La Achirana Del Inca
La Achirana Del Inca
La Achirana Del Inca
Al fin, Pachacútec perdió toda esperanza de ser correspondido, y tomando entre sus
manos las de la joven, la dijo, no sin ahogar antes un suspiro:
- Quédate en paz, paloma de este valle, y que nunca la niebla del dolor tienda su
velo sobre el cielo de tu alma. Que es lo que deseas que te deje como recuerdo ya
que no he podido conquistar tu corazón.
- Discreta eres, doncella de la negra crencha, y así me cautivas con tu palabra como
con el fuego de tu mirada. ¡Adiós, ilusorio ensueño de mi vida! Espera diez días,
y verás realizado lo que pides. ¡Adiós, y no te olvides de tu rey!
El agua de «la Achirana del Inca» suministra abundante riego a las haciendas que hoy
se conocen con los nombres de Chabalina, Belén, San Jerónimo, Tacama, San Martín,
Mercedes, Santa Bárbara, Chamchajaya, Santa Elena, Vista Alegre, Sáenz, Parcona,
Tayamana, Pongo, Pueblo Nuevo, Sunanpe y, por fin, Tate.