12 08 08 Historiaantioquia

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IGLESIA CATÓLICA ECUMÉNICA RENOVADA

COMUNIÓN “SANTA MARÍA DEL NUEVO ÉXODO”

BREVE INTRODUCCIÓN A
LA HISTORIA,
FE Y DOCTRINA
Y ORGANIZACIÓN DE LA
IGLESIA SIRO-ORTODOXA
PATRIARCADO DE
ANTIOQUÍA

La Torre. Carretera Panamericana, Kil. 27.5. Apartado 031–San Lucas Sacatepéquez,


03008. Sacatepéquez, GUATEMALA, C. A. Tel/Fax (502) 78303512
E–mail: [email protected]
www.icergua.org.
ÍNDICE
PÁGINA

INTRODUCCIÓN
Por Mons. Eduardo Aguirre Oestmann, Obispo ICERGUA 03
CATÓLICO: 03
ORTODOXO: 03
UTILIZACIÓN DE ESTOS TÉRMINOS DENTRO DEL CRISTIANISMO 03

BREVE HISTORIA DE LA IGLESIA ORTODOXA SIRO-ANTIOQUENA


Por Mor Clemis Eugene Kaplan, Delegado Patriarcal Siro-Ortodoxo 05
ORÍGENES 05
DESARROLLO 07

CISMAS, FE Y ORGANIZACIÓN EN LA IGLESIA DE ANTIOQUÍA


Por Su Santidad Ignacio Zakka I, Patriarca de Antioquía 10
CISMAS 10
FE Y DOCTRINA 12
ORGANIZACIÓN DEL CULTO 13
JERARQUÍA DE LA IGLESIA 14

REFERENCIAS: 15

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INTRODUCCIÓN
Mons. Eduardo Aguirre Oestmann, Obispo Primado de ICERGUA
Es importante que antes de adentrarnos en el conocimiento de la historia de la
Iglesia Católica Apostólica Siro-Ortodoxa de Antioquía, tengamos una idea clara
del significado preciso y de las implicaciones de los términos “católico” y “ortodoxo”.
Ambos términos son adjetivos, es decir, indican cualidades, características o mo-
dos de ser que deben identificar a la Iglesia que Cristo fundó.
CATÓLICO:
Es una palabra de origen griego, compuesta de dos partes:
-“Kata”, que entre sus múltiples significados indica “totalidad” o, más precisamente
“lo que abarca desde la parte superior hasta la parte inferior” de algo.
Y
-“Holikos”, que es usada a partir de Aristóteles para indicar “todo el conjunto” o “lo
completo” o “lo integral”.
Por lo mismo, la palabra católico designa a lo que abarca “la totalidad completa”.
Cuando el término “católico” se aplica al ámbito de la fe o de la Iglesia, se refiere,
por tanto, a la Iglesia o a la Fe que acepta la totalidad de la Revelación, es decir, lo
que vale para todos. En este caso, la “totalidad completa”, implica la aceptación
íntegra de las enseñanzas de la Sagrada Escritura, de la Tradición Apostólica y de
la Vida Eclesial, en sus formas originarias.

ORTODOXO:
Es un término de origen griego, también compuesto de dos palabras:
-“Ortho”, que significa “correcto” o “directo”.
Y
-“Doxa”, que en la filosofía griega indicaba “opinión común o popular” y se distin-
guía de lo que era racional. En este sentido, se tomó en el ámbito religioso para
indicar la “doctrina” o el conjunto de “enseñanzas y dogmas”. Sin embargo, ade-
más de este significado, entre los siglos III y I antes de Cristo, cuando los Setenta
tradujeron la Biblia al griego, utilizaron esta palabra para traducir la palabra hebrea
“kavod”, que significa “gloria”. Fue con este sentido que fue utilizada en la iglesia
primitiva y en los escritos del Nuevo Testamento en forma muy amplia. Así, la pa-
labra “doxa” pasó a significar en el Nuevo Testamento y en la Iglesia Primitiva, es-
pecíficamente, lo referente a la Liturgia o sea, al culto y a la alabanza que se tributa
al Señor, como también la forma de comportamiento y la manera de actuar y de
organizarse.
Por lo mismo el término Ortodoxo, en el sentido cristiano debe entenderse como el
que profesa la doctrina, celebra la liturgia y vive y organiza la Iglesia, en la forma
“correcta” , “directa”, es decir, como consta que se vivió en los primeros tiempos.

LA UTILIZACIÓN DE ESTOS TÉRMINOS DENTRO DEL CRISTIANISMO


El término “católico”, lo utilizó San Ignacio de Antioquía a finales del siglo I. Lo
usa, aplicándolo a la Iglesia, como un término ya empleado para entonces, y lo
utiliza también para indicar su ministerio episcopal, al convertirse en obispo para la

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totalidad de la Iglesia de Antioquía, es decir, tanto para los cristianos venidos del
judaísmo, como para los cristianos convertidos del paganismo, pues, hasta enton-
ces, había un obispo para cada una de las comunidades.
El término “ortodoxo” se lo comenzaron a aplicar en el siglo VI los cristianos cató-
licos de los Patriarcados originales de Antioquía y Alejandría, para distinguirse de
los Patriarcados de Roma y Constantinopla. Pues Roma y Constantinopla, a partir
del Concilio de Calcedonia, cambiaron la manera de expresar la fe en Jesucristo,
como se había profesado prácticamente, desde los tiempos apostólicos, hasta en-
tonces. En los siglos sucesivos, estos patriarcados cambiaron otras cosas e intro-
dujeron nuevas interpretaciones y costumbres, alejándose más de la “Ortodoxia” y,
con el apoyo del emperador romano de Bizancio, se comenzó a perseguir agresi-
vamente a los obispos, presbíteros y fieles de los Patriarcados originales de Antio-
quía y Alejandría y, falsamente, se les acusó de herejía. Finalmente en el siglo XI,
Roma y Constantinopla tuvieron problemas entre ellos y se separaron. A partir de
entonces, el Patriarcado de Constantinopla, junto a los otros patriarcados que el
emperador Romano de Bizancio había creado para tratar de anular a los antiguos
patriarcados de Antioquía y Alejandría, comenzaron a llamarse “Ortodoxos”, para
indicar que mantenían la fe que se había profesado hasta entonces, mientras que
el patriarcado de Roma comenzó a ser llamado “Católico”, para distinguirse de
ellos.
Si hacemos un análisis crítico de las fuentes históricas, podemos llegar a concluir
que los únicos que mantuvieron la fe, el culto y el sistema de organización en for-
ma íntegra y total, como se había desarrollado desde el tiempo de los apóstoles
hasta el año 450, fueron los Patriarcados originales de Antioquía y de Alejandría,
así como al Catolicado de Armenia. De aquí resulta que los únicos que han con-
servado íntegramente la fe y la Tradición Apostólica y, por lo mismo mantienen
plenamente la catolicidad, la apostolicidad y la ortodoxia, son las Iglesias Siro-
Ortodoxa de Antioquía, Copto-Ortodoxa de Alejandría y la Apostólica de Armenia.
El Patriarcado de Constantinopla y las otras Iglesias que están en comunión con
éste, son Ortodoxos únicamente respecto a la Iglesia de Roma, pero no respecto a
la fe de los orígenes. Por lo mismo, aun respetándoles y sin criticarles, es más
adecuado llamarles como Iglesias “Bizantinas”.
La Iglesia de Roma y las demás Iglesias que están en comunión con ella, son Ca-
tólicas, específicamente, respecto la las Iglesias Bizantinas, pero tampoco lo son
plenamente respecto a la fe y a la organización de los primeros siglos. Por eso, con
igual respeto y sin hacer ninguna crítica, es más preciso llamarle “Iglesia Romana”.
Dado que nuestra misión como Católicos Renovados, es redescubrir, asumir e
implementar en su plenitud la Iglesia una, santa católica y apostólica que Cristo
fundó al enviar el Espíritu Santo el día de Pentecostés; como los apóstoles la pre-
dicaron y organizaron; como los Padres de la Iglesia la desarrollaron y, como se
vivió en los primeros siglos del Cristianismo, nuestra tendencia es pues, a entablar
diálogos que nos lleven a la comunión íntegra y orgánica con quienes han mante-
nido plenamente la catolicidad, la apostolicidad y la ortodoxia.

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BREVE HISTORIA DE LA IGLESIA ORTODOXA SIRO-ANTIOQUENA
Mor Clemis Eugene Kaplan, Arzobispo Siro-antioqueno

ORÍGENES
La fundación de la Iglesia Siro-ortodoxa de Antioquía, se remonta a los albores
mismos del cristianismo. Es la primera Iglesia establecida en la cristiandad que
reunió a judíos y gentiles convertidos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, y
es la segunda iglesia después de la de Jerusalén.
Según la historia eclesiástica y la tradición, el apóstol San Pedro estableció el
obispado de Antioquía y se convirtió en su primer obispo. Después del martirio de
San Pedro en Roma, fue sucedido por San Evodio, como obispo para los judíos
convertidos y por San Ignacio el Iluminador, para los gentiles convertidos, respecti-
vamente. Luego, San Pedro tiene entre sus sucesores en Antioquía, una lista de
grandes Patriarcas, la mayoría de los cuales asombraron al mundo con su santi-
dad, sus escritos maravillosos y otros logros en muchos campos.
Cuando los cristianos salen de Jerusalén, la sede de Antioquía, se convierte en la
primera Iglesia, la más antigua, y la más famosa de la cristiandad. Es el fundamen-
to del cristianismo de Oriente y la madre de las Iglesias gentiles, así como la sede
del cristianismo en Asia.
Es en Antioquía en donde se origina la palabra “cristiano". “Los discípulos fueron
llamados cristianos por primera vez en Antioquía" nos dice el Nuevo Testamento
(Hechos 11:26).
A mediados del siglo quinto, al obispo de Antioquía, y a sus homólogos de Alejan-
dría, Bizancio y Roma, se les comienza a llamar patriarcas. El patriarca siro-
ortodoxo de Antioquía era designado con su propio nombre. Sin embargo, desde el
1293 los patriarcas de Antioquía adoptaron el nombre de “Ignacio”, en honor a San
Ignacio Iluminador. La sede de Antioquía continúa floreciendo hasta nuestros días,
con Su Santidad el Patriarca Ignacio Zakka I, quien es el 121 sucesor legítimo del
Apóstol Pedro.
Quisiera hacer especial mención de San Ignacio de Antioquía, uno de los padres
de la Iglesia de Antioquía, y tercer obispo de esta sede.
A él se atribuye la instauración del canto antifonal (a dos coros). Durante el tiempo
de persecución fue una fuente de fortaleza para el rebaño, y compartió el ardiente
deseo de sufrir por Cristo.
Varias de sus cartas han sobrevivido hasta nuestros días. Se le considera como
Padre Apostólico (los primeros Padres de la Iglesia, cuyas enseñanzas tienen má-
xima autoridad).
El obispo mártir de Antioquía constituye, a través de sus cartas, el enlace más im-
portante entre los Apóstoles y los Padres de la Iglesia primitiva.
Entre las enseñanzas más importantes que se encuentran en sus cartas, están las
siguientes:
- La Iglesia fue establecida divinamente como una comunidad visible, cuyo fin es la
salvación de las almas, y quienes se separan de ella se aíslan de Dios (Philad., C
III.);

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- El ministerio ordenado de la Iglesia fue instituido por Cristo (introd. a Philad; Efes,
c vi...);
- El triple carácter del ministerio ordenado. (Magn., c vi.);
- El orden del episcopado es superior, por voluntad divina al de presbíteros.
(Magn., c VI, c XIII;.... Smyrn, c.viii; Trall, inciso c, iii);
- La unidad de la Iglesia (Trall., c vi; Philad, inciso c, iii; Magn, c XIII....);
- La santidad de la Iglesia (Smyrn., Efes, Magn, Trall, y Romanos....);
- La catolicidad (universalidad) de la Iglesia (Smyrn., c viii.);
- La infalibilidad de la Iglesia (Philad., inciso c, iii; Efes, cc xvi, xvii..);
- La doctrina de la Eucaristía (Smyrn., VIII c.), Palabra que encontramos por prime-
ra vez aplicada al Santísimo Sacramento.
- La palabra “católico” viene de katholikos. Ignacio la utiliza en la Carta a los cris-
tianos de Esmirna, como si se tratara de una palabra que ya está en uso para des-
cribir a la Iglesia. Esto ha llevado a muchos estudiosos a concluir que la denomina-
ción "Iglesia Católica", con una connotación eclesial puede haber estado ya en uso
en Antioquía en el último cuarto del siglo primero. Especialmente después de que
San Ignacio lograra reunir a todos los cristianos, tanto de origen judío como gentil,
en una sola Iglesia.
- La Encarnación. (Efesios, c xviii.);
- La virtud sobrenatural de la virginidad, ya muy estimada entonces y siendo ya
objeto de un voto. (Polyc., c v.);
- El carácter religioso del matrimonio. (Polyc., c v.);
- El valor de la oración hecha por la comunidad. (Efesios, c xiii.);
- Él, por otra parte, denuncia como herejía el principio de la libre interpretación en
cuestiones de religión y de la Sagrada Escritura, el cual luego será equivocada-
mente tomado por el protestantismo (Philad. C III). Especialmente combate el do-
cetismo.
- San Ignacio, por otra parte, defiende que no es necesario observar la ley judía
para la salvación y rechaza la herejía docetista de que la encarnación, pasión,
muerte y resurrección de Jesús eran solamente aparentes.
A partir del año 518, debido a una historia llena de turbulencias, la sede del patriar-
cado se ha visto obligada a ser trasladada de Antioquía, a varios lugares en el Cer-
cano Oriente hasta que se estableció en el monasterio de Dayro d-Mor Hananya
(también conocido como Kurkmo Dayro, Deir az-Za Faran - siríaco y árabe-, o Mo-
nasterio del Azafrán en castellano) ubicado en Mardin, Turquía, durante el siglo
XIII. Después de otro período de violencia atroz durante y después de la Primera
Guerra Mundial, que costó la vida de un cuarto de millón de fieles siro-ortodoxos, el
patriarca se trasladó a Homs, Siria, en 1933, y más tarde a Damasco, la capital de
Siria en 1959.
La Iglesia ortodoxa siria es única por muchas razones.
En primer lugar, presenta una forma de cristianismo, cuya identidad es semita, con
una cultura cercana a la que Cristo mismo vivió.
En segundo lugar, emplea en su liturgia el idioma siríaco, un dialecto arameo simi-
lar al arameo hablado por Cristo y los Apóstoles.

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En tercer lugar, la liturgia es una de las más antiguas, y se ha transmitido de gene-
ración en generación.
En cuarto lugar, y es lo más importante, demuestra la unidad del cuerpo de Cristo
por el carácter multiétnico de sus fieles: Si se ve una comunidad local de la Iglesia
siríaco-ortodoxa de Europa o de América se puede notar, por ejemplo, la mezcla
de culturas del Cercano Oriente y de la India, en la decoración y en los ornamentos
litúrgicos. Los fieles siro-ortodoxos actualmente viven principalmente en países del
Oriente Medio y en el Estado de la India de Kerala, aunque hay muchas comunida-
des dispersas en la diáspora.
La Iglesia ortodoxa siríaca ha sido miembro del Consejo Mundial de Iglesias desde
1960, y es uno de los miembros fundadores del Consejo de Iglesias del Medio
Oriente. La Iglesia participa en el diálogo ecuménico y teológico con otras Igle-
sias. Como resultado de estos diálogos, la Iglesia ha emitido dos declaraciones
conjuntas con la Iglesia Católica Romana y otra con las iglesias ortodoxas orienta-
les.
En siríaco, el nombre propio de la Iglesia es 'ito suryoyto Orthoduksoyto d-
Antiokhiya'. En el pasado, el nombre de la Iglesia se traducía como "Iglesia ortodo-
xa siria de Antioquía". El Santo Sínodo de la Iglesia, en su sesión del 28 de marzo
al 3 de abril de 2000, aprobó que se le denomine como "Iglesia Ortodoxa Siríaca
de Antioquía".
DESARROLLO
El Cristianismo siríaco no se centra sólo en Antioquía, la tercera capital romana de
Siria. De hecho, el cristianismo siríaco se puede encontrar también más al Oriente,
en Mesopotamia. Como nos dice la tradición local, el cristianismo fue recibido en
Edesa durante la época de los Apóstoles. Esto es referido en una serie de docu-
mentos, entre ellos, la Historia Eclesiástica de Eusebio. Él cita el texto de una carta
entre el rey de la ciudad, Ukomo Abgar, y nada menos que el mismo Jesús: "Abgar
Ukomo, el toparca, a Jesús el buen Salvador, que ha aparecido en el distrito de
Jerusalén, saludos. He oído acerca de ti y de las curaciones que haces, sin medi-
cinas ni hierbas... Y cuando me enteré de todas estas cosas respecto a ti, me he
convencido de que, o eres Dios y has descendido del cielo, o eres el Hijo de Dios,
para poder hacer estas cosas. Por esta razón me dirijo a ti para suplicarte que
vengas pronto, para sanar el sufrimiento que tengo ... "
La respuesta de Jesús al rey Abgar, según la misma tradición, fue llevada por un
tal Ananías y decía: "Bienaventurados los que creen en mí, sin haberme visto
... Ahora con respecto a lo que me pides, primero debo terminar aquí, aquello para
lo cual fui enviado, y después de ello, debo regresar al que me envió; pero cuando
regrese, te enviaré a uno de mis discípulos para que sane tus dolencias y te dé la
vida a ti y a los que están contigo. "
La historia continúa describiendo cómo uno de los setenta discípulos, llamado
Adai, fue enviado al rey Abgar para sanar su enfermedad.
Fuentes literarias históricas nos relatan que en la segunda mitad del siglo II había
ya una iglesia establecida en Edesa, aunque probablemente la mayoría de los ha-
bitantes permanecieran paganos. La Crónica de Edesa nos dice que en el año 201,

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una desastrosa inundación destruyó la iglesia de los cristianos en la ciudad. Sin
embargo, bastó alrededor de un siglo, para que la mayoría de la ciudad aceptara la
fe cristiana. Edesa, es la cuna del arameo siríaco, y tiene la gloria de haber sido el
primer reino que aceptó oficialmente la nueva fe.
El Cristianismo siríaco ha tenido también una larga historia en la India. Según la
tradición, el cristianismo en la India fue establecida por Santo Tomás, que llegó a
Malankar (Kerala) desde Edesa, en el año 52. Los estrechos vínculos entre la Igle-
sia Malankar y el Cercano Oriente se remontan a, por lo menos, el siglo IV, cuando
un tal José de Edesa viajó a la India, en donde ya encontró cristianos. La Iglesia
Malankar hoy en día hace parte de la Iglesia Siro-ortodoxa y reconoce al Patriarca
de Antioquía como su jefe espiritual supremo. El jefe local de la Iglesia Malankar es
el Catholicos de Oriente, el cual es consagrado por el Patriarca de Antioquía.
El cristianismo siríaco, se extendió rápidamente por el Oriente. La Biblia fue tradu-
cida al siríaco para servir como fuente principal de enseñanza, ya en el siglo II. De
hecho, lo estudiosos modernos, reconocen aun actualmente, la antigüedad de las
versiones bíblicas en siríaco. El Dr. Arthur Vööbus escribe: "Si buscamos la traduc-
ción más antigua del original griego [del Nuevo Testamento], tenemos que referir-
nos al idioma siríaco" (Estudios sobre la historia del texto del Evangelio en siriaco,
p. 1). Los Padres de la Iglesia siríaca hicieron al menos seis traducciones y revisio-
nes del Nuevo Testamento, y al menos dos del Antiguo Testamento. Su erudición
en este campo no tiene parangón en la historia de la Iglesia.
La Iglesia de Antioquía siguió prosperando bajo el Imperio Bizantino hasta el siglo
V, cuando la controversias cristológicas dividieron a la Iglesia. Después del Conci-
lio de Calcedonia, en el 451, se dividió la única Iglesia: La Iglesia griega de Bizan-
cio y la Iglesia latina de Roma aceptaron el Concilio de Calcedonia, mientras que
las Iglesias de Siria y la Copta (y más tarde también la de Armenia) rechazaron el
Concilio. El primer grupo profesaba que Cristo tiene dos naturalezas, una divina y
otra humana, mientras que éste último sostuvo la doctrina de que Cristo tiene una
naturaleza encarnada plenamente humana y plenamente divina, proveniente de
dos naturalezas. Vale la pena señalar que los documentos preparatorios del Conci-
lio de Calcedonia estaban de acuerdo con la posición de las Iglesias Siríaca y Cop-
ta. En la resolución final, sin embargo, se impuso la doctrina de las Iglesias de Oc-
cidente, la cual no correspondía con la fe que se había profesado hasta enton-
ces. Este cisma tuvo tristes consecuencias para la Iglesia siríaca durante los siglos
venideros.
El emperador apoyó la doctrina occidental y la Iglesia Siria fue víctima de grandes
persecuciones. Muchos obispos fueron enviados al exilio, en particular el Patriarca
Severo, a quien más tarde se le llamó "Corona de los sirios". San Severo murió en
el exilio en el año 538. En el año 544, la Iglesia siria se encontraba en una situa-
ción dramática y sólo contaba con tres obispos. Fue entonces que Jacobo Bara-
deus surgió y trabajó en la revitalización de la Iglesia. Mor Jacobo viajó a Constan-
tinopla para entrevistarse con la emperatriz Teodora, hija de un sacerdote ortodoxo
sirio de Mabbug, según refieren las fuentes sirio-ortodoxas. Ella era esposa del
emperador Justiniano. Teodora ejerció su influencia para que Jacobo fuera consa-
grado como obispo en 544. Más tarde, éste viajó por todas partes para reactivar la
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Iglesia. Logró que fueran consagrados 27 obispos y cientos de presbíteros y diáco-
nos. Por ello, la Iglesia siríaca ortodoxa reconoce a Jacobo como santo y su fiesta
se celebra el 30 de julio de cada año, recordando el día de su muerte acaecida en
el 578. Unos siglos más tarde, los adversarios de la Iglesia ortodoxa siríaca la lla-
marían “Iglesia Jacobita”, por esta razón. La Iglesia siríaca ortodoxa, sin embargo,
rechaza esta etiqueta despectiva, pues no tiene ningún fundamento.
Aparte de la influencia eclesial, los clérigos sirios han contribuido a la civilización
mundial. Ya en el siglo IV, se crearon academias y escuelas en los monasterios de
toda Siria y Mesopotamia. Monjes y Estudiosos se ocupaban en el estudio de las
ciencias cultivadas por los griegos, haciendo comentarios y aportando contribucio-
nes. No es de extrañar que cuando los árabes conquistaron el Cercano Oriente, a
finales del siglo VII, al querer adquirir los conocimientos de la cultura griega, se
dirigieran a los eruditos y a los clérigos sirios. Los califas árabes encargaron a los
sirios la traducción de los escritos científicos del griego al árabe. En su película
“Los cristianos olvidados”, Christopher Wenner describe el impacto que tuvieron los
eruditos y los clérigos sirios, al describir la escuela del Monasterio de Deir az-
Za'faran: "Fue a través de los monjes –dice- que los árabes recibieron la cultura
griega, y fueron los árabes, evidentemente, los que la llevaron de nuevo a Euro-
pa. Si no hubiera sido por los monjes sirios, Europa no habría tenido un renaci-
miento. "
La Iglesia siro-ortodoxa sobrevivió bajo el dominio de muchos imperios en los si-
glos siguientes. Vivieron bajo los árabes, los mongoles, los cruzados, los mamelu-
cos y los otomanos. Ni la intimidación ni la opresión pudieron acabar con los fieles,
sin embargo la Iglesia quedó reducida a una fracción de lo que había sido anti-
guamente.
A principios del siglo XX, el cristianismo siro-ortodoxo se había visto confinado so-
bre todo a zonas rurales montañosas, como Turabdin, y a varios pueblos del Impe-
rio Otomano. Sin embargo, lo peor de las persecuciones estaba aún por ve-
nir. Durante la Primera Guerra Mundial, las masacres y la limpieza étnica de la que
fueron víctima los cristianos siro-ortodoxos a manos de los turcos otomanos y de
sus vecinos kurdos, fue indescriptible. El año 1915 se conoce en siríaco como sa-
yfo, es decir, "el año de la espada". Se estima que un cuarto de millón fue masa-
crado; los pueblos cristianos se vaciaron, y los monasterios e iglesias fueron des-
truidos. Esto dio lugar a lo que los sirios emprendieran un éxodo colectivo, a otros
países de reciente creación como Siria, Líbano, Irak y Palestina. Algunos abando-
naron el Medio Oriente y formaron nuevas comunidades en América y Europa.
Como resultado de esta inmigración, la Iglesia Siríaca Ortodoxa tiene actualmente
fieles no sólo en Medio Oriente y la India, sino también en Europa, América y Aus-
tralia.

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CISMAS, FE Y ORGANIZACIÓN EN LA IGLESIA DE ANTIOQUÍA
Fuente: Un vistazo a Iglesia Ortodoxa Siria,
por Su Santidad Ignacio Zakka I, Patriarca de Antioquía

CISMAS
La Iglesia de Antioquía (Iglesia siríaca) ha sufrido a lo largo de su historia mu-
chos incidentes dolorosos que, en diferentes momentos, han provocado divi-
siones en su rebaño. Estos incidentes, algunos de los cuales abordaremos bre-
vemente, han debilitado a la Iglesia de diversas maneras.
En el año 431, el Concilio de Éfeso condenó las enseñanzas de Nestorio, pa-
triarca de Constantinopla, que afirmaba que había dos personas y dos natura-
lezas en Cristo. Yuhanna, Patriarca de Antioquía le había apoyado. Éste fue
sucedido por su sobrino Domnos, quien, por desgracia, aceptó la misma here-
jía. Éste fue depuesto en el año 449 por el segundo concilio de Éfeso y fue
remplazado por Máximo. Las enseñanzas de Nestorio fueron aceptadas por
algunos sirios que vivían en el Imperio Persa, en algunas partes de Siria, de
Palestina y de Chipre. Éstos rompieron con la sede de Antioquía en el
498. Eligieron a alguien que les presidiera, al cual llamaron Katholicos. El pri-
mer katholicos fue Bavai con sede en Selucia, ubicada cerca de Madaen, en
Irak. La sede fue posteriormente trasladada a Bagdad en el año 762. A princi-
pios del siglo XV la sede se trasladó a Al-Kosh y en 1561 a Erumia, también en
Irak.
Como resultado del Concilio de Calcedonia en el año 451, las cuatro grandes
sedes se dividieron en dos grupos y reinó la confusión en la Iglesia, debilitando
su disciplina. Se llevaron a cabo intromisiones ilícitas en varios obispados y
aprovechándose de la confusión que reinaba.
En 512 Severo fue entronizado como Patriarca de Antioquía, sucediendo a Fili-
piano. Severo dirigió la Santa Sede con sabiduría hasta 518 cuando fue envia-
do al exilio. Pues al morir el emperador ortodoxo Anastas, fue sucedido por
Justino I que era partidario del Concilio de Calcedonia. Éste envió al exilio,
además de Severo, a la mayor parte de los obispos ortodoxos. El Patriarca
Severo murió en el año 538, mientras estaba exilado en Egipto.
En medio de todas estas tormentas, la sede de Antioquía ha sufrido mucho,
para mantener la sucesión de sus patriarcas hasta nuestros días.
Los seguidores del Concilio de Calcedonia aprovecharon la oportunidad del
exilio de Mor Severo, para instalar, de entre sus seguidores, patriarcas con el
título de "Patriarca de Antioquía". Por lo mismo, a partir de entonces (518) co-
menzó la serie de patriarcas bizantinos. El más famoso de estos patriarcas fue
Efrén de Amed. La mayoría de los patriarcas bizantinos eran sirios y otros de
las colonias griegas. Estos patriarcas y sus seguidores fueron llamados "mel-
quitas", es decir, “los seguidores del emperador”. Se les llamó así porque se-
guían la doctrina del Concilio de Calcedonia, que había sido promulgada por el
emperador de entonces. Ellos al inicio, debido a que no comprendían el griego,
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utilizaban para su liturgia, una traducción siríaca de los ritos griegos; sin em-
bargo, a partir del siglo X comenzaron a celebrar la liturgia en grie-
go. Posteriormente también comenzaron a celebrar los ritos bizantinos en ára-
be. En el contexto de confusión, se apropiaron de los códices siríacos, que se
conservaban en la biblioteca del Monasterio de Santa María (un monasterio
sirio, que más tarde ocuparon los griegos), ubicado Saidnaya, cerca de Da-
masco, y los quemaron.
A principios del siglo VII, surgió una nueva disputa entre los seguidores del
Concilio de Calcedonia de la sede de Antioquía, debido de la aparición de un
nuevo dogma sobre la existencia de dos voluntades en Cristo. Como resultado
surgió una división entre los monjes maronitas en el Líbano, lo que llevó al es-
tablecimiento de otro patriarcado independiente. En el siglo XII, éste se unió a
la Sede de Roma y comenzó a llamarse también "Patriarcado de Antioquía".
En el siglo XV, la sede Romana logró convencer a un obispo nestoriano de
Chipre llamado Timoteo, el cual se unió a Roma en el 1445, junto a un grupo
de su Iglesia. Hay que recordar que este grupo estaba integrado por miembros
de la Iglesia siríaca, que habían abrazado las ideas nestorianas. Como resulta-
do de esta unión, el papa Eugenio IV declaró: "que se prohibía tratar a los sirios
que habían abandonado el nestorianismo y se habían unido a la Iglesia Roma-
na como herejes, aunque se les debía distinguir con el nombre específico de
caldeos". Cinco años más tarde, en el año 1450, estos abandonaron la iglesia
romana y regresaron a su Iglesia.
Luego surgieron otros conflictos en la Iglesia, cuando el Sínodo convocado por
el patriarca Shemoun aprobó una resolución estableciendo que nadie, que no
fuera de su propia tribu, podía ser instalado como patriarca. Ante esta medida,
un sínodo rebelde celebrado en Mosul, se opuso a Shemoun l y, como resulta-
do, un gran número dejó a Shemoun y se unió a la Sede romana en 1553. Ante
lo cual, el Papa Julio III consagró un Patriarca para ellos. Esta división no duró
mucho ya que el patriarca Yuhanna Sulaqa fue asesinado en 1555 y la relación
con la sede romana fue cortada.
Luego hubo otra división que surgió del Patriarcado original de Antioquía. A
principios del siglo XVII, debido a la influencia de algunos monjes capuchinos, y
a la presión del cónsul de Francia, un grupo en Aleppo, Siria, dejó la Santa Se-
de de Antioquía. Pidieron, entonces, a un obispo maronita en el 1657 que les
consagrara como obispo a un sacerdote armenio llamado Andraos Akhijian de
Mardin y lo llamaron patriarca. Así comenzó el patriarcado siro-católico y al
patriarca lo llamaron también "Patriarca de Antioquía".
A principios del siglo XVIII, se dio una división entre los griegos ortodoxos, lo
que llevó a que algunos abandonaran su Patriarcado y se adhirieran a la Sede
Romana. Ellos establecieron para sí mismos un patriarcado independiente, al
que llamaron "Patriarcado de Antioquía". Se les conoce como los católicos
griegos.

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En el último cuarto del siglo XVIII, un grupo de siro-ortodoxos de Irak fue obli-
gado a unirse a la Sede Romana, debido a la influencia del cónsul francés, que
aconsejó al gobernante otomano a que impusiera fuertes impuestos a los fieles
siro-ortodoxos. El cónsul animó a los misioneros dominicos, que habían exten-
dido su influencia en Irak, a que convencieran a los siro-ortodoxos ingenuos
para que pidieran la protección de Francia con el fin de reducir la carga de los
impuestos. Al acercarse a las autoridades francesas en busca de ayuda, se les
condicionó ésta a su adhesión a la sede de Roma. Así es como el catolicismo
romano se extendió en Irak. El primer grupo que lo abrazó fueron los habitantes
de Karakoush en 1761. Más tarde, a mediados del siglo XIX, otros grupos de
Bartelleh y Mosul siguieron su ejemplo.

FE Y DOCTRINA
La fe de la Iglesia ortodoxa siria corresponde plenamente con la profesada por
el Credo de Nicea y Constantinopla.
Se cree que la Trinidad es un solo Dios, que subsiste en tres personas distin-
tas, llamadas Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres son una sola esencia, un
solo Dios, y tienen una sola voluntad, un solo principio de acción y un solo se-
ñorío. El aspecto especial de la primera persona es su paternidad, el de la se-
gunda persona su filiación, y el la de la Tercera Persona de su procesión.
La Iglesia siríaca ortodoxa cree en el misterio de la Encarnación. Es decir, que
el Hijo Unigénito de Dios, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, tomó
para sí mismo un cuerpo y se hizo hombre. Se cree que fue en el momento de
la Anunciación, cuando el ángel Gabriel fue enviado a la Virgen María, que el
Espíritu Santo vino sobre ella y la liberó de toda carencia natural, llenándola
con su gracia. Entonces, el Hijo Unigénito de Dios descendió y se encarnó en
su seno inmaculado, tomando para sí un cuerpo por medio de ella, convirtién-
dose en hombre perfecto, con un alma humana perfecta. Después de nueve
meses, nació de ella y, contrariamente a las leyes de la naturaleza, se mantuvo
su virginidad. Se cree además que su divinidad y su humanidad se unieron
esencialmente en él, siendo un solo Señor y un único Hijo, y que después de
que se realizó en Él la encarnación, Él no tuvo más que una naturaleza encar-
nada, y una persona, con una voluntad y un principio de acción. Esta unión se
caracteriza por constituir una unión natural de las personas, libre de toda sepa-
ración, mezcla, confusión, cambio o transformación.
La Iglesia ortodoxa siria llama a María Yoldath Aloho (“Theotokos”): "La que dio
a luz a Dios", porque ella dio a luz a Cristo, Dios verdaderamente encarnado.
La Iglesia siro-ortodoxa cree que la muerte de Cristo consistió en que se sepa-
raron su alma y su cuerpo. Sin embargo su divinidad no se separó en ningún
momento ni de su cuerpo ni de su alma. Además, cree que con su muerte por
nosotros, Cristo nos salvó de la muerte eterna y nos reconcilió con su Padre
Celestial.

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La Iglesia siro-ortodoxa cree que el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la
Santísima Trinidad, el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre. El Espíritu
Santo es igual que el Padre y el Hijo. (Nota: La palabra "espíritu" en siríaco,
“Ruho” -que es también la palabra para "viento"-, es gramaticalmente femenina.
El Espíritu Santo es designado con un pronombre femenino en casi todos los
primeros escritos siríacos. En los escritos posteriores, en cambio, se refieren
a Él en masculino.)
En cuanto a la doctrina sobre la Iglesia, la Iglesia siro-antioquena cree que ésta
es el cuerpo formado por los verdaderos creyentes en Cristo, y que la cabeza
de la Iglesia es nuestro Señor Jesucristo. El Obispo que preside a la Iglesia
siro-antioquena es el Patriarca de Antioquía.
En cuanto a los sacramentos, la Iglesia Siro-Ortodoxa cree que los Santos Sa-
cramentos son signos sensibles, instituidos por el Señor para comunicar la gra-
cia divina. Él los instituyó para nuestra santificación. Los sacramentos de la
Iglesia son: Bautismo, Crismación, Eucaristía, Reconciliación, Unción de los
Enfermos, Sacramento del Orden y Matrimonio. Los Sacramentos son adminis-
trados por los Obispos y los Presbíteros. Sólo los creyentes pueden recibir los
sacramentos. Cuatro de los sacramentos son esenciales para la salvación: el
Bautismo, la Crismación, la Eucaristía y Reconciliación. De los sacramentos, el
Bautismo, la Crismación y el Ministerio Ordenado pueden ser recibidos sólo
una vez.
La Iglesia siro-antioquena considera como vinculantes las enseñanzas de los
tres concilios ecuménicos de Nicea (año 325), Constantinopla (año 381) y Éfe-
so (año 431). No acepta como ecuménico ni el Concilio de Calcedonia ni nin-
guno de los posteriores, porque entonces ya se había roto la unidad de toda la
Iglesia.

ORGANIZACIÓN DEL CULTO


Según el Salmo 119, versículo 164: "Siete veces al día te he alabado por tus
juicios, oh Señor," la Iglesia siro-rtodoxa reconoce que los tiempos para la ora-
ción son siete: La tarde o Ramsho (Vísperas), la noche o Sootoro (Completas),
Media noche o Lilyo (Maitines), la oración de la mañana o Saphro (Laudes), la
Hora Tercia o tloth sho 'en (9.00), la Hora Sexta o Sho `Sheth (mediodía) y la
Hora Nona o Tsha `sho (15.00). La oración de la medianoche se compone de
tres qawme –relojes- '(literalmente' estar de pie ').
El día eclesial comienza en la tarde al ponerse el sol. Por ejemplo, el lunes co-
mienza al atardecer del domingo por la noche. Por lo tanto, las Vísperas del
lunes (Ramsho) y las Completas (sootoro), son realmente las que se rezan el
domingo en nuestro cómputo moderno.
Actualmente, incluso en los monasterios, las Vísperas y las Completas se dicen
juntas, al igual que los Maitines y los Laudes, y las oraciones de Tercia, Sexta y
Nona se unen. Así, los tiempos de oración se reducen a tres.

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Durante la oración, el creyente mira al Este, teniendo las manos alzadas (Esto
hace referencia a Mt 24,27: “Como un relámpago que se ve brillar de oriente a
occidente, así será cuando regrese el Hijo del hombre.”)
La señal de la cruz se hace con la mano derecha. Los dedos pulgar, índice y
medio se juntan y el índice se extiende más arriba del pulgar y el medio, para
indicar que Cristo es el único Salvador. La señal de la cruz se hace a partir de
la frente, hasta el pecho y luego desde la izquierda hacia el hombro derecho.
Esta tradición simboliza que Jesucristo, bajó a la tierra desde las alturas y, ha-
biendo redimido nuestro cuerpo terrenal, lo lleva de las tinieblas (izquierda), a
la verdad y la luz (derecha).
La oración pública es importante en el cristianismo siríaco.
Tradicionalmente, el Santo Qurbono, es decir, la Eucaristía, se celebraba todos
los domingos, miércoles y viernes. En la actualidad, sólo algunos monasterios e
iglesias celebran el Miércoles y el Viernes. Las oraciones diarias son conocidas
como Shhimo.
Aparte de los sermones, todas las oraciones de la Eucaristía se cantan en
forma de cantos y melodías.
Existen miles de tonos y melodías, la mayoría de los cuales lamentablemente
se ha perdido. Aún quedan cientos de melodías que se conservan como una
colección de tonos preciosos, conocida en siríaco como Beth Gazo. Dado que
no se desarrolló un sistema de notas musicales, las canciones se transmitieron
a través de los siglos, como tradición oral. Como resultado han surgido algunas
escuelas de música, como las de Mardin, Edesa, Turabdin y Kharput.
Durante la celebración de la Eucaristía, los presbíteros y diáconos utilizan ves-
tiduras que son exclusivas de la Iglesia siro-ortodoxa. Ya sea en el Medio
Oriente, India, Europa, América o Australia, los ministros utilizan las mismas
vestiduras.

JERARQUÍA DE LA IGLESIA
El jefe supremo de la Iglesia Sirio-Ortodoxa es el Patriarca de Antioquía y de
todo Oriente. Éste preside el Santo Sínodo, que es la asamblea formada por
todos los obispos.
El jefe local de la Iglesia Malankar (India) es Abun Mor Baselious y su título es:
Catholicose del Este. El Catholicose está bajo la jurisdicción del Patriarca de
Antioquía y depende tanto del Santo Sínodo Siro-antioqueno, como del Sínodo
Malankar. Es ordenado por el Patriarca y preside el Santo Sínodo Malankar.
Cada arquidiócesis es presidida por un arzobispo. Éste está bajo la jurisdicción
del Patriarca y depende del Santo Sínodo. El arzobispo es ordenado por el pa-
triarca y por al menos, otros dos obispos. Algunas arquidiócesis son Vicariatos
Patriarcales. En este caso, el Vicario Patriarcal, independientemente de la or-
den sagrada que tenga, depende directamente del patriarca.
A cada parroquia se le asigna un párroco. Éste está bajo la jurisdicción directa
de su arzobispo y depende directamente de él. La parroquia es dirigida por un
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consejo administrativo, el cual es elegido por los feligreses y aprobado por el
arzobispo.
Los diáconos asisten a los presbíteros en la celebración de la liturgia. Cada
arquidiócesis puede tener un arcediano, que se conoce como "la mano derecha
del obispo." Sólo diáconos que tengan su formación completa pueden ser ele-
vados a este cargo.
Hay tres grados de ministros ordenados en la Iglesia siro-ortodoxa:
Episcopado: Dentro de éste se encuentran: el Patriarca, el Catholicose, los
arzobispos y los obispos.
Presbiterado: Dentro de éste se encuentran los Chor-episcopos (proto-
presbíteros) y los presbíteros o qasheesho.
Diaconado: Dentro de éste se encuentran los Arcedianos, el diácono evangéli-
co, subdiácono, lector o qoruyo y cantor o mzamrono.

REFERENCIAS:
• Brock, Sebastián y David G.K. Taylor (ed.s), La Perla Escondida: La Iglesia Ortodoxa
Siria y su patrimonio arameo. (Roma: Trans World Film Italia, 2001).
• Patriarca Ignacio Aphram I Barsoum, La Historia de la literatura y las ciencias siría-
cas. tr. Matti Mousa. (Pueblo, CO: Passeggiata Press, 2000).
• Mor Clemis Eugenio Kaplan, La Iglesia ortodoxa siria de Antioquía: una breve intro-
ducción. (Manuscrito no publicado, 1996).
• Witowski, Witold, La Crónica siríaca del Pseudo-Dionisio de Tel-Mahre. (Uppsala:
Studia Semitica Upsaliensia, 1987).

Fuentes: http://sor.cua.edu y La Historia de la Iglesia Ortodoxa Siríaca


Véase también:
• La Iglesia ortodoxa siria de un vistazo por el Patriarca Su Santidad Ignatius Zakka I
• La Iglesia ortodoxa siria de Antioquía por el patriarca Ignacio Ya `qub III (Enlace Ex-
terno)

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