Alimentacion Colonial
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Director:
Introducción.................................................................................................................................. 6
2. Sobre las recetas y sus datos: un acercamiento a las fuentes desde lo cuantitativo 52
1.1. Los títulos de las recetas: valor social, características y relaciones entre las
tendencias culinarias.......................................................................................................... 64
1.2. Las recetas y su lenguaje: reglas del quehacer culinario y su cotidianidad
social..................................................................................................................................... 70
Conclusión................................................................................................................................... 82
Bibliografía .................................................................................................................................. 85
Anexos ......................................................................................................................................... 91
4
“En el caso de la historia de la alimentación cabe resaltar
el problema de las fuentes, pues no existe un cuerpo o
conjunto de fuentes que podamos privilegiar […]
1María del Carmen León García. El libro de Dominga de Guzmán. Un documento personal del siglo XVIII.
México DF. Culturas Populares, 1997, pp. 24.
5
INTRODUCCIÓN
La creación del Virreinato de Nueva España (S. XVI - XIX), que abarcó los territorios
de la corona española en Norteamerica, Centroamerica, Filipinas y Oceania, teniendo
como capital la Ciudad de México, suscitó diversos problemas de integración
cultural, política y económica que han sido trabajados por distintas corrientes
historiográficas. 2 Entre las transformaciones que implicó este proceso de integración
se incluye la modificación de las tendencias culinarias española e indígena, en tanto
se introdujeron y yuxtapusieron técnicas alimenticias, dietas y gustos distintos,
además de la incorporación de nuevos productos. Podría decirse que este encuentro
culinario tuvo varios momentos. En una primera fase, durante la Conquista, los
productos traídos de Europa fueron escasos con respecto a aquellos que existían en
los territorios conquistados, por lo tanto, los españoles se vieron obligados a ajustar
sus hábitos alimenticios al consumo de productos típicos de América (como maiz,
cacao, jitomate, tomate, fríjol y calabaza, entre otros). Los indígenas, si bien
introdujeron en su tendencia culinaria productos europeos (como trigo, uvas, caña de
azúcar y carne de res 3 ) no transformaron drásticamente sus hábitos alimenticios.
2 Véase: S. J Stern, Los pueblos indígenas del Perú y el desafío a la conquista española. Madrid, Alianza
América 1986; Sergio Bagu, Perspectivas de la historiografia latinoamericana. Boletín Americanista Vol. 36
No. 46. 1996, pp. 55 – 65; James Lockhat, Los Nahuas despúes de la conquista histórica, social y cultural de
los indios del México central del siglo XVI al XVIII. México, Fondo de Cultura Económica, 1999; Alberro
Solange y Serge Gruzinski, Introducción a la historia de las mentalidades y religion en el México colonial.
México, Instituto Nacional de Antropologia e Historia, 1979.
3 Para mayor información sobre los productos introducidos por los conquistadores a América ver:
Lucia Rojas De Perdomo, Aportes alimenticios del viejo mundo al nuevo mundo. Santa fe de Bogotá, ED.
Voluntad, 1993.
6
la dieta de los americanos, eran los de mayor consumo. 4 Muchos aspectos de la
tendencia culinaria prehispánica, como los alimentos, utensilios (el metate por
ejemplo) o tipos de cocción se mantuvieron, y aunque hubo un cambio en las
prácticas alimenticias de los europeos y americanos, no se puede decir que durante
este periodo se haya reemplazado la dieta indígena por la europea o visceversa, más
bien, podemos afirmar que se fueron fusionando.
4 Para mayor información sobre la comida en Nueva España siglos XVII y XVIII véase: Ivonne Mijares,
“El abasto urbano: caminos y bastimentos”, En Antonio Rubial García (Coordinador) La ciudad Barroca,
(Tomo II) Historia de la vida cotidiana en México, México DF, Fondo de Cultura Económica, El Colegio de
México, A.C, 2005, pp. 109-140. Y Enriqueta Quiroz. “Del mercado a la cocina. La alimentación en
Ciudad de México”, En Pilar Gonzalbo Aizpuru (Coordinadora) El Siglo XVIII: Entre tradición y cambio,
(Tomo III) Historia de la vida cotidiana en México, México DF, Fondo de Cultura Económica, El Colegio
de México, A.C. 2005, p. 17-43.
5 Maria del Carmen León Garcia explica que los libros en blanco, en la época colonial son utilizados
para la creacion de libros de cocina. Ella, a su vez explica que : “en ellos escribian los aspectos
importantes de su actividad cotidiana[…] Podemos diferenciar cuatro tipos de libros de cocina
manuscritos: el cortesano, el monástico, el doméstico y el conventual.” Para mayor información sobre
la importancia de los Libros en Blanco o de Memoria o de cocina véase: Maria del Carmen León
García. El libro de Dominga de Guzmán… .México DF. Culturas Populares, 1997, pp. 107 - 111
6 Este proceso de fusión se caracteriza principalmente en la utilización cotidiana de productos o
alimentos de origen indigena en recetas de origen europeo o viceversa. Un ejemplo de ello lo presenta
Eriqueta Quiroz en su texto Del merdaco a la cocina. La alimentación en la ciudad de México en el que dice:
“Ediventemente el maíz formaba parte de la alimentación cotidiana de los capitalinos, sobre todo en la
mañana para el desayuno, preparado como atole y acompañado de pan”. Es decir, algunos porductos
como el maiz o el trigo circularon dentro de todos los circuitos sociales sin excepción; sin embargo
aclara en su texto que las cantidades, calidades y variedades de la mayoria de los productos se
conciben dependiendo del nivel económico y social de los habitantes de la ciudad. Para mayor
información véase: Enriqueta Quiroz. “Del mercado a la cocina. La alimentación en Ciudad de
7
Estas manifestaciones del impacto cultural indígena se evidencian; primero, en la
rápida introduccion de productos novedosos en el quehacer culinario de ambas
tendencias. Por ejemplo, los españoles asimilaron la vainilla, el chocolate o la patata;
los indígenas incluyeron las gallinas, las cabras y la pimienta. 7
Segundo, este mutuo impacto se observa en los intentos por conservar las formas,
texturas e ingredientes culturalmente básicos de las comidas, es decir, mantener
dentro de las tradiciones de ambas partes las prácticas alimenticias típicas como la
creación de tamales indígenas o manjares españoles. Los indígenas se encargaron
entonces, de mantener por medio de sus prácticas culinarias y transmisión oral esta
herencia, mientras que los españoles buscaron mantenerlas por medio de la creación
de libros de cocina.
Respecto a esta paradoja notamos como los libros de cocina muestran las
transformaciones de las prácticas culinarias insertas en la vida cotidiana, material,
interpersonal y las relaciones entre diversos grupos sociales de Nueva España. En
ellos se registra la duplicidad entre la conservación de la tradición española en la
cocina y su reinvención por medio de la utilización de ingredientes y elementos
indígenas.
México”, En Pilar Gonzalbo Aizpuru (Coordinadora) El Siglo XVIII: Entre tradición y cambio, (Tomo III)
Historia de la vida cotidiana en México, México DF, Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México,
A.C. 2005, p. 17-43.
7 Sobre la introducción de nuevos alimentos, creación de libros de cocina y la construcción social
novohispana véase: Alicia Verónica Sánchez Martínez: “La Fiesta del gusto: construcción de México a
través de sus comidas” [En línea], disponible en: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S1012-
15872006000300002&script=sci_arttext recuperado: 9 de Diciembre de 2008.
8
En esta investigación trabajaremos a partir de cuatro manuscritos de cocina
novohispanos 8 para analizar como se articulan las tendencias culinarias de estos
diferentes grupos sociales, dando como resultado lo que entendemos como fusión
de las tendencias culinarias, indígena y española. A través de este análisis
procuraremos identificar características de la vida cotidiana en Nueva España
durante las postrimerías del siglo XVIII y la reconfiguración de los gustos, estilos,
técnicas y su manifestacion en ceremonias, festividades y otros eventos sociales.
8Sobre toda la información registrada de las fuentes primarias véase Cap I: “Sobre los libros de Cocina”
pp. 12 – 15. Dos Manuscritos Mexicanos de Cocina. México, CONACULTA, 2002; Gerónimo De San
Pelayo, Libro de cocina del Hermano Fray Gerónimo de San Pelayo, México, CONACULTA, 2003; Recetario
Novohispano. Vargas Lugo, Elisa. México, CONACULTA, 2004.
9
propuestas de la Historia de la Vida Cotidiana. Aunque hoy en día la Historia de la
Alimentación constituye una corriente independiente, con metodologías que aún se
están explorando, la mayor parte de la producción latinoamericana y
particularmente mexicana se sigue realizando desde la Historia de la Vida Cotidiana.
Textos como “Las Delicias de la gastronomía medieval” 9 o “Dietética medieval” 10
que trabajan dentro esta corriente historiográfica, son de particular importancia por
que aportan información no solo de las prácticas gastronómicas y la cocina en
general, sino también porque las articulan con las estructuras sociales en las cuales se
generan. 11
9 Odile Rendon, Francoise Sabban, Silvano Serventi.Delicias de la gastronomia medieval. Madrid, Anaya y
gastronomia y la medicina son estudiados por grupos de acceso a la educación, los tratados médicos o
los textos literarios (Como el de Cervantes) se convierten en: “testimonios de una doble perspectiva, la
popular y la científica, sobre la comida, en una España que se asomaba al mundo moderno, aunque la
estructura de su ciencia médica siguiera siendo medieval. Y lo hacia empujada por la dietética de uns
Sancho que. Con su visión frugal y realista de la vida, iba más allá de un galenismo arcaico y
aforístico” Juan Cruz Cruz, Dietética Medieval, España, La Val de Onsera, 1997, p.14.
12 Nos referimos principalmente a: Marco Buenrostro; Cristina barros; Jesús Flores y Escalante; Pilar
Gonzalbo; José Luís Juárez López; Maria del Carmen León García y Antonio Rubial García entre otros.
(para mayor información véase Bibliografía)
13 La Alimentación en La Historia de la Vida Cotidiana ha sido tratada desde escenarios de convivencia
comercial: Abastos, haciendas, villas o ciudades, barcos. También como un factor psicológico de
relación social: conventos, monasterios, códigos morales y vínculos familiares. Pese a ellos, las
prácticas culinarias, entendidas éstas como la cotidianidad del quehacer culinario, han sido poco
trabajadas.
10
constituyen el día a día.
Por último, es importante tener en cuenta el texto de Maria del Carmen León García,
“El Libro de Dominga Guzmán”, 16 en el cual se hace un primer acercamiento desde
los libros de cocina del siglo XVIII a la base material y las relaciones interpersonales
de la sociedad de Nueva España a traves de las prácticas cotidianas y culinarias
reflejadas en el manuscrito de cocina trabajado en su investigación. Este texto abre
una perspectiva de trabajo que si bien incorpora muchas herramientas, (análisis de
libros de cocina como fuente primaria en los estudios históricos; la relación entre la
alimentación y los espacios de intercambio agrícola o ganadero; o la utilización de
metodología cuantitativa para los análisis alimenticios en el siglo XVIII, entre otros)
14 Para Información sobre los textos de los Autores referidos véase bibliografía.
15 Corcuera de Mancera, Sonia. “La embriaguez, la cocina y sus códigos morales”. En Antonio Rubial
García (Coordinador.) La ciudad barroca, (Tomo II) Historia de la vida cotidiana en México, México, DF,
Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México, A.C. 2005. Pp. 519 – 554. Y Enriqueta Quiroz.
“Del mercado a la cocina. La alimentación en la ciudad de México”. pp. 17-44.
16 Maria del Carmen León García. El libro de Dominga de Guzmán. Un documento personal del siglo XVIII
17 Escalante Gonzalbo, Pablo (Coordinador.) Mesoamérica y los ámbitos indígenas de la nueva España.
(Tomo I) Historia de la vida cotidiana en México, México, DF, Fondo de Cultura Económica, El Colegio de
México, A.C. 2004. pp. 11 – 16.
18 Escalante Gonzalbo, Pablo (Coordinador.) Mesoamérica y los ámbitos indígenas de la nueva España.
(Tomo I) Historia de la vida cotidiana en México, México, DF, Fondo de Cultura Económica, El Colegio de
México, A.C. 2004. pp. 11 – 16.
12
También retomamos el concepto de ‘representación’, el cual permite designar y ligar
tres dimensiones constitutivas de la realidad social. Según Chartier, en primer lugar,
las representaciones colectivas son la matriz de esquemas de percepción, clasificación
y valoración; en segundo lugar son las formas y prácticas simbólicas por medio de
las cuales los grupos, las comunidades, los individuos, expresan su identidad; por
último, refiere a la delegación en un representante (individual, colectivo, instancia
abstracta) que da cuenta de la coherencia y de la permanencia de la comunidad
representada. La “representación” debe ser entendida como la expresión de un
ordenamiento construido del mundo y la realidad. En ella se divisan las
representaciones colectivas, las formas y las prácticas simbólicas, el poder, lo político,
lo artístico y el lugar de los individuos. La noción de representación nos permite
pensar los grupos sociales más allá de su contenido político y económico, como
grupos de representación y clasificación del mundo social. 19 Este concepto se emplea
fundamentalmente para ver cómo se representa la vida cotidiana de Nueva España
en el siglo XVIII en los cuatro libros de cocina que estudiamos.
19“Los estatutos de la historia. Entrevista a Roger Chartier” En Memoria y sociedad, Vol. 3, No. 6 (Abril
de 1999), pp. 5-12.
13
unitarios que funcionan como expresión de la colectividad. La posición que un
individuo ocupe en el espacio y su habitus consiguiente, se constituyen en márgenes
de las “tomas de posición” o elecciones posibles llevadas a cabo por los grupos
sociales. De esta manera, el concepto de grupo social aplicado a quienes escriben los
textos de cocina, queda subordinado a la categoría del espacio social, que no es otra
cosa que un espacio de diferencias donde se da la fusión de tendencias culinarias por
medio de los manuscritos de cocina. Los grupos sociales existen como algo que se
trata de construir desde una “visión del mundo” que ha sido previamente legitimada
a través de un lenguaje simbólico, como el que proporcionan los relatos de las
recetas. 20
En cuanto a las fuentes empleadas para esta investigación, se tomaron cuatro libros
de Cocina del Siglo XVIII editados y publicados por CONACULTA, como parte de la
“Colección Recetarios Antiguos”. 21 A partir de un análisis comparativo entre los
cuatro libros de cocina, de los cuales se trabajó un total de 988 recetas recopiladas en
tres textos, se estableció de forma general la importancia de la revaloración de los
libros de cocina y el impacto de la vida cotidiana en la concreción de las tendencias y
prácticas culinarias de Nueva España en la segunda mitad del siglo XVIII, espacio y
temporalidad que la misma fuente ofreció para delimitar el tema. Para una revisión y
comparación más exhaustiva de las fuentes (primarias y secundarias) se analizaron
20 Pierre Bourdieu, “Espacio cultural y espacio simbólico” En: Razones prácticas. Sobre la teoría de la
acción., Barcelona, Anagrama, 1997.
21 Dos Manuscritos Mexicanos de Cocina. México, CONACULTA, 2002; Gerónimo De San Pelayo, Libro de
cocina del Hermano Fray Gerónimo de San Pelayo, México, CONACULTA, 2003; Recetario Novohispano.
Vargas Lugo, Elisa. México, CONACULTA, 2004.
14
las recetas de cocina dentro de una base de datos. Para el efecto, se eligieron 20
campos distribuidos en: Información básica de la receta (fuente, pág., receta,
clasificación del plato, y tipo de cocción e ingredientes); Datos específicos de la
misma (tiempo, estado, pasos, recipientes, cantidades, medidas, presentación y
complejidad) y su implicación social (cotidianidad del producto, condición social,
hábitos, recomendaciones y comentarios, —los cuales se tabularon a partir de la
repetición y valoración encontradas dentro de los mismos libros de cocina—).
15
Finalmente, en el tercer capítulo, se examina la forma de la narración de las recetas en
función de su valor social. Para ello, se analizan los títulos de las recetas, el contenido
de las mismas, y algunos aspectos cotidianos. Todo esto para mostrar de qué manera
en el siglo XVIII se concreta la fusión de las tendencias culinarias indígena y
española.
16
CAPITULO 1
Si bien, no hay una definición exacta sobre los libros de cocina, ya sean manuscritos o
impresos, los libros de cocina analizados en esta investigación evidencian que, estos
cumplen tres funciones principales. La primera es registrar un conjunto de recetas
culinarias en las que se encuentran ingredientes, utensilios, procedimientos, tiempos
y tipos de cocción para la creación de un plato específico. 23 La segunda, demostrar la
experiencia, inventiva y tradición del quehacer culinario y sus cocineros. La tercera,
conservar, transmitir y enseñar sobre el conocimiento de la práctica culinaria. La
importancia de los libros de cocina está relacionada, además, con una cotidianidad
específica que responde a necesidades fisiológicas y psicológicas que han de cubrirse
con determinada frecuencia como lo es la comida, la vestimenta, la sexualidad, la
enfermedad o la muerte que se integran y correlacionan con una cultura material
próxima para definir, a partir de nuestra cotidianidad, un cuaderno que recopila muchas recetas de
cocina; no debe olvidarse empero que en la farmacopea, en la industria de cosméticos y en la de
pinturas esta palabra se emplea para designar el libro o cuaderno en que se reunen las formulas cos
sus componentes y la manera de reallizarlas” Véase: Maria del Carmen León García. El libro de
Dominga de Guzmán. ..México DF. Culturas Populares, 1997. Pp: 81
determinada como lo es el tipo de alimentación, de vestido o de vivienda, es decir, la
creación de libros de cocina, está incorporada a los procesos domésticos y cotidianos
de la sociedad.
En Europa, hacia el siglo XIII, aparecieron los primeros manuscritos de cocina, los
cuales se les conocían con el nombre de dispensarios o formularios, y cuya elaboración
respondió a la necesidad de guiar y registrar sobre el oficio del cocinero. Estos
circularon en las cocinas de los grandes señores. Con la invención de la imprenta
occidental en 1450 por el alemán Johannes Gutenberg, 24 Francia e Inglaterra se
consolidaron entre los siglos XVII y XVIII como los mayores creadores y editores de
libros de cocina con un total aproximado, en el primero de 230 libros y en el segundo
de 76 libros. Para el caso de España entre 1525 y 1766 se registran la edición de ocho
libros de cocina. Si bien, la producción de estos libros en España no es tan alta, la
circularon y reedición de estos ocho fue regular hasta el siglo XIX debido a la
relevancia y aceptación social que poseían. En América y específicamente en Nueva
España se encuentra una escasa utilización de los libros de cocina impresos, pero se
conoce un aproximado de 15 manuscritos de cocina en el siglo XVIII que evidencian
el conocimiento de esta práctica dentro de los grupos letrados y las órdenes religiosas
ubicadas en los alrededores de la Ciudad de México. 25
Entre estos manuscritos, encontramos los cuatro libros de cocina usados para ésta
investigación, aunque sobre ellos se tiene poca información, se pueden sacar ciertas
características y en consecuencia presentar el contexto en el cual se crearon 26 . El
24 Johannes Gutenberg nació en Maguncia Alemania entre 1398 y 1400 y murió en el año de 1468. Se
dice que es el inventor de la imprenta occidental. Su trabajo más representativo fue la Biblia de
Gutenberg creada en 1452. Para mayor información mirar: “Johannes Gutenberg” [En línea],
disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Johannes_Gutenberg , recuperado: 12 de Diciembre de
2008.
25 Para Mayor información sobre la historia de los libros de cocina en Europa y su relación con los
manuscritos novohispanos véase: Maria del Carmen León García. El libro de Dominga Guzmán, pp.81 –
98 y John Super. Alimentación, política y sociedad en América Latina. México, Fondo de Cultura
Económica. 1989.
26 Toda la información de los libros de cocina usados como fuente primaria en esta investigación, es
27 Gerónimo De San Pelayo, Libro de cocina del Hermano Fray Gerónimo de San Pelayo, México,
CONACULTA, 2003.
28 Propaganda Fide es una congregación de la Santa Sede fundada en 1622 por el Papa Gregorio XV
con la doble finalidad de difundir el cristianismo en las zonas en las que aún no se había llegado el
anuncio cristiano y por otro lado defender el patrimonio de la fe. Por disposición de Juan Pablo II
desde 1988 la Propaganda Fide fue renombrada “Congregación para la evangelización de los
pueblos”. Mayor información véase: “Propaganda Fide” [En Línea], disponible en:
http://mv.vatican.va/4_ES/pages/x-Schede/METs/METs_Main_06.html , recuperado: 18 de Julio de
2008.
29 Gerónimo De San Pelayo, Libro de Cocina, p.77
30 La práctica culinaria es básicamente la actividad cotidiana que se genera alrededor de la
19
constante. Además por la cantidad de recetas, la variedad de las mismas y las
recomendaciones reseñadas en el manuscrito revelan que pudo ser creado y utilizado
dentro de alguna institución –laica o religiosa–. El cuarto libro de cocina es el
Recetario Novohispano, 33 del que poco se sabe. Contiene 191 recetas con cantidades y
recomendaciones que lo ubican, igual que el segundo manuscrito mexicano dentro
de una institución.
Ahora bien, el encuentro de dos culturas tan diferentes, como lo fue la indígena y la
española, manifiesta en los libros de cocina, una tradición culinaria española y una
inserción de prácticas culinarias americanas, en un espacio y tiempo determinados de
Nueva España.
Uno de los elementos que estructuran la fusión de tendencias culinarias son los
alimentos, ellos son la materia prima más reconocida dentro de la práctica culinaria.
Además, como se mencionó en la introducción, uno de los factores de la fusión es la
combinación y comunicación práctica, teórica y social de los alimentos y los agentes
sociales que los consumen. Por ello, la delimitación territorial es trazada a partir de
los ingredientes de la cocina mencionados en los Manuscritos de Cocina usados
como fuente primaria de esta investigación.
Los ingredientes utilizados para la creación de las recetas de los libros de cocina
mencionados, en su mayor parte provienen del área territorial conocida como Valle
de México. Éste comprende la zona central de la meseta de Anáhuac, los Valles de
México, Toluca, una parte del Valle de Puebla y las montañas de Sierra Nevada,
Monte de Cruces, las Cumbres Occidentales y la Ciudad de México. En ésta última,
se concentraron la venta y distribución de los productos que provenían de las
diferentes regiones del Valle de México, generando una mayor posibilidad de
consumo. La diversificación del consumo y su concentración, favoreció y facilitó la
materialización de las tradiciones culinarias, y los aspectos que conformaron e
identificaron la sociedad del siglo XVIII en Nueva España.
En la Ciudad de México, la primera mitad del siglo XVIII presentó una ampliación de
la utilización de espacios públicos, las plazas, las calles y las nuevas construcciones
manifestaron la importancia de lo barroco. 35 La Plaza Mayor, por ejemplo, “era el
escenario donde se representaba el drama cotidiano de la existencia, actuado por una
35El concepto de barroco originalmente hace referencia a un estilo estético que se desarrolló entre los
siglos XVII y XVIII, el cual se caracterizaba por ser un estilo pomposo y sobrecargado. Sin embargo en
los últimos años se ha ampliado el debate a otras experiencias culturales, de manera que el barroco
también hace referencia a comportamientos sociales, formas de hablar y comer, practicas de la piedad,
etc. Para ver el debate actual véase: Petra Schumm, “El concepto “barroco” en la época de la
desaparición de fronteras”, en Petra Schumm (ED.), Barrocos y modernos, Frankfurt, 1998, p.13-30.
21
sociedad marcada por los contrastes característicos de la época barroca”, 36 reunía
arquitectónica y simbólicamente todo el proceso de conquista y la dominación
directa, 37 instituciones religiosas representadas en el Palacio Arzobispal y políticas
representadas en el Palacio virreinal, 38 más la concentración de otros organismos de
poder, regulaban desde el centro de la ciudad el orden social de la colonia. 39
Asimismo, el aumento de la actividad mercantil dio al comercio, a partir de espacios
como los abastecimientos, las tiendas 40 y puestos callejeros de comida más
importantes, la posibilidad de circular alrededor de ésta zona de la ciudad. Manuel
Lucena Giraldo explica que éste control social se dio por la concentración y aumento
en las urbes de la población, y con él, una multiplicidad cultural.
36 Maria del Carmen León Cázares. “A cielo abierto. La convivencia en plazas y calles” En, Antonio
Rubial García (Coordinador) La ciudad Barroca (Tomo II) Historia de la vida cotidiana en México, México,
DF, Fondo de cultura Económica, El Colegio de México, A.C, 2005. pp. 27.
37 Maria del Carmen León Cázares. “A cielo abierto. La convivencia en plazas y calles”, p. 20
38 Este edificio reunía, la residencia del representante directo del soberano y la Real Audiencia. Véase,
Maria del Carmen León Cázares. La plaza mayor de la ciudad de México en la vida cotidiana de sus
habitantes. México, Instituto de Estudios y Documentos Históricos, Claustro de Sor Juana, 1982, p. 87
39 Para Mayor información véase, Antonio Rubial García, La plaza el Palacio y el Convento. La ciudad de
México en el siglo XVII. México, Consejo Nacional para la cultura y las artes, 1986.
40 Todo lo referente a las actividades básicas de la ciudad: Comerciantes de telas, porcelanas, cristales,
como la más importante de la colonia. Véase, Manuel Lucena Giraldo, A los cuatro vientos, p. 141
22
una estructura social y arquitectónica europea con los orígenes propios del territorio.
Este contraste se ve en la siguiera cita:
Si bien la alta cultura virreinal acepta como propio el prestigio del pasado
indígena, será preferentemente a partir de los modelos europeos
contemporáneos que los arquitectos, literatos y pintores, iniciaron el tejido de
sus invenciones con la certeza de que en ningún momento podían ser
acusados de desacato a los dictados artísticos de la Península, aunque sí de
soberbia al asumir la originalidad. 43
El fortalecimiento del comercio en todo este siglo, por otra parte, permitió el ascenso
de los criollos y una lectura de la estratificación social a partir de los bienes de las
distintas familias; los títulos nobiliarios, las relaciones matrimoniales y “el
patronazgo para la ejecución de obras artísticas que bien sea donadas a la iglesia
(pintura, escultura, y la fábrica misma de los edificios) o para el disfrute particular,
significaban dentro del ámbito urbano la imagen misma tanto del poderío económico
como la identidad a que daba lugar la singular estética de la época”. 44 También, las
construcciones de edificios civiles, desde donde se hacían diversas actividades
sociales, 45 aportaron a la ciudad una riqueza estética colonial. Entre estos está el Real
Colegio de San Ignacio de Loyola (1734-1752) y el Colegio de San Ildefonso (1712-
1718). 46
Ahora bien, hacia finales del siglo XVIII, la introducción del pensamiento ilustrado
en las colonias españoles chocó con la concepción barroca de lo cotidiano, sobretodo
en lo referente al misticismo religioso característico de Nueva España. Los cambios
sociopolíticos y económicos de los Borbones durante el reinado de Carlos III, (1759-
1798) más la idea de afirmar al hombre como eje del mundo transformaron el sistema
de control. La expulsión de los Jesuitas en 1762, por ejemplo, fue una consecuencia a
43 Enrique X. de Anda. Historia de la arquitectura mexicana, Barcelona, Editorial Gutsavo Pili, SL, 2006, p.
109
44 Enrique X. de Anda. Historia de la arquitectura mexicana, p. 127.
45 Las órdenes eclesiásticas y la autoridad civil se encargaron de administrar y construir lugares como
los ayuntamientos, aduanas, mercados, cárceles y guarniciones militares; y las órdenes hospitalarias
de los centros de salud.
46 Para mayor información sobre la construcción de edificaciones en México véase, Enrique X. de
Fray Antonio de Espinosa hizo en el siglo XVI una descripción sobre la Ciudad de
México y su abasto, en ella recrea la circulación, intercambio y demanda de
alimenticios y demás artículos básicos de diferentes sectores que conformaron la
sociedad novohispana.
48 Citado por: Ivonne Mijares, “El abasto urbano: caminos y bastimentos” En Antonio Rubial García
(Coordinador) La ciudad Barroca, (Tomo II) Historia de la vida cotidiana en México, México, DF, Fondo de
Cultura Económica, El Colegio de México, A.C, 2005. p. 124.
49 Jonathan I. Israel, Razas, clases sociales y vida política en el México Colonia, 1610-1670. México, Fondo de
Para el caso de los indígenas y españoles, estas diferencias sociales sobre el valor
cultural de los alimentos mostró una adaptación de productos alimenticios, que antes
de la Conquista no fundamentaban su alimentación y sus prácticas culinarias.
1988.
26
preparar con carne de res lo que él llamaba la “olla buena”, algo parecido a
un cocido de carne de res, con trozos de jamón, aves y verduras. 53
Abastecer los productos como el pan, el vino, el aceite y las carnes, básicos en la dieta
española, no fue difícil ya que éstos durante los siglos XVI y XVIII, se encargaron de
crear cultivos y hatos ganaderos regulares alrededor de la Ciudad de México. Con la
introducción de productos como el maíz, el fríjol, el chile o el jitomate, los hábitos y
tendencias culinarias españolas al igual que las indígenas entraron en un proceso de
fusión culinaria, puesto que la noción y el reconocimiento de las partes se materializa
tanto el la circulación de los productos en los abastos, como en su pequeño consumo
cotidiano en casas, puestos de comida o conventos.
56 Angel Bassols, El abasto alimentario en las regiones de México. México, Universidad Nacional
Autónoma de México, 1994, p. 17-18.
57 Ivonne Mijares, “El abasto urbano: caminos y bastimentos”, p. 116.
58 Gustavo Curiel, “Ajuares domésticos. Los rituales de lo cotidiano”, En Antonio Rubial García
(Coordinador) La ciudad Barroca, (Tomo II) Historia de la vida cotidiana en México, México, DF, Fondo de
Cultura Económica, El Colegio de México, A.C, 2005, p.102.
28
constituyó exclusivamente como el lugar de creación culinaria, forjando así, la
necesidad de un nuevo espacio para el acto comer.
59 Según Curiel, la diferencia entre los tipos de fogones que se usaban en la mayoría de las casas parte
de la forma en la cual se ubicaba la leña o el carbón, estos dos estilos son heredados de España. Véase,
Gustavo Curiel y Antonio Rubial garcía, “Los espejos de lo propio: ritos públicos y privados en la
pintura virreinal” En, Pintura y vida cotidiana en México 1650-1950. México, Fomento Cultural Banamex,
1999, pp. 49-153.
60 Ivonne Mijares, “El abasto urbano: caminos y bastimentos”, p. 112.
61 Gustavo Curiel, “Ajuares domésticos. Los rituales de lo cotidiano”, pp. 103-104.
62 Gustavo Curiel, “Ajuares domésticos. Los rituales de lo cotidiano”, p. 104.
63 Quiroz explica que el ingreso de trigo en 1770 era de 30 millones de Kilogramos. Véase, Enriqueta
Si bien hasta el momento, la secuencia de este apartado ha sido desde la ciudad hasta
la cocina, las fiestas fueron un modo de integrar todos estos espacios por medio de
una celebración que permite el acceso a cualquier grupo social. En las fiestas
públicas, la posibilidad de convivencia de distintos intereses sociales era evidente;
élites y masas, por intereses diferentes, coinciden en ellas, como lo explica Rubial:
64 Pilcher menciona que: “Las mujeres mesoamericanas, a diferencia de los modernos chefs franceses,
con ingredientes suntuosos y técnicas intricadas, pergeñaron formas ingeniosas de preparar comidas
frugales pero suculentas” Véase, Jeffrey M Pilcher, ¡Que vivan los tamales!, p. 26.
65 Enriqueta Quiroz. “Del mercado a la cocina. La alimentación en Ciudad de México”, p. 18.
66 Ivonne Mijares, “El abasto urbano: caminos y bastimentos”, p. 111.
67 Antonio Rubial García, Monjas, cortesanos y plebeyos. La vida cotidiana en la época de Sor Juana. México,
Tanto los espacios como la forma de apropiarse de ellos, en la época colonial estaban
vinculados al catolicismo. Según Quiroz:
Siguiendo a Quiroz, con ello se lograba dar cuenta de un sincretismo religioso. 71 Las
fiestas revelaron la posibilidad de restablecer a partir de nuevos códigos y formas la
importancia del misticismo indígena dentro de la construcción católica de Nuevas
España.
Una de las celebraciones más importantes en el siglo XVIII fue el Día de los Muertos;
en esta celebración, las personas se reunían alrededor de los cementerios y difuntos
para pedir protección por los integrantes de las familias. El hilo conductor entre los
muertos y los vivos se dio desde las cenas y su representación.
68 Para mayor información véase, Maria Dolores Bravo, “La fiesta pública: su tiempo y su espacio” En,
En Antonio Rubial García (Coordinador) La ciudad Barroca, (Tomo II) Historia de la vida cotidiana en
México, México, DF, Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México, A.C, 2005. pp. 449-452
69 Enriqueta Quiroz. “Del mercado a la cocina. La alimentación en Ciudad de México”, p. 38.
70 Enriqueta Quiroz. “Del mercado a la cocina. La alimentación en Ciudad de México”, p. 38.
71 Francois Laplantine define el concepto de sincretismo religioso como una sobreabundancia de
divinidades amontonadas, en donde no se rechaza ninguna (sea católica o no) sino que siempre se le
añaden mas generando una sobrecarga religiosa. Por ello el sincretismo manifiesta, o representa la
abolición de las diferencias por medio de la adición y adjunción. Sin embargo, este proceso de
disolución de la identidad del otro a lo mismo genera un proceso en donde lo múltiple resulta vencido
el la unidad. Maya mayor información, véase: Francois Laplantine y Alexis Nouss, Mestizajes. De
Arcimboldo a zombi. Buenos Aires, Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 323.
31
La familia visitaba los cementerios y por la noche se reunían en el hogar para
rezar y hacer vigilia; sólo al día siguiente todos disfrutaban de los alimentos
ofrendados a los difuntos, cuya visita a las casas se producía, según la
creencia, a partir de una invitación implícita al dejarles aquellos platillos que
más les habían gustado en vida. 72
La comida entonces, puede ser leída, como una representación de los grupos sociales
que si bien, se involucran dentro de un escenario colectivo, se diferencian e
identifican como núcleos apartes.
Según Jesús Flores y Escalante, desde el siglo XVI se generó un proceso de mestizaje
en América que se dio principalmente desde cuatro aspectos representativos y
cotidianos de cualquier cultura: 73 la comida, la sexualidad, la música y la danza que
se evidenciaron y consolidaron durante la época colonial. De acuerdo a esta postura,
el proceso de mestizaje parte de las experiencias de lo cotidiano, cuya importancia no
es el resultado sino el proceso. Rosario Olivas Weston, al analizar el caso del
Virreinato del Perú, toma uno de estos aspectos cotidianos, la alimentación, para
definir lo que ella llama “mestizaje gastronómico”. 74 Según esta autora, éste
comprende los siguiente elementos: primero, el incremento productivo y comercial
de plantas y animales originarios de Europa, Asia y África en América; segundo, la
Por otra parte, Pilcher en su texto ¡Que vivan los tamales! 75 menciona que el mestizaje
gastronómico fue un proceso lento y heterogéneo de fusión culinaria, en donde las
prácticas cotidianas y las posibilidades socioeconómicas se relacionaron también con
el intercambio alimenticio entre diferentes regiones, clases y grupos étnicos. Por ello,
sustenta el autor que “el resultado de este proceso fue un pronunciado regionalismo,
con una cultura española que predominada en las inmediaciones de la ciudad de
México y hacia el norte, mientras que las costumbres indígenas prevalecían en el
sur” 76 durante la independencia y la formación de identidad nacional mexicana en el
siglo XIX. Ahora bien, lo que relaciona a estos tres autores sobre el concepto de
mestizaje culinario, no es su definición en términos de resultado, sino en términos de
procesos de intercambio cultural entre las partes relacionadas, que se legitima para el
caso de México, en el siglo XIX y XX con la aparición de la cocina nacional.
De manera contraria a estos autores, Maria del Carmen León García argumenta en su
texto El libro de Dominga Guzmán 77 , que para el siglo XVIII no se puede hablar de un
mestizaje culinario ya que la utilización de productos y técnicas indígenas no
sobresale cuantitativamente dentro del libro de cocina manuscrito de Dominga
Guzmán, es decir, se entiende el mestizaje culinario como la combinación de las partes
en donde uno de ellos posee más peso que el otro y lentamente genera (de la
combinación) un tercer elemento ; además, el análisis de esta combinación
gastronómica se hace primordialmente con estadísticas de consumo, y por lo tanto,
no se involucra dentro del análisis el factor cultural y su importancia dentro de la
33
creación de las recetas. Si bien, leyendo los libros de cocina cuantitativamente es
mayor la utilización de productos traídos de Europa, es innegable la valoración
social de ciertos productos como el jitomate, el tomate, el cacao o el maíz. Del mismo
modo, plantea que al no ser homogéneo el intercambio culinario entre españoles e
indígenas en la región del valle de Toluca, la lectura de un posible mestizaje se debe
hacer en términos regionales y sólo a partir del siglo XX con la legitimación de los
discursos nacionalistas, ya que “se imponen las maneras de comer que identifican a
la cocina mexicana y unifica la historia de la alimentación en detrimento de la
variedad cultural, de las costumbres de diferentes sectores de la población y de los
platillos regionales”. 78
Los tipos de alimentos y de utensilios son algunos de los elementos que constituyen
las tendencias culinarias propias de una sociedad. Estos elementos configuran y
dependen de una forma determinada de existencia social, además se insertan en una
79 Sonia Corcuera de Mancera, “La embriaguez, la cocina y sus códigos morales”, p. 549.
35
3.1.1 Los Alimentos Americanos
Algunos alimentos de origen americano impactaron tanto a los españoles que fueron
estudiados, analizados y lentamente introducidos dentro de las tendencias culinarias
europeas, éstos acercamientos —ya sean morales, medicinales o culinarios—,
expresan la importancia de la alimentación en la formación de una cotidianidad que
posteriormente trascendió el territorio americano. Es preciso resaltar, además, que
para el siglo XVIII en la Ciudad de México el consumo, distribución, adaptación y
experimentación de estos alimentos fue hecho por todos los estamentos sociales ya
fuese por necesidades y percepciones de gusto distintas o por escasez de otro tipo de
alimentos.
Otro de los alimentos que verifican una posible fusión de tendencias culinarias entre
indígenas y españoles es el chile. Producto americano por excelencia, fue empleado
tanto en bebidas como en comidas, pues el gusto picante tiene la facultad de
diferenciar y agudizar los sabores que componen estos productos, lo que revela que
la alimentación indígena no sólo cumplía la función fisiológica de comer, sino que
también implicaba una estética culinaria, es decir, una especialización en los sabores.
El chile fue utilizado en la época colonial como uno de los mayores condimentos de
con diferentes alimentos ya sean europeos, asiáticos, africanos o americanos para la creación de
recetas que van más allá de la posición social y expresan la necesidad de mantener tradiciones
específicas de las culturas.
37
las comidas, 84 pues los españoles reemplazaron algunas especias asiáticas, costosas y
difíciles de conseguir, por este producto americano. También usaron el chile para la
conservación de diversas carnes o embutidos típicos de la alimentación española,
como los chorizos picantes. Por su parte los indígenas, aprovecharon sus múltiples
variantes, lo que permitió una abundante gama de sabores, texturas y colores que al
ser mezclados con otros productos como el jitomate, el tomate verde o el epazote,
formaron salsas o moles, que se utilizaban como acompañamiento o relleno de
comidas cotidianas.
Algo similar ocurrió con el jitomate, planta solanácea 85 de la cual también se deriva
el tomate verde. Su nombre proviene del náhuatl y significa “tomate con ombligo”.
Este fue uno de los alimentos más representativos de la tendencia culinaria indígena
y de mayor aceptación dentro de los españoles. La comercialización de este producto
durante la época colonial fue tal, que impactó las prácticas culinarias europeas, como
es el caso de la comida italiana, la cual lo empleó intensivamente hasta hacerlo un
elemento de identidad cultural. 86 Por supuesto, en los libros de cocina novohispanos
del siglo XVIII, el jitomate ocupó un lugar privilegiado, pues se empleó en la
elaboración de todo tipo de platos salados. De hecho, es uno de los productos más
mencionados, 176 veces como ingrediente de algunas de las recetas de los libros de
cocina. 87
También está el fríjol cuyo nombre en náhuatl fue ayocotle; su nombre contemporáneo
se dio en Italia en el siglo XVI, lo cual refleja parte del impacto de este producto en
Europa. Algunas razones para que esto ocurriera fueron las ventajas de su cultivo (se
reproducía fácilmente en cualquier clima y suelo) y también, porque en algunos
84 Lucia Rojas de Perdomo, Cocina Prehispánica, Bogotá: editorial Voluntad, 1994, p. 46.
85 Para información sobre la familia de las solanáceas véase: “Solanaceae” [En línea], disponible en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Solan%C3%A1cea recuperado: 18 de Julio de 2008.
86 Ya para la segunda mitad del siglo XVIII, la utilización constante del jitomate, hizo que éste formara
parte de la alimentación cotidiana europea, pese a que le precedió fama de ser un producto que no era
bueno para la salud y que tampoco se debía combinar con licores
87 Véase el anexo No.1: Principales Alimentos Americanos y Europeos.
38
momentos sustituyó al trigo cuando escaseó (como ocurrió en Francia a finales del
siglo XVI, lo que los salvó de hambrunas). 88 En el siglo XVIII, en la alimentación
indígena su consumo era regular por el escaso acceso a las carnes, por lo cual se
comportaba como un complemento proteínico. Cabe anotar que ésta leguminosa, 89 se
cultivaba en las mismas temporadas que el maíz. En los libros de cocina, por ejemplo,
se empleó principalmente en sopas, antes y tamales. 90 Además, era un producto que
tenía una estrecha relación con los ayunos estipulados por la Iglesia Católica, pues no
sólo reemplazaba la carne, sino que también simbolizaba la austeridad.
Tamales de frijoles. Se despunta el nixtamal y se lava muy bien, que no le quede hollejo, se muele en
seco no muy remolido y se echa agua, manteca, azúcar y una poquita de sal, con una cuchara se bate
muy bien, se cuecen unos frijoles, se lavan y molidos se ponen al fuego, se les echa manteca, azúcar y
sal, después de muy bien fritos se pone una capa de masa y otra de frijoles y se van haciendo los
tamales, a la masa se le echa agua de azahar.
39
chocolate con azúcar, leche y especias, y lo bebían caliente. Sin embargo, es a partir
del siglo XIX en donde su producción se especializó, abriendo un nuevo campo de
profesionalización culinaria, conocida como la chocolatería. 91
Ahora bien, para poder definir las tendencias culinarias que se encontraron en Nueva
España y que se materializan en los libros de cocina del siglo XVIII, no se puede dejar
de lado la importancia de los alimentos, productos y utensilios traídos de Europa
durante la conquista. Una de las bases fundamentales de la alimentación española y
europea en general, fue el trigo y su conocido derivado, el pan. Desde el mismo
momento de la conquista, los españoles introdujeron este producto, y con él, la
infraestructura –como los molinos-, y las herramientas para la producción de sus
derivados –como los hornos-. Sin embargo no fue fácil su proceso de introducción
entre la población indígena, debido a la resistencia a consumirlo, porque se negaban
a abandonar el maíz. Para el siglo XVIII, Mijares lo explica de esta forma:
El cultivo del trigo, por su parte, también, tuvo gran difusión, pero su
consumo nunca fue tan generalizado como el maíz, pues la población
indígena no llegó a hacerlo parte de su alimentación cotidiana, y cuando llegó
a sembrarlo fue con el único fin de venderlo a los consumidores de los centros
urbanos. 92
91 Para Mayor información sobre la historia de la Chocolateria Véase: Gilles Brochard.El chocolate.
Barcelona, Reditar libros, S.L, 2005.
92 Ivonne Mijares, “El abasto urbano: caminos y bastimentos”, p. 131.
40
Se muele una torta de pan frío, se le echan cuatro yemas de huevo y una clara,
manteca derretida la que hubiere menester, lomo de puerco picado, se le
echará al caldillo jitomates, ajo, todo esto frito; al picadillo se le echarán pasas,
almendras, aceitunas, tornachiles y un huevo duro, piñones, perejil y todas
especias competentes. 93
Otro ingrediente importante es la carne. Ella, hacia 1750, circulaba en los abastos de
la ciudad de México como uno de los productos de mayor consumo. Quiroz explica
que:
41
por desplazar el consumo de miel entre los indígenas. Su sabor dulce y su
transformación en productos como la panela, y el almíbar generaron una amplia
gama los platos dulces dentro de Nueva España. Por su parte, el vino, bebida típica
europea, solo fue consumida por las élites dado que su precio nunca fue asequible
para el común de la población en Nueva España —en la mayoría de recetas
analizadas el vino es utilizado como adobo de carnes, o base de guisos y sopas.
42
CAPITULO 2
En los libros de cocina usados para esta investigación se perciben dos funciones
básicas de la sociedad novohispana, funciones que están permanentemente
interrelacionadas y que permiten un acercamiento a su cultura y su cotidianidad en
el siglo XVIII: En primer lugar, se encuentran aspectos sociales y culturales de
quienes escriben o crean las recetas, como las recomendaciones sobre la presentación
de los platos, el uso cotidiano o ritual de las recetas, el tipo de comida que se debía
emplear (para el caso específico de los enfermos o advertencias para evitarlas);
también reflejan una jerarquización de productos relacionados con fechas religiosas,
horas de comida y su lugar en la mesa, el momento en que se sirven, etc. En segundo
lugar, los libros de cocina dejan entrever prácticas culinarias específicas, como el uso
de los tiempos de cocción, el sentido de las cantidades, los tipos de medidas, los
pasos y la complejidad de las recetas, todos estos, elementos que dan forma a las
diferentes tendencias culinarias y comienzan a mostrar indicios de la fusión de éstas.
Podríamos decir que los libros de cocina materializan y simbolizan necesidades
racionales, emocionales y físicas del hombre dentro de un grupo social específico.
99 Francisco Martínez Montiño. Arte de cocina, pastelería vizcochería y conservería. Edición facsimilar de
una edición de 1807, Tusquets, Barcelona, 1982.
100 Ruperto de Nola. Libro de cocina. Libro de guisados manjares y potajes. Edición facsimilar de una
44
relación salud - comida y alimentación - religiosidad manifiesta la intención de
conservar tradiciones culturales.
Además, muchas recetas, como manjares, buñuelos o jaleas 105 están presentes tanto
en los libros de cocina de Martínez Montiño y Nola, como en los libros manuscritos
de Nueva España. Sin embargo, en los segundos, éstos son modificados a partir de la
introducción o el reemplazo de ingredientes americanos como el maíz, el mamón, el
tejocote o el guajolote. 106 Esto se puede observar en el siguiente ejemplo tomado del
libro de Montiño y el tomado del llamado Recetario Mexicano.
103 Ruperto de Nola. Libro de cocina. Libro de guisados manjares y potajes, folio, XXXIII.
104 Dos Manuscritos Mexicanos de Cocina, p.47.
105 Véase anexo No. 2: Recetas Citadas.
106 Véase anexo No. 1: Principales Alimentos Americanos y Europeos.
45
azúcar clarificado, y tres partes de muy blanca, se clarifica sin huevo, se
zumo de agraz, echar dos de azúcar pone a hervir todo junto y se espuma con
clarificado, que tenga muy poco punto cuchara de plata, con otra cuchara de
cuando se eche en el zumo, y ponlo á palo se toma el punto que se quede
hervir. Hasta que haga un punto como pegada en la cuchara y no empuerque el
las amacenas. 107 dedo. 108
Luce Giard menciona que “las conductas alimentarías constituyen un dominio donde
la tradición y la innovación importan de igual modo, donde el presente y el pasado
se mezclan para atender las necesidades del momento, proporcionar la alegría del
instante y adecuarse a la importancia”. 109 Una rápida comparación de las recetas de
estas dos jaleas es una prueba de ello. Se puede afirmar entonces, que la función de
conservar y transmitir un conocimiento culinario se retroalimentó con la necesidad
de inventar y experimentar recetas en un medio que, como el novohispano, no ofrece
las mismas condiciones que en Europa.
107Receta de Francisco Martínez Montiño citada por: Lorenzo Díaz, La cocina del Barroco, p. 168.
108Dos Manuscritos Mexicanos de Cocina, p. 148.
109Michel de Certeau; Luce Giard y Pierre Mayol. La invención de lo cotidiano. 2. Habitar y cocinar.
En ella se observa que la mayoría de las recetas están reunidas en dos grupos. Por un
lado los principios término que denomina a los platos principales de una comida, se
caracterizan por tener un nivel de complejidad más alto que grupos como salsas o
110Para mayor información sobre el significado de estos platos véase Anexo No. 3: Glosario de
términos.
47
guisados en la elección y preparación de alimentos que tiene como fin crear un plato
de gusto primordialmente salado-picante que representa y expresa la practica
culinaria de un grupo social lo cual, como ya lo hemos mencionado, articula y forma
las tendencia culinarias.
Por otro lado, se encuentran las recetas llamadas Masa para pasteles y postres que
refiere a todos aquellos productos consumidos normalmente, para finalizar las cenas
con un sabor dulce-acido. Estos platos suelen tener una complejidad menor que los
principios, pero mayor conocimiento culinario que las bebidas o conservas porque
necesitan de utensilios, técnicas de cocción y procedimientos puntuales para su
elaboración.
350
323
307
300
250
200
150
100 92
84 81
56
50 32
5 8
0
Bebidas Comida para Conservas Cosas de Guisados Guisos Masa para Principios Salsas
enfermos vigilia pasteles y
postres
Clasificación
Tabla No. 1: Clasificación de los 988 Platos en los cuatro libros de cocina a partir de la
estructura del libro de cocina de Fray Gerónimo de San Pelayo
48
Los libros de cocina, como se mencionó en el primer capítulo, fueron creados para
registrar un conjunto de recetas. Estas recetas pueden ser tanto tradicionales como
novedosas dentro del quehacer culinario del cocinero que las registra. Tradicionales
porque las tendencias culinarias, al igual que otras actividades sociales, se
constituyen dentro de espacios cotidianos, con procedimientos y técnicas específicas
y rutinarias que se transmiten generacionalmente. Y son novedosas porque dentro
del oficio culinario es indispensable garantizar una permanente renovación del
placer gastronómico. En este sentido la novedad consistía en crear nuevas recetas a
partir de las tradicionales, o en su defecto, reemplazar ingredientes europeos por
americanos, o por aquellos que se conseguían más fácilmente.
600
500
400
557
431
300
200
100
0
Tradicional 56,38% Novedosa 43,62%
En cuanto a la segunda categoría, la función de las recetas, hay algunas que son
registradas en los libros de cocina porque definen elementos del quehacer culinario,
50
y otras que son registradas por su importancia en campos sociales como las fiestas o
las celebraciones religiosas. El primer grupo de ésta segunda categoría posee recetas
con relevancia culinaria porque manifiestan la necesidad de un pre-conocimiento
específico de quien cocina, tanto del oficio, como de los alimentos, los utensilios y las
técnicas, que le proporcionaban al producto un valor estético culinario. Una muestra
de ello, son las recetas de salsas y guisados, cuya redacción no era específica ni
proporcionaba todos los procedimientos, porque partían del supuesto que la persona
tenía ciertas destrezas y conocía los pasos básicos.
Dentro de la categoría de las recetas por función, el segundo grupo, presenta los
platos que cumplen un papel dentro de la cotidianidad social de los novohispanos y
está conformado por recetas relacionadas con aspectos cotidianos mas allá del
quehacer culinario, es decir, su valor radicaba en el uso que se les daba en otras
prácticas culturales como la nutrición, la prevención de las enfermedades, o en los
comportamientos previos a ciertas celebraciones religiosas, etc. En este sentido, las
recetas estaban dirigidas a la alimentación de los enfermos bajo la idea de que ciertos
platos ayudaban a la curación y conservación de la salud. Así mismo, algunas recetas
estaban en función de sustituir el consumo de la carne, los licores y los dulces, los
cuales prohibía la Iglesia antes de algunas fechas religiosas, como en los tiempos de
Día de la Ascensión
Sopa, principios y arroz; Pascua no se da sopa, sólo la vigilia de Navidad.
Ntra. Señora de Guadalupe, sopa y dos principios, San Felipe de Jesús lo
mismo. Estos dos días, para no errar preguntar al prelado. Estas advertencias
son las que tiene el libro de Fray Daniel. "Y Ud. las trasplanta." 115
De esta manera, la categoría de las funciones muestra que las recetas fueron creadas
en su mayoría para obtener una utilidad social relacionada con aspectos culturales, o
para generar una estética culinaria. Teniendo en cuenta las categorías de las recetas
por origen o por función, a continuación se presentará cuantitativamente, primero la
frecuencia de los ingredientes en todos los manuscritos; segundo, la importancia de
los ingredientes dentro de la creación de las comidas, y por último, la fusión de
tendencias culinarias.
En Libro de Dominga Guzmán, María del Carmen León García plantea un análisis de
un libro de cocina del siglo XVIII desde la perspectiva de la historia cultural, para
responder si se puede hablar de un mestizaje social y gastronómico en Nueva
España. Su investigación trata sobre un libro de cocina escrito por Dominga de
Guzmán hacia mediados del siglo XVIII en la ciudad de Toluca. El libro está
compuesto por un total de 107 fojas, escritas por varias personas muy posiblemente
familiares o cercanas a Dominga Guzmán, durante 1750 y 1799. Además en este libro
de cocina, se encuentran 358 recetas, e información adicional de la familia Guzmán,
como fechas de bautizos y pequeñas listas de mercado. La hipótesis de León García
114 El desarrollo completo de la relación entre recetas y otros aspectos culturales se da en el tercer
capítulo apartado dos.
115 Gerónimo De San Pelayo, Libro de cocina, p. 160.
52
es que para la época no es posible establecer un mestizaje gastronómico en todos los
grupos sociales pues, la creación del manuscrito de cocina tiene de forma
predominante recetas y temas relacionados a la tradición española. A partir de esta
hipótesis, desarrolla una historia regional (de Toluca) que tiene como hilo conductor
a la familia Guzmán.
Ahora bien, Maria del Carmen León García en su investigación clasifica las 358
recetas del manuscrito de Dominga Guzmán en 150 recetas saladas y 208 recetas
dulces. Posteriormente presenta la cantidad de ingredientes americanos y europeos
en las recetas saladas y determina que hay una aceptación de los alimentos
americanos pero que no se registra la incorporación de prácticas culinarias indígenas
en los libros de cocina del siglo XVIII. Partiendo de esta idea, y para demostrar que sí
116 Maria del Carmen León García. El libro de Dominga de Guzmán. p. 23.
54
hay una fusión de tendencias culinarias aún cuando haya primacía de la cocina
española, se adoptó por aplicar este mismo método a los cuatro recetarios que se
trabajan en la presente investigación. De tal modo, se compararon las 150 recetas
saladas del manuscrito de Dominga Guzmán y las 644 recetas saladas que aparecen
en los cuatro libros de cocina, para mirar si hay un aumento o disminución de los
alimentos.
55
Comparación de Ingredientes I
400
336
350
300 270
250 219
203
200
157 151
136 134
150 115
103 103 95
78 72 75 82
100 66
53 60
39 43 38 32 48
31 26 24 22
50
611 31 1216 15 82 18 50
3 3 30 21
0
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Ingredientes en 644 recetas de los 4 libros de cocina Ingredientes en 150 recetas de libro de Dominga Guzmán
Tabla No. 3: Comparación de ingredientes entre el Libro de Dominga Guzmán y los cuatro libros de cocina
56
Comparación de Ingredientes II
400
347
350
288
300 275
251
250 224
204
187
200 171 164
142 154 144
150 120
87 85
100 66 56
58 55 47
30 30 35 25 41 38
50 23 17 20 14 19
10 11 6 14 13 15 60 51 8 11
2 0 1 3
0
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Ingredientes en 644 recetas de los 4 libros de cocina Ingredientes en 150 recetas de libro de Dominga Guzmán
Tabla No. 3: Comparación de ingredientes entre el Libro de Dominga Guzmán y los cuatro libros de cocina
57
Comparación Porcentual de Ingredientes I
90,0
76,7
80,0
68,7
70,0
60,0 52,2 52,0
50,0 41,9 44,0
40,0
35,3 31,5 34,0
40,0 24,4 32,0
26,0 25,3
23,4 21,1
30,0 20,7 20,8
16,0 17,3 14,8 16,0 14,7
20,0 11,2 10,7 12,7
6,7 11,6 12,0
7,3 5,0
10,0 0,9 0,5 0,7 1,9 2,0 2,3 2,0 1,2 1,3 0,8 0,5 0,0 0,3 0,7
0,0
0,0
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C a ca r
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% Ingredientes en 644 recetas de los 4 libros de cocina % Ingredientes en 150 recetas de libro de Dominga Guzmán
Tabla No. 4: Comparación porcentual de ingredientes entre el Libro de Dominga Guzmán y los cuatro libros de cocina
58
Comparación Porcentual de Ingredientes II
90,0
80,0
80,0
70,0
58,0 56,7
60,0 53,9
Ta al
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% Ingredientes en 644 recetas de los 4 libros de cocina % Ingredientes en 150 recetas de libro de Dominga Guzmán
Tabla No. 4: Comparación porcentual de ingredientes entre el Libro de Dominga Guzmán y los cuatro libros de cocina
59
La importancia de observar los componentes de las recetas saladas se debe a que a
través de éstas, se puede determinar la utilización de los diferentes tipos de
ingredientes. Como se mencionó, hay dos grandes divisiones de sabor hechas por León
García —Dulces y Salado—, en este caso, solo se tomaron las recetas saladas, pues León
García no presenta la cantidad de apariciones de los ingredientes en las recetas dulces.
Ahora bien, el libro de cocina sobre el cual trabaja León García tiene significativamente
menos recetas que las que se emplean en los cuatro libros de esta investigación.
En la tabla 3 y 4 llama la atención la caída del empleo de las carnes en los recetarios de
la segunda mitad del siglo XVIII. Como se mencionó en el primer capítulo, las recetas
basadas en carne de res, eran fundamentales en la dieta española, los indígenas por su
parte incorporaron las carnes de gallina, carnero y cerdo por su bajo precio y su valor
alimenticio. Esta caída en el consumo de carnes, específicamente la de res puede
evidenciar elementos que de la fusión de tendencias culinarias, puesto que a menos
consumo de carne de res, mayor consumo de cereales como el maíz o los frijoles o
carnes de origen americano, como el guajolote. Pero el aspecto más importante en esta
comparación del conjunto de libros de cocina es lo que tiene que ver con el empleo y/o
aparición de ingredientes americanos. Entre estos se encuentran la calabaza, el camote,
el chile, el fríjol, el jitomate, el mole, la papa, el tamal y el tomate verde. Sin embargo, el
problema no es sólo la aparición de estos ingredientes americanos, sino la manera como
algunos de ellos dan paso a la incorporación de prácticas y recetas típicamente
americanas, como es el caso de los tamales. En el libro de Dominga Guzmán, no hay
evidencia de tamales, en los cuatro libros de cocina se encuentran, en cambio, ocho
recetas de tamales, y siete recetas más donde se hace referencia al Nixtamal 117 o al
tamal. Como se puede observar, a pesar de que hay cambios en los dos conjuntos de
libros, en ambos se están empleando ingredientes americanos en una proporción más o
menos similar, muestra de ello es el chile y el jitomate. Esta es una de las razones que
117El nixtamal es un tipo de masa preparada con maíz y con cal principalmente para la elaboración de
tamales y tortillas en México.
60
permiten demostrar cómo las tendencias culinarias del siglo XVIII, se fusionaban, pese a
que León García insiste en que esto se da sólo a partir del XIX. Existe una diferencia de
cerca de 30 años en la creación del manuscrito de cocina de Dominga de Guzmán y los
cuatro manuscritos de la investigación, lo cual hace probable que cambiara el contexto
en el que se daba la importación de ciertos productos desde España. La tabla 4 muestra
también, los porcentajes de la presencia de ingredientes en relación al número de
recetas, lo que proporciona una perspectiva más clara de la manera como varía la
incorporación de los diferentes ingredientes entre los recetarios del Valle de México y el
de Toluca comentado por León García. Si bien es cierto que, en términos generales, el
comportamiento del empleo de los ingredientes en los dos bloques de recetas es
bastante similar, a partir de estos porcentajes comparativos se pueden observar varias
cosas: en primer lugar, existe una relación homogénea con respecto al empleo de ciertos
ingredientes que servían como condimentos, como es el caso de la cebolla y el ajo. En
segundo lugar, es interesante notar cómo decrece la utilización de algunos alimentos
que eran centrales en las costumbres culinarias españolas, como la pimienta, la canela y
el clavo. Esto se explica en buena medida por la adopción de ingredientes americanos
para la creación de condimentos, además de los costos y las dificultades para
obtenerlos.
61
que los libros de cocina utilizados en esta investigación tienen un número mayor de
recetas fusionadas, es decir, por un lado, la adaptación de algunos ingredientes
americanos, como el chile, el jitomate y el mamón, en recetas tradicionales españolas, ya
sean dulces o saldas muestra un conocimiento sobre algunos elementos culinarios de la
tendencia indígena. Por otro lado, la adopción de recetas como el tamal o el mole,
características de la alimentación indígena dentro de grupos sociales hereditarios de
España, como lo son los españoles y criollos, demuestra que para el siglo XVIII la
cotidianidad culinaria, como otros aspectos culturales de la sociedad novohispana está
en constante cambio y relación.
62
CAPÍTULO 3
En el primer capítulo de este trabajo se definieron los libros de cocina a partir de sus
tres funciones principales, éstas, como se explicó son: registrar un conjunto de recetas;
señalar la experiencia e inventiva del quehacer culinario; y conservar el conocimiento de
la práctica culinaria. Posteriormente se presentó la información particular conocida
sobre los cuatro libros de cocina utilizados en la investigación. De esta manera se
estableció, primero, que fueron creados en el Valle de México durante la segunda mitad
del siglo XVIII; segundo, que tienen influencia de los libros de cocina europeos; tercero,
que utilizan ingredientes originarios de América; y cuarto, que las tendencias culinarias
necesitan de una tradición oral que se materializa en la creación de documentos escritos.
118 Pilar Gonzalbo Aizpuru (Coordinadora) El Siglo XVIII: Entre tradición y cambio, p. 11.
sociales) de las tendencias culinarias predominantes en Nueva España —indígena y
española—. Para el efecto, se trataron las recetas contenidas en los libros de cocina a
partir del análisis de cuadros estadísticos, que dieron cuenta del número de
ingredientes y de las distintas clasificaciones de las recetas; con lo cual tratamos de
observar que sí hay una fusión de tendencias culinarias españolas e indígenas.
Por lo anterior, el presente capítulo se trata insistir en el valor social de los libros de
cocina: las características y relaciones que demuestran que los manuscritos, si bien
provienen de una tradición española, para el siglo XVIII registran una fusión de
tendencias culinarias españolas e indígenas. Para lograr este objetivo, se analizarán los
libros de cocina desde los títulos de las recetas, la redacción de las mismas, la manera
como se revelan aspectos de la vida cotidiana y la formación del gusto.
Por último, a diferencia de los capítulos anteriores en donde se ha reseñado qué tipo de
instrumentos, ingredientes y procedimientos se empleaban, en este apartado lo
importante es observar cómo se narran estos aspectos dentro de la composición de la
receta. Las expresiones no remiten a un lenguaje técnico culinario, sino a experiencias
que nacen de la cotidianidad culinaria. Por esta razón, otra forma de leer el valor social
de los libros de cocina y la fusión de las tendencias culinarias, además de los títulos, es a
través de un examen de la redacción de todo el cuerpo de los manuscritos.
1.1. Los títulos de las recetas: valor social, características y relaciones entre las
tendencias culinarias
Luce Giard explica que la invención de los títulos de las recetas se dan por una doble
configuración social; 119 éstos son, el contexto en el que se crean las recetas y las prácticas
culinarias que se manejan en una sociedad en particular. Separa entonces, tres grupos
de títulos: el primer grupo está compuesto por títulos descriptivos, los cuales, como su
nombre lo indica describen los alimentos, utensilios y pasos necesarios para la creación
119Michel de Certeau; Luce Giard y Pierre Mayol. La invención de lo cotidiano. 2. Habitar y cocinar. pp. 225-
229.
64
de un plato destinado básicamente a la alimentación cotidiana de los hogares. En los
manuscritos novohispanos encontramos 68 títulos que entrarían en este grupo. En esta
clasificación entran tanto las recetas de origen español, como a aquellas en que se
evidencia la fusión de tendencias culinarias. Un par de ejemplos representativos son los
siguientes:
Se ponen a cocer dos pollos con agua, Se remoja el jamón, si hay lugar de un
sal, manteca, pimienta y clavo molido y día antes en agua fría, y si no hay lugar
para llevarlos a la mesa se exprimen se cuece para desalarlo, luego se fríe el
unas naranjas y se echa aceite, no hierve jitomate molido y se le echan unos
con todo esto, ni lleva azafrán. 120 cuantos ajos machucados y la sal
correspondiente; cuajado el jitomate se
vuelve a echar el jamón y se revuelve
todo. 121
Los títulos descriptivos son los de menor porcentaje (6.8%) en el conjunto de las recetas
trabajadas para esta investigación, porque se trata de aquellas recetas que son
importantes por su uso común. Estas fórmulas en los títulos, ofrecían una información
completa: el procedimiento, las cantidades, qué se podía hacer para que tuviera mejor
sabor, como lo menciona “Pollos con naranja”. En otras palabras, eran aquellas donde
menos intervenía la creatividad del cocinero sino su técnica culinaria..
El segundo grupo, está compuesto por títulos analíticos y responde a recetas en las
cuales se precisan los alimentos y utensilios, pero no se explican de manera exacta los
procedimientos o las cantidades para la creación del plato. A su vez, este grupo se
subdivide en analíticas simples y complejas. Ambas se encuentran tanto en libros de
cocina domésticos, en el Cuaderno de guisados o el Recetario novohispano, o en libros de
cocina creados por instituciones —laicas o religiosas— como el manuscrito de fray
Papas Turrón
Las puedes dar como quieras variando o A una libra de azúcar siete claras de
en revoltijo, según queda dicho, o en huevo. 124
aceite y vinagre y cebolla picada. 123
Este tipo de recetas requerían un conocimiento previo del oficio, de manera que no
estaban dirigidas al común de la gente. La receta del turrón o de las papas, no
proporcionaba indicaciones específicas, sin embargo para un cocinero estas narraciones
conllevaban un conocimiento anterior: para producir turrón, a diferencia del merengue,
se requería una mayor proporción de azúcar pulverizada y una menor cantidad de
huevos y sutilezas de este tipo que no son explicitas en la presentación del
procedimiento.
Recetas como Papas, habas, calabaza mediana o turrón son una muestra de la sencillez a la
que estos títulos podían llegar. Sin embargo, los títulos analíticos complejos, que son la
mayoría (56%), solían estar compuestos por un ingrediente y el tipo de plato que se
hacía con él. De esta forma, las Albóndigas de Gallina, Salsa de chilote, Mamones rellenos o
Guiso de conejo para carnero 125 , son platos que a su vez se clasifican como principios,
salsas, pasteles o guisos que requieren de un razonamiento cultural y culinario, es decir,
de un conocimiento previo del cocinero y de un consumo común. El total de las recetas
en este grupo, gracias a su doble clasificación y su escasa pretensión creativa, es de 554,
122 Michel de Certeau; Luce Giard y Pierre Mayol. La invención de lo cotidiano. 2. Habitar y cocinar, p. 228.
123 Gerónimo De San Pelayo, Libro de cocina p. 88
124 Dos Manuscritos Mexicanos de Cocina, p.148.
125 Albóndigas de Gallina: Dos Manuscritos Mexicanos de Cocina, p. 31; Guiso para Carnero: Gerónimo De
Se pica el jitomate crudo y una cebolla en Harás la pasta de como molido, que quede
gajos según fuere, se cogen unos ajos y se jugosa y le echarás pasas, almendras y
doran en la manteca, ya que está refrito el piñones; cogerás mamones de los
ajo se echa el jitomate, si está colorado y redondos chicos, los ahuecarás, los
maduro se echa junto con la cebolla, si rellenarás con la pasta, y con las tapitas
está verde se echa el jitomate primero, su que les quitaste los taparás y los irás
punta de clavo, canela, cominos, azafrán, poniendo en el platón que cubran, les
su jamón, chorizos, huevo duro, echarás su almíbar con vino y luego los
tornachiles, pasas, almendras, alcaparras, taparás con huevos moles, que queden
aceitunas, azúcar y su punta de vinagre y bien cubiertos. Les pones almendras,
perejil. 126 pasas y piñones. 127
El último grupo, los títulos misteriosos, son aquellos platos que por un lado, no refiere
directamente los ingredientes que construyen la comida y necesitan de una explicación
adicional; y, por otro lado, no suelen ser puntuales en la narración de las recetas, como
es el caso del embarrado del recetario novohispano; o el escondido del cuaderno de guisos
caseros:
El embarrado El escondido
Se lavan las pollas muy bien y se ponen a Se echan gallinas en agua con unos
cocer con sal, manteca, y todas las demás pedazos de jamón y sus especies enteras,
especias, en su tanto unos pedazos de se ponen a dos fuegos, se les echa
cebolla, chile verde, tomate y almendras, manteca, vino y vinagre, y al medio día
media taza de aceite de comer y un poco unas cáscaras de almendras tostadas y
de vinagre, se tapa la olla con engrudo y molidas, unas yemas de huevo batidas y
así que están cocidas se sirven en sus cortadas con sumo de limón. 129
platos. 128
67
Cabe resaltar que, por un lado, para la creación de estas dos recetas el cocinero debía
tener una buena experiencia culinaria, debía además, saber las cantidades necesarias de
los ingredientes, los tiempos de cocción, los utensilios y procedimientos requeridos para
la creación del plato. Los ingredientes que conforman estas recetas son de conocimiento
general, tanto en círculos privados —hogares— como en círculos institucionales —
conventos y/o restaurantes—puesto que estructuran un gusto culinario específico y
colectivo.
Por otro lado, los títulos misteriosos se relacionan con una tradición social y culinaria, al
mencionar el lugar geográfico del producto, o un producto típico de un lugar ya que “al
contrario de la comida ordinaria —o cotidiana— no es estrictamente analítico ni
explicativo. [Este tipo de título] Designa otro lugar que llega hasta nosotros, sin ofrecer
la escalera de Jacob hacia alturas sociales”. 130 Es decir, refina el gusto colectivo por
medio de una gastronomía común a la sociedad en general. En los cuatro libros de
cocina, se encuentran 366 recetas con títulos misteriosos. Esto refleja primero, un
conocimiento de varias tendencias culinarias europeas entre quienes crearon y
utilizaron los manuscritos en Nueva España; y segundo, la fusión de las tendencias
culinarias españolas e indígenas. Ejemplo de ello son las siguientes recetas: los Buñuelos
de España y el Clemole Poblano:
130 Michel de Certeau; Luce Giard y Pierre Mayol. La invención de lo cotidiano. 2. Habitar y cocinar, p. 228.
131 Recetario Novohispano, p. 43.
132 Recetario Novohispano, p. 69.
68
encima 131 .
Los buñuelos expresan directamente el origen y el gusto español por este producto, el
clemole por su parte, aunque no señala su lugar de origen, mantienen el nombre
original dado en Nueva España por los indígenas. En este sentido, las 366 recetas que
abarcan este tipo de nombres muestran un refinamiento dentro del quehacer culinario y
la influencia de las costumbres novohispanas en el siglo XVIII.
Al mirar cómo son llamadas las recetas dentro del conjunto de libros de cocina, se pone
de manifiesto que las tendencias culinarias están en permanente cambio y correlación,
que se deben estudiar desde todos los elementos que las conforman. Los libros de
cocina, señalan algunas características de las tradiciones y los cambios tanto de las
tendencias como de las sociedades que las sostienen:
Los nombres de las recetas dejan entrever que éstos se relacionan con el entorno
cultural que los produce, porque títulos de los manuscritos novohispanos revelan por sí
mismos no sólo las prácticas de la cocina que menciona Giard en la cita anterior —
abastecimiento, preparación, cocción—, sino también la fusión de tendencias españolas
e indígenas, a su decir, materia y memora. Igualmente, evidencian otro elemento
importante, pues, la forma como se narran las recetas tienen relación a la experiencia
que quien escribe tiene de su sociedad.
133 Michel de Certeau; Luce Giard y Pierre Mayol. La invención de lo cotidiano. 2. Habitar y cocinar, p. 229.
69
1.2. Las recetas y su lenguaje: reglas del quehacer culinario y su cotidianidad social
En este sentido, la composición de una receta, oral o escrita, está conformada, según
Giard, por “cuatro ámbitos distintos de objetos o de acciones”, 135 que como hemos
mencionado se relatan desde la experiencia de lo cotidiano: los ingredientes, en primer
lugar, marcan el desarrollo de la creación, son la base del resultado final, éste, como se
ha descrito puede ser un principio, guiso o pastel; en segundo lugar, el quehacer
culinario requiere de utensilios y recipientes para la cocción de los ingredientes; en
tercer lugar, procedimientos, acciones y descripciones del cocinero; y finalmente, el
producto final al cual se le denomina con un nombre para su consumo.
A pesar de esta separación en cuatro ámbitos, es preciso señalar que todos los
elementos narrativos de los libros de cocina como documento están interrelacionados,
ya que la escritura y el lenguaje tienen un carácter oral, es decir, se escribe el texto como
Los ingredientes al ser el hilo conductor más evidente dentro de los libros de cocina, no
son agentes estáticos, mantienen una dinámica y valor con respecto a las acciones o
procedimientos de las prácticas culinarias, porque la movilidad de un ingrediente
responde a la función que cumple en enl plato. Por ejemplo, en una receta como el
Axiaco 137 la utilización del chile esta en función de la condimentación del plato, en otras
ocasiones, este mismo ingrediente es el plato en si, como en la receta Migas de chile. 138
Estas prácticas a su vez pueden tener tradición culinaria española o indígena, ya que la
narración de los ingredientes no se queda solamente en mencionar cómo se deben
utilizar los alimentos para la composición de la receta, sino que incluyen un lenguaje
que hace referencia a formas culturales en como se medien y tratan los ingredientes.
Expresiones como “un poco de jitomate” 139 denotan un ingrediente y un peso común
dentro de la lengua del cocinero, pues no se hace necesario explicar con precisión qué
cantidad.
Sobre los procedimientos que se deben seguir con el ingrediente o producto que se está
cocinando es frecuente la comparación. Encontramos entonces referencias como: “se
envuelven como un chilaquile“ 140 o “se cuelan, se cuecen como el atole” 141 que
presentan una apropiación sobre palabras y productos americanos, así como también
representan una acción específica que conoce el lector. Por esta razón, la forma como se
narran los ingredientes explica las necesidades de quienes crearon las recetas y su gusto
culinario a partir de un dialogo verbal o escrito entre la acción de cocinar y la
136 Michel de Certeau; Luce Giard y Pierre Mayol. La invención de lo cotidiano. 2. Habitar y cocinar, p. 222.
137 Dos Manuscritos Mexicanos de Cocina, p. 23.
138 Dos Manuscritos Mexicanos de Cocina, p. 85.
139 Gerónimo De San Pelayo, Libro de cocina, p. 54.
140 Dos Manuscritos Mexicanos de Cocina, pp.131-132.
141 Recetario Novohispano, p. 40.
71
cotidianidad del lugar. Además, evidencia la presencia de la fusión entre tendencias
culinarias, pues, como ya se dijo, aunque el libro está dirigido a españoles, los términos
y acciones que se describen son de origen americano.
Por otro lado, la narración de los utensilios dentro de los manuscritos no es constante,
porque entre el quehacer culinario su utilización es obvia. Los libros de cocina al ser un
instrumento del las prácticas culinarias, son leídos permanentemente por los cocineros.
En este sentido, el manejo de los utensilios supone, por un lado, un conocimiento del
lector, y por otro lado, una cotidianidad de la época frente al empleo de estos
instrumentos. Sin embargo, cuando aparecen en la narración de las rectas es porque su
uso es indispensable para desarrollar la creación del plato. Un ejemplo de ello es la
utilización del metate en las albóndigas, comida de tradición española:
Albóndigas
Se coge un pedazo de pulpa de carnero y un pedazo de carne de puerco, se lava
muy bien y se pica, antes de picarla se despelleja, ya picada se muele en metate,
se le echa clavo, canela, pimienta, cilantro, cominos, azafrán, se pica yerbabuena,
perejil y se revuelve con esta carne, con su punta de vinagre, vino, ajos, manteca
y huevos, se le echa a esta carne y se amasa, ahora se hace el relleno para
rellenarlas con pedacitos de jamón, pasas, tornachiles, almendras, alcaparras,
aceitunas en escabeche, pedacitos de chorizos y huevos duros; a este relleno se le
echan las mismas especias y su vino, jitomate picado, perejil y manteca, se
revuelve este relleno, sin llegar al fuego se coge la cantidad de carne picada, un
pedazo que hincha la mano y le hace un agujero y se le echa del dicho relleno y
se van envolviendo muy bien, ha de estar el caldillo de jitomate hirviendo a
borbollones, así se han de ir echando las albóndigas y se han de cocer unas
cebollas y duraznos, se han de echar unos dientes de ajo; después de sazonado
con todas sus especias un terrón de azúcar. 142
De esta experiencia relativa del tiempo dependen los procedimientos y las acciones, es
decir, el conjunto de cosas que hay por hacer: desde pelar, moler o batir un ingrediente,
hasta la forma de cocción y su presentación. Así, las narraciones de las recetas no apelan
a un lenguaje técnico como el que se encuentra en los recetarios actuales, sino a un
relato en el cual los procedimientos y acciones recurren a imágenes cotidianas. Un
ejemplo se encuentra en esta forma de hacer hojuelas para tomar el muy americano
chocolate:
73
Como se nota en esta receta, la narración presenta las acciones en un mismo momento:
desde la citación de los ingredientes, hasta los diferentes procedimientos pasando por el
empleo de diferentes utensilios, todo se presenta en conjunto, sin pausas. El lenguaje se
basa en acciones cotidianas que entendería una persona de su época. En este caso, el
tratamiento de la masa es diferente, ésta se apuña hasta que haga ojitos; o la medida de la
levadura no es concreta como la harina y el azúcar, se describe como del tamaño de un
huevo. La cotidianidad desde la que se narra la fórmula, la unidad de este relato termina
con la siguiente frase: se cuece en un comal. Éste es un instrumento de origen indígena
que hace parte de la cotidianidad del cocinero que usa el recetario o de aquél que lo
escribe, de nuevo, estos aspectos cotidianos muestran valores cualitativos que prueban
la fusión de tendencias culinarias que la cuantificación no hace visibles.
74
en el plato con un real de polvo de canela, echándole por encima. Para dos cocos
el doble. 146
Este último aspecto, la presentación, es frecuente dentro de los libros de cocina, lo cual
refleja que los platos no sólo cumplen con la función básica de alimentar, sino que
también tienen un carácter estético, un refinamiento del gusto. Esto se complementa con
el uso reiterativo de expresiones antes mencionadas como “sabroso” o “bonito”. El
gusto es una experiencia cultural que se constituye desde la cotidianidad social, y estas
recetas manifiestan una acción particular, que se observa en la forma de adornar y
presentar los alimentos.
Al analizar la redacción de las recetas, estas crean una imagen de doble vía en el lector:
por un lado, cómo se debe proceder dentro de la cocina, y por otro, cómo se debe
presentar el producto. Estas dos imágenes se manifiestan en colores, como por ejemplo
la combinación del jitomate (rojo) con el chile (verde), crea una experiencia visual, pero
también olfativa, que se convierten en una experiencia densa. Se entiende por esta
expresión, aquellas recetas que combinan productos fuertes —gustativa u
olfativamente— y cuyo resultado es un plato de sabores fuertes. Por ejemplo, mezclar
pimienta, clavo y azafrán en una misma receta, proporciona una experiencia densa del
gusto, lo que refleja la predilección de una sociedad como la novohispana por sabores
intensos, agrios y dulces, principalmente.
En la tradición de la cultura cristiana desde la Edad Media, era usual relacionar los
alimentos con la salud. Esta relación se dio a partir de la teoría de los humores creada
por Hipócrates 147 , en la que se plantea que las enfermedades se generan a partir de
desórdenes en los cuatro humores -sanguíneo, flemático, colérico y melancólico-,
relacionados a su vez con los cuatro elementos de la naturaleza (aire, agua, fuego y
tierra). Estos humores se controlaban a partir de la alimentación. Por ello, la función
tanto del cocinero como la del médico, era la de atender al enfermo y mantener el
bienestar del sano.
Ésta tradición se prolongó hasta los tiempos modernos, como bien lo explica Juan Cruz
en su trabajo “Dietética medieval”, donde demuestra que en obras como el Quijote,
existe una estrecha relación entre comida y salud. 148 Con respecto a ésta relación, Cruz
explica que en toda Europa, para la clasificación de productos y platos, se tenía un
147 460 a.C.- 377 a.C. Para información general sobre la vida y los tratados médicos ver: “Hipócrates” [en
línea], disponible en: http://es.encarta.msn.com/encyclopedia_761576397/Hip%C3%B3crates.html o
http://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3crates recuperado: 18 de Julio de 2008.
148 Juan Cruz Cruz, Dietética Medieval, p.11
76
conocimiento sobre los cinco sabores básicos. De esta manera, los sabores dulces,
picantes y amargos eran entendidos como sabores intensos; los amargos como sabores
leves y los salados como sabores moderados.
A su vez, a estos sabores se les reconocían propiedades curativas. Por una parte, los
dulces tenían un carácter húmedo, blando y nutritivo, porque eran intensos en el
paladar y ofrecían a otros órganos del cuerpo nutrientes básicos para su desarrollo, sin
embargo, en grandes cantidades afectaba la digestión por ser intensos. Las propiedades
de los sabores picantes, estaban en función de la circulación sanguínea en la medida que
producían calor en el cuerpo y en el alma. Eran recomendados para aquellas personas
que sufrían del bazo 149 y de temperamento frío. Por su parte, los amargos funcionaban
para problemas de pulmones y estreñimiento pues “disuelven y atacan los ligamentos
de la lengua; mezclados con otros sabores dan poco nutrimento, mas para quien tiene
lombrices son óptima medicina”. 150 Los ácidos al ser sabores leves estimulaban el
apetito en los enfermos y ayudaban a evitar la fiebre, los malestares estomacales y las
depresiones. Por último, los sabores salados, catalogados como moderados servían
también para la digestión y enfermedades intestinales, pero “producían sed, porque
secaban los humores”. 151
De esta manera, tanto los cocineros como los médicos cumplían con la función de crear
recetas y tratados sobre la comida:
Desde el siglo XVI hasta bien entrado el XVIII, los tratados de medicina y los
médicos se ocuparon profusamente de alimentos y propiedades medicinales de
los alimentos; y los cocineros, de medicina. En toda Europa, los recetarios
culinarios, renacentistas, o del Barroco abordan la cuestión de la comida no sólo
149 “El bazo es un órgano formado por sangre y células, esencialmente linfocitos, situado en el abdomen, a
la derecha del estómago, bajo las costillas. De color rosado, pesa, en estado normal entre 100 y 250 gramos
y en estos casos no se puede palpar desde el exterior. Sin embargo, cuando se ve afectado por alguna
enfermedad, aumenta de manera considerable de volumen y llega a pesar entre 3 y 4 kilos.” En: “Bazo”
[en línea], disponible en: http://www.institutobiologico.com/seminarios/bazo.htm recuperado: 18 de
Julio de 2008.
150 Juan Cruz Cruz, Dietética Medieval, p. 175.
151 Juan Cruz Cruz, Dietética Medieval, p. 175.
77
desde el punto de vista del gusto, sino también a partir de sus propiedades
medicinales, preventivas o curativas. 152
Para el siglo XVIII aunque su relación se vio debilitada por la aparición de muchos
alimentos nuevos, esta reciprocidad entre la alimentación y la salud se traslada también
a las colonias españolas. Encontramos dentro de los libros de cocina novohispanos
comidas especiales para enfermos en donde los sabores y los ingredientes juegan un
papel importante. A continuación una de las nueve rectas.
Otro
Se muele el morcón, jitomate y yerbabuena, clavo, canela, se calienta la manteca,
se fríe el ajo, se saca y se echa cebolla picada y frita, se echa el morcón con el
jitomate, a que se fría mucho, se le echa el caldo de gallinas o carnero, si quieren
se le echa granada y un poco de vino. 153
La receta se puede clasificar en dos grupos de sabores que se combinan a partir de los
ingredientes utilizados, no en función del gusto, sino de la salud. Uno de los grupos
está conformado por los sabores ácidos, que, como se mencionó anteriormente actúan
sobre problemas estomacales y para abrir el apetito. Los ingredientes que la componen
son: jitomate, hierbabuena, clavo, canela, cebolla, ajo, granada y vinagre. El segundo
grupo, los sabores salados y moderados, son los ingredientes como: la mantequilla, la
carne de gallina o carnero y el morcón: funcionan para la digestión.
152 Citado por Maria del Carmen León García, El Libro de Dominga Guzmán, p. 81.
153 Recetario Novohispano, p. 24.
78
2.2. Alimentarse para purificarse
Días de sopa
Vísperas de Navidad, sopa y dos principios, pescado frescal y seco, frijoles
blancos y arroz. Viernes de Dolores, San José, Encarnación; lo mismo. Jueves
Santo, lo mismo y empanadas de pescado frescal. Viernes Santo, encima de la
sopa va el pescado frescal frito y frijoles blancos en su plato. Sábado Santo, no
hay sopa, lo que hay es un pescado pero frescal y frijoles blancos y arroz. Pero si
la Encarnación cayese en el carnaval, no hay más que 2 principios, uno de gallina
y arroz." San Felipe de Jesús. Nuestra Señora de Guadalupe, tantos los han
hecho de primera clase y para no errar preguntar al Prelado. San Miguel de
primera clase. San José siempre primera clase. 156
155 Gerónimo De San Pelayo, Libro de cocina, p. 129. La receta como su título lo advierte, es para recibir la
cuaresma y dice: “Merienda el día que señala el prelado, salida de Adviento y Cuaresma, almuerzo”.
156 Gerónimo De San Pelayo, Libro de cocina, p. 130
80
de carnes blancas, y frijoles, que en la colonia mexicana eran un símbolo de austeridad.
Igualmente es importante tener en cuenta que estas recetas se consumían en los días
previos a la fiesta, por la razón que se ha mencionado anteriormente, la purificación del
cuerpo y del alma. Sin embargo es curioso dar cuenta que el tipo de alimentos que se
consumían después para celebrar el acontecimiento no eran precisamente austeros. En
el México del siglo XVIII, cuenta Quiroz que “en las fiestas los dulces eran infaltables,
ya que eran el medio de propiciar en las personas una energía desbordante para el
regocijo y la alegría”. 157
Finalmente, fue tan importante esta relación de la comida con la fiesta en la colonia, que
se heredó a la actual cultura, no solo mexicana, sino también en la mayor parte de
América, donde las fiestas religiosas están emparentadas con ciertos tipos de comida.
Por ejemplo, se continúa evidenciando el mandamiento de la iglesia que prohíbe comer
carnes rojas en las vigilias de cuaresma, o la recomendación de comidas frugales a
manera de penitencia. Pero también, la elaboración de ciertos platos relacionados con la
fiesta de navidad o pascua, como es el caso de la natilla o los buñuelos. En este sentido,
vale la pena mencionar este texto de Octavio Paz, en el que se refleja la importancia de
la fiesta dentro de la tradición cultural mexicana.
El solitario mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas. Todo es ocasión
para reunirse. Cualquier pretexto es bueno para irrumpir la marcha del tiempo y
celebrar con festejos y ceremonias hombres y acontecimientos. Somos un pueblo
ritual. Y esta tendencia beneficia a nuestra imaginación tanto como a nuestra
sensibilidad, siempre afinadas y despiertas. El arte de la fiesta, envilecido en casi
todas partes se conserva intacto entre nosotros. En pocos lugares del mundo se
puede vivir un espectáculo parecido al de las grandes fiestas religiosas de
México, con sus colores violentos, agrios y puros, sus danzas, ceremonias, fuegos
de artificio, trajes insólitos y la inagotable cascada de sorpresas de los frutos,
dulces y objetos que se venden esos días en plazas y mercados. 158
En primer lugar, el quehacer culinario de españoles e indígenas desde el siglo XVI fue
consolidando un intercambio entre ambas tendencias culinarias que se encontraron en
Nueva España a partir de la reciprocidad en el consumo y uso de productos,
ingredientes, técnicas y procedimientos. Para el siglo XVIII el fenómeno que se
159 Michel de Certeau; Luce Giard y Pierre Mayol. La invención de lo cotidiano. 2. Habitar y cocinar, p. 175.
encuentra es la fusión de éstas tendencias, fusión que se manifiesta a en los libros de
cocina. Sin embargo, ésta fusión de tendencias culinarias registradas en los manuscritos
del siglo XVIII no es tan fácil de ver, porque el análisis histórico que se le ha hecho de
este tipo de fuentes generalmente puntualiza en el intercambio de alimentos, a partir de
análisis cuantitativos, sin mostrar aquellas cosas tan cotidianas que salen de los libros
de cocina, como los cambios de sabores en las comidas, la invención de nuevos platos,
el gusto y la apropiación sobre todo el conjunto de experiencias que implica la práctica
culinaria, a demás del lenguaje empelado en los libros de cocina. Ahora bien, estos
elementos cotidianos, “invisibles” según Luce Giard, muestran una transformación, no
sólo las prácticas culinarias, sino también las percepciones sociales sobre la
cotidianidad, pero, los análisis cuantitativos no los pueden percibir, de allí que se haya
optado por un trabajo cualitativo que se llevó a cabo en el tercer capítulo.
En segundo lugar, los libros de cocina, si bien, tiene una tradición española y por ello
tiene como función conservar sus recetas, también registran la lenta introducción en la
sociedad novohispana de ingredientes, utensilios, procedimientos, gustos culinarios,
sabores y texturas características de los indígenas, que definen e identifican la fusión de
tendencias culinarias. Ésta fusión, consiste en apropiarse del quehacer culinario y de las
costumbres de los agentes en encuentro. Los libros de cocina tienen por ello un valor
social, culinario e histórico que va más allá de la cuantificación de sus elementos,
porque tienen una lógica narrativa que revela las necesidades, las diferencias y los
secretos de quienes escriben y cocinan las recetas (ver tercer capítulo).
En tercer lugar, las actividades o formas de actuar dentro del quehacer culinario y la
cocina están relacionadas con la vida cotidiana y material de la sociedad del siglo XVIII
en Nueva España. Es decir, los manuscritos de cocina permiten visualizar las relaciones
cotidianas de las personas, las necesidades físicas o espirituales, en la medida en que se
trabajen desde los valores cualitativos y entendiendo este tipo de fuentes como un
objeto histórico. Normalmente, los libros de cocina, son utilizados dentro de la historia
como un elemento complementario de otros aspectos sociales de la vida cotidiana
83
mientras que aquí se mostró un análisis desde la vida cotidiana que nos permitió revisar
algunos lugares comunes de la historia de la alimentación.
Para terminar, se puede afirmar que las tendencias culinarias son, como dice el epígrafe
una “encrucijada de historias” que se ocultan en la cotidianidad silenciosa de una
sociedad determinada, son juegos permanentes entre las necesidades reales y los sueños
inalcanzables y reflejan lo más rutinario y a su vez lo más sensible y delicado de una
sociedad. Talvez, el carácter “invisible” de las prácticas cotidianas, en este caso las
prácticas culinarias, ha hecho que la historiografía pase rápidamente por fuentes como
los manuscritos de cocina y solo se usen para corroborar datos o para cuantificar sus
elementos, aquí consideramos que el exhaustivo análisis de los cuatro libros de cocina
que se realizó desde la perspectiva de la historia de la vida cotidiana y haciendo énfasis
en aspectos cualitativos, muestra una nueva alternativa en el uso de tales documentos
que rescata dimensiones de una cotidianidad que suele quedar en el silencio.
84
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90
ANEXOS
NOVOHISPANOS
Ejemplos
91
(América) Biznaga escarchada, postre originario de T.R:42
México. El acitrón también es conocido
Norte y Centro como Chiles en Nogada. Sin embargo, el 38, 218
Acitrón América término Acitrón se ha vuelto tan común
que es utilizado como sinónimo de fruta
escarchada.
(Africano)
93
potasio.
Záfaran
(Flor blanca)
94
Cacao (América) Se denomina cacao a: en primer lugar, al T.R:1
fruto y semilla cacaotero en forma de
Theobroma Desde México mazorca que crece directamente del 622
cacaoL. hasta Brasil. tronco. En segundo lugar al producto
resultante de la fermentación y el secado
Theobroma del de las semillas del cual se saca el
Griego. componente básico del Chocolate y en
tercer lugar al polvo que se obtiene de la
(alimento de los molida de los granos del cual
dioses) anteriormente se le extrae su grasa o
manteca.
Cacao del Maya
Ka´Kaw. Existen tres variedades de Cacao. El
criollo, el forastero y el trinitario.
95
Del Náhuatl. Perú, Bolivia siglo XVI obteniendo buena aceptación. Es
Ecuador. reconocida además por sus características
Camohtli nutritivas, fácil cultivo y producción.
Entre sus variedades más comunes están
el Camote Blanco, Amarillo y Morado. En
México el consumo de Camote se da como
dulce, postre, compota o fruta cristalizada.
Y este del
italiano.
Cannella
(diminutivo de
Caña)
Del latín.
Agnus carnarius
96
Allium cepa Afganistán, Persia muchas variedades forman parte de la 21, 24
y China. familia de las Liliáceas, de raíz fibrosa y
Del latín. tallo de seis a ocho centímetros de altura.
Cicera.
Chile Ancho o (América) Originarios de México, se dice que gracias T.R: (en
Verde a ser cultivado en el valle de Puebla es chile)
México, conocido como Chile Poblano al
Guatemala consumirse verde
97
Salsicium pimentón, lo cual lo diferencia de otros
embutidos como la salchicha. En América
hay muchas versiones sobre éste
producto, en México por ejemplo la carne
de cerdo no se pica y el adobo se hace a
base de chiles y otras especias como el
laurel.
Clavo de Olor Indonesia Brotes secos de las flores del árbol del T.R:128
clavo. Es usada en casi todas las culturas
Syzgium del mundo como especia aromática. Su 14, 22
aromaticum o aceite es usado por sus propiedades
medicinales como anestésico o relajante
Eugenia muscular.
caryophyllata
98
caulis como el Chucrut.
Coliflor (África, Asia) Variedad del col que está compuesta por T.R:4
diversas cabecitas en forma de árboles de
Brassica oleraceae Egipto, Turquía color blanco. Su principal componente es 893, 912
el agua y es rico en fibra dietética y
Del latín. vitamina B6.
caulis y flor
Cuniculus de
origen
prerromano.
99
Del náhuatl. Europa en el siglo XVI por Francisco
Hernández, médico de Felipe II, como
Epazõtl, epatli purgante natural y antiespasmódico. En
México es usado además como
(zorrillo) y ingrediente de tortillas.
Zotli (hierba)
Aspharagos
(brote)
Phaseolus
100
Del latín. en los desiertos por su resistencia y
jugosidad. Es utilizada para la creación de
Malum dulces, mermeladas o jugos. Es rica en
(manzana), antioxidantes, potasio, calcio, hierro,
granãtum magnesio, cobre y vitaminas C, B y E.
(con granos)
Del náhuatl.
cuauhcamotli
huexolotl
Del latín.
faba
101
Y este del platos dulces, picantes, amargos o salados.
sánscrito. También se encuentra en polvo para su
utilización en pastelería o galletería.
Singavera
Sirve para tratar las náuseas, la gastritis o
(formado como ulcera por ser tónico y expectorante.
un cuerno)
102
Lactuca sativa La India. S.C.) las ensaladas y como acompañamiento. 26, 47
Laymún
Limu
Y este del
sánscrito.
Nimbú
103
Del latín vulgar. España está recién hecha. 159, 225
Lucanicia
Mattiãna [mala]
104
Mejorana (Asia) Hierba aromática (seco-tierra). Su esencia T.R:8
es de color amarillo verdoso. Es usada
Origanum dentro de la gastronomía para aromatizas 13, 601
majorana sopas, salsas y carnes. Es tónica y
antiespasmódica.
De mayorana.
(manzana dulce)
(salsa)
napus
105
Este de árabe.
Nãrang
Nãrang
Y este del
sánscrito.
nãranga
nextamalli
Castañas y avellanas.
Origãnum
106
importante dentro de la dieta americana.
Se usa como melado, en postres y dulces,
además se consume como bebida fría o
caliente. Es rica en fósforo, calcio y
vitaminas.
pirum
Pe[i]ressil
piscãtus
Piccione
Pipío, -onis
107
Piper nigrum India mediterráneo. 14, 15
108
Bos tausus especialmente por su carne, piel y leche. 9, 30
Los críos son llamados terneros o becerros y
los jóvenes novillos.
109
Ternera Carne de vaca de menos de seis meses de T.R:14
edad. Es la carne más suave de los
De tierno. vacunos. 86, 87
Tonalli (verano)
Chilli (chile)
Vinum acre
110
Vinum Oriente.
111
ANEXO NO. 2: RECETAS CITADAS O UTILIZADAS
Un Pastel de Echarás a cocer una pechuga de gallina y cuando esté Dos Manuscritos
cocida sácala y pícala muy menuda, picarás una poca de Mexicanos de
ave para
enjundia fresca de la misma gallina y mezclada con la Cocina
enfermos carne y sazonada de sal, muy poca especie y unas gotas
de vino, un poco de caldo, harás tu pastel; cuécelo y lo
Receta No. 95 espesarás con dos yemas de huevo, un poco de caldo y
agrio de limón; algunas rosas podrás echarle al asado por
encima.
Salsa de Asados o cocidos quítales el pellejo, muélelos y échale ajo Libro de Cocina
Jitomates molido, perejil picado, pimienta y vinagre. del Hermano Fray
Gerónimo de San
Receta No. 686 Pelayo
Salsa de Con manteca dora pan, un poco de jamón, ajos, cebolla y Libro de Cocina
Jitomates estando, echa bastante jitomate; estando el caldo, del Hermano Fray
sazónalo con sal, pimienta y clavo. Gerónimo de San
Receta No. 698 Pelayo
Pollos con Se ponen a cocer dos pollos con agua, sal, manteca, Dos Manuscritos
Naranja pimienta y clavo molido y para llevarlos a la mesa se Mexicanos de
exprimen unas naranjas y se echa aceite, no hierve con Cocina
Receta No. 49 todo esto, ni lleva azafrán.
Jamón con Se remoja el jamón, si hay lugar de un día antes en agua Recetario
Jitomate fría, y si no hay lugar se cuece para desalarlo, luego se Novohispano
fríe el jitomate molido y se le echan unos cuantos ajos
Receta No. 482 machucados y la sal correspondiente; cuajado el jitomate
113
se vuelve a echar el jamón y se revuelve todo.
Habas Remojadas y quitadas las cascaras, lávalas bien y ponías Libro de Cocina
con agua y sal a cocer; las espumas bien y estando le del Hermano Fray
Receta No. 779 echas dentro una cabeza de ajos entera, poleo picado y Gerónimo de San
chiles anchos picados, y las cuidas para que no se Pelayo
asienten, meneándolas y dejando que se vayan cociendo.
Calabaza Cocida, fríes pan rayado, échale agua caliente, dulce vino Libro de Cocina
Mediana o vinagre, canela y clavo; sazónalo de sal y echa la del Hermano Fray
calabaza dentro. Gerónimo de San
Receta No. 792 Pelayo
Papas Las puedes dar como quieras variando o en revoltijo, Libro de Cocina
según queda dicho, o en aceite y vinagre y cebolla del Hermano Fray
Receta No. 787 picada. Gerónimo de San
Pelayo
Guiso de Con manteca dora un poco de pan, ajos, cebolla y poco Libro de Cocina
Conejo para jitomate, deslíe 2 o 3 tablillas de chocolate en vinagre y del Hermano Fray
Carnero échalo en el guiso con el caldo, perejil y pimienta, échale Gerónimo de San
la carne cocida y déjalo a fuego manso. Pelayo
Receta No. 642
Salsa de Se pica el jitomate crudo y una cebolla en gajos según Dos Manuscritos
Chilote fuere, se cogen unos ajos y se doran en la manteca, ya Mexicanos de
que está refrito el ajo se echa el jitomate, si está colorado Cocina
Receta No. 400 y maduro se echa junto con la cebolla, si está verde se
echa el jitomate primero, su punía de clavo, canela,
cominos, azafrán, su jamón, chorizos, huevo duro,
tornachiles, pasas, almendras, alcaparras, aceitunas,
azúcar y su punta de vinagre y perejil.
El Embarrado Se lavan las pollas muy bien y se ponen a cocer con sal, Recetario
manteca, y todas las demás especias, en su tanto unos Novohispano
Receta No. 473 pedazos de cebolla, chile verde, tomate y almendras,
media taza de aceite de comer y un poco de vinagre, se
tapa la olla con engrudo y así que están cocidas se sirven
en sus platos.
El Escondido Se echan gallinas en agua con unos pedazos de jamón y Dos Manuscritos
sus especies enteras, se ponen a dos fuegos, se les echa Mexicanos de
Receta No. 20 manteca, vino y vinagre, y al medio día unas cáscaras de Cocina
almendras tostadas y molidas, unas yemas de huevo
batidas y cortadas con zumo de limón.
Huevos Se mide una taza de agua y se echa un pedazo de azúcar, Dos Manuscritos
Batidos se echa en una olla y ya que está hirviendo dicha agua se Mexicanos de
echan die/ yemas de huevo y se baten con un molinillo Cocina
Receta No. 299 como chocolate, y así que hayan hervido se echan en
tazas con azúcar y canela por encima.
Migas de Chile Se echan a remojar unos chiles y pan frío, se exprime y se Dos Manuscritos
revuelve con el chile, se fríe el ajo con la manteca, se hace Mexicanos de
Receta No. 214 como tortilla y se pone entre dos fuegos, ya que está a Cocina
medio cocer se clavetea con pasas, almendras, ajonjolí y
se sirve con azúcar y canela.
Salsa de Fríe en manteca jamón, unos ajos, cebolla y un poco de Libro de Cocina
115
Chícharos jitomate, échale chicharos y sazónalos con clavo y del Hermano Fray
azafrán, espésalos con yemas. Gerónimo de San
Receta No. 700 Pelayo
Memoria de A una libra de harina cinco yemas de huevo, dos onzas Dos Manuscritos
Hojaldrado de manteca y una poquita de agua fría con sal, se amasa Mexicanos de
y se ponen unas hojas quitando el borde por donde se Cocina
Receta No. 362 untan de manteca tibia, se ponen unas sobre de otras,
todas las que quisieren, se envuelven como un chilaquile
y después se corta en rebanadas, se extiende y se pone a
que cueza un poco de abajo y después se le echa la pasta
que quieran, se pone entro dos ruegos, y tenga cuidado,
no se queme.-
Otros pollos Los pollos crudos y hechos cuartos se estofan con jamón Dos Manuscritos
distintos en y ajo, clavo, canela y pimienta, luego se echan en una olla Mexicanos de
Nogada y a dos tantos de vino uno de vinagre de castilla, se Cocina
ponen a hervir hasta que estén cocidos, agua ninguna, si
Receta No. 176 hubiere menester más caldo, se echa un tanto de vino y
mitad de vinagre, en el ínterin se muele nogada con ajo,
migajón de pan remojado y sal; cuando los pollos estén
cocidos se les echa sal y para ir a la mesa se pone la
nogada extendida en un platón y se pone capa de pollos
116
y capa de nogada y se sirven.
Pollos Se asan estos pollos, allí se les echa jitomates, pimienta, Dos Manuscritos
Agridulces clavo, canela, cebollas enteras, duraznos o, a falta de Mexicanos de
éstos, manzanas, allí se le echa vino, vinagre, pasas, Cocina
Recta No. 200 almendras, agua, manteca, azafrán, azúcar hasta que
endulce, se coge todo esto sin desbaratar las cebollas, se
pone a fuego manso y en sazonando se le echa ajonjolí
por encima.
Hojuelas para A tres libras de harina, una de azúcar, tres huevos con Recetario
tomar claras y tres yemas, cuatro pozuelos de vino blanco y Novohispano
chocolate más de medio de manteca derretida, y en una taza
caldera de agua de anís se desbarata un pedazo de
Receta No. 453 levadura del tamaño de un huevo, y no se amasa como
todas las masas, sino que se apuña, hasta que partiéndola
con cuchillo haga ojitos, y se va extendiendo, y en un
comal se cuece.
Modo de hacer A dos libras de azúcar bien clarificada y colada, para lo Recetario
la cocada que se tiene prevenido un coco regular rallado. Acabado Novohispano
de colar la almíbar se pone al fuego y se le echa el coco,
Receta No. 619 se menea seguido hasta que quede espesa, se aparta y se
deja en el mismo cazo hasta que se enfríe. En éste se
baten catorce yemas de huevo en dos cuartillos de leche y
se mezclan en el cazo de la pasta y se pone en la lumbre,
no se deja de menear hasta que tome punto de cajeta, se
aparta, se adorna y se pone en el plato con un real de
polvo de canela, echándole por encima. Para dos cocos el
doble.
Antes de Merienda el día que señala el prelado, salida de Adviento Libro de Cocina
Adviento y y Cuaresma, almuerzo. del Hermano Fray
Cuaresma Gerónimo de San
Pelayo
Receta No. 906
Días de Sopa Vísperas de Navidad, sopa y dos principios, pescado Libro de Cocina
frescal y seco, frijoles blancos y arroz. Viernes de Dolores, del Hermano Fray
Receta No. 910 San José, Encarnación; lo mismo. Jueves Santo, lo mismo Gerónimo de San
y empanadas de pescado frescal. Viernes Santo, encima Pelayo
de la sopa va el pescado frescal frito y frijoles blancos en
su plato. Sábado Santo, no hay sopa, lo que hay es un
pescado pero frescal y frijoles blancos y arroz. Pero si la
Encarnación cayese en el carnaval, no hay más que 2
principios, uno de gallina y arroz." San Felipe de Jesús.
117
Nuestra Señora de Guadalupe, tantos los han hecho de
primera clase y para no errar preguntar al Prelado. San
Miguel de primera clase. San José siempre primera clase.
Otro de As de tomar una gallina o capón: y ponlo en orden así Libro de Cocina.
Gallinas o de como si lo hubieses de azar y hacerlo pedazos: y con una Libro de guisados
Carne mano de mortero quererle muy bien los huesos de manjares y potajes
manera que pueda salir la sustancia de ella: y ponla en
Receta Folio. una olla nueva muy limpia: y poner en la olla canela (Ruperto de Nola)
XXXIII entera: y clavos enteros: y un poco de azafrán porque
alegra el corazón: y todo atado dentro de un paño de lino
limpio: y muy lavado: y puesto en la olla colgado el
trapillo de un hilo que sea muy limpio o suelto si quiera:
y a tapar muy bien.
Jalea de Agraz Has tomar el agraz, y desgranarlo media arroba, ó seis La Cocina del
libras, lo quisieres, y ponerlo á cocer con la cantidad de Barroco
Receta Pág. 168 agua que cubra, y luego colarlo por el paño, ó el cedazo,
y tener azúcar clarificado, y tres partes de zumo de (Francisco
agraz, echar dos de azúcar clarificado, que tenga muy Martínez Montiño)
poco punto cuando se eche en el zumo, y ponlo á hervir.
Hasta que haga un punto como las amacenas
118
ANEXO NO. 3: GLOSARIO GENERAL
Agraz: (del Fr. Verjus: zumo verde) zumo ácido extraído de la uva blanco o de la manzana. Se
usa para sustituir el zumo de limón o vinagre. Utilizado principalmente para la condimentación
de carnes, pescado o salsas. Su uso es conocido desde la edad Media, el cual se extendió a
América en el siglo XVI.
Almirez: (del Ár. hisp. Almihrás o almihráz y este del. Ár. clás. Mihrãs) mortero de metal con su
pilón para machacar o moler.
Bobo: (Joturus dichardii, Poey) Pez de agua dulce sin escamas, rollizo, de carne blanca comestible
solamente cocinado, de sabor suave.
Batea: (del Ár. hisp. Batía: lugar llano) Recipiente: Bandeja o azafate, de madera normalmente o
con pajas de una sola pieza.
Cardo: nombre común que recibe la alcachofa. En el siglo XVIII se solía comer tierno y guisado.
Cazuela: Recipiente: utensilio profundo, generalmente con dos asas, que a diferencia del cazo
tiene mango en su lugar. Para el siglo XVII denominan los recipientes de barro.
Cedazo de Tambor: Recipiente: redondo, hecho de madera ligera, con crin o alambre para colar
alimentos delicados.
Chirivía: planta de la familia de las Umbelíferas, con tallo acanalado de nueve a doce centímetros
de alto, hojas parecidas a las del apio, flores pequeñas y amarillas, semillas de dos en dos y raíz
fusiforme blanca o rojiza, carnosa y comestible.
Cuartillo: ½ litro.
119
Desflemar: dejar alimentos en agua de sal por un tiempo para despejar su sabor amargo o fuerte.
Posteriormente se enjugan para su cocción.
Epazote: (del Náhuatl epazotl: hedor o sudor) planta utilizada para infusiones o condimento.
Escobeta: escobilla de raíz de zacatón corta y recia, utilizada para restregar los utensilios.
Especias: condimentos comunes como culantro, comino o pimienta; o finos como azafrán, clavo,
canela o nueces.
Garabato: varilla de hierro terminada en varios ganchos, donde colgaban la carne y los jamones;
pendía del techo. Dio origen al dicho popular: "Un ojo al gato y otro al garabato."
Hisopillo: (del diminutivo de hisopo) planta aromática útil para condimentos, de la familia de las
labiadas, utilizada también en aplicaciones médicas para malestares estomacales.
Jitomate: fruto rojo y grande, del náhuatl, xitli, ombligo, y tomatl, tomate.
Librillo: Recipiente: vasija de barro con boca amplia, más ancho por los bordes que alto por el
fondo.
Mazamorra: (voz derivada tal vez del árabe bagsamat: galleta de barco) Se quiere decir una masa
o bizcocho espesado o con la materia pulverizada o desmigajada.
Metate: (del náhuatl metlal, metate, y pilli, hijo, ayuda) Recipiente: piedra cuadrilonga, curva, de
tres patas y una mano también de piedra llamada metlapil.
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Molcajete: Recipiente: de piedra o barro con tres pies cortos y una mano de piedra llamada
tejolote, que sirve para hacer las salsas. Molcajete, del náhuatl, molli, salsa, y caxitl, cajete. Tejolote,
del náhuatl, tetl, piedra, y xólotl, muñeco (almirez).
Mulsa o Mulso: jugo de fruta mezclado con miel de maíz o azúcar. Coulis en francés.
Onza: 29 Gramos.
Panecillo: o pan, pasta de grana cochinilla molida y amasada con baba de nopal; usado en
repostería para colorear los alimentos.
Prebe: salsa, para sazonar viandas. También aparece en el recetario como prebre y pebre.
Pimiento: gordo, chile veraniego, de riego, chile cuaresmeño porque se cosecha en Cuaresma,
cuando no llueve. Tornachiles en vinagre.
Tapesco: (del náhuatl, tlapechtli, tapestle) zarzo de madera que colgaba de las vigas del techo de
las cocinas mediante mecates, que subían y bajaban a discreción; en él se ponían quesos y
alimentos fuera del alcance de los ratones.
Tequesquite: bicarbonato, sal de la tierra. Suaviza los frijoles y otros granos, y las cáscaras de
ciertas frutas como higos y duraznos.
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Tornachiles: (del náhuatl tonalli, estío, y chilli, chile) Chiles grandes de riego, conocidos por
cuaresmeños.
Totopostles: (del náhuatl, totopotza, tostar) totopos o tortillas de maíz delgadas que se sacan del
metate directamente.
Yagual: (Yahualli) canastillo circular que se cuelga cerca del fogón, para guardar alimentos fuera
del alcance de gatos y ratones, protegido con una jícara invertida en la parte superior.
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