Los Dioses Que Se Negaron A Morir

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Los Dioses que se negaron a morir, Eduardo Matos Moctezuma, lectura comentada.

“El 13 de agosto de 1521 cayó Tlatelolco, último reducto mexica, en poder de Hernán Cortés. Culminaban así 75 días
de asedio por parte de las fuerzas peninsulares y de sus aliados indígenas, constituidos por contingentes tributarios
de Tenochtitlán que, en alianza efímera con los españoles, tomaban venganza en contra de quienes los habían
sojuzgado.”

Este evento dio paso a la estructuración de otra sociedad: la novohispana; que de manera simbólica buscó sustituir
los cultos antiguos estableciéndose sobre los antiguos centros religiosos y ceremoniales. Muchos ejemplos hay de
ello, como la construcción de la basilica de Guadalupe en el cerro sagrado del Tepeyac y la propia catedral
metropolitana.Sin embargo, como dice Eduardo Matos Moctezuma, “los viejos Dioses se niegan a morir”
refiriéndose concretamente al Templo Mayor, lugar mexica de culto a Tlaloc y Huitzilopochtli, que emergió
contundentemente a fines del siglo XX. Pero que a lo largo de la época colonial, permaneció “intocado” por así
decirlo, veamos a que nos referimos:

Según señala Matos Moctezuma , Gil González de Benavides fue el español que derribó la estatua de
Huitzilopochtli que se encontraba en lo alto de la pirámide del Templo mayor, a cambio, le dieron los terrenos del
mismo templo y sus alrededores lo cual consta en Actas del cabildo de la ciudad del 22 de febrero de 1527, y a su
hermano Alonso de Avila, se le otorgó otra parte del predio del templo mayor; Don Gil tuvo dos hijos conocidos
como los hermanos Avila. Por tanto, la casa de los Avila se construyó sobre “el sitio en el que estuvo el Templo
Mayor”, sostiene Eduardo Matos. Los hermanos Gil y Alonso De Avila se unieron a Martín Cortés, hijo de
Hernan Cortés, contra el virrey en turno; el 16 de julio de 1566 las autoridades virreinales hicieron prisionero a
Martín Cortes y a los hermanos De Avila, acusados de conjuro contra el Rey de España Felipe II. Tras un juicio
apresurado, los hermanos De Avila fueron decapitados y se derribaron sus casas “hasta los cimientos y que el
terreno se siembre con sal, decía la sentencia que se ejecutó el 3 de agosto de 1566. Los asistentes no podían creer
lo que veían, y menos podían comprenderlo los propios condenados.” ( Matos,P17)

Se derribaron las casas de los hijos del destructor de la estatua de Huitzilopochtli, y el lugar quedó
deshabitado por mucho tiempo, “Terrible paradoja”, dice Matos, las casas de los que destruyeron el templo mayor
se destruyeron hasta no dejar piedra sobre piedra, igual que su padre hizo con el templo, y sus propios hijos
murieron decapitados, al igual que la Coyolxauhqui, “que yace a escasos dos metros de profundidad. A partir de
entonces, el lugar parece negarse a que sobre él se edifique casa alguna”.(Matos, P 17) Hacia 1580, el predio se
otorgó a la Universidad, pero no se edificó nada en él, era un lugar que se veía con temor. A mediados de la época
colonial, se dio el predio a las monjas de Santa Isabel; ahí construyeron dos casas en las que vivió Melchor Pérez,
maestro mayor de las obras de la catedral, pero poco después murió en los calabozos de la inquisición y nadie quizo
habitar el sitio. A finales del siglo XVIII, en las cercanías del predio del Templo, “después de largos años de estar
sepultados, los Dioses vuelven a surgir, el 13 de agosto de 1790 se encuentra la monumental escultura de la
Coatlicue, madre de Huitzilopochtli, en el zócalo; un día similar al que poco menos de 3 siglos antes había sido dia
funesto para el pueblo mexica” (Matos, p.18) Y en diciembre de ese mismo año resurge el Calendario Azteca.

Alejandro Humboldt, a su paso por la ciudad en 1803, sabiendo del hallazgo de la Coatlicue, solicitó verla, pero
había sido vuelta a enterrar en la Universidad por los monjes dominicos, él pidió la exhumaran, y cuando preguntó
porqué la habían enterrado, ellos contestaron que para no exponerla ante los mexicanos, que al saber de ella habían
ido a rendirle culto. El 12 de diciembre de 1794, Fray Servando Teresa de Mier pronunció un discurso en la basílica
exaltando la importancia de los dioses prehispanos entre los cuáles resaltó a Quetzalcoatl, señalando que la
presencia española había destruido la civilización que este había configurado. Fray Servando fue expulsado de la
Nueva España y la Coatlicue vuelve a ser enterrada; en 1821, uno de los primeros actos culturales de la nueva nación
fue desenterrarla y llevarla al primer museo nacional.

El predio del Templo mayor permaneció deshabitado en la época colonial, en 1790, resurgieron los principales
íconos de la cultura mexica: Coatlicue y calendario mexica; volvió a ser analizado y reafirmado Quetzalcoatl y 20
años después inició la batalla contra los españoles, que habían derrotado a Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521 y
paradójicamente, como dice Matos, perdieron el reino en un mes y un año similar: agosto de 1821. “Los viejos
dioses se negaban a morir”. Eduardo Matos.

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