Documento de Cátedra #1 (2019)
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Documento de Cátedra #1 (2019)
Documento de cátedra Nº 1
“ACERCA DE LA GRAMÁTICA Y LOS NIVELES DEL CONOCIMIENTO
GRAMATICAL”
1. Consideraciones generales Primera consigna: ¿cuáles son las tres asepciones de gramática?
Dentro de la linguistica ¿en qué niveles se subdivide?
Hablar de gramática implica, como primer paso, realizar una serie de precisiones
terminológicas debido a la polisemia y a las ambigüedades que emergen de sus múltiples usos,
campos de aplicación y modelos teóricos de referencia.
La definición de gramática como un conjunto organizado de saberes respecto del sistema
de la lengua1 es un “cerco semántico” consensuado dentro del campo de la lingüística. Por su
parte, cada teoría construye su andamiaje conceptual en función de los supuestos
epistemológicos particulares y sobre los cuales cimientan la totalidad de su edificio teórico,
metodológico y analítico.
En relación a la polisemia del término, podemos enumerar, entre otros (Gaspar y Otañi,
2004), los siguientes sentidos de la palabra «gramática»:
Un primer significado sirve para designar un libro, manual o tratado en el cual se realiza
una descripción del sistema- estructura de una lengua particular y se establecen las normas de
uso.
A modo de ejemplo citamos los siguientes enunciados donde podemos observar el uso del
término en el sentido mencionado:
Este Manual ha sido concebido como libro de texto para un curso universitario básico de
Gramática española […] Sus alcances son proporcionar una descripción del funcionamiento del
sistema gramatical del español con instrumentos de análisis rigurosos. […] Al ser pensado como
un instrumento pedagógico, consideramos que resultará de utilidad para la actualización de los
1
Un sistema es una totalidad en sí mismo que se define por las relaciones que podemos establecer entre las partes
que lo componen. La estructura es simplemente un principio de organización de tales partes, es decir, las formas. La
lengua es un complejo sistema de elementos, los cuales pueden definirse a partir de las relaciones que los vinculan
entre sí. Esas relaciones entre los elementos se establecen a través de reglas y principios que regulan su
funcionamiento. Desde los sonidos hasta las formas de expresión más complejas, la lengua es una disposición
sistemática de partes. Un hablante de una lengua determinada, a medida que aprende esa lengua, aprehende las
reglas y principios que regulan la organización de su estructura.
profesores de Lengua de los distintos niveles: a ellos va especialmente dedicada la sección La
enseñanza de la gramática (Di Tullio 1997: 7)
Este libro ha sido redactado con el fin primordial de poner en manos de los estudiantes un manual
útil que exponga coherentemente los conocimientos actuales sobre la lengua española y que
pueda servir de libro de consulta para los profesores de esta disciplina. Toda la obra está presidida
por el deseo didáctico de explicar con precisión el sistema de la lengua y sus aspectos más
sobresalientes. El carácter eminentemente descriptivo del libro nos ha llevado a elegir un
moderado estructuralismo como marco teórico […] En ningún caso se ha pretendido fijar normas
de uso; en muchos, se ha señalado el nivel de lengua en que tal construcción es usual, porque se
entiende como una de las tareas fundamentales de la enseñanza. De una manera general, se ha
pretendido describir principalmente el español estándar de la Península entre gentes de cultura
(Alcina Franch y Blecua 1994: 9-12)
En Una gramática para todos […] se describen, y sobre todo, se explican, en el lenguaje más
llano que hemos podido lograr, el comportamiento y las propiedades de las construcciones, de las
palabras y de las oraciones. […] es un libro de divulgación gramatical porque su propósito es
facilitar al público en general, y especialmente a los estudiantes, la consulta de las nociones
básicas de la gramática actual, sin limitarse a la sintaxis de la oración. En ese sentido, el libro se
articula sobre dos ejes: las clases de palabras y la sintaxis oracional […] En cuanto a las reglas
gramaticales, el libro no está destinado específicamente a la formulación de reglas o normas, pero
creemos que deben recordarse algunas, elementales, sobre todo en los casos en que las dudas son
frecuentes. Por eso, en algunos capítulos se incluyen algunas observaciones normativas muy
básicas, para indicar los usos más adecuados (M. Marín 2008: 7-8)
La lectura de estos fragmentos evidencia, además del afán descriptivo declarado y del
aspecto normativo deslizado o difuso, una clara intención pedagógica. Las orientaciones
didácticas están enunciadas en las presentaciones de estos manuales y esto revela el ideal
siempre presente entre los teóricos de la disciplina: que la enseñanza de la gramática se
materialice en las aulas y que los profesionales de la educación se perfeccionen en ese ámbito.
Una segunda acepción relaciona gramática con un subcampo de investigación dentro de la
lingüística. Al respecto, Ángela Di Tullio sostiene lo siguiente:
Los marcos teóricos La gramática es una construcción teórica diseñada para describir y explicar el funcionamiento del
son planos propios sistema lingüístico. Como tal, debe definir con precisión sus unidades de análisis, los criterios y la
del entendimiento metodología que va a emplear dentro de un marco conceptual coherente y explícito […] En un
sentido estrecho la gramática sólo estudia las unidades significativas y su combinatoria.
Comprende dos partes: la morfología y la sintaxis. La primera se ocupa de la estructura interna
de las palabras. Su unidad de análisis es el morfema, la unidad significativa mínima […] La
morfología detiene su análisis al llegar a la palabra. La sintaxis, a su vez, estudia la combinatoria
de las palabras en el marco de la oración, su unida máxima. Entre el morfema y la oración,
unidades mínima y máxima respectivamente, del análisis gramatical, se ubican la palabra, unidad
2
Segunda consigna. ¿Cuáles son las unidedes deanálisis de la
Morfología y sintaxis
segunda asepción?
Morfema, palabra, sintagma, oración
Dimensiones: morfológica
sintáctica
semántica
fonológica
compartida por ambas partes, y las unidades intermedias, los sintagmas [por ejemplo, el libro,
mesa de madera]. En un sentido amplio, incluye, además del componente morfosintáctico, otros
componentes: el fonológico, que concierne al sistema de sonidos de una lengua y que determina
la pronunciación de una determinada secuencia y el semántico, que incluye el significado de las
palabras y el de las construcciones de las que aquéllas forman parte (Di Tullio 1997: 16-19).
Hemos concebido a la gramática como un sistema de reglas capaz de generar todas las oraciones
de una lengua, dotándolas a la vez de una descripción estructural que especifique cuáles son los
elementos con los que se ha construido la oración y cuáles su orden, su disposición, las relaciones
que mantienen entre sí y cuantos otros datos gramaticales hagan falta para determinar el modo
como la oración se emplea y se entiende (1987:40)
es el sistema formado por los principios y leyes de una lengua. Esos principios y leyes forman el
entramado básico gracias al cual los hablantes pueden producir sus propios enunciados de una
manera que no sea caótica, para que puedan ser comprendidos por otras personas. Sin ciertas
reglas sistemáticas que tienen todos los lenguajes, el modo de hablar y de escribir sería tan
individual que no nos entenderíamos los unos a los otros (2008:9)
Por su parte, este sistema de reglas constitutivo de todas las lenguas que hace posible la
comunicación humana ha sido analizado y explicado por modelos teóricos particulares,
construidos desde perspectivas científicas específicas y en momentos históricos determinados.
Dentro de este recorte terminológico se habla de gramáticas y no de gramática, puesto que
desde las distintas teorías científicas se intenta dar cuenta de la gramática como sistema
estructurado de unidades y reglas de combinatoria (Gaspar y Otañi 2004: 77-78).
Al respecto, Ángel López García (2000) sostiene que la gramática española de este siglo
está marcada por la irrupción de planteamientos teóricos de diversas escuelas lingüísticas con sus
distintos modelos científicos y propone las siguientes líneas de investigación: gramática
normativa, gramática descriptiva, gramática funcional, gramática generativa, gramática
cognitiva y gramática pragmática, cada una con su propio recorte o aspecto del lenguaje a
3
estudiar y la elección, derivada del eje rector, de unidades de análisis, metodología y andamiaje
teórico particulares.
Otro campo de exploración relativo a los ámbitos de aplicación es el de la de gramática
pedagógica, es decir, la adaptación de algún modelo científico a la enseñanza, previo proceso de
transposición didáctica. Se trata de una instancia previa necesaria porque la escuela no es el
espacio adecuado para la aplicación fiel de determinada teoría gramatical puesto que el objetivo
de la enseñanza no es que el alumno sea un lingüista adscripto a determinada corriente sino un
usuario competente del lenguaje que pueda desenvolverse con autonomía dentro de la cultura
escrita. El circuito escolar debería funcionar como el ámbito idóneo para el desarrollo de las
praxis de lectura y escritura en los alumnos y de la revisión crítica y selectiva de las distintas
perspectivas de análisis sobre el sistema de la lengua en relación a los procesos de lecto-
escritura por parte de los docentes.
Según Sonsoles Fernández, una gramática pedagógica requiere “una descripción global,
coherente y económica de los hechos lingüísticos” y agrega que es interesante “practicar un sano
eclecticismo sin incoherencias, tomando de las diferentes teorías los enmarques, conceptos y
métodos que más se adaptan a cada nivel de análisis y al proceso gramatical escolar” (1987:
78)2. Claro está que para que este proceso de revisión crítica sea posible es condición
indispensable que el profesor de lengua posea, por un lado, una sólida formación respecto del
funcionamiento del sistema de la lengua y por otro, capacidad de transposición didáctica para
transmitir ese conocimiento a los alumnos de manera significativa3.
2
El único aspecto que no se debe descuidar en una práctica docente de tipo ecléctico es la terminología. Al
respecto, Álvarez Méndez sostiene que “Si bien el desconcierto terminológico es un problema de desacuerdo en el
uso de los términos, en el fondo, no es una mera cuestión de nombres, porque detrás de esto hay una serie de
interpretaciones de los hechos que dependen fundamentalmente del concepto que se tenga de la naturaleza de las
lenguas como sistemas de signos. Además, la situación se agrava cuando se la proyecta en el aula: primero, para el
profesor, en cuanto que la nomenclatura adoptada implica en parte, una definición personal o toma de postura ante
las corrientes lingüísticas, lo que supone un conocimiento previo de ellas, y en segundo lugar, para el alumno, que, a
fin de cuentas, no sabe a qué atenerse, dado que unas veces oye que un mismo fenómeno recibe denominaciones
distintas (raíz, lexema, morfema), o al contrario, un solo término (forma) designa fenómenos diferentes (Álvarez
Méndez 1987 : 66).
3
Fernández sostiene que “es tarea ineludible del profesor de lengua, aparte de conocer y conectar con sus alumnos,
poseer una información sólida sobre el funcionamiento de la lengua, comprender las diferentes teorías gramaticales
y sus distintos puntos de vista o campos de trabajo, estar en posesión de unos principios lingüísticos claros, fruto de
la lingüística contemporánea y poder plantear un análisis de la lengua sistemático, coherente, creativo y productivo
(1987:78).
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La fonología es el componente que se ocupa del estudio de los sonidos del lenguaje y su
unidad mínima de estudio es el fonema, es decir, la representación “mental” que los hablantes
tienen acerca de los sonidos de la lengua. Si pensamos en cómo pronuncian los argentinos la
palabra llave, observamos que el primer sonido no es pronunciado de la misma manera por un
mendocino, un porteño y un pampeano. Esta distinción no implica un cambio de significado, es
más, comprenderemos perfectamente el mensaje, puesto que sabemos que aunque suene
diferente, la palabra es la misma. Esto se debe a que existen al menos tres formas de pronunciar
el mismo fonema, o sea, para los tres sonidos, hay una misma representación mental pero
diferentes formas de expresar ese sonido.
No ocurre lo mismo si en lugar de llave decimos nave o lave, porque el primer sonido de
cada expresión provoca el cambio de significado de toda la cadena, lo que significa que estamos
en presencia de tres palabras distintas.
Un aspecto a destacar para el ámbito escolar es la explicación de que no hay una
correspondencia exacta entre la pronunciación de una lengua y la representación mental de esa
pronunciación y la escritura. Si bien las escrituras alfabéticas, como el caso del español,
responden al intento de que haya correspondencia unívoca entre grafemas (letras) y fonemas, en
realidad se manifiesta una distancia importante entre ambos sistemas. Por ejemplo, el fonema /s/
del español rioplatense se representa en la escritura por medio de tres grafemas diferentes: s, en
casa; c, en cinto y z en zapato; en resumen, existen tres grafemas para un solo fonema. Un caso
inverso ocurre con el grafema g del español, pues se usa en la escritura para representar dos
fonemas diferentes: la pronunciación de g en gorro es diferente de la pronunciación de g en
gitano4.
Entonces, los problemas de ortografía surgen porque no existe una relación biunívoca entre
grafemas y fonemas (Alisedo 1999).
La morfología es el subcampo de la gramática que aborda el estudio de la estructura interna
de las palabras, es decir, cómo están constituidas cada una de ellas, y las reglas que orientan la
combinación de esas partes en la formación de las palabras de una lengua. Esas partes se
denominan morfemas y constituyen las unidades mínimas significativas de una lengua.
Cuando pensamos en las partes que constituyen cualquier palabra, por ejemplo monedero,
podemos decir que está compuesta por la articulación de ocho fonemas /m, o, n, e, d, e, r, o/, por
la articulación de cuatro sílabas (mo-ne-de-ro) o bien por la articulación de dos morfemas
(moned- y -ero), cuyo significado es “recipiente que contiene el objeto moneda/dinero”. Esta
última articulación de elementos es la que interesa a la morfología.
Nuestra lengua se compone de palabras simples (piedra), complejas (pedradas) y
compuestas (picapedrero), las dos últimas son el resultado de procesos de combinación y de
unión de morfemas (como el caso de la derivación, flexión, afijación y composición).
La sintaxis es el subcampo que estudia las relaciones que adquieren las palabras entre sí
para formar construcciones. Las palabras se organizan de acuerdo con determinadas reglas que
establecen:
➢ El orden de las palabras en una oración, por ejemplo, en español, el orden es artículo +
sustantivo: la casa y no *casa la.
4
Los desajustes entre el alfabeto gráfico y el alfabeto fonológico –lo que se conoce habitualmente como «errores de
ortografía» surgen porque, en realidad, no existe una relación biunívoca entre grafemas y fonemas (Alisedo 1999).
5
La concordancia en el género y el número
➢ Las conexiones que existen entre esas palabras, por ejemplo entre la y gata existe una
conexión de concordancia en género (femenino) y número (singular), o bien entre sujeto
y predicado (concuerdan en número y persona).
➢ La selección que algunas palabras ejercen sobre otras: por ejemplo, el verbo dar exige
estar acompañado de dos construcciones: una que exprese qué se da y la otra que exprese
a quién se da. Por eso, la expresión *Juan dio es agramatical.
De lo anterior se deduce que, las palabras no se encuentran sueltas dentro de la oración,
sino que se organizan en torno de relaciones jerárquicas conformadas por núcleos; las palabras
que se vinculan con esos núcleos se denominan modificadores; y de este modo, conforman
construcciones.
La unidad básica de la sintaxis es la oración, concepto teórico entendido como la
representación ideal de los enunciados concretos que producen los hablantes, es decir, no
hablamos con oraciones sino con enunciados. El objetivo de la sintaxis es indagar en los modos
en que se relacionan y unen las palabras dentro de una oración.
El enunciado es el lenguaje pero no en el plano gramaticla, sino vertido dentro del mundo de la vida, del contexto histórico, el contexto
comunicacional y la relación de los interlocutores
3. Una gramática normativa
Tal como hemos explicitado anteriormente, en esta materia, Gramática I, estudiaremos la
lengua española teniendo en cuenta los planos o niveles de análisis fonológico, fonético,
morfológico y sintáctico. Esto nos permitirá presentar una síntesis de los estudios modernos
sobre la gramática de nuestra lengua y describir las principales variedades fónicas, morfológicas
y sintácticas del español, con especial referencia a la variedad rioplatense y pampeana.
No obstante esto, nuestro propósito es también examinar las cuestiones normativas,
“haciendo compatibles las referencias necesarias a los registros lingüísticos, las variantes
dialectales y las normas locales con la descripción de la lengua culta común del español
general”5 porque, precisamente, el aspecto normativo es una de las temáticas que ustedes, como
futuros docentes de Lengua, trabajarán en los establecimientos secundarios.
Como sabemos, la gramática suele asociarse casi de manera exclusiva a uno de sus
aspectos más difundidos, el normativo, pero que no es necesariamente, el más relevante. Por otra
parte, tiende a confundirse con las pautas sociales, históricas y culturales que regulan, dentro de
una comunidad determinada, lo que organismos institucionales específicos (academias) fijan
como “el buen decir”. Este buen decir suele atender más a la norma académica que al uso
concreto que hacen los hablantes de su lengua. Sin embargo, no debe entenderse que la
normativa no es parte de la gramática. Es una parte menor que ha obtenido una difusión mayor
en función de su inscripción en la institución educativa.
Consideramos que una gramática debe contemplar el aspecto normativo porque explicará
las diferencias entre las formas de pronunciar y de escribir las palabras; y dirá cuál es el
funcionamiento de las diversas partes de la oración según la norma correcta de cada idioma; es
decir, dictaminará qué palabras son compatibles entre sí y qué oraciones estarán bien formadas,
de manera tal que cualquier hablante, a través del conocimiento de las reglas gramaticales,
perciba si emplea correcta o incorrectamente esa lengua para lograr, de este modo, una
comunicación eficaz. Pero, como hemos mencionado, no debe quedar restringida a normativas
5
La cita corresponde a los objetivos enunciados en la presentación de la Nueva gramática publicada recientemente
por la Real Academia Española (2009).
6
sino que su estudio debe procurar comprender el funcionamiento de las reglas internas que
gobiernan la lengua y permiten la creatividad de los hablantes.
4. Bibliografía citada
Alcina Franch, Juan y José Manuel Blecua. Gramática española. Barcelona, Ariel, 1994.
Alisedo, Graciela. “Didáctica de la ortografía. El lugar de la ortografía en el marco de las
ciencias del lenguaje”. González, Silvia y Liliana Ize de Marenco (comp.). Escuchar,
hablar, leer y escribir en la EGB. Buenos Aires-Barcelona-México, Paidós, 1999, pp. 251-
280.
Alvarez Méndez, Juan Manuel. Didáctica de la lengua materna. Un enfoque desde la
lingüística. Madrid, Akal, 1987.
Blecua, José. Qué es hablar. Barcelona, Salvat (Temas clave, 98), 1982.
Di Tullio, Ángela. Manual de gramática del español. Desarrollos teóricos. Ejercicios.
Soluciones. Argentina, Edicial, 1997.
Fernández, Sonsoles. Didáctica de la gramática. Teorías lingüísticas Sistema de la lengua.
Madrid, Narcea, 1987.
Gaspar, María del Pilar y Laiza otañi. “La gramática”. Alvarado, M. Coord. Problemas de la
enseñanza de la lengua y la literatura. Argentina, Editorial Universidad Nacional de
Quilmes, 2004, pp.71-100.
Gaiser, Mª Cecilia. “Apuntes sobre teorías lingüísticas, sus postulados gramaticales y su impacto
en la enseñanza”. Didáctica. Lengua y Literatura, vol. 23, sept. 2011, pp. 87-114.
Hernanz, Ma. Luïsa y José Ma. Brucart. La sintaxis. 1. Principios teóricos. La oración simple.
Barcelona, Crítica, 1987.
López García, Ángel. “Teoría gramatical”. Alvar, M. Ed. Introducción a la lingüística española.
Barcelona, Ariel, 2000, pp. 7-22.
Marín, Francisco M. et al. Gramática española. Madrid, Síntesis, 1998.
Marín, Francisco M. Curso de gramática española. Madrid, Cincel, 1980.
Marín, Marta. Una gramática para todos. Buenos Aires, Voz Activa, 2008.
Real Academia Española. Gramática descriptiva de la lengua española, dirigida por Ignacio
Bosque y Violeta Demonte. Madrid, Espasa Calpe, 1999.