 En 1992 se decidió establecer un sistema de cupos a la importación, a la vez que se fijó un esquema por el
cual las firmas que produjeran vehículos en la Argentina podrían importar unidades terminadas o autopartes
con un arancel del 2% (contra un arancel general del 22% para automóviles y de 14 a 20% para autopartes),
siempre y cuando compensaran esas importaciones con exportaciones equivalentes. El régimen local se
articuló con sucesivos acuerdos especiales en el marco del MERCOSUR, que tendían a establecer
condiciones para asegurar un intercambio comercial equilibrado entre Argentina y Brasil hasta tanto se
alcanzara una política sectorial común en 2000.
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e x p líc it o s a las e x p o r ta c io n e s com p lem en tab a n a los su b sid ios cruzados entre los
m ercad os internos y extern os - d e h ech o, las activ id ad es que más se b en eficiab a n
del sistem a de p ro m o c ió n e x p líc ito eran gen era lm en te las m ism a s que podían
subsidiar sus ex p o rta cio n es con los altos p recio s ob ten id os en los m ercados
d o m é s t ic o s p r o t e g i d o s - . 396
D e b id o a su co sto fisca l e le v a d o y a las s o sp ec h a s de corrupción en cuanto a su
u tiliza c ió n , buena parte de los m e c a n is m o s p r o m o c io n a le s para la exp ortación
fueron rem o v id o s a c o m i e n z o s de los noventa. Sin em bargo, se m antuvieron los
esq u em as de d r a w b a c k y ad m isión temporaria, así com o la d e v o lu c ió n del IV A
para la com pra de in su m os e m p lea d o s en los productos exportados. La operatoria
de este régim en, sin em bargo, fue afectad a por las repetidas u rgen cias fis c a le s
que llevaron a dem oras en el reintegro de los fon d os, con el c o n s ig u ien te
perjuicio a los exportadores. En cuanto a los r e e m b o lso s a la exp ortación , en
1992 se disp u so un d iseñ o en base al co n c ep to de “e s p e j o ” - ig u a lá n d o l o s a los
aranceles para elim in ar el “s e s g o an tiex po rta d or”- , pero a lo largo del tiem p o
fueron retocad os en distintas o c a s io n e s , sin que e x is ta un criterio cierto de
d e fin ic ió n de sus n iv e le s al presente.
Salien d o de la p o lític a com ercial, a m ed id a que avanzaba el programa de
reform as en los noven ta, c o m e n z ó a quedar en e v id e n c ia la e x is te n c ia de fallas de
m ercado y de otro tipo de o b stác u lo s que im p ed ían a las firmas adoptar
estrategias de adaptación a las nu evas reglas de ju e g o . Este h ech o, junto con las
p r esio n e s sectoria les y corporativas y el tem or del go b iern o al cr ec im ien to del
d e s e m p le o , lle v ó a la ad o p ción de algunas p olític a s p ú blicas “h o r iz o n ta le s ”,
dirigidas fun d am en talm en te a P yM E s, orientadas a reducir el c osto del
en d eu d a m ien to y/o facilitar el a c c e so al crédito, difundir in form ac ión t é c n ic a y
estándares de calidad, prom o ver el a c c e s o a m ercados de exp o rta ción , abaratar el
co sto de los p r o c e so s de rec o n v e rsió n em presaria y m o d ern iza c ió n t e c n o ló g ic a y
o rg a n iz a cio n a l, etc.
D ich a s p olític a s no lograron - p o r fallas en su d iseñ o, in s u fic ie n c ia de fondos,
falta de continuidad u otras d e f i c i e n c i a s - , 397 tener un im pacto s ig n ific a t iv o sobre
el d es e m p e ñ o de las P yM E s lo c a le s. Más aún, en general fueron aprovechadas por
el antes m e n c io n a d o grupo de P yM E s relativam ente “e x i t o s a s ” . En c o n se c u e n c ia ,
a m enudo esto s programas profundizaron, o b v ia m e n te sin ser este su o b jetivo, la
h eter o ge n eid a d dentro del u n iverso P yM E ( Y o g u e l e t al , 1 9 9 8 ) .398
396 En este caso, en lugar de derivar en un sesgo anti exportador, la protección del mercado doméstico
funcionaba, en un contexto de recesión económica, como una herramienta no planeada de promoción de las
exportaciones.
397 Angelelli et al (2004) mencionan algunos factores que podrían explicar el escaso uso de los regímenes
disponibles por parte de las PyMEs, tales como capacidad de gerenciamiento débil, burocracia excesiva, falta
de participación del sector privado en su diseño y operación e inestabilidad institucional. La falta de
articulación entre los diferentes programas fue habitual, al igual que la carencia de una visión estratégica o
global que guiara su diseño y aplicación. Asimismo, sólo en pocas ocasiones estuvieron sujetos a
evaluaciones serias, lo que derivó en una fuerte incertidumbre acerca de sus reales resultados.
398 En este sentido, debe destacarse que, a fines de los noventa, sólo el 20% de las PyMEs manufactureras
habían recurrido a al menos uno de los programas públicos en vigencia durante la década (Yoguel y Moori
Koenig, 1999). La mayoría de aquellos que no habían utilizado los programas aducían falta de información,
mientas que otro grupo de firmas argumentaba que los programas no cubrían sus necesidades.
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que usan té c n ic a s capital in ten siva s y c u y o s in g resos son p re v isib les, ya que son
las que pueden aumentar más su c o e f ic ie n te de deuda sin producir grandes saltos
en sus ín d ice s de riesgo financiero. En el caso argentino durante los noven ta, las
em presas privatizadas serían las m en os afectadas por este problem a, segu ida s de
las firmas grandes - e n particular, las que operan en ramas con fuerte p eso de las
ec o n o m ía s de e s c a l a - . En el otro extrem o, las P yM E s, esp e c ia lm e n te las que
actúan en ramas trabajo in te n siv a s co m o t e x tile s y ciertos b ien es de capital,
serían las más perjudicadas (Fanelli y Frenkel, 1996).
En e fe cto , las grandes firmas tuvieron m ucho más fácil a c c e so al m ercado de
crédito tanto d o m é stic o co m o internacional - n u e v a m e n t e abierto para las firmas
a r g e n tin a s - que las P y M E s 399. Estas últim as estaban racionadas en los mercados
de crédito in tern acio n ales y tenían a c c e so lim itado al fin an c ia m ien to por parte de
los grandes ban cos lo c a le s. Por esto s m o t iv o s , recurrían m ayoritariam ente a los
p eq u e ñ o s bancos - l o s cuales cobraban tasas de interés m a y o r e s - para cubrir sus
n e c e s id a d e s de fin a n c ia m ie n to (Fanelli y M ach in ea, 1995). Esta situ ación se
v o lv ió aún peor cuando m u ch os de e so s p eq u e ñ o s b an co s fueron v e n d id o s a
ban cos extranjeros, dado que esto s ú ltim os tenían p o lític a s cred iticias más
con servad oras que sus contrapartes d o m é s t ic a s .400 Las re g u la cio n es financieras
más estrictas, derivadas de la ad o p c ión de las normas de B a silea , tam bién
redujeron las p o s ib ilid a d e s de las P yM E s de acced er al crédito.
Tal v ez in esp erad am ente, la e s ta b iliz a c ió n in clu so s ig n ific ó m ayores y no
m en ores p roblem as fin an ciero s para m u ch os em presarios lo c a le s, en particular los
p eq u e ñ o s. A sí, en el caso textil ( K o s a c o f f e t al , 2 0 0 4 ), en el período de alta
in fla ció n , ante la in e x is te n c ia de capital de trabajo, el com prador debía adelantar
el dinero con el que se producía, y lu e g o se le cobraba la d ifer en cia por
in d ex a ció n . Con la esta b iliz a c ió n , las ventas pasan m ayoritariam ente a cobrarse a
p la zos, increm entando el n iv e l de e x p o s ic ió n fin an ciera de las em presas, pero en
un m ercado fin an ciero im p erfecto , s e gm en tad o, con altas tasas de interés real y
d en om in a d o en d iv isas. El p rob lem a se agrava cuando a partir de la crisis del
T e q u ila se interrumpe la cadena de p ag os, sube fuertem ente el n iv el de la tasa de
interés y las em presas quedan afectadas en su operatoria por las deudas
contraídas con anterioridad.
En suma, la e s ta b iliz a c ió n con c re cim ien to , junto con la a d o p c ió n de las
r eg u la cio n e s de B a sile a , no fueron su fic ie n te s para sobrepasar las viejas
d e fic ie n c ia s del sistem a fin an ciero. El m ercado de cap itales tuvo b o o m s y caídas
durante la década, pero no logró convertirse en una fuente relevante de
fin a n cia m ie n to para las firmas d o m é stica s. El sistem a bancario, por su parte,
d iscrim in ó en contra de las P yM E s y, en general, tuvo un s e s g o h acia el
fin a n cia m ie n to del c o n s u m o privado y las n e c e s id a d e s del go b iern o en detrimento
399 A mediados de los noventa, sólo el 58% de las PyMEs tenía acceso al crédito bancario, mientras que otro
25% no tenía siquiera relación alguna con los bancos (J. Llach, 1997).
400 Puede argumentarse que los pequeños bancos domésticos habían acumulado una importante cantidad de
conocimiento acerca de su clientela PyME, lo cual les permitía prestarles a aquellas firmas aún si éstas no
cumplían con los estándares derivados de estrictas normas de evaluación de los préstamos. Este “capital de
conocim iento” se perdió cuando los bancos fueron transferidos a dueños extranjeros (debemos este
argumento a José Fanelli).
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
401 Por cierto, la escasez de fuentes de financiam iento es un problema no sólo para empresas existentes sino
también para el surgimiento y consolidación de nuevos emprendimientos (en particular, desde el punto de
vista de la falta de recursos para capital de riesgo y capital semilla).
402 Cabe destacar, además, que el número de alumnos de ingeniería cayó en términos absolutos entre 1987 y
1997, con lo cual el peso de dicha disciplina en la matrícula universitaria bajó de 14,3% a 8,1% entre ambos
años. Otro aspecto problemático es que las carreras de ingeniería son las que presentan la relación más
elevada entre duración real y teórica dentro del sistema universitario (1,8 contra 1,6 del promedio del sistema -
ver Kulfas y Ramos, 1999-).
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p rod u ctivo en los noven ta, desde m ed ia d o s de dicha d écada se adoptaron algunas
in iciativ as para prom o ver las a c tiv id ad es de in n o v a c ió n lo c a le s, con el ob jetivo
de paliar las fallas de m ercado que im pedían a las firmas d o m é stic a s llevar a cabo
esas a c tiv id ad es (crédito fiscal para I&D, su b sid ios y créditos b landos para
activ id ad es de in n o v a c ió n , con sejería s t e c n o ló g ic a s para P yM E s, e t c .404).
C onsiderando que, según los h a lla z g o s e x p u e s to s antes, las P yM E s tuvieron
m e n os p robabilidades de ser innovadoras que las firmas grandes - y , por tanto, de
tener un d ese m p e ñ o efic a z en materia de aum entos de p r o d u c tiv id a d - y que las
e n cu esta s sobre con d u cta t e c n o ló g ic a nos revelan que los problem as de
f in an cia m ie n to son los prin cip a les que enfrentan las P yM E s cuando intentan
desarrollar activ id ad es de in n o v a c ió n , la im portancia de p olític a s de p r o m o ció n
en esta área resultaría plen am en te justificad a .
Al p resente, se carece de ev a lu a c io n e s rigurosas para la m ayor parte de los
programas de ayuda y fom en to a la in n o v a c ió n in troducidos en la pasada década.
De to d o s m o d o s, la e v id e n c ia in d ica que aq u ellos han sido u tiliza d os por una
p orción relativam ente p eq u eñ a del u n iverso em presario, lo cual es
particularmente cierto en el caso de las P yM E s, la m ayor parte de las cuales
d e s c o n o c e in clu so su existen cia .
A su v e z, el go b iern o intentó fortalecer los v ín c u lo s entre las entidades públicas
- I N T I , C O N IC E T , I N T A - y las u n iversid ad es con el sector p rod u ctivo. En el caso
del C O N IC E T , este ob jetivo se p ersig u ió sin d em asia d o éxito ni p ersevera n cia
(recien tem en te, algunas in iciativ as en ese org an ism o podrían ser la s e m illa de
cam b ios p o s it iv o s en esa d irección ). Lo m is m o puede d ecirse en gran m ed id a de
la U n iversid a d, donde en m u ch os caso s perduran fuertes resisten cias a la
v in c u la c ió n con el sector privado fundadas en una c o n c e p c ió n fun d am en talista de
la “a u to n o m ía ” .405 En cuanto al INTI, más que en la v i n c u la c ió n el én fa sis se
p uso en el a u to - fin a n c ia m ie n to , lo cual reforzó el s e s g o histórico del org an ism o a
favor de la m e trolo gía, los e n s a y o s y otras activ id ad es de rutina. Naturalm ente,
las ya p o c o relevantes activ id ad es de I&D desarrolladas por ese organ ism o fueron
perjudicadas por ese s e s g o (C h u d n o vsk y e t al , 2 0 0 4 b ). En este escen ario, no
sorprende que las u n iversid ad es y los o r g an ism o s de c ie n c ia y t e c n o lo g ía
aparezcan rankeadas entre las fuentes m e n os relevan tes de in form ac ión para las
firmas industriales y que los v ín c u lo s entre am bos sectores sean d éb ile s ( I N D E C -
S E C Y T - C E P A L , 2003; I N D E C - S E C Y T , 1 9 9 8 ) .406
F) L iderazgo em presarial y concentración económ ica: una breve discusión
A n tes de presentar las c o n c lu s io n e s de este capítulo, cr ee m os n e cesa r io referirnos
b revem en te a dos c u e s tio n e s m uy en fatizad as en la literatura “h e te r o d o x a ” en su
análisis del período 1 9 7 6 - 2 0 0 1 : la continuidad de un lide razgo e c o n ó m ic o
ejercido por una e l i t e local “rentista” y las ten d en cia s hacia una creciente
c o n cen tració n del sistem a productivo.
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Con rela ció n al primer tema, y dejando en este caso de lado la c u estió n de si la
e l i t e es rentistao no, tem a que ya d isc u tim o s más arriba en e x ten so , d ig am os que,
p r i m a f a c i e , de
lo descripto en este capítulo surgiría que el lide razgo e c o n ó m ic o
ha ido cam biando en las últim as décadas en nuestro país. A sí, de un papel
cre cien tem e n te dom inante de los c o n g lo m e r a d o s d o m é s t ic o s hasta c o m ie n z o s de
los n ov en ta, se pasó a una situ ación en donde claram ente las filia le s de ET son
los agen tes e c o n ó m ic o s más im portantes en la e c o n o m ía argentina.
En el caso de las ET, su c ic lo de relativa retracción primero y fuerte exp a n sió n
más adelante estu vo determ inado no sólo por razones propias de la e v o lu c ió n de
la e c o n o m ía argentina, sino tam b ién por las te n d e n cia s de la IED a n iv e l global
- r e c o r d e m o s que en los n o v en ta se produce un verdadero “b o o m ” de la IED en
tod o el m undo, alcan zan d o n iv e le s h istóric o s rec o rd -. Un punto clave para
nuestro an álisis es que si bien una parte de las ET que invirtieron fuertem ente en
la A r g en tin a en la pasada d écada ya estaba instalada en el país, otra p orción muy
relevante fue n e w c o m e r - e s t o es, no tenía actu ación previa en la A r g e n tin a -.
En cuanto a los co n g lo m e r a d o s lo c a le s, ya h em os v isto más arriba co m o su
trayectoria en los n o v e n ta fue m uy h etero gén ea , con algu n os c o n so lid á n d o se en
sus áreas de actu ación previa, otros cam biando su patrón de e s p e c ia liz a c ió n y un
tercer grupo ac h ic án d ose o in clu so desap arec ien d o. En su conjunto, en todo caso,
su p eso en la e c o n o m ía local es m ucho m enor que el que tenían 15 años atrás.
Un punto importante con relación a este tem a tiene que ver con el e xa m en de las
trayectorias in d iv id u a le s de este conjunto de em presas e xam in ad as a la luz de sus
or íge n es y e v o lu c ió n inicial. Com o ya se dijo en el capítulo sobre la ISI, una gran
parte de los c o n g lo m e r a d o s que v e n im o s an alizan do tuvieron orígen e s bastante
m o d e s to s, que no hacían presumir su posterior fortuna. La d ificultad para
ex p licar los d e s e m p e ñ o s de estas o r g a n iz a c io n es a la luz de sus trayectorias
previas es r ec o n o c id a in clu so por un autor c o m o Schvarzer (1 9 9 3 ) , quien observa
que grupos que aparentem ente eran e x ito s o s en su p roc eso de exp a n sió n a fines
de los setenta fracasaron p o c o d esp ués (Sasetru, C elu losa , por ejem p lo ), mientras
que otros que no eran por aquella é p o c a v is u a liz a d o s co m o candidatos a formar
parte del n ú cle o de c o n g lo m e r a d o s de m ayor tamaño fin alm en te tuvieron
cr ec im ie n to s n otab les (Arcor, por ejem p lo).
Si bien harían falta estu d io s más rigurosos para analizar con m ayor detalle los
cam b ios en el liderazgo em presario durante las últim as décadas - y , más
importante tal v e z, para entender las razones de e so s c a m b i o s - , h e m os lleva d o
adelante dos ejer cicio s bastante sim p les para cuantificar de algún m od o la
m agnitud y signo de las tran sfo rm acio n es observadas.
En primer lugar, en una com p a ració n de largo plazo - r e a li z a d a en base a
in form ac ión de las revistas Prensa E c o n ó m ic a y M e r c a d o - , o b serv a m o s que de las
50 m ayores em presas privadas de la A rg en tina en 1974, sólo 11 formaban parte
del m ism o grupo en 2 0 0 0 sin haber cam b iad o de m an os - o c h o de ellas son
e x tr a n j e r a s - .407 Otras seis em presas extranjeras tam b ién habían lleg a d o a 2 0 0 0
entre las de m ayor tam año, pero a través de f u s io n e s - p o r lo cual en 2 0 0 0 esas
407 Interesantemente, tres de ellas se fueron del país en algún momento entre ambos años, para retornar
posteriormente en los noventa.
256
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
seis se habían con v ertido en t re s.408 F in alm en te, otra em presa argentina tam bién
perm an ecía en la cúpula pero tras haber sido adquirida por n u ev o s dueños
lo c a les. En otras palabras, só lo 15 em presas de la cúpula en 2 0 0 0 formaban parte
de ese grupo en 1974.
¿Qué había pasado con las restantes em presas líderes de 1974? D o c e de ellas, de
origen extranjero, continuaban en el país pero en p u esto s más bajos del ranking
(algunas habían cam b iad o de dueños por traspasos a ccion ar ios de sus casas
m atrices). Lo m ism o ocurrió con cuatro firmas lo c a le s. Otras tres extranjeras se
retiraron del país. D o s firmas lo c a le s quebraron. F in alm en te, on ce em presas
n a c io n a les habían sido ven d id a s - o c h o de ellas a m anos extran jeras- y figuraban
en p u esto s inferiores del ranking en 2 0 0 0 o habían sido a b so rb id as.409
¿De dónde surgieron las n u eva s em presas líderes? De las lo c a le s, había 13 que
ex istía n en 1974 pero no formaban parte de las m ayores 50 firmas privadas. Lo
m ism o ocurría con cin co filia les extranjeras. En tanto, había 17 extranjeras
n e w c o m e r s , och o en p riv a tiza cio n es y n u eve en d iv ersos sectores ¿Qué nos
s ugieren estas cifras, e xam in ad as en su conjunto? Una im agen de m ov ilid a d
empresaria bastante p oco com p a tib le con la idea de una e l i t e estable al com an do
de los engranajes e c o n ó m ic o s y p o lític o s del país.
El segu n d o ejercicio in v olu c ra un período más breve - 1 9 9 0 v e r s u s 2 0 0 0 - , h ech o
en base a las m ism a s fuentes antes m en cio n a d a s. Para no abrumar al lector con
n ú m eros, no repetirem os el detalle de los m o v im ie n t o s ob serv ad os. D ig a m o s
s im p le m e n te que, tom ando las 50 m ayores em presas privadas de 1990,
en con tram os que apenas la mitad lle g a a 2 0 0 0 dentro del m ism o grupo - y , dentro
de esa mitad, varias em presas habían cam b iad o de m anos en el m e d i o - .
408 Tres de las seis empresas originales también se retiraron del país en los años setenta y ochenta para
volver en la década pasada.
409 En este recuento, sólo estamos registrando cambios de propiedad relacionados con los accionistas
controlantes. Adicionalmente, en distintos casos existieron transferencias accionarias de socios minoritarios.
410 Dentro de la larga lista de trabajos sobre el tema se destacan Arceo y Basualdo (1999), Azpiazu (1998),
Azpiazu y Khavisse (1983), Basualdo (2000), Cimillo et al (1972), CONADE (1972) y Kulfas y Schorr (2000).
257
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
permitieron apropiarse de sustantivas rentas desde los años setenta hasta nuestros días. Todo esto,
en un contexto donde el Estado habría sido incapaz de controlar efectivamente las prácticas
abusivas de mercado de las grandes firmas.
Ya en el capítulo sobre la ISI hemos tratado de mostrar que, si asociamos concentración creciente
con un peso cada vez mayor de las grandes empresas en la economía del país, esas tendencias
resultaban explicables cuando se consideraba el notable proceso de cambio estructural que había
atravesado la estructura productiva argentina desde fines de los cincuenta en adelante, sin que
pudiera de allí extraerse conclusión alguna respecto de las bondades o perjuicios de ese proceso de
concentración así medido. Veamos ahora que ocurre cuando examinamos los argumentos
heterodoxos aplicados al período bajo análisis en este capítulo.
En primer lugar, en general dichos argumentos se basan en una medida de concentración discutible,
ya que comparan, por ejemplo, la participación de las 100 mayores firmas industriales contra el
valor bruto de producción manufacturero, u otros indicadores igualmente globales. Naturalmente, la
evolución de este tipo de índices no nos dice mucho acerca de las causas que están detrás de la
mayor o menor participación de las empresas más grandes en la economía local -por ejemplo, si se
pasa de una estructura industrial basada en ramas livianas a otra en donde se desarrolla la
petroquímica, la siderurgia, etc., veremos un salto en esos indicadores que no tiene nada que ver con
concentración sectorial, sino con cambios en la estructura productiva-. Además de analizar el tema
a nivel sectorial -que es lo que se hace usualmente en el resto del mundo-,411 sería necesario
controlar la evolución del índice de concentración por diversos determinantes vinculados a cambios
tecnológicos y otros factores que podrían estar explicando los datos observados.
En segundo lugar, en estos trabajos se omite cuidadosamente cualquier comparación internacional.
No sabemos, entonces, si la economía argentina es más o menos concentrada que otras, así como
tampoco si evoluciona en materia de concentración económica en el mismo sentido o no que otros
países con los cuales resulta relevante compararse. Esta omisión es significativa teniendo en cuenta
que la Argentina es parte de una economía global que tiene sus propias tendencias en materia de
economías de escala y formas de competencia en el mercado, las cuales naturalmente no pueden
dejar de repercutir en el plano doméstico.
Revisando la literatura recibida, hemos encontrado una comparación -válida para los años ochenta-
que permite evaluar si la economía argentina era, en aquel momento, más concentrada o no que la
de otras naciones en desarrollo de América Latina y Asia -la comparación abarca también a
EE.UU. y Japón-. La respuesta, sorprendente tal vez para los lectores que sólo han recorrido las
páginas de la literatura vernácula, es que el índice de concentración industrial en la Argentina era
menor al de cualquier otra economía allí incluida, excepto la de los EE.UU. (cuadro 11)412 No
hemos encontrado ninguna comparación similar para años más recientes,413 pero dado que ya a
mediados de los años ochenta la literatura “heterodoxa” estaba preocupada por los niveles de
411 La falta de datos censales recientes es ciertamente un problema en ese sentido, pero afortunadamente
será solucionada en breve con el Censo que en el corriente año está desarrollando el INDEC.
412 Seguramente sería necesario analizar con más desagregación los índices allí presentados, pero
entendemos que el indicador global es razonablemente representativo de los niveles de concentración
relativos de cada país.
413 Si bien, por las mismas razones que hemos expuesto recién, se trata de una comparación cuestionable,
nos gustaría reflejar el resultado de un pequeño ejercicio que llevamos adelante comparando el peso de las
cincuenta mayores empresas argentinas en 2003 con el de un grupo similar en España y México (en los tres
casos, relacionando las ventas de dicho grupo de empresas con el PBI de cada país). Los ratios obtenidos
fueron aproximadamente similares en los tres casos. Sería interesante mejorar y ampliar esta comparación a
otros países, lo cual naturalmente no era objeto de este trabajo, pero sí podría constituir una temática
interesante de explorar en otros estudios.
258
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Cuadro 11
Indicadores de concentración industrial (porcentajes)*
Pakistán (1985) 68
Turquía (1976) 67
Corea (1981) 62
Japón (1980) 56
Indonesia (1985) 56
Brasil (1980) 51
Chile (1979) 50
Taiwán (1981) 49
México (1980) 48
India (1984) 46
Argentina (1984) 43
Estados Unidos (1972) 40
Fuente: Banco Mundial (1993).
* medidos como el promedio de la participación de las
primeras 4 firmas por sector manufacturero en el total de
producción sectorial (para los casos de Corea, Japón y
Taiwán, se toman las primeras 3 firmas).
Justamente, a nuestro juicio -naturalmente subjetivo-, en los trabajos que estamos comentando se
parte de una presunción a priori en contra de los procesos de concentración y centralización del
capital que, si bien reportan notoriamente a lo que Karl Marx escribió hace ya casi un siglo y medio
sobre estas cuestiones, no deja de tener afinidad con la opinión sobre el tema que podría expresar un
economista creyente en las virtudes de la competencia atomística. Sin embargo, como señalamos en
el capítulo I de este trabajo, los costos y beneficios de la concentración deben ser analizados
empíricamente, y no ser derivados de modelos teóricos a priori que, por cierto, no son los únicos
disponibles para analizar el tema.
Esto nos lleva a nuestro comentario final sobre la cuestión. Hasta donde sabemos, en ninguno de los
trabajos locales sobre el tema se establece un vínculo causal convincente entre la supuesta elevación
del nivel de concentración y los problemas que ella teóricamente causaría -limitaciones a la
eficiencia, aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso,415 perjuicios a consumidores y
empresas pequeñas, etc.-.416 Es altamente probable que varios de esos vínculos existan, pero la
414 Se podría argum entar que en los otros países allí incluidos funcionaban mecanismos de defensa de la
competencia o control de la acción de las grandes firmas que estaban ausentes en la Argentina (lo cual
seguramente es cierto en el caso de los EE.UU., pero más dudoso, por ejemplo, en el de Pakistán). Sin
embargo, ese es otro argumento, que no alude a la concentración en sí, sino a las políticas tendientes a
preservar la competencia en el mercado, área en la cual seguramente coincidiremos que hace falta avanzar
bastante en la Argentina.
415 Hasta donde conocemos, y hemos realizado además algunas consultas con especialistas en el tema, no
hay estudios ni locales ni internacionales que hayan analizado las relaciones entre concentración de
mercados y distribución del ingreso. Va de suyo que esas relaciones pudieran existir; el punto es que, en la
abundante literatura internacional y local sobre determinantes de la distribución del ingreso, no parece que la
variable concentración haya hasta ahora concitado mucha atención por parte de los estudiosos del tema.
416 Debe quedar bien claro que estos comentarios en torno al problema de la concentración no implican de
ningún modo depreciar el valor que tienen los estudios sobre problemas de cartelización, abusos de
259
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
posiciones dominantes, etc., o la necesidad de analizar con cuidado los efectos de las fusiones y
adquisiciones sobre la morfología de los mercados. En ese sentido, las recientes decisiones del gobierno
argentino sancionando conductas que limitan la competencia deben ser más que bienvenidas. Pero lo que
queremos subrayar es que en este caso se trata de análisis concretos sobre mercados específicos, y no de
estudios generales sobre niveles de concentración agregados. Estos últimos, per se, nos dicen poco sobre los
potenciales obstáculos a la competencia en el mercado.
260
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
Creemos que éste es un tema que merece futuras investigaciones, ya que, descartada (al menos por
nosotros) la explicación que sugiere deficiencias intrínsecas e insalvables de los empresarios
candidatos a convertirse en “campeones nacionales” (aunque en algunos casos particulares esas
deficiencias pudieran existir), nos queda explorar las cuestiones vinculadas a las formas y los
contextos en los cuales se dio la interacción entre el Estado y los grupos locales en el caso
argentino. En este sentido, nos gustaría sugerir dos argumentos que pueden ayudar a entender por
qué, en nuestro país, esa interacción dio lugar mucho más a rent-seeking que a schumpeterianismo
en las conductas empresarias y falló -más allá de algunas excepciones (por ejemplo, Techint, Arcor,
Aluar, IMPSA)- en generar un conjunto de grandes empresas locales competitivas
internacionalmente:
i) Nunca existió, como tal y orgánicamente, el proyecto de crear un grupo de “campeones
nacionales”. Así, la interacción Estado-conglomerados careció de un marco estratégico
y de objetivos de largo plazo vinculados al proceso de desarrollo económico del país.
Un ejemplo que sustenta esta afirmación es que en los noventa se excluyó
explícitamente la posibilidad de que los grupos locales asumieran un rol protagónico en
las privatizaciones417 -lo cual les hubiera permitido aprovechar competencias previas
en áreas coligadas y “ganar reputación” para sus propios procesos de
internacionalización-, hecho que muestra que el poder relativo de esa elite empresaria
y/o su alianza con el Estado no eran tan fuertes como lo supone buena parte de la
literatura “heterodoxa” sobre el tema.
ii) El ascenso de los conglomerados coincidió, primero, con un período de gran
inestabilidad institucional y económica en el país y, luego, con los notables cambios
observados en el contexto internacional -en particular, en los noventa, con la
globalización de la competencia en la mayor parte de los mercados de bienes y
servicios-, lo cual complicó sus posibilidades de diseñar estrategias sustentables de
especialización y desarrollo empresarial de largo plazo.
Esto nos lleva a nuestra tercera conclusión. ¿Qué clase de conductas empresarias esperaríamos
encontrar en un país en el cual los índices de volatilidad económica y fragilidad institucional son
altísimos, la probabilidad de ocurrencia de una crisis elevada, los cambios en las reglas de juego
frecuentes, hay largos episodios de sobrevaluación cambiaria y por cada año de crecimiento hay un
año de recesión? Se nos podría decir que esos problemas son producto justamente de los
comportamientos de la elite empresaria, y ciertamente esos comportamientos tienen una influencia
notable sobre la marcha general de ésta y cualquier otra economía del mundo. Sin embargo, hay un
paso muy largo desde esa afirmación, a hacer de la elite el deus ex machina que nos permite
explicar el origen de aquellos serios problemas estructurales que han caracterizado el
funcionamiento de la economía - y la sociedad- argentinas en las últimas décadas.
La recurrencia de las crisis macroeconómicas, la fragilidad institucional o la inestabilidad política
son hechos que obedecen a un conjunto de causas mucho más complejas que la voluntad o las
conductas de la elite empresaria, y que remiten a factores locales -regímenes de política económica
inconsistentes o erróneos diseños institucionales, por ejemplo-, que interactúan con eventos
ocurridos en la arena internacional -i.e., crisis de la deuda en 1982 o crisis sistémicas en los
mercados emergentes en los noventa-.
417 Es claro que la mala imagen de los conglomerados en el medio local, y su asociación con la “ patria
contratista”, tuvieron una influencia decisiva en la definición de esa estrategia.
261
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
No se trata, entonces, de “exculpar” a los empresarios locales y sugerir que la patria “contratista”, el
salvataje de deudas, las maniobras de cartelización de mercados y las prácticas monopólicas o la
acumulación de activos financieros en el exterior nunca existieron. Retomando una cita previa, en
este caso de Eric Hobsbawm, esas conductas simplemente nos muestran que los empresarios sólo
tienen un objetivo: ganar dinero. No necesitamos, en consecuencia, suponer que nuestra burguesía
tiene objetivos, racionalidades o éticas diferentes a sus pares de otros países, ya que, en realidad, el
desempeño empresario en el período bajo análisis puede ser explicado sin dificultad por las teorías
y argumentos expuestos en el capítulo I de este trabajo.
En realidad, esta última afirmación alude a tres cuestiones que nos interesa diferenciar. Primero,
que en el caso argentino se comprueban las hipótesis que van desde la macro a la micro por la vía
de considerar cuestiones vinculadas a volatilidad, costos de transacción y (falta de) profundización
financiera -y, asimismo, ese enfoque teórico es útil para analizar como la micro “vuelve” sobre la
macro, hecho también observable en nuestro caso-. Segundo, que también el caso argentino permite
ver claramente la conexión entre entornos institucionales y estrategias empresarias. Tercero, que los
argumentos evolucionistas se ven validados igualmente, en particular en lo que hace al path-
dependence y la variedad como elementos centrales para entender el desempeño de las empresas en
cualquier economía.
Esto nos conduce a la siguiente reflexión: supongamos que en 1976 se hubiera instalado un nutrido
contingente de empresarios -digamos, holandeses- para reemplazar a la elite local pre-existente, y
aquellos hubieran pasado los siguientes 25 años en este país: ¿cuáles hubieran sido sus
comportamientos y desempeños?418
Considerando que, como mencionamos antes, la racionalidad empresaria es la misma en todos
lados, la respuesta a la pregunta anterior sería que dichos comportamientos y desempeños hubieran
sido muy similares a los realmente exhibidos por las firmas locales. Sin embargo, el concepto de
path dependence nos sugiere que probablemente también se hubieran observado diferencias,
considerando que el entorno en el cual habrían desarrollado su sendero evolutivo previo nuestros
imaginarios visitantes holandeses no mostraría demasiados puntos de contacto con el que enmarcó
la trayectoria de las empresas locales en el período previo a 1976.
En efecto, en el caso argentino, las conductas empresarias se modelaron gradualmente en el
contexto de la ISI, de forma tal que fueron adquiriendo rasgos funcionales a un ambiente
caracterizado por la incertidumbre, los cambios en las reglas de juego, los periódicos movimientos
masivos de redistribución de ingresos en los momentos de crisis y la existencia de fuentes de rentas
no innovativas - y varios de estos problemas, lejos de mejorar, se acentuaron de 1976 en adelante-.
Así, por ejemplo, Fanelli (2004), refiriéndose a las estrategias de los agentes económicos durante
los episodios de crisis macro en décadas recientes, señala: “es lo que habían aprendido a hacer en
toda la posguerra. Usar las crisis para violar derechos de propiedad e inducir redistribuciones de
ingreso marcadas” (p. 30).
Más en general, el ambiente “selectivo” de la economía argentina generalmente no premió a las
“mejores” conductas empresarias, si por mejores entendemos aquellas que suponen competir en
base a innovación, productividad, calidad, etc. Es natural, entonces, que las empresas hayan ido
desarrollando capacidades para sobrevivir en un contexto donde eran otros los determinantes de su
418 Tomemos el caso de las privatizaciones, por ejemplo. En la percepción de buena parte de la sociedad
local, se trata de oportunidades de captación de rentas monopólicas aprovechadas por un puñado de
empresas. Sin embargo, una parte de esas empresas, en sus países de origen, son, o habían sido hasta poco
tiempo atrás, de capital estatal. ¿Se trata de empresas estatales rent-seekers también en sus países de
origen, entonces, o sus conductas se amoldan al entorno institucional de los países en los cuales operan?
262
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
éxito o fracaso -por ejemplo, su flexibilidad para adaptarse a cambios en las reglas de juego o a los
avatares de la macro-.
Sobre estas bases, podemos interpretar, por ejemplo, el impacto de las reformas de los noventa
sobre las conductas empresarias. En efecto, las firmas argentinas habían desarrollado, en décadas
previas, rutinas y conductas funcionales a un contexto de alta regulación estatal de la economía y
elevada incertidumbre. En la década pasada, se vieron súbitamente expuestas a nuevas reglas de
juego -apertura, desregulación, privatización, etc.- (en el marco de la “globalización”), y al pasaje,
siguiendo a Dal Bó y Kosacoff (1998), de la incertidumbre “macro” de corto o cortísimo plazo, a la
incertidumbre “estratégica” de mediano y largo plazo.
Así, resulta entendible que la evidencia nos muestre tres cosas: i) que la adaptación de las firmas al
nuevo escenario fue gradual y no instantánea; ii) que sus reacciones y desempeños fueron diversos
- y más o menos exitosos-, tanto en función de las capacidades y aprendizajes desarrollados
previamente, como de los diferentes límites/oportunidades que el nuevo entorno ponía/abría para
los distintos sectores empresarios; iii) que en muchos casos las firmas se resistieron a perder sus
fuentes de rentas, o intentaron reemplazarlas por otras nuevas.
En cualquier caso, es claro que las empresas -al menos aquellas que pudieron adaptarse al cambio
en las reglas de juego- debieron prestar más atención a temas vinculados con productividad,
calidad, comercialización, gestión, etc., que en el pasado, lo cual llevó a modificar sus estrategias,
patrones de especialización, formas de gobierno corporativo, esquemas de reclutamiento y
formación del personal, etc. En los casos más exitosos, esa reestructuración permitió, por ejemplo,
que un puñado de firmas dentro del antes mencionado grupo de conglomerados domésticos no sólo
se consolidara localmente, sino que también se expandiera, vía inversión directa, hacia terceros
mercados, incluso fuera de América del Sur.
Más aún, las estrategias de expansión y las conductas innovativas no fueron patrimonio de las
empresas grandes. Tanto en el sector industrial como, especialmente, en el agro, un buen número de
agentes aprovecharon el contexto de estabilidad y acceso fácil a fuentes de tecnología extranjeras
para modernizar y reestructurar sus actividades. Más en general, las empresas que innovaron y/o
que contaron con suficientes capacidades de absorción como para aprovechar los potenciales
derrames de conocimientos derivados de la presencia masiva de filiales de ET pudieron elevar su
productividad y, por ende, competir en mejores condiciones en el marco de la apertura y la
desregulación de la economía.
La pregunta es, en to n ces, por qué esas con d u ctas no fueron más gen era liza d as - l o
cual, segu ram ente, hubiera derivado en un m ejor resultado glo b a l del p r o c eso de
r e fo r m a s -, por lo cual fue com ún encontrar tanto em presarios v en d ie n d o sus
a c t iv o s ,419 com o estrategias “d e f e n s i v a s ” y quiebras de em presas. E n ten d em o s que
la respuesta a ese interrogante pasa, adem ás del im pacto propio de la e v o lu c ió n
de la macro - c r i s i s del T eq u ila y apreciació n cam biaria más r ec esió n desde 1 9 9 8 -
fun d am en talm en te por considerar tres cu estion es:
419 Indudablemente, es factible que parte de los empresarios que vendieron sus firmas fueran efectivamente
“ rentistas” incapaces de competir en el nuevo escenario (o sin voluntad para hacerlo). Sin embargo, como
fenómeno global, entendemos que para su análisis hace falta también considerar otros factores, tales como
los procesos de recambio generacional, el alto valor de los activos locales nominados en dólares -q u e hacía
muy atractiva la venta de las firmas para sus dueños- o las transform aciones -m u ch a s veces radicales-
observadas en las formas de competencia productivo-tecnológica en sus respectivas actividades. En todo
caso, sería interesante que se llevaran adelante estudios sobre las decisiones de venta de las firmas locales
en los '90 y lo que ocurrió con los empresarios vendedores tras desprenderse de sus activos.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
VI. L E C C I O N E S DEL PA S A D O Y R E F L E X IO N E S P A R A EL
PRESENTE
“T h e r e w i l l n e v e r be m a n y me n o f h i g h e r v i s i o n ... t h e r e a r e no V a n d e r b i l t s o r
C a r n e g i e s h e r e ” ( G a c e t a Rural, M e r c a n t i l e I ndust ri al , IX:98, s e p t i e m b r e 1915,
p . 9 7 - c i t a d o en H o r a , 2 0 0 1 a - ) .
421 Mientras escribíamos estas conclusiones Bernie Ebbers era sentenciado a 25 años de cárcel por fraude
corporativo, el mismo hombre que creó W orld Com, que era “the emblematic telecom firm of the go-go 1990s,
and Ebbers was the visionary who stitched it together like Frankenstein's monster from pieces of the many
firms he acquired over the past two decades. His departure today will serve future business historians as one
of the two major events to cite in marking the formal end of the telecom frenzy (Forbes, 30-4-2002). En el
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
mismo país, la famosa empresaria Martha Stewart también fue recientemente a prisión por fraudes contables
y el ex CEO de Enron, Ken Lay, enfrenta cargos que lo podrían llevar a la cárcel por un lapso de 175 años, y
estos son sólo algunos ejemplos notables de una lista que es mucho más larga.
422 Recordemos que, como vimos antes en el capítulo I, W inston Churchill afirmaba que en Gran Bretaña
muchos pensaban que “ la actividad industrial era exclusividad de ladrones em prendedores”.
423 Tal como se señaló en nota al pie en la introducción, a lo largo de todo este trabajo hemos mantenido esta
visión “dicotóm ica” de las conductas empresarias -i.e . “schum peterianas” vs “rent-seekers”-. Vale recordar,
entonces, lo allí expresado. En la práctica, las conductas empresarias usualmente observables no se ubican
en ninguno de ambos “extremos” -e s to es, las empresas no pasan la mayor parte del tiempo ni introduciendo
innovaciones para competir mejor en el mercado, ni buscando activamente rentas en el Estado, sino
comprando, produciendo y vendiendo en función de rutinas pre-establecidas-. De todos modos, creemos que
los dos conceptos son metáforas útiles para analizar el tema de las conductas empresarias si se los emplea
de una forma más laxa, esto es, si por conductas “schum peterianas” entendemos aquellas en las que la
supervivencia y progreso de las empresas en el largo plazo están atadas a su capacidad para com petir vía
innovación (incluyendo aquí la imitación o adopción de innovaciones generadas por otros agentes),
productividad, calidad, etc., y por “ rent-seekers” aquellas en donde lo central es tener acceso a rentas
protegidas de la competencia u otro tipo de prebendas, sean obtenidas por esfuerzo propio o como
subproducto de las acciones de lobby emprendidas por otros agentes.
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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino
424 Repitiendo lo expresado en el capítulo I, es factible que una vez que una empresa haya desarrollado, a lo
largo de su proceso evolutivo, capacidades para competir por vías “schumpeterianas” -p o r ejemplo, que tenga
un importante laboratorio propio de I&D- ya no vuelva a convertirse en un agente puramente rent-seeker.
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425 Claramente, esto no significa que en aquella etapa no haya habido especulación con tierras, ni tampoco
sugerir que todos los propietarios agrícolas formaban parte del grupo modernizador. Más aún, como dijimos
en el capítulo respectivo, incluso los herederos de aquella vanguardia probablemente se parecían a la imagen
tradicional que estamos discutiendo. Todo el punto que queremos hacer es que la conversión de la Argentina
en una potencia mundial en el comercio de granos no hubiera sido posible de sólo contarse con una pampa
fértil manejada por terratenientes holgazanes y negligentes. En algún momento “fundacional” de aquella
historia se requirió una fuerte dosis de “schum peterianism o” para que aquella conversión se hiciera real.
270
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Esto nos lle v a a resaltar tres tem as cla ve. Primero, el carácter e v o lu t iv o de los
com p o rta m ien to s em presarios, y la e x is te n c ia de p ro ce so s de aprendizaje
m adurativo que, si bien no en las c o n d ic io n e s más propicias, igualm ente
estu v iero n p resentes en el caso argentino - y , en tod o caso , esas c o n d ic io n e s p oco
prop icias hicieron que d ich os p ro ce so s fueran más le n t o s - . S egu n d o, la
h eter o ge n eid a d siempre presente en las con d u ctas empresarias, h etero gen eid a d
que no puede ser reducida a variables tales c o m o tamaño o propiedad del capital
- y en to n ces no te n e m o s P yM E s d in ám icas v e r s u s grandes em presas r en t-se e k e r s ,
sino ambos tipos de con d u ctas en cada uno de los distintos se g m e n to s
e m p r e s a r io s -. Tercero, com o se dijo unos párrafos más arriba, que una m ism a
em presa puede ser r e n t- s e e k e r y “s ch u m p ete ria n a ” a la vez, o en distintos
m o m e n to s del tiem p o, en fun ción del con texto in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o
vig e n te .
En e fec to , tanto la literatura “h e te r o d o x a ” c o m o la “o r to d o x a ” tien d en a suponer,
en una tal v e z curiosa c o in c id e n c ia , que hay una in co m p a tib ilid a d entre ser un
empresario d in ám ico - “s c h u m p e ter ia n o ”- y pedir del Estado p rotecció n
arancelaria, su b sid io s, r e g u la cio n es favorab les, etc. A m b as c o sa s pueden ser tal
v e z in c o m p a tib le s en m o d e lo s “i d e a le s ” - p o r a b s tr a c to s - de cap ita lism o , pero en
la práctica su elen venir m uchas v e c e s de la m a n o .426 El p rob lem a argentino fue,
c o m o d ijim os antes, que la in teracción e m p r e s a s - E s ta d o dio lugar m u ch o más a
r e n t- s e e k in g que a s ch u m p eteria n ism o, resultado que d eb em os entender a la luz
de las c o n s id e r a c io n e s presentadas en los párrafos p reced en tes.
El m e n c io n a d o p roceso de m aduración del aparato industrial fue interrumpido por
la profunda crisis e c o n ó m ic a , p o lític a e in stitu cion al que atravesó el país hacia
m ed ia d o s de los setenta. Más tarde, el cam bio de reglas de ju e g o p o s t - 1 9 7 6
destruyó las b ases del anterior p roceso de a cu m u la ció n y aprendizaje t e c n o ló g ic o
en buena parte del sector industrial, de m od o que d e s c o n o c e m o s si aquel p roceso
de aprendizaje p od ía seguir p rogresando en el tiem p o o no.
En todo caso, está claro que entre 1976 y 1981 el marco de p o lític a e c o n ó m ic a
falló, salvo c aso s puntuales, en estim ular con d u ctas empresarias d in ám icas, pese
a su supuesto carácter p r o - e m p r e s a privada. Sin em bargo, el fe n ó m e n o se hace
más c o m p re n sib le si co n sid er a m o s la v o la tilid a d y falta de cred ib ilid ad del
esq u e m a de p o lítica e c o n ó m ic a , la continua apreciació n del p e so desde 1978 en
adelante, las f lu c tu a c io n e s de la p o lític a arancelaria, las d ificu ltad e s para obtener
fin a n cia m ie n to a largo p la zo, la v o la tilid a d de las tasas de interés reales y la
e x is te n c ia de oportunidades de “arbitraje” ap rovech an d o la lib e r aliz ació n
fin an ciera cum atraso cam biario.
Un asp ecto particularm ente n eg a tiv o del esq u em a de p o lític a e c o n ó m ic a aplicado
en esta etapa fue que, en lugar de intentar una gradual m ejora del aparato
industrial existen te -a p r o v e c h a n d o las cap acid ad es acum uladas a lo largo de la
I S I - , indujo una reestructuración “d arw in ia n a”, donde supuestam ente
sob rev iviría n los más “e f i c i e n t e s ” . El p rob lem a es que d arw in ism o no siempre
s ig n ific a que subsistan los “m e j o r e s ”, sino los m ejor adaptados para
426 En nuestro medio, el caso de la empresa SIAM Di Tella ejemplifica bien este “casam iento”, ya que se trató
de un grupo altamente dinámico en términos productivos y tecnológicos, a la vez que muchas veces buscó
hacer negocios basados en la articulación con el Estado. Lo mismo vale, un poco más adelante en el tiempo,
para el grupo Techint.
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d esem p eña rse en un cierto con te xto (o “am biente s e l e c t i v o ”), y ya v im o s que el
c on texto de 1 9 7 6 - 1 9 8 1 no necesariam en te prem ió a los más e fic ie n t e s para
producir e innovar.
Y sin em bargo, durante la etapa del go b iern o militar, en con tram os una gran
sorpresa: la exp a n sió n de un conjunto de c o n g lo m e r a d o s e c o n ó m ic o s lo c a le s que
crecen gracias al a p ro vech am ien to de diversas fuentes de rentas derivadas de su
articulación con el Estado. D e c im o s sorpresa porque p rob ablem ente hubiera sido
esperable que ese g o b iern o m ilitar reforzara el poder de las ET, trad icion ales
p rotagon istas de nuestra h istoria e c o n ó m ic a , y cuyo p eso se había increm entado
n otab lem en te en la etapa “d i f í c i l ” de la ISI, desde el p roy ecto desarrollista de
F rondizi en adelante.
Pero las ET, lejos de aumentar su p r ese n cia en el país, la redujeron. Si bien los
factores que entran en ju e g o para e xp lic ar ese h ech o son varios, d ig a m o s que,
aunque no siem pre de manera e x p líc ita - d e h e ch o , el go b iern o militar liberalizó
casi co m p leta m e n te la le g is la c ió n sobre I E D - , las p olítica s p ú blica s de la ép oca
tend ieron m uchas v e c e s a favo recer a los grupos lo c a le s, por ejem plo, en la
c o n c e s ió n de su b sid ios para la in v ersión en grandes p r o y ecto s industriales (la
in flu e n c ia de las fuerzas armadas en tal p referen cia es un tem a que cre em os que
debería ser más exp lorad o en estu d io s futuros).
Lo que Jorge Schvarzer (1 9 9 6 ) llam ó la “apuesta s i l e n c i o s a ” por el capital local,
en realidad se había in iciad o a fin es de los sesen ta en un c on texto de
in s a tis fa c c ió n por la fuerte p r ese n cia de ET en la e c o n o m ía argentina, y se
p rolon garía durante el c a ó tico escen ario de los och en ta (con la fin alm en te fallida
alianza entre el g o b ier n o de A lfo n s ín y los “capitanes de la in d u stria”).
Claramente, com o d isc u tim o s en el capítulo previo, esa apuesta no lle g ó a
fructificar en térm inos de lograr constituir una clase de “ca m p eo n e s n a c i o n a l e s ”
cap a ces de com p etir efic ie n te m e n te en los m ercad os in tern acion ales. Sin
em bargo, com o tam b ién v im o s en ese capitulo, las razones de ese fracaso no
están ni en lo in sen sato de la apuesta per se ni en la calidad - e n la práctica,
h e t e r o g é n e a - de los p rotagon istas privados, sino en factores más c o m p le jo s, tales
c o m o la falta de un p roy ecto claro y sosten id o en el tie m p o en ese sentido y el
h ech o de que el a s c e n so de los grupos d o m é s t ic o s se haya dado en un marco de
fuerte inestab ilid ad m a c r o e c o n ó m ic a e in stitu cion al y cam b ios frecuen tes en las
reglas de ju e g o .
Más adelante, en los años och en ta las firmas lo c a le s se adaptaron a operar en un
c on texto de alta inestab ilid ad e incertidumbre m a c r o e c o n ó m ic a , en el cual de
to d o s m o d o s era p osib le obtener s ig n ific a tiv a s rentas vía e s p e c u la c ió n financiera,
que se sumaban a las trad icio n alm en te c o n s e g u id a s por el recurso al l o b b yin g con
el sector p ú blico . De tod os m o d o s, aún en ese c on texto, el análisis
m ic r o e c o n ó m i c o revela con d u ctas d iferen tes y estrategias de in v ersión y
t e c n o ló g ic a s más o m en os a m b ic io s a s en distintas em presas, d e p en diend o de
factores tales com o tam año, formas de propiedad, cap a cid ad es t éc n ica s y
g e r e n c ia le s e, in clu so , de los o b jetiv o s, actitudes y p e r c e p c io n e s de los
propietarios de las firmas.
Más allá de esto, es claro que se gen eró un p roc eso auto-refo rzan te: la “m a c r o ”
v o lá til estim u lab a con d u ctas “m ic r o ” que buscaban la m á x im a p referen cia por la
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sus estrategias y cap a cid ad es para adaptarse al n u evo escen ario, tam b ién e x p lic an
por qué las con d u ctas “s c h u m p e te ria n a s ” no fueron la norma.
Por otro lado, la au se n c ia - h a s t a 1 9 9 9 - de una le g is la c ió n e f e c tiv a de d efen sa de
la c o m p e te n c ia perm itió la s u b sis ten cia de prácticas m o n o p ó lic a s en varios
m ercad os, a la v e z que las fuen tes de r e n t- s e e k in g no necesariam en te fueron
elim inadas. Esto se ob serv ó claram ente en el caso de algunas p riv a tiza c io n es,
pero tam bién, por ejem p lo, en el recurso a m e c a n is m o s de p rote cc ió n no
arancelaria para sectores afectad os por la apertura. Este fue un precio a pagar -
c o s to s o m uchas v e c e s - por la au sen cia de otros m e c a n ism o s p r ev en tiv o s frente a
las in ev ita b les c o n s e c u e n c ia s perju d iciales de las reformas sobre varias
activ id ad es que, fin alm en te, fueron protegidas de tod os m o d o s por razones
v in cu lad as a lo p o lític o o lo social, sin que lograran, en general, mejorar su
d ese m p e ñ o c o m p e titiv o de manera sustentable (y no sorprende en to n ces que, aún
tras la m e g a - d e v a lu a c ió n , es o s m ism o s sectores sigan n ec esita n d o un tratamiento
esp ec ia l).
La a p reciació n cambiaria, que se hizo fuerte en algu n os p erío d os, en particular
hacia el final de la década, tam bién afectó el d e se m p e ñ o empresario en varios
sectores. Fin alm en te, la e x is te n c ia de con d u ctas ca u te lo sa s o d e fe n s iv a s , así
com o la preferen cia por ahorrar en d iv isas - y en el extran jero-, tam bién muestra
el p eso de la “m em oria h is tó r ic a ” de los ag en tes, fin alm en te avalada por el
derrumbe de la C on vertib ilid ad y un n u evo e p is o d io de “ex p ec ta tiv a s frustradas”
y m a siv a s red istrib u cion es de in g resos aso cia da s a v i o l a c io n e s de contratos, uno
más en la historia del país.
C reem os que, a la luz de este conjunto de c o n s id e r a c io n e s ten d ie n tes a presentar
una “im agen e s t i liz a d a ” de la e v o lu c ió n del com p o rta m ien to em presario argentino
en el largo p lazo, las h ip ó te sis que recurren a la e x is te n c ia de una elite rentística
o parasitaria que, por continuidad de sus m iem b ros o por “tran sm isió n g e n é t ic a ”,
ha b lo q u ea d o , justam en te por su carácter rentista, el p roc eso de desarrollo
argentino, no encuentra sustento em p írico - c o m o ya ha sido señalado en la
literatura recibida, esto no sorprende con sideran do que una parte importante de
los autores h e te ro d o x o s trabaja con e sq u em as “h i p o t é t i c o - d e d u c t i v o s ” (Barbero,
1 9 9 8 ) - . La e v id e n c ia em pírica, en contraste, nos m uestra que los em presarios
argentinos, en lugar de operar con un patrón de com p o rta m ien to in a m o v ib le a
través de las diferentes etapas de la vid a e c o n ó m ic a del país, han exh ibid o
con d u ctas ajustadas a los cam b ios en su entorno, tal co m o lo p redicen las teorías
revisadas en el capítulo I de este trabajo.
A su v e z , c om o d ijim os al final del capítulo II de este estu d io, resulta il ó g ic o
suponer una continuidad de conductas “in n atas” en la elite empresaria argentina
cuando dicha elite ha sufrido cam b ios radicales a lo largo de la h istoria del país
en cuanto a su c o m p o s ic ió n . ¿Qué une a los grandes esta n ciero s del m od e lo
agroexportador (A n ch oren a, U n zu é, S en illo sa , Duhau, etc.), con los primeros
grandes industriales (Tornquinst, B em b erg , Di Tella, etc.), los “capitanes de la
in d u stria” de los och en ta (Macri, B u lg h er on i, Soldati, etc.) o los líderes
em presarios de nuestros días (Pagani, R occa, Elsztain, M indlin, etc.)? Si
llegá ram os a ver com p o rta m ien to s sim ilares en unos y otros, es inevitab le
con clu ir que ello es producto de aprendizajes realizados en co n te x to s que inducen
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428 La aclaración es relevante porque, como se señaló antes en este trabajo, no cualquier marco institucional
estable es propicio para que los agentes económicos compitan vía innovación y productividad.
429 Recordemos, de todos modos, los comentarios recogidos en el capítulo conceptual respecto de que el
énfasis en la necesidad de respetar los derechos de propiedad no puede llevarse al extremo de defender
cualquier statu quo, en tanto que, en cualquier país, puede ocurrir que los actuales detentadores de ciertos
derechos de propiedad sean grupos que obstaculicen el proceso de desarrollo.
430 Ver Celani y Stanley (2005).
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Pero cr ee m os que el Estado debe ir más allá, ya que tanto desde d eterm inados
m arcos t eó r ic o s - n o “n e o c l á s i c o s ”, n atu ralm en te-, co m o a partir de la e v id e n c ia
em p írica surgida del exa m en de de m uchas estrategias de in d u strialización
ex ito sa s, surge la p o s ib ilid a d de im plem entar p o lítica s “p r o - d e s a r r o l lo ” (o
“in d u stria les”, “a c t iv a s ”, etc.) ten d ie n tes a estim ular p referen tem en te el avance
de determinadas a c tiv id ad es y/o sectores que se con sid eren e s p e cia lm en te
d ese a b le s desde el punto de v ista de los o b jetivos de desarrollo e c o n ó m ic o de
largo plazo.
D o s o b stá cu lo s p rin cip ales parecen cernirse sobre esta estrategia. El primero, que
e xisten lím ites d efin id o s desde los c o m p r o m is o s asu m id o s por el país a n ivel
m ultilateral y region al (O M C , M E R C O S U R , etc.) que restringen fuertem ente el
tipo de instrum entos p o s ib le s de ser adoptados. De tod os m o d o s , aún con estos
lím ites, creem os que existe un e sp a c io para instrumentar algunas in ic ia tiv a s (o
potenciar y mejorar otras ya e x iste n te s ), en la lín ea de las le y e s dictadas o en
d isc u sió n sobre softw are y b io te c n o lo g ía , o los instrum entos de p r o m o ció n para
el desarrollo t e c n o ló g ic o d is p o n ib le s en el F O N T A R .
El segu n d o es que en el pasado la A rg en tina ya intentó dicha estrategia y los
resultados distaron de ser los m ejores. A nuestro j u ic io , si retom am os la
c a t eg o r iz a ció n e sta b le cid a por Kang (2 0 0 2 ) - e x p u e s t a en el capítulo I - , ello
ocurrió p rin cip alm en te porque el Estado argentino estu v o “fr a g m e n ta d o ” y
careció de las c o m p e te n c ia s y cap a cid ad es n ecesarias para n e g o c ia r con el sector
privado c o m p r o m is o s m utuos creíbles y ejecutab les.
A p ren d ien d o de nuestra propia ex p erien cia, y de la de otros p aíses, en el actual
escen ario es e s e n c ia l que, si se otorgan transferencias al sector privado, ellas
tengan c o m p o n en te s de “recip ro c id a d ” - e s t o es, con ten gan requerim ientos en
térm inos de d es e m p e ñ o de las em presas (I& D , e x p o r ta c io n e s , e m p le o , e t c .) — . A
su v e z , si el Estado argentino ha de diseñar, ejecutar y m onitorear el
c u m p lim ie n to de acuerdos con el sector privado, debe ser profundam ente
reformado, en pos de lograr o b je tiv o s v in c u la d o s a introducir m ayor co h e re n cia
en su fu n c io n a m ie n to , m eritocracia en sus m é to d o s de s e le c c i ó n y p r o m o ció n del
personal y estab ilid ad en los p ro c eso s de tom a de d e c is io n e s.
F inalm ente, querem os discutir brevem en te la cu es tió n del lide razgo empresario
en nuestro país. Al p resente, el escen ario sigue d om inado por filia le s de ET, más
allá del retiro de algunas firmas extranjeras en p r iv a tiza cio n es , que ha sido
com p e n sa d o por la ven ta de varias grandes em presas lo c a le s a grupos brasileñ os
(P E C O M -P e tro b r ás, Q uilm es-A m bev, L om a Negra-Cam argo Correa).
E n tend em o s que sería i l ó g ic o - y p rob ablem ente supondría c o n flic to s
in tern acio n ales s e r i o s - “co m b a tir” de algún m od o a las filia le s extranjeras o
poner restriccio n es a su operatoria. En c am b io, sería p la u sib le, tal c om o h e m os
escrito en otro trabajo (C h u d n o v sk y y L ópez, 2 0 0 1 ), tener p olítica s destinadas a
mejorar el im pacto de dichas em presas sobre la e c o n o m ía argentina - i . e . ,
estim ularlas a que realicen activ id ad es de I&D y estrechen sus v in c u la c io n e s con
el sistem a c ie n t íf ic o t e c n o ló g ic o local, a que e le v e n sus exp o rta cion e s,
d esarrollen p ro v eed ores lo c a le s, e t c . - , así co m o adoptar estrategias más activas
de bú squ ed a de in v e r s io n e s en sectores in te n siv o s en c o n o c im ie n t o en los que el
país cuente con ventajas p o te n c ia le s (es la estrategia se g u id a por p aíses com o
Singapur o Irlanda, por ejem p lo). Com o parte de este m ism o en fo q u e, la p o lítica
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