Nos llega derivado de otra ciudad de la región Osito, paciente poodle de 15 años de edad con un
bulto bajo la mandíbula y zona posterior del cuello izquierdo con un prediagnóstico de neoplasia,
se realizan varios exámenes complementarios en nuestro Hospital Cínico Veterinario “Los
Castaños” en Temuco, dando como resultado un mucocele o hernia de conducto salival.
El mucocele es la enfermedad más habitual de las glándulas salivares de perro, puede tener
diferentes ubicaciones dependiendo de la glándula afectada (sublingual, submandibular o
faríngeo). Es un cúmulo de saliva que puede ser producido por un sialolito, un traumatismo e
incluso ser congénito. En el caso de Ositoi nos encontrábamos con un mucocele submandibular
que tras haber sido drenado varias veces, continuaba recidivando. Se decidió extirpación de las
glándulas afectadas mediante cirugía para evitarle futuros problemas y recidivas.
En este tipo de cirugías hay que tener especial precaución ya que es una zona de importante
vascularización (confluencia de vena maxilar externa y linguofacial en vena yugular) además de ser
una zona muy inervada.
Una mucocele salival, o sialocele, es un volumen de saliva que se ha filtrado de una glándula
salival o conducto salival dañado y se ha acumulado en los tejidos. Con frecuencia se nota como
una hinchazón indolora y fluctuante del cuello o del interior de la cavidad oral. Aunque con
frecuencia se llama de forma poco precisa quiste salival, los mucoceles están revestidos por tejido
inflamatorio (llamado tejido de granulación) que es secundario a la inflamación provocada por la
saliva libre en los tejidos. Un quiste está revestido por tejido epitelial (glandular) que es en sí
mismo responsable de la producción del líquido.
Algunos de los signos más frecuentes de los mucoceles orales y salivales son los siguientes:
*Hinchazón de la cara
*Dolor e inflamación oral
*Sangre en la saliva
*Dificultad para deglutir
*Presión y dolor en el ojo
*Enfermedad respiratoria o dificultad para respirar
*Desarrollo de masas en el cuello (cervicales)
Los mucoceles salivales pueden clasificarse del siguiente modo:
Mucocele cervical: Es el tipo más frecuente de mucocele. Es una acumulación de saliva en
la región superior del cuello, bajo la mandíbula o en la región intermandibular (entre la
mandíbula y el maxilar superior).
Mucocele sublingual (también llamado ránula): Otra ubicación frecuente de la formación
de un mucocele es en el suelo de la boca al lado de la lengua. Se ve con frecuencia
asociado con un mucocele cervical.
Mucocele faríngeo: Este tipo de mucocele es mucho menos habitual. Es en esencia una
variación del mucocele cervical, pero la acumulación de líquido se produce casi por
completo dentro de la garganta (faringe).
Mucocele cigomático: Se trata de un tipo de mucocele muy poco frecuente en el que la
saliva se origina en las pequeñas glándulas salivales cigomáticas que se encuentran justo
debajo del ojo.
La causa de los mucoceles salivales se identifica en raras ocasiones, aunque se considera
generalmente que los acontecimientos que con más probabilidad inician el mucocele son un
traumatismo provocado por correas estranguladoras, heridas por mordeduras o masticar
materiales extraños. A medida que la saliva se filtra del conducto o la glándula salival desgarrada,
se acumula en el tejido e inicia una intensa respuesta inflamatoria. Se forma gradualmente una
cápsula de tejido conjuntivo alrededor de la saliva para impedir que se extienda más.
Esta enfermedad se ve casi exclusivamente en perros y, en ocasiones muy poco frecuentes, en
gatos. Todas las razas son susceptibles, pero parece haber mayor incidencia en Poodles, pastores
alemanes, perros salchicha y terriers . No hay ninguna predisposición relacionada con la edad, por
lo que esta enfermedad puede producirse en cualquier momento.
Generalmente, el desarrollo de un mucocele cervical se ve como una masa blanda, indolora y
fluctuante que se va agrandando gradualmente en la región cervical superior (cuello) o
intermandibular. En la mayor parte de los perros y gatos no hay problemas asociados con el
desarrollo de la masa. Si el mucocele es sublingual (ránula), la mascota puede tener
algunas dificultades para comer y puede desarrollar una hemorragia derivada de un
traumatismo en el mucocele al masticar. Un mucocele faríngeo es por lo general totalmente
indetectable hasta que la cavidad oral se examina bajo sedación. Las mascotas con mucoceles
faríngeos pueden experimentar dificultades para respirar debido a que la masa que se desarrolla
en la garganta comienza a obstruir las vías respiratorias. Este es un problema potencialmente muy
grave y el tratamiento se debe iniciar rápidamente, porque estas mascotas pueden morir por un
síndrome de dificultad respiratoria aguda. La dificultad para tragar puede ser otro signo que
indique la presencia de un mucocele faríngeo.
Generalmente, el diagnóstico de un mucocele salival es bastante claro. La palpación de las
glándulas salivales se logra habitualmente de forma fácil y, con la excepción del mucocele
faríngeo, los mucoceles se identifican fácilmente como una hinchazón blanda y fluctuante que no
resulta dolorosa. Los tumores y los abscesos pueden parecer similares pero habitualmente son
firmes o dolorosos.
Ocasionalmente, los mucoceles cervicales migran hasta la línea media ventral con el paso del
tiempo, haciendo difícil determinar si el problema afecta a las glándulas del lado izquierdo o
derecho. Examinar a las mascotas con sedación colocadas sobre su espalda con frecuencia permite
que el mucocele migre al lado afectado.
Las anomalías de laboratorio habitualmente no resultan útiles en el diagnóstico del mucocele
salival. Si existen dudas sobre si la masa es un mucocele o un absceso, puede realizarse una
aspiración estéril del líquido. La aspiración de un líquido espeso, pegajoso, transparente,
amarillento o manchado de sangre, con un bajo recuento celular, es coherente con la saliva. Una
elevación del recuento de glóbulos blancos en el líquido puede indicar una infección en la glándula
salival (sialadenitis) o un absceso. En ocasiones, análisis de laboratorio especiales (tinción) pueden
ayudar a confirmar el tipo de líquido cuando hay dudas.
Las radiografías son rara vez necesarias para diagnosticar mucoceles salivales; sin embargo, si se
sospecha de neoplasia (cáncer), están indicadas las radiografías del tórax para buscar metástasis.
El único tratamiento satisfactorio de un mucocele salival es la extracción de la glándula o
glándulas salivales relacionadas con el mucocele.
La aspiración continuada de un mucocele no eliminará permanentemente el problema.
Ocasionalmente, resolverá el problema durante semanas o incluso meses, pero la mayoría
reaparecerá. La aspiración también plantea el riesgo de introducir bacterias en el mucocele, que
pueda provocar potencialmente una infección que aumente significativamente la dificultad de un
tratamiento quirúrgico exitoso.
La extracción quirúrgica de las glándulas mandibulares y sublinguales del lado del mucocele es el
tratamiento quirúrgico normal. Las glándulas se extraen juntas porque el conducto de la glándula
mandibular atraviesa la glándula sublingual y la retirada de una glándula provocaría un
traumatismo inevitable en la otra. La glándula mandibular se asocia íntimamente con las venas
grandes que se unen para formar la vena yugular. La extracción de las glándulas salivales requiere
una cuidadosa disección de la zona con varios nervios de importancia crítica.
Los mucoceles sublinguales (ránulas) pueden tratarse con marsupialización (además de la
extracción de las glándulas mandibulares y sublinguales) para facilitar el drenaje en la cavidad oral.
La marsupialización se realiza extrayendo una parte elíptica de la mucosa sublingual que recubre el
mucocele y suturando el borde de la mucosa oral al tejido conjuntivo.
Con frecuencia, se coloca un drenaje en la zona del mucocele para permitir que el líquido escape
de esta, hasta que tenga la posibilidad de cicatrizar.