Norberto Bobbio-Pena de Muerte
Norberto Bobbio-Pena de Muerte
Norberto Bobbio-Pena de Muerte
● La pena de muerte era la reina de las penas, la que satisfacía al mismo tiempo la
necesidad de venganza, de justicia y de seguridad del cuerpo colectivo sobre uno de
sus miembros infectado.
Los dos mayores filósofos de la época, uno antes y el otro después de la Revolución
Francesa, Kant y Hegel, sostienen una teoría retributiva de la pena y llegan a la conclusión
de que la pena de muerte es incluso un deber.
El debate alrededor de la pena de muerte no tuvo sólo como meta su abolición, sino, ante
todo, su limitación a algunos delitos graves, específicamente determinados, y luego la
eliminación de los suplicios (o inútiles crueldades) que habitualmente la acompañaban, y, en
tercer lugar, su ostentado carácter público.
La pena de muerte sólo está justificada si se puede demostrar que su fuerza intimidatoria es
grande y superior a la de cualquier otra pena (incluida la de prisión perpetua).
Los argumentos a favor y en contra dependen casi siempre del concepto que los dos
contendientes tengan sobre la función de la pena. Los conceptos tradicionales son sobre
todo dos: el retributivo y el preventivo.
RETRIBUTIVO PREVENTIVO
es justo que quien ha cometido una acción la pena de muerte sólo está justificada si se
malvada sea objeto del mismo mal que ha puede demostrar que su fuerza intimidatoria
ocasionado a otros. es grande y superior a la de cualquier otra
pena (incluida la de prisión perpetua)
“es justo que quien mata sea muerto”
ÉTICO UTILITARISTA
ANTIABOLICIONISTAS ABOLICIONISTAS
Los anteriores no son los únicos conceptos de la pena, por lo menos conozco 3 más:
❏ como enmienda: es el único que excluye totalmente la pena de muerte. Hasta el
criminal más perverso puede redimirse.
● Una cosa es decir que no se debe hacer el mal porque existe una norma que
lo prohíbe, y otra cosa es decir que no se debe hacer el mal porque tiene
consecuencias funestas para la convivencia humana.
Límite de las tesis utilitarista está en que la pena de muerte no sirve para disminuir los
delitos de sangre. Pero, ¿y si se logra demostrar que los previene? He aquí que entonces el
abolicionista tiene que recurrir a otra instancia, a un argumento de carácter moral: "No
matarás", que ha de admitirse como un principio provisto de valor absoluto.
● El Estado no puede ponerse al mismo nivel que el individuo aislado qué actúa por
rabia, por pasión, por interés, por defensa: El Estado estaría en el mismo lugar que
el que ha cometido el delito.
● Él también tiene el deber de defenderse, pero es demasiado más fuerte ya qué tiene
el monopolio de la fuerza en comparación con el individuo aislado como para
necesitar eliminar su vida en defensa propia.
Expresó muy bien este concepto John Stuart Mill: "La historia íntegra del progreso humano
ha sido una serie de transiciones a través de las cuales una costumbre o una institución han
pasado, una tras otra, de ser supuestamente necesarias para la existencia social al rango
der injusticias universalmente condenadas".