Ponencias
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2016232040
Universidad Pedagógica Nacional
Sociedad de la información y de la comunicación
Introducción
El presente texto tiene como objetivo analizar el graffiti relacionado con la expresión artística
callejera, la comunicación visual y la cultura política en la ciudad de Bogotá. Lo anterior de la
mano de Umberto Eco y su teoría de la imagen. Teniendo en cuenta que, la imagen atraviesa a la
persona, a la sociedad y a la cultura. En este sentido, tomando como base principal que los espacios
públicos de Bogotá han convertido a la ciudad en un lugar con paredes hablantes, en primer lugar,
se habla del origen de la expresión artística callejera y el graffiti a nivel nacional (con el fin de
contextualizar). Seguido de esto, la relación de la expresión artística y el graffiti con la ciudad de
Bogotá desde el texto Imaginarios urbanos de Armando Silva. Para finalizar se hace la relación de
lo anterior con lo expresado por Umberto Eco.
El arte expresado en la calle describe el trabajo de personas que han desarrollado un modo de
expresión artística mediante el uso de diversas técnicas como plantillas, posters, pegatinas, murales
y grafiti entre las más importantes, en una nueva forma de comunicación a través del texto, el
contenido y la opinión social. El arte urbano, al integrar sus elementos en lugares públicos muy
transitados, pretende sorprender a los espectadores y suele tener un mensaje subversivo que critica
a la sociedad con ironía e invita a la lucha social, la crítica política o simplemente a la reflexión
Se llama grafiti a varias formas de inscripción o pintura, generalmente sobre mobiliario urbano. Es
un término tomado del italiano, graffiti (plural de graffito), que significa marca o inscripción hecha
rascando o rayando un muro. Así llaman también arqueólogos y epigrafistas a las inscripciones
espontáneas que han quedado en las paredes desde tiempos del Imperio romano.
Entre los romanos era muy común la costumbre de la escritura ocasional sobre muros y columnas,
esgrafiada y pintada. Se han encontrado múltiples inscripciones en latín vulgar con consignas
políticas, insultos y declaraciones de amor, junto a un amplio repertorio de caricaturas y dibujos en
lugares menos afectados por la erosión. Es el caso de las encontradas en cuevas, muros enterrados,
en las catacumbas de Roma o en las ruinas de Pompeya, donde quedaron protegidos por la ceniza
volcánica. También existen todavía grafitis hechos por marineros y piratas que en sus viajes
dejaban sus seudónimos o iniciales marcadas sobre las piedras y grutas, quemando un trozo de
corcho.
en Colombia Hablar del graffiti en Colombia es hablar de la época de violencia entre los partidos
políticos, los conservadores y los liberales. Con las matanzas de liberales y conservadores a manos
de persona ajenas, como los grupos de “limpieza social” se empezaron a pintar en las paredes
mensajes de violencia, de amenazas y de ajustamiento de cuentas, es por eso que el graffiti
colombiano tuvo un corte violento y con propósitos de presión-política y social.
De esta manera, se empezó a ver con el nacimiento de las guerrillas y los grupos universitarios
comenzaron una emigración de los pueblos del sur occidente del país para localizarse en las
ciudades principales. Los movimientos y marchas socialistas empezaron a decorar las paredes de
las ciudades con imágenes del “Che Guevara”, del “Cura Camilo Torres”, como también las siglas
de los movimientos políticos. Ante estas manifestaciones, la sociedad urbana y común empezó a
identificar el graffiti como un acto de vandalismo ejecutado por vagos e inadaptados sociales a los
que les importaba más plasmar sus pensamientos particulares.
Al llegar a Cali el Graffiti en la década de los setenta, fue impulsado, esta vez, solo por la onda del
hip-hop y la música rap y no por actos de vandalismo, de esta manera tuvo una gran acogida en la
sociedad caleña, sobre todo en los jóvenes que empezaron a pintar en las paredes de la ciudad
imágenes de comics, personajes inventados, mensajes y autorretratos. Bogotá por supuesto acogió
prontamente esta idea.
Es un hecho social que está asociado con la acción directa de generar una marca en la calle, esta
acción puede ser una huella particular que representan una o varias personas, es una subcultura y un
estilo de vida para quienes se dedican a él, que ven en esto un medio para buscar emociones y
rebelarse de manera sutil, pero a la vez contundente ante una autoridad impuesta. (P.25)
En esta ciudad son varias las inconformidades que expresan las personas que la habitan; muchos
son movimientos obreros-sindicatos y juveniles-estudiantiles que con marchas y sus arengas
reclaman un estado más equitativo y por otro lado y aunque están en el aire rondando, son pocos
los que deciden hacerlas visibles. Dentro de ese reducido grupo están los artistas urbanos, que
narran en las paredes de los altos edificios historias de amor, sucesos del conflicto armado,
costumbres, crítica social, posturas políticas; que decidieron, a través del arte, hacer memoria.
Lo más interesante era que estaba ante construcciones de imágenes urbanas que definían la ciudad
desde rincones conflictuantes, que marcaban la ciudad en su epidermis con nuevos tatuajes
contemporáneos y donde el encuentro y penetración de dos beligerancias, la popular y la universitaria,
se producía, prestándose mutuos apoyos…lo popular trajo consigo la expresión obscena como
herramienta discursiva. (P.19)
En este sentido, El contacto con una ciudad que cambia su aspecto cotidiano produce emociones,
ya no es una visión de concreto que aturde sino una exposición de arte que embellece y adorna su
recorrido.
Conclusión
Sin duda, Bogotá es una de las ciudades más multiculturales de Colombia. Allí se concentran
personas de diversas culturas, razas, religiones, condiciones sociales, etc. Y esto se expresa a través
de diversas manifestaciones. Es así, que, para muchas personas, los graffitis y obras callejeras son
considerados como una manifestación cultural, social y comunicativa que está presente y se
involucra de manera activa en el ambiente metropolitano. Es importante destacar la labor de los
jóvenes colectivos de artistas callejeros que han aportado a la ciudad un cambio en su estética. La
paredes que hablan, los retratos de una ciudad en conflicto y su necesidad de salir de lo
convencional develan la necesidad de cambios sustanciales. Viendo como la imagen no es solo el
modelo gráfico, sino que esta precisamente atraviesa al sujeto.
REFERENCIAS
Castro, S., Vásquez, R., Fajardo, E., Mojica, S., Arbeláez, V., García, S. (2012). Diagnóstico
Graffiti Bogotá 2012. Graffiti Bogotá 2012.
Silva. A. (2006), Imaginarios Urbanos. Arango editores Ltda. Bogotá, Colombia.
Lauretis, T., Eco, U., & Eco, U. (1976). Trattato di semiotica generale. Books Abroad.