1) El documento analiza diferentes teorías sobre el concepto de poder, distinguiendo entre enfoques sustancialista, subjetivista y relacional.
2) También distingue entre tres formas clásicas de poder: poder paternal, despótico y civil/político.
3) Explica cómo la noción moderna de soberanía surgió para definir el poder político como el monopolio legítimo sobre el uso de la fuerza dentro de un territorio.
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1) El documento analiza diferentes teorías sobre el concepto de poder, distinguiendo entre enfoques sustancialista, subjetivista y relacional.
2) También distingue entre tres formas clásicas de poder: poder paternal, despótico y civil/político.
3) Explica cómo la noción moderna de soberanía surgió para definir el poder político como el monopolio legítimo sobre el uso de la fuerza dentro de un territorio.
Descripción original:
Extracto de libro de Norberto Bobbio Estado, Gobierno, sociedad
1) El documento analiza diferentes teorías sobre el concepto de poder, distinguiendo entre enfoques sustancialista, subjetivista y relacional.
2) También distingue entre tres formas clásicas de poder: poder paternal, despótico y civil/político.
3) Explica cómo la noción moderna de soberanía surgió para definir el poder político como el monopolio legítimo sobre el uso de la fuerza dentro de un territorio.
1) El documento analiza diferentes teorías sobre el concepto de poder, distinguiendo entre enfoques sustancialista, subjetivista y relacional.
2) También distingue entre tres formas clásicas de poder: poder paternal, despótico y civil/político.
3) Explica cómo la noción moderna de soberanía surgió para definir el poder político como el monopolio legítimo sobre el uso de la fuerza dentro de un territorio.
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Teorías del Poder
Lo que el "Estado" y la "política" tienen en común es la referencia al fenómeno del poder.
(...) Tradicionalmente el Estado es definido como el portador de la summa potestas (poder supremo); y el análisis del Estado se resuelve casi totalmente en el estudio de las diferentes potestades que le competen al soberano. La teoría del Estado se entrelaza con la teoría de los tres poderes (legislativo, ejecutivo, judicial) y de sus relaciones. De acuerdo con un texto canónico de nuestros días Power and Society de Lasswell y Kaplan, el proceso político es definido como "la formación, la distribución, el ejercicio del poder". Si la teoría del Estado puede ser considerada como una parte de la teoría política, la teoría política a su vez puede ser considerada como una parte de la teoría del poder. En la filosofía política el problema del poder ha sido presentado bajo tres aspectos, con base en los cuales se pueden distinguir tres teorías fundamentales del poder, sustancialista, subjetivista y relacional. Una típica interpretación sustancialista del poder es la de Hobbes, según la cual "El poder de un hombre ... son los medios que tiene en el presente para obtener algún aparente bien en el futuro". Que estos medios sean dotes naturales, como la fuerza o la inteligencia, o bien adquiridos, como la riqueza, no cambia el significado específico del poder, entendido como algo que sirve para alcanzar lo que es objeto de nuestro deseo. (...) Una típica interpretación subjetivista del poder es la expuesta por Locke, quien por "poder" no entiende la cosa que sirve para alcanzar el objetivo, sino la capacidad del sujeto de obtener ciertos efectos. (...) Esta forma de entender el poder es la que adoptan los juristas para definir el derecho subjetivo: que un sujeto tenga un derecho subjetivo quiere decir que el ordenamiento jurídico le atribuyó el poder de obtener ciertos efectos. Ahora bien, la interpetación más utilizada en el discurso contemporáneo es la tercera, que se refiere al concepto relacional de poder y para la cual por "poder" se debe entender una relación entre dos sujetos de los cuales el primero obtiene del segundo un comportamiento que éste de otra manera no habría realizado. Una vez ubicado el concepto de Estado en el de política, y el concepto de política en el de poder debemos distinguir el poder político de todas las otras formas que puede asumir la relación de poder. La teoría política de todos los tiempos se ha ocupado de este tema con infinitas variaciones. La tipología clásica trasmitida durante siglos es la que se encuentra en Política de Aristóteles, donde se distinguen tres tipos de poder con base en el criterio de la esfera en la que se ejerce: el poder del padre sobre el hijo, del amo sobre el esclavo, del gobernante sobre los gobernados. Aristóteles agrega que los tres tipos de poder también se pueden distinguir con base en el diferente sujeto que se beneficia del ejercicio del poder: poder paternal es ejercido en interés de los hijos, el patronal o despótico en interés del amo, el político en interés de quien gobierna y de quien es gobernado (de donde se derivan las formas corruptas de régimen político donde el gobernante, convertido en tirano, únicamente gobierna para su provecho). Esta tipología ha tenido relevancia política porque ha servido para proponer dos esquemas de referencia para definir las formas corruptas de gobierno: el gobierno paternalista o patriarcal en el que el soberano se comporta con los súbditos como un padre, y los súbditos son tratados eternamente como menores de edad (la crítica más célebre a esta forma de gobierno fue hecha por Locke (1690) en una polémica que fue retomada por Kant con la crítica al Estado eudemonológico que se preocupa por la felicidad de sus súbditos en vez de limitarse a garantizarles la libertad); el gobierno despótico en el que el soberano trata a los súbditos como esclavos a los que no se les reconocen derechos de ninguna especie (esta forma de gobierno ya fue claramente señalada por Aristóteles que la consideró adecuada para los pueblos esclavos por naturaleza como son os orientales, los bárbaros, los cuales soportan el peso del poder opresivo sin lamentarse o rebelarse, y tendrá reconocimiento pleno siempre en referencia a los pueblos orientales, en Montesquieu y Hegel). La tripartición de las formas de poder en paternal, despótico y civil es una constante en la teoría política clásica y moderna. (...) Sin embargo, el estudio de Locke se distingue del de Aristóteles por el diferente criterio de diferenciación que se refiere al diverso fundamento de los tres poderes, hoy se diría del diferente principio de legitimación: el poder del padre es un poder cuyo fundamento es natural en cuanto deriva de la procreación, el patronal es el efecto del derecho a castigar a quien se ha hecho culpable de un delito grave y por tanto es acreedor a una pena igualmente grave como la esclavitud; el poder civil, únicamente entre todas las formas de poder, está fundado en el consenso manifiesto y tácito de quienes son sus destinatarios. Como se puede apreciar, se trata de las tres formas clásicas del fundamento de toda obligación: ex natura, ex delicto, ex contractu. Esta forma clásica, a pesar de su éxito, no permite distinguir el poder político de otras formas de poder. Los dos criterios, el aristotélico, basado en el interés, y el lockiano, fundado en el principio de legitimidad, no son criterios analíticos sino axiológicos, en cuanto son útiles para distinguir el poder político como debería ser y no como es, las formas buenas de las formas corruptas. (...) Una teoría realista del poder político, como forma de poder diferente de cualquier otra, se forma mediante la elaboración, debida a los juristas medievales, del concepto de soberanía o summa potestas. Mientras la sociedad antigua no conoce más que una sociedad perfecta, el Estado que abarca a todas las otras sociedades menores, la sociedad medieval conoce dos, el Estado y la Iglesia. La disputa secular sobre la preeminencia de uno o de otro exige una delimitación de las dos esferas de competencia y por tanto de dominio, y consecuentemente la delimitación de los caracteres específicos de las dos potestates. Se vuelve una opinión común la distinción entre la vis directiva, que es prerrogativa de la Iglesia y la vis coactiva, que es prerrogativa del Estado. En contraposición a la potestad espiritual y sus pretensiones, los defensores y los detentadores de la potestad temporal tienden a atribuirle al Estado el derecho y el poder exclusivo de ejercer sobre determinado territorio y en referencia a los habitantes del territorio la fuerza física, dejando a la Iglesia el derecho y el poder de enseñar la religión verdadera y los preceptos de la moral, de salvaguardar la doctrina de los errores, de dirigir las conciencias hacia el logro de los bienes espirituales, el primero entre todos la salvación del alma. De esta manera el poder político se identifica con el ejercicio de la fuerza, y es definido como el poder que para obtener los efectos deseados tiene derecho de servirse, si bien en última instancia, como extrema ratio (razón extrema), de la fuerza. Aquí el criterio de distinción entre el poder político y el poder religioso de nueva cuenta es el medio para hacerlo valer: el poder espiritual se sirve de la amenaza de penas o de la promesa de premios ultraterrenales; el poder político utiliza la constricción física como es la que se ejerce mediante las armas. (...) Si el uso de la fuerza es la condición necesaria del poder político, sólo el uso exclusivo de este poder es la condición suficiente. Las fórmulas que anticipan el concepto de soberanía, que se vuelve a través de los escritores políticos de la época moderna el concepto fundamental para la definición del Estado, son la distinción las civitates superiorem recognoscentes y superiorem no recognoscentes de los juristas medievales que defienden las autonomía jurídica y en consecuencia la política de las ciudades, y el principio rex in regno suo imperator, afirmado por los juristas franceses que defieden la soberanía del rey de Francia de las pretensiones del emperador. Aquel que es tomado como el teórico de la soberanía (en realidad más que el teórico, el reconocido expositor de un concepto que tiene tras sí una larga y consolidada tradición), Jean Bodin, define al Estado como "un gobierno justo de muchas familias y de lo que es común con poder soberano" y al poder soberano como "el poder absoluto y perpetuo, donde "absoluto" significa que no está sometido a otras leyes más que las naturales y divinas, y "perpetuo" significa que logra obtener la obediencia a sus mandatos con continuidad también gracias al uso exclusivo del poder coactivo. Las tres formas de poder Desde el punto de vista de los diversos criterios que han sido adoptados para distinguir las diversas formas de poder, la definición del poder político como el poder que está en la posibilidad de recurrir en última instancia a la fuerza (y es capaz de hacerlo porque detenta su monopolio) es una definición que se refiere al medio del que se sirve quien detenta el poder para obtener los efectos deseados. El criterio del medio es el que utiliza comúnmente porque permite una tipología a la vez simple y clara, la llamada tipología de los tres poderes, económico, ideológico y político, o sea, de la riqueza, del saber y de la fuerza. El poder económico es el que se vale de la posesión de ciertos bienes, necesarios o considerados como tales, en una situación de escasez, para inducir a quienes no los poseen a adoptar una cierta conducta, que consiste principalmente en la realización de un trabajo útil. En la posesión de los medios de producción reside una enorme fuente de poder de parte de quienes los poseen frente a los que no los poseen, precisamente en el sentido específico de capacidad de determinar el comportamiento ajeno. En cualquier sociedad donde existen propietarios y no propietarios, el poder del propietario deriva de la posibilidad que la posesión exclusiva de un bien le da de obtener que el no propietario (o propietario solamente de fuerza de trabajo) trabaje para él bajo las condiciones que él imponga. El poder ideológico es el que se sirve de la posesión de ciertas formas de saber, doctrinas, conocimientos, incluso solamente información, o de códigos de conducta, para ejercer influencia en el comportamiento ajeno e inducir a los miembros del grupo a realizar o dejar de realizar una acción. De este tipo de condicionamiento deriva la importancia social de quienes saben, los sacerdotes en las sociedades tradicionales, los literatos, los científicos, los técnicos, los llamados "intelectuales", en las sociedades secularizadas, porque mediante los conocimientos que ellos difunden o los valores que predican e inculcan se realiza el proceso de socialización del que todo grupo social tiene necesidad para permanecer unido. Lo que tienen en común estas tres formas de poder es que ellas contribuyen conjuntamente a instituir y mantener sociedades de desigualdades divididas en fuertes y débiles con base en el primero, en ricos y pobres con base en el segundo, en sapientes e ignorantes con base en el tercero. Genéricamente entre superiores e inferiores. Después de todo, definir el poder político como el poder cuyo medio específico es la fuerza sirve para hacer entender por qué siempre haya sido considerado el poder supremo, o sea, el poder cuya posesión distingue en cada sociedad al grupo dominante. Estas distinciones entre los tres tipos principales de poderes sociales, si bien manifestada de diferentes maneras, es un dato casi constante en las teorías sociales contemporáneas, en las cuales el sistema social en su conjunto aparece directa o indirectamente articulado en tres subsistemas: la organización de las fuerzas productivas, la organización del consenso y la organización del poder coactivo. Incluso la teoría marxista puede ser interpretada en este sentido: la base real comprende el sistema económico, mientras la superestructura, escindiéndose en dos momentos diferentes, abarca el sistema ideológico y el más propiamente jurídico-político (del que Marx toma sobre todo el aspecto represivo, resaltando especialmente el aparato de coacción). El sistema gramsciano es más claramente tricotómico, donde el momento superestructural es dintinguido en dos momentos, el momento de la hegemonía o del consenso que es llamado "sociedad civil" y el momento de dominio o de la fuerza llamado "Estado". Por lo demás, durante siglos los escritores políticos han distinguido el poder espiritual que hoy se llamaría ideológico del poder temporal, y siempre han interpretado el poder temporal constituido por la conjunción del dominium, que es el poder sobre las cosas, constitutivo del poder económico, con el imperium, que es el poder de mando sobre los hombres, constitutivos del poder político en sentido estricto. Así en la dicotomía tradicional como en la marxista se encuentran las tres formas de poder, con tal de que se interprete correctamente como compuesto por dos momentos, tanto en un caso como en el otro, el segundo término. La diferencia esencial radica en el hecho de que en la teoría tradicional el poder principal está representado por el poder ideológico en cuanto al poder económico-político es concebido como dependiente del espiritual, mientras en la teoría marxista el poder principal es el económico en cuanto a las ideologías y las instituciones políticas tienen la función de garantizar la permanencia de determinadas relaciones de producción (por lo menos hasta que la contradicción misma que explota en un cierto momento del desarrollo de estas relaciones produce el cambio).
Norberto Bobbio (1996): Estado, gobierno y sociedad. México, Fondo de Cultura