Isees 02
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Isees 02
educación superior
en Chile y Perú
Revista_ ISEES
Inclusión Social y Equidad
en la Educación Superior
Autores:
José Bengoa
Pamela Díaz - Romero
Óscar Espinosa De Rivero
Fabián Flores
Luis Enrique López
Guido Machaca
Pablo Marimán Quemenado
Rodrigo Montoya Rojas
Claudia Robles
Imelda Vega - Centeno
Coordinación ISEES:
Cecilia Jaramillo Becker
Título: ISEES-Inclusión Social y Equidad en la Educación Superior
Marzo 2008
© 2008
I.S.S.N.: 0718-5707.
Presentación 7
Artículo 1 13
“Acceso indígena a la educación superior en Chile y Perú: Un desafío para las
políticas de equidad”.
Luis Enrique López y Guido Machaca.
1. Presentación. 13
2. Características sociodemográficas. 15
3. Perfil socioeconómico. 31
4. Acceso a la educación superior. 51
Bibliografía y sitios web. 60
Artículo 2 65
“Equidad en el acceso de los pueblos indígenas a la educación superior en Chile”.
José Bengoa.
Introducción. 65
1. Consideraciones desde una perspectiva histórica: la transmisión cultural. 67
2. Sociedad indígena rural y urbana: asuntos metodológicos. 69
3. La cuestión educativa indígena urbana. 73
4. La cuestión educativa indígena rural. 74
5. Diferencias de género y acceso a la educación. 75
6. De la educación primaria a la universitaria. 77
7. En torno a las conclusiones y las políticas educativas. 81
Artículo 3 87
“Para vivir mejor: Los indígenas amazónicos y su acceso a la educación superior
en el Perú”.
Óscar Espinosa de Rivero.
1. La apropiación del proyecto educativo moderno. 87
2. Entre el deseo y la realidad: la oferta educativa de nivel superior para los
indígenas amazónicos. 93
3. No todo lo que brilla es oro: Los jóvenes indígenas ante los desafíos de la
educación superior. 103
4. Profesionales indígenas: ¿para qué?. La educación superior indígena y el
futuro de los pueblos amazónicos. 110
Bibliografía. 114
Artículo 4 119
“Ausencia de culturas indígenas en la educación superior peruana”.
Rodrigo Montoya Rojas.
1. Lo ideal del Perú oficial: que los indios no existan, porque los llamados indios
no son considerados como seres humanos; y, porque sus lenguas y culturas
carecerían de todo valor. 120
2. Realidad educativa en un país formalmente democrático sin ciudadanos o
con una ciudadanía incipiente. 123
3. Dos propuestas para resolver algunos problemas. 126
4. Enseñanza superior, culturas indígenas en general y andina quechua
en particular. 127
Bibliografía. 132
Artículo 5 135
“La educación desde el Programa del Movimiento Mapuche”.
Pablo Marimán Quemenado.
1. Presentación. 135
2. La educación desde el Programa del Movimiento Mapuche. 136
3. El presente: interculturalidad y autodeterminación. 146
4. Para la discusión. 149
Artículo 6 155
“Interculturalidad y pluriculturalidad: Dos caras de una identidad en construcción”.
Imelda Vega-Centeno B.
1. Invisibilización ideológica y estadística. 156
2. Concatenación lógica excluyente. 160
3. Cultura e identidad. 163
4. Reflexiones finales. 172
Bibliografía. 174
Artículo 7 179
“La unidad y la diversidad: Movilización política y demandas educacionales en
el pueblo Mapuche”.
Fabián Flores y Claudia Robles.
1. Introducción. 179
2. Las demandas por educación en el marco de los procesos de afirmación
de los pueblos indígenas: aportes para la reflexión. 180
3. Marco histórico de relación Estado chileno y pueblo Mapuche:
Entre la integración a la sociedad nacional y el derecho a la
autodeterminación en el ámbito educacional. 185
4. Agendas de es desde el pueblo Mapuche. 190
5. Reflexiones finales. 209
6. Bibliografía y documentos. 211
presentación_
En el caso chileno, en el cual la matrícula del año 2005 alcanzó a más de 435.000
estudiantes repartidos en 63 universidades (y sus respectivas sedes), 25 de la cuales
corresponden al Consejo de Rectores, el mayor incremento de la cobertura se ha
producido entre los sectores más acomodados. En 2006, mientras la tasa neta de
asistencia entre el 20% más pobre alcanzó a 13,7%, en el 20% más rico superó el
53%. Este dato permite interpretar mejor aquel que indica que el 70% de los actuales
alumnos son los primeros en sus familias en entrar a la universidad: la mayor parte
de estos procede de hogares pertenecientes al 40% de mayores ingresos entre los
cuales la cobertura es del 44,2%.
Tal como se plantea en algunos de los artículos disponibles en el isees, una mayor
integración educativa del sistema universitario, basada en un acceso democrático
a la mayor calidad educativa en función de los méritos de los estudiantes requeriría,
entre otras medidas, mejorar no sólo las oportunidades de entrada y financiamiento,
sino también, de progreso y titulación en la oferta acreditada y de mayor calidad
relativa de los sectores actualmente excluidos.
De acuerdo a los datos recopila-
dos para este informe, la pobla-
ción indígena de nuestro país pre-
senta, en la gran mayoría de los
indicadores sociodemográficos,
socioeconómicos y educacionales
considerados, comportamientos
disímiles y en muchos aspectos
desfavorables, en relación con la
población no indígena.
las cuales están algunas de las llamadas “tradicionales” más prestigiosas– a ampliar
la cobertura que actualmente tienen de los sectores más pobres y/o culturalmente
diversos a través de sistemas de cuotas y aranceles diferenciados. A la luz de los
datos disponibles en el isees, ambas medidas deben, también, ser promovidas en
el contexto peruano para favorecer una mayor integración del sistema de educación
superior, cuya segregación tiende a aumentar con rapidez.
La inclusión de estudiantes indíge-
nas en universidades es un tema
de actualidad y de necesidad social
insoslayable ya que en la actuali-
dad la presencia de indígenas que-
chuas, aimaras y amazónicos se
da cada vez con mayor fuerza en
todos los ámbitos sociales. Un po-
co en broma y un poco en serio me
ponía a pensar lo siguiente: si la
mayoría de universidades estata-
les, tiene una población marcada
de estudiantes originarios; por que
no asumen las características de
universidades indígenas, de esta
manera se pensaría en incluir a los
estudiantes, que no lo son, o no se
reconocen como indígenas pero
eso solo esta en mi forma de per-
cibir la realidad de la población
universitaria, las leyes son las que
determinan como debe ser y no la
Así, las reflexiones y comentarios recogidos en esta primera fase del isees han
permitido ahondar en algunos de los presupuestos a la base de los actuales modelos
de acceso, progreso y graduación en la educación universitaria, los mecanismos de
exclusión y de reproducción de la subordinación que contienen y la dirección que
deberían tomar las políticas que apuntan a superarlos. Adicionalmente, en ellos se
confirma la importancia de la educación superior integradora y culturalmente
pertinente como herramienta para la mejor participación de los sectores marginalizados
en los beneficios del desarrollo y su mayor presencia en la política pública.
Esto coincide con la experiencia de Fundación equitas, según la cual el mayor acceso
a este nivel educativo y su ajuste a las características y potencialidades de los nuevos
estudiantados permitiría fortalecer la dimensión subjetiva de la cohesión social, esto
es, el sentido de pertenencia a una comunidad de ciudadanos que comparten el
derecho a disfrutar de mínimos acordes a los niveles de progreso y bienestar medios
de una sociedad, así como el compromiso de extender este derecho a todos sus
miembros, favoreciendo la construcción de una sociedad más justa y democrática.
Pamela Díaz-Romero
directora ejecutiva
fundación equitas
Art._ 1
artículo 1_ foro 1
No sé por qué tanto se preocupan ustedes ahora por eso que llaman
acceso a la universidad. Desde hace años que estamos en la universidad,
pero ustedes no nos ven. Ese no es el asunto. El problema es que
entramos indios y salimos blancos. Esa es la cuestión que debe ahora
atender la universidad.
florencio alarcón
Líder quechua de Raqaypampa, Cochabamba, Bolivia,
ex diputado nacional suplente
1. Presentación
1. Programa de Formación en Educación Intercultural Bilingüe para los Países Andinos (proeib Andes), Universidad
Mayor de San Simón, Cochabamba, Bolivia.
14 fundación equitas_ isees
2. Los documentos en cuestión son: “Datos para el debate I-A. Equidad en el acceso de los pueblos indígenas a la
educación superior en Chile, desde 1990: Avances, obstáculos y desafíos para la política pública” y “Datos para el Foro
I-B. Equidad en el acceso de los pueblos indígenas a la educación superior en el Perú. Avances, obstáculos y desafíos
para la política pública”.
3. Los autores de este texto, Luis Enrique López y Guido Machaca, son parte del Programa de Formación en Educación
Intercultural Bilingüe para los Países Andinos (proeib Andes) que opera desde su sede regional en la Universidad
Mayor de San Simón, de Cochabamba, Bolivia, y atiende dos programas de postgrado -una maestría y un curso de
especialización en educación intercultural bilingüe- a la que asisten profesionales indígenas de seis y nueve países
latinoamericanos, respectivamente. Desde el inicio de la maestría en 1998, han egresado 17 estudiantes chilenos, en
su mayoría mapuches, y 33 peruanos, en su mayoría aimara y quechua hablantes.
artículo_1 15
d. aunque, tal vez, de manera no tan determinante como los tres factores
anteriores, también influirían las diferencias existentes entre los dos países en
cuanto a la historia de las políticas de Estado referidas a las poblaciones indígenas:
un viejo indigenismo de Estado en el Perú versus una focalización relativamente
reciente de la cuestión indígena en Chile, desde el ámbito de las políticas públicas.
2. Características sociodemográficas
4. Así, por ejemplo, el proceso de formulación y aprobación del Convenio 169 de la oit supuso el desarrollo de
innumerables talleres de consulta en distintas partes del continente y con representantes de igualmente numerosas
comunidades de base. En ocasiones, estos talleres recurrieron a las lenguas indígenas durante el proceso de consulta.
16 fundación equitas_ isees
Cuadro 1. Chile y Perú: Población total y población indígena según proyecciones censales.
El cuadro anterior destaca la diferencia notable existente entre un Chile, con una
baja presencia de población indígena desde la mirada nacional, y un Perú que
conserva una importante cantidad de población indígena, la misma que, en cifras
absolutas, equivale a aproximadamente seis veces y media la existente en Chile,
si es que nos basamos en la información recogida a través de los censos nacionales.
Si tomáramos como base la información que ofrecía el ya fenecido Instituto Nacional
de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afrodescendientes (indepa),
la diferencia sería muchísimo mayor 6.
Lo que en el caso peruano es menester destacar, es que estamos ante una obvia
imprecisión estadística que, por cierto, afecta la formulación e implementación de
políticas relativas a la población indígena. La diferencia entre la cifra que ofrece
5. Según el Ministerio de Educación del Perú (2005), las comunidades indígenas reconocidas hasta el año 2000
ascendían a 5,660.
6. Sin embargo, la cifra que otorga indepa, tanto desde una perspective diacrónica como sincrónica, resulta a todas
luces desproporcionada. A ello se añade que, bajo la categoría de indígenas, incluyen tanto a los afrodescendientes
como a quienes descienden de padres migrantes de distintos lugares del mundo. indepa, además, fue el caso típico
de una institución que, si bien necesaria para un país como el Perú, fue creada a la luz de intereses particulares de
los gobernantes de turno, al margen del Parlamento y sin gozar por ello de un necesario consenso; de allí lo efímero
de su vida institucional (2005-2007).
18 fundación equitas_ isees
el indepa, y que el estudio de base recoge (52,5%) es tan grande que, de hecho
sugiere problemas significativos de cuantificación e interpretación. La situación
es aun más grave si se parte del hecho que los dos son datos de instancias oficiales
del Estado peruano.
Por su parte, el censo de Chile del año 2002 tomó como indicador la declaración
de autopertenencia a un pueblo indígena, situación no considerada ni en el peruano
de 1993, ni menos aun en el censo de 2004. Pero, también, respecto del caso
chileno cabe hacer una aclaración histórica; su último censo recoge una “reducción”
significativa de población indígena en el período intercensal 1992-2002, de un
cincuenta por ciento de población indígena, hecho que en rigor nos remite, una
vez más, al cambio o al afinamiento del indicador: de autoidentificación con, al de
pertenencia a un pueblo indígena. Al respecto, Herrera (2004 a: 257) considera que
Si bien no es posible dar cuenta de ello aquí, es probable que los cambios de
indicadores, en el caso peruano, o su afinamiento, en el chileno, guarden relación
con la voluntad gubernamental de reducir la magnitud de una situación que, en
muchos casos, sigue siendo considerada como un problema. Lo que sí es posible
afirmar es que el censo peruano de 1993 se desarrolló en el marco de un gobierno
7. Si bien entre el censo peruano de 1940 y el de 1981 hubo un incremento constante de la población hispano hablante
–de un 46,73% a un 72,97 (cf. Pozzi-Escot, 1988)–, resulta al menos dudoso que en un período de doce años en el
Perú se hubiese podido pasar de un 27% a sólo aproximadamente 16% de población hablante de una lengua indígena.
artículo_1 19
autoritario, cuyo proyecto político para las zonas indígenas fue el de modernizar
aceleradamente el campo, promoviendo la propiedad individual de las tierras y la
reversión de tierras comunales y de territorios indígenas reconocidos por el Estado
peruano, a partir de la reforma agraria de 1969. En Chile, en cambio, el censo tuvo
lugar en los inicios de la reinserción de ese país en el contexto democrático, y a la
luz del reconocimiento y la emergencia de nuevos actores sociales, entre los cuales
destacaban de manera particular los movimientos indígenas, tanto en el norte
como en el sur.
Para cerrar este acápite, resta dejar sentado que el Censo de Población y Vivienda
del gobierno peruano del año 2004 no incluyó pregunta alguna relacionada sea a
etnicidad o a lengua.
8. Por su parte, en cuanto a la situación peruana, el Banco Mundial señala explícitamente que ”El número de indígenas
en el país constituye materia de debate, con estimaciones que oscilan entre un cuarto y la mitad de la población,
dependiendo de la definición a la que se recurra” (traducción del original en inglés (Banco Mundial 2006: 8).
20 fundación equitas_ isees
chileno: el diaguita, que habita la zona fronteriza entre Chile y Argentina de la III
región 9. Sin embargo, no se cuenta con información demográfica sobre este pueblo.
Según reporte sobre la consulta sobre política indígena, anunciada por el actual
gobierno chileno en diciembre 2006, del total de pobladores chilenos que se
autoreconocen como indígenas, más del 35% manifiesta entender su lengua y sólo
un 16,8% la hablaría. En la zona urbana un 11,5% se reconoce como hablante activo
(www.servindi.org/archivo/2006/1461).
La colectividad indígena que más habitantes tiene en el Perú es, sin duda, aquella
que en términos socioculturales y lingüísticos puede ser definida como quechua,
cuya población llega al 83%, respecto del total de la población indígena. Esta
situación, en términos relativos, se compara con la de los mapuches en Chile. Sin
embargo, ésta difiere grandemente cuando cambiamos de cifras relativas a absolutas,
9. Al respecto, resulta interesante destacar que los descendientes de los diaguitas cuentan con un territorio oficialmente
definido y, también, que la Ministra de Educación de Chile en ejercicio a la fecha de publicación de esta revista, Yasna
Provoste, se autoreconoce como perteneciente a este pueblo indígena.
10. En el caso peruano, el criterio utilizado para la identificación de la población indígena es el lingüístico. A ello
puede añadirse para la región amazónica el de autoidentificación, indicador no utilizado por el censo de población,
mas sí por las organizaciones etnopolíticas amazónicas, cuyo proceso de organización nos remonta al menos a la
década de los setenta.
11. Como en muchos otros lugares del mundo, no existe una relación unívoca etnia o pueblo indígena y lengua. En
la Amazonía peruana, dos sociedades étnicamente diferenciadas pueden compartir una misma lengua (cf. Trapnell,
2006).
22 fundación equitas_ isees
Fuente: Elaboración propia en base a Inés Pozzi-Escot (1997). El multilingüismo en el Perú. Cusco: PROEIB Andes y Centro Bartolomé de las Casas;
y Chirinos y Zegarra (2004).
pues la población quechua en el Perú, según los datos oficiales, sería ocho veces
mayor a la mapuche.
Escot 1996). 16 de estos idiomas contarían hoy con menos de 500 hablantes y sólo
6 de ellos tendrían más de 10.000 hablantes; la población hablante del resto de
idiomas oscilaría entre los 500 y los 10.000 (Trapnell 2006).
Tanto en Chile como en el Perú, tal como ocurre en los otros países de América
Latina, la población de los diversos pueblos indígenas está distribuida en varias
regiones y departamentos, pues, como es sabido, la distribución político-geográfica
de los Estados no coincide con los linderos étnicos. De ello da cuenta, también, el
hecho que hay pueblos indígenas que habitan en ambos países, trascendiendo las
fronteras nacionales. Tal es el caso de los aimaras que se asientan en lo que hoy
son los territorios estatales de Chile, Perú y Bolivia. Aunque en rigor no corresponde
a este análisis, vale la pena mencionar, aun cuando fuere de pasada, que la misma
situación se da también con otros pueblos indígenas que viven hoy tanto en Chile
como en Bolivia (los quechuas), en Chile y Argentina (los mapuches y diaguitas),
en el Perú y Ecuador (quechuas, quichuas, shwaras y aguarunas), o en el Perú,
Bolivia y Brasil (esse-ejjas, machineris, yaminahuas), entre otros. Esto pone en
evidencia la necesidad, no sólo de intercambiar información entre países, cuando
de pueblos indígenas se trata, sino también, de plantear posibilidades de cooperación
bilateral o trilateral en proyectos de atención a una misma población indígena
separada actualmente por las fronteras nacionales.
Los indígenas peruanos están presentes en todos los departamentos del país 12, si
bien en diferentes proporciones. Los departamentos del llamado Sur Andino (Puno,
Apurímac, Ayacucho, Huancavelica y Cusco) concentran la mayoría de la población
12. El Perú, históricamente y hasta hace muy poco tiempo, estaba administrativamente conformado por 25 departamentos.
Recientemente, estos departamentos fueron convertidos en regiones, contando en 2007 incluso con presidentes
regionales elegidos por voto popular y con administraciones regionales en proceso de asunción de cada vez mayores
funciones que antes eran prerrogativa del gobierno central.
24 fundación equitas_ isees
indígena de todo el país (59,1%) aunque con presencia preponderante de sólo dos
pueblos: el aimara y el quechua; es decir, se trata de una macroregión más indígena,
pero también de mayor uniformidad sociocultural y lingüística. Al respecto, hay
que destacar que los quechuas están presentes en todos y cada uno de los departa-
mentos del país, los aimaras en 10 de ellos y los amazónicos en 8.
IX 203.950 29,5
RM 191.454 27,7
X 102.093 14,7
VIII 53.907 7,8
I 49.089 7,1
II 23.230 3,4
V 18.838 2,7
VI 10.573 1,5
XII 9.650 1,4
VII 8.557 1,2
XI 8.119 1,2
III 7.538 1,1
IV 5.194 0,8
Total PI 692.192 100
Un fenómeno que cobra cada vez más importancia es la creciente presencia indígena
en las zonas urbanas, tanto a nivel regional como nacional, como producto de una
migración hoy ya histórica campo – ciudad. Santiago de Chile y Lima, capitales de
dos Estados típicamente centralistas, son los ejemplos nacionales; mientras que
Cusco, Puno, Arequipa y Tacna, para el caso peruano, y Temuco, Arica e Iquique,
26 fundación equitas_ isees
13. Este cuadro ha sido construido en reemplazo del Cuadro 3, del documento de base sobre el Perú, dadas las
discrepancias observadas entre la información que éste ofrece y la que da el censo de 1993, así como Chirinos (2001),
quien coincide con Trapnell (2006).
artículo_1 27
Lo cierto es que las capitales de los dos países en cuestión se caracterizan por una
alta concentración de población indígena. 27,7% del total de la población santiaguina
es indígena y en Lima un 10% lo sería. Las cifras absolutas dan cuenta de la
magnitud de esta nueva realidad: en Santiago de Chile habitarían aproximadamente
200.000 indígenas –aunque estimaciones cualitativas de otras fuentes se refieren
a medio millón–; mientras que Lima, a 1993, habría contado al menos con 700.000
indígenas. Como lo sugerimos en acápites anteriores y aquí lo reiteramos, esta
nueva realidad nos confronta con la urgencia de obviar análisis tradicionales que
equiparan población indígena a población rural, así como, también, la imperiosa
necesidad de considerar los espacios urbanos también como unidades de planificación
para cuestiones o proyectos indígenas. No debemos además olvidar que las ciudades
son las sedes privilegiadas de la actual oferta de educación superior.
Pero, si realizamos un análisis por pueblo indígena, apreciamos que los alacalufes
(54,3%), atacameños (51,6%), collas (52,8%), mapuches (50,4%) y yámanas (52%)
mantienen esta tendencia; mientras que los pueblos aimara (49,9%), quechua
(49,2%) y rapanui (48,7%) presentan porcentajes de supremacía de mujeres,
situación que los ubica en la tendencia nacional y en la correspondiente a la
población no indígena.
28 fundación equitas_ isees
Chile
Indígena No indígena Total país
N˚ % N˚ % N˚ %
Cuadro 7. Perú: Población total por sexo y según área urbana y rural, 2005 (miles).
En el Perú, tanto a nivel nacional general (50,2%), como en las áreas urbana (50,1%)
y rural (50,8%), la tendencia de una mayor presencia masculina se mantiene
constante. Sin embargo, en el área rural la preponderancia de los varones es más
acentuada que en la urbana.
peruana en general. La del grupo de 65 años y más, sin embargo, es diferente, pues
allí la brecha varón-mujer se acrecienta en desmedro de las mujeres, con una
diferencia de casi 10 puntos porcentuales, hecho que podría estar dando cuenta,
además, de una menor expectativa de vida de las mujeres indígenas.
Pero, de forma contraria, en los rangos 45-59 y 60 años y más la población indígena
presenta porcentajes inferiores que la no indígena con diferencias de 1,37 y 1,60
puntos porcentuales, lo que implica una menor expectativa de vida entre la población
indígena, ya a partir de los 45 años de edad.
Cuadro 9. Perú: Población urbana y rural según grupos de edad y sexo. (En miles y porcentaje).
indígenas de la Amazonía peruana (inei 2005, con base en datos del censo de
1993).
Cuadro 10. Perú: Población indígenas amazónica por grupos de edad (1993).
3. Perfil socioeconómico
Niveles de pobreza
En primer lugar, la comparación nos remite a las diferencias abismales entre los
dos países en lo tocante a los niveles de pobreza de la población total de Chile y del
Perú. Frente a una evidente mejora de la situación en Chile, donde sólo un 18,9%
de la población es considerada como pobre, en el Perú la situación se agrava, con
una brecha de casi 36 puntos porcentuales. Esto da cuenta de que la población
pobre peruana es tres veces mayor a la población pobre chilena. Si el análisis nos
remitiese a cifras absolutas, podríamos tomar mayor conciencia aun del déficit
peruano.
14. En la reunión del Foro Permanente de Naciones Unidas, de mayo 2007, se discutió en Nueva York este particular
asunto.
artículo_1 33
Cuadro 12. Chile y Perú: Población indígena, no indígena y total según línea de pobreza.
Fuente: Elaboración propia en base a MIDEPLAN (2005) e Instituto CUANTO (2000); Bello y Rangel (2000).
Pero, ante la situación general descrita en el análisis del Cuadro 9, resulta ilustrativo
destacar otro indicador de inequidad que diferencia a los dos países, cuando se
toma en cuenta la variable área de residencia. La situación de los indígenas chilenos
del medio rural es menos aguda que la de sus pares peruanos (31,6% vs. 34%),
aunque la diferencia en puntos porcentuales entre las dos sea realmente mínima.
Por su parte, mientras que en Chile la diferencia entre no pobres del medio urbano
y del medio rural es sólo de 4,6 puntos porcentuales, en beneficio de los primeros,
en el Perú esta distancia asciende a 16 puntos porcentuales, en desmedro de los
indígenas rurales.
Pero, también, la brecha al interior del medio rural marca diferencias notables
entre el Perú y Chile. En este último país casi un tercio de la población indígena
es pobre, mientras que en el Perú dos tercios de la población rural lo son, como
se muestra en el Cuadro 13 (véase pág. siguiente).
Cuadro 13. Chile y Perú: Población indígena según línea de pobreza por zona de residencia.
Indigente 6 12,3
50 66
Pobre no indigente 21 19,3
No pobre 73 68,4 50 34
Fuente: Elaboración propia en base a MIDEPLAN (2005) e Instituto CUANTO (2000); Bello y Rangel (2000).
Por su parte, entre los departamentos del segundo grupo, en los cuales la población
indígena oscila entre un 10 y un 49% de la población, encontramos una situación
distinta. Allí la pobreza disminuye en casi 25 puntos porcentuales con relación al
grupo anterior, y afecta a un 47,19% de la población. Destacan en este grupo Tacna
y Huánuco. Tacna aparece aquí como el departamento de menor pobreza (29,7%)
y Huánuco el de mayor (81,6%). Huánuco es, de hecho, el segundo departamento
con mayor índice de pobreza en todo el país, después de Huancavelica, aun cuando
sólo un 31,5% de su población tenga al quechua como lengua materna. Este es, por
ejemplo, uno de los casos que merecería un análisis más fino; además, en Huánuco
confluyen también poblaciones hablantes de lenguas amazónicas (amuesha,
ashaninka, cashibo y shipibo), aunque en calidad de grupos etnolingüísticos
demográficamente minoritarios (sólo 1.014 pobladores en total). Aquí destacan,
artículo_1 35
Cuadro 14. Perú: Población departamental según distribución porcentual de niveles de pobreza y de mayor o menor presencia
indígena (2004, en miles y porcentaje).
Fuente: Elaboración propia en base a INEI – Encuesta Nacional de Hogares 2003; Instituto CUANTO.
además, Lima, Lima Metropolitana y Moquegua como los departamentos con más
bajos índices de pobreza extrema. Cabe recordar que Lima Metropolitana alberga
a un número considerable de hablantes de una lengua indígena (ca. 800.000),
aunque en términos porcentuales estos constituyan, únicamente, un 10% de los
pobladores de esa ciudad.
Entre los departamentos del tercer grupo, con población indígena menor al 10%, no
encontramos mayor diferencia que la observada entre los del segundo. Quién sabe
si, entonces, no habría que establecer otro tipo de diferenciación al interior de este
grupo; entre aquellos departamentos que se ubican en la costa, y están más articulados
a una economía de mercado, y los que se encuentran en la sierra y están marcados
más por instituciones sociales andinas. En este grupo, mientras que el caso de
Tumbes corrobora la ecuación “menor presencia indígena, menor pobreza”, el de
Piura lo contradice, pues allí se consigna un 22% de pobreza extrema y un 40,7%
de pobreza (62,7%), cuando la población hablante de un idioma indígena asciende
únicamente a un 0,3% de la población, lo que nos remite a que un alto porcentaje
del campesinado piurano hispanohablante y mestizo sería también pobre.
Los departamentos del cuarto grupo se caracterizan por un alto índice de pobreza
que asciende a un total de 59,84%. Pero, en este caso, no es posible establecer
relaciones entre este dato y la presencia indígena, pues, por lo reducido de su
población en comparación con la población criollo-mestiza, su incidencia en estos
resultados resulta poco probable. Sin embargo, con la excepción de Madre de Dios,
departamento en el cual la población pobre en general asciende a un 32,3%, en
todos los demás la proporción de pobres oscila entre un 60,5% y un 72,4%. Si estas
cifras pudieran diferenciarse por el área de residencia, por las tendencias analizadas
a partir de los datos del Cuadro 14, podríamos concluir que la población indígena
amazónica habita en contextos marcados por una aguda situación de pobreza.
El caso chileno corrobora la información peruana pues “tanto en el año 2000 como
en el 2003 es la población indígena residente en la zona sur (regiones VIII a XII)
la que presenta mayores niveles de pobreza, situación que se acentúa en la regiones
octava y novena (47% y 39%, respectivamente)”. (Documento de base para el caso
chileno, 2007: 23). La detallada información que se ofrece para el caso chileno, en
cuanto a ingresos y a tipo de ocupación, nos muestra las serias desventajas ante
las que se encuentra la población indígena chilena y, en particular, las mujeres
indígenas, cuando se las compara con la población chilena en general.
Desarrollo humano
El análisis comparativo de los Cuadros 15 y 16 nos permite concluir que, en el caso
artículo_1 37
chileno, las regiones de mayor presencia indígena (VIII, IX y X) tienen los índices
de desarrollo humano más bajos. El estudio de base para el caso chileno registra,
además, que es la IX Región (la de más alta concentración de población mapuche
rural) en la cual se observan menores niveles relativos de logro por parte de la
población mapuche en una región que es de por sí aquella con uno de los menores
índices de desarrollo humano en todo el país.
Cuadro 15. Chile: IDH regional para el total de la población y la etnia Mapuche.
Región IDH regional 2003 Ranking regional IDH 2003 IDH etnia Mapuche 2002
I 0,731 3 S/l
II 0,729 4 S/l
III 0,716 7 S/l
IV 0,717 6 S/l
V 0,719 5 S/l
VI 0,689 9 S/l
VII 0,675 13 S/l
VIII 0,686 10 0,682
IX 0,679 12 0,582
X 0,681 11 0,615
XI 0,711 8 S/l
XII 0,733 2 S/l
RM 0,76 1 0,708
Total 0,725 - 0,642
Fuente: UFRO – PNUD (2003) y PNUD (2004). Tomado del documento de base sobre Chile.
Cuadro 16. Perú: IDH 2005 por departamentos y relación con proporción de PI por departamento.
Fuente: PNUD (2005), Instituto CUANTO y censo (1993). Tomado del documento de base sobre el Perú.
Indicadores educativos
Tasa de analfabetismo
Una vez más, la situación de los indígenas chilenos no es comparable con la de
sus pares peruanos. Los indígenas chilenos presentan un grado mayor de alfabe-
tización que los indígenas peruanos, con una diferencia entre ellos de 3,4 puntos
porcentuales a favor de los primeros. No obstante, resulta interesante observar que,
en cuanto a analfabetismo, la brecha entre indígenas y no indígenas es mayor en
Chile (4,2) que en el Perú (1,9). Los indígenas analfabetos en Chile, en términos
relativos, constituyen el doble de los no indígenas aunque, dado el reducido número
de población indígena chilena a nivel nacional en cifras absolutas, son muchos
más los analfabetos no-indígenas que los indígenas. En cifras absolutas, los
analfabetos son casi 577.000 personas, mientras que los no indígenas no superan
las 57.000 personas. Recuérdese que los indígenas en Chile ligeramente superan
las 690.000 personas, constituyendo sólo el 4,6% de la población total del país.
Por su parte, la población no indígena supera los 14 millones.
Cuadro 17. Chile y Perú: Tasa de analfabetismo de la población indígena y no indígena 17.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de censo (2002) Chile y CEPAL, en Hopenhayn (2004).
Dado que para el caso peruano no se cuenta con datos recientes étnicamente desagregados,
se puede hacer un análisis aproximativo sobre la base de la información disponible por
área de residencia. En el año 2001 el analfabetismo en el área rural (24,8%) fue cuatro
veces más que en el área urbana (6,1%). Dentro de esta última las mujeres (9,3%)
registran mayor porcentaje de analfabetismo que los varones (2,8%).
17. Para el caso de Chile, el analfabetismo se calcula para la población de 10 años y más y para el Perú, para la de 15
años y más.
40 fundación equitas_ isees
En el área rural esta tendencia se mantiene, ya que entre las mujeres (37%) el
analfabetismo es tres veces mayor que entre los varones (12,8%) (Zúñiga 2006).
Nivel de instrucción
La comparación establecida en cuanto a la situación del analfabetismo nos introduce,
de por sí, a la cuestión relativa a los niveles de instrucción que alcanzan la población
indígena y la no indígena en los dos países bajo estudio.
por zona de residencia, para el Perú, y de 5 años o más por etnicidad, para el
chileno), una situación parecida existe entre la población que habita en el medio
rural en comparación con la que vive en la zona urbana.
Cuadro 18. Chile: Nivel de educación alcanzado por la población indígena, no indígena y total de 5 años o más (%).
Cuadro 19. Perú: Nivel de instrucción alcanzado por la población de 15 o más años de edad según área de residencia, 2003 (%).
Fuente: Elaboración propia en base a INEI – Encuesta Nacional de Hogares 1998 – 2003.
Escolaridad promedio
Chile se encontraría en mejor situación, respecto del Perú, en lo referente al
promedio de años de escolaridad de la población de 15 años y más. Esto rige tanto
para la población indígena (7,5 vs. 6,4) como para la no indígena (9,3 vs. 8,7),
siendo la brecha de 1,8% para el caso chileno y de 2,3% para el peruano, país con
mayor presencia indígena. Esta diferencia, podría explicarse por las diferencias
poblacionales entre ambos países, así como por las políticas sociales destinadas al
mejoramiento de la situación educativa, en general, y de la población indígena, en
particular, que al parecer estos últimos años han tenido mayor impacto en Chile.
Cuadro 20. Chile y Perú: Promedio años de escolaridad de la población indígena y no indígena de 15 años y más.
Fuente: Elaboración propia en base a INE (2005) y Hall & Patrinos (2005).
(cf. inei & unicef 1997). En ese mismo sentido, la población femenina indígena
amazónica registra, únicamente, un 10% de población matriculada en la secundaria
y un 2% en la educación superior, frente a 21% y 4% de los varones, respectivamente
(Ibíd.). Hay pueblos indígenas específicos en los cuales esta situación se agudiza
aun más: entre los chayahuita, una tercera parte de los niños entre 6 y 11 años se
mantiene fuera del sistema educativo; y entre los achuales este porcentaje llega al
50% (Ibíd.).
20. La primera política nacional de eib se dio en 1972, luego de lo cual se abrió la Oficina Nacional de Educación
Bilingüe, como transversal al sistema.
44 fundación equitas_ isees
Por su parte, en ambos países la eib se desarrolla con fuerte apoyo de la cooperación
internacional. De hecho, la eib peruana no hubiese logrado avanzar significativamente
ni en términos de concepción, ni de cobertura, de no haber sido por el apoyo de
organismos internacionales de cooperación. Incluso desde antes de ser asumida
por el gobierno peruano, la eib contaba con el soporte técnico y financiero de
distintos países y organismos; una vez dadas las nuevas disposiciones legales,
destacaron, entre ellos, inicialmente la Agencia para el Desarrollo Internacional
de los Estados Unidos (usaid), para el área quechuahablante del Cusco; la Coope-
ración Técnica Alemana (gtz), para el área aimara y quechuahablante de Puno; el
Consejo Británico, para el área quechuahablante de Ayacucho; y la Cooperación
Española; en el caso de la formación docente para la región amazónica. Posterior-
mente, a ellos se sumó un sinnúmero de ongs nacionales e internacionales, y, en
los últimos años, la eib se ha inscrito en los acuerdos de crédito para el desarrollo
de la educación en el área rural que el Perú ha suscrito con el Banco Mundial y
con el Banco Interamericano de Desarrollo. En el caso chileno, si bien inicialmente
el sostenimiento de los proyectos de eib fueron producto de la iniciativa estatal,
hoy se inscriben, también, en el marco de un megaproyecto de desarrollo indígena
integral ejecutado con la base de un crédito otorgado por el bid, denominado
Programa Orígenes.
Las diferencias entre el caso peruano y el chileno son nuevamente marcadas y ,esta
vez, resultan de la gran diferencia existente en cuanto a presencia de población
indígena y al número de pueblos existentes y de lenguas habladas en un país y
otro. Mientras que la cobertura de la eib en Chile llega casi al universo de escuelas
con educandos indígenas, en el Perú no se logra aún remontar la cifra del 10% de
cobertura solamente en el área rural (Trapnell 2006). Al respecto, importa poner
de relieve una diferencia sustancial existente entre las situaciones chilena y peruana,
pues mientras que en el primer país la eib va dirigida a todas las comunidades y
educandos indígenas del medio rural, al margen de su perfil sociolingüístico, en
el segundo la eib se ha ido restringiendo cada vez más a las comunidades más
alejadas y sólo a aquellas que podrían caracterizarse como más monolingües. Por
su parte, en la zona urbana, en ambos países los déficits son notorios, tanto en
términos de política como de cobertura, salvo el caso excepcional de alguna
experiencia producto de la iniciativa privada, como los jardines de niños aimaras
en Arica, una que otra escuela primaria de iniciativa privada o la red de escuelas
de Fe y Alegría de áreas rurales del Cusco.
Desde los años 2006 y 2007, la eib peruana experimenta una suerte de retroceso
en cuanto a su implementación, situación marcada por la menor importancia que
hoy se le asigna desde los órganos gubernamentales; frente a ello, es necesario
artículo_1 45
hacer mención a la cada vez mayor importancia que la eib cobra en los niveles
descentralizados y por parte de la sociedad civil. En el caso peruano, la acción de
diferentes ongs cobra particular importancia en distintas partes del país. Queda
por ver, en este caso, el papel que cumplirán las nuevas administraciones regionales
descentralizadas en cuanto al desarrollo de la eib en el Perú.
Tanto en Chile como en el Perú, desde fines de los años ochenta y comienzos de
los noventa la eib presta atención especial a la formación profesional de los docentes
para que puedan atender de mejor forma la educación intercultural bilingüe en las
escuelas. Primero en el Perú, desde los ochenta, y luego en Chile, a partir de los
noventa, la formación de maestros para la eib ha sido asumida por instituciones
y programas especialmente diseñados para tal fin. Al año 2007, algunos centros
de formación docente ofrecen programas específicos de formación docente en eib,
siempre desde la educación terciaria, pero tanto a nivel de centros no universitarios
de formación docente (Perú) como de programas universitarios (Chile y Perú).
Entre los centros no universitarios, llamados en el Perú Institutos Superiores
Pedagógicos (isp), sobresale el isp de Loreto, a cuyo amparo institucional funciona
el Programa de Formación de Maestros Bilingües para la Amazonía Peruana
(formabiap) que, desde fines de los años ochenta, forma a jóvenes indígenas
egresados de la educación secundaria, provenientes de 15 pueblos indígenas
diferentes. En este panorama, destaca que en Chile haya tres universidades que
ofrezcan programas de formación magisterial especializados en eib, frente a sólo
dos en el Perú, pese a que las necesidades en este último país son acuciantes. De
igual modo, en Chile funcionan dos cursos de maestría en eib y en el Perú uno
en lingüística andina y educación 21. La atención que en la última década ha merecido
la formación docente inicial para el desarrollo de la eib da cuenta del virtual
agotamiento de las acciones de capacitación o de formación docente en servicio
que no han logrado solucionar las carencias de formación de quienes asumen la
conducción de la eib en las aulas. Particularmente, la implementación de programas
educativos anclados en una visión intercultural y en el empleo de dos o más lenguas
como vehículos de educación, desafía los núcleos duros de la formación que reciben
los maestros y maestras, sean estos indígenas o no –tanto en el ámbito teórico-
disciplinario cuanto en la dimensión político-ideológica. (Véase los distintos trabajos
en Cuenca, Nucinkis y Zavala 2007).
21. En Chile, se trata de la Universidad Católica de Temuco y de la Universidad Arturo Prat de Iquique que, desde
1992 y 1993, respectivamente, ofrecen programas de formación docente en eib y de la primera y la Universidad de
Tarapacá que actualmente ofrecen una maestría en eib. En el caso peruano, el esfuerzo pionero de la Universidad
Nacional del Altiplano, de Puno, data de 1985, cuando se abrió la maestría en lingüística andina y educación.
46 fundación equitas_ isees
indígenas nos recuerdan que ésta no es resultado de una dádiva o concesión de los
Estados sino, más bien, producto de la lucha indígena. Y, si bien esto es verdad en
Chile, sobre todo en el caso mapuche, y en el Perú, fundamentalmente en la
Amazonía e históricamente también en Puno, en el resto de la zona andina peruana
las iniciativas sobre la eib estuvieron en el Estado o en la academia. Que la eib sea
producto de la iniciativa indígena o del Estado o la Academia influye en la apropiación
comunitaria de estos programas, en la representación y actitud que respecto de
ellos construyen y demuestran los maestros y maestras que trabajan con población
indígena, así como también en la calidad de los programas, con las consecuencias
que esto tiene en el rendimiento escolar.
Si bien cabe una evaluación concienzuda de los niños y niñas atendidos por la eib,
así como un estudio sobre la gestión y el funcionamiento de los programas, existen
hoy muchas interrogantes sobre por qué proyectos y programas educativos, en su
día innovadores y exitosos en términos de rendimiento escolar (cf. López 1988),
se tornan en acciones de alcance limitado cuando trascienden las esferas de su
ejecución como piloto y se llevan a escala y son administrados directamente por
el Estado. El documento de base peruano da cuenta de los bajos resultados que
alcanzan los niños y niñas atendidos por la eib estatal, tanto en lenguaje como en
matemática, aunque no se provee información respecto de los indicadores, ni sobre
la naturaleza de los instrumentos utilizados en la medición de los resultados. Por
ejemplo, habría que preguntarse si los procedimientos usualmente utilizados por
los sistemas nacionales de medición de la calidad a través de pruebas objetivas
estandarizadas, que reposan fuertemente en la técnica de selección múltiple, son
las adecuadas para medir el rendimiento escolar de educandos que pertenecen a
comunidades en las cuales, de forma natural y conforme a las instituciones sociales
comunitarias, se aprende y evalúa el aprendizaje de manera distinta. Mientras no
haya procedimientos interculturales de evaluación que tomen en cuenta las
particularidades culturales específicas de los estudiantes, no podremos saber a
ciencia cierta qué aprenden y qué les resta aprender a los estudiantes indígenas
usuarios de la eib. Del mismo modo, mientras las pruebas estandarizadas, aun
cuando sean traducidas a la lengua indígena en cuestión, midan sólo la apropiación
del conocimiento oficial considerado en el currículo y no también todo lo que el
estudiante hace en la eib en áreas relativas a la recreación y sistematización del
conocimiento local, sólo se sabrá una parte de la historia.
No obstante, en todos los casos, maestros y padres de familia reportan los mayores
niveles de autoconfianza y de activa participación en el desarrollo de las clases que
demuestran los estudiantes usuarios de la eib, aspectos no tomados en cuenta ni
en las mediciones de rendimiento escolar ni tampoco en las evaluaciones de la eib.
artículo_1 47
Del mismo modo, algo distinto que marca la gestión de la eib y la distingue de
manera particular pasa por lo que, en términos generales, podría definirse como
de participación social. En los dos países, el control del proceso de puesta en vigencia
y desarrollo de la eib viene modificándose sustancialmente, aunque no de manera
tan clara como en otros 22. Así, en Chile destaca el mecanismo implementado por
la conadi de los asesores culturales que permiten, de un lado, la presencia de la
comunidad en la escuela, aunque más en los ámbitos de la gestión pedagógica que
en la curricular. En el Perú, por su parte, están las mesas de negociación impulsadas
por la dependencia responsable de la eib en el Ministerio de Educación, que
contribuyen a la conscientización de las comunidades locales respecto al sentido
y a las ventajas de la eib, en la medida que buscan y promueven la constitución
de los consejos educativos locales que prevé la ley de educación peruana del año
2003. Cobra un especial lugar en este aspecto constitutivo de la eib, el modelo de
cogestión Estado-organización indígena que sustenta el funcionamiento del
formabiap, con base en un acuerdo específico suscrito entre el Ministerio de
Educación y la confederación indígena amazónica más importante: la Asociación
Interétnica la Selva Peruana (aidesep).
22. El caso boliviano se ha convertido en paradigmático en este sentido, con la existencia de juntas escolares, juntas
de núcleo, juntas distritales y con hasta hoy siete Consejos Educativos de Pueblos Originarios: uno aimara, uno
guaraní, uno quechua, uno multiétnico amazónico y uno por cada uno de los siguientes pueblos especificos de tierras
bajas: chiquitano, guarayo y moxeño (López 2006 y Machaca en prensa). Estarían en gestión, también, un consejo
afroboliviano y otro uru-chipaya para el único pueblo andino minoritario en Bolivia.
48 fundación equitas_ isees
transformaciones sociales por las que apuestan los líderes e intelectuales indígenas
que hicieron de la eib parte de su agenda política. Obviamente, nada de lo dicho
es excusa para que las escuelas indígenas tengan una mala calidad y no logren que
los niños y niñas lean y escriban y comprendan lo que lean tanto en la lengua
indígena como en castellano. Pero también en este campo, urge una mayor reflexión
cultural, de manera de buscar las metodologías más adecuadas y más culturalmente
sensibles que les permitan a los educandos indígenas aprender todo aquello que
hoy requieren para avanzar en su escolaridad y contribuir al mejoramiento de las
condiciones de vida de las sociedades a las que pertenecen.
de los educandos indígenas a los que la eib atiende; ni menos con el cierre de toda
actividad de educación formal.
Como en otros países de la región, desde hace al menos una década en Chile y en
el Perú la cuestión del acceso indígena a la educación superior ha cobrado una
singular importancia. Ello ocurre, incluso, cuando en ambos países muchos
indígenas acceden a la educación superior desde hace bastante tiempo. Como lo
señala uno de los epígrafes con los que comienza este documento, muchos indígenas
están ya en la universidad, aun cuando ellos no sean vistos o cuando, por razones
de resistencia y de autodefensa o por producto de la aculturación de los que han
sido objeto, ellos mismos opten por ocultarse, a través de un sinnúmero de estrategias
de mimetización que no es el del caso desarrollar aquí.
23. América Latina, en general, experimenta una suerte de desplazamiento de la demanda, desde en nivel de educación
básica hacia el de educación superior, sin que ello suponga el abandono de la demanda histórica por una educación
básica de pertinencia cultural y de calidad (cf. López, Hamel y Moya 2007).
24. Hasta donde tenemos conocimiento, una excepción la constituye hoy la Universidad de la Frontera de Temuco
que sí recoge información relativa a la filiación étnica de los estudiantes que recibe (Alejandro Herrera, comunicación
personal).
52 fundación equitas_ isees
Cuadro 22. Perú: Estimaciones de participación de la PI, respecto de la PNI y/o PT.
Chirinos & Zegarra Porcentaje de estudiantes de origen andino o amazónico (PI) que accede a
(2004) estudios superiores (población rural de 15 a 29 años que alcanzó algún año
universitario o no universitario) . 6,7
Néstor Valdivia Población indígena (PI) con educación superior (universitaria o no universitaria). 19,5
(2003),
GRADE Población no indígena (PNI) con educación superior (universitaria o no uni-
(2003) versitaria). 22,5
Por su parte, también para analizar la situación peruana con mayor detalle, hemos
creído conveniente revisar la matrícula de aquellas universidades públicas y privadas
ubicadas en zonas predominantemente vernáculohablantes las que, por seguro,
reciben tanto a aquellos estudiantes que en el Cuadro 22 se considera simplemente
“como de origen andino” o como “estudiantes indígenas en mayor relación con la
cultura occidental urbana”. Al hacerlo, tomamos conciencia de cómo, sólo en el
Sur Andino peruano siete universidades, cinco públicas y dos privadas, tienen en
54 fundación equitas_ isees
su seno altos números de estudiantes “indígenas”, sin que hayan para nada
modificado ni sus políticas de acceso, ni menos aún, las relativas a la construcción
curricular de los programas que ofrecen, en aras sea de una atención más pertinente
o de asegurar la pertinencia curricular de los programas que ofrecen.
Según la información que poseemos la única excepción a esta regla está dada por
la Universidad San Antonio Abad del Cusco que, en el marco del programa auspiciado
por la Fundación Ford en distintos países, lleva acciones de acompañamiento
académico para un grupo de 400 estudiantes (aproximadamente 6% de su matrícula
total) que, a través de distintos mecanismos, habría identificado como indígenas y
como más necesitados de una intervención especial. Por su parte, en lo curricular
tal vez sea la Universidad del Altiplano la pionera pero, sobre todo, en los niveles de
postgrado, cuando en la década de los ochenta comenzó a implementar maestrías
en agricultura andina, camélidos andinos, también, en lingüística andina y educación,
a las que asistían, sobre todo, profesionales de extracción campesino-indígena que
se identificaban con las comunidades con las que trabajaban y quienes buscaban
herramientas profesionales para lograr una mejor llegada a las comunidades y familias
campesinas aimaras y quechuas con las que buscaban trabajar.
Cuadro 23. Perú: Matriculados en universidades en zonas indígenas donde la PI hablante de una lengua indígena es mayor a
50% (2000-2004).
Fuente: Elaboración propia en base a Asamblea Nacional de Rectores – Oficina de Estadística e Informática.
Pese a las contradicciones que surgen de lo que, al parecer, ocurre en San Marcos
respecto de la atención de estudiantes indígenas amazónicos, esta universidad con
el nuevo programa amazónico muestra una relativa apertura y atisbos de una
voluntad para interculturalizar la primera universidad pública peruana. Pero, tanto
en el caso de esta universidad como de las demás, el Informe 2000-2005 de iesalc
para América Latina considera acertadamente que “En el Perú no hay ninguna
política nacional ni regional orientada a incentivar específicamente la incorporación
de la población indígena a la educación superior, excepto las políticas referidas a
la formación de maestros que atiendan a la población indígena en el nivel primario”
(Muñoz 2005: 143). El mismo informe recoge como excepciones el programa de
cupos para estudiantes amazónicos de San Marcos, al que nos hemos referido, dos
programas de admisión especial (en la Universidad Nacional de Educación y en
la Universidad Nacional de Huancavelica), la existencia de una Escuela Profesional
Bilingüe en la Universidad Nacional de la Amazonía y la ya mencionada maestría
en lingüística andina y educación de la Universidad Nacional del Altiplano (Ibíd.).
26. El programa Universidad Indígena Intercultural es apoyado por la Cooperación Técnica Alemana (gtz) para el
desarrollo de tres componentes estratégicos: derechos indígenas, salud intercultural y educación intercultural bilingüe,
cf. www.proeibandes.org, www.fondoindigena.org
artículo_1 57
27. La Cátedra Indígena ya ha hecho inserciones similares en Bolivia, en la Universidad Mayor de San Simón, de
Cochabamba, en la cual durante una jornada intensiva de 40 horas y dos semanas de duración, desarrolló la primera
parte del programa de estudios que los catedráticos indígenas han elaborado. A partir de mayo 2007 harán lo propio
en Nicaragua.
58 fundación equitas_ isees
No es raro que los movimientos de este tipo hayan comenzado en el Perú, desde
la Amazonía peruana, cuando en 1988 se abriera el formabiap, y desde Temuco,
reducto histórico del pueblo mapuche, pues la fortaleza de la identidad étnica y del
sentimiento de pueblo así lo han hecho posible.
De cualquier modo, no cabe duda que soplan nuevos vientos y que, por primera
vez en siglos, las universidades del Perú y de Chile, y la institución universitaria
en tanto tal, se ven desafiadas por un segmento de nuestra población que la historia
y, en muchos casos también, las ciencias sociales de estos dos países, habían
condenado a desaparecer. Si en las primeras décadas del siglo xx el movimiento
popular desafió a la Universidad desde Córdoba para que abriese sus puertas, bajo
el lema de la autonomía; en el siglo xxi parece que la lucha por la transformación
universitaria la dará el movimiento indígena, desde la utopía de la interculturalización
de la universidad y de las sociedades latinoamericanas en su conjunto. No es raro
por ello, que lo que tímidamente aún observamos en Chile y en el Perú se dé hoy
con una singular fuerza en lugares tan distintos como Bolivia, Ecuador, Guatemala,
México, e incluso, Brasil 28.
28. Habida cuenta de esta situación, del 12 al 14 de marzo 2007, la Universidad Autónoma de México convocó a un
seminario internacional de expertos para analizar la problemática de las universidades indígenas e interculturales y
plantearse la urgencia de la interculturalización de la universidad latinoamericana y, en especial, la de la universidad
pública. La convocatoria y el planteamiento vinieron desde el Programa Académico México Nación Multicultural que
la unam ha abierto, precisamente, para transversalizar la cuestión de la interculturalidad en toda esta mega universidad.
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josé bengoa
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de Estudios Indígenas de la ufro. Santiago (1997).
artículo_2 67
importante. Ha sido una política activa, creadora y exitosa de los tres últimos gobiernos.
Como toda política de inversión en educación, nunca se sabe cuáles serán sus
consecuencias en materia de desarrollo, de procesos políticos, etc. Lo que no puede
caber duda es que la masividad del proceso educacional es tan grande 3 que existirá
un antes y un después en la trayectoria de los pueblos indígenas. Lamentablemente,
nada de esto se trata en el documento al que nos debemos referir.
Abordar el tema del “acceso de los indígenas a la educación superior” sin una
perspectiva histórica podría conducir a enormes equivocaciones. Más aun, podría
llevar a una interpretación peligrosamente discriminatoria de los datos, como se
puede ver en las conclusiones al hablar de “brecha educativa”, concepto de una
enorme ambigüedad y que criticaremos en estas próximas líneas. En la medida
que se establece una categoría étnica como discriminatoria (“tamaño de la población
indígena”), se puede suponer que esa condición sería la que entrega las explicaciones
causales, lo que no siempre es así.
La sociedad mapuche fue históricamente una “sociedad ágrafa”. Más aún, hasta
el día de hoy la base de la cultura mapuche sigue siendo ágrafa. Explicaremos este
asunto.
En la página 13 del documento los autores perciben que “entre los grupos indígenas
se registra una mayor presencia de menores de 15 años y de adultos de 60 años y
más”, en los hogares rurales, habría que agregar. Efectivamente, la composición
de los hogares mapuches rurales, que son los que van a dar el peso de esta tendencia,
3. La población total indígena entre los 15 y 30 años es de, aproximadamente, 170.000 personas. Si calculamos un
70% urbana y un 30% rural tenemos que la proveniente de las comunidades sería de un poco más de cincuenta mil
niños y jóvenes. Es bien sabido que las becas están principalmente focalizadas hacia este sector. El año 2007 se ofrecen
40.000 becas, lo que en términos de proporcionalidad del programa es enorme, es casi un programa de cobertura
total, ya que, evidentemente, no toda la población está obligada a estudiar.
68 fundación equitas_ isees
suele tener una forma de “reloj de arena”, como se señala en la literatura especializada,
esto es, cargada a los niños y a los abuelos. Por ejemplo, uno de los mayores
problemas que tienen en las escuelas rurales los profesores, es contar con la
presencia activa de “padres y apoderados”. La mayor parte de las veces los “padres”,
hombres, no están, ya que trabajan fuera de la región en migraciones temporales
y las “madres”, mujeres, están trabajando en forma estable, muchas veces en las
ciudades, y han dejado a los niños con los abuelos. Estos provienen de una sociedad
cuya cultura era absolutamente oral y socializan a sus nietos en esa misma cultura
a través de la oralidad. El documento al analizar el analfabetismo en la página 29
se sorprende y señala que “La tasa de analfabetismo empeora entre las mujeres
residentes en zonas rurales, alcanzando al 19%”. Si se mira el cuadro por edades
se verá que en las personas de edad superior a 60 años las tasas de analfabetismo
son superiores a un tercio de la población. Si se analizara, como lo hemos hecho
en muchos otros trabajos, a la población mapuche rural, se vería que la población
de mayor edad es analfabeta, o porque no había escuelas cuando eran niños o por
desuso. En particular, si se analizara población rural, mujeres y edad se vería que
en muchas partes aún hay muchas personas de esas características que no hablan
el castellano.
Estas personas de edad que viven con sus nietos, han sido y son la base de la
reproducción cultural de la sociedad mapuche. Pensemos que una persona de setenta
años fue socializada por sus padres o abuelos. Los abuelos de los abuelos hoy
vivientes vivieron en el tiempo que la sociedad mapuche era independiente y que
las leyes y presencia del Estado chileno no existían en ese territorio. La experiencia
de esa sociedad indígena es transmitida, hoy en día, con un salto de una generación.
A esto le denominamos la “reproducción cultural por generación saltada” y es un
fenómeno muy conocido en los estudios culturales de pueblos indígenas.
Es por ello que el análisis estadístico que se realiza, al no tomar en cuenta este tipo
de consideraciones, puede ser equívoco. Lo que puede ser valorado como un
elemento central de la sociedad mapuche, su capacidad de reproducción oral, puede
ser visto como en el documento que comentamos críticamente como un defecto
o simplemente una “brecha”. Buena parte de la sociedad mapuche se ha mantenido
en una suerte de “resistencia cultural” manteniendo sus tradiciones, costumbres
que en su mayoría son de carácter ágrafo. Por ejemplo, el centro de la cultura, el
Nguillatún, es reproducido exclusivamente en base oral.
Habría que decir mucho más sobre el papel de la escuela. Estas diferencias de
apreciación y valoración de la “educación”, conducen a la inexistencia de un
continuum homogéneo y, por tanto, a la imposibilidad de hablar de “brechas”.
Probablemente un dirigente o sabio mapuche valorará mucho más a un Weipin
que tuvo la suerte de liberarse del peso de la escuela castellanizadora y opresiva de
las Misiones y que mantuvo su tradición oral, su lengua mapuche, y que hoy día
es un pilar central de la recuperación y reproducción cultural de esa sociedad. En
este caso, decir que existe una brecha educacional es una equivocación.
Los mapuches no eran pobres sino, más bien, ricos y, en algunos casos, muy ricos.
Durante el siglo xix comerciaban ganados y vivían en un estado de opulencia
considerable. Hay mucha literatura sobre este tema. El Estado a partir de 1887 los
“redujo a reducciones” quitándoles sus terrenos y entregando estos a la colonización
extranjera y nacional. A los colonos se entregaba un promedio de 40 hectáreas por
persona y a los indígenas se les entregó un promedio de 6,3 hectáreas por persona.
El Estado chileno construyó la pobreza indígena y la “cuestión indígena” que ha
recorrido el siglo xx y continúa hasta hoy.
70 fundación equitas_ isees
Por otra parte, riqueza y pobreza son conceptos de un alto nivel de relatividad y,
cuando se trata de una comparación intercultural, mucho más aún. Las compara-
ciones que se hacen en el documento sobre “calidad de vida” etc. son muy discutibles,
justamente, por no considerar estos aspectos culturales. La sociedad mapuche
contemporánea, por ejemplo, a pesar de la pobreza y carencia existente, no sufre
de hambrunas, situaciones sostenidas de desnutrición, crisis de enfermedades y
epidemias, ni tampoco de enfermedades nerviosas más allá de las normales y
propias de cualquier grupo humano. Esto debe ser valorado, justamente, tratándose
de una población sometida a un sistema colonial de una enorme dureza. En otras
latitudes, semejantes políticas han conducido a bajas de natalidad, mortandad,
suicidios, en fin, a crisis muy duras de la sociedad en su conjunto. Esto demuestra
una fortaleza muy grande de esta sociedad, lo que se desdibuja absolutamente en
el documento al hacer comparaciones entre los agregados estadísticos con población
indígena y los sin población indígena. Este tipo de comparaciones son además,
siempre una profecía autocumplida: ellos, los indígenas, no son como nosotros,
esto es, la pni, población no indígena que es el conglomerado de control.
es superior al cincuenta por ciento, con excepción de Puerto Saavedra y las nuevas
comunas de Chol Chol y Alto Bío Bío, sobre las que no hay estadísticas.
b. Aymara
La población aymara, por su parte, tiene una relación urbano rural muy particular,
habitando las diversas “alturas”, como se suele decir, como partes de una misma
estructura familiar. La sociedad aymara viene desarrollando un proceso de cambios
muy rápido, desde una sociedad pastoril arrinconada en el altiplano, a una sociedad
compleja que domina y recupera hoy por hoy, tanto los tradicionales espacios del
altiplano, como las quebradas y valles donde produce alimentos frescos, y las
ciudades donde realiza el comercio, controlándolo casi completamente, como es
el caso de Arica con las actividades comerciales y productivas agropecuarias. Nadie
podría decir que hoy en día la sociedad aymara es una sociedad pobre y los análisis
censales oscurecen esa mirada.
c. Rapa Nui
La población rapa nui se la señala como urbana y eso es solamente por efectos de
definiciones censales. ¿Hanga Roa es urbano o rural? Habría que decir solamente
que la situación educacional de la juventud rapa nui es tan diferente a la de los
otros pueblos indígenas de Chile, que es preciso tomar con mucho cuidado y
consultar cualquier resolución de política. Junto con estudiar en el continente y
habitar en los hogares estudiantiles, los rapa nui viajan, a menudo, a estudiar a la
Polinesia, Francia y numerosos otros lugares, dada la ubicación “globalizada” que
posee esa Isla y esa cultura. Igualmente al caso anterior, cualquier análisis de esa
situación desde la “pobreza” sería un error de apreciación y una equivocación, ya
que no se trata justamente de una sociedad que vive en la miseria. En este caso,
hablar de “brecha educacional” es irrelevante, ya que no se sabría a ciencia cierta
con quién comparar esta situación. ¿Con la población estudiantil chilena que apenas
balbucea algún idioma extranjero cuando en la isla la gran mayoría habla además
de castellano y rapa nui, francés o inglés?
d. Mapuches
La población y sociedad mapuche es incomprensible sin analizar con mayor detalle
el fenómeno de la migración. El documento en su capítulo 2 se sorprende de que
4. En el año 2005 realizamos un debate grupal en la Universidad de Tarapacá con estudiantes aymaras, el que fue
registrado en video. El programa editado se ha transmitido por artv televisión. Ver www.identidades.cl
artículo_2 73
Se producen, de esta suerte, dos situaciones que son centrales para comprender
los fenómenos educativos. Por una parte, la situación masiva de mapuches en la
ciudad, particularmente en Santiago, y, por otra parte, la situación de los mapuches
en el Sur, esto es, que transitan entre el campo y las ciudades del Sur, de la Araucanía
principalmente. En el caso de Santiago, se ha producido un quiebre en la relación
fluida y cotidiana entre el campo y la ciudad, producto, principalmente, de la
aplicación de la Ley de Divisiones de las Comunidades en la época de la dictadura
militar. En el caso del Sur, existe un “continuum rural urbano”, en particular, por
la existencia de “subsidios” estatales de vivienda en los pueblos y ciudades que ha
permitido a muchos comuneros tener “doble residencia” y por el hecho de la
“rururbanización del campo”, llegada del tendido eléctrico, comunicaciones
telefónicas, etc. que permiten vivir, tanto en el campo, como en la ciudad. Veamos
en primer lugar, el fenómeno urbano.
La cuestión educacional, por tanto, es, a nuestro modo de ver, la siguiente para este caso:
En primer lugar, hay que señalar que el nivel educativo rural está determinado,
históricamente, por la oferta y no por la demanda, sea en situaciones indígenas o
no indígenas. Durante casi todo el siglo xx las escuelas rurales unidocentes fueron
hasta cuarto año básico: un solo profesor o profesora generalmente, dos cursos en
la mañana y dos en la tarde. Por lo tanto, un porcentaje enorme de la población
rural de Chile tiene cuatro años de enseñanza, no porque desertó del sistema como
se podría pensar, sino porque ahí terminaba el ciclo escolar. La metodología
estadística “se pilla la cola” y conduce a conclusiones del todo falsas al analizar
datos que aparentemente son “secuencias” y que, en la práctica, son sistemas
distintos y con muy pocos “puentes”. Hay mucha literatura especializada sobre
este tema. Por ello, las conclusiones comparativas de la página 29 sobre la brecha
son confusas y pueden llevar a equivocaciones al decir que, “el 51,6% de la pi sólo
tiene educación básica, proporción significativamente mayor al 40% de la pni en
la misma situación”. La pregunta es si “la misma situación” se refiere a las áreas
rurales no indígenas. Una vez más los datos no son precisos y, por tanto, adecuados.
Estas, que son las preguntas a nuestro modo de ver adecuadas, no son posibles de
plantear con estos elementos metodológicos y con la manera de analizar los datos.
Comparar a la pi, población indígena del país, con la pni, población no indígena
es inadecuado. La comparación adecuada habría sido de poblaciones rurales
equivalentes. En los estudios que nosotros hemos realizado no hay ninguna
evidencia de diferencia en la performance educacional de niños indígenas y no
indígenas sometidos a la misma oferta educativa rural. Por el contrario, tenemos
la impresión contraria de que la presión de las familias indígenas a los niños para
que estudien y sean buenos alumnos es superior, lo que se muestra en el acceso
privilegiado y evidentemente superior de jóvenes indígenas a las universidades, en
particular regionales, fenómeno que no ocurre o no se ha evidenciado, con jóvenes
campesinos no indígenas 5.
La educación rural, sin duda, requiere de un cambio muy profundo y no son pocos
los que lo plantean. Si bien la cobertura es plena, la calidad de la educación es muy
precaria. En las áreas mapuches se une al problema nacional de la municipalización,
la existencia de una enorme red de escuelas privadas subvencionadas que se han
transformado, como es bien sabido en el país, en un negocio. El atractivo consiste
en ofrecer “movilización” para que los niños se desplacen desde sus casas a la
escuela en un vehículo que aporta el sostenedor. Con las lluvias del sur, el “anzuelo”
es efectivo. Este mismo hecho ha complejizado la puesta en marcha de los programas
de Educación Intercultural Bilingüe, como veremos más adelante.
Al igual que en todas las zonas rurales de Chile, y quizá del mundo, el famoso
“Baile de los solteros” de Pierre Bourdieu, las tasas de masculinidad son más altas
en el campo. Las mujeres indígenas y no indígenas tienen una mayor y más alta
5. El dato empírico lo tenemos del estudio que realizamos en la Cordillera de Nahuelbuta entre los años 1999 y 2001.
Proyecto Fondecyt: Vivir en la subsistencia. Comparación de comunidades indígenas y no indígenas de la Cordillera
de Nahuelbuta. Se comparaban en ese proyecto comunidades aledañas mapuches con no mapuches. Ver www.fondecyt.cl
76 fundación equitas_ isees
Lo que acá estamos señalando está corroborado en la página 52, donde se señala
que “la cobertura de educación superior entre las mujeres indígenas es mayor a
la de los hombres de la misma población (dicho en términos estadísticos y no
habitacionales...), esto es, 27,9 a 24,9%”, esto es una diferencia de tres puntos de
mayor presencia femenina indígena en la educación superior. A esto se debe
agregar un fenómeno bien estudiado. La pregunta por el carácter indígena es de
autoadscripción. Se ha visto una subdeclaración mayor entre mujeres que hombres
en el ámbito urbano, lo que, probablemente, hace que la diferencial sea mayor.
artículo_2 77
a) Educación primaria
La oferta educativa en el campo ha variado lentamente. De las escuelas unidocentes
de cuatro años se ha pasado, casi en todas partes, a las escuelas multidocentes que
llegan hasta el octavo año de primaria. Ese es el tope del sistema rural actual. Esto
es, los niños que viven con sus familias van a una escuela que se acaba en el octavo
año, aproximadamente a los 14 ó 15 años de edad. La existencia de internados en
primaria es mínima y solamente ocurre en Escuelas Fronterizas o también llamadas
de “concentración”, donde la dispersión de los hogares es muy grande y las
dificultades para el acceso a la escuela también.
La oferta educativa de las áreas rurales de alta concentración indígena está variando
rápidamente como resultado de la puesta en marcha de los programas de Educación
Intercultural Bilingüe, eib. El programa Orígenes ha invertido cuantiosas sumas
en infraestructura educativa y en el pago de profesores o agentes culturales, los
que apoyan la actividad de los maestros. Hay una gran demanda entre el mundo
mapuche, aymara y rapa nui por una educación de esta naturaleza. Dos son, al
parecer, los motivos.
Existe, evidentemente, una motivación cultural de los padres para que sus hijos
aprendan la lengua indígena y su cultura en la escuela. Se ha pasado desde una
situación en que los padres consideraban que la escuela era un espacio para aprender
la “cultura de los otros”, la chilena en este caso, a una apropiación de la escuela
como espacio en el que se aprende también y, sobre todo, la cultura vernácula. De
acuerdo a lo señalado más atrás, se está transitando en Chile desde sociedades
indígenas ágrafas a sociedades indígenas letradas, esto es, donde la transmisión
cultural y su reproducción ya no se realiza solamente en el espacio familiar y
comunitario sino que se demanda para que también se realice en el espacio escolar.
Este es un cambio de los últimos años y pone a la escuela ya no en el ámbito de
la castellanización y aculturación sino en el de la reproducción sociocultural de los
pueblos indígenas. Es un asunto nuevo, sin duda 6.
6. Ver sobre este punto nuestra conferencia inaugural del año escolar 2005, de la Escuela de Antropología publicada
en: www.antropologia.cl
78 fundación equitas_ isees
Pero hay una segunda motivación. Se piensa, y con razón, que al aplicarse en
determinada escuela planes de carácter especial, se mejorará el conjunto de la
enseñanza escolar, no sólo en lo que se refiere a el aprendizaje del idioma y cultura
indígena. Al parecer, según estudios parciales, esto es totalmente cierto. La escuela
se perfila mejor, aumenta el grado de autovaloración, autoconfianza, de los
estudiantes y profesores, se realizan planes innovativos, en fin, se mejora el conjunto
de la enseñanza escolar.
b) Educación media
La educación media es urbana. Los niños tienen que trasladarse a los Liceos que
están siempre ubicados en las cabeceras comunales. Esto es válido tanto para los
sectores indígenas como no indígenas. Estos establecimientos son precarios y se
encuentran entre los de peor evaluación, como muestra el documento al estudiar
el sistema denominado simce. Los jóvenes indígenas tienen una pequeña ventaja
con respecto a los no indígenas campesinos, ya que poseen becas especiales para
el acceso a este tipo de educación y, en algunos casos, “hogares” o residencias en
los pueblos para estudiar.
Tal como aparecen los datos en la página 33 del documento que se analiza, “los
hombres registran tasas inferiores a las de las mujeres del mismo grupo (58,4%
y 64,7%) en la cobertura de la educación secundaria”. Esto significa, tal como se
ha dicho, que las mujeres continúan más que los hombres los estudios secundarios,
yéndose del campo. Por supuesto que el Cuadro o Tabla 18 señala que la situación
de estudios secundarios en el campo es peor que en la ciudad, por razones obvias.
Pero el agregado población indígena con población no indígena no permite sacar
ninguna conclusión, ni menos decir que “esta brecha se mantiene... y que las cifras
sitúan a la población indígena por debajo de la población no indígena”.
Si las razones, por ejemplo, de aislamiento geográfico, afectan el acceso de los jóvenes
indígenas a la enseñanza media, ésta afectaría por igual a los jóvenes con adscripción
étnica como a los que no la tienen. Pienso, en el caso de las islas del Archipiélago
de Chiloé donde, una vez terminada la escuela local, deben trasladarse a algún centro
de enseñanza media niños con adscripción mapuche huilliche y niños sin esa
adscripción. Los primeros tienen además becas, “acción afirmativa”, que los segundos
no poseen, lo que es fuente, muchas veces, de odiosidades. Es por estas, y muchas
otras razones ligadas a políticas educativas indígenas, que nos parece que hay que
observar con mucha criticidad las cifras y metodologías empleadas y las conclusiones
a las que se llega que, en este caso, no parecieran ser correctas.
c) Enseñanza superior
En tercer lugar, hay que decir que el acceso de la población mapuche a las
universidades fue inexistente durante el siglo xx. Los casos de profesionales de
origen indígena eran contados con los dedos de una mano y fueron siempre
personas muy conocidas, respetadas y de una alta consideración. La excepción que
confirmaba la regla.
El documento desliza una afirmación que no tiene sustento. Dice que “cuanto más
aumenta la proporción de población indígena en una comuna, es más probable
que ésta reduzca sus puntajes promedio en las pruebas de lenguaje y matemáticas”.
artículo_2 81
Por lo tanto, los datos que siguen solamente son válidos para “comunas con Liceo,
pobres y con población indígena mayor de 30%”. Los datos tampoco discriminan
entre los indígenas y no indígenas de esas comunas. Por lo tanto, ¿Quién puede
saber el carácter étnico de los 1.319 egresados de la enseñanza media de esas 26
comunas, en que el 92% rindió la psu 2005, 361 postularon a las universidades y
sólo 304 resultaron seleccionados por las universidades?” Los datos del demre,
además, dicen relación exclusivamente a las universidades del Consejo de Rectores,
ya que de las otras, las privadas, no tienen estadísticas. Pero, por ejemplo, en una
7. Estas afirmaciones son muy peligrosas y hay que manejarlas con mucho cuidado, ya que se ubican en una frontera
compleja. Con el afán altruista de encontrar brechas, se podría llegar a la vieja y antigua costumbre de “etnizar” las
causas. ¿Cuál es la variable independiente y explicativa de que “en aquellas comunas que presentan una mayor
proporción de población indígena los promedios comunales del simce son notoriamente inferiores a los promedios
de las comunas que presentan una menor proporción de población indígena? Es la existencia de pobreza, de escuelas
de segunda y tercera clase, de marginalidad educacional o es la causal étnica? Estoy seguro que esa no es la intención,
pero es preciso tener cuidado de no hacer del resultado, la causa.
82 fundación equitas_ isees
comuna como Tirúa, que debe haber sido considerada entre las 26, donde hay
Liceo y la población indígena mapuche es aproximadamente un tercio del total:
¿Quién puede saber si los muchachos que entraron a las universidades en los
últimos años son o no son mapuches? Hace quince o más años un profesor del
Liceo de Tirúa me señalaba que ningún estudiante egresado de ese establecimiento
había entrado a una universidad. Eso comenzó a cambiar, principalmente, por la
acción de los estudiantes indígenas, que se agruparon, formaron hogares y un
enorme movimiento, el “Pewun Dugun”, en Concepción y hoy día son una masa
de profesionales muy respetable y con más de alguno estudiando fuera del país
algún postgrado.
Es por ello, que hay que volver a ser muy cuidadoso en las conclusiones cuando
se afirma que “los datos indican que en aquellas comunas con alta proporción de
población indígena tanto egresados de establecimientos municipales como de
subvencionados consigue los peores rendimientos en la prueba”. Sería interesante
comparar esas comunas con presencia de población indígena con otras de igual
nivel socioeconómico, ruralidad, etc. donde no hay población indígena. Se vería
que el comportamiento es semejante. No es por la existencia de “población indígena”
que los rendimientos son malos, sino por la marginalidad en la que se encuentran
las comunas donde vive la población indígena, y la distinción no es menor.
La conclusión del informe es que existe una “brecha educativa” y eso pareciera ser
evidente en la educación chilena. El acceso a la educación superior en Chile se ha
multiplicado varias veces en los últimos años pero la composición, curva, del acceso
se mantiene exactamente igual, como lo muestra muy bien el Gráfico 21 de la
página 49, al comparar las cifras del año 1990 y del año 2003 8. Los estratos
socioeconómicos de más altos ingresos antes tenían acceso a la educación superior,
hoy tienen mucho más, casi el doble, lo que significa que de cada 10 entran 7. Los
medios igual han aumentado, y los pobres que antes tenían muy poco acceso hoy
día tienen mucho más, pero en la misma proporción que los ricos. No se ha roto
la curva, ha subido entera varios peldaños, lo que no es poco pero no es suficiente.
8. El gráfico está confeccionado de modo de ver que no ha habido cambios en la composición de la curva de acceso
a la educación. Si se lo hubiera confeccionado de otro modo se vería que el acceso de los estudiantes del primer y
segundo quintil más pobre, aumentó en más de tres veces en el período, que el del quinto quintil, como es lógico
en menos de dos. Si el gráfico hubiese analizado estas cifras relativas se vería una curva quebrada de otra forma. Con
las estadísticas y los gráficos se puede ver siempre el vaso medio vacío o el vaso medio lleno.
artículo_2 83
mínimo. Que en los 16 años, en este caso, se ha roto la curva y hoy tienen acceso
a la educación superior como lo atestiguan las cientos de becas que se les otorgan,
por poco dinero y parciales que sean.
El concepto de “brecha” debe ser analizado en forma muy cuidadosa, sobre todo
en materias culturales. Existe una brecha cuando se percibe una “distancia insalvable”
entre una posición y otra. La brecha implica que quien está en una situación
inferior, está también en una situación negativa. En algunos casos es evidente, por
ejemplo, si hablamos de necesidades humanas fundamentales como la existencia
de una “brecha nutricional”. Si un grupo humano está muy por debajo de otro en
términos de nutrición, salud u otra necesidad básica, podemos decir que existe
una brecha y el objetivo de política será rellenar esa brecha, acortarla lo más posible.
Como se dijo en la introducción, la meta a alcanzar es la que ostenta el sector alto
o positivo de la brecha que supuestamente, tiene los niveles adecuados de satisfacción
de esas necesidades. No es el caso del desarrollo de las políticas indígenas. No se
puede suponer que el “ideal” de comportamiento sea necesariamente el de la
población no indígena y que, si hay comportamientos diferenciados, esto se
transforma en una “brecha”, como ya lo hemos señalado al explicar la existencia
de subsistemas diferenciados. Es evidente, como se ha dicho, que la población
indígena tiene derecho a la misma “cobertura” de educación primaria, secundaria
y universitaria que todo el resto de la población. Pero, también, tiene derecho a un
tipo de educación que puede y debería ser muy diferente a la del resto de la población
no indígena.
No pareciera, por tanto, que sea la “variable étnica” la que explica las diferencias
educativas, sino un conjunto de otras dimensiones entre las que se encuentra,
obviamente, el colonialismo, la marginalidad, la pobreza, etc. en que han vivido y
viven estas poblaciones, aunque no todas de modo homogéneo. Si se creyera que
es la variable étnica la causante de la brecha, se trataría de aplicar las “políticas
indigenistas de integración” que en América Latina se aplicaron desde Pátzcuaro
el año 1941. Esas políticas consideraban, justamente, que en la disolución de los
aspectos ligados a las variables étnicas, estaba la clave del desarrollo de los indígenas,
de sus comunidades y de los pueblos indígenas en general. Por ejemplo, en la
medida que el idioma indígena era predominante se veía que causaba aislamiento,
falta de participación, etc. Es por ello que las políticas consistían en “alfabetizar y
84 fundación equitas_ isees
Lamentablemente, con los materiales entregados para este foro no nos es posible
señalar cuáles son los “cuellos de botella” para el acceso de los jóvenes indígenas
al sistema de educación superior, a estudios de postgrado, etc. Las limitantes
parecieran ser comunes a los sectores populares, rurales no indígenas e, incluso,
existen programas de “acción afirmativa” que esos otros sectores no poseen.
artículo 3_ foro 1
1. Doctor en Historia y Antropología. Profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Universidad
Antonio Ruiz de Montoya. En años anteriores ha coordinado también la Maestría de Estudios Amazónicos de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
2. En el Perú, sólo los pueblos amazónicos se reconocen explícitamente como pueblos indígenas, en el caso de los
otros pueblos prefieren llamarse pueblos originarios, pueblos andinos o comunidades campesinas. En el presente
texto nos referiremos, únicamente, al caso de los pueblos amazónicos.
88 fundación equitas_ isees
A partir de 1930 el Estado peruano también mostró una mayor preocupación por
la educación de los indígenas 5. El gobierno creía que el principal problema del
indígena era la ignorancia, y que la manera de integrarlo a la vida nacional pasaba
por civilizarlo a través de la educación formal. Así, en 1931 se aprobó la organización
de un plan especial de educación para los niños indígenas, y se creó una oficina
especial –la Dirección de Educación Indígena– para coordinar y supervisar las
actividades correspondientes a este fin (Ballón, 1991: vol.II, 220). Y algunos años
después, en 1941, la Ley Orgánica de Educación Pública (Ley Nº 9359), en su art.
130, explícitamente afirmaba que: “los indígenas de las selvas orientales serán
incorporados a la civilización por medio de escuelas ambulantes e internados
sujetos a planes especiales” (Ballón, 1991: vol.II., 273-274). Para llevar a cabo esta
tarea, el gobierno, al igual que en la época colonial y el siglo xix, contaba con la
3. El Partido Civil fue fundado durante la segunda mitad del siglo xix y es considerado como el primer esfuerzo civil
en el Perú que buscó desarrollar un proyecto político moderno. Aunque este partido se hallaba activo antes de la
guerra del Pacífico, alcanzó su máximo esplendor entre 1899 y 1919, durante el período que Basadre calificó como
la “República Aristocrática”. Para mayor información sobre el civilismo, cf. Basadre (1983), Burga & Flores Galindo
(1984), McEvoy (1994 y 1997).
4. A diferencia de tantos otros gobiernos, el lugar prioritario dado a la educación por el civilismo se puede apreciar
tangiblemente en el presupuesto público asignado al sector educativo. Este presupuesto pasó del 10 al 15 % del
presupuesto total de la nación entre los años 1900 y 1919. En 1900 el monto asignado fue de 1.2 millones de soles,
mientras que en 1919 llegó a la cifra de 8,6 millones. En otras palabras, el presupuesto se multiplicó por siete. Al
mismo tiempo, los montos asignados a sectores tradicionalmente privilegiados, como el del Ministerio de Policía y
Gobierno o el del Ministerio de Guerra, se redujeron significativamente (Contreras 1996: 8).
5. En esta época existía un fuerte movimiento indigenista que involucró a distintos intelectuales y políticos en distintas
partes del Perú, sobre todo en Cusco y Puno. Este movimiento indigenista contribuyó a llamar la atención del Estado
sobre el problema educativo de los “indios”. No olvidemos, más bien, que a principios del siglo xx los términos “indio”
o “indígena” eran usados en el Perú para referirse, principalmente, a los pobladores andinos, a diferencia de hoy en
día en que se usa casi exclusivamente para los pueblos amazónicos.
artículo_3 89
colaboración de los misioneros católicos; pero también creó sus propias “Brigadas
de Culturización Indígena” para reforzar dicha labor.
El proyecto educativo del ilv coincidía plenamente con el proyecto del Estado
peruano de integrar a la población indígena a la unidad política de la Nación
peruana (Larson 1979). Por ello, no sorprende el amplio apoyo que esta institución
recibió durante décadas de parte de políticos, militares, empresarios, intelectuales
–e incluso indigenistas– peruanos. Como señala David Stoll (1985: 180), todos
estaban convencidos que las escuelas del ilv “estaban enseñando a los selvícolas
que ellos eran ciudadanos del Perú, reforzando las fronteras nacionales y preparando
el camino para la colonización” 6 .
El ilv tardó más de diez años en admitir a mujeres indígenas a sus programas de
formación. En 1965 se incorporó a las primeras mujeres, pero con ciertas restric-
ciones. Tenían que ser esposas de profesores bilingües y, lo más importante: no
eran admitidas al programa de formación de docentes, sino a un curso especial de
6. Existe una amplia bibliografía sobre el ilv. El ilv ha sido duramente criticado por su orientación religiosa así como
por su ideología funcional a los Estados Unidos. Entre los críticos de esta institución se puede consultar los trabajos
de Stoll 1984 y 1985, Cano et al. 1981, y Hart 1973; para una visión desde el mismo ilv, ver Larson et al. (1979), Davis
(2002), y Harrington (1992).
7. En este grupo se encontraban jóvenes Yine, Yánesha, Kakataibo, Awajún, Uitoto y Bora.
90 fundación equitas_ isees
“economía doméstica” o cuidado del hogar (Shell 1979: 134). En este programa se
enseñaba a las mujeres indígenas, no solamente a leer y escribir sino, principalmente,
cómo cocinar, coser, cuidar de la salud, la higiene y de los niños. Este programa
femenino del ilv hace más explícito aun su proyecto civilizador. Por mucho tiempo,
el ilv consideró que era mejor formar docentes varones. Según Mildred Larson
esto se debería, no a la falta de habilidad o de inteligencia de las mujeres, sino por
razones culturales; es decir, porque la mayoría de comunidades indígenas consideraba
que dicho rol era más propio de los varones. El ilv consideraba que, eventualmente,
las mujeres indígenas también podrían ser buenas profesoras, pero siempre y
cuando cumplieran ciertos requisitos como: no tener hijos pequeños, ser lo suficiente
mayores y maduras como para evitar sospechas en su relación con los jóvenes
varones, enseñar preferentemente sólo a mujeres y niñas, enseñar en presencia
de sus esposos (que podrían trabajar también en las mismas escuelas como
profesores, directores o personal auxiliar), y sobre todo, no ofender a las comunidades
donde trabajen con actitudes impropias para una mujer (Larson 1979: 242-243).
parte del Estado y de la sociedad dominante pero, al mismo tiempo, también les
ofrecía instrumentos para defenderse y protegerse de ese mismo Estado y de esa
misma sociedad. Como ha señalado Gonzalo Portocarrero, “la escuela propone
una promesa a cambio de un olvido: la promesa de la ciudadanía a cambio del
olvido de la diversidad cultural” (Comunicación personal hecha a Patricia Ames,
2002: 21).
Esta misma ambigüedad ha sido el punto central del debate sobre la “escuela
asustaniños” y el mito de la “escuela contemporánea” o “mito del progreso” que
ha involucrado a antropólogos y educadores peruanos durante varios años 8. Este
debate lo inició el antropólogo Rodrigo Montoya en 1980 cuando señaló cómo los
campesinos quechuas de la zona andina de Ayacucho veían con esperanza, pero
también con recelo, a la escuela. Para estos campesinos, ser analfabetos era como
“vivir en la noche”, a oscuras, reproduciendo las viejas tradiciones, mientras que
los que residen en las ciudades, hablan castellano y viven modernamente se
encuentran en el “mundo del día”. En este sentido, la escuela permitiría a la gente
“despertar”, “abrir los ojos”, “salir de la oscuridad” pero, al mismo tiempo, tendría
que dejar atrás las costumbres y la cultura quechua tradicional. A esta ilusión de
que la educación va a permitir el acceso a un mundo mejor, Montoya la denomina
“el mito de la escuela moderna”.
Poco tiempo después, Juan Ansión, que también realizó investigaciones antropo-
lógicas en la región de Ayacucho, contrapuso la realidad expresada por Montoya
con una visión más negativa y desconfiada de la escuela. Para ello, Ansión recurre
a un mito que fue recopilado por Alejandro Ortiz algo más de una década antes
en la misma región. Este mito relata cómo los niños de la comunidad no quieren
ir a la escuela porque tienen miedo de que ésta los devore. Para Ansión se estaría
produciendo una transformación en la manera en que los pobladores quechua de
Ayacucho se relacionan con la escuela: de una actitud más recelosa como la de la
“escuela asustaniños” se estaría pasando a una visión más esperanzadora que
implicaría usar la escuela como vía para acceder a la sociedad nacional y, eventual-
mente, a ascender socialmente o, por lo menos, evitar ser discriminado 9.
8. Al respecto, consultar los textos de Ortiz (1971), Montoya (1980), Ansión (1986 y 1995), y Degregori (1986). Un
resumen más detallado del que aquí presentamos puede consultarse en Ames 2000: 365-ss.
9. Es importante indicar, también, que este debate se produce después de los cambios sociales producidos durante
el gobierno militar del general Velasco que tuvo lugar entre 1968 y 1975. Durante su gobierno, Velasco implementó
importantes reformas sociales, entre ellas la Reforma Agraria de 1969 y la Reforma de la Educación de 1972. Estas
reformas, así como otras medidas tomadas durante dicho gobierno –como por ejemplo la eliminación del término
“indio” en el lenguaje oficial y prácticamente también en el lenguaje cotidiano– podrían explicar, en parte, estos
cambios en la manera de ver la escuela entre los campesinos quechua de Ayacucho.
92 fundación equitas_ isees
trabajó en Ayacucho– confirmó esta visión más positiva frente a la escuela. Según
Degregori, la población andina está dejando de lado su visión tradicional del mundo
expresada en el “mito de Inkarrí” –que anuncia el retorno del Inka-Rey que fue
asesinado por los españoles– y la está reemplazando por la idea de la modernización
y el cambio. En otras palabras, lo que él llama el “mito del progreso”, expresa una
mirada esperanzadora hacia el futuro en vez de la mirada nostálgica que mira hacia
el pasado Inka perdido para siempre 10.
En este sentido, al igual que en la zona andina, los padres de familia amazónicos
buscan la mayor escolaridad posible para sus hijos, siendo el mínimo la educación
primaria completa. Patricia Ames (2002: 46-47) lo confirma con testimonios
recogidos en comunidades Shipibo ubicadas en la zona del alto Ucayali: “la primaria
aparece ya como un consenso, al menos ideal. La secundaria es un esfuerzo mayor,
en tiempo, en dinero, en desplazamientos, pues la mayoría de las comunidades
sólo tienen escuela primaria; sólo las más grandes cuentan con secundaria. A pesar
de todo ello, la secundaria completa es una aspiración y se despliegan recursos y
esfuerzos para lograrla, aunque no siempre sea posible. Los estudios superiores
son también parte de las expectativas, pero para ellos los gastos son mayores y
algunos padres señalan directamente su imposibilidad de afrontarlos. Unos cuantos,
sin embargo, lo intentarán...”.
10. Se podría decir que este mito no es exclusivo de sociedades indígenas o tradicionales, sino que es consustancial
a la modernidad. Se podría encontrar similitudes entre esta visión del progreso y las ideas de la Ilustración que señalan,
precisamente, a la educación como vehículo para la emancipación y la vida feliz.
artículo_3 93
frustren”. Y, hoy en día, esto significa no ser discriminado por vestir o hablar de
manera diferente, o tener la posibilidad de acceder a bienes y servicios que la
sociedad capitalista moderna (o postmoderna) y consumista imponen como criterio
de valor en el contexto de la globalización 11. Al mismo tiempo, la educación superior
también puede ofrecer una alternativa ante la exclusión y la discriminación al
formar profesionales indígenas comprometidos con sus pueblos y capaces de
liderarlos. En todo caso, por primera vez en la historia de los pueblos amazónicos
peruanos un número importante de jóvenes tienen el deseo –y también la posibilidad–
de continuar sus estudios en el nivel superior.
2. Entre el deseo y la realidad: la oferta educativa de nivel superior para los indígenas
amazónicos
También es necesario indicar que del total de jóvenes indígenas que siguen estudios
superiores, la mayoría la componen varones. Por ejemplo, de aproximadamente
200 jóvenes indígenas que ingresaron a la Universidad de San Marcos entre los
años 1999 y 2002, sólo 64 fueron mujeres; es decir, el 32%. En el caso del pueblo
Shipibo, de un total de 222 jóvenes Shipibo que querían proseguir estudios
superiores entre los años 1997 y 2002, sólo 53 eran mujeres; es decir, el 23,4 %.
Son varias, pues, las razones que explican la desproporción entre el deseo de la
juventud indígena y la realidad. Por un lado, como se presentará a continuación,
existe una limitada oferta de espacios adecuados para la formación superior de
jóvenes indígenas y, por otro, como se verá más adelante, existe una serie de
desafíos académicos, económicos y socio-culturales que enfrentan los jóvenes
indígenas que no siempre pueden resolver satisfactoriamente.
11. Para una discusión más detallada sobre el impacto de la globalización entre los pueblos indígenas de la Amazonía
peruana, ver Espinosa (2006).
94 fundación equitas_ isees
a 210 jóvenes indígenas de Ucayali (entre los años 1998 y 2002) sobre sus
preferencias profesionales:
Carreras Número
Sin embargo, si un joven o una joven indígena quiere continuar sus estudios
después de concluir la secundaria, lo más probable es que termine estudiando
Educación para convertirse en profesor bilingüe, aún en el caso en que no haya
sido su deseo inicial.
En términos del mercado laboral existe una cierta saturación en el Perú debido al
alto número de maestros desempleados 12; sin embargo, en diversos lugares de la
12. Según Andrés Chirinos y Martha Zegarra (2004: 7), en el Perú existirían aproximadamente 110.000 profesores
titulados desempleados.
artículo_3 95
Otra razón que favorece el estudio de la carrera pedagógica radica en que los
requisitos académicos y económicos que se exigen para dicha disciplina suelen ser
menores que para otras como el derecho o las ciencias médicas. En general, los
jóvenes piensan que es más fácil estudiar educación, y para un joven indígena,
más fácil aún estudiar educación bilingüe ya que, por lo menos, tiene un cierto
dominio en una de las dos lenguas que necesita para ejercer su profesión. Además,
una vez que termina sus estudios puede vivir en lugares donde se le respeta como
persona y donde comparte con la gente las mismas costumbres y cultura. A esto
se suma el prestigio que, en muchas comunidades indígenas, todavía se tiene por
los profesores. Por todo ello no resulta sorprendente que cuando se le pregunta a
los padres de familia indígenas qué carreras quieren que sus hijos estudien “lo
más frecuente es que mencionen la carrera docente en un instituto superior de
Pucallpa y, más específicamente, en el Pedagógico Bilingüe. Otras carreras no son
mencionadas, la respuesta es más bien general, “depende de ellos, lo que les guste
más”.” (Patricia Ames 2002: 47)
Para decidir la carrera o el lugar para estudiar influye mucho el estatus social y
económico de la familia. Generalmente, las familias que no tienen ningún hijo o
hija con estudios superiores suelen preferir los estudios de pedagogía o educación.
Los padres y madres de familia piensan que, debido a los bajos costos y a su menor
exigencia académica, sus hijos podrán tener más éxito que si emprenden otro tipo
de carrera. Al respecto, hace un par de años, un joven Shipibo me contaba que él
estaba estudiando en el Instituto Superior Pedagógico Público de Yarinacocha
(isppy) por ser el primero de su familia que accedía a la educación superior. Por
otro lado, uno de sus compañeros de estudios me indicaba su frustración por estar
en el isppy y no en la universidad. Según este joven ya había demasiados profesores
en su familia: su padre, su tía y dos de sus hermanos mayores (un varón y una
mujer). Por ello, me decía, a él le correspondía estudiar otra cosa.
Es más probable que los hijos e hijas de líderes o profesores indígenas que tienen
estudios superiores tendrán también mayores posibilidades de acceder a estudios
superiores. En estos casos, estos jóvenes no sólo tienen el apoyo moral y la motivación
de sus padres o madres, sino que, probablemente, también cuenten con mayores
recursos económicos así como una mejor educación básica. Es frecuente, por
96 fundación equitas_ isees
ejemplo, que los padres o madres que son profesores dediquen tiempo especial a
estudiar con sus hijos o a hacerlos repasar.
Para la juventud indígena las carreras técnicas comparten con la Educación Bilingüe
una serie de ventajas: son relativamente baratas, la exigencia académica no es muy
alta, la duración de los estudios no es muy larga y los conocimientos que ofrecen
pueden tener aplicaciones prácticas, pudiendo tener efectos inmediatos en la vida
de la comunidad o en la búsqueda de trabajo en la ciudad. Esto no implica, sin
embargo, que el número de jóvenes que abandonan los estudios a mitad de la
carrera disminuya, aunque, generalmente, el índice de deserción es menor que en
los institutos pedagógicos o en las universidades.
También existe una oferta amplia de institutos superiores, sobre todo en las grandes
ciudades de la Amazonía peruana como Iquitos, Pucallpa, Yurimaguas, Tingo
María, Satipo, Jaén o Puerto Maldonado donde, incluso, se puede encontrar más
de uno. Sin embargo, en otros lugares más alejados es más difícil contar con este
tipo de institución y, por ello, constituye una de las demandas principales de los
padres de familia y de las mismas organizaciones indígenas 14. Por ello, en los
últimos años se han creado nuevos institutos tecnológicos en distritos con mayoría
indígena e, incluso, en algunas comunidades nativas. Este es el caso de las capitales
distritales como Masisea o Iparía en Ucayali, o el de las comunidades Asháninka
de Puerto Ocopa (distrito de Río Tambo, provincia de Satipo) o de la comunidad
Shipibo-Konibo del Caco, en el distrito de Iparía (Ucayali).
14. Este es el caso, por ejemplo, de la provincia de Datém del Marañón, en Loreto, que cuenta con mayoría de población
indígena; y, sin embargo, en la capital de la provincia, San Lorenzo, sólo hay un Instituto Superior Pedagógico dirigido
por la iglesia Católica. Por ello, absolutamente todas las organizaciones indígenas de la zona –que son más de catorce–
a pesar de que tienen múltiples diferencias ideológicas o estratégicas coinciden en la necesidad de que el Estado cree
un Instituto Superior Tecnológico y eventualmente, en el futuro, una sede de la Universidad Nacional de la Amazonía
Peruana.
98 fundación equitas_ isees
A pesar de ello, las organizaciones indígenas han venido demandando una mayor
atención de parte de las autoridades universitarias en distintas partes del país y
han conseguido, gracias a sus luchas, algunos beneficios a favor de sus jóvenes.
Así, se ha logrado concretar diversos convenios con diversas universidades e
institutos superiores que les permitan becas o vacantes. A continuación, presentaré
algunos casos de universidades peruanas que vienen apoyando la educación superior
de los indígenas amazónicos.
El alto índice de deserción, así como el bajo rendimiento académico, atrajo la atención
de las autoridades universitarias, de tal manera que el rector mismo de la universidad,
el Dr. Manuel Burga, encargó personalmente a la Oficina Técnica del Estudiante averiguar
lo que estaba ocurriendo y plantear una propuesta al respecto. Parte del problema que
enfrentaban las autoridades universitarias se debía a que un número importante de
alumnos indígenas vivía en habitaciones de la Residencia Universitaria 16, pero para
acceder a este servicio, los alumnos deben cumplir con varios requisitos, entre
ellos, una nota aprobatoria promedio en sus cursos. Esto no ocurría en el caso de
la mayoría de alumnos indígenas 17. La primera respuesta de las autoridades de la
Oficina General de Bienestar Universitario (ogbu) fue la de expulsar a estos alumnos
de la Residencia Universitaria, tal como se suele hacer en dichos casos. Sin embargo,
los estudiantes indígenas que se hallaban organizados, como se verá más adelante
con más detalle, reclamaron ante las autoridades apelando a su condición de
indígenas y pudieron evitar la aplicación de esta drástica medida. Finalmente, el
director de la Oficina Técnica del Estudiante inició un proceso de diálogo entre los
alumnos y las autoridades que llevó, posteriormente, a la realización del Primer
Encuentro de Estudiantes Indígenas de San Marcos 18 en el que se discutieron estos
y otros problemas enfrentados por los y las estudiantes indígenas.
Al igual que San Marcos, otras universidades públicas y privadas también han
comenzado a generar programas especialmente diseñados para jóvenes indígenas
de la Amazonía. En la mayoría de casos se trata de convenios que algunas comu-
nidades particulares u organizaciones han logrado firmar con dichas universidades.
Este es el caso, por ejemplo, de la comunidad Shipiba de Paoyán (Ucayali) que ha
establecido convenios con diversas universidades e institutos de la región desde
hace varios años (Pucallpa, Diario Al Día: 24 de marzo de 1998). Otro caso interesante
es el de un grupo de comunidades nativas del distrito de Masisea, también en
Ucayali, que establecieron un convenio en el año 2004 con la Universidad Particular
César Vallejo, cuya sede principal se encuentra en la ciudad costeña de Trujillo.
Sin embargo, los casos más comunes son aquellos convenios firmados entre las
federaciones indígenas y las instituciones educativas. Así, por ejemplo, la Federación
de Comunidades Nativas del Ucayali (feconau) 19 había logrado establecer, antes
del año 2002, diversos convenios con el Instituto Superior Tecnológico Suiza de
Pucallpa, con la Universidad Nacional de Ucayali (unu), así como con la Universidad
Enrique Guzmán y Valle (une) 20, también conocida como Universidad de La
Cantuta. Gracias al convenio firmado el año 2001, la universidad de La Cantuta
19. feconau fue creada en 1981 y fue durante varias décadas la más importante organización del pueblo Shipibo.
Ahora se halla prácticamente desactivada, y, en buena medida, ha sido sustituida en los últimos años por orau, la
Organización Regional de aidesep en Ucayali.
20. Resulta importante señalar que, en el mismo año 2001, la une –que es una universidad cuyo fuerte siempre ha
sido la carrera de Pedagogía– implementó la especialidad de Educación Bilingüe Intercultural.
artículo_3 101
Algunas veces, los convenios con las instituciones de enseñanza superior son
promovidos por gobiernos locales cuyos alcaldes son indígenas. Este es el caso,
por ejemplo, del distrito de Iparía, cuyo alcalde logró establecer convenios con la
Universidad Nacional de Ucayali (unu) y con la Universidad Nacional Agraria de
la Selva (unas) de Tingo María. En otras ocasiones, se trata de acuerdos que
involucran también al Estado a través de los gobiernos regionales o locales, y que
permiten el otorgamiento de becas que se financian con dinero proveniente del
canon minero o petrolero. Quizás el caso más significativo de este tipo de colaboración
sea el de la Universidad Nacional San Antonio Abad de Cusco (unsaac) que, gracias
a los impuestos por la explotación del gas natural de Camisea –cuyos yacimientos
se encuentran ubicados, precisamente, en territorio indígena– ha logrado imple-
mentar un programa especial para jóvenes indígenas procedentes de dicha zona
en coordinación con sus respectivas organizaciones 21. Para atender a estos jóve-
nes indígenas, las autoridades de la Universidad San Antonio Abad crearon,
también, una oficina especial en el Instituto de Estudios de la Amazonía Regional
(idear) y alquilaron una casa para alojarlos cerca al campus universitario.
21. Las organizaciones indígenas locales involucradas en este convenio son la Central de Comunidades Nativas
Matsiguenga (ceconama) y la Federación de Comunidades Nativas Yine-Yami (feconayy), ambas afiliadas a conap,
la organización indígena nacional alternativa a aidesep. Las organizaciones locales afiliadas a esta última no son parte
del programa, ya que rechazan cualquier tipo de convenio o colaboración con empresas de hidrocarburos que trabajen
en territorio indígena.
102 fundación equitas_ isees
Hace ya varios años que las organizaciones indígenas del Ucayali venían proponiendo
la creación de una universidad “indígena” que permitiera la formación de profesio-
nales desde una perspectiva intercultural 22. En el año 1997 se había formado una
comisión compuesta por importantes líderes indígenas de la región para iniciar
los trámites y procedimientos necesarios para su creación. Usualmente, este tipo
de trámites son muy lentos y engorrosos y, por eso, la mayoría de líderes indígenas
se sorprendió ante la rápida reacción del gobierno. En realidad, Fujimori aprobó
su creación en 1999 –a sólo dos años de iniciados los trámites– ya que se encontraba
en plena campaña electoral buscando su segunda reelección como presidente del
Perú.
22. Es importante resaltar el cambio en el nombre de la universidad. Las organizaciones indígenas habían propuesto
originalmente el nombre de universidad “indígena” mientras que la ley crea la universidad “intercultural”.
23. Tanto el local de la uniap como el del isppby se hallan ubicados en los antiguos terrenos del ilv en Yarinacocha
y colindan el uno con el otro.
artículo_3 103
3. No todo lo que brilla es oro: Los jóvenes indígenas ante los desafíos de la educación
superior
24. Efectivamente, algunos líderes Shipibo amigos míos me han indicado que existe un grupo de personas vinculadas
al Partido Aprista en Pucallpa que está ganando el control de esta universidad.
25. En general, para esta sección utilizaré información proveniente de las encuestas aplicadas en Ucayali antes
mencionadas, además de las conclusiones del primer encuentro de estudiantes indígenas amazónicos de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos que tuvo lugar en septiembre de 2003, y de algunos testimonios de jóvenes estudiantes
y profesionales indígenas publicados (Heise 2001, Noningo 2001 y Tejada 2005).
104 fundación equitas_ isees
Para paliar algunas de estas deficiencias del sistema educativo peruano se han
creado, en las últimas décadas, algunas instituciones o programas que ofrecen una
formación complementaria a la escolar y que preparan, además, a los y las jóvenes
para el ingreso a la universidad o para un mejor rendimiento académico en ella.
Estas “academias preuniversitarias” o programas preuniversitarios (las “pres”) de
las propias universidades intentan, así, solucionar problemas que se arrastran
desde la educación inicial o primaria.
Una de las respuestas más frecuentes para enfrentar estos desafíos académicos es
la decisión de los padres de familia de enviar a sus hijos a estudiar la secundaria
a alguna ciudad cercana. Muchos padres y madres de familia están convencidos
que sus hijos recibirán una mejor formación en los colegios urbanos. Además, en
la ciudad tendrán la oportunidad de entrar en contacto con los jóvenes mestizos
con los que tendrán que competir académica o profesionalmente en el futuro, y
sobre todo, en el ámbito urbano sus hijos o hijas se verán forzados a aprender
castellano bien, ya que tendrán que hablarlo constantemente, tanto en la escuela
como en la vida cotidiana. Finalmente, al vivir en la ciudad desde más pequeños,
podrán familiarizarse más con las costumbres urbanas modernas ,y así, evitar
futuros choques culturales.
A los desafíos y dificultades antes mencionadas hay que añadir la ausencia de una
adecuada asesoría y acompañamiento de parte de las instituciones educativas.
Como se ha mencionado ya, la mayoría de centros de formación superior no toma
en consideración que pueden existir indígenas entre sus alumnos. Esta “ceguera”
–propia de instituciones pensadas desde la perspectiva hegemónica mestizo-criolla–
no sólo impide la organización de instancias de asesoría o acompañamiento
académico adecuadas para sus alumnos o alumnas indígenas sino que, además,
obstaculiza cualquier esfuerzo por plantear reformas curriculares que incluyan
una perspectiva intercultural, ya sea a nivel de cada curso o materia o a nivel del
conjunto de la carrera. En este sentido, la mayoría de jóvenes indígenas que estudian
en institutos superiores o universidades en el Perú sienten que los contenidos de
sus cursos no tienen relación con la realidad de la Amazonía, que es la realidad de
donde provienen y que mejor conocen.
26. El caaap es un organismo no gubernamental vinculado a la iglesia Católica que cuenta con una larga trayectoria
de trabajo con los pueblos indígenas de la Amazonía peruana.
106 fundación equitas_ isees
a los estudios que los alumnos deben hacer: tienen que comprar o fotocopiar textos,
comprar también cuadernos y útiles de escritorio, consultar Internet en cabinas
públicas, utilizar servicios de transporte público, etc., además de los gastos de
alojamiento y alimentación.
27. Los países escandinavos han sido particularmente generosos en su apoyo a la educación superior indígena a través
de becas para jóvenes, ya sea a través de aidesep o, directamente, a través de las organizaciones o federaciones
indígenas locales.
28. Diógenes Ampam es un joven profesional indígena, perteneciente al pueblo Awajún, que ha concluido sus estudios
en Relaciones Internacionales en la Universidad Particular San Martín de Porres así como una Maestría en Estudios
Amazónicos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
29. Durante 1982, esta Asociación becaba a once jóvenes Shipibo y en 1983 este número se incrementó a dieciocho
(Memoria de la Junta Directiva de la feconau, 1983).
artículo_3 107
Una de las razones del relativo éxito de cocebesh es que no aceptan a un nuevo
becario hasta que alguno de los otros termine sus estudios o se retire. Al retirarse,
el dinero de la beca es utilizado para un nuevo miembro. Gracias a esta política,
el número de becarios Shipibo que ha recibido apoyo de cocebesh y que ha
abandonado los estudios es menor proporcionalmente a otros programas de becas
implementados en la región amazónica peruana. Desde su fundación en 1990
hasta el año 2002, doce becarios lograron completar sus estudios en la universidad,
cuatro se han graduado como bachilleres y más de treinta han terminado carreras
técnicas en algún instituto superior tecnológico de la región Ucayali (Comunicación
personal de Gilmer Yuimachi, Silvio Valles y Sedequías Ancón). Entre 2002 y 2005
por lo menos tres becarios más han concluido sus estudios.
30. Las becas ofrecidas por las empresas petroleras muchas veces no son bienvenidas, ya que muchos las consideran
como “sobornos” para que las comunidades autoricen el ingreso de éstas a sus territorios.
31. Entre los antiguos becarios de cocebesh se encuentran importantes líderes Shipibo, como Juan Agustín –el único
consejero regional indígena en el gobierno regional de Ucayali entre los años 2001 y 2006, William Barbarán–
comunicador indígena, director de la agencia de noticias “Voces Indígenas y Comunicaciones” y asesor de prensa
del alcalde del distrito de Padre Márquez–, Policarpo Sánchez – director del Centro de Eco-Cultura Amazónica–, Omar
Mori –funcionario de irdecon, la oficina de asuntos indígenas del gobierno regional de Ucayali–, y otros líderes que
han sido dirigentes de feconau y de otras organizaciones del pueblo Shipibo, como Rafael Urquía, Felipe Sánchez
Magín, Gilmer Yuimachi, Silvio Valles, etc.
108 fundación equitas_ isees
En el caso de los profesionales indígenas esta situación es más grave aun, ya que
no sólo no han recibido una buena formación profesional, sino que además, estas
instituciones no los preparan para que contribuyan a sus propias sociedades, es
decir, a sus propios pueblos indígenas. Esto se debe a la gran ignorancia que existe
en torno a la región amazónica y a las culturas de sus habitantes. Esta carencia es
artículo_3 111
Entre los vacíos profesionales que existen hoy en día llama particularmente la
atención el tema de la ecología. A algunos les puede sorprender el casi inexistente
interés entre los jóvenes indígenas por formarse en carreras que les permitan
enfrentar uno de los retos más difíciles que sus pueblos van a enfrentar en el
futuro: el cuidado y preservación de un medio ambiente sano. En parte, este
desinterés puede deberse a la persistencia de la visión tradicional predominante
entre los pueblos indígenas de la región amazónica que consideran que el bosque
va a darles siempre todo lo que necesitan. Para los indígenas amazónicos resulta
muy difícil imaginarse un mundo sin bosque y, sin embargo, esta es una posibilidad
que cada vez se hace más real.
No se puede dejar de lado la razón que lleva a la mayoría de los y las jóvenes
indígenas a ser profesionales: el anhelo de una vida mejor. Sin embargo, esta “vida
mejor” puede ser interpretada –tal como lo hace la mayoría de la gente– desde una
perspectiva mercantilista, es decir, ver a la vida profesional como una forma de
ganar dinero. En el caso de los profesionales indígenas esto es válido, incluso, para
carreras poco lucrativas –y, por lo tanto, pobremente cotizadas en otros contextos–
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tejada ripalda, luis (ed.). 2005. Los estudiantes indígenas amazónicos de la UNMSM. Lima: Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
trapnell, lucy. 1990. “El Programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana”.
Amazonía Peruana, 11 (18): 103-115.
Art._ 4
artículo 4_ foro 1
Los estudiantes indígenas son los más pobres entre los pobres y los indígenas, en
general, son las personas con menos derechos en el país. El informe final de la
Comisión de la Verdad y Reconciliación (2003) es una fuente extraordinaria, y sin
atenuantes, para lo que acabo de afirmar. Tres cuartas partes de las 69.280 víctimas
y de los casi veinte mil desaparecidos son principalmente indígenas quechuas y,
luego, asháninkas 2.
1. Sobre la esquizofrenia y la identidad ver mis libros Al borde el naufragio (Montoya 1992) y Multiculturalidad y política
(Montoya, 1998).
2. Para ver la importancia del trabajo de esa Comisión y mis observaciones críticas, ver el capítulo 14 de mi libro Elogio
de la Antropología (Montoya 2005).
120 fundación equitas_ isees
En este texto trato de ofrecer algunos elementos para mostrar esta esquizofrenia
peruana y latinoamericana, señalar algunos de los más serios problemas de la
educación, mencionar mis propuestas para tratar de resolver los problemas y
ofrecer, finalmente, una reflexión sobre la educación superior y la cultura andina
quechua, hoy.
1. Lo ideal del Perú oficial: que los indios no existan, porque los llamados indios
no son considerados como seres humanos; y porque sus lenguas y culturas carecerían
de todo valor
El enunciado que acabo de hacer parece muy duro, pero corresponde a la realidad.
En el inconsciente colectivo del Perú oficial anidan estas dos convicciones profundas.
Lectoras y lectores, les propongo leer algunos párrafos escritos a mitad del siglo
xvi por un gran Doctor de la Iglesia Católica española, el cura Juan Ginés de
Sepúlveda, en su libro “Tratado de las justas causas en la guerra contra los indios”.
Con la técnica de los diálogos de Platón, el autor conversa con Demócrates, uno
de sus discípulos, a quien trata de convencer, y le dice:
"Nada tengo ya que replicar ¡oh Demócrates! sobre la justicia de esta guerra y conquista
que me has probado con fuertes razones sacadas de lo íntimo de la filosofía y de la
teología y derivadas de la misma naturaleza de las cosas y de la eterna ley de Dios. Te
confieso que después de haber oído tu disertación he salido de todas las dudas y escrúpulos
en que estaba. Reduciendo, pues, a breve suma la doctrina que has expuesto, cuatro son
las causas en que fundas la justicia de la guerra hecha por los españoles a los bárbaros.
la primera es que siendo por naturaleza siervos los hombres bárbaros, incultos e
inhumanos, se niegan a admitir la dominación de los que son más prudentes, poderosos
y perfectos que ellos; dominación que les traería grandísimas utilidades, siendo además
cosas justa, por derecho natural, que la materia obedezca a la forma, el cuerpo al alma,
el apetito a la razón, los brutos al hombre, la mujer al marido, los hijos al padre, lo
imperfecto a lo perfecto, lo peor a lo mejor, para bien universal de todas las cosas. Este
es el orden natural que la ley divina y eterna manda observar siempre. Y tal doctrina la
has confirmado no solamente con la autoridad de Aristóteles…" (p. 153). En otra parte,
sostiene: "Porque escrito está en el libro de los Proverbios: 'el que es necio servirá al
sabio'" (p. 85). "Los filósofos llaman servidumbre a la torpeza de entendimiento y a las
costumbres inhumanas y bárbaras". (p. 83). "esto dice Aristóteles y con él conviene San
Agustín en su carta a Vicencio" (p. 87).
Los llamados indios no son 'humanos', son 'bárbaros', 'imperfectos', 'brutos', 'necios',
sólo corporales, sin alma, como los monos, y debe ser justo que se sometan por la fuerza
si no lo hacen por su propia voluntad. La "esclavitud natural" defendida por Aristóteles
3
se convierte en la "servidumbre natural" de Ginés de Sepúlveda . "La esclavitud no se
3. En su introducción al libro Tratado sobre las justas causas… Manuel García Pelayo, muestra en la p. 21 dos textos:
uno, de Aristóteles y, otro, de Ginés de Sepúlveda con el mismo razonamiento sobre el sometimiento natural del
imperfecto al perfecto, del cuerpo al alma, del necio al sabio, etc.
artículo_4 121
basa pues, en esto, sino en una norma del Derecho Natural y de Gentes, a saber: 'que
las personas y los bienes de los que hayan sido vencidos en justa guerra pasan a poder
de los vencedores." (p. 37).
¿Puede encontrarse un texto más diáfano para justificar la dominación de unos
hombres sobre otros, de los hombres sobre las mujeres y de los padres sobre los hijos?
la segunda causa es "el desterrar las torpezas nefandas y el portentoso crimen de
devorar carne humana, crímenes que ofenden a la naturaleza para que sigan dando culto
a los demonios en vez de dárselo a Dios" (155). "A éstos bárbaros contaminados con torpezas
nefandas y con el impío culto de los dioses, no sólo es lícito someterlos a nuestra dominación
para traerlos a la salud espiritual y a la verdadera religión por medio de la predicación
evangélica, sino que se les puede castigar con guerra todavía más severa" (117).
El delito mayor de los habitantes de América era no ser cristianos, porque si lo
4
hubieran sido la guerra no habría sido justa . A los llamados "paganos" les reserva Ginés
de Sepúlveda la misma suerte que corren los "herejes": "esto que se dice contra los herejes
vale del mismo modo contra los paganos; unos y otros son prójimos nuestros, por unos
y otros debemos mirar según la ley divina y natural, para que se abstengan de sus
crímenes, especialmente de aquellos que más ofenden a la naturaleza y a Dios autor de
ella, siendo entre todos ellos el pecado más grave la idolatría" (p. 129). Por ser "brutos",
"imperfectos", "impíos", "idólatras" y "paganos", lo mejor que puede ocurrirles es ser
conquistados por los españoles portadores de la virtud y la "religión verdadera": "¿Qué
cosa pudo suceder á estos bárbaros más conveniente ni más saludable que el quedar
sometido al imperio de aquellos cuya prudencia, virtud y religión los han de convertir
de bárbaros, tales que apenas merecían el nombre de seres humanos, en hombres
civilizados en cuanto pueden serlo; de torpes y libidinosos, en probos y honrados; de
impíos y siervos de los demonios, en cristianos y adoradores del verdadero Dios?... Por
muchas causas, pues, muy graves, están obligados estos bárbaros á recibir el imperio
de los españoles, porque la virtud, la humanidad y la verdadera religión son más preciosas
que el oro y la plata. Y si rehúsan nuestro imperio podrán ser compelidos por las armas
á aceptarle, y será esta guerra, como antes hemos declarado con autoridad de grandes
filósofos y teólogos, justa por ley de naturaleza…" (p. 133).
Es deber de los cristianos, según Ginés de Sepúlveda, usar cualquier medio, incluso
las amenazas y el terror para que los llamados bárbaros se aparten de sus dioses: "…Yo
no solo digo que debemos conquistar a los bárbaros para que oigan a nuestros predicadores,
sino también que conviene añadir á la doctrina y á las amonestaciones las amenazas y
el terror para que se aparten del de las torpezas y del culto a los ídolos; y tengo sobre esto
la autoridad de San Agustín…" (p. 147).
Los textos que acabo de citar son suficientes para mostrar la lógica implacable del
etnocentrismo cristiano que cree que su Dios es "único y verdadero", que la voluntad
de su Dios es "la ley natural", que considera a los otros dioses como encarnación del
demonio y que impone a sus fieles el deber de llevar la palabra de su Dios, su evangelio,
a los últimos confines de la tierra. Este dogma -que funda el ecumenismo, antidemocrático
en esencia y justificador de múltiples procesos de dominación- estuvo profundamente
arraigado en los invasores españoles de 1492, y sigue en pie hoy, cinco siglos después.
la tercera causa justa es "salvar de graves injurias a muchos inocentes mortales
4. Ginés de Sepúlveda, citando a Dios en un pasaje de la Biblia, sostiene que ."…de aquellos delitos, entre los cuales
era mayor el culto de los ídolos". (p. 119).
122 fundación equitas_ isees
a quienes estos bárbaros, [los habitantes de América] inmolaban todos los años" (p. 155).
La guerra debería ser, según el cura Ginés de Sepúlveda, el castigo para quienes sacrifican
seres humanos a los ídolos del demonio.
Finalmente, concluye Leopoldo el resumen de Demócrates: "en cuarto lugar
probaste con adecuadas razones que la religión cristiana debe ser propagada por medio
de la predicación evangélica… se ha desterrado de los pueblos bárbaros todo temor de
sus príncipes y sacerdotes para que puedan libre e impunemente recibir la religión
cristiana, desterrados en lo posible todos los obstáculos y especialmente el culto de los
ídolos, renovando la piadosa y justísima ley del Emperador Constantino contra los
paganos y la idolatría, todo lo cual has probado con autoridad de San Agustín y de San
Cipriano y es evidente que nada de esto hubiera podido hacerse sino sometiendo a los
bárbaros con guerra o pacificándolos de cualquier otro modo". (p. 155). En otras palabras,
para cristianizar es indispensable conquistar y someter, pero también "la guerra justa
no sólo exige justas causas sino legítima autoridad y recto ánimo en quien la haga y recta
manera de hacerla" (Ginés de Sepúlveda 1941: 69).
El cura Ginés de Sepúlveda fue un intelectual al servicio del imperio español, fue
preceptor del futuro rey Felipe II y tuvo un gran poder político en el momento de
fundación del imperio colonial americano, particularmente, en el virreinato de Perú
5
. Sus ideas pasaron por los púlpitos de las iglesias y quedaron grabadas en las
memorias de los conquistadores y sus descendientes. Hoy, en 2007, hay millones
de personas que piensan como él sin haber leído nunca sus libros.
Ofreceré dos textos más: uno sobre México y otro sobre Argentina.
5. En mi texto Para una historia de la derecha en Perú (Montoya, 2006) examino con amplitud las tesis de Ginés de
Sepúlveda en el contexto preciso de la segunda mitad del siglo xvi en relación a su polémica con Bartolomé de las
Casas.
6. Se trata de connotados intelectuales y políticos peruanos. Sobre este punto ver el libro de Alberto Flores Galindo
Buscando un Inca (Flores Galindo, 1993).
artículo_4 123
Estado, una Nación, una cultura, una religión, una lengua). Los esfuerzos que se
hacen para salir de esa situación soy muy pequeños. En 1990 sólo 3 de 100 niños
indígenas recibían algunos años de educación bilingüe e intercultural. (Montoya
1990). Hoy, ese porcentaje podría haber subido a 5 % con la intervención del Banco
Mundial que favorece la cobertura en número de escuelas y de ongs encargadas
y neglige la calidad de la educación 9.
Se cometen dos delitos graves sin castigo en la educación oficial peruana: enseñando
el castellano como si fuera la lengua hablada por los niños indígenas en sus casas
y culpando a los niños indígenas por su bajo rendimiento escolar. En las universidades
e institutos superiores que forman maestras y maestros no se les informó que la
lengua materna y la segunda lengua son sustancialmente diferentes. Al confundir
la e con la i y la o con la u, que en las lenguas quechuas y aimara son sólo dos
vocales y no cuatro, los niños indígenas cometen un error que nada tiene ver con
su inteligencia ni capacidad de trabajo sino, simplemente, con sus matrices
lingüísticas, del mismo modo que quienes tienen el francés como lengua materna
leen los textos de otras lenguas como si estuviesen leyendo su propia lengua. Como
consecuencia de estos dos delitos del sistema educativo, la autoestima de los niños
indígenas es poco menos que insignificante, porque los padres creen que los
fracasos escolares de sus hijos derivan de su falta de inteligencia. A quienes habría
que castigar es a los maestros, pero si ellos y ellas no recibieron formación alguna
en diferencias lingüísticas como recursos pedagógicos, habría que atribuir la debida
responsabilidad a los ministros de Educación, pero como en Perú la mayor parte
9. Los técnicos del Banco Mundial creen que puede formar maestros en educación bilingüe e intercultural en dos
períodos de quince días al año. Sobre este punto dos preguntas son inevitables: 1. ¿sirve una política como ésa a la
educación bilingüe intercultural o busca que los padres de familia retiren a sus hijos de esas escuelas? 2. ¿No tiene
el Ministerio de Educación técnicos suficientemente preparados para refutar la incompetencia de los funcionarios
del Banco Mundial?
artículo_4 125
de ministros de Educación tiene poco o nada que ver con la educación, son los
Presidentes de la República los responsables directos.
10. En cartas al Sindicato Único de Trabajadores de la Educación Peruana sutep, y a los dirigentes de la Confederación
Campesina del Perú, ccp, sostuve que ninguna reforma educativa puede tener éxito si no cuenta con la participación
de los maestros y de los padres de familia. Ningún gobierno puede reemplazar a 300 mil maestros. Se trata de trabajar
a partir de las potencialidades de los maestros realmente existentes y de emprender programas que, en primer lugar,
formen mejor a los maestros. Estas cartas fueron publicadas en mi libro Por una Educación bilingüe para el Perú
(Montoya 1990) y están también en el libro Elogio de la Antropología: (Montoya 2006: 160-166).
126 fundación equitas_ isees
No haré un listado más de problemas, pero me parece útil resumir en breves líneas
mis propuestas para resolver, por lo menos, parte de los problemas, planteadas en
dos momentos. En 1990 en un libro a favor de la educación bilingüe y en 2001 en
una ponencia para el grupo educativo de care.
1. Urgente necesidad de una política de educación bilingüe por parte del Estado. 2. Acabar
con el sistema único de la educación escolarizada en el Perú. 3. Proponer la educación
bilingüe en todas las escuelas de los grupos étnicos. 4. Adaptar la educación escolarizada
a las exigencias del equilibrio ecológico en la selva. 5. Formar maestros y maestras
bilingües en los institutos superiores pedagógicos. 6. Plantear el problema de la vocación
para enseñar como condición para ser maestro. 7. Una educación para la socialización
del poder político y contra la verticalidad y el autoritarismo. 8. La aparente oposición
entre la ciencia y el llamado saber popular o tradicional debe ser cuestionada y superada.
9. Una educación bilingüe intercultural no tiene sentido si sólo se trata de traducir la
cultura occidental en las lenguas de los grupos étnicos. 10. Introducir dentro de la
educación bilingüe la práctica de la experimentación como un modo seguro de llegar al
conocimiento. 11. No a la escuela como prisión del conocimiento. Por una educación a
través del trabajo. 12. Intentar -por primera vez en la historia- una educación democrática.
13. La formación afectiva y artística debe tener un lugar preponderante dentro de una
nueva educación. 14. El deporte como base, a condición de impedir –por todos los medios–
su mercantilización. 15. Introducir la radio y la televisión dentro de la educación. 16.
Oponerse al centralismo de Lima y al burocratismo dentro del Ministerio de Educación.
11
17. Oponerse frontalmente a la ideología del asistido . 18. La investigación de problemas
educativos, lingüísticos y antropológicos como una tarea permanente. 19. Necesidad de
preparar intérpretes. 20. La educación bilingüe debe suponer también la enseñanza de
las lenguas autóctonas como segundas lenguas”. (Rodrigo Montoya Rojas, Elogio de la
antropología, capítulo 9. Lima, 2005).
He preferido llamarlas sueños porque estoy convencido de que a la clase política peruana
no le interesa pensar en una educación que responda a las características estructurales
del país. Desde que existe una escuela sólo se trata de adaptar modelos del exterior. Es
fundamental en el país el componente indígena pero si se observan los textos "Las voces
del país" y Propuesta para un acuerdo nacional por la educación (Ministerio de Educación,
2001), difundidos masivamente por el Ministerio de Educación, no es difícil concluir
que el tema de la educación en los pueblos indígenas no ha merecido la atención que
debiera.
1. Alumnas y alumnos indígenas encuentran en los contenidos de sus cursos en las
escuelas y colegios los principios fundamentales y características más importantes de
11. Esta ideología aparece de este modo: “como soy pobre, ustedes tienen la obligación de ayudarme”.
artículo_4 127
las matrices de sus culturas andina quechua, aymara y amazónica. 2. Se enseña y aprende
con el ejemplo, a través de los ojos y las manos, y el complemento de la palabra oral y
escrita. 3. Se enseña y aprende en escuelas y colegios en los que la multiculturalidad del
país es plenamente reconocida. En otros términos, el tratamiento de las culturas diferentes
se realiza en igualdad de condiciones. 4. Se aprende y se enseña bien el castellano como
segunda lengua 5. La formación que los estudiantes reciben en las escuelas y colegios
garantiza que la mayoría de ellos y ellas se quede en sus regiones. 6. Mujeres y varones
aprenden en igualdad de condiciones. 7. Se aprende a cuestionar la realidad y a formular
preguntas antes que a tener respuestas aparentemente claras para todo. 8. Aprendizaje
con los instrumentos modernos actuales y actualizándose siempre. 9. Se aprende primero
a ser una buena persona, luego viene todo lo demás. 10. Escuelas y colegios cuentan con
bibliotecas, laboratorios y la infraestructura necesaria. 11. En las escuelas y colegios los
padres de familia tienen las puertas abiertas para saber qué educación reciben sus hijas
e hijos y qué educación les gustaría para ellas y ellos. 12. La formación intercultural es
una vía de dos pistas: los niños indígenas aprenden castellano y los monolingües
castellanos aprenden una lengua indígena. 13. Las escuelas y colegios son instituciones
democráticas en las que el principio de horizontalidad es respetado. (RM, 2006: Elogio
de la Antropología, capítulo 10).
En la enseñanza superior peruana las culturas indígenas del Perú han estado y
están sustantivamente ausentes. Sólo de modo marginal y excepcional aparecen
en algunos cursos y en la carrera profesional de Antropología. Por iniciativa religiosa
interesada de evangélicos norteamericanos, William Townsend fundó en 1946 el
Instituto Lingüístico de Verano, ilv, y abrió la primera escuela bilingüe en
Yarinacocha, Ucayali. Ese grupo religioso y pedagógico tuvo la capacidad suficiente
para convencer a las autoridades educativas del país de la necesidad de ese ensayo
de pedagogía lingüística y validar sus resultados concediendo un valor oficial a esos
estudios. Desde 1946 hasta hoy, ese Instituto sigue trabajando en diversas áreas
de la Amazonía y los Andes peruanos y ha publicado más de una veintena de
traducciones del Nuevo Testamento de la Biblia en lenguas indígenas.
Todos esos proyectos han centrado y centran su atención en una ebi para la escuela
primaria, exclusivamente. Lamentablemente, a pesar de algunos esfuerzos, el
Ministerio de Educación no ha logrado definir una propuesta de ebi para el conjunto
del país 13.
Un par de años atrás en San Marcos, debió haber comenzado también una maestría
en ebi, pero el proyecto se detuvo y no sabemos si continuará.
12. Para un examen detallado del trabajo del Instituto Lingüístico de Verano y de los diversos proyectos de ebi hasta
1990, ver mi libro “Por una educación bilingüe para el Perú: reflexiones sobre cultura y socialismo”, Montoya (1990).
13. La primera dirección de ebi se fundó en el primer gobierno de Alan García. Fujimori la cerró y tuvo que reabrirla
por encargo del Banco Mundial. En su segundo gobierno, Alan García acaba de quitarle su rango de dirección para
convertirla en una simple unidad.
artículo_4 129
estudiantes para aprobar los exámenes de ingreso a una universidad como San
Marcos, una posible solución ha sido apelar a lo que, en general, se llama
“discriminación positiva” para conseguir que las universidades, mediante convenios
con organizaciones indígenas, puedan matricular a algunos estudiantes sin necesidad
del examen de ingreso. ¿Debiera convertirse una medida excepcional como esa en
una política de educación superior? Aún no se ha producido un debate serio sobre
esta pregunta, pero me parece fundamental y urgente.
14. No es gratuito que la entrada de ese nuevo contingente de estudiantes haya coincidido con la aparición de Sendero
Luminoso.
130 fundación equitas_ isees
15. En mi libro “Multiculturalidad y política” escribí un capítulo de crítica a las tesis de Vargas Llosa y en defensa de
José María Arguedas y de los movimientos políticos indígenas del continente (Montoya, 1997).
artículo_4 131
deseo sigue pendiente para el futuro y no es posible afirmar con algún grado de certeza
que sea efectivamente posible.
Desde la perspectiva antropológica deben ser retenidas dos nociones esenciales para
un discurso y una práctica de educación bilingüe: de un lado la multiculturalidad y, de
otro, la interculturalidad. Reducir la antropología a la cultura, en general, significa estar
fuera del presente y no tener en cuenta la necesidad de contar con categorías operativas,
sobre todo si se desea intervenir sobre la realidad con diversas propuestas para cambiarla.
(Montoya, 2000)
16. Si se tiene interés en algunos de mis textos sobre la problemática educativa indígena, podrían ser útiles los siguientes:
2005 Movimientos políticos indígenas en América Latina: balance provisional. Ponencia presentada para el XIX Encuentro
Internacional de Ciencias Sociales proyectos y estrategias de integración regional en América Latina y el Caribe en
el contexto de las Américas. Feria Internacional del Libro 2005. Universidad de Guadalajara. México. 28 de noviembre-
2 de diciembre 2005.
2001 Límites y posibilidades de la educación bilingüe intercultural en el Perú, en: Maria Heise, compiladora, Interculturalidad:
creación de un concepto y desarrollo de una actitud. Programa Porte PE. Unión Europea. República del Perú.
2001 Limites et possibilités de l' Éducation Bilingüe Interculturelle, en Colette Sabatier et Pierre Dassen, Cultures,
Développement et Education, Autres enfants, autres écoles. Espaces Interculturels. L'Harmattan. Paris.
2000 Historia, memoria y olvido en los Andes quechuas, Revista de Sociología, Universidad Nacional Mayor de San
Marcos), Lima, XI:12, pp. 81-102.
1998 Historia, memoria y olvido en los Andes quechuas, Revista Tempos Brasileiros, Sao Paulo, 135, pp. 157-180. Brasil.
1995 ¿Existe una Tradición Teatral Quechua en el Perú?, Revista Hueso Húmero, Lima, 31, pp. 53-80.
1995 Los niños indígenas en el Perú, América indígena, Instituto Indigenista Interamericano, México, LV:3, pp. 67-104.
1992 A herença colonial quinhentos anos despois, Revista Tempo Brasileiro: América Latina, consonancias e disonancias,
Río de Janeiro, 110, pp. 15-31.
1990 Siete tesis de Mariátegui sobre el problema étnico y el socialismo, Anuario Mariateguiano, Lima, 2, pp. 45-70.
132 fundación equitas_ isees
Bibliografía
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montoya rojas, rodrigo. 2006 a. “De la utopía andina al socialismo mágico”. Antropología, Historia
y Política en el Perú. Instituto Nacional de Cultura, Cusco, Perú.
---------- 2005 a. “Movimientos políticos indígenas en América latina”. Ponencia presentada para el xix
Encuentro Internacional de Ciencias Sociales Proyectos y Estrategias de Integración Regional en América
Latina y el Caribe en el Contexto de las Américas. Feria Internacional del Libro 2005. Universidad de
Guadalajara. México. 28 de noviembre – 2 de diciembre 2005.
---------- 2005 b. “Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación: un doloroso espejo del Perú”, en
Rodrigo Montoya Elogio de la Antropología. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Fondo editorial
de la Facultad de Ciencias Sociales e Instituto Nacional de Cultura. Cusco. Lima.
---------- 2001. “Cultura y poder”, en Revista Múltiple, diciembre 2001 – febrero 2002. Lima.
---------- 2000. “Interculturalidad y educación bilingüe: distancia entre la voluntad y los hechos”. Mirada
antropológica en el debate sobre los materiales educativos producidos por la oficina de la Unidad de
Educación Bilingüe Intercultural del Ministerio de Educación. Lima. Perú. (texto inédito).
---------- 1998. “Multiculturalidad y política: derechos indígenas, ciudadanos y humanos”. sur Casa de Estudios
del Socialismo. aprodh. Lima.
---------- 1992. “Al borde del naufragio”, sur Casa de Estudios del Socialismo. aprodh. Lima. (Otra edición
de ese libro en el mismo año aparece en la Editorial Talasa, Madrid.
---------- 1990. “Por una educación bilingüe en el Perú: reflexiones sobre cultura y socialismo”. cepes y Mosca
Azul Editores. Lima.
rey de castro, alejandro. 2007. “Cultura indígena y poder político en la historia de México y Perú en
los siglos XIX y XX” que será publicado a mitad de 2007 en el libro Culturas y Poder, coordinado por
Rodrigo Montoya y editado por la Facultad de Ciencias Sociales de Universidad Nacional Mayor de San
Marcos.
vargas llosa, mario. 1996. “La utopía arcaica: José María Arguedas y las ficciones del indigenismo”. Fondo
de Cultura Económica de México. Colección Tierra Firme. México.
Art._ 5
artículo 5_ foro 1
1. Presentación
En su demanda histórica y actual los mapuche piden educación gratuita y/o becas
de acuerdo al arancel de la carrera. Sin embargo, el marco regulatorio (como el
financiamiento universitarios) escapa a esta posibilidad, no es parte de su lógica
presente ¿pueden bajo el actual sistema universitario y la burocracia que lo gobierna,
conseguir este propósito que cuenta con muchas y sobradas fundamentaciones?,
¿puede este sistema- así como es y está- adecuarse a las aspiraciones indígenas y
darle respuestas que los alejen de sus “aspiraciones autonomistas”?, ¿qué es más
“práctico”, “barato”, “pertinente” o “ajustado a derecho”?
Estas preguntas evidencian otras de las constataciones de este artículo: así como
se exige el patrimonio y derechos, hoy se pone al centro el tema de la gobernabilidad.
Una de las condiciones es la creación de institucionalidad propia. En materia
educativa significa escuelas, liceos y universidades propias. El signo de los tiempos
en el contexto americano...¡¿el signo de los tiempos en Chile?!...
“...El Estado debía dar a los mapuches las becas necesarias y costear todos
1
los gastos de los alumnos que desearan seguir estudiando” .
1. Asociación Nacional Indígena de Chile. Resoluciones de su primera plenaria, Diario Austral, diciembre de 1953.
artículo_5 137
interior del sistema educativo que permitieran a los miembros del grupo su
permanencia y proyección en todos sus niveles, sin que la condición económica,
o bien, la falta de infraestructura, le significara un impedimento. Para ello, una de
las líneas de acción apuntó a la conquista de cierto número de becas que posibilitasen
solventar los gastos que implicaba la labor educativa.
2. Solicitud enviada a las autoridades y registrada en el Diario Austral con fecha 22 de abril de 1938.
3. Aspecto de educación del “Compromiso histórico” firmado entre el candidato a la presidencia Salvador Allende y
los dirigentes Antonio Mulato, Gregorio Seguel, Eusebio Painemal y Juan Huichalaf. Temuco, abril de 1964.
138 fundación equitas_ isees
en Metrenco el año 1924 entre las distintas agrupaciones, allí se decía “fundación
de un internado, de carácter agrícola e industrial, especial para mapuches en Temuco”4;
cosa que volvieron a exigir en marzo de 1927.
También la historia oral nos aporta importantes datos, sobre todo de aquellos
líderes de la década del sesenta. La demanda por educación de aquel tiempo se
relegaba, cada vez, más a este ámbito, así lo hizo ver Jaime Huenchuñir:
“Yo estuve en reuniones de la organización “El Toki” y estuve en la de
Raúl Huentequeo (Asociación Nacional Indígena), siempre estuve parti-
cipando porque me gustaban y me invitaban también. Los grandes temas
eran: educación, salud, tierra, vivienda. Y en educación era todo lo
relacionado con becas, todo lo relacionado con construcción de escuelas,
el acceso a estudiantes mapuche campesinos a los internados, a las
universidades. Eso eran las grandes demandas y todas estaban inscritas
5
dentro del marco de la política nacional” .
Becas y hogares, insertos en los pliegos de la mayor parte del movimiento, fueron
condiciones indispensables que sólo reflejaban parcialmente lo que por demanda
educativa se entendía. Que el sistema –por esos años– haya tan sólo circunscrito
la demanda a estos tópicos, más bien obedecía a razones políticas, por cuanto
menos engorroso resultaba desviar presupuestos en la creación de fondos para el
apoyo económico (con toda la connotación simbólica que medidas de este tipo
generan), que implementar contenidos, curriculum o proyectos incomprensibles
para la clase política o atentatorios contra la “integridad nacional”.
4. Extracto de los acuerdos del Parlamento Araucano de Metrenco. Diario Austral 21 de noviembre de 1924.
5. Jaime Huenchuñir García. Op.cit: 49.
6. Testimonio de Zenobia Quintremil. (Foerster & Montecino 1988).
artículo_5 139
Al respecto, es importante mencionar una peculiar disputa presente entre las décadas
del treinta y cuarenta, la que solapadamente estuvo viva en la conciencia de los
activistas de la época. Ésta nos ayuda a delimitar las formas de encarar la integración
del mapuche a la sociedad nacional. Las presiones ejercidas por el Estado y los grupos
latifundistas sobre la escuálida propiedad mapuche resultante del proceso de radicación
indígena, comenzadas desde antes de la década del treinta con las llamadas leyes
indígenas de división de las comunidades, llevaron a que organizaciones como la
Sociedad Caupolicán, terminasen trazando un camino distinto al de sus similares
de la época. En forma autónoma, y sin haber esperado de los gobiernos respaldo
oficial alguno, determinaron dos áreas de competencia estratégica para su desarrollo:
la crediticia, con fines relativos al ámbito productivo de la reducción y cuya máxima
lo manifestó la Caja de Crédito Indígena; y la educativa.
Esta última área de competencia denotaba la actitud por procurar ciertos espacios
educacionales que, tras propósitos específicos, fueran pertinentes a su condición
cultural. Esto persiguió la Corporación Araucana (ex Sociedad Caupolicán) tras plantear
la creación de un Instituto de Educación Indígena con sede en Temuco “...que contando
con internados y con todas las secciones de enseñanza necesarias y convenientes,
ramificadas en toda la Araucanía con escuelas especiales y con profesores indígenas
especializados, sea la fuente de cultura y un verdadero faro que alumbre el camino,
que haga ascender al indio al plano del verdadero progreso y bienestar” 7.
8. Extracto de los acuerdos obtenidos en la Concentración Provincial, efectuada en Temuco, patrocinada por la Nueva
Sociedad Lautaro. Diario Austral, 29 de noviembre de 1959.
artículo_5 141
9. "Propuesta de la Asociación Nacional Mapuche Nehuen Mapu". Revista Nütram, Edición Especial, 1989.
10. Extracto de los acuerdos de la Comisión de Enseñanza Indígena (compuesta por profesores mapuche) del Congreso
de Profesores Radicales. Temuco, 1939.
11. El Diario Austral: 3 de mayo de 1940. Ya antes y por medio de la Unión Araucana, los misioneros capuchinos
inculcaban estas expectativas en el medio reduccional, al respecto el Padre Félix de Augusta señalaba en el Primer
parlamento convocado por esta agrupación en abril de 1926: “No todos pueden ser agricultores, ni tampoco empleados
del comercio, hay que abrir para muchos la carrera industrial” (Diario Austral, 22 de abril de 1926).
142 fundación equitas_ isees
“...Debe crearse una estructuración adecuada (...) que seleccione los tipos
de escuelas necesarios; que reglamente las características de ellas; que les
imprima su orientación; que establezca en los primeros grados de la
escuela primaria el uso del idioma mapuche, que se desplazará cuando
14
el escolar pueda usar provechosamente el idioma nacional” .
No obstante, la particularidad cultural no fue obviada por parte del profesorado mapuche
de la época, estos no trepidaron en utilizar los recursos propios de su cultura para los
fines perseguidos por la educación y su manera singular de percibir el propósito de
estos mismos fines. Así nos lo vuelve a recordar Gregorio Seguel Capitán:
“...Las escuelas rurales tenían que interpretar la filosofía rural, sentirla,
convivir con la filosofía campesina su aspecto general, teniendo los ramos
fundamentales: castellano, matemáticas, como columna vertebral del
proceso. Yo luché y le planteé a Troncoso (director de la escuela normal
de Victoria) la capacitación profesional de los egresados de las escuelas
agrícolas, industriales, técnico-femeninas. Le planteé que era indispensable
se le enseñara nociones generales del idioma mapuche a los futuros
profesores rurales. Porque cuando yo concurría a visitar escuelas rurales
le hablaba en mapuche a todos los niños, pero no se movía una mosca
(...) Entonces consideraba que era indispensable para los primeros años
y mantengo todavía mi posición, que el profesor si no es mapuche sepa
nociones del idioma para explicar algunos conceptos a los mapuches que
no saben”.
Sin embargo, con el correr de las décadas en la segunda mitad del siglo, quedaba más
patente el anhelo de las organizaciones por ver proyectada en la educación la parte
negada de su ser, aunque éste seguía limitado a los niveles de la enseñanza básica.
“...Considerando que el Pueblo Araucano desea mantener y desarrollar
todos aquellos aspectos positivos de su cultura tradicional y que enriquecen
el acervo de la cultura nacional chilena, como su lenguaje, sus leyendas,
sus actividades religiosas y sus artesanías (...) se acuerda una educación
básica que contemple el mantenimiento de nuestra lengua y oriente
nuestra formación hacia una preparación técnica artesanal y nos abra las
16
posibilidades de una educación superior universitaria” .
En los dos primeros gobiernos civiles la demanda por educación se vinculó al curso
seguido en las relaciones entre Estado Nación y pueblos originarios, luego que la
ley nº 19.253 entrara a operar desde el año 1993. Aun así desde 1990 se había
impulsado un programa nacional de becas tendiente a satisfacer, en parte, esta
necesidad en los distintos niveles de la enseñanza. Desde 1993 se buscó definir
políticas educativas de acuerdo a lo que por ley se atribuyó en derecho a los pueblos
originarios del país, denominándosele educación intercultural bilingüe. También
se consideró avanzar en la definición de las bases curriculares que ésta conllevaría.
Pero el camino no fue fácil, las expectativas variaban de actor a actor, como lo hace
ver Benito Cayumil, profesor que laboraba por esos años en Trapatrapa (actual
comuna de alto Bío Bío):
“...Los años que estuvimos en la escuela particular de Butalelbun fuimos
muy bien mirados por lo que empezamos a hacer, siempre se lo vio como
algo bonito, necesario; sin embargo, se fueron dando cuenta que era algo
Así como sucedía este tipo de aberración en las más completa impunidad, esa
década de los noventa –a inicios del gobierno de Eduardo Frei y recién estrenada
la conadi 20– vio surgir una sintonía entre gobierno y movimiento indígena. El
tema de la educación fue tratado a través de contundentes convenciones, que
convocaron a deliberar a agentes educativos tan diferentes como profesores,
estudiantes, comunidades, organizaciones y dirigentes.
Sus resoluciones nuevamente invocaban una nueva relación con el Estado, sustentado
en el reconocimiento de derechos, especialmente político-territoriales. La filosofía,
el currículum y demás aspectos por lo general dejados para las definiciones técnicas
y entre cuatro paredes, esta vez eran sancionados por los deliberantes, transversa-
lizando en ellos el ideal de la autonomía. El movimiento social se puso con la visión
y la misión, pero luego el tema se institucionalizó y se volvió (para la oficialidad)
en creación de una oficina de eib en la conadi, otra en la seremi, otra en la
Secreduc, otra en la dirección provincial, otra en la municipalidad de Temuco, otra
de enlace entre todas. Se promovió la destinación de los presupuestos en programas
de infraestructura, capacitación de profesores, de articulación de una burocracia,
etc, etc, etc. Del movimiento deliberando, participando y decidiendo no quedó más
que un mudo testigo: un documento (de antología) del cual podemos extraer la
19. Benito Cayumil, profesor de la escuela básica de Trapa Trapa cesa sus funciones en enero de 1996. Actualmente,
trabaja en la zona del Budi.
20. Antes que se desacreditara y con ella el gobierno ante el tema de la Central Ralko.
146 fundación equitas_ isees
Como vemos en este resumen histórico, los líderes y organizaciones han tenido
conciencia que el tema de la educación no va a traer el desarrollo por sí mismo, así
como no mejorarán las relaciones conflictuadas que existen entre mapuche y chilenos,
si es que no agregamos a esto una perspectiva holística del problema que permita
captar la interrelación existente entre las partes, sus causas y consecuencias. Esto lo
tienen suficientemente claro los profesores mapuche agrupados en Kimeltuchefe.
En los últimos trawün hemos ido ligando el tema educativo con la demanda
de tierras, porque todo está vinculado y a veces se hacen separaciones
artificiales entre una cosa y otra. La misma gente nos dice “qué sacamos
nosotros con tener todos los profesionales mapuche, cuando las profesiones
Sin embargo, durante el año 2006 se llevó a cabo –como iniciativa gubernamental–
un proceso de “consulta” a las organizaciones mapuches que derivó en la elaboración
de contundentes argumentos que precisan y fundamentan sus demandas. Como
hemos visto a través de esta historia, el tema educativo es beligerante y, a la vez,
parte de un cúmulo de derechos exigidos (y de patrimonio reivindicado al Estado),
del que es imposible extraerlo para su “atención sectorial”.
21. Jorge Calfuqueo. "Estamos apostando por una educación propiamente mapuche". Azkintuwe (edición digital) País
Mapuche, lunes 12 de marzo de 2007.
148 fundación equitas_ isees
22. “Debate nacional de los pueblos indígenas de Chile”. Informe final. (separata Diario La Nación, domingo 25 de
marzo de 2007).
artículo_5 149
derechos humanos, pasan a ser el criterio y fundamento de los planes, políticas y procesos
de las políticas públicas. La calidad del diseño, implementación y la gestión de dichas
políticas, basadas en derechos, se mide por el grado de cumplimiento de las cuatro
23
obligaciones: respeto, protección, garantía y promoción de los derechos .
4. Para la discusión
Por lo visto, el Estado no guarda memoria de estos fenómenos, como tampoco los
funcionarios, pero sociológicamente e históricamente esto es una realidad presente
en todos los niveles del proceso educativo, muy particularmente en la educación
superior. Los estudiantes indígenas no son recién aparecidos, como tampoco un
producto de los últimos fondos de becas. Me llama la atención que entre las actuales
exigencias de tipo educativas que hace el movimiento mapuche se contemple el
ámbito del postgrado 24.
23. Víctor Toledo. “Un desafío para el gobierno chileno. Una agenda de políticas indígenas basada en derechos”.
Azkintuwe (edición digital) País Mapuche, martes 3 de abril de 2007.
24. Un cuarto de los 400 preseleccionados que postularon a la beca Ford para seguir estudios de magíster y doctorado
este año son de origen mapuche.
150 fundación equitas_ isees
(en todos sus niveles) y beneficios para mantenerse en él (becas, hogares)– había
que incorporar la cultura (idioma, historia, conocimientos). Esto hasta 1973 fue
creciendo con la movilización, participación y negociación con los gobiernos.
Entonces, el fenómeno se relaciona más con un movimiento de larga duración,
que con una simple coyuntura.
Lo anterior genera, hasta 1973, una ideología para entender el fenómeno (indige-
nismo) y un marco jurídico (leyes indígenas). Sin embargo, una coyuntura política
(el golpe de Estado) se encargó de retrotraer lo conquistado por el movimiento en
décadas, cambiando el paradigma indigenista por uno ultraliberal: “en este país
no hay indígenas, somos todos chilenos”, cuestión que redundó en la política de
becas y hogares (viéndose reducidos y desviados a otros beneficiarios) y en la nula
posibilidad de atender pertinentemente la dimensión cultural 25.
Como lección –para quienes diseñan políticas públicas de Estado y no tan sólo del
gobierno de turno– habría que poner atención a esos procesos políticos-coyunturales,
que cambian las reglas del juego generando disrupción. Lamentablemente, al hacer
la raya para la suma, podemos decir que esto va en desmedro de los indígenas,
pues las cabezas de playa que ganaron al interior del sistema se borraron con cada
nueva administración (véanse no más las leyes sobre propiedad de la tierra). Cada
gobierno ha hecho vista gorda de los acuerdos más fundamentales del programa,
especialmente de los avances cualitativos (participación, autogestión, etc).
25. La beca idi, en el último lapso de la dictadura militar, se pagaba una sola vez en el año. Su monto era suficientemente
miserable como para salir de algunas “urgencias”. Al constituirse la cepi y crearse en su interior una oficina de
educación, los estudiantes de aquel entonces pudimos interlocutar para plantear un programa de becas digno. Sin
embargo, se hizo uso del mismo fondo estableciendo 300 becas de “calidad”, cuando los estudiantes manejábamos
estadísticas de una población abrumadoramente mayor. El tema se resolvió administrativamente, poniendo en escena
una de las políticas que hasta ahora ha funcionado bien en programas asistenciales: excluir de beneficios a los
“revoltosos” (particularmente a su dirigencia) y depositar en quienes son disciplinados frente al orden.
artículo_5 151
¿En Chile esas ideas están fuera de toda posibilidad de discusión de la equidad y
acceso a la educación de los pueblos indígenas? Este anhelo de los movimientos
indígenas, de ejercer su derecho humano a la autodeterminación, busca desmarcarse
del juicio, la razón y la jurisprudencia de un sistema que ha actuado de “buena fe”
sobre ellos (“por la razón o la fuerza” en el caso chileno). Este anhelo, creo y se
viene demostrando, pretende by-passear (negociando, no destruyendo) al sistema
y su burocracia, para efectos de potenciar otro sistema y otra burocracia que pueda
dar respuesta a este sector y ajustarse a su naturaleza, sin perder la misión, la visión
y la función.
Esto no puede prestarse a confusiones, como las discusiones que entrampan a los
honorables en ambas cámaras que luchan por mantener o suprimir la educación
intercultural bilingüe que aún gatea dentro del sistema educacional. Hay un contexto
de derechos al respecto y un paradigma que lo justifica, es decir, no podemos
negarnos a priori a este otro enfoque.
7º. de no suceder esto vaticino algo lógico, los estudiantes indígenas en todos
lo niveles (desde el jardín al post-doctorado) se van a autorregular dentro del sistema
de acuerdo a sus capacidades (que unos las tienen de sobra y otros requieren de
152 fundación equitas_ isees
“Interculturalidad y pluriculturalidad:
Dos caras de una identidad en construcción”
imelda vega-centeno b.
Art._ 6
artículo_6 155
artículo 6_ foro 2
“Interculturalidad y pluriculturalidad:
Dos caras de una identidad en construcción”
florencio alarcón
Cochabamba, Bolivia.
Recorriendo las páginas de los foros 1° y 2°, organizados por el isees, me impactan
la honestidad con que los autores analizan las situaciones de discriminación objetiva
de los miembros de Naciones originarias en los recintos universitarios, así como
es sumamente cuestionador el análisis que hacen Burga y Villasante sobre expe-
riencias concretas, búsquedas no siempre visitadas por el éxito, pero apuestas por
una universidad más inclusiva; y, por eso mismo, por un país donde la marca de
la discriminación no siga dejando su secuela de inequidad y violencia en nuestra
historia.
Sin embargo, la diversidad cultural (y étnica) que trasunta esta Declaración, fue
percibida como una desgracia por los fundadores de la nacionalidad peruana como
H. Unanue o J. Deustua (entre otros) a comienzos de la república, ideología
excluyente que no hemos superado y que está presente en el debate actual sobre
el uso oficial de las lenguas aborígenes, por ejemplo, el cual tiene como trasfondo
156 fundación equitas_ isees
Recogiendo los aportes que señalamos más arriba, la temática de las presentes
reflexiones tiene como trasfondo la pregunta: ¿Cómo es posible que en el Perú se
continúe “invisibilizando” a la población originaria a través de estadísticas, políticas
y prácticas excluyentes? (sección 1); pareciera ahistórico, pero sucede así, y lo
hacemos con recursos “lógicos” que justificarían dichas actitudes (sección 2). Por
ello, hacer un recuerdo de algunos elementos de teoría antropológica sobre estos
temas nos puede llevar a cuestionar esta situación (sección 3), para orientar mejor
algunas acciones pendientes (sección 4).
Frente a esta definición López y Machaca recuerdan que en el Perú: “a. existen
numerosas comunidades rurales marcadas por una continuidad histórica cuyos
orígenes se remontan a antes de la invasión europea; b. sus miembros son
conscientes de las diferencias y particularidades socioculturales que los caracterizan;
c. pertenecen a sectores subalternos de la sociedad, y d. conservan patrones culturales
de raigambre andina que marcan su organización social, sus instituciones comu-
nitarias e, incluso, sus propias formas de administración de justicia. No obstante,
cabe cuestionar si es válido para la región andina utilizar la denominación de pueblo
indígena, por la ausencia de identificación colectiva –sobre todo entre los quechua-
hablantes– con el conjunto de la población que comparte prácticas e instituciones
socioculturales y habla la misma lengua o una variante de ella” (Ib., foro 1° isees).
artículo_6 157
Lengua Porcentaje
Quechua 83,3
Aimara 11,2
Otra lengua nativa 3,5
Total 100
1. En el Perú, por ejemplo, muchos coolíes de apellido “Leong”, recibieron en sus partidas de bautismo (documento
de identificación) un apellido cambiado por el castellano “León”; de la misma manera que en los Estados Unidos los
inscribieron como “Lee”, en lugar de chinesco “Li”. Trabajando en la región de Cusipata (Cusco) me asombró encontrar
en mis informantes raros apellidos de origen quechua, la mayoría eran García, Gonzáles, Ponce, etc., todos eran
campesinos quechuahablantes.
2. El conjunto de estas y otras reflexiones están basados en diversas consultorías sobre la situación del macro-Sur
andino del Perú, realizadas entre los años 2005 y 2006.
158 fundación equitas_ isees
Hay una notable diferencia entre el censo de 1993 y los cálculos para el 2002, año
en que, misteriosamente, desaparece cerca de medio millón de personas que se
declaraban indígenas en 1993.
“La explicación es bastante sencilla: tiene que ver con un cambio en la
formulación de la pregunta, que fue absolutamente distinta en uno y otro
caso, y que provocó más de una confusión” (...) “Los indígenas peruanos
están presentes en todos los departamentos del país, si bien en diferentes
proporciones. Los departamentos del llamado Sur Andino (Puno, Apurímac,
Ayacucho, Huancavelica y Cusco) concentran la mayoría de la población
indígena de todo el país (59,1%) aunque con presencia preponderante de
sólo dos pueblos: el aimara y el quechua; es decir, se trata de la macro
región más indígena pero, también, de mayor uniformidad sociocultural
y lingüística. Al respecto, hay que destacar que los quechuas están presentes
en todos y cada uno de los departamentos del país, los aimaras en diez
de ellos y los amazónicos en ocho” (López y Machaca, foro 1° isees).
3. Para este concepto y su carga discriminante tenemos como referencia los trabajos de Marisol de la Cadena en el
Cusco.
artículo_6 159
Fuente: INEI (Censo 1993), Foncodes, Mapa de pobreza y asignación de recursos (1996).
Por otro lado, en los estudios estadísticos “la tasa de analfabetismo, más que medir
la capacidad de lectoescritura, parece que mide el grado de ‘indianidad’ de una
población. La sociedad peruana tiene una idea de lo que supone es una persona
iletrada, la que está asociada a ropa, costumbres e idioma. Esta idea social está
presente en las encuestas que indagan sobre la condición del analfabetismo de una
4. A título comparativo, incluimos los departamentos de Huancavelica y Apurímac, los mismos que, por su continuidad
geográfica e histórica, podrían considerarse parte de Ayacucho el primero y de Ayacucho y Cusco el segundo, dentro
de una misma macro región Sur andina.
160 fundación equitas_ isees
persona y se refleja en los datos que se obtienen. La tasa de analfabetismo mide más
esa idea que implica un prejuicio discriminante” (Chirinos, 2001: 11). Por su parte,
el Índice de Sustitución Lingüístico (isl) demuestra cómo la mayoría de los
migrantes en Lima o Arequipa sólo enseñan el castellano a sus hijos, el que luego
viene a ser lengua materna. Se encuentran casos iguales en la Amazonía, pero “hay
zonas donde sí se enseña el quechua o aimara a los hijos, porque es la lengua de
la comunidad social, salvo en la administración pública” (Chirinos, 2001: 12). La
identidad cultural y lingüística está atravesada por las interferencias de la modernidad
y la exclusión: “por vivir en un departamento que se supone ya no debe hablar
quechua tendemos a abandonar la lengua, igual en la ciudad o en el campo. En
lugares donde hay turistas que tienden a valorar las costumbres y la lengua, se
encuentra ‘rentable’ mantener la lengua, hoy muchos pueblos indígenas lamentan
la pérdida de su lengua” (Ib.).
“El racismo es un camino de doble vía, por una parte crea y justifica el
desprecio, la prepotencia y los abusos; por la otra, genera un profundo
resentimiento, alimentado continuamente por la experiencia de humillación
cotidiana. Una de sus consecuencias posibles suele ser el estallido de la
artículo_6 163
3. Cultura e Identidad
• “Un todo complejo que engloba conocimientos, creencias, arte, moral, derecho,
costumbres y todas las posibilidades y prácticas adquiridas por los hombres co-
mo miembros de una sociedad” (Tylor, 1871).
• “El producto de la actividad humana determinado por la práctica” (Boas, 1930).
164 fundación equitas_ isees
Examinado las causas de esta situación, Salazar Bondy señala que padecemos de
“una personalidad hecha de imitaciones y carencias y no tenemos otra,
la propia, como la manifestación de un ser cumplido y libre. Hasta que
no cancelemos esta situación la nuestra es una cultura de dominación, y
no puede haber una cultura tipificada por la dominación sin que toda la
estructura social resulte comprometida. Cuando hablamos de una cultura
de dominación hablamos no sólo de ideas, actitudes y valores que orientan
la vida del pueblo, sino del sistema socio político que encuadra su vida
y que no lo deja expandirse y dar frutos cabales”. Por eso, es preciso tener
en claro un elemento como la dependencia para poder poner al descubierto
el sistema de dominación que nos tiene sujetos como Nación, este sistema
de dominación sólo puede ser cancelado por un movimiento generador
de una cultura integradora, unitaria original y libre (Salazar Bondy, 1974:
51-56).
Examinado las causas de esta situación, Salazar Bondy señala que padecemos de
“una personalidad hecha de imitaciones y carencias y no tenemos otra,
la propia, como la manifestación de un ser cumplido y libre. Hasta que
no cancelemos esta situación la nuestra es una cultura de dominación, y
no puede haber una cultura tipificada por la dominación sin que toda la
estructura social resulte comprometida. Cuando hablamos de una cultura
de dominación hablamos no sólo de ideas, actitudes y valores que orientan
la vida del pueblo, sino del sistema socio político que encuadra su vida
y que no lo deja expandirse y dar frutos cabales”. Por eso, es preciso tener
en claro un elemento como la dependencia para poder poner al descubierto
el sistema de dominación que nos tiene sujetos como Nación, este sistema
de dominación sólo puede ser cancelado por un movimiento generador
de una cultura integradora, unitaria original y libre (Salazar Bondy, 1974:
51-56).
Tener una identidad sería, ante todo, tener un país, una ciudad, un barrio, una
entidad donde todo lo compartido por los que habitan en ese lugar se vuelve idéntico
o intercambiable. Es en este territorio que la identidad pone en escena, se celebra,
se dramatiza a través de rituales cotidianos. Los que no comparten estos rituales
en estos territorios, son los extraños, los diferentes. En este sentido, recuperar el
patrimonio identitario es recuperar la relación con el territorio que vuelve a ser el
de antes, con sus santuarios identitarios expresados en la cultura material y espiritual.
Los lugares emblemáticos se vuelven sagrados por el hecho de contener símbolos
de identidad, objetos, recuerdos, donde se conserva la identidad en su versión
auténtica (García Canclini 2001: 183-184). La identidad es, entonces, el conjunto
de territorios culturales interiorizados, a través de los cuales los actores sociales
(individuales y colectivos) demarcan sus fronteras y se distinguen de los demás en
una situación determinada, todo ello dentro de un espacio históricamente específico
y socialmente estructurado” (Giménez 2000 a: 54-55). La identidad regional implicaría
artículo_6 167
Las ciencias sociales explican los procesos identitarios sin juzgarlos, dilucidan las
lógicas sociales que impulsan a individuos y grupos a identificarse, a “etiquetar,
categorizar y clasificar” (Giménez 2000 a: 57). La identidad puede ser internalizada
como habitus (Bourdieu 1982), en este sentido, no sería más que el lado subjetivo
de la cultura considerado bajo el ángulo de su función distintiva, la identidad, a su
vez, requiere de la sanción de terceros, del reconocimiento social para existir social
y públicamente (Giménez 2000 b: 49). Los mecanismos identitarios se expresan
a través de símbolos de pertenencia, una orientación común en la acción y en las
formas de delegación de sus representados (Bourdieu 1982).
generalmente “puesto al día” para servir las necesidades del presente. Noción a
primera vista contradictoria ¿se puede inventar algo nuevo que pretende ser antiguo
y permanente?, ésta es, sin embargo, una herramienta de análisis muy importante
para entender cómo el Estado, las élites y los grupos sociales entienden y se apropian
selectivamente de la historia para sustentar hoy sus propias identidades (Domínguez
2005).
En la mayoría de los conflictos por los recursos escasos (vg. agua, minerales,
biodiversidad) están presentes los conflictos de identidad, a través de estas luchas
las Naciones originarias buscan restablecer el equilibrio en las relaciones de
intercambio fundado en el reconocimiento de sus saberes y de sus bienes inme-
moriales (Giménez 2000 a: 85). Las identidades étnicas son unidades culturales
diferenciadas, constituidas como "grupos involuntarios" que se caracterizan por
formas "tradicionales" y no emergentes de solidaridad social, y que, interactúan
en situación de minorías en sociedades más vastas; su origen es premoderno, con
una fuerte territorialización y primacía de ritos religiosos tradicionales como nudo
de su identidad. (Giménez 1994 a: 267).
ALTERNATIVA 1 ALTERNATIVA 2
b) Lengua e identidad
La lengua no sólo es un medio de comunicación, sino un sistema “modelante” que
propone modelos del mundo y una especie de código que comprende la visión del
mundo de una colectividad (Sapir, Wolf); otorga una connotación ancestral que la
enlaza con los mitos de origen, con la vida y la muerte (Anderson), es la herencia
de los antepasados (Rocher); por eso, por ejemplo, la pérdida de la lengua nativa
por el proceso de escolarización que impone la castellanización compulsiva implica
el reemplazo lingüístico que puede estar acompañado por el renunciamiento étnico
(Bartolomé, autores citados por Giménez 2000 b).
Los impactos culturales del turismo pueden tornarse perniciosos cuando abusan de
formas culturales altamente significantes para los pueblos, como las fiestas patronales
por ejemplo, donde la recreación ritual resulta desvirtuada por la explotación de
fenómenos exóticos, volviéndose productos artificiales para un mercado turístico
mal informado (Vega-Centeno 2004). Las formas culturales inanimadas como la
artesanía normalmente reflejan formas de arte funcional con contenidos étnicos
de la propia tradición cultural, en este aspecto es difícil trazar la línea que separa
la distorsión de la recreación cultural, pero se puede detectar características grotescas,
caricaturales del souvenir comercializado y asimilado “a lo que le gusta al turista”
(Santana 1997: 99 ss). La actividad turística tiene pues, incidencia directa sobre
la producción, difusión y consumo de múltiples formas del patrimonio cultural de
nuestras Naciones, puede jugar un papel de desestructurante cultural, pero puede
ser regulada e incidir positivamente dentro de políticas culturales de salvaguarda,
respeto y difusión de diversos productos culturales.
172 fundación equitas_ isees
4. Reflexiones finales
Es preciso tener siempre en cuenta que más del 70% de los setenta mil muertos
por la guerra interna fueron campesinos sur andinos, quechuahablantes, los
indocumentados, los “N. N.”, de quienes el Estado no había tomado responsabilidad
alguna y los que eran “invisibles” para las adormiladas conciencias nacionales
marcadamente costeñas y citadinas 8. Pero, no sólo es absolutamente ahistórico
que los antiguos dueños de estas tierras, quienes le dieron sustento cultural y
social, hayan sido asumidos como seres invisibles para la historia oficial republicana,
sino que se los percibe como los menesterosos del sistema económico social, que
sólo podían acceder a las migajas que “chorreen” 9 de las crecientemente abundantes
mesas de los ricos. Metáfora que nos habla de lo cruelmente honda y discriminante
que es la brecha social e histórica en la construcción del Estado Nacional.
Ayacucho fue el escenario, por excelencia, del horror que nos tocó vivir de 1980 a
1995; escenario que se extiende hacia Huancavelica, Chincheros y Andahuaylas en
Apurímac, es decir, el escenario por excelencia de la guerra son las zonas de extrema
pobreza, antigua mancha india, sierra Sur central y las provincias altas del Cusco,
la amplia zona de antigua presencia terrateniente y gamonal (Comisión de Entrega,
2004: 88). En Ayacucho se concentra más del 45% de los muertos y desaparecidos
reportados por la cvr, la población campesina quechuahablante ha sido la principal
víctima de la violencia; 79% de los muertos vivían en zonas rurales. 75% de las
víctimas fatales del conflicto armado tenía el quechua u otras lenguas nativas como
idioma materno. Si la tasa de víctimas de Ayacucho fuera similar en el país, a nivel
nacional serían un millón 200 mil muertos y 340 mil sólo en Lima. Tragedia de
quechuas, aimaras, ashaninkas, campesinos pobres, con poca educación, que no
fue sentida, ni asumida, por el país.
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Art._ 7
fabián flores
claudia robles
Art._ 7
artículo_7 179
artículo 7_ foro 2
1. Introducción
* Sociólogo, PUC.
** Socióloga, PUC, Master en Sociología del Desarrollo, Universidad de Essex; PhD (c) en Sociología, Universidad de Essex.
1. Extraído de la exposición de Ebert Hampton, en Universidad y Pueblos Indígenas (Morales, 1997).
2. Entenderemos por “Movimiento” al conjunto de organizaciones, agrupaciones y líderes del pueblo Mapuche que
en un determinado momento histórico (pasado o presente) han participado activamente en los procesos reivindicativos
de su pueblo a través de demandas o agendas en los ámbitos territorial, socioeconómico, cultural y/o político-jurídica.
Estas demandas interpelan, principalmente, al Estado y sociedad chilena. La noción de Movimiento no implica que
las interpelaciones sean sobre la base de un proyecto o programa Mapuche unitario o que las mismas organizaciones
que la constituyen se sitúen sobre una unidad política; éste, más bien, expresa el carácter diverso de sus componentes.
180 fundación equitas_ isees
3. Este artículo ha sido escrito a partir de un trabajo de análisis de discurso de textos, propuestas y declaraciones
públicas disponibles en Internet y bibliotecas y, muy particularmente, de entrevistas en profundidad y grupales
realizadas durante los meses de julio y septiembre de 2007. Las entrevistas fueron realizadas considerando la
participación de académicos e informantes claves Mapuche y no Mapuche, dirigentes y miembros de comunidades
Mapuche de las comunas de Tirúa y Cañete, directivas y miembros de cuatro Hogares Mapuche de Concepción y
Temuco, y líderes a nivel de organizaciones Mapuche de la Región del Bío-Bío. Queremos agradecer a todos ellos y
ellas por los aportes claves que han realizado a las conceptualizaciones y análisis presentes en este documento. Los
errores son, sin lugar a duda, nuestros. Agradecemos, también, el espacio y apoyo brindado por la Fundación equitas
para el desarrollo de este trabajo, enmarcado dentro del debate propiciado por la misma institución a través del “Foro
de Inclusión Social y Equidad en la es”, isees.
artículo_7 181
Una breve mirada a la historia reciente de América Latina nos muestra una
indudable “irrupción” del actor indígena en la esfera pública regional, a partir de
la conmemoración de los quinientos años del descubrimiento de América en 1992
(Bello 2004, 2006; Bengoa, 2000). Este momento presenta un punto de inflexión
profundo en la historia de la relación entre los pueblos originarios y los Estados
Nacionales del continente, marcada por la constante negación de los primeros por
estos últimos (Assies 1992 en Bello, 2004: 21). A partir de entonces, los pueblos
indígenas y sus demandas han ocupado, no sólo crecientes espacios territoriales,
obteniendo inéditas concesiones por parte de los gobiernos locales; también han
“colonizado”, progresivamente, los discursos y marcos conceptuales en torno a los
que se despliegan la validación de los regímenes democráticos. Modificaciones
legales y constitucionales; arreglos profundos operados sobre la noción de ciudadanía
como diferenciada y étnica 4; la ampliación de concepciones de derechos específi-
camente abordados para el tema indígena; y la generación de un lineamiento
complejo de políticas públicas “multilaterales”, han sido, entre otros, algunos de
los impactos generados a partir de la “emergencia” indígena (Bengoa, 2004). El
“reconocimiento” de la existencia de “pueblos” indígenas y de sociedades pluriét-
nicas 5 como discurso y aspiración legítima de los movimientos indígenas 6, demarca
una nueva orientación de las posiciones que ocupan –o que se espera que ocupen–
los diversos actores al interior de los Estados Nacionales (Hopenhayn 2002 en
Bello 2006; Dagnino 2003; Kymlicka 1995; Sieder 2002; Yashar 2005, entre otros).
Al situarse desde las demandas de autodeterminación y autonomía regional, los
términos de las relaciones ya no son generados en una dirección vertical-jerárquica
sino, por el contrario, estos parten desde supuestos de simetría o de, al menos, la
aspiración y exigencia de generar tales condiciones.
Que lo anterior logre cimentarse en las diversas sociedades, sin embargo, responde
a una serie de factores y elementos que aún no pueden decirse maduros en la
inmensa mayoría de los países de la región 7. Si bien, se ha pensado, en el marco
4. Bajo este prisma, el vínculo entre Estado y ciudadanos –en este caso, de origen étnico diverso– ha de reconocer y
fundarse en el entendimiento de una “ciudadanía” y derechos universales, pero que, al mismo tiempo, asume en términos
de reconocimiento y redistributivos, la diversidad cultural de sus miembros.
5. No es pretensión de este trabajo hacerse cargo de una discusión en profundo sobre el significado de los conceptos
de “plurietnicidad”, “pluriculturalidad” y “multiculturalidad”. Básicamente, diremos que por sociedades pluriétnicas
entendemos la composición diversa de sus miembros, basada en consideraciones de origen étnico, y no puramente
social o socioeconómica. Sociedades interculturales serían, en cambio, aquellas en que los arreglos de poder ya están
resueltos de una manera equitativa entre los diversos pueblos que conforman una sociedad. Para mayores referencias,
ver Quijano (2006).
6. En cuanto a la “legitimidad” de tales demandas, hacemos, por una parte, una declaración con respecto a nuestro
propio planteamiento en relación a las aspiraciones de los pueblos indígenas de nuestro continente, a la vez de enfatizar
la idea de proceso asociada a la construcción de “lo legítimo” a nivel discursivo, político y práctico en nuestras sociedades.
7. Entre estos factores pueden mencionarse la voluntad y equilibrios políticos internos; la adhesión que se manifieste y el
interés en visibilisar la cercanía con los principios de los derechos humanos de un determinado gobierno; y la capacidad
de los movimientos, gobiernos y sociedad para generar acuerdos sobre los nuevos arreglos al interior de los Estados Nación.
182 fundación equitas_ isees
de las teorías desarrollistas, de capital humano y movilidad social más clásicas, que
es a partir de la integración a los sistemas de educación, y de ES muy particularmente,
como se habría de lograr mejores condiciones para los pueblos indígenas del
continente, los resultados muestran brechas significativas entre quienes son indígenas
y quienes no lo son (unesco 2004, 2005). El “reconocimiento” de los pueblos
indígenas en el plano jurídico –cuando esto ha ocurrido– no ha tenido un correlato
efectivo en las dimensiones redistributivas y de justicia social a la base de la definición
de derechos. Por el contrario, la pobreza sigue afectando significativamente más a
quienes son indígenas frente a quienes no lo son (Plant 1998, Derrúyete 1997, Bello
2004), ilustrando, claramente, una situación de desmedro en cuanto al alcance que
los derechos económicos logran tener en el continente y al interior de los países. Al
mismo tiempo, aún penden significativos desafíos en la real inclusión de derechos
culturales y sociales de los pueblos originarios, más allá del aparato discursivo que
se levanta desde organismos multilaterales y gubernamentales para responder a tal
demanda, sin alterar de fondo los términos estructurales del intercambio (Bello 2004).
En particular, los derechos a la tierra, al agua y al desarrollo son ámbitos poco afianzados
para los diversos pueblos indígenas de la región.
De esta forma, el énfasis sobre los avances que se han conseguido se haya aquí,
más bien, puesto en el sorprendente proceso que ha conducido a reorientar el
patrón histórico de relaciones entre el Estado y pueblos originarios, y levantar un
corpus conceptual de demandas y principios capaz de transmitirse y validarse a
nivel regional y global, impactando fuertemente en los espectros políticos y de
diseño de políticas públicas. En este marco se ha llegado, incluso, a impulsar
modificaciones constitucionales que operan como intentos refundacionales del
trato histórico que han tenido los “Estados Oligárquicos” con los pueblos indígenas
en la mayoría de los países latinoamericanos.
Es dentro de este contexto donde pueden ubicarse las “nuevas” demandas por
educación que han emergido desde los pueblos originarios en el continente. Éstas
expresan una limitada variabilidad en agendas y proyectos, los que, con distinto
grado de avance y posibilidades de combinación, dependiendo del marco histórico
previo de relación entre el Estado y cada pueblo, incluyen demandas por un mayor
reconocimiento estatal y jurídico de los marcos educativos de cada pueblo; crecientes
cuotas de poder para decidir e influir en los contenidos curriculares y sistemas
educacionales; la institucionalización de recursos y políticas orientadas a mitigar
las limitantes estructurales para el acceso de estudiantes indígenas a la es; y la
generación de sistemas autónomos de educación indígena 11. De acuerdo a la tesis
que exploramos en este artículo, hoy estaríamos en presencia de un progresivo
tránsito hacia agendas de es centradas en una perspectiva más bien autonomista,
en sintonía con demandas de tipo reinvindicativas en lo político. Si bien la educación
aún no pareciera haberse convertido en un proyecto político 12 centrado en sí mismo
(Mariman, 2007), ésta vendría a ser un elemento fundamental de los proyectos de
autodeterminación de más largo alcance, pues constituye un mecanismo clave,
tanto para la pérdida de la identidad y proyecto, como para el reforzamiento de
ésta. En efecto, ha sido la educación en su conjunto la principal responsable de
fomentar la integración de personas indígenas a los conocimientos y espacios que
marcan la pauta de conducción en el mundo (y del poder), pero al mismo tiempo,
de potenciar la aculturización y relación traumática con su identidad (onu 2005).
A esta visión corresponde la agenda centrada en la creación de centros educacionales
gestionados desde organizaciones indígenas (con experiencias de larga data y
exitosas en el ámbito de la es), los que trabajan en áreas como la generación de
programas específicos de fortalecimiento de las lenguas y el desarrollo de currículos
educacionales en consonancia con la visión histórica de los pueblos originarios 13.
10. La noción de etnogénesis se usa frecuentemente, para dar cuenta de estas dinámicas las que, básicamente, aluden
a la capacidad para revitalizar un proceso de fortalecimiento identitario, levantando visiones “reconstruidas” o bien
“esencialistas” de la propia identidad (o un conjunto de ambas), construyendo una demanda o proyecto en torno a
este proceso. Etnogénesis sería entonces, lo contrario del etnocidio, o proceso de destrucción y anulación de un pueblo
(Boccara, 1999; Foerster, 1999; Stavenhagen, 2002).
11. Así, por ejemplo, es distinto el caso de pueblos indígenas con una larga historia de relación con el Estado, y donde
se avanza desde demandas de integración a las de autonomía en el ámbito educacional (como puede ser el caso de
México y Bolivia), frente a quienes, sin haber tenido un reconocimiento histórico previo, se levantan en un contexto
de conflicto total frente a las políticas integracionistas (como podría ser el caso en Perú).
12. Usamos aquí la noción de proyecto político desde la noción Gramsciana que describe el conjunto de valores, intereses
y orientaciones generados desde la sociedad civil como contra-hegemonía en un determinado momento histórico
(Gramsci 1994; Dagnino 2003). Creemos, sin embargo, que es necesario levantar nuevas categorías de análisis que
sean realmente capaces de dar cuenta de los procesos, propuestas y demandas en marcha desde los pueblos indígenas.
13. Para profundizar en el conocimiento de estas experiencias en el ámbito de la ES en Latinoamérica véase Schmelkes
para el caso de México (2007), Chirinos & Zegarra (2004) y López (2007) para Perú. Para el caso de diversas experiencias
en el continente americano véase Morales (2007), López & Moya (2007).
184 fundación equitas_ isees
14. Organismos que históricamente han impulsado las reformas estructurales neoliberales en el mundo y continente,
en las que Chile ha sido pionero y ejemplo. Al respecto, podría ser interesante contrastar las diferencias programáticas
que se desprenden de este enfoque frente a la que se genera desde nuevos escenarios políticos, como el de Bolivia o
Venezuela.
15. El término “etnodesarrollo” tiene su origen bajo un contexto indigenista, y básicamente refiere a la necesidad de
apropiación cultural de su propio desarrollo y futuro por parte de los pueblos indígenas (Bonfil Batalla, 1995). La
política de los organismos multilaterales y estatales ha incorporado fuertemente esta noción en sus programas,
enlazada en el paradigma de participación y fortalecimiento del capital social local. Una de las principales críticas a
este enfoque, levantadas desde representantes y organizaciones indígenas, es la de seguir operando bajo una lógica
de control con respecto a los marcos en los que el desarrollo puede definirse, mientras se mantienen las brechas de
exclusión y pobreza (Van den Berg: 2003; Velasco: 1999).
16. Por gobernanza podemos entender la capacidad del Estado para mostrarse transparente y confiable ante la
ciudadanía, básicamente, a partir de su disposición a “perder” o “delegar” poder, actuando coordinadamente con la
sociedad civil organizada (Leftwich 1994).
17. Por pertinencia cultural en es, la unesco comprende “la capacidad de las instituciones de es y los sistemas de
educación para responder a las necesidades del entorno” (Muñoz 2006: 131).
18. El concepto de interculturalidad, básicamente, alude a la relación de simetría entre culturas, lo que, a su vez,
supone la existencia de condiciones pluriculturales de convivencia (Abarca y Zapata 2007: 71). Existe coincidencia
en la necesidad de seguir estrechando el concepto de interculturalidad para lograr su traducción en diversos ámbitos,
y de evaluar si es posible potenciar un diálogo verdaderamente intercultural en el campo del conocimiento y la
universidad (Morales 1997; Karp de Toledo 2006). Lo anterior, implica un convencimiento acerca de la igualdad de
valores entre culturas en la diversidad, lo cual debiera plasmarse en marcos e instrumentos para co-definir políticas
universitarias, orgánicas de funcionamiento y currículos.
artículo_7 185
Es así que, desde los albores de la configuración del Estado chileno y su ideario de
la “Casa Grande” (aquella que debe ser construida por todos los que pertenecen
al territorio chileno), los Araucanos fueron considerados como héroes y baluartes
del proceso de Independencia. En este período el proceso de colonización en el
ámbito educativo fue desarrollado, principalmente, a través de las incursiones
franciscanas en territorio Mapuche. Incursiones de carácter civilizatorio, sedentarista
e integracional respecto de la nueva “sociedad chilena”. En el período de radicación
indígena (1850-1884) fue el mismo Estado –en formación– que los iluminaba como
estandartes quien deja de considerar al indígena como otro igual y les niega, incluso,
su estatus jurídico, en un contexto marcado por una política fuertemente antiindi-
genista, desplegada, principalmente, en el ejercicio de radicación del pueblo en
comunidades 19. La radicación y posterior división de comunidades (1927 en
adelante), así como la marginación –de facto– de los indígenas del nuevo proyecto
19. Las que paradójicamente operaron en contra de las pretensiones integracionistas pues permitieron la reorganización
sociopolítica y reproducción de la cultura Mapuche (Boccara 1999).
186 fundación equitas_ isees
Paralelo a estas demandas, puede observarse desde la década del 50’ las primeras
incursiones de estudiantes indígenas y, en especial, Mapuche en la es, quienes a
través de sus primeros cuadros de profesionales egresados, aseguraron el planteamiento
de demandas de mayor inclusión a través de la creación de más becas y hogares.
Prueba de ello son los pactos que el movimiento genera con candidatos de la época
(década del 60’ con el entonces candidato presidencial Salvador Allende), los cuales
atienden la necesidad de, incluso, crear una institucionalidad que fuese dirigida
desde las coordenadas del pueblo. Por otro lado, desde la institucionalidad superior,
el surgimiento de la Federación indígena en los años 70’ es un referente importante
en el planteamiento de demandas de acceso, a través de la creación de hogares.
Otra de las características de las demandas en este período es que ellas no solamente
reclaman mayor acceso –o bien potencial de control sobre la institucionalidad,
aunque sea expresado como una voluntad de parte del Movimiento–, sino también,
ellas se exponen impugnando los contenidos y la pertinencia curricular diseñada
por el aparato educativo estatal que no considera la cultura, lengua y educación
Mapuche 21. Aunque esta crítica no se expresa de manera tan intensiva como a
partir de la década de los 90’, podemos identificar su germen alrededor de la
segunda mitad del siglo xx.
21. Para mayor detalle sobre el carácter de las demandas, véase Marimán (2007).
188 fundación equitas_ isees
Durante este período, son pocas las iniciativas que se dirigen específicamente al
campo de la educación, pues los esfuerzos están, más bien, puestos en la sobrevivencia
al duro contexto que se enfrenta, y que obliga, crecientemente, a la masiva migración
de personas Mapuche a centros urbanos de Concepción, Temuco y Santiago. Lo
anterior, además, incrementa de manera vertiginosa el proceso de ingreso de
jóvenes Mapuche a las universidades del país y, con ello, genera un entorno proclive
a su encuentro y coordinación. Es así que, desde finales de esta década, se fragua
el germen de lo que serán las actuales demandas en el campo educativo, y que
surgirán de los movimientos estudiantiles, agrupaciones de profesores y organiza-
ciones Mapuche.
“El Movimiento estudiantil Mapuche a fines de los 80’ reivindicaba, por
una parte, la necesidad de consolidar las condiciones para poder estar en
la universidad; por la otra, la inclusión de las diferencias culturales en los
currículos y en el “estar en” la universidad”.
(Pablo Marimán, entrevista, julio 2007).
artículo_7 189
Para cada una de las propuestas, hemos distinguido las siguientes variables de
análisis de su contenido: actor del cual emerge la propuesta; características centrales,
en cuanto a las demandas que expresa; ente interpelado por la propuesta, distin-
guiendo entre el ámbito institucional (instituciones de es o gubernamentales de
educación; identidades territoriales, comunidades, autoridades y académicos e
intelectuales Mapuche; institucionalidad estatal para la generación de políticas
públicas; ámbito jurídico, constitucional o legal); contenido o conceptos centrales
de la interpelación; y, grado de avance o principales dificultades de su instalación.
Si bien, como hemos anteriormente descrito, han existido una serie de acercamientos
y propuestas generadas a lo largo de la historia de relación entre el pueblo Mapuche
y el Estado chileno en torno a la es, éstas nunca adquirieron la sistematicidad,
articulación y presencia de aquellas que han sido levantadas durante el último
quinquenio. Tales propuestas se articulan, además, desde un nuevo posicionamiento
y escenario marcado por los lineamientos de libre determinación y apropiación
cultural de los espacios sociales en un amplio espectro. De esta forma, mientras
las demandas se concentran en torno a mecanismos redistributivos a nivel económico
orientados a paliar la situación de desmedro estructural en la que deben educarse
los estudiantes Mapuche éstas, al mismo tiempo, portan una fuerte orientación
hacia la interculturalidad, esta vez, definida como equilibrio de poderes y espacios
de intervención y decisión. Despegan, de esta forma, de las demandas más
tradicionales por integración, presentes durante gran parte del siglo xx en diversas
organizaciones. Lo anterior se plasma, por ejemplo, en la sistemática demanda por
representatividad y participación a la hora de definir los contenidos y procesos de
enseñanza, y en la misma definición implícita y explícita del radio de impacto que
tiene como foco no sólo a la sociedad Mapuche, sino también a la no Mapuche,
dentro de una noción profunda de lo que “interculturalidad” significa.
Asociación Nacional • Creación de una universidad • Profesionales y líderes Autonomía Propuesta no logra
Mapuche Newen Mapuche, con sede en Temuc Mapuche (cuerpo institucional. materializarse.
MAPU (1997) *. y ramos en Mapudungun. docente).
• Centro en la cultura e historia • Estado (Consejo Superior
Mapuche. de Educación): recono-
• Orientada a la preparación de cimiento de la intercultu-
profesionales para atender ralidad y diversidad
necesidades en comunidades. cultural de proyectos
educativos en la ES.
Propuesta de hogares Creación de una política pública de Al Estado, en especial a sus Descentralización Actualmente se en-
Mapuche (2007). hogares indígenas para estudiantes de organismos de intervención en la administra- cuentra en proceso de
ES. Esto se expresa en: (a) Línea hacia los pueblos originarios ción y gestión de negociación entre los
presupuestaria atingente a las (CONADI, MIDEPLAN). hogares. representantes de ho-
necesidades de los hogares existentes Protección de los gares indígenas y MI-
y de sus integrantes; (b) Construcción hogares como DEPLAN, CONADI.
de hogares indígenas de ES de acuerdo espacios de rescate
a la demanda estudiantil existente; (c) de cultura y organi-
Mantención adecuada de los hogares zación indígena.
indígenas; (d) Implementación de
recursos educacionales y culturales
para los hogares; (e) Creación de una
institucionalidad encargada de temas
Educacionales y estudiantiles, en el cual
exista un departamento de hogares
indígenas de ES que se encargue de la
administración técnica y económica de
estos, con participación activa en las
toma de decisiones por parte de los
hogares; (f) Apoyo a los estudiantes
indígenas para finalizar la ES (créditos,
becas, etc.); (g) Fortalecimiento de los
hogares como espacios de rescate de
la cultura y organización indígena.
Partido Mapuche En el marco del proyecto de • Estado: políticas públicas Descentralización y El partido aún no ha si-
Wallmapuwen (2006). autogobierno de la Nación Mapuche, y reformas jurídicas. creación de do reconocido legal-
se propone: (a) reforma a la Ley • Institucionalidad institucionalidad mente, por lo que los
Orgánica Constitucional de Educación universitaria no Mapu- propia, en el marco resultados de las pro-
(LOCE); (b) sistema público che: incorporación de de un proyecto puestas, y la adhesión
descentralizado donde recaigan las cambios curriculares, etnonacional. que generen, son aún
decisiones en materia educativa; (c) nuevas carreras. inciertos.
incorporación del Mapuzungun en • Organizaciones y
todos los niveles de enseñanza; (d) académicos Mapuche:
sistema de becas para estudiantes de creación de nueva
enseñanza media Mapudungún institucionalidad.
hablantes para su formación como
educadores; (e) creación de un centro
Mapuche de formación y capacitación
en carreras técnicas; (f) política de
hogares, con recursos e infraestructura;
(g) aumento del número y monto de
becas para estudiantes Mapuche; (h)
reformas curriculares al interior de las
universidades y creación de cátedras
Mapuches y carrera de Pedagogía en
Mapuzungun y de Educación Parvularia
Bilingüe; (i) creación de una universidad
del país Mapuche.
artículo_7 195
Coordinación de Serie de propuestas articuladas • Estado: políticas públicas. Institucionalidad • De reciente apari-
Identidades colectivamente, propone: (a) Reforma • Institucionalidad propia, pertinencia ción, sin impactos
Territoriales-COM a la Educación chilena y a la Ley educativa: incorporación y políticas de aún evidenciables.
(2007) Orgánica Constitucional de Educación de contenidos a malla de acción afirmativa. • Fortaleza: lograr re-
(LOCE); (b) Creación de una pedagogía. coger las demandas
institucionalidad propia para definir • Organizaciones provenientes de las
políticas educativas propias; (c) Políticas Mapuche: creación de organizaciones,
públicas específicas para hogares institucionalidad. hogares y movi-
indígenas y fomento a la educación de mientos estudianti-
postgrado de estudiantes Mapuche; les Mapuche.
(d) Becas completas para estudios • Nudos críticos: frag-
superiores y de postgrado; y mentación al inte-
mecanismos especiales de ingreso a las rior de la COM hace
universidades públicas y privadas; (e) difícil articular accio-
Puesta en valor del kimün Mapuche y nes en conjunto.
creación de cátedras de historia, lengua
y cultura Mapuche en las carreras de
pedagogía.
Coordinadora de No existe una propuesta de público Comunidades Mapuche: Control territorial, La CAM enfrenta un
Comunidades en conocimiento en el ámbito de la materializar su autonomía total. proceso de reorganiza-
Conflicto Arauco educación. La visión de la Coordinadora autodeterminación en todos ción y rearticulación,
Malleco-CAM en este ámbito se enmarca en un los ámbitos, incluido el dada la persecución
proceso de control territorial y educativo. que ha enfrentado por
autonomía total frente al Estado parte del Estado chile-
chileno, rechazando todas las no en los últimos años.
instituciones no Mapuche. Se En las comunidades
desconocen propuestas específicas en donde la CAM tiene
el campo de la ES, aun cuando la mayor influencia aún
Coordinadora tiene incidencia al no existe pleno control
interior de las organizaciones de sobre la institucionali-
estudiantes en las universidades dad educativa.
chilenas.
* En Marimán (2007).
** Ibid; Coñuecar (2007).
Por otra parte, la gran mayoría de las propuestas se posicionan en una dirección
todavía orientada hacia el Estado como ente regulador, financista y responsable de
la emisión y concreción de las políticas educativas: es dentro de los marcos
educacionales y jurídicos del Estado y aparato educacional chilenos donde se
pretende incidir con lo planteado. Pese a lo anterior, en todas las declaraciones se
196 fundación equitas_ isees
De esta forma, se puede pensar que, en lo que concebimos como una primera
etapa de demandas de corte reinvindicativo y autonomista, en es la orientación
hacia el Estado está más bien dada por un criterio práctico y estratégico de “lo
posible” a ser negociado, en el actual marco de relación pueblo Mapuche-Estado;
de ahí, también, el énfasis contenido en la mayoría de las propuestas sobre la
profundización de la interculturalidad y la instalación de la “pluriculturalidad”
como principio fundamental y de trabajo en torno a la es. Lo anterior, no descarta
que en el futuro estas propuestas sigan avanzando hacia la definición de mayores
niveles de autonomía y autocontrol sobre las instituciones y proyectos educativos,
y a la eventual reinvindicación del espacio de “lo Mapuche” como el único válido
en el proceso formativo de sus cuadros profesionales y miembros.
Finalmente, pese a ser aún impredecible los impactos de estas propuestas –en el
mediano o largo plazo– o bien los intentos fallidos de alguna de ellas, lo cierto es
que, en términos generales, han logrado posicionarse en el debate público y en
especial entre las propias organizaciones Mapuche, e incluso, en algunos casos
han podido comenzar a ser trabajadas a través de negociaciones con el sistema
político. Otras, están siendo activamente implementadas de manera autogestionada
y se muestran como una estrategia que desborda el paradigma clásico de interpelación
al Estado chileno.
Uno de los principales ámbitos de demanda al Estado incluido en casi todas las
24. Leftraru(Lautaro) es uno de los héroes míticos del pueblo Mapuche. Es capturado de niño por el ejército español
y, según se cuenta, llega a ser paje de Pedro de Valdivia, conquistador de Chile. Siendo adolescente, logra escapar y
encabeza la gran rebelión del pueblo Mapuche contra la dominación española, inaugurando la Guerra de Arauco y
ajusticiando, finalmente, a Valdivia en Cañete. De esta forma, simboliza la astucia Mapuche para aprender del winka
(no Mapuche) y llevar a la victoria a su pueblo.
198 fundación equitas_ isees
El Hogar caesma, por ejemplo, existe desde el año 1992, conformado a partir del
25. Para efectos de este análisis, aquí sólo incluimos los casos de los hogares que visitamos en el marco de esta
investigación: Hogar caesma (Concepción), Las Encinas (Temuco) y Ruka Liwén (Concepción), el cual cuenta con
apoyo financiero y operacional de la conadi. Finalmente, sólo nos fue posible conversar con algunos miembros
pasados y presentes del Hogar Pegun Dungun (Concepción). Agradecemos a todos los hogares, sus integrantes y
dirigencias por la oportunidad que nos brindaron para conversar con ellos.
artículo_7 199
La finalidad central del hogar está dada por contribuir a mitigar la dura situación
económica que enfrentan los estudiantes en los centros universitarios. Sin embargo,
en todas las conversaciones se destaca el hecho de que más que los aspectos
materiales, los hogares se transforman en espacios de formación de conciencia Mapuche.
“También hay un valor externo al del hogar, el cultural. Acá celebramos
We tri pantu o hacemos un Palin, de manera esporádica siempre, pero
igual es importante”; “El peligro que tenemos es que el sistema consuma
las tradiciones, ese es un peligro constante que enfrentamos”.
(Residente Hogar Ruka Liwen).
“El Hogar cumple un rol clave en nuestra formación como jóvenes Mapuche;
tenemos muchas visitas y talleres constantes, así podemos tener un traspaso
inter-generacional de experiencias y visiones […] nos diferenciamos de otros
hogares en que nuestro principal eje de trabajo no es la “cultura” como
celebraciones, sino el crear conciencia en los jóvenes Mapuche sobre lo que
es ser Mapuche: que entiendan las causas de por qué nuestro pueblo está
como está”.
(Residente Hogar Las Encinas).
Al respecto, uno de los referentes claves que existe para los jóvenes es la experiencia
del Pegun Dungun, organización y centro sociocultural formado en la década de los
90’ por un grupo de jóvenes provenientes de las comunidades Mapuche de Tirúa,
Provincia de Arauco. Este grupo logra, de forma inédita, posicionar temáticas de
reinvindicación de derechos del pueblo Mapuche (posicionando una agenda propia
frente a la de los partidos de izquierda y organizaciones pre-existentes) y de la
necesidad de formar cuadros profesionales al interior de los diversos establecimientos
de educación media de la zona. Más adelante, migrarán en conjunto a Concepción
en búsqueda de horizontes formativos a nivel profesional y laboral, teniendo como
proyecto y compromiso el regreso a Tirúa y, con esto, impulsar cambios radicales
en la situación de postergación de su pueblo. El Pegun Dungun se organiza, entonces,
como centro sociocultural, espacio formativo y hogar. Del grupo que originalmente
26. Por ejemplo, los integrantes de los hogares de Concepción se marginaron de las rondas de negociación con el
gobierno que llevaron a cabo el resto de los hogares, debido a su reticencia para participar de procesos de corte
“político”. Sin embargo, los primeros apoyan y están en constante comunicación con la demanda por una política de
hogares.
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atraviesa por esta experiencia, han salido figuras notables del movimiento Mapuche
de la última década, incluidos Adolfo Millabur, primer alcalde Mapuche de Chile
(Tirúa) y José Huenchunao, miembro fundante de la Coordinadora de Comunidades
en Conflicto Arauco Malleco. Ambos inaugurarán corrientes decisorias de pensa-
miento y estrategia al interior del Movimiento, que verán sus caminos separarse
de manera inesperada: mientras Millabur sigue en el puesto edilicio y se proyecta
cada vez más como figura política de renombre nacional e internacional, Huenchunao
cae recientemente preso bajo la ley antiterrorista del Estado, siendo la organización
que ayuda a formar y sus dirigentes intensamente perseguidos y reprimidos. Lo
anterior es sólo una ilustración más de la diversidad constitutiva de agendas al
interior del Movimiento Mapuche y de su vínculo con experiencias de autogestión
y autocontrol que corren paralelas a las propuestas presentadas al Estado.
“El hogar es un espacio de convivencia y fortalecimiento de la identidad y
la organización. Es la mejor escuela política que he tenido, la de la autofor-
mación en el hogar. Mientras la universidad nos enajena como sujetos; por
ejemplo, el que estudia Medicina, es como un semi-dios […] De esta instancia
nacieron los cuadros de la cam y del Pegun, la mayoría activos hasta hoy”.
(Adolfo Millabur, Alcalde de Tirúa; entrevista, septiembre 2007).
Sin embargo, y según se reconoce por los diversos dirigentes, aún este envío no
ha logrado plasmarse en una planificación concreta y cabal de la reinserción de los
estudiantes a su regreso, quienes encuentran dificultades de tipo práctico para
insertarse en las comunidades. Los resultados de la apuesta pasan, así, a depender
de cada persona, de su real interés por cumplir con las declaraciones hechas a un
comienzo, y de las posibilidades que encuentre en el camino. Con esto, también,
se visibiliza una piedra de tope para una eventual concreción futura de un “proyecto
político” de formación de cuadros especializados, aún no enteramente visibilizado
por el Movimiento, como surge de las opiniones vertidas en las entrevistas.
“La experiencia surge de los cubanos y de la inmensa solidaridad de su
pueblo […] los estudiantes vuelven o no vuelven a las comunidades: no ha
existido un bosquejo de planificación sobre cómo se insertan de vuelta, hay
escasa planificación, por ejemplo, en cuanto a revalidación de los títulos”.
(Informante clave, entrevista, julio 2007).
“El objetivo de los talleres es que los niños se forjen la idea de que pertenecen
a un pueblo distinto y a una cultura distinta. Hoy no se ve con claridad cuál
es la diferencia (además de la diferencia visual). La idea es impedir que el
joven se vaya, que valoricen su medio natural: que comprendan que con
la greda, por ejemplo, pueden armar cosas para comercializar […] De hecho,
volvieron 17 jóvenes que habían dejado la comunidad y estaban en Santiago,
están “haciendo el viaje de vuelta” […] Luego de tenerlos en el taller, enviamos
a algunos jóvenes a Europa […], para que entiendan cómo funcionan las
escuelas cooperativas (Universidad de Cooperativas) […] Los enviamos
también a la escuela de pastores, para que los jóvenes aprendan cómo darle
valor a la tierra, por ejemplo, en torno a los lácteos de oveja […] La idea es
que ellos entiendan: por qué peleo por esta tierra, por qué soy esto y no
otra cosa […] Nuestra propuesta central es fortalecer espacios de desarrollo
(espacios territoriales) autónomos, que es algo que hoy no se hace. Fortalecer
el espacio implica todos estos temas. Uno puede hablar con 10 dirigentes
pero sin norte. Es todo un conjunto lo que debemos construir: valores-
territorio, lo que defiendes y articulas en un territorio”.
(Integrante de la comunidad, entrevista, septiembre 2007).
Tal como lo ofrece el título de este acápite, desde la opinión de los estudiantes, el
camino a la es está minado de obstáculos provenientes no sólo desde el mundo
wingka, sino también, desde el seno de las mismas comunidades indígenas. Desde
las instituciones, no es nueva la discriminación y la existencia de un fuerte racismo
y violencia simbólica ejercida desde las escuelas básicas y liceos situados en contextos
rurales donde se asientan la gran mayoría de las comunidades. Es ahí donde las
expectativas de educación proyectadas desde profesores y sostenedores no inculcan
la es –en especial la profesional– como una opción viable, pese a la ampliación de
los apoyos estudiantiles.
“Todavía prevalece una mentalidad de inquilinaje fuertemente en las
comunidades. Nos tienen metidos el que nuestros hijos deben ser lo mismo
que yo, a lo más la idea de los padres es que mi hijo tiene que salir con
título de la educación media, trabajando, lo que implica, únicamente, que
los niños deben salir de un liceo industrial”.
(Estudiante residente Hogar Indígena).
Una salida a las dificultades que vivencian los profesionales al interior de su propio
pueblo y a las exigencias de la lógica y racionalidad modernas –y su oferta laboral–
sería que las organizaciones constituyentes del Movimiento tengan una visión
estratégica para hacerse cargo de lo que significa la “obtención de recursos humanos
con identidad” (Bello, 1997), al servicio de las agendas y de sus comunidades. Si
bien, y desde la opinión de los propios liderazgos Mapuche, los profesionales han
incrementado su protagonismo entre las organizaciones del Movimiento, su
integración estratégica a dichos espacios aún carece de claridad y especificidad,
pese a que gran parte de las acciones desplegadas se dirijan hacia el horizonte de
la autonomía.
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“Hoy las organizaciones indígenas logran interlocutar más con las institu-
ciones, gracias a que hay más profesionales Mapuche. Falta, sin embargo,
definir aún más los roles”.
(Entrevista a Adolfo Millabur, Alcalde de la Municipalidad de Tirúa).
Por otro lado, desde la opinión de la gran mayoría de los actores Mapuche
(estudiantes, profesores, líderes políticos), existe una crítica transversal al estado
actual de la oferta de pertinencia e “interculturalidad” brindada por las Instituciones
de es –en especial de las Universidades– y, en el sentido amplio, por la política
pública dirigida hacia los indígenas. Ellas, fundamentalmente, resaltan la inopera-
bilidad de la noción de “interculturalidad” en el actual marco de relación, pues:
Queda abierta, entonces, la pregunta por las implicancias al largo plazo de las
diversas agendas político-educacionales y acciones propuestas y desarrolladas tanto
desde el Movimiento como por parte del Estado, en la conformación de identidades
individuales o colectivas indígenas Mapuche, en especial entre los más jóvenes,
aunque pareciera ser que los intentos asimiladores, portados a través de la negación
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5. Reflexiones finales
el acceso a recursos básicos para reducir las brechas que aún perduran); cultural
(desde una comprensión que incluya no sólo los elementos “folklóricos” de la
práctica cultural Mapuche, sino también, epistemológico y de conocimiento); y
política (en cuanto a la operacionalización práctica de los principios de libre
determinación para definir e incidir en las políticas que les atañen).
6. Bibliografía y documentos
212 fundación equitas_ isees
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214 fundación equitas_ isees
Biografía
de los autores
biografía de los autores 217
Biografía
de los autores
José Bengoa
Licenciado en Filosofía (1968), chileno con postgrados en Ciencias Sociales,
Antropología y Desarrollo. Se ha especializado en temas de historia y cultura, en
particular asuntos relacionados con indígenas y minorías.
Pamela Díaz-Romero
Socióloga de la Universidad Católica de Chile, diplomada en Género y Políticas
Sociales en la Universidad de Chile, cursó estudios de doctorado en la Facultad de
Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona (uab). Fue investigadora del
Departamento de Estudios del Servicio Nacional de la Mujer (sernam) y, posterior-
mente, coordinadora del Programa para la Superación de la Pobreza Femenina
ejecutado por ese Servicio. Representó al sernam en el Comité Interministerial
Social, responsable del seguimiento y evaluación de las políticas y programas
sociales gubernamentales. Paralelamente, se desempeñó como evaluadora de
proyectos del Fondo para el Estudio de Políticas Públicas, dependiente del Depar-
tamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile. En Barcelona participó
como investigadora asociada en proyectos financiados por la Dirección General de
Investigación en Ciencias y Tecnología (dgicyt) y el Instituto de la Mujer de España.
Fue responsable de la elaboración del “Modelo de indicadores sobre la situación
social de las mujeres en España” para el Centro de Estudios de la Mujer de la uab.
A su regreso a Chile, participó en la adaptación del Paquete de Fortalecimiento
Institucional sobre Género, Pobreza y Empleo de la Organización Internacional
del Trabajo (oit) para América Latina y el Caribe. Fue responsable técnica en el
sernam de apoyar la incorporación de la perspectiva de género en políticas y
programas del Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales y en el Ministerio de
Economía. Es miembro del Consejo del Fondo de Investigación y Desarrollo en
Educación del Ministerio de Educación – Chile. En octubre del año 2000 asumió
como directora del Programa Internacional de Becas de la Fundación Ford – Región
Andina y Cono Sur, que desde el año 2002 se coordina desde la Fundación equitas,
fundación de la cual es directora ejecutiva. Ha escrito artículos incluidos en
numerosas publicaciones y editado varios libros, entre ellos la serie “Acción afirmativa:
hacia democracias inclusivas”, resultado de la investigación realizada en Argentina,
Colombia, Chile y Perú coordinada y publicada por Fundación equitas, y “Caminos
para la inclusión en la educación superior” Chile–Perú.
Claudia Robles
Socióloga chilena de la Universidad Católica de Chile, master en Sociología del
biografía de los autores 221
Imelda Vega-Centeno
Socio-antropóloga, doctora en Ciencias Políticas y Sociales con mención en Estudios
del Desarrollo de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.