Resumen Del Leviatan
Resumen Del Leviatan
Resumen Del Leviatan
Explica la aparición de las normas y de las distintas formas políticas. Para Hobbes
el origen del Estado es el pacto que realizan todos los hombres quedando
subordinados entre sí a un gobernante que es el que debe procurar el bien para
todos. La idea central de la obra es la organización política que propone: un
Estado que limite o prohíba al hombre atentar contra la vida de los otros, es decir,
que supere el estado de la naturaleza garantizando la paz.
El Leviatán parte del estudio del origen de la sociedad cuyo comienzo está en la
transferencia de los derechos individuales a un poder absoluto. Un poder que
elimina el peligro de una guerra de todos contra todos que se deriva de la
condición libre del hombre en el estado de la naturaleza. Hobbes piensa que en el
estado natural cada uno tiene derecho a todo lo que hay pero debido a la escasez
se originan conflictos. Esta necesidad humana para la supervivencia, “el hombre
actúa para preservar su vida”, el miedo a la muerte y la esperanza de la paz (XIII),
llevan al hombre a pactar con los demás el establecimiento de una autoridad que
sea capaz de implantar una paz interna. Una autoridad soberana que debe poseer
un poder absoluto.
II
En la 1ª Parte “del hombre”, el autor dice que el hombre es únicamente cuerpo.
Para el autor, el sujeto de cualquier actividad debe ser siempre un cuerpo, porque
es el cuerpo quien piensa. Reduce las formas de conocimiento a la sensación que
es cuando se encuentran dos cuerpos en movimiento: el cuerpo percibido y el
cuerpo humano.
Hobbes consideraba que este poder o autoridad civil debe ser absoluto con el fin
de limitar las pasiones del hombre y castigando a aquellos que pongan en peligro
este orden (XVIII). La Commonwealth se instaura en el momento en que se cede
el derecho natural individual a favor de un soberano o asamblea (monarquía,
aristocracia o democracia) con la condición de que se preserve la paz (en el
interior) y la seguridad (en el sentido de defensa del exterior). Es decir, la
consecuencia es que el derecho natural es asumido por la voluntad soberana que
se afirma mediante la coacción.
De esta manera, el poder político queda como un artificio que contradice la
naturaleza aunque es imprescindible para que los hombres vivan en orden y en
paz. Todo lo que vaya contra este poder es ilícito pues la libertad está
determinada por los términos del acuerdo, en virtud del cual nació el Estado. En el
mismo sentido, en el capítulo XXXI se matiza que todo aquello que no lo ponga en
peligro es permisible.
IV
En cuanto a la sucesión de la soberanía, el autor defiende la idea de que es el
soberano presente quién designa quién tiene el derecho a sucederle. El heredero
puede ser cualquiera siempre que sea designado como tal. Si no hay designación
se sigue la tradición del hijo varón primogénito.
VII
Profundizando en el Leviatán, Hobbes adopta el método de composición genética
para excluir a Dios. Como Dios no se compone de partes ni es engendrado,
tampoco se puede conocer puesto que no cabe análisis que permita descubrir las
partes que le componen, siendo sus partes las causas. La asociación y síntesis
permite recomponer el todo, mostrando cómo de esas causas se genera el todo.
Es el hombre quién genera los objetos, luego se conoce por vía de imaginación.
Así, se llegaría a la conclusión de la primera parte de que Dios no existe porque
no se puede imaginar (conocer), dado que lo que no tiene impresión no es real,
salvo que Dios fuese corpóreo.
Sin embargo, respecto al Estado sí se puede emplear el método de composición
genética. El Estado es algo engendrado por el mismo hombre, un artificio que se
puede descomponer en elementos. Aquí se refleja la pretensión de Hobbes de
recomponer y ordenar la sociedad inglesa de su época, descompuesta por el
caos de una guerra.
VIII
Estas ideas a mi juicio presentan una serie de cuestiones e implicaciones que
pueden discutirse. Es difícil que se dé una sumisión voluntaria, casi incondicional,
sólo con el pretexto de la seguridad y la paz. Esta aspiración podría proceder de
una visión antropológica muy limitada de la realidad (excesivamente corpórea) de
lo que es el ser humano, sin aspiraciones de realizarse y ser feliz. Una felicidad,
que si bien hay que reconocer que no puede ser plena en el estado natural, podría
verse restringida si a su vez se restringe la comunicación (derecho fundamental
del soberano nº 6), pues sin libertad de palabra tampoco habría pensamiento
propio y común, y como consecuencia sería imposible la felicidad en la vida social.
Hobbes pretende un poder civil que es también divino, pero que ni obliga ni es ley
para aquellos que no lo reconocen como acto del poder del soberano. Parece
como si quisiera construir el Reino de Dios en la Tierra pero a través de la
separación de la política de todo lo que no lo sea. Todo tiene que estar
subordinado a una verdad parcial del soberano, a una razón individual que ilumina
y domina al resto con una cierta legitimidad que no existe en el estado natural. Por
otra parte, Hobbes se contradice al afirmar que es una verdad demostrable que la
razón humana quiere un Estado absoluto nacido del pacto. Al reservarse el
soberano el derecho de suprimir y juzgar lo racional, también puede previamente
eliminar las ideas de la razón que no le convengan y que le impidan culminar el
orden público.
IX
Esto está en relación con el pensamiento de Hobbes sobre la naturaleza humana,
de su tendencia a sobrevivir y no a convivir. Se aducir que el hombre es egoísta,
pero habría que reconocer paralelamente que también es capaz de compartir, y
por tanto de participar y de ser parte. Por eso resulta determinante el énfasis en el
sometimiento a un pacto civil que suprime ambas pasiones humanas, cediendo el
súbdito casi todo lo que es y lo que tiene, incluido la función de participar como
ciudadano. Función que se transfiere al soberano que es quién decide. Estaríamos
ante un Estado absoluto basado en el miedo del soberano hacia los súbditos y de
los súbditos hacia el soberano. Un miedo que conlleva más control y una vigilancia
permanente.
Sin embargo, Hobbes al situar al Estado más allá de cualquier otro temor, dice que
no incurre en la arbitrariedad, pues el propio logro de los objetivos del pacto
conduce a un orden sin miedo, es decir un poder que no produce miedo. En mi
opinión, no es acertado pensar que la razón humana dicte únicamente que para
que la naturaleza cumpla el principio de supervivencia deba ser por medio de un
Estado. Y menos sacrificando otros valores humanos también esenciales. Es
posible discutir ese afán de querer vivir sin miedo, pensar que todo está
determinado, de creer que el hombre es una materia prima o instrumento
(materialismo) y el mundo una máquina tal como afirma Hobbes, “el universo es
corpóreo, todo lo que es real es material y lo que es material no es real”. A lo largo
de la historia y en el presente se pueden observar el riesgo y el peligro grave que
supone pretender subordinar, limitar o eliminar la libertad y la voluntad humana.
Un determinismo y materialismo opuesto a la naturaleza humana.
X
La mayoría de las ideas de Hobbes me recuerdan a la novela 1984, de George
Orwell. En aquel Estado que la novela describe, todo lo humano ha sido
sacrificado por medio de un control centralizado que garantiza una paz interior. La
intervención estatal asegura la supervivencia. Todo está vigilado por el soberano
que puede introducirse e intervenir en la intimidad y conciencia de sus súbditos.
También el Leviatán se puede conectar con la novela Un mundo feliz, de Aldous
Huxley. En esta obra los individuos, llevados por el conformismo, la comodidad y
el sentimiento de protección, han entregado su esencia y su identidad al Estado.
Han renunciado a luchar por su humanidad a cambio de la seguridad en la
sumisión y de una felicidad artificial. Un mundo en el que lo que está mal es la
propia existencia humana. Estas dos obras nos advierten que la Revolución que
algunos pretenden es que los cuerpos de los seres humanos pasen
progresivamente a ser propiedad común de todos, y las mentes purificadas de
toda idea natural y de la tradición, a través de programas educativos de
manipulación masiva. Hobbes, sobre todo en la primera parte del Leviatán, no se
centra sólo en las características de las reglas políticas y económicas y de la
orientación de la sociedad en el pacto del que nace el Estado, sino que lo
fundamental gira en torno a un cambio total del ser humano.
XI
En su lectura se advierte que Hobbes tiene miedo a la libertad y no cree en la
amistad. Un Estado según las características descritas en el Leviatán sería eficaz
pero antihumano, pues sobre una población sumisa no es necesario ejercer
coacción si amaran su servidumbre. El soberano de Hobbes podría ser muy
peligroso ya que su tarea es precisamente inducir a los propios súbditos a amar su
sometimiento.
XII
En definitiva, en Hobbes se manifiesta las ideas atópicas y puritanas cuyo
propósito guarda relación precisamente con el título de la obra. La idea bíblica
del Leviatán, asociado al Mal, que nos conduce a la vida dentro de un Estado que
es un monstruo político, que infunde terror y reprime. Un poder absoluto que
previene de una libertad absoluta.
SERIE. Instrucciones: Realizada la lectura del libro, deberá resolver las siguientes
interrogantes en parejas.