Ideologia de Género y Sus Consecuencias

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IDEOLOGIA DE GÉNERO Y SUS CONSECUENCIAS

por Benigno Blanco

En este comienzo del siglo XXI, nos encontramos, sin darnos cuenta de toda su trascendencia,
ante uno de los fenómenos más influyentes en toda nuestra cultura, con clara repercusión
negativa en la familia y en toda nuestra sociedad. Me refiero a la ídeología de género.

LAS IDEOLOGÍAS

La humanidad no ha conocido las ideologías hasta final del siglo XIX. A lo largo de toda
la historia han existido ideas, planteamientos filosóficos, construcciones intelectuales, pero no
ideologías.

Una ideología, como fenómeno moderno, es un sistema omnicomprensivo y cerrado, que


da una visión completa del hombre, de la sociedad, de la historia y de todos los sucesos de la
vida ordinaria, sobre la base de unos principios muy sencillos. Además, una vez aceptados esos
principios, es coherente en sí misma.

Si uno admite los presupuestos de esa ideología, toda su construcción es lógica y


coherente. Hay que colocarse fuera para ver sus inconsistencias. Si uno comparte los prejuicios
de Hitler sobre la moral, la historia y el papel de los arios y judíos, es coherente matar a millones
de judíos, personas inocentes. Si uno comparte la visión de la lucha de clases de Marx, se
entienden los 50 millones de muertos del régimen soviético.

CONFRONTACIÓN IDEOLÓGICA

Hoy día, sigue habiendo a escala planetaria una confrontación ideológica tan global y
omnipresente, como la que existió entre marxismo y libertad en el siglo XX.

La actual, es la confrontación entre una concepción de la persona y la sociedad inspirados,


aunque sea vagamente, en el humanismo occidental por una parte, y la ideología de género, por
otra. Se trata de dos sistemas cerrados y omnicomprensivos, alternativos y no comunicables.

Normalmente, no percibimos esta lucha ideológica como tal, porque muchos de los que
viven en la tradición de la cultura occidental no son conscientes de ello; y porque por el otro
bando, muchos de los defensores de la ideología de género ocultan que sus planteamientos sean
ideológicos, y nos los presentan como iniciativas aisladas defensoras de derechos: el derecho de
la mujer a abortar, el derecho de los homosexuales a casarse, el derecho de los transexuales a ser
felices e inscribirse en el Registro Civil... Nos presentan como cosas aisladas, lo que -de hecho-
es la agenda política de una ideología fuertemente estructurada.

MOVIMIENTO FEMINISTA DE LOS “60”

La ideología de género surgió en el seno del movimiento feminista norteamericano a finales


de los años 60 del siglo pasado, cuando un grupo de mujeres partidarias empezaron a criticar al
feminismo anterior, afirmando que se había equivocado de objetivo, al tener como meta la
igualación entre el hombre y la mujer.

Para estas nuevas feministas, que se autodenominaron como de género, el objetivo de la


liberación de la mujer no se consigue igualando en derechos a la mujer con el hombre, sino
haciendo desaparecer la distinción entre hombre y mujer.

Afirman estas ideólogas que no hay nada natural en la distinción entre hombre y mujer. En
su opinión, los roles psicológicos, sociales y sexuales asociados a la condición masculina y
femenina son una pura construcción cultural, hecha por el hombre, para "esclavizar" a la mujer
como hembra al servicio de la "función reproductiva", en beneficio del varón, a través de esa
"institución opresora" que es el matrimonio.

Por tanto, si no hay ninguna distinción que sea natural y no cultural entre hombre y mujer,
lo que hay que hacer para liberar a la mujer es erradicar, "deconstruir" -suelen utilizar este
término, cogido de la filosofía estructuralista-todas las categorías culturales, religiosas, jurídicas y
lingüísticas que durante siglos se han puesto en marcha para reforzar -según esta ideología- la
distinción antinatural entre hombre y mujer.

Prefieren el término "género" al de "sexo", porque sexos sólo hay dos. "Género" es un
término cogido de la lingüística, y nos lleva al terreno de lo cultural. Para ellas, el "genero" es una
construcción personal que cada uno hace libremente; a esa construcción es a lo que llaman
"orientación afectivo-sexual".

Para esta ideología, cada uno se construye su orientación afectivo-sexual de forma


autónoma, sin ningún condicionamiento natural -dado que no hay nada natural, para ellos, en
materia de sexo y por tanto, construya como construya cada uno su identidad, su orientación
afectivo-sexual, todo es igualmente valioso: ser heterosexual, transexual, bisexual, homosexual, es
fruto de la autonomía personal de cada uno y, por tanto, igual de valioso. No se puede decir que
una de estas orientaciones sea mejor que otra.

MATERNIDAD Y MATRIMONIO

¿Qué es, para los ideólogos de la filosofía de género, lo único malo que hay en materia de
sexualidad? Aquello, dicen, que fija a la mujer como mujer; es decir, la maternidad, que es lo que
hace que la mujer quede consagrada físicamente como mujer, y aquella institución inventada por el
varón para esclavizar a la mujer a la maternidad: el matrimonio. Por eso, todos los planteamientos
de la ideología de género están imbuidos de verdadera fobia a la maternidad y al matrimonio.

¿Por qué se regula en la nueva ley de identidad de género el derecho de los transexuales a
inscribirse en el Registro Civil con el sexo que deseen, al margen de cuál sea su configuración
cromosómica y morfológica? Porque la identidad sexual yo la creo a voluntad, no depende de que
me opere o no, me corte o me ponga cosas; si yo decido, sea cual sea mi cuerpo, que soy mujer,
me inscribo como mujer; y, si yo decido que soy hombre, tengo el derecho a inscribirme como
hombre. Es la última idea de la ideología de género: uno elige libremente su sexo, su género y,
además, tiene el derecho a que los demás se lo reconozcan así, por la inscripción en el Registro
Civil.

Judith Buttler, una de las ideólogas de género que más se lee en la sociedad norteamericana,
suele afirmar que la verdadera liberación no está sólo en la construcción autónoma de la propia
orientación afectivo-sexual, sino en que los demás te la reconozcan. Yo sólo soy libre cuando
decido si soy hombre, mujer, transexual, al margen de mi cuerpo, y, además, para ser libre necesito
que los demás me reconozcáis esta elección que he hecho; que seáis obligados a tratarme como yo
me veo.

De ahí este intento de acabar con cualquier juicio que distinga moral, jurídica o
sociológicamente entre mujeres y hombres; porque hace falta para que la propia liberación se
consume, que los demás te tengan que reconocer cómo tú has decidido que eres.

Quizá la definición más precisa que he encontrado, de lo que supone la ideología de género,
es una frase que leí en una obra de Ratzinger, cuando todavía era Cardenal: "la ideología de género
es la última rebelión de la criatura contra su condición de criatura". Y se explicaba: el hombre
moderno, con el ateísmo, ha pretendido negar la existencia de una instancia exterior que le diga
algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo que es bueno y lo que es malo para él; el hombre
moderno, con el materialismo, ha intentado negar las exigencias para sí mismo y su libertad,
derivadas de admitir su condición de ser también espiritual; y ahora, con la ideología de género, el
hombre moderno pretende liberarse ya hasta de las exigencias de su propio cuerpo. El hombre
moderno, con la ideología de género, es un ser autónomo que se construye así mismo; es pura
voluntad que se autocrea, ya es dios para sí mismo.

OMNIPRESENCIA

Pues bien, la ideología de género, en estos momentos, es una ideología omnipresente en


todas las agencias de Naciones Unidas, a partir de comienzos de los años 90. Las Agencias de
Población de ONU, en concreto, el Fondo para Población, UNICEF, UNESCO, la OMS, han ido
cada vez más, en todos sus documentos, elaborando y promulgando para todo el mundo las
categorías propias de la ideología de género.

La primera vez que oí hablar de esta ideología, en unos términos que me parecieron tan
raros en aquel momento, fue con motivo de la Cumbre de El Cairo, en 1994, sobre Población; y la
siguiente, en el año 95, en Pekín, sobre la Mujer, organizadas por Naciones Unidas.

Las conclusiones de ambas cumbres motivaron una reacción a escala planetaria del Papa
Juan Pablo II, precisamente para intentar evitar que las declaraciones oficiales de esas Cumbres
convirtiesen en doctrina de ONU la filosofía y terminología propias de la ideología de género. Lo
consiguió sólo en parte, y desde entonces se ha seguido avanzando imponiendo esos criterios. Es
ya una realidad que desde Naciones Unidas la ideología de género ha pasado a la Unión Europea,
y de ahí a las legislaciones de los países que la componen, como es el caso del nuestro en estos
momentos.

Hoy día, la ideología de género y la lucha contra la vida van absolutamente unidas. Esta
ideología es manejada por las agencias de población de Naciones Unidas como un instrumento de
control de natalidad. Como dijo una responsable de políticas de población de NNUU: hoy no
queremos controlar la población dentro de los roles de género tradicionales, sino cambiar esos
roles de género para controlar la población.

AHOGAR EL MAL EN ABUNDANCIA DE BIEN

Sabiendo las consecuencias negativas para la familia y para toda la sociedad que tiene esta
ideología, es urgente iniciar una batalla cultural que contrarreste su expansión. En primer lugar,
con nuestra palabra, hablando de tantas cosas valiosas que llenan nuestras vidas y nuestros
hogares, sin miedo a exhibirlas ante nuestros conciudadanos, en esta época nuestra que no necesita
tantos maestros como testigos, gente que enseñe con su vida cómo merece la pena vivir.

Por otra parte, para convencer con argumentos sociales sólidos hay que formarse, leyendo y
escuchando a quienes pueden ayudarnos a tener los criterios claros.

Esto es muy importante en temas que tienen una incidencia tan directa en la felicidad
personal, como el matrimonio, la familia y los hijos. Si la gente nos ve a nosotros felices, si la
gente nos ve exhibir con normalidad nuestra condición de casados, de padres, de hijos; si la gente
nos ve enamorados de la vida, si ve que somos capaces de procrear y no temer a la vida, iremos
incidiendo en clave positiva en los demás.

Otra forma de influir positivamente es asociarnos. Uno solo, en una sociedad pluralista
como la nuestra, puede un poquito; todos juntos podemos hacer más, y muchos juntos y asociados
pueden hacer muchísimo más.
Tenemos todos, sin hacer cosas extrañas, un gran poder. Si toda la gente que vive
enamorada de las cosas buenas asumiese esta faceta de responsabilidad social, de defender las
cosas buenas, creo que, de verdad, tendríamos la capacidad de cambiar el mundo de manera
radical.

LA IDEOLOGIA DE GÉNERO, COMO OTRAS TANTAS IDEOLOGIAS, TRAERA MUCHO


SUFRIMIENTO. (Entrevista al Presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco)

-Hay quien piensa que se está exagerando, en referencia «la asignatura de Educación para la
Ciudadanía (EpC).

-Es una asignatura que supone en estos momentos el riesgo mas serio que existe en
España, a medio y largo plazo, para que las familias podamos ejercer una función absolutamente
fundamental en ellas, como es la de educar a sus hijos. Tal como se ha concebido en España
EpC, tiene un hondísimo calado antropológico y moral y subyace a su planteamiento una
concepción de la persona y de la ética basada absolutamente en el relativismo moral.

-¿Qué es la peligroso de esta asignatura?

- Que pretende definir un modelo de persona, lo cual es una concepción moral. Allí
entramos en un terreno que pertenece a los padres, según el artículo 27.3 de la Constitución. Ese
modelo moral no está basado en el principio de poder distinguir el bien del mal, para enamorarse
del bien y rechazar el mal, sino que es ajena completamente a este concepto de distinción entre
el bien y el mal. Yo creo que un niño educado con esos criterios ya no es un niño que sea malo o
que tenga un mal criterio, sino que es un niño incapaz para tener una moral, porque si ya
distinguiendo entre el bien y el mal cuesta `ser bueno', sin creer que se puede distinguir entre e1
bien y e1 mal no se puede ser bueno.

- En el contenido de la asignatura tiene mucho pero un fenómeno que es muy


desconocido, la Ideología de Género (IdG). ¿Qué es la IdG?

-La ideología de género es una visión de la sexualidad de la persona -y en consecuencia


del matrimonio y de la familia- que surge a finales de los 60 en el seno del feminismo radical
norteamericano, que se basa en el principio de que la verdadera liberación de la mujer vendrá
cuando desaparezca la distinción entre hombre y mujer. Para los ideólogos de género, en materia
de sexualidad no existe nada natural, ni siquiera la distinción entre lo femenino y lo masculino.
Esa distinción consideran que es una construcción cultural hecha por los varones para esclavizar
a la mujer a la función reproductiva. Por tanto, para liberar a 1a mujer hay que lograr afirmar en
la vida social, en la educación, en el Derecho, el principio de que cada uno se construye
autónomamente su personalidad sexual, lo que los ideólogos de género llaman «orientación
afectivo-sexual», expresión que aparece en EpC varias veces.

Como no hay nada natural en materia de sexualidad, cada uno se construye libremente su
orientación afectivo-sexual, y como ésta es una construcción autónoma y libre, todas las
orientaciones afectivo son igual de valiosas: heterosexualidad, bisexualidad, homosexualidad,
lesbianismo, transexualidad son igual de valiosas, y cualquiera que afirme que una e más valiosa
que otra o que una es negativa, se convierte en u «peligroso homófono». "Homofobía" es el
término de secta inventado por la ideología de género para limitamos la libertad de expresión a
todos los que no pensamos como ellos. Entonces, como no hay nada natural en materia de
sexualidad y cada uno se construye libre y autónomamente su sexualidad, quiere decir que ya no
hay hombres y mujeres. Ése es el planteamiento que se deriva de la ley que equipara a las
parejas homosexuales con el matrimonio. ¿Por qué no puede haber para los ideólogos de género
una institución específica para e1 hombre y 1a mujer? Pues porque no existen el hombre y la
mujer.
Además, no les basta con reconocer que cada uno se construya autónomamente su
orientación afectivo-sexual, sino que es necesario el reconocimiento por parte de los demás. Eso
es lo que una de las ideólogas de género más de moda en EEUU, Judy Butler, llama "hacer
habitable la propia vida": yo decido libremente cuál es mi personalidad sexual y para que eso sea
pleno, necesito que e1 resto de la sociedad me reconozca como yo me veo, al margen de cuál
sea, genética o morfológicamente, mi sexo.

- Después de las leyes implantadas en España con un fuerte calado de la IdG, ¿hay
alguna más que persiga la implantación de tal ideología?

- La agenda política de la IdG exige que la IdG sea la manera de ver la sexualidad y la
persona. Y eso es EpC. El intento de que la formación moral básica que se dé en la sociedad
occidental libre se base en los planteamientos morales, o inmorales, de la ideología de género.

El paso siguiente que se dará será la tipificación como delito de la citada `homofobia'.
Forma parte de la agenda mundial de la IdG.

- ¿Quién está detrás de esa `agenda mundial'?

-Como toda ideología, y en el s. XX hemos conocido unas cuantas, tiene una fuerza
expansiva más allá de cualquier centro de control. Evidentemente, en esos momentos y tras la
IdG está el lobby gay, una parte del feminismo más radical de todo el mundo y la Federación
Internacional de Planificación Familiar, para quien promover las categorías antropológicas y
morales de la IdG implica un rechazo a la maternidad, al matrimonio y a la vida.

Hay una frase de una responsable de las políticas de población en la ONU que lo dice de
forma muy expresa: «Para ser efectivos a largo plazo, los programas de planificación familiar
deben buscar no sólo reducir la fertilidad dentro de los roles de género existentes, sino más bien
cambiar los roles de género, a fin de reducir la fertilidad».

-La implantación de la IdG, qué consecuencias tendría?

- Utilizando la propia definición de los ideólogos de género, la deconstrucción del


lenguaje del Derecho, de la moral y de la educación. Se trata de recrear toda una forma de hablar
que asuma, frente a la tradición de la historia de la Humanidad basada en que formamos parte de
la Humanidad hombres y mujeres, 1a no distinción entre hombres y mujeres. Si llegase a
triunfar, estaríamos en una sociedad donde las categorías en las que se ha desarrollado la vida
hasta ahora habrían sido transformadas, dando lugar a una Humanidad distinta. Obviamente, no
es viable, no saldrá adelante porque simplemente no es natural. Con fobia a 1a maternidad y a la
vida, la Humanidad no es viable. Por tanto, la IdG no triunfará. Hará todo el daño que haga,
como lo han hecho el marxismo o el nazismo, pero al final se volverá a imponer el sentido
común. El problema es e1 daño en vidas personales y en formación de conciencias que se deja
por el camino. Ése es el gran peligro de las ideologías, un sistema cerrado, que pretende dar una
explicación total del hombre y de la sociedad, y que dentro de sus planteamientos es muy
coherente con su comportamiento. Es decir, si admites las premisas del nazismo, el Holocausto
es coherente, pero si no las admites, es la mayor burrada del mundo. Y si admites las premisas
del marxismo, es coherente cargarte a 50 millones de soviéticos, pero visto desde fuera es una
bestialidad. Pues con la IdG pasa lo mismo: partiendo de sus premisas, lo que hacen es coherente
con lo que dicen, pero desde fuera de ellas vemos que estamos ante un antihumanismo pesimista
a más no poder, ante una verdadera fobia ante aquellas cosas más bellas que hay en el ser
humano, como son 1a dimensión sexual, 1a maternidad, el compromiso matrimonial...
Pero estoy absolutamente convencido de que no triunfará. Yo creo que la Humanidad tiene
una capacidad de resistencia a los planteamientos antihumanos bastante fuerte. Bien es verdad
que durante cierto tiempo se convence a unos cuantos, pero al final, la fuerza de lo natural, de la
constitución psicofísica del ser humano -y la complementariedad de sexos forma parte de esa
constitución- acaba imponiéndose. El ser humano puede empeñarse en cosas absurdas durante
una temporada, pero no siempre.

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