Cirrosis
Cirrosis
Cirrosis
Cirritis
CIE-9 571
DiseasesDB 2729
MedlinePlus 000255
MeSH D008103
Aviso médico
La cirrosis, usada erróneamente en detrimento del término oficial "cirritis" (del griego: kirr-
κιρρóς, amarillo anaranjado, y -ō-sis, patología) es unahistopatología en la que
las células del parénquima de un órgano interno cualquiera son sustituidas, al morir, por un
tejido anormal de tipo cicatricialformado a partir del tejido estromal del propio órgano.
El término 'cirrosis' fue acuñado por René Laënnec en 1805 al estudiar lacirrosis hepática y
observar la presencia de gránulos amarillentos en el tejido hepático, debido esto a la
presencia de pigmentos biliares. En general, el término cirrosis queda reservado para la
enfermedad hepática, denominándose la enfermedad pancreática como pancreatitis crónica,
sin ninguna relación fisiopatogénica con la hepática, salvo el posible origen etílico coincidente
de la primera con algunos casos de la última. Tienen distintos aspectos morfológicos e
histopatológicos, con ciertas analogías.
Esencialmente se trata de una enfermedad degenerativa acelerada del parénquima hepático,
que como expresión final de múltiples etiologías, traduce una desestructuración del lobulillo
hepático, por un estado de regeneración mantenido, que finalmente no consigue sostener la
funcionalidad del laboratorio del metabolismo del cuerpo humano, al crecer de forma
inapropiada hepatocitos que sin sus adecuados conductos de drenaje, y agravado por
la fibrosis intersticial interlobulillar estromal, terminan produciendo insuficiencia hepática
progresiva, y cursando por una serie de grados de afectación clínica relativamente
correlacionadas con las anormalidades morfológicas crecientes que se van produciendo. Las
causas más comunes e importantes son:
Etilismo crónico.
Hepatitis crónicas víricas, especialmente la hepatitis C, y menor medida la hepatitis B, en
respuesta a ciertas configuraciones genotípicas del huésped, con anormal respuesta
autoinmune celular como origen principal de la patogenia, más que el propio virus en si.
Medicaciones o fármacos de ingesta crónica, que terminan comportandose como el daño
alcohólico.
Obesidad y sobrenutricion.
Cirrosis
Es la cicatrización y el funcionamiento deficiente del hígado. Es la última fase de la enfermedad
hepática crónica.
Causas
La cirrosis es el resultado final del daño crónico al hígado causado por hepatopatía crónica. Las
causas comunes de la enfermedad hepática crónica en los Estados Unidos son:
Hepatitis autoinmunitaria
Trastornos en las vías biliares
Algunos medicamentos
Enfermedades hereditarias
Otras enfermedades hepáticas como esteatosis hepática no alcohólica (EHNA) y
esteatohepatitis no alcohólica (EHNA)
Síntomas
Es posible que no haya síntomas o que se presenten lentamente, según qué tan bien esté
funcionando el hígado.
Fatiga y desaliento
Inapetencia y pérdida de peso
Náuseas o dolor abdominal
Vasos sanguíneos pequeños, rojos y aracniformes en la piel
A medida que el funcionamiento del hígado empeora, los síntomas pueden abarcar:
Pruebas y exámenes
Hepatomegalia y esplenomegalia
Tejido mamario excesivo
Abdomen hinchado como resultado de la presencia de demasiado líquido
Palmas enrojecidas
Vasos sanguíneos rojos en la piel en forma de araña
Testículos pequeños
Venas de la pared abdominal dilatadas
Ojos o piel amarilla (ictericia)
Le pueden hacer los siguientes exámenes para medir el funcionamiento del hígado:
Tratamiento
Algunas medidas que usted puede tomar para ayudar a tratar su enfermedad hepática son:
OTROS TRATAMIENTOS
Grupos de apoyo
Expectativas (pronóstico)
La cirrosis es causada por una cicatrización del hígado. El hígado no puede sanar o retornar a su
funcionamiento normal una vez que la cirrosis es grave. Esta afección puede llevar a
complicaciones serias.
Posibles complicaciones
Trastornos de sangrado (coagulopatía)
Acumulación de líquidos abdominales (ascitis) e infección del líquido (peritonitis bacteriana)
Venas dilatadas en el esófago, el estómago o los intestinos que sangran fácilmente
(várices esofágicas)
Aumento en la presión de los vasos sanguíneos del hígado (hipertensión portal)
Insuficiencia renal (síndrome hepatorrenal)
Cáncer hepático (carcinoma hepatocelular)
Confusión mental o cambio en el nivel de conciencia o coma (encefalopatía hepática)
Prevención
No tome alcohol en exceso. Hable con el médico si está preocupado respecto a su consumo de
alcohol. Tome medidas para evitar contraer o transmitir la hepatitis B o C.
Nombres alternativos
Cirrosis
Escrito por María Alba Jiménez, licenciada en Medicina por la Universidad de Alcalá de Henares
No abusar del alcohol y protegerse contra la hepatitis son las medidas más efectivas para evitar la cirrosis,
una afección que supone un daño progresivo e irreversible para el hígado, que compromete sus funciones.
1. Qué es la cirrosis
2. Causas de la cirrosis
3. Síntomas de la cirrosis
4. Complicaciones de la cirrosis
5. Diagnóstico de la cirrosis
6. Tratamiento de la cirrosis
Diagnóstico de la cirrosis
Se puede llegar a un diagnóstico de cirrosis mediante los siguientes pasos:
Análisis de sangre
En los análisis de sangre también se pueden observar datos que supongan una alarma de daño
hepático. No obstante, en la cirrosis establecida, los resultados analíticos pueden acercarse a la
normalidad.
Pruebas de imagen
Para determinar cuál es el alcance de la enfermedad, es posible que sean necesarias ciertas
pruebas de imagen como son la ecografía, el TAC (tomografía axial computarizada) o la
resonancia magnética.
Biopsia hepática
El diagnóstico definitivo de la cirrosis se hace en base al estudio de una muestra de tejido hepático
(biopsia).
Cirrosis
Escrito por María Alba Jiménez, licenciada en Medicina por la Universidad de Alcalá de Henares
No abusar del alcohol y protegerse contra la hepatitis son las medidas más efectivas para evitar la cirrosis,
una afección que supone un daño progresivo e irreversible para el hígado, que compromete sus funciones.
1. Qué es la cirrosis
2. Causas de la cirrosis
3. Síntomas de la cirrosis
4. Complicaciones de la cirrosis
5. Diagnóstico de la cirrosis
6. Tratamiento de la cirrosis
Tratamiento de la cirrosis
La cirrosis no tiene curación, pues el daño hepático es irreversible, aunque su progresión es muy
lenta. No existe ningún tratamiento que modifique la historia natural de la enfermedad.
El tratamiento de la cirrosis ha de dirigirse a evitar o controlar las complicaciones derivadas.
Tratamiento farmacológico
En general, el paciente con cirrosis no complicada no precisa ningún tratamiento, salvo que su
cirrosis se deba a una enfermedad que requiera un tratamiento específico.
El control de las varices esofágicas, para evitar que se rompan y produzcan un sangrado digestivo,
se puede realizar mediante fármacos que reduzcan la presión venosa, y técnicas quirúrgicas que
consistan en cerrar estas varices.
La acumulación excesiva de líquido se puede reducir mediante la administración de diuréticos que
ayuden a eliminarlo.
El picor que puede producirse por las altas concentraciones de metabolitos en la sangre, se puede
tratar mediante colestiramina u otros medicamentos.
El tratamiento de la encefalopatía hepática se realiza con laxantes y antibióticos, para reducir los
niveles de amoniaco en sangre.
Trasplante hepático
En todos los casos y, especialmente, en situación terminal, es posible la realización de un
trasplante de hígado. Este es el tratamiento de la cirrosis definitivo.
Generalmente este tipo de tratamiento se indica cuando la enfermedad se encuentra ya tan
avanzada que el hígado no puede funcionar. La tasa de éxito del trasplante hepático supera
actualmente el 90%. El problema se plantea cuando la cirrosis está relacionada con la hepatitis
viral, porque esta enfermedad puede reaparecer en el hígado trasplantado.
Cuando hay una cirrosis, el hígado forma nódulos delimitados por tejido fibroso. La
funcionalidad de estos nódulos no es igual a la del hígado normal.
L a cirrosis afecta al hígado, uno de los órganos más importantes del cuerpo
¿Qué es la cirrosis?
La cirrosis es la consecuencia de un daño acumulado en el hígado, habitualmente
durante varios años, que se caracteriza por la acumulación de fibrosis (“cicatrices”)
en el tejido hepático y disminución del tejido hepático funcionante. Estos cambios
del hígado interfieren con la estructura y funcionamiento normal del hígado,
ocasionando serias complicaciones en la circulación de la sangre a través de
dicho órgano y en sus funciones.
Pérdida de apetito.
Malestar general.
Náusea y vómitos.
Pérdida de peso.
Aumento del tamaño del hígado.
Ictericia o coloración amarilla de la piel y la parte blanca de los ojos, debido a la
acumulación de la sangre cuando el hígado no es capaz de eliminar bien la
bilis.
Prurito o picazón.
Ascitis o acumulación de líquido en el abdomen.
Vómitos con sangre, por ruptura de venas (várices) en la parte baja del
esófago.
Encefalopatía o cambios del estado de conciencia, los que pueden ser sutiles
(confusión) o profundo (coma).
El diagnóstico de la cirrosis puede ser inesperado. Una persona puede
presentarse al médico con síntomas que no aparezcan de enfermedad hepática y
luego de un examen físico y análisis de sangre descubrir que tiente cirrosis.
¿Qué es?
La cirrosis tiene varias causas. Las más comunes son el consumo excesivo de alcohol
y la hepatitis C crónica. La obesidad también se está convirtiendo en una causa
común de cirrosis, ya sea como causa única o en combinación con consumo de
alcohol y/o hepatitis C.
- Enfermedad hepática relacionada con alcohol: la mayoría de las presonas que
consumen alcohol no sufren daño hepático. Sin embargo, el consumo excesivo puede
causar una lesión crónica. La cantidad de alcohol necesaria para provocar daño varía
mucho de una persona a otra.
- Hepatitis C crónica: el virus de la hepatitis C es una infección hepática que se
transmite por contacto con la sangre de una persona infectada. La hepatitis C crónica
provoca inflamación y daño al hígado que con el tiempo puede causar cirrosis.
- Hepatitis B y D crónicas: el virus de la hepatitis B es una infección hepática que se
transmite por contacto con la sangre, semen u otro fluido corporal de una persona
infectada. La hepatitis B, como la hepatitis C, provoca inflamación y lesiones al hígado
que pueden provocar la cirrosis. La vacuna contra la hepatitis B se les administra a
todos los bebés y a muchos adultos para prevenir el virus. La hepatitis D es otro virus
que infecta el hígado y puede provocar cirrosis, pero sólo se presenta en personas
que ya tienen hepatitis B.
- Enfermedad de hígado graso no alcohólica: en la enfermedad de hígado graso no
alcohólica se provoca un aumento de la grasa en el hígado que finalmente causa la
cirrosis. Esta enfermedad hepática cada vez más común está asociada con la
obesidad, la diabetes, la desnutrición proteica, la enfermedad de las arterias
coronarias y los medicamentos corticoesteroides.
- Hepatitis autoinmune: esta forma de hepatitis es causada por un ataque del
sistema inmunitario del cuerpo a las células del hígado, lo que provoca inflamación,
daño y finalmente cirrosis. Los investigadores creen que hay factores genéticos que
pueden hacer que algunas personas sean más propensas a las enfermedades
autoinmunes. Alrededor del 70% de las personas con hepatitis autoinmune son
mujeres.
- Otras enfermedades: varias otras patologías pueden dañar o destruir las vías por
las que se transporta la bilis desde el hígado y causar cirrosis. En los los adultos, la
afección más común de esta categoría es la cirrosis biliar primaria, enfermedad en la
que las vías biliares se inflaman y se dañan y, finalmente, desaparecen. La cirrosis
biliar secundaria puede presentarse si las vías se atan o lesionan por error durante
una cirugía de vesícula biliar. La colangitis esclerosante primaria es otra afección que
provoca daño y cicatrices en las vías biliares. En los bebés, el síndrome de Alagille o
la atresia biliar, afecciones en las que las vías no existen o están lesionadas,
comúnmente provocan daño a las vías biliares.
- Enfermedades hereditarias: la fibrosis quística, el déficit de alfa-1-antitripsina, la
hemocromatosis, la enfermedad de Wilson, la galactosemia y las glicogenosis son
enfermedades hereditarias que interfieren con la forma en que el hígado produce,
procesa y almacena enzimas, proteínas, metales y otras sustancias que el cuerpo
necesita para funcionar adecuadamente. Estas afecciones pueden causar cirrosis.
- Medicamentos, toxinas e infecciones: otras causas de cirrosis pueden ser las
reacciones a medicamentos, la exposición prolongada a químicos tóxicos, las
infecciones parasitarias y los ataques repetidos de insuficiencia cardíaca con
congestión del hígado.
Síntomas
¿Cómo se diagnostica?
¿Cómo se trata?
La sangre que llega al hígado proviene de las dos fuentes que se indican a continuación:
El hígado recibe permanentemente alrededor de una pinta de sangre (el 13 por ciento de la sangre
total del cuerpo). El hígado consta de dos lóbulos principales que a su vez están formados por
miles de lobulillos. Estos lobulillos se conectan con pequeños conductos que a su vez están
conectados con conductos más grandes que finalmente forman el conducto hepático. El conducto
hepático transporta la bilis producida por las células del hígado hacia la vesícula biliar y el duodeno
(la primera parte del intestino delgado).
Además, el hígado es el único órgano del cuerpo que tiene la capacidad de autorregenarse.
Funciones del hígado:
El hígado regula los niveles sanguíneos de la mayoría de los compuestos químicos y excreta un
producto llamado bilis, que ayuda a eliminar los productos de desecho del hígado. Toda la sangre
que sale del estómago y los intestinos pasa a través del hígado. El hígado procesa esta sangre y
descompone los nutrientes y drogas en formas más fáciles de usar por el resto del cuerpo. Se han
identificado más de 500 funciones vitales relacionadas con el hígado. Entre las funciones más
conocidas se incluyen las siguientes:
La producción de bilis, que ayuda a eliminar los desechos y a descomponer las grasas en el intestino
delgado durante la digestión.
La producción de colesterol y proteínas específicas para el transporte de grasas a través del cuerpo.
La conversión del exceso de glucosa en glucógeno de almacenamiento (glucógeno que luego puede ser
convertido nuevamente en glucosa para la obtención de energía).
La regulación de los niveles sanguíneos de aminoácidos, que son las unidades formadoras de las
proteínas.
El procesamiento de la hemoglobina para utilizar su contenido de hierro (el hígado almacena hierro).
La conversión del amoníaco tóxico en urea (la urea es un producto final del metabolismo proteico y se
excreta en la orina).
Cuando el hígado degrada sustancias nocivas, los subproductos se excretan hacia la bilis o la
sangre. Los subproductos biliares entran en el intestino y finalmente se eliminan del cuerpo en
forma de heces. Los subproductos sanguíneos son filtrados por los riñones y se eliminan del
cuerpo en forma de orina
Cirrosis alcohólica
La cirrosis alcohólica es la destrucción del tejido normal del hígado que deja tejido cicatrizante inerte.
Entre los síntomas se incluyen los mencionados para la hepatitis alcohólica además de hipertensión
portal, bazo agrandado, ascitis, insuficiencia renal, confusión o cáncer de hígado.
Enfermedad Hepática Crónica / Cirrosis
Cirrosis hepática.
Fibrosis hepática.
Comezón.
Insuficiencia renal.
Encefalopatía hepática.
Poco apetito.
Hipertensión portal.
Debilidad.
Pérdida de peso.
Los síntomas de la cirrosis pueden parecerse a los de otras condiciones o problemas médicos.
Consulte siempre a su médico para el diagnóstico.
Enfermedades autoinmunológicas.
Obstrucción del flujo de salida de la sangre del hígado (por ejemplo, síndrome Budd-Chiari).
Deficiencia de alfa1-antitripsina.
Altos niveles de galactosa en la sangre.
Fibrosis quística.
Diabetes.
Desnutrición.
Exámenes de laboratorio.
Exámenes de la función del hígado - serie de exámenes de sangre especiales que pueden determinar si
el hígado funciona correctamente.
Biopsia del hígado - procedimiento en el que se toman muestras de tejido del hígado (con aguja o
durante una operación) para examinarlas con un microscopio.
Colangiografía - examen de rayos X de los conductos biliares mediante una tintura de contraste
intravenosa (su sigla en inglés es IV).
Tomografía computarizada (También llamada escáner CT o CAT.) - este procedimiento de
diagnóstico por imagen utiliza una combinación de tecnologías de rayos X y computadoras para obtener
imágenes transversales (a menudo llamadas "rebanadas") del cuerpo, tanto horizontales como verticales.
Una tomografía computarizada muestra imágenes detalladas de cualquier parte del cuerpo, incluidos los
huesos, los músculos, el tejido graso y los órganos. La tomografía computarizada muestra más detalles
que los rayos X regulares.
Ecografía (También llamada sonografía.) - técnica de diagnóstico por imágenes que utiliza ondas
sonoras de alta frecuencia y una computadora para crear imágenes de vasos sanguíneos, tejidos y
órganos. Las ecografías se usan para visualizar los órganos internos del abdomen como hígado, bazo y
riñones, y para evaluar el flujo sanguíneo de varios vasos.
Tratamiento para la cirrosis:
El tratamiento específico para la cirrosis será determinado por su médico basándose en lo
siguiente:
Su opinión o preferencia.
La cirrosis es una enfermedad del hígado progresiva y el daño hecho al hígado es irreversible. Sin
embargo, una correcta nutrición, evitar ciertas toxinas (como el alcohol), tomar suplementos
vitamínicos y el manejo adecuado de las complicaciones de la cirrosis suelen demorar o detener un
mayor daño del hígado. En los casos severos de cirrosis, se puede evaluar la posibilidad de un
trasplante de hígado.
¿Qué es la fibrosis?
La fibrosis es el crecimiento de tejido cicatrizante como resultado de una infección, inflamación,
lesión o incluso de la curación. El crecimiento excesivo de tejido cicatrizante puede afectar
prácticamente a cualquier órgano. La fibrosis en el hígado puede inhibir el correcto funcionamiento
del órgano. Con frecuencia la fibrosis hepática es el resultado de la cirrosis