Aquelarre

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Aquelarre

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Para otros usos de este t�rmino, v�ase Aquelarre (desambiguaci�n).
Para la celebraci�n jud�a, v�ase Shabat.

El Aquelarre, cuadro de Francisco Goya (Museo L�zaro Galdiano, Madrid). "El cuadro
queda dominado por la figura de un gran buco bobalic�n y cornudo, que bajo la luz
de la luna avanza sus patas delanteras en gesto tranquilo y mirada ambigua para
recibir de dos brujas la ofrenda de ni�os que tanto le agradan...Ello evoca la
descripci�n recogida por Mongast�n [del proceso de las Brujas de Zugarramurdi de
1610] que refiere c�mo dos hermanas, Mar�a Presona y Mar�a Joanato, mataron a sus
hijos "por dar contento al demonio" que recibi� "agradecido" el ofrecimiento...
Tambi�n vemos a media docena de ni�os, varios de ellos ya chupados, esquel�ticos y
a otros colgados de un palo".1?
El aquelarre o sabbat 2? es la forma gen�rica de denominar a la agrupaci�n o
reuni�n de brujas y brujos para la realizaci�n de rituales y hechizos, bien como
creencia religiosa precristiana o neopagana, o bien aceptado en escritos cristianos
como actos de invocaci�n y adoraci�n a Lucifer. Este t�rmino tambi�n se emplea
ampliamente en las obras de ficci�n y fantas�a para definir a los clanes o grupos
brujescos que se juntan para efectuar ceremonias m�gicas y encantamientos, tanto
ben�volos como mal�ficos.3?4?5?6?

Tanto el diccionario de Espasa como el de Santillana, as� como la enciclopedia


Larousse, definen la palabra simplemente como una congregaci�n de brujas y
brujos,7?8?9? mientras que el Diccionario de la lengua espa�ola acepta �nicamente
el t�rmino como reuni�n nocturna de brujas y brujos presidida por Satan�s que
generalmente se presenta en forma de macho cabr�o,10? acepci�n coincidente con la
veneraci�n diab�lica aportada desde el cristianismo.6? Si bien miles de personas
fueron ajusticiadas bajo la acusaci�n de haber participado en estos encuentros
luciferinos, s�lo han llegado hasta nosotros las actas acusatorias; no han
sobrevivido pruebas de que estas reuniones realmente se hayan realizado. No
obstante, y de seguir con la teor�a que insiste en la veracidad de este tipo de
sabbats o aquelarres, su �poca de apogeo parece haber tenido lugar entre fines de
la Edad Media hasta el siglo XVIII.

�ndice
1 Etimolog�a e historia
2 Etapas de un aquelarre sat�nico
2.1 La convocatoria
2.2 El homenaje al diablo
2.3 La misa negra y la org�a
2.4 El banquete
3 Lugares donde se realizaban aquelarres
3.1 Lugares hom�logos en Am�rica del Sur
3.2 Wicca
3.3 Otras fuentes
4 V�ase tambi�n
5 Referencias
6 Bibliograf�a
7 Enlaces externos
Etimolog�a e historia
El origen del t�rmino sabbat para describir una reuni�n de brujas se relaciona con
el viejo prejuicio antijud�o. Como la religi�n jud�a santifica el sabbat como d�a
de descanso obligatorio, algunos gobernantes cristianos de la Edad Media buscaron
relacionar el descanso prescrito por la religi�n jud�a con la actividad sat�nica y
brujeril, asociando de forma peyorativa el juda�smo con pr�cticas demoniacas y
acusando a los jud�os de ser adoradores del diablo.11? Por ello se dec�a que el
sabbat se celebraba en la noche del viernes al s�bado, en consonancia con el
principio del sabbat jud�o que comienza con la aparici�n de la primera estrella en
el firmamento vespertino del viernes.

Macho cabr�o negro de los Pirineos o Akerbeltz.


Por su parte aquelarre deriva de la voz vasca akelarre (del euskera aker = "macho
cabr�o" y larre = "prado") que significa "prado del macho cabr�o" (ya que se
estimaba que el Diablo se hac�a presente en medio de las brujas bajo esta forma);
es el lugar donde las brujas (sorginak en euskera) celebran sus reuniones y sus
rituales (aunque la palabra viene del euskera, se ha asimilado en castellano, y por
extensi�n se refiere a cualquier reuni�n de brujas y brujos).6?

Es interesante destacar que Anna Armengol (Universidad Aut�noma de Barcelona) en su


estudio de la brujer�a indica sobre el origen de la palabra que: "Por lo que
respecta al origen de la palabra aquelarre, la hip�tesis de Mikel Azurmendi de que
no es una palabra vasca, sino una construcci�n culta emanada del lenguaje jur�dico
culto, ha sido corroborada recientemente por Henningsen. �ste afirma que se trata
de una construcci�n erudita de principios del siglo XVII. Incluso precisa la
creaci�n de dicho t�rmino dat�ndola entre el 14 de febrero de 1609, en que el
Tribunal de Logro�o recibe un nuevo grupo de presos de Zugarramurdi, y el 22 de
mayo del mismo a�o, en que la palabra aparece por primera vez. Ha sido posible
detectar como probable �inventor� de la palabra, al inquisidor Juan del Valle
Albarado".12?

Antropol�gicamente, los aquelarres eran reminiscencias de ritos paganos (ver


bacantes, Neodruidismo y culto c�ltico) que se celebraban de forma clandestina al
no estar admitidos por las autoridades religiosas de una �poca. La prohibici�n de
estas pr�cticas m�gicas se encuentra ya en la Ley de las XII Tablas (Tabula VIII).
En la �poca de Sila se promulg� la Lex Cornelia de Sicariis et Veneficiis, que
insiste en esta prohibici�n.

Es frecuente el uso de diversas sustancias para alcanzar el �xtasis durante el


rito. Como no se pueden calibrar con exactitud las dosis, es muy peligroso
administrarlas por v�a oral cuando una cantidad letal est� muy cercana a la dosis
de uso. Por ello algunas sustancias se aplicaron en forma de ung�ento por v�a
vaginal o rectal, lo que podr�a haber dado origen a algunas leyendas sobre el
car�cter sexual de las reuniones de brujas o el uso de calderos para la preparaci�n
de algunas de las sustancias. La aplicaci�n de una de las sustancias sobre la
vagina con una especie de consolador pudo dar origen a la imagen que representa a
las brujas con un palo entre las piernas o bien una escoba. Por otro lado, muchos
sapos son venenosos por contacto y su piel puede ser alucin�gena; por ello tambi�n
forman parte de la imaginer�a vinculada al mundo de la brujer�a. Algo similar
sucede con algunas setas venenosas, como la Amanita muscaria.

Etapas de un aquelarre sat�nico

Una de las primeras representaciones del "sabbat". Miniatura del siglo XV


El antrop�logo espa�ol Carmelo Lis�n Tolosana toma como ejemplo el caso de las
Brujas de Zugarramurdi para explicar las etapas del aquelarre, a partir la relaci�n
del proceso inquisitorial publicada en Logro�o a principios de 1611, pocos meses
despu�s de realizarse el auto de fe en el que seis brujas y brujos fueron quemados
vivos.13?

Seg�n lo que creyeron averiguar los inquisidores, en Zugarramurdi el aquelarre


ten�a lugar en el prado berroscoberro que estaba a poca distancia de la aldea �en
el pa�s vasco-navarro los inquisidores que recorrieron la zona se�alaron la
existencia de cuarenta y seis lugares donde supuestamente se celebraban
aquelarres�.14? >
La convocatoria
Seg�n la relaci�n inquisitorial, la asistencia al aquelarre era obligatoria para
todos los brujos y brujas �seg�n se cuenta en ella, una bruja fue azotada y
maltratada por no haber acudido a uno de ellos�. En Zugarramurdi se celebraba tres
veces por semana, los lunes, mi�rcoles y viernes despu�s de las nueve de la noche.
El sapo que ten�a y cuidaba cada brujo y bruja �incluso aliment�ndolo con su propio
pecho� era el que les avisaba y a continuaci�n se untaban con un agua verdinegra y
repugnante obtenida del sapo �para conseguirla azotaban al sapo con una varilla y
una vez que estaba bien hinchado lo apretaban con el pie contra el suelo hasta que
vomitaba el agua hedionda que cuidadosamente recog�an y guardaban�.15? Mientras se
untaban recitaban la f�rmula "Se�or, en tu nombre me unto; de aqu� en adelante yo
he ser una misma cosa contigo, yo he de ser demonio"16? y gracias al ung�ento
pod�an salir volando por ventanas, agujeros o grietas que abre el demonio. En el
viaje por el aire la bruja normalmente lleva el sapo en el lado izquierdo, aunque a
veces van andando siguiendo al sapo.17?

En otras zonas los mecanismos m�s usuales para convocar el aquelarre eran una
campana que s�lo o�an los adeptos y un escozor en la llamada marca del Diablo, que
el brujo ocultaba y que los inquisidores utilizaban como prueba en los juicios por
brujer�a.

El homenaje al diablo
Seg�n la relaci�n del proceso de Zugarramurdi, en cuanto llegaban los brujos y
brujas al lugar del aquelarre, adoraban al diablo postr�ndose de rodillas ante �l y
bes�ndole en sus partes pudendas. Despu�s se mezclaban entre ellos y comenzaban a
danzar y a bailar. "Pero pronto comienzan sus escapadas para asustar a pasajeros
nocturnos, a pastores, marineros, molineros, amigos y enemigos, para romper platos
en las cocinas y tejas en las casas, destruir granos, frutos y ganado, y tambi�n
para causar muertes especialmente de ni�os". Por otro lado, si a alg�n brujo o
bruja se le escapaba el nombre de Jes�s, el aquelarre se desvanec�a, por lo que en
la pr�xima reuni�n era severamente castigado.18?

En otras zonas el homenaje al demonio va acompa�ado de ofrendas, aunque �stas no


siempre tienen un car�cter siniestro, sino que pueden ser simplemente objetos
producto de un robo o la prueba de que se ha cometido un acto il�cito a ojos de la
ley divina. Los primeros en ofrecer estos votos son los brujos de mayor jerarqu�a;
los �ltimos los brujos novicios o reci�n iniciados. A estos se les coloca la marca
que distingue a un brujo en una parte rec�ndita del cuerpo y pasan desde ese
momento a ser miembros plenos de la cofrad�a. En cuanto al baile, en otras zonas
los asistentes se abandonan a una danza que comienza con movimientos organizados;
pueden danzar en c�rculo, unidos por los hombros, o formando el ur�boros, la
serpiente que se muerde la cola. Poco a poco, la danza pierde unidad y se va
transformando en una sucesi�n fren�tica de sacudidas.

La misa negra y la org�a


Art�culo principal: Misa negra
Seg�n lo que creyeron averiguar los inquisidores del caso de Zugarramurdi, en
algunas noches se�aladas como la v�spera de Reyes, de la Ascensi�n, del Corpus
Christi, de Todos los Santos, de la Asunci�n de la Virgen o de San Juan se
celebraba un ritual especial, que constaba de dos partes. En la primera los brujos
y brujas se confesaban ante el demonio y se acusaban de haber entrado en una
iglesia, de haber o�do misa... y de los males que hab�an podido hacer y no hab�an
causado. La segunda era la misa sacr�lega celebrada por el demonio revestido con
ornamentos negros, feos y sucios. Durante la misma se segu�an los mismos pasos que
en la misa cristiana. Tras el serm�n en el que el demonio exhortaba a los brujos y
brujas a hacer el mal, prometi�ndoles a cambio el para�so, los "feligreses" uno por
uno se acercaban al demonio y se arrodillaban ante �l bes�ndole la mano izquierda,
los pechos, los genitales y el ano (el llamado osculum infame).19?
Seg�n las confesiones de los supuestos brujos y brujas, cuando llegaba el momento
de la consagraci�n el demonio alzaba algo parecido a una suela de zapato donde
estaba su figura y dec�a Esto es mi cuerpo y a continuaci�n un c�liz de madera,
negro y feo, mientras los brujos lo adoraban arrodillados. Despu�s los brujos y
brujas se acercaban al "altar", que estaba cubierto con un viejo pa�o negro, feo y
deslucido y com�an y beb�an lo que el oficiante hab�a "consagrado". Hasta aqu� la
misa negra hab�a sido una r�plica exacta de la misa cristiana, pero el final era
completamente diferente. El demonio copulaba con las brujas y sodomizaba a los
brujos y despu�s comenzaba la org�a, en la que volv�a a participar el diablo.
"Brujos y brujas se mezclan sexualmente y aparean unos con otros en total
promiscuidad, sin consideraciones de sexo ni grados de parentesco".20? >

Para algunos inquisidores, la raz�n �ltima del sabbat era precisamente el


emparejamiento sexual con el Diablo y el de los brujos entre s�. Cuanto m�s
repugnante y ofensivo fuera el acto sexual, m�s favorable era a los ojos de
Satan�s, conclu�an.

El banquete

Grabado del Compendium maleficarum, de Francesco Maria Guazzo, que representa a


unos brujos y brujas preparando el banquete del aquelarre
Seg�n la relaci�n publicada en 1611 sobre el proceso de Zugarramurdi, durante el
aquelarre los brujos y brujas celebraban un "banquete" en el que com�an cad�veres
de brujos fallecidos recientemente o de v�ctimas de sus actos mal�ficos,
especialmente ni�os, que desenterraban de las sepulturas acompa�ados del demonio y
de sus criados. "All� mismo y sobre la sepultura les sacan las tripas y los
descuartizan; cubren la sepultura para que no se advierta la profanaci�n y se ponen
en camino de vuelta al aquelarre con gran regocijo y contento, llevando los padres
los cad�veres de los hijos o los hijos a los de sus padres y hermanos y las mujeres
a sus maridos. All� los despedazan y los dividen en tres partes: una la asan, otra
la cuecen y la tercera la dejan cruda; puesto todo sobre una mesa de manteles
sucios y negros, reparten las viandas los parientes m�s cercanos, reservando el
coraz�n para el demonio". Algunos de los interrogados por los inquisidores
confesaron tambi�n que raptaban ni�os y les chupaban la sangre, mientras el demonio
les dec�a: "Chupa y traga eso, que es bueno para vosotras".21?

El aquelarre acaba al amanecer cuando suenan las primeras campanadas de la


iglesia22? o con el canto del gallo.

Lugares donde se realizaban aquelarres

Una de las cuevas de Zugarramurdi donde se reun�an las brujas.

Akelarre en las cuevas de Zugarramurdi en 1998. Pablo S. Quiza

Zona de El Bailadero en el Macizo de Anaga, Tenerife. En este lugar se realizaban


aquelarres, seg�n la creencia popular.
Zugarramurdi (Navarra)
Cern�gula (Burgos)
Playa de Coiro (Cangas de Morrazo, Pontevedra)
Macizo de Anaga (Tenerife, Canarias)
Cueva de Salamanca (Salamanca)
Amboto (�lava y Vizcaya, Pa�s Vasco)
Campo de las Varillas, (Castro-Urdiales, Cantabria)
La Veiga'l Palu, Caboalles de Arriba, (Laciana, Le�n, Castilla y Le�n)
Monasterio de Hermo (Cangas del Narcea, Asturias)
Petralanda (Vizcaya)
Yecla, Llano de Brujas y Alcantarilla en la Regi�n de Murcia.23? 24?
Lugares hom�logos en Am�rica del Sur
Salamanca, lugar donde se hacen pactos con el demonio y bacanales con esp�ritus
malignos.
Wicca
V�ase tambi�n: Esbat
En la Wicca sencillamente quiere decir una reuni�n de brujos y brujas de por lo
menos tres (c�rculos o coven) o 12 (aquelarre). Tambi�n se practica en forma
solitaria. Se re�nen para adorar a la diosa madre (a veces conceptualizada como
Diana o la luna) y el dios astado. Oran, danzan, leen cartas de tarot, y celebran
la sagrada tierra. Los wiccanos no creen en la existencia del diablo. El dios
astado no es una representaci�n del diablo de los cristianos, es sencillamente una
representaci�n de lo masculino, el sol y un venado.

Otras fuentes
En La Perla de Gran Precio, un texto extrab�blico de la iglesia de Jesucristo de
los santos de los �ltimos d�as cita en un vers�culo que menciona lo que parece es
un aquelarre: Mois�s 5:51 "Porque desde los d�as de Ca�n hubo una combinaci�n
secreta, y hac�an sus obras en la oscuridad, y conoc�a cada cual a su hermano". Ya
antes se mencionaba en el mismo cap�tulo que Ca�n guardaba un secreto de Satan�s,
algo que se puede entender que Ca�n conoc�a secretos de magia negra.

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