EL BUEN NOMBRE
PROVERBIOS 22:1
INTRODUCCION
Según el concepto general, una persona vale por lo que tiene pero según lo
que enseña la Biblia, lo que importa de una persona es su buen nombre y su
buena fama.
El pasaje aquí NO enfatiza la propaganda de nuestro nombre para que todos lo
conozcan sino más bien la clase de vida que llevamos, nuestra reputación.
Dondequiera que vayamos y nos movamos vamos a ser conocidos y
catalogados por la gente. Muchas personas hablarán bien de nosotros, otros
(dependiendo su motivación) hablarán no tan bien de nosotros, difamando y
calumniando nuestro buen nombre. Sea cualquiera la situación en que nos
encontremos, nuestra decisión siempre debe ser aprender a ser personas
caracterizadas por la integridad. Una persona tiene un buen nombre y buena
fama cuando es una persona que vive en integridad a los ojos de Dios y
ante los demás.
UNA VIDA INTEGRA
La integridad no es algo que se hace, produce o una persona obtiene, sino lo
que una persona es; tiene que ver primordialmente con ser. La integridad
define la clase de persona que uno es.
Una cosa es dar imagen, pero otra muy diferente es ser personas
caracterizadas por la integridad.
¿Qué dice la Biblia sobre la integridad? ¿Se puede ser íntegro en medio de una
sociedad carente de integridad?
1. LA INTEGRIDAD ES UN RASGO DE CARACTER A LARGO PLAZO.
Aprender a caminar en integridad no es algo inmediato que uno lo hace de un
dia para el otro, sino más bien una característica que se va desarrollando
cuando se la practica todos los días.
En el libro de Josué 14:6-14 encontramos a Caleb, que tenía ochenta y cinco
años de edad. Caleb siempre había sido una persona de espíritu fiel,
caracterizada por la integridad. El fue uno de los doce espías enviados para
observar la tierra prometida (Números 13:30-33). La Biblia dice que sólo
Caleb, junto con Josué, trajeron un informe positivo, de fe, y Dios por esa
actitud los recompensó grandemente (Números 14:24; Deuteronomio 1:34-
36).
Ahora, cuarenta y cinco años después de aquel evento, la fe de Caleb aún
estaba firme sin dudar. La integridad que tenía desde hacía años, todavía se
mantenía fresca y activa en su vida. Como Caleb, nosotros también debemos
ser fieles a Dios, no sólo un tiempo sino durante toda nuestra vida. Nunca
olvidemos que la integridad de ayer no me sirve para ser íntegro hoy. Cada
día, al despertarnos, debemos decidir si vamos o no a caminar en integridad.
2. INTEGRIDAD ES SER LO QUE DECIMOS QUE SOMOS.
El Salmo 25:21 dice: "Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he
esperado".
El ser íntegro es lo que nos guarda de decir que somos honestos mientras
vivimos como si no conociéramos a Dios. Existen muchos hoy que se llaman a
si mismos cristianos pero viven como les da la gana, carentes de integridad en
su vida personal, laboral y aún ministerial.
3. LA INTEGRIDAD TIENE QUE VER CON LO QUE HACEMOS CON LO POCO QUE
TENEMOS.
Lucas 16:10 dice: "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y
el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto"
A menos que decidamos ser fieles e íntegros en los asuntos pequeños de la
vida, no seremos fieles en las cosas más grandes. Si hacemos trampas en lo
poco e insignificante, no seremos honestos en las grandes responsabilidades.
EDIFICA Y MANTEN LA INTEGRIDAD
1. 1 Reyes 9:4 dice "anduvieres delante de mí"
La integridad se desarrolla por tener una constante y diaria intimidad y
comunión con el Señor (sea a través de la oración, adoración, dependencia
continúa, etc.). Este estilo de vida desarrolla sensibilidad espiritual y una
conciencia alerta que produce el deseo de hacer lo correcto y no lo incorrecto.
2. Tome la determinación de vivir en integridad.
La integridad comienza con una decisión interior y una determinación personal.
La integridad requiere fuerza de voluntad para decidir no perder nuestra
integridad. Job 2:3 dice que debemos mantener nuestra integridad aún cuando
las cosas no salen bien; Job 2:9 dice que la integridad es una decisión
personal; Job 27:5 dice que es una decisión que no cambia por nada.
3. Abrace el temor del Señor (Salmo 7:8; 25:21)
El temor de Dios, no del hombre, es lo que nos ayuda a mantener nuestra
integridad. No es el temor de ser sorprendido por alguien en alguna falla o
error, sino el saber que Dios me está viendo y vigilando en todo momento
(Proverbios 15:33).
CONCLUSION
En los tiempos difíciles que vivimos, dentro y fuera de la iglesia, se hace
muchas veces difícil caminar en integridad, pero seamos aquellos que desean
agradar a Dios y, si fuera necesario, pagar el precio por vivir en integridad. En
definitivas, es lo que le agrada al Señor y es para eso que hemos sido hechos
hijos de Dios. No lo olvide, para vivir y pregonar la verdad debemos primero
caminar en integridad.