Empresarios, Instituciones y Desarrollo Económico: El Caso Argentino

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CE 9

C E P H L
O ficina en B u en os A ires

EMPRESARIOS, INSTITUCIONES Y
DESARROLLO ECONÓMICO: EL
CASO ARGENTINO

A n d ré s Ló p e z
C E P H L
O ficina en B u en os A ires

EMPRESARIOS, INSTITUCIONES Y
DESARROLLO ECONÓMICO: EL
CASO ARGENTINO1

A n d ré s L ó p e z2

1. Trabajo preparado para la Oficina de CEPAL Buenos Aires.


2. Investigador Principal del Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT) y Profesor de la
Universidad de Buenos Aires (UBA). Agradezco los valiosos comentarios de Daniel Chudnovsky y Bernardo
Kosacoff -q u ie n tuvo la idea y el impulso de prom over la realización de este trabajo-, así como la eficaz
colaboración de Verónica Gutman, Valeria Larocca, Mara Pedrazzoli, Ariana Sacroisky y Agustín Trucco.
También a María Inés Barbero -q u ie n organizó el seminario que dio origen a este estudio- por el aporte de
útiles referencias bibliográficas y por los intercambios de opiniones sobre el tema de las empresas y los
empresarios en la Argentina. Un agradecimiento especial va para mi esposa, Cynthia Moskovits, por su
lectura y comentarios del trabajo. Por supuesto, y como es de práctica advertir, cualquier error subsistente es
de exclusiva responsabilidad del autor.
Las opiniones expresadas en este documento, que no ha sido sometido a revisión
editorial, son de exclusiva responsabilidad de su autor y no comprometen a los
comentaristas ni a las instituciones que participaron en su realización.

D istrib u ció n R e strin g id a


L C /B U E /L .2 0 8
E nero de 20 0 6
ÍNDICE

INTRO DU C C IÓ N _________________________________________________________________ 1
I. EMPRESAS, INSTITUCIONES Y DESARROLLO ECONOM ICO ___________________9
A) El marco teórico__________________________________________________________________11
1) La teoría de la empresa: el enfoque neoclásico tradicional y sucrítica_______________ 11
2) Los costos de transacción y la naturaleza de la empresa_____________________________13
3) El enfoque evolucionista _______________________________________________________ 15
4) ¿Dónde está el empresario?______________________________________________________18
5) Instituciones y empresas: ¿cuáles son las relaciones?______________________________ 24
6) Macroeconomía y estrategias empresarias en entornos inestables__________________ 30
7) Empresas y empresarios: objetivos, estrategias y desempeños en la perspectiva del
desarrollo económico_____________________________________________________________ 34
B) Grandes empresas, conglomerados y diversificación: ¿barreras o agentes del desarrollo
económico?________________________________________________________________________ 37
1) El papel de la gran empresa en el desarrollo capitalista _________________________ 37
2) Grupos económicos y conglomerados: la perspectiva de los países en desarrollo 47
3) El caso de los chaebols: innovadores o rent-seekers? (o innovadores y rent-seekers?)_ 55
4) Gran empresa, conglomeración y desarrollo: ¿un rompecabezas?____________________60
II. EMPRESAS Y EMPRESARIOS EN LA ARGENTINA: ¿RESPONSABLES O VICTIMAS
DEL FRACASO? UNA SINTESIS DE LAS IDEAS RECIBIDAS________________________ 65
A) Las antiguas raíces de la actitud crítica hacia el empresariado argentino_______________ 65
B) La visión “heterodoxa” : burgueses rentistas y sub-desarrollo económ ico______________ 70
C) La visión “ortodoxa”: de la intervención estatal al rent-seeking, el Estado predador y el
“ahogo” de la iniciativa privada _____________________________________________________ 79
D) “Heterodoxos” y “ortodoxos”: diferentes y parecidos_______________________________ 85
E) Las hipótesis a explorar en este trabajo_____________________________________________ 87
III. EL MODELO AGROEXPORTADOR ____________________________________________93
A) El marco institucional y macroeconómico _________________________________________ 93
B) Terratenientes y empresarios: conductas y estrategias ______________________________ 98
1) La etapa pre-agroexportadora: algunas evidencias nuevas__________________________ 98
2) ¿Terratenientes “schumpeterianos” en la Pampa?__________________________________ 99
3) Las (presuntas) tendencias a la diversificación y la especulación de la clase
dominante_______________________________________________________________________103
4) Características, avances y limitaciones del proceso industrializador_________________ 108
C) El mundo empresarial en el modelo agroexportador: algunas conclusiones____________ 119
IV. LA INDUSTRIALIZACION SUSTITUTIVA DE IMPORTACIONES ____________ 127
A) El marco institucional y macroeconómico ________________________________________ 127
B) El avance del proceso de industrialización_________________________________________136
C) La conducta empresaria bajo la ISI: luces y sombras________________________________ 144
1) Las visiones ortodoxas y heterodoxas____________________________________________144
2) Una interpretación alternativa___________________________________________________152
3) Más allá del rent-seeking_______________________________________________________161
D) Una mirada breve al comportamiento de los empresarios agropecuarios_______________170
E) Los empresarios en la ISI: algunas conclusiones____________________________________ 174
V. EL PERIODO DE LAS REFORMAS (1976-2001) _________________________________181
A) El marco institucional y macroeconômico_________________________________________181
B) La reestructuración de los sectores productivos: lineamientos principales_____________ 197
1) El sector industrial____________________________________________________________ 197
2) El sector agropecuario pam peano______________________________________________ 202
3) Las privatizaciones___________________________________________________________ 206
C) Conductas y desempeños a nivel em presario______________________________________ 210
1) La “larga recesión” (1975-1989)_______________________________________________ 210
2 ) Convertibilidad y reformas (1990-2001)________________________________________ 220
D) Un problema que empeora: el funcionamiento del Estado y las políticas públicas 244
E) Las deficiencias de tres sistemas clave: finanzas, educación y ciencia y tecnología 251
F) Liderazgo empresarial y concentración económica: una breve discusión______________ 255
G) Los empresarios y las reformas: algunas conclusiones______________________________ 260
VI. LECCIONES DEL PASADO Y REFLEXIONES PARA EL PRESENTE _________ 267
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 283
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

In tr od u cc ión
“The i n t e r e s t o f the d e a l e r s , h o w e v e r , in a n y p a r t i c u l a r b r a n c h o f t r a d e o r
m a n u f a c t u r e s , is a l w a y s in s o m e r e s p e c t s d i f f e r e n t f r o m , a n d e v e n o p p o s i t e to,
t h a t o f t he p u b l i c ” ( L i b r o I, c a p í t u l o 11, p á r r a f o I . 1 1 . 2 6 4 )

“As s o o n a s the l a n d o f a n y c o u n t r y h a s a l l b e c o m e p r i v a t e p r o p e r t y , the


l a n d l o r d s , l i k e a l l o t h e r men, l o v e to r e a p w h e r e t h e y n e v e r s o w e d ” ( L i b r o I,
c a p í t u l o 6, p á r r a f o I . 6 . 1 ) ( A d a m S m it h , I n v e s t i g a c i ó n s o b r e l a n a t u r a l e z a y
c a u s a s de la r iq u e z a de las n a ciones, 1 7 76 )

Com o v e m o s , la d e s c o n f ia n z a hacia las c la se s propietarias se rem onta hasta bien


antiguo e in clu so el padre de la e c o n o m ía - y del lib eralism o e c o n ó m i c o - se hacía
ec o de ella. En los 2 3 0 años que han pasado desde que las palabras que en cab eza n
este trabajo fueron escritas, es m ucho lo que se ha dicho sobre las em presas y los
em p resarios, pero es indudable que en el país el tem a ha adquirido una r elev an cia
enorm e, al punto de que no son p o c o s q u ien es creen que, en ú ltim a instancia, son
nuestros em presarios los cu lp ab les del fracaso de la A rg en tina en convertirse en
una n ación desarrollada.
D e s d e la e c o n o m ía , la s o c i o lo g í a y la historia son n u m er osos los trabajos que han
intentado mostrar, ya desde los años sesenta, cóm o el gran em presariado, a lo
largo de la m ayor parte de la vid a in d ep en dien te de la A rgentina, ha sido capaz
de influir d e c is iv a m e n te sobre el aparato estatal de m od o de adecuar las p olíticas
p ú blica s a sus ob jetivos. Ese gran em presariado es presentado co m o innatamente
“rentista”, “e s p e c u la d o r ” o “p reb en d a rio” - o , por o p o s ic ió n , com o “no
sch u m p e te r ia n o ”- , y p oco interesado, o directam ente e n e m ig o del desarrollo
e c o n ó m i c o - s o c i a l del país com o un todo. De aquí se sigue que habría optado por
apoyar o im poner p olític a s p ú blica s que le garantizaran fuen tes de in gresos
protegidas de la c o m p e te n c ia o que no requirieran de e s fu erz o s serios en m ateria
t e c n o ló g ic a y productiva.
A lo largo del tiem p o, las fuen tes “f á c i l e s ” de in g resos para los grandes
em p resarios lo c a le s habrían ido cam biando desde la p o s e s ió n de la tierra y las
ventajas a ella aso cia da s (m o d e lo agroexportador), al p r o te c c io n is m o de la
in d u strialización sustitutiva de im p o rtacion es (ISI), el poder de com pra del
Estado (la “patria c on tratista”) en los setenta y och en ta y, ya en los n ov en ta, las
p r iv a tiza cio n es. U su a lm en te, el destino de las gan an cias obtenidas por estas vías
habría sido el c o n su m o o ste n to so , las activ id ad es “e s p e c u la t iv a s ” o la in v ersión
en el exterior - l a “fuga de c a p ita le s ”- . A s i m is m o , este grupo social tam bién
habría sido capaz, en distintas o c a s io n e s , de “s o c ia liz a r ” sus pérdidas a costa,
naturalm ente, del resto de la so cied a d (por ejem p lo, a través de la e sta tiz a c ió n o
“p e s i f i c a c i ó n ”, según el caso, de sus deudas).
En todo caso, lo que no habría cam b iad o a lo largo de nuestra historia sería el
carácter p reb en d a rio /esp ec u la tiv o del gran em presariado (o elite, capital
con cen trad o, oligarquía, etc., según la p referen cia te ó r ic o /s e m á n t ic a de cada
autor) que, c om o se dijo más arriba, sería, de h ech o, el principal factor
ob stacu lizan te de un desarrollo capitalista “g e n u in o ” en la Argentina. Con
m a tices, no m en ores por cierto en m u ch o s caso s, los trabajos de autores co m o
D a n iel A zp ia zu , Eduardo B a su a ld o, M igu el K h a v isse , H u go N o c h te f f, M ilcía d e s

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Peña, Jorge F. Sábato o Jorge Schvarzer, por citar sólo a algu n os de los más
representativos de esta corriente, c o in c id e n en presentar argum entos que, por
distintas vías, intentan demostrar dicha h ip ó t e s is .3
En estas v e r sio n e s de la historia argentina - q u e a lo largo de este trabajo
d en om in a rem os, en honor a la brevedad y sin olvidarn os de los m atices que las
distin gu en entre sí, “h e te r o d o x a s ”- , la actu ación del Estado suele ser p ercibida
c o m o fuertem ente co n d ic io n a d a - o en o c a s io n e s directam ente d ir ig id a - por los
in tereses de aquella “b u rgu esía no s c h u m p e ter ia n a ” - e n otras palabras, el Estado
argentino tendría una m uy baja “a u to n o m ía ” frente a los grupos p r iv a d o s -.
En el otro extrem o del arco id e o ló g ic o , lo que en con tram os es una v is ió n - q u e
llam arem o s, con la m ism a ju s t if ic a c ió n e x p u e sta en el párrafo previo,
“o r to d o x a ”- de un Estado fuertem ente autón om o - e in clu so , en ciertos caso s,
“p redador” de la actividad p r iv a d a -, que con sus a c c io n e s - c o m p r e p ú blico,
crédito su bsidiado, in c e n tiv o s f is c a le s , p r o te c c io n ism o , e t c . - habría abierto el
cam in o para un com p o rta m ien to r e n t- s e e k e r (buscador de rentas) de los
em p resarios argentinos. A s i m is m o , habría ahogado la p osib ilid a d de que se
d e s p lie g u e la in ic ia tiv a privada m ediante la p rofu sión de r e g u la cio n es en
d istintos ám bitos - e n particular, pero no e x c lu s iv a m e n te , el la b o r a l-, la fuerte
presión im p o sitiv a y la creación de em presas p ú blicas. Todo esto, por cierto, con
fuertes c o s to s en térm in os de e fic ie n c ia , cre cim ien to y b ien e sta r.4 D iv er s o s
ec o n o m is ta s que trabajan o han trabajado en algunas de las p rincipales
o r g a n iza cio n e s privadas de in v e s tig a c ió n y d o c e n c ia del país su elen encontrarse
entre quien es ex p o n e n este tipo de h ip ótesis.
Si hurgam os un p o c o más en esta p ersp ectiva, v e re m o s que c o n v iv e n dos m o d e lo s
co n c ep tu a les que, com p artiend o el d ia g n ó stic o b ásic o anterior, tien en diferen cias
entre sí en cuanto a la ló g i c a su b yacen te resp ectiva. Por un lado, hay quienes
sugieren que los em presarios por naturaleza, aquí y en cualquier otra parte,
aprovechan las vías más fá c ile s de g a n an cia que se les ofrecen y están in c lin ad os
al l o b b y para obtener rentas im p r o d u ctiv a s5. En este caso, la resp on sab ilid ad del
Estado pasa por haber abierto la puerta - p o r in c o m p e ten cia , por id e o lo g ía o
porque sus fu n cion arios sacrifican la e f ic ie n c ia y el b ien estar e c o n ó m ic o s ante
sus in tereses p o lític o /m o n e ta r io s p a rticu la r es- a este últim o tipo de
com p ortam ien to.

3 La búsqueda en el pasado remoto de la Argentina del origen de las conductas rentísticas, especulativas y/o
corruptas de los empresarios argentinos no es, claramente, patrimonio de economistas o sociólogos. En este
sentido, véase el capítulo 13 del “ Informe sobre lavado de dinero” presentado ante el Parlamento por Elisa
Carrió y otros diputados en 2001, el cual lleva por nombre “ La matriz mafiosa en la historia económica
argentina” y que sitúa aquel origen en el período de la Colonia. En el mismo sentido, en un reciente libro de
gran difusión, un conocido historiador encuentra el germen de la corrupción en el siglo XVII, donde ya habría
habido una cooptación del poder político por parte de los “grupos económicos privados” (Pigna, 2004) -el uso
del término grupos económicos privados aplicado a esa realidad pertenece al mencionado historiador-.
4 Por cierto, en la vida diaria escuchamos de manera permanente estas dos campanas en la boca de
políticos, periodistas, analistas y hasta en las conversaciones de café. Es por ello que decíamos al comienzo
que el tema bajo análisis había adquirido una gran significación en la Argentina, ya que su ámbito de
discusión excede por mucho a la literatura académica o el debate teórico.
5 Este es el argumento que Adam Smith desplegaba en la cita que encabeza este trabajo. Más adelante,
autores como Buchanan, Tullock u Olson han argumentado que, en general, los individuos tienden a formar
grupos de interés o presión que tienen como objetivo primordial la búsqueda de rentas, siendo el desafío para
la sociedad diseñar marcos institucionales que contengan esas tendencias (ver más abajo).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Por otro lado, algu n os autores - y en general las a s o c ia c io n e s y entidades


p erten ecien tes al m undo de los n e g o c i o s - sugieren que los em p resarios serían
víc tim a s de una situ ación estructural derivada del accion ar de un Estado que pone
reglas de ju e g o “erradas”, introduce rig id e ce s en el m ercado y es una m áquina de
extraer recursos del sector privado. En este ú ltim o caso , si los em presarios
ex h ib e n com p o rta m ien to s re n t-s e e k e r s , es porque “el m undo (el Estado
argentino) los h izo a s í ”, y no debido a una pecu liar in c lin a c ió n en ese sentido.
En este trabajo nos p rop o n em o s presentar una p e rsp e ctiv a alejada tanto de la
v er sió n de una bu rgu esía innatam ente “ren tista” que se apodera del Estado para
usarlo segú n sus n e c e sid a d e s , co m o de la otra que presenta a los em presarios un
p o co com o in s e c to s que deben v iv ir esq u iva n d o los p is o to n e s o los aer o so les de
un Estado que se expande a c osta de ello s o bien adaptarse y /o mutar, para
aso cia rse a ese Estado de manera parasitaria - r e n t i s t a - en su actividad predatoria
de la s o c i e d a d 6. Si bien esta e stiliz a c ió n de argum entos que m uchas v e c e s son
c o m p le jo s y sutiles puede parecer exagerad a - o c a r ica tu r esc a -, creem os
firm em en te que representa el “n ú cle o d u ro” b ásic o al cual pueden reducirse tanto
las v e rs io n e s “h e te r o d o x a s ” com o “o r to d o x a s ” del tem a que nos ocupará a lo
largo de este estudio.
En un breve resumen, nuestro marco con cep tua l b á sic o para entender las
in teraccion es entre conductas em presarias, in stitu cio n e s y desarrollo e c o n ó m ic o
en la A rg en tina es el sig u ie n te :
• Para entender lo que hacen las em presas, d e b e m o s partir del con texto
in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o en el que se d e s e n v u e lv e n , ya que este
últim o determinará si aquellas se dedicarán a activ id ad es p roductivas o
im p ro du ctiva s, in n o v a tiv a s o e sp ec u la tiv a s, segú n el esq u e m a de
retribuciones v ige n te en cada caso. En otras palabras, no hay so c ie d a d e s
con em presarios g en étic a m en te “s c h u m p e te r ia n o s ” y otras en donde
predom inan los “r en tista s”, sino que son el entorno macro y los co n tex to s
in stitu cio n a le s los que d efin en el tipo de con d u ctas que serán premiadas
y/o castigadas.
• Sin em bargo, está claro que las em presas - a s í c o m o otros agentes
(sin d ica to s, partidos p o lít ic o s , e t c . ) - , a su v e z, pueden influir, o intentar
influir, sobre d ich os c o n te x to s - o b v i a m e n t e , en fun ción de sus intereses
p a rticu la res-. En este j u e g o , no puede asegurarse que las in stitu c io n es
p r e v a le c ie n te s sean las “m e j o r e s ” desde el punto de vista del desarrollo
e c o n ó m ic o y social, ya que los intereses de las o r g a n iza cio n es más
p od ero sa s - y por ende con m ayor capacidad de influir sobre las reglas del
j u e g o - pueden no co in c id ir con los de la socied ad en general.
• A ún con sideran do la in flu e n c ia determ inante del c on te xto, cualquier
an álisis riguroso del com p o rta m ien to empresario debe rec o n o c er que las
firmas son, en una e c o n o m ía real, un conjunto h ete ro g é n e o que exhibe
con d u cta s, estrategias y d e s e m p e ñ o s altam ente d iv ersos. A n a liza r esa
d iversidad - q u e no se reduce a variables tales co m o tamaño o propiedad

6 Incidentalmente, a lo largo de este trabajo vamos a tratar de demostrar que, por más que parezcan
interpretaciones antitéticas, ambos enfoques tienen también (¿inesperadamente?) puntos en común.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

del c a p ita l- no es interesante únicam en te para el m ic r o e c o n o m is ta curioso,


sino que es e s e n c ia l para com prender la d in ám ica de cualquier sistem a de
m ercado, ya que cuanto más am plia y rica sea aquella, m ayor será el
número de fuen tes de c o n o c im ie n t o , ideas e in n o v a c io n e s - y más intensa
será la c o m p e te n c ia entre dichas f u e n t e s - , todo lo cual favo rece el
desarrollo e c o n ó m ic o a largo plazo.
• Si bien la gran corp oración puede tener in tereses y con d u ctas opuestas al
bien estar general - p o r ejem p lo, a través de la carte liza ció n de m ercad os, el
abuso de p o s ic io n e s d om inan tes, e t c . - , tam b ién es cierto que dicho agente
empresario tuvo un papel determinante en la m ayor parte de los p ro ce so s
de in d u strialización m od ern os, desde el caso de los E E .U U . hasta el de
Corea, m uchas v e c e s p rom o vid o activ am en te desde el Estado. En otras
palabras, las p olíticas p ú blica s en m u ch o s p aíses han generado ren t-
seek ers, pero en otros han in d u cid o respuestas “sch u m p ete ria n a s” que han
sido un c o m p o n en te e se n c ia l de los r e sp e ctiv o s p ro c eso s de desarrollo
e c o n ó m ic o . El an álisis de los factores determ inantes de uno u otro
resultado, en to n c es, resulta de gran r elev an c ia para el tem a que
d esarrollarem os a lo largo de este trabajo.
• La rela ció n entre em presas, in s titu c io n es y desarrollo e c o n ó m ic o es
cam biante a lo largo del tiem p o, ya que tanto las primeras co m o las
segu n d as nacen, se transforman y, e v e n tu alm e n te , d esap arecen, a la v e z
que su in teracción se da en co n te x to s ig u alm en te ca m b ia n te s7. Ello hace
que el im pacto de las in stitu c io n es sobre la c on d u cta empresaria - y la
in flu e n c ia de las em presas sobre el marco in s t itu c io n a l- no pueda ser
an alizado en abstracto, sino en fun ción de la situ ación histórica,
e c o n ó m ic a e internacional concreta y v ig en te en cada caso. A su vez,
em presas que en determ inado m o m e n to del tie m p o son r e n t-s e e k e r s pueden
v o lv e r s e “sch u m p e te ria n a s” y v ic e v e r sa , en fu n ció n tanto de cam b ios en el
co n tex to co m o de su propia e v o lu c ió n y ap re n d iza je.8
• La d iv e r s ific a c ió n y/o la in tegración vertical - ta n atacadas en buena parte
de la literatura recibida sobre las estrategias em presarias en la A r g e n tin a -
pueden ser sín tom as de con d u ctas e sp e c u la tiv a s o rentísticas, pero tam bién
ser respuestas a fallas de m ercado, alta p resen cia de riesgo e
incertidum bre, u otros factores del entorno, los cuales su elen tener fuerte
7 De hecho, la propia noción y objetivos del “desarrollo económico” también cambian a lo largo del tiempo
-a sí, en los últimos 60 años se ha pasado del desarrollo concebido en un sentido económico estrecho, a
incorporar variables sociales, ambientales y de desarrollo humano en las últimas décadas-.
8 A lo largo de todo este trabajo vamos a utilizar esta visión “dicotómica” de las conductas empresarias -i.e .
“schumpeterianas” vs “ rent-seekers”-. Sin embargo, está claro que, en la práctica, las conductas empresarias
usualmente observables no se ubican en ninguno de ambos “extremos” -e s to es, las empresas no pasan la
mayor parte del tiempo ni introduciendo innovaciones para competir mejor en el mercado, ni buscando
activamente rentas en el Estado, sino comprando, produciendo y vendiendo en función de rutinas pre­
establecidas-. De todos modos, creemos que los dos conceptos son metáforas útiles para analizar el tema de
las conductas empresarias si se los emplea de una forma más laxa, esto es, si por conductas
“schumpeterianas” entendemos aquellas en las que la supervivencia y progreso de las empresas en el largo
plazo están atadas a su capacidad para competir vía innovación (incluyendo aquí la imitación o adopción de
innovaciones generadas por otros agentes), productividad, calidad, etc., y por “rent-seekers” aquellas en
donde lo central es tener acceso a rentas protegidas de la competencia u otro tipo de prebendas, sean
obtenidas por esfuerzo propio o como subproducto de las acciones de lobbylobby emprendidas por otros
agentes.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p eso en los p aíse s en desarrollo - y , por cierto, en nuestro p a í s - . D ich as


estrategias, en to n c es, pueden tener tanto una ló g i c a m ic r o e c o n ó m ic a com o ,
en ciertas circu n stan cias, in clu so b e n e fic io s m a c r o e c o n ó m ic o s . N o basta
e n to n ces con detectar que ellas e x isten y au tom áticam en te suponerlas
n o c iv a s, sino analizar sus causas, m o d a lid a d es e im p a ctos en cada
situación esp e c ífic a .
• En el caso de los p aíses en desarrollo pueden darse “círc ulos v i c i o s o s ” de
e sta n cam ien to, cuando se c om b in a una m a c r o e c o n o m ía vo lá til - q u e induce
una fuerte "preferencia por el corto p l a z o ” en los agen tes e c o n ó m i c o s - con
un am biente in stitu cion al que favo re ce la b úsqueda de rentas en
a ctiv id ad e s im productivas. A ún cuando esta situ ación llegu e a ser
e vid en te , los cam b ios n ec es a r io s pueden ser muy d if íc ile s , en tanto que
a q u ello s agen tes que se b en efic ia n con las rentas e sp e c u la tiv a s e
im p ro du ctiva s sean cap aces de bloquear los intentos de reforma. A su vez,
si se concretan las reformas, los cam b ios en las con d u ctas y e xp ec tativ as
de los agen tes em presarios pueden ser len tos, con sideran do que la
cred ib ilid ad en el n u e vo marco de in c e n tiv o s no siempre se gana de manera
instantánea. En c o n s e c u e n c ia , tanto para analizar el cam b io in stitu cion al
c o m o las tran sfo rm acio n es en las estrategias em presarias es p reciso tener
en cuenta que am bos p r o c eso s son p a t h - d e p e n d e n t .
A nuestro j u ic io , discutir sobre estos tem as no es relevante ú n icam en te para
entender el p asado, sino tam b ién para pensar y actuar en el presente. Es bastante
o b v io , por e jem p lo, que si e n fo c a m o s el p rob lem a de las rela cio n es entre
con d u cta s em presarias, marco in stitu cion al y desarrollo en térm in os de p olíticas
p ú b lica s, mientras que en el en foq ue “h e t e r o d o x o ” sería n e ce sa r io con d icion ar
fuertem ente, confrontar o bien reem plazar a la elite e xisten te por otra más
“ sc h u m p ete ria n a ” (o, en una te r m in o lo g ía tradicional pero siempre recurrente en
el debate p ú b lico , por la añorada “bu rgu esía n a c i o n a l”), en la p ersp ectiva
“o r to d o x a ” lo más sensato sería restringir al m á x im o p osib le la in terven ció n del
Estado en la e c o n o m ía , de m od o de elim in ar la fuente principal de
com p o rta m ien to s r e n t - s e e k e r s y abrir las com puertas para el libre fluir de la
in ic ia tiv a em presaria privada.
A lo largo de este trabajo v a m os a tratar de exp o n er una serie de argum entos que
permitan fundamentar la e le c c i ó n de una o p ció n diferente a las dos recién
exp u estas, sobre la base de que: i) nuestra clase empresaria no tiene,
g e n é tic a m e n te , una racionalidad diferente a la de sus pares en cualquier otro país
del mundo; ii) no n ec esar iam en te in terven ció n del Estado = r e n t s e e k i n g
em presario, in e f ic ie n c i a y/o “a h o g o ” de la in ic ia tiv a privada.
A fortu n ad am en te, para em prender nuestro p roy ecto no sólo partimos de un marco
con cep tu a l que con sid er a m o s apropiado, sino tam b ién de una e v id e n c ia em pírica
rica y que no siempre ha sido e xp lotad a apropiadam ente en la literatura recibida
sobre el tema. En e fec to , en la A rg en tin a ex iste una v a lio s a tradición de estudios
m ic r o e c o n ó m i c o s que in c lu y e , entre otros aportes im portantes, los trabajos de
autores v in cu la d o s con la CEPAL (c o m o Jorge Katz, Bernardo K o s a c o ff, Juan
Sourrouille y otros) - a s í c om o de d iv ersos ec o n o m ista s con en fo q u es afin es a los
d esarrollad os en aquella o r g a n iz a c ió n -, hasta las tod av ía e s ca s a s , pero en rápido
cr ec im ie n to , historias de em presas argentinas realizadas por in v estig ad or e s

5
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p rov en ie n tes de d istintos orígen e s en los ú ltim os vein te años. N atu ralm en te, y
aunque t en g a m o s d iv e rg en cia s con las interpretaciones resp ectiva s, tanto los
autores “o r t o d o x o s ” c o m o “h e t e r o d o x o s ” m uchas v e c e s presentan v a lio s a
e v id e n c ia em p írica que tam bién v a m os a utilizar aquí.
Una ú ltim a aclaración es n ece sa ria antes de describir el c o n te n id o del d ocu m en to .
Si bien el o b jetivo de este trabajo es indagar sobre la con d u cta em presaria en la
Argentina, v a m os a concentrar nuestro análisis e sp e c ia lm e n te en los grandes
em presarios lo c a le s, ya que serían ello s tanto los resp on sab les p rin cip ales del
subdesarrollo argentino (versió n hetero d ox a) com o los ex p o n e n te s más claros del
r e n t- s e e k in g in d u cid o por el Estado (versión ortodoxa). Ello no obstará, sin
em bargo, a que h ag am os tam b ién referencias a otros agentes em presarios
(P y M E s, filia les de em presas t r a n s n a c io n a le s) ,9 aunque un an álisis más profundo
de sus estrategias y d e se m p e ñ o s es o b v iam en te una tarea que requeriría
considerar tam b ién otras herram ientas c o n c ep tu a les y un set de e v id e n c ia
em p írica e s p e c íf ic o en cada c a s o . 10
El trabajo se ordena del sig u ien te m od o. En el primer capítulo, se presentan y
analizan los argum entos que -ta n t o desde la teoría e c o n ó m ic a co m o del análisis
em p írico e h is t ó r ic o - se han propuesto para entender el papel de las em presas y
los em presarios en los p ro ce s o s de desarrollo e c o n ó m ic o . Tem as tales co m o el
im pacto del marco in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o sobre la con d u cta empresaria
- y v i c e v e r s a - , el rol de la gran corporación y la ló g i c a que está detrás de las
estrategias de c o n g lo m e r a c ió n y d iv e r s ific a c ió n , tan relevantes para el caso
argentino, son exa m in a d o s con particular atención.
El capítulo segu n d o se d ed ica a presentar los argum entos e x p u es to s en la rica
tradición de estu d io s que, co m o m e n c io n a m o s más arriba, intenta dem ostrar la
in flu en cia n e g a tiv a que ha tenido la gran b u rgu esía l o c a l 11 sobre el p r o c eso de
desarrollo e c o n ó m ic o y social del país, así co m o los p resen tados por aquella otra

9 En cambio, prácticamente no haremos referencia a un tipo de empresa que fue muy importante en nuestro
país, en particular en la etapa de la ISI: las empresas públicas. Esto, en tanto que sus conductas y
desempeños han estado naturalmente influidos por determinantes políticos, y no por la racionalidad privada
que guía a los restantes agentes empresarios. En nuestra opinión, todavía es necesario investigar más sobre
el fracaso de las empresas públicas en la Argentina, evitando los extremos de considerarlas como
innatamente ineficientes por su gestión estatal como la tardía reivindicación que hoy se hace de ellas desde
algunos sectores que las presentan como víctim as de una trama “cuasi conspirativa” para destruirlas.
Adicionalmente, digamos que fenómenos que han cobrado relevancia recientemente, como la construcción de
“ redes empresarias”, tam poco serán objeto de nuestra atención, aunque ciertamente entendemos que
merecen también más trabajo de investigación para com prender su naturaleza e impactos en el caso
argentino.
10 Aunque los vamos a citar a lo largo del documento en distintas ocasiones, es útil que ya aquí mencionemos
a algunos de los principales trabajos disponibles sobre ET y PyMEs en la Argentina. En el primer caso, las
referencias incluyen, entre otros, Azpiazu y Kosacoff (1985), Barbero (2003), Chudnovsky y López (2001),
Kosacoff y Bezchinsky (1993) y Sourrouille et al (1985). En cuanto a PyMEs, algunos trabajos clave son
CEPAL (2003), FIEL (1996), Gatto y Yoguel (1993) y Yoguel y Moori Koenig (1999).
11 A lo largo de este trabajo, se emplearán expresiones tales como elite, gran empresariado, gran burguesía,
capital concentrado o clase dominante - y algunas otras similares- de un modo básicamente equivalente, con
el propósito de designar a aquella fracción económica y políticamente más poderosa de la clase empresaria.
Si este procedimiento puede espantar a aquellos que, con razón, dirán que todos esos términos pueden tener
significados diferentes - y de hecho provenir de tradiciones teóricas distintas-, el uso intercambiable que
hacemos de ellos obedece al criterio estilístico de evitar repeticiones del mismo término, así como también al
hecho de que en la literatura recibida se han empleado todas esas designaciones para representar justam ente
al agente que aquí buscamos analizar.

6
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

corriente que pone en c a b e za del Estado la r esp on sab ilid ad por la d ifu sió n de
con d u cta s r e n t-s e e k e r s entre los em presarios lo c a le s. Al final de ese capítulo
exp o n d r em o s las prin cip a les h ip ó te s is que intentarem os contrastar a lo largo del
trabajo y que formarán el n ú c leo de nuestra propia interpretación del tem a bajo
análisis.
En los cap ítu los III a V se analiza la c on d u cta em presaria en tres etapas de la
historia argentina - e l m o d e lo agroexportador, la ISI y el p eríod o de
reestructuración y reformas 1 9 7 6 / 2 0 0 1 - sobre la base del en foq ue con cep tual
presentado en el capítulo I y de la e v id e n c ia em p írica d isp on ib le sobre el tema.
A l final - c a p ít u lo V I - p resen tam os las p rin cip ales c o n c lu s io n e s del trabajo, así
c o m o algunas r e f le x io n e s respecto de las rela cio n es entre em presas, in stitu cion es
y desarrollo e c o n ó m ic o a la luz del actual escen ario local.

7
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

I.E m p re sa s, In stitu c io n e s y Desarrollo Económico


“I t is o f t e n a s s u m e d t h a t an e c o n o m y o f p r i v a t e e n t r e p r e n e u r s h i p h a s an
a u t o m a t i c b i a s t o w a r d s i n n o v a t i o n , b u t t h i s is n o t so. I t h a s a b i a s o n l y t o w a r d s
p r o f i t ” ( E r i c H o b s b a w m , 1 9 6 9 , p . 40, c i t a d o en B a u m o l , 1 9 9 0 )

“I f ... i t is b e l i e v e d t h a t f e w b u s i n e s s w o u l d s u r v i v e w i t h o u t e x e r t i n g ‘i n f l u e n c e ’,
e v e n i f o n l y to b r i b e g o v e r n m e n t o f f i c i a l s to d o w h a t t h e y o u g h t in a n y e v e n t to
do, i t is d i f f i c u l t to a s s o c i a t e p e c u n i a r y r e w a r d s w i t h s o c i a l p r o d u c t . I f the
m a r k e t m e c h a n i s m is s u s p e c t , t he i n e v i t a b l e t e m p t a t i o n is to r e s o r t to g r e a t e r a n d
g r e a t e r i n t e r v e n t i o n , t h e r e b y i n c r e a s i n g t he a m o u n t o f e c o n o m i c a c t i v i t y d e v o t e d
to r e n t - s e e k i n g ” ( A n n e K r u e g e r , 1 9 7 4 , p . 3 0 2 )

“E l g o b i e r n o d e l E s t a d o m o d e r n o no es m á s q u e un c o m i t é q u e a d m i n i s t r a l o s
n e g o c i o s co m u n e s de to d a la cla se b u r g u e s a “ ( K a r l M a r x y F r ie d r i c h Engels,
M a n i f i e s t o C o m u n i s t a , c a p í t u l o I, 1 8 4 8 )

Hasta no hace m u ch o tiem p o, la em presa y los em presarios, estaban virtualm ente


fuera del an álisis e c o n ó m ic o . O b via m en te, am bos eran m e n c io n a d o s en forma
frecuen te, por ejem p lo, en los libros de texto de m ic r o e c o n o m ía . Sin em bargo, el
tratamiento que recibían era altam ente s im p lific a d o y esq u em á tico . Un ejem plo
de esto es el con c ep to de “firma rep resen ta tiva”, que sigue una serie de reglas de
con d u cta sim p les destinadas a decidir la a s ig n a c ió n de recursos dados en base a
las señ ales de p recios del m ercado y con el ob jetivo, invariable, de m ax im iza r
b e n e fic io s .
Por cierto, co m o v er e m o s e n segu id a , m u ch os e c o n o m is ta s , varios de ello s
notab les, en d istintos m o m e n to s del tiem p o produjeron r e fle x io n e s destinadas a
entender por qué e x iste n las em presas, cuál es su rol en una e c o n o m ía de m ercado
o qué factores determinan sus con d u ctas y d es e m p e ñ o s , así c om o sobre el papel
del em presario co m o un agente que hace algo más que “organ izar” los factores de
la prod u cción . Pero estas r e f le x io n e s nunca fueron incorporadas de manera
siste m á tica al cuerpo principal de la teoría ec o n ó m ic a .
En las últim as dos o tres décadas, sin em bargo, este estado de c osa s ha
c o m e n z a d o a transformarse de manera notoria. Las in v e s tig a c io n e s históricas
(e sp e c ia lm e n te las de A lfred Chandler y de los autores inspirados en su
p ersp ectiva) y los aportes surgidos desde en fo q u e s te ó r ico s n u e v o s, c o m o el de
co sto s de tran sacción (con Ronald C o a s e 12 y O liver W illia m s o n a la cab eza) y el
e v o lu c io n is ta (nacido con los trabajos p ioneros de Richard N e l s o n y Sidney
W inter), han ayudado a poner en el centro de la e s c e n a a la empresa. Los trabajos
realizados bajo la in sp iración de la corriente in stitu c io n a lista ( D o u g la s s North es
el nombre más representativo de esta corriente), así c om o el crecien te interés por
explorar las in teraccion es entre la macro y la m ic r o e c o n o m ía , tam b ién han
contribuido en la m ism a d irección .
En particular, de esta variada literatura surge no sólo la idea de que el estu d io de
la con d u cta em presaria es cla v e para entender m ejor el f u n cio n a m ien to de los

12 Aunque el trabajo pionero de Coase tiene casi 70 años, sólo en las últimas tres décadas comenzó a ejercer
una influencia relevante entre los economistas.

9
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m ercad os y la d in ám ica de la co m p e te n c ia , sino que tam b ién es central para


com prender los d iferen tes e stilo s y alcan ces de los p ro ce so s de desarrollo
e c o n ó m ic o a n iv el nacion al. Más aún, esta n u eva literatura sugiere - o de ella
puede d e d u c ir s e - que ex iste una relación b id irec cio n a l entre el am biente
m a c r o e c o n ó m ic o e in stitu cion al de un país y el tipo de con d u ctas empresarias
predom inantes.
A partir de esta n u eva literatura, asim ism o , la gran em presa c o m e n z ó a aparecer
( sig u ien d o las h u ellas pioneras de S chum peter en la materia) no tanto co m o un
poder e c o n ó m i c o - p o l í t i c o con in tereses o p u esto s a los del conjunto de la
socied ad - v i s i ó n que, com o v e r e m o s , encuentra adeptos tanto en el liberalism o
com o en la izquierda y que, ciertam ente, es la dom inante en buena parte de la
socied ad c i v i l - , sino c om o un factor d e c is iv o para el p rogreso e c o n ó m ic o en la
historia del cap ita lism o . Más aún, las estrategias de in tegración vertical y/o
d iv e r s ific a c ió n , trad icio n alm en te vistas con s o s p e c h a tanto en el cuerpo principal
de la teoría e c o n ó m ic a c o m o en los críticos radicales de las grandes
corp o r acion es, c om en za ron a ser entendidas tam b ién c om o p o sib le s formas de
mejorar la e f ic ie n c ia m ic r o e c o n ó m i c a o re solver fallas de mercado.
La co m p ro b a ció n de que los c o n g lo m e r a d o s e c o n ó m ic o s de capital n acion al
habían ju g a d o un rol central en el rápido p ro ce so de cr ec im ien to de Corea y
Japón tam b ién contribuyó a repensar el rol de esos agen tes en los e p is o d io s de
in d u strialización tardía, en o p o s ic ió n a la lectura más tradicional que tend ía a
con sidera rlo s e x c lu s iv a m e n te co m o m áquinas de captar rentas, obtenidas a costa
del resto de la socied ad , gracias a sus con tactos p o lít ic o s y su poder e c o n ó m ic o -
lectura que ha sido usual en A m ér ica Latina (y, co m o es bien sabido, en la
A r g e n tin a ).13
F in alm en te, tanto fuera co m o dentro de la e c o n o m ía - in c l u y e n d o un rango tan
diverso de puntos de v ista que va desde los trabajos n e o - in s t i t u c io n a li s t a s de
D o u g la s s North hasta los aportes desde la s o c i o lo g í a de Peter E v a n s - , el tem a de
las re la cio n e s entre em presas, marco in stitu cion al y Estado e m p e zó a ser
incorporado co m o una variable cla v e , pero de una m anera m en os unilateral que en
las v i s io n e s trad icio n ale s, tanto de la “iz q u ie r d a ” (el Estado co m o “com ité de
n e g o c io s de la b u r g u e sía ”) com o de la “d e r e c h a ” (la m en cio n a d a “ r e n t - s e e k i n g
s o c i e t y ”, las teorías de la captura de las ag en cias p ú blicas, etc.) - v e r más a b a jo -.
En lo que sigue se intenta presentar de una manera ordenada los argum entos
d e sp le g a d o s en torno a estas c u e s tio n e s , r e c o g ie n d o tanto las con trib u c io n es
generadas por las distintas p ersp ectivas teóricas m en cio n a d a s, c om o las le c c io n e s
que aportan las in v e s tig a c io n e s h istóricas. C o m en za m o s d isc u tien d o el marco
con cep tu a l para entender a las em presas - y a los e m p r e s a r io s - y su in teracción
con el entorno in stitu cion al, para lu e g o concentrarnos en el papel e im pacto de la
gran em presa y los c o n g lo m e r a d o s o “g r u p o s ” e c o n ó m ic o s en los p r o ceso s de
in d u strialización tardía.

13 Más adelante comprobaremos que la lectura anti-conglomerados encuentra raíces tanto en autores
“radicales” y/o marxistas, como en las teorías “kruegerianas” de la rent-seeking society, aunque obviamente
los mecanismos causales por los cuales surgen los grupos buscadores de rentas no son los mismos en los
dos enfoques.

10
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

A) El marco te ó r ic o 14
1) La teoría de la empresa: el enfoque neoclásico tradicional y su crítica
S ig u ie n d o a Coriat y W e in s te in ( 1 9 9 5 ) , la v is ió n de la em presa en el marco
te ó r ico n e o c lá s ic o tr a d ic io n a l15 parte de tres prem isas básicas:
• El o b jetivo del an álisis es la bú squ ed a de c o n d ic io n e s de equilibrio en
situ a cio n e s de c o m p e te n c ia e in form ac ión perfecta, au se n c ia de
in c ertid u m b r e 16 y para un determ inado estado de las técn icas.
• Las firmas están dotadas de racionalidad p erfecta o sustantiva - l o que les
permite realizar siempre e l e c c i o n e s “acertad a s”- y buscan un ob jetivo
invariante: m ax im iza r b e n e fic io s .
• Dentro del an álisis se le da p r ee m in en cia a los asp ectos v in cu la d o s al
intercam bio antes que a los de la p rod u cció n (y, ag rega m os n oso tro s, antes
que a los de la in n o v a ció n ).
En este marco analítico, la firma tiene co m o ú n ica fun ción aplicar los factores de
la p rod u cció n a los in su m os con el objeto de producir b ien es y s e rv ic io s. Se
supone que la firma realiza esta tarea e f ic ie n te m e n te en tanto c o n o c e , y puede
aplicar de m anera adecuada, todas las t éc n ica s d isp o n ib les. En otras palabras, la
firma se caracteriza por las tran sfo rm acio n es t e c n o ló g ic a s de las que es capaz -
las cuales v ie n e n dadas por las llam adas “fu n c io n e s de p r o d u c c ió n ”- .
En cuanto a sus d e c is io n e s , si la em p resa trabaja en un marco de “co m p e te n c ia
p e r fe c ta ” - s i t u a c ió n que se supone óptim a desde el punto de v ista de la
asig n a c ió n de recursos y el b ien estar en el an álisis n e o c lá s ic o t r a d ic io n a l- , los
ú n icos datos del “a m b ie n te ” que debe c o n o c e r son p recio s de productos y
factores. Al introducirse las teorías de la “c o m p e te n c ia im p e r fe c ta ”,
o l ig o p o lís tic a , etc., se abre un esp ac io de d e c is ió n para las firmas en m ateria de
d ifer en cia ció n de p recio s o de productos y estrategias de venta, pero siempre
m an ten ien d o el o b jetivo m ax im iza n te. En tod os los c aso s, se supone que los

14 Naturalmente, no pretendemos aquí realizar un examen exhaustivo o un survey completo de la literatura


recibida en materia de teoría de la firma. Entre los trabajos que han encarado tal tarea podemos citar a
Holmstrom y Tirole (1989) y Coriat y W einstein (1995).
15 Por razones que no es preciso exponer aquí, compartimos con muchos otros autores la idea de que el
término “ neoclásico” ya no es útil ni adecuado para designar a la “corriente principal” en la teoría económica
(ver Colander, 2000). Sin embargo, dado que entre los economistas, y en particular entre aquellos que son
críticos de dicha corriente, se sigue utilizando habitualmente dicho término, en aras de la simplicidad vamos a
emplearlo también en este trabajo. Sobre estas bases, y siguiendo a W inter (1991), por teoría neoclásica de la
firma vamos a entender aquí lo que dicho autor denomina “ortodoxia del libro de texto”, esto es, la visión de la
firma que presentan los manuales de microeconomía que usualmente son utilizados para la enseñanza en las
universidades. Obviamente, la visión de la empresa que hoy puede encontrarse en algunos trabajos
académicos publicados en las principales revistas de la disciplina es bastante más compleja que la que surge
de la “ortodoxia de libro de texto”, pero esta última sigue teniendo un rol importante en la enseñanza de la
economía en la mayor parte de las universidades del mundo.
16 Debemos distinguir las nociones de riesgo e incertidumbre. Mientras que en el caso del riesgo es posible
asignar probabilidades a los distintos estados futuros posibles (es la base que permite contratar un seguro,
por ejemplo), cuando hay incertidumbre no sólo no podemos asignar probabilidades sino que tam poco es
factible determ inar cuáles son los posibles estados de la naturaleza que pueden presentarse. La teoría
económica neoclásica admite y trata la presencia de riesgo, pero no la de incertidumbre en el sentido
mencionado -F ra n k Knight fue el primero en introducir esta distinción, en los años '20- (Langlois y Cosgel,
1993).

11
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

contratos y las dem ás in stitu c io n es n ecesarias para el fu n cio n a m ie n to efic ie n te de


los n e g o c io s operan adecuadam ente.
A s í, al referirse al en foq ue n e o c lá s ic o , Coriat y W e in ste in hablan de “firma
p u n to ” (por la extrem ad am ente s e n c illa caracter ización que se hace de ella) y de
“firma autóm a ta” (por la regularidad con la que sigue reglas de cá lc u lo y acción
predeterm inadas). Otros autores, en tanto, han argum entado que la firma
n e o c l á s ic a se reduce a una fun ción de p rod u cció n , por lo que term ina sien d o una
verdadera “caja n e g r a ” .
Este en foq ue ha m er ec id o n u m erosas críticas y cu es tio n a m ie n to s , e xp resa do s
d esd e d iferen tes puntos de vista. W inter (1 9 9 1 ) provee un buen resum en de varias
de ello s , a saber:
• Contrariando un principio b ásic o de la e c o n o m ía moderna, se v i o l a la idea
de in d iv id u a lism o m e t o d o l ó g i c o . 17 A sí, la teoría habla de “la firm a”
a su m ie n d o que hay una co o p e ra ció n flu id a y au sen cia de c o n f lic t o s entre
to d o s aq u ellos que están in v olu cra d o s en el fu n c io n a m ien to de aquella
(du eñ os, gere ntes, trabajadores, etc.).
• Falta de realismo: la teoría no se p reocu p a por entender lo que ocurre al
interior de las em presas, p resu m ien d o que no es de interés para la
e c o n o m ía (la m e n c io n a d a “caja n e g r a ”).
• N o se e x p lic a la manera en que se organ iza la activid ad ec o n ó m ic a . En
particular, la teoría no e x p lic a por qué algunas activ id ad es son
coordinadas por el m ercado, otras por las em presas y otras por m e c a n ism o s
de go b iern o in term ed ios (redes contractuales, alianzas, etc.).
• Si bien la teoría acierta al tratar a la em p resa com o d epositaria últim a del
c o n o c im ie n t o t e c n o ló g ic o , su abordaje del tem a es m uy sim plista, en tanto
supone que ese c o n o c im ie n t o v ien e dado, y puede ser alm acen ad o sin
costo. Más importante aún, la teoría no analiza los in c e n tiv o s que m u ev en
a las em presas a producir cam b ios t e c n o ló g ic o s y org a n iz a c io n a le s.
S ig u ie n d o siempre a W inter, cada una de estas críticas ha generado en fo q u es
alternativos al marco n e o c lá s ic o tradicional. Por e jem p lo, con relación a la
primera de ellas, han surgido d iv er so s trabajos que analizan tem as de in c en tiv o s,
in form ac ión y control en las rela cio n es gere n tes-tr ab a jad o re s y g e r e n t e s -d u e ñ o s
(buena parte de estas c o n trib u cio n es se enm arca en el en foq ue c o n o c id o com o
“a g e n t e - p r in c ip a l”).
Este tipo de trabajos ha dado lugar a algu n os aportes muy interesantes en la línea
de an á lisis que va desde las estructuras de in form ación , m o t iv a c ió n y
co o rd in a ció n a n iv el de la firma a la p e r f o r m a n c e empresaria y, de allí, al
d es e m p e ñ o de la e c o n o m ía co m o un todo. Los trabajos de A o k i ( 1 9 9 0 a y b), que
com para los atributos d ife ren c ia les de la firma “j a p o n e s a ” y “am e ric a n a ”, se
destacan particularmente en esta área.
En este trabajo v a m os a discutir brevem en te otros dos en fo q u es alternativos que
c o n s id e ra m o s particularm ente fructíferos para el an álisis que v a m os a realizar
más adelante con relación al caso argentino: la llam ada “e c o n o m ía de los co sto s

17 Esta frase no supone que pensemos que dicho principio es válido o útil en algún sentido, sino simplemente
pretende subrayar que los economistas neoclásicos, supuestamente, basan sus teorías en aquel.

12
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

de t r a n s a c c ió n ” y las teorías “e v o l u c i o n i s t a s ” . A c o n tin u a ció n p resen tam os los


rasgos prin cip a les de d ich os en fo q u es.
2) Los costos de transacción y la naturaleza de la empresa
Tal co m o Coase (1 9 3 7 ) señaló hace m u ch o tiem p o atrás, en el en foq ue del
equilibrio general n e o c lá s ic o no se encuentran razones para que exista n las
firmas, ya que se supone que los p recio s coordinan el fu n cio n a m ien to del sistem a
e c o n ó m ic o . Sin em bargo, com o o b serv ó el m ism o C o ase, al interior de las
em presas ex iste otro m e c a n ism o de co o rd in ación , que es el de la jer arq u ía.18 Más
adelante, W illia m s o n (1 9 8 5 ) , entre otros, m ostraría que en la p ráctica hay un
conjunto de “m e c a n is m o s de g o b ie r n o ” de las tran sac cion es e c o n ó m ic a s , dentro
de los cuales la firma - “jerarq u ía”- y el m ercado son las dos formas extremas.
El punto de partida de este en foq ue es cu estion ar la idea de que los lím ites de la
em presa están d efin id o s por la fun ción de p rod u cció n o que son de naturaleza
t e c n o ló g ic a . En contraste, se asume que el m ercado y la em presa (y las variantes
o rg a n iz a c io n a le s interm edias) son m o d o s alternativos de organizar las
tr an sac cion es, cu ya e le c c i ó n podría estar influida, pero no determ inada
prin cip alm en te, por razones t e c n o ló g ic a s . Las d e c is io n e s dirigidas a eleg ir entre
esos m o d o s deben basarse, e n to n ces, en algún criterio que responda a otros
patrones de racionalidad m ic r o e c o n ó m ic a .
La respuesta que encontró p ioneram en te Coase fue que los co sto s de tran sacción
eran los que determinaban la propia e x is te n c ia de las e m p r e s a s ,19 así co m o sus
lím ites - l a d e c is ió n de “hacer o com p rar”- . En este c on te xto, la firma surge co m o
producto de la e x is te n c ia de fallas de m ercado (los co s to s de tran sacción ).
W illia m s o n (1 9 8 5 , 1991) ha profu nd izad o el análisis de C oase, con la prem isa
b ásic a de hacerlo más operativo. Con este objetivo, introdujo una serie de
c o n ce p to s que apuntan a esta b le ce r por qué ex is te n co s to s de transacción,
determinar su magnitud o in c id e n c ia y analizar la forma en que los agentes
e c o n ó m ic o s intentan m in im iz ar su impacto.
El primero de e llo s es el de racionalidad limitada. La idea aquí es que los agentes
tratan de ser racionales, pero sólo logran serlo de forma lim itada. Este supuesto
d escan sa en el aporte pionero de Sim on (1 9 5 7 ) , quien señala que la racionalidad
“su sta n tiv a ” del en fo q u e n e o c lá s ic o se enfrenta a tres problemas: i) en el mundo
real hay incertidum bre e in form ac ión im perfecta; ii) los agen tes tienen
cap a cid ad es de cálcu lo limitadas; iii) existe in ter d ep en d en c ia estr atégica (los
resultados de las d e c is io n e s de cada agente dep en den p arcialm ente de las
d e c is io n e s que adopten los dem ás). En este c on te xto, las firmas no e lig e n la
m ejor o p ción p osib le sino la que creen que es mejor, dadas sus lim itadas
cap a cid ad es de c álcu lo y la in form ac ión que p o se en . En otras palabras,
desarrollan c om p o rta m ien to s de “s a t is f a c c ió n ” más que de o p tim iz a c ió n .

18 “When a workman moves from department Y to department X, he does not go because of a


change in relative prices, but because he is ordered to do so” (Coase, 1937, p. 19).
19 “The main reason w hy is profitable to establish a firm is that it would seem to be that there is a
cost o f using the prices mechanism” (Coase, 1937, p. 21).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

El segu n d o co n c ep to sobre el que se basa W illia m s o n es el de oportunism o: los


agen tes no n ecesariam en te respetan sus p rom esas o co m p r o m iso s . Esto se refiere
a la p osib ilid a d que tien en d ich os agentes de sacar p ro v e ch o de nuevas
s itu a cio n es durante el desarrollo de un contrato. N aturalm ente, tanto la
racionalidad lim itada co m o el oportu n ism o aumentan los co sto s y la com p lejid a d
del p r oce so de d iseñ o, n e g o c ia c ió n y e n f o r c e m e n t de los contratos - e n otras
palabras, elev an los c o s to s de tr a n s a c c ió n -.
F in alm en te, W illia m s o n argum enta que las tr a n sa c cio n e s difieren en: i) la
f re cu e n c ia con la que ocurren; ii) el grado de incertidum bre al que están sujetas;
iii) la e x is te n c ia de e s p e c if ic id a d de a ctiv os - e l grado en que un activo puede ser
d ed icad o a otro em p le o sin perder v a lo r -. La frec u e n c ia de las tran saccion es
in flu ye en el oportu n ism o - é s t e resulta m e n os probable en la m ed id a en que una
tran sacción determ inada se repite más fr e c u e n t e m e n te - . A su v ez , las
tra n sa c cio n es con alto grado de incertidumbre facilitan los com p o rta m ien to s
oportunistas.
Pero W illia m s o n (1 9 9 1 ) hace e s p ecia l h in cap ié en el papel de la e s p e c if ic id a d de
los activos. M ientras que en el m undo n e o c lá s ic o la identidad de las partes que
contratan es irrelevante, cuando hay in v e r s io n e s no triviales en activ os
e s p e c íf ic o s durables aquella se v u e lv e crucial, ya que en este caso ambas partes
son “bilateralm ente d e p e n d ie n t e s ” . En esta situación, el p rob lem a de definir un
m e c a n is m o de go b iern o de las tra n sa cc io n es alternativo al m ercado se v u e lv e
extrem ad am ente importante, y tam b ién c o m p le jo , e sp e c ia lm e n te cuando la
racionalidad lim itada y el op ortu n ism o están p resen tes al m is m o tiem p o. Sobre
estas p rem isas, la idea fundam ental es que se elegirán las estructuras de go b iern o
que m in im ic e n los co s to s de transacción. Dado que cada tran sacción tiene
d istintos atributos (y, por ende, diferentes c o s to s de tran sacción ), en la práctica
se observará una variedad de estructuras de gob iern o.
Con este marco te óric o , W illia m s o n , por ejem p lo, e x p lic a el su rgim ien to de la
gran corporación m oderna en la segu n d a mitad del sig lo X IX a partir de la
n e c e sid a d de reducir c o s to s de tran sacción -ilu s tr a n d o su argum ento con el caso
de los ferrocarriles-.
A partir de este en fo q u e, asim ism o , es p o sib le proponer una n u eva mirada al
com p o rta m ien to empresario. En particular, la idea es que la firma, en ciertas
circu n stan cias, “in tern aliz a” tra n sa ccio n e s que podrían ser lleva da s adelante por
m e c a n is m o s contractuales o de m ercado - p o r e jem p lo, estrategias de in tegración
v e r t ic a l- . Esto tiene im p lica n c ia s, entre otros tem as, para la le g is la c ió n de
d e fe n s a de la c o m p e te n c ia - i . e . , algunas estrategias empresarias que podrían ser
objetadas desde el punto de v ista tradicional de la teoría de la d efen sa de la
co m p e te n c ia , encuentran una j u s t if ic a c ió n en térm in os de e f ic ie n c ia
m ic r o e c o n ó m i c a en el en foq ue de c o sto s de t r a n s a c c i ó n - .20 Más abajo, v a m os a
ver c óm o este en fo q u e puede p roveer una j u s t if ic a c ió n para entender el

20 Obviamente, esto no supone que se elimine el conflicto eventual entre ciertas decisiones de integración
vertical - u otro tipo de estrategias empresarias que pueden ser entendidas bajo la luz del enfoque de costos
de transacción- con los intereses de los consumidores, ni niega que dichas decisiones puedan involucrar
también acciones anti-com petitivas de parte de las firmas que las adoptan. No se alega, entonces, que la
legislación antitrust sea superflua, sino que debe incorporar herramientas analíticas vinculadas al mencionado
enfoque de costos de transacción.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

su rgim ien to de una form a em presaria típ ic a de los p aíses en desarrollo: el grupo
o c o n g lo m er a d o d iv er sifica d o y/o v er tica lm en te integrado.
3) El enfoque evo lu c io n ista 21
Los trazos in ic ia le s de este en fo q u e se remontan a los trabajos p io n ero s de
N e l s o n y W inter ( 1 9 7 4 , 1982), aunque e x is te n an teced en tes p revios de notable
r e le v a n c ia 22 - d e h ech o, si bien nunca hizo m e n c ió n e x p líc ita de c o n ce p to s
e v o lu c io n is ta s , S chum peter es una referenc ia clave en este s e n tid o -.
Según Coriat y W e in ste in (1 9 9 5 ) , el en fo q u e e v o lu c io n is ta se caracteriza por la
p r ese n cia de:
• E le m e n to s de perm an en cia o h eren cia - o m e c a n ism o s de t r a n s m is ió n -
a n á l o g o s a los g e n e s en b io log ía ): son las rutinas - p a tr o n e s de con d u cta
regulares y p r e d e c ib le s - aplicadas por los agentes e c o n ó m ic o s y sobre las
cu ales estos basan sus com p o rta m ien to s diarios.
• Un principio de variación o mutación: en todo sistem a de m ercado e xisten
m e c a n is m o s e n d ó g e n o s y e x ó g e n o s de in trod u cció n de “n o v e d a d e s ” - y por
novedades e n te n d em o s nu evas firmas, t e c n o lo g ía s , m o d e lo s
or g a n iz a c io n a le s , formas de go b iern o corporativo, e t c .- . Estas n ov ed a d e s
son generadoras de la “v a ried a d ” que alim en ta las tran sfo rm acio n es de los
sistem as en el largo plazo - y , por tanto, ju eg a n un papel central en los
p ro ce so s de desarrollo y cam bio estructu ral-. Parte de esa d in ám ica es
en d ó g e n a al sistem a en tanto que las n o v e d a d e s son, en gran medida,
producto tanto del propio aprendizaje de las firmas c o m o de
com p o rta m ien to s de “b ú sq u e d a ” - q u e m uchas v e c e s pueden ser r ie s g o s o s y
enfrentar resultados no p r e v i s ib le s - , que son p ro v o ca d o s por am enazas u
oportunidades que enfrentan el in d iv id u o o la firma - e n otras palabras, son
un subproducto del propio p roceso de c o m p e t e n c ia en el m e r c a d o -.
• Un m e c a n ism o de s e le c c i ó n que actúa sobre las rutinas y las m utaciones:
es el am biente donde se d e s e n v u e lv e n los agen tes, en el cual pueden existir
restriccion es m ercan tile s y no m ercan tiles más o m en os estrictas. El
m e c a n ism o s e le c t iv o - q u e en una e c o n o m ía cap italista in cluye
naturalmente c om o actor central al m ercado, pero tam b ién incorpora la
in flu en cia de otros actores y e le m e n to s (p o lític a s p ú blicas, grupos de
presión, te n d en c ia s m a c r o e c o n ó m ic a s , e t c . ) - actúa sobre las firmas, las
t e c n o lo g ía s , las rutinas, etc., destruyendo, tem po ralm ente, la variedad en
el sistem a, al s e le c c io n a r las conductas, ag en tes, etc. m ejor adaptados al
am biente. El p roceso de desarrollo se co n c ib e, en to n ces, com o en
constante ten sió n entre variedad y sele cc ión : se n e c e s ita que los
m e c a n ism o s gen erad ores de variedad sean p oten tes y que los m e c a n ism o s

21 El enfoque evolucionista tiene un conjunto de intereses más amplio que el vinculado específicamente a la
teoría de la firma y, de hecho, pretende constituirse en una alternativa teórica comprehensiva frente al
predominio del enfoque “ neoclásico” -o b je tivo que ciertamente aún no ha logrado- (ver López, 1996, para una
caracterización de los principales rasgos del evolucionismo en economía).
22 Ya Alfred Marshall (1890) en sus “ Principios de Economía” reconocía la necesidad de que la economía se
pareciera a la biología, admitiendo el carácter estático de los conceptos extraídos de la mecánica clásica -
base de la “revolución m arginalista”-, pero opinaba que el aparato analítico necesario para tal objetivo era
demasiado complejo. Por la misma época, Veblen (1898) abogaba porque la economía fuera una ciencia
evolucionista.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

s e le c t iv o s operen pero no al punto de elim in ar totalm en te la variedad - y


ta m p oco los m e c a n ism o s que la g e n e r a n -, en tanto que e llo destruiría la
fuente de din am ism o del sistem a en el largo plazo.
En el caso de la teoría de la em presa, el punto de partida es el rechazo de la
figura de la “firma r ep resen ta tiva” sobre la que se basa el en fo q u e n e o c l á s ic o (es
lo que A n d ersen , 2 0 0 4 , llam a “p o p u l a t i o n t h i n k i n g ”, en contraste con el
n e o c l á s ic o “ t y p o l o g i c a l t h i n k i n g ”). El en foq ue n e o c lá s ic o tradicional supone que
lo que las firmas hacen está determ inado por las c o n d ic io n e s que enfrentan; en
otras palabras, m eram ente refleja c o n d ic io n e s ob jetivas de los sectores y
m ercad os en los que aquellas operan ( N e ls o n , 1991). En c o n s e c u e n c ia , ante un
m ism o cuadro e x ó g e n o , todas las firmas tenderán a com portarse de m od o similar;
asim ism o , si las c o n d ic io n e s de m ercado cam bian tam b ién lo hará,
h o m o g é n e a m e n te , el com p o rta m ien to de las em presas.
En contraste, en el en foq ue e v o lu c io n is ta se resalta que las em presas son
h e te ro gé n ea s y se caracterizan por d iversas co m p e te n c ia s , creen cias y
ex p ec ta tiv a s, así c o m o por diferentes grados de a c c e so y capacidad de
p ro c esa m ien to de los flujos de in form ación . Más aún, los autores e v o lu c io n is ta s
afirman no sólo que las firmas son distintas, sino que, además, esas diferen cias
son im portantes tanto a n iv e l micro co m o m a c r o e c o n ó m ic o ( N e lso n , 1991). De
h ech o, co m o se m e n c io n ó antes, la diversidad m ic r o e c o n ó m ic a - a ú n cuando se
traduzca en d e c is io n e s “erró nea s” (en otras palabras, que haya, por ejem plo,
em presas que q u ie b r e n )- es clave para el avance del sistem a c o m o un todo, en
tanto asegura que emerja una variedad de c om p o rta m ien to s más am plia y, por
tanto, que e x is ta un m ayor número de fuen tes de c o n o c im ie n t o e in n o v a c io n e s - l o
cual favo rec e la e f ic ie n c ia din ám ica a largo p la z o - .
A s im is m o , se argum enta que las firmas operan en c o n d ic io n e s de incertidumbre
y, por tanto, es im p la u sib le que puedan em plear p r o c es o s de d e c isió n b asados en
la m a x im iz a c ió n de alguna variable. En c o n s e c u e n c ia , en el en foq ue e v o lu c io n is ta
las firmas son con siderad as com o agen tes h e te r o g é n e o s y lim itadam ente
racionales que actúan en am b ientes inciertos y c o m p le jo s, aplicando rutinas que
cam bian sólo lentam ente a lo largo del tiem p o.
Las rutinas de las firmas son estructuras p r e v isib le s y regulares de
com p o rta m ien to que son el producto de p ro ce s o s de aprendizaje y c on d u ce n a
esq u em as rep etitivos de actividad, c on stitu y en d o la “m em oria o r g a n iz a c io n a l”
que orienta la tom a de d e c is io n e s en la em presa. P u eden ser entendidas co m o
com p o rta m ien to s que se estim an apropiados y e f e c tiv o s para los co n tex to s en
donde son e m p le a d o s o, m e tafó rica m en te, c o m o "lo m ejor que sabe y puede
hacer" cada em presa ante una determ inada situación.
A la v ez , a lo largo del tiem p o las firmas se transforman y cam bian la
c o m p o s ic ió n de sus n e g o c io s e in c lu so mudan de actividad principal ¿C óm o se
integra esto con la n o c ió n de rutinas? Los autores e v o lu c io n is ta s destacan que en
las firmas se desarrollan p ro ce s o s de aprendizaje acu m u la tivo a través de los
cuales se van form ando no sólo sus rutinas sino tam bién sus c o m p eten cia s,
cap a cid ad es, creen cia s y estrategias. Es en ese sentido que W inter (1 9 9 1 ) d efine a
las firmas c o m o “rep ositor ios de c o n o c i m i e n t o ” .

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Los cam b ios en las firmas, en to n ce s, tienen, en parte, un origen e n d ó g en o , basado


en esto s p ro ce so s de aprendizaje que lleva n a la em presa a m od ific a r sus
estrategias y acumular co m p e te n c ia s . Sin em bargo, ob v iam en te, las em presas
tam bién reaccion an frente a las tran sfo rm acio n es que ocurren en su m ed io
am biente. La n o c ió n de p a t h - d e p e n d e n c e es central en este sen tid o :23 lo que una
firma puede hacer y las d e c is io n e s que puede adoptar están c o n d icio n a d a s en gran
m ed id a por sus cap acid ad es y exp e rie n c ia s previas. Esto s ig n ific a que la
e v o lu c ió n de las em presas no es c o m p leta m e n te d eterm inista ni totalm ente
azarosa, pero puede ser reconstruida racionalm ente. A su v ez , una derivación
central del en foq ue de p a t h - d e p e n d e n c e es que, ante un cam b io en las
c o n d ic io n e s del entorno, las d e c is io n e s em presarias tien en un fuerte com p o n en te
in ercial, en tanto que la in co rpo ración de n u eva s co m p e te n c ia s y cap acid ad es
supone un p ro ce so de aprendizaje que no es instantáneo.
En este c on te xto, las e le c c i o n e s de las em presas no están com p leta m en te
determ inadas por el marco en el que ellas actúan sino que, ante un m ism o
con texto in stitu cion al y e c o n ó m ic o , in clu so las firmas que operan en un
determ inado sector pu eden adoptar estrategias y d e c is io n e s d iferentes, en fun ción
de sus o b jetiv o s , estructuras y cap acid ad es. En c o n s e c u e n c ia , en cada m om en to
del tiem p o habrá una pluralidad de estrategias empresarias puestas en j u e g o en el
m ercado. A su v ez , al quedar confrontadas con los m e c a n ism o s s e le c t iv o s
p r e v a le cien tes, algunas firmas tendrán un m ejor d e se m p e ñ o - e n térm inos de
rentabilidad y m a r k e t s h a r e - que sus com p etid oras. En otras palabras, algunas
estrategias demostrarán estar m ejor adaptadas que otras frente a las c o n d ic io n e s
am b ientales im perantes.
Es fundam ental, sin em bargo, tener en cuenta que, a d iferen cia de lo que ocurre
en la m ay oría de los sistem as b io ló g ic o s , los agen tes del p roceso e v o lu t iv o en la
e c o n o m ía no son sujetos p a s iv o s de los cam b ios en el am biente, sino que pueden
m anipular dicho am biente - o al m en os intentar h a c e r l o - , de m odo que sea más
favorable para su s u p e rv iv en cia y crecim ien to . Por otro lado, el entorno s e le c tiv o
puede no premiar n ecesariam en te a los agen tes que invierten o in n ovan - e s e es el
caso, por ejem p lo, si dicho entorno in c lu y e una macro vo lá til, en la cual los
agentes que m antienen a ctiv os líq u id os y una fuerte p referen cia por la
fle x ib ilid a d se van a comportar m ejor que aq u ellos que apuestan por estrategias
de largo plazo.
En c o n s e c u e n c ia , no hay n ecesariam en te un p roceso de “s u p e rv iv en cia de los
m e j o r e s ” dado por un m ercado que s e le c c i o n a a las firmas más e f ic ie n te s , en un
marco de c o m p e t e n c ia “s ch u m p e teria n a ” vía in n o v a ció n . Por el contrario, es
p osib le que los am b ientes s e le c t iv o s “e lija n ” con d u ctas em presarias soc ialm en te
“im p r o d u c tiv a s ” o aún “d e str u c tiv a s ”, y, más aún, que sea d ifícil cambiar dichos
am b ientes s e le c t iv o s si los agentes e c o n ó m ic o s que se b e n efic ia n con sus reglas
tienen el poder s u fic ien te para bloquear las m o d i f ic a c io n e s n ecesarias (más sobre
esto en s e c c io n e s s u b sigu ie n tes).

23 Un proceso es path-dependent cuando su historia previa tiene efectos duraderos sobre su evolución
posterior. Generalmente, estos procesos se caracterizan por la existencia de equilibrios múltiples,
contingentes a la evolución anterior del proceso en cuestión.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

F in alm en te, el e v o lu c io n is m o subraya que los p r o c es o s in n o v a tiv o s tien en su


epicentro en la firma productora de b ien es y s e rv icio s. Com o señala T eece
(1 9 8 8 ) , el “h o g a r ” natural para las a c tiv id ad es de in n o v a c ió n , desde el punto de
vis ta org an iza c io n a l, está dentro de la em presa, donde se desarrollan, además, los
p ro ce so s de p rod u cció n y co m e r c ia liz a c ió n . Por un lado, esto facilita las
v i n c u la c io n e s en el p roceso de in n o v a c ió n , tanto dentro de la firma -e n t r e sus
d iferen tes d i v i s i o n e s - com o con los p r o v eed ores y usuarios, ya que, para ser
efe c tiv a , la I&D n e c e s it a de c o n o c im ie n t o s que se adquieren a través de
in ter a c cio n e s y trabajos co m p lem e n ta r io s realizados en con tacto cercano con las
firmas productoras y usuarias, las cuales m uchas v e c e s requieren de in n o v a c io n e s
“a m e d id a ” de sus n e c e s id a d e s e s p e c íf ic a s . A s i m is m o , la “in t e r n a liz a c ió n ” de las
activ id ad es de in n o v a c ió n evita las d ificu ltad es - ”co s to s de t r a n s a c c ió n ”- que
surgen al tratar de escribir, ejecutar y m onitorear el cu m p lim ie n to de contratos
con or g a n iz a c io n e s externas a la firma, ten ien d o en cuenta las pecu liares
características ya señaladas de este tipo de activ id ad es ( N e ls o n , 1990; T e ece,
1988).
A su v e z , sig u ien d o a K o z u l- W r ig h t (1 9 9 5 ) , la firma ofrece un marco
or g an iza cio n al adecuado para facilitar la tom a de d e c is io n e s en c o n d ic io n e s de
incertidumbre real, lo cual es particularm ente importante en el caso de la
in n o v a ció n . El carácter tácito de la in n o v a c ió n tam bién refuerza la im portancia
de la firma co m o ve ctor principal del p r oce so de cam bio t e c n o ló g ic o . En este
sentido, la em presa está en p o s ic ió n de cum plir una serie de c o n d ic io n e s críticas,
actuando c o m o o r g a n iza ció n que puede acumular, reproducir y transmitir
c o n o c im ie n t o s , así co m o com partirlos con otros agentes e c o n ó m ic o s y s o c ia le s a
través de r ela c io n e s de c o n fia n z a y coo p eración .
En suma, e n ten d em os que el en foq ue e v o lu c io n is ta , más allá de sus lim ita cio n es
(ver Coriat y W e in ste in , 1995), ayuda, por un lado, a “d e s h o m o g e n e iz a r ” a la
firma, h aciend o h incapié en la diversidad del com p o rta m ien to empresario y, por
otro, a co lo ca r en primer plano el papel de la em p resa en los p ro c eso s de
in n o v a c ió n en un c on texto de racionalidad lim itad a e incertidum bre. A su vez,
contribuye a una c om p re n sió n más abarcativa de las com p leja s r ela cio n es entre
m ercad os, marco in stitu cion al y d es e m p e ñ o em presario, en fatizan d o la n ec esid a d
de analizar en cada caso c on creto el fu n cio n a m ien to de los m e c a n is m o s s e le c t iv o s
y el tipo de c on d u cta em presaria que ello s prem ian y/o castigan. Sobre esta
cu estió n v o lv e m o s al tratar sobre los n u ev o s en fo q u e s in stitu cion alista s, cuyas
d e riv a c io n es son en buena m ed id a similares.
4) ¿Dónde está el em presario?
Hasta ahora h em os hablado de em presas, pero no de em presarios. Ésta es una
tem ática que, si bien d escu id ad a por los e c o n o m is ta s durante m ucho tiem p o,
resulta cla ve, en particular cuando se analizan p aíses en desarrollo, donde en
gran m ed id a son los du eños, y no los m a n a g e r s p r o fe s io n a le s , q u ien es com andan
de manera e f e c tiv a la e v o lu c ió n de las em presas, aún de aquellas de gran tamaño.
La d isc u sió n es as im is m o relevante porque, desde m u ch o tiem p o atrás,
ec o n o m is ta s y cien tistas so c ia le s han argum entado que una parte importante de la
ex p lic a c ió n del subdesarrollo radicaría en la a u sen cia o d ebilidad de espíritu y
capacidad empresaria en los p aíses pobres y/o en la e x is te n c ia de o b stácu lo s para

18
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

el desarrollo em presarial - p o r ejem p lo, debido a la e x is te n c ia de valores


culturales “h o s t i l e s ” a la in n o v a c ió n y el c a m b i o - .
Si bien en el en foq ue n e o c lá s ic o hay un tratamiento - a u n q u e m uy sim p lifica d o ,
c o m o v im o s a n t e s - de la em presa, no ocurre lo propio con el em presario, el cual,
c o m o tal, no cum ple fun ción alguna más allá de efectuar los cá lc u lo s que
perm iten m ax im iza r b e n e fic io s a su em presa ante cada cam b io en los datos
e x ó g e n o s . De h e ch o , el supuesto de in form ación perfecta hace trivial el papel del
empresario com o m a n a g e r y tom ador de d e c is io n e s .
Sin em bargo, algu n os de los p recursores de la teoría e c o n ó m ic a , c o m o Cantillon,
Smith, V o n Thunen, Say y John Stuart M ill, entre otros, in cluy eron en sus textos
r e f le x io n e s sobre el rol del em presario. A llí dicho rol se aso cia , según los casos,
al arbitraje y la capacidad de p la n ific a c ió n en situ a c io n es de incertidum bre, la
in trod u cció n de in n o v a c io n e s , la tom a de rie sg os, el espíritu e s p e c u la tiv o y las
hab ilid ad es o r g a n iz a c io n a le s 24 (S c ia s c ia y De Vita, 2 0 0 4 ) . 25
Más adelante, A lfred M arshall percib ía al empresario co m o algu ien que organiza
de form a creativa a los factores de la p rod u cción con el fin de producir n u evo s
b ien es o mejorar las formas de producir a q u ellos ex isten tes. Los em presarios
deben ser líderes naturales y tener la habilidad para tomar d e c is io n e s en
c o n d ic io n e s de incertidum bre, en tanto cu m p len las fu n c io n e s de asumir r iesg os,
innovar y organizar los n e g o c io s . Estas cap a cid ad es, segú n Marshall, son escasa s,
lo cual hace que la “ofe rta ” de em p resarios sea limitada.
Entre los autores m od ern os, Frank K night (1 9 2 1 ) fue uno de los primeros en
teorizar acerca de la fun ción del em presario en el sistem a de m ercado. Según
K night, dado que existe sólo un c o n o c im ie n t o im p erfecto en el ámbito de la vida
e c o n ó m ic a , algu ien debe enfrentar la incertidumbre propia de dicho ámbito
tom an d o d e c is io n e s cu yo s resultados son im p r e v is ib le s . Esa tarea es c u m p lid a por
el em presario, cuya fu n ción es an áloga a la del cerebro en la vid a orgánica.
¿Por qué algu n os in d iv id u os son em presarios y otros trabajadores asalariados?
Para K night la d iferen cia no pasa por la propiedad de los a c tiv os, sino por la
a p lic a c ió n del principio general de d iv isió n del trabajo, que lle v a a que aq u ellos
in d iv id u o s con m ejores cap a cid ad es para adoptar d e c is io n e s en un co n tex to de
incertidum bre sean quien es cum plan la fun ción empresarial. Esto lle v a a que los
d erech os del em presario sean residuales. Dado que es c o s to s o o im p o sib le
m onitorear la fu n ció n em presarial - y a que justam en te se basa en adoptar
d e c is io n e s cu ya razonabilidad o e f ic a c ia no puede ser j u z g a d a con certeza a
p r i o r i - , el em presario se queda con las gan an cias o pérdidas una v e z rem unerados
to d o s aq u ellos agen tes que participan en la em presa (L an glois y C o s g el, 1993).
Los autores de la e s c u e la austriaca tam b ién en fo caro n tem pranam ente su aten ción
hacia el rol del em presario. Y a Karl M en g e r señalaba que la fun ción del
empresario c o n s ist ía en obtener in fo rm a c ió n n u eva sobre el m ercado y el valor de
los recursos p rod u ctivo s. H ayek y Kirzner continuaron esta lín ea de p e n sam ie n to,
24 Naturalmente, la terminología empleada por los autores mencionados era otra, aunque las ideas que
expresaban eran equivalentes a los conceptos más modernos utilizados en este párrafo.
25 Ver Karayiannis (1990) para una revisión del tratamiento del empresario en la teoría económica que se
remonta desde el Medioevo hasta el presente.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

en fatizan d o el rol del empresario en la a d q u isició n y uso del c o n o c im ie n t o . A sí,


para Kirzner (1 9 7 3 ) la activid ad del em presario c o n siste e se n c ia lm e n te en “estar
alerta”, an alizando el horizonte del m ercado en b u sca de oportunidades, aún no
exp lorad as o d escu biertas, para introducir in n o v a c io n e s .
Com o es bien sabido, Joseph S ch um p eter tam b ién j u g ó un rol pionero en el
an á lisis del rol del em presario en la socied ad moderna. De acuerdo con este
autor, el em presario es aquel que lle v a adelante "nuevas c o m b i n a c io n e s ” -
in ventan d o o d escu brien do n u e v o s productos, p r o c es o s , m ercad os de exp ortación ,
etc. Al m e n o s en una primera etapa, en su Teoría del D e s e n v o lv im ie n t o
E c o n ó m ic o , S chum peter tiene una v is ió n “h e r o ic a ” del em presario, en la cual éste
p e r s o n ific a un tipo de com p o rta m ien to caracterizado por la “con stru cción
cr e a tiv a ”, que contrasta con la “adaptación p a s iv a ” - l a cual define la con d u cta
del resto de los a g e n t e s - (Sch u m p eter, 1 9 3 4 ) .26 En este sentido, con su c on d u cta
“a n ó m a la ”, el em presario se con v ierte en el agente clave del desarrollo
ec o n ó m ic o . N o sorprende, en to n ce s, que el co n cep to de “s c h u m p eter ia n o ” sea
em p lea d o co m o sin ón im o de empresario in n ovad or y tom ad or de riesgos.
En particular, S ch um p eter en fatiza que el arreglo social cap italista es insuperable
en cuanto sistem a que m o tiv a a in d iv id u os con “m en tes b r illa n tes” a dedicarse a
los n e g o c io s gracias a la p rom esa de obtener retornos e c o n ó m ic o s - p e r o tam bién
“m o r a le s ”- m uy ele v a d o s . La e f ic a c ia del cap ita lism o residiría en que la
p erten en cia a la clase dom inante, la burguesía, se obtiene por el é xito e c o n ó m ic o ,
el cual, a su v ez , depende de la capacidad del em presario para innovar y superar a
sus com p etid or es. A sí, “el sistem a cap italista e n cad en a e f ec tiv a m en te a la
bu rgu esía a sus ta rea s” .
Sin em bargo, S chum peter, en obras p osteriores (en particular, en C apitalism o,
S o c ia lis m o y D e m o c r a c ia - S c h u m p e te r , 1 9 4 2 - ) , e in clu so en las su c e siv a s
re v isio n e s de su Teoría del D e s e n v o lv im ie n t o E c o n ó m ic o , dejó de hacer én fa sis
en el papel del em presario, ya que v e ía que su fun ción , que e se n c ia lm e n te se
orientaba a introducir n o v e d a d es en el sistem a e c o n ó m ic o en un m undo donde el
c o n o c im ie n t o es lim ita d o ,27 estaba perdiendo p eso al “rutin izarse” la actividad
in n ov ativ a dentro de la gran corporación. Esto ocurría, siem pre según
Schum peter, en tanto se hacía más factib le el cá lc u lo racional del futuro (es lo
que se co n o c e co m o h ip ó te s is de la “o b s o le s c e n c ia del e m p r e s a r io ” - v e r
L a n g lo is, 1 9 8 7 - ) . 28
El reem p lazo del empresario ind ivid u al por la gran corporación tiene un correlato
n eg a tiv o para S chum peter, en tanto que, junto con otros factores - l a aversión de
los in telec tu a le s al cap ita lism o , la d e c a d e n c ia de la fa m ilia burguesa y los
valores “tr a d ic io n a le s ”, la pérdida del espíritu cap italista en la burguesía, e t c . -

26 Así, presenta al empresario como alguien motivado por "the dream and the will to found a private kingdom"
...”the will to conquer” ... “the impulse to fight, to prove oneself superior to others" ... y “the jo y of creating”.
27 Según la apropiada metáfora de Schumpeter, el capitalismo es póquer y no ruleta, lo cual sugiere que para
jugar dicho juego son necesarios tanto el cálculo racional como la intuición y el espíritu de riesgo.
28 Los autores evolucionistas subrayan que Schum peter sobreestimó la posibilidad de “rutinizar” el cambio
tecnológico (ver Nelson, 1990, 1992); paralelamente, la hipótesis de la obsolescencia del empresario también
parece haber sido apresurada.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

contribuye a minar la leg itim id a d del cap ita lism o a n iv el social, y allana el
cam in o para avanzar hacia algún tipo de s o c ia lis m o (Sch u m p eter, 1 9 4 2 ) .29,30
Por cierto, y aunque parezca o b v io decirlo, hay que recordar que los autores
m arxistas - a u n q u e no M a r x - u su alm en te asum en que el rol del em presario se basa
s im p lem en te en su capacidad de e x p lo ta c ió n de los trabajadores - q u i e n e s podrían
operar en su au sen cia con el m ism o n iv el de e f ic ie n c ia p r o d u c tiv a - (Marglin,
1974). A su v ez , tien d en a suponer que la m anera de lidiar con la incertidumbre
en el m ercado es reem plazar a este últim o por algún tipo de p la n ific a c ió n
co n sc ien te y centralizada del sistem a p r o d u c tiv o .31 En todo caso , en una e c o n o m ía
de m ercado, el rol de la jerarquía cap italista sería más bien el de garantizar tanto
el control de los obreros com o la c o n s e c u c ió n de un ritmo de a cu m u la ció n de
capital m ayor al que surgiría de un p roceso d escen tra liza d o de tom a de d e c is io n e s
de ahorro e inversión.
John Maynard K ey n es (1 9 3 6 ) tam bién abordó la c u estió n del rol del empresario
en su fa m o sa “Teoría G e n e ra l”, e n fatizan d o el h ech o de que el c o n o c im ie n t o del
futuro es extrem ad am ente incierto, por lo cual los em presarios no serían
ca lc u lista s r acion ales, sino más bien personas am antes del riesgo ( “el asunto es
en parte una lo te ría ”) y que sien ten sa tisfa c ció n por la obra co n seg u id a ,
in d ep e n d ie n tem en te del retorno m onetario in volu crado. A s í, habla de
“f o g o s id a d ”, “energía a n im a l” y “o p tim ism o e s p o n t á n e o ”, para referirse al
espíritu empresario.
L eib en ste in (1 9 6 8 , 1979) tam b ién ha h ech o aportes im portantes en este campo.
De acuerdo con este autor, el em presario realiza las activ id ad es n ecesarias para
crear o llevar adelante un em p ren d im ien to cuando los m ercad os son in co m p leto s
o fun cion an de form a im perfecta, y/o cuando las partes relevantes de la fun ción
de p rod u cció n no son co n o c id a s en forma integral. A s im is m o , el rol del
empresario c o n s iste en incrementar la llam ada “e f ic ie n c ia X ” por la vía de
asegurar un adecuado uso de los recursos internos de la firm a32. En cuanto a la

29 “El proceso capitalista creó [una] atmósfera de hostilidad cuasi universal hacia el orden social que
propiciaba ... Con el tiempo, el proceso capitalista ... hace que disminuya la importancia de la función que
permite la existencia de una clase capitalista ... El capitalismo genera una mentalidad crítica que, habiendo
arrasado la autoridad moral de tantas otras instituciones, se vuelve al final en contra suya; y la burguesía
comprueba estupefacta que la actitud racionalista no se limita a cuestionar los méritos de los monarcas y los
papas sino que va más allá, arremetiendo luego contra la propiedad privada y el esquema global de los
valores burgueses” (Schumpeter, 1942, p. 143).
30 Por la misma época, Hayek señalaba su tem or al predominio del “individualismo racionalista” -que para él
era un “falso individualismo”-, el cual prometía la ilusión de un control planificado y consciente de la sociedad,
preferible, en teoría, al arreglo capitalista aparentemente “anárquico” -ciertam ente, este último, para Hayek,
era tanto más eficaz para generar riqueza como fundamental para mantener una sociedad libre-.
31 Nos parece que este tema es de una importancia clave para entender las diferentes perspectivas sobre el
rol del mercado y el empresario en el capitalismo. Para una extendida corriente de pensamiento (que incluye
pero excede al marxismo), el mercado supone un “despilfarro” de recursos que podría ser eliminado o
reducido por vía de la planificación. En contraste, otros enfoques reivindican que ese “despilfarro” es el precio
a pagar por tener mayores fuentes de ideas e innovaciones (Nelson, 1992). Probablemente, es sólo en esta
perspectiva que el empresario adquiere un rol que va más allá de la organización de los factores de la
producción -q u e , en sí misma, podría ser realizada por un gerente capitalista o por un burócrata socialista-.
2 En una línea similar, Harbison (1956) proponía la idea de que, más que al “empresario”, había que prestar
atención a la “organización” como fuente de eficiencia y/o ineficiencia productiva, haciendo hincapié en que el
proceso de desarrollo económico, para ser exitoso, requería que las inversiones dedicadas a mejorar la
manera en que se organizaban las actividades económicas fueran in crescendo a lo largo del tiempo, pari

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

“o fe rta ” de em p resarios, L e ib en ste in creía que a q u ello s surgen a una tasa que
d epende de las e x p e cta tiv a s de aum ento del in greso p e r c á p i t a . En co n s e c u e n c ia ,
en una e c o n o m ía estan cad a habría p o c o s em p resarios, m ientras que en una
e c o n o m ía en exp a n sió n el número de em presarios iría crecien d o P a r i p a s s u los
n iv e le s de ingreso.
Interesante es m en cio n a r que L e ib en ste in (1 9 6 8 ) , tam b ién se ocupó
ex p líc ita m en te del p rob lem a del papel del em presario en los p a íses en desarrollo
- c o s a que no había h e ch o nin gu n o de los autores antes m e n c io n a d o s - . Para este
autor, dicho papel in v olu cra la crea ción de canales para la p r o v isió n de in su m os
y /o la venta de productos en c o n d ic io n e s en las que no ex isten m e c a n ism o s
rutinizados de m ercado sim ilares a los v ig e n te s en los p aíses d esarrollados. En
una línea similar, L e f f (1 9 7 9 ) señala que la fu n c ió n em presarial en los p aíses en
desarrollo puede ser aún más c o m p leja que en los p aíses desarrollados,
con sidera n do que los m ercad os de capital son in c o m p le to s , la d isp on ib ilid a d de
in fo rm a c ió n es lim itada y el am biente, al m en os en los c aso s e x ito s o s , es de
rápido cam bio estructural - m á s abajo v o lv e m o s sobre la obra de este autor, la
cual es de gran rele v a n c ia para nuestro trabajo-.
De h ech o, c o m o es bien c o n o c id o , el p rob lem a de la “e m p r esar ialid a d ” en los
p a íses que in ician su p ro ce so de desarrollo ha sido m o tiv o de e x ten sa d iscu sió n
en la literatura recibida, en tanto ha sido usual que se su p on ga que en dichos
p a íses podría haber una carencia de em presarios p o te n c ia le s, o que d ich os
em p resarios podrían tener rasgos o con d u ctas que los llevaran a p erseguir
estrategias s u b -ó p t im a s en térm inos de e fic ie n c ia . Mientras que en los años
cin cu en ta y sesen ta buena parte de los t eó rico s del desarrollo, en e s p e cia l en
A m é r ic a Latina, sugerían que el Estado p od ía ser un buen sustituto de la falta de
espíritu em presario en la s ocied ad , y los g o b ie rn o s de los p aíses en desarrollo
m u ch as v e c e s recurrían el exp ed ie n te de c o n v o c a r a em presas m u ltin a c io n a les
para que cubrieran ese v a c ío , en años más recien tes ha surgido una vasta
literatura tend iente a explorar los determ inantes - i n c e n t i v o s y o b s t á c u lo s - del
su rgim ien to de actitudes em presariales ( e n t r e p r e n e u r s h i p ) , c o in c id ie n d o con la
rev a lo rizac ión que ha tenido la figura del em presario c om o asp ecto clave de los
p r o ceso s de d e s a r r o llo .33
Con relación a este tema, no p o d e m o s pasar por alto la abundante literatura que
recurre a razones “c u ltu ra le s” - v in c u la d a s a etnias, re lig io n e s , trad icio n es, e t c . -
para exp licar la au sen cia de b u rgu esías “m o d e r n iz a n te s ” en los p aíses periférico s
- o las carencias o lim ita c io n e s de dichas b u r g u e s ía s -. N aturalm ente, el
an tecedente más ilustre de esta tradición es M ax W eb e r (1 9 5 5 ) , quien a so ció el
origen del espíritu cap italista con ciertas características de lo que él llam ó “ética
p r otesta n te”, n acida al calor del su rgim ien to del c a lv in ism o - y otras sectas que
W eb er in cluía bajo el nombre de “p rotestantism o a s c é t i c o - en el sig lo X V I -

passu las exigencias derivadas de la mayor sofisticación tecnológica de las industrias que se iban
incorporando al aparato productivo.
33 Importante es decir que esa literatura no explora los determinantes del entrepreneurship únicamente en
países en desarrollo, sino que también abarca países desarrollados -d o n d e muchas veces el patrón de
comparación son los EE.UU., sociedad que se presume más proclive a generar una oferta sustancial de
empresarios que las europeas- (ver Verheul et al, 2001 y Sciascia y De Vita, 2004 para una revisión de las
teorías y argumentos sobre los determinantes del entrepreneurship, y Kantis et al, 2002, para una discusión
del caso latinoamericano en comparación con el Este de Asia).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

reco rdem o s que W eb er origina lm en te se interesó por este tem a a raíz de los
debates sobre el su rgim ien to o no de actitudes em presariales en la A le m a n ia de la
ép o c a en distintos grupos r e l i g i o s o s - .
En cualquier caso , co m o d ijim os recién, la a s o c ia c ió n entre va lo res culturales,
so c ia le s y /o r e lig io s o s y el desarrollo de actitudes empresarias ha sido un tó p ic o
vastam ente tratado en la literatura recibida (ver S c ia s c ia y De Vita, 2 0 0 4 ) , 34
in clu y en d o algu n os an álisis relativos al caso argentino (por e jem p lo, Cochran,
1960; F illol, 1961).
Esta literatura ha sido d iscu tid a y criticada en distintas o p o rtu n id a d e s,35 in cluso
en ap lic a ció n al m ism o caso argentino (v é a se, por ejem plo, A cuña, 1994 y
F le m in g , 1979). C o in cid ien d o con A cu ñ a (1 9 9 4 ) , en este trabajo con sid e ra m os
que “las características y prop ied ades de los capitalistas y su racionalidad son en
gran m ed id a sim ilares en todas las s o c i e d a d e s ” (p. 51). Sin em bargo, co m o
v er e m o s más abajo, si en lugar del a m enudo d ifuso co n cep to de “cultura”, nos
referim os a marcos in stitu cio n a le s que orientan las con d u ctas de los capitalistas,
en te n d em os que p o d e m o s hallar in tu icio n es interesantes para analizar el
d ese m p e ñ o empresario en el caso argentino.
En resumen, si bien los ec o n o m ista s han sido reacios a incorporar a la figura del
empresario en sus teorías - t a l v e z por la d ificultad para formalizar, y
esp e c ia lm e n te para cuantificar, esta v a r ia b le -, los autores que sí lo han hecho
co in c id e n en destacar que los em presarios c o n stitu y e n una e s p e c ie particular de
in d iv id u os con atributos que in c lu y en tanto la capacidad de decidir en un m undo
in cierto y en el que los m ercad os fun cion an de forma im perfecta, co m o cierta
p rop en sió n a la tom a de r i e s g o s .36 Esta con d u cta “a n ó m a la ” se j u z g a c om o
p o sitiv a , e in clu so com o cla v e , para el fu n cio n a m ien to del sistem a de m ercado y
para garantizar su cre cim ie n to y su capacidad de in n o v a c ió n a largo plazo.
Com o d ijim os antes, no cre em os que sea relevante preguntarse si los capitalistas
tien en - i n n a t a m e n t e - distintas cla ses de actitudes o racion alid ad es en d iferentes
so c ie d a d e s - a l m e n o s si h ab lam os de so c ie d a d e s m o d e r n a s -. En cam b io, a nuestro
j u ic io , resulta central analizar si los em presarios que surgen o actúan en una
determ inada socied ad d edican su tiem p o a activ id ad es en las que pueden ganar
dinero y, al m ism o tiem p o , contribuir al progreso social - a la manera
“sm ith ia n a ”, aún cuando ello no entre dentro de sus p rop ó sito s c o n s c i e n t e s - , o si
es p o sib le que ambas cosa s no vayan de la mano - e l p rob lem a de las conductas
“sch u m p e te ria n a s” v e r s u s “ r e n t - s e e k e r s ” . En la s e c c ió n siguien te exp lorar em os
con más detalle estos temas.

34 Un punto importante que emerge de algunos de estos estudios es que en sociedades que no estimulan el
desarrollo de las actividades empresarias, los inmigrantes, no atados por las redes de valores propias de
aquellas, suelen ju g a r un rol dominante dentro de la clase burguesa.
35 Un artículo reciente (Schramm, 2003), recuerda que en los años '50 la cultura americana no parecía
favorable al entrepreneurship y que influyentes libros alertaban sobre que los EE.UU. se estaban convirtiendo
en una nación de burócratas (cuando justam ente ese país es, para muchos, la “ meca” del espíritu de
entrepreneurship).
36 Digamos que la literatura “sociológica” sobre el origen de los empresarios coincide en atribuir importancia a
las características individuales como determinantes de la decisión de convertirse en empresario.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

5) Instituciones y empresas: ¿cuáles son las relaciones?


S o le m o s pensar que A dam Smith creía que la mano in v isib le del m ercado llevaría
a los in d iv id u o s, actuando en busca de su p r ov ec h o personal, a contribuir, sin que
ello entrara en sus in te n c io n e s , al b e n e fic io de la socied ad en su conjunto. Si
bien se ha dem ostrado que Smith nunca usó el co n cep to de m ano in v isib le con el
sentido antes e xp u e sto (Grampp, 2 0 0 0 ), de to d o s m o d o s sí es cierto que teorizó
sobre las virtudes de un sistem a de m ercado en el cual actúan agentes e c o n ó m ic o s
que buscan su interés personal.
Sin em bargo, Smith, y co m o parte de su crítica a la teoría y práctica del
“m e r c a n t ilis m o ”, exp resó claramente su d e s c o n f ia n z a acerca de la naturaleza de
las in teraccion es entre los em presarios y el marco in stitu cion al o legal de una
socied ad . A sí, en la fa m o sa I n v e s tig a c ió n sobre la N atu raleza y Causa de la
R iq u ez a de las N a c io n e s (1 7 7 6 ) , Smith decía: “ The i n t e r e s t o f t he d e a l e r s ,
h o w e v e r , in a n y p a r t i c u l a r b r a n c h o f t r a d e o r m a n u f a c t u r e s , is a l w a y s in s o m e
r e s p e c t s d i f f e r e n t from, a n d e v e n o p p o s i t e to, t h a t o f t he p u b l i c ... The p r o p o s a l
o f any new law or r e g u l a t io n o f c o m m e r c e w hich c o m e s from this order, o u ght
a l w a y s to b e l i s t e n e d to w i t h g r e a t p r e c a u t i o n , a n d o u g h t n e v e r to b e a d o p t e d t i l l
a f t e r h a v i n g b e e n l o n g a n d c a r e f u l l y e x a m i n e d , n o t o n l y w i t h t he m o s t
s c r u p u l o u s , b u t w i t h the m o s t s u s p i c i o u s a t t e n t i o n . I t c o m e s f r o m an o r d e r o f
men, w h o s e i n t e r e s t is n e v e r e x a c t l y t he s a m e w i t h t h a t o f t he p u b l i c , w h o h a v e
g e n e r a l l y an i n t e r e s t to d e c e i v e a n d e v e n to o p p r e s s t he p u b l i c , a n d w h o
a c c o r d i n g l y have, upon m any o cc a s io n s , both d e c e i v e d a n d o p p r e s s e d it (c a p ítu lo
11, p á r r a f o 1 .11.264; el subrayado es nuestro). En otras palabras, Smith nos
sugiere que los in tereses privados de los capitalistas no son los m ism o s que los
de la socied ad en su conjunto, y que el Estado debería abstenerse de apoyar las
le y e s y r e g u la cio n es que aq u ellos solicitan.
La p r e ocu p ación por las r ela cio n es entre em presarios y marco in stitu cion al fue
abandonada p ro g resiva m en te dentro de la teoría e c o n ó m ic a , en particular a partir
del a d v en im ien to de la llam ada “r e v o lu c ió n m a r g in a lista ” - c o m o v im o s antes, en
general tanto los em presarios co m o el marco in stitu cion al en sí m ism o salen de
es c e n a en el cuerpo principal de dicho e n f o q u e - .
Ciertamente, Karl Marx prestó aten ció n al tema, aunque m uchas v e c e s con una
mirada bastante radical: “El g o b iern o del Estado m oderno no es más que un
com ité que adm inistra los n e g o c io s co m u n es de toda la clase b u r g u e s a “, dice el
capítulo I del M a n ifie s to C om unista. Si bien a p o s t e r i o r i la teoría m arxista ha
refinado c o n sid er a b lem en te el an á lisis del Estado c a p ita lista,37 está claro que
siempre se parte de la base de que la burguesía, o al m en os alguna/s de sus
fr acc io n e s, tiene una capacidad am plia de m aniobra para hacer que el marco
in stitu cion al y las a c c io n e s del aparato estatal se adapten a sus in te r e s e s .38

37 Así, un autor como Miliband (1969) sugiere que el Estado defiende la supervivencia del capitalismo como
sistema, pudiendo, en ocasiones, adoptar políticas que van en contra de los intereses puntuales de algunos
miembros o, incluso, de la clase capitalista como un todo. De hecho, en algunos textos el propio Marx asume
la misma posibilidad.
38 Algunos autores marxistas más recientemente han concebido que si bien no siempre el Estado adopta
políticas que están a favor de los intereses de la clase capitalista, al menos esta última tiene una gran
capacidad de “veto” frente a aquellas, en tanto tiene el control del proceso de inversión y de su
comportamiento dependen tanto los ingresos del fisco como la generación de divisas o la evolución del

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Habrá que esperar hasta los años setenta para que los e c o n o m is ta s de la corriente
principal c o m ie n c e n a pensar n u eva m en te en estas cu e stio n e s. A n n e Krueger
(1 9 7 4 ) introdujo el térm ino “ r e n t - s e e k i n g s o c i e t y ” para analizar có m o la
in terven ció n del go b iern o en p a íses en desarrollo - p o r ejem p lo, a través del
esta b le c im ie n to de aranceles o cuotas de im p o r ta c ió n - gen era in c e n tiv o s para que
los agentes privados “in v ierta n ” en l o b b y y corrupción (activida d es que son
consideradas “im p r o d u c tiv a s ”) para obtener las rentas derivadas de la
in te r v e n c ió n 39 (ver Buchanan e t a l , 1980, para un desarrollo de las ideas surgidas
en torno a la n o c ió n de r e n t - s e e k i n g s o c i e t y ) . N ó te s e que aquí, a d iferen cia de
Smith, no son los capitalistas los que tom an la in ic ia tiv a que lle v a a la aparición
de red istrib u cion es de in g resos aso cia da s a rentas im p rodu ctivas, sino el propio
Estado en su afán de in tervenir en los asuntos e c o n ó m ic o s .
En Krueger, el p ro ce so de crea ción de rentas a partir de la in terven ció n estatal es
au to -r efo rza n te, ya que los b e n e fic ia d o s se hacen d ep en d ien tes de su e x is te n c ia y
desvían recursos para m antener o expandir los r e n t a l h a v e n s . A su v e z , dado que
los retornos del r e n t - s e e k i n g se distribuyen b ásic am en te entre q u ien es realizan la
actividad de búsqueda, el poder p o lític o relativo de e sos grupos se incrementa.
Incluso dentro del propio aparato estatal, los grupos que administran las p olíticas
que crean rentas se con v ierten en d efe n so res de su m an ten im ien to - y a que de ello
depende su p o s ic ió n p o lítica (e in clu so , en m uchas o c a s io n e s , sus in g r e s o s ) - . En
c o n se c u e n c ia , se gen era un círculo v i c io s o de despilfarro de recursos y
ob stác u lo s al desarrollo.
A s im is m o , de aquí se sigue un “s e s g o ” perverso que afecta tanto a las
cap a cid ad es que las firmas privadas con sideran b e n e fic io s o desarrollar - q u e en
este caso son las de l o b b y i n g - , c om o al reclu tam ie nto de personal en el aparato
estatal - y a que la m o tiv a c ió n podría ser la bú squ ed a de las rentas a extraer de la
fun ción p ú b lica (en form a de sob ornos, por e j e m p l o ) - . En otras palabras, una v ez
creadas las rentas, es d ifícil que ellas sean temporarias (c om o, por ejem plo,
sugiere la teoría de la “industria n a c ie n t e ”), pu esto que sus b e n e fic ia r io s serán
cap aces de bloquear cualquier in ic ia tiv a de rem overlas.
Sobre b ases analíticas y m e t o d o ló g ic a s d iferentes, pero apuntando en una
d irección sim ilar en cuanto al fondo de las ideas, O lson (1 9 6 5 ) , hablará de las
“c o a lic io n e s d istrib u tiv a s” o “grupos de interés e s p e c i a l e s ” . A d iferen cia de los
con su m id o res, cu ya acción c o l e c t i v a es d ifícil, los em presarios pu eden constituir
p eq u e ñ o s grupos de presión que b uscan rentas, por ejem p lo, a través de tarifas
p ro tecc io n ista s (o los sin d ica to s pu eden presionar para aumentar los salarios de
sus a filia d o s, etc. - l o s eje m p los serían m ú lt ip le s - ) . Para O lson, salvo
e x c e p c io n e s , toda forma de o rg a n iz a ció n que n u c lea a agen tes con intereses

mercado cambiario. Para una exposición de estas ideas y una crítica a sus límites, véase Acuña (1994). En
todo caso, la idea de los “mercados” avalando o rechazando determinadas políticas públicas puede ser vista
como una ilustración de ese poder de veto.
39
Gordon Tullock (2003) reclama la prioridad de la idea, aunque no del nombre, la cual habría expuesto en un
artículo dedicado a analizar esencialmente el mismo tem a que Krueger, pero en el caso de un país
desarrollado (ver Tullock, 1967).

25
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

co m u n es está orientada a la lucha por la d istribución de la renta (rent-seeking) y


no al c r e c im ie n to .40
Otra con trib u ció n que apunta en el sentido de destacar el p eligro de que la acción
del Estado sea m anipulada en favor de in tereses privados es la llam ada “teoría de
la captura”, propuesta por Stigler (1 9 7 1 ). Según Stigler, “r e g u l a t i o n is a c q u i r e d
b y t he i n d u s t r y a n d is d e s i g n e d a n d o p e r a t e d p r i m a r i l y f o r i t s b e n e f i t ”. Aquí, a
d iferen cia de Krueger, esta m os cerca de la p rev e n c ió n de Smith, en tanto que
sería el sector privado el que tom a la in ic ia tiv a de obtener reg u la cio n e s
favorab les a sus intereses.
Si e l r e n t - s e e k i n g b e h a v i o u r o l a c a p t u r a d e l a s a g e n c i a s e s t a t a l e s es u na
p o s i b i l i d a d c i e r t a a t e n e r en c u e n t a p a r a d i s e ñ a r p o l í t i c a s p ú b l i c a s , t a m b i é n
h a b r í a o t r o p e l i g r o a e v i t a r : e l E s t a d o “p r e d a d o r ”, e l c u a l d e s a r r o l l a u na
e s t r u c t u r a i m p o s i t i v a y d e d e r e c h o s d e p r o p i e d a d t a l q u e m a x i m i c e su “i n g r e s o
n e t o ” (o e l d e l o s g o b e r n a n t e s ) , a ú n a c o s t a d e l a p r o d u c t i v i d a d d e l a e c o n o m í a y
d e l d e s a r r o l l o d e l s e c t o r p r i v a d o 41 ( B r e n n a n y B u c h a n a n , 1 9 8 0 ; O l s o n , 1 9 6 5 ;
F i n d l a y , y W i l s o n 1 9 8 7 ; L a l , 1 9 8 9 ; v e r E v a n s , 1 9 8 9 , p a r a u n a c r í t i c a ) . 42 En e s t a
v i s i ó n , el. desarrollo de la actividad em presaria se ve coartado por la extracción
de rentas por parte del E sta d o .43
F ácilm en te d e d u c im o s que, de la con ju n ció n de las ideas de r e n t - s e e k i n g , captura
y Estados predadores, surge la r e co m en d a ció n de m in im izar el cam po de acción
de las p olític a s p ú blicas - e n particular, lim itando severam en te la in te rv en c ió n en
la vid a e c o n ó m ic a 44- , y diseñar m arcos in stitu c io n a les que restrinjan al m áxim o
la p osib ilid a d de que el sector privado y los gob ern an tes d e s p lie g u e n aquel tipo
de estrategias “a n t i - s o c i a l e s ” .
P ese a sus marcadas d iferen cias, hay algo que u n ifica a los e n fo q u e s “r a d ic a le s ”
y “lib e r a le s ” : su profunda d e s c o n f ia n z a hacia toda forma de in teracción entre el
Estado y la clase em presaria, ya que cuando esa in teracción existe u sualm ente es
para generar b e n e f i c io s hacia un sector lim itado de la socied ad (gobernantes y
em presarios p o d e r o so s ) a costa del resto. Más abajo v a m os a explorar con más
detalle este su p uesto, para d iscutirlo tanto en sus b ases c o n c ep tu a les com o a
partir de la e v id e n c ia histórica, pero ahora creem os n e cesa r io presentar un
esq u em a teór ico alternativo para analizar la in teracción entre el marco

40 Un punto a destacar de esta literatura es que autores como Buchanan, Tullock u Olson no suponen de
ningún modo que los empresarios tengan inclinaciones altruistas o que estén naturalmente inclinados a
buscar ganancias a través de medios legítimos o mediante la lucha competitiva en el mercado. Más bien
suponen que, en la medida en que puedan lograr rentas a través de la influencia política, preferirán ese
camino por sobre otros más costosos e inciertos. En este sentido, el diseño institucional debe tener en cuenta
que el rent-seeking behaviour es un aspecto más de la naturaleza humana, en cualquier sociedad.
41 Un supuesto -im p lícito o explícito- en las teorías del Estado predador, es que dicho Estado se enfrenta a un
sector privado disperso y débil, que no tiene capacidad para resistir a las amenazas y presiones del gobierno
(Kang, 2002).
2 Niskanen (1971) ha propuesto la idea de que los burócratas actúan como maximizadores, y, por tanto, no
puede suponerse que operen asépticamente en el desempeño de sus funciones a favor del bien público, ya
que sus intereses individuales están siempre presentes en sus decisiones (Niskanen, 1971).
4 Ver M arcouiller y Young (1995) para un modelo donde los Estados predadores “toleran” la informalidad,
castigando al sector formal, como parte de una estrategia de maximización.
44 Todavía podríamos agregar como razón para evitar la intervención estatal la teoría de las “fallas de
gobierno”, que sugiere que las políticas que aspiran, por ejemplo, a resolver fallas de mercado tienen más
costos que beneficios debido a fallas de información, diseño y monitoreo (Krueger, 1990).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

in stitu cion al y la acc ió n empresaria, que nos guiará en buena m e d id a a lo largo


de todo el trabajo.
Aunque fue uno de los autores que contribuyó a generar la teoría del Estado
predador, los aportes de D o u g la s s North, principal representante del enfoque
“n e o - in s t i t u c io n a li s t a ”, son de gran interés para nuestro trabajo. North (1 9 9 3 )
c o m ie n z a d istin g u ien d o in s titu cio n e s y o r g a n iz a cio n es. Las primeras serían las
“reglas de j u e g o ” v ig e n te s en una so cied a d en un m o m e n to dado, e in clu y en tanto
in stitu c ion es form ales (sistem a s p o lític o s y le g a le s, d erech os de propiedad,
estructura de contratos, etc.) co m o in form ales (rutinas, costu m bre s, trad icion es
culturales, etc.). Las in stitu cio n es form ales no sólo deben existir en el papel, sino
que los agen tes tien en que creer en ellas, a la vez que es n ecesario que existan
m e c a n ism o s de e n f o r c e m e n t para asegurar su cu m p lim ie n to - e n el caso de las
in form ales, esto se da por d escon tad o, en tanto su aparición y m an ten im ien to, y
tam bién su d esap arición, supone algún m e c a n ism o d escen tra liza d o pero e f e c t i v o - .
Las o r g a n iz a cio n es, en tanto, se crean para aprovechar las oportunidades abiertas
en la so cied a d a partir del marco in stitu cion al existen te. En otras palabras, las
o r g a n iza cio n es -e n tr e las cuales se in c lu y e n las em presas, pero tam bién los
sin d ica to s, los partidos p o lític o s , e t c . - serían los “j u g a d o r e s ” del ju e g o defin id o
por el marco in stitu cion al.
Un punto en el que North hace gran h incapié es que "las in stitu cion es no son
creadas n e ce sariam e n te - n i siquiera n o r m a lm e n te - para ser socia lm e n te e fica c es ;
al contrario, las in s titu c io n e s, o por lo m en os las reglas form ales, son creadas
para apoyar los in tereses de los que tien en el poder de n e g o c ia c ió n para generar
reglas nuevas". O b via m en te, nada garantiza que esos in tereses coin cid a n con los
de la so cied a d en su conjunto. Esto es m uy relevante con sidera n do , adem ás, el
carácter p a t h - d e p e n d e n t de las in s titu c io n e s y lo d ifícil que resulta cambiarlas
aún cuando haya una exten d id a p e rce p c ió n de sus c o n s e c u e n c ia s nega tivas.
U na p osib le m anera de entender c óm o las in stitu cion es y las org a n iza cio n es
interactúan es recurriendo a la elab oración que sobre el tem a ha desarrollado,
inspirado en las ideas de teoría de los j u e g o s , A o k i (2 0 0 1 ) quien d efine a una
in stitu ción co m o “a c o l l e c t i v e l y s h a r e d , s e l f - s u s t a i n i n g s y s t e m o f b e l i e f s a b o u t a
s a l i e n t w a y in w h i c h t he g a m e is r e p e a t e d l y p l a y e d . I w i l l d e f i n e t h i s w a y in
w h i c h t he g a m e is r e p e a t e d l y p l a y e d a s t he r u l e s o f t he g a m e ... I r e g a r d the
r u l e s a s c r e a t e d e n d o g e n o u s l y t h r o u g h t he s t r a t e g i c i n t e r a c t i o n s o f a g e n t s , a n d
t hu s a s s e l f - e n f o r c i n g ”. En este caso, las in stitu cio n es son el resultado de la
in teracción de los agentes y las o r g a n iza cio n es que actúan en una s ocied ad , cada
uno de las cu ales p o se e d istintos tipos de ideas, in tereses y poder de n e g o c ia c ió n .
Al igual que en North, en to n ces, esas in stitu cio n es no n ecesariam en te reflejan el
interés social general.
Las in stitu c io n es, adem ás de otras fu n cio n es b ásicas - d i s m in u i r la incertidumbre
en la in teracción hum ana y reducir c o sto s de tran sacción en el intercam bio
m e r c a n til-, ju eg a n un rol clave al determinar el sistem a de in c e n tiv o s que
enfrentan los in d iv id u o s y que los con d u ce a ele g ir aquellas a ctiv id ad e s en las
cuales resulta más rentable - m o n e ta r ia y/o m o r a lm e n te - e sp e cia liz a rse. En otros
térm inos, las in stitu cio n e s defin en la d irección que tomará la a d q u isic ió n de
c o n o c im ie n t o s y h ab ilid ad es en una determ inada socied ad .

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

C om o se ob ser v ó más arriba, las in stitu cio n es pu eden ser tanto form ales c om o
in form ales. En el primer caso, y refirién d on o s ahora en concreto al p rob lem a de
la em presarialidad, las normas escritas - in c l u y e n d o no sólo su con ten id o sino
tam bién su estabilidad y coh eren cia, formas de im p le m e n ta c ió n y grados de
e n f o r c e m e n t - son un asp ecto central que hará más o m en o s c o s to s o y/o atractivo
desarrollar activid ad es em p resariales, e influirá sobre las formas y o r ien ta cion es
que asuman dichas activ id ad es. Las in stitu c io n e s in form ales - v a l o r e s , creen cias,
c o n v e n c io n e s , e t c . - tam bién operan sobre es o s m ism o s fe n ó m e n o s , aunque
naturalmente a través de canales diferentes y, m uchas v e c e s , más c o m p le jo s de
entender y precisar.
Sobre estas b ases, se argumenta que las o r g a n iz a cio n es y los agen tes e c o n ó m ic o s
intentarán adquirir la clase de h ab ilid ad es y c o n o c im ie n t o s que les permitan
s ob re v ivir y prosperar en el marco in stitu cion al vig en te , pero tam b ién tratarán,
según los caso s, de m antener o cambiar las reglas a fin de aumentar los
b e n e f i c io s que reciben - e s t o va en línea con la v is ió n e v o lu c io n is ta antes
exp u esta, en donde v e ía m o s una in flu e n c ia bilateral entre com p o rta m ien to de los
agen tes y estructura in s t itu c io n a l-.
A sí, habrá m arcos in stitu c io n a le s que in cen tiven , por ejem plo, la piratería o el
g a n g s teris m o , y otros que estim u len el desarrollo de algún tipo de c o m p e te n c ia
“ sc h u m p eter ia n a ” entre las o r g a n iz a c io n e s em presarias. A su v e z, no sólo el
m arco in stitu cion al formal, sino tam b ién los va lo res “in f o r m a le s ” (por ejem plo,
id e o lo g ía s ) - l o s cuales u su alm en te son más d ifíc ile s de cambiar que las l e y e s - ,
pueden ayudar u ob stacu lizar al c re cim ien to e c o n ó m ic o a través del tie m p o - y , de
h ech o , las m ism as in stitu cio n es form ales o in form ales pueden ser favo rab les en
determ inada etapa y dejar de serlo en otro m o m e n t o - .
N ó t e s e que de este marco con cep tua l bastante sim ple - y más allá de las
in ten cio n e s u o p in io n e s de los autores que, co m o North, han contribuido a
d e s a r ro lla rlo - no se d educe n ecesariam en te que el m ejor con te xto in stitu cion al
para la c o m p e te n c ia “sch u m p e ter ia n a ” sea el de un Estado “m ín i m o ” ni tam p oco
surge nin gu n a p re v en ció n e x - a n t e contra la ad o p c ión de p olític a s que intenten
m itigar fallas de m ercado o in ducir alguna forma de activid ad e c o n ó m ic a
e s p e c íf ic a . Lo que sí se sugiere es que para el d iseñ o de p o lítica s p ú blicas se
debe tener m uy en cuenta la forma en la cual interactúan in stitu cio n es y
o rg a n iz a c io n e s, de forma de evitar el tipo de f e n ó m e n o s n e g a tiv o s que antes
d esc rib im o s ( r e n t - s e e k i n g , captura, etc.).
Si bien origina lm en te pen sad o para entender los p ro ce s o s de desarrollo en los
p a íses av an za do s, este en fo q u e ha sido exten d id o al caso del m undo en
desarrollo. En este sentido, North (1 9 9 2 ) afirma que la tran sferen cia de las
in s titu c io n e s form ales v ig e n te s en los países desarrollados no basta para que los
p a íses pobres m ejoren su d es e m p e ñ o - a u n q u e en fa tiza el rol crucial de los
d erech os de propiedad en la c on stru cc ión de una e c o n o m ía de m ercad o e f ic ie n t e - .
En particular, North señala la n ece sid a d de tomar en cuenta el papel de las e l i t e s
que podrían bloquear los cam b ios n ec es a r io s - e n algu n os caso s, acom pañadas del
ap o yo popular cuando la socied a d es incapaz de percibir correctam ente los co sto s
y b e n e fic io s de los c a m b i o s - , así c om o los sistem as de creen cia s y normas que

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

podrían tener e f e c to s ad versos sobre el tipo de con d u ctas n ecesarias para lograr
el c r e c im ie n to .45
El autor hace h in cap ié en que lo importante es que en los p aíse s en desarrollo se
avance hacia una matriz in stitu cion al que f a v o rez ca la e f ic ie n c ia adaptativa. En
otras palabras, es p reciso que la socied ad estim u le la ad q u isic ió n de
co n o c im ie n t o s y el aprendizaje, la tom a de riesg os y la actividad creadora, para
que el sistem a e c o n ó m ic o pueda adaptarse efic a z m e n te frente a los cam b ios que
aparecen en un m undo caracterizado por la incertidumbre.
Esta línea de argu m entación se r ela cio n a con un sugerente trabajo de B aum ol
(1 9 9 0 ) , quien señala que la con trib u ción social del “ e n t r e p r e n e u r s h i p ’ varia
según si se dirige a activ id ad es “p r o d u c tiv a s ” (por e jem p lo, in n o v a ció n ) o
“im p r o d u c tiv a s ” (por ejem p lo, r e n t - s e e k i n g ) 46 A su v ez , dicha d e c is ió n depende
del esq u em a social de in c e n tiv o s , que determ ina las retribuciones a obtener en
cada actividad. La h ip ó tesis central del autor es que es el s e t de reglas - y no la
oferta de e n t r e p r e n e u r s o la naturaleza de sus o b j e t i v o s - lo que cam b ia de un
período o de un país a otro y define el e fec to últim o sobre la e c o n o m ía , vía
asig n a c ió n de recursos em presariales.
Sobre estas b ases, no tiene m ucho sentido preguntarse cuántos em presarios
ex isten en una socied ad , o si e llo s son o no sch u m peteria n os, sino có m o el marco
in stitu cion al afecta las d e c is io n e s de los in d iv id u os y las o rg a n iz a cio n es. A su
v e z, se abre la p osib ilid a d de intentar alterar dicho marco in stitu cion al de m odo
de cambiar las retribuciones relativas entre activ id ad es prod u ctivas e
im p rodu ctivas y favo recer una m ayor e f ic ie n c ia adaptativa - a u n q u e , c om o bien lo
muestra la exp er ie n cia, las reformas in stitu c io n a le s a gran es c a la son d if íc ile s de
llevar adelante, y la “im p o r ta c ió n ” de in stitu c io n es supuestam ente e x ito s a s no
sólo es aún más c o m p le ja sino tam bién frecuen tem en te in a p ro p iad a - (Rodrik,
2004; Morck y Steier, 2 0 0 5 ).
Un trabajo relevante en esta m ism a d irección es el de Murphy, S h leifer y V is h n y
(1 9 9 0 ). Para los autores, la a sig n a c ió n o e le c c i ó n ocu p a cio n a l de los talentos
d isp o n ib le s en una so cied a d depende del tamaño de m ercado, los ren d im ien tos a
es c a la 47 y las retribuciones relativas ob ten ib les en cada actividad. En particular,

45 Como bien lo señalan Galiani y Heymann (2005), el énfasis de la literatura institucionalista en la necesidad
de que los agentes económicos enfrenten un horizonte de previsibilidad en cuanto a sus derechos y
obligaciones, no puede llevarse al extremo de defender cualquier statu quo existente, ya que muchas veces
dichos statu quo pueden ser desfavorables para el potencial de crecimiento de un país. El problema, como
argumentan los autores, es definir cuáles son los márgenes de acción para el cambio institucional moviéndose
entre los extremos de lo que llaman “organicism o” -para el cual “ las instituciones serían producto de una
evolución no dirigida del sistema, y expresarían en cada momento algún tipo de equilibrio social” ... (por lo
cual) ... “todo intento por interferir sobre ellas sería inútil o contraproducente”- y el “constructivism o” -que
sugiere que “ las instituciones son productos de diseño, y emergen y funcionan por 'actos de voluntad
política'”- (p. 15).
46 Baumol sugiere que Schum peter -e n Capitalismo, Socialismo y Democracia- presentó una lista limitada de
innovaciones que podían perseguir los empresarios, a la cual deberían agregarse aquellas actividades que, en
lugar de dirigirse hacia fines productivos, buscan rentas, por ejemplo, a través del lobbylobbying o la
corrupción.
47 Aunque obviamente no es el objetivo de este trabajo analizar esa literatura, es útil mencionar que en los
últimos años ha resurgido el interés, dentro de la corriente principal de la teoría económica, por el papel que
las economías de escala -in te rn a s y externas a la firma- y el tamaño de mercado juegan en la transición del

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

los autores intentan distinguir, al igual que B a u m o l, entre so c ie d a d e s en las que


los talen tos se d edican prim ordialm ente al e n t r e p r e n e u r s h i p y aquellas en que se
v u e lca n al r e n t - s e e k i n g ; mientras las primeras serían so c ie d a d e s d in ám icas, las
segu n d as tenderían al e s ta n c a m ie n to .48
El c o n ce p to de “ Sistem a N a c io n a l de E n t r e p r e n e u r s h i p ”, propuesto por Chang y
K o z u l- W r ig h t (1 9 9 4 ) , es otro aporte interesante en la m is m a lín ea de ideas. El
m ism o in v olu cra “ the v a r i o u s k i n d s o f a r r a n g e m e n t s s u p p o r t i n g c o n t i n u o u s
innovation through a n e tw o rk o f p u b lic a n d p r i v a t e institu tio n a l linkages that
e n c o u r a g e r i s k - t a k i n g , learning, im it a t i n g a n d e x p e r im e n tin g , a n d can m a n a g e
the d e s t r u c t i v e c o m p o n e n t s o f e n t r e p r e n e u r s h i p - b o t h r e n t - s e e k i n g b e h a v i o r a n d
the s o c i o - e c o n o m i c c o n f l i c t w h i c h a c c o m p a n i e s c r e a t i v e d e s t r u c t i o n - “ (p. 90).
La in tu ició n detrás de este co n c ep to es que la m ayor o m enor e f ic a c ia en el
fu n c io n a m ie n to de d ich os sistem as tiene una in flu en cia d e c is iv a sobre el
d ese m p e ñ o e c o n ó m ic o de un país a largo plazo.
Un asp ecto clave en este sentido es el fu n cio n a m ien to del sistem a financiero.
Tanto an álisis de corte transversal con datos a n iv el país - K i n g y Levin e ( 1 9 9 3 ) -
com o estu d io s de c a so s n a c io n a les - c o m e n t a d o s en Morck y Steier ( 2 0 0 5 ) - ,
sugieren que un factor e s en cia l para que surjan y prosperen los em presarios
lo c a le s es un sistem a fin an ciero desarrollado, ya que ello permite tanto m o v iliza r
ahorros co m o s e le c c io n a r p r o y ecto s p rom iso rio s y d iv er sificar r iesg os. Lo m ism o
vale para a sp ec tos tales co m o la e x is te n c ia de infraestructura fís ic a y t e c n o ló g ic a
adecuada, la d isp on ib ilid a d de recursos h um anos, etc.
Sin em bargo, el c o n ce p to de sistem a nacion al de e n t r e p r e n e u r s h i p va más allá,
sugiriendo que tam b ién son relevan tes las rela cio n es y v ín c u lo s que se esta b lec en
entre los distintos agen tes y o r g a n iz a cio n es in v olu cra d o s directa o in directam ente
en el p roceso de crea ción de riqueza, y que naturalmente no siem pre son objeto o
resultado directo de a c c io n e s de p o lític a pública, sino que m uchas v e c e s
p erten ecen al cam po de las “in stitu c io n e s in f o r m a le s ” .
Con alguna e x c e p c ió n , la literatura revisada en esta s e c c ió n tiende a suponer, más
o m en os ex p líc ita m e n te , un cierto marco m a c r o e c o n ó m ic o “e s t a b le ” en el cual se
desarrollan las in teraccion es entre in stitu c io n es y o rg a n iz a cio n es. Ciertam ente,
sin em bargo, ese supuesto dista de ser adecuado cuando se analizan p aíses en
desarrollo, donde más bien la in estab ilid ad , la incertidum bre y la v o la tilid ad son
las normas y las in teraccion es entre la m icro y la m a c r o e c o n o m ía son más
com p leja s y cam biantes. Sobre este tema, crucial para el caso argentino, trata la
s e c c ió n siguien te.
6) M acroeconom ía y estrategias em presarias en entornos inestables
En una e c o n o m ía de alta vo la tilid a d e incertidum bre m a c r o e c o n ó m ic a s , la
fle x ib ilid a d para cambiar d e c is io n e s del pasado tiene un prem io, por lo que los

subdesarrollo al desarrollo (o en el más frecuente estancamiento dentro del subdesarrollo) -v e r Ray, 1998,
para una revisión de estas ideas-.
48 Sobre estas bases, muestran que mientras los ingenieros -to m a d o s como proxy de una sociedad en donde
el entrepreneurship “schumpeteriano” es importante- contribuyen al crecimiento, la proporción de abogados en
una sociedad -q u e se supone mayor cuanto más inclinada al rent-seeking está aquella- está negativamente
correlacionada con el crecimiento.

30
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

agen tes gen era lm en te elegirán con d u ctas que no im p liq u en “h u ndir” recursos en
activ id ad es con p la zos de retorno largos e inciertos. A sí, en c o n d ic io n e s en las
cu ales el d eseq u ilib rio m a c r o e c o n ó m ic o se percibe co m o “recurrente, aparecen
c o m o rentables con d u ctas de adaptación m ic r o e c o n ó m ic a que no lo serían si el
d eseq u ilib rio fuera un fe n ó m e n o esp orá d ico y p a s a je r o ” (F a n elli y Frenkel, 1996,
p. 35).
La incertidum bre vien e aso cia da , as im is m o , a la v o la tilid a d de p recio s relativos,
lo cual aum enta la “oscuridad in fo r m a tiv a ” (D on a to , 1996), d ificu ltan d o la
ev a lu a c ió n de c o sto s y b e n e fic io s y acarreando la n ece sid a d de una frecuente
r e n e g o c ia c ió n de contratos - c u y o s p la zos tien d en a a c o rta rse -, con la
c o n s e c u e n te p roliferació n de conductas oportunistas. La p referen cia por
in v e r s io n e s líquidas y el aum ento de la v e lo c id a d de rotación del portafolio de
in v e r s io n e s son tam b ién c o n s e c u e n c ia de ese escen ario (Fan elli y Frenkel hablan
de “p referen cia extrem a por la f le x i b i lid a d ”) .49
A su v e z, cuando se producen cam b ios p ron u n ciad os y no an ticip ad os en
variables macro fun d am en tales - t i p o de c am b io, por e j e m p l o - aparecen fallas de
co o r d in ación que lleva n a que se realicen tran sacc ion e s no planeadas - o no se
realicen tr an sacc ion es p la n e a d a s - y se adoptan d e c is io n e s que, ex p o s t , se revelan
erradas, lo cual naturalmente con d u ce a que algu n os agen tes e c o n ó m ic o s deban
realizar ajustes - p o r el lado fin an ciero o r e a l- (Galiani e t a l , 2 0 0 3 , hablan de
“e x p ec ta tiv a s frustradas” en un sentido m uy similar). Estos ajustes, por cierto,
repercuten sobre el resto de los ag en tes, p r od u c ién d ose en to n ce s fuertes im p actos
sobre la estructura m ic r o e c o n ó m ic a en su conjunto (nivel de dem anda, cadena de
p ag os, m o r f o lo g ía de m ercad os, etc.). Cuando una e c o n o m ía se encuentra sujeta a
e p is o d io s frecuen tes de esta naturaleza, las tran sfo rm acio n es en la estructura
m ic r o e c o n ó m i c a pueden tener carácter perm anente, afectan d o tanto las d e c is io n e s
de los agen tes en m ateria de a s ig n a c ió n de recursos co m o la propia c o n fo r m a ció n
de la estructura productiva.
Otra característica que suele estar a so cia d a a las e c o n o m ía s de alta inestab ilid ad
es el subdesarrollo de sus m ercad os fin an ciero s (recordar lo dicho más arriba
resp ecto de la im portancia de este tem a para el desarrollo de la actividad
em presarial). Com o lo señala F anelli (2 0 0 4 ) , los m ercad os fin an ciero s
con trib u yen a aumentar la p roductividad porque perm iten profundizar la d iv isió n
del trabajo social entre los que ahorran y los que invierten, entre los que
enfrentan diferentes tipos de riesg os y los que tien en diferentes p referen cias por
liqu idez . Para realizar esta tarea de co o r d in a c ió n , los m ercad os y las entidades
financieras deben producir in form ac ión sobre las características de los agen tes y
brindarles los in c e n tiv o s correctos para que realicen sus p lanes, para lo cual es
central la estructura contractual. N aturalm ente, en s itu a c io n es de in estabilidad
m acro, las tareas de b úsqueda de in fo rm a c ió n y d iseñ o y e je c u c ió n de contratos
se hacen más c o m p lic a d a s, ya que la in form ac ión d ev ien e o b s o leta a gran
v e lo c id a d y, en c o n se c u e n c ia , hay una m ayor probabilidad de que los agen tes se
e q u iv o q u e n en sus d e c is io n e s . A su v ez , si inform arse es c o s t o s o y hay más
agen tes que se eq u iv o c a n , la d is p on ib ilid a d de crédito será e s c a s a y su costo
e le v a d o debido a los c o s to s de tran sacción y la e le v a c ió n del riesgo de d e f a u l t .
En este tipo de situ a c io n es se producen más litig io s y los d erech os de propiedad

49 El corrimiento hacia activos denominados en moneda extranjera es también parte de los mismos procesos.

31
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

se tornan d ifu so s, lo cual tiende a sobrecargar de dem andas a las entidades


encargadas del e n f o r c e m e n t de los contratos y a deteriorar el fu n c io n a m ien to de
las m ism a s. En c o n s e c u e n c ia , en un con te xto macro vo lá til y con in stitu c ion e s
d éb ile s, los co sto s de bú squ ed a de inform ación , contratación y e n f o r c e m e n t
pueden resultar tan altos co m o para hacer que un p roy ecto que es rentable en sí,
deje de serlo al tomar en cuenta los g a sto s en que hay que incurrir para
financiarlo - y , a su v ez, dos p roy ecto s con igual riesgo e c o n ó m ic o pero que
tienen, por sus características intrínsecas, diferente riesgo fin an ciero , pu eden uno
llevarse a cabo u otro no (Fanelli y Frenkel, 1996).
N aturalm ente, de todo esto se d educe que los c o sto s de la in estab ilid ad macro son
c o n sid era b les y variados. En cuanto a las in v e r sio n e s en capital fijo, por ejem plo,
P in d yck (1 9 9 1 ) señala que la incertidum bre las afecta n eg a tiv a m en te en tanto que
son gen era lm en te irreversibles y generan c o sto s h undidos que pueden ser de
d ifícil recuperación en ciertas c o n d ic io n e s de m ercado, a la v e z que pueden ser
p o sp u esta s, dando a la firma la oportunidad de esperar a la aparición de n u eva
in form ac ión sobre c o n d ic io n e s de m ercado, precios, e t c .50,51 (ver tam b ién D ix it y
P indyck, 1994). E n ton ces, más que la estructura de p recio s o la tasa de in te rés,52
la estab ilid ad y la credibilidad pueden ser las variables p rin cip ales para las
d e c is io n e s de in v e r s ió n .53,54
A su v e z , Erber (1 9 9 9 ) ha argum entado que las d e c is io n e s de las firmas en cuanto
a asig n a ció n de recursos para activ id ad es de in n o v a c ió n deben ser analizadas
te n ien d o en cuenta que éstas se enfrentan gen era lm en te a un p ortafolio de
in v e r s io n e s d iv e rsifica d o . Cada alternativa de in v ersión se caracteriza por una
cierta tasa de retorno esperada, d iferen tes c o n d ic io n e s de ap rop iación de dichos
retornos, variadas form as de incertidumbre (técnica, financiera, e c o n ó m ic a ) , una
es c a la m ín im a de ga sto s, distintas fuen tes y c o n d ic io n e s de fin an cia m ien to ,
s ec u e n c ia s y t i m i n g s e s p e c íf ic o s en cuanto al d e s e m b o ls o de ga sto s, y diferentes
n iv e le s de liq u id ez y e sp e c if ic id a d de los a c tiv o s en los cu ales se invierte. En
este c on texto, las in v e r s io n e s en in n o v a c ió n y t e c n o lo g ía com p iten con otras
alternativas que enfrentan las firmas en una e c o n o m ía de m ercado, y en general
se ven más afectadas por la inestab ilid ad del entorno en tanto que suponen una
tasa de riesgo e incertidum bre m ayor que a q u e lla s55. A su v e z, el im pacto que
tienen las otras alternativas de in v ersión sobre las d e c is io n e s relativas al n iv el
d esead o de g a sto s en in n o v a c ió n es probablem ente m ayor cuando la firma no
tiene una tradición de activ id ad es t e c n o ló g ic a s incorporadas a sus rutinas.
50 En una economía sujeta a incertidumbre, puede ocurrir que, aún cuando una empresa enfrente un
aumento sostenido de su mercado, prefiera aprovecharlo a través de la importación de bienes finales antes
que invertir, considerando justam ente la irreversibilidad de las decisiones de ampliación de capacidad,
mientras que importar es una acción que puede completarse enpocos meses y de forma autofinanciada (ver
Kosacoff y Ramos, 2005).
51 Como lo señalan Dal Bó y Kosacoff (1998), aún cuando el valor presente neto de una inversión sea
positivo (la tasa de retorno esperado supera la tasa de interés), los proyectos pueden no acometerse en
situaciones de incertidumbre dada la existencia de incentivos para posponer las decisiones de inversión.
52 Naturalmente, en ciertas condiciones las tasas de interés podrían estar reflejando o descontando la
presencia de incertidumbre a futuro, pero ese no siempre es el caso.
53. La investigación empírica ha mostrado que estas decisiones son muy sensibles a la incertidumbre sobre
futuros repagos y que existe una relación negativa entre inversión y volatilidad de la rentabilidad marginal del
capital (Pindyck y Solimano, 1993).
54 De hecho, la incertidumbre sobre el futuro puede asimismo desalentar las inversiones en capital humano
por parte de los individuos, las que también son claves para el desarrollo económico.
55 “Technological possibilities are an uncharted sea” (Schumpeter, 1942, p. 118).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

La inestab ilid ad puede tener im p a ctos h e te r o g é n e o s sobre distintas ramas


p roductivas. Por un lado, al aumentar los co s to s de tran sacción - e n particular,
h acien d o más c o m p leja la n e g o c ia c ió n de contratos (y aumentando la fr ecu en c ia
de r e n e g o c ia c ió n de los m i s m o s ) - puede afectar con m ayor intensidad a los
sectores que utilizan p ro ce so s p rod u ctivo s separables, que son contractualm ente
“d e n s o s ”, y en m enor m ed id a a las ramas que em p lea n p r o ceso s de c ic lo continuo
-co n tr a c tu a lm e n te “p o co d e n s o s ”- . Estos ú ltim os corresp on den , en general, a
industrias que fabrican b ien es relativam ente h o m o g é n e o s - y usan in su m os con
sim ilares r a s g o s - y donde la incertidumbre t e c n o ló g ic a está acotada en tanto que
las características del eq u ip am ien to d efin en en gran m ed id a el tipo de producto a
obtener. En c am b io, los primeros - u n ejem p lo claro es la m e t a lm e c á n ic a - se
basan en p r o ceso s p rod u ctivo s que in c lu y e n una gran cantidad de fases
t e c n o ló g ic a m e n te in d ep e n d ien tes y la in corporación de m u ch os c o m p o n e n tes
h e te r o g é n e o s, para obtener b ien es de m u ch o m en or n iv el de estan d arización que
en las industrias de c ic lo con tin u o (D onato, 1996) -d is e ñ a r , ejecutar y monitorear
contratos es m u ch o más d ifíc il en esta situ ación , dado el am biente de
incertidum bre, la n e cesid a d de invertir en a ctiv os e s p e c íf ic o s y el esp acio que se
abre para las con d u ctas op o rtu n ista s.56
C o m p lem en ta ria m en te, sig u ie n d o a Fanelli y Frenkel (1 9 9 6 ) , en p aíses que han
atravesado p eríod os ex te n s o s de inestab ilid ad y en los cuales - e n gran m ed id a
por esa m is m a in e s t a b ilid a d - los m ercad os de capital de largo plazo son
in e x isten tes o estr echo s, las firmas que s o b r ev iv en no son n ec esar iam en te las más
cap aces para asignar e f ic ie n te m e n te recursos o para in novar, sino las que están en
ramas que son m en o s afectadas por las fallas o el carácter in c o m p le to del
m ercado financiero. Esas ramas su elen ser las de tipo capital in ten siv a s y cu yo s
in g resos son p re v isib les - e n tanto no están atados fuertem ente al c ic lo e c o n ó m ic o
ni se hallan sujetos a riesg os t e c n o ló g ic o s im p o rta n tes -. En esas c o n d ic io n e s , las
firmas que operan en esos sectores pueden aumentar más su c o e f ic ie n te de deuda
sin producir grandes saltos en sus ín d ice s de riesg o fin an ciero. Las em presas que
operan en ramas donde el ritmo de cam b io t e c n o ló g ic o es rápido, que usan
t écn ica s trabajo in ten siva s o cu ya dem anda es altam ente sen sib le al c iclo
m a c r o e c o n ó m ic o serían, en contraste, las más perjudicadas por ese tipo de
am biente m a c r o .57
Tanto el argumento de c o sto s de tran sacción co m o el de rie sg os fin an cieros
apuntan en la m ism a dirección: el tipo de estructura p r od u ctiva que se desarrolla
en un país no es ún icam en te una resultante de las señ ales de p recio s que en vía el
m ercado y las a c c io n e s de p o lítica p ú b lica que pueda adoptar el g o b ie rn o, sino
tam bién del am biente macro. Claram ente, las industrias in ten siva s en
c o n o c im ie n t o , de rápido ritmo de cam b io t e c n o ló g ic o y/o que dep en den de una
red densa de in teraccion es entre usuarios y p rov ee d ore s, están entre las
p rin cip ales afectadas por un entorno m a c r o e c o n ó m ic o vo lá til y un sistem a
fin an ciero subdesarrollado.

56 La confianza recíproca entre los agentes y el “efecto reputación” pueden disuadir la adopción de
comportamientos oportunistas en contextos de baja o mediana incertidumbre ambiental, pero no son capaces
de contrarrestar las tensiones que se originan en situaciones de gran volatilidad -e l caso argentino en los '80,
como verem os abajo, ejemplifica ese tipo de situación-.
57 En base a este tipo de argumentos podemos entender, por ejemplo, que empresas industriales de países
en desarrollo puedan invertir en la compra de tierras, ya que ello mejora su perfil para acceder al crédito (más
abajo verem os cómo se ejemplifica esta situación en el caso argentino).

33
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

P odríam os preguntarnos si las industrias in ten siva s en capital - p o r e jem p lo, las
que producen b ien es in term ed ios a gran es c a la co m o la siderurgia, la
p etroq uím ica, el alu m in io, entre o tr a s - no se verían tam b ién afectadas por la
incertidumbre y la falta de a c c e so al crédito de largo plazo. Sin em bargo, en este
tipo de activ id ad es no es d ifíc il que los g o b ie rn o s - c r e a n d o em presas p ú blicas o
subsidiando la in v ersión p r iv a d a - “r e su e lv a n ” el p rob lem a fin an ciero que se
puede presentar al m o m en to de la in v ersión in ic ial, tal co m o ha sido habitual en
un gran núm ero de p aíses a lo largo de la historia.
En e fe cto , los g o b ie rn os de los p aíse s en desarrollo pu eden intentar amortiguar el
im pacto de la incertidumbre macro por la vía de garantizar in v e r s io n e s con
rentabilidad “a se g u r ad a” a (ciertos) agentes privados m ediante p rotecció n
arancelaria, compre p ú b lico , su b sid ios y crédito p referen cial para in v e rsio n e s,
etc. (siempre que el n iv el de v o la tilid ad e incertidumbre no sea dem asiad o
ele v a d o , ya que en esas c o n d ic io n e s el m argen de acción de las p olítica s públicas
es e s tr e c h o ).58 Se trata de un cam in o que, c om o es bien sabido, ha sido recorrido
en la m ayor parte del m undo en desarrollo, aunque con éxito diverso, en las
últim as cin co d écadas - y que ya fue transitado tam b ién en el pasado por algu n os
p a íse s que h oy son d es a r r o lla d o s-. En la segu n d a parte de este capítulo v a m os a
retomar, entre otras c u e s tio n e s , este tem a crucial, pero antes es p reciso resumir
las p rin cip a les c o n c lu s io n e s de lo e xp u esto hasta aquí.
7) E m presas y em presarios: objetivos, estrategias y desem peños en la
perspectiva del D esarrollo E conóm ico
¿Qué c o n c lu s io n e s pueden extraerse de lo e xp u esto hasta ahora en este capítulo?
• En un m undo donde los m ercad os son im p e rfe cto s, ex iste incertidum bre y
racionalidad lim itada (y, por ende, co sto s de tran sacción más o m en os
e le v a d o s ) y las em presas no c om p iten só lo vía p recio s sino tam b ién por
capacidad de in n o v a c ió n y d ife r e n c ia c ió n en base a c o m p e te n c ia s y
estrategias h e ter o g én ea s, el an álisis de las con d u ctas y d e se m p e ñ o s
em p resarios es m u ch o más c o m p lejo que el h abitualm ente presente en el
en fo q u e n e o c lá s ic o c o n v e n c io n a l. A su v ez , este an álisis no es ú n icam ente
relevante para entender m ejor la d in ám ica de la c o m p e te n c ia en los
m ercad os, sino tam b ién para com prender los la zos que van desde las
estrategias y trayectorias empresarias al d es em p eñ o m a c r o e c o n ó m ic o de un
país en el largo plazo y vic ev er sa .
• En particular, em presas y em presarios ju e g a n un papel central en la
d in ám ica de la ac u m u la ció n de capital y en los p ro ce so s de cam bio
t e c n o ló g ic o y ge n er a ció n , c ircu la ció n y a p ro vech am ien to del
c o n o c im ie n t o . Su papel, en to n ce s, va m ucho más allá del de administrar
recursos dados u organizar a c tiv id ad es p roductivas de m od o eficien te.
• La tríada de c o n c e p to s e v o lu c io n is ta s “ru tin a s -m u ta ció n ( n o v e d a d e s ) -
s e l e c c i ó n ” es útil para analizar las rela cio n es entre con d u cta em presaria y

58 Por cierto, los gobiernos pueden intentar reducir la incertidumbre en cuanto a tasas de rentabilidad y, en
ciertos casos, niveles de demanda esperados (garantizando mercados cautivos), pero su capacidad de acción
es menor en otras variables igualmente relevantes como costos de transacción e incertidumbre tecnológica.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

desarrollo e c o n ó m ic o a partir de un m e c a n ism o que p o d e m o s presentar


resu m id am en te del sig u ien te m od o. En todo sistem a e c o n ó m ic o ten e m o s
tanto m e c a n ism o s de c o n s er v a ció n (rutinas) c o m o otros de cam b io - q u e se
traducen en el su rgim ien to de n u eva s em presas, t e c n o lo g ía s , etc.; estos
ú ltim os son los que garantizan el p rogreso del sistem a en el largo plazo
(ya que de otro m od o se trataría de un p ro c eso m eram ente está tico, en el
cual nunca surgiría nada n u e v o ) - . Los m e c a n is m o s s e le c t iv o s v ig e n te s
elim in an o reducen la variedad que va su rgiend o, e n d ó g en a o
e x ó g e n a m e n te , dentro del sistem a, s e le c c io n a n d o aquellas conductas,
in n o v a c io n e s , s k i l l s , etc. m ejor adaptados al am biente. D e p e n d ie n d o de
cóm o fu n cion e ese m e c a n ism o s e le c t iv o - q u e in cluy e al m ercado, pero
tam bién a las p olític a s p ú blicas, las ten d en cia s m a c r o e c o n ó m ic a s , la
acción de los grupos de interés (los cuales pueden, adem ás, buscar alterar
o influir sobre el m e c a n ism o s e le c t iv o ) , e t c . - , las conductas micro
“p re m ia d a s” podrán ser socia lm en te “p r o d u c tiv a s” (esto es, aquellas en las
que las em presas buscan ganar dinero vía in n o v a c ió n , productividad, etc.)
o “im p r o d u c tiv a s ” (i.e., “ r e n t - s e e k i n g ”, corrupción, etc.).
• Las em presas son, en una e c o n o m ía de m ercado real, un conjunto
h ete ro g é n e o que exh ibe con d u ctas, estrategias y d es e m p e ñ o s altamente
div ersos. C ualquier g e n e r a liz a c ió n y/u h o m o g e n e iz a c ió n de su tratamiento
- s e a bajo la n o c ió n de “clase c a p ita lis ta ” o de “firma re p resen ta tiva”-
im p lic a d e s c o n o c e r esta diversidad. A su v ez , poner a la d iversidad en
primer plano no es n ecesario ú n icam en te para com prender m ejor la
din ám ica m ic r o e c o n ó m ic a , sino tam b ién para analizar los p ro ce so s de
desarrollo en el largo plazo. Esto es así en tanto ju stam en te, co m o se
señaló más arriba, es la h etero ge n eid a d de con d u ctas y estrategias la que
garantiza que ex is ta una verdadera c o m p e te n c ia de ideas e in n o v a c io n e s en
la socied ad , factor crucial para el cr ec im ie n to a largo plazo. En otras
palabras, si no in corporam os la h eter o ge n eid a d y diversidad
m ic r o e c o n ó m ic a s al an álisis, d ifíc ilm e n te p od am o s com prender la
din ám ica de conjunto de un sistem a e c o n ó m ic o .
• Más allá de que existan características p erson ales que hagan a los
in d iv id u os más o m e n os in c lin ad os y/o aptos para convertirse en
em presarios, el marco in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o v ig e n te en la
socied ad tendrá una in flu e n c ia d e c is iv a sobre el tipo de activ id ad es en las
cuales ello s aplicarán sus cap a cid ad es y co m p e te n c ia s - e in clu so influirá
sobre el tipo de c o m p e te n c ia s que los em presarios buscarán desarrollar-.
A q u ella s a c tiv id ad e s pueden ser p roductivas o im p rodu ctivas, inn ov ativ as
o esp ecu lad o ras, cortop lacistas o com p ro m etid a s con el largo p lazo, según
el esq u em a de retribuciones v ig e n te en cada caso. En otras palabras, no
hay so c ie d a d e s con em presarios a p r i o r i o g en ética m en te s c h u m p e t e r i a n o s
y otras en donde predom inan los “ren tista s”, sino que son los c o n te x to s
in stitu c io n a les y m a c r o e c o n ó m ic o s los que d efin en el tipo de con d u ctas y
estrategias que serán prem iadas y/o castigadas.
• Si bien se han propuesto teorías en las que el Estado depreda y/o maniata a
la socie d a d c iv il y al sector privado, y otras en las cu ales el sector privado
- m á s bien la gran bu rgu esía c a p ita lis t a - m aneja más o m en os directam ente
al Estado según sus intereses, ambas v i s io n e s extrem as deberían ser
d esech ad as en favor de una c o n c e p c ió n que r e c o n o z c a la in teracción entre
in stitu c ion e s y o r g a n iz a c io n e s, las primeras d e fin ie n d o la con d u cta de las
segu n d as, pero éstas tratando de cam biar - o mantener, segú n el c a s o - a las

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

primeras. En este j u e g o , no puede asegurarse que las in stitu c io n e s


p r ev a lecien te s sean las “m e j o r e s ” desde el punto de v ista del desarrollo
e c o n ó m ic o y social, ya que los intereses de las o r g a n iza c io n e s más
p od ero sa s - q u e no son só lo las em presas y sus a s o c ia c io n e s , sino tam bién
los partidos p o lític o s , los sin d ica to s, etc. - pueden no co in cid ir con los de
la socied ad en g en e r a l.59
• La rela ció n entre em presas, in stitu cio n es y desarrollo e c o n ó m ic o es
cam biante a lo largo del tiem p o. Las em presas son creadas, aprenden, se
transforman y se exp an den - o achican o cierran segú n el c a s o - . Las
in s titu c io n e s tam b ién se m od ifica n , nacen o d esap arecen, tanto por la
ac ció n c o n s c ien te de la socied ad - e n general, a través del E s t a d o - c om o
por la e v o lu c ió n más o m en o s esp on tán ea de las normas culturales,
s o c ia le s , etc. A sí, por ejem p lo, m arcos in stitu cio n a les que en determ inado
m o m en to inducen a los em presarios a comportarse de m anera
“ sc h u m p eter ia n a ”, en otros pueden favo recer com p o rta m ien to s r e n t -
s e e k e r s y v ic e v e r s a - s o b r e esto v o lv e m o s más abajo al discutir el caso
co r e a n o -. Las tran sfo rm acio n es en el con te xto m a c r o e c o n ó m ic o e
internacional en el cual se d e se n v u e lv e la relación e m p r e sa - in s titu c io n e s
tam b ién in flu y e n sobre los resultados cam b ian tes de esa interacción.
• En el caso de los p aíses en desarrollo pueden darse “círc ulos v i c i o s o s ” de
e sta n c am ie n to cuando se c o m b in a una m a c r o e c o n o m ía vo lá til -
desalentan d o in v e r s io n e s en capital fijo y hum ano y en cam bio
t e c n o l ó g i c o - con un am biente in stitu cion al que favo rec e la b úsqueda de
rentas en a ctiv id ad es im productivas. El subdesarrollo fin an ciero y la
p r ev a len cia de altos co s to s de tran sacción su elen acompañar a este tipo de
escen ario. En este caso, el cre cim ien to a largo plazo se perjudica tanto por
la a u sen cia de in v e r sio n e s e in n o v a c io n e s y por la d ificultad para el
desarrollo de sectores in te n siv o s en c o n o c im ie n t o y/o de rápido ritmo de
cam b io t e c n o ló g ic o , c o m o por la orien tación de los agentes hacia la
c o n s e c u c ió n de cap a cid ad es que no contribuyen a los o b jetiv o s de
desarrollo e c o n ó m ic o y social. A ún cuando esta situ ació n lle g u e a ser
e vid en te , los cam b ios n ec es a r io s pueden ser muy d if íc ile s , en tanto que
a q u ello s agen tes que se b en efic ia n con las rentas e sp e c u la tiv a s e
im p ro du ctiva s sean cap a ces de b loquear los intentos de reforma. El p a t h -
dependence que d ificu lta tanto el cam b io in stitu cion al com o la
m o d ific a c ió n de las rutinas em presarias tam b ién puede actuar en el m ism o
sentido.
H asta el m o m e n to , h em os d iscu tid o sobre em presas y em p resarios, pero, más allá
de algún com en tario puntual, no h e m os entrado a analizar sus conductas,
d e se m p e ñ o s y roles en la d in ám ica del desarrollo e c o n ó m ic o en fun ción de
v ariables tales co m o su tamaño, form as de propiedad o estrategias de inversión.
Sin em bargo, se trata de un tem a ab solu tam ente crucial en tanto que buena parte
de la literatura e c o n ó m ic a - y de la so c ie d a d en g e n e r a l- tiende a observar con
d e s c o n f ia n z a la p re sen c ia de grandes c o rp o racion es y c o n g lo m e r a d o s (y, c om o
bien lo sab em o s, esa d e s c o n f ia n z a tam bién perm ea buena parte del debate p o lític o
59 Más en general, no tenem os una teoría clara acerca de cómo surgen las “buenas” instituciones (o por qué
muchas veces subsisten “malas” instituciones), aunque sí hay muchas explicaciones -n in g u n a exenta de
problemas- que compiten entre sí para tratar de entender esos fenómenos. Ver Shirley (2005) para un survey
de dichas explicaciones y Acemoglu (2005a) para un intento reciente de entender por qué surgen - y
persisten- instituciones “ ineficientes”.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

y aca d é m ic o en la A rgentina). En lo que sigue, en to n ce s, nos d ed icarem o s a


estudiar el rol de las grandes em presas en los p r o c es o s de desarrollo e c o n ó m ic o
desde una p e rs p e ctiv a e se n c ia lm e n te histórica.

B) Grandes empresas, conglom erados y diversificación: ¿barreras o agentes del


D esarrollo E conóm ico?

“C o r p o r a t e c r i m e , f r a u d a n d a b u s e h a v e b e c o m e l i k e t he w e a t h e r ... b i g business
is in t he p r o c e s s o f d e s t r o y i n g t he v e r y c a p i t a l i s m t h a t h a s p r o v i d e d it w ith a
f o r m i d a b l e i d e o l o g i c a l c o v e r ... ‘C o r p o r a t e s o c i a l i s m ’ - t h e p r i v a t i z a t i o n o f profit
a n d the s o c i a l i z a t i o n o f r i s k s a n d m i s c o n d u c t - is d i s p l a c i n g c a p i t a l i s t canons”
(Ralph Nader, The W a s h i n g t o n P o s t , Julio 18 2 0 0 2 )
“The l a r g e i n d u s t r i a l e n t e r p r i s e b e c a m e an e n g i n e o f m o d e r n e c o n o m i c g r o w t h in
t he c e n t u r y s p a n n i n g t he 1 8 8 0 s to t he 1 9 8 0 s , an e r a o f i n d u s t r i a l c a p i t a l i s m w h e n
t e c h n o l o g i c a l a d v a n c e p r o v i d e d t he m o s t p o w e r f u l d y n a m i c f o r t he s u s t a i n e d
g r o w t h o f n a t i o n s a n d the g l o b a l e c o n o m y ’ (Chandler e H ik in o, 1997, p. 56)

1) El papel de la gran em presa en el desarrollo capitalista


Es evid en te que en toda e c o n o m ía cap italista existe un “e c o s i s t e m a ” empresario
que in cluy e firmas de diverso tamaño, formas de propiedad, origen, antigüedad,
etc. Dentro de ese e c o s is te m a , las P yM E s, co m o es bien c o n o c id o , ju e g a n un rol
central en las e c o n o m ía s m odernas, entre otras razones, por su crucial aporte a la
g en er a ció n de e m p le o s y el alcance de e c o n o m ía s de e sp e c ia liz a c ió n .
En esta s e c c ió n , sin em bargo, querem os destacar el papel de otro agente
em presario, que go za, en gen eral, de una prensa m ucho m en os favorab le, pero
que, c om o v e re m o s, ha cu m p lid o h istórica m en te un papel clave en la d in ám ica de
cr ec im ie n to a largo p la zo en las e c o n o m ía s capitalistas: la gran empresa.
En los fun d am en tos de la m ic r o e c o n o m ía n e o c lá s ic a de libro de texto está
im p lícito el argum ento de que la gran em presa, en ú ltim a instancia, es e n e m ig a o
in co m p a tib le con el alcance de una situ ación “ó p tim a ” en térm in os de bienestar.
Esta idea hunde sus raíces en la c o n c e p c ió n de la c o m p e t e n c ia “p e r fe c ta ” c om o
ideal de m ercado, en tanto a través de ella se lograría la m ejor a s ig n a c ió n de
recursos factible. Por d e fin ic ió n , dicho ideal supone la c o m p e te n c ia atom ística
entre productores de p eq u eñ o tamaño, nin gu n o de los cu ales tiene cuota alguna de
p oder de m ercado. S ig u ie n d o la t e r m in o lo g ía introducida en los años treinta por
C ham berlin y Joan R o b in son entre otros, tod o d e sv ío de este ideal es ca lifica d o
c o m o c o m p e te n c ia “im p e r fe c ta ” o “m o n o p o lí s t ic a ” y, en d efin itiva , supone algún
tipo de redistribución de in g resos desde los co n su m id o res hacia los p ro d u c to r es.60
En esa d irección , los p ioneros de la llam ada “o rg an iza ció n in d u strial”, desde los
trabajos de Berle y M eans (1 9 3 2 ) hasta los estu d io s de M ason (1 9 3 9 , 1959) y
60 Naturalmente, las asociaciones o cámaras de productores y empresarios son juzgadas aún más
negativamente en esta literatura, y en general, dentro de la teoría económica, se las considera simplemente
como organizaciones cuyo único fin es obtener rentas a través del lobbyl (más arriba ya vim os esta misma
idea aplicada por Mancur Olson y otros autores).

37
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Bain (1 9 5 6 , 1959), van a concentrar su an álisis en las estructuras de m ercad os no


c o m p e t it iv o s (en base al fa m o so paradigm a e s t r u c t u r a - c o n d u c t a - p e r f o r m a n c e )
h acien d o h in cap ié en las barreras a la entrada y el poder m o n o p ó lic o derivad os de
la p r ese n cia de grandes corp o racion es - y sus c o n s e c u e n c ia s n eg a tiv a s en térm inos
de bienestar y e f i c i e n c i a - . 61
S im étricam en te, en la tradición m arxista tam b ién se tiene una actitud hostil a la
gran em presa. De h ech o, com o es harto c o n o c id o , el m arxism o es h ostil al
cap ita lism o en su conjunto, pero, com o ve r e m o s e n se gu id a , la gran em presa es
particularmente rechazada en tanto se supone que son los grandes capitalistas
q u ien es no sólo controlan los m ercad os sino tam bién -r eco r d a r lo v isto más
arriba-, de una u otra forma, al poder p o lítico .
Y a el propio Karl Marx, en El Capital, había señalado la t e n d en cia inm anente del
cap ita lism o al d esp la z a m ien to de la p eq u e ñ a em presa por la gran corporación,
argum entando que la propia din ám ica de la c o m p e te n c ia vía progreso té c n ic o y
e c o n o m ía s de es c a la - a s í com o las crisis p erió dicas que afectan al c a p i t a lis m o -
lleva ba n a la co n ce n tra ció n y ce n tra lizac ió n del c ap ita l62. A sí, la riqueza social
cap italista se concentra cre cie n tem e n te en p ocas m anos, abriendo el sendero para
la re v o lu c ió n social que, según esperaba Marx, fin alm en te derrumbaría el
sistema.
P oco d e sp u é s, Lenin, en su c o n o c id a obra “El im p e ria lism o , fase superior del
c a p ita lis m o ”, afirmaba que el m o n o p o lio - q u e él id e n tific ab a con la form ación de
co n g lo m e r a d o s y carteles y el p red om in io de m e g a c o r p o r a c io n e s - era la base del
im p eria lism o a través del cual los p aíses centrales e xp lotab an a la periferia. Sin
em bargo, para Lenin, “co m o todo m o n o p o lio , el m o n o p o lio cap italista engendra
in ev ita b le m e n te una t e n d en cia al e sta n c am ie n to y a la d e s c o m p o s ic ió n . En la
m ed id a en que se fijan... p recio s m o n o p o lista s , d esap arec en hasta cierto punto las
causas estim u lan tes del progreso té c n ic o y, por c o n sig u ie n te , de todo progreso,
de todo a v a n c e ” (Lenin, 1965, p. 1 2 7 ) .63
A lg u n a s décadas d esp ués, Paul S w e e z y y Paul Baran desarrollan la teoría del
“c ap ita lism o m o n o p o li s t a ”, según la cual, en las c o n d ic io n e s de fu n c io n a m ie n to

61 Naturalmente, el campo de la organización industrial ha conocido un desarrollo enorme desde los trabajos
mencionados, habiéndose abandonado hace tiempo el citado paradigma estructura-conducta-perform ance a
favor de aproximaciones más complejas y sofisticadas, que permiten abordar temas claves en el actual
escenario -p o r ejemplo, en materia de economía de la regulación, defensa de la competencia y otros-. Dicho
abandono también dio lugar al estudio de la organización interna de las (grandes) empresas, su decision
making process y sus estrategias, elementos que en el paradigma previo no eran relevantes en tanto era la
estructura de mercado la que determinaba las conductas y desempeños de las firmas. Para una visión general
de los actuales campos de trabajo dentro de la organización industrial, véanse Schmalensee y Willig (1989) y
Tirole (1988) -q u ie n también describe brevemente la evolución desde los trabajos pioneros antes
mencionados hasta los enfoques actuales en esta área-.
62 La concentración alude al incremento del tamaño de planta -consecuencia del propio proceso de
acumulación y competencia inter-capitalista-, que lleva a que tendencialm ente las pequeñas empresas se
vean desplazadas del mercado por la imposibilidad de alcanzar las escalas necesarias para competir con las
grandes unidades de producción. La centralización hace referencia a la unión de varios capitales en uno solo,
o la absorción de uno de ellos por otro -e s to es lo que hoy llamaríamos fusiones y adquisiciones-.
63 Por la misma época, Hilferding, también dentro de la tradición marxista pero difiriendo de la visión de Lenin,
señalaba que la concentración del capital y la formación de carteles y trusts, junto con la creciente
intervención del Estado, llevaban a la formación de un “capitalismo organizado” que superaba la anarquía que
Marx adjudicaba al sistema de mercado.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

de la e c o n o m ía moderna, las grandes corp o racion es tien en la capacidad para


m anipular los p recios de m ercado de m od o de evitar la caída predicha por Marx
en la tasa de ga n an cia - y , de h e ch o , pu eden por la m ism a vía apropiarse del
gru eso de los e x c e d e n t e s crecien tes que se producen en el sistem a gracias al
progreso t e c n o l ó g i c o - . Para estos autores, el c ap ita lism o , en esa fase de su
desarrollo, tiene una t e n d e n c ia inherente al esta n cam ien to y la crisis, debido a
que, por la propia ló g i c a del sistem a, el e x c e d en te gen erad o no puede ser
absorbido - p o r in s u fic ie n c ia de la dem anda e f e c t i v a - , lo cual lle v a al despilfarro,
la n ec e s id a d de uso de la p u blicidad, el arm am en tism o, la exp a n sió n del gasto
p ú blico y el im p eria lism o (Baran y S w e e z y , 1966).
Fuera de la tradición marxista, pero por la m ism a ép oca, John K enneth Galbraith
afirmaba que las grandes corp o racion es habían im p le m en ta d o , en forma con tig u a
al sistem a de m ercado, una e c o n o m ía p la n ificad a a través de la cual d isp on ían y
controlaban el uso del gru eso de los recursos d isp o n ib les en las so c ied a d es
m odernas. Para Galbraith ( 1 9 7 4 ) , estas corp o racion es “allí donde no tom an
prestado el poder del Estado, rivalizan con él... Lo que n e c e s it a la corp oración en
térm inos de in v e s tig a c ió n y desarrollo exp erim ental, de personal téc n icam en te
ca lific a d o , de obras pú blicas, de ap oyo fin an ciero de em e rg en c ia , se con v ierte en
la p o lítica pública. Lo m ism o ocurre con el a b a stec im ien to militar que sostien e la
dem anda de m u ch os de sus productos. Lo m ism o su ced e, tal v e z , con la p o lítica
exterior que j u s t if ic a el ab a stec im ien to m ilita r” . El poder e c o n ó m ic o , social y
p o lítico de estas c o rp o racion es era tan grande, según Galbraith, que se hacía
n ecesaria una d e cid id a acción del Estado para esta b lec er con troles sobre sus
op er a cio n e s, por e jem p lo, a través de le g is la c io n e s sobre precios, salarios y otras
cu e s tio n e s cla v e , aunque nuestro autor dudaba de la p o s ib ilid a d de que el Estado
se “em an cip a r a” de la tutela de las grandes em presas.
Galbraith señalaba, a sim is m o , que en las grandes em presas las d e c is io n e s ya no
eran tom adas por los d ueños sino por una g e re n cia o “ m a n a g e m e n t ” p rofesion a l,
que eran parte de lo que bautizó com o la “tec n o estr u ctu r a ” .64 A sí, la gran em presa
ya no estaría gu iad a por el o b jetivo de m ax im iz a r b e n e fic io s , sino por el de
m ax im iza r el poder de esto s eje c u tiv o s p r o fe s io n a le s a través de la exp a n sió n del
m a r k e t s h a r e de la firma. Para ello, los m a n a g e r s recurrían tanto a m ed io s
“c o n v e n c i o n a l e s ” - p o r ejem p lo, in tegración vertical, p u blicidad, e t c . - co m o “no
c o n v e n c i o n a l e s ” -e n tr e otros, la “captura” del poder p o l í t i c o - (Galbraith, 1967).
Por es o s m is m o s años, Stephen H ym er, pionero en el estu d io sobre las em presas
tran sn acio n ales (ET), p ron osticab a que hacia el año 2 0 0 0 habría “a r e g i m e o f
N o r t h A t l a n t i c M u l t i n a t i o n a l C o r p o r a t i o n s ” t h a t w o u l d “t e n d to c e n t r a l i z e h i g h -
l e v e l d e c i s i o n - m a k i n g o c c u p a t i o n s in a f e w k e y c i t i e s in t he a d v a n c e d c o u n t r i e s ,
s u r r o u n d e d b y a n u m b e r o f r e g i o n a l s u b - c a p i t a l s , a n d c o n f i n e t he r e s t o f the
w o r l d to l o w e r l e v e l s o f a c t i v i t y a n d i n c o m e ” (Hym er, 1972). Estas em presas
com p etirían a n iv el glo b a l en m ercad os o l ig o p o l ís t i c o s , y, de este m od o,
limitarían la soberanía de los E s t a d o s - N a c ió n , tanto en el m undo desarrollado
c o m o , prin cip alm en te, en los p aíses p e r if é r ic o s .65

64 Ya antes autores como Tawney o Berle y Means, habían destacado la separación de la propiedad y gestión
como un rasgo característico del capitalismo americano.
65 Para algunas visiones teóricas contemporáneas, y menos radicales, sobre las estrategias y conductas de
las ET, ver Dunning (1998), Markusen (2002) y Barba Navaretti y Venables (2004). Para lecturas más críticas,
ver Cowling y Sugden (1987) y Chesnais (1994).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Justamente desde estos p aíses, en los años sesen ta y setenta, surgía por la m ism a
ép o c a la llam ada “teoría de la d e p e n d e n c ia ”, la cual v e ía la e x p a n sió n de las ET
com o una forma de superar la te n d e n c ia a las crisis propia del c ap ita lism o -ta n to
las v in cu lad as a la caída de la tasa de b e n e fic io c o m o las aso cia da s a p roblem as
de realiz a c ión del e x c e d e n t e - por la vía de exp lotar los m ercados y/o los recursos
naturales y hum an os de los p aíses periféricos.
D ic h a e s c u e la postulab a la in v iab ilid ad del desarrollo autón om o del cap italism o
en la periferia, debido a la e x is te n c ia de re la c io n e s de d om in a ció n ejercidas por
el c ap ita lism o m o n o p o list a imperante en el m undo desarrollado. La b urguesía
n acion al de los p aíses p eriférico s era incapaz de llevar adelante un p ro ce so de
desarrollo au tón om o debido a que, h istórica m en te, habría sido un “s o c io m e n o r ”
del capital extranjero, tanto en la fase de in serció n en la e c o n o m ía m undial vía
exp o r ta cion e s primarias co m o en la etapa de la su stitu ción de im p o rtac ion es - a s í ,
Andre Gunder Frank (1 9 7 2 ) , la ca lifica b a de “lu m p e n b u r g u e s ía ”- . 66
M u ch o más recien tem en te, B o w le s , G ordon y W e i s s k o p f (1 9 8 9 ) , ante los datos
que revelaban una d e s a c e le r a c ió n en el ritmo de cre cim ien to del PBI y la
productividad en los E E .U U . en los años ochenta, afirmaban que era la
“estructura de poder del sistem a de gran em presa de la p o sg u err a ” la cau sa de que
la e c o n o m ía am ericana sufriera estructuralm ente de un enorm e despilfarro de
recursos, que podría haberse destinado - e n otra d istribución, más dem ocrática,
del poder e c o n ó m ic o y p o l í t i c o - a fom entar el co n su m o , la in v ersión y el e m p leo ,
superando e n to n c es las te n d e n cia s al estan cam ien to.
N o es p o c o importante destacar que el recelo de la e c o n o m ía ortodoxa, así com o
el de los autores m arxistas, contra la gran corp oración encaja bien con la
hostilid a d que, en general, despiertan las grandes em presas en buena parte de las
so c ie d a d e s m o d e r n a s .67 Esta h ostilidad se basa tanto en razones an álogas a las

66 Más adelante, como es conocido, Cardoso y Faletto (1969) postularon la posibilidad de un “desarrollo
dependiente” que, aunque limitado -e n particular en su capacidad de llevar prosperidad al conjunto de las
poblaciones de dichos países-, podía generar procesos de crecimiento e industrialización en los países
periféricos. Para dichos autores, además, las elites o clases dominantes de dichos países no necesariamente
estaban subordinadas funcionalm ente al capital extranjero, sino que podían actuar y pensarse como
“ burguesías nacionales”, chocando o aliándose, según los casos, con diferentes intereses empresarios
extranjeros. Sin embargo, pese a estos matices, para Cardoso y Faletto dichas elites, en la práctica,
terminaban internalizando, en sus estrategias y comportamientos, los intereses del capitalismo global.
67 En realidad, este recelo viene ya de antigua data. De Long (1998), por ejemplo, recuerda el surgimiento del
término “ robber barons” con el cual se designaba a los grandes industriales surgidos hacia fines del siglo XIX
en los EE.UU. (Carnegie, Rockefeller, Vanderbilt, etc.) para indicar que habían edificado sus ganancias en
base a la manipulación de los mercados, el desplazamiento de los pequeños productores, los vínculos con el
poder político y la explotación de sus trabajadores. El autor observa que desde 1890 existía en la sociedad
americana la sensación de que los EE.UU. habían dejado de ser una economía abierta e igualitaria debido a
la presencia de las grandes corporaciones, y que repetidamente surgieron voces y movimientos sociales
destinados a disminuir su poder económico y político. Agreguemos que, más allá de los vaivenes en la
percepción social de la gran corporación, la persistencia de esta imagen es poderosa en la sociedad
estadounidense y ha sido repetidamente trasladada no sólo al campo académico sino también al de las artes
(el film “Tucker” (1988), de Francis Ford Coppola, no es sino la puesta en escena de la confrontación - y
derrota- de un empresario individual e innovador contra los grandes intereses económicos, en este caso de
las automotrices de Detroit, en alianza con el poder político). Más recientemente, el muy leído No Logo de
Naomi Klein abreva en la misma tradición. Los escándalos de Enron, W orld Com y otras grandes
corporaciones, ciertamente, también llevan agua al molino de los críticos de las corporaciones, lo mismo que
el descubrimiento de prácticas anti-éticas con graves consecuencias para la salud de los ciudadanos por parte
de grandes firmas farm acéuticas y tabacaleras.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

exp u estas de m od o más té c n ic o por e c o n o m is ta s p r o fe s io n a le s p er te n ecien tes a


distintas corrientes teóricas - e s t o es, la gran em p resa ob tien e b e n e fic io s
“d e s p r o p o r c io n a d o s ” por la v ía de la supresión de la c o m p e te n c ia y la
“e x p l o t a c ió n ” del con su m id o r (y/o de los trab ajad ores)-, com o en otras
vin cu la d a s a la so s p e c h a de que las co rp o racion es tien en una enorm e in flu e n c ia
sobre el poder p o lític o - o son sus a s o c ia d a s - y están en c o n d ic io n e s de obtener
b e n e f i c io s particulares por esa vía - a co sta del resto de la s o c i e d a d - . En
cualquier caso, estas p e r c e p c io n e s remiten a trad icio n es ven era b les, ya que
encajan tanto con la “p r e c a u c ió n ” sm ithiana frente a los cap italistas, co m o a la
idea m arxista del Estado co m o instrum ento de poder de la clase b u rg u e sa .68
¿Es p osib le analizar las con d u ctas e im p a ctos de las grandes em presas bajo otros
lentes - y ciertam ente sin “e x c u lp a r la s ” por las prácticas p o co éticas o
directam ente a n t i- s o c ia le s que puedan llevar a d e la n te -? . Probablem ente haya
sido Joseph S chum peter el primero en formular una d efe n sa co n sisten te, desde un
punto de v is ta teórico , de la gran em p resa co m o un c o m p o n en te e s en cia l de la
din ám ica p r og r esiva del cap italism o. S chum peter con cu erd a con Marx en cuanto a
su v i s ió n del cap ita lism o co m o un sistem a que tiende de manera inm anente al
d e sp la z a m ie n to de la p eq u eñ a em presa por la gran corporación. Sin em bargo, para
Schum peter, lejos de ser éste un factor n eg a tiv o , el creciente papel de la gran
em presa es favorable para la e x p a n sió n del sistem a a largo plazo.
De h ech o, para Schum peter, en el cap ita lism o m od ern o no es la co m p e te n c ia
atom ístic a en base a p recios la que p re v a lec e, sino la c o m p e te n c ia vía in n o v a c ió n
a través de la cual las em presas buscan obtener c u a si-r e n ta s m o n o p ó lic a s
transitorias (Sch u m p eter, 1942). Esta situación, para Schum peter, no es de
lamentar, en tanto que en un m undo de c o m p e te n c ia p erfecta entre em presas
pequeñas, el ritmo de in n o v a c ió n - y , por ende, la tasa de cr ecim ie n to del
s i s t e m a - sería m u ch o m en or que en el mundo real de m ercad os “im p e r f e c t o s ”69.
De aquí las fam osa s h ip ó tes is schum peterianas que afirman la e x is te n c ia de una
rela ció n p o s itiv a entre in n o v a c ió n y poder m o n o p ó lic o e in n o v a c ió n y tam año de
firma (ver Scherer, 1992, para una d is c u s ió n de este tem a).
Hay dos fuentes de in teracción entre in n o v a c ió n y poder m o n o p ó lic o en
Schum peter. La primera es entre in n o v a c ió n y la an ticip a ción del poder
m o n o p ó lic o , y las c o n co m ita n te s rentas que se pu eden extraer de este último.
Esto im p lic a que, al m en os tem porariam ente, los in n ov ad ore s pueden (o esperan
poder) ex clu ir o desplazar a la c o m p e te n c ia del mercado por la v ía de patentes,
secretos y otras barreras a la entrada. La segu n d a fuente de in teracción es entre
in n o v a c ió n y p o s e s ió n de poder m o n o p ó lic o . U n a firma que tiene poder

68 Al presente, el tem or de un eventual mundo “gobernado” por las ET -que es incluso más fuerte en el mundo
avanzado que en muchos países en desarrollo- es de algún modo la amplificación a escala internacional del
recelo frente al poder corporativo y explica la virulenta oposición de la sociedad civil en varias naciones
desarrolladas frente al intento de adoptar un Multilateral Agreem ent on Investments (MAI) en el seno de la
OECD, el cual se temía que fuera el camino para que las ET barrieran con los últimos restos de soberanía de
los gobiernos nacionales.
69 Más aún, debemos recordar que Schum peter no sólo justificaba lo que él llamaba “ prácticas restrictivas” al
tratar sobre problemas vinculados con la competencia vía innovación, sino que de hecho pensaba que ciertas
rigideces -p o r ejemplo, en materia de descenso de precios en momentos de recesión-, eran funcionales para
la dinámica del sistema, en tanto medio para aliviar dificultades tem porarias (por ejemplo, para salvar a una
firma de la quiebra).

41
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m o n o p ó lic o en d eterm inados m ercad os puede tener ventajas a la hora de


introducir n u ev o s productos.
En cualquier caso, un ele m en to clave es que, para Schum peter, poder m o n o p ó lic o
y c o m p e te n c ia en el m ercado no son e xclu yen te s: toda renta m o n o p ó lic a a so cia d a
a capacidad in n o v a tiv a es tem poraria por naturaleza, ya que ella es en sí m ism a
una señal para que otras firmas in tenten imitar el n u evo producto o p roceso
introducido, o bien generar in n o v a c io n e s propias, en procura de captar parte de
esa g a n an cia extraordinaria.
En cuanto a la gran em presa, S chum peter señala que la m ism a puede tener ciertas
ventajas para innovar, por ejem p lo , gracias a su capacidad para ejecutar
internam ente y autofinanciar activ id ad es de in v e s tig a c ió n a gran escala.
A s im is m o , nuestro autor d estaca que hay gan an cias de e f ic ie n c ia o calidad que no
son a lcan zab les para una firma peq ueña o m ed ia n a (por ejem p lo, por capacidad
financiera, escala, etc.). En suma, la gran em presa, lejos de ser una m áquina de
extraer e x c e d e n t e s de los c o n su m id o re s, es el m otor que permite que a lo largo
del tiem p o se produzcan las in n o v a c io n e s que perm iten la red u cción de precios,
las mejoras de calidad y la aparición de n u e v o s productos en las e c o n o m ía s
modernas.
P aralelam ente, la obra de A lfred Chandler ha servido para ilustrar, desde un
punto de v is ta histórico , el papel de la gran em presa en la din ám ica capitalista.
C o n vien e citar en e x ten so al autor: “ The l a r g e i n d u s t r i a l e n t e r p r i s e h a s r e m a i n e d
a c e n t r a l i n s t i t u t i o n in t he d y n a m i c s o f m o d e r n e c o n o m i c g r o w t h . I t s e s s e n t i a l
r o l e h a s b e e n to d r i v e t e c h n o l o g i c a l a d v a n c e ... The l a r g e i n d u s t r i a l e n t e r p r i s e
b e c a m e a n i n s t r u m e n t o f t e c h n o l o g i c a l p r o g r e s s b y m a k i n g t he p r i m a r y
i n v e s t m e n t in p h y s i c a l a n d h u m a n c a p i t a l w h i c h w a s n e c e s s a r y to e x p l o i t f u l l y t he
p o t e n t i a l o f n e w t e c h n o l o g i e s ... A s s u c h, the l a r g e i n d u s t r i a l e n t e r p r i s e b e c a m e
an e n g i n e o f m o d e r n e c o n o m i c g r o w t h in t he c e n t u r y s p a n n i n g f r o m t he 1 8 8 0 s to
t he 1 9 8 0 s ” (Chandler e H ik in o, 1997, p.56).

Para Chandler (1 9 7 7 , 1990), la gran em presa m oderna aparece, en la segu n d a


m itad del sig lo X I X , en el co n tex to de la rev o lu c ió n t e c n o ló g ic a en los m e d io s de
transporte y c o m u n ic a c ió n y del surgim iento de m éto d o s que v ia b ilizaro n la
p rod u cció n en m asa de b ie n e s industriales. Según Chandler, para aprovechar las
p o te n c ia le s gan an cias de es c a la y d iv e r s ific a c ió n que podían obtenerse de d ich os
a v an ces t e c n o ló g ic o s , resultaba n ecesario garantizar el p r o c esa m ie n to de un flujo
constante de m ateriales a lo largo de todo el p roceso p rod u ctivo - d e s d e los
p r o v eed ores hasta el clien te f in a l- , de m odo de asegurar la u tiliz a c ió n e f e c tiv a de
la capacidad instalada - c o n d i c i ó n n ec esa ria para amortizar los enorm es c o sto s
fijos aso c ia d o s al su rgim ien to de la industria m o d er n a -.
De acuerdo a este autor, dicha c o o rd in ac ión no p od ía aparecer esp on tán eam en te,
y a que d em andaba la aten ció n constante de un equipo de m a n a g e r s p r o fe sio n a le s
y la in trod u cció n de una serie de nu evas cap a cid ad es o r g a n iz a c io n a le s n ecesarias
para manejar la p rod u cció n a gran escala. A sí, la corp oración m oderna surge, en
los E E .U U ., aso cia d a a lo que el autor llam a “m a n a g e r i a l c a p i t a l i s m ”, y se
con stitu y e en el v e h íc u lo principal para aprovechar las e c o n o m ía s de e sc a la de la
p rod u cció n m oderna al realizar las “ t h r e e p r o n g e d i n v e s t m e n t s ” chandlerianas
( m a n u f a c t u r i n g , m a r k e t i n g y m a n a g e m e n t ).

42
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Pero la gran em presa no es una p r ese n cia dom inante ún icam en te en la historia
e c o n ó m ic a de los Estados U n idos. Tam bién ha ju g a d o un rol central en varias de
las estrategias de desarrollo tardío más ex ito s a s en los ú ltim os dos s ig lo s. Las
exp er ien cia s de Japón (con sus z a i b a t s u y k e i r e t s u 10) y Corea (con los c h a e b o l s ) 11
ilustran claram ente este argumento, pero, por cierto, la gran em presa fue tam bién
p rotagon ista d e c is iv a de la in d u strialización , por ejem p lo, en Suecia, Francia,
H olanda, Suiza o A l e m a n ia .72 In clu so, más recien tem en te, en Taiw án, país del
Este A s iá tic o que suele asociarse con un estilo de desarrollo con m ayor p resen cia
de P yM E s, la gran firma tiene un rol clave en la e c o n o m ía del país, e sp e c ia lm e n te
en las ramas más in ten siva s en t e c n o l o g í a 73.
Paralelam ente a la r e - e v a l u a c ió n del papel de la gran em p resa en el desarrollo
capitalista, tam b ién se han revisad o las ideas acerca de su relación con el Estado.
Tanto para el m arxism o c o m o para la teoría n e o c lá s ic a , toda relación E s t a d o -
em presa que in volu cre algún grado de in teracción , n e g o c ia c ió n o coo p er a ció n
directa es, a p r i o r i , s o s p e c h o s a de ser el resultado o el p r o le g ó m e n o de algún
acto de corrupción o una tran sferen cia de rentas - e n el caso de la e sc u e la
n e o c l á s i c a - , o, en el m arx ism o, de ser la c o n s e c u e n c ia del so m e tim ie n to del
Estado a las n e c e sid a d e s del gran capital.
Para te ó r ico s “h e t e r o d o x o s ” c o m o Galbraith (1 9 7 4 ) , en tanto, las rela cio n es entre
burocracias p ú blicas y privadas son el resultado de un intercam bio de favores que
genera in tereses com p artidos o s im b ió tic o s en base a los cu ales se adoptan
d e c is io n e s que, en general, tien d en a contem plar e x c lu siv a m e n te las n ec e s id a d e s
de am bos esta m en to s, y que sólo in cid en talm en te pueden generar b e n e fic io s para
el resto de la soc ied a d (la com u n id a d de in tereses ob servad a en el “co m p lejo
m ilita r -in d u s t r ia l” de Galbraith e j e m p lific a bien esta idea).
En la literatura más reciente, las rela cio n es entre Estado y gran em presa tien d en a
ser vista s bajo una óp tica algo diferente. Este d esp la z a m ien to ocurre, adem ás,
co n c o m ita n te m en te , desde p er sp ec tivas teóricas - e i d e o l ó g i c a s - bien
diferenciadas.
A sí, por ejem p lo, el B a nco M undial, en su fa m o so reporte sobre el E a s t A s i a n
M i r a c l e , señala que “the h i g h - p e r f o r m i n g A s i a n e c o n o m i e s t e n d to h a v e f o r m a l
i n s t i t u t i o n s t h a t f a c i l i t a t e c o m m u n i c a t i o n a n d c o o p e r a t i o n b e t w e e n t he p r i v a t e
a n d p u b l i c s e c t o r s , w h e r e b y r e n t - s h a r i n g r u l e s c a n be m a d e t r a n s p a r e n t a n d

70 Los zaibatsu eran grupos empresarios familiares diversificados que protagonizaron la primera etapa de la
industrialización japonesa iniciada con la Restauración Meiji en la segunda mitad del siglo XIX. Luego de la
segunda guerra mundial fueron disueltos por el gobierno de ocupación estadounidense, pero surgieron
nuevos grupos -q u e aunque con formas organizacionales nuevas comparten en general la tendencia a la
diversificación-, varios de ellos basados en los antiguos zaibatsu, denominados ahora keiretsu -lo s cuales,
importante es aclararlo, no siempre son grupos familiares (ver Aoki, 1990b)-. Antiguos y poderosos grupos
como Mitsui, Mitsubishi o Sumitomo ejemplifican el pasaje de zaibatsu a keiretsu recién comentado.
71 Los chaebols son grupos familiares diversificados, en general nacidos luego de la Segunda Guerra Mundial.
Al presente, el mayor conglomerado coreano -Samsung- factura, a escala global, más de 100.000 millones de
dólares.
72 Por cierto, este rol ha sido en muchos casos estimulado desde los propios gobiernos. Así, Amsden (2001)
ha afirmado que “national leaders, in 'the rest' (se refiere al mundo en desarrollo), all shared one
characteristic: they tended to be a product of governm ent promotion ('targeting')” (p. 193).
73 Amsden (2001) menciona que en Taiwán las firmas “ pequeñas” en el sector electrónico están facturando
entre U$S 300 y U$S 800 millones anuales. El grupo Acer, especializado en informática, en tanto, factura a
escala global más de U$S 15 mil millones anuales.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

w h e r e b y e a c h p a r t i c i p a n t c a n be a s s u r e d o f a s h a r e o f r e n t s . T h e s e a r e, in e f f ec t,
an i n s t i t u t i o n a l i z e d f o r m o f w e a l t h s h a r i n g a i m e d p r i m a r i l y a t w i n n i n g the
s u p p o r t a n d c o o p e r a t i o n o f b u s i n e s s e l i t e s ” (B an co M undial, 1993, p. 181 - e l
subrayado es n u e s tr o -). Los co n s e jo s de d elib e ra ció n ( d e l i b e r a t i o n c o u n c i l s )
im p lem e n ta d o s en Japón, o m e c a n ism o s sim ilares adoptados en Corea, M a la sia y
Singapur, son ju z g a d o s por el B a n c o c o m o m ed io s útiles para el intercam bio de
in form ac ión y la form u lac ión de c o n s e n s o s p ú b lic o -p r iv a d o s en torno a tem as
clave de la estrategia de desarrollo y la p o lític a e c o n ó m ica .
Com o señala H aggard (1 9 9 4 ) , con este tipo de afirm a cion es el B a nc o Mundial
contradice su v is ió n tradicional (que es la predom inante en la corriente
n e o c lá s ic a , según v im o s más arriba), según la cual las rela cio n es entre Estado y
em presas deben ser “a r m ’s l e n g t h ”, ya que describe un m undo en el que existe n
fallas de co o r d in a c ió n y de m ercado que hacen que ese tipo de rela cio n es no sean
d ese a b les desde el punto de v ista de los o b jetiv o s de desarrollo e c o n ó m ic o . Por el
contrario, ahora el B a nco argum enta que la e x is te n c ia de m e c a n ism o s form ales e
in form ales de c o m u n ic a c ió n y n e g o c ia c ió n puede facilitar, en ese c on te xto, la
coo p e ra ció n entre Estado y sector privado y mejorar, así, la calidad de las
p olític a s públicas.
S ig u ien d o con el ejem p lo asiático, una de las áreas en donde el rela cio na m ien to
p ú b lic o -p r iv a d o fue m uy in ten so, al m e n os en el caso coreano, es la fin a n c ie ra .74
A sí, un autor ha señalado que “ t he g o v e r n m e n t a n d l a r g e p r i v a t e e n t e r p r i s e s in
S o u t h K o r e a s h o u l d b e v i e w e d a s c o n s t i t u t i n g an i n t e r n a l o r g a n i z a t i o n ... A s
s u c h , e x t e n s i v e i n t e r v e n t i o n b y the g o v e r n m e n t w i t h S o u t h K o r e a ’s f i n a n c i a l
s y s t e m c a n b e v i e w e d a s an i n t e r n a l c a p i t a l m a r k e t an d, c o n s e q u e n t l y , i t c o u l d
h a v e l e d to a m o r e e f f i c i e n t a l l o c a t i o n o f c r e d i t t h a n p o s s i b l e in a f r e e m a r k e t
f i n a n c i a l s y s t e m ’ (Lee, 1992, p. 187 - e l subrayado es n u e s tr o -) . Si bien, com o
v e r e m o s más adelante, estas rela c io n e s no dejarían de generar problem as en el
largo p lazo, fueron cru ciales para que se m aterializara el rápido p ro ce so de
ac u m u la ció n de capital ob servad o en aquel país a partir de los años sesenta.
R e firié n d o se ahora al caso de Japón, en donde los v ín c u lo s entre sector p ú b lico y
sector privado fueron tam b ién estr echo s, Peter Evans nos dice que “ t he t i e s
b e t w e e n t he b u r e a u c r a c y a n d p r i v a t e p o w e r h o l d e r s a r e r e i n f o r c e d b y the
p e r v a s i v e r o l e o f M I T I a l u m n i , w h o t h r o u g h a m a k u d a r i ( t h e ‘d e s c e n t f r o m
h e a v e n ’ o f e a r l y r e t i r e m e n t ) e n d up in k e y p o s i t i o n s n o t o n l y in i n d i v i d u a l
c o r p o r a t i o n s b u t a l s o in the i n d u s t r y a s s o c i a t i o n s ” (Evans, 1995, p. 50). Esa
cir cu la ció n de personal entre sector p ú b lico y sector privado resultó, según
Evans, un ele m en to cla v e para garantizar la e f ic a c ia de las in te rv en cio n es de
p o lític a industrial lleva d a s adelante en Japón. N o es casual, en cualquier caso,
que se haya p opularizado la exp resión “J a p a n I n c .” para referirse a las estrechas
r ela cio n es entre Estado y grandes em presas en aquel país.
En c o n s e c u e n c ia , contrariam ente a las v i s io n e s trad icio n ale s, rela cio n es estrechas
entre grandes em presas y Estado pueden ser favo rab les al desarrollo e c o n ó m ic o
¿En qué c o n d ic io n e s puede darse esa a s o c ia c ió n virtuosa? Un con c ep to a nuestro
j u ic io útil en este sentido es el de “au ton om ía en raizad a”, propuesto por Evans

74 En general, todo proceso de “industrialización tardía” y ya desde el siglo XIX -hablam os de Francia o
Prusia, por ejemplo-, implicó una fuerte transferencia de recursos (públicos) hacia la naciente burguesía.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

( 1 9 9 5 ) . Según el autor, un Estado puramente au tón om o puede derivar o bien hacia


la “d e p r e d a c ió n ” del sector privado, o bien hacia la form u lac ión de planes
te cn o crá tic o s desarrollistas con e s c a s a p o sib ilid a d de éxito en la práctica. A la
v e z , un Estado puramente “en ra iza d o ” puede ser fácilm en te presa de los intereses
privados, y degenerar en c lie n te lis m o y corrupción.
La c o m b in a c ió n de au ton om ía y en raizam ien to, en cam b io, supone un Estado que
tiene capacidad para persegu ir metas autónom as - p e r o basadas en intereses
c o l e c t i v o s - y al m is m o tiem p o p o s e e una red de con tactos y re la cio n e s con el
sector privado que perm iten que los p r o c es o s de d iseñ o, im p le m e n ta c ió n y
m on itore o de las p o lític a s p ú blicas se hagan sobre la base de una m ejor
in form ac ión y de una estructura m o tiv a c io n a l más adecuada al o b jetivo de
m o v iliz a r al sector privado en pos de las estrategias d efin id as c o m o d ese a b le s
desde el Estado.
Sobre estas b ases, Evans señala que, a d ifer en c ia de la s u p o s ic ió n habitual entre
los ec o n o m ista s , no tod os los “r e n t a l h a v e n s ” son ig u ales en cuanto a sus
c o n s e c u e n c ia s . Mientras que algu n os pueden dar lugar a in e f ic ie n c ia s exten d id as
y despilfarro de recursos - l a h ip ó te sis “k ru egerian a”- , otros pueden generar
respuestas “sch u m p e te ria n a s”75. El que se verifiq u e una u otra alternativa - o
cualquier otra c o m b in a c ió n in t e r m e d ia - depende e sen c ia lm e n te del marco
in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o , así co m o de las cap a cid ad es del Estado y el tipo
de rela cio n es que esta b le z c a con el sector privado en cada caso.
Esto no im p lica, com o va de suyo, creer que las s o sp ec h a s sobre el accion ar de
las co rp o racion es y sus r ela cio n es con los p oderes p ú b lico s sean siempre
infundadas. Por el contrario, la e v id e n c ia muestra que la corrupción ha estado
presente, en m ayor o m en or m edida, en casi todas las ex p er ien cia s de
in d u strialización y desarrollo e c o n ó m ic o m o d e r n a s.7677 A s im is m o , la gran

75 Y aquí estamos hablando no sólo de los casos de Corea o Japón, sino también de Alem ania o EE.UU. -
suponemos que los lectores saben, por ejemplo, que este último país fue uno de los más proteccionistas del
planeta durante décadas-. Esto, por cierto, no habilita a que otras naciones traten de hacer lo mismo para
replicar el éxito estadounidense, sino simplemente acredita el hecho de que el Estado ha intervenido en casi
todas partes para fom entar el desarrollo industrial, y que lo ha hecho usualmente “creando” rentas.
76 Por ejemplo, un trabajo reciente, al describir la situación de Canadá a mediados del siglo XIX, afirma que:
“Although railroads built honest fortunes ..., much evidence points to corruption on a huge scale” ... “A British
lobbyist h ir e d . to lobby members of parliament wrote: 'I do not think there is much to be said for Canadians
over Turks when contracts, places, free tickets on railways, or even cash was in question”...”Virtually every
important politician now moonlighted as a railway officer or director, and railway subsidies remained a huge
drain on Canadian governm ent finances. Current, past, and future Prime Ministers Francis Hincks, Alexander
T. Galt, and John A. MacDonald, respectively, and most of their cabinet ministers all had railway ties” ...
“One important lesson to draw from this brief overview is the venerability of state patronage of business and
the profundity of what we would now characterize as corruption. Mercantilism in the form of state subsidized
ventures owned or run by a tiny elite was commonplace. This same elite monopolized all business, politics,
church, and the judiciary” (M orck et al, 2005).
77 Según Foldvary (1997), una buena parte del proceso de transferencia de tierras en los EE.UU. durante el
siglo XIX estuvo asociado a actividades de tipo rent-seeking, incluyendo fraudes y corrupción a gran escala
que permitieron a algunos intereses económicos concentrados captar una porción sustancial de las tierras
repartidas por los gobiernos. En una perspectiva ideológica muy diferente, Aglietta (1979) coincide en señalar
que el avance hacia el Oeste a mediados del siglo X IX desató una “extraordinaria oleada de especulación,
rapiña y monopolización de tierras por todos los medios violentos posibles” (p. 52). Obviamente, esto no
excluye que, paralelamente a estos procesos, también se haya repartido al menos parte de la tierra a pioneros
y familias individuales, a través de instrumentos tales como la Homestead Act, lo cual marca una diferencia no
menor con lo sucedido, por ejemplo, en la mayor parte de América Latina.

45
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

em presa no se ha abstenido de explotar sus v in c u la c io n e s con el poder p o lítico


para obtener b e n e fic io s particu lares78. La supresión deliberada de la co m p e te n c ia
en el m ercado tam b ién form a parte de las estrategias que usan esas e m p r e s a s 79.
Importante es recordar, sin em bargo, que en las so c ie d a d e s avanzadas se han ido
adoptando rem ed io s para limitar este tipo de prácticas - l e g i s l a c i ó n de d e fe n s a de
la c o m p e te n c ia , m e c a n ism o s de su p ervisión de las finanzas corporativas, c ó d ig o s
de conducta, e t c . - , que si bien im p erfec to s, no han dejado de acotar el im pacto de
las estrategias a n t i- c o m p e titiv a s y del r e n t - s e e k i n g .
El punto es, en to n c es, que no n e c e s it a m o s suponer que los grandes capitalistas o
las m e g a co rp o racion es de los p aíses e x ito s o s son guiadas por fin es humanitarios
o que c om p iten ún icam en te con “m e d io s l i m p i o s ”80. T a m po co d e b e m o s creer que
nunca logran extraer rentas del Estado o de los c o n s u m id o r e s ,81 o que no
esta b le cen rela c io n es con el Estado en donde se “intercam bian f a v o r e s ” - p o r
ejem p lo, entregando dinero para engrosar los b o lsillo s de los fun cion arios o para
financiar cam pañas p o lítica s a cam b io de la r ecep ció n de s u b sid ios, créditos,
contratos, e t c . - . 82 Todo lo que es p reciso entender es que, en los p aíses que han
alcanzado altos n iv e le s de desarrollo, las con d u ctas “a n t i - s o c i a l e s ” de las
em presas han estado con ten id as por una estructura in stitu cion al que ha evitado
que el r e n t - s e e k i n g kruegeriano o las estrategias a n t i- c o m p e titiv a s predominaran
en el largo plazo sobre las estrategias basadas en la c o m p e te n c ia
“s c h u m p e t e r ia n o -c h a n d le r ia n a ” - o que, al m e n o s , ha h ech o que los “intercam bios
de f a v o r e s ” derramaran sobre la socied ad b e n e fic io s en térm in os de crecim ien to
e c o n ó m ic o , e m p leo , in v e r s io n e s en infraestructura, e t c .- .
En este sentido, una cu estió n clave a tener en cuenta es que, en m u c h o s caso s, la
in d u strialización tardía v in o de la mano no sólo de grandes em presas, sino de la
form ación de c o n g lo m e r a d o s o grupos e c o n ó m ic o s de carácter d iv er sifica d o y/o
vertica lm en te in tegrados. D ad o que ha sido habitual que, co m o v e re m o s
en segu id a , esto s grupos sean ob serv ad os c om o e x p o n en te m á x im o de las
conductas r e n t - s e e k e r s , es n ec esa r io analizar có m o pu eden ser en ten d id o s desde
la ló g ic a de la teoría e c o n ó m ic a . A esto se d ed ica la siguien te secció n .

78 Tomemos como ejemplo el caso alemán. Hacia fines del siglo XIX, una de sus industrias más poderosas
era la del acero, la cual era favorecida tanto por un fuerte proteccionismo como por la tolerancia, e incluso la
protección legal, de los cartels. Los historiadores han señalado que gracias a sus relaciones con el gobierno,
estos grandes conglomerados tuvieron un rol determinante en el establecimiento de aranceles proteccionistas
y pudieron bloquear los intentos legislativos por restringir los cartels (Webb, 1980; Lambi, 1962).
9 Según Best (1990), a comienzos del siglo XX, la US Steel pasó de una estrategia basada en el liderazgo
tecnológico a otra centrada en la sujeción de sus competidores vía el control del insumo básico de la industria:
el mineral de hierro. El mismo autor relata como la General Motors -ju n to con Firestone y Standard Oil-
compraron los sistemas de transporte urbano de pasajeros en 44 ciudades americanas para reem plazar los
trolleys eléctricos y asegurarse de que en el futuro dichos sistemas operaran en base a derivados del petróleo.
A su vez, Aglietta (1979) describe cómo los capitales financieros dueños de las principales empresas
ferroviarias se expandieron y acapararon enormes extensiones de tierras en la segunda mitad del siglo XIX
gracias a la concesión de inmensos territorios y préstamos baratos por parte del Estado, las amenazas a las
comunidades rurales para que cedieran los mejores terrenos y el dominio sobre los pequeños productores.
80 Todavía a mediados del siglo XX una figura pública como W inston Churchill afirmaba que en Gran Bretaña
muchos pensaban que “ la actividad industrial era exclusividad de ladrones em prendedores” (citado en Acuña,
1994, p. 49).
81 Según Morck y Nakamura (2005), los exitosos zaibatsu y keiretsu japoneses eran “enthusiastic political
rentseekers”.
82 Kang (2002 y 2003) describe vívidamente lo extendido de esta lógica de relacionamiento público-privada
en el caso coreano.

46
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

2) Grupos económ icos y conglom erados: la perspectiva de los países en


desarrollo
Y a hace casi tres décadas N a th a n iel L e f f (1 9 7 8 ) señalaba que la m ayor parte de
los que estudiaban el papel de los grupos e c o n ó m i c o s 83 en p aíses en desarrollo
fo ca liz a b a n su aten ción en el poder m o n o p o lís t ic o o en las c o n e x io n e s p olíticas
de esto s agen tes em presarios. Contrariamente, L e f f intentó entender, sig u ien d o en
cierta m ed id a los aportes antes m e n c io n a d o s de L eib en ste in y anticipando las
a p lic a c io n e s que tendría lu e g o el en fo q u e de co sto s de tran sacción , el
su rgim ien to de los grupos en dich os p aíses c om o una forma de resolver
im p e r f e c c io n e s en los m ercad os de factores o productos.
A n tes de en fo carn o s en esta p ersp ectiva, sin em bargo, parece prudente señalar
que la c o n g lo m e r a c ió n - i n c l u y e n d o aquella orientada hacia activid ad es
t e c n o ló g ic a m e n te no r e la c io n a d a s - no es patrim onio e x c l u s iv o de los p aíses en
desarrollo.
S ig u ie n d o a Chandler (1 9 8 2 ) , los grupos industriales en las e c o n o m ía s
desarrolladas fueron originalm ente: i) un m ed io para permitir que con ju ntos de
em presas pudieran cooperar a través de arreglos contractuales le g a le s y ii) un
m e c a n ism o que facilitó que algu n os grupos de em presas fueran adm inistrados en
form a más efic ie n te desde una o f ic in a central.
Com o el propio Chandler lo señala, los grupos fueron form ados in ic ialm e n te para
obtener un control del m ercado. M ientras que la primera de las v ías m en cio n a d as
en el párrafo anterior (la cual fue seguida, por e jem p lo, en A le m a n ia - a través de
los c a r t e le s - ) buscab a ese ob jetivo a través de la c o o p e ra ció n contractual, la
segu n d a - e l cam in o adoptado en E E . U U . - , lo hacía a través de la e f ic ie n c ia
adm inistrativa.
En un p rincipio, en los E E .U U . las estrategias de d om in io del m ercado se
llevaron a cabo vía in tegración vertical (fin es del siglo X IX ). La in tegración
resultaba e se n c ia l para garantizar un flujo con tin u o de p rod u cció n , así co m o la
red u cció n de co sto s y la ad o p ción de se r v ic io s y personal e s p e c ia liz a d o s para
atender las n e c e s id a d e s del m a r k e t i n g en m ercad os de gran escala. Estos primeros
grupos integrados fun cion ab an e f ic ie n te m e n te gracias a la co o rd in ación
adm inistrativa, al tiem p o que su propio é xito en constituirse en org a n iz a cio n es
cap a c es de producir y ven d er en m asa ayudó a conform ar fuertes barreras a la
entrada para n u e v o s com p etid ores.
Más adelante, h acia los años v ein te, los grupos industriales com en z a ron a
d iv ersificarse hacia líneas de p rod u cción relacionad as, ap rovech an d o tanto sus
in v e r s io n e s previas en activ id ad es no industriales - q u e proveían de ser v icio s
c o m u n e s al c o n g lo m e r a d o - , co m o p rincipalm ente las cap a cid ad es t é cn ic a s y
g e r e n c ia le s en áreas tales co m o m a r k e t i n g , in v e s tig a c ió n y p la n ific a c ió n
(Chandler, 1982). La d isp on ib ilid a d de esto s a ctiv os, junto con la baja en la tasa
de retorno en los sectores de op era ció n origin a les, fueron los factores
m o tiv a d o r es de la primera olead a de d iv e r s ific a c ió n . A su v e z, la ad o p c ión de la

83 Leff (1978) define a los grupos económicos como un conglomerado de firmas que operan en distintos
mercados bajo un control empresarial y financiero común.

47
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

form a de or g a n iza c ió n “m u lt id iv is io n a l” fue c o n s e c u e n c ia de la d iv e r sific a c ió n ,


pero lu eg o facilitó la e x p a n sió n de los grupos hacia n u ev o s sectores y m ercados.
En los sesen ta aparece la te n d e n c ia hacia lo que Chandler llam a
“c o n g lo m e r a c ió n ” - d i v e r s i f i c a c i ó n hacia activ id ad es no r e la c io n a d a s-. Sin
em bargo, la p e r f o r m a n c e de este tipo de estrategia resultó, al m e n o s en el caso de
los E E .U U ., m en os rentable que la d iv e r s ific a c ió n hacia áreas v in c u l a d a s .84
Si en Chandler el origen de los grupos se rela cio na con la bú squ ed a de e f ic ie n c ia
adm inistrativa, en W illia m s o n (1 9 8 5 ) el c o n ce p to clave es el de c o s to s de
transacción. Para W illia m s o n , las d e c is io n e s de in tegración vertical pueden ser
com p ren d id as en m uchas o c a s io n e s co m o una bú squ ed a de ec o n o m iz a r c o sto s de
transacción. Lo m ism o ocurre con las estrategias de d iv e r sific a c ió n . A sí, el autor
señala que los c o n g lo m e r a d o s pueden funcionar co m o m ercad o s internos de
capital, in clu so con ciertas ventajas in fo r m a c io n a le s sobre los m ercados de
capital extern os - y a L e f f (1 9 7 9 ) había tam b ién anticipado esta m ism a idea para
los grupos em presarios en los p aíses en desarrollo (ver más ab a jo )-.
D es d e esta p ersp ectiva, dado que los c o sto s de tran sacción su elen ser m ayores en
los p aíses en desarrollo que en las n a cio n es avanzadas, por las au sen cia s o
im p e r fe c c io n e s en los m ercados, la inestab ilid ad e c o n ó m ic a e in stitu cion al, etc.,
no es sorprendente encontrar que en los prim eros la forma de grupo o
c o n g lo m e r a d o adquiera habitualm ente una p r ese n cia fuerte o in clu so dom inante -
sobre esto v o lv e m o s e n s e g u id a -.
La p o s e s ió n de a ctiv os in tan gibles de naturaleza t e c n o ló g ic a tam b ién abre la
p osib ilid a d de d iv e r s ific a c io n e s hacia otros m ercad os en donde esos activ os
puedan ser ap ro vech ad o s. Por e jem p lo, A m s d e n e H ik in o (1 9 9 4 ) señalan que la
cantidad y calidad de los a c tiv os que p o s e e la em presa madre ( “f l a g s h i p ”)
determ inará las p o s ib ilid a d e s de exp a n sió n d iv er sifica d a del c o n g lo m era d o vía
e x p lo ta c ió n de las extern alid ad es te c n o ló g ic a s .
Para P enrose (1 9 5 9 ) , en tanto, la d iv e r s ific a c ió n p rovien e de la continua
ac u m u la ció n de recursos o r g a n iz a c io n a le s que forman una reserva de “se rvicio s
p r o d u c tiv o s ” internos que pueden ser e m p lea d o s en n u eva s activ id ad es. Según
P en rose, la d isp on ib ilid a d de esta reserva dispara un p roceso de bú squ ed a de
nu eva s oportunidades, en tanto los m a n a g e r s intentan encontrar formas de utilizar
d ich os recursos de manera productiva. En este p ro ce so , el c re cim ien to y la
d iv e r s ific a c ió n de la em presa no sólo apuntan a explotar e c o n o m ía s de
d iv e r s ific a c ió n ( s c o p e ) sobre el c o n o c im ie n t o existen te, sino que tam bién llevan
a un in crem en to acu m u la tivo en el s t o c k de c o n o c im ie n t o d isp on ib le para la
firm a.85
Por cierto, en m u c h o s caso s la ac ció n estatal ha sido la promotora, directa o
in d irectam en te, de la form ación de grupos y c o n g lo m er a d o s . Tal co m o lo señala

84 Varios trabajos empíricos confirman esta relación para otros casos (ver, por ejemplo, Hoskisson y Hitt, 1990
y Singh y Montgomery, 1987, citados en Song y Cho, 2002), aunque también hay estudios que no encuentran
evidencia al respecto (ver Kock y Guillen, 2001).
85 Song y Cho (2002) testean la teoría de la firma que ellos denominan como “resource-based” -q u e tiene
tanto elementos de Penrose como de otros autores más modernos- para el caso de la expansión diversificada
de los grupos coreanos, encontrando evidencia estadística que sugiere que la misma podría explicar dicho
caso.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Chandler (1 9 8 2 ) , las le y e s a n t i t r u s t adoptadas en los E E .U U . desde fin es del


sig lo X IX , al dificultar la form ación de acuerdos in te r -e m p r e sa s, fav o r ecie ro n los
p r o ceso s de fu sio n e s y a d q u isic io n e s que llevaron a la form ación de m e g a -
corp o racion es que, e v en tu a lm e n te, c o m o ya v im o s , se integraron verticalm en te
y/o d iv ersificaro n hacia otras áreas. En otras o c a s io n e s , la acción estatal fue más
directa, y apuntó a prom o ver deliberadam ente la form ación de c o n g lo m er a d o s
d iv e r s ific a d o s (el caso coreano, que an alizarem os más abajo, es el más notorio en
este s e n t i d o ) .86
Hasta aquí h em os revisado b revem en te algunas razones dadas para com p ren d er el
su rgim ien to de grupos o c o n g lo m e r a d o s en los p aíses desarrollados. Sin embargo,
esta forma em presarial, co m o ya m e n c io n a m o s antes, tam b ién ha estado
usu alm en te presente en los p ro c es o s de in d u strialización tardía en n u m erosos
p a íse s en desarrollo.
N a th a n iel L e f f fue uno de los prim eros autores en intentar entender ese fe n ó m e n o
desde la ló g i c a de la teoría e c o n ó m ic a . Según L eff, en c o n d ic io n e s de
in form ac ión im perfecta, m ercad os red u cid os y d esig u a l d istribución de las
cap a cid ad es de ahorro, los grupos su stitu yen , im p erfecta m en te, las fu n c io n e s de
un m ercado de cap itales y, por tanto, ayudan a hacer viab le el p roceso de
ac u m u la ció n de capital en los p aíses en desarrollo. A s i m is m o , los grupos pueden
m o v iliz a r internam ente recursos e in su m os para superar im p e r f e c c io n e s en los
m ercad o s de productos y factores. En tanto, su p articipación en diversas
a ctiv id ad e s m ejora la cir cu la c ió n de los flujos de in form ación y ayuda a reducir
la incertidum bre que rodea las d e c is io n e s de in v ersión y p rod u cció n en los países
en desarrollo (L eff, 1976, 1 9 7 8 ) .87
En e fec to , segú n L eff, la au sen cia de m ercad os que permitan manejar el riesgo y
la incertidum bre e c o n ó m i c o - p o l í t i c a ayuda a exp licar uno de los rasgos clave del
patrón de exp a n sió n de los grupos: su entrada en líneas de p rod u cció n
d iv e rsific a d a s. Si bien podría suponerse que este patrón se debe ex clu s iv a m e n te
al tam año relativam ente p eq ueño de los m ercad o s d o m é stic o s - l o que d ificu lta el
alcan ce de e c o n o m ía s de e s p e c i a l i z a c i ó n - , para L e f f lo más importante es que la
d iv e r s ific a c ió n p o s e e un atractivo o b v io en las e c o n o m ía s sujetas a incertidumbre
y/o en situ a cio n es de cam b io estructural rápido. El autor tam b ién argum enta que
los grupos, a través de la in tegración vertical, han buscad o evitar la d ep en d en cia
de p r o v eed ores m o n o p ó lic o s u o l i g o p ó l ic o s y /o com pradores o lig o p s ó n ic o s .
Esta j u s t if ic a c ió n del papel de los grupos no im pide al autor esb oza r una serie de
críticas frente a su p r ese n c ia dom inante en m u ch o s p aíses en desarrollo. D e sd e el
punto de v ista e c o n ó m ic o , según L e f f (1 9 7 9 ) , la e x is te n c ia de grupos con un
fuerte poder de m ercado podría tener, entre otras, las sig u ien tes c o n s e c u e n c ia s
negativas: in e f ic ie n c ia está tica en la asig n a ció n de recursos (vis a v i s una

86 La preferencia de los Estados por promover empresarios locales no es, naturalmente, exclusividad de los
países que hoy son considerados “en desarrollo”: Hogfeldt (2005) argumenta que la socialdemocracia sueca,
que gobernó a dicho país durante décadas, estaba activamente interesada en que el sector corporativo
estuviera en manos de fam ilias locales, a las cuales suponía más susceptibles de ser controladas vía presión
política.
7 Por cierto, la existencia de políticas públicas de promoción -que en muchas ocasiones han favorecido más o
menos abiertamente a los grupos de capital local en los países en desarrollo- también juega en el sentido de
reducir la incertidumbre al momento de decidir inversiones en nuevos sectores.

49
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

situ ació n de libre c o m p e te n c ia ), agravam iento de los p rob lem as de distribución


del in greso, e xten d id as “in e f ic ie n c ia s X ” - d e b i d o a la falta de presión
c o m p e t it iv a - , retardo del progreso t e c n o ló g ic o y p resio n es inflacion arias -
derivadas de la p resen cia de p recios rígidos que, a su v e z, surgen de la
o l ig o p o l iz a c i ó n de m ercados.
A s im is m o , L e f f señala que en los p aíses en desarrollo u su alm en te no ap lica una
j u s t if ic a c ió n que podría admitirse en los p aíses desarrollados para la e x iste n c ia
de firmas con fuerte poder de m ercado - e l in ce n tiv o a la r ealiza ción de
a ctiv id ad e s de in v e s tig a c ió n y d e s a r r o llo -, ya que los grupos basan su e xp a n sión
en la im p ortac ión de t e c n o lo g ía (aunque ve r e m o s que esta crítica puede ser
d iscu tib le). A esto se suma la p r esu nción de que esto s grupos tien en una fuerte
in flu e n c ia sobre la d e fin ic ió n de las p olíticas p ú blicas, todo lo cual, segú n el
autor, contribuye a la antipatía frente al cap ita lism o que es usual en buena parte
del m undo en desarrollo. Sin em bargo, para L e f f la relación causal no va desde la
in flu e n c ia p o lític a hacia la exp a n sió n de los grupos, sino más bien al revés: es el
crecien te poder e c o n ó m ic o de este tipo de or g a n iz a c io n e s lo que in crem en ta su
capacidad de presión sobre el poder p o lítico .
De cualquier m od o , estas críticas no lleva n a L e f f a proponer c om o s o lu c ió n la
d esap arició n de los grupos - a u n q u e sí sugiere limitar su poder de m ercado y la
m agnitud de las d istorsio n es que crea su p r e s e n c ia - , en tanto sus estrategias de
in tegración y d iv e r s ific a c ió n no sólo les perm iten obtener b e n e fic io s en térm inos
de n iv e le s de p roductividad y tasas de retorno frente a otros com p etid o r es, sino
que v ia b iliz a n la in trod u cción de t e c n o lo g ía s y la r ealiza c ión de in v e rsio n e s que
no serían factib les en e c o n o m ía s dom inadas por em presas pequeñas.
R ec ie n te m e n te , varios trabajos han recuperado la idea de que los c o n g lo m era d o s
en los p aíses en desarrollo surgen por la e x is te n c ia de fallas de m ercado y c o sto s
de transacción. Por ejem plo, A ch i e t a l (1 9 9 8 ) señalan que en aq u ellos países
donde ex iste n v a c ío s in stitu c io n a les, los c o n g lo m e r a d o s pu eden proveer una
so lu c ió n “ s e c o n d - b e s t ” e f e c tiv a para re solver las fallas de m ercado e x iste n tes.
S ig n ific a tiv a m e n te , entre las h ab ilid ad es para superar tales fallas los autores
m e n c io n a n , adem ás de cap a cid ad es corporativas, escala, c o n o c im ie n t o s de
m ercad os y rela cio n es p erson ales, el poder para influir sobre las d e c is io n e s de
p o lític a pública.
En la m ism a línea, Fism an y Khanna (1 9 9 8 ) argumentan que los grupos
d iv e r sific a d o s son “facilitad ores del d e sa r r o llo ”, en tanto que, gracias a que
cuentan con m ercad os internos de cap itales y trabajo, pueden ayudar a desarrollar
la activid ad industrial en r e gion es atrasadas, donde el sector p ú blico ha fallado
en proveer se r v ic io s b á s ic o s - e . g . infraestructura-, hay carencia de recursos
hum an os ca lific a d o s y redes de p rov eed ores y/o es d ifícil obtener fin an cia m ien to .
Un h ech o clave para el debate sobre los grupos en los p aíses en desarrollo es que
su d iv e r s ific a c ió n suele incluir activ id ad es no v in c u lad as con sus cap acid ad es
previas. Y a v im o s c o m o Chandler señalaba que este tipo de d iv e r s ific a c ió n
resultaba m e n os rentable m ic r o e c o n ó m ic a m e n t e que aq u ella dirigida hacia
a ctiv id ad e s relacionad as. A s im is m o , com o señ ala B isa n g (1 9 9 6 ) , v i s a v i s la
e x p a n sió n h acia activ id ad es co lig a d a s basada en la p o s e s ió n de activ os
in tan gib les propia de las corp o racion es en los p aíses desarrollados, la

50
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

d iv e r s ific a c ió n en los p aíses en desarrollo puede aparecer c o m o un in d icio de


“r e n t - s e e k i n g ” em presario que estaría basado, en el m ejor de los caso s, en el
usufructo de algunas de las ventajas em ergen tes de su carácter corporativo - c o m o
el a c c e so diferen cial al crédito, por e j e m p l o - y, en el peor escen ario, en su m ayor
capacidad de a c ce so o in flu en cia sobre los d e sp a c h o s o fic ia le s .
Frente a esto, se han propuesto algunas ideas destinadas a entender la ló g ic a de la
d iv e r s ific a c ió n “no re la c io n a d a ” en los p aíses en desarrollo desde un punto de
v ista diferente al que surge de la p er sp e ctiv a “r e n t - s e e k i n g ”. Por ejem plo,
A m s d en e H ik in o (1 9 9 4 ) argumentan que los grupos en los p aíses en desarrollo,
al m en os en las etapas in ic ia le s de su p ro ce so de e xp a n sión , no cuentan con
cap a cid ad es t e c n o ló g ic a s propias, sino que avanzan en base a la im p ortac ión de
te c n o lo g ía . En ese p r o c eso , sin em bargo, acum ulan una serie de cap a cid ad es
v in culad as a la eje c u c ió n de p ro y ec to s y el m anejo de plantas industriales que
tien en , en buena m edida, un carácter “g e n é r i c o ” tal que les permite m ov erse
relativam ente rápido hacia n u ev o s s e c t o r e s .88
En una lín ea similar, B isan g (1 9 9 6 ) adscribe la d iv e r s ific a c ió n al
ap ro vech am ien to de extern alid ad es basadas en "funciones corporativas"
v in cu lad as a activ id ad es tales co m o a d q u is ic ió n /g e n e r a c ió n de t e c n o lo g ía s
blandas, a c c e so a in form ac ión , d iseñ o y m on itore o de estrategias de m ediano
p lazo, in tern alización de algunas fu n cio n es financieras y articulación con el
sistem a bancario, entre otras. Estos a ctiv o s in tan gibles corp orativos pueden
tomar diversas form as, in cluyen do: i) la in form ac ión que es captada/generada por
la a g e n c ia central permite abrir oportunidades de n e g o c io s en d iv ersos sectores
con un único costo inicial; ii) p u blicid a d m a s iv a institucional; iii) la capacidad
de g e s tió n en rela cio n es in stitu cio n a les, c o n o c im ie n t o de formas de n e g o c ia c ió n ,
m anejo y d ifu sión de t e c n o lo g ía s blandas, e t c .89
En tanto, K ock y G uillen (2 0 0 1 ) argumentan que los grupos e c o n ó m ic o s en los
p aíses en desarrollo se d iv e rsific a n en base a sus cap acid ad es de e j e c u c ió n de
p ro y e cto s y de m anejo de plantas industriales - l a tesis de A m sd e n e H ik in o - . Sin
em bargo, tam b ién afirman que in ic ialm en te surgen debido a la e x is te n c ia de
alguna clase de p r o te c c io n is m o - s e a co m ercial o contra la in v ersión extranjera-,
sin el cual no podrían com p etir con las firmas es ta b lecid a s de los países
desarrollados. Esto les permite com e n za r sus n e g o c io s en base a sus “c o n t a c t o s ”
lo c a le s y el a c c e so a recursos d o m é s t ic o s y fuen tes de t e c n o lo g ía extranjeras - l o
cual daría lugar a las m en c io n a d a s estrategias de d iv e r s ific a c ió n hacia áreas no
c o l ig a d a s - . L u eg o, la im portancia de dich os “c o n t a c t o s ” decaería, a m ed id a que
los grupos maduran y adquieren aquellas cap a cid ad es gen éricas y la habilidad
para superar fallas de m ercado. Si esta e v o lu c ió n es e xito sa, el propio p roc eso de
exp a n sió n y aprendizaje corporativo llevaría en algún m o m en to a revertir las
estrategias previas de d iv e r s ific a c ió n y al surgim iento de una te n d e n c ia hacia una
p rog resiva co n cen tració n de las activ id ad es en los r esp ec tiv o s c o r e b u s i n e s s .

88 Amsden (1997), refiriéndose al caso de Hyundai, señala que el éxito de la empresa parece explicarse por el
hecho de que en cada expansión secuencial empleó su propio staff técnico, el cual posteriormente fue
utilizado para continuar con el proceso de diversificación intra-grupo.
89 Por cierto, también se han mencionado casos en donde la diversificación no relacionada se basó en la
búsqueda de ganar influencia política frente al gobierno, como habría sido el caso de México (Ross Schneider,
1998).

51
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

U n a h ip ó te sis sem ejante ha sido ap licad a al caso de Chile (Paredes y Sánchez,


1996). Según estos autores, los grupos e c o n ó m ic o s responden a distintos
o b jetiv o s d ep en d ien d o del grado de desarrollo en el que se encuentra la e c o n o m ía
de origen. A sí, en una etapa in icial, los grupos proveerían de m e c a n ism o s que
u sualm ente son su m in istrad os en los países desarrollados por la e x is te n c ia de
m ercad os "completos". Al avanzar el p ro ce so de desarrollo - y , P a r i p a s s u ,
aparecer in s titu c io n es que com p leta n m ercad os y ayudan a reducir c o s to s de
t r a n s a c c ió n -, el n iv el de d iv e r s ific a c ió n de los grupos iría d eclina n do , y estos se
concentrarían en activ id ad es en las cu ales pueden aprovechar sus a ctiv os y k n o w
h o w e s p e c íf ic o s . La p o s ib ilid a d de obtener e c o n o m ía s de e sc a la a partir del
ap ro vech am ien to de d ich os a c tiv os se refuerza con la e x p a n sió n hacia el exterior
vía ex p o rta cio n es e in v ersión directa, la cual, según observan los autores
m en c io n a d o s , tiende a darse, al m en os en el caso ch ilen o , en las activid ad es
"nucleares" de cada g ru p o .90
F inalm ente, tam b ién se ha afirmado que los c o n g lo m e r a d o s d iv e r s ific a d o s pueden
ser un agente empresario adecuado para p aíses que quieran adoptar una p o lítica
industrial s e le c t iv a en procura de transformar su aparato p rod u ctivo. A d e m á s de
permitir prescindir de las E T 91 - c o m o ocurrió en Corea o Ja p ó n -, esos
c o n g lo m e r a d o s presentan la ventaja de que, al no tener sus in tereses con cen trad os
en algún sector particular, podrían acom pañar más fá c ilm e n te los cam b ios de
prioridades de los g o b ier n os en m ateria de p o lític a industrial. A su v e z, la
e x is te n c ia de p o c o s actores privados con cen trad os fa cilita las tareas de
n e g o c ia c ió n y m onitoreo.
Por supuesto, ello requiere la p resen cia de un Estado con au ton om ía y capacidad
burocrática al estilo w eb e rian o, para evitar el peligro de la captura y el r e n t -
s e e k i n g - v e r R o ss S ch neid er ( 1 9 9 8 ) - . En este sentido, el m o d e lo presentado por
Kang (2 0 0 2 ) puede ser una m anera in teresante de analizar los p o sib le s resultados
derivad os de la in teracción entre un sector em presario concentrado en p oco s
grupos d iv e r s ific a d o s y el Estado. Para el autor, en una situación en la cual el
Estado es “c o h e r e n t e ” - e s t o es, es capaz de formular preferencias
in d ep e n d ie n tem en te de p resio n es s o c ia le s y p olítica s y tiene control interno sobre
la b u ro cr a cia -, el Estado y los grupos d iv e r s ific a d o s son “rehenes m u tu o s ” y
pueden e ven tu alm en te acordar estrategias que, al tiem p o que satisfagan los
in tereses em presarios, puedan prom o ver el alcan ce de o b jetiv o s “d es a rr o llis ta s ”
(si d ich os o b jetiv o s son p o lític a m en te v a li o s o s para el g o b ie r n o ) - . En cam bio, si
el Estado es “f r a g m e n ta d o ” - e incapaz por tanto de form ular preferencias
in d ep en d ien tes o controlar su propia b u r o cr a c ia -, lo que te n e m o s es el
pred om in io del “ r e n t - s e e k i n g ’ al estilo kruegeriano, sin que se alcan cen
o b jetiv o s “d e sa rr o llis ta s ” y con m ayor n iv el de corrupción que en el caso anterior
- p o r la propia fragm en tación del Estado frente a un sector privado p o d e r o s o - 92,93.

90 Chudnovsky, Kosacoff y López (1999) observan tendencias similares en firmas provenientes de otros
países de América Latina.
1 Naturalmente, prescindir de las ET puede o no ser un objetivo deseable según la perspectiva teórica que se
adopte, así como también en función de las características del país del que se trate. No es aquí el lugar para
discutir in extenso los pros y contras de estrategias de desarrollo basadas en firmas nacionales vs. otras
lideradas por la inversión extranjera -h a y casos que ilustran ambas posibilidades, tanto en sus éxitos como en
sus fracasos-, pero al final del trabajo haremos algunas reflexiones en ese sentido.
92 Para Kang (2002), en las democracias avanzadas tenderían a coexistir un Estado con poderes limitados
sobre la sociedad civil y un sector empresario menos concentrado que en los países en vías de

52
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Para com p letar esta s e c c ió n es n ecesario referirse a los n u m e rosos trabajos que
en los ú ltim os años se han d ed icad o a analizar la variedad de formas que asum en
la propiedad y el “g o b ie r n o ” corporativos ( c o r p o r a t e g o v e r n a n c e ) en el
cap ita lism o y las c o n s e c u e n c ia s de esas diversas formas, tanto en el plano micro
c o m o en el m a c r o e c o n ó m ic o .
Esto es relevante en tanto que dicha literatura tiende a sugerir, con m ayor o
m en or én fa sis, que el tipo de cap ita lism o an g losa jó n (donde la propiedad de las
firmas está repartida entre m iles de ac cio n ista s y el control es ejercido por un
m a n a g e m e n t p ro fes io n a l) es la m ejor alternativa en la m ateria .94 Dado que, en
general, los grupos o c o n g lo m e r a d o s en los p aíses en desarrollo no han segu id o
ese paradigma, sino que más bien se han tendido a m antener bajo control y
gere n c ia m ie n to familiar, cabría explorar si ello no ha sido en detrim ento de su
e f ic ie n c ia - o si no ha traído otro tipo de c o n se c u e n c ia s n e g a t i v a s - .
En este sentido, una serie de trabajos recien tes ha tratado de demostrar que el
cap ita lism o de tipo fam iliar es perjudicial tanto para las e c o n o m ía s de los países
re sp ectiv o s - p o r ejem plo, h aciend o que el país c rezca más le n t a m e n te - co m o para
la e f ic ie n c ia m ic r o e c o n ó m ic a , los m e c a n is m o s de g e st ió n y la capacidad
in n ov ativ a de las firmas - a d e m á s de las c o n s e c u e n c ia s n ega tivas en materia
p olítica, por la gran in flu e n c ia de esas “e l i t e s ” propietarias, que naturalmente
tendrían grandes ventajas para d edicarse a activ id ad es r e n t - s e e k i n g (C la es s en s ,
2003; Morck y Y e u n g , 20 03; Morck e t a l , 2 0 0 4 ) - . En realidad, d ich os trabajos se
enlazan con h ip ó te s is más antiguas respecto del carácter “co r to p la c is ta ” de la
g e stió n empresaria familiar, que afectaría particularm ente su com p r o m iso con la
in n o v a c ió n y la in v ersión en industrias m odernas, así co m o con otras relativas a
las c o m p lic a c io n e s que su elen estar aso cia da s con la su c e s ió n en las em presas
fam iliares, c o m p lic a c io n e s que en m uchas o c a s io n e s pueden llevar a la
d e ca d en cia o la quiebra de dichas em presas (ver Colli, 2 0 0 3 ).
Frente a estos argum entos, caben algunas r e fle x io n e s destinadas a relativizar su
v a lid e z general. En primer lugar, aún la m e n c io n a d a literatura sobre c o r p o r a t e
g o v e r n a n c e re co n o ce la notable variedad existen te al resp ecto, m ostrando además
que las grandes em presas fam iliares, si bien son naturalmente d om ina n tes en los
p aíses en desarrollo, no son una e x c lu s iv id a d de estos ú ltim os - l o s casos de
Suecia, B é lg ic a , D in am arca o Suiza, por ejem plo, ilustran esta a fir m a c ió n - . De
h ech o, el cap ita lism o fam iliar es la variedad de g o b ie rn o corporativo más usual
en todo el m undo (La Porta e t a l , 1999; C olli, 2 0 0 3 ). E r g o , no parece ló g ic o
suponer que siempre ha sido n o c iv a para el desarrollo empresario o el
cr ec im ie n to e c o n ó m ic o .

industrialización, con lo cual ninguno de ambos “ polos” de la relación tendría suficiente poder como para
imponerse sobre el otro y la cantidad de corrupción generada sería menor que en las otras configuraciones.
93 Lamentablemente, al presente todavía no se comprenden bien los mecanismos a través de los cuales
surgen los Estados “desarrollistas” (o coherentes) -v e r Doner et al (2005) para una tentativa de explicación
aplicada a Asia-.
94 El muy relevante y actual debate acerca de si hay o no un conjunto de instituciones “óptimas” para el
funcionamiento del capitalismo excede los propósitos del presente trabajo. Bástenos decir que mientras que
buena parte de los economistas modernos piensan que sí lo hay - y la expansión de disciplinas
internacionales en diversas áreas de política pública (por ejemplo, en la OMC) opera en la misma dirección-,
la revisión de la evidencia empírica e histórica sugiere, a nuestro juicio, lo contrario (ver Rodrik, 2004; Chang,
2002).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En segu n d o lugar, la m ism a literatura tam bién re co n o ce que el p red om in io de


dicho tipo de firmas en los p aíses en desarrollo no es sino una c o n s e c u e n c ia de
un d e ficien te fu n c io n a m ien to in stitu cion al, con lo cual p olític a s tend ientes
s im p lem en te a convertir los grupos e c o n ó m ic o s m anejados fam iliarm en te en
corp o racion es al estilo e sta d ou n id en se están destinadas p rob ablem ente al fracaso
(M orck y Steier, 2 0 0 5 ) 95.
Por e jem p lo, la no separación de la propiedad y el control pueden deberse a una
situación de subdesarrollo del sistem a fin an ciero, así com o a la falta de
adecuadas garantías para los accio n ista s m inoritarios. A sí, el p red om in io de
em presas fam iliares en m u ch o s p aíses puede deberse a que los inversores
in d iv id u a les pueden ser reacios a poner su dinero en so c ie d a d e s anónim as por
d e s c o n fia n z a hacia los m e c a n ism o s de control y falta de r eg u la c io n e s le g a le s que
protejan sus d erech os en forma apropiada, por lo cual pueden preferir invertir en
em presas m anejadas por fam ilias de “buena r e p u ta c ió n ” (M orck y Steier, 2 0 0 5 ).
Los m is m o s factores pueden contribuir a entender por qué los herederos de las
fam ilias dueñas de las grandes em presas prefieren m antener el control de las
m ism a s, en 96lugar de deleg arlo en m a n a g e r s p r o fe s io n a le s y d iv ersificar sus
in v ersion es.
En tercer lugar, la propiedad co n g lo m e ra l fam iliar puede ser, a sim ism o , una vía
adecuada para facilitar la tran sferen cia de c o n o c im ie n t o , roles y rutinas entre
g en e r a c io n e s y em presas, con stitu y e n d o , en to n ces, bajo ciertas c o n d ic io n e s , una
m anera e f ic ie n te de organizar las activ id ad es e c o n ó m ic a s (M orck y Steier, 2 0 0 5 ).
A s im is m o , se ha n egad o que ex is ta una correlación n eg a tiv a entre p r ese n cia de
firmas fam iliares y p oten cial de in d u strialización - l o s c a so s de Corea y Japón son
un buen ejem p lo en co n tr a rio - (C olli, 2 0 0 3 ).
Por ú ltim o, el p rob lem a de la s u c e s ió n familiar. Com o lo señala C olli (2 0 0 3 ) , la
in v e s tig a c ió n reciente m uestra que la forma en que se resu elv e dicha su c e s ió n - y
los im p actos que e lla tiene sobre el destino de la em presa r e s p e c t i v a - varían
según el con te xto cultural, legal y e c o n ó m ic o en el cual se produce. Por lo tanto,
no se pu eden hacer g e n e r a liz a c io n e s al respecto.
Tal v e z un en fo q u e interesante de este punto in volu cre adoptar una p ersp ectiva
dinám ica, h acien d o h incapié en el carácter e v o lu tiv o del cap ita lism o fam iliar y
sus p o s ib le s b ifu r cac io n e s. Si bien un cap ita lism o de ese tipo tendería a
renovarse p erió d ic am e n te por la natural ocurrencia de ca m b io s en el am biente en
el que se d e s e n v u e lv e n las em presas, s u c e sio n e s fam iliares, etc. - h a c ie n d o que el
grupo de fam ilias líderes va y a r en ován d ose a través del t i e m p o - , podría tam bién
ocurrir que la e l i t e dom inante pretenda m antener su poder aún a ex p en sa s del

95 “The presence of the family firm in an economic system is largely - i f not completely- due to asymmetric
information, a turbulent environment, and a legal system unable to secure and enforce property rights” (Colli,
2003, p. 9).
96 Khanna y Palepu (1997) sugieren que los grupos familiares -q u e suponen la existencia de lazos
sanguíneos que generan confianza entre los actores involucrados- pueden ser un buen substituto de los
mercados cuando no hay confianza en los mecanismos regulatorios, el enforcement de los contratos o el
sistema financiero (naturalmente, mientras los miembros de la familia no se peleen, cosa usual en países
como el nuestro).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

desarrollo e c o n ó m ic o , gen eran do m e c a n is m o s que le permitan preservar sus


a ctiv o s y evitando el surgim iento de p o te n c ia le s c o m p e t id o r e s .97
En este sentido es útil citar a Thurow (1 9 8 9 ) , quien d istin gu e entre
establishm ents y oligarquías. En am bos caso s se trata de e l i t e s p od erosas que
gob iern an sus p aíses, pero “ the c e n t r a l g o a l o f a n e s t a b l i s h m e n t is to e n s u r e t h a t
t he s y s t e m w o r k s s o t h a t t he c o u n t r y w i l l in t he l o n g r un b e s u c c e s s f u l . A n
e s t a b l i s h m e n t is s e l f - c o n f i d e n t t h a t i f the s y s t e m w o r k s a n d i f t h e i r c o u n t r y d o e s
w eb, they w i l l p e r s o n a l l y do w e b ... In c o n t r a s t an o l i g a r c h y is a g r o u p o f
insecure individuals who amass f u n d s in s e c r e t S w i s s b a n k a c c o u n t s ’ (p. 40 5).

Com o señalan Morck y Steier (2 0 0 5 ) , puede ocurrir que lo que in ic ialm en te es


establishm ent, con el correr del tiem p o se transforme en olig arq u ía (esto
ocurriría, naturalmente, si los herederos de los prim eros em p resarios carecen de
las aptitudes y/o actitudes de los p io n ero s). Un asp ecto particularmente dañino de
esta transform ación c on sistir ía en que la olig arq u ía diseñaría in stitu cio n es que
p rotegen e x c lu s iv a m e n te sus in tereses, d e sp re ocu p án d ose de la situ ación de los
dem ás agen tes e c o n ó m ic o s , en tanto sus in g resos y fortuna no están atados a la
m ejor o peor suerte del país en el que actúan.
De to d o s m o d o s, lo que q u erem os resaltar es que las p e rsp e ctivas sobre la
em p resa fam iliar han cam b iad o m u ch o en las ú ltim as dos décad as, lleva n d o a que,
al presente, ya no sea con sidera d a co m o sin ón im o de in e f ic ie n c i a o r e n t - s e e k i n g ,
sino que, por el contrario, se la en tienda com o una forma org an iza tiva que no
s ólo puede ser e fic a z en entornos con d e fic ie n c ia s in stitu cio n a les, sino que
tam b ién puede tener una in flu e n c ia p o s itiv a en p r o ces o s de in d u strialización
tardía (ver C olli, 2 0 0 3 ). Lo que hay que analizar, e n to n ces, son los co n tex to s y
las formas de actu ación concretas de las em presas fam iliares, en b ú squ ed a de
determinar si forman parte de e s t a b l i s h m e n t s u oligarquías, tem a absolutam ente
cla v e para el debate del caso argentino que nos p r o p o n em o s realizar en este
trabajo - y sobre el que v o lv e r e m o s , en to n c es, más a b a jo -.
3) El caso de los chaebols: innovadores o re n t-se e k e r s? (o innovadores y
r en t-seek ers?
P robablem ente, el caso más e m b le m á tic o de a s o c ia c ió n entre desarrollo
cap italista tardío y form ación de grandes grupos e c o n ó m ic o s lo c a le s es el de los
ya m e n c io n a d o s c h a e b o l s corean os, c u y o s nom bres más c o n o c id o s son los de
S am sung - e l más e x ito s o en térm in os de su p enetración en los m ercados
m u n diales y su n iv el de desarrollo t e c n o ló g ic o in h o u s e - , H yundai, LG y
D a e w o o , entre otros.
U n a vasta literatura ha destacado el papel central de estos co n g lo m e r a d o s en el
p ro c eso de desarrollo e c o n ó m ic o coreano. N o hay dudas respecto de que e llo s
fueron el agente principal de las p o lítica s p r o -in d u str ia liz a c ió n adoptadas en

97 Por cierto, como bien lo evidencia la colección de estudios realizados sobre historia de los mecanismos de
gobierno corporativo en diversos países que fue auspiciada por el National Bureau of Economic Research
(NBER), y cuyos principales hallazgos se resumen en Morck y Steier (2005), en todos los países las elites han
intentado preservar sus posiciones, logrando o no sus objetivos en función del marco institucional, el contexto
histórico y, porqué no, la mayor o menor suerte que acompañó a tales intentos.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

aquel país -c o n s id e r a n d o que los g o b iern os asu m ieron trad icio n alm en te una
actitud m uy restrictiva hacia la in v ersión extranjera d ir e c t a - .98
A m s d e n , por e jem p lo, ha destacado bien có m o los ch a e b o ls fueron m o v ié n d o s e
hacia nu evas a ctiv id ad es (m uchas v e c e s p o c o o nada relacionadas con las
previas), cada v ez más com p le ja s, P a r i p a s s u el cam b io en las prioridades del
go b iern o coreano - e n este m o v im ie n t o , los ch a e b o ls utilizaron estrategias de
su b sid ios cruzados entre distintas a c t iv id a d e s - , para terminar operando en ramas
de alto c o n ten id o t e c n o ló g ic o y convertirse en m u ltin a cio n a le s con fuertes
in v e rsio n e s en A sia, Europa y Norte A m ér ica (A m sd en , 1989, 2 0 0 1 ) . 99 En ese
p r o c es o , los c h a e b o ls p ro g resiva m en te pasaron de ser em presas que asim ilaban
t e c n o lo g ía s extranjeras a transform arse en o r g a n iz a c io n e s con cap acid ad es
propias de I&D que les perm itieron convertirse, al m e n os a algunas de ellas, en
in n ov ad ore s “g e n u in o s ” .100
La propia A m s d e n ha destacado que un elem e n to central de la p o lítica e c o n ó m ic a
coreana fue que el g o b iern o de ese país pudo “d is c ip lin a r ” al sector privado de
m odo de asegurarse que efe c tiv a m e n te los o b jetivos b u scad os al introducir
distintas c la ses de in c e n tiv o s y su b sid ios que b en e ficia b a n a los c h a e b o ls fueran
alcan zad os - e s t o es, que no hubiera una pura d isip a c ió n de fon d os p ú b l ic o s - . Un
elem e n to central en este sentido, según A m sd en , es que los ch aeb o ls no tenían
sus p ropios b an cos, por lo cual el Estado, quien controlaba el sistem a financiero,
contaba con una fuerte arma para controlar las in v e r s io n e s de d ich os grupos. La
co m p e te n c ia in t e r - o lig o p o l ís t ic a en las nuevas ramas p rom o vid a s que fue
inducida por el go b iern o tam b ién operó en el m ism o sentido.
D esd e otra p ersp ectiva, el B anco M undial tam b ién apunta en la m ism a d irección ,
destacando el papel de los c on cu r sos (c on tests) e m p lea d o s en Corea - y otros
p aíses a s i á t i c o s - co m o forma de que las firmas accedan a los b e n e fic io s de las
p olític a s industriales de una manera “c o m p e t it iv a ” y “transparente”, lo cual
dism in u iría el p ote n cial peligro de que aquellas se embarquen en activ id ad es de
r e n t- s e e k in g im p rodu ctivo (B an co M undial, 1993).
Un dato que probablem ente no es m en or para entender la relación
E s t a d o - c h a e b o ls en Corea remite a 1961, cuando un n u evo go b iern o, en cab eza do
por el general Park, tom a el poder en el país tras la caída del go b iern o de
S yn gm an Rhee, en m ed io de fuertes e sc á n d a lo s de corrupción. A p oco de
asum ido, el go b iern o de Park dicta la “Illicit W ealth A c c u m u la tio n A c t ”, por la
cual se en carcela a los más p rom inen tes em presarios del país y se los p asea por
las ca lle s de Seúl lle v a n d o carteles con ley en d a s tales c o m o “soy un cerdo
corrupto” . L u eg o, el go b iern o levan tó los cargos de corrupción a cam b io de la
co o p e ra ció n de los em presarios con los esfu er zo s de p la n ific a c ió n industrial y su

98 Los gobiernos coreanos alentaron explícitamente no sólo a las grandes firmas, sino también la
concentración de la producción en pocas unidades. Las autoridades asociaban la “competencia excesiva” con
el “despilfarro social”, carecían o implementaban débilmente las normas antitrust y promovían e incluso
organizaban fusiones cuando entendían que las firmas involucradas operaban por debajo de las escalas
óptimas (Chang y Kozul Wright, 1994).
9 Por ejemplo, se ha afirmado que “a principal characteristic of the major chaebols is a strong entrepreneurial
spirit that encourages risk taking on a grand scale” (Song y Cho, 2002).
1 0 Recuérdese que el gasto en I&D en Corea con relación al PBI es de alrededor del 3% y que el grueso de
ese gasto -7 0 % - lo ejecuta el sector privado.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p articip ación, aportando sus ga n an cia s acum uladas, en los programas de


in v er sió n prop u estos por el go b iern o (Kang, 2 0 0 3 ). Esto no sólo puede haber
contribuido a generar una relación de poder entre Estado y sector privado en
Corea, sino tam bién a que la p o b la c ió n de aquel país creyera que el cap ita lism o
no es un sistem a en donde se b e n e fic ia n ún icam en te los ricos (M a cC u llo c h y Di
T ella, 2 0 0 2 ) . 101
Sin em bargo, la crisis de 1997 disparó una n u eva lectura de la relación entre
Estado y chaebols: la del “crony c a p ita lis m ” ( “cap ita lism o de c o m p i n c h e s ”) . 102
Ahora los c h a eb o ls ya no son v isto s com o em p resarios d in á m ico s que lideran la
in d u strialización , sino co m o agen tes que extraen rentas gracias a sus c o n e x io n e s
con un Estado corrup to.103 De h e ch o , es importante recordar que en la propia
Corea una parte de la p o b la c ió n ya p ercibía desde tiem p o atrás a los ch a e b o ls de
la m ism a manera y, de h ec h o , varios líderes p o lític o s , algu n os de los cuales
llegaron a la p re sid en c ia del país, basaron sus cam pañas en esa p e r c e p c ió n .104
¿Cuál sería, en to n ce s, el verdadero carácter de los c h a e b o ls y su rol en el p roceso
de desarrollo coreano?
Una v is ió n propuesta en la literatura p o s t - c r i s is es que la p o lític a industrial
coreana habría estado acom p añ ad a de prácticas p oco transparentes, corrupción y
rela cio n es “o p a c a s ” entre Estado y sector privado. Según esta línea
interpretativa, la p o lític a industrial habría lle v a d o fin alm en te a la crisis de 1997
por la siguien te vía: los fon d os extern os in g resad os en el país a partir de la
d es re g u la ció n fin an ciera habrían sido can a liza d os a los crony capitalists
p rotegid o s por el go b iern o a través de los ban cos lo c a le s, p resio n a d os a su vez
por el aparato estatal para otorgar préstam os a p ro y e cto s de dudosa viabilidad.
Esta es, por ejem p lo, la p o s ic ió n del FMI, que interpretaba que la crisis asiática
se originó p rin cip alm en te en la fragilidad del sistem a fin an ciero , causada a su
v ez por graves d e fic ie n c ia s estructurales en el fu n c io n a m ie n to de la e c o n o m ía , lo
que daba lugar a una a s ig n a c ió n in e fic ie n te de las in v e r s io n e s y del crédito. En
una p o s ic ió n más extrem a, el presidente de la R eserv a Federal de los E E .U U .
Alan G reenspan con siderab a que la crisis asiática serviría para d esm antelar un
sistem a basado en la in terven ció n del Estado en la asig n a ció n de recursos y para
crear las c o n d ic io n e s para instalar el tipo de sistem a cap ita lista que p re va lec e en
los E E .U U . (citado en W ade, 1998, p. 1536).

101 Los autores presentan un modelo en donde los empresarios corruptos introducen una externalidad
negativa sobre el sector privado como un todo, pues minan la fe de los votantes en el mercado. Cuando se
percibe que los empresarios no cumplen con su parte en el contrato social, ya sea porque contaminan el
medio ambiente o porque son corruptos, los ciudadanos votan por más control estatal en la forma de mayores
regulaciones e impuestos.
10 Aunque no hay una definición precisa del término, el crony capitalism se refiere a los negocios que se
generan entre las empresas, las entidades financieras y los gobiernos por medio de vinculaciones personales
y con fines políticos o partidistas. En otras palabras, se trata simplemente de nepotismo o el cambio de
favores económicos por financiam iento a la política. Los favores económicos pueden consistir en la obtención
de posiciones monopólicas, el crédito subsidiado o la preferencia en las compras públicas, por ejemplo.
103 La fuga del país del líder de Daewoo, Kim W oo-Chong, entre acusaciones de manipulación de los estados
contables de la compañía, ejemplifica bien las razones de la caída en la imagen de los chaebols.
104 Ante el estancamiento de la economía japonesa en la última década, también se ha sugerido que los
conglomerados de aquel país -keiretsu-, con sus capacidades de rent-seeking y su peculiar estructura
organizativa, finalmente habrían retardado el desarrollo de un sistema financiero eficiente y serían la causa
central de algunos problemas económicos de largo plazo (Morck y Nakamura, 2005).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En contraste, Chang (2 0 0 0 ) y H aggard (2 0 0 0 ) observan que la p o lític a industrial


coreana se le c t iv a ya no se ap licab a en los años n ov en ta en Corea. Más aún,
habría sido el abandono de la p o lític a industrial, en tendida co m o m e c a n ism o de
co o r d in ación y d is cip lin a m ien to de las in v e r s io n e s de los grupos privados, lo que
lle v ó a que surgieran e le m e n to s de crony cap italism en Corea. De h ech o, tras la
crisis y las quiebras de algu n os c o n g lo m e ra d o s salieron a la luz distintos
escá n d a lo s que in volucraron in c lu so al propio P residente y su fam ilia, p on ien d o
de r elieve que las p o lític a s de p r om o ción de la in v e rsió n eran aún m en os
transparentes que en el pasado, y que ya no se basaban en una p o lític a industrial
d efin id a - c o m o sí había ocurrido durante la etapa del Estado d esa r ro llista -.
En tanto, otros autores han m ostrado que la d iv e r s ific a c ió n de los ch a e b o ls no se
basó p rin cip alm en te en c o n s id e r a c io n e s de e f ic ie n c ia m ic r o e c o n ó m ic a , sino que
se dio en fu n ción de estrategias en donde la im ita ción y la rivalidad in te r-firm a
jugaron un rol central. A s im is m o , las p o lític a s p ú blica s incen tivaron a los
ch aeb o ls a priorizar la exp a n sió n antes que la e fic ie n c ia , pues la entrada a
sectores d iv e r s ific a d o s en respuesta a la p o lític a industrial del go b iern o
garantizaba un tratamiento p referen cial y p r otec ció n p ú blica (So n g y Cho, 20 0 2 ).
A su v ez, C la e ssen s y Fan (2 0 0 2 ) , en un estudio que abarcó no sólo firmas
coreanas sino tam b ién de otros p aíses del Este de A sia, sugieren que si bien, en
gen eral, las firmas de d ich os p aíses fueron gestio n a d a s de form a e f ic ie n te , los
prob lem as del go b iern o corporativo y de las c o n e x io n e s e stilo r e n t- s e e k in g con el
go b ier n o se e v id en ciaro n p rin cip alm en te en o p er a cio n es de d iv e r s ific a c ió n hacia
áreas no relacionad as, a s ig n a c ió n de recursos hacia p ro y e cto s p o c o rentables y
una estructura de fin a n c ia m ie n to con alto lev erag e y riesgo.
En este e scen ario, los autores sugieren que si bien las estrategias de
d iv e r s ific a c ió n pueden haber sido sensatas en las primeras fases del desarrollo
corean o, ya que perm itieron el alcance de e c o n o m ía s de esca la y alcance y la
co n c r e c ió n de un rápido p roceso de exp a n sió n productiva, a m ed id a que las
em presas se con virtieron en “ju g ad ores g l o b a l e s ” y avanzaron hacia sectores más
in ten siv o s en c o n o c im ie n t o , debieron haber en fatizad o la e f ic ie n c ia y la
e s p e c ia liz a c ió n antes que el cr ec im ien to a cualquier p recio. Sin em bargo, Song y
Cho (2 0 0 2 ) argumentan que hay fuerzas in erciales a n iv e l de las firmas y la
socied ad que dificu ltan los cam b ios radicales en las estrategias empresarias,
esp e c ia lm e n te cuando estas fueron e x ito sa s en el pasado. A sí, los ch aeb o ls
continuaron en los n o v en ta con estrategias e x c e s iv a m e n t e d iv er sifica d a s y p oco
ajustadas al n u evo escen ario lo c al e in te r n a c io n a l.105
En cualquier caso, la (¿aparente?) paradoja del caso coreano es que la corrupción
y el “a m i g u is m o ” (cron yism ) - o , co m o m ín im o , una trama de rela cio n es p oco
transparentes entre el Estado y el sector p r iv a d o - caracterizaron la e x p e r ie n c ia de
desarrollo coreano ya desde la é p o c a del alto crecim ien to . ¿C óm o entender
en to n ces esta extraña c o n v iv e n c ia ?

105 Tras la crisis de 1997, el gobierno coreano planteó, como uno de los objetivos para la reestructuración de
los chaebols, la concentración de estos en sus core business. Así, el promedio de negocios de los cinco
mayores chaebols se redujo de 30 en 1997 a 23 en 2001 (Shin y Chang, 2002).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En el caso de la corrupción, Rodrik (1 9 9 4 ) señalaba que una p osib le d iferen cia


entre la corrupción en A s ia y en A m ér ica Latina era que en el primer caso la
m ism a estaba con cen trad a en los fun cion arios de más alto rango, mientras que en
A m é r ic a Latina se hallaba más disem in a da , lo cual hacía más d ifícil la c o n c re ció n
de n e g o c io s - l a s d ec la r a c io n es de un em presario coreano transcriptas en Kang
(2 0 0 2 ) aportan e v id e n c ia confirm atoria de esta p ercep ció n , aunque quejándose de
que con la lle g a d a de la d e m oc ra cia a aquel país la pirámide de la corrupción se
había asim ila d o a la latinoam erican a “I n e ed e d over 100 e n v e lo p e s (bribes) in
order to build a factory last y e a r ” (p. 197). En esta interpretación, en to n c es, la
corrupción no es in co m p a tib le con el crecim iento: todo depende de có m o se la
in stitu c ion alic e.
En tanto, Kang (2 0 0 3 ) m uestra que en una situ ación donde go b iern o y grandes
firmas son “rehenes m u tu o s ” - e s t o es, cada uno es vulnerable a la acc ió n del
o tr o -, el “c r o n y is m ” puede reducir co s to s de transacción. Esto es así porque las
rela cio n es p erson ales pueden llevar a tener m ejor in form ac ión , generar h orizon tes
de más largo plazo para los agen tes tanto p ú b lico s co m o privados -a u m e n ta n d o la
probabilidad de observar a c c io n e s de r ecip ro c id a d -, reducir los c o s to s de
m on itoreo y hacer más fácil el en fo r cem e n t de los acuerdos. O b via m en te, esto no
es n ec esa rio en los p aíses d esarrollados, en donde, teórica m en te, e xisten
in stitu c io n e s que m in im izan c o s to s de tran sacción y garantizan los d erech os de
propiedad y el c u m p lim ie n to de los acuerdos. Este, sin em bargo, no es el caso en
los p aíses en desarrollo, donde la carencia de in form ac ión , la d ebilidad de los
d erech os de propiedad y la in estab ilid ad e c o n ó m i c o - p o l í t i c a h acen más d ifícil
que los agentes puedan planear y asum ir co m p r o m iso s a largo plazo.
A sí, mientras que u su alm en te se entiende que el “c r o n y is m ” es perjudicial para el
cre cim ie n to en tanto aumenta los c o s to s de tran sacción , d istorsio n a los
in c e n tiv o s, lle v a a tom ar d e c is io n e s en base a factores no e c o n ó m ic o s e in v olu cra
activ id ad es de r e n t- s e e k in g , en las c o n d ic io n e s de los p aíses en desarrollo, las
rela cio n es directas entre el Estado y el sector privado pu eden increm entar la
e f ic ie n c ia y en lugar de aumentar, ayudar a bajar los c o sto s de transacción.
Com o lo señala Krueger (2 0 0 2 ) , la cu e stió n clave es qué hacen los “c r o n i e s ” con
el dinero obtenido gracias a sus rela c io n es con el gob iern o. Puede ocurrir que se
lo lle v e n a Suiza, que inviertan en p ro y e cto s que ú n icam en te tien en una ló g ic a
p olítica, que desarrollen n e g o c io s in v iab le s, o que realicen in v e r sio n e s rentables
y e fic ie n te s . C om o la propia autora lo rec o n o ce, en el caso de Corea se dio esta
últim a alternativa. Un tanto sorprendentem ente, con sidera n do su p o s ic ió n
id e o ló g ic a , Krueger señala que en los años sesen ta y setenta las oportunidades de
in v ersión eran tan am plias que el crédito preferencial para los ch aeb o ls
contribuyó a generar altas tasas de retorno, pero tam bién a viab iliz a r in v e rsio n es
efic ie n te s . El problem a, para la autora, es que los ch a e b o ls se hicieron “too big to
f a il”, dando lugar a un p rob lem a de moral hazard (en tanto se suponía que, dado
su poder p o lític o , el go b iern o no los dejaría quebrar),106 y de este m odo
co n sig u ie ro n m antener las p referen cias del g o b ie rn o aún cuando ya su tasa de

106 En contra de este argumento, Chang (2000) afirma que en el pasado varios conglomerados habían ido a la
quiebra y que sólo en 1997, 6 de los 30 más grandes chaebols quebraron.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

g a n an cia estaba c ay en d o y no había j u s t if ic a c i o n e s para seguir con la p o lític a de


crédito p r e fe r e n c ia l.107
En cualquier caso, casi tod os los autores c o in c id e n en destacar que, más allá de
la corrupción que sin duda ha c o n v iv id o con el rápido cr ecim ie n to coreano, la
e x is te n c ia de un Estado coh eren te, m eritocrático y con capacidad sino de
d isciplinar, al m en os de n e g o c ia r en relativa igualdad de c o n d ic io n e s con el
s ector privado, fue un ele m en to central para lograr esa d ifíc il c o n v iv e n c ia . La
e x is te n c ia de una p o lítica industrial gu iad a por o b jetivos de com p etitivid ad ,
desarrollo de cap a cid ad es in n o v a tiv a s y p rog re siva d iv e r s ific a c ió n del aparato
p rod u ctivo tam b ién operó en el m ism o sentido. Fue en este escen ario que las
re la c io n e s p erson ales, e in c lu so el intercam bio de favores e c o n ó m ic o s y p o lític o s,
llevaron a que las rentas generadas por las p olítica s p ú blicas fogo n eara n el rápido
p ro c eso de a cu m u la ció n de capital y de cap a cid ad es t e c n o ló g ic a s que dio lugar al
vibrante desarrollo de ese país a partir de los años sesenta.
El que esas rela c io n e s fueran ap ro xim á n do se cada v e z más a un m o d e lo puro de
r e n t s e e k i n g im p ro du ctivo - q u e , en realidad, había sido tam b ién su punto de
partida en los años c in c u e n ta -, muestra, sin em bargo, que la d in ám ica de las
in ter a c cio n e s entre in stitu cio n es, em presas y desarrollo e c o n ó m ic o , com o ya
m e n c io n a m o s varias v e c e s en este trabajo, es cam biante a lo largo del tiem po.
Esto es así tanto porque los propios p rotagon istas se transforman, y con ello
tam b ién las re la cio n es entre ello s - p o r ejem plo, los ch a eb o ls, en este caso,
exp a n d ien d o su tamaño y su poder e c o n ó m ic o relativo v i s a v i s el Estado, en
particular tras el arribo de la d em ocr a c ia al país en 1 9 8 7 - , co m o porque el m ism o
avance del p r o c eso de desarrollo va cam biando los o b jetiv o s y las n e c e sid a d e s no
sólo de la p o lític a e c o n ó m ic a , sino de la socied ad en su conjunto (ver Kang,
2 0 0 2 , para una tentativa de e x p lic a c ió n de este p roceso ).
4) Gran em presa, conglom eración y desarrollo: ¿un rom pecabezas?
¿Qué c o n c lu s io n e s surgen de lo e xp u e sto hasta aquí? M u ch o t e m e m o s que sean
m e n o s nítidas de lo que desearían aq u ellos que pien san que la e c o n o m ía es una
c ie n c ia capaz de producir verd ad es sim ilares a las que genera la física. Sin
em bargo, para los que no aspiram os a sem ejante meta, pu eden ser su fic ie n te s para
arrojar luz - q u e aunque débil, siempre es m ejor que la n egru ra - sobre el rol que
las grandes em presas y los grupos d iv e r s ific a d o s ju e g a n en los p ro ce so s de
desarrollo e c o n ó m ic o capitalista.

107 Con un argumento diferente, Acemoglu (2005b) también sugiere que la misma alianza Estado-grandes
empresas fue primero favorable al crecimiento pero luego comenzó a obstaculizarlo. Para el autor, en
realidad, el Estado coreano fue “oligárquico”, lo cual implicó que inicialmente se alcanzara un rápido
crecimiento gracias a que se adoptaron políticas fuertemente favorables a los chaebols. Sin embargo, siempre
para Acemoglu, los problemas sufridos por Corea desde los '90 reflejarían que al presente ya ese tipo de
configuración institucional no es favorable al crecimiento, en tanto que la protección a los chaebols estaría
generando elevados costos para la sociedad por la vía de las barreras a la entrada que deben enfrentar los
nuevos empresarios que, potencialmente, podrían ser más eficientes que los antiguos. El autor aplica la
misma explicación al caso de Japón -donde, como es bien sabido, se atraviesa una larga etapa de bajo
crecimiento desde hace más de una década-. Vale decir, de todos modos, que la idea implícita en el trabajo
de Acemoglu es que, finalmente, todos los países deberían converger hacia alguna variante del (actual)
capitalismo “anglosajón”, lo cual, naturalmente, es una hipótesis discutible (ver Chang, 2002).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En primer lugar, es importante destacar esta ú ltim a palabra: capitalista. Y a Marx


nos m ostró que dicho sistem a gen era ten d en c ia s in ev ita b les hacia la
co n cen tració n y c en tra lizació n en los n e g o c io s . Lo que para él, y para m u ch os de
sus se gu id o re s, es síntom a de la cercanía del derrumbe, o del esta n cam ien to
secular, del cap ita lism o - s ó l o dem orados por el despilfarro, las guerras o el
im p e r ia lis m o -, para otros autores es un factor sin el cual el sistem a jam ás
hubiera alcan zad o los logros t e c n o ló g ic o s y p rod u ctivo s de los que puede
jactarse. En otras palabras, las virtudes - y no sólo los d e f e c t o s - del cap ita lism o
m oderno parecen estar in elu d ib le m en te liga d o s a la exp a n sió n de la gran empresa.
Esto no s ig n ific a ignorar o depreciar el papel de las P yM E s, sino rec o n o ce r que
las m ism as no han sido el agente principal de las tran sfo rm acio n es que ha sufrido
la e c o n o m ía m undial en los ú ltim os 150 años: ese rol lo ha ju g a d o la gran
corporación.
Esto es así no sólo en los p aíses desarrollados, donde Chandler desde el punto de
v ista h istórico y S chum peter desde el te óric o proporcionaron argum entos
p od er o so s que ilustran el papel de la gran em presa, sino tam b ién en los p r o c eso s
de in d u strialización tardía, la m ayor parte de los cu ales tuvo una p r ese n cia
dom inante de este tipo de agente em presario, p ro m o v id o , en general, activam ente
por parte de los r esp ec tiv o s Estados.
La form ación de grupos e c o n ó m ic o s , a partir de estrategias de in tegración
vertical y/o d iv e r s ific a c ió n h orizontal, tam bién ha sido parte central de ambas
historias, aunque con características e s p e c íf ic a s en cada caso - p o r ejem plo,
m ayor p r ese n cia de estrategias de d iv e r s ific a c ió n “c o n g lo m e r a le s ” (hacia áreas
no vin cu la d a s) y de em presas de g e s tió n fa m ilia r - en los p aíses en d e sa rr o llo -.
D esd e la teoría es p o s ib le entender tanto la ló g i c a m ic r o e c o n ó m ic a c o m o los
b e n e fic io s m a c r o e c o n ó m ic o s de dichas estrategias, que han perm itido, por
ejem plo, el avance de p ro ce so s de in d u strialización tardía en c o n d ic io n e s de
exten d id as fallas de m ercado, fuerte retraso t e c n o ló g ic o in ic ial y alto riesgo e
incertidumbre.
Y sin em bargo, la corrupción, el “a m i g u is m o ” (cro n y ism ), el r e n t- s e e k in g
kruegeriano, los abusos de poder en el m ercado, etc., han estado presentes a lo
largo de toda la h istoria del cap ita lism o . Han sido u su alm en te las grandes
corp o racion es y los grupos e c o n ó m ic o s los p rin cip ales (aunque no los ú n icos)
resp on sab les de esto s v i c io s , de los cu ales o b v iam en te el Estado ha sido c o -
resp on sab le, tanto por acción c om o por o m isión .
Más aún, m uchas v e c e s una em presa que en determ inado m om e n to de la historia
(o en cierto sector de actividad o en determ inado país) es r e n t- s e e k e r o “c r o n y ”
del poder - o erige barreras artificiales de entrada en los m ercados, o d esp la za por
m ed io s ile g ítim o s a sus c o m p e t id o r e s - , puede ser en otro m o m en to , sector o país,
una firma innovadora, portadora de gan an cias de e f ic ie n c ia m ic r o e c o n ó m ic a ,
generadora de p r o y ec to s de in versión de alto riesgo o aliada en los programas de
desarrollo e c o n ó m ic o que diseñan los g o b iern os. N u e v a m e n te , no se trata
en to n ces de em presas (o em presarios) “s c h u m p eteria n a s” o “ren tista s”, sino de
em presas que asum en con d u cta s del primer o segu n d o tipo de acuerdo al con texto
en el que actúan - i n c l u y e n d o aquí cuan “m a n ip u la b le ” es ese c on texto por parte
de los agen tes p r iv a d o s - , sus cap a cid ad es acum uladas y su p er ce p ció n del futuro.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

A nuestro ju ic io , para entender este c o m p le jo escen ario es p reciso v o lv e r a una


de las c o n c lu s io n e s centrales exp u estas al final de la primera parte del presente
capítulo: las in stitu c ion e s cuentan. Las con d u ctas empresarias siem pre están
gu iad as por el p rincipio de bú squ ed a del b e n e fic io y es el marco in stitu cion al -
junto con la m a c r o - el que d efine dónde se encuentran los b e n e fic io s . Por cierto,
las grandes corp o racion es tien en a su d is p o s ic ió n m e d io s de los cuales las
peq ueñas carecen para alcanzar este ob jetivo, y es por ello que su con d u cta
m uchas v e c e s es adversa para el progreso e c o n ó m ic o y social. Pero tam bién
tien e n m ed io s que firmas de m enor tamaño no p o s e e n para v iab ilizar ese
progreso, en particular en el plano de las in v e r sio n e s , el cam bio t e c n o ló g ic o y la
e f ic ie n c ia m ic r o e c o n ó m ic a . Es el marco in stitu cion al en el que las grandes firmas
se d e s e n v u e lv e n - e n t e n d id o , com o v im o s antes, com o las “reglas de j u e g o ” que
determ inan el esq u em a de in c e n tiv o s que enfrentan los agentes e c o n ó m i c o s - el
que orientará sus con d u ctas en uno u otro sentido.
Por cierto, la gran em presa p uede, por su poder e c o n ó m ic o , intentar alterar ese
marco in stitu cion al en su favor, b uscando obtener rentas “im p r o d u c tiv a s ” a través
de sus rela c io n es y su in flu e n c ia sobre el aparato estatal, en lugar de som eterse a
la d isc ip lin a de la c o m p e te n c ia en el m ercado. El punto es que los p aíses que hoy
son desarrollad os, o que han avan zado sosten id am en te en el sendero de la
in d u strialización aún sin haberlo recorrido en su totalidad, han sido cap a ces de
evitar que este últim o tipo de con d u ctas pred om in e en el largo plazo - n o
e lim in á n d o la s, sino c o n t e n ié n d o la s - .
Es crucial, en este sentido, el r ela cio n a m ien to entre Estado y sector privado.
M ientras los autores o r tod o xos ven sólo r e n t- s e e k in g , corrupción e in e f ic ie n c ia s ,
y buena parte del m arxism o la adaptación del Estado a las n e c e s id a d e s del gran
capital, cr ee m os que la e v id e n c ia h istórica da cuenta de có m o en casi todas las
exp erien cia s de in d u strialización tardía se ha dado alguna forma de a s o c ia c ió n -
más o m e n o s e x p l í c i t a - entre el Estado y la elite empresaria sobre la cual han
p iv o tea d o las resp ectiva s estrategias de desarrollo. En otras palabras, las
v i n c u la c io n e s estrechas entre Estado y sector privado no necesariam en te
d e s e m b o c a n en “repúblicas b an an era s”, g o b ie rn o s “p red ad ores” al estilo del Zaire
de Mobutu o paraísos del r e n t- s e e k in g co m o la India que inspiró a Anne Krueger
para acuñar su tan difun d id o con cep to.
El caso de Corea e je m p lif ic a bien esta relación. En su ex p e r ie n c ia de desarrollo
de posguerra, la primera d écada fue de exten d id a corrupción y r e n t - s e e k in g , con
los n acien tes ch a e b o ls co m o p rotagon istas p rincipales. D es d e los años sesenta, y
en otro marco in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o , e so s m is m o s agen tes em presarios
corruptos se transform aron en líderes de uno de los p r o c eso s de in d u strialización
más rápidos de la historia m undial. En este p roceso , entre el Estado y los
ch a e b o ls se gen eró una c o m p leja trama de re la cio n e s destinadas a viab iliza r los
planes desarrollistas que perm itieron la transform ación de la e c o n o m ía coreana
(co m o antes había ocurrido en Japón).
La corrupción y el “a m i g u is m o ” no estu v iero n au sen tes de este p roc eso , tal c om o
está bien d ocu m en tad o. Pero fueron con ten id o s o lim ita d os por la p re sen cia de
una p o lítica industrial coherente que apuntaba a o b jetiv o s de com p etitiv id a d y
desarrollo t e c n o ló g ic o y un Estado m eritocrático y au tón om o , pero a la vez
enraizado en la socie d a d a través de los canales de in teracción con el sector

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

privado. Cuando este ú ltim o, o más bien los ch a eb o ls, alcanzaron un poder
e c o n ó m ic o tal que les perm itió in d ep en dizarse de la tutela del Estado, y éste
perdió las herram ientas de d is cip lin a m ien to con ten id as en la antigua p o lítica
industrial, aq u ellos v ie jo s v i c io s v o lv ie r o n a predominar, dando lugar, junto con
la in flu e n c ia de factores extern os propios del marco e c o n ó m ic o internacional de
los n ov en ta, a la crisis (ver C h u d n ov sk y e t a l , 2 0 0 3 ).
Sin em bargo, tras la crisis de 1997, la e c o n o m ía coreana v o lv ió a crecer a ritmo
rápido, y m u c h o s ch a eb o ls son h oy ju g ad ores g lo b a le s que invierten y desarrollan
t e c n o lo g ía s en sectores altam ente c o m p e titiv o s a n iv el m undial (naturalmente,
parece d ifícil suponer que e so s logros siguen b asá nd o se en alguna forma de crony
cap ita lism ), en tanto que otros d esap arecieron , se achicaron o fueron v en d id o s.
N o v a m os aquí a hacer un balance de los pros y contras del papel de los ch aeb o ls
en la e c o n o m ía coreana, pero lo que querem os destacar es que dicho papel ha sido
claram ente cam biante, por lo cual un m ism o país puede atravesar fases
“v i r tu o sa s ” y otras de crisis aún con los m is m o s actores. Sería sim plista,
en to n ces, señalar que los ch aeb o ls fueron “s c h u m p e te r ia n o s ” o “r e n t - s e e k e r s ”;
m ejor es entender que am bos rasgos estu v iero n p resentes en sus conductas,
hab ien d o cam biado el balance entre uno y otro extrem o en fun ción del propio
avance del p r oce so de desarrollo en Corea y las tran sfo rm acio n es e c o n ó m ic a s y
p o lític a s a él asociadas.
E n ten d em o s que lo e xp u esto en este capítulo es de gran utilidad para abordar el
an álisis del caso argentino. Por un lado, porque nos permite partir de un marco
con cep tu a l que, a nuestro ju ic io , es más apto para entender la d in ám ica relación
entre con d u ctas em presarias, in stitu cion es y desarrollo e c o n ó m ic o que el
usu alm en te e m p lea d o tanto en la literatura de in sp iración “o r to d o x a ” co m o en la
profusa tradición “h e te r o d o x a ” que frecuen tem en te pone en c a b eza de los
em presarios buena parte de la resp on sab ilid ad por el fracaso del país en
con vertirse en un país desarrollado. Por otro, porque nos ayuda a entender cuál
ha sido el rol de la gran em presa y la ló g ic a e im p a ctos de las estrategias de
d iv e r s ific a c ió n en una p e rsp e ctiv a histórica, en particular en aquellas
exp erien cia s ex ito s a s de in d u strialización tardía. En los cap ítu los sig u ie n te s
ver e m o s , en to n c es, có m o las l e c c i o n e s que surgen del an álisis h ech o aquí
con trib u yen a m od elar una n u eva interpretación del papel de los em presarios en
el p r oce so de desarrollo e c o n ó m ic o argentino.

63
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

II. EMPRESAS Y EMPRESARIOS EN LA ARGENTINA:


¿RESPONSABLES O VICTIMAS DEL FRACASO? UNA SINTESIS DE
LAS IDEAS RECIBIDAS108
“C a p i t a l , en n u e s t r o p a í s , es s i n ó n i m o d e c a p i t a l i s t a , y c a p i t a l i s t a e s s i n ó n i m o
d e e s t a n c i e r o o d e b u r g u é s l u s t r o s o , o b e s o y e n r i q u e c i d o , q u e ‘no n e c e s i t a
t r a b a j a r ’ ... E s a p é s i m a i m a g e n p o p u l a r d e l c a p i t a l t i e n e en n u e s t r o p a í s un
c i e r t o f u n d a m e n t o ” ( A l e j a n d r o E. B u n g e , 1 9 2 7 , 2 3 - 6 - 1 9 2 7 , D i a r i o L a N a c i ó n )

N o s ó l o l a s c r i s i s p o r sí, s i n o l a s p o l í t i c a s i n s t r u m e n t a d a s p o r l o g e n e r a l p a r a
s u p e r a r l a s h a n s i d o f u e r t e m e n t e d e s a l e n t a d o r a s p a r a l a s g r a n d e s e m p r e s a s ...
T am bién la c o rru p ció n , el p o p u li s m o , la d e m a g o g i a y la p o l i t i z a c i ó n s i n d i c a l son
un c l a r o f a c t o r d e d e s a l i e n t o e m p r e s a r i a l . Se s u e l e s e ñ a l a r a l a s g r a n d e s
c o m p a ñ í a s c o n e l m e m b r e t e d e " c a p i t a l c o n c e n t r a d o ”, c o m o r e s p o n s a b l e s d e l os
m a l e s d e l a s o c i e d a d . E l é x i t o e m p r e s a r i a l e s o b s e r v a d o c o m o un h e c h o c u l p a b l e
y un m o t i v o d e s o s p e c h a , s in d i s t i n g u i r a l c o r r e c t o e m p r e n d e d o r d e l q u e p u d o
h a b er d elin qu ido (Editorial, D ia r io La Nación, 2 6 - 4 - 2 0 0 5 )

A) L as antiguas raíces de la actitud crítica hacia el em presariado argentino


Las citas que en cab eza n este capítulo nos demuestran que la mala im a gen del
em presariado local tiene antiguas raíces en nuestro país, y que en 70 años es p oco
lo que parece haber cam biado en ese sentido. P odríam os in clu so rem ontarnos más
atrás en el tiem p o, ya que algu n os de los p en sad ores y p o lít ic o s más n otorios de
la segu n d a mitad del sig lo X IX (entre e llo s , Alberdi y Sarm iento) estaban
c o n v e n c id o s de que el país carecía de “em p r e n d e d o r e s ” . Esto era v isto co m o un
resultado de la su p e r v iv e n c ia de los ele m e n to s culturales y s o c ia le s propios de la
c o lo n ia y de las primeras décadas de v id a in d ep en dien te del país, los que se
c o n ce b ía n c o m o e n e m ig o s del progreso por parte de d ich os pensadores.
Para Juan B. Alberdi la p o b la c ió n nativa era incapaz de hacer progresar
m aterialm ente al país, de lo cual d ed uc ía la n ec e s id a d de fom entar la
inm igración: “porque lo que hay es p o co y m alo. C o n v ien e aumentar el número de
nuestra p o b la ció n y, lo que es más, cam biar su c o n d ició n en sentido v e n tajoso a
la causa del p r o g r e s o ” (citado en Barsky e t a l , 1992). Para A lberdi, la
in m ig rac ión no traería solam en te mano de obra sino tam bién las culturas y los
h ábitos de trabajo de los eu rop eos, sus aptitudes productivas y sus prácticas
ciudadanas (B row n, 1993).
Sarm iento, en tanto, pen sab a que el desarrollo industrial estaba ligado
e se n c ia lm e n te con la capacidad de in v e n c ió n , fe n ó m e n o que, a su ju ic io , era
claram ente percep tible en el caso de los E E .U U . El liderazgo t e c n o ló g ic o que

108 En realidad, en este capítulo se hará una síntesis de parte de las ideas recibidas sobre el tem a bajo
análisis, incorporando la literatura que encuentra en la conducta empresaria la raíz de buena parte de los
males argentinos, así como aquella que sitúa tal responsabilidad en las políticas públicas que abrieron
espacio al lobby, la corrupción y la ineficiencia productiva. De todos modos, los argumentos propuestos en
esta literatura serán vueltos a examinar en los capítulos siguientes, en los que también recogeremos los
aportes provenientes de otras corrientes de pensamiento, con lo cual se completará el panorama de ideas
sobre la cuestión. Para quienes deseen tener una visión más general de los trabajos sobre las empresas y los
empresarios en la Argentina, véase Barbero (1995).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

estaba alcan zan d o dicho país a n iv el glo b a l tenía c om o c o n d ic ió n n ecesaria, en la


v is ió n de Sarm iento, una am plia base educativa, pero tam b ién un cierto p roceso
histórico cultural que se v in c u la con las ideas de Franklin, y en particular con la
p o s ib ilid a d de hacer fortuna por m ed io de los n e g o c io s organizando las
activ id ad es de una m anera racional (A lb o rn o z , 1 9 9 0 ) .109
Sarmiento contrastaba la realidad n orteam erican a con lo que ob servab a en la
Argentina, en donde esas b ases parecían totalm ente ausentes. A sí, en sus V iajes
(1 8 4 9 ) , va a hacer una crítica d em o led o ra de la so cied a d e s p añ ola por la falta de
espíritu de em presa e in n o v a c ió n , situ ación que sería la raíz de que la A rgen tina
sufriera sim ilares carencias.
En particular, la ganadería - s e c t o r dom inante en la e c o n o m ía argentina de la
é p o c a - era v ista co m o una actividad contraria a la c iv ili z a c i ó n moderna, ya que,
en las c o n d ic io n e s en que se desarrollaba hasta m ed ia d o s del sig lo X IX , permitía
a los esta n ciero s llevar una vid a “tran q uila” y mantener sus e x p lo t a c io n e s en
c o n d ic io n e s prim itivas; de aquí, se difundía a todo el cuerpo social una actitud
p oco p r oclive al trabajo y al esfu e rzo p r o d u c tiv o .110 Se pensaba, en to n ce s, que era
nec esa ria una n u e va clase social, c o m p u esta por hom bres “a c t i v o s ”, “p io n e r o s ”,
de gran capacidad de in ic ia tiv a personal y espíritu de empresa. A sí, los líderes
p o lít ic o s de la ép o ca - c o m o ya v im o s en el caso de A l b e r d i - habrían c o n c e b id o el
p roy ecto de “su stitu ir” directam ente una so c ie d a d por otra vía in m ig ración
m a s iv a (Bejarano, 1 9 7 4 ) . 111
Varias décadas d e sp ués, y pese al notable c rec im ien to que había e x h ib id o el país
en ese lapso, la in telectua lida d argentina - o al m en o s una parte de e l l a - segu ía
te n ien d o una v is ió n crítica de los em p resarios lo c a le s - a u n q u e , c om o v er e m o s en
el cap ítu lo sig u ien te, en el ínterin la clase em presaria argentina había sufrido una
fuerte transform ación, en particular por la m a siv a lleg a d a de in m ig r a n te s -. A sí,
en los años v ein te, A lejandro B u n ge y varios de quien es colaboraban
habitualm ente en su R ev ista de E c o n o m ía Argentina, m anejaban la idea de que la
cla se dom inante argentina operaba con criterios e s p e c u la t iv o s y estaba
acostum brada a las gan an cias fá c ile s (ver J. Llach, 1985). Esas características
derivaban en gran m edida, en la op inión de esto s autores, de la facilid ad con la
que se podían obtener gan an cias por la vía de la c o m p r a -v e n t a de tierras y en
otros tipos de activ id ad es esp ec u la tiv a s.
Q u erem os destacar, en este punto, cóm o ya en los años vein te se habían
adelantado argum entos que irían a ser repetidos m uchas v e c e s en la historio gra fía
y el an álisis s o c i o ló g i c o y/o e c o n ó m ic o en nuestro país - y que, de h ec h o , aún hoy
forman parte del im aginario de una parte importante de la s o c ie d a d -: los
em p resarios argentinos serían p o co em pren de dores, e sca sa m e n te ap eg ad os al
esfu e rz o p rod u ctivo y aversos a embarcarse en activ id ad es in n ov ativ as,

109 Obviamente, estas ideas tienen estrecha relación con la ya mencionada tesis de Max W eber sobre la
vinculación entre espíritu capitalista y ética protestante (Weber, 1955).
110 En el capítulo siguiente verem os alguna evidencia reciente que matiza esta visión tan difundida.
111 En la literatura recibida se ha explicado repetidamente el predominio de los inmigrantes entre los
empresarios industriales de la época con argumentos no demasiado diferentes. Bejarano (1974), por ejemplo,
señala que la población inmigrante exhibía una mayor propensión a ahorrar y a organizar racionalmente sus
empresas que sus pares de origen nativo. Más recientemente, Schvarzer (1996) ha argumentado que los
inmigrantes poseían capacidades técnicas y espíritu empresario, dos factores faltantes a nivel local.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

prefiriendo vías de ga n an cia fácil por m ed io de la p o s e s ió n de tierras, las


o p era cio n es de e s p e c u la c ió n o cualquier otra variante d isp o n ib le en cada
m o m en to del tiem p o. Com o v im o s en el capítulo anterior, las v i s io n e s anti­
em presa tam b ién existían en p aíses co m o el R ein o U n ido o los Estados Unidos:
una de las d iferen cias p rin cip ales con nuestro caso es la perdurabilidad y d ifu sión
de esas p ersp ectivas, tal co m o com p ro ba rem os e n segu id a.
Tras la crisis del treinta se m u ltip lica n los argum entos que sitúan buena parte de
la resp on sab ilid ad de los p roblem as e c o n ó m ic o s argentinos en la con d u cta de sus
em presarios, en particular aq u ellos u b icad o s en la cúpula o elite. Los debates
sobre la industria frig o rífic a y sus prácticas m o n o p ó lic a s o el tan criticado Pacto
R o c a - R u n c im a n fueron algu n os entre tantos otros factores que contribuyeron a
alimentar dicho tipo de ideas.
Y a en la ISI - a ñ o s cuarenta y c in c u e n ta -, y de la mano de lo que en aquel
m o m en to era p ercibido c o m o un largo e sta n cam ien to de la p rod u cció n
agropecuaria - s o b r e el cual v a m o s a discutir en el capítulo IV de este trab ajo-, se
e xten d ió una v is ió n , en gran m ed id a form ada por autores que trabajaban en la
tradición m arxista - c o m o L eb ed in s k y o F u c h s - , que argumentaba que dicho
esta n cam ien to se debía p rincipalm ente a una situ ación de b lo q u e o de las fuerzas
productivas por el p red om in io de r ela cio n es de tipo feudal en el agro. Los
terratenientes, para esta lín ea de p e n sam ie n to, aparecían no sólo com o
retardatarios, sino tam b ién c o m o p rincipalm ente ausentistas, "irracionales",
aversos al riesgo o, sim p le m e n te, in e fic ie n te s , según el caso (Sábato, H., 1987,
1993).
Esta cara cter ización de los grandes propietarios rurales no era p rivativa de la
tradición marxista. Giberti ( 1 9 5 4 ) , por e jem p lo, apuntaba que los estan cieros
trad icio n ales estaban acostum brados a llevar una e x is te n c ia "tranquila", alejada
de la p reocu p ación por las v ic is it u d e s de la p rod u cció n que se realizaba en sus
e sta b le c im ie n to s. Esto los lle v a b a a eleg ir las o p c io n e s que im plicaran m enores
r iesg os, in v e r sio n e s bajas y, e se n c ia lm e n te , m en ores c o m p r o m is o s en térm in os de
o cu p a ció n personal en la a c t iv id a d .112
Más adelante, Bagú (1 9 6 1 ) afirmaba que los propietarios agrícolas habían v iv id o
siem pre de la “fortuna f á c i l ” - t i e r r a s - que habían ob ten id o origina lm en te del
Estado, segu ían pautas de co n su m o onerosas, tendían a reinvertir p oco de sus
g a n an cias, tenían actitudes so c ia le s y p olític a s fuertem ente con servad oras y eran
m ayoritariam ente ausentistas.
A su v e z , Di T e lla y Z y m e lm a n (1 9 6 7 ) afirmaban que, debido a su propia historia
c o m o cla se, los em presarios agrop ecu arios habían term inado presos de actitudes
anacrónicas. Esto dio c om o resultado que, pese al cierre de la frontera ag ríco la
que ya desde antes de 1930 b lo q u ea b a la p o s ib ilid a d de continuar la forma
trad icion al ( ex te n s iv a ) de e x p a n sió n del sector, continuaron con sus m éto d o s

112 Tenenbaum (1946, citado en Barsky et al, 1992) argumentaba que una razón esencial para haber elegido
el sistema de arrendamiento como forma predominante de organización de la producción agrícola era el
deseo de los estancieros de conservar una vida tranquila. “el estanciero, que no quiere abandonar su
tradicional hábito de vivir tranquilo, de llevar una vida de modorra, difícil de dejar, para no molestarse
mayormente en adquirir implementos y efectuar la siembra por cuenta propia, resuelve el problema buscando
algún gringo a quien da la tierra para que haga en ella su cosecha” (p. 98).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

trad icio n ales - d e baja p r o d u c tiv id a d -. En otras palabras, no adoptaban


estrategias m ax im iza d ora s de b e n e fic io s , sino que perm anecían “atrapados” por la
inercia de las rutinas heredadas del pasado.
D an do un paso más allá, en la literatura crítica sobre el (gran) em presariado rural
se afirm aba frecu en tem en te que aquel no era ún icam en te in e fic ie n te o
retardatario, sino que desde m u ch o tiem p o atrás se había con stitu id o en el
principal ob stácu lo para la in d u strialización (ver Ortiz, 1955), en tanto que, com o
cla se, se op o n ía a la a d o p c ión de p o lítica s favorab les al sector manufacturero
(e.g ., p r o te c c io n ism o ) por tem or a perder sus m ercad os extern os (debido a
“r ep re sa lia s” de los p aíses com p radores), a que la exp a n sió n industrial se
tradujera en una crecien te c o m p e te n c ia por captar personal y, por ende, en
m ay ores salarios, a que su in flu en cia p o lítica sobre la socied ad y el Estado se
redujera y/o a tener que com p etir por recursos cr ed itic io s (e s c a s o s ) con la
industria. A esto se agregaría un p o s ic io n a m ie n to “i d e o l ó g i c o ” : la n e ce sid a d de
v o lv e r al v ie jo “m o d e lo ag roex p ortad or”, al cual el sector terrateniente
consideraría el ú n ico viab le para la A r g e n tin a .113
H a cien d o una breve d ig re sió n en el tem a, y dando un salto en el tiem p o en cuanto
a la c r o n o lo g ía de los estu d io s aquí resu m id os, cabe destacar que, si bien ya hace
m u ch o que se han abandonado los argum entos que caracterizaban a los
em p resarios agrop ecu arios com o “f e u d a le s ” o “ir r a c io n a le s ” (sobre esto v o lv e m o s
en los cap ítu los sig u ie n te s), entre n u m er osos autores su b siste, de to d o s m o d o s, la
idea b ásic a de que la elite terrateniente estaba integrada por fam ilias que,
previam en te a la etapa agroexportadora, habían logrado, gen era lm en te por
favo res p o lít ic o s o actos de corrupción, apropiarse de buena parte de las tierras
más fértiles de la Pampa. Este grupo social habría recibido más tarde una suerte
de w in d fa ll profit gracias al boo m del c o m e rc io internacional de productos
ag rop ecu arios, sin que e llo hubiera im p lica d o , en e sen c ia , esfu er zo s su stantivos
de su parte en materia de t e c n o lo g ía , productividad, etc., sino sólo la apropiación
afortunada de la renta diferen cial de la tierra p am peana (N o c h te ff, 1994a y b;
Schvarzer, 1998). En el capítulo sig u ien te revisarem o s esta crucial cu e stió n , pero
ahora v o lv a m o s a recorrer la literatura recibida sobre los em presarios argentinos.
En los años sesen ta el ámbito de la crítica se exte n d ió a los em presarios
industriales, a quien es se les cu e stio n a b a su es c a so d in am ism o y v o c a c ió n
em prendedora y su in c lin a c ió n por el com p o rta m ien to r e n t- s e e k in g (aunque,
naturalmente, sin em plear to d a v ía ese térm ino). Para F illo l (1 9 6 1 ) , las
características n eg a tiv a s de la clase em presaria d o m é stic a no eran más que una
d eriv ac ió n de rasgos n a cio n a les id io sin c rá tico s, tales co m o la falta de sentido de
resp on sab ilid ad social, un d esdén “a r isto crá tico ” por el trabajo manual y por la
gente que lo realiza y/o la c o n fia n z a en la suerte o los con tactos para alcanzar el
éxito. A s í, los em presarios industriales se concentrarían en la bú squ ed a de
ga n an cia s fá c ile s , de corto p lazo, y se comportarían de m anera ab u siv a en sus
tratos con obreros y c lie n te s o p rov eed ores, p on ien d o siempre en la incapacidad
del Estado y la falta de c o o p e ra ció n de los trabajadores la causa de sus p roblem as
(citado en L e w is , 1993).
113 Este argumento se ha repetido numerosas veces en la literatura recibida. Uno de los ejemplos más
recientes lo ofrece Schvarzer (1996), para quien una de las causas de la frustración del proceso de
industrialización en la Argentina es “la añoranza de la clase alta tradicional por el pasado de riqueza que el
país gozó durante el largo período de explotación de las ventajas comparativas de la pampa” (p. 337).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Kaplan (1 9 6 8 , tam b ién citado en L e w is ), com partía con F illo l la idea de una clase
industrial precapitalista, que prefiere el c o m e rc io y la e s p e c u la c ió n , v iv e de las
rentas que obtiene del Estado y c an a liza sus ganancias al co n su m o suntuario, la
com pra de fun cion arios in flu y en tes , la e s p e c u la c ió n o la fuga de capitales. Otros
trabajos co m en ta d o s por L e w is (B ruce, 1953; M an d elb au m , 1979) apuntaban en la
m ism a dirección.
En 1963, una “C o m isió n Honoraria para la R ea c tiv a c ió n Industrial” aseguraba
que los em presarios industriales “no tuvieron m ayor p r eocu p ac ión por los co sto s
durante m u ch o tiem p o a la espera de que un retorno a la in fla ció n habría de
resolve rles sus p rin cip ales p rob lem a s... esperaban v o lv e r ‘a lo de a n t e s ’ ... (y
mientras quieren) una e le v a c ió n d e sm ed id a de las tarifas aduaneras contra la
c o m p e te n c ia de las im p o rtacion es (citado en Schvarzer, 1996, p. 232).
Uno de los estu d io s más in flu y e n tes dentro de esta línea es el de Cúneo (1 9 6 7 ) -
que se inscribe, co m o lo señala Barbero (1 9 9 5 ) , en la d e n om in a d a “a n t i- b u s in e s s
h is t o r y ”- . Este estudio, de h ech o, refleja m uy bien lo que, aún hasta hoy, es la
im agen que buena parte de la socied ad tiene respecto de los grandes em presarios
industriales lo c a le s. Para el autor, esto s ú ltim os nunca tuvieron p olíticas y
con d u ctas acordes con los o b je tiv o s n a c io n a les, ya que sus in tereses e c o n ó m ic o s
no d ependían del c rec im ien to del país. A sí, presenta un contraste entre el
empresario p eq u e ñ o y m ed ia n o , del interior del país, p o te n c ia lm e n te capaz de
liderar un p r o c eso de desarrollo au tón om o y s o cia lm en te eq u itativo - l o que se
daría en llamar “b u rgu esía n a c io n a l”- , y la gran bu rgu esía vin cu la d a al m o d e lo
agroexportador y los in tereses portuarios, que es más bien e sp ec u lad o ra que
empresaria (Cortés Conde, 1965 y Jorge, 1971, form ulaban argum entos sim ilares
- v e r Korol y H. Sábato, 1 9 9 0 - ) .
¿De donde vendrían esto s rasgos - c o n s id e r a n d o que, com o es bien sabido, los
em presarios industriales argentinos de los sesen ta eran m ayoritariam ente de
origen inm igrante, en primera o segu n d a g e n e r a c ió n - ? B agú (1 9 6 1 ) , por ejem plo,
atribuía el es c a s o d in am ism o de la cla se industrial al h e ch o de que el espíritu
empresario de la in cipien te bu rgu esía formada origina lm en te por inm igrantes se
habría ido deteriorando debido a que los com p o r ta m ie n to s de sus m iem b ros se
fueron asim ila n do , vía c on tactos s o c ia le s , a los de los te rra ten ie n tes,114 im itando
sus pautas de c on d u cta - l o cual, por ejem plo, los llev a b a a comprar tierras com o
sím b o lo de p r estigio s o c i a l - . Una h ip ó te s is similar, desde el ámbito de la
r e fle x ió n s o c i o - p o l í t i c a , era planteada por la m ism a ép o ca por autores
n a c io n a lista s c o m o Arturo Jauretche.
Un p o c o más adelante, Imaz (1 9 6 4 ) se preguntaba por qué los em presarios
industriales no habían c o n s e g u id o ser un n ú cleo de poder, argum entando que ello
se debía a su diversidad de oríge n es - i n c l u i d a su p erten en cia a diversas
c o l e c t i v i d a d e s - e intereses, que les habían im p ed id o fun cion ar co m o una clase
so cia l coherente. A s i m is m o , señalaba que los em presarios habían incorporado
pautas de a sc e n s o social antiguas, un p o co en la lín ea del argum ento de Bagú, lo
cual les im p ed ía convertirse en un agente m od ern iza d or d in ám ico. Cornblit

114. Este argumento ha sido expuesto varias veces en la literatura recibida incluso hasta nuestros días: por
ejemplo, “los dueños de industrias adoptaron el mismo desprecio pasivo por el desarrollo técnico que sus
colegas terratenientes” (Schvarzer, 2001, p. 125).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

( 1 9 6 7 ) , en tanto, afirmaba que el origen inm igrante de la m ayor parte de los


em p resarios industriales no sólo les había im p ed id o p o sic io n a r se co m o un factor
de poder, sino que in clu so había o b sta c u liz a d o la form ación de un partido
p o lític o representante de sus intereses. 115 ’116 ’117
En su c o m p leta e in flu yen te h istoria de la e c o n o m ía argentina, D íaz A lejandro
( 1 9 7 5 ) con firm aba lo exten d id o de la p er cep ció n que v e n im o s com en tan d o, al
afirmar que “aún h oy (a los em presarios in dustriales) se los con sidera tim oratos y
p o co em p ren dedo res, tanto en el plano com erc ia l co m o s o c i o - p o l í t i c o ” (p. 21 4).
H acia la m ism a ép oca, una e n cu esta realizada a em p resarios industriales -ta n to
de grandes firmas co m o de P y M E s - revelaba que aq u ellos se veían a sí m is m o s
c o m o una clase falta de unidad p olítica, lo cual d ificu ltab a que pudieran ejercer
in flu e n c ia sobre las d e c is io n e s del Estado (Freels, 1 9 7 0 ) . 118
B) L a visión “h e te r o d o x a ”: burgueses rentistas y s u b -D e sa rro llo Económ ico
D es d e los años setenta, la literatura crítica del com p o rta m ien to empresario
argentino se hace aún más profu sa y, de h ec h o , a partir de ese m o m en to se
consagran ciertas h ip ó te s is que van a encontrar una am plia ac ep tac ión en vastos
sectores de la intelectua lida d y la vid a p o lític a y e c o n ó m ic a local, hasta
convertirse casi en “c a n ó n ic a s ” para d ich os sectores. A n tes de presentar esas
h ip ó te sis, d ig am os que, más allá de las diferen cias que puede haber entre los
distintos autores cuyas ideas v a m os a presentar, hay algo que los u n ifica, que es
la prem isa de que la clase empresarial argentina, o al m en os una fracción de ella
(la más p od ero sa ), tiene la r esp on sab ilid ad principal en el fracaso de la A rg en tina
por convertirse en un país e c o n ó m ic a y so c ia lm e n te desarrollado. En los capítulos
sig u ien tes v a m o s a analizar con detalle esta h ip ó te sis, pero ahora c o n ce n tré m o n o s
en la e x p o s ic ió n de la m ism a en algunas de las distintas variantes que nos ofrece
la literatura recibida.

115 La necesidad de apoyar golpes militares ante la falta de representación en los partidos políticos sería
evidencia de esta dificultad de la burguesía de hallar canales de expresión en el juego democrático, al menos
hasta 1983 (ver Acuña, 1995).
116 Es significativo que un exitoso empresario inmigrante, Roberto Rocca, hijo del también inmigrante fundador
de Techint, Agostino Rocca, expresara ideas similares poco tiempo después: “los protagonistas de la pequeña
revolución industrial argentina, primera o segunda generación de inmigrantes, llamados a medirse
contemporáneamente con el mundo de las multinacionales y con el establishm ent de gobierno, con corta
preparación y desde una especie de ghetto, con la presunta inferioridad de su clase social, no lograron
comprender, ni podían comprender, cuán importante era para su interés y para los intereses generales del
país, comprometerse en el plano de las ideas” (Rocca, 2003, p. 14 -d e un artículo originalmente escrito en
1981-). A su vez, para Rocca, la clase política local dominante en la mayor parte del siglo XX fue expresión de
las clases medias originalmente vinculadas a la inmigración o, más adelante, de las clases populares, pero en
ningún caso logró entender “el mundo industrial”. Los intelectuales también habrían sido un factor negativo, ya
que tem ieron perder su poder, fundado sobre la cultura tradicional, humanística, a manos de la empresa
moderna (interesantemente, Schum peter ya había señalado el papel hostil de los intelectuales frente al
capitalismo en “Capitalismo, Socialismo y Democracia”).
117 Como bien recuerda Acuña (1994), Schumpeter, también en “Capitalismo, Socialismo y Democracia”,
afirmaba que la burguesía industrial era, en general, políticamente débil, y que no sólo era incapaz de liderar
una nación, sino incluso de velar adecuadamente por sus propios intereses. Este comentario relativizaría la
“especificidad” del caso argentino en este sentido, aunque ciertamente se trata de una cuestión muy compleja
cuyo tratamiento adecuado excede los objetivos de este trabajo.
118 Más de treinta años después la situación parece ser similar a ojos de algunos observadores: “ Nuestro
establishm ent ha mostrado una notoria falta de liderazgo, y por lo tanto, una notable falta de influencia” (F.
Sturzenegger, 2003, p. 264).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

U n a primera lín ea argumental en este sentido, retom ando en cierta m ed id a


p la n team ien tos p revios que ya habían h ech o autores c om o Cúneo y otros, es la
que nos dice que en la A rgentina, durante la ISI - y en particular, a partir del
p e r o n is m o - , se habrían enfrentado dos b lo q u es de poder. Uno de e llo s , el
h e g e m ó n ic o durante la m ayor parte del período, en g lo b a b a a los terratenientes del
litoral, los grandes industriales extranjeros y n a cio n a les y el gran c o m e rcio de
exp o rta ción e im portación. El otro, in cluiría a los asalariados y a los p eq u eñ o s
em presarios n a c io n a le s (ver, por ejem p lo, N i o s i, 1 9 7 4 ) . 119
El bloqu e h e g e m ó n i c o habría p r om o vid o un tipo de in d u strialización
“d e p e n d ie n t e ” - y con d en ad a al fracaso por sus propios lím ites, tanto e c o n ó m ic o s
com o s o c i a l e s - , liderada por el capital extranjero y con p rotag on ism o del sector
agroexportador, en o p o s ic ió n a la alianza clase o b r er a -b u rg u esía nacion al -
representada p olítica m en te en el p e r o n is m o - que apoyaba un m o d e lo de
in d u strialización m e r c a d o -in te r n is ta y redistribucionista. Dada la falta de
representación p o lític a entre los partidos trad icio n ale s, el bloqu e h e g e m ó n i c o se
apoyaba, al m en os hasta los años setenta, en sus la zos con las Fuerzas Arm adas
para lograr el control del aparato estatal y asegurar la e je c u c ió n de p olíticas
favorab les a sus intereses. De ahí que no sólo tuviera resp on sab ilid ad por el
in su fic ie n te n iv e l de desarrollo e c o n ó m ic o y social, sino tam bién por las
p erió dicas interrupciones de la vid a dem ocrá tica ocurridas en ese p e r ío d o .120
Según esta lín ea de razon am ien to, el sector agroexportador y las fraccio n es
o l ig o p ó lic a s de la bu rgu esía industrial objetivam en te estaban en c o n d ic io n e s de
formar una alianza en tanto que sus in tereses c on v ergían por la sig u ien te vía:
mientras que el primero b u scab a p recio s altos para sus b ien es de exp o rta ción - a
través de d e v a lu a c io n e s , por e j e m p l o - , a las segundas les interesaba levantar la
restricción externa que afectaba p erió d icam en te a la e c o n o m ía argentina - e l
llam ado m o d e lo “stop and g o ” (ver capítulo I V ) - , ya que operaban con altos
c o e f ic ie n te s de im p ortación (dado el carácter in c o m p le to del p roceso de
in d u strialización ). En tanto, no les preocupaba d em asia d o el im pacto
redistributivo n e ga tivo de esa estrategia en tanto que su m ercado estaba
con stituid o m ayoritariam ente por estratos de co n su m o relativam ente altos.
Esta alianza, sin em bargo, era d esafiad a por otro b lo qu e, con stitu id o por las
frac cio n es m en os concentradas de la bu rgu esía urbana y la clase obrera, alianza
d e fe n s iv a frente a los im p a ctos n e g a tiv o s que, sobre ambos grupos, tenían las
d e v a lu a c io n e s, ya que ese seg m en to de la bu rgu esía dep en día del m ercado interno
para su s u p erviv en cia, y por tanto apostaba a p olític a s de reac tiv ación en las
cu ales el salario ju g ab a un rol im portante com o estím u lo de la dem anda local.
D ich o bloque era la base del m o v im ie n t o p o lítico “n a c i o n a l - p o p u la r ” que
contribuyó al regreso del p eron ism o al poder en 1973 - d e h e ch o , el primer
119 Si bien no necesariamente todos los autores que trabajaron - y de hecho siguen trabajando- con la idea de
este “corte” de la sociedad argentina entre 2 bloques que disputan la hegemonía abrevaban en las ideas del
enfoque dependentista, es obvio que existían similitudes con el diagnóstico general que proponía dicho
enfoque acerca de la inserción de los países periféricos en la economía internacional. Sin embargo, los
autores locales han tendido, en función de su conocimiento de la realidad argentina, a presentar un cuadro
bastante más complejo de las relaciones entre la burguesía local y los intereses multinacionales, así como de
los comportamientos y relaciones de las diferentes fracciones de la clase capitalista argentina entre sí y con la
clase obrera que la subyacente en las variantes más “crudas” del enfoque dependentista.
120 Los trabajos que sostienen estas hipótesis son numerosos, pero bástenos citar solamente algunos de los
más representativos de aquella época: O'Donnell (1977), Peña (1974), Niosi (1974).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

M inistro de E c o n o m ía del p eron ism o en esa etapa fue José Ber Gelbard,
presidente de la C o n fe d er a ción General E c o n ó m ic a (CG E), la cual n u cleab a a los
em p resarios p e q u e ñ o s y m ed ia n o s que algu n os veían en aq u ella é p o ca com o
candidatos a convertirse en una “verd a d era” b u rgu esía n a c io n a l-.
En e fe cto , en gran m ed id a el debate de los setenta sobre el tem a del
com p o rta m ien to empresario en la A rg en tina se enmarcaba en un c on texto en el
cual - n o sólo en el país sino en buena parte del m undo en d e s a r r o llo - se d iscu tía
acerca de la p o s ib ilid a d de que en las n a cio n e s periféricas existiera una
“b u rgu esía n a c i o n a l” que fuera capaz de liderar un p roceso de desarrollo
cap italista e x ito so . T én g ase en cuenta que en esta d iscu sió n se partía del
supuesto de que las em presas m u ltin a c io n a les no podían ser una fuerza p o sitiv a
en esa d irección , en tanto se las suponía ju stam en te uno de los canales a través de
los cu ales los p aíses avan zados lograban extraer e x c e d e n te s del resto del mundo.
A s í, no sorprende que por aq u ella ép o c a la p resen cia m a s iv a de filia le s
extranjeras en la e c o n o m ía argentina fuera vista por los autores “h e t e r o d o x o s ”
com o un factor que restringía la au ton om ía de ac ció n del Estado nacion al - e n
particular en cuanto a su control del p ro ce so de a cu m u la ció n de capital y
ge n era c ió n de t e c n o l o g í a - . A s i m is m o , im p ed ía el a c c e so a los m ercad os externos
por las lim ita c io n e s im p u estas por las casas matrices a sus f ilia le s , las cu ales, en
tanto, operaban con altos c o e f ic ie n te s de im p ortación y remitían sig n ific a tiv a s
corrientes de d iv id e n d o s y royalties al exterior. En el con te xto de la ISI, siempre
para el grupo de autores que esta m os com en tan d o, la lle g a d a de em presas
tran sn acio n ales apuntaba a las ramas industriales más din ám icas y de m ayor
rentabilidad e im p licab a el d esp la za m ien to de las em presas lo c a le s. A la v e z que
se concentraba la p rod u cció n , este esq u e m a suponía un p r o ceso sim ilar de
redistribución regresiva del in greso, ya que la exp a n sió n de las em presas
extranjeras estaba ligada a la c o n so lid a c ió n de un patrón de c o n s u m o que se
vin cu la b a a la dem anda de los sectores s o c ia le s de m ay ores in g resos (ver, por
ejem p lo, C im illo e t a l , 1972).
En este escen ario, para varios autores, la gran b u rgu esía argentina era incapaz de
realizar sus “tareas h ist ó r ic a s ”, ya que se hallaba en una situ ación de debilidad
frente al capital m u ltin acion al - y por tanto era incapaz de concretar una alianza
con este ú ltim o en térm in os que le permitieran subsistir y e x p a n d ir s e -, y tam p oco
había p od id o elim in ar el poder p o lític o y e c o n ó m ic o de la clase terrateniente. A
la v ez, h istórica m en te las alianzas d istrib u cion istas con la clase asalariada habían
term inado en fracasos con m ayor o m enor rapidez. Si la burguesía, en to n ces, no
era capaz de form ular un programa que perm itiera tanto un cr ec im ien to industrial
sosten id o, co m o un ascen so paulatino del poder e c o n ó m ic o y p o lític o del
proletariado, una alternativa parecía ser que fuera directam ente este ú ltim o quien
tomara el control del p roceso p o lítico con un programa propio - o b v i a m e n t e ,
re vo lu c io n ario y s o c i a li s t a - , tal com o había ocurrido, por ejem p lo, en la Rusia
zarista en 1917 (ver A z p ia z u e t a l , 1976; Peña, 1974).
Para otros autores, había, sin em bargo, p o s ib ilid a d e s alternativas. Una de ellas
era que el “bloque p op u la r” apoyado en el p eron ism o se v o lv ie r a h e g e m ó n ic o y
encarara un p royecto industrializante más in c lu siv o y a m b ic io s o que el
p rom o vid o por sus adversarios. N atu ralm en te ello e x ig ía , entre otras cosas,
lím ites seve ro s a la p r ese n cia extranjera y la a d o p c ió n de m ed id as que im p licab an

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

transferencias de in g resos del agro a la industria - o in clu so una reforma agraria


que sacara de ju e g o a la clase terraten ien te-. A ltern a tiv am en te, podría haberse
forjado una alianza entre ambas fr acc io n e s de la b u rgu esía industrial -
d esp laza n do al m en o s parcialm ente al capital extranjero a favor del em presariado
l o c a l - y las cla ses obreras, en d esm ed ro del sector p am p ean o, por la vía de forzar
a este últim o a elev ar su p roductividad m ed iante, por ejem plo, el im p u esto a la
renta p oten cial de la tierra.121 Dado que, en la práctica, ambos cam in os sólo
lograron ser recorridos durante b reves la p so s, se habría m antenido en to n ces una
situ ación de “b l o q u e o ” e inestab ilid ad que afectó las p o s ib ilid a d e s de desarrollo
del p a í s .122
El g o lp e de Estado de 1976 puso un freno brutal a la d isc u sió n p o lític a sobre
estas alternativas, pero la r e flex ió n in telectual sobre la naturaleza del
em presariado argentino, naturalmente, no ce só. En particular, nos interesa
destacar la aparición de una segu n d a línea argum ental que, sin necesariam en te
discutir - e in clu so gen era lm en te en acuerdo con la idea de un clivaje entre dos
b lo q u e s an ta g ó n ico s en la soc ied a d arg e n tin a -, b u sca rastrear los or íge n es de las
con d u cta s y estrategias de la clase dom inante argentina - y , fin alm en te, entender
por qué dicha clase había sido incapaz de liderar un p r o c eso de in d u strialización
e x i t o s o - . Dada la gran in flu e n c ia que esta h ip ó te sis ha tenido - y t i e n e - en el
debate sobre el tema, vale la pena que nos ex ten d a m o s con cierto detalle en su
presen tación .
Com o es bien c o n o c id o , Jorge F ed erico Sábato fue el principal difusor de esta
h ip ó te s is, aunque otros autores habían ya sugerido algu n os de sus p rin cip ales
li n e a m ie n t o s .123,124 El punto de partida es que, para Sábato, la clase dom inante
durante el m o d e lo agroexportador no era e x c lu s iv a m e n te agropecuaria, sino que
tenía una im p la n ta ción m u ltisec to ria l - i n c l u y e n d o el c o m er cio , las finanzas e
in clu so la in d u stria-. De h ech o, segú n el autor, los em presarios p e rte n ec ien tes a
la clase dom inante en aquella etapa habrían tenido un origen c o m ercial y
fin an ciero y habrían ap ro vech ad o los s u c e s iv o s b o o m s g en era d os por la
v in c u la c ió n de la A rg en tina con la e c o n o m ía internacional (cuero, tasajo, lana,
carne, etc.) con un m ín im o de in v e rsio n es, de m od o de preservar la f le x ib ilid a d
para aprovechar los c am b ios en las coyunturas de los d istintos n e g o c io s - y

121 Según O'Donnell (1977), sólo entre 1967 y 1969 se intentó esta alianza, fracturada, entre otras razones,
por los conflictos sociales y políticos de la época
22 Para O'Donnell, de hecho, aún el “bloque hegemónico” podría haber generado un proceso de desarrollo
más exitoso, pero además de la oposición del bloque alternativo, también habría sufrido un problema de
inestabilidad en su propio seno. Esto sería así, en la visión del autor, en tanto que la gran burguesía industrial
se acercaba al bloque de empresarios pequeños y la clase obrera en las etapas de reactivación, y sólo se
volvía hacia la burguesía pampeana en momentos de crisis. Esta actitud cambiante de la gran burguesía
industrial habría impedido la modernización del capitalismo argentino, en tanto que su alianza con el sector
agropecuario podría haber llevado a aumentos en la productividad pampeana, así como de la industrial, por la
vía de la concentración y la incorporación de progreso tecnológico ahorrador de trabajo -naturalm ente, esta
vía no era del agrado de aquellos autores que buscaban no sólo el desarrollo industrial sino un poder
económico y político creciente de la clase obrera-.
123 Ver Rocchi (1996) para entender la historia previa y el momento del debate al cual Sábato pretendía
contribuir.
124 En particular, en los '60 un grupo de autores de orientación marxista, que actuaban en torno a la revista
Fichas dirigida por Milcíades Peña, ya habían trabajado sobre la hipótesis de la diversificación de la clase
dominante argentina (ver Korol y H. Sábato, 1990). En tanto, Lindenboim (1976) había notado la
interpenetración de intereses entre sectores industriales y agropecuarios, aunque sin desarrollar una hipótesis
articulada como la de Sábato.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m o v er se rápidamente en las ép ocas de crisis de la e c o n o m ía l o c a l - (Sábato, J. F.,


1979, 1988).
En esta lín ea de interpretación, la principal base de poder e c o n ó m ic o de la clase
dom inante de la é p o ca estaba en el control del c o m e rcio y las finanzas, más que
en la propiedad de la tierra. A sí, el c o n o c id o carácter au sen tista de la clase
terrateniente no sería un signo “p a t o l ó g i c o ”, sino una con d u cta empresaria
racional, en tanto que el “verdadero n e g o c i o ” en este período no estaba en la
prod u cción , sino en la e sp e c u la c ió n y la co m p r a -v e n ta . Para aprovechar estas
oportunidades eran n ecesarias dos c o n d icio n es: tener a c c e so al Estado (por
ejem plo, para saber por dónde pasaría la traza de los ferrocarriles, influir sobre
la co n stru cció n de la infraestructura o sobre la fijación de aranceles y
reg u la c io n es, participar de m od o p riv ile g ia d o en la d istribución de tierras
f is c a le s , etc.) y d isp on er de sig n ific a tiv a s cantidades de dinero.
Si bien ambas c o n d ic io n e s no fueron un activo e x c l u s iv o de la clase terrateniente
tradicional - s i n o que fueron a c c e s ib le s a aq u ellos que, por su espíritu empresario
o es p e c u la tiv o o por su particip ación en el control del Estado, habrían de formar
parte del n ú c leo de los “n u e v o s p r iv ile g ia d o s ”- , dicha clase tenía una ventaja. La
forma de propiedad de la tierra, propiedad que era la llave para el a cc e so
p riv ile g ia d o al crédito, perm itía el au sen tism o, pero ese au sen tism o, lejos de ser
un rasgo de una clase o c io s a , era lo que justam en te les perm itía residir en la
ciudad y aprovechar las oportunidades abiertas en los n e g o c io s de c o m p r a -v e n t a
y la e s p e c u la c ió n (R ou let y J. F. Sábato, 1971).
En c o n s e c u e n c ia , la gran bu rgu esía de la ép o c a habría estado con stituid a por
em presarios capitalistas m a x im iz a d o r es, pero a la v e z e s p e cu la d o re s, interesados
en la ga n an cia fácil y reacios a realizar in v e r s io n e s de largo p lazo. E stos rasgos
derivarían, en esen cia , de su m o d e lo de a cu m u la ció n basado en la d iv e r s ific a c ió n
de in v e r s io n e s , para el cual era n ec esa rio contar con su fic ie n te s fon d os líq uid os
c o m o para d esviar los cap itales de una actividad a otra. Ello habría contribuido a
con so lid a r una m entalidad e s p e c u la tiv a entre los em presarios argentinos, que
perduraría más allá de la v i g e n c ia del m o d e lo agroexportador o b stacu lizan d o el
p roceso de desarrollo e c o n ó m i c o - s o c i a l 125,126 (sobre esto v o lv e m o s en segu id a ).
En realidad, la interpretación de Sábato sobre las con d u ctas del empresariado
argentino es la ex te n s ió n de una h ip ó te s is origina lm en te destinad a a entender las
estrategias y la racionalidad empresaria pecu liar de los esta n ciero s pam peanos.
Para el autor, aq u ellos habrían d iv ers ifica d o riesg os a partir de la o rg an iza ció n
de grandes estan cias que les permitían desarrollar una estrategia com b in a d a de
p rod u cción de cerea les - r e a li z a d a por arrendatarios- e invernada de ganado - e s t a
últim a activid ad era p ercib id a por Sábato co m o e se n c ia lm e n te es p e c u la tiv a y
125 Las consecuencias negativas de esta peculiar conformación de la clase dominante habrían excedido el
ámbito económico, ya que, según Sábato, la fuerte diversificación de dicha clase le habría dado un carácter
“homogéneo”. Esto habría llevado a que, en lugar de varios partidos que representaran diferentes proyectos
económico-sociales, se generara un esquema de representación política excluyente y no democrático.
126 Por ejemplo, Roulet y J. F. Sábato (1971) señalan que el peronismo proyectó crear una “burguesía
nacional”, a la cual pretendía ayudar mediante créditos, subsidios, aranceles, etc. Sin embargo, esa estrategia
fracasó debido a que los empresarios, a pesar de los "favores recibidos", siguieron exhibiendo
comportamientos “colonialistas” y “dependientes”. Para J. F. Sábato (1979), a lo largo de la historia del
capitalismo en la Argentina, el carácter multi-implantado de la burguesía local llevó al “ predominio otorgado a
la reproducción ampliada del capital dinero frente a la reproducción ampliada del capital productivo” (p. 129).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p erten eciente más al c o m e rcio que a la p r o d u c c ió n -. En el capítulo sobre la ISI


v a m o s a ver que Sábato usa este esq u em a para e x p licar el esta n cam ien to
agropecuario de los años cuarenta, ya que la estrategia d iv e rsificad ora de los
terratenientes habría d esalentad o el uso de t e c n o lo g ía s c a p ita l-in te n s iv a s ,
lim itando la p rod u cció n y los ren d im ien tos. N u e v a m e n te , en to n ce s, la conducta
d iv er sifica d o r a aparece co m o un ob stácu lo para el desarrollo a largo plazo.
Para los autores que sig uen el marco interpretativo de Sábato, la d iv e r s ific a c ió n
pronto habría lle g a d o al sector manufacturero. A sí, durante el propio m od e lo
agroexportador el sector industrial c o m ie n z a a ser penetrado por em p resarios de
la elite tradicional, para q u ien es la p rod u cció n manufacturera era una actividad
más en la cual se podían obtener grandes b e n e fic io s . La ló g i c a de exp a n sió n de
este tipo de agen tes pasaba por el control del m ercado, y por la dem anda de
ap o yo s por parte del Estado, más que por la in n o v a c ió n “sc h u m p eter ia n a ”
(Schvarzer, 19 9 6 ) , 127 A su v e z, ese conjunto de em presarios d iv e r sific a d o s sería
un “grupo social relativamente p eq ue ño, pero e c o n ó m ic a y p o líticam en te
p od ero so , que tiende a definir los d estin o s del país porque controla diversos
resortes d e c is iv o s , entre los que se in clu y e el a c c e so a los centros de d e c is ió n y
la capacidad de in fluir a la o p in ió n p ú b lica ilustrada” (p. 125).
El m ism o autor sugiere que en la m ed id a en que los em presarios argentinos
instalaron fábricas manufactureras co m o parte de una estrategia de in v er sio n es
d iv e rsifica d a , p usieron esp e cia l aten ció n a las rentabilidades relativas de los
distin tos sectores en los que operaban, lo cual lle v ó a que no surgiera una
verdadera “d irigen cia in d u strial” . Cuando la e x p a n sió n industrial resultaba
sum am ente rentable, c om o a fin es del sig lo X I X o a m e d ia d o s de la década del
treinta, invirtieron en in sta la cio n e s gen era lm en te m uy grandes con el objeto de
controlar el m ercado d isp o n ib le, im p id ien d o la entrada de com p etid ores. Dada la
alta rentabilidad que se obtenía con estas in sta la cio n es, los em presarios
posterior m ente podían adoptar una actitud “p a s iv a ”, no n ec esita n d o reinvertir en
el m is m o sector, ya que eran cap a ces de trasladar sus b e n e fic io s a otras
a ctiv id a d es, no siempre industriales, con facilidad. En c o n s e c u e n c ia , los
em p resarios optaron por una estrategia que co n sistía en seguir en actividad, pero
red u cien d o al m ín im o las in v e r s io n e s n ecesarias en el p ro ce so fabril.
Con el transcurso del tiem p o, esas em presas se fueron con v irtien d o en o b so leta s,
desde el punto de v ista t e c n o ló g ic o y p rod u ctivo, aunque no necesariam en te
resultaban p oco rentables. P recisa m en te, el mero h ech o de que trabajaran con
e q u ip os totalm en te am ortizados perm itía obtener un b e n e fic io ad icion a l sobre un
capital d e sva lorizad o (el autor com para a los industriales argentinos con los
m in ero s, ya que agotarían la renta de su em presa hasta que ella m uere). En
determ inado m om en to de este c ic lo , los em presarios debían decidir si invertir en
la in stala ció n de una n u eva y m oderna planta en el m ism o sector, reem plazando
los eq u ip os o b s o le to s , o cerrar la e xisten te que ya no era rentable. A p lica n d o esta
últim a estrategia, los em p resarios perdían una em presa pero no su capital, que ya
habían recuperado varias v e c e s y trasladado a otros sectores - o bien lo habían
c o n s u m id o de manera o s t e n to s a - . Ello exp licaría, siempre según Schvarzer, que
127 Refiriéndose a Bunge y Born, por ejemplo, Schvarzer (1989) afirma que su “experiencia industrial se limitó
a las ramas que podían ser controladas oligopólicamente, asegurando altas tasas de ganancias y en
condiciones que permitían desplazar los flujos de fondos de un sector de actividad a otro en función de los
beneficios esperados (p. 64).

75
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

la U n ión Industrial A rg en tin a (U IA ) - n a c id a ya en 1 8 8 7 - no im pulsara con más


d e c is ió n m ed id as p r o -in d u str ia liz a c ió n , ya que sus d irigen tes p ertenecerían al
tipo empresario recién descrito, no estando interesados de manera e x c lu y e n te o
p referen cial en el desarrollo manufacturero.
En realidad, la idea de que los d estin o s de los em presarios argentinos no están
nec esar iam en te atados a los de sus em presas no se ap lica únicam en te al sector
in d u str ia l.128 La actitud de no com p ro m eter los cap itales en nin gu n a actividad
es p e c íf ic a , sino m antenerse en p o s ic io n e s de alta liq u id e z , sería resultado de que
los propietarios de las grandes em presas argentinas están interesados en
m ax im iza r sus b e n e fic io s sin im portarles d em asia d o la rentabilidad de sus
em presas - “esas con d u ctas pueden orientarse a m ax im iz a r el b e n e fic io , y la
seguridad, de los m ayores propietarios, m ediante estrategias que u tilizan a las
em presas co m o ‘r e h e n e s ’” (Schvarzer, 1 9 9 5 ) - . A sí, el autor sugiere que los
grandes propietarios lo c a le s habrían estado “d e s v i a n d o ” recursos desde sus
em presas hacia otros d estin o s durante décadas, fe n ó m e n o fa v o r ecid o por un
cap ita lism o de tipo “p e r s o n a l”/ ”fa m ilia r ” y con p oco control de los a cc ion istas
m inoritarios y de otros agen tes externos, in cluido el Estado.
En suma, la clase em presaria argentina tendría una naturaleza tal que le im pediría
convertirse en un agente d in ám ico de cam b io e c o n ó m ic o y s o c i a l . 129 En lugar de
ser una bu rgu esía “re v o lu c io n a r ia ” - c a p a z de im pulsar el desarrollo industrial y
t e c n o l ó g i c o - , lo que tend ríam os es una b u rgu esía “com p ra d o ra”, “parasitaria” o
“e s p e c u la t iv a ” (Schvarzer, 2 0 0 4 ).
En forma an áloga, N o c h t e f f ( 1 9 9 4 a y b) argum enta que las elites e c o n ó m ic a s de
cada país tienen ante sí dos tipos de o p c io n e s (que e lig e n o bien son forzadas a
aceptar, según los casos): la o p c ió n “dura”, que supone com p etir en base a
in n o v a c ió n en bu sca de “cuasi rentas m o n o p ó lic a s tran sitoria s”, o la “b la n d a ”,
que es la que siempre habría se g u id o la elite argentina. Esto se habría traducido
en que nuestra elite habría aprovechado “b urbujas” de cr ec im ien to surgidas de
im p u lso s e x ó g e n o s , m ediante su cap acid ad de garantizar que el Estado le otorgara
m o n o p o lio s “no in n ov ad ores ni transitorios amparados de la c o m p e te n c ia por las
p o lític a s p ú b lic a s ” (p. 104) - e l p ro te c c io n ism o de la ISI o las p riv a tiza cio n es de
los noven ta, por e j e m p l o - . En c o n se c u e n c ia , los o lig o p o l io s y m o n o p o lio s
d o m é s t ic o s no tendrían las virtudes que les adjudica, por ejem p lo, Schum peter,
sino que jugarían un rol perverso, al retardar el desarrollo e c o n ó m ic o en la
manera en que se lo c o n c ib e en la e c o n o m ía n e o c l á s ic a c o n v e n c io n a l - e n la
m e d id a en que aprovechan su poder de m ercado para dism inuir la c o m p e t e n c ia - .
A su v e z , e llo e x p licaría por qué la c ie n c ia y la t e c n o lo g ía nunca jugaron un rol
importante en la agenda de p olític a s p ú blicas del Estado, siendo que la elite local

128 La difusión de esta idea a nivel de la sociedad toda queda reflejada en el popular dicho que afirma que en
Argentina existen empresarios ricos con empresas fundidas.
129 Sólo como ilustración del tipo de afirmaciones que se han hecho en la literatura recibida en base a la
caracterización sabatiana de la clase dominante en la Argentina, valga la siguiente cita: “ un comportamiento
como el descrito (se refiere al de la elite económica en el período agroexportador tal como lo presenta Sábato)
generó sólo requerimientos tecnológicos débiles y erráticos ... pero no indujo un desarrollo tecnológico
especializado capaz de producir innovaciones comparables, por ejemplo, a las que produjo el tejido de
instituciones gubernamentales, académicas y departamentos de investigación y desarrollo de la industria
química alemana de la misma época” (Nochteff, 1994b, p. 47). Como vemos, en esta lectura, las
consecuencias de la conducta de la clase empresaria doméstica habrían sido de muy vasto alcance.

76
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

no es in n ovad ora ni “im itadora c re a tiv a ”, sino r e n t- s e e k e r o, en el m ejor de los


c a so s, ap rovech ad ora de recursos naturales.
Un p oco más acá en el tiem p o, la h ip ó te s is que va desde la d iv e r s ific a c ió n de la
cla se em presaria a las in s u fic ie n c ia s del p roc eso de desarrollo e c o n ó m ic o y social
del país v o lv ió a ser retomada con én fa sis, ahora h aciend o h in cap ié en la
crecien te p r ese n c ia de los llam ad o s “grupos e c o n ó m i c o s ”, seg m e n to empresario
que, re c o n o c ie n d o or íge n es en el m o d e lo agroexportador y la ISI, habría
e v o lu c io n a d o hasta con vertirse - ju n to con un s egm en to de las em presas
extranjeras (los c o n g lo m e r a d o s d iv e r s if i c a d o s ) - en la base del “n u evo poder
e c o n ó m i c o ” dom inante desde la etapa de la dictadura m ilitar 1 9 7 6 - 1 9 8 3 (A zp ia zu
e t a l , 1 9 8 7 ) . 130

La ló g ic a general de la argu m entación transcurre del sig u ien te m odo. La


dictadura in iciad a en 1976 puso en marcha un p roy ecto de d estru cción de la
alianza “b u rgu esía n a c i o n a l”- c l a s e trabajadora, afectando a la primera m ediante
la apertura com e rc ia l y el p r iv ile g io a las fraccio n e s más concentradas del capital
en la d e fin ic ió n de las p o lítica s p ú blicas, y a la segu n d a a través de la represión
sin d ical y p olítica, la caída del salario real, el aum ento del d e s e m p le o y la
p recarización del trabajo. Se habría in ic iad o así un p r oce so de p red om in io de la
“v a lo r iz a c ió n fin a n c ie r a ” del capital, en el cual el liderazgo e c o n ó m ic o se
con cen tra en los grupos lo c a le s d iv e r s if i c a d o s ,131 la “oligarq u ía terratenien te”132 y
las em presas extranjeras - e n particular, la fracción d iv e rs ific a d a de e ll a s - .
Los grupos e c o n ó m ic o s habrían crecid o al amparo de las fuertes tran sferen cias de
recursos realizadas desde el Estado nacion al en el período de M artínez de H o z 133
y durante el go b iern o de A l f o n s í n , 134 a la v e z que se habrían in tern acion alizad o
fin an ciera m en te v ía en d eu d a m ien to externo, garantizado por el Estado,

130 Ver también Azpiazu (1998), Azpiazu y Basualdo (1987), Azpiazu y Nochteff (1994), Basualdo (1987, 1999,
2000, 2001, 2003, 2004) y Schorr (2004).
131 Estos grupos incluirían tanto actores pre-existentes en la economía local (Bunge y Born, Astra, Pérez
Companc, Bemberg, etc.), como otros nuevos originariamente provenientes de la “ burguesía nacional” (e.g.
Fate, Bagó, Arcor).
132 La diversificación, al igual que en el pasado, sería incluso una característica de los sectores dominantes en
el agro. Así, Basualdo (1996) señala que las sociedades agropecuarias, junto con los grupos económicos de
los que hemos venido hablando son, en los '90, el núcleo fundamental de los grandes propietarios
bonaerenses. Ambos conjuntos de empresas tendrían en común, siempre según Basualdo, una muy
acentuada diversificación de actividades, combinando las varias etapas de la ganadería con diferentes cultivos
agrícolas.
1 De hecho, es importante resaltar que varios trabajos destacan que ya hacia fines de los '60 desde el
Estado nacional se estaba haciendo lo que Schvarzer llamó “la apuesta silenciosa” al capital local, por lo cual
muchos de los grupos económicos habrían comenzado o consolidado su dependencia del Estado, como
prom otor y comprador, en esa época, al calor de la ideología “ nacionalista” y “anti capital extranjero” que
había empezado a difundirse rápidamente (ver, por ejemplo, Ostiguy, 1990; Schvarzer, 1996; Lewis, 1993).
Con relación a este último tema, Schvarzer (1978) señalaba que la política de promoción de la dictadura
estimulaba claramente a los grupos nacionales, pero que las ET “de ninguna manera (podían) considerarse
como beneficiarias actuales de la estrategia industrial del país” (p. 61). Ver también Schvarzer (1981) y
Schvarzer (1983). En este último trabajo, sin embargo, se sugiere que factores estructurales también
redujeron el interés por la Argentina de las ET, incluyendo las crisis atravesadas en 1975 y 1981 y la
sobrevaluación del peso en la etapa de Martínez de Hoz.
134 Recordemos el intento de alianza entre el gobierno radical y los llamados “capitanes de la industria”
(Ostiguy, 1990).

77
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

ap ro vech an d o la p osib ilid a d de obtener un diferen cial p o sitiv o entre las tasas de
interés d o m é stic a s e in te r n a c io n a le s .135
En este escen ario, el d es e m p e ñ o de este “n u evo poder e c o n ó m i c o ”, co m p u e sto por
agentes insertados en una m u ltip lic id ad de activ id ad es en las cuales ejercen poder
o l ig o p ó l ic o , se habría in d e p en d izad o cr ec ie n tem en te del resto de la e c o n o m ía ,
tanto por la naturaleza de los m ercad os - e n gen eral, v in cu la d o s al c o n s u m o de los
sectores de altos i n g r e s o s - en los que operan, com o por su alto grado de
in ter n a cio n a liz a c ió n financiera.
Si bien la d iv e r s ific a c ió n /in te g r a c ió n de activ id ad es, junto con su capacidad de
in ter n a cio n a liz a c ió n , les perm itían obtener rentabilidades superiores a las del
p rom edio de los agen tes e c o n ó m ic o s , el h ech o de que sus p rin cip ales cap a cid ad es
estuvieran en el cam po de las fin an zas y la e s p e c u la c ió n , así co m o su rápida
exp a n sió n en la etapa militar, los habrían lle v a d o a una fuerte in e f ic ie n c ia en
cuanto a su fu n cio n a m ie n to empresario (A zp ia z u e t a l , 1987). Esto agravado por
el h ech o de que, en lugar de reinvertir en los sectores en donde actuaban,
destinaban buena parte de los e x c e d e n te s a expandirse hacia áreas n u eva s -
gen era lm en te en b u sca de alguna renta derivada de su articu lación con el E s t a d o -
o a la m e n c io n a d a v a lo r iz a c ió n fin an ciera vía “fuga de c a p ita le s ” .
En los n o v en ta las estrategias de los grupos e c o n ó m ic o s cam bian radicalm ente, al
c om p ás de las tran sfo rm acio n es en la e c o n o m ía local - e n realidad, la aclaración
es m uy relevante, para los autores que estam os com en tan d o estos grupos, lejos de
ser protagonistas p a s iv o s de esas tr an sfo rm acio n es, tendrían la capacidad de
im pulsarlas en tanto co n v en g a n a sus in t e r e s e s -. En particular, en la primera
mitad de la d écada pasada, los grupos - o al m en os la m ay oría de e l l o s - habrían
c o n s o lid a d o su p re sen cia dom inante, en tanto que a su fuerte in serció n en el
sector industrial - c e n tr a d a en la p rod u cción de b ien es agroindustriales e
i n t e r m e d io s - , le adicionaron su p articipación en los c o n s o r c io s gan ad ores de las
p riv a tiza cio n es (además de in v e rsio n e s en otras áreas - e . g . p rod u cció n
a g r o p ecu a r ia -).
Más tarde - s e g u n d a mitad de los n o v e n t a - se ob serva una clara retracción
estructural de los grupos e c o n ó m ic o s - v í a transferencia, g en era lm en te a em presas
de origen extranjero, de la propiedad de em presas industriales y ban cos y de las
p articip a cio n es accion arias en p r i v a t i z a c i o n e s - . 136 Esto, sin em bargo, no iría en
d esm ed ro de su poder e c o n ó m ic o , y sólo reflejaría una alteración en la
c o m p o s ic ió n de su capital: aum ento de la im portancia de los a c tiv o s fin an cieros
(e sp e c ia lm e n te de los radicados en el exterior) en detrimento de los a c tiv os fijos.

135 De esta forma, la internacionalización financiera rompió con el proceso de acumulación anterior, no sólo
porque la libre movilidad de capitales implicaba que la consideración de la tasa de ganancia productiva en el
exterior dejaba de ser un criterio privativo de las Et sino, fundamentalmente, porque a partir de allí el nivel de
la tasa de retorno interna se confrontaba con la tasa de ganancia financiera en el mercado internacional.
136 Según Basualdo y Kulfas (2000), la venta de los activos en privatizaciones respondería a que se produjo
una acelerada revaluación patrimonial que sólo podía realizarse en el mercado mediante la enajenación de las
participaciones accionarias. Por su parte, Schvarzer afirma que los socios locales de los consorcios
ganadores de las privatizaciones básicamente estaban interesados en negocios de corto plazo que les
permitieran capitalizar sus conocimientos del mercado y sus contactos; a la vez, las privatizaciones resultaban
una forma de expansión que no requería una modificación apreciable de sus estructuras y capacidades -
limitados, según la visión del autor, tanto en términos técnicos como organizativos- (Schvarzer, 1995, 1997).

78
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Todas estas tran sfo rm acio n es no habrían cam b iad o lo esencial: la v o c a c ió n


rentística y e s p e c u la tiv a de los grupos lo c a les. M ientras que en los prim eros años
n ov en ta esto se ev id e n cia ría en la co n cen tració n de sus activ id ad es en ser v ic io s
(protegid os de la c o m p e te n c ia ) y en áreas con ventajas com parativas naturales
(prod ucción agropecuaria y agroindustrial, p etró leo ), en la segu n d a mitad de la
década se m aterializaría en “fuga de c a p ita le s ”, la cual, “lejos de representar un
fe n ó m e n o aislad o y v in cu lad o con una ‘diversid ad de i n v e r s i o n e s ’ inherente a la
generalidad de los a g en tes e c o n ó m ic o s , o a coyunturas adversas (o de ‘alto
r i e s g o ’), forma parte de una ló g i c a de a c u m u la ció n cuyo origen se a s o c ia con las
tran sfo rm acio n es estructurales resultantes de la p o lític a e c o n ó m ic a im p lem en tad a
por la dictadura militar a partir de 1 9 7 6 ” (B asu aldo y K ulfas, 2 0 0 0 , p.17).
Com o ya ad elan tam os, en este trabajo nos p rop o n em o s exam in ar críticam ente este
conjunto de argum entos, los cu ales, c o m o seguram ente reconocerán los lectores,
tien en una in flu e n c ia m uy fuerte en un gran seg m en to de la intelectua lida d y la
clase p o lític a y sindical local, amén de “c o n g e n ia r ” con las s o sp e ch a s que anidan
en buena parte de la socied ad resp ecto del com p o rta m ien to de nuestros
e m p r e s a r io s 137 - e s t a s c o in c id e n c ia s no hacen que las ideas sean válidas, pero si
las tornan más c r e í b l e s - . Pero antes n e c e s it a m o s exam inar otras v i s io n e s -
igu alm en te in flu y en te s, aunque en ám bitos d istintos de a q u ello s que son
re ce p tivo s al en foq ue h e t e r o d o x o - respecto del tem a que nos ocupa.
C) La visión “o rto d o x a ”: de la intervención estatal al re n t-see k in g , el Estado
p re d a d o r y el “a h o g o ” de la iniciativa p riv a d a
Corresponde ahora que c o m e n te m o s un conjunto de argum entos op u e sto s a los
recién presentados. Estos argum entos sitúan en el Estado el origen de los
p roblem as argentinos a través de su im pacto sobre las con d u ctas em presarias, sea
porque gen era reglas de ju e g o que in cen tiva n el surgim iento de con d u cta s ren t-
seekers o bien porque “a h o g a ” la activid ad em presarial m ediante la presión
im p o sitiv a y regulatoria. Si bien esto s argum entos son, naturalmente, m ucho
m e n os populares que los e x p u es to s en la se c c ió n previa, representan bastante
bien la op inión de dos grupos m uy influyentes: los e c o n o m is ta s de orien tación
“o r to d o x a ” y las cámaras y a s o c ia c io n e s representantes de los distintos sectores
em presarios.
E m p e c e m o s d ic ie n d o que la e s c a s e z de r e fle x io n e s sobre el tem a objeto de este
trabajo entre los e c o n o m is ta s “o r t o d o x o s ” responde a que esto s se han interesado
m ucho más en explorar las c o n s e c u e n c ia s de las con d u ctas y a c c io n e s del Estado,
que en analizar las estrategias o d e s e m p e ñ o s em presarios, los que se consideran,
en general, co m o respuestas más o m en o s autom áticas u ob v ias al esq u em a de
in c e n tiv o s propuesto desde el poder p ú b l i c o .138 De allí que, com o señ alam os
137 El hecho de que varias de las principales figuras del establishment empresario local disten de tener una
buena imagen en la sociedad o de constituir modelos que sean atractivos de seguir, así como la proliferación
de expresiones como “ patria contratista” y “capitalismo prebendario” o la cantidad de ocasiones en las que se
escucha que “en la Argentina no existen empresarios schumpeterianos”, son pruebas más que concluyentes
de lo que afirmamos.
138 Lamentablemente, como siempre que se establece una clasificación o agrupamiento de ideas, aquel que
realiza tal tarea se ve forzado a trazar una línea imaginaria que separa los grupos a los cuales se desea
identificar. En este procedimiento, naturalmente, se pueden cometer injusticias en tanto que es posible que se
“ ponga en una misma bolsa” a autores que, examinados desde otros puntos de vista, exhiben marcadas
diferencias entre sí. Pedimos disculpas, entonces, por el corte que establecemos en este trabajo entre

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

antes, para esta literatura es en el Estado y no entre los em presarios donde hay
que buscar la raíz últim a de los m ales lo c a le s (los títu los de dos trabajos de
FIEL, “Los co s to s del Estado r e gu lad or” y “El fracaso del e s t a t i s m o ” son b uenos
eje m p lo s en este sentido - v e r FIEL, 1987 y 1 9 8 9 - ) .
D o m in g o C avallo (1 9 8 4 ) , por ejem p lo, ataca directam ente a los argum entos anti­
em presarios: “Atribuir los bajos n iv e le s de p roductividad que p re v a lec en en la
e c o n o m ía a ‘d e f e c t o s ’ in d iv id u a le s de los agentes e c o n ó m ic o s es absolutam ente
in co n d u cen te. Decir, por ejem p lo, que te n e m o s em presarios in c a p a c e s ...y que esa
es la causa de la baja p rod u ctividad ... lle v a en la práctica a conform arse con el
statu quo y a esperar una s o lu c ió n m ila g r o s a ” . Por el contrario, sugiere que “los
p aíses que han logrado aum entos s ig n ific a t iv o s y so s te n id o s de p roductividad han
c o n s e g u id o e sta b le ce r reglas de ju e g o que im p o nen a los agen tes e c o n ó m ic o s
con tin u os esfu e rz o s para el aumento de la e f ic ie n c ia p rod u ctiva co m o c o n d ic ió n
para el éxito o b e n e fic io in d iv id u a l” (p. 46).
C avallo re co n o ce que “la nuestra ha sido una so c ie d a d de gente que quiere vivir
de rentas p ro v e n ien te s de la propiedad heredada o del p r iv ile g io c o n s e g u id o a
través del g o b ie r n o ” (p. 92), pero afirma que no son sólo los em p resarios los que
muestran esas in c lin a c io n e s sino la socied ad en su c o n j u n t o .139 A su v e z, sugiere
que la causa de esa v o c a c ió n rentística está en las reglas de j u e g o y no en
actitudes “in m a n e n t e s ” de los agentes e c o n ó m i c o s . 140
A s í, la raíz de los p rob lem as argen tinos estaría en que “h em o s ido destruyendo
nuestras in stitu cio n es e c o n ó m ic a s fun d am en tales... al extrem o de llegar a formas
de o r g a n iza ció n e c o n ó m ic a ineptas para generar d e c is io n e s co le c tiv a s
m ín im a m en te racion ales y, lo que es aún peor, in ca p a ces de encam inar los
in tereses in d iv id u a le s y sectoria les dentro del interés g e n e r a l” (p. 22). ¿Cuáles
habrían sido las vías a través de las que se lle g ó a tal situación?
En lo e s e n c ia l, para los ec o n o m is ta s de orien tación “o r t o d o x a ”, habría sido la
a d o p c ió n de p olítica s e c o n ó m ic a s “erró n ea s” el principal factor e x p lic a tiv o de tal
d eb acle. Por ejem plo, la creación de un aparato regulatorio cada v e z más
co m p le jo , que se con virtió en una traba burocrática para el desarrollo de las
a ctiv id ad e s e c o n ó m ic a s , gen eró li m ita c io n e s a la c o m p eten cia , creó m o n o p o lio s
artificiales y fue fuente de corrupción e in e f ic ie n c ia s (FIEL, 1987).

“ heterodoxos” y “ortodoxos”, el cual no permite hacer justicia a los matices y divergencias que existen entre
los autores que, en aras de la simplicidad expositiva, hemos agrupado en una misma categoría. De todos
modos, queremos que se entienda que, al hablar de “ortodoxos” y “ heterodoxos” en realidad los estamos
catalogando únicamente con relación a sus opiniones sobre el tem a que nos ocupa en este trabajo, sin que se
deba presuponer que en otras materias exhiben necesariamente coincidencias similares, ni que aquellas
opiniones se basan en algún tipo de esquema teórico compartido entre todos los autores que estamos
clasificando bajo un mismo “ heading”.
139 En la misma dirección, Veganzones y W inograd (1997) dicen que “ la política de sustitución de
importaciones, el aumento de la magnitud del Estado y su poca credibilidad, el complejo sistema de subsidios,
de exenciones y de amnistías fiscales propician los comportamientos de clientelismo, de búsqueda de
ganancias y de fraude en todos los niveles de la sociedad argentina (industriales, asalariados, funcionarios o
contribuyentes). En ausencia de una crisis económica duradera, la gran mayoría de los argentinos tenía
interés en que continuara la situación imperante (p. 263).
140 Por ejemplo, se pregunta: “La oposición de los agricultores y ganaderos a contribuir según sus rentas ¿es
causa de los gravámenes a la producción, o es efecto del desaliento que para el hombre de campo han
significado tantos años de precios bajos pagados a la producción?” (Cavallo, 1984, p. 93).

80
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

El exacerb ad o afán regulador del Estado habría afectado asim ism o la e f ic ie n c ia


en la tom a de d e c is io n e s en el sector privado, al im pedir que el m ercado cu m p la
plen am en te su rol asign ativ o. A s í, para C avallo (1 9 8 4 ) , “la p rop en sió n al
in t er v e n c io n ism o burocrático y c a s u ís tic o ... así co m o una le g is la c ió n fiscal
plagada de e x c e p c i o n e s y que p o sib ilita n u m erosas vías de ev a s ió n ... ha tend ido a
acentuarse y en la actualidad la m ayor parte de los m ercad os están im p regnad os
de d istorsio n es que traban su rol coordinador de las d e c is io n e s in d iv id u a le s de
productores y d e m a n d a n tes ” (p. 127).
A su v ez , el carácter e x c e s iv a m e n t e cerrado de la e c o n o m ía desde la ISI hasta los
n o v en ta - s a l v o el breve interludio de M artínez de H oz ( lu e g o v ere m o s que para
varios autores o r tod o xos aún en ese período la apertura de la e c o n o m ía fue
i n c o m p l e t a ) - dio lugar a lo que J. Llach (1 9 9 7 ) llam a “m e r c a d o -in t e r n ism o
r e n tís tic o ”, que reem p lazó a un m o d e lo abierto que, siem pre en la lectura del
en foq ue que h e m o s c a lific a d o co m o “o r t o d o x o ”, había probado ser e fic a z para
estim ular la c o m p e t e n c ia y la e f ic ie n c ia y b e n eficiar al país con el in greso de
t e c n o lo g ía s extranjeras (ver tam bién D íaz A lejandro, 1975; V e g a n z o n e s y
W in ograd , 1997).
En este escen ario, “las es ta tiz a c io n e s y r e g u la cio n es... crearon c o n d ic io n e s
m o n o p ó lic a s y o lig o p ó l ic a s en los m ercad os fin an ciero s, seguros,
c o m u n ic a c io n e s , energía, transporte..., siderurgia, industrias v in c u lad as a la
d efen sa, co m e rcio exterior, trabajo141 y una serie de ramas industriales protegidas
m ediante el esta b le c im ie n to y aum ento de r estriccio n es ara n cela rias” (Guissarri,
19 8 8 ) 142. Esto, adem ás de sus c o n se c u e n c ia s n eg a tiv a s en térm in os de b ien estar y
e fic ie n c ia , habría sido d esen cad en an te de una g e n e r a liz a c ió n de actitudes ren t-
seekers en el em presariado local, a la v e z que habría estim u lad o el surgim iento
de un v ig o r o s o sector informal que ven d ría a recoger las dem andas que las
r eg u la c io n es v ig e n te s no permitían satisfacer, o a brindar o cu p a ció n a aq u ellos
que “p erd ía n ” con las reglas de ju e g o v i g e n t e s 143 (un argum ento popularizado en
A m é ric a Latina por H ernando de Soto en su “El otro s e n d e r o ”).
La idea de que el r e n t- s e e k in g es c o n s e c u e n c ia de la e x p a n sió n del Estado es
e xp u esta por varios autores. A sí, se afirma que “cuando... un Estado c om o el
argentino se quiere sentir ‘p r o ta g o n ista ’, induce en el sector privado una
d istracción de energías, hacia el l o b b y . . . en otras palabras, al d e sp laza m ie n to
dentro de cada em presario de su p orción ‘s c h u m p ete ria n a ’ por su porción
‘c o r t e s a n a ’” (Broda y De Pablo, 1985, p. 31 8). En el m ism o sentido, para
R o d ríg uez (1 9 8 8 ) , la e c o n o m ía argentina desde la ISI hasta antes de los ochenta
fue “de reparto” : “en dicho sistem a es m ucho más rentable desde el punto de
v ista in dividual el invertir recursos para lograr un b e n e fic io del Estado que en
producir. El Estado a través de su poder regulatorio se con vierte p o te n cia lm en te
141 Las quejas por el funcionamiento de las instituciones laborales en la Argentina son naturalmente un
“clásico” dentro de la literatura que estamos comentando, tanto por sus efectos (negativos) sobre el mercado
de trabajo y el empleo, como sobre la productividad y los costos a nivel empresario (véase Lewis, 1993; FIEL,
1987, 1989, 1997a).
142 Para Rodríguez (1988), hasta los '90 en Argentina había un “sistema tarifario a medida” (la frase es de
Corden), donde cada productor recibía el arancel que lo compensaba por su ineficiencia relativa frente al resto
del mundo.
143 Para Cavallo (1984), las empresas privadas en la Argentina se dividían en dos tipos: a) empresas que
lograron restricciones a la competencia; b) empresas que operaban en condiciones adversas por la presión de
la existencia de empresas con privilegios, y que para subsistir recurrían a la evasión.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

en dueño de toda la riq ueza existen te y la reparte de acuerdo a variados sistem as


de p r ed ic ció n p o lític o s. El Estado no sólo distribuye las rentas e x isten tes sino
que gen era nuevas rentas con tin u am en te a través de las más variadas
r e g u l a c io n e s ” (p. 4). Peor aún, la regla distributiva que usa el Estado para
repartir esas rentas es cam biante, lo cual suma in estab ilid ad e im p r ev isib ilid ad
para las d e c is io n e s de los agentes privados.
En este p roceso , se habría generado un círculo v i c io s o de esta n cam ien to y
vo la tilid ad m a c r o e c o n ó m ic a en el cual la socie d a d se hace cada ve z más
demandante de rentas y el Estado am plia su radio de acció n para satisfacer tales
dem andas, con trib u yen d o aún más a la d ecad en cia . A sí, la in fla ció n e n d é m ic a en
la A rg en tina desde los c in cu en ta hasta los n o v en ta habría sido producto de la
ilusión de que el “Estado p od ía ‘fab rica r’ recursos desde un lugar exterior a la
socied ad ... m ediante el s e n c illo exp e d ien te de em itir dinero ... la socied ad se
con virtió en dem andante perm anente de p r o te c c io n is m o exacerb ad o e inflación:
más gasto p ú blico, más su b sid io s de todo tipo, más au m en tos gen era les y
cen tralizad os de salarios ... la in fla c ió n alta y persistente se hizo así en d óg ena ,
interior” (J. Llach, 1997, p .50).
La enorme capacidad del Estado de controlar la asig n a ció n y d istribución de
recursos entre los d istintos grupos de la so cied a d c iv il y el aparato p roductivo
habría dado lugar a una matriz “E s t a d o - c é n t r i c a ” en la cual los agen tes privados
demandaban rentas y p rote cció n , a la v e z que el Estado m u ltip lica b a su capacidad
para capturar recursos (B er en sz tein y Spector, 2 0 0 3 ). A sí, las “activ id ad es de
l o b b y pasaron a insum ir cada v e z más las energías de otro m od o p roductivas de la
s o c i e d a d ” (J. Llach, 1997, p. 50). Paralelam ente, “el poder... se r elo c a liza
alrededor de sectores corp orativos c u y o s in c e n tiv o s para actuar c o le c tiv a m e n te
d escan san en las rentas que genera la p o lític a de in terven ció n del Estado y que se
d e s e n v u e lv e n paralelam ente a las in stitu cion es acordadas en el pacto
con stitucion al". Esto perpetuó un c ic lo de in te r v e n c io n is m o estatal en el cual, a
d ife re n cia de las “rentas del c r e c im ie n to ” generadas en el m o d e lo agroexportador,
los actores luchan por las “rentas del e s ta n c a m ie n t o ”, afectan d o naturalmente las
b ases m ism a s del desarrollo e c o n ó m ic o (Guissarri, 1988).
Un ele m en to que u n ifica a la m ayor parte de esta literatura es que el turning point
de la d e c a d e n c ia se sitúa en 19 3 0 . 144 La crisis, la d ifu sión de id e o lo g ía s
n a c io n a lis ta s -e s t a t is ta s , la im ita ció n de p o lític a s que se estaban adoptando en
otros p aíses, entre otros factores, son los ele m e n to s citados en la literatura para
ex p licar ese quiebre, que Guissarri (1 9 8 8 ) lle g a a id en tificar c o m o una
“d esn atura liza ció n del contrato con stitu cio n a l de 185 3 ”145 - e n particular, por el

144. Algunos autores van más atrás y encuentran ya signos del cambio de régimen en los '20. Por ejemplo, “we
argued that, during the 1920s and 1930s, Argentina experienced a critical change in both doctrine and political
dynamic... an inward oriented, protectionist model emerged which created the foundations of corporatists,
authoritarian schemes and policies. We understand the emergence of populism as a continuation of this
process, as the long-term expansion of the state apparatus bounded civil society's autonom y” (Berensztein y
Spector, 2003, p. 363).
14 Recordemos que durante el gobierno peronista se produjo una reforma de la Constitución (año 1949) -
luego anulada en 1956- la cual, en su artículo 40, disponía que “El Estado, mediante una ley, podrá intervenir
en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de
los límites fijados por los derechos fundam entales asegurados en esta Constitución. Salvo la importación y
exportación, que estarán a cargo del Estado, de acuerdo con las limitaciones y el régimen que se determine
por ley, toda actividad económica se organizará conforme a la libre iniciativa privada, siempre que no tenga

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

abandono de los lím ites que el régim en p r e - 1 9 3 0 im p o n ía a la acción del E s t a d o -


(ver tam bién B e re n sz tein y Spector, 2 0 0 3 ) . 146
Esta ruptura de lím ites habría lle v a d o a un caso extrem o del “Estado in v ad ien d o
la s o c i e d a d ” (J. Llach, 1997). En general, los autores “o r t o d o x o s ” r e co n o cen que
en la m ayor parte de los p aíses del m undo, y en particular tras la crisis del
treinta, el Estado asum ió en n u m er osos p a íses -p a r a bien o para m a l - diversas
fu n c io n e s , tanto regulatorias, co m o prod u ctivas, p lanificad oras y distributivas.
Sin em bargo, el argum ento es que en A rg en tina ese in te r v e n c io n ism o fue más
profundo que en otros casos. A sí, “los m ales del estatism o in flacion ario
arraigaron en la A rg en tina más hondo en la socie d a d y deformaron m ucho más
profundam ente su n ú cle o p rod u ctivo e s p o n t á n e o ” (J. Llach, 1997, p. 51) - v e r
tam b ién R o d ríg u ez (1 9 8 8 ) - .
El h ip e rac tiv ism o estatal habría term inado “a h o g a n d o ” la in ic ia tiv a privada.
Com o lo señ ala B e ren s ztein (D iario La N a c ió n , 16 de enero de 2 0 0 5 ), “la
in capacid ad del Estado se origina y reproduce tam bién en la e x is te n c ia de
m e c a n is m o s ad m inistrativos d em asia d o c o m p le jo s y rígid os, u sualm ente
an a crón ico s o de m uy d ifícil im p lem en ta c ió n . Se trata de lo que Mancur O lson
d en om in a b a ‘la e s c le r o tiz a c ió n de la s o c i e d a d ’ : la ac u m u la ció n de norm ativas que
restan p rog resiva m en te en ergía y libertad a los ciu d ad anos... La vitalidad y
en ergía creadora de los em p ren dedores se canaliza, otra v e z, en los m árgen es o
in clu so más allá de la leg alid ad ... La racionalidad e c o n ó m ic a los em puja a un
m undo sin derechos: no los tien en los trabajadores que em p lean, los
co n su m id o re s que compran sus b ien es y se r v ic io s ni los con trib u yen tes que se
perjudican por los im p u esto s que e llo s no pagan. E stos m ism o s em presarios
enfrentan situ a cio n es injustas, co m o el costo de fin a n cia m ien to en el circuito
paraformal. Se trata de un círculo v i c io s o perfecto en el que, en el m ed ia n o y
largo p la zo s, to d o s p e r d e m o s ” .
La d ep en d en cia del sector privado de las rentas obtenidas m erced a la in teracción
con el Estado habría, as im is m o , contribuido al d escréd ito y la m ala im a gen del
em presariado local. A sí, al percibir la socied ad que, para ganar dinero, se hacía
nec esa rio algún p r iv ile g io estatal, p rog resiva m en te se a so c ió el éxito en los
n e g o c io s con la p o s e s ió n de con tactos con el sector p ú b lico - y naturalmente con
la corrupción que se supone im p líc ita en esos c o n t a c t o s - , d e s leg itim a n d o la
fu n ció n em presaria (R od rígu ez, 1 9 8 8 ) .147
Peor aún, adem ás de generar con d u ctas re n t-s e e k e r s y bloquear la in iciativ a
privada, el Estado argentino in clu so se habría con vertido en “p red ad or” de la
sociedad: “Cuando el Estado... b u sca su propio b e n e fic io , los o b jetiv o s del
sistem a p o lítico cam bian y... su m eta es encontrar la m ejor manera de apropiarse
de los recursos que gen era la s ocied ad ... el sistem a p o lítico se con v ierte en una
gran m aquinaria para repartir la torta entre unos p o c o s ” (F. S turzenegger, 2 0 0 3 ,
p. 25 1). En el m ism o sentido, la ex te n s ió n de las atribuciones estatales habría

por fin ostensible o encubierto dominar los mercados nacionales, eliminar la competencia o aumentar
usurariamente los beneficios”.
146 Según J. Llach (1997), en realidad, el Estado no habría sido un ente totalm ente autónomo que decidió “por
las suyas” el cambio de régimen, sino que la mayoría de la sociedad avaló ese cambio.
147 “El público percibe la dependencia del empresario privado sobre el Estado como un privilegio que le es
negado al resto y de allí forma su imagen negativa sobre este tipo de actividades” (p. 5).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

redundado en “in ter v e n c io n e s m a siv a s, regulatorias y e x p r o p ia to ria s” en los


m ercados privados su ced id as a lo largo de nuestra h istoria desde los años
cuarenta hasta el presente (Guissarri, 1989).
En la p er sp ec tiv a que e sta m os analizando, los p eríod os de reformas “lib e r a le s ” -
1 9 7 6 - 1 9 8 1 y la d écada de los n o v e n t a - deberían haber contribuido a cambiar
radicalm ente el estado de cosa s descrito - r e d u c ie n d o el e sp acio para el ren t-
s ee k in g , la corrupción y la in e f ic ie n c ia y “lib e ra n d o ” las energías
e m p ren d e d o r a s-. Sin em bargo, ante la e v id e n c ia de que esas reformas no
pudieron alcanzar d ich os ob je tiv o s, algu n os autores han argum entado que la
s u p e r v iv e n c ia de aq u ellos problem as se debe al carácter “i n c o m p l e t o ” de ambas
reformas.
A sí, en el caso de la ex p e r ie n c ia de M artínez de H oz, se ha afirmado que “the
e c o n o m ic interests o f those w h o held e ffe c t iv e p o litica l control were not favored
by liberalization p o lic ie s . A s a m a t t e r o f f a c t , t he e c o n o m i c i n t e r e s t s o f the
m i l i t a r y w e r e s h e l t e r e d f r o m t he c o m p e t i t i v e f o r c e s f a c e d b y o t h e r p a r t s o f the
e c o n o m y ” ( N o g u é s , 1 9 8 6 , a b s t r a c t ) . De h ech o, para el autor, las p olíticas
e c o n ó m ic a s lleva d a s adelante en ese período no pu eden calificar se de liberales,
en tanto que, adem ás de la s u b sis ten cia de con troles y r e g u la cio n es - i n c l u s o
sobre salarios, tasas de interés y tipos de c a m b i o - , el p roceso de apertura no fue
h o m o g é n e o , ya que hubo im portantes sectores que continuaron p rotegid o s. El
ejem p lo que pone N o g u é s es el del sector siderúrgico, c u y o s productores fueron
b e n e fic ia d o s por la e x is te n c ia de r eg u la c io n e s que lim itaban la c o m p e t e n c ia en el
m ercado d o m é s tic o , a la v e z que se aplicaban lic e n c ia s de im p ortación para la
m ayor parte de los b ien es p rod u cid os lo calm e n te. N o g u é s atribuye este p riv ile g io
al interés de los m ilitares en preservar el sector dada su directa in g ere n c ia en el
m ism o (el autor lle g a a hablar del “c o m p lejo m ilita r -in d u s t r ia l” para referirse a
los in tereses que estaban detrás de la p rote cc ió n a ciertos sectores en esta etapa).
En cuanto a los noven ta, se ha argum entado que en la A rg en tina sig u ió habiendo
“au sen cia de c a p ita lis m o ”, debido a que las reformas no habrían sido lo
s u fic ie n te m e n te profundas com o para elim inar las con d u ctas rentísticas heredadas
del pasado. A sí, se señala, por ejem plo, la e x c e s i v a presión tributaria sobre el
s ector privado, la s u b sis ten cia de barreras c o m e r c ia le s , la falta de
d e s r e g u la c io n e s profundas en m ercad os c om o el de trabajo, las lim ita c io n e s a la
c o m p e te n c ia en algunas activ id ad es privatizadas, la d ebilidad de la j u s t ic ia y la
p er sisten cia de la corrupción co m o ele m e n to s que lim itaron las libertades
e c o n ó m ic a s , perjudicaron la e f ic ie n c ia y distorsionaron las con d u cta s de los
em p resarios (Eiras y S ch aeffer, 2 0 01 ; ver tam b ién FIEL, 2 0 0 1 ) . 148
Cerrando de algún m od o el círculo dentro de esta lín ea interpretativa de nuestra
historia, se ha afirmado que la d ificultad para avanzar en varios frentes de
reform a hacia un cap ita lism o más c o m p e titiv o durante los n o v e n ta se debió a la
r es isten cia de buena parte de la so cied a d (Pernice y F. S turzenegger, 2 0 0 4 ). Esta
resisten cia, a su v e z, sería resultado de la p er ce p c ió n de que las reformas
in ic ia lm en te adoptadas estaban ten ien d o resultados in d esea b le s, principalm ente

148 En el mismo sentido, Espert (2002) afirma que en los noventa subsistió un capitalismo “corporativo y
prebendario”, entre otras razones, por la permanencia de niveles de protección arancelaria elevados (en la
opinión del autor) y por las privatizaciones realizadas con componentes monopólicos.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

en térm in os so cia les . Sin em bargo, para los autores, esa p er ce p ció n
“s e le c c i o n a b a ” algu n os datos de la realidad y om itía otros que mostraban la cara
p o s it iv a de aquellas reformas (por ejem p lo, retorno del cre cim ie n to y fin de la
in fla ció n ). Lo que argumentan Pernice y S tu rzen eg ger es que los largos años de
esta n cam ien to y la historia de m a siv a s transferencias de in g resos aso cia da s a las
p erió dicas crisis que afectaron a la e c o n o m ía argentina generaron una cierta
“cultura” no p roclive a sustentar prin cip ios cap italistas, en tanto que la p o b la c ió n
tiende a creer que es el “m a c r o a m b ie n te ” social y e c o n ó m ic o y no el esfu erzo
in dividual lo que determ ina sus p o s ib ilid a d e s de progreso. La “au se n c ia de
c a p ita lis m o ” sería, en to n ces, resultado de creen cia s p o lític a s y culturales aversas
a los prin cip ios de dicho sistem a. H u e lg a decir que, si esto fuera cierto, la
actividad em presaria estaría con d en ad a a la s o sp e c h a en nuestra socied ad hasta
tanto aquellas creen cia s cam bien.
D) “H e te r o d o x o s ” y “o r to d o x o s ”: diferentes y p a re cid o s
A n tes de exp o n er sin téticam en te, c om o cierre de este capítulo, nuestro propio
en foq ue del tem a bajo estu d io - e n f o q u e que d esarrollarem os en ex ten so a lo largo
del resto del trab ajo-, nos gustaría remarcar no sólo los contrastes -b a sta n te
o b v i o s - , sino tam b ién las - t a l v e z m en os e v i d e n t e s - s im ilitu d e s entre las
p ersp ectivas “h e te r o d o x a s ” y “o r t o d o x a s ” respecto de la con d u cta em presaria en
la A rg en tina -n a tu ra lm en te , nos h a c e m o s cargo de que dentro de ambos cam pos
hay autores cuyas v i s io n e s no se ajustan a la e s tiliz a c ió n que harem os en los
párrafos sig u ie n tes, pero en te n d em o s que dicha e stiliz a c ió n refleja en lo e sen c ia l
el “n ú cle o d u ro” de los en fo q u es que h em o s v en id o com en tan d o en este c a p ítu lo -.
A lg u n a de las d iferen cias es bastante o b v ia y p revisible: mientras que los autores
“o r t o d o x o s ” tien d en a cargar en el Estado las culpas por las estrategias
em presariales rentísticas - y de h ech o argumentan que no sólo los em presarios
argentinos sino la so c ie d a d en su conjunto es “r e n t - s e e k e r ”- , la h ete ro d o x ia
sugiere la causalidad inversa: es porque ex iste una b u rgu esía rentística y
es p e c u la tiv a que el Estado adopta p o lític a s que perm iten a dicha bu rgu esía
aprovechar “o p c io n e s b la n d a s ” - i . e . “no sc h u m p eter ia n a s”- de a c u m u la c ió n de
ganancias.
La segu n d a d iferen cia importante, derivada de la anterior, es que para la
ortodoxia, en general, el r e n t- s e e k in g se hace predom inante post 1930 - c o n el
avance del Estado sobre la e c o n o m í a - , mientras que para la h ete ro d o x ia el m ism o
sería c u a s i - c o n s t it u t iv o de la N a c ió n , o in c lu so rastrearía sus oríge n es en la
ép o c a de la C olonia. En ese sentido, no es de extrañar que los m o m en to s de
reformas “li b e r a liz a n te s ” sean e n ten d id o s, en la óp tica h eterod oxa, com o una
forma de recrear n u eva s formas de rentas “no sch u m p ete ria n a s” a favor de la elite
dom inante, mientras que desde la o r tod o xia se atribuye su fracaso final a factores
p o lític o s o s o cia les .
En tercer lugar, hay una d ife re n cia tal v e z algo sutil, pero m uy relevante a la
hora de entender los argum entos de am bos en fo q u es. Para los autores
“h e t e r o d o x o s ”, habría b urguesías con in c lin a c io n e s diferentes en distintos países.
En cam b io, para la “o r t o d o x ia ” - a l m en o s para parte de e l l a - , los em p resarios, si
los dejan, se con v ierten en r e n t-s e e k e r s aquí y en cualquier otra socied ad .
Mientras que en el primer caso la b u rgu esía rentista pone - v í a el E s t a d o - reglas

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

de ju e g o que favo r ece n el d e s p lie g u e de sus h ab ilid ad es, en el segu n d o el Estado


abre la puerta al r e n t- s e e k in g en fun ción de in tereses ( i . .e., fu n cion arios y/o
p o lític o s “m a x im iz a d o r e s ” de su utilidad p erson al), id e o lo g ía s , “fallas de
g o b ie r n o ” en la a d o p c ió n de p olítica s p ú blica s (i.e. in form ac ión asim étrica, etc.)
o sim p le in co m p eten c ia .
F inalm ente, está claro que, en general, la o r tod o xia a s o c ia c ap ita lism o con la
m ín im a p resen cia del Estado en la e c o n o m ía y el libre ju e g o de las fuerzas de
m ercado, mientras que la h e t e r o d o x ia ,149 adem ás de estar m ucho más preocupada
por prom o ver alguna variante de cap ita lism o que genere no sólo progreso
material sino tam b ién poder p o lítico para la clase trabajadora, no reniega de la
in terven ció n estatal, sino que atribuye las malas form as que adoptó en nuestro
país al poder dom inante de una b u rgu esía “parasitaria” .
N o s interesa sin em bargo, co m o d ec ía m o s antes, destacar aq u ello que, a nuestro
ju ic io , une a am bos e n fo q u e s. En primer lugar, su p o c a atención a las estrategias
y con d u ctas m ic r o e c o n ó m ic a s concretas de las firmas argentinas - n u e v a m e n te ,
n e c e sita m o s decir que hay e x c e p c i o n e s honrosas, en particular dentro del campo
h etero d ox o (por e jem p lo, Jorge Schvarzer), pero no alteran, cre em o s, este ju ic io
g e n e r a l- . En am bos c aso s se parte de m o d e lo s c o n ce p tu a les que, si bien
claramente distin tos, suponen que los com p o rta m ien to s de las em presas se
derivan más o m en o s au tom áticam en te de ciertas c o n d ic io n e s estructurales o de
determ inadas v o c a c i o n e s o actitudes de los ag en tes, por lo cual es inusual
encontrar estu d io s m ic r o e c o n ó m i c o s que traten de exam in ar en qué m ed id a las
g e n e r a liz a c io n e s que se proponen se ajustan a la e v id e n c ia em pírica. En
particular, dado que ambos e n fo q u e s asum en que el r e n t- s e e k in g fue
predom inante c o m o forma de con d u cta em presaria en nuestro país - a u n q u e
difieren en la fec h a de n a cim ien to que le a s i g n a n - , les resulta u sualm ente
superfluo analizar los p ro ce so s de tom a de d e c is io n e s , aprendizaje y cam bio
m ic r o e c o n ó m ic o s ob serv ad os en los distintos m o m en to s de nuestra historia.
En segu n d o lugar, se c o in cid e en que, una v ez que se con v ierten en
p redom inantes, erradicar las con d u cta s r e n t- s e e k in g es muy d ifícil, por el poder
relativo que adquieren sus b e n e fic ia r io s o por su e x t e n s ió n a n iv el de todo el
cuerpo social. Es por ello que las “s o l u c i o n e s ”, im p lícitas o ex p lícita s, que se
proponen en orden a reducir o elim in ar el e sp a cio para las c on d u cta s rentistas
gen era lm en te pasan por reformas de vasto alcan ce, e c o n ó m ic a s - y tam bién
“c u ltu ra le s”- en el caso de la o rtod o xia y e c o n ó m ic a s pero fun d am en talm en te
p olític a s - i . e . , una m ayor au ton om ía del Estado respecto de la elite dom inante o
bien in clu so una drástica restructuración, ach ica m ie n to o d esap arició n de dicha
e l i t e - en el caso de la h etero d ox ia.
En tercer lugar, am bos en fo q u es parten, más o m e n os ex p lícita m e n te segú n el
caso, de una preferen cia por los m ercad os “c o m p e t it iv o s ” . Esto, que sería
p re visib le en el caso de e c o n o m is ta s form ados en el m ainstream n e o c lá s ic o ,
parecería, quizás, curioso en los autores que p erten ecen a trad icion es
149 Es notorio que en algunas versiones del enfoque heterodoxo, el capitalismo no resulta la opción preferible
de organización social y, en todo caso, se lo entiende como transición hacia alguna forma alternativa
generalmente asociada a alguna variante de socialismo. Esa transición, sin embargo, no sería posible con una
burguesía de las características que exhibe la clase dominante argentina, siendo este justam ente el origen de
las preocupaciones sobre el tema en varios de los autores que hemos comentado.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

in telec tu a le s de izquierda o a en fo q u es h e te ro d o x o s en teoría e c o n ó m ic a . Sin


em bargo, c o m o tend rem os o c a sió n de com probar más adelante, es notorio que en
e llo s hay con stan tem en te una crítica tanto a los p r o c e so s de c o n cen tració n c om o
a la form ación de grandes corp o rac ion es, crítica que naturalmente podría estar
j u s t ific a d a cuando e sos p r o c es o s c on d u cen a resultados n eg a tiv o s en térm inos
s o c ia le s o e c o n ó m ic o s . El problem a, desde nuestro punto de vista, es que en el
caso de la literatura h e ter o d o x a que h e m os v e n id o com en tan d o, m uchas v e c e s
parece darse por sentado que la con cen tració n o la exp a n sió n de la gran em presa
tien en esos resultados n e g a tiv o s per se, c o s a que, co m o h e m os tratado de
demostrar en el capítulo previo, no siempre ocurre.
De h ech o, esta últim a afinidad entre am bos en fo q u e s es c o n s e c u e n c ia o viene
ac om p añ ad a de otra co in cid en cia: en los dos caso s, no sólo hay p referen cia por
m ercad o s c o m p e titiv o s sino, en general, au sen cia de co m p a ra c io n es con otros
caso s n a c io n a le s c on cretos. Esto lle v a a la “o r to d o x ia ” a ignorar que el ap o yo del
Estado al sector privado ha sido habitual en casi todas las exp e rie n c ia s ex ito sa s
de in d u strialización (desd e los Estados U n id o s hasta Irlanda, pasando por Japón,
A le m a n ia , Corea, Finlandia, etc.), y a la “h e te r o d o x ia ” a suponer, tácitam ente,
por ejem p lo, que la con c en tr ació n , la d iv e r s ific a c ió n y la form ación de
c o n g lo m e r a d o s son p ecu lia rid ad es argentinas.
E) Las hipótesis a explorar en este trabajo
Para cerrar este capítulo, tal co m o an ticip a m os más arriba, v a m os a exp o n er de
manera sin tética las h ip ó tesis que intentaremos sosten er a lo largo de este trabajo
en torno al tem a de los em presarios argentinos, sus con d u ctas, d e s e m p e ñ o s e
in flu e n c ia sobre el p ro c eso de desarrollo del país desde el m o d e lo agroexportador
hasta nuestros días.
En primer lugar, r e c o g ie n d o la cita de Eric H o b sb a w m con la que e n c a b e z a m o s el
cap ítu lo I, los capitalistas argentinos, co m o sus c o le g a s de otras partes del
m undo, tien en un ú n ico sesgo: ganar dinero. V a m o s a abandonar toda idea de que
se manejan con alguna racionalidad pecu liar o que están in clin a d o s a desarrollar
determ in ad os tipos de activ id ad es en desm edro de otras. T a m po co son más
p rop en sos a la corrupción, el r e n t- s e e k in g o el abuso de p o s ic io n e s d om inantes
de m ercado que otras bu rgu esías en cualquier otro lugar. Sus con d u ctas y
estrategias han estado determ inadas por las señ ales del entorno m a c r o e c o n ó m ic o
e in stitu cion al, que, a lo largo del tiem p o, ha generado cam b ian tes oportunidades
de ganancia. Si aquellas han diferido, m uchas v e c e s , del ideal “sch u m p e te r ia n o ”,
las razones d e b e m o s buscarlas más en el entorno (el “m e c a n ism o s e l e c t i v o ”) que
en p s ic o lo g ía s o in c lin a c io n e s presuntas de los agentes.
R eforza n d o estas ideas, direm os que resulta il ó g ic o suponer una continuidad de
con d u cta s “in n a ta s” en la elite em presaria argentina cuando dicha elite ha sufrido
cam b ios radicales a lo largo de la historia del país en cuanto a su c o m p o s ic ió n .
¿Qué une a los grandes esta n ciero s del m o d e lo agroexportador (A nchorena,
U n zu é , S e n illo s a , Duhau, etc.), con los prim eros grandes industriales
(Tornquinst, B em b erg , Di Tella, etc.), los “capitanes de la in d u stria” de los
o ch en ta (Macri, B u lg h eron i, Soldati, etc.) o los líderes em presarios de nuestros

87
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

días (Pagani, R o c ca, Elsztain, M indlin, e t c .) ? .150 Si llegá ram os a ver


com p o rta m ien to s sim ilares en unos y otros, nos parece in ev ita b le con clu ir que
ello es producto de aprendizajes realizados en c o n te x to s que ind u cen las m ism as
conductas, más que de in c lin a c io n e s id én ticas en p ersonajes con o ríge n es tan
d isím ile s.
En segu n d o lugar, los em presarios no son am ebas que se m u e v en en un
e c o s is te m a del cual d e s c o n o c e n todo y al que no pueden m o d ific a r por su propia
voluntad. Por el contrario, sus a c c io n e s tienen una in flu e n c ia d e c is iv a tanto sobre
la e v o lu c ió n de la m a c r o e c o n o m ía com o sobre el marco in stitu cion al. Más aún,
esa in flu e n c ia es g en era lm en te más fuerte cuanto m ayor es el tamaño de las
firmas. Sin em bargo, no son las em presas los ú n ic o s agen tes con capacidad de
influir sobre su entorno: sin d ica to s, partidos p o lític o s, m ilitares, entre otros,
tam bién tien en , en m ayor o m enor m edida, esas cap a cid ad es. Las “reglas de
j u e g o ”, en to n ce s, resultan de una c o m p leja in teracción de fuerzas entre agentes
con d iferen tes o b je tiv o s , estrategias y poder relativo, in teracción que, a su v ez,
se p roc esa en d eterm inados c o n te x to s m a c r o e c o n ó m ic o s , s o c i o - p o l í t i c o s e
in tern acion ales. En otras palabras, si no p o d e m o s com p ren d er las conductas
micro sin referirnos a la macro y las in stitu cio n es, a su v ez aquellas “v u e l v e n ”
sobre el entorno, pu dien do dar lugar a p ro c es o s virtu o so s - c u a n d o en la micro
pred om in a la bú squ ed a de au m en tos de p roductividad y la c o m p e t e n c ia vía
in n o v a c ió n , alim entando el c rec im ien to a n iv el de la so c ie d a d com o un t o d o - o a
círc ulos v i c i o s o s de esta n cam ien to o d e c lin a c ió n - c u a n d o lo dom inante son las
estrategias re n t-s e e k e r s y la bú squ ed a de gan an cias de corto plazo en activid ad es
e s p e c u la t iv a s - .
En el caso argentino, si bien en toda é p o c a han c o n v iv id o am bos tip os de
con d u ctas micro, la m en tab lem en te han ido ganando p eso, con el correr del tiem p o
(aunque no de una m anera lineal, sino con “altos y b a j o s ”), las del segu n d o tipo.
Ello no nos debería sorprender con sideran do la historia de vo la tilid ad
m a c r o e c o n ó m ic a , in stitu cion es d é b iles, reglas de ju e g o cam b ian tes, inestab ilid ad
p o lítica y p erió dicas transferencias m a siv a s de in g resos m aterializadas a través
de v i o l a c io n e s a la estructura de contratos y los d erech os de propiedad. Los
em presarios, com o parte de esta socied ad , han tenido su cuota de resp on sab ilid ad
- s e g u r a m e n te a lta - en la con str u cc ión de un sistem a en el cual los “m e c a n ism o s
s e l e c t i v o s ” crecien te m e n te premiaron con d u ctas “r e n t - s e e k e r s ” o estrategias
“c o r t o - p l a c i s t a s ”, más que la c o m p e te n c ia vía in n o v a c ió n o productividad. Sin
em bargo, dicho sistem a fue resultante de un p r o ceso histórico m u ch o más
co m p lejo y en el cual han in flu id o las id e o lo g ía s , in tereses y poder relativo de
d iv ersos actores s o c ia le s , los avatares del con te xto internacional y su im pacto en
nuestro m ed io y la e v o lu c ió n de la “m a c r o ” local.
En tercer lugar, los ag en tes, una v e z que aprenden a desarrollar determinadas
con d u ctas y activ id ad es que son “p r em ia d a s” en el am biente s e le c t iv o en el cual
se m u ev en , refuerzan su “e s p e c ia liz a c ió n ” en dichas activ id ad es, b uscando
mejorar las cap a cid ad es que son requeridas para desem p eña rla s e x ito sa m en te. A
la v e z, se c o n so lid a n d eterm inados in tereses en torno a las reglas de ju e g o

150 De acuerdo con Hora (2001a), hoy el mayor propietario de la Pampa Húmeda es George Soros, quien por
cierto, salvo mejor opinión, no creemos que pueda ser considerado como formando parte del mismo “club”
que nuestras tradicionales familias de la Sociedad Rural.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

v ig e n t e s , en tanto que los agen tes que m ejor “j u e g a n ” en base a esas reglas no
sólo son los p rin cip ales in teresad os en m antenerlas, sino que adquieren cada v ez
m ayor poder e c o n ó m ic o y /o p o lítico v i s a v i s el resto. A sí, tanto las con d u ctas de
los agen tes com o el marco in stitu cion al son m uy d if íc ile s de cambiar, aún cuando
la resultante de su in teracción sea un p ro ce so de esta n cam ien to o bajo
c r e c im i e n t o .
E llo e x p lic a por qué, aún en ép oca s donde desde el Estado supuestam ente se
indujeron reformas ten d ie n tes a fom entar la c o m p e te n c ia “s ch u m p e teria n a ”, haya
resultado m uy d ifícil alterar las conductas previas de los agen tes. M u ch o más
cuando e s o s intentos - p o r ejem p lo, en los n o v e n t a - no vin ieron aco m p añ ad o s de
in ic ia tiv a s ten d ie n te s a ayudar a las firmas lo c a le s (e sp e c ia lm e n te a las P yM E s) a
adaptarse al cam b io desde un escen ario macro que fa v o r ec ía las conductas
c ortop lacistas y e s p e c u la tiv a s a otro en el cual era n ecesario com p etir vía
p roductividad, c o sto s y calidad para sob rev ivir en una e c o n o m ía más abierta y
d esregu la d a (por lo cual no sorprende que los agentes afectad os por las reformas
buscaran preservar de una u otra forma sus rentas a través de m e c a n ism o s
c o m p en sa to rio s). La p ersisten c ia de oportunidades para obtener rentas no
in n o v a tiv a s - p o r ejem p lo, p riv a tiza cio n es con m arcos regulatorios d éb iles,
carencia de una e f e c tiv a le g is la c ió n de d e fe n s a de la c o m p e t e n c ia ,151 e t c . -
ta m p oco con trib u yó al cam bio de las con d u ctas em presarias, naturalmente.
En cuarto lugar, m ostrarem os que e le m e n to s que son tom ad o s en la literatura
recibida c om o s ig n o s de actitudes esp ec u la tiv a s - p o r ejem plo, las estrategias de
d iv e r s ific a c ió n y/o in tegración v e r t ic a l- no sólo no han sido una peculiaridad
argentina - c o m o ya m ostram o s en el capítulo p r e v i o - , sino que fueron
g e n era lm en te respuestas em presarias racion ales frente a d eterm inados co n te x to s
m a c r o e c o n ó m ic o s e in stitu cio n a les (caracterizados por la p r ese n cia de riesgo e
incertidum bre, fuertes c o s to s de tran sacción , fallas de m ercado, etc.). Lo m ism o
v ale para la p e rsisten c ia de la em presa fam iliar co m o forma principal de
corporate go ve rn a n ce . Esto no presupone que los im p a ctos “m a c r o ” de dichas
estrategias hayan sido n ecesariam en te p o sit iv o s - d e s d e nuestro punto de vista,
para pronunciarse sobre este tema, en realidad, hace falta más in v e s tig a c ió n
e m p ír ic a - , sino que tam p oco es p osib le suponer, sin más, que la d iv e r s ific a c ió n o
la in tegración vertical son, per se, factores n e g a tiv o s para el desarrollo de un
país.
En quinto lugar, argum entarem os que todo tratamiento de la c on d u cta em presarial
que parta de categorías polares tales c o m o “capital c o n c e n tr a d o ” v e r s u s P yM E s, o
em presas extranjeras v e r s u s em presas lo c a le s, capta sólo una parte de la
h eter o ge n eid a d de dicha con d u cta ob servad a a lo largo de la h istoria de nuestro
país. Aún bajo sim ilares entornos m a c r o e c o n ó m ic o s e in stitu cio n a les, v a m os a
encontrar c om p o rta m ien to s d iferen tes tanto dentro de los terratenientes del
m o d e lo agroexportador, co m o entre las grandes em presas industriales de la ISI o
los grupos e c o n ó m ic o s d iv e r s ific a d o s que se hacen dom inan tes desde los setenta.
Cualquier intento, en to n ce s, de id e n tific a c ió n de con d u ctas “r e n t - s e e k e r s ” (o
“sc h u m p eter ia n a s”) con determ inadas categorías empresarias agregadas

151 Este es un problema de larga tradición en la Argentina, que sólo comenzó a ser resuelto desde fines de la
pasada década con la sanción de una ley actualizada en la materia (cuya implementación, hasta el momento,
ha sido despareja).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

d istorsio n a una realidad m ucho más com p leja , en la cual, adem ás, v er e m o s c om o
aún una m ism a em presa o empresario puede ser, sim u ltán ea y/o su c e s iv a m e n te ,
“sch u m p e te r ia n o ” y “r e n t - s e e k e r ” .152 Si no to m a m o s en cuenta esta cam biante
h eter o ge n eid a d m ic r o e c o n ó m ic a , nos resultará d ifícil comprender la propia
e v o lu c ió n de la e c o n o m ía argentina a lo largo de sus distintas etapas.
En sexto lugar, el record del Estado argentino en m ateria de d iseñ o y e je cu ció n
de p o lític a s p r o -d es a rr o llo e c o n ó m ic o ha sido m uy m alo. La falta de continuidad
en los lin e a m ie n to s b á s ic o s de dichas p o lítica s, sumada a un aparato burocrático
en el cual la m eritocracia y la estabilidad han estado n otoriam en te au sen tes, ha
contribuido fuertem ente a ese resultado. A s i m is m o , las d e c is io n e s de p o lítica
m uchas v e c e s han estado “co n ta m in a d a s ” por o b jetiv o s particulares de distintos
sectores (no sólo em p resarios, sino tam b ién p o lític o s, s in d ica le s, m ilitares, etc.).
Sin em bargo, así co m o nos cu id arem os de suponer que existe una b urguesía
innatamente esp e cu la tiv a , tam b ién evita rem os el argum ento que pone en cab eza
del Estado la resp on sab ilid ad ab solu ta por la d ifu sió n de las con d u ctas rent-
seekers en nuestro país, ya que, c om o señ alam os más arriba, los m ales del
entorno m a c r o e c o n ó m ic o e in stitu cion al antes señ alad os fueron resultantes de
p r o ceso s h istór ico s c o m p le jo s y no de la voluntad e x c l u s iv a de determ inados
actores.
Al m ism o tiem p o , en contra del argumento “o r t o d o x o ” que supone que la
in terven ció n del Estado en la vid a e c o n ó m ic a resulta, en general, en in e f ic ie n c ia
más r e n t - s e e k in g , desta carem o s que lo que im porta son las formas concretas que
asum e dicha in terven ció n , así c o m o la m anera y los c o n te x to s en los cuales el
Estado interactúa con el sector privado a la hora de im p lem en tar las p olíticas
resp ectivas. N o b u scarem os, e n to n c es, señalar m eram ente que las em presas
buscaron apoyo del Estado (e.g. rentas) en la A rg en tina - y lo c o n s i g u ie r o n - (c o s a
que, c om o d ijim os antes, ocurrió en todo p roc eso e x ito s o de in d u strialización
tardía), sino entender por qué esa relación dio lugar a resultados m u ch o m e n os
f e lic e s que en otros caso s en donde ella fue tanto o más profunda que en nuestro
país. El argum ento antes e xp u esto de Kang (2 0 0 2 ) respecto de que la in teracción
entre un Estado fragm entado y un sector em presario p od e ro so da lugar al ren t-
s eek in g, mientras que si frente al sector privado se encuentra un Estado coherente
se pueden alcanzar o b je tiv o s “d e s a r r o llis ta s ”, será seguram ente de utilidad en
esta búsqueda.
F inalm ente, trataremos de mostrar que los lím ites a las con d u ctas empresarias
“sc h u m p eter ia n a s” rec o n o cen or íg en es, además de en los problem as ya
m en c io n a d o s en el ámbito m a c r o e c o n ó m ic o e in stitu cion al y las fallas en el
diseñ o e im p le m e n ta c ió n de las p olítica s pú blicas, en la p r ese n cia de continuas y
nunca resueltas d ificu ltad e s en tres ám bitos clave para cualquier p ro ce so de
desarrollo ec o n ó m ic o : fin an zas, ed u ca ció n y c ie n c ia y te c n o lo g ía .
Tal v ez a riesgo de repetir argum entos que ya fueron exp resa d o s, con m ayor o
m enor én fa sis, previam en te, pero con el fin de dejar claras nuestras diferen cias
de interpretación con los en fo q u e s antes llam ad o s “o r t o d o x o ” y “h e t e r o d o x o ”,

152 Dicho esto, es factible que una vez que una empresa haya desarrollado, a lo largo de su proceso evolutivo,
capacidades para competir por vías “schum peterianas” -p o r ejemplo, que tenga un importante laboratorio
propio de I&D- ya no vuelva a convertirse en un agente puramente rent-seeker.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

q u erem os cerrar este capítulo con tres com en tarios d estina d os, e se n c ia lm e n te , a
escla re cer el em p le o que a lo largo de este trabajo v a m o s a hacer de los
c o n c e p t o s de in s titu c io n e s y reglas de ju e g o .
• En primer lugar, más allá de que sea d ifíc il “op e r a c io n a liz a r ” el con cep to
de in stitu cio n es (y lo m ism o vale para “reglas de j u e g o ” o “ambiente
s e l e c t i v o ”), y de la diferente manera en que se entiende tal co n c ep to en la
literatura recibida (ver Aron, 2 0 0 0 y Shirley, 2 0 0 5 , para sen d os surveys
del tem a), no se trata de un sim p le d e u s e x m a c h i n a que nos permite
ex p licar fe n ó m e n o s c o m p le jo s a partir de una “palabra m á g ic a ” . A lo largo
de este trabajo v a m o s a ver có m o los c o n c e p to s m e n c io n a d o s adquieren un
sig n ific a d o muy claro y d im e n s io n e s bien concretas cuando se an aliza la
e v o lu c ió n del p r o c eso de desarrollo e c o n ó m ic o en un país determ inado - e n
nuestro caso, la A r g e n tin a -. En otras palabras, la dificu ltad para
o p era cio n a liza r de un m od o p reciso y u niversal la n o ció n de
“i n s t it u c i o n e s ” puede ser seria si uno quiere correr regr esion es
e c o n o m étric a s para exp licar por qué un país crece rápido o d esp a cio o es
rico o pobre - d a d o s los p roblem as para hallar variables que representen
apropiadam ente el co n cep to de in stitu c ion es y que puedan ser m e d i b l e s - . 153
Sin em bargo, los problem as son p rob ablem ente m en ores cuando se está
an alizando un caso h istórico con creto, ya que allí hay m ayor capacidad
para determinar, en cada m om en to del tiem p o, cuáles e le m e n to s del marco
in stitu cion al son más relevan tes para entender las con d u ctas de los agentes
e c o n ó m ic o s (y có m o esas con d u ctas pueden repercutir, a su v e z, sobre el
marco in stitu cion al, y a fortiori, sobre el propio p ro ce so de desarrollo
e c o n ó m ic o ) .
• D es d e el punto de v ista “h e t e r o d o x o ”, se nos podría señalar que las
in s titu c io n e s y las reglas de ju e g o pueden ser im portantes, pero que en
realidad ellas - a l m en os en un país com o la A r g e n tin a - son ese n c ia lm e n te
el producto de determ inadas con d u ctas y estrategias de la burguesía, que
ha intentado h istórica m en te am oldarlas a sus in tereses naturalmente
“r e n tís tic o s ” . En contraste, n oso tro s no p e n sam os, tal co m o esp eram o s que
haya quedado claro de lo e xp u e sto hasta aquí, que la clase capitalista
argentina se m aneje con una racionalidad diferente a la de sus sim ilares en
otras n acion es. Ciertamente es m uy d ifícil tener una e x p lic a c ió n p recisa - y
m u ch o m e n os una teoría g e n e r a l- de có m o nacen las in s titu cio n es o se
forman las reglas de ju e g o en un país determ inado, pero el análisis
h istórico nos puede ayudar a com prender m ejor es o s orígen es - y
esp eram o s que el presente trabajo tam bién con trib u ya a arrojar alguna luz
en esa d ir e c c i ó n - . En todo caso, en nuestra p ersp ec tiv a está claro, com o
m e n c io n a m o s unos párrafos más arriba, que la g e n e ra c ió n de un
determ inado sistem a in stitu cion al o de reglas de j u e g o es producto de un
conjunto de factores que interactúan de m ú ltip le s maneras en p ro ce so s
h istó rico s c o m p le jo s, más que de la e x c l u s iv a voluntad de un determ inado
actor social, por p od ero so que sea.

153 Además de otros problemas, incluyendo el crucial de hallar variables institucionales “exógenas” -esto es,
que no sean en sí mismas dependientes del nivel de ingreso per cápita o de la tasa de crecimiento de un país-
(Aron, 2000 y Acemoglu et al, 2001).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

• Tal v e z el lector se sorprenda de que mientras este trabajo hace un fuerte


én fa sis en la im portancia de las in stitu cio n es en el p r o c eso de desarrollo
e c o n ó m ic o , plantea una d ifer en cia c ió n con lo que aquí llam am o s enfoque
“o r t o d o x o ”, dentro del cual ciertam ente desde hace tiem p o se ha
incorporado la m ism a idea. Sin em bargo, más allá de even tu ales
d iferen cias teóricas en cuanto a la form a en que se em p lea el co n ce p to de
in s titu c io n e s en cada caso - l a s cuales no v a m os a explorar a q u í-, está
bastante claro que para la “o r t o d o x ia ”, en general, hay un único “p a q u e te ”
de “b u e n a s ” in stitu cion e s, que en realidad se suele asim ilar a aquel que
p rev a lec e, hoy, en el cap ita lism o an g losa jó n (ver Rodrik, 2 0 0 1 ) - y que
m u ch as v e c e s se reduce a garantía de los d erech os de p ro p ied a d 154 más
m ercad os “lib r e s ”- . Ciertam ente, aquí e sta m os lejos de esa p er sp ec tiv a (y
no porque nos o p o n g a m o s a la v i g e n c ia de los d erech os de propiedad ni
f a v o r e z c a m o s n ecesariam en te los m ercados “c o n t r o la d o s ”). E n tend em os
que el an álisis histórico m uestra que d iferen tes p aíses han avanzado
ex ito s a m e n te en sus r esp ec tiv o s senderos de desarrollo e c o n ó m ic o en base
a co n te x to s in stitu c io n a les m uy distintos - y cam b ian tes en el tiem p o
m u ch as v e c e s - . A la v e z, e sp e c ia lm e n te en p aíses en desarrollo, para que
exista n de m anera gen er a liz a d a con d u ctas “s c h u m p eter ia n a s ”, puede ser
nec esa rio ir más allá de las actuales in stitu cio n es del cap ita lism o
an g lo sa jó n - y m ucho más si estas últimas se reducen a la antes
m e n c io n a d a dupla “d erech os de propiedad más m ercad os lib r e s”- . Esto
abre un esp ac io am p lio para discutir qué tipo de in stitu cio n es son
apropiadas desde el punto de v ista de los o b jetivos de desarrollo
e c o n ó m ic o en cada caso e s p e c íf ic o , en lugar de adoptar una receta válida
urbi et orbi y, en particular, permite “d es e n g a n c h a r ” a la pareja unida por
el m e c a n ism o causal “in terven ció n del E sta d o ”- “r e n t- s e e k in g
em p r e s a r io ”155 propuesto por el en foq ue “o r t o d o x o ” . En nuestra
persp ectiva, esa cadena causal es un resultado p o sib le , pero no el ú nico, de
la ad o p ción de p olítica s p ú blicas “p r o - d e s a r r o l lo ” (o “a c t iv a s ”,
“in d u s tr ia le s ”, etc., segú n co m o las queram os llamar). Lo que querem os
in vestigar, en to n ces, es por qué el caso argentino parece calzar tan bien en
la interpretación ortodoxa, a d ifer en cia de otras exp er ien cia s en las que el
resultado de la in terven ció n del Estado fue m ucho más satisfactorio
j u z g a d o e x post facto.

154 Como bien argumenta Acemoglu (2005b), el énfasis en la necesidad de respetar los derechos de
propiedad puede generar conclusiones ambiguas en tanto no se define bien “whose property rights should be
protected”? (p. 34). En el extremo, por ejemplo, en una sociedad esclavista el surgimiento de instituciones
capitalistas -m á s eficientes desde el punto de vista del crecimiento- probablemente suponga la necesidad de
violar los derechos de propiedad de los propietarios de esclavos (ver también Galiani y Heymann, 2005).
155 O a su alternativa, “intervención del Estado”-“depredación del sector privado”.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

III. EL M O D E LO A G R O E X P O R T A D O R

“En l o s ú l t i m o s a ñ o s d e l a d é c a d a d e l s e t e n t a y en l a d é c a d a d e l o c h e n t a l a
e s p e c u la c i ó n in v a de to d a la s o c i e d a d h a s ta t r a s p a s a r los lím ites m is m o s de la
r a c i o n a l i d a d ” (J. F. S á b a t o , 1 9 7 9 , p . 2 2 ) 156

“L o s g r a n d e s r i c a c h o n e s e r a n s i e m p r e t e r r a t e n i e n t e s , q u e ni s i q u i e r a h a c í a n
c u l t i v a r s u s t i e r r a s y q u e ... h a n p o d i d o p a s a r s e l a v i d a p a n z a a l s o l, f u m a n d o su
p i p a , s i n p r e o c u p a r s e d e l a l l u v i a ni d e l b u e n t i e m p o , p u e s e l c o r r e r d e l o s a ñ o s
y a s e e n c a r g a r í a d e v a l o r i z a r ( s u s t i e r r a s ) ” ( O d d o n e , 1 9 3 0 , p . 7)

“The l a r g e , p r o g r e s s i v e l a n d o w n e r s w e r e e v e n d e p i c t e d a s e m b o d i m e n t s o f h i g h l y
p r i z e d s o c i a l v a l u e s - h a r d w o r k , d e t e r m i n a t i o n , i n n o v a t i o n - ... Th is e t h o s o f
ach ie v e m e n t, t y p i c a l o f a new f r o n t i e r so ciety , m ay h ave h e l p e d n e w ly e n r i c h e d
m en to f o r c e t h e i r w a y i n t o t he e s t a b l i s h e d u p p e r c l a s s e s ” ( H o r a , 2 0 0 1 a , p . 2 2 4 )

A) E l marco institucional y m acroeconóm ico


Durante la etapa corr esp on dien te al llam ado “m o d e lo a g roex p ortad or” - q u e iría
desde aproxim ad am en te 1870 hasta 1 9 3 0 - la A rg en tina fue uno de los p aíses que
más c reció en el m u n d o ,157 lleg a n d o a alcanzar n iv e le s de PBI p e r c á p i t a
sim ilares a los de las n a cio n es más avanzadas (cuadro 1 ).158
Sin em bargo, se ha argum entado a m en u do , dentro de la corriente que h em os
v en id o id en tifican d o co m o “h e te r o d o x a ”, que durante aquella etapa hubo
cre cim ie n to e c o n ó m ic o “sin d e sa r r o llo ”, alu dien do, entre otros factores, a la falta
o d ebilidad de las tran sfo rm acio n es cualitativas en la estructura p rod u ctiva local,
las in eq u id ad es so c ia le s y r egion ales y la co n cen tració n del poder e c o n ó m ic o y
p o lítico en una e l i t e dom inante “o lig á r q u ic a ” (dentro de una m uy exten sa
literatura, ver por ejem plo, N o c h te f f, 1994a; Ortiz, 1955; Schvarzer, 1996).
A sí, el auge e c o n ó m ic o habría sido una p o s ib ilid a d abierta gracias a factores
externos (las tran sfo rm acio n es t e c n o ló g ic a s que abarataron los co sto s de
transporte e introdujeron n u e v o s m é to d o s de co n se r v a c ió n de la carne, el aum ento
de la dem anda m undial de alim en to s, las ten d en cia s a la m ejora en los p recios
relativos de los b ien es agrop ecu arios, la e x is te n c ia de un flu id o m ercado
internacional de cap itales - v e r , V ite lli, 1 9 9 9 - ) , co m b in a d o s con la e x c e p c io n a l

Se refiere al siglo XIX.


157 Las estimaciones más recientes (Cortés Conde, 1997) indican que entre 1875 y 1912 el PBI per cápita
creció a una tasa de 3,9% anual, cifra elevadísima si se considera el alto ritmo de crecimiento de la población
durante aquel período (cerca de 3,5% anual acumulativo). En contraste, entre 1912 y 1927 el PBI per cápita
cayó levemente, a un ritmo de -0,3% por año, tendencia que se explica por la fuerte caída producida durante
la guerra, que no alcanza a ser compensada por la recuperación posterior (entre 1917 y 1927 el PBI per cápita
aumenta al 3,4% anual). En el balance, se observa un notable crecimiento del PBI per cápita a lo largo de
toda la etapa, que pasa de U$S 334 en 1875 a U$S 1542 en 1929 (calculado a precios de 1970).
158 Las estimaciones de Maddison (1995) nos permiten verificar que, sobre una muestra de 56 países -los más
importantes de las distintas regiones del mundo- para los cuales se cuenta con datos del PBI per cápita desde
1870 a la fecha, la Argentina se encontraba en el puesto 17 en 1870, mientras que había trepado hasta el
puesto 11 en 1929. El cuadro 1 evidencia con mayor claridad la magnitud del avance argentino. Además de
mostrar que para 1929 había sobrepasado a varios países importantes que en 1870 la aventajaban en
términos de su PBI per cápita (Austria, Italia, Suecia, España, Alemania), se observa que entre dichos años la
Argentina mejoró su posición relativa vis a vis los 20 países allí presentados (sin excepción).

93
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

fertilidad de la pam pa húm eda. De este m od o , se habría dado paso a un p roceso


de c rec im ien to p oco e x ig e n te en materia de e s fu e rz o s t é c n ic o s y p rod u ctivo s, y
en el cual se habrían m an ten id o, en esen cia , las estructuras de poder heredadas
del pasado colon ia l.
Está claro que no es el o b jetivo de este trabajo discutir acerca del m od elo
agroexportador in t o t u m . Sin em bargo, dado que para nuestros fin es resulta clave
tener un d ia g n ó stic o apropiado respecto del escen ario m a c r o e c o n ó m ic o e
in stitu cion al en el que se d e se n v u e lv e n las firmas, es n e ce sa rio d etenerse un
m o m en to a cu estion ar el tipo de interpretación arriba e xp u esto (v éa se el cuadro
2, donde se resum e lo que co n sid er a m o s e se n c ia l para caracterizar la etapa
agroexportadora en lo que hace al con te xto internacional, los p rin cip ales asp ectos
in stitu cio n a le s y de p o lític a p ú b lica d o m é s t ic o s , la e v o lu c ió n de las variables
e c o n ó m ic a s fun d am en tales, la d in ám ica de la estructura p rod u ctiva y la form a de
in serció n del país en el sistem a e c o n ó m ic o m undial).
En primer lugar, las interpretaciones m e n c io n a d a s om iten u otorgan p oca
im p ortan cia al su rgim ien to de un conjunto de in n o v a c io n e s in stitu c io n a le s clave
que perm itieron no sólo que se organizara el m o d e lo agroexportador com o tal,
sino que se con stituy era la A rg en tin a co m o una n ación c ap italista m o d e r n a .159 En
este sentido, hay que recordar que hacia 1860 no estaban dadas las c o n d ic io n e s
internas n ecesarias para que la A rg en tina se con virtiera en un exportador de
productos agrop ecu arios a e sca la m undial, con sideran do los p roblem as e x isten tes
en m ateria de d is p on ib ilid a d de mano de obra e infraestructura, así co m o la
in estab ilid ad p o lítica e in stitu cion al y la carencia de un ord en am ien to juríd ico
estable en m ateria c iv il y c o m ercial - l o cual llev a b a a tener una débil estructura
de d erech os de p r o p ie d a d - (ver O szlak, 1997).
Cuadro 1
Relación entre el PBI pe r cápita de un conjunto de
países y el de la A rgentina (PBI p e r cápita de la
A rgentina = 1). 1870-1929
1870 1929
EE. U U. 1,9 1,6
Sui za 1,7 1,4
Holanda 2,0 1,3
Gra n B r e ta ñ a 2,5 1,2
Australia 2,9 1,2
Nueva Zelanda 2,4 1,2
Bélgica 2,0 1,1
D in a m a r c a 1,5 1,1
F ra n c ia 1,4 1,1
Canadá 1,2 1,1
Alemania 1,5 1,0
A u s tr ia 1,4 0,9
S ue ci a 1,3 0,9
I ta li a 1,1 0,7
Noruega 1,0 0,7
Ir la n d a 1,4 0,7
España 1,0 0,7
Jap ón 0,6 0,4
Bra sil 0,6 0,3
M é xi co 0,5 0,3
F u en t e : E l a b o r a c i ó n p r o p i a en b a s e a M a d d i s o n ( 19 95 ) .

159 “El proceso del cual nace la Argentina actual no es tan solo el fruto de ciegas fuerzas económicas o
sociales; es por el contrario, el resultado de un proyecto de transformación total del país, que fue la meta
declarada de nuestros gobernantes entre 1852 y 1916” (Halperin Donghi, 1971, p. 11).

94
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

C u a d ro 2
L a fase a g r o e x p o r ta d o r a : c a r a c te r ís tic a s g e n e ra le s d e l p e río d o

A c e l e r a d o c r e c i m i e n t o de la e c o n o m í a m u n d i a l , así c om o de l o s f l u j o s de c o m e r c i o
i n t e r n a c i o n a l , i n v e r s i o n e s (de c a r t e r a y d i r e c t a s ) y m i g r a t o r i o s ( p r i m e r a “ g l o b a l i z a c i ó n ” ).
P é r d i d a de la h e g e m o n í a m u n d i a l p o r p a r t e de G r a n B r e t a ñ a a m a n o s de E E .U U .
1 8 3 0 - 1 8 9 0 : p a r a d i g m a t e c n o l ó g i c o b a s a d o en la m á q u i n a de v a p or . E x p a n s i ó n de los
s i s t e m a s de t r a n s p o r t e ( f e r r o c a r r i l , n a v a l ) y c o m u n i c a c i ó n y d e s a r r o l l o de l os s i s t e m a s de
f rí o , que f a c i l i t a n la c o n s e r v a c i ó n y el t r a n s p o r t e de m e r c a n c í a s p e r e c e d e r a s a l a r g a
distancia.
1 8 9 0 - 1 9 3 0 : p a r a d i g m a t e c n o l ó g i c o b a s a d o en la e l e c t r i c i d a d y la i n g e n i e r í a p e s a d a . El
m o t o r e l é c t r i c o r e e m p l a z a a la m á q u i n a de vap or . I n s u m o cl ave : ac er o. E s t e p a r a d i g m a es
capital, es cal a y rec urso n at u ra l - i n t e n s i v o . Ram as líderes: m a q u in aria y p r odu ctos
el éctri cos, siderurgia, q uí m ic a pesada.
N a c e el l a b o r a t o r i o de I &D en la f i r ma . E l E s t a d o c o m i e n z a a i n t e r v e n i r a c t i v a m e n t e en el
p l a n o t e c n o l ó g i c o , e s t a b l e c i e n d o l a b o r a t o r i o s , e s t á n d a r e s , e n t i d a d e s de a s i s t e n c i a t é c n i c a ,
etc.
I n t r o d u c c i ó n y d i f u s i ó n del t a y l o r i s m o y f o r d i s m o . D e s a r r o l l o de la p r o d u c c i ó n en ma sa .
o S u r g i m i e n t o de la g r a n c o r p o r a c i ó n p o r a c c i o n e s . N u e v a s f o r m a s de g e s t i ó n e m p r e s a r i a
S ( f i r m a m u l t i d i v i s i o n a l ) . El d u e ñ o - m a n a g e r es r e e m p l a z a d o p o r u n a t e c n o e s t r u c t u r a
o
U profesionalizada.
C a m b i o s en s i s t e m a e d u c a t i v o : m a y o r p e s o de las c a r r e r a s t é c n i c a s e i n g e n i e r i l e s .
D e s a r r o l l o de l os s i s t e m a s de e d u c a c i ó n t é c n i c a y “ v o c a c i o n a l ” .
El p r i n c i p a l a g e n t e de d i f u s i ó n de t e c n o l o g í a g r a d u a l m e n t e d e j a de ser el i n m i g r a n t e
m e c á n i c o o e m p r e s a r i o . A l s u r g i r la g r a n e m p r e s a , c a m b i a r l os m é t o d o s t e c n o - p r o d u c t i v o s
d o m i n a n t e s y d e s a r r o l l a r s e u n a s e r i e de i n d u s t r i a s qu e e x i g í a n c o n o c i m i e n t o s c i e n t í f i c o -
t e c n o l ó g i c o s , el p r i n c i p a l a g e n t e de d i f u s i ó n p a s a a se r la g r a n c o r p o r a c i ó n , c r e c i e n t e m e n t e
transnacionalizada.
R e u n i f i c a c i ó n d el p a í s y o r g a n i z a c i ó n n a c i o n a l . C a s i 70 a ño s de s u c e s i ó n de g o b i e r n o s
c o n s t i t u c i o n a l e s e n t r e 1862 y 1930.
F o r m a c i ó n de u n a b u r o c r a c i a e s t a t a l y de u n s i s t e m a y u n c u e r p o j u d i c i a l e s t a b l e s y
organizados.
o A m p l i a c i ó n de la f r o n t e r a a g r o p e c u a r i a y a s e g u r a m i e n t o de los d e r e c h o s de p r o p i e d a d
o.
s o br e la t i e rr a .
P o l í t i c a i n m i g r a t o r i a q u e f a c i l i t a la i n c o r p o r a c i ó n de la m a n o de o b r a n e c e s a r i a p a r a
t r a b a j a r en el ag r o y en a c t i v i d a d e s r e l a c i o n a d a s .
D i c t a d o de l e y e s y r e g l a m e n t o s q ue i n t r o d u c e n r e g u l a r i d a d y p r e v i s i b i l i d a d en las
u ,o
r e l a c i o n e s de p r o d u c c i ó n e i n t e r c a m b i o .
S e g u r i d a d j u r í d i c a c o m p l e m e n t a d a en a l g u n o s c a s o s co n g a r a n t í a s de r e n t a b i l i d a d p a r a los
•-
3 -S

«i i n v e r s o r e s e x t r a n j e r o s .
U n i f i c a c i ó n del m e r c a d o i n t e r n o y del s i s t e m a m o n e t a r i o y f is c a l. G r a d u a l c o n s t i t u c i ó n de
un s i s t e m a f i n a n c i e r o m o d e r n o .
A u n q u e no e x i s t e u n a p o l í t i c a d e l i b e r a d a de i n d u s t r i a l i z a c i ó n , en la m a y o r p a r t e de es te
o
o.
p e r í o d o se o b s e r v a u n r e l a t i v a m e n t e a l t o n i v e l de p r o t e c c i ó n a r a n c e l a r i a p a r a v a r i o s
s e c t o r e s i n d u s t r i a l e s . D i c h a p r o t e c c i ó n m u c h a s v e c e s se b a s a en f a v o r i t i s m o s y
d i s c r e c i o n a l i d a d , e s t á u s u a l m e n t e a t a d a a c o n s i d e r a c i o n e s f i s c a l e s y c a r e c e de c r i t e r i o s
c l a r o s de s e l e c t i v i d a d .
El P BI p e r capita c r e c e al 3 , 9 % a n u a l e n t r e 1875 y 1912 y al 3 , 4 % a n u a l e nt r e 1917 y
1927. A s í , el P BI p e r capita c a si se q u i n t u p l i c a e n t r e 1875 y 1929 ( C o r t é s C o n d e , 1997).
Si b i e n se r e g i s t r a n a l g u n a s c r i s i s s e v e r a s ( 1 8 9 0 , p o r e j e m p l o ) , en g e n e r a l la m a c r o ­
e c o n o m i a d e l p e r í o d o es r e l a t i v a m e n t e e s t a b l e .
L a s t a s a s de i n v e r s i ó n se u b i c a n e n t r e 25 y 35 % del P BI en los a ñ o s p r e v i o s a la P r i m e r a
G u e r r a M u n d i a l y e n t r e 20 y 2 5 % en los a ñ o s v ei n t e . E n c o n t r a s t e , la t a s a de a h o r r o i n t e r n o
no l l e g a al 10% del PBI . L a b r e c h a es c u b i e r t a p o r el f u e r t e i n g r e s o de c a p i t a l e s e x t e r n o s
d u r a n t e c a si t o d o el p e r í o d o ( V e g a n z o n e s , 1997).
L o s s a l a r i o s r e a l e s ( al m e n o s en la r e g i ó n p a m p e a n a ) son s i m i l a r e s o i n c l u s o s u p e r i o r e s a
l os de v a r i a s r e g i o n e s e u r o p e a s a v a n z a d a s - F r a n c i a , G r a n B r e t a ñ a , e t c . - ( Dí a z A l e j a n d r o ,
1975).
o L a d i s t r i b u c i ó n f u n c i o n a l d el i n g r e s o es m á s e q u i t a t i v a qu e en G r a n B r e t a ñ a o E E . U U.
> ( G e r c h u n o f f y L. L l a c h , 2 0 0 3 ). __________________________________________________________________

95
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Si b i e n s ob r e u n a b a s e s i e m p r e p r e d o m i n a n t e m e n t e a g r o p e c u a r i a , la e c o n o m í a a r g e n t i n a se
d i v e r s i f i c a en e s t e p e r í o d o . A c o m i e n z o s del si gl o X X , el s e c t o r a g r o p e c u a r i o r e p r e s e n t a
a l r e d e d o r d el 3 8% d el P BI y la i n d u s t r i a m a n u f a c t u r e r a a l r e d e d o r d e l 10%. E n t a n t o , h a c i a
f i n e s del p e r í o d o , el p es o d e l a gr o ca e h a s t a u n 3 1%, m i e n t r a s q u e la s m a n u f a c t u r a s
a l c a n z a n al go m á s del 13% del PBI . L o s o t r o s s e c t o r e s q ue i n c r e m e n t a n su p a r t i c i p a c i ó n en
"3
3
e s t a p r i m e r a p a r t e del si gl o son c o m e r c i o ( 1 6 % del P B I ) y t r a n s p o r t e ( 8%) .
t.e.
O
A la vez q ue d e s a p a r e c e n las a n t i g u a s m a n u f a c t u r a s a r t e s a n a l e s ( p a ñ o s , e t c. ) d el i n t e r i o r
del p a í s , a l g u n a s r e g i o n e s a p r o v e c h a n la e x i s t e n c i a de u n a d e m a n d a en e x p a n s i ó n p a r a
e s p e c i a l i z a r s e en l í n e a c o n sus v e n t a j a s c o m p a r a t i v a s n a t u r a l e s y a b a s t e c e r al m e r c a d o
n a c i o n a l - c a ñ a de a z ú c a r en J u j uy y T u c u m á n , v i n o s en Cu y o , f r u t a s en A l t o V a l l e de Rí o
N e g r o , a l g o d ó n en C h a c o y F o r m o s a , y e r b a m a t e en M i s i o n e s , e t c . - .
Si n e m b a r g o , se c o n f i g u r a u n f u e r t e d e s e q u i l i b r i o e n t r e las d i s t i n t a s r e g i o n e s del p a í s en
tú t é r m i n o s de su d i n á m i c a de d e s a r r o l l o , c o n el L i t o r a l c om o r e g i ó n l í d e r y el r e s t o del p a í s
p a r t i c i p a n d o e s e n c i a l m e n t e sól o de m a n e r a d e r i v a d a de la d i n á m i c a de a q u e l l a r e g i ó n .
F u e r t e d e s a r r o l l o de la i n f r a e s t r u c t u r a de t r a n s p o r t e , c o m u n i c a c i o n e s y s e r v i c i o s p ú b l i c o s .
L a s e x p o r t a c i o n e s , que r e p r e s e n t a n e n t r e el 15 y al go m á s de l 2 0 % del P BI en e s te p e r í o d o ,
c o n s i s t e n c a si e x c l u s i v a m e n t e de b i e n e s p r i m a r i o s , r a s g o c o m p a r t i d o p o r v a r i a s de las
e c o n o m í a s m á s d i n á m i c a s del p e r í o d o ( A u s t r a l i a , C a n a d á , et c. ).
L a p a r t i c i p a c i ó n de las e x p o r t a c i o n e s a r g e n t i n a s en el t o t a l m u n d i a l p a s a de 0 , 4 % en 1870
s
■o a c e r c a de 1% en 1929 ( M a d d i s o n , 1995).
L a e s t r u c t u r a de i m p o r t a c i o n e s c a m b i a Pari passu el a v a n c e del p r o c e s o de
'Γ O>-
i n d u s t r i a l i z a c i ó n . Se o b s e r v a u n d e s c e n s o r e l a t i v o de la p a r t i c i p a c i ó n de l os b i e n e s de
3 'Z
c o n s u m o en f a v o r de l os b i e n e s de c a p i t a l y l os i n t e r m e d i o s y m a t e r i a s p r i ma s . H a c i a el
r 4»*
a "
f i n al del p e r í o d o l os b i e n e s de c a p i t a l r e p r e s e n t a n c e r c a del 3 0% de la s i m p o r t a c i o n e s
>■
O t o t a l e s , c o n p r e p o n d e r a n c i a de las m a q u i n a r i a s d e s t i n a d a s al s e c t o r i n d u s t r i a l .
■o L a i n v e r s i ó n e x t r a n j e r a d i r e c t a ( I E D ) a d q u i e r e u n f u e r t e p es o en la e c o n o m í a a r g e n t i n a ,
s
■o f e n ó m e n o que t a m b i é n se o b s e r v a en o t r a s n a c i o n e s de “ a s e n t a m i e n t o r e c i e n t e ” ( A u s t r a l i a ,
-

O.03
C a n a d á , S u d á f r i c a ) . El g r u e s o de d i c h a i n v e r s i ó n se c o n c e n t r a en l os f e r r o c a r r i l e s , per o
t a m b i é n es i m p o r t a n t e la d i r i g i d a h a c i a s e c t o r e s p r o c e s a d o r e s de r e c u r s o s n a t u r a l e s
( f r i g o r í f i c o s ) , así c om o h a c i a a l g u n a s r a m a s m a n u f a c t u r e r a s p a r a el m e r c a d o i n te r n o .

H acia 1880 el panorama era c om p leta m e n te diferente al recién descripto. Por un


lado, se am plió la frontera agropecuaria a través de la c o n c lu s ió n de la llamada
“con q u ista del d e s ie r t o ” y de las p olítica s de c o lo n iz a c ió n . Paralelam ente, la
p o lític a inm igratoria fa cilitó la in corporación de la mano de obra n ece sa ria para
trabajar en el sector agropecuario y en las activ id ad es v in c u lad as al m ism o.
A s im is m o , c o m e n z ó a realizarse un esfu erzo s ig n ific a t iv o en materia de
e d u cació n , particularmente a través de la Ley 1420 de E d u cación Común (1 8 8 4 ),
que e s ta b le c ía el carácter ob liga to rio, gratuito y laico de la en se ñ a n z a primaria.
El p rob lem a de la infraestructura se r e s o lv ió , en ese n c ia , vía capital extranjero,
el cual no sólo p r o v e y ó de c u an tioso s préstam os al país, sino que participó
a ctivam en te con in v ersio n e s directas en el desarrollo del sistem a c o m ercial y de
transporte - e s p e c i a lm e n t e fe rr o c a r r iles- y, un p o co más adelante, en la crucial
actividad frigorífica. A s i m is m o , adem ás de concretarse la u n ific a c ió n n acion al y
sentarse las b ases de un Estado m od ern o, en esta etapa se llevaron adelante tareas
e se n c ia le s para la co n stru cció n de una e c o n o m ía capitalista: u n ific a c ió n del
m ercado interno, e sta b le c im ie n to de un sistem a m onetario nacion al, d efin ic ió n
del ord en am ien to ju ríd ico, etc.
Si bien e v id en tem e n te la A rg en tina estu v o lejos de alcanzar in d icad ores s o c ia le s
sim ilares a los de los p aíses más avan zados - y la le g is la c ió n laboral perm an eció
fuertem ente atrasada en toda esta e ta p a -, algu n os datos indican que los n iv e le s
salariales v ig e n t e s en el país - o al m en o s, para ser más p rec iso s, en la región
p a m p e a n a - no eran in feriores, y en m u ch o s c a so s superaban, a los que se

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

registraban en E u ro pa ,160 in d ic io de que los n iv e le s de vid a de la p o b la c ió n local


no podían estar muy distantes de los de dicho continente. A s i m is m o , Cortés
Conde (1 9 9 7 ) muestra que, al m en os entre 1880 y 1914, los salarios reales en la
A rg en tina tuvieron una clara te n d e n c ia ascen d en te, pese al fuerte flujo
inmigratorio recibido. En tanto, e s tim a c io n e s de G e r c h u n o ff y L. Llach (2 0 0 3 )
indican que la distrib u ción fu n cion al del in greso en A rg en tina hacia 1929 era más
eq u itativa que en Estados U n id o s y Gran Bretaña.
A su v e z , sien d o tam bién cierto que durante esta etapa se c o n s o lid a un esq u em a
de desarrollo fuertem ente d esig u a l en térm inos re g io n a les, dicho p r o ceso no fue
lineal e in v olu c ró en realidad c am b ios s ig n ific a t iv o s en la “jerarq u ía” de las
distintas r e gion es, con zonas que se atrasan p r o g resiva m en te y otras - c o m o
M e n d o za y T u c u m á n -, que se insertan ex ito sa m en te en el n u evo esq u em a a partir
del a b a ste cim ien to de productos r egion ales al m ercado interno (gracias, entre
otras cosa s, a las tarifas que los protegían de la c o m p e te n c ia importada - v e r más
ab a jo -).
En lo que hace a la estructura productiva, es d ifíc il evitar ver los profundos
cam b ios que se dieron en ella durante esta etapa. En el m ed io rural se produce
una verdadera revo lu ció n , tanto en la agricultura co m o en la ganadería, que
permite que la A rg en tin a se c o n stitu y a en una p o ten cia exportadora m undial. En
tanto, surge la industria m oderna en el país, in stalá n d o se una buena cantidad de
plantas que utilizaban t e c n o lo g ía s y escalas intern acion alm en te com p e titiv a s -
aunque este p ro ce so avanza p o co hacia las ramas más m odernas y/o in ten siva s en
co n o c im ie n t o s y e s c a l a - .
Por otro lado, es preciso remarcar que, si bien los datos d isp o n ib le s son
im p re ciso s, los in d icad ores que c o n o c e m o s señalan que la in v ersión durante este
período habría sido alta en térm in os h istórico s. En e fe cto , la tasa de in v ersión
habría fluctuado entre 25 y 35% del PBI en los años previos a la Primera Guerra
M undial y entre el 20 y el 25% en los años vein te ( V e g a n z o n e s , 1997), con el
sector privado aportando el grueso de la m ism a. Esto in d ica que no habría faltado
en este ú ltim o voluntad de “hundir” sus recursos en capital fijo.
El d in am ism o inversor no se dio ún icam en te en el sector agropecuario o en
infraestructura y transporte. De h ech o, el p rom ed io de im p o rtac ion es de
maquinaria industrial desde 1920 a 1930 fue, al m e n o s hasta m e d ia d o s de los
años sesenta, el más alto jam ás registrado en la historia argentina para un período
de diez años, y el que va de 1925 a 1930 fue el más alto para cualquier período
de cin c o años (Di T ella y Z y m elm an , 1967).
N o intentam os, con estas b reves p re c is io n e s, argumentar que el estilo de
desarrollo adoptado en aquel m o m e n to fue en algún sentido “ó p t im o ”, ni m ucho
m en o s d efen d er la idea de que el país debería haber vu e lto a dicho estilo tras la
crisis producida en 1930. S im p lem en te, el h ech o de poner én fa sis en discutir la
h ip ó te s is de “c re cim ien to sin d e s a r r o llo ” tiene co m o finalidad, en el con te xto de
este trabajo, mostrar que durante la etapa agroexportadora hay f e n ó m e n o s más
c o m p le jo s que el mero a p r o ve ch am ie n to de una oportunidad abierta por un
co n tex to internacional favorable gracias a la p rod igalid ad de la naturaleza en la

160 Ver Díaz Alejandro (1975), Veganzones (1997), Geller (1975) y W illiamson (1999).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Argentina. Esto, e n ten d e m o s, nos permitirá poner en un c on texto más p reciso el


análisis de la con d u cta em presaria durante este período.
B) T erratenientes y em presarios: conductas y estrategias
1) La etapa p re-a g r o e x p o r ta d o r a : algunas evidencias nuevas
Si bien en este cap ítu lo nos p rop o n em o s discutir la “im a gen r e c ib id a ” (desde la
h eter o d o x ia ) sobre la c on d u cta de los em presarios argentinos durante el m o d e lo
agroexportador - l a cual e x p u s im o s en el cap ítu lo I I -, resulta útil considerar
tam bién, b revem en te, la e v id e n c ia d isp on ib le respecto de la etapa previa.
Sobre este tem a, Salvatore y N e w la n d (2 0 0 3 ) destacan que las ex p o rta cio n es de
ganado ya habían v e n id o exp a n d ié n d o se a fuerte ritmo desde 1810, y en
particular a partir de 1850. Segú n los autores, este crec im ien to se debió
p rin cip alm en te a la exp a n sió n de la frontera, pero tam b ién fue producto de una
m ayor e f ic ie n c ia productiva, la cual habría sido resultado de la in ic iativ a
empresaria p r iv a d a .161 A s i m is m o , señalan que los esta n ciero s de la ép o ca eran
agentes racionales que con d u cía n un n e g o c io que requería un constante f i n e -
t u n i n g y que debían p o see r las cap a cid ad es g er e n c ia le s n ecesarias para
administrar las distintas activ id ad es de la estancia. Si bien los b e n e fic io s
p o ten cia les eran altos, tam bién lo eran los rie sg o s, tanto naturales (sequías,
plagas, etc.), com o in stitu cio n a les - c o n s id e r a n d o tanto la in estab ilid ad p o lítica
de buena parte de este período, co m o la d ebilidad del marco le g a l - .
En tanto, Hora (2 0 0 5 ) , a través de un estudio sobre la fam ilia A n ch o rena , ha
mostrado que las grandes fam ilias em presarias del período seguían una estrategia
de d iv e r s ific a c ió n de ac tiv o s, con én fa sis en la in v ersión in m o b ilia ria urbana, ya
que la propiedad rural era percib id a co m o una in v ersión de riesgo. Para Hora, el
patrón de in v e r s io n e s d iv er sifica d o m antuvo su v i g e n c ia hasta bien pasada la
mitad de sig lo X IX , y resultaba apropiado en un co n tex to de inestab ilid ad
e c o n ó m ic a y p o lític a y c o n f lic t o s con p oten cias extranjeras. Más aún, los grandes
em presarios de la ép o c a no parecían estar d em asia d o seguros de que a futuro se

161. Contrariamente a la creencia tradicional (Schvarzer, 1996, por ejemplo, afirma que en este período la
técnica era vista “con desprecio” por los productores agropecuarios), algunos trabajos recientes -Newland
(1997) y Newland y Poulson (1998)- destacan la aparición de innovaciones técnicas que incrementaron la
productividad del sector ganadero en esta etapa, incluyendo: i) la mejor conservación de los cueros secos
desde 1816, por la aplicación de arsénico; ii) el invento de un dispositivo que redujo el costo de manutención
del ganado en tiempos de sequía o en campos sin aguadas naturales permanentes; iii) la construcción de
aguadas artificiales (por ejemplo, en Entre Ríos); iv) el sector de los saladeros incrementó su productividad
con el uso de carros sobre rieles para mover las reses y, desde 1830, con el auxilio de tachos calentados a
vapor, que posibilitaron extraer más sebo de los animales (entre 1820 y 1845, estas mejoras permitieron
cuadruplicar la capacidad de procesamiento de los saladeros); v) mediante el cruce de las ovejas criollas
pampas, de lana corta, con las europeas de raza merino se logró un enorme aumento en el rendimiento de las
inversiones ovinas; el proceso, iniciado en 1820 y completado para 1860, condujo a que se duplicara la
cantidad de lana obtenida por animal; vi) la calidad del ganado vacuno exportado en pie mejoró mucho con la
expansión de la siembra de alfalfa, que posibilitó engordar adecuadamente la hacienda antes de llevarla a
Bolivia y Chile; vii) hacia 1850 se empezaron a usar prensas de vapor en algunas estancias de Entre Ríos
para comprimir la lana, con el objetivo de reducir el impacto de los fletes; viii) la introducción de mejores
técnicas de manejo del ganado; ix) el surgimiento de formas de subcontratación y aparcería que permitieron
una superior organización de la fuerza de trabajo y una mejor distribución de riesgos. Newland y Poulson
(1998) estiman que gracias a estas y otras innovaciones la productividad total de factores del sector ganadero
creció a una tasa de 2% anual entre 1825 y 1865.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

abriera un porvenir ven tu roso para una e c o n o m ía agraria de exp o rta ción , lo cual
e x p lic a su cau tela a la hora de invertir en el sector primario.
Si bien ev id e n te m en te sería n ec esar io in v estig ar más sobre el tem a, los trabajos
citados resultan de interés para nuestro estu d io, al m en o s por tres razones: i)
muestran que los em p resarios rurales del p eríod o previo al m od elo
agroexportador eran m e n o s in e fic ie n t e s e in d olen tes de lo que suele suponer el
grueso de la literatura recibida; ii) rastrean el origen de las estrategias de
d iv e r s ific a c ió n y las contextúan en el m arco de inestab ilid ad e incertidumbre
p olítica, e c o n ó m ic a e in stitu cion al propio de aquella é p o ca - y , por tanto, las
interpretan c om o una e le c c i ó n adecuada al c on te xto, más que c om o el producto de
un determ inado espíritu empresario “r e n t í s t i c o - e s p e c u l a t i v o ”- , 162 iii) n ieg an que
la e l i t e e c o n ó m ic a surgida del período p re -a g ro ex p o r ta d o r haya sido
e m in en te m e n te terrateniente y destacan que no estaba nada claro que la in v ersión
en tierras fuera a ser un n e g o c io brillante a futuro.
2) ¿Terratenientes “ sch u m p ete ria n o s” en la Pampa?
¿Qué ocurre en el período agroexportador? Lo más importante que querem os
destacar es que al m en os un se g m en to dentro del sector terrateniente e xh ib ió un
d in am ism o in n o v a tiv o y una capacidad para asumir r iesg os que distan de la
im a gen recibida en buena parte de la historio gra fía tradicional. De h ech o, antes
de la re v a lo riz a c ió n del papel de los terratenientes que se ha producido en la
literatura local en la últim a década, el carácter din ám ico de dicho grupo ya había
sido destacado in c lu so en trabajos de autores que no p o d e m o s sosp ech ar co m o
id e o ló g ic a m e n t e p rop en sos a exaltar sus virtudes. A sí, por ejem plo, H. Sábato
(1 9 8 7 ) señala que la alta rentabilidad de la agricultura habría atraído al sector
cap italista “más fuerte, f le x ib le y d in á m i c o ”, que estaba con stituid o por los
p rin cip ales esta n ciero s de la región pam peana. La autora lo c a lif ic a co m o un
sector em presario no sólo p od ero so , sino tam b ién alerta a toda oportunidad de
in v ersión y d e cid id o a encarar cualquier n e g o c io que fuera r en ta b le.163
Más recien te m e n te, se ha an alizad o con detalle el p r o ceso de cam b io racial y
refin am ien to de la p rod u cció n ganadera desarrollado en las últim as décadas del
sig lo X I X al calor de la apertura de los m ercados de e x p o rta ción en Europa. A
d ife re n cia de la im a gen recibida, en donde terratenientes “in d o l e n t e s ” habrían
recibido un “m a n á ” del cie lo en forma de renta ricardiana derivada de la enorme
fertilidad del suelo argentino, se ha d em ostrado que el a p ro vech am ien to de las
ventajas para la p rod u cció n ganadera im p lic ó un largo p roc eso a cu m u la tivo de
in corporación y adaptación de t e c n o lo g ía s e in n o v a c io n e s in crem en tales, m uchas
v e c e s signad o por la ló g ic a de “prueba y error” .164

162 Por supuesto, alguien podría plantear que la inestabilidad político-institucional fue favorable y/o inducida
por la clase empresarial de la época en función de sus inclinaciones e intereses presuntos. Esta, sin embargo,
sería una hipótesis muy difícil de sostener lógicamente, ya que dicha inestabilidad era fruto de complejas
fuerzas e intereses que en mucho excedían el marco puramente económico.
163 Por cierto, en la época abundaban comentarios similares. Así, en 1908, Heriberto Gibson afirmaba que
“ una vez persuadido de la utilidad del objeto, ningún ganadero es más em prendedor que el argentino” (citado
en Barsky et al, 1992).
164 Este proceso se tradujo no sólo en la obtención de un ganado adaptado al gusto europeo, sino en mejoras
significativas en la productividad (entre 1856 y 1900 el peso vivo promedio de los vacunos creció de 280 a 350
kg. a los 5, 6 ó 7 años, hasta 600 kg. a los cuatro años -Sesto, 2000-).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Este p r oce so habría in v olu cra do no sólo m ejoram ien tos g e n é t ic o s , sino tam b ién la
co n str u c ció n de nuevas in sta la cio n es, la in trod u cció n de m odernas técn ica s de
m anejo de pasturas, la in corporación de c o n o c im ie n t o s c lín ic o s , terap éu ticos,
sanitarios, z o o té c n i c o s y a g r o n ó m ico s, la org a n iz a c ió n y ca p a citació n de
personal, y la ad o p c ión de m é to d o s de p rod u cció n más e fic ie n t e s d irigidos al
ahorro de tiem p o y mano de obra (S esto, 2 0 0 0 , 2 0 05 ; Graciano, 2 0 0 3 ) . 165
A s im is m o , se debieron mejorar las pasturas para que pudieran alim entar al
ganado refinado, ya que las naturales de la región pam p ean a no eran aptas para
este p ropósito. Sartelli (1 9 9 6 ) agrega que in clu so la invernada - l a actividad
es p e c u la tiv a por e x c e le n c ia para J. F. S á b a to - era una actividad que requería
tantos cu id ad os co m o la c r ía .166
Sesto señala que estas tran sfo rm acio n es habrían sido lleva da s a cabo por una
reducida va nguardia de grandes terratenientes b on ae ren ses que realizaron
m ú ltip les cr ea cio n es adaptativas, así c om o una "lectura inteligente" de la crisis
por la que atravesaba el sector vacu n o hacia m e d ia d o s del sig lo p asado, lo cual
lle v ó a dicho grupo a introducir n u eva s t e c n o lo g ía s en c o n d ic io n e s que eran de
"alto riesgo". A s í, Sesto c a lif ic a a esta vanguardia terrateniente c om o una clase
“sc h u m p eter ia n a ” . Esta im a gen de los terratenientes, o al m en o s de un n ú cleo
líder dentro de e llo s , co m o un grupo in n ovad or y d in ám ico, ha sido reafirmada
recien tem en te en el importante trabajo de Hora ( 2 0 0 1 a ) - v e r tam bién Barsky y
G elm an (2 0 0 1 ) , q u ien es destacan que las a c c io n e s de m ejoram ien to del ganado
fueron in clu so previas a la apertura concreta de p o s ib ilid a d e s de exp o rta ción , y
se basaban tanto en la dem anda local en exp a n sió n com o en las ex p ec ta tiv a s de
cam b ios en los m ercad os in te r n a c io n a le s -.
Un reflejo de la acc ió n de este grupo de productores es la creación , en 1867, de
la S ocied a d Rural Argentina. El propio J. F. Sábato (1 9 8 1 ) afirma que dicha
o rg a n iz a ció n fue fundada por un grupo de t é c n ic o s y esta n ciero s “p r o g r e s is ta s”
con el p rop ósito b ásic o de actuar co m o foro para difundir c o n o c im ie n t o s y
mejorar la e x p lo ta c ió n rural, sien d o recién en la d écada de 1920 cuando se hizo
clara su id e n tific a c ió n con los "estancieros" y su identidad “c orp o rativa” .167
Segú n Graciano (2 0 0 3 ) , ante la au se n c ia de entidades de apoyo estatal, la
S o cie d a d Rural organizó con cu rsos y e x p o s ic io n e s de maquinarias agrícolas y
productos agrop ecu arios, contrató m é d ic o s para estudiar las e n ferm ed a d es del
ganado o v in o y b o v in o , programó v iajes de estudio a institutos agrícolas y
e x p lo t a c io n e s ganaderas de Europa y Australia, d ifun d ió in form ación té c n ic a e

165 Además de los cambios tecnológicos propiamente dichos, fueron necesarias también innovaciones
institucionales. Así, se debieron crear reglas vinculadas a la emisión y confiabilidad de los certificados de
pedigree, tarea realizada por entidades privadas (primero las asociaciones de criadores, y luego la Sociedad
Rural Argentina).
166 Una lectura atenta de la evolución de este proceso contradice, entonces, a autores como Schvarzer (1998),
quien afirma que “el ganado se reproducía casi espontáneam ente” por aquella época (p. 78) y que “ las formas
asumidas por las actividades productivas permitieron que se confundiera la causa de esa riqueza hasta
hacerla aparecer como un resultado de la 'actividad humana', antes que como fruto de una naturaleza
pródiga. El lenguaje de esa época traducía esa imagen en frases bien expresivas; una de ellas presentaba al
país como una gran 'fábrica de carne', como si esa manera, rutinaria y rudimentaria, de aprovechar la
multiplicación del ganado fuera un éxito técnico una operación fabril” (p. 79). Creemos que lo expuesto sirve
para mostrar que esa multiplicación del ganado fue precisamente un éxito técnico, aunque no fuera una
operación fabril.
1 7 Ver también Barsky y Gelman (2001) sobre los orígenes de la Sociedad Rural.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

in v e s tig a c io n e s a través de su revista A n a les, formó una b ib lio te c a sobre tem as


de z o o te c n ia y agricultura, contrató in g en ier o s ag rón o m o s y veterinarios
extranjeros e in clu so organizó sus propios centros de in v e s tig a c ió n a g r íc o la . 168
Más tarde, la entidad g e s t io n ó ante los g o b ie rn o s n a cio n a le s y de la p r ov in cia de
B u en o s A ires, la crea ción de serv ic io s estatales de a siste n c ia veterinaria y
ag r on ó m ic a a los productores y la o rg an iza ció n de la e n señ a n z a a g r íc o la . 169 A sí,
según G raciano, el Estado operó la v a lo r iz a c ió n de las c ien cia s a g ron ó m icas y
veterinarias y concretó a través de ellas, uno de los prim eros e n sa y o s de
v in c u la c ió n de la universid ad con el sistem a p rod u ctivo , a la v e z que form ó los
cuadros t é c n ic o s n e ces a rio s para el trabajo en la adm inistración p ú b lica en esas
áreas. 170
Si bien algu n os trabajos han tratado de mostrar que la m e c a n iz a c ió n en el sector
ag ríco la era reducida en com p a ració n con otros p aíses de “asen tam ien to r e c ie n t e ”
- i . e . A ustralia y C a n ad á- (por ejem p lo, A d elm an , 1992), son varios los autores
que afirman que, por el contrario, el n iv e l de m e c a n iz a c ió n era com parable a los
estándares in tern acio n ales, al m en os desde 1910 en adelante (B arsky e t al, 1974;
Di Tella y Z y m elm a n , 1967; Fogarty, 1977; V illarroel, 1992). En todo caso, el
dato de que la form ación de capital fijo en el sector agropecuario creció a una
tasa de 12,1% anual en va lo res con stan tes entre 1895 y 1914 muestra que hubo un
fuerte p roceso de in corporación de t e c n o lo g ía s m e cá n ica s en esta etapa. En
materia de s e m illas tam b ién hubo avan ces s im ila r e s . 171 Todo esto no dejó de
reflejarse en el fuerte cr ecim ie n to de los ren d im ien tos a lo largo de las primeras
tres décadas del sig lo XX .
Sobre estas b ases no sorprende encontrar que, según surge del grueso de la
literatura d isp o n ib le sobre el tem a, la t e c n o lo g ía e m p lea d a en este período, en
particular desde c o m ie n z o s del sig lo X X en adelante, era eq u iva len te a los
estándares de países de agricultura tem plad a e x t e n s iv a - c o n e x c e p c ió n
prob ablem ente de las unid ad es fam iliares más p eq ueñas de la p a m p a -, y que los
ren d im ien tos argentinos eran sim ilares o in clu so en o c a s io n e s superiores a los de
otros p aíses exportadores de granos (D ía z A lejandro, 1975; V ite lli, 1999;
Villarroel, 1992; Barsky e t a l , 1974). N aturalm ente, para entender el conjunto de
logros descripto no parece haber otra o p c ió n ló g i c a que abandonar la h ip ó te sis de
que todo el desarrollo agropecuario de la é p o ca es sim p le m e n te producto de las
b on d ad es de la naturaleza.

168 Ya en 1870 la Sociedad Rural organizó un Instituto Agrícola, estableciendo campos de ensayos, y en 1875
inauguró la primera exposición exclusivamente agrícola-ganadera (Babini, 1954).
169 Estas gestiones tuvieron como resultado la creación del Instituto Agronómico Veterinario de Santa Catalina
(que funcionó entre 1883 y 1889), y de la Facultad de Agronomía y Veterinaria en la ciudad de La Plata en
1890.
170 Luego de describir estos hechos, el autor ensaya una crítica al señalar que la organización de un sistema
científico-educativo en torno al tema agropecuario fue funcional a los intereses de la clase dominante
pampeana. Más adelante volveremos sobre este tema, pero adelantemos que si la tradicional literatura crítica
de los terratenientes de la época les reprochaba su desidia, ahora se les cuestiona que se intenten vincular
con el Estado para desarrollar cuadros profesionales y saberes científico-tecnológicos que les resulten de
provecho. En el fondo del asunto siempre parece estar un sustrato de crítica a la clase burguesa -y ,
finalmente, al capitalismo realmente existente- sea cual fuere el comportamiento que ésta asuma.
171 Las áreas en las que se mantuvo un retraso tecnológico habrían sido las de combate a malezas y
enfermedades y disponibilidad de infraestructura de almacenaje -esta última, esencialmente, responsabilidad
del Estado- (Barsky y Gelman, 2001).

101
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

T odo esto no sig n ific a que, en el largo p lazo, la fracción más d in ám ica del sector
terrateniente haya sido la más e x ito s a - e l propio Hora ( 2 0 0 3 a ) in d ica que las
fa m ilias que priorizaron la a d q u isic ión de tierras tuvieron en el largo p la zo un
d ese m p e ñ o c om p arativam en te superior a las que exh ibieron un com p o rta m ien to
más d in ám ico en el plano t e c n o ló g ic o /p r o d u c t iv o - .
A s i m is m o , es factib le que los herederos de aquella vanguardia innovadora, con el
tiem p o, se hayan con v ertid o e f e ctiv a m en te en algo parecido a la im a gen que del
terrateniente argentino ha construido buena parte de la literatura recibida
(ausentista, p o co interesado en las c u es tio n e s t éc n ica s , amante del con su m o
o s te n to so , etc.) - v e r Hora ( 2 0 0 1 a ) - . 172 En otras palabras, adaptando la
te r m in o lo g ía de Thurow a nuestro caso, la clase terrateniente habría pasado de
e s t a b l i s h m e n t a o lig a r q u ía .173 Este, sin em bargo, es un argum ento diferente, que
remite a cuál es la d in ám ica so cia l y de a cu m u la ció n a largo plazo de un m od elo
basado en la e x p lo ta c ió n de recursos naturales. Se trata de un tem a que debiera
ser exp lorad o con m ayor detalle en futuras in v e s tig a c io n e s sobre este crucial
m o m en to de nuestra historia.
F inalm ente, d e b e m o s recordar que en esta etapa se perdieron oportunidades de
mejorar la p roductividad y calidad de la p rod u cció n agropecuaria arg en tina174 y se
gen eró una s ig n ific a tiv a h ete ro g en eid a d t e c n o - p r o d u c t iv a al interior del sector,
ya que los p rob lem as de productividad, c lim á tic o s , fitosan itarios, etc., afectaban
en particular a los p eq u e ñ o s productores rurales (V illarroel, 1992) - s i n olvidar el
atraso de la agricultura en el interior del p a í s - .
En suma, lo que q u erem os mostrar no es que el desarrollo agropecuario argentino
bajo el m o d e lo agroexportador haya sido de algún m od o “ó p t im o ”, sino que, al
m en o s en su etapa in icial, fue obra de em presarios m ucho más d in ám icos
172 Otro trabajo de Hora (2002a) sobre los Anchorena muestra que recién hacia fines del siglo X IX gran parte
de dicha familia se lanzó de lleno a una vida de consumo conspicuo y comenzó a residir largos períodos en
Europa. Como señala el autor, “ no fueron pocos los integrantes de esta familia que en esos años adoptaron
una actitud de acendrados rasgos rentísticos, y que se dedicaron a gozar del período dorado de la renta de la
tierra en Argentina. La estabilidad finalmente alcanzada por la Argentina en el período finisecular, combinada
con la extendida confianza en que la economía se encontraba en una marcha ascendente que no iba a
detenerse (y que por tanto auguraba una continua valorización de los activos inmuebles), seguramente invitó
a muchos propietarios a despreocuparse del futuro, y a disfrutar de las rentas cada vez más crecidas que
rendían sus propiedades”. Ver también De Imaz (1964), quien incluso sugiere que mientras la primera “elite”
terrateniente no se oponía al desarrollo industrial, serán sus herederos quienes se convertirán en
“agroexportadores m ilitantes”.
173 Justamente, como bien lo destaca Hora (2001a), las críticas al comportamiento de los terratenientes que a
partir de los años '10 eran formuladas desde diversos sectores sociales se basaban en la idea de continuidad
entre las estancias tradicionales pre-modelo agroexportador y las formas de producción agropecuaria de
comienzos del siglo XX, en tanto que en ambos casos los críticos veían, con razón o no, a propietarios
ausentistas que se enriquecían con el producto y/o la valorización de una tierra que producía “sola” -p o r la
pura fertilidad natural de la pampa- (la cita de Oddone que encabeza este capítulo ejemplifica bien esta
postura). Lo que estos críticos omitían era el proceso de radical transformación materializado en el ínterin.
Muchos autores posteriores parecen haber caído en el mismo equívoco, dando por buena la caracterización
ofrecida por los contem poráneos del proceso de expansión agropecuaria.
174 Varios autores destacan que ya por aquella época se observaban problemas tales como el avance del
proceso de desecamiento y erosión de la pampa, la aplicación de malas prácticas culturales, deficiencias en
los procesos de clasificación de los cereales, descuido en la elección de semillas, problemas en el combate de
malezas, el manejo de suelos y la prevención de enfermedades, etc. (Villarroel, 1992, Barsky y Murmis, 1986).
Asimismo, según Villarroel, si se hubiesen desarrollado estrategias adecuadas frente a las variaciones
climáticas y edáficas de la región pampeana debería haber sido posible aumentar los rendimientos y evitar las
pérdidas de cultivos.

102
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

t e c n o ló g ic a y p rod u ctiva m ente, y m en o s aversos al riesgo, que lo que tendía a


suponer la literatura “h e te r o d o x a ” presentada en el capítulo II. V e r e m o s ahora si
el sector terrateniente de la ép oca, una v ez alcan zad a la m o d er n iza c ió n t e c n o -
p r od u ctiva en el agro y la e x ito s a p enetración en los m ercados in tern acio n ales, se
ded icó a d iv ersificar sus in v e r s io n e s en b u sca de n u eva s fuen tes de ganancias
“f á c i l e s ”, tal co m o lo sugiere la h ip ó tesis propuesta por J. F. Sábato.
3) Las (presuntas) tendencias a la diversificación y la especulación de la clase
dom inante
Lo primero a decir es que, tal com o h e m o s v isto en el capítulo I, la
d iv e r s ific a c ió n p e r s e no puede ser objetada en tanto que es una característica de
m u ch os p ro c es o s e x ito s o s de in d u strialización tardía, a la v e z que puede ser
entendida c o m o una respuesta racional y m ic r o e c o n ó m ic a m e n t e efic ie n te ante
determ inadas c o n d ic io n e s in stitu c io n a le s y m a c r o e c o n ó m ic a s . En otras palabras,
la d iv e r s ific a c ió n de in v er sio n es no es n ec esar iam en te producto de in c lin a c io n e s
“r e n tís tic a s ” de los em presarios ni e n e m ig a del p rogreso e c o n ó m ic o y social. Lo
que hay que analizar, en todo caso, son las formas concretas que asume.
En este sentido, la e v id e n c ia d isp on ib le en la literatura más reciente parece
indicar que, si hubo d iv e r s ific a c ió n en la e c o n o m ía argentina en la etapa
agroexportadora, los terratenientes estu v iero n lejos de ser el m otor de su
surgim iento y d if u s i ó n .175 Hora (2 0 0 1 b , 20 0 2 a , 2 0 0 3 a ) ha sido el más en fá tico en
cu estion ar la idea de que los grandes propietarios agrop ecu arios hayan segu id o ,
en general, una estrategia de d iv e r sific a c ió n . De h ec h o , Hora sugiere que en
m u c h o s caso s parece haberse recorrido el cam ino in verso al sugerido por Sábato:
en lugar de fam ilias con in v e r s io n e s concentradas en el agro que pasan a
d iv e rsific ar a ctiv os en la etapa agroexportadora, tendríam os fam ilias con
in tereses d iv e r sific a d o s que recién en dicha etapa se concentran en la actividad
agropecuaria (tal com o v im o s más arriba en el caso de la fam ilia A n c h o r e n a ).176
La d ism in u c ió n de la in estab ilid ad e c o n ó m i c o - p o l í t i c a y la c o n s o lid a c ió n de una
trama in stitu cion al y legal que m ejoró s ig n ific a tiv a m e n te el n iv el de p rotecció n
de los d erech os de propiedad - a d e m á s , por cierto, de la alta rentabilidad obtenida
en el a g r o - , e xp lic an el por qué de esta e s p e c ia liz a c ió n en la actividad primaria.
Esto no im p lica, ob v ia m e n te , que no hayan ex istid o im portantes grupos
em presarios d iv e r s ific a d o s. De h ech o, el desarrollo del sector m anufacturero en
esta etapa tuvo lugar, en buena m edida, de la mano de la form ación de un grupo
de “capitanes de la in d u stria”, in d iv id u os que formaban parte de la e l i t e social, y
que tenían c o n o c im ie n t o de los m ercad os lo c a le s, capacidad de d e c isió n y a c ce so
al crédito y a los d e sp a ch o s o f ic ia le s (Schvarzer, 1996). A s im is m o , dado que
varios de esos grupos p erten ecían a fam ilias de origen inm igrante, era habitual
que tuvieran con tactos útiles en los m ercad os eu rop eos - e n particular, para
a c c e so al f in a n c ia m ie n to -. Dado que estas cu alid ad es les otorgaban una p o s ic ió n
175
Incluso, se ha señalado que los propios datos que presenta Sábato en su libro no sostienen la hipótesis de
una clase terrateniente diversificada ni tam poco logran probar que la clase dominante basara su poder y su
estrategia de acumulación en el comercio y las finanzas (Sartelli, 1996).
176 El autor señala que un estudio de 26 grandes estancieros fallecidos entre 1880 y la Primera Guerra
Mundial revela que el 78% de su patrimonio estaba invertido en propiedad rural y otro 14% en propiedad
urbana y suburbana. Esto contrasta con los datos disponibles para 1820-1850, cuando la inversión en
propiedad rural de los grandes estancieros alcanzaba solamente al 42% de su patrimonio (Hora, 2002b).

103
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p r iv ileg ia d a para captar las am plias oportunidades de n e g o c io s abiertas en aquel


m o m en to , no sorprende encontrarlos entre los p rin cip ales in versores de capital y
c o m o propietarios de varias de las firmas m anufactureras más g r a n d e s .177
Barbero y R o cch i ( 2 0 0 2 a ) d istin gu en dos ló g ic a s distintas de d iv e r s ific a c ió n
dentro de los grupos e c o n ó m ic o s de la época. Por un lado, aquella basada en la
esfera fin an ciera - c u y o ejem p lo serían los grupos Tornquist y R o b e r ts-, la cual
se hace hacia áreas a m enudo in c o n e x a s en bú squ ed a de los n e g o c io s más
rentables. Por otro, la ló g i c a de d iv e r sific a c ió n productiva, ilustrada por caso s
c om o F ab ril178 o S IA M Di Tella, en donde el n ú c le o es la activid ad manufacturera
y la exp a n sió n se hace por o b je tivos de in tegración vertical o para aprovechar
cap a cid ad es o recursos internos v a lio s o s en activ id ad es colig ad as.
Los estu d ios más recien tes d is p o n ib les sugieren que los grupos que avanzaron
hacia la industria desde una base in icial m e rcan til/fin a n ciera son característicos
del sig lo X IX , mientras que en las primeras décadas del s ig lo X X aparecen ya
grupos propiam ente m anufactureros, P a r i p a s s u el avance del p roceso
industrializador.
En cualquier caso, en la tradición S á b a to -S c h v a r z e r , esto s grupos - e n particular
los del primer t i p o - su elen ser v is to s de un m odo n e g a tiv o , en tanto se tiende a
pensar que su carácter d iv er sifica d o es resultado de estrategias es p e c u la tiv a s , de
m in im iz a c ió n de r iesg os e in v e r s io n e s, por parte de los em presarios que los
manejaban.
Sin em bargo, la literatura más reciente ha pu esto en cu e stió n esta perspectiva.
A sí, Barbero y R o c c h i ( 2 0 0 2 a ) han argum entado que la d iv e r s ific a c ió n observada
en la é p o ca o b e d e c ió a distintas causas, in cluyendo: i) las d ificu ltad e s para
es p ec ia liza r se en un m ercado interno relativam ente pequeño; ii) las flu ctu a cio n e s
y cam b ios de la e c o n o m ía y el su rgim ien to de nu evas oportunidades de n e g o c io s
en distintos sectores; iii) la exp a n sió n hacia a ctiv id ad e s co n e x a s - e n donde se
podían aprovechar algu n os a ctiv os in tan gibles propios del g r u p o - y la in tegración
de fu n c io n e s corporativas; iv) las ventajas de contar con fuen tes de
fin an cia m ie n to internas (varios de esto s grupos tenían ban cos p rop ios), en un
con texto donde el m ercado de capitales estaba esca sa m en te desarrollado (ver más
abajo); v) la in tegración vertical en b u sca de reducir c o sto s de tran sacción y
p rod u cción (por ejem p lo, para reem plazar in su m os im portados - p r o c e s o que se

177
Como se dijo más arriba, para Schvarzer (1991) la inversión en instalaciones de gran tamaño se basaba
en una estrategia orientada al control del mercado doméstico, lo cual llevaba a la saturación de este último y a
la imposibilidad del ingreso de nuevos competidores. En este sentido, cabe decir dos cosas. Primero, que aún
cuando tuvieran la intención de adquirir posiciones dominantes en el mercado local, estas inversiones no se
condicen demasiado con la idea “sabatiana” de empresarios que minimizan hundir sus recursos en activos
fijos. Segundo, recordar que idéntico objetivo habría animado, por ejemplo, a los conglomerados
estadounidenses y alemanes por la misma época, según el análisis de Chandler, por lo cual las estrategias
observadas en la Argentina no serían demasiado originales (en otras palabras, todos los grandes capitalistas
han querido dominar los mercados, fuera cual fuera su nacionalidad).
178 De hecho, el grupo Fabril era una suerte de desprendimiento del grupo Devoto o Río de la Plata, cuyos
negocios excedían a los vinculados al primero y respondían más a la lógica de diversificación financiera.

104
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

aceleró durante la Primera Guerra, por las ob v ias d ificu ltad e s de ab a stecim ien to
ob servad as en aquel m o m e n t o - 179) . 180
A su v ez , algu n os trabajos han c u estio n a d o la idea de que la d iv e r s ific a c ió n
p roviniera de un d e seo de obtener ganancias rápidas m in im iz a n d o las in v ersion es
en capital fijo. R o c ch i (1 9 9 6 ) , en base a un an álisis de las m ay ores em presas
industriales de la ép oca, m uestra e v id e n c ia contraria a la idea de que los grupos
d iv e r s ific a d o s m inim izaran dichas in v er sio n es. A s i m is m o , el autor señala que la
e l i t e no invertía p referen tem en te en industrias livian as p oco in ten siva s en capital,
sino en aquellas que requerían grandes in v er sio n es a largo plazo. Tam bién
argumenta que en ép oca s de crisis, las em presas reducían el pago de d iv id en d o s
para aumentar sus reservas, com p o rta m ien to que no in d ica una v is ió n
cortop lacista, sino más bien todo lo contrario.
En el m ism o sentido, en una in v e s tig a c ió n reciente sobre el grupo Tornquist se
argumenta que las num erosas e im portantes in v er sio n es en el sector industrial
realizadas por dicho grupo contradicen la h ip ó te s is de un em presariado
d iv er sifica d o r en bu sca de gan an cias fá c ile s y con actitud e x c lu s iv a m e n te
e s p e c u la tiv a (Gilbert, 2 0 0 2 ) 181. Para sosten er esta afirm ación, el autor an aliza los
tres n ú c le o s p rin cip ales en los que se concentraron las in v e r s io n e s del grupo
dentro del sector industrial - a z ú c a r , frigo rífico y m e t a lú r g ic a 182- , remarcando que
tales a ctiv id ad es requirieron la in corporación de e q u ip os f ís ic o s p rod u ctivo s que
con stitu y eron un importante “h u n d im ie n to ” de capital f i j o . 183

179 Por ejemplo, la Compañía General de Fósforos comenzó a invertir en plantaciones de algodón y textiles
cuando vio dificultada la importación de las mechas de algodón necesarias para la fabricación de fósforos
durante la Primera Guerra Mundial (Guy, 1982).
180 En su estudio sobre la Compañía General Fabril Financiera, Barbero (2001) ilustra con un caso concreto la
operación de varios de estos factores inductores de estrategias de diversificación. Por un lado, la constitución
de la empresa como un grupo basado en un holding le permitía participar en emprendimientos sin necesidad
de controlar el 100% del capital, así como ingresar en asociaciones, acuerdos tecnológicos, etc. con otras
firmas de una manera flexible. Asimismo, ofrecía la ventaja de compartir funciones corporativas, incluyendo
tanto servicios comunes para las firmas del grupo como capacidades de management. Finalmente, su
vinculación con el Banco de Italia y Río de la Plata resultaba crucial en un contexto donde el capital para
inversiones industriales resultaba un bien escaso.
181 En la década de 1910 este grupo controlaba cerca de 15 firmas industriales, en los sectores azucarero,
cerveza, carnes, metalurgia, maquinaria, muebles, tabaco, vidrio y jabón (Barbero, 1997).
182 El azúcar fue una actividad que creció a partir de lazos asociativos con empresarios y políticos tucumanos
y contó, además, con medidas de fomento por parte del Estado Nacional -v e r más abajo-. Por las
características de la industria, demandó importantes inversiones de capital fijo -según Guy (1988), la empresa
azucarera del grupo tuvo un continuo impulso, mientras duró su existencia, para incorporar modernos bienes
de capital (de hecho, la autora argumenta que sus directivos “confiaban todo su destino” a la incorporación de
tecnología como solución de sus problemas)-, pero como contrapartida tuvo las ventajas iniciales de una
actividad monopólica que aseguró altos beneficios. La actividad frigorífica, en tanto, se realizó en asociación
con importantes terratenientes bonaerenses. También exigió fuerte capacidad de financiam iento para
establecer la planta y desarrollar las actividades de comercialización. Durante los primeros años, esta
industria aseguró grandes beneficios, pero con la incorporación de capitales norteamericanos desde principios
del siglo XX, la situación se modificó y obligó a desarrollar estrategias tendientes a ganar nuevos mercados.
Por último, la metalúrgica constituyó una experiencia exitosa de diversificación, apoyada en la asociación con
capitales extranjeros, de origen belgo-luxemburgués, quienes fueron, además, los proveedores de insumos
para la industria. En este caso, el grupo poseía la empresa Tamet, la más grande firma metalúrgica de
Sudamérica en aquella época.
183 El carácter emprendedor del director del grupo, Ernesto Tornquist, es reconocido de pasada incluso en
Schvarzer (1996), quien señala que durante la Primera Guerra dicho empresario generó un proyecto
destinado a incrementar el nivel de procesamiento de la lana que se exportaba, el cual suponía grandes
inversiones (que naturalmente no resultarían rentables si únicamente hubieran sido pensadas para un
proyecto de carácter tem porario destinado a aprovechar las oportunidades abiertas por el conflicto) y un fuerte

105
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

G utiérrez y Korol (1 9 8 8 ) , en tanto, afirman que otra de las grandes em presas de


la ép oca, Alpargatas “p ersig u ió una p o lítica de crec im ien to que im p licab a la
m a x im iz a c ió n de b e n e fic io s a largo plazo (subrayado nuestro). Las fuen tes de su
exp a n sió n provin ieron de la d is p o s ic ió n a reinvertir las utilid ades obtenidas en
p eríod os de altos b e n e fic io s , su capacidad para suscribir con tin u os aum entos del
capital y la p osib ilid a d de recurrir al crédito e x t e r n o ” (p. 28 ).
Otro estu d io reciente, en este caso sobre el grupo B em b erg (R u sso, 2 0 0 2 ) muestra
que en la é p o c a que an a liza m os, dicho grupo in cu rsion ó en diversas activid ad es
agropecuarias, financieras y c o m e r c ia le s , a la ve z que en su “c o r e b u s i n e s s " (la
cerv eza) desarrolló una estrategia de crecim ien to a través de la in tegración
horizontal y vertical en transporte y d istribución, fin an zas y a b a ste cim ie n to de
in su m os b á sic o s. Según la autora, el éxito de la em presa se d ebió, entre otros
factores, a “la v is ió n de ‘e n tr e p r e n e u r - in n o v a d o r ’, en sentido schum peteriano,
que tenían los B e m b e r g ” . Esta v is ió n no sólo se ap licó a desarrollar agresivas
campañas publicitarias en un m ercado de co n su m o bastante p o c o acostum brado a
las marcas - l o cual perm itió crear y expandir el m ercado de ce r v e z a en el p a í s -
184, sino tam bién a la in corporación de t e c n o lo g ía (la em presa contaba una planta
com parable a las m ejores del m undo) y a la c on stru c ción de una cadena
p rod u ctiva sig n ific a tiv a m e n te integrada, que puede ser en ten d id a bajo la ló g ic a
de ahorro de c o s to s de tran sacción (ver tam b ién S. L ó p ez, 2 0 0 1 ).
En contra de la pintura que Schvarzer (1 9 9 6 ) hace de estos grupos - “sus
ob jetivos no in cluy eron la dem anda de t e c n o lo g ía , ni tend ieron a incorporar
t é c n ic o s y p r o fe sio n a le s a sus e m p r e s a s ” (p. 9 9 ) - , varios estu d io s de caso
d isp o n ib le s muestran e v id e n c ia en sentido contrario. Por ejem p lo, S. L ópez
(2 0 0 1 ) , relata c óm o B em b erg c o m e n z ó en la Primera Guerra M undial un programa
de in v e s tig a c ió n destinad o a reem plazar la cebada importada por variedades
n a cio n a les, que alcan zó éxito en 1925. En tanto, según G utiérrez y Korol (1 9 8 8 ),
Alpargatas, en las primeras décadas de su e x iste n c ia , realizó continuam ente
esfu e rz o s por incorporar t e c n o lo g ía s y m aquinarias modernas. Todo esto, por
cierto, sin m en cio n a r el caso de Di Tella, cuya v o c a c ió n por el cam bio
t e c n o ló g ic o y su dem an d a con tin u a de personal c a lific a d o están bien reflejadas en
Cochran y R eina ( 1 9 6 5 ).
A sí, sobre la base de estas y otras e v id e n c ia s, Barbero y R o c ch i ( 2 0 0 2 a ) afirman
que la m ayor parte de los grupos de la é p o c a m ostró un gran d in am ism o, que
ev id e n c ia b a las ventajas de compartir fu n c io n e s corporativas, aprovechar activ os
in tan gibles e n d ó g e n o s y acce d er al fin an c ia m ie n to en c o n d ic io n e s ven tajosas. Los
autores señalan que los recientes estu d ios sobre el tem a muestran a em presarios
orientados a la in n o v a c ió n , cap a ces de adaptarse a co n te x to s cam b ian tes y
disp u esto s a invertir y d iv ersificar riesgos.

aumento en la dotación de personal de la industria. Sin embargo, según Schvarzer, dicho proyecto “quedó en
el papel” tras la guerra, cuando sólo siguieron progresando aquellas industrias que “no afectaban ninguno de
los poderosos intereses creados en torno de la economía nacional” (p. 121). Digamos que para la literatura
heterodoxa que hemos venido comentando en este trabajo, justam ente Tornquist formaba parte del núcleo de
esos poderosos intereses, lo cual sugiere alguna contradicción en la estrategia del empresario o en la
caracterización que de él se hace en esa literatura.
184
Entre 1891 y 1913 el consumo de cerveza en el país pasó de 13 a 109 millones de litros.

106
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Es importante, asim ism o , enfatizar que no parece haber faltado en varios de los
grupos em presarios más im portantes de la é p o ca una c o n c ie n c ia de la n e cesid a d
de profundizar el p r o c eso de ind u strialización . De h ech o, in clu so el propio
Schvarzer (1 9 8 9 ) señ ala que “a c o m ie n z o s de siglo los grupos d om inan tes del
país tenían la c o n v ic c ió n de que podían ingresar al co m er cio m undial con
productos primarios m anufacturados: la carne, el tanino, el azúcar y la harina
eran activ id ad es p rom o vid a s por el go b iern o y que se ofrecían p rom isorias para la
e x p o r ta c ió n ” (p. 66). Sin em bargo, según el autor, estos intentos fracasaron por
el p r o te c c io n is m o imperante en los m ercad os e x t e r n o s .185
En el caso del grupo B u n ge y Born, se afirma que ya a c o m ie n z o s del sig lo X X
A lfr ed o Hirsch, uno de sus p rin cip ales d ir ec tiv os, advertía que “la exp o rta ción de
ce re a les... debía ceder su prim acía, tarde o tem prano, a las tareas industriales"
(Schvarzer, 1989, p. 15). A sí, ya en los primeros años del sig lo X X el grupo
ingresará en activ id ad es c on ectad as vertica lm en te con la c o m e r c ia liz a c ió n de
granos ( m o lin o s , e n v a s e s, b o lsa s), para más adelante ir hacia pinturas y aceites
(años v e in te) y t e x tile s y q u ím ico s (años treinta). El relato de Schvarzer nos
m uestra que, cuando el grupo d ecid e ingresar a un sector típ ica m en te m oderno
c o m o el q u ím ico - d o n d e e v id e n tem e n te no es p osib le obtener gan an cias de corto
plazo sin invertir en capital f i j o - , es capaz de entablar n e g o c ia c io n e s con un
giga nte m undial co m o ICI, el cual debió extrem ar recursos para limitar la
e x p a n sió n de B u n ge y Born en el sector, lle ga n d o in clu so a proponer un acuerdo
de reparto de m ercados.
R e c o r d e m o s , a sim is m o , que B u n ge y Born, junto con Alpargatas (sector textil),
Siam Di T e lla (m e ta lm e c á n ic a ), C am pom ar (tex til), A g u ila (alim en to s) y
C om p añ ía General de F ó sfo r o s (de im p la n ta ción m u ltisecto ria l) fueron, entre
fin es del siglo X I X y c o m ie n z o s del X X , las primeras em presas originarias de un
país en desarrollo que realizaron o p era cio n es de in v ersión extranjera directa
(IE D) - K a t z y K o s a c o f f (1 9 8 3 ); Barbero y R o cc h i ( 2 0 0 2 b ) - . Alpargatas in cluso
p laneó, sin concretar, la in stala ció n de plantas en España e Italia (Gutiérrez y
Korol, 1988). Esto tam b ién e v id e n c ia una d osis nada d esp reciab le de din am ism o
en los grandes em p resarios de la época. A su v e z , estos p r o c e so s de
in te rn a cio n a liz a ció n eran, en gran m edida, una respuesta a la saturación del
m ercado interno por parte de los r esp e ctiv o s c o n g lo m e r a d o s y se basaban en los
n iv e le s de relativa m ayor e f ic ie n c ia que esto s ú ltim os habían alcan zad o en el
con texto regional (B isan g e t a l , 1992).
Claramente, este conjunto de e v id en c ia s no supone que el r e n t - s e e k i n g no haya
ex istid o en la é p o c a que an a liza m os, o que la corrupción o los n e g o c ia d o s con el
Estado estuvieran ausentes - a u n q u e no hay nin gu n a e v id e n c ia particular que
indique que la magnitud de estas activ id ad es haya sido su sta ncialm ente diferente
v i s a v i s lo que ocurría en otras n a c io n e s por la m ism a é p o c a - . T am poco
querem os sugerir que los grupos d iv e r sific a d o s argentinos hayan sido paradigmas
del em presariado schum peteriano e innovador -p a r a lo cual, según ve r e m o s en la
s e c c ió n s ig u ien te, faltaban, entre otras c osa s, c o n d ic io n e s e s e n c ia le s de con texto.

185 Zarrilli (2001), por ejemplo, refiere que hacia fines del siglo XIX los productores norteamericanos realizaban un activo
lobby para que el gobierno de Brasil impusiera aranceles diferenciales para las exportaciones argentinas de harina.

107
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

T odo lo que p reten d em os señalar es que: a) la e v id e n c ia presentada nos m uestra


que la d iv e r s ific a c ió n no parece haber ido n ecesariam en te a contram ano de la
e f ic ie n c ia p r od u ctiva ni del espíritu inversor y que, en lugar de suponerla un
subproducto de un espíritu rentístico, puede ser entendida com o una respuesta
racional frente al con texto local de la época; b) la idea de que los grandes
capitalistas de la ép o ca ingresaban al sector industrial com o un n e g o c io
es p e c u la tiv o más en base a in v e rsio n e s m ín im as sin com p ro m eterse con su
desarrollo a largo plazo no parece ser aplicable a los grupos e c o n ó m ic o s líderes
com o un todo, con sideran do la e v id e n c ia que da cuenta de op era cio n es que
im p licaron un fuerte h u nd im ien to de a ctiv os fijos en in sta la c io n es con escalas y
t e c n o lo g ía s s t a t e o f t he a r t no sólo en el m ercado d o m é s tic o sino in clu so , en
ciertos caso s, en m ercad os externos; c) si bien e n se g u id a v e re m o s que la
p rote cc ió n arancelaria para la industria no estu v o ausente durante este período
(en contraste con lo que argumentaba una ex te n sa literatura en décadas pasadas),
hasta donde c o n o c e m o s nadie ha afirmado que haya prem iado la in v ersión en
sectores in te n siv o s en capital, e s c a la y /o c o n o c im ie n t o s , co m o el q u ím ico , el
m e ta lm e c á n ic o o el m etalú rgico; sin em bargo, la e v id e n c ia nos muestra a
p od er o so s grupos lo c a le s y en d o a e so s sectores, lo cual sugeriría, c om o m ín im o ,
que no eran e x c lu s iv a m e n te d ep e n d ien tes del r e n t - s e e k i n g para decidir el ingreso
a nu evas actividades.
4) C aracterísticas, avances y lim itaciones del proceso industrializador
Q uerem os con clu ir esta parte de nuestro trabajo d iscu tien d o sobre el desarrollo
del p roc eso industrializador en la A rg en tina de la ép oca, an alizando la e v id e n c ia
d isp on ib le en b u sca de discernir tanto las fuentes de su d in am ism o co m o la
naturaleza de sus lím ites, con el o b jetivo de entender cuál fue el rol de los
em presarios en dicho p roceso durante el m o d e lo agroexportador.
Es fundam ental c o m en za r el an álisis subrayando que la “h e r e n c ia ” previa para el
desarrollo manufacturero era extrem adam ente débil, ya que distaba de existir una
tradición o una base industrial m ín im a m en te m oderna en el país antes de 1860.
Pese a este punto de partida p oco favorab le, en la etapa agroexportadora surgió
un sector industrial m oderno, aunque concentrado p rin cip alm en te en torno a las
ramas u su alm en te llam adas “l i v ia n a s ” (alim en tos y b ebidas, c o n f e c c io n e s ,
imprenta, cuero, madera, etc.).
Si bien este p r o c eso de in d u strialización estu v o esc a sa m e n te a so cia d o al
desarrollo de activ id ad es de in n o v a c ió n form ales a n iv e l local, cabe señalar que,
dado el origen p red om in a ntem en te extranjero de la m ayor parte de los
propietarios de firmas in d u s tr ia le s,186 el país absorbió una gran cantidad de
c o n o c im ie n t o s y h ab ilid ad es prod u ctivas, co m e r c ia le s y t éc n ica s corporizadas en
los inm igrantes que traían c o n s ig o el leg ad o de su ex p e r ie n c ia fabril y/o
empresaria desde sus p aíses de origen.
Tal co m o lo señala L e w is (1 9 9 3 ) , resulta d ifícil pensar que inm igrantes
d e v e n id o s em presarios e x ito s o s co m o R ig o lle a u , N o e l, B a g le y , Di Tella y otros,

186 En efecto, por la época había un gran número de lo que en la literatura se conoce como empresas de
"expatriados" (o free standing companies). Así, en 1895 el 84% de los propietarios de industrias había nacido
en el extranjero, cifra que baja hasta un 65% en 1913 (Sourrouille et al, 1985).

108
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

que en gran m e d id a se ajustan al prototipo del s e l f - m a d e m e n , carecieron de


“espíritu ca p ita lista ” . En un gran número de caso s, las o rg a n iz a c io n e s fundadas
por d ich os em presarios desarrollaron trayectorias e v o lu tiv a s que las llevaron a
convertirse en em presas m odernas, cap aces de com p etir con é xito con la
p rod u cció n importada. Si bien la e x p er ien cia de la em presa creada por Torcuato
di Tella, que avanzó hacia a ctiv id ad es tales com o la fab ricación de surtidores de
nafta, m áquinas de p a n ific a c ió n , heladeras, etc., es p rob ablem ente el caso
em b le m á tic o de esta tend en cia , hay varias otras historias sim ilares reco gid a s en
la literatura d is p o n ib l e .187
Pero el d in am ism o no parece haber sido prerrogativa de los em presarios
extranjeros. Incluso en las p ro d u cc io n e s manufactureras del interior del país -
c o m o el vin o y el a z ú c a r -, donde predom inaban b u rgu esías p ro v in c ia le s , la
e v id e n c ia nos muestra una clase em presarial no carente de d in am ism o. A sí, por
ejem p lo, tanto Balán (1 9 7 8 ) c o m o Sán ch ez Rom án (2 0 0 1 ) destacan las m asivas
in co rp o r acion es de maquinaria realizadas por las firmas azucareras argentinas en
este período. A su v e z, M yers (1 9 9 2 ) recuerda que la creación de la E stación
Expe rim en tal A g r íc o la de Tucum án en 1907, la primera de su tipo en el país, fue
reflejo de la tem prana p e rce p c ió n de los em presarios azucareros de la n ec esid a d
de incorporar t é cn ic a s productivas de avanzada.
En el caso de la industria v itiv in íc o la , F le m in g (1 9 7 9 ) señala que los em presarios
m e n d o c in o s de la é p o c a mostraban un patrón em presarial del tipo del
n orm alm en te a so cia d o a la ética “p r otesta n te ” o “c a l v i n i s t a ” de las so c ie d a d e s del
Norte. A sí, no sorprende encontrar que a partir de las últim as décadas del sig lo
X I X se haya ob servad o un in ten so p r o ceso de r en ov ac ión t e c n o ló g ic a de la mano
de la im p ortación de cepas francesas y la m o d e r n iz a c ió n de las t éc n ica s de
cu ltiv o (Balán, 1978; Barsky y G elm an, 20 0 1 ).
E stos datos in d ic a tiv o s de un fuerte d in am ism o empresarial no sorprenden
con sidera n do que, c o m o lo señalan Barbero y R o c ch i ( 2 0 0 2 a ), en esa é p o ca la
A rg en tin a o fre cía un am biente e sp e c ia lm e n te favorable para el desarrollo
industrial, en tanto que había p erm anentes oportunidades de n e g o c io s gracias al
p ro c eso de m o d e rn iz a c ió n , la e lev a d a m o v ilid a d social y la e x p a n sió n del
m ercado interno.
A su v ez, el papel de la IED manufacturera fue s ig n ific a tiv o , particularm ente en
los frig o rífico s, pero tam b ién en otras activ id ad es productoras de alim e n to s, así
c o m o en bebidas; q u ím ic o s y farmacéutica; m ateriales eléctr ic o s y en sam b lad o de
a u to m ó v ile s, entre otros. Esta in v ersión corresp o n día ese n c ia lm e n te a estrategias

187 En la literatura recibida se ha discutido también sobre las transform aciones producidas a lo largo del
tiempo en las familias de origen inmigrante inicialmente dedicadas a actividades industriales al momento de su
llegada al país, sugiriéndose patrones evolutivos similares a los expuestos al discutir el caso de los
terratenientes dinámicos de la Pampa Húmeda. En otras palabras, también los descendientes de los pioneros
industriales habrían carecido de los rasgos emprendedores de sus ancestros. Ya antes (capítulo II) se
presentó el argumento de Bagú sobre la asimilación dentro de los empresarios industriales de conductas
imitadas de la oligarquía terrateniente. Asimismo, Beyhaut et al (1971) han señalado que los hijos de
inmigrantes empresarios con “aspiraciones” se dedicaban a profesiones con “ prestigio” - las llamadas
“ liberales”-, y buscaban participar en el poder político, en lugar de continuar las actividades de sus padres. En
todo caso, se trata de hipótesis que sería interesante continuar explorando a futuro.

109
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

“ m a r k e t - s e e k i n g ”, 188 m otiv ad as tanto por la estabilidad e c o n ó m ic a y el


cr ec im ie n to del m ercado d o m é stic o , co m o por la p r o te cció n de la que eran objeto
algunas industrias. A s i m is m o , el d ese o , esp e c ia lm e n te de las firmas
e s ta d o u n id en s es , de disputar el m ercado d o m é stic o a las em presas británicas, que
d om inaban vía im p o rtacion es desde su país de origen, tam b ién ju g ó un rol
importante en estas d e c is io n e s de in versión .
En general, las filia le s extranjeras operaban en e s ta b le c im ie n to s con un tamaño
claram ente superior al p rom ed io del sector manufacturero local. A s im is m o , la
olea d a de IED de los años vein te - e n particular, la de origen e s ta d o u n id e n s e - fue
resp on sab le de introducir n u ev o s productos, así c o m o m odernas formas de
prod u cció n y o r g an iza ció n , que renovaron el sector industrial argentino h acia el
final de la fase agroexportadora (V illa n u ev a , 1972).
Segú n Barbero (2 0 0 3 ) , el papel de d ifu sió n de t e c n o lo g ía que j u g ó la IED se dio
tanto a través de las plantas industriales co m o de las filia les c o m e rc ia les . A sí,
por ejem plo, la autora señala que las em presas extranjeras com er cia liza d o ra s de
b ien es de capital, en gen eral, no se lim itaban a importar sino que tam bién
realizaban tareas de se rvicio , p rod u cció n de partes, armado y subcontratación con
firmas lo c a le s para la fab ricación de p iez a s, lo cual e stim u ló el desarrollo de
p ro v eed ores y de nu evas a ctiv id ad es dentro del sector manufacturero. A s im is m o ,
d estaca que en los c aso s en los que se contrataba a una em presa argentina para la
fab rica ción de b ie n es, la firma extranjera transfería el k n o w h o w para la
p rod u cció n , p rov eía de m aquinaria y materias primas y controlaba el p r o ceso de
prod u cción . Ello ayudaba a la firma local tanto a m odernizar sus a ctiv os co m o a
recorrer p r o c es o s de aprendizaje t e c n o ló g ic o más rá p id a m e n te.189
La d e p en d en cia de t e c n o lo g ía s importadas, vía lice n c ia s , im p o rtacion es de b ien es
de capital o a s o c ia c io n e s con em presas extranjeras, no supuso n ecesariam en te una
actitud puramente p a siv a de parte de las em presas receptoras. El caso de
Alpargatas es interesante de m en cio n a r en este sentido. Según Gutiérrez y Korol
( 1 9 8 8 ) , Alpargatas - q u e contaba, co m o uno de sus p rin cip ales a c tiv o s, con el
m o n o p o lio lo c al de la t e c n o lo g ía em p lea d a en la fab ricación de calzad o de y u t e - ,
en el marco de su estrategia de exp a n sión , fue capaz in clu so de ren egociar los
contratos de p r ov isió n de t e c n o lo g ía con los p ro v eed ores in g le s e s con los cuales
se había aso cia d o in ic ia lm en te, y de buscar nuevas fuen tes cuando esto s ú ltim os
no ofrecían las t e c n o lo g ía s más avanzadas. A la v ez , avanzó en d irección a una
cada v e z m ayor au ton om ía en las d e c is io n e s de ventas y distribución,
d e s v in c u lá n d o s e de la firma in g le s a que origina lm en te estaba a cargo de esas
activ id ad es.

188 Las inversiones market seeking se dirigen a explotar el mercado doméstico del país receptor. El tamaño y
la tasa de crecimiento del mercado, la existencia de barreras físicas y/o de altos costos de transporte, así
como la estrategia de industrialización del país receptor -incluyendo las decisiones sobre el grado de
protección establecido para la producción local-, son factores que inciden decisivamente en este tipo de IED
(Dunning, 1993).
89 Está claro que estos aspectos positivos de la IED en el modelo agroexportador se contraponen con los
casos en donde hubo claros abusos de poder de mercado por parte de las empresas extranjeras -c o m o
podría haber sido el de la industria frigorífica, por ejemplo-. Más que “ balancear” costos y beneficios,
deberíamos simplemente admitir que el fenómeno, en este caso la IED, tiene más dimensiones que lo
supuesto habitualmente.

110
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En este e scen ario, no sorprende encontrar que, tanto en los sectores exportadores
c o m o en varios de aq u ellos orientados al m ercado interno, las em presas líderes
operaban con plantas cercanas al s t a t e o f a r t en m ateria de escalas y
t e c n o lo g ía s . 190 ’191 P o d e m o s , e n to n c es, argumentar que una parte importante de la
prod u cció n manufacturera se lle v a b a adelante en in sta la c io n e s m odernas y era
c o m p e titiv a según los estándares in tern acio n ales (Katz y B e r c o v ic h , 1993). Más
aún, co m o lo sugieren Katz y K o s a c o f f (1 9 8 9 ) , las plantas industriales de este
períod o estaban más cerca, en térm in os relativos, de la frontera internacional que
las que se van a instalar en las primeras d écadas de la in d u strialización
su stitu tiva de im p o rtac ion es (ISI).
En tanto, c om o c o n s e c u e n c ia del propio p r o c eso de e x p a n sió n e c o n ó m ic a e
in d u strialización , com en za ron a generarse ciertos esla b o n a m ie n to s h acia ramas de
m ayor c o m p le jid a d té cn ica, en las cu ales em p ezaron a desarrollarse p ro ce so s de
aprendizaje. A sí, lentam ente fue surgiendo en el país una industria
m e ta lm ecá n ica , cuyo ejem p lo más s ig n ific a tiv o fue in d u d ab lem en te la
m e n c io n a d a firma Siam di Tella. Si bien a una esc a la m u ch o menor, fueron
ap arecien d o tam bién un conjunto de p eq ueñas fábricas - p o r ejem p lo, de
maquinaria a g r í c o l a - , 192 talleres de reparación, etc., que formaron el n ú cleo
b á sic o que perm itiría lu e g o una rápida e x p a n sió n del sector manufacturero c om o
respuesta a la crisis del treinta.
¿C uáles habrían sido, en to n ce s, los p rin cip ales o b stácu lo s para el desarrollo
industrial en esta etapa? Se suele señalar que la falta de p rotec ció n arancelaria
sería uno de ello s. Sin em bargo, varios autores han s o sten id o recien tem en te que
la p r o tec ció n no habría estado ausente, al m e n os para una parte importante del
sector industrial (ver, por ejem plo, Hora, 2 0 0 0 y R o cch i, 1998). Sin em bargo, a
d ife re n cia de lo que ocurría ya en esa ép o ca en otros p aíses, dicho
p r o te c c io n is m o care ció de criterios de se le c tiv id a d en fun ción de la p osib ilid a d
de que las ramas p rotegidas pudieran llegar a ser co m p e titiv a s tras un p ro ce so de
aprendizaje (i.e., industria n a c i e n t e ) ,193 así c om o de requisitos o c o m p r o m is o s de
d ese m p e ñ o para las industrias p r o m o v id a s .194

190 Hacia fines de siglo, el personal ocupado por empresa en Argentina era mayor que en EE.UU. para las
ramas azúcar, frigoríficos, bebidas alcohólicas y gráficos, a la vez que resultaba similar en molinos harineros y
poco menor en alimentación. En contraste, las diferencias a favor de los EE.UU. eran visibles en metalurgia y
textiles (ver Vitelli, 1999).
191
Por ejemplo, el frigorífico Sansisena era el más grande del mundo a comienzos de siglo. Un poco más
adelante Arm our erigió un frigorífico en 1915 que también fue considerado como el mayor y “ más perfecto” del
mundo. Antes, en 1884, la firma textil Alpargatas había instalado una planta que, por sus dimensiones, según
noticias de la época, sólo era comparable a una en España y otra en Gran Bretaña. La primera planta de
cerveza de Bemberg-Quilmes era la mayor del mundo a comienzos del siglo XX. La Martona también era una
de las plantas más grandes del mundo en su especialidad (lácteos). La lista de empresas grandes también
llegaba al rubro metalúrgico: Tamet, como se indicó antes, era la mayor empresa del sector en Sudamérica
(Schvarzer, 1996).
92 Véase, por ejemplo, el caso de la empresa Istilart, recogido en Korol (2001).
193 La necesidad de realizar estudios para definir qué tipo de industrias merecían ser fomentadas fue
destacada por Carlos Pellegrini -q u ie n llegó a la presidencia en 1890-, aunque sin mucha repercusión práctica
(Cornblit et al, 1971).
94 En Australia, por ejemplo, en los años 1920 la protección para la fabricación local de baterías para
automotores se basó en el compromiso de las fábricas favorecidas de conseguir antes de un año un precio
inferior al vigente en el mercado antes del cierre de las importaciones.

111
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En m u ch o s caso s, el l o b b y empresario era un factor e s en cia l para obtener la


p r o tec ció n (Schvarzer, 1996), pero no se puede suponer que aquel era el único
determ inante de las d e c is io n e s sobre tarifas (por ejem p lo, los in tereses p o lític o s
tenían gran in flu e n c ia en ese sen tido). Las n ec e s id a d e s fis c a le s, en tanto, tam bién
jug ab an un rol clave - l a A d u an a era la principal fuente de in g resos para el
T e s o r o - . En fin, co m o lo sugiere R o cc h i (1 9 9 8 ) , en materia de p rotecció n , se
sig u ió un “pragm atism o a u ltran za” durante toda esta etapa.
El Estado tam bién parece haber ap oyado al sector industrial por otras vías. A sí,
Barbero y R o cch i (2 0 0 3 ) señalan que en 1895 se aprobó la primera ley de
“Compre N a c i o n a l ”, que es ta b le c ía que la in ten d en cia de guerra debía otorgar
preferen cia a la p rod u cció n nacion al ante el m ism o precio y calidad que la
extranjera. A s í, sectores com o el textil o el p apelero, com en za ron a abastecer al
sector p ú b lico , b e n e fic ia d o s por la m e n c io n a d a le g isla c ió n .
P odríam os preguntarnos si el otorg am iento de p rote cc ió n y el compre nacion al no
son síntom as de un Estado coop tado por r e n t - s e e k e r s . En primer lugar, co m o
v im o s más arriba, los intentos por obtener p r o te c c io n e s arancelarias elev ad as,
p referen cias en las com pras del Estado, créditos baratos, etc., no son de ningún
m od o una prerrogativa o curiosidad del caso argentino, sino más bien una norma
de con d u cta seg u id a por los industriales m anufactureros en buena parte del
mundo. En otras palabras, en un país que está detrás de la frontera de
productividad, pedir ap o yo del Estado no es in co m p a tib le con la e x is te n c ia de un
espíritu em presario, sino, en general, una con stituy en te e s e n c ia l del m ism o . Que
ese ap o yo estatal sirva sólo para distribuir rentas que favo rezcan a ciertas
em presas en desm edro del resto de la socied ad o que sea un e le m e n to inductor del
d e s p lie g u e de estrategias em presarias en las que la in v ersión y el cam bio
t e c n o ló g ic o tengan un rol preponderante es algo que d epende de un conjunto de
circu n stan cias e s p e c íf ic a s que deben ser analizadas caso por caso.
Justam ente, se nos dirá que en otras ex p e rie n c ia s, el “p a d r in a z g o ” del Estado
gen eró un p ro ce so de m aduración p r og re siva del sector manufacturero que, a
p o s t e r i o r i , perm itió que aquel se h iciera c o m p etitiv o por sus p ropios m ed io s. En
este sentido, direm os dos cosas. Primero, que en la A rgentina, co m o se vio antes,
durante el m o d e lo agroexportador m uchas ramas operaban en c o n d ic io n e s de
e f ic ie n c ia com p a rab les, o no d em asia d o lejanas, a las in tern acio n ales - o b s é r v e s e
que, a d iferen cia de lo que ocurriría lu eg o con la ISI, la p rote cc ió n otorgada era
m oderada, por lo cual la am enaza de la c o m p e te n c ia extranjera estaba presente
casi s i e m p r e - . 195 S egu n d o, que en los p aíses donde ocurrieron es o s p r o ceso s
ex ito s o s de aprendizaje m adurativo ex istiero n otras c o n d ic io n e s , adem ás de la
p rotecció n , que no estu v iero n presentes en el caso argentino - s o b r e esto
v o lv e m o s más a b a jo -.
V o lv ie n d o al p r o te c c io n ism o , una d is c u s ió n in teresante relativa a este tem a tiene
que ver con la supuesta o p o s ic ió n de la clase terrateniente a la a d o p c ión de
aranceles altos para el sector industrial, h ip ó te sis que so lía ser repetida por casi
tod os los trabajos p rod u cid os desde los años 1950 hasta los 1970 en torno al
períod o agroexportador (y que, de h ec h o , aún h oy se encuentra a m enudo en la

195 De hecho, como veremos en el capítulo siguiente, fue en la ISI cuando la brecha de productividad con la
frontera internacional comenzó a agrandarse de manera significativa.

112
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p r od u cc ió n aca d é m ic a y en el debate de ideas sobre la ép oca). Sin n ece sid a d de


adherir a la h ip ó te s is de Sábato sobre la e x is te n c ia de una clase dom inante
d iv ers ifica d a que tenía tanto in tereses agrop ecu arios com o industriales,
sugerirem os que la h istorio gra fía reciente da pruebas de que la h ip ó tesis de una
o p o s ic ió n de los terratenientes a la e x is te n c ia de un sector industrial protegido no
puede ser sosten id a de m anera general, sino que sería vá lid a únicam en te para
p eríod os e s p e c íf ic o s.
Y a G allo (1 9 7 0 ) y D íaz Alejandro (1 9 7 5 ) afirmaban que no habría habido
con trad icción entre la exp a n sió n del sector agropecuario y el desarrollo
in d u str ial.196 Más recien tem en te, autores co m o Hora (2 0 0 0 , 2 0 0 1 b ) y R o cch i
(1 9 9 8 ) avalan la m ism a h ip ó te s is - R o c c h i , por ejem plo, argumenta que en materia
de tipo de cam bio los in tereses industriales y los de los exportadores "iban en la
m ism a d ir e c c ió n " -. Hora, en tanto, señala que sólo en algu n os m o m en to s - p o r
ejem p lo, en la d écada de 1 8 9 0 - se h izo e x p líc ita una o p o s ic ió n entre intereses
agrarios e industriales - e n particular, por el tem or de los prim eros a que hubiera
represalias en los m ercad os de exp o r ta ción por el p ro te c c io n ism o a la industria en
la A r g e n tin a -. En cam b io, entre c o m ie n z o s del sig lo X X y la crisis de 1929 se
habría alcanzado un “acuerdo t á c it o ” de c o n v iv e n c i a que fa v o rec ía p o s ic io n e s
interm edias en la d is c u s ió n entre p r o te c c io n is m o y librecam b io - e n gran m edida,
porque la am en aza de represalias c o m e r c ia le s p arecía m e n os probable que en el
pasado, debido a la m ayor d iv e r s ific a c ió n de m ercad os y productos en la pauta
e x p o r t a d o r a - .197
Pero Hora va aún más allá en su an álisis del tem a y sugiere que, de h ech o, los
terratenientes estaban lejos de tener el control total de los resortes p o lític o s y del
aparato del Estado en la etapa bajo análisis. A sí, afirma que los grandes
esta n ciero s del m om en to se d esen ten d ía n de la activid ad p o lítica y que, cuando
intentaron in gresar a e lla vía form ación de “partidos de c l a s e ”, fracasa ron 198
(Hora, 2 0 0 3 b ). La im portancia de esta h ip ó te sis es m uy alta con sideran do que, si
no a su m im o s que la clase terrateniente d om inaba al Estado, mal pod ríam os creer
que p od ía tener una in flu en cia determinante sobre las d e c is io n e s de p o lítica
arancelaria.
Más aún, sig u ien d o a Hora (2 0 0 0 ) , habría sido el Partido A u to n o m is ta N a c io n a l
(P A N ), gobernante hasta 1916 - y al que buena parte de la h istorio gra fía sobre el
períod o ve co m o un instrum ento p o lític o de la b u rgu esía ter ra ten ien te -, el que
can a lizó las dem andas por p r o tec ció n del em presariado l o c a l . 199 Esto b e n e fic ió no

196 Por otra parte, siguiendo a Lewis (1993), la participación de destacadas familias vinculadas al sector
agropecuario en las primeras asociaciones de industriales probaría que ese sector no estaba en contra de la
industria per se, sino sólo de aquellas ramas que consideraban “artificiales” o inadecuadas para las
posibilidades de la Argentina.
97 Asimismo, A. Sturzenegger (1987) sugiere que, dado que el sector agropecuario necesitaba para su
desarrollo de la existencia de ciertos bienes públicos (justicia, seguridad, infraestructura, etc.), la alternativa de
financiarlos vía aranceles manufactureros resultaba apropiada (agregamos nosotros, vis a vis otras
posibilidades menos favorables para el sector, tales como la imposición directa).
198 Hora subraya, para explicar esta apatía política de los terratenientes, que, en tanto clase propietaria de la
principal ventaja competitiva del país, no necesitaba del Estado para desarrollar con éxito sus negocios (salvo
para la mencionada provisión de bienes públicos), cosa que sí ocurría en el caso de los industriales debido a
sus requerimientos de protección y promoción.
199 “Si algo faltó en la Argentina agroexportadora no fue un partido industrialista sino, en todo caso, un partido
librecam bista” (Hora, 2000, p. 489).

113
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

s ólo a los industriales de ciertas r egion es del interior - c o m o se suele afirmar en


la h istorio gra fía tradicional, que hace h incapié en las m o t iv a c io n e s p olítica s que
exp licarían la p r otecc ió n para el azúcar o el vin o por e j e m p l o - sino tam bién a los
del litoral, pese a que esto s ú ltim os tenían una in c id e n c ia p o lític a m ucho menor.
De h e ch o , fueron los partidos op o sito res - l a U n ió n C ív ic a Radical y el Partido
S o c i a li s t a - los que solían op o ne rse con más firm eza a los aranceles
p r o tec cio n is ta s , argum entando que la industria local era causante de aum entos en
el costo de vid a (G a llo , 19 9 8 ) .200 Por eje m p lo , se ha afirmado que en aquella
época, “el carácter popular del rad icalism o y su falta de c o n e x ió n con los
in tereses in dustriales... lo lle v a a... adoptar un punto de vista e s en cia lm en te
liberal y d is tr ib u cio n ista ” (Cornblit, 1967, p. 684). Cornblit tam b ién sugiere que
en el Partido R adical p redom inaba una actitud “a n ti-ex tra n je ra ”, que d ificu ltab a
la c o o p er a c ió n con un sector manufacturero que, co m o v im o s , estaba
m ayoritariam ente c o m p u e sto por inm igrantes. En tanto, tam b ién presenta citas de
líderes del partido so c ia lis ta en donde se critica al p r o te c c io n is m o con térm inos
no m uy d istintos a los que podría haber exp resa do A dam S m ith .201
Esto sugeriría que las resisten cias p rin cip ales al avance in dustrializador no
habrían estado tanto en el seno del aparato estatal d om inado por las fuerzas
con servad oras, sino que habrían calado profundo en el cuerpo social, in clu so en
partidos que su puestam ente representaban a las c la ses populares y m ed ia s -
e n se g u id a v e re m o s otros ejem p los que reflejan esta a c t i t u d - .202
Si b u sca m o s ahora otros frenos al desarrollo del sector industrial, encontram os
uno crucial por el lado del fin a n c ia m ie n to .203 Por ejem plo, según Guy (1 9 8 2 ), el
derecho co m ercial planteaba restriccio n es para el desarrollo de las so c ie d a d e s por
a c c io n e s , que perjudicaban e s p e c ia lm e n te a las firmas no exportadoras y a las
in ic ia tiv a s de alto riesgo. Tam bién existían d is p o s ic io n e s del C ó d igo C ivil que
ob stacu lizab an el a c c e so al crédito. En tanto, mientras la banca o fic ia l financiaba
p referen tem en te al sector ganadero, así com o al com erc ia l, la banca privada tenía
e sc a sa p r e d isp o s ic ió n para otorgar créditos a m ed ia n o y largo plazo a las
em presas in d u str ia le s.204

200Según Rocchi (1998), sólo con la llegada al poder de Irigoyen (1916) hay un cierto vuelco hacia posiciones
relativamente más favorables al proteccionismo en el seno del Partido Radical -a u n q u e la posición del
entonces Presidente de la Nación sobre el tema no dejaba de ser ambigua-.
201 Así, Juan B. Justo decía que “empresarios ineptos, empresarios ansiosos de monopolio, empresarios
ávidos de ganancias arrancadas a su propio pueblo son los que siempre levantan la bandera del
proteccionismo aduanero ... El proteccionismo es una enorme mentira, que podría conciliar por un momento
los intereses de empresarios y obreros en ciertos ramos de la producción, pero lo hará siempre a expensas de
la población total del país (citado en Cornblit, 1967, p. 683-684). Ver también Rodríguez Braun (2000).
202 Juan B. Justo distinguía “entre empresarios de industrias libres, de industrias sanas, de industrias que se
han desarrollado espontáneamente, y empresarios incubados y cebados por la ley, mediante trabas
aduaneras y privilegios monopólicos” (citado en Rodríguez Braun, 2000, p.11). A su vez, tan tarde como en
1940 en ocasión de discutirse el llamado Plan Pinedo en el Congreso (ver capítulo IV), el miembro informante
del Partido Radical señalaba que “podrán caerse todas las chimeneas, pero mientras el campo produzca y
exporte, el país seguirá comprando lo que necesite” (citado en J. Llach, 1984).
203 Cabe notar que este problema ya era destacado por algunos agudos observadores de la realidad
económica de la época, como Alejandro Bunge (ver J. Llach, 1984).
204 De todos modos, según Rougier (1999), la banca industrial participó en el financiam iento de algunos
proyectos industriales, con modalidades que muchas veces terminaban en una participación directa de los
bancos en las empresas (generalmente en los grandes establecimientos). Sin embargo, la modalidad
operativa más usual era que las necesidades de financiam iento fueran cubiertas por préstamos bancarios a
corto plazo, renovados sin solución de continuidad. Ver también Regalsky (1999).

114
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Este cuadro in stitu cion al llev ó a que fuera d ifícil obtener fin an c ia m ie n to para
in v e rsio n e s m anufactureras205 y contribuye a ex p licar por qué una parte
importante de las em presas del sector, en particular las de gran tam año, eran de
propiedad o tenían p articipación de los ya m e n c io n a d o s grupos de la e l i t e co m o
Tornquist o B u n ge y Born, q u ien es, por v i n c u la c io n e s fam iliares o p erson ales u
otras razones, tenían a c c e s o p referen cial a ciertas fuen tes de fin an cia m ien to (ver
tam bién R ougier, 1999 y L ew is, 19 9 3 ) . 206 V o l v e m o s e n to n c es a la h ip ó te sis de los
grupos co m o respuesta a la falta de un m ercado de cap itales organizado or ■ y la \7 o fiA

ex is te n c ia de un sistem a fin an ciero incapaz de financiar in v e r sio n e s en


activ id ad es percibidas co m o riesg osas.
O b viam en te, esta d ificultad de a c c e so al fin an cia m ie n to aparece en fuerte
contraste con las e x p e rie n c ia s de p aíses com o A le m a n ia , Corea o Japón, en los
que, por distintas v ías en cada caso, los in ic io s del p roc eso de in d u strialización
se caracterizaron por un d ir ec cio n a m ie n to p referen cial del crédito hacia el sector
manufacturero.
Hay que considerar tam b ién que la p rod u cció n manufacturera local, com o
ad elan tam os más arriba, no tenía una "buena imagen" en la socied ad . Por
eje m p lo , Guy (1 9 8 2 ) m e n c io n a una fa m o sa n o v e la de la ép oca, titulada “La
B o l s a ” (escrita en 1890 por José María Miró con el seu d ón im o de Julián Martel y
pu b lica d a o rigin a lm en te por entregas en el diario L a N a c i ó n ) , donde el centro de
la trama se v in c u la con una e stafa en el m ercado de va lo res v in cu lad a al
desarrollo de un p royecto industrial. La industria tenía tam b ién m ala reputación
entre los c o n su m id o r es, sien d o com ún el “p ira teo ” de marcas extranjeras. La
prod u cció n local era sin ó n im o de baja calidad y oferta m o n o p ó li c a 209 - t a l es así
que algu n os fabricantes presentaban sus productos co m o im portados para
v e n d er lo s en m ejores c o n d i c i o n e s - . Si parte de los reparos de los co n su m id o re s
p od ía tener un origen real, tam bién cabe recordar que aq u ellos eran en gran

205 Esta dificultad era algo menor en el caso de los empresarios inmigrantes, varios de los cuales mantenían
algún contacto con sus países de origen que les permitía tener acceso a fuentes de financiam iento -p o r
ejemplo, fam iliar- en los mismos.
206 Algunos empresarios de origen inmigrante también podían “escapar”, al menos parcialmente, de la
restricción financiera, en tanto tenían contactos con fuentes de financiam iento en sus países de origen.
207 Este es un problema que, como veremos más adelante, ha sido una constante a lo largo de toda la historia
argentina. Un dato que ilustra claramente esta afirmación es el siguiente: entre 1913 y 1991 ninguna empresa
emitió un bono para financiarse en el mercado local de valores (Apreda, 2000).
208 De todos modos, tam poco tenem os que perder de vista el hecho de que muchos empresarios -ta n to
inmigrantes como nativos- se mostraron reacios a abrir el capital de sus empresas, prefiriendo mantenerlas
bajo el control fam iliar (Lewis, 1993). Esto contribuyó a que la Bolsa de Valores no pudiese convertirse en un
mercado eficaz de capitales y dificultó el pasaje hacia un modelo empresario basado en la administración
profesional. De todos modos, hay que destacar que esta preferencia por el control fam iliar no es una
prerrogativa argentina, sino que se halla presente en muchos casos de industrialización tardía (notoriamente,
el japonés antes de la Segunda Guerra Mundial). Asimismo, la preferencia por mantener la propiedad fam iliar
permitió a los grupos locales una gran flexibilidad en la tom a de decisiones en un contexto macroeconómico e
institucional inestable, así como en la resolución de problemas vinculados con la sucesión fam iliar (Apreda,
2000). Recordemos, finalmente, los argumentos presentados en el capítulo I acerca de las empresas
familiares y las razones de su predominio en un gran número de países. En el capítulo siguiente volvemos
sobre este tem a en el contexto de la ISI.
209 En 1919, como consecuencia de la presión de los representantes de la oposición socialista, se constituyó
una Comisión de Investigación de los Trust en el Congreso Nacional. Según Schvarzer (1996), si bien se
lograron descubrir maniobras monopólicas en varias ramas, el informe que produjo la comisión no tuvo
impacto práctico.

115
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m ed id a de origen inm igrante, por lo cual podían estar in clin ad os a pensar que los
p roductos de los p aíses donde habían nacido eran superiores.
El lim itado tam año de m ercado, que d ificu ltab a alcanzar e c o n o m ía s de e s c a la y,
por ende, com p e titiv id a d , tam bién ha sido señalado co m o un ob stácu lo para la
in d u strialización en la literatura recibida (ver R o c ch i, 1996). A sí, Cortés Conde
( 1 9 8 5 ) , por ejem p lo, señala que la d ifer en cia e s e n c ia l entre A rg en tin a y Canadá
en cuanto a su desarrollo industrial estu v o en que este ú ltim o país las nuevas
industrias estaban destinadas a los m ercados extern os (la cercanía de los E E .U U .
habría sido un ele m en to m uy favorable en este sen tido), lo cual c o m p en sa b a el
tamaño relativam ente peq ueño del m ercado lo cal, mientras que en A rg en tina el
s ector m anufacturero - c o n algunas e x c e p c i o n e s - era e se n c ia lm e n te m ercado
internista.
T am bién se ha señalado que A u stralia y Canadá contaban con recursos que
facilitaron su desarrollo industrial y de los cuales se care cía en A rgen tina
(m inería en am bos p aíses y energía h id roeléctrica en Canadá). V ite lli (1 9 9 9 ) ha
d estacad o que la a u sen cia de m in erales m etalífer o s y c o m b u s tib le s - e n particular,
hierro y c a r b ó n -, d esalentó la im p la n ta ción en A rg en tina de industrias modernas,
con sidera n do el papel clave que jugab an am bos e le m e n to s en el paradigm a
p rod u ctivo v ig e n te en aquel m o m en to (ver tam b ién G allo, 1998).
Otra lim itante clave para el desarrollo industrial remite a las rela cio n es con el
s iste m a ed u cativo y c ie n tífic o . Es notorio que para una buena parte de la
d irig e n cia de la segu n d a mitad del sig lo X I X la ed u c a c ió n estaba llam ada a jugar
un rol d e c is iv o en la co n fo rm a ció n de la A rg en tina moderna. De h ech o, el país
e f e c tiv a m e n te lle v ó a cabo un esfu erz o s ig n ific a tiv o en materia e d u cativa en el
p eríod o bajo an álisis, que si bien no le perm itió alcanzar los n iv e le s de los p aíses
desarrollados, lo p o s ic io n ó en un lugar destacado entre los p aíses en desarrollo.
La c u estión que nos interesa remarcar es que p rom inen tes figuras de la ép oca
pensaban que el avance de la e d u ca ció n debía canalizarse a través de m od a lid a d es
bien precisas, de m od o de convertirse en un apoyo e f e c tiv o a la tran sform ación
p rod u ctiva de la s o c ie d a d .210 Este p e n sam ie n to, por otra parte, estaba en
c o n s o n a n c ia con las ten d en cia s observadas en E E .U U . (N e ls o n y W right, 1992),
A le m a n ia (K eck , 1993), Japón (M ad d ison , 1988) o las n a cio n e s escan d in a vas
(B lo m strom y M eller, 1990) por la m is m a ép oca, donde no sólo se daba un fuerte
im p u lso a la ed u ca ció n té c n ic a y cie n tífic a , sino que se estaban transform ando las
formas de e n señ an z a en el sistem a u niversitario en carreras co m o ingeniería,
en fatizan d o el “aprendizaje en la p r á c tic a ” (V on Tu n zelm ann , 1996).
Sin em bargo, en A rg en tin a no se pudo avanzar por el sendero de los p aíses antes
m e n c io n a d o s . E llo habría sido c o n s e c u e n c ia de que los grupos dirigentes
asignaron a la ed u ca ció n una fun ción p o lític a y no e c o n ó m ic a ( T e d e s c o , 1970;
O szlak, 1997). S ig n ific a tiv a m e n te , los intentos de tran sform ación del sistem a
ed u cativo hacia or ien ta cio n es más v in cu lad as con la té c n ic a o el m undo de la

210 Así, Alberdi abogaba por un sistema que enfatizara las artes industriales y agropecuarias, el entrenamiento
técnico y las ciencias exactas, al tiempo que reprobaba la "herencia española", que daba prioridad a la
producción de abogados y la enseñanza del latín (Brown, 1993). Sarmiento, era, en esencia, de la misma
opinión (Albornoz, 1990).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p rod u cció n se produjeron durante los g o b ier n o s de signo c o n se r v a d o r .211 Mientras


que los g o b ie rn os con serv ad ores intentaban innovar en materia ed u cativa
sig u ie n d o tanto el avance del p ro c eso de in d u strialización en la A rg en tina c om o
las e x p e rie n c ia s de d istintos p aíses (esto sin desm edro de que existieran tam bién
m o t iv a c io n e s p o lítica s en ese sector, denunciadas por a q u ello s que se op onían a
los p r o y ec to s de cam b io), y cuando varios in te lec tu a le s n otab les de la ép o ca (J.
A. García, A lejandro B u n ge, etc.) se preocupaban por el d escu id o de la en se ñ an za
té cn ic a, los g o b ie rn o s radicales a partir de 1916 tend ieron a crear
p reponderantem ente e s c u e la s n a c io n a les, pese a que había c o in c id e n c ia en que ya
era e x c e s i v o su número, y prestaron m enor aten ció n a las industriales y
co m e rcia le s.
¿Cuál era la situación, en tanto, en la U n iversid ad? Hasta bien avanzado el sig lo
X X , se trataba de una o rg an iza ció n en la cual existían cuerpos v ita lic io s de
g o b ier n o a c a d ém ico , no había p rofesores con d e d ic a ció n e x c lu siv a , los su eld os
eran in a d ecu a d o s, etc. En estas c o n d ic io n e s, la d o c e n c ia era más una cu e stió n de
"prestigio" que una activid ad cien tífica. La U n iversid a d tenía co m o fun ción
e x c l u s iv a el entrenam iento de p r o fe sio n a le s, preparándolos para su d e se m p e ñ o
práctico y p r o v e y é n d o lo s de un título que les otorgara leg itim id a d s o c i a l.212
Incluso las facu ltad es en donde se dictaban m aterias c ie n tífic a s eran
e se n c ia lm e n te es c u e la s p r o fe s io n a le s (ver M yers, 1992).
De h ech o, la R eform a U n iversitaria de 1918 - p e s e a que s ig n ific ó in d u d ab lem en te
una tran sform ación p o s itiv a frente al estado de cosa s an terio r-, tanto por sus
o b jetivos e x p líc it o s co m o por su im pacto in stitu cion al, habría tenido c om o
c o n se c u e n c ia , d esead a o no, un reforzam ien to de la preferen cia por los d iplom as
“p r o f e s io n a liz a n te s ” ( L o v is o lo , 1 9 9 6 ) .213
A s i m is m o , p r e su m ib le m en te, la U n iversid a d argentina contribuyó en escasa
m ed id a a la form ación de e n t r e p r e n e u r s por aq u ellos años, y en general estu vo
lejos de desarrollar v in c u la c io n e s con el sector p r iv a d o .214 En este con texto las
n e c e s id a d e s de recursos hum anos del aparato p rod u ctivo - a s í c om o la "oferta" de
e m p r e s a r io s - se cubrieron, b ásic am en te, vía inm igración.

211 En 1899 y 1916 se presentaron sendos proyectos destinados a dotar al sistema educativo de un sesgo
más vinculado a las necesidades del desarrollo productivo e industrial, ninguno de los cuales prosperó. Entre
otros factores explicativos del fracaso de esos proyectos, hay que considerar, al menos en el segundo caso, la
oposición de la Unión Cívica Radical, que en general se opuso al énfasis en la educación técnica, y cuyos
planes para el área se destinaban primordialmente a formar “ciudadanos” (Tedesco, 1970).
12 No sorprende, entonces, encontrar que el 60% de los egresados entre 1901 y 1930 correspondió a
abogacía y medicina, en tanto que sólo un 4% de los graduados correspondió a carreras vinculadas a
contabilidad y administración, un 11% se graduó en ingeniería -s e trataba mayoritariamente de ingenieros
civiles- y otro 4% en agronomía y veterinaria.
213 Al igual que lo visto en el caso de la enseñanza secundaria, habrían sido los gobiernos conservadores los
que realizaron algún intento de reorientar la matrícula hacia carreras universitarias más vinculadas con la
producción o la tecnología. Pyenson (1985) -citado en Albornoz (1990)- señala que la universidad intentó
moverse hacia dichas carreras hacia fines de siglo en parte por el “tirón” de la demanda de profesionales, pero
también por decisiones del gobierno, que quería promover una reacción frente al “aborrecim iento” del trabajo
manual y la educación orientada hacia los estudios humanísticos heredada de España.
214
Más aún, podríamos decir que las ideas de quienes inspiraron el movimiento reformista estaban
frecuentemente en las antípodas de la posibilidad de establecer vínculos entre el sistema universitario y el
mundo de los negocios, o de contem plar la necesidad de fom entar vocaciones empresarias en los estudiantes
(ver Lovisolo, 1996).

117
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Si bien se podría sugerir que la carencia de e sc u e la s y de c o n ten id o s t é c n ic o s en


los planes de estu d io o b e d e c ía a la falta de oportunidades de em p leo de sus
p o te n c ia le s egre sa d os, hay e v id e n c ia que m uestra que las em presas industriales
que se estaban instalando en ese m o m e n to tenían dem andas in sa tisfe ch a s de
trabajadores con c a l if ic a c io n e s a d e c u a d a s .215 Lo m ism o vale para la u niversidad,
donde tam b ién hay d istin tos reportes que señalan la carencia de in g en ie ro s y
m a n a g e r s ca lific a d o s en el p a í s .216

En cuanto a la cien c ia , su p ro m o c ió n era, en la v is ió n de varias figuras de la


ép oca, un elem e n to fundam ental para la m o d e rn iz a ció n nacion al. A sí, desde la
p res id e n c ia de Sarmiento en adelante se suced en una serie de iniciativ as
destinadas a “im plantar” la in v e s tig a c ió n c ie n t íf ic a en el país ( “im p o r ta c ió n ” de
in v e s tig a d o r e s, crea ción de los prim eros institutos c ie n t íf ic o s , apertura de
m u s e o s y ob serv atorio s, etc.). Al m ism o tiem p o, en las U n iv e rs id a d e s de B u en os
A ires, Córdoba y La Plata nace una tradición in cipien te de in v e stig a c ió n , aunque
con sidera n do las ya m en cio n a d a s c o n d ic io n e s de d e s e n v o lv im ie n to de la
U n iversid a d no sorprende que esas activ id ad es tuvieran un rol secundario en la
d in ám ica de dichas o r g a n iza cio n e s (ver M yers, 1992).
En cualquier caso, el n acim ie n to de la in v e s tig a c ió n c ie n tífic a se da en co m p leta
d e s v in c u la c ió n con el desarrollo del sector p rod u ctivo local, tanto agropecuario
c o m o industrial. De h e ch o , es en el cam po de la m ed icin a , con la figura de
Bernardo H o u ss a y a la cabeza, donde la actividad c ie n t íf ic a se in stitu cio n a liz a
con más fuerza en esta etapa. En este sentido, hay que tomar en cuenta que
H o u s s a y renegaba e x p lícita m en te de la n ece s id a d de vin cu lar la in v e s tig a c ió n con
las n e c e s id a d e s s o c ia le s o p roductivas in m ed iatas (B uch, 1 9 9 7 ) ,217 p e n sam ie n to
que in flu yó d e c is iv a m e n te sobre las formas que asum ió el ap oyo a la c ie n c ia en la
A rg en tina lu eg o de la Segu n d a Guerra Mundial, y en particular sobre el esq u em a
org an iza tivo que asum iría el C on sejo N a c io n a l de I n v e s tig a c io n e s C ien tífica s y
T e c n o ló g ic a s (C O N IC E T ), cu yo primer presidente sería justam en te H ou ssay . Por
otro lado, tam p oco había claridad en la d irigen cia p olítica, salvo algunas
e x c e p c io n e s co m o la m e n c io n a d a de Sarm iento, ni tam p oc o en los em presarios,
respecto de la utilidad de la c ie n c ia para los p r o c eso s de desarrollo productivo.
La R eform a del 18 tam p oc o habría tenid o un e fec to p o s itiv o cierto sobre el
desarrollo de activ id ad es c ie n tífic a s en la U n iversid a d , al m e n os en esta etapa. Si
bien la R eform a pretendía reforzar la in v e s tig a c ió n , en la práctica la prioridad
fue dem ocratizar el in greso, lo cual lle v ó a constituir u n iversid ad es m a siv a s con
bajo c osto de fu n cio n a m ien to (L o v is o lo , 1996). En c o n s e c u e n c ia , en un con te xto
de recursos e s c a s o s , se gen eró un m od o de op eración inapropiado para los
ob jetivos de in v e s tig a c ió n cie n tífica , y se creó una estructura de contratación
que, dados los bajos salarios, im p o sib ilitó la d e d ic a c ió n e x c l u s iv a a la
215 Este habría sido el caso, por ejemplo, de la primera refinería de azúcar instalada en el país en 1890 (Guy,
1988). En tanto, Torcuato di Tella debió recurrir repetidas veces en los años veinte y treinta "importar"
trabajadores calificados desde el exterior (predominantemente desde Italia) para cubrir las necesidades de
sus fábricas ante la carencia de mano de obra local -Cochran y Reina (1965)-.
216 Cochran y Reina también informan que Torcuato di Tella encontraba grandes dificultades para encontrar
managers locales e ingenieros bien formados en el país.
217 En contraste, en los EE.UU. durante las primeras décadas del siglo XX “the (university) system was one in
which the requirements of industry, agriculture and mining were recognized and accomodated” (Mowery y
Rosenberg, 1993, p. 38) y los ingenieros y científicos “were under continuing pressure to demonstrate the
practical benefits of their efforts” (Nelson y Wright, 1992, p. 1942).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

u niversidad. Se frenó así la p o sib ilid a d de formar una fuerte com unidad
universitaria d ed icad a sim u ltán eam ente a la d o c e n c ia y la in v e s tig a c ió n .
En suma, en este período nace la actividad c ie n t íf ic a en la A rgentina, en un
c on texto en el que la socied ad la con sidera co m o una actividad p r e s tig io s a e
importante pero a un n iv el “ab stracto” - e s t o es, no vin cu la d a directam ente a la
e v o lu c ió n general del p roc eso de desarrollo e c o n ó m i c o - s o c i a l - , y sus
practicantes c o m ie n z a n a evaluarse a sí m is m o s co m o apartados de las
n ec e s id a d e s o prioridades s o c ia le s , n egan do la p osib ilid a d de ser j u z g a d o s en
térm inos de la utilidad práctica de sus activ id ad es - a u n q u e reiv in d ica nd o su
carácter fundam ental, tam b ién por vías abstractas o indeterm inadas, para el
progreso s o c i a l - . En tanto, la o rg a n iz a c ió n del sistem a u niversitario estu vo lejos
de favo recer la in v e s tig a c ió n , así com o las v in c u la c io n e s con el sector
productivo. En estas c o n d ic io n e s, la a c u m u la c ió n de c o n o c im ie n t o c ie n tífic o tuvo
m e n os rep ercu sion es que las p o ten cia lm en te esp erab les en otro con texto
in stitu cion al. Esto im p lic a que la e s c a s a p re sen c ia de ramas industriales s c i e n c e -
b a s e d es sólo uno de los factores que e x p lic a el débil n iv e l de v in c u la c ió n
c ien cia -a p a r a to p rod u ctivo durante el período bajo análisis.
C) E l m undo em presarial en el m odelo agroexportador: algunas conclusiones
E v id en tem en te, nuestro c o n o c im ie n t o del com p o rta m ien to empresarial durante el
m o d e lo agroexportador es aún im p erfecto . Com o lo prueba la a cu m u la ció n de
nu evas e v id e n c ia s producida en los ú ltim os años, la in v e s tig a c ió n h istórica
t od av ía puede seguir transformando nuestra p e rc ep ció n sobre el tema,
con trib u yen d o a que fo rm em o s un ju ic io más p reciso sobre las diversas
estrategias, con d u ctas y d e s e m p e ñ o s em p resarios en este m om e n to fun d acion al de
la A rg en tina moderna.
De to d o s m o d o s, en base a la e v id e n c ia em p írica de la cual d isp o n e m o s hoy, y
tom ando en cuenta el marco analítico presentado en los cap ítu lo s I y II, creem os
que es p osib le cu estion ar la v a lid e z de varias de las h ip ó tes is avanzadas en la
literatura “h e te r o d o x a ” crítica respecto del rol y naturaleza del em presariado
argentino en esta etapa. Por lo tanto, c on sid er a m os que es n e ce sa r io trabajar
sobre interpretaciones alternativas que, e n ten d e m o s, pueden ayudarnos a tener
una v is ió n más integral del tem a bajo análisis.
D esd e nuestra p ersp ectiva, está bastante claro que la c o n v e rs ió n de la A rgen tina
en una p o ten cia exportadora de productos agrop ecu arios fue producto de algo más
que la fertilidad natural del su elo , ya que, antes del período agroexportador, no
estaban aseguradas las c o n d ic io n e s in stitu cio n a le s, t e c n o ló g ic a s y productivas
n ecesarias para que la A rg en tina hiciera valer su p ote n cial de e s p e c ia liz a c ió n
internacional co m o p roveed ora de carne, granos y otros productos primarios. Tal
c om o lo señala Cortés Conde (1 9 6 6 ) , “más que de la u tiliz a ció n de los recursos
abundantes se trató de la re aliz a ción de un conjunto de o p e ra c io n e s para ofrecer
en forma abundante recursos hasta e n to n c es e s c a s o s o que frente a las nuevas
características del m ercado se convertirían en relativam ente e s c a s o s ” (p. 4 9 3 ) . 218

218 Es significativo que el mismo énfasis en mostrar que la realización del potencial de oferta de determinados
recursos primarios depende no sólo de la existencia de esos recursos sino de un conjunto de condiciones

119
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

M ientras que los cam b ios in stitu cio n a les fueron en e s e n c ia producto de las
in ic ia tiv a s de la clase d ir ig e n te - , las profundas tran sfo rm acio n es t e c n o ló g ic a s y
productivas observadas, que alcanzaron su m áx im a exp r esió n en el caso del
ganado v a cu n o, fueron obra de una fracción del sector terrateniente que realizó
in v e rsio n e s de riesgo y encaró un a m b ic io s o p roy ecto de cam bio g e n étic o ,
c o n d ic io n e s n ecesarias para aprovechar las ventajas p o te n c ia le s que, a sus ojos,
ofrecían los m ercados in tern acion ales.
El com p o rta m ien to de esta vanguardia se puede entender a la luz del marco de
in c e n tiv o s que enfrentaba en aquel m om en to. En particular, la p erc ep c ió n de que
la A rg en tin a había encontrado un e sq u e m a in stitu cion al más estable y el propio
p roceso de exp a n sió n de la e c o n o m ía local alentaron las conductas
“sc h u m p eter ia n a s” arriba m en cio n a d as. Sin em bargo, co m o ha sido en fatizad o por
varios autores (y por ello el subrayado nuestro en el párrafo anterior), en aquel
m o m en to no era para nada o b v io ni seguro que esas in v e r s io n e s tuvieran
resultados favorab les, ya que fueron previas a la apertura concreta de los
m ercad os de exp ortación . Esto in d ica que al m e n o s aquella fracción de la clase
terrateniente no parece encajar con la im a gen de in d o le n c ia y aversión al riesgo
d elin ea d a u su alm en te en la literatura “h e te r o d o x a ” .
T odo esto no im p lic a negar que haya habido e s p e c u la c ió n con tierras - l a cual,
c o m o v im o s en el capítulo I, no fue una e x c lu s iv id a d ar g en tin a -, que el m o d e lo
de desarrollo agropecuario haya ob sta cu liza d o la c o n s o lid a c ió n de una clase
“f a r m e r ” - c o n s o l i d a c i ó n que ocurrió, con p o sitiv a s c o n se c u e n c ia s p o lític a s y
s o c ia le s , en Canadá o E E . U U . - o que los herederos de aquella vanguardia
terrateniente se hayan con v ertido en propietarios ausentistas am antes de los lujos
parisin os (lo cual, d ig á m o s lo de una v ez , puede ser n eg a tiv o so c ia lm e n te, pero es
m uy c o m p re n sib le desde la p er sp e ctiv a in d ivid u al). S im p le m e n te querem os
enfatizar que en la segu n d a mitad del siglo X IX el sector terrateniente argentino,
o al m e n os su fracción más dinám ica, tuvo un com p o rta m ien to t e c n o ló g ic a y
prod u ctivam ente d in ám ico y no “ren tista” .219
Más aún, aunque es factible que la p resen cia de los terratenientes obstaculizara,
c o m o d ijim os antes, la form ación de una clase m ed ia de productores
agrop ecu arios -a u n q u e sobre el tem a de la c o n cen tració n p rod u ctiva y el mercado
de tierras en la A rg en tina hay to d a v ía m u c h o s d e b a t e s - , 220 es importante tam bién
tener en cuenta que esa fracción no sólo internalizó las ventajas de las nuevas
t e c n o lo g ía s que se incorporaban, sino que, entre otras a c c io n e s , creó una entidad
c o m o la S ocied a d Rural con el ob jetivo de difundir dichas t e c n o lo g ía s y
co m en za r a realizar in v e s tig a c ió n en el sector agropecuario en el país. Si bien es
m uy probable que los p roductores rurales de tam año p eq u eñ o no se ben eficiaran
con las a c tiv id ad e s de d ifu sió n de la S ocied a d Rural, es im p o sib le obviar que esta
últim a, en sus primeras décadas, cu m p lió las fu n c io n e s de d ifu sión t e c n o ló g ic a

institucionales muy precisas haya sido hecho en relación con la economía estadounidense por David y W right
(1995), para el caso de los recursos minerales.
Cabría explorar más, a nuestro juicio, sobre lo que ocurrió con las burguesías de las regiones extra-
pampeanas. Si en los casos de inserción exitosa en el nuevo modelo -c o m o Mendoza y Tucum án- parecen
haber jugado no sólo factores políticos sino también determinantes vinculados a capacidades empresariales,
sería interesante conocer más sobre la relación entre empresarios, instituciones y desarrollo económico en las
zonas que fueron quedando excluidas de la dinámica de la modernización.
220 Ver Cortés Conde (1997), Díaz Alejandro (1975), Barsky (1988) y Taylor (1997).

120
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

que más tarde (o tardíam ente) asumiría, en general con m ay ores recursos y
a lc an ce s, el Estado.
Las in v e s tig a c io n e s más recien tes han mostrado que el sector terrateniente no
ex h ib ió te n d e n c ia s hacia la d iv e r s ific a c ió n , sino que concentró sus in v e r s io n e s en
el sector rural. De h ec h o , com o lo sugiere Hora, la d iv e r s ific a c ió n de los
em p resarios rurales fue m u ch o m ayor en el turbulento período previo que durante
la v i g e n c ia del m o d e lo agroexportador, lo cual es coh eren te c on sideran do que los
co sto s de tran sacción , la inestab ilid ad y la incertidum bre eran tam b ién m ucho
más grandes.
¿D ón d e estaban en to n ce s los grupos d iv e r s ific a d o s en este período? La e v id e n c ia
indicaría que tuvieron dos o ríge n es diferentes: aq u ellos que fueron de las
finanzas y el c o m er cio hacia la industria y aq u ellos -g e n e r a lm e n t e n acido s en el
siglo X X - que directam ente habrían partido de una base in d u strial.221
En am bos caso s, la d iv e r s ific a c ió n puede ser entendida a la luz de los e n fo q u e s
p resentados en el capítulo I: reducido tam año del m ercado interno, aparición de
nu evas oportunidades de n e g o c io s en un con te xto de rápido cam b io estructural,
ap ro vech am ien to de a ctiv os corporativos o c i o s o s y a c c e so p riv ile g ia d o al crédito
en un co n te x to de m ercad os fin an ciero s s u b -d es a rro lla d o s , entre otros. A su vez,
la d iv e r s ific a c ió n tam b ién tom ó u su alm en te la forma de in tegración vertical, en
b u sca de reducir c o s to s de transacción.
Si p o d e m o s entender en to n ce s, desde la ló g ic a e c o n ó m ic a , la e x is te n c ia de estos
grupos d iv e r sific a d o s ¿por qué han tenid o tan “m ala p re n sa ” en nuestra
historiografía? En primer lugar, por la n o ció n , errada, de que la d iv e r s ific a c ió n
es sin ó n im o de e s p e c u la c ió n y r e n t - s e e k i n g , y es un signo de em presarios aversos
a com p ro m eter in v e r s io n e s fuertes en capital fijo. N o sólo la e v id e n c ia reciente
parece d esm entir este ú ltim o argum ento en el caso argentino - ¿ c ó m o se
entenderían, de otro m od o , las altas tasas de in v ersión y las cifras record de
im portación de bien es de c a p ita l? -, sino que, com o v im o s antes, la historia nos
muestra que la d iv e r s ific a c ió n ha sido un co m p o n en te e s e n c ia l de m uchas
exp er ien cia s e x ito s a s de in d u strialización tardía. Si se nos dice que la
d iv e r s ific a c ió n no lle g ó a industrias “basadas en la c ie n c i a ” o “in ten siva s en
e s c a l a ”, argum entarem os que ello e x c e d e en m ucho la volu n tad o cap a cid ad es de
una clase empresarial, en tanto requiere tam b ién c o n d ic io n e s de entorno que
distaban de existir en el caso argentino.
Una p o s ib le segu n d a fuente de c u e s tio n a m ie n to s hacia el papel de esto s grupos
surge de la idea, más o m en os e x p líc ita en d istin tos autores, de que se habrían
con stituid o en una e l i t e que digitó la p o lític a e c o n ó m ic a a lo largo de este
p eríod o - y , en realidad, durante la m ayor parte de nuestra h isto r ia -,
ob sta c u liz a n d o no sólo el desarrollo del em presariado de m en or tam año, sino
in clu so las p o s ib ilid a d e s m ism a s de un desarrollo e c o n ó m ic o y so c ia l sosten id o
de la Argentina.
Por cierto, si aten d em os primero al lado p o lítico del argum ento, la idea de una
e l i t e digitadora de p o lític a s e c o n ó m ic a s ya no luce tan sólid a cuando adm itim os

221 Rocchi (1996) sugiere un tipo adicional de multi-implantación: la figura del industrial-importador.

121
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

que no había una ú n ica cla se dom inante d iv er sifica d a , sino una bu rgu esía
cap italista h e te r o g é n e a cu y o s in tereses eran co in c id e n te s en algu n os tem as - p o r
eje m p lo , o p o s ic ió n a reformas en la le g is la c ió n la b o r a l- pero p o ten c ia lm e n te
c o n f lic t iv o s en otros, al m en os durante d eterm inados p eríod os - i . e . la p o lític a
c o m e r c ia l-.
¿Esto s ig n ific a que el Estado pudo d ecidir de manera “a u tó n o m a ” en materia de
p o lític a e c o n ó m ic a ? Por cierto que no, co m o lo prueba, por ejem p lo, el éxito de
la clase em presaria en el b lo q u eo a las reformas laborales. Lo que querem os
enfatizar es que si bien e xistie ron p re sio n es y l o b b i e s , c om o es natural en
cualquier e c o n o m ía capitalista, la respuesta del Estado tuvo, tom ando en
p réstam o el ad jetivo con el cual Fernando R o cc h i caracteriza la p o lítica
co m er cia l del período, una naturaleza e se n c ia lm e n te “p rag m ática” . Ello no es de
extrañar con sideran do que los in tereses y o b je tiv o s de los actores e c o n ó m ic o s y
p o lític o s de la ép oca, en todo caso, p arecen haber sido m u ch o más c o m p le jo s que
los su p uestos en buena parte de la literatura recibida dentro del cam po
“h e t e r o d o x o ” . En todo caso, en los cap ítu los sig u ien te s se g u irem o s e xa m in an d o
este argum ento, a la luz de los cam b ios ocurridos en la e c o n o m ía argentina - y su
sector e m p r e s a r io - tras la caída del m o d e lo agroexportador.
¿Fueron los grupos d iv e r s ific a d o s un o b stác u lo para el desarrollo de em presarios
m anufactureros in d ep en d ie n tes en la etapa bajo análisis? N o más, p robablem ente,
que en cualquier otra so c ie d a d cap italista de la época. De h ech o, durante la
v i g e n c ia del m o d e lo agroexportador, una gran cantidad de em presarios
inm igrantes que c om e n za ron m u ch as v e c e s con cap itales p eq u e ñ o s lograron erigir
aquí firmas que, con el tiem p o, pudieron co n so lid a rse e in clu so en o c a s io n e s
alcanzar p o s ic io n e s de poder en el m ercado d o m é s tic o y hasta en un puñado de
c aso s concretaron o planearon in v e rsio n es en el exterior.
En cualquier caso, está claro que durante este p eríod o se ob servó un rápido
c re cim ie n to del sector m anufacturero. Si bien dicho cre cim ien to no in clu y ó a las
ramas te c n o ló g ic a m e n te más c om p leja s de la ép oca, perm itió alcanzar n iv e le s de
co m p e titiv id a d que perm itían que los p roductores lo c a le s sob rev iva n y se
expandan en un con texto de p r o tec ció n que, en la m ayor parte de los caso s, era
“m o d er a d a ” . Los lím ites al p rogreso de la industria parecen haber estado
v in cu la d o s a factores tales c o m o au sen cia de v ín c u lo s con el sistem a ed u cativo y
el de c ie n c ia y t e c n o lo g ía , la e s c a s e z de m in erales, el tamaño lim itado del
m ercado interno o la falta de a c ce so al fin a n cia m ie n to , más que a la in s u fic ie n c ia
del espíritu em presarial - q u e de h ech o no parece haber faltado, en particular
gracias al m e n c io n a d o aporte de los n u m e rosos em presarios inm igrantes arribados
al país durante la é p o c a - o a un “b l o q u e o ” de las c la se s d om inan tes al avance de
la in d u strialización - e l ya citado h ech o de que los partidos “p o p u la r e s ” se
opusieran al p r o te c c io n ism o , mientras que el partido “o lig á r q u ic o ” con tu viera a
m u ch os de sus prom otores, es ya m o tiv o de r e flex ió n para discutir varias “ideas
r e c ib id a s ”- .
U na tercera h ip ó te sis respecto del ju ic io d esfa vo rab le que reciben los grupos
em presarios de la é p o ca en la literatura “h e te r o d o x a ” ha sido propuesta por
Barbero (1 9 9 8 ). La autora señala que el argum ento sobre el carácter
in h erentem ente "especulativo" de la clase em presarial en este período, además de
tener un “carácter d e d u c t iv o ” y apoyarse “en una e v id e n c ia em p írica m uy

122
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

lim ita d a ” (sobre esto, ver tam bién Sartelli, 1996), está c o n d ic io n a d o “por el
carácter e sp e c u la tiv o de la e c o n o m ía argentina en los años setenta y och en ta (del
sig lo X X ) ” y, en ú ltim a instancia, en realidad se halla in flu e n c ia d o e se n c ia lm e n te
por un “prejuicio a n tiem p resarial” (p. 140). En otras palabras, adem ás del citado
prejuicio - a r g u m e n t o que com p a rtim o s p le n a m e n t e -, el en foq ue “h e te r o d o x o ”
estaría extrapolando hacia el pasado conductas observadas al m o m e n to de realizar
el a n á lis is .222
Dada la naturaleza fam iliar de estos grupos, p od ría m os pensar que, bajo la
in flu e n c ia de la literatura que en los años sesen ta y setenta aso cia b a cap ita lism o
fam iliar con actitudes retardatarias y aversión a la in n o v a c ió n y la in v ersión a
largo p lazo, algu n os autores traspolaron es o s argum entos al caso argentino
“l e y e n d o ” la e v id e n c ia em p írica a la luz de ese p resupuesto. Sin em bargo, lo
e x p u esto en este capítulo no parece sustentar esta lectura, y sugiere que el
an á lisis del origen e im p a ctos del cap ita lism o fam iliar debe considerar un marco
más am p lio, que in clu y a el entorno in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o en el que
aquel se d e s e n v u e lv e .
Otras críticas que, desde la p er sp e ctiv a “h e te r o d o x a ”, se han form ulado al
accion ar de los grupos d iv e r sific a d o s - y que podrían contribuir a exp licar
tam b ién su “m ala p ren sa ”- se basan en que aq u ellos habrían in gresad o al sector
industrial en procura de obtener p o s ic io n e s m o n o p ó lic a s a través de estrategias
de m áx im a fle x ib ilid a d en la asig n a c ió n de in v e r s io n e s (i.e., m in im iza n d o el
“h u n d im ie n to ” de fon d os en a ctiv os fijos). Sin em bargo, la e v id e n c ia revisad a en
este trabajo nos indica que m u c h o s de aq u ellos grupos parecen haber tenido no
sólo un fuerte c o m p r o m is o con el sector industrial - a ú n avanzando hacia sectores
que no eran fa v o r e c id o s por la p rote cc ió n en ciertos c a s o s - , sino que distaron de
m o v er se con estrategias de m in im iz a c ió n de in v e r s io n e s en a ctiv os fijos - d e s d e
un punto de v ista ló g ic o , sosten er que los grupos operaban con estrategias de
m in im iz a c ió n de in v e r s io n e s en a ctiv os fijos no parece d em asia d o com p a tib le con
adjudicarles la in ten ción de dom inar m ercad os a través de la in stala ció n de
plantas de gran ta m a ñ o -. D ig a m o s , adem ás, que to d o s los grandes cap italistas, en
la A rg en tina o cualquier otro país, han buscad o dom inar m ercad os, siendo el
Estado el encargado de controlar o reducir el esp ac io para tales prácticas cuando
éstas im p lican c o sto s en térm in os de b ien estar para el resto de la socied ad (com o
ya lo hacían los E E .U U . desde fin es del sig lo X IX , por e jem p lo) - c ie r ta m e n te ,
en to n ces, la carencia de una le g is la c ió n sobre el tem a puede haber sido un
prob lem a importante en el caso argentino, en particular en algu n os sectores
e s p e c íf ic o s com o los f r ig o r íf ic o s - .
Q u erem os proponer una ú ltim a interpretación, que r e c o n o c e m o s co m o m uy
hip otética, pero que nos parece interesante de explorar, para explicar, al m en os
en parte, el origen de la mala im a gen que tien en los grupos d iv e r s ific a d o s en la
literatura “h e te r o d o x a ” . Se trata de recordar las d is c u s io n e s que se dieron en el
seno del m arx ism o europeo en torno al argum ento de Marx sobre los dos cam in os
hacia el capitalism o: el cam in o “r e v o lu c io n a r io ” (de productor a c o m ercian te) y
el cam in o “reaccion ario (de com erciante a productor) - r e a c c io n a r io porque no

222
Sartelli (1996) ofrece evidencia confirmatoria de esta presunción al referir una conversación mantenida con
J. F. Sábato, en la cual este último asimilaba las figuras de Tornquist y Macri.

123
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

transform a realmente la base p rod u ctiva p r e v i a - . 223 Tal v e z - i n s i s t i m o s , es sólo


una h i p ó t e s i s - , el origen m e rc an til/fin a n c ier o de una parte de los grupos
argentinos de la ép o ca haya inducido en algu n os autores lo c a le s la idea de que su
ingreso a la p rod u cción no im p licab a un verdadero p roceso de in d u strialización
capitalista, generando en to n ce s una actitud n eg a tiv a hacia e l l o s . 224
A lg u n o s lectores pensarán, a esta altura, que nuestra in ten ción es trazar un
p an egírico de la clase em presaria argentina durante el m o d e lo agroexportador. N o
es ese nuestro o b jetivo, sin em bargo. Si h e m o s h ech o h in cap ié en sus logros y
tratado de analizar, desde un en fo q u e an alítico pluralista, sus conductas - y h e m os
puesto m en os é n fa sis en sus lim ita c io n e s y com p o rta m ien to s n e g a t i v o s - , 225 ello
ha sido porque, pese a todo lo que se ha escrito en los ú ltim os d iez años
con trad icien do m uchas de las “im á g e n e s r e c ib id a s”, en una parte im portante del
ambiente in telectual y p o lítico sigue p redom inando la idea de que la clase
em presarial de la ép o ca era in h erentem ente es p e c u la tiv a y rentista, características
que habrían perdurado a futuro c o n v irtién d o se en uno de los p rincipales
lim itantes del desarrollo e c o n ó m ic o argentino.
En suma, todo este conjunto de argum entos apunta a un ob jetivo básico: mostrar
que la b u rgu esía o e l i t e argentina de la é p o ca no tenía una particularidad
rentística intrínseca ni una peculiar in c lin a c ió n a o p c io n e s de crecim ien to
“b la n d a s ”, sino que se m o v ía c om o cualquier otra clase burguesa: en fun ción de
la bú squ ed a de b e n e fic io s . Si en o c a s io n e s ello im p licó el l o b b y con el Estado, en
m uchas otras se v ia b iliz ó a través de in v e r s io n e s y c am b ios t e c n o ló g ic o s de
resultado incierto, m otorizad os por un marco in stitu cion al favorable para los
n e g o c io s y una e c o n o m ía en exp a n sió n que abría m ú ltip les oportunidades de
in versión . En otras palabras, t en e m o s, co m o era de esperar en fu n ció n de las
co n s id e r a c io n e s exp u estas en el capítulo I, com p o r ta m ie n to s sch u m peterian os y
r e n t - s e e k e r s c o n v iv ie n d o en esta ép oca, revelando la h etero g e n e id a d de la clase
empresaria, su carácter cam biante y el propio im pacto de las tran sfo rm acio n es
in stitu cio n a les, p o lítica s y p roductivas m aterializadas en aquel largo p eríod o de
e x p a n sió n e c o n ó m ic a .
C reem os que lo e xp u e sto hasta aquí sirve para demostrar que las interpretaciones
sobre el tem a tien en que ser m ucho más abarcativas y, en lugar de partir de
p resu p u estos t e ó rico s in c o n m o v ib le s o p reju icios id e o ló g ic o s , deben basarse en la
e v id e n c ia d isp on ib le y en en fo q u es an alíticos que permitan captar la real
c om p le jid a d de los p ro ce so s bajo estudio. A ch a car las lim ita c io n e s del m od elo
agroexportador ún icam en te a la e x is te n c ia de una clase cap italista rentista es
claram ente una s o b r e s im p lific a c ió n de la realidad, tanto por el poder que se le
atribuye a dicha cla se, co m o por la caracterización in ex acta que se hace de ella.
223 Ver Hilton (1982).
224
Es interesante señalar que, en la práctica, en la mayor parte de las naciones desarrolladas las clases
dominantes se originaron en el comercio y las finanzas, lo cual implica que ello no sería una “especificidad
argentina” (Sawers, 1994). Esto vale, por ejemplo, para los más importantes zaibatsu -c o m o Mitsui- y
chaebols -i.e . Samsung-.
225
Seguramente, como lo destaca el grueso de la literatura recibida, el más relevante de los aspectos
negativos del comportamiento de la burguesía en esta etapa es su constante oposición a la ampliación de la
participación popular en política, así como a la adopción de una legislación laboral que brindara mayores
derechos a los trabajadores (actitudes que también son compartidas en aquella época por el grueso de las
clases capitalistas en los países desarrollados, lo cual no justifica el comportamiento de la burguesía local,
pero le quita especificidad).

124
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

U na v e z que e n ten d e m os, en to n ce s, que la A rg en tina no n ació con la “m a l d ic ió n ”


de una b u rgu esía rentista, p o d e m o s intentar explorar el com p ortam ien to
empresario tras la caída del m o d e lo agroexportador con una m ente más abierta y
un espíritu más d isp u esto a analizar en sus variadas d im e n sio n e s la rica pero
p rob lem á tica e v id e n c ia em p írica d isp on ib le para ese período.

125
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

IV. LA INDUSTRIALIZACIÓN SUSTITUTIVA DE IMPORTACIONES

“L a f o r m a c i ó n d e u n a ‘b u r g u e s í a n a c i o n a l ’... s e a s e m e j a a u n a t e n t a t i v a d e
f a b r i c a r u n i c o r n i o s , a n i m a l e s que, c o m o es s a b i d o , no e x i s t e n . N u e s t r o s
e m p r e s a r i o s c o n c r e to s , a p e s a r de los f a v o r e s que r e c ib ie r o n ... s ig u ie r o n
e v id e n c i a n d o los c o m p o r t a m ie n t o s c o l o n i a li s t a s d e p e n d ie n te s , a d e c u a d o s y
f u n c i o n a l e s en e l c o n t e x t o en q u e a c t u a b a n y s i g u e n a c t u a n d o ( R o u l e t y J. F.
S ábato, 1971, p. 111)

“L a a l i a n z a e n t r e e m p r e s a r i o s i n d u s t r i a l e s , m i l i t a r e s y s i n d i c a t o s c o n s t i t u y ó un
b l o q u e q u e l o g r ó ... c r e c i e n t e s p r e b e n d a s c o m p e n s a t o r i a s o a c r e c e n t a d o r a s d e
los p r i v i l e g i o s y a ex isten tes. A s í f u e co m o bu en a p a r t e d e l s e c t o r e m p r e s a r i a l ...
p a s ó a i n v e r t i r c a d a v e z m á s e n e r g í a s en e l l o g r o d e t a l e s p r e b e n d a s ,
c o n f i g u r a n d o e l l l a m a d o c a p i t a l i s m o p r e b e n d a r i o o l a s o c i e d a d b u s c a d o r a de
r e n t a s ... E s t o s c o m p o r t a m i e n t o s no e r a n ... u n a c u e s t i ó n q u e d e p e n d i e r a d e l a
b u e n a o m a l a v o l u n t a d d e l a s p e r s o n a s : e s t a b a n en l a l ó g i c a d e l m o d e l o
i n s t a u r a d o ” (J. L l a c h , 2 0 0 2 , p . 94 ).

A) E l marco institucional y m acroeconóm ico


En primer lugar, nos parece importante co n textu alizar el d e sem p eñ o de la
A rg en tin a en el marco de la e v o lu c ió n de la e c o n o m ía internacional en la é p o ca
bajo análisis. En el cuadro 3, advertim os que, c on sideran do el dato del PBI per
capita, entre 1929 y 1976 la A rg en tin a se retrasó en la com p a ració n internacional
contra los 22 p aíses allí in clu id o s.
C uadro 3
R elación en tre el PBI p e r capita de un con ju nto de p aíses
y el de la A rgen tin a (PB I p e r capita de la A rgen tin a = 1).
19 29 -1 975
1929 1957 1975
S ui za 1,4 2,1 2,1
EE. UU. 1,6 2,0 2,0
Canadá 1,1 1,6 1,8
S ue ci a 0,9 1,5 1,7
Dinamarca 1,1 1,5 1,7
Francia 1,1 1,3 1,6
Holanda 1,3 1,4 1,6
Australia 1,2 1,5 1,6
Nueva Zelanda 1,2 1,7 1,5
Bélgica 1,1 1,2 1,5
Noruega 0,7 1,2 1,5
Alemania 1,0 1,2 1,5
G ra n B r e ta ñ a 1,2 1,5 1,5
Austria 0,9 1.0 1,4
Ja p ón 0,4 0,6 1,4
I ta li a 0,7 0,9 1,3
España 0,7 0,6 1,0
I r la n d a 0,7 0,7 0,9
Mé xi co 0,3 0,5 0,6
T ai w án 0,3 0,2 0,5
B ra sil 0,3 0,4 0,5
C o r e a del Sur 0,3 0,2 0,4
F u e n te : E la b o ra c ió n p r o p ia en b a s e a M a d d is o n (2 0 0 4 ).

Sin em bargo, cabe d istinguir dos períod os dentro de la ISI. En el primero, que va
hasta 1957, la A rg en tina se retrasa claramente en la c om p aración con las n a c io n e s

127
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m ás avanzadas, y sólo m ejora su PBI p e r c a p i t a con relación a tres p aíses -


España, Corea del Sur y T a iw á n -. En cam b io, si to m a m o s el período 1 9 5 8 - 1 9 7 5 ,
el ritmo de a m p liación de la brecha con la frontera internacional de in g re so s se
d e sa ce ler a o in clu so se detiene en algu n os caso s - p o r e jem p lo, v i s a v i s Suiza,
E E .U U . y Gran B r e ta ñ a - (ver tam bién G e r c h u n o ff y L. Llach, 2 0 0 3 ).
Este segu n d o período, m e n o s n e g a tiv o en lo que hace a la com p a ració n de la
A rg en tin a con el resto del m undo, c o in cid e con el c o m ie n z o de la fase “d i f í c i l ”
de la ISI, con el avance hacia las industrias pesad as, la m eta lm ec á n ica , la
q u ím ica y la electrón ica, entre otras ramas. Se trata de un período que, en los
p a íses av an za do s, se c o n o c e com o la “Edad de O ro”, ya que se registraron las
tasas más elev a d a s de c rec im ien to del producto y la in v ersión de toda la historia,
en un con te xto de p len o e m p leo , baja in fla c ió n y con tin u a mejora en los n iv e le s
de vid a de la p o b la c ió n . Es tam bién una etapa de e x p a n sió n del Estado del
B ienestar, con la co n se c u e n te a m p liación de los d erech os s o c ia le s y e c o n ó m ic o s
para las p o b la c io n e s de d ich os p aíses, del Estado k ey n e sia n o , m oderador del cic lo
e c o n ó m ic o , y del Estado p la n ifica d o r -re g u la d o r -p r o d u cto r .
El llam ado “Tercer M u n d o ” no estu vo ausente del boo m de la posguerra y, de
h ech o, los p aíses de ese b lo qu e, y en particular los del Este A siá t ic o , crecieron
m ás rápidamente que las e c o n o m ía s avanzadas entre los cin cu en ta y los setenta, y
progresaron sig n ific a tiv a m e n te en su sendero de in d u strialización (Om inam i,
1987) ¿Qué ocurrió, en este c on te xto, con la e c o n o m ía argentina?
T om arem os tres in d icad ores clave: PBI p e r c a p i t a , p roductividad laboral y
ex p o rta cio n es. C om o se ob serva claramente en el cuadro 4, en los tres c aso s la
perform ance de la e c o n o m ía argentina se u b ica entre las p eores dentro de los
p a íses para los cuales hay datos d isp o n ib les. En el caso del PBI p e r c a p i t a , la
A rg en tina aparece en el pu esto 85 sobre 136 países. La tasa de cr ec im ien to del
país fue sim ilar a la del con tin en te africano y bastante inferior al p rom edio
m undial. En tanto, la A rg en tina fue uno de los cin co p a íses, sobre 42 para los
cu ales hay datos d isp o n ib les, en los que la brecha de p roductividad con los
E E .U U . se am plió durante este período - l o s otros son B a n g la d e sh , China, India e
I n d o n e s ia - . En cuanto a las ex p o rta cio n es, se ob serva tam b ién un d es e m p e ñ o muy
pobre, en un escen ario en donde el co m e rc io internacional se estaba exp a n diend o
rápidamente.
En suma, cre em os que este conjunto de datos m uestra que el p roc eso de
desarrollo e c o n ó m ic o argentino durante la ISI se d estacó no por su d in am ism o
(que era lo que se esperaba al finalizar la guerra), sino por los relativamente
m agros a v an ces en materia de p roductividad y com p etitiv id a d , que derivaron en
un lento - c u a n d o se lo an aliza en el co n te x to internacional de la é p o c a -
c recim ien to del PBI per capita.
Todo esto no s ig n ific a que com p artam os la p er ce p c ió n extrem ad am ente n eg a tiv a
que sobre la ISI tien en los ec o n o m is ta s del m ainstream. Por el contrario, com o
v er e m o s más abajo, rescatam os varios asp ec tos de esa etapa, en particular en
cuanto al desarrollo de p r o c es o s de aprendizaje y la a c u m u la c ió n de
sig n ific a tiv a s cap a cid ad es t e c n o ló g ic a s en una parte importante del aparato
industrial (adem ás, ob v ia m en te , de los fuertes p rogresos o b serv ad os a n ivel
social). N u estro argum ento, es que la estrategia sustitutiva, tal com o fue

128
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

adoptada en la Argentina, lle v ó a resultados com p arativam en te pobres en un


con texto internacional en donde las e c o n o m ía s capitalistas desarrolladas
atravesaban su “Edad de O ro” y varios p aíses en desarrollo estaban em barcados
en p ro c es o s de catch up más o m e n o s rápidos. En otras palabras, en un escen ario
en donde buena parte del m undo progresaba rápidamente en m ateria de
in d icad ores e c o n ó m ic o s y s o c ia le s , la A rg en tina tam b ién lo h izo , pero a un ritmo
m en or que el p rom ed io , h e ch o tanto más notorio cuando, a priori, parecía gozar
de todas las c o n d ic io n e s para tener un d es em p eñ o esp ecta cu lar en el período de
posguerra.
Cuadro 4
Tasas de crecimiento anual del PBI, la productividad y las exportaciones (1950-1973)
PBI per cápita* Productividad Laboral** Exportaciones* * *
Japón 8,1 7,7 18,0
Taiwán 6,7 5,6 19,6
Corea del Sur 5,8 4,1 24,0
España 5,8 6,4 11,9
Europa Occidental 4,1 4,8 s.d.
Brasil 3,7 3,7 6,8
México 3,2 4,0 6,5
Asia (sin Japón) 2,9 s.d. s.d.
Mundo 2,9 s.d. s.d.
Canadá 2,7 2,9 9,9
América Latina 2,5 s.d. s.d.
EE.UU. 2,5 2,8 8,8
Argentina 2,1 2,4 4,5
África 2,1 s.d. s.d.
Puesto en ranking 85 (sobre 136) 39 (sobre 42) 51 (sobre 56)
Fuente: Elaboración propia en base a Maddison (1995, 2001).
* medido en dólares constantes en base al método de paridad de poder adquisitivo (PPA)
** medido como el ratio entre PBI (en dólares constantes PPA) y horas trabajadas.
*** en dólares corrientes.

En el cuadro 5 se presentan los p rin cip ales fe n ó m e n o s y ten d en cia s que


caracterizan el con te xto internacional en el que se d e s e n v o l v i ó el p roceso de
in d u strialización sustitutiva en la Argentina. A s i m is m o , se resum en una serie de
datos sobre asp ectos in stitu cio n a les y de p o lític a p ú blica, la e v o lu c ió n de las
variables e c o n ó m ic a s fun d am en tales, la din ám ica de la estructura productiva, la
forma de in serció n de la A rg en tina en el sistem a e c o n ó m ic o m undial y las
con d u cta s y d e s e m p e ñ o s relativos de los d iferen tes agen tes p rod u ctivos. De este
conjunto de in form ac ión querem os rescatar las c u e stio n e s que con sid era m os
centrales para nuestro trabajo.
En primer lugar, esta etapa es de fuerte v o la tilid a d in stitu cion al. En 1930 se
produce un g o lp e de Estado, que v ie n e a interrumpir 68 años de e le c c i o n e s
co n s e c u tiv a s . Se inicia, así, un período de inestab ilid ad que va a exten d erse por
varias d écadas -e n tr e 1930 y 1976 habrá 20 P residentes de la N a c i ó n - , y que se
caracteriza, entre otras cosa s, por una in flu e n c ia con tin u a de las fuerzas armadas
en la vid a p o lític a y e c o n ó m ic a del país - i n f l u e n c i a que se dará no sólo en
tie m p o s de g o b ie rn o s m ilitares, sino tam b ién en los p eríod os d e m o c r á ti c o s -. La
in estab ilid ad p o lític a no dejará de perjudicar la calidad in stitu cion al y de
deteriorar el fu n cio n a m ien to de los p oderes p ú b lico s y de la adm inistración del

129
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Estado (ver S p iller y T o m m asi, 2 0 0 0 , para una d is c u s ió n de los problem as


in stitu cio n a le s argentinos en el largo p lazo).
En segu n d o lugar, la e c o n o m ía estu v o marcada por c ic lo s de a u g e - r e c e s i ó n del
tipo stop and go, que eran resultado de la propia ló g ic a estructural del m od e lo
su stitu tivo, y ven ían aco m p añ ad o s de fuertes cam b ios en los p recio s relativos
producto de las s u c e s iv a s crisis devaluatorias (Braun y Joy, 1968). La
a c u m u la c ió n de t e n s io n e s in flacion arias, que se hicieron in s o s te n ib le s al final del
período bajo an álisis, tam b ién formaba parte de esta dinám ica. A esta
inestab ilid ad “c o n g é n it a ” de la ISI, se sumaron los frecuen tes c am b ios en materia
de p o lític a e c o n ó m ic a - h u b o 47 m inistros de E c o n o m ía (o H aciend a, segú n las
ép oca s) en 46 a ñ o s - , que o b v iam en te ta m p oc o contribuyeron a generar un
escen ario de certidumbre a largo plazo.
De h e ch o , a lo largo de la ISI ni siquiera hubo c o n s e n s o s claros en torno al
m o d e lo de desarrollo d ese ab le, lo cual se reflejó, por ejem p lo, en los debates
acerca de la c o n v e n ie n c ia o no de profundizar el p roc eso de in d u strialización o
sobre el tipo de agen tes e c o n ó m ic o s que deberían en cab ezar ese p ro ce so -
em presas p ú b lica s, tran sn acio n ales, grandes firmas lo c a le s, P yM E s (ver más
a b a jo )-. A s i m is m o , son años de fortísim as pujas distributivas, que adquirieron
carácter estructural lu eg o de 1 9 4 5 .226 H acia el final del período, in clu so estu vo en
c u e stio n a m ie n to la d eseab ilid ad de m antener el propio sistem a cap italista en el
país - c o m o es notorio, fuerzas im portantes que actuaban dentro del partido
j u s tic ia lista proponían una suerte de “s o c ia lis m o n a c i o n a l” en los prim eros años
sete n ta,227 por no m en cio n a r la fuerte p enetración de las ideas so c ia lista s en buena
parte de las ju v e n tu d es p olítica s y universitarias y del sin d ica lism o de la é p o c a - .
N atu ralm en te, la v i o l e n c i a p o lític a desatada en los años se sen ta y setenta agravó
el cuadro de in estab ilid ad e incertidum bre recién d e s c r it o .228
En este co n tex to , c om o lo señala F anelli (2 0 0 4 ) , en la A rg en tin a de la é p o c a se
instaló un círculo v i c io s o entre v o la tilid a d m a c r o e c o n ó m ic a y debilidad
in stitu cion al, ya que las p olítica s de “a ju ste ” en los m o m e n to s de crisis externa
incluían d e v a lu a c io n e s y a c e le r a c io n e s inflacion arias que im p licab an v iolar los
contratos y tornar sum am ente d ifu so s los d erech os de propiedad. Naturalm ente,
esto no dejaba de afectar el fu n cio n a m ien to de los m ercad os, en particular del
financiero, y exacerb ab a el co n flic to distributivo, dando lugar a las c o n d ic io n e s
que reproducirían, con el paso del tiem p o, un n u evo e p is o d io c íc l ic o de crisis
m a c r o ec o n ó m ica .

226 Tras la caída del peronismo, las relaciones obrero-patronales estuvieron marcadas por periódicos
episodios de conflictividad -asociados al ciclo económico, así como a cuestiones políticas-, en torno
principalmente a salarios, pero también a condiciones de trabajo, poder de los sindicatos, etc. Esta
conflictividad en ocasiones se expresaba no sólo en huelgas, sino también en medidas más drásticas como
tomas de fábricas, entre otras. En tanto, el Estado, en general, fracasó - o tuvo éxitos sólo tem porarios- en sus
intentos de mediación entre ambas partes.
227 Si bien es un tem a muy controversial, no podemos dejar de señalar, siguiendo a Acuña (1995), que
aunque el peronismo no llegó “a atacar ... la propiedad privada per se, su enfrentamiento con los sectores
capitalistas se originó y desarrolló bajo consignas como 'combatiendo al capital'” (p. 234).
228 “La combinación de creciente activismo sindical a nivel de las plantas y amenaza de muerte a los cuadros
gerenciales empresariales por la guerrilla, llevó a gran parte del empresariado a percibir una alta amenaza
tanto a las prerrogativas de la propiedad privada de los medios productivos como a la lógica de acumulación
capitalista en la Argentina durante el período previo al golpe militar de 1976” (Acuña, 1995, p. 274).

130
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

A su v e z , este círculo v i c i o s o que retroalim entaba la in estab ilid ad in stitu cion al y


m a c r o e c o n ó m ic a con trib u yó, entre otras c o n s e c u e n c ia s n ega tivas, a dificultar la
capacidad de formular p lanes a largo plazo por parte de los agentes e c o n ó m ic o s ,
fom en tó la p rop en sió n de esto s ú ltim os a guardar sus cap itales en m on ed a
extranjera y /o en el exterior e indujo una clara te n d e n c ia d ecrec ien te en la
dem anda de a ctiv os lo c a le s, in c lu y e n d o d ep ó s ito s - y , por ende, frenó el p roceso
de p r ofu n d izac ió n f in a n cier a -.
Cuadro 5
La industrialización sustitutiva de im portaciones: características generales
del período
Crisis 1929: depresión; retorno del p r o tec cio n is m o .
1 9 5 0 - 1 9 7 3 : “Edad de O ro” del c ap ita lism o (m ayor ritmo de cre cim ien to de
toda la historia del sistem a). Fuerte exp a n sió n de los flujos de c om ercio
exterior e IED.
A v a n c e del Estado en la e c o n o m ía (Estado del B ienestar, k e y n e s ia n ism o ,
regu lació n de m ercad os, p rod u cció n de b ien es y s e r v icio s, p r o m o ció n de
sectores estr atég ico s).
cá A u m en to y p r o fe s io n a liz a c ió n de las a c tiv id ad e s de I&D en las firmas
S
O privadas. A v a n c e de las ramas “sc ie n c e b a s e d ” .
o Fuerte p r ese n cia del Estado en áreas co m o in v e s tig a c ió n b ásica y t e c n o lo g ía s

S agropecuarias.
C o n so lid a c ió n del fordismo:
- p r o d u c c i ó n en masa; aum entos de p roductividad vía e c o n o m ía s de escala;
- i n s u m o clave: en ergía (petróleo);
<D - s e c t o r e s líderes: autom otor, q u ím ic a -p e tr o q u ím ic a , electrón ica.
s R e v o lu c ió n t e c n o ló g ic a en el agro: mejoras y n o v ed a d e s en:
-M
o
O -m a q u in a r ia s, a g roq u ím ic os y fertilizantes;
- s e m i l l a s híbridas y plantas de alto ren d im ien to y resistencia;
- t é c n i c a s de m anejo de c u ltiv o s , su elo s e irrigación.
ISI en A m é ric a Latina e in d u strialización acelerad a en el Este A s iá tic o . En
am bos caso s, fuerte p re sen c ia estatal, pero con diferen cias en:
- e s t r a t e g i a inward oriented en A. L. y outward oriented en A sia.
- m a y o r articulación y capacidad de d iscip lin a m ien to de las in ter v e n c io n e s del
Estado en A sia.

131
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

c3 1930: g o lp e de Estado in ic ia período de 53 años de p re sen c ia m ilitar en la vida


o
p o lític a y e c o n ó m ic a .
3 A partir de 1943, una parte s ig n ific a tiv a del p ro ce so de in d u strialización
m
(siderurgia, p etroq uím ica, etc.) y tam b ién del sistem a de C yT (en particular la
O h

c3 C o m isió n N a c io n a l de Energía A t ó m ic a - C N E A - ) queda bajo in flu en cia


O
militar.
o Fuerte y crecien te inestab ilid ad in stitu cion al. H abituales cam b ios en las
“reglas de j u e g o ” .
O h

E x p a n sión de la p re sen cia del Estado en la econom ía:


- e s t a t iz a c ió n de ser v ic io s p ú b lic o s y crea ción de em presas estatales en el
sector industrial (siderurgia, p etroq uím ica, etc.);
-s u r g im ie n t o de n u ev o s org an ism o s reguladores, de fom en to y/o control de
ciertas activ id ad es ( B C R A , B a nco Industrial, IAPI, B A N A D E , etc.);
- c r e a c ió n de regím en es de p ro m o c ió n industrial;
P o lítica arancelaria orientada a estim ular la exp a n sió n de ciertos sectores
industriales (en particular, b ien es de co n su m o durable y no durable y con el
o “d e s a r r o llis m o ” - 1 9 5 8 - 1 9 6 2 - , b ien es interm ed ios y m e ta lm ec á n ica ).
<D
Oh A ra n c eles de bien es de capital son “variable de a ju ste ” (suben cuando
esca se a n las d iv isas).
C/3

C on texto m a c r o - e c o n ó m i c o in estab le, t e n s io n e s inflacion arias que hacia el


final del período se tornan in so ste n ib les;
“O le a d a s ” de cr ec im ien to - l a últim a entre 1963 y 1 9 7 4 - segu ida s de agudas
E v o lu c ió n

fases r e ce siv a s “g a tilla d a s ” por crisis en el balance de p ag os (m o d e lo “stop


and g o ” -B r a u n y Joy, 1 9 6 8 - ) .
R ed istrib u ció n de in g resos a favor del sector asalariado durante gob iern o
peronista ( 1 9 4 5 - 1 9 5 5 ) . A partir de aquí, el “c o n flic to d istr ib u tiv o ” es uno de
los p rin cip ales tem as de la e c o n o m ía argentina, generando te n sio n e s
in flacion arias, p olíticas y so cia le s.____________________________________________________
El sector industrial, que representaba algo m e n os del 15% del PBI hacia 1930,
lle g a hasta cerca del 40% en 1973, gracias a la e x is te n c ia de un aparato
regulatorio, fin an ciero y p rom o c io n a l orientado a estim ular el desarrollo
m anufacturero. El agro, a su v e z, d e c lin a de más del 30 al 12% en el m ism o

período.
> El p ro ce so de in d u strialización pasa primero por una etapa “f á c i l ” (con fuerte
O peso de ramas “li v ia n a s ” - t e x t i l e s , madera, c o n f e c c io n e s , m etalu rgia liviana,
-M

"O etc.) hasta 1955, para ingresar lu eg o a la fase “d i f í c i l ” a partir de 1958.


3
O En 1976 los sectores “p e s a d o s ” (siderurgia, p etróleo, petroquím ica, etc.), la

á m eta lm ec á n ica , los b ien es de capital y las ramas más “c ie n c ia in t e n s i v a s ”


c—
(farm acéutica, equipo p r ofesion a l y c ie n t íf ic o , etc.), llega n a participar con
O cerca de un 50% del PBI manufacturero.
-M
3
Sector industrial que opera, en p rom ed io, con esc a la s, t e c n o lo g ía s y formas de
w or g a n iza c ió n alejadas de la frontera internacional.
Sin em bargo, p r o c e s o s de aprendizaje y cierre gradual de la brecha de
productividad hacia el final de la ISI
E stan cam ien to y fuerte brecha t e c n o ló g ic a en el agro hasta m e d ia d o s de los
cincuenta. R e c u p era ción p r od u ctiva y a d o p c ió n de n u ev o s “p a q u e te s ”
t e c n o ló g ic o s (tractorización, híbridos, etc.) a partir de aquel m om en to.__________

132
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Cae fuertem ente el grado de apertura de la eco n o m ía . La suma de


ex p o r ta c io n es e im p o rtac ion es pasa del 35 al 17% del PBI entre 1929 y 1973.
d La particip ación del país en las ex p o rta cio n e s m u n diales d ec lin a desde 1% en
fi
o 1929 a 0,3% en 1973, año en el que la e c o n o m ía argentina estaba entre las más
o cerradas del mundo.
Si bien la estructura exportadora sigue concentrada en b ien es agropecuarios,
d
fis- h
(L) h acia el final de la ISI ganan p eso las ventas de m anufacturas, las cuales
llega n a representar cerca del 50% de las ex p o r ta c io n e s totales (la mitad de
"O ese 50% corr esp on día a manufacturas de origen industrial - M O I - ) .
o S ig n ific a t iv o in greso de IED en el sector manufacturero en los años 1930.
Luego p o lític a s h o s tile s hasta 1952. “B o o m ” de IED bajo el d esarro llism o,
S-H

dirigida en e sp ec ia l a sectores autom otor, q u ím ic o -p e t r o q u ím ic o y


m e ta lm e c á n ic o , entre otros.
M o tiv a c ió n de la IED: e x p lo ta c ió n del m ercado interno ( m a r k e t- s e e k in g ) ._______
Las ET son p rotagon istas clave de la etapa “d i f í c i l ” de la ISI y su
p articipación en la p rod u cció n industrial pasa de un 18% en 1955 a un 30% en
1973.
La m ay oría de las firmas lo c a le s se m antiene bajo control familiar, siendo
d estacab le la casi in e x is te n c ia del m ercado accion ario, que en la A rgen tina
o adquiere un carácter p red om in antem en te esp e cu la tiv o .
> En el sector industrial surge y se expande un nutrido conjunto de P yM E s,
-M
O
3
algunas de las cuales desarrollan, a lo largo del tie m p o , s ig n ific a tiv a s
"O
O
trayectorias de aprendizaje t é c n i c o - p r o d u c tiv o .
El desarrollo de los grupos em presarios de capital nacion al, estim u lad o por
O
s ig n ific a tiv a s transferencias de recursos, nunca llega, por d istintos m o tiv o s, a
-M
S concitar c o n se n so y leg itim id a d.
<D
60 En el agro tam b ién se producen cam b ios en el “m a p a ” de los agentes
e c o n ó m ic o s . N a c e una capa de contratistas de se r v ic io s, productores
cap ita liza d o s a través de p o lítica s estatales de créditos su b sid iad o s, que
a cc e d en así a la com pra de tractores y c o sech a d o res. A s i m is m o , surgen
aparceros p o s e e d o r e s de m ay ores d otac ion e s de m aquinarias que c o m ie n z a n a
tomar tierras m ediante el pago de rentas en e sp e cie. La p rod u cció n se d esp laza
hacia unidades de m ayor tam año, t é cn ic a m e n te modernas.__________________________
En tercer lugar, esta etapa se caracteriza no sólo por una actitud más favorable
del Estado hacia el sector industrial, sino tam b ién por el su rgim ien to de un
conjunto de ag e n cias p ú blica s destinadas a regular el desarrollo de distintos
e s p a c io s de la activid ad e c o n ó m i c a 229 - e n este caso, sig u ie n d o ten d en c ia s v is ib le s
tam bién en el plano in te r n a c io n a l-. La crea ción de em presas estatales - Y P F
(petróleo), S O M IS A y A lto s H ornos Zapla (siderurgia), P etro q uím ica General
M o s c o n i (petroq u ím ica), más las em presas de tele fo n ía , energía, transporte, e t c . -
tam bién form ó parte del m ism o p r o c e s o .230 Esto se refuerza desde 1945 en

229 Por ejemplo, Berensztein y Spector (2003) detectan la creación de 29 agencias regulatorias y comités
consultivos ubicados en el ámbito estatal solamente entre 1930 y 1940.
230 No vamos aquí a analizar el desempeño de las empresas públicas argentinas durante la ISI -obsérvese
que si bien el grueso de ellas fueron creadas en los años cuarenta y cincuenta, sucesivos gobiernos
posteriores continuaron con esa práctica-, el cual ha sido objeto de una vasta literatura (usualmente crítica).
En todo caso, digamos que ante la necesidad de desarrollar actividades calificadas como “estratégicas” o en
las que existían monopolios naturales o se producían insumos “críticos” para la economía, la formación de
empresas públicas parecía combinar las ventajas de la gran corporación -e n términos de aprovechamiento de
economías de escala, capacidad de movilización de recursos, etc.- con la eliminación de los peligros que

133
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

adelante, cuando la p o lític a e c o n ó m ic a asum e una orien tación d ecid id a m ente


m e r c a d o -in te r n ista , en un c on texto de altas barreras contra las im p o r ta c io n e s .231
C om o lo señala D íaz Alejandro (1 9 7 5 ) , la ad o pción de una p o lític a m e r c a d o -
in ternista estu v o directam ente aso c ia d a con el programa red istribucionista
im p u lsa do por el p eron ism o , ya que en un c on texto de retraso de la m ayor parte
del aparato industrial en térm in os de p roductividad y n iv e le s t e c n o ló g ic o s , los
altos c o sto s laborales dificultaron la form ación de un sector manufacturero
c o m p etitiv o .
A d ic io n a lm e n te , la h ostilidad de los E E .U U . - q u e se tradujo en un b o ic o t que se
ex ten d ió durante los años cuarenta y que d ificu ltó tanto la im portación de
in su m os y b ien es de capital co m o las ex p o rta cio n e s a r g e n t i n a s - ,232 la id e o lo g ía
n a c io n a lista del g o b iern o peronista - q u e de h ech o tam bién perm eab a a buena
parte de la soc ied a d argentina en aq u ella é p o ca (ver J. Llach, 1 9 8 4 ) - y el én fa sis
en la n ec es id a d de asegurar el a u toa b a stec im ien to - n o o l v id e m o s que Perón
estim ab a que la probabilidad de una Tercera Guerra M undial era m uy e le v a d a - ,
tam b ién contribuyeron a cim entar las b ases del programa p roteccio n ista . Sobre
estas m ism a s p rem isas, el go b iern o p eronista in clu so tom ó m edidas restrictivas
contra las ex p o rta cio n e s industriales, lo cual, c o m o in d ica J. Llach (1 9 8 4 ) , lle vó
a la pérdida de m ercad os extern os con q u istad os desde fin es de los treinta al calor
del c o n flic to b é lic o mundial.
En todo caso, el carácter cerrado de la e c o n o m ía argentina en la p osguerra
im p id ió aprovechar las ventajas del c o m er cio internacional en un período de
fuerte e x p a n sió n de este ú ltim o, lo cual fue e s p e c ia lm e n te n o c iv o para la
in d u strialización local en tanto lim itó las e scalas al tamaño del m ercado interno,
y en careció fuertem ente las im p o rtacion es de b ien es de capital (ver G e r c h u n o ff y
L. Llach, 20 03 y Taylor, 2 0 0 3 ).
Más adelante, con el d esarro llism o, la e c o n o m ía argentina sig u ió estando
fuertem ente cerrada, a la v e z que se implantaron m e c a n is m o s de p rom o ción
industrial que buscaban estim ular las in v e r sio n e s en las industrias pesadas y de
b ien es de co n su m o durable - l a in d u str ializac ión hasta m ed ia d o s de los años
cin cu en ta se había centrado en ramas “li v ia n a s ” productoras de b ien es de
c o n s u m o no d u ra b le- a través de g e n e r o s o s in c e n tiv o s fis c a le s y cr ed iticio s - q u e
en gran m ed id a fueron ap ro vech ad o s por la I E D - . Incluso la p o lític a de
in v e r s io n e s p ú blicas, desde fin es de los cin cu en ta en adelante, en m uchas
podrían surgir de la participación privada en dichas áreas (luego se vio que esto no era tan fácil, aunque las
razones del fracaso final de esta estrategia han sido objeto de viva discusión en la literatura recibida -d o n de
no siempre se atribuye dicho fracaso a la incapacidad de gestión por parte del Estado-).
231 En realidad, el “mercado-internismo” de la política industrial ya registra antecedentes desde comienzos de
los años '40. Así, la creación de un sistema de crédito industrial en 1943 se basaba puramente en objetivos
vinculados a la sustitución de importaciones, sin mencionar la exportación. Más adelante, un decreto de
promoción dictado en 1944 definía a las industrias de “ interés nacional” como aquellas que emplearan
materias primas locales y estuvieran orientadas al mercado interno, o bien produjeran artículos de primera
necesidad o vinculados a la defensa nacional. Idénticos criterios fueron adoptados por el Banco de Crédito
Industrial creado ese mismo año (J. Llach, 1984).
232 Dicho boicot fue adoptado en represalia por la neutralidad argentina frente a la guerra - y por las sospechas
de simpatías pro-nazis en estamentos militares y gubernamentales-, aunque algunos autores sugieren que
también fue producto del objetivo de limitar las exportaciones agropecuarias que competían con las
estadounidenses. En todo caso, está claro que el neutralismo argentino tuvo un costo muy elevado en este
ámbito (ver Schvarzer, 1996).

134
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

o c a s io n e s tom aba en con sid er a ció n criterios v in c u la d o s a la gen er a c ió n de


“e x t e r n a lid a d e s ” que favorecieran el desarrollo manufacturero.
Sólo p rom ediando los años sesen ta las e xp o r ta c ion es industriales com en z a ron a
ocupar un lugar en la agenda de p o lítica s p ú b lica s, a través de su b sid ios y otros
m e c a n ism o s - m á s abajo v er e m o s que e fe c tiv a m e n te las ex p o r ta c io n es industriales
crecier on h acia el final de la ISI co m o c o n s e c u e n c ia de éste y otros f a c t o r e s - y se
redujo la p rotec ció n arancelaria - e n particular entre 1967 y 1 9 6 9 - , pero siempre
m an ten ien d o n iv e le s m uy a lto s .233 De tod os m o d o s, está claro que en esta segu n d a
fase de la ISI la e c o n o m ía argentina to d a v ía era una de las más cerradas del
m undo (cuadro 6).
Cuadro 6
Comercio de Bienes y Servicios (en % del PBI). Promedio 1960-1975
P aís I m p o r ta c io n e s E x p o r ta c io n e s
T ai w á n 32.6 32.1
Corea 22.6 13.1
R ei no U ni do 22.6 21.8
Canadá 20.1 20.6
Chile 15.1 14.4
Australia 15.1 14.8
F ra n c ia 14.4 15.0
España 13.3 11.2
Jap ón 9.9 10.5
Bra sil 7.8 6.9
Argentina 6.2 6.5
E st a d o s U n i d o s 5.5 5.9
R a n k in g 118 (de 121) 113 (de 121)
F u e n te : E la b o ra c ió n p r o p ia en b a s e a d a to s d e l B a n c o M u n d ia l.

En suma, durante la ISI se m antuvo, más allá de los cam b ios de orien tación en las
p olític a s m a c r o e c o n ó m ic a s y la inestab ilid ad in stitu cion al, un esq u em a pro­
in d u strialización basado en la p r otecc ió n del m ercado d o m é s tic o y el
otorg am iento de in c e n tiv o s fis c a le s y cr ed itic io s (el sector industrial fue deudor
neto del resto de la e c o n o m ía - a tasas de interés reales n e g a t i v a s - durante este
p e r ío d o 234) d estinad os a sustituir im p o rtacion es primero de b ien es fin ales no
durables y lu eg o de b ien es in term ed ios, de co n su m o durable y de capital. Este
esq u em a generaba “reglas del j u e g o ” que d e sestim u lab an la c o m p e te n c ia vía
in n o v a c ió n , calidad y p roductividad - e n tanto ponían el én fa sis en el
ab a ste cim ie n to del m ercado lo cal y no en la e f ic ie n c ia p r o d u c tiv a -. Como
v er e m o s más abajo, las p o lítica s “p r o - in d u s t r ia liz a c ió n ” ta m p oc o con ten ían , en sí
m ism a s, m e c a n ism o s que perm itieran garantizar que los in c e n tiv o s otorgados se
tradujeran en p ro c es o s de aprendizaje productivo y t e c n o ló g ic o v irtu o so s en las

233 En 1959, la tarifa promedio simple era de 151%, mucho más alta que la vigente en la misma época en
Europa y el resto de América Latina. En tanto, la tarifa promedio ponderada llegaba a 141%. Esta última bajó
luego a 107% en 1969 y 99% en 1976 (para los bienes producidos localmente no era inusual encontrar tarifas
por encima del 100, del 200 y aún del 300% en esta época), pero en un contexto donde convivían, además,
tipos de cambios múltiples, gravámenes adicionales especiales y diversos tipos de restricciones cuantitativas
(Berlinski, 2003).
234 Kosacoff y Ramos (2005).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

em presas, en tanto que el Estado no tuvo capacidad y/o volu n tad co m o para
fom entar tal ob jetivo.
El con texto de frecuen tes c am b ios de p o lític a e c o n ó m ic a a lo largo del tiem p o y
vo la tilid ad m a c r o e c o n ó m ic a /in stitu c io n a l, en tanto, desalentab a las in v er sio n es
sujetas a incertidum bre y largos p eríod os de m aduración - s a l v o aquellas que
tuvieran rentabilidad asegurada m ediante alguna articu lación con el E s t a d o - así
com o el desarrollo de activ id ad es in n ov ativ as.
Es en este escen ario que te n e m o s que entender las conductas de las firmas
argentinas durante la etapa de la ISI, las cu ales, sin em bargo, com o
com p ro ba rem os más abajo, no in clu y eron sólo a ctiv id ad es v in c u lad as al ren t-
seek in g (c o m o sería p r evisib le en dicho esc en a r io ), sino tam b ién p ro c es o s de
aprendizaje t e c n o ló g ic o y p rod u ctivo que perm itieron cerrar gradualm ente la
brecha de co m p e titiv id a d industrial hacia el final de la etapa bajo análisis.
Trataremos de mostrar que si dicho co m p o n e n te “d in á m i c o ” de las estrategias
empresarias fue m enor al d e seab le desde el punto de v ista de los o b je tiv o s de
desarrollo e c o n ó m ic o , ello no fue resultado de una v o c a c ió n rentística innata de
nuestra clase capitalista, sino de un conjunto de c o n d ic io n e s del entorno que
in c lu y e n las c u e s tio n e s m en cio n a d a s en los párrafos anteriores, más otras
vin cu la d a s a la e v o lu c ió n de los sistem as fin an ciero , ed u cativo y c i e n t í f i c o -
t e c n o ló g ic o en el país.
B) El avance del p ro c e so de industrialización
El an álisis de la c on d u cta em presaria durante la ISI enfrenta num erosas
c o m p lejid a d e s, pero p rob ablem ente la más importante es que resulta d ifícil, sino
im p o sib le , llevar adelante esa tarea in d e p e n d ien tem en te del j u ic io que se tenga
resp ecto de la ISI en su conjunto - e s t o es, de sus logros y li m it a c io n e s - . R esu lta
e se n c ia l, en to n ce s, com en z a r abordando esta c u estión .
Los autores de in sp iración más “o r to d o x a ” casi u n ifo rm em en te con sideran que las
p o lític a s lleva d a s adelante en este período fueron n o c iv a s para el desarrollo
e c o n ó m ic o argentino a largo p lazo, en tanto perm itieron el surgim iento de un
sector industrial p oco c o m p e titiv o que debió ser recurrentem ente su b sid iad o y
protegido para evitar su d esap arición. El carácter extrem adam ente cerrado de la
e c o n o m ía argentina habría dado lugar a un ambiente pobre en in c e n tiv o s para
com p etir vía mejoras en e f ic ie n c ia y p roductividad y con un fuerte se sg o anti­
exportador. A la v e z , se estim ularon, v ía cu a n tio so s su b sid ios, activ id ad es
in c o m p a tib le s con el patrón efic ie n te de a s ig n a c ió n de recursos dado por las
ventajas factoriales propias del país. En tanto, las p o lític a s restrictivas del
in g reso de t e c n o lo g ía , y, en particular, la in trod u cció n de altos aranceles para la
im p ortación de b ien es de capital, habrían contribuido a ampliar la brecha con las
best practices in tern acio n ales (B erlinsk i y S c h y d lo w s k i, 1982; G iv ogri, 1987;
N o g u é s , 1988; Taylor, 2 0 0 3 ).
En contraste, hay un grupo de críticas de carácter “h e t e r o d o x o ”, que aluden
ese n c ia lm e n te a dos factores que habrían lim itado la p r ofu n d izac ió n de la
in d u strialización y, más en general, el progreso e c o n ó m ic o y social del país en
este período. Por un lado, el rol de los em presarios, en particular aq u ellos que
formaban el “capital co n c e n tr a d o ”, esta b lish m en t o elite de la época. Com o ya

136
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

v im o s antes, esta literatura sugiere que aq u ellos tuvieron una con d u cta
innatam ente es p e c u la tiv a y rentística - d i s e ñ a n d o la agenda de p olítica s públicas
en fun ción de sus i n t e r e s e s - , fueron déb iles co m o para generar un p roy ecto de
desarrollo e c o n ó m ic o nacion al alternativo al del capital extranjero, al cual
terminaron subordinados, y /o formaron alianzas e c o n ó m ic a s y p o lítica s con el fin
de bloquear un estilo de desarrollo liderado por la “b u rgu esía n a c i o n a l” P yM E y
la cla se obrera, que hubiera llev a d o a un sendero de cr ec im ien to más autón om o y
eq u itativo (ver, por ejem p lo, C im illo e t a l , 1972; Cuneo, 1967; N i o s i, 1974;
N o c h t e f f , 1994 a y b; Peralta Ram os, 1972; J. F. Sábato, 1988).
El segu n d o factor in v o c a d o por estas críticas h etero d ox as remite a la
“d ep e n d e n c ia t e c n o l ó g i c a ”, esto es, la falta de un n ú c leo in n o v a tiv o e n d ó g e n o de
n aturaleza d in ám ica y el c o n s e c u e n te p red om in io casi ab solu to de fuentes
extranjeras de t e c n o lo g ía (Herrera, 1971; J. A. Sábato y M a c k e n z ie , 1982;
S er co v ic h , 1974; V a rsav sk y , 1973). Esta situ ación no sólo habría im p licad o
fuertes c o sto s en m ateria de pago de lic e n c ia s, royalties, etc., sino que habría
p u esto estr echo s lím ites al p ro ce so de in d u strialización por la falta de au ton om ía
en materia de d e c is io n e s t e c n o ló g ic a s - y , c o n s e c u e n te m e n te , p roductivas y
c o m e r c i a l e s - y la n ec e s id a d de em plear t e c n o lo g ía s p oco adaptadas a las
n e c e s id a d e s lo c a le s, entre otros f a c t o r e s .235 Los em presarios lo c a le s habrían
aceptado p asiv am en te , cuando no p rom o vid o esta d ep en d en cia t e c n o ló g ic a , sea
por p o se er una m entalidad “c o l o n ia lis t a ” o por in tereses e c o n ó m ic o s directos.
O b sé rvese que “o r t o d o x o s ” y “h e t e r o d o x o s ” c o in c id e n en su j u ic io crítico frente
al período su stitu tivo, aunque o b v iam en te por razones m uy d iferentes. Más
adelante v a m o s a v o lv e r sobre estas v is io n e s , pero ahora creem os n ecesario
presentar una p er sp ec tiv a alternativa del desarrollo industrial bajo la ISI, para
lu eg o recién analizar las conductas em presariales durante la época.
C om o v im o s en el capítulo previo, durante la v i g e n c ia del m o d e lo agroexportador
se ob serv ó un importante avance del p ro ce so de in d u strialización en el país. En
c o n s e c u e n c ia , tras el quiebre de dicho m o d e lo , en el país e x is tía no sólo una gran
cantidad de em presas industriales en c o n d ic io n e s de ab astecer el m ercado interno,
sino tam bién n u m e rosos p eq u eñ o s talleres de reparación y otros se r v ic io s que
v ieron la oportunidad de pasar a la p rod u cció n de b ien es m anufactureros ante la
abrupta caída de las im p ortacion es.
A sí, en los in ic io s de la ISI, surgieron gran cantidad de firmas lo c a le s, en general
de tamaño p eq ueño y m ed ia no , que com en za ron con la p rod u cció n de artículos
relativam ente se n c illo s , sobre la base de las dem andas p r ee x isten te s de la
s o c ie d a d que previam en te se abastecían vía im p o rtac ion es, dem andas que, en
g en eral, planteaban p ocas e x ig e n c ia s de calidad, p la zos de entrega y precios
(Katz y K o s a c o ff, 1998).
En esta primera fase - q u e se extien d e ap roxim ad am en te hasta 1 9 5 5 - , era habitual
que los b ie n e s cu ya p rod u cció n se in iciab a en el país fueran co p ia de un d iseñ o
extranjero largam ente rezagado respecto al state o f art a n iv el internacional y que
fueran fabricados en plantas con un alto n iv el de o b s o le s c e n c ia fís ic a y

235 Teniendo en cuenta el objetivo de este trabajo, no vamos a analizar aquí la tem ática de la dependencia
tecnológica. Para una discusión del tema, remitimos a lo expuesto en López (2002 y 2003a).

137
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

t e c n o ló g ic a , donde el lay out fabril era p rim itivo y la m ayor parte del
eq u ip am ien to usado o autofabricado. A s im is m o , el grado de in tegración vertical
de esto s e s ta b le c im ie n to s era muy alto, c on sideran do la falta de subcontratistas y
p ro v eed ores y los altos c o s to s de transacción. A bundaban, adem ás, los criterios
e x t r a e c o n ó m ic o s en la bú squ ed a y contratación de personal ca lifica d o , en la
com pra de maquinarias, etc., y era com ún el a u tofin an cia m ie n to empresario ante
la falta de un m ercado de cap itales organizado (Katz y K o s a c o ff, 1989). Los
autores co n c lu y e n , en to n ce s, que, en gen eral, el m o d e lo presentaba fuertes
d e s e c o n o m ía s estáticas y din ám icas y que las plantas instaladas en este período
se encontraban, en térm in os relativos, más lejos de la frontera internacional que
las creadas durante la fase previa de in d u s tr ia liz a c ió n .236
H ay que tener en cuenta, adem ás, que el desarrollo industrial en esta etapa inicial
de la ISI se vio o b sta cu liza d o por la carencia de personal t é c n ic o e in g en ieros
c a lific a d o s y operarios con a d ecu a do s n iv e le s de c a p a citació n (record em os lo
señalado en el capítulo anterior respecto de la falta de v in c u la c ió n del sector
ed u cativo con las n e c e s id a d e s del m undo de la p rod u cció n ). En tanto, el
m e n c io n a d o b lo q u eo de los E E .U U . d ificu ltó el a c c e so a las t e c n o lo g ía s de
frontera. Más en general, la e s c a s e z de d iv isas d ificu ltab a el a c c e so a b ien es de
capital en un escen ario en el cual la p rod u cció n lo c al de d ich os b ien es era casi
in ex isten te. A la v e z, se carecía de entidades p ú blica s de ap oyo t é c n i c o -
p r od u ctivo al sector industrial. En suma, el c o n tex to distaba de ser el óptim o para
el desarrollo manufacturero.
Otro punto clave a tener en cuenta es que la industria argentina en esta etapa se
desarrolla en forma d esa lin e a d a con la e v o lu c ió n que el sector estaba ten ien d o a
n iv el m undial, en donde p red om in aba la b ú squ ed a de e c o n o m ía s de e sc a la en el
co n tex to de la c o n s o lid a c ió n del sistem a fordista. Mientras que en los E E .U U . el
tamaño p rom ed io de los e s ta b le c im ie n to s m anufactureros se e le v ó
ap roxim ad am en te en un 21% durante el período 1 9 3 5 - 1 9 4 7 , en la Argentina,
partiendo de una base m u ch o más baja, aum entó sólo un 6% (G oetz, 1976).
En el p eríod o p o s b é lic o -du ra nte el go b iern o p e r o n is t a - en lugar de proseg uir el
pro ce so de in crem en to del tamaño m ed io de planta, que debería haber c o n d u cid o
a tener una estructura industrial más m oderna y concentrada, ocurrió exactam en te
lo contrario: las em presas (en p rom ed io ) se tornaron más p eq ueñas y su
estructura más tradicional. Esto, segú n las e s tim a c io n e s de G oetz, habría ido en
contra de la p roductividad del sector m anufacturero y de su p oten cial de
desarrollo t e c n o l ó g i c o . 237 Estas te n d e n c ia s se hicieron tanto más n e g a tiv a s cuanto
que el propio avance del p roceso sustitutivo llev a b a a incorporar sectores cada
v e z más so fis tic a d o s desde el punto de v ista té c n ic o , varios de los cu ales,
prob a blem ente, requerían para fun cion ar una in v ersión inicial y un tamaño
m ín im o de planta cada v ez mayor. La restricción a las ex p o rta cio n e s im p u esta por
el p eron ism o ta m p oc o ayudó a generar una estructura industrial más e fic ie n te y
com p etitiva .

236 La guerra dio también origen, por la dificultad de abastecimiento de insumos industriales, a inversiones con
elevados márgenes de ineficiencia y altos costos -p o r ejemplo, en siderurgia-, dejando una impronta posterior
que fue luego muy difícil de corregir en años futuros (Schvarzer, 1996).
2 7 Según datos de Barbero y Rocchi (2003) la productividad laboral en la industria cayó alrededor de un 25%
entre 1935 y 1954.

138
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En este e scen ario, el p rogreso t e c n o ló g ic o y la bú squ ed a de rendim ientos


cre cien tes a esca la estu v iero n relativam ente ausentes en la estructura industrial,
la cual habría crecid o , hasta 1955, de form a “e x t e n s iv a ”, en fun ción de una
rápida ab sorción de la mano de obra que flu ía del interior del país hacia los
p rin cip ales centros urbanos (Katz, 1969). Los lím ites de este p r oce so eran,
en to n ces, bastante estrechos.
En este punto, nos interesa señalar un hito no siempre recordado en nuestra
historia e con ó m ica: el Plan P in ed o, propuesto por el ministro del m ism o nombre
en 1940. D ic h o plan buscab a con cilia r la in d u strialización del país con la
p reserva ción de un régim en e c o n ó m ic o relativam ente abierto en materia
com ercial, fom en tand o las re la cio n e s de intercam bio con los E E .U U . y los países
lim ítrofes, p r o m o v ie n d o las ex p o r ta c io n e s no trad icio n ale s - q u e de h ech o ya
ven ían aum entando desde algu n os años atrás, co m o m e n c io n a m o s a n t e s -,
fa v o r ecien d o el otorg am iento de préstam os a largo p la zo para el sector industrial
e im p u lsand o la creación de un m ercado d o m é s tic o de cap itales (J. Llach, 1984).
S ig u ien d o a A z p ia z u e t a l (1 9 8 7 ) , la o p o s ic ió n al Plan Pinedo - q u e fin alm en te no
fue a d o p t a d o - prov en ía de los grandes productores p a m p e a n o s 238 y de los
in tereses v in cu la d o s al c o m er cio con Gran Bretaña, q u ien es d efen d ían la idea de
v o lv e r al m o d e lo agroexportador una v e z superada la crisis internacional que
veían co m o co y u n tu ra l.239 En contraste, habrían sido los grupos e c o n ó m ic o s
d iv e r s ific a d o s que dom inaban el sector industrial lo c al, en alianza con las
em presas tran sn acio n ales, quien es m otorizaban dicho plan a partir de la
p e rc ep c ió n de la n e ce sid a d de introducir c am b ios su sta n ciales en la e c o n o m ía
argentina, dadas las tran sfo rm acio n es v erificad as en el plano internacional -
prin cip alm en te, la n u e va h e g e m o n ía n o r te a m e ric a n a - y el h ech o de que el sector
manufacturero estaba adquiriendo cada v e z m ayor p eso en el p roceso de
ac u m u la c ió n interno.
E n tend em os que si esta caracterización de las p o s ic io n e s en torno a dicho plan
tiene sustento, al m e n os una fracción de las c la se s d irigen tes de la ép o ca habría
tenido c o n c ie n c ia de los lím ites antes m en c io n a d o s del p r o ceso industrializador
m er ca d o -in te rn ista . Más abajo v o lv e m o s sobre el tem a, dada su relev a n cia para el
objeto de estu d io de este trabajo.
Más adelante, la lleg a d a del d esarro llism o supondrá un cam bio fuerte en relación
con el m o d e lo industrial previam en te v ig en te , aunque, co m o v ere m o s, no en el
sentido más aperturista planteado, por e jem p lo, por el intento de P inedo. La
m a s iv a lleg a d a de in v e rsio n es extranjeras,240 así co m o la in stala ció n de algunas

238 En realidad, a nivel de las asociaciones representativas del agro hubo diversas posiciones en torno al Plan,
que, recordemos, incluía también la intención de que el Estado comprara los excedentes agropecuarios
invendibles por la guerra (medida a la cual todo el sector agropecuario naturalmente dio la bienvenida).
Mientras la Sociedad Rural Argentina lo apoyó “con reservas” - y considerándolo como un instrumento
transitorio frente a las restricciones impuestas por el conflicto bélico-, las cámaras representantes de los
criadores de ganado se opusieron a todo lo que no fuera la compra de excedentes (J. Llach, 1984).
239 Recordemos que en el capítulo previo dimos cuenta de la oposición de la representación parlamentaria de
la Unión Cívica Radical a dicho plan.
240 Al asumir el poder, Frondizi, contrariando las expectativas de muchos de sus seguidores, asignó un papel
decisivo al capital extranjero en su programa económico. Había dos razones para ese vuelco: i) la tasa de
ahorro interno era muy baja; ii) el proceso de desarrollo debía desenvolverse con gran rapidez. En este
escenario, se creía que ni el Estado ni el sector privado tenían la posibilidad de financiar las grandes

139
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

grandes plantas de capital estatal, liderarán este p r oce so de cam bio hacia una
estructura industrial más moderna. A posteriori, durante el go b iern o de Onganía
( 1 9 6 6 - 1 9 7 0 ) hay una n u eva olead a de in v er sio n es que c o n s o lid a el lide razgo de
las em presas tran sn acio n ales en el sector industrial.
N aturalm ente, dicho p ro ce so im p lic ó un aumento del grado de c o n cen tració n en el
sector manufacturero - s i se lo mide en térm inos de la particip ación en el m ercado
de las u nidades em presarias de m ayor t a m a ñ o - , 241 te n d e n c ia largam ente criticada
en la literatura “h e te r o d o x a ” que revisam o s en el capítulo II. Sin em bargo, el
aumento de la c o n c en tr a c ió n debe ser enm arcado tanto en las ten d en cia s
in tern acio n ales ob servad as en aquel en to n ces, co m o a la luz del com en tad o
p roceso de d e sco n ce n tr a c ió n ob servad o hasta 1955. En c o n se c u e n c ia , la
form ación de estructuras más o l ig o p ó l ic a s no reflejó sino el pasaje hacia ramas
más in ten siva s en capital y la b ú squ ed a de e c o n o m ía s de e sca la que permitieran
mejorar su sta ncialm e nte los bajos n iv e le s de p roductividad que ex h ib ía el sector
industrial242 (Katz, 1969; G e r c h u n o ff y J. Llach, 1 9 7 5 ) .243
De to d o s m od o s, in clu so con sideran do esta tran sform ación radical en el panorama
industrial, las plantas instaladas en este segu n d o período de la ISI - y aún las que
eran propiedad de filia les de E T - , en general, se hallaban lejos de la frontera
internacional en m ateria de escalas, y estaban m en os autom atizadas y más
integradas vertica lm en te que sus sim ilares de los p aíses desarrollados. Un punto
cla v e en este sentido es que, en su gran m ayoría, dichas plantas habían sido
p ensadas para operar en el m ercado in ter n o,244 cu ya d im e n s ió n no perm itía el
alcance de las e c o n o m ía s de e sc a la n ecesarias para operar efic ie n te m e n te las
t e c n o lo g ía s fordistas p red om in antes en esta etapa.

inversiones básicas que necesitaba el país. En consecuencia, el recurso al ahorro externo se hacía
imprescindible -adicionalm ente, las ET teóricam ente traerían tecnologías modernas y capacidades
empresarias, llenando así otras necesidades del proceso de industrialización tal como se lo percibía en aquel
entonces- . Incidentalmente, digamos que en cuanto a su contribución al financiamiento de la industrialización,
una vez instaladas las ET tendieron a financiarse predominantemente en el mercado local, aprovechando
incluso los mecanismos de promoción del gobierno y el contexto doméstico de tasas de interés reales
negativas.
241
Es interesante citar un trabajo de Givogri (1970), quien, empleando indicadores de movilidad empresaria
(ascensos y descensos en las posiciones relativas dentro de cada sector), llegaba a la conclusión de que, en
realidad, los mercados se habían hecho más y no menos competitivos entre los años '40 y los '60, en tanto
que las ramas más concentradas al comienzo eran las que presentaban mayores índices de movilidad
subsecuentes.
242 La necesidad de estim ular un proceso de concentración industrial a fin de aumentar la eficiencia
microeconómica era reconocida, incluso, en declaraciones oficiales (por ejemplo, el Plan Nacional de
Desarrollo elaborado por la CONADE para 1970-1974 -v e r Rougier, 2004b-).
243 Naturalmente, de aquí no se sigue que no hayan habido casos de cartelización, abusos de posición
dominante, etc. Dada la ausencia de una legislación eficaz en la materia, y en un contexto de economía
cerrada, dichos fenómenos sin duda generaron limitaciones a la competencia y beneficios extraordinarios para
las firmas que participaban de las mencionadas estrategias - y sería interesante investigar en qué medida
existe evidencia concreta sobre la extensión de estas prácticas-. Sin embargo, está claro que el remedio para
tales males no se hallaba en limitar la concentración tal como se la mide en la mencionada literatura
heterodoxa -e llo hubiera sido incompatible con el cambio en la estructura industrial que se deseaba promover
en aquel momento-, sino en adoptar una legislación que controlara las maniobras tendientes a obstaculizar la
competencia en el mercado -lo s controles de precios o la lucha de los gobiernos peronistas contra el “agio”
sólo pueden considerarse como sustitutos primitivos de una legislación de este tipo-.
244 Aún los regímenes de promoción sectoriales obedecían a esa misma lógica, como se comprueba al
examinar el caso del proyecto de Polo Petroquímico en Bahía Blanca (fines de los años '60), donde las
escalas de planta estaban pensadas en función de las proyecciones de crecimiento de la demanda doméstica.

140
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

G en eralizan d o los h a lla zg o s de un gran número de trabajos sobre el tema, Katz y


K o s a c o f f (1 9 9 8 ) han resum ido las características b ásicas de lo que d en om in an “la
m ic r o e c o n o m ía de la I S I ”, a saber: i) el tam año de las plantas industriales era
m uy inferior al ob servad o en los p aíses desarrollados (la relación “p r o to típ ic a ”
era de 1 a 10); ii) los lay out y los m é to d o s de or g a n iza c ió n fabril eran m ucho
m e n os s o f is tic a d o s , debido a la falta de in form ac ión , e q u ip os y c o n o c im ie n t o s
o rg a n iz a cio n a le s adecuados; iii) los b ien es de capital eran frecu en tem en te usados
o a u to fa b r ic a d o s,245 iv) el n iv el de in tegración vertical de las plantas era muy
elev a d o , con sideran do la inm adurez del tejido p rod u ctivo local, los altos c o sto s
de tran sacción y la a u sen cia de p ro v eed ores in d e p e n d ie n tes, a la v ez que la
in tern alización de e c o n o m ía s de esc a la era m ucho m enor a la ob serv ab le en los
p aíses desarrollados; vi) el m ix de productos tendía a ser m u ch o más vasto que el
ob servab le en una planta e sp e c ia liz a d a de un país maduro, lo cual im p licab a
series cortas de m u c h o s productos d iferen tes y e scasa s e c o n o m ía s de
es p e c ia liz a c ió n . En c o n s e c u e n c ia , los autores argumentan que tanto la e f ic ie n c ia
estática co m o el sendero d in ám ico de aprendizaje de este m o d e lo p rod u ctivo iban
a acum ular d ificu ltad es y rasgos id io sin cr á tic o s a través del tiem p o.
A sí, tal c o m o lo sugiere el m o d e lo desarrollado por Braun y Joy (1 9 6 8 ) , la
e c o n o m ía argentina durante este p eríod o tenía un carácter dual, ya que e x is tía un
sector c o m p e titiv o , el agropecuario, que adem ás de abastecer el co n su m o interno,
exportaba y otro que trabajaba e x c lu s iv a m e n te - o c a s i - para el m ercado interno
protegido por fuertes tarifas (el in d u strial).246,247
A su v e z , el gasto en I&D era m uy bajo y el esfu er zo t e c n o ló g ic o de la industria
no se orientaba a alcanzar la frontera de la best practice, sino a resolver
prob lem as de gran diversidad en un m ercado m uy lim itad o ( N o c h te ff, 1994 a y b).
Ello ocurría, siem pre segú n el autor, por tres razones: i) la d im e n s ió n del
m ercado creaba una dem anda de té c n ic a s adaptativas a un determ inado v o lu m e n
de dem anda y/o ciertos tipos de in su m os, y no para penetrar en los m ercados
m undiales; ii) en las ramas más com p leja s había p red om in io de las filia le s de ET,
las cu ales no realizaban activ id ad es de I&D lo calm en te; iii) las ramas de m ayor
p e so e c o n ó m ic o eran relativam ente p oco " in n o v a c ió n -in te n siv a s" , ya que o bien
245 En muchas ocasiones, la necesidad de autofabricar bienes de capital -a s í como insumos, partes, etc.-,
provino de la escasez de divisas y las restricciones para importar vigentes en ciertos momentos de este
período -e s el caso de Arcor, por ejemplo, en los primeros años '50- (Kosacoff et al, 2001).
46 De aquí se derivaba el stop and go antes mencionado. Con las divisas generadas por el sector
agropecuario se cubrían las necesidades de importación de bienes intermedios y de capital requeridas por el
sector manufacturero. En las épocas de expansión, se generaba una demanda creciente de importaciones,
cuyo costo en divisas progresivamente superaba a la cantidad de divisas aportadas por el sector
agropecuario. Se gestaban, entonces, las condiciones para una crisis del sector externo, que era resuelta vía
devaluación, la cual se transmitía a precios y derivaba, entre otras consecuencias, en caídas del salario real.
La devaluación generaba, entonces, recesión e inflación. En tanto, la menor demanda interna de bienes
salario liberaba saldos exportables y se cerraba, temporariamente, la brecha externa, recreando las
condiciones para el equilibrio macroeconómico.
247 Importante es advertir que ya en los años sesenta existía conciencia entre un relativamente amplio grupo
de economistas y hacedores de política respecto de que la excesiva protección de la que gozaba el sector
industrial había sido nociva, ya que había desalentado la búsqueda de ganancias de productividad y los
procesos de modernización tecnológica. Así, parecía necesario pasar a un esquema más abierto, en donde el
sector industrial se especializara en ramas que fueran capaces de generar las divisas necesarias para
sostener el equilibrio externo, en lugar de depender del sector agropecuario para tal fin (es lo que Rougier,
2004b, llama posición “eficientista” dentro del debate de la época). Paralelamente, desde posiciones más
ortodoxas, comenzaban a aparecer los estudios sobre los “costos” de la protección arancelaria en términos de
eficiencia y/o bienestar.

141
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

las activ id ad es de I&D eran in house pero se realizaban en las casas m atrices de
las resp ectiva s ET, o bien la t e c n o lo g ía se incorporaba bajo la forma de in su m os
y b ien es de capital, en general, importados.
Sin em bargo, es preciso tam b ién considerar que, aún en el c o m p lic a d o marco
e c o n ó m ic o - in s t it u c i o n a l descrito p reviam en te, la m aduración de las in v e rsio n e s
realizadas en la etapa desarrollista, junto con la p r og resiva a c u m u la c ió n de
cap a cid ad es t e c n o ló g ic a s en una parte importante del aparato industrial, llevaron
a que hacia el final de la ISI el p r oce so de in d u strialización co m en za ra a entregar
m ejores frutos en m ateria de e f ic ie n c ia y com p etitivid ad .
A s í, entre 1964 y 1974 la p rod u cció n industrial creció casi al 7% anual
a cu m u la tivo, mientras que el e m p leo y la p roductividad lo h icieron al 1,5 y 5%
anual r e sp e c tiv a m e n t e .248 En tanto, las ex p o rta cio n es de origen industrial pasaron
de apenas U $ S 100 m illo n e s en 1969 a U $ S 900 m illo n e s en 1974, representando
alrededor de un 2 0 - 2 5 % del total de las e x p o r ta c io n es argentinas - p o r la m ism a
é p o c a el total de ex p o rta cio n e s industriales (in clu ye tam b ién a las de origen
agrop ecu ario) lleg a b a a más de U $ S 2 0 0 0 m i l l o n e s - . 249
A la v e z, hacia el final de la ISI se concretaron sig n ific a tiv a s o p e ra c io n es de
ex p o rta ción de t e c n o lo g ía a p aíses de A m é ric a Latina - b a j o la forma de plantas
llave en mano, lice n c ia s , se r v ic io s de asisten cia , e t c . - (Katz y A b lin , 1985), en
tanto que un núm ero importante de firmas lo c a le s av an zó en p r o ces o s de
in te rn a c io n a liza ció n por la vía de la IED en n a c io n e s v e cin a s (Katz y K o sa c o ff,
1983). En ambos caso s, los a ctiv o s in tan gibles de las em presas lo c a le s con sistía n ,
e se n c ia lm e n te , en productos y p r o c e s o s d iseñ ad o s y/o adaptados a las c o n d ic io n e s
de p rod u cció n y co n su m o de los p aíses de la región.
Sobre estas b ases, Katz y K o s a c o f f (1 9 8 9 ) afirman que ésta fue la fase más
e x ito s a de la ISI. A su v e z, J. Llach (2 0 0 2 ) señala que en este período el sector
industrial estu v o en c o n d ic io n e s de “cortar amarras” hacia un cr ecim ie n to a u t o -
s o s t e n id o .250 L a m en tab lem en te, habrían sido la inestab ilid ad m a c r o e c o n ó m ic a e
in stitu cion al - in c l u i d a la v i o l e n c i a p o l í t i c a - las que habrían im p ed id o ese “final
f e l i z ” - s o b r e esto v o lv e m o s más ab a jo -.
¿Cuál era el origen de esta m ejora en el d e s em p eñ o del sector manufacturero?
S ig u ie n d o a Katz y K o s a c o f f (1 9 9 8 ) , aún en las co m p leja s c o n d ic io n e s in ic iale s
de la in d u strialización desarrollista, se gen eró un conjunto de señ ales que
indujeron a n u m erosas em presas a realizar e sfu e rzo s t e c n o ló g ic o s d estina d os,
s e c u e n c ia lm e n te , a mejorar d is eñ o s, p ro ce so s y formas de o r g an iza ció n de la
prod u cció n (estu d ios de tiem p o s y m o v im ie n t o s , lay out, etc.), que
p o te n c ia lm e n te podían entregar sig n ific a tiv a s gan an cias de productividad,
te n ien d o en cuenta el alto grado de in e f ic ie n c i a operativa inicial y la n ec esid a d
de fabricar b ien es más actu alizad os respecto al estado del arte internacional. A sí,

248 Cifras estimadas en base a datos de Barbero y Rocchi (2003).


249 Entre los sectores manufactureros con aumentos más relevantes en sus exportaciones cabe citar al
complejo automotriz, las máquinas herramienta, la maquinaria agrícola, los bienes de capital para la industria
alimenticia, el complejo químico-petroquímico, la siderurgia y las máquinas de cálculo.
250 En contraste, para Nochteff (1994a y b) las mejoras observadas en el proceso de industrialización se
debieron fundam entalmente a una nueva oportunidad exógena: el crecimiento acelerado del comercio de
manufacturas a nivel mundial.

142
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

en un buen núm ero de firmas se crearon departam entos o grupos ad h oc de


a sisten cia técn ic a, in geniería, etc., encargados de tales tareas. G radualm ente, la
in g en iería de d iseñ o de productos, así com o la de p rod u cció n y m é to d o s y, más
tarde, la de o rg a n iz a ció n y p la n ea m ien to , ganaron terreno y c o n so lid a r o n el
cre cim ie n to de la capacidad t e c n o ló g ic a interna. Esta capacidad no sólo era
e s p e c íf ic a de cada esta b le c im ie n to , sino que se difun d ía gradualm ente al resto de
la soc ied a d vía circu lació n de in form ac ión y capital hum ano (en otras palabras,
generaba “e x t e r n a lid a d e s ” p o sitiv a s para el resto del aparato p rod u ctivo).
Los e s fu e rzo s t e c n o ló g ic o s adaptativos llevaron a un gradual cierre de la brecha
de p roductividad y calidad v i s a v i s los p aíses más avanzados. A sí, Katz (1 9 7 2 )
encontraba que para el grupo de las 20 0 m ayores firmas industriales el
cre cim ie n to de su p roductividad durante los años sesen ta se ex p lica b a en parte
por el aum ento de su p rod u cció n , pero tam b ién por un factor t e c n o ló g ic o , que
exp resaba los esfu er zo s de I&D y los g a sto s de in g en iería realizados por las
firm a s.251
El p roceso de aprendizaje t e c n o ló g ic o en la industria local alcan zó n iv e le s
relativam ente altos en algu n os sectores e s p e c íf ic o s . Entre e llo s se d estaca la
m e ta lm e c á n ic a (n otoriam en te, en la industria de m áquinas herramienta), la
farm acéu tica (donde num erosas firmas de capital d o m é stic o ap rovecharon la
au se n c ia de una le g is la c ió n que rec o n o cie ra patentes en ese rubro, lo cual les
perm itió copiar tem pranam ente en el c ic lo de producto m o lé c u la s recién
d escu biertas en los p aíses in n ov ad ore s y entrar al m ercado d o m é s tic o con
e s p e c ia lid a d e s de marca p rop ia252) y la elec tr ó n ic a (donde FAT E avan zó primero
hacia la p rod u cció n de calculadoras de escritorio para lu e g o tratar de ir hacia la
p rod u cción de c o m p u tad or a s253).

251 Para Katz (1976), no había una relación inversa, sino complementaria, entre la generación local y la
importación de tecnología en la Argentina.
252 De hecho, los laboratorios nacionales gastaban más proporcionalmente en I&D que las filiales de ET en el
mismo sector (1,6% contra 1,1% en 1972). A su vez, el sector farmacéutico era el que más recursos destinaba
a I&D dentro de la industria manufacturera en aquellos años (Chudnovsky, 1976; Arce et al, 1968). Sobre
estas bases, en los años '70 un grupo de laboratorios nacionales había logrado integrarse verticalmente hacia
la producción de principios activos o materias primas farmacéuticas mediante pequeñas plantas químicas
multipropósito en las que fabricaban cantidades reducidas de los mismos para su uso cautivo en
especialidades de marca propia (Burachik y Katz, 1997). Asimismo, se desarrolló una importante capacidad
tecnológica local en el campo de la fermentación antibiótica, y se consolidaron grupos de desarrollo de
procesos en las plantas, permitiendo mejorar los rendimientos e incursionar gradualmente en actividades de
exportación de antibióticos a granel. Este proceso se interrumpe a partir de la segunda mitad de los años '70,
cuando la aceleración del cambio tecnológico a escala mundial generó una brecha creciente con las plantas
locales, que no pudieron replicar el ritmo de innovación de la frontera. Por otra parte, pese a que la industria
había nacido en los años '50 con escalas que no diferían sustancialmente de las internacionales,
progresivamente aparecieron deseconomías estáticas de escala, ya que se registraba un bajo ritmo de
reposición de los equipos de capital en función de que las plantas prácticamente sólo operaban para el
mercado interno y bajo fuertes barreras de protección tarifaria. En tanto, surgieron diferencias crecientes en
materia de rendimientos, debido a la falta de una masa crítica o base sistémica que permitiera, al igual que
ocurría en los países desarrollados, que la industria de medicamentos se beneficiara de la interacción entre
ciencias como la química, la biología, la genética, etc., interacción sobre la cual se basó el espectacular
aumento de rendimientos verificado en esta industria a nivel mundial desde los años '60. En este contexto, no
sorprende que con el cambio en las condiciones de competencia a partir de 1976, las plantas locales de
fermentación debieran cerrar, a comienzos de los años '80, sus puertas. Poco más adelante también se
fueron discontinuando los esfuerzos de integración hacia los principios activos.
253 Su estrategia tecnológica consistía en tratar de no usar licencias ni marcas, y buscar información
tecnológica no propietaria, incluyendo visitas al exterior y el envío de técnicos a estudiar a centros de
excelencia como el Massachussets Institute of Technology (MIT). La firma llegó a gastar el 7% de sus ventas

143
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En el b alance, en to n c es, la e x p e r ie n c ia de la ISI no parece haber sido tan


u n ifo r m em en te n e g a tiv a com o la d escrib en sus críticos. G radualmente, y dentro
de los lím ites p lantead os por el propio m o d e lo y el c on texto local, se fueron
acu m u lan do cap a cid ad es t e c n o ló g ic a s y productivas que perm itieron ir cerrando
parcialm ente la brecha de p roductividad con los p aíses avan zados y em p ezar a
penetrar en los m ercad os in tern acio n ales con ex p o r ta c io n e s manufactureras y de
te c n o lo g ía . Si la m aduración de este p r o ceso hubiera llev a d o por sí m ism a - c o n
reform as ten d ie n te s a abrir la e c o n o m ía de m od o gradual y con m ejores
instrum entos de p o lítica p ú b l ic a - a romper la ló g i c a de la e c o n o m ía dual y el
m o d e lo stop and go, o las ga n an cia s de e f ic ie n c ia y co m p etitiv id a d que podían
obtenerse por esa v ía eran m uy lim itadas, es algo que no p o d e m o s responder, ya
que el go lp e m ilitar de 1976 abortará dicho p r oce so e inaugurará una n u eva etapa
en la vid a e c o n ó m ic a y social del país.
C) La conducta em presaria bajo la ISI: luces y som bras
1) Las visiones ortodoxas y heterodoxas
Para com en za r esta s e c c ió n , cr eem os útil retomar las dos v i s io n e s críticas de la
ISI antes planteadas y exam inar c óm o analizan el tem a de la c on d u cta em presaria
de la época. L u eg o, ex p o n d r em o s nuestra propia p ersp ectiva, retom ando los
e le m e n to s c o n c ep tu a les presentados en el capítulo inicial y el an á lisis que
h ic im o s del m ism o tem a en el caso del m o d e lo agroexportador.
En el en foq ue ortod o xo, se suele pensar que en esta etapa se c o n fig u ró una
rela ció n “ren tística ” entre el Estado y el sector em presario, en la cual la conducta
de este ú ltim o se orientó crecie n tem en te a la bú squ ed a de p r o m o c io n es,
p r o te cc ió n , su b sid ios, contratos con el go b iern o, etc., m erced a la a m p liación de
la esfera de ac ció n del Estado en la vid a e c o n ó m ic a (a la manera del argumento
de la r e n t- s e e k in g s o c ie ty de K ru e ger ).254
N o g u é s (1 9 8 8 ) , por e jem p lo, señala que las gan an cias fá c ile s derivadas de las
p o lític a s p r otec cio n ista s disuadieron a los em p resarios d o m é s t ic o s de adoptar
con d u cta s innovadoras y co m p e titiv a s. Cortés Conde (1 9 9 7 ) , en tanto, rastrea el
origen de las con d u ctas rentísticas en el período 1 9 3 0 - 1 9 4 5 , cuando la e x iste n c ia
de una dem anda in sa tis fe c h a perm itió la realiza c ió n de e lev ad as gan an cias en el
sector industrial. U n a v e z term inada la guerra, los em presarios, habituados a los
altos b e n e fic io s que los años de aisla m ie n to les habían perm itido obtener en un
m ercado cerrado, y que habían aprendido a “n e g o c ia r ” con el Estado, utilizaron
su in form ac ión y entrenam iento para conservar esas fuentes de renta ob ten ien d o
de los s u c e s iv o s g o b ier n os el m an ten im ien to de barreras a la entrada en sus

en I&D. Asimismo, recurría a organizaciones locales como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA),
el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Universidad de la Plata. La firma logró producir
algunos microcomputadores y un prototipo de una computadora mediana (aunque hay debates acerca de la
posibilidad de que dicha máquina lograra ser competitiva en el mercado). En todo caso, se observaba lentitud
en el desarrollo del software adecuado y se le prestaba poca atención a las tareas de marketing (Adler, 1987).
Finalmente, todo el proyecto se paraliza hacia 1976, tanto por problemas internos a la firma como por otros
propios del contexto local, incluyendo el cambio hacia un gobierno muy poco proclive a apoyar
emprendimientos industriales de este tipo.
254 En el capítulo II vimos ya varios argumentos en esta misma dirección, de los cuales sólo expondremos
aquí un resumen que consideramos representativo de la interpretación básica que se extrae de este enfoque.

144
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m ercad os. En am bos caso s, el argumento va desde el p r o te c c io n ism o - o el


in te r v e n c io n is m o estatal en sentido a m p l i o - hacia la c on d u cta em p resaria.255
Los autores “o r t o d o x o s ” tam bién su elen enfatizar que el control del Estado sobre
buena parte de la vid a e c o n ó m ic a habría dejado p o co m argen de acc ió n a la clase
empresaria. A sí, en un estudio realizado a fin es de la ISI, se afirmaba que “la
actividad del Estado co m o industrial, prestador de se r v icio s, financista,
constructor y com ercian te afecta sig n ific a tiv a m e n te a la e c o n o m ía general del
país y cercen a la capacidad de desarrollo de la actividad p riv ad a” (FIEL, 1976, p.
58).
Las reformas a la le g is la c ió n laboral y la n u eva p o lítica de in g resos introducidas
por el p er o n ism o tam bién habrían sido n o c iv a s para el d es e m p e ñ o em presario, en
tanto se tradujeron en in e f ic ie n c ia a causa de los altos salarios y de los abusos
d erivados del fuerte poder sin d ical - a u s e n t is m o , d esidia, trabajo a reglam ento,
e t c . - ( L e w is, 19 9 3 ) .256 Se habría gen erad o, e n to n c es, un “círculo v i c i o s o ” de
quejas de los obreros y patrones, luchas e incertidum bre que, según L e w is,
engendró, en am bos bandos, el “od io de c l a s e s ” que polarizaría de allí en más a
la socied ad argentina.
Sin em bargo, pese a estas disputas a n iv el distributivo, desde la “o r t o d o x ia ” se ha
sugerido los in tereses industriales y laborales c o in cid ía n en su interés en
m antener un esq u e m a p ro te c c io n is ta (A. Sturzenegger, 19 8 7 ) .257 N aturalm ente,
esta v is ió n se presenta en c o n tr ap osició n a la e xp u esta en el capítulo II en el caso
de los autores “h e t e r o d o x o s ”, para q u ien es b u rgu esía industrial y proletariado
encarnaban m o d e lo s de desarrollo contradictorios.
Más recien tem en te, B e re n s ztein y Spector (2 0 0 3 ) afirman que en los años vein te
y treinta se c o n fig u ró una matriz de r ela c io n e s e c o n ó m i c o - p o l í t i c a s “E s t a d o -
cé n tr ic a ” en el país. En e fe c to , la A rg en tina habría desarrollado un tipo particular
de Estado capaz de recolectar y m o v iliz a r recursos e c o n ó m ic o s su sta ntiv os y
centralizar y controlar d iv ersos tip os de c o n f lic t o s p o lític o s . A sí, la a d o p c ió n de
in ic ia tiv a s y la creación de entidades destinad as a regular y/o prom over, según
los caso s, distintos ám bitos de la vid a e c o n ó m ic a no sólo fueron resultado de la
dem anda de rentas del sector privado, sino tam bién, y prin cip alm en te, de la
capacidad del Estado para capturar recursos d estin a d os a áreas que con siderab a
“e s tr a té g ic a s ” . De h e ch o , en la v i s ió n de los autores, durante la m ayor parte de la
ISI los o rg an ism o s estatales habrían tenid o au ton om ía para p erseguir sus propias
m etas. Esta au ton om ía habría sido resultado tanto de c o m p le jo s factores s o cia les
y p o lít ic o s , co m o de c am b ios en la orien tación de la Justicia ob serv ad os desde los

255 Siguiendo a Rodríguez (1988), “la regulación estatal es un poderoso instrumento para generar rentas y, al
mantenerse la propiedad privada, es natural que los individuos compitan por las mismas” (p. 3).
256 Ver Galiani y Gerchunoff (2003), quienes califican a la legislación laboral peronista como decididamente
“ pro-obrera”, no sólo a nivel colectivo -a cció n sindical- sino también en materia de derechos individuales de
2
l o57s trabajadores.
Ante la pregunta que podría surgir en el sentido de por qué el “ bloque industrial” logró influir sobre el
Estado en mayor grado que el sector agropecuario durante la ISI, A. Sturzenegger (1987) sugiere que la gran
cantidad de productores agropecuarios y su dispersión geográfica dificultan “activar” las acciones de lobby -
que sólo se observarían en situaciones donde se percibe el tem or a iniciativas que empeorarían seriamente la
situación del sector (e.g., impuesto a la renta potencial de la tierra)-, lo cual lleva a que el lobby industrial sea
más uniforme y permanente. A esto cabría agregar que los objetivos de los industriales tendieron a coincidir
con la ideología de los policy makers en la mayor parte del período analizado.

145
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

años vein te, que abrieron el esp ac io para una am plia in terven ció n del Estado en
la vid a e c o n ó m ic a .258
Para los autores citad os, la exp a n sió n de la esfera de acción del Estado perm itió
que se formaran grupos de presión e interés que lograron in fluir e x ito sa m en te,
vía l o b b y , en las ramas ejecutiv a, le g is la tiv a y ju d ic ia l, para extraer rentas bajo
la form a de p rotecció n , créditos su b sid iad o s, etc. La “b u rgu esía in d u strial”
habría crecid o, ju stam en te, al amparo de este tipo de estrategia. Se habría
formado, en to n ces, una trama de com p leja s r ela cio n es entre Estado y sector
privado en la cual las con d u ctas oportunistas encontraron am plio e sp a cio de
desarrollo. Esto en el marco de un Estado cu yo aparato adm inistrativo no logró
alcanzar n iv e le s a d ecu a do s de c o m p e t e n c ia - v e r más a b a jo - ni de in d e p e n d e n c ia
respecto de la clase p o lític a - l a cual tendió a “c o lo n iz a r ” el aparato burocrático
con el fin de construir y fortalecer rela cio n es c lie n te lís tic a s .
D esd e una vereda id e o ló g ic a opuesta, N o c h t e f f ( 1 9 9 4 a y b), por e jem p lo, tam bién
argumenta que las p olítica s im p lem en tad as durante la ISI fueron fuente de rentas
no in n ov ativ as para las firmas industriales. Sin em bargo, el autor prefiere
rastrear el origen de ese fe n ó m e n o en las actitudes y con d u ctas de los
em presarios argentinos, o más e sp e c íf ic a m e n t e de lo que él llam a la “e l i t e ”, la
cual, según N o c h te f f, difiere notab lem en te en cuanto a sus com p o rta m ien to s
respecto del m o d e lo de “entrepreneur s c h u m p e te ria n o ” .
A sí, durante la ISI, y en particular a partir de los años cin cu en ta, los em presarios
habrían b u scad o e s e n c ia lm e n te crear m o n o p o lio s no transitorios (vía p rotecció n
arancelaria y otras barreras al ingreso en los m ercad o s) que les permitieran
obtener “cuasi ren tas” sin innovar. Segú n N o c h t e f f , en to n ces, el com p o rta m ien to
de la elite fue el factor d e c is iv o para que no se adoptaran o p c io n e s de
cre cim ie n to basadas en la co n stru cc ió n de cap a cid ad es c i e n t í f i c o - t e c n o l ó g i c a s y
la o b ten c ión de rentas en base a la in n o v a c ió n , sino que se siguiera el cam in o de
la in d u strialización “hacia adentro” . Aquí, el m e c a n ism o causal es inverso al
propuesto por la ortodoxia, y va de la c on d u cta em presaria al p r o te c c io n is m o y
las barreras de entrada.259
Los relativam ente e s c a s o s e n t r e p r e n e u r s in n ov ad ores, que, sig u ie n d o a N o c h te f f,
asum ían r iesg os y buscaban aproxim arse a la frontera de la best practice
internacional - fir m a s c om o Turri (máquinas herram ientas), V a sa lli (maquinaria
agríco la), Di T ella (bien es de capital, industria a u to m o tr iz )-, no formaron parte,
según el autor, de la elite e c o n ó m ic a , salvo esp orá dica o m argin alm en te, y, de
h e ch o , las estrategias de dicha elite y las p olític a s gu b ern am en tales no sólo no
fom entaron su actividad, sino que las habrían ignorado o perjudicado.

258. Observemos, de paso, que en esta etapa progresivamente el Poder Judicial pierde independencia frente al
Ejecutivo, lo cual, naturalmente, es un signo de baja calidad institucional (Spiller y Tommasi, 2000).
29 La identificación de la dirección causal operante en el surgimiento de la relación rentística entre Estado y
empresas deriva, en gran medida, de los marcos conceptuales con los que a priori vienen equipados los
analistas del tema. En otras palabras, más que del examen de la evidencia empírica que, eventualmente,
podría iluminarnos a partir del estudio de casos concretos de rent-seeking, los juicios recogidos en la literatura
disponible parten generalmente de una concepción determinada acerca de las relaciones entre el Estado y la
clase capitalista, que naturalmente es diametralmente opuesta en el caso de los autores de inspiración
“ liberal” y aquellos ubicados más a la izquierda del espectro ideológico.

146
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

N o c h t e f f agrega que las tres industrias en las que las firmas argentinas tuvieron
un m ejor d e se m p e ñ o durante la ISI (electr ón ica , farm oq u ím ica y máquinas
herramienta) tenían en com ú n que en ellas no había p re sen cia de em presas de la
elite ni tam p oco un p red om in io de ET, a la v e z que e x istía en los tres c a so s una
fuerte c o m p e te n c ia interna. A partir de estas c o n d ic io n e s , no se p od ía asegurar
una cuasi renta m o n o p ó lic a basada en la capacidad de l o b b y i n g , por lo cual debía
regir la c o m p e te n c ia vía in n o v a c i ó n .260 A s i m is m o , el h ech o de que las ET no
fueran d om inantes perm itía que las firmas lo c a le s desarrollaran sus propios
p r o c e s o s de aprendizaje.
A s í, los grandes em p resarios de la é p o c a habrían e x h ib id o con d u ctas “in d o l e n t e s ”
hacia la re n ov ación t é c n ic a y la rein versión de u tilid ades, lim itá n d ose a extraer
b e n e f i c io s en m ercad os o l ig o p ó l ic o s . Más aún, para la literatura “h e te r o d o x a ”,
una actitud usual en aq u ella é p o c a era el “v a c ia m ie n t o ”de em presas. Esto
im p lic ab a m antenerlas sin invertir siquiera en la r e p o s ició n de eq u ip os, a la
espera de su quiebra final o del salvataje estatal - p e r o lu eg o de haber obtenido
e le v a d o s b e n e fic io s gracias al control o l ig o p ó l ic o del m ercado, b e n e f i c io s que se
destinaban a in v e r s io n e s en otros rubros, in clu so en el exterior ( “fuga de
c a p ita le s ”) o al co n su m o s u n tu ario- (Schvarzer, 1996).
P reviam en te h e m os ya presentado argum entos que van en contra de varias de las
h ip ó te s is h etero d ox as. A sí, en el capítulo I h em os cu e stio n a d o la idea de que,
más allá de naturales d iferen cias entre las p ersonas en térm in os de con d u ctas o
actitudes hacia los n e g o c io s , sea p o s ib le afirmar que en ciertos países
predom inan, por “co n stitu ció n g e n é t i c a ”, los em presarios “r en tista s” y en otros
los “sc h u m p e te r ia n o s ” . En el capítulo III, en tanto, m ostram os que durante el
m o d e lo agroexportador la clase em presarial d o m é s tic a e x h ib ió , tanto en el sector
agropecuario co m o en el industrial, con d u ctas d in ám icas, sin la p resen cia de las
cu ales hubiera sido im p o sib le que se m aterializara el v ig o r o s o p r o c eso de
cr ec im ie n to e c o n ó m ic o ob servad o en aquella época. Por cierto, estas conductas
c o n v iv ie r o n con otras m u ch o más cercanas al r e n t- s e e k in g y la e s p e c u la c ió n ,
pero es im p o sib le caracterizar ún icam en te con estas notas al com p ortam ien to
empresario argentino en dicho período.
Si acep tam o s esto s argum entos, el p rob lem a de la v is ió n h e ter o d o x a es que
supone que la elite empresaria argentina es naturalmente “ren tística ” y
esp e cu la tiv a , y que, una v e z agotada la renta aso cia d a al m o d e lo agroexportador,
se v o lv ió hacia el Estado en b u sca de fuentes alternativas, o b jetivo que habría
logrado dada su capacidad de m anipular al aparato estatal en procura de
co n s e g u ir sus fines. El m undo em presario se divid iría así, caricaturizando algo
pero no d em asia d o el argum ento, entre grandes em presas b e n eficiarias de las
p o lític a s p ú blicas que se reparten el m ercado d o m é s tic o en forma o l ig o p ó l ic a
im p id ie n d o el in greso de n u ev o s com p etid o re s, y un vasto u n iverso de PyM Es,
p o ten cia lm e n te portadoras de la capacidad de convertirse en una verdadera
“b u rgu esía n a c io n a l” - y de formar un bloqu e “p r o g r e s is ta ” en alianza con la clase
o b rera -, a las cu ales el Estado gen era lm en te ignoró o in clu so castig ó. V er em o s
260 Más allá de reconocer, como lo hicimos de manera explícita más arriba, los significativos procesos de
aprendizaje y desarrollo tecnológico en la industria farmacéutica argentina durante la ISI, la idea de que dicha
industria, aquí y en cualquier otro país, pudiera sobrevivir sin asignar recursos a actividades de lobbying
parece, como mínimo, ingenua. Asimismo, se necesitaba indudablemente innovar para competir, pero ese no
era el único medio para ganar porciones de mercado.

147
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

e n se g u id a que la e v id e n c ia em p írica nos m uestra p r o c es o s h istóric o s bastante más


c o m p le jo s, que desdibujan el sentido de las fronteras m en cio na d as.
A s im is m o , los autores h e ter o d o x o s g en era lm en te suponen, im p lícita o
ex p lícita m en te , que en la A rg en tina ex is tió una elite que se habría m antenido
e se n c ia lm e n te al com a n do de las d e c is io n e s y o p c io n e s de p o lítica ec o n ó m ic a ,
s o b re v iv ien d o al final del m o d e lo agroexportador y c o n s o lid a n d o su dom inio
durante la ISI. Esto, sin em bargo, no resulta d em asia d o sensato desde un punto de
v ista ló g ic o , ten ien d o en cuenta los grandes cam b ios a c a e c id o s en la e c o n o m ía
argentina en es o s cien años - c o n s i d e r e m o s , por ejem plo, la m a siv a irrupción de
ET durante el d esarro llism o, que transformó radicalm ente la faz de la cúpula
em p r esar ia-, y ta m p oco está firm em en te sustentado en pruebas em p íricas, salvo
algunas d e cla r a cio n e s tales c om o que “m uchas de las m ay ores firmas industriales
pertenecían total o parcialm ente a terratenientes, o bien sus ac cio n ista s
p rin cip ales estaban v in c u la d o s por lazos fam iliares, so c ia le s, e c o n ó m ic o s y
p o lític o s a la elite a g r op ec u aria” ( N o c h te ff, 1994b, p. 72).
R e c o r d e m o s, en este sentido, que la h istorio gra fía reciente tiende a negar la idea
de que en el período agroexportador había una cla se dom inante d iv e rsific a d a con
in tereses en el cam po, las finanzas, el c o m er cio y la industria, y más bien da
cuenta de una realidad empresaria h etero gén ea , donde c o n v iv ía n terratenientes
con in tereses esen c ia lm e n te agrop ecu arios, grupos d iv e r sific a d o s de orígen e s y
estructuras d iversas y grandes em presas in d e p e n d ien tes - a d e m á s , naturalmente,
de un vasto y h eter o g én eo u n iverso de P y M E s - .
Sobre estas b ases, el argum ento h etero d ox o de la elite eternam ente dom inante
enfrenta n u m e rosos p roblem as. Si se acepta que la fracción p o lítica m en te más
p od ero sa de la bu rgu esía eran los terratenientes - c o s a que, co m o v im o s antes, ha
sido d iscu tid a en la literatura r e c ie n t e - , deb eríam os con clu ir que resulta d ifícil
explicar, en to n ces, co m o esa elite perm itió el in gente activ ism o estatal pro­
industria a partir de los treinta, el cual, al m en os a sus ojos, perjudicaba
directam ente sus intereses.
Sin em bargo, mirado en retrospectiva, está claro que los in tereses
e s p e c íf ic a m e n t e agrop ecu arios estu v iero n en retirada durante casi todo el período
de la ISI, por lo cual d eberíam os admitir que hubo un paulatino cam b io de
guardia en la elite - s i e m p r e descartando la idea de una única fracción cap italista
dom inante con m u lt i-im p la n t a c ió n se c t o r ia l- . N aturalm ente, esa elite no puede
sino haber estado integrada por los grupos d iv e r s ific a d o s e xa m in ad o s en el
capítulo III, en a s o c ia c ió n con algunas grandes firmas lo c a le s y extranjeras
in d ep en dien tes.
En este caso, a nuestro j u i c io aparecen dos problem as. Si cr eem os que esos
grupos d iv e r sific a d o s tenían una innata v o c a c ió n rentística y cap acid ad es
v in cu lad as fun d am en talm en te al c o m er cio y la e s p e c u la c ió n , c om o lo sugiere la
caracterización h etero d ox a, resulta cu rioso que, co m o elite, hayan in flu id o sobre
el Estado para que adopte p olític a s c on s iste n te m e n te p ro -in d u stria desde 1930 en
adelante. En otras palabras, pod ríam os preguntarnos por qué esa p er siste n cia en
buscar rentas en la industria, cuando es o s agen tes no sólo no tendrían un interés
e s p e c íf ic o en ese sector, sino que serían h áb iles en la e x p lo ta c ió n de fuen tes de

148
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

in g r eso s de m uy variadas características y carecerían de cap a cid ad es importantes


en activ id ad es p r o d u c t i v o - t e c n o l ó g i c a s .261
Si, por el contrario, b asá n d o n o s en la e v id e n c ia d iscu tid a en el capítulo III,
ad m itim o s que es o s grupos d iv e r sific a d o s y las grandes em presas argentinas
surgidas del m o d e lo agroexportador no eran más r e n t-s e e k e r s que sus c o le g a s de
otras partes del m undo, en to n ce s el argumento h etero d o x o encuentra aún más
d ificu ltad e s. En c o n se c u e n c ia , si en la ISI se adoptaron p olítica s que, por d iseñ o
o e jecu c ió n , fav o re cier o n el r e n t- s e e k in g y las o p c io n e s “b la n d a s ”, e llo habría
sido producto de un conjunto más c o m p lejo de circu n stan cias que la mera
v o c a c ió n in trín seca de nuestra clase capitalista.
En cuanto a la actitud “in d o le n te ” de los em presarios hacia el destino de sus
firmas, d ig am os que in c lu so la e v id e n c ia que se presenta en la literatura que
so stie n e esta h ip ó tesis no resulta, a nuestros ojos, d em asia d o nítida. Por ejem plo,
Schvarzer (1 9 9 6 ) señala que entre 1955 y 1975 18 de las m ay ores 20 0 firmas
industriales habían quebrado o cerrado - u n núm ero no precisado ad icion al había
pasado a m an os del E s t a d o - , sugiriendo que ello es prueba de aq u ella h ip ótesis.
A h ora bien, cabe preguntarse: ¿es un número alto o bajo? Sin dudas, más allá de
con d u cta s d e lic tiv a s que seguram ente ex istieron en varios de esos caso s, tam bién
pod ría m os pensar que en un país con reglas de j u e g o cam b ian tes, alta in flac ión ,
g o lp e s de Estado, alta c o n flic tiv id a d social, v i o l e n c i a p olítica, etc., que sólo
m en o s del 10% de las grandes em presas quiebren o cierren m uestra una capacidad
de re siste n c ia alta en el 90% restante del u n iverso . En e fec to , con sid era n d o la
ren o v a ció n del parque industrial durante aq u ella ép o ca y el aum ento de las
ex p o r ta c io n es manufactureras y de te c n o lo g ía , entre otros datos, parece
im p la u sib le suponer que ese 90% so b r e v iv ió adoptando actitudes sim ilares al
10% que desap areció - y tam p oc o está claro cuantos de dentro de ese 10%
cerraron porque p retendieron “v a c ia r ” sus em presas o por razones propias del
c o n t e x t o - . 262
A s i m is m o , para analizar la quiebra de em presas durante esta etapa tam b ién hay
que tener en cuenta un factor cla v e , p o co explorado (hasta donde c o n o c e m o s ) con
estu d io s de caso con cretos en Argentina: las d ificu ltad es de la su c e s ió n familiar
cuando los herederos carecen de la v o c a c i ó n y/o cap a cid ad es de los fundadores
origin a les. E n ten d em o s que esta cu es tió n es m uy interesante para futuros estudios
de em presas en el país, ya que, a nuestro j u ic io , no sólo hay que evaluar si en las
s u c e s io n e s fam iliares había o no herederos con v o c a c ió n em presaria, sino
tam b ién los co n tex to s in stitu cio n a les y e c o n ó m ic o s en los cu ales dichas
s u c e s io n e s tuvieron lugar, así com o in clu so las razones que ex p lic a n la falta de
pasaje de la g e stió n fam iliar a la g e s tió n p rofesion a l en las firmas argentinas
U n a ú ltim a c u estió n respecto de las h ip ó tes is “h e te r o d o x a s ” acerca de la conducta
empresaria durante la ISI. A nuestro ju ic io , el “m a p a ” del r e n t- s e e k in g es m ucho

261 Más aún, recordemos, que estos grupos respaldaron el Plan Pinedo, opción no mercado-internista.
262 Interesantemente, el mismo Schvarzer nos ofrece el caso de una antigua gran empresa que ve detenido su
impulso a invertir por causas totalm ente ajenas a su voluntad. Se trata de Alpargatas, la cual a comienzos de
los '40 comenzó un proceso de ampliación y modernización de sus instalaciones que luego debió detener
debido a la “sobreoferta en el mercado local, la imposibilidad de renovar equipos y la ausencia de otras
alternativas (como la exportación)” (Schvarzer, 1996, p. 211). Recordemos que, en buena medida, la
imposibilidad de exportar derivaba de restricciones implementadas por el gobierno.

149
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m ás c o m p le jo que lo supuesto en aquella literatura, que lo lim ita de manera


e x c l u s iv a a la “e l i t e ” o al “capital c o n c e n tr a d o ” . En la práctica, lo que
ob se rv am os es que en torno a las d e c is io n e s de p o lític a p ú b lica existieron
u sualm ente co m p le ja s tramas de interés que involucraban a d iferen tes grupos de
la s ocied ad , cada uno de e llo s claram ente con diferente poder relativo, pero todos
pugnando por influir sobre el Estado para que este adopte p o lític a s acordes con
sus ob jetivos.
En las d e c is io n e s sobre p o lític a c o m ercial, p ro m o ció n de in v er sio n es,
re g u la c io n es de m ercado, etc., así co m o en el fu n c io n a m ie n to de org an ism o s
p ú b lico s co m o el B a nc o N a c io n a l de D esarrollo ( B A N A D E ) , el B a nc o N a c ió n ,
etc., se entrecruzaban los in tereses de diferentes grupos de p resión, in clu y en d o
a s o c ia c io n e s em presarias y firmas in d iv id u a le s, fuerzas armadas, sin d icatos,
partidos p o lític o s , em presas p ú blicas, etc. Era del ju e g o de alianzas y del poder
relativo de cada uno de d ich os grupos que surgían, e n to n c es, las d e c is io n e s
adoptadas en dichas áreas.
Si nos c o n cen tram os en el sector em presario, no nos resulta m uy co n v in c e n te la
idea de que los em presarios p e q u e ñ o s y m ed ia n o s - o no p er te n ecien te s a la
“e l i t e ”- hayan sido m e n o s p ro c liv es a buscar rentas en el Estado que sus pares de
m ayor tam año. Es notorio que el poder de esto s ú ltim os para in flu en ciar sobre el
Estado es u su alm en te m uy superior, pero ello no im p lica que la agen d a de
p o lític a s que buscaban am bos grupos fuera siempre contrastante. A sí, co m o lo
señalan B e r en sz te in y Spector (2 0 0 3 ) , tem as tales co m o p r o te c c io n ism o , crédito
su b sid iad o, baja presión im p o sitiv a y control sobre el trabajo u n ificab an al
em presariado in d ep en d ie n tem e n te de su tam año y o r ig e n .263
Más aún, la d escrip c ió n que hacen algu n os autores de los o b je tiv o s contrastantes
de las or g a n iz a c io n e s em presarias representantes del “gran c a p ita l” y de las
P yM E s n a c io n a le s sugiere que eran estas últim as las más interesadas en la
in terven ció n estatal en la e c o n o m ía . A sí, mientras entidades com o A C IEL
(A c c ió n Coordinadora de las In stitu cio nes Empresarias Libres) y A P E G E
(A s a m b le a Perm anente de E ntidades G rem iales E m presariales) “sustentaron un
discurso de corte liberal m an ten ien d o... la n e ce sid a d de reducir la p resen cia del
estado tanto en la e c o n ó m ic o co m o en el plano de las d e c is io n e s en general... (y)
la im portancia de basar el desarrollo sobre una a sig n a c ió n de recursos guiada por
el libre ju e g o de las fuerzas de m ercado y no en una d in ám ica de n e g o c ia c ió n
entre ‘c o r p o r a c i o n e s ’ que, desde el punto de v ista de estas a s o c ia c io n e s , por su
p o litiz a c ió n sólo p od ía resultar en una in efic ie n te a s ig n a c ió n de r ec u r s o s ”, la
CGE estaba por “una fuerte p resen cia del estado c o m o gu ía y ordenador de la
e c o n o m ía ” (A cuña, 1995, p. 2 3 7 ) .264,265

263 Estos temas en realidad unificaban al empresariado también en la etapa previa. Véanse, en este sentido,
los reclamos que hacían los incipientes industriales metalúrgicos al gobierno a comienzos del siglo XX
(Leibas, 2004).
64 Por ejemplo, no queda para nada claro, de la revisión de la evidencia empírica, que la Unión Industrial
Argentina -controlada por las empresas de mayor tamaño y/o de origen extranjero- fuera más proteccionista
que la Confederación General Económica -representante de las PyMEs y de las firmas del interior del país-
(ver Lewis, 1993, Niosi, 1974; Lindenboim, 1976). Por el contrario, en buena parte de la literatura “heterodoxa”
revisada en el capítulo II se sugiere que la gran empresa era menos dependiente del mercado interno que las
PyMEs. J. Llach (1984), en tanto, cita el creciente apoyo de la UIA a una estrategia industrialista exportadora
desde fines de los '30.

150
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Está claro que el d iscurso más “lib e r a l” de los representantes de la gran


bu rgu esía no im p licab a n e ce sariam en te que algu n os o varios de los m iem bros
in d iv id u a les de dicha b u rgu esía ejercieran activ am en te el r e n t- s e e k in g , pero lo
que A cu ñ a sugiere es que, estructuralm ente, sus in tereses parecían depender
m en o s de las ventajas que podían obtener de la ac ció n estatal que otras fraccio n es
del em presariado.
El propio con c ep to de elite que m aneja un autor c om o N o c h te f f, por ejem plo,
con d u ce n ecesariam en te a definir lím ites a d - h o c . A sí, la em presa Di T e lla no
sería parte de aquélla para dicho autor - y a que su d in am ism o t e c n o ló g ic o no
encajaría en el perfil que N o c h t e f f le atribuye a dicha e l i t e - , pero sin embargo
está claro que su a sc e n s o estu v o m uy vin c u la d o a sus con tactos con el Estado -
co m e n z a n d o con la p r o v isió n de surtidores de nafta para Y P F en los años v e i n t e -
y que cuando ingresó en serias d ific u ltad es en los años se sen ta fue receptora
p r iv ileg ia d a de la ayuda fin an ciera oficia l (ver R ougier, 2 0 0 4 a,266 L e w is, 1993).
O b sé rvese que, en nuestra interpretación, esto no se contradice para nada con
re co n o ce r el d in am ism o t e c n o ló g ic o de la em presa durante buena parte de su
existen cia ; por el contrario, co m o señ alam os en el capítulo I, en la
in d u strialización tardía e x ito s a ap o yo estatal y d in am ism o t e c n o ló g ic o
n orm alm ente han ido de la mano.
¿Qué ocurre con los argum entos “o r t o d o x o s ” ? D e sd e nuestro punto de vista, su
principal dificu ltad reside en que asum en que casi toda in terven ció n del Estado
en m ateria de p o lítica industrial, com er cia l, t e c n o ló g ic a , etc. es generadora de
rentas im p ro du ctiva s, o está e x p u e sta a la captura por parte del sector privado -
además de sus c o s to s en térm inos de bienestar y e f i c i e n c i a - . Lo que no queda
claro, bajo esta p ersp ectiva, es por qué in ter v en cio n e s sim ilares o m uy parecidas
tuvieron resultados claramente diferentes en d istintos países. En otras palabras,
si las p olítica s p r o - in d u st r ia liz a c ió n aplicadas en A rg en tina generaron
ún icam en te respuestas r e n t-s e e k e r s , la pregunta es por qué no ocurrió lo m ism o
en otras n a c io n es en donde el Estado tam b ién asum ió un activo rol de p rom o ción
del p roceso de desarrollo e c o n ó m ic o .
Esto nos con d u ce a la n ece sid a d de analizar los m o d o s con cr etos en los cuales los
E stados in tervienen en las distintas áreas, así co m o a entender sus formas de
r ela cio n a m ien to con el sector privado. V e r e m o s , en este sentido, que más que de
in te rv en cio n es con c ep tu a lm en te desacertadas o particularmente c o n v o c a n te s para
los espíritus r e n t-s e e k e r s - q u e tam b ién las h u b o - , en el caso argentino los
p roblem as p rin cip ales pasan por un Estado débil en cuanto a sus cap a cid ad es y
una p er n icio s a in flu e n c ia de la inestab ilid ad p o lític a sobre el fu n c io n a m ien to del
aparato burocrático que se traslada, naturalmente con c o n s e c u e n c ia s n eg a tiv a s, al
p o lic y making process.

265 Véanse, por ejemplo, los pronunciamientos de la asociación que representaba a los industriales
metalúrgicos -e n su mayoría, empresas PyME- durante la ISI, los cuales asiduamente intentaban influir sobre
el Estado para que garantizara la protección del mercado interno, el acceso a los contratos con el gobierno,
etc. (Leibas, 2004).
266 Asimismo, el autor cita una fuente de la empresa que afirmaba que la principal vía de financiam iento de
Siam en los '60 provenía de no pagar las deudas fiscales y previsionales.

151
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

2) Una interpretación alternativa


C o m e n c e m o s ahora a e xp o n e r nuestra propia interpretación del tem a bajo estudio
en este capítulo. E n ten d em o s que la exp a n sió n del Estado sobre la e c o n o m ía post
1930 no fue c o n s e c u e n c ia p rin cip alm en te de la ac ció n de la “e l i t e ” o de las
fra cc io n e s más concentradas de las cla s es propietarias, ni tam p oco un
m o v im ie n to totalm en te au tón om o d ec id id o por la clase p o lític a o por una
burocracia “ilu m in a d a ” . Fueron la propia crisis, con el natural d is lo c a m ie n to que
produjo en tod a la vid a e c o n ó m ic a del país, junto con el su rgim ien to de nuevas
actitudes e ideas hacia el rol del Estado - q u e permearon a buena parte de la
s o c i e d a d - , la d ifu sió n de una id e o lo g ía fuertem ente n a c io n a lista en va stos
sectores p o lít ic o s , m ilitares e in te lec tu a le s y, last but not least, las ten d en cia s
sim ilares que se observaban por la é p o c a en buena parte del m undo, los elem e n to s
que estim ularon y leg itim aro n el avance del E sta d o .267
Más adelante en el tie m p o , está claro que tanto el p eron ism o com o el
d esarro llism o, en fu n c ió n de sus propias id e o lo g ía s - in f l u i d a s a su v ez por
m o v im ie n t o s p o l ít ic o - in t e le c t u a le s más v a sto s que se daban a n iv el mundial en
aquellas é p o c a s - , asignaban un fuerte rol al Estado para la c o n s e c u c ió n de sus
o b jetiv o s p o lític o s y e c o n ó m ic o s . O b sérvese que, en el caso del p eron ism o ,
d ich os o b jetiv o s estaban en claro co n flic to con los in tereses directos e
in m ed ia to s de parte importante de la bu rgu esía local - p o r ejem plo, en m ateria de
p o lític a laboral y de in g r e s o s - (el c o n flic to del p eron ism o con el m undo de los
n e g o c io s fue particularmente notorio en el caso del sector agropecuario, pero
claram ente abarcó tam bién al sector industrial). En otros c aso s (desa rrollism o),
esos o b je tiv o s se m aterializaron p rincipalm ente a través de la c o n v o ca to ria a
n u evo s actores - l a s t r a n s n a c io n a le s - en lugar de b en eficia r a la elite pre­
existen te.
Ahora bien, la exp a n sió n del Estado no dejó de ampliar el e sp a c io para las
activ id ad es de r e n t- s e e k in g de los em presarios privados, las cuales efe ctiv a m en te
aparecieron repetidas v e c e s a lo largo del período bajo análisis - e n particular,
pero no ú n icam en te, en los m o m e n to s de c r is i s - . C om o s e ñ alam os antes, lo que
hay que explicar, y no dar por sentado, es porqué la A rg en tin a tuvo p oco éxito en
lograr respuestas “sch u m p ete ria n a s” en un con te xto donde el Estado puso en
ju e g o una cantidad de instrum entos que tendían a favorecer el desarrollo
industrial local.
El primer factor que surge inm ed iatam ente co m o candidato en este sentido es la
inestab ilid ad m a c r o e c o n ó m ic a e in stitu cion al de la que h ab lam os en e x te n so más
arriba. Si v a m os al primer asp ecto, la v o la tilid a d de las señ ales de p recios y la
incertidumbre acerca del ritmo de c re cim ie n to futuro de la e c o n o m ía no dejaron
de tener c o n s e c u e n c ia s n ega tivas sobre las d e c is io n e s de in v er sió n y cam bio
t e c n o ló g ic o en las firmas privadas.

267 No hace falta recordar tal vez, pero por las dudas lo hacemos, que en los '30 la URSS estaba
implementando un ambicioso plan de industrialización en base a la planificación estatal, que en los EE.UU.
Franklin Delano Roosevelt lanzaba el New Deal y que John Maynard Keynes pregonaba la necesidad de
regular el ciclo económico y “socializar” las decisiones de inversión para evitar depresiones como las del '30,
entre otros hechos que reflejaban esa nueva actitud hacia el papel del Estado que se estaba difundiendo por
todo el mundo.

152
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

La in fla ció n , ob v ia m en te, c o m p lic a b a el p la n ea m ien to em presario en tanto hacía


d ifícil prever los p o s ib le s esce n a rio s de largo p lazo. A s i m is m o , in d u cía a las
firmas a optar por estrategias de sob r een d e u d am ie n to, a la espera de que sus
deudas fueran licuadas por el aumento de p recios (R ougier, 2 0 0 4 b ). A su v e z, se
c on stitu ía en un d e se s tím u lo a la actividad empresaria en tanto no garantizaba
que la e f ic ie n c ia fuera el factor determinante del éxito, al tie m p o que ob lig a b a a
los em presarios a dedicar d em asiad o tie m p o a los p roblem as fin an ciero s de sus
firmas. Al d istorsionar las señ ales de precios, fin alm en te, in flu ía n ega tivam en te
sobre el tipo de p roy ecto s e le g id o s por los in versores, que podían, e n to n c es, no
ser los más rentables socialm e n te (D ía z Alejandro, 1975).
Otro e jem p lo de cóm o la macro afectó la c on d u cta de los agen tes em presarios
d e s v iá n d o lo s del ideal de con d u cta “sch u m p eta ria n o ” es provisto por Schvarzer
(1 9 9 6 ). El autor señala que durante buena parte del g o b iern o peronista, se daba
un escen ario de alta capacidad de ahorro y fuertes gan an cias en el sector
industrial, c o n v iv ie n d o con e s c a s e z de d iv isas y, por tanto, d ificultad para
invertir en eq u ip am ien to industrial. Esto habría llev a d o a los agentes a destinar
sus e x c e d e n te s a in v e r s io n e s no p roductivas o ajenas al sector industrial - p o r
ejem p lo, así se e x p licaría el “b o o m ” de Mar del Plata en aq u ella época.
Las crisis p erió dicas que afectaban a la ec o n o m ía , en tanto, tenían un e fec to de
frustración de ex p e cta tiv a s, en tanto los p r o y ec to s de in v ersión d ec id id o s tiem p o
atrás encontraban m ercad os de m enor tamaño que los esp erad os. A sí, por
ejem p lo, Katz y A b lin (1 9 7 7 ) señalaban que varias firmas manufactureras habían
e m p e zad o a exportar desde fin es de los sesenta, entre otras razones, cuando
encontraron que las p r o y e c c io n e s de dem anda previstas al m o m en to de tomar las
resp e ctiv a s d e c is io n e s de in v ersión no se habían m aterializado.
En cuanto a la in estab ilid ad in stitu cion al, nos referim os a un escen ario con reglas
de ju e g o cam b ian tes a lo largo del tiem p o - e n fun ción de m o v im ie n t o s a n iv el
p o lític o y social pero tam b ién de las propias flu c tu a c io n e s en la m a c r o -, así c om o
a la incertidumbre en el plano de los d erech os de propiedad. Esta incertidumbre
re co n o ce o r íge n es en ciertos actos de g o b ier n o y tam b ién en el c lim a social y
p o lític o crec ien tem en te c o n f lic t iv o de fin es de la IS I ,268 pero probablem ente
encuentre su fuente más importante en la propia v o la tilid ad m ac r o e c o n ó m ic a .
Las c o n s e c u e n c ia s de esta retroalim en tación entre la v o la tilid ad macro y la
inestab ilid ad in stitu cion al han sido bien descriptas por F anelli (2004): “más allá
de que hay ciertos grupos que han h e ch o de la d ep red ación su ventaja
com parativa, sería d ifícil exp licar nuestros p roblem as e c o n ó m ic o s sólo en base a
la con d u cta de esto s grupos. Estos grupos son p esc ad ore s de río revuelto. Pero...
el río se re vu elve debido a la vo la tilid ad m a c r o e c o n ó m ic a y las d eb ilida d es
in stitu c io n a les... Es más razonable atribuir las situ a cio n es de turbulencia y crisis
a los e f e c to s de fallas de co o rd in a c ió n donde la mano in v is ib le y las p olíticas
dejan de hacer su trabajo que al frío c álcu lo de un grupo de depredadores. En los
p eríod os turbulentos, las transferencias de riqueza que se observan, son
m otivad as sobre todo por el d eseo de ‘salvar la ro p a ’ a c osta del v e c in o . Son
268 Aún un autor que está muy lejos del liberalismo o la “ortodoxia” ha afirmado que el poder de la militancia
sindical, combinado con la legislación obrera protectiva que comienza a regir a partir del gobierno de Perón,
provocaron que, en algunos periodos, la burguesía viera seriamente amenazado “el control del proceso
productivo a nivel de las plantas” (Acuña, 1995, p. 231).

153
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

con d u ctas más d e fe n s iv a s que o fe n siv a s . Claro que cuando la mano in v is ib le deja
de funcionar, a ciertos grupos se les hace más fácil capturar las p o lític a s del
estado para realizar transferencias de riqueza g u iad os por la mano v isib le de la
e c o n o m ía p o lítica de sus in t e r e s e s ” (p. 31).
Más allá de este fe n ó m e n o crucial, co m o señ alam os más arriba, la incertidumbre
en cuanto a la continuidad de los lin e a m ie n to s b á s ic o s de las p olítica s públicas
fue otra fuente b ásic a de inestab ilid ad in stitu cion al. A sí, por ejem plo, durante el
go b ier n o p eron ista se intentó construir una alianza con una “b u rgu esía n a c io n a l”
P yM E , ante la mutua h ostilid a d que e x istía entre Perón y los sectores líderes del
em presariado industrial del m o m en to , a la v e z que se im p lem en tab an p olíticas
contrarias a los in tereses del sector agropecuario pam peano. Sin em bargo, ya en
los c in cu en ta el g o b iern o debió co m en za r a prestar más aten ció n al agro, al
tiem p o que intentó una p o lític a de cap tación de in v e r s io n e s extranjeras - i n c l u s o
en áreas com o la petrolera, que habían sido base fundam ental del discurso
n a c io n a lista de P e rón -.
Otro caso en el m ism o sentido se ob serv a con la p o lítica de restricción a las
ex p o r ta c io n es industriales ap licad a por el p eron ism o - e n realidad, ya en 1944 se
tom aron las primeras m ed id as en ese s e n ti d o -, en un co n te x to en el cual aquéllas
habían crecid o fuertem ente gracias a las oportunidades de a c c e so a m ercados
abiertas por la S egu n d a Guerra.269 En este sentido, interesa el com en tario de J.
Llach (1 9 8 4 ) , quien afirma que “la p resen cia de industriales que expresaron
p o s ic io n e s ... corporativas d iferen tes de las de la U IA , y con un sentido
d ecid id a m en te m ercadointernista, era m uy e s c a s a ” (p. 53 7 ) y refiere distintos
p ron u n ciam ien to s de la U IA exhortando al go b iern o a no dejar de fom entar las
exp o r ta cion e s in d u stria les.270
Más adelante, el d esarro llism o p r iv ile g ió el llam ado al capital extranjero, lo cual
no dejó de suscitar h ostilid a d en distintos sectores de la s ocied ad , con sideran do
entre otras cosa s que dicha estrategia contrariaba las e xp ec tativ as de buena parte
de los votan tes de Frondizi. El go b iern o sig uien te, liderado por Arturo Illia, entre
otras m ed id as, anula los contratos petroleros firm ados por Frondizi, un n u evo
v u e lc o en las reglas de ju e g o .
Durante el g o b ie rn o del general O nganía ( 1 9 6 6 - 1 9 7 0 ) , el equipo e c o n ó m ic o
liderado por Adalbert K rieger V a s e n a buscó profundizar el p roceso de
in d u strialización ap o yá n d o se en las grandes em presas, fun d am en talm en te de
capital extran jero.271 Esto d e s e m b o c ó en una n u eva olead a de IED, que en buena

269 Como lo señala J. Llach (1984), además de las restricciones directas, la política de ingresos del peronismo
también tuvo como resultado un freno a las posibilidades de exportar de la industria.
270 Esta afirmación contrasta con el argumento de Schvarzer (1996), quien señala que la industria no sólo no
se quejó de ese cambio de rumbo, sino que hasta le dio la bienvenida debido a que era más “cómodo” vender
en el mercado interno.
271 Este proyecto implicó un fuerte conflicto con el sector agroexportador. Ya la devaluación decretada por
Krieger al inicio de su mandato fue acompañada de un aumento en las retenciones a la exportación, lo cual
motivó críticas de las organizaciones rurales. Más importante, dichas organizaciones rápidamente advirtieron
que el equipo de Krieger impulsaba un proyecto de desarrollo en el cual la producción agropecuaria no
ocupaba un lugar de privilegio. Un momento importante de esta disputa se dio cuando Krieger propuso un
“impuesto a las tierras aptas para la explotación agropecuaria”, diseñado para penalizar el mantenimiento de
tierras improductivas -c o n el fin último de estimular una mayor producción agropecuaria y levantar la
restricción al crecimiento derivada de la limitada capacidad exportadora-. La Federación Agraria Argentina -

154
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m ed id a tom ó la form a de com pras de em presas argentinas. Ante este n u evo


escen ario, los sectores representantes del em presariado PyM E - q u e se sentía
as im is m o afectad o por la p o lític a de red u cción de aranceles im p lem en tad a en
dicho p e r ío d o - , así co m o los in te lec tu a le s y p o lític o s n a c io n a lis ta s ,272
c om en za ron a alertar sobre las c o n s e c u e n c ia s n ega tivas derivadas de la
“d e s n a c io n a li z a c i ó n ” del aparato productivo. C o in cid e n tem e n te , aún en el seno
de las entidades representativas del gran em presariado, in clu y e n d o la UIA ,
em p ezaron a aparecer posturas de recelo y b úsqueda de re g u la c io n es ante la
p r ese n cia creciente de las ET.
N o sorprende e n to n c es que, tras el derrocam iento de O nganía y el a s c e n so de otro
go b iern o militar, y en el n u e vo c lim a in telectua l y p o lítico de c o m ie n z o s de los
setenta, el capital extranjero dejara de ser el agente e le g id o para liderar el
p ro c eso de ind u strialización . A sí, ocurren dos cosas. Primero, la le g is la c ió n
o fic ia l c o m ie n z a a ser restrictiva tanto en m ateria de au torización de nuevas
in v e r sio n e s c om o en lo que hace a la operatoria de las filia les lo c a l e s . 273 Segundo,
se en sa y a una “apuesta s i l e n c i o s a ” (Schvarzer, 1996) al (gran) capital local, lo
cual se tradujo en una m ayor preferen cia hacia dichas em presas en las p olíticas
p ú b l ic a s .274
Sin em bargo, esta bú squ ed a de prom o ver al em presariado local se dio en un
m o m en to p o lítico c o m p lic a d o y v o lá til, en el cual, co m o lo m e n c io n á b a m o s antes,
am p lios sectores expresaban su d e s c o n f ia n z a ante la p o s ib ilid a d de un desarrollo
cap italista e x ito s o en la A rg en tina o sobre la capacidad de la bu rgu esía d o m é s tic a
de liderar un p roceso de tran sform ación e c o n ó m ic a viab le. El retorno del
p eron ism o al poder, por otro lado, supuso un n u evo v u e lc o en el j u e g o de
alianzas E s ta d o - e m p r e s a s , ya que ahora la “bu rgu esía n a c io n a l” P yM E sería el
agente p riv ileg ia d o de las p olítica s pú blicas, in ten ción que de to d o s m od o s no
lle g ó a m aterializarse en un c on texto m a c r o e c o n ó m ic o y p o lític o caó tico. En
representante de los productores más pequeños- se mostró a favor de dicho impuesto, en tanto las
organizaciones que asociaban a los productores de mayor tamaño se opusieron fuertemente (Smith, 1991); el
impuesto, finalmente, no fue aprobado. Recordemos que en 1974 se volvió a proponer un impuesto a la renta
normal potencial de la tierra, que tam poco alcanzó a ser sancionado.
272 Por ejemplo, Aldo Ferrer (1970), quien poco después sería Ministro de Obras y Servicios Públicos y luego
Ministro de Economía de la Nación, afirmaba que “ la concentración del poder económico en las subsidiarias
de empresas extranjeras en los sectores industriales más dinámicos (junto con los grandes propietarios
pampeanos y los intereses comerciales y financieros tradicionales) no constituye un liderazgo idóneo para
m ovilizar el potencial económico del país” (citado en Schvarzer, 1996).
273 En 1971 se dictó un nuevo marco legal para las inversiones extranjeras, que establecía condiciones tanto
para la aprobación de nuevas inversiones -s e creaba un registro a tal efecto-, como para la autorización de la
remisión de utilidades y repatriación del capital. Además, se daba preferencia a las inversiones que
propusieran una asociación con capitales nacionales. En 1973 esta legislación fue sustituida por otra que
definía que las inversiones debían instrumentarse mediante contratos de radicación, quedando sujetas a
aprobación, según los casos, del Poder Ejecutivo o del Poder Legislativo. Asimismo, la repatriación del capital
no podía efectuarse antes de transcurridos cinco años desde la aprobación del contrato de radicación, ni
podía realizarse por montos superiores al 20% anual, fijándose también porcentajes máximos para la remisión
de utilidades. Asimismo, por la misma época se restringió el acceso de las ET a los regímenes de promoción
industrial.
274 Por ejemplo, en 1966 Dow Chemical planteó el proyecto de un polo petroquímico en Bahía Blanca (ya
mencionado en nota al pie más arriba), pero la idea suscitó tantas resistencias y debates -justam ente por el
carácter de firma extranjera de la Dow- que finalmente el Estado decidió encarar el proyecto, pero asociado a
empresas de capital nacional. En la siderurgia también hubo obstáculos para la participación de empresas
extranjeras en determinados proyectos (Lewis, 1993). La elección de empresarios locales para llevar adelante
los proyectos de producción de aluminio (Aluar) y papel para diarios (Papel Prensa) también se inscribe en la
misma lógica.

155
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

c o n c lu s ió n , no lle g ó a existir, a d ifer en cia de otras exp er ien cia s de


in d u strialización tardía, una estrategia sosten id a de p r o m o ció n de “ca m p eo n e s
n a c i o n a l e s ” .275
En este sentido, es in teresante com entar brevem en te el caso de Siam di Tella,
em presa e m b le m á tic a del p roceso de in d u strialización argentino. Tal com o lo
señalan R o u g ier ( 2 0 0 4 a ) y L e w is (1 9 9 3 ) , a m e d ia d o s de los años cin cu en ta la
em presa d iseñ ó un plan d em asia d o a m b ic io so de in tegra ción y d iv e r s ific a c ió n
p rod u ctiva que term inó en un sob reen d eu d am ien to y la posterior n e c e sid a d de
a sisten cia del Estado - y que fin alm en te derivó en su e s ta t i z a c i ó n - . Sin em bargo,
más allá de los p o sib le s errores en la estrategia empresaria - o b s é r v e s e que esos
errores habrían surgido en un período p osterior a la muerte del fundador de la
empresa, lo cual podría estar hablando de un tem a clave en un país c o m o la
Argentina: la s u c e s ió n de em presas f a m il ia r e s - , hay que considerar el con texto en
el cual se concretó ese plan de expansión: fuerte c o n flic tiv id a d obrera, v a iv e n e s
cam biarios que afectaron los c o s to s de forma im p r ev isib le, la crisis e c o n ó m i c o -
p o lítica 6 2 - 6 3 y la no co n c r e c ió n de p r o y ec to s de obra p ú blica que afectaron
particularmente a la d iv is ió n siderúrgica del grupo (SIA T ). H u e lg a decir que los
es cen arios en los cuales se exp a n dieron los ch a eb o ls o los keiretsu - e n o c a sio n e s
tam bién con estrategias altamente a m b i c i o s a s - fueron radicalm ente d iferen tes (y
m ucho más favorab les, naturalm ente).
El segu n d o elem e n to candidato a e x p licar el fracaso del Estado en p rom over
respuestas “sch u m p e ter ia n a s” con sus p olític a s p r o - in d u st r ia liz a c ió n se vin cu la
con la forma en que esas p olítica s eran d ecid id a s e im p lem en tad as.
En primer lugar, com o ya o b se rv am os antes, no n ecesariam en te la ad o p c ión de
d e c is io n e s en esta m ateria estu vo regida por c o n s id e r a c io n e s “e c o n ó m i c a s ”,
siendo frecuente la p re sen c ia de factores p o lít ic o s u de otra índole en ese p roceso
- p o r ejem plo, los o b jetiv o s e in tereses del sector m ilita r-. El esq u em a de
in c e n tiv o s que enfrentaban los agentes privados, en to n c es, no n ecesariam en te iba
en el sentido de in d u cirlos a la b ú squ ed a de gan an cias de p roductividad o mejoras
te c n o ló g ic a s , en tanto que m uchas v e c e s apuntaba ú n icam en te, por e jem p lo, a
estim ular la p rod u cció n local de ciertos b ien es que se consideraban
“e s tr a té g ic o s ” .
En segu n d o lugar, si nos en fo c a m o s en el p rob lem a de la capacidad del Estado -
entendida co m o la e f ic a c ia adm inistrativa del aparato estatal para instrumentar
los o b je tiv o s del go b iern o (R ou gier, 2 0 0 4 b ) - , ya en la etapa agroexportadora la
adm inistración pú blica nacion al, p ese a algu n os tím id o s intentos de
p r o fe s io n a liz a c ió n - c o m o la ad o p c ión de un primer estatuto de fu n cion arios en
1913, por e j e m p l o - , era bastante amateur y clie n te lístic a , adem ás de que sus
m iem b ros no siempre tenían las m ejores c a lif ic a c io n e s ( D e v o to , 2 0 0 1 ) . 276,277 El

275 En este contexto cambiante e incierto, no sorprende que varias encuestas realizadas a empresarios
argentinos en los años '60 y comienzos de los '70 mostraran no sólo volatilidad en sus opiniones, sino un
estado de confusión en torno a las alianzas y estrategias deseables, así como una cierta insatisfacción
respecto del su rol en la historia reciente del país (ver Lewis, 1993).
276 Baste la cita siguiente, extraída de la citada novela La Bolsa (escrita en 1890, recordemos), para ver lo
antiguo del nepotismo y el clientelismo en nuestra administración pública (p. 149):

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

problem a, en todo caso, radica en que ante el notorio increm ento de las tareas a
cargo del Estado tras la crisis del treinta, no se haya h ech o un esfu erz o acorde
para m odernizar y p ro fe sio n a liza r sus estructuras y las cap a cid ad es de sus
fu n cion arios.
S ig u ie n d o a D e v o t o , en los treinta la m o d e r n iza c ió n y p r o fe s io n a liz a c ió n del
Estado argentino avanzó bastante m e n o s que, por ejem p lo, la de su par brasileño.
A s í, no extraña que en 1942 se estim ara que casi to d o s los e m p lea d o s p ú b lico s
habían sido e le g id o s por m o t iv o s p o lít ic o s , lo cual gen erab a una alta tasa de
rotación y d ificu ltab a la form ación de una burocracia estable (Sikkink, 1 9 9 3 ).278
Y a en el g o b ier n o peronista, la partid ización de las estructuras del Estado afectó
n ega tivam en te la calidad y e f ic ie n c ia de las p olític a s pú blicas, en tanto la
p rofesion a lid a d no era el criterio predom inante para s e le c c io n a r a los m iem bros
de la burocracia estatal.
Estudiando un período posterior (el desarrollism o a fin es de los cin cu en ta y
prin cip ios de los sesen ta), Sikkink (1 9 9 3 ) señala que mientras que en Brasil
ex istió una “b urocracia a is la d a ”, m eritocrática y de alto n iv el - q u e fue un actor
clave en la im p le m e n ta c ió n de la estrategia de in d u strialización de aquella
é p o c a - , en A rg en tina tal elem e n to estu vo ausente, por lo que “Frondizi debió
tratar de sortear la b urocracia para formular e instrumentar sus p o l ít ic a s ” (p.
545).
El p r o c eso de form ación de estructuras p r o fe sio n a le s de go b iern o y de una
burocracia m eritocrática fue tam bién afectad o por la propia inestab ilid ad en los
e le n c o s de gob iern o. A sí, se h izo práctica que los n u e v o s fun cion arios
descon fiaran u h ostilizaran a la burocracia p reviam en te e x isten te, creando un
funcionariado “p a r a le lo ”, perjudicando la e f ic a c ia de la propia ac ció n de
go b iern o y f a v o r ecien d o la acción de los grupos de interés que buscaban
“capturar” las ag e n cias estatales para obtener rentas (S p iller y T o m m a si 2 0 0 0 ).
O ’D o n n e ll ( 1 9 7 7 ) , a su v ez, argumenta que el Estado fue “recurrentem ente
arrasado por cam biantes c o a lic io n e s de la socied ad civ il... Por ello , “las p olíticas
estatales no sólo fueron cam biantes; adem ás casi nunca fueron im p lem en tad as (p.
5 5 2 ) ” . Las pujas distributivas entre los b lo q u es de poder que disputaban la
h e g e m o n ía en aquel período serían las resp on sab les primarias de esa in estabilidad
in stitu cion al, que lle v ó fin alm en te a la cuasi d estru cción del aparato estatal
( O ’D o n n e ll, 1997). A sí, dicho aparato fue “c o l o n i z a d o ” no sólo por el “gran
ca p ita l”, sino tam b ién por las fr acc io n e s más d éb iles de la b u rgu esía cap italista y

“Se trataba de que Arnel diese un empleo en su ministerio a un sobrino del ingeniero Zolé, muchacho
despierto, que había vivado al gobierno a la luz de los faroles de papel con que en otro tiempo abrían su
marcha las manifestaciones callejeras, faroles encendidos a iniciativa de un boticario popular.
- La cuestión es que no hay vacantes. Al contrario, está el ministerio lleno de supernumerarios que no tienen
nada que hacer.
- No importa, siempre habrá espacio para meter uno más.
El ministro prometía hacer lo posible. Después, y ante la insistencia del ingeniero, dijo que se crearía un
puesto para el sobrino, con buen sueldo y ningún trabajo salvo el muy poco que para disimular se le daría.”
77 Devoto señala que la mayor parte de los cuadros se reclutaban en la Facultad de Derecho, cuyo nivel era
“ bastante modesto”.
278 Recién en 1943 se exigió la enseñanza primaria completa para ingresar a un puesto público. En contraste,
en Brasil ya en los años '30 se requerían exámenes para el ingreso a la carrera de funcionario, al menos para
ciertos puestos (Sikkink, 1993).

157
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

por la clase obrera; por ende, fue tam b ién un Estado fraccio n ad o, débil e incapaz
de con d u cir el p ro ce so de a cu m u la ció n a través de estrategias que fueran
in d ep en d ien tes de los intereses in m ed ia to s de los distintos grupos que lo
colon iza b an .
En este c on texto, no sorprende que la literatura recibida nos muestre
reiteradamente las fallas de d iseñ o e im p le m e n ta c ió n de las p o lítica s pro­
in d u strialización adoptadas durante la época.
Si ex a m in a m o s la p o lític a arancelaria, su m anejo fue errático y escasa m en te
racional, a la v e z que no logró priorizar sectores y otorgarles p rotecció n
d iferen cial en fun ción de las resp ectiva s brechas t e c n o ló g ic a s , ni rem over las
tarifas otorgadas a aq u ellos sectores que ya eran c o m p e titiv o s (Katz y K o s a c o ff,
1989). A m ed id a que las distintas ramas industriales sustituían in su m os
im portados por sim ilares de origen local, ocurría que, aún cuando la curva de
aprendizaje de una etapa acercara sus c o s to s a los in tern acio n ales, el m ayor
con ten id o nacion al incorporaba in su m os p rod u cid os por otra etapa que estaba en
un punto anterior de la curva, absorbiendo la g a n an cia de p roductividad de la
etapa más madura, e im p id ien d o reducir las tarifas ( N o c h te ff, 1994b). T am poco
ex istió capacidad e f e c tiv a de d is cip lin a m ien to para garantizar reciprocidad por
parte de los sectores b e n e fic ia d o s por la p r otec ció n en térm in os de gan an cias de
productividad, ex p o rta cio n es, etc. Un elem e n to importante a tener en cuenta en
este sentido es que, co m o ya se señaló, en varios m o m en to s de la ISI la p o lític a
co m ercial apuntaba a criterios “au tarq u izantes” más que a prom o ver industrias
n acien tes con ventajas com parativas dinám icas.
En varios m o m e n to s de la etapa que a n a liza m os, la p roliferació n de m ú ltip les
tipos de cam bio, la e x is te n c ia de listas que prohibían, restringían o exig ía n
p erm isos previos para la im portación de distintas c la se s de b ien es, etc.,
m anejadas d iscr ecio n a lm e n te y en a u sen cia de m e c a n ism o s e f ic a c e s de control de
la corrupción, no dejaron de generar ga n an cia s im portantes para las firmas que
podían b en eficia rse del a c c e s o p riv ileg ia d o a d iv isas o b ien es “b aratos”, para
lu eg o ven d er en el m ercado d o m é s tic o p rotegido a p rec io s e le v a d o s (Cortés
Conde, 2 0 0 5 ).
Las p o lítica s de p r o m o ció n de la in v ersión no muestran un m ejor record. Por
ejem p lo, el h ech o de que en 1960, lu eg o de la firma en 1959 del decreto que
esta b le cía las c o n d ic io n e s de radicación de la industria autom otriz, estuvieran
operando 21 plantas para un m ercado de 100 mil v e h íc u lo s /a ñ o - v a r ia s de las
cuales lu eg o debieron cerrar ante la inevitab le co m p r o b a ció n de que la capacidad
in stalada e x c e d ía las d im e n s io n e s del m ercado l o c a l - 279 da la pauta de las
dificu ltad es del sector p ú b lico para programar estrategias a largo plazo (Katz y
K o sa c o ff, 1989).

279 De hecho, las plantas que cerraron habían sido instaladas básicamente con el objetivo de aprovechar
transitoriamente los incentivos otorgados por el régimen “arm ando” autos con alto contenido importado y
sabiendo que no iban a poder alcanzar las metas de integración nacional originalmente previstas. En
consecuencia, la decisión de cerrar no implicó, en general, la pérdida de dinero. Considérese, además, que en
la primera convocatoria para proyectos automotrices no se presentaron las grandes ET americanas -F ord,
g M y Chrysler- justam ente porque creían difícil cumplir con las metas establecidas por el régimen promocional
-finalm ente se prorrogó el plazo de presentación para que pudieran ingresar-, lo cual da idea de que muchos
de los que entraron al comienzo carecían de una vocación seria de permanecer en el país.

158
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

A s i m is m o , los p ro y e cto s de p ro m o ció n industrial en sectores de in su m os b ásic os


estu v iero n p la gad o s de c o n f lic t o s , so sp e ch a s de corrupción, dem oras y
contramarchas, que im p licaron ob v iam en te fuertes c o sto s para la so c ie d a d en su
conjunto (Schvarzer, 19 9 6 ) .280 Los frecuentes cam b ios de autoridades al com pás
de los v a iv e n e s p o lít ic o s tam p oco ayudaron a su e f ic a c i a .281 A la v e z, en general
d ich os re g ím e n es carecían de requisitos en m ateria de t e c n o lo g ía , p r ov isió n local
de eq u ip am ien tos o e x p o r ta c io n e s - a d iferen cia de sus sim ilares en Brasil o el
Este A s i á t i c o - , 282 en tanto el criterio principal de éxito era el de sustituir
im p o rtac ion es. Un punto central a destacar en este caso es la in flu e n c ia de las
Fuerzas Armadas en la d e fin ic ió n de las p o lítica s de p ro m o ció n en sectores c om o
alu m in io, siderurgia o p etro q uím ica (sec tore s que eran con siderad os
“e s tr a té g ic o s ” desde el punto de v ista militar), lo cual o b v iam en te introdujo
e le m e n to s extra e c o n ó m ic o s en la tom a de d e c is io n e s sobre los p ro y e cto s de
in v ersión en dichas áreas, p rob ablem ente en d esm ed ro de la e f ic ie n c ia
m ic r o e c o n ó m ic a .
En cuanto a las p o lític a s de p r o m o ció n financiera, la r evisión de la e x p er ien cia
del B a nco Industrial m uestra que, durante el p eron ism o , su cartera de crédito se
concentró en la f in a n cia c ió n de obras p ú blicas y de em presas e statales y en el
o torgam iento de créditos de corto plazo al sector privado, lo cual desnaturalizó
su operatoria (R ougier, 20 01; Sikkink, 19 9 3 ) .283 Si bien la situ ación m ejora a
partir de 1955 - a s u m ie n d o la entidad un m ayor papel en el fin a n cia m ien to de la
form ación de capital en el sector in d u stria l-, en la práctica las orien ta cion es
m e n cio n a d as segu ían sien d o predom inantes.
De h ech o , dado que ya desde sus c o m ie n z o s el B a nco Industrial fu n c ion ó co m o
una entidad que p r iv ileg ia b a el otorg am iento de créditos a corto plazo para el
sector industrial, se fueron c o n s o lid a n d o in tereses que trataron de evitar que el
B a nco se reconvirtiera hacia el o b jetivo in ic ialm en te fijado de ser una entidad de
p rom o c ión de la in v er sió n a largo p lazo, ya que ello hubiera sig n ific a d o la
pérdida de una de las prin cip a les fuentes de fin an cia m ie n to para la industria.284
La in c lu s ió n de representantes del sector industrial en el D irectorio del B anco
naturalmente reforzaba estas ten d en cia s.
H acia fin es de los sesen ta se intenta que el B a nco asum a de manera más d e cid id a
la fu n ción de prom otor de la in v ersión a m ed ia n o y largo p lazo, lo cual in clu y ó el
cam bio de nom bre - r e f u n d á n d o s e lo c o m o B a nco N a c io n a l de D esarrollo
( B A N A D E ) - . De tod os m o d o s, aún en esta n u eva etapa una parte sustancial de los

280 Ver López (1994) para una descripción de lo ocurrido con la promoción industrial en el sector petroquímico,
uno de los más beneficiados por dicho régimen.
281 Agustín Rocca, fundador de Techint, señalaba que tras 25 años de operar en la Argentina “no recuerdo
ninguna autoridad determinante en el problema siderúrgico que haya durado el tiempo suficiente para llevar a
cabo un programa” (citado en Schvarzer, 1996, p. 245).
282 Ver, por ejemplo, López y Porta (1994) para un análisis de los regímenes de promoción argentinos y
brasileños en sectores como celulosa y papel, petroquímica o siderurgia, donde se destacan las diferencias de
diseño e implementación, a favor de Brasil, que se han traducido -especialmente en los dos primeros
sectores- en un mejor desempeño competitivo de las firmas de aquel país vis a vis las argentinas.
283 Rougier también señala que, en la práctica, en lugar de beneficiar a las PyMEs, teóricam ente receptoras
privilegiadas de los créditos del banco, durante el gobierno peronista los créditos se concentraban en pocas
empresas de gran tamaño.
284 En 1952, el Banco Industrial concedía el 50% del monto total de créditos otorgados por el sistema bancario
al sector manufacturero (Sikkink, 1993).

159
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

préstam os fue otorgada a em presas proveed oras del Estado - c o n lo cual se


contribuyó a co n so lid a r la llam ada “patria con tratista”- (R ou gier, 2 0 0 4 b ). A sí, no
sorprende que el autor sugiera que, pese al intento de cam b io, la a sig n a c ió n de
los créditos del B a n c o, en la práctica, no sig u ió los lin e a m ien to s te ó rico s fijados
para su accionar, ni en térm in os del tipo de p r o y ec to s y em presas a apoyar ni de
los sectores a privilegiar.
El fu n cio n a m ie n to del B a nco tam b ién estu vo afectado por la in estabilidad
e c o n ó m ic a e in stitu cion al. A sí, a c o m ie n z o s de los setenta debió adaptar su
p o lític a de crédito ante los p rob lem as derivad os de la oscila n te coyuntura
m a c r o e c o n ó m ic a , con el objeto de garantizar la continuidad operativa de
nu m erosas firmas en d if ic u lt a d e s .285 Más adelante, la lleg a d a del p eron ism o al
poder en 1973 im p licó la ad ición de o b jetivos - e n este caso, la aten ción a las
P yM E s y a los sectores productores de b ien es de c o n s u m o - , en d esm ed ro de la
e f ic a c ia operativa de la entidad. En tanto, c om o un subproducto de los avatares
in stitu cio n a le s que afectaban al país, entre 1967 y 1976 hubo 11 presid en tes de la
entidad y nin gu n o de los más de 40 directores que se d esem p eña ron en ese
períod o lle g ó a m antenerse en su cargo durante tres años c o m p le to s, tod o lo cual
o b v ia m en te perjudicó el fu n c io n a m ie n to del B a nc o (R ougier, 20 0 3 ).
En esta situación, los em p resarios pudieron ejercer su capacidad de l o b b y con
gran amplitud, pero tal co m o lo señala R ougier, que m uchas v e c e s vieran
satisfe ch as sus dem andas no era n ecesariam en te c o n s e c u e n c ia de que hubieran
“c apturado” el org an ism o , sino que o b e d e c ía a la cam biante relación de fuerzas
entre los distintos grupos con interés en el B a n c o, así co m o a los propios
v a iv e n e s e c o n ó m ic o s e in stitu cio n a le s que o b v ia m e n te generaban im p a ctos de
m agnitud sobre la operatoria de la entidad, debilitando su capacidad y
coh eren cia.
Incluso las p o lític a s de “h o s p it a l” de em presas puestas en marcha en esta é p oca
no dejaron de tener p roblem as. Es el caso de la Ley de R eh a b ilita c ió n de
Em presas dictada en 1967, que im p licab a una virtual “e s ta t i z a c i ó n ” de aquellas
firmas que estuvieran en d ific u ltad es financieras graves, la cual gen eró altos
co sto s fis c a le s sin impedir, en m u c h o s caso s, la quiebra d e fin itiv a de las firmas
asistid as (es el caso de la Siam Di Tella, por e j e m p l o ) .286

285. En contraste, el mismo autor señala que el mejor desempeño del Banco ocurrió entre 1967 y 1969,
cuando “la estabilización económica y las pautas relativamente claras de política económica permitían una
asignación más eficiente de los recursos y cierta independencia financiera derivada de la recuperación
efectiva de los préstam os” (p. 466).
286 En este sentido, es importante señalar que, a través de muy diversos mecanismos, el Estado había
adquirido participación accionaria en un gran número de empresas privadas desde los años '40, por lo cual en
1977 había 32 firmas entre las 100 más grandes del país que contaban con alguna participación estatal en su
capital -a de m á s de otras 9 que eran empresas públicas-. Si bien esas participaciones habían sido decididas
en diversos momentos del tiempo, obedeciendo a criterios específicos en cada caso, tal como lo señala
Rougier (2003) “ la prioridad en la compra de acciones de empresas industriales - y en algunos casos
financieras- revelaría, independientemente de que fuera una opción rentable o no, el objetivo implícito de
mantener bajo control nacional y/o en operación a las firmas del sector, las que bien parecían ser
consideradas en su conjunto como 'estratégicas'” (p. 407). Sin embargo, esto ocurrió, siempre según el autor,
pese a que “el Estado, nunca pretendió, al menos en forma clara, tener una importante participación en el
capital de estas empresas y mucho menos dirigirlas y gestionarlas” (p. 426) -d e hecho, repetidas veces se
intentó vender las acciones de firmas privadas en poder del Estado en toda esta etapa, no siempre con éxito-.
Habrían sido entonces presiones empresarias y objetivos sociales y “ nacionalistas” buscados en momentos

160
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

B u en a parte de las p o lític a s ap licad a tenía una racionalidad teór ica - p r o v i s t o que
ac e p te m o s la idea de que el país n ece sita b a p rom o ver de manera activa el p roceso
de in d u str ia liz a c ió n -. Por e jem p lo, las p o lític a s de p r om o c ión a la in v ersión eran
prob ablem ente la ú n ica manera de viab iliz a r un m a s iv o programa de in v er sio n es
c o m o el que quería impulsar el go b iern o de Frondizi, en un con texto donde el
m ercado lo c al de cap itales era in e x isten te, la b anca privada no ofrecía
f in a n c ia c ió n a largo plazo para el sector industrial y había un n iv el alto de
incertidumbre e c o n ó m ic a e in stitu cion al. Lo m ism o se ap lica al B A N A D E .
Incluso las v ieja s ideas acerca de la n e ce sid a d de un B ig Push, a la R o s en s tein
Rodan, ahora reflotadas en el m ainstream a través de las n o c io n e s de fallas de
co o rd in a ció n y extern alid ad es (M urphy e t a l , 1989; Ray, 1998) proveían una
j u s t if ic a c ió n para la propia ad o p ción de un programa m a s iv o de in v e r s io n e s com o
forma de sacar al país del subdesarrollo.
En cuanto a la p o lític a c om ercial, el clá sic o argumento de “industria n a c i e n t e ” - e
in clu so algu n os otros o fre cid o s por las m odernas teorías del c o m e r c i o - tam bién
podrían ju stifica r la ad o pc ión de p o lítica s p ro tecc io n ista s - a u n q u e ob viam en te
con características s e le c tiv a s y tem porarias, dos e le m e n to s n otoriam en te ausentes
en el caso a r g e n tin o -. Otras p o lítica s, en c am b io, podrían ser más cu estio n a b les
(el “h osp ital de e m p r e s a s ”). En cualquier caso, p arecen ser los p rob lem as del
c on texto y las carencias de d iseñ o e im p le m e n ta c ió n los factores que llevaron a
que esas p olític a s tuvieran m e n o s b e n e fic io s y más co sto s de lo esperado
in ic ialm ente.
En c o n c lu s ió n , parece evid en te en to n ces que la d ebilidad del Estado y la
vo la tilid ad del escen ario in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o favo r ec ier o n que, en
lugar de generar respuestas “s ch u m p e te ria n a s”, las p olític a s p r o -in d u str ia liz a c ió n
dieran lugar a conductas “re n tís tic a s ” .
3) Más allá del ren t-see k in g
En la s e c c ió n previa h em os tratado de entender por qué las con d u ctas ren t-
seek in g encontraron un am plio e sp a cio para m u ltip licarse durante la ISI. Sin
em bargo, aún en el co n tex to descrito, no todo fue r e n t- s e e k in g en el
com p o rta m ien to em presario. Com o v im o s antes, aún con las fuertes lim ita cio n es
del co n tex to , y con las d e fic ie n c ia s ya señaladas en el set de p olítica s p ú blicas
v ig e n te s en aquel período, se produjo un p roc eso de aprendizaje y cierre parcial
de la brecha de p roductividad con la frontera internacional. Esto nos con d u ce a
tratar de id en tificar a los agen tes que p rotagonizaron ese p ro ce so , tarea que nos
llevará a resaltar la h e ter o gen eid a d en el com p o rta m ien to empresario durante la
época, c u y o s determ inantes e x c e d e n d im e n s io n e s tales co m o tam año o propiedad
del capital, y se fundan tam bién en las diferentes cap acid ad es y estrategias de las
firmas resp ectivas.
En este sentido, el im pacto de la m a s iv a lleg a d a de ET fue importante, ya que
crearon departam entos de in g en iería y programas de desarrollo de p rov eed ores
que formaron parte importante del flujo de c o n o c im ie n t o s que circulaba a través
de la estructura de p rod u cció n durante la ISI. Estas firmas desarrollaron

específicos por los funcionarios públicos de turno, los que habrían determinado esa enorme expansión del
Estado como propietario de empresas.

161
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

s ig n ific a t iv o s sk ills en su fuerza de trabajo, exp u siero n a su personal a la cultura


t e c n o ló g ic a y em presaria de sus casas m atrices, e introdujeron normas de
tolera n cia y calidad que formaron parte central de las prácticas industriales de la
época. En algunas o c a s io n e s in clu so jugaron un rol en la tran sferen cia de
se rv icio s de in g en ier ía dentro de la corp oración hacia p aíses con “a m b ie n t e s ”
sim ilares (Katz, 1999a).
Aún cuando estas em presas no se instalaron con la in ten ción e x p líc ita de
desarrollar una infraestructura t e c n o ló g ic a local - y , de h ech o, sus g a sto s en I&D
u sualm ente fueron b a j o s - , advirtieron en una gran cantidad de c aso s que debían
h acerlo, con sideran do las n e c e s id a d e s “id io s in c r á t ic a s ” de la Argentina. En
particular, se hizo n ec esar io m uchas v e c e s dedicar gran cantidad de horas a
activ id ad es in n o v a tiv a s de carácter adaptativo, n ecesarias para em plear las
te c n o lo g ía s de producto y p r o ces o s desarrolladas en las resp ectiva s casas
m atrices. 287 ’ 288 Esto no dejó de generar “d erram es” de c o n o c im ie n t o que
fav o r ec ier o n el desarrollo t e c n o ló g ic o de las firmas lo c a le s, tanto com p etid oras
c o m o proveed oras o clie n tes de las ET.
Está claro que las ET invertían en A rg en tina en base a estrategias market seek in g,
donde las ex p o rta cio n es jugab an un rol m arginal - e n todo caso, a n t i c í c l i c o -
dentro de la perform ance em presaria, e m p lea n d o en m u ch as o c a s io n e s t e c n o lo g ía s
de producto y p roceso o b s o le ta s o alejadas de la frontera internacional y
operando plantas con e scalas p eq ueñas -ad ap tad as al tam año del m ercado l o c a l - .
Sin em bargo, tam bién se produjeron p ro ce so s de aprendizaje t e c n o ló g ic o en las
f ilia le s , los cu ales, con el tiem p o, posib ilitaro n la aparición de corrientes
exportadoras de cierta m agnitud, mayoritaria pero no e x c lu s iv a m e n te d irigidos
hacia A m é r ic a Latina (Katz y A b lin , 19 7 7 ) .289 Cuando esas ex p o rta cio n es se
enmarcaban en programas de d iv is ió n del trabajo in tra -co rp o r a ció n a n ivel
latinoam erican o, las filia les argentinas parecían e s p e cia liz a rs e en los rubros
te c n o ló g ic a m e n te más so fis tic a d o s .
En cuanto a las P yM E s de propiedad familiar, la m ayoría, co m o v im o s antes,
nació con lay outs in co h ere n tes, m aquinaria usada o autofabricada y p oco
c o n o c im ie n t o t e c n o ló g ic o , pero m uchas de ellas c o n s ig u ie r o n ganar
p rog resiva m en te com p e titiv id a d m ediante la crea ción de eq u ip os t é c n ic o s e
in g en ier ile s cap aces de copiar, adaptar y/o desarrollar productos y p ro ce so s de
p rod u cción y la m ejora gradual en el perfil de sus recursos h um anos, avanzando
en un sendero de aprendizaje altam ente id io sin crático . Este p roceso se dio, en lo
es en cia l, sin ayuda externa, aunque era habitual la cop ia de t e c n o lo g ía s y m u ch os
de sus dueños eran inmigrantes.

287 Katz y Ablin (1977) señalaban que el lanzamiento al mercado argentino del Ford Taunus en 1974 había
insumido 230 mil horas de esfuerzos internos de ingeniería adaptativa.
288 Recordemos que la lógica predominante de la IED en el período de la ISI se enmarcaba en estrategias
corporativas de tipo multiplanta, en donde se instalaban “filiales replica” de las respectivas casas matrices,
orientadas a atender los mercados domésticos en los cuales operaban. Así, la necesidad de hacer
adaptaciones “ idisioncráticas” en materia de tecnología y escalas era usual, no sólo en la Argentina, sino en la
mayor parte de los países receptores, en particular dentro del mundo en desarrollo.
289 Por ejemplo, IBM Argentina destinaba parte de su producción a las filiales de Japón, Suecia y Canadá,
entre otros países. Dicha producción incluía, por ejemplo, impresoras y máquinas perforadoras y
clasificadoras de tarjetas.

162
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

La curva de aprendizaje de estas firmas em p ezab a , en gen eral, con cop ias de
productos que estaban varios años atrás de la frontera internacional. Su ob jetivo
inicial era, en los primeros años de la ISI, producir, sin considerar costos,
calidad, rapidez de entrega o e fic ie n c ia , en c o n d ic io n e s de m ercad os p oco
co n te sta b les por la c o m p e te n c ia externa. T a m p o co estaban m uy interesadas en
exportar (de h e ch o , sus p o s ib ilid a d e s en ese sentido eran esc a sa s). Fue recién
cuando las c o n d ic io n e s de a b a stec im ien to del m ercado c om en za ron a estab ilizarse
y apareció algún tipo de c o m p e t e n c ia extranjera, que los esfu erz o s t e c n o ló g ic o s
se m o v ier o n hacia d iseñ o s más s o f is tic a d o s y productos más cercanos a la
frontera, y apareció un interés por las activ id ad es de org a n iz a ció n y p la n ific a c ió n
y por la m ejora en los layout, la calidad, etc., así co m o en las activ id ad es de
ex p o rta ción (Katz, 1999a).
La e v id e n c ia d isp on ib le in d ica que estos p r o c e s o s e v o lu t iv o s “v i r t u o s o s ” se
dieron de form a altamente h ete ro g é n e a y se observaron en una porción
relativam ente m inoritaria del vasto u n iverso P yM E de la época. A sí, no
sorprenden las referencias que entrega Schvarzer (1 9 9 6 ) respecto de in form es
p rod u cid os en los cin cu en ta y sesenta, en los cu ales se señalaba la in s u fic ie n c ia
de los c o n o c im ie n t o s t é c n ic o s de los gere ntes lo c a le s, la carencia de planes de
largo p lazo, la au sen cia de con troles de calidad, etc. A s im is m o , los senderos de
aprendizaje fueron m uchas v e c e s aza roso s, y si bien, a lo largo de dichos
senderos, un gran conjunto de firmas lo c a le s lograron resolver ciertos problem as
t é c n ic o s y sustituir e f ic ie n te m e n te determ inadas im p o rtac ion es, p ocas crearon
productos o p r o c es o s verdaderam ente n u e v o s, o que tuvieran un im pacto fuera de
la e c o n o m ía local y/o en p aíses v e c in o s (Katz, 1999a).
Sin em bargo, e n ten d e m os que estos lím ites al p roc eso de desarrollo t e c n o ló g ic o
P yM E durante la ISI se originaban no sólo en actitudes y vo lu n ta d es em presarias,
sino tam bién - o p r in c ip a lm e n te - en los p roblem as del entorno. Estos problem as
in c lu y e n no sólo los ya descriptos al analizar el marco in stitu cion al y
m a c r o e c o n ó m ic o de la época, sino tam b ién otros que d iscu tirem os más abajo,
v in cu la d o s a a c c e s o al fin an cia m ie n to , la falta de or g a n iz a c io n e s de ap oyo al
desarrollo industrial y t e c n o ló g ic o y las d eb ilid a d es del sistem a ed u cativo.
Lo que es cierto es que, en un c on texto c o m p lejo , en el cual, adem ás, el a c c e so a
te c n o lo g ía s importadas no siempre estu vo d isp on ib le, los industriales argentinos
no dejaron de d esp lega r una creatividad té c n ic a importante en m uy diversos
sectores. A sí, la e v id e n c ia d isp on ib le refleja varios caso s de P yM E s que
co n sig u ie ro n s ig n ific a t iv o s a v an ces en su p roceso de desarrollo t e c n o ló g ic o en
activ id ad es co m p le ja s, co m o m áquinas herramienta, electrón ica, farm acéu tica o
m aquinaria a g ríc o la e in d u strial.290
E stos a v an ces llevaron in c lu s iv e no só lo a exportar b ie n e s y t e c n o lo g ía , sino
tam b ién a concretar varias op er a cio n e s de in v ersión directa en el exterior. Estas
últim as fueron lleva da s adelante, en su m ayoría, por em presas m edianas de
capital n acion al y se basaban en ciertas ventajas en el d om in io de t e c n o lo g ía s
interm edias (o “t r o p ic a liz a d a s”). D ich a s in v e r s io n e s se orientaron a m ercad os de

290 El ya mencionado caso de la empresa Turri, productora de máquinas herramienta, es uno de los más
notorios (ver Castaño et al, 1981), pero son muchos más los que podrían citarse en el mismo sentido (Vasalli
en cosechadoras, Tonomac en radio y televisores, etc.).

163
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

igual o m enor desarrollo relativo, en los cu ales se replicaba el esq u e m a de


p rod u cció n local, e s ta b le c ié n d o se , adem ás, m e c a n ism o s de in tegración y
c o m p le m e n ta c ió n p rod u ctiva con la matriz en la A rg en tina (Katz y K o s a c o ff,
1983). Una parte importante de e so s e m p ren d im ien to s corr esp on día a la
m e ta lm e c á n ic a , subproducto de la e x p a n sió n de esta rama en el m ercado interno.
F in alm en te, dentro del mapa empresario de la ISI, había un conjunto de
c o n g lo m e r a d o s (Tornquist, B u n ge y Born, Braun M en én d e z, Roberts y Fabril
F inanciera, entre o tr o s ),291 con trolad os fam iliarm en te en su m ay oría (y que tenían
c o n e x io n e s entre sí a través de p ar ticip a cio n e s cruzadas en los directorios de las
resp ectiva s em presas, así co m o por otras vías) y grandes em presas lo c a le s
(tam bién fam iliares m ayoritariam ente). Estas o r g a n iz a cio n es gen eralm en te
operaban en ramas con productos altamente estandarizados y donde el progreso
té c n ic o estaba incorporado en los b ien es de capital - p o r ende, su performance
t e c n o ló g ic a dep en día en buena m e d id a de sus v ín c u lo s con los p roductores de
tales b ien es de c a p ita l-.
Pero mientras que el grueso de estos c o n g lo m e r a d o s y grandes em presas
“tr a d ic io n a le s ” irían perdiendo p rog resiva m en te esp ac io e in flu e n cia, por esta
é p o c a nacerían algu n os grupos em presarios que irían a tener gran preponderancia
en el futuro desarrollo de la e c o n o m ía argentina. Son los c aso s de Techint, Arcor,
M assuh, Macri, M adanes (F a te -A lu a r ), Bridas, P escarm ona, P EC O M , Acindar,
entre otros, la m ay oría de los cu ales se organ izó y creció a partir de pequeñas
or g a n iz a c io n e s que con el tiem p o se irían e x p a n d ien d o , en gran m ed id a gracias a
su capacidad de aprovechar oportunidades de n e g o c io s v in c u lad as con el accionar
del Estado - s o b r e esto v o lv e m o s en el capítulo V - , 292 pero tam b ién en base a sus
cap a cid ad es te c n o -p r o d u c t iv a s y su m ayor d in am ism o inversor v i s a v i s las
grandes firmas ya esta b lecid a s. En todo caso, desde los cuarenta en adelante
c o m ie n z a un p roceso de p r og resivo “cam bio de g u a rd ia” en la elite industrial
argentina, que se hará recién evid en te en los setenta.
Si bien p o c o s de estos grupos y grandes em presas, tanto “a n t ig u o s ” c om o
“n u e v o s ”, h icieron intentos serios para m o v e rse hacia se g m e n to s
t e c n o ló g ic a m e n te más s o f is tic a d o s , lo cual hubiera requerido e sfu e rzo s
sis te m á tic o s de I&D, ni tam p oc o contribuyeron a crear c o n o c im ie n t o en
d isc ip lin a s cie n tífic a s v in cu lad as con sus activ id ad es (Katz, 1999a), los caso s de
F A T E en electrón ica, B a gó y R o em m ers en farm acéutica, T ech in t en siderurgia o
P e sca rm o n a en m e ta lm e c á n ic a son ilu stracion es del p ote n cial t e c n o ló g ic o que
anidaba en algu n os de esto s agentes em presarios.
T e n e m o s en to n ce s que, sin ser resultado e x p lícito de las in iciativ as de p o lítica
p ú b lica p r o -in d u str ia liz a c ió n adoptadas en la ép oca, de tod os m o d o s se gen eró un

291 Estos conglomerados tendían a operar, tal como se señaló en el capítulo previo, con un fuerte nivel de
diversificación, incluyendo no sólo actividades industriales, sino también agropecuarias y de servicios -
característica que debe ser enmarcada en el contexto de una economía cerrada y con alto nivel de
incertidumbre-, y usualmente contaban con bancos o compañías de inversión que servían como fuente de
financiam iento para todo el grupo - y les daban una ventaja diferencial relevante frente a otros agentes en un
contexto donde el acceso al financiam iento era difícil- (Lewis, 2003).
292 Refiriéndonos a esta etapa (la ISI), Bisang (1996) señala que, por ejemplo, la apertura petrolera dispuesta
por el gobierno de Frondizi fue un hito importante para varios grupos (Bridas, Pérez Companc, Astra,
Garovaglio-Zorraquín) que comenzaron a incursionar en el mercado energético a partir de ese momento.

164
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

s ig n ific a t iv o p roceso de a cu m u la ció n de cap a cid ad es y aprendizaje t e c n o ló g ic o


en el sector m anufacturero, con ritmos y características h e ter o g én e a s tanto entre
los d istintos seg m e n to s de em presas, co m o al interior de cada uno de ello s. ¿Por
qué ese p roceso no avanzó lo s u ficien te com o para que el sector industrial
argentino alcanzara a ser intern acion alm en te c o m p etitivo ?
C om o ya ad elan tam os algu n os párrafos atrás, los tres p rin cip ales lim itan tes al
desarrollo industrial y t e c n o ló g ic o durante la ISI, además de los p r ov en ien tes del
marco in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o , fueron la d ificultad para acce d er al
f in an cia m ie n to ( e sp e c ia lm e n te , de largo p la zo), la falta de o r g a n iz a c io n e s de
apoyo al desarrollo industrial y t e c n o ló g ic o y las d eb ilid a d es del sistem a
ed u cativo - d e h ech o, son los m is m o s lim itan tes que ya existían en el m od e lo
agroexportador, c o m o v im o s en el capítulo III-.
Y e n d o al p rob lem a del fin a n cia m ien to , se ha argum entado que la au sen cia de un
m ercado de valores e fic a z podría haberse debido a la exten d id a p re sen c ia de
grandes c o n g lo m e r a d o s fam iliares. En e fe c to , L e w is (1 9 9 3 ) afirma que los
em presarios lo c a le s tenían una p rop en sió n a retener sus em presas bajo control
familiar, lo cual, según el autor, dañó el desarrollo de la B o ls a de V a lo r es local
por la e s c a s a cantidad de firmas cotizan tes. Esto se com b in a b a con una reticen cia
notoria de los in versores lo c a le s a co lo ca r fon d os en la B o ls a , por el carácter
e s p e c u la tiv o que atribuían a dicho ámbito -r eco r d a r lo dicho en el capítulo previo
en ese s e n ti d o -. La falta de profundidad del m ercado de va lo res tam b ién se
e x p lic a en un c on texto en el cual algu n os grupos e c o n ó m ic o s contaban con
entidades financieras propias, los b an co s p ú b lico s habitualm ente con stituían una
fuente de crédito “f á c i l ” para las em presas más grandes y las firmas extranjeras
contaban con el recurso de financiarse en sus p ropios p aíses de origen.
Sin em bargo, en el subdesarrollo del m ercado de va lo res tam bién pesaron factores
m a c r o e c o n ó m ic o s e in stitu cio n a les. Por un lado, el e fec to d is u a s iv o sobre el
ahorro de la in fla c ió n (R ougier, 2 0 0 3 ). Por otro, el h ech o de que la e x is te n c ia de
incertidumbre e inestab ilid ad lle v a a que sea rie s g o s o separar la propiedad y el
control de los a c tiv os, dañando justam en te el p rincipio b ásic o sobre el cual se
basa la e x is te n c ia de un m ercado de valores efic a z y la d ifu sió n de formas
societarias m odernas (Fan elli, 2 0 0 4 ). Esto nos v u e lv e a lo d iscu tid o en el
capítulo I: la p re v a le n c ia de un cap ita lism o fam iliar no n ecesariam en te se debe a
d eterm inadas actitudes de los propietarios, sino que puede ser resultado de las
d e fic ie n c ia s del entorno in stitu cion al.
Más en general, dados los altos n iv e le s de v o la tilid a d e c o n ó m ic a y p olítica, no
sorprende encontrar que el ratio d ep ó sito s bancarios sobre PBI haya caído desde
m ed ia d o s de la década de 1940 hasta prin cip ios de los años sesen ta - d e s d e ese
m o m en to hasta 1974 retomó una ten d en cia creciente pero sin alcanzar los n iv e le s
de p r e -g u e r r a - . Esto, junto con la e x is te n c ia de represión financiera, bajo la
forma de tasas de interés reales n e g a t i v a s ,293 contribuyó a generar un escen ario
con bajos n iv e le s de in term ed iación financiera, o b stacu lizan d o co n s e c u e n te m e n te
la in v ersión y, m uchas v e c e s , in clu so la o b ten ció n de capital de trabajo. En este

293 Guadagni (1972) comprobó que de los 22 años que van desde 1950 hasta 1971 sólo en 4 de ellos se
registraron valores positivos para las tasas de interés real del sistema bancario aplicables a los préstamos
(citado en Kosacoff y Ramos, 2005).

165
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m arco, y con sideran do tam b ién la e x is te n c ia de arraigadas fallas de m ercado en el


s iste m a fin an ciero , es fácil com prender que el a c c e so al crédito de largo plazo
rara v e z c on stitu y ó una o p ció n para las firmas d o m éstic a s, en e s p ecia l para las
P y M E s 294 (Fanelli 2 0 04 ; V e g a n z o n e s y W in ograd , 1997).
Puede asim ism o que el carácter fam iliar de las em presas lo c a le s haya contribuido
a que los recursos hum anos m ejor cap acitad os y de m ayor talento no siempre
alcanzaran las m áx im as p o s ic io n e s dentro de las em presas (ver L e w is , 19 9 3 ) 295.
A s i m is m o , la d ificu ltad para hacer la transición de em presas fam iliares a firmas
adm inistradas de m od o p rofe sion a l - e n parte derivada de actitudes conservadoras
de los dueños de las em presas, pero tam b ién de las m en cio n a d a s d ificu ltad es para
constituir un m ercado bursátil e f i c a z - tam b ién podría haber o b sta cu liza d o la
a d o p c ió n de estructuras y m éto d o s de g e s tió n y p la nea m ien to m odernos.
Se trata de factores que, ló g ic a m e n te , pueden haber tenid o un rol importante
c o m o freno al p r o c eso industrializador. Sin em bargo, en ten d e m o s que las
carencias de las em p resas en materia de capital hum ano, m é to d o s de g e s t ió n y
p la n ea m ien to , etc., o b e d e cie r o n tam bién, en gran medida, a las d e fic ie n c ia s del
s istem a ed u cativo.
En e fec to , varios d ia g n ó s tic o s de la ép o c a resaltaban la in s u fic ie n c ia de la oferta
de obreros c a l ific a d o s , t é c n ic o s , in g en ieros y adm inistradores de em presas, con
rela ció n al n iv el de desarrollo industrial del país (C E P A L , 1958; O EC D , 1967).
D ic h o sea de paso, esto nos señala que ya no puede aplicarse a esta etapa el
argum ento - m e n c i o n a d o con relación al m ism o tem a en el capítulo III- de que los
in d iv id u o s no e lig e n carreras t é cn ic a s por falta de oportunidades de em p leo ,
d eb ien d o buscarse el origen del p roblem a más bien por el lado de la oferta de
recursos hum an os y sus determ inantes in stitu c io n a le s y culturales.
Más en general, no se e sta b lec ie r o n redes de c o o p er a c ió n entre sistem a ed u cativo
y sector p rod u ctivo, siendo que el primero tendió a determinar de manera
au tón om a sus estrategias sin incorporar, salvo raramente, o b jetiv o s v in cu la d o s a
las n e c e s id a d e s del desarrollo t e c n o ló g ic o y p rod u ctivo del país a la hora de
d efinir su oferta de carreras.296 En este plano, continuaron en to n c es las ten d en cia s
ya insinuadas durante el m o d e lo agroexportador.
En el caso de la e n se ñ a n za secundaria, si bien creció el p eso de los estu d io s
t é c n ic o s (aunque m en o s que en otros p aíses de in d u strialización tardía por la

294 De hecho, si bien el financiam iento bancario para el sector industrial generalmente se otorgaba a tasas de
interés reales negativas, fueron las grandes empresas las que concentraron el acceso al crédito, mientras que
el resto se financió principalmente a través del crédito comercial (Kosacoff y Ramos, 2005).
295 Se trata, en realidad, de la aplicación al caso argentino de una hipótesis formulada bastante tiempo atrás,
que señala que parte del problema del atraso económico en los países pobres se vincula con el predominio de
empresas familiares, en las que se accede a cargos directivos no por mérito, sino por lazos familiares (ver
Kerr et al, 1963).
296 En contraste, en Asia, en general la política educativa estuvo fuertemente ligada a las necesidades del
desarrollo industrial y tecnológico. Esto incluyó una estrecha cooperación con el sector privado en el diseño de
las currículas y en el entrenamiento de los trabajadores, ingenieros y gerentes. Asimismo, se otorgaron
incentivos impositivos y de otros tipos para que las firmas realizaran tareas de entrenamiento, a la vez que,
por diversas vías, los gobiernos trataron de inducir a los estudiantes a seguir carreras vinculadas con ciencia y
tecnología (Lall, 1995).

166
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m ism a é p o c a 297), aq u ellos sufrieron d iv ersos prob lem as, tales co m o p oca
v in c u la c ió n con las n e c e sid a d e s de la industria, bajos su eld os y pobre s e le c c ió n
de d ocen tes, m ala preparación de los alu m nos, etc. In clu so, lu eg o de una
exp a n sió n v i g o r o sa hasta 1945, la ed u c a c ió n t é c n ic a pierde p eso relativo en
térm inos de la m atrícula estudiantil (C E P A L , 1958; O EC D , 1967; A ráoz, 1969).
A su v ez, la m atrícula universitaria sig u ió orientada p red om in a ntem en te hacia
p r o fes io n es “lib e r a le s ” . Entre 1 9 3 1 - 1 9 6 0 el 25% de los graduados corresp on dió a
m ed ic in a y carreras afin es, y el 19% a e s p e c ia lid a d e s v in cu lad as al derecho. La
tercera carrera más n u m erosa era in g en ier ía (15% de los graduados), se g u id a de
farm acia y b io q u ím ic a (10% ), o d o n t o lo g ía (9%) y ad m inistración , con tab ilid ad y
e c o n o m ía (8%). En contraste, el grupo de m atem áticas, c ie n c ia s b io ló g ic a s , fís ic a
y q u ím ica sólo produjo el 3% de los egresa d os. En com p a ració n con otros países,
la A rg en tina m ostraba tasas bajas de en rolam ien to en carreras vin culad as a
cien cia s puras y aplicadas y, paralelam ente, tasas m uy altas en m e d ic in a y
ab o ga cía (O E C D , 1 9 6 7 ) .298
En tanto, había d ia g n ó s tic o s n e g a tiv o s sobre la calidad de la en señ an za
universitaria. Por ejem p lo, Araos (1 9 6 9 ) argum entaba que las u n iversid ad es
daban p o ca preparación para la práctica industrial, carecían de m ateriales, sus
b ib lio te c a s eran magras, los laboratorios estaban mal eq u ip ad os, la proporción de
profesores full tim e era baja y la m ay oría de estudiantes trabajaban (ver tam bién
O ECD , 1967). A s im is m o , h acia fin es de la ISI ya era evid ente un p roceso de
deterioro cualita tivo de la en señ an z a u niversitaria que, al m e n os en buena
m edida, puede adjudicarse a las p e r s e c u c io n e s p olític a s desatadas desde 1966,
que llevaron a salir de la U n iversid a d o in c lu so emigrar del país a un gran
número de d o c en tes e in v e stig ad or e s.
¿Qué sab em o s acerca de la u n iversidad c om o form adora de em presarios? N o
h em os encontrado e v id e n c ia em p írica sólid a sobre este tema, más allá de que las
esta d ísticas d isp o n ib les indican que los u n iversitarios - i n c l u y e n d o tanto los que
com p letaron co m o los que no finalizaron el r esp e ctivo cic lo de e s t u d io s - eran
una m in oría entre los dirigentes em p r e s a r io s .299 A s im is m o , nada in d ica que la
tran sm isión de va lo res favorab les al e m p ren de do rism o y el desarrollo de n e g o c io s
privados haya sido usual en el sistem a u niversitario de la época.
Al m ism o tiem p o, nu m erosa e v id e n c ia fragm entaria y en buena m ed id a an e cd ó tica
da cuenta de que m uchas em presas p eq ueñas y m edianas creadas durante la ISI
nacieron co m o in ic ia tiv a s de p r o fe sio n a le s (en particular in g en ie ro s) o e x ­
estudiantes universitarios, h ech o notorio, por ejem plo, en la rama q u ím ica o en la
p rod u cción de b ie n e s de capital. U n a p osib le vía para r eco n cilia r ambos datos
sería argumentar que la p o s ib ilid a d de operar en una e c o n o m ía p o co abierta a la
297 Por ejemplo, en Taiwán en 1970 el ratio entre estudiantes secundarios de escuelas generales vis a vis los
que estaban en escuelas vocacionales era de 1 a 1; en tanto, para 1980 ya será de 1 a 2 (Hou y Gee, 1993).
En contraste, en 1965 en Argentina había más de 2 estudiantes en la enseñanza secundaria corriente contra
1 en la técnica.
298 Lingarde y Tylecote (1998) hacen hincapié en que en la comparación entre Argentina -y otros países de
América Latina- frente a las naciones del Este Asiático, se comprueban dos sesgos: i) el muy elevado ratio de
educación universitaria vis a vis educación secundaria en el primer grupo; ii) el bajo ratio entre ingenieros y
total de graduados universitarios.
299 En el sector industrial, hacia mediados de los años '60 la proporción de managers que no tenían siquiera la
escuela secundaria completa era de un 80% (OECD, 1967).

167
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

c o m p e t e n c ia de b ien es im portados abría am plias oportunidades para ingresar en


distin tos n e g o c io s . En c o n s e c u e n c ia , aún cuando la fracción de universitarios con
características de e n t r e p r e n e u r s fuera relativam ente escasa , en térm inos
a b so lu to s pudieron haber generado una apreciable cantidad de nuevas em presas
en el período bajo análisis. De tod os m o d o s, se trata de una c u estió n abierta a
nu eva s in v e s tig a c io n e s que, tal v ez, puedan arrojar e v id e n c ia s más sig n ific a tiv a s
en torno a este tema.
F in alm en te, querem os hacer h in cap ié en las lim ita c io n e s al desarrollo t e c n o ló g ic o
p r o v en ie n tes del carácter d esarticulado de las p o lític a s de c ie n c ia y t e c n o lo g ía de
la época. Durante la ISI, prácticam ente no se adoptaron in iciativ as destinadas a
im pulsar la I&D o las activ id ad es in n ov ativ as en las firmas privadas vía
in c e n tiv o s f is c a le s o cr ed itic io s, los cuales em p ezab a n a ponerse en marcha en
varios países por aquella é p o c a .300 Por el contrario, inspirándose en las ideas del
“m o d e lo li n e a l” de in n o v a c ió n (ver K line y R o sen berg , 1986), se h izo h incapié en
la crea ción de institutos p ú b lic o s de c ie n c ia y t e c n o lo g ía , de los cu ales las firmas
privadas serían “u su a ria s” . La e x p e r ie n c ia de las or g a n iz a c io n e s creadas en los
cin cu en ta bajo esta in sp iración (INTI, IN T A , C O N IC E T , C N E A ), las cu ales, con
alguna e x c e p c ió n , no jugaron un rol relevante para el d e s e n v o lv im ie n to del
pro ce so industrializador, 301 ilustra sobre el fracaso de esta estrategia. 302
S ig u ie n d o a Katz ( 1 9 9 9 a ), en esta etapa nació una “cultura t e c n o l ó g i c a ”
fuertem ente basada en el Estado, la cual p rog resiva m en te derivó en rutinas
altam ente burocráticas dentro de las entidades de c ie n c ia y t e c n o lo g ía , que
carecieron de profundidad en térm in os de su v i n c u la c ió n con la estructura
productiva. A sí, dichas entidades se m o v iero n gradualm ente hacia una cultura
op eracional y m e c a n ism o s de d is c ip lin a basados en jerarquías, sen iority y rutinas
de m anejo del gasto que p oco tenían que ver con una verdadera dinám ica
in n ov ativ a. La falta de estándares de perform ance o esq u em as ad ecu ados de
in c e n tiv o s para el personal conspiró contra su e fic a c ia y e f ic ie n c ia y deterioró el
d es e m p e ñ o y creatividad de los recursos hum anos. A s í, aún cuando existieron
éx ito s in d iv id u a le s s ig n ific a t iv o s , dichas entidades jugaron un rol subsidiario a la
hora de incorporar cam b ios t e c n o ló g ic o s en el sector p rod u ctivo local. En este
co n te x to , la form ación de recursos hum an os c a lific a d o s p osteriorm ente
ab sorbid os por el sector privado haya sido p rob ablem ente el m ayor aporte que

300 Por ejemplo, en Brasil se crea en 1965 la Financiadora de Fondos y Proyectos (FINEP) con la misión de
promover la capacitación y el desarrollo en CyT a través del aporte de recursos financieros a empresas
privadas e instituciones de I&D.
01 Como es bien sabido, el INTA jugó un rol muy importante para el sector agropecuario (ver más abajo),
pero, dados los límites fijados a su operatoria por la definición de su campo de acción al momento de su
creación, casi no tuvo impacto en materia de desarrollo industrial.
302 El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) se aplicó esencialmente a prestar servicios de rutina
(metrología, ensayos, etc.). Su escasa incidencia más allá de dichos servicios queda reflejada en el hecho de
que dos autoridades en el tem a han escrito un excelente resumen de la evolución del sector manufacturero
doméstico, prestando gran atención a cuestiones tecnológicas, sin siquiera mencionar una sola vez a dicho
organismo (Katz y Kosacoff, 1989). El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
(CONICET), en tanto, fue tradicionalm ente averso a vincularse con el sector productivo y se concentró en la
producción de outputs científicos (papers, etc.). El sistema universitario en general hacía un escaso aporte a
las actividades de investigación y dicho aporte generalmente estaba muy lejos de cualquier posibilidad de
vinculación con el sector productivo. Sólo la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) tuvo algún
impacto más profundo sobre la estructura industrial, tanto por su contribución al desarrollo de la metalurgia,
como por el desarrollo de proveedores (IMPSA es un ejemplo notorio en este sentido). Ver López (2002) para
un análisis más extenso del tema.

168
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

estas o r g a n iza cio n es generaron para el p roc eso de desarrollo e c o n ó m ic o


d o m éstico .
A s im is m o , entre las or g a n iz a c io n e s estatales orientadas hacia lo t e c n o ló g ic o se
p r iv ileg ió la d im e n s ió n in g en ieril por sobre los a sp ec tos “b la n d o s ” de la
te c n o lo g ía . Por ejem p lo, B isan g (1 9 9 4 ) o b serv a que el c on ce p to de t e c n o lo g ía
im p lícito en la form u lac ión de o b je tiv o s y tareas para el INTI parecía girar en
torno a la r es o lu ció n de p roblem as in g en ie rile s en algu n os cam p o s e s p e c íf ic o s;
asim ism o , tenía una fuerte rela ció n con la n e ces id a d de asistir al sector
p rod u ctivo en la p ro v isió n de ser v ic io s c on cretos. M enor o nula r elev an cia
tuvieron a sp ec tos tales co m o m éto d o s de g e s t ió n y d irección empresarias,
ca p a citació n de m ano de obra co m o con d u cto de d ifu sió n de t e c n o lo g ía ,
estrategias y téc n ica s de c o m e r c ia liz a c ió n , etc.
A su v ez, más allá de la m e n c io n a d a crea ción de o r g an ism o s p ú b lico s,
prácticam ente se careció de p olític a s e f e c tiv a s de c ie n c ia y t e c n o lo g ía , y cuando
éstas se adoptaron (fin es de los años sesen ta), asum ieron una orien tación
fuertem ente “es ta tis ta ” (sus im p u lso res d esc o n fia b a n de la capacidad y/o
v o c a c ió n de las em presas privadas por desarrollar activid ad es in n ov ativ as) y
se sga d a más hacia el control del in greso de t e c n o lo g ía s extranjeras antes que al
im p u lso e x p lícito de activ id ad es lo c a le s de I&D. T odo esto, sum ado a que fueron
adoptadas en un con te xto p o lític o y e c o n ó m ic o crec ie n te m e n te inestable,
contribuyó a su es ca s a in ciden cia.
Podría argumentarse que la baja prioridad del tem a c ie n c ia y t e c n o lo g ía en la
agenda de p olític a s p ú blica s y las d e fic ie n c ia s observadas en las in ic iativ as
adoptadas en aq u ella é p o c a alrededor de dicho tem a fueron producto de la
m en cio n a d a p referen cia de la elite por “o p c io n e s b la n d a s ” de desarrollo o de una
actitud “d e p e n d ie n t e ” de dicha elite. Aunque naturalmente es d ifíc il refutar o
sustentar dichas h ip ó te sis con sidera n do el conjunto de factores in v olu cra d o s en
ellas, resulta in teresante com entar el único estu d io que, hasta donde c o n o c e m o s
noso tro s, se ha d ed icad o a in v estig ar em p íricam en te las actitudes hacia el cam bio
t e c n o ló g ic o de los em p resarios lo c a le s durante la ISI (Sautu y W ainerm an,
1 9 7 1 ) . 303

U n o de los h a lla z g o s más sorprendentes del trabajo era que casi el 90% de los
em p resarios con su ltad o s afirmaba d esear incorporar in n o v a c io n e s t e c n o ló g ic a s en
sus firmas. El 80% de los con su ltad o s percib ía la e x is te n c ia de una brecha
t e c n o ló g ic a respecto de la frontera internacional, para lo cual proponían
s o lu c io n e s diversas, in c lu y e n d o la im p ortación de b ien es de capital, el
otorg am iento de créditos, la n e cesid a d de planes de largo p la zo que favorecieran
la e x p a n sió n de la e c o n o m ía , la p rofu n d izació n de la in v e s tig a c ió n y la
ca p a citació n de recursos hum anos y una m ayor estab ilid ad p o lítica y e c o n ó m ica .
Ante la p o sib ilid a d de que el Estado asignara recursos in crem en tales a mejorar la
situ ación t e c n o ló g ic a de las firmas industriales, algo más de un tercio prefería
orientar d ich os recursos a realizar activ id ad es lo c a le s de I&D - b á s ic a m e n t e en
entidades p ú b l ic a s - , antes que a subsidiar la im portación de te c n o lo g ía , y algo
303 Si bien se trataba de un trabajo que buscaba relevar actitudes hacia el cambio tecnológico basándose en
respuestas que no necesariamente se hubieran traducido en acciones concretas de los empresarios en el
mismo sentido de lo expresado verbalmente, se trata de un análisis de gran solidez metodológica, lo cual
amerita considerar seriamente sus conclusiones.

169
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m ás de otro tercio opinaba que debían distribuirse los recursos en prop o rcion es
ap roxim ad am en te ig u a les. En línea con este h a lla z g o , un 92% de los em presarios
j u z g a b a importante apoyar a los centros de in v e s tig a c ió n y un 65% estaba
d isp u esto a aceptar una con trib u ción obliga to ria para sosten erlos. En suma, la
im a gen planteada, con to d o s los lim itantes que supone extraer datos de una
en c u e sta de op in ión , distaba de la actitud con servad ora y reticente frente a la
in n o v a c ió n y la t e c n o lo g ía local presentada repetidas v e c e s en la literatura sobre
el tem a e invitaba a considerar la c u estió n de las p olítica s p ú blicas en c ie n c ia y
t e c n o lo g ía y sus p rob lem as en un marco más amplio.
D) Una m irada breve al com portam iento de los em presarios agropecuarios
Por razones de e sp a cio , no v a m os a realizar aquí un exa m en profundo del mundo
em presarial en el sector agropecuario durante la ISI. La in ten ción es sim p lem en te
dejar apuntadas algunas c u e s tio n e s que con sid er a m o s e s e n c ia le s para nuestros
o b jetiv o s g en era les, particularmente a la luz del h ech o de que es en este período
cuando co m ie n z a n a difundirse h ip ó te sis cu estion ad o ras de la con d u cta de los
propietarios rurales, en el c on texto de los debates sobre el “esta n cam ien to
a g ro p e c u a r io ” post crisis del treinta.
En e fecto , los datos d is p o n ib les indican que a partir de 1940 y hasta la segunda
mitad de los años cincuenta, se registra una fuerte caída en la p rod u cció n
agrícola, así co m o en la superficie sembrada en la región pampeana.
C o n se c u e n te m e n te , las ex p o r ta c io n es mostraron una te n d e n c ia declinan te en este
p eríodo. A sí, en v o lú m e n e s f ís ic o s , las ex p o rta cio n es de cerea les y lino
alcanzaban, entre 1951 y 1954, un n iv e l inferior en un 65% al alcanzado entre
1925 y 1929; en el caso de las carnes, la baja lleg a b a al 50% .304
La e v o lu c ió n de la p roductividad ag ríco la tam p oco fue favorable. A sí, salvo en
los caso s del trigo - d o n d e se habían alcan zad o algu n os é xito s g e n é t i c o s - y la
cebada, se advierten caídas en los ren d im ien tos de los p rin cip ales cu ltivo s
p am p ean o s en la com p a ració n 1 9 3 0 /1 9 3 4 v i s a v i s 1 9 4 5 /1 9 4 9 . En tanto, mientras
que en los años vein te la p roductividad agropecuaria de la A rg en tin a resultaba
casi un 12% superior a la de los E E .U U ., entre 1 9 5 5 /1 9 5 9 se ubicaba, en
p rom edio, un 27% por detrás de aq u ella (D ía z A lejandro, 1975).
A su v e z , se produjo un gran in crem en to de la brecha t e c n o ló g ic a v i s a v i s los
p rin cip a les p aíses productores. De h ech o, la A rg en tina perdió el curso de la
“r e v o lu c ió n a g r íc o la ” que se d esp leg a b a en O ccid en te, ya que se ob servó un
e sta n c am ie n to de los p r o c es o s de m e c a n iz a c ió n , uso de in su m os q u ím ico s y
cam b io g e n é t ic o (particularm ente im portante fue el retraso en la aparición de
h íbridos), en tanto no e x istieron avan ces en el sistem a estatal de gen e ra ció n y
d ifu sió n de t e c n o lo g ía s agropecuarias (Barsky, 1988).
De to d o s m od o s, el sector ag ríco la en su conjunto m ostró un leve crecim ien to
entre 1 9 3 5 - 1 9 3 9 y 1 9 5 0 - 1 9 5 4 (7%) en térm in os de v o lú m e n e s fís ic o s , com o
producto de los fuertes aum entos en productos tales c om o girasol, cu ltiv o s

304 Como resultado, la participación de las exportaciones argentinas de carne bovina en el total de
exportaciones mundiales cae de un 58 a un 31% entre 1924-33 y 1959-63. Las cifras respectivas son de 18 a
6% en trigo, de 65 a 17% en maíz, de 34 a 16% en avena y de 25 a 7% en carne ovina.

170
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

industriales, frutas y hortalizas, to d o s los cuales tenían una p articipación


relativam ente baja en el producto sectorial antes de la crisis del treinta.
A s im is m o , se e le v ó la p rod u cció n ganadera, que ocu p ó áreas p reviam ente
reservadas a la agricultura. Esto ha llev a d o a varios autores a negar que el
término esta n cam ien to sea ad ecu ado, c on sideran do que hubo más bien una
e v o lu c ió n diferente de los d istintos su b sec tores, que in clu y ó una caída de los
p rin cip ales productos agrícolas de exp o rta ción no com p e n sa d a por el aum ento en
la p rod u cció n ganadera (Barsky y G elm an , 2 0 0 1 ).
En cualquier caso , en la ép o c a estas ten d en c ia s eran entendidas co m o resultantes
del llam ado “e s ta n c a m ie n t o ”, sobre el cual origina lm en te se d esp lega ron dos
posturas básicas. En ambas se hace h incapié en la falta de progreso t e c n o ló g ic o ,
pero en un caso dicho fe n ó m e n o es atribuido a la in flu en cia de factores
in stitu c io n a le s -e n tr e los que hay que incluir fun d am en talm en te el p eso de los
la tifu n d io s 305 y las actitudes y c om p o r ta m ien to s de los terratenientes que habrían
d ificu ltad o el paso de una agricultura e x t e n s iv a a otra in t e n siv a 306- , mientras que
en otro, cercano a la “o rtod o xia n e o c l á s i c a ”, se en fa tiza el p eso de p olíticas
e c o n ó m ic a s “e rró nea s” - e s p e c i a lm e n t e en materia de p r e c io s - , que afectaron la
rentabilidad del sector a g r o p e cu a rio .307 A m b a s h ip ó te s is han sido fuertem ente
criticadas en la literatura sobre el tem a (J.F. Sábato, 1981; O bschatko e t a l , 1984;
Barsky y Murm is, 1986).

305 Para poner este fenómeno en una perspectiva adecuada, hay que considerar que el peso de los latifundios
en Argentina era sensiblem ente menor que en otros p aíses de América Latina (Barsky y Murmis, 1986) y que
el grado de concentración de la propiedad en el campo argentino en los añ o s '50 no era mayor al que existía
en Australia, C an ad á o E stados Unidos (Vitelli, 1999). Asimismo, d es d e la última fase de la etapa
agroexportadora s e había venido observando un proceso de subdivisión de la tierra y por lo tanto un aumento
sustantivo del número de medianos y pequ eños propietarios.
306 Estas explicaciones corresponden a lo que Barsky et al (1992) denominan vertiente “estructural”, en la cual
s e incluyen los trabajos de Giberti y los análisis de diversos autores de inspiración marxista -los cuales
generalmente hacen gran hincapié en la cuestión de la renta del suelo-, como Frigerio, Flichman o Murmis.
P ara Giberti (1966), mientras que los arrendamientos y la tenencia precaria de la tierra dificultaban realizar las
inversiones que d em and a ban los av a n ce s tecnológicos y aplicar prácticas organizacionales que preservaran
la fertilidad del suelo, la gran propiedad producía tal volumen de ingresos que, aunque no s e la trabajara con
intensidad, de todos modos su s propietarios podían recibir ganancias significativas. El autor se ñalaba que
“como frecuentem ente los predios s e reciben por herencia, no por compra, falta también el sentido empresario
de pretender que el capital reditúe un interés acorde con la inversión. Además, razones de prestigio social y
de salvaguardia de excedentes de capital inducen en no pocas o casiones a invertir en tierras a personas que
por e s a misma circunstancia no atienden tanto a la rentabilidad del capital sino a la sencillez de la
administración de la em presa. Es común, por otra parte, que las familias terratenientes orienten a su s hijos
hacia actividades profesionales o como dirigentes de grandes em presas, financieras, comerciales o
industriales, lo cual los desvincula m ás todavía de la rentabilidad máxima de las em p re sa s agrarias” (p. 29,
citado en Barsky et al, 1992). Para autores como Flichman (1977), en cambio, si bien hay factores
estructurales, no son los que apunta Giberti -que postula, en esencia, que los terratenientes no maximizan sus
beneficios-, sino simplemente que en la región p a m p ea n a era posible producir carne y cereales con costos
bajos a nivel internacional mediante técnicas extensivas. Según Flichman, la evidencia indicaba que un
aum ento en la intensidad del capital no conducía a mayores beneficios unitarios para los productores
extensivos de la pam pa (ver Barsky et al, 1992).
307 D esde esta visión s e critican no sólo las políticas de precios para el sector agropecuario, sino también el
aum ento de los salarios y de los costos laborales en el sector rural y la a m e n a z a a los derechos de propiedad.
Por ejemplo, Díaz Alejandro (1975) destac a el problema derivado de la destrucción del mercado de contratos
de arrendamientos a largo plazo -producto del congelamiento de los mismos, que se extendió de 1942 a 1968-
que llevó al agotamiento del suelo y a la reducción de las inversiones, y reforzó la tendencia a favorecer la
ganadería. A dem ás de la inseguridad en materia de derechos de propiedad, esto lleva a interrumpir la rotación
agricultura-ganadería, con consecu encias negativas sobre la fertilidad de los suelos.

171
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

J.F. Sábato (1 9 8 1 ) propone una e x p lic a c ió n alternativa al fe n ó m e n o del


esta n cam ien to. El elem e n to destacado por Sábato es que los riesg os a los que
estaban so m e tid o s los p roductores agrícolas p am p ean o s eran con sid er a b le s, tanto
desde el punto de v is ta del m ercado com o , particularm ente, en la prod u cción . Por
tanto, parece razonable que los productores estuvieran más p reocu p ad o s por
controlar los riesg os que am enazaban su su p e r v iv e n c ia que por incorporar
in n o v a c io n e s para m ax im iza r sus in g resos. Una manera de reducir r iesg os es
com b in a n d o activ id ad es que no están sujetas a las m ism as c o n tin g e n c ia s. En este
con te xto, la tierra es el factor de m ayor adaptabilidad para u sos alternativos, en
tanto que el capital no puede adecuarse a las fuertes flu c tu a c io n e s que sufre la
actividad, tanto de origen externo - p r e c i o s y dem anda m u n d ia l- co m o interno
- v a r i a c i o n e s clim á tic a s, plagas, c ic lo s s t o p a n d g o , p olíticas e c o n ó m ic a s
erráticas-. En particular, Sábato señalaba que lo e s e n c ia l para entender la
agricultura pam peana era que las v a ria cion e s de p recios internos habían sido
h istórica m en te m ayores que en los p aíses capitalistas más av an zados. Siendo las
té cn ic a s más “tierra in t e n s i v a s ” las más f le x ib le s , eran las más racion ales en
dicho contexto: “el m o d e lo pam p ean o ofrecía una alternativa sim p le y barata para
com p en sar las flu c tu a c io n e s del m e r c a d o ” (p. 58).
En tanto, el d esp o b la m ien to de la región pam p ean a - p r o d u c to del p roceso de
u rbanización e in d u strialización que avanza en este p e r ío d o - y el ce se de la
in m ig ración tem poraria de ultramar destruyeron el m o d e lo de arrendam iento y la
p o s ib ilid a d del uso de mano de obra migrante para la ép o ca de la c o sec h a , lo cual
dio, en respuesta, un m o v im ie n t o hacia la ganadería. A sí, la red u cció n de la
oferta de mano de obra tem poraria puso un “t e c h o ” a la actividad. Este cuadro se
co m p leta con una estructura de p recio s d esfa vo rab le para agricultura y la
au sen cia de t e c n o lo g ía s m odernas, todo lo cual da c o m o resultado el ya
m en cio n a d o esta n cam ien to a g ríc o la c o n v iv ie n d o con una exp a n sió n ganadera.
Si bien el m o d e lo propuesto por Sábato ha m er ec id o diversas críticas, tanto
relativas a su capacidad e x p lic a tiv a c om o a su sustento e m p ír i c o - (ver Barsky,
1988; Sawers, 1994; Sartelli, 1996), al m en os tuvo la virtud de presentar a los
productores agrop ecu arios co m o agen tes racionales, aunque siempre naturalmente
“e s p e c u l a t i v o s ” y aversos a com p ro m eter in v er sio n es en capital fijo - h i p ó t e s i s
que ya h e m os criticado en el capítulo III-.
De tod os m o d o s, para terminar de entender el panoram a en esta etapa tam b ién hay
que considerar factores tales com o el b lo q u eo esta d ou n id en se - q u e afectó tanto
las ex p o rta cio n e s argentinas com o el ingreso de in su m os y m a q u in a r ia s-, los
errores en las p olítica s de c o m e r c ia liz a c ió n internacional de granos, la falta de
p r ese n cia estatal en materia de a siste n c ia t e c n o ló g ic a - c u a n d o se estaba
prod u cien d o a n iv el internacional una profunda re v o lu c ió n en la m a te r ia - y la
falla en generar una industria nacion al capaz de proveer in su m os al agro - e n el
con texto del cierre de la im portación de m a q u in a ria s- (Barsky y G elm an, 2 0 0 1 ).
El escen ario cam bia radicalm ente a partir de 1952, cuando c o m ie n z a un p roceso
de e x p a n sió n a g ríco la que hace que a m ed ia d o s de los años sesen ta la p rod u cció n
llegara al m ism o n iv el que los m á x im o s alcan zad o s h istóricam en te.
S ig n ific a tiv a m e n te , esta exp a n sió n se daba, por primera v e z desde la crisis,
paralelam en te a un aum ento de la p rod u cció n ganadera.

172
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En la reversión del esta n cam ien to jugaron un papel central las p o lític a s de apoyo
cr ed itic io y d e s g r a v a c io n e s que aceleraron el p ro ce so de m e c a n iz a c ió n , con un
n iv el de su b sid ios m uy alto (ver las cifras de J.F. Sábato, 1981), ■ así co m o la
O A O O f lQ

creación del Instituto N a c io n a l de T e c n o lo g ía A g r op ec u aria (IN T A ) en 1956. En


c o n se c u e n c ia , se ob serva una m o d e r n iza c ió n t e c n o ló g ic a y p rod u ctiva en este
período (O bschatko e t a l , 1984), que da lugar a un p ro ce so de “f a r m e riza ció n ” de
los chacareros (cap ita liza ció n de e x p lo t a c io n e s fam iliares propietarias).
A d em á s de los p rogresos en la m e c a n iz a c ió n , en esta etapa tam b ién se
introdujeron varied ad es m ejoradas de se m illa s e híbridos, así co m o n u evo s
cu ltiv o s (sorgo granífero, soja). Este conjunto de ca m b io s t e c n o ló g ic o s lle v ó a un
aumento de la p rod u ctividad , así com o del área sembrada, ele v a n d o la seguridad
de la c o s e c h a o h acien d o rentable la agricultura en zonas donde antes no lo era
(O bschatko e t a l , 1984).
Tratando de estiliz ar lo ocurrido en este período, O bschatko (1 9 8 8 ) ob serva que
el p roceso de cam b io t e c n o ló g ic o en el agro se in ic ia a fin es de los años
cin cu en ta con la tractorización, la cual llev a p rog resiva m en te a la n e ce sid a d de
contar con c u ltiv o s u n ifo rm es, que se obtendrán gracias a la d ifu sión de híbridos.
Esto, junto con la d ifu sión del paquete t e c n o ló g ic o en soja y el doble cu ltivo
t r ig o -s o ja , lle v a a la em presa agropecuaria a m od ific a r su o r g an iza ció n
p r od u ctiva hacia la e s p e c ia liz a c ió n , la cual, a su v ez , requirió la ad o p ción de
n u e v o s in su m os, fertilizantes y herbicidas. En esta interpretación, en to n ces, lo
que importa es la in trod u cción de “p a q u e te s ” más que de in n o v a c io n e s aisladas,
ya que ello aum enta la p oten cialid ad del cam b io t e c n o ló g ic o . Esto es advertido
tem pranam ente por algu n os productores de punta - l o s llam ad os grupos CR EA por
e j e m p l o - , que e m p ie za n a d esp egarse en cuanto a p roductividad del resto de los
productores agrop ecu arios (O bschatko e t a l , 1984).
Durante esta etapa se observan tam bién cam b ios en el mapa em presario del sector
agropecuario. Por ejem plo, aparece una capa de contratistas de ser vicio s,
productores c a p ita liz a d o s a través de p o lític a s estatales de créditos su b sid iad os,
que a c ced ieron así a la com pra de tractores y c o se ch a d o r es. A s i m is m o , surgen
aparceros p o se e d o r e s de m ay ores d o ta c io n es de maquinarias que c om en za ron a
tomar tierras m ediante el pago de rentas en es p e c ie . La p rod u cció n ag ríco la se
d esp la zó hacia unidades de m ayor tam año, debido a las oportunidades de
ga n an cia que ofr ec ía una agricultura más t e c n ific a d a y que no requería m ayores
in v e r s io n e s gracias a la p re sen c ia de los contratistas. En tanto, se liquidaba el
régim en trad icion al de arrendam ientos (Barsky e t a l , 1992).
A lg u n a s in v e s tig a c io n e s , en tanto, mostraban que, contrariam ente a lo asum ido
por una parte de la literatura crítica hacia la con d u cta de los terratenientes, los
productores grandes eran, en p rom ed io, los de m ayor n iv el de t e c n ific a c ió n .
A s i m is m o , a m ayor tamaño de la e x p lo ta c ió n , m ayor f re cu e n c ia en la aparición de

308 En la reversión de la actitud del peronismo hacia el sector agropecuario a partir de 1952 jugó un rol central
la gran crisis que provocó la sequía de aquel año, que llevó a que el país debiera importar cereales por
primera vez en décadas.
09 El comentario de Sábato respecto de que esto evidenciaría la incapacidad de “cambio en d ó g e n o ” del
sector, ya que las medidas para su reactivación le llegaban “d e s d e afuera”, lo cual permitía que incluso
“productores ineficientes y retardatarios s e m ecanizaran”, e s claramente, a nuestro juicio, una muestra más
del prejuicio antiempresarial del autor, del cual hablamos anteriormente.

173
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

actitudes em presariales “m o d e r n a s ” . El au sen tism o, en tanto, aparecía c o m o una


o p c ió n racional si se in cluía la v a lo r iz a c ió n de la tierra dentro del cálcu lo
e c o n ó m ic o de los p roductores (O bschatko y De Janvry, 1972).
De tod os m o d o s, pese a los avan ces c o m en ta d o s, hacia fin es de la ISI el sector
m ostraba to d a v ía un rezago t e c n o ló g ic o con p aíses de agricultura similar. Entre
otros argum entos p rop u estos, rescatam os el presentado por O ’D o n n e ll (1 9 7 7 ) ,
para quien la inestab ilid ad de los p recios relativos y la alta y errática tasa de
in fla c ió n - u n a v e z m ás, la macro inestable aparece com o argum ento b ásic o para
ex p licar las con d u ctas e m p r e s a r ia s- hicieron que la com pra de tierras fuera un
buen refugio de los e x c e d e n te s agrarios, perjudicando a la ve z la p o s ib ilid a d de
que la p rod u cció n pam p ean a pasara con m ayor rapidez de la m odalidad e x te n s iv a
a un “a g r o b u s in e s s ” in te n sivo en capital y t e c n o lo g ía .
De lo e xp u esto surge con bastante claridad que la etapa que an a liza m os estu vo
lejos del in m o v ilis m o en el sector agropecuario. Por un lado, surgen n u evo s
agentes y los trad icio n ale s redefinen sus roles, al calor de los cam b ios ocurridos
en el c on texto local e internacional. Por otro, los productores,
in d ep e n d ien te m e n te de su tam año, no se mostraron aversos a incorporar cam b ios
te c n o ló g ic o s cuando las c o n d ic io n e s resultaban favo rab les - a u n q u e ciertam ente,
co e x is tía n productores con actitudes “m o d e r n a s” con otros más c o n s e r v a d o r e s - .
F inalm ente, si bien la t e c n ific a c ió n indujo aum entos en el tam año p rom ed io de
las e x p lo t a c io n e s agríco las, la su b d iv is ió n con tin u a de tierras redujo el papel de
los latifu n d ios en el área pam peana. En suma, hay h etero ge n eid a d en las
estrategias y d e s e m p e ñ o s em presarios, aprendizaje e in n o v a c io n e s t e c n o ló g ic a s e
in stitu cio n a les, aún en el in estab le marco de la A rg en tina de la época.
E) L os em presarios en la ISI: algunas conclusiones
Com o cree m os que ha quedado claro desde el c o m ie n z o de este capítulo, no
integram os el grupo de los ahora llam ad os “n o stá lg ic o s de la I S I ” . Sin em bargo,
en te n d em os que, p ese al retraso relativo de la A rg en tin a en la com p a ració n
in ternacional, no todo fue in e f ic ie n c ia y r e n t- s e e k in g en aquel c o m p lejo período
de nuestra historia.
Es bastante o b v io , a la v ez, que las con d u ctas “sc h u m p eter ia n a s” estu v iero n lejos
de ser la norma durante la ISI. La pregunta crucial en este sentido es la siguiente:
¿fue e llo c o n s e c u e n c ia de una natural in c lin a ció n de la clase empresaria
d om éstic a, o p o d e m o s detectar otros factores que con trib u yen a ex p licar la
suprem acía del “r e n t - s e e k i n g ” en la etapa bajo exam en?
Si to m a m o s nota de la inestab ilid ad m a c r o e c o n ó m ic a e in stitu cion al, la
incertidumbre sobre la con tin u id ad de las p o lític a s p ú blicas, el acendrado
“m e r c a d o - i n t e r n is m o ” de la estrategia industrial, la v i o l e n c i a p o lític a crecien te,
las pujas distributivas que estructuralmente acom pañaron a la ISI, la d ebilidad o
au sen cia de v ín c u lo s entre e d u ca ció n y sector p rod u ctivo, la carencia de un
sistem a de c ie n c ia y t e c n o lo g ía que apoyara el desarrollo em presario y la falta de
profundidad del sistem a fin an ciero, lo verdaderam ente notable sería que en ese
marco halláram os que los em presarios argentinos adoptaron m ayoritariam ente
estrategias basadas en la in n o v a c ió n , la p roductividad o la calidad. Por cierto,
dado que resulta d ifíc il atribuir solam en te a los em presarios las m en cio n a d as

174
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

d e fic ie n c ia s del entorno - o pensar que las indujeron para evitar invertir en
capital fís ic o y cam b io t e c n o l ó g i c o - , d eb em o s considerar que la causalidad va
m u ch o más del entorno (el “am biente s e l e c t i v o ”) a la con d u cta em presaria que
v iceversa .
Lo m ism o vale para la a d o p c ió n de p o lític a s de p ro m o c ió n industrial, p rotecció n
del m ercado interno o créditos su b sid iad os. Está claro que ellas dieron lugar más
a r e n t- s e e k in g que a respuestas “sc h u m p eter ia n a s”, pero e llo no s ig n ific a que su
ap lica ció n haya sido resultado de que em presarios e s p e cu la d o re s y l o b b y s t a s
c o n v e n c ie ra n a un Estado p a siv o para que las adoptara. Por el contrario, tanto el
“c l i m a ” general de la é p o c a - s e trata de instrum entos que estaban sien d o p u estos
en p ráctica en buena parte del m undo por aq u ella é p o c a - , c o m o los ob je tiv o s y
estrategias propios de los s u c e s iv o s g o b iern o s - e n particular, en las etapas
peron istas, desarrollistas y en los ú ltim os g o b ier n os m ilitares del p e r ío d o - y los
propios avatares de la e c o n o m ía argentina y su in serció n en el orden
internacional fueron factores determ inantes para que el Estado expandiera su
m argen de ac ció n en la econ o m ía.
Dentro de este c on te xto, es natural que las grandes em presas hayan tenido más
capacidad para influir sobre el aparato estatal que las P yM E s, pero la ev id e n c ia
no parece sosten er la idea de que la elite em presaria haya sido la única
b e n e fic ia d a por la p osib ilid a d del r e n t- s e e k in g . En contra de la idea de un capital
concentrado que p resio na al Estado para que se adopten “o p c io n e s b la n d a s ” de
cr ec im ie n to - e n la te r m in o lo g ía de N o c h t e f f - , im p lícitam e n te contrastado con
una peq ueña b u rgu esía industrial d in ám ica ignorada o perjudicada por las
p o lític a s p ú blicas, en con tram os que esa “bu rgu esía n a c i o n a l” estaba m ucho más
vin cu la d a al m ercado interno que los sectores “c o n c e n t r a d o s ” - y , por tanto, el
p r o t e c c io n is m o le resultaba tanto o más importante que a los grandes c a p ita le s -.
A s i m is m o , recordem os el m e n c io n a d o argumento de A z p ia z u e t a l (1 9 8 7 ) , quienes
señalan que los grandes cap itales d iv e r sific a d o s estu v iero n detrás del Plan Pinedo
en 1940, justam en te una o p ció n no m e rc a d o -in tern ista . C om o m ín im o , en to n ces,
en con tram os una realidad m e n o s m an iqu ea y sobre la cual es n ec esa r io seguir
exp loran d o m ediante in v e s tig a c io n e s h istóricas y la r e fle x ió n teórica.
A s im is m o , algunas te n d en c ia s que la literatura “h e te r o d o x a ” asim ila con
con d u ctas in h eren tem en te e sp e c u la tiv a s y rentísticas de las grandes em presas,
tam bién pueden ser entendidas bajo una ló g i c a distinta si se las e xa m in a bajo la
óptica de los m od ern os aportes a la teoría de la firma. Encontrar em presas
d iv er sific a d a s no debería sorprendernos en un m ercado cerrado y sujeto a
incertidumbre. La integración vertical encuentra sus raíces en la p re sen c ia de
altos c o sto s de tran sacción en un con texto donde faltaban p rov eed ores
es p e c ia liz a d o s y existían restriccio n es para importar. La creciente
o l ig o p o l iz a c i ó n del aparato industrial en los sesenta, en tanto, refleja un p roceso
de m aduración y a d e cu a ció n a la m anera en que se procesa ba la c o m p e te n c ia en el
sector industrial en el escen ario del ford ism o y la p rod u cció n en masa, así co m o
el cam bio en la estructura m anufacturera hacia ramas más in ten siva s en ca p ita l.310

310 Como ya mencionamos antes, esto no implica que no haya habido conductas anti-competitivas de parte de
las grandes em p re sa s durante esta etap a - ra ra m e n te sancionadas, lo cual no es raro considerando la
carencia de una legislación anti-monopólica efectiva-. Lo que ocurre e s que deb e m o s diferenciar am bos
proceso: por un lado, el pasaje hacia ramas m ás intensivas en capital y donde naturalmente la competencia

175
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En tod o caso, o l ig o p o l iz a c i ó n , d iv e r s ific a c ió n e in tegración pueden ser


ten d en cia s buenas o m alas, d ep e n d ie n d o de sus causas e im p a ctos, pero no son,
c o m o parece suponerlo buena parte de la literatura “h e te r o d o x a ”, factores
n e g a tiv o s en sí m is m o s. Un exa m en más profundo de la e v id e n c ia d isp on ib le para
el caso argentino en la etapa que h e m os analizado nos permitiría tener un balance
más claro de esto s f e n ó m e n o s , pero d ig am os que, en general, en la literatura
m e n c io n a d a se da s im p lem en te por supuesta la a s o c ia c ió n entre c o n cen tració n y/o
d iv e r s ific a c ió n e im p a ctos n e g a tiv o s sobre el desarrollo y el bienestar, lo cual
claram ente no resulta satisfactorio desde el punto de v ista teór ico y em pírico.
En suma, la h ip ó te sis que nos sugiere que la elite dom inante en el m od elo
agroexportador reem p la zó la renta diferen cial y es p e c u la tiv a derivada de la
p o s e s ió n de tierras por las rentas capturadas a un Estado (y, a fortiori, a la
s o c ied a d com o un tod o) promotor, com prador y p o c o afecto a controlar las
con d u cta s a n t i- c o m p e titiv a s en el m ercado, im p lic a una con sidera b le
sim p lific a c ió n de un p roceso histórico m ucho más c o m p lejo - a d e m á s , por cierto,
de tener el p rob lem a de suponer una continuidad de actores en la in tegración de
dicha elite, d esm en tid a por la e v id e n c ia h is t ó r ic a -.
T a m p o c o nos resulta c o n v in c en te el argum ento “o r t o d o x o ” que atribuye la causa
de tod os los m ales a la v o c a c ió n “d irig ista ” del Estado. La e v id e n c ia em p írica
relativa a los p ro ce so s e x ito s o s de in d u strialización tardía nos m uestra que la
in te rv en c ió n del Estado c o m o estratega, prom otor y/o regulador, con ob vias
d iferen cias en cuanto a la m agnitud y formas e s p e c íf ic a s de dicha in terven ció n en
cada caso , ha sido una constante en dich os p r o c e s o s 311 - y está claro que con esta
afirm a ción no c o n v ertim o s al Estado en un d em iurgo in falib le del p roceso de
desarrollo e c o n ó m ic o , sino que s im p lem en te h a ce m o s notar su rol cla v e , en
in teracción con el sector privado, en dicho p r o c e s o - . Lo importante, en to n ces, no
es si el Estado interviene o no, sino co m o lo hace - y có m o logra respuestas
“s c h u m p ete ria n a s ” y no com p o rta m ie n to s r e n t-s e e k e r s de parte de los agentes
p r iv a d o s - .
En el caso concreto de la A rg en tina durante la ISI, la in terven ció n estatal
encuentra j u s t if ic a c ió n teórica en m u ch o s c a so s in clu so sin salirse del marco del
m ainstream n e o c lá s ic o (o al m e n o s de las ideas que se con sideran acep tab les de
ser d iscutidas dentro de dicho m arco). Las fallas de m ercado en el sistem a
fin an ciero y la au se n c ia de una b o lsa de valores efic a z , por e jem p lo, dificultaban
no sólo la operatoria corriente de m uchas firmas - e n particular, P y M E s - , sino
que ponían estr echo s lím ites al p ro c eso inversor. La p r ese n c ia tam b ién de fallas
de mercado y extern alid ad es en el área de t e c n o lo g ía e in n o v a c ió n p odía
as im is m o dificultar seriamente el p ro ce so de aprendizaje y cierre de la brecha de
productividad con los p aíses avanzados. A la v e z, la antigua y d iscu tid a teoría de
la industria n aciente ameritaba la ad o p ción de m ed id as de p rote cció n s e le c t iv a y
tem poraria para determ inados sectores. Incluso los p rob lem as de
c o m p le m en ta r ied a d e s y fallas de c o o r d in ación a la R o s e n s t e in - R o d a n - i d e a s
ahora recuperadas en el m ainstream de la e c o n o m ía gracias a su fo r m a liz a c ió n - ,
es oligopólica y, por otro lado, la existencia de prácticas monopólicas avaladas por un contexto legal débil y
una economía altamente cerrada.
311 Y esto no sólo vale para la industrialización tardía. ¿Alguien podría explicar el actual liderazgo de los
EE.UU. en las industrias high-tech sin hacer referencia al rol jugado por el Departamento de Defensa o la
NASA?

176
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

autorizaban a adoptar un m a s iv o programa de in v e r sio n e s c om o el p rom o vid o


durante el go b iern o de Frondizi.
N atu ralm en te, la ad o p c ión de p o lítica s p r o - in d u st r ia liz a c ió n está aún más
j u s t ific a d a si salim os del marco n e o c lá s ic o c o n v e n c io n a l, y a su m im o s, por
eje m p lo , que había razones que hacían razonable la p ro m o c ió n de activid ad es
productivas e s p e c íf ic a s o el desarrollo de cap a cid ad es in n ov ativ as d om é sticas
(ver, por ejem p lo, Lall, 1992).
A sí, p o d em o s preguntarnos, en c o n d ic io n e s de m ercad os fin an ciero s in co m p leto s
o ausentes y fuerte incertidumbre e c o n ó m ic a e in stitu cion al, ¿es p osib le pensar
que el m a s iv o p r oce so de in v e r sio n e s en el sector industrial v e rific a d o desde
fin es de los cin cu en ta se hubiera dado en au se n c ia de p olític a s p r o m o c io n a le s y
crédito barato? ¿Hubieran p od id o desarrollarse ramas te c n o ló g ic a m e n te
com p leja s sin un período de p ro te cc ió n y/o la a sisten cia de in stitu cio n es estatales
de c ie n c ia y te c n o lo g ía ?
Y sin em bargo, tam bién p o d em o s indagar por qué m u ch as de las industrias
protegidas fueron eternam ente n acien tes, el crédito mal asign ad o, las p olíticas y
entidades de c ie n c ia y t e c n o lo g ía p o c o e fe c tiv a s y los co sto s de la p r o m o ció n tan
ele v a d o s y sus resultados tan in s u fic ie n te s a la luz de los o b je tivos de desarrollo
industrial plantead os a fin es de los cincuenta.
Para exp licar esto s pobres resultados hay que considerar, por un lado, el marco
general en el que se aplicaron las p olítica s p r o - in d u str ia liz a c ió n , el cual ya fue
descripto varias v e c e s a lo largo de este trabajo. Fragilidad in stitu cion al,
v o la tilid a d m a c r o e c o n ó m ic a , c o n flic tiv id a d s o c i o - p o l í t i c a y m e r c a d o -in t e r n is m o
exacerb ad o son un cock tail en p re sen c ia del cual aún las p o lítica s p ú blicas m ejor
diseñadas e im p lem en tad as pueden fracasar.
Por otro lado, la m en tab le m e n te, el d iseñ o e im p le m en ta ció n de las p olíticas
efe c tiv a m e n te adoptadas distó de ser el mejor. Esto no sorprende con sideran do
que la e v id e n c ia muestra con claridad que la exp a n sió n del ámbito de acción del
Estado no vin o aco m p añ ad a de un paralelo reforzam ien to de sus estructuras y
cap acid ad es. La au sen cia de un aparato estatal m eritocrático, en un co n tex to de
fuerte inestab ilid ad p olítica, derivó en frecuen tes cam b ios de orien tación en las
estrategias o f ic ia le s , a la v e z que facilitó el d e s p lie g u e de estrategias de ren t-
seek in g y “captura” de las ag e n cias estatales por parte del sector privado.
En tanto, frecuen tem en te los criterios e m p le a d o s para definir los instrum entos de
p o lítica no sólo apuntaron a garantizar el a u toa b a ste cim ien to en el marco de una
estrategia fuertem ente m ercado internista, sino que en m u ch os c a so s estu v iero n
in flu id os por c o n s id e r a c io n e s ajenas al ámbito de la e c o n o m ía - p o r ejem plo,
in tereses m ilita r e s -. A la v e z, las o p c io n e s “e f ic ie n t is t a s ” fueron aplicadas
tardíamente y en un con te xto social y p o lític o p o c o p r oclive a la fr u ctific a ció n de
estrategias de ese estilo. En suma, retom ando el argum ento de Kang (2 0 0 2 )
presentado en el capítulo I, dado el carácter fragm entado del Estado argentino, no
sorprende que la in trod u cción de p o lítica s p r o -in d u str ia liz a c ió n haya generado
p rin cip alm en te un increm ento de las activ id ad es de r e n t-s e e k in g .

177
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Pero co m o tam bién h e m o s d estacad o a lo largo del trabajo, aún en el escen ario
descrito tam bién hubo, en particular hacia el final de la ISI - y en un c on texto de
cre cim ie n to s o ste n id o de la e c o n o m ía entre 1964 y 1 9 7 4 - , una m aduración del
aparato industrial que dio lugar a una fase de exp a n sió n en la cual se cerró al
m e n os parcialm ente la brecha de p roductividad con el m undo desarrollado. A la
v e z, más por su propio p roceso e v o lu tiv o que por una in ten ción e x p líc ita de
p o lítica pública, la industria gradualm ente dejó de ser e x c lu siv a m e n te
m erc a d o -in ter n is ta , para co m en za r a exportar no sólo b ie n es, sino tam bién
t e c n o lo g ía e in clu so a invertir en el exterior. Este p roc eso , de características y
alcan ces naturalmente h e te r o g é n e o s al interior de la estructura industrial, abarcó
a firmas peq ueñas, m ed ianas y grandes de m uy d iv ersos sectores y aún las filia le s
de ET, con todas las lim ita c io n e s bien co n o c id a s de su operatoria en la
Argentina, tam b ién recorrieron en m u ch o s c aso s p r o ces o s sim ilares.
Este p roc eso de aprendizaje fue interrumpido por la profunda crisis e c o n ó m ic a ,
p o lítica e in stitu cion al que atravesó el país hacia m ed ia d o s de los setenta.
La m entab lem ente, las nu evas p o lític a s adoptadas desde 1976, al producir una
ruptura con el marco previo de reglas de j u e g o en la e c o n o m ía lo cal, no
perm itieron saber si dicho p roceso de aprendizaje era el in ic io de un sendero de
desarrollo sustentable, o tenía alas cortas. Sin em bargo, en todo caso, lo que hay
que destacar es su ex is te n c ia , y el h ech o de que en casi tod os los estratos y
s e g m e n to s del u n iverso em presario en con tram os caso s que evid en c ia b a n cam b ios
s ig n ific a t iv o s en el m od o en el que las em presas industriales argentinas se
insertaban en el m ercado.
En fin, seguram ente, los em presarios argentinos tuvieron resp on sab ilid ad en
m u ch os de los p roblem as argentinos en la etapa de la ISI, tanto e c o n ó m ic o s co m o
p o lític o s y s o c i a l e s . 312 En ú ltim a instancia, el argum ento que h em os querido
presentar es que h acerlos fun cion ar com o un d e u s ex m a c h i n a que nos exim e de
in v estig ar otras d im e n s io n e s de d ich os p roblem as es un exp e d ien te sim ple - y
u sualm ente “p o lític a m en te c o r r e c to ”- , pero no n e ce sariam e n te nos ayuda a
com prender m ejor la realidad - n i la del p asado, ni la del p r e s e n te -. Lo m ism o
vale, por cierto, para el uso que hacen del Estado y sus in te rv en cio n es de p o lític a
p r o -in d u str ia liz a c ió n los autores “o r t o d o x o s ” . N o son ellas en sí las
in trín secam en te p ern ic io sa s, sino el m od o y c on texto en el que se aplicaron en la
Argentina.

312 Un aspecto no menor en este sentido e s el apoyo de la clase capitalista a los golpes militares durante todo
este período - h e c h o que está lejos de ser una peculiaridad argentina, lamentablemente-. E scapa
naturalmente a los objetivos y posibilidades de este trabajo discutir este ciclo político, que tuvo un final trágico
con el golpe de 1976. De todos modos, nos parece pertinente resumir brevemente el balance que hace un
d estacado cientista político sobre el tema. Considerando que la burguesía en diferentes ocasiones durante la
ISI vio en peligro su ta s a de ganancia, el poder del mercado como asignador de recursos, el control del
proceso productivo en las plantas e incluso, hacia fines del período, su s derechos de propiedad, su
organización y estrategia política fueron consistentes: “desarrollar acciones defensivas (y frecuentemente
conspirativas”) en períodos de democratización o democracia, y apoyar la instauración y estabilidad de
regím enes militares por se r los únicos que brindaban mínimo reaseguro y lealtad a sus intereses vitales. La
resultante histórica de esta estrategia e s conocida: profundos problemas de acumulación e inestabilidad
política en una sociedad donde la democracia devino en sinónimo de 'd esborde sindical' e inflación, mientras
los regím enes militares proyectaban una imagen de 'desarrollo' y disciplinamiento... de la mayoría de la
población” (Acuña, 1995, p. 231).

178
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Más in v e s tig a c ió n empírica, con base en m arcos t e ó r ic o s que se alejen de


a q u ello s que sustentan las aquí llam adas v i s io n e s “o r to d o x a s ” y “h e te r o d o x a s ” y
apuntando a la com p a ració n con otras exp e rie n c ia s in tern acio n ales relevantes,
parece ser un cam in o apto para generar in terpretaciones más fecun d as del papel
de los em p resarios y el Estado en este co m p lejo y crucial período de nuestra
historia.

179
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

V. EL P E R ÍO D O DE LAS R E F O R M A S ( 1 9 7 6 - 2 0 0 1 )
“L a s u p u e s t a “b u r g u e s í a n a c i o n a l ... ( l o s g r u p o s e c o n ó m i c o s l o c a l e s ) ... s o s t u v o
a l a d i c t a d u r a m i l i t a r y s e e x p a n d i ó , y lo s i g u e n h a c i e n d o , s o b r e l a b a s e d e l a
v a l o r i z a c i ó n fin a n c i e r a , la d e s i n d u s t r i a l iz a c ió n , la c o n c e n t r a c i ó n d e l i n g r e s o y
l a f u g a d e e x c e d e n t e a l e x t e r i o r ” ( B a s u a l d o , 2 0 0 1 , p . 92).

“En e s e e s c e n a r i o 313 c o n m e n o r i n c e r t i d u m b r e , s e ñ a l e s e c o n ó m i c a s m á s c l a r a s ,
m en o r r ie s g o de e x p r o p i a c i ó n p o r d e c i s i o n e s e s t a t a l e s y n u e vos m e r c a d o s p a r a el
n e g o c i o p r i v a d o , e s n a t u r a l q u e l o s e m p r e s a r i o s h a y a n e v i d e n c i a d o un m a y o r
d i n a m i s m o ... A d i c i o n a l m e n t e , l a m a y o r c o m p e t e n c i a g e n e r a d a ... p o r l a a p e r t u r a
y las d e s r e g u l a c i o n e s im p lic ó la n e c e s i d a d de o b t e n e r g a n a n c ia s de
p r o d u c t i v i d a d p a r a s o b r e v i v i r en un c o n t e x t o c o m p e t i t i v o (FIEL, 2 0 0 2 , p . 16).

A) E l marco institucional y m acroeconóm ico


Si bien en este capítulo v a m os a tratar la etapa 1 9 7 6 - 2 0 0 1 en su conjunto,
en te n d em o s que es n ecesario tener presente - y en el resto del capítulo v a m os a
mantener esta d i f e r e n c ia c i ó n - que, en realidad, dicha etapa in cluy e dos
su b períod os muy d iferentes, tanto en cuanto al d e se m p e ñ o de la ec o n o m ía , co m o
en lo que hace al marco in stitu cion al v ig e n te en cada caso.
Si q u erem os resumir en un solo dato la p e r f o r m a n c e de la e c o n o m ía argentina en
el primero de estos su b períod os - 1 9 7 6 - 1 9 9 0 - , b ásten os decir que el PBI p e r
c a p i t a de 1990 era un 23% inferior al de 1975. Esta “larga d e p r e s ió n ” fue
resultante tanto de la caída en la p roductividad total de factores de la e c o n o m ía
(PTF) - 2 3 % en el m ism o p e r ío d o - , co m o del b ajísim o n iv el de in v ersión - e n
1990 el stock de capital era apenas 3% superior al de 1 9 8 0 - (M aia y K w e itel,
20 0 3 ).
N o sorprende encontrar, en to n ce s, que entre 1976 y 1990 se haya ob servad o una
evid ente d ec lin a c ió n de la p o s ic ió n relativa del país en el c on texto internacional
- t a l co m o puede verse en el cuadro 7, el PBI p e r c a p i t a de la A rg en tina em peora
drásticam ente v i s a v i s el de las 22 n acio n es allí in c lu id a s -.
El segu n d o subperíodo es el de la C on vertib ilid ad , el cual tam b ién re co n o c e dos
m o m e n to s m uy diferentes. En el primero, de la m ano de la esta b iliz a c ió n de
precios, y en el con texto de la ad o pc ión de un paquete de reformas “pro­
m e r c a d o ”, la e c o n o m ía argentina retoma el sendero del c re cim ie n to - c o n la
interrupción de 1995 ( “e fe c to T e q u ila ”) - . Entre 1991 y 1998, el PBI p e r c a p i t a
crece al 5,5% anual - t a s a a c u m u la tiv a -. Esta recuperación se refleja en la
p e r f o r m a n c e c om p a rativa del país en el plano internacional - e l PBI p e r c a p i t a de
la A rg en tina sólo crece m e n o s que el de Irlanda y Taiwán, entre los p aíses
in clu id o s en el cuadro 7 - .
Com o bien sab em o s, en la segu n d a mitad de 1998 este p ro ce so de cr ecim ie n to se
interrumpió y desde dicho año hasta 2001 el país in ició un largo esta n cam ien to,
que fin alizó con el esta llid o de la C on vertib ilid ad , el d e f a u l t de la deuda externa
y la virtual quiebra del sistem a fin an ciero. Entre d ich os años el PBI cae a razón
313 S e refiere a los años noventa del siglo pasado.

181
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

de casi un 3% anual a cu m u la tivo, y n u eva m en te el país se rezaga en su n iv el de


in g resos p e r c a p i t a frente al resto del mundo (cuadro 7).
Tal co m o h ic im o s en los cap ítu los p revios, en los cuadros 8 y 9 p resen tam os las
prin cip a les características del con te xto local e internacional en los dos
su b períod os bajo análisis. De la in form ac ión allí exp u esta, q u erem os enfatizar los
sig u ie n te s ele m e n to s que con sid er a m o s e s e n c ia le s para nuestro trabajo.
Cuadro 7
Relación entre el PBI per capita de un conjunto de países y el
de la A rgentina (PBI per capita de la A rgentina = 1)
1976-2001
1976 1990 1998 2001
EE. U U. 2,1 3,3 2,9 3,4
Noruega 1,5 2,6 2,6 3,0
I r la n d a 0,9 1,7 2,0 2,9
Dinamarca 1,7 2,7 2,4 2,8
Sui za 2,1 3,3 2,3 2,7
Holanda 1,7 2,5 2,2 2,7
Canadá 1,9 3,0 2,3 2,7
Australia 1,6 2,5 2,2 2,7
F ra n c ia 1,7 2,7 2,1 2,6
Bélgica 1,6 2,6 2,1 2,6
A u s tr ia 1,5 2,6 2,1 2,5
J ap ón 1,4 2,8 2,3 2,5
S ue ci a 1,8 2,7 2,1 2,5
Gra n B r e ta ñ a 1,5 2,5 2,1 2,5
Alemania 1,7 2,8 1,9 2,3
It al ia 1,4 2,4 2,0 2,3
Nueva Zelanda 1,6 2,1 1,7 2,0
Tai wán 0,5 1,6 1,7 2,0
España 1,2 1,9 1,5 1,9
C o r e a del Sur 0,4 1,3 1,3 1,8
M é xi co 0,6 0,8 0,7 0,9
Brasi l 0,6 0,7 0,6 0,7
F u e n te : E l a b o r a c i ó n p r o p i a en b a s e a M a d d i s o n (2 0 0 4 ).

En el plano p o lítico , está claro que la c o n s o lid a c ió n de la d em ocracia, tras la


dictadura más sangrienta en la historia del país, no es un h ech o nada m enor, y
que debe ser apreciado en tod a su s ig n ific a c ió n . L a m entab lem ente, otros
in d icad ores pintan un panoram a m e n o s p o sitiv o .
En el período militar, hubo cuatro p resid en tes, tres de los cu ales se s u ced ieron en
el breve lapso de dos años y m ed io . En esta etapa se atravesó una situ ación de
fortísim a represión p o lític a y sindical, y severa d is m in u c ió n de las libertades
c iv ile s . El país, adem ás, ingresó a una guerra contra Gran Bretaña, de la cual
salió perdidoso.
D esd e el retorno de la d em o c ra c ia y hasta fin es de 2001 hubo cuatro presid en tes
- e l ú ltim o sólo estu v o una sem an a en el p o d e r -. D o s de e llo s - A l f o n s í n y De la
R ú a - no pudieron terminar sus m andatos y debieron renunciar, mientras que el
restante, M en em , tuvo dos m andatos c o n s e c u t iv o s gracias a una reforma de la

182
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

C o n stitu c ió n que el m ism o im p u lsó - y p r o m o v ió una n u eva reform a que habilitara


un tercer mandato, aunque sin é x i t o - . 314
La inédita m o v ili z a c i ó n social que dio lugar a la caída de De La Rúa bajo la
c o n sig n a “que se vayan t o d o s ” fue una clara señal no sólo de d e sco n ten to hacia
un go b iern o en particular, sino del d escréd ito general en el que había caído la
clase p o lític a local. Ello no sólo fue producto de la in ten sa crisis e c o n ó m ic a y
so cia l v iv id a en aquel m o m e n to , sino tam b ién del h ech o de que la ciudadanía
percib ía a los m iem b ros de dicha cla se c o m o puramente interesados en satisfacer
o b jetiv o s particulares o a q u ellos que b en eficia b a n al conjunto de “los p o l í t i c o s ”,
sin tener en cuenta sino m arginalm ente los in tereses del resto de la socied ad .
Las exten d id as so sp e ch a s de corrupción que ya desde m uchas décadas atrás se
cernían sobre el fu n cio n a m ien to del Estado y los partidos p o lít ic o s se
in ten sificaro n fuertem ente durante los noven ta, e rosion an d o la c o n fia n z a de los
ciu d ad anos en el s is t e m a .315 Dado que en buena m ed id a las s o sp ech a s sobre actos
de corrupción recaían en d eterm inados ám bitos de rela ció n del Estado con el
sector privado - n o to r ia m e n t e , es el caso de las p r iv a t iz a c i o n e s -, la p e rc ep ció n
popular respecto del rol de las grandes em presas tam b ién e v o lu c io n ó en un
sentido n ega tivo.
Los cam b ios ocurridos en el m á x im o n iv e l de g o b ie rn o naturalmente im plicaron
rotacion es en las p rin cip ales líneas del Poder E jecu tivo, pero estas fueron aún
m u ch o más frecuen tes que los cam b ios en la P residencia. A sí, tras los 5 años de
M artínez de H o z durante la dictadura de V id ela , entre marzo de 1981 y fin es de
20 01 hubo 15 m inistros de E c o n o m ía .316 Dado que uno de ello s, D o m in g o
C avallo, se m antuvo en su pu esto por más de 5 años, el resto de los M inistros de
E c o n o m ía de esa etapa duró, en p rom ed io, p oco más de 1 año.
Por cierto, la in estab ilid ad en el aparato burocrático no fue patrim onio del
M in isterio de E co n om ía . Com o lo muestran Spiller y T o m m a si (2 0 0 0 ) , se observó
una elev a d a rotación de m inistros y fu n cion arios de alto n iv el en todas las áreas,
así com o una v o la tilid ad alta en el número de secretarias, subsecretarias y
d ir e c c io n e s e x iste n te s dentro del Estado nacion al, lo cual es in d ic io de frecuentes
“r eestr u c tu ra cio n es” que, en general, tuvieron corta vida.
T odo esto se reflejó, naturalm ente, en la in estab ilid ad de los m an d os m ed io s, la
no form ación de un e len co burocrático estable, coherente y m otiv ad o y la
s u c e s ió n de “burocracias p a ra le la s” que cada n u evo fun cion ario superior trae
c o n s ig o en tanto d e s c o n f ía de la capacidad, h on estid ad y/o lealtad de la
burocracia heredada - t a l co m o v im o s en el capítulo previo, buena parte de estos
prob lem as ya se observaban en la etapa de la ISI, pero todo in d ica que se

314 Bueno e s recordar que tanto Alfonsín como Menem debieron soportar levantamientos de parte de ciertas
fracciones de las Fuerzas Armadas, lo cual señala que la subordinación de los militares a las instituciones
democráticas no fue un acto instantáneo, sino un proceso complejo y largo.
315 En este escenario, no sorprende que el “comienzo del fin” del gobierno de De la Rúa haya estado marcado
por la renuncia de su vice-presidente por un escándalo asociado a sobornos en el Congreso de la Nación para
obtener una reforma a la legislación laboral.
316
El último presidente de esta etapa, Rodríguez Saá, durante su brevísimo mandato eliminó el Ministerio de
Economía y nombró a un Secretario de Hacienda, no contabilizado entre los 15 mencionados previamente.

183
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

profundizaron en las décadas recien tes (y, con ello , la capacidad del Estado para
ejecutar p o lítica s p ú b l i c a s ) - . 317
¿Qué pasó, en tanto, a n iv el de la ec o n o m ía ? La dictadura militar que asum e en
1976 in ic ialm en te adopta una p o lític a de ajuste tend iente a reducir la in fla c ió n y
mejorar las cuentas externas, que in c lu y ó una fuerte caída del salario real. Si
bien en los prim eros años las cifras de cre cim ie n to fueron p o sitiv a s, la
resisten cia de la in fla c ió n a bajar a n iv e le s razonables indujo en 1979 el
lan zam ien to de un n u evo programa e c o n ó m ic o , basado en el llam ado “en foq ue
m onetario del balance de p a g o s ”, que pretendía igualar la tasa de in flación
interna con la internacional por m ed io de un cronogram a de d e va lu ac ión
decrecien te en el tiem p o (la "tablita").
P a r i p a s s u , se lanzaron algunas in iciativ as de reforma, in c lu y e n d o una apertura
c o m ercial in ic ialm e n te m oderada que se p rofu nd iza a partir de 1978, y un
programa de c o n c e s i o n e s y p r iv a tiz a c io n e s periféricas, bastante m od esto,
tend iente a reducir la p r ese n cia del Estado en la e c o n o m ía - a u n q u e tam b ién hubo
“e s t a t i z a c i o n e s ”, c om o la de la C om p añ ía Italo A rg en tina de E l e c t r i c id a d - .318
A s im is m o , en 1977 se im p le m en tó una profunda reform a fin an ciera - q u e dio fin
al a c c e s o al fin an cia m ie n to a tasas n ega tivas característico de la I S I - y, a partir
de 1979, se liberalizó c o n sid er a b lem en te el m o v im ie n t o externo de capitales.
Cuadro 8
De la apertura a la hiperinflación (1 97 6-1 990 ): características generales del
período
1973: shock petrolero: determinante final de la crisis del fordism o
“E s t a n fla c ió n ” : las tasas de cre cim ien to del producto y la in v ersión caen
bruscam ente y suben la in fla c ió n y el d e se m p le o
La crisis da lugar al renacer del lib e ralism o ( “n e o l ib e r a l is m o ”), e s p ec ia lm en te
en U S A y el R ein o U n ido. D e s d e fin es de los setenta se c o n fig u ra un nuevo
cá “p ara d igm a” de p o lític a e c o n ó m ic a que va im p o n ié n d o se en casi todo el
SO m undo

o Se adoptan estrategias antiin fla cion a rias en los países desarrollad os, basadas
S en p olítica s m onetarias y fis c a le s contractivas y se im p lem en tan reformas
estructurales p r o -m e r c a d o
Caída del “Muro de B e r l ín ”, d esin te g ra ció n de la U R S S y debacle del
“s o c ia lis m o real”
<D Rápido cre cim ie n to de los p aíses asiáticos frente al e sta n cam ien to de A m ér ic a
so
-M
Latina
O 1982: ”crisis de la D e u d a ”(brusco increm ento de las tasas de interés
internacionales): años ca ó tic o s y r e c e s iv o s para A m ér ica Latina (in estabilid ad
de p recio s, retroceso del PBI, crisis cambiarias y cu e stio n a m ie n to s a la ISI)
C o m ie n zan las p re sio n es “p r o - r e fo r m a ” de los org an ism o s in tern acio n ales de
crédito (FMI, B anco M undial) a través de clá u sulas de c o n d ic io n a lid a d en el
otorgam iento de préstam os______________________________________________________________

317 Otros signos de baja calidad institucional son, por ejemplo, el bajo poder relativo del Congreso frente al
Ejecutivo y la e s c a s a autonomía del P oder Judicial respecto también de aquel (Spiller y Tommasi, 2000).
3 8 Hacia 1976 había cientos de e m p re sas total o parcialmente en manos del Estado. E se grupo incluía tanto
em p re sa s que habían sido c re ad as como tales o estatizadas d é c a d a s atrás, como un gran número de otras
que habían quedado bajo la órbita del Estado tras haber sido incluidas en operaciones de “salvataje” o en las
que el BANADE o la Caja Nacional de Ahorro y Seguro habían adquirido participación accionaria en función
de su s políticas de préstamo.

184
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

1976: D ictadura militar:


do - p r im e r intento de terminar con la ISI: p o lític a s de ajuste y apertura
3 com ercial;
Oh - m e n o r p re sen cia del Estado c o m o regulador de la econ om ía;
wcá -p r i v a t iz a c io n e s periféricas;
o - d e s r e g u la c i ó n de la IED y de la im p ortación de tecn o lo g ía ;
- m a n te n im ie n to de re g ím e n es de p ro m o ció n industrial;
oa - 1 9 7 9 : “estrategia a n ti-in flacio n aria : tab lita ” cambiaria (revalu ació n creciente
del p eso)
1 9 8 1 -8 2 :

SO - “e s ta t i z a c i ó n ” de la deuda externa privada;
- p a s a a ser prioritaria la gen er a c ió n de saldos c o m e r c ia le s p o s it iv o s para
o
3 afrontar los s erv ic io s de la deuda, pues no se recibe fin an cia m ie n to de carácter
voluntario;
- “c ie rre ” forzado de la e c o n o m ía
1983: Retorno a la d em ocr a cia
O - p o l í t i c a s e c o n ó m ic a s con d ic io n a d a s por las restriccio n es fiscal y externa;
oa - p l a n e s a n tiin fla cion a rios que terminan en s u c e s iv o s fracasos;
- h a c i a 1988 primeros intentos de reformas estructurales y c o m ie n z o gradual
de la apertura com ercial_________________________________________________________________
dO 1 9 7 6 - 1 9 7 8 : r eac tiv ación y red u cción de la in flación
1 9 7 9 - 1 9 8 0 : fracaso de la “tab lita” : los p recio s y tasas de interés d om ésticas
'O no co n v erg e n a los va lo res in tern acio n ales, gen erá n d o se una creciente
oo s ob re v alu a c ión cam biaria y altos d éficits com e rc ia les
üo 1981: crisis fin an ciera y externa:
S-H
1982-1990:
d
o - “larga r e c e s ió n ” (en 1990 el PBI per capita en p e s o s con stan tes es 23%
m enor que el de 1975);
o - r é g im e n de alta in fla c ió n que term ina en crisis hiperinflacionaria;
o - e l e v a d a v o la tilid a d cambiaria;
o> - d e s m o n e t iz a c ió n y d esarticu la ción fiscal;
W - c o n s o l i d a c i ó n “de f a c t o ” de un patrón b im onetario p e so -d ó la r ;
- fu e r te caída de la in v ersión bruta interna y de la PTF______________________________
C o m ien za el p roceso de “d e s in d u st r ia liz a c ió n ” :

> - l a actividad industrial cae un 25% en 1 9 7 5 - 1 9 9 0 ;
O3
-M
- c a m b i o estructural: pérdida de p e so relativo de las industrias m eta lm ec á n ic a s
"O en favor de ramas de in su m os in term ed ios y basadas en recursos naturales
O El sector agropecuario m antiene el p ro ce so ex p a n siv o de la p rod u cción

p am p ean a in iciad o en los cin cu en ta hasta 1 9 8 4 - 8 5 (crisis de rentabilidad,
3
Î-H
caída de la p rod u cción )
O3
-M
P roceso de “ag r ic u ltu r iz a c ió n ” por los altos p recio s de los granos v i s a v i s el
ganado
w C o m ie n zan a gestarse profundos c am b ios a n iv e l de las prácticas
te cn o p r od u ctivas c o m o respuesta m ic r o e c o n ó m ic a a las crisis_____________________

185
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

1976-1981:
- “s in c e r a m ie n to ” de la econom ía: p rog resiva reducción de tarifas de
im portación y e lim in a c ió n de r estriccio n es no arancelarias;
- s i bien el c on texto legal es favorable para las ET, hay salidas de empresas
SO

im portantes debido al p o co estim u lan te c on texto local (tanto p o lític o com o
o
e c o n ó m ic o )

S 1982: reversión de la apertura co m ercial por la crisis y la n e ce sid a d de generar
superávits co m er cia le s
A ñ o s 80: fuerte c re cim ie n to de las ex p o r ta c io n e s manufactureras,
S esp e c ia lm e n te las de origen industrial
"O 1986: prim eros acuerdos de in tegración con Brasil; in crem en to del c om ercio
bilateral
IED:
- 1 9 8 2 - 1 9 8 7 : e s c a s o s flujos, aunque in v e r s io n e s aisladas destinadas a fabricar
“productos g l o b a l e s ”
- 1 9 8 8 - 1 9 8 9 : r eactiv ación del in greso de IED vía programa de c a p ita liza ció n
de la deuda externa
P redom inan las a c tiv id ad es r e n t- s e e k in g y de estrategias de va lo r iz a ció n
financiera del capital por sobre las dirigidas a la a m p liación de cap a cid ad es
productivas
o> En la p rod u cció n industrial:
O3
-M - d i s m in u y e la particip ación del capital extranjero, tanto por el retiro de
"O em presas grandes co m o por la pérdida de p eso relativo de aquellas ramas
O donde las ET tenían una p o sic ió n dominante;
- c r e c e el p eso relativo de un conjunto de grandes c o n g lo m e r a d o s de capital
O local altam ente d iv er sifica d o s
S<D
-M
En el agro:
60 - l a em presa rural pasa a integrar redes de tr an sacc ion es m ú ltip les que
viab iliz a n los p ro ce s o s de m o d e rn iz a ció n te c n o ló g ic a ;
- s e acentúa la brecha t e c n o ló g ic a entre d istintos tipos de productores:
p o lariza ció n de los productores según su n iv el de cap ita liz a ció n __________________

186
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Cuadro 9
C onvertibilidad y reform as estructurales (1 991 -20 01): características
generales del período
C re cim ien to notable de los flujos de co m erc io e in v ersión in tern acion ales
C o n so lid a c ió n de la “g lo b a liz a c ió n in s t itu c io n a l” (O M C , tratados bi y
d m ultilaterales de c o m erc io e in v ersión , etc.)
o Gran exp a n sió n de los flujos fin an ciero s in tern acio n ales, buena parte de los
o cuales van a “m ercad os e m e r g e n t e s ”
d
— N u e v o paradigm a t e c n o - e c o n ó m i c o basado en las t e c n o lo g ía s de la
<D in form ac ión y la co m u n ic a c ió n
A d o p c ió n g en er a liza d a de p o lítica s de austeridad fisca l y m onetaria y de
reformas estructurales ( “C o n sen so de W a s h in g t o n ”) en A m ér ica Latina
< D Crisis “s is t é m ic a s ” en el m undo en desarrollo:
so - 1 9 9 5 M éx ic o ;
-M

O - 1 9 9 7 Sudeste A siático;
- 1 9 9 8 default ruso;
- 1 9 9 9 d ev a lu a c ió n brasileña
Plan de C onvertib ilid ad
V e l o z p r ofu n d iz ació n del programa de reformas estructurales orientadas hacia
da p olítica s de libre mercado
o Creación del M E R C O S U R en 1991: U n ión Aduanera “im p e r fe c ta ” en 1995
o Ley de R eform a del Estado (p riv a tiza c io n es)
.tí o. A b a n d o n o de p o lític a s de p ro m o c ió n sectoria les (e x c ep ció n : industria
autom otriz, m inería y foresta ció n )
-I—»
XS1 to
O D e s r e g u la c ió n de m ercados de b ien es y ser v icio s e in ic io de la f le x i b iliz a c ió n
cOn
laboral
s a 2 0 0 0 - 2 0 0 1 : creciente deterioro de la situ ación p o lítica e in stitu cion al
aVi 2002: salida de la Convertibilidad: in stitu cion alid ad p o lític a y juríd ica
gra vem en te afectadas____________________________________________________________________
1991-1994:
- fu e r te c re cim ien to del PBI, caída de la in fla c ió n y aum entos de
productividad;
- a p r e c ia c ió n del tipo de cambio;

o - p r o b le m a s irresueltos (débil tasa de ahorro interno, brecha fisca l, d éficits en
cuenta corriente)
-os 1995 (e fe cto “T e q u ila ”)
oo -r e c e s ió n ;
oo - n o t o r io aum ento del d e s e m p le o - 1 8 % - y deterioro de los in d icad ores de
— distribución del ingreso y pobreza
cá 1 9 9 6 - 1 9 9 8 :
o

"O S - in v e r s ió n y ex p o rta cio n es co m o “m o t o r e s ” del fuerte crecim ien to;


o
-p r o b le m a s fis c a le s y crecien te en d eu d a m ien to del sector p ú blico
1 9 9 8 - 2 0 0 1 ( “sh ock s e x t e r n o s ”):
O> - f a s e recesiva: aum ento del riesgo país y pérdida de c o n fia n z a en la
W Convertibilidad;
- c r e c ie n t e s t e n s io n e s s o c ia le s
2002:
- m e g a d e v a lu a c ió n y f lo ta c ió n del tipo de cam b io, default, brutal caída del
PBI, crisis del sistem a financiero

187
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

La industria sigue perdiendo p e so en el PBI:


- o r ie n t a c ió n hacia activ id ad es vin culad as a recursos naturales (aceites,

> c elu lo sa , papel, acero, petroquím ica);
O3
-M -p é r d id a de p eso de los sectores in te n siv o s en mano de obra, c o n o c im ie n t o y
"O t e c n o lo g ía
O -d e s v e r t i c a li z a c i ó n de los p r o c e so s p rod u ctivos

- f u n c i o n e s de p rod u cció n m en os in ten siva s en mano de obra y con ten id o local
3
Î-H
Marco favorable para la m o d e r n iza ció n v ía im p ortac ión de t e c n o lo g ía
B o o m agropecuario ( c o s e c h a s récord, m o d e rn iz a ció n te c n o ló g ic a )
-M
3
o
Mejoras en p restación de se r v ic io s p ú b lico s pero m uchas v e c e s acom pañadas
W de m arcos regulatorios d éb iles e in crem en tos de tarifas
E x p a n sión y m o d e r n iza ció n en sectores de se r v ic io s privados (co m e rc io ,
turism o, etc.)
D é f i c i t s c o m e r c i a l e s ( s ó lo r e v e r t i d o s en 1 9 9 5 - 1 9 9 6 y en 2 0 0 0 - 2 0 0 1 )
F u e r t e a u m e n to de la s e x p o r t a c i o n e s y m a y o r c o n t e n i d o de c o m b u s t i b l e s , e n e r g í a y
m a n u f a c t u r a s de o r ig e n i n d u s t r i a l en la c a n a s t a e x p o r t a d o r a
N o t a b l e in c r e m e n t o de la s i m p o r t a c i o n e s y c a m b io en su c o m p o s i c i ó n a f a v o r de b i e n e s de
c o n s u m o y de c a p ita l
” B o o m ” de IE D , e s p e c i a l m e n t e a t r a v é s de f u s i o n e s y a d q u i s i c i o n e s : el s e c t o r s e r v i c i o s es el
p r i n c i p a l r e c e p t o r ( e s t r a t e g i a s market seeking)
I n c r e m e n t o de la IE D e m i t i d a p o r la A r g e n t i n a
F u e r te a u m e n to d el c o m e r c io b i l a t e r a l c o n B r a s i l
T e n s i o n e s en la r e l a c i ó n c o n B r a s i l a p a r t i r de 1998 ( d e v a l u a c i ó n d e l r e a l , i n c e n t i v o s p a r a la
r a d i c a c i ó n de i n v e r s i o n e s en B r a s i l , r e c e s i ó n lo c a l) _____________________________________________
F u e r t e a u m e n to de la p r e s e n c i a de la s E T , ta n to de la s i n s t a l a d a s co m o de newcomers (e.g.
p riv atiza cio n e s)
L o s c o n g l o m e r a d o s de c a p i t a l n a c i o n a l p i e r d e n p r o t a g o n i s m o , a u n q u e a l g u n o s se f o r t a l e c e n
e i n c r e m e n t a n su p r e s e n c i a en lo s m e r c a d o s e x t e r n o s ( “ m u l t i n a c i o n a l e s a r g e n t i n a s ” )
=
■o
Se o b s e r v a n e s t r a t e g i a s de “ r e e s t r u c t u r a c i ó n o f e n s i v a ” (E T , g r a n d e s e m p r e s a s l o c a le s ,
o
algunas PyM E s) y estra te g ias “ d efe n siv as” o “ a d a p ta tiv a s” (m ay o ritarias)
E n tr e las P y M E s se o b s e r v a n c i e r r e s , a c h i c a m i e n t o s y a b a n d o n o de la p r o d u c c i ó n p a r a p a s a r
a la c o m e r c i a l i z a c i ó n p o r p r o b l e m a s de a d a p t a c i ó n a la s n u e v a s c o n d i c i o n e s de c o m p e t e n c i a
C r e c i e n t e c o n c e n t r a c i ó n en el s e c t o r a g r o p e c u a r i o
- n u e v a s m o d a l i d a d e s qu e r e e m p l a z a n la f i g u r a t r a d i c i o n a l de la e x p l o t a c i ó n f a m i lia r : pools
de s ie m b r a , f o n d o s de in v e r s i ó n , a s o c i a c i o n e s de p r o d u c t o r e s
<
- c o n s o l i d a c i ó n de r e d e s e m p r e s a r i a s
- c r e c e la p r e s e n c i a de lo s p r o p i e t a r i o s e x t r a n j e r o s ______________________________________________

Si bien a n iv el del d iscurso se vin c u la b a la apertura con la reestructuración y


m ejora de la e f ic ie n c ia de la industria local (el “sin cera m ien to de la e c o n o m í a ”) y
la m o d e r n iz a c ió n t e c n o ló g ic a , en la práctica el m o tiv o principal de su
p rofu n d izació n fue el fracaso en m antener la in fla c ió n en n iv e le s bajos. La baja
de aranceles fue m ayor en b ien es de capital y co n su m o , mientras que los sectores
de b ien es in term ed ios, y, en particular, las industrias siderúrgica, papelera y del
alu m in io - e n las cuales había in flu e n c ia m ilitar319 y una creciente p re sen c ia de
los a sc en d e n tes c o n g lo m e r a d o s lo c a le s m e n c io n a d o s en el cap ítu lo p r e v i o - ,
perm an ecier on p rotegid o s por aranceles altos para los b ien es p roducidos
lo ca lm e n te e in clu so , en ciertos caso s, por barreras no aran celarias.320 La

319 Las Fuerzas Armadas, en particular a través de la Dirección General de Fabricaciones Militares (D.G.F.M.),
gravitaron fuertemente, hasta los años '80, en la definición y ejecución de políticas para los sectores de
aluminio, petroquímico y, especialm ente, siderúrgico (la D.G.F.M. tenía, incluso, participación accionaria en
varias em p re sa s de estos sectores).
320 De hecho, N ogués (1986) señala que, a c a u s a de las presiones recibidas d e s d e el sector privado, y en un
contexto donde no se podía implementar una devaluación por la vigencia de la “tablita”, el gobierno recurrió en

188
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

industria autom otriz tam b ién fue otra e x c e p c ió n al p r oce so de apertura, al igual
que el azúcar y el papel para diarios (Sou rrou ille e t a l , 1985; Fernández e t a l ,
1985).
La p ro fu n d iz a c ió n de la apertura se dio sim u ltán eam ente con una creciente
ap reciación cam biaria resultante de la ap lica ció n de la m e n c io n a d a “ta b lita ” - l a
cual fracasó en lograr la c o n v e r g e n c ia de p recio s y tasas de interés d om éstic as
con los in t e r n a c io n a le s - . Esto redundó - a d e m á s de en un serio p erjuicio para el
grueso del sector in d u str ia l- en un e lev a d o d é fic it co m ercial en 1980,
alim entando las ex p ec ta tiv a s de una d eva lu ación . D ich as ex p e cta tiv a s se
com binaron con la incertidum bre derivada del cam b io p revisto de autoridades
dentro del m ism o régim en militar (marzo de 1981), dando lugar a una fuerte fuga
de cap itales y precipitando una irrefrenable corrida cambiaria.
D ich o e p iso d io derivó en una severa crisis e c o n ó m ic o - f in a n c ie r a . C om o parte de
las respuestas frente a la crisis se d evalu ó el p e so , al tiem p o que se adoptaron
p o lític a s que, vía seguros de cam b io y r efin an cia ció n de deudas, llevaron a que el
Estado se hiciera cargo de buena parte del en d eu d a m ien to externo contraído por
el sector privado. Y a en 1982, la crisis internacional de la deuda externa va a
im plicar un n u evo g o lp e para la e c o n o m ía argentina - l a caída del PBI entre 1980
y 1982 es de 7% -, sumado al que im p licó la guerra con Gran Bretaña por las
M alvin as.
De allí en m ás, la p o lític a e c o n ó m ic a d o m é s tic a se orientará prim ordialm ente a
generar un saldo co m ercial p o s itiv o de form a de poder afrontar los p ag os anuales
por s er v icio s de la deuda externa. Com o parte de este programa, se revierte la
apertura co m ercial y se reintroducen r estriccio n es cuantitativas a las
im p o rta c io n es, lo cual da lugar a un fuerte d es c e n s o de aquellas. A l m ism o
tie m p o , se increm entan las n e c e sid a d e s de fin an c ia m ie n to fiscal, con sideran do la
m e n c io n a d a esta tiz a ció n del s ervicio de la deuda externa.
Durante el go b iern o del presidente A lfo n s ín ( 1 9 8 3 - 1 9 8 9 ) ambas restriccio n es, la
fiscal y la externa, c on d icion aro n p erm an en tem en te las p olític a s e c o n ó m ic a s , que
no lograron ni abatir la in fla c ió n -e n tr e 1981 y 1989 sólo hubo un año, 1986, con
una in fla c ió n m enor a los tres d í g i t o s - , ni c o n s e g u ir un c re cim ie n to m ín im a m en te
sustentable de la e c o n o m ía , aún cuando se pasó de programas relativam ente
“h e t e r o d o x o s ” en los prim eros años, a incorporar su c e siv a m e n te más d o sis de
o rtod o xia hacia el final del período. Por cierto, la v o la tilid ad afectó a un
conjunto de variables c la v e s de la e c o n o m ía en este período, in cluida s las
cam biarias y financieras, d ificu ltan d o la form ación de un horizonte de
p la n ea m ien to más allá del corto - o , en ciertos m o m en to s , c o r t ís i m o - plazo.
En 1989, fin alm en te el régim en de alta in fla ció n derivó en una h ip e rin fla c ió n - e n
ese año el índice de p recio s al c on su m id o r e x h ib ió un in crem en to cercano al
5 0 0 0 % - , dando lugar a una profunda crisis e c o n ó m ic a , social y p o lític a que
m o tiv ó la renuncia del presidente A l fo n s ín - s ó l o en 1989 el PBI cayó más de un
6% -.

diversos c a s o s a medidas tales como derechos antidumping y compensatorios y aum ento de precios de
referencia para importaciones, para proteger a los productores locales afectados por la apertura.

189
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

La adm inistración del presidente M en em , asum ida en ju lio de 1989, hizo


in ic ia lm en te fuerte én fa sis en la red u cción del d éficit fiscal, b uscando
sim u ltán ea m ente elev ar la recaud ación tributaria y dism inuir las e r o g a cio n es . Sin
em bargo, hasta 1991 se s u ced ieron varios intentos fallid o s de e s ta b iliz a c ió n y
perduraron c o n d ic io n e s de fuerte vo la tilid ad cam biaria y de p recio s - e n 1990 la
in fla c ió n m in orista superó el 13 0 0 % -.
En abril de 1991 se pone en marcha un n u evo programa de e s ta b iliz a c ió n ,
c o n o c id o co m o "Plan de Convertibilidad", uno de cu y o s pilares fue la garantía
leg al de que las reservas in tern acio n ales de libre d isp on ib ilid a d en poder del
B C R A respaldaban el total de la base m onetaria en p e so s a un tipo de cam bio fijo
de un dólar por un p eso. Esta d e c is ió n vin o a consagrar "de jure" un p ro ce so de
d olar iza ció n que ya se había producido "de facto" en la e c o n o m ía argentina
- c o m o c o n s e c u e n c ia de los largos años de alta in fla ció n , rematados por los
e p is o d io s h ip e r in f la c io n a r io s - , c o n s o lid á n d o se desde e n to n c es un patrón
b im onetario p e s o - d ó la r .
Con la pu esta en marcha del Plan de C on vertib ilid ad se produjo una drástica
caída en la tasa de in flac ión . Sin em bargo, la c o n v e r g e n c ia entre la in flación
d o m é stic a y la internacional tardó en producirse, erosion an d o la c o tiz a c ió n de
partida del tipo de cam b io, la que no p od ía ser con sidera d a c om o e le v a d a en
térm in os h istó rico s, y generando un cam b io en la estructura de p recio s relativos a
favor de los sectores no transables. De ahí en más, el "ancla cambiaria"
c o n d ic io n ó todo el esq u e m a de p o lítica s e c o n ó m ic a s hasta el final del año 20 01 .
La in trod u cción de la C on vertib ilid ad vin o aco m p añ ad a de una v e lo z
p r ofu n d izació n del program a de reformas estructurales que se había in iciad o a
fin ales de los años ochenta. En m ateria de p o lítica com e rcia l, se co m p letó el
pro ce so de r ed u cció n del u n iverso de r estriccio n es cuantitativas hasta su
c o m p le ta e lim in a c ió n a c o m ie n z o s de 1991. S im u ltán eam en te se redujeron en
s u c e s iv a s rondas los n iv e le s arancelarios, p asánd ose de un arancel p rom edio
cercano al 30% en octubre de 1988 a un 18% en enero de 1991. La apertura
co m er cia l fue particularmente profunda para el sector de b ien es de capital - e n
1993 se fijó un arancel cero para la im p ortación de dich os b ien es (prod ucid os o
no p rod u cid os l o c a l m e n t e ) - . 321 En su conjunto, este p roceso de apertura puede ser
ca lific a d o c om o drástico en térm in os de su v e lo c id a d y amplitud, sin que haya
estado acom p añ ad o de p o lítica s de a sisten cia para la r eco n v e rsió n de las
em presas lo c a le s que, tras años de alta p ro tec ció n , debieron enfrentarse a una
fuerte c o m p e te n c ia externa (más abajo v o lv e r e m o s sobre las c o n s e c u e n c ia s de
este p r oce so ).
En tanto, los acuerdos de in tegración con Brasil se redefinieron en dos sentidos.
En primer lugar, se exten d ie ron a Paraguay y Uruguay, c o n stitu y é n d o s e el
M ercado Com ún del Cono Sur (M E R C O S U R ). En segu n d o lugar, se adoptó un
e s q u e m a general y au tom ático de d e sg ra v a c ió n arancelaria que, partiendo de una
preferen cia m ín im a de 50% para el c o m erc io intrazona en 1991, lo liberaba
totalm en te a fin es de 1994, m o m e n to en el que, adem ás, los cuatro s o c io s debían

321 En 1995, como consecuencia de los compromisos asumidos en el MERCOSUR para alcanzar una tarifa
externa común, se elevó el arancel para bienes de capital, que en 1996 llegó hasta 14%, pero manteniendo
exenciones para bienes no producidos localmente.

190
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

u n ificar su p o lític a c o m ercial externa com p leta n d o una U n ió n Aduanera, p roceso


com p leta d o en tie m p o , aunque de form a “im p e r f e c ta ” .322
Si bien lu e g o profu nd izarem os el an á lisis de ambos tem as, es importante
anticipar que la marcha de la apertura unilateral y de la in tegración en el
M E R C O S U R distó de ser lineal. M ientras que la e v o lu c ió n de la primera estu vo
signad a no sólo por o b jetiv o s v in c u la d o s a metas de e f ic ie n c ia y bienestar, sino
tam b ién por las cam biantes n e c e s id a d e s m a c r o e c o n ó m ic a s y las p resio n es de los
in tereses afectad os por la c o m p e te n c ia de im p o rtac ion es, el M E R C O S U R , en
particular h acia fin es de los n o v e n ta - r e c e s i ó n argentina y d e v a lu a c ió n del real
m e d ia n t e - , se transform ó en una fuente de in ten so s c o n f lic t o s con los restantes
s o c io s , en particular con Brasil. A partir de allí, no ha sido inusual encontrar
in flu y e n tes v o c e s en la A rg en tina - y tam bién en B r a s il- a favor de la d is o lu c ió n
de la U n ión Aduanera o in clu so del acuerdo de in tegración com o tal.
Durante la A d m in istra ció n M en em se aprobó as im is m o una L ey de R eform a del
Estado, destinada a regular el p r o ceso de tran sferen cia de a ctiv os p ú b lico s al
s ector privado. El m a s iv o programa de p r iv a tiz a cio n e s c o m e n z ó en 1 9 8 9 /1 9 9 0 con
la ven ta de la com p a ñ ía t e le f ó n ic a - E N T E L - , la aero línea de bandera - A e r o l í n e a s
A r g e n tin a s -, áreas petrolíferas, m ed io s de c o m u n ic a c ió n , ferrocarriles y
m an ten im ien to de rutas (peajes), y lu eg o se e xten d ió a otras áreas tales com o
s er v ic io s de electricid ad , gas natural y agua potable. Tam bién se privatizaron
firmas siderúrgicas y p etro q uím ica s, así com o la petrolera Y P F . Al m ism o
tie m p o , se autorizó el otorgam iento de lic e n c ia s para la e x p lo ta c ió n y e xp lorac ión
de m inas y y a c im ie n t o s de p etróleo y gas y se d esregu ló la c o m e r c ia liz a c ió n
interna y externa de p etróleo crudo y c o m b u stib le s.
A d e m á s de allegar recursos para el fis c o , se suponía que el programa de
p riv a tiza cio n es serviría para fortalecer la e f ic ie n c ia s is té m ic a de la e c o n o m ía
argentina, a través de una m ejora de la d isp on ib ilid a d y calidad de las
c o m u n ic a c io n e s , el transporte, la energía, etc. Si bien, en general, esas mejoras
ocurrieron - p e s e a la d ebilidad de algu n os m arcos r e g u la t o r io s -, en varios casos
se dieron en un con te xto de fuertes aum entos tarifarios - m á s abajo v o lv e m o s
sobre este t e m a - .
La le g is la c ió n sobre IED, ya am pliam ente liberalizad a desde 1976, se m o d ific ó
en 1989 elim in an d o las r eg u la cio n e s aún v ig e n te s. Se e sta b le c ió a s im is m o la
igualdad de tratamiento para el capital nacion al y el extranjero, suprim iendo las
normas que determ inaban la n ece s id a d de aprobación previa para la IED. Al
p resente, casi no existen r estriccio n es o tratamientos d ifer en cia les para el
accion ar de las em presas extranjeras en el país.
La lib e r a liz a c ió n total del régim en de IED, junto con el m e n c io n a d o arancel cero
para importar b ien es de c a p ita l,323 la d es re g u la ció n del régim en de transferencia
de t e c n o lo g ía y la san ción de una n u e va ley de patentes en 1995 (sig u ie n d o los
c o m p r o m is o s asu m id o s en el acuerdo TRIPS) con stitu y eron los pilares sobre los
cuales debía asentarse, en la v is ió n del go b iern o, la m o d e rn iz a c ió n del aparato
322 No sólo subsistieron excepciones pac ta das formalmente tanto al libre comercio intrazona como al arancel
común, sino que, con el tiempo, y a consecuencia de distintas decisiones de política económica en los cuatro
p aíses miembro, el número de “perforaciones” al arancel externo común fue en aumento.
23 Las importaciones de bienes de capital durante los '90 fueron 4,5 mayores que las de la d éc ad a previa.

191
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p rod u ctivo n ecesaria para que los agen tes e c o n ó m ic o s enfrentaran el d e sa fío de
com p etir en un ambiente más d esregu la d o y com p etitiv o .
En este co n tex to liberalizan te, pero con la atracción principal de las
oportunidades de n e g o c io s abiertas en el m ercado d o m é stic o , el v o lu m e n de IED
recibido por la A rg en tina pasó de m en o s de U $ S 6 0 0 0 m illo n e s en los och en ta a
cerca de U $ S 80 m il m illo n e s en los noventa. Com o c o n s e c u e n c ia , las ET
aumentaron sig n ific a tiv a m e n te su p re sen c ia en la e c o n o m ía argentina, alcanzando
casi el 60% de las ventas, el 55% de las e x p o rta cio n e s, el 70% de las
im p o r tac ion e s y más del 75% del valor agregado de las em presas p erten e cie n tes a
la cúpula empresaria local hacia fin es de los años n o v en ta (ver C h u d n o v sk y y
L ópez, 2 0 0 1 ). La retracción de las em presas p ú blica s y de los grandes
c o n g lo m e r a d o s lo c a le s - v e r más a b a jo - fue la contracara de esta exp an sión .
De este m od o , las ET alcanzaron un p eso dentro de la e c o n o m ía claram ente
superior al que se o b serv a en la m ayor parte de los p aíses d esarrollados y de los
p a íses en desarrollo de m ayor n iv el de in d u strialización , con e x c e p c io n e s
aisladas co m o Singapur o Irlanda. Esto es importante porque, tal com o v im o s en
el capítulo I, la e x p e rie n c ia histórica de los p aíses de in d u strialización tardía
m uestra que d ich os p ro c es o s han sido casi in v aria b lem en te liderados por
c o n g lo m e r a d o s e c o n ó m ic o s de capital local, los que, en general, han contado con
fuerte ayuda por parte de los r e sp e ctiv o s Estados.
El h ech o de que el grueso de la IED arribada al país durante los n ov en ta lo
h iciera bajo la vía de la com pra de em presas ya e x i s t e n t e s ,324 sum ado a la
m ater ia liza ció n de fu s io n e s y a d q u isic io n e s tam b ién entre em presas lo c a le s,
llevaron a una crecien te p r eoc u p ación acerca de la p osib ilid a d de que la
e c o n o m ía argentina estu viera transitando un p ro c eso de creciente co n cen tració n -
con los c o n sig u ie n te s im p a ctos n e g a tiv o s en térm in os de bienestar y e f i c i e n c i a - .
En este sentido, cabe destacar que, hasta 1999, no había control e f e c tiv o ni
r eg u la cio n e s sobre las o p e ra c io n e s de fusión y ad q u isic ió n en la Argentina. El
G ob iern o no u tilizó ningún instrum ento e s p ecia l para alentar/desalentar las
f u sio n e s y a d q u isic io n e s transfronterizas v e r s u s las in v e r s io n e s g r e e n fie ld y la
L ey Antitrust de 1980 (N° 2 2 .2 6 2 ) no c on ten ía p r o v is io n e s referidas a fu sio n e s ,
a d q u isic io n e s o jo in t ventures, por lo cual no extraña que esta ú ltim a fuera
con sidera d a d e sactu alizad a e in e f e c tiv a durante los n o v e n ta .325
Más en general, si bien se podría argumentar que la c o m p e t e n c ia de
im p o rtac ion es co m p en saría la falta de una L ey Antitrust efic ie n te , la e x p e rie n c ia
de la década pasada m ostró que las prácticas de m ercado d istorsiv as y los abusos
de p o s ic ió n dom inante no n ecesariam en te d esaparecen en una e c o n o m ía más
abierta. Ciertam ente, la au sen cia de m e c a n ism o s e f e c t iv o s de d isc ip lin a m ie n to de

324 En efecto, la modalidad preferida de ingreso de la IED en los '90 fueron las fusiones y adquisiciones -
involucrando tanto a e m p re sa s públicas como privadas-, las cuales explican alrededor del 60% de los ingresos
ocurridos entre 1992 y 2000. En contraste, las inversiones en nuevas instalaciones (greenfield) o en
ampliaciones de las existentes fueron relativamente bajas, lo cual explica que el notable aum ento de la IED no
haya impactado de modo significativo en las t a s a s de inversión en capital fijo (ver Chudnovsky y López, 2001).
325 En este contexto, com enzaron las discusiones parlamentarias sobre un nuevo régimen antitrust en 1997,
pero fue recién en 1999 cuando el Congreso aprobó finalmente una Ley moderna sobre el tema. En realidad,
el trasp a so del total del capital accionario de la em p re sa petrolera YPF a la española Repsol en los primeros
m e s e s de 1999 (YPF había abierto su capital a la Bolsa en 1993) aceleró la aprobación de la nueva Ley.

192
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

esto s com p o rta m ie n to s c o n stitu y ó una seria d e fic ie n c ia del set de p olíticas
p ú blicas v ig en te en aquella década - c o m o v im o s antes en este d o cu m e n to , no se
trata de tod os m o d o s de un p roblem a n u ev o , sino más bien de antiguo arrastre en
el p a ís -.
En tanto, en los n ov en ta aparece un n u e vo actor en el m undo em presario local:
los fon d os de in versión . En un c on texto en el cual e x is tía a c c e so relativam ente
fácil a fon d os in tern acio n ales, estas entidades captaban recursos en distintos
m ercados con el ob jetivo principal de comprar em presas, reestructurarlas y lu eg o
ven d erlas, apostando a obtener una ga n an cia de capital en un plazo relativam ente
b r e v e .326 Estos fon d os (E x x e l, CEI -C it ic o r p Equity I n v e s t m e n t s -, IR S A , M B A ,
entre otros), alcanzaron una p r ese n cia importante en la e c o n o m ía local durante la
pasada década. Sin em bargo, el m ayor de e llo s, E x x el, terminó d esp ren d ién d o se
del grueso de las firmas que había alcan zad o a controlar (aunque otros siguen
operando en la actualidad e in clu so surgieron n u ev o s fon d os desde el 20 01 para
acá). En todo caso, cree m os que el an álisis de las con d u ctas y estrategias de estos
agen tes pasa más por com p ren d er los asp ectos fin an ciero s de sus n e g o c io s , más
que sus d e s e m p e ñ o s p rod u ctivo s o t e c n o l ó g i c o s . 327
V o lv ie n d o a las reformas, se abandonaron las p o lítica s de carácter sectorial,
aunque con una s ig n ific a t iv a ex ce p c ió n : la industria autom otriz. D ic h a industria
fue b en e ficia d a , hasta el año 2 0 0 0 , por un régim en c o m ercial e sp ec ia l que in cluía
cupos para la im p ortación de v e h íc u lo s term inados, p referen cias arancelarias para
que las term in ales que producían lo c a lm e n te importaran autom otores y autopartes
y un régim en e s p ec ia l de intercam bio com p en sa d o con Brasil (ver más abajo).
Otras dos e x c e p c i o n e s de m enor im pacto, pero tam b ién im portantes, fueron las
relativas a los sectores m inero y forestal, en los cu ales se crearon reg ím e n es de
estabilidad tributaria y d e sg r a v a c io n e s im p o sitiv a s para alentar la inversión.
El programa de reformas se completó con un cambio en el sistema previsional que creó un sistema
de jubilación privada (a través de las llamadas AFJP) -el cual se suponía que, además de sus
propios fines en términos de una mejor administración de los fondos previsionales, iba a contribuir
a la expansión del mercado de capitales y facilitar el financiamiento a la inversión (objetivo que no
fue alcanzado)-, la desregulación de diversos mercados de bienes y servicios, y el avance hacia una
mayor flexibilidad en las relaciones laborales -acompañado por una baja en los costos laborales a
partir de mediados de la década-. Estas últimas medidas fueron la respuesta del gobierno frente al
fuerte aumento del desempleo (ver más abajo).
La c o m b in a c ió n de la esta b iliz a c ió n m a c r o e c o n ó m ic a y las reformas estructurales
lle v ó a que entre 1991 y 1994 el PBI creciera a una tasa acu m u la tiva anual del
8,7%. En el m ism o períod o, la in v er sió n bruta interna fija acu m u ló un aumento
del 120%. Las cuentas f is c a le s, en tanto, m ostraron una te n d en cia p o sitiv a , a
partir del fuerte in crem en to de la recaudación, resultado tanto del m ayor n iv e l de
actividad c om o del m ejor control de la eva sió n.

326 De hecho, la mayor parte de estos fondos adoptó un sistem a muy em pleado a nivel internacional, llamado
leveraged buyout (compras apalancadas), por el cual primero s e reúne un conjunto de fondos para comprar
una em p re sa y, una vez concretada la operación, s e emiten bonos a nombre de la firma adquirida, lo cual
implica que, de hecho, la adquisición s e financia a través del propio endeudam iento de la em pre sa objeto del
takeover.
327 O bsérvese que el objetivo de en d e u d ar a las e m p re sa s una vez com pradas era que ello habilitaba a
deducir los intereses contra el pago del impuesto a las ganancias (Naishtat y Maas, 2000).

193
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

P ese a esto s éx ito s, ya existían señales que introducían dudas sobre la


sustentabilidad del program a m a c r o e c o n ó m ic o , in c lu y e n d o una débil tasa de
ahorro interno, la d ificultad para cerrar la brecha fisca l y los s ig n ific a t iv o s
d éfic its acu m u lad os en la cuenta corriente del balance de p agos. A s im is m o , se
ob servab a que las ex p o rta cio n e s crecían m uy len tam en te, contra el fuerte
din am ism o de las im p o rtacion es, y que la in v e rsión , pese a su recuperación, era
tod av ía m uy inferior, co m o porcentaje del PBI, no sólo a las cifras de los años
setenta, sino tam b ién a las tasas n ecesarias co m o para garantizar un c recim ien to
sosten id o de la e c o n o m ía en el largo plazo.
En este c on te xto, no sorprende que, cuando a fin es de 1994 se desata el llam ado
“e fec to T e q u ila ”, la e c o n o m ía argentina se viera fuertem ente afectada. El ingreso
de cap itales extern os d ism in u y ó bruscam ente, se elevaron rápidamente las tasas
de interés, hubo un fuerte retiro de d ep ó sito s bancarios - p r o v o c a n d o d ificu ltad es
en varias entidades f in a n c ie r a s - ,328 y la e c o n o m ía in gresó en una fase r ec e s iv a - e l
PBI se redujo un 2,8% durante el año 1 9 9 5 - . La principal c o n s e c u e n c ia n ega tiva
de la rec esió n fue el notorio aum ento del d e s e m p le o (trepó a más del 18% a
c o m ie n z o s de 1995), que quedó instalado en n iv e le s m uy altos - e in éd itos
h is t ó r ic a m e n te - desde aquel año, pese a la ad o p c ión de diversas m ed id as para
reducirlos.
Si bien lu e g o del T eq u ila la e c o n o m ía local v o l v i ó a crecer fuertem ente entre
1996 y 1998 - c o n la in v ersión y las ex p o r ta c io n es co m o "motores" del
cre cim ie n to (recuérdese que el repunte exportador estu v o ayudado por la m ayor
dem anda b rasileñ a y por la m ejora de los p recios in tern acio n ales en 1 9 9 6 - 1 9 9 7 ) - ,
la p e rsisten cia de p rob lem as fis c a le s y el crecien te n iv e l de en d eu da m ien to del
sector p ú b lico , así com o la con tin u a d ep e n d e n cia de los m ercad os intern acion ales
para financiar la falta de ahorro interno y los d é fic its en cuenta corriente,
siguieron sien d o puntos d éb iles dentro del esq u em a m a c r o e c o n ó m ic o .
En particular, la e c o n o m ía argentina hacia fin es de la d écada pasada se mostraba
vulnerable frente a la aparición de p o s ib le s perturbaciones o sh ock s externos
considerando: i) los e s c a s o s m e c a n ism o s de ajuste d isp o n ib les , en el marco de la
C on vertib ilid ad , frente a una crecien te ap reciació n del tipo de c a m b io ;329 ii) la
e sc a sa d iscip lin a fiscal del sector p ú blico , que lle v ó al crecien te en d eu da m ien to
antes m en c io n a d o; iii) las r estriccio n es a la p o lític a e c o n ó m ic a que p roven ían del
d esc o n te n to de am p lios sectores de la so cied a d ante la e v o lu c ió n del d e se m p le o ,
la d istribución del in g reso y la pob reza durante los noventa.
En e fecto , tras un período inic ial de alto ap oyo - p r o d u c to de la e s ta b iliz a c ió n y
la retomada del c r e c im i e n t o - , las reformas - o lo que dio en llam arse, en el debate
p ú b lico , “el m o d e l o ”- c om e n za r on a ser cu e stion ad a s por sectores cada v e z más
am p lios de la p ob la ció n . Un tem a central en este sentido es que el aumento del
d e s e m p le o , en la p e rce p c ió n de la m ayor parte de la socied ad , estaba a so cia d o
fuertem ente a d iferen tes m e c a n ism o s v in c u la d o s con el p roceso de reformas,

328 Como parte de la salida de la crisis del Tequila, s e introdujeron regulaciones bancarias m ás estrictas
(normas de Basilea) y s e alentó la llegada de bancos extranjeros, lo cual s e suponía que ayudaría a reducir el
riesgo de crisis financieras (desafortunadamente, como e s bien conocido, esto no evitó la crisis del 2001).
329 En Perry y Servén (2002) s e mide la apreciación del tipo de cambio real efectivo respecto a su valor de
equilibrio, y s e lo estima en 35% en 1999 y 55% en 2001, explicándose dos tercios de e s a s magnitudes por el
efecto combinado de la apreciación del dólar norteamericano y de la depreciación del real en Brasil.

194
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

in c lu y e n d o la red u cció n del aparato estatal y la p riv atización de em presas


p ú b lica s, la d esap arición o a c h ic am ie n to de firmas lo c a le s que no pudieron
afrontar la m ayor c o m p e te n c ia derivada de la apertura c o m ercial y el
abaratamiento relativo de los b ien es de c a p ita l.330 A s i m is m o , el boo m de la
in v er sió n extranjera, adem ás de traducirse en una “d e s n a c io n a li z a c i ó n ” de la
e c o n o m ía - o b s e r v a d a por m u c h o s co m o una pérdida de soberanía i n c l u s o - ,
tam b ién se aso cia ba , en el debate p ú blico , con la d e s o c u p a c ió n creciente. Incluso
tr an sfo rm acio n es estructurales c om o las ocurridas en algu n os sectores de
ser v ic io s - p o r ejem plo, s u p e r m e r c a d o s- al amparo de reform as d esregulatorias
tam b ién se vin cularo n al in crem en to del d e s e m p le o y/o a la d esap arición de
peq ueñas em presas (c o m e r c io s ) lo c a le s.
La e v o lu c ió n dispar de diferentes sectores de actividad y tipos de em presas
tam b ién contribuyó en el m ism o sentido de minar el respaldo para las reformas.
En e fe cto , con el tiem p o se fueron ob servan d o im p a ctos d ife re n c ia le s a n iv el
sector - c o n la industria (y más en particular, los sectores “t r a b a j o - in t e n s iv o s ”)
perdiendo terreno a favor de los s e r v ic io s, por e j e m p l o - 331 y por tipo de em presas
-p r o d u c to r e s grandes y extranjeros (en particular, pero no e x c lu s iv a m e n te , en
sectores p rivatizad os) d e s em p eñ á n d o s e mejor, en p rom ed io, que las P yM E s (más
abajo v o lv e m o s sobre este punto). Esta h ete ro ge n eid a d de trayectorias tam bién
era v is ib le a n iv el territorial, en fun ción del tipo de estructura p rod u ctiva y
recursos d is p o n ib les en cada caso y la forma en que a partir de e llo s cada
p r o v in cia y/o región p od ía insertarse en el n u evo esquem a.
Fue en to n ce s en un co n te x to m a c r o e c o n ó m ic o no d em asia d o s ólid o, un marco
p o lític o que gradualm ente iba h a c ié n d o se más turbulento, con importantes
in tereses em presarios - y s i n d i c a l e s - que habían tenid o d ific u ltad es para
adaptarse al n u evo escen ario de la e c o n o m ía lo cal y con un cada v e z más am plio
d esc o n te n to social con los resultados de las reformas, que la A rg en tina debió
enfrentar los shocks extern os resultantes de las crisis de R usia y Brasil en 1998 y
1999. A c o n s e c u e n c ia de am bos sh ock s se ob servó un “sudden sto p ” en el ingreso
de cap itales - q u e rápidamente pasó a ser salida de cap itales n e ta -, el cual se
co m b in ó con un n u evo e p is o d io de so b rev a lu a ció n cam biaria - p o r la d e va lu ación
brasileñ a y la ap reciación del dólar frente al e u r o - . Esto dio in ic io a un largo
pro ce so r ec e s iv o , que se in ic ió en la segu n d a mitad de 1998 y terminaría
estallan d o en 2001 con la peor crisis de la historia argentina.
En suma, en los n o v en ta se produjeron un conjunto de profundas
tr an sfo rm acio n es que, al calor de un am biente más estable y c o m p e titiv o que en

330 D esde las posiciones m ás “ortodoxas”, el desem pleo era leído principalmente como resultado de una
legislación poco flexible y de los altos costos laborales (ver, por ejemplo, F IE l, 1997a).
33 Un trabajo de FIEL (2002) - b a s a d o en una muestra de e m p re sa s grandes y PyMEs de distintos sectores
de actividad-, revela que mientras que la productividad total de factores creció en los sectores no transables
durante los '90, lo opuesto ocurrió, en su conjunto, para las e m p re sa s que operaban en actividades
productoras de transables. El trabajo argumenta que este hallazgo puede d eb e rse a la baja del precio relativo
de algunos transables - c o n se c u e n c ia de la liberalización comercial-, así como a caídas en el precio de ciertos
commodities exportables (petróleo, carne) y a la sobrevaluación cambiaria. En cualquier caso, de allí se
desprende que la liberalización comercial habría tenido un impacto negativo sobre una buena cantidad de
firmas industriales, y que en lugar de inducir ganancias de productividad, tuvo el resultado opuesto. En tanto,
las ganancias de productividad en no transables podían reflejar, hasta cierto punto, mejoras en sectores
privatizados y otras ramas de servicios en donde había extendidas ineficiencias micro a comienzos de los
noventa.

195
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

el pasado y de una am plia apertura a las fuen tes extranjeras de t e c n o lo g ía ,


generaron un im p u lso para el c rec im ien to del PBI, la p roductividad y las
ex p o rta cio n e s hasta 1998. H acia aquel m om en to, p arecía que podría configurarse
un patrón de e s p e c ia liz a c ió n basado en la e x p lo ta c ió n de recursos naturales
(agricultura, agroindustria, m in erales, co m b u s tib le s ), pero tam bién en el
ap ro vech am ien to de oportunidades de exp o rta ción en sectores m anufactureros, en
es p ec ia l orientadas hacia el M E R C O S U R , así c om o en ciertos se r v ic io s transables
-tu r is m o , e t c . - (H eym an n y K o s a c o ff , 2 0 0 0 ), aunque existían fundadas dudas
sobre las c o n se c u e n c ia s so c ia le s de tal tipo de patrón de e s p e c ia liz a c ió n (en
particular, sobre su capacidad de generar e m p leo ) y resp ecto de su
sustentabilidad (tanto e c o n ó m ic a com o tam bién am biental) a largo p lazo. Sin
em bargo, el p ro ce so de cr ec im ie n to se detuvo y el país ingresó en una larga
rec esió n que d e s e m b o c ó en la crisis ya com entada. Las p r e v is io n e s antes
m e n cio n a d as no pudieron m aterializarse en un am biente caracterizado por grados
crecien tes de incertidumbre m a c r o e c o n ó m ic a y p o lític a y fragilidad in stitu cion al.
Cuando m iram os el período 1 9 7 6 - 2 0 0 1 en su conjunto, la im agen que se obtiene
dista de ser reconfortante. En el plano p o lít ic o - in s t i t u c io n a l, el retorno a la
d em ocracia, com o se dijo más arriba, es un v a li o s ís i m o logro. Sin em bargo, el
fu n c io n a m ie n to del Estado - i n c l u y e n d o los tres p o d e r e s - y del sistem a de
representación p o lític a distan de haber m ejorado - y de h ech o p rob ablem ente han
e m p e o r a d o -, generando no sólo p roblem as para el d iseñ o e im p le m e n ta c ió n de
p olític a s p ú blicas en todas las áreas, sino tam b ién un gran d escréd ito de la
socied ad en torno al accion ar del Estado.
En lo social, los in d icad ores de e m p leo , pob reza y d istribución del ingreso
em peoraron dram áticam ente. El c o e f ic ie n te de Gini m ed id o para el Gran B u e n o s
A ires pasó de 34.5 en 1974 a 48 .8 en 1999 y 52,8 en 2 0 0 2 . En este últim o año
más de la mitad de la p o b la c ió n se hallaba debajo de la lín ea de pobreza. El
d e se m p le o se instaló desde m ed ia d o s de los n o v en ta en n iv e le s de dos d ígitos
para nunca más v o lv e r al dígito hasta el presente.
En el plano m a c r o e c o n ó m ic o , el PBI p e r c a p i t a de 2 0 0 2 era 11% inferior al de
1974 (en p e s o s con stan tes). Entre ambas puntas, hubo 14 años con crecim ien to
del PBI y otros 13 con caídas. El período 1 9 9 1 - 1 9 9 4 fue aquel en el que se
alcan zó el m áx im o núm ero de años c o n s e c u t iv o s con va ria ción p o s itiv a del PBI
durante toda esta etapa.
En este marco, no resulta sorprendente verificar que la frec u e n cia de las
dep r esion e s en la A rg en tina está m uy por en cim a del p rom ed io de los p aíses en
desarrollo. En este sentido, la crisis de 1975 representa un punto de quiebre.
Entre 1950 y 1974, la probabilidad de que tuviera lugar una d ep resión estaba más
o m en os en lín ea con la corresp on dien te a los p aíses en desarrollo - 2 1 % - . Entre
1 9 7 5 - 2 0 0 1 , en cam b io, esta probabilidad aum entó a 52% (Fan elli, 2 0 0 2 ).
A s i m is m o , las va ria c ion es en el tipo de cam bio real y el im p u esto in flacion ario se
agudizaron durante esta etapa - a m b a s variables ex h ib e n un com p o rta m ien to
sim ilar y sus p ico s están a so c ia d o s a p eríod os de ajuste m a c r o e c o n ó m ic o - .
S ig u ie n d o a Fanelli (2 0 0 4 ) , los dos instrum entos fueron u tiliza d os para
redistribuir in g re so s y riqueza y lidiar, de esta forma, con las c o n s e c u e n c ia s de
las num erosas crisis que han tenido lugar en el país.

196
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

A sí, los p er ió d ico s e p is o d io s de crisis - y sus su b sec u e n tes e s t a b ili z a c i o n e s -


vin ieron aco m p añ ad o s de m a siv a s transferencias de in g resos entre distintos
grupos de ag en tes, generando “w in d fa ll p r o f it s” (gan ancias inesperadas) - y
tam b ién pérdidas in e s p e r a d a s-. N aturalm ente, esas gan an cia s/p érd id as estu vieron
lejos de prem iar/castigar a los agen tes en fu n ción de su habilidad para producir,
com p etir y/o innovar. Por el contrario, g en era lm en te b e n eficia ro n a aq u ellos con
m ayor capacidad y/o in form ac ión para prever los e p is o d io s de crisis, a los que
m an tu vieron a ctiv os líq u id os d olarizad os o en el exterior, a los que tuvieron
m ayor fuerza (o poder de l o b b y ) co m o para in fluir sobre el Estado para evitar
pérdidas y/u obtener gan an cias y, por qué no - e l azar tam bién j u e g a un r o l-, a los
más afortunados.
La ruptura de contratos y el d is lo c a m ie n to del sistem a financiero fueron
gen era lm en te parte integrante de los m e n c io n a d o s e p is o d io s de crisis. Esto hizo a
la estructura de d erech os de propiedad aún más precaria y d ificu ltó no sólo el
pro ce so de p r ofu n d iz ació n financiera, sino tam b ién la form ación de un h orizonte
de p la n ea m ien to cierto para los agen tes. P erió d icam en te, en to n ce s, un gran
núm ero de agen tes se encontró con “ex p e cta tiv a s frustradas” (m issin g
ex p e c ta tio n s), dañando las b ases m ism as de fu n cio n a m ien to de la eco n o m ía .
B) L a reestructuración de los sectores produ ctivo s: lineam ientos p rin c ip a les
1) El sector industrial
El sector m anufacturero perdió, desde 1975 en adelante, la capacidad de
d in am ism o p rod u ctivo , ge n er a ció n de e m p leo y lide razgo del p roceso de
in v e r s io n e s que lo d istin gu ía durante la etapa de la ISI. Al m ism o tiem p o , se
produjeron profundas tran sfo rm acio n es que dieron lugar a un m o d e lo de
o rg a n iz a ció n industrial m uy diferente al que estaba en v i g e n c ia en aq u ella etapa
(K o s a c o f f , 1998).
C om o se señaló antes, la dictadura m ilitar asum ida en 1976 pretendió generar un
pro ce so de “s in c e r a m ie n to ” de la e c o n o m ía que c o m e n z ó con una s ig n ific a tiv a
rebaja de aranceles. Sin em bargo, en una primera etapa el sector industrial
to d a v ía no se vio m ayorm ente afectad o por el aum ento de im p o rtac ion es - i n d i c i o s
de la e x iste n c ia de “a g u a ” en las tarifas (N o g u é s , 1 9 8 6 ) - . A posteriori, la
co m b in a c ió n de apertura c o m ercial y retraso cam biario, en un con te xto de altas
tasas de interés y retracción del co n su m o d o m é s tic o , dieron lugar, a c o m ie n z o s de
los años ochenta, a la crisis más profunda de la h istoria para el sector industrial
(K o s a c o f f , 1989).
S ig u ie n d o a K o s a c o f f (2 0 0 0 ) , P a r i p a s s u su drástica con tracción , el sector
industrial sufrió radicales tran sfo rm acio n es durante ese período - q u e llevaron a
lo que el autor d en o m in a “reestructuración r e g r e siv a ”- . El equipo e c o n ó m ic o que
asum ió en 1976 no intentó mejorar la ya existen te base de c o n o c im ie n t o s ,
h ab ilid ad es y eq u ip am ien tos acu m u lad os durante la ISI, sino que indujo una
rápida reestructuración en la cual los sectores “i n e f i c i e n t e s ” desaparecerían.
Esto, p rob a blem ente, lle v ó a la d estru cción de cap a cid ad es que hubieran podido
ser la base de un patrón más e x ito s o de in d u strialización en un escen ario en el
cual se hubiera adoptado una estrategia de reestructuración gradual. En cam bio,
según el autor, la estrategia de “s h o c k ” e le g id a dio lugar a una n u eva estructura

197
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p rod u ctiva que fue m e n o s capaz de generar em p le o que la previa y más


d ep en diente de la d otación de recursos naturales, o fr ecien d o , en c o n se c u e n c ia ,
m e n o s oportunidades para un sendero de desarrollo basado en el c o n o c im ie n to .
De tod os m od o s, aún en este c on texto, en algu n os sectores se v e rific ó un p roceso
de re n ov ación del parque industrial. En este sentido, hay que considerar que, pese
a la retórica anti in terven ció n del Estado en la e c o n o m ía que perm eaba el
d iscurso o fic ia l, se m antuvieron los reg ím en e s de p ro m o ció n industrial. A su v e z,
se dio n u evo im p u lso a reg ím en es p re vios, com o los corresp o n dien tes a las
p rov in cia s de Tierra del F u ego , San Juan, Catamarca, San Luis y La Rioja. La
siderurgia, la p etro q uím ica y la p rod u cció n de papel estu v iero n entre las ramas
más b e n e fic ia d a s por la p ro m o ció n industrial en esta etapa -r e c u é r d e s e que antes
se señaló que tam bién fueron p r iv ileg iad a s en el plano de la p rote cc ió n
a ra n cela ria-, adem ás de otras co m o alim en to s, cem en to , tex tile s, c o n f e c c ió n ,
m adera y cerá m icos (A zp ia z u , 1989).
C om o resultado de estas ten d en cia s, se produjeron varios cam b ios estructurales
en el sector m anufacturero. Por un lado, creció la p r ese n c ia de las antes
m e n cio n a d as ramas de in su m os in term ed ios, así co m o la de aquellas basadas en
recursos naturales (en e s p e cia l aceites). La m eta lm e c á n ic a , en tanto, fue la
principal afectad a por las p o lític a s e c o n ó m ic a s de la época, así co m o la industria
textil.
En tanto, p ese al c on texto legal favorable para las ET, la p articipación del capital
extranjero en la p rod u cció n industrial cayó del 30 ,4 al 26 ,8% entre 1973 y 1984
(A z p ia z u , 1992). Este m o v im ie n to fue producto tanto del m e n c io n a d o retiro de
varias em presas grandes, c om o de la pérdida de p eso relativo de algunas ramas
donde las ET tenían una p o sic ió n dom inante.
A su v e z, se ob ser v a un cr ec im ien to - q u e se prolongará durante los o c h e n t a - de
un grupo de grandes c o n g lo m e r a d o s de capital lo c al altam ente d iv e r sific a d o s - l o s
cu ales, adem ás de operar en el sector industrial, se expandían h acia activ id ad es
c o m o con stru cción , p etróleo, b an cos, agro, e t c . - , que progresan al amparo del
ap ro vech am ien to de las le y e s p r o m o c io n a le s , así c o m o de las p o s ib ilid a d e s
abiertas por la apertura del m ercado de cap itales y el a c c e s o al en d eu da m ien to
externo (B isa n g , 1996) - e s t e crucial tem a será analizado en e x ten so más ab a jo -.
Durante el go b iern o radical ( 1 9 8 3 - 1 9 8 9 ) el sector industrial alternó años de
e x p a n sió n con otros r e c e s iv o s , acom p añ an d o la inestab ilid ad característica de
aquel período. La crisis que term inó con la salida anticipada de dicho gob iern o
tuvo un im pacto m uy s ig n ific a t iv o sobre la industria, cu ya p rod u cció n acum uló
una caída del 15% entre 1988 y 1989. Y a con la adm inistración M en em , co m o
resultado de la con tin u id ad de los p roblem as m a c r o e c o n ó m ic o s , 1990 fue el año
de m enor p rod u cció n industrial en tres décadas. N o sorprende, en to n c es, que en
el total de la d écada del och en ta la industria acum ulara una caída del orden del
2,3% anual y que la p roductividad laboral apenas creciera al 0,7% anual - g r a c ia s
a que el em p leo cayó más que la p r o d u c c ió n -.
En este co n tex to hostil, con tin u ó el p roceso de tran sform ación estructural del
s ector industrial, con la c o n s o lid a c ió n de algu n os cam b ios in ic iad o s en la fase de
la dictadura militar, tales co m o el aumento de la p r ese n cia de los grandes

198
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

c o n g lo m e r a d o s de capital local y la pérdida de p eso relativo de las industrias


m e ta lm e c á n ic a s en favor de las ramas productoras de in su m os de uso difun d id o y
a lgu n os sectores de alim en to s. A m b as ten d en cia s fueron fa v o r ecid a s por la
continuidad de los re g ím en e s de p rom o c ión , que p rog resiva m en te estu v iero n
sujetos a cada v e z más fuertes críticas - v e r más a b a jo -
Por otra parte, se ob ser v a un rápido c re cim ien to de las ex p o rta cio n es de
manufacturas, que pasan, en va lo res corrientes, de U $ S 2 0 0 0 m illo n e s a m ed ia d o s
de los setenta a U $ S 80 00 m illo n e s hacia fin es de la d écada siguien te. Son las
m anufacturas de origen industrial (MOI) las que están a la cab eza de ese
m o v im ie n to e x p a n siv o , ya que crecen de U $ S 680 a alrededor de U $ S 33 00
m illo n e s , siempre en el m ism o período.
Si bien este aum ento de las ex p o rta cio n e s industriales p od ía verse com o
continuidad de las te n d e n cia s ob servad as desde los años sesenta, en realidad las
ex p o rta cio n e s MOI d in ám icas durante los och en ta eran m uy distintas de las que
habían liderado el cre cim ie n to en la últim a parte de la ISI. En e fe cto , se produce
un d esp la z a m ien to de las ex p o rta cio n e s m e ta lm e c á n ic a s y t e x tile s a favor de
industrias tales co m o la siderurgia, la refin ación de p etróleo, el alu m in io y la
p e tro q u ím ica - e n c o n so n a n c ia con el avance de estas últim as en la estructura
p r o d u c tiv a - (B isa n g y K o s a c o ff, 1995). A s i m is m o , la salida a los m ercados
externos en estas ramas se v in c u la tam bién con la c o n c r e c ió n de diversos
p roy ecto s que, origin a lm en te p la n ifica d o s para sustituir im p o rtac ion es, debieron
salir a exportar cuando, c om o producto del e sta n c am ie n to m a c r o e c o n ó m ic o y de
la d esarticu la ción de la cadena industrial, encontraron una dem anda d o m é s tic a
m uy inferior a la estim ad a al m o m en to de definir las e scalas de planta. Otro
factor n u evo en la d in ám ica exportadora se v in cu la con el h ech o de que un
conjunto de activ id ad es, in clu y en d o la autom otriz y otras m eta lm e c á n ic a s ,
red efin ieron sus estrategias de fu n cio n a m ie n to a favor de una m ayor apertura
h acia los m ercad os extern os co m o forma de c om p en sar el es c a s o d in am ism o de la
e c o n o m ía local (B isan g y K o s a c o ff, 1995).
A m od o de breve balan ce, puede señalarse que en el período 1 9 7 5 /1 9 9 0 la
activid ad industrial cayó un 25%, lo cual lle v ó a una pérdida de p eso del sector
m anufacturero en el PBI desde un 24 a un 19% ap roxim ad am en te. En tanto, el
perfil de e s p e c ia liz a c ió n cam bió fuertem ente, con e x p a n sio n e s de ramas
a so cia d a s a recursos naturales, tanto primarios c om o m in era les, y de las
productoras de in su m os d ifun d id o s - a c t iv i d a d e s que, en general, son capital
in ten siv a s y que en A rg en tin a no avanzaron hacia la p rod u cció n de bien es
"diferenciados" con m ayor valor a g r e g a d o - , en detrim ento de otros sectores más
a s o c ia d o s al uso in ten sivo de recursos hum an os ca lific a d o s y con m ayores
req u erim ien tos de esfu er zo s t e c n o ló g ic o s d o m é s t ic o s - e n particular, el co m p lejo
m e ta lm e c á n ic o y e le c t r ó n i c o - (K o s a c o f f , 1993).
La ad o pción del Plan de C o nvertibilidad dio lugar a una recuperación del sector
industrial entre 1991 y 1994, ya que al calor del fuerte aum ento de la dem anda
d o m é s tic a y de la reaparición del crédito para c o n su m o , se registró un
s ig n ific a tiv o increm ento de la p rod u cció n manufacturera, paralelam ente a una
alta e x p u ls ió n de personal c o n s e c u e n c ia de la g en e r a liz a c ió n de p ro ce s o s de
racio n a liza c ió n de los p u estos de trabajo.

199
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

L u eg o del derrumbe de la p rod u cció n industrial en 1995, resultante del llam ado
"efecto Tequila", se retoma la exp a n sió n en 1996, la cual, a d ife ren c ia de la etapa
anterior, se hace en un c on texto de in crem en to en el n iv el de em p leo
manufacturero. Esta n u eva fase e x p a n siv a se detiene a partir de la segu n d a mitad
de 1998, cuando el sector - a l igual que la e c o n o m ía en su c o n j u n t o - , se ve
afectado por las c o n se c u e n c ia s de las crisis asiática y rusa y por el
en d urecim ien to del m ercado fin an ciero internacional, para lu e g o recibir un n u evo
go lp e con la d ev a lu a ció n del real a c o m ie n z o s de 1999. Entre 1998 y 2 0 0 1 , en un
con texto de fuerte r ecesió n , restricción fin an cier a332 y ap reciación cambiaria, la
industria acum uló una caída del 13% y en 2001 la p rod u cció n estu v o casi en los
n iv e le s de 1993.
En el b alance, en los años noven ta, p ese al m ejor d es e m p e ñ o p rom ed io del sector
industrial v i s a v i s los quince años p revios, el m ism o sig u ió perdiendo p eso en la
estructura glo b a l de la eco n o m ía . H ay que considerar, adem ás, que el punto de
partida del p roceso de recuperación de la p rod u cció n industrial era muy bajo,
dado el retroceso acu m u lad o anteriorm ente - r e c i é n en 1994 el PBI industrial
supera al de 1 9 7 7 - . En tanto, en 1998, punto m á x im o de la serie en los noventa,
la p rod u cció n industrial era apenas 19% m ayor que la de 1987.
En este sentido, hay que tener en cuenta que, adem ás del im pacto
m a c r o e c o n ó m ic o propio de la a d o p c ión de la con v ertib ilid a d - q u e en general fue
f a v o r a b le - , la industria sintió tam b ién los e f e c to s de otros cam b ios en la p o lític a
e c o n ó m ic a . Por un lado, se terminó de d esm antelar el régim en regulatorio de la
ISI (elim in á n d o se la m ayor parte de las p olíticas p r o m o c io n a le s), en paralelo a la
puesta en m archa del ya m en cio n a d o programa de reformas estructurales “pro­
m e r c a d o ”, dentro del cual se destacan los e fe c to s de la apertura c o m ercial, que
o b v iam en te aum entó fuertem ente la e x p o s ic ió n de las firmas d o m é s tic a s a los
rigores de la co m p ete n c ia . Por otro, la form ación del M E R C O S U R d efin ió tanto
una oportunidad - d e s d e el punto de v ista del m ercado a m p lia d o - co m o un d esafío
- p o r la co n stitu c ió n de un esp acio com ún de c o m p e te n c ia con un so c io , Brasil, de
m ayor n iv el de in d u strialización y con un tramado de rela c io n e s p roductivas más
d enso y e f ic ie n t e - .
La exp a n sió n del sector industrial vin o acom p añ ad a de un aum ento de la
p roductividad laboral, la cual creció a un ritmo superior al 7% anual acu m u lativo
entre 1991 y 2 0 0 0 -r e s u lta d o de la c o m b in a c ió n de un cr ec im ien to del v o lu m e n
de p rod u cció n del orden del 2,8% anual y de la caída del em p leo a un ritmo del
4% a n u a l-. Si bien una p orción de este aum ento de la p roductividad se debió al
ele v a d o m argen de capacidad o c i o s a e xisten te en 1990, tam b ién tuvieron un
im pacto p o s itiv o la ad o p ción de nuevas t e c n o lo g ía s en una parte importante del
aparato industrial, así co m o los in crem en tos de e f ic ie n c ia (o ahorros reales de
co s to s ) por mejoras en el m an a gem en t, la re a sig n a ció n de recursos hacia sectores
más p rod u ctivo s, el a p ro vech am ien to de e c o n o m ía s de escala, un clim a de
n e g o c io s más p rop icio, etc. Sin em bargo, la ra cio n a liz a ció n de personal
prov oca da tanto por la ad o pc ión de n u e va maquinaria - f a v o r e c i d a por el
abaratamiento relativo de los b ien es de c a p ita l-, c o m o por la ad o p ción de nuevas
332 O bsérvese que m uchas e m p re sa s que s e habían expandido al calor de expectativas optimistas por la vía
del endeudamiento, encontraron difícil de pagar sus d eu d a s en un contexto de recesión, aum ento de las ta sa s
reales de interés y restricción en el a c ce so al crédito, lo cual llevó a procesos de convocatoria de acreedores
generalizados (Kosacoff y Ramos, 2005).

200
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

prácticas de org a n iz a ció n y g e s tió n em presaria - i n c l u y e n d o la ter ciar iz ación de


a c t iv id a d e s - , e x p lic a tam b ién una parte sustancial del aum ento de la
p roductividad laboral.
A la v e z , se dio un m o v im ie n t o gen e ra liza d o hacia la in corporación de un m ayor
p orcentaje de in su m os im portados en el p roceso p rod u ctivo - d e s p la z a n d o ,
ló g ic a m e n te , a los anteriores p ro v eed ores l o c a l e s - , en tanto que m uchas firmas -
n otoriam en te las f ilia le s de E T - pudieron co m p lem en tar su oferta lo cal con
b ien es im portados - l o cual perm itió la red u cción y e s p e c ia liz a c ió n del m ix de
p rod u cció n d o m é s t ic a - (C h u d n o v sk y y L ó p e z, 2 0 0 1 ).
En este c on texto gen eral, el d ese m p e ñ o de la p rod u cción industrial fue
h e te r o g é n e o a lo largo de los años noventa. En la com p a ració n entre 1993 y 2 0 0 0
aparecen, por un lado, un conjunto de sectores y c o m p le jo s prod u ctivos
“g a n a d o r e s ” (en térm in os de su p articipación en la p rod u cció n industrial
agregada): alim en to s y b ebidas, refin ación de p etróleo, el c o m p lejo qu ím ico,
productos de cau ch o y p lá stico y, en m en or m edida, la p rod u cció n de m etales y el
c o m p lejo c e lu l ó s ic o - p a p e l e r o . Se trata, en lo e s e n c ia l, de ramas que están
d irectam ente v in c u lad as a la d otación de recursos naturales del país y/o producen
c o m m o d itie s industriales con p ro ce so s e s c a l a - in t e n s iv o s y que, en general,
pueden acceder con cierta facilid ad a los m ercad os extern os en m o m e n to s de
caída de la dem anda local.
¿Qué sectores pierden p articipación en la p rod u cció n industrial? T ex tile s y
prendas de vestir, m etalu rgia y m aquinarias, maquinarias y aparatos eléc trico s y
e le c tr ó n ic o s y equipo de transporte. Son, en general, ramas in ten siv a s en mano de
obra no c a lific a d a (te x tile s ) o ca lific a d a (maquinarias) y /o activ id ad es en donde
el p rogreso t e c n o ló g ic o es rápido (elec tr ó n ica ), que, adem ás, tend ieron a ser
fuertem ente afectadas por la apertura im p lem en tad a en los noventa.
E stos c am b ios ob serv ad os en la d écada pasada representaron, en gran m edida, la
con tin u id ad del p ro ce so de tran sform ación de la estructura industrial in iciad o en
los años setenta, y caracterizado, com o v im o s antes, por la pérdida de p e so del
s ector m e ta lm e c á n ic o y de las industrias tr a b a jo -in te n s iv a s y por el avance de las
a ctiv id ad e s v in culad as a recursos naturales.
En cuanto al d es e m p e ñ o relativo de los diferentes seg m e n to s em presarios,
claramente se o b serv a un avance de las f ilia le s de ET, en c o n s o n a n c ia con el ya
observado en la e c o n o m ía argentina co m o un todo. A sí, en 1998, las ET
participaban con alrededor del 60% de las ven tas de las 500 m ay ores firmas
industriales, frente a un 34% en 1990 (C h u d n o v sk y y L ópez, 2 0 0 1 ) . 333
La e x p a n sió n de las ET se dio, en gran m edida, co m o contracara de la retracción
de los c o n g lo m e r a d o s e c o n ó m ic o s que habían v en id o c re cien d o en décadas
previas - a s í c o m o tam b ién de la cuasi d esap arición de las em presas estatales y de
la salida del m ercado (por quiebra o venta) de un buen número de P yM E s
333 Asimismo, la presencia de las ET en el sector industrial llegó a se r muy superior a la que s e observaba en
la ISI. Mientras que en 1963 las filiales extranjeras contribuían con 46% del valor agregado y 36% del empleo
de las mayores 500 em p re sas industriales, en 1997 dichas cifras llegaban a 79 y 61% respectivamente. La
participación de las ET en las ventas de las mayores 100 firmas industriales pasó de 43 a 61% entre 1974 y
1998.

201
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

in d u s tr ia le s -. A sí, el m o v im ie n t o dentro de la cúpula em presaria en los n ov en ta


fue inverso al ob servad o en los quince años p revios.
Otra de las tran sfo rm acio n es clave en el sector industrial durante los n ov en ta es
el aumento de su n iv el de apertura com ercial. Mientras que las im p o rtacion es
pasan del 13,4 al 18,5% del co n su m o aparente manufacturero entre 1993 y 2 0 0 0 ,
la particip ación de las ex p o rta cio n es en el valor bruto de p rod u cció n sube de 8,8
a 15,2% en el m is m o período. En am bos c a so s, se observan aum entos en los
re sp ectiv o s c o e f ic ie n te s en más del 90% de las ramas industriales, lo cual indica
que el in crem en to del n iv el de apertura fue un p roceso gen era liza d o.
Las ex p o rta cio n es de manufacturas pasaron de U $ S 8045 m illo n e s en 1990 a U $S
15790 m illo n e s en 2 0 0 1 , mientras que las ex p o r ta c io n e s MOI crecieron de U $S
33 6 0 a U $ S 8325 m illo n e s en el m ism o período. El aum ento de estas últim as fue
m otorizad o por sectores de in su m os d ifun d id o s es c a la in te n siv o s -p e tr o q u ím ic a ,
siderurgia, c e lu l o s a y a l u m in io - en los que operaban un conjunto de plantas
relativam ente n u eva s que habían avanzado en su sendero m adurativo hasta
alcanzar altos n iv e le s de c o m p etitivid ad in t e r n a c io n a l- y por las e xp o r ta c ion es
au tom o trice s, favo rec id as, c o m o d ijim os antes, por un régim en p rom o cion a l
e s p e c íf ic o . Las ventas MOI se concentraban fuertem ente en M E R C O S U R , h ech o
que indicaba, a la v ez , tanto su vu lnerab ilid ad , co m o la d ificultad para alcanzar
n iv e le s de co m p e titiv id a d internacionales.
Por el lado de las im p o rtac ion es, las m ism a s impactaron de m od o m uy diferente
en las distintas ramas manufactureras. A sí, por ejem p lo, com o se señaló antes, la
prod u cció n de b ie n e s de capital sufrió fuertem ente la c o m p e t e n c ia extranjera. Las
industrias trabajo in ten siva s - t e x t i l e s , calzad o, ju g u e te s , e t c . - tam b ién se
encontraron entre las más afectadas, así co m o los se g m e n to s con m enores
cap a cid ad es c o m p e titiv a s dentro del c o m p lejo de in su m os d ifun d id os - p a p e l, por
e j e m p l o - . E stos sectores com en z a r on a ser p rotegid o s, desde m ed ia d o s de los
años noven ta, con m ed id as tales co m o d erech os antidum ping, clá u sulas de
salvaguardia, etc., pero sin plantearse, desde el go b iern o, estrategias que
pudieran mejorar sus n iv e le s de co m p e titiv id a d o inducir una re co n v er sión
“o f e n s i v a ” de las firmas in volu cradas - so b r e esto v o lv e m o s más a b a jo -.
N atu ralm en te, las tran sfo rm acio n es descriptas se procesaron a través de formas
h ete ro g é n e a s y tuvieron im p actos diferentes al interior del aparato
m anufacturero, no só lo a n iv el sectorial - c o m o se d escrib ió a n t e s -, sino tam bién
a n iv el em presa. Esta h etero ge n eid a d fue m ucho más allá de las d iv is io n e s
trad icio n ales - E T v e r s u s em presas lo c a le s, firmas grandes v e r s u s P y M E s - , ya que
d ep en d ió tam b ién de las cap a cid ad es y estrategias puestas en ju e g o por cada
em p resa frente al n u evo escen ario. Sobre esto v o lv e m o s más abajo.
2) El sector agropecuario pam peano
El p roc eso e x p a n siv o de la p rod u cció n pam p ean a in iciad o en la segu n d a mitad de
los años cin cu en ta se m antuvo hasta la c o s e c h a 1 9 8 4 - 8 5 , cuando se alcanzaron
las 44 m illo n e s de ton ela da s, cu adriplicando la p rod u cción del q u in q uen io 1 9 5 0 ­
54 y aumentando en un 60% la de 1 9 7 2 - 7 3 . La exp a n sió n p rod u ctiva se sustentó
en la c o n s o lid a c ió n de c u ltiv o s n u e v o s (soja), la d ifu sió n de los m ateriales

202
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

g e n é t ic o s d is p o n ib le s desde los años sesen ta y la continuidad del p ro ce so de


m e c a n iz a c ió n que se había in iciad o en los años cincuenta.
Sin em bargo, el p ro c eso de m o d er n iza ció n t e c n o ló g ic a se daba de forma
h etero gén ea . A sí, mientras las em presas de “p u nta” se asem ejaban a las de los
p aíses avan zados (O bschatko e t a l , 1984), desde m ed ia d o s de los años setenta la
brecha t e c n o ló g ic a entre distintos tipos de p roductores se había acentuado (Solá,
1986). Si bien había un conjunto de p roductores "de avanzada", predom inaban las
unidades con sig n o s de atraso t e c n o ló g ic o (Pizarro y Cascardo, 1991). En
esen c ia , la p ola riz a ció n de los productores se daba en fu n c ió n de su n iv e l de
ca p ita liz a ció n , que derivaba en d iferen cias su b stan ciales en cuanto a re g ím e n es o
formas de p rod u cció n y paquetes t e c n o ló g ic o s em p lea do s.
La exp a n sió n se interrumpe, sin em bargo, a partir de m ed ia d o s de los och en ta y
recién en 1 9 9 4 /95 se superará el p ico alcan zad o d iez años atrás. S ig u ien d o a
Barsky (1 9 9 3 ) la n ec esid a d del Estado de extraer in g resos fis c a le s del agro se
con ju gó con una situación de p recio s in tern acio n ales en claro d e s c e n s o a partir de
1984 para provocar una crisis de rentabilidad en el sector, de la cual se derivó la
m en cio n a d a caída de la prod u cción . Más en general, la in estab ilid ad del con texto
m a c r o e c o n ó m ic o - q u e determ inó va r ia c io n es fuertes en el n iv e l de tipo de cam bio
real y en los p recio s relativos d o m é s t i c o s - , en un con te xto ten d en cia lm en te
rec e s iv o y donde las n e c e s id a d e s fis c a le s del Estado encontraban en las
retencion es al agro una fuente importante de recursos, no pudieron sino haber
tenido un e fe cto n e g a tiv o sobre la rentabilidad y, por ende, la in v ersión y la
p rod u cción en el agro p a m p e a n o .334
En contraste con la d écad a previa, la p o lític a e c o n ó m ic a adoptada en los años
n o v e n ta tuvo, en gen eral, un efecto p o s itiv o sobre el sector agropecuario, tanto
por el lado de los co sto s com o por el de los precios. Se derogaron casi todas las
reten c ion es a la exp o rta ción , así co m o otro conjunto de tasas y cargas vin culad as
al c o m er cio exterior que sig n ifica b a n sendas d etra ccio n es del ingreso de los
productores y exportadores. A su v ez , se redujeron o elim in aron aranceles para la
im p ortación de maquinarias e in su m os, facilitan d o la in co rpo ración de
te c n o lo g ía . A s i m is m o , se d iso lv ier o n casi tod os los entes reguladores pre­
ex is te n te s - J u n ta N a c io n a l de Granos, Junta N a c io n a l de Carnes, e t c . - y se
m ejoró tanto la infraestructura de transporte y c o m u n ic a c io n e s com o los puertos.
Este con texto d o m é s tic o favorable dio lugar a s ig n ific a t iv o s aum entos de la
productividad en la región pam p ean a v ia b iliz a d o s por las in v e r s io n e s y la
a ctu a liza ció n t e c n o ló g ic a lle v a d o s adelante por una buena parte de los
productores. A s í, se exp a n dieron fuertem ente tanto el área bajo cu ltivo c om o la
p rod u cció n , la cual alcan zó s u c e s iv o s récords h istórico s aún en un con te xto en el
cual los p recios in tern acio n ales distaban de ser e le v a d o s (en particular desde
1997 en adelante). Com o c o n se c u e n c ia , la p rod u cció n de granos y o le a g in o s a s
pasó de 26 m illo n e s de ton ela da s a 67 m illo n e s de ton eladas entre 1 9 8 8 /8 9 y
2 0 0 0 /0 1 .
334 Barsky y Gelman (2001) señalan que “la combinación durante las d é c a d a s del setenta y del ochenta de
políticas contrapuestas sobre las retenciones a las exportaciones agropecuarias, los movimientos pendulares
del tipo de cambio y las oscilaciones de los precios internacionales de los cereales y oleaginosas generaron
un contexto caótico para el desarrollo de actividades que como las agropecuarias se desarrollan sobre la base
de inversiones de mediano y largo plazo” (p. 363).

203
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Los determ inantes p rin cip ales del aum ento de la p rod u cció n agropecuaria fueron
la exp a n sió n del área cultiva d a y el in crem en to de la p roductividad física . La
e x p a n sió n de la frontera a g ríc o la -ta n to territorial co m o “v irtu a l” (por la d ifusión
del doble cu ltivo t r i g o - s o j a ) - , a su v e z , fue en buena m ed id a c o n s e c u e n c ia de la
disp on ib ilid a d de in n o v a c io n e s t e c n o ló g ic a s - p o r e jem p lo, g e rm o p la sm a adaptado
a c o n d ic io n e s a g r o e c o ló g ic a s de áreas previam en te no aptas para el cu ltivo,
té cn ic a s de labranza que reducen el período entre la c o s e c h a de un cu ltiv o y la
siem bra del sig uien te, e t c . - (C h u d n o v sk y e t a l , 1999).
En lo e s e n c ia l, la fuente de las tran sfo rm acio n es observadas en el agro en los
n ov en ta fueron in su m os t e c n o ló g ic o s de origen extranjero, cu yo ingreso al país se
vio facilitad o por los p r o c e s o s de lib e ra liz a ció n co m ercial y d e s reg u la ció n de la
e c o n o m ía , que redujeron su stantivam en te el precio relativo de los in su m os
q u ím ico s y m e c á n ic o s v i s a v i s los granos.
En el caso de la m aquinaria agrícola, los productores lo c a le s se encontraron con
una oferta am plia - y a p recio s in t e r n a c io n a le s - de maquinarias y eq u ip os que
incorporaban s u b stan ciales mejoras en térm inos de calidad y e fic ie n c ia . La
e v id e n c ia indica que los productores más p eq u e ñ o s participaron en m enor m ed id a
que los m ed ia n o s y grandes en el p roc eso de m e c a n iz a c ió n , a la v e z que, dado
que el uso de las m aquinarias m odernas supone un n iv el de esc a la (tierra) mayor
al n ece sa rio en décadas pasadas, se p rofundizó la t e n d en cia a la terciarización de
activid ad es.
En paralelo, se exp an dió notab lem en te el uso de a g roq u ím icos. Por ejem p lo, el
co n su m o de fertilizantes pasó de p o c o más de 300 mil ton eladas anuales en los
años och en ta a más de 2 m illo n e s en 1996. Tam bién creció sig n ific a tiv a m e n te el
uso de p la g u ic id a s y h erbicidas, de la mano de la apertura y la baja de p recio s en
el mercado local.
La in trod u cción de los org a n ism o s g en étic a m en te m o d ific a d o s (O G M ) fue otra de
las grandes n o v e d a d es t e c n o ló g ic a s en el agro argentino en los noventa. De
h ech o, la A rg en tin a es, lu eg o de los Estados U n id o s, el país que está a la
vanguardia en cuanto a a d o p c ió n de OGM. En el caso de la soja, el área sembrada
con la variedad RR ya supera el 90% de toda la superficie sojera. Tam bién se han
adoptado varied ad es tran sgén icas en m aíz y algodón . Entre 1991 y 20 01 se
otorgaron casi 500 p e rm isos para libe ración al m ed io ambiente de OGM, de los
cuales más del 75% fueron s o lic ita d o s por ET, y cerca de otro 15% por sem illeras
n acion ales.
Esta rápida e x p a n sió n encuentra su origen p rincipalm ente en dos factores: i) las
nu evas variedades, e sp e c ia lm e n te en el caso de la soja transgénica, ofrecen
grandes ventajas e c o n ó m ic a s para los productores, tanto en lo que hace a la
intensidad de m anejo requerida por el cu ltivo , com o en los co sto s de producción;
ii) la m uy temprana in stala ció n en el país de e sq u em as de b io se gu rid ad e
in form ac ión p ú b lica acerca del m anejo de los productos de la b io t e c n o l o g ía y de
los o rg an ism o s m o d ific a d o s g e n é tic a m e n te (C h u d n o vsk y e t a l , 1999).
Tam bién es importante señalar que la d ifu sió n de los O G M ha v en id o de la mano
de paquetes t e c n o ló g ic o s o fr ec id o s por las ET, y que in clu y en herbicidas y otros
tipos de a g r oq u ím icos que deben ser u sad os en conjunto con las distintas

204
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

variedades OGM , así co m o la corresp on dien te a sisten cia té c n ic a para el uso de


d ich os p a q u e te s .335
Otro de los cam b ios t e c n o ló g ic o s im portantes fue la exp a n sió n del llam ado
siste m a de siem bra directa, cuya in cid en cia pasó de 0,3% de la superficie
cu ltiva d a en 1 9 8 8 /8 9 a alrededor de un 30% al presente. La ad o p c ión de este
siste m a gen eró un m ejor a p ro vech am ien to de los recursos p rod u ctivo s y dio lugar
a m ayores ren d im ien tos de los cu ltivo s. A s im is m o , perm itió una ex ten sió n
tem poral del c ic lo agrícola, al elim in ar la n ece sid a d de rotación
agricultura/ganadería, y contribuyó a detener los p r o c eso s de erosión y
d egrad ación de los su e lo s (Son net, 1999). A su v ez , la c o m b in a c ió n del paquete
soja RR y siem bra directa perm itió tam b ién expandir el área cu ltiva b le con soja a
re gion es antes no aptas o m argin ales, así c o m o introducir el doble cu ltivo t r ig o -
soja con las ob v ias ventajas en m ateria de rentabilidad para los agricultores.
En los años n o v e n ta tam b ién fue importante la d ifu sión de d istintos tipos de
m ejoras a g ron ó m icas (planes de rotación de cu ltiv o s, m on itoreo de b alan ces de
nutrientes, an álisis p er ió d ic o s de su e lo s, s e le c c i ó n de híbridos, mejoras en la
u tiliz a c ió n de m aquinarias, cose ch a d o ras y fertiliza ntes, etc.), p roceso en el cual
tuv iero n un papel importante tanto el IN T A , co m o los grupos C R EA y las
em presas privadas productoras de s em illa s. A s i m is m o , se m od ern izó la g e s t ió n y
adm inistración de una parte s ig n ific a tiv a de las e x p lo t a c io n e s agropecuarias,
m ed iante el uso de n u e v o s instrum entos de in form ación y an álisis de datos,
c o m e r c ia liz a c ió n y p la n ific a c ió n estratég ica (Son net, 1999).
A la v ez , la d ifu sión de las nu evas t e c n o lo g ía s se dio en gran m ed id a a través de
redes que in cluían a agricultores, subcontratistas, p rov eed ores de in su m os y
maquinarias y em presas sem illeras. La particip ación en estas redes permitía,
s ig u ie n d o a B isa n g (2 0 0 3 ) , la o b te n ción de b e n e fic io s no o b te n ib les a partir de la
actuación in d ivid u al de cada agente, la crea ción de b ien es c lu b 336 (por ejem p lo, la
ge n era c ió n de c o n o c im ie n t o tácito y c o d ific a d o en b io te c n o lo g ía ) , la o b te n ción de
extern alid ad es p o sitiv a s intra-red y la red u cción de co s to s de transacción.
Sin em bargo, c o m o se dijo antes, los protagonistas de la m ayor d em anda de
maquinarias e in su m os q u ím ico s han sido las e x p lo t a c io n e s de m ayor tam año, en
tanto que las p eq ueñas han tenido serios problem as de en d eu d a m ien to y
rentabilidad. Lo m ism o ha ocurrido con la a d o p c ión de n u eva s t éc n ica s de g e s tió n
y c o m e r c ia liz a c ió n . En c o n s e c u e n c ia , el p roblem a de h ete ro gen e id a d estructural
parece haberse agravado en los años noven ta. Sobre esto v o lv e m o s más abajo, al
exam inar el com p o rta m ien to empresario en el sector agropecuario en dicha
década.
A s im is m o , otro punto clave respecto del p r o ceso de m o d e rn iz a ció n del agro es
que el im pacto sobre el m ed io local del conjunto de tran sfo rm acio n es
te c n o ló g ic a s arriba descripto se vio am ortiguado debido a la reestructuración del
sector p rov eed or de maquinaria a g r íco la - d o n d e en los n ov en ta hubo tanto cierres
de plantas co m o r eco n v e r s io n e s en pos de e sq u em as a sim ila b les a “arm adurías”

335 Cabe señalar, en este sentido, que el éxito de la difusión de la soja RR no fue replicado en los c a s o s del
algodón y el maíz (ver Trigo et al, 2002 para una explicación de los diferentes impactos en ca d a caso).
33 Ver Buchanan (1965) para una definición de los “bienes club”.

205
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

de partes im p o rta d a s -, y al h ech o de que los paquetes q u í m i c o - g e n é t i c o s cla ves


en el n u evo con te xto son crec ien tem en te p rov isto s por un n ú cle o muy acotado de
em presas tran sn acio n ales cu yas d in ám icas de acu m u la c ió n e c o n ó m ic a y té c n ic a
escap an a la ló g ic a lo cal y se insertan en otra de corte glo b a l (B isa n g , 2 0 0 1 ).
3) Las p r iv atizac ion e s
Los s e r v ic io s, c om o es bien sabido, son el principal sector de activid ad en la
e c o n o m ía argentina, y su p eso relativo se ha increm entado - c o m o ha ocurrido en
casi todo el m u n d o - en las últim as décadas. Sin em bargo, esa im portancia no se
ha v isto reflejada en el an álisis e c o n ó m ic o , en tanto que son relativam ente p o co s
los trabajos a c a d é m ic o s d estin a d os a estudiar el fu n cio n a m ie n to de las muy
diversas activ id ad es que se en glob an dentro del rubro “s e r v i c i o s ” en la
Argentina. Esto, pese a las n otab les tran sfo rm acio n es que se han p roducido en
varias de dichas activ id ad es en la últim a década, al calor de nu evas in v e rsio n e s,
avan ces t e c n o ló g ic o s , cam b ios regulatorios y tran sfo rm acio n es en las prácticas
organ izativas, c o m e r c ia le s y de c o n s u m o .337
Una notoria e x c e p c ió n en este sentido surge en el área de los se r v ic io s p ú b lico s
privatizad os, los cu ales sí han generado un gran v o lu m e n de literatura dirigida a
analizar los im p a ctos de la p o lític a de p r iv atizac ion es. Esta literatura, en su gran
m ayoría, ha h ech o h incapié en c u e s tio n e s tales c om o marcos regulatorios, tarifas,
in v er sio n es, mejoras (o d e fic ie n c ia s ) en los se r v ic io s prestados, etc., pero
relativam ente p o co en la c u estió n de las estrategias em presarias. V a le la pena, sin
em bargo, dado el rol que las p riv a tiza cio n es tienen en la d iscu sió n sobre el
d ese m p e ñ o empresario argentino en los noven ta, presentar un breve resumen
acerca de la e v o lu c ió n de dicho p roceso y de los p rin cip ales h a lla z g o s de la
literatura recibida.
A fin es de los och en ta había un am plio c o n s e n s o acerca del h e ch o de que las
em presas estatales proveían se r v ic io s de baja calidad - s i bien no había acuerdo
sobre las causas de tal i n e f i c i e n c i a - . 338 Por lo tanto, se esperaba que su
p riv atización resultara en su sta n ciales mejoras no sólo para los con su m id o res
d o m ic ilia r io s , sino tam bién en la infraestructura d isp o n ib le para los sectores
p r od u ctivo s, un elem e n to clave para la reestructuración de la e c o n o m ía argentina.
A l m ism o tiem p o, las p riv a tiz a cio n e s fueron vista s co m o un instrum ento para
aliviar las cuentas p ú blicas y tam bién com o un factor de atracción para la IED.
Este últim o ob jetivo fue p len am en te logrado, ya que la m ayor parte de las
em presas privatizadas fue adquirida por in versores extranjeros. N o obstante,
m uchas p riv a tiza cio n es in clu y eron , in ic ia lm en te, jo in t ventures con s o c io s
d o m é s t ic o s , entre los cu ales se encontraban varios de los m ayores c o n g lo m e r a d o s
n a c io n a le s (con el tiem p o, sin em bargo, d ich os co n g lo m e r a d o s v en d iero n buena
parte de sus p articip a cio n es en las firmas privatizadas - v e r más a b a jo -).

337 Entre los e s c a s o s trabajos disponibles sobre estos te m a s s e cuentan los realizados acerca del sector
superm ercados por Artana et al (1997) y Rabetino et al (2002). El sector software y servicios informáticos
también ha sido objeto de varios trabajos (Chudnovsky y López, 2005; López, 2003b; Erbes et al, 2004).
338 Mientras que algunos analistas atribuían las fallas de las em p re sa s estatales a las ineficiencias intrínsecas
de la administración pública, otros afirmaban que dichas em p re sas habían sido debilitadas por la falta de
recursos para invertir (debido a las restricciones fiscales) y por el uso de las tarifas como herramienta anti­
inflacionaria.

206
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

G en eralm en te, la contraparte extranjera quedó a cargo del lado t é c n ic o y


op eracional del n e g o c io , mientras que los s o c io s lo c a le s se resp on sab iliza b a n del
lado adm inistrativo y financiero. F recu en tem en te , bancos extranjeros participaron
c o m o p ro v eed ores de fin an cia m ien to en estos c o n so r c io s , particularmente a través
del aporte de títu los de deuda que eran aceptados co m o parte del pago en los
re s p e c tiv o s p ro ce so s de venta.
El m o d e lo de in tegración de los c o n so r c io s , con inversores n a cio n a le s y
extranjeros en a so c ia c ió n , d evino tam b ién de los o b je tiv o s del program a de
p r iv a tiza cio n es. Por un lado, se apuntaba a abrir n u ev o s e s p a c io s de a cu m u la ció n
en una e c o n o m ía que había estado sum ida en una re ce sió n prolongada. Por otro,
el go b iern o suponía que la p r ese n cia de in versores extranjeros en las
p riv a tiza cio n es contribuiría a reducir el riesg o país. A su v ez , para los ban cos
acreedores, la particip ación de em presas extranjeras en los c o n s o r c io s resultaba
es e n c ia l para dism in u ir el r ie s g o - e m p r e s a de los n u ev o s em p ren d im ien to s
(C h u d n o v sk y e t a l , 1996).
A d e m á s de esta le g itim a c ió n "hacia afuera", el go b iern o buscab a una le g itim a c ió n
"hacia adentro", basada fun d am en talm en te en una rápida mejora de la e f ic ie n c ia
de los se r v ic io s transferidos. En los p lie g o s de p r iv atización se e x i g í a - c o m o
regla g e n e r a l- que la r esp on sab ilid ad té c n ic a de la op eración estu v iera en m anos
de firmas con e x p e rie n c ia previa en el m ism o sector de actividad, las cuales
estaban ob liga d as a tener - y con servar durante cierto l a p s o - p articipación
a ccion ar ia en los re sp e c tiv o s co n s o r c io s. Dadas las atribuciones y
r esp on sab ilid ad es que los p lie g o s otorgaban a los operadores t é c n ic o s , se
co n fig u ró una situ ación en la cual estos pasaban a d esem p eña r el rol de primus
inter pares entre los s o c io s con a c c io n e s controlantes. A la v ez, con sideran do que
el g o b ier n o no d eseab a que el personal superior de las em presas estatales pudiera
hacerse cargo de la op era ció n de las nuevas firmas privadas, y te n ien d o presente
que n in gu n a em presa local privada tenia e x p e r ie n c ia previa co m o operador de
esto s se r v ic io s, im p lícitam en te se e x i g í a que los operadores t é c n ic o s fu esen
extranjeros. En otras palabras, la bú squ ed a de “legitim ación " fue solven tad a, en
am bos caso s, con el con cu rso de in versores extranjeros (C h u d n o v sk y e t a l , 1996).
Este ú ltim o punto tuvo una importante repercusión a largo p lazo, ya que fueron
p oca s las firmas n a c io n a le s que -a p r o v e c h a n d o las p r iv a t iz a c i o n e s - pudieran
desarrollar un p roceso de aprendizaje y a cu m u la ció n de cap a cid ad es en nuevas
áreas de n e g o c io s que, e v en tu a lm e n te, podrían haber lu eg o haber aprovechado
para cim entar sus p ro ce s o s de in tern a cio n a liza ció n . A d v irtam os que un p roceso
de ese tipo se o b serv ó en Chile, lo cual perm itió que varias firmas de ese país
participaran lu eg o en p riv a tiz a c io n e s no sólo en A rg en tina sino en otras n a c io n es
de A m é ric a Latina co m o Perú, Brasil o C o lo m b ia (L óp ez, 1999).
El entorno m a c r o e c o n ó m ic o p r eva le cie n te in flu y ó d e c is iv a m e n te sobre la forma
en que fue e v o lu c io n a n d o el program a de p r iv atiz acion e s. La p riv atización de las
te le c o m u n ic a c io n e s , c om p le ta d a en 1990 en el m ed io de una profunda crisis
e c o n ó m ic a , in clu y ó m o d e sto s co m p r o m is o s de in v ersión , un marco regulatorio
d ifusa m en te d e fin id o , un fuerte aum ento de las tarifas y un m o n o p o lio
garantizado durante 10 años. A pesar de esto s b e n e f i c io s y del apreciable
p oten c ial del m ercado de t e le c o m u n ic a c io n e s (e x istía una gran dem anda
reprimida tras años de mal fu n cio n a m ien to de la em presa estatal), sólo tres

207
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

c o n s o r c io s presentaron ofertas - y uno de los que resultó ganador p osteriorm ente


d e c lin ó hacer e f e c tiv a su o fe r ta -.
Por el contrario, las p riv a tiza cio n es realizadas entre 1 9 9 2 - 1 9 9 3 tuvieron lugar en
el co n tex to de una e c o n o m ía con alto cr ec im ien to y baja in fla ció n , lo cual mejoró
fuertem ente las ex p e cta tiv a s de los in versores p o ten cia le s. Esto hizo p osib le
mejorar el d iseñ o de los p ro ce d im ien to s de venta y de los cuerpos regulatorios,
tal c om o ocurrió en el caso de la p riv atización del transporte y distrib u ción de
gas natural y de la g e n era ció n , transporte y d istribución de en ergía eléctrica.
Sin em bargo, in c lu so en estos c a so s se ofrecieron importantes in c e n tiv o s para
atraer a los in versores. Por e jem p lo, la m ayor parte de las em presas fueron
transferidas sin p a s i v o s .339 A s i m is m o , el siste m a tarifario u su alm en te in cluía
clá u sulas altam ente cu e stio n a b le s, ya que buena parte de ellas se fijaba en
dólares y se c on tem p lab an m e c a n ism o s de in d e x a c ió n en fu n c ió n de las tasas de
in fla c ió n esta d o u n id en ses -n a tu r a lm e n te, el g o b iern o p od ía aducir que sin esas
clá u sulas, nadie vendría a invertir en un país cu ya m on e d a casi se había
evaporado apenas 3 o 4 años atrás-. En todo caso, esta situación, com b in a d a con
el h ech o de que m uchas activ id ad es privatizadas eran m o n o p o li o s naturales o
tenían m ercad os reservados por largos p erío d os de tiem p o, derivó en una
e x ten d id a p erc ep ció n a n iv el de la socied ad respecto de que las em presas
privatizadas estaban acu m u lan do b e n e fic io s “d e s p r o p o r c io n a d o s ” .
La principal p riv atización fue la de Y P F , la m ayor em presa argentina, con
n e g o c io s en toda la cadena del p etróleo y el gas natural. Y P F fue privatizada en
1993 a través de la venta de a c c io n e s en p eq u e ñ o s b lo q u es en los m ercados
d o m é s t ic o s e in tern acion ales. El 58% del stock de a c c io n e s de la c om p a ñ ía fue
lanzado al m ercado, sien d o adquirido tanto por in versores lo c a le s co m o por
extranjeros. En enero de 1999, en el p ico de la crisis p rov oca d a por la
d e v a lu a ció n del real, la petrolera e sp a ñ o la R ep so l le com pró al go b iern o n acional
su parte de Y P F (el 15%). U n o s m e s e s d esp u és (en abril de 1999), R ep so l hizo
una oferta p ú b lica por el restante 85% del capital, q u edán d ose con el control de
la empresa.
En un estudio realizado sobre el d es e m p e ñ o de las em presas p rivatizadas, Galiani
e t a l (2 0 0 1 ) encontraron su sta n ciales aum entos en sus n iv e le s de e f ic ie n c ia
operativa lu e g o de la p riv atización . Los in d icad ores de p roductividad mejoraron
gracias a los d e sp id o s m a s i v o s ,340 pero tam b ién debido al h ech o de que las firmas
privatizadas increm entaron fuertem ente sus n iv e le s de p rod u cció n e introdujeron
m od ern os m é to d o s g e r e n c ia le s y nu evas t e c n o lo g ía s or g a n iz a c io n a le s y de
prod u cción . Según los autores, las in v e rsio n e s de estas firmas crecieron, com o
m ín im o , 350% c o m o resultado de las p riv a tiz a c io n e s, un p r o ceso que fue, en gran
m edida, facilitad o no sólo por la p o s ib ilid a d de a c c e so a los m ercad os fin an cieros
in tern acio n ales, sino tam b ién por la red u cción de aranceles para importar bien es
de capital. A s i m is m o , u su alm en te las p riv a tiza cio n es tuvieron im p a ctos p o s it iv o s

339 Algunas de las privatizaciones, en realidad, involucraron subsidios del gobierno con el fin de atraer
inversores (fue el caso de los ferrocarriles de pasajeros, por ejemplo). Las e m p re sa s extranjeras rara vez
participaron en este tipo de privatizaciones, las cuales atrajeron, mayoritariamente, a em p re sa s domésticas.
40 El empleo en las ex-e m p re sas estatales cayó aproxim adamente un 40% luego de las privatizaciones. YPF,
por ejemplo, redujo su personal de 36.935 a 9.350 empleados. El Puerto de Buenos Aires, que operaba con
8.000 trabajadores antes de la privatización, tenía sólo 2.500 em pleados en 1994.

208
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

sobre la calidad, d is p on ib ilid a d y, en m enor m edida, los c o s to s de los re sp ec tiv o s


se rv icio s y/o p r o d u c to s,341 Los resultados fueron, en general, m ejores en los
sectores en donde e x is tió cierto grado de c o m p e t e n c ia y/o los en los que los
m arcos regulatorios estu v iero n m ejor d iseñ ad os.
C onsiderando esto s datos, ¿cóm o puede e xp licarse la crecien te im popularidad de
las p riv atizacion es? - a d e m á s de lo ya m e n c io n a d o respecto de la d olar iza ció n de
tarifas y los fuertes b e n e fic io s acu m u lad os por varias em presas p r iv a tiz a d a s-. En
primer lugar, algunas o p er a cio n e s de p riv atización quedaron aso cia d a s, en la
p e rc ep c ió n social - e in c lu so en ciertos caso s esto lle g ó a los estrados j u d i c i a l e s - ,
a e p is o d io s de corrupción - d e h ech o, la corrupción ya estaba instalada cuando las
em presas eran estatales, pero en ese caso sus p rotagon istas eran las firmas
contratistas y p roveed oras, así co m o los sin d icatos y parte de los e m p l e a d o s - . 342
En segu n d o lugar, no se alcanzaron mejoras de calidad su sta n ciales en tod os los
c a so s - p o r e jem p lo, los se rv ic io s de ferrocarriles de pasajeros no mejoraron
s ig n ific a tiv a m e n te lu e g o de su p r iv a t iz a c ió n -. En tercer lugar, mientras que el
s ector em presario fue el más b e n e fic ia d o por las red u ccio n e s tarifarias, los
h ogares sufrieron aum entos de tarifas en algu n os caso s - p o r ejem plo, en los
s er v ic io s de t e le fo n ía b á s ic a - . N ó t e s e , en este sentido, que durante los n ov en ta
hubo una casi con tin u a m ejora de los p recio s relativos del sector servic io s
p ú b lic o s v i s a v i s el resto de los p recios de la e c o n o m ía local, y en particular
frente a los p recio s industriales. Esto fue producto de la c o m b in a c ió n de tarifas
in d exad as en dólares con, primero, los e f e c to s de la apertura c o m ercial en
sectores transables, y lu e g o con las ten d en cia s d eflacio n arias que se hicieron
n otorias a partir de que se ingresara en la fase r ec e s iv a a fin es de 1998.
En cuarto lugar, c o m o se dijo más arriba, gen era lm en te las p r iv atiz acion es
im p licaron d esp id o s m a s iv o s , sien d o p ercibidas, en to n ce s, co m o una de las
p rin cip a les causas de los altos n iv e le s de d e s e m p le o . En quinto lugar, no se
p u sieron en marcha in c e n tiv o s para fom entar en c a d en a m ien to s h acia atrás con
p r o v eed ores lo c a le s (en realidad, la p r o v isió n local fue m ayorm en te reem plazada
por im p o rtac ion es). Por ú ltim o, la calidad de las normas y ag e n cias regulatorias
fue m uy h e te r o g é n e a y, en ciertos caso s, esto perm itió incu m p lir parte de las
e x ig e n c ia s planteadas al m o m e n to de la p rivatización.
C om o lo señalan G e r c h u n o ff e t a l (2 0 0 3 ) , la e x is te n c ia de p roblem as n orm ativos
y regulatorios ha sido interpretada, tanto por la literatura crítica del p roceso
p rivatizador co m o en el debate p ú b lico acerca de dicho p r oce so , co m o p lenam ente
fu n cion al a los in tereses de los grandes c o n g lo m e r a d o s lo c a le s y extranjeros que
tom aron a su cargo las e x - e m p r e s a s estatales. Este será uno de los tem as que
e x a m in a m o s en el resto de este capítulo.

341 En lo que respecta a la electricidad, las tarifas cayeron para los usuarios industriales y la capacidad
aumentó de 13,267 MW a 18,100 MW cinco años d e s p u é s de la privatización. En el sector gasífero, las redes
de transporte crecieron un 25%, de 66,765 a 105,614 km. en el mismo período. En telecomunicaciones, el
número de líneas s e incrementó un 100% en el período 1989-2000 y la productividad media creció de 92
líneas en servicio por em pleado en 1990 a cerca de 400 líneas en 2000 (Gerchunoff et al, 2003).
342 Como lo señala Etchemendy (2001), YPF ejemplificaba d e s d e los '50 el paradigma de una em presa
situada en una red de rent-seeking que incluía a proveedores, sindicatos y a parte de su s propios
funcionarios.

209
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

C) Conductas y desem peños a nivel em presarial


1) La “larga re ce sió n ” (1 9 7 5 -1 9 8 9 )
La etapa que an a liza m os se abre con el “e x p e r im e n t o ” de M artínez de H oz.
C onsiderando los ob je tiv o s de nuestro trabajo, lo primero a decir en este sentido
es que la literatura “h e te r o d o x a ” es casi unánim e en interpretar a este período
com o un intento - e x i t o s o - de terminar con un “empate h is t ó r ic o ” entre dos
b lo qu es de poder - e l liderado por la b u rgu esía “c o n ce n tra d a ” v e r s u s la c o a lic ió n
ob rero-p atron al representada en el p e r o n is m o - , por la v ía de la represión sindical
y p o lítica y de la ad o p c ión de una p o lítica e c o n ó m ic a “lib e r a l” (ver A cuña,
1995).
Para los autores h e ter o d o x o s , en esta etapa no sólo se habría in clin ad o
d e c is iv a m e n te hacia el lado de las cla s es d om inan tes la balanza de poder
e c o n ó m ic o y p o lític o en nuestro país, sino que se habría reforzado fuertem ente la
v o c a c ió n es p e c u la tiv a de la elite local. A sí, el g o b ie rn o m ilitar habría creado
“in v er n a d er o s ” p rotegid o s de la co m p e te n c ia externa y de las crisis e c o n ó m ic a s
por los su b sid ios, la p o lític a fin an ciera y la p o lític a co m e rc ia l d iscrecion al. “El
n ú c le o ... de la elite se d e sp la zó desde la p rod u cció n ... hacia la capacidad de
op era ció n fin an ciera y de ‘l o b b y i n g ' .. este ajuste... lle v ó a desplazar la
estructura industrial hacia ‘in v e r n a d e r o s ’ cuyo d e s e m p e ñ o depende de la
pre ser va ción de c o n d ic io n e s m o n o p ó lic a s no transitorias y no de la in n o v a c ió n de
las fir m a s ” ( N o c h t e ff , 1994b, p. 107).
N atu ralm en te, este no era el ob jetivo declarado de las reformas, sino otro muy
distinto: “sin cerar” la e c o n o m ía . En otras palabras, co m o se dijo antes, se
apuntaba a mejorar la a sig n a c ió n de recursos en fun ción de las ventajas
com parativas del país, m od ern iza n d o el stock de capital y las t e c n o lo g ía s
em p lea d a s, ajustando la c o m p o s ic ió n del m ix p rod u ctivo , elim in an d o factores
“r ed u n dan tes” y p ro m o v ie n d o la e x p a n sió n de los sectores “e f i c i e n t e s ” y la
con tracción de los “in e f i c i e n t e s ” . Estos o b jetiv o s , cabe enfatizarlo, eran
am p liam en te com p artidos por los ec o n o m ista s “o r t o d o x o s ”, tanto lo c a le s c om o
extranjeros, que habían v en id o criticando desde tiem p o atrás el patrón de
desarrollo aso cia d o a la ISI.
Está claro que, aún en térm in os estrictam ente e c o n ó m ic o s , este program a estu vo
lejos de ser e x ito s o . En particular, fue p o c o e x ito s o en estim ular una respuesta
inversora d in ám ica en los agen tes privados, h ech o que p od ía ser esperable en un
co n tex to donde se habían acallado las protestas s in d ica les, parecía haberse
e s ta b iliz ad o el orden p o lític o - a m b a s cosa s obtenidas “a sangre y f u e g o ”- , el
go b ier n o prom etía un am biente favorable a la em p resa privada, se había abierto el
a c c e so a fin an cia m ien to internacional y el Estado, pese a la retórica “lib e ra l”,
seg u ía dando su b sid ios fis c a le s y cred iticio s para p ro y e cto s de in versión .
En contra de estas ex p ecta tiv a s, la in v ersión se m antuvo en n iv e le s bajos -
cr ecien d o a apenas el 0,3% anual entre 1976 y 1 9 8 1-. Más aún, el cierre de
fábricas, in clu so grandes, fue un h ech o exten d id o en esta etapa - s e g ú n datos de
Sourrouille e t a l (1 9 8 5 ) entre 1975 y 1982 cerró alrededor del 20% de los
e s ta b le c im ie n to s fabriles de m ayor ta m a ñ o -. Los m o v im ie n t o s en el seg m en to de
las firmas más grandes fueron tan in ten so s que, de las 100 m ay ores em presas

210
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

industriales de 1975, 33 de ellas ya no estaban en ese grupo en 1981 (Schvarzer,


1983).
Particularmente interesante es analizar el com p o rta m ien to de las em presas
tran sn acio n ales - r e c o r d e m o s que una de las primeras m ed id as del go b iern o
m ilitar fue liberalizar el tratamiento hacia la I E D - . N o sólo los flujos de IED
fueron relativam ente m o d e s to s durante este período, sino que entre 1976 y 1981
se retiraron o cerraron tem porariam ente sus activ id ad es em presas c om o General
M otors, Citroen, O livetti, John D eere y M a s se y F erguson, al tiem p o que pasaban
a m anos n a c io n a les dos firmas extranjeras de gran tamaño co m o S u dam tex y
Tamet.
Tratando de interpretar este com p o rta m ien to , Sourrouille e t a l (1 9 8 5 ) sugieren
que la IED arribada al país en las décadas p revias, lo había h ech o en el marco del
programa sustitutivo y de una e c o n o m ía fuertem ente cerrada. Cuando estos datos
se alteran, las b ases del p roceso previo de a cu m u la ció n d esap arecen, sin ser
reem plazadas n ecesariam en te por nu evas fuentes de rentabilidad que v ia b ilic e n la
operatoria en el m ercado local. En tod o caso, el com p o rta m ien to de la IED
muestra que la m ayor parte de las em presas extranjeras con sidera b a que las
p o sib ilid a d es de continuar con su exp a n sió n en el m ercado argentino, en el n u evo
escen ario macro y regulatorio, eran escasas.
Com o se m e n c io n ó antes, la caída de la p articip ación de las ET en la p rod u cció n
y el valor agregado industrial se dio P a r i p a s s u el avance de un n ú c le o de
a scen d en tes c o n g lo m e r a d o s lo c a le s a través de estrategias de c o n s o lid a c ió n en
sus m ercad os p rincipales y d iv e r s ific a c ió n hacia nuevas áreas de n e g o c io s . Esos
p r o ceso s in c lu y e ron tanto in v er sio n es g r ee n fie ld - g e n e r a lm e n t e apoyadas en
su b sid ios del E s t a d o - c om o compras de em presas ex isten te s.
S ig u ien d o a B isa n g (1 9 9 6 ) , esto s grupos no se forman a c o n s e c u e n c ia de la
n e cesid a d de r esolver problem as org a n iza tiv o s de tipo “ch an d le ria n o ”, ni
t a m p oc o - a u n q u e hay e x c e p c i o n e s - por la aparición de spin offs t e c n o ló g ic o s ,
sino com o forma de captar sin ergias y aprovechar in tan gibles propios de las
f u n c io n e s corporativas, a la v ez que c o m o resultado de la bú squ ed a de aprovechar
oportunidades de in v ersión en áreas de articulación con el sector p ú blico.
Cabe distinguir, dentro de estas o r g a n iza cio n e s, dos ló g ic a s d iferentes. Por un
lado, los p ro ce so s de c o n s o lid a c ió n de co n g lo m e r a d o s ya e x isten te s que habían
sustentado su p r o ceso de a cu m u la ció n previa en el área p rod u ctiva - T e c h in t,
Bridas, Aluar, Pérez C om panc, M assuh, Macri, B u n ge y Born, e t c .- . Por otro, la
aparición de un p eq u e ñ o número de c o n g lo m er a d o s b asados en la actividad
fin an ciera - c o m o los n u clea d o s en torno a los B a n c o s O ddone y de los A n d e s - ,
que se exp an den fun d am en talm en te a través de la com pra de em presas. A
d iferen cia del primer grupo, la ló g ic a de esto s ú ltim os c o n g lo m e r a d o s estu vo
totalm ente d om inada por o b jetiv o s de v a lo r iz a c ió n fin an ciera y, fin alm en te, tuvo
corto vu elo (aunque altos c o sto s s o c ia le s ), en tanto a q u e llo s fueron liqu idad os
durante la crisis bancaria desatada en 1980.
Com o ya se dijo, la e x p a n sió n de los grupos lo c a le s estu v o en gran m ed id a
a so cia d a al a p ro vech am ien to de reg ím e n es p r o m o c io n a le s para la in v er sió n - q u e

211
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

otorgaban fuertes s u b s i d i o s - , 343 el a b a stec im ien to a entidades o em presas


estatales, el in greso a o p er a cio n es de p riv atización o c o n c e s ió n de activid ad es
antes en m an os del Estado e in clu so al papel de “partero” cu m p lid o por el Estado
para la creación y/o c o n s o lid a c ió n de em presas lo c a le s en activ id ad es tales c om o
la industria naval, la p e s c a o el sector nuclear (Schvarzer, 1983).
Durante esta etapa varios de esto s grupos a s im is m o increm entan su n iv e l de
in te rn a c io n a liza ció n fin an ciera - a c c e d ie n d o a créditos extern os y tam bién
aum entando su operatoria en plazas del e x t e r io r -, a la ve z que con stitu y en
so c ie d a d e s h oldin g en el extranjero (preferentem ente en “paraísos f i s c a l e s ”),
in clu so para invertir en la propia Argentina, con fin es v in c u la d o s a m in im izar la
carga im p o sitiv a glo b a l (B isa n g , 1998).
Sin em bargo, más allá de la exp a n sió n de los c o n g lo m e r a d o s recién m e n c io n a d o s ,
el programa de M artínez de H o z estu v o lejos de generar una respuesta entusiasta
por parte del sector privado que se tradujera en un b o o m in versor co m o el que
podría haber sido esperable ante un programa que parecía ser d ecid id a m ente
“p r o - b u r g u e s ía ” .
B u sca n d o e x p l ic a c io n e s a esta aparente paradoja, una h ip ó tesis presentada en la
literatura “o r t o d o x a ” hace h incapié en la v o la tilid a d y falta de credibilidad del
e s q u e m a de p o lítica e c o n ó m ic a . N o g u é s (1 9 8 6 ) señala que, tras la segu n d a guerra
m undial, en ningún otro país ni en la historia argentina previa se habían
ob servad o f lu c tu a c io n e s tan grandes en la tasa de cam b io real e f e c tiv a c om o
durante el período que estam os analizando. A su v ez , hace h incapié en que las
ex p e cta tiv a s de los agen tes in cluían una alta probabilidad de que ocurriera una
crisis cam biaria en v ista de la con tin u a ap reciación del p eso desde 1978 en
a d e la n te .344 En este escen ario, parecía razonable que los agen tes fueran reacios a
invertir (sa lv o que tuvieran contratos o in c e n tiv o s fis c a le s que les garantizaran
ciertos m árgen es de rentabilidad - g r a c i a s a la articulación con el E s ta d o -).
N o g u é s tam b ién subraya que la p o lític a arancelaria se sujetó p r og resiva m en te a
o b jetiv o s a n ti-in fla c io n a r io s - “c o n ta m in a n d o ” los p rop ó sito s “e f ic ie n t is t a s ”
o r i g i n a le s - , con lo cual se hizo im p re v isib le para las em presas, reforzando el
s e s g o a n ti-in v e r s o r (recuérd ese, adem ás, que la p r ofu n d iz ació n de la apertura se
dio P a r i p a s s u la apreciació n del p e so derivada de la “tab lita ”). Más aún, se
dieron caso s de ex p e cta tiv a s de in v ersión frustradas a causa de la apreciació n del
p e so (Petrei y De M elo, 1985). Las d ificu ltad es para obtener fin a n c ia m ie n to a
largo plazo y la v o la tilid a d de la tasa de interés real en el m ercado lo cal tam bién
conspiraron contra las d e c is io n e s de in v ersión en el ámbito productivo.
A s i m is m o , se ha argum entado que la reform a fin an ciera cum atraso cam biario
habría llev a d o a generar oportunidades de arbitraje (por ejem p lo, tom a de
préstam os en dólares para represtar el dinero en p e so s ) que fueron aprovechadas
por las em presas para generar gan an cias de corto p lazo, perjudicando

343 Según Schvarzer (1978), a mediados de los '70 un gran proyecto industrial en la Argentina se financiaba
en un 10% con recursos propios de la em pre sa beneficiada, siendo el resto aportado por desgravaciones
impositivas, créditos de organismos internacionales y créditos locales (en am bos casos, con ta s a s y
condiciones preferenciales).
344 Ver también Petrei y De Melo (1985), quienes argumentan que las firmas posponían decisiones de ajuste e
inversión considerando la falta de certidumbre respecto de la futura evolución de la política económica.

212
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

naturalmente el ejercicio de la activid ad productiva, dado el d e s v ío de recursos y


e s fu e rzo s desde una a otra área. A la v e z, esto habría v ia b iliza d o la p erm an en cia
de firmas no co m p e titiv a s, en tanto que sus pérdidas en los m ercad os de b ien es y
ser v ic io s se habrían más que c o m p en sa d o con gan an cias financieras (Petrei y De
M elo , 1985).
Cabe tam b ién tener en cuenta que por esta m ism a é p o c a un conjunto importante
de em presas lo c a le s realizó in v e r sio n e s directas en el exterior, fun d am en talm en te
en p aíses v e c in o s . Las em presas p rotagon istas de esto s em p ren d im ien to s eran, en
p rom edio, algo más grandes que las que habían liderado sim ilar p r oce so durante
la ISI y los sectores in v olu cra d o s tam b ién c o m en z a b a n a reflejar el cam b io en el
patrón de e s p e c ia liz a c ió n de la e c o n o m ía local, en tanto incluían
fun d am en talm en te alim en to s y b ebidas, petró leo , farm acéu tica e imprentas -
aunque las in v e r s io n e s en m e ta lm e c á n ic a tam b ién eran r e le v a n t e s - (Katz y
K o sa c o ff, 1983). La saturación de los re sp e c tiv o s m ercad os d o m é s t ic o s era una
de las p rin cip ales razones para la in tern a cio n a liza c ió n en aquel m o m en to , aunque
de to d o s m o d o s las in v e r s io n e s en el exterior eran gen era lm en te una parte m enor
del p ro c eso de a c u m u la ció n de las firmas resp ectiva s. El c on texto de
s o b rev alu a ción cam biaria en A rg en tina era asim ism o citado c om o un factor
inductor, en tanto tendría a deprimir la rentabilidad industrial.
Podríam os pensar, en to n ces, que la exp a n sió n de un n ú c le o de c o n g lo m e r a d o s de
capital nacion al en un c on texto de d ebilidad del p ro ce so inversor en la e c o n o m ía
local sería signo de un a c c e so p referen cial, c o m o grupo, de esta n u eva elite al
d e c is io n m aking p rocess dentro del corazón del aparato estatal. Sin em bargo,
autores de origen i d e o ló g ic o m uy d isím il han afirmado que el equipo e c o n ó m ic o
de M artínez de H oz operó c om o una “t ec n o cr a c ia a is la d a ” (A cuña, 1995; N o g u é s ,
1986). Para concretar el intento de “d is c ip lin a m ie n t o ” del com p o rta m ien to de los
em presarios industriales y las corp o racion es s in d ica les en procura de quebrar el
cic lo in f la c io n is ta al cual habían llev a d o las c o a lic io n e s entre am bos grupos -
siempre en la p ersp ec tiv a de M artínez de H oz, concordante con la interpretación
“o r to d o x a ” de la I S I -, resultaba n ec esa rio neutralizar las p resio n es sectoria les y
el l o b b y em presarial (ver Canitrot, 1981). A sí, el equipo e c o n ó m ic o habría sido
m ucho más refractario que sus a n tecesores a la in flu e n c ia del sector privado: “the
e c o n o m ic p o lic ie s were d e sig n e d by a handful o f persons - n o t more than f i v e -
w h ich held absolute p ow er and w h o were not prepared to d iscu ss and hear
criticism to their p o lic ie s either from inside our outside the g o v e r n m e n t ”
( N o g u é s , 1 9 8 6 ) .345
N aturalm ente, esto no n ie g a la p o s ib ilid a d de que los grupos en a s c e n s o durante
estos años ejercieran su poder de l o b b y en otras áreas del gob iern o. El candidato
ob v io en este sentido son las fuerzas armadas, que tenían desde tiem p o atrás una
in flu en cia d e c is iv a sobre varios sectores industriales en los que, ju stam en te,
varios de aq u ellos grupos tend ieron a e s p e c ia liz a r s e .346 Lo que la h ip ótesis
presentada en el párrafo anterior discute es la idea de una c o n e x ió n estructural

345 Palermo y Novaro (1996), en el mismo sentido, señalan “la gran autonomía del gobierno en relación con el
mundo de los ag e n te s económicos durante aquellos a ñ o s ” (p. 51).
346 La siguiente cita ilustra bien esta posibilidad: "Ahora no tenem os el mismo lobbying de antes, cuando
Fabricaciones Militares era accionista de las plantas satélites del Polo (de Bahía Blanca) y nosotros
solucionábamos rápidamente nuestros inconvenientes" (declaraciones del presidente de Duperial Argentina -
filial de Imperial Chemical Industries (ICI)-. Diario Clarín, 17-11-93).

213
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

entre el n u evo programa e c o n ó m ic o y sus o b je tiv o s y el asc en so de los


c o n g lo m e r a d o s lo c a le s a través de la in flu e n c ia directa de esto s ú ltim os sobre - o
la a s o c ia c ió n c o n - los tom ad ores de d e c is io n e s en m ateria de p o lític a ec o n ó m ic a .
In clu so un autor que h e m os agrupado en la catego ría de “h e t e r o d o x o ” señala que
no n e ce sariam en te hubo durante esta etapa una c o n e x ió n directa entre el poder de
m ercado de las em presas y sus p o s ib ilid a d e s de b en eficia r se con el programa
e c o n ó m ic o en v ig e n c ia . A sí, si bien las em presas de m ayor tamaño se vieron
b en eficia d a s por el a c c e so - a tasas de interés reales n e g a t i v a s - a créditos en
d iv isa s, “el sistem a tendía a b e n e ficia r a las m ay ores, pero no siempre a todas las
m ayores; los casos atíp icos no son e sc a s o s ni d e s p r e c ia b le s ” (Schvarzer, 1983, p.
10). En este e scen ario, se observaban em presas grandes con fuertes c o sto s
fin an ciero s, y otras que, d isp o n ie n d o de a c tiv o s líq uid os, podían tomar partido
del escen ario local, tanto a través de c o l o c a c io n e s financieras c o m o de la compra
de em presas.
A ce p tan d o esto s argum entos, la exp a n sió n de un conjunto de grupos e c o n ó m ic o s
durante esta ép o ca parece responder más bien a ló g ic a s in d iv id u a les que
co le c tiv a s (A cuña, 1995). Factores tales com o la rama de activid ad en la que
operaban, su d isp on ib ilid a d de a ctiv os líq uid os, la habilidad para m o v er se en
situ acio n es de alta vo la tilid ad y pred om in io de la v a lo r iz a c ió n fin an ciera del
capital y, last but not least, su n iv e l de in flu e n c ia sobre determ inadas áreas del
aparato estatal (i.e. Fuerzas A rm adas), fueron los p rin cip ales determ inantes de la
m ayor o m enor suerte que tuvieron las grandes em presas durante esta etapa.
¿C ómo interpretar, en to n ces, la “e s t a tiz a c ió n ” o “s o c i a l i z a c i ó n ” de la deuda
externa privada y la lic u a c ió n de p a s iv o s fin an ciero s d o m é s t ic o s im p lem en tad as a
c o m ie n z o s de los ochenta, las cuales b e n eficia ro n en gran m e d id a a los
co n g lo m e r a d o s de los que h em os v en id o hablando? Ciertam ente, esa esta tiz a c ió n
terminó prem iando estrategias de fin an c ia m ien to altam ente rie sg o sa s, validando
algunas con d u ctas e s p e c u la tiv a s antes descriptas que se basaban en el
ap ro vech am ien to del a c c e so a fon d os externos.
Está claro que hacia 1 9 8 1 - 1 9 8 2 la c o m b in a c ió n de altas tasas de interés reales
con la d ev a lu a c ió n había generado enorm es p rob lem as para la continuidad
operativa de m uchas firmas lo c a le s. En este sentido, la lic u a c ió n de p a s iv o s y la
esta tiza ció n de la deuda externa con stitu y eron un salvataje “g e n u i n o ” para
algunas em presas y un “r e g a lo ” para otras, que tenían a ctiv os en m on ed a
extranjera com o respaldo de sus deudas (Canitrot, 1994).
Sin em bargo, tam b ién hay otra p ersp e ctiv a para analizar el tema: ¿cuál era la
seguridad de los grupos em presarios b e n e fic ia d o s resp ecto de que serían
rescatados en caso de una m a x id e v a lu a c ió n c o m o la que ocurrió en 19 8 2 ? 347
A cu ñ a (1 9 9 5 ) , en este sentido, sugiere que justam en te ese ep iso d io - y en general
el carácter im p r ev isib le de toda la p o lítica e c o n ó m ic a del go b iern o m ilitar y el
dramático final del exp erim en to de la “tab lita ”- fue un factor d e c is iv o para que
347 O bsérvese que, tras la crisis de 2001, las grandes em p re sa s lograron la pesificación de su s d eu d a s locales
- a l igual que los restantes a g e n te s e c onóm ic o s- pero no de las contraídas en el exterior (obviamente, más
que nada pero m enos que todo de lo que pretendían), hecho que aún sigue pesando negativamente en la
operatoria de varias de ellas y que implicó la necesidad de reestructuraciones p actadas con los acreedores
tras usualmente complejas negociaciones que aún no han concluido en muchos casos.

214
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

la “gran b u r g u e s ía ” abandonara su tradicional p referen cia por los g o b ier n os


m ilitares.
En e fe cto , a d iferen cia de lo que se suponía en el p asado, ya no estaba
garantizado que d ich os g o b ie rn o s b en eficiara n siem pre a los intereses
em presarios, ya que, en el even to de la crisis de la deuda, por e jem p lo, las firmas
endeudadas en dólares podían - o n o - haber sido salvadas. Más tarde, la Guerra
de las M alvin as y las re b elion es militares p o s t - 1 9 8 3 - le v a n ta n d o con sig n a s
“n a c io n a lis ta s ” y “a n t i- lib e r a le s ”- contribuyeron a reforzar el d istan cia m ien to
entre el m undo em presario y las Fuerzas Armadas.
¿Qué pasó en la fase sig u ien te, con el g o b ie rn o radical que asum ió el poder a
fin es de 1983? Com o v im o s antes, dicha fase se caracterizó, en lo
m a c r o e c o n ó m ic o , por un alto n iv el de incertidumbre, la p erm an en cia de un
régim en de ele v a d a in flac ión , el bajo cr ecim ie n to y la vo la tilid ad del set de
p recios relativos b á s ic o s. Si a esto se le suma el escen ario de e c o n o m ía cerrada,
la alta c o n flic tiv id a d laboral y la creciente d ebilidad p o lític a del gob iern o, no
sorprende que sea d ifícil encontrar estrategias em presarias basadas en la
in corporación de in n o v a c io n e s o la a m p liación de cap a cid ad es productivas.
La retracción inversora se com p ren d e no sólo con sideran do el clim a
m a c r o e c o n ó m ic o e in stitu cion al general, sino tam b ién el h ech o de que el
corrim iento de los a ctiv os fin an ciero s hacia el corto plazo y la m o n ed a extranjera
hizo caer fuertem ente la d is p on ib ilid a d de crédito, el cual era in ex iste n te para los
co n su m id o r es y caro y es ca s o para las em presas (Fan elli y Frenkel, 1996). N o
resulta extraño, e n to n c es, que las esc asa s in v e r s io n e s relevantes se dirigieran
e x c lu s iv a m e n te hacia sectores y r egion e s para los que existían m e c a n ism o s de
s u b s id io s .348
Por otro lado, p r e v is ib lem e n te , ta m p oc o fue s ig n ific a tiv a la in co rpo ración de
t e c n o lo g ía por la v ía de im p o rtacion es de b ien es de capital, IED, lic e n c ia s , etc.,
ni hubo un aum ento en el n iv el (bajo) de g a sto s en I&D del sector privado. En
este c on te xto, la d istan cia con las m ejores prácticas in tern acion ales en el plano
te c n o -p r o d u c t iv o sig u ió acen tu án d ose, más allá de un puñado de e x c e p c io n e s
corr esp o n dien tes a plantas inauguradas en sectores p ro m o v id o s, o algunas
in v e rsio n e s puntuales en la rama autom otriz, por ejem plo. A s i m is m o , fue lenta la
ad o p c ión de las nuevas t e c n o lo g ía s o r g a n iza c io n a les y de p r oce so que se estaban
d ifun d ien d o en el m undo desarrollado (just in tim e, calidad total, trabajo en
célu las, etc.), aunque tam b ién aquí hubo e x c e p c i o n e s co m o las de IBM (ver V isp o
y K o s a c o ff , 1991) y otras filia le s de ET.

348 Un trabajo mostraba, en b a s e a una en c u esta a firmas industriales, que los recursos canalizados hacia la
inversión entre 1983 y 1988 por dichas firmas representaban a p e n a s poco m ás de la vigésima parte de sus
ventas totales (Azpiazu et al, 1993). El grueso de dichas inversiones se concentraba en sectores productores
de bienes intermedios de uso difundido, mientras que en las restantes actividades prácticamente no se
registraban inversiones m ás allá de las requeridas para un mantenimiento mínimo de las instalaciones. La
concentración también se observaba a nivel de firma, ya que eran las e m p re sa s de mayor tam año relativo y,
en especial aquellas controladas patrimonialmente por grupos económicos de capital nacional y por
conglomerados transnacionales, las que habían aportado el grueso de las inversiones. En el sexenio s e había
concretado la implantación de a p e n a s treinta nuevos establecimientos fabriles, 29 de los cuales habían
contado con los incentivos derivados de la promoción industrial.

215
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

N o sorprende ta m p oco que en el co n te x to de los och en ta las em presas


p rivilegiaran la co n stru cció n de cap a cid ad es en el área fin an ciera y en el
desarrollo de a c c io n e s de l o b b y i n g sobre el Estado, ya que era en esos ám bitos en
donde se d e c id ía fin alm en te su tasa de g a n a n cia .349,350
En este con texto general, el im pacto del entorno sobre cada sector de actividad
fue diferente. A sí, p r e v isib lem e n te , prosperaron los n e g o c io s con m enor riesgo
e c o n ó m ic o y t e c n o ló g ic o , con cretán d ose solam en te los p r o y ec to s con rápido
retorno y/o rentabilidad segura (Fanelli y Frenkel, 1996). En tanto, la n ec esid a d
de continuas recontrataciones ante el cuadro de v o la tilid a d general afectó
p rin cip alm en te la e v o lu c ió n de las ramas con m ayor “densidad c o n tractu al” - p o r
ejem plo, la m e t a lm e c á n ic a .351,352
¿Qué ocurrió, en este vo lá til y c o m p le jo c on texto, con los diferentes seg m en to s
del sector em presario? In icia lm en te, dicho sector no sólo estu v o alejado de los
e s p a c io s de d e c is ió n del n u evo go b iern o, sino que m ostró su o p o s ic ió n a m edidas
tales co m o los con troles de p recio s, el aum ento de las rete n cion e s a la
ex p o rta ción y la e x p a n sió n del gasto p ú blico (A cuña, 1995).
Sin em bargo, a partir de 1 9 8 4 - 8 5 se form a un bloqu e em presario c o n o c id o com o
“Grupo M a ría” o “capitanes de la in d u stria”, integrado por los c o n g lo m e ra d o s
d o m é s t ic o s que se habían exp a n d id o fuertem ente durante el período militar, el
cual c o m ie n z a a tener una relación p riv ile g ia d a con el go b iern o radical (O stigu y,
1990). A la v ez , la asu n ció n de un n u evo equipo e c o n ó m ic o en 1985, liderado por
Juan Sourrouille, va a im p licar que c o m ie n c e n a encararse algu n os tem as que
habían sido h istóric o s reclam os de los sectores em presarios líderes -a u m e n to de
las ex p o r ta c io n e s , baja del gasto p ú blico , e t c . - , aunque tam b ién otros que
generaban d is e n s o s en el n u evo escen ario - p o r ejem plo, apertura de la eco n o m ía ,
ahora resistida por la U I A 353 o reavivaban an tiguos en fren tam ie ntos - i . e . , con el
sector agropecuario en torno a c u e s tio n e s tales com o rete n cion e s, p recios
m á x im o s y otras (A cuña, 1995).

349 Por ejemplo, la extendida aplicación de controles de precios en e s o s añ o s hacía central el tener una buena
llegada a los organismos en los cuales s e autorizaban los precios máximos para cada producto.
350 Como afirman Kosacoff y R am os (2005) “la suerte de muchas empresas se asoció con la habilidad de las
gerencias financieras de administrar los saldos líquidos financieros”.
51 Las fuertes tensiones contractuales llevaron a que los productores que operaban en dicha rama trataran de
reducir la dependencia de su s clientes principales diversificando el mix productivo m á s allá de lo razonable
d es d e el punto de vista técnico. A la vez, los clientes también trataban de diversificar proveedores, con lo cual
se afectó el proceso de learning by interacting, tan relevante en el sector de bienes de capital y, m ás en
general, s e desviaron los esfuerzos de las firmas d es d e el á re a tecno-productiva a la financiera y comercial
(Donato, 1996).
52 Los problemas de costos de transacción y las deficiencias generales del contexto doméstico, por cierto, no
afectaron únicamente a las PyMEs. Por ejemplo, la planta local de IBM, ante la dificultad para hallar
proveedores eficientes, confiables y con costos competitivos, exhibía niveles de integración vertical mucho
m ás altos que los de otras filiales de la corporación - e n momentos en los que en e s ta s últimas se observaban
claras tendencias a la terciarización de procesos productivos- (Vispo y Kosacoff, 1991). En general, los
autores observaban que la planta local debía hacer un “so breesfuerzo” para com pensar las limitaciones del
353torno en p ° s de log rar están d a re s de productividad y calidad a c e pta b les.
S egún Acuña (1995), d es d e 1987 el gobierno radical comienza a encarar la cuestión de la apertura en
términos de “disciplinamiento” de comportamientos em presarios - e n particular, en materia de precios-, una
visión que ya había sido aplicada, como vimos antes, por el equipo de Martínez de Hoz.

216
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Está claro, de tod os m o d o s, que el acer cam ien to de los “capitanes de la in d u stria”
al go b iern o radical no derivó en ningún tipo de alianza E s t a d o -b u r g u e s ía
n acion al del tipo de la surgida en d iv ersos p aíses de in d u strialización tardía -
según v im o s en el capítulo I -, sino que más bien pareció responder a ob jetivos
coyu n tu rales de am bos bandos.
En todo caso, los och en ta fueron un período de c o n s o lid a c ió n de los grupos
e c o n ó m ic o s lo c a le s, que siguieron go za n d o de los b e n e fic io s de los re g ím en e s de
p ro m o c ió n a la in v ersión y las ex p o r ta c io n es - i n c l u y e n d o el a c c e so a ciertos
in su m os com o en ergía y gas a p recios p r e fe r e n c ia le s - , las reservas de m ercado y
el a c c e so p r iv ileg ia d o a las com pras y contratos p ú b lico s (la llam ada “patria
contratista”) . 354
En e fe cto , en un c on texto de e c o n o m ía cerrada, nulo cr ecim ie n to y alta
in estab ilid ad , estos grupos optan por p roseguir su p r o c eso de d iv e r s ific a c ió n
hacia áreas en donde pueden replicar esq u e m as de articulación con el Estado.
A s im is m o , se observan in v e rsio n e s en b u sca de d iv ersificar r iesg o s - e n v í o de
fon d os al exterior, com pra de t ie r r a s - 355 y reducir c o s to s de tran sacción -
in tegra ción v e r t ic a l- (B isa n g , 1998). En el plano p rod u ctivo, en tanto, el patrón
de e s p e c ia liz a c ió n de estas o r g a n iz a c io n es se m u ev e hacia m ercad os p oco
ex p u e s to s a la c o m p e te n c ia externa y/o con fuerte base c o m p e titiv a derivada de la
d otación de recursos naturales ren ov ab les y/o no ren ov ab les del país (K o sa c o ff,
1999).
La c o n c r e c ió n de o p era cio n es de in v ersión directa en el exterior, aunque
usu alm en te de m agnitud acotada, tam b ién forma parte del p roceso de e v o lu c ió n
de los grupos en los ochenta. En este sentido, si bien puede argumentarse que, a
corto p lazo, los d eseq u ilib rio s m a c r o e c o n ó m ic o s generan oportunidades de
in v e r s io n e s financieras de alta rentabilidad, al m ism o tiem p o im p o sib ilita n la
p la n ific a c ió n a largo p la zo, con lo cual se resiente la form u lac ión de una
estrategia de cr ec im ie n to basada en el m ercado local. Ello contribuye a explicar,
en to n ces, la b ú squ ed a de n u eva s oportunidades de in v ersión en el exterior
(B isa n g e t a l , 1992).
Dentro de este con te xto general de bú squ ed a de áreas de n e g o c io s v in culad as a la
articulación con el Estado, in v e r sio n e s destinadas a d iv ersificar riesg os y reducir
co sto s de tran sacción y alta preferen cia por los a ctiv os líq uid os, la e v o lu c ió n y
d ese m p e ñ o de los c o n g lo m e r a d o s lo c a le s no fue uniform e durante los ochenta. Si
bien son varios los factores en ju e g o para entender estas distintas trayectorias -
in clu y en d o la historia previa de cada grupo, las cap a cid ad es acum uladas, e t c .- ,
no p o d e m o s descartar la in flu e n c ia de las d iferen cias en los o b jetiv o s y
“v i s i o n e s ” de los d ueños y m anagers de cada una de estas org a n iza cio n e s
(B isan g , 1996).

354 Ciertamente, d e s d e el sector empresario s e ha aducido repetidamente que hacer negocios con el Estado
en esta etap a era también riesgoso considerando, por ejemplo, las dem oras incurridas en los pagos -
resultado de urgencias fiscales-, las cuales eran particularmente gravosas en momentos de alta inflación. En
cualquier caso, s e trata de otra ilustración de la dificultad para negociar contratos en é p o c as inestables.
355 Por ejemplo, Arcor s e diversifica hacia el agro para reducir riesgos, pero también para mejorar la
disponibilidad financiera y facilitar el a c ce so al crédito (Kosacoff et al, 2001).

217
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

En particular, nos interesa destacar que, aún com p artiend o con otros grupos la
base de a c u m u la c ió n en activ id ad es v in cu lad as con la p re sen cia estatal, algunas
em presas tuv iero n en los och en ta una trayectoria t e c n o ló g ic o - p r o d u c t iv a más
am b ic io sa - y e x i t o s a - que otros. Un caso notorio en este sentido es el de Techint,
quien pasa en los n ov en ta a convertirse en un glob al player en el m ercado de
tubos sin costura - v e r más a b a jo -, tras haber ap rovech ad o fuertem ente durante
varios años tanto los reg ím e n es de p ro m o ció n industrial com o la p osib ilid a d de
ab astecer a Y P F en un m ercado cerrado a p recio s bastante m ayores que los
in tern acion ales. N aturalm ente, la c o n v e r s ió n del grupo en una org an iza ció n
co m p e titiv a en los p rin cip ales m ercad os m u n diale s fue p o sib le debido a que,
mientras ap rovech ab a las rentas derivadas de la articulación con el Estado, la
em presa desarrolló un p ro ce so de a cu m u la ció n de cap acid ad es t e c n o ló g ic a s ,
productivas y o r g a n iz a c io n a le s que iban más allá de lo n e ce sa rio para sob revivir
en el hostil con texto argentino entre 1976 y 1990.
IM P S A es otro e jem p lo en la m is m a d irección . C om o señala Gutiérrez (1 9 9 9 ) , si
bien la em presa ap ro vech ó las ventajas del p r o te c c io n is m o y del "compre
nacional", su c o n v e r s ió n en una transnacional en el m ercado de grandes obras de
energía e x i g i ó cam b ios estructurales y o r g a n iza cio n a les, así co m o un p r o c eso de
aprendizaje t e c n o ló g ic o - q u e in c lu y ó montar un importante laboratorio de I&D y
fortalecer los departam entos de in g en iería de la e m p r e s a - , sin los cu ales dicha
co n v er sió n hubiera sido im p o sib le . En todo caso, c o m o lo señala Gutiérrez, p o co s
em presarios lo c a le s vislum braron en la d écada del oc h en ta las oportunidades de
la exp o rta ción o la tra n sn a c io n a liza ció n en ciertos rubros - y m ucho m en o s en
áreas te c n o ló g ic a m e n te c o m p l e j a s - , aún contando con los recursos para llevarla
adelante.
En el balan ce, más allá de estos c aso s p untuales, es bastante o b v io que la
e x p a n sió n de este conjunto de c o n g lo m e r a d o s n a cio n a les durante el período bajo
an á lisis no fue resultado de un p roy ecto estructurado de co n stru cc ió n de
“c a m p eo n e s n a c i o n a l e s ”, al e stilo de otras e x p er ien cia s de in d u strialización
tardía en A m é ric a Latina, Europa o A sia. Si e llo fue producto de la au se n c ia de
volu n tad p o lític a para encarar tal p royecto, de la ineptitud o falta de claridad en
los ob jetiv o s del go b iern o o de otros factores, es un tem a que debería ser
an alizad o con m ayor detalle a futuro. C reem os, sin em bargo, que al m e n o s una
fracción de aquel grupo de or g a n iz a c io n e s empresarias podría haber sido parte de
ese even tu al p roy ecto - e n otras palabras, nada en su seno “in t r ín s e c o ” lo habría
im p e d id o - . Las razones de esta carencia d e b e m o s buscarlas, en to n ce s, no tanto en
características in a m o v ib le s de nuestra b u rgu esía empresaria, sino en la forma en
que se fueron m o ld ea n d o sus con d u ctas y estrategias, así com o sus m o d o s de
in teracción con el Estado. Sobre esto v o lv e m o s al con clu ir este trabajo.
M ientras los grupos e c o n ó m ic o s siguieron ganando e sp acio en la e c o n o m ía local,
las ET ex h ib ieron un com p o rta m ien to in versor ca u telo so , aprovechando
puntualm ente algunas oportunidades abiertas por los re g ím en e s de p r om o ción
industrial primero y, más adelante, los b e n e fic io s del programa de cap ita liz a ció n
de deudas. A sí, se viab ilizaro n un puñado de grandes p r o y ecto s de in v ersión - t a l
v e z el más importante haya sido el de la planta de cajas de cam bio instalada en

218
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

C órdoba por Transax ( F o r d - V o lk s w a g e n ) - , 356 pero en el balance glo b a l e llo no


alcan zó a alterar un escen ario de p o c a atractividad de la A rg en tin a para la IED.
En cam bio, m uchas f ilia le s de ET se mostraron m uy activas en la im p le m en ta ció n
de cam b ios o r g a n iz a c io n a le s a s o c ia d o s a t e c n o lo g ía s d esin corp orad as y de
p ro ce so s de r a c io n a liza c ió n de las líneas de p rod u cción en bú squ ed a de aum entos
de p roductividad que no exigieran in v e r s io n e s s ig n ific a tiv a s ( K o s a c o f f y
B e z c h in s k y , 1993).
En cuanto a las P yM E s, el escen ario de esta n cam ien to y turbulencias
m a c r o e c o n ó m ic a s v ige n te desde m ed ia d o s de los setenta hicieron de la capacidad
de asim ilar los v a iv e n e s coyu n tu rales la base central de su su p erviv en cia. A sí,
dichas firmas tend ieron a desarrollar una serie de características y rasgos
e s p e c íf ic o s e id io sin cr á tic o s c on co rd an tes con las c o n d ic io n e s en las que debían
operar en un con texto en el cual la p osib ilid a d de trasladar a p recio s sus
in e f ic ie n c ia s se con virtió en una práctica relativam ente s e n c illa (Gatto y Y o g u e l,
1993).
A su v ez, el bajo n iv el de c o m p e te n c ia en el m ercado local y la fuerte p resen cia
de incertidum bre m a c r o e c o n ó m ic a tend ieron a d esalentar el desarrollo de
cap a cid ad es estratégicas en las P yM E s industriales, en tanto que su e v o lu c ió n
d ep en d ió m ucho más de su habilidad en m ateria de g e s tió n fin an ciera de corto
p lazo. En este c on te xto, un peq ue ño núm ero de firmas lle v ó a cabo p r o c es o s de
in n o v a c ió n e in v e r s io n e s orientados a elevar su p roductividad en co n co rd an cia
con las m ejores prácticas in tern acio n ales. En el resto de las em presas, la
in corporación de maquinarias y e q u ip os fue fu n d am en talm en te de carácter
increm ental, estu v o orientada a reducir c o sto s o s im p lem en te se trató de a ccio n es
no program adas adoptadas ante la aparición de alguna oferta "interesante", com o
ser eq u ip am iento usado ven d id o por alguna firma que se retiraba del m ercado
(Kantis, 1996).
A s i m is m o , y aún a c osta de perder e f ic ie n c ia productiva, las P yM E s tendieron a
adoptar con d u ctas de carácter d e fe n s iv o orientadas a neutralizar el im pacto de la
r e ce s ió n en el m ercado interno, tales co m o la a m p liación del m ix de p rod u cción ,
la in tegración vertical y la in tern alizació n de activ id ad es. Sólo un grupo
m inoritario de firmas pudo orientarse hacia la exp o rta ción , aunque en general de
m anera reactiva y en forma subsidiaria a las activ id ad es lo c a le s. N o obstante, la
e le v a d a in estab ilid ad m a c r o e c o n ó m ic a atentó contra la continuidad de este
in cip ien te p ro c eso exportador y só lo una peq ueña m inoría e v o lu c io n ó hacia fases
m ás avanzadas que incluyeran a la exp o rta ción co m o una actividad estratégica
( M o o r i- K o e n ig y Y o g u e l, 1995; Gatto, 1995). V e r e m o s que este conjunto de
rasgos d ificu ltó fuertem ente la adaptación de las P yM E s al n u evo escen ario de
los noventa.
356 Tanto en el ca so de Transax como en el de IBM, en los ochenta se tomaron decisiones destinadas a
posicionar a las fábricas locales como “proveedoras globales” de determinados bienes para la corporación en
su conjunto (fueron prácticamente las únicas e m p re sa s en avanzar en e s a dirección). E stas decisiones
obedecían, por un lado, a cambios en las estrategias de las respectivas ET - e n el pasaje d e s d e la
organización multiplanta hacia la especialización de las filiales en búsqueda de ganancias de especialización y
escala- y, por otro, a la percepción de que en el contexto argentino no tenía sentido continuar con la lógica
productiva del modelo sustitutivo, suponiéndose implíticamente que las exportaciones g e n e ra d a s a partir de la
nueva inserción de las filiales en la estructura intracorporativa “com pensarían” (políticamente) las
importaciones que provendrían del resto de las subsidiarias en forma de insumos, partes y bienes finales para
v en der en el mercado doméstico.

219
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

2) C onvertibilidad y reformas (1 9 9 0 -20 01)


i) L in e a m ien to s gen era les de la reestructuración empresarial
Al m o m en to de adoptarse el Plan de C on vertib ilid ad y el programa de reformas
estructurales el aprendizaje histórico de las firmas - y las cap a cid ad es que habían
acu m u lad o en el p a s a d o - resultaban fu n cio n a les para un escen ario de fuerte
v o la tilid a d e incertidum bre m a c r o e c o n ó m ic a e in stitu cion al, e c o n o m ía cerrada,
ex te n sa p r ese n cia regulatoria del Estado y d is p on ib ilid a d de d iversas fuen tes de
su b sid io s y tran sferen cias para el sector privado. Las estrategias r e n t-s e e k e r s y
esp ecu la tiv a s naturalmente eran prem iadas en ese escenario.
¿Qué ocurre cuando esas reglas de ju e g o cambian? Las estrategias de las
em presas presentan, in ic ia lm e n te , un fuerte c o m p o n en te inercial, basado no sólo
en su propia historia sino tam bién en la dem ora en evaluar co m o irreversibles las
nu evas señ ales e x ó g e n a s (C h u d n o v sk y e t a l , 1992). En líneas g en era les,
e x c e p c i ó n h ech a de las com pras de a c tiv o s p ú b lico s o de los traspasos
ac cion ar ios entre firmas privadas -c o n c e n tr a d o s en p o c o s s e c t o r e s - , en un primer
m o m en to predom inaron las a c c io n e s dirigidas a garantizar la su p er v iv e n c ia
empresaria por sobre las que incluían un co m p o n en te de d in am ism o in versor o
t e c n o ló g ic o importante.
En e fe cto , la respuesta más g e n er a liz a d a y rápida de las firmas frente a las
nu eva s reglas de ju e g o fue la red u cción de personal, el cierre de líneas de
prod u cció n y aún de plantas c om p leta s y la racio n a liz a ció n de estructuras
adm inistrativas y c o m er cia les . A su v ez , este m o v im ie n t o se c om b in ó con la
crecien te ad o pción de m odernas téc n ica s de or g a n iza c ió n y m anejo del p roceso
p r od u ctivo y de nuevas estrategias de c o m e r c ia liz a c ió n y d istrib u ción , que
in cluían un crecien te p e so de b ien es im portados en la oferta de las firmas
l o c a l e s . 357
En este sentido, ob sérv ese que, tal c o m o argumentan K o s a c o f f y R am os (2 0 0 5 ),
para m uchas em presas el con te xto de apertura y tipo de cam b io apreciado, en un
país donde la m em oria histórica ju g a b a en contra de las ex p e cta tiv a s de
sosten ib ilid a d del esq u e m a macro, lle v ó a preferir aprovechar la exp a n sió n del
m ercado d o m é s tic o a través del e s ta b le cim ien to y c o n s o lid a c ió n de canales de
im p ortación antes que h acerlo vía a m p liación de la capacidad instalada - s i bien
esta b le cer d ich os can ales im p lic a ex p e rim e n ta ció n y el d e s e m b o ls o de ciertos
co sto s , en tod o caso son m u ch o m en ores que los aso cia d o s a in v e r s io n e s en
a ctiv o s fijos que, adem ás, tien en carácter irreversible.
En tanto, a lo largo de la d écad a un buen número de em presas lo c a le s quebró o
cerró sus puertas, ya que, sea por el m od o en que se hicieron las reformas, por
d ificu ltad es propias de los em p resarios para adaptarse a las nu evas reglas de
ju e g o y/o por o b stácu lo s surgidos desde el entorno in stitu cion al (por ejem plo,
falta de a c c e so al fin a n c ia m ie n to ), no pudieron m odernizar, o no lo h icieron
s u fic ie n te m e n te , las cap a cid ad es or g a n iz a c io n a le s, prod u ctivas, c o m e r c ia le s y
357 La preferencia por la inversión en tecnologías organizacionales y el recurso a la importación de bienes
finales como medio de so stener la participación en el mercado local reflejarían loque Arza (2003) llama
“preferencia por la maleabilidad”, gen e rad a en las firmas tras añ o s de operar en un marco económico
inestable.

220
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

t e c n o ló g ic a s acum uladas p reviam en te. Otras tantas firmas fueron ven d id a s -


p red om in antem en te a cap itales e x tr a n je ro s - a la v e z que m uchas pasaron de la
p rod u cción a la c o m e r c ia liz a c ió n ( im p o rta c ió n )358.
Esto no debería sorprendernos si con sid e ra m o s a la em presa co m o una entidad
que e v o lu c io n a en el tie m p o pero de forma gradual, desarrollando rutinas que
sólo lentam ente se ajustan a las nuevas c o n d ic io n e s del am biente. A sí, contra lo
u sualm ente supuesto en la tradición n e o c lá s ic a , las firmas no se adaptan
in stantáneam ente a los cam b ios del entorno en el cual se m u even . Por un lado, las
estrategias em presariales tienen un fuerte c o m p o n e n te de p a th -d e p e n d a n c e - e s
decir, la inercia puede demorar la adaptación al n u evo c o n t e x t o - . Por otro, aún si
las firmas p erciben la n e cesid a d de reestructurar sus activ id ad es, las fallas de
m ercado (por ejem plo, las relacionadas con el a c c e so al crédito, la in form ación ,
el cam b io t e c n o ló g ic o , etc.) pueden im p ed irles que lo logren - m u c h o más si,
com o en el caso argentino, no se ponen en marcha in ic ia tiv a s tend ientes a
facilitar la transición de un c on texto a otro y reducir el im pacto de esas fallas de
m e r c a d o -.
Más aún, la a d o p c ió n de las reformas no n e ce sariam en te d ism in u y ó el n iv e l de
incertidumbre para las em presas, sino más bien cam bió la fuente y naturaleza de
dicha incertidum bre. C om o lo señalan Dal Bó y K o s a c o f f (1 9 9 8 ) , en los n oven ta
se pasa de la incertidumbre “m a c r o ” a la de carácter “e s tr a té g ic o ” - h a c i a el final
de la década, retornará, la m en tab lem en te, la incertidumbre m a c r o -. En otras
palabras, se pasa de una situ ación en la cual, co m o lo señalan los autores, el
p roblem a era saber que iba a pasar la sem an a próxim a, a otra donde había que
“saber le e r ” la e v o lu c ió n m undial y regional de la rama de actividad, o la
s o sten ib ilid a d de la p o s ic ió n de riqueza relativa de la firma en el m ed ia n o y largo
plazo. N aturalm ente, las estrategias y cap a cid ad es útiles para lidiar con el primer
tipo de incertidumbre eran p oco aptas para m ov erse en un co n te x to signad o por la
incertidumbre “e s tr a té g ic a ” .
De to d o s m o d o s, a m ed id a que avanzó la década, con la c o n s o lid a c ió n del n u evo
régim en de p o lític a e c o n ó m ic a , com en z a ron a hacerse más nítidas las estrategias
de las firmas industriales, así co m o los lin e a m ien to s b á s ic o s del p roceso de
reestructuración. A su v ez , la in v ersión en el sector manufacturero tom ó m ayor
fuerza con el paso del tiem p o , lo cual se reflejó en el aum ento de las
im p o rtacion es de b ien es de capital industriales y en la aparición de algu n os
n u ev o s p r o y ecto s de in v ersión g re e n field o que involucraban s ig n ific a tiv a s
a m p lia c io n e s de capacidad en d iv ersos sectores - d e tod os m o d o s, cabe acotar que
las in v e r s io n e s g r ee n fie ld fueron relativamente esc asa s en la d écad a p asa da ,359 y
se concentraron en algunas ramas e s p e c íf ic a s c om o alim en to s y bebidas,
p e tro q u ím ica y autom otriz, entre otras.

358 No existen datos que permitan conocer con precisión el número de em p re sas que cerraron su s puertas
durante toda la d éc ad a pasada, así como el de aquellas que abandonaron la producción para convertirse en
comercializadoras de productos importados. De todos modos, un estudio reciente afirma que el número de
firmas en el sector manufacturero s e redujo de 50.000 en 1995 a 45.000 en 2001, muriendo 3500 y creándose
2500 em p re sa s en promedio por año en e s e período. Estimaciones preliminares sugieren que la mayor parte
de las em p re sa s que cesaron en sus actividades existían d e s d e antes de 1995 (JICA-UNGS, 2003).
359 En b a s e a datos del Centro de Estudios para la Producción (CEP) se puede estimar que las inversiones
greenfield fueron alrededor del 13% del total de inversiones en la industria entre 1990 y 1997.

221
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

El cam b io en las reglas de j u e g o , y en particular la m ayor c o m p e te n c ia en el


m ercado d o m é stic o producto de la apertura importadora, operaron c om o
“garrote”, forzando a las firmas a m od ern izarse, pero tam bién co m o facilitadoras
de dicha m od er n iza ció n . A sí, en fun ción de la lib e ra liza ció n com e rcia l se abarató
el a c c e so a partes, p ie za s, sub con ju n tos y materias primas importadas, lo cual
perm itió avanzar n otab lem en te en el área de t e c n o lo g ía de producto, a la v e z que
las t e c n o lo g ía s de p roc eso se mejoraron, entre otras vías, por la in corporación de
b ien es de capital de origen extranjero. La contracara de esto s p ro ce so s fue el
d eb ilita m ien to de los en c a d en a m ien to s con p ro v eed ores y subcontratistas lo c a le s
( Y o g u e l y R abetino, 2 0 0 0 ).
En tanto, si bien la m ayor p r e d is p o sic ió n a subcontratar o terciarizar parte de los
p ro ce so s ya se insinuaba, co m o subproducto de ten d en c ia s m u n diales en ese
sentido, a fin es de los och en ta en varias industrias (e.g. autom otriz), los cam b ios
en los p recio s relativos, las m ay ores fa cilid a d e s para la im p ortación y las
c o n d ic io n e s ge n er a les de estabilidad y apertura de la e c o n o m ía , que d ism in u yen
la incertidum bre y p erm iten una m ayor credibilidad en las rela cio n es
contractuales y en los m e c a n ism o s de fu n cio n a m ien to del m ercado - e n otras
palabras, reducen los co sto s de t r a n s a c c ió n - p oten ciaron este p ro c eso en los
n o v en ta (B isa n g e t a l , 1996).
La reestructuración tam b ién in c lu y ó una t e n d en cia al e s ta b le c im ie n to de nuevas
form as de o rg an iza ció n del trabajo basadas en la m o v ilid a d fu n cion al y la
p o liv a le n c ia , la v a lo r ació n de la c a p a citació n del p ersonal y la bú squ ed a de
m e c a n is m o s de particip ación directa por parte de los trabajadores. A sí, por
ejem p lo, en el sector automotriz se avanzó hacia v e r sio n e s “l o c a l e s ” de la
llam ada "lean production" y se incorporaron nuevas t e c n o lo g ía s de g e s tió n -
trabajo en eq u ip os y célu las, JIT, calidad total, programas de m ejora continua,
e t c . - (S o ifer y Tomada, 1999).
La c o n s o lid a c ió n de formas o r g a n iza cio n a les relativam ente p oco u su ales en las
d écadas previas - in c l u y e n d o alianzas in ter -fir m a s, a s o c ia c io n e s entre firmas
lo c a le s y extranjeras, acuerdos de c o m p le m e n ta c ió n , e t c . - tam bién formaron parte
del n u evo escen ario in d u cid o por la reestructuración (B isan g e t a l , 1996).
Pero las firmas industriales tam b ién debieron adaptarse a otros cam b ios, por
ejem plo, en la cadena de c o m e r c ia liz a c ió n . Un ejem p lo nítido de esto s cam b ios
aparece en el sector superm ercadista. La c o n s o lid a c ió n de grandes cadenas de
superm ercados - q u e m uy p rob ablem ente trajo gan an cias para los co n su m id o res en
varios a s p e c t o s - supuso un rebalanceo del poder entre dichas cadenas y los
productores, a favor de las primeras. Este reb alan ceo no sólo alteró las
c o n d ic io n e s en las cu ales d istin tos productores llega n con sus b ie n e s al
c on su m id o r final - d a d o que no n ecesariam en te las n e g o c ia c io n e s de las cadenas
con las distintas firmas productoras son s im é t r ic a s - , sino que tam b ién im p licó
una adaptación a las e x ig e n c ia s de las cadenas en térm in os de productos, precios,
lo g ís tic a , c o n d ic io n e s de cobro, etc., con im p a ctos d ife re n c ia les en distintos
se g m e n to s de em presas (R abetino e t a l , 2 0 0 2 ).
F in alm en te, en el n u evo escen ario, la n ec e s id a d de e sfu er zo s t e c n o ló g ic o s
adaptativos es m ucho m enor que en el pasado, en tanto aumenta el p eso de los
in su m os im portados en los p ro ce so s de p rod u cció n y se facilita la ren o v a c ió n del

222
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

eq u ip am ien to, lo cual hace in n ec esa r io s los e s fu e rz o s lo c a le s de in g en iería de


planta que antes se realizaban para p rolongar la vid a útil del parque de
maquinarias instalado. A s i m is m o , en el caso de las filia le s de ET, se transita
hacia la cada v e z más c o m p le ta h o m o lo g a c ió n del m ix de productos fabricados
lo ca lm e n te con el de la casa matriz, se “g l o b a l iz a n ” los m o d e lo s de o r g an iza ció n
industrial y se hace cada v e z más fácil operar online con el resto de la
corporación. A sí, los departam entos de I&D y de in g en ie ría de p r o c es o s pueden
ser elim in a d o s cuando las subsidiarias se v u e lv e n parte de sistem as de p rod u cció n
integrados m u n dialm en te y los esfu er zo s de I&D y de in g en ier ía son transferidos
a las casas m a tr ic e s .360 En suma, hay un cierre - p a r c i a l - de la brecha en
t e c n o lo g ía s de producto y p r o c eso , con una m en or im p ortan cia relativa de los
e s fu e rzo s in n o v a tiv o s lo c a le s (ver Katz, 1999b; C im oli y Katz, 2 0 0 3 ).
S in tetizan do lo ex p u e sto , co m o c o n s e c u e n c ia del cam b io en las reglas de j u e g o en
los n o v en ta se observan en el sector industrial una serie de tran sfo rm acio n es que
in c lu y e n ( K o s a c o f f , 1998): i) un s e s g o hacia "funciones de producción" m en os
t r a b a jo -in te n s iv a s ; ii) una fuerte d ism in u ció n de la "verticalidad" de la
prod u cció n interna originada, centralm ente, en la su stitu ción de valor agregado
d o m é s t ic o por m ayores co n te n id o s de origen externo; iii) una e s p e c ia liz a c ió n
m ayor de las firmas lo c a le s, vía red u cción del m ix de productos y
c o m p le m e n t a c ió n con oferta importada; iv) una crecien te e x ter n a liza ció n de
a ctiv id ad e s de se r v ic io s auxiliares; v) la in trod u cción de in n o v a c io n e s
o rg a n iz a cio n a le s; vi) un p eso crecien te de las activ id ad es de marketing y
p u blicid a d (B isa n g y M alet, 1998); vii) una m ayor aten ció n a las c u e stio n e s de
calidad y m ed io am b ientales (C h u d n o vsk y e t a l , 2 0 0 0 ) . 361 T odo esto, sin em bargo,
p rocesa d o con ritmos, m ag n itu d e s, características e im p actos altamente
h e te r o g é n e o s al interior del sector manufacturero en fun ción de las cap a cid ad es y
estrategias de las distintas firmas.
En efec to , y tal co m o es esperable desde el en foq ue e v o lu c io n is ta de la firma, hay
distintas con d u ctas, estrategias y d e se m p e ñ o s em presarios en el n u evo ambiente
de los años noven ta. Las r e a c c io n es de las firmas, a su v e z, están in flu en ciad a s
tanto por su historia previa, com o por sus p o s ib ilid a d e s de reconvertirse, las
cu ale s d ependen tanto de los a ctiv os y cap a cid ad es acum uladas internam ente
c o m o de su habilidad para insertarse en entornos o redes que les pueden proveer
de recursos y a siste n c ia en el plano fin an ciero, t e c n o ló g ic o , etc., en un con texto
de racionalidad lim itada y fuertes fallas de m ercado. A sí, resulta p revisib le
encontrar una v in c u la c ió n entre el d e se m p e ñ o de las firmas y su tamaño, tipo de

360 C ab e destac ar que las estrategias de las subsidiarias de ET en lo que respecta a las actividades de I&D
estuvieron lejos de ser hom ogé nea s dentro del grupo de países que han atravesado similares procesos de
reforma. Datos del Bureau of Economic Análisis de los E stados Unidos muestran que el ratio I&D/ventas de
las subsidiarias de ET es tad ounidenses en la Argentina pasó de 0.21 a 0.11% entre 1991 y 1999, mientras
que en Brasil creció de 0.45 a 0.51%. Si se considera tan sólo la industria manufacturera, las diferencias son
aún mayores: de 0.29 a 0.15% en Argentina y de 0.56 a 0.8% en Brasil. Esto sugiere que la creación del
MERCOSUR, al permitir el despliegue de estrategias de “b úsqu e da de eficiencia” -en las cuales se
reorganizan las actividades de las filiales de las ET en busca de lograr sinergias intra-corporación y
aprovechar econom ías de escala y scope-, pudo haber llevado al desplazamiento de algunas actividades
innovativas que eran realizadas en la Argentina para el mercado nacional hacia las subsidiarias brasileñas, las
cuales ahora poseen responsabilidades regionales - e incluso en ciertos casos, globales- en lo que respecta a
las actividades de I&D en determinadas líneas de producción.
361 El número de certificaciones ISO 9000 (calidad) pasó de 3 en 1992 a unas 2600 al presente, en tanto que
ya s e han otorgado m ás de 400 certificaciones ISO 14000 (medio ambiente).

223
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

propiedad del capital y sector de actividad, pero tam bién un p eso de factores más
e s p e c íf ic o s de cada em presa, en fu n ció n de su historia pasada, sus cap acid ad es
internas y su p er ce p ció n del futuro. En la s e c c ió n sig u ien te exp lorarem o s con más
detalle este tema.
ii) Ganadores y perdedores
S ig u ien d o a K o s a c o f f (1 9 9 8 ) , durante los n o v e n ta un conjunto de firmas
industriales adoptaron lo que el autor llam a “reestructuraciones o f e n s i v a s ” . Este
grupo abarcaría unas 40 0 em presas - q u e representaban alrededor del 40% del
producto industrial en 1 9 9 5 - , que realizaron fuertes in v e r s io n e s y llevaron
adelante profundos cam b ios or g a n iz a c io n a le s - d e l tipo de los m en c io n a d o s más
arriba-, a resultas de lo cual ob tu vieron sig n ific a tiv a s mejoras de p roductividad
que las acercaron a las “m ejores p r á c tic a s” in tern acion ales.
Se trata, c om o es e vid en te , de un núm ero m uy reducido de firmas si se lo
com para con el conjunto del u n iverso manufacturero. D ich as firmas están
concentradas en cuatro grandes áreas: i) industrias de in su m os b ásic os
(siderurgia, p etroq uím ica, alu m in io, ce m e n to , refin ación de petróleo); ii)
industrias basadas en recursos naturales (a c eites, agroindustrias); iii) co m p lejo
automotriz; iv) b ien es de c o n su m o no durable d ifere n ciad o s ( g o lo s in a s , lá cteo s,
etc.).
Las firmas que protagon izaron estos p r o ces o s fueron, en tod os los caso s, de gran
tamaño y, la m ay oría de ellas, de origen extranjero. Esto no sorprende
con sideran do que, com o ya v im o s antes, las f ilia le s de ET estu v iero n claramente
entre las “ga n a d o ra s” del p ro ce so de reestructuración, ten ien d o en cuenta la
fuerte a m p liac ión de su p eso en la e c o n o m ía local ob servad o en tod os los
indicadores relevan tes u su alm en te c on sidera d os. A su v e z, las ET superaban a las
firmas lo c a le s en térm in os de p roductividad laboral, con las c o n s ig u ie n te s
ventajas en el plano de la co m p e titiv id a d (C h u d n o vsk y e t a l , 2 0 0 4 a ).
P ese a las tran sfo rm acio n es observadas en el entorno local, así co m o en el
c on texto internacional, el m ercado d o m é s tic o sig u ió sien d o, al igual que en la
ISI, el principal destino de las ventas de las filia le s de ET en el sector industrial.
Sin em bargo, esto no im p lic a que, c o m o parte del p roceso de adaptación al n u evo
escen ario, las ET no hayan adoptado ca m b io s im portantes en su operatoria. A sí,
se ob serva que dichas firmas tienden a operar con estrategias más “ab ierta s” que
sus contrapartes n a c io n a le s (con un p eso importante del c o m e rcio intrafirma),
m uchas v e c e s en el c on texto del d e s p lie g u e de estrategias “e f f i c i e n c y - s e e k i n g ”,
facilitad as por la lib e ra liz a ció n c o m ercial y la in tegración en el M E R C O S U R 362
(C h u d n o vsk y y L ópe z, 2 0 0 1 ). A s i m is m o , en general las filia le s de ET
contribuyeron al cierre de la brecha con la frontera internacional en m ateria de

362 En la medida en que s e modifican las condiciones de competencia en los m ercados receptores como
resultado del propio proceso de desarrollo económico o de la liberalización comercial o por la em ergencia de
nuevos competidores locales, las inversiones market seeking son seguidas con frecuencia de inversiones
efficiency seeking, en las cuales se busca racionalizar la producción para explotar econom ías de
especialización y de ámbito. Tanto los procesos de integración regional, como la reducción de los costos de
transporte y los avan ces en las telecomunicaciones favorecen este tipo de estrategias, ya que frecuentemente
se materializan a través de procesos de complementación y articulación, tanto comercial como productiva, de
las operaciones de las distintas filiales de la corporación transnacional.

224
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

t e c n o lo g ía de producto y p roceso , aunque u su alm en te a costa de m en ores v ín c u lo s


con los p r o v eed ores lo c a le s y red u cción de e sfu er zo s ( “id io s in c r á t ic o s ”) en
a ctiv id ad e s de I&D e in n o v a c ió n desarrolladas lo calm e n te.
A la v e z , entre los agen tes que adoptaron estrategias “o f e n s i v a s ” tam bién
en con tram os a un conjunto de em presas n a c io n a les (el grueso de ellas
perten eciente a los c o n g lo m e r a d o s e c o n ó m ic o s de los que h e m o s v e n id o hablando
a lo largo de este trabajo) que, en el transcurso de su p roceso e v o lu tiv o ,
generaron estructuras or g a n iz a c io n a le s que les perm itieron atravesar
ex ito sa m en te los p ro ce so s de c am b ios g e n e r a c io n a le s , gracias a la m asiva
in corporación de p r o fe s io n a le s en sus estructuras. A s im is m o , son firmas que
cuentan con una exp ertise de varias décad as, lo cual les permite “le e r ” e
“interpretar” el cam b io internacional y local y utilizarlo a su favor en base a la
plataform a de aprendizaje acu m u lad a en décadas previas (B isa n g y G ó m ez , 1999).
Dada la im portancia de analizar el com p o rta m ien to de esto s agen tes para los
o b jetiv o s de nuestro trabajo, in clu im o s más abajo una s e c c ió n e s p e c íf ic a sobre el
tema.
¿Qué ocurrió en el resto del aparato manufacturero? Por un lado, com o d ijim os
antes, una cantidad de firmas cerró sus puertas o abandonó la p rod u cción . Entre
las “s o b r e v iv i e n t e s ”, se observaron en general d istintos tipos de m o v im ie n t o s -
desde ra c io n a liz a c ió n de personal, in trod u cción de cam b ios org a n iza c io n a les,
mejoras en los sistem as de calidad e in v ersio n e s m en ores en d eb o ttle n e ck in g y
op tim iz a c ió n de p r o ces o s (estrategias “d e f e n s i v a s ”) a intentos más a m b ic io s o s de
reestructuración que in clu y eron r en o v a c io n e s del stock de capital fís ic o , upgrades
t e c n o ló g ic o s , bú squ ed a de n u e v o s m ercad os y /o re d e fin ic io n e s en el m i x
productivo.
A m ed id a que quedaba claro que el n u evo m o d e lo había v en id o para quedarse,
m uchas firmas en las que se com b inab an cam b ios g en e r a c io n a le s , la p er ce p ció n
de una dura c o m p e te n c ia por m antener p o s ic io n e s en el m ercado local y el
ele v a d o valor de los a c tiv os resultante de la apreciació n cam biaria ( “efec to
riq u e za ”), fueron v en d id a s, gen era lm en te a E T .363 En otros caso s, las P yM Es
buscaron alianzas con s o c io s extranjeros que le perm itieran b loquear parte de la
c o m p e te n c ia y/o contar con m ejor a c c e so a t e c n o lo g ía s de p roceso y/o producto
(B isan g y G ó m ez , 1999).
De to d o s m o d o s, para entender la e v o lu c ió n de las P yM E s durante los n oven ta
hay que considerar que, más allá del tipo e intensidad de las a c c io n e s de
reestructuración adoptadas, su p roceso de adaptación a las n u eva s c o n d ic io n e s de
c o m p e te n c ia resultó particularmente c o m p le jo , ya que habían acu m u lad o en su
trayectoria algu n os rasgos c o n f lic t iv o s con el patrón de con cu rren cia más
in tern acio n alizad o que se iba c o n s o lid a n d o . En e fec to , buena parte de las P yM Es
com b inab an un e q u ip am iento relativam ente o b so le to y h e te r o g én eo , un m ix de
p rod u cción e x c e s iv a m e n t e d iv e r s ific a d o , baja o nula ex p e r ie n c ia exportadora,
red u cid os n iv e le s de co o p e r a c ió n con otras firmas, es c a s a in teracción con
entidades oferen tes de ser v ic io s t e c n o ló g ic o s y una or g a n iza c ió n fuertem ente

363 Para el em presario local que vendía su firma, el flujo de retornos futuros s e descon taba a la ta s a de interés
predominante en el mercado local, la que fue, en promedio no m enos de 2 ó 3 v e c e s superior a la ta sa
internacional, a la que la ET compradora operaba (Kosacoff y Ramos, 2005).

225
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

basada en la in tegración vertical y en la cen tra lizació n del saber t e c n o ló g ic o y


p r od u ctivo en la figura del "dueño", lo cual o b v iam en te afectab a sus
p o sib ilid a d es c o m p etitiv a s. A su v e z , en general las P yM E s se encuentran más
ex p u esta s a las fallas de m ercado en tem as c o m o fin an cia m ie n to , te c n o lo g ía ,
in form ac ión , etc. y h abitualm ente tien en m ay ores d ificu ltad es para incorporar
recursos hum an os c a lific a d o s (C ep ed a y Y o g u e l, 1993; Gatto, 1998; Gatto y
Y o g u e l, 1993; Y o g u e l, 1996, 1998 y 1999).
A s í, no sorprende que en un gran número de caso s, pese a las a c c io n e s adoptadas,
las P yM E s continuaban operando lejos de la m ejor práctica internacional, lo cual
c o m p lic ó sus p o s ib ilid a d e s de com p etir en una e c o n o m ía abierta. Estas
d ificu ltad es eran m ayores cuando las em presas actuaban en activ id ad es en las que
se había producido un gran salto t e c n o ló g ic o en el escen ario internacional (lo
cual im p lic ab a la n ec e s id a d de altos n iv e le s de in v ersión para m antener
co m p e titiv id a d en el m ercado) - p r o d u c t o s de co n su m o durable, ciertos b ien es de
capital, electrón ica, e t c . - , 364 o en las que habían in gresad o n u ev o s c o m p etid ores
con p recio s altam ente c o m p e titiv o s y c o n d ic io n e s no siem pre lea les de c o m ercio
internacional - t e x t i l e s y c o n f e c c io n e s , ju g u e te s, e t c . - (B isa n g y G ó m e z, 1999).
Un ejem p lo claro de p red om in io de estrategias “d e f e n s i v a s ” es el de la industria
textil. A fe c ta d a fuertem ente por la apertura com e rcia l, el n iv e l de in v e r sio n e s e
in corporación de nu evas t e c n o lo g ía s durante la década pasada fue reducido,
optando la m ayor parte de las em presas por la drástica red u cción del p eso de la
m asa salarial en la estructura de c o s to s , primero a través de la d ism in u ció n del
número de obreros ocu p a d o s y de las horas trabajadas y, lu eg o, m ediante la
con tracción de los salarios n o m in a les y una crecien te “in f o r m a liz a c ió n ” laboral y
p revision a l. El cierre de un gran número de firmas y la racio n a liza c ió n de la
capacidad p rod u ctiva instalada de las so b r e v iv ie n te s fue otro rasgo distin tivo en
este sector. A su v ez , varias em presas trataron de desplazar su oferta hacia las
gam as de producto m e n os transables y/o c o m p etid a s, o hacia aquellas orientadas
a sectores de m ayor n iv el de in greso, en la bú squ ed a de esq u em as de n e g o c io s
más rem unerativos ( K o s a c o f f e t a l , 2 0 0 4 ).
En base a lo e x p u e sto hasta ahora, podríam os pensar que los “g a n a d o r e s ” y
“p e rd e d o r e s” del p ro c eso de reestructuración v in ie ron d eterm inados por variables
tales co m o tam año, sector y/o propiedad del capital. Sin em bargo, algu n os
estu d ios muestran un panorama más c o m p lejo , en el cual otros factores tam bién
entran en ju e g o para e x p licar la e v o lu c ió n de las firmas en los noventa.
Por un lado, Y o g u e l y Rabetino (2 0 0 0 ) , analizando el d e se m p e ñ o de las firmas
industriales en los años n ov en ta, encontraban que, en la m ayor parte de los casos,

364 El problema en este grupo de sectores no p a s a b a tanto por el a c ce so a las nuevas tecnologías, sino por la
velocidad del cambio en la frontera internacional que amortizó buena parte de la acumulación tecnológica
realizada previamente - h e c h o agravado por la ampliación de la brecha que ya previamente s e había
observado d es d e los años '70 y con m ás intensidad en los recesivos años '80-. A esto se sum a ban aspectos
específicos de los age nte s locales, que iban d es d e su tam año reducido respecto al promedio mundial hasta
las vicisitudes propias de los cambios generacionales en las firmas familiares. En este escenario, no
sorprende que respondieran a la apertura y al cambio en los precios relativos con inversiones marginales para
mejorar productividad -sin cambiar en lo sustancial su parque de maquinarias- u orientadas a la adopción de
nuevas tecnologías organizacionales. Los ajustes de personal, la terciarización de actividades, la
complementación de la oferta local con bienes importados y el replanteo de la relación con los proveedores
también formaron parte de las estrategias adoptada s (Bisang y Gómez, 1999).

226
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

las estrategias y d e se m p e ñ o s de los agentes no habían estado directam ente


a s o c ia d o s al d in am ism o de la rama a la que pertenecían. Por otro, un trabajo de
FIEL (2 0 0 2 ) sobre la e v o lu c ió n de la p roductividad de las grandes em presas en la
A rg en tin a durante los noven ta, mostraba que alrededor de la mitad de las firmas
allí analizadas había sufrido r e d u ccio n e s en la p roductividad total de factores,
mientras que la otra mitad presentaba c am b ios p o s it iv o s en dicho indicador. De
n u evo , las trayectorias d iv er g en tes no eran e xp lic ad a s ún icam en te por factores
sector ia les, sino que tam bién encontraban cau sa les en variables propias de cada
empresa.
A su v e z , dentro de las P yM E s - g r u p o que, com o v im o s antes, fue fuertem ente
afectado por las reformas de los n o v e n t a - , se destacó durante la pasada d écada un
conjunto de em presas “d in á m ic a s ” - e s t im a d o en un 20% del u n iverso de P yM Es
m a n u fa c tu rer a s- que logró no sólo sobrevivir, sino expandir su m ercado
d o m é stic o y, en m u ch os caso s, hasta exportar, sobre la base de sus cap acid ad es
te c n o ló g ic a s acum uladas, sus h ab ilid ad es g e r e n c ia le s y su stock de capital
hum ano ( Y o g u e l y R abetino, 2 0 0 0 ). C om o lo m uestra M ile s i (2 0 0 0 ) , en buena
m ed id a el m ejor d es e m p e ñ o durante los n o v en ta estu vo aso cia d o a cap a cid ad es
d ifer en c ia le s que d istinguían a estas firmas del resto del u n iverso P yM E en la
etapa previa a las reformas.
A lg u n o s eje m p lo s ilustran sobre la d in ám ica de este se g m e n to del u niverso
PyM E. Por e jem p lo, en el sector autopartista aparece la firma E dival, productora
de vá lv u la s para m otores que en la actualidad exporta más del 90% de sus ventas
a p aíses co m o Brasil, E E .U U ., M é x ic o , A le m a n ia , Suecia, H ungría y Polonia. La
em p resa cuenta con plantas en A rg en tina y Portugal, una o fic in a c o m ercial en
Brasil y cuatro centros de lo g ís tic a - d o s u b icad o s en N o r tea m é ric a y los dos
restantes en E u ro p a -, y ha logrado instalarse en la frontera t e c n o ló g ic a mundial
en su rubro de op eración (A scu a, 2 0 0 3 ). Un caso sim ilar de éxito , en el m ism o
rubro - v á l v u l a s - y p rov en ien te de la m ism a ciudad - R a f a e l a - es el de la em presa
B a s so S A . 365
Incluso en el marco de la m en cio n a d a retracción de los sectores h i g h - t e c h en la
e c o n o m ía argentina, e xistieron em presas que operaban en sectores
te c n o ló g ic a m e n te c o m p le jo s y que lograron una in serció n e x ito s a en los m ercados
externos. En b io te c n o lo g ía , B io Sidus c o n s ig u ió avan ces n otab les, in c lu y en d o la
ob ten ción de un rodeo c lo n ad o tran sgén ico productor de la h orm ona de
cre cim ie n to humana, que h izo que la A rg en tina se convirtiera en uno de los
ú n icos seis p aíses del m undo que d isp on en de la t e c n o lo g ía para obtener b o v in o s
clo n ad os tra n sg é n ic o s, y en el primero que logra la p rod u cció n de h orm ona de
cre cim ie n to hum ana en d ich os anim ales. En 2 0 0 3 la em presa exportó por U $ S 21
m illo n e s a varios p aíses del mundo.
En el sector de softw are y s er v icio s in form ático s, de fuerte exp a n sió n en los
ú ltim os años, sob resale, por ejem p lo, el caso de la firma Intersoft, que en 1995
fue prem iada por la O rga nización de las N a c io n e s U nidas para el D esarrollo
Industrial ( O N U D I) por su capacidad in n ovativa. La firma, que se d estacó tanto
365 Indudablemente, no podem os atribuir a la casualidad el hecho de que am b a s firmas s e encuentren en
Rafaela, ciudad que ha sido repetidamente citada y estudiada como un modelo de “distrito industrial” exitoso
en el país. Esto llama a p en s ar en la importancia del “ambiente local” como determinante del comportamiento
empresario.

227
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

por haber generado sus p ropios “a m b ie n t e s ” de desarrollo de softw are co m o por


la calidad y com p etitiv id a d de sus a p lic a tiv o s, lle g ó a contar con filia le s en
Brasil y M é x ic o y un laboratorio para el desarrollo de softw are en Rusia. H acia
fin es de los noven ta, la n e c e sid a d de contar con cap itales para financiar su
exp a n sió n lle v ó a sus d ueños a ingresar en n e g o c ia c io n e s con inversores
externos. En el p roceso , en lugar del in greso de n u evo s cap itales a Intersoft, lo
que ocurrió fue la crea ción de una n u eva em presa - F u e g o T e c h - con sede en los
E stados U n id o s - p a í s del cual son originarios los actuales s o c io s m ayoritarios de
la fir m a -, donde c o m e r c ia liz a sus productos. Esto m uestra las d ificu ltad es que
encuentra una firma in n ovad ora en la A rg en tina para c o n s eg u ir fin an cia m ien to
para su p r o c eso de exp a n sió n - s o b r e esto v o lv e m o s más a b a jo -. De tod os m od o s,
s ig n ific a tiv a m e n te , el laboratorio de I&D de la em p resa está situado en la
A rg en tin a (ver L ópez, 2 0 0 3 b ).
Otro caso interesante en el sector softw are es el de Core Security T e c h n o lo g ie s ,
em p resa argentina que ha instalado o fic in a s en B o s to n para desde allí exportar a
u nos 20 p aíses productos y se rv icio s de seguridad in form ática - l o s cuales se
s ig ue n desarrollando en su sede en A r g e n tin a -. Entre los clie n tes de la em presa
figuran la N A S A , M icroso ft, C ontinental A ir lin es, Korea T e le c o m , S ym antec, la
U .S . M ilitary A c a d e m y de W e s t Point y A m a zo n , entre o tr o s .366
En algu n os trabajos recien tes (C h u d n o vsk y e t a l , 2 0 0 4 a , b, c y d), h em os
p rofu nd izad o en el an álisis de los determ inantes de las estrategias y perform ance
empresaria en el marco de las reformas im p lem en tad as en los noven ta, sobre la
base de in form ac ión de dos e n cu esta s de in n o v a c ió n lleva d a s a cabo en 1997 y
20 01 ( I N D E C - S E C Y T , 1998; I N D E C - S E C Y T - C E P A L , 2 0 0 3 ), lo cual permite
tener una m ejor com p re n sió n de la “m ic r o e c o n o m í a ” de la c o n v e r tib ilid a d .367
P r e v isib le m en te , los h a lla z g o s de d ich os trabajos sugieren que las grandes firmas
fueron más p r o c liv e s a realizar activ id ad es de in n o v a c ió n y a lanzar in n o v a c io n e s
al m e r c a d o ,368 Lo m is m o ocurrió con las firmas que em p lea ba n personal c a lific a d o
y que estaban más orientadas hacia los m ercad os externos que el p rom edio de la
industria manufacturera. E sos m is m o s factores -ta m a ñ o , em p le o de personal
ca lific a d o , e x p o r t a c io n e s - , junto con la m agnitud de las in v e r s io n e s en capital
fís ic o , fueron e le m e n to s determ inantes de los n iv e le s de p roductividad laboral.
H asta aquí, te n e m o s que las firmas grandes, exp o rta d o ras,369 con m ayores
in v e r s io n e s y/o más in ten siv a s en el uso de personal ca lific a d o tuvieron un mejor
d es e m p e ñ o que el resto del aparato manufacturero durante los noventa. Sin
em bargo, de los trabajos m e n c io n a d o s tam b ién surge e v id e n c ia algo m en os
p rev isib le respecto de la “m ic r o e c o n o m í a ” de dicha década.

366 Muy recientemente, la em p re sa recibió el aporte de capital de riesgo de un importante fondo internacional.
367 Si bien las m encionadas en c u e s ta s s e basan en m uestras representativas del universo em presario en el
sector industrial en cada momento del tiempo, naturalmente no pudieron incluir a aquellas firmas que
desaparecieron durante la convertibilidad. En e s e sentido, no e s improbable que las conclusiones que
mostramos a continuación reflejen lo ocurrido con un grupo de firmas que tuvieron el mejor desem pe ño
relativo en los noventa.
368 Por el contrario, las subsidiarias de las ET no fueron m ás activas ni en términos de la realización de
actividades de innovación ni en el lanzamiento de nuevos productos o procesos al mercado
369 El ya mencionado estudio de FIEL (2002) también muestra que las exportaciones están positivamente
relacionadas con la productividad - e n este caso, la PTF-.

228
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

• R ea lizar a ctiv id ad e s de in n o v a c ió n (in clu y en d o tanto I&D in h ou se c om o


la a d q u isició n de t e c n o lo g ía tangible e in tan gib le) aum entó la probabilidad
de convertirse en innovador. Los esfu e rz o s con tin u os de I&D tuvieron,
adem ás, un im pacto con sid er a b le m en te m ayor sobre la probabilidad de
obtener un producto in n ovad or que los g a sto s d isco n tin u o s. A su v e z , los
in n ov ad ore s - i . e . , las firmas que introdujeron productos y/o p ro ce so s
n u e v o s o radicalm ente m o d ific a d o s para ellas aunque no necesariam en te
para el país o el m u n d o - tuvieron un m ejor d e sem p eñ o que los no
in n ov ad ore s en térm in os de p roductividad laboral.
• Si bien las filia le s de ET operaban con m ayores n iv e le s de p roductividad
laboral que las firmas lo c a le s, su p re sen c ia no produjo s p illov er s ni
p o s it iv o s ni n e g a t i v o s 370 - e s t o es vá lid o tanto para los sp illov ers
h or iz on ta le s co m o v e r t i c a l e s - . 371 N o obstante, las firmas d o m éstic a s con
altas cap a cid ad es de a b s o r c ió n 372 fueron más p r o c liv e s a recibir sp illov ers
p o s it iv o s por la p re sen cia de ET que aquéllas con baja capacidad de
ab sorción - e s t e resultado es vá lid o no sólo para los s p illov er s h orizon ta les
o in t r a -s e c to r ia le s sino tam b ién para los v ertica les (hacia atrás).
¿Qué c o n c lu s io n e s se derivan de estos h alla zg o s? En primer lugar, que ex is tió
otro grupo de “g a n a d o r e s ” del p roc eso de reestructuración, integrado por las
em presas lo c a le s que innovaron y/o que d isp u sieron de “cap a cid ad es de
a b s o r c ió n ” para b en efic ia r se de los derrames de p roductividad p rov en ie n tes de la
p r ese n cia crecien te de filia le s de ET en el sector industrial.
P ese a que la m ayoría de las firmas en cu estadas nacieron y crecieron en el m ism o
c on texto e c o n ó m ic o e in stitu cion al (el grueso de ellas había sido fundada antes
de los n ov en ta), desarrollaron diferentes trayectorias p roductivas y t e c n o ló g ic a s ,
que fin alm en te las llevaron a p o see r m ayores o m en ores cap a cid ad es de
in n o v a c ió n y ab sorción para enfrentar el d esa fío de las reformas durante los
noventa. A sí, en un escen ario de reestructuración am p liam en te “guiado por el
m e r c a d o ”, un núm ero s ig n ific a tiv o de firmas fue capaz de tener un buen
d ese m p e ñ o relativo en materia de p roductividad y b en eficia r se con la p resen cia
creciente de f ilia le s de ET en el m ercado local.

370 Esto es, las firmas locales no s e vieron ni afectadas ni perjudicadas, en términos de productividad laboral,
por la presencia de ET en su s respectivas ram as de actividad.
71 Los spillovers horizontales son aquéllos que surgen entre las firmas que compiten en la misma industria.
Los verticales son los que pueden ap a rece r entre firmas que están mutuamente relacionadas a través de
encadenam ientos hacia delante o hacia atrás.
372 Para medir la capacidad de absorción, siguiendo a Yoguel y Rabetino (2002), s e elaboró un índice de
absorción de capacidad es que incluye diferentes factores: i) variables cuantitativas: el ratio em pleados en
I&D/empleados totales, el ratio gastos en consultoría/ventas, los pagos por licencias tecnológicas con relación
a las ventas, los gastos en bienes de capital relacionados con nuevos procesos o productos con relación a las
ventas y el ratio actividades de innovación (incluyendo no sólo los gastos en actividades formales de I&D sino
también en actividades de innovación adaptativa e incremental, ingeniería de procesos, etc.) sobre ventas; ii)
variables cualitativas: el grado de formalización de las actividades de I&D (es decir, si la firma tiene o no
departamento de I&D), el uso de técnicas organizacionales modernas, la importancia asignada a la innovación
de producto dentro de las estrategias empresariales, el uso de tecnologías de la información en sus relaciones
con sus clientes y proveedores y la importancia de las fuentes de información tecnológica tácitas y
codificadas; iii) variables cualitativas-cuantitativas: si la firma ha realizado actividades de capacitación y, en
ca so afirmativo, los gastos en capacitación con relación a las ventas.

229
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Sin em bargo, otro se g m en to del u n iverso de em presas manufactureras tuvo un


d es e m p e ñ o m u ch o m e n o s e x ito s o (i.e., perdiendo m ercado o quebrando). Ello
puede haber o b e d e c id o a tres tipos de factores: i) ad o pc ión de estrategias y
d e c is io n e s “e q u iv o c a d a s ” ; ii) carencia de las cap a cid ad es m en cio n a d a s en el
párrafo anterior; iii) in capacid ad para mejorar o incorporar dichas cap acid ad es
aún queriendo hacerlo (por ejem plo, por la p re sen c ia de fallas de m ercado). En el
primer caso pod ríam os pensar que e f e ctiv a m e n te la reestructuración guiada por el
m ercado d e sp la zó a firmas que se mostraron “p o co e f i c i e n t e s ” para d ia gn osticar y
operar en la n u eva realidad. En los otros dos, en c am b io, se revelan tanto la
d esig u a l “h e r e n c ia ” de la ISI y de los och en ta en térm in os de cap acid ad es
em p resariales, así com o los lím ites y las c o n s e c u e n c ia s n e g a tiv a s de la estrategia
de reformas adoptada en los noventa.
En segu n d o lugar, de la e v id e n c ia com en tad a surge que, aunque la m agnitud de
los recursos asign ad o s es m uy p eq u eñ a en la com p a ració n in te rn a c io n a l,373 un
grupo in cipien te pero relevante de firmas c o m e n z ó a considerar a las activid ad es
de in v e s tig a c ió n y desarrollo c om o parte de sus rutinas em presarias. Los
h a lla z g o s resu m id os antes sugieren, adem ás, que lo hicieron por buenas razones
m ic r o e c o n ó m ic a s , ya que ese in su m o con trib u yó a transformarlas en innovadoras
y a mejorar su productividad.
N u e v a m e n te , surge un d éficit en m ateria de p o lítica s p ú blicas durante los
n ov en ta, en tanto que las in iciativ as adoptadas para favo recer el desarrollo de
a ctiv id ad e s de I&D en las firmas privadas fueron p ocas, tuv iero n e sc a so s
recursos y no llegaron a tener un im pacto importante sobre el p roceso de
reestructuración empresaria.
En suma, los “g a n a d o r e s ” y “p e rd e d o r e s” de los n ov en ta son grupos más
h e te r o g é n e o s que lo u su alm en te supuesto en la literatura crítica de dicha década.
Los lím ite s entre am bos grupos vin ieron d eterm inados no sólo por factores tales
c o m o tam año, sector y propiedad del capital, sino que tam b ién fueron resultado
de cap a cid ad es y estrategias d ifer en c iale s a n iv e l de cada em presa. En otras
palabras, los d es e m p e ñ o s e x ito s o s no sólo se observaron entre las firmas grandes
y /o de origen extranjero - y , c o m o v ere m o s en la s e c c ió n sig u ien te, no todas las
em presas grandes se exp an dieron durante los n o v e n t a - , sino que aún dentro de las
P yM E s lo c a le s hubo un im portante seg m en to de em presas que pudo mejorar su
co m p e titiv id a d por la vía de la in n o v a c ió n y la a cu m u la ció n de capital hum ano.
La pregunta que nos interesa plantear es por qué esas estrategias “o f e n s i v a s ” no
fueron adoptadas con m ayor intensidad y/o por un m ayor núm ero de firmas, lo
cual, p rob ablem ente - y a su m im o s que siempre los argum entos contrafactuales son
c o n t r o v e r s ia l e s - hubiera contribuido a que el cre cim ie n to e c o n ó m ic o durante la
C on vertib ilid ad fuera más s o sten id o y tuviera m en o s c o s to s so cia les . E n tend em os
que, adem ás de p rob lem as macro ge n er a les - c o m o la fuerte ap reciación
cambiaria, la e le v a c ió n de las tasas de interés reales y la ag u d iz a c ió n de la
restricción fin an ciera hacia el final de la C o n v e r tib ilid a d -, la respuesta a este
373 En promedio, las firmas industriales gastaban alrededor de un 0,2% de sus ventas en I&D durante los '90.
Tomando sólo a las firmas con gastos en I&D, e s e ratio sube hasta cerca de 0,9%. Estos valores se
encuentran lejos de los observados en los países de la Unión Europea (1,6%) y en el promedio de la OECD
(1,9%) - a m b a s cifras, por la metodología de cálculo, deben com pararse con el 0,2% antes mencionado-
(INDEC-SECYT-CEPAL, 2003).

230
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

interrogante se encuentra por el lado del set de p o lític a s p ú blicas en v i g e n c ia


durante la pasada década, donde tanto por ac ció n co m o por o m isió n se gen eró un
esq u em a de in c e n tiv o s y reglas de ju e g o en el cual m uchas v e c e s las em presas
encontraron d ifícil tanto el saber co m o adaptarse al n u evo escen ario com o , si lo
sabían, encontrar vías concretas para m aterializar dicha a d a p ta c ió n -. Más abajo
v o lv e r e m o s en distintos m o m en to s sobre esta cu estió n crucial: no sólo las
reform as carecieron de gradualidad - d e s c o n o c i e n d o el carácter p a t h - d e p e n d e n t
de los com p o rta m ie n to s y las cap a cid ad es e m p r e sa r ia s -, sino que atendieron muy
esc a sa m e n te la n e ce sid a d de r esolver fallas de m ercado y otros problem as del
entorno que dificultaron el d e sem p eñ o em presario en los noventa.
Hasta aquí, en esta s e c c ió n no h e m os h ech o nin gu n a referencia al r e n t- s e e k in g . Y
sin em bargo, los autores “h e t e r o d o x o s ” han an alizado la d écada del n o v en ta com o
un período en el cual gracias a las p riv a tiz a c io n e s y las oportunidades de
v a lo r iz a c ió n fin an ciera derivadas de la apertura del m ercado de cap itales y el
a c c e so a fon d os externos, las estrategias em presarias ex ito s a s replicaron las
con d u ctas rentísticas y e sp e cu la tiv a s que en décadas previas habían sido la base
de a c u m u la c ió n de nuestra elite e c o n ó m ic a . En contraste, los autores “o r t o d o x o s ”
hubieran esperado que las reformas llevaran a una gradual d esap arición del ren t-
seek in g en tanto aquellas suponían una drástica red u cció n del papel del Estado en
la eco n o m ía . ¿Qué fue lo que ocurrió en este crucial ám bito, en ton ces?
Está claro que, en un ju e g o con “g a n a d o r e s ” y “p er d e d o r e s ”, hubo sectores que
tendieron a apoyar con m ayor intensidad al programa de reformas (las grandes
em presas, en particular las de origen extranjero y las que participaron en
p riv a tiz a cio n e s, buena parte de los productores agrop ecu arios) y otros cu ya
ad h esió n fue m en os in ten sa o que, más temprano o tarde, asum ieron p o s ic io n e s
op ositoras (un seg m en to importante del sector industrial, así com o las P yM E s y
los p eq u e ñ o s productores agrop ecu arios).
En este c on te xto, el go b iern o estu v o atento a la n e ce sid a d de m antener una base
de ap o yo importante para el programa de reformas, lo cual derivó en la
co n cr eció n de acuerdos o el otorgam iento de c o n c e s i o n e s a algu n os sectores
p o te n cia lm en te afectad os por aquellas. A sí, sig u ien d o a E tch em e n d y (2 0 0 1 ) , este
p roceso im plicó: i) otorgar rentas en n u evo s m ercad os a sectores em presarios y
s in d ica les y com p en sar lo que esto s actores perdían en ciertas áreas m ediante
retribuciones en áreas alternativas; ii) evitar d eliberadam ente la d esr eg u la c ió n
m a s iv a y unilateral en algunas activ id ad es - e s p e c í f i c a m e n t e , en aquellas en las
cuales la reform a perjudicaría a actores p o d er o so s trad icio n ale s del m o d e lo
“m erc a d o in ter n ista ”- . El Estado, e n to n c es, actuó c om o un agente “coo rd in ad o r” y
“negociador", con el ob jetivo de que algu n os r e n t-s e e k e r s trad icio n ale s apoyaran
reformas que p reviam en te habían ayudado a b lo q u e a r.374
Por cierto, no tod os los re n t-s e e k e r s lograron m antener p o s ic io n e s en el n u evo
m o d e lo , h abiendo “g a n a d o r e s ” y “p er d e d o r e s ” tanto en el sector industrial co m o
en la clase trabajadora. Los ganadores en ambos grupos fueron aq u ellos que
habían c o n se g u id o increm entar su poder en térm in os e c o n ó m ic o s y
o rg a n iz a cio n a le s en los años p revios a la reforma y, por ello , representaban una

374 Ver también Gerchunoff y Torre (1996) para un análisis de los procesos de negociación que el gobierno
debió llevar adelante para imponer el programa de reformas.

231
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

am en aza m ayor a la su stentabilidad p o lític a del p r o c e s o .375 A la in versa, los


perdedores eran m e n o s p od ero so s e c o n ó m ic a m e n te y, en general, estaban más
fragm en tad os en térm in os o r g a n iz a tiv o s .376
U n a c o n c lu s ió n que surge de este an álisis es que, en el caso argentino las
c o m p e n s a c io n e s aso cia da s a las reform as no estu v iero n dirigidas a los d éb iles
sino a los fuertes - e n otras palabras, no se orientaron hacia los d e so cu p a d o s o a
los perdedores in d iv id u a les del m ercado, sino a actores c o le c ti v o s p od e ro so s
arraigados en el v ie jo sistem a E s t a d o - c é n t r i c o - (ver tam b ién Palermo y N o va ro,
1996). Sin em bargo, n ótese que, en el an álisis de E tch em en d y , tanto en el grupo
de ganadores co m o en el de perdedores c o n v iv e n in tereses em presarios y
laborales.
Está claro que, en el ideal, la orien tación de la a sisten cia de parte del Estado
debería haber sido la op u esta - e s t o es, apoyar a los más d é b ile s - . Sin em bargo,
que los sectores afectad os por las reform as b usquen c o m p e n s a c io n e s no debería
sorprendernos, ni es, m u ch o m en o s, una p eculiaridad argentina. El problem a, en
tod o caso, es c óm o son otorgadas esas c o n c e s io n e s
Un e jem p lo en este sentido surge por el lado de la p o lític a com ercial. Com o
d ijim os antes, una v e z pu esta en marcha la estrategia de lib e ra liz a ció n en ese
ám bito, el go b iern o se vio forzado a otorgar p r otecc ió n a d eterm inados sectores
por la v ía de d erech os antidum ping y otras barreras no tarifarias. Esto resultaba
p r ev isib le en un escen ario en el cual las firmas lo c a le s, acostum bradas a años de
e c o n o m ía cerrada, se verían repentinam ente exp u estas a la apertura con un tipo
de cam b io sob revalu ado. N o es extraño, e n to n ces, que buscaran protección.
El h ech o es que el go b iern o debió salir a otorgar esa p r o te cció n , contrariando sus
o b jetiv o s in ic ia les , por que la apertura sin g r a d u a lis m o s ,377 ni p olítica s de
a siste n c ia a la reestructuración empresaria no generó un ajuste relativamente
rápido de las firmas al n u evo escen ario, sino quejas y resisten cias en un am plio
esp ectro del m undo em presario y sindical. Peor aún, la p rote cc ió n vía barreras no
tarifarias y d erech os antidum ping se otorgó sin requerir “contrapartidas” de parte
del sector privado. En ese e scen ario, no sorprende que determ inadas ramas fueran
d em andantes continuas de p rotecció n , ya que nunca se les e x ig ió a las firmas
resp ectiva s co m p r o m is o s serios en materia de in v ersión , c o s to s y productividad.
¿Qué sectores fueron los p rin cip ales b e n e fic ia r io s de la p r o tec ció n no
arancelaria? M etales y productos m e tá lic o s , q u ím ic o s y b ien es e lé ctrico s y

375 Entre las reformas analizadas por Etchemendy los g ana d ores (compensados), según el autor, fueron: i)
reforma administrativa: UPCN (sindicato); ii) reforma laboral: cúpula sindical, segm entos del sector asalariado
formal; iii) reforma petrolera: productores nacionales, SUPE (sindicato); iv) reforma acero: productores
nacionales integrados (Techint-Acindar); v) reforma sector automotriz: industria terminal, SMATA (sindicato).
376 Los perdedores, de acuerdo a Etchemendy, fueron: i) reforma administrativa: ATE (sindicato), sindicatos de
docentes y del sector salud; ii) reforma laboral: desem pleados; iii) reforma petrolera: productores extranjeros,
refinadores extranjeros, trabajadores despedidos; iv) reforma acero: peq ueños productores de laminados,
trabajadores despedidos, UOM (sindicato); v) reforma sector automotriz: e m p re sa s de autopartes,
trabajadores despedidos en la industria de autopartes, UOM.
377 S e nos dirá que la liberalización gradual hubiera sido imposible por la resistencia de las firmas afectadas,
por lo cual resultaba preferible una estrategia de “shock”. Sin embargo, como vemos, aquella resistencia se
expresó de todos modos a lo largo del programa, sin que fuera posible ignorarla debido a razones políticas y
sociales.

232
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

e le c tr ó n ic o s (B o u za s y Pagnotta, 2 0 0 3 ). Otros sectores, co m o calzad os por


ejem p lo, fueron p rote gid o s no sólo por esta vía, sino que tam b ién recibieron un
tratamiento e sp ec ia l dentro del M E R C O S U R , debido a sus d ific u lta d e s para
com p etir con Brasil. En todo caso, debiera quedar claro que no necesariam en te
los sectores p rotegid o s fueron aq u ellos en donde había grandes empresas.
V o lv ie n d o al an álisis de E tch em end y , pod ríam os pensar que las p r iv atizac ion es
fueron, por e x c e le n c ia , “e l ” instrumento para generar n u eva s rentas que
com pensaran las fuen tes de in g resos perdidas por los actores p rotagon istas del
v iejo m o d e lo . En e fec to , co m o v im o s más arriba, las p riv a tiza cio n es han sido
fuertem ente criticadas, entre otras razones, por las m uy e lev ad as tasas de
ga n an cia que ob tu vieron m uchas em presas debido a m arcos regulatorios mal
d iseñ ad o s y/o aplicados. Com o bien apunta F anelli (2 0 0 4 ) , los problem as
regulatorios fueron c o n s e c u e n c ia de la cree n cia errónea, por parte de las
autoridades e c o n ó m ic a s de aquel m o m en to , de que el r e n t- s e e k in g es un
fe n ó m e n o sólo aso cia d o a las p olític a s “in t e r v e n c io n is ta s ”, lo cual derivó en que
el p r oce so de p riv atización terminara con una parte del Estado capturada por
grupos de interés.
Ahora bien, ¿de donde surgieron las em presas que capturaron las ag en cias
regulatorias estatales? La literatura “h e te r o d o x a ” hace h incapié en el papel de los
grupos e c o n ó m ic o s lo c a le s, que habrían m udado su patrón de e s p e c ia liz a c ió n
hacia las áreas de s e r v ic io s, in c lu y en d o los p ú b lic o s, p rotegidas de la
c o m p e t e n c ia y b e n e ficia d a s, en el ú ltim o caso , por m arcos regulatorios favorab les
para las em presas. Sin em bargo, c om o es bien c o n o c id o , el gru eso de las
p riv a tiza cio n es quedó en m an os de em presas extranjeras sin e x p e rie n c ia previa en
el país (y varias de ellas de propiedad estatal en sus p aíses de origen).
La pregunta es, entonces: ¿es que la A rg en tina atrae particularmente a
r e n t - s e e k e r s ? ¿O será más bien - y n osotros, co m o esp eram o s que ya haya
quedado claro a lo largo de todo este trabajo, op tam os por esta segu n d a
in ter p r eta ció n - que las em presas, en todo tiem p o y lugar, aprovechan siempre que
pueden las d eb ilid a d es del marco in stitu cion al para extraer rentas
“n o - s c h u m p e t e r ia n a s ”? Si este es el caso , e n to n ces, una v e z más no estam os en
p r ese n cia de racion alid ad es b urguesas au tóctonas y pecu lia res, sino de entornos
in stitu c io n a les que abren oportunidades para con d u ctas empresarias subóptim as
desde el punto de vista social.
¿Qué p o d e m o s decir respecto del argum ento “h e t e r o d o x o ” según el cual durante
los n o v en ta - y “co r o n a n d o ” un p ro ce so in ic iad o en 1 9 7 6 - , la ló g i c a de la
ac u m u la ció n p rod u ctiva fue reem plazada por la v a lo r iz a c ió n fin an ciera y/o
e s p e c u la tiv a del capital? - e n realidad, para dicha corriente, com o ya v im o s en
cap ítu los p revios, la elite local siempre prefirió acum ular a través de las finanzas
o la e s p e c u la c ió n , pero sería sólo a partir de 1976 cuando esa te n d e n c ia c o m e n z ó
a hacerse dom inante a n iv el de la e c o n o m ía en su co n ju n to -.
La d iscu sió n de este tem a resulta naturalmente m uy com p leja , en tanto que
d e b e m o s considerar lo ocurrido no sólo en la Argentina, sino en la e c o n o m ía
internacional co m o un todo. Más allá de las v i s io n e s de autores que argumentan
que el pasaje a un escen ario de dom inio de la ló g ic a fin an ciera co m o fuente clave
del p roceso de a c u m u la ció n cap italista es parte e s en cia l de la e c o n o m ía glo b a l en

233
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

las dos últim as décadas (ver, por ejem plo, C h esn ais, 1996), es notorio que en
dicho período se han exp an dido notab lem en te los flujos fin an cieros
in tern acio n ales, m o d ifica n d o no sólo las con d u ctas m ic r o e c o n ó m ic a s , sino
tam bién alterando d e c is iv a m e n te - i . e . r e d u c ie n d o - los lím ites de la p o lítica
e c o n ó m ic a nacion al en el escen ario de la g lo b a liz a c ió n . Esto nos dice, en primer
lugar, que, una v e z más, la realidad argentina se puede entender m ejor a la luz de
lo que ocurre en el resto del m undo, en lugar de pensarla co m o una curiosidad
exótica.
Y e n d o al plano local, d ig a m o s, por un lado, que lo e xp u esto más arriba en este
capítulo dista de avalar la idea de que la in v ersión o el cam b io t e c n o ló g ic o no
fueran factores determ inantes del d ese m p e ñ o em presario en los noventa. En todo
caso, serían algu n os agentes - p o r ejem plo, los antes m e n c io n a d o s “fon d os de
in v e r s ió n ”- q u ien es encarnarían una ló g i c a puramente financiera, pero más bien
com o e x c e p c ió n - n o siem pre bien s u c e d id a - que co m o regla. In clu so, la es c a s a
e v id e n c ia em p írica d isp o n ib le nos sugiere que la d im e n s ió n fin an ciera ocu p ó una
parte m en or en el esq u em a de n e g o c io s de las firmas lo c a le s que la que había
alcanzado en los ochenta, lo cual resulta ló g ic o a la luz del ambiente
m a c r o e c o n ó m ic o más estable. De tod os m od o s, son n ec es a rio s más estu d io s para
analizar esta cu estión , en particular d istin g u ie n d o el com p o rta m ien to de distintos
se g m e n to s em presarios en esta área.
Para finalizar con este tema, d ig am os que las repetidas crisis cambiarias y
financieras sufridas en las últim as décadas contribuyeron, según v im o s antes, a
m oldear las estrategias de los agentes e c o n ó m ic o s , orientándolas a m ax im iza r su
capacidad para adaptarse rápidamente a los c am b ios en un am biente de alta
incertidum bre y p erió dicas red istrib u cion es de in g resos en los m o m e n to s de
crisis, aso cia da s a rupturas de contratos y v i o l a c io n e s a los d erech os de
propiedad (Fan elli, 2 0 0 4 ). La ló g i c a de estos p r o c e s o s quedó bien reflejada en la
crisis del 2 0 0 1 . Sin em bargo, sig u ien d o a Fanelli, los com p o rta m ien to s
ob serv ad os en e s o s m o m e n to s por parte de los agentes e c o n ó m ic o s lo c a le s no
eran n u ev o s para la realidad argentina, sino que, c om o lo argum enta el
m en cio n a d o autor, encuentran su origen, co m o m ín im o , en el in icio del período
de posguerra. La in estabilidad e c o n ó m ic a e in stitu cion al que caracterizó a la
A rg en tina desde aquel m o m en to lle v ó a que los agen tes “dep r ed ad or es” no
encontraran grandes barreras para capturar in stitu c io n e s clave en el d om in io de la
“e c o n o m ía p o l ít ic a ” de las crisis, que fueron siempre usadas para violar derechos
de propiedad e inducir grandes red istrib u cion es de ingreso.
Este, sin em bargo, no es un resultado propio de una determ inada m entalidad o
v o c a c ió n de nuestra burguesía, sino un producto h istórico concreto de un
escen ario en el cual los in c e n tiv o s para producir e invertir fueron
p rog resiva m en te dañados y la voluntad de cooperar y con sen su ar (parte esen cia l
de lo que ha sido d en om in a d o “capital s o c i a l ”) , 378 fue reem p lazad a por la
in v er sió n en la form ación de c o a lic io n e s para la d e fe n s a de los d erech os de
propiedad propios, en el m ejor de los caso s, o, en el peor, para la v i o la c ió n de los
ajenos. En las c o n c lu s io n e s de este capítulo v o lv e r e m o s sobre esta crucial
cu estión .

378 Ver también F. Sturzenegger (2003).

234
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

¿Y qué s u ced ió, en tanto, con los c o n g lo m e r a d o s e c o n ó m ic o s que, en el pasado,


habían basado su exp a n sió n en gran m ed id a en el a p ro vech am ien to de las rentas
ob te n ib les a través de diversas formas de articulación con el Estado? Dada la
enorme rele v a n c ia de este tem a para los o b jetivos de nuestro trabajo, d e d ica m o s
la s e c c ió n sig u ien te por entero a su análisis.
iii) Los grupos e c o n ó m ic o s en los noventa: trayectorias h etero gén ea s
Al asumir Carlos M en em el go b iern o en 1989, le ofrece la cartera de e c o n o m ía a
M igu el R o ig , fun cion ario del grupo B u n ge y Born, quien f a lle ce apenas asum ido
y es reem p lazad o por N é s t o r R apanelli, del m ism o grupo, cu yo mandato fue
breve. P r i m a f a c i e , estas n o m in a c io n e s parecían sugerir que los c o n g lo m er a d o s
que se habían v en id o e xp a n d ien d o fuertem ente en las últim as décadas finalm ente
se habían alzado con el poder formal en el área e c o n ó m ic a dentro del aparato
estatal, o bien que se había e sta b le cid o una alianza entre d ich os grupos y el
Estado - e n cualquiera de los dos casos, parecía p revisib le que este segm en to
empresario c on so lid a r ía y am pliaría sus p o s ic io n e s en la e c o n o m ía l o c a l - . Sin
em bargo, en la práctica, co m o ve r e m o s e n se gu id a , su d estino, al m e n o s si se los
analiza en conjunto, fue otro bien diferente.
En e fe c to , las estrategias y d e s e m p e ñ o s de los c o n g lo m e r a d o s lo c a le s durante los
n ov en ta fueron h e te r o g é n e o s, en un con te xto en el cual, c om o grupo - t a l com o
ad elan tam os más arriba-, han tend ido a perder parte del p rotag on ism o que tenían
en las décadas previas. El siguien te dato ilustra sobre esta retirada: tom ando los
m ayores 24 grupos e c o n ó m ic o s que se id en tificab an en B isan g (1 9 9 6 ) com o
representativos de dicho u n iverso a c o m ie n z o s de los noven ta, com p aram os sus
ventas - e n p roporción a las de las m ayores 1000 firmas l o c a l e s - en los años 1992
y 2 0 0 1 , com probando que dicha proporción había bajado del 18 al 11% entre
am bos años (cuadro 10).
Más aún, entre los grupos so b r e v iv ie n te s - d o s de los antes m e n c io n a d o s 24
d esap arecieron entre am bos años por ven ta total de sus a c tiv o s a ET (Astra y
C o r ce m a r )-, varios de e llo s habían debido asociarse a em presas extranjeras, en
algu n os caso s perdiendo el control accion ar io (Bridas, A cindar, A lpargatas) y
otro habían m udado su centro de d e c is ió n hacia terceros p aíses (B u nge y Born).
O b se rve m os, adem ás, que si tom áram os la m ism a foto en 2 0 0 5 , ve ría m o s que
B em b erg y L om a N eg ra ya no son propiedad de d ueños lo c a le s y que la
facturación de P escarm o na y Pérez C om panc se redujo c o n sid er a b le m en te por la
venta de algu n os a ctiv os clave (IM P S A T y todo el n e g o c io en ergético ,
resp ectiva m en te).
Cabe señalar que la in v o lu c ió n de la p r ese n cia de los co n g lo m e r a d o s , acom pañada
del notable avance de las filia le s de ET en la e c o n o m ía local, no dejó de generar
c recien tes cu e s tio n a m ie n to s desde el ámbito em presarial, in telectual y p o lític o .
En este sentido, a fin es de los n ov en ta c o m e n z ó a surgir un reclam o en pos de
reconstruir la “b u rgu esía n a c i o n a l”, revirtiendo el p roceso de
t ra n sn a cio n a liza ció n , o al m e n os generando c o n d ic io n e s te n d ien te s a proteger a

235
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

las em presas lo c a le s s o b r e v iv i e n t e s .379 Sin em bargo, p o c o o nada fue lo que


e f e c tiv a m e n te se hizo en ese sentido en los n o v e n ta .380,381
Cuadro 10
Evolución de las ventas de los principales grupos económicos nacionales
(millones de pesos). 1992-2001
G rup o V e n t a s 1992 V en ta s 2001
Acindar 539 .165 535 .5 00
A lp a r g a ta s 42 8 .7 06 4 5. 000
Arc or 6 18 .0 9 0 1 .0 70. 000
Arte G r á fi c o A r g e n t i n o (C l a rí n ) 36 1 .9 02 1 .4 99. 000
Ast ra 4 2 2 .1 0 7 n.c.
Bagó 170.783 2 99 .9 0 0
B em b er g 6 50 .3 0 0 7 63 .9 0 0
BGH 3 10 .0 0 0 2 73 .6 0 0
Bridas 3 45 .1 0 0 82 5 .0 00
B ung e y Born 1 .7 50. 000 86 3 .7 00
C at en a 25 0 .0 00 84.30 0
C o m e r c ia l del P la ta 7 3 7 .7 5 4 100.300
Corc emar 81.99 8 n.c.
G a r o v a g li o y Z o r r a q u í n 3 11 .0 5 7 2 6. 100
Ledesma 177 .134 2 74 .3 0 0
L om a N e g r a 430 .2 75 3 27 .4 0 0
Ma da ne s 4 04 .2 1 2 6 69 .9 0 0
M a ss uh 99.27 3 110 .000
Pérez C o m p an c 91 7 .4 90 2 .4 7 9 .3 0 0
Pescarmona 30 0 .0 00 28 0 .1 00
Roggio 182 .500 3 85 .3 0 0
SOCMA 1 .8 50. 000 1 .4 58. 800
T ec hi nt 1 .8 00. 000 2 .4 0 8 .3 0 0
U rq u i a 32 7 .6 49 1 .1 15. 400
Total 13. 46 5. 49 5 1 5 .8 9 5. 10 0
% sob re v en ta s de las 1000 m a y o re s
em p re sa s 18,2 11,4
F u en t e : E l a b o r a c i ó n p r o p i a en b a s e a B i s a n g ( 1 9 9 6 ) , R e v i s t a P r e n s a E c o n ó m i c a
( o c t u b r e 1 992 ) y R e v i s t a M e r c a d o ( d i c i e m b r e 200 2) .
n. c.: la s e m p r e s a s del g r u p o f u e r o n a d q u i r i d a s p o r ET.

379 En un seminario realizado en 1999 en ocasión de la presentación de un libro sobre las multinacionales
latinoamericanas, el directivo de Techint Paolo Rocca, hoy presidente de la organización, señaló que el
gobierno argentino debería haber facilitado que un grupo local -e n particular, Techint- adquiriera el control de
YPF, en lugar de perm itir que lo hiciera la petrolera española Repsol.
380 A poco de decretarse la devaluación de comienzos de 2002, el gobierno argentino temió una “invasión” de
inversiones extranjeras en procura de comprar firmas argentinas “baratas” -p o r la devaluación y el alto
endeudamiento que arrastraban-. En base a ese tem or (en algunas declaraciones periodísticas se
mencionaba la idea de que había que evitar el traspaso de “empresas estratégicas”), se dictó una nueva ley
de quiebras destinada a evitar ese proceso -le y que limitaba la posibilidad de que los acreedores tomaran
posesión de las empresas locales endeudadas-, la cual luego debió ser modificada, respondiendo a presiones
internacionales (fundamentalmente, del FMI). Sin embargo, más allá de algunos casos puntuales, no se
observó ninguna oleada de IED tras la crisis.
381 La reciente compra de Loma Negra por parte de un grupo brasileño reavivó una vez más esta temática. Un
tanto curiosamente, algunos sectores que expresaron quejas públicas frente a esta operación - y llamaron a
preservar espacios de acumulación para la burguesía nacional- son los mismos que previamente la habían
asimilado a la “ patria contratista” o el “capitalismo prebendario”.

236
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Un factor clave en la red e fin ic ió n de estrategias de esto s grupos en la pasada


d écada fue el rep liegu e del Estado, que si bien cerró antiguas vías de articulación
- i . e . p ro m o c ió n industrial, créditos su b sid iad o s, “patria c on tratista” (en p arte)-,
tam bién abrió nu evas áreas de n e g o c io s (i.e. p r iv a tiz a c io n e s ), además de las
generadas por el propio p r oce so de e s ta b iliz a c ió n y retom ada del crecim ien to . Al
m ism o tiem p o, las reformas enfrentaron a los grupos a la con testa b ilid a d de la
c o m p e te n c ia internacional, d ebilitando su capacidad para acumular
e x c lu s iv a m e n te y con cierto poder m o n o p ó lic o en el m ercado local (K o sa c o ff,
1999).
Los cam b ios en el c on texto se com binaron con las cap a cid ad es propias y los
patrones p revios de e s p e c ia liz a c ió n en cada caso para d efinir las estrategias a
adoptar en los noventa. A sí, la h e te ro gen e id a d de las respuestas empresarias
estu vo in flu id a por factores tales com o el tipo de sectores en los cuales actuaban
dichas o r g a n iza cio n es, el grado de d iv e r s ific a c ió n in ic ial, el tamaño relativo
resp ecto a los c o m p e tid o r es in tern acio n ales y la etapa de cam b io gen er a cio n a l por
la que transitaba el c o n g lo m er a d o , entre otros (K o s a c o ff, 1999).
Otro factor de d ife r e n c ia c ió n en las estrategias y d e s e m p e ñ o s de estos grupos
radicó en el m ayor o m enor a c c e so al crédito internacional - e n este sentido, el
“e f e c to T e q u ila ” im p lic ó un fuerte g o lp e para varios g r u p o s - . Un punto central es
que si bien algunas de estas o rg a n iz a c io n e s p o se ía n ban cos propios, su principal
centro de articu lación estaba en las activ id ad es p roductivas y, en m uy m enor
m edida, en lo co m ercial, mientras que la activid ad bancaria no era el eje central
de los n e g o c io s ni tam p oco la palanca principal de la acu m u la c ió n ( K o s a co ff,
19 9 9 ) 382 - i n c l u s o en ciertos c aso s los grupos que tenían p articip ación o control
sobre bancos se d esprendieron de esas in v e r s io n e s (Pérez Com p an c - B a n c o R i o - ,
Alpargatas - B a n c o F r a n c é s -, G a r o v a g lio -Z o rr a q u ín - B a n c o s Español y
C om ercial del N o r t e - ) - .
En este con te xto general, varios de los grupos que se habían exp an dido en las
décadas previas d esap arecieron o se achicaron fuertem ente. Según B isan g (1 9 9 8 ),
ello o b e d e c ió , en algu n os caso s, al h ech o de no haber pod id o com p letar su ciclo
de in v er sio n es o de aprendizaje y verse enfrentados a un p ro c eso de apertura para
el cual no estaban preparados (C elu lo sa , M assuh, Richard, G aro vag lio). En otros
caso s, se trataba de o rg a n iz a c io n e s p o co d iv ersificad as que perdieron terreno en
el m ercado interno y carecían de respaldo fin an ciero sólid o (Aurora, BG H ,
Z anella). F in alm en te, se dieron caso s de c o n g lo m e r a d o s s ó lid o s pero que d ecid en
ven d er por p e rc ep ció n de p roblem as de cr ec im ien to futuro (Astra, M oren o) -
aunque B isa n g no los in clu y e en este grupo, dado que las resp ectiva s ventas se
dieron más adelante en el tiem p o , B em b erg y A cin da r tam b ién podrían entrar en
esta ú ltim a c a t e g o r í a - .383
Otros grupos, en tanto, encararon estrategias de alta d iv e r s ific a c ió n con ele v a d o
riesgo fin an ciero (el ejem p lo más notorio es S o cie d a d C om ercial del Plata - g r u p o

382 Como mencionamos más arriba, la historia argentina reciente registra algunas experiencias fallidas de
estrategias de conglomeración basadas en bancos (grupos Greco y Oddone, por ejemplo).
383 Lamentablemente, no hay demasiada evidencia disponible acerca del destino que dieron los grupos
económicos que vendieron sus activos (y en general los numerosos empresarios locales que siguieron similar
estrategia) a los fondos obtenidos por esa vía (la sospecha o conjetura de la literatura “heterodoxa” es que
ese destino fue principalmente la fuga de capitales).

237
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

S o ld a ti-) , ingresando en áreas en las cuales no tenían e x p erien cia previa; el


resultado de este tipo de estrategias no parece haber sido d em asia d o e x ito s o , en
particular en el caso m en cio n a d o de Soldati.
En contraste, otros grupos mostraron con d u ctas más “p r o a c tiv a s ” . Em presas com o
T echint, A r c o r ,384 Pérez C om panc, S O C M A , B a g ó , Urquia, P escarm o n a o Aluar
fortalecieron sus p o s ic io n e s en el m ercado local, m uchas v e c e s rep leg án d ose
h acia sus r es p e c tiv o s c o r e b u s i n e s s , e increm entaron su p r ese n cia en los
m ercad o s extern os, no sólo por la vía de la exp o r ta ción sino tam bién, en ciertos
c a so s, m ediante o p er a cio n e s de IED (ver K o s a c o ff , 1999).
En buena parte de esto s caso s, se observaron p r o c e s o s de recam bio g en era cio n a l,
m ayor p r o f e s io n a liz a c ió n del m a n a g e m e n t , increm entada re lev an cia de las
a ctiv id ad e s de m a r k e t i n g y lo g ís tic a y avance h acia esq u em as o r g an iza tivo s tipo
h o l d i n g - d i fe r e n c ia n d o las activ id ad es productivas de las c o r p o r a tiv a s - (B isan g ,
1998). A s i m is m o , se m aterializaron p ro ce s o s de d e s v e r tic a liz a c ió n en áreas no
estr atégicas, al tiem p o que se bu scó la in tegración vertical hacia nuevas
a ctiv id ad e s tanto vía p r iv a tiz a c io n e s (ver más abajo) c o m o en b u sca de avanzar
en la cadena de c o m e r c ia liz a c ió n hacia n e g o c io s de m ayor valor agregado y
donde, en lugar de la c o m p e te n c ia vía p recio s, dom ina la d ife r e n c ia c ió n de
producto.
Sin em bargo, aún en esto s c a so s, tam bién hubo tanto n ec esid a d de replantear el
c o r e b u s i n e s s ante las d ificu ltad es de avanzar en las áreas p r e - e x is t e n t e s (el
ejem p lo más notorio es el de Pérez C om panc, que pasa de en ergía a alim en tos,
pero tam bién es el caso de otros grupos co m o S O C M A ) y e x p e rie n c ia s fallidas de
d iv e r s ific a c ió n hacia áreas de gran d in am ism o (IM P S A T , em presa de
t e le c o m u n ic a c io n e s del grupo P escarm ona, que debió ser ven d id a hace p o c o s años
por problem as fin an ciero s).
Cuando se an aliza la actitud de los c o n g lo m e r a d o s hacia las p r iv atizacion es,
tam b ién se observan estrategias m uy diferentes. A lg u n o s de ello s d e cid e n no
participar en el p roceso . Otros sólo lo hacen cuando pueden adquirir activ os
v in c u la d o s con activ id ad es p r eex isten te s en la corp oración (por ejem plo, energía,
puertos, ferrocarriles). En tanto, sólo un puñado de e llo s participó activ am en te en
dicho p r o c eso c om o forma de acce d er a nu evas áreas de n e g o c io s .
De h ech o, con sideran do la in v ersión de cap itales n a c io n a les en las
p riv a tiza cio n es de t e lé fo n o s , en ergía eléctrica, gas y p etróleo, sólo 5 grupos
n a c io n a le s (Techint, Pérez Com panc, S O C M A , Soldati y Astra) acapararon 77%
de los m on tos in v olu cra d o s, en tanto que sum ando otros 4 (Bridas, Pluspetrol,
A luar y Acindar) se lle g a al 90% a p r o x im a d a m en te.385 En otras palabras, la
entrada a las p riv a tiza cio n es no fue un m o v im ie n t o gen er a liza d o dentro de este
se g m e n to em presario. H ay que aclarar, as im is m o , que en varios caso s aquellas

384 Ver Kosacoff et al (2001) para un análisis de la historia de este conglomerado.


385 Ciertamente, aquí no incluimos algunas operaciones de privatización en las que no hubo desembolsos
iniciales en efectivo, sino que se realizaron contra el pago de un canon anual o el ofrecimiento de la tarifa más
baja para la prestación del servicio (aguas, correo, corredores viales, entre otros). Sin embargo, en esos
casos vemos también que la presencia de los grupos locales se restringe a pocos ejemplos (Macri, Soldati),
complementada con empresas constructoras de obras viales -p a ra las que el negocio de mantenimiento de
rutas era naturalmente una extensión de su actividad previa-.

238
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p ar ticip a cio n e s no fueron sino una ex te n s ió n de n e g o c io s p re vios en la m ism a


área (petróleo) y en otros se vin cularo n con la in tegración vertical hacia atrás en
en ergía eléctrica (Acindar, Aluar).
Más aún, si o b se rv am os el mapa de las p riv a tiza cio n es hacia fin es de la década
pasada, ve r e m o s que en m u c h o s caso s los grupos lo c a le s se habían retirado de las
em presas privatizadas. T odo esto con firm a la h ip ó te sis de E tc h e m en d y (2 0 0 1 ),
para quien los grupos e c o n ó m ic o s en los n ov en ta, más que redirigir sus ob jetivos
h acia las nuevas áreas de n e g o c io s abiertas por las p r iv a tiz a c io n e s, se
concentraron en profundizar su d om in io en sus sectores previos de a c tiv id a d .386
U na característica com ún a varios c o n g lo m e r a d o s fue el d e s p lie g u e de p r o c eso s
de in ter n a cio n a liz a c ió n vía IED. En K o s a c o f f (1 9 9 9 ) se estudiaba el im pacto de
esos p r o c es o s en un conjunto de grupos para los cuales las ventas en el exterior
en 1997 representaban el 20% de sus ventas tota les, sus a ctiv os el 21% de los
totales y los e m p lea d o s que ocupan en el exterior 35% del total, cifras que
indicaban la re le v a n c ia del p roc eso de in ter n a cio n a liz a c ió n (mayor que en etapas
anteriores) - e l cual se esperaba que in clu so se profundizara a f u t u r o - .387
Se trataba en la m ay oría de los caso s de p r o c e so s e v o lu t iv o s en donde, en algún
m o m en to de la h istoria de estas em presas, el reducido tam año del m ercado
d o m é s t ic o im p lic ó la n e ce sid a d de iniciar el cam in o de la exp o rta ción , la cual fue
ganando en relev a n cia con el correr del tiem p o. La in ter n a cio n a liz a c ió n vía IED
fue un paso u sualm ente posterior. La bú squ ed a de materias primas o de “activ os
e s tr a té g ic o s ” - p o r e jem p lo, m ejora en las c o n d ic io n e s de a c c e so al
fin a n cia m ie n to o a recursos hum an os e s p e c i a l i z a d o s - tam b ién fue un factor
inductor de los p r o c es o s de in ter n acio n alizac ió n .
Las reformas de los n ov en ta en el con texto de la g l o b a liz a c ió n de la co m p e te n c ia
llevaron a que la IED fuera no sólo un m od o de expandirse hacia el exterior, sino
in clu so de sustentar la propia p o s ic ió n en el m ercado d o m é s tic o , m uchas v e c e s
bajo el im perio de la ló g ic a “comprar o ser c o m p r a d o ”, que lle v a a la n e ce sid a d
de increm entar el tam año de la firma com o m od o de m antener las p o s ib ilid a d e s de
com p etir en el n u evo escen ario ( K o s a c o f f , 1999).
En ciertos c a so s, la in ter n a c io n a liz a ció n vin o a so cia d a a una d ism in u ció n de la
exa gera d a d iv e r s ific a c ió n generada, primero, por las c o n d ic io n e s de la e c o n o m ía
s e m i-c e r r a d a y, lu eg o, por las oportunidades abiertas por el p roceso de
p riv atización , p erm itien d o obtener e c o n o m ía s de e sca la y e s p e c ia liz a c ió n en los
re s p e c tiv o s core b u sin e ss. A su v e z, los p ro ce s o s de in ter n a c io n a liza ció n
reforzaron el aprendizaje o rg an iz a c io n al y la form ación del capital hum ano,

386 Digamos, en este mismo sentido, que los empresarios nacionales que se están quedando con algunas
firmas privatizadas ante el retiro total o parcial de los inversores extranjeros no pertenecen, salvo alguna
excepción, a los conglomerados que estamos analizando en esta sección.
387 Las firmas encuestadas tenían, a mediados de 1998, 63 empresas radicadas en el exterior, de las cuales
46 desarrollaban actividades de producción y comercialización, siendo las 17 restantes filiales comerciales
(sólo se tom aban en cuenta las inversiones de mayor significación económica en este recuento). Los países
limítrofes eran el principal destino de las actividades de IED. Sin embargo, también se observaban inversiones
en el área del NAFTA, Europa y Asia -claram ente el grupo Techint era y sigue siendo el jugador líder en ese
sentido-.

239
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

c o n s titu y é n d o se en to n c es en parte central de los e sfu er zo s en pos de mejorar la


com p etitivid ad .
La in tern a cio n a liza c ió n vía IED supuso asim ism o una m ayor s o f is t ic a c ió n de la
g e s t ió n fin an ciera - p la n te a n d o e x ig e n c ia s de transparencia y m o d e r n iz a c ió n del
corporate go ve rn a n ce no siempre s a tisfe c h o s por los grupos l o c a l e s - (de tod os
m o d o s, el a c c e so al fin an cia m ien to internacional es aún una d esven taja para estos
grupos v i s a v i s sus co m p e tid o r es de otros p aíse s) y la con str u cc ión de n u e v o s
m o d e lo s o r g an iz a tivo s adaptados a las e x ig e n c ia s de una operatoria
m u ltin a c io n a liza d a ( K o s a c o f f , 1999).
Probablem ente, los dos c aso s más relevan tes de in ter n a cio n a liz a c ió n vía IED sean
los de Arcor y T e c h in t -. Esta últim a org a n iza ció n c o m e n z ó en los n ov en ta su
p roceso de in tern a cio n a liza c ió n en el sector de tubos sin costura absorbiendo
su c e s iv a m e n te em presas en M é x ic o , Italia, Brasil, V e n e z u e la , Japón, Canadá y
Rumania, hasta convertirse en el principal productor y exportador de tubos sin
costura para la industria petrolera a n iv el m u n d ia l.388 En este p roceso , creó un
h oldin g llam ado Tenaris que agrupa a todas las filia le s del grupo - m a n te n ie n d o el
centro de d e c isió n corporativa en el p a í s - , avanzó hacia una creciente
s o f is t ic a c ió n o rg an iza cio n al (con fo rm an d o em presas que brindan se rv icio s
com u n es en las áreas de p r ov eed ores, c o m e r c ia liz a c ió n y fin an zas), mejoró
su stancialm ente su im a gen en los m ercad os de los p aíses desarrollados gracias a
su sta ntiv os adelantos en la calidad y el desarrollo de sistem as m od ern os de
aten ció n y s ervicio a c lie n te s y profu nd izó su ya previa in c lin a c ió n por la
gen era ció n de c o n o c im ie n t o s e in n o v a c io n e s t e c n o ló g ic a s propias en sus tres
centros de in v e s tig a c ió n actualm ente e x iste n tes - e l principal de e llo s , en
A r g e n tin a -.
Un punto importante es que este p ro ce so de exp a n sió n glob al se afianzó en el
aprendizaje, las in v e r sio n e s y la a cu m u la ció n de c o n o c im ie n t o s t e c n o ló g ic o s
realizada en las décadas previas en la Argentina. Si bien ese p roc eso ciertamente
se ap oyó en la articu lación con el Estado a través de distintos m e c a n ism o s ,
tam b ién fue producto de la estrategia y o b jetiv o s d e s p le g a d o s por los d irectiv os
del grupo, que llevaron a generar cap a cid ad es d istin tivas dentro de la e c o n o m ía
argentina de aquel m om en to (A r to p o u lo s, 2 0 0 4 ).
El caso de Arcor es tam b ién destacab le. La empresa, n acida en el interior del
país, in ic ialm e n te se orientó a com p etir en m ercad os p o co d e sa fia b les , que no
interesaban a los grandes productores de g o lo s in a s y alim e n to s, y
p ro g resiva m en te fue ex p a n d ien d o sus a ctiv id ad es, incorporando nuevas lín eas de
prod u cció n e integrándose hacia delante y hacia atrás a través de un am b icio so
program a de in v e r sio n e s , aún en las adversas c o n d ic io n e s de los ochenta. L u ego,
el grupo controlante, a d iferen cia de otros c o m p etid o res en el sector alim en to s
c o m o Terrabusi, B a g le y , Stani u otros, d ecid ió m antener la propiedad de la
em presa, y encaró d ecid id a m en te el p roceso de e x p a n sió n vía e x p o rta c io n e s e
IED, primero en los m ercad os r egion ales y lu eg o en los más lejanos (in c lu y e n d o
A s ia ), hasta convertirse en el primer productor de caram elos y la 13a em presa

388 El grupo también ha profundizado su proceso de internacionalización en aceros planos, primero con la
compra de la mayor acería venezolana en los '90 y recientemente -m a y o 2005- con la adquisición de una
acería en México.

240
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

productora de g o lo s in a s a n iv el mundial. Este p roceso supuso, al igual que en el


caso de Techint, cam b ios en la estructura o rg an iza c io n al en procura de una mayor
p r o f e s io n a liz a c ió n del m an a gem en t, la crea ción de esq u em as de m anejo de
n e g o c io s a es c a la glo b a l y una bú squ ed a por avanzar en la d ife r e n c ia c ió n de
p roductos y la c o m p e te n c ia v ía calidad ( K o s a c o f f e t al , 2 0 0 1 ).
En co n tra p o sició n con esto s c aso s e x ito s o s , es interesante notar que de los 11
c o n g lo m e r a d o s que se habían in tern acio n alizad o vía IED estu d ia d os en K o s a c o f f
( 1 9 9 9 ) , 3 actualmente están en m anos extranjeras - B e m b e r g (ahora A m b e v ), Y PF
( R ep so l) e IM P S A T (los in versores fin an ciero s tomaron el control de la
e m p r e s a ) - . 389 En tanto, otro grupo se retiró del área en la cual más había
avanzado en el p ro ce so de in te rn a c io n a liza ció n - P é r e z C om panc (Petrobras
com pró sus n e g o c io s en energía y el grupo se orientó hacia a l im e n t o s ) - y
S O C M A abandonó buena parte de sus n e g o c io s en Brasil. Esto in d ica claramente
que el con texto abierto por las reformas de los n o v e n ta - e n el marco de una
e c o n o m ía internacional donde la c o m p e te n c ia se ha h ech o m u ch o más g lo b a liz a d a
que en el p a s a d o - es más incierto y d ifícil de controlar para los c o n g lo m er a d o s
d o m é stic o s que cualquier otro ob servad o en las décadas previas.
Tres puntos fin ales sobre este tema. El primero, relativo a la h ip ó tesis
h eterod oxa, e xp u e sta en el capítulo II, respecto de que la retracción de los grupos
en térm inos de su particip ación en la e c o n o m ía lo cal se habría v is to com p en sa d a
por un in crem en to de su te n en cia de a c tiv os líq uid os en el exterior. Los datos
d isp o n ib les, o al m en o s los que nosotros c o n o c e m o s , no p erm iten saber si dicha
h ip ó tesis es correcta o no, y naturalmente no parece s e n c illo recolectar la
in form ac ión n ec esa ria para realizar dicha com p ro ba ció n . En todo caso , se trata de
un tem a que sería n ecesario explorar más a futuro, no sólo en lo que hace a la
e v id e n c ia em pírica, sino tam b ién respecto de qué interpretación se le puede dar a
esa conducta, si la m ism a efe c tiv a m e n te existiera - e n un marco donde la ten e n c ia
de a c tiv os fin an ciero s en el exterior está lejos de ser una estrategia reservada a
grandes e m p r e s a s - .
En segu n d o lugar, al p resente, más allá de algu n os c a so s - c o m o los de T ech in t o
A r c o r -, los grupos n a cio n a les argentinos enfrentan serios lim itantes para su
s u p er v iv e n c ia en un m undo glob al, con sideran do las d e fic ie n c ia s propias del
entorno - e n particular, pero no ú n icam en te, en el plano de a c c e so al
f in a n c ia m ie n to - y su tamaño peq ue ño v i s a v i s los líderes in tern acio n ales en sus
r esp ec tiv o s m ercados. Esto introduce dudas respecto de su viab ilid ad a futuro y
plantea d e s a fío s fuertes en térm inos de la n e cesid a d de definir estrategias que les
permitan no só lo m antenerse en el m ercado, sino tam b ién continuar con su
p r o ceso e x p a n siv o en un am biente m u ch o más c o m p e titiv o del que enfrentaban
vein te o treinta años atrás.
F inalm ente, desde el punto de v ista del país, y más allá de en qué m ed id a cada
uno suscriba o no a las posturas críticas h etero d ox as resp ecto de su papel en la
e c o n o m ía argentina, la con trib u ció n de este n ú c leo empresario al p ro ce so de
desarrollo e c o n ó m ic o del país se ve limitada, entre otras razones, debido a que su
patrón de e s p e c ia liz a c ió n se basa p rincipalm ente en activ id ad es que generan

389 Loma Negra, recientemente vendida a la empresa brasileña Camargo Correa, no forma parte de esta
nómina debido a que no había iniciado ningún proceso de internacionalización en los noventa.

241
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

es c a s a s rep ercu sion es sobre el resto del aparato p rod u ctivo y que están lejos de
basarse en c o m p e te n c ia s t e c n o ló g ic a s avanzadas. E stos rasgos del patrón de
e s p e c ia liz a c ió n de los c o n g lo m e r a d o s son c o m p ren sib le s en un co n tex to local
m uy p oco estim u lan te para la in v ersión en sectores in te n siv o s en c o n o c im ie n t o y
que fa v o r e c ió el rep liegu e hacia “no tr a n s a b les ” y activ id ad es basadas en
recursos naturales. Sin em bargo, si p e n sa m o s que es relevante que el país cuente
con grandes actores em presarios de capital n acion al - t a l com o ocurrió, según
v im o s antes, en m uchas exp er ien cia s de in d u strialización tar d ía -, se hace
importante analizar có m o se insertan e sos actores en la e c o n o m ía nacion al e
internacional y en qué m ed id a con trib u yen o no a o b jetiv o s v in c u la d o s a mejorar
la in serció n del país en los m ercad os de exp o rta ción , generar em p le o s o
profundizar la a c u m u la c ió n de cap acid ad es t e c n o ló g ic a s . Sobre esto v o lv e m o s en
las c o n c lu s io n e s de este trabajo.
iv) Una rápida mirada al com p o rta m ien to empresario en el agro
Si en el pasado p o d e m o s hablar de un debate in c o n c lu s o acerca de las conductas
em presariales en el agro argentino - e s p e c i a lm e n t e durante la I S I - , parece d ifícil
negar que en los n o v en ta hubo una g en e ra liza d a actitud de incorporar nuevas
t e c n o lo g ía s en la m ayor parte de los productores p am p ean o s, sin la cual hubiera
sido im p o sib le que se registrara la gran exp a n sió n de la p rod u cció n ob servad a en
d icha década.
Mientras que en los ochenta, com o se m e n c io n ó antes, la inestab ilid ad macro, el
cierre de la e c o n o m ía y las fuertes retencion es a la exp o rta ción conspiraron
contra la in v ersión en el agro, en la década pasada los em presarios ag ropecuarios
reaccionaron p o sitiv a m e n te a un conjunto de señ ales de m ercado producidas por
la lib e ra liza ció n c o m ercial y el a c c e so a n u eva s t e c n o lo g ía s , sin que el Estado
jugara un rol importante más allá de proveer c o n d ic io n e s infraestructurales y
(d es)regu latorias favo rab les para la in v ersión en el sector.
Sin em bargo, com o se ñ alam os más arriba, este p ro ce so de reestructuración guiado
por el m ercado se dio P a r i p a s s u un aum ento del n iv e l de h e ter o gen e id a d entre
los distintos grupos de productores, que in clu so im p lic ó la d esap arición de un
buen número de estos ú ltim os.
Un dato central en este sentido es que la exp a n sió n vin o de la mano de un
p roceso de fuerte en d eu d a m ien to del sector (producto de la presión por
t ecn ifica rs e), así c o m o con una crecien te c o n c en tr a c ió n de la p r o d u c c ió n .390 Por
ejem p lo, se ha estim ad o que la superficie p rom ed io de las unidades se increm entó
un 46% entre 1992 y 1997 y que d esap arec ió un tercio de las e x p lo ta c io n e s
ex is te n te s en 1990 (Sonnet, 1 9 9 9 ) .391
Si bien se trata de un p r o c eso inducido en gran m ed id a por la in trod u cción de un
conjunto de cam b ios t e c n o ló g ic o s que han tend ido a elevar la e sc a la m ín im a

390 Obsérvese que en los sesenta años previos se había registrado un fuerte proceso de desconcentración y
reducción del tam año medio de las unidades productivas (Barsky y Gelman, 2001).
391 Como lo señalan Barsky y Gelman (2001), la concentración de la producción en unidades de mayor
tamaño no necesariamente significó un proceso de concentración de la propiedad, pues las diversas formas
de cesión de la tierra -contratos accidentales, arriendo, etc.- facilitaron a los inversores producir en unidades
de mayor tamaño sin inmovilizar su capital en la compra de tierras.

242
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

efic ie n te de e x p lo ta c ió n - y que han lle v a d o a que tam b ién en los E E .U U . se


ob serv e un p ro ce so de aumento del tamaño m ed io de la unidad a g r íc o la - , no
puede dejar de resaltarse lo rápido que ocurrieron esas tran sfo rm acio n es en la
Argentina, sin que existieran m e c a n is m o s co m p en sa d o res o de reco n v er sió n para
los agricultores a f e c t a d o s .392
Pari passu surgieron en el agro nu evas formas de o rg a n iz a c ió n em presaria, cuyo
im p u lso p rovin o, entre otros factores, de las m ayores e x ig e n c ia s en m ateria de
capital y tam año n ecesarias para com p etir en el actual escen ario lo cal e
internacional. A sí, aparecieron los llam ados p o o ls de siem bra (que m uchas v e c e s
d iv e rsifica n riesgo de p recios y c lim a m ediante el control de e s ta b le c im ie n to s en
distintas zon as del p a í s ) ,393 los fon d os de in v ersión directa, la agricultura por
contrato con la agroindustria y las a s o c ia c io n e s de productores para concretar
in te gra cion e s horizon ta les o v ertica les (E stefan ell e t al , 1997).
Estas nuevas m o d a lid a d es em presarias, que reem plazan a la figura tradicional de
la e x p lo ta c ió n fam iliar o unipersonal, perm itieron mejorar los n iv e le s de
productividad y rentabilidad, al m ism o tie m p o que d iv ersificar r iesg os frente a la
v o la tilid a d de los p recio s in tern acio n ales en los años n ov en ta (Son net, 1999).
T am bién cr eció , aunque no hay datos que permitan cuantificar el p roceso , el p eso
de los propietarios extranjeros.
Por otra parte, continuaron las te n d e n cia s al cam b io en la estructura de rela cio n es
s o c ia le s y p roductivas dentro del sector. A sí, el contratism o sig u ió ganando p eso,
por la m ayor dem anda de labores aso cia d a a la agricu ltu riza ción y a la
in trod u cció n de cu ltiv o s más e x ig e n t e s , co m o la soja (B ecerra e t al , 1997). La
e x p a n sió n del contratism o s ig n ific ó una m ayor f le x ib ilid a d para el sector,
perm itien d o aprovechar m ejor el parque de maquinarias existe n te, así co m o
facilitan d o una m ayor d ifu sió n de las in n o v a c io n e s t e c n o ló g ic a s d isp o n ib le s
(O b sch atk o, 1997).
La aparición de n u eva s formas de articu lación y r e la c io n a m ie n to in te r-
empresario dentro del sector tam b ién fue resultado del su rgim ien to de un n u evo
m o d e lo de o rg an iza ció n p rod u ctiva basado en la oferta de in su m os y paquetes
t e c n o ló g ic o s por parte de un conjunto acotado de grandes em presas
m u ltin a c io n a le s - q u e tam b ién o frecen fin an c ia m ie n to a los p r o d u c to r e s-, lo cual
les otorga una p o s ic ió n de p riv ile g io dentro de las resp ectiva s tramas

392 Ver Barsky y Gelman (2001).


393 Según Barsky y Gelman (2001), los pools de siembra son un particular mecanismo de articulación de los
factores de producción y de atracción de capitales hacia el sector. Se crean generalmente por inversores de
origen urbano agrupados bajo la dirección técnica de un ingeniero agrónomo o de empresas con profesionales
especializados, para luego arrendar explotaciones y sembrar diversos campos con tecnologías avanzadas. De
esta forma, generan elevadas utilidades al abaratar costos vía la operatoria a mayor escala, la compra de
insumos a menores precios, el logro de mejores condiciones de comercialización y la disminución de riesgos
climáticos al diversificar la producción en distintos campos. Estos pools constituyeron no sólo un mecanismo
de inversión en el agro, sino también un instrumento de profundización del cambio tecnológico, dado que
utilizaban mayores niveles de insumos y controlaban las formas de producción con equipos de profesionales.
Sin embargo, se resalta que no necesariamente implicaron cambios radicales en los actores vinculados con el
proceso productivo, ya que fue muy común que utilizaran a contratistas de la zona e, incluso, a los propios
productores que arrendaban los campos. De esta forma, marcaron una tendencia a concentrar la producción a
nivel de las unidades pero sin afectar la propiedad de las explotaciones, dado que su estrategia no incluyó la
adquisición de campos, en tanto que esto último hubiera implicado la inmovilización de su capital.

243
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p rod u ctivas, en un con texto de fuertes im p e r fe c c io n e s en los m ercad os cred iticio s


(B isan g , 2 0 0 3 ).
En el agro se observaron a s im is m o ten d en cia s a la crea ción de redes productivas.
U na de las razones para el su rgim ien to de estas redes es la e x is te n c ia de “m e t a -
f u n c i o n e s ” de p rod u cció n de la red en su conjunto, que in clu y e n a p ro v ee d o re s de
in su m os, sem illeras lo c a le s y extranjeras, productores, subcontratistas, industrias
“aguas a b a jo” (por e jem p lo, la aceitera) y productores de maquinaria. Para estos
actores, co m o se dijo más arriba, la c o o p er a c ió n en redes supone ventajas
m ay ores a las de la operatoria in d ivid u al. Por ejem plo, aparecen externalidades
p o sitiv a s por el lado del c o n o c im ie n t o t e c n o ló g ic o que circula al interior de la
red. A s i m is m o , se crean “bien es c lu b ” justam en te en el plano del desarrollo y
d ifu sió n de c o n o c im ie n t o s tácitos y/o c o d ific a d o s entre los agen tes de la red.
F in alm en te, la operatoria en redes permite dism in u ir los c o sto s de tran sacción
que surgen del entorno general de n e g o c io s local - p o r e jem p lo, en el ámbito
f in a n c ie r o - (B isa n g , 2 0 0 3 ).
Un caso s ig n ific a tiv o en este sentido es el del grupo Los Grobo. Sus an teced en tes
se remontan a inm igrantes p rov e n ien te s de Besarab ia que co m ie n z a n a trabajar en
el país com o p eq u e ñ o s contratistas rurales a prin cip ios del sig lo X X . Al presente,
el grupo factura U $ S 65 m illo n e s ( in clu y e n d o los llam ad o s “a g r o n e g o c i o s ”, junto
con la p rod u cció n de c o m m o d itie s ), gracias a un p roceso que im p lic ó la ad opción
de n u e v o s m o d e lo s org a n iz a tiv o s de la p rod u cció n en los ochenta, la
p r o f e s io n a liz a c ió n del m a n a g e m e n t en los noven ta, una estrategia de a s o c ia c io n e s
con firmas extranjeras (por ejem plo, N o v a rtis), la form ación de una red de
n e g o c io s con productores y contratistas, el ap o yo a la in v e s tig a c ió n en
b i o t e c n o l o g ía (e.g ., B IO C E R E S ), el avance h acia la p rod u cción de materias
primas con alto valor agregado (maíz c olorado libre de O G M ) y la ad o p ción de
m odernas t écn ica s de g e s tió n de la calidad y de t e c n o lo g ía in form ática (Ordóñez
y N i c h o ls , 2 0 0 3 ).
D) Un p ro b le m a que em peora: el fu n c io n a m ie n to del E stado y las p o líticas
pú blic a s
Las carencias en el p ro ce so de form u lac ión de p o lític a s p ú blica s ya señaladas
para las etapas previas, lejos de mejorar, en general tendieron a profundizarse en
el p eríod o bajo exam en.
En primer lugar, la inestab ilid ad en las p olítica s p ú blicas se in crem en tó durante
el período bajo análisis. A sí, en un ranking de v o la tilid ad del “ín d ice de libertad
e c o n ó m i c a ” pu blicado por el Instituto Fraser para el período 1 9 7 0 - 1 9 9 9 , la
A rg en tin a se u b icab a c om o el séptim o país más vo lá til en una m uestra de 106
p a íses (S p ille r y T o m m asi, 2 0 0 3 ). Esta v o la tilid a d es percib id a com o altamente
c o s to s a para la operatoria del sector privado, m o tiv o por el cual la A rg en tina
aparece en el pu esto 61 en un ranking de 75 p aíses que relev a estos aspectos.
La p er cep ció n del sector privado con relación a la c o m p e te n c ia de los
fun cion arios p ú b lic o s tam b ién es n eg a tiv a - n u e s t r o país ocu p a el 71° lugar en un
ranking de 7 5 - (Spiller, Stein y T o m m asi, 2 0 0 3 ). A la v e z , una en c u e sta realizada
en 2 0 0 0 a d irigen tes y líderes de op inión argentinos reflejaba que los en cu esta d o s
señalaban a la in e f ic ie n c ia de la burocracia estatal c o m o el principal ob stácu lo

244
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

para el éxito de las p olítica s p ú blicas, segu id a de la corrupción de los


fu n cion arios y la falta de p la n ea m ien to (G erv aso ni, 20 0 1 ).
N atu ralm en te, el cock tail de p olític a s v o lá tile s y aparato burocrático débil, en un
marco de inestab ilid ad macro y fragilidad in stitu cion al, no puede sino haber dado
lugar a p o lítica s p ú blicas p o co e f ic a c e s . U n a r e visión rápida de algu n os de los
más im portantes instrum entos de p o lític a pú blica adoptados en el período 1 9 7 6 ­
2001 puede servir para ilustrar este aserto.
Con relación a los reg ím en e s de p r o m o ció n industrial - v i g e n t e s hasta los años
o c h e n t a - , su im p le m e n ta c ió n no se enm arcó dentro de una estrategia de
desarrollo industrial co n siste n te - e n tanto que d ich os reg ím en e s no fueron más
allá del estím u lo a la form ación de capital per s e - . A su v e z , el sistem a
fun cion ab a de manera in coherente, ya que los o b jetiv o s de los distintos
r egím en es p r o m o c io n a le s eran im p r eciso s, superpuestos y d esarticu lados. La
transparencia ta m p oco fue un atributo de la p rom o ción , abriendo la puerta para
actos de corrupción. La a u sen cia de requisitos de d es em p eñ o para las em presas
b en eficia d a s, la e sc a sa p r eoc u p ación por in cen tiva r la bú squ ed a de gan an cias de
e f ic ie n c ia m ic r o e c o n ó m ic a s (en un escen ario en el cual el sector industrial estaba
p rotegido de la c o m p e t e n c ia extranjera por altas barreras tarifarias y no
tarifarias) y la carencia de prioridades, criterios de se le c tiv id a d y ev a lu a c io n e s
e x - p o s t contribuyeron al p o c o éxito de esto s r egím en es (A z p ia z u , 1989;
K o s a c o ff, 1993).
En este c on texto, se desap rov ech aro n recursos s o c ia le s - e l costo fiscal de estos
re g ím e n es fue m uy a l t o - e in clu so se indujeron o facilitaron conductas
"perversas” (por ejem plo, elu sió n fisca l). Más aún, en algu n os c aso s la
p rom o c ión tuvo e f e c to s estructurales n e g a tiv o s sobre la propia o rg an iza ció n
industrial, en tanto d esalen tó la in tegración de la p rod u cció n , la in corporación de
valor agregado y la com pra de eq u ip os en el m ercado local. De h e ch o , los
m e c a n ism o s p r o m o c io n a le s influían n e ga tivam en te sobre el patrón de
l o c a liz a c ió n , los p recio s relativos y la seg m e n ta c ió n t é c n ic a de la p rod u cció n , de
m anera tal que un p ote n cial p rov eed or p od ía resultar radicado lejos de la
dem anda o bien no estar interesado en la p rod u cció n de c o m p o n e n te s para agentes
externos a su grupo e c o n ó m ic o , ya que ello p od ía im p licar la pérdida de las
e x e n c io n e s im p o sitiv a s co n c ed id a s. Al m ism o tiem p o , en ciertos c aso s - c o m o la
d e sgr a vac ión del I V A - se atentaba contra la c o n s e c u c ió n de otros o b jetiv o s clave
de la p o lítica industrial, co m o la p ro m o ció n a las ex p o rta cio n es de manufacturas
(A z p ia z u , 1989).
En este escen ario, no sorprende encontrar que sólo un relativam ente pequeño
grupo de firmas -e n tr e las cuales se contaban los ya m e n c io n a d o s c o n g lo m era d o s
e c o n ó m ic o s lo c a le s, pero tam bién un buen número de P y M E s - 394 aprovechara una

394 Interesantemente, si en los ochenta las grandes firmas y los conglomerados empresarios de capital
nacional y extranjero concentraron la mayor parte de la formación de capital promocionada, las PyMEs fueron
las que efectivizaron la mayor parte de sus inversiones al amparo de la legislación de promoción -71,4%-. A
su vez, las empresas nacionales tendieron a financiar mayor proporción de sus inversiones por estas vías que
las extranjeras. El menor interés relativo de las ET en estos regímenes puede explicarse porque, al estar
focalizados en incentivos de carácter impositivo, se tornan poco atractivos para quienes igualmente quedan
expuestos al poder fiscalizador de los respectivos organismos responsables de la recaudación tributaria en

245
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

parte sustancial de los recursos d isp o n ib les. A la v ez , esto s r egím en es


financiaron casi toda la in v e rsió n realizada en los ochenta, h ech o p oco
sorprendente con sideran do el p o co favorable entorno local.
D ic h o esto, tam b ién es n ece sa rio tener en cuenta que la d iscr ecio n a lid a d y el
r e n t- s e e k in g in v olu cra d o s en las d e c is io n e s relativas a las p o lític a s de p r om o ción
de in v er sio n es tuvieron e f e c to s m e n o s lin e a le s que los im a g in a b les para quien
supone que a m ayor poder inicial de cada agente se sigue, P a r i p a s s u , un mejor
a c c e so a las rentas derivadas del accion ar del Estado. En este sentido, el
detallado análisis que hace Schvarzer (1 9 9 3 ) de los re g ím e n es p ro m o c io n a le s es
una buena ilustración de los c o m p le jo s m atices que estu v iero n a s o c ia d o s a su
f u n c io n a m ie n to e im pacto. El autor d estaca que, al m en o s para a q u ello s p roy ecto s
de m ayor d im en sió n , su im portancia derivó en n u m e rosos e in ten so s c o n f lic t o s y
p re sio n e s, in crem en tad os por el h e ch o de que la inestab ilid ad p o lític a reinante en
el país lle v ó a que fueran tratados y revisad os por varios p resid en tes, y por un
número aún más e le v a d o de g a b in ete s m in iste ria les. N o es de extrañar que, en
todo ese p roc eso , los criterios t é c n ic o s y e c o n ó m ic o s se sacrificaran m uchas
v e c e s frente a los de naturaleza política.
En este e scen ario, algu n os p r o y ec to s no se llevaron a cabo; otros m ostraron un
enorme retraso, otros fueron m o d ific a d o s durante su c o n c re ció n para acom od ar su
m archa a las cam b ian tes c o n d ic io n e s de la e c o n o m ía argentina y sólo p o co s se
llevaron a cabo con e s ca sa s c o m p lic a c io n e s . Los cam b ios estu v iero n
frecuen tem en te aso cia d o s a m o d ific a c io n e s en la propiedad de es o s p roy ecto s
entre su c o n c e p c ió n y su c o n cre ció n , y por cierto in clu so d esp u és de esta última.
N aturalm ente, co m o d ijim os antes, todo este c o m p le jo p ro c eso no fue ajeno a los
v a iv e n e s de la p o lític a y los cam b ios en los e le n c o s de g o b ie rn o, aunque tam bién
fue m old ea d o por la propia e v o lu c ió n de los grupos de control y los sectores
r esp ec tiv o s y las tran sfo rm acio n es en el entorno e c o n ó m ic o e in stitu cion al
general. En este ju e g o , com o lo señala el propio Schvarzer, no siem pre las
em presas más p od ero sa s co n s ig u ie r o n todo lo que d eseaban, en tanto que
prácticam ente en cada p roy ecto se exp u siero n in tereses contradictorios cuyas
p o s ic io n e s de fuerza relativa iban cam biando a lo largo del tiem p o.
F in alm en te, la ex p e r ie n c ia de esta le g is la c ió n avala los argum entos de
in sp iración “k r u egerian a”, que sugieren la d ificultad de rem over las rentas a los
grupos b e n e fic ia d o s. A sí, por ejem plo, pese a que en los n o v en ta la p rom o c ión
industrial estaba, en teoría, suspendida, se reactivaron p r o y ecto s que debieron
haber perdido los b e n e fic io s r e sp e ctiv o s por no haber cu m p lid o los requisitos
fijados por la le g is la c ió n (FIEL, 1997b). Las p resio n es de las prov in cia s
b e n e fic ia s por la p r om o c ión lograron, en tanto, que los in c e n tiv o s a la in v ersión
p erm an ecieran a lo largo del tiem p o, aunque con m od a lid a d e s cam b ian tes, aún en
co n te x to s de fuerte restricción fiscal y pese a las repetidas críticas por el uso de
los recursos re sp ectivo s.
El im pacto de la operatoria del B A N A D E -c err a d o a c o m i e n z o s de los n o v e n t a -
ta m p oco fue muy favorable - i n c l u s o em p eoran do su d e se m p e ñ o v i s a v i s lo
com en tad o para el p eríod o de la I S I -. El ap o yo fin an ciero del org an ism o a la

sus países de origen y a las, igualmente, muy estrictas normas en términos de la internalización de subsidios
(Azpiazu et al, 1993).

246
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

form ación de capital en la industria entre 1983 y 1988 alcan zó a m en os del 5% y


se caracterizó por su e le v a d o grado de c o n cen tració n en un n ú cle o peq ue ño de
grandes em presas y de sectores - l a s industrias q u ím icas y petroq uím icas y las
m etá lic a s b á s i c a s - (A z p ia zu e t a l , 1993). Al m o m en to de su cierre, la cartera del
Banco estaba pob lad a de créditos en mora o in cobrab les - t a l co m o recordó hace
p oco el ministro de E c o n o m ía Roberto L a v a g n a - .
Y e n d o ahora a la p o lític a c o m ercial, en la etapa de M artínez de H o z se adoptó
una estrategia de lib e ra liza ció n , que lu eg o fue profu nd izad a no tanto por m o tiv o s
v in cu la d o s a la b ú squ ed a de un marco de in c e n tiv o s favorab les a la e f ic ie n c ia
m icro, sino en fun ción b ásicam en te de o b je tiv o s a n t i- in fla c io n a r io s . D ich a
lib e ralizac ió n se im p le m e n tó , adem ás, en un con te xto de tipo de cam b io retrasado
y creciente incertidum bre macro. A s im is m o , hubo e x c e p c i o n e s n otab les a la
lib e ralizació n , que b en e ficia r o n fun d am en talm en te a sectores en donde las
fuerzas armadas tenían in tereses directos ( N o g u é s , 1986).
Tras el cierre forzado de la e c o n o m ía p o s t - c r i s is de la deuda - q u e naturalmente
p ro v o có una brusca reversión en el marco de in c e n tiv o s que enfrentaban los
a g e n t e s - , desde fin es de los o ch en ta se retom ó la estrategia de lib e ralizació n ,
p r od u cié n d ose n u m er osos cam b ios en la estructura arancelaria en un lapso muy
breve - i n c l u y e n d o e x p erim en tos de corta duración tales co m o la ad o p c ión de un
arancel único en 1 9 9 1 - .
Y a en los noven ta, a pesar del c o m p r o m iso in icial del g o b iern o con la
lib e ralizació n , la e v o lu c ió n d esfa vo rab le de la balanza co m ercial y la em e rg en cia
de p re sio n es sectoria les - e n un con te xto de crecien te d e s e m p l e o - indujeron al
G obierno a introducir ciertos instrum entos a d - h o c para limitar las im p o rtacion es,
com o el aum ento de la “tasa de e s ta d ís t ic a ” p agada por las im p o rtacion es - d e 3 a
10% en 1992. A su v e z, c om o ya se m e n c io n ó , las salvaguardas y la le g is la c ió n
de d e fe n s a c o m ercial - a n tid u m p in g y d erech os c o m p e n s a t o r i o s - fueron u tiliza d os
agresiv am en te. En lo que respecta al d u m p i n g , el número de in v e s tig a c io n e s
creció de 24 en 1996 a 65 en 1999 y 98 en 20 0 1 . En 1 9 9 6 - 2 0 0 1 , la cantidad de
caso s con d e c is io n e s adoptadas ascen d ió a 41 2 (B o u z a s y Pagnotta, 2 0 0 3 ). De
h ech o, entre los m iem b ro s del M E R C O S U R , A rg en tina fue el país con el m ayor
número de c aso s durante los n o v e n ta y, entre 1992 y 1997 estu v o entre los 7
p aíses de la OMC con el m ayor núm ero de in v e s tig a c io n e s a n t i - d u m p i n g iniciadas
cada año - c o m o ya se dijo, estas m ed id as de a liv io no fueron u tilizadas c om o
instrum ento de e stím u lo a la reestructuración de los sectores p r o t e g id o s -.
Las p r esio n e s sectoria les, así co m o los o b jetiv o s de p o lítica e c o n ó m ic a de corto
plazo - p o r e jem p lo, los rela cio na d os con el control de la in flación , los
d e se q u ilib rios de cuenta corriente o los in g resos f i s c a l e s - con trib u yen a exp licar
por qué hubo recurrentes cam b ios en la p o lític a co m ercial durante los noventa.
En cualquier caso, el h ech o es que d ich os cam b ios debilitaron el rol de la
estructura arancelaria co m o gu ía para la a s ig n a c ió n de recursos por parte del
sector privado (B o u za s y Pagnotta, 2 0 0 3 ).
A lg o similar ocurrió con la in tegración regional en M E R C O S U R . A pesar de que
el c o m e rcio in tr a -re g io n a l tuvo una sustancial exp a n sión , surgieron disputas
p erió dicas entre los p aíses m iem b ro, e sp e c ia lm e n te entre A rg en tina y Brasil, las
cuales alcanzaron sus p ico s durante los m o m en to s de crisis e c o n ó m ic a en una o

247
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

m ás de las e c o n o m ía s de la región. Esas disputas fueron agravadas por la falta de


arreglos in stitu cio n a le s e f e c tiv o s para lidiar con los c o n f lic t o s c o m e r c ia le s o de
otro tipo, así c o m o por la au sen cia de m e c a n ism o s de in tegración “p r o fu n d o s ”
más allá de la lib e ra liza ció n com ercial. R esu lta de particular im portancia el
h ech o de que el M E R C O S U R nunca ha tenid o p olítica s co m u n es orientadas a
sacar p r ov e ch o de las gan an cias p o te n c ia le s de la in tegración - e l régim en del
s ector automotor, que se com en ta más abajo, ha estado fun d am en talm en te
relacionad o con la regu lació n del c o m e rcio bilateral entre A rg en tina y Brasil con
el fin de evitar una m a s iv a m ig ración de la industria desde la primera hacia el
s e g u n d o - . En este marco, p re va lecieron las m ed id as d e fe n s iv a s o p rote cc io n ista s,
m ientras que los p roblem as estructurales su b yacen tes nunca fueron resueltos.
Com o c o m e n ta m o s más arriba, tem pranam ente debió hacerse una notable
e x c e p c i ó n al programa de lib e ra liza ció n com ercial: el sector a u tom o tr iz.395 La
principal razón detrás de esta e x c e p c ió n era el tem or acerca de la (in )capacid ad
de la industria para enfrentar la c o m p e te n c ia de los productos im portados - d e b e
d estacarse que las autoridades tem ían e s p e c ia lm e n te que ocurrieran d esp id os
m a s iv o s si la industria autom otriz d e s a p a r e c ía -. El régim en fue presentado com o
una m anera de permitir una gradual reestructuración de la industria, lu e g o de la
cual aq u ella estaría en c o n d ic io n e s de com p etir en un m ercado abierto.
A u nque la operatoria del régim en autom otriz fue sufriendo m o d i fic a c io n e s , en
general f le x ib iliz a n d o las c o n d ic io n e s de cu m p lim ien to para las term in ales, su
ló g i c a b ásic a de fu n c io n a m ie n to se m antuvo inalterada. En ese n cia , se trataba de
un m e c a n ism o que generaba una con sidera b le ventaja para los p roductores lo ca le s
- e n tanto los resguardaba de la c o m p e te n c ia y les perm itía importar partes y
v e h íc u lo s con aranceles p r e fe r e n c ia le s - , pero im p o n ía un “p r e c io ” a pagar por
dicha ventaja: las e xp o rta c ion es a generar por parte de las term in ales, las cu ales,
al m en o s durante los primeros años de fu n cio n a m ien to del régim en , eran p oco
rentables por sí m ism a s. En este marco, la p r ese n c ia p rod u ctiva de la m ayoría de
las term in ales en A rg en tina y en Brasil sim u ltán ea m ente facilitab a la
c o m p e n s a c ió n de d iv isas y, con ello, el a c c e so a las im p o rtac ion es con arancel
p referen cial (C h u d n o v sk y e t al , 1996).
D e s d e el punto de v ista de la atracción de in v e r s io n e s, el régim en autom otriz fue
e x ito s o . Entre 1990 y 1995 se invirtieron alrededor de U $ S 2 0 0 0 m illo n e s en el
sector; en tanto, sumando p r o y ec to s con cretad o s, en m archa y an u n cios, se
estim ab a que entre 1996 y 2 0 0 0 se sumarían otros U $ S 3 4 0 0 m illo n e s (B astos
Tigre e t al , 1999). Tam bién hubo un m o v im ie n t o sig n ific a t iv o de in v e r s io n e s en
el sector autopartista, con varias a d q u isic io n e s de firmas lo c a le s por parte de ET.
Si bien c om o resultado de estas in v e r s io n e s se produjo un salto cualitativo
sustancial en la industria autom otriz, a partir de la in corporación de t e c n o lo g ía
de producto “estado del arte” y las c o rr esp o n dien tes mejoras de p roceso (B astos

395 En 1992 se decidió establecer un sistema de cupos a la importación, a la vez que se fijó un esquema por el
cual las firmas que produjeran vehículos en la Argentina podrían importar unidades terminadas o autopartes
con un arancel del 2% (contra un arancel general del 22% para automóviles y de 14 a 20% para autopartes),
siempre y cuando compensaran esas importaciones con exportaciones equivalentes. El régimen local se
articuló con sucesivos acuerdos especiales en el marco del MERCOSUR, que tendían a establecer
condiciones para asegurar un intercambio comercial equilibrado entre Argentina y Brasil hasta tanto se
alcanzara una política sectorial común en 2000.

248
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Tigre e t al , 1999; K o s a c o f f y Porta, 1997), el régim en tam bién tuvo p roblem as


notorios: i) se perm itió una entrada e x c e s i v a de term in ales al m ercado d o m é s tic o ,
dificu ltan d o el alcance de las e c o n o m ía s de e sc a la n ecesarias para com p etir a
n iv el internacional y generando el peligro de llegar a situ a cio n es de
sobrecapacidad estructural; ii) los “d erram es” hacia los autopartistas lo c a le s
fueron e s c a s o s , en tanto se care ció de una estrategia e x p líc ita de desarrollo de
proveed ores; iii) las transferencias otorgadas a las term in ales - i n c l u y e n d o tanto
las renuncias fis c a le s com o las rentas obtenidas en el m ercado p r o t e g i d o - fueron
e x c e s i v a s (J. Llach e t al , 1997); iv) mientras algu n os de los p roy ecto s alentados
por el régim en se orientaron a alcanzar e scalas p roductivas in tern acio n ales, otros
tuvieron h orizon tes de corto plazo y, en su m ayoría, procuraron capturar las
rentas aso cia da s con los r egím en es p r o m o c io n a le s (J. Llach e t al , 1997); v) el
m on itoreo del c u m p lim ien to de los c o m p r o m iso s asu m id o s por las em presas en el
marco del régim en sectorial fue realizado de forma errática y con una estructura
adm inistrativa débil.
En este ú ltim o sentido, cabe destacar que, dado que los c o m p r o m iso s de
exp o rta ción originalm en te acordados no habían sido totalm ente c u m p lid o s por las
term in ales, en m ay o de 1994 se p osp u so la ap lica ció n de las multas es ta b lecid a s
en el régim en de 1991, otorgán d ose un año ad icion a l para com p en sar el
deseq u ilib rio c o m ercial acum ulado. Al m ism o tiem p o, se relajaron parcialm ente
las c o n d ic io n e s para com p en sar im p o rtac ion es con ex p o rta cion es. Estos
b e n e fic io s fueron otorgados a cam b io de n u ev o s co m p r o m iso s - a lg u n o s de ellos,
va ga m en te e s t i p u l a d o s - en térm inos de p recio s, c o m p etitivid ad , in v er sio n es y
exp o r ta c ion es. A lg u n o s años d e sp u é s, aquellas firmas que, a pesar de la
fle x i b i liz a c ió n del régim en , no habían p od id o cubrir los d éficits previos
acu m u lad os con nuevas e x p o r ta c io n es, se vieron ob liga d as a cancelar sus deudas
por im p o rtacion es no c om p en sad a s (estim adas en U $ S 140 m illo n e s ). N o
obstante, en 1999, en un intento por paliar la re ce sió n d om é stica, el G obierno
perm itió que los fabricantes de a u to m ó v ile s utilizaran las multas pagadas para
cancelar o b lig a c io n e s im p o sitiv a s. En suma, está claro que la p o lític a automotriz,
pese a sus in ten cio n e s origin a les, tuvo m u ch os de los v iejo s v i c io s de las
p olític a s industriales de décadas pasadas.
Con relación a las p o lítica s de p ro m o ció n de las ex p o rta cio n e s, durante los años
ochenta, in c lu so en el marco de severas restriccion es fisc a le s , estu v iero n
d isp o n ib le s d iferen tes in c e n tiv o s fis c a le s y fin an ciero s para la exp o rta ción de
m anufacturas - ta m b i é n existían r ee m b o ls o s y e sq u em as de a d m isión temporaria
durante esa d é c a d a -. Estos m e c a n ism o s fueron adoptados por diferentes m o tiv o s
en cada caso, pero las tres p rin cip ales razones eran c om p en sar el s e s g o anti­
exportador derivado del cierre de la e c o n o m ía , reem b olsar im p u esto s internos
indirectos y/o directos y lidiar con las fallas de m ercado del sistem a fin an ciero
que im pedían el a c c e so al crédito para la exp o rta ción por parte de las firmas
lo cales.
Según B isan g (1 9 9 0 ) , la fragm en tación in stitu cion al, la inestab ilid ad y la falta de
co h er en c ia fueron e le m e n to s característicos del sistem a de p ro m o ció n de las
ex p o rta cio n e s durante los años ochenta. Mientras que los co sto s fis c a le s del
sistem a distaban de ser in s ig n ific a n te s , sus b e n e fic io s se concentraron en un
peq ueño número de firm as/sectores. A su v e z, el sistem a estaba d esp r o v isto de
transparencia y m e c a n ism o s de control e f e c tiv o s . Por otra parte, los su b sid ios

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

e x p líc it o s a las e x p o r ta c io n e s com p lem en tab a n a los su b sid ios cruzados entre los
m ercad os internos y extern os - d e h ech o, las activ id ad es que más se b en eficiab a n
del sistem a de p ro m o c ió n e x p líc ito eran gen era lm en te las m ism a s que podían
subsidiar sus ex p o rta cio n es con los altos p recio s ob ten id os en los m ercados
d o m é s t ic o s p r o t e g i d o s - . 396
D e b id o a su co sto fisca l e le v a d o y a las s o sp ec h a s de corrupción en cuanto a su
u tiliza c ió n , buena parte de los m e c a n is m o s p r o m o c io n a le s para la exp ortación
fueron rem o v id o s a c o m i e n z o s de los noventa. Sin em bargo, se m antuvieron los
esq u em as de d r a w b a c k y ad m isión temporaria, así com o la d e v o lu c ió n del IV A
para la com pra de in su m os e m p lea d o s en los productos exportados. La operatoria
de este régim en, sin em bargo, fue afectad a por las repetidas u rgen cias fis c a le s
que llevaron a dem oras en el reintegro de los fon d os, con el c o n s ig u ien te
perjuicio a los exportadores. En cuanto a los r e e m b o lso s a la exp ortación , en
1992 se disp u so un d iseñ o en base al co n c ep to de “e s p e j o ” - ig u a lá n d o l o s a los
aranceles para elim in ar el “s e s g o an tiex po rta d or”- , pero a lo largo del tiem p o
fueron retocad os en distintas o c a s io n e s , sin que e x is ta un criterio cierto de
d e fin ic ió n de sus n iv e le s al presente.
Salien d o de la p o lític a com ercial, a m ed id a que avanzaba el programa de
reform as en los noven ta, c o m e n z ó a quedar en e v id e n c ia la e x is te n c ia de fallas de
m ercado y de otro tipo de o b stác u lo s que im p ed ían a las firmas adoptar
estrategias de adaptación a las nu evas reglas de ju e g o . Este h ech o, junto con las
p r esio n e s sectoria les y corporativas y el tem or del go b iern o al cr ec im ien to del
d e s e m p le o , lle v ó a la ad o p ción de algunas p olític a s p ú blicas “h o r iz o n ta le s ”,
dirigidas fun d am en talm en te a P yM E s, orientadas a reducir el c osto del
en d eu d a m ien to y/o facilitar el a c c e so al crédito, difundir in form ac ión t é c n ic a y
estándares de calidad, prom o ver el a c c e s o a m ercados de exp o rta ción , abaratar el
co sto de los p r o c e so s de rec o n v e rsió n em presaria y m o d ern iza c ió n t e c n o ló g ic a y
o rg a n iz a cio n a l, etc.
D ich a s p olític a s no lograron - p o r fallas en su d iseñ o, in s u fic ie n c ia de fondos,
falta de continuidad u otras d e f i c i e n c i a s - , 397 tener un im pacto s ig n ific a t iv o sobre
el d es e m p e ñ o de las P yM E s lo c a le s. Más aún, en general fueron aprovechadas por
el antes m e n c io n a d o grupo de P yM E s relativam ente “e x i t o s a s ” . En c o n se c u e n c ia ,
a m enudo esto s programas profundizaron, o b v ia m e n te sin ser este su o b jetivo, la
h eter o ge n eid a d dentro del u n iverso P yM E ( Y o g u e l e t al , 1 9 9 8 ) .398

396 En este caso, en lugar de derivar en un sesgo anti exportador, la protección del mercado doméstico
funcionaba, en un contexto de recesión económica, como una herramienta no planeada de promoción de las
exportaciones.
397 Angelelli et al (2004) mencionan algunos factores que podrían explicar el escaso uso de los regímenes
disponibles por parte de las PyMEs, tales como capacidad de gerenciamiento débil, burocracia excesiva, falta
de participación del sector privado en su diseño y operación e inestabilidad institucional. La falta de
articulación entre los diferentes programas fue habitual, al igual que la carencia de una visión estratégica o
global que guiara su diseño y aplicación. Asimismo, sólo en pocas ocasiones estuvieron sujetos a
evaluaciones serias, lo que derivó en una fuerte incertidumbre acerca de sus reales resultados.
398 En este sentido, debe destacarse que, a fines de los noventa, sólo el 20% de las PyMEs manufactureras
habían recurrido a al menos uno de los programas públicos en vigencia durante la década (Yoguel y Moori
Koenig, 1999). La mayoría de aquellos que no habían utilizado los programas aducían falta de información,
mientas que otro grupo de firmas argumentaba que los programas no cubrían sus necesidades.

250
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

E) L as deficiencias de tres sistem as clave: fin a n za s, educación y ciencia y


tecnología
En cap ítu los p revios, ya h em o s analizado có m o los sistem as fin an ciero, ed u cativo
y de c ie n c ia y t e c n o lo g ía e v o lu cio n a r o n , en la Argentina, a través de vías que, en
lugar de favo recer el desarrollo p rod u ctivo y em presario, lo ob stacu lizaron
(sistem a fin an ciero ) o bien estu v iero n d e sv in cu la d a s de las n ec e s id a d e s de aquel
proceso. V e r e m o s que en las últim as tres décadas p oco cam b ió en esta materia.
En primer lugar, el p rob lem a del subdesarrollo fin an ciero, lejos de re solverse, se
agravó durante los setenta y ochenta. S ig u ien d o a Fanelli (2 0 0 4 ) , esta te n d en cia
se e x p lic a en un con te xto de alta v o la tilid ad m a c r o e c o n ó m ic a y fragilidad de las
reglas de j u e g o , en el cual existe incertidum bre acerca del respeto de los
co m p r o m is o s asu m id o s y donde se hace d ifíc il calcular el valor real que tendrá un
contrato en el futuro. Bajo estas c o n d ic io n e s , n u m erosas tran saccion es
financieras que serían b e n e fic io s a s tanto para deudores co m o para acreedores no
se llevan a cabo y, al caer el número de tr an sacc ion es, el tamaño del sistem a
fin an ciero y de los m ercad os de capital se reduce. Sin em bargo, dado que una
e c o n o m ía co m o la argentina no puede sob rev ivir sin un m ercado fin an ciero, se
buscan sustitutos - p o r ejem p lo, la te n e n c ia de a ctiv os fin an ciero s en el exte rio r-.
A su v e z, la falta de crédito local lle v a a que la particip ación del crédito externo
- c u a n d o está d is p o n ib l e - en el crédito total sea e x c e siv a .
Más adelante, a pesar del p ro ce so de creciente p r ofu n d iz ació n fin an ciera durante
los prim eros años de la C on vertib ilid ad , la A rg en tin a p e rm an eció rezagada en la
com p aración internacional, aún v i s a v i s otros p aíses en desarrollo. Esto lle v ó a
que persistiera una situ ación de altas tasas de interés y e le v a d o s c o sto s de
in term ed iación en el m ercado d o m é stic o . En tanto, la reforma de la seguridad
social adoptada en 1995 - l l e v a d a a cabo, su p uestam en te (entre otros fin es), con
el ob jetivo de ampliar el estrecho m ercado lo cal de c a p i t a le s - , estu vo lejos de
cum plir ese rol, tanto por los lím ites p u esto s al tipo de c o l o c a c io n e s en las cuales
podían invertir los fon d os privados creados por dicha reforma, co m o por el
creciente p eso del Estado en su cartera de in v er sio n es - e n un c on texto de
u rgen cias f i s c a l e s - .
A su v ez , el m ercado de valores, en lugar de expandirse, se contrajo. El número
de em presas cotiza n tes bajó de 278 en 1980 a 170 en 1991, 157 en 1994 y 130 en
1998, pese a las le y e s y r eg u la c io n e s dictadas en los n o v en ta con objeto de
revitalizar su accionar. Este m enor interés de las em presas por el m ercado de
valores se v in c u la con p rob lem as im p o s itiv o s y le g a le s, pero tam bién, en algunos
caso s, con la renuencia de algu n os em presarios por exp o n erse al m on itore o que
ejercen los agen tes de dicho m ercado. El traspaso de em presas lo c a le s a m anos
extranjeras tam b ién contribuyó a la salida de algunas firmas de la co tiz a c ió n
pública. En tanto, el go b iern o no ap rovech ó las p riv a tiza cio n es para e x ig ir que al
m e n os parte de las a c c io n e s de las n u eva s em presas cotizara en bolsa.
A sí, no sorprende que las em presas siguieran enfrentando una situación de
racion am ien to en el m ercado de crédito. En este sentido, hay que recordar que,
com o se señaló en el capítulo con cep tua l, en una e c o n o m ía en la cual durante un
período largo los m ercad os de capital de largo plazo han estado ausentes o han
sido estrechos, las firmas que so b re v iv en no son n ecesariam en te las más aptas
para asignar e f ic ie n te m e n te recursos o con capacidad para innovar, sino aquellas

251
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

que usan té c n ic a s capital in ten siva s y c u y o s in g resos son p re v isib les, ya que son
las que pueden aumentar más su c o e f ic ie n te de deuda sin producir grandes saltos
en sus ín d ice s de riesgo financiero. En el caso argentino durante los noven ta, las
em presas privatizadas serían las m en os afectadas por este problem a, segu ida s de
las firmas grandes - e n particular, las que operan en ramas con fuerte p eso de las
ec o n o m ía s de e s c a l a - . En el otro extrem o, las P yM E s, esp e c ia lm e n te las que
actúan en ramas trabajo in te n siv a s co m o t e x tile s y ciertos b ien es de capital,
serían las más perjudicadas (Fanelli y Frenkel, 1996).
En e fe cto , las grandes firmas tuvieron m ucho más fácil a c c e so al m ercado de
crédito tanto d o m é stic o co m o internacional - n u e v a m e n t e abierto para las firmas
a r g e n tin a s - que las P y M E s 399. Estas últim as estaban racionadas en los mercados
de crédito in tern acio n ales y tenían a c c e so lim itado al fin an c ia m ien to por parte de
los grandes ban cos lo c a le s. Por esto s m o t iv o s , recurrían m ayoritariam ente a los
p eq u e ñ o s bancos - l o s cuales cobraban tasas de interés m a y o r e s - para cubrir sus
n e c e s id a d e s de fin a n c ia m ie n to (Fanelli y M ach in ea, 1995). Esta situ ación se
v o lv ió aún peor cuando m u ch os de e so s p eq u e ñ o s b an co s fueron v e n d id o s a
ban cos extranjeros, dado que esto s ú ltim os tenían p o lític a s cred iticias más
con servad oras que sus contrapartes d o m é s t ic a s .400 Las re g u la cio n es financieras
más estrictas, derivadas de la ad o p c ión de las normas de B a silea , tam bién
redujeron las p o s ib ilid a d e s de las P yM E s de acced er al crédito.
Tal v ez in esp erad am ente, la e s ta b iliz a c ió n in clu so s ig n ific ó m ayores y no
m en ores p roblem as fin an ciero s para m u ch os em presarios lo c a le s, en particular los
p eq u e ñ o s. A sí, en el caso textil ( K o s a c o f f e t al , 2 0 0 4 ), en el período de alta
in fla ció n , ante la in e x is te n c ia de capital de trabajo, el com prador debía adelantar
el dinero con el que se producía, y lu e g o se le cobraba la d ifer en cia por
in d ex a ció n . Con la esta b iliz a c ió n , las ventas pasan m ayoritariam ente a cobrarse a
p la zos, increm entando el n iv e l de e x p o s ic ió n fin an ciera de las em presas, pero en
un m ercado fin an ciero im p erfecto , s e gm en tad o, con altas tasas de interés real y
d en om in a d o en d iv isas. El p rob lem a se agrava cuando a partir de la crisis del
T e q u ila se interrumpe la cadena de p ag os, sube fuertem ente el n iv el de la tasa de
interés y las em presas quedan afectadas en su operatoria por las deudas
contraídas con anterioridad.
En suma, la e s ta b iliz a c ió n con c re cim ien to , junto con la a d o p c ió n de las
r eg u la cio n e s de B a sile a , no fueron su fic ie n te s para sobrepasar las viejas
d e fic ie n c ia s del sistem a fin an ciero. El m ercado de cap itales tuvo b o o m s y caídas
durante la década, pero no logró convertirse en una fuente relevante de
fin a n cia m ie n to para las firmas d o m é stica s. El sistem a bancario, por su parte,
d iscrim in ó en contra de las P yM E s y, en general, tuvo un s e s g o h acia el
fin a n cia m ie n to del c o n s u m o privado y las n e c e s id a d e s del go b iern o en detrimento

399 A mediados de los noventa, sólo el 58% de las PyMEs tenía acceso al crédito bancario, mientras que otro
25% no tenía siquiera relación alguna con los bancos (J. Llach, 1997).
400 Puede argumentarse que los pequeños bancos domésticos habían acumulado una importante cantidad de
conocimiento acerca de su clientela PyME, lo cual les permitía prestarles a aquellas firmas aún si éstas no
cumplían con los estándares derivados de estrictas normas de evaluación de los préstamos. Este “capital de
conocim iento” se perdió cuando los bancos fueron transferidos a dueños extranjeros (debemos este
argumento a José Fanelli).

252
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

de las in v e r s io n e s productivas. El m ercado internacional de crédito, en tanto,


estu v o abierto para un n ú cleo lim itado de e m p r e s a s .401
Por cierto, a partir del in ic io de la r ec esió n en 1998 las c osa s en este ámbito no
cesaron de empeorar, hasta que en 2001 la crisis final de la C on vertib ilid ad se
desata ju stam en te en el sistem a fin an ciero, afectado por un m a s iv o retiro de
d e p ó s ito s , prueba de que la m em oria de los agen tes respecto de las c o n s e c u e n c ia s
de anteriores crisis estaba aún activa en el país.
Y e n d o ahora a la ed u ca ció n , en el n iv el m ed io un h ech o particularmente
preocupante desde el punto de v ista del desarrollo industrial tiene que ver con la
baja calidad de la e n se ñ an za téc n ica, donde el eq u ip am ien to de las es c u e la s es
o b s o le to , los program as s u elen estar d esa ctu a liz a d o s y los p rofesores están mal
p agos. Las r ela c io n e s entre el sistem a de e d u ca ció n té c n ic a y el sector empresario
son m uy d é b iles, lo que hace que las c a lif ic a c io n e s generadas por dicho sistem a
no sean adecuadas para las n e c e s id a d e s de las em presas (W inkler, 1990; Fuchs,
1994). Si bien e x isten programas de ca p a citació n privados y p ú b lic o s que tienden
a cubrir esa brecha, su calidad es h e ter o g én ea y su cobertura es limitada.
T am bién se ha afirmado que el sistem a ed u cativo no p rom u eve la crea ción de
hab ilid ad es de “orden su p erior”, que están relacionadas con la adaptabilidad, la
f le x ib ilid a d y la capacidad de id en tificar y acceder a in form ación relevante y
realizar an álisis in d ep e n d ien tes en fun ción de los datos e x isten tes (D e l B e llo ,
2 0 0 2 , citado en H o l m - N i e l s e n y H ansen, 2 0 0 3 ). Este es el resultado, ente otras
c o sa s, de estrategias de e n señ an z a y planes de estu d io d e sactu alizad os.
En cuanto al sistem a universitario, c om o ya fuera m en cio n a d o en capítulos
p re vios, los estu d ian tes argentinos han sido trad icio n alm en te p r o c liv e s a eleg ir
p r o f e s io n e s “lib e r a le s ”, al tiem p o que la in scr ip ció n en carreras relacionadas con
las c ien cia s y la in g e n ier ía ha sido relativam ente baja. Este s e s g o fue in cluso
reforzado en los n oven ta, cuando las carreras de c ie n c ia s so c ia le s increm entaron
fuertem ente su p articip ación entre los estu d ian tes u niversitarios. A sí, no
sorprende encontrar que, com parando el número de estudiantes de in g en iería v i s a
v i s la p o b la c ió n total, A rg en tin a rankea debajo de n a c io n e s de desarrollo
interm edio co m o Corea, Chile, España, Portugal o G r ec ia .402 En paralelo, las
esta d ísticas indican que la A rg en tin a tiene más m é d ic o s por habitantes que
Canadá, E E .U U ., Japón, Gran Bretaña o N u e v a Zelandia, por ejem plo (P N U D ,
1999).
A s im is m o , el sistem a u niversitario ha tenido, h istórica m en te, la zos m uy d éb iles
con el sector productivo. Esta situ ación no cam b ió en décadas recien tes, a pesar
de algunas tím idas in iciativ as gub ern am en tales - r e c o r d e m o s que las
u n iversid ad es p ú blicas tien en au ton om ía para d ecidir sus planes de estu d ios y sus

401 Por cierto, la escasez de fuentes de financiam iento es un problema no sólo para empresas existentes sino
también para el surgimiento y consolidación de nuevos emprendimientos (en particular, desde el punto de
vista de la falta de recursos para capital de riesgo y capital semilla).
402 Cabe destacar, además, que el número de alumnos de ingeniería cayó en términos absolutos entre 1987 y
1997, con lo cual el peso de dicha disciplina en la matrícula universitaria bajó de 14,3% a 8,1% entre ambos
años. Otro aspecto problemático es que las carreras de ingeniería son las que presentan la relación más
elevada entre duración real y teórica dentro del sistema universitario (1,8 contra 1,6 del promedio del sistema -
ver Kulfas y Ramos, 1999-).

253
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p o l í t i c a s - ( D e c ib e y Canela, 2 0 0 3 ). En este c o n tex to , no sorprende encontrar que


los e je c u tiv o s argentinos, en p rom ed io, pien san que el sistem a u niversitario es
p oco relevante para las n e c e s id a d e s de la e c o n o m ía ( H o l m - N i e l s e n y H ansen,
20 0 3 ).
En cuanto a la e d u c a c ió n de p osgrad o, los datos d is p o n ib les sugieren que el
número de estudiantes es e s c a s o (en particular en d octora d o s), a la v e z que la
calidad de las carreras e x iste n tes es, co m o m ín im o , h etero gén ea , con una gran
cantidad de p osg rad os o fre cie n d o una ed u ca ció n de baja calidad (Barsky, 1994).
Más aún, d iv er so s in d ica d ores señalan que, en tod os los n iv e le s e d u c ativo s, se ha
producido un deterioro notorio de la calidad y, P a r i p a s s u , un em p eora m ien to
v isib le en el rendim iento de los alu m nos, lo cual se refleja en los resultados de
varios e x á m e n e s in tern acio n ales que perm iten comparar el d e sem p eñ o de los
estudiantes en d istintos p a í s e s .403 Estos problem as son en gran m ed id a
c o n s e c u e n c ia de p r esu pu estos e s c a s o s , pero tam b ién surgen por d e fic ie n c ia s en el
diseñ o y fu n cio n a m ien to del sistem a e d u cativo en el plano in stitu cion al ( H o l m -
N i e ls e n y H ansen, 2 0 03 ; Llach e t al, 1999; D e c ib e y Canela, 2003; Etchart,
1999).
Para em peorar este cuadro, las d ific u ltad es e c o n ó m ic a s han llev a d o a que la
em ig ra ció n de recursos hum anos ca lific a d o s ( b r a i n d r a i n ) continuara, e in clu so
se profundizara v is ib le m e n t e en los ú ltim os años. Si bien es d ifícil precisar una
cifra que d im e n s io n e el fe n ó m e n o en form a concreta, está claro que existe un
núm ero con sidera b le de graduados universitarios, c ie n t íf ic o s y t é c n ic o s
argentinos en el exterior, lo cual da cuenta de un d esa p ro v ec h a m ien to de recursos
hum an os que son form ados en el país pero que terminan d es e m p e ñ á n d o se fuera de
sus fronteras.
F in alm en te, el sistem a ed u c ativo , más allá de algunas in ic iativ as recien tes que
tien e n aún un carácter in cipien te, no ha tend ido a fom entar el espíritu
em p ren dedor - d e h ech o, los planes de estu d io s de la m ayoría de las u n iversid ad es
se concentran gen era lm en te en formar alu m nos para que desarrollen una carrera
c o m o “e m p le a d o s ” (P o s tig o y Tam borini, 2 0 03 ; Kantis e t al , 2 0 0 1 ), lo cual se ha
con stitu id o en una traba ad icion al al surgim iento de n u ev o s em p ren dim ien to s.
H a cien d o un b alance, si bien la d is p on ib ilid a d de capital hum ano ha sido
trad icio n alm en te v ista com o una fuerte ventaja c o m p e titiv a para la A rgentina, la
d eclinan te calidad y la es ca s a relev a n cia de las h ab ilid ad es generadas por el
siste m a e d u cativo para las n e c e sid a d e s de la e c o n o m ía , plantean dudas acerca de
la real con trib u ció n de la e d u c a ció n a la mejora de la com p etitiv id a d y al
desarrollo p rod u ctivo del país.
En el plano de la c ie n c ia y t e c n o lo g ía , a pesar de que el G obierno claramente
fa v o r e c ió las fuentes de t e c n o lo g ía externa - I E D , im p ortación de b ien es de
capital, lic e n c ia s , e t c . - com o vías para prom o ver la m o d er n iza ció n del aparato
403 Un estudio reciente sobre capacidad de lectura en 4° grado revela que los estudiantes argentinos se
desempeñan no solo mucho peor que los de Europa, sino también que los de naciones en desarrollo como
Colombia y Turquía (NCES, 2003). Otro estudio muestra que la Argentina rankea debajo de Tailandia y
México en la misma área, tom ando ahora estudiantes de 3° año de la escuela secundaria. Los resultados son
aún peores en las areas de ciencias y matemáticas (OECD/UNESCO, 2003).

254
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p rod u ctivo en los noven ta, desde m ed ia d o s de dicha d écada se adoptaron algunas
in iciativ as para prom o ver las a c tiv id ad es de in n o v a c ió n lo c a le s, con el ob jetivo
de paliar las fallas de m ercado que im pedían a las firmas d o m é stic a s llevar a cabo
esas a c tiv id ad es (crédito fiscal para I&D, su b sid ios y créditos b landos para
activ id ad es de in n o v a c ió n , con sejería s t e c n o ló g ic a s para P yM E s, e t c .404).
C onsiderando que, según los h a lla z g o s e x p u e s to s antes, las P yM E s tuvieron
m e n os p robabilidades de ser innovadoras que las firmas grandes - y , por tanto, de
tener un d ese m p e ñ o efic a z en materia de aum entos de p r o d u c tiv id a d - y que las
e n cu esta s sobre con d u cta t e c n o ló g ic a nos revelan que los problem as de
f in an cia m ie n to son los prin cip a les que enfrentan las P yM E s cuando intentan
desarrollar activ id ad es de in n o v a c ió n , la im portancia de p olític a s de p r o m o ció n
en esta área resultaría plen am en te justificad a .
Al p resente, se carece de ev a lu a c io n e s rigurosas para la m ayor parte de los
programas de ayuda y fom en to a la in n o v a c ió n in troducidos en la pasada década.
De to d o s m o d o s, la e v id e n c ia in d ica que aq u ellos han sido u tiliza d os por una
p orción relativam ente p eq u eñ a del u n iverso em presario, lo cual es
particularmente cierto en el caso de las P yM E s, la m ayor parte de las cuales
d e s c o n o c e in clu so su existen cia .
A su v e z, el go b iern o intentó fortalecer los v ín c u lo s entre las entidades públicas
- I N T I , C O N IC E T , I N T A - y las u n iversid ad es con el sector p rod u ctivo. En el caso
del C O N IC E T , este ob jetivo se p ersig u ió sin d em asia d o éxito ni p ersevera n cia
(recien tem en te, algunas in iciativ as en ese org an ism o podrían ser la s e m illa de
cam b ios p o s it iv o s en esa d irección ). Lo m is m o puede d ecirse en gran m ed id a de
la U n iversid a d, donde en m u ch os caso s perduran fuertes resisten cias a la
v in c u la c ió n con el sector privado fundadas en una c o n c e p c ió n fun d am en talista de
la “a u to n o m ía ” .405 En cuanto al INTI, más que en la v i n c u la c ió n el én fa sis se
p uso en el a u to - fin a n c ia m ie n to , lo cual reforzó el s e s g o histórico del org an ism o a
favor de la m e trolo gía, los e n s a y o s y otras activ id ad es de rutina. Naturalm ente,
las ya p o c o relevantes activ id ad es de I&D desarrolladas por ese organ ism o fueron
perjudicadas por ese s e s g o (C h u d n o vsk y e t al , 2 0 0 4 b ). En este escen ario, no
sorprende que las u n iversid ad es y los o r g an ism o s de c ie n c ia y t e c n o lo g ía
aparezcan rankeadas entre las fuentes m e n os relevan tes de in form ac ión para las
firmas industriales y que los v ín c u lo s entre am bos sectores sean d éb ile s ( I N D E C -
S E C Y T - C E P A L , 2003; I N D E C - S E C Y T , 1 9 9 8 ) .406
F) L iderazgo em presarial y concentración económ ica: una breve discusión
A n tes de presentar las c o n c lu s io n e s de este capítulo, cr ee m os n e cesa r io referirnos
b revem en te a dos c u e s tio n e s m uy en fatizad as en la literatura “h e te r o d o x a ” en su
análisis del período 1 9 7 6 - 2 0 0 1 : la continuidad de un lide razgo e c o n ó m ic o
ejercido por una e l i t e local “rentista” y las ten d en cia s hacia una creciente
c o n cen tració n del sistem a productivo.

404 Ver Chudnovsky et al (2004b) para una evaluación de estos programas.


405 Estas resistencias son mayores en las universidades públicas de mayor tamaño, mientras que las más
pequeñas o las privadas están más interesadas en ese tipo de vinculaciones.
06 La ausencia de mecanismos efectivos de vinculación entre los organismos de ciencia y tecnología y el
mundo empresario es un obstáculo también para el surgimiento de emprendimientos de base innovativa.

255
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Con rela ció n al primer tema, y dejando en este caso de lado la c u estió n de si la
e l i t e es rentistao no, tem a que ya d isc u tim o s más arriba en e x ten so , d ig am os que,
p r i m a f a c i e , de
lo descripto en este capítulo surgiría que el lide razgo e c o n ó m ic o
ha ido cam biando en las últim as décadas en nuestro país. A sí, de un papel
cre cien tem e n te dom inante de los c o n g lo m e r a d o s d o m é s t ic o s hasta c o m ie n z o s de
los n ov en ta, se pasó a una situ ación en donde claram ente las filia le s de ET son
los agen tes e c o n ó m ic o s más im portantes en la e c o n o m ía argentina.
En el caso de las ET, su c ic lo de relativa retracción primero y fuerte exp a n sió n
más adelante estu vo determ inado no sólo por razones propias de la e v o lu c ió n de
la e c o n o m ía argentina, sino tam b ién por las te n d e n cia s de la IED a n iv e l global
- r e c o r d e m o s que en los n o v en ta se produce un verdadero “b o o m ” de la IED en
tod o el m undo, alcan zan d o n iv e le s h istóric o s rec o rd -. Un punto clave para
nuestro an álisis es que si bien una parte de las ET que invirtieron fuertem ente en
la A r g en tin a en la pasada d écada ya estaba instalada en el país, otra p orción muy
relevante fue n e w c o m e r - e s t o es, no tenía actu ación previa en la A r g e n tin a -.
En cuanto a los co n g lo m e r a d o s lo c a le s, ya h em os v isto más arriba co m o su
trayectoria en los n o v e n ta fue m uy h etero gén ea , con algu n os c o n so lid á n d o se en
sus áreas de actu ación previa, otros cam biando su patrón de e s p e c ia liz a c ió n y un
tercer grupo ac h ic án d ose o in clu so desap arec ien d o. En su conjunto, en todo caso,
su p eso en la e c o n o m ía local es m ucho m enor que el que tenían 15 años atrás.
Un punto importante con relación a este tem a tiene que ver con el e xa m en de las
trayectorias in d iv id u a le s de este conjunto de em presas e xam in ad as a la luz de sus
or íge n es y e v o lu c ió n inicial. Com o ya se dijo en el capítulo sobre la ISI, una gran
parte de los c o n g lo m e r a d o s que v e n im o s an alizan do tuvieron orígen e s bastante
m o d e s to s, que no hacían presumir su posterior fortuna. La d ificultad para
ex p licar los d e s e m p e ñ o s de estas o r g a n iz a c io n es a la luz de sus trayectorias
previas es r ec o n o c id a in clu so por un autor c o m o Schvarzer (1 9 9 3 ) , quien observa
que grupos que aparentem ente eran e x ito s o s en su p roc eso de exp a n sió n a fines
de los setenta fracasaron p o c o d esp ués (Sasetru, C elu losa , por ejem p lo ), mientras
que otros que no eran por aquella é p o c a v is u a liz a d o s co m o candidatos a formar
parte del n ú cle o de c o n g lo m e r a d o s de m ayor tamaño fin alm en te tuvieron
cr ec im ie n to s n otab les (Arcor, por ejem p lo).
Si bien harían falta estu d io s más rigurosos para analizar con m ayor detalle los
cam b ios en el liderazgo em presario durante las últim as décadas - y , más
importante tal v e z, para entender las razones de e so s c a m b i o s - , h e m os lleva d o
adelante dos ejer cicio s bastante sim p les para cuantificar de algún m od o la
m agnitud y signo de las tran sfo rm acio n es observadas.
En primer lugar, en una com p a ració n de largo plazo - r e a li z a d a en base a
in form ac ión de las revistas Prensa E c o n ó m ic a y M e r c a d o - , o b serv a m o s que de las
50 m ayores em presas privadas de la A rg en tina en 1974, sólo 11 formaban parte
del m ism o grupo en 2 0 0 0 sin haber cam b iad o de m an os - o c h o de ellas son
e x tr a n j e r a s - .407 Otras seis em presas extranjeras tam b ién habían lleg a d o a 2 0 0 0
entre las de m ayor tam año, pero a través de f u s io n e s - p o r lo cual en 2 0 0 0 esas

407 Interesantemente, tres de ellas se fueron del país en algún momento entre ambos años, para retornar
posteriormente en los noventa.

256
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

seis se habían con v ertido en t re s.408 F in alm en te, otra em presa argentina tam bién
perm an ecía en la cúpula pero tras haber sido adquirida por n u ev o s dueños
lo c a les. En otras palabras, só lo 15 em presas de la cúpula en 2 0 0 0 formaban parte
de ese grupo en 1974.
¿Qué había pasado con las restantes em presas líderes de 1974? D o c e de ellas, de
origen extranjero, continuaban en el país pero en p u esto s más bajos del ranking
(algunas habían cam b iad o de dueños por traspasos a ccion ar ios de sus casas
m atrices). Lo m ism o ocurrió con cuatro firmas lo c a le s. Otras tres extranjeras se
retiraron del país. D o s firmas lo c a le s quebraron. F in alm en te, on ce em presas
n a c io n a les habían sido ven d id a s - o c h o de ellas a m anos extran jeras- y figuraban
en p u esto s inferiores del ranking en 2 0 0 0 o habían sido a b so rb id as.409
¿De dónde surgieron las n u eva s em presas líderes? De las lo c a le s, había 13 que
ex istía n en 1974 pero no formaban parte de las m ayores 50 firmas privadas. Lo
m ism o ocurría con cin co filia les extranjeras. En tanto, había 17 extranjeras
n e w c o m e r s , och o en p riv a tiza cio n es y n u eve en d iv ersos sectores ¿Qué nos
s ugieren estas cifras, e xam in ad as en su conjunto? Una im agen de m ov ilid a d
empresaria bastante p oco com p a tib le con la idea de una e l i t e estable al com an do
de los engranajes e c o n ó m ic o s y p o lític o s del país.
El segu n d o ejercicio in v olu c ra un período más breve - 1 9 9 0 v e r s u s 2 0 0 0 - , h ech o
en base a las m ism a s fuentes antes m en cio n a d a s. Para no abrumar al lector con
n ú m eros, no repetirem os el detalle de los m o v im ie n t o s ob serv ad os. D ig a m o s
s im p le m e n te que, tom ando las 50 m ayores em presas privadas de 1990,
en con tram os que apenas la mitad lle g a a 2 0 0 0 dentro del m ism o grupo - y , dentro
de esa mitad, varias em presas habían cam b iad o de m anos en el m e d i o - .

En suma, en nuestra interpretación, lo que observamos en estos 25 años, en el marco de una


economía volátil y con fuertes cambios en las reglas de juego, es una intensa - y previsible, en ese
contexto- movilidad en el liderazgo empresarial, con la declinación de algunos actores y la
expansión de otros en distintos momentos del tiempo. Si bien estos movimientos en parte obedecen
a lógicas que pueden explicables a partir de categorías vinculadas, por ejemplo, a la propiedad del
capital, también responden en gran medida a los distintos objetivos, capacidades y estrategias de
cada grupo empresario, y su mayor o menor habilidad para adaptarse a los distintos escenarios que
ofreció la economía argentina a lo largo de este período.
Yendo al segundo tema bajo estudio en esta sección, la literatura “heterodoxa” ha venido haciendo
hincapié desde hace tiempo en las tendencias a la concentración de la producción que se
observarían en la economía argentina desde varias décadas atrás de manera casi continua.410 Esas
tendencias derivarían originalmente de la forma en que se llevó adelante la estrategia de
industrialización desarrollista, con el ingreso masivo de empresas transnacionales -luego renovado
en la etapa de Krieger Vasena-, y, más adelante, del acceso privilegiado de los grupos empresarios
pertenecientes a la elite local a diversos mecanismos de articulación con el Estado que les

408 Tres de las seis empresas originales también se retiraron del país en los años setenta y ochenta para
volver en la década pasada.
409 En este recuento, sólo estamos registrando cambios de propiedad relacionados con los accionistas
controlantes. Adicionalmente, en distintos casos existieron transferencias accionarias de socios minoritarios.
410 Dentro de la larga lista de trabajos sobre el tema se destacan Arceo y Basualdo (1999), Azpiazu (1998),
Azpiazu y Khavisse (1983), Basualdo (2000), Cimillo et al (1972), CONADE (1972) y Kulfas y Schorr (2000).

257
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

permitieron apropiarse de sustantivas rentas desde los años setenta hasta nuestros días. Todo esto,
en un contexto donde el Estado habría sido incapaz de controlar efectivamente las prácticas
abusivas de mercado de las grandes firmas.
Ya en el capítulo sobre la ISI hemos tratado de mostrar que, si asociamos concentración creciente
con un peso cada vez mayor de las grandes empresas en la economía del país, esas tendencias
resultaban explicables cuando se consideraba el notable proceso de cambio estructural que había
atravesado la estructura productiva argentina desde fines de los cincuenta en adelante, sin que
pudiera de allí extraerse conclusión alguna respecto de las bondades o perjuicios de ese proceso de
concentración así medido. Veamos ahora que ocurre cuando examinamos los argumentos
heterodoxos aplicados al período bajo análisis en este capítulo.
En primer lugar, en general dichos argumentos se basan en una medida de concentración discutible,
ya que comparan, por ejemplo, la participación de las 100 mayores firmas industriales contra el
valor bruto de producción manufacturero, u otros indicadores igualmente globales. Naturalmente, la
evolución de este tipo de índices no nos dice mucho acerca de las causas que están detrás de la
mayor o menor participación de las empresas más grandes en la economía local -por ejemplo, si se
pasa de una estructura industrial basada en ramas livianas a otra en donde se desarrolla la
petroquímica, la siderurgia, etc., veremos un salto en esos indicadores que no tiene nada que ver con
concentración sectorial, sino con cambios en la estructura productiva-. Además de analizar el tema
a nivel sectorial -que es lo que se hace usualmente en el resto del mundo-,411 sería necesario
controlar la evolución del índice de concentración por diversos determinantes vinculados a cambios
tecnológicos y otros factores que podrían estar explicando los datos observados.
En segundo lugar, en estos trabajos se omite cuidadosamente cualquier comparación internacional.
No sabemos, entonces, si la economía argentina es más o menos concentrada que otras, así como
tampoco si evoluciona en materia de concentración económica en el mismo sentido o no que otros
países con los cuales resulta relevante compararse. Esta omisión es significativa teniendo en cuenta
que la Argentina es parte de una economía global que tiene sus propias tendencias en materia de
economías de escala y formas de competencia en el mercado, las cuales naturalmente no pueden
dejar de repercutir en el plano doméstico.
Revisando la literatura recibida, hemos encontrado una comparación -válida para los años ochenta-
que permite evaluar si la economía argentina era, en aquel momento, más concentrada o no que la
de otras naciones en desarrollo de América Latina y Asia -la comparación abarca también a
EE.UU. y Japón-. La respuesta, sorprendente tal vez para los lectores que sólo han recorrido las
páginas de la literatura vernácula, es que el índice de concentración industrial en la Argentina era
menor al de cualquier otra economía allí incluida, excepto la de los EE.UU. (cuadro 11)412 No
hemos encontrado ninguna comparación similar para años más recientes,413 pero dado que ya a
mediados de los años ochenta la literatura “heterodoxa” estaba preocupada por los niveles de

411 La falta de datos censales recientes es ciertamente un problema en ese sentido, pero afortunadamente
será solucionada en breve con el Censo que en el corriente año está desarrollando el INDEC.
412 Seguramente sería necesario analizar con más desagregación los índices allí presentados, pero
entendemos que el indicador global es razonablemente representativo de los niveles de concentración
relativos de cada país.
413 Si bien, por las mismas razones que hemos expuesto recién, se trata de una comparación cuestionable,
nos gustaría reflejar el resultado de un pequeño ejercicio que llevamos adelante comparando el peso de las
cincuenta mayores empresas argentinas en 2003 con el de un grupo similar en España y México (en los tres
casos, relacionando las ventas de dicho grupo de empresas con el PBI de cada país). Los ratios obtenidos
fueron aproximadamente similares en los tres casos. Sería interesante mejorar y ampliar esta comparación a
otros países, lo cual naturalmente no era objeto de este trabajo, pero sí podría constituir una temática
interesante de explorar en otros estudios.

258
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

concentración en la Argentina, poner en perspectiva dichos niveles en el contexto internacional


sirve para relativizar dichas preocupaciones - o en todo caso, trasladarlas a otro plano: el problema
no es la concentración en la Argentina, sino en el sistema capitalista-.414

Cuadro 11
Indicadores de concentración industrial (porcentajes)*
Pakistán (1985) 68
Turquía (1976) 67
Corea (1981) 62
Japón (1980) 56
Indonesia (1985) 56
Brasil (1980) 51
Chile (1979) 50
Taiwán (1981) 49
México (1980) 48
India (1984) 46
Argentina (1984) 43
Estados Unidos (1972) 40
Fuente: Banco Mundial (1993).
* medidos como el promedio de la participación de las
primeras 4 firmas por sector manufacturero en el total de
producción sectorial (para los casos de Corea, Japón y
Taiwán, se toman las primeras 3 firmas).

Justamente, a nuestro juicio -naturalmente subjetivo-, en los trabajos que estamos comentando se
parte de una presunción a priori en contra de los procesos de concentración y centralización del
capital que, si bien reportan notoriamente a lo que Karl Marx escribió hace ya casi un siglo y medio
sobre estas cuestiones, no deja de tener afinidad con la opinión sobre el tema que podría expresar un
economista creyente en las virtudes de la competencia atomística. Sin embargo, como señalamos en
el capítulo I de este trabajo, los costos y beneficios de la concentración deben ser analizados
empíricamente, y no ser derivados de modelos teóricos a priori que, por cierto, no son los únicos
disponibles para analizar el tema.
Esto nos lleva a nuestro comentario final sobre la cuestión. Hasta donde sabemos, en ninguno de los
trabajos locales sobre el tema se establece un vínculo causal convincente entre la supuesta elevación
del nivel de concentración y los problemas que ella teóricamente causaría -limitaciones a la
eficiencia, aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso,415 perjuicios a consumidores y
empresas pequeñas, etc.-.416 Es altamente probable que varios de esos vínculos existan, pero la

414 Se podría argum entar que en los otros países allí incluidos funcionaban mecanismos de defensa de la
competencia o control de la acción de las grandes firmas que estaban ausentes en la Argentina (lo cual
seguramente es cierto en el caso de los EE.UU., pero más dudoso, por ejemplo, en el de Pakistán). Sin
embargo, ese es otro argumento, que no alude a la concentración en sí, sino a las políticas tendientes a
preservar la competencia en el mercado, área en la cual seguramente coincidiremos que hace falta avanzar
bastante en la Argentina.
415 Hasta donde conocemos, y hemos realizado además algunas consultas con especialistas en el tema, no
hay estudios ni locales ni internacionales que hayan analizado las relaciones entre concentración de
mercados y distribución del ingreso. Va de suyo que esas relaciones pudieran existir; el punto es que, en la
abundante literatura internacional y local sobre determinantes de la distribución del ingreso, no parece que la
variable concentración haya hasta ahora concitado mucha atención por parte de los estudiosos del tema.
416 Debe quedar bien claro que estos comentarios en torno al problema de la concentración no implican de
ningún modo depreciar el valor que tienen los estudios sobre problemas de cartelización, abusos de

259
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

metodología empleada en los trabajos de referencia dificulta conocer su signo y magnitud. Al


mismo tiempo, también sería interesante analizar en qué medida la concentración se relaciona con
ganancias de eficiencia vía economía de escala, por ejemplo. En todo caso, esperamos que en
futuros estudios se pueda conocer más sobre este relevante tema y evaluar tanto las tendencias en
materia de concentración, como sus costos y beneficios.

G) Los em presarios y las reform as: algunas conclusiones


En primer lugar, tal como acabamos de ver, resulta muy difícil considerar que durante los 25 años
estudiados en este capítulo se haya consolidado la hegemonía de una determinada elite empresaria,
ya que, por el contrario, lo que observamos es más bien un estado de “flujo” en materia de liderazgo
empresarial durante todo este período, al calor de los profundos cambios estructurales,
institucionales y macroeconómicos registrados en ese entonces.
No sólo se pasó de una situación inicial -heredada de la ISI- de predominio de las empresas
transnacionales - y de las grandes firmas estatales de servicios y manufacturas-, a otra de creciente
peso de los conglomerados locales, para volver en los noventa a un escenario de hegemonía de las
ET - y no sabemos en qué medida dicho escenario se mantendrá en la post-Convertibilidad-, sino
que, dentro de cada uno de esos bloques empresarios, las firmas respectivas han recorrido
trayectorias heterogéneas, no previsibles simplemente a la luz de su poder económico relativo
inicial.
En otras palabras, si bien para ciertos fines analíticos resulta factible utilizar categorías agregadas
(conglomerados locales, filiales de ET), ese nivel resulta insuficiente a la hora de entender por qué,
al interior de esas categorías, hay comportamientos fuertemente divergentes, lo cual nos remite a la
necesidad de examinar las diferentes capacidades, estrategias y objetivos de las distintas empresas.
En segundo lugar, el proceso de ascenso de los conglomerados domésticos no fue, por cierto, una
peculiaridad de la Argentina. Tampoco es extraño encontrar que ese ascenso fuera posible gracias al
aprovechamiento de diversas formas de transferencia de ingresos motorizadas desde el Estado.
Como ya hemos dicho más de una vez a lo largo de este trabajo, se trata de rasgos comunes a
diversos procesos de desarrollo industrial tardío.
Lo que tal vez es peculiar es el carácter truncado de ese ascenso. La heterodoxia sugerirá que la
explicación se encuentra en la índole rentista de la burguesía local, y en la incapacidad de sus
miembros para convertirse en empresarios innovadores y competitivos. La ortodoxia, en cambio,
insistirá en el carácter inherentemente espúreo de toda forma de transferencia privilegiada de rentas
hacia el sector empresario. En ambos casos, aunque por diferentes razones, se expondrán fuertes
sospechas en torno a cualquier alianza entre el Estado y las empresas líderes de un país. En
contraste, nosotros partimos del siguiente interrogante: ¿por qué en Argentina no funcionó lo que en
otras naciones tuvo un final -aunque no siempre exento de problemas- bastante más feliz que en
nuestro caso?

posiciones dominantes, etc., o la necesidad de analizar con cuidado los efectos de las fusiones y
adquisiciones sobre la morfología de los mercados. En ese sentido, las recientes decisiones del gobierno
argentino sancionando conductas que limitan la competencia deben ser más que bienvenidas. Pero lo que
queremos subrayar es que en este caso se trata de análisis concretos sobre mercados específicos, y no de
estudios generales sobre niveles de concentración agregados. Estos últimos, per se, nos dicen poco sobre los
potenciales obstáculos a la competencia en el mercado.

260
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Creemos que éste es un tema que merece futuras investigaciones, ya que, descartada (al menos por
nosotros) la explicación que sugiere deficiencias intrínsecas e insalvables de los empresarios
candidatos a convertirse en “campeones nacionales” (aunque en algunos casos particulares esas
deficiencias pudieran existir), nos queda explorar las cuestiones vinculadas a las formas y los
contextos en los cuales se dio la interacción entre el Estado y los grupos locales en el caso
argentino. En este sentido, nos gustaría sugerir dos argumentos que pueden ayudar a entender por
qué, en nuestro país, esa interacción dio lugar mucho más a rent-seeking que a schumpeterianismo
en las conductas empresarias y falló -más allá de algunas excepciones (por ejemplo, Techint, Arcor,
Aluar, IMPSA)- en generar un conjunto de grandes empresas locales competitivas
internacionalmente:
i) Nunca existió, como tal y orgánicamente, el proyecto de crear un grupo de “campeones
nacionales”. Así, la interacción Estado-conglomerados careció de un marco estratégico
y de objetivos de largo plazo vinculados al proceso de desarrollo económico del país.
Un ejemplo que sustenta esta afirmación es que en los noventa se excluyó
explícitamente la posibilidad de que los grupos locales asumieran un rol protagónico en
las privatizaciones417 -lo cual les hubiera permitido aprovechar competencias previas
en áreas coligadas y “ganar reputación” para sus propios procesos de
internacionalización-, hecho que muestra que el poder relativo de esa elite empresaria
y/o su alianza con el Estado no eran tan fuertes como lo supone buena parte de la
literatura “heterodoxa” sobre el tema.
ii) El ascenso de los conglomerados coincidió, primero, con un período de gran
inestabilidad institucional y económica en el país y, luego, con los notables cambios
observados en el contexto internacional -en particular, en los noventa, con la
globalización de la competencia en la mayor parte de los mercados de bienes y
servicios-, lo cual complicó sus posibilidades de diseñar estrategias sustentables de
especialización y desarrollo empresarial de largo plazo.
Esto nos lleva a nuestra tercera conclusión. ¿Qué clase de conductas empresarias esperaríamos
encontrar en un país en el cual los índices de volatilidad económica y fragilidad institucional son
altísimos, la probabilidad de ocurrencia de una crisis elevada, los cambios en las reglas de juego
frecuentes, hay largos episodios de sobrevaluación cambiaria y por cada año de crecimiento hay un
año de recesión? Se nos podría decir que esos problemas son producto justamente de los
comportamientos de la elite empresaria, y ciertamente esos comportamientos tienen una influencia
notable sobre la marcha general de ésta y cualquier otra economía del mundo. Sin embargo, hay un
paso muy largo desde esa afirmación, a hacer de la elite el deus ex machina que nos permite
explicar el origen de aquellos serios problemas estructurales que han caracterizado el
funcionamiento de la economía - y la sociedad- argentinas en las últimas décadas.
La recurrencia de las crisis macroeconómicas, la fragilidad institucional o la inestabilidad política
son hechos que obedecen a un conjunto de causas mucho más complejas que la voluntad o las
conductas de la elite empresaria, y que remiten a factores locales -regímenes de política económica
inconsistentes o erróneos diseños institucionales, por ejemplo-, que interactúan con eventos
ocurridos en la arena internacional -i.e., crisis de la deuda en 1982 o crisis sistémicas en los
mercados emergentes en los noventa-.

417 Es claro que la mala imagen de los conglomerados en el medio local, y su asociación con la “ patria
contratista”, tuvieron una influencia decisiva en la definición de esa estrategia.

261
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

No se trata, entonces, de “exculpar” a los empresarios locales y sugerir que la patria “contratista”, el
salvataje de deudas, las maniobras de cartelización de mercados y las prácticas monopólicas o la
acumulación de activos financieros en el exterior nunca existieron. Retomando una cita previa, en
este caso de Eric Hobsbawm, esas conductas simplemente nos muestran que los empresarios sólo
tienen un objetivo: ganar dinero. No necesitamos, en consecuencia, suponer que nuestra burguesía
tiene objetivos, racionalidades o éticas diferentes a sus pares de otros países, ya que, en realidad, el
desempeño empresario en el período bajo análisis puede ser explicado sin dificultad por las teorías
y argumentos expuestos en el capítulo I de este trabajo.
En realidad, esta última afirmación alude a tres cuestiones que nos interesa diferenciar. Primero,
que en el caso argentino se comprueban las hipótesis que van desde la macro a la micro por la vía
de considerar cuestiones vinculadas a volatilidad, costos de transacción y (falta de) profundización
financiera -y, asimismo, ese enfoque teórico es útil para analizar como la micro “vuelve” sobre la
macro, hecho también observable en nuestro caso-. Segundo, que también el caso argentino permite
ver claramente la conexión entre entornos institucionales y estrategias empresarias. Tercero, que los
argumentos evolucionistas se ven validados igualmente, en particular en lo que hace al path-
dependence y la variedad como elementos centrales para entender el desempeño de las empresas en
cualquier economía.
Esto nos conduce a la siguiente reflexión: supongamos que en 1976 se hubiera instalado un nutrido
contingente de empresarios -digamos, holandeses- para reemplazar a la elite local pre-existente, y
aquellos hubieran pasado los siguientes 25 años en este país: ¿cuáles hubieran sido sus
comportamientos y desempeños?418
Considerando que, como mencionamos antes, la racionalidad empresaria es la misma en todos
lados, la respuesta a la pregunta anterior sería que dichos comportamientos y desempeños hubieran
sido muy similares a los realmente exhibidos por las firmas locales. Sin embargo, el concepto de
path dependence nos sugiere que probablemente también se hubieran observado diferencias,
considerando que el entorno en el cual habrían desarrollado su sendero evolutivo previo nuestros
imaginarios visitantes holandeses no mostraría demasiados puntos de contacto con el que enmarcó
la trayectoria de las empresas locales en el período previo a 1976.
En efecto, en el caso argentino, las conductas empresarias se modelaron gradualmente en el
contexto de la ISI, de forma tal que fueron adquiriendo rasgos funcionales a un ambiente
caracterizado por la incertidumbre, los cambios en las reglas de juego, los periódicos movimientos
masivos de redistribución de ingresos en los momentos de crisis y la existencia de fuentes de rentas
no innovativas - y varios de estos problemas, lejos de mejorar, se acentuaron de 1976 en adelante-.
Así, por ejemplo, Fanelli (2004), refiriéndose a las estrategias de los agentes económicos durante
los episodios de crisis macro en décadas recientes, señala: “es lo que habían aprendido a hacer en
toda la posguerra. Usar las crisis para violar derechos de propiedad e inducir redistribuciones de
ingreso marcadas” (p. 30).
Más en general, el ambiente “selectivo” de la economía argentina generalmente no premió a las
“mejores” conductas empresarias, si por mejores entendemos aquellas que suponen competir en
base a innovación, productividad, calidad, etc. Es natural, entonces, que las empresas hayan ido
desarrollando capacidades para sobrevivir en un contexto donde eran otros los determinantes de su

418 Tomemos el caso de las privatizaciones, por ejemplo. En la percepción de buena parte de la sociedad
local, se trata de oportunidades de captación de rentas monopólicas aprovechadas por un puñado de
empresas. Sin embargo, una parte de esas empresas, en sus países de origen, son, o habían sido hasta poco
tiempo atrás, de capital estatal. ¿Se trata de empresas estatales rent-seekers también en sus países de
origen, entonces, o sus conductas se amoldan al entorno institucional de los países en los cuales operan?

262
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

éxito o fracaso -por ejemplo, su flexibilidad para adaptarse a cambios en las reglas de juego o a los
avatares de la macro-.
Sobre estas bases, podemos interpretar, por ejemplo, el impacto de las reformas de los noventa
sobre las conductas empresarias. En efecto, las firmas argentinas habían desarrollado, en décadas
previas, rutinas y conductas funcionales a un contexto de alta regulación estatal de la economía y
elevada incertidumbre. En la década pasada, se vieron súbitamente expuestas a nuevas reglas de
juego -apertura, desregulación, privatización, etc.- (en el marco de la “globalización”), y al pasaje,
siguiendo a Dal Bó y Kosacoff (1998), de la incertidumbre “macro” de corto o cortísimo plazo, a la
incertidumbre “estratégica” de mediano y largo plazo.
Así, resulta entendible que la evidencia nos muestre tres cosas: i) que la adaptación de las firmas al
nuevo escenario fue gradual y no instantánea; ii) que sus reacciones y desempeños fueron diversos
- y más o menos exitosos-, tanto en función de las capacidades y aprendizajes desarrollados
previamente, como de los diferentes límites/oportunidades que el nuevo entorno ponía/abría para
los distintos sectores empresarios; iii) que en muchos casos las firmas se resistieron a perder sus
fuentes de rentas, o intentaron reemplazarlas por otras nuevas.
En cualquier caso, es claro que las empresas -al menos aquellas que pudieron adaptarse al cambio
en las reglas de juego- debieron prestar más atención a temas vinculados con productividad,
calidad, comercialización, gestión, etc., que en el pasado, lo cual llevó a modificar sus estrategias,
patrones de especialización, formas de gobierno corporativo, esquemas de reclutamiento y
formación del personal, etc. En los casos más exitosos, esa reestructuración permitió, por ejemplo,
que un puñado de firmas dentro del antes mencionado grupo de conglomerados domésticos no sólo
se consolidara localmente, sino que también se expandiera, vía inversión directa, hacia terceros
mercados, incluso fuera de América del Sur.
Más aún, las estrategias de expansión y las conductas innovativas no fueron patrimonio de las
empresas grandes. Tanto en el sector industrial como, especialmente, en el agro, un buen número de
agentes aprovecharon el contexto de estabilidad y acceso fácil a fuentes de tecnología extranjeras
para modernizar y reestructurar sus actividades. Más en general, las empresas que innovaron y/o
que contaron con suficientes capacidades de absorción como para aprovechar los potenciales
derrames de conocimientos derivados de la presencia masiva de filiales de ET pudieron elevar su
productividad y, por ende, competir en mejores condiciones en el marco de la apertura y la
desregulación de la economía.
La pregunta es, en to n ces, por qué esas con d u ctas no fueron más gen era liza d as - l o
cual, segu ram ente, hubiera derivado en un m ejor resultado glo b a l del p r o c eso de
r e fo r m a s -, por lo cual fue com ún encontrar tanto em presarios v en d ie n d o sus
a c t iv o s ,419 com o estrategias “d e f e n s i v a s ” y quiebras de em presas. E n ten d em o s que
la respuesta a ese interrogante pasa, adem ás del im pacto propio de la e v o lu c ió n
de la macro - c r i s i s del T eq u ila y apreciació n cam biaria más r ec esió n desde 1 9 9 8 -
fun d am en talm en te por considerar tres cu estion es:

419 Indudablemente, es factible que parte de los empresarios que vendieron sus firmas fueran efectivamente
“ rentistas” incapaces de competir en el nuevo escenario (o sin voluntad para hacerlo). Sin embargo, como
fenómeno global, entendemos que para su análisis hace falta también considerar otros factores, tales como
los procesos de recambio generacional, el alto valor de los activos locales nominados en dólares -q u e hacía
muy atractiva la venta de las firmas para sus dueños- o las transform aciones -m u ch a s veces radicales-
observadas en las formas de competencia productivo-tecnológica en sus respectivas actividades. En todo
caso, sería interesante que se llevaran adelante estudios sobre las decisiones de venta de las firmas locales
en los '90 y lo que ocurrió con los empresarios vendedores tras desprenderse de sus activos.

263
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

• La “m em oria h is t ó r ic a ” de las firmas sig u ió in flu y e n d o sobre sus


con d u ctas. Si bien las reformas cum e s ta b iliz a c ió n parecían, en algún
m o m en to de los n ov en ta, haber inaugurado una n u eva etapa duradera
dentro del p ro ce so de desarrollo e c o n ó m ic o argentino, probablem ente
p ersistió, en las em presas, la p er ce p ció n de que una n u eva crisis - c o n el
c o n sig u ie n te cam b io en las reglas de j u e g o - no era un even to im p la u sib le -
m ás con sideran do las t e n s io n e s s o c ia le s y los p rob lem as macro que se
acum ulaban en el escen ario de la C o n v e r tib ilid a d -. Ello puede haber
ex p lic a d o el m an ten im ien to de con d u ctas (e.g., p referen cia por la
“f le x i b i lid a d ” o “m a le a b ilid a d ” - A r z a , 2 0 0 3 - ) que no serían las más
adecuadas si las firmas estim aban que el n u e vo m o d e lo había lle g a d o para
quedarse, pero sí resultaban en ten d ib les si lo que se esperaba era una
v u elta a las turb u len cias macro o una vu elta atrás con las reformas.
• Las reform as - n o ta b le m e n te , la apertura c o m e r c i a l - fueron realizadas de
una manera drástica y, en general, no fueron acom pañadas - m á s allá de
algunas in ic iativ as puntuales bien orientadas pero de bajo im p a c t o - por
p o lític a s de ap oyo que atendieran la e x is te n c ia tanto de lags en el p roceso
de adaptación al n u evo e scen ario, c om o de fallas de m ercado de diverso
tipo que pueden haber afectad o las p o s ib ilid a d e s de reestructuración de las
em presas. A sí, m uchas firmas, por ejem p lo, se vieron racionadas del
m ercado de crédito, o no tuvieron a c c e so a la in form ac ión o al capital
h um ano n ec es a rio s para d esem p eña rse e fic ie n te m e n te bajo las nu evas
reglas de ju e g o . Esto lle v ó a una e x c e s i v a “d e s tr u c c ió n ” de cap acid ad es
p rod u ctivas, t e c n o ló g ic a s y em presariales p reviam ente e x isten te s - l o
m ism o va le, p rob ablem ente a m ayor escala, para la reform a de M artínez de
H o z - , con trib u yen d o fin alm en te al fracaso de las reformas.
U n a m e z c la de c o n v ic c ió n i d e o ló g ic a y recuerdos de p asados errores
p rob ablem ente lle v ó a los reform adores a confiar en una estrategia en donde el
retiro del Estado su p uestam en te elim in aría las fuen tes de r e n t- s e e k in g y
“desataría” las en ergías em presarias allí donde ellas estuvieran latentes - a la vez
que desp lazaría a los agen tes e c o n ó m ic o s carentes de esas e n e r g ía s - . Sin
em bargo, ambas cosa s no son n ecesariam en te ciertas, tal co m o queda claro a
partir de lo e xp u e sto en este capítulo - e l caso de las p riv a tiza cio n es ilustra esta
a fir m a c ió n - . A s im is m o , la puesta en marcha de un esq u em a de lib e ralizació n
rápido y sin p o lític a s co m p lem en tarias derivó de tod os m o d o s en la ad o p c ión de
m ed id as asociadas a r e n t- s e e k in g , co m o los d erech os antidum ping u otras formas
de restricción al c o m erc io , otorgadas sin n in gu n a contrapartida o requisito en
m ateria de mejora del d es e m p e ñ o c o m p e titiv o de los sectores p rote gid o s -
p erpetuando, en to n ce s, la dem anda por protección.
A su v ez , en tanto los reform adores con fiaban plen am en te en las virtudes del
m ercado en un c on texto de e s ta b iliz a c ió n macro, descreían de la n e c e sid a d de
m ejorar las cap a cid ad es del E stad o420. Sin em bargo, co m o bien lo señala Evans
420 En la literatura ortodoxa sobre estabilización y reformas “se supone que el Estado puede corrom per al
capital creando refugios para la obtención de rentas públicas, pero que si no existen distorsiones inducidas
por el Estado, el capital nacional reaccionará al modo de los empresarios de Schumpeter, asumiendo riesgos,
efectuando inversiones productivas de largo plazo y aprovechando las oportunidades que le ofrecen los
mercados internacionales” (Evans, 1996, p. 558).

264
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

( 1 9 9 6 ) , “el aum ento de la capacidad del Estado sigue siendo un requisito de


cualquier p o lític a e c o n ó m ic a efica z , in cluido el ajuste estructural s o s t e n id o ” (p.
55 9). A la larga, esta o m is ió n p o co contribuyó al éxito del programa de reformas.
En cap ítu los previos h em o s v isto có m o la falta de p r ofu n d iz ació n fin an ciera y los
e s c a s o s v ín c u lo s entre los sistem as de e d u c a c ió n y c ie n c ia y t e c n o lo g ía y el
m undo de la p rod u cción se con stituy eron , en las distintas etapas de nuestra
historia, en sen d os lim itan tes al p ro c eso de desarrollo em presario. Las
m e n cio n a d as características estu v iero n lejos de revertirse en el p eríod o bajo
a nálisis, tanto por los avatares de la macro - c o n naturales im p a ctos n eg a tiv o s
sobre la p r ofu n d izac ió n f in a n c ie r a -, com o por la carencia de instrum entos
e f e c tiv o s - m á s allá de algunas in iciativ as puntuales de bajo im pacto e f e c t i v o -
ten d ien tes a m od ific a r dichas situ acio n es. En este escen ario, el d esa fío de la
reestructuración empresaria se h izo aún m ucho más co m p le jo , con los resultados
antes exp u e stos.

265
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

VI. L E C C I O N E S DEL PA S A D O Y R E F L E X IO N E S P A R A EL
PRESENTE
“T h e r e w i l l n e v e r be m a n y me n o f h i g h e r v i s i o n ... t h e r e a r e no V a n d e r b i l t s o r
C a r n e g i e s h e r e ” ( G a c e t a Rural, M e r c a n t i l e I ndust ri al , IX:98, s e p t i e m b r e 1915,
p . 9 7 - c i t a d o en H o r a , 2 0 0 1 a - ) .

En 1915, y en 2 0 0 5 tam bién, la queja se repite: la A rg en tin a carece de


em p resarios “s c h u m p e te r ia n o s ” (los redactores de la “G a c e ta ” no co n o c ía n
to d a v ía el adjetivo, de lo contrario tal v e z lo hubieran usado). Pero el A n d rew
Carnegie al que hacía referencia, con adm iración y en vidia, la p u b lic a c ió n citada,
era uno de los “robber b a ro n s ” de los que h ab lam os en el capítulo I. Era, por
eje m p lo , a lgu ie n que “dejó que su lugarteniente H enry Clay Frick destruyera el
control que el sin d icato A m a lg a m a ted Iron and Steel W orkers tenía sobre su
planta de acero de H o m e ste a d , Pennsylvania: uno de los e p is o d io s más
sangrientos de la ya sangrienta historia de las re la c io n e s laborales en los E E .U U .
durante el sig lo X I X ” (D e Long, 1998, traducción propia). Tanto él, co m o sus
c o le g a s Cornelius y W illia m V a n derbilt - q u i e n alguna v e z exp resó , “the public
be d a m n e d !”- , eran tam b ién parte del grupo al cual el presidente Theodore
R o o s e v e lt a c o m ie n z o s del sig lo X X llam aba "malefactors o f great w e a lt h ” .
Y ese m ism o Carnegie era tam bién el em prendedor e fic ie n te , d in ám ico e
in n ov ad or que con trib u yó d e c isiv a m e n te a la creación de la m oderna siderurgia
esta d o u n id e n se , o el filántropo que donó parte de su riqueza para crear un fondo
destinad o a p rom over la paz y el en ten d im ien to entre las n acion es. A la vez,
C arnegie buscab a - c o m o los restantes “robber b a r o n s”- construir su im perio en
base al d esp la z a m ien to de sus com p etid ore s, sin reparar d em asia d o en los m e d io s
(¿algu ien ha v isto em presarios en algún lado reclamar por más c o m p e te n c ia en su
m ercado de m od o de que puedan d esp lega r m ejor sus “energías
s c h u m p ete ria n a s ” ?), la corrupción de los fun cion arios p ú b lic o s o, c o m o v e ía m o s
recién, la represión sindical. El hom bre era, co m o lo señ ala De Long, una “m asa
de c o n t r a d ic c io n e s ” .
De aquí la primera c o n c lu s ió n que querem os destacar: parece sensato que, cuando
se an aliza el d e s em p eñ o empresario en un país con creto, c om o el nuestro, no se
trabaje con “m o d e lo s i d e a le s ”, sino con sideran do la “m asa de c o n t r a d ic c io n e s ”
que suele estar presente cuando se exam in an de cerca las conductas de las
em presas y sus re la cio n es con el entorno.
En segu n d o lugar, y ya lo h em os dicho en repetidas o c a s io n e s a lo largo del
trabajo, pero bien vale repetirlo una v e z más, q u erem os enfatizar que los
em p resarios tien en la m ism a racionalidad e in c lin a c io n e s en todas partes, y lo
que buscan, en general y más allá de caso s particulares, es ganar dinero por el
m ed io más sim p le que tengan a su alcance - e n o c a s io n e s , in clu so , si ese m e d io no
es le g a l421 o ético, o si im p lic a extraer rentas de otros sectores de la socied ad

421 Mientras escribíamos estas conclusiones Bernie Ebbers era sentenciado a 25 años de cárcel por fraude
corporativo, el mismo hombre que creó W orld Com, que era “the emblematic telecom firm of the go-go 1990s,
and Ebbers was the visionary who stitched it together like Frankenstein's monster from pieces of the many
firms he acquired over the past two decades. His departure today will serve future business historians as one
of the two major events to cite in marking the formal end of the telecom frenzy (Forbes, 30-4-2002). En el

267
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

( c o n s u m id o re s , Estado, e t c . ) - . 422 Esto no im p lica, naturalmente, que todos


quieran recurrir a este últim o tipo de m e d io s. El punto es que, dado que algu n os
intentarán hacerlo, le to c a a la so cied a d poner barreras en esa d irección , tarea en
la cual d istintos países han avanzado a pasos más o m en os rápidos (punir
pen alm en te las conductas ile g a le s o tener una e f e c tiv a le g is la c ió n de d e fe n s a de
la c o m p e t e n c ia ya son grandes p rogresos en esa dirección ).
Para com p licar aún más las cosa s, t en g a m o s en cuenta que en uno de los p aíses de
m ayor cre cim ie n to en todo el planeta en los ú ltim os cuarenta años, Corea del Sur,
en 1961 se dictó la Illicit W ealth A c c u m u la tio n A ct, que m andó a la cárcel a los
p rin cip ales em p resarios del país. E sos m is m o s em p resarios lu eg o c om en za ron a
n eg o cia r con el go b iern o una serie de c o m p ro m is o s a través de los cuales este
últim o c u m p lía sus o b je tiv o s en materia de c rec im ien to , ex p o rta cio n es y
desarrollo t e c n o ló g ic o , a la v e z que las em presas recibían d istintos tipos de
transferencias bajo la form a de créditos baratos, su b sid io s f isc a le s , p rotecció n
del m ercado interno, etc. Al p resente, varias de estas corp o racion es (co n o cid a s
c om o ch a eb o ls) se han con v ertido en “ju g ad or es g l o b a l e s ” en áreas de alta
t e c n o lo g ía , pero tam b ién es cierto que, tras la crisis de 1998, el presidente de una
de ellas ( D a e w o o ) , Kim W o o C h oon g, se fugó de Corea dejando a la em presa con
deudas por U $ S 65 mil m illo n e s (y esto no sig n ific a que los otros ch aeb o ls no
hayan estado in v olu cra d o s en con d u ctas so cia lm e n te reprobables, sino sólo que
su d e sem p eñ o en el m ercado fue más e x ito s o y sus d ueños no necesitaro n fugarse
del país).
N u e v a m e n te , te n e m o s la “m asa de c o n t r a d ic c io n e s ” enfrente de n oso tro s, ahora
m ostrán d on os que: i) no siempre las categorías agregadas (en este caso, ch aeb o ls,
pero lo m ism o vale para “bu rgu esía n a c io n a l” o “grupos e c o n ó m i c o s ”) im p lican
con d u cta s y d e s e m p e ñ o s h o m o g é n e o s entre las em presas que se ubican dentro de
cada una de ellas; ii) los com p o rta m ie n to s em presarios no son inm utables en el
tiem p o, sino que cam bian a m ed id a que las propias firmas e v o lu c io n a n - p e r o no
n ecesariam en te “m e jo r a n ”- y el entorno en el que actúan se transforma. N o hay
em presarios sch u m peteria n os y re n t-s e e k e r s , sino con d u ctas schum peterianas y
r e n t-s e e k e r s , lo que no es lo m i s m o .423 Más aún, una em p resa in clu so p uede, en
un m ism o m o m e n to del tiem p o , buscar rentas en el Estado y com p etir

mismo país, la famosa empresaria Martha Stewart también fue recientemente a prisión por fraudes contables
y el ex CEO de Enron, Ken Lay, enfrenta cargos que lo podrían llevar a la cárcel por un lapso de 175 años, y
estos son sólo algunos ejemplos notables de una lista que es mucho más larga.
422 Recordemos que, como vimos antes en el capítulo I, W inston Churchill afirmaba que en Gran Bretaña
muchos pensaban que “ la actividad industrial era exclusividad de ladrones em prendedores”.
423 Tal como se señaló en nota al pie en la introducción, a lo largo de todo este trabajo hemos mantenido esta
visión “dicotóm ica” de las conductas empresarias -i.e . “schum peterianas” vs “rent-seekers”-. Vale recordar,
entonces, lo allí expresado. En la práctica, las conductas empresarias usualmente observables no se ubican
en ninguno de ambos “extremos” -e s to es, las empresas no pasan la mayor parte del tiempo ni introduciendo
innovaciones para competir mejor en el mercado, ni buscando activamente rentas en el Estado, sino
comprando, produciendo y vendiendo en función de rutinas pre-establecidas-. De todos modos, creemos que
los dos conceptos son metáforas útiles para analizar el tema de las conductas empresarias si se los emplea
de una forma más laxa, esto es, si por conductas “schum peterianas” entendemos aquellas en las que la
supervivencia y progreso de las empresas en el largo plazo están atadas a su capacidad para com petir vía
innovación (incluyendo aquí la imitación o adopción de innovaciones generadas por otros agentes),
productividad, calidad, etc., y por “ rent-seekers” aquellas en donde lo central es tener acceso a rentas
protegidas de la competencia u otro tipo de prebendas, sean obtenidas por esfuerzo propio o como
subproducto de las acciones de lobby emprendidas por otros agentes.

268
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

ag r esiv am en te vía in n o v a c ió n en el mercado; en otras palabras,


sc h u m p e ter ia n ism o y r e n t- s e e k in g no son categorías e x c l u y e n t e s .424
En tercer lugar, quejarse de las aptitudes y actitudes de los em presarios lo c a les
no es una p eculiaridad argentina. Por ejem plo, una nota de la p re s tig io s a revista
The E c o n o m ist p u b lica d a al m o m e n to en el que e stam os cerrando este trabajo,
nos dice que los tres candidatos para presidir la principal c o n fe d e ra ció n
em presarial en Francia se plantean “re c o n c ilia r ” a los fran ceses con sus
em presas, recordando que en dicho país la im agen de los em presarios es m ala - y a
desde la e s c u e la p rim a ria- y que hay una te n d en cia a culparlos por “all the
c o u n tr y ’s p r o b le m s ” (w w w . e c o n o m i s t . c o m , ju n io 30, 2 0 0 5 ).
Esto nos lle v a a recordar que, co m o ya h em os dicho en más de una o ca sió n , no
sólo resulta inapropiado exam inar la con d u cta empresaria en A rg en tina a la luz
de m o d e lo s “id e a l e s ”, sino que tam b ién es incorrecto hacerlo sin comparar esa
con d u cta con lo que ocurre en otras partes del mundo. Tal c o m o h e m o s podido
comprobar a lo largo de este trabajo, cuando uno se tom a la m o le s tia de hacer
esto ú ltim o, buena parte de las “e s p e c i f i c i d a d e s ” de los em presarios argentinos se
d e sv a n e ce n .
Los em p resarios argentinos, en to n ce s, no se diferen cian g e n é t ic a o culturalm ente
de sus c o le g a s de otros p aíses. Lo que los d ifer en cia es que han v iv id o y v iv e n en
la Argentina. Sin dudas, en tanto clase social pod erosa, han contribuido
d e c is iv a m e n te a que la A r g en tin a haya sido y sea lo que h oy es, pero sus
con d u ctas han sido un ingrediente más en una c o m p leja trama de factores y
cau sa lid a des que, ni más ni m en o s, están detrás de la larga serie de frustraciones
que ha v en id o exp erim entan d o el país desde varias décadas atrás. C om o lo señala
Fanelli (2004): “más allá de que hay ciertos grupos que han h ech o de la
depredación su ventaja com parativa, sería d ifíc il exp licar nuestros problem as
e c o n ó m ic o s sólo en base a la c on d u cta de esto s grupos. E stos grupos son
p e scad ore s de río revuelto. Pero... el río se re vu elve debido a la vo la tilid ad
m a c r o e c o n ó m ic a y las d eb ilida d es in s t itu c io n a le s ” (p. 31).
Si hay algo de lo que el autor del presente trabajo ha quedado c o n v e n c id o tras
exam inar el d es e m p e ñ o em presario en la A rg en tina a lo largo de los ú ltim os 130
años es cuán bien éste puede ser en tendido a la luz del marco te óric o presentado
en el capítulo I (para no caer en r ep e ticio n e s, p referim os remitir al lector a las
co n c lu s io n e s de dicho capítulo, donde se ex p o n e resum idam ente lo principal de
dicho marco teór ico ). R ea lm en te no es n e ce sa r io recurrir a ningún supuesto sobre
es p e c if ic id a d e s de nuestra clase em presaria para com prender sus estrategias y
con d u ctas, tal co m o lo prueba el siguien te breve racconto de lo e xp u e sto sobre el
tem a a lo largo de este estudio.
Cuando uno exa m in a el d esem p eñ o m a c r o e c o n ó m ic o e in stitu cion al de la
A rg en tina en el largo p lazo, resulta claro que habría sido m uy raro encontrar
g en era liza d am en te d e s e m p e ñ o s em p resarios in n o v a tiv o s y d in á m ic o s so sten id o s
en el tiem p o. Si la in v ersión y el cam b io t e c n o ló g ic o son afectad os n ega tivam en te

424 Repitiendo lo expresado en el capítulo I, es factible que una vez que una empresa haya desarrollado, a lo
largo de su proceso evolutivo, capacidades para competir por vías “schumpeterianas” -p o r ejemplo, que tenga
un importante laboratorio propio de I&D- ya no vuelva a convertirse en un agente puramente rent-seeker.

269
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

por la incertidum bre, la v o la tilid ad m a c r o e c o n ó m ic a y el cam b io en las reglas de


j u e g o - t o d o s e le m e n to s que inducen más bien con d u ctas cortop lacistas y una
fuerte p referen cia por la f le x ib ilid a d en las d e c is io n e s e m p r esa r ia s-, el caso
argentino nos ofrece una c o n fir m a ció n m uy e vid en te de esa h ip ó tesis general.
Sin em bargo, una cu id a d o sa mirada a nuestra historia revela algo más que
com p o rta m ien to s “ren tista s” entre nuestros em presarios. Durante el m od elo
agroexportador, por ejem p lo, o b ser v am os la actu ación de un grupo de
terratenientes “de v a n gu ard ia” que en cab ezaron el p r o c eso de m o d e rn iza c ió n del
agro argentino, el cual perm itió que el país se convirtiera en una p o te n c ia
m undial exportadora de productos primarios. D ic h o grupo se caracterizó por la
realiza c ió n de in v er sio n es de riesgo y por haber encarado un a m b ic io s o p royecto
de cam b io g e n é tic o , c o n d ic io n e s n ecesarias para aprovechar las ventajas
p o te n c ia le s que ofrecían los m ercad os in tern acio n ales. Es útil desterrar, en to n ces,
la idea de terratenientes in d olen tes e ignorantes que se lim itan a aprovechar la
fertilidad de la Pampa H úm eda, im a gen p o d ero sa en la tradición del p en sam ien to
en c ie n c ia s s o c ia le s en nuestro país, y a partir de la cual se ha construido buena
parte de la h ip ó te s is del “burgués ren tista” que h e m o s tratado de discutir en este
trabajo.425
A la v e z, por la m is m a é p o ca c o m ie n z a el p ro ce so de in d u strialización en el país,
con el p r otag on ism o tanto de un nutrido conjunto de em presarios in d iv id u a les -
p rin cip alm en te e x tra n jer o s-, co m o de un peq ueño n ú c le o de c o n g lo m er a d o s
e c o n ó m ic o s que, de acuerdo a la e v id e n c ia d isp o n ib le , no p arecen responder a la
m ism a ló g i c a de com p o rta m ien to que la u su alm en te atribuida, varias décadas
d e sp u é s, a aq u ellos grupos em presarios que formaron la alguna v e z llamada
“patria con tratista” - y que tam p oco habrían exh ib id o renuencia a invertir en
a ctiv o s fijos ni una peculiar p asión e s p e c u la t iv a - .
Encontrar estrategias em presarias din ám icas en esta etapa no es extraño,
con sidera n do que se trata de un período de relativa estabilidad in stitu cion al y
m a c r o e c o n ó m ic a - e n todo caso, claramente m ayor que en fases p osteriores de
nuestra h is t o r ia - y de fuerte exp a n sió n de la eco n o m ía . Y sin em bargo, lo que
antes d efin im o s co m o “sistem a nacion al de e n t r e p r e n e u r s h i p ” no brindaba el
m ejor marco para el desarrollo em presarial, en particular en el sector industrial.
Las d ificu ltad es para acced er a fin an c ia m ien to de largo plazo y la falta de
v i n c u la c io n e s directas entre los a v an ces en m ateria de e d u ca ció n e in v e s tig a c ió n
c ie n t íf ic a con el m undo de la p rod u cció n y la t e c n o lo g ía , p u sieron lim itantes
serios a la p o s ib ilid a d de encarar estrategias em presariales más am b ic io s a s, en
particular en activ id ad es “c o n o c im ie n t o ” y “e s c a l a ” in ten siva s - ta m b ié n
ob stacu lizad as, por otro lado, por ele m e n to s tales c om o el lim itado tamaño del
m ercado interno y la e s c a s e z de m in erales en el territorio n a c io n a l-.

425 Claramente, esto no significa que en aquella etapa no haya habido especulación con tierras, ni tampoco
sugerir que todos los propietarios agrícolas formaban parte del grupo modernizador. Más aún, como dijimos
en el capítulo respectivo, incluso los herederos de aquella vanguardia probablemente se parecían a la imagen
tradicional que estamos discutiendo. Todo el punto que queremos hacer es que la conversión de la Argentina
en una potencia mundial en el comercio de granos no hubiera sido posible de sólo contarse con una pampa
fértil manejada por terratenientes holgazanes y negligentes. En algún momento “fundacional” de aquella
historia se requirió una fuerte dosis de “schum peterianism o” para que aquella conversión se hiciera real.

270
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

A su v e z, rec o n o c er que la notable e x p a n sió n e c o n ó m ic a del período estu vo


aso cia d a a com p o r ta m ie n to s em p resarios d in ám icos no supone que no hayan
ex istid o las con d u ctas r e n t- s e e k e r s , la e sp e c u la c ió n en distintos a ctiv os, etc.
Claro es que, cuando se mira esta m ism a tem ática a esca la internacional,
o b se rv am os que d ich os c om p o rta m ien to s estu v iero n lejos de ser una
particularidad argentina - n o n e c e s it a m o s recordar que la crisis de 1929 se desató,
ju stam en te, por esa m ism a ra z ó n -.
Si se g u im o s adelante con nuestra historia, creem os que el escen ario de la ISI fue
p ropicio para que las con d u cta s r e n t- s e e k in g se hicieran más exten d id as que en el
m o d e lo agroexportador. Pero esto no ocurrió, co m o lo supone el enfoque
“o r t o d o x o ”, debido a que el Estado avanzó sobre diversas áreas de la vid a
e c o n ó m ic a - e l l o ocurrió en todo el m undo, por otra p arte-, sino por la forma
particular en que se m ateria lizó dicho avance y el co n tex to m a c r o e c o n ó m ic o e
in stitu cion al que rodeó al p roceso sustitutivo en la Argentina.
Por un lado, las in ic ia tiv a s p r o -in d u str ia liz a c ió n se aplicaron en un con te xto de
fragilidad in stitu cion al, v o la tilid ad m a c r o e c o n ó m ic a , frecuen tes cam b ios en la
orien tación de las p o lítica s p ú blicas, alta c o n flic tiv id a d s o c i o - p o l í t i c a y
m e r c a d o -in t e r n is m o exacerb ad o - y este m e r c a d o -in t e r n is m o no puede ser
atribuido, a nuestro ju ic io , a la in flu e n c ia de una elite rentista, sino a causas más
p rofundas, que pasan más por lo p o lítico que por la ló g i c a e c o n ó m i c a - . Por otro,
el d iseñ o e im p le m e n ta c ió n de las p o lítica s e fe c tiv a m e n te adoptadas distó de ser
el mejor, lo cual no sorprende con sid era n d o que la exp a n sió n del ám bito de
ac ció n del Estado no vin o acom p añ ad a de un paralelo reforzam ien to de sus
estructuras y cap acid ad es. F inalm ente, las d e fic ie n c ia s antes m en cio n a d a s del
“ sistem a n acion al de e n t r e p r e n e u r s h i p ’ continuaron plen am en te v ig e n t e s, e
in clu so en ciertos caso s tendieron a agravarse (por ejem p lo, falta de
p r ofu n d iz ació n financiera).
A sí, no resulta sorprendente que durante la ISI se gestara un tipo de v in c u la c ió n
entre grandes em presas y Estado (c u y o s an teced en tes se habían generado, pero en
form a más acotada, en la fase agroexportadora) en el cual fue habitual la
b ú squ ed a de in c e n tiv o s p ro m o c io n a le s , p r o tec ció n arancelaria, contratos
p ú b lico s, etc., que daban lugar a gan an cias privadas extraordinarias. D ich as
g a n an cia s aparecían ju s tific a d a s, desde la ló g i c a de la p o lític a p ú b lica de la
época, por la n e ce sid a d de prom o ver la in d u strialización del país. Sin em bargo, a
d ife re n cia de lo ocurrido, por e jem p lo, en las ex p e rie n c ia s ex ito s a s del Este
A s iá t ic o , no eran c o n c e d id a s bajo el principio de “r e c ip ro cid a d ”, ya que las
firmas b en efic ia d a s no asum ían c o m p r o m is o s en m ateria de com p etitivid ad ,
desarrollo t e c n o ló g ic o , ex p o rta cio n e s, etc.
Pero aún así, no todo fue r e n t - s e e k i n g en la ISI. De otro m od o , sería in ex p lic a b le
el p ro c eso de in d u strialización en to n ce s ob serv ad o, y en particular la m aduración
del sector manufacturero que se h izo v isib le en la ú ltim a fase de dicho p roceso
(desde p rin cip ios de los sesen ta en adelante), que perm itió cerrar gradualm ente la
brecha de p roductividad con el m undo desarrollado - l a cual se había estado
am p lian d o desde el treinta en a d e la n te - y com e n za r a exportar no sólo b ien e s,
sino tam b ién t e c n o lo g ía e in c lu so materializar o p er a cio n e s de IED en terceros
p aíses.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Esto nos lle v a a resaltar tres tem as cla ve. Primero, el carácter e v o lu t iv o de los
com p o rta m ien to s em presarios, y la e x is te n c ia de p ro ce so s de aprendizaje
m adurativo que, si bien no en las c o n d ic io n e s más propicias, igualm ente
estu v iero n p resentes en el caso argentino - y , en tod o caso , esas c o n d ic io n e s p oco
prop icias hicieron que d ich os p ro ce so s fueran más le n t o s - . S egu n d o, la
h eter o ge n eid a d siempre presente en las con d u ctas empresarias, h etero gen eid a d
que no puede ser reducida a variables tales c o m o tamaño o propiedad del capital
- y en to n ces no te n e m o s P yM E s d in ám icas v e r s u s grandes em presas r en t-se e k e r s ,
sino ambos tipos de con d u ctas en cada uno de los distintos se g m e n to s
e m p r e s a r io s -. Tercero, com o se dijo unos párrafos más arriba, que una m ism a
em presa puede ser r e n t- s e e k e r y “s ch u m p ete ria n a ” a la vez, o en distintos
m o m e n to s del tiem p o, en fun ción del con texto in stitu cion al y m a c r o e c o n ó m ic o
vig e n te .
En e fec to , tanto la literatura “h e te r o d o x a ” c o m o la “o r to d o x a ” tien d en a suponer,
en una tal v e z curiosa c o in c id e n c ia , que hay una in co m p a tib ilid a d entre ser un
empresario d in ám ico - “s c h u m p e ter ia n o ”- y pedir del Estado p rotecció n
arancelaria, su b sid io s, r e g u la cio n es favorab les, etc. A m b as c o sa s pueden ser tal
v e z in c o m p a tib le s en m o d e lo s “i d e a le s ” - p o r a b s tr a c to s - de cap ita lism o , pero en
la práctica su elen venir m uchas v e c e s de la m a n o .426 El p rob lem a argentino fue,
c o m o d ijim os antes, que la in teracción e m p r e s a s - E s ta d o dio lugar m u ch o más a
r e n t- s e e k in g que a s ch u m p eteria n ism o, resultado que d eb em os entender a la luz
de las c o n s id e r a c io n e s presentadas en los párrafos p reced en tes.
El m e n c io n a d o p roceso de m aduración del aparato industrial fue interrumpido por
la profunda crisis e c o n ó m ic a , p o lític a e in stitu cion al que atravesó el país hacia
m ed ia d o s de los setenta. Más tarde, el cam bio de reglas de ju e g o p o s t - 1 9 7 6
destruyó las b ases del anterior p roceso de a cu m u la ció n y aprendizaje t e c n o ló g ic o
en buena parte del sector industrial, de m od o que d e s c o n o c e m o s si aquel p roceso
de aprendizaje p od ía seguir p rogresando en el tiem p o o no.
En todo caso, está claro que entre 1976 y 1981 el marco de p o lític a e c o n ó m ic a
falló, salvo c aso s puntuales, en estim ular con d u ctas empresarias d in ám icas, pese
a su supuesto carácter p r o - e m p r e s a privada. Sin em bargo, el fe n ó m e n o se hace
más c o m p re n sib le si co n sid er a m o s la v o la tilid a d y falta de cred ib ilid ad del
esq u e m a de p o lítica e c o n ó m ic a , la continua apreciació n del p e so desde 1978 en
adelante, las f lu c tu a c io n e s de la p o lític a arancelaria, las d ificu ltad e s para obtener
fin a n cia m ie n to a largo p la zo, la v o la tilid a d de las tasas de interés reales y la
e x is te n c ia de oportunidades de “arbitraje” ap rovech an d o la lib e r aliz ació n
fin an ciera cum atraso cam biario.
Un asp ecto particularm ente n eg a tiv o del esq u em a de p o lític a e c o n ó m ic a aplicado
en esta etapa fue que, en lugar de intentar una gradual m ejora del aparato
industrial existen te -a p r o v e c h a n d o las cap acid ad es acum uladas a lo largo de la
I S I - , indujo una reestructuración “d arw in ia n a”, donde supuestam ente
sob rev iviría n los más “e f i c i e n t e s ” . El p rob lem a es que d arw in ism o no siempre
s ig n ific a que subsistan los “m e j o r e s ”, sino los m ejor adaptados para
426 En nuestro medio, el caso de la empresa SIAM Di Tella ejemplifica bien este “casam iento”, ya que se trató
de un grupo altamente dinámico en términos productivos y tecnológicos, a la vez que muchas veces buscó
hacer negocios basados en la articulación con el Estado. Lo mismo vale, un poco más adelante en el tiempo,
para el grupo Techint.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

d esem p eña rse en un cierto con te xto (o “am biente s e l e c t i v o ”), y ya v im o s que el
c on texto de 1 9 7 6 - 1 9 8 1 no necesariam en te prem ió a los más e fic ie n t e s para
producir e innovar.
Y sin em bargo, durante la etapa del go b iern o militar, en con tram os una gran
sorpresa: la exp a n sió n de un conjunto de c o n g lo m e r a d o s e c o n ó m ic o s lo c a le s que
crecen gracias al a p ro vech am ien to de diversas fuentes de rentas derivadas de su
articulación con el Estado. D e c im o s sorpresa porque p rob ablem ente hubiera sido
esperable que ese g o b iern o m ilitar reforzara el poder de las ET, trad icion ales
p rotagon istas de nuestra h istoria e c o n ó m ic a , y cuyo p eso se había increm entado
n otab lem en te en la etapa “d i f í c i l ” de la ISI, desde el p roy ecto desarrollista de
F rondizi en adelante.
Pero las ET, lejos de aumentar su p r ese n cia en el país, la redujeron. Si bien los
factores que entran en ju e g o para e xp lic ar ese h ech o son varios, d ig a m o s que,
aunque no siem pre de manera e x p líc ita - d e h e ch o , el go b iern o militar liberalizó
casi co m p leta m e n te la le g is la c ió n sobre I E D - , las p olítica s p ú blica s de la ép oca
tend ieron m uchas v e c e s a favo recer a los grupos lo c a le s, por ejem plo, en la
c o n c e s ió n de su b sid ios para la in v ersión en grandes p r o y ecto s industriales (la
in flu e n c ia de las fuerzas armadas en tal p referen cia es un tem a que cre em os que
debería ser más exp lorad o en estu d io s futuros).
Lo que Jorge Schvarzer (1 9 9 6 ) llam ó la “apuesta s i l e n c i o s a ” por el capital local,
en realidad se había in iciad o a fin es de los sesen ta en un c on texto de
in s a tis fa c c ió n por la fuerte p r ese n cia de ET en la e c o n o m ía argentina, y se
p rolon garía durante el c a ó tico escen ario de los och en ta (con la fin alm en te fallida
alianza entre el g o b ier n o de A lfo n s ín y los “capitanes de la in d u stria”).
Claramente, com o d isc u tim o s en el capítulo previo, esa apuesta no lle g ó a
fructificar en térm inos de lograr constituir una clase de “ca m p eo n e s n a c i o n a l e s ”
cap a ces de com p etir efic ie n te m e n te en los m ercad os in tern acion ales. Sin
em bargo, com o tam b ién v im o s en ese capitulo, las razones de ese fracaso no
están ni en lo in sen sato de la apuesta per se ni en la calidad - e n la práctica,
h e t e r o g é n e a - de los p rotagon istas privados, sino en factores más c o m p le jo s, tales
c o m o la falta de un p roy ecto claro y sosten id o en el tie m p o en ese sentido y el
h ech o de que el a s c e n so de los grupos d o m é s t ic o s se haya dado en un marco de
fuerte inestab ilid ad m a c r o e c o n ó m ic a e in stitu cion al y cam b ios frecuen tes en las
reglas de ju e g o .
Más adelante, en los años och en ta las firmas lo c a le s se adaptaron a operar en un
c on texto de alta inestab ilid ad e incertidumbre m a c r o e c o n ó m ic a , en el cual de
to d o s m o d o s era p osib le obtener s ig n ific a tiv a s rentas vía e s p e c u la c ió n financiera,
que se sumaban a las trad icio n alm en te c o n s e g u id a s por el recurso al l o b b yin g con
el sector p ú blico . De tod os m o d o s, aún en ese c on texto, el análisis
m ic r o e c o n ó m i c o revela con d u ctas d iferen tes y estrategias de in v ersión y
t e c n o ló g ic a s más o m en os a m b ic io s a s en distintas em presas, d e p en diend o de
factores tales com o tam año, formas de propiedad, cap a cid ad es t éc n ica s y
g e r e n c ia le s e, in clu so , de los o b jetiv o s, actitudes y p e r c e p c io n e s de los
propietarios de las firmas.
Más allá de esto, es claro que se gen eró un p roc eso auto-refo rzan te: la “m a c r o ”
v o lá til estim u lab a con d u ctas “m ic r o ” que buscaban la m á x im a p referen cia por la

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

f le x ib ilid a d y la liq u id e z y d esestim u la b a las basadas en la in v ersión a largo


p la zo y la in n o v a c ió n , lo cual, a su v e z, repercutía n e ga tivam e n te sobre la
m a c r o .427 Una v e z que el am biente s e le c t iv o prem ia con d u ctas de ese tipo, las
firmas buscan mejorar las cap a cid ad es que son requeridas para d esem p eñarlas
e x ito sa m en te. A sí, no sorprende que en los ochenta, más que t e c n ó lo g o s o
in g en iero s industriales, fuera clave para las em presas la bú squ ed a de expertos en
fin an zas, así co m o de l o b b y s t a s que pudieran mejorar las p ersp ectivas de
n e g o c io s en un am biente de alta regu lació n estatal (fuerte p ro te c c io n ism o ,
control de p recio s, su b sid ios para exp o rta ción e in v ersión , etc.) - r e g u la c ió n no
enm arcada en una estrategia de desarrollo sino más bien derivada de las
n e c e s id a d e s que surgían de los o b jetiv o s de p o lític a m a c r o e c o n ó m ic a - .
Los reform adores de los n o v en ta creyeron que con la e sta b iliz a c ió n y la ad opc ión
de una serie de reformas p r o -m e r c a d o se “liberarían” las en ergías em presariales
largam ente dorm idas y se elim inarían las fuen tes de rentas que permitían la
s u p e r v iv e n c ia de los agen tes r e n t - s e e k e r s . Sin em bargo, la respuesta em presaria
frente al programa de reformas fue m ucho más h e te r o g é n e a y c a u te lo sa de lo
esperado por aq u ellos reformadores.
E fe c tiv a m e n te , por un lado en la d écad a pasada se observaron, p rin cip alm en te en
el agro pero tam bién en la industria, estrategias em presariales “o f e n s i v a s ”, que
in volucraron in v e rsio n e s fuertes y p ro ce s o s de m o d er n iza ció n t e c n o ló g ic a , así
c o m o la ad o p ción de nu evas formas de o rg a n iz a ció n y g e s tió n de la producción.
Sin em bargo, al m ism o tiem p o un gran núm ero de em presas y productores no
s ig u ieron el m ism o patrón de co m p o rta m ien to -c err a n d o o v en d ien d o sus
o p er a cio n es o sig u ie n d o con d u cta s más “d e f e n s i v a s ”- , lo cual derivó en
d e s e m p le o crecien te y una p r og re siva pérdida de respaldo para el programa de
reformas.
Las razones detrás de la h ete ro ge n eid a d en el d es e m p e ñ o em presario d eb em os
b uscarlas en más de un lugar. Por un lado, la estr ategia oficia l im p lícitam en te
supuso, al igual que en 1976, un ajuste instantáneo de los agentes ante las nu evas
reglas de ju e g o y la s u p er v iv e n c ia de los más “e f i c i e n t e s ” . Sin em bargo, ni esos
ajustes son instantáneos - e l p a t h - d e p e n d e n c e propio de todo p roceso e v o lu tiv o
im pide que así ocu rra - ni tam p oc o , al igual que en el período 1 9 7 6 - 1 9 8 1 ,
reform as p ro -m e r c a d o suponen per se que estén dadas las c o n d ic io n e s para el
d e s p lie g u e de estrategias “sch u m p e te ria n a s” (y si hubo una respuesta empresarial
m ás d inám ica, en p rom ed io, en los n ov en ta que en la etapa M artínez de H oz, se
d eb ió, entre otras razones, a que los p roblem as de c o n s is t e n c ia de la macro
tardaron más tiem p o en hacerse v is ib le s ) .
En este sentido, los p roblem as antes m e n c io n a d o s en el fu n cio n a m ien to del
“ sistem a nacion al de e n t r e p r e n e u r s h i p ” - e n particular, en las áreas de finanzas,
e d u ca ció n y c ie n c ia y t e c n o l o g í a - sig uieron lim itan d o el desarrollo empresarial.
A s i m is m o , la au sen cia de p olítica s co m p lem en tarias a las reformas, te n d ien te s a
lidiar con p roblem as de fallas de m ercado o a ayudar a las firmas a reconvertir
427 No deja de ser sintomático de los problemas que a nuestro juicio tiene el enfoque heterodoxo el que un
autor enrolado en dicho enfoque hable de “reticencia inversora” para referirse a los pocos proyectos de
inversión concretados en los '80. Está claro que más que empresarios deberíamos haber tenido agentes
audaces, poco informados y escasamente previsores para que, en el contexto de aquellos años, se observara
un fuerte dinamismo inversor.

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

sus estrategias y cap a cid ad es para adaptarse al n u evo escen ario, tam b ién e x p lic an
por qué las con d u ctas “s c h u m p e te ria n a s ” no fueron la norma.
Por otro lado, la au se n c ia - h a s t a 1 9 9 9 - de una le g is la c ió n e f e c tiv a de d efen sa de
la c o m p e te n c ia perm itió la s u b sis ten cia de prácticas m o n o p ó lic a s en varios
m ercad os, a la v e z que las fuen tes de r e n t- s e e k in g no necesariam en te fueron
elim inadas. Esto se ob serv ó claram ente en el caso de algunas p riv a tiza c io n es,
pero tam bién, por ejem p lo, en el recurso a m e c a n is m o s de p rote cc ió n no
arancelaria para sectores afectad os por la apertura. Este fue un precio a pagar -
c o s to s o m uchas v e c e s - por la au sen cia de otros m e c a n ism o s p r ev en tiv o s frente a
las in ev ita b les c o n s e c u e n c ia s perju d iciales de las reformas sobre varias
activ id ad es que, fin alm en te, fueron protegidas de tod os m o d o s por razones
v in cu lad as a lo p o lític o o lo social, sin que lograran, en general, mejorar su
d ese m p e ñ o c o m p e titiv o de manera sustentable (y no sorprende en to n ces que, aún
tras la m e g a - d e v a lu a c ió n , es o s m ism o s sectores sigan n ec esita n d o un tratamiento
esp ec ia l).
La a p reciació n cambiaria, que se hizo fuerte en algu n os p erío d os, en particular
hacia el final de la década, tam bién afectó el d e se m p e ñ o empresario en varios
sectores. Fin alm en te, la e x is te n c ia de con d u ctas ca u te lo sa s o d e fe n s iv a s , así
com o la preferen cia por ahorrar en d iv isas - y en el extran jero-, tam bién muestra
el p eso de la “m em oria h is tó r ic a ” de los ag en tes, fin alm en te avalada por el
derrumbe de la C on vertib ilid ad y un n u evo e p is o d io de “ex p ec ta tiv a s frustradas”
y m a siv a s red istrib u cion es de in g resos aso cia da s a v i o l a c io n e s de contratos, uno
más en la historia del país.
C reem os que, a la luz de este conjunto de c o n s id e r a c io n e s ten d ie n tes a presentar
una “im agen e s t i liz a d a ” de la e v o lu c ió n del com p o rta m ien to em presario argentino
en el largo p lazo, las h ip ó te sis que recurren a la e x is te n c ia de una elite rentística
o parasitaria que, por continuidad de sus m iem b ros o por “tran sm isió n g e n é t ic a ”,
ha b lo q u ea d o , justam en te por su carácter rentista, el p roc eso de desarrollo
argentino, no encuentra sustento em p írico - c o m o ya ha sido señalado en la
literatura recibida, esto no sorprende con sideran do que una parte importante de
los autores h e te ro d o x o s trabaja con e sq u em as “h i p o t é t i c o - d e d u c t i v o s ” (Barbero,
1 9 9 8 ) - . La e v id e n c ia em pírica, en contraste, nos m uestra que los em presarios
argentinos, en lugar de operar con un patrón de com p o rta m ien to in a m o v ib le a
través de las diferentes etapas de la vid a e c o n ó m ic a del país, han exh ibid o
con d u ctas ajustadas a los cam b ios en su entorno, tal co m o lo p redicen las teorías
revisadas en el capítulo I de este trabajo.
A su v e z , c om o d ijim os al final del capítulo II de este estu d io, resulta il ó g ic o
suponer una continuidad de conductas “in n atas” en la elite empresaria argentina
cuando dicha elite ha sufrido cam b ios radicales a lo largo de la h istoria del país
en cuanto a su c o m p o s ic ió n . ¿Qué une a los grandes esta n ciero s del m od e lo
agroexportador (A n ch oren a, U n zu é, S en illo sa , Duhau, etc.), con los primeros
grandes industriales (Tornquinst, B em b erg , Di Tella, etc.), los “capitanes de la
in d u stria” de los och en ta (Macri, B u lg h er on i, Soldati, etc.) o los líderes
em presarios de nuestros días (Pagani, R occa, Elsztain, M indlin, etc.)? Si
llegá ram os a ver com p o rta m ien to s sim ilares en unos y otros, es inevitab le
con clu ir que ello es producto de aprendizajes realizados en co n te x to s que inducen

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

las m ism a s conductas, más que de in c lin a c io n e s idénticas en p ersonajes con


orígen es tan d isím iles.
En suma, e n ten d e m os que la cree n cia “h e te r o d o x a ” de que el país ha carecido
h istórica m en te de em presarios “s c h u m p e te r ia n o s” no tiene sustento en tanto que:
i) se basa en un ideal de em presario “s c h u m p eter ia n o ” no contrastado contra
ningún otro caso nacion al concreto (con lo cual se asum e im p líc itam e n te que en
otros p aíses de desarrollo tardío los em presarios se abstenían de aprovechar las
fuen tes de rentas “no in n o v a t iv a s ”); ii) supone, de form a im p lícita, que la m ism a
clase dom inante se ha m an ten id o perm an en tem en te en control del poder
e c o n ó m i c o - p o l í t i c o de nuestro país (sin que ese supuesto esté avalado por la
e v id e n c ia em pírica); iii) fuerza - e n contra de la e v id e n c ia d is p o n ib l e - la
bú squ ed a de un m o d e lo único de com p o rta m ien to empresario; iv) parte de un
“prejuicio a n t i- e m p r e s a r io ” (y, en m uchas o c a s io n e s , an ti-ca p ita lista ).
Por cierto, esto no im p lica pasar de la h ip ó te sis sim p lifica d o ra que va de los
“m a l o s ” em presarios al pobre d es e m p e ñ o e c o n ó m ic o , a otra que sugiere que los
em presarios son sim p les “v í c t i m a s ” de un desafortunado co n te x to e c o n ó m ic o y
social. M u ch o m e n o s supone suscribir las ideas que sugieren que el Estado
argentino fue “p red ad or” de la actividad privada - y a que ello sólo podría haber
ocurrido con un Estado “fu er te” en fren tán d ose a un sector privado “d é b il”,
representación que en ten d e m o s no puede ser aplicable al caso a rg en tin o -.
R e p itá m o slo una v e z más: los em p resarios, si pueden, y co m o ya lo tem ía Adam
Smith antes que Marx, aprovecharán toda p osib le fuente de g a n an cia que surja de
aprovechar su capacidad de im p oner su poder ante el resto de la socied ad . En esto
nuestros em presarios no han h ech o nada distinto que sus c o le g a s de otras partes
del m undo, y lo que ha fallado es el marco in stitu cion al que con tu viera tales
conductas - y , co m o ya h em o s dicho a lo largo de este trabajo, no p o d e m o s
exp licar tal fallo únicam en te asu m ien d o que el poder em presario se im p u so sobre
el Estado im p id ien d o que este haga su tarea de contralor, sino que hay que
encontrar causas más p ro fu n d a s-.
Exam inar la e v id e n c ia em p írica sobre la c on d u cta de las em presas en la A rgen tina
a la luz de la literatura te ó r ica d isp on ib le y en com p a ració n con la e x p e rie n c ia
internacional, tam b ién permite poner en p er sp ectiv a un tem a “c l á s i c o ” de la
literatura “h e te r o d o x a ” : la in sis te n c ia en los p ro ce so s de d iv e r s ific a c ió n de los
grupos em presarios d o m é s t ic o s , sobre la base de asum ir que d ich os p ro ce so s
reflejan la p r ev a len cia de actitudes e s p e c u la tiv a s o rentísticas.
En contraste con esta p resu n ción , la e v id e n c ia m uestra que la d iv e r s ific a c ió n es
un rasgo com ún a buena parte del desarrollo em presario en países de
in d u strialización tardía, a la v e z que puede ser exp licad a , así co m o los p ro ce so s
de in tegración vertical, a partir de considerar el entorno m a c r o e c o n ó m ic o e
in stitu cion al que enfrentan las em presas.
En este ú ltim o sentido, querem os destacar que, más allá de que en m u ch os casos
hayan primado - y , por cierto, eso no sería una peculiaridad ar g e n tin a -
in ten cio n e s de m o n o p o liz a r o poner barreras a la entrada en el mercado
(gen eralm ente no san cion ad as dada la carencia de m arcos le g a le s e f e c tiv o s en el
área de d e fe n s a de la co m p e te n c ia ), la e v o lu c ió n h istórica de las ten d en cia s a la

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

in t e g r a c ió n /d iv e r sific a c ió n a lo largo del p ro ce so de desarrollo empresario


argentino puede ser com p ren d id a a la luz del marco teórico e xp u esto en el
cap ítu lo I, a partir de considerar el im pacto de factores tales com o co s to s de
tran sacción , m ercad os in c o m p le to s , incertidum bre, tamaño de m ercado,
ap ro vech am ien to de sinergias intra-corp ora tiva s, etc.
C reem os que lo ocurrido en este campo en dos m o m e n to s clave de nuestra
historia e j e m p lific a bien la ló g ic a m en cionad a. La in v e s tig a c ió n reciente ha
m ostrado que durante el m o d e lo agroexportador se pasó de un esq u em a de
propietarios agrícolas con in tereses d iv e r sific a d o s - e n el c o n tex to de
in estab ilid ad e c o n ó m ic a e in stitu cion al p r e - 1 8 8 0 - a otro en el cual d ich os
propietarios concentran sus in v ersio n e s en la actividad agropecuaria, gracias a la
d is m in u c ió n de la in estab ilid ad y la c o n s o lid a c ió n de una trama in stitu cion al y
leg al que mejoró sig n ific a tiv a m e n te el n iv el de p r o tec ció n de los d erech os de
propiedad - a d e m á s , por cierto, de la alta rentabilidad ob ten id a en el a g r o - . Cien
años adelante en el tie m p o , mientras que en los och en ta las firmas se integran
ve rtica lm en te y se d iv e rsifica n hacia áreas no relacionadas en un co n tex to de
altos c o sto s de transacción, v o la tilid ad macro y esta n cam ien to p rod u ctivo, en los
n o v e n ta hay v is ib le s ten d en cia s a la e s p e c ia liz a c ió n y la d esin teg ración , en un
marco de m ayor estabilidad y e c o n o m ía más abierta.
El problem a, en todo caso, y lo que nos d ife re n cia de exp er ien cia s com o las de
Corea o Japón, es que mientras que en d ich os p aíse s la d iv e r s ific a c ió n em presaria
fue en gran m ed id a un producto de la propia estrategia de desarrollo e c o n ó m ic o
de dich os p aíses - e n tanto que dicha estrategia im p licab a la volu n tad de estim ular
la con tin u a tran sform ación de las r esp ectiva s estructuras p r o d u c tiv a s -, en
A rg en tin a esa a s o c ia c ió n fue m u ch o m e n os clara y la d iv e r s ific a c ió n fue tam bién
resultado de otros factores tales co m o el carácter cerrado de la e c o n o m ía , la
incertidumbre macro e in stitu cion al, etc.
Sin perjuicio de que, c om o bien lo refleja lo e xp u esto a lo largo de este trabajo,
ya con tam o s con una rica e v id e n c ia em p írica que permite un an álisis profundo de
las estrategias y d e s e m p e ñ o s em presarios en la A rgentina, querem os urgir a los
e c o n o m ista s e historiadores a que con tin ú en realizando aportes que permitan
mejorar nuestro c o n o c im ie n t o del tema. Esto in clu y e tanto la n e ce sid a d de contar
con m u ch os más c a so s de historias de em presas, c o m o de abordar con rigurosidad
algu n os tem as clave - p o r ejem plo, las rela cio n es entre con cen tr ació n , bienestar y
c r e c im i e n t o - y encarar estu d io s só lid o s desde el punto de v ista m e t o d o ló g ic o
ten d ie n tes a analizar los determ inantes del d e s em p eñ o em presario. E n tend em o s,
as im is m o , que el trabajo in terd iscip linario y el d iá lo g o entre los distintos
e n fo q u e s que perm iten abordar el tem a bajo exa m en contribuirán a que
p ro g resiva m en te v a y a m o s ten ien d o una c om p r en sió n más p recisa del m ism o.
Para cerrar con este trabajo, nos gustaría plantear una pregunta que c on sid e ra m os
cla v e en el co n tex to de la A rg en tina p o s t-C o n v e r tib ilid a d : ¿cóm o hacer para que,
en el futuro, t en g a m o s más con d u cta s “sc h u m p eter ia n a s” y m e n os conductas
“r e n tista s”?
E n fo c a r e m o s la respuesta a esta pregunta a partir de los c o n c ep to s c la v e s del
en fo q u e e v o lu c io n is ta . Por un lado, co m o ya d ijim os en el capítulo I, desde el
punto de v ista e v o lu c io n is t a los p ro ce so s de desarrollo e c o n ó m ic o requieren, para

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

ser e x ito s o s , que con tin u am en te se estén generando “n o v e d a d e s ” (nuevas


t e c n o lo g ía s , productos, em presas, rutinas de n e g o c io s , etc.) dentro del sistem a
e c o n ó m ic o . Por otro, dichas n o v e d a d e s van siendo filtradas por la a cción de
“m e c a n is m o s s e l e c t i v o s ” que determ inan, por ejem p lo, si las conductas
em presarias que s o b re v iv e n y prosperan son aquellas basadas en cap a cid ad es
in n ov ativ as y p roductivas o en la habilidad para obtener rentas a través del l o b b y
con el Estado, las prácticas m o n o p ó lic a s y/o la e s p e c u la c ió n financiera.
Si con cen tram os primero nuestra aten ció n en los m e c a n ism o s de g e n e ra c ió n de
“n o v e d a d e s ”, fin alm en te esta m os hablando de las c o n d ic io n e s que perm iten - o
d ificultan, según el c a s o - el surgim iento y c o n s o lid a c ió n de n u eva s em presas, así
c om o los p r o ces o s de aprendizaje e in n o v a c ió n en las firmas ya e x isten te s. En el
primer caso, la agenda de p olítica s pasa, entre otras cosa s, por reformular
algu n os asp ec tos regulatorios (i.e. “d esb u r o c r a tiz a c ió n ” de trámites) y
tributarios, así co m o por facilitar el a c c e so al crédito (capital “s e m il la ” y capital
de “r i e s g o ”), fa v o r e c ie n d o esp e c ia lm e n te la crea ción de em presas en sectores
“n u e v o s ” .
Sin em bargo, tam b ién es n e cesa r io considerar que la so cied a d argentina no parece
valorizar ad ecu adam en te la carrera em presarial, tal com o se refleja, por ejem plo,
en la actitud p r eva lecie n te hacia el tem a en buena parte del m undo universitario
(Kantis y otros). Si bien esto puede traslucir, en cierta m edida, in c lin a c io n e s
id e o ló g ic a s en una parte in flu yen te de los form adores de op inión y la
in telectu a lid a d local, tam bién es producto de una historia en la cual la p ob la c ió n
no asocia, m uchas v e c e s por buenas razones, éxito in d ivid u al y m onetario con
cap a cid ad es p roductivas y t e c n o ló g ic a s , sino con otros atributos m e n os
“lu s t r o s o s ” (cap acidad de l o b b y , corrupción, e v a s ió n im p o sitiv a , etc.). Si bien
claram ente cambiar la im a gen social del em presario llevará tiem p o - s o b r e esto
v o lv e m o s al f in a l- , es p osib le de tod os m o d o s trabajar, por ejem plo en el sistem a
ed u cativo , para ir generando p rog resiva m en te una cultura más favorable hacia la
actividad empresarial en el país.
En cuanto al segu n d o tema, para que las firmas lo c a le s avan cen en sus p ro ce so s
de aprendizaje e v o lu t iv o e in crem en ten sus cap a cid ad es t e c n o ló g ic a s e
in n ov ativ as es p reciso abordar las fallas de m ercado y los otros o b stác u lo s que
d ificultan el a c c e so al fin an c ia m ie n to , el capital hum ano y la in form ac ión y el
c o n o c im ie n t o c i e n t í f i c o - t e c n o l ó g i c o n e ce sa r io s para com p etir e f ic ie n te m e n te en
el n u evo escen ario local e internacional. Profundas reformas son en ton ces
n ecesarias en estos ám bitos, in c lu y e n d o la n ec e s id a d de mejorar el
f u n c io n a m ie n to del sistem a fin an ciero y el m ercado de cap itales, así com o de
estrechar v ín c u lo s entre e d u cació n , c ie n c ia y t e c n o lo g ía y el m undo de la
producción.
Dentro de las reformas m en c io n a d a s querem os hacer h incapié en un punto clave:
la n e ces id a d de generar una suerte de “círculo v i r t u o s o ” entre el desarrollo del
m ercado de cap itales y la m ejora de los m e c a n ism o s de corporate go v er n a n ce de
las em presas lo ca le s. R ec ie n tem en te se han vertido críticas a las em presas
argentinas por no abrir su capital en el m ercado de va lo res, actitud que
respondería tanto al tem or a la pérdida de control c o m o al d e se o de evitar
e xp o n erse a la d iscip lin a de transparencia n e ce sa ria para cotizar p ú blica m ente sus
a cc io n e s. Sin em bargo, más allá de actitudes “c u ltu r a le s”, tam bién la historia

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

pasada nos permite entender el subdesarrollo del m ercado de va lo res - p o r


ejem plo, las d ificu ltad es para separar propiedad y control en un con te xto de
inestab ilid ad macro e in stitu cion al (Fanelli, 2 0 0 4 ) - . N aturalm ente, por m ucho
que m ejoren los m e c a n ism o s de go b iern o corporativo, el m ercado de va lo res no
se desarrollará si la A rg en tina reingresa en un sendero de vola tilid ad . Esto no
obsta, por su p uesto, a alentar reformas en esa área y estim ular a las firmas a que
m ejoren d ich os m e c a n is m o s , ya que, si se c o n s o lid a un esq u em a macro estable y
se avan za hacia m arcos in stitu c io n a les que favo rezcan las in v e r sio n e s a largo
p lazo, se podrá generar el tipo de círculo virtuoso del que h ab láb am os más arriba,
ya que en ese escen ario será más factib le que el m ercado de va lo res se con vierta
en una o p ció n real tanto para los ahorristas in d iv id u a le s e in stitu c io n a les co m o
para las em presas que buscan fin an c ia m ien to para invertir.
Si ahora p asa m os al tem a de los “m e c a n is m o s s e l e c t i v o s ”, la agenda in c lu y e, en
primer lugar, y nada m e n o s, la n e c e sid a d de que ex ista un marco m a c r o e c o n ó m ic o
e in stitu cion al estable - y que fa v o r e z c a la d ifu sió n de conductas empresarias
“sc h u m p eter ia n a s” y no “r e n t - s e e k e r s ”- , 428 de m od o que se reduzca fuertem ente
el n iv el de incertidum bre y v o la tilid ad con el cual se han acostum brado a operar
los agentes e c o n ó m ic o s en las últim as décadas. N aturalm ente, esto no puede
co n se g u ir se de un día para otro. Los e c o n o m is ta s aún discrepan sobre las
p olíticas n e cesarias para garantizar la estab ilid ad m acro, y tam p oc o hay recetas
claras para el cam b io in stitu cion al, ya que, co m o v im o s en el cap ítu lo I, no
sab em os aún c óm o surgen las “b u e n a s ” in stitu cio n es (o p ersisten las “m a la s ”) y
ya se ha probado que la “im p o r ta c ió n ” de “buenas in s t it u c i o n e s ” tam p oco
fun cion a. En cualquier caso , dado que el “pasado la c o n d e n a ”, el o b jetivo de
alcanzar cred ib ilid ad en las reglas de j u e g o , in stitu cio n es fuertes y certidumbre
en la e v o lu c ió n de la macro será seguram ente algo que a la A rg en tina le costará
un buen tiem p o con seg u ir, pero sin lo cual no sólo no habrá conductas
em presarias “sc h u m p eter ia n a s” sino tam p oco , ciertam ente, un p roceso de
desarrollo e c o n ó m ic o sosten id o.
Sin em bargo, en ten d e m os que la d is c u s ió n sobre los m e c a n is m o s s e le c t iv o s
e x c e d e largam ente los (muy relevan tes) tem as v in c u la d o s a d erech os de
p rop ied a d 429 o c o n s is t e n c ia de las reglas macro. Un asp ecto central en la materia,
por ejem p lo, pasa por tener - y aplicar e f e c t iv a m e n t e - una ad ecu ada le g is la c ió n
de d efen sa de la c o m p e t e n c ia .430 En este sentido, d eb em o s celebrar que
recien tem en te se hayan revitalizad o las in v e s tig a c io n e s sobre prácticas
d istorsio n an tes de la c o m p e te n c ia y los m ercad os - e n las sem anas previas a la
f in a liz a c ió n de este trabajo se c o n o c ie r o n dos c a so s de s an cion es a grandes
em presas por c a rtelización de m e r c a d o s -. Continuar con esta tarea (en particular,
si se la d e s v in c u la p rog resiva m en te de otros o b jetiv o s de p o lítica e c o n ó m ic a de
corto p lazo, co m o el control de la in fla ció n ) es, e n to n c es, m uy relevante para
angostar los cam in os para la o b ten c ión de gan an cias a través del abuso de
p o s ic io n e s dom inan tes o los acuerdos de reparto de m ercados.

428 La aclaración es relevante porque, como se señaló antes en este trabajo, no cualquier marco institucional
estable es propicio para que los agentes económicos compitan vía innovación y productividad.
429 Recordemos, de todos modos, los comentarios recogidos en el capítulo conceptual respecto de que el
énfasis en la necesidad de respetar los derechos de propiedad no puede llevarse al extremo de defender
cualquier statu quo, en tanto que, en cualquier país, puede ocurrir que los actuales detentadores de ciertos
derechos de propiedad sean grupos que obstaculicen el proceso de desarrollo.
430 Ver Celani y Stanley (2005).

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

Pero cr ee m os que el Estado debe ir más allá, ya que tanto desde d eterm inados
m arcos t eó r ic o s - n o “n e o c l á s i c o s ”, n atu ralm en te-, co m o a partir de la e v id e n c ia
em p írica surgida del exa m en de de m uchas estrategias de in d u strialización
ex ito sa s, surge la p o s ib ilid a d de im plem entar p o lítica s “p r o - d e s a r r o l lo ” (o
“in d u stria les”, “a c t iv a s ”, etc.) ten d ie n tes a estim ular p referen tem en te el avance
de determinadas a c tiv id ad es y/o sectores que se con sid eren e s p e cia lm en te
d ese a b le s desde el punto de v ista de los o b jetivos de desarrollo e c o n ó m ic o de
largo plazo.
D o s o b stá cu lo s p rin cip ales parecen cernirse sobre esta estrategia. El primero, que
e xisten lím ites d efin id o s desde los c o m p r o m is o s asu m id o s por el país a n ivel
m ultilateral y region al (O M C , M E R C O S U R , etc.) que restringen fuertem ente el
tipo de instrum entos p o s ib le s de ser adoptados. De tod os m o d o s , aún con estos
lím ites, creem os que existe un e sp a c io para instrumentar algunas in ic ia tiv a s (o
potenciar y mejorar otras ya e x iste n te s ), en la lín ea de las le y e s dictadas o en
d isc u sió n sobre softw are y b io te c n o lo g ía , o los instrum entos de p r o m o ció n para
el desarrollo t e c n o ló g ic o d is p o n ib le s en el F O N T A R .
El segu n d o es que en el pasado la A rg en tina ya intentó dicha estrategia y los
resultados distaron de ser los m ejores. A nuestro j u ic io , si retom am os la
c a t eg o r iz a ció n e sta b le cid a por Kang (2 0 0 2 ) - e x p u e s t a en el capítulo I - , ello
ocurrió p rin cip alm en te porque el Estado argentino estu v o “fr a g m e n ta d o ” y
careció de las c o m p e te n c ia s y cap a cid ad es n ecesarias para n e g o c ia r con el sector
privado c o m p r o m is o s m utuos creíbles y ejecutab les.
A p ren d ien d o de nuestra propia ex p erien cia, y de la de otros p aíses, en el actual
escen ario es e s e n c ia l que, si se otorgan transferencias al sector privado, ellas
tengan c o m p o n en te s de “recip ro c id a d ” - e s t o es, con ten gan requerim ientos en
térm inos de d es e m p e ñ o de las em presas (I& D , e x p o r ta c io n e s , e m p le o , e t c .) — . A
su v e z , si el Estado argentino ha de diseñar, ejecutar y m onitorear el
c u m p lim ie n to de acuerdos con el sector privado, debe ser profundam ente
reformado, en pos de lograr o b je tiv o s v in c u la d o s a introducir m ayor co h e re n cia
en su fu n c io n a m ie n to , m eritocracia en sus m é to d o s de s e le c c i ó n y p r o m o ció n del
personal y estab ilid ad en los p ro c eso s de tom a de d e c is io n e s.
F inalm ente, querem os discutir brevem en te la cu es tió n del lide razgo empresario
en nuestro país. Al p resente, el escen ario sigue d om inado por filia le s de ET, más
allá del retiro de algunas firmas extranjeras en p r iv a tiza cio n es , que ha sido
com p e n sa d o por la ven ta de varias grandes em presas lo c a le s a grupos brasileñ os
(P E C O M -P e tro b r ás, Q uilm es-A m bev, L om a Negra-Cam argo Correa).
E n tend em o s que sería i l ó g ic o - y p rob ablem ente supondría c o n flic to s
in tern acio n ales s e r i o s - “co m b a tir” de algún m od o a las filia le s extranjeras o
poner restriccio n es a su operatoria. En c am b io, sería p la u sib le, tal c om o h e m os
escrito en otro trabajo (C h u d n o v sk y y L ópez, 2 0 0 1 ), tener p olítica s destinadas a
mejorar el im pacto de dichas em presas sobre la e c o n o m ía argentina - i . e . ,
estim ularlas a que realicen activ id ad es de I&D y estrechen sus v in c u la c io n e s con
el sistem a c ie n t íf ic o t e c n o ló g ic o local, a que e le v e n sus exp o rta cion e s,
d esarrollen p ro v eed ores lo c a le s, e t c . - , así co m o adoptar estrategias más activas
de bú squ ed a de in v e r s io n e s en sectores in te n siv o s en c o n o c im ie n t o en los que el
país cuente con ventajas p o te n c ia le s (es la estrategia se g u id a por p aíses com o
Singapur o Irlanda, por ejem p lo). Com o parte de este m ism o en fo q u e, la p o lítica

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Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

p ú b lica debería tender a crear c o n d ic io n e s para que la p r ese n cia m a s iv a de ET


g enere derrames p o s it iv o s de p roductividad y capital hum ano hacia las em presas
n a cio n a le s , en particular h acia las PyM Es.
Cabe, sin em bargo, preguntarse, una v ez más, si es p osib le que la A rg en tina se
embarque en un p ro ce so de desarrollo e c o n ó m ic o sustentable sin contar con el
p rotag on ism o de un conjunto de “ca m p e o n e s n a c i o n a l e s ”, p rotag on ism o que ha
ex is tid o en m uchas exp er ien cia s e x ito sa s de in d u strialización tardía. Factores
v in cu la d o s e se n c ia lm e n te al lugar en donde se tom an las d e c is io n e s estratégicas
para la corp oración - d e lo cual surgen im portantes c o n s e c u e n c ia s en térm in os de
a s ig n a c ió n de p ro y ec to s de in v ersión , esla b o n a m ie n to s lo c a le s, patrones de
c o m er cio , activ id ad es de in n o v a c ió n , e t c . - están entre los p rin cip ales argum entos
a favor de un estilo de desarrollo en el cual las grandes em presas de capital local
ju e g u e n un rol clave.
Los e c o n o m is ta s “o r t o d o x o s ” objetarán esto s argum entos debido a que, en su
armazón c o n cep tu a l, no hay razones para “preferir” unas em presas sobre otras,
más allá de la s e le c c i ó n que haga el m ercado separando las ”e f i c i e n t e s ” de las
“no e f i c i e n t e s ” . Para la “h e te r o d o x ia ”, en c am b io, aq u ellos argum entos pueden
tener sentido, pero el p rob lem a sería que las actuales grandes em presas lo c a le s
p erten ecen o representan a una elite in cu rab lem ente rentista y prebendaria, por lo
cual sería n e ce sa rio buscar una “n u e v a ” bu rgu esía nacional.
Por nuestra parte, aunque - c o m o es o b v io a partir de todo lo dicho en este
tra b a jo - no su scrib im o s los argum entos recién ex p u e s to s, tam b ién d istam os de
pensar que ex iste n c o n d ic io n e s para - o que, si existieran, sería d e s e a b l e - replicar
una estrategia de tipo “c o r e a n a ” . Sin em bargo, de e llo no se d educe que la
s itu ación “ó p tim a ” sea una en la cual el Estado y el sector privado m an tien en
puramente r ela cio n es “arm ’s - l e n g t h ”, com o en el ideal “n e o c l á s i c o ” . En este
sentido, creem os que ex iste la p o s ib ilid a d de que, c om o parte de una estrategia de
desarrollo en la cual el o b jetivo de profundizar las cap acid ad es inn ov ativ as
en d ó g en a s sea un c o m p o n e n te central, se busquen vías - q u e no im p liq uen
m asivas transferencias de recursos ni el otorgam iento de rentas m o n o p ó lic a s , sino
la p r o v isió n de adecuadas c o n d ic io n e s infraestructurales, por e j e m p l o - , para
estim ular la c o n s o lid a c ió n e in te rn a c io n a liza ció n de algunas grandes em presas de
capital nacional.
La tarea, a nuestro criterio, no es im p o sib le ni insensata, pero sí m uy d ifícil, en
particular porque requiere tran sfo rm acio n es profundas en lo in stitu cion al, lo cual
y a sab em o s que es fácil de enunciar pero c o m p le jo de llevar adelante.
F in a liza m o s e n to n c es este trabajo con una nota de cautela: sin una reconstru cción
profunda del Estado y de sus r ela cio n es con la socied a d c iv il, es probablem ente
m ejor postergar toda propuesta de instrumentar p o lític a s p r o -d e sa r ro llo
a m b ic io s a s en sus o b je tiv o s y recursos, ya que en ese caso es altam ente factible
que nos e n con trem os con resultados sim ilares a los ob ten id os en el pasado,
gracias a los c u a les, ju stam en te, al presente el cap ita lism o en la A rg en tin a tiene
un n iv el de leg itim id a d bajo y los em presarios una m ala im a gen en la socied ad .

281
Empresarios, insituciones y desarrollo económico: el caso argentino

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