Importancia Del Agua para La Extinción de Incendios
Importancia Del Agua para La Extinción de Incendios
Importancia Del Agua para La Extinción de Incendios
Sumilla
Existen mitos que indican que el agua es un agente extintor abundante, de bajo costo, de fácil obtención
y con principios básicos que lo hacen único y universal para la extinción de incendios. La realidad es que
estos conceptos no son del todo ciertos, primero porque el agua tiene muy complejos mecanismos de
extinción que aún no logramos comprender en su totalidad y en segundo lugar porque su universalidad,
abundancia y facilidad de disposición en el foco del incendio, no es tan cierta. Tampoco son poco
complejos los mecanismos y recursos necesarios para que pueda estar disponible en la cantidad, forma y
lugar adecuados. Sin embargo, y a pesar de la complejidad detrás del tema, el autor intenta resolver estos
mitos atendiendo los principios termodinámicos básicos detrás del proceso de extinción de incendios con
agua, sin que sea la intención que este complejo proceso de extinción sea entendido en su totalidad, con
el único fin de poder tener al alcance de todos los lectores, información digerible y entendible, sin
complicadas explicaciones científicas. El poco entendimiento sobre todas las variables involucradas, trae
consigo múltiples teorías sobre cuánta agua se debe aplicar en el proceso de extinción de los incendios,
situación que el autor aborda con algunos estudios, dejando como resultado que este proceso es tan
complejo que ha llevado a las comunidades a tomar decisiones y estrategias de disposición de este agente
extintor contra puestas entre ellas, y ha traído consigo también que las comunidades nacionales no tomen
conciencia sobre la importancia que tiene contar con la disposición del agente de manera oportuna y en
la cantidad apropiada de acuerdo al nivel de riesgo. El autor concluye el análisis con posibles soluciones
al problema del agua en comunidades altamente pobladas como la ciudad de Lima.
La cantidad de agua que debe aplicarse a un incendio puede ser una pregunta muy compleja de responder,
sabemos que el principio termodinámico del agua como agente extintor está en su capacidad de absorber
el calor y disiparlo a la atmosfera en forma de vapor de agua, este proceso está compuesto por 3 fases
claramente definidas. La primera es llevar el agua a su temperatura de ebullición (100°C), la segunda es
convertirla completamente en vapor y la tercera es súper calentar el vapor antes que se disipe a la
atmósfera (300°C). De estos tres procesos, el primero genera una absorción del calor de más o menos el
10%, el segundo 66% y el tercero 24%. De este análisis podemos concluir lo siguiente:
1. El principal efecto enfriador del agua se da cuando ésta se convierte totalmente en vapor (66%) y el
segundo efecto importante es súper calentar el vapor (24%), curiosamente llevar el agua a su
temperatura de ebullición provoca el efecto menos importante (10%).
2. La máxima acción enfriadora del agua se da cuando su volumen líquido se convierte completamente
en vapor, el cual representa un 76% del efecto total (66%+10%=76%).
3. La ineficiencia en la extinción del incendio se mide por cuánta agua regresa en forma líquida (agua
vertida por las calles) y la eficiencia se mide por cuánta agua es transformada en vapor (se disipa a la
atmósfera). En otras palabras si el agua que arrojamos al incendio no se convierte en vapor estamos
perdiendo más del 76% de su eficiencia en la extinción.
Concluimos hasta este punto que el agua es un impresionante agente extintor, tiene una capacidad de
absorción de calor que muy pocas substancias pueden tener, pero es más bien la forma de aplicación la
que se convierte en la variable más importante que debemos tomar en consideración. Si no colocamos la
cantidad adecuada, en la forma y lugar adecuado, sus grandes beneficios en la extinción del incendio no
se lograrán alcanzar, la extinción del incendio con agua se convertirá consecuentemente en un proceso
agotante, agobiante y desperdiciador de recursos. En contra partida si logramos hacer las cosas bien,
podemos alcanzar una gran parte de todo el potencial extintor que el agua nos puede brindar.
Para tener la sensación de la escala que la energía generada por 3,400 Kilojulios por litro de agua
representa en términos prácticos, podemos definirla con el calor de combustión de los materiales
comunes que arden en un incendio. El calor de combustión de un combustible es definido como el monto
de calor que es liberado por una sustancia cuando arde, por ejemplo 1 kilo de madera produce un calor
de combustión (o energía liberada) de aproximadamente 20,000 Kilojulios.
Sin embargo la característica esencial que describe cuantitativamente qué tan grande es un incendio, es
el tiempo que le toma a esa energía para ser liberada, en otras palabras no es lo mismo que se queme 1
kilo de madera por segundo a que se queme la misma masa por minuto o por hora, esto nos lleva a definir
la potencia de un incendio como la variable que define el tamaño del mismo. Si se quema un kilo de
madera por segundo la energía liberada sería 20,000 Kilojulios / segundo, pero si se quema en 1 minuto,
la energía liberada será 20,000 Kilojulios / 60 segundos = 333 Kilojulios / segundo y si se quema en una
hora será 20,000 Kilojulios / 3600 segundos = 5.55 Kilojulios / segundo. Evidentemente a medida que más
energía es liberada en menos tiempo más potencia tiene el incendio, esto nos lleva a medir el tamaño de
un incendio en Kilowatts que es la unidad de potencia que mide cuánta energía es liberada en el tiempo
y está expresada en Kilojulios por segundo (Kj/s). En el ejemplo anterior si se quema 1 kilo de madera por
segundo la potencia del incendio es 20,000 kW, si se quema en 1 minuto la potencia del incendio es 333
kW y si se quema en una hora 5.55 kW. Asumiendo ahora que un litro de agua aplicado cien por ciento
2. El segundo de ellos es que además convierte en inerte el ambiente, siendo la inertisación un proceso
también importante, ya que diluye la mezcla de gases inflamables que soportan la combustión.
Un ambiente con mezclas de gases inflamables no quemados que se encuentra en constante combinación
con oxígeno, es una mezcla
potencialmente explosiva. Aquello que
conocemos como Explosión de Humo
(Backdraft), es precisamente el
fenómeno que se produce cuando esta
mezcla explosiona. Con la introducción
de vapor de agua se desplaza esta mezcla
al exterior del recinto y además actúa
como un diluyente de la misma, lo que en
otras palabras significa que el empuje
generado por el vapor de agua expulsa
los gases inflamables hacia el exterior y a
la vez hace que la mezcla explosiva se
convierta en una mezcla pobre y difícil de
explosionar.
3. El tercero de ellos es su capacidad de bloqueo de la radiación y el calor radiante que interactúa entre
el fuego y el combustible.
Desafortunadamente el cálculo anterior es tan simple como falso, porque en la realidad hay demasiadas
variables complejas detrás del proceso de combustión, quedando todo este cálculo como un ideal
imposible de alcanzar que sólo nos sirve para identificar el potencial termodinámico del agua como agente
extintor, en otras palabras pretender apagar un incendio que produce 3,400 kW de energía con un litro
de agua por segundo, es termodinámicamente posible pero imposible de alcanzar en la realidad. En
términos generales podemos decir que la máxima eficiencia potencial termodinámica del agua está por
debajo del 50% e incluso por debajo del 25% en muchos casos reales. Algunos de los efectos que hacen
imposible alcanzar un 100% de efectividad en la aplicación del agua:
1. Toda el agua lanzada no se convierte en vapor (a diferencia de los rociadores que tienen una mayor
eficiencia para lograr este efecto).
2. Es difícil balancear el tamaño ideal de las gotas de agua con la temperatura producida por el incendio.
3. Todo el vapor no llega a súper calentarse a 300°C, antes de hacerlo es disipado a la atmósfera a
temperaturas inferiores.
4. La geometría del ambiente juega un rol muy importante, no siempre se puede colocar el agua en el
lugar adecuado.
6. Por las mismas razones del punto anterior, a cada temperatura le debería corresponder un tamaño
de gota distinto, una zona de más alta temperatura necesita una gota más gorda que permita vencer
la carga calórica producida por la pluma del fuego, y viceversa donde las temperaturas sean
relativamente más bajas, la gota debería ser más reducida para que no terminen cayendo y
derramándose por el piso.
Asumamos que en términos prácticos 1 litro de agua sólo puede absorber en condiciones ideales sólo el
25% de su capacidad teórica de absorción, esto significa que un Litro de agua puede absorber 850
Kilojoules de energía del fuego (3,400 Kilojulios x 0.25 = 850 Kilojulios). En otras palabras si lo convertimos
Una habitación de 20 m^2 amoblada típicamente con productos básicos de vivienda produce un incendio
con una potencia de aproximadamente 5,000 Kw (Post Flahover), por lo que necesitaríamos de
aproximadamente de 95 gpm para superar la energía liberada (5000 kW / 850 kW) * (Litro / Segundo) ≈ 6
lps ≈ 95 gpm. Esto nos demuestra que típicamente una línea de manguera manual de 1 ½” equipada con
un pitón de 95 gpm @ 100 psi trabajando a 100 psi, puede extinguir un incendio en una habitación típica
de vivienda completamente en llamas luego de un Flashover, cuando el agua es aplicada con una eficiencia
del 25% de su capacidad total termodinámica de extinción. Si lográramos aumentar la eficiencia al 100%
se podría extinguir el incendio con tan solo 23 gpm (5000 kW / 3400 kW) x (Litro / Segundo) ≈ 1.5 lps ≈ 23
gpm, lo que precisamente es la descarga típica de un rociador trabajando a aproximadamente 15 psi.
Un punto importante que debe tomarse en cuenta, y que hasta el momento no se ha mencionado, es que
la quema libre de materiales también es una forma de extinción del incendio, en la cual se permite
liberación natural de la energía del incendio, es decir dejar que el fuego mismo libere la energía a la
atmósfera, y tan sólo preocuparnos por proteger las exposiciones o la propagación del fuego. Este método
es muy usado en las grandes ciudades de Europa en donde las construcciones han crecido muy
densamente y las propiedades se encuentran muy pegadas entre ellas, siendo en estos casos la prioridad
que el fuego no se extienda, sin tener que preocuparse por los daños ya ocasionados, con la filosofía que
invoca lo siguiente: “Echemos agua o no, los bienes ya están completamente dañados”. Existe toda una
polémica sobre este punto, la cual no formará parte de discusión en el presente análisis.
La complejidad detrás de los análisis anteriores ha tratado de ser resuelta con estadísticas. Estudios
realizados en 5000 incendios Europeos por Grimwood (2014) y por Barnett (2004) han dejado como valor
promedio 24 lpm de agua por cada MW de incendio residencial.
Un segundo análisis de Grimwood (2014) y Barnett (2004) ha dejado como valor promedio de 5 lpm/m^2
para incendios mayores a 100 m^2, método muy simplista por cuánto no toma en cuenta la carga calórica,
haciéndolo únicamente dependiente del área, sin contar tampoco la altura de almacenaje. Este método
implicaría que un incendio en un almacén de 500 m^2 totalmente encendido requeriría una descarga de
660 gpm (500 m^2 x 5 lpm/m^2 = 2500 lpm ≈ 660 gpm), lo cual podría ser muy poco caudal si estuviéramos
extinguiendo fuegos en plásticos del Grupo A (los más inflamables) o derivados del caucho, y mucho
caudal si estuviéramos extinguiendo madera húmeda, o materiales similares con menos carga calórica.
La Academia Nacional de Bomberos de los Estados Unidos (NFA) ha desarrollado una fórmula que permite
hacer un cálculo rápido del requerimiento de caudal para extinguir un incendio. Esta fórmula ha sido
derivada a través de un estudio de caudales de un gran número de incendios que fueron controlados
satisfactoriamente, además del intercambio de información con oficiales de bomberos experimentados,
con respecto al caudal que ellos encontraron efectivos para varias situaciones de incendio. La fórmula
calcula el caudal como:
Esto quiere decir que el incendio de la habitación del ejercicio anterior debería apagarse con 72 gpm (3.6
gpm/m^2 x 20 m^2) x 100% = 72 gpm). Si el porcentaje del espacio en llamas es menor se aplica
proporcionalmente a la fórmula, por ejemplo si sólo el 50% de la habitación está ardiendo se aplica 50%,
W = 1.24 A0.664
T = 1.66 A0.559
Donde
J = 0.33 A 0.5
T = 3.3 A 0.5
J = Numero de Chorros aplicados al Incendio (Aprox. 400 Litros / Minuto por Chorro)
A = Area del incendio o Zona afectada en m^2
T = Tiempo hasta lograr el control del Incendio
A diferencia de los casos anteriores, ambos estudios fueron hechos con la misma metodología y
alcanzaron resultados similares para los EE. UU e Inglaterra. Si hacemos los cálculos de la habitación de
20 m^2 podemos corroborar que, en el primer caso el caudal requerido para controlar el Incendio es 144
gpm y en el segundo caso 155 gpm. Esto puedo dar luces sobre la importancia de usar metodologías
iguales para lograr resultados homogéneos, bajo la premisa que no hay nacionalidad en el
comportamiento del Fuego, es decir todos los Incendios no importa donde sucedan, tienden a tener el
mismo comportamiento y por lo tanto los mismos requerimientos de control y extinción.
Si bien nominalmente el agua por su abundancia resulta siendo un producto de bajo costo en la mayoría
de lugares, su almacenamiento y transporte resultan siendo bastantes costosos en situaciones de
emergencia. Si contabilizáramos lo que le cuesta un incendio a la Comunicad Limeña podríamos ver que
en verdad no es un recurso barato.
Pongamos como ejemplo el COSTO DEL AGUA PARA EXTINGUIR EL INCENDIO UNIDAD DE
VALOR
incendio de las Malvinas, donde DE MALVINAS MEDIDA
aproximadamente se CAUDAL PROMEDIO GPM 500.00
DURACION DEL INCENDO DIAS 3.00
consumieron 8000 m^3 de agua AGUA CONSUMIDA M^3 8,175.60
(500 gpm en promedio x 72 COSTO MAS BAJO AGUA EN TUBERIAS S/. 2.50
horas de incendio). El costo más COSTO MAS BAJO AGUA EN CISTERNA S/. 7.50
bajo del agua para uso PORCENTAJE AGUA EN TUBERIAS % 70.00
PORCENTAJE AGUA EN CISTERNA % 30.00
doméstico transportado por
COSTO DEL AGUA PARA EXTINGUIR EL INCENDIO S/. 32,702.40
tuberías es de S/. 2.50 por m^3,
mientras que el costo más bajo del agua transportada en camiones cisterna es de S/. 7.50 por m^3.
Asumamos que el 30% del agua para extinguir el incendio llegó en camiones cisterna y el resto llegó por
tuberías, esto nos daría una inversión en agua de S/. 32,000. Si siguiéramos haciendo cálculos sobre lo
que le costó a la Comunidad Limeña este incendio, en recursos logísticos y humanos invertidos para
extinguirlo, y le sumáramos las pérdidas económicas causadas a los afectados, podríamos decir que este
incendio costó mucho más de lo que se pudo haber invertido en protegerlo adecuadamente, sin contar
por supuesto las invaluables e irrecuperables dos vidas que se perdieron en el incendio.
¿Bombas de Agua Contra Incendio Privadas o Mejores Redes Públicas para el Combate de Incendios?
1. Las redes Públicas de agua contra incendios son sumamente confiables, sólo dependen del adecuado
control de una única instancia, a diferencia de las redes privadas que dependen de múltiples
instancias (léase propietarios), generando un excesivo y complejo mecanismo de control que el
Estado y el Sector Privado deben afrontar.
2. Las bombas de agua contra incendios están sujetas a múltiples posibilidades de falla en caso de
incendio, si las bombas son eléctricas existe una alta probabilidad que no puedan operar en caso de
incendio debido a la errada política, cada vez más aplicada, que se deben cortar todas las fuentes de
energía eléctrica en caso de incendio.
3. Sumado a ello, está la lamentable situación, que dificulta que las bombas eléctricas se puedan probar,
por los altos costos asociados a los picos de consumo que generan energía reactiva.
4. Si todas las bombas fueran alimentadas por un motor Diesel, aparte de los mayores costos que estas
bombas representan para el usuario, tendríamos casos en los que en un mediano plazo estos equipos
estarán fuera de servicio, por falta de mantenimiento y/o por la falta de capacidad de los propietarios
de invertir en el mantenimiento preventivo, predictivo y correctivo a que da lugar equipos como
6. El hecho que cada edifico de la ciudad guarde aproximadamente 100 m3 de agua para uso de su
propio incendio, y hayan miles de edificios guardando ese volumen, ya es un desastre ecológico y un
enorme daño que estamos haciendo a nuestro ecosistema.
7. En EE.UU. las redes públicas de incendio, tienen presión y caudal suficiente para extinguir incendios
en edificios de gran altura sin la necesidad de una bomba contra incendios. Los edificios no tienen
cisterna, ni hay bombas contra incendio, sino que se abastecen directamente de la red pública. Esta
red de emergencia jamás es desconectada y tiene la prioridad en cualquier caso.
¿Pero si ya estamos encaminados en un modelo en el cual no existen redes públicas capaces de soportar
el abastecimiento adecuado para un sistema contra incendios, cómo resolveríamos estas deficiencias?.
La respuesta puede estar en el apoyo municipal y el
sector privado, lo cual funcionaría en comunidades
altamente pobladas como la ciudad de Lima. El ahorro
económico comunitario que se lograría en recursos, la
protección del medio ambiente y la mayor
confiabilidad en el funcionamiento del sistema, serían
aspectos muy importantes que se lograrían resolver,
si dejáramos de instalar los cientos de bombas contra
incendios y las decenas de miles de metros cúbicos
que se piensan instalar en los próximos años en un
distrito, y sean reemplazados por una sola gran
cisterna municipal con una red de tuberías
Conclusiones
2. La máxima acción enfriadora del agua se da cuando su volumen líquido se convierte completamente
en vapor súper calentado, disipándose a la atmósfera a grandes temperaturas. Toda el agua que no
se convierte en vapor disipado, es agua desperdiciada.
4. Por lo pronto asumir que la eficiencia máxima que puede lograrse en términos prácticos, es el 25%
de la capacidad máxima de absorción de calor del agua, resulta ser una tasa razonable y
conservadora. En términos prácticos llegar a disipar el 25% del agua arrojada, es también un gran
avance.
7. Otros efectos importantes del agua como agente extintor no están relacionados con su capacidad de
extinción por sí misma, sino por su capacidad de evitar condiciones extremadamente peligrosas que
puedan ser provocadas por un incendio fuera de control, sobre todo cuando el incendio es provocado
en un espacio cerrado y poco ventilado, donde existen las condiciones favorables para una explosión
de humo (backdraft). El agua aplicada en estas condiciones provoca dos efectos importantes:
Desplazamiento del oxígeno y dilución de las mezclas inflamables en los espacios interiores.
8. Hacer un simple cálculo de balance de energías entre la energía producida por el incendio y la
absorbida por el agua, es un cálculo simple y a la vez falso, porque en la realidad hay demasiadas
variables complejas detrás del proceso de combustión, entre ellas la ineficiencia en la aplicación del
agua, la dificultar para balancear el tamaño ideal de las gotas de agua en función de la temperatura
producida por el incendio, la dificultad de súper calentar el vapor del agua, la geometría del ambiente,
las gradientes de temperatura existentes en un incendio, entre otros factores muy complejos.
9. Existe una gran divergencia entre los métodos de aplicación de agua para la extinción de incendios
de los Norteamericanos y Europeos, mientras los Europeos propugnan aplicar el agua de la manera
más eficiente posible con el fin de acercarse al valor ideal de 100% de eficiencia, los Norteamericanos
buscan noquear al fuego con caudales muy por encima de los termodinámicamente requeridos. Estas
filosofías distintas pueden ser más o menos válidas en circunstancias distintas dependiendo del caso.
10. No obstante de lo mencionado en el numeral anterior, es importante usar metodologías iguales para
lograr resultados homogéneos, bajo la premisa que no hay nacionalidad en el comportamiento del
Fuego, es decir todos los Incendios no importa donde sucedan, tienden a tener el mismo
comportamiento y por lo tanto los mismos requerimientos de control y extinción. Los Incendios no
tienen Nacionalidad.
14. Las grandes ventajas de un suministro público de abastecimiento contra incendios, destacadas por el
autor, incluyen: Mayor Confiabilidad, Menores costos de mantenimiento, independencia del
suministro de energía al edificio o zona donde sucede el incendio, mayores caudales para la extinción
de incendios, excesiva inversión en cisternas privadas y bombas contra incendio, excesivo daño del
recurso hídrico potable, demasiadas personas involucradas en la responsabilidad del mantenimiento,
excesivos y complejos mecanismos de control del Estado sobre el Sector Privado, entre otras
dificultades del modelo actual.
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