TGT 707 PDF
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Maestría en literatura
Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
Tunja
Septiembre de 2017
Sabores y desazones:
Experiencias lectoras en la plaza de mercado del sur de Tunja
Trabajo de grado presentado como requisito para optar al título de Magister en Literatura.
Maestría en literatura
Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
Tunja
Septiembre de 2017
Agradecimientos
A los adultos y niños de la plaza de mercado del sur de Tunja que fueron protagonistas en la
construcción de este trabajo de investigación permeado de sabores y desazones. A las
trabajadoras sociales: Jessica Vargas y Bleidy Molina por su paciencia con los pequeños. A
Nayid Raba Agudelo por su compromiso como mediador de la lectura, que me compartió
algunas de sus obras literarias preferidas para soñar con los niños. A Ángela Jasmín Fonseca
Reyes –por su fragancia a jardín-. A Alejandra Quesada Cárdenas y Óscar Pineda Rojas por
su apoyo, en repetidas ocasiones, en la plaza para compartir con los niños las historias
literarias. A Esperanza Ruge por ser una de las promotoras de Bibliomula. A Erika, Julio y
Alma Eluney por abrigar los libros durante seis días de cada semana que acudía a la Plaza. A
Ana María Fonseca Reyes por su gestión que me permitió acceder al salón; a Tránsito Reyes
y Jesús Fonseca por sus muñecos de peluche para que los niños jugaran y recrearan historias
mientras leían. Al Geo y a Rayan, hermanos; a papá Faustino, a mamá Gladys, por su
incondicionalidad emocional y económica que me prestaron la plata para poder pagar una
educación tan cara en este país. Al profesor Fabio Jurado Valencia por su paciencia,
dedicación y compromiso, a pesar de la distancia. A mis amigos y amigas de trabajo y de la
vida que también han sido parte indispensable para la construcción de esta investigación. A
mis profesores de la Maestría en Literatura UPTC: Adrián Freja, Alvarito Neil, Juliana
Borrero y Hernán Fonseca. A Deisy Vargas, asistente de la Maestría, por su paciencia
conmigo para aclarar mis dudas. A Yime Sanadria por su apoyo logístico impregnado de
hojas y tinta. A la Blaa por sus Cajas Viajeras. En sí, a todos los que hicieron posible este
trabajo directa o indirectamente. ¡Ah! casi lo olvido, al dotor de las coplas, Darío Benítez; y al
dotor de los frisos, Santiago González.
Todos los nombrados y por nombrar posibilitaron la construcción de este sendero lleno de
sazones y desazones.
Dedicado a:
Introducción ............................................................................................................................... 8
CAPÍTULO UNO
BALANCE SOBRE LAS BIBLIOTECAS COMUNITARIAS .............................................. 14
Desde el centro ..................................................................................................................... 14
«Siempre»............................................................................................................................. 18
Desde la periferia: «Centro de socialización y sana convivencia» ...................................... 19
Desde otras plazas de mercado............................................................................................. 25
En movimiento ..................................................................................................................... 30
Desde otros lugares .............................................................................................................. 33
CAPÍTULO DOS
HISTORIAS DE VIDA: ACERCAMIENTO SOCIOLÓGICO A LAS PRÁCTICAS
LECTORAS ............................................................................................................................. 48
Fragmento de historia de vida N. º 01 .................................................................................. 49
Fragmento de historia de vida N. º 02 .................................................................................. 50
Fragmento de historia de vida N. º 03 .................................................................................. 52
Fragmento de historia de vida N. º 04 .................................................................................. 53
Fragmento de historia de vida No. 05 .................................................................................. 53
Fragmento de historia de vida No. 06 .................................................................................. 54
Fragmento de historia de vida No. 07 .................................................................................. 55
Fragmento de historia de vida No. 08 .................................................................................. 57
Fragmento de historia de vida No. 09 .................................................................................. 57
Balance de las entrevistas ..................................................................................................... 59
Cuestión de tiempo ............................................................................................................... 60
La lectura del periódico ........................................................................................................ 61
Entre la crónica roja, los deportes y las noticias de actualidad ........................................... 63
Los libros en casa ................................................................................................................. 64
¿Para usted qué es leer o qué significa la lectura? ............................................................... 65
Mediación de la literatura oral ............................................................................................. 66
Roles de género y la lectura ................................................................................................. 69
¿Usted no cree que ya es alguien en la vida? ....................................................................... 72
Prácticas lectoras: oficio, producto, hora y espacio ............................................................. 73
CAPÍTULO TRES
LA RECEPCIÓN DE TEXTOS EN LA PLAZA DE MERCADO DEL SUR DE TUNJA ... 75
El Salón ................................................................................................................................ 76
Sobre los libros literarios...................................................................................................... 77
Los niños que acuden al Salón ............................................................................................. 79
¿Qué recuerdan y prefieren leer los niños y niñas? .............................................................. 81
¿Aferro y «repudio» al libro? ............................................................................................... 84
La estética de la recepción en la formación de lectores en el espacio de la plaza de mercado
del sur de Tunja .................................................................................................................... 90
El libro álbum ....................................................................................................................... 92
Educación Popular................................................................................................................ 92
¿Por qué el libro álbum?..................................................................................................... 100
CAPÍTULO CUATRO
RECEPCIÓN DE ALGUNOS DE LOS LIBROS, COMO APORTE EN LA FORMACIÓN
DEL LECTOR CRÍTICO....................................................................................................... 105
Los efectos de la recepción ................................................................................................ 109
Intentio operis ..................................................................................................................... 112
Intertextualidad en verso .................................................................................................... 117
Lectura colectiva ................................................................................................................ 124
Creación, recreación e imitación ........................................................................................ 129
Conclusiones .......................................................................................................................... 132
Referencias ............................................................................................................................. 136
Anexos .................................................................................................................................... 140
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Introducción
Después de esta experiencia, a través de los años, tras reflexiones teóricas y prácticas
en mi ejercicio como docente, regresé a la plaza siete años más tarde con el ánimo de hacer un
trabajo de campo con la comunidad. Pensé hacer un proceso de alfabetización con adultos,
que en realidad respondía a prejuicios, al considerar que los integrantes de la plaza por sus
condiciones sociales eran analfabetos. En los primeros acercamientos como observador y
comprador regular en las plazas –en Tunja hay tres- pensé en consolidar una biblioteca
popular para promover la lectura, pues esa es una de mis pasiones: leer y compartir lo que me
sobra.
Después de explorar qué se había hecho hasta ese entonces sobre bibliotecas populares
gestionadas por comunidades, por instituciones gubernamentales y no gubernamentales o
programas de promoción de lectura a nivel local, departamental, nacional y latinoamericano,
descubrí que algunas cajas de compensación, fundaciones, ONG y gobiernos habían hecho
trabajos de promoción y animación de la lectura en plazas de mercado, hospitales, barrios
populares, parques, entre otros. Por ejemplo, la fundación Fundalectura desde su creación en
alianza con administraciones distritales de Bogotá tuvo trabajos de promoción de la lectura en
las plazas de mercado de la capital colombiana, pero por cuestiones administrativas han
tenido tropiezos para que sea un trabajo permanente.
económica, pues no hay estudios previos a las comunidades antes de instalar e implementar
programas de promoción de lectura. De ser así se facilitaría la obtención de mejores
resultados en el proceso de formación de lectores, por ejemplo, a través de un seguimiento a
los procesos de mejora en los niveles de lectura. Así, surgieron algunos interrogantes en
relación con esas experiencias y las instituciones responsables: ¿bajo qué criterios las
intervienen las comunidades?, ¿cuáles son los fundamentos teóricos que le dan pie para ir a
intervenirlas, desde una perspectiva de la educación no formal?, ¿desde qué perspectiva
teórica se aborda el proceso de formación en lectura: la obra, el lector o el autor?, ¿qué lugar
ocupa el mediador?; ¿por qué la literatura es su puente para animar y promover la lectura?,
¿cuál es el papel que desempeña la literatura: como medio didáctico, educativo, como
contenido, instrumento, arte o discurso moralizante,?; ¿por qué combatir el trabajo infantil, en
un contexto como la plaza, sin antes comprender el sentido social, educativo y cultural del rol
de los niños en los oficios domésticos y en el trabajo de apoyo a los padres como parte de su
formación integral?
En cuanto al concepto de lectura se aborda desde una visión que va más allá del simple
hecho de decodificar textos en medios impresos o electrónicos, como se le denomina a las
personas que tienen esa capacidad: alfabetizados porque saben leer y escribir, ya sea la
palabra o la imagen. Leer es un proceso más complejo, que implica comprender el entorno, el
contexto social en el que se desenvuelve el sujeto social; es decir, indagar por las razones de
los acontecimientos de la cotidianidad, leer la realidad representada y analizarla de acuerdo
12
con la visión de cada ser humano y su condición colectiva, por ejemplo, en relación con sus
prácticas lectoras. En sí es comprender las dimensiones del sentido del mundo, superando la
simple descripción o literalidad de los sucesos sociales. Recordemos que «La lectura del
mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no puede
prescindir de la lectura de aquel» (Freire, 1987, p. 94).
Otras de las limitaciones del estudio es que son pocos los trabajos que se han
desarrollado en plazas de mercado, estrictamente relacionadas con la promoción y animación
de la lectura literaria. Esto imposibilitó tener bases teóricas y prácticas de experiencias
13
investigativas que facilitaran la complejidad de hacer el trabajo de campo con el grupo focal
de la plaza de mercado del sur de Tunja. No obstante, esto a la vez genera un impacto
académico por la poca exploración de trabajo con comunidades como la de la plaza desde una
perspectiva de la educación no formal.
El primer capítulo de esta tesis expone una revisión de experiencias locales, nacionales
e internacionales de trabajos de bibliotecas comunitarias que nacieron por el apoyo de cajas
de compensación, fundaciones, entidades gubernamentales y no gubernamentales o, en el
mejor de los casos, por iniciativa y autogestión de los grupos sociales con el fin de solucionar
sus problemáticas. A partir de esos trabajos hacemos un análisis de los procesos puestos en
diálogo con el trabajo de campo que realizamos con la comunidad de la plaza entre el primer
semestre de 2015 y el segundo semestre de 2017.
El tercer capítulo describe la plaza y el Salón y se analizan las encuestas al grupo focal
con las cuales exploramos sus relaciones con la lectura, sus gustos, sus saberes previos, entre
otros aspectos. Estas fueron hechas a algunos de los niños que acudían regularmente al salón;
asimismo presentamos algunas de las pruebas piloto, con diferentes tipos de textos literarios,
destacando las experiencias estéticas de los niños; los resultados ayudan a comprender por
qué el libro álbum en primera instancia es el arte más pertinente para la mediación de la
lectura. Lo anterior lo complementamos con fundamentación teórica sobre el libro álbum, la
Educación Popular y la teoría de la Recepción.
CAPÍTULO UNO
Desde el centro
«Hay diferentes maneras de estar en los lugares, distintas formas de habitarlos y
de entender cómo ellos nos habitan».
Catalina Cortes Severino
Por lo general, las comunidades de los barrios periféricos o menos favorecidos, según
su contexto, se ven en el menester de consolidar sus propias bibliotecas comunitarias para
solucionar problemáticas locales relacionadas con su cotidianidad y con aspectos académicos,
principalmente, con los niños que las integran que, a su vez, de acuerdo con sus alcances, las
fortalecen con la implementación de actividades de animación de la lectura. Es notorio la falta
de políticas públicas locales que reconfiguren la ubicación de centros bibliográficos públicos
15
Préstamo de Cajas Viajeras y Maletas Didácticas del Museo del Oro. Los docentes de
las instituciones educativas pueden solicitar en calidad de préstamo las cajas viajeras,
las cuales contienen pequeñas colecciones de libros de literatura infantil y juvenil y
otros temas como el juego, la ciencia, la historia y el entretenimiento para trabajar
con niños, jóvenes, adultos y todos los lectores que quieran usarla. (Biblioteca de
Banco de la República, 2017)
solo acceden al servicio de préstamo externo las personas que estén oficialmente matriculadas
en la universidad.
Respecto de los horarios, las tres bibliotecas tan solo prestan sus servicios a partir de
las 8 a.m. hasta las 6 p.m. de lunes a viernes; por ejemplo, la sala de Literatura Infantil de la
Patiño es cerrada entre las 12 m. y las 2:00 p.m.; el sábado, las tres bibliotecas prestan el
servicio entre las 9:00 y 1:00 p.m.; domingos y festivos no abren sus puertas al público.
A pesar del carácter «solidario» que ostentan las cajas de compensación, responden a
dinámicas económicas y excluyentes, pues quien recibe sus servicios son sus afiliados; las
personas externas la reciben indirectamente. Es decir, que si no hacen parte de un trabajo
17
Tunja es una ciudad que según el censo general «cuenta con 171.082 habitantes»
(DANE, 2010). Tiene tres plazas de mercado para la compra y venta de alimentos, utensilios e
indumentaria: La plaza del norte funciona sábado y domingo durante todo el día, con mayor
cantidad de trabajadores y compradores el primer día; la plaza de El Carmen, el domingo
entre las 6 a.m. a 4 p.m.; y la plaza del sur, martes, jueves y viernes; este último es el día más
concurrido, pues se habilitan todos los pabellones y se vende todo tipo de productos como
ropa, granos, verduras, tubérculos, cárnicos, entre otros. En los tres lugares concurren jóvenes
de diferentes edades, eso sí, de acuerdo con sus proporciones de infraestructura, pues la plaza
más grande es la del sur, le sigue la del norte y, por último, la de El Carmen.
Lo más adecuado, desde las bibliotecas locales, de Tunja sería que implementaran
programas de promoción y animación de la lectura, por lo menos inicialmente, para la
comunidad infantil que concurre a las plazas de mercado. La biblioteca sin políticas para velar
por la formación integral de su comunidad, a través de la lectura, no tiene sentido. Esta debe
desarrollar trabajos que amplíen su campo de acción y no cerrarse simplemente en su contexto
institucional, pues limita la democratización del conocimiento y termina, directa o
indirectamente, restringiendo o negando el derecho a la información para formar lectores
críticos, con el fin de, por qué no, formar escritores, pues “La lectura y la escritura conviven
hoy en día como derechos fundamentarles de todo ciudadano y no acceder a ellas es causa de
marginalidad y exclusión. De allí la necesidad de buscar diferentes alternativas –tanto de lo
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público como de lo privado- para facilitar el acceso a los materiales de lectura y a sus diversos
usos”. (Robledo, 2010, pp. 9-10).
«Siempre»
Al entrar a la capital boyacense en sentido sur-norte, por la avenida principal que
atraviesa la ciudad, se encuentra la plaza de mercado del sur de Tunja, como el primer
avistamiento del centro urbano mezclado con el campo, olores, construcciones, sabores y
desazones que dan muestra de la relación entre espacio-tiempo, donde se puede encontrar la
producción artesanal de alimentos.
Según la secretaría de Desarrollo de la Alcaldía de Tunja (2015) «La plaza tiene 25 sectores
que están integrados por un número de comerciantes que oscila entre 8 -apio- y 145 -
mayoristas- con un total de 1176»1.
El Salón estaba abierto para los niños que desearan asistir al lugar por su propia cuenta
o con consentimiento de sus familiares, ya que gran parte de la población infantil es flotante;
1
Agradezco a la ingeniera Ana María Fonseca Reyes, ya que gracias a su generosidad, colaboración y gestión
me fue posible acceder a esa información y, especialmente al «Centro de socialización y sana convivencia».
2
Según sus horarios y objetivos, el «Centro de socialización y sana convivencia» no ha sido constante en su
funcionamiento, porque en el transcurso de dos años que concurrí la plaza hubo el cambio de tres trabajadoras
sociales: la primera por cambio de administración municipal, estuvo cerrado por dos meses; la segunda fue
contratada por seis meses entre febrero y julio de 2016, es decir, dejó de funcionar por nueve meses; la más
reciente, fue contratada por cuatro meses entre junio y septiembre de 2017.
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es decir, la regularidad de asistencia al Salón variaba; por ejemplo, los viernes concurrían
niños de diferentes municipios y lugares aledaños a la ciudad, que iban únicamente ese día.
En cambio los otros dos días, martes y jueves, los niños iban regularmente, pues
prácticamente sus familiares son trabajadores de la plaza, que están en locales de su
propiedad, puestos fijos o tienen algún negocio en los alrededores. Su asistencia respondía a
sus horarios de clases, pues ellos concurrían en la jornada contraría a sus estudios formales en
la escuela.
Antes de que el Centro fuera cerrado, los viernes de mercado hubo niños que fueron
un día y jamás volvieron al Salón; otros pasaban de vez en cuando; algunos iban por un lapso
breve y se iban; otros tan solo entraban, miraban y se iban; algunos iban con sus productos de
venta y se retiraban para continuar vendiendo. En promedio aunque era constante la presencia
de población infantil flotante, en ocasiones, llegaban a asistir treinta y cinco niños entre las
edades de cuatro a doce años, tanto en horas de la mañana como de la tarde; es decir,
aproximadamente setenta en un día como el viernes de mercado mayor.
niño de esos […] y pídale a un niño que [se] abrace entre ellos mismos y es casi
imposible. (Comunicación personal, 04 de octubre de 2016, Jiménez, J.)
De acuerdo con lo que estipula el documento oficial del programa se nombran dos
elementos centrales de su horizonte: alejar a los niños «del trabajo infantil y del maltrato»
(Alcaldía de Tunja Desarrollo, 2015). Para las comunidades de carácter rural, como lo es el
caso de la mayoría de integrantes de la plaza, el apoyo de los niños con los quehaceres de los
adultos, como trabajar, tiene un sentido educativo que ha sido inculcado generacionalmente,
hace parte de su formación, pues el trabajo es visto como un elemento que educa
integralmente a los niños.
Los „textos‟, las „palabras‟, las „letras‟ de aquel contexto se encarnaban […] en la
tonalidad diferente de colores de una misma fruta en distintos momentos: el verde del
mango-espada verde, el verde del mango-espada hinchado, el amarillo verduzco del
mismo mango madurando, las puntas negras del mango ya más que maduro. La
relación entre esos colores, el desarrollo del fruto, su resistencia a nuestra
manipulación y su sabor. Fue en esa época [su niñez], posiblemente, que yo haciendo
y viendo hacer, aprendí la significación del acto de palpar. (Freire, 1987, p. 96).
La comprensión de la palabra está mediada por el mundo, los saberes y sentires que
son aprendidos, inicialmente, a través de la experiencia de los pequeños en relación con el
contexto donde crecen y tienen vivencias que posibilitan el entendimiento de su realidad de
una manera concreta y particular y no abstracta como lo ha hecho la escuela desvinculada de
las comunidades.
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[Corpaboy] era un proyecto direccionado, muy bueno, […] era un proyecto participativo, era
un proyecto que los mismos comerciantes se autoadministraran, para así mismo trataran de
resolver toda esa cantidad de inconvenientes administrativos que tenían. Se creó Corpaboy y
se dejó ahí […] sin ningún tipo de control y eso trajo una cantidad de líos jurídicos de casi mil
millones de procesos en demandas laborales (Comunicación personal, 04 de octubre de 2016,
Jiménez, J.).
La parte social allá [Centro de socialización] se hacían: capacitación para los comerciantes,
capacitación para los auxiliares de carga, capacitaciones para la comunidad en general del
sector, que manipulación de alimentos, que procesamiento de alimentos; que se hacían talleres
educativos, que se hacían talleres de manualidades; que se hacían todos a la comunidad de la
plaza de mercado: por eso se llama: «Centro de socialización y sana convivencia» (J. Jiménez,
comunicación personal, 04 de octubre de 2016).
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Los chicos tengan [tuvieran] su escuela de danzas allá, que tengan [tuvieran], por ejemplo, una
escuela de fútbol, que los chicos puedan [pudieran] direccionar todo este pensamiento y todo
este ambiente hostil, porque es un ambiente hostil donde ellos están [en la plaza]. Donde el
cotero pasa y le pega a la gente, donde usted allá en la plaza de mercado ve allá la gente ebria
en horas de la tarde y […] todo este ambiente y todo este círculo vicioso donde ellos están; era
direccionarlo para que se haga [hiciera] y se puedan [pudiera] crear espacios mejores para
ellos (J. Jiménez, Comunicación personal, 04 de octubre de 2016).
El espacio nace porque los vendedores, por razones de fuerza mayor, llevan a sus
niños a sus puestos de trabajo durante una parte o todo el día. Por ejemplo, en la jornada
contraria a sus horarios de clase, pues la mayoría de niños escolarizados estudian en los
colegios el Libertador, el Simón Bolívar, el Emiliani e INEM Carlos Arturo en horas de la
mañana o de la tarde:
Por el tema de los niños durmiendo a la madrugada debajo de los guacales [recipiente de
madera], pero lo que se ve ahora es que los niños antes de ir al colegio van allá porque tienen
que estar con los papás o que cuando llegan del colegio necesitan un espacio para estudiar y
allá les hacen[ían] sus mesitas [en los puestos de venta] improvisadas con los guacales y los
niños estudian allá. Qué bueno que tengan un espacio donde los niños usted los pueda
direccionar y ellos puedan trabajar (J. Jiménez, Comunicación personal, 04 de octubre de
2016).
Este apartado es coherente con el documento oficial de la Alcaldía citado más arriba,
en el sentido estricto del apoyo escolar complementario para que los niños hicieran sus tareas
escolares. Pero no va más allá del ejercicio asistencialista, a pesar de que la idea inicial es más
amplia, pues se pensó en muchas más actividades, y no simplemente apoyar las tareas de los
niños que concurren a la plaza.
de los implicados. Según lo expuesto por la entrevistada la primera etapa del espacio fue
próspera, pues tuvo gran acogida y desarrollo de actividades como capacitaciones para la
comunidad de la plaza, aunque con el paso del tiempo, el cambio de sus encargados y de la
administración generó el cierre del espacio. Independientemente, de esas inconsistencias
administrativas, la propuesta de la alcaldía de implementar ese espacio para disminuir el
trabajo infantil es interesante, pues busca contrarrestar problemáticas evidentes en el contexto
de la plaza.
Ese discurso en contra del trabajo infantil sería pertinente siempre y cuando los niños
y su núcleo familiar tuvieran garantizados los derechos mínimos vitales para crecer de manera
integral; pero es imposible que los niños, en ocasiones, no trabajen, ya que sus condiciones
sociales y económicas condicionan a las familias en la necesidad de que los niños también lo
hagan. El último censo agropecuario realizado en el año 2014 reveló que para la fecha el
45,7% de la población rural colombiana vivía en una situación de pobreza multidimensional y
en el caso específico del departamento de Boyacá la cifra ascendía al 33,5% (DANE).
No son muchos los trabajos que se han desarrollado en espacios como las plazas de
mercado, en el sentido estricto de que estén sistematizadas. Sin embargo, Fundalectura
desarrolló un proyecto en Bogotá. El trabajo de esa fundación consistió principalmente en
adecuar espacios donde los niños, jóvenes y adultos accedieran a los libros, capacitar a
promotores encargados y llevar a cabo actividades que integraran a la comunidad que
frecuenta o trabaja en la plaza; también permitir el préstamo de libros a domicilio. Uno de
ellos fue el proyecto Puesto de lectura en plazas de mercado, que tuvo como objetivo:
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Entre líneas, el objetivo parte del presupuesto de que la comunidad de las plazas de
Bogotá tienen algún interés hacia la lectura o por lo menos leen algo; no obstante, pretenden
«mejorar los comportamientos»; es decir, la manera como leen no es la adecuada o lo que leen
no es pertinente. Por ello, se pretende que a través de la promoción y animación de la lectura
se posibilite la transformación de los modos de leer. Se infiere que hay un prejuicio desde
Fundalectura por las maneras de leer de ese tipo de comunidades, además que hay una
generalización en ese aspecto a pesar de que el programa vaya dirigido a algunas plazas de
mercado de Bogotá, ubicadas a lo largo y ancho de la ciudad. No hay pues un estudio previo
de las condiciones sociales, culturales y económicas de la comunidad, pues se parte del
preconcepto de considerar que las personas que venden, frecuentan o hacen parte de la plaza,
«no» tienen acceso a los libros o «no» son una comunidad lectora que responde a ciertos
parámetros básicos de las maneras de leer la literatura.
Se destacan las iniciativas para la promoción de la lectura en las plazas del contexto
capitalino, pero hace falta un trabajo que trascienda la gestión cultural, administrativa y
económica, pues no hay estudios previos sobre las comunidades antes de instalar e
implementar los proyectos. Por su parte, el proyecto con las plazas está suspendido:
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Es inevitable que siempre los procesos llevados a cabo con comunidades estén
expuestos a tener momentos de crecimiento o prosperidad en sus horizontes y en otros
momentos tiendan a estancarse o, en el peor de los casos, a desaparecer. Por eso, se debe
replantear los procesos metodológicos llevados a cabo con las comunidades como los de las
plazas de mercado.
Si se tiene una lectura de la realidad social del contexto, otra lectura del mismo desde
la perspectiva de la comunidad, además del apoyo de estas dos con documentación, existe la
probabilidad de que este tipo de procesos no caigan o desaparezcan frente a las posibles crisis
económicas o la falta de personas comprometidas con la promoción y animación de la lectura
en esos espacios.
Su modo de vida es el trabajo, luchan día a día. Sus hijos desde que están pequeños,
están en unas cajitas ahí de frutas o de verduras, este, recostados van creciendo con
toda el habla, con todo el jolgorio, con todos los puestos, con el diablero, con los
asaltos. […] son niños más extrovertidos […], y sobre todo el manejo de la oralidad,
porque estar en el mercado les ha nutrido mucho en su vocabulario, en su manera de
ser, en su experiencia misma de vida (Centro Transdisciplinario Poesía y Trayecto A.
C., 2017).
Por ello, el trabajo va orientado a los consumidores, los vendedores y a los hijos de los
mismos; el proyecto se centra en el fomento de la lectura y la escritura; estas prácticas
sociales son abordadas con el apoyo y desarrollo de diferentes áreas del conocimiento, con un
equipo de trabajo multidisciplinar, como su mismo nombre lo dice; participan la poetisa
Cynthia Franco y el poeta Karlos Atl. Este trabajo posee un diablito multifuncional que:
Lleva una caravana de libros por […] la Merced. Se convierte en mesa, stand y
galería, que servirá para […] la impartición de talleres, la presentación de
espectáculos, la publicación de material impreso y la puesta en marcha de una
biblioteca ambulante. (Centro Transdisciplinario Poesía y Trayecto A. C., 2017).
Mientras mejores lectores podamos construir, más hondas y diversas serán las
escrituras que se manifiesten en la gran patria de la lengua, porque literatura y
construcción de lectores son dos caras de una misma moneda, cuya dialéctica
alimenta y sostiene el desarrollo subjetivo de un pueblo. (Andruetto, 2014, p. 42).
Además, cabe resaltar la importancia y el sentido que toma el proyecto a través de «La
caravana del diablo» como un elemento que transforma el sentido de la biblioteca, pues deja
de ser un claustro estático en determinado lugar, ubicado en el centro de la urbe, como sucede
en la ciudad de Tunja, sino que se traslada con una perspectiva itinerante, donde la biblioteca
está viva, se mueve, tiene una identidad por su nombre, está cargada de sentires y saberes a
través de los libros, los niños y los mediadores del proyecto. Es indispensable dinamizar los
espacios de lectura y escritura aprovechando las nuevas tecnologías y estrategias de creación
para que esas prácticas sociales no sean abordadas, únicamente, como procesos individuales o
íntimos, estas también tienen un carácter colectivo, propiciador del encuentro consigo mismo
y con el otro.
En movimiento
ganas de seguir creciendo mediante el trueque de conocencias que tiene sumercé, en junta con
sus amigos y familiares». Lo anterior es desarrollado a través de estrategias pedagógicas con
el uso de nuevas tecnologías, presentaciones teatrales, animación de la lectura, intervenciones
musicales, entre otras, con el fin de «contribuir a la recuperación de nuestra memoria y a la
construcción de sociedades más igualitarias, justas, autónomas y felices». (I. letra, 2017).
3
Agradezco a Esperanza Ruge por su información sobre la Bibliomula. Ella fue una de las promotoras de esa
experiencia tan hermosa de promoción y animaición de la lectura.
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Es interesante el valor simbólico que representa «Estrella», la mula que transporta los
libros, pues «es un instrumento de sinergia entre el desarrollo de una tecnología social, el
ambiente y los sentimientos inherentes del corazón y del alma de las comunidades: sirve para
llegar mejor y más profundamente a las comunidades» (Bibliomula, 2017). Una experiencia
similar se desarrolla en Colombia. «Alfa» y «Beto», son el burro y la burra que día tras día
con la guía de su jinete, el profesor Luis Humberto Soriano Bohórquez, se desplaza a zonas
rurales del corregimiento La Gloria, departamento del Magdalena. Ese proyecto de lectura y
escritura es promovido por la Fundación Biblioburro y busca alfabetizar a los niños de las
zonas rurales de ese lugar, pues por la ausencia del Estado, en la zona hay carencia de
escuelas, profesores y, por lo tanto, de bibliotecas. Sumado a ello, esa parte del país ha sido
fuertemente azotada por el conflicto armado colombiano, pues ha habido presencia de
paramilitares, ejército y guerrilleros.
Uno de los trabajos de Luis ha sido capacitar indígenas Kogui, Arahuaco y Wiwa, que
ha tenido como resultado «16 bibliotecas itinerantes que cubren toda la Sierra Nevada, desde
el pie del mar hasta Ciudad Perdida; y desde La Guajira a lo largo del Magdalena hasta el
Cesar». (Colombiaco, 2014). El trabajo está en manos de mujeres indígenas como las
contribuyentes y coordinadoras para que el trabajo con sus críos y sus escuelas rurales tengan
acceso a los libros que tanto los necesitan. Otros de sus proyectos están encaminados a
promocionar la lectura a través del «Biblioburro Digital» y «Cine al campo», valiéndose de
las nuevas tecnologías y la presentación de material bibliográfico en medio digital.
biblioteca, pues su diseño es acogedor y atractivo porque está hecho de madera y tiene forma
de casa de campo, tiene varias ventanas para visibilizar los libros desde diferentes ángulos.
Por ello, surgen interrogantes como: ¿cuál sería la forma, el tamaño, el color del
establecimiento donde se haría la promoción y la animación?, ¿la biblioteca debería ser
estática o itinerante?, ¿podría ser una herramienta común o particular de la plaza del sur, un
animal o un alimento?
Allí convergen desde bebés hasta adultos mayores, niños escolarizados, personas de
veredas aledañas. El proyecto de esta comunidad se visualiza con un trabajo permanente que
da continuidad a los procesos de animación y promoción de la lectura. Estas dos actividades
se desarrollan con el programa que se llama «Minga de la palabra»:
transformación de los horizontes del espacio ha sido la falta de claridad y diálogo entre las
personas que iban quedando a cargo del Centro, además de la falta de compromiso político y
económico de las administraciones municipales de turno.
La alfabetización como elemento vital del CMM se empalma con dos campos: la
educación formal y, a su vez, en el entorno de la plaza de mercado. Desde mi experiencia
como docente, en general desde la escuela y sus orígenes, los gobiernos siempre se han
preocupado aparentemente por justificar sus gestiones educativas para disminuir el
analfabetismo. Recientemente, a los ministerios de educación junto con la escuela ya no les
importa la cifra, pues la alfabetización escolar más reciente responde a dinámicas puramente
prácticas donde esa formación de la lectura y la escritura está diseñada, por ejemplo, para
aprender y saber diligenciar formularios, para pagar cuentas, para limitarse a leer titulares o
encabezados informativos, entre otras «simples» transacciones instrumentalistas del lenguaje,
sin tomar una actitud crítica frente al texto oral o escrito.
En relación con la plaza del sur, las mujeres desempeñan un rol protagónico a través
de la crianza, educación de los niños y enseñanza de los oficios, pues son las transmisoras de
conocimientos, ellas son quienes encabezan el proceso de aprendizaje y cuidado de sus hijos
en la plaza. La gran mayoría de ellas son fabricantes y vendedoras de sus productos en el
pabellón de los granos, en la sección de restaurantes, en el pabellón de las carnes, en el
pabellón de las yerbas, en la venta de amasijos y lácteos artesanales. Es pertinente tener en
cuenta esta característica de la población de la plaza del sur, como elemento que nutre la
construcción de la propuesta, puesto que ellas son, en su mayoría, las protagonistas en el
proceso de adquisición y transmisión de la tradición oral, de los juegos del lenguaje, entre
otras. En sí las mujeres representan un papel indispensable para la promoción y animación de
la lectura, ya que la mayoría de ellas son cabezas de familia y las encargadas de que sus niños
tengan la alimentación básica para el diario vivir.
Una experiencia similar al CMM se realiza desde 1994 en Sao Paulo (Brasil), con la
Red de «Bibliotecas Comunitarias», promovida por la fundación Fe y Alegría; de acuerdo con
37
Uno de sus ejes para las bibliotecas es la evaluación con el fin de: «fortalecer el papel
de los mediadores de lectura, como actores sociales en su propia comunidad, y la articulación
entre las “Bibliotecas Comunitarias”» (Tavares de Barros, 2015, p. 41). De nuevo se plantea
la necesidad de que los participantes mediadores de lectura sean promotores de su propio
entorno, que pertenezcan a sus comunidades. Además, la evaluación como generadora de
indicadores tanto cualitativos como cuantitativos produce mejores resultados por la
coherencia con el contexto de las comunidades.
El trabajo de campo en la plaza del sur estuvo desarrollado como una prueba piloto,
con el ánimo de indagar por las condiciones sociales y culturales de algunas personas del
lugar, como una etapa inicial para la construcción de la propuesta, especialmente, con algunos
de los familiares de los niños que acudían al Centro de socialización y sana convivencia. Una
primera aproximación evaluativa fue: la participación de los niños en el espacio sin la
disposición del Salón, debido a que durante agosto, septiembre, octubre y parte de noviembre
de 2016 acudí a la plaza con los libros en las afueras del lugar, pues la Alcaldía se
desentendió del lugar durante nueve meses (entre agosto de 2016 y mayo de 2017); fue
ocupado por los vigilantes de la plaza al asumirlo como espacio de resguardo, pues no renovó
ni contrató a nadie nuevo. Los niños concurrían al lugar para ayudar a cargar los libros y a
organizarlos para aprovechar sus historias con la lectura en voz alta, la lectura individual
(íntima) o la lectura colectiva.
Es claro que no basta con la donación de libros y un espacio adecuado para la lectura;
se requieren procesos de evaluación y estrategías que propicien un vínculo más afectivo y de
sentido de pertenencia entre el contexto sociocultural, la comunidad, la biblioteca y su
relación con la lectura. En el centro hay un inventario de libros que al parecer fueron donados
por personas que vieron con esa propuesta un camino que beneficiaba a la comunidad, aunque
la selección y la donación de los mismos en su mayoría no fue la mejor.
La Enciclopedia Práctica Jackson hace un recorrido por las diferentes disciplinas del
saber, para abordar algunas generalidades. La fecha de edición es de 1963; obviamente, está
desactualizada de acuerdo con las transformaciones que han tenido las áreas del
conocimiento.
39
Está también el libro Historia de Colombia del año 1952, de gran importancia para los
historiadores pero no tanto para los niños y los jóvenes, quienes buscan textos más
seductores:
Todos los libros, la gran mayoría, están en proceso de descomposición por su color y
olor, especialmente las enciclopedias y las revistas; hay ediciones de baja frecuencia de
publicación y divulgación como las regionales. Es de gran importancia tener criterios a la
hora de seleccionar la bibliografía para dotar cualquier biblioteca, considerando las
expectativas de la población. Con esto no quiero decir que los libros nombrados no tengan
ningún uso, pues es útil reconocer los avances en edición, publicación y contenidos de los
libros de décadas atrás. Empero, ese material no responde al contexto, a los intereses de la
comunidad.
En resumidas cuentas, las comunidades junto con la entidad pasan a una etapa teórico-
práctica que supera los aspectos administrativos y de infraestructura de la biblioteca. Así, esa
experiencia permite reflexionar alrededor de la necesidad de que el proceso de consolidación
de bibliotecas comunitarias necesita tener criterios que ayuden a orientar y obtener mejores
resultados individuales y colectivos con las comunidades. Por tanto, el mediador de la lectura
debe: «Tener el suficiente conocimiento de los materiales de lectura que le permita orientar la
selección de acuerdo con la población y con la actividad desarrollada» (Robledo, 2010, p.
37).
Por otro lado, está la Bilbioteca Popular del barrio La Paz, Barranquilla (Colombia),
que fue iniciativa del «Grupo de Mujeres de la Paz». Este trabajo se planeó y llevó a cabo
desde la comunidad para mejorar las condiciones académicas y culturales del barrio. Es
indispensable la percepción que plantean en su proceso de construcción y reconstrucción del
proyecto como biblioteca, porque consideran la importancia de fortalecer el trabajo de manera
particular y contextualizada sin caer en el error de adapatar modelos que le quitan su identidad
como comunidad que piensa y siente según su entorno (Cárdenas & Suarique, 2010). Así, ha
logrado el vínculo entre Biblioteca-Escuela-Comunidad:
Desde el año 2014, Bibliopaz, con el apoyo de la Fundación Gases del Caribe
emprendió un proyecto de Articulación Biblioteca-Escuela-Comunidad para la
contribución de la biblioteca a la conformación de una sociedad lectora. Este
Proyecto tiene como objetivo apoyar y promover las actividades de lectura y escritura
42
Las actividades que ayudan a implementar y mejorar el vínculo entre las tres
instituciones son: Seminario-taller de formación a maestros, Talleres de promoción y fomento
de la lectura y la escritura, Campañas de promoción del libro y la lectura, Talleres de Escuela
de Padres, Taller de lectura para profesores. Con esta iniciativa se está logrando replantear el
papel que juega la escuela y la bilioteca dentro de la comunidad, pues si se pretende formar
lectores autónomos, no basta con el trabajo hecho por la biblioteca. El hábito de la lectura se
complementa con el apoyo de estrategias, acciones y compromiso de la escuela y la sociedad
para que sea un trabajo artículado y haya un impacto significativo en los objetivos y
resultados paulatinos esperados.
Sin embargo, desde mi experiencia como estudiante y como docente, el papel que
desempeñan, la mayoría de las escuelas, no es el pertienente; por ejemplo, está estructurada
para recibir a los estudiantes para que se acoplen a los contenidos y exigencias escolares; no
tiene en cuenta los saberes cotidianos, emocionales y culturales que han desarrollado los niños
desde sus contextos familiar y social, ya que todo está preestablecido. No le dan importancia a
44
toda la experiencia vital del niño. En sí el niño tiene que reestructurar su manera de leer, su
uso del lenguaje y su manera de relacionarse con el otro y el mundo. Sumado a ello “se les
explica e impone a los padres la estrucutra de significación de la escuela, en lugar de integrar
dentro de ella la forma y contenido de su mundo. Se abre progresivamente una brecha entre el
niño como miembro de una familia y una comunidad y el niño como miembro de una
escuela.” (Bernstein, 1972, p. 3)
Sumado a ello, esas dos bibliotecas tienen una perspectiva sociológica de la lectura,
pues es vista como una práctica que responde a dinámicas de acuerdo con el contexto; es
decir, que la lectura no está sujeta a una estructura institucional formal como un concepto
estático donde priman, por ejemplo, la cantidad y los contenidos a la hora de leer: “Leer es
hoy en día una práctica social que se manifiesta de múltiples maneras y está inserta en la
cotidianidad y en las manifestaciones sociales y culturales de las comunidades. Quizás por eso
es más acertado hablar hoy de lecturas y escrituras, de sus diferentes usos, modos y
apropiaciones.” (Robledo, 2010, p. 23).
Otro de los aspectos que resalta de la biblioteca El Rincón de los Libros junto con Pan
de Azúcar es el trabajo con adultos mayores. La primera alfabetiza; la segunda, potencia el
papel que juega la tradición oral de los «viejos jóvenes» como historias constructoras de
45
Una de las preguntas abordadas en las entrevistas a los familiares de algunos niños que
acudían al Centro, es: ¿Son importantes las historias orales para su hija?, al respecto la señora
Nelly dijo: «Como para que ellos estén como más prevenidos, a tener cuidado, a aprender de
eso, sí» (N. Ramírez, comunicación personal, 26 de julio de 2016). Para la señora Nelly,
mamá de Alejandra, entre líneas comprende las historias tradicionales como un elemento
cultural que enseña lecciones para tenerlos en cuenta para la vida, para que su hija esté
prevenida frente a situaciones de riesgo que puede llegar a enfrentar su hija.
El taller de lectura de texto y contexto del territorio local … tomando el cuerpo
como primer referente de territorio: el cuerpo y sus escritos, el cuerpo y sus marcas,
la lectura del cuerpo como instrumento de vida en relación con el contexto, es decir,
con la familia, con la escuela, con la religión, con la justicia, con el barrio, con los
amigos, con el medio ambiente, etc. (Biblioteca Comunitaria Simón Bolívar; citado
por Cárdenas & Suarique, 2010, p. 38)
Se acude a los textos literarios para comprender el entorno social desde el cuerpo,
como elemento importante para generar crítica y transformación de las maneras de percibir el
mundo individual y colectivamente por parte de los sujetos.
responsabilidad, no reconocer que lo hizo, pero en el peor de los casos justificar la agresión
del otro porque: «Me miró mal», «me tocó», «me insultó».
Ese comportamiento dificulta la convivencia entre los niños, que al tiempo repercute
entre las relaciones de sus familiares y, a su vez, con la persona que esté encargada del
espacio. Las peleas entre los niños generó discusión entre los padres, manifiestas de manera
verbal e incluso con agresiones, donde el cuerpo provoca al otro, casi en la misma dinámica
de como se comportaban los niños. Generalmente, el más agresivo es el niño. Prácticamente,
en alguna medida los comportamientos de los pequeños a la hora de arreglar los conflictos
son casi equivalentes a los de sus acudientes. Al respecto: «Cuando carece uno de palabras
para pensarse a sí mismo, para expresar su angustia, su coraje, sus esperanzas grita con todos
sus síntomas, ya sea el enfrentamiento violento de un cuerpo con otro, la traducción en actos
violentos» (Petit, 1999, p. 74).
El arte de la palabra escrita es un camino por el que se puede mediar este tipo de
problemas de convivencia; la literatura está abierta a cambiar la conciencia de quien se
arriesga a leerla, de quien se arriesga a compartirla, de quien asume el reto de explorar su
complejidad, porque leer literatura es un desafío emocional e intelectual que también navega
47
en los campos del goce. La potenciación de la lengua y el lenguaje con la literatura posibilita
el encuento con el otro, con la palabra cargada de sentido que supera su uso instrumental.
«uando más capaz es uno de nombrar lo que vive, más apto será para vivirlo, y para
transformarlo» (Petit, 1999, pp. 73-74).
48
CAPÍTULO DOS
HISTORIAS DE VIDA:
4
El Salón (así lo llaman comúnmente los niños y adultos) , estuvo habilitado hasta finales de julio de 2016.
Después del cierre seguí concurriendo el lugar todos los martes (también un par de jueves en horas de la mañana)
hasta finales de noviembre del mismo año en horas de la tarde de las 2:00 p.m. a las 5:30 p.m con el apoyo de
material bibliográfico personal y «Cajas viajeras» de la Biblioteca Patiño Roselli, que contenían literatura
infantil y juvenil. En el proceso tuve la oportunidad de escuchar las historias de vida de Antonio y Andrés a
través de charlas informales, pues se acercaron al espacio a compartir sus experiencias con la lectura.
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Para explorar la historia de vida, la relación con la lectura y las prácticas lectoras del
grupo focal de la plaza de mercado del sur de Tunja, el instrumento diseñado fue la entrevista
semiestructurada, el entrevistado tiene la posibilidad de manifestar sus ideas de una manera
más abierta y espontánea, a pesar de responder de manera restringida. Sin embargo, «los
efectos de memorización y de legitimidad no pueden controlarse porque, entre otras
posibilidades, lo que el encuestado dice, no siempre es el reflejo exacto de lo que hace»
(Donnat, 2014, p. 65). No obstante, las respuestas permiten indagar por las apreciaciones que
tienen los entrevistados de la temática tratada: sus prácticas lecturas.
Don Luis, tiene 48 años, nació en la ciudad de Tunja. Es separado, formó un nuevo
hogar en unión libre; hace cuatro años vive en la vereda La Concepción, del municipio de
Combita, muy cerca de su ciudad de origen; su vivienda es de estrato uno. Su núcleo familiar
está compuesto por tres hijos: dos niñas, un niño y su compañera Mónica; están afiliados al
régimen contributivo de salud.
su negocio. Trabaja de 6:30 a.m. a 8:00 p.m., de lunes a sábado; a diferencia de los otros días,
el domingo trabaja hasta las 2:00 p.m.
Luis es responsable de todos los gastos económicos, aunque a veces no le alcanzan los
ingresos para cubrir sus necesidades básicas. Mónica le ayuda en los quehaceres de la casa, o
a veces le ayuda en la carnicería cuando mejoran las ventas. Él dice que su papá y su mamá
son de origen rural, del municipio de Siachoque, y que son analfabetos. Él tiene siete
hermanos; algunos cursaron hasta tercero o quinto de primaria; él estudió hasta quinto de
primaria porque sus padres no tenían las comodidades económicas para continuar brindándole
la educación formal. Cuando veían necesario no los dejaban asistir a clases, porque primaban
los oficios de la casa, como cultivar. En la escuela leía por gusto, le gustaba estudiar, no
recuerda nada de lo que leyó en ella, porque más o menos desde 1978 abandonó sus estudios
formales.
Don Luis suele leer el periódico El Extra, lee noticias relacionadas con crónicas sobre
robos y accidentes de tránsito, lo compra todos los días. Dice que la lectura lo hace alejarse de
sus problemas, del cansancio, de su tensión mental, deja sus preocupaciones a un lado; lee
principalmente cuando tiene tiempo «inactivo» en su carnicería. Su relación con Brayan, su
hijo, quien concurría al Salón, en cuanto a la lectura, es complicada, porque Luis declara que
prácticamente tiene que obligarlo. Su mamá, Mónica, lo acompaña en el proceso escolar.
Brayan no gusta de la lectura, aunque ocupó los primeros puestos hasta segundo grado; de ahí
en adelante tuvo un declive académico. Perdió los primeros puestos durante 2016 y fue
cambiado de institución educativa, afirma su papá.
Luis, en su morada, tiene libros como soporte escolar para Brayan, material que fue
heredado por su hija mayor, perteneciente a su relación sentimental anterior; dice que son
libros escolares. Respecto del Salón no sabe en qué consiste. Aunque se ha enterado por
medio de Brayan que allá le enseñan cosas, por eso le daba permiso de ir.
21 de junio de 2016
Doña Ana Rosa tiene 47 años; su origen es rural, del municipio de Samacá. Desde
1992 está radicada en la capital boyacense, Tunja. No gustó del campo, porque se quedó sola,
porque sus hermanos se desplazaron para la ciudad. Doña Rosa trabajó como ayudante de
51
cocina durante diez años en la plaza de mercado del sur de Tunja; desde 2006 trabaja como
vendedora independiente de frutas y verduras en las afueras de los pabellones de la plaza.
Vende de lunes a sábado en la plaza del sur y el domingo en El Carmen. Se desempeña en ese
oficio porque no tuvo otra posibilidad, por sus hijos y porque puede tener autonomía para
decidir si trabaja o no, pues no depende de terceros. Sus ingresos económicos no son
suficientes, porque su negocio es muy pequeño y, en ocasiones, no le alcanza para sus gastos
básicos; de su exmarido recibe una cuota alimentaria que en muchas ocasiones no le paga.
Rosa tiene seis hijos (no dio información de uno de ellos); dice que el mayor tiene 24
años, es profesional del ejército; el tercero trabaja pero «no» quiere estudiar, desea prestar
servicio militar y capacitarse allá. Diana Carolina, está en séptimo; María Alejandra, en
tercero de primaria y Deisy está cursando preescolar. Ella y sus hijos viven en Ciudad Jardín;
hacen parte del sistema subsidiado de salud, el Sisbén (Sistema de Selección de Beneficiarios
para Programas Sociales) nivel uno.
En cuanto a su apoyo con las tareas del colegio expresa que les ayuda con lo que
puede y sabe, especialmente con el área de matemáticas. Le pide ayuda a una señora que es
bachiller para las otras áreas. El material bibliográfico que tiene en su hogar son La Biblia,
enciclopedias y algunos libros que están deteriorados. Tiene la expectativa de que sus hijos
estudien, para que salgan adelante, no desea que se queden como ella, en la plaza o trabajando
como coteros, es decir, como cargadores de bultos.
Ana Rosa narra que su papá y su mamá no le dieron estudio formal; ella misma lo
consiguió. No recuerda que le hayan enseñado o narrado alguna historia porque hace más o
menos 38 años fue la última ocasión que estuvo en la escuela; de su familia tampoco recuerda
que le hayan contado historias. En su infancia cursó hasta segundo de primaria. Su relación
más reciente con la escuela fue a mediados de 2005; pero desistió de ella porque se dio cuenta
que sabía más de matemáticas que los profesores. En cuanto al área de lenguaje se le dificultó
porque se está quedando ciega, sabe leer pero no puede hacerlo por eso. Cuando podía, leía la
Biblia, todos los domingos, porque los demás días no podía, no tenía tiempo, aunque algunas
veces la tuvo en su puesto de trabajo, pero desistió de ello por su ceguera progresiva. Dice
que por ello se le dificulta retener información. Igual para doña Rosa ese libro es sagrado
porque le posibilita abrir la mente.
52
Sus percepciones sobre el Salón, donde asistían Alejandra y Deisy, es que no le gusta
mucho porque tuvo inconvenientes, pues sus niñas no eran tratadas como ella esperaba: con
respeto y compromiso. Porque, dice, que alguna vez sus hijas fueron maltratadas por otros
niños. Rosa comprende el lugar como un espacio para que le cuiden sus niñas mientras ella
trabaja, para protegerlas de los trajines de la plaza, pues es muy concurrida. Sus niñas le
comentan que en el Salón dibujan, les enseñan a hacer las tareas que tienen que desarrollar
para la escuela.
28 de junio de 2016
La plaza es como su hogar porque permanece más en ella que en su propia casa. Sus
ingresos económicos a veces le alcanzan para sus gastos básicos de subsistencia, en otras
ocasiones no. Para Blanca es importante que sus hijos ayuden en los quehaceres de la casa
más que trabajar en la plaza. Igual le parece más fundamental que estudien, pues es la base de
su futuro para que no tengan que trabajar en lo mismo que ella; si sus hijos se preparan
académicamente tendrán mejores oportunidades en su vida, dice.
La señora Blanca estudió hasta quinto de primaria; dejó de hacerlo porque no tenía
tiempo. Lee esporádicamente lo que le llama la atención, mas no tiene un tema, género o
tipología textual predilecta. Lee cuando le ayuda a sus hijos en las tareas, mas no tiene
presente esos textos, los olvida con facilidad. Es ella esencialmente, quien los apoya en ese
oficio. Se siente capaz de hacerlo con sus niños pequeños, con la hija mayor que está en
bachillerato se siente limitada para ayudarle, debido a que no entiende las temáticas. Narra
que en su casa tienen libros con las tablas de multiplicar, la cartilla Nacho y el libro Leíto, ya
que son los que más necesitan los niños, pues para lo demás prima el uso del internet para
cualquier consulta.
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12 de julio de 2016
Don Antonio es de Chivatá. Conoce la plaza de mercado del sur de Tunja desde que
era niño, gracias a su familia, pues él heredó el oficio como vendedor de líchigo de su mamá.
Para él, el trabajo en la plaza es una oportunidad que no es para lucrarse, pero dice que
sobrevive; en todo caso tiene un trabajo complementario, como electricista. Antes de
comenzar a vender en la plaza, fue vendedor de pólizas de seguros. Durante seis años fue
vendedor en las puertas de los colegios de libros de editoriales como Norma, Voluntad y
Santillana. Por ello dice tener una pieza llena de libros, con enciclopedias y textos escolares
que iba adquiriendo para su propia colección. Así se enamoró de los libros, los compró para
sus hijos, pero dejó de hacerlo porque ya no vende libros. Don Antonio percibe que el libro es
la mejor universidad de la vida porque en el libro están todos los ideales.
Antonio tiene cuatro hijos: tres niños de quince, de diecisiete, dieciocho años y una
niña de cinco años. No es de su interés que sus hijos concurran a la plaza, especialmente, la
niña. Ninguno de ellos fue al Salón. Sus hijos suelen leer, especialmente, la niña. Él ya no lee
porque no le queda tiempo para hacerlo, debido a que retomó el oficio de su mamá como
vendedor de líchigo. A veces cuando lee le gustan temas como la matemática, el español o la
historia reciente. Para don Antonio leer es bueno, es la mejor ocasión.
09 de agosto de 2016
Diego y Rosa conforman un hogar con cinco hijos; tres de ellos van a la plaza: Julián
(bebé, con apenas unos meses de nacido); Juliana y Kevin están estudiando; ellos dos asistían
al Salón. Los otros dos, Daniel y Miguel, son cuidados por una persona ajena a su familia. La
54
situación económica es difícil por la cantidad de miembros y todos los gastos que implica
cuotas de la casa, servicios, la escuela de los niños, etc. Rosa trabaja en la plaza y Diego
subcontratado como constructor. Su afiliación de salud corresponde al régimen subsidiado
nivel uno.
Los dos son de pueblos cercanos a la ciudad de Tunja (Boyacá); Diego es de Úmbita y
Rosa de Nuevo Colón, municipios de carácter rural. Ellos están desde mediados de 2006 en la
capital Boyacense. Rosa desde la edad de los siete años tuvo contacto con el trabajo de vender
frutas, legumbres, verduras, entre otros. Antes comerciaba en su pueblo de origen, ahora
prefiere la plaza del sur de Tunja porque para vender no tiene que desplazarse de ciudad en
ciudad.
Rosa no recuerda que sus familiares le hayan compartido alguna lectura o historia oral.
Estudió hasta quinto de primaria, hace aproximadamente dieciocho años que no estudia en un
centro educativo; no quiso estudiar más porque desde niña trabajó y prefirió la plata a seguir
estudiando. Igualmente de la escuela no recuerda ningún tipo de texto o historia. La escuela,
en comparación con su experiencia y la de sus hijos, la percibe con extrañeza, la observa
diferente, porque antes le enseñaban con cartillas, ahora se da cuenta que no es igual.
20 de septiembre
Soltero, tiene 52 años de edad, estudió hasta undécimo y cursó en 1991 dos semestres
del programa de Idiomas en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Gusta
mucho del área de inglés; le gustaría estudiar comunicación social. En su colegio, El Silvino,
escribía textos deportivos para el periódico escolar; su profesora de español le ayudaba a
corregirlos; ganó concursos de ortografía de tipo local y departamental.
Ese es Andrés, el hijo menor de siete crianzas que tuvo su madre. Su mamá era
vendedora de fritanga en la plaza; tras su muerte en 1993, él comenzó a frecuentar la plaza;
antes no lo hacía, pues la prioridad de su madre era que él estudiara; ella trabajaba los días de
mercado –martes, jueves y viernes-, no le ayudaba en sus tareas, pero le brindaba todo el
apoyo económico, narra Andrés. En la plaza cuida carros los viernes; compra, arregla y vende
guacales, alquila planchones y guarda carretas en una bodega que tiene. Desde 2010 también
vende minutos de celular.
Andrés cree necesario leer para ejercitar la memoria, porque el cerebro debe ser
alimentado para que no se oxide, no se atrofie, ya que si no se lee se le puede olvidar a sumar,
a restar, incluso a leer. Por eso se sabe frases como «El hombre nace bueno pero que la
sociedad lo corrompe». La referencia como una reflexión para la vida.
Lee en sus tiempos libres. No le gustan los textos relacionados con crónicas rojas de
periódico, prefiere la sección de deportes. Secciones con temas científicos. Su relación con el
libro gira en torno a adquirir y coleccionar cursos de inglés vendidos en periódicos como El
Tiempo. En sí temas que le enseñen algo.
Flor tiene 52 años, es de Biracachá, Boyacá. Está radicada en Tunja hace 36 años; vive
en el barrio Trinidad, aunque vivió en Fusagasugá (Cundinamarca) durante nueve años. Tiene
tres hijos: Brayan tiene diecisiete años, está cursando octavo grado; Ferlei, treinta y dos años,
trabaja en una ferretería, tiene dos niñas y un niño; y María, veinticinco años, se desempeña
en oficios varios, tiene a Luis y a María Alejandra, quienes iban al Salón. María y Ferlei
estudiaron hasta quinto de primaria. Flor le ayudaba a sus hijos en las tareas, recuerda que les
contaba historias orales cuando se los solicitaban en la escuela. Tiene expectativas de que su
hijo menor sea profesional para que sea alguien en la vida y no se quede como ella en la
56
plaza, aunque a él le gusta trabajar en la plaza. El hijo menor, ella y su esposo pertenecen al
nivel uno del sistema de salud.
La señora Flor es, prácticamente, madre cabeza de hogar. Trabaja desde sus nueve
años de edad; es la hija mayor de trece hermanos, siete mujeres y seis hombres. Unos están en
el campo, otros en la ciudad. Once de ellos estudiaron hasta quinto de primaria. El hermano
menor terminó bachillerato e intentó hacer una carrera profesional en medicina con el apoyo
de sus hermanos. Flor, la mayor de los trece, estudió hasta cuarto de primaria. Su vínculo más
reciente con los estudios formales fue en Fusagasugá, donde hizo un curso de manipulación
de alimentos. Su esposo terminó la secundaria, es bachiller; tiene un negocio de líchigo.
Flor dice que su relación entre familia, escuela y lectura estuvo estropeada porque Flor
no pudo estudiar sino hasta cuarto de primaria, debido a que primó la crianza de sus
hermanos, pues su mamá murió; por ello no le quedaba tiempo para estudiar. Sus familiares la
dejaban ir a la escuela con la idea de que por lo menos aprendiera a escribir. Le gustaba
estudiar pero insiste en que no le quedaba tiempo para hacerlo. Dice muy orgullosa que su
papá sabía hacer cuentas a pesar de ser analfabeta. Su papá y su abuelo le contaban historias
orales que alguna vez también se las contó a sus hijos. Espera que sus hijos se las cuenten a
sus nietos. Recuerda la cartilla Nacho, con la que aprendió a reconocer y no confundir la «l»
con la «ll» y otras letras. No tiene biblioteca, pero el libro que tiene en su casa es la Santa
biblia.
Trabaja vendiendo líchigo porque ese oficio lo heredó de su abuela. Desde 2012 tiene
su propio restaurante, igual los domingos vende frutas, verduras y legumbres en la plaza de El
Carmen. A pesar de que tiene dos trabajos, sus ingresos económicos escasamente le alcanzan
para los gastos básicos. Considera la plaza como su hogar porque permanece la mayoría del
tiempo en ella, su casa es como un hotel. En cuanto a su ejercicio como lectora, le gustan las
crónicas rojas; por ello compra el periódico El Extra en el cual encuentra ese tipo de textos.
Lee los días lunes porque le queda un poco de tiempo libre para hacerlo.
09 de agosto de 2016
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Nelly es dueña del restaurante El Faraón; apenas lleva seis meses trabajando en la
plaza con ese negocio. Su hija Alejandra iba al Salón. Es de origen rural, del municipio
Boyacá (Boyacá). A la pregunta sobre su edad contestó con una gran sonrisa. Estudió hasta
once grado en el colegio INEM de la ciudad de Tunja. Desde el año 2000 no estudia en
institución alguna, por falta de plata. Ella lee esporádicamente el periódico cuando tiene
tiempo libre. Gusta de temas relacionados con la urbanidad, que den respuesta a preguntas
como: ¿cómo va la ciudad?, ¿qué han hecho?, ¿qué no han hecho?, ¿qué van hacer en la
ciudad? Nelly entiende la lectura que le permite expresarse mejor, entender mejor la vida,
para distraerse.
En cuanto al Salón le parece que está para hacer trabajo social en la plaza, como para
ayudar a las personas que trabajan ahí y a los niños, para enseñarles actividades y para
apoyarlos con el desarrollo de las tareas escolares, en sí para guiar a los niños. Nelly dejó que
Alejandra fuera al Salón porque en el restaurante se aburre, en cambio allá podía compartir,
aprender y jugar con otros niños.
26 de julio de 2016
Claudia Patricia es de San José del Guaviare, en la zona rural; la mayor parte de su
vida transcurrió en fincas, cuidando haciendas con ganado, cocinando para obreros,
cultivando. También ha trabajado en Villavicencio haciendo lo mismo. A diferencia de las
otras ciudades, en Tunja trabaja como ayudante de cocina; lleva en ese oficio dos años. Su
excompañero sentimental es de Rondón (Boyacá), papá de María Paula, niña que iba al Salón.
Claudia tiene treinta y dos años. Ahora comparte su vida con Jairo, quien tiene una tienda de
cerveza en la plaza de mercado del sur de Tunja.
Su papá y su mamá son analfabetos. No recuerda que alguno le haya contado historias
orales. Recuerda que su abuela paterna, sus tíos o trabajadores narraban historias, aunque no
recuerda alguna. Su familia le permitía acceder al colegio, aunque se trasteaban de pueblo en
pueblo y era casi imposible terminar con facilidad cada año lectivo. Expresa que a veces le
comparte Caperucita roja a María; tiene presente que las historias orales son importantes para
la crianza de su hija, ya que le pueden servir para que sea prevenida, para que tenga cuidado.
Por eso la lectura es importante para la vida.
María Paula no lee bien cuando lo hace para su mamá porque confunde algunas letras;
Patricia se altera cuando eso pasa. Dice que con la profesora de su colegio sí lo hace bien.
Pauli está en primero de primaria; hasta ahora la escolarizó, porque siempre había vivido y
trabajado en zonas rurales donde se dificulta el desplazamiento a centros educativos porque
quedaban muy lejos. Claudia sueña que su hija estudie y sea profesional para que tenga un
mejor futuro. Comenta que le ayuda a Pauli a hacer las tareas, principalmente, del área de
matemáticas. A Pauli le gusta practicar el patinaje y dibujar. Patricia reconoce el Salón como
un lugar donde su niña aprendía a colorear, a escuchar leer cuentos o a dibujar. Prefería que su
59
niña estuviera en el Salón haciendo esas actividades para que se distrajera más que mirando
televisión.
27 de septiembre de 2016
De acuerdo con las biografías se colige que el retiro por fuerza mayor o voluntaria de
los estudios formales en la escuela generó disminución e incluso abandono temporal de la
lectura en la mayoría de los entrevistados. Algunos no tuvieron ninguna experiencia
satisfactoria con la lectura dentro de su núcleo familiar ni escolar, no hubo ningún factor que
la estimulara, por tanto su relación fue inmodificable, como «no» lector; son los casos de
Blanca, Rosa y Patricia; o el caso particular de doña Rosa que tomó la iniciativa de leer la
Biblia (la escuela ni su familia fueron mediadores para su lectura), pero dejó de hacerlo por su
reciente ceguera progresiva. Andrés dejó de estudiar por fuerza mayor, pero su práctica
lectora es permanente. Doña Nelly por sus cambios de estudiante a trabajadora, pasó de ser
una lectora constante a disminuir la intensidad de su práctica lectora, por sus condiciones
laborales. El cambio de la vida estudiantil a la laboral interrumpe la práctica lectora según el
empleo u oficio, por lo menos temporalmente; es el caso de Don Luis y Andrés quienes
60
tienden a estar en un punto de incremento de sus prácticas lectoras. En cambio Antonio, por
«accidente» como vendedor de libros, tuvo una relación cercana con la lectura; al cambiar de
oficio regreso a su estado habitual como «poco» lector pues lo hace de vez en cuando.
Cuestión de tiempo
La práctica lectora, abordada desde los tiempos ocupados para leer y la cantidad de
libros o textos leídos, equivale a una perspectiva cuantitativa donde solamente se verifican
cantidades. Sin embargo, a continuación se expone la indagación del por qué los ritmos y el
lugar que ocupa la lectura dentro de la cotidianidad de las personas. En la plaza existe una
constante en el valor y el lugar que ocupa la lectura, pues es vista como una práctica «poco
importante», porque se lee en los tiempos «muertos» o «improductivos»; o sea, cuando se
tienen lapsos que no ocupan su trabajo, según su oficio en la plaza. Expresiones como: «[Leo]
cuando uno está a ratos libres, que no es que sea constante»; «A mí me gustaría aprender
mucho ¿sí? […] el tiempo no... »; «[leo] de vez en cuando. Así las tareas de mis hijos»;
«ahora a lo último la verdad no. Me metí en este cuento [vendedor de líchigo] y pues no
queda es tiempo»; «Leo en mis tiempos libres»; «Leíamos era […] la biblia todos los
domingos. No me quedaba tiempo», «Se sienta uno [a leer] en un ratico en el momento que le
queda a uno un tiempito […] porque toca atender».
Además de eso se observó que la lectura del periódico en los puestos de venta externos
a los pabellones es prácticamente nula, no lo adquieren, ni algún tipo de material
bibliográfico, incluso es inusual ver prácticas lectoras de otros tipos como poseer revistas de
ventas (como de lencería). En cambio dentro de los pabellones es más visible la práctica
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lectora tanto del periódico como de las revistas de ventas, e incluso la posesión de cuadernos
donde llevan sus registros de ventas, también la compañía de los tutores de los niños
ayudándoles a hacer sus tareas.
El papel periódico de prensa juega un papel importante por sus propiedades materiales
como complemento o base para empacar o envolver los alimentos, pues en muchos de los
recipientes, como cajas de cartón, guacales de madera y canastas de plástico, se organizan los
alimentos para comercializarlos. Las hojas de periódico se usan para proteger los alimentos y
evitar que se magullen, para que maduren más rápido, para limpiar los vidrios de las vitrinas,
especialmente, para envolver las hierbas aromáticas, y entre otras funciones para leer.
Es paradójico que los diarios sean uno de los primeros en divulgar los resultados de
los bajos niveles de lectura, comprensión e interpretación, en pruebas nacionales como el
ICFES –Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación-; o como las pruebas PISA
–Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes-; sin embargo, es uno de los
diarios «más» leídos por aquellas personas que serían denominadas «poco lectoras» o que
«no» tienen las competencias lectoras para dichas pruebas, como la comunidad de la plaza de
mercado del sur de Tunja.
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«El Extra lo leo los lunes así. [Le gustan]Todas las noticias que salen así que mataron
a alguien para mirar a ver cómo ocurrió. Yo lo compro todos los lunes que me queda
un poquito de tiempo». (Doña Flor).
«Por ratos, me gusta leer el periódico, lo que trate de la ciudad, ¿cómo va la ciudad?,
¿qué han hecho?, ¿qué no han hecho?, ¿qué van hacer en la ciudad? Uno a veces ni se
entera qué queda en tal parte» (Nelly).
«Toda la mayoría de periódicos [como] El Extra. Las noticias que trae por ahí veces
buenas. Yo siempre leigo los las páginas importantes que robaron, que ladrones, que
mataron; que todo eso; “que hubo un accidente en tal parte”, entoces uno lee ese
accidente». (Don Luis).
libros, por la forma de conocimiento discontinuo que brinda, pero no exige por ello menos
capacidades psicotécnicas y de desciframiento» (Bahloul, 2013, p. 28).
En relación con la lectura del periódico como el texto más frecuente y próximo en las
prácticas lectoras de algunos trabajadores de la plaza del sur de Tunja, emergen dos variables
relacionadas con las preferencias temáticas que pueden encontrar en él. Los temas en común
de la señora Flor y don Luis son la lectura de la crónica roja como los robos, accidentes o la
muerte de alguien. En cambio, Andrés y Nelly tienen otros intereses y criterios de selección
que en alguna medida responden a sus niveles de instrucción. Recordemos que los dos
primeros cursaron hasta cuarto y quinto de primaria, respectivamente; en cuanto a la otra
pareja: ella tiene título de bachiller; y él tiene además dos semestres en estudios
universitarios. Lo anterior sin desconocer los niveles de relatividad que implica, pues no es
pertinente clasificar las preferencias lectoras de acuerdo con los niveles de instrucción. Al
respecto:
Cuando uno observa una correlación entre el nivel de escolaridad, por ejemplo, y la
cantidad de lecturas o la calidad de la lectura, uno puede preguntarse cómo ocurren
las cosas, puesto que no se trata de una relación auto-explicativa. Es probable que se
lea cuando se tiene un mercado respecto del cual tienen valor los discursos
relacionados con la lectura y con los libros (Bourdieu, P.; Chartier, 1985, p. 167).
En otras palabras, si fueran otros tipos de materiales bibliográficos los que circularan
en el contexto de la plaza, probablemente serían otros los gustos, los horizontes de
expectativas, la experiencia estética con el texto escrito o los criterios construidos de forma
individual y colectiva alrededor de sus lecturas, independientemente de su nivel de
instrucción escolar. Además porque el periódico tiene un valor simbólico dentro de la plaza
como medio de información de fácil acceso y reconocido dentro de los posibles círculos de
socialización que se genera a partir de su lectura.
Entonces, si fueran otros los valores discursivos que giraran en torno a la lectura, si
fueran otros los niveles de accesibilidad y circulación (novelas, cuentos, poesía, crónicas,
ensayos), por ejemplo, en la plaza no se leería la crónica roja del periódico, sino leerían, por
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qué no, un cuento de Edgar Allan Poe, como El corazón delator; o El extraño, de Howard
Phillips Lovecraft; crónicas de Luis tejada o de Ryzjard Capushinsky, su obra maestra Ébano.
Los lazos fraternales hilvanados con la mayoría de adultos y niños, por mi constante
visita a la plaza, pues no perdía oportunidad cada vez que podía -aún no pierdo y no perderé
cada vez que tenga la posibilidad- me ha permitido observar, charlar, escuchar, comprar,
especialmente a dialogar y ofrecer una de mis pasiones, los libros, para compartir un rato de
lectura colectiva, de lectura íntima o lectura en voz alta para los adultos y niños.
Uno de los mayores retos al hacer las entrevistas fue convertirme en esa gota de agua
que cae poco a poco abriendo las alamedas de la memoria de las personas. Fue difícil pero no
imposible; por esa situación surgieron interrogantes como: ¿no recuerdan o se niegan a
compartir sus experiencias por pena o por qué no es de mi incumbencia?, ¿la escuela no
representó ninguna trascendencia porque no es un referente en la mayoría de sus respuestas?,
¿qué pasa con la tradición oral, aquella riqueza tan presente en la infancia de las personas y
mucho más cuando sus orígenes son rurales?, ¿la edad es un factor que limita la memoria?,
¿estaré preguntando aspectos familiares y personales que no quieren recordar porque no son
de su agrado?, ¿si ayudan a sus hijos en las tareas por qué no recuerdan las lecturas más
recientes?, entre otros. Con esto quiero decir que les costó volver al corazón, recordar sus
memorias de infancia, de escuela, de familia, incluso las más próximas y recientes; ni siquiera
lo que habían leído recientemente lo tenían presente.
Después de estas breves reflexiones entre los padres entrevistados circulan algunos
libros que en su vida son «importantes», entre ellos: «La biblia»; «la enciclopedia», «pedazos
de libros»; «libros de los números, de las tablas, eso es lo que más les necesitan los niños; la
cartillita esa de Nacho»; «Leíto, ese es para aprender a hacer el movimiento de la mano, para
hacer planas, los pares»; «libros de cursos de inglés», «libros de cuentos y para las tareas»;
«escolares, enciclopedia»; «Cien años de soledad; El coronel no tiene quien le escriba;
Platero y yo y otras obras».
Los libros que los niños y sus padres tienen en su casa dan muestra que el ejercicio
escolar responde a dinámicas funcionales de la lectura, pues la mayoría de textos son de uso,
principalmente, alfabetizador, ya que están las cartillas o libros de consulta como la
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enciclopedia. Asimismo estos tienen una perspectiva escolar, donde priman los contenidos y
el desarrollo básico de habilidades lectoras más que la lectura como un ejercicio intelectual
que se puede implementar en los hogares. Los textos literarios prácticamente no hacen parte
del material bibliográfico que poseen o deben adquirir las familias para sus prácticas lectoras.
Sin embargo, existe el caso de la posesión de libros del canon literario, como los de los
Premios Nobel Gabriel García Márquez y Juan Ramón Jiménez.
El cerebro tiene uno [que] moverlo, o sea, para hacerlo que no se oxide, que no se
atrofie porque tiene uno que leer, porque se le puede olvidar hasta leer, o se le puede
olvidar hasta sumar, restar. Yo no me gusta utilizar calculadoras (A. Díaz,
comunicación personal, 23 de agosto de 2016).
«Si uno no sabe leer no está en nada, pailas, pailas, sí»; como una práctica necesaria
para la vida. «Aprende uno muchas cosas: a hablar, a uno expresarse», «La lectura que uno
desarrolla que, como que entiende más la vida, como que se expresa uno mejor, o aprende a
expresarse mejor»; en estas últimas ideas toman la lectura como un ejercicio alfabetizador.
«Le abre la mente a uno», lo cual sugiere racionalidad, imaginación. En general esos sentidos
de la lectura connotan un proceso íntimo e individual para desarrollar habilidades personales
y más que una práctica social que puede ayudar de forma colectiva y no únicamente
individual.
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De los espantos sí: la llorona, la bola de fuego ¿no sabe cuál es? Le sale a los hombres.
Y si digamos que una persona se pone a orar o rezar, si es católico o es evangélico más
lo sigue. Tiene que arriarle la madre (risas). Eso es de allá del llano. Sí claro lo vimos,
yo también lo vi, en la noche. Aparece en las noches, en las sabanas. La pata sola, jum,
era un espanto muy feo. (C., Mendoza, comunicación personal, 27 de septiembre de
2016).
migración del campo a la ciudad se sobrepuso, por osmosis, la cultura urbana sobre la rural.
Recordemos que el «sujeto migrante» es producto del encuentro y diálogo entre las dos
culturas, la urbana y la rural, y no la invisibilización de la primera sobre la segunda, por el
predominio del sujeto en ese entorno. En sí las dos conviven y se complementan (Cornejo
Polar, 1996).
A su vez, con esas historias Patricia cree que los niños, entre ellos su hija, deben
conocerlas: «Como para que ellos estén como más prevenidos, a tener cuidado, a aprender de
eso». En otras palabras, la función de la literatura para ella tiene un sentido didáctico, donde
el arte de las letras a través de la tradición oral sirve como medio educativo para la vida de las
personas, especialmente, de los niños y niñas como su hija.
En vista de que los adultos no recordaban las posibles historias clásicas de la literatura
que en algún momento de su breve paso por la escuela habían leído, en el transcurso de un par
de entrevistas hice un ejercicio sencillo, pero interesante. Nombré: Bosque, abuela, niña, lobo,
con el fin de que dijeran el título, una de las personas recordó el título del cuento Caperucita
roja; la otra recordó apartados del relato: «Caperucita roja. Que se fue caperucita roja a
llevarle buñuelos a la abuela y el lobo se vistió de abuelita; se la comió (risas)» (F. Bautista,
comunicación personal, 09 de agosto de 2016).
Asimismo, surgieron dos historias orales que Flor recordaba de su infancia y sabía
quiénes se las habían contado. La primera:
Por allá […] venía del río para arriba que había un bebé que lloraba y lloraba. Y que
la señora se conmovió del bebé y dijo: «ay pero ese bebé botado, ¿qué hacemos? yo lo
cargo en mi pañolón», de esos pañolones largos dijo: «yo cargo ese bebé y me lo
llevo». […] Ella cargo su pañolón y cargó su bebé. Y esa señora entre más… le pesa
ese bebé, pero era que le pesaba. Y entonces ya llegando a la casa le faltaba poco (en
esa vez no había luz eléctrica, había esperma) y ella encendió su farol, esos farolcitos
que llevaban de botella. Este niño entre más camino más me pesa ¿qué será?».
Entonces llegó y le dijo: «ay mamita como ya tengo dientes». «¡Uy! pero este niño
está hablándome!» Esa señora dizque se les eschiurco todo eso. La cabeza se le puso
como una bomba, la lengua se le puso gruesa. Cuando ella botó el pañolón a ver qué
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era, a lo que esto, pues era el diablo. Llegó y dijo: «Jesús, Ave María» y eso se le
espantó todo (risas). Pues eso contaba. Tendría 9 añitos cuando me la contaron.
La señora tan inocente de alzar ese bebé «bueno yo lo llevo y me lo terceo» y que
pesaba y que pesaba, mamita es que yo ya tengo ñentes y cuando dijo: «no eso era el
diablo». Por eso dicen profesor: «que donde hay niños no llega el diablo». (F.
Bautista, comunicación personal, 09 de agosto de 2016)
Ella disfruta narrando la leyenda porque recuerda que el mediador es su padre, a quien
admira: «Él no sabe leer porque él no fue a la escuela. Él sabe contar la plata, él no se deja
embolatar. “Yo fui dos días a la escuela”, así lo dice». La narración de la leyenda tiene una
carga emocional por su relación sentimental con su padre. La siguiente leyenda es narrada por
su abuelo:
Hay muchas historias del diablo, me contaban ellos, mis abuelos: que una vez una
navidad había unos niños muy inquietos, mi abuelito fue el que me contó. Pero
inquietos, […] entonces el diablo se les presentó en burro y quesque llegaron y que
ese burro sí está bueno para montarlo. Lo enjalmaron, le hicieron una enjalma de
esas, una de esas del junco del maíz. […] entonces decía mi abuelito «que le hicieron
la enjalma de junco». Y entonces dijeron los chinos: «pues montemos a ver cómo nos
va». Entonces los chinos en lugar de montar; eso mejor cojamos y prendámosle
candela a este burro a ver cómo le va; o sea, se les presentó ellos lo enjalmaron y
encendieron un fósforo préndanle y eso después que ese burro echaba candela por las
orejas, por las patas, por todo lado. Entonces: «onde hay chinos no llega el diablo».
(F. Bautista, comunicación personal, 09 de agosto de 2016)
Al igual que para Patricia, para Flor la narración tiene una función didáctico-
educativa, ya que las dos historias están cargadas de una enseñanza a manera de moraleja al
concluir que: «donde hay niños no llega el diablo». Además tienen una connotación religiosa
por la presencia del diablo y por expresiones como «Jesús, Ave María». En cuanto a la
experiencia estética de Flor, está permeada por un carácter afectivo que manifiesta con los
mediadores: su papá y su abuelo, acompañada de sus creencias y su visión de mundo.
“Cuando la madre sienta al niño en el regazo y le cuenta un cuento o le muestra un libro de
imágenes, el niño, además de aprender sobre el mundo, sobre las representaciones, sobre los
mundos imaginarios, aprehende el afecto y la caricia a través de la voz. Eso para un niño es
vital.” (Robledo, 2010, p. 51).
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Retomando el aspecto del porqué las dificultades de las personas para recordar las
historias orales que alguna vez escucharon o leyeron en la escuela o en su medio social, cabría
hacer la siguiente reflexión: después de que Flor narró las dos historias terminó diciendo:
«Eso se las conté alguna vez a mis hijos» y a su vez complementó que «esperaba que se las
narraran a sus nietos»; además afirma en cuanto a su apoyo con los deberes escolares de sus
hijos: «Me tocó ayudarles a hacer sus tareas. Le ayudo cuando le piden que le diga una
historia» (F. Bautista, comunicación personal, 09 de agosto de 2016).
Recordemos que Patricia también tiene narraciones regionales como La bola de fuego,
La pata sola y La llorona; porque ella ha vivido la mayor parte de su tiempo en zonas rurales
del llano. En este sentido la permanencia de esos relatos es producto de sus niveles de
socialización; es decir, al compartir esas narraciones o al hacer parte del diario vivir de las
personas toman otros niveles de importancia que posibilitan la permanencia en la memoria
individual y colectiva según el contexto de los sujetos. «Tanto la memorización de la esencia
del texto como la rapidez del desciframiento están sostenidas por las redes habituales de
socialización de los lectores». (Bahloul, 2013, p. 106).
fuerte, aguerrido y corpulento para mover los bultos, guacales y canastillas llenas de
alimentos frescos para ser vendidos a sus clientes. Por supuesto que es así: esas personas en
su mayoría son mujeres, quienes están vendiendo a granel, platos de comida, amasijos,
embutidos, frutas, verduras, bebidas calientes, yerbas aromáticas, papa, zanahoria. Su
presencia se destaca menos detrás de un volante, vendiendo o dirigiendo las conocidas
carretas que cargan el mercado para llevarlo a los supermercados de barrio. Sin embargo, las
mujeres no dejan de hacer presencia directa o indirectamente en la mayoría de los lugares de
la plaza.
Las mujeres juegan un papel protagónico en la plaza porque está presente en casi todos
los oficios; son vendedoras tanto al por mayor como al detal. La mujer en la mayoría de los
casos es cabeza de familia; asume todos los gastos de sus hijos e hijas, pues sus compañeros
están ausentes o no le aportan en mucho o nada; es el caso de tres de las mujeres
entrevistadas, por ejemplo, una dice: «Sí me tocó tomar el timón del barco yo y aún todavía lo
llevo».
práctica. Las féminas aparte de sus oficios de fuerza y coraje, también se toman la molestia de
ayudar en las tareas de la escuela de sus niños y niñas. Por ejemplo, algunas por fuerza mayor,
dicen: «Me tocó ayudarles a hacer sus tareas», «Sí, matemáticas. Con matemáticas a veces me
toca».
Otras, aunque tiene claras sus limitaciones para responder con los deberes académicos
de sus hijos se arriesgan a hacerlo: «yo no les ayudo porque casi no sé, por ejemplo, de
matemáticas sé, pero lo del resto no»; de la misma manera apoyan a sus niños con las tareas a
pesar de sus limitaciones temáticas, como dice más explícitamente una de las mamás:
Leo lo que me llama la atención. Así las tareas de mis hijos. Pues, yo, por ejemplo, a
ellos desde pequeñitos yo los puedo guiar, pero, por ejemplo, mi otra niña que ya está
más grande, ya por ejemplo las tareas… yo ya no le entiendo nada; ni papa (B.
Vargas, comunicación personal, 12 de julio de 2016).
Otras tienen más de disposición y seguridad con su acervo cultural: «le ayudo cuando
le piden que le diga una historia», «Todas las tareas que le ponen en el colegio yo siempre
estoy pendiente de ella, de las tareas». Si no son ellas mismas, otra mujer es quien está detrás
de esa labor social: «Con lo que sé le ayudo, lo que no, no. Yo mando a una señora en Ciudad
Jardín que ella es bachillerata, yo la mando, porque yo no les ayudo porque casi no sé» (R.
Betancurt, comunicación personal, 28 de junio de 2016). Algunas responsabilizan de ese
trabajo directamente a la escuela, como la única encargada de la formación estudiantil de sus
hijos:
Mi santa mamá aquí ella trabajaba vendiendo fritanga, entonces ella era la que me
proporcionaba todo para el estudio. Yo no conocía la plaza, ella era la que trabajaba
y yo era únicamente era: de mi casa al colegio, del colegio a mi casa. (A. Paez.
Comunicación personal, 23 de agosto de 2016)
También se presenta el trabajo colectivo, aunque su frecuencia sea baja: «Sí claro, en
todas, a lo que es matemáticas, en lectura […] yo me siento a hacer tareas con ella o el
padrast[r]o le ayuda mucho». En cambio el hombre cuando trata de tomar ese rol de mediador
de la enseñanza de su hijo es más hostil:
No le gusta [leer] toca obligarlo, pa‟ que haga tareas y todo eso; todo obligado. Que
el de su gusto nada. Toca estar ahí encima, cada vez que llega del colegio: «bueno me
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hace primero la tarea, y ahí sí, si no, no sale. A las buenas o a las malas toca que
haga la tarea». (L. Quintero, comunicación personal, 21 de julio de 2016).
Las personas entrevistadas junto con sus historias de vida muestran una aspiración de
«movilidad social»; es decir, muestran una tendencia paulatina y fuerte de inculcar y apoyar a
sus niños para que terminen sus estudios de bachillerato e incluso sean profesionales, como
fin esencial para «tener éxito». Los abuelos de los niños casi no estudiaron, con excepción de
algunos que cursaron hasta segundo de primaria; los papás de los niños estudiaron hasta
cuarto, quinto, y una de ellas hasta once. Sin embargo, por ejemplo dos niños de Flor tan solo
hicieron hasta quinto de primaria, es decir, logró su cometido.
Ahora bien, miremos el panorama general que nos arrojan las percepciones de los
adultos sobre la escuela para sus hijos; es decir, sobre el papel indispensable que representa
que sus niños cursen niveles de instrucción más altos que ellos y ellas:
«Así tenga uno o no tenga plata el estudio es lo principal. Uno sin estudio no vale
nada». «Primero que estudien. […] porque deben de surgir, deben superarse», «quiero que
ella sea, que no quede como yo, que sea profesional», «vaya al colegio y que no sea así como
uno que se quedó esto: que sea alguien en la vida. Que de aquí a mañana mi hijo es [sea] un
profesional», «que sigan estudiando [sus hijos]. Pues ellos sí, si dios diera licencia, que ellos
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estudiaran. Claro que, qué van a coger un trabajo como este, porque esto siempre es
esclavizante».
El apoyo a sus hijos con los deberes escolares tiene un fin en común: que sean
profesionales, que sean «alguien en la vida» y no sean como ellas, «pobres trabajadoras» que
venden, compran o cocinan. Paradójicamente ese pensamiento colectivo es producto de sus
condiciones laborales y sus antecedentes escolares; ven que los altos niveles de instrucción
educativa son, prácticamente, el único camino para la construcción del proyecto de vida de
sus hijos. Es paradójico este punto de vista que le da un giro total a la moneda respecto a lo
expuesto por Álvarez (1995), pues la escuela representa honra, estatus, la adquisición de un
trabajo digno para los trabajadores de la plaza; pareciera que su labor diaria fuera una
deshonra más que un orgullo por sus raíces rurales y oficios heredados generacionalmente.
Es ingenuo aseverar que las comunidades populares como los adultos y los niños de la
plaza de mercado del sur de Tunja „no leen‟, peor aún decir que esa carencia se debe a sus
condiciones socioeconómicas, por su ubicación periférica en uno de los barrios más pobres o
por sus bajos niveles de instrucción; ellos tienen unos ritmos y unas preferencias de acuerdo
con sus oficios, que no responden a estándares establecidos institucionalmente, como la
cantidad o la calidad de la literatura que leen. Eso se debe a que no se les ha facilitado las
condiciones para que tengan acceso a los libros y porque esta práctica no es prioridad, pues
prima el trabajo para conseguirse lo del diario.
CAPÍTULO TRES
Allá se mezclan los susurros del viento con las voces coloridas de mercaderes que
promocionan sus productos a viva voz gritando a todo pulmón con timbres gruesos, delgados,
dulces y hasta chillones, no por el tono, sino por los precios altos: «a mil, a mil, a mil; a dos, a
dos, a dos; a cinco, a cinco, a cinco, a cinco». Aunque hay secciones establecidas, la plaza es
una narración viva por el poder de la palabra, enriquecida por el diálogo con ficción y no
ficción, con personajes reales e irreales, con lugares concurridos y otros desolados. Ese relato
se forma, de-forma y transforma constantemente, según el día de la semana, el clima, la época
del año, la hora transcurrida.
El Salón5
Al ingresar al salón por las escaleras, cabe comentar que a pesar de que es un espacio
pensado para la circulación y permanencia de niños y niñas entre edades de cuatro y doce
años, su diseño no responde a las características de la población infantil, ya que carece de una
rampla que facilite el desplazamiento de los niños para que no ponga en riesgo su integridad
física. Después de subir los peldaños, se ven tres puertas dos a la izquierda y una al fondo.
Esta última corresponde a un salón con pupitres y un anaquel alto para guardar libros.
Las otras dos entradas corresponden a tres secciones que tienen un mesón con un
lavaplatos (como una «cocina»), un baño y tres cuartos pequeños que se comunican entre sí.
Los cuartos corresponden a espacios de integración donde los niños y niñas acuden,
especialmente, a jugar, hacer tareas del colegio o desarrollar actividades que implementa la
trabajadora social a cargo del lugar. Las secciones del salón tienen un escritorio, tres muebles
para guardar libros, un archivador con un televisor para ver películas; sillas y mesas tanto de
plástico como de madera, cajas llenas de juguetes de plástico, de tela y de madera. La
ubicación de los implementos, como en todo centro de socialización infantil, está en constante
movimiento, pues los niños los mueven, corren, reubican y trasladan cada vez que pueden
para hacer lo que desean jugar, estudiar, gritar, incluso, pelear por la posesión o no de los
implementos.
5
Agradezco a Jessica Vargas, trabajadora social, por su apoyo incondicional, ya que me facilitó el contacto y
relación con los niños del salón en su corto pero significativo paso de a penas seis meses.
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El espacio es caótico, por la forma que está distribuido, por la cantidad de niños y las
relaciones entre ellos, pues en oportunidades pasaba que mientras en un lugar jugaban con
carros, en el otro hacían tareas con la ayuda de la trabajadora social, en el otro jugaban a las
escondidas, en el pasillo jugaban fútbol, por cualquier razón los niños resultaban disgustados,
insultándose verbal y físicamente, hasta el punto de hacerse llorar entre ellos. Sin embargo, la
felicidad o entretención de los niños y niñas están por encima de su orgullo, pues quienes se
pelearon en cuestión de minutos, horas o días se volvían a juntar para recrear su mundo a
través del juego de la palabra y la danza del cuerpo.
Entre el medio de los niños, la infraestructura y los muebles con sus libros, al costado
sur del salón hay ventanas, que al abrirlas, permiten visualizar a través del olfato el vívido
aroma y los tonos policromáticos de las yerbas, desde el matiz más pesado hasta el más
liviano, que contrasta con el rústico concreto de la plaza y los mantos verdes del campo,
acompañados con los susurros del viento de las voces de colores de las pequños y adultos.
El material bibliográfico que se encuentra en el salón tiene títulos como: La vida del
buscón, de Francisco de Quevedo; El héroe; el discreto, de Baltasar Gracián; El alcalde de
Zalamea, de Calderón de la Barca; Fuenteovejuna, de Lope de Vega; Veinte años después, de
Alejandro Dumas; 200.000 leguas de viaje submarino y La isla misteriosa, de Julio Verne;
Cuento de navidad, de Charles Dickens; El graduado, de Charles Webb; La guerra de los
mundos, de H. G. Wells; Siddharta, de Herman Hesse; Los cosacos, de León Tolstoi; El viejo
y el mar, de Ernest Hemingway; La tía tula, de Miguel de Unamuno; La isla del tesoro, de
Robert Stevenson, entre otros.
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Aunque son libros para lector avanzado, ninguno de los adultos vinculados directa o
indirectamente al Salón accedían a ellos; paradójicamente tampoco los niños, si bien hubo
excepciones, cuando se propiciaron condiciones de motivación. Algunas de las razones se
deben a que el trabajo de la alcaldía es «alejarlos del trabajo infantil», cabría preguntarse ¿por
qué, para qué y, especialmente, cómo alejarlos del trabajo infantil? Porque a partir de las
indagaciones y observaciones hechas en el Centro no existe un trabajo pedagógico de
promoción y animación de la lectura como posible camino para replantear las prácticas de
trabajo infantil dentro de la plaza. Otros motivos son porque el material permanece guardado
en muebles donde pareciera que dijera «PRECAUCIÓN, MANTENER LOS LIBROS
FUERA DEL ALCANCE DE LOS NIÑOS»; o por su estado de deterioro; o porque las
ediciones son poco atractivas, ya que oscilan entre los años setenta y noventa.
Otros de los títulos destinados para niños clasificados por editoriales como Norma
(torre de papel), Panamericana, El Tiempo, Salvat, Fondo Económico de Cultura, Anaya,
Magisterio y SM son: Marianela, Benito Pérez Galdos, 1985; La estrella de papel, Jairo
Aníbal Niño 1992; El conejo de felpa, Margery Williams 1995; El comprador de vidas, José
Antonio del Cañizo 1995; Ma y Pa Drácula, Ann Martín, 1997; Los peces de octubre, Álvaro
Morales Aguilar 1997; Mascatrapos y el sol, de Inés campos Jiménez, 1998; Los cuentos del
Maestro Nicolás, Nicolás Buenaventura 1998; La posada del aullido, James Howe 1999; Los
enanos de Mantua, Gianni Rodari 1999; Rimas de luna, Antonia Rodenas; Una sarta de
mentiras, Geraldine Mc Caughrean; Nube y los niños, Eliacer Cansino; María de los
dinosaurios, Yolanda Reyes, estos tres últimos son del año 2000.
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Aunque los textos estén clasificados para primeros lectores de acuerdo con las
editoriales, eso no quiere decir que sean adecuados para los niños y niñas según su edad. La
experiencia estética del lector(a) con el arte de la literatura depende de sus gustos, su relación
con la lectura, la ambientación, la edición, y especialmente, del mediador quien debe formar,
deformar y reformar puentes de comunicación emocional, cognitiva, material o simbólica que
posibiliten experiencias significativas en el proceso de relación con la lectura.
También, hay algunos libros álbum como: algunos ejemplares de Yakari,1980; algunos
Cuenta cuentos, una colección de cuentos para mirar, leer y escuchar, 1984; el hombrecito
vestido de gris y otros cuentos, 1988; Biblioteca fantástica, contiene cuentos clásicos como,
La sirenita o Alicia en el país de las maravillas 1991; Tesoros escondidos, corresponde a
pasajes bíblicos 1995; La magia de la plastilina, 1996; Mi jardín, 1997; colección Las
aventuras de Winnie Pooh 1999, reconocido por los niños y motivador para ellos, pues
algunos gustaban de sus historias cuando se les hacía lectura en voz alta; Colección de El
Tiempo con títulos como Aladino y la lámpara maravillosa 2002; los siete mejores cuentos
árabes; Cenicienta del mismo año 2003. También hay algunos libro álbum en inglés: The
diamond castle, A butterfly fairy, Goldilocks and the three bears, Phonics stories, All the
world, Sand; colección Disney Bunnies, goodnight, Thumper, Fudge-a-mania.
En general, al revisar las fechas de publicación de los libros, pareciera que el proyecto
«Centro de socialización y sana convivencia» hubiera nacido con expectativas de tener una
biblioteca con libros del siglo pasado, aunque la propuesta haya nacido a comienzos de la
segunda década del siglo XXI. Son muy pocos los ejemplares que corresponden a
publicaciones del año 2000 en adelante. Se observa que hubo buenas intenciones al adquirir el
material bibliográfico; sin embargo, se le dio prioridad a la adquisición de libros sin un
criterio alguno.
La trabajadora social que estuvo a cargo del Salón desde febrero hasta julio de 2016
tenía una tabla con los datos de algunos de los niños y niñas que asistían regularmente al lugar
en los horarios establecidos, esa información había sido proporcionada bajo el consentimiento
de sus mamás (ver anexo 3). Eran veinticuatro niños (doce niños y doce niñas); sus edades
estaban entre los cinco y once años; provenientes de los barrios: San Carlos, San Francisco,
La trinidad y Ciudad Jardín de estratos uno o dos, a excepción de un niño que vivía en
80
Combita (municipio cercano a Tunja); todos estudiaban en centros educativos públicos como:
el Libertador Simón Bolívar, el INEM Carlos Arturo Torres y el Emiliani; estaban entre los
niveles de preescolar y sexto de bachillerato.
Cabe recordar que el Salón fue cerrado en agosto de 2016, por tanto me vi en la
necesidad de continuar con la promoción y animación de la lectura de la literatura en las
afueras del lugar, los martes en horas de la tarde. Los pequeños seguían yendo, todos no,
aparentemente por falta de confianza de parte de los adultos conmigo, ya que yo no tenía
ningún respaldo institucional explícito; me refiero a los niños y niñas que no tuvieron un
vínculo más cercano a través de las entrevistas, las charlas informales y por la compra de sus
productos.
Hace unos años, la BBC preguntó a los niños británicos si preferían la televisión o la
radio. Casi todos se pronunciaron por la televisión, lo que fue algo así como
comprobar que los gatos maúllan o que los muertos no respiran. Pero entre los
poquitos niños que eligieron la radio, hubo uno que explicó:
–Me gusta más la radio, porque por radio veo paisajes más lindos.
Tomado de: Patas Arriba. La Escuela del Mundo Al Revés.
Eduardo Galeano
Algunos de los textos del salón más conocidos y leídos por los niños era la colección
de Winnie Pooh, de la editorial Edissa (1999); historias escritas por diferentes autores: Ann
Braybrooks, Rita Balduci o Ronald Kidd, según el relato. Por ejemplo, «la [narración] que
vuelan una cometa, cuando campan, cuando al burrito le gusta un gusanito y después se
convierte en mariposa», dijo Princesita6. He leído «Libros de Winnie Pooh, que hay en el
salón, manifestó Gokú. «El de Pooh», dijo Mona Blobló. «Las historias de Winnie pooh
porque es divertido» dijo Orejas de Conejo. También los cuentos de princesas.
Otros textos suscitados, «el libro que trajo usted de Cenicienta», se refiere a Cuentos
en verso para niños perversos, de Roald dahl, expresó la Princesita. «Me gustaría volver a
leer Yakarí, solo los de Yakarí. Me gustan porque son historietas y porque tienen indígenas y
6
Los nombres de los niños y las niñas fueron modificados de acuerdo con sus lecturas, personajes preferidos o a
su manera de ser; es decir, teniendo en cuenta su actitud, sus comportamientos y habilidades asociadas con algún
personaje de la literatura. Por ejemplo: Mono Blobló y Mona Blobló surgen del libro-álbum Blobló de Rai
Bueno. La Princesita siempre gustó de los personajes femeninos delicados y pasivos de los cuentos clásicos
populares, siempre mostraba apatía por versiones reelaboradas como las de Roald Dahl. Funes, niño que
recordaba con detalle sus lecturas preferidas o lo que habíamos leído juntos en el Salón.
82
es interesante», dijo Funes. «El de navidad», se refiere a Get ready santa; El perrito come
sándwich; Los cerditos; Caperucita roja; El lobo carpintero. Le gustaría volver a leer todos:
«Caperucita porque es muy bonita; Los tres cerditos porque es muy divertido; El lobo
carpintero, es difícil de entender, porque es muy larga» expresó Mona Blobló. Les gustaría
volver a leerlos «porque son chéveres» «Los leería otra vez porque me gusta[n]» y «porque
son muy chéveres», dijeron con seguridad la Princesita, Funes y Mona Blobló.
En cambio, uno de los once personajes fantásticos dicen que no han leído «ningún
libro» de la biblioteca del salón, no le gustaría que le leyeran «ninguna historia», platicó
Mono Blobló. «No he leído ninguno, estaba viendo [pasando las páginas], solo veo los
dibujos, no me gustaría leer ninguno de los libros del salón porque no sé leer»; Sin embargo
continúa hablando, «me gustaría leer libros de casas y Santa clos y de gatos; cuentos de
hadas, Caperucita roja, la cenicienta, el príncipe sapo», agregó susurrando El duendecillo. El
duendecillo comprende que leer se limita a poder articular las palabras escritas en los libros
como lo habrá notado en los diferentes contextos, como los del colegio y el salón; por ello,
tiene interés en aprender para hacerlo por sí mismo.
Entre los títulos que les gustaría leer o que les leyeran están: «Los tres cerditos»,
vociferó El Espartano. «Las orejas de conejo y Que los cuervos no se coman el maíz, de
Winnie Pooh», memoró Funes. «Blancanieves, algo que siembran una cosita», susurró con
delicadeza la Princesita. «El de los duendes, porque son duendes, los duendes asustan a los
jóvenes», gritó Gokú. «El cuento de la rosa roja», balbuceó la Consentida. «Winnie Pooh»,
dijo Mona Blobló comiéndose un banano de azúcar. «Cuentos y adivinanzas», adivinó la
Pitonisa. Gustaría de «Una historia como de la gente griega, los romanos y todo eso; a mí me
gustan»; al preguntarle por cuál de las versiones prefiere, clásica o moderna de los cuentos
populares, contestó: «Me gustan esos y los otros», murmuró El duende. Eso se debe a que
leímos Cuentos en versos para niños perversos, conoce las dos debido a que «allá [en casa]
tengo un libro grandote que tiene Rapunzel, Blancanieves, Jansel y Gretel…», musitó
nuevamente El duende. El niño conoce los cuentos, tiene presente los libros y las narraciones
que contienen, pues sin inflexión asegura que le gustan las dos versiones. La Mona Blobló
expresó que en casa ha leído La mariposita estrelladita; Los tres solecitos y la luna; que la
mamá le ha leído La ardilla come nueces, «solo me lee un cuento al día; me coloco mi
piyama, me acuesto y me duermo [mientras la mamá le lee]».
83
Además de lo indagado inicialmente con la encuesta, los niños tocaron el tema de las
narraciones en medios audiovisuales, expresaron que: «le gusta de las dos formas que se los
lean y verlos en televisión»; «Homero Simpson, El niño que no podía hablar ni caminar», se
refiere al cortometraje Cuerdas del director español Pedro Solís; Kung Fu Panda y Rapunzel,
dijeron El duendecillo, el Espartano y la Princesita respectivamente.
De forma general los personajes recuerdan algunas de las lecturas hechas en los
centros educativos donde estudian, por ejemplo: «La bruja perdida, Los tres cerditos, La
familia de los números “es de contar, como una canción”, Caperucita roja», susurró La
Princesita. El duendecillo a pesar de que dice no saber leer expresa que le llevan libros al
colegio para que lea, también le leen». Gokú dijo: «Los tres bandidos que roban los carruajes
y todo eso». Cuentos de la Pata sola; cuentos de Pooh; cuentos de dragón; cuentos de las
matas; cuento del sol alumbrador; Pepa la mala, la que mata a la mamá, dijo brincando de
rama en rama la Mona Blobló. La prensa a tu alcance, trata de la historia de la prensa, cómo
la hacían en roma, o cómo lo exponen en la biblia; El conejo y el zorrillo apestoso; El niño
que no se porta bien. Los niños por su relación emocional, afectiva e imaginativa con los
libros y sus historias tienen más presente en su cotidianidad los libros que tienen en sus
hogares o los relatos de su preferencia, a diferencia de sus padres que no recuerdan mucho o
nada de ello.
Algunos de textos mencionados por los niños y niñas son narraciones clásicas de la
literatura que se caracterizan por tener una perspectiva moralista que se mueve entre lo que
está bien y está mal o aspectos de lo bueno y lo malo, como pasa con Caperucita, La pata
sola, los tres cerditos, El niño que no se porta bien. Otros responden a literatura con una
perspectiva didáctica que tiene como fin enseñar, por ejemplo, matemáticas a través de alguna
narración, es el caso de La familia de los números o La prensa a tu alcance.
Hay narraciones que por sus títulos son cuentos de género fantástico como La bruja
perdida, cuentos de dragón. Más allá de qué literatura se lee en los centros educativos o qué
material bibliográfico hay, la inconsistencia está en cómo se trata la literatura, qué utilidad se
le da en cualquier espacio de socialización, cuál es el concepto que tiene de literatura el adulto
mediador para establecer los puentes de comunicación entre autor, lector y niño.
escuela; tampoco recordaban nada del material bibliográfico que tenían en sus domicilios. En
cambio, los pequeños tienen presente los textos que hay en sus hogares, los que han leído o
sus preferidos. Algunos niños no ven la lectura como un acto políticamente correcto, pues con
sinceridad uno de ellos respondió «Es que no me gusta leer porque es que a uno le toca leer y
después lo colocan a uno a leer otra vez».
Blobló: Dijo, profe, ¿no tienes más libros como este? (se refiere a Cuentos en verso
para niños perversos, de Dahl.)
85
Su relación con el libro de Dahl fue posible porque mientras leíamos los cuentos, yo
tenía una copia impresa, la niña seguía la lectura con el ejemplar original. Las maneras de
relacionarse con los libros muestran los altos grados de autonomía de los niños y niñas; es un
atributo que asumen por naturaleza, no hubo necesidad de mediar el material bibliográfico;
bastó en primera instancia promover el libro y no la lectura, pues las formas de lectura de los
niños y niñas se produjeron por sí solas. Como mediadores debemos arriesgarnos a dejar que
el niño lea por su cuenta, por lo menos en primera instancia, para que se enamore del libro, las
imágenes, la historia, para que no sea un deber sino un placer, acompañado en otro momento
de un trabajo comprometido intelectualmente, donde haya un equilibrio entre placer y la
construcción de sentido.
Adicional a eso hubo un comportamiento bien particular de parte de los niños y niñas
que continuaron asistiendo por su voluntad o bajo la aprobación y confianza de sus familiares.
Recordemos que las relaciones dentro del Salón eran muy hostiles, constantemente se
presentaban inconvenientes entre los niños y niñas por agresiones verbales e incluso físicas.
Otro aspecto a destacar fue el mejoramiento en la convivencia entre niños, pues los
niveles de agresividad disminuyeron significativamente. Por un lado porque la cantidad de
niños no fue mucha, máximo diez llegaron a asistir en algunas ocasiones; por otra, porque el
espacio estaba instalado en un lugar abierto donde sentían la presencia o llegada de sus
familiares; desde algunos puestos podían ser vistos por sus padres que no le permitían ser
libres, pues las groserías, las agresiones verbales o físicas son mal vistas por los adultos y
representan castigo verbal y físico para los pequeños; paradójicamente, la ley del taleón.
86
«¿Por qué debe obedecer un niño? Mi respuesta es: Debe obedecer para satisfacer el deseo
que tiene el adulto de poder» (Neill, 1963, p. 136). Más allá de eso, era por la entretención
que podía generar la relación con los libros, con los colores, con las hojas en blanco para
dibujar e integrarse, donde todos compartían sus creaciones.
Por otro lado, tras el cierre del salón y como consecuencia de ubicarme en las afueras
con los niños y niños que iban a leer, a jugar, a colorear, a dibujar o a escuchar mientras leía
textos literarios, algunos adultos y jóvenes sintieron curiosidad de acercarse para preguntar:
«¿esos libros para qué son, para vender?», «¿Sumercé no tiene, Juventud en éxtasis, para que
me lo venda?»; esas dos preguntas muestran que el sentido del espacio de la plaza para esas
dos personas está relacionado con la compra y venta de productos, como lo libros.
Otras de las preguntas fueron «esté libro no lo conocía», «este libro lo leí en el colegio
El terror de sexto «B», de Yolanda Reyes», «a mí me gustan son las leyendas, los mitos»,
me decía, entonces la gente en la plaza si lee, sí gusta de ella, necesita espacios de
socialización y que se le faciliten espacios de acceso a la lectura. Un par de madres de familia
preguntaron: «¿será que mi hija puede venir?, ¿tiene algún costo si ella viene?, ¿puedo dejarlo
[al niño] acá?». «¿Esos libros son para echarse a leer?» o «¿esos libros son para prestar?»,
«usted me podría prestar ese libro profe, es que me pidieron uno de Mitos y leyendas para el
colegio». En vista de que fue persistente la solicitud de préstamo de libros por algunas
personas y por los pequeños, asumí el riesgo de prestar los libros, tanto de mi colección
personal como de la biblioteca, bajo el criterio de depositar confianza en el otro en igualdad
de condiciones, sin entrar en prejuicios individuales ni sociales con las personas que se
acercaban a curiosear; los inquietaba ver libros en cambio de alimentos para vender o
comprar; el alimento que les ofrecía eran los libros para que los rumiaran, saborearan, olieran,
palparan, tocaran o masticaran. Como anota Freire:
Un falso amor, una falsa humildad, una debilitada fe en los hombres no pueden
generar confianza. La confianza implica el testimonio que un sujeto da al otro, de sus
intenciones reales y concretas. No puede existir si la palabra, descaracterizada, no
coincide con los actos. Decir una cosa y hacer otra, no tomando la palabra en serio,
no puede ser estímulo a la confianza. (Freire, 1986, p. 111).
La confianza la asumí como un acto coherente por mis convicciones permeadas de EP,
además porque ya los conocía y había compartido con ellos, incluso para ese préstamo de
libros hubo personas externas –adultos, jóvenes y niños-, de varias secciones de la plaza,
87
como las yerbas. Sin embargo me arriesgué. Cuatro jueves consecutivos presté a adultos: A
contracuento, de Nicolás Buenaventura; Mitos y leyendas colombianos, de Fabio Silva;
Cuchilla, de Evelio Rosero; Mafalda 6 y 7, de Quino; El olvido que seremos, de Héctor Abad
Faciolince. A adolescentes El amor por las tinieblas, de Franciso Montaña Ibañez;
Preguntario, de Jairo Aníbal. A niños y niñas Noche de reyes, de Andrés Eloy Blanco; El
fantástico mundo de los duendes, de Alejandra Erbiti; Aladdin, de Grupo Editorial Norma;
Mafalda 3, 4 y 5; No se Aburra, de Maité Dautant; La niña de los fósforos, de Hans Christian
Andersen; El viaje del señor caca, de Angele Delaunois; La oveja de Pablito, Elsa Berkow;
Blobló, de Rai Bueno; Willy el campeón, de Antony Browne; La guerra de los mundos, de H.
G. Wells adaptado por Davis Worth y Katherine Mclean Brevard; Crispín, el cerdito que lo
tenía todo, de Ted Dewan; de la colección Las aventuras de Winnie Pooh Piglel y Reno.
Inicialmente, fue una práctica artesanal a la hora de oficializar el préstamo del material
bibliográfico; quien quería un libro escribía su nombre en mi diario de campo: fecha,
nombre, apellido, título del libro y lugar de trabajo dentro de la plaza; de este último daban
indicaciones generales, por ejemplo, «pabellón lichigo», o al preguntarles decían: «allí
adelante al lado de don, doña, etc.». Lo anterior, me exigió reconocer mejor espacialmente la
plaza y los nombres particulares que le daban los niños o adultos a lugares del entorno; los
prestaba con la condición de que el libro debían devolverlo el siguiente martes 7. Por esa
anomalía circunstancial me vi en la necesidad de hacer una rejilla de registro, con fecha de
préstamo; nombres, apellidos, edad; adulto responsable; documento; ubicación (plaza y
residencia); teléfono; libro; fecha de devolución y firma. Esto lo usé para el préstamo de
cuatro libros (ver anexo 2).
Algunos devolvieron los libros a los ocho días, otros pasaron dos semanas o hasta tres,
pero con tranquilidad y ratificando la importancia de la confianza en el otro regresaban poco a
copo a mis manos. No obstante, después de un mes, tuve que ponerme en la tarea de recuperar
los libros faltantes, yendo hasta los puestos para hablar con los familiares de los niños, incluso
de los adolescentes; fui hasta el domicilio de un par de niños. De todos modos tuve que
comprar uno de ellos para devolverlo a la biblioteca: No se Aburra, de Maité Dautant, ¡qué
ironía!, que haya sido ese libro y no otro. El último libro lo recuperé diez meses después de
prestado (en mayo de 2017), El fantástico mundo de los duendes, de Alejandra Erbiti. Es
7
Los más pequeños pidieron que les prestara el libro junto con un muñeco de peluche, ya que tenía
aproximadamente unos veinte que me había obsequiado la profesora Tránsito Reyes; agradezco su aporte. Esos
muñecos de trapo sirvieron como parte del entretenimiento tanto de niños como de niñas para jugar o representar
su imaginación a través de la recreación de sus saberes.
88
Por otro lado, los niños que no regresaron ni devolvieron los libros eran externos al
espacio, eran una parte de la población flotante que existe en la plaza. Recuerdo que ese día,
me vi en el dilema de no prestar o prestarle libros a esos rostros nuevos llenos de alegría
porque tampoco conocía a sus familiares. En ese caso, no podía ser excluyente como
mediador negándole ese derecho tan solo porque eran nuevos, como pasa en las instituciones
de carácter público o privado: si haces parte de ella oficialmente accedes a sus beneficios de
lo contrario te cierran las puertas. Por esta travesía literaria quedan inquietudes: ¿los niños no
regresaron a la plaza?, ¿no quisieron devolver los libros?, ¿cuál fue su relación material y
literaria con el libro que eligieron?, ¿le pasó algo al libro, lo perdieron, se dañó o en el mejor
de los casos fue tanto su gusto por él que no lo quisieron devolver?
Hubo un caso particular: dos hermanos (niño y niña), en complicidad de sus padres,
«no» me querían devolver el libro: insistí durante mes y medio en recuperarlo, tuve que ir
hasta su domicilio; Don Diego me llevó en su Renault 12; mientras nos dirigiamos a recogerlo
me comentó:
Don Diego: «Eso se lo saben de memoria [Blobló], ¡jum! todas las tardes,
todas las tardes lo leen».
Don Diego: «Sí, es un rezo todas las tardes. Esa es la biblia. Sería bueno
conseguírselo así fuera la imitación porque esos [libros] son caros».
Blobló, de Rai Bueno (2003, editorial Kalandraka), es uno de los textos que sirve
como referente del impacto que puede generar una historia de la literatura en la vida y mundo
de Mona Blobló y Mono Blobló, quienes fueron cautivados por la narración e ilustración
hasta tal punto de memorizar apartados y leerlos «todas las tardes» como lo expone su papá y
como lo expone ella «todas las noches».
Hubo otra experiencia difícil de asumir, especilamente como amante de los libros.
Presté el libro Cuentos en verso para niños perversos, de Roald Dahl, a una adolescente de
aproximadamente 15 años. Lo llevó a su puesto de trabajo. Regresó con él a la media hora. Lo
tomé de donde lo dejó. Me dirigí a compartir la lectura en voz alta8 de dos de las narraciones
en verso de ese libro: Caperucita roja y el lobo y Los tres cerditos, con doña Flor y doña
Gloria, la primera, fue una de las entrevistadas. Cuando me disponía a leer, noté que una de
las hojas de los Tres cerditos había sido arrancada y rasgada. Eso fue como si me hubieran
quitado una parte dentro de mí; sentí un vacío, como cuando pierdes a alguien que quieres
mucho. Fui hasta donde estaba ella, negó y con su rostro enrojecido dijo que ella no lo había
hecho; pero ¿por qué ella habrá hecho eso?, ¿cuáles fueron sus razones?, ¿qué sentimientos
impulsan a dañar un libro?, ¿serían sentimientos de personas con rencor u odio hacia mí?,
¿qué pasaría con sus relaciones personales, sociales y emocionales?, etc. Ese libro es
trascendental en mi formación y el trabajo investigativo en la plaza, pues Cuentos en verso
fue el detonante para relacionar a los niños con los libros; su textura, diseño y contenido
fueron vitales, ademmás de ser cuentos clásicos de la literatura que facilitaban conexiones de
los saberes previos de los niños sobre esas narraciones en verso, también por su musicalidad
enriquecida de rimas y musicalidad del lenguaje.
8
Una manera de generar confianza y romper con la estructura «rígida» de las entrevistas antes, durante y
después fue compartiendo en voz alta narraciones literarias del Preguntario y La alegría de querer de Jairo
Aníbal Niño; A Contracuento, de Nicolás Buenaventura y Cuentos en verso para niños perversos, de Roald
Dahl.
90
La literatura como campo de reflexión o de estudio, desde sus inicios, ha tenido una
serie de transformaciones que, según la época, el contexto o las discusiones teóricas y
prácticas de sus mayores exponentes, han dado un lugar relevante a los elementos que la
componen. Algunos de ellos son los criterios y conceptualizaciones sobre el lenguaje y su
aspecto sincrónico, para el formalismo, primero, y el estructuralismo, después; así también, la
obra artística junto con la historia para el marxismo; y el autor y el lector para le estética de la
recepción.
primero, se caracteriza por el análisis de la obra desde el punto de vista del sistema de la
lengua; principalmente, desde el nivel sintáctico y semántico. El segundo, es conocido por su
perspectiva de análisis como su mismo nombre lo dice: estructural; es decir, desde elementos
como el uso del lenguaje, los contenidos y la posible forma como fue concebida la obra. La
tercera por su parte plantea que la obra de arte es un producto histórico que «refleja»,
acontecimientos que reproducen la realidad. Las dos primeras priorizan la lengua y sus
niveles de análisis. Se ocupan del aspecto sincrónico de la misma a partir de la lengua. Por su
parte la estética de la recepción agrupa los aspectos planteados por las anteriores escuelas
donde tanto el aspecto sincrónico y diacrónico de la obra son igual de importantes.
La obra literaria supera las intenciones iniciales planteadas por el autor, debido al
potencial de sentidos que puede estimular en relación con el lector acompañada
intrínsecamente de la cooperación del individuo. Sumado a ello, se encuentra el mediador
como un posibilitador o, por qué no, un limitador para las interpretaciones que pueden
construir los lectores; en nuestro caso la lectura de imágenes y del texto escrito.
92
El libro álbum
Educación Popular
«Ninguém educa ninguém, ninguém se educa a si mesmo,
os homens se educam entre si,
mediatizados pelo mundo».
Paulo Freire
Amanece, el lugar es frío, de cuando en cuando pasa la neblina con su rocío como
nieve convertida en diminutas gotas que dejan los cabellos húmedos; se escuchan los gritos
agudos que ofrecen productos a mil a mil, a dos a dos; también los cuchicheos de las personas
que narran historias para que bóreas no las lleve a otros teléfonos rotos, para evitar que pasen
de puesto en puesto y llegue a lugares prohibidos. En medio de la algarabía, de los pasillos y
de los pabellones está el salón: allá dentro hay juguetes, mesas, sillas, libros, corrales, cobijas,
muebles, colchonetas, entre otras chucherías, que toman vida con la presencia de los niños y
las niñas de la plaza; a veces son casi cuarenta entre pequeños y pequeñas; otras ocasiones
escasamente diez o menos, eso depende del día de mercado o si es en horas de la mañana o de
la tarde. Los niños acuden por su propia cuenta, algunos con la aprobación de sus acudientes.
En el salón los niños juegan con carros, con muñecas (los roles tradicionales de género están
bien marcados), corren, juegan a las escondidas, algunos de vez en cuando se entretienen con
libros, otros hacen los deberes del colegio, algunos niños buscan la manera de pegarle a los
otros.
Esos dos espacios, el centro educativo formal y el salón de la plaza, son diferentes por
la relación adulto-niño. En el primero es vertical, opresor-oprimido; en el segundo hay un
acompañamiento en los procesos de entretención y aprendizaje de los pequeños, pues la
trabajadora social media el desarrollo de las tareas de los niños y media sus encuentros para
evitar los conflictos de agresión verbal e incluso física; en sí el contraste de los dos ámbitos
no es el qué, sino el cómo se ejercen las relaciones interpersonales. Esa es una dinámica que
94
se le abona al salón, ya que a pesar de tener un tinte educativo es diferente a los centros
educativos formales. Los niños son autónomos pues llegan o salen a la hora que desean, no
están obligados a horarios fijos; están permanentemente creando y recreando mientras
socializan lo que hacen.
través de la educación»; en este caso la EP es ejercida y pensada desde una dimensión más
amplia, desde las mismas bases populares, como una posibilidad de organización social para
luchar en favor de sus derechos y repeler las injusticias sociales. Es decir, en este punto la
reivindicación no se encamina únicamente a aspectos educativos sino políticos y culturales de
los sujetos. (Brandão , 2006).
La presente investigación toma como referente los tres conceptos de la EP, en relación
con el trabajo etnográfico con el grupo focal del salón y los adultos entrevistados.
Implícitamente se abordó el sentido educativo de la reproducción de las prácticas lectoras
como un saber de la comunidad que es «transmitido» generacional y culturalmente. El trabajo
también reflexiona en torno a la importancia de democratizar el conocimiento, el acceso a la
lectura de la literatura que responda, en lo posible, teniendo en cuenta las relaciones y
trayectorias biográficas íntimas y colectivas con esa práctica cultural. No desde el punto de
vista gubernamental o no gubernamental asistencialista que se limita a implementar políticas
o programas -en este caso de promoción de lectura a partir de prejuicios para beneficiar a los
«más» necesitados con el fin de mostrar resultados administrativos-, sino como una acción
política posibilitadora de reflexión y práctica pedagógica popular construida con los niños y
adultos por su cooperación a través de las entrevistas y los ejercicios de lectura desarrollados
con los chicos.
una experiencia pedagógica micro llevada a cabo en el ámbito informal de la plaza. A su vez,
aunque en menor medida, también es una propuesta para abrir nuevos senderos de reflexión y
práctica a nivel macro desde las mismas prácticas educativas populares de otros espacios
informales y formales que tienen como eje la promoción de la lectura de la literatura como
generadora de transformaciones educativas y culturales. Es decir, no hay cabida para la
neutralidad en el proceso educativo, este está permeado de intenciones y sentidos que tienen
una carga ideológica implícita o explícitamente manifiesta por el educando en relación con el
educador y todo el conjunto de sus actividades y funciones.
aunque lo anterior es muy enriquecedor y por eso mismo los niños van por su propia
iniciativa, pues no ven el lugar como un espacio escolar donde están obligados a una normas
y a la relación hostil con las directivas. «El error en verdad no es tener un cierto punto de
vista, sino hacerlo absoluto y desconocer que aun desde el acierto de su punto de vista es
posible que la razón ética no esté siempre con él» (Freire, 1997, p. 16).
Sin una red de organización social y un grupo interdisciplinar para llevar a cabo
prácticas de Pedagogía Popular, difícilmente se va a superar el nivel descriptivo de las
experiencias pedagógicas. No obstante, esta investigación es un precedente para construir un
camino para afrontar aciertos, desaciertos e incertidumbres que se pueden materializar no solo
con reflexiones críticas escritas, porque el papel aguanta todo, sino con estrategias y
compromiso permeado por la pedagógica crítica progresista. En sí, el acto educativo es un
acto político, por ello implica tener en cuenta las dimensiones sociales, económicas, culturales
y políticas de las comunidades para ejercer la EP como puntos de partida que abren camino al
diálogo, a la confianza y a la cooperación entre educandos y educados, siempre cuando
estemos dispuestos a asumir el reto de comprender al otro y lograr que el otro de la misma
manera lo haga. Esta práctica educativa popular fue un reto físico, mental y emocional, que
me ayudó a entender la complejidad de ejercer la pedagogía desde un espacio externo, fuera
de los centros educativos formales, que en muchas ocasiones, terminan siendo ámbitos de
comodidad, eso sí de acuerdo con el contexto y el compromiso profesional de cada uno.
Es aquel tipo de libro en el que las imágenes y el texto guardan una relación de
correspondencia, interacción o interdependencia significativa. En el libro álbum tanto
el texto como la imagen son igualmente importantes y su lectura requiere atender a
los elementos propios de la narrativa como aquellos otros propios de la imagen
(Vásquez, 2014, p. 338).
98
PALABRA
Álbum complementario
(las palabras y las imágenes llenan los huecos mutuos).
99
Álbum Contrapunto
(dos narrativas que dependen la una de la otra).
Este esquema abre posibilidades para clasificar los libros según su código: texto o
imagen: muestra en la parte superior los libros que tienen solo el primero y en la parte inferior
los que tienen solo el segundo; en medio está el libro álbum que corresponde a la interrelación
de los dos códigos. No obstante, esa taxonomía es problemática porque el libro álbum es un
híbrido que se caracteriza por una variedad amplia de elementos narrativos como el narrador,
su focalización, personajes, etc.; elementos visuales, forma, tamaño, color, intensidad, planos,
entre otros; estos complejizan los límites tanto de su definición como de su tipificación;
además de las implicaciones que existen entre lector y obra, incluso el mediador.
Los álbumes son tan ampliamente variados en formato, estilo, temática y público
implícito; tan heterogéneos en su intertextualidad, tan eclécticos en sus referencias a
la estructura y la forma de la novela y el cuento corto, a la pintura y a la fotografía, al
cine y a la televisión e incluso, en algunos casos a la música y la escultura, que
resulta escasamente sorprendente que sea tan extraordinariamente flexibles y
versátiles en sus usos (Marriot, 1997, en Silva-Díaz, 2005, p. 37).
De acuerdo con lo anterior, el debate del concepto del libro y su clasificación según su
código, es tan compleja como dar un concepto de literatura, aunque según las escuelas de
pensamiento o perspectivas teóricas pueden plantearse algunos rasgos particulares. Sin
embargo, uno de los aspectos más relevantes, a tener en cuenta para el presente trabajo, es
que el libro álbum se caracteriza por su aspecto narrativo y visual y por la interrelación de
esos dos códigos; sumado a ello, está la participación activa del lector (su visión de mundo)
en relación con el libro, complementada pedagógicamente por el mediador.
100
Con material de LIJ, como las obras de Jairo Aníbal Niño, La alegría de querer, y El
preguntario, ilustraciones de Patricia Acosta y Henry González, respectivamente (por
nombrar un par de ejemplos) hubo una mejor acogida por sus colores, sus texturas y su
contenido, a causa de que no tienen mucho texto y están complementados con imágenes
acordes con los poemas, pero la recepción de estos eran difíciles de entender por la ironía y el
humor de algunos poemas; por ejemplo:
Tomado de El preguntario.
Lección
A esa pregunta los niños y niñas contestaban de acuerdo con sus saberes: «es un
animal», «tiene lana», «es blanca», entre otras. Muchos reían ante la respuesta creativa del
texto, que no hacía parte de su lenguaje cotidiano.
¿Qué es el gato?
El gato
es una gota
de tigre.
¿Qué es el tigre?
El tigre
es un aguacero
de gatos.
Los niños dijeron: «es una animal de la selva», «tiene rayas», «hace grrr», «es de color
amarillo», «se parece a los gatos»; «es un felino», dijo una de las niñas más grandes.
Para los dos últimos poemas ¿Qué es un gato? y ¿Qué es un tigre?, al escuchar las
respuestas que daba el libro, se quedaban pensando y desconcertados, pues les costó
comprender el nivel simbólico de los versos, debido a que se salen del sentido común al que
están acostumbrados a remitirse a esos felinos, por ejemplo, en la escuela o en programas de
televisión con descripciones de carácter científico.
Aunque este poema es muy cercano a la realidad de los niños y niñas escolarizados,
(todos estaban estudiando en establecimientos educativos), no fue de su agrado a pesar de que
el título y lo descrito en él se desarrolla en un contexto escolar. En cuanto a las Cajas
Viajeras para «lectores en marcha», el material se caracteriza por tener ilustraciones, pero
predomina el texto escrito; la recepción fue similar pues les atrajo mucho algunas caratulas,
por sus colores, sus tamaños, sus texturas, sus diseños, etc. No obstante, los pequeños(as) al
observar detalles como el tamaño de la letra, páginas completas llenas de texto en prosa o
verso, párrafos extensos, el volumen en páginas y la falta de proporciones más equilibradas
entre texto e imagen, fueron motivo de rechazo, en el sentido estricto de leer el texto, porque
el libro podía ser muy extenso pero pasaban todas la hojas para ver las ilustraciones o algunas.
Uno de los casos fue Aladdín9 de Disney, de la casa editorial Norma, que hace parte de
la Caja Viajera número 8. Esa obra, de acuerdo con las autoras Nikolajeva y Scott (2001) y
su esquema Clasificación de los libros según el código, es un «texto narrativo con
ilustraciones ocasionales» porque la narración está acompañada de algunas pocas
«ilustraciones» (un treinta por ciento de las 96 páginas del libro), pero predomina el texto en
prosa, además las imágenes no representan una narración si se organizaran en secuencia una
detrás de otra.
En cambio, con el material bibliográfico «primeros lectores», los niños tuvieron otras
percepciones y actitudes al tomar y observar detenidamente los textos porque la mayoría eran
libros álbum; es decir, había equilibrio y correlación entre texto e imagen con narraciones que
no habían visto antes, nuevas o reelaboradas de la literatura infantil. Uno de los libros que
generó sensación colectiva fue El gran viaje del señor caca, de Angéle Delaunois y Marie
Lafrance. Es un libro álbum con una perspectiva didáctica pues contiene la explicación del
proceso digestivo que hace el cuerpo humano después de que una niña se come una manzana
en compañía de un lobo, a lo largo del cuento el lobo aparece con una bata blanca como si
fuera un doctor. Los niños leían el título en voz baja, se llamaban entre ellos para susurrar el
nombre, se reían y, a su vez, seguramente les daba «miedo, pudor, vergüenza», decir la
palabra «caca» en frente de los adultos; además pasaban las páginas y miraban qué acontecía
9
Para la elaboración de este ejemplo tuve en cuenta lo expuesto por Vásquez, (2010) a partir del cuento El
pescador y su mujer de los hermanos Grimm.
104
a lo largo de la narración, leían algunos fragmentos. También fue inquietante ver, palpar y
leer las imágenes del libro álbum Las tres cerditas, de Fréderic Stehr; por sus conocimientos
previos que le mostraban una nueva perspectiva donde la tercera cerdita se salía con la suya.
En cambio, los niños más grandes, aproximadamente de diez años, en las ocasiones que
estuvieron presentes en los ejercicios o cuando se acercaron pedían que les facilitara libros
con adivinanzas, leyendas o mitos.
Cabe tener en cuenta que hubo niños, que a pesar de la variedad de material
bibliográfico, manifestaron apatía o rechazo a los libros, asombros pasajeros, por ejemplo,
dedicarse a dibujar y a colorear las caratulas en hojas de papel; algunos se dejaban contagiar
temporalmente de otros niños, pues preferían otras actividades de ocio: jugar a la pelota, a las
muñecas; irse a otros lugares, entretenerse con juguetes.
Lo anterior fue producto del trabajo de campo hecho con los niños y niñas que
concurrían al salón regularmente y las entrevistas hechas a los familiares, pues se tuvieron en
cuenta las trayectorias biográficas y las prácticas lectoras de los adultos como diagnóstico con
el fin de darle respuesta al interrogante ¿cuáles podrían ser los materiales bibliográficos más
pertinentes para la comunidad de la plaza, teniendo en cuenta sus prácticas y relaciones con la
lectura? El resultado que se obtuvo es que el libro álbum es uno de los materiales artísticos
literarios pertinente para el trabajo pedagógico con la comunidad de la plaza respondiendo a
sus intereses y prácticas lectoras.
105
CAPÍTULO CUATRO
También, con libros álbum de los autores Anthony Browne y Satoshi Kitamura se
desarrolló una investigación en centros educativos formales con niños de diferentes contextos
culturales y económicos de Inglaterra. Esta tuvo como fin demostrar que ellos son expertos
lectores de imágenes y que este tipo de libros permite la formación en alfabetización visual
escolar. Para ello, los niños y niñas escuchaban y leían las obras, les hacían una entrevista
individual, la relectura de la obra y discusiones grupales, algunas de las categorías fueron la
lectura de imágenes, el dibujo, interpretaciones de lo visual y lo escrito, entre otras (Arizpe y
Styles, 2004). También está el trabajo desarrollado por Puerta que se basa en Jauss como
punto de partida para la construcción de sus categorías diciendo que «[Este] ha elaborado una
tabla de los tipos de identificación estética en la cual se traduce la experiencia estética como
una acción comunicativa, trabajo que está orientado a la recepción y la reflexión estética en
los adultos» (2012, p.59). Se refiere a los modos de apropiación asociativo, admirativo,
106
expresivo, corporal y perceptivo, con los cuales ella construye sus categorías. El eje en este
trabajo es la literatura en general pues aborda varios géneros literarios, pero no el libro álbum.
Refiriéndonos al contexto del Salón la lectura fue llevada a cabo, especialmente, como
un ejercicio autónomo, sin ninguna tinte escolar donde la mayoría de ocasiones esa práctica es
una obligación que responde «al deber ser y no al querer ser». La lectura fue hecha por los
niños y niñas, como una práctica espontánea, donde tomaban el material para explorarlo, para
107
leer íntimamente, para construir historias en voz alta, para saltar de hoja en hoja sin importar
el orden, para pedir al mediador que le leyera, para mediar al mediador –leerle al mediador–,
incluso entre ellos mismos se compartían las historias.
Las obras nombradas en el siguiente cuadro son una pequeña parte del material
bibliográfico que hubo al alcance de los niños y niñas; también es el resultado de sus
preferencias y de las sugerencias del mediador. No se preelaboró, según sus edades o
escolaridad, debido a la informalidad del espacio («Centro de socialización y sana
convivencia»), pues no tiene un tinte escolar formal y porque la población es flotante. Si
hubiera llevado una compilación de libros preestablecida hubiera sido contradictorio frente a
uno de los objetivos de la investigación: «Elaborar una propuesta de promoción y animación
de la lectura de la literatura que responda a las condiciones socioculturales de la comunidad
de los niños y niñas de la plaza de mercado del sur de Tunja». Por supuesto hubo más obras al
alcance de los niños que fueron registradas. Sin embargo, a continuación se exponen algunos
de los libros que se leyeron con los niños y niñas de la plaza.
108
Efectos de Creación,
recepción recreación Dimensiones de la
e imitación Entre la Risa, Cambio Lectura lectura
(oral, imaginación empatía o de roles Silencio de Intertextualidad (Literal,
Obras escrita o y la asombro. imágenes inferencial y
corporal realidad. crítico-
gráfica). intertextual).
Camino a casa, de
Jairo Buitrago y
Rafael Yockteng.
Gato tragón, de
Patacrúa (Marisa
Nuñez).
Las tres cerditas,
de Frederick Stehr.
En el bosque, de
Anthony Browne.
Cuentos en verso
para niños
perversos, de
Roald Dahl.
¿Cómo te sientes?,
de Anthony
Browne.
109
Lectura autónoma: radicó en la iniciativa del niño o niña de tomar los libros por su cuenta
para leerlos íntimamente, en silencio o creando historias a partir de las ilustraciones. Fue
un comportamiento reiterante, pero fueron pocas las ocasiones que se logró registrar con
detenimiento, pues eso sucedía mientras el mediador leía para otros niños.
Lectura en voz alta: fue un ejercicio constante, el mediador(a) leía para niños y niñas según
sus preferencias o las sugerencias de este, de acuerdo con la bibliografía disponible.
Lectura colectiva: consistió en leer con los niños, especialmente, ellos mismos tomaban la
iniciativa, cooperaban e interesaban escuchando las historias. Incluso, nos turnábamos por
partes o páginas de las historias.
Lectura representada: se logró con algunos juguetes con los cuales los niños y niñas
elegían algún personaje para que se apropiaran de él a lo largo de la narración.
Infortunadamente, fue posible solo una ocasión debido a la falta de condiciones mínimas
que facilitaran el desarrollo del ejercicio, por ejemplo, el apoyo de mínimo otro mediador.
A simple vista parecen prácticas de lectura comunes que no dicen nada nuevo, no obstante,
indagar concienzudamente, las reacciones de los pequeños en relación con el libro y las historias
del libro álbum, como observador participante y mediador de la lectura íntima de uno o más niños
a la vez, es complejo. La relación con la obra es un proceso comunicativo, prácticamente, único e
irrepetible entre los posibles participantes: el lector -su mundo, sus conocimientos previos-, la obra
-sus elementos paratextuales, intratextuales e intertextuales- y el mediador -su concepción sobre la
literatura-, sumado a ellos están el contexto y las intenciones en el proceso de lectura de los
implicados.
Son resultado de las experiencias estéticas con el material bibliográfico por parte de los
niños y niñas, expresado de manera espontánea; por la creación de puentes de comunicación entre
la obra, el niño y el mediador; pero indudablemente por el trabajo autónomo de los pequeños. En
110
ese sentido las categorías emergen a partir del trabajo de campo y las particularidades de la
población, que son equiparables en mayor o menor medida a los otros trabajos investigativos
enunciados anteriormente.
La risa, resultado del sentido picaresco o burlesco que los niños encuentran en las
narraciones, o por empatía con los personajes. Por ejemplo, El estofado del lobo10, de
Keiko Kasza por su final inesperado, algunos niños manifestaron expresiones de ternura,
como «¡Oooohhh!» En el cuento Juan y la habichuela mágica de Dahl «¡Animal!¿Te has
vuelto loco? Dime Tarambana// ¿te han dado una habichuela por la Juana?¡Te mato!”, y
tiro al huerto la habichuela// agarró a Juan y le atizó candela//con la manguera de la
aspiradora//pegándole por lo menos media hora».-«iSsshhh ¿media hora?», dijo El
duende. «Uy pobre Juan ya estaría muerto», dijo Yakarí.
Entre la imaginación y la realidad atañe a situaciones en las que los niños y niñas en su
grado de sensibilización, percepción y comprensión de la obra llegan a involucrarse y
sumergirse en el mundo de la imaginación con la narración hasta tal punto de sentirse parte
de ella. En Las tres cerditas de Fréderic Stehr Niña: profe, yo quiero ser la mamá. […]
Profe, sumercé es la otra cerdita y yo la mamá. Gokú: ¿son tres cerdas? Mediador: sí.
10
Las obras nombradas en las categorías son algunos de los otros libros que circularon en la plaza durante el trabajo
de campo con los niños y niñas que acudían regularmente al Salón.
111
Gokú: ¡ay no!, me volvieron mujer en ese cuento, ¿Si ve, si ve, si ve, si ve, si ve?, dice
gritando.
Cambio de roles son situaciones de mediación de la lectura donde los niños y niñas en el
proceso interrogaban al mediador, solicitándole respuestas o leyéndole en voz alta. Por
ejemplo, en la obra, ¡Ah!, de Josse Goffin el libro invita a adivinar desplegando las hojas,
dando pistas mientras van apareciendo las imágenes; por ello, los niños querían hacerlo con
el mediador y sus coetáneos diciendo «Ahora yo quiero hacer esta profe». No se aburra de
Maité Dautant e ilustrado por María Helena Repiso. Una de sus secciones corresponde a
adivinanzas, donde ellos tomaban la palabra para que el mediador y sus compañeros
predijeran a través de pistas que ellos mismo creaban.
Lectura de imágenes son manifestaciones de los niños y niñas en las que hacían
descripciones de imágenes, asociaciones, inferencias o corroboraban información para
estar seguros de sus ideas, respuestas o comentarios. En otras palabras, construcción de
sentido a partir de las imágenes de forma complementaria o independiente del código
escrito. Este comportamiento frente a las obras fue una constante con todos los libros, es
casi imposible escapar a la atracción que generan las ilustraciones, aún más en los niños
que los adultos; los niños de ocho o más años piensan que esas obras no son para ellos, eso
es para pequeños.
Intertextualidad concierne a la relación entre uno y otro texto literario que los niños
asociaban o relacionaban. Por ejemplo, los cuentos clásicos como «hipotextos» y los
cuentos reelaborados como «hipertextos». Uno de casos fueron las versiones de Roald
Dahl en su obra Cuentos en verso para niños perversos (hipertexto), que tuvo como
resultado la enunciación o recuerdo de los cuentos clásicos de la literatura de Perrault
(hipotexto).
112
A continuación expongo algunas de las obras compartidas con los niños del Salón con algunas
de las categorías descritas anteriormente.
Intentio operis
Camino a casa fue escrito por Jairo Buitrago e ilustrado por Rafael Yockteng. Es un libro
álbum que narra la historia entre una niña que va de regreso a casa con la compañía de un león. A
simple vista parece una historia cotidiana y fácil de comprender por la sutileza de sus narraciones,
no obstante, entenderla en su totalidad sería prácticamente imposible sin sus ilustraciones.
La narración inicia en a la orilla de una avenida en una ciudad grande, donde la niña le dice al
león «Acompáñame de vuelta a casa». En ese recorrido por la zona urbana hacia la periferia, pues
a medida que se aleja del lugar se ven más lejos las fábricas y edificios; la niña pasa por una
escuela, recorre una avenida, recoge a su hermano, pasa por la tienda, llega a casa, prepara la
comida mientras llega su mamá y al final se despide del león diciéndole «Puedes irte de nuevo, si
quieres pero vuelve cuando te lo pida». A partir de esas generalidades y sumergiéndonos en la
historia con la imagen y el texto se podrían suscitar diferentes interpretaciones desde la obra, desde
el lector, o desde el autor.
Sin embargo, se resaltará especialmente la recepción estética construida por Mona Blobló –una
de las niñas– acompañada por el mediador que tuvo como fin inicial el goce de la lectura, pero que
en el transcurso de esta se logró la creación de inferencias que se iban construyendo y modificando
a medida que la lectora indagaba a través de las páginas mientras leía las imágenes.
Desde el inicio de la obra, Mona Blobló, está describiendo y dando juicios de valor, por
ejemplo dice: «Uy tan bonito ese león». Más adelante señalando con su dedo índice detalla las
ilustraciones:
Mona Blobló: A este se le salió el humo por el susto, se le salieron las llantas y todo. A este
se le cayó el bichito; a este se le cayó la mermelada.
En primera instancia parece un ejercicio sencillo, describiendo las imágenes, pero Blobló a
medida que va avanzando la narración, comienza a nadar entre el texto con sus comentarios,
preguntas y cambio de roles pues, formula preguntas al mediador.
114
Como podemos ver Blobló indaga por lo que no conoce; se mantiene en el texto y recurre
al mediador, no obstante, termina resolviendo sus dudas por sus propios medios, al leer las
imágenes.
Blobló: ¡Uh que rico! A ver, adivine el profesor qué es, ¿sopa de qué es?
Mediador: A ver, ven adivinamos, ¿qué fue lo que compraron?
Blobló: Yo digo que es sopa de tomate, y de lechuga, y de zanahoria. ¡Uish!, una sopa para
uno, dos, tres, cuatro; y son tres [león, niño y niña].
Mediador: quién crees que sería el cuarto, cuál persona piensas que podría hacer falta.
Blobló: Mmmmm [pensando], pero aquí no se ve nadie más. Son tres y hay cuatro platos,
[pasando hacia las hojas anteriores]. Falta eh, acá hay dos y una tres [dice observando la
imagen]. Entonces ¿quién falta si hay cuatro [platos]? ¡El profesor sabe!
Mediador: no estoy seguro pero vamos a ver, quién es, supongamos quién es, ¿quién crees
que es?
Blobló: supongo que es la mamá de ella.
Aunque la mamá es nombrada en la narración «Y, si quieres, espera a que mamá vuelva de la
fábrica». Además aparece en la ilustración, pasó desapercibido el código escrito para Mmona
Blobló. A pesar de que su inferencia fue certera: «supongo que es la mamá de ella». En seguida
al observar las ilustraciones:
Se puede deducir que Blobló tuvo mayor «atención» respecto de las imágenes que del
código escrito, pues cayó en la cuenta al ver a la mamá recostada con la niña y el niño en la
ilustración 7, mas no cuando va a pasar la calle.
interrogantes que estimula el mediador donde se genera en un comienzo un proceso cíclico entre la
obra, el lector y el „profesor‟, posible a través de la relectura como estrategia pedagógica que
posibilita la construcción de hipótesis a partir de las palabras y las imágenes para luego indagarlas,
corroborarlas y reelaborarlas.
En esta dirección se identifica al lector crítico como aquel que puede hacer la travesía por
el texto reconstruyendo las voces que lo contienen, lo cual supone establecer acercamientos
cognitivos desde la historia, la filosofía, la sociología, el sicoanálisis y desde las obras
literarias mismas (Jurado, 2008, 333).
Blobló hace aproximaciones interpretativas como lectora crítica pasando por los tres
niveles de la lectura: el literal, al leer las imágenes y las narraciones escritas con la
complementación de la historia por medio de descripciones que ella enuncia observando las
ilustraciones; el inferencial, al crear conjeturas a partir de la persona que hace falta en el comedor:
la mamá; el crítico, al construir sentido con las conjeturas, pues corrobora su hipótesis en relación
con la niña, el león, el papá y las huellas. Hace un ejercicio interpretativo desde la obra literaria
misma.
Intertextualidad en verso
Cuentos en verso para niños perversos, de Roald Dahl e ilustrado por Quentin Blake es la
reelaboración de seis de los cuentos clásicos de la literatura. Las nuevas versiones son de La
cenicienta, Juan y la habichuela mágica, Blancanieves y los siete enanitos, Rizos de oro y los tres
osos, Caperucita Roja y el Lobo y los tres cerditos. Sus reconstrucciones son bien particulares
debido a que «los malos no son tan malos y algunos héroes infantiles se han convertido en
villanos» (Reyes, 2015, p. 5). Aunque no es un libro álbum, porque las ilustraciones no es posible
construir una secuencia lógica narrativa, su recepción estuvo encaminada especialmente a la
intertextualidad, aspecto vital en la formación de lectores críticos en marcha como son los niños de
la plaza de mercado del sur de Tunja. Por ello, a continuación se exponen algunos de los cuentos y
las asociaciones intertextuales construidas por Goldy y Princesita.
Algunos de los cuentos que leímos en voz alta fue mientras cada quien tenía el texto en sus
manos: la princesita con un ejemplar original; el mediador con una copia leía mientras ella seguía
118
la narración en verso. Goldy por su parte, se dedicaba a pintar, parecía que no era de su interés
escuchar la lectura de Rizos de oro y los tres osos. No obstante, al terminar de leer el cuento:
Goldy dijo: Ese se parece al cuento de Goldie Osito… [se queda pensando] que se le come
la sopa, [recuerda y retoma la historia] rompe la silla, se acuesta en la cama y se come la
sopa.
Por su parte Princesita guardo silencio como una manera de su recepción estética.
La categoría «intertextualidad» como una perspectiva para la formación del lector crítico
[…]. Se considera cómo el lector es un sujeto cooperativo que realiza «paseos
119
[…] “"¡Abuelita,
qué ojos tan grandes tienes!". "Claro, hijita,
son los lentes nuevas que me ha puesto
para que pueda verte Don Ernesto
el oculista", dijo el animal
mirándola con gesto angelical”.
Goldy: Y también decía que «cuando, que, ¡que dientes tan grandes tienes! y dice: “Son
para comerte mejor”».
nace del original (Jurado, 2008); la versión de los Hermanos Grimm llevado a la pantalla chica y el
de Roald Dahl respectivamente. Asimismo, Goldy complementa el cuento compartiendo otro
apartado que contiene la versión de escritor francés.
Al terminar el cuento, Goldy miró las ilustraciones y preguntó: «¿quién es?, como que el
lobo». Se refiere a la ilustración donde Caperucita está con el abrigo del lobo después de matarlo
Ilustración 11.
En vista de que Goldy quedó confundida por la nueva versión tanto por el final como por la
ilustración, leímos de nuevo el texto como una estrategia indispensable en el proceso de
comprensión y construcción de sentido al leer.
[…]
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes!
¿Me estás tomando el pelo...? Oye, mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa".
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un revólver del corsé,
con calma apuntó bien a la cabeza
y -¡Pam!- allí cayó la buena pieza.
121
[…]
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un revólver del corsé,
[pausa].
***
Al poco tiempo vi a Caperucita
cruzando por el Bosque...
¡Pobrecita!
¿Sabes lo que la descarada usaba?
Pues nada menos que con un abrigo desfilaba
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.
122
Los niveles de complejidad del cuento por sus reelaboraciones limitaron el proceso de
comprensión del texto, mas no fue imposible, pues la relectura y mediación posibilitó que se
generaran vínculos de comunicación entre la lectora, la obra y el mediador. Goldy demostró que
está en la capacidad de elaborar sus propias relaciones intertextuales complementadas gracias a su
«capital cultural» con las ilustraciones, las preguntas y la relectura del relato. A pesar de que no
hay aportes adicionales con el cuento; es decir, crítica u opiniones, logró comprender el cuento
desde su poiesis, o sea desde el nivel literal, aproximándose a la katharsis por su proceso
comunicativo con la obra.
Por otro lado Goldy se vio en la necesidad de verificar qué tan ciertas eran sus hipótesis sin
necesidad de que el promotor le aclara sus «equivocaciones», mientras leía las imágenes.
123
Goldy observa, la ilustración 12, y expresa: «Ese fue el desorden que dejó Rizos de oro en
el cuarto de los ositos». Pensó y miró detenidamente, se dio cuenta que no era así al decir: «No.
ese es el lobo disfrazado». Además, se dio cuenta que de acuerdo con las secciones del libro, la
imagen correspondía al apartado del cuento Caperucita roja y el Lobo, pues leyó el título. Se dio
cuenta que, páginas antes estaba el cuento de Rizos de oro y los tres osos. Continuó pasando y
regreso a la ilustración 12 diciendo «ese es el lobo que está disfrazado de abuelita».
En este sentido, el lector crítico desempeña un papel participativo que recorre el texto
literario para construir, reconstruir e indagar por las múltiples voces que lo componen, para crear y
recrear relaciones e inferencias entre los textos literarios (Jurado, 2008). Para este caso la
intertextualidad es dada entre los cuentos clásicos de la literatura y los modernos, que son un punto
de encuentro y partida para la formación del lector crítico.
Por otro lado, la obra En el bosque de Anthony Browne también posibilitó la predicción de
hechos por el carácter intertextual que contiene esta obra, además de los saberes previos de Kat,
una de las niñas del Salón. Por ejemplo, en la siguiente ilustración:
124
Lectura colectiva
Un libro de Hérve Tullet propició el encuentro fraterno entre varios niños y niñas, porque
invita al movimiento corpóreo tanto del lector como del mediador, pues su contraportada dice
«Esto es un libro, haz lo que te diga y verás». La lectura colectiva puede motivar a replantear las
relaciones hostiles que en ocasiones hay entre los niños, eso sí, siempre y cuando ese ejercicio
lector no propicie la competitividad acompañada de premios o castigos, pues la competencia es el
inicio de cualquier guerra simbólica, física o verbal. Con eso no quiero decir, que la literatura deba
tener un enfoque instrumental o didáctico; es decir, que enseña valores o contenidos
programáticos, por encima del goce de la lectura y el trabajo intelectual que esta exige al lector.
125
Otra obra que generó integración y participación activa de los chicos fue Gato Tragón, escrito
por Patacrúa, seudónimo de Marisa Núñez, e ilustrado por Oliveiro Dumas. Es un cuento
tradicional danés, el gato es glotón, pues se traga, literalmente, todo lo que se le atraviesa, su
propietaria es una vieja que un día preparó una olla de papas; el felino se las tragó, junto con la
olla y la vieja, en el camino se va encontrando otros animales y personas que se engulle sin
prejuicio alguno.
[…]
Cuando no quedó nada que lamer,
se fue a dar un paseo por el bosque.
por el camino se encontró a un enano que le preguntó:
Gato, ¿por qué estás tan gordo?
Porque me comí las papas y la olla y la vieja…
Y ahora que estoy aquí, te voy a comer a ti: ¡AAAMMM!
Y se lo tragó de un bocado TAMBIÉN.
A lo largo de la narración los niños toman la palabra para repetir los fragmentos,
adelantándose a la lectura en voz alta, hecha por el mediador. También, disfrutan decir con
126
elocuencia la expresión «¡AAAMMM!». Asimismo, la risa fue una constante de los niños porque
les parecía burlesco y picaresco que el gato se tragara todo lo que se le atravesara, algunos de los
fragmentos que generaron esta reacción fueron:
Un día la viejita hizo un caldo de papas para el desayuno […] el gato saltó a la
cocina y comió las papas, y la olla y la vieja… TAMBIÉN.
[…]Agarró por los pelos a la muchacha y se la zampó.
Incluso generaron intervenciones y aportes de ellos acompañados de la misma manera por
sus risas.
Los niños se adelantan a lo narrado en el relato, pues tan pronto escuchan la palabra «gato»
comienzan el juego del lenguaje con la pregunta «¿por qué estás tan gordo?», acompañada por la
enumeración de sus víctimas:
Minina: ¿por qué estás tan gordo?, porque me he comido las papas, dice sin vacilar
adelantándose a la narración.
En seguida a coro los otros niños dicen: la olla, la vieja, el enano, el señor con el burro, lo
cinco pajaritos [dice Minina], las siete niñas; la señora y ahora te voy a comer a ti, finaliza
diciendo Minina.
Y ahora que estoy aquí te voy a comer a ti, ¡AAAMMM!, decimos todos a coro.
Se los ha tragado a todos, dijo Kevin.
Ahora falta[mos] nosotros, agregó Minina.
Más adelante el gato se indigesta y la niña continúa con la misma sensación: «¡Ah! me va
tragar», exclamó Minina. «Los niños con mucha facilidad, pasan del plano concreto al plano
imaginativo, que en momentos unen y desunen, llevándolos a introducirse y sentir de una forma
más auténtica, la aventura narrada para ser otro (el personaje) o vivir otras situaciones […]»
(Puerta, 2012, p. 102).
127
Bastó con leerles el comienzo del texto de la nueva «víctima» que se va engullir el gato
para que inicien a rememorar juntos lo acontecido antes. A lo largo de todo el cuento se mantiene
esa dinámica cooperativa de la lectura, donde los niños se turnan autónomamente sin condicionar
sus ritmos, sus turnos o el orden adecuado de la enumeración. En este sentido, los niños disfrutan
de las narraciones cargadas de musicalidad, repetitividad, por su proximidad con la oralidad,
porque son protagonistas del proceso de la lectura sin ningún condicionamiento instrumentalista o
didáctico de esta práctica.
Aspectos indispensables para la formación del lector crítico, donde la lectura se disfruta y
se siente a través de las sensaciones individuales y colectivas y no como una obligación. Lo
anterior es uno de los puntos que se deben recorre para explorar la dimensión crítica a partir de la
obra, su relación con otras y el mundo del lector.
De la misma manera sucedió con Las tres cerditas11 de Fréderic Stehr, «hipertexto» que da
un vuelco sustancial a la versión original.
Gokú: Y se las van a comer, el lobo. Se van a comer mi marrana, yo la tengo acá. Se van a
comer mi marrano.
11
La lectura de esta obra fue llevada a cabo con el apoyo del docente Óscar Pineda, a través de un ejercicio colectivo
de lectura en voz alta; mientras yo y otros niños representábamos el relato con lo que estuviera a nuestro alcance.
128
Gokú: No profe, yo soy ella, exclama en voz alta, [la primera cerdita].
La segunda cerdita se hace construir una hermosa cabaña de madera con la mitad
del saco de monedas de oro.
Esto sucede tanto por la lectura de las imágenes, como por los conocimientos previos del
niño. En comparación con la versión clásica del cuento, en la de Sther las moradas de las cerditas
cambian su orden, primero está la casa de ladrillo; después, la de madera; por último, la de paja. El
niño piensa que la siguiente casa va ser la de paja, por eso asume el rol de la cerdita que tiene la
cabaña de madera.
Gokú: Hágale profe que yo quiero ver si me tragan o no me tragan. Porque si me intenta
tragar yo lo cojo a puños.
Minina disfruta el relato hasta tal punto de pensar que ella puede hacer parte del banquete
del gato, como si este también se la fuera a comer y a los demás pequeños; o que el niño puede ser
víctima del lobo, por ello tenga que recurrir a fuerza física para defenderse.
un proceso lineal, está enriquecida por aspectos emocionales, sociales, e individuales construidos a
partir de las experiencias.
¿Cómo te sientes?, de Anthony Browne fue uno de los libros álbum que cautivo a los más
pequeños (entre cuatro y cinco años), aparentemente es sencillo pues está escrito en primera
persona; porque su título, por ser una pregunta, es un detonante que motiva al niño lector a
contestar el interrogante; porque los elementos paratextuales como los colores, los tamañas y las
formas motivan al niño a construir sentido; porque hay un diálogo equilibrado entre el texto y la
imagen.
Algunas de las muestras de esa recursividad inherente al niño fue a través de la imitación
de la portada del libro (ver Ilustración #); la aparente transcripción literal de todo el texto escrito,
pues no es equivalente (ver ilutración #).
Lo oral posee una estructura muy distinta de la estructura escritural, (por eso la mayoría de
niños escriben como hablan, pues están todavía bajo la influencia de la estructura oral al escribir.
Las normas que rigen la escritura difieren de las normas que rigen el habla). En el mismo sentido
es claro que las estructuras que rigen la literatura oral son distintas de las estructuras de la
literatura escritural (Freja, 2012, p. 8).
Agregaría a eso, que los niños escriben como hablan incluso cuando están transcribiendo
los textos, ya que como podemos notar hay errores ortográficos transcritos en Blobló (ver Imagen
#). Aunque el niño esté alfabetizado en el proceso de transcripción desde el texto escrito o por
medio de la oralidad no responde en la mayoría de casos a las normas ortográficas de los grafemas,
pues fonema y grafema por lo menos en nuestro caso particular no es equivalente, por ejemplo, la
«s» y «z». En comparación con otros países como España que sí se nota la diferencia al pronunciar
esos dos fonemas.
131
Iincluso la recreación de la portada del libro, que tiene su estilo particular al reelaborar en
alguna medida el mono, ya que en la original el niño mono está de perfil; en cambio el niño lo
dibuja parado y mirando al frente (ver ilustración # 18).
¿Cómo te sientes?
Estaba triste y estaba triste. Cuando lo dejaron solo, yo me quedé acá; me puse feliz, me
puse triste. El niño estaba haciendo su dibujo y este niño lo iba avisar. Cuando leyó su
cuento y se le acercó una culebra en su cuento y lo iba a leer, y no pudo. Cuando panzó su
puente, yo me pustre enojado; yo cogí mi cuaderno y mi lápiz, y yo iba a ser él; este niño
iba ser mi amigo. [pausa]. El amigo iba a incontrarlo, iba comer su banano, cuando comió
se engordó, cuando se durmió, yo me dormí con el gato arropadito.
132
Conclusiones
Este trabajo sirve como punto de partida para replantear los fundamentos teóricos y
metodológicos tenidos en cuenta por las instituciones gubernamentales y no gubernamentales para
intervenir las comunidades. Es indispensable hacer estudios de caracterización con las
comunidades sobre las prácticas lectoras para que las propuestas de promoción y animación de la
lectura respondan y surjan de estas a partir de sus particularidades sociales, culturales y su
contexto.
Es ingenuo afirmar que los integrantes de la comunidad de la plaza «no leen», pues sus
fragmentos de vida mostraron que la lectura no es su prioridad, pero algunos lo hacen con cierta
regularidad, a través del material bibliográfico que circula en su contexto como el periódico. La
lectura para ellos, es un acontecimiento circunstancial, que responde a sus condiciones laborales y
económicas, pues si priorizan esa práctica significa perdidas económicas; en sí la lectura no juega
un papel protagónico dentro de su cotidianidad porque no representa un rubro económico, sino un
133
riesgo de pérdida o disminución de ingresos. De la misma manera decir que los niños «no leen» es
erróneo; son una comunidad lectora que tiene sus propias formas y ritmos de lectura; los efectos de
recepción se expresan en la creación, la recreación, la imitación, la intertextualidad, incluso el
silencio; junto con su curiosidad, su encanto o su indiferencia son evidencias de las condiciones
para acceder al libro y, a su vez, disfrutar de sus historias para que la lectura sea un placer, un
querer ser en aras de la formación de un lector crítico y no un deber ser o un contenido
programático más, como sucede en la mayoría de los centros educativos.
Además de ello, es indispensable que el Salón se perciba y se sienta como propio, inherente
a la comunidad para que su existencia sea producto de la apropiación y sentido de pertenencia,
especialmente, de los trabajadores de la plaza para que su funcionamiento no dependa de terceros;
en ese sentido, que haya resultados a corto, mediano y largo plazo. Mejor aún, que tanto la
administración como los placeros se apropien de él como tesis y antítesis en busca de una síntesis
donde converjan y diverjan dos polos antagónicos para dialogar y cooperar mutuamente.
En ese mismo sentido, oficio, lugar, hora y producto, son variables que abren un camino
para comprender el contexto de la plaza y sus integrantes, principalmente, los adultos vendedores
en relación con la lectura que posibilitaron comprender del por qué «no leen» según su contexto
espacial, temporal, su trabajo y lo que venden. Por ejemplo, las horas muertas o de
improductividad pueden ser un detonante para establecer nuevas prácticas lectoras, junto con el
acceso a material bibliográfico variado, como el libro álbum por su interrelación (no siempre es
así) entre palabras e imágenes, pues prácticamente, en la plaza circulan otros textos como los
134
periódicos, los carteles publicitarios o las revistas de catálogo que tiene características similares,
pero con intenciones particulares.
La indagación por las trayectorias biográficas, relaciones y prácticas lectoras que han
tenido los adultos con sus niños de la plaza son una base para el desarrollo del trabajo de
promoción y animación de la lectura. Sin embargo, la selección de obras es un proceso complejo,
que exploramos en los fragmentos de las trayectorias de vida desde el contexto familiar, escolar e
individual, ya que permitieron tener una aproximación sobre las prácticas lectoras con base en sus
preferencias, gustos, saberes previos en relación con el potencial que representa la comunidad
interpretativa como los niños y los adultos. Igualmente, los elementos paratextuales, intraliterarios
e intertextuales de la obra permitieron -en compañía del mediador como posibilitador de puentes
de comunicación entre la obra y el lector-, la elección del libro álbum para ampliar los niveles de
disfrute y enriquecimiento de las experiencias literarias de los niños del salón.
La mujer juega un papel protagónico como mediadora con los niños de la plaza para la
formación del sujeto lector, pues ella lo enriquece con sus historias literarias orales -aunque su
perspectiva, en primera instancia, sea educativa y moralizante-, ya que estas potencian la
construcción de un ser sensible ante el mundo para la formación del lector en marcha, autónomo y
crítico. Un aspecto que puede determinar la permanencia, vigencia y transformación de esas
historias orales depende de los niveles de socialización que hace su portador y los niveles de
importancia que las historias orales representen para la formación de los niños.
Las prácticas pedagógicas que tienen como resultado mediar la lectura de la literatura como
un ejercicio educativo, didáctico y moralizante son producto de la carencia de reflexiones teóricas
y metodológicas de los docentes. Es menester replantear estas concepciones para transformar la
práctica pedagógica para que no caiga en esas perspectivas sesgadas permeadas por prejuicios y la
falta de trabajo intelectual que exige el ejercicio mediador de la lectura como docente, individuo o
institución. Una posibilidad para reorientar esas concepciones de la mediación de la lectura de la
literatura es la Educación Popular como un paradigma que plantea que el proceso educativo tanto
en ámbitos formales como no formales es un acto político que busca transformar las prácticas
pedagógicas en relación con el contexto.
como arte para el trabajo de promoción de lectura con comunidades que no tienen esta práctica
como prioridad sino como un ejercicio de ocio, circunstancial o esporádico por sus condiciones
sociales y culturales. Es un potencial artístico que sirve como detonante para la formación del
lector y para la alfabetización visual, que no es una práctica común en los trabajos de promoción
de lectura en espacios informales como la plaza, incluso ni siquier los formales. Su complejidad se
materializó en los modos y los resultados de la recepción de esas obras, manifestada por los niños
en los ejercicios individuales, colectivos e íntimos de la lectura.
El trabajo reciproco y cooperativo de la relectura del libro álbum, por su combinación entre
los dos códigos: la palabra y la imagen, entre los involucrados –lector, obra, autor y mediador-,
son características y estrategias pedagógicas que permiten el goce del texto, su comprensión y la
construcción de sentido de los niños a partir de sus conocimientos previos en aras de hacer
aproximaciones interpretativas desde las mismas obras e intertextualmente, con el ánimo de
potenciar y enriquecer el capital cultural de los participantes, principalmente, el del lector para
formar, reformar y transformar el lector crítico en espacios informales como el de la plaza de
mercado del sur de Tunja.
136
Referencias
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Comfenaldo.
140
Anexos
Anexo 1
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
Encuesta para los niños
Objetivo: Hacer inventario del material bibliográfico del «Centro de socialización y sana convivencia» de la plaza de mercado del sur
de Tunja con algunos de los niños que asisten al lugar. Además, indagar por sus gustos, preferencias y experiencias con la
lectura en la escuela y su familia.
Actividad: Diligencia el siguiente formato con libros de la biblioteca del salón.
Nombre: ____________________________________ Edad: ____________________ Curso:____________
2
Sí No
3
Sí No
4
Sí No
5
Sí No
6
Sí No
7
Sí No
8
Sí No
9
Sí No
141
1. Si has leído o te han leído alguno(s) de los libros que anotaste en el cuadro:
____________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________________
Si no has leído ninguno de los libros de la lista, ¿cuál(es) te gustaría leer o que te lean?, ¿por qué?
_____________________________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________________
¿No te interesaría leer ninguno de los libros de la lista? Dinos por qué.
_____________________________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________________
En tu escuela o en tu hogar, ¿qué te han leído?, ¿qué te gusta leer?, ¿qué te gustaría que te leyeran?
_____________________________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________________
142
Anexo 2
Formato de préstamo de material bibliográfico
Plaza de mercado del sur de Tunja
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
Fecha de Nombres, apellidos, edad; documento Ubicación Teléfono Libro Fecha de Firma
préstamo adulto responsable. (Plaza y devolución
residencia)
143
Anexo 3
Anexo 4
La presente encuesta tiene como Objetivo: Indagar sobre la relación y concepciones que tienen
sobre la lectura los familiares de algunos de los niños que acuden regularmente al espacio «Centro
de socialización y sana convivencia» de la plaza de mercado del sur de Tunja. Además, se busca
recoger información sobre las condiciones socioeconómicas y culturales de los familiares
responsables de los niños. La información proporcionada por usted será usada de manera
confidencial para los fines pertinentes de la investigación.
Lo anterior, sirve como soporte para la construcción de una propuesta de promoción y animación a
la lectura de textos literarios que tiene como fin fortalecer el «Centro de socialización y sana
convivencia» para mejorar el gusto por la lectura y su importancia en la formación integral de los
niños y familiares de la plaza de mercado del sur. El propósito es enriquecer personal, académica y
socialmente a los niños.
La entrevista consta de tres partes: primero, los aspectos socioeconómicos y la relación de los
entrevistados con la plaza de mercado del sur de Tunja; segundo, su relación con la lectura tanto
desde una perspectiva institucional (la escuela); familiar e individual; por último, las concepciones
que tienen del «Centro de socialización y sana convivencia».
Entrevista semiestructurada
1. Datos personales
a. Nombre: ________________________________________________
b. Edad: _____________
c. Lugar de origen: _________________________________ Rural: ______ Urbano: ____
d. Estado conyugal: _______________________
e. Su núcleo familiar está compuesto por cuántas personas: _____________________________
Entre ellas:_________________________________
f. ¿Qué hace su compañero sentimental?, ¿qué hacen sus familiares?
d. ¿Cuánto tiempo hace que está radicado en Tunja?________________________________
e. En qué barrio vive_________________________________________________________
f. ¿Cuál es la razón de su estadía en esta ciudad y no otra? __________________________
145
a. Sabe en qué consiste o para qué está el espacio «Centro de socialización y sana convivencia».
b. Por qué envía a su niño al «Centro de socialización y sana convivencia».______________
c. Conversa con su hijo(a) sobre las actividades que realiza en el “Centro de socialización y sana
convivencia”._______________________________________________________
d. ¿Estaría dispuesto a participar en algunos «Talleres literarios» para reforzar el proceso del
gusto por la lectura de los niños? Sí ___ No ___ Por qué __________________________
e. A manera de cierre le pido al encuestado que exprese (dibuje, relacione, describan) la imagen
que tenga sobre el libro o sobre la experiencia de leer. Les facilito los materiales para que lo
hagan como deseen.
6