130 - Gozzelino Probl Esct Contem PDF
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PROBLEMAS Y COMETIDOS DE LA
ESCATOLOGÍA CONTEMPORÁNEA
¿Qué sentido puede tener hoy la escatología cristiana? Para responder a esta pregunta
el autor del artículo considera indispensable pasar revista primero a las distintas
versiones que la teología protestante, católica y ortodoxa ha dado ,a la escatología en
los dos últimos siglos y describir luego el cambio cultural operado en el mundo
contemporáneo, que ha influido decisivamente en la forma como se aborda hoy la
problemática escatológica. Para el autor, en escatología se ha pasado del "lleno"
teológico del siglo XIX, en el que todo lo referente a las llamadas "postrimerías" era
igualmente importante, al "vacío" cultural actual, en el que todo vale, porque nada
tiene otro valor que el efímero del momento presente. Sobre la base del análisis
realizado, el autor traza las líneas maestras de una escatología cristiana actual que, sin
renunciar a ninguno de sus contenidos, pero dándole a cada uno su importancia de
acuerdo con su mayor o menor implicación en el núcleo del mensaje, que es la
resurrección de Jesús, mantenga viva la llama de la utopía para una humanidad
huérfana de esperanza. Problemi e compiti dell' escatologia contemporanea.
Entre las ocurrencias graciosas que circulan acerca de los teólogos, es muy significativa
aquella que los define como un tipo de personas empeñadas en responder a preguntas
que nadie se hace. Uno piensa enseguida en ciertos casos- límite, como las discusiones
bizantinas sobre el sexo de los ángeles; o -para entrar directamente en nuestro tema- las
propiedades del fuego del infierno y del purgatorio, realidad material capaz de
atormentar la sustancia espiritual del alma; o la función del lumen gloriae en la visión
beatífica, etc. Cuestiones todas que han inducido a Congar a declarar, sin piedad, que la
escatología neoescolástica podría considerarse como la "física del más allá". La
sospecha recae también sobre la cuestión que nos planteamo s aquí; ¿cómo hemos de
hablar de la escatología, hoy? ¿hay que tomársela en serio? ¿hay alguna razón para creer
que se trata de un tema relevante para nuestro mundo, tan apesadumbrado por el
presente y angustiado por las incógnitas del futuro relativo o histórico, que se ha
desinteresado del enigma del futuro absoluto o metahistórico?
Examen de la situación
Ninguna respuesta es posible sin un análisis, ni que sea somero, de las condiciones
actuales de la escatología.
1. Hans U. von Balthasar ("La teología de Karl Barth", 1951), condensó el meollo del
pensamiento del gran teólogo de Basilea en una sola imagen: la clepsidra. En la
clepsidra -explica von Balthasar- la medida del tiempo viene señalada por el lento fluir
de la arena, contenida en la parte superior, hacia el compartimento inferior, a través de
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Observando de cerca cada una de estas tres partes, no nos será difícil percibir los rasgos
de conjunto y extraer lecciones significativas.
1. Una simple mirada a la historia de la escatología protestante de los últimos dos siglos
nos permite constatar que, a una aportación bastante pobre del siglo XIX, le siguió una
contribución excepcionalmente rica en el XX.
Sea cual fuere la valoración que se haga de esta empresa teológica, su escaso interés por
el ámbito escatológico queda reflejado en aquella melancólica apostilla de uno de sus
mejores representantes, E. Troeltsch: "La oficina escatológica está casi siempre
cerrada". única excepción: la súbita llamarada surgida a finales de siglo - "uno de los
acontecimientos más importantes de la teología protestante reciente", al decir de
Moltmann-. Se trata del descubrimiento de la centralidad de la escatología en el mensaje
y en la vida de Jesús y del cristianismo primitivo (descubrimiento confirmado por el
escatologismo consecuente de J. weiss [?1914] y A. Schweitzer [?1965]), gracias a los
métodos histórico-críticos aplicados por la escuela liberal.
Se trata de una afirmación que hay que entender en el contexto, abiertamente anti-
antropológico, de un pensamiento, para el cual el único acceso a Dios es el que ha
abierto la revelación. Ahora bien, si todo depende de la acción trascendente de Dios -
dimensión de eternidad-, todo existe y se consuma (éschaton) gracias a la irrupción
"dialéctica" de la eternidad en el tiempo.
Está claro, pues, que para el pensamiento protestante de este siglo, el nervio del discurso
teológico lo constituye la escatología.
a) Digamos, de entrada, que la contribución católica del siglo XIX se reduce a bien poca
cosa: podemos hablar de una escatología marginal a tono con la filosofía de las
realidades últimas, apenas iluminada por algunos atisbos de renovación.
b) Ni siquiera consigue aliviarlo, al comienzo del siglo XX, el patético esfuerzo del
movimiento modernista, que trata de formular (especialmente con A. Loisy) las
demandas de un recentramiento de la escatología, sin lograr darle un sólido fundamento.
2) Por una reacción natural, se va definiendo una línea alternativa, que parte de la
apologética católica de M. Blondel (?1949), prosigue en Alemania con los ensayos de
R. Guardini (?1968), se consolida en Francia con la Nouvelle Théologie (J. Danielou, H.
de Lubac, G. Fessard, H. Bouillard), pasa por la difícil pero sugestiva propuesta
cosmoteológica de Teilhard de Chardin (?1955) y llega, finalmente, a una
sistematización adecuada con las obras de los dos más grandes teólogos católicos del
siglo XX: K. Rahner (?1984) y H. U. von Baltahasar (?1988).
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3. Dado que los nombres más representativos de la teología ortodoxa de los últimos
siglos pertenecen al siglo XX, nos referimos sólo a ellos. Una sola observación global
nos bastará: si bien muy diferentes los unos de los otros, ninguno de los autores de esta
confesión cristiana considera la escatología como un capítulo autónomo de la teología.
Todos ven en ella una dimensión que abarca la totalidad de la fe.
1. Quien mira de cerca la escena cultural del siglo XX, la ve polarizada en torno a dos
componentes de signo escatológico contrapuesto: el laicismo tecnocrático del Occidente
opulento, y el marxismo de los países del socialismo real y el de los partidos de la
oposición en el área capitalista. Los dos nacieron de la separación que se produjo en el
siglo anterior entre una línea de desarrollo formada en Francia y otra madurada en
Alemania.
mito burgués del progreso ilimitado en el papel de patrono oficial de la esperanza del
hombre moderno.
3. Esto significa que el material escatológico de la clepsid ra, filtrado en la parte inferior,
no va más allá de la densa concentración secular del marxismo y de los pocos elementos
residuales mantenidos por la fe en el progreso del laicismo.
Plenitud a nivel teológico, vacío a nivel cultural profano. ¿Cómo se explica esta
diferencia tan marcada? ¿Qué es lo que impide a la teología de nuestro siglo,
impregnada de escatología, contagiar a la cultura contemporánea su esperanza
trascendente?
A partir del siglo XVI, la antigua experiencia de la incomunicabilidad de las cosas, que
implicaba una mentalidad de tipo contemplativo, cedió el paso a una experiencia de
sentido contrario: el poder sobre las cosas, que engendró una mentalidad de tipo
operativo. El interés se desplazó de la consideración de Dios y de su acción salvífica a
la consideración del hombre y de sus realizaciones terrenas. Con dos efectos relevantes:
uno de orden existencial y otro de orden hermenéutico, que ha alcanzado su clímax con
la postmodernidad.
¿Qué se puede deducir de estas constataciones, sin duda amargas, pero al mismo tiempo
profundamente instructivas y estimulantes?
Como dice S. Pablo a los Corintios: "Si no hay resurrección de los muertos, tampoco
Cristo ha resucitado y (...) entonces nuestra predicación no tiene contenido ni vuestra fe
tampoco (...). Somos los más desgraciados de los hombres" (1 Co 15, 13-14.19).
Escatología y cristología constituyen una indisoluble unidad: si cae una de ellas, se
viene abajo también la otra. Quien quiere hablar de Cristo, no puede callar sobre el
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Entre los teólogos católicos de hoy, hay algunos que se mueven en esta misma órbita.
Apelando al sentido del misterio, ordenan su discurso sobre las realidades finales en
base a la declaración de que no sabemos casi nada de ellas. O se empeñan en leer los
éschata en clave existencial o sociopolítica.
No basta, por tanto, hablar en abstracto del éschaton, aceptando reducirlo a una especie
de receptáculo vacío, abierto a toda clase de contenidos. Es preciso que el anuncio del
éschaton sea la revelación de los éschata. Primero, porque la fe no es sólo confianza y
obediencia, sino también adhesión a un mensaje y afirmación de un saber, ya que la
teología dispone de una fuente específica, auténticamente significativa, que es la
revelación. Y después, porque, dado que la revelación se concentra y culmina en la
persona de Jesús, la escatología sólo podría ser indeterminada si lo fuese el NT y la
cristología. Lo cual evidentemente no es cierto.
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a) Para la casi totalidad de los fieles y para un buen número de agentes pastorales de
hoy la palabra escatología evoca automáticamente esta enumeración: muerte, juicio,
infierno y gloria, a la que se le añade, tal vez, el purgatorio. Y la eventual mención de la
resurrección de la carne, lleva inmediatamente a pensar en la recuperación del cuerpo al
final de los tiempos.
Ahora bien, el que estudie los símbolos de fe de los primeros cuatro siglos de vida de la
Iglesia no tardará en darse cuenta de que parecen provenir de otro planeta. Aquí no se
habla de la muerte, si no es a propósito de la muerte terrena de Jesús. La escatología
desciende directamente de la cristología, la cual, a su vez nos remite a la Trinidad. Los
éschata citados a continuación son: la resurrección de la carne y la vida eterna. Sobre la
estela del NT, la "buena noticia" de la escatología apunta a la resurrección de los
hombres, garantizada por la resurrección de Jesús. El anuncio portador del éschaton nos
habla de la participación de 'los hombres en la resurrección de Cristo. Y la totalidad de
los éschata se concentra en torno a esta verdad capital. Brevemente, aquí la escatología
se configura como cristología del cumplimiento antropológico. Y ya no hay razón
alguna para ir pidiendo limosna a la filosofía o a las ciencias humanas.
El segundo bloque contiene una sola afirmación, bastante menos inteligible que la otra,
porque formula una realidad colindante con el absurdo, si bien está clara y firmemente
testificada por la revelación. Es la afirmación concerniente al infierno eterno. En ella se
pone de manifiesto que la realización divina del éschaton pasa a través del
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El tercer bloque, finalmente, incluye tres datos que pueden ser considerados como
éschata reales pero secundarios. Se trata de la muerte física o biológica, del purgatorio y
del estado intermedio.
Los tres son realidades verdaderamente escatológicas por cuanto se sitúan parcialmente
(la muerte física) o completamente (los otros dos) sobre la vertiente del futuro absoluto,
aunque lo son sólo en sentido atenuado, ya que están destinados a desaparecer, ya sea en
el acto mismo (muerte física) o al final de la purificación (purgatorio) o al final del
tiempo (estado intermedio).
Obviamente, ella no renuncia a dar una auténtica información sobre el futuro absoluto
(los éschata). Pero lo hace hablando del después únicamente para iluminar y apoyar el
ahora.
Segundo. Para hablar debidamente de la escatología hay que mostrar lo que comporta,
respectivamente, el olvido o la viva conciencia de cada uno de sus contenidos.
-que el silencio sobre los temas del infierno y del purgatorio oculta a la inteligencia la
tragedia del pecado, debilita la conciencia de la responsabilidad personal, impidiendo
comprender la necesidad de una continua rectificación de lo que se es y de lo que se
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hace; en cambio, el recuerdo permanente de estos novísimos enseña a ser sincero con
uno mismo y compasivo con los otros;
4. La quinta y última indicación que hay que retener proviene del sector inferior de la
clepsidra, y se refiere a la contextualidad existencial de la escatología cristiana.
a) El saber humano no es sólo doctrina, sino también fruto de vida. Antes que la
filosofía y la teología existen los filósofos y los teólogos. Nada se comprende sin un
mínimo de precomprensión. Si el despliegue antropológico de la edad moderna ha
tomado un giro secularista, ha sido porque el contexto general de la época propiciaba
esta autosuficiencia humana. De ahí la necesidad de ofrecer al mensaje escatológico
cristiano un contexto vital que le permita ser entendido, aceptado, apreciado y vivido.
b) En otras palabras: es preciso que la buena nueva del futuro absoluto, aun antes de ser
difundida con la palabra, sea transmitida por y a través del contagio de vida. Es preciso
que siempre, en todas las partes y en todos los estados, haya santos y que sea aceptada
su función de testimonios escatológicos.
Conclusiones
-captar la correlación y subordinación que enlazan todos y cada uno de los temas
escatológicos a los datos acreditadores de la resurrección de la carne y de la vida eterna;
El camino que hoy propone el Espíritu del Resucitado a los creyentes, y sobre todo a los
teólogos, postula un estudio tenaz, iluminado y sostenido por la oración, y afincado en
la verdad del conocimiento por connaturalidad, es decir, en la sabiduría que proviene de
la santidad de vida.