Hasatan" ¿El Fiscal

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HASATAN” ¿EL FISCAL O EL TESTIGO FALSO?

Algunos teólogos han relacionado a Satanás con la función de un “fiscal” en los términos legales que

hoy conocemos, es decir, el persecutor penal que trabaja a favor del servicio público de una comunidad

que cuyas funciones se encuentran detectar cualquier violación de la ley que ha cometido una persona,

a fin de que sea traída delante de un tribunal y que la justicia sea vindicada.

Pero tal relación es inapropiada, toda vez que un “fiscal” no es simplemente un “acusador”, sino una

oficial de la justicia que se duele y quebranta ante la violación de la ley y tiene como responsabilidad

fundamental, presentar las evidencias suficientes y necesarias para que el juez juntamente con la corte

que preside el juicio, imponga los recursos necesarios para que se haga justicia, que restaure el daño

causado y se imponga la paz en la comunidad.

Lejos esta este personaje celestial llamado “satanás” de procurar dichas cosas, todo lo contrario, su

intención al acusar, no es vindicar la justicia, sino causar el máximo daño posible a aquellos a quienes

acusa, no por amor a la justicia, sino por disfrutar de su dolor y vergüenza.


En otras palabras, un fiscal tiene como función salvar a la justicia, estar del lado del inocente, procurar

que se castigue al culpable para vindicar así el derecho, la equidad, la moralidad, la honradez y la ley de

una nación.

Pero en el caso de Satanás, lo veremos provocando a la gente a violar la ley, iniciando la rebelión, la

maldad, y la transgresión de los mandamientos a fin de causar que el tribunal celestial tenga que

imponer juicio y muerte sobre los transgresores.

Esta no es la función de un fiscal, sino de un falso testigo. Y esta es precisamente la mejor definición

de Satanás: Un falso testigo, enemigo de la justicia, mentiroso y difamador, calumniador y tentador.

Es por tanto importante subrayar de nuevo que este personaje identificado como “Satanás”, no tiene

autoridad propia, ni acción independiente, ni dominio absoluto de sus malvadas funciones, sino que

requiere el permiso de las autoridades angelicales superiores que le han sido impuestas por el Creador

para moverse y actuar dentro de ciertos límites permitidos por la Sabiduría Divina.
Por tanto, “Satanás” no es rival del Eterno y está sujeto finalmente, a los designios supremos del

Creador. Debido a esto, Satanás, como persona acusadora, puede ser reprendido por las autoridades

superiores, como es evidente en las Escrituras Sagradas.

Por ejemplo, en Zacarías 3: 1,2 se documenta lo siguiente;

“Entonces me mostro a Yeshúa (Josué), el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Eterno y

a Satanás, que estaba a su mano derecha como parte acusadora. El ángel del Eterno le dijo a satanás:

“¡Que te reprenda el Eterno, que ha escogido a Jerusalén! ¡Que el Eterno te reprenda, Satanás! ¿A caso

no es este hombre un tizón rescatado del fuego?”.

Como vemos, en el acto de unción de Yeshúa (Josué) como Kohen Gadol (Sacerdote Supremo), el

personaje celestial conocido como “Satanás” estaba allí procurando impedirlo y levantando falso

testimonio contra Yeshúa, el que sería ungido Kohen Gadol.

Esta no es la acción de un fiscal, porque un fiscal no aparece en un acto de unción, sino en un tribunal;

pero esta acción de un malvado, enemigo de la justicia, levantador de falsos testimonios, calumnias y
mentiras para impedir, con maldad, que los justos sean bendecidos. Identificarlo como “fiscal del

universo” es darle un honor que ni tiene ni merece.

Esta persona está sujeta a la autoridad divina que le ha sido asignada y ante quien tiene que rendir

cuentas como hemos visto. Por ejemplo, en 2 Samuel 24:1 se documenta:

“Una vez más, la ira del Eterno se encendió contra Israel, así que el Eterno incito a David contra el

pueblo al decirle: “Haz un censo de Israel y de Judá”. Entonces el rey les ordenó a Joab y a los

capitanes del ejército que lo acompañaban: Vayan por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta

Bersheba, y hagan un censo militar, para que yo sepa cuantos pueden servir en el ejército. Joab le

respondió: ¡Que el Eterno su Di-o multiplique cien veces las tropas de su Majestad, y le permita llegar a

verlo con sus propios ojos! Pero, ¿Qué lleva a su majestad a hacer tal cosa? Sin embargo, la orden del

rey prevaleció sobre la opción de Joab y de los capitanes del ejército, de modo que salieron de su

audiencia con el rey para llevar a cabo el censo militar de Israel”.

Como es evidente, el Eterno considera que hay que poner a Israel en disciplina por ciertos pecados
cometidos, y para ello, “incita a David contra el pueblo”, ¿Cómo puede el Eterno que es Santo y Justo,

incitar al rey David para hacer algo que luego acarreará juicio y muerte? Sin duda, este es uno de los

textos más difíciles de toda la Escritura.

Pero en el judaísmo, tenemos una ley de interpretación que afirma que cuando que cuando hay una

contradicción, en este caso, una contradicción ética, debemos buscar algún texto que resuelva dicha

contradicción. Ese texto es 1 Crónicas 21:1 que afirma: “Pero Satanás se levantó contra Israel e incito a

David a que hiciese censo de Israel…”

De modo que la incitación vino de Satanás, pero el Eterno lo permitió, para ejecutar su juicio contra la

maldad del pecado de Su pueblo. Esto significa entonces que Satanás, a pesar de su maldad y mala

intención, no puede evitar que el Eterno lo use, cada vez que sea necesario, para cumplir Sus

propósitos, incluyendo traer disciplina sobre Su propio pueblo.

En otras palabras, Satanás es un personaje malvado, enemigo de la justicia, acusador mentiroso, que
siempre tiene la intención de dañar y destruir, pero al mismo tiempo, es usado por el Eterno para

cumplir Sus planes y propósitos, aun cuando en ocasiones el Creador, bendito Sea, no revele las

razones de sus actos.

Es cierto, no vamos a comprender al Eterno, sus caminos son más altos que nuestros caminos, pero un

di-o que pueda ser comprendido por nosotros, no nos conviene. Al momento que podemos limitar al

Eterno a nuestros propios pensamientos, al momento que no estamos hablado del Di-o de Israel, sino

de un falso dios.

En el judaísmo, el Di-o Supremo es identificado como “Ein (sin) Sof (limites); por tanto, el Ein Sof (Sin

Limites) es el “Único que tiene inmortalidad, que habita en la luz inaccesible, a quien ningún hombre ha

visto ni puede ver”, eternamente separado de nosotros (1 Tim. 1:17).

Su majestad es tan grande que no podemos siquiera decir que es “superior a nosotros” o “más grande

que nosotros” porque aun tal forma del lenguaje describe incorrectamente la relación entre el Creador y

la criatura.
En realidad, en el caso del censo de David, no fue el Eterno quien hizo tal cosa, sino Satanás, y el Eterno

lo permitió para traer juicio sobre su pueblo, demostrando así que aun Satanás está sujeto a la

soberanía del eterno. Las Escrituras demuestran que la Soberanía del Creador puede manifestarse

incluso permitiendo que medios considerados cuestionables por los hombres, sean usados para traer

juicio y orden al mundo, y especialmente a nuestro pueblo Israel.

Por ejemplo, las Escrituras revelan que el Eterno puede permitir incluso a un espíritu de mentira operar

en falsos profetas, para confundir a líderes que no tienen un corazón recto delante del Eterno sino que

son amigos de la codicia y la maldad.

En 1 Reyes 22 se documenta lo siguiente:

“Durante tres años no hubo guerra entre Siria e Israel. Pero en el tercer año Josafat, rey de Judá, fue a

ver al rey de Israel, el cual dijo a sus funcionarios: “¿No saben que Ramot de Galaad nos pertenece? ¡Y

no hemos hecho nada para obligar al rey de Siria a que nos la devuelva! Así que le preguntó a Josafat:
¿Irias conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Josafat le respondió al rey de Israel: Estoy a tu

disposición, lo mismo que mi pueblo y mis caballos. Pero antes que nada, consultemos al Eterno

añadió. Así que el rey de Israel reunió a los profetas, que eran casi cuatrocientos, y les preguntó: ¿Debo

ir a la guerra contra Ramot de Galaad, o no? Vaya, Su Majestad contestaron ellos, porque el Eterno la

entregara es sus manos. Pero Josafat inquirió: ¿No hay aquí un profeta del Eterno a quien podamos
consultar? El rey de Israel le respondió: Todavía hay alguien por medio de quien podamos consultar al

Eterno, pero me cae muy mal porque nunca me profetiza nada bueno; sólo me anuncia desastres. Se

trata de Micaías hijo de Imlá. No digas eso replicó Josafat. Entonces el rey de Israel llamó a uno de sus

funcionarios y le ordenó: ¡Traigan de inmediato a Micaías hijo de Imlá! El rey de Israel, y Josafat, rey de

Judá, vestidos con sus ropajes reales y sentados en sus respectivos tronos, estaban en la plaza a la

entrada de Samaria, con todos los que profetizaban en presencia de ellos. Sedequías hijo de Quenaná,

que se había hecho unos cuernos de hierro, anunció: “Así dice el Eterno: Con estos cuernos atacarás a

los sirios hasta aniquilarlos.” Y los demás profetas vaticinaban lo mismo: “Ataque Su Majestad a Ramot

de Galaad, y vencerá, porque el Eterno la entregara en sus manos.” Ahora bien, el mensajero que había
ido a llamar a Micaías le advirtió: mira, los demás profetas a una voz predicen el éxito del rey. Habla

favorablemente, para que tu mensaje concuerde con el de ellos. Pero Micaías repuso: Tan cierto como

que vive el Eterno, ten la seguridad de que yo le anunciare al rey lo que el eterno me diga. Cuando

compareció ante el rey, éste le preguntó: Micaías, ¿debemos ir a la guerra contra Ramot de Galaad, o

no? Ataque, Su Majestad, que vencerá contestó él, porque el Eterno la entregara en sus manos. El rey le

reclamó: ¿Cuántas veces debo hacerte jurar que no me digas nada más que la verdad en el nombre del

eterno? Ante esto, Micaías concedió: Vi a todo Israel esparcido por las colinas, como ovejas sin pastor.

Y el Eterno dijo: Esta gente no tiene amo. ¡Que cada cual se vaya a su casa en paz! El rey de Israel le

dijo a Josafat: ¿No te dije que jamás me profetiza nada bueno, y que solo me anuncia desastres?

Micaías prosiguió: Por lo tanto, oiga usted la palabra del Eterno: Vi al Eterno sentado en su trono con

todo su ejército del cielo alrededor de él, a su derecha y a su izquierda. Y el eterno dijo: ¿Quién seducirá

a Acab para que ataque a Ramot de Galaad y valla a morir allí? Uno sugería una cosa, y otro sugería
otra. Por último, un espíritu se adelantó, se puso delante del Eterno y dijo: Yo lo seduciré. ¿Por qué

medios?, pregunto el Eterno. Y aquel espíritu respondió: Saldré y seré un espíritu mentirosa en la boca

de todos sus profetas. Entonces el Eterno ordenó: Ve y hazlo así, que tendrás éxito en seducirlo. Así que

ahora el Eterno ha puesto un espíritu mentirosa en la boca de todos esos profetas de Su Majestad. Al

oír esto, Sedequías hijo de Quenaná se levantó y le dio una bofetada a Micaías. ¿Por dónde se fue el

espíritu del Eterno cuando salió de mí para hablarte? Le preguntó. Micaías contestó: Lo sabrás el día en

que andes de escondite en escondite. Entonces el rey de Israel ordeno: Tomen a Micaías y llévenselo a

Amón, el gobernador de la ciudad, y a Joás, mi hijo. Díganles que les ordeno echar a la cárcel a ese tipo,

y no darle más que pan y agua, hasta que yo regrese sin contratiempos. Micaías manifestó: Si regresas

sin contratiempos, el Eterno no ha hablado por medio de mí. ¡Tomen nota todos ustedes de lo que estoy

diciendo”.

De modo que el Eterno es absolutamente soberano en Su naturaleza y propósitos y en su mano esta la

luz y la oscuridad, y ambas cosas le sirven a Sus propósitos eternos. El profeta Isaías dirá luego:
“Así dice el Eterno a Ciro, su ungido, a quien tomo de la mano derecha para someter a su dominio las

naciones y despojar de su armadura a los reyes, para abrir a su paso las puertas y dejar abiertas las

entradas: Marcharé al frente de ti, y allanare las montañas; hare pedazos las puertas de bronce y

cortare los cerrojos de hierro. Te daré los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardaras en lugares

secretos, para que sepas que yo soy el Eterno, el Di-o de Israel, que te llama por tu nombre. Por causa

de Jacob mi siervo, de Israel mi escogido, te llamo por tu nombre y te confiero un título de honor,

aunque tú no me conoces. Yo soy el Eterno, y no hay otro; fuera de mí no hay ningún Di-o. Aunque tú no

me conoces, te fortaleceré, para que sepan de oriente a occidente que no hay ningún otro fuera de mí.

Yo soy el Eterno, y no hay ningún otro. Yo formo la luz y creo las tinieblas, traigo bienestar y creo

calamidad; Yo, el eterno, hago todas estas cosas”.

De todo lo que hemos visto sacamos las siguientes enseñanzas centrales;

Primero: Satanás es un título que significa, opositor, adversario, oponente, y puede ser aplicado a
cualquier criatura, celestial o terrenal que ejerce esa función, indistintamente si con la intención de

oponerse al mal o al bien.

Un ángel bueno puede hacer la función de adversario, lo mismo una persona, no importa sin tener

intenciones puras o malas intenciones, el termino es neutral en ese sentido, y solamente indica la

acción de “oposición”, no necesariamente su naturaleza, la cual es revelada siempre por el contexto de

la acción misma.
Segundo: Satanás es una persona angelical, de naturaleza perversa, lleno de oscuridad, desprovisto de

toda forma de luz, y que encarna la maldad, la perversidad y la mentira, con la mira de hacer sufrir,

especialmente al hombre, apartarlo del camino correcto, procurar su mal y destrucción tanto como sea

posible, a fin de que el hombre no pueda lograr el camino a la unión con la Divinidad.

Tercero: Satanás no es un fiscal del tribunal celestial, porque un fiscal tiene honor por la justicia, es

amante del derecho y procura reivindicarlo donde quiera que haya sido violado, y tal cosa esta

completamente ausente de este personaje de maldad descrito previamente.

Continuará....

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