RESUMEN de CAP 9 El Duelo y Los Procesos Identificatorios

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Susana Estela Quiroga, “Adolescencia: del goce orgánico al hallazgo de objeto”.

Capítulo 9: EL DUELO Y LOS PROCESOS IDENTIFICATORIOS EN LA ADOLESCENCIA


MEDIA

Resumen

Se puede detectar el comienzo de la adolescencia media por un cambio en las defensas, que da paso
a la elaboración psíquica de los duelos y permite realizar al Yo esfuerzos de ligadura de la líbido
con nuevas representaciones (desenviste todos los objetos de amor primarios).

DUELO: según Freud, frente a una pérdida el sujeto comienza haciendo un examen de su realidad.
A través de la función del Yo realiza un juicio de existencia del objeto amado, y da cuenta de que
éste ya no existe. Allí comienza el proceso de duelo que demandará tiempo y energía psíquica que
posibiliten la redistribución de las investiduras.

En la adolescencia ocurren 3 duelos:

1) El duelo por el cuerpo infantil: proceso de identificación con una nueva imagen de sí.
2) El duelo por los padres infantiles: proceso de desasimiento que incluye dos vertientes: el
desasimiento de la autoridad y del ideal parental (que empuja al aparato psíquico a transformaciones
de tipo identificatorio en el Yo, el Superyó y en el ideal del Yo del adolescente), y el desasimiento
de los vínculos objetales incestuosos de amor y odio de la fase edípica, incluyendo aquí tanto los
vínculos parentales como fraternos (transformación hacia el hallazgo del objeto heterosexual
externo).
3) El duelo por la identidad: el aceptar el acercamiento del objeto heterosexual externo implica
haber realizado un duelo por la bisexualidad propia de la infancia.

Hay tres momentos en el proceso de duelo:

1) Dar cuenta de que el objeto de la realidad se ha perdido. Como consecuencia el Yo se escinde:


una parte mantiene la percepción del objeto perdido y la otra lo “niega” (se defiende ante la
pérdida).
2) Sobreinvestidura de los recuerdos y por lo tanto, nostalgia y anhelo por los objetos perdidos.
3) Proceso de desasimiento “pieza por pieza”: el trabajo de elaboración que implica la
desinvestidura de una historia inscripta en el inconsciente del sujeto.
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En los duelos hay dos dolores psíquicos en juego:

1) La realidad no satisface los anhelos que el Yo desearía.


2) El proceso de desinvestiduras hace peligrar el equilibrio del Yo.

A raíz de esta situación el adolescente navega por estados afectivos polarizados (pasa del estado
ilusorio del enamoramiento, a la desilusión y sufrimiento de que el amor no saldará su estado de
desamparo).

MODELOS: Según la teoría de Freud, un sujeto coloca al otro en varias posiciones: modelo,
ayudante, objeto y rival. De ellas derivan diversos vínculos, que se forjan en distintos momentos de
la constitución del sujeto, y que otorgan sentido a una historia entramada de los vínculos paternos,
fraternos y del Yo corporal. Estos lugares son:

1) El de modelo: surge cuando el niño hace depender su ser de la percepción del otro. Es el enlace
afectivo que se da en la identificación primaria. Tiene que ver con el deseo de ser y, en
consecuencia, con la líbido narcisista y el acceso a la posición sujeto, mediante la identificación.
2) El de ayudante: cuando alguien coloca a otro en posición de modelo y no logra una identificación
primaria con él, se ubica a sí mismo en el lugar de ayudante. Tiene que ver con el deseo de perder y
aniquilar.
3) El de sujeto-héroe: constituye un pasaje a vínculos triádicos, previo al Complejo de Edipo. Los
vínculos se constituyen en términos de identificación. El modelo es lo que el sujeto quisiera ser y el
ayudante es lo que el sujeto fue. El sujeto queda identificado en términos de una acción.
4) El de rival: se genera en la fase anal secundaria y su destino es ser dominado y conservado. El
rival anhela lo mismo que el sujeto, o sea, el modelo (padre-madre), por lo cual se generan
sentimientos de celos. Constituye el lugar del hermano.
5) El de objeto: su investidura se caracteriza por ser un vínculo donde por primera vez predomina el
amor y corresponde a la fase fálica. Produce un cambio en el modelo, que pasa de la madre al padre.

CUERPO SOCIAL: otro destino de los procesos de duelo, procedente de los vínculos fraternos, lo
constituye la investidura de una representación-grupo, que va más allá de la organización del grupo
de pares y se conforma en la noción de cuerpo social, entendido como una representación de
sociedad organizada. Los vínculos que el adolescente medio establece con la sociedad quedan
investidos con ambivalencia afectiva, ya que el adolescente en estas investiduras proyecta por un
lado la imagen del propio cuerpo, y por el otro el vínculo con los padres. La búsqueda de “padres
espirituales” en el ámbito social, ya sea religioso, político, artístico, etc., y la identificación con
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estos líderes, están teñidas por afectos de amor y odio polarizados, que se vislumbra en la adhesión
o rechazo a sistemas, creencias e ideas.

INSERCION LABORAL: es una resultante de los procesos de duelo, provenientes de diferentes


vínculos y fuentes pulsionales. Es un pasaje de la pasividad infantil a la actividad mediante una
identificación con la figura paterna. Estos procesamientos terminan recién en la adolescencia tardía.

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