Bejarano

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Jesus Antonio BeJakQnO

ECONOM 1P15
Y`P
LaSAC
DER
p el desarrollo
agropecuario
colombiano
1871-1984 ,
ECONOMIK
Y PODER
La mvestigación base del presente libro fue financiada por e1 Banco de Ia Repüblica y
Ia publicaeión parcialmente financiada por Ia Bolsa Nacional Agropecuaria.
Jesuis Antonio Bejarano A.

ECONOMIk
Y PODER

Fondo Editorial
CEREC
Primera edición: 1985

© Fondo Editorial CEREC


Apartado Aéreo 58308 Bogota, Colombia
S.A.C. Sociedad de Agricultores de Colombia
ISBN: 95 8-9061-1 1-7

"• ' BAc


N Acceso

Jr;. cJa I
--

Fecha
to
----
Ediciôn: Martha Cárdenas
Coordinaciôn Editorial: Alberto Diaz Uribe
Patricia Alvear
Diseño Carátula: Felipe Valencia
Composiciôn Textos: Servigraphic Ltda., Bogota
Lmpresión: Editorial Presencia

Serie: Historia, No. 1


I ndice

PROLOGO .
Alfonso Lopez Michelsen

INTRODUCCION ..................................... 37

CAPITULO I
Primeras Asociaciones:
DE LAS SOCIEDADES ECONOMICAS A LAS SOCIEDADES
DEMOCRATICAS DEL SIGLO XIX
La Ilustración y las Preocupaciones por Ia Tcnica .............43
Las Sociedades Económicas de Amigos del Pals y
las Juntas Patrióticas ................................. 50
La Brecha Tócnica en Ia Agricultura ....................... 56
El Agricultor Cundinamarqués y " La Sociedad
Democrática de Labradores y Artesanos" ................... 65

CAPITULO 11
LOS DIFUSORES DE LA TECNICA (1871-1900)
La Evolución de Ia Agricultura después de 1850 ...............79
La Brecha Técnica .................................. 91
La Sociedad de Agricultores Colonibianos ...................105
El Agricuttor y el Departamento de Agricultura ...............111

7
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- -
CAPITULO III
UN GREMLO PARA LA EXPORTACION (104-1927)
Las Nuevas Dimensiones del Estado ....................... 123
Del Café y la PolItica AgrIcola de Reyes a
la. Ley de Ernergencia ................................ 129
La Sociedad de Agricultores ............................ 143
Anexos ............................................ 165

CAPITULO IV
EN DEFENSA DE LA PROPIEDAD (1927-1950)
"De la. Prosperidad a! Debe" a Ia Gran Crisis ................. 176
Las Fases de la Revuelta Campesina ....................... 187
Reforma o Represión: La Legislación Agraria ................. 194
Gremios, Estado y PolItica ............................. 214
Anexo ............................................ 234

CAPITULO V
MODERNIZACION AGRICOLA Y D1VERSIFICACION
GREMIAL (1950-1975)
El Desarrollo Agropecuario ............................. 243
La Diversificación Gremial ............................. 265
La S.A.C. Frente ala Reforma Agraria ..................... 283

CAPITULO VI
LOS NUEVOS RETOS - LA CRISIS PRODUCTIVA Y
LA CRISIS SOCIAL (1975-1984)
El Estancarniento Agropecuario .......................... 307
Guerrillas y Malestar Rural ............................. 318
Estado, PolItica Econóinica y Actividad Gremial .............. 328
La S.A.C. frerite a la Paz y a la Reforma Agraria ............... 339
ANEXOS ........................................... 351
BIBLIOGRAFIA ..................................... 363

8
PROLOGO

En ci primer semestre de 1985 se reunió en Armenia, Capital del Departa-


mento del Quindlo, un congreso de historiadores de Colombia, nacionales y
extranjeros, al cual concurrieron más de quinientos exponentes de nuestra
cultura. Tan numerosa asistencia, no menos que la calidad de los trabajos y las
intervenciones, constituyó una verdadera sorpresa para quienes, de cerca o de
lejos, se interesan por estos teinas. El estudio de nuestra historia habIa ilegado
a la mayoria de edad y la reunion de Armenia protocolizaba el hecho con una
demostraciOn del interés incomparable que despierta entre las nuevas generacio-
nes esta disciplina. Atrds quedan los textos anecdóticos sin referencias ni análi-
sis y la historiografla coiombiana entra por la puerta grande al conjunto de la
crónica latinoamericana.
El libro sobre la historia de la agricultura en Colombia, que ileva por titulo
"Economla y Poder. La SAC: Historia de un Cremio 1871-1985", y del cual es
autor el doctor Jesás Antonio Bejarano, para ci cual se me ha honrado con la
peticiOn de escribir urias palabras preliininares, es un ejemplo mds de la impor-
tancia y de las dimensiones que ha adquirido ci repaso histórico en nuestro sue-
lo. Un tema árido, como es para ci profano ci desarrollo a través de los sigios de
nuestro Sector primario, adquiere en estas pdginas ci carácter apasionante de
una novela. El método de aproximaciOn a los distintos estadios de nuestra pro-
ducción agrIcola, desde la aparición de los primeros rudimentos técnicos hasta
los problemas sociales de nuestro tiempo, vistos, aigunos de dos, a travds del
prisma de la Sociedad de Agricultores de Colombia, la més antigua de las
asociaciones gremiales de Colombia, que sirve como hilo conductor entre 1871
y 1985, es una hazafla que nada tiene que envidiarle a los historiógrafos de
otras latitudes. Con paciencia benedictina, ci autor recurre a todas las fuentes
de Ia época y no desdeña ci escrutinio de las actas de la Sociedad, desde la

. Lcr'
reunion promovida por don Salvador Camacho Roldán, para imponer la iiucia-
tiva, hasta nuestros dias, y es de ver cómo ninguna aseveración es gratuita ni
ningOn comentario superficial sino que todo cuanto se escribe está avalado por
una cita de la época, por una fuente incontrovertible, por toda clase de referen-
cias bibliogrificas, con un gran dominio de los mOltiples aspectos del tema. Ya
sea tratándose de la agricultura en si misma, como práctica; de la ilegada a
nuestro suelo de las distintas variedades de cultivos o de las rams de ganado; de
la introducción de los fertilizantes y de los pesticidas, a la par con el diagnOstico
económico del fenOmeno que en cada época iba teniendo ocurrencia o el pro
y el contra de las institucionesjurIdicas, principalmente en materia de reforma
agraria, a partir de 1936, la versación del autor mal se puede poner en tela de
juicio. Es un árbitro imparcial que Ileva adelante el balance de lo bueno y lo
malo dentro del proceso de nuestro desarrollo agrfcola, sin tomar partido ni
comprometerse polltica o intelectualmente con ninguna causa. Es un cronista,
un relator, que posiblemente se reserva para una ocasión dilerente la exposicidn
global de sus puntos de vista.
Testimonio del alcance de este estudio y de la riqueza de criterios con que se
hace el recorrido de la historia de la agricultura en Colombia es la distribuciOn
en los capItulos de los estadios por los que ha pasado nuestro sector primario,
calificando cada uno de ellos con un tltulo y varios subtltulos que sintetizan el
punto álgido, la localización, de la agricultura como actividad, como problema
o como solución en cada una de estas diferentes etapas.

VEAMOS:

PRIMERAS ASOCIACIONES

DE LAS SOCIEDADES ECONOMICAS A LAS SOCIEDADES


DEMOCRATICAS DEL SIGLO X1X.
LOS DIFUSORES DE LA TECNICA (1871-1900)
UN GREMIO PARA LA EXPORTACION (104-1 927)
EN DEFENSA DE LA PROPIEDAD (1927-1950)
MODERNIZACION AG RICOLA Y DIVERSI FICAC ION
GREMIAL (1950-1975)
LOS NUEVOS RETOS
LA CRISIS PRODUCTIVA Y LA CRiSIS SOCIAL (1975-1 984)

Se inicia el trabajo con el recuento de la aparición en nuestro suelo de las


"Sociedades EconOmicas de Amigos del Pals", que tanta iniportancia cobraron
en la PenInsula en la época borbónica, bajo la inspiracidn de Jovellanos. Fue,
on realidad, la version hispana de la enciclopedia francesa, como intercanibio de

10
ideas novedosas, casi revolucionarias, que se retransmitian verbalmente en los
cafés de Paris y en las tertulias de las ciudades espanolas. Cuando se habla, para
citar on caso semejante, pero posterior, de la difusión de "Los Derechos del
Hombre" de don Antonio Narifio, trayendo en cuenta que se editaron y distri-
buyeron menos de quince ejemplares de este folieto que iba a prender la chispa
de Ia emancipación neogranadina, se pasa por alto la circunstancia histórica de
que la transfusion de las ideas en aquellas ideas era principalmente oral.
La aproximaciOn a la agricultura por parte de aquellas "Sociedades de Anii-
gos del Pals", en donde tornaban asiento los intelectuales y se abria camino la
naciente ciencia de la economIa, debla ser eminenternente precaria desde ci
punto de vista estrictamente tecnolOgico. Se ocupaba de preferencia en ci papel
de la agricultura dentro del conjunto de la economIa, investigando el origen de
Ia riqueza de las naciones, para determinar si proveruia de la agricultura, de la
rninerIa, del intercarnbio de bienes y servicios, o, comercio, y, más adelante de
la manufactura a nivel artesanal.
Las sociedades dernocráticas, que cronológicamente las suceden, tienen on
interés de contenido politico diferente que, poco a poco, va derivando hacia ci
campo electoral, en defensa de sus intereses económicos. Tienen más que ver
con lo que serIan en ci siglo siguiente los sindicatos de trabajadores que con las
sociedades de carácter académico del Siglo XVIII. Con una dilerencia: las socie-
dades den-iocráticas actuaban primordiairnente en defensa de sus intereses en
abstracto, protestando airadamente contra ci libre cambismo y las politicas que
gerieraban desempleo, a tiempo que los sindicatos contemporáneos, no solo en
Colombia sino en todo ci mundo, miran de preferencia hacia los intereses de
sus afiiados: sus salarios, sus prestaciones, so estabilidad, etc., más que hacia el
bienestar colectivo, olvidándose de las repercusiones que los salarios excesiva-
mente altos (si asi puede habiarse) pueden toner sobre ci empleo de Ia mano de
obra o las gararitlas de estabilidad sobre la incorporacidn de manos nuevas. Es
la resobada frase segOn la cual "El Estado por estar incrementando las concesio-
nes a los que ya tienen trabajo, les cierra las puertas a quienes lo están buscan-
do". No es menos cierto que todos estos movimientos, que cobraron tanto auge
en la primera mitad del Siglo XIX, para dane a Colombia so peculiar fisono-
ilifa, son ci punto de partida de un escrutinio, que todavIa prosigue, sobre nues-
tra realidad nacional. Nos inclinamos sobre nuestra heterogénea geografIa y
comenzarnos a pensar con cabeza propia sobre iiuestros problemas.
Ya para ci año 1870, una fecha escogida sagazrnente por ci autor, porque
coincide prdcticanuente con la fundación de la Sociedad de Agricuitores de
Colombia, comienzan a Uegarnos las primeras noticias de las técnicas que se van
desarrollando en todo ci mundo, pero principalmente en Europa y en los Esta-
dos Unidos, para ci mejor aprovechanuiento de la rierra y ci aumento en Ia pro-
ductividad de las diferentes especies vegetates. Tuve la fortuna de vivir en mi
infancia a la soinbra de uno de los sobrevivientes de aquellas épocas, citado cx-
tensamente en esta obra, al lado de don Salvador Camacho Rolddn y de don
Juan de Dios Carrasquilla, entre los precursores y conservo por so recuerdo
una ternura admirativa que se acrecienta con los años. A su muerte ocurnida en

11
1932, escribió don Tomds Rueda Vargas una hermosa página en donde dice.
refjriéndose a la Revista El Agricultor, de la cual él fuera el alma por más de
Veinte afios, lo siguiente:
"Et i El Agricultor, revista que no ha sido siquiera igualada, y de cuyo cuerpo
de redacción hizo parte (don Carlos Michelson) con el doctor Carnacho Roldán
y el doctor Carrasquilia, constan sus numerosas y sabias observaciones sobre
regimen de iluvias, sobre cosechas, enferinedades de los ganados y otros temas.
Fue el primer jefe de sección de agricultura del Ministerio de Fomento, y a su
iniciativa so debe la tralda del profesor Vericel a quien tanto le debe la ganaderia
en Colombia: iQu6 bello y ütil libro serIa el que ilevara este titulo: "Historia
del Trabajo en Colombia", y qué ejemplar cada capItulo que alli consagrara las
hazaflas incruentas de aquel gran señor, dechado de amigos, espejo de caballeros!".
Lo conoci ya muy anciano en una casa que amenazaba ruina, situada en el
corazón de Bogota, pero retrospectivaniente es fdcil apreciar la niagnitud del
esfuerzo de quien para entonces ya estaba en visperas de dejar este mundo.
Conservaba, enclaustrado y ya sin ningán uso, su laboratorio de fisica y quInhica,
en donde, por aflos, se habla consagrado al estudio de los suelos y al andlisis de
las plagas e infecciones de los ganados, porque, a más de botánico y agrónomo
habIa estudiado veterinaria en Europa y, dentro de su modestia, le habIa pros-
tado servicios a los gobiernos, como Comisario de Agricultura, en la época de
los gobiernos Radicales durante la Federación. Fundador de la Sociedad de
Agricultores de Colombia, al lado de Camacho Roldán y Carrasquilla, bien
pronto los tres fueron desplazados, como lo relata el autor, de sus cargos direc-
tivos dentro de la Sociedad, pero refugiados en la tertulia de la Revista y divul-
gando sus conocimientos y hallazgos en sus columnas, es interesante valorar la
magnitud de sus preocupaciones y el camino que ai'in nos falta por recorrer en
el desarrollo de nuestra agricultura y nuestra ganaderfa. La Sociedad de Agri-
cultores de Colombia dio a luz el año antepasado el indice, por autores, de
aquellos escritos y es de ver, con la lectura de los solos tItulos la efervescencia
intelectual de la época. ",Cómo cultivar trigo en las tien-as calientes?". "Que
uso puede tener cada una de las distintas razas vacunas europeas en nueStro
medio: el Holstein, el Normando, ci Charolais, ci Short Horn, el Durham, el
Jersey, etc. El estudio de los pastos de levante y engorde adecuados a los distin-
tos climas y mil temas de esta Indole que todavIa siguen aniniando las tertulias
de los ganaderos. El tema de los arados, hasta superar el liamado "de chuzo",
tampoco les fue extraflo, y el concepto de los fertiizantes naturales les inquie-
taba de igual manera con el uso de los excrementos de la gailina, la oveja y el gana-
do vacuno y caballar, que por entonces, poblaban la Sabana de Bogota y, desde
luego, el empleo de la cal, para contrarrestar la acidez de la tierra. Por sobre todo,
es digna de análisis la preocupación por los recursos hIdricos. Durante más de cin•
cuenta aflos so Ilevá a nivel privado, ci registro de las precipitaciones pluviales
en el altiplano y so concibieron, en algunos lugares, estanques de almacena-
miento para las aguas, con el nombre de lagunas para cuyo adorno so importa-
ron variedades de patos y gansos, que como los animales de raza, tomaban afios
en ilegar, desde Fraitcia o Ingiaterra. El lector encontrará minuciosamente des-

12
',.
crita y arnenamente relatada toda esta etapa de nuestro deseiivolvimiento agrI-
cola, para Ilegar a to que califica como "un gxemio para la exportación".
Alguna vez tuve que ocuparme de este tramo de nuestra historia, en el curso
de mi actividad politica, defendiendo la politica liberal del Siglo XIX, en mate-
na económica.
Del mnisnio tnodo como se difundió una "leyenda negra" contra ci Federaiis-
mo por los autores y epIgonos de la Constitución de 1886, haiendo circular la
especie de que habIamos sido redimidos de veintidós años de anarqula, cuando
apenas fulmos victimas de una crisis rriundial de aquellas que conilevan un cam-
bio de regimen politico por la niiseria y desempico que acarrea el deterioro del
sector externo, tambiCn se ha hecho algo semejante con el libre cambismo que
se iinplantá en Colombia, a niediados del siglo pasado. Fue ésta una poiftica
que se identificó y se asocia hasta riuestros dIas con ci nombre de don Florenti-
no Gonzalez, uno de los colombianos más ilustres de todos los tiempos, a quien
se quiere aparecer como un tonto de capirote, quien, por copiar autores extran-
jeros mdiscniminadamcnte, arruinó nuestra naciente industniaiización. La verdad
es muy otra. Durante la Colonia nuestras exportaciones estuvieron reducidas a
los miiierates, principalmente ci oro y la plata de nuestro subsuelo. Su valor era
muy grande y determinó en cierta forma la decadencia del Itnperio Espaflol por
la errónea poiltica que se puso en práctica en cuanto at aprovechamiento fiscal
y cconó!uco del precioso metal. "Cuipas fueron del tiempo y no de Espana",
como dijera ci poeta.
En los años que siguieron a las guerras de Independencia se present6, como
era de esperarse, una gran pobreza y ci valor de las exportaciones quedó reducido
at mInimo. Con decir que, para 1837, nuestro principal cliente era ci Rei.no
de Dinamarca. El pals se autoabastecla en alimentos, dada la relaciOn entre ci
extenso territorio que ocupaba la Repiblica y la reducida densidad demográfica
de entonces. Unos pocos kilos de oro eran suficientes para abastecernos de los
pocos productos que demandaba una sociedad primitiva, como eran ciertas
telas, drogas, aigunos elemnentos de trabajo corno las herramientas agr(coias,
armas y uno que otro bien suntuario para una elite que no debla sobrepasar los
dos mil habitantes en todo ci territorio.
Los artIcuios de exportaciOn, distintos de la minenla, fueron siendo, con ci
tiempo, algunos productos agricolas que no demandaban cuitivo, entre dos
la quina o cinchona, ci caucho, la tagua, ci añil, etc. Solo ci tabaco demandaba
mano de obra para sen plantado y vigilar su desarrollo, a diferencia de los árboles
silvestres de donde se extralan los otros géneros. Pero ci tabaco era un mono-
polio del Estado, importante fuente de ingresos fIscales, dentro de to que se
conocia como "el estanco del tabaco". Colombia decaIa, a ojos vista, y la
situación de sus puertos, Cartagena y Santa Marta, los Onicos dos verdadera-
mente importantes hasta entonces, era ruinosa. Como cantara décadas rnás
tarde, ci poeta Luis Carlos Lopez: "Pues ya paso, ciudad amurallada, tu edad
de folletin... Las carabelas se fueron para siempre de tu rada... Ya no viene ci
aceite en botijueias!".

13
C,ay
y&E
Corriendo ci riesgo de enipobrecer al fisco nacional, pero de reactivar la
economia, como se dice en lajerga económica contemporánea, don Fiorentino
Gonzalez, como Ministro de Hacienda, ievantó ci monopolio sobre el tabaco,
sustituyéndolo por un impuesto y permitió su libre exportación por los particu-
lares. Los resuitados no tardaron en hacerse sentir. La economfa colombiana
cornenzó a moverse airededor de la nueva actividad promovida por el gobierno,
se robusteció nueStra balanza comercial, se implantó el libre cambio de mercan-
cIas, con lo cuai evidentemente sufrieron algunas industrias nacientes, en especial
en Santander, pero el hecho es que la gran mayorIa de los consumidores experi-
mentó, por primera vez en muchos aflos, una sensación de alivio al rebajarse
considerabiemente ci costo de los artIculos importados. Sobre todo, la liberación
del tabaco dio origen ala navegación porel RIo Magdalena,al auge de un puerto
sobre el gran rio a su entrada al mar, que fue Barranquilla, hasta entonces una
aldea perdida, y al renacer de Cartagena y Santa Marta por donde salia hacia
Europa la hoja destinada a mantener lo que se consideraba un vicio inocuo. No
se dio un paso hacia atrás sino un paso adelante, al que solo vino a poner térmi-
no la crisis de 1875-1876 que precipitO la caida vertical de las cotizaciones del
tabaco y dio al traste con los recursos fiscales y cambiarios sobre los cuales
estaba parada la economia nacional. Atribuirie a! Federalismo y al libre cambio
la recesión de entonces fue la gran obra de Nflez. Apareció entonces, ci café
en la ribera oriental del Rio Magdalena porque, segOn reza Ia leyenda, un cura
santandereano les imponIa como penitencia a sus feligreses plantar un arbusto
de café. Era, en verdad, una penitencia, para quienes, en tratándose de las
exportaciones, estaban acostumbrados a recibirlas ya hechas por la fuerza de la
Naturaleza. Un cultivo a mediano plazo, que demandaba permanente atención,
obligaba a una nueva actitud frente a Ia agricultura de exportación, máxime si
se recuerda que ci cacao se cosechaba en ci Sur de Colombia en forma silvestre.
Dc donde ci café infiuyó decisivamente en la vida colombiana no sOlo en ci
campo económico sino en la propia formación cultural de nuestro pueblo.
Tuvo la virtualidad, anotada en ci estudio a que me vengo refIriendo, de obli-
garnos a inirar hacia ci mundo exterior, desarrollando una nueva mentalidad
empresarial exportadora, y sustituyendo, poco a poco, ci concepto de planta-
ción por el de hacienda. CreO al mismo tiempo una fuente de empleo en los
campos, como no se habla visto en épocas anteriores, y sirvió de sustento a
los primeros pans hacia la industrialización y al crecimiento del sector finan-
ciero. La economfa nacional, después de que Colombia halló su camino hacia
la capitalización en ci cultivo de la rubiácea, nunca volvió a set la misma. Fue
este un proceso dificil de concebir dentro del contexto actual, cuando la presen-
cia del Banco de la RepOblica, la intervención de la Federación de Cafeteros en
ci mercado y, en general, la desaparición del estado-gendarme, desfiguran por
completo ci panorama en que se movieron los cultivadores y exportadores de
café hasta la gran crisis mundial de 1929. El café, con los cueros, el banano y
ci ow, constituyeron, en la práctica, las ünicas fuentes de divisas durante ci
primer cuarto de siglo. No se conocia ci control de cambios y La convertibili-
dad del peso en oro, en moneda internacional, o dura, constituIa, uno de los

14
dogmas de nuestra Carta polItica. Fijar el tipo de carnbio era, por decirlo asI,
privilegio de los particulares y, si bien ci ncgocio de exportación era seguro de
por si, en aquellas dpocas, cuando no se conocia Ia superproduccidn y los
consumos aumentaban constanternente, el mayor rendirniento provenia de la
yenta de dólares o de libras esterlinas generadas por ci café. Tanto era asI que
los exportadores en muchos casos no se liniitaban a un solo tipo de corner cio
iriternacional sino que crarl, a la vez, exportadores e importadores de mercan-
clas. Como quiera que ci gran auge cafetero coincidió con la indeinnización
americana por la pérdida de Panama, con las prirneras inversiones en hidrocar-
buros y con la era de los empréstitos a los paIses latinoamericanos, que atrajo
la fuerza de trabajo hacia las obras p6b1icas con las que, desde la época de Reyes,
los gobiernos aspiraban a demostrar su eficiencia, se produjo la prirnera en una
serie de crisis de alimentos que, a pesar de periódicas recuperaciones, perdura
hasta nuestros d las, cuando nos vemos obligados a recurrir para nuestra subsisten-
cia a la irnportación de alimentos. La agricuitura de pan coger sufrió deterioro
con la competencia de las obras püblicas y del pro pio cultivo del café, por to
cual ci gobierno se vio obligado a recurrir a la llamada "Icy de ernergencia", por
medio de Ia cual la irnportación de viveres, a efecto de bajar los precios de to
que hoy conocemos conio la "canasta familiar", agravó la situación de los
agricultores, desalentando irrernediablernente los cuitivos tradicionales. Los
escasos conocimientos económicos de la época, no menos que el espejismo de
la prosperidad cafetera, desdibujaban las irnplicaciones del monocultivo en un
producto tan sensible conio es ci café. Basta hacerse una sola consideración
para apreciar debidarnente el fenómeno dentro del contexto general de nuestra
probiemática en ci campo económico. El café es, entre todos los alimentos, ci
más costoso con respecto a su peso, corno carga. Ningün cereal, ni el rnalz, ni
ci trigo, ni la cebada, ni ci sorgo, se aproximan remotarnente a la rubiácea. Una
tonelada de café se cotiza actualmente alrededor de unos US$ 2.000, cuando
cualquier otro producto excepcionalmente ilega a los US$ 500 y, por to general,
oscila entre los US$ 150 y US$ 300, o sea, en promedio, seis veces más que
cuaiquiera otro género que se consuma en grandes volCimenes. Los costos de
transporte fueron, en consecuencia, relativamente bajos, con respecto at costo
total, y su incidencia en la cotización internacional eminentemente reducida,
si se Ic compara con la de los otros artIculos,que he mencionado. Dc esta suerte,
la econoniIa quedd condicionada por ci café, que vino a constituir un punto de
referencia rnuy alto para todo nuestro comercio de exportación o de importación.
El aumento de US$ 10 en los fletes o en elmanipulco de los puertos, en general,
representa menos del medio por mit tonelada de café, mientras que, tratándose
del arroz, para citar otra posible fuente de divisas, sobrepasa el 100/o de su
cotización en las lonjas thternacionales. Otro tanto ocurre, a la inversa, con los
recargos que se generan por concepto de importaciones. Este con) unto de
factores: ci monocultivo, la desproporción en el precio con los dcmás alimentos,
su decisivo peso en la baianza cambiaria, etc. hacen que ci conocitniento de la
cuestión cafetera haya acabado por considerarse entre los colombianos casi
como una rama autónonia de la crematIstica 0 economia poiItica.

15
Ocurrió en Colombia con el café en aquellos primeros años del siglo aigo
semejante a lo que tuvo lugar en Gales y en la Cuenca del Rhur con la minerla
del carbon. Como era la actividad que, por excelencia, demandaba mano de
obra y generaba empico, acabó por ser la cuna de los problemas sociales en la
que habla sido hasta 1920 una replibiica pastoril, de peones sm ambiciones
laborales. Lo que se ha convenido en ilamar "la cuestión social" tuvo su origen,
como en todos los palses subdesarroliados, en el campo, y las primeras manifes-
taciones agudas en contra de las condiciones laborales tuvieron por escenario
regiones como la zona bananera de Santa Marta y las haciendas cafeteras de
Cundinamarca en donde subsistian conceptos feudaics sobre la propiedad de la
tierra y el tratamiento a los trabajadores del campo. Es cierto que durante ci
gobierno de Suárez, concretamente ci 9 de niarzo de 1921, se presentaron
desórdenes en que resultaron muertos varios ciudadanos, pero se trataba entori-
ces de la protesta de los sastres y de los zapateros porque, con motivo del primer
centenario de la independencia, el Gobiemo Nacional habla adquirido en ci
exterior uniformes y zapatos que se hubieran podido comprar on Colombia a
nuestros propios artesanos, que recibIan por entonces el primer impacto de la
crisis económica, después de la primera guerra europea. Era una protesta más
emparentada con la que hab Ian puesto en práctica las Sociedades Democráticas,
ochenta años antes, que con las huelgas, asonadas y paros clvicos del siglo XX.
En Cundinamarca y en ci Tolima, principalmente, pero también en ci Cauca
y en los antiguos resguardos indlgenas, on general, se puso de maniflesto una
inconformidad campesina con la tenencia de la tierra que desembocó en las
invasiones de los aflos treintas y en los primeros intentos de propiciar una
Reforma Agraria, que distribuyera la propiedad rural. Extensamente se trata en
la obra la genesis de estos movimientos reivindicativos que, para 1932, ya esta-
ban poniendo en tela de juicio la legitimidad de los tltulos de dominio en
grandes sectores de la zona central de la Repüblica.
El autor, desde los primeros capltulos, se inclina a pensar que la propiedad,
sobre todo en la Costa Atiántica, tuvo su origen en una apropiacidn de hecho
de los bald los nacionales por parte de poseedores de buena fe. Es un concepto
que no puedo compartir por entero y en ci que quizá me aparto on mayor
grado de las apreciaciones del autor. Si bien es cierto que la ocupaciOn desem-
pefió un papel preponderante en ci desarrollo de la colonización de las tierras
de nuestro litoral Norte, de ello no se desprende que necesariamente dsta tuvie-
ra lugar en terrenos baldios, que nunca hubieran salido del patrimonio nacional
y altn pudieran considerarse como parte del inventario del dominio póblico.
Puede que, en algunos casos, haya ocurrido asl, pero no como una regla general.
Por ci contrario, en razón de que ci descubrimiento y la conquista espafiola se
cumplieron de Norte a Sur, desde el lugar de los desembarcos hacia el interior
del pals, los primeros tItulos de desprendimiento de tierras de propiedad de la
Corona tuvo lugar en lo que hoy constituyen los que se conocen genéricamente
como los Departamentos de Ia Costa y que van desde la Guajira hasta ci Golfo
de Urabá. Fueron las tierras que conquistaron Fernández de Lugo, Rodrigo de
Bastidas, Juan de Oñate. todos adjudicatarios de tierras realengas, bien por

16 ).
•.
capitulaciones, por mercedes o cornposición. Quc sus descendientes no pudie-
ran mantener la posesión material de las tierras y las perdieran a manos de
terceros es un problema distinto: es una colonización en tierras que ya hab Ian
dejado de pertenecer al Estado. Basta recordar, ya entrado ci siglo XX, liacien-
das como la de "Las Cabezas", "Calenturas", "Leandro", "Mata de Indlo",
"Pestagua" y "Saiarnanca",de propiedad de los condes del mismo nombre, o las
del marquesado de Santa Coa, para porier en duda Ia tesis de que en la Costa la
propiedad rural fue el resultado de las vIas de hecho en tenenos de la Nación.
El asunto carecerla de importancia, como un simple tema propio de la Acade-
nhia de 1-listoria, si un factor adicional, como fue la creencia de que Colombia
era inmensarnente rica en petróleos, no hubiera entrado a desempeñar su papel.
Nuestra Corte Suprenia de Justicia reconoció, on sentencia del 21 de noviembre
de 1919 que a partir del 28 de octubre de 1873, fecha de la expedición del
Código Fiscal de 1873, el Estado colombiano habia comenzado a reservarse
para sI los combustibles fósiles del subsuelo, con ci nombre de bitümenes y
que, en consecuencia, quienes estuvieran en capacidad de probar adjudicacioiies
de tierras con anterioridad a dicha fecha no solo tenhan derecho al suelo sino a
los petrOleos del subsuelo. Surgió entonces una fiebre del oro negro que llevó a
todos aqudllos que hablan tenido tItulos, pero sin haber ejercido jamás la
propiedad por medio de actos posesorios, a poner en manos de las compañIas
explotadoras de petróleos titulos de dominio coloniales y republicanos en la
Costa y on los Santanderes, que cobijaban inmensas extensiones sobre las cuales
sI se ejecutaron en ci remoto pasado actos de señor y dueño, fue en procura de
la explotación de la quina o niediaiite una ganadcria extensiva que, entre Las
guerras civiles y ci abigeato, impidieron que hubiera una relación real entre las
cabezas de ganado y las tierras cobijadas por los tItulos. Finalmente, tratándose
de las sabanas de Bolivar y del Cesar, se impone tener en cuenta ci carácter
estacional de la ganaderia, que obliga a tener durante el verano una parte
proporcional de playones o vegas de los rIos a lo que se tiene on sabana durante
el invierno.
Dc la reaparición de los tItuios exhibidos para reclamar la propiedad de los
petróleos surgió la especie de que Colombia era un pals de grandes latifundios
de cincuenta y cien mil hectáreas, a semejanza de los de Mexico, con anterio-
ridad a la Revolución y los de otras Repüblicas Latinoamericanas. Un reciente
estudio del CEGA demuestra que, para finales del Siglo XX solo hay on Colom-
bia veinticinco haciendas de ms de 5.000 hectáreas y veinte de entre ellas
estdn sjtuadas al oriente de la Cordillera Oriental, es decir, en los Lianos, la
Oririoquia, el Caquctá, el Amazonas, etc., como lo veremos más adelante. Lo
importante de retener, on este capItulo de nuestra agricultura, fue ci cuestiona-
miento de los tltulos de propiedad rural en la década de los aflos veintes.
Como lo anota ci autor, con el nombre de "la prueba diabOlica", se conociO
el principio seguin ci cual le correspond ía a los part iculares demostrar su calidad
de adjudicatarios del Estado para desbaratar la presunciOn de que se trataba de
ocupantes de hecho, sin titulo jurIdico alguno. Dc lo, contrario, lajurispruden-
cia sostenla que se trataba de baldIos sobre los cuales se estaba ejerciendo una

17
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posesión material que jamás extinguió el derecho del Estado, ya que contra la
posesión inscrita no hay prescripcián, en el caso de los particulares, y, contra la
Nación jamás opera Ia usucapión o prescripción adquisitiva, como modo de
adquirir el dominio. Lo que parece un intrincado galimatiasjurIdico se resume
en que, para ser dueiio, se impone exhibit una adjudicación del Estado en una
determinada época y reconstruir toda la cadena de tItulos hasta el momento de
comparecer en juicio, vale decir, un certificado de libertad que bien podrá ser
pot diez, veinte, cien o doscientos aflos, segün hubiera salido del dominio del
Estado la respectiva propiedad. Fue, en realidad, lo que propició el comienzo
de las vIas de hecho, de las invasiones de tierras, alegando que se trataba de bal-
dIos,o, en la mayor parte de los casos, los arrendatarios, aparceros, poramberos,
etc. no pudieran ser desalojados inmisericordemente, despojándolos de sus
cultivos y de sus mejoras. El campesino que era citado ante el inspector de poli-
cia o ante el juez alegaba tener mejor tItulo que quien se creIa propietario,
puesto que, en su condición de ocupante de un baldIo, le bastaba ampararse en
la presunción de estar ejerciendo una posesión legItima a nombre del Estado.
Fácil es imaginar desde el punto de vista probatorio los conflictos a que daba
lugar esta situación en una época en que no existIan contratos escritos entre
propietarios y arrendatarios de cualquier género.
Cuando el Presidente Lpez Pumarejo asumió el poder en 1934, con una
bandera de reivindicaciones sociales, el proceso se agudizó y, tal como lo relata
el cronista, el gobierno, en el caso de la Hacienda Tolima, afirmó, pot primera
vez, que la fuerza püblica no se pondrIa incondicionalmente del lado de los
propietarios sino que entraria a poner remedio al n'alestar reinante con una
nueva sensibilidad social, que mirara más allá de las situacione's jurIdicas, para
reconocerle al trabajo su calidad de tftulo frente a los tItulos de Notarla, cuan-
do quiera que el dominio se hubiera extinguido pot abandono del duefio. Fue
el origen de Ia ley de tierras, Ley 200 de 1936, que no era propiamente una ley
de reforma agraria, como hoy la entendemos, sino un esclarecimiento del pro-
blema de los titulos de propiedad, como lo hemos descrito. A 4qui6n iba a
beneficiar ésta novedosa aproximación al tema? A ninguna de las partes en par-
ticular sino a ambas. A los propietarios, porque desaparecIa "la prueba diabóli-
ca", y a los colonos porque se le daba al trabajo de la tierra un papel que no
habla desempenado hasta entonces. La Sociedad de Agricultores de Colombia,
y, más que todo, algunos terratenientes de Cundinamarca, hicieron gala de una
incomprensión sin lImites de la que brindan testimonio los numerosos textos
citados por el autor. Se tachaba de "comunista" al gobierno. Se fundó un parti-
do politico (la APEN) para combatirlo, y, con todo este aiboroto, que en el
caso de los campesinos se hubiera calificado de obra de "los agitadores", solo se
consiguió despertar en las masai rurales la creencia de que Colombia estaba en
vIsperas de una revoluciôn en donde el lema de que la tierra es de quien Ia tra-
baja iba a tener plena vigencia, como si se le hubiera prendido fuego a las Nota-
rIas. El equIvoco tomó algOn tiempo en disiparse, sobre todo entre los propie-
tarios, pero bien pronto, con la asistencia de abogados expertos, el asunto tomó
un giro completamente diferente. Los terratenientes se anticiparon a deshacerse

18
de los colonos a cualquier tItulo, comenzaron a celebrar contratos, hábilmente
redactados, y en menos de ocho años ya era claro que a quien habla que prote-
ger contra las vIas de hecho serIan en adelante los arrendatarios y aparceros,
atenuando las consecuencias inmediatas de La aplicación de la ley, para que no
siguiera aumentando ci éxodo de los campesinos sin tierras: Fue la Ley 100 de
1944.
J uzgar la Ley 200 de 1936 COniO si se hubiera tratado de romper la estructura
de la tenencia de la tierra en Colombia con su expediciôn, es desconocer su
carácter de solución pragmática ante situaciories de hecho y de derecho que se
hab Ian hecho intolerables. La verdad es que por un tiempo, La paz regresó a los
campos y, para la época de la "violencia", el sectarismo politico entre liberales
y conservadores desdibujaba la cuestión social. El problema agrario, como
lucha por la tierra, revestia la forma de persecución poiltica entre los adictos
al gobierno, que se amparaban en la fuerza pliblica para propiciar condiciones
dentro de las cuales a los enemigos del gobierno, les era forzoso vender y, a
veces, a abandonar sin ninguna compensación sus predios. Las regiones cafetale-
ras de Antioquia, Caldas, Tolima y el Vafle fueron, por excelencia, escenario de
esta nueva Reforma Agraria, a la brava.
La historia de La Ley 135 de 1961 es relativamente reciente y el recuento
que contiene esta obra sirve para ilustrar el criterio de quienes quieran ahondar
en ci andlisis de la crisis contemporánea. Cabe señalar, en mi opinion, que sus
propósitos fueron excesivamente ambiciosos, al querer involucrar dentro del
problerna de la tenencia de Ia tierra ci del aprovechamiento de nuestro caudal
de aguas con planes niultimillonarios de regadlo. Obviamente era deseabie pro-
curar que los proycctos de irrigaciOn tuvieran un carácter social y que los
dueños de las propiedades aledaflas no fueran a beneficiarse con una valoriza-
ción proveniente del gasto pOblico, pero para ello no era necesario recurrir a la
hibridación de las funciones del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria
(INCORA) que arroja un balance deplorable: gran nümero de distritos de riego
inconclusos, otros en donde no es costeable regar con bombeo a las tarifas
actuales de La energIa eiéctrica y un reparto de tierras con algunos éxitos en ci
interior del pals y ninguno en La Costa Atlántica, que fue en donde se adelantó
con mayor énfasis la tarea del INCORA. El Instituto conserva aün miles de
hcctáreas en su poder, ha procurado establecer o asentar a pequeños propietarios
en muchos lugares, pero la verdad es que problemas como ci de los indIgenas
del Cauca no han hallado hasta ahora solución ninguna. Contraponiendo estos
beneficios con ci desestlrnulo que generó en los campos ci anuncio de "Ia
Reforma Agraria de veras" y los gerentes "con sangre de invasor" es difidil ser
absolutamente irnparcial en la calificaciOn de los resultados finales del experi-
mento. Otra cosa, y muy distinta, por cierto, es que en cincuenta aflos, que van
desde 1936 a 1986, la tenencia de la tierra haya sufrido en Colombia modifica-
ciones de fondo. No en vano transcurre rnedio siglo. Por obra de La cadena de
juicios sucesorios la tierra se ha dividido dos y ties veces entre las dilerentes
rarnas de los propietarios que se calificaban de latifundistas en 1936, y ci desa-
rrollo de las nuevas tecnologias, con la rnecanizadión de los cultivos, ci ernpleo

19
intensivo de los abonos, en casos conio ci del café, el arroz, el algodón, el sorgo,
la papa, etc. que hacen que la relaciôn entre la mversión on tierra y la inversion
en cultivos se haya transformado radicairnente, al punto que, para citar el caso
más extrenio, un cultivo de rosas o claveles vale millones de pesos, cuando la
tierra sobre la cual Se desarroila vale una veinteaba parte o menos de lo que vale
ci cultivo. Una cosa era sembrar con abono animal y esperar las iluvias, como
se hacia anteriormente, y otra invertir on fertilizantes qulmicos, on pesticidas
y fungicidas con semilas seleccionadas, como se liace actualmente. Con o sin
leyes, ci liecho es, como lo anotdbamos, que en la tierra colonizada o semicolo-
nizada solo existen cinco fincas que se aproximan a las cinco mil hectdreas, las
veinte restantes se encuentran on tierras de colonizaciOn. Lo curioso es que es
precisamente on estas zonas en donde la violencia, en forma de guerrilla, viene
haciendo su agosto en los Oltimos años, ci Caquetá, ci Putumayo, ci Arauca más
que en las riberas del Maidalena Medio y Urabá... VaidrIa la pena investigar Si
tal violencia obedece a la cIásica mentalidad de frontera, que simbolizO ci
vaquero norteamericano con su pistola a! cinto. 0 Si es una manifestación més
de la lucha por la tierra.
No se respiraba ci clima de inseguridad que se vive actualmente, cuando se
celebró ci acuerdo de Chicoral, entre 1972 y 1973, que quedó piasmado en la
Ley 4a. de 1973. Fue un estatuto al que se llegó sin ninguna participación del
campesinado, más con ci carécter de un pacto polItico, y sobre ci cual me per-
miti ilamar [a atención en un discurso en Cartagena hace apenas dos años, en
los siguientes térnunos:
"El Acuerdo de Chicoral, plasmado en la Ley 4a., acabó por invalidar la
Reforma Agraria y enuncié, desde entonces, la necesidad de reconsiderar las
orientaciones contenidas on dicha ley. Las organizaciones de usuarios campesinos
conocen a fondo ci encadenamiento de los hechos que, no sóio a mf sino a
muchos colombianos, nos ilevaron a semejante convencimiento. La Ley 4a.
modificó los parámetros de calificación sobre lo que se entiende por un predio
adecuadamente explotado. La calificaciOn del uso de la tierra, segiin la Ley 135
de 1961, define de una vez la expropiabi.lidad de ciertos predios, ci derecho de
exclusion a favor del propietario y la forma de pago del inmueble. Los predios
calificados como adecuadamente explotados acaban siendo inexpropiables,
cuando su adquisicion se adelanta por ci programa de simple parceiación, es
decir, fuera de los casos previstos en ci ArtIculo 58 de la Ley 135 de 1961,0,
dentro de la Ley 4a. cuando sus rendunientos aicanzan niveles de elIciencia y
su adquisición se realiza on desarrollo del programa establecido en ci numeral
4o. del rnencionado art Iculo".
Coma lo anota ci doctor Jesus Antonio Bejarano, con la cita correspondien-
te, fue mi propósito, como gobernante, desarrollar lo dispuesto on esta Ley,
poniéndola en ejecución. Sc fijaron niveles mInimos de productividad, como
estaba previsto, y, al cabo de un aiio o más era claro, por la j urisprudencia sen-
tada por ci Honorable Consejo de Estado sobre los respectivos decretos, que su
vigencia no podia hacerse retrospectiva, como la entendIa la corporación y quc,
en consecuencia, solo al final de mi cuatrenio UegarIa a poder determinarse

20
cuáles eran los predios que en tres aflos no hubieran alcanzado los niveles de
productividad requeridos. Esto queria decir que la reforma iba a ser inoperante
y asi quedó consignado en ml mensaje at Congreso el 20 de julio de 1977,
dando por sentado que se consideraba inoficioso presentar una ley de Reforma
Agraria un aflo antes de la expiración de mi mandato ante ci ültimo congreso
en el cual me tocaba colaborar en las funciones de colegislador.
Conviene destacar a este respecto algo sobre to cual nunca se habrd insistido
suficientemente: la aparición de la renta presuntiva exciusivamente para el
sector agrlcola, fijada en un 100/0, y ci marco nuevo que se estableció para los
juicios de expropiación de tierras, at adoptar nuevos criterios, para nil eminen-
temente subjetivos, acerca de to que debla entenderse por "predios adecuada-
mente explotados" *
Ejen.plo de la laxitud del criterio fue la excepción que se estableció en
contra de la expropiabiidad at fijar como excepción ci predio o predios que se
dedicaran "eficientemente" a prograrnas de producción de alto interés nacional,
dejando en manos del Ministerio de Agricultura la facultad de establecer cuáles
son los productos de alto interés nacional y cuáles los niveles de productividad
que sirven para determinar las condiciones de eficiencia. En cuanto a los cuatro
factores que determinan la calificación de adecuadamente explotados de un
fundo, ocurre algo semejante. Dos de ellos solo indirectamente están relaciona-
dos con la explotaciOn propianiente dicha de la tierra: la contribución on forma
directa y gratuita a la educación de los hijos de los trabajadores y que se surni-
nistre alojamiento higiénico a los mismos trabajadores permanentes. Los otros
dos: que se haya cumplido con la conservación de los recursos naturales segUn
certificado expedido por el INDERENA y que on los tres años anteriores a la
afectación, los mlnimos de productividad que para la respectiva region, cultivo
o explotación ganadera, haya senalado el Ministcrio de Agricultura. Con todo,
en este Oltimo punto se concentró todo ci problerna de la viabilidad de la icy,
cuando por la via jurisprudencial, mediante ci auto del 19 de abril de 1977 y
Sentencia del to. de julio de 1978 se suspendieron las resoluciones 023 y Ia
072 de marzo de 1976 ambas relativas a los mInimos de productividad. Se dice
que: "La administración Pastrana Borrero entregó a la entrante los respectivos
proyectos pero esta iiltima omitiô adoptarlos, con to cual el Consejo de Estado,
con legItirna razOn, definiO que se carecla de un elemento probatorio funda-
mental para la calificación de los predios y por to tanto se creó un vaclo proce-
sal para Ia administración de la reforma".
La anterior afirmación es totalmente inexacta. Durante ml administración se
dictaron las siguientes resoluciones sobre mmnimos de productividad. Ellas
fueron:

la.—LaO23 del 3l deenerode 1975;


2a. - La 072 del 9 de marzo de 1976;
3a. - La 089 del 30 de marzo de 1976;
4a. - La 073 del 28 de febrero de 1978 y,

** 21
- I
5a. - La 074 de la fecha anterior, en la que se senalaron mInimos para la
productividad de la actividad ganadera.

Entre tanto, por obra del Decreto de la Emergencia Económica, dictado en


1974, se habIan introducido dos modificaciones ala Ley 4a.: el establecer con
carácter general la renta presuntiva, hacidndola extensiva a todas las personas
naturales o jurIdicas, y no exclusivamente a los agricultores, reducida del
100/0 a! 80/0, y la Ley 100 sobre aparcerlas, que volvfa, como en 1944, a tratar
de detener el lanzamiento de arrendatarios y aparceros, reglamentando tales
contratos, que, ya para entonces, se hac Ian indispensables, en procura de man-
tener los cultivos de pan coger, que corno se vera más adelante, constituyen el
problema central de la agricultura colombiana. Con mucho acierto el narrador
va siguiendo las actitudes de la Sociedad de Agricultores de Colombia frente a
todos estos episodios y es de apreciar cómo va ganando o perdiendo importan-
cia su influencia hasta ilegar a convertirse en un gremlo de segunda clase, hacia
1982, para luego renacer con renovado vigor, al asurnir el doctor Roberto Jun-
guito la Presidencia de la lnstitución. Una vision recortada de la misión de la
Sociedad habIa generado inevitablemente su posición modestfsima dentro de
los gremios de la producción.
Es de anotar, por ejemplo, su pasividad frente al plan de desarrollo conocido
con el nombre de "Las cuatro estrategias", concebido y presentado brillante-
mente por el Profesor Lauchlin Currie, asesorado por nuestro economista el
doctor Roberto Arenas Bonilla. Es sabido que, de tiempo atrds, y no por consi-
deraciones personales, tanto el doctor Carlos Lleras Restrepo, como el suscrito,
expresamos nuestras reservas con respecto a la idea de que el desarrollo podia
sustentarse en la industria de la construcción, como fuente de empleo y motor
del crecimiento econOmico general. Es el concepto básico que estuvo detrás de
la "Operación Colombia" en los años sesentas y tuvo fmalmente su puesta en
marcha en 1972, con ci plan de desarrollo de la dpoca, en obedecimiento a lo
dispuesto en el ordinal 4o. del Art. 76 de la Constitución. Si, de suyo, podia ser
discutible la teorIa de activar la economia a través de la construcciôn, la crea-
ción de las unidades de valor constante (UPACs), como medio para fmanciar la
industria de la edificaciOn, vino a ser funestIsima, cuando la inflación se iba a
universaiizar y los propios miembros del gobierno de entonces denunciaban la
existencia de "una inflación importada". Me llama la atención que el autor de
un estudio tan completo sobre la agricultura en Colombia no se haya ocupado
casi del tema, cuando parece rondarlo, al analizar el punto relativo al estanca-
miento de la agricultura en los itltinios aflos. En mi opinion, la tronera pur la
cual se desbocaron las tasas de interds en Colombia se abrió con la mstituciona-
lización de las unidades de valor constante (UPACs), que fueron seflalando
topes al rendimiento del dmero a la par con la inflaciôn y rnuy por encinia de
todo lo que, hasta entonces, se habia.conocido. Mientras los intereses bancarios
en Colombia liab Ian oscilado entre ci 100/0 y el I 4°/o, sin exención tributaria nm-
guna las UPACs comenzaron a producir, a partir de Ufi 60/0 de base, el 200/0 y ci
25 0/0, ci 350/o, con la ilamada corrección nionetaria, que consistla en sumar ci in-

22
dice de inflación promedio, con el carácter de ingreso nogravable, a160/o anotado.
,Qué otra actividad iba a poder competir en captación de ahorros con las
UPACs? Si a to anterior se agrega su liquidez, que permite, en muchos casos,
tratar las cuentas de ahorro on UPACs como cuentas corrientes bancarias con
intereses, por obra y gracia de la posibilidad de transferir los certifIcados corres-
pondientes en cualquier tiempo, queda ciaro que cuanto ocurrió ailos más tarde
no fue imprevisión de los gobiernos posteriores sino consecuencia lógica de
haber comprometido un tan gran volumen de recursos privados y pahlicos en
semejante empreSa.
Frecuenternente se traen a cuento las aitas tasas de interés para explicar el
marchitamiento de la industria manufacturera y ci estancamiento de la agricul-
tura en nuestro pals. No solo no descarto sino que puedo ilegar a admitir que
ello sea asl, pero quedarla aIm pendiente la pregunta de por qué se subieron
las tasas de interés a semejantes niveles y la respuesta no puede ser otra sino la
de que mal podian mantenerse a los moderados niveles anteriores, mientras
estuviera circulando un papel de las caracterIsticas de las UPACs. La reforma
financiera de 1974 no le dio rienda suelta a los altos intereses (por el contrario:
los rebajó, on promedio) sino que procuró encauzar los recursos del aliorro na-
cional hacia otras actividades econórnicas, distintas de la construcción, que, por
entonces se concentraba en unas pocas ciudades on apartamentos y oficinas
suntuarias. Es un error que se ha tratado de corregir con distmtas medidas sin
apelar a la abolición del sistema, que, por su propia dinámica, no permite, de la
noche a la mañana, cortarlo de ralz, sino confiar on que una reducción de la
inflación permita, por ci lado de la corrección monetaria, bajar las tasas de mte-
rés del mismo modo que se subieron, arrastradas por las UPACs. La ünica corn-
petencia que les ha surgido es ci dólar negro, que participa de algunos de sus
rasgos caracteristicos. Quien compra dólaresjuega también a la desvalorización
del peso colombiano y queda a cubierto de los impuestos de renta, patrirnonio
y de la suscripción de bonos patrióticos, amen de las retenciones y anticipos
por concepto de impuestos.
Un pals con mayor conciencia económica ha debido ponerse en pie contra
los resultados del experirnento que hizo de Colombia un conejillo de indias, a
costa de un inmenso sacrificio económico, que aüri no ha sido cuantificado.
Discuten todavla los historiadores ,córno, dónde y por qué Sc produjo la
revolución industrial hace casi dos siglos? ,Por qué en Inglaterra? LQué cümulo
de circunstancias puso en marcha ci mecanismo de la mdustrialización? Entre
muchos factores no cabe duda que Ia agricuitura fue de primera lmnea. l-iistóri-
carnente ci despegue hacia la industrialización fue siempre precedido de un
significativo increniento de la producción agrIcoia. Este fenórneno en Ingiaterra
fue notorio en el Siglo XVII cuando se triplicó la producciôn y ya, a mediados
del Siglo XVIII, el pals contaba con excedentes exportables del orden del 15°/o.
Dc tal suerte que ya para finales del Siglo XVIII, cuando comenzaba la era
industrial, la agricultura inglesa habla cobrado un auge inusitado. En Francia
ocurrió aigo semejante: despuCs de haber crecido a una rata promedio de 0.30/0
anual, el crecimiento se multiplicó por cinco en los ditimos treinta aflos del

23
siglo, una época que coincidió con una apreciable demanda de hierro y de algo-
don, que seflalaba la aparición de la revoluciOn industrial. Con un siglo de dife-
rencia, algo semejante se cumplió en Alen-tania en donde en la primera mitad
del Siglo XIX se produjo un espectacular aurnento de la producciOn en el cam-
po y la industrialización aparece a partir de 1860. El haber sido Bélgica un pals
de gran producción agricola nos da la dave de su pronto ingreso a la era indus-
trial, en los albores del Siglo XIX. En los Estados Unidos, la producción agrIco-
Ia per capita credo vertiginosamente entre los primeros anos del Siglo XIX y la
Guerra de SecesiOn, y fue pocos años después del final del conflicto cuando
empezó en Ernie la industrialización del pals. Por áltimo, el Japón, durante la
era Meiji conoció un auniento excepcional en su producción agrlcola (más de
500/o en las dos Oltinias décadas del Siglo XIX). Para 1910 ya el Imperiojapo-
nds habla emprendido la carrera que lo coloca hoy en dIa en competencia con
los Estados Unidos, a la cabeza del mundo industrial. En el Oriente europeo, en
cambio, surgiO una escuela partidaria de comenzar por la industrialización, a
cuya cabeza estuvo, on 1924, el economista Preobrazhensky, quien sostuvo la
riecesidad de desarrollar industrialmente al pals a toda Costa aim a expensas de
los campesinos, si fuere necesario, comprandoles el Estado a bajo precio sus
cosechas, para venderlas luego caras al consumidor, a efecto de acumular el
capital necesario para la industrialización con las utilidades provenientes de es-
tas operaciones. A este concepto Se OUSO Shanin, quien sostenia que la palan-
ca del desarroilo debla ser la agricultura, fomentando su producción para corn-
batir la inflaciOn y creando excedentes agrIcolas para ser exportados y adquirir
con las divisas correspondientes los equipos y bienes de capital necesarios para
el desarrollo industrial.
Como una sIntesis Bukharin, buscaba un término medio, on la forma de un
desarrollo equilibrado, sin preferencia para ninguno de los dos sectores, sino
aplicando un grad ualisxno que permitiera, a la vez alirnentar Ia población sovid-
tica a los costos más bajos posibles e incrernentar la producción de bienes de
consunio, mediante la aceleraciOn de la estructura industrial, consistente en
bienes de producción.
Stalin, un militante anónirno en la época del debate histOrico sobre el mode-
lo de desarrollo soviético, acabó fusilándolos a todos y optó finalmente por ci
esquema de Preobrazhcnsky, completándolo con la colectivizaciOn de la tierra.
El mundo entero sabe lo que siguió como consecuencia del modelo de desarro-
lb soviético en materia de alimentos en aqudllos años, cuando el mundo capita-
lista tuvo que acudir en auxillo del pueblo ruso por razones humanitarias.
Aim hoy on d (a el talon de Aquiles de la economia rusa sigue siendo su incom-
parable inferioridad frente a los Estados Unidos, no obstante la enorme exten-
siOn territorial y la abundancia en minerales de la UniOn Soviética,
Al estancamiento de la agricultura contribuycron diversos factores en distin-
to orden: 1) El alboroto con la Reforma Agraria en 1961 y los pasos sucesivos
del INCORA para ponerla en ejecución. Fue, por muchos aspectos,una situaciOn
semejante a la de los altos treinta, cuando la protesta de los propietarios,
desproporcionada, en cuanto a] verdadero alcance de la reforma, despertó la

24
creencia de que, por la via de las invasiones, el INCORA se verla en la obligación
legal de proceder al reparto de las fincas invadidas. 2) La aplicación en Colom-
bia de la Ley americana P. L. 480 sobre cereales, mediante la cual se financió al
IDEMA por varios aflos. El gobierno norteamericano vendIa el trigo a precio de
"dumping" on moneda colombiana al Instituto de Mercadeo Agropecuario
(IDEMA) y éste, a su turno abastecIa la demanda de los molinos de harina,
vendiéndole el mismo trigo con una pequena utilidad. Por este medio no
solo se desestimuló ci cultivo del trigo sino el del propio maIz, elemento tradi-
cional de nuestra dieta alimenticia, que se vio sustituido por ci trigo, on razón
de su pobre competitividad en materia de precios. 3) La polItica de fijación de
precios de los distintos gobiernos, a través de la Superintendencia de Industria
y Comercio, desernpenada las mäs de las veces por personas ajenas a las labores
del campo, extraldas de la clase poiItica. Cuando quiera que se presenta el aiza
de un artIculo, se procede a controlarlo para cosechar resultados efImeros, a
corto plazo, frente al consumidor, a quien se alucina con los Indices del costo
de la vida del DANE, sin parar mientes en la formulación de una polItica cohe-
rente, de largo plazo. Es ci caso de la leche, en los ültirnos afios, que unas veces
se ye deprimida en su producción por el exceso de intervenciomsmo y otras, se
convierte, de la noche a la majiana en excelente negocio, hasta cuando la super-
producción amenaza con la quiebra de los dueños de los hatos, que culpan a los
procesadores de especular con el producto. El resultado final, como se está
viendo, en la Sabana de Bogota, es el de que van desapareciendo los mejores
hatos y pronto seré necesario recurnr en mayor grado a la leche proveniente de
las tierras calientes, que por su insuficiencia, obligará a recurrir, como ya es cos-
tumbre, a la leche en polvo extranjera. 4) Los altos intereses del dinero, que
han mfluido decisivamente en la producción del campo ,omo en tantas otras
actividades económicas que no pueden soportar tantos altos gravámenes finan-
cieros. Fue ci caso, entre otros, del algodón. Mientras los mtereses se movIan en
térrninos razonables y el precio internacional nos favorecIa, este cultivo de
exportación prosperó notabiemente y las cifras del hectaraje que anualmente se
destinaba al cultivo por cientos de miles de hectáreas en departamentos como
el Cesar. Bastó una mala cosecha y una caIda on el precio internacional para
que los cultivos on la Costa Norte quedaran reducidos a un 100/0, en el curso
de seis aflos, y para que una porciOn considerable de las fincas pasara a menos
de los bancos por la via de la dación en pago. 5) La polItica del IDEMA y la
actitud de los gobiernos frente a este Instituto de importancia capital no sola-
mente para ci mercadeo sino para la producción misma. Como lo anotábamos
anteriormente, gracias a la ley norteamericana. P. L. 480, que permitIa realizar
una utiidad apreciable con la yenta del trigo y de los cigarrillos, se creo una
mentalidad "sui géneris" on relación con las funciones del Instituto de Merca-
deo Agropecuario. Es un hecho sabido que en todas partes del mundo la agri-
cultura está subsidiada a través de distintos mecanismos que no se conciben con
el criterio comercial de obtener un lucro, que se traduzca al final del año en un
dividendo. En los Estados Unidos los subsidios por este concepto ascendieron
en 1984 a 22 mil millones de dóiares, a travds del C.C.C. y en la Argentina a

25
r- joTCP'. MKutLU"
t: Ct-'.'
través de un fondo de mercadeo, que se sostiene con el impuesto a las exporta-
ciones del I a! 20/o se subsidia, también a los agricultores. En 1983 ascendió
dicha subvención a 58 miiiones de dólares, cuando las exportaciones ascendieron
a 2.894 millones de dólares. En la Comunidad Económica Europea el subsidio a
la agriculfura es de tal magnitud que constituye el tema por excelencia de con-
troversia entre Francia y sus socios en la Comunidad. Aspirar a que nuestro
modesto IDEMA arroje utilidades como cuando compraba en pesos a plazos de
treinta aflos y con intereses del 30/o, el trigo, Ia cebada y ci tabaco, al amparo
de la P. L. 480 americana, no deja de ser una ingenuidad.
De la sustentación de los precios depende en gran manera el que el agricultor
corra el riesgo de comprometerse en determinados cultivos, como es el caso del
arroz, al que solo Jo supera el café en volümenes de produeciOn. Desaparecida
Ia intervención del IDEMA en el mercado, los productores quedan a merced de
los interrnediarios, si tal pueden liamarse, en el caso que citamos, los molineros,
y al afo siguiente comienza a reducirse la superficie cultivada. Como el Institu-
to ha venido cargando en los ültimos quince afios con una gravosa deuda en
dólares que nunca se ha podido refmanciar para hacer borrOn y cuenta nueva,
ci concepto del Enstituto con fines de lucro ha venido prevaleciendo, salvo en
contados periodos, cuando expertos en mercadeo han tenido a cargo su admi-
nistración. 6) Con todo, el probiema de nuestra producción agricola y la nece-
sidad en que nos vemos de importar alimentos tiene raIces más profundas que
las que acabamos de enumerar y que no son exclusivas de nuestro medio. Se
trata de que el autoabastecimiento en alimentos en paises de un crecimiento
demogrfico tan dinámico como el nuestro es una tarea mucho más compleja
de lo que pudiera pensarse a primera vista, confrontando el nümero de habitan-
tes con la extensiOn territorial y comparando la densidad por habitante con el
de las naciones europeas. No es Colombia un ejemplo de explosion demográfica
tercermundista, como pudieran serlo Mexico e Indonesia. Por el contrario es
uno de aquellos estados en donde el control de la natalidad se ha seflalado
mayores éxitos. Sin embargo, en el caso de los iiltimos treinta años, no solo se
aumentó desproporcionadamente la población sino que comenzó a desrurali-
zarse ostensiblemente hasta ilegar a predoniinar la población urbana sobre la
poblaciOn rural. Casi al mismo tiempo hizo su aparición en gran escaba la agro-
industria y, con la producción de artIculos distintos a los de subsistericia, como
fue el caso del algodón, el del sorgo, la soya o el ajonjoli, los brazos y la tierra
destinados a los cultivos de pan coger se fueron reduciendo. Regiones enteras,
como ci Valle del Cauca, que podia set la despensa de Colombia, se vieron
consagradas casi por completo a la agroindustria. La creencia generalizada de
que disponemos de una enorme extensiOn territorial para la agricultura puede
fácilmente inducirnos a error. Contamos con unos recursos hIdricos abundantes,
que muchos nos envidiarian, pero las tierras de primera calidad son relativamente
pocas dentro de 1.138.900 kilómetros cuadrados de superficie. Hay algunas
que pudiéramos calificar de segunda o tercera calidad, pero solo aqu.ellas situa-
das a! Este de la Cordillera Oriental, con excepción del pie de monte lianero, en
Casanare y en ci Meta, tienen verdaderamente acceso a los mercados nacionales.

26
Ya hemos anotado que buena parte está ocupada por los cultivos agroindustriales,
a lo cual hay que agregar las vastas extensiones en donde se produce el café
para la exportación. El reajuste entre la población del cainpo y la población de
las ciudades y entre unos cultivos y otros, los nuevos y los tradicionales, ha
sido lento y difIcil. Por mucho tiempo se creyó, no solo en Colombia sino en
todo el Tercer Mundo, que el desarrollo económico arrastraria, asi fuera en
diferentes proporciones, a toda la sociedad desde sus capas más altas hasta sus
estratos más bajos. Se llegó a admitir por algunos que posiblemente algunos
sectores permanecerIan estancados, pero lo que nadie sospechO y hoy está
comprobado, on casos como el de El Salvador y las Filipinas, es que a un desa-
rrollo considerable correspondiera un empeoramiento en la situaciOn de las
cIases más desvalidas. En palses como los de America Latina estas clases misC-
rrimas están localizadas en el campo, en donde no existe, por lo general, agua
potable, energias eléctrica, transporte para ir a la escuela, si es que existe, ni
ingresos suficientes para una dieta alirnenticia equiibrada. El pequeflo agricul-
tor entra en competencia con el más poderoso que, se apodera de los crCditos
de fomento en volOmenes apreciables, asimila prontamente las nuevas tecnolo-
gIas y puede recurrir oportunamente al uso de los pesticidas y fungicidas para
protegerse contra las plagas. El caso del café en Colombia es muy diciente, a
pesar de contar con una estructura organizacional como es la Federación
Nacional de Cafeteros de Colombia, la situación del pequefo cultivador de
café en Colombia dista enormemente de la de aquellos que pudieran conside-
rarse como grandes o medianos. Es algo acerca de lo cual conviene recordar las
cifras, como lo hace ci doctor Bejarano, para apreciar la importancia que reviste
en Colombia el minifundista de las laderas. Es sabido que ci 920/0 de las firicas
están por debajo de las 10 hectáreas, que mayores de 50 hectáreas solo hay un
0,40/0 y que entre una y 3 hectáreas tiene ci 400/0 de las fincas cafeteras. Cuan-
do se presentan fenómenos como el de la roya, cuya extinción demanda tiempo
e inversiones cuantiosas, Ia situación de ese 400/o se torna desesperada porque
mientras los propietarios niás capacitados económicamente pueden esperar, los
pequefios, a menos de contar con algiTh subsidio, se yen enfrentados al desem-
pleo, al hambre y a la miseria. No obstante cuando digamos sobre el afortunado
proceso cafetero en los ültimos diez años, sus beneficios no han sido iguales
para todos los cultivadores y, on la medida on que los gravámenes no pueden
discriminar entre grandes y pequeflos, cada vez estos Oltimos se van viendo mds
y más marginados a consecuencia de la retención y del impuesto de exportaciOn
que otros pueden soportar. El doctor Fernando Londono y Londoño ha estu-
diado minuciosamente algunos aspectos de este problema en relación con ci
café, problema que, corno lo hemos anotado, no es exclusivo de Colombia y se
maniflesta on el Tercer Mundo por la dilerencia de condición cada vez más
aguda entre grandes y pequeños dentro del proceso de crecimiento general. En
otros términos equivale a decir que Ia participación en la cuota de retenciOn de
café colombiano que corresponde a los minifundistas es excesivarnente onerosa
para estos, asI se consigan mantener precios satisfactorios en ci mercado inter-
nacional.

27
Por un tiempo se creyó que la ilamada "revolución verde", que tan especta-
culares resultados ha dado en Colombia, en particular en el caso del arroz,
C0fl10 lo seflala el estudio que comentamos, serviria para ponerle término al
problema de Ia escasez de alimentos en el Tercer Mundo. No ha sido asI, sin
embargo. La India llegó a convertirse transitoriamente en pals exportador de
alimentos y, a poco andar, tuvo que acudir a las fuentes tradicionales, como los
Estados Unidos, para suplir una serie de malas cosechas. En Colombia existen
fenómenos de estacionalidad en cuitivos como la papa y el arroz, que no consi-
guen romper el cIrculo vicioso de precios muchas veces incosteables en las
épocas de cosecha general, y aizas verticales en el perlodo siguiente, cuando
contados cultivadores de regiones distantes tienen que entrar a suplir el déñcit
que antecede a la época de la siembra y mientras dura el crecimiento y la fructi-
ficación de la planta.
Nuestro problema agricola, en términos económicos, reside en que, de un
tiempo a esta parte, ya no conseguimos autoabastecernos aUn en articulos que
produclamos tradicionalmente, como el frIjol y el propio maIz. En épocas de
superávit cambiario conseguimos suplir esta deficiencia importando vIveres. Lo
que no hemos contemplado suficientemente es el aspecto social en cuanto a la
situación de los campesinos más pobres, muchos de los cuales produclan los
bienes de pan coger, que se yen abocados ala miseria. Aun cuando las estadIsticas
senalen Indices satisfactorios de producción agricola y de desarrollo económico,
asI como de ingreso per capita, hay que entender que se esti hablando global-
mente sin distinguir entre unos y otros campesinos sin parar mientes en el tipo
de cultivos y la extension de la superficic en donde se producen.
Superar este desnivel en beneficio general fue lo que se propuso mi gobierno
con el plan de desarroilo conocido con el nombre de "Para Cerrar la F,recha",
que compendia el pensamiento aqul expresado acerca de la importancia de la
agricultura y la protección al campesino más pobre. Con dos planes, el DRI
(Desarrollo Rural Integrado) y el PAN (Plan Nacional de Alimentos). Por medio
del primero se proponia, en las regiones de minifundio, que fueron principal-
mente seleccionadas, apelando a los registros catastrales, prestar a los agricultores
la asistencia tdcnica para farniliarizarlos con las nuevas tecnologias, suministrarles
crédito y asistirios en el mercado, etc., a efecto de aumentar la productividad
por cultivador, mejorando radicalmente ci ingreso del sector mds pobre del
campesinado. Mas no se circunscribla al crecimiento fIsico el alcance del plan.
Por medio de encuestas entre los beneficiarios se expiorO cual era la opinion
prevaleciente en cuanto a servicios del Estado: siLas obras pOblicas (caminos,
puentes, protecciOn contra las inundaciones y la erosiOn, etc.), o la educaciOn
de los menores, o ci suministro del agua y la luz, o el establecimiento de centros
comunitarios de mercadeo. Cerca de cinco mil respuestas se obtuvieron en
distintos lugares y ci éxito fue rotundo, especialmente en el oriente de Antioquia
y en las veredas de los aLrededores de Pasto, en el Departaniento de Narino.
Cuanto se ha dicho sobre la necesidad de no tomar decisiones del centro hacia
la periferia sino consultar directamente a los interesados en las bases, se cum-
pLiO entonces a cabalidad. Pero el propio éxito del experimento acabó desfigu-

28
rando su propósito inicial. Se poLitizó el DRI y, a poco andar,losjefesregionaies,
bajo administraciones posteriores, cornenzaron a exigir la extension del plan a
regiones que no calificaban para ci rescate de minifundistas paupérrimos. Luego
se optó por refundir el DRI con el PAN, haciendo desaparecer este Oltimo y,
finalmente, despuds de haber reducido considerabiemente las partidas presupues-
tales destiriadas para tal fin, Sc optó por hacer del DRI un instituto nnIs, en la
esperanza de devolverie su antiguo dinamismo. Es de confiar en que las circuns-
tancias favorables de la actual coyuntura económica propicien una reactivación
de estas politicas.
En cuanto a! PAN, hoy sepultado, tenla por objeto mejorar la dieta de los
sectores inás débiles econórnicaxnente de la población rural, mediante la distri-
buciOn de bonos cambiables contra alimentos complementarios de la dieta
tradicional. Funcionó con éxito en ci Sur de Colombia, pero su vigencia fue tan
breve que es diffcil evaluar ci impacto en el mejorainiento de las condiciones de
vida de las personas a quienes iba dirigido.
Obviamente estos planes no son sustitutivoS de la reforma agraria aIm cuando
corresponden al mismo concepto de dar una respuesta a la cuestiOn de la distri-
buciOn y rncjoramiento del ingreso on las areas rurales y, además, es adentrarse
un poco més on la naturaleza de los problemas econOmicos y socialcs del
campo en 1985, con la perspectiva de lo ocurrido en los Oltimos quince años.
En efecto, con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, sobrevino para ci
Tercer Mundo un perIodo de crecimiento, como no se habla visto en ci pasado.
Se duplicó y se triplicó el P.I.B. Para algunos de los paIses de la America Latina,
entre otros, Colombia. Se urbanizó, como los hemos visto, la población hasta
superar las ciudades, on más de un 100/0, ci volumen demográfico con respecto
a los campos. Sobre todo, en la agricultura, aumentO enormemente la producti-
vidad por hombre, y pudimos hacerle frentc precariamente a una denianda
creciente, más por los Indices de rendimiento por hectárea on muchos cultivos,
como ci café, ci arroz, la papa, ci sorgo, que por la ampliación de la frontera
agrIcola, con la conquista de nuevas tierras. Todo parecia indicar que habIamos
iniciado ci despegue econOmico y que, a pesar de obstáculos transitorios,
podiamos contempiar con optirnismo ci futuro, dentro de un proceso de
constante progreso. Los afios setenta comcnzaron a miriar esta iusión, con la
primera crisis petrolera, que nos abrió los ojos sobre lo frágil de nuestro desen-
volvimiento. Sin embargo nuestras economfas se hablan fortalecido tanto que
n'tuchos fueron los que consideraron corno un simple traspies esta primera
crisis. Al presentarse la segunda aiza, al comienzo de los años ochenta, fu ciaro
para los dirigentes de la mayorIa de los pafses nuestros c1ue entrábainos en una
nueva etapa, de diagnóstico reservado. Ni ci ascenso continuo on ci desarrollo
se veIa garantizado, cuando aparecieron los primeros indices negativos en ci
P.I.B., ni ci crecimiento general incluIa entre sus bencficiarios a los més pobres
por su fuerza de arrastre. Advertencias como las del Club de Roma, que, a la
postre, resultan exageradas, a6n cuando no carecian de fundamento, ponlan de
presente lo limitado de los recursos no renovabies, empezando por ci petrOleo y
ciertos minerales.

29
De esta suerte, el caso colombiano no era muy diferente del resto de los
paIses del Continente, con excepción del Canada y de los Estados Unidos.
Dos flancos: el de los combustibles y el de los alimentos amenazaban nuestro
porvenir. En algunos de nuestros paIses faltaban alimentos, en otros petróleo
y en algunos, como eran los estados de la America Central y Colombia, adole-
ciamos de ambas fallas.
Gracias a la reforma de la ley de petróleos, con los decretos y resoluciones
de emergencia, dictados en 1974, por medio de los cuales se aumentó la parti-
cipación colombiana con los producidos de los pozos y se atrajo de nuevo a los
inversionistas extranjeros, con los contratos de asociación, comenzó a rerne-
diarse el deficit de los combustibles, hasta conseguir generar excedentes. Un
proceso semejante se impone por el lado de los alimentos. America Latina
iinportó en 1983 US$ 8500.000.000 de productos agrIcolas y Colombia parti-
cipa en cifras de magnitud proporcional, con un 60/0 del total suramericano.
Para 1982 importaba US$ 500.000.000. Imposible es imaginar un autoabaste-
cinilento completo, máxime cuando no disponemos de tierra plana con climas
propicios para los cultivos de la zona templada en cantidad suficiente. A menos
que se descubran las hibridaciones, de las que se habló al comienzo de este
prólogo, para hacer aptos los Llanos Orientales o las sabanas de la Costa Norte
o las feraces tierras del Valle del Cauca para el cultivo del trigo y la cebada,
jamds podremos aspirar a prescindir de tales importaciones. En cambio es inexpli-
cable que tengamos que pagar en moneda extranjera grandes volürnenes de
vegetales generadores de aciete y grasas, cuando Colombia ha demostrado ser
un territorlo privilegiado para el cultivo de la palma africana y ciertas varieda-
des nativas, originarias de nuestro territorio, parece que podrIan competir con
ventaja con las especies asidticas y africanas. El maiz es otro producto que
inexplicablemente pesa en nuestras import aciones agrIcolas más alld de cuanto
podrIa justificarse, por razones climatológicas, a las que están expuestos todos
los paIses ocasionalmente. No solo fue, desde tiempo inmemorial, la base de la
dicta americana, como el arroz lo fue de la asiática, smo que la colonizaciOn de
nuevas tierras se adelantó, hasta bien entrado el Siglo XX, por el procedimiento
consistente en quemar los bosques, sembrar maIz y echar ganado, para dome-
liar Ia tierra. Y Lqud decir de productos como las lentejas, el frIjol, las habas,
que aIm se siguen importando, porque nadie las cultiva? La experiencia en ma-
teria de cacao, que se iniportaba del Ecuador y Brasil hasta hace pocos aflos,
nos está demostrando que sI se pueden reversar las tendencias, cuando se
ponen en práctica poilticas gubernamentales adecuadas a nuestras peculiares
condiciones económicas. A partir de 1974-1978 comenzó Colombia a recuperar
su condición de pals productor en gran escala de este fruto, al punto que en la
actualidad contemplamos la posibilidad de consolidarnos como exportadores de
grano en cantidades apreciables.
Dc tanto hablar de la sustituciOn de irnportaciones, de la escuela cepalina, en
materia de fomento de la industria, nos hemos olvidado de que la rnás impor-
tante sustituciOn de irnportaciones, hoy en dia, reside en la agricultura. Para
ello basta considerar en qué medida se aliviarla nuestra situaciOn cambiaria Si

30 •:
consiguiéramos sustituir los renglones que he señalado con productos autóctonos
que hoy pagamos en dólares. Y que ello no es imposible lo denuestra la expe-
riencia de la China Continental, sometida desde tiempo inmemoriai a hambru-
nas en donde las propias madres se veIan obligadas a ahogar a sus hijos y hoy
contempla el milagro del Siglo XX con su autoabastecimiento y, aün, la expor-
tación de proc.luctos como el algodon chino, que ha hecho caer verticalmente
los precios de la fibra en los mercados mundiales. Una conjunción de factores
favoreció este proceso: la gran repartición de Ia tierra entre pequeños propie-
tarios, el estImulo que se dio a los campesinos al permitirles vender en el met-
cado libre un porcentaje minoritario de sus cosechas, mientras el 600/0 ó
700/0 se le entregaba al Estado, que pone a disposición de los cuitivadores todos
los insumos y recibe ci pago en especie, y el aprovechamiento de las posibilida-
des hIdricas con la construcción de represas, grandes y pequeflas, para el alma-
cenamiento de las aguas.
Si ya se superó el probiema de los combustibles, no es tarde para empezar
a realizar un empeno semejante en la producción de alirnentos, antes de que sea
demasiado tarde. Solo una gran aceleración en la producción de alimentos
puede salvarnos de un fracaso lustOrico como ci que amenaza nuestra ganederIa,
reducida hoy en más de un 300/0 con respecto a lo que era hace apenas diez
años, cuando se consideraba que nuestro hato nacional correspond ía a una
cabeza de ganado pot cada habitante.
El secreto está en hallar un justo rnedio entre las inversiones de carácter
social de suyo improductivas y concentrar los recursos nacionales en ci simple
desarrollo, sin atender a requerimientos esenciales como el balance nutricional
y la educaciOn, bases inthspensables para alcanzar una mayor productividad pot
habitante del campo. Se cita frecuentemente ci caso norteamericano en donde
menos de un 50/o de la población consagrado a la agricultura genera cereales y
carnes para abastecer a la población y poner en el mercado mundial excedentes
que determinan la cotización internacional de los alimentos, en competencia
con la Comunidad Económica Europea. No es necesario ii tan lejos. La regla
general en nuestra America es la de que a mayor proporciOn de gente dedicada
a la agricultura, mayor atraso general, empezando pot Haiti y acabando en la
Argentina, que junto con Chile, Uruguay y Venezuela tienen menos del 200/0
de su fuerza de trabajo en el campo. Pero no hay que confundir la causa con el
efecto. Los paIses no son pobres pot tener gran parte de la poblaciOn consa-
grada a la agricultura, sino que, pot ser pobres, no existe moviidad social y
la gente se concentra en los campos. A comienzos del Siglo XIX, cuando no
existia ci azcar de remolacha, ci mayor ingreso per capita en America estaba
concentrado en HaitI, Jamaica y Cuba. Luego los precios de intercambio de los
artIculos del campo son, tratándose del comercio internacional, los que sirven
en iilthno término para crear los superávits que antes servIan de ahorro nacio-
nal, en forma de divisas y ahora permiten celebrar acuerdos sobre la deuda,
contando con que los recursos para pagar serán ci resuitado de una balanza
comercial favorable, tanto por drástica reducciOn de las importaciones domésti-
cas como pot un ligero aurnento en las exportaciones, pot concepto de precios

AKur 31
UQ1t
G_:
o de volámenes, o de ambos conjuntamente, corno ha sido el caso del algodón,
en afios recientes.
Es un principio de sabidurla casera, a la que ya aludIa el doctor Rafael Náflez,
hace más de un silgo, ci de que a un pals le conviene rnás exportar que importar,
para efectos de la riqueza colectiva. Lástiina que no hubiera seguido desarrollando
su tesis después del ronipirniento con los radicales sino que hubiera preferido
aehacarle la pobreza del mornento en que vivIa a las instituciones federales, en
lugar de colgárseia a la caIda vertical en los precios del tabaco y la plata que
tanto significaban en nuestro sector externo. Aigunos de sus biógrafos y apolo-
gistas Ilegan al extrerno de atribuirle la paternidad del proteccionismo on nuestro
suelo y, si posibie, la coTnpensación por trueque del Ill Reich. Es mejor para su
gloria admitir que, conio buen administrador, se vio obligado a practicar una
politica de austeridad en materia de importaciones, para lo cual se recurrIa on
su tiempo a los altos aranceles, que andar atribuyéndole una vision profética
sobre lo que iba a ser cincuenta aflos después el control de cambios, que permi-
tió regular el comercio de importaciOn por rnedio de licencias para adquirir las
respect ivas divisas.
Si no se colonizaron nuevas tierras en los Oltimos años, en adecuada propor-
ción para atender la demanda de alimentos, sino que ci aumento en la produ-
ciOn fue prácticamente fruto de las nuevas tecnologias de la "revoiución verde",
(con [a introducciOn del caturra on ci café y de las hibridaciones filipinas en ci
arroz Orycica) on cambio la colonización del pensam.iento econórnico por parte
de un pequeño grupo con acceso a la "gran prensa" fue completa. Keynes decIa
que quien habla de economia expresa, sin saberlo, el pensamiento de algOn eco-
nornista difurito y, on Colombia, las ideas de la CEPAL, aOn despuds de haber
sido cuestionadas acaddmieamente y haber dernostrado sus lirnitaciones en la
práctica, siguen imperando conio un dogma intocable en nuestro medio. A do
no ha sido ajena una vasta red de propaganda mutua en la que consultores y
exfuncionarios, al servicio de la misma CEPAL, aprovechan sistemáticamente
toda clase de foros sobre temas econOmicos para escribir periódicamente on
diarios y revistas art (cubs destinados a mantener vigente la teorIa del desarro-
lb industrial acudiendo a la sustitución de importaciones, como una panacea.
Ya, desde hace treinta aflos, en un libro de ensayos sobre la vida colombiana,
que lieva por tItulo "Cuestiones Colombianas", editado en Mexico, por Impre-
siones Modernas, S.A., en 1955, yo acogIa las crIticas del Profesor Frank Tan-
nenbaurn a este modelo de desarrollo que se abria paso en todo ci Continente
con banderas desplegadas, al compãs de los deseos de la AND!. DecIa Tannen-
baum que Csta bOsqueda de Ia autosuficiencia era un espejismo y que, por ci
contrario, la sustituciOn de importaciones para economizar divisas conocerIa
dos etapas: una primera cuando seria innegable ci ahorro de dólares producien-
do textiles y nianufacturas vinculadas a la nutrición, como la cerveza y las
gascosas, y una segunda, cuando la misma sustitución de importaciones produ-
ciria mayor demanda de dólares. Vale decir que existIa un punto de saturación
más allá del cual no se podia perseverar en la sustitución, encareciendo todo el
aparato productivo nacional con una protección excesiva. Ha sido lo que ha

32
venido ocurriendo, en particular con referencia a la agricultura. Los abonos
colombianos superan abundatemente los precios internacionales de los fertili-
zantes, como Ia urea, y elementos como los discos de los arados y los equipos
de perforación de pozos de agua gravan imnisericordernente la economIa de los
campos. Como si esto fuera poco, a la crisis algodonera de la Costa Norte, en
los afios setentas, no fue ajena la politica errada en materia de pesticidas que de
fabricación nacional resultaron inoperantes a la hora de combatir ci gusano
rosado. No es imposible que el afán de defender los monopolios ya establecidos
haya desempenado un papel iniportante en la demora en aprovechar el gas de la
Guajira para producir nuestra propia urea con socios extranjeros, dispuestos a
negociar ci gas a precios fluctuantes, segun las cotizaciones internacionales,
para que ci margen de la utilidad fuera siempre ci mismo y, además, dándole al
Estado colombiano la participación que fuere conveniente, bien directamente
a través del IF!, o de la Federación Nacional de Cafeteros, si el gobierno no dis-
ponIa de los recursos suficientes. Propuestas de esta mndole fueron sometidas a
Colombia en diversos pafses, como ci Japón, los paIses escandinavos y Rumania
durante la presente administración.
Cuando se liabla de reto, como terminan las consideraciones de la obra, es
necesario ponderar con detenimiento ci grado de conveniencia de orientar ci
desarroilo económico con base en la explotación de recursos renovables que
deniuestran claras ventajas comparativas de producción, pero están sujetos a las
fluctuaciones de los precios y a los cambios tecnológicos que en forma continua
están desalojando del mercado ciertos productos primarios por sintéticos.
El azUcar se ha visto sucesivamente desplazado por Ia remolacha, los edulco-
rantes derivados del maIz, por varios productos sintéticos, y no es imposibie
que ciertas nueces africanas, de un altIsimo contenido en dulce por uiudad, se
impongan en un futuro en los mercados.
Con ocasión de la crisis actual, la agricultura ha demostrado set, entre todos
los sectores, ci menos vulnerable. Mientras caian verticaimente los Indices de
crecimiento, hasta hacerse negativos en La industria, nunca dejó de crccer ci
producto agrIcola entre 1982 y 1984. El principal soporte de nuestro sector
externo fue ci café, seguido por ci banano, las flores y el algodón. Colombia
tuvo ci privilegio, entre todas las naciones del Continente, de haber mejorado
ci volumen de la exportación de café en un 600/0, como herencia de la bonanza
cafctera de los ai'ios setenta. No fue ésta una ejecutor.ia despreciable, a la hora
de hacerle frente a la depresión de los precios en ci mercado internacional a de
buscar superávits en la baianza cambiaria para comenzar a pagar la deuda
contraida en la época de las vacas gordas.
Mirando hacic el futuro es necesario tenet presentes en relación con Ia agri-
cultura, los siguicntes factores, que pueden decidir nuestro porvenir.
a) Un mejor aprovechamiento de la tierra, fomentando ci regadfo por grave-
dad, tanto a nivel püblico como a nivel privado, con estimulos tributarios. En
America Latina, hasta 1979, 13.6 millones de hectãreas habIan sido incorpora-
das a la agricultura de riego, lo que equivale a un 100/0 del area cultivada. Esta

33
I
irrigación estaba altamente concentrada en cinco paIses: Argentina, Brasil,
Chile, Mexico y Peru, to cual da una idea de nuestro atraso.
Procurar el autoabastecimiento en fertilizantes con el propósito de poner
nuestra agricultura a cubierto de las violentas fluctuaciones en los precios de los
abonos en ci mercado mundial. Contando con la materia prima, que es ci gas de
la Guajira y de otros lugares en donde existen explotaciones petrolIferas, no se
ye la razón para destinar el gas, que es un recurso escaso, para cocinar en las
grandes ciudades, cuando Colombia es millonario en carbon térmico que servi-
na para alimentar termoeléctricas a costos inferiores de los actuates y que, en la
industria puede sustituir con ventajas económicas el fuel oil, como se ha visto
en el caso de los cementos.
En iltimo término, el aumento de la productividad, por hectárea y por tra-
bajador, resulta de la aplicación de nuevas tecnologIas y del máximo aprovecha-
miento del suelo. Experiencias en minifundios, dentro del plan DRI, o en la
agroindustria, en casos como el del arroz, ponen de presente el poder multipli-
cador de la asistencia técnica bien entendida.
La conservación y ci manejo de los recursos forestales es un imperativo
inescapable dentro de las directrices de una sana poiItica agropecuaria. A pesar
de contar con grandes recursos en este campo, somos importadores netos de
madera de diferentes fornias, pero pnincipalmente como pulpa de papel, que se
ha tratado de estimular en todas sus formas. Las cifras recientemente divulga-
das sobre la empresa PAPELCOL S.A., en la cual el Gobierno Nacionai ha tenjdo
que hacer una fuerte inversion, es un ejemplo más de los extremos a que nos
puede ilevar una alocada polItica de sustitución de importaciones. Como conse-
cuencia de cálculos errados sobre los consumos nacionales y, también, de abusos
empresariales, en cuanto at valor real de los aportes en especies, Colombia va a
verse enfrentada at dilema de proteger Ia empresa, sobrecargando los precios del
papel en un 1000/0,0 perderla inversion, ya comprometida en ci aporte oficial
y con el consiguiente desasosiego social por ci desempleo en una region tan sen-
sible a la turbulencia laboral, como es ci Norte del Cauca.
Como es bien sabido, el mantenimiento de las fuentes de agua depende en
gran manera de la conservación de los bosques, y, aim cuando en Colomia se
han realizado avances de importancia en ci camino de educar a las gentes sobre
estos tOpicos y tanto ci gobierno, en sus distintos estamentos, como en la
defensa de la meseta de Manizaies o en Ia preservaciOn de la Cuenca del Acue-
ducto de Bucaramanga, o en la reforestaciOn de la Corporación de los Valles de
la Sabana y Ubaté, como los particulares, como las corporaciones de Antioquia
o Tripiex Pizano en los Llanos y en Zambrano, en las riberas del Magdalena, es
mucho to que queda por hacer, visto que, de año en alto, la tala incesante
devora casi ci 10/0 de nuestros bosques.
En 1974 se expidió mediante Decreto No. 2811 el Código Nacional de
Recursos Naturaies Renovables y de Protección at Medio Ambiente, elaborado
a través de los alios, pero que aim no se habIa puesto en marcha, pero la falta
de recursos en este caso, como en el de la preservación de aquellos lugares

34
declarados parques nacionales, es todavia una gran falla en ci terreno de las
realizaciones.
El principal problema sigue siendo el de Ia distribución de la tierra, en un
pals en donde no se pueden establecer reglas de carácter general en un medio
tan heterogéneo como es el de las regiones colombianas. Está en curso un nue-
vo proyecto de ley que simplifica los trámites de la ley 135 de 1961, para
hacerla más operante y desecha los criterios inoperantes del Acuerdo del Chico-
ral, es decir, los parámetros que se fijaron en la Ley 5a. de 1973 para calificar
los predios inadecuadamente explotados. Será necesario ver ci resultado fmal
de este nuevo esfuerzo para entrar a calificarlo, pero, de antemano debemos
estar preparados para que no se produzca en un breve lapso ningün milagro.
Solo después de poner en vigencia la ley estarán a la vista sus lirnitaciones hacia
ci futuro y sus ventajas frente a la legislación anterior. Una reforma agraria no
es simplemente una cuestión académica sino que debe responder a un movi-
miento de reclarno colectivo que demuestre la necesidad del camblo.
Es ci reto al que se reflere ci autor en sus liltimas páginas, después de haber
hecho que los lectores nos asomenlos a un panorama de siglo y medio de flues-
tra historia agropecuaria como nadie lo habla hecho hasta ahora. Será este tra-
bajo, que me honro en prologar, a Ia vez, un libro de consulta y una lectura
amena para todos aqudllos a quienes apasiona ci conocimiento de nuestra iden-
tidad nacional.

ALFONSO LOPEZ MICHELSEN

Sevilla, Noviembre de 1985

35
INTRODUCCION

El presente trabajo se sittia más en Ia perspectiva de Ia historia que de cual-


quier otra disciplina que aspire a examinar el papel de los gremios en la vida
económica y pol(tica del pals. Es cierto que las organizaciones empresariales
son en ci mundo un fenómeno del siglo XX y en Colombia de los ültimos cua-
renta años. Las Sociedades de Agricultores, por ci contrario, son conocidas des-
de ci siglo XIX en Europa y aunque no con carácter empresarial, desempeflaron
in todo caso, al igual que la SAC, fundada en 1871, una importante labor tan-
to en la difusión de conocimieritos técnicos y cientificos relacionados con la
agricultura, como en la incipiente formulación de pollticas agropecuarias.
Con todo, el hecho de que las organizaciones gremiales del siglo XX se ha-
yan conformado ante todo como grupos de presión en el sentido de que
sus acciones se han encaminado principaimente a afectar las decisiones del
poder pUblico a travës de diversos canales de acceso a este poder, ha condu-
cido a los analistas a examinar su papel como fuerza social que actda en la
esfera poiltica en representación de un sector especIfico en el caso de las orga-
nizaciones empresariales y las que, a diferencia de los partidos, cuyo soporte
es la ideologla, tienen como fundamento de su actividad ci interés económico
privado'.
La mayor parte de los escasos trabajos sobre los gremios colombianos adop-
tan esta perspectiva de análisis inciuso para aquellas organizaciones que como

1. La Literatura, por In demás es abundante. Véase en particular Maurice Duverger,


Sociologia Politica, Ed. Ariel Barcelona 1981. Un enfoque sugestivo en perspectiva histó-
rica es: Jaqueline B. de Ceis Los grupos de presión en las democracias conremporáneas
Ed. Tecnos, 1963; también Jean Meynaoud, Los grupos de Preston, Eudeba, Buenos Aires,
1978.

37
la SAC o la Federacjón de Cafeteros, por ser de antigua creación, ameritarIan
una aproxjmacjon diferente2 . Invariablemente, Ia perspectiva anotada supone
centrar la atención en los mecanismos de acceso de los gremios a aquellos pro-
cesos legislativos que los afectan y a las polIticas pUblicas que puedan perjudi.
carlos o beneficiarlos, asI como enfatizar Ia importancia de la dinámica intema
(papel de los dirigentes, capacidad de tinanciación, etc.) que potencian su
acci6n3 . Los trabajos más recientes, por otra parte, sin excluir estos enfoques,
intentan avanzar en el examen de los gremios dentro del contexto del desarro-
lb econOmico y politico del pals, destacando no solo la actitud frente a pollti-
cas püblicas particulares, sino la conceciôn global que sobre la economla o la
politica subyace en la actividad gremial
El papel de los gremios, por otra parte, parece haberse sobre-estimado en lo
que concierne a su influencia sobre las decisiones gubemamentales o sobre
Ia esfera polltica,5 al propio tiempo que se ha subestimado su papel respecto de
otras dreas de actividad. De hecho, los gremios suelen ser más que grupos de
presión. La experiencia de algunos de ellos en Colombia (la propia SAC, por
ejemplo, o la Federación de Cafeteros) muestra que si bien las acciones enca-
minadas a ejercer influencia sobre las polIticas económicas son las más perma-
nentes, no puede desdeflarse su papel respecto de la difusión de conocimien-
tos técnicos, de iniciativas en favor de la promoción de algunos cultivos o el
impulso de medidas o programas que van más allá de los intereses inmediatos
de la organización gremial. SegOn se anotó, la perspectiva adoptada en este
trabajo si bien no desestima los elementos relacionados con la capacidad de
presidn de la SAC sobre las decisiones piThlicas, intenta comprender de manera
más amplia actividades que en el pasado fueron relevantes, situándolas en el
contexto de los problemas que la agricultura ha debido afrontar en cada uno
de los perIodos. La aproximaciOn histórica que nos proponemos desarrollar,
supone situar el desempeflo gremial dentro del curso general de la actividad
económica, ubicando tanto los rasgos básicos del desarrollo agropecuario de
cada perlodo come los principales problemas que dicho desarrollo suscita, a
fin de confrontarlo con las posturas asumidas frente a ellos por la SAC. AsI,
el lector no deberá esperar un relato cronológico, minucioso, de las actividades

Wase por ejemplo Bennett Eugene Koffman, "The national federation of Coffee
growers of Colombia", PM Dissertation, University of Virginia, 1969.
Cabe mencionar Bruce M. Bag.ley "Political power, public policy and the State in
Colombia. Case Studies of the urban and Agrarian reforms during the national Front
1958-1974", PHD. Dissertation, University of California 1979; Harvey F. Kline "interest
Groups in the Colombian Congress" Journal of Interamerican Studies and World affairs,
agosto 1974 y Bruce M. Bagley y John I. Laun, "Political power and Agricultural policy
Making in Colombia: A case Study of Laws 4 and 5 Of 1973" Universidad de los Andes,
Mimeógrafo, Bogota, 1977.
Deben destacarse los trabajos de Miguel Urrutia Gremio, politico económica, demo-
credo, Ed. FEDESARROLLO - Fondo Cultural Cafetero, Bogota, 1983, Gabriel Poveda
Ramos, "Andi y MedeliIn", 1984.
Véase un análisis sugestivo de este punto en Miguel Urrutia, Op. Cit.

38
del gremio sino su relación con los problemas y debates más significativos de
los perIodos considerados. Invariablemente, cada capItulo está organizado de
modo que en la primera parte se sintetizan las caracterIsticas del desarrollo
agropecuario del perodo, luego se discuten las principales preocupaciones que
emergeri de aquellas caracterIsticas (la técnica, la politica de exportación, la
legislación agraria, la moderni.zación, la paz, etc.) tratando de ubicar estas
preocupaciones en el contexto de la actividad estatal para, seguidamente, des-
tacar las posiciones y actividades de la SAC frente a los elementos anteriores,
fInalizando cada capItulo con una sintesis de otras actividades del gremio en
tomb a diversos aspectos generales o sectoriales.
Será preciso advertir que en los tres iiltimos capItulos hemos eludido deli-
beradamente el riesgo de ser obvios. La SAC, como organización gremial es
por supuesto una organización de propietarios de los que no cabe esperar
posturas distintas a las asumidas por ellos en algunos episodios como la Ley
200, la Ley 100 o Ia Ley 135. En vez de ofrecer un análisis de las causas de
aquellas posturas, que hubiera termmado en una aburrida reiteración por de-
mds obvia de por qué los propietarios se empeñaron en defender la propiedad,
hemos preferido ajustarnos al relato de los hechos escuetos apelando a una in-
formación detallada y en ocasiones en exceso minuciosa que ilustra por Si
misma cualquier conclusion; por lo demás, el juicio sobre tales posturas depen-
de de convicciones ideológicas que en este caso no eludimos pero que no consi-
deramos necesario reiterar, pues se traslucen en el propio relatp. No obstante,
hemos tratado de conservar la objetividad frente a los hechos y de interpretar-
los cautelosamente para no convertir este trabajo en tin discurso sobre lo que es
socialmente obvio.
Este trabajo fue financiado por la Subgerencia Cultural del Banco de la
RepOblica con la colaboración de la Sociedad de Agricultores de Colombia,
entidades a las que agradezco el apoyo económico y el haber contado con plena
independencia en la investigación.
Debo agradecer también a Carlos Ossa Escobar y a Gabriel Montes Llamas la
colaboración y el interés permanentes por este estudio, asI como al personal de
la SAC, especialmente a Virginia Sierra quien dispuso de tiempo y paciencia en
todo lo relacionado con la documentación y la transcripción del texto.
Agradezco igualmente a Benjamin Afanador y Elsy Marulanda quienes se
desempeharon como asistentes de investigación y a Consuelo Páez R., quien
preparO los anexos, ordenO, corrigió y cotejó la version final de este trabajo.

Bogota, Agosto 15 de 1985

39

- ': -- p , ,•
CapItulo I

Primeras Asociaciones

De las sociedades económicas a las


sociedades democráticas del siglo XIX.
I La Ilustración y las Preocupaciones por la Tëcnica

1-lacia 1870, cuarenta años después de su recorrido por la Nueva Granada,


Augusto Lemoine contrastaba sus propios recuerdos con los de otros viajeros
posteriores y concluia su balance de aquellos cuarenta años asI:

"Segin recientes publicaciones hechas por otras personas referentes


a la Nueva Granada, he podido convencerme de que principalmente
las provincias del interior, donde la pohlación constituida todavia
por pequeflos niicleos tan aislados que apenas si se cornunican con
mucha dificultad a través de selvas y cadenas de montañas, no han
podido recibir el estimulo de las actividades de unos pocos extran-
jeros; ninguna transforrnaciôn apreciable se ha producido hasta ahora
por ci trabajo del hombre en ci carácter nacional ni en la naturaleza
fisica; la ünica mejora apreciable es el aurnento del cornercio y de la
industria dentro de Bogota y las regiones del bajo Magdalena a conse-
cuencia de la creación de un servicio regular de barcos de vapor que
cornunican las ciudades de los márgenes de esa importante arteria"1

1. Augusto Lemoine, Via/c j' estancia en la Nueva Granada, iliblioteca de Cultura


Colombiana, Editorial Guadalupe, Bogota 1969, P. 10. El contraste que hace Lemoine, se
refiere a los siguientes textos: Eliseo Rcclus, Viafe a la Sierra Nevada de Santa Maria,
Viaje a la
1861; Conde de Gabriac, Pasco por America del Sur, 1868 y Charles Safrai,
Nueva Granada, 1872. Las obras de Reclus y de Safrai, han sido recientemente re-editadas
pot la Editorial Incunables.

43
Sarmiento, ci pensador argentino, evocaba mejor mediante una nietáfora
biblica, las vicisitudes de aquel perIodo al decir que habian sido cuarenta años
de peregrinación en el desierto; cuarenta aflos perdidos2 .
En efecto, las frecuentes inestabilidades pol(ticas que siguieron a la indepen-
dencia, se sobrepusieron al optimismo con el que se querIa reconstruir un
orden econórnico, un Estado y una vida politica a las que justificadamente as-
piraba la generación de indeperidencia. La propia guerra, pot otra parte no solo
habIa disuelto ci ordenamiento social y politico colonial, sino que habIa des-
vertebrado los circuitos del comercio internacional con los que, desde media-
dos del siglo XVIII, comenzaba ya a articularse la economIa neogranadina, in-
terrumpiendo con ello los gdrmenes de una niodernización productiva que se
insinuaba desde las refornias borbónicas, sobre todo en la agricultura3 .
La guerra, adenids, habfa roto con la posibilidad de conformaciOn de una
elite técnica que liabIa empezado a consolidarse sobre todo alrededor de la
expediciOn boténica y que desde un comienzo liabIa puesto su empeño no
sOlo en ci estudio de la boténica sino de la difusión de las tCcnicas que al im-
pulso de la "revoluciOn agrIcola" venian transformando los campos europeos4 .
AsI pues, la guerra dejaba una economia deshecha, un permanente desorden
politico que paradójicamente debian ser encarados por una generaciOn hecha
mds para la guerra que para la difusión del progreso. Con todo, este estaba al
orden del dIa. Mientras America Latina se dedicaba a la guerra, Europa desarro-
Ilaba sirnultánearnente la ilustración y la revoluciOn industrial, es decir, un pro.
fundo cambio en ci orden do las ideas y de la vida material, en las ciencias y en
las técnicas. Es cierto que ilustración y revolución industrial son en Europa su-
perpuestas y a n-ienudo disociadas5 pero difIdilmente se entenderIan los retos
que debió enfrentar la generación precursora y la generación de la independen-

La referenda a Sarmiento puede verse en Tulio Ilalperin, !Jispanoa,nérica ciespués de


Jo inc/ependencia. Gonsecuencias sociale y económicas dc/a e,nancipación, Editorial Paidos,
Buenos Aires, 1972,
Sobre las dificultades politjcas y 00006micas después do la independencia, puede
verse Francisco Leal Buitrago,Estadovpolitica en Golombia, Ediciones CEREC, siglo XXI,
Bogota, 1984 capItulos 11 y 111.
En el excelente trabajo de José Antonio Amaya, "La real expedición botánica on el
Nuevo Reino de Granada, un caso para la sociologla de La ciencia", tesis Departamento de
Sociologla, Universidad Nacional, Bogota, 1982. Puede verse un catalogo bibliográfico
detallado de La obra do los participantes en la Expedición Botánica, especialmente Ia obra
de Mutis, la obra do Sebastian José Lopez Ruiz, de Eloy Valenzucla, de Francisco Antonio
Zea, de Pedro FermIn do Vargas, de José lgnacio do Pombo, de Francisco José de Caldas y
de Jorge Tadeo Lozano y mas tarde la do Sinforoso Mutis. Son igualmente pertinentes Jas
consideraciones de Amaya respecto del empoio do los participantes de la expedicidn P01
poner ci estudio de la botánica aL servicio del progreso de la agricuitura. Más adelante
volveremos sobre este punto.
S. Suele ser corriente que ci historiador examine per separado cada una de estas trans-
formaciones, la ciencia, asociada a La llustración y la técnica asociada a la revolueiOn
industrial y agricola, corno quiera que la prirnera tiene asiento sobre todo on Francia y la
segunda en Inglaterra (sobre las implicaciones de esta disociación, vCase Pierre Chaunu,

44 '4•.4
•,, -':
Y
cia si no se vincularan para La Nueva Granada, las preocupaciones por La ilustra-
ción con las preocupaciones por la técnica, y más precisamente, las preocupa-
ciones cientIficas y filosóficas de la expedición botánica con las preocupaciones
por los progresos materiales de la agricultura en la generación precursora y el
interés por la libertad conjuntamente con ci interds por el progreso económico
y técnico en La generación de independencia 6 .
Del conj unto de ideas y esfuerzos por asirnilar las corrientes intelectuales
europeas y los logros materiales de la revolución industrial y agricola durante
la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX, solo retendremos aquI
las preocupaciones por La difusión de la técnica, como quiera que serán estas
Las que tomaran cuerpo en los primeros intentos de organizaciones corporativaS
de la Nueva Granada. Es cierto que las preocupaciones son mltiples: la cien-
cia, la filosofIa, la educaciOn, la divulgación de ideas a través de la imprenta,
son parte sustantiva del proyecto intelectual de las generaciorles a las que he-
mos venido aludiendo7 - Pero no cabe duda de que, en la Nueva Granada, que
al igual que toda la America Espafiola, carecIa de condiciones para la creación
(y muchas veces para La misma asirnilación) de ciencia, Las orientaciones inte-
lectuales no dejaron de oscilar entre extremos: La inclinación hacia to prdctico
o hacia las disciplinas filosóficas y literarias, con un enorme vacIo en cuanto at
desarrollo cientifico. Incluso, la mayor parte de los libros de aritmdtica publi-
cados on Ia America Espanola antes del siglo XIX, se interesaban especialmente
por los problemas prdcticos propios de Las colonias: operaciones comerciales
relacionadas con la explotaciOn de las minas, cálculo de valores del oro y la
plata, cálculo del quinto real, etc.S. Las ciencias naturales por otra parte, y
on particular la botdnica (no debe olvidarse que la expedición botdnica es con
mucho, la empresa de mayor envergadura cientIfica en la Nueva Granada),
no dejó de reflejar en sus motivaciones y en sus resultados, inclinaciones preci-
sas por estas orientaciones de carácter pragmático relacionadas con la moder-
nización de la agricultura9 .

Historia y decadencia, Editorial Juan Garnica, Barcelona, 1981, capItulo IV; para las
relaciones entre la ciencia y la técnica en este perIodo véase Claude Fdhlen, La rei'oluciôn
industrial, Editorial Vicens Vives, Barcelona 1981, p.52 y siguientes.
Las mismas disociaciones que Chaunu observa en Europa son visibles entre nuestros
historiadores, quienes suelen ocuparse de la llustración pero se fijan poco en el esfuerzo
por difundir la ticnica; segün veremos, es esta ültima idea casi isa obsesiOn presente en un
pequeflo grupo durante todo el siglo XIX.
Sobre estos aspectos véase: Juan Manuel Pacheco, Ciencia, filosofla y Educación en
Colombia Siglo XVII, Editorial ECOE, Bogota, 1984 y Marcos Gonzalez Perez, La ilustra-
ción en la Nueva Granada, Editorial Tercer Mundo, Bogota, 1984.
Véase R. Taton y L. 1-lalperin Donghi Las ciencias en la America Espanola, en R.
Taton (coordinador), 1-lisforia general de las ciencias, Vol. II., La ciencia moderna Editorial
Destino, Barcelona, 1972.
Véase José Antonio Amaya, op. cit.
Las reflexiones sobre la modernización de la agricultura, pueden verse entre otros en el
Proyecto del estanco de quina y sus establecimientos, reflexiones poilticas que persuaden
La sunw importancia, de José Celestino Mutis, escrito entre 1786 y 1787. TambiCn el

45
IIKJOIWA
s0 f4á
No debe sorprender entonces que en Ia Nueva Granada prosperen aquellas
formas de asociación que en Europa son más afines a la difusión de los cono-
cimientos tcnicos y de los progresos materiales (las Sociedades Económicas
de Amigos del Pals y Ia Sociedad Democrática de Labradores y Artesanos)
que aquellas encarninadas al desarrollo de las ciencias, las sociedades cientIfI-
cas o las acadeinias.
Veamos brevernente el origen y el papel de estas primeras orgãnizaciones
corporativas en el escenario europeo para precisar la distmción entre los me-
canismos difusores de la técnica y los difusores de la ciencia y la filosofIa.
Charles Morazé al ilamar al siglo XVIII "el siglo de la curiosidad", querIa
decir que además de las transformaciones de la vida material, hay una trans-
formación de las mentalidades hacia la reflexión y el gusto por las delibera-
ciones, el interés por ci conocimiento, la pasión por la ciencia, que deja de ser
una postura individual para convertirse en un hecho colectivo. "La humanidad
europea escribe Morazé se hace adulta en ci siglo XVIII: es Ia verdadera razón
de la revolución cientIfica. Pero Zqu6 signifIca para una colectividad hacerse
adulta? No se trata de que sea al fm, capaz de producir esplritus reflexivos,
todas las épocas lo son en este sentido. Se trata, en cambio, de que esa colec-
tividad produce ya, en tanto que se ha enriquecido y su orden propio se ha
aproximado al de la reflexión, un nümero suficientemente grande de cientIficos
como para constituir la masa critica que hace bascular la evolución mental co-
lectiva de una era a otra, de lo precientIfico a lo cientlfico"
Pero ademas, en ci siglo XVIII la ciencia empieza a ser objeto de una profe-
sión. Los soportes del progreso cientifico no fueron solo los salones, las bellas
artes, la comodidad individual, la curiosidad o el gusto.
La historia que hasta ahora comienza a explorarse, de las organizaciones cor-
porativas cuyos propósitos son la promoción y difusión del saber cientIfico o
técnico y por supuesto, la embrionaria definición de una polItica cientifica en
los Estados de Europa, senalan bien las formas sociales que asume el cambio de
mentalidad at que se acaba de aludir. Es cierto que desde ci siglo XVII se esta-
blecen laboratorios, observatorios y jardines botánicos, algunas academias y

Proyecto de reorganización de (a expedición botánica, que se ha de redactar en Paris en


1802, ilumina ci proceso de modernizaciOn agricola. Ademés, Memona sobre el inodo de
cultivar Ia cochinilla, de Francisco José de Caldas (Obras) publicadas hacia 1810 y la
Memoria sobre el estado de las quinas en general y en particular sobre las de la/a en 1805
(Obras compietas de Caldas, 1966, pp. 241-260). Ademâs, Los pensamientos Politicos
de Pedro Fermiri de Vargas.
Charles Morazé "El siglo de la curiosidad" en La Historia general de las ciencias
Volumen II, "La ciencia Moderna" (de 1450 a 1800) Ediciones Destino, Barcelona, 1972,
p.477.
En buena parte, la introducción a Europa de plantas de ultramar desde ci siglo XVI,
propiciO ci establecimiento de Jardines Boténicos. Los holandeses, anexaron un jardin a la
Universidad de Leiden y construycron un invernadero (1599) para proteger las plantas pro-
venientes del Cabo de Buena Esperanra, los que se convirtieron en verdaderos nervios del
imperio holandés de ultramar; también un holandés, Mauricia de Nassau, estableció en

46
asociaciones cientIficas, pero será ci siglo XVIII el que vera surgir en todos los
paises de Europa Occidental, las academias de ciencias; en Francia, sin contar
las academias reales en of siglo XVII se fundaron cinco provinciales y en el siglo
XVIII cuarenta en Alemania, la Academia de Berlin desde 1711 y luego nume-
rosas academias en las Universidades; igual ocurrió en Estocolmo, Praga, Gottin-
ga. Viena, Ginebra, Dublin, Leipzig. Hacia 1790 se estimaba que existlan 220
academias y/o sociedades cientlficas, que intercambiaban experiencias y cono-
cimientos mediante cartas y periódicos y se encargaban de distribuir obras
impresas en forma de recopilaciones, traducciones o artIculos premiados en los
concursos organizados por ellas.
En muchos casos estas academias no eran otra cosa que grupos de investiga-
dotes con idintica inclinación, y a menudo sus miembros unidos por los vIncu-
los de Ia francmasonerIa y la lengua (todavla se utilizaban ci latin y ci frances
12
en sus publicaciones) trascendieron los llmites nacionalcs
Espaf1a, por otra parte. menos inclinada al desarrollo de la ciencia pero no
menos preocupada por la difusión del progreso y de las técnicas que lo acorn-
pañaban, hubo de resignarse no a las academias cientlficas sino a las sociedades
de amigos del pals animadas por un espiritu similar al de las sociedades cientifi-
cas; pero con muy poca ciencia que ofrecer, las sociedades de amigos (la prime-
ra se fundó en 1767 en el pals Vasco) se ocuparon de atrar el interés popular
por ci progreso de las artes, las técnicas y la ciencia; hacia 1789 se hab Ian fun-
13
dado en Espafia unas cincuenta y seis sociedades con estos propósitos - Tam-
bién en ellas se difundió la ciencia y se ofrecieron prernios para los progresos
tecnologicos, pero tenlan todos una preocupación por la econoxnla, que surge,
14
por supuesto del propio carácter de la ilustracián espafiola A diferencia del

Brasil, en 1631 un parque zooiógico y un jardIn botánico y ci primer Centro AstronómicO


y Metereológico del Nuevo Mundo. Rápidamente, Ingiaterra y más tarde Francia, estable-
cieron jardines botánicos. Sin duda para ci estudio y propagación de los productos vegeta-
les encontrados en los dominios europeos, se necesitaban jardines. Desde alli se propagaron
la patata, los productos colorantes, el plátano y toda la variedad de plantas bulbosas con
que America y Asia contribuyeron ala agricultura europea durante el siglo XVIII iosjardi-
nes botánicos se volverán moda entre la aristoeracia europea, pero no es solo cuestiOn de
estética: "La causa de este furor Hortensis fue ci coritmuo crecirniento de la población con
su constante aumento del nilmero de productos principales para la existencia: aziicar, espe-
cies y verduras, aceites, aromiticos para los farmacCuticos, materias fibrosas para La mari-
na, todos, un dIa y otto, se confiaron a los jardines para su aclirnatación". John Anbrey,
por otra patio, calcuiO que entre 1660 y 1691 habian sido introducidas a Europa más de
7.000 plantas exóticas. Sobre esto véase Herbert G. Baker, Las plantas y la cirilizaczOn,
Editorial Herrera Hermanos, Mexico, 1968, especialmente cap Itulos Ill-TV-V.
W. N. G. Armitage Historia Social de la tecnocracia, Editorial Peninsula, Barcelona,
1970, especialmente ci cap itulo 3.
Armitage,op. cit.
Garcia Perez señaia a propósito de los fundadores de las sociedades econórnicas que
"ci sentido práctico de su trabajo llevó a estos caballeros espafloles a cultivar especialmente
ci campo de la ciencia politico y muy especialmente La economfa, pero tanipoco faltO cu-
riosidad por otras materias como la uIsica, la dinámica o la matemética". Guilierrno Garcia
Perez, La econoinla y los reaccionarioS, la inquisición v los econornistas a! surgir la España

47
resto de Europa, los hombres que encarnan la ilustración espanola no son filó-
sofos sino polIticos se preocupan poco por la construcción de sisternas filosó-
ficos y asimilan apenas los nuevos desarrollos de las ciencias de la naturaleza.
El desarrollo del sentido crItico era on canibio orientado a La exaltación de los
"saberes ütiles" frente a los viejos saberes escolásticos de tanto arraigo institu-
cional, universitario y religioso. En esta perspectiva, las sociedades se ocuparon
sobre todo del fomento de la agricultura, de la industria, de los oficios del co-
rnercio, de Ia difusión, introducciOn y experimentación de nuevas técnicas y
por supuesto, del estudio de La economIa poiltica concebida como uno de los
ejes intelectuales de las reformas 15
Ademds de las sociedades cientIficas y de las sociedades económicas de ami-
gos del pals al amparo de los avances de la revolución agrIcola surgirIa otra orga.
nización corporativa, las Sociedades AgrIcolas ;si aquellas se ocupaban de las ideas
filosóficas y cientIficas o de la recién constituida ciencia de la economfa poll-
tica, estas se centraron de una parte, en la difusión de las innovaciones on las
tëcnicas de cultivo. de mejorarniento de razas y semilas y de otra parte, en los
notables avances de la botánica. Las sociedades agrIcolas surgidas inicialmente
on Francia en el siglo XVIII, estaban lejos de ser organismos de representación
de los intereses gremiales o profesionales ' . Se asemejaban a academias cuyos
miembros, mãs bien reducidos, eran nombrados por los intendentes provincia-
les. La primera Sociedad de Agricultura de que se tiene noticia fue fundada en
Rennes en 1756-57, como una suerte de cornité de expertos (Comité de Alien-
to, la denomina Augé Laribé) encargado de dar su opinion a Ia administraciOn
sobre cuestiones agrfcolas de cardcter prdctico. Tres aiios mas tarde, Bertin,
inspector general de Hacienda de Francia, encarga a los intendentes la creación
de Sociedades de Agricultura en todas las provincias, encomendándoseles 1) Ha-
cer pruebas de los cultivos que ten drán éxito en las otras generalidades. 2) ana-
lizar las cenizas y los abonos, 3) criar ganados modelos, 4) estudiar los remedios
que deberlan aplicarse en caso de epizootia, 5) investigar los medios de mejorar
las lanas, 6) hacer cultivar las tierras inciiltas, 7) establecer en cada ciudad un

Conremporánea, Editorial Cuadernos por ci Diálogo, Madrid, 1974, p. 107; por otra parte,
no es del caso aqul adentrarnos en las ideas de la ilustración ni en la forma como aqudllas
se recibieron en Espafia. Sobre estos conceptos véanse los textos ya clásicos de Ernest Ca-
ssirer, La filosofía de [a ilustración, Fondo de Cultura EconOmica, Mexico, 1981 y Jean
Sarrailh, La Espana flustrada en la segundo mirad del siglo XVIII, Fondo de Cultura Eco-
nómica, Mexico, 1974.
Los otros dos ejes, seguin Garcia Lopez, serlan la universidad y los periOdicos,
Garcia Pérez,op. cit., p.117.
En rigor, las sociedades de agricultores como enticlades gremiales comienzan a sur-
gir en la segunda mitad del siglo XIX. La de Francia, fundada en 1867 fue una sociedad
politica de propietarios territoriales en defensa del proteccionismo agrfcola y como medio
de resistencia a la aplicación de las leyes sociales a los agricultores. Por la misma época se
fundO en Inglaterra la "Royal Agricultural Society" (1840), en Alemania la "Bund der
Landvirte (1866) y en los Estados Unidos la "Patrons of husbandry" más conocida bajo ci
nombre de "Grange" (1867). Véase Shepard B. Clough, La evoluciôn econórnica de (a civili-
zacidn occidental, Editorial Omega, Barcelona, 1970, p. 322.

48
depósito de buenos granos para venderlos lo más barato posible, 8) mantener
relaciones con las demás sociedades, establecer una correspondencia activa con
los miembros de la Asamblea y redactar memorias para transmitirlas al Inspector
Genera1' 17 Poco sabemos de La eficacia de estas sociedades, pero no cabe duda
de que ellas sirvieron, al menos en Francia, para difundir los resultados de la
revolución agricola del siglo XVIII, menos por la via de la experimentación que
por La de La traducción de libros y articulos provenientes de Inglaterra.
Marc Bloch ha subrayado suficientemente el papel de estas sociedades en la
asimilación de las nuevas tdcnicas agricolas al referirse a los esfuerzos de aquellos
"cultivadores de gabinete"8 empenados en influir sobre la práctica a través de
libros e insistiendo en que las transformaciones agricolas de las épocas prece-
dentes no iiabIan tenido nunca semejante colaboración intelectual, Bloch escri-
be que "Quien dice historia de las técnicas dice historia de contactos entre
mentalidades. Como todos los otros cainbios del mismo orden, las transforma-
ciones agricolas se abrieron paso a partir de ciertos puntos de irradiaciôn: eran
las oficinas ministeriales o las oficinas de intendencias, pronto pobladas por
hombres afectos a la agronornIa reformada; eran tamblén las sociedades de
agricultura, igualmente ms que medios o fuentes y eran sobre todo los focos
formados en los propios campos por tal o cual propiedad inteligenteniente
19
explotada. La iniciativa raramente procedió de los campesinos" Ciertamente
el siglo XIX no dispone de otros instrumentos de difusión de la técnica agrIcola
distintas a los libros y a las sociedades agricolas (las estaciones experimentales y
las escuelas agronómicas de nivel superior, surgirán solo en la segunda mitad
del siglo XVIII).
No hay ni podia haber segdn se ha dicho en la Nueva Granada sociedades o
academias cientIficas hasta después de La independencia. A imitación de Espa-
fla, el vehlculo de difusión de las ideas de progreso, de la informaciOn sobre las
técnicas agrIcolas y por supuesto de La economIa polltica serdn las "Sociedades
Económicas de Amigos del Pals "y las "Juntas Patrióticas" y adn más tarde La
"Sociedad Democrdtica de Labradores y Artesanos fundada en un principio con

M. Augé Laribe, La Revolución Agr leo/a, Editorial Uteha, Mexico, 1979, p. 44.
Expresión con la que Grimm designaba a los escritores de los primeros libros de
Agronomia en los que se intentaba ante todo traducir con un alcance popular los resulta-
dos de las innovaciones técnicas. Sara preciso recordar los Annals of Agriculture, revista de
difusiOn fundada por Arthur Youngen 1784, at Essay of the Principles of Filage and ye-
getations de Jethro ThIl escriro en 1 733 en Inglaterra, los principles of national Agriculture
y Introduction to the knowledge of english Agriculture, de Albrecht Thaer (1798) en Ale-
mama, los Essay of field husbandry (1748), de Jared Elliot (1748) en Norteamérica y
por supuesto los franceses, Traité de la culture des terres suivant les principes de M. Tull,
Anglais y Obsertat ions sur Divers Moyens de Soutiner et D 'encourager L 'Agriculture, .le
Duhamel du Monceau, escritos en 1750 y 1761 respectivamente para darse cuenta del am-
plio movimiento de difusidn (por la via de articulos y libros) que despertó la revolución
agricola en Inglaterra. Véase E. Justin Les societes royales d'Agriculture an XVIII Siecle
saint 10, 1935 y Marc Bloch La historia rural francesa, Editorial CrItica, Barcelona, 1978,
capItulo VI.
Marc Bloch, op. cit., p.484.

49
aquellos propósitos orientndose luego exciusivamente a la lucha poiltica. Serán
estas sociedades y los hombres que las conformaron, los que percibirán la dra-
mática brecha técnica que separa a la Nueva Granada de Europa y las que in-
fructuosarnente se darlan a la tarea de prornover el esplritu de modennización
capaz de poner a tono la economia neogranadina con las nuevas realidades de
la economla internacional. Por lo demás, como ya se anotó, estas organizacio-
ties no podlan tener otro carácter que el de conformación de elites intelectua-
les; habrá que esperar en Europa hasta la segunda mitad del siglo XIX y on Co-
lombia hasta coniienzos del siglo XX, para ver aparecer organizaciones gremia-
les con propósitos de defensa de los mtereses de grupo o de clase.

2.— Las Sociedades Económicas de Amigos del Pals y las Juntas


PatriOticas

Siguiendo los ejemplos de Espana en la segunda mitad del siglo XVIII, res-
pecto a la fundación de sociedades económicas, cuya fmnalidad era, como ya
anotamos, impulsar las obras dtiles y prácticas especialmente la agricultura, la
industria y el comercio (por lo demás también hablan empezado a constituirse
en Francia, Suecia y otros palses) 20 se inicia en la Nueva Granada un vivo mo-
vimiento tendiente a propósitos similares. En 1781, el presbltero José Londono
Piedrahita, solicita al i4rey se le conceda fundar en Medellln una "Sociedad de
Amigos del Pals"; anota que se halla con considerables bienes de fortuna y
quiere emplearlos en beneficio de su patria, fomentando "la agricultura, la in-
dustria y la aplicación al trabajo como fundarnento on el que estriba la felicidad
de los estados y pueblos". El virrey Flórez concede la licencia atendiendo al
también benéfico objetivo de Ia sociedad. En 1781, segi'in informa Pedro Fer-
mlii de Vargas, se intentó fundar en Cartagena una sociedad económica con el
nombre de "Sociedad de Amigos del Pals de Turbaco", para intensifIcar el cultivo
del algodon. Se recolectaron con este objeto $1 .000, pero el proyecto no se
realizó por faita de apoyo 21
En septienibre de 1784, nace en Mompox la "Sociedad Económica de Ami-
gos del Pals", en la casa del teniente coronel Gonzalo José de l-loyos, de la cual
forman parte entre otros José Ignacio de Pombo, Antonio de Narváez y Latorre,
Juan Antonio Gutiérrez de Pifieres, Vicente Muñoz, Matias Ruiz, el alcalde
Pedro de Olmedo y otras personas de Mompox, quienes a su vez nombran corno
socios honorarios y correspondientes a Mutis y a los obispos y gobernadores de
Cartagena y Santa Marta. El objetivo principal de Ia sociedad, es fomentar el
cultivo del algoddn, creãndose un premio de $25 para el que logre la mejor Co.

Seguirnos aqul principalmente el texto de Juan Manuel Pacheco, op. cit., p. 72 y ss.
Pacheco, op. cit. - bc. cit.

50
secha y proponiéndose hacer un estudio de geografIa económica sobre las pro-
vincias de Cartagena y Santa Marta .
Manuel del Socorro RodrIguez sugiere por otra parte en el Papel PeriOdico
Ilustrado en junio de 1791, la fundaciôn de una Sociedad de Amigos del Pals
en Santa Fe. Sus propósitos se encaminarian al fomento de la industria, de la
agricultura, del coniercio y de las artes; se podrlan ofrecer premios para Ia ju-
ventud interesada en el progreso del pals y "constituir fondos para dotes de
doncellas pobres". De nuevo el propio Tadeo Lozano, en 1801, en El Correo
Curioso "Informa sobre lo ütil que serla en este Reino el establecimiento de
una Sociedad Económica de Amigos del Pals", sehalando como objeto prirnor-
dial el fomento de la agricultura '"Ia primera y más noble de todas las artes,
mejorando la calidad de los frutos por rnedio de observaciones y experimentos,
procurando perfeccionar Ia industria artesanal".
Pedro Fermln de Vargas por su parte, propone fundar también una "Sociedad
Económica de Amigos del Pals" no solo en Santa Macta, sino en Cartagena, Po-
payán, Quito, Caracas como "el primer medio que se presenta y el ánico que
debe ernplearse, desde luego para el adelantamiento de la agricultura". Propo-
nIa Pedro Fermin de Vargas, que se apelara al espIritu de todos los pdrrocos y
las gentes acomodadas, proponidndose como premio a aquellos que supiesen
dirigir sus talentos o sus caudales a beneficio general". Pedro Fermln de Vargas
sefiala además que "las conexiones de estos cuerpos, es decir los de las socieda-
des econOmicas facilitarlan reclprocaniente los conocimientos necesarios sobre
cultivo y propagación de varios frutos y entabtarian el cambio de seniillas tan
interesante al ramo de la agricultura y jardinaje"
"De los fondos de la sociedad, dice, se sacarla lo necesario para comprar en
Europa modelos de aquellas máquinas que son mdispensahles para la perfec-
ción y adelantarniento de la agricultura y de aquella industria propia del pals.
Igualmente, se podrlan pensionar del mismo fondo sujetos de ingenio e inven-

José Consuegra El pensarniento económico Colombiano Editorial Plaza y Janés,


Bogota, 1984, p. 31. Consuegra concede a esta sociedad el honor de set la prirnera de tales
sociedades fundada en America Latina a la que segün él, siguió la de Cartagena en 1784.
De acuerdo con Consuegra "Las primeras iniciativas de estas agrupaclones fueron la bus-
queda de un mayor rend imiento en los sembrados a través de La selecci6n de semillas, estu-
dio de los suelos y estimulos especiales a los campesinos, se garantizaban precios de susten-
tacibn y se recompensaron a los inventores y usuarios de máquinas para ci procesamiento
de materias primas. Y con vision latinoamericanista, La Junta del 28 de noviembre se corn-
prometia con la publicacibn periOdica de sus acuerdos para que se hagan püblicos y espar-
ian en este reino y los demás de America por lo que conducirá al bien del Estado y utill-
dad coniOn, estimulando los énimos en estos vastos dominios" (p. 32). Lanientablemente
Consuegra no cita las fuentes de su afirmación, pero es poco probable que la Sociedad
hubiese tenido propOsitos como los anotados frente a aspectos tCcnicos que, como las
serniilas niejoradas son del siglo XIX o las "miquinas procesadoras de materias primas"
que se inventan después de 1830, La irnaginaciOn, sin duda, no puede if tan lejos.
Pedro Form in de Vargas Pensamientos politicos y memorias sobre la población del
Nuevo Reino de Granada. Editorial Banco de la RepOblica, Bogota 1953, p. 24; nOtese que
Vargas encabeza sus "medios de perfeccionar la agricultura en ci reino" con esta propuesta.

51
ciOn, que hiciesen viajes a las colonias inglesas y francesas y observasen en ellas
lo mejor y más a propósito al adelantamiento del Reino para plantificarla a
su vuelta en aquella parte que se conceptuase mds perdnente" . Propone tarn-
bién, visitas a las provincias unidas de Norteamérica, el establecirniento de pre-
mios al beneficio de los granos especialmente el trigo; igualmente se debIa ocu-
par aquella sociedad económica del cultivo de la grana, del anil, del algodón,
del café, del cacao, de los aziicares y "de multitud de otros artIculos que per.
feccionados con el tiempo darIan odupación a gran nürnero de familias". Casi
presintiendo las diflcultades de su propuesta, decla: "Pero por rnás afianzada
que contemplemos la agricultura con el establecimiento de la "Sociedad Patrió-
tica de Amigos del Pals", si el cornercio no favorece Ia extracción de frutos, no
hay que esperar adelantamiento. Un pals compuesto de labradores y destituido
de tráfico, serd el rnás pobre de cuantos se conocen y necesitaria de un terreno
inmenso para mantener una población ldnguida y débil. La Inglaterra que aca-
so es el pals de mejor agricultura en Europa ha mantenido y mantiene su la-
branza en tan buen estado desde que se concedieron preniios a los cornerciantes
de granos que los extrajesen fuera de aquella isla; y esta providencia, que al
parecer dehia escasearlos y encarecerlos, produjo un efecto totalmente contra-
rio, habiëndose aplicado los labradores con más ahmnco con la seguridad que
ten Ian del despacho de sus frutos. La Inglaterra pues, en lugar de surtirse, como
anteriormente, de granos de los paises septentrionales, abastece boy de ellos
a gran parte de Europa 21
La Sociedad, en efecto, se fundó en Santa Fe gracias a Mutis. El virrey Men-
dinueta, dio su aprobación el 25 de noviembre de 1801, teniendo su primera
sesión el 10 de diciembre. En ella dio cuenta Mutis de los objetivos de la Socie-
dad, se leyó un proyecto de estatutos y se nombraron cuatro comisiones para
proponer las modificaciones convenientes a estos. Entre los miembros de la
sociedad se encontraban José Maria Lozario, Andrés Rosillo, Diego Tanco,
Jorge Lozano, José Acevedo, José Ignacio de San Miguel, lgnacio de Vargas,
Pedro Grot, José Santamarla, Eustaquio Galavis, Luis Caicedo, Fernando Cai-
cedo, Pedro Velastra, Miguel de Isla, José Martin Pietro, lgnacio Tejada y Dio-
nicio Tejada. En los estatutos de la Sociedad, se determmaban como objetivos
de esta:
1 .- La agricultura y cria de ganados,
La industria, comercio y policla,
Las ciencias itiles y artes liberales.

Se elegia ademds, por patrona de la Sociedad a la Inmaculada Concepción


Sus socios serlan de varias clases: nurnerarios, acadérnicos, alumnos, corres-
ponsales y meritorios. En las juntas generales se leerIan los estudios presentados
por los socios.

Pedro FerrnIn de Vargas, op. cit., p. 25.


Ibid. p. 27.

52
Anualmente se otorgarIan nueve premios: tres de agricultura, tres de indus-
trias y tres de literatura. Cada dos o cuatro meses se publicarIan las memorias
de la Sociedad con el extracto de lo más importante de las actas, las memorias
o los discursos dignos de publicarse, los elogios de los soberanos, de los socios
protectores y socios fallecidos y las noticias de los progresos en agricultura,
industria, ciencias y comercio
Mutis, por otra paste, en su discurso de instalación de la Sociedad no dejaba
de anotar, al igual que Pedro Fermmn de Vargas, que si bien los primordiales
propósitos de la Sociedad debIan ser "las principales ramas de agricultura, crian-
za de ganados y oficios" poco o nada se ganarIa si estas ideas no "se acompafla-
ren de otras en adelante tan benëficas a la del comercio libre (que) estrecharan
mejor los vInculos de comunicación recfprocamente comerciante entre la ma-
27 Tanto Mutis como Vargas, no hacIan mds que constatar
triz y SUS colonias"
aquello que sus contemporáneos insistentemente subrayaban: la falta de canales
de comercio y la iricapacidad de la Nueva Granada para asimilar los logros tee-
nicos de la revolución agrIcola . Veremos más adelante, a propósito de las
dificultades para acortar la distancia técnica con Europa, cómo esta imposibili-
dad de asimilación, rnds que obedecer a la carencia de elementos que promo-
vieran la difusión, respond ía a la propia naturaleza del orden social colonial. De
cualquier forma, la misma preocupación persiste en los míiltiples intentos pos-
teriores por crear sociedades, juntas y aün periódicos a través de los cuales pu-
diera promoverse el progreso técnico en la agricultura.
AsI, en ese mismo aflo de 180 l,se trató de fundar la "Sociedad Patriôtica de
Popayin";Caldas escribia a su amigo Arroyoque: "Aquiseha pensado también
en una sociedad patriótica y se habian acalorado muchos sobre este particular.
El P. Fuentes y don Tomás Quijano la han promovido mucho y yo no he deja-
do de ayudar, haciendo alistar a mis amigos, pero apenas son pensamientos y
29
dudo, pueda tomar forma o ilegarse a establecer" Despuës de la independen-

Véase J. M. Pacheco, op. cit., y Federico Gredilla, (quien transcribe los estatutos
de la Sociedad) Biografia de José Celestino Mutis con la relación de su eiaje y esfudio prac-
ticado en el Nuevo Reino de Granada, Editorial Fontanet, Madrid, 1911.
Discurso de José Celestino Mutis en is instalación de la Sociedad Patriótica de Ami-
gos del Pals, diciembre lOde 1801, transcrito en Mutis, la expedición botánica. Documen-
tos Ancora Editores, Bogota, 1983, p. 170 y ss.
Véanse referencias similares en Antonio de Narváez y Latorre y José lgnacio de
Pombo, Escritos de dos economistas coloniales, rccopilación de Sergio ElIas Ortiz, Banco
de la Repithlica, Bogota, 1958, y Antonio Nariño, Ensayos dean nuevo plan de administra-
don del virreinato de la Nueva Granada, Academia de Flistoria, Bogota, sin fecha. También
Francisco Silvestre, Descripción del Reino de Santa Fe de Bogota, Ediciones Universidad
Nacional, Bogota, 1968; para referencias adicionales véase Armando Pomarico y Manuel
Salgado. Un esquema de la economla y ci pensamiento económico, 1750-1850, tesis de
grado, Universidad Externado de Colombia, Bogota, 1979. Es de observar que ni los pensa-
mientos politicos, ni is memoria de Pedro FermIn de Vargas, se difundieron antes de la
independencia, pero son un indicio de la madurez que los criollos hablan logrado en la
forrnulación de un pensamiento propio.
Utado por Pacheco, op. cit., p. 75.

53
cia los esfuerzos no serán menos persistentes. Safford refiere la fundación de
una Sociedad Patriótica de Amigos del Pals en Cartagena fundada a fines de
1831 y una Sociedad similar en Panama que estuvo activa entre 1834 y 1835.
La Sociedad de Cartagena creó, incluso, un periódico denominado La Abe/a
de Cartagena, con el propósito de "diseminar los conocimientos (stiles"30 .
Tambin, Ospina Vásquez informa de una sociedad patriótica para el fomen-
to de la riqueza ptiblica, que llego incluso a investirse con una dignidad consti-
tucional (Constitución de Cundinamarca 1811), en la que se decIa: "Deberá esta-
blecerse cuanto antes en la capital una sociedad patriótica, asl para promover y
fomentar esos establecimientos (escuelas) en ella y en toda la provincia como
para hacer otro tanto en razOn de los ramos de ciencias, agricultura, industria,
oficios, fábricas, artes, comercio, etc."
En 1819 ci propio Bollvar estableció por decreto constitucional las "Juntas de
Agricultores" cuyos miembros deberlan ser elegidos por todo el cuerpo de culti-
vadores de cada region. Dicho decreto declaraba que, era obligacion de las Jun.
tas "prornover Ia agricultura en todos sus ramos, procurar el aumento y mejora
de las crlas de ganado caballar, vacuno y lanar, presentar al pueblo proyectos
de reformas y mejoras extendiëndolas de todos modos hasta hacer vulgar ci
conocimiento de todos los principios cientIficos de estas artes y fadiitando la
adquisicion de libros y manuscritos que ilustren al pueblo en esta parte, animar
a los propietarios y ricos hacendados a que aprendan el cuitivo del aflil, cafe,
cacao, algodon, lino y grana, del olivo y de la vid, detailándoles los terrenos
que ofrezcan más ventajas para cada una de estas plantas y premiar debida-
mente a los que aventajan en cualquier género de cultivo, aniniar y dar acción
al comercio mterior y exterior por medios semejantes a los anteriores y otros,
preparar y abrir caminos cómodos y breves por si mismos o por contrata, fa.
ciitar el tráfico con establecimientos de mercados e inspirar, sobre todo, la
buena fe y religiosidad al cumplimiento de las contratas y obligaciones" n
Estas juntas, que también ejercIan funciones judiciales diversas, operaban
como consulados de comercios y se las dotaba de algunos escasos recursos
econOmicos n•

Frank Safford; The ideal of the practical: Colombia's Struggle to form a technical
elite, Austin, University of Texas press, 1976, p. 65.
Véase Uldarico Rozo, El Libertador y la agricultura, Revirta Nacional de .4gricul-
tore, serie 10, año 9, julio de 1914, No. 121, volumen 10.
Obsérvese que desde Mon y Velarde en Antioquia, se habia intentado algo similar
a! proponer la creación de Diputados de Agricultura, encargados de ilevar un censo de los
agricultores de cada jurisdicción y de revisal las cementeras de tiempo en tienipo para mars-
teneT una produccidn que conjuraran las escaseces. Propuso pucs que tales juntas concedie-
ran premios y gratificaciones a quienes usaran el arado e implantaran nuevos cultivos. Via-
se Patiño Victor Manuel. Historia de (a actis'idad agropecuaria en America equismoccial,
Call, Imprenta Departamental, 1967, p. 345.
Por lo demis, deben distinguirse estas sociedades de aquellas asociaciones de caráctcr
comercial o empresarial que bajo la misma denominación, surgen con alguna frecucncia
desdc los años veinte del siglo XIX. Asi por ejemplo Bushnell registra que hacia 1825, la

54
De este apretado resumen sobre las sociedades económicas y Las juntas patrió-
ticas es poco lo que puede concluirse sobre sus logros y su eficacia. Queda ape-
nas la constatación, antes y durante la independencia, de un persistente interés
por introducir la revolución agricola en la Nueva Granada a través de los penã-
dicos, de los intercambios personales de información y de diversos estImulos
que expresaban la preocupación por los progresos materiales, que al menos en-
tre los ilustrados neogranadinos, ocuparIan un primer piano entre los factores
que habrIan de transformar la sociedad, y on particular ci fomento de la
agricultura. lIabIa en cue quizás, una inocultable inclinaciOn fisiocrática que
a través de la fuerza que esta escuela habla adquirido en Espafla33 , acabó im-
poniéndose en la Nueva Granada; pero ademds, estaba la percepciOn de que las
raices del progreso no podian encontrarse en lugar distinto a la agricultura.
Pedro Fermin de Vargas lo expresa con precisiOn "El cuerpo politico, dice, es
comu un árbol cuyas raIces son la agricultura, ci tronco, la población y las
ramas, hojas y frutos, la industria y ci comercio"34 .Expresiones similares pue-
den encontrarse en José Ignacio de Pombo, en Antonio de Narváez, en José
Manuel Restrepo, y on todos los que escribieron sobre la economIa de aquellos
aflos 35 Con todo estas preocupaciones no podIan pasar de la difusián de ma-
teriales escritos. José Maria Cabal iogró formar una biblioteca especiaiizada en
agricultura; en El Correo Curioso se publican artIculos prácticos sobre of cul-
tivo del tnigo, en ci Seminario artIculos sobre ci cultivo de la cafla; se difun-
de ei Seniinario de Agricultura y Artes publicado en Espafia desde 1777 y
se hace adquirir por los párrocos ci Diccionario de Agricultura del Abate
Rozier para que difundieran "las luces que contiene entre sus feligreses"36 . Pero
estos esfuerzos no podian fructificar. Dc un lado, estaba de por medio la resis-
tencia pasiva, recelosa y no pocas veces hostil del medio en quese desenvolvie-
ron; de otro, ci peso de la guerra de independencia en que aquellos promotores
del progreso tuvicron quc jugar un papel decisivo y luego después de la indepen-
dencia, un Estado cconómicamente débil y carcnte de instrumentos para pro-
mover los cambios, pero sobre todo, estaba la presencia de una estructura
social y productiva cuya rigidez hacIa imposible cualquier asimilación de los
adelantos técnicos.

firma Gold Smith and Company y otras firmas interesadas e incluso algunos miembros del
parlamento, organizaron la Compañia Colombiana para la Agricultura, cuyo presidente fue
Manuel José 1-lurtado. Dcspués se transformó en la Asociacidn Colombiana para la Agricul-
tura, que logró trabajando con algOn esfuerzo, colocar colonos en las tierras del Estado a
las que tenIan Iegalmente opcin. Véase David Bushnell El regimen de Santander en la
Gran Colombia, Editorial Tercer Mundo, Bogoté, 1966, p. 171.
Véase Jean Sarrailh, op. cit.
Pedro Fermmn de Vargas, op. cit., p. 95.
Abundantes referencias pueden encontrarse en J.M. Pacheco, op. cit., p. 82 y ss.
Pacheco, op. cit., P. 85.

55
3.— La Brecha Técnica en la Agricultura

El interés por los asuntos económicos surgido al impulso de La ilustración, p0-


nha al descubierto, entre los pensadores de entonces, el atraso econOmico del
virreinato. Las descripciones son sombrias. "Todo se halla atrasado, escribIa
don Pedro FermIn de Vargas, y el estado actual del reino dista poco del que ha-
ilaron los conquistadores en sus prirneras invasiones. Una inmensa extension de
territorio desierta, sin cultivo y cubierta de bosques espesIsimos presentó en las
mismas costas la imagen del descuido, de la ignorancia, de Ia ociosidad más
represibles"37 . En cuanto a la agricultura, se constata la insuficiencia de pro-
ductos, las dificultades por su comercio, el descuido de los cultivos, el ausentis-
mo y la incuria de los propietarios, pero ci acento no deja de ponerse en La
enorme brecha que separa la agricultura neogranadina de la europea; casi todos
los testirnonios son coincidentes en que Ia tecnologla agrlcola escasamente so-
brepasa los niveles de la agricultura indigena pre-hispánica a los de La edad
media espafiola -
Pedro Fermln de Vargas, quien con mayor precision y con mayores deta-
Iles, elaborO un diagnOstico del estado de la tecnologIa a fines del siglo XVIII,
nos proporciona una descripcion rica en sugerencias: "A excepciOn de los luga-
res inmediatos de Santa Fe y algunas de las provmcias de Tunja, en las que ila-
mamos tierra frla en todo lo demás del Reino no se conoce el uso del arado.
Aiin en aquellos parajes, no se valen de ellos para sus siembras, y muchos se yen
obligados, a fabricarlos de niadera, como sucede en Tequia,en algunas partes de
Antioquia y otros lugares, por no tener medios con qué comprar ci hierro. La es-
casez de éste, hace también que los artIfIces trabajen imperfectamente sus obras,
viniendo a ser la falta del hierro casi la causa final de la poca agricultura e
industria que tenenios, pues cuaiquiera concibe fácilmente lo poco que se pro-
fundizarl y compondrd la tierra con arados de madera. A esta imperfeccion de
instrumentos de labor, se sigue la del modo de sembrar, pues estas gentes jams
recogen las semillas, jamas las cruzan alternando las diversos temperamen-
tos, jamás toman aquellas precauciones que en Europa se usan para que no dege-
neren los granos y demás semillas. Dc estas, las que trajeron los prirneros con-
quistadores por órdenes de la corte que velaba en aquel tiempo por ci bienestar
de estas colonias, han prevalecido maraviliosamente on los temperamentos aná-
logos a su construceión respectiva. Pero desde aquel tienipo, no se han traldo
otras que las de algunas hortalizas de que, por Ia mayor parte, estamos bien pro.
vistos. En punto de frutas tenemos muy poco; sin embargo, de que como ilevo
dicho arriba, se podrlan cultivar en los diversos temperamentos del Reinolasplan-
tas europeas. No hay pals, en donde La labranza tenga alguna aceptaciOn, que no
procuren sus habitantes abonar ci terreno destinado para granos, con esti6rco-

Pedro Fermin de Vargas, op. cit.


Véanse al respecto las consideraciones de iaime Jaramillo Uribe Etapas y sentido
de la historia de Colombia; en Colombia hoy. Ediciones Siglo XXI, Bogota, 1978 p. 22.

56
les, cenizas, cal y otras varias cosas que la experiencia nos ha ido ensenando,
ser a propósito, para mejores frutos. Esta prctica tan comdn, se desuida casi
del todo en el Reino y sOlo se pone tal cual cuidado en no perder el estiércol de
ovejas, en aquellas heredades en donde las hay Sin duda don Pedro FerrnIn
de Vargas seflala en este texto, cuáles eran las limitaciones esenciales de la técnica.
Sin herramientas, sin abonos, sin semillas, sin métodos adecuados de cultivo,
era poco lo que la agricultura podia prosperar. Pero establecIa además don Pe-
dro Fermin, una distinciOn esencial; dice: "Volviendo al asunto de agricultura,
se maniflesta claramente que silos frutos propios de estos territorios se hallan
tan prodigiosamente abandonados, cuanto más lo estarán los que necesitan
alguna cultura regular y son propios de otras regiones. En prueba de esta ver-
dad, se pueden traer los olivos de la Villa de Leyva en jurisdicción de Tunja.
Estos árboles plantados asI poco tiempo después de las conquistas, producen
aceitunas de muy buen gusto aunque pequefias. Semejante producciOn mere-
cerIa mayor cuidado del que hoy tiene, pues me halo informado que los oh-
vos no son podados, ni se han sembrado otros de nuevo, ni aquellas cuidan de
aderezar las aceitunas o extraer aceite de ellas. La pequeflez del fruto, es pro-
bable que provenga más bien del poco esmero en cultivarlo que de la calidad
del terreno que, al parecer, es muy a propôsito. Estos ramos que pertenecen a
la agricultura del Reino, deberán atenderse con particularidad si se quiere sa-
car algOn partido ütil de esta colonia. Dejándolos en el pie que hoy tienen,
jamás producirán ventajas considerables y será preciso comprarlos al extran-
jero, cuya población y fuerza crecerian con conocido peuicio del Estado. Los
demás ramos del campo, o no se conocen aqui o solo se cultivan débilmente
en una u otra provincia 40
Francisco José de Caldas, por su parte, después de seflalar a la agricultura
"como la primera de las artes y la más iitil al género humano", de hacer refe-
rencias a la revoluciOn agricola europea, al desarrollo de la agronomIa y de
hacer una sintesis de sus observaciones sobre la meteorologia y el calendario
rural del Nuevo Reino, nos proporciona una imagen de los métodos de cultivo:
"En las tierras calientes no se usa el arado, ni tal vez convendrIa.
En medio del verano, se prende fuego al monte que se ha derribado y sin
otra preparaciOn se siembran el maIz y demás granos; las cenizas fecundan ad-
mirablemente ha tierra. Hay lugares donde a los cuarenta dias de sembrado, se
coge ci niaIz en estado de servir de alimento aunque no se haya acabado de
sazonar". Tanibién en las tierras cálidas, sigue diciendo Caldas, es esencia.lisi-
mo aprovecharse del verano para quemar los prados naturales compuestos de
varias especies de grano; por este medio se himpia la tierra y se fertiliza volvien-

Pedro FermIn de Vargas, Pensamienros politicos y memorias sobre la población del


Nuevo Reino de Granada, copia hecha sobre los manuscritos originales de la Biblioteca
Nacional de Bogota, por Manuel Jose Forero, publicaciones del Banco de la Repiiblica,
Bogota 1953, pp. 19y 20.
Thid, p. 23.

57
do un retoño utiIsimo para los ganados. El fuego es el principal agente de la
agricultura en estos paIses; éI suple por las labores y demás abonos y vuelve
a Ia tierra los principios de fecundidad. La naturaleza del suelo hace preferi-
ble este mtodo" 41
Don Antonio Nariiio, por su parte, establecIa en detalle las modificaciones
técnicas a que debIa someterse la agricuitura neogranadina: "Que se destruya
el antiguo y bárbaro sistema de que un potrero sea para cebas de ganado, otro
para crIas, este para yeguas, aquel para siembras de ésta o de la otra semilia.
Cada potrero debe cercarse por separado de calicanto para que no se roben
los ganados, ni estos se desmanden y pierdan. Se variará ci curso en los riegos
para darles buena direcciOn; se labrarán fuentes para bebederos; se plantarán
áiboles frondosos para dar abrigo y sombra a los ganados; se desterraran los
arados que aün asI la costumbre ha mantenido y se sustituirán en su lugar las
sembraderas de Lucatelli tiradas con mulas para abreviar ci trabajo y ahorrar la
sernila y, finairnente, se dividirán los potreros en tantas partes cuantas fueran
necesarias para que en cada uno pueda haber a un mismo tiempo siembras,
crIas y cebas de ganados, construyendo molinos aunque sea de viento para que
no haya que Ilevar a moler los trigos a otra parte y se empiearán tantos sirvien-
tes en cada uno, cuantos se empleaban antes en toda la hacienda a fin de que
todo esté bien servido"4 .
Además de Pedro FermIn de Vargas y Antonio Nariflo, tambión don Anto-
nio Narváez y Latorre, don José Ignacio de Pombo y otros, hacIan observacio.
nes siniilares
TodavIa hacia 1823, Miffien haciendo observaciones sobre las inmediaciones
del Alto Magdalena, sefialaba las vicisitudes de una agricuitura que dependfa
fundamentalmente del clirna. En las épocas de verano, podIan verse los campos
agotados, el deterioro de los pastos, ni siquiera rastros de hierba; decia Millien:
"Todo está rnarchito por aquI en esta época que los europeos ilamamos prima-
vera. La escasez atormenta por igual a los hombres y al ganado; ci banano es su
Unico alimento y unas cuantas cailas de azUcar constituyen un festIn, que le
hacen olvidar los calores, eneinigos de la salud" '.
Observaba que se quemaban las malezas para sembrar posteriormente; se
quemaban también los bosques para plantar ci maIz o Ia cafla de azücar y ad-
vertIa: "Menos ingeniosos que los africanos, los habitantes de esta region dejan

Francisco José de Caldas, 'Discurso sobre el calendario rural del Nuevo Reino' en:
Obras, Universidad Nacional, Bogota, 1966, p. 30.
Antonio Narffio, Discarso para la apertura del Colegio Electoral el 13 de junio de
1813, Universidad Nacional, Bogotli, 1966, p. 130.
Ver entre otros, Antonio Narváez y José lgnacio de Pombo, op. cit. Véase tanibién
José Manuel Restrepo, Diana politico y militar, Imprenta Nacional, Bogota, 1954, volu-
men I, p. 308. Pueden verse diversas referencias en las relaciones de mando de los vbreyes
de la Nueva Granada, Memorias Ecanómicas, Edición preparada por Gabriel Giraldo Jara-
millo, Banco de la Rep(iblica, Bogota, 1954.
Véase Gaspar Theodore Millien, Viaje por la Repithlica de Colombia en 1823, lii-
bioteca Popular de Cultura Colombiana, Bogota, 1944, p. 226.

58
que sus ganados se vayan debilitando poco a poco en vez de buscar, como lo
hacen aquellos, en las ho] as de los árboles un pienso que les permita soportar
ci tránsito tan terrible de la sequla a las lluvias" 45 -
Y conclula con la misma percepciOn de aquellos que treinta anos antes ha-
blan hecho observaciones similares: "En resumen, desde el punto de vista de las
artes y de la industria, el pals vivla en ci mismo estado de adelanto que Europa
en tiempos de Fernando y de Isabei'"'.
Segin se sabe, en la America pre-hispánica se utilizaban la madera, ci hueso
y otras partes de anirnales, la piedra y elementos de metal. Ya para comienzos
del siglo XVII, la provisiOn de herramientas se hacla por los españoles. Más
tarde, se dio entrada a la producciOn de herramientas provenientes de los pal-
ses bajos, de Alemania y de Francia, hasta la primera mitad del siglo XIX, don-
de predominaron en ci mercado de la Nueva Granada los productos ingieses
y también norteamericanos. Sin embargo, algunos instrumentos de labranza de
cobre Ilegaron a elaborarse durante el perlodo colonial. En ci siglo XVIII, se
fabricaban en Ocalia cuchilios, navajas y tijeras; en Ibagué se haclan objetos
de cobre tales como pailas y se fabricaban estribos en Caloto, aunque esto es
improbable y tambien se registra que algunas piezas de hierro se confecciona-
ban ya en tierra firme. Los europeos introdujeron algunas herramientas y iti-
les; herramientas de cavar como barras, palas, picas, azadones, almocafres y ar-
cubs; aigunas herramientas cortadoras como hoces y guadalias, aigunas herra-
mientas enastadas para usos especiales como aradas, rastras y rastrillos. Sm
embargo, estas herramientas tuvieron dificuitades en la extension geográfica
con que fueron utilizadas. En las regiones calientes, donde continuO predomi-
nando ci sistema de siembra con quema, no prosperO ci uso de arado y más
bien se siguieron prefiriendo ci machete y ci hacha en la preparaciOn de tierras
y cultivos. Solo algunos años despuës de la guerra de independencia, se desper-
to el interés por la arada mecánica 47
En cuanto a las formas de abonar la tierra, puesto que se cultivaba por el
sistema de rastrojo alternante para contrarrestar las malas yerbas, esto bastaba
para mantener la fertiidad del suelo en un nivel más o menos estabie. Las cafias
de maIz y los tallos de las leguminosas cultivadas, remanentes de la primera
cosecha, se esparclan en ci terreno para la segunda y asl sucesivamente.
Al contrario de la agricultura europea, los excrementos humanos no parecen
haber sido de uso frecuente como abono de las tierras; ci estiércol y la orina,

Véase MUllen, op. cit. P01 lo demás, ci proplo Pierre Villar ha hecho interesantes
consideraciones sobre las relaciones entre el clima y la actividad agricola para situar ci pro-
blema en términos del desarrollo de la técnica. Véase Pierre Villar, Reflexiones sobre is cri-
sis de tipo antiguo, desigualdad de las cosechas y subdesariollo, en Pierre Villar, Economia,
derecho, historia. Ediciones Ariel, Barcelona, 1983.
Ibid, p. 234. Véase especialmente ci libro de Molien, capItulo 10, para una descrip-
cin sucinta del desaxrollo de la agricultura después de [a independencis.
Victor Manuel Patiflo, Historia de la actividad agropecuaria, Call. Imprenta departa-
mental, 1967,p. 296.

59
por otra parte, tan frecuentes en Europa, parecen haber tenido liniitada aplica-
ciOn en America por las caracterlsticas extensivas de la ganaderla y el poco
uso de los establos.
"Del n-iismo modo que en la época pre-hispánica on America durante la
epoca colonial, cuando un terreno destinado a cultivos alimenticios cornunes
no producla bastante, se abandonaba al barbecho y se toniaba otro" 48 .
Para cultivos horticolas se usó el estiércol de animates colocado superfIcial-
mente. Tambin el bagazo y demás desperdicios se podlan usar como abono.
No consta que se hubiesen empleado en el perloclo colonial, ni atln en el repu-
blicano, correctivos del suelo tales como la cal, el yeso y otros. El uso de la ce-
niza como fuente de potasa, parece haber quedado restringido a las huertas y
jardines.
La alternancia de terrenos por otra parte, fue caracterlstica del uso del suelo
en vez de la alternancia de cosechas en el mismo terreno; aquello por supuesto,
era compatible con la amplia disponibilidad de tierras en un pals casi vacio. En
muchos casos era más sencilo construir un nuevo rancho que continuar desyer-
bando un cultivo enmalezado por varios años continuos de uso 49 .
A diferencia de la econornla europea, se apeló a los cultivos mixtos, es decir,
a Ia asociación entre dos plantas, siendo habituales, por ejemplo, la asociación
de malz y frljol. De hecho, "la duracián de un cultivo en un lugar dado estaba
condicionada al nacimiento de malezas y de rastrojo, cuya erradicación se hacla
diflcil con los Utiles a disposicion del indfgena y por la competencia que las
plantas adventicias sobre todo las gramlneas, haclan al cultivo principal; esto
ilevaba a cambiar cada varios años el sitio del cultivo"50 .
For lo que hace a los pastos siempre habia forraje disponible por lo que la
ganaderla no requirió durante mucho tiempo, de pastos artificiales o plantas
forrajeras. "Las yerbas se hacen tan altas (que), engordan el ganado admira-
blemente, pero dan carnes inslpidas. Las crlas de todos los animales, por la
exuberancia de la yerba, se hacen mayores que sus padres aunque coman solo
yerbas sin cebada y otro grano" 51 . Cabe anotar que, aparte de la introducción
de algunas leguminosas forrajeras como la alfalfa y el trébol que sOlo se difun-
dieron en climas frlos, los espafioles no intentaron hacer mejora alguna en los
pastos nativos. La erla librada casi a las fuerzas de la naturaleza y la siembra
artificial de pastos es tardla; solo a mediados del siglo XIX empiezan a introdu-
cirse pastos. For supuesto, el corte de yerba para dar como pienso, representaba
una práctica no intencional de mejoramiento y conservaciOn de los pastos. Asl
pmis, los ganados herblvoros introducidos por los europeos hailaron en Amen-

Hermes Tovar, Recursos técnicos en el desarrollo agrIcola de La actual Colombia


durante el perlodo colonial, mirne6grafo, Bogota, 1982, P. 4.
VIctor Manuel Patiño, op. cit., p. 119.
Victor Manuel Patiño, Planter cultivadas, Polumen III fibres medicinales, misceli-
near, Cali, Imprenta Departamental, 1967, P. 403.
Patiño, op. cit., p.405.

M
.
ca, o praderas de formaciOn compleja o cultivos asimilados a forrajes como el
maiz, las hojas de cafla, que aseguraron desde ci principio la supervivencia y
propiciaron un rápido aumento de tales ganados. Por supuesto, en este caso,
no podIan esperarse amplios desarrollos técnicos no solo por las condiciones
naturales, la disponibilidad de tierras y pastos, sino porque la tecnologia agri-
cola de Espafia no estaba ciertamente muy adelantada.
Siguiendo a Patiflo, poclrIa intentarse una sfntesis de los rasgos más sobresa-
lientes de la técnica implantada en el nuevo mundo durante la época colonial:
La actividad agricola y pecuaria en la America tropical, continuO a car,o
de los indIgenas durante toda la dominación europea y en la época republicana,
en algunos lugares, hasta hoy. No se innovO nada o apenas un poco en el cultivo
de las plantas alinienticias americanas.
El cambio de concepciones económicas trajo consigo, que algunas plantas
nativas americanas perdieran del todo o en parte su condiciOn de medicinales o
mágicas como el tabaco y la coca, o monetarias como ci cacao y adquirieran la
de cultivos econOmico-comerciales. Este cambio ocasionó algunas modiflcacio-
nes correlativas en las técnicas de cultivo o de beneficio.
Aunque la introducciOn de plantas euroasiáticas constituyó por si mismo
un cambio fundamental en ci regimen de alimentación y de vida de los pueblos
indIgenas, el cultivo de muchas de ellas especialmente de los cereales, tuvo que
acomodarse a las condiciones del medio creándose una aculturaciOn inversa.
AsI mismo, profundas fueron las modificaciones operadas por la introduc-
ción de animales domésticos, pero también en este caso, las prácticas de manejo
y crIa, asI como las de curaciOn de enfermedades, benefIcio de productos, etc.,
se adaptaron a las condiciones del ambiente.
La fusiOn de técnicas importadas y nativas con predominlo de éstas, es el
rasgo niás saliente de la industria agropecuaria desde la llegada de los europeos 52
Este visible predominio de la técnica indIgena es por supuesto el resultado
del orden colonial. Dc hecho, muy pocos europeos quisieron entenderse en
America con las labores agricolas, las que fueron dejadas a los indlgenas. Sobre
dos gravitO ci abastecimiento de los centros urbanos, primero con los produc-
tos nativos y más tarde con los productos introducidos. Se mantuvieron y se
continuaron usando las mismas técnicas de trabajo y los mismos procedimien-
tos de cultivo, prácticas identicas a las tradicionales.
La brecha técnica pues, debIa percibirse en gran parte conio ci resultado
del dominio colonial. Pero debemos ser cuidadosos en esta afirmación. Tam-
bién la disponibilidad de tierras y las propias condiciones del clima, impedfan
asimilar lo que la revoluciOn agricola europea tiene de esencial; no son los nue-
vos instrumentos sino los cambios en los mdtodos de cultivo los que definen
aquella revoluciOn; habIa que preguntarse si, on ci contexto demográfico y te-
rritorial de la Nueva Granada, era posible la asimilación de los nuevos métodos
de cultivo.

52. Patiflo, ilLuoria de la actividad agropecuaria, pp. 216 y 217.

61
Insistimos en que la primera revoluciôn agrIcola se refiere, más que a La in-
corporación de técnicas nuevas que solo fueron entrando muy lentamente en
ci mundo europeo y norteamericano, a cambios en los métodos de cultivo. Pri-
mero, La introducciOn de nuevos cultivos que enriquecieron las rotaciones de
las antiguas barbechadas y permitieron una utilizaciOn continua del suelo y por
tanto un trabajo intensivo. La incorporaciOn de nuevas plantas forrajeras, la
incorporaciOn de raIces como la patata, los nabos, la remolacha y con esta in-
troducciOn de cultivos la posibilidad de acumular los abonos. Una vez dispues-
tos de forrajes, los propietarios y campesinos pudieron orientarse hacia la crIa
de animales de came y de leche; ci peso de las reses se duplicó con los cuidados
constantes, los cruzamientos y los forrajes; el estireo1 pudo hacerse de uso
más general en un cIrculo creciente. El guano sOlo se incorporarIa desde 1840 y
más tarde serIa reempiazado por los fosfatos. En las localidades se recurrIa a los
abonos hallados en el mismo lugar todavIa a fines del siglo XIX. A mediados
del siglo XIX se seguIan utilizando cal, marga, yeso, aigas, segün la calidad de
las tierras, huesos triturados o residuos de las refinerlas de azOcar. Por lo que
hace a los abonos quImicos, estos siguen siendo todavIa enteramente excepcio-
nales 53
AsI pues, aunque deilnitiva, Ia revolución agrIcola se orienta al cultivo de
cereales, al estableciniiento de plantas forrajeras, a La rotación de cultivos, a los
nuevos procedimientos de cultivo y, por supuesto, a una profunda revoluciOn
en las relaciones de trabajo, pero no esencialmente a las innovaciones tecnoló-
gicas, es decir, a La incorporaciOn del utilaje, de la maquinaria o de los abonos,
que sOlo tendrIa lugar masivamente desde mediados del siglo XIX.
Por lo que hace al mejoramiento de las semillas, estas habIan comenzado
desde mediados del siglo XVIII en Inglaterra, pero de nuevo fue necesario espe..
rar den aflos para que el método se generalizara. Todavia hacia 1850, algin
autor estimaba que, comparando Francia con Inglaterra, faitaban a aquella por
lo menos tres cuartos de siglo para alcanzar a su vecina

Para una vision sintética del desarrollo de los instrumentos agrIcolas véase Shepard
B. Clough, La evolución econOmica de la civilización occidental, esrudio hisrórico del pro-
greso económico del occidente europeo, vinculado con el desarrollo de la economia amen-
cana, Ediciones Omega, Barcelona, 1975, capItulo 14. La discusión del concepto de revo-
lución agrIcola, puede verse en Claude Föhlen, La revolución industrial, Editorial Vicens
Vives, Barcelona 1981, p.96 y ss. Por lo demü, la bibliografIa sobre iarevolución agrIcola,
es relativarnente abundante, véase especialmente E. L. Jones. Los origenes agricolas de Ia
industria, en Emilio Sereni, R. Sangueri, et. al. Agriculturo y desarrollo del capitalismo,
Serie comunicaciOn No. 22, Barcelona, 1976, y también en ci mismo Ubro, los artIculos de
Renato Sangueri, Emilio Cereni e Ivn T. Berend.
Michel Augé Lamibé, La revoluciOn agnicola, Editorial Uthea, Mexico, 1965, tiene quizás
ci tratainiento rnás sistemático de los diversos componentes de los cambios. Para un trata-
mjento sistcmátjco de los abonos artificiales, [as semilias y en general la "Revolución Agro-
nómica", véase T. K. Deny y Treyor, Williams, Hisroria de la tecnologia desde 1 750 hasta
1900, Ediciones Siglo XXI, Mexico, 1977, volumen 3, cap Ituio 24.
Histonia general de las ch'ilizaciones, Ediciones Destino, Barcelona, volumen siglo
XIX, p. 23.

62
Por supuesto, estos cambios fueron suficientes para generar aliento significa-
tivo de los excedentes que de acuerdo con Bairoch pasaron de cerca del 259Io
antes de 1700 a mãs de 50Yo después de 1750.
Es evidente, por otra parte, que en el caso de la agricultura neograriadina no
solamente la naturaleza de la mano de obra, las prácticamente ilimitadas tierras,
el clima tropical, haclan iimecesarias las eliminaciones del barbecho o las rota-
ciones de los terrenos de cultivos, en suma hacIan casi imposible imitar la revo-
lución agrIcola.
Por otra parte, la propia escasez de mano de obra, la baja densidad poblacio-
nal y la carencia de circuitos comerciales externos o internos de alguna exten-
siOn, están en la base de la formación de las haciendas, que se convierten sin
duda en otro obstáculo capital a la asimilación técnica; Hermes Tovar anota
que: "Colombia se erige como un modelo rnuy particular de desarrollo colonial
por haber podido generar mecanismos de consumo interno autónomos a los
movimientos agudos y oscilatorios del comercio internacional. De ahi que su
desarrollo es lento y retrasado frente a esos grandes y escandalosos ritmos de
economIas de plantación, pero por ello no menos sólido y seguro"56 .
Detengámonos en ese hecho sustancial: mientras las economIas de planta-
ción del Caribe o de la America Central, asimilan con alguna rapidez los cam-
bios técnicos, en toda America Latina, la hacienda se vera constrenida a rudi-
mentarios métodos de cultivo y at uso limitado de las herramientas europeas.
En el Caribe, por ejemplo, a mediados del siglo XVIII y primera mitad del
XIX aunque con pocas variaciones, la producciOn y comercializacióri de azücar
estuvieron determinadas por la introducción parcial de algunas tecnologIas.
Despus de 1860 este avance se da notable quebrándose la estructura secular
azucarera 57 .
Desde el punto de vista tecnológico, una serie de innovaciones radicales se
establecen desde comienzos del siglo XIX, o quizás desde antes a to largo de
todo el ciclo productivo azucarero, desplazando los viejos equipos manuales
y sustituyéndolos por mdquinas mls o menos sofisticadas que requerIan la
presencia de trabajadores califIcados y una eficiente dirección técnica. Todo
ello requerIa, por supuesto, elevados niveles de inversiOn. Quizds más allá de las
diferencias en las formas organizativas de la hacienda y la plantaciOn, to que
marca la distancia entre aquella y ésta, es el bajo nivel de inversiones producti-
vas que se requieren en la hacienda y los altos montos que se requieren en la

Véase Paul Bairoch, La agricultura y (a reolución industrial 1700-1914, en Carlo


M. Cipola, Editor, Historia económica de Europa, volumen 3, La revolución industrial,
Ediciones Axiel Historia, Barcelona, 1980, p. 472.
Hermes Tovar, Grander Haciendas de la Nueva Granada en el siglo XVIII, Editorial
Coop. profesores, Universidad Nacional, Bogota, 1983, P. 96.
Véase Manuel Moreno Franguinais, 'Plantaciones en el Caribe el caso Cuba, Puerto
Rico, Santo Domingo, 1860-1940", en Moreno Franguinals, La hisroria como arma y otros
esrudios sobre esciavos, ingenios y p1antacione Editorial CrItics, Barcelona, 1983, p.58 y ss.

63
un:ci
plantaci6n56 , a lo que debe agregársele el hecho de que La plantación definiti-
vamente está produciendo para ci mercado mundial.
En un conocido trabajo Wolf y Mints , han seflalado los niveles en los
cuales se producen caracteristicas diferenciales entre una y otra organización
productiva: La tecnologIa, la estratifIcación de clases, Ia producción para el
mercado, los niveles de acumulación de capital (las posibilidades de la misma)
y la estructura polltica - legal. Visto asi, no parecen haber existido condiciones
en la Nueva Granada del siglo XVIII, como en prdcticamente ningün pals del
area Andina, para desarroliar las plantaciones. De hecho, la mayorla de las ha-
ciendas operan en una situaciOn de escasez de capital derivada de muchos fac.
tores; operan en mercados limitados, con instituciones de crédito que apenas
disponen de fondos para proveer de capital en forma minima a las haciendas.
La tierra, por otra parte, constituye ci aval principal de las haciendas, mientras
que la tecnoiogla lo constituye en las plantaciones. Además, ci mercado es
pequeflo para las haciendas; las plantaciones están organizadas para vender en
mercados grandes. Si bien tanto la hacienda como la plantacion necesitan
abundancia de mano de obra disponible en periodos estratdgicos, Ia hacienda
está Limitada por su falta de capital para ofrecer recompensas puramente eco-
nOmicas a los trabajadores y debe operar en condiciones de escasez de mano de
obra con métodos que permitan Ia sujeción de ella a La tierra. Dc igual modo, la
tecnologIa de la hacienda ileva la marca de la falta de capital que preside su
nacimiento y limita sus operaciones, lo que ciertamente no ocurre en las plan-
taciones que recurren a sus cultivos principales de alto rendimiento reuniendo
gran cantidad de trabajadores en una amplia extension de terreno 60 . No era
fácil, por supuesto, que los observadores de la época vieran las cosas de este
modo; la constataciOn del atraso tecnolOgico en rnateria de empLeo del utila-
je agricola, de los abonos, de los métodos y cultivo y del cuidado de tierras y
plantas no podia ir más allá del contraste con lo que ocurrla en Europa; mucho
más acentuada, por otra parte, debia ser la percepción del atraso si se con-
sidera el afán con que intentaba vincularse la agricultura neogranadina a un

Pueden verse varios trabajos sobre ésta discusiôn en R. G. Kit Haciendas and Plan.
tations in Latin American History. Holmes y Meyer Publishens, New York, 1977, Outline
of a model of (pure) plantation economy, en Social and economic studies, University of
the West, Institute of Social and Economic Research No. 3, septiembre de 1968.
Véase Erick R. Wolf y Sidney W. Mintz, "Haciendas y plantaciones en las Americas
y las Antiflas", en Enrique Flórez Cano (coordinador), Haciendas, latifundios y plantacio-
nes enAmérjca Latina, siglo XXI, Mexico, 1975, pp. 497 y ss.
Para un examen de estos contrastes vCase Cristobal Kay, "Desarroflo comparativo
del sistema sefiorial europeo y el sistema de haciendas latinoamericano", en Anuario de
estudios americanos, volumen 21, 1974. También el articulo de Magnus Morner, "La ha-
cienda hispanoamericana, examen de las investigaciones y debates recientes", publicado en
Flórez Cano, op. cit., puede set de gran utilidad.
Un balance exhaustjvo es el de Arnold J. Bauer, Rural Workers in Spanish America
problems of peonaje and Hacienda, Hispanic American Historical Re'iew, Volumen 59,
pp. 34 y 63, 1979.

64
mercado mundial en expansion y/o a través de cultivos que, como el anil, La
quina o el tabaco, requerIan por su propia naturaleza, de métodos de cultivo
adecuados.
SegUn se ha dicho las causas del atraso técnico no podian por los ilustrados
neogranadinos verse más que como ci resultado de la ignorancia de los cuLtiva-
dores. DifIcilniente hubiera podido verse en el regimen de haciendas, o el de
servilismo de la mano de obra la causa de aquel atraso. No sorprende, pues, que
el acento se pusiera en la difusiOn de las técnicas y en la superaciOn de la igno-
rancia.
Observadores como Caldas, Jorge Tadeo Lozano y Manuel del Socorro Ro-
driguez, entendIan Ia necesidad de mejorar la educaciOn de los labradores, pro-
porcionarLes algdn grado de ilustración pragmdtica enderezada a aumentar la
productividad del trabajo del indigena en las labores agrIcoias, proporcionarles
"mediante cartillas rUsticas, conocimientos para distinguir las diversas cLases
de tierras, abonos y frutos más propios y análogos a cada uno segOn su eLeva-
ciOn y temperatura"61
Un hombre, decIa José Ignacio de Pombo, "necesita saber leer, escribir y
contar", pero más que eso, lo que se requerIa era una transformación del ré-
gimen social de la agricultura, del regimen territorial, de las condiciones del ré-
gimen de trabajo, de las condiciones de pobiamiento, que era lo que estaba en
ci trasfondo de Ia revolución agricola europea, y que aquI sOlo comenzarIa a
evidenciarse muy a fines del siglo XIX.
Con todo, aquella percepción de la incultura y la ignorancia como limitantes
de los progresos agrfcolas, que persisten durante todo ci siglo XIX, impulsaria
otros esfuerzos que aunque poco exitosos no por ello son menos significativos.
Nos referimos a El Agncultor Cuna'inamarqués y la "Sociedad Democrática de
Labradores y Artesanos", de los que nos ocuparemos enseguida.

4.--- El Agricultor Cundinarnarqués y la "Sociedad Deniocrdtica


de Labradores y Artesanos"

Recién conseguida la independencia, los esfuerzos se encaminaron a alcan-


zar un orden económico y politico estabie. Pero los conflictos suscitados por
la herencia de la guerra, los conflictos asn no resueitos entre bolivarianos y
santanderistas (que en buena medida expresan las agudas contradicciones en-
tie los estamentos civiles y militares de la nueva repUblica) y por supuesto la
debilidad financiera del Estado que impide la aboliciOn del regimen tributario
coloniaL, crearán un clima de tensiones intemas que apiazaria por varias d6ca-

61, José Ignacio de Pombo, "Informe del Real Consulado de Cartagena de liidias a la
Suprema Provincial de la misma, por don Diego Espinosa de los Monteros", Editada en
Sergio ElIas Ortiz, Escritos de dos economistas co1oniale, Banco de la Repübliea, Bogota
1965.

65
das la fructificación de cualquier esfuerzo encaminado a impulsar la economfa 62 .
La guerra, por otra parte, ha afectado todo el orden económico pero mucho
más severamente la agricultura. El solo peso de las movilizaciones de hombres
para el ejército y la pérdida de vidas, que ha Ilegado a estimarse en 200.000 so-
bre una poblaciOn de 1.400.00063, debió afectar sensiblemente las posibiida-
des productivas; estaban además las pérdidas de bestias de carga y el ganado, los
emprstitos forzosos, las dificultades del cornercio, los que no podian menos
que provocar una drástica disminución de la producción agrIcola 61 .
Casi todas las descripciones de la situaciOn de la agricultura en Ia Nueva Gra-
nada entre 1825 y 1835-40, son como la siguiente:
"Los diferentes ramos de la industria agrIcola y la elaboración de las minas
de los metales preciosos, en Venezuela y la Nueva Granada, experimentaron
perjuicios graves y gran disminuciôn rnientras duró la desastrosa guerra de la
independencia y muchos distritos que antes se hallaban en un estado florecien-
te de cultivos, fueron reducidos a una esterilidad comparativa". Pot tanto, el
congreso al terminar la guerra, exceptüa las plantaciones de cacao por diez aflos
del pago de toda especie de contribuciones, por siete a las de cafe, por cuatro
a las de afiil, con La mira de fomentar el cultivo de estos gdneros de prirnera mi-
portancia y dio vida al comercio interior con la abolición de los derechos inter-
nos.65 .
Alberto Pardo, apelando a diversas fuentes, sostiene que entre 1787 y 1835
Ia producción agricola por habitante paso de $200 a $93 y a $99 en 1850.
AnibaI Galindo, por su parte, afirma que el valor de la producción agricola
hacia 1830 y 1835 era apenas un poco mds baja que la producción lograda en
l76l 66 .
No extrafia, pues, que los empenos por Ia recuperacion de la agricultura se
orientasen ahora no solo a superar la ignorancia de los agricultores, sino a ge-

Paia una sIntesis de estos aspectos véase John Lynch, La independencia en Ilispano-
america, Editorial Ariel, Barcelona, 1974. También H. Aperin Donghe, Hispanoarnérica
después de la independencia, Editorial Paidos, Buenos Aires, 1972.
Las cifras anotadas provienen de Nuria Sales, "Eselavos y reclutas en Suclamérica,
1816-1826", en Nurja Sales, Tercer Mundo, Bogota, Ediciones 1975, sobre Esclavos, re-
clutas y mercaderes de Quintos, Edicjones Ariel, Barcelona, 1974, pp. 89 a 97 y William
P. Mc. C,reevy on "Historia económica de Colombia".
Para algunas referencias sobre este punto, véase, entre otros Fabio Zambrano,
"Aspectos de la agricultura colombiana a comienzos del siglo XIX"; Anuario colombiano
de la historia social y de la cultura, No. 10, Bogota, 1982, y Zamira DIaz de Zuluaga,
"Guerra y economia de las haciendas", Popayan, 1780-1 830, en la colección Uxuversidad
del Vaile, Sociedad y Economia en el Voile del Cauca, Biblioteca Banco Popular, textos
universitarios, Bogota, 1984.
Lorenzo Maria Ueras, "Repiiblica de Colombia, noticia de sus limites, extension,
montafias, rIos, producciones, comercio, poblaciOn, habitantes, educaciOn, leycs, religiOn
e historia", publicada en la 7a. ediciOn de la Enciclopedia Británica y traducida al castella-
no y publicada con varias notas por el doctor Lorenzo MarIa Lieras, Bogota, Imprenta de
Lieras, enero de 1896, p. 8.
Fabio Zambrano, op. cit., p. 173.

RT
nerar un conjunto de estImulos económicos para la actividad agrIcola. Además
de las modificaciones al regimen de impuestos al comercio exterior, y de la
reducciOn o supresión de algunos impuestos internos, se exime del pago del
diezmo a algunas plantaciones, se suprimen los rnayorazgos y se toman varias
providencias encaminadas sobre todo a desarrollar la agricultura de exporta-
ci6n 6 *
Los esfuerzos por difundir la técnica agrIcola, por otra parte, reaparecen
también despues de la independencia, aunque solo parcialmente vinculados
al movimiento general de la ilustración y estrechamente arraigados más bien al
escenario de las disensiones polIticas. No se trata ya del movimiento unitario
de fines del siglo XVIII, sino de una preocupaciOn que bajo el mismo animo
de difundir los conocimientos, no podia aislarse de las tensiones y las luchas
de grupos y fracciones caracterIsticas de la época.
Desde 1830, la idea de un diario agricola comenzO a suscitar de nuevo el
interds de los parrocos rurales y de muchas otras personas. El periOdico funda-
do por Rufino Cuervo, El Cultivador Cundinamarqués, buscaba promover la
discusiOn de los problemas y las técnicas agrIcolas, además de las habituales
(para la epoca), lecciones de urbanidad y homiliasde catheter moral.
Rufino Cuervo, siendo gobernador de la provincia de Cundinamarca, redac-
ta pues, con Francisco Pereira y Manuel Maria Quijano, El Cultivador Cundi-
namarqués o PeriOdico de la Industria Agricola y de la Economla Dornéstica.
Sc publican 12 nUmeros al afio, con un tiraje de 300 ejemplares por ediciOn.
Cuervo, organiza la lectura obligatoria de El Cultivador por medio de los a!-
caldes; lo despacha a todos los municipios, exigiendo a la primera autoridad
del lugar que el domingo después de la misa mayor, reiina a los vecinos y les
lea ci contenido del periOdico. Además, establece que en el archivo municipal
y en la casa cural, queden ejemplares para que ci püblico pueda consultarlos
cuando quiera. El Cultivador trata:

"1. De la parte teOrica de la agricultura, publicando lo más importante de


ella y poniendo sus preceptos al alcance de la masa del pueblo a la que princi-
palmente se dirigen sus trabajos.
De la agricultura práctica, desenvolviendo sus varios objetos, uno de los
cuales es la economIa dorn8stica.
De los frutos y productos que nos faltan en la Nueva Granada y que más
nos importa cultivar.
De las mejoras que convenga introducir en el cuitivo de las plantas y fru-
tos que ya tenemos.
De los datos estadIsticos que se puedan recoger sobre la agricultura en la
Nueva Granada.

67. Véase David Bushnell, El regimen de Santander en la Gran Colombia, Editorial


Tercer Mundo, Bogota, 1967.

67
6. De los caminos que deben mejorarse, mdicando los medios para conse-
guirlo y de los demas obstáculos que convenga remover para Ia prosperidad de
nuestra agricultura".
El director de El Cultivador Cundinamarques, es el ex-ministro Alejandro
Osorio, a quien en 1831 designan Consejero de Estado, encargándolo del estu-
dio de Ia agricultura de Cundinamarca, y de la dirección del periOdico en 1832.
Es necesario destacar este periódico, precisamente porque se trata de la
primera publicación especializada en agricultura de la cual se busca la divulga-
ciOn de las técnicas y la primera, cuyos propósitos son la instrucción popular.
En efecto hacia 1839 se publica El Labrador Artesano; también en 1839, en
Bogota se publica El Sembrador (hay alguna publicación que registra en 1830
'ma cartilla titulada El Campesino, cuyos rastros ha sido imposible seguir); pe-
ro ciertamente por su contenido, El Cultivador Cundinamarqués es el ünico pe-
riódico de contenido especificamente agropecuario 68 .
Para poder comprender la significación de un periódico especializado, será
necesario precisar algunos datos. Durante el siglo XIX, el 90o de los produc-
tos de la imprenta, está constituido por periódicos. Tarcislo Higuera calcula,
como una cifra aproximada, que en el siglo pasado se publicaron 1491 periódi-
cos en todo el pals; esta cifra da un indicativo de cuál fue la magnitud de la
actividad periodlstica nacional que, sin embargo, se orientó casi que esencial-
mente al terreno de la polItica 69
No se puede olvidar que la imprenta a lo largo de todo el siglo XIX, era
tan temida como las culebrinas y bombardas de la época.
Cuervo ciertamente, desde 1829 habIa selialado en El Eco del Tequenda-
ma, la urgencia de aplicar remedios a la miseria general, contando la infeliz
suerte del agricultor agobiado por duros e injustos pechos, maniatada por la
ignorancia o la rutina y encerrado como en una prisión por los malos caminos".
Desde el principio de su gobierno instó para que se fomentase activamente el
cultivo; asI pues, designó una comisión compuesta por Alejandro Osorio, Fer-
nando Caicedo y José Maria Sais, para que estudiaran detenidamente las con-
diciones de la provincia y propusieran los remedios más rápidos y seguros de
mejorar el cultivo y alentar a los agricultores. Erigió también las cátedras de
quimica y botanica, estableciendo los fondos disponibles e instauró en las capi-
tales de las provincias la fundación de Seminarios de Agricultura, "para difun-

Pans un registro de los periódicos publicados durante ci siglo XIX, véase Antonio
Cacua Prada, Hitoria del periodisino en Colombia, Editorial Temis, Bogot, 1980. Tam-
bién Gustavo Otero Mufioz, Historia del periodisrno en Colombia; Selección Samper Orte-
ga, Literatura colombiana No. 61, Editorial Minerva, Bogota, 1937, pp. 85 a 87.
'lease Taisicio Higuera, La imprenta en Colombia, Imprenta Nacionai, Bogota 1970,
p. 141.
A tItuio de ejemplo, ci gobernador de Tunja, don Francisco J. de Hoyos en 1840
al retirarse ante la inminencia de una invasion, inutilizO Ia imprenta para que tan precioso
elemento no cayera en manos enemigas. El citado funcionario en comunicado dirigido al
secretario del interior dice: "Antes de mi partida dispuse que se inutilizase la imprenta,
desarmando las prensas y ocultando una grass parte de los tipos para quitar a los rebeldes
estos recursos de no pequeña consideración". Higuera, op. cit.

68
dir los conocimientos más indispensables en la materia y vulgarizar los descu-
brimientos cientlficos conducentes a su progreson
Una revision rdpida de los doce ndmeros publicados entre el lo. de enero de
1832 y el 15 dejulio del mismo ailo, nos informará de sus propósitos y su con-
tenido. El nOmero 1 se abrIa con la siguiente advertencia: "Ahora que va cal-
mando la tempestad poiltica que despedazó a Colombia y que la Nueva Grana-
da está para constituirse bajo los mejores auspicios y con esperanzas muy fun-
dadas de que el orden, la paz y la libertad han de reinar en su territorio, es ya
tiempo seriamente, de pensar en aplicar todos los medios posibles, para abrir
las fuentes de la prosperidad pOblica, cegadas por la guerra, las turbulencias y
mil otras causas". "Hasta el dia, los escritores de nuestros periódicos, conocien-
do la grande importancia de las ciencias polIticas y de establecer un gobierno,
el más propio para los granadinos; como que es la base de la felicidad o infeli-
cidad de los pueblos, han dirigido todas sus miras e investigaciones hacia ella.
Más parece que ha ilegado el momento oportuno de liamar la atención, asI de
los escritores pUblicos como de los hombres ilustrados que leen los escritos y
adn de la masa del pueblo a las ciencias prácticas a proveer a la subsistencia, a
la con1odidad y a la riqueza de los pueblos. Entre estas deben ocupar ci primer
72
lugar, ;in duda, la agricultura, y las artes conexas con elIa".
Además de los principios que regIan a El Cultivador, senaLados atrás, tenIa
como objeto tambin "extractar de los mejores autores lo que les parezca más
Util y conveniente para adelantar observaciones y las que les dirijan los ciuda-
danos ilustrados del pals, cuya atenciOn, esperan, se convierta hacia la agricul-
tura". Liarnando la atenciOn a la necesidad de establecer una práctica razona-
da de lo que denominaban economIa rural, seflalaba que la agricultura como
ciencia debIa ocuparse de la fisica rural, la cultura de los campos, La veterinaria
y la agricultura rural y seflalaba que "sin que la agricultura se practique por
hombres ilustrados que analicen las operaciones varias e investiguen las causas
que producen los efectos que observan, la agricultura jamás hará progresos
entre nosotros. Hasta ahora debemos confesar con sentimientos, que solo tene-
mos las prácticas de rutina que nos ensenaron nuestros padres, los espafloies, la
nación menos adelantada en la agricultura que tiene hoy la Europa. Asi es que
nuestros arados y otros instrumentos son por lo comin de la peor especie, de
modo que los trabajos se hacen con Lentitud e imperfecciOn. Por tanto, debe-
mos estimularnos mutuamente a! estudio de la agricultura, pero sabidos de que
haremos con esto un bien innienso a la riqueza y prosperidad de nuestra patria".
Sc inciuIan enseguida, articulos sobre la mejor manera de cultivar la cochi-
nilla, sobre cómo hacer injertos en las diversas formas conocidas, métodos para

Véase Angel y Rufino José Cuervo, Vida de Rufino Cuervo y noricia de su epoca,
Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, Bogota, 1946, volumen 1., pp. 196-197.
Véase El Culti'ador Cundinamarqués o Periádico de la industria agrIcola y la eco-
nomla dornéstica, No. 1, Bogota, lo. de enero de 1832. Nótese que habia un epigrafe de
Cicerén: "De todas las profesiones que puedan enriquccer, la agricultura es la mejor, la
más fecunda, la más densa y la más digna de un hombre libre".
componer jamones y otras carnes, etc. Se incluIa también, un artIculo sobre la
agricultura quImica, sobre abonos, sobre diversos árboles, sobre ci cacao, sobre
las enfermedades producidas por manchas y gusanos, los mtodos para sembrar
ci aflil y benefjcjario y los modos de plantar, cortar y moler la cafia sobre los
molinos o trapiches movidos con fuerza hidráulica y ci modo de fabricarlos. Se
trata pues de elaborar una sIntesis para una amplia difusión de lo que hasta
entonces se sabia en materia de agricultura.
Seis aflos más tarde en 1838 y como órgano publicitario de la recidn funda-
da "Sociedad Democrática de Labradores y Artesanos Progresistas", se funda,
El Labrador y Artesano, más inclinado a servir en La lucha polItica, pero no
menos preocupado que El Agricultor Cundinaniarques por los problemas de
la agricultura. Este periódico se publicó entre ci 16 de septiembre de 1838 y el
domingo 21 de febrero de 1839, completando un total de 22 n6meros. La So-
ciedad a su vez estaba presidida por Isidro José Orjueia, el vice.presidente era
Eugenio Salas, ci primer secretario don Lorenzo Maria Lieras y el segundo Se-
cretario Juan M. Vargas. La Sociedad nombró cuatro comisiones asI: Comisión
de constitución y leyes, Vicente Azuero, presidente de la misma, Florentino
Gonzalez, Domingo Cuenca, Vicente Lombana; comisión segunda de moral y
religiOn, Francisco Soto, presidente, don Ezequiel Rojas, don Andrés Aguilar,
don Rafael Santander y Bernardo Herrera; Ia comisión tercera de matemáticas,
Leopoldo Borda, presidente, Isidro Arroyo, Benigno Guarnicio y Ulpiano Gon.
zález y la comisión cuarta de agricultura, artes y oficios, presidida por el gene-
ral José Maria Mantilla y José Duque Gómez y ci señor Miguel Saturnino Uribe 73 .
La Sociedad contO entonces con cerca de 200 miembros natos, entre dos ci
general Francisco de Paula Santander, don Francisco Caicedo, Antonio Gutié-
nez Armero y ci general José Maria Obando, don Ezequiel Rojas, otros se
incorporaron como miembros honorarios, don Salvador Camacho, AgustIn
Carrizosa, Camilo Carrizosa, ci general Antonio Obando, don Raimundo San-
tamaria, don Joaquin Ricaurte, don José Maria Piata, don Estanislao Vergara.
SegOn se ye, ella combinaba no solamente el grupo santanderista polItico, sino
también algunos de quienes de tiempos atrás venIan promoviendo las activida-
des cientIficas o culturales de la Nueva Reptblica
Si nos detenemos a observar Ia lista de los miembros participantes de esta
sociedad de labradores y artesanos, ciertamente lo que menos se encuentra es
artesanos y mas bien puede encontrarse una lista de grandes propietarios y co-
merciantes acaudalados. Aunque la sociedad democrática tenia entre sus prime-
ras aspiraciones La defensa de las leyes y de la democracia y sobre todo la cons
titución de 1832, ella sefialaba que: "Con tal objeto y persuadidos muchos
de los artesanos y labradores de esta provincia, de que La rusticidad es la causa
de sus pocos adelantos materiales y morales en medio del torrente progresivo
que en Europa y en America del Norte eleva a todas las clases de las sociedades

73. Véase El Labrador y Arresono, No. 3, septiembre 30 de 1838.


74E1 Labrador yArtesano, No.5, octubre de 1838.

70
' .' t:y'•' ".-Y., -
S
..,- -. ., .,
a su comün dicha, han resuelto procurar su instrucción por medio de una socie-
dad que se denomina democrática. Con el mismo laudable propósito, se ha
acordado La redacción de este periodico, cuyo objeto será ünica y exciusiva-
inente el sostenimiento de La doctrina democrática y la instrucción polItica de
las masas".
Más adelante, se definIan los fines de la sociedad asI:

"Articulo 2o.
Los objetivos exciusivos de la sociedad son:
Difundir entre sus miembros y entre sus artesanos y labradores en general,
los conocimientos (itiles de todo el género especialmente los politicos y mora-
les a fm de que puedan desempeñar y cumplir con inteligencia y celo los dere-
chos y deberes de ciudadanos de esta repUblica.
Ponerse at corriente del estado de los negocios nacionales, leyendo y co-
mentando semanalmente los periodicos y demás papeles pflblicos que les yen-
tilen a instruirse debidamente de la conducta de los funcionarios, estadistas
y hombres prominentes de los diversos partidos a fin de proceder en las épocas
eleccionarias con pleno conocimiento de los talentos, opiniones y servicios de
los candidatos que sepresentefl"15 .
Para ser miembro de La Sociedad se requeria "haber ejercido o ejercer actual-
mente, algUn oflcio o profesiOn mecánica, inclusas las tres artes liberales o estar
consagrado a la agricultura de cualquier manera que sea" .
La mayor parte de La correspondencia dirigida a la Sociedad para aceptar La
invitaciOn que ella hacIa, se refiere fundamentalmente at papel que debe tener
la Sociedad para instruir a los labradores y a los artesanos y para hacerlos parti-
cipar del interés püblico (véanse las cartas de Francisco Soto, de Vicente Lom-
bana, de Manuel Murillo, El Labradory Artesano No. 3).
Se fundaron también filiales de las mismas sociedades democráticas en Tun-
ja, presidida por don Agustin LandInez, otra en Gachetá. De la sociedad de
Tunja hacIan parte entre otros, Santos Gutiérrez, Antonio Baraya y Antonio
LOpez. Se fundó tambiën otra en Soatá, también en La Mesa, en San José de
Cilcuta, esta estaba presidida por Manuel Garcia Herrera e Isidro Villamizar y
finalmente otra en Santa Rosa de Viterbo.
En los nUmeros que lograron publicarse de El Labrador y Artesano pue-
de encontrarse, con claridad, esta cloble funciôn de la sociedad que osdila
entre La lucha polItica y la difusión del progreso; no dejan de escribirse ar-
ticuLos en defensa de la Constitución, sobre el papelde los senadoresy represen-
tantes y su desempeno, sobre el concepto de democracia, articulos contra el
juego, contra ci Lujo, sobre el concepto de libertad, sobre la libertad de im-
prenta y otros temas de naturaleza politica, en los que claramente se ye el
empeflo por explicar conceptos que son básicos en las discusiones polIticas del

75. El Labrador y Artesano, No. 1, septiembre 16 de 1838.


76.El Labrador yArtesaflO, No. 1, 1838,p.3.

71
uoTD0 Aor%tU#
momento. Pero también se escriben artIculos sobre el beneficio de la linaza,
sobre el beneficio del azl'icar, sobre la industria agricola, disertaciones a cargo
de José Duque Gámez, sobre la agricultuia, sobre el cultivo de diferentes plan-
tas, sobre las diversas clases de terrenos y la aplicación de estos conociniien-
tos a la region de Bogota.
La mayor parte de los historiadores, siguiendo por cierto fuentes nacla neu-
trales, afimian que la "Sociedad Democrática de Labradores y Artesanos Progre-
sistas" fundada a iniciativa de Lorenzo Maria Lleras es un antecedente inmediato
de aquellas fundadas a partir de 1849 y encaminadas ünicamente a servir de
sostën a las controversias polIticas . Pero es preciso establecer las distancias
de propOsitos.
De hecho, adn cuando fuese también una sociedad de artesanos, es muy p0.
ca la semejanza que tiene con aquellas fundadas por don Ambrosio LOpez en
1849 y la reorganizada por el propio Lorenzo Maria Lleras en 1854, como so-
ciedad dernocrática. Esta sociedad, pese a que toda Ia literatura la ubica como
la primera de las sociedades democráticas en ci sentido estricto, se sitUa en ri-
gor a medio carnino entre las sociedades econOmicas de amigos del pals y las
sociedades democráticas de mediados de los aflos cincuenta. Conviene pues,
ver con algUn detalle este proceso. Lleras, quien habla sido ofIcial mayor de la
Secretaria de Relaciones Exteriores del gobierno de Santander, conserva su
puesto todavIa en ci gobierno de José Ignacio de Márquez; secretario también de
la gobernacion de Ia provincia de Bogota, de la cual era presidente don Rufino
Cuervo, se encarga, entre otras cosas, de sancionar los estatutos de la Sociedad
de EducaciOn Priniaria de Bogota, establecida en 1835, que tenia como presi-
dente a don JoaquIn Mosquera y secretarios don Pastor Ospina y ci coronel
Joaquln Acosta. Sin embargo, Ia posicion mtransigente del grupo santanderis-
ta, frente al gobierno, llevó a que en agosto de 1837, José Ignacio de Márquez
removiera a don Florentino Gonzalez del cargo que ocupaba en la SecretarIa
del interior '
Andrs Soriano Lleras dice en la fundación de esta Sociedad: "Antes de yen-
ficarse las elecciones del 24 de junio de 1837, se organizó en las filas de la opo-
sicion al gobierno la "Sociedad de Artesanos y Labradores Progresistas", la que
poco tienipo después fue ilamada democrática y que se reunia en un principio
en la casa del doctor Lleras que fue el primer secretario y uno de sus principales,
si no su promotor. Esta Sociedad tuvo por objeto más iniportante en el mo-
mento de su fundaciOn, el de enfrentarse a la "Sociedad CatOlica", aunque esta
era tam'bién adversa al gobierno y estableció sucursales en diversas ciudades, pa-

Para una discusión más amplia de estos tópicos, véase German Colmenares, Oases
sociales y partidos politicos, Editorial Universidad Nacional, Bogota, 1966.
Estas referencias están tomadas de Alberta Lleras, Mi genre, Volumen I Ediciones
Banco de la Repüblica, 1976, pp. 44 y siguientes; Andrés Soriano Lleras, Lorenzo Maria
Lleras, Academia Colombiana de Flistoria, Biblioteca Eduardo Santos, Volumen 14, Bogo-
tá, 1968, pp. 35 y siguientes y Angel y Rufino Cuervo, Vida de Rufino Cuervo y noticias
de su época, volumen 1, pp. 181 y siguientes.

72
ra lo cual el secretario hubo de viajar a Tunja, a la Villa de Leyva, en donde
dejó fundadas las sucursales correspondientes que tuvieron una actuación poll-
tica rnuy activa. Además, Ia Sociedad aspiraba difundir la enseiianza elemental
entre los campesinos y agricultores. Mds tarde, la Sociedad se reunla en el edifi-
cio que por muchos alios hizo parte del convento de los padres jesuitas".
Angel y Rufino Jose Cuervo por su parte anotan que, aquellos que estaban
descontentos con el gobierrio "a efectos de obrar de consuno se reunieron en
la sociedad que llamaron Católica y tomaron a pecho el lograr representacián en
las Cthnaras de provincia y en el Congreso". Los santanderistas que no podian
ver a la CatOlica y atacaban al gobierno porque no la disolvla, fundaron la "De-
mocrática-Republicana", de que resultó que las dos se enzarzaran en vergonzo-
sas disputas80 .
Otro historiador, Carlos Cuervo Márquez, anota que: "A mediados de julio
de 1838, el doctor Lleras en el fondo de cuya alma bulllan con fuerza irresis-
tible sentiniientos democráticos, fundO con el nombre de "Democrático-Repu-
blicana" una sociedad popular, con el ostensible objeto de difundir la enseiianza
elemental entre artesanos y labradores, pero cuyo verdadero fin era el de atraer
a su partido las clases trabajadoras, para lo cual los directores de la sociedad no
se detenfan por medio de discursos y conferencias, en poner al pueblo en pug-
na con las clases acomodadas, excitando contra lo que ilamaban aristocracia y
nobleza, las pasiones hasta entonces adormecidas de las clases populares. Poco
exito tuvo por entonces la propaganda demagogica, pero la semila que en esa
tpoca se sembró, vino a germinar años después y dar sus frutos en los retozos
democráticos del afio 51 y en los escandalos del 54. El doctor Florentino
Gonzalez y el mismo doctor Lieras se constituyeron por sl y ante sf, en apode-
rados del pueblo para reclamar de todas las medidas oficiales, que en su concep-
to pudieron ser causa de nulidad en las votaciones o que contrariaran el libre
ejercicio del sufragio, cuya majestad a nadie se le habia ocurrido vulnerar 8t
Esta Sociedad como las otras que más tarde se fundarlan, serlan para los II-
berales un agente transmisor de sus doctrinas politicas y económicas.
La "Sociedad Católica" de Rufino Cuervo, aspiraba a difundir las nuevas téc-
nicas agrIcolas a través de la prensa con la esperanza, como dice Safford, de
los sacerdotes a los hombres de canlpo82 .
No hay ninguna duda de que las organizaciones de artesanos después de
1849, fueron orientadas mucho menos hacia el mejoramiento tócnico que hacia
Ia acciOn polltica. La principal organización fue la "Sociedad de Artesanos" en
1849, que como se ha dicho, en 1854 se volverá la "Sociedad Democrática".

Andrés Soriano Lieras, op. cit., p. 35.


Angel y Rufino José Cuervo, op. cit., volumen 1, pp. 249-250.
Carlos Cuervo Márquez, "Vida del doctor José Ignacio de Márquez", Bogoté, 1971.
Carlos Lieras, op. cit., p. 47.
Frank Safford, The ideals of the practical, Austin, University of Texas press, 1976,
p. 223.

uo1IcA 73
La "Sociedad de Artesanos", cuyos inicios se sitüan en 1847, tiene como pro-
pOsito oponerse a las bajas tarifas de aquetlos años. En el aflo 48, la Sociedad
comienza a establecer programas educativos que incluyen instrucción on la
lectura, escritura, pero también un énfasis grande en las discusiones pollticas.
Hacia 1849, los artesanos de Bogota forman una alianza poiltica con la clase
alta de to que desde entonces serfa el partido liberal y at mismo tiempo losjó-
venes liberales, estudiantes universitarios, ofrecen lecturas a los artesanos. Es-
taS lecturas, sin embargo, no eran tdcnicas, consistlan principalmente en esta-
blecer el adoctrinamiento politico que culminarIa con la revolución de los
artesanos y el golpe militar de 1854.
En 1847 con la ley de Florentino Gonzalez, que permite la iniportación de
vestido y caizado, los artesanos reaccionan violentamente, culminando esto con
la creación de la "SociedaddeArtesanosdeBogota". Elpuntoesimportante, pre-
cisamente porque aquellos que fundaron la "Sociedad Democrátjca de Labrado-
res y Artesanos", que como se anotó estaba constituida más por labradores que
por artesanos, es precisamente el grupo que quizás, con excepción de Lieras, va
a establecer las reformas liberales de los aflos cincuenta.
No debe olvidarse que personajes como Vicente Azuero, Florentino Gonzá-
lez o incluso el propio Lorenzo Maria Lieras, eran partidarios del libre-cam-
bio. Por el contrario, alguien como Josd Ignacio de Márquezjunto con Rufino
Cuervo, creIan que justamente gran parte de las dificultades económicas por
las que atravesaba ci pals, se debIan a la ilimitada extension que se habIa dado at
comercio extranjero. Márquez, por ejemplo, crela que la decadencia de las ma.
nufacturas textiles incapaces de competir con los productos extranjeros, reper-
cutla en la agricultura y la ganaderfa, pues afectaba a los productores de algo-
don, a los criadores de ovejas, etc., pensaba que el pals marcharla por el camino
de una creciente pobreza, si no se adoptaban drásticos reniedios, es decir, un
sistema proteccionista estricto que adoptaban los mismos escritores neomercan-
tiles de la época83 ,
El propio Rufino Cuervo y Márquez, tarnbién Alejandro Osorio, Juan Anto-
nio MarroquIn, JoaquIn Acosta y otros ricos propietarios, eran partidarios de
la protección. También Santander y su secretario de Hacienda Francisco Soto,
adoptaron la idea de generar una polItica proteccionista, aunque con niucha
menos convicción que Márquez.
Asi pues, la diferencia substancial que hay entre la "Sociedad de Labradores y
Artesanos" del aflo 38 y la "Sociedad de Artesanos"de 1849, es que en la primera,
las divisiones entre la católica y la de artesanos, se refieren fundamentalmente a
disentirnientos de naturaleza politica, bdsicamente entre el grupo de Santander
y ci grupo organizado en torno al seflor Cuervo, mientras que en la sociedad de
artesanos del ado 49 el punto álgido de contravenir es precisamente el proble-

83. Para un anáUsis de estas posiciones, véase Orlando Melo, "La economIa colombiana
en la cuarta década del siglo )UX', en Melo, Sabre histaria y pal 111cc, Editorial La Carreta,
Bogota, 1891, pp. 134 y siguientes.

74
ma de la protección y el Jibre cambio, este ijitimo impulsado precisaniente por
aquellas personas que hab Ian fundado la sociedad de artesanos y labradores en
ci año 38.
For otra parte los artesanos después de 1850, no querlan saber más de reci-
bir clases de derecho constitucional ni gramática, m aritmética, sino de organi-
zar rnaquinarias politicas que les hicieran pesar dentro del escenario electoral. Los
artesanos ya no querian escuchar más a Camacho Roldán, a Carlos Martin, a
José Maria Samper, a don Eustorgio Salgar, a Narciso Gómez a a Próspero Pe-
reira, quienes predicaban ci rnás puro liberalismo. Estos se dedicaron pues, a
abrir casa aparte creándose la escuela republicana, mientras los artesanos se
encaminaban a la revuelta 84 .
El proceso de las sociedades democráticas ilustra bien, los dilemas de la recién
constituida repliblica. Dc la independencia se esperaba, una vez rotas las atadu-
ras con la nietrópoli, un orden económico más próspero y sobre todo más
abierto al comercio mundial y ello suponIa en primer término una transforma-
ción de la agricultura cuyo estatismo, en opinion de la mayorIa de observado-
res, no podia deberse más que al peso de la rutina y al exceso de gravámenes
y contribuciones coloniales. Se esperaba también un orden politico que al tiem-
pa que se niira coma método del progreso económico, es tamblén su requisito.
Pero las consecuencias de la independencia, que es a la vez una gesta militar y
una guerra civil interna, no dejarán de reflejarse, durante varias décadas, en la
imposibilidad de ambos propósitos: El progreso económico y ci orden politico,
las tensiones provocadas entre una elite despojada en parte del monopolio poli-
tico por aquella fracción militar que accedió al poder gracias a la guerra, más
las limitaciones de un Estado condicionado por demasiados grupos y obligado
a mantener su legitimidad mediante la presencia de un ejército permanente y
costoso (habrIa que recordar que absorbe en aquellos años casi Ia mitad del pre-
supuesto pUblico) harán imposible cualquier posibilidad de orden "la conserva-
ción del equiibrio at cerrarse la etapa revolucionaria, es imposible escribe Flap-
penn, en cuanto ese equiibrio, demasiado inestable, se destruye constantemen-
te a si mismo; puesto que la fuga hacia adelante es también imposible, solo que-
da entonces abierta una suerte de restauraciOn del orden politico prerrevolucio-
nario"85 . Retengamos este hecho dave: la creciente conservatización de la
polItica colombiana después de la independencia, no es mCs que el reconoci-
miento de las dificultades para construir un orden politico nuevo. Frente a
esta conservatización, las nuevas generaciones que irrumpen en los ai'Los cua-

Para un análisis de las actividades de las sociedades de artesanos alrededor de 1854,


vCase entre otros, Sergio Guerra, La reptiblica artesona en Colombia, Editorial de Ciencias
Sociates, La Habana, 1980 y Gustavo MaitInez, "Colombia en 1854", en Melo, Los artesa-
nos v ci socialismo, Editorial Oveja Negra, Bogota, 1976; también, Miguel Urrutia, Historia
del sindicalismo en Colombia, Editorial La Oveja Negra, Bogota, 1978. Recientemente,
Nicolás Buenaventura, Closes y partidos en Colombia, Ediciones Ceis, Bogota, 1984, ha
vuelto sobre el tema.
Tulio Happerm Doaglii, op. cit., p. 215.

75
r: '2
renta, levantarán aitemativas polIticas e ideológicas que acentU.an las diferencias
con la antigua elite y que por eso mismo parecen extremadamente radicales.
La explicación que debemos a Samper, sobre el viraje de las sociedades de-
mocráticas describe bien estas distancias. Do acuerdo con él, este viraje entron-
Ca en una doble corriente: además de la lucha entre liberales y conservadores,
tarnbién la lucha entre liberales viejos y liberales nuevos. Dentro de esta doble
corriente es la tendencia nueva, reformadora y joven, Ia que expresa su radica-
lismo, es la que recurre al pueblo trabajador y al atraerlo, lo inserta en la co-
rriente poiltica. De acuerdo con Samper, se tratarIa de que el liberalismo vie-
jo, la escuela santanderista, no capta las tendencias sociales y los elementos
nuevos que han surgido, en la juventud liberal, conjuntamente con el sector de
los artesanos, ese grupo urbano intermedio que tiene un lugar mal definido en
el esquema de la nueva repüblica, debIa expresarse politicamente con actitudes
radicales .
Esta es, pues, la distancia que separa a la "Sociedad Democrática de Labrado-
res y Artesanos", de las sociedades orgariizadas en la coyuntura del rnedio siglo.
La primera hace parte de esa corriente promotora del progreso, pero también
de la conservación del orden politico, las segundas buscarán precisamente, la
construcción de un orden nuevo distanciándose radicalniente del orden anti-
guo 87
Con todo, el progreso económico y la estabiidad polItica se verIan aplaza-
dos durante todo el siglo XIX. Uno y otra dependian de un impulso externo
que solo el café, a fines del siglo XIX, vendrIa a proporcionar. Los esfuerzos
recurrentemente infructuosos por promover una economla más sólida y una
agricultura más moderna, son el testimonio de que, por sobre las intenciones y
los esfuerzos se imponha el curso real de una economIa que no lograba entron-
carse con las corrientes del comercio mundial.
La historia de la economIa colombiana, y de los grupos que quisieron inipri-
mine un curso diferente durante el siglo XIX, seth la historia de este persisten-
te fracaso en el que se superponen ci legado colonial y el legado de la guerra,
que sOlo lograrán superarse después del rnedio siglo, y luego ale largo de la se-
gunda mitad del siglo XIX, la inflexibiidad de un regimen territorial que se
opone a cualquier transformación en el orden de la técnica.

86. José MarIa Samper, Historla de un alma, Editorial Bedout, Bogota, 1971. Pox lo
demás, esta hip6tesis del choque general es sostenida por Halperin Donghi, op. cit., pp.
208 y siguientes.
87 Para un examen más detallado de este punto véase Sergio Guerra, op. cit.

76
CapItulo II

Los difusores de la técnica


(187 1-1900)
1.— La EvoluciOn de la Agricultura Después de 1850

La segunda mitad del siglo XIX se abre bajo el signo de una economia pros-
pera que aumenta la consolidaciOn de la economIa exportadora establecida fun-
damentainiente sobre el tabaco y en menor medida sobre la quina, el oro y el
café. De hecho aün para 1859, quizás el punto rnáximo de exportaciones de ta-
baco, estas representaban el 47.5 del total, las de café de 47.7, las de quina el
4.9, las de oro el 2.9, las de cuero el 8.54'
Por otra parte, las exportaciones entre 1850 y 1870 crecieron al 7.5o 1 pro-
rnedio anual, ritmo significativamente más alto que e1 crecimiento de las expor-
taciones de Argentina (2.90/o) y de Brasil entre 1830 y 1870 y de Chile (3.41)
para el mismo perlodo. Ya a comienzos del decenio del setenta este cuadro op-
timista comenzaba a desmoronarse; las exportaciones colombianas entre 1870
y 1890, apenas tuvieron un crecirniento del 0.40/o sustaritivarnente, más bajo
que el de otros paIses que lograron acrecentar, pese a la crisis internacional,
sus vInculos externos. Chile creció en el mismo lapso a! 10/0 y las exportacio-
nes argentinas, sin duda, las más altas de Aniérica Latina lograron crecer al
2.90/0.
Aqul hay que tener en cuenta evidentemente todo el escenario de la crisis
internacional que marca las dificultades de exportaciOn y la dificultad de la
vmculaciOn al mercado mundial; pero no cabe duda de que este perlodo marca

1. Para la recopilación de cifras sobre el comercio de este perIodo, puede verse W.P.
Mc. Greevy, Historia Económica de Colombia, véase también los debates sobre estas cifras
en Serninarios sobre la hisroria económica cie Colombia. Análisis rItico del Libro de William
P. Mc Greevy, Banco Popular, Bogota, 1980.

79
la emergencia de los modelos exportadores de America Latina y la quiebra del
movimiento exportador colombiano miciado desde el medio siglo 2 .
Además de las reformas radicales de 1850, que en alguna forma contribuye-
ron a través de la liberación parcial de la mano de obra, de las tiei-ras y del co-
mercio, a estimular ci auge exportador, también la promesa de ganancias en
la exportación de tabaco amplió ci interés por las inversiones especialmente
en las tierras calientes de los vafles tropicales durante los aflos cuarenta. Los
frutos de este interés eran evidentes en todas partes después de 1854.
El Valle del Magdalena por una parte, favorecido por su proxirnidad a la na-
vegación de vapores en el rio Magdalena, vio surgir con fuerza el cultivo del ta-
baco, al lado de latifundios más tradicionales. Durante un breve lapso, Ia fiebre
del añil, cubrió gran parte de la década de 1860 en las regiones de Cundinamar-
ca y Tolima hasta que cultivo y exportación comenzaron a decaer en 1873-74.
También durante la década del sesenta apareció la producción algodonera mo-
tivada en buena parte por el receso en la producción norteamericana a causa
de la guerra civil.
Sobresalió su cultivo en la region de Barranquilla la que se transformO en
importante centro algodonero de exportacion por las facilidades para el trans-
porte marftimo; la quina que extendió sus exportaciones después de 1854
vinculO regiones selváticas centrales a la economia nacional sobresaliendo como
exportadores los estados de Santander y Tolima, al lado de algunas exportacio-
nes menores como la Tagua, el Bélsamo, el Dividivi y los Palos de Mora y Brasil
que se exportaron en forma creciente desde 1850. No es desdeflable la produc-
ción minera, especialmente ci oro que comienza a crecer de manera sostenida
a partir de los sesenta del siglo XIX, estimulado en gran parte por las moder-
nas técnicas de dragado y el descubrimiento de nuevas zonas auriferas durante
la colonización antioquena de la segunda mitad del sigio3 .
Sin embargo, ya para mediados de la década del setenta eran visibles las ma-
nifestaciones de la crisis exportadora y de su impacto sobre el conjunto de la
actividad econórnica interna. En ci discurso pronunciado en la inauguraciOn de
la Sociedad de Agricultores Colombianos el 31 de marzo de 1878, Salvador Ca-
macho Roldán pintaba un cuadro másbien patético de este decaimiento. "Nues-
tras industrias, decia Camacho, se encuentran casi sin excepciOn en lastimoso
estado, empezando por las de exportación en otros dIas florecientes; vemos que

Para un examen de estas cifras véase: Ciro F.S. Cardoso y Hector Perez Brignoli, His-
toria económici de America Latina, volumen 11, "EconomIa de exportación y desarrollo
capitalista", EditorialCrItica —Grupo Editorial Grijalbo, Barcelona, 1981, y Arthur Lewis,
C1'eci,niento y fluctuaciones, 1870-1 913, Fondo de Cultura Econórnica, Mexico, 1984.
Un anClisis exhaustivo de las caracterIsticas de cada producto y cada region expor-
tadora en este perlodo, es el de José Antonio Ocampo, Colombiay la economia mundial,
Editorial Siglo XXI, FEDESARROLLO, Bogoté, 1984; véase también José Antonio Ocam-
po, "Desarrollo exportador y desarrollo capitalista colombiano en ci siglo XIX", una hipO-
tesis en Rei'ista Desarrollo y Sociedad, No. 1, Bogoté, CEDE, Universidad de los Andes,
enero de 1979.

80
el tabaco casi ha desaparecido; el algodón ha sido artIculo exportable ya por
dos décadas, pero no ha podido resistir la competencia de ocros palses mds
adelantados; el azücar es ya un producto que en vez de dat alimento a la expor-
tación podrá importarse dentro de poco de las fábricas europeas; el caucho, re-
sina que suministraba antes más de 25 mil quintales al comercio exterior, ape-
nas se le ye hoy cotizado en las revistas de Londres y New York; el aflil que He-
go a 400 mil libras en el exterior puede darse por terminado; la quina misma
está seriamente amenazada y lo estará niás cada dIa, a niedida que la corteza
cultivada de las indias inglesas y holandesas en oriente crezca en la acurnula-
ción de alcaloides.
Si de los cultivos de exportación pasamoS a nuestras cosechas de consumo
interior, doloroso es decir, que no encontrarernos compensaciôn alguna en el
canibio de orientación. El trigo no ha dado un solo paso adelarite de la indepen-
dencia para acá. Las papas han subido enormemente de precio" y continuaba
Camacho niostrando las dificultades de todos los cultivos que apenas se veIan
compensados por la expansián de la ganaderIa 4 .
AsI, mientras algunos paIses de America Latina comenzaban de modo lento
pero seguro a distanciarse del legado ecojiórnico colonial, Colombia se crraba
al comercio internacional y se precipitaba en una crisis de la que solo empeza-
rIa a salir a fines del siglo Ospina Vdsquez es de la opinion de que el momento
en que esa pobreza de la que se quejaban sin excepción los observadores de la
época, llegó a su punto mdximo (en todo el lapso que va desde el inicio de la
guerra de independencia) está en los airededores del aflo de 1890. Por supuesto,
como bien lo señala Ospina Vásquez, en este, corno en muchos otros problemas
no es fácil una demostración estadistica convincente; sin embargo, en las diver-
sas opiriiones de la época, las de Uribe Uribe, Camacho Rolddn, Miguel Samper,
Leonardo Canal entre otros, no deja de ser notable el acuerdo que confirma el
cuadro de la involución que describe Camacho y que se reitera al exammar los
pocos datos numéricos que se tienen para demostrar el empobrecimiento pro-
gresivo. Por supuesto estos datos se refieren principalmente a la faja oriental,
especialmente a la Sabana de Bogota, en la que puede evidenciarse, que el
nivel de vida de los obreros agrIcolas sabaneros era verdaderamente aterrador,5
pero ello debió ser cierto en todo el pals.
Si hemos de creer a Mc Greevy, cuyos cálculos no dejan de suscitar dudas,
Colombia se sitUa hacia 1870 como uno de los palses de mds bajo ingreso

Salvador Camacho Roldin, Escritos sobre economia y politica, Biblioteca Básica Ca-
lombiana, Colcultura (1918), pp. 116-117; véase también Salvador Camacho Roldán,
"Escritos Varios", volumen It, pp. 174 y ss. Pam una descripción similar véase Miguel Sam-
per "La miseria en Bogota y otros escritos", Universidad Nacional, Division de Extension
Cultural, Bogota, 1968, p. 217.
Luis Ospina Vásquez,Industriay protección en Colombia 1810-1930, FAES, Biblio-
teca Colombiana, Medeilin, 1979, pp. 480 y ss; véase también sabre el mismo t6pico ade-
mas de "L.a misena en Bogota" de Miguel Samper el opOsculo de M. Cotes, "Régimea
alirnenticio de los jornaleros en la Sabana de Bogota" y Ram On Vanegas Mora

81
per-capita en toda America Latina; segán éI, el ingreso per-capita de Colombia
en 1870 era de US$100 (poder adquisitivo de 1950), mientras que el de los
Estados Unidos era de US$339, el de Jamaica de US$137, el de Chile, en 1855,
de US$110, el de Argentina de US$159 en 1850 y de US$345 en 1890 y aIm
Cuba hacia 1825 tenia yauningreso per-cápitade US$ 170; por otra parte si se
mira la evolución del ingreso per-capita durante Ia segunda mitad del siglo
XIX, puede notarse que entre 1850 y 1920 el ingreso per-capita de Argen-
tina (en dólares de 1950) path de 159 a 430, el de Chile de 110 en 1855 a 190
en 1905, el de Cuba de 170 en 1825 a 407 en 1920, el de Mexico de US$90 en
1905a122en l92Oyelde Colombia l0Oen 1870a121 en1925°.
Esta suerte de vuelta atrds, era por supuesto en primer térrnino, el resultado
de Ia incapacidad de la agricultura colombiana para volcarse de manera estable
al comercio mundial. Colombia es sin duda, uno de los paIses de America Lati-
na que muestra un menor grado de apertura exterior, muy por debajo de Méxi-
co, llrasil, Cuba, los paIses del Cono Sur, el Peru y Venezuela y apenas compa-
rable a Bolivia, Guatemala o el Ecuador7 .
Siguiendo a Camacho Roldán, Palacios estima que el valor de las exportacio-
nes agrarias era poco menos del 8o del valor total de la producción agrIcola
que pasaba por el mercado; esto sin tomarencuentaelautoconsumo campesino.
lncluyendo las exportaciones de oro, el coeficiente de las exportaciones colom-
bianas no pudo pasar de 10% y probablemente osciló por debajo de esta pro-
porción excepto durante el primer quinquenio de los setenta y noventa donde
Se experinientaron auges pasajeros de la economia exportadora S .
A su vez, estas dificultades para articular una economIa exportadora no pue-
den verse solo como el resultado de los bruscos cambios de orientación del mer-
cado mundial. Es cierto que el desplazani.iento de los grandes mercados euro-
peos de Alemania, Holanda, Inglaterra, afectó la posición de Colombia como
pals exportador. Para ello influyeron diversos factores: la apertura del Canal
de Suez y los avances tecnológicos de la navegación martItima aproximaron
las colonias europeas y asiáticas abaratando considerablemente los costos de
transporte. Tambien desde 1871,Alemaniauno de los principales iniportadores,
inipuso una politica discriminatoria contra los productos de America.

"Estudjos sobre nuestra clase obrera", Bogota, 1982. Igualmente las descripciones de
Alfred Hettner, "Viajes por los Andes Colombianos 1882-1884", traducción del alemin
Heimrich Henk, pubLicaciones del Jianco de la Repüblica, archivo de la economIa nacional,
Bogota, 1976, pp. 375 y ss.
Do acuerdo con las cifras que presenta Mc Greeevy, hacia 1850 Cuba tendrIa el ma-
yor ingreso per-capita seguido de Argentina, luego de Jamaica, después de Chile, enseguida
Colombia y POT debajo de Colombia solamente Mexico y Brasil. Estas cifras provienen de
William P. Mc Greevy, "La mvestigacidn cuantitativa en la historia Latinoamericana en los
siglos XIX y XX ',en D. S. Landes (Editor), Las di,nensiones del pasado, estudios de histo-
ria cuantitativa, Alianza Universidad, Madrid, 1974, p. 332.
Vdase Cardoso y Perez Brignoli, op. cit., P. 140.
Marco Palacios, El café en Colombia 1850-1970, una historia econémica, social y
polItica, El Ancora Editores, Bogota, 1983, segunda edición, p. 24.

82
A partir de 1882 las importaciones inglesas provenientes de America Tropi-
cal se desplazaron en favor de las colonias africanas. Por otro lado el desarrollo
de la qulmica desplazó los colorantes originados del añil, y luego la terminación
de la guerra civil norteamericana cerró las posibilidades para obtener exporta-
ciones como las de algodón. No menos importantes quizás fue ci factor geográ-
fico, que Safford seflala como uno de los que más incidió contra el desarrollo
de las exportaciones colombianas por los problemas que para el transporte im-
pi.icaba ci terreno muy quebrado del pals, por la insalubridad de las tierras bajas
y calientes, las que a pesar de que tenIan posibiiidades de alcanzar un mejor
mercado mundial permit Ian apenas modestos desplazamientos de población.
Por otra parte, la polItica económica especialmente la desmonetización general
de la plata en el mundo, ocasionó una deflación internacional de precios que
constituyó un alentador de la depresión internacional que se inició en los años
75; y finalmente, las numerosas insurrecciones locales entre 1863 y 1885 (más
de 40) y las guerras civiles del 76-78 y La del 85 que dislocaron cornpletamente
la economIa, obstaculizaron la producción y desestiniularon la inversiOn y la
entrada de capitales extranjeros9 .
Por supuesto estas causas generales bien pudieron ser contrarrestadas como
ocurrió en otros palses de America Latma, los que si lograron en aquellos anos
una articulación relativamente significativa al mercado mundial. Aunque no
dejan de ser importantes aquellos obstáculos externos, lo más ostensible es
que ci pals no tenla entonces condiciones de competitividad en los rnercados in-
ternacionales y ello en gran medida ocasionado por el atraso t6cnico'0 -
Ocampo, quien ha realizado uno de los trabajos más minuciosos sobre la
evolución del sector exportador, encuentra que los principales obstáculos para
vincularse a Ia economfa mundial provenfan de: 1.) La posición de Colombia
en la economia mundial, que tenclIa agenerar fuertes desventajas competitivas
para los productores colombianos, 2.) La presencia de formas de producción
atrasadas y 3) La tendencia de los capitalistas colombianos a cornportarse co-
mo productores especuladores.
Segfin Ocarnpo "la inversion tend ía a concentrarse en actividades cornercia-
les usureras y especulativas o en La compra de aquellos activos fijos, tierra, gana-
do, etc., que tienden a adquirir alguna de las caracterIsticas de la liquidez tIpi-
ca del dinero. La inversion en actividades productivas solo pareciO atractiva en
mornentos de altIsimos precios mundiales y solo con ci objeto de apropiarse de

Véase entre otros Mario Arango .Jararnillo. El Proceso del capitalismo en Colombia,
volumen N; "Evolución del campo hacia e1 capitalismo siglo XIX' Ediciones Hombre
nuevo, MedeilIn, 1981, p. 97, también Frank Safford, Aspectos del rig/c XX en Colombia,
Ediciones Hombre Nuevo, MedellIn, 1977, p. 246, y Bustamante "Efectos económicos del
Papel Moneda durante la Regeneración' Revista, Cuadernos Colombianos nOmeros 4,
Bogoti, 1974, p. 563 y ss.
Véase por ejemplo Manuel Moreno Fraginals La historia como arma y otros
estudios sobre esclavos, ingenios y plantaciones . plan taciones en ci t2aribe. ci Caso Cuba-
Puerto Rico, Santo Domingo, 1860-1940. Editorial Critica, 1983, pp.59 y ss.

83
lo que puede liamarse Ia "ganancia especulativa" asociada a la gran escasez".
Consecuentemente como ci propio Ocampo sugiere, Ia expansion del sector ex-
portador solo podrIa ocurrir durante perIodos de gran escasez cuando casi cual-
quier producción Se vela aceptada en ci mercado mundial. En consecuencia una
relativa alta movilidad de capital era importante y necesaria para mantenerse en
ci negocio y obtener alta rentabiidad.
El productor exportador ciertamente no tenia muchos incentivos para man-
tener una inversiOn eievada en capital fijo y su papel tendIa a ser más bien el
de un especulador.
Por otra parte, debido al carácter temporal de la producción para la expor-
tación, Ia inversion en capital fijo debia ser minima a la vez que estas exporta-
ciones aprovechaban ventajas relativas tales como la existencia de recursos sil-
vestres en ci caso de la quina y Ia palma empleada como materia prima para la
fabricación de sombreros, y la fácil y rápida cosecha en ci caso del aflil y ci
algodón.
AsI, no resulta extrauio entonces que ci producto colombiano por lo general
fuese de baja calidad si sc lo compara con los demds palses abastecedores. Dc
hecho, la baja calidad era consecuencia de la constante presión de los exporta-
dores, que los ilevaba muchas veces a recortar ci perIodo de maduración de los
productos para liegar más rápidamente a los diversos mercados, de las rudi-
mentarias técnicas empieadas en ci cultivo, y del desconocimiento de procesos
más adecuados para la producción ' . Eilo explica también, por otra parte, por
qué en ninguno de los cultivos de exportación Se hizo ninguna mejora técnica
sustancial, como Si habIa venido ocurriendo en otras regiones on las cuales los
cultivos de exportación estaban a la cabeza de las innovaciones técnicas con
reiación ai resto de productos para ci consumo interno. Este es ci caso por
ejemplo del azOcar en las Antillas, del café, del cacao, etc.
Es ci propio Camacho Roidán quien sc ocupa de ilustrar los vInculos entre
aquellos movimieritos espcculativos y Ia ausencia casi total de mejoramientos
técnicos en los cultivos de exportación (la excepción es por supuesto ci café,
aunque tardlamente) refiriéndose al desarrolio de estos productos, Salvador
Carnacho tcstimoniaba las prãcticas priniitivas de cuitivo y se preguntaba:
"qué ha resultado de la préctica secular de cstos viciosos sistemas?"...
En primer lugar que casi todos los cultivos comercialcs con excepciOn del
café han dcsaparecido, hi tierra ha rehusado seguir produciendo tabaco... los
veranos, o ci puigon o ci amulatamiento han triunfado del azadón impotente
de manos rutincras, otro tanto ha sucedido en otras partes. ,Era posibic pro-
ducir tabaco todos los afios en unas mismas tierras no revueitas por ci arado, ni

11. Véase José Antonio Ocampo 'El mercado mundial del café y ci surgimiento de
Colombia como un pals cafetero", Desarrollo y Sociedad, Bogota, CEDE, No. 5. 1981, y
"Las exportaciones colombiana en ci siglo XIX", Desarrollo ;' Sociedad No. 4, julio de
1980. Para una sIntesis adecuada de lo que ocurriO con cada producto exportable, véase
Margarita Jiménez y Sandro Sideri. "Elites, Estado y vinculaciOn internacional de los espa-
cios regionales en Colombia" Institute of Social Studies. La Haya, agosto de 1983, p. 22.

84 -
limpiadas por el rastrilo, ni renovadas en sus capas inleriores por ci arado sCib-
soil, ni abonadas por la majada, o por los huesos o por los vegetales en descorn-
posición ayudados de la cal? Era imposible.
El cacao desapareció de las márgenes del Cauca en las inmediaciones de la
antigua ciudad de Antioquia destruido por parásitos semejantes de los que en
Francia amenazaron la Vina. Aliá se luchó y se triunfó del enemio por medio
del azufre, aquI aceptamos impasibles ci decreto de los hados.
El algodón también está expirando porque los terrenos están agotados, ci re-
12
medio hubiera sido quizás abonos y rotación de cosechas Y advertIa ense-
guida con un ejemplo bastante significativo ocurrido en La Mesa "montada a
grandes gastos una fábrica de azücar con los aparatos usados en la Isla de Cuba,
ha resultado que los terrenos adyacentes estdn enipobrecidos para la produc-
ción de la caia sostenida all sin rotación aiguna y sin abonos por más de trein-
ta años, los jugos de la planta están cargados de sustancias extraflas que se opo
nen a la cristalización del azücar y desarrolian on la miel una fermentación
prematura; tal es a lo menos la opinion de aigunos cubanos inteligentes".
Igual ocurrIa con ci aflil segün Camacho que requerla de abonos abundantes,
algOn riego y sobre todo rotación frecuente en las cosechas. "Raquitica, amari-
ilenta, con senales de evidente anemia en la pianta un solo paso del arado basta-
ha para hacerla revivii siquiera por dos cortes más; abandonada la plantación,
aparecla conio un encanto ci rastrojo y sin que nadie la sembrara, abundancia
de higuerila frondosa, aji silvestre y tomates".
Y conclula de manera tajante: "en una palabra no hubo error en que no se
incurriera, ni herejIa agricola que no se procesara y cuando ya empezábamos a
adquirir como don Quijote a fuerza de palizas y estropeos aigunas experiencias
para distinguir las ovejas de los gigantes, cuando ya la especulación hubiera po-
dido ser provechosa, la tierra cultivable estaba agotada y ci capital de la empre-
sa, niermado por tantas faltas y devorado por tantos enemigos, dio término en
13
muchas partes a los pies del peor de todos, la usura"
AsI pues, esa suerte de circulo vicioso entre una economIa que no puede
abrirse en parte por la carencia de técnicas y que no logra ci avance de éstas por
las modajidades mismas de las oscilaciones del capital vinculado al sector expor-
tador, definirá ci curso de las inestabilidades económicas en la segunda mitad
del siglo XIX. Pero una econornia cerrada y técnicamente atrasada no es una
economla quieta. Dc hecho, los movimientos exportadores son fundamental-
mente nvimientos localizados on regiones especIficas sin grandes nexos con
ci resto del pals; dada la inestabilidad de las corrientes de exportación, las in-
versiones se orientan en una tendencia en gran medida diversificada, lo que sin
duda estará en la base por una parte, del auge cafetero, pero por otro también
del desarrollo mismo de la ganaderIa. Dc hecho, como lo ha seIiaiado l3usta-
mante, ci notable desarrollo de la ganaderia que se experirnenta después de

Salvador Camacho Roldán, op. cit., p. 121.


Ibid p. 122.

UUTZ.C1. p ,( Urt. ' 85


1860 y que incluso de acuerdo con Camacho y Samper llegó a sustituir algu-
nos cultivos, responde mds que al valor de la came per se o a las posibiidades
de rentabilidad de la ganaderfa, al hecho de que esta es una inversion segura
"al tiernpo que perniite la ocupaciOn de las tierras y garantiza hasta cierto pun-
14
to la estabilidad de los capitales"
Paralelamente a la decadencia de las regiones va emergiendo lenta pero
estable, la expansiOn cafetera en las areas centrales y occidentales del pals y
se va desarrollando Ia actividad ganadera en las regiones de la costa norte.
Falls Borda, caracterizando la evolución agraria nacional en la segunda m.itad
del siglo XIX, alude a tres revoluciones: la del tabaco, an poco més tarde Ia
del café y la de ganaderla como los tres procesos básicos que definirán los pa-
tronos de la estructura agraria después de 1850
El café que habia comenzado a exportarse desde poco antes de los años
cincuenta llegó a convertirse en el factor dinâmico, al menos en la region de
grandes haciendas desde 1870.
Es bien sabido que, el primer periodo de expansion cafetera abarca desde
1850 hasta 1910, cuando empieza a producirse el rompimiento del modelo de
desarrollo basado fundamentalmente en el sistema de haciendas.
En un comienzo la producción cafetera se asentO fundamentalmente en los
Santanderes quizás por el mds fácil acceso a la via de exportaciOn, COcuta—
Maracaibo y CUcuta—Magdalena, por la mayor disponibilidad de fuerza de tra-
bajo y quizás por una acumulación de capital comercial, especialmente en
CCtcuta. Un poco mds tarde, desde fines de los sesenta hasta comienzo de los
noventa empiezan a aparecer en las zonas de Cundinamarca a travds del paso
de las tierras usadas en ganaderla extensiva al cultivo del café, haciendas cafete-
ras. La mano de obra disponible provenia de la region de Ambalema, de los
indIgenas expulsados de sus tierras y la rmanciacion estuvo en gran parte aso-
ciada a los capitales excedentes del tabaco, la quina y el anil; luego también en
el mismo perIodo Antioquia comenzaria a establecer cultivos cafeteros con fi-
nes comerciales a comienzos de los ochenta. Por supuesto en cada una de
estas regiones se producirian relaciones de trabajo distintas, vInculos diferentes
entre los hacendados y los trabajadores por Ia via de las aparcerIas, de los
arrendarnientos, del colonato, etc. que no harlan en todo caso perder ci hecho
esencial, la producción cafetera entre 1870 y 1910 se desarrollaria fundamen-
talmente por la via de la gran hacienda 56

Véase DarIo Bustamante op. cit., p. 134 y 136.


Véase Orlando Fals Borda, Historia de in cuestiOn agraria en Colombia, Ediciones
La Rosca, Bogota, 1974, p. 81, Fals Borda, C'apitaiismo, hacienda y poblamienro, Ediclo-
nes La Rosca, Bogota, 1977, p. 35.
La cada vez más abundante bibliografIa sobre el café nos dispensa de detenernos en
este aspecto. Entre los trabajos msIs importantes sobre el desarrollo cafetero pueden citar-
se: Absalón Machado, El café de la aparceria a! capitalisino, Editorial Punta de Lanza,
Bogota, 1977; Mariano Arango, Café e Industria 1850-1930, Carlos Valencia Editores,
Bogota, 1977; FAES Medellin, 1981. Por supuesto ci muy consistente trabajo de Marco

86 :..-.
En cuanto al desarrollo ganadero Fals Borda anota que: "Poco después de la
revolución del tabado se registró la de la ganaderIa que tuvo todavIa mayor
impacto dentro del pals porque afectó a muchas más comunidades campesinas
especialmente en las costas y valles calientes. Este cambio se debió a la impor-
tación de semillas nuevas de pastos ilamados artificiales, tales como guinea, pa-
rá, o admirable y otros a partir de 1840; a la tralda de razas de ganado fino de
Europa, y la adopción del alambre de püa hacia 1870, todo lo cual intensificó
y racionalizó La ganaderla y aumentó el area cultivable en pastos. Las relaciones
de producción se modificaron aquI con el nuevo concierto y el poder de los
terratenientes aumentó junto con la riqueza de la tierra que acumularon con
rapidez creciente" 17
En efecto, aunque la ganaderla se extendió por igual en las regiones cilidas
del Magdalena sustituyendo en parte la actividad exportadora, en Antioquia,
Cundinamarca y Santander, parece haberse acentuado especiahnente en las re-
giones de la Costa Atldntica.
Los datos disponibles sobre censos de ganado muestran que la Costa Atlán-
tica y Antioquia en conjunto aumentaron su participación en la población
naciona] de 22.39'o en 1851, a 25.7% en 1870 y a 36.4% en 1912. No obs.
tante, la población dedicada a la ganaderIa en Antioquia y la Costa constituIa
una cuarta parte del total nacionai en 1890, segün el censo de población, mien-
tras que más del 57Yo de los ganaderos del pals se encontraban en el oriente,
Cundinamarca, Boyacé y Santander; sobre la distribución geográfica de la p0-
blaci6n de ganado pueden hacerse pues, conjeturas, pero pareciera que en 1850
una quinta parte del total nacional se hallaba en la Costa Atlántica y Antioquia
y que hacia 1883 la participación de estas dos regiones era superior a! 359'o
en contraste con la participación de los tres departamentos orientales ya men-
cionados que disminuyá de cerca del .500 a poco más del 25% de la pobla-
ciOn ganadera durante el mismo perlodo.
Segón esto, la expansion de la ganaderIa fue un fenómeno de las praderas y
valles de tierra caliente por ejemplo la region del Sinü; indudablemente Antio-
quia era ya un foco de desarrollo varios decenios antes de que el café se convir-
tiera en su principal producto de exportaci6n'8 .
Alberto Pardo por otra parte concluye que en Antioquia y Caldas hubo un
aumento del hato ganadero de 1.90/0 entre 1882 y 1916, en bolfvar elaumen-
to fue de 6.40/0 en el mismo perfodo, en Magdalena un gran aumento de 130/0
entre 1882 y 1916 y un aumento del 30/o en la region del Cauca. Siguiendo los
datos 'Ic Pardo, se tiene que en Bolivar habrIa habido entre el afio de 1882 y

Palacios "El café en Colombia", ya citado, véase también para este primer periodo Robert
Bcyer "Coffee Industry in Colombia, origins and Mayor trends" PHD tesis de Univ. of
Minessotta, 1947.
Orlando Fais Borda, Historia de la cuestión agraria, Ediciones La Rosca, Bogota,
1974, P. 76.
Gabriel Poveda Ramos, "Agricultura y Ganaderla Antioqueias en ci siglo XIX",
RevistaAfldi, No.44,1979, p. 124.

87
Jt
UO1tC AGL1
;r
1916 una fuerte disminuciOn, Ia mismo que en Boyacá, donde el hato ganadero
debió disminuir en cerca de Ufl 500/0 al igual que en Cundinamarca19 .
Más allá de las dificultades estadIsticas, el hecho es que Ia expansion ganade-
ra es en buena parte asociada a otro proceso capital: la expansion de la fronte-
ra agrfcola asentada sobre la ocupación de areas bald las.
La recuperación de areas vaclas se expresa no solamente en la colonización
antioquefla, el proceso sin duda mds conocido, sino en la paulatina expansion
de la frontera agrIcola, especialmente la ocupación lenta de baidlos y la apro-
piaciOn de los mismos en manos de propietarios privados. Concomitantemente
al desarrollo sustancial de la ganaderIa, las haciendas van emergiendo en aque-
ilas regiones antes deshabitadas; en ellas por diversas razones se va expandiendo
una actividad ganadera de caracteristicas extensivas, inodificando en alguna
forma tarnbidn a lo largo del Ultimo cuarto de siglo la densidad poblacional y
con esta el cuadro general de la evolución agraria.
Hasta mediados de los años cincuenta, la población se asentaba fundamen-
taimente sobre ci eje central del pals en las tierras altas, en las tierras frias, bá-
sicamente en las areas de la Sabana de Bogota, en Antioquia, en la region 0 CCi-
dental de Santander; el resto, es decir las regiones del oriente de Boyacá, el estado
de Cundinamarca en su parte oriental y el occidente del Cauca, eran regiones
con bajas derisidades poblacionales. Dc hedho, los centros en los que estaba la
actividad productiva se localizaban fundament alm ente de sur a norte: Popayán,
Call, Ibagué, Bogota, Honda, Tunja, MedellIn, Bucarainanga y eventualmente
COcuta. En el resto del pals los municipios eran de muy escasa densidad pobla-
cional; en general, Colombia a mediados del siglo XIX era un pals deshabitado
en la mayor parte de su territorio, un pals de inmensas areas vadIas20 .
Sin embargo a partir de Ia segunda mitad del siglo XIX y en parte como re-
sultado del alto crecimiento demográfico del area central comenzarán fuertes
movimientos de poblacion a desplazarse hacia estas areas vacIas; la coloniza-
don antioquena, como se sabe, se extiende hacia ci forte del Tolima, hacia
el Quindlo, hacia Caldas, pero también hay otro tipo de migraciones que ilega
a ser ilamado la "colonización de vertiente". Como en la region del Sumapaz,
Boyacá y Santander y luego también la población antioquefla se extenderá bajo
modalidades distintas hacia Ia zona forte, al departamento de iloilvar y a la
region del Magdalena 2'

Las estadIsticas relativas a la evolución del hato ganadero son rnateria de controver-
sia. Las cifras recogidas aqul provienen de la sIntesis de Salomón Kalmanovitz. "La agricul.
tura en ci siglo XIX'., en Manual de Historia, Colcultura, volumen II, Bogota, 1978, pp.
271 y ss y de Aiberto Pardo Pardo, Geografla Econ6mica .v Humana de Colombia. Edito-
rial Tercer Mundo, Bogota, 1972, P. 320.
Sabre estos aspectos puede consultarse la información de la Geografia Fisica y
PolItjca de las Provincjas de la Nueva Granada par la ComisiOn Corognifica, bajo la direc-
ción de AgustIn Codazzi, varios vohmenes, Bogota, 1958, y también Javier Vergara y
Velasco, Nueva geografia de Colombia, Editorial Banco de la Repübiica, Bogota, 1972,
Sobre estos procesos migratorios véase W. 1-lyman "La Frontera agricola Colombia-
na y la persistencia del campesinado" en Cuadernos de agroindustria y economIa rural,

88
Pero por otra parte ci avance de la colonización y la formaciôn de amplias y
grandes propiedades no resultaron on verdad contradictorios por lo menos has-
ta comienzos del siglo XIX. Sin duda, la distribución de las tierras piblicas
contribuyó directamente a la consolidación de grandes haciendas en las areas
más productivas de Colombia entre 1870 y 1930; de hecho, los latifundios del
oriente colombiano, asi como los de la costa Caribe son en su mayor parte de
origen muy reciente.
Como lo señala Legrand "la tendencia dominante hacia la transformación
de las tierras páblicas en propiedades privadas acabó en la extension del siste-
ma latifundista dentro de las areas de frontera"22 .
Los procesos paraiclos de yenta y apropiación de tierras pUbLicas tuvieron
profundos impactos en el campo colombiano. En la regiOn andina inmensas zo-
nas de dominio piblico, en las altitudes medias y bajas pasaron a manos priva-
das; de igual modo una transformación similar ocurrió en la costa Caribe don-
de las concesiones coloniales fueron entrecruzadas con vastas apropiaciones
de tierras püblicas; después de 1870, muchos baidlos asi como tierras de pro-
piedad municipal fueron absorbidas por propietarios privados y convertidas
después en pastos y ganado .
Legrand estima que entre 1827 y 1936 individuos, compañIas y colonos
recibieron autorizaciones de adjudicación por cerca de 3.2 millones de hectá-
teas o 7.9 millones de acres de tierra. Sin duda, antes de 1865 cuando la
eeonomIa exportadora Sc centra on unas pocas regiones del pals, hay poco in-
terés en las tierras püblicas; durante este perlodo, relativamente pocas tierras
püblicas fueron asignadas a través de donaciones del gobierno.
Y la mayor parte de las donaciones se hicieron a cuenta de los bonos de
deuda piblica. De hecho, durante el perlodo 1827-1839 solamente se asigna-
ban un promedio de 11.700 hectáreas por año, on todo ci pals; sin embargo
los intentos por desarrollar y consolidar una economIa de exportación hicieron
que las tierras páblicas comcnzaran a valorarse. En el solo aflo de 1872 y 1873
se concedieron 413.000 hectáreas, las cuales al parecer estuvieron directamente
relacionadas con ci "boom" de algunos productos de exportación especialmen-
te la cinchona, asi como con la construcción del ferrocarril del Norte que atra-
vesaba ci departamento de BolIvar.

Universidad Javeriana No. 11, Bogota, segundo semestre de 1983- también Dario Fajardo,
El Estaclo y la formación del campesinado y el capitalismo en Colombia, Bogoti Cinep
1981, y Jorge Viliegas, La colonización de vertiente colombiana en el siglo XIX, Esiudios
rurales latinoamericanos, No. 2, 1979. Además del conocido trabajo de Parsons y ci de
Lopez Toro, Migración j' cam bio social en Antioquia durante el siglo XIX. Bogoté. CEDE,
Universidad de los Andes, 1970.
Véase Catherine Legrand "From public lands in to private properties: landa holding
and rural conflic in Colombia 1870, 1936' PHD Thesis, Stan dford University, 1980. p. 53.
Tanibién Mariano Arango, Café e industria 1850-I 930, Carlos Valencia Editores, Bogotd
1980, pp. 74 y ss.
Legrand, op. cit., pp. 60 y ss.

'I 89
A partir de este año, las tasas de crecimiento de las asignaciones de baldIos
continuaron relativamente aitas durante el siglo XIX; entre 1874 y 1899 las
asignaciones de tierras püblicas promediaban 40.850 hectdreas por aflo y conti-
nuaron a una tasa mds baja de 31.375 hectáreas por aio entre 1913 y 1936.
Por otra parte, si antes de 1870 muchas de las tierras páblicas que pasaron a
manos privadas se localizaron en el departarnento de Antioquia, en razón a la
expansion minera que después de 1830 valorizó las tierras pOblicas, los aflos
después de 1870 mostraron la rápida extension de haciendas de ganado en las
ilanuras de la costa, del oriente, del occidente de Antioquia y en los departa-
mentos de Rolivar y Magdalena.
Desde los afios ochenta hasta los ailos treinta las tierras pübiicas concedidas
en la costa Caribe, en ci Valle del SinU y airededor de Monterla fueron apropia-
das por antioqueños, empresarios que fundaron inmensas haciendas ganaderas;
aun cuando estas apropiaciones de tierras bald las se concentraron en manos de
grandes propietarios, tambidn las pequeflas fincas pudieron expandirse dando
lugar a la emergencia de una capa de pequefios y medianos cultivadores.
Este perlodo, pues, está caracterizado por ci paso a la apropiación individual
de la tierna bald ía entre grandes propietarios con algOn margen a los pequeuios
cuitivadores. Palacios estima que entre 1823 y 1870, ci 27% de las tierras fue-
ron dadas a colonos y ci 60% a individuos con más de 1.000 hectáreas prome-
dio, y ci 13Yo a individuos con menos de 1.000 hectdreas. En ci perlodo 1871-
1905, ci porcentaje fue 10o y 590/0 respectivamente; por otra parte el pro-
plo Palacios estirna que (página 313) entre 1823 y 1870 fueron concedidas
11.518 adjudicaciones por más de 1.000 hectáreas y 491 con menos de 1.000,
hectdreas mientras que en ci perlodo 1871-1905, el primer tipo de adjudica-
ciones ascendió a 3.400 y ci segundo a 416 2•
Estos desplazamientos poblacionales conjuntamente con la incorporación de
tierras baldias a la "frontrera de la propiedad" en cxpresión de Legrand, con-
figuraron un nuevo cuadro de la sociedad rural colombiana a lo largo de la
segunda mitad del siglo XIX. Al regimen de haciendas de las tierras altas for-
mado durante la época colonial, se superpusicron aqudllas del area del Caribe
y de otras regiones cdlidas formadas durante este liltimo perIodo, generando un
espectro de trabajo que, regionalniente, rompió la contmuidad de la formación
social colonial: terrajeros, coionos, cocertados, arrendatarios y peones consti-
25
tuirdn ese abigarrado regimen de trabajo de las hacicndas.
Pero esa notable expansion de la frontera agrlcola a travds del regimen de
haciendas y del poblamiento de areas vaclas, será incapaz de romper con ci Ic-
gado técnico colonial. La constitución del regimen de Haciendas más bien
acentuará la distancia con las agriculturas europeas, que han vemdo accedien-

Sobre estos véase especialmente Legrand, op. cit., p. 65 y ss. y Patacio, op. cit.,
p. 313.
1a diversidad de formas regionales es demasiado compieja para describir aqul, véase
Salomón Kahnanovitz, op. cit., también Fals, Historia de la cuestión agraria, op. cit.
do a la segunda revolución agrIcola que pondrá al descubierto, nuevamente, la
incapacidad del regimen agrario para asimilar las nuevas dimensiones de la
técnica.

2.— La Brecha Tdcnica

Sin duda, la crisis del modelo exportador, visible ya a comienzos del decenio
del setenta, ponIa en evidencia la brecha que separaba la agricultura colombiana
de la agricultura europea y norteamericana y el muy escaso grado de asimila-
ción de la técnica disponible. Esta brecha debla percibirse, por los observadores
de la época, de un modo mucho más acentuado si se consideran los avances de
las técnicas después de 1870 no solo en los paIses de mayor desarrollo sino in-
cluso en aquellos de America Latina que habian logrado constituir economIas
de plantación orientadas al mercado mundial y en las cuales los avances técni-
cos no eran desdeflables. La crisis, al tiempo que mostraba las limitaciones para
exportar, ponla en el centro de las preocupaciones Ia necesidad de asimilar lo
que ha dado en ilamarse "la segunda revolución agrIcola", como condiciOn
del modelo exportador. En las plantaciones azucareras del Caribe, a partir de
1860, se quiebra por completo la estructura técnica dando paso a sucesivas in-
novaciones en la producción y comercializaciOn; en Mexico, se introducen nue-
vas variedades de cafla y se renuevan los instrumentos de trabajo y la maquina-
na; en las antiguas colonias inglesas de America, el tabaco y el azOcar verái
igualmente excepcionales desarrollos en el nivel de la técnica. Igualmente ocu-
rre con la ganaderla en los paIses del sur y aunque la agricultura interna progre-
sa lentamente, no deja de recibir en muchas partes el influjo de la revolución
agricola
Veamos pues lo que habia ocurrido con [a segunda revoluciOn agrfcola (defi-
nida como se vera, por la aplicación de la ciencia a la agricultura) y que era en
sIntesis lo que habla que imitar, lo que habIa de difundir. Se ha visto ya que
los elementos de la pnimera revolución agrIcola pueden resumirse en la gradual
eliininaciOn del barbecho y su sustituciOn por continuas rotaciones de cultivos,
la introducción o extensiOn de nuevos cultivos, la mejora de las herramientas de
uso tradicional, la selección de semillas y cnias de animales, las ampliaciones y
mejoras de tierras cultivables y el aumento del empleo del caballo para el traba-
jo de La tierra. Lo que ocurrirIa después de 1840 senIa la introducción de un
segundo grupo de innovaciones, básicamente la introducciOn de nuevas máqui-
nas, Ia mejora en los instrumentos tradicionales, el uso de tracción animal, La
introducción de fertilizantes quimicos, etc., lo que apropiadamente se ha deno-

26. Sobre estos aspectos vase entre otros Immanuel Wallerstein, El inoderno sistema
mundial, "El mercantilismo y la consolidacióa de la economla mundo Europeo, 1600-
1730", Editorial Siglo XXI, 1984 y Manuel Moreno Fraginals, El ingenio, 3 volilmenes.
Ed. de Ciencias Sociales, La Flabana 1978.

91
minado "la segunda revolución agricola" donde el irnpulso de estas innovaciones
ya no solo provenIa de Europa sino también de Estados Unidos, y cuyo funda-
mento se encuentra en la aplicación de las ciencias (especialmente Ia rnecánica,
la biologla, la botámca y la qulmica) al desarrollo de las técnicas agropecua-
rias 27
Se trata de mejorar la producción, en cuestión de abonos en primer lugar; la
gran época del guano, no hay que olvidarlo, se fija entre 1850-1880 y luego
mtervienen los elementos fertifizantes que la qulmica pro porciona juntarnente
con el estiércol animal.
Desde Ia revolución de Ia quimica que comienza con Lavoisier se dedica mu-
cho tiempo, niucha experimentación para sacar de los nuevos métodos cientIfi-
cos, principios aplicables a las prdcticas agrfcolas.
En Inglaterra se han hecho desde 1802 cursos para permitir a los agricultores
utilizar los descubriniientos de Cavendish, Scheele, Prisley y Lavoisier. La obra
de Humphrey y David Elements of Agriculture and azemisrrv desde 1813,
proporcionará a los agricultores conocimientos accesibles.
En Francia, Bossingault, quImico y agrónomo, visitante en alguna ocasión
de la Nueva Granada, profesor de agricultura en el conservatorio de artes publica
su Tratado de Economa Rural, 1940, el cual después en 1884 será reeditado
con el tItulo de ..4pronom(a, Quimica Agricola, Fisiologia.
Bossingault ha trabajado principalmente sobre el valor efectivo de los abo-
nos, sobre el valor nutritivo de los forrajes, sobre la fijación dcl nitrógeno at-
mosférico, sobre la restitución al suelo de los elementos quitados por las plan-
tas.
En Alemania, Justus Liebig publicará tanibién en 1840-46 su Quimica Orgá-
flea aplicada a la fisiologIa vegetai y a la agricultura y en 1864 Las leyes natu-
rales de la agricultura, donde explicará cómo la alimentaciOn de las plantas
depende exclusivamente de los elementos minerales; aunque esta afirmación es
excesiva, en todo caso abrió Ia práctica de los abonos minerales 28 .
Por supuesto el empleo de los abonos minerales comenzará básicamente a
partir de 1880; entre 1850 y 1880 aunque se sabe cuáles deben ser los abonos
minerales, estos han sido utilizados sOlo por agricultores selectos y por lo que
hace a los agricultores pobres estos no han conocido más que cal, marga, yeso,
limo y restos de conchas, fósiles; pero además se tiene ci guano que comenzó a
importarse a Ingiaterra hacia 1840 y a Francia hacia 1850.
Los aportes de Liebig constituyen sin duda un hito de la mayor entidad en
la historia de la qulmica orgdnica y de la quIrnica biológica y agrlcola. Por lo
que hace a las fuentes, formas, procesos de absorción, de la nutrición de las
plantas superiores, todo esto quedarla resuelto en la segunda mitad dcl siglo
XIX; en narticular las investigaciones emprendidas por Bossingault, agrónomo

Micliel Auge Laribe, La Revolución Agricola, UtheaMéxico,1979, pp.92 y ss.


Véase Historia General de las Clencias, bajo la direccidn de René Taton, volumen 3,
La ciencia cont,emportInea en el siglo XIX, Ediciones Destino, Barcelona 1973, P. 515.

92
genial, le permiten sin duda crear la qufrnica agrIcolaj unto con su contemporáneo
Liebig. El propio Bossingault crea en 1836 la primera estación agronómica en
la que investiga sobre el valor alimenticio de los productos vegetales, la prepara-
ción del suelo y los nitrates, hechos que fueron decisivos por su importancia
teórica y práctica.
No menos importante es el aporte de Liebig a la fisiologIa; basta con echar
un vistazo a una obra de divuigación publicada por Liebig en 1851, Nuevas
Cartas de Quirnica para hacerse a una idea sobre las cuestiones de fisiologia,
cuyos desarrollos pretendIa basar positivarnente on trabajos de quImica orgáni-
Ca: Respiración y calor animal, papel piástico y energético de los aLimentos,
influencia de las sales en la nutrición, composición de la sustancia nitrogena-
da on la anatomIa animal, efectos de los regImenes alimenticios.
Por supuesto estos progresos cientIficos condujeron directamente al emplee
de los ilamados abonos comerciales; se ha mencionado ya ci uso del guano del
Peru; un poco después de 1847, se pulverizaron las rocas fosfatadas para su
usa come abono, tratándolas a veces con ácido sulfCirico para obtener super-
fosfatos; también se extrajeron n.itratos de los yacimientos de Chile y la potasa
que desde tiempos inmemoriales se venIa obteniendo sobre todo de las ceni-
zas de madera comenzó a 5cr explotada en diversas minas principalmente
Stanfort (1861) y rnás tarde en otras regiones de Alemania.
Para dar una idea de los adelantos técnicos en este campo puede mencionar-
se que la producción mundial de nitratos, las tres cuartas partes de las cuales
se destinaron a fertiizantes,pasó de cifrasinsignificantes en 1850 a casi 900.000
toneladas métricas hacia 1913.
La producción de potasa subió a 1.398.000 toneladas y la de superfosfatos
a 16.251.000 toneladas 29
Por lo que hace al desarrollo de la mecánica es cierto que desde fines del siglo
XVIII se habIan hecho esfuerzos para crear máquinas que perfeccionaran
los trabajos de cultivo y de recolecciôn, por ejemplo la sembradora de Jethro
Tull; se habIan buscado también formas para mejorar los arados, pero empIrica-
mente los resultados no hablan sido extremadamente importantes. Con todo,
las máquinas recolectoras comenzaron a aparecer a partir de 1826. La segadora
imaginada por Patrick Bell fue perfeccionada en los Estados Unidos por Mc
Cormick en 1839; de ahI salieron las amanojadoras y las engavilladoras y las
trilladoras cuyos principios habIan sido descubiertos a fines del siglo XVIII,
pero que se perfeccionaron en el transcurso del siglo XIX.
Las segadoras de Mc Corm.ick y Hussey, mediante barras cortantes, guada-
fladoras y hoces para hierbas y cereales tiradas por caballos, empezaron a sus-
tituir la guadafia antigua especiai.mente aill donde las operaciones a gran escala,

29. Shepard B. do ugh, La evoluciôn económica de (a cipllización occidental, Ediciones


Omega, Barcelona, 1975, piginas 319 y 429. Sobre los fertilizantes quIrnicos véase D. K.
Derri y Trevor Williams, Historia de la tecnologia desde 1750 haste 1900, Siglo XXI, 1977,
volumen 11, pp. 806 y ss.

93
eran lo bastante grandes como para garantizar la inversion donde la mano de
obra era poco abundante.
Estas máquinas junto con la engavilladora (1878) y la combinada (combina-
ción de segadora y trilladora de los anos 1880), hicieron posible el cultivo ex-
tensivo, es decir, la explotación de grandes superficies con poca mano de obra;
tarnbién en la evoluciOn del utilaje agrarlo los norteamericanos contribuyeron
poderosamente. John Deere fabricO arados de vertedera hechos de hierro cola-
do (1838), posteriormente fabricO ci tipo totalmente de acero de mucha mejor
calidad (1847) y luego James Oliver presentó una combinación de arado de hierro
colado y acero (1870) que se impuso. También aparecieron los arados de asien-
to que eliminaban la molestia de sostener ci instrumento y caminar millas y
millas sobre un surco polvoriento (1856). Ademds de este utilaje cuyo propOsi-
to no era más que sustitufr la guadana, la pala y la azada, se construyeron tam.
bién máquinas trilladoras destinadas a elinjinar el fatigoso empleo del mayal;
entraron tambidn al servicio máquinas aventadoras para separar la barcia del
grano; la primera máquina trilladora y aventadora práctica utilizada en America
fue invitada por F-Iiram J. Pitts en 1837; por supuesto desde 1870 en adelan-
te la producción y la disponibilidad de máquinas segadoras y en general de toda
esta apl.icación de la maquinaria se extenderla de una manera notable en los
paIses europeos y por supuesto en Estados Unidos.
Desde 1847 por lo menos se comenzó la manufactura en gran escala de los
arados John Deere que adquirió proporciones considerables; en 1830 otras
factorIas de Pittsburgh producIan 34.000 arados anuales y en 1858 la sola
producción de John Deere se elavaba a 13.000, la, segadora de Mc Cormick por
su parte, comenzó a extenderse rdpidamente desde 1850 en los Estados Uni-
dos 30•
No menos importantes fueron la biologla y la microbiologIa en ci desarrollo
de la ganaderfa. Las observaciones empIricas de I3akewel sobre los alimentos
digestibles que permiten el desarrollo de los animales, se transformaron en regia
de carácter cientIfico, pero quizds los descubrimientos teOricos más decisivos
para las präcticas de los cultivos y la crianza de animales fueron debidos a Pas-
teur; sus estudios transforrnaron completamente desde 1856 los procedimien-
tos de las industrias agrIcolas; las vacunas han permitido prevenir y combatir
enfermedades que causaban grandes estragos en las especies animales como ci
cóiera en las gallinas, la peste bovina, la enfermedad del gusano de seda, la
rabia, enfermedades todas de origen microbiano.
La parasitologIa por otra parte habIa progresado lentamente durante los si-
glos XVII y XVIII pero notablemente durante el siglo XIX;esta ciencia experi-
mental puso de manifesto ci papel de los insectos como huéspedes secundarios
o propagadores de parásitos; además de los efectos benéficos sobre la medicina,
sobre ci control de la malaria por ejemplo, estos descubrimientos constituyeron

30. Para mayorcs detalles sobre estos aspectos véase A. W. Kirkland, Historic económi-
Ca de los Estados Unidos, Fondo de Cultura Económica, Mexico, pp. 201 y ss.

W.
un notable desarrollo sobre el control de enfermedades en los animales. La bac-
teriologla logró a través de los experimentos de Pasteur especialrnente, tener
inipactos sobre no solamente la medicina sino directamente en algunos produc-
tos (como por ejemplo la enfermedad de los gusanos de seda); se descubrió y
precisó ci papel de los microbios en las enfermedades contagiosas de los anima-
les y los hombres, el control del cólera de las gallinas y por supuesto la vacuna
contra el carbunclo (1881) y el control de la enfermedad de la j-abia.
La fisiologIa por otra parte perniitirIa resolver problemas relacionados con
lo que se ha Ilamado la economIa del agua, a fines del siglo XIX se hab Ian halla-
do los principales hechos que perrniten a la ciencia ofrecer una expresián bastan-
te satisfactoria del conjunto de los probiemas relativos del agua en los vegeta-
les: la osmosis, capilaridad, inhibición, cohesion, y con dos contribuyó enor-
memente a mejorar las condiciones de riego y drenaje de las plantas 3'
Por otra paste, otros espectaculares progresos resultaron con los avances
logrados en ci uso de mejores razas de animales y clases de semilas.
Los granjeros se acostumbraron a comprar las semilias a los especialistas y
estos a su vez estuvieron en mejores condiciones de buscar variedades capaces
de mayor resistencia, de efectuar selección de tipos de elevada producción y de
experimentar métodos para combatir enfermedades de las plantas.
Hacia 1880 por ejemplo se habIan reunido 175 variedades de tubérculos
y mediante un meticuloso trabajo estadIstico se seleccionaron las que se ha-
bIan mantenido sanas en medio de piantas enfermas. También en lo referente
al ganado fueron conociéndose poco a poco más razas y los granjeros cuidaron
de criar las mejores; se construyeron asociaciones de ganaderos especialmente
en Estados Linidos en donde la selección de los animales, en la medida que sig-
nificaba una enorme inversion, clebla pues cuidarse; la producciOn selectiva en
Inglaterra se desarrolló altamente; de aill ilegaron a America y a otras pastes
las razas: Jersey y Berkshire (las mejores productoras de leche) y Devon, Dur-
ham, Hereford entre otras clases de ganado32 .
Todos estos avances sin embargo no hubieran sido posibles en ci sentido de
su aplicación a la agricultura práctica, si esta transformación del antiguo agri-
cultor a la agricultura moderna no hubiera estado condicionada por la difusión
generalizada de conocimientos; hacia 1849, comienza a organizarse en Francia
la enseñanza agrfcola como una de las obligaciones del Estado; no solamente
se propagan las prácticas por medio de publicaciones, o por medio de perfec-
cionanuentos aplicados a los aperos, sino sobre todo por la via de granjas expe-
rimentales en la que se forman discipulos que propagan las enseñanzas.
Airededor de 1848, se crean las escuelas de Grignon y la de Ruennes creada
en 1849 y que ejerciO una gran influencia; en 1848, lo que habla sido la escue-
la politécnica de ciencias fIsicas, quImicas y naturales, llevará el nombre de

Sobre estos aspectos véase Kistoria general de La ciencia, René Taton, op. cit., pp.
504 y ss.
Shepard B. Clough, op. cit., p. 322;parainformaci6o similar respecto a Francia yea-
se M. Auge Laribe, op. cit., y para Inglaterra y Estados Unidos, Clough, op. cit., p. 32.

95
Instituto Nacional Agronómico aunque un poco más tarde serla suprirnido;
otras escuelas nacionales en Francia como la de cria caballar en 1823, la de
aguas y bosques en 1824, y cursos en el Conservatorio de Artes y Oficios inten-
taron completar la enseflanza superior de la agricultura durante ese perlodo de
transición. En Inglaterra por estos mismos aflos se creó una estación experi-
mental, y los Estados Unidos iniciaron una red de estaciones en 1857, El Mi-
nistedo de Agricultura de Estados Unidos se creô en 1862 y también el Depar-
tamento Britinico fue Ilevado a la categoria de Ministerio; se fundaron escue-
las de agricultura en prácticamente todas los paIses occidentales, hoy desa-
rrollados. El Royal Agriculture College de Inglaterra se fundó en 1845; en
los Estados Unidos la primera escuela de agricultura fue fun dada en Cleve-
land en 1855 y se fundaron también una o varias sociedades agrlcolas en cada
pals destinadas a la difusión de los conocimientos relativos al ramo y a la deferi-
sa de los intereses agrarios; asI Inglaterra tuvo su Royal Agriculture Society en
1840, Francia su Societe des Agriculteurs; también en Alemania y en los Esta-
dos Unidos surgieron asociaciones similares. De igual modo, en cada pals se
publicaron revistas agricolas, se celebraron ferias agrIcolas y se editaron obras
especializadas para que el campesino también estuviese al corriente de los nu-
merosos adelantos en este carnpo 33
I En Estados Unidos por ejemplo cornenzaron a publicarse profusamente pe-
riódicos agrIcolas mucho más cientIficos y con información más segura de lo
que podia encontrarse en los almanaques populares; entre 1819 y 1860, mi-
ciaron su publicación aproximadamente 250 revistas agrlcolas, de las cuales,
la mayor parte fue poco a poco desapareciendo, pero fue reemplazándose por
la prensa metropolitana. Tanto el New York Times, como ci New York Tribu-
ne, establecieron secciones agrlcolas y se inició lo que podria ilamarse ci pe-
riodismo especializado en agricultura; también desde 1785 se hablan formado
asociaciones corno la Philadelphia Society y la South Caroline Agricultural Socie-
ty; se establecieron también concursos anuales mediante ferias agrIcolas que
desde 1810 fueron recurrentes 34 ; en 1858 de acuerdo con Kirkland apareció
una lista de comités y sociedades encargadas de ferias agrIcoias en las que se
enumeraban más de 900 organizaciones en ci pals 31.
j Será necesario subrayar, pues, que "la segunda revolución agrIcola" involu-
L cra una red de elementos que potencian los descubrimientos cientIficos. No es
sOlo la ciencia y Ia técnica disponibles: son también la educación agrIcoia, la
generación de medios impresos especializados, la creaciOn de grupos encargados
de promover los cambios, lo que creará un modelo de difusión capaz de trans-
formar hábitos y la rutina de los agricultores.

Para información general de la fundación de sociedades y escuelas agrIcolas, véase


M. Augé Laribe, op. cit., tanibiCn dough, op. cit., y la Historia de la téenica, de Derrik
y Williams ya citado,
Sobre este proceso, véase B. F. Jhonston y P. Kilby, Agnculrura y transforrnación
estructural, Fondo de Cultura Económica, Mexico, 1980, pp. 214 y ss.
Véase Kirkland, op. cit., p. 191.

92
No cabe duda, por otra parte, del interés que despertó en algunos sectores
empresariales e intelectuales del pals este prodigioso desarrollo de La que desde
entonces se llamó "La agricultura cientIfica". El modelo de difusián que tuvie-
ron en mente, asI como los aspectos sobre los cuales se debIan acentuar las
transformaciones, se asimila bastante a aquello que venIa ocurriendo en Europa.
Desde comienzos de los afios setenta comienza a percibirse un esfuerzo por
introducir técnicas modernas que al menos en el café, se asimilan con alguna
extension. Este proceso, bien conocido, tiene que ver con la publicación de
instrucciones más o menos generalizadas y pequefias despulpadoras, con los me-
todos de sombrIo y trasplante de los cafetos y con el examen de las enferme-
dades y plagas más frecuentes del café 36 .
Excepto estos adelantos, nada espectaculares por lo demás, el resto de la
agricultura apenas experimentaba modificaciones en cuanto al uso de máquina-
na, de abono, de control de plagas o enfermedades de plantas y aniniales.
Es cierto que el interés por los nuevos inventos mecánicos comenzó a des-
pertarse recién terminada La independencia.
Hamilton dice que para 1824 un coronel de La Independencia habIa importa-
do arados y rastrilos; José Manuel Restrepo a su vez cuenta que durante su
viaje a Estados Unidos a raIz de la Reconquista, se interesó mucho por la maqui-
naria agrIcola y hasta vio arar con caballo y con arado de vertedera, incluso cer-
ca de New York.
Juan de Dios Carrasquilla generalizó el uso de maquinaria agricola y prestO --
los arados de hierro y otras ináquinas de su finca para las prácticas de La Escue-
la de Agricultura de La época, pero la introducción de arados irigleses, none-
americanos y belgas se debe a Nicolás Pereira Gamba, quien como importador
y como cultivador los aplicó.
En 1854 sin embargo, se usaban en I3ogotá los arados de chuzo;por la mis-
ma época la arada era desconocida en el Valle del Cauca y apenas haciai82,
se empezaron a introducir a la Sabana arados yunascassegadofaYrW?.d9-
ras. En Boacá se contina usando aün en nuestros dIas el arado de chuzo y La
ilegada a Antioqula de maquinaria perfeccionada para labores agrIcolas fue mu-
cho más tardIa.
En Pasto se tiene noticia que se fabricaban arados para fines del siglo XIX;
no obstante debieron ser los tradicionales arados de chuzo con reja de hierro,
pues los perfeccionados apenas empezaban a introducirse tanto que la niisión
de aigodonerosde Manchester que vitó a Colombia_eni925hal1ppcoco-
mun el uso del arad yeran muy cont Ias I giOnes en donde ya se. con
traãt?éiid'deiisco 37

L,s aspectos tienicos de la historia cafetera han sido tratados con alguna amplitud
por to que no seth necesario detenerse en ellos. Véase especialniente Charles Berquist Café
y conflicto en colombia 1886-1 910, La guerra de los mil dias sus antecedentes y conse-
cuencias, FAES, Medellin, 1981, p. 32. También Mariario Arango, Café e industria en Co-
lombia 1850-1930. Carlos Valencia Editores, Bogota, 1980. pp. 175 y ss.
La información proviene de Victor Manuel Pattho, Historic de la actividad agrope-

97
Con todo, una descripción de los anos ochenta, sobre el estado del uso de
instrumentos agrIcolas en preparacion de tierras y en la recolección de las cose-
chas, indica que "el uso del arado no es general en la Repüblica, hay algunos
Estados en donde adn no se usa, en otros se usa solo en algunos lugares; se hace
uso del arado de madera de construcción sencilla y se le adapta una reja de hie-
rro; de arados perfeccionados todavIa no se hace un uso general aun cuando
hace mucho tiempo que se conoce y se tienen algunos de los más perfectos que
se construyen en Europa.
El alto precio a que se venden se tiene como una de las causas que han im-
pedido la generalización de su uso, pero ha habido además preocupaciones co-
mo las de creer que con ello se dañan las tierras y se pierden las cosechas; no
ha faltado quien atribuya la enfermedad de las papas, al uso de los arados extran-
jeros. No hace muchos dIas me decIa un agricultor que habia perdido una se-
mentera de papa porque habla usado arado extranjero y habla apoyado su
creencia en otro campo contiguo que no habia utilizado arado extranjero y
las sementeras se dieron buenas; la mala interpretación de un hecho ha conduci-
do muchas veces a conclusiones errOneas...
Los arados extranjeros se han combatido con los mismos argumentos que los
riegos; pueden presentarse ejemplos de dehesas convertidas en malos pastos por
el uso de riegos cuando no se conocen las reglas de su aplicación; una labor
con arado extranjero dana una tierra y la pone en condición de no dar cosecha
cuando no se estudia la posibilidad de la labor o se desatienden las reglas pres-
critas para esta operación" .
De igual modo, la descripciOn que hace Pardo, de la trilla del trigo, es en ver-
dad bien curiosa y muestra bien cuál era el estado de la técnica; la trilla se hacIa
utilizando cuadrillas de trabajadoros y yeguas que corrIan en un cIrculo sobre
una capa de trigo de una vara y media de altura que se iba reduciendo por la
pisada de los animales, luego se empujaban los manojos de trigo al contro de la
era y se volvIan de nuevo a hacer coner las yeguas;después se Jevantaba con las
horquetas el tamo para que el abe se ilevara las fracciones menores y después
se seguIa otra voz moliendo con las yeguas a paso moderado, y luego se aventa-
ba nuevamente; si no habIa viento, por supuesto, la operación se suspondIa;
Pardo informa que en 1864 llegó a la Sabana la primera trilladora metálica tira-

cuaria, p. 269, para algunas reforencias adicionales sobre arados puede verse entre otros
José Manuel Restrepo, Thstoria de la Nueva Granada; Eliseo Montoya, Ifomenaje a Juan de
Dios Carrasquilla, Bogota, 1933, Isidoro Laverde Amara, Apuntes sobre bfb!iografIa
colombiana con muestras escogidas en prosa y verso, 1882 (especialmente pp. 114 y ss),
M2guel Samper, Escritos, Bogoti, 1925, volumen I p. 160 y voluinen 2 p. 160, también
puede verse sobre La Sabana, Isaac Holton, New Granada 20 Month in the Andes 1857,
pp. 133 y 273 y Manuel (Jilbe Uribe, Geografía general y compendio histárico del estado
de Anlioquia en Colombia, ParIs, 1885, p. 476. Para la provincia de Pasto véase Luciano
Herrera, "Memorias sobre el estado industrial y progreso art istico de las provincias del
sur", Popayán, 1893, pp. 11 y 37.
38. Informe del secretario de agricultura al secretario del tesoro 1880 p. 14.
da por dos caballos, después ilegaron las trilladoras de vapor que usaban como
combustible ci tamo del trigo y que recorrian toda la Sabana tiradas por bue-
yes
En 1896 se generalizó en la Sabana el arado de vertedera y se trajeron las
primeras segadoras, ambos equipos para el tiro animal. Un inforine de ElAgri-
cultor por otra parte, mostraba que aunque habla muchos hacendados que
reconoclan las ventajas de los arados extranjero o los del pals, no se decidlan
a usarlos porque no podIan disponer de obreros que los supiesen manejar: "el
arado tal como existe entre nosotros, es un instrumento sumamente rudimenta-
rio que no puede satisfacer las exigencias de una explotación cuando los terre-
nos han adquirido ya algin valor y hay necesidad de asegurar hasta donde sea
posible ci buen éxito de las sementeras. Nuestro arado no cstá dispuesto de ma-
nera que pueda voltear la tierra para exponeria a las influencias atmosféricas ni
para dar labores profundas".
Igualmente sefialaba que de las dos clases de arados, el aratrum de los lati-
nos y la "charrue" o arado de carreta que los franceses ilaman Charrue, los pri-
meros eran los más comunes y los segundos eran la mayor parte de los extranje-
ros; sin embargo ci mismo infornie observaba que en la Sabana de Bogota, la
generalidad de los hacendados habla suprimido la cuchilla de los arados im-
portados y aUn selimportaban expresamente arados sin cuchillas, esto se atri-
bula a la dificultad que habIa en ci arreglo de esta pieza y a la poca solidez que
muchos constructores daban a los medios de fijarla al tim6n 40 .
Otra de las innovaciones importantes fueron las cercas de alambre, invención
nortearnericana que empezó a usarse en el quinquenio de 1875-1880; la difu-
sión del alambre de püa parece haber sido casi siinultánea en America y en los
Estados Unidos. Decla Miguel Samper en 1896, que "era ese uno de los produc-
tos importados más valiosos para la economia colombiana". Se introduce en
bibs en los cuales unos suplen ventajosamente la madera y otros la cuerda con
que dos se fijan a los postes en nuestra sabana dcsnuda de bosques lo mismo
que en la lianura del oriente del Tolima, BolIvar y ci Magdalena; ci alambre
además de producir economIas permitirá cercar los predios en su mayoria in-
divisos, si se exceptUa la sabana de Bogota y subdividirios con provecho de su
administración y mejora de los pastos4' -
En cuanto a los sisteinas de irrigación artificial parece que ningin sistema de
riego cientIficamente establecido podia encontrarse en mnguna parte del pals
en ci siglo XIX; sin embargo on la biblioteca de agricultura organizada por el
departamento de agricultura pueden encontrarse varias obras sobre la materia.

Alberto Pardo, Geografía económica y hunwna de Colombia, Tercer Mundo, Bogo-


t. p. 290. La descripción de Pardo proviene de El re/ode enlazar de Eugenio Diaz.
El Agricultor, agosto de 1884, p. 132, sabre los arados y su difusión viase "El
arado extranjero", El Agricultor, mayo de 1886 y el extenso ensayo de Juan de Dios
Carrasquilla, El Arado en El Agricultor desde agosto de 1884 hasta abril de 1890. Véase
también "Estudio agrIcola del suelo" en El .4 gricultor, enero de 1873.
Miguel Samper, Escritos, 1925, volumen I. p. 81.

99
La provision de agua para la agricultura no pasaba de operaciones sencilas
ejecutadas para desviar cursOs de agua que se extendIan a superfIcies reduci-
das. En algün momento se pensó proveer de agua la Sabana de Bogota, con el
empleo de la sonda para la perforación de pozos artesianos. La primera tentati-
va que se hizo para proveer de agua por este medio Ia hizo M. SaldUa quien
emprendió la perforación de un pozo al norte de Bogota, a comienzos de los
años sesenta. Saldtia pidió y obtuvo un privilegio para usar un aparato de su
invención cuyo sistema no se conoce.
A comienzos de los ochenta volviO a pensarse en extraer aguas artesianas
de Ia Sabana "comenzando los trabajos con entusiasmo y perseverancia" 42
Es hacia 1870 cuando empieza a generalizarse y a introducirse el alambre
de püas en todas las fincas y haciendas ganaderas del pals; también la intro-
ducción de semillas mejoradas debió prosperar lentamente; hacia 1878 el
departamento de Agricultura hizo a Europa un pedido de semillas y plantas
mediante una partida votada para ese objeto. El señor José Triana, consul en
ParIs, remitió un surtido de semillas bien elegidas y de buena calidad y ade-
más plantas vivas, como por ejemplo una caja con 150 pies de cafeto de Libe-
ria. Las seinillas que Triana enviO fueron de pastos, en dos clases de mezclas,
la una de pastos para cegar y la otra para pasar, de remolachas de dos cla-
ses unas para azCicar y otras para forraje, el trigo de vaiiás clases, unos para
tierra frIa, unos para clima cálido y otros para templados, de tabaco de varias
procedencias, de papa unas precoces, otras tardIas y finalmente unas semillas
de teocinta y una espinosa caucásica43 .
Las semillas se distribulan entre los agricultores en pequefios paquetes para
que alcanzaran al mayor nümero posible aunque fuese on pequenas cantidades.
El señor Manuel Carvajal enviO también una caja con semillas de hortalizas;
también habIa al parecer intercambio entre algunos agricultores adelantados
sobre seniillas de distintas regiones; asI por ejemplo Faustino Moreno habIa im-

Informe del Secretaric del Tesoro, 1880, pp. 13 y ss, véase también Juan de Dios
Carrasquilla, "Las aguas de drenaje de las tierras cultivadas", El Agricultor, enero de 1895
y "Causas de esterilidad de las tierras de labor", El Agricultor, marzo de 1898, además los
informes de Juan de Dios Carrasquilla, "Pozos artesianos", El Agricultor, junio de 1879
a agosto de 1879, Nicolás Sienz "Pozos artesianos",ElAgricultor, febrero de 1880.
"Informe del secretario del tesoro" 1880, p. 22, véase también "La difusión de
semillas de café de Liberia" Manuel W. Carvajal, Comunicado del consulado de Liverpool,
n(lmero 25, relacionado con'el envIo de semillas de café de Liberia, El Agricultor, Bogota,
El Café de Liberia,ElAgricultor, noviembre de 1880; para las semillas de algodón, Antonio
Roman, "Revista Consular",ElAgricultor, mayo de 1897. Sobre las semillas del maIz, Segu-
ra J. C. "Cultivo del maIz", El Agricultor, septiembre de 1896 y Juan de Dios Carrasqui-
ila, Datos para el cult ivo de la papa y selección de semilla de papa, El Agricultw', abril de
1883 y septiembre de 1891, también un artIculo "lnfluencia del tamaño de los tubérculos
sembrados por el rendimiento de la papa", ElAgricultor, maxzo de 1901. Para el trigo véase
"Correspondencia", El Agricultor, julio de 1890, pp. 10-12 y Carlos Michelson Uribe "Semi-
Has de trigo para cimas cálidos",El Agricultor, abril de 1894, también el art Iculo lnuluen-
cias del tamaño de las semillas sobre la cosecha de trigo, El Agricultor, octubre de 1897,
p. 418.

100 CJQTQ iUhCtk


;
portado semillas de "Barragán" en el estado del Cauca convencido de que
estas semillas de papa eran mejores; sin embargo el propio Faustino Moreno
finalmente decidió utilizar sistemas de irrigaciôn artificial durante los veranos
y segün la época en cuanto mds fuerte fuera la iluvia y adernds hizo experimen
tos para buscar cudl era la mejor época de siembra, mej ores lugares, etc.
También hacia 1879, la Junta Central de Agricultura de Cartagena, repartió
gratis entre cultivadores del estado semillas de tabaco traldas de Jamaica e in-
trodujo 200 matas de café del Liberia, gran parte de las cuales se repartieron
en las provincias cercanas.
Balniaceda importó 22 arados pedidos a La Habana por cuenta del Estado y
recomendaba pedir 100 más 44 .
Las iimovaciones, pues, eran perfectarnente localizadas en unos pocos em-
presarios especialmente entre algunos pioneros en el cultivo del café y algunos
hacendados de la Sabana, donde parece haberse logrado mayores avances que
en otras regiones del pals. Con todo como hechosialdwamplitud, las
mejoras tecnicas, el uso de ilidumaria los fertthzantes,etctendran que pëiar
XX. AIm los incipientes ingenios azucarros
detVallèdel Cauca, los cu es,como se anotó, existia una amplia gama de
tdcnicas disponibles, mostrarlan un atraso excepcional.
En 1894, Santiago Eder trajo un trapiche movido con rueda hidrdulica he-
cha de hierro, primeros elementos en su género traidos al pals, luego otros
equipos; sin embargo aImn a fines del siglo XIX se resefiaban en los ingenios de
Cartago tres trapiches de hierro, varios en Zaragoza, asI como otros metales.
Nótese que la máquina de vapor aunque conocida desde mediados del siglo
XVIII solo se aplicaba en Ia industria azucarera de Cuba en 1819 y 1842 en
Mexico, en 1840 en Puerto Rico y en 1878 en Brasil; sin embargo, el primer
ingenio movido a vapor en el occidente colombiano se instaló apenas a prin-
cipios de 1901; también en Venezuela se conocian desde mediados del siglo
XIX varios ingenios de vapor.
Por otra parte mientras Inglaterra utilizaba los sistemas de refinerlas de azlm-
car desde por lo menos el siglo XIX, de acuerdo con Hamilton en la fosa del
Cauca no se conocla el refinado en la época de la independencia y apenas se
establecieron refinerlas en los ingenios La Manuelita y Providencia en 1928 y-
en 1942 Riopaila '.
El desarrollo ganadero,porotra paste, recibió ,además de los benefjçjoLdel
pasta s..attjficiales y

44. El Agricultor, junio de 1881, p. 9, El Agricultor, agosto de 1881, p. 328.


45, VIctor Manuel Patifio, Plantas cultivadas y ani,nales domésticos en America equi-
noccial, Plantas introducidas, volumen 4, Cali, Imprenta Departamental, 1969, p. 354.
También Plazas y Perry "Manuelita una industria centenaria, 1864-1964" Editorial Argra
Bogota, 1974 especialmente pp. 51 y 57, igualmente José Maria Rojas, Empresarios y tec.
nologla en la formación del sector azucarero en Colombia, 1860.1980, Banco Popular,
Bogota, 1984, PP. 49 y ss.

101
k .-.., .
nuevasrazas de ganado, 10 que permitió, al menos en algunas regiones, desligar
láganadthid1aüifuiã
Dehecho, láindustria ganadera tradicional antes de la introducción de los
pastos artjujcjaies era un sistema de supervivencia económica en el que no se
atendia a los animales ui se cuidaba los pastos; se cortaban los árboles, se co-
gIan varias cosechas de maIz y luego los pastos naturales invadlan la tierra tal
como lo advertia Tulio Ospina en sus conferencias sobre agricultura.
La introducción de pastos artificiales permitirla hacia finales de los setenta
establecer ganado de ceba en las tierras calientes como una actividad empresa-

i
rial bastante importante. Con todo, el desarrollo técnico fue lento, las principa-
les innovaciones técnicas introducidas con mayor o menor amplitud segtha las
'\caracteristicas de las regiones fueron las variedades de pasto tales como el Path,
Guinea y Uribe, que permitIan un control mayor sobre rnalezas y el monte
(1840-1923); los cercamientos con alambre de pa que permitlan una mejor
rotación de procesos e incrementaban la capacidad de carga (1870); los bafios
garrapaticidas; la aplicación de las vacunas contra carbOn y vejigón; los servicios
de veterinaria (1914-19 16) y las nuevas razas tales como Charolais y CebO resis-
tentes a enfermedades, calor y sequia con buena capacidad de came lo cual
incrementaba el rendimiento y disminuIa la mortalidad (1917-1929).
Este contraste entre una revoiución agrIcola que transforma el cuadro de la
productividad de la tierra en Europa y Norteamérica y una agricultura a la que
apenas si ilega uno que otro instrumento mecánic0 47, era claramente percibida
por aquellos que desde comienzos de los aflos setenta intentaban, en vano, ila-
maria atención sobre los logros de la agricultura cientIfica.
En su discurso inaugural en la Sociedad de Agricultores de Colombia en
1878, Salvador Camacho Roldán después de describir la crisis por la que atrave-
saba la economla de exportación, mostraba un cuadro patético del atraso tec-
nológico en que se encontraba la agricultura nacional, ilamando la atención

Sobre estos desarrollos véase espeejaimente Orlando Fals Borda, Resfstencia en el


San Jorge, Historia doble de la Costa, volumen 3; p. 144B y Orlando Fals Borda, Historiay
poblamiento en la Costa A tldntica.
No es del caso entrax al examen de los factores que irnpedlan la asimilación de la
tcnica. Nuestro propósito no va mu alal que presentar el coritraste entre los avances de La
agricultura norteamericana y europea y ci notable atraso de la agricultura colombiana para
situar el modo como esta brecha se percibió y los caminos por los que se intento superar.
No obstante, seth preciso advertir que la brecha técnica no puede mirarse alejada del con-
texto general de desarrollo del pals. La maquinaria es extremadamente costosa paia una
economla en la que escasea ci capital, un solo ejemplar de ganado de raza cuesta casi cien
veces lo que una hectárea de tierra. Estin por otra parte las dificultades del comercio, que
se restringe al ámbito local y que anula cualquier estlmulo a Ia productividad; los lalbitos
y la rutina, las prácticas de eultivo centenarios que ileva a atribuir los males de La agricul-
tura precisamente a los avances técnicos y por consiguiente la crónjca penuria del Estado
que imposibi.lita los mecanismos de difusión sin los cuales la revolución agricola apenas
hubiera sido un hecho cientffico sin impactos sociales, son factores lixnitantes que no pue-
den desdeñarse pero cuyo examen desbordaria los Ilmites de este trabajo.

102
a un hecho que marcaria las preocupaciones de su generación en la segunda mi
tad del siglo XIX: el desarrollo de la agricultura cientIfica "o más precisamente
de la aplicación de las ciencias a la agricultura, el renacimiento verdadero de la
agricultura cientIfica, —anotaba— puede decirse que data apenas del Iiltimo
cuarto del siglo XIX; hasta esa época no era general el uso de los instrumentos
aratorios, ci descanso de las tierras en rastrojo era usado en lugar de la rotaciôn
moderna de las cosechas; los abonos de la tierra se reduclan a poco menos que
el empleo de la rnajada; el drenaje se limitaba a medios nsticos y dispendio-
sos, las razas de ganado no habían ilegado al ganado de especialización y mejo-
ra que la selección moderna ha introducido... los cultivos se reducIan al trigo, la
vifia, la cebada, la avena y a algunos pastos no estudiados en las calidades espe-
dales, las hambres y las pestes que son su consecuencia entre los hombres y
epizootias en ci ganado eran de muy rara ocurrencia, agricultura atrasada, ali-
mentación insuficiente del hombre; he aqul el resumen: el germen de la agri-
cultura cientIfica exist ía ya eso sI, y durante la paz que siguió al desenlace po-
lItico provisional a lo menos de Waterloo, la producciOn agrIcola puede de-
cirse que ha subido sucesivamente de la condición de oficio manual al rango
de arte p a la ma/estad de ciencia' 48 .
Mencionaba enseguida los principales hitos de la revolución tecnológica en la
agricultura: en-primer lugar la preparación de la tierra, la introducción del ama-
do con ci uso del rastrillo, los abonos, la rotación de las cosechas, ci empleo dcl.
drenaje, los trabajos de irrigación, la aplicación cientIfica y ci pnncipio de se-
iección que transforrnd de modo asombroso las razas de animales domésticos,,
la meciriica moderna y la aplicaciôn del vapor a instrumentos perfeccionados
para reempiazar los trabajos manuales y agregaba: "entre los agentes que más
ban contribuido a estos magnIficos progresos de la agricultura europea debe
atribuirse una parte y no tal vez la menor, a las Asociaciones AgrIcolas que en
esos paIses afortunados forman una inmensa red de estudio, aliento, estImulo
y cooperación cientifica admirable; nada de egoismo en los progresos, ni en la
competencia; todo adelanto sale allI a la luz del dIa a esparcirse fratemnalmente
entre todos los trabajadores, cada inteligencia esti en estrecho contacto con las
demis, cada corazón palpita al compás con los de los otros hombres y las sesio-
nes püblicas de las sociedades, las exhibiciones frecuentes, casi diarias, las quin-
tas modelo, las publicaciones multiples, los premios a los vencedores de éstas
luchas de la filantropIa, los museos y las bibliotecas agrlcolas, forman alIi en
esos paIses afortunados la fraternidad más fecunda y la propagación mis activa
de todos los que sirven al progreso y a la civilización. Servirnos de estas leccio-
nes, estimularnos con ese ejernplo, inspirarnos en eseespIritu,es ci pensamiento
de la asociación al que hoy pretendemos dar una humilde cuna en nuestra
patria 49 .

Salvador Camacho Roldin, "La Agricultura en Colombia" Escritos sobre economia


y politico. Colcultura, Bogoti, 1978, p. 119.
SalvadorCarnacho,0P.cit.,P. 121.

103
Con esto, Camacho trazaba un programa para su generación: la aplicación de
la revolución tecnológica a la agricultura, la creación de mecanismos de difu-
sión y de investigación y por supuesto las asociaciones cuyo propósito segán él
no podia ser otro que ci de formar esa red de "estudio, aLiento, estirnulo y
fulguración cientIfica". Y formulaba enseguida lo que en el lenguaje de hoy
ilamariamos las prioridades u objetos primordiales de reforma y de propaganda
por parte de la recién creada asociación.
Ellos serIan: 1) la preparación esmerada del suelo cultivable por medlo del
uso de instrumentos aratorios perfeccionados, 2) la introducción sistemática y
constante de abonos animales, vegetales, y minerales, 3) el est'udio de rotacio-
nes en las cosechas adecuadas a las necesidades de producción del pais y 4) es-
tudio de los medios de proporcionar aguas más abundantes a la agricultura so-
bre todo en los veranos prolongados. Pero en segundo lugar, y vistos los progre-
sos de la agricultura europea estas difusiones debIan sustentarse sobre asocia-
clones agrIcolas que se constituyeran en una inmensa red de estImulo y que a
su vez permitiera el establecijniento de exhibición y ferias agrIcolas, quintas
modelo, publicaciones, premios a los vencedores de los concursos, el estableci-
miento de museos y las bibliotecas agrIcolas que "forman aIlá en esos paises
afortunados la fraternidad más recóndita y la propagación más activa de todo
lo que es esperanza, progreso y civilización" o
Y como requisito para estos propósitos debIa hacerse una aplicación de la
ciencia a la agricultura es decir, difundir lo que se ha-venido ilamarido la agri-
cultura cientIfica, o lo que es lo mismo, ci establecirniento de la agronomIa
como una disciplina. Es cierto que durante este perIodo precisamente 1878-
1880, la admiriistración de Julián Trujillo se destaca en la preocupacion por la
enseiianza de la misma; los esfuerzos desde el Estado a través del Departamento
Nacional de Agricultura y los esfuerzos de particulares para achrnatar algunas
semitas asI como con la continuación de los registros meteorológicos. Dc hecho,
también Leonardo Canal asignaba a la ciencia agropecuaria un papel relevante
en ci bienestar económico, "las ciencias todas han causado una gran revolución
en ci universo y si la medicina, y la niecánica, la jurisprudencia y la ingenierIa
han hecho tantos beneficios a la humanidad después de tantos siglos de errores
y rutinas a la ciencia agricola esta reservado el honor de cambiar por completo
la fase de la economIa y coniercio de los pueblos y Colombia que sigue ci cauce
progresivo de las naciones adelantadas no mirará con .indiferencia cuat otras
veces el foniento cientifico de este ramo que impulsado sabia y atinadamente
habrá que dane vida y engrandecimiento positivo"".
La modernización de Ia agricuttura, pues, dependia segün Camacho Roldán,
en buena medida del establecimiento de la agronomIa, pero no es menos cier-
to que la agronomia como profesión no gozd de prestigio durante este periodo

Salvador Camacho R., op. cit,, p. 121.


Leonardo Canal, Fomento de la agricultura, Miseria Indefinida, Bogota, Imprenta
de la Luz, 1890, p. 21.

104
a] menos no tanto corno otras actividades: "la niedicina, la jurisprudencia, la
ingenierla y otras ciencias se enseflan con auxilios del gobierno, la agricultura
se deja abandonada a su suerte y hay muchos que pretenden que no debe estu-
diarse; sobre todo los campesinos se creen sabios en la materia de la agricultura
52•
y les parece que no se puede hacer nada mejor de lo que ellos hacen"
AsI, pues, modernización de la agricultura a través de la revolución tecno-
iógica, ci estabiecimiento de la agronornia como una disciplina cientIfica que
permitiera ci desarrollo y la apiicación de la ciencia en la agricultura y ci esta-
blecimiento de asociaciones serIan, grosso modo, los puntos sobre los cuales se
basa la actividad de la Sociedad de Agricultores de Colombia.

3— La Sociedad de Agricultores Colombianos

Sobre estas preocupaciones generales que se acaban de describir, el 15 de


diciembre de 1871 se reunieron entre otros, el presidente de la. Union General
Eustorgio Salgar, Gregono Obregón, Manuel Urnafa, Luis Silvestre, Nicolás
Senz, Carlos Michelsen Uribe, Juan de Dios Carrasquilla, Mauricio Ruiz, José
Maria Melo, Gregorio Salgado, Benigno Acosta, Mariano ParIs, Francisco Santa-
maria, Vicente Ortiz, Salvador Camacho Roldán, entre otros y acordaron las
siguientes resoluciones: "1) que las personas presentes acuerdan constituirse
desde ahora en sociedades permanentes con ci objeto de promover ci adelanto
y defender por medio de la discusión pitblica los intereses de la agricultura, esta
asociación llevará ci nombre de Sociedad de Agricultores Colombianos, 2) que
esta Asociación promovcrá ci establecimiento de sociedades iguaies en todos
los estados y pueblos de la repiiblica relacionadas entre si en solicitud del mis-
mo objeto, 3) que los medios de acción de la asociación serán: 1.— sostener
la publicación de un periódico consagrado a estudiar ci estado de Ia agricultura
del pals, los obstáculos que se encuentren en su dcsarrollo, las instituciones
que deberlan protegerla, los progresos que se hagan y los adeiantos que puedan
aclimatarse en cI pals, 2.— convocar y tcner reunioncs agricolas numerosas para
discutir pOblicamente los hechos relacionados con los objctos de esta sociedad,
3.— procurar ci cambio recIproco de esta mismas scmilias entre los misnios Es-
tados c introducir y prolongar ci uso de las de otros paIsesque mejoren las cono-
cidas en ci nuestro, 4.— procurar la propagación de las mejores razas de anima-
ics dornésticos conocidos en ci pals importadas del cxtranjero, 5.— promover ci
estabiccimiento de escuelas agricolas, 6.— promover ci cstablecimiento de cajas
de ahorros y bancos agricolas". iguainiente otro de los objetivos de la Asocia-
ción era procurar el cstablecimiento de relaciones rnás cstrechas entre los agri-
cultorcs y fomcntar ci cstablecimiento de asociaciones especialcs para reaiizar
la producción en grande de ciertos productos como azicar, las asociaciones de
exportadores del niismo artIculo, etc.

ElAgricultor, Bogotá,junio de 1880.


ElAgricuitor. scptiembre de 1873, serie 1, n(irncro 1.

105
Como primer presidente de la Sociedad fue elegido el General Eustorgio Sal-
gar, como vicepresidentes Manuel Umafia, Federico DIaz, Juan de Dios Carras-
quilla, Eduardo Sayer, Gabriel keyes, José Maria Vargas, Aquiiino Quijano Cal-
cedo y Carlos Vélez, tesorero Manuel Pardo, secretarios José Maria Quijano
Otero, Carlos Michelsen Uribe y Salvador Camacho Rolddn y como secretario
archivero de la Sociedad José Maria Quijano Otero; algunas sesiones se realiza-
ron entre diciembre 15 de 1871 y mediados de 1873, pero ya para octubre de
1873, un editorial de El Agricultor senalaba que el Ilamamiento habia sido
oldo con entusiasmo y se creIa que una nueva era iba a abrirse para Ia agricul-
tura nacional "pero una vez más se revela la muy poca constancia y estabiidad
en nuestro carácter, pues a una inauguración Ilena de esperanzas siguió el olvi-
do y la calma mds fatal; la Sociedad de Agricultores Colombianos existió ilena
de magnhfIcencia, el 15 de diciembre de 1871, los resultados hacen creer que al
dIa siguiente ya no existIa, porqué, no lo sabernos, no encontramos para ello
ninguna razón pero es evidente que los que asistieron a esa reunion los animaba
un convencimiento más Intimo de la necesidad de la Asociación y que todos
salieron ilenos de esperanzas" .
Al parecer, algunas actividades lograron desarrollarse entre 1873 y 1874;la
Sociedad de Agricultores fue invitada a participar en la exhibición de Bremen
en 1874 sobre lo cual aparecen algunos reportes en ElAgricultorde ese mismo
ailo; sin embargo, ya para 1875 la Sociedad habia dejado de funcionar; la So-
ciedad de Agricultores Colombianos fue reinstalada ci 31 de marzo de 1878 ba-
jo la presidenci.a de Salvador Camacho Roldán y la secretarIa de Juan de Dios
Carrasquilla; sin embargo, el tono con que se iniciaba el discurso de Camacho
Roldán hace pensar que efectivamente las actividades desarolladas en la pri-
mera etapa se tuvieron muy poco en cuenta, pues Camacho dice: "esta reunion
tiene por objeto dar principio al pensamiento de asociación de los colombianos
que viven del trabajo de la tierra en toda la extension de nuestra patria"; "hoy
nos reunimos unos pocos agricultores de ins inmediaciones de Bogota, mañana
se reunirán los de toda Cundinamarca, algün dIa veremos delegados de los neu-
ye estados de la repüblica y un pensamiento como una unidad unirá un solo
cuerpo a los que cultivan ..
La suerte de los propósitos de la Sociedad en su segunda etapa estarIan
vincuiados, al menos durante algunos años, a la actividad gubemamental: lo
que se constituyó como un grupo independiente, paso a formar parte del equi-
p0 de gobierno de la administraciOn Julián Trujillo y desde esta nueva posición
encauzarian a través de diversos niedios, los propOsitos estabiecidos en 1871 y
en 1878. En efecto, la Sociedad se reinstalO ci 31 de marzo de este aflo y el lo.
de abril tomó posesión de la presidencia ci general Julián Trujillo, quien horn-

54.El4gricu1tor, octubre de 1873, nümero 2.


55. Camacho Roldán, Escrirog sobre econoinia y politico, en Colcultura, 1978; El dis-
curso pronunciado en is inaguruación de la Sociedad de Agricultores Colombianos en 31
de marzo de 1878, fue publicado originalmente en el periódico La Reforrna, el 8 dejunio
de este mismo aflo.

106
bró a don Salvador Camacho, entonces presidente de la Sociedaci, como secre-
tario del Tesoro y Crédito Nacional, a Carlos Michelsen Uribe como Comisario
(de Agricultura y a Juan de Dios Carrasquilla, Director del recién creado Depar-
tamento de Agricultura. Al verse privado de sus miembros rnás prominentes,
la Sociedad como tal se desintegró; no obstante sus propósitos se encuazarian
a través del Departamento de Agricultura.
Todavia en 1881, Juan de Dios Carrasquilla, desde el Departamerito de Agri-
cultura, insistia en la necesidad de revitalizar la Sociedad, poniendo como mo-
delo Ia Sociedad Real Inglesa; "tal vez este medio fuese racional y mejor, pero
entre nosotros se tropieza con la dificultad de organizar sociedades, nuestro
genio no se presta a esto como puede observarse por las dificultades que ha
habido para fundar cualquier asociación y por la poca duración y males resulta-
dos que han tenido; fuera de esto no hay objeción que hacer a este medio de
fomento ya que las sociedades obren como agentes del gobierno, ya sea que
funcionen con independencia, siempre darán excelentes resultados y desarrolla-
ran mds la industda agrIcola que cualquier otra institución.
El señor Francisco J. Balmaceda ha puesto ya en ejecución este medio en el
Estado de BolIvar y parece que ha dado buenos resultados; en el Estado de
Panama tambiéri hay una Sociedad de Agricultores establecida en Pecé que ha
suministrado un informe completo, en Cundinamarca existe la Sociedad de
Agricultores Colombianos hace algunos aflos y algo ha propendido por el ade-
lanto a la agricultura" .
Paralelamente al decainiiento de la Sociedad, en la ciudad de Cartagena el
lo. de enero de 1879, Francisco Javier Balmaceda, Eloy Porto, Pedro Macfa, el
Dr. José M. Royo, Enrique Roman, Carlos A.Merlano, a instancias del poder
ejecutivo, constituyeron la Junta Central de Agricultura del Gobierno del Esta-
do, bajo la presidencia de Balmaceda; esta junta se instaló el 12 de febrero de
1879 y rãpidamente formó 96 juntas de agricultura y fomento en ci Estado;
aunque de acuerdo con ci propio Balmaceda, antes de que ci gobierno hubiese
dispuesto su creacián, ya estaban funcionando juntas de agricultores en Mon.
pós, Sabana Larga, Carmen, San Juan, San Jacinto, San Carlos, Santo Tomás,
Campo de la Cruz, Ciénaga de Oro, Santa Catalina .
La Junta por supuesto era de carácter gubernamental y se incorporaba en
carácter de administrador de los iiflereses agrIcolas del gobierno y propendIa
porcue en los concejos municipales se financiaran juntas de agricultura y fo-
mento dependientes de esta central del gobierno del Estado; entre las atribucio-
nes de esta Junta del Estado de BoiIvar, se contaba "informar al gobierno sobre
las obras urgentes y los cuitivos más provechosos, procurar que los trabajos de

56. Infornie del Secretario del Tesoro. ano de 1880, V. 267 (este es un informe propor-
eionado por Juan de Dios Carrasquilla en la Coniisaria de Agricultura).
51. uaceta .4grzcoia, Organo central de la Junta Central de Agricultura del gobierno del
Estado de Bolivar, Cartagena, 20 de enero de 1879.

107
las quintas y vegas modelos que se establezcan marchen con la mayor regulari-
dad e informar semestralmente al poder ejecutivo de la marcha de dichos esta-
blecimientos y de los progresos que hayan hecho los cultivadores con la aplica-
ción de los nuevos métodos cuidando de precisar el nümero de fincas en que
se haya introducido el uso del arado" .
A comienzos de 1881 todavia la Junta Central de Agricultura estaba publi-
cando la Gaceta Agricola y encargándose de la distribución de El Agricultor
en varias regiones y en el pro pio estado de BolIvar
Con todo, hacia 1883-1884, dejan de aparecer referencias tanto de la Socie-
dad de Agricultores de BolIvar como de la Sociedad de Agricultores de Colom-
bia. Sm embargo, para 1893 como una filial de la Sociedad de Agricultores
Colombianos (y en apariencia por entonces inexistente), el 25 de marzo de
1893 se volvió a fundar en Madrid esta vez con el nombre de Sociedad de
Agricultores de Cundinamarca, entre los fundadores de esta Sociedad estaban de
nuevo Juan de Dios Carrasquilla, Carlos Carrasquilla, Hector Restrepo, Nico-
las Sáenz, lgnacio de Latorre, Miguel Umana, Miguel Camacho, José Manuel
MarroquIn, José Manuel Restrepo S. y Marceliano Vargas entre otros. Juan de
Dios Carrasquilla como vicepresidente de la Sociedad de Agricultores de Co-
lombia presidio esta reumóin y desernpeñO las funciones de secretario el señor
Nicolás Sáenz. Esta Sociedad "tendrã por objeto ci establecimiento en ese lu-
gar de ferias y exposiciones de la ganaderIa en todo sus ramos y de los frutos
y productos de la agricuitura ocupándose no solo en su fomento y mejora
sino tambin en el estudio de todo lo relacionado con ella"60 -
Como presidente de la Sociedad de Agricultores de Cundinamarca fue elegi-
do el sefior Carlos Carrasquilla y Ruperto Restrepo como segundo presidente,
fue gerente ci señor Evaristo Escobar, tesorero Juan N. Valderrama y secreta-
rio Julián EscailOn (es do anotar que en estas elecciones fueron derrotados los
antiguos fundadores de Ia Sociedad, quienes presentaron sus nombres a consi-
deración de la reunion; ni Juan de Dios Carrasquilla, ni Nicolás Sáenz, ni Car-
los Michelsen IJribe, fueron elegidos para esta Junta). 61 -
La historia de esta primera etapa de la Sociedad de Agricultores Colombianos
es pues, aparentemente, la historia de sucesivos fracasos por constituir un cuer-
p0 organizado a semejanza de las sociedades inglesas, francesas y norteamerica-
nas. Sin embargo, si se mira bien qué era lo que la Sociedad querIa en ci aflo de
1871 y lo que sus fundadores, Camacho Roldán, Michelsen Uribe, Nicolás
Sáenz, Juan de Dios Carrasquilla, hicieron on los 20 años siguientes, puede ver-
se que efectivamente no todos fueron esfuerzos perdidos, aUn si la Sociedad
como tal no logro constituirse en forma estable. Veremos luego que la acción
de estos pioneros logró fructificar on algunos aspectos. Pero, por otra parte, los
obstáculos que se oponfan a la consolidación de la Sociedad no eran desdeñi-

Gaceta Agricola, enero de 1879.


Gaceta Agricola, Cartagena, 30 de abril de 1879 y Gaceta Agricola, enero de 1881.
Para el acta de instalación, véase El Agricultor, abri.1 de 1893, nümero 10.
61.El Agricultor, nümero 11, mayo de 1893.

108
bles. De una parte, el predorninio de un importante sector de la vida poiltica que
ponla por encima del desarrollo de la agricuitura la construcción de ferrocarri-
les, a los que se apuntó sin éxito ci pals en el ültimo cuarto del siglo XIX. EJ
propio Nüñez al dat posesión como presidente del Congreso a Julián Trujfflo
decla que "las vias de comunicación y todo cuanto se mueve en ci departamen-
to de las mejoras materiales, merecen sin duda preferente interés" y Trujillo por
so parte, situaba como prioridad de su gobierno prornover la difusión de las lu-
62
ces en todas las clases sociales "a impulso de las locomotoras y el vapor"
En esta polémica, no suficientemente destacada por los historiadores, entre el
desarrollo de los ferrocarriles a la modernización de la agricuitura como medio
para asegurar las exportaciones, habla por supuesto la idea comün del progreso
pero una enorme divergencia respecto de los medios para lograrlo. Al imponer-
Se "la fiebre de los ferrocarriles", no era mucho ci apoyo que cabIa esperar por
la Sociedad.
Pot otra parte está la inestabilidad polItica que pesará gravemente sobre la
Sociedad; hay que recordar que ci aflo de 1871, la fundación de la Sociedad,
quedaba en el interIn de dos constituciones, la del federalismo y la del centralis-
mc, es decir en medio del proceso de transformación sangrienta de los Estados
Unidos de Colombia hacia la Repáblica unitaria, quedando en medio de la
Constitución de Rionegro y la Regeneración; la guerra del 85 acabará con ci
esfuerzo de la Re-fundación del aflo 78 y hará fracasar las actividades de co-
mienzos de los anos ochenta; por otra parte, el propósito de desarrollar la
"agricultura cientlfica" presupone no solo la ciencia sino una actitud hacia ello
y no cabe duda sobre que ci predominio de los ferrocarriles hará inclinar los
intereses de formación cientlfico-técnico hacia la ingenieria y no hacia Ia agro-
nomIa. Es cierto que aquella generaciOn era pragmática, pero habla diversas for-
mas de serb; sorprende por ejemplo esta forma de pensar de Mariano Ospina Ro-
driguez, con la que dio metódicamente, la orientación de los estudios de aquellos
aflos "no se metan, les decIa a sus hijos en una carta en 1877, con los ms alam-
bicado de la mecánica analItica y las matemáticas trascendentales, consagrán-
dose de preferencia a lo aplicable en la práctica y procurando adquirir los cone-
cimientos de los que ilarnan ingenios mecánicos; hay ciencias muy atractivas
pero poco provechosas corno la botdnica, la zoologia, la astronomla que deben
dejarse a los ricos y en el rnismo caso se halla la literatura, religion y moral;
métanse cuanto les quepa en ci alma y en ci cuerpo de ciencia aplicable y apli-
cada muchIsima y además viva y bastante; ciencia puramente especulativa, lite-
ratura e idiornas muertos o novelas y versos nada"

Diario Oficial, No. 4147, abril 10. de 1878.


Para los pormenores y el sentido de este debate véase por ejemplo Gerardo Molina,
Las ideas liberales en Colombia, Ediciones Universidad Nacional, Bogota, 1970, vol. 1, p.
113 y ss.
Ospina, citado por Alberto Mayor, Etica, productividad, trabajo en ,4ntioquia,
Ediciones Tercer Mundo, Bogota, 1984, p. 40, por lo deinás en este texto pueden verse las
razones del predorninio de la ingenieria.

109
El desarrollo cientffico de la agricultura y los propósitos de la Sociedad, pues,
quedaban derrotados cuando menos por tres factores: 1) El predominio de
quienes veian como prioridad el desarrollo de los transportes, 2) las mestabili-
dades poifticas que fragmentaban la unidad de los intereses agricolas y dificul-
taban la organización y 3) un pragmatismo que se orientaba en lo relacionado
con la formación técn.ica, hacia los asuntos de la ingenierla,
Por otra parte, el énfasis de Ia Sociedad por la agricultura cientlfica la ileva a
desestirnar los otros aspectos del progreso material. No debe sorprender por
ejemplo que en todos los nünieros publicados de ElAgricultor entre 1868 y
1896-97, no haya aparecido ningün articulo, ninguna reflexión, ninguna discu-
sión, sobre cosas distintas a la agricultura y a la técnica de la agricultura; de he-
cho, por fuera quedaban completamente aspectos como los agrios debates que
se adelantaron sobre el libre camblo y el proteccionismo, sobre los aspectos
monetarios, sobre el problema de los transportes, sobre el problema de los aran-
celes, sobre ci problema de los baldlos e incluso parecen no haberse percatado
de la importancia que tuvo la importación creciente de alimentos en los aflos
que van posteriores a 1875; de hecho la Sociedad de Agricultores no era mãs
que una asociación de personas que se apuntaban a la difusión (micamente de
la agricultura cientlfica sin intentar constituirse en un gremio en defensa de sus
intereses como agricuitores.
Quizás por do no se ye tampoco, en las discusiones de la Sociedad, nada
relacionado con los mecanismos de acceso al Gobiemo; de hecho, la Sociedad
estaba vinculada con ci gobierno directamente a través de sus funcionarios y
promotores y después de 1870 incluso como parte del Departamento de Agri-
cultura, pero en todo caso, no habia de parte de los agricultores asociados, si-
quiera la idea de que ci progreso de la agricultura estaba en buena parte media-
do por las instancias de gobierno.
Cualquiera que sea la postura que se asurne sobre los alinoamientos politicos
y su sustento de clase durante ci siglo XIX, ci hecho es que no hay ninguna
evidencia sobre que la Sociedad de Agricultores de Colombia representara en
trminos politicos, ci interés de un sector social; era más la obra de un conjunto
de personalidades individuales que tenlan convicciones, sobre los fundamentos
del progreso material, que ci entronque de un interés económico con un inte-
rés politico. Por ci contrario, quienes estuvieron en los frentes del desarrollo
tecnolOgico, en la escuela de minas, tenian sI una clara concepciOn clei papel
de la polItica en ci desarrollo de sus propios intereses y también de los intereses
materiales del pals; los Ospina desde rnuy temprano, por ejemplo, participaron
en los órganos legislativos del nivel nacional, departamental y municipal en los
que ci empresario antioqueño asumió papeles predominantes. Entre 1885 y
1925 los miembros de la familia Ospina ocuparon por lo menos 18 veces esca-
ños en la Asamblea de Antioquia, por lo menos 11 veces escafios en ci Concejo
Municipal de Medellin, o ci equivalente Concejo Departamental que sesionó
entre 1895 y 1910. Es ficil entenderlo; las asambleas departarnentales deblan
establecer ci presupuesto de rentas y gastos y aigunas nuevas atribuciones; des-
de 1 866 los concejos municipales ordenaban administrativamente en lo refe-

LW
rente a contribuciones y gastos, movimientos de población y otras funciones
entre las cuales una importante relacionada con los servicios püblicos. Precisa-
mente en este periodo algunos de los intereses pdblicos principales que se deba-
ten tanto de las asambleas como de los concejos tienen que ver con la construe-
ción del ferrocarril de Antioquia, del ferrocarril de Amagá, con la consecución
de empréstitos para obras como el tranvIa de MedeilIn, los acueductos de hie-
rro, etc.; por el contrario quienes se vincularon a este periodo a la Sociedad de
Agricultores aunque vinculados al gobierno en calidad de funcionarios, no se
plantearon como problema de la organización misma el acceso a las decisiones
gubernamentales smo el más modesto propósito de la difusián técnica. Aquella
concepción de la organización como elemento de presión surgió on cambio con
nitidez en el periodo posterior a 1906, como se vera mds adelante.

4.-- El Agricultor y el Departamento de Agricultura

Ya se anotó que si bien la Sociedad de Agricultores en tanto que organiza-


ción, debió enfrentar diversas dificultades para constituirse establemente, los
esfuerzos dc aquellos pioneros como Camacho o Carrasquila no fueron del
todo infructuosos; ligados al origen y niotivaciones de la Sociedad, aparecen
El Agricultor y el Departamento de Agricultura, como dos hitos que consti
tuyen sin duda las primeras experiencias para generar una poiltica de difusión
técnica a la agricultura. Resulta difIcil, en rigor, evaluar los alcances y resulta-
dos prácticos de estas dos experiencias, pero es innegable que a través de ellas
se propuso por prirnera vez en el pals un modelo de difusión que al menos
durante algunos perlodos contribuyó eficazmente a los pocos mejoramientos
tecnológicos de la agricultura del siglo XIX.
En la sesión inaugural del 15 de diciembre de 1871 de la Sociedad de Agri-
cultores de Colombia se acordd publicar un periódico que tendrIa el nombre de
El Agricultor (un periódico con este mismo nombre habla sido publicado
entre ci 21 de abril de 1868 y el 5 dejulio de 1869) "consagrado aestudiar el
estado de la agricultura del pals, los obstáculos que encuentre en su desarrollo
y las instituciones que deberlan protegerla, los progresos que se hagan y los
adelantos que pudieran aclimatarse on el pals65 .
El Agricultor tenla como antecedentes dos periódicos que se dedicaban
en parte a la agricultura, El cultivador Cundinarnarqués publicado en 1832
a instancia de Rufino Cuervo y El Labrador y Artesano, órgano de Ia Socie-
dad Democrática de Artesanos y Labradores que se publicó en 1838; de El
Agricultor cuyo primer ndmero apareció en 1873 y dirigido por Salvador Ca.
macho Roldán como vicepresidente de la Sociedad de Agricultores, se publica-
ron en total 16 series on diversos perlodos. Numerosas dificultades imped Ian
una publicación continua. AsI por ejemplo, la primera scrie circuló entre sop-

65. El Agricultor, serie 1, volurnen 1, septiembre lo. de 1873.

ill
tiembre de 1873 y el lo. do marzo de 1874, afio en ci cual se suspendió a raIz
de la fundacián del periódco La Escuela Agricola del Estado de Cundinainar-
ca que vino a reemplazarlo. Este a la vez se interrumpió en 1876 con motivo
de la guerra; luego ci 26 de mayo de 1879 y una vez refundada en 1878 la So-
ciedad, ésta decidió continuar con la segunda serie del Agricultor, nombrando
como director esta vez a Juan de Dios Carrasquilla con amplias facuitades para
su reorganización. En enero do 1880 se suscribió un contrato entre ci gobierno
general de los Estados Unidos do Colombia y la Sociedad do los Agricultoros
Colombianos on virtud del cual ésta so comprometla a redactar y publicar
"un periódico do agricultura que sirva de órgano oficial del Departamento de
la Agricultura Nacional y a la vez de órgano de la Sociedad de Agricultores
Colombianos". AsI continia ci periódico hasta diciembre de 1884 cuando hu-
bo de suspenderse por motivos de la, guena on ese momento ci periódico iba
on ci nCimero 17 de la serie sexta; reapareció en febrero de 1890 y continuó
publihandose hasta agosto de 1901. Con dos suspensiones, una en 1895, la
otra en 1900, arnbas motivadas por conflictos de la guerra civil 66 .
Paralelamente en Cartagena se habIa creado la publicación de La Gaceta
Agricola (cuyo primer nürnero apareció en enero de 1879) conjuntamente
con las 34 juntas de agricultura y fomento creadas en otros distritos del Estado
de BolIvar; la Gaceta Agricola se suspendió en 1882, pero on todo caso on sus
dos prirneros aflos logró una circuiación de 9.000 ejeniplares distnbuidos en
ci Estado, en la Repübiica y en ci exterior.
Su primera interrupciOn como El Agricultor y su reemplazo por ci perió-
dico La Escuela Agricola del Estado de Cundina,narca no cambió sustan-
cialmente el propósito de la publicación. Con este üitimo periódico "no so ha
propuesto otra cosa que contribuir ai adelanto de la industria agrIcola fundan-
do un órgano por medio del cual puedan propagarse todos los principios y Co.
nocimientos prácticos que son indispensabies para que este ramo, ci más fecun-
do y positivo en bienes para un pals, alcance en Colombia ci desarrollo que ha
obtenido en otras naciones donde se ha cultivado con ci esmero que rncrece,
sentando asi las bases de un porvenir brillante; este periódico como órgano que
es do la Escuela de Agricultura fundada en la Hacienda del Chico continuará
publicando las lccciones quo los acrcditados profesores do dichos establccimien-
tos dicten a sus alumnos, insertará en sus pdginas aqudllos artIculos de periódi-
cos extranjeros que versando sobre ci mismo (sic) ofrezcan para la utilidad de
Ia agricultura on este pals y acogcrán las producciones de trabajo que los horn-
bres estudiosos y observadores quisieran remitir para su pubiicaci6n"67 .
La Gaceta Agricola por su parte se dedicaba a difundir conocimientos, mtto-
dos y formas do realizar las siembras y cultivo do aigunos productos. Prueba

Véase Alfredo Fuentes, Introdueción a! Indice del Agricultor, Sociedad de Agricul-


tores de Colombia, Bogota, Editorial Presencia, 1983.
La Escuela Agricola del Estado de Cundinamarca, Bogota. sepliembre 10. de 1874,
Sala de Prensa, Segundo NOmero, Biblioteca Nacional.

112
de ello son articulos sobre el cultivo del caucho y sus prácticas en ci brasil,
ci tabaco de La Habana, la seinila del café de Liberia y de Arabia, ci uso del
arado y la yunta de bucyes como método de aflojar y preparar la tieria, el riego
como forma de procurar la humedad al terreno, la poda como práctica favora-
ble a algunas piantaciones de café, la utilización de abonos, la utilización de
68
fertilizantes, los sonibrIos en las plantaciones, etc.
Por otra parte El Agricultor, después de 1879, contó con algunos fondos
del gobierno y fue distribuido gratuItamente a los principales agentes del go-
bierno nacional y a los de los gobicrnos regionales, "a todos los estados, a las
sociedades de agricultura, a los ministros y cónsules residentes on la capital de
la repüblica y a los cónsules en ci extranjero".
En ci presupuesto de 1879-1880 se votó una partida conjuntamente con
otras para ci fomento de la agricultura (Decreto 514 de 1879) para que la
Comisara de Agricultura Nacional publicara un periódico que sirviera de órgano
a ésta, mediante acuerdo con la Sociedad Colombiana de Agricultores. El pe-
riôdico en adelante saidrIa como un órgano de la Sociedad de Agricultores de
Colombia y del Departamcnto de Agricultura Nacional; asi se publicaria des-
pués de 1880 hasta 1896 69 .
El contenido de El Agricultor se centraba fundarnentalmente por un lado
en lo que se ilamaba la sección "revista de las cosechas" en la que so publicaban
aquellos informes que los agricultores enviaban al Departamcnto de Agricultu-
ra; por otra parte una revista de los principaics cultivos, especialmente los cul-
tivos de la Sabana: la papa, ci maIz y ci trigo; se ocupaba tamblén de literatura
sobre tccnoiogIa especialmente de abonos, suelos y cultivo y en la educación.
Por otro lado se ocupaba de registrar traducciones de las publicaciones mis sig-
nificativas especialmente de las revistas europeas sobre agricultura; entre 1868
y 1901 se publicaron 78 ensayos sobre abonos y ynétodos de preparar y aplicar
los fertilizantes a los cultivos, especialmente en aquellos cultivos como ci taba-
co, cana y café. Este érifasis es especialmente cierto entre 1890 y 1900, perlo-
do en ci cual aparecieron un total de 49 artIculos sobre ci tenla de los abonos.
En cuanto a suelos se pubuicaron on total 14 ensayos entre 1868 y 1900. El
acento se ponIa sobre todo en los mdtodos de preparación para distintos culti-
vos, arados, etc., pero especialmente en ci tipo de terreno apropiado para ci
tabaco y ci café.
Por otra parte se publicaron 177 art Iculos sobre diversos cultivos en uonde
es visible la preocupación por atraso en las técnicas del cultivo, respecto de los
palses europeos; los énfasis especiales se refieren a la papa, fueron publicacos

Para la revision del contemdo de La Gaceta ,4grIco/a de Cartagena, véase Fabiola


Montailo "lnstitucionailzación de la investigaciOn agricola en Colombia 1859-1920" tesis,
Sociologia, Universidad Santo Tomis, 1983, p. 79.
Informe del Comisario de Agricultura 1880, p. 23 y Secretarla del Tesoro y Crédito
Nacional, Coiitrato NOmero 52 de 1880, 8 de enero, celebrado con la Sociedad de Agricul-
tores Colombianos, para la pubUcación de un periddico de agricultura, en El Agricultor,
volumen 2, nOmero 9, febrero 1880.

113
36 artIculos sobre ella, e igualmente se publicaron 26 artIculos sobre cacao, 36
artIculos sobre la quina, 30 articulos sobre el tabaco, 36 artIculos sobre el café,
23 de los cualesfueron publicados entre 1890 y 1900 y 33 artIculos sobre caña.
En rigor El Agricultor, La Escuela Agr (cola de Cundinamarca y la Gaceta
Agricola de Cartagena fueron los dnicos periódicos especializados en agricul-
tura en ci siglo XIX. Por supuesto en otras publicaciones como los Anales de
Ingenierla e incluso en la Revista Far,nacéurica se encuentran artIculos rela-
cionados con la agricultura especialmente algunos articulos sobre Ia quina;
en la Revista Médica de Bogota, que logrO divulgar la quIrnica además de los
asuntos propiamente medicos y en la Revista Cient(fica e Industrial de Antonio
Vargas Vega, que apareciô en 1870-71-72, se publicaron artIculos y traduccio-
nes de carácter general sobre quIrnica, agricultura, cericultura, etc., pero serIa
en todo caso El Agricultor el órgano que con mayor énfasis publicó no sola-
monte las traducciones relacionadas con la agricultura, sino tesis de los estu-
diantes del Instituto Nacional de Agricultura. Do acuerdo con un comentarista
contemporáneo, El Agricultor contó con la colaboraciOn de importantes pro-
fesores extranjeros, difundió las nuevas teorIas agrIcolas de la Cute, experimen-
tadas en el Instituto Nacional de Agricultura (un verdadero centro de agricultura
experimental); El Agricultor impuisó Ia agremiación de los agro-exportadores y
produjo importantes consecuencias en el aumento de la productividad agrIcola
y la elevación de la calidad de los productos para ponerlos en mejores condicio-
nes de comnpetencia internacional por la difusiOn de artIculos de alto nivel 70 .
Hay quizds alguna exageración dol comontarista, pero no es menos cierto
que como publicación ospeciaiizada, El Agricultor debió contribuir al mejor
conocimiento de las tCcnicas ain si su aicance no hubiera sido mayor.
El Departamonto de Agricultura fue un intento parecido por lograr mocanis-
mos de conocim.ionto, pianiflcación y difusión en el sector agropecuario;
aquel fue creado por el artIculo 6o. del Decreto Ejecutivo Ndmero 337 del
6 de agosto de 1878, para que fuera dirigido por un comisario de agricultura,
cargo para el cual fue nombrado Juan de Dios Carrasquila; las funcionos del
comisario de agricultura reflejan bien qué tipo de funciOn debIa cumplir, de
acuerdo con ci gobiemo, este Departamento Nacional de Agricultura; en primer
lugar el comisario de agricultura debIa estudiar el ostado actual de Ia agricultura
nacional con relación a la rotación de los cultivos, ci empleo de dronajes o el sa-
neamientc de terrenos, extension de la superficie cuitivada, la distribución de
esta superficie entro los diversos cultivos, ci producto anual de cada cosocha y
ci producto por hectárea de sembradura, es decir, los datos de productividad, ci
nümero de animales domCsticos, la calidad de las razas, los procios de la pro-
ducciOn agrIcola en los diversos mercados de la repuiblica, las sernilas acostum-
bradas a cada localidad, empleo de abonos en ci cultivo de la tierra, ci empleo
de sistemas de irrigación artificial, y producción de aguas para Ia agricultura,

70. José A. Ainaya y D. Becerra "Historia de la Quimica" en COLCIENCLAS, Historia


Socialde la Ciencia en Colombia, materiales no publicados, Bogota, 1984, p. 31.

114
los instrumentos agrIcolas utilizados para la preparación de la tierra y colecta
de los frutos, el precio de losjornales y el arrendamiento de las t:erras, la distri-
bución de la propiedad territorial, los sistemas de explotación con referencia
al cultivo pot ci propietario, el arrendatarlo o pot participación, la influencia
sobre las producciones, la geografla de las plantas, las cercas y divisiones de las
propiedades, las condiciones meteorológicas en cada region del pals, la produc-
ción agricola en cada uno de los Estados, introducción y difusión de semilas y
plantas nuevas para distribuirlas entre los agricultores, propender pot el cambio
de semilas entre las diversas localidades hacer publicaciones frecuentes en los
periódicos oficiales, etc.
Se ye ya que se tenia una percepciOn clara respecto del tipo de inforniación
requerida para que el gobierno pudiera incidir sobre la marcia de La agricul-
tura; ci Departamento de Agricultura iba a chocar sin embargo con una serie de
dificultades; pot una parte, la oflcma de estadIstica estaba adscrita a otra de-
pendencia. No hay que olvidar que la oficina de la estadIstica nacional fue crea-
da en 1875 bajo la dirección de AnIbal Galindo y que con anterioridad, la esta-
dIstica era ejercida pot una u otra dependencia del Estado agregada a sus pro-
pias funciones; infortunadamente para los propOsitos de Carrasquilla, la ofIcina
de estadIstica fue adscrita al Ministerio del Tesoro y no directamente al Depar-
tamento de Agricultura 7' . Lo que presentaba pot supuesto enormes dificulta-
des; Carrasquilla se ingeniO la manera de enviar cuestionarios a los agricultores
a fin de recabar la información requerida pot las funciones que se Ic encomen-
daban, pero el correo era deniasiado costoso y no fue posible pot parte de él
obtener una franquicia para que las respuestas de los agricultores pudieran Ilegar
gratis o sin costos de correo; el propio Carrasquilla reconocIa que los pocos
informes que le liegaban eran dernasidado dispersos y fragmentarios como para
tener alguna utilidad, de ahi que recomendaba la creaciOn de asociaciones ads-
critas a la ComisarIa de Agricultura, de sociedades de agricultura que tuvieran
corno objetivo reunir los datos estadIsticos; pot otra parte la escasez de recur-
sos fiscales impedla el que de una manera ágil se pudiera lograr la difusión de
semillas, la difusión de plantas, etc. De todas formas como uno de los aspectos
imperecederos están los informes de la propia Comisaria de Agricultura que se
constituyen, sin duda en la fuente más importante para la historia agraria de la
segunda mitad del siglo XIX, además de una biblioteca de agricultura que
logró, con dificultades,hacerse en el departamento.
Para Carrasquilla, la educación agricola y los campos experimentales eran
instrumentos de difusiOn acaso más importantes que los niateriales impresos,
que iban dirigidos, pot supuesto a aquellos hacendados alfabetos que pudieran
utilizarlos. La educaciOn agrIcola en cambio, podia ilegar a las vastas masas
analfabetas agobiadas en sus prácticas pot ci peso de la rutina.
A instancia suya, ci gobierno de Trujiilo logro interesarse en la educación
agricola; desde comienzos de la década de 1870, la Universidad Nacional habla

71. Véase Luis Vidales, Hisroria de la ext ad Istica en Colombia, DANE, 1974, p. 65.

115
ofrecido cursos en su Escuela de Ciencias Naturales y para 1874 ci Estado de
Cundinamarca estableció la primera escuela agrlcola en Colombia 72 el gobier-
no de Trujillo jntentó ensanchar estos esfuerzos, ofreciendo subsidios para la
instrucción agrIcola que se dictara en las escuelas primarias al igual que n las
estatales o en las de secundaria privada. Esta medida concitó y estimuló la crea-
don de diversas escuelas agricolas y estatales especialmente las que se radica-
ron en la region oriental; la mayorIa de estas escuelas dependia en gran medi-
da de mstructores foráneos; Cundinamarca por ejemplo contaba con un ale-
nlán; Boyacã en 1878 interitó, sin éxito, fundar un instituto agrIcoia en la ciu-
dad de Leiva bajo la dirección de un agrOnomo españoi, José Maria Gutiérrez
de Alba; al año siguiente Boyacá estableció una escuela similar a cargo de dos
profesores franceses; durante estos aflos, el Estado de Santander también creo
un Instituto Agricola dirigido por Gutiérrez de Alba, con un cuerpo docente
que incluIa a un agrónomo belga y un horticultor frances, lo mismo que varios
profesores nativos; al igiial que en los periodos iniciales la dependencia de ins-
tructores foréneos presentaba problemas, mientrasIue algunos eran incansabies,
y eficientes en su trabajo otros demostraron ser incapaces de adaptaise al medio
ambiente colombiano y por diferentes razones, pronto regresaron a Europa.
Juan de Dios Carrasquilla primer encargado de los asuntos agricolas naciona-
les buscO increnlentar la oferta de profesores y agricultores cientificos estabie-
ciendo un Instituo Nacional de Agricultura cuyos egresados estarlan obligados
a ensefiar en las escuelas normales y estatales. Carrasquilla consiguió el estable-
cimiento de un Instituto Nacional corno una fase de la puesta en marcha de un
amplio programa que inciuIa ci entrenamiento agrIcola en las escuelas prirnarias
y el establecimiento de colonias agricolas para huérfanos. En sus dias postreros,
la AdministraciOn Trujilo creó ci Instituto Nacional de Agricultura y contrató
a Carrasquilla para desempenarse como su director por un perIodo de cinco
años; justamente la escuela se sostuvo durante este perIodo 1880-1885, sirvien-
do a un conglomerado estudiantil que promediaba de 15 a 37 alumnos.
A pesar de la agresiva dirección de Carrasquilla la escuela se vio afectada por
contratiempos iniciales ya que en un comienzo estuvo localizada en un sitio de

Véase La Escuela Agricola del Es(ac.k' de Cupid inalnarca, Bogota, octubre lo. de
1874, Biblioteca Nacional, Sala de Prensa, Sala 2, nimero 12, p. 839.
También para la ley 22 de enero de 1874 sabre el establecimiento de la quinta modelo
véase La Escuela Agricola del Estado de Cundinamarca, Bogota, septiembre lo. de 1874,
Biblioteca Nacional. Sala de Prensa, Sala 2, nümero 566.
Véasc Gaceta Agricola, órgano oficial de la Junta Central de Agricultura, Cartage-
na, nümero 1, enero de 1879, para la escuela agrIcola de Boyacá, véase José Maria Gutiâ-
rrez de Alba, Crónica Agricola, El Agricultor, junio de 1880 y para la de Santander, José
Maria Gutiérrez de Alba, Crónica Agricola, junlo de 1880, tanibién sobre las escuelas agri-
colas de Boilvar véase, Carrasquilla Lema Juan de Dios, ComisarIa de Agricultura Nacional,
El Agricultor, diciembre de 1879 y La Crónica Agricola de mayo de 1880, tarnbién las de
julio y diciembre, también José Maria Gutiérrez de Alba, Escuelas Agricolas. El Agricultor,
julio de 1879 y Carlos Michelsen Uribe, ContestaciOn al oficio del director del Instituto
Nacional de Agricultura y El Agricultor mayo de 1880, y el articulo de Faustian Moreno,
La Enseflanza de la Agricultura, El Agricultor, octubre de 1879.

116
difIcil acceso para los profesores de tiempo parcial que diariamente se desplaza-
ban desde Bogota, además el conglomerado estudiantil en su totalidad enfer-
mó debido a la pantanosa atmósfera que lo rodeaba; la escuela carecfa de
laboratorios de qulmica e inclusive de implementos agrIcolas; los tres profeso-
res colombianos se contaban entre los más capaces: Francisco Montoya, fisica
y quImica, Francisco Bayón, botánica y zoologIa y Carrasquilla agronornIa y
mecánica agrIcola; aparte de estos profesores se encontraba un agrónoino bel-
ga contratado especialmente, quien fue incapaz de adaptar las técnicas euro-
peas a los probleinas tropicales ' ; la. escuela se establecla firmemente cuando
la guerra civil de 1885 provocó su supresión del presupuesto nacional; extra-
flamente la instruccidn profesional en agronornia no se volvió a intentar en los
siguientes vemte afios y no fue establecida firmemente antes de 1916.
Aunque Ia guerra civil de 1885, suscitó el hundimiento del instituto AgrIco-
la Nacional, el cual se pensaba como la dave de un amplio sistema de entrena-
miento, continuaron sin embargo algunos esfuerzos subordinados; a fines de la
década de los ochenta surgió la enseñanza de medicina veterinaria; Ciaudio Ve-
ricel, un veterinario contratado en Francia instruyó, asesoró y llevó a cabo in-
vestigaciones ininterrumpidarnente desde 1885 hasta fines del siglo. El gobier-
no atendió los estudios veterinarios como una rama de la profesión médica. La
escuela estaba adscrita a la Facultad de Medicina de la Vniversidad Nacional;
no obstante, ci interés de la carrera fue liniitado y por ejemplo en la década del
noventa los estudiantes de veterinaria oscilaban entre 5 y 15.
Durante las emergencias fiscales de los aflos ocherita el gobierno colombia-
no se rnostró incapaz de adelantar la mayorIa de sus proyectos para ci desarro-
lb agricola. En el ano de 1880 el gobierno a causa de estrecheces fiscales tuvo
que suspender los subsidios prornetidos en 1878 para los colegios privados que
daban instrucción práctica en agricultura; por la misma razôn se mostró impo-
tente para estabiecer su plan de crear plantaciones experimentales de qui-
na de propiedad del gobierno; en 1884 la administración no pudo comprar ci
equipo quImico y las herramientas agrIcolas encargadas por ci instituto agri-
cola y se vio obligado a abandonar los planes para enviar muestras de planta-
ciones colombianas a las exposiciones internacionales. Inclusive, tuvo que re-
tirar el sub sidio al semanario El Agricultor.
El Departamento de Agricultura se dio trazas para sobrevivir hasta fines del
siglo XIX, bajo la dirección del sucesor de Carrasquilla, Carlos Michelsen Uribe,
pero james se aproximó a la escala de operaciones proyectadas por Carrasquilla
y Michelsen en un cornienzo, rigidndose por ci modelo del departamento ho-
mónimo de Estados Unidos en sus secciones especiales dedicadas a in estadIsti-
ca y botCnica, qulmica, entomologla y meteoroIogIa 5 . Con todo, los tropiezos

Informe del Director del instituto Nacional de Agricultura años de 1882-1883, que
aparecen en las respectivas memorias de fomento.
Sobre el instituto de Agricultura Nacional, véase Juan de Dios Carrasquilla Ense-
ñanaa cientifica de la agricultura, El Agricultor, noviembre de 1881 y ci texto del decreto
514 de 1879 sobre ci establecimiento de una quinta de acLimatación experimental y su

117
fiscales del pals no se compadecian con un modelo tan ambicioso: el máximo
presupuesto del departamento foe del orden de S120.000.00 en 1880, más ra-
pidamente rebajó a menos de S45.000.00 en 1882 y aün entonces no podia
depender de sos fondos presupuestaics.
Cuando ci Congreso negó los fondos para investigación, los experimentos y
ci acopio de informaciones depend Ian totalmente de esfuerzos voluntarios de
las clases alias; bajo la dirección de Micheisen se distribuyeron semillas gratis
a algunos cultivadores y se probaron diversas clases de nuevos forrajes, se logró
acimatar ci café liberiano e iniciar el sembrado de eucaliptos. Sin embargo Mi-
chelsen era consciente de que con contribuciones voluntanas era bien poco el
progreso que se podia esperar. Pocos colombianos eran lo suficientemente
acaudalados como para sacrificar tiempo y dinero en costosos experimentos,
tampoco sobraban aquellos animados por ci espiritu pliblico.
En 1885 tan solo ocho personas en todo ci pals voluntariamente ilevaban los
registros metcoroiógicos y entre ellos un sacerdote de Cicuta quien reportaba
los mejores registros y enviaba a Micheisen copia de los reportes que elaboraba
por encargo de la Oficina Norteamericana de Meteoroiogla . Con esta misma
óptica se buscaba también la fundacidn de campos dc experimentación donde
los agricultores pudieran poner en práctica diversos métodos, establecer compa-
raciones para convencer a los agricultores por medio de demostraciones prácti-
cas, ci propio Carrasquilla como director del departamento de agricultura habla
solicitado al gobierno la fundación de uno de estos campos. Pero también estos
campos dcbieron aplazarse hasta la fundación de las estaciones experirnentales
en la segunda década del siglo XX, que presenciarla la consolidación de aque-
lbs esfuerzos pioneros con la creación de las escuelas de agronomIa y ci Minis-
terio de Agricultura.
Con las expericncias del Instituto Nacional de Agricultura y Ia precaria su-
pervivencia del Departamento de Agricultura hasta fines del siglo XIX, se cerra-

incidencia en la agricultura, El Agricultor, enero de 1880; y ci decreto 900 de 1881 que


reforma al anterior, El Agricultor, resolución de 1880, sobre la buena labor del Institu-
to Nacional de Agricultura, El Agricultor, junio de 1880, y Departaniento Nacional de
Agricultura, Bogota, Instituto Nacional de Agricultura, El Agricultor, junio de 1881. Sobre
la quinta modelo, véase Estado de Cundinamarca, Ley 22 de 1879, por la cual se establece
una quinta modelo destiriada a formar agricultores. El Agricultor, febrero de 1874. Tam-
bién Eugenio AlborcIn, Infonne del profesor de agricultura sobre los trabajos practicados
en ci Instituto, El Agricultor, agosto de 1883, y las diversas actas de cxámenes y concursos
publicados en El Agricultor, en enero de 1881, junio de 1880, julio de 1880 a enero de
1881 y José Maria Gutiérrez de Alba, Escuelas Agrlcolas, El Agricultor, Julio de 1879. El
balance sobre ci instituto Nacional de Agricultura lo hace Carlos Michelson Uribe Instituto
Nacional de Agricultura, El Agricultor, julio a noviembre de 1881; sobre ci Colegio de
Solano en Duita,na reese C'e13n Solano, memorial del señor C'endn Solano en que pide una
subvención Iara ci Coicgio que él dirige, El Agricultor, marzo de 1880. El contrato con
Vericel aparccc, en El Agricultor, vol.6, No. 2,julio de 1884.
76. Véase Fabiola Montaño, "Historia de las Ciencias Agropecuarias en Colombia", en
"Flistoria social de las ciencias", Colciencias, Mimeógrafo, Bogota, luarLo de 1984, pp.
by 11.

118 . . - ..
ba el primer ciclo de Ia Sociedad de Agricultores Colombianos, que debió mo-
verse en un ambiente sin duda hostil a sus propOsitos de implantar La agricultura
cientIfica y Ia técnica moderna.
Este primer ciclo, caracterizado por empeños que tenian mds que ver con
las motivaciones por el progreso que por los irtereses gremiales que caracteriza-
ban Ia historia de Ia Sociedad a to largo del siglo XX, no fue obra de un grupo
social sino de hombres aislados en Ia lucha por La técnica, para la cual él pals
aim no estaba preparado. Con todo, aquellos esfuerzos sirvieron at menos para
poner at descubierto Ia enorme brecha técaica que separaba La agricultura co-
lombiana de las agriculturas desarrolladas y para fijar las primeras experiencias
de una politica de difusián tecnológica que en las primeras décadas del siglo
XX se recogeria con entusiasmo, como veremos, por aquellos que aprendieron
Ia agronomIa de su época en el Instituto Nacional de Agricultura.
Capitulo III

Un gremio para Ia exportación


(1904-1927)
Las Nuevas Dimensiones del Estado

El pals se abria al siglo XX en medio de una guerra, y esta, de muchos mo-


dos iba a pesar sobre ci desenvolvimiento económico de los años siguientes.
Esta guerra rnás que ninguna otra, habIa mostrado hasta qué punto la desarticu-
lación del orden politico ponha en peligro los intereses económicos. Entre
80.000 y 100.000 muertos en combate o por las frecuentes epidemias que la
guerra provocaba, era una cifra demasiado gravosa frente a una población que
apenas si ilegaba a los La
sustracción de brazos de1iiIcultura a cuenta de la leva para formar los ejér-
citos de reciutas y voluntarios formados a la fuerza con los peones de las hacien-
das, las contribuciones forzosas y extraordinarias con que los ejércitos balan-
ceaban sus finanzas, las confiscaciones de ganado y los asaltos propios de Ia
actividad guerrilera, a lo que debIa sumarse ci desmembramiento y la paraliza-
ción casi total del tráfico y las comunicaciones, resultaban demasiado costosas
para una agricultura que, salvo ci café, no mostraba signo alguno de prosperi-
dad. Don Jorge l-loiguIn calculaba la destruccián de la riqueza pliblica propicia-
da por la guerra en 25 millones pes oro, cifra dudosa pero que sugiere los
dramáticos impactos econóinicos de la guerra.
No fue menos importalite, por otro lado, ci procedimiento con que el go-
bierno financió su participación en la guerra; las finanzas cstataies se convir-
tieron casi exciusivamente en un rnedio de mantenirniento de los ejércitos y
para ello se recurrió a impuestos que gravaban las exportaciones obligando a los
productores de café a vender al Estado una parte de la produccidn pagadera en
papel moneda, al tiempo que las rentas debian ser pagadas en oro. AdemIs
estaban las emisiones monetarias que, desdc ci comienzo mismo de las hostili-

123
dades se hicieron de manera indefmida, poniendo a disposición del gobierno
las cantidades que se necestaran en el restablecimiento del orden pUblico. Esto
por supuesto ten ía que conducir a una exagerada depreciación del papel mone•
da que llegó a los niveles casi inverosImiles de 412Yo a comienzos de la guerra,
y a 18.9003o o 20.000q'o hacia fines de 1902. Iguahnente estas mismas emi-
siones de papel moneda, en cuanto provocaban una inflación incontenible, aca-
baron cerrando por completo el crédito, degenerando en la especulación y en ci
comercio ilegal de bienes; de modo pues que la guerra dejaba como saido la
paralización de la agricultura, ci rompimiento del comercio y de las comunica-
clones y un desvertebramiento total de la circuiación monetaria y de la esfera
financiera'.
Gonzaio Paris Lozano describe bien lo que ocurrIa: "la inundación de papel
meneda sube y sube, nadie sabe cminto valen las cosas, nadie puede preveer pa-
ra qué ie alcanzarán niaiiana los billetes que hoy, al acostarse deja en ci bolsilo
y aunque esos papeies vuelan y revuelan en manos de los soidados y funciona-
rios del gobierno, ci conin de los mortales no sabe córno hacer para procurar
billetes del Banco Nacional, billetes verdes del Cauca, billetes violeta de Antio-
quia, cédulas departamentales del Tolima huxnildemente impresas. Libras y Ii-
bras de papei2 .
Puede pensarse además en los calculos que, no exentos de diversion, hacIa
don Jorge Holguin, en lo que él liamaba "el costo de producción de las nueve
guerras civiles, mds catorce guerritas locales, más dos internacionales, más tres
golpes de cuartel que hab Ian asolado ci territorio de Colombia en 73 años de
vida independiente", y que lo lievaban a la conclusiOn de que toda aquelia or-
dalla le habla costado al pals por Ia menos 52 miliones de pesos oro3 .
Esta guerra pues, aunque era una más entre las muchas que habIan azotado
ci siglo XIX fue en todo caso la més larga, la más devatadora y costosa y la que
habla mostrado a todas luces que ci pals no podia continuar con un orden poli-
tico en ci que la guerra era lo habitual.
Par otra parte los principales focos de la guerra ios constituyeron las zonas
cafeteras, las que a la vez eran las mds directaniente afectadas por la depresian
económica causada por la calda de los precios del café a fines de siglo, princi-
paimente Santander que por entonces no solo era escenario cotidiano del con-
flicto sino uno de los puntales de la producción cafetera.
Antioquia y Cundinarnarca con buenas vIas de coinunicación favorecidas
por ci mercado a través del rio Magdalena, con cierto grado de desarrollo de
los ferrocarriles y las carreteras, se velan también afectadas pues los efectos de
la guerra también se extendieron a sus zonas cafeteras.

L Lo que antecede ha sido retoinado on buena parte de Jesus Antonio Bejarano. "Ln
econornIa en el siglo XX" en Colcultura Manual de Historia, volurnen 111, 1978, Bogota,
pp. 18 y ss.
Gonzalo Paris Lozano, Los guerrilleros del Tolirna. El Ancora Editores, 1973, p. 88.
Citado por Eduardo Lemaitre Reycs, "El despertar agrIcola durante el Quinquenio"
en Revista del Centenario de la SAC, 1971, p. 38. Bogota.

124
La estabiidad politica entonces estaba al orden del dIa como requisito para
una consolidación econónhica que tenIa ya en qué sustentarse; los cambios eco-
nómicos que acompaflaron la consolidacióii de la economia cafetera fueron el
complemento y en buena medida la explicación de las dimensiones poifticas del
nuevo orden con que comenzaba ci siglo XX. Los auges exportadores del siglo
XIX, infructuosos y efImeros, dieron paso a un auge cafetero de proporciones
sin precedentes; la economia conienzó a integrarse ahora sI de manera defmniti-
va y estable al mercado internacional. Comenzaba pues a surgir Colombia como
un pals cafetero y aquI la expansion prolongada y sostenida de Ia economia
cafetera tenIa por fuerza que producir una transformación on la vida politica
colombiana. En primer lugar, dice Berquist, el auge cafetero consolidó la hege-
rnonIa politica de los intereses irnportadores y exportadores bipartidistas. Para
1910 se habia ya desarrollado un consenso básico ideológico y programàtico
entre las elites dominantes de ambos partidos. Este consenso se reflejO en las
soluciones finales a los problemas económicos y politicos heredados del pasado
y halló expresión legal on las reformas constitucionales de 1910; Berquist agre-
ga que la economIa cafetera en expansiOn contribuyó además, aunque en forma
menos evidente, a modificar la estructura politica heredada del siglo XIX; co-
mo resultado de las mismas caracteristicas de la economia de exportación del
café y de la peculiar estructura sociologica de la economia cafetera colombiana
en particular, la expansiOn cafetera creó nuevas y significativas oportunidades
económicas para los colombianos ambiciosos contribuyendo on gran medida a
la legitirnidad y estabilidad del nuevo ordn 4 .
Ciertamente los focos regionales de expansion del cultivo del café en la Co-
lombia del siglo XIX aseguraron quc los grupos económicos relacionados con la
industria cafetera fueran de naturaleza básicamente bipartidista; la producciOn
del siglo XIX estuvo concentrada en los departamentos liberales de Santander y
Cundinamarca, pew al trasiadarse ci grueso de la poblaciOn a la cord illera cen-
tral donde se habIan abierto innumerables explotaciones, por parte de emigran-
tes antioqueños, predominantemente conservadores, estos llegaron a ser mucho
más numerosos e importantes y ya en 1920 su influencia rivalizaba con las
contrapartes liberales.
En este contexto en que la estabiidad politica se vuelve una necesidad eco-
nOmica, asurne ci general Reyes ci gobierno en agosto de 1904 comenzando por
esbozar la lInea práctica de su gobierno; "dejemos, dijo, a un lado para siempre
las armas destructoras, olvidemos los grados snilitares alcanzados en aquellas lu-
chas, empufiemos los iristrumentos de trabajo; tenemos que mejorar nuestros
procedimientos industriales y reducir los gastos de transporte mediante la aper-
tura de Was de comunicación que nos abran fdcfl acceso al mercado exterior"5 .

Charles Berquist, café v conJlicto en colombia 1886 - 1910. 'La guerra de los mu
dIas, sus antecedentes y consecucncias" FAES, MedellIn, 1980, p. 290.
Citado por Dario Mesa "La vida politica despuCs de Panama" en Manual de Ilisroria,
Colcultura, volumen Ill, Bogota, 1978, p. 96.

125
Luis Ospina Vásquez por su parte ye bien cuáles eran las tendencias polIticas
sehaladas en ci gobierno de Reyes; "la poiItica de Reyes escribe, operó un cam-
bio sumamente marcaclo en la atmósfera del pals, no solo en cuanto a poner en
un piano distinto la pugna politica, sino en cuanto a suscitar interés por las em-
presas de vuelo"; y enseguida seflala: "en cierta manera se habIa invertido la
formula de los radicales, no se trataba de que la libertad nos trajera el progre-
so sino más bien que el progreso nos trajera Ia libertad; fue una idea que caló
mucho y que facilitaba la posición de los liberales que colaboraron con Reyes"6 .
El propOsito de reconstruir la economla nacional se orientó a diversos fren-
tes: la estabiización de la moneda y del cambio exterior, Ia con tinuación de la
red ferroviaria, la apertura al capital extranjero, los estimulos a la agricultura y
la protecciOn a la industria nacional, configuraron un cuadro de intervencionis-
mo estatal que no solo fortaleció las posibiidades del cambio econOmico, sino
que situaba los conflictos politicos en reiación directa con aquel intervencionis-
mo, es decir en relación con las caracterlsticas de Ia gestión estatai en ci piano
económico.
Ciertamente detnis de la division formal de los colombianos en partidos po-
lIticos se puede detectar la disposición a formar coaliciones desde arriba en co-
yunturas crIticas que permiten a la clase dirigente reafirmar ci control cada vez
que Ia situación amenaza con convertirse en una crisis del sistema. Esto ha
ocurrido a mediados del siglo XIX, con ci gobierno de Reyes en 1910, en 1929
y de ahl en adelante. En todo caso airededor de 1900 es clara la aparición en
ci escenario de la polltica nacional, de un poderoso grupo de composiciOn bi-
partidista cuyo interés era "la paz y la estabilidad" que permitiera Ia expansiOn
de la actividad económica y que empezaba a percibir ci conflicto politico como
un conflicto bizantino entre los dos partidos.1 Este grupo fue ci que principal-
mente sirvió de apoyo a Reyes y luego inspirO un frente bipartidista ilamado
repub]icanismo o union republicana, que lievaria a la presidencia a Carlos E.
Restrepo y a los directorios tradicionales de ambos partidos7 ,
Los retos que Reyes tenla que encarar para Ia reconstrucción de la polltica
y para la reconstrucción de la economIa eran grandes y debIan pasar ante todo
por nuevos esquemas de intervenciOn en la economIa nacional y por ci diseflo
de nuevas politicas económicas. La idea de que ci Estado no ten ía más función
en lo econónuco que velar porque en la competencia no se usara la violencia y
trampas demasiado burdas y flagrantes, habla cedido o estaba cediendo ci
campo a otro concepto, que se expresaba clarainente en las orientaciones pro-
teccionistas que se juzgaban ya no por sus resultados fiscales como en ci siglo
XIX, sino por su capacidad para promover ci desarrollo.
Además de que algunos establecimientos industriales se subsidiaron con
préstamos a bajo interés, se rebajó ci arancel para ciertas materias primas nece-

Luis Ospina Vsquez, citado por Darlo Mesa, op. cit., p. 97.
Vase Francisco Leal Buitrago "Social clases, international trade and foreing capital
in Colombia: An attempt at historical interpretation of the formation of the state 1819-
1935" P.H.D. Dissertation, University of Wisconsin, 1974, pp. 184-185.

126
sarias, para algunas industrias y por otro lado se aumentó el arancel para ciertas
manufacturas que podian competir con la producción nacional.
Por otra parte, se reestructuró el sistema monetario, se regresó al patron oro,
se fundO el Banco Central, se restauró el crédito de Colombia con ci exterior, se
crearon condiciones para la atracción del capital extranjero, se buscó el mejo-
ramiento del sistema de transporte conjuntamente con los estimulos a la indus-
tria nacional y a la agricultura de exportación y se innovó en cuanto al rgimen
fiscal- Todo ello aunado a! incremento de los derechos de aduana de cerca del
709'o, que al tiempo que buscaba un gran incremento en los ingresos del esta-
do también estimulaba la producción y el desarroilo de la industria y de la
agricultura, condujo a que los ingresos del Estado se incrementaran significati-
vamente pasando de 5 a 10 millones de pesos oro inicialmente y luego al final
del quinquenio ascendiendo hasta los 16 millones. Estos mayores ingresos Ic
permitieron a Reyes adelantar un vasto plan encaminado al aumento de las vIas
de transporte que se consideraban la dave del desarrollo económico nacional;
en esta forma la red ferroviaria se incrementó en un 50°Io, se amplió la cons-
trucción de carreteras y caminos de herradura y se trató de mejorar la navega-
ción por ci rio Magdalena8 .
Estas obras se continuarian parcialmente en la administración de Gonzalez
Valencia que siguió a la de Reyes; segün su biógrafo, Gonzalez Valencia habrIa
de ser recordado como el presidente de los agricuitores por dos razones: porque
toda su vida fue agricultor y además porque creó Ia Sociedad de Agricuitores,
fundó la revista de los agricultores, echO las bases de la Facultad de Agronomia
con la creación de una escuela de agricultura.
Aunque este relato, dice Berquist, "en su entusiasmo por exaltar al persona-
je clistorsiona ligeramente su expediente histórico, no puede quedar duda de
la identificaciOn de Gonzalez Valencia con los intereses agrIcolas importadores-
exportadores; pese a eso y aunque autorizó una subvenciOn para la Sociedad de
Agricultores y organizO una escuela para ci entrenamiento agrIcola formal, su
adniinistración efectuO solo avarices limitados en la soiución de los problemas
económicos y monetarios que han afrentado al pals; el alcance y la eficacia de
los prograrnas formulados por la administración y por ci Congreso reformista se
vieron linutados por severas restricciones fiscales derivadas tanto de los compro-
misos pendientes de la administración precedente como del bajo nivel de los
precios del café durante ci aflo en ci que Gonzalez Valencia estuvo en el poder 9 .
No cabe duda, sin embargo, sobre que tanto la administración de Reyes
como la de Gonzalez Valencia inclinaron ci proteccionismo en favor de la pro-
ducción agricola, especialmente en aquellos renglones alimenticios cuya pro-
ducciOn comenzaba a expandirse desde comienzos de siglo. Esta orientaciOn
del proteccionismo se mantendrIa con altibajos, hasta la Ley de Emergencia
de 1927,

Sobre estos aspectos puede verse Bernardo Tovar Zambrano, La intervención econó-
mica del Estado en Colombia, 1914-1935, Biblioteca Banco Popular, Bogota, 1984.
Charles Berquist, op. cit., p.191.

AUS* 127
uoTwA
De hecho la reforma arancelaria de 1903 retornó la estructura de graváme-
nes a los aliinentos tIpicos de fines del siglo XIX; es deck más altos para la
harina, seguida por la manteca y el azicar y bajos para ci arroz; sin embargo Ia
reforma de 1905 alteró sustancialmente su estructura y asentó ciaramente un
principio proteccionista, la harina y el aziicar quedaron gravados con derechos
superiores incluso a los de las telas de algodón; por el contrario artIculos corno
el arroz y Ia manteca que no constitulan un foco de atenciôn para los protec-
cionistas de entonces quedaron sujetos a derechos inoderados aunque superio-
res al promedio del siglo X1X10 .
Después de 1913, la protección se centrard en aquellos rubros en los cuales
se intentaba la sustitución de iniportaciones: harina de trigo, azücar, arroz,
manteca de cerdo, cerveza, textiles de diverso tipo. El arroz, la manteca de cer-
do y la harina de trigo tuvieron recargo temporal en 1918, pero tanto ci arroz
como la harina volvicron a sus niveles anteriores a fines de 191911.
En particular, en cuanto a los aranceles de alimentos pueden distinguirse
claramente varias etapas entre 1916 y los altos siguientes. Entre 19] 6 y 1919
ci arancel ad-valorem de dichos productos disminuyó como reflejo de la infla-
ción que sobrevino con la primera guerra mundial. La ünica excepción a esa
tendencia se presentó en el caso del arroz cuyo arancel especIfico se incrernen-
to notablemente en 1919, pero retornaria a sus niveles anteriores abededor de
1920.
Los aranceles ad-valorem (a través del recargo general del 100/0 de los aran-
celes especIlicos decretado en 1922) de los alirnentos se incrementaron entre
1919-1922 y permanecieron hasta 1926 a niveles más altos que los prevalecien-
tes en ci perfodo anterior; sin embargo tienden a disminuir lentamente en
1922-1926, como reflejo de la recuperación de los precios internacionales; en-
tre 1927 y 30, los aranceles de estos alimentos cayeron fuertemente como re-
sultado de la Ley de Ernergencia que afectó principaimente ci arroz cuya caida
fue del 550/0; también se redujo ci arancel por la manteca de cerdo (el 40o),
ci azUcar refinada (el 304o) y la harina de trigo (el 48Yo)12 .
Este cuadro proteccionista, que aunque no encarninado exciusivamente a la
agricultura acababa por favorecerla con prioridad, y que se prolongarIa durante
los tres prinieros decenios del siglo XX, interrumpiéndose transitoriamente en
1927, expresaba varias cosas. Dc una parte, la utilización del arancel como un
instrurnento para modificar la estructura productiva del pals y no para arbitrar
recursos fiscales y do en buena parte gracias a los ingresos generados por ci
café, que permitieron inclependizar la polItica arancelaria de la polItica fiscal.

Véase Santiago Montenegro "La polItica arancelaria en la primera fase de la indus-


trialización", en José Antonio Ocampo y Santiago Montenegro, Crisis ,nundial, proteeción
e industriahzación - Ensayos de historic eC000mica colombiana. Fondo editorial CEREC,
Bogota 1984.
Montenegro, op. cit.. p. 315.
Montenegro, op. cit., pp. 319 a 326.

128
De otra parte, como veremos después, este proteccionismo, que logró impul-
sar en forma significativa algunos renglones agrIcolas, provocaba una unifica-
ción de los productores en defensa de los aranceles y en defensa de una poiftica
agrIcola en provecho de sus intereses económicos, que por prirnera vez situaba
las pugnas en tomb a! Estado no airededor de posturas doctrinarias, sino abede-
dor de las orientaciones de la polItica económica. Ello por supuesto, creaba,
un espacio para el surgimiento de las actividades gremiales por encima de la
polItica de partidos, y sobre todo, hacia girar las relaciones entre los intereses
privados y los intereses estatales airededor del punto rnás sensible para ambas
instancias: el café, que se convertirIa en ci nOcleo de los acercamientos y
discordancias entre el Estado y los grupos empresariales que comenzaban a
emerger apoyados en la producción y el comercio cafetero.

2.— Del Café y la Poiftica Agrfcola de Reyes


a la Ley de Emergencia

Biense sabe que el café marcará la definición del curso de laeconomIa co-
lombiana en los primeros treinta aflos del siglo XX en efecto si bien las exjr
con aiguna amplitud, solo
en esta época se produjo el establecirniento de una economIa realmente abierta
al mercado mundial, la coionización antioquefla, la estabiidad poiltica y en
menor medida los impulsos gubernamentales confluirán desde 1905-1910, para
producir efectivamente una vinculación estable de la economIa colombiana a
los mercados mundiales a través de la expansion cafetera.
Ya para 1920 el café colombiano propiciaba airededor del 25% de la pro-
ducciOn mundial del café suave y ci 8% de la produceiOn mundial total;
también hacia 1920 el café colombiano constitua ci 80/0 del consumo mundial
y el 15Yo del café se importaba a los Estados Unidos, que es desde entonces
el mayor comprador del café nacional. Hacia 1915 por otra parte ci café repre-
sentaba ci 23.8q'o del valor total de la producción agrfcola nacional; estos da-
tos señalan claramente la iinportancia que pudo empezar a tener ci café en la
economia para mediados de la segunda década del siglo XX.
Por otro lado, la expansion cafetera desde 1905 descansará sobre la mediana
y pequeiia propiedad y no especialmente sobre La gran hacienda como habIa
ocurrido en los iltimos 30 aflos del siglo XIX. La producción de Antioquia,
Caldas, Tolima y Vaile, que se efectuaba principalmente con base en la pequefia
propiedad parceiaria, empezaba a ser algo más del 40% del total de la produc-
cion cafetera en 1913 y ci 70% hacia 1932, mientras que Ia producción de los
Santanderes, Cundinamarca, Boyacá, Nariño, Cauca, Magdalena y otras zonas
de hacienda representaba para 1913 ci 54.9°Io yen 1932 ci 29.7%.
Palacios anota por ejempio: "Si se trata de proponer una periodización de
las organizaciones agrarias que a través del tiempo han dominado en Ia caficul-
tura colombiana, enfatizando que, en las relaciones agrarias ci predominio no
siempre hace relación ai predominio estadistico, yo propondrIa esto: 1840-70

129
una niixtura de caficultura campesina y haciendas precapitalistas basadas prin-
cipalmente en aparcerias en Santander; 1870-1900 haciendas on Cundinarnar-
ca, Tolirna y Antioquia; 1900-1950 caficultura campesina y después de 1950
coexistencia de una caficultura campesina altamente diferenciada de un sector
de caficultura capitalista estimulado por el Estado'3
Por supuesto, la difusión del cultivo desde 1870 no se da al mismo tiempo
en todas las regiones; en Santander segün se anotó se extiende airededor de
1840-1900, en la zona cundi-toliniense airededor de 1870, en Antioquia alrede-
dor de 1885 y en las zonas de colonización antioquefla aunque el café comenzó
tempranamente on Manizales, no adquirió verdadera importancia hasta entrado
ya bien el siglo XX.
Por otro lado, a pesar de algunas crisis en los precios niundiales del café las
exportaciones lograron niantenerse estables, después de 1905, organizadas bajo
modalidades distintas de sus estructuras productivas, bajo relaciones de trabajo
diferentes on cada una de las regiones, con modalidades técnicas y de beneficio
del café diferenciadas entre zonas, presentando, en este proceso de expansion,
un cuadro de diferenciaciones regionales que no modifica, en todo caso, el he-
cho esencial de que el café acabó consolidando el desarrollo de la economla
nacional en la primera mitad del siglo XX, no solo por lo que implicO respecto
de la estabiización del sector externo, sino por los efectos multiplicadores
airededor de la economia interna. No es nuestro propósito aquf exammar las
peculiaridades internas de la expansiOn cafeteraque por lo demás han sido
ampliamente documentadas por los historiadores j. Retengamos solarnente
sus implicaciones para el conjunto de la econornIa nacional.
Aunque los efectos del desarrollo cafetero sobre la economIa coloinbiana
en las tres prinieras décadas del siglo XX son aUn materia de controversia entre
los historiadores15 , hay en todo caso un consenso bésico en tomb a sus prin-
cipales resultados, que Bernardo Tovar sintetiza apropiadamente: "la acumula-
ción de capital— dinero en manos de empresarios nacionales, la formación del
fondo de capital invertible on establecirnientos industriales, la integración a la
economIa nacional de un amplio sector poblacional y la constituciOn de un
rnercado, lo cual representa otra condición propicia para el surgirniento indus-
trial; Ia implantacion de una red ferroviaria que a su vez contribuye a la expan-
siOn de la producción de exportación, del mercado y la industrialización, el de-
sarrollo de ciudades en la zona cafetera y en los circuitos de transporte y Co.

Marco Palacios "El café en la forrnación del capitalisnio colombiano, Notas" en


CEDE Universidad de los Andes, lacuestjón cafetera compilación de Edgar Reveiz, Bogota,
1982, p. 105.
Un balance historiográfico de los resultados de los estudios sobre ci café con las
referencias pertinentes a estos aspectos puede verse en Jesás Antonio Bejarano "Los estu-
dios sobre el café en Colombia", Revista Cuadernos de Econoinla, Universidad Nacional,
Depastamento de Economia, nümero 2, Bogota 1980.
Véase por ejemplo Miguel Urrutia " l.a creación de las condiciones iniciales para
el desarrollo del café." en Edgar Revéiz, compilador, La cuestión cafetera, CEDE Universi-
dad de los Andes, Bogota, p. 57.

130
mercialización del café, los cuales anexionan un conjunto de diversas activida-
des, captan un flujo poblacional y de este modo coadyuvan a la compiejidad de
la vida económica y social; la formación de grupos sociales que tienen una in-
cidencia directa en la escena politica y en las determinaciones del Estado (aqul
sin embargo cabe anotar que el entrelazaniiento de Ia economIa cafetera con
otras actividades, como por ejemplo el enlace que surge entre iiidustriales y
comerciantes, no permite una configuracion piena y absoluta de los grupos, ni
una contraposición antagónica de sus intereses, lo cual tiene ciertamente efec-
tos en el comportamiento de los partidos politicos respecto de sus relaciones
con el Estado); flnalmente y con relación al Estado, la economia cafetera con-
ileva un efecto de radical importancia, el cual consiste prácticamente en deter-
niinar los ingresos ordinarios del Estado; como quiera que el Estado devenga
sus ingresos principahnente de los impuestos de aduana que se cobran a la
importación de mercanclas, la exportación cafetera al determinar ci poder de
compra del exterior, determina el flujo de las importaciones y con ello el mon-
to de los derechos aduaneros y por ende los ingresos del Estado en donde tales
derechos son la magnitud predominante"6 .
Este modelo de ingresos estatales, recuerda Tovar, se estableció a mediados
del siglo XIX cuando los ingresos principales del Estado se trasladaron de la
renta estancada del tabaco que representaba las tres cuartas partes del ingreso
total a los derechos de aduana, después de la supresión del estanco lo que no
cambió el hecho de que los ingresos dependieran básicamente de la exporta-
ción, por lo que la suerte del fisco, estuvo ligada dramáticamente a las sucesivas
crisis que provocaron los productos efimeros de exportación, tabaco, quina,
añil, algodón. Ahora en cambio, quedaba ligado su destino a un producto per-
manente de exportación. Ello no querIa decir que ci pals quedara exento de la
crisis, lejos de tal circunstancia, "el modelo de ingresos, dependiente ahora en
ültinia instancia de la economla cafetera de exportación, se hacla particular-
mente sensible a los ritmos de este sector, a los periodos de sus ganancias y de
sus crisis, se hacfa sensible a los ritmos de coyuntura del mercado mundial, que
afectan threctarnente el circuito del café y las importaciones y en consecuencia
los impuestos de aduana y a los ingresos del Estado"17 .
Dc esta forma, Ia suerte del Estado, de la vida polItica, por supuesto los es-
quemas mismos de la polItica económica y del intervencionismo quedaban liga-
dos a la suerte de los precios del café. Este, pues, se convertla en el niicleo del
orden económico, pero también del orden politico y era sin duda, el lazo que
ligaba los intereses privados con los intereses estatales.
HabrIa por otra parte, que subrayar cuatro efectos del café que tienen una
especial importancia para ci desarrollo general de la agricultura en los prirneros
treinta años del siglo. El primero y más obvio, es ci efecto del café sobre la dis-
tribución del ingreso de los productores agricolas. A diferencia del tabaco o de

Bernardo Tovar, op. cit., pp. 17 y 18.


Bernardo Tovar, op. cit., p. 20.

131
otros productos exportables, cuya producción está regionalmente localizada, ci
café se produce prdcticaniente en todas las regiones del pals, lo que abre por lo
tanto la posibilidad de crear un mercado nacional integrado en términos de
la demanda monetaria; ademés, corno quiera que el café se produce básicamen-
te en fincas pequefias, esto se traduce parcialmente en una enorme demanda
de productos agrfcoias distmtos al café y en general de bienes de consumo di-
recto o de origen industrial, lo que ciertamente no hubiera ocurrido con una
economIa de plantación o con una economIa enclavada en una region. El se-
gundo efecto importante se refiere por supuesto al transporte. La historia del
café, se sabe, esté Intimamente ligada a la historia de los ferrocarriles, los que
no hubieran sido económicamente viables sin el café y a su vez este cultivo no
hubiera podido expandirse en ausencia de una arnpliaciOn de la red ferroviaria;
pero además la misma existoncia de la red ferroviaria trastornarIa completa-
monte las relaciones de circulación de productos agrIcoias en el pals, unifica-
rIa parcialmente los mercados, crearIa una demanda nacional por productos
que antes se produclan en sectores aislados; este es por ejemplo el caso de la
ganaderla. El tercer efecto se refiere a la amplitud del espacio de adopciones
de tecnoiogia; Urrutia anota a este respecto: "el café introdujo la innovación
tecnolOgica en forma masiva a esta sociedad fluida y en capacidad de absorber
con provecho sus experiencias. A diferencia de lo ocurrido con ci tabaco, la
quina o el aflil, ci café irnplicO la adopciOn de un producto y unas prácticas
de cultivo nuevos en muchas regiones del pals y a nivel de miles de producto-
res. Esto fue de gran utilidad al dane a un gran nümero de personas experien-
cia en el manejo de nuevas técnicas, pero además, debido a que el café es un
cultivo de tardIo rendimiento, una parte de la población adquiriO el hábito del
ahorro; el paso de una sociedad acostumbrada a una agnicultura de roza y que-
ma en que se talaba ci bosque, se quemaba y se sembraba maIz unos pocos
afios hasta agotar la fertilidad del suelo, a una comunidad que siembra para
cosechar a los siete auios implica un cambio fundamental; como ci crecirniento
económico es en parte función de la inversion, la difusióri del hábito del ahorro
por la cultura cafetera fue muy importante"; y continua Urrutia: "el café intro-
dujo tarnbién la revoiución industrial al pals en forma masiva. Fuera del efecto
de demostración de los ferrocarriles, de la extracción de una mano de obra cali-
ficada en ese ramo de la industnia del café en sI, llevá la mdquina a las fincas y a
los pueblos"'8 .
En efecto, ya para 1925 existIan en ci pals 26.950 despulpadoras distribui-
das por todo ci pals, pero especialmente en Antioquia, Caldas, Cundinamarca y
Tolima ya existian, además 492 trilladoras; quizds lo importante de este punto
es que ademds de esta infraestructura de trilladoras y despulpadoras que pro-
vocaba una gran difusión de los conocimientos mecánicos, también debió re-
querir ci entrenamiento de muchos mecdnicos, operanios, maestros de obra, in-
genieros, y por supuesto la construcción de fábricas capaces de producir estos

18. Miguel Urrutia, op. cit., p.63.

132
elementos para beneficio del café y paralelamente a dos ci desarrollo de la
maquinaria agricola. Por lo menos de la maquinaria elemental 19 . El café, pues,
producirla en el lapso de tres decenios los impulsos necesarios para iniciar Ia
transición hacia un pals moderno. Pero quizás no se haya reparado suficiente-
mente la iniportancia de la polItica agrIcola en ci conjunto del desarroflo
agrario de entonces y cuyas orientaciones, sin duda, estuvieron marcadas por la
posibilidad que brthdaba el café. Ya se ha insistido en que la estabilidad de las
exportaciones cafeteras, por encima de las crisis esporádicas de precios al forta-
lecer los ingresos externos permitió en buena medida desligar la poiltica fiscal de
la poiftica arancelaria posibiitando el que esta se convirtiera en un instrumento
de fomento económico. El propio Reyes entendla la importancia de un sector
externo estable y pujante corno requisito para la consolidación del proteccio-
nismo y por supuesto del propio desarroLlo interno, de modo que concibió una
polltica agrlcola sustentada sobre dos frentes: de un lado, ci estimulo a la ox-
portación de café y otros productos agrIcolas y de otro lado, la defensa a través
del arancel, de la agricultura que producla para el mercado interno. Berquist,
quien ha percibido clararnente este aspecto, señala que "la adrninistración de
Reyes es recordada justamente por su apoyo a la industria nacional y en espe-
cial a la textil; sin embargo, sus esfuerzos concentrados para promover las ex-
portaciones agrlcolas son menos conocidos. Tanto su apoyo a la industria na-
cional como su promoción de la agricultura de exportación eran parte de una
politica global para aumentar las exportaciones colombianas y reducir al mismo
tiempo las importaciones. Reyes crela que ci nücleo de los problemas económi-
cos, fiscales y monetarios de Colombia era ci desequiibrio de la balanza corner-
cial que sujeta al pals a comienzos del siglo XX" 20 . Reyes en efecto proporcio-
no generosas subvenciones no solo a la exportaciOn de café, tabaco, caucho,
sino al cultivo de la caña, la refinaciOn de azlscar, promovió la industria banane-
ra, ci cultivo del algodón, y por supuesto, continuó con algün éxito, la difusiOn
técnica, comenzada dos decenios antes.
En efecto, por medio del decreto 832 del 20 de julio de 1907 se concedieron
subvenciones a los exportadores de café, tabaco, caucho de plantación y a los
productores de algodón para consumo nacional o para la exportación; cinco
meses más tarde ci decreto 1520 disrninuyO los fletes de navegación para los
productos exportables y concediO fadiidades a la navegación por vapor con lo
que se buscaba mejorar las condiciones de transportar los productos agropecua-
rios.
Berquist considera que con este decreto para promover la agricultura de
exportación y con estas subvenciones se constituyO ci más espectacular de los
esfuerzos de Reyes para promover la agricultura; los exportadores dé café
acogieron con entusiasnio ci decreto que otorgaba una subvención de un peso
oro por cada quintal de café exportado y que habria de permanecer vigente

Ibid, op. cit.


Charles Berquist, op. cit., p. 278.

133
tres aflos por lo menos, aunque con algunas modificaciones; el 24 de julio de
1907 numerosos exportadores de café, por medio de la Socie dad de Agricul-
tores, enviaron a Reyes una efusiva carta de agradecimiento manifestándole
su compiacencia por el decreto y el editor de la revista de la sociedad declara-
ba que los cultivadores de café, que habfan sufrido tanto durante la guerra y
como resultado de la recesión de los precios internacionales habfan recibido
por fin un estImulo eficaz; un poco más de cinco meses después de haber
entrado en vigencia el decreto, los exportadores propusieron a Reyes cambiar
los subsidios de exportación por una subvención directa a las compañias de
navegacián por el rio Magdalena a trueque de una rebaja del 400/0 en los
fletes para los exportadores. Reyes estuvo de acuerdo con la propuesta y en
1907 expidió el otro decreto, el 1520 por ci cual se suspendIan los subsidios
de exportación y se destinaba la suma de $120.000 oro anuales para subven-
cionar a las compai9Ias de navegación fluvial dispuestas a reducir las tarifas
de fletes para exportadores y garantizar al gobierno un papel en la subvención
de las nuevas tarifas. Para ejecutar este decreto se estableció ci "Consorcio de
Transporte Fluvial" dirigido por Louis Gieseken; sin embargo, esta reducción
de tarifas no satisfizo las expectativas de los exportadores de café; Ia tarifa que
se estableció era más alta que la anterior y las reducciones especiales a los cul-
tivadores de café eran solo el 250/0 on lugar del 400/0 propuesto por los expor-
tadores2 .
Por supuesto, esta discusión sobre los fletes no era secundaria, ya que toda-
via para fines del siglo XIX los costos de transporte representaban ci 200/0 del
precio de entrega de café a los puertos de embarque.
Los costos de transporte fluvial y por ferrocarril por otra parte, estaban ii-
gados no solamente a las exportaciones de café sino tarnbién at cornercio inter-
no de productos agrIcolas y a la rnoviización de los trabajadores. La Revista
de Agricultura de 1906 anotaba: "como es de notoriedad pUblica los cultivado-
res tanto de la tierra frIa como de las tierras templadas y cálidas sufren de
escasez absoluta de trabajadores a tal punto que se han perdido sementeras
por falta de brazos y se ha sufrido especialmente de escasez de trabajadores
en los cafetales de tat suerte que se ha perdido an 500/0 de las cosechas; en la
actualidad, no puede principiar Ia mayor parte de los plantadores de café de
Cundiriamarca y Tolirna las deshierbas de los cafetales porque no hay con quien
trabajar, asI pues silos contratistas del ferrocarril del Cauca trasladan obreros
de Antioquia, Tolinia y Cundinaniarca, lo harán con peijuicio de la agricultura
en estos departamentos" 22
En cuanto a las tarifas del ferrocarril a comienzos del siglo, ci ferrocarril de
la Sabana con cuarenta kilómetros construidos cobraba por tonelada 1.80 en

Charles Berquist, "Café y Conflicto", op. cit., p. 280, y véase tamblén Revista Na
ciona! de Agricultura agosto y noviembre de 1907 y diciembre de 1908, para un registro
de estas discusiones.
Revista Nacional de Agricultura, septiembre de 1906, P. 192.

134
oro, el de la Dorada en lInea menor de 33 kilômetros 6.26 en oro por tonelada
y el ferrocarril de la Sabana apenas tenIa un movirniento de 520 toneladas por
mes promedio y ci de la Dorada un promedio de 44 toneladas. Sin embargo, en
ci ferrocarril del sur se encontraba que la segunda clase de mercancIa, es decir,
los vIveres extranjeros, etc. se cobraban a S 7 oro por tonelada mientras que
en ci de la Sabana solo a S 6 por tonelada. "lie sabido pues, decla el comenta-
rista ciue los mtereses creados y desarroilados sobre la base de la tarifa anterior
del ferrocarril, reciben con la nueva tarifa un golpe mortal; si el gobierno no los
ampara, a los industriales de esa region tocarla en suerte uno de estos tres de-
sastrosos recursos: suspender sus trabajos con gravIsimo perjuicio para dos y
aIm para terceros o ceder at ferrocarril en forma de fletes excesivos gran parte
de sus legItimas ganancias o bien cederias en otra forma o vendiendo sus pro-
ductos a menos precio a personas que por motivos que no nos corresponde
expofler logren ventajas excepcionales para la moviizaciôn de su carga" .
El ferrocarril de Girardot por su parte cobraba 0.33 pesos oro por carga de
10 arrobas, pero si ci productor transportara la carga de café hasta los puertos
del .Atlántico paando Ia tarifa le costarIa S 17.25 oro, equivalente al precio de
la carga de café.
El inipacto del desarrollo ferrocarrilero sobre la movilizaciOn de la carga fue
ciertamente notable; en 1880 ci precio del café en New York representado
por ci costo del transporte era del 20.50/o y en 1914 habIa descenclido a solo
5.70/0. Los fletes internos por otra parte se redujeron en ese mismo perIodo
en cerca de un 4000/o 25 .
En cuanto a] otro frente, la protecciôn a la agricultura nacional a través
de los aranceles, es cierto que estos contribuIan a estimular algunos renglones
productivos sornetidos a la competencia extranjera pero at mismo tiempo, at
establecerse un arancel gendrico del 709'o, ello se traducIa en mayores costos
para la importación de insumos y niaquinaria que empezaban ya a utiizarse
en ci pals on forma mds o menos amplia.
En rigor desde 1906 la mayor parte de los comentaristas de la época conside-
raroll los aranceles conio Ia salvación de la agricultura: segün esta opimón los
aranceles dejarIan at gobierno los recursos necesarios para construir los ferroca-
rriles vitales para la agricultura del pals, ayudar Ian a la industria nacional y a las
productoras de trigo y de azItcar a desplazar las importaciones de harina y de
azücar de remolacha; la protecciOn brindada por Reyes complementaba la poll-
tica de subvenciones directas discutidas antes, pero ten ía tanibién un costo en
térnhinos del encarecixniento de las importaciones que afectaba la moderniza-
ción agrIcola.
Por supuesto, tal como ariota Berquist, ci hecho de clue hubiera una diversi-
ficación de actividades productivas de modo que las mismas personas fueran

Revista Nacional de ,lgricultura, septiembre de 1906, p. 208.


Res'ista Nacional de .4gricultura, noviembre de 1906.
Fernando Lieras de la Fuente, El café, antecedentes generales y expansion hasta
1914, tesis de grado, Universidad de los Andes, BogotI junio de 1970.

135
exportadoras, importadoras y nacientes industriales y cultivadores de café y
comerciantes, todo esto al mismo tiempo disminuIa las reacciones dentro del
gobierno de Reyes26 .
Conviene pues detenerse brevemente en las controversias sobre el manejo
de los derechos de importación de algunos productos. Francisco Ospina, pre-
sidente de Ia Sociedad de Agricultores enviaba al gobierno en 1906, para que
se sirviera mcluir en ci proyecto del decreto que se estaba elaborando los ar-
tIcuios siguientes: 1) Exención de derechos de importación a todos los abonos
quimicos y bases para la fabricación de abonos y sulfatos de calcio, y fosfatos
tratados con ácido sulñirico, las sales de potasa, los abonos azohados, el betán
para el carton impermeable, el suifuro y bisuifuro de carbono, decia Ospina:
"No se oculta señor Ministro la grandIsima utiidad que reportarIa a la
agricultura con los abonos quImicos baratos, lo mismo que con el sulfuro de
carbono a bajo precio para Ia destrucciOn de las hormigas; por estos motivos no
he vadilado en dirigirme a usteci que tanto se interesa por el progreso de la agri-
cultura en nuestro pals para que se sirva reconsiderar ci asunto de los abonos
quimicos"27 . En efecto, mediante ci decreto 1428 de 1906 se redujeron los
derechos de importación de algunas mercaderIas y los derechos consuiares de
algunas de las facturas para la empresa del Ferrocarril de Antioquia; entre dos
y siguiendo las indicaciones de Ospina se puso en segunda clase de la tarifa el
depurador sulfürico o tri-sulfito de cal, la tela o malla de alambre galvanizada
para el beneficio del café, los motores de tracción, calderas y vehIculos, las se-
milas, barbados y mugrones y ci carton impermeable o troquel y en la primera
clase de la tarifa se incluyeron los aceites lubricantes, cemento, estopas, etc.
Igualmente los decretos 28 de 1906 y 69 de 1907 sobre la rebaja y exención
de derechos de importación de algunas mercaderfas, decretaban ia exenciOn
de derechos de importación para todos los abonos quImicos y bases para estds,
es decir, los fosfatos de cales, superfosfatos, las sales de potasa, los abonos so-
dados, y se exceptuaba del recargo del 70% el alambre de cercas28 .
Con leves modificaciones, esta polltica de subvenciones y estImulos a la cx-
portación, aranceles proteccionistas y exenciones para insumos y maquinaria se
conservó hasta la Ley de Emergencia 29 .
En gran medida, la evoiución de los subsidios y los aranceles estuvo deter-
minada durante las dos primeras décadas, porprocesos de transacciOn y negocia-

Berquist, op. cit., p. 283.


Revista iVaciona! de Agricultura, mimero 15, 1906, y noviernbre de 1907.
El texto de los decretos puede verse en la Revista Nqcional de Agricultura, noviem-
bre de 1907. En la Revista No. 15 de 1906 puede verse ci memorando previamente envia-
do por Francisco Ospina Alvarez a! Ministro de Hacienda, anterior a este que se comenta.
No cabe duda de que el movimiento proteccionista de Reyes mucho más fuerte que
ci de la regeneración, especialmente on la reforma de 1905 que elevó la tarifa promedio
por encima del 500/0, en contraste con los niveles tIpicos on el sigio XIX y XX de alrede-
dor del 400/0, au' se manifesto con especial fortaleza en ci caso de los tejidos de aigodón
y algunos alirnentos como el azlicar y el trigo, cuyos gravámenes ilegaron a ser verdadera-

136
ción entre ci gobierno y la Sociedad de Agricultores, como tendremos ocasiôn
de indicar mas adelante.
Tanto en las actas de la Sociedad después de 1907 como en la RevistaNa-
cional de Agricultura pueden ohservarse las continuas solicitudes y los reclamos
permanentes que se dirigIan al gobierno para que haciéndose presente ante las
cámaras legislativas expusiese la necesidad de medidas protectoras en bien de
los agricultores nacionales. Como resultado de estas presiones se logró la Ley
85 de 1913 sobre ci regimen de la aduana que no solo atendIa lo que se intro-
ducia al pals sino que también estiinuló las exportaciones. Las leyes de 1916-
1917 y 1922 perfeccionaron el control de las aduanas y por supuesto produje-
ron diversas reacciones, pero quizás lo que marco de manera continua los deba-
tes fue lo relacionado con las tarifas de protecciOn a los trigos del interior.
Desde un comienzo, se senalaba que habia acabado favoreciendo intereses
distintos a los de los cultivadores, "puesto que no son los que siembran ci trigo
y luchan por cultivarlo los beneficiados, sino los molineros de Bogota que aca-
paraban ci trigo americano y fijaban a su antojo el precio de las haririas al son
de una ganancia excesiva", ° de modo que se compraba ci trigo a 8 y 10 la
carga de 11 arrobas y se vendla entre 17 y 18 pesos, mieritras que la diferencia
de la carga de harina liegaba de 9 a 20 por arroba. Esto implicaba por supuesto
recargos del 60 y 80Yo, y en algunas ocasiones llegO hasta el 190%, mientras

monte prohibitivos durante estos anos, si se miran las medidas que se toman a partir de
1901 se puede ver bien claro este énfasis proteccionista: 1901— Decreto 207 del 1 de ma-
yo en donde se decreta un recargo del 1000/0 sobre las tarifag vigentes.
1902— Decreto 68 del 28 de mayo, se incrementa en un 500/0 los derechos de impor-
tación de todas las mercancIas que se introduzcan en ci pals.
1903— Decreto 172 del 9 de febrero donde se declaran exentos del pago de derecho de
importación los siguientes articulos: batatas, socamote, papas, cebollas, ajo, arroz, malz,
garbanzo, lentejas, frijoles, azdcar, harina de trigo, rnanteca, mantequilla, toda clase de
legumbres, granos y hortalizas siempre y cuando tales artIculos se introduzcan en su clase
nativa y sin preparaCiófl alguna.
1905— Decreto legislativo nitmero 15, del 27 de enero por el cual se establece una nue-
va tarifa, decreto nümero 1309 del 8 de noviembre por el cual se determina en quince
centavos el arancel para el kiogramo de azácar importada.
1906— Decreto legislativo ndmero 33 del 5 de junio para atender a la !ucha de la des-
trucci6n de la langosta, se cobra un recargo del 2% sobre las Liquidaciones fmales de los
manifiostos de aduana.
1913— Ley 117 del 6 de diciembre por el cual se dicta un nuovo arancel.
1915— Ley 11 por In cual se deroga el ordinal cinco del articulo 20 de la by 117 de
1913 sobre tarifas de aduanas.
1916— Ley 70 del 16 de dicieTnbre por ci cual se recargan todos los derechos de im-
portación en un 5% para los caminos.
1922— Ley 116 por in cual se eleva en un 100/0 el arancel aduanero impuesto en la
ley 117 de 1913 y las posteriores que la. reforman.
1923— Ley 102 por la cual se modifican algunos numeralos de la tarifa de aduana.
1927— Decreto 952 por el cual se fijan derechos de importación para algunos artIculos.
(Nota, se han excluido decretos y leycs de caráctor secundario o que variaron en forina
rnuy especIfica el arancel de los derechos de importación).
30. Revista Nacional de Agricultura, septiembre de 1906.

137
que en los otros paises no pasaba este recargo del 20 al 250/0; por otro lado los
derechos establecidos en 1905 de protección a los trigos, obligaba a varios de-
partamentos a consumir pan a precios altIsirnos; on efecto, se habian estableci-
do derechos de 8 centavos sobre Ia harina extranjera y de 0.1 sobre los de trigo
con ci propósito de proteger a los molineros pero no a los cuitivadores.
Cuando el gobierno trató de elevar los derechos para la introducción de trigo
de 0.1 a 0.4 centavos los molineros especialmente de la costa dernostraban que
con ello saldrIan del mercado porque sus ganancias se reducIan a cero; sin em-
bargo la Sociedad de Agricultores objetaba que los beneficios alcanzabari al
3590 de interés mensual sobre el capital invertido 31 .
El debate sobre Ia proteccián al trigo, cuyos térniinos se generalizarIan unos
años más tarde a todos los principales alimentos de origen agricola, visiumbra-
ba ya las tensiones entre los sectores urbanos y los productores agricolas por un
sistema proteccionista que si bien habIa logrado impuisar algunos renglones
agrIcoias, acabó por generar diferenciales de precios internos—externos que se
volvieron inadrnisibles para los sectores urbanos tan pronto la demanda por es-
tos productos enipezó a aumentar como resuitado del boom de los aios veinte.
El debate sobre la Ley de Emergencia, pondrian al descubierto el exceso de pro-
tección a la producción agricola.
En efecto, desde comienzos de los años veinte, ci auge de la actividad eco-
nómica resultante do la entrada de capitales extranjeros y del desarrollo de las
obras pCiblicas, ci aurnento de Ia capacidad de emisión del Banco de la Repibli-
ca gracias al aumento de las reservas en oro, etc., generahan un impulso a la de-
manda de alimentos frente a una oferta que ciertamente se mostraba incapaz
de adaptarse a las nuevas exigencias del rnorcado y que no podia reflejarse más
que on una ola alcista de precios; los prinieros en reaccionar por supuesto fue-
ron los productos alimenticios de origen agropecuario cuya alza so intentó fre-
nar con la Ley de Emergencia, pero también subieron los precios del ganado,
de los materiales de construcción, de los arrendamientos, etc.32 .
La Ley de Emergencia establecia la supresión de derechos de aduana para la
importación de vIveres, lo que de inmediato habfa de traducirse en un auinento
de las importaciones de alimentos; estas entre 1922 y1928 Ilegaron casi a sextu-
plicarse; la Sociedad de Agricultores por supuesto vela on la toy un estatuto

Revista iVacional de Agricultura, junio de 1911, véase una discusión de este punto
en ci diario laRepáhlica de Barranquilla, Julio 11, mar50 23 y agosto 15 de 1912.
Véasc sobre esto ci excelente anlisis de Hugo Lopez "la inflación en Colombia en
los a0os veinte", Cuadernos colo,nhianos, nOmero 5, primer trimestre de 1975, tarnbién
Alfonso Patiflo Roselli La prosperidad a debe y la gran crisis 1925-1 935, carp t'tulos de
historia económica de Colombia. Banco de la Repiiblica, BogotO, 1983, pp. 73 y ss. La
ardorosa discusión que tuvo lugar en la prensa de aquellos altos sobre las causas de La in-
flaciOn, puede registrarse exhaustivamente en ci periodico El Tiempo, de rnarzo 15 de
1925, octubre 20 de 1925, abril 20 de 1926, la posición de la SAC ante La inflación
y ci proyecto de la Icy de emergencia es expresado por Cesireo Pardo en El Tiempo, abril
23 de 1926.

138
perjuthcial a todas luces; la Comisión de la Sociedad de Agricultores encargada
del exarnen de la icy anotaba: "parece que nos hubiéramos cansado de los bene-
ficios de la independencia económica de que disfrutanios en cuanto a las exi-
gencias y que quisiéramos someternos a una servidumbre, pero este aspecto
semejante es el que debemos soportar en razón de los enipréstitos pdbiicos y
privados que hemos hecho y tendremos que seguir haciendo en el extranjero;
la ilamada Ley de Ernergencia y en especial el Decreto del 7 dejumo de 1927
que la reglarnentó, parece que cristalizaron ci fracaso del desarrollo agricoia
cuyas consecuencias confrontamos actualniente".
La verdad era, obviarnente, que al aumentar los precios de los alimentos, los
salarios tendlan a subir especialmente en las areas urbanas y en las areas de las
obras pdblicas y todo esto ilevaba a que fueran en ültimas los agricultores lo
que se beneficiaban con el precio de los alirnentos; naturalmente al abrir las
importaciones de estos, los precios tendian a disminuir; esto por supuesto lesio-
naba sus ganacias a pesar de que el gobierno como conipensación preveIa
la iniportación de sernillas y abonos, la introducción de maquinaria agricola
para venderla al precio de costo, la rebaja del interés de los prestamos del Ban-
co Agricola, el estabiecirniento de una sección de prenda agraria, etc., ci hecho
fue que esto no alcanzaba a compensar la caida de las ganancias de los agricul-
tores.34
Por supuesto, los efectos de la Ley de Ernergencia fueron drásticos sobre
la agricultura, los propios agricultores señalaban quizás exageradatnente "que
con la Ley de Emergencia la industria del cultivo de trigo en las altiplanicies de
Cundinamarca, Boyacá, Caldas y Valle ha sufrido recio quebranto, ci consu-
mo de harina producida por el trigo criollo ha quedado restringido cuando me-
nos en un 50o, en ci Valle del Cauca y en la region de Villavicencio se han
abandonado los arrozales, varios ingenios han cesado de funcionar y solo aque-
lbs que por extension y antigUedad pueden resistir la competencia, subsisten
actualmente" y se extendi'an en iguales consideraciones respecto de los demás
productos35 .
Con todo,Io que subyacfa en toda esta controversia era en iMtimas la rigidez de
la oferta agrIcola; los agricultores naturalmente propusieron alternativas distin-
tas a la reducción de los aranceles y para mejorar ci aprovechamiento de la tie-
n-a. Entre las varias propuestas estuvieron las de la colonizaciOn, Ia rebaja de
aranceles sobre alimentos seleccionados, la modificación de la estructura aran-
celaria, etc., con poco éxito. En realidad, no solo ci gobierno se empeiaba en
evitar un proceso inflacionario que hubiera resultado desestabiizador en un
anibiente politico en efervescencia como ci de aquellos años y que además
hubiera obstaculizado ci significativo avance industrial logrado desde 1920,
sino que los agricultores hab Ian perdido la unidad de los afios anteriores. Resul-

Revista NacionaldeAgriculfura, mayo-junio de 1931.


Re'ista Nacional de Agricultura, rnayo-junio de 1931.
Revisra Nacional de Agricultura, mayo-jUfllo de 1931.

139
taban enfrentados ahora, en relacion con Ia conveniencia de la Ley de Emergen-
cia, el sector cafetero (en el que se imponfa ya ci salario monetario), con los
grandes propietarios no cafeteros. Ello se refleja claramente en divergencias
dentro del seno mismo de la Sociedad de Agricultores; por supuesto la SAC
asumió la posición de los grandes propietarios no cafeteros argumentando los
efectos de la irnportación sobre la producción nacional y el consumo de estos
bienes en particular el trigo y el arroz, pero por el otro lado las posiciones pro-
teccionistas perdieron homogeneidad en la medida en que un sector muy im-
portante corno los cafeteros, se definió favorablemente hacia la reducción de
los aranceles tratando asf de actuar contra las aizas de los salarios y ci impacto
de las mismas sobre los costos de producción. La SAC por su parte adoptó la
posición de negociar con ci gobierno ci monto de los aranceles para cada uno
de los productos bisicos que serIan incorporados al torrente importador, acep-
tando la reducción de aranceles como una medida provisional con una exten-
siOn de no mis de 90 dias; en rigor, la Ley de Emergencia se prolongo hasta
1931, cuando Ia lmnea proteccionista volvió a verse favorecida por los efectos
36
de la crisis de los aflos treinta..
Ciertamente, ademis de la rigidez de la oferta agrIcola, no era menos cierto
que los altos derechos arancelarios que pagaban algunos de los alimentos bisi-
cos que conformaban Ia canasta familiar estaban exageradamente gravados;
ci arroz pagaba incluido los derechos consulares y los rccargos, un 23'Yo de su
valor en ci mercado, el trigo estaba gravado en ccrca del 73o de su valor en ci
mercado y los demis art Iculos alimenticios estaban gravados con mirgenes aIm
mayores con un mInimo de un 1000/0 de su valor; esta tarifa decIa un cornen-
tarista de El Tiempo "es absurdamente elevada y queremos anticiparnos al at-
gumento de que pensar que por falta de protección han decaldo los art Iculos de
que antes se habló. El caso del azücar es elocuente, ci que se ha traIdo del exte-
rior es a todas luces insuficiente para modificar las condiciones del mercado in-
terno y sin embargo la producción nacional no ha aunientado y por ci contrario
nos somcte con frecuencia a crisis de las cuaies tenemos que pagar por este ar-
tIculo diez veces mis de lo que vale en los Estados Unidos que no es un pals
productor"37 .
Por otro lado, si se incluian los costos de transporte interno, los precios se
veIan todavIa mis recargados. El mismo articulista de El Tiempo seflalaba có-
mo ci arroz extranjero ilegaba con un I 500/o de su valor a Bogota con respccto
a Puerto Colombia y que sin embargo aün asf, era un 1000/0 niás barato que
que ci arroz nacional; de ahI concluIa el articulista que si se aunientaban los de-
rechos de aduana ci resultado era siniplemente no que la producción nacional
aumentarIa, sino que aumentarIa ci precio del artIculo enormemente", ci pro-
blema pues reside en los derechos de aduana, en ci alto precio de los transpor-

Darlo Fajardo, Haciendas, campesinos y poliricas agrarias en Colombia 1920-1980,


Editorial Oveja Negra, Bogoti, 1984, pp. 34 y ss.
PeriOdico El Tiempo, junio 5 de 1926.

140
tes y sobre todo en La deficiencia de la producción naciorial; los métodos cien-
tIficos que usamos, la falta de abonos y de maquinaria, las inmensas regiones
incultas que tenemos y ci desconocinhiento de los cultivos intensivos en las por-
ciones que utilizarnos son las causas de la carestIa; es sendillamente absurdo que
el arroz de Ceylán, después de dane la vuelta al mundo, de pagarie derechos de
aduana y fletes altIsirnos venga a hacenle la competencia al arroz de Villavicen-
cio; eSto demuestra que hay un problema que no se resuelve con derechos de
aduana sino con una polItica distinta que debemos practicanla, es decir, con
una polItica de protección directa a la industnia agricoia' ,
Se proponIa entonces, entre otras cosas, de nuevo aunientar ci capital del
Banco AgrIcola Hipotecanio, no soiainente eliminar los derechos de introduc-
ción de maquinaria agrIcola y de abonos smo también concederles una prima
de irnportación. El caso del azücar era sirnilaral del arroz;el azácarcentnifugada
valla a razón de 0.8 centavos ci kilo en Puerto Colombia, pero tenIa que pagar
ocho centavos por la aduana y nueve por el flete hasta ilegar a bogota de modo
que se gravaba cada kilo con 21 centavos, es decir, cerca de 280o más de lo
que costaba en Puerto Colombia. "AsI que más que una tanifa de protección lo
que se establece es un aliciente para que los productores se ensaflen on las
grandes especulaciones"39 .
Por otra parte, ci articulista anotaba que en realidad ci problema era de los
mtodos de cultivo y la desmedida codicia de los productores, "la tanifa de
aduana vigente no favorece la producción nacional, favorece la especulación,
retarda los avances en la ciencia agricola y contnibuye a mantener un mndice de
costo de vida insostenible; es imposible pensar en que la producción en Colom-
bia de azácar por ejemplo Ic cueste dos o tres veces más de lo que le cuesta
al agricultor cubano, lo que ocurre es que protegido en su negocio ci colom-
biario puede elevar ci precio del articulo más allä de lo justo; mientras que unos
pocos realizan ci negocio más estupendo que puede imaginarse, ci pueblo todot
contempla una situación sencillamente insostenible" 40 .
El Mimstro Simon AraOjo por su parte, defendIa ci texto de la Icy argumen-
tando que las importaciones en 1925 habIan sido de más de cinco millones
de pesos y que se habian introducido 19.000 toneladas de arroz, 14.000 tone-
ladas de trigo, 5.000 toneladas de harina y 300 toneladas de azücar no contan-
do con los miles de toneladas de otros artIculos alimenticios; estos datos segian
él, reflejan claramente que cualquiera fuera la causa, la producción no era bas-
tante para atender las necesidades del consumo y agregaba: "los altos derechos
aduaneros protegen a los actuales agnicultores pero no fomentan la producción,
no aumeritan apreciablernente el nOmero de estos, no intensifican y arnplIan
los cultivos, los altos derechos aduaneros, lejos de proteger y fomentar la pro-

El Tiempo, Julio 5 de 1926.


El Tiempo, Julio 6 de 1926.
El Tiempo, julio 6 de 1926.

141
ducción agrIcola Ia paralizan y estancan"41 . Mostraba luego que bajo estas cir-
cunstancias era mucho más rentable en vez de destinar los capitales a la adqui-
sición, preparación y cultivo de los telTenos dedicarlos a la importación de los
alimentos puesto que los márgenes mternos de ganancia eran bastante más dc-
vados, de modo que en su opinion lo que habla que hacer era reducir inmedia-
tamente los derechos de aduana para obtener que los enipresarios prefieran ci
cultivo de la tierra a la importación de los artIcuios que ella producla; ello
debIa complementarse con polIticas sobre baldlos, para fomentar la pequeña
agricultura "que es mds productiva on beneficios comerciales y económicos
para la pobiaciOn, con la supresión total de los derechos de aduana para Ia
introducción de abonos, maquinaria y herrarnientas para el laboreo de la tie-
rra, la reducción de las tarifas de fletes en los ferrocarrjles del Estado1 la am-
piiación del capital en las operaciones del Banco AgrIcola Hipotecario" 2
Las controversias sobre las causas reales de la rigidez de la oferta agrIcola pa-
ra responder a los aumentos de la demanda y sobre los verdaderos propósitos
de la Ley de Emergencia fueron intensas y aün motivan debate entre los his-
toriadores, pues no cabe duda de quc la ley mostraba con toda claridad la natu-
raleza misma del regimen agrario de entonces.
De hecho, como acertadamente anota Machado aunque la Ley de Emergen-
cia y en general las polIticas arancelarias no lo tocaban, lo que constitula ci
nücleo central de obstáculo al desarrollo de la agricultura, eran factores como
la escasez de brazos, la escasez de capital, la falta de transporte, la faita de esti-
mulos al desarrollo tecnológico; sin embargo de todo la discusión estaba la dis-
persión de la población, la mala distribución de la propiedad y fundamental-
mente el hecho de que la agricultura conio lo vela Alejandro LOpez, "estaba
dedicada a mdtodos de cultivo que no daba ninguna posibiidad de aumento
a la productividad". Esto se oirfa con insistente claridad en Los debates rela-
cionados con la Ley de Emergencia que harlan aflorar las contradjccjones, del ré-
gimen agrario de los priineros 30 años del siglo XX 43 ; no será necesario, para
nuestros propósitos, detenerse en aquellas controversias, retengamos solamente
que si en ci contexto de la polItica agraria anterior a la Ley de Emergencia los
propietarios habIan logrado conservar una sólida unidad frente al gobierno,
obligándolo muchas veces a cambiar sus decisiones o a orientar las polIticas
segTh las propuestas de la Sociedad de Agricultores, la Ley de Emergencia ponla
en entredicho las convergencias anteriores. Era cuestión de interCs más que de
concepciones lo que on adelante dividirla a la Sociedad entre los sectores cafe-

Declaraciones de Simon Ara(ijo, agosto 19 de 1926, en El Tiempo.


[bid; para un resumen de come fue la discusiOn de la Ley de Emergencia en ci Sena-
do, véase El Tiempo, agosto 19 de 1926.
El examen ms coherente de la Cpoca es sin duda ci de Alejandro Lopez, "La agri-
cultura y el costo de la vida", en Alejandro LOpez, Escritos Escogidos, Biblioteca básica
Colombiana, Colcuttura, Bogota, 1978, pp. 117 y 118; vOase tarnbién Hugo LOpez, op. cit.,
y JesOs Antonio Bejarano, El régime;z agrario de la economfa exportadora a la econoinia
industrial, Ediciones la Carreta, Bogota, 1978.

142
teros y los sectores no cafeteros. Para aquellos, el proteccionismo dejaba de ser
deseable, para estos, seguia siendo una fuente segura de ganancias a despecho
de la baja productividad.
De cualquier forma, la convergencia entre los distintos sectores agrarios en
tomb a la necesidad de la protección, convergencia que se mantiene durante
mds de dos décadas, habla mostrado el espacio en el cual se iban a desenvolver
las actividades de la Sociedad de Agricultores y que no era otro que el de la pre-
sencia y la presión pemmanente airededor de las orientaciones de la politica
agricola. Sin descuidar la técnica y la educación agricolas, estas preocupacio-
nes, por lo demás, resultaban subsidiarias de Ia preocupación fundamental, la
presencia frente al Estado como veremos en seguida.

3.— La Sociedad de Agricultores

El 17 de noviembre de 1904, un grupo de prominentes caficultores funda-


ron la Sociedad de Productores de Café. Se reunieron Francisco Ospina Alva-
rez, Pedro Alejandro Forero, Rafael DIaz, Jorge Ortiz Williamson, Gabriel Or-
tiz Williamson, Eduardo Sayer, Carlos Uribe, Aifredo Caballero, Luis Patiño,
Francisco A. Gutiérrez, Franiisco E. Gutiérrez, José M. Sáenz, Francisco Mon-
taña, Carlos Crane, Gabriel Prieto de Latorre, Eduardo Valenzuela, Mac Sayer,
Miguel Nieto, Julio Silva, Rafael Uribe Uribe, Guilermo Gonzalez, Adnano
Escobar, Tulio Nieto, Eugenio Umafla, Lorenzo Cuellar, Ricardo SantamarIa,
Indalecio Liévano, L. Gonzalez, Alfonso Lopez y Rafael Pinto quienes constitui-
dos en junta resolvieron fundar la Sociedad de Productores de Café; fue elegido
presidente de la Junta Francisco Ospina Alvarez, Vicepresidente Rafael Pinto,
Secretario Aifredo Caballero y Tesorero el señor Alfonso Lopez; el propósito
de la Sociedad era el de discutir los problemas referentes al cultivo, beneficio y
exportaciOn del café y buscar inecanismos para fomentar la industria; en la
sesión del 22 de noviembre de 1904 se incorporaron ademds unos cuerpos con-
sultores formados por Lorenzo Cuéllar, José M. Niño, Daniel Junguito, Miguel
Nieto y Gabriel Omtiz entre otros.
Como primera tarea, la Sociedad de Productores de Café, trató de organizar
ci asunto de los fletes con las compañias navieras del rio Magdalena, en razón,
comb anotamos atras de las dificultades que representaban los altos fletes pa-
ra el transporte del café; la Sociedad celebró un contrato con Francisco Pine-
da Lopez representante de las comparlias aliadas, contrato que fue ci prirnero
de una serie que duró largos años sobre el asunto de los fletes, conviniéndose
que el cinco por ciento del valor de los retomnos que hicieta la compañIa aliada
sobre los fletes de café pergamino, irIan a parar a la Sociedad como una forma
de financiar SUS actividades.
En 1906, Ia Sociedad de Productores de café, cambió su nombreporelde
Sociedad de Agricultores deColombia y resolviO_acetarconojb1Qse
ella• a todosios. agricL11toresdeLpaIsT uequisieLan ingresam sienipre y cuando
ilenaran las formalidades establecidas en los estatutos; ci 3 de abril de 1906

143
apareció el primer nürnero de la Revista Nacional de Agricultura y la Junta Di-
rectiva se distribuyó en las siguientes secciones: 1) Sección de productores de
café, 2) de cultivadores de cafla de azücar, 3) de ganaderos, 4) de productores
de leche, y sus derivados, 5) de agricultores de tierra fria y 6) de agricultores de
tierra caliente, nombrando en cada sección un director y subdirector para presi-
dir los trabajos44 .
Respecto a los propósitos de la Sociedad ci primer nümero de la Revista Na-
cional de Agricullura advertfa que esta se ocuparIa "de todos los problemas
relacionados con la agricultura del pals en todas sus zonas, se tomard especial
interés en el fomento de las industrias anexas a la agricultura y en el desarrollo
de las nuevas que se puedan introducir" y luego enfäticariente seflalaba sin
que la revista tenga injerencia en asuntos politicos se ocupard de asuntos eco-
nómicos relacionados con la agricultura y del implantamiento de una polItica
agraria que favorezca los intereses de la agricultura nacional".
El Congreo Nacional por su parte mediante la ley 46 de 1909, concedid el
carácter de cuerpo consultivo del gobierno a la Sociedad de Agricultores de
Colombia en materias agricolas "sin menoscabo de su autonomIa como enti-
dad gremial de carácter privado"45 .
Sin embargo solo hasta 1914 durante el gobierno de Carlos E. Restrepo le
fue concedida Ia personerIajuridica a la Sociedad de Agricultores46 .
Después de 1910 la Sociedad habitualmente realizaba un congreso cada aflo
y renovaba parcialmente su Junta Directiva; conviene hacer una lista en orden
cronológico de quiénes fueron sus presidentes entre 1871 y 1927 a fin de
apreciar los cambios en su composición sociopoiltica en este ültinio perlodo.
Los primeros fueron por supuesto Salvador Camacho Roldán y Juan de Dios
Carrasquilla en las sucesivas fundaciones de los aiios setenta; luego Francisco
Ospina Alvarez, Aristides Forero, Uldarico Rozo, Jorge Ancizar, Luis Montoya,
Santamarla, José I. Terán, Jorge W. Crane, Cesáreo Pardo, Antonio Samper
Uribe, Jesus del Corral, LJlpiano A. de Valenzuela, José Dávila, Cayetano Ca-
macho, Federico Tovar y Miguel S. Uribe HolguIn hasta 1927. (Véase anexo
Directivos SAC).
Durante esta segunda etapa, no solamente Ia ley 46 de 1909, que habIa ele-
vado a la categorIa de cuerpo consultivo del gobierno a la Sociedad de Agricul-
tores marco un hito de gran trascendencia en la historia de la Sociedad. La ley
74 de 1926 que estableció en cada capital de departamento una Sociedad de
Agricultores filial de la organización del pals que ya por entonces ejercia la
SAC como cuerpo consultivo del gobierno y como maxima entidad representati-
va de los intereses del gremio agropecuario cuya organizaciOn tenIa por ley, a
su carg047 .

Rafael Flórez, Reseña histárica de las actividaded desarrolladas por la Sociedad de


Agricultores en 20 aflos de existencia. Editorial Minerva, Bogota, 1924.
Revista Nacional deAgricultura, EdiciOn del Centenario, 1971,p.4.
Revista Nacional deAgricultura, mayo-junio de 1914.
Jorge Ruiz Quiroga, La Sit Cy el desarrollo agrario, 1926 sin pie de ediciOn, pp. 2 y ss.

144
De hecho, el gran poder de presión de la SAC ha estado en que ha sabido
continuar en sus diversos periodos no solamente ci interés por ci gremio agro-
pecuario, sino también la büsqueda del acceso a los mecanismos de la politica;
esto es especialmente cierto entre 1900 y 1927, si se observa la siguiente lista
de miembros de la Sociedad de Agricultores de Colombia que han ocupado
puestos plblicos en este perIodo.

Presidente de la Repüblica
General Rafael Reyes,
General Ramôn Gonzalez Valencia,
General Jorge HolguIn,

Ministros del Despacho


de Gobierno Ministros de hacienda
Bonifacio Vëlez José M. Goenaga
Luis Cuervo Márquez Felix Salazar
Miguel Abadia Méndez Pomponio Guzmân

Ministros de Gue,-ra Ministros de Instrucciôn Páblica


General Alfonso Jaramillo Bonifacio Vélez
Miguel Abadla Méndez

Ministros de Agriculture y C'oinercio Ministros de Obras Püblicas


General Benjamin Herrera Nemesio Camacho
Luis Montoya S. Carmelo Arango
Jesis del Corral

Ministros del Tesoro


Jorge AncIzar

Miembros del Senado


General Uribe Uribe General benjamin Herrera
General Federico Tovar F1ix Salazar
Alberto Camilo Suárez General Antonio Samper

Miembros de la Camera de Representantes


Enrique Gonzalez Gonzalo Züiliga
Rafael Uribe Uribe Nernesio Camacho
Lorenzo Cuéllar Jesus del Corral
Pedro ElIas Otero Uldarico Rozo
Carlos Matamoros Gabriel Ortiz
William Santos Ospina Roberto Leiva

145

r.
Alberto Samper Uribe Cesáreo Pardo
Miguel S. Uribe Polidoro Téllez

Esto ocurre entre 1906 y 1927; seguin se ye un gremio que haya tenido una
nómina tan amplia do Presidentes de la RepUblica y Ministros del Despacho en
un perfodo tan relativamente corto, no puede menos que reflejar una enorme
capacidad de acceso a los canales de poder politico. Se puede mencionar pos-
teriormente a Alfonso Lopez Pumarejo, a AbadIa Méndez y otros que serian
ministros especialmente entre 1930 y 1940; el propio Pedro Nei Ospina ocupó
la presidencia honoraria de la SAC al mismo tiempo que ejerció el cargo de Pre-
sidente de la Repdblica. No puede, por otra parte, sorprender la convergencia
de intereses pese a las divergencias de posturas poilticas; asl por ejemplo, el
mismo interés que ten ía el liberal Uribe Uribe, por la creación de ligas y asocia-
ciones agrIcolas y que cristalizó con la creación de la Sociedad de Productores
de Café y su posterior transformación en la SAC, era ci mismo interés quo tenfa
de tiempo atrás ci conservador Francisco Ospina Alvarez cuya farniia habla
estado (y sigue estando) ligada a la organización de asociaciones grerniales co-
mo veremos más adelante. "La actividad cientifico-técnica de individuos corno
Pastor Ospina, Mariano Ospina, Tulio y Pedro Nel Ospina Vásquez y Mariano
Ospina Perez tienen un patron cuyas directrices cualitativas proceden de una
base social idéntica, solidez familiar, pertenencia a la clase dominante. prestigio
heredado, intereses empresariales, adhesion técnica, e identificación polltica
conservadora, situación histórica favorable por lo menos sostenida durante la
segunda mitad del siglo X1X". No puede olvidarse que un hombre como
Tulio Ospina fue catedrático de Ia Universidad de Antioquia, publicO un Ma-
nual de Agricultura colombiana y otros escritos de interds cientlfico, que so
manifiestari igualmente en el propio Ospina Perez, ms ligado a los intereses
de la administración del trabajo.
For otra parte, taxnbién la familia Ospina está ligada no solamente a la Socie-
dad de Agricultores de Colombia sino a la Federación de Cafeteros, y por su-
puesto a la Sociedad Colombiana de Ingenieros donde figuraron como miembros
notables por su contribución y participación Sebastian Ospina Bernai, Francis-
Co Ospina Bernal, Pedro Net Ospina y Mariano Ospina Perez; los dos Ospinas
Presidentes de Colombia, fueron presidentes de la Sociedad de Ingenieros; Os-
pina Perez presidiO la Federación de Cafeteros entre 1935 y 1938. Al mismo tiern-
po han promovido actividades cicntlfIco-técnicas como la Escuela de Minas de
Medellln49 . No menos importante es su papel on ci escenario de la polltica;

Ernesto Ramlrez, Poder econónhico y dominación poiltica; ci caso de la familia


Ospina, Tesis de grado, Universidad Nacional, Departamento de Sociologia, Bogota, no-
viembre de 1983, p. 246.
Para consideraciones bastante rnás amplias sobre las relaciones entre grernios y poll.
tica a fines del siglo XIX y corn ienzos del siglo XX y en particular las actividades de Ia fa-
milia Ospina, véase Ernesto Rarni'rez, op. cit., pp. 246 y ss, 198 y ss. Tambien la biogra-
fla de Pedro Net Ospina por lgnacio Sanchez Camacho y "Motaciones sobre ci gobierno

146
los politicos profesionales hablan surgido en la lucha por la dominación de los
medios de adrninistración del Estado, mientras que los empresarios politicos
son por supuesto ci producto, por.io menos en ci caso de los Ospinas, del poder
económico; los Ospinas empiezan a hacerse activistas después de 1860 para sal-
vaguardar entre otros, sus intereses ernpresariales50 . Ello muestra una clara di-
ferencia entre el tipo de ernpresario politico particularmente los de origen
antioqueio y otros caudillos politicos, que se aprecia claraniente entre los
antioqueflos que han ocupado la presidencia entre 1910 y 1950: Carlos E.
Restrepo, Pedro Nel Ospina, Mariano Ospina Perez.
En el Anexo Ill—I puede verse claramente la ubicación de los roles empresa-
riales y ejecutivos en gremios y entidades del pals de los miembros de la farnilia
Ospina entre 1906 y 1954.
Este peril de dirigentes empresariales que no olvidaban ci papel de la poilti-
ca. no en el sentido doctrinario sino en la perspectiva del acceso a los canales
del poder, es decir, de la politica pragmética, marcarIa definitivarnente las
orientaciones de la SAC en esta etapa; la combinación del poder grernial, del
poder politico y de los intereses econórnicos, por encirna de las divergencias
de orden ideológico o doctrinario, perrnitirá en buena medida hacer viables las
posiciones de los agricultores en ci terreno de las decisiones estatales.
El secretario de la Sociedad, Rafael Flórez, haciendo un balance hacia 1925
de lo que habia logrado la SAC en estos años, refiriéndose a la influencia que
Ia Sociedad de Agricuitores habla ejercido en todos los rarnos de la industria
indicaba "la ayuda que habla prestado al gobierno y al comcrcio siempre que se
ha tratado del progreso nacional, sus constantes esfuerzos en favor de la navega-
ción y de la reglarnentación de las tarifas, el impulso dado a las industrias con
las varias disposiciones que ha ilevado acabo, la nianera corno ha difundido
conocimientos sobre la agricultura y sobre la higiene por medio de conferencias
y en una palabra los multiples servicios prestados al pals de manera gratuita
y espontánea"51 .
Dc la revision de las actas, de la lectura de la Revista Nacional de Agriculture
y de las diversas fuentes relacionadas con ci desarrollo del Ministerio de Agri-
cultura creado en 1914, puede colegirse que en efecto el papel de la SAC en
este per iodo fue importante en nurnerosas decisiones del gobierno.
Una breve reseña de todas sus realizaciones en materia de influencias sobre
ci gobierno puede establecerse del siguiente modo: desde ci aflo de su funda-
ción la Sociedad de Productores de Café trató de organizar ci problema de los
fletes con las compafiias navieras del rio Magdalena, habiendo obtenido rebajas
importantes en los fletes después de 1905; en 1905 la Sociedad pidió la rebaja
de los fletes fluviales y maritimos, asi como los fletes de carga de los ferrocarri-

de Pedro Net Ospina", de Angela de Lopez, Universidad Nacional. Departamento de Histo-


na, Bogotd, mimeOgrafo, 1982.
Puede verse la evidencia en Ernesto Raniirez op. cit.
Rafael Flórez,op. cit., p.6.

147
les nacionales habiendo obtenido como ya anotamos algunas ventajas en este
sentido; también pidió y obtuvo en parte la rebaja de los derechos consulates
y la entrada libre al pals de las herramientas, empaques y maquinaria para la
agricultura; en 1908 la Sociedad obtuvo del Ministerio de Obras Püblicas que
no se le cobrara a los vapores del rio Magdalena el derecho creado por el De-
creto nümero 889 de ese mismo af3o y se pidió el establecimiento de una esta-
cion agrIcola en tierra frIa; trabajó igualmente en 1907-1908 con el ferrocarril
de Girardot y con las empresas de navegación con las cuales tenIa contratos
para la movilización de carga, a fin de hacerles cumplir estos contratos y para
que transportaran los bultos aglomerados en los puertos del rio Magdalena; en
1909 el Congreso por Ley mimero 49 del 2 de noviembre dio carácter oficial a
la Sociedad, la declaró parte consultiva del gobierno, le destinó como auxiio a
esta la cantidad de $3 .200 anuales y dispuso proveerla de un local adecuado
para su funcionamiento.
En 1910 obtuvo del gobierno nacional Ia exención de derechos de importa-
don que gravaban el sulfato de cobre y el azufre, elementos necesarios para
combatir la man cha del café y pidió a la asamblea legislativa una disposición
legal para que Ia libra y la media libra inglesa fueran medida legal en Colombia,
y asf en efecto lo decretó la asamblea legislativa de la que entre otras cosas era
miembro don Jesus del Corral quien después presidirIa la Sociedad de Agricul-
tores. En este mismo aflo comenzó la SAC una campaña para combatir la ane-
mia tropical la que después recogeria don Jesñs del Corral como Ministro de
Agricultura para desarrollar una campaña formal en el sentido de combatir ese
flagelo de los habitantes de tierra caliente; también on 1910 se realizaron con
la asamblea legislativa las primeras reuniones y contactos para la fundaciOn de
un Banco Agricola Hipotecario que después de varios años darIa como resulta-
do la fundación del Banco de Crédito Territorial; en 1911 se inauguró el primer
congreso agrIcola nacional convocado por la Sociedad de Agricultores de Co-
lombia (del que hablarernos más adelante); en 1912 la. Sociedad trabajó por ob-
tener fletes directos desde la primera estaciOn del ferrocarril de Girardot hasta
los puertos maritimos, logrando una considerable rebaja especialmente en el
ferrocarril de la Sabana y celebrando al mismo tiempo un contrato ventajoso
de fletes con el ferrocarril de Girardot; en 1913 se pidiO a las cárnaras la exen-
ciOn de derechos de aduana y de internacional para los abonos y para las sus-
tancias insecticidas y al mismo tiempo influyó sobre José Vicente Concha,
Marco Fidel Suárez y otras altas personalidades para lograr el apoyo a los pro-
yectos de reforma constitucional sobre garantla de la propiedad en tiempos de
guerra y para que no fuera gravada la exportaciOn de los productos agrIcolas;
tanto la exencidn de derechos deaduana como estas dos ültimas ideas se con-
virtieron en leyes y decretos. También on 1913 se incitó a los gobernadores de
los departamentos para que organizaran las juntas agrIcolas municipales, algu-
nos de los gobernadores correspondieron a esta petición y fueron organizadas
varias juntas tales como la de Antioquia, Huila, Tolima y Norte de Santander
en 1913 y 1914; igualmente en 1913 se presentó ala Cámara de Representan-
tes un proyecto de ley por el cual se le quitaba a la Sociedad de Agricultores

148
su carácter oficial y otro por el cual se gravaba la exportación de productos
agrIcolas; Ia Sociedad hizo una activa campauia para impedir que prosperaran
estos proyectos, campafla que fue tan eficaz que ambos proyectos fueron ne-
gados por abrumadora mayoria; también en este aflo se obtuvo del gobierno
la concesión de una rebaja a los pasajes de los jornaleres en los ferrocarriles de
la Sabana y Girardot y se trabajó para obtener la prolongación del ferrocarril
de la Sabana; al mismo tiempo se consiguió del Ministerio de Relaciones Exte-
riores la información cablegráfica permanente sobre los precios de los produc-
tos colombianos en ci exterior tales como café, caucho, tabaco, etc., y se logró
la expedición de la icy que garantiza la propiedad en tiempo de guerra; se con-
siguió que se estableciera el impuesto del 7% ad-valorem que pesaba sobre los
cargamentos de caucho procedentes de la region oriental del pals.
En 1914 la Sociedad logró establecer la lonja agricola, on donde además de
proveer a los agricultores de las drogas necesarias para las enfermedades de sus
ganados a precio de costo, se convirtiO en un lugar pOblico para avisos de ofer-
tas y demanda de productos agrlcolas; inició la campaña para formar el censo
de los ganados existentes en ci pals mediante varias reuniones, y levantó por
su cuenta ci censo aproxirnado cuyos datos aparecieron en 1916; también en
1914 se pidió al gobierno la creación de las cédulas hipotecarias de pequefio
valor para fomentar ci ahorro y la movilización de la propiedad raiz, medida
que fue adoptada por el gobierno en ese mismo año; también trabajO con las
Cámaras Legislativas a fin de que se expidiera una ley que permitiera la libre
exportación de came que se produjera en los "packing houses" que se fundaron;
aunque no se logró la libre exportación de came, se redujeron sensiblemente los
gravámenes y se logró un derecho de subvenciones al establecimiento de "pac-
king—houses"; en 1915 ci Ministerio de Agricultura recién creado coniisionó a La
Sociedad para hacer la escogencia en los campos de Ia tierra frla y de tierra ca-
liente que debieran set destinadas al establecimiento de las escuelas agrlcoias
de los campos de experinientación; en 1915 la Sociedad prornovió la organiza-
ción de una Junta Patriótica a la que concurrieron además de los representan-
te de la Sociedad de Agricultores, miembros de la agricultura, de la banca y del
comercio para dar solución a los complejos problemas creados para ci comercio
por causa de la guerra; a esa Junta concurrieron ademds los ministros de agri-
cultura, de hacienda y del tesoro; en 1917 se logró Ia expedición de la icy sobre
aduanas cuya presión habla empezado en 1916; tamnbién se lograron definicio-
nes de poiitica sobre la valorización del café y se prcsentO un proyecto sobre
bancos agrIcolas; on este aflo de 1917 el Congreso quiso suprirnir ci Ministerio
de Agricultura a lo que la Sociedad se opuso logrando que niediante una activa
campafla de prensa continuara este Ministerio, en 1918 Ia Sociedad de Agricul-
tores, en consorcio con ci gobierno, promovió la exposición nacional pecuaria.
Con Ia comisión del Instituto Rockefeller iniciaron la lucha contra Ia ane-
mia tropical, campaña realizada por Jesus del Corral, Ministro entonces de
Agricultura y miembro de Ia Sociedad de Agricultores; en 1921 inició de
nuevo la Sociedad una campafia sobre ci capital asunto de los transportes
y las tarifas de los vapores y ferrocarriles, la intervenciOn de la Sociedad,

149
solicitada unas veces por el gobierno y otras en defensa de los intereses de
la misma Sociedad logró frenar las pretensiones de aumentos en las tarifas
de transporte; también se inicio y formalizó una sociedad compuesta de ta-
rifas de transporte; también se inició y formalizó una sociedad compuesta de
cafeteros que se llamO Sociedad de Crédito AgrIcola fundada bajo el patroci-
nio de la Sociedad de Agricultores laque adelantó varias remesas de café al exte-
rior y quedó organizada para continuar las labores cuando lo creyera oportuno;
esta Sociedad de Crëdito AgrIcola siguió trabajando en diversos proyectos,
entre otros un Banco Cafetero, propuesta presentada hacia 1925 y en Ia crea-
ción del Comité Nacional de Cafeteros, antecedentes de la Federaci6n 52 . Tal
debIa ser la importancia de la Sociedad que cuando JesLis del Corral fue nom-
brado Ministro de Agricultura, consultó a Ia Sociedad sobre la posibiidad de
continuar en el Ministerio, reunida la Junta Directiva consideró lo siguiente: 1)
que el Doctor JesUs del Corral miembro de esta corporación ha entrado a de-
sempefiar el cargo de Ministro de Agricultura y Comercio, 2) que el doctor Je-
sUs del Corral ha consultado verbalmente a esta Sociedad si debe o no seguir al
frente de dicho Ministerio, 3) que corno es norma de la Sociedad de Agriculto-
res mantenerse neutral en asuntos de polItica de partidos, la consulta expresada
no puede considerarse sino bajo el punto de vista de los intereses gremiales,
especialmente los que se refieren con la agricultura, acuerdan: manifestar su
complacencia porque el nombramiento haya recaIdo en un agricultor inteligen-
te y en un miembro distinguido de la corporación (Libro de Actas marzo 18
de 1919).
A partir de 1924 (ano en el que parece que la Sociedad tuvo una grave cri-
sis financiera que casi la liquida), los debates se centrarfan fundamentalmente
airededor del problenia del suministro de alimentos y ci crecimiento de los
precios especialmente de los alimentos; al principio obviamente la Sociedad se
opuso a la reducciUn de las tarifas de aduana para los vIveres pero finalmente
como tuvimos ocasión de seflalarlo más atrds, se plegó a las orientaciones del
gobierno y aceptó con desgano apoyar el decreto de la Ley de Ernergencia.
Este conjunto de actividades desarrolladas entre 1906 y 1927, si bien iban
resultando de los diversos movimientos de la coyuntura económica o de los

52. Para la elaboración de la crónica de actividades que acaba de hacerse se ha revisado


la Revista Nacional de Agricultura entre 1906 y 1927 y los libros de actas desde 1917
hasta 1925; los otros afios, excepto 1907, no ha sido posible encontrarlos y al parecer se
han perdido Las actas correspondientes a los años 1906-1917. En la Revista Nacional de
Agricultura de marzo de 1915 se reseflan los logros más destacados de los once alios de
actividades. Viase también La Revista Nacional de Agriculiura de septiembre-octubre de
1922, reseña con ocasión del banquete que la Sociedad de Agricultores de Colombia le
ofrece a] presidente Pedro Nel Ospina, tambiin los libros de actas de 1917-1918-1919 y
1925 espeiaiinente. Adeniás de la Revista Nacional de Agricultura y del informe de
Rafael Flórez, puede verse tanibién para un detalle de actividades, Alvaro Chaparro Gon-
zalez "El nmero 500 de La Revista Nacional de Agricultura 75 años de actividades de la
Sociedad de Agricultores de Colombia" Revista Nacional de Agricultura, alto 40, No 500,
agosto, septiembre, octubre 1946.

150
cambios de orientación de la polItica gubernamental, no eran del todo improvi-
sadas. De hecho, desde 1911, Ia Sociedad de manera orgánica va definiendo
una concepción de las prioridades y los objetivos del desarrollo agricola del
pals que se mantendrá en forma coherente hasta fines de los años veinte y
que enmarcarla la dirección de conjunto de las actividades del gremio.
En efecto, donde mejor definió sus propósitos la Sociedad de Agricultores
de Colombia, fue en Ia convocatoria del Congreso Nacional de Agricultura cele-
brado en 1911; este proyecto fue iniciado por los agricultoes de Cundinamarca
y por supuesto tuvo acogida por los agricultores de las demds regiones del pals;
los objetivos principales del Congreso eran: "sintetizar las aspiraciones de la
clase agricultora que comprende las dos terceras partes de la población del pals,
sin embargo de lo cual el gobierno la ha mantenido en completo abandono;
poner las luces cientIficas de los conocimientos prdcticos apropiados para bus-
car solución a los problemas que la acosan, procurando condiiar las necesidades
del presente con las provisiones del porvenir y realizar paulatinamente la edu-
cacidn agronórnica cuya necesidad todos sentimos, La Sociedad de Agriculto-
res cree que la aguda crisis econóniica que hace años azota al pals puede on
buena hora conjurarse por Ia iniciativa de los agricultores estrechamente unidos
por la solidaridad de mtereses comunes y con la coqperación de los poderes
püblicos en forma de leyes y de acción adnhinistrativaSi.
Entre los temas que Se tratarlan en el Congreso se señalaban como principa-
les Ia creación del Ministerio de Agricultura, la fundación de una facultad de
agronomia, el estableciniiento de crddito on favor de las empresas agricolas, las
reformas de los tratados de comercio vigentes, la reducción de tarifas de trans-
portes y la supresión de ciertos impuestos, los caminos, aduanas, baidlos, cob-
nización, introducción de materias primas, organización de consulados, explo-
tación de bosques, sistemas de cultivo, enfermedades agricolas, en fin todo
lo que Se refiere directa o indirectamente a los mtereses de la agricultura nacio-
nat, su desenvolvirniento y mejora. Celebrado el Congreso bajo la presidencia de
Francisco Ospina Alvarez, la vicepresidencia de Tulio Ospina y la secretaria de
Gabriel Ortiz Williamson las conclusiones se reflejaron en 95 puntos que cons-
tituyen ciertamente un prograrna ambicioso de desarrollo de la agricultura en
prácticainente todos los frentes.
Entre las conclusiones importantes estaban (de los 95 puntos de conclu-
siones se recogen aqul las inds relevantes con sus respectivos nurnerales tat co-
mo aparecen en ci progranla acogido por la Sociedad):

Se solicitaba al Congreso la creación del Ministerio de Agricultura,


Se solicitaba una ley que organizara y estableciera la facultad de agricul-
tura, como parte integrante de la Universidad Nacional,
Solicitar a las asambleas departamentales fondos para sostener una escue-
la de agricultura con sus respectivos campos de experimentación,

53. Revista Nacional de Agricultura, abril de 1911, p. 291.

151
8) Solicitar del poder ejecutivo que propusiera y ci cuerpo legislativo autori-
zara, Ia consecucjón de un empréstito de 10 miiones de libras esterlinas con
varios destinos entre ellos la creación y ci fomento de Bancos AgrIcolas y el
aumento de la red ferroviaria del pals,
22) Requerfa del Congreso Nacional ci estudio detenido de las vias de comu-
nicación en el pals con el objeto de dar principio a la realización de estas necesi-
dades,
24) Pedia al Congreso Nacional la expedición de una icy que prohibiera
los gravámenes de los productos agrlcolas destinados a la exportaciôn,
32) Solicitaba al poder ejecutivo para que revisara las adjudicaciones de
baldios, nombrara ingenicros para levantamiento de pianos en los terntorios
nacionales, fomentara y auxiliara en alguna forma la fundaciôn de colonias
agrIcolas e impidieran que esos baldios continuaran siendo explotados sin
ningdn provecho para ci tesoro ptbiico,
34) Solicitaba del Congreso Nacional una rebaja de la tarifa de aduanas, en
ci sentido de reducir los derechos de importación sobre un conj unto de ar-
tIcuios que en uno y otro niodo interesaban a la agricultura especialmente
arados, azadones, palas, machetes, picos, herramientas aplicabies al Iaboreo de
la tierra y en general a la agricultura,
62) Solicitaba del Congreso una Icy en virtud de la cual se seflalaran primas a
los hacendados que introdujeran reproductores extranjeros para ci mejorarnien-
to de las razas,
Solicitaba al Congreso Nacional la expedición de una Icy en la que de
acuerdo con la Academia Nacional de Medicina y la Junta Central de Higiene
se dictaran medidas que se juzguen indispensables para combatir ci paludismo
en todo ci territorio del pals, para lo cual se establecerán como elementos
primordiales la enseflanza en las escuelas, distribución gratis de quinina, etc.,
Excitaba de nuevo "formal y con encarecirniento patriOtico a todos
los agricultores del pals la organización de juntas municipales y sociedades
de partarne n tales para la defensa de los intereses del gremio",
Recordaba ci Congreso Nacional de Agricultura ci estableciniiento de las
oficinas de estadIstica en las capitales de los departamentos y en las cabeceras
de provincia,
Solicitaba del Congreso Nacional la expedición de una Icy sobre las ba-
ses siguientes: "autorizar al poder ejecutivo nacional para que sin posterior
aprobaciôn del Congreso celebrara contratos con individuos o compafivas na-
cionales o extranjeras por determinado ndmero de alios para ci establecimien-
to de packing houses en los puertos de Colombia que den salida a las regiones
productoras de ganado".
Si bien se mira Ia rnayoria de estas conclusiones, que hemos resaltado por-
que nos parecen las más importantes se cumplieron en buena medida sobre

54. Las conclusiones del Congreso aparecen en Revista Ned one! de Agriculture, junio
de 1911.

152
todo entre 1911-1916, pero tarnbién durante los 10 aflos siguientes; además
de to sefialado atrás y que recoge las decisiones de politica anteriores y poste-
notes at Congreso, conviene destacar algunas conclusiones que se convirtieron
en leyes y decretos. Asi por ejemplo, la Icy 25 de 1913 creó el Ministerio de
Agricultura, las estadIsticas agricoias fueron encomendadas por primera vez a
la Dirección Nacional de EstadIstica en 1921 ,la Escuela Superior de Agronomla
se creó hacia 1915, la icy sobre packing houses fue votada en 1916, la exención
de derechos de aduanas fue realizada para la agricultura en 1914 y la revision
general del sisterna arancclario realizado en 1915; en 1923 se establecerla la Icy
por la cual se crean juntas de agricultura on todos los departamentos; también
se crearon escuelas agricolas en varias regiones del pals, luego en 1923 se crearia
el Banco de Crédito Territorial y asl sucesivarnente. No cabe duda pues de que
el Congreso de Agricultura Nacional en 1911 defIniô las directrices principales
de la polItica agnlcola que desarroliá ci pals entre 1911 y 1925.
Conviene detenerse brevernente en to que significó Ia creación del Ministerio
de Agricultura y su posterior evolución como uno de los hechos mds importan-
tes de este periodo; el Ministerio de acuerdo con ci Decreto reglarnentario 772
de julio de 1914 debla realizar las siguientes actividades: 1) La ensenanza agri-
cola que comprendIa todo to relacionado con ci establecimiento de instruccio-
nes de ese ramo, es decir, los institutos agricolas, las escuelas veterinarias, las
escuelas de práctica de horticultura, at igual que ci ramo forestal que se encar-
garla de la administración y expiotaciôn de los montes y bosques, 2) las minas
y todo to concerniente a Ia enseiianza sobre la niinerla, administración y explo-
taciOn de minas, 3) comercio que inclula todo cuanto se relacionaba con bancos,
cajas de ahorro, regimen de pesas y medidas, etc., 4) Una sección de estadIstica
que debla informar sobre producción y consurno a los mercados internos y
externos, importación y exportación, movimientos rent lsticos sobre propiedad
ralz, 5) Legisiación, que debIa encargarse sobre todo to relacionado con inter-
pretacián de las leyes y actos de carácter general de las corporaciones y de los
empleos pi.iblicos, en los ramos de comercio y agricultura y por supuesto una
sección de contabilidad. El niismo aflo de 1914 se expide el decreto 932 dis-
poniendo que at Ministerio de Agricultura y Cornercio corresponde in pertinen-
te con agricultura y enseflanza agrlcola y minera, comprendiendo los institutos
agrIcolas nacionales, escuelas de veterinaria, escuelas prácticas de horticultura,
campos de demostración y experimentación,jardines botánicos, canje, distribu-
ción de semilias, aplicación y difusión del empleo de los abonos, abonamiento
y riego, publicaciones agrlcolas, bibliotecas especializadas, etc.; entre las labo-
res importantes del Ministerio estaban por supuesto la creación de las estacio-
nes experimentales mediante las cuales por la via experimental y demostrativa
de la aplicación de abonos qulmicos, cultivos y aclimatación de piantas se Pu.
dieran hacer las investigaciones concernientes al desarrollo de la agricultura.
"En 1916 se expiden los decretos reiacionados con la enseñanza agrlcola y ci re-
glamento orgánico de la Escuela Nacional de Agricultura de Bogota (posterior.
mente: Instituto Nacional de Agronomla, Instituto Nacional de Agricultura y
Veterinaria", estos tres nombres los tuvo en 1914,y 1915). En 1916 se leads-

153
cribe al Ministerio de Agricultura y Comercio lo referente a baldIos y bosques
nacionales; en 1918 se reestructura el Ministerio especialmente en lo concer-
niente a los aspectos de la educación agronómica quedando pues conformado
el Instituto Nacional de Agronomfa dividido en secciones que inclufan no
solamente Ia agronomIa sino también los aspectos zoo-técnicos, bacterioló-
gicos y la ingenieria rural; de hecho después de 1918-19 la vida institucional
del Ministerio de Agricultura y Comercio ernpezó a debiitarse por fuertes ata-
ques on el Congreso alegando, especialmente la inoperabiidad de la institucióri
y particularmente el deficiente funcionamiento de la escuela de agricultura
tropical localizada en la hacienda Santo Domingo; pero el hecho es que la
actividad principal de esta institución estaba centrada en Ia capacitación de
personal para ci cumplimiento de tareas de difusión y extension de conoci-
mientos agrIcolas; las nuevas actividades a emprendei- se cumplieron durante el
Ministerio de JesOs del Corral en ci que se desarrolió la campaña contra la ane-
mia tropical y el fomento de riegos y la ley de regiarnentación de aguas; en
1923 ya es clara la debiidad del Ministerio y se Ic suprimen casi todos los
servicios relacionados con agricultura quedando con funciones que poco ten Ian
que ver con tareas originales.
En 1924 ci Ministerio fue reemplazado por la creaciOn del Ministerio de In-
dustria y Comercio, adscribidndole una sección relacionada con la agricultura en
ci Ministerio de Industrias; la sección tercera del nuevo Ministerio de Industria
serfa la encargada del estudio de las industrias y de fomento de Ia agricultura; a
través de este Ministerio de Industrias y de su sección tercera, se cambiarla Ia
orientación ya no hacia la enseflanza agronómica como habla sido la orienta-
ción básica (no hay que olvidar que las partidas destinadas al sostenimiento de
la Escuela Superior de Agronomla fueron canceladas totalinente on 1925 obli-
gando a cerrar esta definitivamente) sino ala distribución de plantasy semilas
y a reestructurar la enseianza agrlcoia en términos de la division en los niveles
elementales para labriegos, Ia enseianza superior y la ensefianza universitaria
para Ia formaciOn de ingenieros agrónornos. Realmente ci Ministerio de Indus-
trias estableció las granjas agrIcolas y las estaciones agronómicas que definirlan
en parte de las estaciones experimentales que Se habIan concebido en la etapa
previa. Por supuesto ci cambio de enfoque se debió sobre todo al hecho de que
on 1923 los aspectos relacionados con Ia ensenanza agropecuaria pasaron a ser
ejercidos por ci Ministerio de lnstrucción Püblica; quedando este Ministerio de
Agricultura y Comercio sin objetivos claros, su desapariciOn era inevitable y
eso ocurrió en 1924.
I-lay que anotar, por otra parte, que es dentro del Ministerio de Industrias
que se producen aigunas medidas de relativa importancia para Ia agricultura, por
ejemplo La fundación del Banco Agrlcoia Hipotecario. la introducción al pals
de sernilias y plantas niejoradas y su distribución gratuita a los agricultores, la
concepción en 1926 de un plan mds estructurado para ci desarrollo de la agri-
cultura, Ia creación de la FederaciOn Nacional de Cafeteros y ci surgimiento de

154
sociedades departamen tales son realizaciones que se adscriben al Ministerio de
Industrias hasta la posterior creación del Ministerio de Agricultura en 1932.
Al iniciar las labores ci Ministerio de Industrias, este se habIa dividido en Va-
rias secciones. Además de las referentes a negocios generales y publicaciones
estaban la oficina nacional de mmas, de agricultura e industria, baldIos y bos-
ques nacionales, información y propaganda y contabiidad; más tarde se puso
de relieve la necesidad y conveniencia de fundar Ia oficina genera] del trabajo
que se aprobó por la ley 83 de 1923 y se organizô por el decreto 637 del 14
de abril de 1924, fecha desde la cual comenzó a funcionar como la sección
octava del Ministerio de Industria.
Entre las actividades más importantes realizadas en los dos primeros años
de la creación del Ministerio de Industrias está la legislación referente al "Packing
House" de Coveñas que durante este perIodo fue dotado de personal y elemen-
tos indispensables para que pudiera desarrollarse adecuadamente; tambidn se
creó la Revista de Industrias, la estadIstica agrIcola, miriera, comercial e indus-
trial, mediante una oficina especial de estadIsticas que no estuviera adscrita al
departamento de contralorfa; se fomentó en 1924 la navegación aérea y ci es-
tablecimiento de un servicio permanente de correos y se puso en funciona-
miento el Banco Agrfcola Hipotecario, se fundó la oficina de Sanidad Agraria
bajo la dirección de un técnico extranjero, se hicieron algunas modificaciones
en la legislacióri sobre baldIos, se puso en práctica la Icy de 1923 que habIa
dispuesto la fundación de almacenes generales de depásito destinados especial-
mente a la defensa y valonzación del café lográndose para ello un empréstito
con un organismo financiero del Brasil 56 .
Puede afirmarse, también, que Ia primera etapa del Ministerio de Agricul-
tura, ente 1914 y 1923, recogIa en buena parte las ideas que Uribe Uribe
habIa expresado en su conferencia en la Sociedad de Agricultores sobre la
necesidad de un Ministerio de Agricultura en Colombia. Segün Uribe Uribe
las tres fases por las que debIa pasar la industria agrIcola eran: 1) El for-
talecimiento intelectual de aquellos que concebIan las posibilidades de superar
ci atraso trazando conscientemente ci camino de la recuperación agrIcola, 2)
Que la iniciativa particular despertara, se rebusteciera su poder especialmente
con la asociación y 3) Que la cooperación normal y permanente del gobierno
en ia fecundación de las fuentes de riqueza nacional se verificara por conducto
de un Ministerio de Agricultura, Comercio e Industria que constituIa junto con
la iniciativa particular asociada, el conjugado necesario para impulsar el progre-
so; por cierto la prirnera de las condiciones estaba creada gracias en buena par-
te tainbién a las iniciativas de Uribe Uribe.

La inforrnacidn de esta sección proviene fundamentalmente de Clara Oñoro Ortiz,


El aporte institucional al desarrollo tecnológico de la agricultura colombiana 1915-1950
tesis de grado, Universidad Nacional, Departamento de Econorni'a, Bogota, 1983.
Véase lnfortne de Labores del Ministerio de Industria y Comercio. publicado en
El Tiempo, junio de 1925.

155
En cuanto a las asociaciones, el proplo Uribe Uribe sefialaba que "el meca-
nismo adniinistrativo no tiene on la agricultura y en las industrias un concepto
propio destinado a impulsarlas" y afirmando el desamparo casi absoluto on
que por parte del Estado estaba la agricultura, aspiraba a que ci Ministerio de
Agricultura pudiera servir de órgano administrativo que por intermedio del
gobierno nacional prestase una colaboración organizada permanente y bien din-
gida al desarrollo de la producción colombiana.
Entre las labores de este Ministerio segin Uribe Uribe estaba por supuesto
y en primer lugar promover la aplicación de las ciencias a la agricultura median-
te la agronomIa cientIfica, la pnomocion de los aspectos mecdnicos de la agri-
cultura y de la qulmica agrIcola. Uribe Uribe anotaba: "pero ci concurso del
Estado no puede prestarse con continuidad y eficacia sino por ci órgano de un
Ministerio de Agricultura, nunca lo hubo en Colombia en ci concepto moderno;
no hemos tenido una ofIcina cientffica y práctica que estudie las cuestiones de
meteoroiogla y veteninaria, agrostologia, estadfstica, distnibución y consumo de
los productos, requisición y repartición de seniilas, regimen de los transportes,
de los mercados y de los impuestos, ensefianza agronóinica, nivelación y crédito
agricola, transformación y repoblación de los bosques; on estos y tantos otros
asuntos propios de la técnica nos ha hecho faita un ministenio encargado de la
propagación de las investigaciones cientificas, de las experiencias en otros pal-
ses y de las condiciones de la producción y ci consumo por media de manuales,
boletines, folletos, cuadros, notas y cartillas de todo género, un rninistenio en
fin, con la incumbencia de resolver consultas, de hacer conferencia y de mante-
nerse on contacto constante con los agricuitores".
El punto capital era pues la creación de un servicio técnico de agronomIa
sea cual sea ci anbitnio que se prefiriese; lo especial del acuerdo con Uribe Uribe
consistla en promover la abundante producción de semillas acompadas de
foiletos sobre métodos de cultivo y consejos sabre Ia selección de razas aninia-
les, fundación de escuelas agrIcolas y campos de experimentaciOn, difusiOn
del esplritu de asociación en la forma de sindicatos y cooperativas y la creación
del crédito agropecuanio rural; un Ministerio de Agricultura a la moderna de los
que en otras partes ha producido admirables resultados, es un aparato técnico
cuyas piezas son otros tantos talleres de trabajo cientlfico"57 .
En efecto la icy 25 de 1913 jerarquizaba la importancia de las distintas sec-
ciones asI: en primer lugar la enseflanza agrIcola, on segundo lugar ci ramo
forestal, en tercer lugar las minas, en cuarto lugar ci comercio y en quinto lu-
gar la estadlstica, on sexto lugar la legislaciOn y otros aspectos, por todo lo
que antecede puede concluirse ciertamente que la concepción de la primera
etapa del Ministerio estaba mds cerca de las aspiraciones de Uribe Uribe; por ci
contranio la concepciOn de la segunda etapa estaba mds cenca de las opiniones
de la nueva generación repnesentada en Alejandro Lopez, es dccii, un Ministerio

57. Rafael Uribe Uribe "Necesidad de un Ministerio de Agricultura" en Revista Nacio-


naldeAgricultura, febrero de 1907.

156
más administrativo, que no se ocupara de la educación agricola, la que debia ser
conipetencia del Ministerio de instrucción PCiblica, sino que se ocupara funda-
mentalmente de legisiar en materias agrarias para hacer empresarios y no cien-
tIficos, función que, siendo muy importante, cornpetia en todo caso, scgin
Alejandro Lopez, a! Ministerio de Instrucción Püblica.
Esta opinion respondIa en rigor a un debate que ci propio Alejandro Lopez
habIa propuesto al pacs; segUn éi, era menester crear empresarios modernos
capaces de entender la necesidad del desarrolio cientifico de la agricultura
y crear por tanto la demanda técnica generada por ci sistema de educación
agrIcola, decla asI como todo industrial de Colombia es el verdadero técnico
industrial empresarial al frente de alguna empresa de alguna importancia... esto
es lo que no sabe ni liace el actual empresario de las empresas agrIcolas y por
eso ci técnico que ci gobierno se esfuerza en producir carece de demanda,
habIa que producir primero ci empresario que demanda los servicios del agró-
nomo... de ahI que tenemos que es más imprescindible para la prosperidad de
la iridustria agrIcola ci recto tipo del empresario, que ci recto tipo del técnico
agr6flOrno' 58 .
Cualquiera sea la justeza de esta posiciôn, ci hecho es que ella se inipuso cx-
presándose en Ia icy de fomento a la agricultura presentada por Carios Uribe
Echeverry al Congreso de 1926 59 .
Por otra parte, la concepciórl de Uribe Uribe sobre ci papel de Ia enseñanza
agronómica y ci papei que en ella competfa al Ministerio de Agricultura en
tanto que instrumento de desarrollo agrIcola, habIa sido acogida por la SAC
con anterioridad al Congreso de 1911. Esta idea Sc enmarcaba on una preocu
pación por la difusión técnica que, aunque nienos insistente y exitosa que sus
otras iniciativas, iogrd prosperar en Ia creaciOn de escuelas agrIcolas, en la fa-
cuitad de agronomfa e incluso en algunos logros de mejorarniento técnico.
En una fecha tan temprana como 1907 la Sociedad de Agricultores de Co-
lombia llevó a cabo actividades relacionadas con la difusión en ci area agrope-
cuaria a través de la reaiización de ferias agropecuarias primero en Zipaquirá y
luego en Bogota para dar a conocer los mejores ejemplares de razas bovinas y
enseñar lo relacionado con la crIa y los cuidados del ganado; Francisco (ispina
por su parte, uno de los fundadores de la industria del café en ci departamento
de Cundinamarca y presidente y fundador de la Sociedad de Agricultores de Co-
ionibia, escribió varias obras técnicas de agricultura y sometiO a estudio las ba-
ses para la creaciOn, por medio de una Icy, de la Escuela Nacional de Agricul-
tura que después se convertirIa en ci Instituto Superior de Agricultura; la So-
ciedad de Productores de Café por su parte y luego la SAC a través de la Revista
Nacional de Agricultura informaban ampliamente sobre los diversos aspectos

Alejandro López, op. cit., P. 114.


Véase sobre esto Carlos Uribe Echeverry, El Tiempo. diciembre 2 de 1926. Para
una cliscusión sobre las opiniones de la SAC de algunos de los proyectos que empezaron a
discutirse en 1925, sobre esta materia véase: Revista Nacional de Agricultura septiembre-
octubre de 1926.

157
técnicos de Ia industria; también Ia SAC contrató a dos naturalistas con el ob-
jeto de estudiar las enfermedades del cafeto en ci pals y procurar los medios
para evitarlas y combatirlas; Aristides Forero luego presidente de Ia Sociedad
de Agricultores de Colombia esbozó un proyecto de ley que decretaba obliga-
toria La enseflanza de Ia agricultura on todas las escuelas prirnarias, superiores y
normales de varones costeadas con fondos püblicos; asl ci conjunto de pro-
puestas sobre educación agronómica que se tratarlan en el Congreso Agricola
de 1911 tenlan antecedentes que en alguna medida habian venido discutiéndo-
se dcsde 1904 60.
Pero esto no solo ocurrla con la Sociedad de Agricultores que tenia sede on
Eogoth: también las sociedades seccionales de agricultores tenfan una labor si-
milar; habria que recordar que después de fundada La Sociedad de Agricultores
se promovieron tarnbién con intensidad las creaciones de otras sociedades de
agricultores en todas las regiones clel pals (en ci cuadro anexo 111-2 puede ver-
se estc proceso).
Alrcdedor de 19 19-20 existIan más de 30 sociedades agrlcolas en diversas
partes del pals y luego hasta 1924 se habIan creado 38 sociedades de agricul-
tores más en varias ciudades y regiones nacionaies.
Estas sociedades regionales dcsempefiarlan un iniportante papel en las mi-
ciativas de difusión técnica. Asl, por ejemplo Ia Sociedad Antioquelia de Agri-
cultores solicitaba hacia 1914 ci establecimiento de escuelas de vetermaria sepa-
radas de las facultades de medicina y ciencias naturales, se preocupaba por Ia
difusión dc los mêtodos de cultivo del café precisamente a través de las obras
de Tulio Ospina.
La Sociedad Caldense de Agricultores por su parte, no solamente organizó
cooperativas de productores on Manizales y fundO aimacenes para ía yenta de
maquinaria y elementos agricoias a precio de costo, sino quc se encargd de
hacer pedidos de abonos quimicos para promocionarios entre los agricultores,
lo mismo que, herramientas, insecticidas, fungicidas, de modo que hacia 1929-
30 esta Sociedad podia informar que se habian importado niás de 200 apara-
tos para movilizar La agricultura, inás de 2.000 piezas de herramientas para tra-
bajar Ia tierra y para jardinerla más de 5.000 libras de insecticidas y fungicidas,
nuis de 300 máquinas agrlcoias como arados, cultivadoras, rastrilios, sembra-
doras, despulpadoras, etc., nids de 10.000 paquetes de semilas de hortalizas,
pastos, frutales, etc., ütilcs para Ia crla de cerdos, niàs de 1.000 libros de vete-
rinaria, Libros para La agricultura, y mds de 1 .000 árboles frutales; además se
ocupaba de La instrucción agricola y ganadera asl conlo de la educaciOn del
agricultor en la enseiianza del enipleo de Los abonos qulrnicos y de niaquinaria;
habfa que decir que esta Sociedad publicó una cdición de 7.000 ejemplares de
una cartilla sencilla para agricultura"

Sobre estas actividades véase Alvaro Cliapano, op. cit., y Fabiola Montaño, op.
cit., pp. 187 y ss.
"Sociedad de Agricultores de Antioquja" en Revista Nacional deAgricuftura, sep-
tienibre-diejembre de 1914 y Ia Sociedad Caldense de Agricititores. Informe de las labores

158
Las tareas en favor de la enseflanza de la educación agrIcola se imponen por
supuesto desde muy temprano; ya se habla anotado cômo Rafael Uribe Uribe
promociona la creación de facultades de agronomIa, la Sociedad de Agriculto-
res de Colombia y las sociedades seccionales como la de BolIvar insisten en la
creación de escuelas agrIcolas, etc. y a tItulo de ejemplo puede señalarse que
Uldarico Rozo en 1915 elaboraba un proyecto de Ley por la cual se fomenta
la agricultura nacional, en el que proponia la fundación de las estaciones agro-
nómicas en puntos precisos del pals segiin los cimas, acornpañada de una revista
que se denominarla El Agricultor colombiano; proponia también la creación de
una biblioteca agrIcola en la capital de la Repüblica y la obligaciOn por parte
del Ministerio de Agricultura de organizar exposiciones agrIcolas nacionales
cada tres años en Bogota, proponla también el establecimiento de un instituto
bacteriológico central lo suds pronto que fuera posible; todo esto se reflejarla
exactamente en leyes de 1915. Dc igual modo proponia un subsiclio para intro-
ducción de reproductores de ganado que consistIa en el 25% del costo total
de cada animal introducido; por supuesto esto no se logrô exactamente asi, pe-
ro se lograron exenciones para las importaciones62 .
Dc igual forma hacia 1924-25 la Sociedad de Agricultores emprende una
campafla para mejorar las siembras del algodon, proponiendo además la am-
pliación de la Sociedad para todos aquellos que estuvieran interesados en ci
cultivo y beneficio de esta fibra que constarfa de un grupo de agricultores que
se comprometieran por escrito a sembrar el algodón; la Sociedad por su parte se
encargaba de enviar instrucciones para Ia constitución de centros de cultivo y
plantas desmotadoras, asf como semilas seleccionadas y al rnismo tiempo
competIa a diversos bancos, para la flnanciación de estas actividades63 -
No menos importantes fueron las actividades de la SAC respecto de la difu-
sión de publicaciones que permitian acercarse a los agricultores y promover los
conocimientos tanto técnicos como aquellos en materia de politica agropecua-
na; además de la Revista Nacional de Agricultura, también se publicaron otras
revistas por parte de la Sociedades regionales como la Revista de Agricultura
del Gauca creada en 1918, Ia Revista de Agricultura de Antioquia, el Boletin
de la Cooperativa Bananera del Magdalena en 1931, el Boletn Agrfcola de la
Sociedad de Agricultores del Atlántico y varios periódicos la mayorIa de los
cuales estdn asociados por supuesto a la familia Ospina. AsI por ejemplo, en
1892 Tulio Ospina crea El Investigador, Semanarfo de Industrias. Minas e In-
genieria: también en 1925 el propio Tulio Ospina crea Antioquia Agrcola
como boletIn de la Sociedad Antioquefla de Agricultores; Maniano Ospina
Visquez y Maniano Ospina Perez crearán la Revista C'afetera de C'olombia en

de la Sociedad Caldense de Agricultores durante el aao de 1929-1930 y 1931 Revista


Nacional drgano de la Sociedad caldense de Agricultores y de la Estación AgrIcola Depax-
tamental, La Frontera 1931. También Boletin de Agricultura y Estadistica órgano de la
oficina departamentai del ramo del departamento de Caldas, Manizales, abril de 1930.
Revista Nacional de Agricultura, noviembre de 1915.
PeriddicoElTiempo, enero4 de 1925.

159
1928, por mencjonar sOlo los directamente relacionados con el sector agrope-
cuario en estos aflos.
AsI pues, durante este perlodo la Sociedad de Agricultores se ocupará fun-
danientaimente de los canales de acceso a las decisiones de poiftica agrIcola
y de los estImulos estatales para ci desarrollo de la agricultura y secundaria-
mente de la educaciOn agronómica y la difusión técnica.
[-lasta cierto punto, resulta sorprendente que la Sociedad no se haya ocupa-
do en mayor medida de algunos tópicos que con insistencia aparecen en las
discusiones püblicas después de 1910 y que tienen que ver con los escenarios
sociales del desarrollo agrario.
En particular habrla que interrogarse por qué la SAC estuvo alejada de los
grandes debates de los afios 20, exceptuando la Ley de Emergencia; de hecho,
no hay, en toda la literatura revisada prácticamènte ningün pronunciamiento
sabre ci tema de los bald los, que fue uno de los puntos de controversia entre
1920 y 1930; se encuentran muy pocas apreciaciones sabre el tema de los
conflictos agrarios y su intervenciOn en el debate. Sobre la Ley de Emergencia
acabó inciinándose a desgano a favor del gobierno; la explicaciOn quizás se
encuentre en una peculiar actitud del gremio frente al quehacer polItico. 1-Ic-
mos dicho que como gremio, la Sociedad de Agricultores se empefló en tener
una presencia permanente en y frente al Estado pero conservO una postura ha-
sicamente neutral a los alinderamientos doctrinarios o partidistas corrientes
en ci escenario de la vida polItica.
Dc hecho, aquellos temas sociales relacionados con la agricuitura, se articu-
laban, durante los años veinte, con posiciones partidistas frente a las cuales, a
pesar de algunos debates mtemos, ci gremio se mantuvo a una cauteiosa distan-
cia. No obstante, hubo algunos intentos por hacer de la SAC un movimiento
politico. En efecto, desde 1911 cuando fueron presentadas a las Cámaras Le-
gislativas las conclusiones del Congreso Agrlcola de este año en Ia forma de
proyectos de icy, y ante ci hecho de que la mesa directiva de la Cémara nunca
las puso en ci orden del dia para considerarlas, el presidente de la Sociedad de
Agricultores, Francisco Ospiia Alvarez creyó que estos esfuerzos del Congreso
AgrIcola habIan sido mirados "con desdén y desprecio por los representantes
del pueblo constituidos en cuerpo icgisiativo" y ilamaba entonces la atención
a la participación en poiItica: "es una necesidad de la cual ya no podemos pres-
cindir, ci que los agricultores e industriales de todo ci pals formen un cuerpo
militante para obrar en ci campo eleccionario con ci fin de ilevar a los Congre-
SOS nacionales hombres desinteresados y patriotas que se asimilen al nivel inte-
lectual y moral de los señores delegados al Congreso Agrlcola pasado, para que

64. Véase Angela de Caldas, Publicaciones peribdicar y organismos agropecuarios co-


lombianos 188 7-1963, Universidad de Antioquia, Escuela Interamericana de bibliotecolo-
gla, MedellIn, 1964; para una reseña de las diversas publicaciones agropecuarias de este
perlodo.

160
se concreten en sus labores solo al estudio de los problemas que interesan a la
patria"65 .
Guilermo Ortiz Williamson, por su parte, en 1913, seflalando lo que consi-
deraba la inutilidad de Ia poiltica advertIa: "conviene tenet en cuenta que la
guerra de la division rutinaria y envejecida entre los agricultores por cuestión
de apellidos politicos, es contraria a los intereses permanentes del gremio; con
ella no ganamos nada y solo nos produce anarquIa, esclavitud y miseria... el
nombre de conservador o liberal no le proporciona al obrero y al agricultor el
pan de cada dia; cuando se trata de saber lo que conviene al interés de los agri-
cultores se debe recurrir a sus representantes legItimos, porque nadie actüa
contra su negocio. Los agricultores, rojos o azules, somos los que removemos
la tierra, sembramos, llevainos ci grano a los mercados y el dinero al tesoro pCi-
blico luchando contra las fuerzas ciegas de la naturaleza y el dominio egoIsta
de las clases dirigentes; nosotros hemos convertido en fuentes del presupuesto
nacional los terrenos incultos y palüdicos rindiendo el tributo a los que nos
66
atacan sin tregua".
Y agregaba que era necesario intervenir en la campafla electoral "para ilevar
a los cuerpos legislativos representantes auténticos del gremio que conozcan y
defiendan sus intereses y que conviertan en labor sustantiva la labor objetiva
67
de las 95 conclusiones del Congreso AgrIcola"
Fidel Peláez por su parte, presidente de la Sociedad de Agricultores del Toli-
ma solicitaba una ley electoral que permitiera la representación de los gremios,
pero que a falta de ella se debia motivar a los agricultores para que votaran
por aquellos que estuvieran en condiciones de poder representar los intereses
agrIcolas.68
Entre 1911 y 1914 es en verdad persistente la preocupación de los agriculto-
res por mecanismos que les permitan actuar en el campo de Ia polItica agraria
dejando de [ado "el culto de los odios seculares y de las gloriosas hegemonfas",
puesto que "para representar el gremio agrIcola de nada significa el color po-
litico de los candidatos"; la aprobación de diversos proyectos de Icy relaciona-
dos con las aduanas, con la enseñanza agricola, la creación del Ministerio de
Agricultura, etc. debiá de disminuir el interés de los agricultores por participar
en la politica; sin embargo hacia 1919 reaparece claramente esta preocupación;
son diversas las manifestaciones en el sentido de que las promesas de los aspi-
rantes a representaciones püblicas se buscan con ci apoyo de los agricultores
pero que en la labor parlamentaria no hay renglones suficientes y decisivos para
ci progreso de la agricultura; la Revista Nacional advertIa, pues: "hemos resuel-
to asumir una actitud defensiva que juzgamos muy conveniente para la patria;
boy hacemos un l!amamiento formal y sincero a todos los agricultores de la

Revista Nacional de Agriculture septiembre de 1911.


Revista Nacional de Agriculture, abril de 1913.
Guillermo Ortiz Williamson en Revista Nacional de ,4gricultura, abril de 1913.
Revista Nacional deAgricultura, marzo de 1913.

161
repblica y muy especialmente a las treinta sociedades agrIcolas que nos han
hecho el honor, agradecido de veras por nosotros, de secundarnos en anhelos
y aspiraciones, para que organicen una campafla definitiva con el principal
objeto que lo demás vendrá por consecuencia iógica— de obtener buena y sin-
cera representación en los concejos, asambleas y congreso; para eso es preciso
aunar fuerzas de tal modo que a la hora del sufragio podanios decidir en favor
de personalidades de linipios antecedentes, de reconocido y elevado patriotis-
mo y de ideas patri6ticas"59 .
Desde 1915, por otra parte, se venia ventilando la idea de la conformación
de un partido agrario; incluso en 1925 todavIa se discutIa la posibilidad de que se
nombrara a! doctor Ortiz Williamson corno candidato por ci sector liberal, pero
la "junta directiva consecuente con la ilnea de conducta observada por la Socie-
dad respecto a la participación en polltica activa, resuelve prescindir de hacer
argumentaciones relacionadas con candidaturas para representantes de los direc-
tores de los partidos", por estas consideraciones la Junta negó la propuesta. 70
Con todo el interés de los agricultores por organizarse como partido agrarlo
o al menos para intervenir directamente en las elecciones con can didatos pro-
pios nunca fructificó, aunque ello dio lugar por cierto a innumerables discusio-
nes en Ia mesa directiva de la Sociedad de Agricultores especialmente entre
1911 y 1914 y entre 1919 y 1921; por supuesto, la no participación directa p0-
iltica no eximió a la SAC de asumir posiciones en un tono que inostraba bien
sus alineamientos.
Ya se ha sefialado que hacia 1913 la SAC presentó al Congreso, recogiendo
las propuestas del Congreso AgrIcola Nacional, en 1911, ci proyecto de ley que
consagra ci principio de derecho constitucional moderno de garantizar la pro-
piedad privada en casos de guerra interior o exterior; sin embargo, ni en la Re-
vista Nacional de Agricultura, ni en los archivos de la Sociedad se encuentran
posiciones respecto de los derechos de propiedad antes de 1919 - 1920; quizás
ello responda a que todavia no se habIan presentado de manera amplia los con-
flictos agrarios que caracterizarIan los aflos veinte. En la sesión de la Junta Di-
rectiva del 23 de julio de 1918, se trataron problemas presentados por propieta-
rios de grandes extensiones de tierra, quienes se quejaban de que "personas mal
intencionadas aconsejaban a sus colonos diciéndoles que sus tierras tenfan ca-
rácter de bald los y por tanto no deblan de pagar ningtiin tributo a los hacenda-
dos; los colonos a su vez por mdtodos de hecho desconoclan a sus patronos y
se apropiaban de las parcelas; la Sociedad de Agricultores envió un memorial al
Presidente de la Repüblica, a los ministros y magistrados pidiendo que se hicie-
ran respetar los derechos de propiedad de los hacendados y por supuesto se
publicaran varios articulos en la Revista Nacional de Agricultura del segundo
semestre de 1918; sin embargo, la primera referencia precisa que se encuentra
sobre este tema, la priniera posición claramente asumida en este sentido ocurre

Revista Nacional de Agriculture, febrero de 1919.


Libro de actas, 1925.

162 -.
cuando en 1923 se presentan en la Cáxnara Legislativa varios proyectos de icy
relacionados con salario mlninio, protección a los agricultores, sobre regimen
agrario y coionización interior. A este respecto la SAC opinaba que, puesto que
el proyecto establecIa que el patron debia pagar un jornal de 60 centavos dia-
rios inclusive los domingos, más la alimentación a cada uno de los obreros y
peones, ello simplemente se traducirIa en desempleo y que más valIa dejar los
salarios a La inmutable ley de la oferta y la demanda "honda alarma ha produ-
cido en todas las clases sociales La sola idea de que aquellos proyectos se traduz-
can en leyes" es preciso agregaba "que todas las sociedades de agricultores del
pals, los industriales grandes y pequeños y en fin los colonibianos que tienen
algo que perder, se esfuercen por contrarrestar el empuje socialista, que traten
de reprimir a los que aspiran continuar representando a Ia nación y ganando
popularidad por estos medios" y perentoriamente, la Sociedad advertIa: "La
Sociedad de Agricultores de Colombia siempre ha esquivado rnezclarse en p0-
iItica, pero hoy La necesidad de defender La industria agrIcola le impone el de-
ber de hacer un liamarniento a las sociedacies filiales de esta, para que poniendo
en práctica su lema de Ia union hace la fuerza, formen la unidad agraria y prin-
cipien a tomar las medidas que crean necesarias para impedir que a las cámaras,
las asambleas y los concejos municipales vayan individuos que en alguna forma
traten de desquiciar ci orden social ya que son los agricultores que con su tra-
bajo y su dinero sostienen este y los que en definitiva disponen en las eleccio-
nes del mayor nijmero de votos para elegir sus representantes en aquellas corpo-
raciones"71 .
Y La propia Junta emitIa una proposición en la que se solicitaba al Congreso
Nacional se sirviera suspender indefinidamente la consideración de los proyec-
tos expresados considerando "que dichos proyectos convertidos en leyes serIan
peligrosos para el derecho de propiedad, para Ia tranquiidad social, para La
marcha normal de los negocios, y para ci desarrollo industrial que tanto necesi-
tan los trabajadores" y señalaba enseguida que para ci proletario es niucho me-
jor una cooperación amistosa entre los empresarios y trabaj adores que iniciar
una guerra contra los primeros La cual trala como consecuencia inevitable "el
abandono de La agricultura, el atraso de todas las industrias y la miseria gene-
ral"72 .
La Sociedad Antioquena de Agricultura por su parte a través de su presiden-
te Estanislao Gómez Barrientos, de Ricardo Restrepo, de Marco Antonio Sala-
zar, Rafael Ospina Perez, Manuel J. Alvarez y otros se pronunciaba igualmen-
te contra los proyectos de icy puesto que esto "conduciria al despojo del propie-
tario, a perturbar La marcha normal de las empresas de diferentes tipos de indus-
tria a su mengua, parálisis y ruina principalmente de los establecimientos agri-
colas de frutos de exportación como el caf6"73 .

Revista Nacional deAgricultura, septiembre-octubre de 1923, p. 68.


Revista Nacional de Agricultura, septiembre-octubre de 1923.
Revista Nacional de Agricultura, septiembre-octubre de 1923, p. 27.

163
Con todo, serIa especialmente después de 1925 cuando comienzan a eviden-
ciarse en ci pals los sIntomas del malestar rural, particularmente en las hacien-
das cafeteras y asociados fundamentalmente a la consecución de mejores con-
diciones de trabajo para los arrendatarios; sin embargo seria la icy de enlergen-
cia y especialmente ci boom posterior a 1924 Jo que pondria en ci tapete
de las discusiones pcibiicas el problema de la propiedad agudizãndose aün más
este debate por ci desarroilo de los conflictos agrarios que empiezan a manifes-
tarse de manera violenta desde 1927-29; pero ci contexto de la vida poiitica
ya empezaba a modificarse en estos años, restándole espacio a la Sociedad res-
pecto de su capacidad de presión sobre ci Estado, como se vera más adelante.
Ciertamente, en ci perlodo comprendido entre la fundación de la Sociedad
de Productores de Cafe y la Ley de Emergencia, ci escenario social rural se man-
tendrá sin tensiones mayores, salvo una que otra manifestación esporádica; ci eje
de la acción del Estado, sobre la agricultura, por otra parte, se situará más en el
terreno de la protección que en ci de los conflictos sobre la propiedad que
habian de caracterizar los altos treinta y cuarenta y que establecian al menos
durante aigunos aflos, fronteras bien definidas entre los partidos politicos. En
aquel contexto de protección y en ci que no hay nada esencial que induzca en
ci gremio tensiones polIticas o doctrinarias internas, resuita fácil la unificación
de intereses en su propio beneficlo. La sociedad rural después de 1925, por el
contrario, vera confluir Ia agitación campesina, los pauiatinos cambios en el
carácter politico del Estado y después de 1930, un distanciamiento pronuncia-
do entre los partidos especialmente respecto del tratamiento del malestar rural
y de los caminos para ci desarrollo agrario, en cuyo centro estará ci debate so-
bre la función de la propiedad. El nuevo orden politico no dejará de interpo-
nerse en los propósitos de la Sociedad desplazando ci espacio de la politica
agricoia al terreno de las controversias polIticas y doctrinarias que empujarán
a la Sociedad de Agricultores al campo de las luchas sociales.

164
ANEXO 111 - I

ROLES EMPRESARIALES Y EJECUTIVOS DESEMPE$ADOS POR MIEMBROS DE LA


FAMILIA OSPINA EN GREMIOS Y ENTIDADES DEL PALS

Año Gremlo, Instituto: Nombre: Calidad Duración:

1907 Sociedad Colombiana de Ingenieros Sebastian Ospina B. Socio 1907 - (1)


1914 Sociedad Antioquefla de Agricultores Tulio Ospina V. Eundador 1914 -
Presidente 1914 -
1918 Sociedad Colombiana de Ingenieros Francisco Ospina liernal Socio 1918 - (1)
1918 Sociedad Antioqueña de Agricultores Mariano Ospina Perez Vice-presidente 1919 -
1922 Sociedad Colombiana de Ingenieros Pedro Nel Ospina Presidente Honorario 1922 -
1924 Banco de Ia Repüblica Mariano Ospina Vásquez Primer Secretario 1924 —1927
1926 Sociedad Colombiana de Ingenieros Mariano Ospina Perez Presidente Honorario 1926 -
1927 Federación Nacional de Cafeteros Daniel Uribe botero Co-fundador
Mariano Ospina Perez Co-fundador
Rafael Ospina Perez Co-fundador
1927 Sociedad Antioquefla de Agricultores Rafael Ospina Perez Presidente 1927 -
1928 Banco de Ia Repüblica Mariano Ospina VCsquez Sub-gerente Secretario 1928 —1941
1928 FEDECAFE Mariano Ospina Vásquez Primer presidente 1928 —1931
1928 FEDECAFE Comité Antioquia Mariano Ospina Perez Principal 1928 -
Daniel Uribe Botero Principal 1928 -
1928 FEDECAFE Comité VaUe Sebastian Ospina Bernal Suplente 1928 -
Año Gremio, Instituto: Nombre: Calidad: Duración:
1929 Acueducto Municipal de Cali Francisco Ospina Bernal Ingeniero 1929 -
1929 FEDECAFE Comité Cundinamarca Jorge Obando Lombana Principal 1929 -
1929 FEDECAFE Comité Antioquia Rafael Ospina Perez Suplente Presidente 1929 -
1929 FEDECAFE Comité Antioquia Alfonso Gaviria Ospina Principal 1929 —1931
1929 FEDECAFE Comité Antioquia Mariano Ospina Perez Presidente 1929 -
1929 FEDECAFE Comité Antioquia Daniel Uribe Botero Vice-presidente 1929 -
1929 FEDECAFE Cornité Valle Sebastian Ospina Bernal Principal 1929 -
1930 FEDECAFE Comité Valle Mariano Ospina Perez Gerente 1930 —1935
1931 FEDECAFE Comité Antioquia Daniel Uribe Botero Presidente 1931 -
1931 FEDECAFE Comité Antioquia Rafael Ospina Perez Principal 1931 -
1931 FEDECAFE Comité Cundinamarca Jorge Obando Lombana Principal 1931 -
1931 FEDECAFE Comité Valle Sebastian Ospina Bernal Primer Vice-presidente 1931 -
1932 Asociación Colombiana de Mineros Ospina Hermanos Socio Clase B. 1932 -
Jorge Ospina Perez Socio individual 1932 —1936
Tulio Ospina Perez Socio individual 1932 -
Mariano Ospina Perez Socio individual 1932 -
Pedro Nei Ospina V. (Hijo) Socio individual 1932 -
Salvador Navarro M. Socio individual 1932 -
Guillermo Greiffenstejn Socio individual 1932 -
1933 FEDECAFE Comité Antioquia Pedro Nel Ospina V. Presidente 1933 -
1933 FEDECAFE Comité Antioquia Rafael Ospina Perez Principal 1933 -
1933 FEDECAFE Comité Cundinarnarca Jorge Obando Lombana Vice-presidente 1933 —1935
Aüo Gremio, Instituto: Nombre: Calidad: Duración:

1933 FEDECAFE Comité Valle Sebastian Ospina lernal Vice-presidente 1933 —1936
y presidente
1933 Asociación Colombiana de Mineros Tulio Ospina Perez Principal 1932 -
1933 Sociedad Colombiana de Ingenieros Sebastian Ospina Bernal Socio Vitalicio 1933 -
1933 Sociedad Colombiana de Ingenieros Francisco Ospina Berna] Socio Vitalicio 1933 - (1)
1934 FEDECAFE ComitC Antioquia Pedro Ne! Ospina V. Principal 1934 -
1935 Sociedad Colombiana de Ingenieros Mariano Ospina Perez Presidente 1935 -
1935 FEDECAFE Comité Antioquia Francisco Navarro 0. 1935 —1937
1935 Asociación Colombiana de Mineros Tulio Ospina Perez Presidente 1935 -1938
1937 FEDECAFE Comité Nacional Jorge Obando Lombana Principal y Suplente 1937 - 1942
1937 FEDECAFE Coniité Nacional Mariano Ospina Perez Principal 1937 1938
1937 Sociedad Colombiana de Ingenieros Mariano Ospina Perez Principal 1937 -
1938 FEDECAFE Cornité Antioquia Daniel Uribe Botero Suplente 1938 - 1940
1938 Asociación Colombiana de Mineros Tulio Ospina Perez Principal 1938 -1945
1939 FEDECAFE ComitC Antioquia Bernardo Ospina Villa Principal y suplente 1939 —1943
1939 Asociación Colonibiana de Mineros Mariano Ospina Vásquez Socio individual 1939 - 1941
1940 Asociación Colombiana de Mineros lgnacio Navarro Ospina Principal 1940
- 1940 Federación Minera Mariano Ospina Vásquez Primer presidente 1940 -
1942 FEDECAFE Comité Antioquia Francisco Ospina Perez Suplente 1942 - 1943
1944 Sociedad de Agricultores de Colombia DarIo Navarro Ospina Socio 1944 -
Año Gremio, Instituto: Nombre: Calidaci: Duración:
00

1944 Sociedad Antioquena de Agricultores Francisco Ospina Perez Presidente 1944 -


1945 FEDECAFE Cornité Antioquia Bernardo Ospina Villa Principal 1945 —46
1945 FEDECAFE Comité Antioquia Luis Navarro Ospina Suplente 1945 —46
1945 FEDECAFE Comité Antioquia Francisco Ospina Perez Principal 1945 —46
1945 FEDECAFE Cornité Antioquia Tulio Ospina Perez Suplente 1945 —46
1946 Sociedad Colombiana de Ingenieros Mariano Ospina Perez Presidente Honorario 1946 -
1947 FEDECAFE CornitC Antioquia DarIo Navarro Ospina Suplente 1947 -
1949 FEDECAFE CornitC Valle Sebastiüii Ospina Bernai Principal 1949 —1951
1952 Sociedad Colombiana de Ingenieros Carlos Ospina Delgado 1952 - 1953
1953 Asociacióii Colombiana de Ganaderos Pedro Nel Ospina Vásquez 1953 -
1954 FEDECAFE Comité Valle Carlos Ospina Delgado Principal 1954 - 1957
1954 FEDECAFE ComitC Nacional Mariano Ospina Perez Principal 1954 - 1957
FUENTIS Anales de Ia Sociedad Colombiana de Ingenieros Bogota. 1887-1919, 1929-1942, 19434959, Agriculture colo,nhjana, órga-
no de Ia Sociedad de Agricultores de Colombia, Bogota. Revisra dci Banco de Ia Rep(iblica Bogota: Volâmenes I a XXIII 1928-1950.
Rei'ista ('ajeicra c/C Colombia, Bogota: 1928-1958. MinerIa, órgano de Ia Asociación Colombiana de Minoros, MedellIn: N(irneros I a
136, 1932-1946.
Tornado de: Erncsto Ram Ircz, op. cit.
ANEXO 111-2

CRONOLOGIA DE LA FUNDACION DE SOCIEDADES DE


AGRICULTORES Y AGREMIACIONES AGROPECUARIAS
1904 - 1927 *

1904 Sociedad de Productores de Café


1906 Sociedad de Agricultores de Colombia
1911 Fundación Sociedad de Agricultores
San Marcos - BolIvar (1)
Benefactor: Anselmo Percy
lnstalación Junta Departamental de Agricultores de Cücuta
Presidente: Generaiiusto L. Durch (1)

Junio

lnstalación de la Junta de Agricultores de Cartagena


Organización Junta de Guaduas
Presidente: Epifanio Gu tidrrez (1)
lnstalación Junta de CaparrapI
(Sin detalles)

Jun io

Creación de la Junta Departamental de Agricultores del Tolima.


Petición para la creación de la Junta Municipal de Agricultores.
Proyecto estructura para Junta Departamentales
Presidente: Fidel Peláez (2)
Sociedad de Agricultores de Bolfvar (2)

1912 Abril

Convocatoria a Congreso Agricola. Sc proyecta la creación de Minagri-


cultura y fundación facultad agronomia (1).
Petición al gobierno de la creación de Minagricultura
Congreso AgrIcola excita a la fonnacióri de Juntas Departamentales y
Municipales para la formación de Ia Union A'acional de Agricultura (1)
1913 Incitación a Gobernadores (departamentos) para la creación y organiza-
ciOn de Juntas Agricolas Municipales

* (Los nárneros entre paréntesis corresponden a las fuentes Listadas at final).

169
Trabajaron para su organizacián: Antioquia, Huila, Tolima y Norte de
Santander (7)
1914 Sociedad de Agricultores de Antioquia
Presidente: Tulio Ospina
1915 Fundación de Sociedades de agricultores dependientes de la SAC
Santa Marta denominada "La Bogotana"
Iniciativa: Antonio Borda Carrizosa
Intendencia del Meta:
Iniciativa de: Cesáreo Pardo
Se trata de organizar la Sociedad de Agricultores de Buga en el Valle.
1916 Organizaciôn de Sociedades de Agricultores en I3oyacá y creación de
nuevas en otras ciudades (7)
CompanIa Colombiana de Ganaderos (Bogota)
- mejora de CrIas
- compraventa de ganado
ejecuciones bancarias (préstamos, giros, etc.)
Gerente: Nernesio Camacho
1917 Reorganización Sociedad de Agricultores de Boyacá por Pablo RarnIrez.
Constitución de otras en varios municipios del Norte
Fundación de Sociedad en Labranza Grande y Lebrija
Existente ya la Sociedad de Agricultores de Cali, all Ilega una comisión
de Chile para intercambiar productos.
Promoción para organizar Junta Ad-honorem con el nombre de Junta
Nacional de Fornento Agricola y Cornercial
Integrada por.Min-agricultura y Comercio (Presidente), Presidente de la
Sociedad de Agricultores, Presidente de la Cdniara de Comercio de Bo-
gotá
Pronioción para organización de otras Juntas en capitales departamen-
- tales con autoridades departamen tales respectivas
Estudio situación agrIcola de cada region
- Causas depresiOn agricultura
Medidas para corregir ese nial
- Reducción de tarifas de transporte a vIveres de centros productores a
centros consurnidores (8)

1918 Mayo22

ConstituciOn de la Junta Patriótica


Presidente: Simon Araájo
Vice presidente: Eduardo Lopez
Secretario: JesUs del Corral
Se ocupa de problemas tales corno crisis fiscal, econOrnica y monetaria

170 -
e
3 comisiones representantes de la barica, la agricultura, el cornercio, la
industria
Presentación rnformes semanales, sobre estudios y soluciones a proble-
mas nacionales, y los que sobrevengan con Ia finalizaciOn de la guerra
14-18 (8)
1919 Sociedad de Agricultores de la zona bananera
Cienaga,abril 17
Pres: Martin Salcedo (5)
- En febrero se constata la existencia de 300 sociedades de agricultores
en todo ci pals.
1922 Fundación Sociedad Colombiana de Agronomla y Veterinaria
14 rniembros
Objetivos: Solidaridad grernial
Rcglamentación ejercicio de la profesión y sustitutos
Creación estaciones experimentales
intervención polItica agraria
Distanciarniento—disparidad oficios (9)
1923 Fusion Mm-agricultura y Comercio con Min-industrias
1924 Acogida del gobernador de Atlántico para Ia fundación de la Sociedad
de Agricultores del Atlántico, por thiciativa del Secretario de la SAC
Se sabe de la existencia de las Sociedades de Medellmn y Manizales. (7)
1926 Sociedades de Agricultores
ArtIculo 31 de la Ley 74 de 1926
Fornento de la agricultura (9)
38 Sociedades de Agricultores en varias ciudades en 5 aflos
de accrdo a la necesidad de la regiOn (7).

1927 Julio

Ministerio de industrias
BoletIn de Agricultura
Decreto: Ley 74 de 1926.
- Fornento a la agricultura
- Creación Instituto Nacional de Agronomia
Estudios superiores
InvestigaciOn (9)
Gratijas Agr lcolas (experime ntales)
Sociedad de Agricultores Caldense y de Boyacá
Existe ya la Sociedad de Agricultores Antioquena (6)
Federación Nacional de Cafeteros

171
U4YT14L:A iGtrr -1
aloe -
FUENTES:

RNA Septiembre 1911, págs. 291 a 293


Mayo—Junio 1914, pâg. 385
Noviembrede 1915, pág. 595
Diciembre 1917, pág. 1371
Febrero 1919
Diciembre 1927, pág. 104
Rafael Flôrez "Informe..." pág. 16-23
Libros de Actas 1907-1925 delaSAC
Daniel Maclas "La Agronomia en Colombia"

172
CapItulo IV

En defensa de la propiedad
(1927-1950)
Durante los años que van de 1925 a 1950, el pals experimentó los fenóme-
nos propios de la transición hacia la modernidad. Modificaciones profundas del
regimen agrario heredado del Siglo XIX, una larga y casi ininterrunipida con-
moción social en el campo que desde el malestar rural de fines de los aflos vein-
te hasta los aflos de la violencia, no hará rnás que expresar las nuevas terisiones
sociales y poilticas surgidas del desajuste entre los cambios económicos y un
orden poiltico-institucional que unos se empefian en transformar y otros en
conservar, pugnas violentas por el control del Estado que no son ya los viejos
conflictos puramente partidistas sino oposiciones sobre cónio concebir, dirigir
o controlar ci sistenia social, oposiciones en las cuales la cuestión agraria
(entendiendo por tal las formas de desarrollo del campo y el papel que en ese
desarrollo ha de tener la propiedad) y la legislaciôn en torno a ella juegan un
papel central.
Aunque todavIa ignoramos gran parte de las dimensiones pollticas que tuvie-
ron los acontecimientos de estos años (las luchas agrarias, las leyes de tierras,
la "Revolución en Marcha", "La Violencia") poca duda cabe sobre que esos acon-
tecjmjentos y las diversas maneras de encararlos (y aün de heredar sus conse-
cuencias) significaron formulas poilticas e institucionales que lejos de ser
apenas parte de la historia, aün gravitan sobre la vida nacional.
Las diversas fases del perIodo 1925-1950, "La Prosperidad al Debe", "La
Repáblica Liberal", "La Revolución en Marcha", "La Pausa de Santos" y final-
mente "La Violencia", atm para ci observador más desprevenido, no son más que
un Kilo continuo, en ci que, en definitiva, la sociedad colombiana se verla
obligada a buscar una formula para acomodarse al nuevo escenario, oscilando
entre la reacciOn, la transacción de compromiso o la reforma. En estas conti-
nuas oscilaciones, el papel de las demandas sociales surgidas del campesinado

175
o de los sectores urbanos no podlan ya set, corno en los decenios anteriores,
ignoradas por ci Estado o por los partidos. PodIan set reprimidas o interpreta-
das, pero en todo caso no ignoradas y es la actitud frente a ellas lo que no
solo deslinda las posturas de los partidos respecto del Estado, sino que obligan
a modificar la propia acción Estatal, que no puede ya descansar sobre una
estructura de poder ligada en forma inniediata a los intereses de los grupos
poderosos sin pasar por la interpretación y/o mediación, de las demandas de los
sectores populares y thin de las organizaciones gremiales cuyos intereses co-
mienzan a diversificarse.
Si on los perIodos anteriores la Sociedad de Agricultores limitaba su quehacer
gremial a la promoción de la técnica a a la orientación de pollticas económicas
favorables, en este nuevo escenario tendrla que enfrentar ci clima de reformas
politicas e institucionales y por supuesto una legislación agraria que por primera
vez, asI fuera timidamente, no solo cuestionaba la propiedad sino el orden social
fundado sobre la. propiedad. A ello habrla que agregar la emergencia de un Estado
más intervencionista pero por ello mismo más inediaclor entre los diferentes
sectores lo que habrla de reflejarse en un debifitamiento del margen de acción
que sobre el Estado liabla tenido el gremio en los decenios anteriores.
La propia diversificaciOn del aparato productivo, por otra parte, conileva ci
surgimiento de otras organizaciones gremiales, cicadas sobre todo en los atlas
cuarenta, lo que implicarla a menudo conflictos entre los gremios no solo abe-
dedor de las reformas o contra-reformas, sino abededor de aspectos parciales
de Ia poiltica econórnica. Debilitamiento de su poder frente al Estado y violen-
ta oposición al clima de reformas serán los elemcntos que caracterizarlan a la
Sociedad en estos atlas, lo que en definitiva no expresa más que el resquebra-
jarniento de Ia que Antonio Garcia ilamara la "Repliblica Setlorial" fundada
en sus aspectos sociales, institucionales, económicos y polIticos, sobre la pro-
piedad territorial, resquebrajamiento que comenzarIa a evidenciarse desde me-
diados de los aflos veinte.

- "Dc la Prospericiad a! Debe" a la Gran Crisis

Desde comienzos de los atlas veinte y por primera vez on la historia del pals,
se verIa una afortunada confluencia de factores que perniitirIan superar, al me-
nos durante algunos atlos —pocos pero suficientes para desencadenar el auge—
Ia tradicional escasez de recursos externos que harlan posible la financiación
de un programa masivo de obras püblicas. "Dc un dIa para otro —escribIa Aifon-
so Lopez Pumarejo on 1926— Colombia ha pasado de la economla del deficit,
en que vivió durante un siglo. a la economIa del superávit, que boy Ilena de pro-
mesas de prosperidad a las gentes bien informadas"1 .

1. Alfonso Ldpez Puinarejo: El Tiempo, BogotI, enero lo. de 1926.

176
En efecto, habIan coincidido una expansion exportadora y ci mejoranhien
to de la relación de precios de intercambio, una ampliación del Imanciarniento
externo y los recursos provenientes de la indemnización de Panama, para dar
lugar a una mayor capacidad de gasto püblico y de importaciones que estarán
en Ia base de la expansiOn económica provocada por la orientaciOn del gasto
hacia las obras pliblicas y por el crecimiento industrial posibilitado sobre todo
por la bonanza de divisas.
Entre 1925 y 1929 el coeficiente de inversiOn se mantuvo en un promeclio
de 26% y en la industria alcanzó ci 48o en contraste con hi agricultura que
solo alcanzó un coeficiente de 13.4l'o; entre 1925 y 1930, el capital represen-
tado en maquinaria y equipo creció en un 501/o, muy por encima de La tasa de
crecirniento del producto, lo que se resolvió en un exceso de capacidad instala-
da que contribuirIa a la expansion industrial en los priineros afios del decenio
siguiente. El crecimiento de la producciOn, si bien no se correspondió en tér-
minos de magnitud con las tasas de inversion, experimentó en todo caso au-
mentos de significación. Entre 1925 y 1929, ci Producto Bruto del sector
agropecuario se incrementó en un 20.2Yo, el del sector manufacturero en un
19.2%, el de la minerIa en 334.3Yo, el de la construcción en un 146% y en
76'o ci de transportes2 .
Por otra parte, entre 1925 y 1929, la tasa de crecimiento anual del Producto
Bruto por habitante alcanzó la cifra de 5.2%, la más aita de Ia historia del pals,
mientras ci Producto total creció al 7.70/0 anual, también uno de los rnás rápi-
dos crecimientos a lo largo del Siglo XX. Estas magnitudes no eran desdenables
en una econornia que hacia 1925 alcanzaba en promedio 115 dólares de ingreso
por habitante, uno de los imis bajos en America Latina y en un pals que ocua-
ha más de las tres cuartas partes de los 6.7 millones de habitantes a actividades
agrIcolas3 .
SerIa el desarrollo de las vIas de comunicaciOn lo que al tiempo que propiciO
el auge, precipitarIa los canibios más significativos de este periodo. Desde co-
mienzos de los afios veinte, se indicaba de rnanera persistente por los observa-
dores de la epoca cómo la principal lirnitaciOn de la econornia nacional era la
carencia de un sistema articulado de medios de transporte para la productos

2. CEPAL, El Desarrollo económico de Colombia, Naciones Unidas, Mexico, 1957


pp. 12 y siguientes.
Las mejores fuentes de estadfsticas P01 este periodo en Joelle Diot: "Colombia
ecoriómica 1923-1929", DANE: Boletin NacionaldeEstadistica No. 300, julio de 1976.
Sobre ci endeudamicinto véase Juan José EchavarrIa "La Deuda Externa Colombiana
durante los veinte y los treinta: algunas ensebanzas para el presente". Revista Covuntura
Econdmica, FEDESARROLLO, julio de 1982. Para las inversiones pdhlicas y el papel del
Estado, Bernardo Tovar. La Intervenciôn Econômica del Estado en Colombia, 1914-1936,
Banco Popular, Bogota, 1984. En cuanto a los ferrocarriles Wiffiam P. Greevy, I-If storia
Econôpnica c/c Colombia 1845-1930 Ed. Tercer Mundo, Bogota, 1975. El crecimiento
Económico, is inflaciOn, etc., son examinados adecuadamente P01 Hugo Lopez "La infla-
ciOn en Colombia en is Década de los aims veinte" en Revista Cuadernos Colombianos,
No.5, Bogota, 1975.

177
que perrnitiera superar la dispersion y la fragrnentación de los mercados. Hasta
entonces, la funcjOn de las vIas de cornunicación, de los ferrocarriies en parti-
cular, habia sido la de integrar las areas cafeteras a los puertos de ernbarque
para ci exterior, to que configuraba un sistema centrifugo de la infraestructura
de transportes que apenas marginaimente vinculaba los mercados internos.
del valor total transportado por los ferrocarriles, solo ci 17.5010
Aun para 1920,
correspondIa a cornercio interno y ci resto estaba representado por productos
para la exportaciOn. En efecto, de los 1 .481 kilómetros de vIas fdrreas existen-
tes en 1922, 992 kilómetros estaban localizados en las regiones tIpicarriente cafete-
ras, 313 kilómetros se orientaban a los puertos de ernbarque y sOlo 176 kilóme-
tros conectaban regiones no vinculadas at cornercio exterior. La red de carrete-
ras (si asI podlan ilamarse los caminos a veces cubiertos por triturados de pie-
dra o por grava y arena) por otra parte, apenas ascendIa a 3.437 knits de los
cuales ci 50% se encontraba en Cundinarnarca. La carestia de los fletes, que
segfin los observadores de la época era ci principal obstácuio at comercio inter-
no, las dificultades para la importación de maquinaria, ci estrecho ámbito local
de Ia mayor parte de los productos, las dificultades para vincular tierras incultas
a la frontera productiva, ci aislamiento on fin del pals y de las regiones entre SI,
eran apenas una lista parcial del entrabe que suponia la carencia de ferrocarri-
les; el desarroilo ferrocarrilero de los aflos veinte se orientarIa entonces hacia
la integración de la economua nacional y sOlo de modo secundario a completar
las vias de comunicación, orientadas hacia ci mercado mundial. De hecho entre
1925 y 1930, se construyó la mitad de la red ferrocarrilera total del pals exis-
tente en 1930. Por otra parte, entre 1922 y 1934 se duplicó la cantidad de
kmts. de ferrocarriles construidos y en explotación. Sin embargo, los ferrocarri-
les de las zonas cafeteras aumentaron durante este lapso, on 65010 (sobre todo
por la anipliación de los ferrocarriles de Antioquia. Girardot y Tolima que de
alglin modo vinculaban zonas internas) mientras que los ferrocarriles de las zo-
nas céntricas aunientaron en un 5500/0. Por otro lado, entre 1922 y 1934 la in-
version on ferrocarriles del grupo de regiones cafeteras apenas se duplicó mien-
tras que la de las zonas céntricas aumentO on inás del 1 .000010 en ci mismo pe-
rIodo. En escasos doce años, la construcción de ferrocarriles centricos habIa
igualado las cifras de kilómetros en uso, de equipo rodante y de inversion con
los ferrocarriles cafeteros desarrollados durante las cinco décadas anteriores.
Respecto at sector agropecuario, aunque éste no se vio dii-ectarnente favore-
cido por ci auge de las inversiones püblicas (La participación del sector pasO de
0.42% a I .63qo en el total de los gastos püblicos de inversiOn entre 1926 y
1929) hay cuando menos dos hechos a destacar: de un lado, desde 1926 y
gracias a Ia creación en 1924 del Banco AgrIcola Hipotecario y del Ministerio
de industria y Agricultura, ci sector pudo disponer de algunos recursos de
crédito (no debe olvidarse que ci Banco Agricola absorbiO 13.8 miliones de
pesos de endeudamiento on 1927 y 1928) ademds de una poiltica encamina-
da a estimular ci desarrolio técnico de La agricultura por la via del surninistro de
maquinaria, seinilas mejoradas e insumos. Dc otro lado, ci inipulso de las inver-
siones pIblicas y la demanda generada por ellas, ademis de las mejores condi-

178 -.•..-
-
ciones del transporte interno, provocaron un estImulo ala producción agrIcoia
que en estos años parece haber crecido, en algunos cuitivos, más rápido que la
población. Fue especialmente acentuado ci impacto en aquellos cuitivos de
consumo directo que no resultaron afectados por la libre importación de
viveres de 1927. Asi, entre 1925 y 1928 la producción de plátano se triplicO
y la de maiz se multiplicó por veinte, mientras la de los cuitivos conlo trigo,
cebada, cacao o arroz retrocedió, notablemente afectada por las irnportacio-
nes de viveres.
Con todo, el aspecto más importante del crecirniento agricola durantc ci
decenio se refiere a la producción cafetera, que aumentó en un 53% entre
1922 y 1929. Por otra parte, entre 1927 y 1932 la superficie cultivada paso
de 220.972 hectrcas a 443.979 hectáreas, lo que representó un incrernento
total de 224.461 hectáreas en solo cinco años. La mayor parte de estos incre-
mentos se localizaron en Tolima (23.49'o del incremento total), en Caldas
(18.6°/o),Vallc (15Yo) y Antioquia (13.6-Yo) con algunos aumentos significa-
tivos en Cundinamarca, Cauca, Santanderes y el Huila. Dc hecho, ya para
estos aflos serla visible ci desplazamiento del eje de la producciOn cafetera
hacia Antioquia, Tolima y Caldas que aportaron ci 55.69'o del total de expan-
sión del area cultivada en café y ci 51 .8% del total de explotaciones incorpora-
das a la producción cafe tera4 .
Pero quizds ci proceso más importante de estos alios sea ci impacto del pro-
pio crecimiento económico sobre las estructuras agrarias que empezaron a
resquebrajarse por la apertura de los mercados y la valorización de las tierras,
hechos estos que comenzaron a despertar un rnalestar rural que ci pals no ha-
bia experimentado antes5 .
Si bien la creación del Banco de la RepOblica habia logrado regular la circu-
lación monetaria, cuando se empezaron a recihir masivamente los préstainos
externos, naturalmente se aumentaron las reservas del Banco Emisor y ci mc-
dio circulante comenzó a crecer en forma desmedida. Entre 1923 y 1928 ci di-
nero en circulación cornenzó a aurnentar en 1 l4cYo, eievándose la capacidad
de compra de los consumidores que presionaron por una mayor demanda.
Por otro lado, ci aiza de los salarios, provocada en buena parte por el engan-
the de trabajadores para las obras p(iblicas, asI como las migraciones masivas
del campo jalonadas también por las obras piThlicas, provocaron una mayor
demanda por vivienda que vaiorizó las rentas urbanas ai punto que en Cundi-
namarca entre 1923 y 1928 ci valor de la propiedad raiz se aumentó en un
45.7°/o. El aurnento de Ia demanda por viveres, mds la vaiorizaciOn de la pro-
piedad acabaron desatando un aumento generalizado de precios cuyo punto

4. Joelle Diot, op. cit.


S. Lo que sigue se apoya en otto trabajo del autor, El regimen Agrario de la economla
exportadora a la economia industrial, Ed. La 2arreta, Bogota, 1978 y "La economia
Colombiana entre 1922 y 1929" en Historia Gontempordnea de Colombia, Ed. Planeta,
Bogota (en proceso de publicación).

L)OC ALjrti'ii 179


r
máximo se alcanzó en 1926-1927. Los costos de los bienes de subsistencia
en las principales ciudades del pals se incrementaron, entre 1924 y 1926 en
30o, magnitud inusual para la ëpoca, lo que se atribuyó por parte de los ob-
servadores de cntonces, a una incapacidad de la agricultura para responder al
slibito aurnento de la demanda. Mientras unos atribuian esta incapacidad al
regimen territorial prevaleciente, caracterizado por el predorninio del latifun-
dio, el ausentismo de los propietarios y la baja productividad, otros la atribuye-
ron a la "escasez de brazos" que habian provocado las obras pi.'iblicas al sustraer
fuerza de trabajo de las actividades agrlcolas provocando el aurnento, seg6n
ellos desmedido, de los salarios.
En todo caso, ci hecho visible es que la oferta de productos agropecuarios
se habIa rezagaclo respecto de la dernanda haciendo subir los precios de los bie-
nes de subsistericia, lo que obligO al gobierno a prornulgar la lianiada "Ley de
Ernergencia" mediante la cuai se rebajaban los aranceles de aduanas sobre la
importacion de artfculos alimenticios. Las importaciones on efecto se incre-
mentaron notabiernerite afectando buena parte de la producción agrlcoia
naciorial.
Con todo, lo verdaderaniente significativo es que ci debate sobre la Ley
de Emergencia y la escasez de brazos, que exarninarnos ya en ci capitulo
anterior, ponIa al descubierto un regimen agrario incapaz de responder a las
exigencias de la anipliación de los niercados.
Es cierto que las obras pliblicas habian logrado absorber una parte no des-
denable de Ia niano de obra, pero tanibién Ia notable expansion cafetera y ci
desarrollo rnanufacturero habian contribuido a la absorción de empleo. Entre
1923 y 1925 los trece frentes de trabajo ferrocarrileros hasta entonces abier-
tos absorbieron cerca de 20.000 trabajadores. Alejandro Lopez por su parte,
estima que hasta 1926 las obras pi.iblicas habian absorbido cerca de 36.000
obreros, lo que representaba cerca del 20/0 del total de poblaciôn activa del
pals. Hugo Lopez por su parte, estinia que de las 140.000 personas en que
aunientO la fuerza de trabajo entre 1925 y 1928, ci sector agropecuario absor-
biO el 42.4%, la mineria of 7.8%, Ia manufactura ci 10.8%, la construcciOn
ci 12.20/0 y ci resto de los sectores (gobierno, cornercio, transporte, etc.) ci
26.4%.
Asi, aunque la expansiOn del enipleo urbano no debiO tener directarnente
un impacto dccisivo sobre Ia oferta de trabajo en la agricultura. produjo en to-
do caso un mercado alternativo de enipleo suficienternente iniportante corno
para diferenciar los salarios urbano-ruraics, induciendo una presión alcista sobre
éstos ültimos y desestabilizando, corno se vera, las relaciones de trabajo en ci
campo. Desde mediados del decenio anterior, los salarios urbanos Sc venlan in-
crenientando de rnanera sostenida. Entre 1914 y 1923 los salarios de los obre-
ros de la construcciOi-i on Bogotd, por ejemplo, se duplican y entre 1923 y
1929 aumentaron en un 75%. En Ia industria de transforrnaciOn, los salarios
de las obreras on Medellin experimentan en ci rnismo periodo, un incremento
del 60%. Igual ocurre en los denids sectores de la cconomIa, sin cxcluir. por
supuesto el sector agrIcola. Por otra parte, las diferencias de salarios entre los
sectores urbanos y rurales eran notorias.
1-labria que recordar (véase capItulo III) que los propietarios territoriales
hicieron diversas propuestas encaminadas a limitar ci aiza y la diferenciación
de los salarios, desde nivelar por lo bajo los de las obras pdblicas con los de la
agricultura, hasta abrir las compuertas de la inmigración, pero el hecho es que,
tal como lo planteaba Alejandro Lopez "los empresarios cafeteros ya no tienen
a su disposición las grandes masas de gente pobre a quienes empleaban, ocasio-
nal y dnicamente en tiempos de rccolección, lo que significa que esas gentes
han hallado un empleo permanerite, y lucrativo en otras labores. ,Es esto acaso
un mal para la sociedad? 0 es que la sociedad ha de subordinar sus intereses a
los de los empresarios?".
En rigor, la crcación de un mercado de trabajo alternativo habIa propiciado
la movilización de los trabajadores hasta entonces atados a las haciendas me-
diante las más variadas formas de sujeción y explotación, desde ci recurso a la
policla para obligar a los trabajadores a cumplir los contratos de enganche, has-
ta la retenciOn forzosa por las deudas a través de anticipos en dinero o on espe-
cie que los trabajadores contralan con los hacendados, o por la via de las rela-
ciones que ci trabajador, en calidad de aparcero, agregado o arrendatario y aCm
on calidad de asalariado, mantenIa con la hacienda y que lo ataban a ella. Tales
eran los métodos de radicación forzosa de los trabajadores que en 1927 se pre-
sentó al Congreso un proyecto de ley "sobre libre circulación de mano de obra"
encaminado a garantizar la "absoluta libertad para el tránsito del trabajador
que busca mds altos salarios y mejores condiciones de vida" segOn se expresaba
en la exposición de motivos del mencionado proyecto.
El regimen de haciendas que se sustentaba en la sujeciOn de la fuerza de
trabajo por medio de relaciones opresivas con muy bajos niveles de remunera-
cidn en dinero o en especie, comenzô a debiitarse bajo ci empuje de la mayor
moviidad del trabajo. A ello se sumó un hecho aun más fundamental. El de-
sarrollo de las obras páblicas, la apertura de nuevos mercados, ci sustancial
incremento de la demanda de productos agrIcolas y por supuesto la vincula-
ciOn de las tierras a los centros de consumo, propició un importante proceso de
valorización de las tierras especialmente en areas que, como Cundmamarca y
Tolima, habian sido beneficiadas por los ferrocarriles. A do se sumO la valori-
zación de la cosecha cafetera gracias al aumento de los precios intemacionales
del grarlo, lo que pondria la cuestión de la utilización económica del suelo en
ci centro de las discusiones sobre ci problema agrario. En efecto, de aquellas
valorizaciones de tierras y productos muy poco se beneficiaban las masas rura-
les que ni se consideraban propietarias legItimas de la tierra ni, en la mayor
parte de los casos podfan sembrar en las parcelas el café debiendo contentarse
con productos de subsistencia.
El regimen de haciendas, pues, excluIa a los trabajadores de los beneficios
del auge, lo que habrIa por supuesto, de provocar la respuesta conhlictiva de
aquelloS.

181
Es cierto que la mayor parte de las tierras del pals estaban declicadas a la ga-
naderfa extensiva; todavIa en 1934, el area dedicada a la crla de ganados era
veinte veces mayor que la dedicada a la agricultura y ci 43.17o del area total
se utilizaba en pastos frente al 2.42% que se dedicaba a cultivos.
Con todo, Cundinamarca participaba con el 49.3% del valor total de la pro-
ducción agrlcola y ci 39.4% del total del drea dedicada a cultivos, siguiendo en
orden de importancia, aunque de lejos, Antioquia y ci Valle del Cauca. Por otra
parte, aunque Cundinarnarca apenas participaba, en 1927, con ci 14.79Yo del
area cultivada en café y ci 7.2% de nümero de fincas dedicadas a su cultivo,
este se habla desarrollado en ci departarnento sobre la base de la gran hacienda
en la que predominaban los colonos o arrendatarios, a diferencia de lo que ocu-
rrió en las zonas de colonización antioquefla en las que predominaba la peque-
ha propiedad cafetera.
Gran parte de aquellas haciendas, por otra parte, se hablan levantado des-
pués de 1870 sobre la posesión de tierias baldlas, desmontando ci area median-
te la utiización de colonos o arrendatarios, los cuales una vez abierto ci cultivo,
ocupaban una pequefia parcela para cultivar café o productos para su propia
supervivencia, y la de la hacienda. Estas formas de constitución de las haciendas
implicaban que los llmites entre la propiedad privada y las tierras bald las pero
ocupadas (la fronterajurldica y la frontera productiva para utilizar los términos
vigentes en este periodo) fueran extremadamente imprecisas, dando lugar a
conflictos entre presuntos propietarios y colonos o arrendatarios, los cuales
eran usualmente resueltos a favor de los hacendados al amparo de una legisia-
ción que los favorecerfa por compIeto, o simplemente por la via de la fuerza o
ayudada por los códigos de policla.
Sin embargo, la valorización de tierras y cultivos acentuó de manera notoria
aquellos conflictos que hasta coniienzos de los ahos veinte eran más bien espo-
rddicos...
Aun cuando será después de 1929 que estos conflictos adquieren caracterls-
ticas violentas, poniendo en cuestión la legitimidad de los titulos sobre la pro-
piedad, desde 1924 comienzan a extenderse, sobre todo en Cundinamarca, con-
flictos en los que intervienen los arrendatarios buscando una mayor precision
en los contra tos de arrendamiento, o la inejora de las condiciones de trabajo de
las haciendas; pero lo que caracterizó estos conflictos después de 1925 fue la
solicitud de los arrendatarios para sembrar café en sus propias parcelas. Entre
1925 y 1930 veinte haciendas de las rnds grandes de Cundinamarca debieron
afron tar esta petición. Los propietarios en efecto, hablan establecido la prohi-
bición a los arrendatarios de sembrar café, en razón, segOn ellos, de que silo
permit Ian, se acrecentarla ci valor de las mejoras que deblan pagar a los arren-
datarios, dado ci carácter permanente del cultivo del café. Pero ci hecho real
era mds bien que una vez establecido ci cultivo en la parcela ci arrendatario co-
nienzaba a reclaniar propiedad sobre ella, rehusdndose a entregar su trabajo a!
hacendado. El arrendatario por su parte, buscaba con estas peticiones no soLo
participar en ci proceso de valorización del café, bien cultivándoio o bien pa-
gando ci arrendamiento en dinero y no en especie, sino vincuiarse a la expan-

182
sión general del mercado mediante la libertad de vender los productos de la
parcela. Esta solicitud, en apariencia trivial, en realidad debilitaba en gran
medida a la hacienda pues esta perdIa control sobre una fuerza de trabajo
que constitula precisamente el n6c1eo de la organización del réginien de hacien-
das: en efecto, el hecho de que la hacienda dependiera por entero de la fuerza
de trabajo de los arrendatarios, adniitiéndolos en calidad de tales como una ma-
nera de proveerse de trabajo permanente para las plantaciones de café, hacIa
inaceptable para los hacendados una petición que reducirla la fuerza de trabajo
disponible, "pues ci trahajador en las mismas épocas estarIa desyerbando,
podando su propio cafetal" alegaban los propietarios, y en las épocas de cose-
cha la situación serla aun más critica, pues "los arrendatarios mismos serIan
entonces competidores en la consecución de trabajadores y se lievarIan a traba-
jar a sus parcelas a los pocos que hoy, sin tener el carácter de arrendatarios,
sirven en las haciendas conio voluntarios, los que evidentemente con jornal
igual, prefieren trabajar para sus amigos, los arrendatarios, que no para Ia
hacienda".
Habri que esperar al desenvolvimiento de la gran crisis de 1930 para que
estos conflictos tomaran una orientación más generalizada y radical. Pero al
menos durante este perIodo y hasta 1928, estos conflictos obligaron a revisar
la legislación sobre tierras y a ampliar algunos de los derechos de los cultivado-
res.
En 1923 se habia presentado un proyecto de Ley "Sobre protección de
los derechos de los cultivadores de tierras" y otro sobre "Regimen agrario y
colonización interior" que fueron insuficientes para regular los conflictos. El
punto crItico de la legislación agraria surgió en 1926 mediante una sentencia
dictada por la Corte Suprema, en virtud de la cual, toda persona que reciama-
ra propiedad sobre un terreno estaba obligada, en caso de litigio, a exhibit el
tItulo original de traspaso de propiedad sobre un baldIo nacional. "Prueba
diábolica" se Uamó a esta obligación, puesto que era prácticaniente imposible
para muchos propietarios presentarla. "Estas sentencias —indica Albert Hitch-
man— hicieron temblar los cimientos del orden establecido. Acosados por sus
necesidades, los arrendatarios no fueron nada remisos para aprovechar la yenta-
ja que esta providencia judicial les brindaba"6 -
En Sumapaz, comenzaron a producirse invasiones de latifundios por colonos
sin tierras. En otras regiones de Cundinamarca, la zona norte del Valle del
Cauca y en ci Tolinia se produjeron también invasiones y en muchos casos los
arrendatarios y colonos comenzaron a negarse a pagar las obligaciones contra-
das con la hacienda, alegando la propiedad de las parcelas. Este serfa apenas el
inicio del amplio nialestar rural que se acentuaria desde 1929 y los aflos si-
guientes obligando la expedición de la Ley 200 de 1936 y rompiendo, en las

6, Albert Hjrschinan "La tenencia de la tierra y la Reforma Agraria en Colombei" en


Hirschman, Estudios sobre poli'fica Econérnica en America Latina, Ed. Aguilar, 1964
p. 115.

183
regiones donde predominaba la hacienda cafetera, el orden de la sociedad rural
tradicional.
Visto en perspectiva, la emergencia de las nuevas condiciones económicas
propiciadas en buena parte por la prosperidad al debe, al tiempo que fue crean
do un conjunto de demandas sociales (rurales y urbanas que se expresaron en
ci nialestar rural pero también en La agitación obrera que tuvo su punto culmi-
nante en Ia huelga contra la United Fruit Company en la zona bananera en
1928) que para ser satisfechas requerlan de canibios en Ia estructura polltica
del Estado, fueron debiitando las bases poiiticas de la repliblica conservadora
renuente a asimilar los cambios. El proletariado urbano empezó a consolidarse
nianifestando su presencia en la vida polltica del pals. Los diversos enfoques
para responder al problema agrario y en particular las posturas frente a las rei-
vindicaciones campesinas, comenzaron a producir deslindes entre los partidos
que poco a poco fueron preparando ci advenimiento de la rep&iblica liberal.
La crisis que comienza a sentirse en toda su magnitud desde 1929 no hará
más que acelerar y precipitar aquellos procesos económicos, sociales y politicos
que ci decenio del veinte habla venido incubando. Dc la crisis emergerla un or-
den cconórnico orientado hacia la industrialización, Un estado pollticamente
rnás abierto y modernizado en sus instituciones, pero sobre todo un orden so-
cial mucho más conflictivo que exigla la presencia de nuevas fuerzas pollticas
capaces de encauzar ci clima de reformas que acomodaban al pals a las nuevas
circunstancias; serian estos elementos los que caracterizarlan la vida nacional
en ci decenio siguiente.
Dc hecho, la gran depresión se atravesó en la economIa colombiana en un
momento en ci que el capitalismo se consolidaba con rapidez: los primeros
sfntomas de la crisis se sintieron en el segundo semestre de 1928 cuando los flu-
jos financieros Sc interrumpieron abruptamente.
Si en ci primer seniestre de 1928 la entrada de capitales habia sido de 69.8
millones de dólarcs, en ci segundo semestre ci pals habla recibido 5.6 millones
de dOlares y durante todo ci ann de 1929, solo 9.9 millones de dólares. Por otra
parte, desde fines de 1928 empiezan a caer los precios del café, calda que se
mantiene durante 1929 y aunque desde ci punto de vista del Quantum y ci
poder de compra de las exportaciones, la crisis no fue excepcionalmente fuer-
te, silo fue la intcrrupción brusca de los fiujos de capital on los que se expresó
la contracciOn mundial sobre la economIa colonibiana. Ello se refiejó de innie-
diato en una calda de las importaciones reales que en su punto más bajo (en
1932) solo alcanzaron un 32.38°Io del nivel de 1928. Por otra parte, entre
1930-34 on la cuenta de capital ci pals perdió 94.5 milones y Ia capacidad de
pago disminuyó de 132.7 millones a 45.3 millones anuales entre 1925-1929
y 1930.1934. Igualmente cayO en forma draniática la inversion en maquinaria
y on la construcción de ferrocarriles7 .

7. Sobre esto vdase José Antonio Ocampo "La crisis de los años 30 en Colombia" cii
José Antonio Ocanipo y Santiago Montenegro, Crisis Mupidial, pro fección a industrialize.
cibn, Ed. CEREC, Bogota, 1984 pp. 58 y siguientes.

184
Todo ello se reflejó de manera más o menos severa (aunque menos que on
otros paIses), sobre la actividad económica nacional; de acuerdo con Ia CEPAL
la demanda agregada interna disminuyó on un 53.4010 en térmiros nominales
entre 1928 y 1931 y la caIda en términos reales fue de 14.6010, la inversion
Bruta real disminuyó on un 540/0; el consumo aparente de algunos bienes indus-
triales también se deprimió severamente y especialmente en el caso de los texti-
les de algodon, cerveza, cemento, etc. Dc igual modo sufrieron la construcción,
el transporte interno y algunas otras manufacturas, aunque la reducciOn en la
demanda de importaciones logró conservar ci mercado interno para algunos
sectores que competlan con bienes extranjeros. Este es particularmente el
caso de la producción de algunos alimentos sustitutivos de importaciones como
arroz, azücar, cacao, trigo, los cuales se incrementaron notablemente durante los
años de Ia crisis;en promedio, la producci6n de alimentos agrIcolas se incrementO
en 44% entre 1925 y 1930-34 y en general, la producciOn agropecuaria logró
mantener un desempeflo muy favorable durante los años de depresión. "Este
comportamiento se debió en primer lugar a la gran flexibiidad de precios con
que dicho sector respondió a la crisis, lo cual minimizó sus efectos reales. Ade-
mds la inelasticidad de la demanda de productos agropecuarios desplazô el
impacto de la reducciOn de la demanda agregada hacia otros sectores. Alguna
evidencia fragmentaria indica tambidn que los salarios urbanos y rurales dismi-
nuyeron menos que los precios de los alimentos, lo cual actuó en algün grado
como un estabiizador automdtico en la demanda de bienes esenciales. Final-
mente el desarrollo del sistema de transporte en los aflos veinte, parece haber
tenido un efecto favorable rezagado sobre la producción agrIcoia".
Paradójicamente, pues, los traumatismos que sobre la producción habla
ocasionado la Ley de Emergencia fueron compensados por los efectos de la
crisis en la medida en que ci sector agrIcola escapO por lo menos transitoria-
mente, a la recesiOn general y ello gracias al retorno de la agricultura de los tra-
bajadores que las obras pUblicas dejaron cesantes, en parte por la caida de
salarios, por el cierre de importaciones de productos agrIcolas y por condicio-
nes dimáticas excepcionalmente benéficas que se experimentaron después de
1929. Sin embargo los precios de los productos agropecuarios comenzaron a
caer como resultado del exceso de oferta agrIcola lo cual, al recortar la capa-
cidad de compra del sector agricola contrajo aun mds el mercado interno para
los productos industriales, lo que al mismo tiempo aceleraba la caIda de los
salarios urbanos.
De hecho la crisis se concentró en aquellos sectores productores de bienes
no agropecuarios y no comercializados internacionainiente en los que recayó
fundanientalmente la caIda de la demanda agregada. Además, Ia revocación de
la Ley de Emergencia ci 8 de enero de 193 1,tuvo sin duda efectos benéficos so-
bre la producción interna de alimentos, ya que las importaciones de artIculos
alimenticios se redujeron de 134.792 a 30.704 toneladas entre 1930 y 1932. 1

8. Ocampo, op. cit., p. 44.

185
que contribuyó a generar irnpulsos en aqudllos sectores cuyas iinportaciones
habIan constituIdo una parte importante del consumo interno al comienzo de
la crisis: arroz, trigo, cacao, manteca de cerdo entre otros. Par otra parte ci ca-
rácter de necesidad de muchos alimentos forzó a corto plazo, el desplazamiento
de la demanda de otros sectores, en particular de la demanda de textiles, cons-
trucción de vivienda, etc., dejando un espacio para los alimentos, las series frag-
mentarias disponibles indican que los salarios monetarios, se redujeron menos y
en algunos casos much isimo menos que los precios de los alimentos. Ello hizo
que Ia demanda por este tipo de bienes decreciera menos que la demanda agre-
gada total.
"Como ci sector agropecuario, escribe Ocampo, representaba más de Ia
mitad del Producto Interno Bruto, su evoiución fue decisiva para el buen
desernpeno de la producción agregada entre 1929 y 1932".
Segün hemos visto dicha evolución se sustentó en las producciones de café
y alimentos y especialmente la de aquellos productos cuyas irnportaciones
se sustituyeron ripidamente. Segin los datos de la CEPAL, la producción
agropecuaria se increnientd entre 1925-1929 y 1930-1934 en 15.1%; los
mayores crecimientos se observaron en los alimentos, 44.1 'Yo, el café 28.4% y
ci ganado porcino, 23.79'o. Dc modo que la dinimica de estos sectores compen-
so ampliamente la caIda en el sector bananero (-33 .6tYo) y en la producción no
alimenticia para el consumo interno (-18 .2%).
Par otra parte, ci coeficiente de inversiones en la agricultura en este perIodo,
fue mis bien eievado. En ci lapso 1925-1929, la tasa de mversiones en la
agricultura fue 13.49'o de un total de 26.1%, mientras en ci perfodo 1930-
1934 Ic correspondió un 13.1qo de un total de 14.9%, proporción que perma-
neció elevada hasta 1944 cuando comenzó a descender dentro del total de
inversi6n10 .
Con todo, si ci desenvolvimierito de la crisis habIa favorecido la produc-
ción agrIcola, tamblén habrIa de propiciar las condiciones para disolver, ai
menos parcialmente, ci antiguo regimen de haciendas al menos en la region
oriental. Ya hemos vista cómo ci auge de los afios veinte, al valorizar las tic-
rras y la cosecha cafetera y al abrir un mercado de trabajo mejor remune-
rado que ci de las haciendas, desató un malestar rural que aunque deteni-
do provisionalmente por la crisis, adquirió en los aflos siguientes nuevas di.
mensiones, superando ci terreno de las reivindicaciones sobre las condicio-
nes de trabajo y sobre los meiores términos en los controles de arrendamien-
to por enfrentar la propiedad, contmuando asI un largo perIodo de revuelta
campesina que se sobrepuso con mucho, en sus alcances sociales y polIticos, a
la agitación obrera que venIadesarrollindose también desde los años veinte.

Ocampo, op. cit.,p. 111.


CEPAL, op. cit., p. 19.

186
2.— Las Fades de la Revuelta Campesina

De hecho, el perIodo que va desde medhados de los anos veinte hasta media
dos de los ailos cincuenta es un periodo de malestar rural que se expresa en
diversas fases en las que esencialmente va cambiando el tipo de reivindicaciones
campesinas y ci alcance politico de las luchas" .
1-lace falta, ciertamente, establecer la ligazón eiitre las diferentes fases, en
particular entre aquella que se desata después de 1925; la que transcurre des-
pués de la crisis de 1930 hasta los años 37 y la que comienza en ci año de 1945
conocida como La Violencia; aunque estas fases son aparentemente procesos
distintos, existe entre ellas par cierto, un hio de continuidad. En definitiva es-
tas fases del malestar rural no están expresando más que el rompirniento, en
ocasiones lento, de las estructuras tradicionales.
De hecho, la experiencia de los movimientos campesinos en America Latina'2
al igual que los de Colombia, muestran que las movilizaciones campesinas se
han producido baja el impacto de tres grandes crisis: la demográfica, que afecta
el equiibrio entre la población y los recursos naturales, particularmente Ia tie-
rra. La crisis de los ecotipos que abre el mercado de tierras valorizándolas ha
integrado la producción campesina a los circuitos comerciales y la crisis de au-
toridad que resulta de la convergencia de las dos anteriores y que debiita el
poder de las elites tradicionales y disloca los mecanismos de dominación y que
es precisamente lo que define ci alcance politico global de las luchas campesi-
nas y que va mucho ms allá de los logros concretos en términos, por ejemplo,
de la conquista de la propiedad'3 .

El propósito de lo que sigue no es ci de examinar las luchas agrarias de estos ailos,


sobre lo coal, par lo dems existe una abundante bibliografia. Queremos indicar rnás bien
los nexos entre las diversas fases y su relación con la mecánica de rompimiento de las so-
ciedades agrarias tradicionales, lo que par su puesto involucra no solo la propiedad o Las
relaciones de trabajo sino el conjunto del sistema social y naturalmente las bases sociales
del poder politico.
La bibliografIa sobre las fases del moviniiento campesino en America Latina es re-
lativainente amplia, véase especialmente Ian Roxborough, Theories of and erdeveloprnent,
Critical social Studies, Macmillan press, 1979, especialmente el cap Itulo séptimo. Para
una revisiOn general, véase también R. Chulcote y J. Edelstein (Editorcs), Latinoamerica
The stntggle With dependence and Beyond, Cambridge Massachussetts, 1974 y J. Paige
"Agrarian Revolution" New York Free Press, 1975; véase también University Play Itaca
1969 y H. Landsberg, RebellOn Canpesina y cambio social, Editorial Grijalbo, Barcelona,
1978. Para una revision de los diversos estudios vdase J. A. Bejarano "Campesinado, Lu-
chas Agrarias e Historia Social. Notas para un balance historiográfico" en Anuario Coloin-
biano de Historia Social y de la Cultura, No. 11, Bogota, 1983. Véase DarIo Fajardo,
Haciendas, Cam pesinado y Politicas Agrarias en Colombia 1920-1980, editorial Oveja
Negra, Bogota, 1984, pp. 44 y siguientes. Una sintesis sobre las tendencias de desarrollo
econOmico y Is naturaleza de los conflictos agrarios, se presentaba en José Escorcia, Histo-
ria Económica del Siglo XX, pp. 95 y siguientes.
En otto lugar (J.A. Bejarano "La Revoiución en marcha: Un Esquema de inteipre-
taciOn" Rev. Universidad EAFIT. No. 38 de abril, junio 1980) heinos exarninado con algu-
na extensiOn esta hipOtesis mostrando cómo la crisis poiltica de los años veinte y so reso-

187
Estas crisis por otra parte han coincidido en general con las fases de evolu-
ción en la estructura de las haciendas. De hecho en la primera fase, Ia fase de
expansion de las haciendas, dstas suelen tener un apetito voraz por la tierra,
ampliando sus fronteras para aurnentar la producción cuanto para someter a los
hombres y trabajar para ellas. Durante esta fase la expansion de la hacienda en-
cuentra la resistencia de los pequenos propietarios o de aquella franja de pione-
ros y colonos, los cuales resultan expulsados por la propia expansion de la
hacienda.
En la segunda fase, de consolidación y estabilizaciOn de la hacienda, esta
coexiste con otras formas de producciôn, con nuevas empresas agricolas y no
agrIcolas más intensivas en capital y con mayor ocupaciOn de mano de obra
asalariada en vez de trabajo servil rernunerado, creándose sobre las haciendas
una presión del mercado recién constituido. En esta etapa la reacción princi-
pal no proviene de los indIgenas o canipesinos desplazados sino de losjornale-
ros y peones agrIcolas que tratan de mejorar las condiciones de yenta de su
fuerza de trabajo en los latifundios. Se destaca en esta fase la tendencia a
establecer alianzas con otros trabajadores organizados en sindicatos o en sindi-
catos agrarios y la proclividad a afiliarse a partidos polIticos.
Durante la fase de declinaciOn de la hacienda motivada en buena parte por
la penetración de capital al campo, la ampliacidn del mercado interno de mano
de obra y de mercanclas, las formas de protesta rural suelen caracterizarse por
la invasion de los terrenos de la hacienda, el apoderamiento de estas tierras por
arrendatarios advenedizos y por luchas que tienden a mejorar las condiciones
laborales y las tasas salariales que han de pagarse en las haciendas. De Roxbo-
rough siguiendo a Paige, muestra un esquema de relación entre el tipo de con-
flictos y las fases de evolución de la hacienda en los cuales los conflictos
comienzan a ocurrir cuando los propietarios no pueden incrementar la produc-
tividad o las ganancias excepto a expensas de los trabajadores; a esta primera
fase siguen movimientos reformistas con tendencias socialistas que plantean la
propiedad de la tierra como el eje central de las luchas, y luego una fase que
abiertamente plantea la lucha de clases a través de moviniientos revolucionarios
socialistas o alternativamente, dependiendo de las condiciones poilticas y de la
posibilidad de identificar enenhigos externos, movimientos nacionalistas de tipo
revolucionario. Este esquema global, con el que coincide (guardando las debi-
das diferencias) el caso colombiano, sirve para acentuar el hilo de continuidad
que hemos venido proponiendo respecto de las diferentes fases del movimiento
campesino.

lución a través de la RevoluciOn en Marcha tuvieron como elemento central ci tratarniento


del malestar rural. No es menos cierto, por otra parte, que las luchas agrarias en cuanto
obligaron a los sectores politicos a delimitar posiciones frente a ellas incluso al costo de
disensiones intemas del partido liberal (respecto de cómo interpretar estas demandas
sociales) estuvieron también en la base del esquema politico de la Revolución en Ma.rcha.
Vóase sobre ésto ci sugestivo análisis de Maria Carrizosa de Lopez, Estudio sobre las ten-
dencias del liberalismo en Colombia 1930-1945, Ed. Tercer Mundo, Bogota 1985.

188
En efecto, ya se ha visto córno las haciendas al menos en las regiones centra-
les y en el oriente del pals se van expandiendo entre 1840 y 1900 en Santan-
der, entre 1875 y 1900 en Cundinarnarca y Tolirna y entre 1885 y 1905 en
Antioquia.
Ya hacia los aflos veinte, las haciendas en estas regiones están claramente
consolidadas; durante esta fase de consolidación aparecen conflictos tempra-
nos, en las zonas cafeteras de Tequendama, Surnapaz y Tolima particularmente,
vinculados estos conflictos fundamentalmente a las condiciones de trabajo en
las haciendas y a los derechos a sembrar café, sin exciuir los conflictos por la
tierra, aunque esos no constituyan ci eje fundamental; luego con ci retorno de
los trabajadores al campo, provocado por la crisis, las luchas se van a generalizar
pero adeinás van a producir una reorientación de sus reivindicaciones funda-
mentales, propiciadas en buena parte por ci agotamiento de la frontera agrIcola
asI como por la escasez de mano de obra, y la expansion econOmica y la crea-
cion de un mercado alterno del trabajo que habria colocado a los campesinos
en una situaciOn excepcionalmente favorable para sus exigencias. Ello por fuer-
za provocó ci choque entre los arrendatarios y colonos que querian vincularse
a la valorización de la cosecha cafetera y de las tierras aproximadas al mercado
por las obras pñbiicas, y los propietarios que inician un proceso de desalojo de
colonos y arrendatarios que acentüan sus controles sobre la producción.
Esto dare lugar sin duda a conflictos en los que fundamentalmente se trata
de poner en cuestión no solamente la frontera jurIdica, es decir, los derechos
jurIdicos a la tierra, sino fundamentairnente su expiotación econOmica. Esta
será la caracterIstica de las luchas agrarias de los años treinta 14 .
Ahora bien, que puentes se extienden entre la sociedad rural de los años
treinta y las transformaciones de violencia que Si bien en ci pals son manifiestas
desde 1945-1946 en las zonas rurales se destacaba hacia 1949.
Dc hecho, como veremos, también desde los años 37-38 y a lo largo de la de-
cada siguiente, la Sociedad de Agricultores se quejarC de manera persistente del
problema de la inseguridad rural. Las bandas de asaltantes, la proliferación del
abigeato, la proliferación de los asesinatos, etc., hechos estos que cobrarán
cabal expresión solo después de 1949. Con todo, do sugiere que durante ci
perIodo de 1937-1946 aunque ci malestar rural y la violencia no son generali-
zados, existe un puente entre las manifestaciones de las luchas de los aflos trein-
ta y los fenOmenos posteriores.
Si bien durante la prirnera fase los conflictos se presenciaron fundamental-
mente en las haciendas cafeteras de Tequendama y Sumapaz, en Cundinarnar-
ca y Tolima, no dejaron de presentarse conflictos del mismo orden en los
enclaves norteamericanos de la zona bananera de Santa Marta (1928) en los

14. Los hechos son suficientemente conocidos; véase entre otros Pierre Githodes, Las
Luchas Agrarias en Colombia, Bogota, 1972 y Hermes Tovar, Movimientos ('ampesinos de
los siglos XIX y XX en Colombia, Bogota, 1975. Para un mapa de la localizaciOn de los
conflictos en este perlodo puede verse Katherine Legrand op. cit., p. 326; la Literatura
pertinente es exarninada en Bejarano "Campesinado, luchas agrarias...".

189
latifundios de Roldanillo y Buga (Valle) entre otros, coincidiendo estos en
buena medida con ci esquema propuesto por Roxboruogh'5 .
Durante la primera mitad del decenio del treinta, la magnitud de los conflic-
tos se concentrô fundamentalmente en la region de Cundinamarca, en la cual
se movilizaron alrededor de 30.000 personas, volumen considerable, SI SC tiene
en cuenta que en Cundinamarca habIa 50.000 arrendatarios en 1938, segün el
censo realizado ese año; esto significarla que alrededor del 700/0 del campesi-
nado de la region de Cundinamarca fue movilizado en estas luchas, pero bajo
un tipo de reivindicaciones distintas a las de los años veinte, diferencias que
conviene precisar.
Arango quien ha descrito con precision para las regiones de Cundinamarca,
Huila y Tolima, las relaciones de producción vigentes en las haciendas cafeteras,
ha seuialado cómo ellas comienzan a romperse durante los aflos 1924-1929
debido a la escasez de trabajadores, motivado en gran medida por la expansion
de las obras püblicas y por la vaiorización de la cosecha cafetera 16 .
En estos años los arrendatarios se movieron para organizar grandes huelgas
en las cosechas cafeteras solicitando que se les permitiera sembrar café en las
parcelas de subsistencia, cambiar el tributo del trabajo por renta en productos
0 en dinero, reducir la magnitud de éstos y suprimir los servicios de policIa. A
medida que evolucionaba la renta del trabajo se fue i.mponiendo a los campe-
sinos trabajo a jornal obligatorio en cosecha con remuneración igual o menor
a los de peones enganchados. Adicionalmente entonces las huelgas demanda-
ron también aiza en los jornales y mora en las condiciones de trabajo; esto
irnplicaba que ci contenido de las luchas agrarias fue fundarnentalmente reivin-
dicativo hasta el comienzo de los años treinta, en el que la lucha derivó en el des-
conocimiento de la gran propiedad y la toma de tierras incultas de las hacien-
das por los campesinos.
Es cierto que esta nueva orientación en gran parte estuvo motivada por la
participaciOn del partido comunista, la Unir y ci movimiento agrario de Suma-
paz en la dirección de las luchas campesinas, pero no es menos cierto que la
presión sobre la tierra ya no encontraba salida en las tierras baldIas, agotadas
en las regiones centrales por la rápida expansion de la frontera agrIcola.
La vaiorizaciOn de las tierras y los mejores precios del café, por otra parte,
indujeron reclamos por parte de los campesinos sobre tierras cuyos tItulos de
propiedad eran dudosos, desatándose asI por ambas vIas, la de la presión sobre
la tierra y la de la ambigüedad de la titulación, un vasto movimiento de ocupa-
ción de haciendas en Cundinamarca pero también en Boyacá y Santander.
AsI pues en Colombia, como anota Le Grand la sucesiva transformación de
los conflictos alrededor de las tierras pCiblicas o privadas resultaron de una
confluencia particular de circunstancias.

Orlando FaLs Borda, Hitoria de la Cuesrión Agraria en Colombia, pp. 117 y 118
y también Gustavo De Roux "Bases Sociales de la Lucha Campesm" Madison 1974.
Mariano Arango, El café en Colombia 1930-1958. Produce/on, circulación y poll-
tica cafetera, Carlos VaLencia Editores, Bogota, 1982, pp. 175 y siguientes.

190
Durante los aflos veinte los propietarios territoriales crearon condiciones
opresivas sobre el trabajo de los colonos en las areas económicamente dinámi-
cas y que hab Ian sido incorporadas al curso general de la expansion de aquel
perIodo; al mismo tiempo, las reformas de carácter legal que debiitaron la
capacidad represiva de los terratenientes, alteraron el balance de poder entre
las partes contendientes y proveyeron a los colonos de justificaciones legales
para reclarnar la tierra. Esto es especialmente cierto on la Ley de 1926 que si-
gue a la denominada "prueba diabólica". Sirriultáneameflte la ernigriciófl de los
trabajadores que volvIan de las obras páblicas proporcionO a los campesirios
nuevas oportunidades económicas y les abrió el campo de la organización
laboral y el ilamado por la justicia social. Además ci adveniniiento de Ia depre-
siOn, en 1929, agravó el descontento de la población rural y al mismo tiempo
estimulO los impulsos de colonización en concordancia con la filosof Ia agraria
del Gobierno.
Durante los aflos de la depresión, el movimiento campesino inicialmente
adoptO la táctica de la invasion de tierras pOblicas buscando reclarnar aque-
ilas que hab Ian sido usurpadas por terratenientes en ci pasado.
La ofensiva de los colonos acabó en una amplia y frecuente lucha violenta,
entre los colonos y los presuntos propietarios legales o de facto por el control
de la tierra. SegOn anotarnos, la participación del activismo de algunos grupos
de izquierda, la emergencia de nuevas modalidades on la organización campe-
sina y la intervención directa de las autoridades nacionales en estas luchas,
produjo enormes influencias en la forma que ellas asumieron despuds.
Por otra parte, el conflicto si bien se focalizó de manera más fuerte on las
regiones del Tolima y Sumapaz se extendió y alcanzó diversas regiones del
pals; los conflictos que comenzaron después de 1928 con la bcupación pad-
fica de algunos latifundios por parte de los colonos, totnan de hecho varias
formas: en primer lugar, los campesinos se rehusaban a pagar renta a las obliga-
ciones en trabajo, argunientando que ellos estaban situados on tierras pliblicas,
lo que significaba una reversiOn del proceso ocurrido entre 1870 y 1920 en el
cual muchos colonos y ocupantes fueron transformados on trabajadores resi-
dentes de las haciendas en expansiOn. Luego, un segundo grupo de cultivadores
que no habla usufructuado previamente ningOn derecho sobre la tierra comen-
zará a reclarnarlas, ya dentro de las fronteras de la propiedad privada. En estas
incursiones, los canipesinos extendIan sus cosechas, los colonos a menudo
trabajaban colectivamente en las noches para hacer mejoras en las propiedades
privadas. Aunque estos conflictos ocurrieron principalmente on las zonas cafe-
teras del Sumapaz, areas que se sefialaban coino el nervio central del problema
agrario en Colombia, se presentaron también hacia fines de los aflos veinte y
comienzos de los años treinta en la regiOn de la Costa Atlántica; especialmente
en ci SinO, departamento de Bolivar, se produjeron ocupaciones de hecho de
las tierras a tormas de luchas similares a las expresadas en Cundinamarca asi
coma los conflictos que ya se reseflaron on la zona bananera de Santa Marta.
También a comienzos de los aflos treinta en ci departamento de Caldas, hoy
departamento del Quindio, en la zona suroeste, emergieron conflictos; de

191
igual modo, en el valle del Cauca se creó otro foco de las nuevas confrontaclo.
ne asI como en ci departarnento del Huila también a comienzos de los aflos
treinta. Santander por supuesto no estuvo exenta de estos procesos. AsI en
1935-1936 ocurrieron invasiones en varios municipios de Santander, como en
Ia provincia de Véiez, en los municipios de Sucre y Jesus MarIa, en gran parte
bajo la receptividad de las autoridades locales. Le Grand caracteriza estos mo-
vimientos asI: "La iniciativa de los colonos consistió esencialniente en una
espontánea y niasiva afirmación de los derechos legales. En este perIodo ci
legalismo proporcionó lo que en palabras de Eric Fiobsbawrn se podria denomi-
na una potente pero limitada fuerza social, contribuyendo a la movilización de
los campesinos colombianos. Más allá de la letra de la ley, continua Le Grand,
los colonos en todas las areas invocaban el principio general de que 'la tierra
es para quien la trabaja' 0
AsI pues, aunque en ambas fases, la de los aflos veinte y la de los afios trein-
ta se presentan diversas formas de conflicto, podrIa afirmarse ci hecho de que
durante los aflos veinte predominan aqudilos que se plantean a nivel de las rela-
ciones ambiguas entre arrendatarios y hacendados abededor de las condiciones
de trabajo, sin que estuviera en disputa la propiedad sobre la tierra y airededor
de los aflos treinta, Los que tenIan por fondo precisamente la propiedad territo-
rial. Como veremos, no obstante que ci Estado trataba de mediar en estas dispu-
tas, ci hecho es que la magnitud y extension de los conflictos dentro de los ii-
mitados mecanismos de intervención del Estado, hizo que éste fuera rebasado
por aquellos, lo cual ponIa de manifiesto no solo la inexistencia de una base
institucional moderna y adecuada para la solución de los conflictos, dentro de
la racionalidad capitalista, sino tarnbién la pérdida de legitirnidad del regimen
existente, aspecto que sin duda establece uno de los vinculos con la violencia
de mediados de los aflos cuarenta. Sin duda, aquI comenzaba a evidenciarse la
necesidad de transformar la polItica y las instituciones del Estado en lo que
hace referencia al tratamiento de los conflictos agrarios y en general del proble-
ma de La tierra, necesidad que como veremos se iria a acentuar en los años si-
guientes a la crisis.
La legislacion existente sobre tierras por otra parte, era en gran medida mo-
perante y apenas afectaba las areas niarginales de la actividad econórnica, redu-
ciéndose a aigunas leyes sobre colonización que Ic otorgaban ci derecho al cola-
no de hacerse propietario si cultivaba los baldIos nacionales, a algunas disposi-
clones sobre el reconocimiento por parte del dueio de las mejoras introducidas
por ci trabajador a la tierra tomada en arrendamiento y algunas iniciativas re-
lacionadas con ci Código de Trabajo, es decir, ci Código Fiscal, ci COdigo Civil,
sin que existiera propiamente una legislacion en términos de utilización de las
tierras18 .

Katherine Legrand, op. cit., pp. 328 y siguientes, tarnbién Hirschman, op. cit.,
pp. 115 y siguientes.
Véase Bernardo Tovar, La fntervenciôn Económjca del Estado en Colombia, ed.
Banco Popular, pp. 196 y 197 y puede verse también Carlos Lieras R., ElProblema Social

192
Tovar sefiala que "La intervención legislativa del Estado en la regulación de
las cuestiones sociales y del trabajo, si bien adquirieron una relativa irnportan-
ôia a partir de 1915, era no solo lirnitada y deficiente, sino que con notable
frecuencia no iba más aMa de la pura formulación juridica, pues la práctica de
las leyes chocaba con la oposición de los empresaris, la falta de recursos y la
carencia de instrumentos coactivos para hacerlas cumplir. CaracterIstico de ello
era el hecho de que en los pliegos de peticiones de los trabaj adores figuraron
en forma reiterada al lado de otras reivindicaciones las peticiones acerca del
cumplimiento de las ieyes sobre seguro colectivo y accidentes de trabajo obre-
ros, reglamentos de trabajo, descanso dominical, etc.19 .
Este china que tangencialmente se habIa modificado durante apenas ci go-
bierno de Olaya, comenzó a cambiar con la Revolución en Marcha lo que hizo
que las luchas agrarias se desenvolvieran en un ambiente mucho más favorable
durante el gobierno de Lopez Pumarejo.
En efecto, durante la administración de Olaya Herrera se hicieron algunas
reformas laborales de importancia y aunque en la primera administración LO-
pez no se modificó sustantivamente el regimen laboral, si se generó un clima
politico mucho más permisible ya que ci gobierno desde un comienzo dejó de
tratar las huelgas como probiemas de orden páblico, para encararlas como asun-
tos normales en las relaciones laborales.
En cuanto a la IegislaciOn agraria, la discusión misma de la funciOn social de
la propiedad de la tierra y sin duda la actitud pernilsiva del gobierno frente a
los conflictos, debieron estimular en gran medida la movilización campesina 20 .
La evolución posterior de los conflictos por lo menos hasta la hegemonIa
conservadora, es por supuesto el resultado parcial de este proceso desatado des-
de los años veinte. Dc hecho en muchas partes las haciendas se descompusieron,
las relaciones de trabajo por otra parte parecen haber evoiucionado bien hacia
La propiedad canipesina libre o bien hacia la renta en dinero, desapareciendo la
sujeciOn de los arrendatarios de las parcelas y La obligación de trabajar ciertos
dias en los cafetales de la hacienda.
Aquellas haciendas que subsistieron con sus cafetales, pastos y cafladuzales
fueron viendo la formaciOn en su alrededor de pequeflas propiedades campesi-
nas que pasaron a suministrarles la fuerza de trabajo y la capitalizaron con el
precio de La conipra de la tierra. Esto logró estabiizar las grandes explotacio-
nes haciendo cada vez másesporádico ci proceso de parcelaci6n21 .

Agrario, apartes del informe presentado por el secretarfo de Gobierno al gobernador de


Cundinamarca, Bogota Imprerita Departainental, 1934, Reproducido en Carlos Lle;as R.,
La Cuestión Agraria, Bogota, 1982, pp. 8 y siguientes.
Bernardo Tovar, op. cit., p. 200.
Mariano Axango, op. cit., pp. 185 y siguientes.
Véase Mariano Arango, Café e Industria, 185 0-1 930, Carlos Valencia Editores,
Bogota, 1979, p. 26. Para un examen de estos vinculos véase JesCis A. Bejarano, Luchas
Agrarias e Historia Social pp. 282 y siguientes. También Darfo Fajardo "La Violencia y
las Estructuras Agrarias en 3 Municipios del Tolmia 1936-1970" en Francisco Leal Editor,
El Agro en el Desarrollo Histórico Colombiano, ediciones Punta de Lanza, Bogota, 1977;

193
3.— Reforma o Represión: la Legislacion Agrana

Hasta la Ley 200, los timidos intentos por establecer una legislación agraria
se movian en el ãnibito puramente jurIdico y como es obvio, por fuera de un
proyecto politico global, aunque evidentemente fortalecian el poder del Estado
sobre las tierras p6blicas22 . Lo que la fracción liberal encabezada por Lopez
Pumarejo introduce de nuevo en ci tratamiento del problema agrario es que lo
incorpora al proyecto politico de la "Revolución en Marcha" situando la Ley
mds que como un instrumento para cambiar las condiciones de tenencia, como
un instruniento de las transformaciones social y polItica que es lo que Ic confie-
re su verdadera magnitud. Aunque antes de 1934 los debates sobre la propiedad
comenzaron a proliferar, el acento se ponIa casi siempre sobre los criteriosjuri-
dicos para delimitar las tierras piiblicas y privadas y en los mecanismos más ade-
cuados para hacer propietarios mediante la colonización o en hacer productivas
las tierras incultas de propiedad privada.
Con todo, desde 1933-1934 los términos empiezan a cambiar. Carlos Lleras
seflalaba en 1934: "Debo aclarar en primer término que no se trata de un pro-
blema de orden juridico, sino de un problema de orden social. Quienes han ol-
vidado este principlo y no quieren ver en ci problema de dominio de tierras
más que una lucha entre ci Estado que alega ser propietario de ciertos terrenos
y los particulares que los contradicen fundados en titulos más o menos dudo-
sos, parten de una base falsa y olvidan que la aspiración de los partidos verdade-
rarnente revolucionarios no debe ser Cinicarnente la de reivindicar terrenos rnás
o menos vastos, sino la de crear un regimen de propiedad diferente del que hoy
impera (limitados a) reivinclicar los terrenos por ci Estado para que éste pueda
adjudicarlos libremente dentro del nuevo sistema de adjudicación de baldfos, ci
regimen de propiedad individual prácticamente soberano seguird jugando con
todos sus atributos y engendrando los mismos estados de explotación que hoy
combatimos. Las reformas que se adopten no deben limitarse al terreno jurIdi-
co, sino hay que daries un definido carácter social" 23 .
Las diferencias con otras concepciones, aun del misnio partido liberal, aun-
que sutiles, eran decisivas: para Fabio Lozano Torrijos, se trataba de estimular
Ia producción, elevar los salarios, aumentar la movilidad de la fuerza de trabajo;
etc., para Alejandro Lopez, con mucho uno de los más Idcidos ideoiogos de

Salomón Kalmanowitz por otra parte en su ensayo "Desarrollo Capitalista en el Caropo"


en Mario Arrubla en, Colombia hoy, ediciones Siglo XX[, Mexico, 1978, establece algunos
vi'nculos entre las dos iltimas fases.
Una sintesis de la legislación agraria anterior a la Ley 200 puede verse en Mardonlo
Salazar, Proceso Flisthrico de la Propiedad en Colombia desde 1497 hasia hoy. Ensayo de
la legislaciôn agraria Colombiana con la de Europa, Norte, Centro y Suramérica, Editorial
ABC, Bogota, 1948, pp. 254 y siguientes; tarnbién INCORA "Compilación de normas so-
bre baldios". La Legislación entre 1920 y 1936 es detallada en Katherine Legrand, op.
cit., pp. 292 a 362.
Lieras Restrepo, op. cit., p. 35.

194
entonces, de "sustituir peones por propietarios" respetando las tierras cultiva-
das; para el grupo denommado la izquierda liberal, se trataba de nacionalizar la
tierra, repartiéndola a los campesinos sin renunciar el Estado a su dorninio; para
el sector Lopista, como es harto sabido, se trataba de todo aquello pero tarn-
bién y esencialmente, del derecho que tiene ci Estado, en nombre del interés
comün, de hacer coercitiva Ia utilización productiva de la tierra mediante el
concepto de "función social de la propiedad" lo que por supuesto competla
más al dmbito de la Reforma Constitucional que a la propia legislación agraria.
Más precisamente, el alcance de la Ley 200 estaba definido porel aicance de
la Reforma Constitucional.
AsI lo entendIa la SAC que por supuesto no solaniente se apuntaba a la de-
fensa de la propiedad privada, sino que además argumentaba sobre los efectos
perniciosos que cualquier distribución de Ia propiedad tendria sobre Ia marcha
general de la economia.
Gabriel Ortiz Williamson miembro prominente de la SAC, después de hacer
un examen de los conceptos que preservaban la propiedad privada en la historia
constitucional del pals y de sea1ar la necesidad de que la propiedad tuviera ga-
rantIa, decla "Colombia es un pals donde la propiedad territorial no solamente
no estd mal distribuida sino algo más, en partes pulverizada" y trala a cuento
algunas cifras en las cuales mostraba que en efecto en la region de Cundinamar-
ca la propiedad pequefia era predominante "Boy puede decirse que casi ci Isni-
Co latifundista en Colombia es ci Estado que cuenta con cifras astronómicas,
de hectáreas de tierras ubéi-rimas en todos los climas las que entrega generosa-
mente a quienes quieran trabajarias, pero para trabajarlas es preciso garantizar
la propiedad privada". Flacla igualmente referencia a la zona de Caldas donde
"reina soberana la pequefla propiedad en forma de plantaciones de café y otros
cultivos habiendo transformado la selva en fuente de riqueza nacional. Lo
mismo se observa en Antioquia, Tolima, Cundinamarca y en todo el pals".
Y ilamaba la atención a los pequeños propietarios los que segOn éi, tambien
se verán amenazados por la reforma constitucional que querla Iiniitar el de-
recho de propiedad. "Sin una indemnizaciOn previa y justa". "A esos propie-
tarios campesinos y a todos los trabajadores en todas formas rurales y urbanos
les recordamos que cuando ci General Rafael Uribe Uribe dio al partido liberal
la organizaciOn que fue base de un hermoso triunfo incruento, levantó su ban-
dera triunfadora entre otras grandes ideas con esta afirmación: "Creemos que la
intangibiidad de la propiedad es uno de los principios esenciales de la civiliza-
ciOn porque constituye el amparo de la vida de famiia y es como la coraza

24. Véase Fabio Lozano Torrijos la SubdivisiOn Agraria, en Fabio Lozano Torrijos
Con los Agricultores de Colombia, p. 189 y Alejandro Lopez en, Obras de Alejandro
Lopez, ediciones Colcultura, Bogoti, 1977, p. 199. Un examen de las diversas posiciones
y propuestas y sobre el sentido polItico de la Lay 200 puede verse en Gerardo Molina,
Las Ideas Liberales en Colombia. Vol. III, 1915-1934, pp. 259-260 y también Gerardo
Molina, Las Ideas Liberales, Vol. III, pp. 76 y siguientes.

ROCLj' 195
de la libertad personal, garantla de independencia y fuente de energIa y de
clignidad personal"25 -
En efecto, en la Revista Nacional de Agricultura aparecieron varios artIculos
en los cuales no solamente se subrayaba que Colombia era un pals de pequenos
propietarios predominantemente sino que se traIan a colación las cifras de
Cundinamarca y las cifras de la zona cafetera; con todo, era bastante difIcil
encontrar argumentos que justificaran la concentración de la propiedad, y más
bien los embates se encaminarIan a demostrar los vInculos de las propuestas
de algunos sectores del partido liberal con el comunismo, como lo veremos
despuds.
SerIa en efecto difIcil comprender las presiones para una reforma agraria de
las magnitudes que reclaman la atención del partido liberal, Si se le viera sola-
mente como Ia respuesta a las luchas campesinas, o como la respuesta para ade-
cuar el regimen agrario a las necesidades de la industrialización que se extendIa.
En realidad debe observarse que las transformaciones del regimen agrario hacen
parte del programa politico general del partido liberal de entonces y en ese
contexto es que debe situarse el debate sobre la función social de la propiedad.
Con razón escribe Gerardo Molina que "un estaclista moderno que marchaba al
frente del pelotón formado por la burguesIa industrial, tenIa que enfrentarse
al inmenso problema de la propiedad para asegurarle a Ia tierra el carácter de
agente de la producción. Como persona de las clases medias, Lopez tenIa que
proponerle al liberalismo que existiera en Colombia lo que ya se habIa conse-
guido de tiempo atrás en el mundo civiizado; pasar el poder económico, social,
politico de los duefios de la tierra, a los duefios de los bienes industriales y
acabar con los privilegios de la aristocracia feudal"26 .
De ahI que todo debate sobre la Ley de tierras haya sido antecedido por
el de la reforfha constitucional cuya principal innovación en opinion de Molina
consiste en haber introducido en la Carta el concepto de lo social, consagrando
27
el interés social al lado de la noción de utilidad püblica.
Jaime Vidal Perdomo comparte también la tesis de que la reforma constitu-
cional de 1936 comenzó con la propuesta gubemamental sobre el problema de
la propiedad, la posibilidad de expropiación y In intervención del Estado en la
econom ía.
Por su parte, Darlo Echandla ponente de la reforma constitucional, hacia
ver en la exposición de motivos cómo una de las razones del cambio constitu-
cional era poner a tofu los derechos con las concepciones modernas del Estado,
con la regulacion de la economia y con Ia protecciOn del trabajo, autorizar ex-

Gabriel Ortiz Williamson, Reforma del Regimen de Propiedad, en El Tiempo, no-


viembre 2 de 1934.
Gerardo Molina, op. cit., Vol. 3 p. 31. El Pensamiento Liberal Radical de la época
es expuesto con precision en Salvador Iglesias, "La Reforma Agraria" en El Tiempo de
agosto de 1936.
Gerardo Molina Las ideas Liberates en Colombia de 1935 a la iniciación del Frente
Nacional, Ed. Tercer Mundo, Bogota, 1979 pp. 31 y siguientes.

196
propiaciones por interés y no solo por utilidad püblica, aumentar las facultades
del legislador para que no todas las expropiaciones tuvieran indemnización pre-
via y requirieran mandato judicial.
Esto a su vez proporcionó al Estado un argumento jurldico para mediar en
los conflictos por la tierra sin apelar a la fuerza en defensa de la propiedad, a la
que se vela obligado hasta entonces por mandato de la Ley, lo que al propio
tiempo contribuirla a legitimar su autoridad; Tovar, quien ha seflalado este
punto y anotado cómo la falta de una legislación social exime al Estado de in-
tervención en la regulación de las relaciones entre ci capital y el trabajo mdi-
nándolo hacia actitudes represivas, observa que: "La situación del Estado habIa
contribuido a generar un efecto contradictorio para si, puesto que su interven-
ción al efectuarse en orden a la acumulación capitalista y coadyuvar asi al des-
pliegue de un complejo económico y social, no correspondIa de ningün modo a
los requerimientos sociales que tal proceso generaba, lo que tendIa a expresarse
en la propensión al desbordamiento de la institucionalización y en la falta cre-
ciente de la legislación del Estado. Dc ahI entonces que se supliese en la repre-
sión estas carencias" 29
AsI, por ejemplo, la Ley 69 de 1928, conocida como la "Ley Heroica" 3° se
habia expedido para fortalecer la acción represiva del Estado frente a los con-
flictos obreros y campesinos y para establecer soluciones penales a quienes
atentaran contra "El Rgimen de propiedad y el orden social", la Ley a la que
Lopez se opuso desde ci Congreso en forma vehemente
Quizás la manifestación más sintomática del cambio en ci clima de opinion
polItica sea ci contraste que surge de las siguientes dos respuestas, una de Olaya
y otra de Lopez a una solicitud de la SAC., la cual hizo a ambos Presidentes en
distintas ocasiones y en la cual en términos similares seilalaba que las diversas
clases de conflictos entre propietarios y trabajadores habIan estimulado siste-
máticamente un odio violento de clases poniendo en peligro la propiedad, la
que debIa garantizarse, por lo que ci gobierno debla tomar cartas en ci asunto 3t .

Jaime Vidal Perdomo en la introducción al Libro de Alvaro Tirado y Magdala Ve1s-


quez, La Rc/brrna Constitucional de 1936, Editorial Oveja Negra, Bogota, 1982, pp. 8 y
siguientes. Para las controversias principales que se desataron en ci Congreso en términos
jurIdicos, véase Tirado y Velasquez, op. cit., pp. 94 a 99 y 110 a 146, también la Antolo-
gia del Pensamiento Liberal Colombiano, libros de "El Mundo" No. 2, MedellIn 1983, en
el que se recogen los programas del Partido Liberal desde 1922. Tamblén Bemardo Tovar,
op. cit., p. 202.
Tovar, op. cit.
30 Sabre la "Ley heroica" y ci clima represivo desatado durante el gobierno de AbadIa
Méndez, véase Jorge Orlando Melo "La Ley Heroica" en En say os sabre historia y pal Inca,
Editorial La Carreta, Bogota 1979 pp. 141 a 152.
30a. Alfonso LOpez Pumarejo "Mensaje Presidencial a las Cámaras Legislativas" 1935-
1936, p. 66.
31. La proposición y mensaje aprobados por el Congreso Agrario de la SAC., puede ver-
se en el artIculo "La SAC y ci derecho de propiedad" en Revista Nacional de Agricultura,
Julio-agosto, 1933.

197
El Presidente Olaya Herrera inclinándose por la adopción de medidas que
sirvieran para "favorecer una protección efectiva de Ia propiedad privada" res-
pondió a los agricultores: "El gobierno tiene que poner todo el peso de su auto-
ridad y todos los elementos que lo respaldan para evitar que los propietarios de
tierras se vean amenazados de un desconocimiento violento de los derechos que
por virtud de la ley tienen adquiridos. Tampoco puede el gobierno, sin faltar
a su deber fundamental que es el deber de dar seguridad, permitir se ejerza pre-
sión e intimidación por organizaciones que persiguen el logro de sus objetivos
mediante la fuerza y la violencia, ni podrá sin permitir con ello que el pals fue-
ra a un pavoroso estado de descomposiciOn, que se invadan terrenos de propie-
dad privada o se haga a los dueflos de dos imposible la vida o el ejercicio de sus
deberes niediante el insulto y la amenaza; para evitar estos excesos y circundar
(sic) el camino a un estado de cosas tal que serla Ia pena de muerte en nuestros
pueblos, el gobierno procederá con la aconsejable moderación pero con toda
justicia y absoluta firmeza. El Gobierno inspirado en estas ideas pondrá en mo-
virniento los organismos que dispone para que las relaciones de trabaj adores y
propietarios se conserven en el pie de desarrollo y humanidad a que vengo refi-
riéndome y para que el derecho de propiedad y orden püblico, y la paz sociaL
se mantenga en forma inalterada"32 .
En 1934 la SAC., solicitaba a] Presidente Lopez un pronunciamiento seme-
jante para que "devolviera la tranquiidad a los creadores de riquezas amenaza-
dos por conflictos provocados por los jornaleros, arrendatarios y colonos e
hiciera respetar el derecho de propiedad". LOpez tajantemente respondiO, en
términos completarnente contrarios a los de Olaya 1-lerrera, indicando cuál era
la esencia del cambio politico ocurrido en el pals; conviene transcribir en su
totalidad la cita: "El cambio politico ocurrido en el pals no ha pasado inadver-
tido para las masas de trabajadores que participaron tan activamente en él, no
solo como electores, sino ofreciendo con el apoyo de su voto todo el respaldo
que fue decisivo en ocasiones totalmente complejas. Las vIctimas de los trans-
tombs a que dio lugar la reacción contra el moviniiento de 1929 fueron en su
inmensa mayoria jornaieros rurales y pequefios propietarios sacrificados a un
ideal que el campesino entiende como una aspiración al bienestar al que tiene
derecho y que ya ha sido negado dentro de las instituciones y costumbres ac-
tuales. No es pues extrailo ni un mal que el concepto de democracia que se
extendiO por toda la repUblica como consecuencia del triunfo liberal haya in-
fluido, para promover ese desasosiego que es una forma casi mecánica de bus-
car el equiibrio econOmico dentro de la tradicián polItica anterior.
"Están en plena vigencia legal, en todos los casos, procedimientos para
someter cuaLquier brote de rebeldla del trabajador a las condiciones legales o
particulares a quienes presta su servicio, y hay una completa escala de medidas
autoritarias que van desde las atribuciones de los aLcaldeshasta las Ieyes heroicas

32. La respuesta de Olaya aparece en Ia Rev. Nacional de Agriculev-a, julio-agosto, 1933,


pp. 12y 13.

198
recordadas por el pals con repugnancia, para dar a la ley y a la interpretación
de la ley el respaldo de las armas, pero no hay todavIa ningün modo de obrar so-
bre los propietarios de tierras y grandes industriales para prevenir conuiictos con
un criterio más humano, más liberal, más generoso que corrija las injusticias e
impida la apiicaeión de aigunos reglamentos de trabajo que mantienen al cam-
pesino en un rgimen feudal especialmente en ciertas secciones del pals.
El concepto de la propiedad privada, intangible e invulnerable de la Consti-
tución Colombiana, puede obligar y obliga al gobierno, en cumplimiento de la
ley, a rechazar a mano armada la rebeldia de los colonos que no quieren some-
terse de buen grado a una disposición judicial por la cual sean arrojados de una
extension de tierras cultivadas por ellos de buena fe, en gran parte de los casos
introduciéndoie mejoras que no les son reconocidas; pero no existe Ia atribu-
ción del gobierno en tiempos normales para obligar a los empresarios agrIcolas
a sostener determiriado nivel mInimo de vida para los trabajadores que tenga
cierta dignidad y amplitud, ni facultades para proteger al colono de buena fe
contra la sentencia judicial inapelable que lo condena a entregar su trabajo y su
esfuerzo colonizador a la destrucciOn, ordenada por el dueflo de un tItuio, aun
cuando coloque al poder ejecutivo ante sucesos dramiticos como los que han
venido oscureciendo cada dia más ci panorama de los problemas agrarios na-
cionales... La Ley tiene que ser respetada y debe hacerse por rnedio de la
autoridad, pero la autoridad no puede ponerse al servicio incondicional de Ia
injusticia sin perder su vigor y la naturaleza misma de sus funciones.
Y hoy por desgracia no puede negarse que existe la injusticia y que La ampa-
ra la ley. En estas circunstancias, el Gobierno Nacional ha creldo que debe pe-
dir al Congreso las reformas de la Carta Fundamental y de la Ley que le permi-
tan intervenir en forma distinta de como hoy está obligado a hacerlo"33 .
Sobre este nuevo clinia, que permitia en términos constitucionales satisfa-
cer las demandas campesinas y al mismo tiempo ampliar las posibilidades para
la expresión polItica de los conflictos sin reprirnirios, lo que era sin duda esen-
cial para recuperar la legitimación del Estado como mediador de aquellos con-
flictos, se expide la Ley 200 cuyos términos son bien conocidos.
Los puntos esenciales de la Ley eran la presunción de que eran baldIos los
terrenos no expiotados económicamente y la reversion de dominio de los pre-
dios que no estuvieran bajo estas circunstancias.
HabrIa que precisar ci sentido de Ia Ley, que está lejos de lo que los comenta-
ristas han querido ver en ella. De hecho el artIculo 6o. de la Ley 200 lo que es-
tabiecla era la presunciOn del abandono por parte del titular del derecho de
propiedad en los casos en los que no fuera explotada económicamente. La
expropiación por ci contrario presuponIa "una situación de hecho conforme
con las reglamentaciones del ejercicio de la propiedad privada (en ci sentido de),
que el dueno ha procedido de acuerdo con la función social que Ic correspon-

33. La respuesta de Lopez a la SAC., aparece en El Tiempo del 7 de septiembre de


1934.

199
de", pero por mo:ivo de utilidad ptiblica o de interés social definidos por el
legislador, se hacla necesario el traslado del bien al dominio püblico, mediante
sentencia judicial e indemnización previa o sin ésta por razones de equidad;
eran pues dos situaciones jurld.icas distintas3 .
Como quiera que se consagraba en el artIculo lo, de la Ley 200 de 1936 el
negar el carácter de baldIos a los terrenos que se hallaran poseldos mediante
una explotación económica, ello admitIa pruebas y justificaciones en el senti-
do de que las explotaciones agrIcolas podrIan estar realizándose en forma
accidental o transitoria, con el argumento de dejar descansar la tierra para
obtener rendiniientos adecuados. Pot otra parte, la extinción del derecho de
dominio consagrada en el artIculo 6o, no afectaba en ningün caso los terrenos
explotados económicamente ni los que, conforme at articulo lo. de la misma
Ley se consideraran poseIdos, por set necesario para la explotación del predio
como complemento para el mejor aprovechamiento de éste, ni los que debie-
ran mantenerse incultos de acuerdo con lo dispuesto en varios artIculos de la
Ley35 .
Asl pues Ia Ley 200 no contemplo la posibilidad de expropiar tierra privada
para realizar lo que hoy ilamarfamos una Reforma Agraria. Se trataba esencial-
mente de clarificar el derecho de propiedad sobre las tierras, bien fueran bald las
bien se presumieran de propiedad privada, a fin de que el Estado pudiera co-
nocer exactamente cuales eran sus derechos sobre ellas y por otra parte, abrir
el mercado de tierras mediante ci saneaniiento de los titulos. Por otro lado, la
Ley 200 trató de presionar la conversion de los terratenientes en empresarios
para poner a producir la tierra ociosa y subutilizada y además, claramente
apuntaba a resolver y calinar las luchas agrarias y aclarar la incertidumbre pre-
valeciente sobre los titulos de la, propiedad, en razOn no sOlo de que eran fuente
de conflicto sino de que gran parte de la polItica agraria en particular de la
capitalizaciOn del campo se vela obstaculizado por esta incertidumbre sobre la
tituiaciOn.
En efecto Mariano Arango ha seflatado como una de las implicaciones im-
portantes de esta Ley el hecho de que, dada la incertidumbre sobre la propiedad
de las tierras no habla estlmulo para mejorar las explotaciones agropecuarias
y lo que es més importante, no existian recursos porque los bancos hipoteca-
rios no prestaban donde no hubiese un buen tItulo que respaldara ci préstamo.
La Ley venfa precisamente a ofrecer estos titulos a los terratenientes que explo-
taran la tierra .

Alberto Aguilera Camacho, Derecho Agrario Colombiano, Ediciones Tercer Mundo,


Bogota, 1962, pp. 65 y siguientes.
Véase Adolfo Tnana y Antorverza, Legislación Agraria Colombiana, para un buen
examen de los vacIos jurldicos y las debilidades inherentes a la Ley; véase también, La
Memoria de Industria, de Gonzalo Restrepo en 1938, Vol. 1, pp. 10 y siguientes.
Mariano Arango, El café en Colombia... véase también Alfonso Lopez Pumarejo
"Mensaje Presidencial a las Cámaras en 1935", p. 228.

200 .. . •:.•
C
A pesar de que la Ley no pretendfa en modo alguno asaltar la propiedad pri.
vada ni la socialización de la propiedad, ni el Estado aspiraba a acaparar todas
las tierras, las reacciones por parte de los propietarios fueron ciertamente
agresivas. No dejaba de seflalarse que "Colombia habla caIdo, sin darse cuenta,;
en la zona de influencia de Moscü". Carlos Uribe Echeverry, parlamentario,
Ilegó incluso a sostener que "con el inciso cuarto del artIculo de la Reforma
Constitucional, que prometla en ciertos casos la expropiación sin indemniza-
ción se podia finalizar la totalidad del programa comunista" y sobre el proyec..
to que llego a ser la Ley 200 escribió: "El Proyecto sobre regimen de tierras es
sovietizante y en lugar de resolver el problema lo agrava; piénsese en la super-
producción que se vendria en el caso en el que se pusieran a producir todas
las tierras inactivas que tiene hoy el pals y que pueden ser aprovechadas para
cultivos".
Laureano Garcia Ortiz, publicista Liberal y entonces Presidente de la SAC.,
escribió este párrafo que muestra la atmósfera en que se adoptaban las refor-
mas: "Pero ahora estamos viendo personas que se han llama do y se siguen
ilamando liberales para acaparar votos que los ileven a las curules del Congreso
y que no son liberales sino comunistas que en antes y ahora se levantarIan in-
dignadas contra cualquier intromisión del Vaticano, llamándolo poder extran-
jero, y no obstante esos surnisos incondicionales reciben órdenes de Moscü y
subvenciones también, y tales ôrdenes moscovitas, tales encidicas del PontIfice
rojo, esos decretos, los más tiranos y exóticos que el mundo haya conocido
anulan nuestra legislación, cambian nuestros códigos, arrebatan los derechos y
disponen discrecionalmente de nuestros bienes y se introducen en nuestra fami-
Ha" y como si no bastara, agregaba: "Los agentes de Moscü en Colombia preten-
den que los poderes piblicos a quienes halagan y acarician hipôcritamente, y el
liberalismo colombiano cuyo nombre toman con cinica falsedad y el conservatis-
mo colombiano que por su abstención y sus campañas inocuas, por lo exageradas,
inconscientemente ayudan a esa avalancha rusa; y el ilamado liberalismo popu-
lar a quien tratan de convertir en instrumento automata ciego, esos agentes de
MoscO en Colombia —conclula— pretenden que vayamos todos a la "hecatom-
be espafiola para provecho y contento tan solo de los ponderantessoviéticosque
mandan y pagan a ellos, sus patriotas apoderados en Colombia"37 .
Por lo demás, podrIan encontrarse innumerables textos de corte similar no
ya entre los conservadores, sino incluso entre miembros del partido liberal. La
SAC., por su parte, de mtiltiples modos tratO de modificar los términos de la

37. Las citas de Uribe Echeverry y Laureano GarcIa Ortiz provienen de Gerardo Molina,
Vol. 3, op. cit., pp. 81-81; también para un lenguaje similar al anotado viase el informe de
Laureano Garcia Ortiz en La Revista Nacional de .4gricultura, diciembre de 1935 y diciem-
bre de 1936. Para un examen de los términos involucrados en el debate, véase Darfo Mesa
"El Problema Agrario en Colombia 1920-1960" en La Agricuirura Colombiana en elSiglo
XX. Coleultura, Bogota 1978, pp. 187 y siguientes y César Gonzalez Londoño "la Ley de
Regimen de Tierras y las Aspiraciones Campesinas" en El Tienipo, febrero 2 de 1937,
donde se hace un examen de los t&minos politicos en los cuales se venIa promoviendo el
debate.

A(P(Ou' 201
I eN'-
Ley 0 de crear un clima de opinion adverso, atacándola. Los señores Miguel
Uribe HolguIn, Gabriel Ortiz Williamson y Uldarico Rozo, miembros de la
SAC., a quienes la Junta Directiva asignó la tarea de hacer un estudio del pro-
yecto de ley sobre contratos de arrendamiento de tierras y de servicios entre
propietarios de fincas rurales y estancieros, que se deriva del decreto reglanien-
tario de la ley 200, senalaban ciertamente que en cuanto a la presunciOn de que
las mejoras pertenecen al arreridatario. "Tal vez no sobra observar que todo lo
que se agrega permanentemente a una cosa, pertenece al dueulo de ésta por ac-
cesión el derecho-de que nace la agregación cuando procede es a una indemni-
zación conforme a los principios generales. Esta presunción parece ser solo una
forma de la otra de la cual hablábamos on primer lugar. En cuanto a la expro-
piación como sanción de la mora del pago de la indemnización por las mejoras,
todo crédito da derecho al acreedor para hacerse pagar conforme a las reglas del
derecho cornOn. Semejante expropiación no tiene antecedentes y pugna con los
principios sobre propiedad;eI propietario, el arrendatario, seflalaban, bien podrIa
hacer embargar y hacer vender on subasta Ia tierra como cualquier otro bien de
su deudor, porque no hay por qué él haya de ser el Onico comprador y por el
precio que no seri el justo dadas las condiciones en las cuales se pone la tierra
ocupada por arrendatarios". 38
Previaniente a este confuso concepto, cuando se estudiaba el proyecto sobre
contrato de trabajo rural, la SAC., rendIa oficiahnente su concepto en los Si.
guientes términos "Se deduce claramente (de la lectura del proyecto), que se
quiere legislar con fines tendenciosos en favor de una clase social que jamás ha
solicitado tales medidas extremas y en contra de otra, la que Se supone de ante-
mario corrompida, perversa y de mala fe y a la que hay que colocar en el banco
de los acusados para castigar y arruinar con el mdximo de todas las penas por
haber cometido el delito de tener un predio, haber trabajado ingenuamente en
él creyendo que aquello era honorable y haber pagado todas las contribuciones
para el sostenimiento del tren burocrático" y agregaba que se tendIa a converti.r
"a los trabaj adores en amos de los propietarios y a éstos en esciavos de aquellos
para luego convertir por los inismos sistemas y más fácilmente a los trabajado-
res, en infelices esciavos y en instrumento de deterniinado partido" 39 .
De hecho, si se miran los artIculos y editoriales de la Revista Nacional de
Agricultura inniediatamente posteriores a la expediciOn de la Ley, no cabe du-
da de que la S.A.C., no cesaba en el empeflo de identificar ala fracción lopista
del liberalismo con el comunismo.
En realidad, el decreto establecfa que los trabajadores tendrfan derecho a
liabitación gratuita, a una parcela de tierra, lena, agua, corte gratuito de made-
ras, salario gratuito por un mes en caso de enfermedad y otras providencias
que tendfan a mejorar la situación de los trabajadores la Sociedad de Agricul-

En El Tiempo de septiembre 25 de 1936.


Véase e! artcu10 "La SAC y el Derecho de Propiedad", trascendental docwnento
en la Reyista Nacional de .4gricultura, julio-agosto de 1934.

202
tores, por boca de su secretario Rafael Flórez, sostenha que en vez de un proyec-
to de 63 largos articul.os hubiera sido mejor sintetizarlos en esta idea:

"lo. Expropiación de todos los predios rurales sin lugar a indemnización


alguna;
2o. Aplicación de la pena maxima a todos los dueios de estos predlios;
3o. Desheredamiento de todos los sucesores de los propietarios"40 .
La Cámara de Comercio de Bogota por su parte después de hacer un examen
de la filosofla de la Ley, de las necesidades de la misma y del modo de resolver
"los actuales problemas sobre las propiedades rurales" seflalaba cómo las con-
diciones esenciales de la propiedad se caracterizaban por ser absolutas, exclushas
y perpetuas y que con estos seflalamientos de la ley, terminarla por desaparecer
el derecho de propiedad. Al tiempo que la Le% rornpIa una tradicióri legal e
ininterrumpida de respeto a la propiedad ajena . De hecho, el otro eje de los
ataques a la Ley 200 fue la oposición a La reforma Constitucional.
Por otra parte, muy tempranamente la S.A.C., La Cámara de Comercio, La
Federación Nacional de Cafeteros, La Federación de Fabricantes y Productores,
la Federación del Comercio y ci Comité de Cafeteros de Cundinamarca de con-
suno, criticaron ante las cárnaras legisLativas los proyectos de actos reformato-
rios de La Constitución Nacional acerca del concepto de propiedad privada que
comenzaron a discutirse desde 1930, "Bien sabido es que proyectos de esta na-
turaleza suelen crear de por sl un ambiente de inseguridad y de zozobra que se
hace singuLarmente aguda en épocas como La actual, que el pals ha venido so-
portando una de las más grandes crisis económicas, de cuantas se hayan regis-
trado en los ültimos tiempos. Iniciativas parlamentarias como las encaminadas
a menoscabar en nuestra legislación ci principio de la propiedad privada a más
de fomentar el odlo de clases (debe) constituir dentro de la situación que hoy
se conironta un nuevo factor de intranquilidad, y aumentar si cabe, el descon-
cierto predominante en las clases productoras y La desaparición del espIritu de
confianza que ha menester el pals"42 .
Y aun antes que el proyecto de ley fuera aprobado, La propia S.A.C., insistla
en demostrar que la Ley proyectada envolverla un desconociiniento de claros
derechos y serla de grave trascendencia y solicitaba por Lo tanto a las Cámaras
que ci proyecto no fuera votado afirmativainente. "La perspectiva de esa Ley
ha producido ya los más onerosos resultados como Ia tala de bosques de domi-
nio privado con flagrantes vioLaciones de los derechos de sus dueflos y con per-
juicios para eBbs y para ci pals por La merma de aguas cuando no por su agota-
miento; los invasores esperan que en virtud del articulo 4o., Si lograren poder

Rev. Nal. de Agriculture, julio-agosto de 1934, p. 110, véase también Rev. Nal. de
Agricultura de octubre 3 de 1936.
Boletin de la Camaro de Comercio de Bogota, octubre de 1934, No. 152.
Véase Revista Nacional de Agricultura, septiembre-octubre de 1931, también la
Conferencia de Alberto Abello "El Derecho de Propiedad" aparecida en La Revista Na-
cional de Agricultura, noviembre de 1931, febrero de 1932.

203
enfocar, un establecimiento durante un aflo se quedarán con la tierra aün des-
puds de vencidos por sus dueflos y en juicios de reivindicación". Y objetaba
que el tItulo mixto de la tierra, es decir la combinación de Jo que ha sido tItuio
y de irna posesión de carácter económico no garantizaba al dueño su situación
toda vcz que no habIa criterios para probar el dominio privado 43 .
Las crIticas de la Sociedad provocaron la siguiente notificación del Minis-
-tro de Industria y Trabajo, Benito Hernández: "Las publicaciones que se estan
haciendo en relación con la Ley de tierras (reflejan) la convicción de que un
nmero considerable de agricultores tiene una información deficiente o una
apreciación equivocada del alcance del proyecto que en nombre del gobierno
presenté a Ia consideración de las cámaras, hasta ci punto de que valiéndose de
los mismos argumentos que se han encargado de difundir eritre aquellas perso-
nas que no simpatizan con la Ley, algunos detentadores consideran que efecti-
vamente van a aprovecharse de las disposiciones que discute el Congreso". Y
continuaba, "por mi parte considero que La Ley como está propuesta, lejos
de ser una amenaza, va a permitir una soiución satisfactoria de multitud de con-
flictos e insinuaba a! Presidente de la S.A.C., que reuniera a la Sociedad para
que el Ministerio pudiera presentar a los agricultores las explicaciones pertinen-
tes y escuchar las objeciones que fueran del caso. La Sociedad por su parte
aceptó la invitación y a fines de 1936 ci propio Laureano Garcia Ortiz advir-
tiendo que él no compartIalos tdrminos del proyecto de Ley, reconocla en todo
caso que habia muchos miembros de la S.A.C., "que sin ser comumstas piensan
que hay principios considerados intocables antes, cuya reforma sustancial no
puede aceptarse hoy sino que debe hacerse en guarda de la tranquiidad social
amenazada por ci exceso de aspiraciones revolucionarias que han traIdo tantas
desgracias espantosas al mundo". Y que él en consecuencia, tratarla de obrar
con niás prudencia de aquella con la que habIa obrado antes. Esto al parecer,
era también ci resuitado del poco eco que ci tono injurioso de los agricultores
contra ci gobierno tenla en otros sectores de opinion.
No deja de ser sintomático ci que la Sociedad haya nombrado una comisiOn
encargada de entenderse con ci gerente de la Fecieración Nacional de Cafeteros,
Alejandro LOpez en 1936, para discutir con éi Ia gravedad "que entraflan algu-
nos de los artIculos del proyecto de Ley que cursan las cámaras". El acta regis-
tra sobre esta reunion Jo siguiente: "el doctor LOpez considera que las labores
de la FederaciOn están circunscritas al desarrollo comercial de Ia industria cafe-
tera tanto en el interior corno ci exterior del pals; que ci probiema agrario gene-
ral de Colombia que interesa a todos los agricultores es distinto de todos los
probiemas especiales que contemplan los cafeteros en sus haciendas y que sobre
este problema general tiene formada su opinion que además, los cafeteros y ci
resto del pals, este punto Jo recalcO especialmente el doctor LOpez, no piensan

Véase el axtIculo "La SAC., y el proyecto de Ley Dominlo y Posesión de Tierras"


en Rev. Nal. deAgricultura, No. 382, abril de 1936.
Libro de Actas de la SAC., sesión del 29 de septiembre de 1936.

204
como los de Cundinamarca que quieren en su concepto hacer perpetuar el sis-
tema de los encomenderos para todo lo que se relacione con sus arrendatarios".
En cuanto a la legisiación sobre tierras y sobre patronos y arrendatarios "opina
el señor Gerente que debe ser niodernizada y se muestra partidario de la con-
cepción de libertad absoluta a los labriegos para que puedan hacer toda clase de
haciendas por su cuenta, en las haciendas donde trabajan, asunto éste que desea
ver resuelto a fondo". Y al mismo tiempo se indicaba que ci propio Lopez aspi-
raba a ser elegido miembro de la Sociedad para trabajar en ella de acuerdo con
sus ideas, segün se lo expresaba a la comisión: "El señor Soto dijo que proba-
blemente ci doctor Lopez se habla expresado asI por el desconociniiento de la
realidad del problema de la industria cafetera en Colombia, que se encuentra
amenazada con las campafias comunistas encaminadas a desorganizar este pals
para apoderarse de él empezando por socavar los fundarnentos de la economla
nacional que se afianza en gran parte en tal iridustria, la que procuran destruir
para asestarle un golpe mortal al bienestar de la nación" 4 . Hechos como este
debieron conducir a que la Sociedad fuera tomando con más cautela el enfren-
taniiento con el gobierno. Un episodio puede ser ilustrativo.
En la Junta Directiva de la Sociedad, Uldarico Rozo presentó una propo-
siciôn en la cual se haclan agudas crIticas al Gobierno y la Sociedad se compro-
metla "a laborar como un deber patriôtico para garantizar el derecho de pro-
piedad, e insinuar lo que fuere más conveniente contra las ideas disolventes
del comunismo, las propagandas insidiosas de los agitadores, ci odio de clases
que fomenta la cizafla y la calumnia contra todo ci que tenga un pequeño
haber y en fin, en contra de la maniobras eiectoreras de los especuladores aspi-
rantes a curules'. Aunque ci propio Laureano Garcia Ortiz estimO importante
y oportuno esta moción, fue de concepto, que se modificaran los términos de
la misma "a fin de que no pudieran considerarla destructiva algunos de los
miembros del Congreso dando lugar con eilo a algün debate inconveniente para
la S.A.C., que representaba los intereses generales de la gran mayorIa de los
colombianos".
Y, dice ci acta de esta reunion, "el señor Hurtado fue de opinion que la So-
ciedad no afrontara de maiiera muy directa la lucha en el particular, sino que
ofreciera su apoyo al gobierno en estos momentos en que pide a los buenos ciu-
dadanos que formen con él un frente ünico para proseguir la campaña que
anuncia en contra de las tendencias comunistas que tratan de anarquizar el
pals
Y por su parte, el señor Salgar Martin era de la opinion que no debla hablarse
en contra del derecho de propiedadya que elgobiernolo que pretendla era ade-
46
lantarse a las reformas que iniponia el nuevo criterio de propiedad .
Otros, especialniente Uldarico Rozo darlan opiniones contrarias: El propio
Rozo presentó a la S.A.C., una proposición recordando que las autoridades de

Este relate proviene del Libro de Actas de Ia SAC., sesiOn de maize de 1936.
Libro de Actas de la SAC., diciembre de 1936.

205
la Repiiblica estaban para proteger a todas las personas residentes en Colombia
y que los hombres "conocidos con ci nombre de agitadores son los que inician
e impulsan esos movimientos campesinos, los cuales perturban todos los nego-
cios, siembran el odjo de las clases, fomentan Ia mtranquiidad social e incitan
aJ desconocirniento de todo derecho y esquilman con cuotas a! proletariado".
Lo que en su opinión se habIa traducido en desvalorización de la propiedad
rural, carestIa de la vida, aumento de la criminalidad en los campos, "ya que
los capitalistas no se atrevIan a acorneter ninguna empresa agrIcola", lo cual era
sin duda perjudicial para la economIa nacional. En consecuencia, proponIa soil-
citar a las Cámaras dictar las providencias "que juzguen más acertadas a fin de
contener la labor de los agitadores y restablecer la cooperación de la confianza
y la concorclia que debe reinar entre ci capital y ci trabajo" y como justificación
senalaba lo que era corriente en algunos de los pronunciamientos "es muy grave
ese problema porque los agitadores han sido elemento principal que se han vail-
do los comunistas para extender y propagar sus doctrinas y para preparar el
ambiente", advirtiendo además que los comunistas "saben escoger muy bien a
los agitadores por su presencia, atrayente facilidad de expresión, audacia, valor
para desafiarlo todo y sin principios morales de ninguna clase, hasta el extremo
que yo hace más de un año of en una vereda de Tocaima en donde habIa más
de 300 personas a un agitador que decIa "queridos camaradas, es necesario que
ustedes se den cuenta que nosotros no tenemos por qué aceptar tItulos nobilia-
rios de ninguna clase, puesto que todos somos iguales y esos tItulos se encuen-
tran en esas oficinas que ilaman notarIas y oficinas de registro. AsI pues cuando
se pueda, se debe arrojar un poco de petróleo contra las puertas de esas oficinas
y meterles en seguida candela para convertir esos tItulos en cenizas, entonces
nos podremos apropiar las tierras con más tranquiidad y cuando nos las vayan
a reclamar los que se titulaban duefios, los podremos atacar con toda confianza".
Y continuaba ci señor Rozo: "Los agitadores siempre predican contra los
ricos y dos liaman ricos a todos los que usan botines y corbatas, de modo que
los señores miembros de esta Junta, con excepción del labriego que os habia,
serIan considerados como mifionarios y yo les dejarIa cara en que persignarse,
asI pues no deben ignorar lo que les va por Ia pierna arriba y estar alerta" 47 .
Los pronunciamientos oficiales de la S.A.C., después de 1937 fueron hechos
en un lenguaje más moderado que ci que utilizaban individualmente algunos de
sus miembros más destacados, lo que sin duda era fruo de una actitud caute-
losa frente al gobierno, que poco a poco iba cambiando ci clima de opinion.
Dc hecho, aunque los efectos de la Ley no han sido debidamente evaluados,
se tienen sin embargo dos aspectos claros: Al mismo tiempo que se sanearon
algunos tItulos de las haciendas en conflicto lo cual permitió parcelarlas me-
cliante yenta (como ocurrió con la hacienda "El Chocho"), en otros casos Sc
acreditó Ia posesión a los campesinos por no poder probar la titulacián. Igual-
mente, se hicieron algunas parcelaciones voluntarias mediante yenta que los

47. Libro de Actas sesión del 26 de septiembre de 1939.

206
propietarios hacian al gobierno sin que los precios de las tierras parceladas se
desviaran mucho del precio comercial del latifundio. En realidad las parcelacio-
nes privadas empiezan a tomar vucto en la segunda mitad de los años 30, corn-
binadas muchas veces la asistencia del l3anco Agricola Hipotecario, que presta-
ba dinero a los campesinos; en otros casos las transacciones fueron asuntos en-
teramente privados entre los propietarios y los arrendatarios y colonos.
Palacios senala que entre 1936 y 1940 se afectaron numerosas tierras por
cualquiera de estas vias. En 1936 estima que hubo 38 municipios afectados,
51 en 1937, mientras en 1939 se paso a 97 municipios afectados extendiéndose
en 1940 hasta los 10 departarnentos en los cuales se efectuaron parcelaciones.
Las propiedades afectadas entre 1936-1937 y 1940 fueron respcctiva.mente,
62, 102 y 240 con superficies que comenzaron con 42.439 hectáreas en el
32, 62.607 hectáreas en el 37, y 223.137 hectáreas en 1940 4 .
Machado por su parte, estirna que Ia polItica de parcelaciones logró vender
aproximadamente 8.700 parcelas habiendo sido comercializadas cerca de
325.000 hectáreas. Dc acuerdo con Machado, al comenzar la década de los 40
Sc hab Ian parcelado 470 fincas con 674.600 fanegadas en beneficio de unos
20.000 pequelIos propietarios pero especialmente de los antiguos propietarios
de las haciendas49 .
Toda vez que para comicnzos de los ailos 40 existlan aproxirnadamente
9 10.000 propiedades registradas en ci pals, las parcelaciones solarnente contri-
buyeron a la formación de propiedades rurales con cerca del 2'o, de modo
que segn Machado no hubo aparentemente mayor efecto redistributivo de
la Ley 200 0 .
Con todo, en algunos departainentos especialmente en el caso de Cundina-
marca los efectos sobre la distribución de la propiedad territorial pudieron
haber sido significativos, puesto que ci nümero de propiedades aill aurnentó
sensiblemente a conuenzos de los aflos 40. Por otra parte, al parecer uno de los
resultados más importantes de la Ley fue la expulsion de arrendatarios aparce-
ros y colonos en zonas de intensos conflictos como en las regiones cafeteras
de Cundinarnarca y ci Tolima. En efecto, numerosas denuncias empiezan a
presentarse como en ci caso por ejemplo de la Hacienda Chenche Asoliado en
las que se les quito las tierras a cerca de 4.000 campesinos que estaban en
posesión de elias. Igualinente se iniciaron lanzamientos masivos desde 1937 en
Cauca, Caldas, Cundinarnarca, Tolirna, Antioquia y BolIvar. Dc acuerdo con
Aguilera la Icy produjo efectos contrarios a los de su intención y algunos de
ellos de carácter negativo, a saber:
"a) No se logró la explotación económica del suelo ni Sc cambió ci concep-
to de la posesión inscrita en la aplicación de la Ley;

Marco Palacios, El café en Colombia, pp. 403 y siguientcs.


Absalón Machado citado por Darlo Fajardo, op. cit., p. 57.
Machado citado por Fajardo, p. 61. Vase también Mariano Arango, El Café en
Colombia 1930-1950. p. 102.

207
mado en Ia Ley 100) y a] mismo tiempo, indicando Ia necesidad de derogar
Ia Ley 200. La S.A.C., acogió estas propuestas iniciando una amplia campana,
en buena medida aprovechando ci nuevo dma polItico, pero también las reo-
rientaciones de Ia polItica agraria desde el Gobierno de Eduardo Santos.
En este contexto y en gran parte para estirnular la producción alimentaria
que habia venido decreciendo desde 1938-1939, se estab!eció un mecanismo
conciiatorio con las econornIas campesinas que fuc Ia Ley 100 de 1944 o la
Ley de AparcerIa cuyos trminos son bien conocidos, por medio de Ia cial se
profirieron los contratos de aparcerIa, "considerados como de utilidad püblica"
por dicha Ley. Ello, de contragolpe además de que reanimaba Ia producción de
alimentos dentro del ámbito de formas atrasadas de trabajo en ci interior
de las haciendas, Ia protegIa al ampliar ci piazo de extension de dominios in-
cultos estabiecidos por Ia Ley 200, al hacer efectiva Ia ampliaciOn por un ten-
mino de 15 aflos siempre y cuando se cubriera al men os una tercera parte
del predio inculto con explotaciones en Ia aparcerIa. Al mismo tiempo, y para
evitar los conflictos que pudieran surgir por esta forma de aparcenia, se esta-
bleció un contrato modelo que prohibIa Ia siembra de cultivos permanentes
por parte de aparceros estableciéndose las condiciones sobre las cuales podia
procederse al lanzamiento de los mismos y fijin dose pautas para ci avalOo de
sus mejoras57 .
No será necesario detenerse en demostrar que Ia Ley 100 era un retroceso
respecto de los logros de Ia Ley 200. Baste sefialar, siguiendo a Aguilera Cania-
cho, que ci legislador optó en este estatuto legal por fomentar ci cultivo de las
tierras en dos formas: Ia pnimera, aceptando Ia tierra como factor de renta y
ci ausentismo del propietanio, dejando que ella se explotara por medio de con-
tratos celebrados entre ci dueño o ci pequeflo agricultor; para estirnular al pro-
pietario a Ia realización de esta clase de contratos agrarios, se ampiió a 15 aflos
el término de Ia prescnipción adquisitiva de dominio que se habIa fijado en 10
Ia Ley 200 del 36 y se incorporaba igualmente en ci derecho agrario colombia-
no Ia ceiebraciOn de los contratos agrarios inciuyendo cláusulas de orden pübli-
co económico de carácter irrenunciablc. Iguatmente, ci parcelero debIa some-
terse de acuerdo con Ia Ley a las con diciones que ci gobiemo impusiera sobre
especies de cultivos que se estabiecieran y sistema de control y vigilancia de
todas las labores concernientes a Ia cxpiotaciOn, al igual que Ia parcela debia
5cr explotada directamcnte por ci arrendatario.
AsI, de acuerdo con Aguilera "en ci estatuto comentado se concibe ci pro-
biema (agrario) como de tipo puramente econOmico y para do se busca prin-
cipalmente ci incremento del cuttivo de las tierras sobre Ia producción agrIco-
Ia. Por los 2 sistemas que ya se comcntaron no se toman en cuenta las bases

57. Véase Darlo Fajardo, op. cit., pp. 65 y 66. También Mariano Arango, Li Café en
Colombia, pp. 211 y siuientes. Para una smntesis de los aspectos centrales de Ia Ley 100
véase Albento Aguilera Carnacho, Derecho Agrano Colombiano, Ed. Tercer Mundo, Bogo-
tá, 1971, pp. 72 y siguientes.

210
esenciales de una reforma agraria y por lo tanto ni se rtiodifica la estructura
agraria del pals, ni se mejora el standard de vida del pequeño campesino" 58 .
El legislador por otra parte no se preocupó por iinpedir que las tierras se
corivirtieran en un iistrumento de renta, sino antes bien las fornentó y estimu-
Ia. "El planteamiento del sistema de parcelaciones —comenta Aguilera— impide
que estas se realicen sobre terrenos cultivados, aunque eilo sea iiidispensable y
conveniente para la economla del pals a efectos de la solución de un problerna
social. dejando al margen más de las 2/3 partes de las tierras incorporadas a la
economIa del pals. Tampoco toma en cuenta la Ley, la posibiidad de que la
expropiación pueda hacerse por sistemas distintos del avalüo comercial o su
pago en dinero efectivo. Crea obligacione para los parceleros, pero abre un
amplio campo respecto de formas juridicas de adjuclicación y la obligatorie-
dad de la explotación personal y otras condiciones novedosas dentro del na-
ciente derecho agrario colombiano"59 .
Aunque Ia Ley 100 no sustitula ni derogaba Ia Ley 200 y menos los aspec-
tos constitucionales que la sustentaban, es muy poco probable que un Estado
que procede de este modo se deje arrastrar por arrebatos de expropiación; tan-
to fue asf que al veneer el plazo de 10 aflos fijado por la Ley 200 de 1936, ni
siquiera se mencionó la posibilidad de dar vigor a la vieja amenaza de expropia-
ci6n60 .
El señor Carvajalmo Jácome la elogiaba asI: "Todas las disposiciones de esta
Ley son de verdadero valor práctico y sit üan las propiedad territorial privada en
el puesto de seguridad que en realidad debe tener. Creo con fundamento que
ha comenzado una nueva era para el trabajo agrIcola en compaflia que tan bue-
nos resultados produce para la economia nacional y son de tanta utilidad a las
propias fincas particulares" y continuaba: "la Sociedad de Agricultores de Co-
lombia ha comprendido exactamente el significado de esta Ley y ha hecho una
encarecida invitación a los agricultores del pals para que cedan los cultivos de
aquellas porciones de sus propiedades no suficientemente aprovechadas por
medio de contratos con aparceros o arrendatarios, etc., contratos que deben
celebrarse para seguridad de las partes y para evitar desacuerdos futuros de
conformidad con las normas consignadas en la Ley 100 de 194461.
Dc igual modo Ia segunda Conferencia de Sociedades de Agricultores además
de saludar con beneplácito a la Ley recordaba que para evitar confusiones en la
aplicación era necesario que en el decreto reglamentario se-delmiera con toda
claridad y precision los conceptos y situacionesjurIdicas de arrendatario, agre-

Aguilera, op. cit., p. 78.


Aguilera, op. cit., p. 79.
Albert flirschman, op. cit., p. 131. Para una crItica juridica a los vaclos dejados
por la Ley 100 en términos de sus efectos véase Mardonio Salazar, op. cit., pp. 314 a 333,
371 a 381 y 386 a 390.
L. J. Carvajalino Jácorne "El Nuevo Regimen de Tierras" en Rev. Nal. deAgricu!.
tura, abril-mayo de 1945 y la propuesta acogida en una resolución por la SAC., en la
Rev. Nal. Agricultura, No. 487 de marro de 1945.

211
gado o aparcero, etc., para regular separadamente la aplicación de las normas
del decreto a cada uno de los casos o situaciones juridicas, y se pedIa que se
precisara Ia diferencia entre los contratos de arrendamiento en general y los
contratos de arrendamiento en aquellos casos en los cuales hubiera trabajadores
a quienes, con carácter rnás o menos permanente, se les diera una parcela en
una hacienda. Igualmente señalaba la urgencia de establecer la pronta determi-
nación de lo que el Gobierno entiende por "predios aptos para la parcelación"
haciendo el uso de las facultades que el decreto le daba.
Y no dejaha de seflalar que "la situación actual es de que todas las propieda-
des rurales de la nación están sometidas a Ia declaración de utilidad piblica pa-
ra los efectos de expropiación y parcelación. Esta situación ha creado un esta-
do de intranquilidad que deberfa eliminarse para evitar grandes peijuicios y se
eliminarIa mediante la pronta determinación, que la Conferencia se permite re-
comendar, de lo que se entiende por predios aptos para la parcelación que en
nuestro concepto no debieran ser otros que aquellos que no estén econômica-
mente explotados"62 .
Por otra parte, la mayorIa de las sociedades seccionales de agricultores eran
por supuesto partidarias de los trminos de la Ley aunque anotaban algunas re-
servas sobre las conveniencias e inconveniencias que se pudieran presentar al
poner en práctica el mencionado estatuto. En particular debe seflalarse que
algunos de los elementos introducidos en la Ley 100 habfan sido sugeridos por
la propia S.A.C., en los comentarios que la S.A.C, liabIa hecho a! Decreto Ley
2365 del 44 que luego seria convertido en la Ley 100.63 .
Razón tenha el entonces presidente de la S.A.C., Carlos Echeverry Cortés
cuando manifestaba "que indudablemente la Ley 100 de 1944 constituye un
triunfo para la S.A.C., que de modo tan activo colaboró en su expediciOn,
triunfo que lo es tambin de los propietarios rurales" y despues de hacer un
andlisis de la Ley 100 y de la Ley 200, Echeverry Corts concluIa que "lo bási-
co en esta materia es crear un ambiente propicio tanto en los agricultores como
en las autoridades y el que la Sociedad, al igual que las sociedades departamenta-
les, consignen y consigan que los modeos de contratos de aparcerIa, etc., apro-
bados por el Gobierno sean exactamente iguales a los aprobados por las respec-
tivas sociedades" y creia que si tal cosa se consiguiera la sociedad habrIa logra-
do un gran triunfo -
Por otra parte, en septiembre de 1946 el Ministro de la Economla Nacional
solicitaba a la Sociedad de Agricultores un informe sobre la influencia que haya

"Resolución de la Segunda Conferencia de Sociedades de Agricultores" en la Rev.


Nol deAgricultura, sept-oct. de 1944.
Véase el art jcuIo "La SAC., y la Reforma Social propuesta por el gobierno" en Rev.
Nal. deAgricultura, sept-oct. de 1944. La transcripeión de los conceptos emitidos por las
sociedades seccionales de agricultores sobre la Ley 100 y el decreto previo, en particular
los de la Sociedad de Agricultores de Antioquia y la Sociedad de Agricultores de Caldas, en
Rev. Nd. de Agricultura, No. 483, sept-oct. de 1944.
Libro de Aetas abril 17 de 1945.

212
tenido la Ley 100 de 1944 para que los propietarios agrIcolas "con el respaido
de las garantlas otorgadas por dicha Ley acepten arrendatarios y aparceros en
sus haciendas". A esta nota la S.A.C., respondia que ciertamente la Ley no ha-
bIa tenido mayor impacto y fundamentalmente porque: "1) Las desastrosas
consecuencias de la interpretación y aplicación que se le d6 a la Ley 200 de
1936 sobre regImenes de tierras creó en los propietarios rurales una mentalidad
de desconfianza y de inseguridad bastarite justificada que aun persiste no solo
por numerosos casos de atropelio ocurridos durante la aplicación de la citada
Ley, sino porque persisten también los intentos de atropello estimulados por el
agitador y por la lenidad de las autoridades subalternas y de funcionarios que
tienen el encargo inmediato de hacer efectivas las garantIas consagradas en la
Ley 100 del 44. No ha desaparecido ni mucho menos la mentalidad creada
en ci aparcero y en ci arrendatario como resultado de la aplicación que se le
dio a la Ley 200 de 1936, porque su posición no es ya lo que era antes; la
de colaboración con el propietario en beneficio comin, sino de controversia
y antagonismo con el niismo propietario. Sigue subsistiendo en consecuencia,
la sensación recIproca de propietarios y arrendatarios de que representan los
intereses antagónicos y mientras éste estado de ãnimo subsista será difIcil y len-
to el camino que habrá de recorrerse para coordinar estos intereses que en rca-
lidad están identificados"65 .
Y reiteraba al Ministro ci deseo de la S.A.C., de seguir colaborando en ci
estudio de las medidas complementarias y reglamentarias que debieran dictar-
se para procurar in efectividad de la. Ley 100 de 1944 y para restaurar la con-
fianza entre propietarios y arrendatarios. Por otra parte, no parece que la cx-
pedición de la Ley 100 haya logrado cairnar aigunos de los confiictos que se
venIan presentando en el campo. Asociados además con la violencia, una serie
de conflictos relacionados con La propiedad de las tierras empiezan a experi-
mentarse desde comienzos de 1947 y ya desde entonces empieza a seflalarse
por algunos sectores de opinion la necesidad de una Reforma Agraria que tien-
da a mejorar la condición econOmica del trabajador.
Como es obvio, las relaciones de la S.A.C., con ci gobiemo, no se limitaron
a la legisiación agraria aun cuando esta haya sido ci eje de las actividades gre-
miales de este periodo. Si tales relaciones fueron tensas durante la "Revolución
en Marcha", ci clima politico fue cambiando sin duda en favor de los intereses
de los propietarios, pero dentro de un esquema nuevo de relaciones entre ci
gremio y ci sector privado. La S.A.C., en tanto, perdia parte de su espacio
de acción frente a Ia politica económica porque tenIa que compartir su anti-
guo poder con otros gremios, e incluso ceder parte de sus privilegios a otros
sectores sociales, se vio forzada a concentrar su actividad en la defensa de la
propiedad, mcursionando con bdigerantes posicioncs de derecho, en ci cam-
0 de Ia poiItica. Sin duda, los acontecirnientos desatados por Ia "Revoiución
en Marcha" obligaron a la Sociedad, no oficialmente, desde luego, a abandonar

65. Libro de Actas octubme 8 de 1946.

213
su neutralidad polItica, al menos durante los aflos del gobierno de Lopez, no
obstante la composición bipartidista del gremio, para acomodarse nuevamen-
te, en los gobiernos posteriores, como un gremio "apolItico", lo que por su-
puesto era posible en el ambiente de compromiso del gobierno de Santos. Vere-
mos en seguida ci desenvolvimiento de Ia actividad gremial en ci cambiante
contexto de la poiItica nacional de estos aflos.

4.— Gremios, Estado y Poiftica

Durante el Gobierno de Santos, comciden otras tendencias que marcardn Ia


actividad estatal en los decemos posteriores: de un lado, el mtervencionismo
Estatal, fortalecido durante Ia Revolución en Marcha y de otro, fruto quizas del
centrismo del propio Santos, la abierta participación del sector privado, a través
de los gremios, en Ia estructura de decisiones del Estado, dando comienzo a lo
que Antonio Garcia denominó "Estructuras Corporativas" dentro de los esque.
mas del intervencionismo.
Ese nuevo contexto será caracteristico de los decenios sguientes: por una
parte, los intereses privados comenzaron a organizarse de manera creciente en
forma gremial, para aprovechar las ventajas de la intervención económica del
Estado y presionar en la estructura de decisiones de éste, pero al niisrno tiempo
estos mismos gremios servirán come una fuerza de cohesiOn, para enfrentarse a
las nuevas concepciones sobre ci orden social, dando lugar especialmente des.
pués de 1938 a una suerte de economIa corporativa. Desde la Ley ill de 1890
que autorizaba al Gobierno para crear cdrnaras de comercio dotadas de nume-
rosos privilegios, se fueron convirtiendo los gremios no solo en organismos re-
guladores de la vida mercantil para ci caso de las cámaras de comercio, sino
tanibién en consejeros del gobierno en materia econOmica y fiscal conio se yb
respecto de Ia S.A.C., desde 1909. Dc hecho, desde entonces los gremios eran
parcialmente órganos oficiales con derecho de presentar al gobierno proyectos
y puntos de vista sobre materias económicas; eran tambiin consultores del go-
bierno, auxiliares de los diversos ministerios, participantes en los diferentes tn-
bunales come árbitros. En gran parte, en opiniOn de Garcia, ello es ci resultado
de la carencia por parte de los partidos de una organización popular y de un
sistema representativo que neutralizara ci poder del capitalismo organizado en
cámaras o federaciones, por lo que se tendia a que los sistemas de representa.
cion gremial que practicaba ci Estado para componer sus consejos (consejo de
economia nacional, junta de defensa económica nacional por ejemplo), asegu-
raban precisamente la influencia de las corporaciones al constituirlas en repre-
sentantes de los intereses nacionales. La representación de los agricultores,
dice Garcia, "no se integra por votación democrática de las distintas asociacio-
nes campesinas de terratenientes o de peones y arrendatarios, sino por un acto
unilateral del gobierno o por un acuerdo con la Sociedad Colombiana de Agri-
cultores. La representación de los industriales corresponde a la ANDI., repre-

214
sentación de los comerciantes corresponde a las Cárnaras de Comercio y a Ia
Federación Nacional de Comerciantes, a las Federaciones Gremiales conexas
y para la representación popular ésta apenas se hace sentir a través de la CTC o
Confederación de Trabajadores de Colombia. Después de 1936, el poder poli-
tico adquirido por estas diversas fuerzas de carácter corporativo, se acentuaba
en gran medida porque empezaron a diseflarse medios de inserción a la organi-
zación administrativa del Estado y a los mecanismos de regulación de la vida
económica.
De hecho, para mediados de los aflos cuarenta existIa un conjunto de
gremios que aunque cobijaban solamente grupos dentro de las clases económi-
cas, tenIan el poder suficiente para influir sabre todo a la cla3e y a la economIa
estatal un poder mucho más enérgico y decisivo, si además constatamos la débil
existencia de organismos de resistencia partidista, sindical y cooperativa a
estas concentraciones de poder social; asi como la existencia puramente vegeta-
66
tiva de un estado débil, pobre e inorgánico".
La lista de gremios existentes a mediados de los años cuarenta, incluIa las
Cémaras de Comercio, la Federación Nacional de Comerciantes, la S.A.C., la
Federación Nacional de Cafeteros, la Federación Nacional de Trigueros, la So-
ciedad Colombiana de Ganaderos, la Asociación Nacional de Industriales
AND!., y la Distribuidora Nacional de AzUcares, la Federación Nacional de
Transportes Terrestres y otras. Estas diversas federaciones operaban dentro
de un sistenia de relaciones entre el Estado y los organismos corporativos a tra-
yes de la representación gremial en consejos a cuerpos directivos del Estado, en
los mecanismos de regulación de Ia vida económica y en las formas de represen-
tación estatal en las directivas de las corporaciones gremiales. De modo que por
ejemplo, en el Consejo de EconomIa Nacional participaban la AND!, FENAL-
CO, la S.A.C., la Federación de Cafeteros, la Federación de Comerciantes Im-
portadores y la Bolsa de Valores de Bogota.
De este modo "El estado por una parte y las corporaciones gremiales por
otra en una cción a veces paralela, a veces conjunta lograron convertirse en los
agentes de nuevos rumbos de desarrollo nacional"67 .
La S.A.C., por su parte, ten ía representantes en la Junta Nacional de Adua-
nas, en el Banco de la Repüblica, en la Junta Departarnental de la Vivienda Po-
pular, en el ICT, en el Instituto Nacional de Abastecimientos, en Ferrocarriles

Este punto de vista es planteado por Antonio Garcia, Bases de Economia Contem-
poránea, Ediciones Plaza & lanes, Bogoal, 1984, pp. 490 y siguientes.
Rocio Londoño y Fabio Velasquez, Prnceso Econômico, Juridico y Politico de
Colombia, Edic. Camio, Bogota, p. 180. Para una historia de los diversos gremios véase en-
tre otros Gabriel Povda Ramos, AND!)' la Industria en Colombia 1944-1984: 40 aflos,
publicado por la AsoLiación Nacional de Industriales, MedellIn, 1984. Para la historia de
FENALCO véase José Raimundo Sojo, El Comercio en la Historia de Colombia, volumen
editado por la Cámara de Comercio de Bogota, editorial Presencia, sin fecha y sobre la
Federación de Cafeteros véase B. Kofman "The Federation of coffe growers in Colombia"
P.H.D. disertation Bogota 1966.

215
Nacionales, en la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero, en el Instituto
Nacional de Aprovechamiento de Aguas y Fomento Eléctrico, en la Junta Na-
cional de Control de Precios, en la Comisión Organizadora del Instituto Colom-
biano de Seguros Sociales, en la Junta Asesora de la Dirección Nacional de
Transportes, y en Tarifas y en el Comité de Emigración. 68
En 1948 ya habIa ampliado su influencia hasta nombrar un director del Ban-
co de la Repüblica, en asocio de las Cámaras de Cornercio, un representante en
el Consejo de los Ferrocarriles Nacionales, varios magistrados en los tribunales
del trabajo, varios representantes en las Juntas de Precios y Regulación de Mer-
cados, un representante en la Junta Nacional de Pesas y Medidas y un represen-
tante en la Junta Económica Nacional. Asi mismo participaba en las Juntas de
otros gremios como la Federación Nacional de Cafeteros, la Asociación Colom-
biana de Ganaderos, la Federación Nacional de Trigueros, la Bolsa de Productos
AgrIcolas e Inmuebles Rurales y por supuesto en el Consejo del Ministerio de
Agricultura creado en 194869 .
Alfredo Garcia Cadena, Presidente de la S.A.C., veIa bien cuál era la impor-
tancia del corporativismo que él definIa como "el sistema contemporáneo más
adecuado de gobierno, el método preciso para defender al individuo de la
explotación creada por los sistemas politicos económicos que han venido opri-
niiendo a las clases trabajadoras del mundo. La democracia partidista colom-
biana está ilegando a su desvalorización maxima y el desprestigio de los parla-
mentos hace buen ambiente con una modificación que corrija los vicios que
la han hecho desaparecer en muchas partes del mundo y que nos induce a pen-
sar, a quienes amamos los principios del sistema democrático, sobre la necesi-
dad de introducirle las reformas que lo hagan permanente y defiendan al pals
de las crisis propias de un sistema viciado". En su opinion, la concepciOn de
los partidos politicos no dejaba de ser unilateral, lo que conducIa a rnodificar
la organizaciOn de los concejos municipales y de las asambleas departamentales
"dándoles en lugar de la representación artificial que actualmente se realiza al
amparo de la institución del manzanillo, la representación gremial, espiritual
y familiar que representarIa de una manera viva lo que el pals es y sus aspira-
ciones"70 .
Por otra parte, la diversificaciOn gremial dentro del sector, se arnpliaria
durante los aflos cuarenta. Aparte de la creación de la Federación Nacional
de Cafeteros en 1927, desde 1940 comenzará Ia fundación de otros gremios
agropecuarios. En 1941 se crea la Asociación Colombiana de Piscicultura y Pes-
Ca, la Asociación Colombiana de Holstein Friesian (ACHF) y la Asociación
Nacional de Exportadores de Café ASOEXPO, a los que se afladirán en 1942 la

Revista Nacional de Agricultura, septiembre de 1947.


Revisra Nacional de Agricultura, junio de 1949.
Véase "El Cooperativisrno en Colombia" contestación de Aifredo Garcia Cadena
a una encuesta hecha por Alvaro Ortiz Lozano y publicada en El Pueblo de MedellIn,
julio de 1942.

216
Asociación Colombiana de Ingenieros Agrónomos que al final de decenio ten-
dna una gran influencia polItica; en 1944 se crea la Asociación Colombiana
de Ganado Normando, en 1945 se funda la Asociación Colombiana de Cniado-
res de Caballos ASOCABALLOS, en 1946 se establece la Asociación Colom-
biana de Ganado Cebü (ACGC) y la Asociación Colombiana de Criadores de
Ganado Pardo Suizo71 .
En 1922 se habla creado la Asociación Colombiana de AgronomIa y Vete-
rinaria, la que después de varias vicisitudes se fragmentó, creãndose en 1932 la
Sociedad Colombiana de Agrónornos que luego en 1942 se convertirla en la
Asociación Colombiana de Ingenieros Agrónomos ACIA. De igual modo, en
1941 por la Ley 53, el Congreso creó la Federación Nacional de Tabacaleros,
entidad que veria promover la organizaciôn de los cultivadores de la hoja 72 .
Algunos de estos remios fueron creados bajo el impulso de la. S.A.C., en
mayo de 1941 se reunió la asamblea de productores de trigo, que se encargaria
de la organización del Congreso Nacional de Trigueros, del cual resultó la. Fe-
deración Nacional de Tngueros, reconocida por ci Estado en 1942, encargán-
dose no solamente de la promociOn del cultivo y del establecimiento de Alma-
cenes Generales de Depósito en vanias ciudades, sino tambidn de arbitrar, para
las campañas de fomento de la producción tniguera, la selección y suministro
de semilas, la sanidad de los cuitivos, la defensa de precios, el suministro de
maquinaria, etc.73 .
Tainbién en 1942 y en parte bajo el impuiso de la S.A.C., se creó la Distri-
buidora de Azácares que era un gremio cooperativo de los azucareros, para or-
ganizar la producción y distribución del producto, asi como también en 1942
se asociaron toclos los ganaderos reunidos en un congreso que organizó la Fede-
ración Nacional de Ganaderos74 .
Pero quizás ci evento más importante en ci proceso de gremialización de los
intereses agropecuarios, sea la creación de la Federación Nacional de Cafeteros
en ci alto de 1927 y su consolidación en los 20 altos siguientes, representando
hasta cierto punto, un cambio importante en las relaciones entre los gremios y
el gobierno y entre los intereses privados y los intereses politicos.
En efecto, hacia 1920 y ante las dificuitades que venlan experimentando
los precios del café y ci problema del transporte que se habla convertido casi
en una calamidad püblica para los cafeteros, la S.A.C., convocó a1 primer
Congreso Cafetero, donde se propuso la retención y almacenamiento del grano
para esperar mejores precios en ci exterior, el abaratamiento de los fletes inter-
nos, el establecimiento de un banco de emisión de los billetes convertibles a la
vista en moneda metálica, la intensificación de la propaganda del café ?olom-

Véase Angela de Caldas Historia de las Bibliotecas Agricolas, pecuarias y forestales


de Colombia, Colciencias Bogoti 1980, p. 37.
Véase Daniel Maclas Aivira, 50 aflos deAgronomla en Colombia, sin pie de impren-
ta, pp. 30 y 49.
Véase libro de Actas sesión de noviembre 26 de 1946.
Revista Nacional de Agriculture, enero de 1943.

217
biano en el exterior, el desarrollo de un plan de valorización del café, la expe-
dlición de leyes para la implantación de bancos agrIcolas, diversas legislaciones
sobre prenda agraria, etc.
Sin embargo, al parecer la convocatoria en 1920 para la reunion del primer
congreso nacional de cafeteros, fue poco fructIfera, ya que de acuerdo con Al-
fredo Cortázar Toledo el primer Gerente de la FederaciOn, "de este congreso
de personajes nacionales no quedó sino el nombre"75 , puesto que de auh no
salió ni estatuto gremial alguno, ni organización para los cafeteros. De todas
maneras puede verse la importancia de este congreso por sus dignatarios; el
presidente era el general Ramón Gonzalez Valencia, vicepresidente el general
Aifredo Vásquez Cobo; 2o. vicepresidente don José de Jesus Salazar. Don An-
tonio Samper Uribe, entonces presidente de la S.A.C., hizo la declaración de
apertura, y estaban tarnbién presentes como dignatarios, miembros de la S.A.C.,
como Gabriel Ortiz Williamson, Tulio Ospina, German del Corral, Luis Zea
Uribe,etc.76 .
Con todo, para 1927 las condiciones exigIan mucho más de la gremializa-
ciOn cafetera, ya que no solo la situaciOn cafetera tanto mundial conio nacio-
nal, estaban en deterioro, sino que también era evidente la desorganización del
gremio cafetero y su falta de poder. El congreso se iniciô el 21 de junio de
1927, con la participación de 29 delegados, siendo presidido por el expresiden-
te de la Repdbhca, Carlos E. Restrepo y por Julio Gaitin, delegado del gobier-
no nacional por el Ministro de Industrias como segundo vicepresidente.
Inicialmente la Federación fue constituida como "entidad sindical de los in-
teresados en la industria del café" con metas que se asignaron al comité nacio-
nal de cafeteros creado en ese congreso, entre las que cabe mencionar:
lo. Adoptar y hacer adoptar por las entidades oficiales medidas eficaces que
aseguren el desarrollo y defensa de la industria del café;
2o. Velar por la efectividad de las disposiciones legales que favorezcan la in-
dustria cafetera;
3o. Procurar la adopción de medidas que tiendan a reducir el costo de la
producción de café;
4o. Obtener en favor de la industria del café las mayores ventajas en materia
de transporte;
50. Dirigir la propaganda del café en el interior del pals yen el exterior'.

Alfredo Cortézar Toledo "Breve Historia de la Organización de la Federación Na-


cional de Cafeteros" en Revista Cafetera de Colombia, volumen 17, No. 143, marzo-abril
de 1968.
José Chalarca y 1-l6ctor Hernandez "Enciclopedia del desarrollo Colombiano: El
Café" p. 286. Véase también Victonano Toro Echeverry "Notas de Reconocimiento a
los principales servidores de la industria cafetera en Antioquia" en El Cambio Cafetero. ho-
menaje de los cafeteros adon Pedro liribeMe/la, Editorial Zapata, Manizales, 1956, pp. 97
y 98.
Sobre estos aspectos véase FEDESARROLLO, Economi'a Cafe tera Colombiana, Fon-
do Cultural Cafetero, Editorial Andes, Bogota, I 979,p. 379 y también Chalarcá y }Iernandez,

218
Con el correr del tiempo la Federacián fue cliversificando sus actividades
hasta asumir prácticamente un enorme poder, no solamente dentro del gremio
cafetero, smo también dentro de la orientación general de Ia polItica estatal.
De hecho, ademés de las funciones establecidas en ci segundo Corigreso Cafete-
ro como organizar la propaganda en el interior y en el exterior, la difusión de
los mejores sistemas de cultivo y beneficio, la creaciôn, estImulo y adnimistra-
ción de organismos de financiación social como los Airnacenes Generales de
Depósito, las Cajas de Ahorro, las Cooperativas, Cajas de Créditos, seccionales
de préstamos, etc.
Tarnbién entró en el campo de Ia experimentación cientifica, granjas, labora-
torios, escuelas, cursos, etc., en la organización y administración de centrales
de beneficio y la supervigilancia y estimulo de consurno de café, y creación de
un sistema de ventas, en Ia organización de cornisiones de estudio de la produc-
ción y el consumo en otros palses, la defensa patronal en los conflictos de tra-
bajo y la yenta, alquiler o compra de maquinaria y la inés importante como es
la de celebrar acuerdos intemnacionales con organizaciones de otros paIses en
materia de fomento de los cultivos, propaganda, cuotas de exportación, precios
de transporte, impuestos, transacciones cornerciales, etc. También comcnzó a
intervenir en la fijación de los salarios niInimos, de los costos del regimen cam-
biario, etc., por medio de la representación en las entidades de carácter oficial o
semioficial como ci Banco de la. Repüblica o la Caja Agraria y en la participación
de la Marina Mercante Grancolombiana y en la CompañIa Colombiana de Na.'e-
gación, asI como ci Consejo Administrativo de los Ferrocarriles Nacionalesia .
La Federación por otra parte, amplió sus mecanismos de poder a través del
nombramiento de gerentes de la Federación con retevancia gremial y poiftica.
El primer Presidente fue Aifredo Córtazar Toledo durante el perIodo de noviem-
bre de 1927 a enero de 1930. Córtazar Toledo, un cunclinamarqués, abogado, ha-
bIa desempefiado varios cargos piThlicos de importancia, entre otros, Jefe del Dc-
partamento Nacional de Comercio, Jefe de Inmigraciones y Colonización Na-
cional, ademés de varios cargos diplomiticos. A Córtazar to sucedió Enrique
De Narváez en la Gerencia de la Federación en 1930. Luego Mariano Ospma
Perez (en ci perIodo de 1930 a 1934) quien hasta entonces habIa sido concejal
de varios municipios, representante a la Cémara, Senador, Superinteridente del
Ferrocarril de Antioquia, Ministro de Obras PiThiicas, quien fue sucedido por
Alejandro Lopez y posteriormente por Manuel MejIa Jararnillo, un manizalita
cafetero, quien rigiO los destinos de la Fed'eración en los 20 altos siguientes79 .

op. cit., los textos de los contratos y las diversas legislaciones respecto del financiamiento
de la federacidn y las relaciones con ci gobierno pueden verse en ANIF, Legs1aci6n Cafete.
s-a, Ediciones Tercer Mundo, Bogota, diciembre de 1975. También Diego Pizano "Los Sis-
temas de Comercialización y ExportaciOn de Café" en Corporacidn .4utónorna Universita-
na de Manizales. Seminario sobs-c Cafe, Manizales, linprenta Departarnental, 1981.
Véase Antonio Garcia, op. cit., p. 500 y también Clialarcá y Hernársdez para una
historia de los acuerdos intemacionales de la Federación de Cafeteros.
Véase Chalarcâ y Hernández, op. cit., pp. 296 y siguientes.

219
Aunque la Federación paso por diferentes fases respecto de sus relaciones
con el gobiemo, no cabe duda que al iniciarse los aflos cincuenta, el gremio ca-
fetero estaba consolidado; hacia 1951 la Federacióri participaba con el 33.5%
del capital de la Caja Agraria, la principal entidad crediticia para ci agro; habIa
desplazado en el comercio interno y externo las casas extranjeras metidas en el
negocio cafetero y era sin duda la principal entidad exportadora de comienzos
de estos años. HabIa incrementado notablemente su capacidad de almacena-
miento con 45 almacenes de depOsito, controlaba una gran capacidad de trila
y habfa despiegado una legislación que le daba poderes omnImodos para con-
trolar calidades, pesas, marcas, trilladoras, registros de exportación, licencias,
distribución, etc. Además desde 1950, la Flota Mercante Grancolombiana,
creación de los cafeteros, transportaba el 8.9% del café y ya en 1955 el
193Yo pasando a ocupar el segundo lugar como compaflIa transportadora.
Además, la Federación tenIa intereses económicos en entidades como el
Instituto Nacional de Abastecimiento, el Instituto Nacional de Parcelaciones,
Colonización y Defensa Forestal, en la Conipania Agricola de Seguros y en la
Industria Colombiana de Pesca, en la CompaflIa Nacional de Navegación y
además algunos municipios y departamentos eran deudores suyos. Por otra
parte, ya la Federación fmnanciaba entidades oficiales y semioficiales en la corn-
pra de equipos y entidades como la Armada Nacional, Ia Central Hidroeléctrica
de Caldas, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, ci Instituto de Agua y
Fomento Eldctrico, la C.V.C., las Empresas Municipales de Call y el Fondo Ro-
tatorio del Ejército, entre otros, se beneficiaron de estos créditos, lo que sin
duda daba una idea del enorme poder financiero. Machado describe asi estos
logros:"toda esa actividad de la Federación tenha fundamentos en las lIneas de
acción que el organismo venia trazándose desde 1927 e incluso desde que se
inició Ia primera plataforma cafetera en el primer congreso cafetero de 1920.
PodrIa decirse que hacia 1950 el gremio habIa agotado esa plataforma en cuan-
to a los objetivos más esenciales de la Federación; tener un manejo del mercado
interno, desplazando al capital extranjero, contar con una flota marltima, dis-
poner de un Organo financiero que fuera la columna vertebral de la organiza-
cion (el Fondo Nacional del Café), establecer una capacidad suficiente de alma-
cenamiento, contar con un banco de crédito para el desarrollo del cuitivo (la
Caja Agraria). Finalmente, establecer una politica concertada con el gobierno
en bien de la industria cafetera. A partir de los aios cuarenta, la Federación
fue un modelo de la planificación, administraciOn y organización de mecanis-
mos de coniercialización en el manejo de las relaciones con ci Estado y la
imparcialidad polItica que se req uiere para conilevar esas relaciones y evitar
conflictos con otros gremios"80 .
Por otra parte, no cabe duda de que ci manejo de la polItica econórnica
desde 1930 estuvo enormemente influenciado por la presencia de la Federa-

80. Absaldn Machado "PolItica Cafetera 1920-1 962" en Revista Desarrollo y Sociedad,
CEDE, U. de los Andes, No. 8, mayo de 1982, pp. 195 y siguientes.

220
ción de Cafeteros. En particular la politica cambiaria que desde Olaya Herre-
ra se caracteriza porque el gobierno cedla a los cafeteros grail parte de los
beneficios de la devaluación; la misma Federacián de Cafeteros permanente-
mente ejercIa una presión para que se devaluara y para que se establecieran
formulas de conipensación mediante una bonificación para la industria cafe-
tera. Incluso durante la administración Lopez y mucho más durante la admi-
nistración Santos, la estabilidad canibiaria y la inflación se traducIan en grandes
ventajas para el gremio cafetero. De igual modo, este gremio actuó sobre la pa-
utica monetaria y crediticia quizás con mayor intensidad que en los aspectos
cambiarios. Los acuerdos de los congresos y conferencias cafeteras referente a es-
tos aspectos fueron atendidos oportunamente por elgobierno. AsI, la FederaciOn
lograba a menudo rebajas de intereses y rebajas de deudas, en las deudas hipo-
tecarias de las plantaciones cafe teras, especialmente durante el gobierno Olaya
Herrera; también esthiuló la suspensiOn crediticia y la expansion monetaria
en favor de los cafe teros, especialmente durante el gobierno de Eduardo Santos;
de modo que ciertamente la Federación ten ía un papel importante no solamen-
te en la promoción del cultivo, la comercialización y por supuesto en todo lo
atinente a la politica de comercio exterior que en buena medida iraba airede-
dor del café, sino también en el conjunto de la politica económica .
Sin duda, la creaciOn y rápido fortalecimiento de la Federación de Cafeteros
venia a ocupar un espacio en el cual la S.A.C., se habIa movido con propiedad
airededor de las influencias sobre el manejo de la politica económica en los
dos decenios anteriores.
Ella harIa que la S.A.C., al menos en el perIodo de 1930-1940, fuera orien-
tándose cada vez más hacia la defensa de la propiedad y hacia la oposición
poiltica a las reformas de Lopez. En opiniOn del historiador Tirado Mejia, la
oposición al gobiemo de Lopez no toniO inmediatamente un carácter partidis-
ta, sino que por via gremial se disfrazó de apolItica "para preservar los privile-
gios de terratenientes y capitalistas frente a las eventuales meclidas que pudiera
tomar el regimen en desarrollo de la pregonada revolución en marcha. El con-
servatismo, dirigido por Laureano Gómez, apoyaba a Lopez y su estrategia se
dirigIa a dividir al adversario haciendo la distinción entre LOpez y su antecesor
Olaya, atacando implacablemente al segundo y cortejando al gobernante. Par
su parte, para los liberates opuestos a Lopez era difIcil hacer una oposición
franca dentro del partido en momentos en que después de medio siglo se volvia
a hablar del gobierno a nombre del partido liberal. De a1i que la primera estra-
tegia de oposición politica se hubiera revestido de apoliticidad"82 -

Para una consideraciOn pormenonzada de éstos puntos véase Mariano Arango, El


Café en Colombia, pp. 232 y siguientes y pp. 273 y siguientes donde se muestra con clan-
dad la influencia de la Federación de Cafeteros sobre la politica monetaria, la politica cam-
biania y en general la politica económica global para el periodo que estanios considerando.
Alvaro Tirado Mejia, Aspectos Politicos del primer gobierno de Alfonso Lopez
Pumare/o, p. 103.

221
En la APEN, Organización que se derivarIa del sindicato de propietarios, esta-
ban representados tanto liberales como conservadores que se identificaban en
el conjunto de intereses de clases afectadas por la nueva politica económica y
social del gobierno. "Aunque a nivel de partido, la oposición continua, esta no es
la más importante en cuanto a la hegemonfa en ci poder. Se trata de plantear
un dominio politico basado muy claramente en intereses de clases sin importar
el rótulo partidista"83 .
Pero ésta era apenas Ia precipitación de un proceso que en rigor habia
comenzado desde los inicios mismos de los conflictos agrarios frente a los cua-
les los propietarios postulaban la defensa del derecho de propiedad como tarea
central del Estado. "La defensa respetuosa pero resuelta al derecho de propie-
dad, se decla en un artIculo de la kevista Nacional de Agricultura, después del
derecho a la vida y a la libertad civil y religiosa es a manera de un sifiar en ci
cual descansa la verdadera democracia cristiana y en la cual se asientan las
bases de una repUblica seria y bien organizada".
En 1931 la S.A.C., fundó un comité de asuntos económicos y sociales
encargado de buscar -la defensa de los agricultores contra los ataques de los
agitadores que inducen a los campesinos a fomentar atropellos en las hacien-
das con ci propósito de apoderarse de e11as".
Se fundó enseguida un sindicato de propietarios rurales con ci propósito
de procurar la defensa de las propiedades "contra los ataques del cornunis-
a él se sumaron después ci sindicato central de propietarios y empresa-
rios agrIcolas en Medeilln y la Acción Patriótica Económica Nacional —APEN—
además de mUltiples organizaciones de carácter local que empezaron a aparecer
por todo el pals86 .
El propósito de este tipo de organizaciones fue definido con precision por
ci sindicato de propietarios y empresarios agrIcolas organizado alrededor del
comité de cafeteros de Cundinamarca. "El Sindicato, apoyado con las leyes,
se propone defenderse de los que pretenden apropiarse de los bienes de aque-
lbs que los poseen por haberlos conseguido con ci esfuerzo de sus brazos y su
inteigencia. El sindicato está compuesto de numerosos propietarios conscientes
de sus derechos y resueitos a hacerlos valer contando con ci apoyo que habla
de darles el gobierno y la gente de trabajo. Quien estudie con atención los fun-
damentos de este sindicato, vera la justicia que encierra sus actividades, ci que
una vez desarroiladas con energIa, habrán de corregir muchos de los males que
principian a causar los que pretenden adueñarse de lo ajeno y volviendo al cardl
del orden extraviado, harén comprender a los engailados que van extraviados,
que solo son un instrumento de quienes medran a su sombra" 87,

RocIo Londoño y Fabio Velasquez, op. cit., p. 157.


Véase ci articuio "El derecho de Propiedad" en Rev. Nal. de Agricultura, diciembre
de 1931.
Véase Rev. Nal. de Agricultura, cliciembre de 1932.
Véasc J. A. Bejarano, El Wgimen Agrario de la Economia Exportadora a la Econo.
mi'a Industrial, Ediciones la Carreta, Bogoti, 1978, p. 311.
Véase Rev. Nal. de Agricultura, marzo-abril de 1933.

222 ,
De hecho, solamente dos semanas después de la posesión de Lopez se reunió
en la S.A.C. un selecto grupo de propietarios especialmente cafeteros, para
creai la liga nacional
' para la defensa de la propiedad y hacer olr la voz de los
propietarios. En septiembre del mismo aflo de 1934, ya actuaba con intensidad el
sindicato central de propietarios y empresarios agrIcolas, que surgiô de una reu-
nión que en las instalaciones de laS .A .0 ., habia reunido más de 500 propietarios
con el objeto de leer "el acta informativa de los trabajos efectuados por el sin-
dicato en los dos años que ilevaba funcionando". Y para emprender una cam-
paila ideolOgica y de sindicalización y al mismo tiempo reorganizar la directiva
del sindicato. En opinion de este sindicato, los probiemas del malestar rural
no obedeclan a la injusticia social, sino "a un negocio muy lucrativo grande-
mente difundido, profundamente antisocial y enteramente respetado que pue-
de defmnirse como ci desplazamiento del tinterillaje sobre los campos y las
88
clases trabajadoras".
La Junta Directiva del Sindicato estaba constituida por prominentes miem-
bros de la S.A.C., como Rafael Escallón, Enrique Soto, Uldarico Rozo, Hum-
berto Aya, Manuel J. Caicedo, Daniel Sáenz y Roberto Wills. Y habla nacido,
en opinion de Camacho Carreño, "para cumlir una misión juridica y para res-
tablecer el orden económico controvertido"8
El sindicato de propietarios buscó diversos apoyos en los gremios econOmi-
cos y en las principales regiones del pals y en ese objetivo sus dirigentes realiza-
ron giras por varias regiones. Pronto se formaron filiales del sindicato en Cali,
Armenia, Pereira, Manizales y de muchas otras regiones del pals ilegaron mensa-
jes de apoyo. Con todo, la estrategia del sindicato de propietarios, consistió ba-
sicamente en producir una imagen de apoliticidad y en la simple defensa de los
intereses de capitalistas y propietarios ajenos a cualquier color politico, dando
la impresiOn de que su acciOn no iba diiigida especIficamente contra ci gobier-
no. Asi por ejemplo, después de insistir en que la acción del sindicato se dirigia
contra los "explotadores intelectuales" del pueblo, el propio Camacho Carreño
recalcaba que en la Junta Directiva del Sindicato tornaban asiento Ruperto Aya,
liberal, José Luis Trujillo, conservador directorista, Gabriel Ortiz \ilhiarnson,
liberal, pero de corriente distinta a la de Aya y Samuel Williamson, liberal,
aparte de que él mismo era de procedencia conservadora. En seguida de su fun-
dación, ci sindicato envió una carta al presidente Lopez en la cual Ic solicitaba
protección para la propiedad y la aplicación de las me didas legislativas pertinen-
tes para garantizarlas. Más atrãs hemos señaiado cuál fue la respuesta de Lopez
a esta peticiOn de los propietarios en la cual LOpez planteaba con claridad que
no utiizarIa el Estado para la defensa de la injusticia. Luego vino el inevitable
roce por la aplicación de la polItica tributaria del gobierno, a lo cual ci sindica-

El Tiempo, septiembre 22 de 1934.


Ibid.

AGOJrt 223
*jaTh r"4fr
to se opuso acusando a Lápez de persecución directa contra ci sindicato, lo
mismo que de parte de aigunos miembros del Congreso 90 .
El advenimiento de las elecciones parlamentarias, obligó a los propietarios a
una definición mucho más poiItica. El sindicato cambió el nombre y el dia 7
de marzo de 1935 desde la oficma de la Federación de Cafeteros de Cundina-
marca transmitió por radio ci Inanifiesto constitutivo de la Acción Patriótica
Económica Nacional —APEN—. Este manifiesto decia: "Propietarios, industria-
les, comerciantes, capitalistas, agricultores de Colombia, a dos nos dirigimos
en cumplimiento de un deber patriótico, y en nuestro carácter de ciudadanos per-
tenecientes a los dos partidos tradicionales, para 4nvitar a una acción que con
prescindencia de matices politicos, salve la econornIa nacional de la ruina a que
será ilevada por quienes consideran que Ia quiebra del capital colombiano, la
relajaciOn o desatención de la propiedad privada, ci aniquilamiento de la indus-
tria y de Ia agricultura constituyen la base del engrandecimiento del proleta-
riado"91 .
Y explicitaban sus propósitos en el sentido de primero "impedir que triun-
fen en Colombia las doctrinas de abolición de la propiedad privada y desapari-
ción del capital; segundo, eiminar de la vida pdblica a los técnicos electoreros
y contrarrestar a los politicos profesionales; tercero, ilevar a los cuerpos legisla-
tivos de la nación a los representantes de los intereses económicos nacionales;
cuarto, prescindir de la polItica partidaria como dnica razón de todas las activi-
dades nacionales; quinto, revisar el sistema tributario con criterio cientIfico y no
de revolución social y de odio de clases: sexto, propender por la conciliación y
acercamiento del capital y del trabajo mediante la expedición de leyes sociales
que consulten las fuerzas, capacidades y desarrollo del priniero y las necesida-
des de los trabajadores"92 .
Sin embargo, algunos sectores liberales francamente gobiernistas, empezaron
a atacar a la APEN endilgándole sus vInculos con dirigentes conservadores.
Abelardo Forero Benavides, seflalaba por ejemplo, cómo la APEN no hacIa más
que provocar la lucha de clases, Francisco Urnaña Bernal niostraba los vInculos
de la APEN con la oposicidn conservadora. La APEN se lanzó con candidatos
propios, escondidndose bajo la apoliticidad para condiiar "los intereses de pro-
pietarios y capitalistas de ambos partidos que se sienten amenazados"; sin
embargo, este intento fracasó y la oposición empezó ya a presentarse en forma
desembozada por los cauces atávicos y los partidos tradicionales, 93
Sin embargo, no es menos cierto que algunos sectores liberales apoyaban
claramente a la APEN, entre ellos ci periódico El Tiempo. Este periódico en
sus notas editoriales sefialaba en un editorial titulado "El Liberalismo y ci Ma-

Yéase los detalles de éstas controversias en Alvaro Tirado, op. cit., pp. 106 y Si-
guientes.
Citado por Alvaro Tirado, op. cit., p. 108.
Ibid., p. 109.
Ibid., p. 113.

224
niulesto de los propietarios" a este respecto: "estarnos en un completo acuer-
do con el programa que como sIntesis del manifesto sornete la APEN ai pals".
Programa que condensa en seis puntos indiscutibles; "no creemos que fuera de
algunos exaltados cornunistas y de algunos enamorados del socialismo integral,
haya en Colombia quien no suscriba ese programa que se reduce a plantear
axiomas que a todos afectan. Estamos seguros de que tanto el partido liberal
como el conservador acogerian los principios condensados en aquellos seis
puntos que se reuleren a elementos básicos de toda sociedad y debemos decla-
rar también que estamos en desacuerdo casi completo con las afirmaciones
que proceden a este programa. Se desborda la ira del manifiesto contra los
politicos y entre quienes to firman vemos muchos que han miitado y militan
con entusiasnlo en las filas de sus respectivos partidos que han sido ministros
y parlamentarios y oradores y miembros de su comité o directorios.
Lo natural, to lógico es que los propietarios liberales pongan todo su empe-
ho en influir dentro del partido, de sus comisiones, con el concurso de su cx-
periencia y de su fuerza y contribuyan a hacer reinar dentro de sus propias
filas los prthcipios que les son caros y que otro tanto hagan los propietarios
94
conservadores".
La S.A.C., por su parte, prohijaba con entusiasmo estas ideas y estas activi-
dades del sindicato. De igual modo to hacla la Federación de Cafeteros que veja
"con pena los esfuerzos que el Ministro Chaux hacia contra miembros del sin-
dicato central de propietarios y empresarios agrlcolas frente a las soluciones de
los conflictos en las zonas cafeteras y solicitaba al Ministro que sus medidas
armonizaran mejor los intereses de propietarios y arrendatarios en vez de postu-
lar los ataques at dominio privado"95 .
La propia S.A.C., reconocIa que "una de las actuaciones espontáneas que en
los ülthrios tiempos ha tenido la S.A.C., secundada por el Coniité de Cafeteros
de Cundinamarca y otras asociaciones, ha sido la de formación de este sindicato
(de propietarios y empresarios agrIcolas)" 96 .
Y at mismo tiempo, comenzaron a promover la idea de la organización de las
milicias cIvicas de las "clases directoras de Colombia para cumplir un deber de
patriotas, de ciudadanos y sobre todo de hombres", subrayando la necesidad de
organizarse para tomar la ofensiva por un derecho legithiio con to cual "se de-
fiende la civilización, la patria y la familia, at pueblo honrado y a sl rnismo"97 .
En un principio, ci sindicato conio tal era ciertamente cauto en sus pronun-
ciamientos y trataba de cexltrar su actividad en el establecimiento de reglas del

El Tiempo rnarzo 8 de 1935.


Véase las, Memories de Industria de 1934. pp. 316 y siguientes para una considera-
cjdn de ésta polémica; véase tanibién ci articulo "No debe darse tregua en la campatia
ofensiva de la riqueza nacional vinculada a la agricultura" en la Rerista Nacional de Agri.
cultura de septiembre de 1934.
Revista Nacional de Agriculture, marzo-abrll de 1933.
Citado por Gloria Gaitán, Colombia y la lucha por la tierra en la decade del 30, Ge
nesis de la Organizacfón Sindical Campesina, Ediciones Tercer Mundo, Bogota, 1976, p. 78.

225
juego respecto de las relaciones con los trabajadores. En los estatutos publica-
dos en 1932 seflalaba que el sindicato "No buscaba más que "propender entre
otras cosas por la solución justa, equitativa y amistosa de los conulictos entre
patronos y trabajadores, de procurar la expedición de leyes sobre el fomento
de Ia pequeha propiedad rural, sobre contrato de trabajo agrlcola, contrato
colectivo, tribunales de trabajo, amparo a los trabajadores rurales y entendi-
miento con los sindicatos de trabajadores legalmente constituidos para ilegar
a acuerdos que definan convenientemente los derechos y obligaciones de las
partes y eviten los conf1ictos".
El propio sindicato, en efecto, habla hecho solicitudes en este sentido al
gobierno de Olaya Herrera y al Congreso, solicitando la expedición de leyes que
otorgaran las más amplias garantlas a los trabajadores con la Unica condición
de que también se garantizaran los derechos de los propietarios agricultores.
Igualmente, desde el comienzo del gobierno de Lopez, la directiva sindical
ofreció al gobierno "el apoyo de los propietarios, agricultores del pals en todo
empeño bendfico y el pueblo colombiano al orden y a Ia estabiidad socia1".
(A lo cual Lopez respondió como ya hemos seuialado atrás que esa clase de
apoyos resultaba demasiado costosa), y so extendla en consideraciones, sobre
cómo el sindicato no buscaba una estéril, absurda y perjudicial lucha de clases,
sino que en sus estatutos, publicaciones y varias labores en favor de las clases
trabajadoras y en apoyo de las reformas legislativas de cardcter social, habian
demostrado hasta la saciedad que "lo que pretende el sindicato es una favora-
ble evolución para los agricultores grandes y pequeuios, y especialmente para
las clases trabajadoras que verán convertirse en sus peores tiranos a quienes hoy
son sus mejores apóstoles" En agosto de 1934 Enrique Soto, Ruperto Aya
y otros enviaron una comunicación al presidente reiterdndole los puntos de
vista anteriores, y solicitándole devolver la tranquilidad a los propietarios. Ló-
pez respondió en un texto citado atrás, senalando que el gobierno no ejercla
violencia sobre los canipesinos cuando considerara que las peticiones eran jus-
tas, lo que sin duda debiO disgustar al sindicato acostumbrado a actitudes
como las de Olaya, más inclinadas en su favor 101 .
Unos pocos meses mu tarde, el tono era completamente distinto a través
de la APEN: en el manifiesto leldo por Enrique Soto y lanzado por la Acción
Patriótica Económica Nacional, desde uno de los salones de la Federación Na-
cional de Cafeteros de Cundinamarca, el senor Soto expresaba cómo de acuer-
do eon los propietarios, el pals iba precipitadamente hacia una revoluciOn
económica, propiciada por aquellos electores que cãndidamente creyeron en
la sinceridad de los propósitos del partido liberal, representado por LOpez. Y

Véase el articulo "El Sindicato de Propietarios explica de nuevo su programa" en


El Tiempo, octubre 4 de 1934.
Ibid.
Ibi&.
Véase la respuesta de Lopez en "Los conflictos agrarios" Obras Selectas. pp. 139 a
143.

226
seflalaban subrayando la necesidad de vincularse con la vida politica que "de
tiempo atrás viene siendo la politica, una profesión ejercida casi exciusivamen-
te por quienes carecen de vinculos con los productores de riquezas Jamás los
intereses económicos han estado representados en nuestros cuerpos legislativos
y nunca las directivas de los partidos politicos han pensado siquiera en inclutr
en sus programas la defensa y fomento de la agricultura, la protección a la in-
dustria, la garantia para el capital. Muy al contrario, han estado siempre escia-
vizados por vicisitudes de todo género al servicio de intereses meramente poli-
ticos y a merced de cambios repentinos y perjudiciales en la inestabilidad niás
completa". Y proponIa en consecuencia, "ilevar a los cuerpos legislativos de la
nación a representantes de los intereses econórnicos nacionales y no a quienes
por una ignorancia absoluta de nuestra industria, nuestra agricultura, comercio,
propiedades, capital y trabajo, han convertido al parlamento en estéril y costo-
so gininasio de oratoria incapaz de servir al poder ejecutivo en el desarrollo de
los programas del engrandecimiento patrio", y sugerian igualmente "prescindir
de la politica partidarista como Unica razón de todas las actividades nacionales
y ponerlas al servicio de la patria y del Estado, de los problemas económicos y
sociales" 102
Quienes firmaban este ilamamiento eran por supuesto los niisrnos que unos
meses antes habIan firmado el documento del sindicato de propietarios: Rober-
to Vdlls, Alberto Vifliamson, Carlos Esguerra, Gabriel Ortiz Williamson, José
Camacho Carreflo, Jorge W. Crane, Ruperto Aya, Samuel Williamson, Ray-
mundo Rivas, Alejandro Gómez Umaña, Enrique Soto, Bernardo J. Caicedo, en
fin, los más prestigiosos componentes de la S.A.C.'°3 .
La idea de un "Partido Agrario Nacional" o cuando menos la organización
de los agricultores en un partido politico, habIa sido explorada primero en el
perfodo 1909-1910 (véase elcapitulo anterior) y luego desde 1933-1934 Olim-
p0 Marcucci habIa dictado una serie de conferencias en Ia S.A.C., donde expo-
nIa claramente la necesidad del partido agrario nacional, Ilegando incluso a
establecer un amplio programa de gobierno que en su opinion debIa dat susten-
04
tación a las plataformas de este partido' .
Sm embargo, la propia S.A.C., en diversas reuniones, discutió internamente
este punto y consideró que si bien la mayor parte de los participantes en éstos
procesos eran miembros de la S.A.C., ella en cuanto tat no podia mezclarse en
asuntos de polItica y más adn cuando varios de los miembros de la Sociedad
eran partidarios del gobierno. La denominada "pausa del gobierno de Eduardo
Santos" miciada en 1938, bajaria el tono de las discrepancias de los propietarios

El texto del documento que expone el programa de la Liga de Propietarios aparece


en El Tiempo de marzo 8 de 1935.
El Tiempo, marzo8del93S.VéasetambiéfllareSPuestadeE1 Tiempo en el articu-
lo "El Liberalismo y el Manifiesto de los propietarios" en la edición de ma.rzo 8 de 1935.
Estas conferencias se reproducen en el libro de Olimpo Marcucci, La Revolución
Agraria en Colombia, Editorial Minerva, Bogota, 1934.

227
y agricultores con el gobierno y de la propia S.A.C., por supuesto. De hecho
ya desde 1935 los propios agricultores a raIz de la persecución de que eran ob-
jeto por parte de algunos mienibros del Congreso, segün dos, consideraron que
diversas solicitudes que estaban cursando en la asamblea de la Sociedad debie-
ran aplazarse para ocasiones más propicias Jos
Entre 1938 y 1945, no vuelve a mencionarse la idea de la participación en
politica. Sin embargo, en 1946, cuando Vicente Andrade Valderrama y Jestis
San in Echeverry, hab Ian propuesto a la Sociedad afiiarse a la Federación Agra-
na Nacional (FANAL), la Sociedad respondia que "Ia campafia gremial de la
S.A.C., no es politica, ni confesional, ni totalitaria, ni corporativa; es simple-
monte una organización dernocrática del gremio de agricultores que deja el
espIritu abierto para que cada cual obre de acuerdo con sus personales ideas y
sentimientos".
En 1945 comienza a plantearse de nuevo el problema de la conversion de
la Sociedad en un niovimiento politico. En efecto, algOn debate so suscita cuan-
do IJidarico Rozo y Restrepo Hoyos presentan una proposiciOn a la Junta
Directiva, en La que "en consideración de que los agricultores y ganaderos son
inás del 80% de los colonibianos y que no hay nOmero suficiente de agricul-
tores de todos los partidos en las Cárnaras, en las asambleas departamentales,
en los concejos municipales o en los directorios politicos de los partidos, soli-
citan al Directorio Nacional Liberal y Directorio Nacional Conservador que se
le conceda un renglon para que represente los agricultores de la reptiblica en sus
directorios respectivos haciendo extensiva esa providencia a los directorios de-
partamentales y niunicipales".
Enrique AncIzar, un Lopista presidente de la S.A.C., quien habia siempre
defendido la posición estrictarnente gremial, seflala los peligros de que Ia S.A.(.
entrara en una tendencia corporativista. La proposición de Rozo y Hoyos fue
aprobada en un principio pero fue Ilevada luego al Congreso Agrario quien
rechazó la propuesta106 . Más bien la Sociedad optó por invitar a exponer sus
programas politicos con relación a la agricultura a los candidatos Ospina P-
rez, Jorge Eliécer Gaitán, Gabriel Turbay, quienes hicieron sus respectivas
exposiciones ante Ia S.A.C-, y esta declaró: "La S.A.C., so encontraba integra-
da por partidarios de los tres candidatos; sin embargo en los momentos más
agresivos y coritradictorios de la lucha politica los miembros de ella pudieron
poner siempre sobre esas personas partidistas el interés grernial y todos sin
excepción alguna comprendinios que el interés agrario es diferente al interés
politico y dejando sentada la doctrina de que La agricultura es polItica grande
de todos los partidos ° .
En efecto, al menos en este perIodo entre 1927 y 1950, la S.A.C., tuvo
entre sus directivos a miembros de ambos partidos. AsI la lista de presidentes

Libro de Actas sesión del 20 de noviembre de 1935.


Véase llbro de Actas de sesiones de diciembrc 12 de 1944 y febrero 13 de 1945.
Rev. P/al. de Agricultura, febrero de 1947.

228
de la sociedad entre 1926 y 1950 es la siguiente: on 1926 Alberto C. Suárez, en
1927 Juan M. Rojas, en 1928-1929 Pornponio Guzinán, en 1930 Alberto For-
tocarrero, en 1931-1932 José D. Dávila, on 1933 Liborio Cuellar Durán, en
1934-1936 Pomponio Guzmán, en 1937-1938 Laureano Garcia Ortiz, en 1939-
1940 Aifredo Garcia Cadena, en 1941 Alfonso Lopez Pumarejo, en 1942 Ma-
nuel José Vargas, en 1943-1944 Miguel Lopez Pumarejo, en 1945 Jorge Restre-
po Hoyos, en 1946 Enrique Ancizar Sardo, hasta 1949 y en 1949 Carlos Eche-
verry Cortés, miembros destacados de ambos partidos. Igualmente la Sociedad
tuvo como primer vicepresidente a Mariano Ospina Perez antes de ser elegido
presidente; como presidente honorario a Eduardo Santos, al propio Mariano
Ospina Perez y a Enrique Olaya 1-lerrera.
Iguahnente los más prorninentes miembros de la S.A.C., fueron Ministros
en los gabinetes de los gobiernos de diferente afiLiación polItica (Véase anexo
dignatarios S.A.C.)
Sin duda, desde 1938 la S.A.C., hab(a disenado otra estrategia de acceso al
gobierno, al punto que en 1942 eiegiria al propio Alfonso Lopez Purnarejo
como presidente de la S.A.C., teniendo como primer vicepresidente a Mariano
Ospina Perez a] tiempo quc incorporaba como miembros activos a destacados
dirigentes liberales corno Alejandro Lopez.
Sin embargo, durante este perIodo Ia Sociedad parece haberse fortalecido
enormemente quizás como resuitado de las amenazas de la Ley 200 y de la
actitud nada conciliatoria dcl gobierno con los propietarios. Si en 1930 ci
presidente de la Sociedad informaba la existencia de 226 miembros de nóinero
ya para 1948 también ci presidente informaba que la Sociedad tenIa 1.048
miembros activos o de nümero'08 , lo que se explica no solo por el afán de co-
hesionarse sino por una intensa campana de gremialización que se inició a me-
diados de los cuarenta y que acabó fortaleciendo enormemente a la Sociedad.
La campaña de gremialización fue iniciada por Jorge AncIzar en 1945 y parece
liaber dado amplios resultados toda vez que el nümero de sociedades o agremia-
ciones de caricter municipal o departamental auinentO enormemente. En efec-
to, on febrero de 1946, Jorge Restrepo Hoyos, presidente de la CorporaciOn
informaba que se hab Ian constituido 250 juntas agr (colas y municipales afilia-
das a la S.A.C. En junio de 1946 informaba que existIan 400 nuevas Juntas con
más de 150.000 afiliados, ya que la campafia habIa empezado a extenderse a
municipios y veredas. En febrero de 1947 se señalaba la existencia de 433 so-
ciedades de agricultores dcl pals con un total de 220.000 afiiados, Jo que sin
duda era ya un avance bastante notable y conferia a la Sociedad, como centra-
lizadora de toda esta actividad, un enorme poder'09 .

Rev. Nd. deAgricu!tura, noviembre-diciembre de 1930 y Rev. Nal. deAgricuitura,


noviembre-diciembre de 1948.
VCase Rev. iVal. de ,4gricultura, enero-febrero de 1946. Rev. Nd. de Agricultora,
junio 1946 y Las actas de Ia S.A.C., en su sesión de febrero 18 de 1947.

229
De hecho, hacia 1947, contabiizando las sociedades municipales de agricul-
tores, las sociedades departamentales, los sindicatos de agricuitores, los comités
de fomento agropecuario, las asociaciones de agricultores y ganaderos, todas
ellas vinculadas a la SA.C., puede verse que la existencia de este tipo de organi-
zaciones a nivel municipal y local era reairnente sorprendente. Sc encontraban
siete de estas sociedades en Antioquia, 4 en Atlántico, 17 en BoiIvar, 27 en
l3oyacá, 7 on Caldas, I en Cauca, 22 en Cundinamarca, 3 en el Huila, 23 en Na-
rub, 14 en Magdalena, 17 en Norte de Santander, 16 en Santander, 25 en Toli-
ma, 11 en ci Valle y I en el Cboc6110 (Véase anexo).
Es obvio, por otra parte, que en esta notable consolidación del gremio no
contaban solamente las amenazas de la Ley ni los esfuerzos por gremializarse.
Si bien los aspectos rnãs destacados de este perIodo son la defensa de la propie-
dad, la violenta oposición al primer gobierno de Lopez y la participación, du-
rante los aflos cuarenta en el esquema de economla corporativa, son también
lamplias las realizaciones en aspectos e influencias puntuales de la politica agro-
pecuaria del desarrollo técnico, de la conformación institucional del sector, etc.,
que dan 'cuenta de que pese a su debilitamientoen la poiIticaeconómica, global,
seguIa siendo relevante en Ia definición de politicasagrarias. En efecto, entre las
actividades mds importantes desarrolladas por la S .A.C., en el periodoen conside-
ración es decir, 1927-1950, puede señalarse la reaiización de la exposición pe-
cuaria en 1928; ci logro de la expedición de la ley 99 de 1928 sobre fomento
agrIcola y pecuario, mediante la cual se disponIa que los implementos y ar-
tIcuios de uso agricola que introdujeran la S.A.C., estarIan libres de todo
derecho de Aduana, la realización del segundo Congreso Agrario Nacional en
1929, la intervención en las reformas de Aduana de 1931, la creación gracias
en buena parte a la activa y constante intervenciOn de la Sociedad, de la Caja
de Crédito Agrario en 1931, la realización de la Conferencia Nacional del Ti-i-
go en este mismo aflo, la rebaja de fletes para el transporte de todos los dc-
mentos que tienen que ver con la agricultura en 1932, ci tercer Congreso
Agrario Nacional en 1933, una exposición pecuaria organizada por la Socie-
dad on 1934 y la realización de la Conferencia Nacional de Agricuitores y Ga-
naderos de la que resultó, entre otras cosas, la fundación del Instituto de
Ciencias Naturales; la realizacidn del censo triguero en 1933 y Ia exposición
triguera en 1936; las campanas de 1938 sobre la defensa del dulce nacional,
asI como la defensa del aigodón; en 1939 la campafia de la casa campesina y
la creación del Fondo Nacional de GanaderIa; también en este mismo ailo,
la convención agropecuaria de tbagué que constituyó un cornpieto programa
de acción agraria. Igualmente en ci aflo 1939 se inicia la campana por la crea-
ción del Ministerio de Agricultura y en 1941 la realización del Congreso Na-
cional de Ganaderos del cual resultó Ia Federación Nacional de Ganaderos y
desde 1941 Ia persistente preocupación por la agremiación agraria y posterior-
mente, como ya Sc seflaló, la expedición de la Ley 100 del 44 y la creación del

110. Véase Rev. Nal. deAgricultura, octubre-noviembre de 1947.

230
Ministerio de Agricultura. Pero entre las conquistas gremiales más importantes
pueden seflalarse: la revocatoria de Ia Ley de emergencia en el año de 1931
gracias a las multiples presiones de la Sociedad que einpezaron por una propo-
siciOn a la Asamblea Agricola de Cundinarnarca y posteriormente del Congreso
Agrario Nacional reunido en 1929, a partir del cual se desató una campafla din-
gida a las municipalidades y a los gobernadores de los departamentos en este
mismo sentido'.
En 1932 Ia promoción del sindicato de propietanioS rurales y la organización
del Comité de Productores de Trigo que resultó de la Conferencia del Trigo
12
convocada por la Sociedad y por la gobernaciOn de Cundinamarca'
Ya para 1936 podia seflalar la Sociedad entre varios de sus Logros la creación
del Ministerio de Agricultura y Comercio (creado en efecto en 1935), la de la
Federación Nacional de Cafeteros, la lucha contra la anemia tropical y el palu-
dismo, la celebración de tres congresos nacionales de Agricultura reunidos
en Bogota y otras asambleas de la misma Indole, la organización de varias expo-
siciones industriales, agricolas y pecuanias, la exención de derechos de aduana
y fletes para animales y reproductores, para árboles y semillas, abonos, insecti-
cidas, maquinaria, etc., el fomento del crédito agrario, el control de los cambios
internacionales, la reducciôn de las deudas particulares, etc.113 .
IgualnIente, desde 1936 comenzó una importante campaña en la cual los
agricultores pedian representaCiófl en varias entidades del sector pOblico,
especialmente en las que tienen que ver con el Consejo Administrativo de los
Ferrocarriles Nacionales, en la Junta Nacional de Fiscalización de Tanifas o
Comisión Nacional de Tarifas, el tribunal de Aduanas, en las directivas del
Banco AgrIcola, de la Caja Agrania, en las directivas del Banco Central Hipote-
cario, de la Caja Colombiana de Ahorros, del Fondo Nacional de GanaderIa y
del Instituto de Crédito Territorial para la difusiOn del crédito rural y la solu-
ción del problema de la casa campesina"4 .
En 1940, ci Gobierno dictó un decreto que no solamente declaraba como
cuerpo consultivo a la S.A.C., sino que establecIa a la Junta Directiva de la
S.A.C., como un comité directivo o permanente donde actuanIan los funcio-
narios del Ministerio de Economla, de Hacienda, de Trabajo, de Higiene y Pre-
visión Social que operarIan como miembros reguladores de la Junta Directiva;
con lo cual se operaba la cooperación oficial y quedaba configurado el nuevo
marco en el cual la Sociedad y el gobierno actuarIan como un solo cuerpo en
materia de politica agrIcola. En efecto, desde 1940 tomaron asiento en la Junta
Directiva de la S.A.C., además de los delegados departamentales, de cada una

Rev. Nal. de Agricul-


111. Informe de Alberto Portocarrero presidente de la SAC., en la
tura, noviembrediciembre de 1930.
Informe de José Domingo Dvi1a presidente de la SAC., en Rev. Nal. de Agricultu-
ra, Nos. 34 1-342 de noviembre-dicieflibre de 1932.
Véase Rev. Nal. de Agricultura de septiembre de 1936.
114, Véase Rev. Nal. de Agricultura, septiembre de 1939.

231
JU
USuOTECA
de las sociedades de agricuitores, eljefe del Departamento Nacional de Agricul-
tura, ci jefe del Departamento Nacional de Ganaderla, el gerente de la Caja
Agraria, el jefe del Fondo Nacional de GanaderIa, el Gerente del Banco AgrIco-
Ia Hipotecario y el Gerente del Instituto de Crédito Territorial. Al mismo tiem-
p0 la Sociedad tendrIa un representante en cada uno de estos organismos'.
De este modo, ya en 1948, la Sociedad tendrIa representantes en el Banco de la
Repüblica, en los Ferrocarriles Nacionales, en Ia Caja Agraria, on el Instituto de
Crédito Territorial, en el Instituto de Fomento Forestal, en el Instituto Nacio-
nal de Aprovechamiento de Aguas, en el Instituto Nacional de Abastecimiento,
on el Seguro Social, los varios tribunales de trabajo, las juntas de precios y regu-
lación de mercados, on el coinité de emigración del Ministerio de Relaciones
Exteriores, en la Junta Nacional de Pes&s y Medidas, en la Junta Nacional de
Aduanas, en la Cornisión de Transportes y Tarifas, en la Junta Económica Na-
cional, en la Junta Departarnental de la Vivienda Popular, y on otros organis-
mos estatales.
Además, durante todo este perfodo, la Sociedad destacaba el mérito de ha-
ber contribuido a la creación de la Federación Nacional de Cafeteros, la Aso-
ciación Colombiana de Ganaderos, al Instituto de lrrigación y Aprovecharnien-
to de Aguas y Fomento Eléctrico, el Instituto de Foniento Forestal, el Institu-
to Nacional de Abasteciniiento —INA—, Ia Federacidn Nacional de Trigueros,
la Bolsa de Productos AgrIcolas e Inmuebies Rurales, ci Banco AgrIcola, la
Caja de Crédito Agrario y otros organismos. Pero igualmente, desde 1946 se
intensificarIa la necesidad de la creación del Ministerio de Agricultura y Gana-
derIa que efectivarnente fue logrado gracias a ia pernianente actividad de la
Sociedad de Agricultores en este atio'16 .
En efecto, la Ley 75 de 1947 que creó el Ministerio de Agricultura y (re.
cuérdese que en 1914 ya se habIa creado pero fue luego adscrito en 1924 al
Ministerio de Industria y Ganaderfa), encargado del planearniento y fomento
de estas industrias on todos los ramos, carnbió al mismo tienipo al Ministerio
de Economfa Nacional por el Ministerio de Comercio e industrias, siendo
nombrado inicialmente Moisés Prieto corno Ministro y después Pedro Castro
Monsaivo, quien habia presentado ci proyecto de ley. La evolución del Minis-
terio de Agricultura muestra que de hecho gran parte de los ministros fueron
miembros connotados de la S.A.C., entre 1914 y 1950-1951, en aqudllos
perfodos en los cuales ci Ministerio de Agricultura funcionaba bajo diversas
denorninaciones. Asi en 1914-1915 el presidente de la S.A.C., fue Jorge Del-
gado, en 1916 BenjamIn Herrera, en 1917-1918 Luis Montoya SantamarIa,
en 1919 Simon AraOjo, entre 1919 y 1922 JesOs del Corral, en 1922 Ignacio
Moreno, en 1923 Antonio Paredes, en 1924 don Jeslis del Corrral. El Minis-
terio se suspendiô entre 1925 y 1933, siendo creado nuevamente en este aflo
y nombrándose como ministro a Sinforoso Ocampo y después a don Jorge

Informe de Alfonso Lopez Pumarejo presidente de Ia S.A.C., a la Asamblea Gene.


ral de Socios en Rev. Nal. de Agricultura, febrero de 1942.
Rev. Nal. de Agricultura, j unio de 1949.

232
Soto del Corral, on 1935 a Guilei-mo Londofo, on 1936 a Francisco RodrIguez
Moya y Manuel José Vargas, quien serIa después presidente de la Sociedad, en
1936-1937 a Gonzalo Restrepo, on 1937 tanibién a Nicohis Llinás Vega, en
1938 a Marco Aurelio Arango y Jorge Garner, en 1939 se reestructuró nueva-
mente nombrándose como Ministro a Miguel Lopez Pumarejo, quien después
serla presidente de Ia S.A.C., en 1941 a Mariano Roldán, on 1942 a Marco
Aurelio Araijo, en 1942-1943 Antonio Rivas Camacho, on 1944-1945 Carlos
Sáenz do Santainaria, on 1945 igualmente Luis Tamayo,en 1946 Antonio Pra-
dilJa y José Luis Lopez, on 1947 Moisés Prieto, on 1948 Pedro Castro Monsal-
vo, on 1949 José Vicente Ddvila quo habIa presentado conjuntamente con
Castro Monsalvo el proyecto y en 1950 Juan Guilermo Restrepo Jaramillo y
en 1951 Alejandro Angel Escobar. De esta lista puede verse que fueron presi-
dentes o directivos do la S.A.C., BenjamIn Herrera, SimOn AraOjo, Luis Monto-
ya Santaniaria, Jesus del Corral, Jorge Soto del Corral, Manuel José Vargas,
Gonzalo Restrepo, Miguel Lopez Pumarejo, Pedro Castro Monsalvo y Alejandro
Angel Escobar entre otros117 . (Véase anexo cLignatarios).
Por la breve reseña de actividades quo antecede, puede verse que la S.A.C.,
en efecto no limitó su acción a la defensa de la propiedad; antes bien, conhi-
nuó desarrollando acciones y presiones diversas sobre la poiltica agrIcola
pero ya sin la preponderancia de aflos anteriores. De hecho, entre 1906 y 1927
la S.A.C., se confundió con los cultivadores y comercializadores de café y era
airededor de este producto que giraba Ia mayor parte de la polItica económica;
ello conjuntamente con la carencia de gremios en otros sectores como Ia indus-
tria y el comercio que apenas ernergian, le daba a Ia Sociedad un relieve fácil-
mente explicable en las decisiones estatales, relieve quo adquiriO mayor fuerza
en un contoxto en el quo la fuerza social dominante estaba conformada por los
propietanoS territoriales.
Despuds de 1927, tendrá mucha menus fuerza en la definición do la politica
económica global, tanto por ci surgimiento do la Federación de Cafeteros quo
absorbe buena parte del anterior ospacio de la S.A.C., pero también por la
mayor complejidad del Estado, resultante do Ia ampliación del intervencionis-
mo. de la apariciOn de nuevas fuerzas sociales organizadas gremialmente y sobre
todo do la pérdida, al menos parcial, do relevancia polItica do los propietarios
territoriales, que fue on esencia ci rcsultado de la revolución en marcha.
Con todo, Ia S.A.C., se reduciria al más estrocho campo do la poiltica
agrIcola, en la cual seguirla jugando un papel do iinportancia en cuanto hace a
la orientación de las estrategias agrarias del pals.

117. Véase las Mernorias de los Ministros do Aicultura entre 1915 y 1952.

233
ANEXO

Sociedades de Agricultores existentes en ci pals en 1947 (por regiones)


—Lista Parcial:

ANTIOQUIA

Sociedad Antioquefla de Agricultores - Medellin.


Union Obrera Agraria - Cocorná.
Sociedad Municipal de Agricultores - Jericó.
Sociedad Municipal de Agricultores - Puerto Berrio
Sociedad Municipal de Agricultores - San Vicente.
Sociedad Municipal de Agricultores - Sonsón.
Comitd Agrlcola y Ganadero—Urrao.

ATLANTICO

Sociedad de Agricultores del Atlántico - Barranquilla.


Centro Agropecuario de Sabanalarga - Sabanalarga.
Sociedad Municipal de Agricultores - Tubará.
Sociedad Municipal de Agricultores y Campesinos - Yubará.

BOLIVAR

Sociedad de Agricultores de Bollvar - Cartagena.


Comité de Ganaderos y Agricultores - Arjona.
Sociedad Municipal Agrlcola y Ganadera - Carmen.
Comité de Ganaderos - Corozal
Sociedad Municipal de Agricultores - Guamo.
Sociedad Municipal de Agricultores - Lorica.
Sociedad Municipal Agropecuaria - Magangué.
Sociedad Municipal de Agricultores - Maria Ia Baja.
Sociedad Municipal Agropecuaria - Mornpós.
Sociedad Municipal de Agricultores - Monteria.
Sociedad Municipal de Agricultores - San Antero.
Sociedad Municipal de Agricultores - San Juan Nepomuceno.
Sindicato de Agricultores de San Isidro - Calamar.
Seccional Sindicato de Agricultores de San Isidro. Bocavieja.
Sociedad Municipal de Agricultores - San Marcos.
Sociedad Municipal de Agricultores - Sincelejo.
Sociedad Municipal de Agricultores Zambrano.

234
BOYACA

Sociedad de Agricultores de Boyacá - Tunja.


Sociedad de Agricultores - Boyacá
Sociedad Municipal de Agricultores Ciénaga.
Sociedad Municipal de Agricultores - Córnbita.
Sociedad Municipal de Agricultores - Chinavita.
Sociedad de Agricultores - Chiquinquird.
Sociedad Municipal de Agricultores - Duitama.
Sociedad Municipal de Agricultores - Jenesano.
Sociedad Municipal de Agricultores - Leiva.
Sociedad Municipal de Agricultores - MonguI.
Sociedad Municipal de Agricultores - Montavita.
Sociedad Municipal de Agricultores Nuevo Colon.
Sociedad Municipal de Agricultores - Uicatd.
Sociedad Municipal de Agricultores - Rarniriqui.
Sociedad Municipal de Agricultores - Samacá.
Sociedad Municipal de Agricultores - Soracá.
Sociedad Municipal de Agricultores - Sotaquirá
Sociedad Municipal de Agricultores - Santa Sofia.
Sociedad Municipal de Agricultores - Siachoque.
Sociedad Municipal de Agricultores - Tibaná.
Sociedad Municipal de Agricultores - Turmequé.
Sociedad Municipal de Agricultores - Toca.
Sociedad Municipal de Agricultores - Tota.
Sociedad Municipal de Agricultores - Tuta.
Sociedad Municipal de Agricultores - Umbita.
Sociedad Municipal de Agricultores - Ventaquemada.
Sociedad Municipal de Agricultores - Viracachá.

CA LD AS

Sociedad de Agricultores - Manizales.


Sociedad Municipal de Agricultores Montenegro.
UniOn Patronal Agraria - Armenia.
Asociación de Agricultores y Ganaderos - La Dorada.
Sociedad Municipal de Agricultores - Pereira.
Sociedad Municipal de Agricultores - Quimbaya.
Sociedad Municipal de Agricultores - Salamina.

CAUCA

Sociedad de Agricultores - Popayán.

235
CUNDINAMARCA

Sociedad de Agricultores de Colombia - Bogota.


Sociedad Municipal de Agricultores - Cogua.
Coniité Directivo de Fomento Agropecuario - ChoachI.
Sociedad Municipal de Agricultores - Chocontá.
Sociedad Municipal de Agricultores - ChaguanI.
Sociedad Municipal de Agricultores - Fusagasugd.
Sociedad Municipal de Agricultores - Soaclia.
Sociedad de Agricultores - Girardot.
Sociedad Municipal de Agricultores - Gachetd.
Sociedad Municipal de Agricultores - Guayabal de SIquima.
Sociedad Municipal de Agricultores - Guaduas.
Sociedad Municipal de Agricultores - La Pefla.
Asociación Agropecuaria - La Mesa.
Sociedad de Agricultores - Mosquera.
Sociedad Municipal de Agricultores - Tocaima.
Sociedad Municipal de Agricultores - Quipile.
Sociedad Municipal de Agricultores - Subachoque.
Sociedad Municipal de Agricultores - lena.
Sociedad Municipal de Agricultores - Ubaté.
Sociedad Municipal de Agricultores - Usme.
Sociedad Municipal de Agricultores - IJbald.
Sociedad Municipal de Agricultores - Villeta.

IIUILA

Sociedad de Agricultores del 1-luila - Neiva.


Sociedad de Agricultores - Campoalegre.
Sociedad de Agricultores - Guadualito.

MAGDA LENA

Sociedad de Agricultores - Santa Marta.


Sociedad de Pequenos Agricultores Codazzi - Codazzi.
Sociedad Municipal de Agricultores - Caracolicito.
Sociedad Municipal de Agricultores - Chimichagua.
Sociedad Municipal de Agricultores -- Chiriguaná.
Sociedad Municipal de Agricultores - Fonseca.
Sociedad Municipal de Agricultores - La Paz.
Sociedad Municipal de Agricultores - Corregirniento Robles.
Sociedad de Agricultores y Ganaderos - Sitionuevo.
Sociedad Municipal de Agricultores - Santa Ana.

236 -
Sociedad Municipal de Agricultores - San Juan de Cesar.
Sociedad de Agricultores - Vilanueva.
Sociedad Municipal de Agricultores - Valledupar.
Sociedad Municipal de Agricultores - San Sebastidn.

NARffJO

Sociedad de Agricultores de Nariflo - Pasto.


Sociedad Municipal de Agricultores - Aldana.
Sociedad de Agricultores - Barbacoas.
Sociedad Municipal de Agricultores - Carlosarna.
Sociedad Municipal de Agricultores - Consaci.
Sociedad Municipal de Agricultores Cumbal.
Sociedad de Agricultores Municipal - Estación Espriella.
Sociedad de Agricultores - Funes.
Sociedad de Agricultores - Gualmatan.
Sociedad Municipal de Agricultores - Gualtarilla.
Sociedad Municipal de Agricultores - Guachucal.
Sociedad Municipal de Agricultores - lies.
Sociedad Municipal de Agricultores Ipiales.
Sociedad Municipal de Agricultores - La Union.
Sociedad de Agricultores - Mosquera.
Sociedad Municipal de Agricultores - Ospina.
Sociedad de Agricultores - Piedrancha.
Sociedad Municipal de Agricultores - Pupiales.
Sociedad Municipal de Agricultores - Ricaurte.
Sociedad Municipal de Agricultores - Sandona.
Sociedad Municipal de Agricultores - Turnaco.
Sociedad Municipal de Agricultores - TOquerres.
Sociedad Municipal de Agricultores Yacuanquer.

NORTE DE SANTANDER

Sociedad de Agricultores y Ganadoros - COcuta.


Sociedad Municipal de Agricultores - Arboledas.
Sociedad Municipal de Agricultores - liochalerna.
Sociedad Municipal de Agricultores - Cucutilla.
Sociedad Municipal de Agricultores - Cácota.
Sociedad Municipal de Agricultores - Chinácota.
Sociedad de Agricultores - Gramalote.
Sociedad Municipal de Agricultores - HacarI.
Sociedad Municipal de Agricultores - La Playa.
Sociedad Municipal de Agricultores - Mutscua.

p ry 237
Sociedad de Agricultores - Ocaña.
Sociedad Municipal de Agricultores - Pamplona.
Sociedad Municipal de Agricultores - Durania.
Sociedad Municipal de Agricultores - Suratá.
Sociedad Municipal de Agricultores - San Cayetano.
Sociedad Municipal de Agricultores - Santiago.
Sociedad de Agricultores - Villa Sucre.

SANTANDER

Sociedad de Agricultores de San tander - l3ucaramanga.


Sociedad Municipal de Agricultores - Aratoca.
Sociedad de Agricultores - Chipatá.
Sociedad de Agricultores - Encino.
Sociedad de Agricultores - El Cerrito.
Sociedad de Agricultores - Galán.
Sociedad de Agricultores - Guadalupe.
Sociedad de Agricultores - Puerto Wilches.
Sociedad de Agricultores - Pinchote.
Sociedad de Agricultores - Palmar.
Sociedad Municipal de Agricultores - Suratá.
Comité Ganadero - Socorro.
Sociedad de Agricultores - Suaita.
Sociedad de Agricultores - Oiba.
Sociedad de Agricultores - Puente Nacional.
Sociedad de Agricultores - Valle San José.

TOLIMA

Sociedad de Agricultores del Tolima - lbagué.


Sociedad de Agricultores - Alvarado.
Sociedad Municipal de Agricultores - Armero.
Sociedad Municipal de Agricultores - Coyaima.
Sociedad Municipal de Agricultores - Cajamarca.
Sociedad Municipal de Agricultores - El Carmen
Sociedad Municipal de Agricultores - Coello.
Sociedad Municipal de Agricultores - Cunday
Consejo Directivo de Agricultores - El Espinal.
Sociedad Municipal de Agricultores - El Fresno.
Sociedad de Agricultores - Falán.
Sociedad Municipal de Agricultores - El Guano.
Sociedad de Agricultores - Honda.
Sociedad de Agricultores - l-lerveo.

238
Sociedad Municipal de Agricultores - lcononzo.
Sociedad Municipal de Agricultores - El LIbano.
Sociedad de Agricultores - Mariquita.
Sociedad Municipal de Agricultores - Melgar.
Cornité Agropecuarlo - Natagairna.
Sociedad Municipal de Agricultores - Prado.
Sociedad Campesina de Rovira - Rovira.
Sociedad Municipal de Agricultores - Roncesvalles.
Sociedad Municipal de Agricultores - San Luis.
Scciedad Municipal de Agricultores - Venadillo.
Sociedad de Agricultores - Valle de San Juan.

VALLE

Sociedad de Agricultores del Valle - Call.


Sociedad Municipal de Agricultores - Buga.
Sociedad Municipal Agropecuaria - BolIvar.
Sindicato para defensa campesina Calirna.
Sociedad Municipal Agropecuaria - La Union.
Sociedad de Agricultores - Palmira.
Sociedad Municipal de Agricultores - Roldanillo.
Junta de Fomento Agropecuarlo - Tuluá.
Sociedad de Agricultores Municipal - Toro.
Centro Agrario - Ulloa.
Sociedad Municipal de Agricultores - Versailes.

INTENDENCIA DEL CHOCO

Sociedad de Agricultores dcl Chocó - Quibdó.

239
CapItulo V

Modernización agrIcola y diversificación


grernial (1950-1975)
1. - El Desarrollo Agropecuario

Uno de los aspectos tnás notables del desarrollo económico de Colombia


en la postguerra es sin duda el que se refiere a las transformaciones de la agri-
cultura. De hecho, durante los dos decenios siguientes a la terminación de la
guerra, Ia agricultura colombiana no solamente Iogrará una tasa de crecimien-
to significativa, sino transformaciones intemas que conllevardn, de una parte,
una acelerada modernizaciOn, especialmente en la liamada agricultura co-
mercial y un no menos notable aumento de la productividad: de otra parte,
experimentará una profunda diferenciación en su interior que la hará una de
las agriculturas más heterogéneas de Latinoamdrica.
Los rasgos básicos de estas transformaciones son suficientemente conoci•
dos', de niodo que retendremos acá solamente los aspectos más esenciales.
Entre 1950 y 1975, la agricultura creció a un ritmo promedlo anual de 3.79o,
tasa que se eleva durante la primera mitad del decenio del 70 al 5C3'o anual,
siendo en este periodo uno de los cuatro paIses de America Latina que logrO
tasas superiores al 4Yo2 .

1. Por to denuis, los estudios descriptivos sobre la agricultura colombians son relati-
vamente amplios. Véase entre otros Salornbn Kalmanovitz El Desarrollo de la Agriculfura
en Colombia Ediciones La Carreta, Bogota 1978. Especialinente CapItulo II, también
Kalmanovitz "Desarrollo Capitalista en el campo" en Mario Arrubla, (Editor) Colombia
Hoy, Bogota, Ediciones Siglo XXI, pp. 271 a 330, y Albert Berry "Distribucidn de
Fincas por Tamaño, distribución del Ingreso y Eficiencia de La Producción AgrIcola en
Colombia", en Fedesarrollo "Lectura sobre Desarrollo Económico Colombiano", Bogo-
t, 1974.
2, Luis Lopez Cordobez "Agricultura y AlimentaciOn, Evolución y Transformaciones
mds recientes en America Latina". Revista de la CEPAL No. 16, abril de 1982.

243
Por otra parte, durante estos 25 años, el ingreso per capita agrIcola paso de
(JS$ 248 a US$ 462; con una tasa de crecirniento promedio del 2.79'o anual,
siendo de nuevo especialmente significativo el crecimiento durante la primera
mitad del decenio del 70, donde alcanzó el ritmo del 51/o anual, lo que hace
del ingreso per capita agrIcola de Colombia ci 4o., entre los paIses latinoame-
ricanos.
En gran parte, estos resultados provinieron del crecimiento sostenido de la
producción, pero tambiën del notable descenso del ritmo de crecimiento de
la pobiación agrIcola que hacia la década de 1950 crecIa al 29'o para descen-
der abruptamente después de 1970 al -0.1'o.
Dc hecho, la población rural que en 1951 representaba el 7190 del total
de la población para 1973 representaba ci 36.4%, al tiempo que respecto de
la población econOmicaniente activa, la agricultura absorbIa ci 55 .990 en 1951
y el 39.7o en 1973. Dc igual modo, hacia 1950 la agricultura aportaba cerca
del 46l'o del producto interno bruto total, mientras que hacia ci aflo de 1975
aportaba airededor del 26Yo del producto interno, reflejando estos hechos, en
gran medida, los despiazamientos a largo piazo de la demanda global y las
correspondientes modificaciones de la estructura económica.
Pero quizds niás importante que este adecuado deseinpeno del sector agrI-
cola, sea el desarrollo diferencial de los cultivos.
Por supuesto, ci crecimiento no fue homogéneo, y si bien el Irea cultivada
se incrementO aproxiniadarnente en 28.89'o entre 1950 y 1975, no es menos
cierto que al interior de la agricultura, los cultivos conierciales aumentaron su
participación en ci drea del 10Yo en 1951, al 19.2% en 1973, en tanto que
los cultivos mixtos y tradicionales perdieron participación al pasar de 34•50
en 1951 al 22.69'o en 1973, en el caso de los cultivos mixtos, y del 23.79'o al
19.99'o en el caso de los cultivos tradicionales; por Jo que hace a los cultivos
de plantaciori, estos utiizaban ci 24.7% de la tierra en 1951 y sOlo 20.7'Yo
en 1973, al tiempo que los cultivos menores aumentaron su participación ai
pasar del 7.1% en 1951 al. 17.6'Yo de las tierras cultivadas en 1973. Vëase
cuadro No.!.
Por supuesto, ci desarroilo de la agricultura ernpresariai no implicó la desa-
parición de Ia agricultura tradicional que siguiO subsisiendo en forma precaria,
concentrada en adelante en cultivos de ladera y en tierras de baja productivi-
dad; antes bien, este proceso dio lugar a un acentuado dualismo agrIcola que
ha sido sin duda Ia caracterIstica principal de la agricultura colombiana duran-
te la postguerra, a] punto que esta diferenciaciOn interna ha ilevado a la agri-
cultura a constituirse en una de las más heterogeneas del continente, como
quiera que las diferencias de productividad entre anibos tipos de expiotacio-
nes son notablemente acentuadas3 .

3. Véase sobre esto Salomón Kalmanovjtz op. cit., para aigunas comparaciones de
heterogenidad de Ia agricultura en Colombia con respecto de la America Latina. Véase
José Maria Caballero y Hector Maletta "Estilos de i)esarrollo y Polfticas Agroalimenta-
rias: Tendencias y Dilemas de America Latina" Santiago de Chile, novienibre de 1983.

244 . , S
CUADRO No. 1
RELACIONES ENTRE PRODUCCION, EMPLEO Y SUPERFICIE
EXPLOTADA POR TIPOS DE USO1 - Af1OS 1951, 1964 y 1973
(1) _(15 (II (2)
)4" o5 4 (6) (3)
N'sjordo b (2) (3)
pdncoto,, )Sospleo Sopo.fSoio' soido oai&n
(Olitlooeo do) (MdOodo (Mdo,do pas paso Doa6dod
do 970) 0(a poronl1) 0jo hnnti,oao) 010 Eesploo bontdooa Iobn,9

AosoaIaa 19)1 (0952.5 61.4 1236.7 71.7 2.926 LI.! 8.836 2.876 438
1964 10.206.! 59.7 1.600,6 74.1 3.798 3.2 10.123 4.267 421
1973 19464.9 02.3 903.3 63.2 4.667 14.2 16.851 4.171 194

ar,ernialoa 1951 1.093.6 ((0.01 75.L (6.1) 281 (10.0) 4.562 3,892 267
1964 3,078.5 ((9.05 216.5 ((5.)) 712 (18.7) 14.219 4.324 304
1973 4063.4 (24.05 136.5 US.!) 896 U9.21 34.214 5,285 152

141,101 1931 3680.9 124.35 331.4 (31.6) 976 (34.3) 6.850 2.747 401
(964 3.517.1 (30.3) 429,0 (26.8) 1.167 (30.7) 7.732 3.042 368
1973 3082.0 (15.8) 171.0 (18.9) 3.033 (22.6) 18.023 3.917 163

Trad)c,onsl,, 1951 7,432.8 (22.2) 360.1 (29.1) 669 (23.7) 6.756 3.636 530
1964 3.388,0 (23.3> 415.! (25.9, 740 (19.5) 8.162 4.578 561
1973 5.646,8 (18,7) 238.7 (26.6! 929 (19.9) 14.097 3.926 278

Do plontacodn (90! 3,409.7 (31,6) 050.7 (26.4) 698 124.75 9,865 4.957 $02
(964 4,544.0 (280) 466.7 (29.2) 908 (23.9) 9.736 3.004 014
1975 4.744.1 )24.4) 272.6 (30.2) 968 (20.7) 17.403 4.901 702

14000,05 1931 1.285.6 )11.7) 59.5 4.8j 202 (7.1) 21.007 6.364 295
1964 (.878.3 (11.6) 73.5 (4.6) 271 (7.1) 25.3 58 6.9 32 22!
1973 3.328,5 )17.)) 64.7 (7.21 821 (17.6) 51.440 4.054 42

Gaeoadeoie 196! 0.297,0 297 028.8 19.1 17.123 47.5 16.110 437 27
(964 8,795.2 32.4 385.3 17.8 15686 54.4 22.827 061 25
(975 13.6)3.6 36.6 551.8 17.6 10425 56.1 54.065 739 14

Osona sans 1951 1387.3 819 160.0 9.2 9.761 38.5 9.922 163 lb
(964 2(44,5 7.9 174,6 8.1 6.917 74.0 12.285 510 23
(973 4.166.1 I 1.5 275.1 19.2 5.414 16.5 2,790 770 01
Tinnao en
doncanso 1951 798 3.1
1964 2.004 9.5
1073 4.364 15.3

TOTAL (951 17.037.2 100.0 1.720,5 100.0 25554 100.0 10.332 1199 68
1964 17,145.8 100.0 2,165.5 100.0 28.850 106,0 12.565 941 75
1973 372463 100.0 1.430,2 100,0 32.870 100,0 26.042 1.133 44

FaInter n) Con,,, Nlocinnalco Agropecnaotoo 19601971, 000A'Mioa8*snoLt500.


6) CoontlO Nnticn olon, DOn,,, 40 In 6op5ablio.
a) Sa2nns6n Kolnitoovilo. "Lo Apocoolt000 on Cotonobia, 19601972", 8*10*50 Monsual an F.atadisnco No. 278.277.
dl Dopaoton,entO National do PlanoaciOn. F.dudionsobreo) Salsonado LaborS) on Colotnbio. 1977, Uooumontn inferno.

So oncloyen Ins ae.3oees 001cultosn, Cat. y Proc..


Los nidOvos acesorcialos son: 0000, aLgodOn, 00080. soya, cebath, Coda do aoiacar p flnnJoIi.
Los cult(nncn nOUns son: soils, papa, tabsco p la6o.
Los cnlCl000 IoodicioOS)On son: fr(jol, pld)ono, yOtno p cocOa do poorlo.
Los ctatoivoo In planlación son; hanson, cocoa p café.
Los cuhion, moons,, son coboflo. Inchagu, oopolln, 10,0250, aaoahoaia, oflas 1,ortoLi005, ala. nevojo, hobo,, garbanecs, lenIn),,. 04,0*0,,
piOa, flsangn, yin, 01511 frotaa, 600000 Ic005umo intes'OO). Oqne, flares do OnpOesaCidn, hiflserilla, 8am,. aroacocha, nOons Subllculos,

Innlnyo: so Vinsonda; 2) Otis, rasttucdunos tussles. a) benofrcioa do: café, conan, p000la,Inb000;b) cnns(tuccionis n lococionos polo
gunadoola; no atoaovodnnan poD gaoado; dl 8*100000 ovionlos;,) cores, do ,Jaanbrs do pOas: 3) MOjotas do Sierras p desarsollc do p1.0*10
clones: L. denninrato y Uospia, 6) 0.080 0 dososocido; c) cultivos maogioalss do: café, cacao, nods 4, nnncos, cods do paooia, banana,
fiquo, palma africaira, plilano. fautotns, panton. 4) lena, 5) osadero pars 5040 tipo do 000atrucoi0000 monIes.
4 los dab) do pooducciOso p0*0 000)005 cornooneabon, 06110. roadicioosaien y do plaontaciOn no obtuvioson coo base no ol artioolo do S. KS)'
mno,ovsla. Los noreoapondientoo a 1*nudeo(a hon sidn obtnridon dieoclasniorr)n to (or Cuonta., )'ianiorralos: los d0000 initiates do noon,
canton 1921, p 1904,o loan colouludo bomando las poopoenionre do on, aobsnctoe ronpocto a! total ogoopoonano (a penoocnnotantes
do (950).
Lol dubs do "Cuisines Mmcml" bass enauitodn poe difrooncia.
Las doano do anpo,fsoto so hoes obtooldo non boon on Ins Conan, Nadnooles Agonp00000ios 195019709 4,1 rnoocionado articolo do S.
Knloosonnvatn. 01 data do enpeoficlo do "CnLlsvos M000eos" results pot diforesocia.
Tornado do, D.N.P. "l.a Eoonomia Colorob)arro: 1959-1975", P,osj,Oo do Ptoeonosd, p Do,areoUo, aot.'dsa., 1977, pig. ISO.

245
, _1'- J's r ':
- e-
En rigor, los ilamados cultivos comerciales como el arroz, el algodén, el
ajonjoh, soya, sorgo, cafia de azdcar y cebada, se caracterizan por ser explo-
tados predominantemente bajo Ia forma empresarial, al hacer uso relativa-
mente intensivo de maquinaria, tener gran capacidad de absorción de tecnolo-
gIa y una demanda proveniente en su mayor parte de Ia industria o de las
exportaciones. Estos cultivos experimentaron un crecimiento realmente es-
pectacular durante Ia ddcada de 1950, y dos de ellos, el sorgo y Ia soya,
aparecieron como nuevos cultivos durante los primeros afios de los 60. En
conj unto, estos productos aumentaron su participación en el valor bruto real
de Ia producción de los 18 cultivos más importantes, de 12.2Yo en 1950-1954
a 22.69'o en 1960.1964 y al 32.2o en 1970-1974.
La producción estuvo acompafiada por aurnentos en el rendimiento por
hectárea, mayores en promedio que los del resto de cultivos y su participación
en Ia superficie total cosechada se elevO, aunque mis lentamente que los au.
mentos de productividad, de 12.2% en el año 1950 a 20tVo en 1960-1964 y
24.5o en 1970-1974. Algunos cultivos, particularmente, tuvieron un desa-
ff0110 realmente dinámico; el algodón, quintuplico su producción entre 1950
y 1964 aumentando en total 9.1 veces entre 1950-1954 y 1970-1974, pasan-
do a contribuir en el conjunto de los 18 cultivos más irnportantes de 2.19'o a
comienzos del perIodo al 10% en 1970 y 1974 y elevando su participación
en la superficie cosechada del 2.3% al 6.8Yo; Ia producciOn de arroz aumentó
en 85o entre 1950-1954 y 1960-1964 y en 97% entre este dltinio quinque-
nioy 1970.1974.
La producción de azUcar aumentó en 275Yo entre 1950-1974, mientras
que Ia soya y el sorgo respondiendo a Ia creciente demanda de oleaginosas o
de concentrados alimenticios para animales, aumentó también notablemente
su producción. Los otros cultivos comerciales como el ajonjolf y Ia cebada,
aunque experimentaron un cierto estancamiento, crecieron tambidn en forma
importante desde La ddcada de 1950.
Por otra parte, los cultivos tradicionales, en los cuaies se concentraba fun-
damentalmente Ia oferta alimenticia, se caracterizaban por ser explotados en
buena parte en forma precapitalista, con relativos estancamientos tecnologi-
cos y una demanda casi totalmente dependiente del consumo interno directo.
Los cultivos tradicionales, cafta para panela, frijol, plátano y yuca básicamen-
te, vinieron perdiendo importancia relativa. En 1950.1954, este tipo de pro-
ducción ocupaba 21.7Yo de Ia superficie de los 18 cultivos principales y
representaba el 319'o del valor total de Ia producciOn. Para 1970.1974 aunque
su participación relativa en Ia superficie total seguIa siendo prácticamente Ia
misma de 20 aflos atrás (airededor del 229'o), su contribución al valor de Ia

4. Pan Un examen cuidadoso del desarrollo de los diferentes cultivos. Véasc Salomón
Kalrnanovitz op. cit. También Departamento Nacional de Planeación "Indicadores Fisi-
cos Nacionalcs del sector agropecuario 1950-1976" l)NP documento UEA-DPA, jumo
de 1978 y Albert Berry "The development of de agriculture sector in Colombia". New
Haven, Yale University Press, 1981.

246
producción a precios de 1960, habIa caldo al 21 .5o, reflejando en buena me-
dida la baja capacidad de este subsector para autnentar la productividad y
para incorporar la técnica moderna dentro de las estrategias generaies del
desarrollo agrario.
En cuanto a los cultivos iuixtos, maiz, papa, tabaco rio, si bien asumie-
ron y tradicionalès, es rèlë'irite
que su haya sido mayor
poTWii6incia_relativa de oiiflLciXP1QtaP1Pn capitalista dentro de

Estos cultivos vinieron perdiendo importancia de modo que si en 1950-


1954 aportaban ci 25.5'Yo del valor de la producción de los 18 cultivos princi-
pales y ocupaban 36.10 del area agricola, s,i.contri1ución al valor de la pro-
ducción para 1970-1974 solo alcanzaba e(15.1o_j,' su participación en el
area cosechada al 21.6%, mientras que su participación en la superficie fue
aün más pronunciada pues entre 1960-1974 cayó del 30.19'o ai2i.6Yo
Es igualmente notable el proceso de diferenciaciOn que se produce en el
crecimiento de la productividad, para el conjunto de los 18 cultivos, ci ren-
dimiento por héctarea aumentó a una tasa anual promedio de 0.7% entre
1950-1954 y 1960-1964 y del 1.5Yo entre este Oltimo quinquenio y 1970-
1974, pero las ganancias en térrninos de productividad fueron muy diferentes
segfin los cultivos, con notables variaciones en los periodos; por ejemplo, entre
1950 y 1964, ci rendimiento fIsico por liectárea aumentó 10510 en fIbra de
algodOn, 85Yo en semilla de aigodOn, 7110 en cebada, 65Yo en tabaco, 420/o
en cacao, 41''o en ajonjolI, 389'o en cafia de azOcar y 200/0 en trigo, mientras
que algunos cultivos como ci arroz aumentaron escasamente su productividad
en un 81o, la papa en un 7o, ci banano en 1 1Yo y ci café en un lOcYo, mien-
tras los aumentos de productividad fueron practicamente nulos para los culti-
vos tradicionales. El rendimiento por hectárea en cafla para panda, descendió
lo mistno que en cebada, tabaco, cacao y papa (véase cuadro No. 2).
Poca duda cabe sobre que a este proceso de diferenciación interna en tér-
minos de los cultivos correspondió una especiahzación de la producciOn agrI-
cola en términos de tamaflo. Dc hecho, la agricuitura comerciai se conceritró
en las regiones planas, en unidades de cxplotación medianas y grandes, mien-
tras que la agricuitura productora de alimentos que se sustentaba sobre la

5. La información precedente proviene de: Departamento Naciona] de Planeación


"La Economia Colombiana 1950-1975". Edición especial de la Rev ista de Planeaczón y
flesarrollo, Bogota DNP, volumen 9, No. 3, octubre-dicienibre de 1977, pp. 157 y ss.
También véase Kalmanovita, para información apropiada sobre las cliferencias de pro-
ductividad entre los dos subsectores. Véase Jorge Lopera Palacios y Peter E. Cildebran,
"La Brecha de la Productividad en Colombia" ICA, boletIn No. 7, 1970 y DNP. "Agri-
cultura Tradicional y Moderna en Colombia. Consideraciones sobre ci dualisnio Tecnoló-
gico". Bogota DNP, mimeógrafo 1975 y F. Benito M., Escalente y F. Montcalegre.
"Comportamiento de los Productos Agrfcolas Tradicionales vs. Comerciales", cuadernos
de agroindustria v ec000?nia rural. Bogota, No. 3, 1978.

247
4. CUADRO No. 2
cc
PRODUCTIVIDAD POR FIECTAREA (Kg/Ha.) 1950-1974
(Promedios)

Cambio Cambio Cambio Cambio


Producto 1950/54 1955/59 Porcentual 1960/64 Porcentual 1965/69 Porcentual 1970/74 Porcentual
Arroz 1.900 1.870 (-) 1.6 2.050 9.6 2.260 10.2 3.733 65.2
Yuca 5.560 5.140 (-) 7.6 5.640 9.7 5.890 4.4 8.284 40.6
Plátano 7.810 6.730 (-) 13.8 6.820 1.3 7.000 2.6 7.331 4.7
Papa 10.070 11.760 16.8 10.820 (-) 8.0 10.560 (-) 2.4 10.126 (-) 4.1
MaIz 1.080 1.050 (-) 2.8 1.150 9.5 1.040 (-) 9.6 1.298 24.8
Caña-panela 2.857 2.597 (-) 9.1 2.752 6.0 2.411 (-) 12.4 1.591 (-) 34.0
Frijol comtrn 520 480 (-) 7.7 540 12.5 550 1.9 606 10.2
Trigo 750 800 6.7 900 12.5 1.110 23.3 1.245 12.2
AjonjolI 440 620 40.9 620 0,0 630 1.6 622 (-) 1.3
Semilla
dealgodón 400 600 50.0 740 23.3 790 6.8 887 12.3
Algodón fibra 220 370 68.2 450 21.6 510 13.3 522 2.4
Cacao 310 360 16.1 440 22.2 450 2.3 404 (-) 10.2
Cebada 1.180 1.470 24.6 2.020 37.4 1.660 (-) 17.8 1.678 1.1
Tabaco 1.160 1.720 48.3 1.910 11.0 1.760 (-) 7.9 1.600 (-) 9.1
Soya - - - 1.440 - 1.680 16.7 1.930 14.9
Sorgo - - 1.227 - 1.930 57.3 2,301 19.2
Café 510 550 7.8 560 1.8 590 5.4 548 (-) 7.1
Banano 9.450 10.980 16.2 10.530 (-) 4.1 12.790 21.5 11.154 12.8
Cana de azizcar 4.200 4.852 15.5 5.803 19.6 6.854 18.1 5.453 20.4
Fuente: Departaniento Nacjonal de Planeaciôn. "Diagnóstico del Sector Agropecuaiio (Enforme Prelirninar)" Docurnento UEA-DPA.
Abril de 1977.
Tornado de: D.N.P. "La Econornia colombiana: 1950-1975" en Revista de Planeación y Desarroflo, oct-die., 1977, pág. 180.
lenta expansion del mercado interno, tuvo que resignarse a las explotaciones
de menor tamaijo. AsI, la especialización interna significará pues que la agri-
cultura comercial será la agricultura productora de materias primas y produc-
tos exportables, mientras que la agricultura tradicional o mds precisarnente
la agricultura campesina, será fundamentalmente Ia productora de alinentos.
De hecho, como se observa en los cuadros Nros. 3 y 4, ya para 1960 era
claro que los cultivos de alta productividad eran en su mayorIa cultivados en
explotaciones de gran extensiOn y con tëcnicas modernas, utiizacián amplia
de herbicidas, plaguicidas y abonos, asI como de n-iaquinaria.
Para 1960, cerca de la mitad de las explotaciones algodoneras, tenIa una
superficie superior a las 200 hectareas; en el arroz las 2/3 partes de las expro-
taciones eran mayores de 50 hectáreas, en los cultivos de ajonjolI, cafia d
azdcar y cebada la extension era reducida, sin embargo las 2/3 partes de las
explotaciones de estos cultivos se situaban entre las 50 y las 200 hectáreas.

CUADRO No.3

SUPERFICIE COSECHADA DE LOS CULTIVOS MAYORES


SEGUN LOS GRUPOS DE TAMAO DE LAS EXPLOTACIONES
En 0/0 1960

Grupo de tamaflo en hectáreas

Tipo de cultivo 0-5 5-50 50-200 200 o más Total

A. Sector de exportación
1. Café 21.6 57.6 15.0 5.8 100.0

B. Sector de alta productividad


Algodôn 3.9 18.9 28.6 48.6 100.0
Arroz 7.0 26.5 28.2 38.3 100.0
CanadeazOcar 18.4 41.6 15.8 24.2 100.0
Ajonjoli 22.2 41.5 20.6 15.7 100.0
Cebada 21.2 39.8 22.6 16.4 100.0

C. Sector de baja productividad


Maiz 26.6 42.3 18.0 13.1 100.0
Papa 31.8 48.3 13.0 6.9 100.0
Trigo 30.6 52.5 12.3 4.6 100.0
Tabaco 41.0 48.8 5,5 4.7 100.0
Panela 17.1 53.8 18.6 10.5 100.0

D. Sector de subsistencia
Yuca 24.6 51.1 16.2 8.1 100.0
Friol 4.2 46.5 19.2 10.1 100.0
Plátano 22.0 53.8 16.1 8.1 100.0

249
CUADRO No.4

DISTRIBUCION DEL VALOR DE LA PRODUCCION AGRICOLA


SEGUN TAMARO. COLOMBIA: 1960 (Millones de pesos (1958)

0-5 5-50 50-200 200 y más


Tipo de cultivo Has. Has. Hectáreas Hectáreas Total

A. Sector de exportaciôn
1. Café 370.2 987.3 257.1 99.4 1.714.0

B. Sector do alta
productividad
Algodôn 12.3 59.2 90.1 153.4 315.0
Arroz 23.9 88.3 95.0 129.8 337.0
Cafia de azicar' 44.9 101.5 38.3 59.3 224.0
Ajonjolf 5.8 10.8 5.3 4.1 26.0
Cebada 13.1 24.7 14.0 10.2 62.0
Soya2 1.6 4.6 40.0 5.8 16.0

C. Sector de baja
productividad
1. Mafz 88.2 140.9 59.9 44.0 333.0
2, Papa 76.9 116.9 31.5 16.7 242.0
Trigo 37.9 65.1 15.3 5.7 124.0
Tabaco 18.9 22.4 2.5 2.2 46.0
Panela 52.4 118.6 44.7 69.3 285.0
Cacao 9.2 29.1 10.0 5.7 54.0

D. Sector de
su bsistencia
1. Yuca 33.6 69.5 22.0 10.9 136.0
2, Frfjol 13.8 26.5 10.9 5.8 57.0
Platano 63.6 155.8 46.5 23.1 289.0
Cultjvosmenores3 194.8 178.9 36.0 19.3 429.0

E. Total cultivos 1080.4 2.259.3 820.6 687.0 4.848.0

La caña para panela y la caña para azácar, fueron distribuidos de la misma manera se
gun coeficiente obtenido del estudio del CIDA. pg 429
El cultivo de soya fue distribuido de acuerdo con la proporción del grupo de cultivos
modernos.
Los cultivos menores fueron distribuidos

Por ci contrario, en el sector de baja productividad, las explotaciones por lo ge-


neral eran de una extension inferior a las 50 hectáreas, con 69Yo en ci maIz
y cafia de panda, el 8090 en la papa y el trigo y ci 90o en el tabaco,

250 .
, 4:
Esto por supuesto explica en buena medida los diferentes ritmos de avan-
ces en La producción en los sectores de alta o baja productividad y como he-
mos señalado, entre La agricultura comercial y la agricultura tradicional, tal
como se observa en el cuadro No. 56•
En gran inedida las modalidades distintas que asumieron La agricultura
comercial y la agricultura tradicional provinieron de ritmos diversos de
crecimiento de las demandas, on las cuales cada una de ellas se susteritaban.
Por una parte, en cultivos como el aigodon, ci tabaco, la cana de azUcar y
en menor proporciOn ci cacao y ci arroz, la sustituciOn de importaciones
iniciada desde fines de La guerra o el aumento o aparición de nuevas expor-
taciones, contribuyó en forma signifIcativa al dinamismo mostrado por La
producción.
De hecho, el pals desde 1950 comenzó a ser notoriamente autosuficiente,
de modo que por ejemplo, las importaciones de fibra de aigodón que repre-
sentaban en 1950-1951 el 51.4% de la oferta total, habi'an caido a! 1.7o
en 1970.
Igualmente las exportaciones de este cultivo aicanzaron un 39% de la
oferta total on 1970-1974 y en general La sustitución de importaciones y el
aumento de exportaciones explican ci 77.4'Yo del aumento de la producción
en fIbra de aigodón entre 1950 y 1974. De igual modo, las exportaciones
de tabaco aumentaron bastante rapidamente y explican el 67.2% del aumen-
to en la producción de tabaco en este perIodo, al igual que las de cafia de
azdcar que explican el 22.7tYo del aumento de su producciôn. El cacao por

6. Véase DNP "La Econom ía Colombiana 1950-1975" op. cit. Para algunas de las implica-
ciones de estos aspectos, Jesus Antonio Bejarano, "Contribución at Debate sobre el Proble-
ma Agrario" on Enrayos c/c lnterpretación de la Economic Colombiana, Bogota, 1978.
HabrIa que destacar aqul que al misrno tiempo que se produce una espccialización en térmi-
nosde los mercados, se produce también una relativa especializaciônregionalenlaagriCUl-
tura. En efecto cerca del 900/0 del volurnen de producción de algodón ha estado concen-
trado desde 1950 en las tierras planas del Tolima, Valle, Atlintico, Cérdoba, Magdalena,
Cesar y Sucre. Pero entre 1960 y 1963 hobo un despiazamiento notable del cultivo de la Cos-
ta Atlántica al punto que los chico departamentos de la costa aumentaron su contribucié'n
relativa a la producción del 44.40/6 at 66.80/o mientras que en ci Valley Tolima La paxticipa-
ción disminuyó del 45.40/o a] 23.40/o, mientras que en estas iiltimasrcgiones Sc desarrolla-
ron los cultivos do cafla de athcar y soya en el Valley arroz en el Tolima; on efecto la partici-
paci6n del Tolima en el arroz aumentó entre 1950 y 1973 desde 18.30/o at 29.3%, La del
Meta del 8.80/o all 6.60/6 y La del Cesar del 3.30/c all 2 .9°/o. En banano, la contribución del
Magdalena y Cesar so despiazó a la region do Turbo en Antioquia y aumentó su participa-
dOn del 4.8°/cal 250/0 mientras las prirneras regiones bajaron su paitidipaciOn del 43.30/c at
6.40/o. El cultivo del tabaco se desplazó on forma significativa hacia Boyacá. Entre 1960
y 1973 aumentO sucontribuciOnalaproducciOn total del tabaco del S.8°/oal 20.6 0/c. igual
ocurrió en los departamentos de la Costa Atlántica. Anintico, BolIvar, Cesar, Córdoba,
Magdalena y Sucre aumentaron su contribución relativa a La producciOn do ajonjoli del
18.80/o at 29.10/o y sustancialniente contribuyeron a la producciOn de maiz, plitano y
yuca. Esta relativa especializaciOn de la producciOn, como veremos mat adelantc, será de
alguha iniportancia en términos de la actividad de cada uno de los gremios agropecuarios.
DNP "La Agricultura Colombiana" 1975, pp. 154 y CIDER. "El Desarrollo Económico
de los Departamentos Colombianos", Bogota, 1977, anexo estad Istico.

251
. d-t
CUADRO No.5

COLOMBIA: PRODUCCION DE LOS CULTIVOS MAYORES


(1950-1969) Y TASAS DE CRECIMIENTO
Miles de toneladas

Tasa de
Tipo de cultivo Promedio creci-
1950-1954 1960 1965 1966 1967 1968 1969 miento

A. Sector de exportación
1. Café 366 480 474 492 468 480 474 1.5
B. Sector de alta productividad
Algodónsemila 27 116' 158 200 255 321 339 16.0
Arroz 287 532' 672 680 662 786 720 5.5
Cafladeazücar 196 329 485 537 597 663 709 7.8
Ajonjoll 7 28' 59 58 35 15 25 7.8
Cebada 62 106 65 62 63 63 68 0.6
Aceite de palma 0 0.4' 2 3 9 14 25 29.9
Soya 0 261 50 52 80 87 75 16.3
Sorgo 0 272 70 60 90 100 90 22.2
C. Sector de baja productividad
Mafz 783 823' 871 850 850 880 900 0.8
Papa 554 703' 762 760 800 900 950 3.2
Trigo 133 142 106 94 107 120 170 1.5
Tabaco 22 25 40 44 42 43 44 4.2
Paneja 620 570 560 650 680 700 650 0.3
Tasa de
Tipo de cultivo Promedio creci•
1950.1954 1960 1965 1966 1967 1968 1969 miento

Cacao 15' 17 18 17 18 19 3.4


Banano - - 338 392 366 353 330 -
D. Sector de subsistencia -
Yuca 850 800 840 865 850 900 950 0.9
FrIjol 47 40 40 35 38 40 48 1.2
3, Plátano 969 1.255 1.383 1.423 1.590 1.600 1.650 3.2

Promedio 1960-1964.
Promedlo 1962-1964, prirneras cifras disponibles.
Porcentaje acujnulativo anual liasta 1969 sobre base del promedio 1950-1954.
Fuerite: CIL-DANE, contribución al estudio del desemplco en Colombia, Bogota, 1971, pág. 77
otra parte descansó fundamentaimente en la sustitución de importaciones
ya que en 1950 las importaciones de cacao proveIan el 44.290 de la oferta
total, porcentaje que hacia 1970 se habIa reducido al 361/0.
Otros cultivos donde la sustitución de importaciones representó una fuente
de demanda importante fueron la soya y el sorgo, aunque en estos casos se
trató de sustitución indirecta de importaciones, esto es, de Ia sustitución de
importaciones de aceite y de productos como maIz y arroz, reemplazados
parcialmente por sorgo en la fabricación de concentrados alimenticios para
animaies.
Por ci contrario, en los productos de Ia agricultura tradicional, la depen-
dencia externa para el abastecimiento de la demanda, parecIa aumentar en
algunos casos como los del trigo, Ia cebada y el maIz; mientras que en 1950-
1954 las importaciones de esos productos representaban respectivamente
32.79'o, 5.61Yo y 0,19'o de su oferta total los porcentajes correspondientes en
1970-1974 fueron 86.49'o, 33.29'o y ci 6,1 Yo sin embargo, este aumento de
la participaciOn de las importaciones en la oferta de los productos no alcan.zó
a compensar Ia fuerte tendencia general a aumentar el superávit del comercio
exterior de productos agrIcoias diferentes al café.
Por otra parte, en lo que hace a los cultivos de baja productividad o de sub-
sistencia, como la yuca, ci frijoi y ci plátano, no es menos cierto que el cre-
cimiento de estos cultivos estuvo sustentado en un muy bajo aumento de Ia
demanda interna durante estos ai'ios, on gran parte asociado a los probiemas
del bajo crecimiento del empleo y la mala distribución del ingreso y del lento
crecimiento de los salarios reales.
Sin embargo, esa diferenciación a la que hemos venido aludiendo no im-
piicó un desabastecimiento persistente de alimentos respecto del crecimiento
de la demanda interna, puesto que soiamente on ci perIodo de 1950 a 1965 se pre-
sentó un rezago más o menos fuerte entre ci aumento requerido y ci aumento
de la demanda interna y externa;7 ci hecho es que La oferta de alimentos crc-
ció mucho más lentamente que Ia de los productos de la agricultura corner-
cial. En realidad Ia razón de disponibilidad de alimentos en el perIodo 1950-
1975 respecto a la producción fue de airededor del 999'0, mientras que el
valor anual de las exportaciones e importaciones de productos agrIcoias no
elaborados entre 1960-1977 representaron menos del 59'o del total de las cx-
portaciones o importaciones y la mayorIa de estas importaciones de alimentos
lo fueron de trigo. La producción de alimentos; creció a una tasa del 3%
anual entre 1950 y 1975, si bien entre 1960 y 1975 aIcanzó ci 3.6o de in-
cremento anual.
Con todo, la producciOn per capita de alimentos cayO a una tasa de 10/0
anual en la década de 1950, aumentando a una tasa del 0.4% anual en los

7. Para un an1isis de este punto, véase Roberto Junguito, "Producción y Asignación


de Recursos, la Experiencia Colombiana", en Rev. Nal. de Agricultura 869 sep-1984 don-
de además puede consultarse la informacicin pertinente a los diferentes elasticidades de
demanda de cada uno de los cultivos.

254
años 60; aunque la tasa aicanzó a 0.59'o en los años 70, la producción per
cdpita a final de esa dëcada era la misma que en 1950 8 .
En gran parte, los excepcionales aumentos de la agricultura comercial y la
poco satisfactoria tasa de crecimiento de la producción per capita de alimen-
tos estuvieron relacionadas con la manera como se estimulaba la agricultura
comercial y con aquellas fuentes de crecimiento en los cuales se apoyaba.
En rigor, los procesos de modernización y tecnificación de la agricultura
colombiana que como se anotó, fueron excepcionalmente notables, especial-
mente durante la década del 50, se concentraron en to fundamental en la agri-
cultura comercial, mientras que la agricultura tradicional apenas si modificó
sus ritmos tecnoiógicos. De hecho, el nivel de mecanización y modernizaciôn
se acelerO desde comienzos de 1950; algunos indicadores niuestran cómo la
intensidad de la mecanización a nivel nacional, medida como la disponibilidad
de potencia pot hectárea cultivada, experimentó un rápido crecimierito en el
decenio de 1950, cercano at 70o anual para descender luego a 3 .9C3'o en ci decenio
del 60 y a 1 .10 entre 1970 y 1975. Al utilizar ci indicador de hectáreas cul.
tivadas pot tractor, se observa cómo en 1950 esta reiación era de 210 hectá-
teas pot tractor, en 1960, 113 yen 1975,99,concentrdndoseespecialmenteen
las regiones planas, en las cuales obviamente se habIa desarrollado preferente-
mente la agricultura comercial.
De hecho, el nivel de mecanización en Colombia hacia 1975 era en prome-
dio de 226 hectdreas arables pot tractor, aproximándose al promedio latino-
americano en tanto que los niveles identificados para algunas de las regiones,
eran en ci Valle del Cauca de 47 hectáreas pot tractor, en Tolima 100 y en
Cundinamarca 108; similares a los observados en America del Norte, La Union
Soviética y Australia, respectivamente 9 .
Igualmente importante fue ci aumento en ci consumo de fertilizantes pot
hectárea cosechada que paso de 5.6 kg., pot hectárea en 1949-1953 a 56kg.
pot hectárea en 1971, colocándose pot encima de America Latina, que en el
primer perIodo tenia un nivel aproximado al de Colombia y pam 197 1.1973
airededor de 46.3 kg., pot hectárea.
Todo ello logrO aumentar sustantivarnente los rendimientos, pero también,
como hecho excepcional, acortar La distancia entre la productividad media de

Para el análisis de este punto véase Jorge Garcia Garcia "tSe ha protegido a I pro-
ducci6n de alimentos en Colombia?" Revista Nocional de Agricultura No. 869, sep-1984.
Adenth La producción de alimentos ha sido objeto de varios análisis. VCase entre otros
DNP "La Producci6n Alimentaria y ci Proceso de Coinercialización en Colombia", Bo-
gotá, DNP, documento UDS DNP 010, 1976; Alvaro Balcazar Vanegas "El Desarrollo
TecnolOgico y la Produccidn Alimentaria" Mimeógrafo. Bogota y Santiago Ponibo "La
Situación Alimentaria Colombiana" Mimeógrafo, Bogota (sin fecha).
Carios Ossa Escobar La Mecanización de la Agricultura Colombiana, Bogota,
FEDESARROLLO, 1976; estos aspectos son ampliamente documentados en Ministerio
de Agricultura "Consideraciones sobre ci papel de la maquinaria en la Agricultura Colom-
biana" Bogota, Minagricultura, OPSA documento 051, 1971 c ICA Los Insumos Agrope-
cuarios en Colombia dos volümenes, Bogota, 1973.

255
la agricultura y la productividad media de Ia economIa, lo que por lo general
no ocurrió on los otros paIses latinoamericanos1°
De otra parte, para 1975 ci 25% del drea total estaba mecanizada y repre-
sentaba casi la totalidad del area explotada cuya mecanización es técnicamen-
te factibie y rentable económicamente: 100% en banano, cafia de azücar,
algodOn, ajonjoiI, avena, caraotas, sorgo, soya; 70o en arroz y 85% en
cebada.
El consunio de fertilizantes que habia sido bastante bajo liasta comicnzos
de la década del 60, aumentó entre 1962 y 1975 en 2.8 veces; la utilización
de insecticidas creciO a la tasa de 10Yo anual entre 1964 y 1974. Para 1975
el area fertilizada con urea alcanzaba ci l0090 de la superfIcie destinada a
arroz mecanizado, café, banano, cafia para panda y cacao, y era superior al
75o en maIz mecanizado, sorgo y cafia de azuicar.
Por su parte, ci area fertilizada con quImicos simpies o compuestos equiva-
ha al 100'r de la superficie en papa, café. hancino, cafia de panda y cacao, y
era superior al 609'o en casi todos los otros cultivos. El uso de herbicidas crc-
ció a la tasa del 149'o anual y ci de fungicidas a! 7'o anual entre 1964 y
1974.
De igual modo, fue notable la expansion del area sembrada con semilla me
jorada, la cual se elevO del 81Yo al 1009'oen algodOn, del 161/o al 55% en
arroz, del 161/o al 24% en maIz y del 199'o al 26q0 en trigo. En sorgo y soya
ya era de 100Yo en 1965 aunque descendiO ligeramente desde comienzos de
los 70.
En conjunto, entre 1965 y 1975 el porcentaje del area total sembrada con
semillas mejoradas aumentó del 25.5% al 49.69'o.
Poca duda cabc sobre que en la base del proceso de modernización y tecni-
ficaciOn estuvo la polftica gubernamental encaminada a estimular el desarro-
llo de la agricultura comercial (dejando a un iado en buena parte ci desarrollo
de la agricultura tradicional) por ser ella la que tenIa mej ores posibilidades de
sustituir importaciones y generar exportaciones.
De hecho, desde comienzos de los afios 50, se define una polItica de trans-
ferencia de recursos para la agricultura comercial, representada en mayo-
res desarrollos de investigación, servicios de extension, etc., asI como la finan-
ciaciOn de insumos y maquinarias a bajas tasas de interés, de politicas arance-
larias que abaratan relativaniente su importaciOn, adecuaciOn de tierras,
generaciOn de obras de infraestructura, etc., todo con miras a desarrollar la
agricultura comercial, al tiempo que la utiizaciOn de insumos y fertiizantes
se veIa restringida en la agricultura tradicional por los bajos mgresos de los
campesinos. Par otra parte, las poiIticas de comercio exterior, enderezadas
a sustituir importaciones o a promover exportaciones, fueron poco eficaces
para estimular la producciOn de alimentos, pero SI lo fueron en gran medida
para desarrollar la agricultura comercial.

10. Carlos Ossa, op. cit. Véase también Caballero y Maletta, op. cit.

256
De hecho, los niveles de protección para los cuitivos de sorgo, soya, aigo-
don, cebada y azücar, fueron relativamente altos durante la década del 50 y
aün durante la década del 60, y especialmente durante esta dpoca cuando ci
peso se sobrevaloró notablemente y particularmente para el caso del azUcar,
el sorgo, la soya, la cebada y el aigodon, a lo largo de todo el perIodo 1953
a 1978.
Por ci contrario, las tasas de protección nominal para el maIz y el arroz en
los 50 y los 60 fueron más bajas que la sobrevaloración del peso; igual ocurrió
con productos como la leche, los aceites vegetales y el trigo que debieron
competir con las importaciones11 .
Estos estimulos provementes de la demanda interna y extema asI como d
la polItica gubernamental, acabaron provocando una penetración masiva del
capital al campo a través de diversas modalidades de inversiones, de construe-
ciOn de obras de infraestructura y de transferencia de recursos desde ci gobier-
no hacia la agricultura comercial, constituyéndose asi Colombia en uno de los
palses de America Latina en los cuales ci capital contribuyó de manera más
significativa en el crecimiento de la producción agricola.
En los cuadros Nos. 6 y 6A se presentan los resuitados de un ejercicio de
Victor Elias sobre fuentes de crecimiento de la producciOn agricola en Amen-
ca Latina en la cual puede verse cOmo, especialmente desde 1960 la principal
fuente de crecimiento de la agricultura colombiana es ci capital, con una ten-
dencia decreciente a la participaciOn de la tierra y por supuesto del trabajo en
este crecimiento.
Además la parte no explicada del crecimiento que se localiza en ci residuo
(41 .5o entre 1950 y 1980) puede a su vez de acuerdo con Elias, explicarse
asI: ci inventario ganadero que contnibuye a 2.3% del crecimiento total, la
tractorizaciOn 5.039'o y los fertiizantes 10.16q0, niientras que los gastos del
gobierno en agricultura contribuyen en un 741Yo y los insumos püblicos,
considerando con dos ci conjunto de gastos realizados por ci gobierno en ci
total nacional, ci 7.3q0 , mientras los gastos piiblicos del gobierno, exógenos
al sector, contribuyen en un 9.2Yo.
AsI, los factores que más contribuyeron al crecimiento de la agricultura
durante ci perIodo 1950-1980, son las obras de infraestructura y el equipa-
mento básico de capital, La modernizaciOn y los gastos del gobierno, to cual
sugiere ci importante papel que desempenó la poiftica agricola en estos aflos'2 .

Jorge Garcia Garcia op. cit.


Victor Elias "Fuentes del Creciniento Agricola en la Paises Latinoamericanos"
Revista Nacional de Agriculture No. 868, septiernbre 1984. Véase también los comen-
tarios de Gabriel Montes al trabajo de Elias en ci mismo mimero de la Revista Nacional
de Agriculture. Para otras iniplicaciones respecto de Ia importancia del capital en ci
crecimiento agropecuanio, vease Alfonso Lopez Michelsen, "Los Acuerdos de Paz y la
Reforma Agraria, exposición ante el Congreso Nacional de Ganaderos de 1984" en Revis-
(a Nacional de Agriculture, nüinero 867, junio de 1984.

257
CUADRO No.6

FUENTES DE CRECIMIENTO AGROPECUARLO:


1950-1960 y 1960-1970
(Porccntajes)

Productos y Fuentes Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Mexico Peru Venezuela
1950-1960
Producto 1.60 0.00 4.40 1.80 3.30 n.d. 4.40 2.00 5.40
Total Insumos 1.94 n.d. 1.91 4.33 1.00 n.d. 1.20 0,96 3.00
Tierra 0.26 n.d. 0.35 0.12 0.36 0.36 0.35 0,22 0.36
Trabajo 0.18 n.d. 1.01 0.36 0.35 1.19 0.85 0.61 0.80
Capital 1.50 0.97 0.55 3.85 0.29 n.d. 2.00 0.13 1.84
Resjduo -0.34 n.d. 2.49 -2.53 2.30 n.d. 3.20 1.04 2.40
1960-1 970
Producto 2.30 1.60 4.40 2.10 3.60 5.70 3.80 3.20 5.30
Total Insumos 1.81 n.d. 1.53 1,04 2.48 2.39 0.54 1.07 3.20
Tierra 0.12 n.d, 0.32 -0.13 0.16 0.19 0.40 0.11 0.28
Trabajo 0.19 0.50 0.70 -0.54 0.35 0.45 -0.63 0.93 0.95
Capital 1.50 1.49 0.51 1.71 1,97 1.75 0.77 0.03 1.97
Resjduo 0.49 n.d, 2.87 1.06 1,02 3.31 3.26 2.13 2.10
1970-1980
Producto 2.50 5.10 4.90 1.90 5,10 2.80 3.0 0.90 4.00
Total Insumos 1.41 n.d. nd. 1.15 3.26 1.36 n.d. 1.49 3.00
Productos y Fuentes Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Mexico Peri Venezuela

Tierra -0.05 0.43 0.23 0.00 0.41 0.00 0.19 0.00 0.08
Trabajo -0.04 0.95 2.16 -0.78 -0.20 0.47 0.29 0.56 0.42
Capital 1.50 n.d. n.d. 1.93 3.05 0.89 n.d. 0.93 0.52
Residuo 1.09 n.d. n.d. 0.75 1.84 1.44 n.d. -0.59 1.00

1950-1980

Protlucto 2.10 2.00 4,50 1.90 3.90 4,40 3.80 2.00 4.90
Totallnsumos 1.66 2.09 1.95 2.01 2.28 2.20 1.96 1.18 2.47
Tjerra 0.11 0.33 0.30 0.00 0.31 0.18 0.31 0.11 0.24
Trabajo 0.05 0.55 1,12 -0.35 0.20 0.70 0.26 0.70 0.72
Capital 1.50 1.23 0.53 2.36 1.77 1.32 1.39 1137 1.51
Residuo 0.44 -0.09 2.55 -0.11 1.62 2.20 1.84 0.82 2.43

Nota: La contribución de cada insumo: tierra. trabajo y capital at crecimiento del producto presentada en este cuadro es igual al pro-
ducto de su tasa de crecimiento por su participación en el valor del producto total (w1 h etc.). Las participaciones usadas para Ia
tierra, trabajo y capital en cada pacs fueron en porcentajes: Argentina: 15 35 y 50; Bolivia: 14 40 y 46; Brasil: 9 60 y 31; Chile:
14,40 y 46; Colombia: 16,30 y 54; Costa Rica 12. SOy 38; Mxico: 15 35 y 50, Per6 12 50 y 38 y Venezuela: 1343 y 42.
CUADRO No. 6A

PARTICIPACION DE LA TIERRA, TRABAJO Y CAPITAL


EN EL CRECIMIENTO DEL PRODUCTO TOTAL AGROPECUA RIO
195 0-1980
Tasa de Creci-
miento del
Pals Producto Tierra Trabajo Capital Residuo Total
Argentina 2.1 5.2 2.4 71.4 21.0 100.0
Bolivia 2.0 16.3 26.7 61.5 - 4.5 100.0
Brasil 4.5 6.7 24.8 11.7 56.8 100.0
Chile 1.9 0.0 -18.4 124.2 - 5.8 100.0
Colombia 39 7,9 5.2 45.4 41.5 100.0
CostaRica 4.4 4.1 15.9 30.0 50,0 100.0
Mexico 3.8 8,2 6.8 36.6 48.4 100.0
Peru 2.0 5.5 35.0 18.5 41.0 100.0
Venezuela 4.9 4.9 14.7 30.8 49.6 100.0

Fuente: VIctor ElIas "Fuentes del crecimiento agricola en los paIses latinoamericanos"
en Revista Nacional de ,4gricultores.

En breve sIntesis, pues ci modelo que siguió la agricultura colombiana


entre 1950 y 1975, estuvo caracterizado por:
lo. Un notable creciniiento de la agricultura comercial y un estancamiento
relativo de la agricultura tradicional o productora de alimentos;
2o. Una profunda diferenciación int'rna entre los dos tipos de agricultura;
3o. La localizaciôn de Ia agricultura comercial en las expiotaciones mayo-
res, situadas en las mejores tierras, las planas de alta productividad, mientras
que la agricultura tradicional debIa concentrarse en las tierras de laderas en
tamaños de relativamente pequeñas explotaciones;
4o. Un papel creciente del capital como factor de crecimiento, particular.
mente en La agricultura comercial y un papel decreciente de la tierra y ci tra-
bajo;
So. Un importante papel de la polItica agrIcola en la dotación de equipo
básico y capital para infraestructura en la agricultura .
Estas caracterIsticas del modelo de crecimiento agropecuario hab(an de
reflejarse en los elementos básicos alrededor de los cuales se centraron los
debates sobre el problema agrario en Colombia entre 1950 y mediados de la
década del 70: en primer lugar, las caracterIsticas mismas de la absorción de

13. Para un seflalamiento más extenso de estos puntos véase JesIs Mtonjo Bejarano
"La Agricultura Colombiana en un Conteto de Crisis" en Revista Pensamiento Ibero-
americano No. 8, Madrid, septiembre de 1984.

260 .., '•'


empleo tanto en ci conjunto de la economIa como en la agricultura y en se-
gundo lugar el problema de Ia tenencia de la tierra. De hecho, aunque la
población económicamente activa en la agricultura creció apenas al 1 .4o
anual entre 1951 y 1964, Ia agricultura fue perdiendo lentamente su capaci-
dad de absorción del incremento neto de la poblacion. En efecto, mientras ci
sector no agrIcola entre 1951 y 1964 absorbIa el 70.7Yo del incremento total
de la población, la agricultura apenas absorbIa el 29.39'o, disminuyendo aUn
más su participación en ci quinquenio siguiente.
AsI correrIa fundamentalmente a cargo de la industria o de los sectores ur-
banos, la capacidad de absorción del empleo total de la economIa; pero por
otra parte, como ya observamos (véase el gráfico No. 1), los ritmos de meca-
nización y modernización de la agricultura comercial impedIan que ésta tuviera
coefIcientes de absorción de empleo significativos, por lo que este subsecto
era incapaz de absorber empleo, debiendo éste amontonarse literalmente en la
agricultura tradicional.
De hecho, de acuerdo con las cifras consignadas en el cuadro No. 1 ,ei em-
pleo agropecuario aumentó en 435.000 personas entre 1951 y 1964, para
caer en el perIodo 1964-1973 en 730.000 unidades, es decir, que en ci lapso
de 1951-1973 ci empleo rural se redujó en cerca de 300.000 unidades.
La respuesta del empleo al aumento de la producción agrIcola fue positiva
a lo largo del perIodo 195 1-1964 como fruto de la expansion de la frontera
agrIcola, sobre todo en los cultivos comerciales, tradicionales y de plantaciOn
asI como en la ganaderIa; en el perIodo 1964-1973, el empleo cayó a pesar
de que tanto las superilcies cultivadas como ci valor de la producciOn siguieron
aumentando para casi todos los tipos de explotación.
En consecuencia, ci valor de la producción por empleo ha venido creciendo
rapidamente, mientras la relación empleo-superficie, descendió verticaimente,
en gran parte, segiin se anotO, como resultado de la mecariización. Se ha sefla-
lado en los análisis al respecto, que ci uso de tecnologIa bioquImica y mecani-
zada en la aplicación de altos insumos modernos reduce la necesidad de mano
de obra en cerca de un 5090 por hectárea.
Las tasas de sustituciOn de mano de obra por maquinaria se situaban en
niveles relativamente altos, ello debido a que mientras en los cultivos corner-
ciales los aumentos de producción fueron mucho más sustantivos que los
aumentos del empleo, en los cultivos tradicionales la producción por una
parte descendiO, mientras que la absorciOn de empleo se mantuvo relativa-
mente constante, en airededor del 28Yo entre 1951 y 1973, lo que implicO
una lenta modificaciOn de la densidad laboral en la agricultura tradicional;
esto sin duda debiO expresarse en una amplia presiOn sobre la tierra que a su
vez puso en cuestión el probiema de la propiedad, especiaimentc durante los
afios 60.
De hecho en Colombia la concentraciOn de la propiedad de la tierra ha sido
tradicionalmente aita y no parece haber cambiado en forma iniportante en el
largo plazo; aunque la agricultura comercial se ubicó fundamentalmente en las

AC VK01f 261
mejores tierras y la expansion de la frontera agrIcola debió producirse en algu-
nas regiones de tierra de no muy buena calidad, el hecho es que la presiOn
sobre la tierra comenzO a expresarse en aquellas regiones que presentaron los
más elevados niveles de concentraciOn o que en el pasado habIan tenido con-
flictos de tierra.
AsI pues, el problema del empleo y el problema de la tenencia y sus impli-
caciones en el desarrollo agropecuario constituirán los ejes de los debates de
los aios 50 y 60 sobre las poilticas agrarias del pals14 .
Con todo, estos debates, como veremos, no dejarian de ser puramente re-
tOricos. A los tImidos intentos de reforma de los aflos 60 se sobrepuso una
prdctica de la polItica agrIcola que desde fines de los afios 40 apuntO al for-
talecimiento y modernización del sector más que a los propósitos distribu-
tivos y al menos hasta mediados de los afios 70, los mecanismos instituciona-
les en el sector agropecuario enderezaron sus esfuerzos a aquellos propOsitos
dejando de lado el desarrollo de la agricultura campesina.
Por otra parte, algunos rnecanismos de polItica agropecuaria que hablan
sido inicialmente implementados lucia mediados de los afios 40, se fortale-
cieron claramente a lo largo de ese perIodo. En particular se fortaleció la po-
utica de transferencia tecnológica, a través de insumos, principalmente
fertilizantes, plaguicidas y semillas mejoradas, asistencia técnica y mecaniza-
ción; en segundo lugar se fortalecieron los mecanismos de canalizaciOn de
crédito al sector agropecuario, especialmente durante fines de los afios 50,
mediante Ia Ley 20 de 1959, la Ley 26 del mismo aflo, y mediante la creación
de organismos corno el Fondo Financiero Agrario y el Fondo Financiero
Agropecuario15 . Segün cálculos presentados por Salomón Kalmanovitz en
1950 el crédito financiaba un 7.1'Yodel valor estimado de la produccián de
17 cultivos, excluyendo el café y en 1970 a 1971, la proporción correspon-
diente era de un 30qo; en algunos cultivos, por ejemplo ajonjolI, alcanzó un
mximo de 619'o y en la mayorIa de los cultivos comerciales fue superior al
40'Yo.
En general, este crddito fue concedido a tasas preferenciales, actuando a
manera de un subsidio, particularmente eficaz para estimular la agricultura
empresarial a! aumentar Ia rentabiidad del ernpresario sobre su capital propio.

Para un análisis detallado de los problernas del empleo en reiación con ci desarro-
llo agrlcola. Véase CIE-DANE "Contribución al Estudio del Desempleo" DANE, 1971.
Véase también PREALC "Antecedentes para una polItica de empleo en Colombia".
Mimeógrafo, Bogota 1970. Para mayor información sobre La tenencia de la tierra, véase
en ci análisis de Anteo Quimbaya El prohiema de la tierra en Colombia, Ed. Suraniérica,
Bogota, 1967 y Albert Berry, "Division de Fincas por tamaño y DistribuciOn del
ingreso y eficienciade la producción agri'cola en Colombia" en FEDESA RROLLO, op.cit.
Para una consideraciOn detenida de estos aspectos véase FEDESARROLLO,'1a Po-
utica Agraria en Colombia 1950-1975", Banco de Bogota, 1974. También ci informe
del Banco Mundial, El Desarrollo Económico de Colombia, Poblemas y Perspectives,
Ediciones Banco Popular, Bogota 1973, pp. 381 y ss.

262
Ya para fines de los aflos 60, los préstamos agrIcolas representaban el
354'o del total de la cartera del sistema bancario, exciuido el Banco de la Re-
pübiica y el crédito entre 1958 y 1970 en cifras reales, aumentó en un 6.6o
anual en comparación con el 5 .39'o anual de las carteras no agrIcolas.
Gran parte de este crédito por su parte, se canalizaba a través de institucio-
nes especiales de crédito agrIcoia como el FFA y la Caja Agraria, El Banco
Ganadero, y el INCORA, instituciones que se concentraron particularmente en
la agricultura comercial; ci algodon, y ci arroz por ejemplo, absorbieron el
75o del total de redescuentos del FFA a fines de los años 60, mientras el
16
porcentaje del maiz, y ci trigo fue inferior al 10%
Sin embargo, a comienzos de los alios 70, es visible el interés por disminuir
el crédito agropecuario, en particular ci crédito a la gariaderia que empieza a
descender notoriamente desde 1971.
De hecho la reiación crédito/producto en el sector agropecuario tuvo entre
1950-1976 un perIodo de crecimiento hasta 1963, ai'io en que llegó a su valor
m.ximo (230/0) y luego entre 1963 y 1971 fluctuó débilmente airededor de
una cifra promcdio del 209'o, para luego dedinar notoriamente a comienzos
de la década del 70 hasta ilegar al 13.7% en 1976'.
No menos importante fue la polItica de precios que se vino desarrollando
lentamente a los largo de los aflos 50 y que adquirió cabal reaiización a media-
dos de los aflos 60.
Esta politica de precios coordinada conjuntamente por la Superintenden-
cia Nacional de Precios, ci Departamento Nacional de Planeación, ci Ministe-
rio de Agricultura y ci Instituto de Mercadeo Agropecuario IDEMA, ordenó
la regulación de los precios agrIcolas mediante Ia fijación de cuotas obligatorias
de absorción, en ci caso por ejemplo del algodon, de Las oleaginosas y del cau-
cho o la regulacion de aquellos precios en los productos en que existian aso-
ciaciones de productores que controlaban una parte importante del mercado,
18
como en ci caso por ejemplo del azócar y también del algodon
Por otra parte, ia polItica tecnolôgica de fomento a la productividad agrI-
cola se fortaleció durante la década de 1950, caracterizándose por estlmulos
enfocados hacia cultivos particulares, mediante campañas de fomento en algu-
nos casos a productos de agricultura tradicional, pero en Ia mayor parte hacia
productos de Ia agricultura comercial.
Ademds, institutos como ci Instituto de Fomento Algodonero y ci Institu-
to de Fomento Tabacalero que habIan nacido en 1947-1948 por iniciativa de
los gremios respectivos, asI como la Asociación para ci Fomento de la Cebada
(Procebada) creado en 1959 contribuyeron a la difusión tecnológica en estos
cultivos.

Véase Banco Mundiai, p.421.


Para una consideración minuciosa de cada uno de los instrumentos de politica
véase Astrid Martinez "Planes de Desarrollo y Politica Agraria en Colombia durante el
Periodo 1940-1978", mimeógrafo, ICA. Division del desarrdllo rural, San José de Costa
Rica, rnarzo 1982, pp. 89 y ss.
Véase Astrid Martinez, pp. 100 y ss.

263
HabrIa que anotar aquf que en gran medida, desde los años 50, se insinüa
una caracterIstica de difusión tecnolOgica que tendrd enorme importancia en
la agricultura colombiana y es el papel de los gremios privados en ci desarrollo
de la tecnologIa en algunos cultivos como el caso del algodon, Ia caña de azCi.
car, del tabaco, etc.19 .
Finalmente, como aspecto no menos importante, desde los aflos 60 se for-
talece notablemente la adecuación de tierras y las obras de infraestructura;
asi por ejemplo, en 1963 se estimaba que habIa 85.200 hectáreas bajo riego
artificial y 61.642 con riego privado.
Ya para ci aflo de 1975 se estimaba que ci INCORA, habIa estabiecido
proyectos en 208.200 hectdreas para un total de 355.000hectáreas irrigadas20 .
Por otra parte, se estimaba que hasta 1975 cerca de un 70% del total de
los costos de operación de estos distritos de riego, era subsidiado por ci Esta-
do, mientras los recaudos por servicios representaban entre 340/0 y 409/0 de
estos costos de operación.
Este conjunto de polIticas, sin duda, logro promover exitosamente ci desa-
rrollo de la agricultura comercial siendo ambiguo su efecto sobre la generaciOn
de empleo y probablemente negativo en la distribución del ingreso agropecua-
rio, contradicciones que no alcanzaron a ser resueltas en forma cabal por la
Reforma Agraria. Al mismo tiempo, se amplió la brecha entre la agricultura
moderna y tradicional con serias implicaciones para Ia autosuficiencia alimen-
taria que ya a mediados de los aflos 70 comenzaria a verse cornprometida21 .
Por supuesto, aunque estas polIticas acabaron favoreciendo a los grandes
propietarios, elias resultaron más de un propósito estatal que del poder gre.
mial para orientarlas; paradOjicamente, la mayor complejidad de la polItica
agropecuaria, al igual que la de la poiItica global, hacia mucho más difIcil la
acción de los gremios en tërminos de su capacidad para incidir en la orienta-
ciOn de las poiIticas.
Detengrnonos pues en Ia evolución del Estado y la evolución gremial, para
examinar cuál fue ci papel tanto de la Sociedad de Agricultores Colombianos

Sobre estos aspectos que serán tratados en detalle más aclelante véase Armando
Sarnper Gnecco "La Función del Sector Privado en la Organización y Financiamiento
de la Investigación Agropecuaria en Colombia", en Revista Nacional de Agncultura
No. 859, julio de 1982.
Para una evaluacidn véase Victor Manuel Patiño Los Recursos Naturales en Co-
lombia, aproximación y retrospectjva, Carlos Valencia Editores, Bogota 1980, pp. 45 y
ss, también Carlos Ossa Escabar y Guillermo Parra Dussan "El Desarrollo Agropecuario
y las Obras de Infraestructura y Adecuación de Tierias", en Reista Nacional de Agri-
cuitwa No. 869, diciembre 1984, p. 66.
Para una evaluación de los impactos de la polItica agropecuaria a través de los
instrumentos mencionados. Véase FEDESARROLLO "La Poiftica Agropecuaria y DNP'
"La EconomIa Colombiaria entre 1950-1975". Para una relación entre las polIticas
agropecuarias y los impactos sobre la pobreza rural véase Jesás Antonio Bejarano. "Las
Dimensiones de la Pobreza Rural en Colombia", informe presentado a la division con-
junta CEPAL—FAO, noviembre de 1983,

264
como de otros gremios agropecuarios que comienzan a surgir con fuerza desde
mediados de los aflos 40 y que van a crear un cuadro de dispersion del poder
gremial que acabará afectando su capacidad de acceso a las definiciones de
politica econOmica y por lo tanto hasta cierto punto, un debilitamiento de la
presencia real en el Estado que hablan tenido los gremios hasta fines de los
aflos 40.

2. - La Diversificación Gremial

Ya hemos seflalado que desde mediados de los aflos 40 comienza a apare-


cer un conjunto de gremios no solamente en ci sector agropecuario, sino tam-
bién relacionados con las varias actividades urbanas.
En efecto, en 1941 se crea la Asociación Colombiana de Piscicultura y
Pesca (PISPESCA), la Asociación Colombiana de Holstein Friesian (ACHF), la /
Asociación Nacional de Exportadores de Café (ASOEXPORT). En 1942 la
Sociedad Colombiana de ingenieros AgrOnomos que al final del decenio ten-
drlan una gran influencia polltica y cientIfica; en 1944 se crea la AsociaciOn 2)
Colombiana de Ganado Normando, en 1945 la Asociación Colombiana de
Criadores de Caballos (ASOCABALLOS); en 1946 la AsociaciOn Colombiana J
de Ganado CebO (ACGC) y la AsociaciOn Colombiana de Criadores de Gana-J
do Pardo Suizo,
Más de 10 gremios aparecen durante los aftos 40, vinculados a la polltica
agricola del pals, generando cada vez intereses más especializados; igualmente
en 1946 se crea la Federación Nacional de Comerciantes, FENALCO, cuyas
actividades desde un comienzo estarán caracterizadas por su oposiciOn a la
protección arancelaria como principio22 , y cuya orientación econOmica esta-
rá condensada en el principio de que "la fuerza de la Federación debe ser tal
que la capacite para defender los intereses comunes de sus afiliados frente a
la arbitrariedad del Estado y a las exigencias de otros sectores de la comuni-
dad nacional e internacional"23 , lo que conilevaba la idea de reemplazar el
intervencionismo de Estado por una simple coordinaciOn econóniica. Igual-
mente se habIa creado la Federación Nacional de Trigueros, que calcaba los
principios de la Federación Nacional de Cafeteros, con la aspiración de defi-
nirse como reguladora del mercado triguero en sus diversos sectores.
Igualmente la Sociedad Colombiana de Ganaderos desprendida fundamen-
talmente de la S.A.C., y promovida por ésta y por el Departamento de Gana-
derla del Ministerio de Economla Nacional.
Los azucareros por su parte crearon la Distribuidora Nacional de AzOcares,
que gozO del privilegio de regular y estimular el mercado interno del azOcar,

Véase Antonio GarcIa, Baser de Econornia Conrempordnea, Ediciones Plaza y


Janés, Bogota, 1984, p. 498.
Antonio Garcia op. cit.

265
asociando básicamente a lo grandes productores; se creó igualmente la Federa
ciOn Nacional de Transportadores Terrestres y por supuesto la Asociaciôn
Nacional de Industriales ANDI, que desde sus comienzos se convirtió en uno
de los gremios más poderosos del pals y la cual, asumió desde el comienzo
una posiciOn favorable a la intervención proteccionista del Estado y a la utili-
zaciOn de los instrumentos de poiftica para el desarrollo industrial, tomando
asiento al lado de la Sociedad de Agricultores, desde su fundación, en la Junta
de Defensa Económica Nacional, en la Junta Nacional de Aduanas. en la
Junta Central de Cambios, en el Comité de InmigraciOn del Ministerio de Re-
laciones Exteriores, etc.
La ANDI, naturalniente, asumirá posturas radicalmente distintas a las asu-
midas por FENALCO, y a veces estará en contradicción con la Sociedad de
Agricultores, toda vez que por ejemplo fue la propia ANDI la que apoyó en
buena medida el surgimiento del movimiento sindicaI'.
Adicionalmente, durante el decenio del 50, se crearian no solamente el Ins.
tituto de Fomento Algodonero y el Instituto de Fomento Tabacalero, sino
también varias federaciones y asociaciones regionales, asl por ejemplo, en
1952 se crea la Asociación Arrocera del Huila y del Tolima (ASOLIMA); en
1953 la AsociaciOn Colombiana de Criadores de Ganado Santa Gertrudis y
tambin en 1953 la Asociación Colombiana de Pescadores (ASOPESCA) en
Bogota y en 1958 la AsociaciOn Colombiana de Pequefios Industriales (ACOPI)
y la AsociaciOn Nacional de Fabricantes de Pan (ADEPAN), en 1959 la Fede-
ración Colombiana de Ganaderos (FEDEGAN), la Asociación de Cultivadores
de Cafia de Azácar (ASOCARA),la Asociación Nacional de Molinerosde Arroz
(MOLIARROZ) por mencionar solamente los principales gremios (véase
cuadro No.7).
Durante los afios 60 sigue creciendo el nümero de gremios ya que se
crea Ia Sociedad Colombiana de Recursos Naturales, la Asociación Colombia-
na de Criadores de Ganado Charolais, Ia Asociación Colombiana de Fabrican-
tes de Aliinentos para Animales (ACOFA), la Federación Colombiana de Cul-
tivadores de Cereales (FENALCE), en 1962 la FederaciOn de Cacaoteros
(FEDECACAO), en 1964 la Asociación Nacional de Cultivadores de Papa
(ASCOLP), en 1966 Ia AsociaciOn Colombiana de Incubadores (INCUBAR) y
la FederaciOn Nacional de Fabricantes de Grasas y Aceites Comestibles
(FEDEGRASAS) y ya para fines de los aflos 60, se creará la Asociación Agro-
pecuaria del Cesar (ASOCESAR), la Cámara de Arbitraje de Algodón y

24. Antonio Garcia op. cit., p. 558. Para un anállsis de Las posturas de La ANDI sobre
los diversos aspectos de la economla y en particular sobre lo que tiene que ver con el
movimiento sindical, véase Gabriel Poveda Rarnos, La ANDI, y la Industria en Colom-
bia 1944-1984. 40 años, Ediciones ANDI, MedellIn, 1984. Véase tanibjén: la ANDI
y la Colaboración Obrero-Patronal, discurso del Dr. Cipriano Restrepo Jararnillo, Priinera
Conferencia de Directores de la A sociaciôn Nacional de Industriales, Imprenta del Banca
de la Repüblica, Bogoti 1945.

266
Productos AgrIcolas (CAPRA) y la Federación Nacional de Transformadores
de Papel (FEDEPAPEL). Vëase cuadros Nos. 7 y 7A.
Bajo estas ci.rcunstancias, resultaba apenas obvio que la Sociedad de Agri-
cultores debiO haber actuado como un aglutinante de los diferentes grernios
agropecuarios frente a las tendencias de diversificación. Sin embargo de hecho
cada uno de los gremios proponIa sus propias funciones y buscaba sus propios
intereses a travs de la polItica econórnica, sin que, como en el pasado la
Sociedad estuviera representando efectivamente los intereses de los agriculto-
res en conjunto, to que provocarIa a inenudo conflictos entre los diferentes
gremios, incluso agropecuarios airededor de la polItica económica.

CUADRO No.7

FECHA DE FUNDACION DE LOS PRINCIPALES GREMIOS

SAC - Sociedad de Agricultores de Colombia 1871 (1914)


Sociedad de Ingenieros 1887
Federaciôn Nacional de Cafeteros 1927
Asociación Bancaria de Colombia 1936
5, Asociación Nacional de Industriales ANDI 1944
Federación Nacional de Comerejantes FENALCO 1945
Asociación Colombiana Popular de Industriales ACOPI 1951
Federación Colombiana de Industrias Metalürgicas FEDEMETAL 1955
Cániara Colombiana de la Construcciôn CAMACOL 1957
FederaciOn Colombiana de Ganaderos FEDEGAN 1963
Federacjón Nacional de Algodoneros 1953
Federación Nacional de Arroceros FEDEARROZ 1947
AsociaciOn de Cultivadores de Cana de Azücar de Colombia
ASOCARA 1959
Asociación Nacional de Instituciones Financieras ANIF 1974

Fuente: Miguel Urrutia, 'Gremios, Folitica Econórnica y Democracia' Ed.-FEDESA-


RROLLO, Forido Cultural Cafetero, Bogota, 1981, pig. 17.

CUADRO No. 7A

NUMERO APROXIMADO DE GREMIOS


1950-1980

1950 1960 1970 1980

Gremios Empresariales 22 22 81 106


Gremios Profesionales 4 9 25 49

Fuente: Miguel Urrutia, "Gremios, polYtica Econôinica y Democracia". Ed.-FEDESA-


RROLLO,Fondo Cultural Cafetero, Bogoti, 1981, pig. 17.

267
En rigor, la propia diversificación de la agricultura comercial conllevarIa
ci fortalecimiento de algunos de los gremios asociados a cada uno de los cultivos
quedando la Sociedad de Agricultores reducida a la defensa de aquellos inte-
reses que giobaimente afectaban al conjunto de los agricultores, es decir fun-
damentalmente los problemas relacionados con la tributaciôn y con la pro-
piedad de la tierra, pero cada vez con menos campo de acción para la inter-
vención en la polItica económica.
Es cierto que la Sociedad de Agricultores intentó varias veces agrupar a los
diferentes gremios que iban surgiendo, en el intento de servir de coordinadora
entre ellos, pero esto no pasaba de ser un propósito permanente formal; la
Federación de Cafeteros por ejemplo, que tenfa representantes en la Junta Di-
rectiva de la Sociedad de Agricultores, era de opiniOn de que era conveniente
conservar su propia imagen sin confundirla con otros gremios por las implica-
ciones socio-polIticas que ello pudiera contener25 .
Por otra parte, en otro de los campos en los cuales la Sociedad de Agricul-
tores habIa desempeiiado un papel crucial como era ci de la promociOn de
la investigaciOn y la difusiOn de tecnologIa, tambin los nuevos gremios em.
pezaron a desarrollar sus propios canales de difusión tecnológica. Aparte
del papel desempefiado por los centros afiliados a la Federación de Cafeteros,
la FederaciOn Nacional de Arroceros, estableciO una sobretasa al costo de
arroz para fmnanciar posteriores programas de investigaciOn. Igualmente, el
Instituto de Fomento Algodonero (IFA), desde 1947, asI como el Instituto
de Fomento Tabacalero, iniciaron sus propios programas de difusiOn técnica
y alios más tarde, en 1977 Ia AsociaciOn de Cultivadores de Cauia de Azi2car
ASOCAiA, creó ajENICANAcomo un nuevo centro de investigación de
la cafia de azticar en UöIdiiibia, asI como CONALGODON o ConfederaciOn
Colombiana de Algodon, de reciente fundaciOn, promueve como instrumento
de actividad gremial la difusiOn técnica a travds la mayor parte de las veces
de convenios con instituciones estatales internacionales. 26
La Sociedad por otra parte, patrocinó la creaciOn de la FederaciOn Colom-
biana de Cultivadores de Papa (FEDEPAPA), la Federacián de Productores
de Fique (FEDEFIQUE) la FederaciOn Nacional de Florticuitores y Floricul-
tores y la Corporación Nacional de Apicuitores de Colombia (CORAPICOL),
que con el tiempo adquirieron autonomIa.
Desde un punto de vista puramente formal, la S.A.C. seguIa teniendo ci
papel de coordinador de las relaciones entre el gobierno y los agricultores e

La cita corresponde a Ia opinion de un importante dirigente cafetero que es trans-


crita en Bennet Eugene Korman en "The National Federation of Coffee growers of Co-
lombia" University of Virgrnia,junio 1969, p. 214.
Sobre esto véase Armando Gnecco "La Función del Sector Privado en la Orga-
nización y Financiamiento de la lnvestigación Agropecuaria en Colombia", en Revista
Nacional de Agricultura, No. 859 de julio de 1982. También en Mario Osorio y Andrés
Novoa "Resefla l-flstórica de la lnvestigación Agropecuari.a en Colombia", rnimeógrafo,
Departamento Nacional de PlaneaciOn , 1978 e ICA, Sistemas de Investigación Agrope-
cuaria en Colombia, mimeOgrafo, Bogota 1978.

268
incluso en su Junta Directiva habIa representantes no solo del gobierno como
el Ministro de Agricultura, el Ministro de Higiene, el Director de CoordinaciOn
de Programas del Ministerio de Agricultura, el Director de la DivisiOfi de Ex.
tensiOn, el de la DivisiOn de Recursos Naturales, el Gerente de la Caja de
Crédito Agrario y el Instituto de Crédito Territorial, sino también represen-
tantes de la FederaciOn de Cafeteros, la Asociación Colombiana de Ingenieros
AgrOnomos, la AsociaciOn Colombiana de Medicos Veterinarios y la Asocia-
ciOn Colombiana de Ganaderos desde los comienzos de los años 50.
Para 1956 habia iricluido ya un representante en la Junta Directiva de la
UniOn Nacional de Asociaciones Ganaderas y a comienzos de los afios 60 ha-
bIa incorporado un representante de ASOCAiA, uno de la FederaciOn de
Arroceros, uno de la Federación Nacional de Algodoneros, uno de la Asocia-
cion Colombiana de Recursos Naturales, uno de la Asociación Colombiana
de Criadores de Ganado Normando, uno del Instituto de Fomento Tabacale-
ro y hasta representantes de la AsociaciOn Bancaria y de la Universidad Na-
cional de Colombia, aparte de representantes de las diversas sociedades de
agricultores de partamentales.
Para 1968 la Sociedad de Agricultores agrupaba a las siguientes agremiaclo-
nes especializadas del sector agropecuario:
-- Federación Nacional de Cafeteros
- FederaciOn Nacional de Arroceros
- FederaciOn Nacional de Algodoneros
- FederaciOn de Cultivadores de Palma Africana
- FederaciOn Nacional de Cacaoteros
- FederaciOn Nacional de Cultivadores de Cereales
- Asociación Colombiana de Cultivadores de Cana de AzCicar
- Banco Ganadero
- BancoCafetero
-- Compania AgrIcola de Seguros
- Asociación Colombiana de Criadores de Ovinos
- AsociaciOn Nacional de Cultivadores de Papa
- AsociaciOn Colombiana de Criadores de Reses de lidia
- AsociaciOn de Agricultores y Ganaderos de Urabá
Igualmente contaba con las siguientes asociaciones fundadas como seccio-
nales en las regiones de importancia agrIcola que se observan en el cuadro
No.8.

CUADRO No.8

SECCIONALES DEPARTAMENTALES DE LA SOCIEDAD


DE AGRICULTORES DE COLOMBIA EN 1967

Sociedad Antioquena de Agricultores


Sociedad de Agricultores del Atlántico
Sociedad de Agricultores de Boyacá
Sociedad de Agricultores de BolIvar
Sociedad de Agricultores y Ganaderos de Caldas
Sociedad de Agricultores del Cauca
Sociedad de Agricultores del Chocó
Sociedad de Agricultores y Ganaderos de Córdoba
Sociedad de Agricultores del Magdalena
Sociedad de Agricultores del Meta
Sociedad de Agricultores de Nariño
Sociedad do Agricultores del QuindIo
Sociedad de Agricultores y Ganaderos de Risaralda
Sociedad de Agricultores de Santander
Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Norte de Santander
Sociedad de Agricultores del Tolinia
Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Valle
Sociedad de Agricultores de Sucre
Sociedad de Agricultores de Fundación
Sociedad de Agricultores de la Dorada

FU ENTE: Revista Nacional de Agricultura No. 758, septiembre de 1968.

Para 1975 y por razones no muy bien definidas, algunas de 6stas represen-
taciones hab fan sido retiradas, quedando la Federación de Cafeteros, Algodo-
neros, Arroceros, elBanco Ganadero, FENALCE,ACOPECAFE y pot supuesto
la Sociedad de Agricultores de Antioquia en representación de las Sociedades de
Agricultores Departamentales27 .
Con todo, esas actividades parecen haber sido meramente forrnales; desde
1953 la Sociedad reconocIa "ha venido la Sociedad de Agricultores de Cólom-
bia muy preocupada, buscando la manera de obtener que todos los gremios
de la producción agropecuaria se organicen a través de un Comité de coordi-
naciOn que represente sus intoreses colectivos y fomente el equilibrio entre
los beneficios que deben obtener todas las ramas de la produccion; ya los gre-
mios de industriales y comerciantes están organizados y la verdad que estos
esfuerzos de agremiación les han resultado muy ventajosos, pero el campesino
no tione bion desarrollado ese espIritu de asociación y pot esto no ha podido
organizar sus mercados, ni financiar sus cosechas y es la victima propiciatoria
de los intermediarios".
Tres años más tarde se seguIa insistiendo que la S.A.C. debIa comprender
a todas las actuales federaciones, institutos y asociaciones que al presente se
dodicaran aisladamente al fomento de sus respectivas casillas agrIcolas y en
vista de las dificultades para ello, sugerIa quo algunas de estas entidades con

27. Para esto se ha consultado la Revista Nacional de 4gricultura, varios rnmeros y


las actas entre 1950 y 1980.

270
fines definidos no debian ser influidas dentro de la nueva entidad que Ia So-
ciedad proponIa sino que se asociaran a esto sobre normas de un funcionalis-
no ütil.
En 1959 la Sociedad de Agricultores de Colombia inició una campafia de
agremiación, buscando convocar a los presidentes de la Sociedades seccionales
de agricultores, de juntas Municipales AgrIcolas, y a presidentes y gerentes
de organizaciones afmes, para un programa de acciOn conjunta, y al mismo
tiempo convocó a la ANDI y FENALCO para conformar un frente gremial
pero ambas iniciativas fracasaron29 .
El XIII Congreso Agrario Nacional, por su parte reunido en la ciudad de Nei-
va en 1966, cuyo fm era modificar las tradicionales estructuras de la S.A.C.
para acomodar su funcionamiento a las exigencias del sector agropecuario,
estableciendo una Junta Directiva con amplia representación de los diferentes
gremios. Acordó este Congreso Agrario que la Sociedad serIa el aglutinante
de todas las asociaciones gremiales agrarias, de los empresarios agrarios inde-
pendientes y de los asalariados campesinos, actuando como coordinadora en
sus labores y defensora de sus aspiraciones30 ; esto, sin embargo, no pareció
ser eficaz pues de nuevo a cornienzos de los años 70 se inicia una nueva cam-
pafia de agremiación, nombrando incluso un asesor ejecutivo de la gerencia el
general retirado Luis Etiio Leyva, para que adelantara esta campana.
Igualmente, la S.A.C. promovió o participó en intentos por conformar
frentes gremiales desde comienzos de los aIios 50; por ejemplo en 1953 la
FederaciOn Nacional de Comerciantes promovió Ia formación de un frente
gremial en razón de la representación que se querIa otorgar a los gremios en
algunos Organos del poder püblico. Sin embargo, en esta propuesta FENALCO
estimaba que Ia actuación de los gremios debia circunscribirse a la presencia
en algunas coniisiones permanentes del Congreso, en el Consejo Nacional de
Planeación económica y en los demás entidades que dirigIan y orientaban la
economia nacional sin participación directa en cuestiones de polItica electoral.
La S.A.C., por su parte, respondiô a esta propuesta sugiriendo la creación
de un estado corporativo, a través del cual "serIa altamente provechoso para
la vida nacional el que los hombres de trabajo que tuvieran oportunidades de
elegir sus propios senadores, formaran un grupo fuerte, capaz de atajar el jue-
go irresponsable de la politiquerIa nacional y dade al Congreso de la RepiThli-
ca un austero sello de eficiencia y de modernización".
La propuesta naturalmente fue redactada como un artIculo para una nueva
constitución referente a La representación gremial en el Senado, propuesta que

28, Véase el arti'culo de Walter Celca "Lo que debe ser la S.A.C." en la Rev. Nat. de
.4gricultura No. 612 de abril de 1956. También Luis A. Carvajalino Jácome, Rev. Nal. de
Agricuirura No. 634, febrero de 1958, p. 14.
Véase el informe del Presidente a la Asamblea General de Socios en 1959 Res'iyta
Nacional de Agricuirores No. 655, noviembre de 1959.
Véase el artIculo "La Nueva Estructura de la S.A.C., y sus próximasactividades",
en Rev. Nat. de Agricultura, rnarzo de 1966.

271
no fructificO; sin embargo, la SA.C. tuvo un representante en la Asamblea
Nacional constituyente de 1953, escogiendo el nombre de Eugenio Gôrnez
Gómez31 .
Gómez Góinez, propuso ante dicha Asamblea la creación del comit6 de
economIa nacional, compuesto por representantes de cada uno de los gremios
productores, y aunque ci consejo de la economIa nacional se creó en efecto,
el hecho fue que el propio Ministerio de Hacienda al ilevar Ia iniciativa al Pre-
sidente, establecla que lo hacla siempre que no tuviera representantes sino la
ANDI y FENALCO pero no la S.A.C., "Lo cierto fue que el Dr. Villaveces
impuso un Junta compuesta por el Jefe del Partido Socialista en Colombia y
dos importantes hombres pUblicos, pero al fIn subalternos del Ministro que
no podrlan tener Ia independencia suficiente para imponer puntos de vista
que no estuvieran de acuerdo con ci pensamiento del Ministro.
Es decir, que los agricultores —continuaba ci Dr. GOmez— estamos hoy
considerados como unos parias aün frente a las mismas entidades oficiales"..
El Ministro Villaveces por su parte, asistió o se hizo representar en las
Asambleas de la ANDI y FENALCO para consultar las determinaciones eco-
nOmicas pero no consultó a la S.A.C. al tiempo que en un folleto publicado por
ci Ministro de Fomento de entonces, se dejó sentado como postulado, una
norma fija para no permitir las agremiaciones o asociaciones de productores
agrIcolas por ci peligro de que "buscarán la orientaciOn de los rnonopolios"32 .
En efecto, al parecer durante ci gobiemo de Rojas Pinilia, la S.A.C., no
fue tenida en cuenta en niriguna de las decisiones econOmicas que se tomaron:
asl por ejemplo, en 1954 ci gobierno invitó al gerente de la ANDI y a! de
FENALCO para olr conceptos en materia de catastro y de inversiones pUbli-
cas y de dar instrucciones para la propia agricuitura y sin embargo se negó a
oft los conceptos y opiniones de la S.A.C., pese a que ésta enviO comunicacio-
nes al respecto.
Igualmente, FENALCO logró la expedición del decreto 1528 sobre libre
importación, sobre lo cuai la S.A.C. reaccionO de manera vioienta porque en
opinion de ella esto podrla arruinar la agricultura nacional; incluso ci gobier-
no tonió medidas con relación a los precios mlnimos de los productos agrIco-
las y a muchos otros probiemas concernientes a la agricultura sin que la Socie-
dad fuera consultada, lo que por supuesto refiejaba no solo su pérdida de
poder sino las contradicciones intergremiaies que Ia propia S.A.C., reconocla
"Al considerar que la verdadera agremiaciOn de los agricuitores del pals ha
sido destruida por las varias asociaciones especiales como la FederaciOn de Ca-
feteros, Arroceros, Ganaderos, etc., y que la Sociedad debe preocuparse más
directa y efectivarnente or los campesinos para asI poder agremiarlos y repre-
sentarlos debidarriente33 ,

Véase el libro de Actas de la S.A.C., febrero de 1953.


Libro de Actas, agosto de 1958.
Libro de Actas, Julio 6 de 1954,

272 ........
4,,,•
La situaciOn parece haber ilegado a tal punto que en septiembre de 1959,
la Federación Nacional de Algodoneros pidió su retiro como afIliada a la
SA.C., en razón de que sta no habla defendido el gremio algodonero en las
peticiones hechas al gobierno y no habla salido en defensa de los productores
de materia prima en el momento en que firmaba los pactos de estabilizaciôn
de precios entre el gobierno y los manufactureros y transformadores de mate-
ria prima.
Después de una discusión la Asociación de Algodoneros reconsideró su de-
safiliación, pero esto refleja en alguna medida cuãl era la situación de la Socie-
dad a fines de los afios 50.
En realidad, desde comienzos de los abs 50 y especialmente durante .el
gobierno de Rojas Pinilla, la S.A.C. empezó a perder varias de las posiciones
de que gozaban en entidades oficiales y semioficiales como el Instituto de
Aguas y Fomento Eléctrico, el Instituto de Crdito Territorial, los Ferrocarri-
les Nacionales, etc., lo cual era muestra de la creciente hostilidad del gobierno
ante la sociedadM , pero también de la prdida de su capacidad de convocatoria.
En rigor, esta debilidad para convocar y coordinar a los demás gremios, iba
mucho más allá en sus causas que la hostilidad del gobierno, la dispersion gre-
mial o la poca pericia de los dinigentes para aunar airededorde la S.A.C. a los
diferentes gremios agrlcolas.
En efecto, lo que en el fondo estaba presente era la nueva estructura del
Estado y particularmente la estructura de decisiones en materia de polItica
económica, asi como la complejidad misma de ella.
Por otra parte, esta complejidad de la polltica econOmica conlievaba for-
zosaniente el que so presentaran contradicciones respecto de los intereses de
otros gremios, particularmente del gremio de los comerciantes y de la AND!,
gremios con mucha mayor presencia que la S.A.C. en estos aflos y que a su
vez reflejaba las nuevas condiciones del pals y de su estructura económica.
En efecto, si bien antes de 1950 ya se contaba con la presencia de un sec-
tor püblico nada desdeflable a través de la existencia de instituciones en la
Banca y particularmente, con algunos institutos de fomento, lo que parece ser
significativo en los anos anteniores a 1950 es que los procedimientos de regu-
laciOn del Estado y ci mismo proceso de adopciOn de decisiones, estuvieron
en buena medida conectados con la dependencia de la economla colombiana
del sector externo, dentro de una estructura econOmica especializada, lo cual
conileva a que no solamente fuera la economla cafetera la que dictara el desa-
rrollo de las realidades en materia de polltica econOmica, sino que habla veni-
do surgiendo una serie de tradiciOn de concertaciOn con el gremio cafetero al-
rededor del instrumento principal de polltica económica: la polltica cambiaria.
Con todo, desde comienzos de la postguerra comienza a insinuarse una
ampliación del campo de instrumentos del Estado en materia de politica eco-
nOmica, que en lo que so refiere a la intervención rospecto de las macrodeci-

34. Libro de Actas, febrero 10 de 1953 y octubre 8 de 1958.

Piiur . , 273
JJTk
siones signiflcó un cambio en las antiguas reglas del juego por nuevas reglas
que se encantinarIan de un lado básicamente al fomento de Ia industrializa-
ciOn y de otto lado se enmarcarIan dentro de la planeación, o sea el intento
de articular el conjunto de instrumentos de regulacion del Estado para el cum-
plimiento de unos objetivos de desarrollo ordenados en términos de prio-
ridades.
De acuerdo con Revéiz la consolidación de estos instrumentos e institucio-
nes de regulacion de la economIa surgidos después de 1945 se entrecruzaron
con las nuevas instituciones internacionales para la fmanciaciôri del desarrollo,
aparecidos en la postguerra (Banco Mundial, BID, AID, etc.), lo que debió dat
lugar a un sistema complejo y estructurado de regulacion de la economIa,
caracterizándose entonces el sistema de intervenciOn por una economfamixta,
por un sector de planeamiento directo, el pUblico, fmnanciado pot un impor-
tante componente de empréstitos externos, desigualmente encauzados entre
los sectores püblicos y privados y que ordenaba en buena medida las priorida-
des en función de las orientaciones de éstos empréstitos y un sector de planea.
ciOn indirecta o indicativo, cuyo propósito era encauzar la actividad privada
mediante un conjunto de politicas tales como la cambiaria y la monetaria de
Comercio Exterior, de salarios, de precios, de compras oficiales, etc.
AsI, el margen de maniobra de la polItica económica despus de 1950 es-
tará caracterizado fundamentalmente pot: lo. Los limites impuestos por las
entidades prestatarias internacionales; 2o. la mayor complejidad del manejo
de los instrumentos dadas las dificultades para compatibilizar los objetivos de
la polItica económica con los objetivos y los intereses de cada uno de los
gremios del sector privado. Sin embargo si algo caracteriza Ia politica econó-
mica en el peri'odo 1950-1966, es precisamente Ia poca conexión entre las
dos formas de intervención, entre el organismo de planeación y las comisiones
encargadas del manejo de la polItica econOmica. Por otra parte este nuevo
escenario del margeri de inaniobra del gobierno hacIa pot supuesto cada vez
más difIcil la capacidad de acceso de un gremio particular a las estructuras de
decisiones del gobierno.
Despues de 1966, la consolidación del Estado avanzará notablemente,
creándose nuevos organismos de intervención y de regulación. Pot lo visto
solo hasta 1969 se data principio mediante las comisiones sectoriales de pla.
neaciOn en el campo económico a algunos principios de concertaciOn contem-
plados en la Ley normativa de Planeación, con un peso sin embargo relativa-
mente mis importante del propio gobierno que de los sectores privados35 -

35. Lo que antecede es puntualizado por Edgar Revéiz Roldán en "Evolucidn en la


Economia de las Formas de lntervenci6n del Estado en Ia Economfa en America Latina,
el caso Colombiano" en el libro El Estado y el Desarrollo. colección debates CEDE, Bo-
gotá, 1981. LI mismo autor ha realizado un estudio minucioso sobre estos aspectos en
el articulo "La Concertacidn, experiencias y posibiidades en Colombia" en el Ubro
Controversias sobre ci Plan de Integración Nacionol PIN, Facultad de Economia CEDE,
Uniandes y FENALCO. Ed, CEDE, Bogota 1980. Para la revision de los cambios en las

274
Bajo estas nuevas circunstanciaS caracterizadas por la diversifIcación y las
contradicciones gremiales y por una nueva estructura de decisiones, la S.A.C.,
vio reducida su actividad primero a su impacto sobre la opinion püblica más
que sobre ci propio gobierno y segundo a la discusiOn más o menos aislada no
tanto del enfoque global de la poiftica econOrnica sino más bien de aquellas
medidas que los afectaban directarnente.
Aparte de estas complejidades de la polItica econOmica que impedian ejer-
cer presiones directas sobre ci esquema general de la misma, y que por supues-
to conilevaban, como se ha dicho, a innumerables contradicciones entre los
diferentes intereses greniiales, especialmente entre FENALCO y la ANDI y la
Sociedad de Agricultores de Colombia, está también ci hecho no menos decisivo
de que la S.A.C., habIa perdido clarapresencia en la vida politica. Entre 1949-
1960, ningUn personaje, de importancia en la vida polItica, a excepción quizas
de JesOs Maria Arias, hace parte de las directivas de la Sociedad de Agriculto-
res de Colombia (vase anexo dignatarios en la S.A.C.) lo que por supuesto
estaba expresando no solamente ci cambio de correlación de fuerzas entre los
sectores de clase en ci Estado (por el contrario puede verse un peso relativa-
mente importante de la AND! y de FENALCO en ci gobierno después de
1957), al mismo tiempo que la emergencia de un proyecto politico asociado
a la industrialización que dejaba en efecto poco espacio para la vieja clase
rural.
Aparte de los esfuerzos de la S.A.C. por buscar reiteradamente el beneplá-
cito del gobierno mediante notas protocolarias de saludo, declaraciones de
apoyo, etc., ci hecho es que su presencia directa en ci gobierno era cada vez
menor. AsI por ejemplo, on agosto de 1949, se saludO con inocultable alboro-
zo la subida de Laureano GOmez a! poder, ofreciëndoie al nuevo presidente la
más irrestricta cooperaciôfl en todo lo que iniciara y nombraba como era
habitual al Dr. Alejandro Angel Escobar, Ministro de Agricultura, conio presi-
dente honorario de la Sociedad 36 .
For su parte ci Congreso Agrario Nacional (VII) celebrado on 1956, mani-
festaba igualmente al gobierno de Rojas Pinilla, el propósito de cooperar con
ci gobierno on todas aqueilas cosas atinentes a la agricultura.
En junio de 1957 de nuevo declaraba "la Sociedad de Agricultores on aten-
don a los felices acontecimientOs que se sucedieron en la ültima semana,
recomienda a los campesinos, que presten su apoyo a la Junta Militar de Go-
bierno en su ponderosa tarea de volver prontamente a Colombia a la plena de-
mocracia, como solemnemente lo ha prometido"37 .

estrategias de politica económica, después de 1947, véase Lauchlin Currie Bases de un


Progra?na de Fomento para Colombia, Banco de la RepiThlica, Bogota 1951 y CEPAL
Aná!isis del Desarrollo Económico de Colombia, Mexico, 1956.
Véase libro de Actas, agosto 11 de 1950.
Véase Rev. Nal. de Agricultura, junio de 1957 y para [as posiciones frente al
regimen de Rojas Pinilla, véase la Rev. Nal. de Agricultura, enero de 1955 y mayo de
1956.

275
lguaies notas pueden observarse durante todos los gobiernos posteriores,
notas puramente protocolarias que no expresaban ninguna alineación parti-
dista. En efecto, mal podrla afirmarse que la S.A.C. tomó parte en las con-
troversias pollticas de los años 50 ó 60 por uno U otro de los partidos. De
hecho duranie toda la década del 50 alternó, aunque no oficialmente, a sus
directivos entre los miembros de los diferentes partidos politicos.
En 1960 estableciO como norma Ia alternaciOn en la presidencia y vicepre-
sidencia de la Socicad, de modo que cada aiio el presidente debla ser de un
partido distinto al del perlodo anterior y a su vez, el vicepresidente de un
partido diferente al del presidente 38 .
Igualmente se practicO el principio de la paridad, de modo que en la Junta
Directiva, los dos partidos tradicionales estuvieran representados por igual
niimero de principales y suplentes, poniendo de presente "que cuando se
trabaja en función de patria, la polltica noes ni puede ser un factor limitante".
Esta rotación en el personal directivo "hace de la Sociedad un organismo
dinámico que pone en funciOn los representantes de los diferentes grupos e
intereses que conforman la industria agropecuaria del pals"39 .
Por lo demás, esto no hacla ms que confirmar una politica que habIa
venido teniendo Ia S.A.C., a lo largo de todo el Siglo XX, que era la del aisla-
miento de las controversias pollticas y quizás por ello y sorprendentemente,
la S.A.C., fue relativamente cauta respecto de cualquier pronunciamiento
airededor del fenOmeno de la violencia, niucho mds de lo que cabrla esperar
si se recuerdan los episodios de los ai'ios 30.
Sin duda las posiciones de fines de los afios 40 tendlan a interpretar los
fenómenos de violencia como originados on la delincuencia comCxn o en la
actividad de los agitadores.
Asl por ejemplo, en 1948 la SA.C. de Santander anotaba que en varias
regiones del departamento se continuaba en forma alarmante el abandono
forzoso de las fincas agrlcolas y ganaderas por parte de familias campesinas
honorables, vlctimas de la persecuciOn politica; y que en muchos de estos
casos estas persecuciones son instigadas por ganaderos sin escrópulos ansiosos
de adquirir a bajo precio el fruto del trabao honrado de los campesinos", lo
que consideraba la S.A.C., como un deber atacar40 .
Pero mientras la S.A.C. de Santander reclamaba las garantlas y el evitar
que se quebrantara ci orden constitucional, la S.A.C. de Cundinarnarca por el
coritrario, reclamaba "poner en rigurosa y completa práctica la necesidad de
todas las normas legales y ejecutivas vigentes sobre seguridad rural con la crea-
ción de Ia policla montada y aplicar las sanciones creadas para los delitos de
abigeatos y otros que se cometan con la propiedad rural" y advertla que eran
agitadores "como elementos vagos y chantajistas a los que les pagaban bajo

Revista Nacional de Agricultura, diciembre de 1960.


Ibid. P. 12.
Libro de Actas sesjón de enero 3 de 1948 y sesjón de abril 20 de 1948.

276
promesas de arreglarles situaciones ficticias y obtenerles protecciones y pres-
taciones, los que generaban los conflictos"4'
Con todo, la Junta Directiva de Ia S.A.C. hacIa un Ilamamiento a todos los
agricultores del pals con el objeto de encarecerles que se abstuvieran de con-
currir a las manifestaciones polIticas que generalmente degeneraban en distur.
bios escandalosos y los ilamaba a que procuraran siempre "el respeto más o
menos profundo a los derechos individuales y las demás opiniones polIticas de
los demás ciudadanos"42 .
Pero al misnio tiempo enviaba comunicaciones a los agricultores pidiéndo-
les informes fidedignos acerca del nombre del domicilio y casos concretos de
los jueces, alcaides, corregidores e inspectores de policla que no cumplieran
su deber, respecto de la delincuencia en los campos, para ellos enviarlos bajo
reserva a las autoridades.
Sin embargo, entre 1950 y mediados de los afios 60 los pronunciamientos
son en extremo moderados y cautelosos. Dc hecho, hasta 1954, la S.A.C.
redujo sus pronunciamientos sobre la violencia a reiteradas solicitudes en el
sentido de montar un servicio de guardia rural que habia empezado a solicitar
desde 1947, respecto de lo cual se habia venido pagando un gravdmen adicio-
nal al impuesto predial para la creaciOn de dicha policIa, sin que este servicio
se hubiera prestado. Se encuentra igualmente uno que otro pronunciamiento
de protesta por los asaltos a las haciendas de algunos de los miembros de la
Sociedad o en algunas ocasiones por la rnatanza de campesinos en algunas
regiones del pals, pero ninguna opinion de Ia S.A.C. respecto de los conflictos
politicos asociados a la violencia, excepto por supuesto, las condolencias por
el asesinato de Gaitán. El Cinico hecho es ci de que en 1955, el Ministerio de
Trabajo solicitó ayuda a la entidad para emplear campesinos despiazados por
la violencia, asignándole ci deber de servir de intermediaria en ci rñercado de
trabajo. La Sociedad solicitaba conocer la filiaciOn poiltica de los desplazados
a fin de ubicarlos en lugares donde no ocasionen conflictos, lo que por su-
puesto tiene apenas ci valor de una ancdota.
En 1956, la Sociedad inicia una ciuzada pro paz, a través de las autorida-
des y entidades gremiales y profesionales y emite un mensaje de paz, en el
cual advierte que "Cs apremiante para este gremio y para el pals la recon-
ciliación patriótica y ci desarme de espiritus desprevenidos o exasperados
que promueven la alteración subversiva del orden o que por arranques de
represalias, cometen desafueros que perturban o imposibilitan ci imperio
del orden y de la paz que el pals necesita y reclama" y hacia "un liamamien-
to angustioso a todos los colombianos que amen a Colombia como ella lo
pide, lo hacemos en forma especial, decIan, a todas las seccionales de Agricul-
tores de Colombia, Juntas Agricolas y empresas similares, lo hacemos a los
industriales, los comerciantes, a los profesionales y a los sindicatos obreros y

Libro de Actas sesión de sep.-4 de 1947 y de mayo -4 de 1948.


Ibid.

277
cuantos Jo necesitan y quieran que dsta sea una tierra de hombres de bien y
lo hacenios a los directorios politicos y a la prensa hablada y escrita que
pueden influir en todos los ámbitos nacionales y en todos los esplritus, para
que tornemos esta criizada como una bandera colectiva por encirna de toda
consideración, pasiOn o desafecto, en la seguridad que dentro de la paz y a su
amparo no habrá problema por intrincado y difIdil que parezca que no pueda
resolverse".
Y al mismo tiempo solicitaba al gobiemo nacional que organizara para
aquellas regiones en las que tantos crlmenes se cometian a diario, tribunales
especiales de alta ponderación y responsabilidad para contener la ola de vio-
lencia e impunidad43 .
Igualmente en 1960 y viendo con preocupación el recrudecimiento de la
violencia, que esta vez se atribula aintervenciones de orden internacional,
solicitaba al Presidente y al Miiiistro de Relaciones, que se rompieran relacio-
nes diplomáticas con Cuba, y que se optara por medios extraordinarios para
controlar "la acciOn disociadora del comumsmo internacional", a] punto que
se respaldaba a! Presidente en todas las medidas que fuera necesario tomar
para la represión de la violencia.
El tema se discutió ampllsimamente en la Junta sin que pasara a más. Igual-
mente en 1961 vuelve el tema de la violencia a plantearse en forma recurrente
en las discusiones internas. Los estatutos del Congreso de 1961 consagraron el
principio de alternación poiltica en las directivas de la SA.C., en parte para
obviar las implicaciones de 6stos debates internos y comenzaba a ilamar la ur-
gente atenciOn de solucionar los problemas politicos del pals, recomendando
"a los agricultores y ganaderos del pals, que acojan con confianza y patrióti-
co entusiasmo el prograrna conjunto de los partidos tradicionales, cristalizado
en el Pacto del 20 de marzo pasado, que al domar los odios y rencores entre
los colombianos es garantla de paz y seguridad en todos los frentes de trabajo,
especialmente en los sufridos campos del pals"14 .
En este mismo aflo la S.A.C. exhortó a los partidos a que no incluyeran
como candidatos a las corporaciones piiblicas a aquellos individuos de reco-
nocida beligerancia intelectual, en el estlmulo püblico de la violencia.
El Unico hecho notable aparece en 1962 cuando Oliverio Lara Borrero,
Presidente entonces de Ia Sociedad propuso en Cali "el irnplantamiento de la
pena de muerte para los delitos atroces, es decir, para esos que sin formula
de juicio la aplican a personas indefensas, a niflos de cotta edad, a ancianos, es
decir, a quienes no se les puede imputar culpa o dolo en su acci6n"45 .
La propuesta como es obvio, suscitO un intenso debate en la Junta Direc-
tiva de la Sociedad, a] punto que el periodico "El Siglo", editorializaba en el

Libro de Actas, febrero 28 de 1956. El mensaje fue publicado en la Revista Na-


ciona! de Agricultura de abril de 1956.
Libro Actas, mayo 14 de 1957.
Libro de Actas de agosto 21 de 1962.

278
sentido de que "flay cierta mentalidad on Colombia opuesta a la pena máxi
ma, una cierta sensibierfa que ha sido apoyada por teorizantes y comentaris-
tas más o menos sensatos, mds o menos curSis, a quienes parece monstruoso
suprimir La existencia de monstruos que andan cometiendo repetidas mons-
truosidades; desde luego es cuestión harto delicada, pero que tiene tanto de
ancho como de largo, o sea que se pueden aducir tantas y tan pesadas tesis
tanto en pro como en contra. Es bien difIcil una decision categórica en cuan-
to a Ia conveniencia de la pena de muerte, pero es innegable que el voto en
favor de suadopción puede darse y justificarse sin mudho titubeo. En vista de
circunstancias especiales, a lo largo de la historia de la humanidad han sido
las circunstancias las que más han pesado en el criterio del hombre para dcci-
dir entre el bien y ci mal, de ahI que no se pueda habiar de moral universal
y permanente, pues sus normas varIan segOn los tiempos y lugares, hay extre-
mos demasiado penosos y sin embargo son imprescindibles en ocasiones".
También el periódico "El Tiempo" editorializaba sobre esta propuesta,
lo mismo que el periOdico "El Pals" de Call y de nuevo en 1965, volvIa a
discutirse el tema ante lo que la Sociedad de Agricultores de Colombia consi-
deraba, el recrudecimiento de la inseguridad y criminalidad atroz del pals y
que se debfa básicamente segCin elios, a la inipunidad.
De nuevo ci Presidente de la Sociedad en ese entonces, Sr. Manuel Caste-
Ilanos, volvia sobre la propuesta de la pena de muerte, en razOn de que "la So-
ciedad de Agricultores de Colombia y los gremios que ella aglutina, han solici-
tado la pena de muerte, porque la pena de muerte en Colombia existe desde
hace tiempo. La vienen aplicando los facinerosos, los delincuentes; existen
aqul dos Estados: uno de derecho... que a base de frases y promesas pretende
dane una soluciOn que no corresponde a la ainarga realidad del pals y que
quiere encauzar la campafla contra la criniinalidad por las viejas tesis clásicas
de regenerar al delincuente y de Ilevarlos a escuelas y cárceles correccionales
que no existen en el pals, y otro patrocinado por los mismos delincuentes,
que vienen organizando la pena de muerte sobre los inocentes, creando una
situaciOn de pánico que no se puede contrarrestar sino con remedios que
correspondan a la magnitud del mal.
La pena de muerte, terminaba, se abre camino a la realidad colombiana,
le abre ancho campo a un remedio que no quisiramos nosotros proponer,
pero que necesita el pals"41 .
Y finalmente, en La reunion extraordinaria de Directores Agrarios, efec-
tuada el 25 de enero de 1965, la Sociedad de Agricultores formalmente soli-
citaba medidas de excepción y teniendo en consideraciOn los asaltos a las fin-
cas rurales, los propietarios y empresarios deciden "solicitar al Comitë de los
gremios que se estd conformando conio resultado de pacto entre el gobierno

Editorial de periódico El Siglo, reproducción en in Re'irta Nacional de Agricul-


tore, No. 718 de febrero de 1963.
Editorial de El Espectador, declaraciones, reproducción en Ia Revisfa Nacional
deAgricuirura, No. 720 de abril de 1965.

279
xacional y los gremios obreros del 23 de este mes, que U prioridad al estudio
de un proyecto que reforme la Constitucián y el Código Penal, estableciendo
la pena de muerte para los culpables de secuestro y/o asalto en cuadrilla de
maihechores".
Igualmente, el mismo Congreso sugerIa al gobierno hacer extensivo a
todo el territorio nacional el servicio de seguridad rural, por el Departamento
Administrativo de Seguridad, asl como solicitaba verificar el pasado judicial
de todos los habitantes campesinos que no demostraran ocupación definida,
para eliminar focos antisociales48 .
Esto ültimo por supuesto, debe verse tambin en el contexto de la acen-
tuada oposición gremial al gobierno de Guiilermo Leon Valencia, perlodo
en el cual las relaciones de la S.A.C. con el gobierno fueron ciertamente cr1-
ticas.
Ya en 1963, la Sociedad de Agricultores conjuntamente con la AND!,
FENALCO, la Asociación Bancaria, FEDEMETAL, CAMACOL, ACOPI y
las dos grandes Confederaciones Sindicales, CTC y UTC, levantaron un
frente gremial para el exthnen del problema fiscal, en el cual hacIan una dura
crltica a! manejo económico del pals; pero el frente gremial sin embargo,
debió chocar de nuevo con las contradicciones propias del manejo de Ia po-
utica econ6mica49 .
En 1965, se produce quizas la más fuerte crltica al gobierno de Valencia;
"el tipo de Ia direcciOn ecoriómica del pals, decIa el presidente de la Sociedad,
tiene que estar niontado sobre tres ministerios de igual jerarquIa y de igual
responsabilidad, el de Agricultura, Hacienda y Fomento; cualquier desequi-
librio en la representación y acción de esos tres grupos ministeriales es funesto
y crea la ruina de los canipesinos colombianos, porque los directores del sec-
tor privado asI cumplan total y francamente con su deber, como hemos trata-
do de hacerlo, no tienen acceso al poder en los consejos oficiales en los que
se decide la suerte de los gremios agrarios y con ella la de todos los campesi-
nos colombianos, y agregaba, nuestro noble e inteligente amigo el Dr. Joaqumn
Vallejo (Ministro entonces de Hacienda) se acuesta con un presupuesto y
amanece con otro diferente; en la noche altas autoridades encauzan nuevas
aizas presionadas por movimientos antes excepcionales y ahora rutinarios".
La crltica al manejo fiscal de entonces y al manejo cambiario caliuIcando de
desastrosos los resultados de las devaluaciones que hubieran podido evitarse,
constituyeron otro de los pronunciamientos.
Igualmente en agosto de 1965, la Sociedad pidió a! Presidente Valencia,
que rechazara la politiquerIa mezquiiia en el nuevo gabinete, aludiendo al res-
paldo que la Sociedad de Agricultores conjuntamente con otros gremios y las

Las condusiones y considerandos pueden verse en la RevistaiVacional de .4gricul-


tura, No, 718 de febrero de 1965.
Periódico El Tiempo. Reproducjdo en Revista Nacional de Agriculture, No. 719
de marzo de 1963.

280 .
centrales obreras, habla dado a la piataforma económica formulada por el
Ministro de Hacienda, Joaquin Vallejo, y solicitaba "que la designación del
Ministro de Agricultura recaiga en un ciudadano vinculado a la actividad agro-
pecuaria y que por sus capacidades y experiencia en la agricultura y ganaderla
pueda contribuir de una manera efectiva a Ia soiución de los graves problemas
de las dos bsicas industrias nombradas, estructurando y desarrollando una
polItica integral agraria del gobierno nacional en estrecha cooperación con
los gremios de la producción agropecuria que no escatime toda clase de sacri-
ficios en ayuda del gobierno para salvar a Colombia"50 . (El Ministro de Agri-
cultura de entonces era Jorge Mejla Salazar).
En ese mismo año, la Asamblea Nacional de los gremios agrarios, enviaba
una comunicación como resultado de sus deiberaciones que fue resumida
asl:
lo. El gobierno ha perdido ala opinion pOblica y debe recuperarla;
2o. Urge un nuevo gabinete ministerial con hombres reconocidamente Ca-
paces y alejados de la politiquerla parroquial;
3o. Es incomprensible que altos funcionarios del Estado se dediquen a
secundar fines de polltica partidista;
4o. La tesis del Presidente sobre los funcionarios desleales, desconcierta
al pals;
So. Los gremios no han pensado en paros contra este gobierno, pero piden
que obre, que dirija, que prevenga y que atienda ci clamor de La opinion
püblica.
Y seguidamente lo hacIan culpable "de todos los males de la agricultura
nacional en los dltimos meses", al tiempo que solicitaban una audiencia espe-
cial conjunta con los directores gremiales agrarios, para explicarle al presiden-
te las razones de los planteamientos anteriores51 .
En realidad, estas expresiones poco amables con el gobierno eran el punto
final de una serie de discordancias provocadas por el manejo de la polltica
econOmica después de 1963 y por los intentos de radicalizar la Reforma
Agraria (en 1965) por parte del INCORA y del Ministerio de Agricultura.
Deben recordarse las dificultades del sector extemo colombiano. en 1963-
1965 a las que antecediO la devaluación de 1962. El programa de estabiliza-
ciOn en este Ultimo alio involucraba un rlgido control de importaciones más
la brusca devaluación de noviembre de 1962, al parecer bajo presiones del
Fondo Monetario pese a lo cual no fue posible frenar Ia calda de las reservas,
lo cual provocO una nueva devaluación en 1965 y la firma de una carta de
intenciOn con ci Fondo Monetario52 . Como es habitual, esta polltica de esta-

50. Revirta Naciona! de Agricultura. No. 724 de agosto de 1965.


51, Revista Nacional de Agricultura, No. 723, julio de 1965.
52. Para un relato de este episodio y de las dificultades de Ia polItica económica en
estos a.fios, v&se Carlos F. Diaz Alejandro "Foreign trade regimens and economic de-
velopment: Colombia" NBER, New York 1976, pp. 196 y ss.

281
K1TIcY! AI.'-.s- 1
1 L "• L. /
bilización exasperó a los gremios y particularmente a la S.A.C., dado que
simultáneamente, en junio de 1965 comenzaba a explorarse una reforma a la
Ley 135 a travs de la cual el INCORA proponia expropiación sin limitaciones
a las tierras adecuadamente explotadas, además de otras providencias que ten-
dIan ciertamente a una reforma agraria más radical que los decretos reglamen-
tarios de la Ley 135. (Nos detendremos más adelante en esta (iltima contro-
versia). Al parecer no existió ninguna respuesta del Gobierno a los pronuncia-
mientos de Ia S .A .C., y seria necesario esperar los dos gobiernos siguientes para
vet un tono mucho más moderado aunque no más exitoso.
Por cierto, durante los dos gobiernos siguientes de Carlos Lieras Restrepo
y Misael Pastrana Borrero, el tono indudablemente va a cainbiar. En 1968 se
reestructura el Ministerio de Agricultura, estableciéndose entre otros aspectos
el Consejo Superior Agrario que asesoraria en la formulación, coordinación
y ejecución de la polItica del sector agrario y at cual podrian ser invitados re-
presentantes o técnicos del sector privado y funcionarios de otras dependen-
cias administrativas; en él tenhan asiento además de los institutos descentrali-
zados adscritos at Ministerio de Agricultura, la Federación de Cafeteros, ci
Banco Ganadero, y al mismo tiempo se establecia la participación de las aso-
ciaciones de campesinos en las Juntas Directivas de los principales organismos
del sector agropecuario, entre ellos en el Instituto de Mercadeo Agropecuario
IDEMA, en ci Instituto Colombiano de la Reforma Agraria y en el INDERE-
NA. Sin embargo, la Sociedad de Agricultores de Colombia no fue incluida
ni en el Consejo Asesor ni en los Institutos, no obstante to cual el tono con
que la Sociedad se dirigia at Mimstro de Agricultura de entonces, era rnucho
más matizado y solicitaba muy respetuosamente no solo que fuera invitado
permanente en ci Consejo, sino tambin que se le incluyera en algunos de los
organismos como el ICA, INDERENA y el INCORA. Por supuesto durante ci
gobiemo de Pastrana, colaborO activamente en Ia creaciOn, discusión y puesta
en marcha del Fondo Agropecuario, creado pot la Ley 5a., de 1973, ash como
to referente al nuevo estatuto agrario o Ley 4a., de 1973 y sus respectivos
decretos reglamentarios.
Dc hecho la Sociedad de Agricultores de Colombia tomO como bandera
suya la del Forido Firianciero Agropecuario, organizando foros para explicar
la nueva politica oficial de capitalizaciOn del campo y tomó igualmente plena
participaciOn en la discusiOn y regiamentación de los fondos regionales de
capitalizaciOn social.
Naturalmente se opuso a la Renta Presuntiva y a los niveles mInimos de
productividad en el sector agropecuario, como veremos más adelante 53 .
En general segUn to que se ha visto, ni ci clima politico, ni la dispersion
gremial, ni ci poder politico real de la Sociedad de Agricultores de Colombia,
permitian una mayor influencia sobre las determinaciones de poiItica econO-
mica, aparte de que la complejidad de ésta polItica necesariamente i.mplicaba

53. Vase Revista Nacional de Agriculture, noviembre de 1973.

282
contradicciones entre los diferentes gremios que hacIan todavIa más dificil la
acción de la Sociedad de Agricultores de Colombia, en el sentido de influir
sobre poilticas especIficas en su propio beneficio.
Sin embargo, si se miran ya no las posibilidades de presion sobre la polItica
económica sino la actividad en torno a los procesos legislativos en materia de
estrategias agrarias, especialmente en to que hace a la Ley 135 o sus rnodifica-
ciones posteriores, se observa un papel mucho más importante que el referido
a la poiltica econOmica, to cual sugiere que at menos en estos auios tenIa mu-
cha mayor capacidad de acceso at parlamento que at poder ejecutivo. Deten-
gmonos entonces en el papel de la S.A.C. frente ala legislación Agraria.

3. - La S.A.C. frente a la Reforma Agraria

Durante los alios 50, las estrategias agrarias del pals están caracterizadas
por to que Hirschman denomina "el empleo de las armas fiscales" endereza-
das a estimular el paso de la agricultura a las tierras fértiles y al mismo tiernpo
buscarido modernizar esta agricultura, haciendo que el ganado se desplazara a
las zonas quebradas de acuerdo con el diagnóstico y las recomendaciones de la
misión Currie cuyo informe fue presentado at gobierno en 1950. Para ello la
misión Currie proponIa que se estableciera un impuesto sobre las tierras que
no fueran debidamente explotadas, aplicándoles el impuesto predial en vigor
(del 4 por mil) sobre el valor tasado a predios que no obtuvieran un beneficio
normal o mayor. Como ejeniplos se citaron el 10 y 14Yo como rendimiento
normal en dos clases de tierras fértiles.
Si el rendimiento era inferior, el impuesto predial irIa aumentando gra-
dualmente hasta Ilegar a un 4Yo del valor tasado en el caso de que el rendi-
miento fuera nub.
Con ello se buscaba no solamente un incentivo para intensificar la activi-
dad agricola sino también inducir a los terratenientes a vender sus predios at
minifundista y asI bajar los precios de la tierra, con to que, conforme a Currie,
se lograrla la mejor expbotación de la tierra, y eventualmente su mejor dis-
tribuci6n54 .
S610 unos meses inds tarde, la idea se habIa reducido a aplicarla solamente
a las ilanuras fértiles y a disminuir en la mitad el ritmo de tributación progre-
siva previsto en el informe original.
El Comité nombrado por ci gobierno para estudiar la idea, acabó archiván-
dola y recomendando mds bien una serie heterogénea de medidas de fomen-
to agropecuario, estudios topogrdficos, crédito agrIcola, asistencia técnica, etc.
Durante el gobierno de Rojas Pinilla, se ordenO que se incrementaran auto-
máticamente el valor de todas las tierras con arreglo a un coefIciente igual que
el aumento del costo de la vida registrado desde el idtimo avalüo de la tierra,

54. Lauchlin Currie Bases de un pograma de Fornento para Colombia, pp. 383 y rs.

283
pero sOlo tres meses despus se dispuso que a partir de entonces el avalOo de
los bienes rurales se hiciera por declaración del propietario ante la Junta Mu-
nicipal de Catastro, amenazando con tomar este valor como base de indemni-
zaciOn en el caso de que las tierras fueran expropiadas. La medida tenIa más
bien un carácter de amenaza y no parece haber tenido mayor relevancia. La
Junta Militar por su parte expedia el Decreto 0259 en parte como resultado
de un nuevo informe de una misión del Banco Internacional de Reconstruc-
ciOn y Fomento BIRF, dirigida por S. Steuart en el que se recomendaba el
empleo del mecanismo fiscal, poniendo en manos del Instituto Geográfico
previamente rehabilitado la tarea de hacer el avaldo del predio.
Nuevamente bajo la Presidencia de Lieras Camargo, a mediados de 1958,
se apeló a nuevas propuestas fiscales, no excesivamente alejadas de las pro-
puestas de la misión y, que tampoco lograron prosperar55 .
AsI, 10 años después de la propuesta original de Currie el hecho es que se
habIa ilegado con las manos casi vacias en opinion de Hirchsman. Segin él,
el fracaso radicaba simplemente en que no se tenIa un medio de clasificar y
avaluar las tierras. No podria, sin embargo desestimarse la labor de presión
que desempeflaron los gremios respecto a estas medidas56 .
En efecto, desde la presentaciOn misma de la propuesta, la S.A.C. inicio
una serie de debates no solamente en las reuniones internas del gremio sino en
la Revista Nacional de Agricultura y en la prensa, encaminadas a combatir el
Informe Currie y sus recomendaciones.
Para empezar, se acusó a Currie de haber trasplantado a Colombia las tesis
del economista americano Henry George, que habIa propuesto cosas similares
"de marcada orientación socialista" y para terminar se señalaba también
cómo "en épocas ya un poco lejanas el eminente colombiano Dr. Jorge Eliécer
Gaitán en su conocido libro, "Las ideas socialistas en Colombia", elogió las
tesis del iluso tratadista SajOn y en nuestros dIas otro valor intelectual sustan-
tivo, el Dr. Antonio Garcia en su ensayo "PlanificaciOn Municipal", hace el
más cálido elogio de los postulados Georgianos"57 .
Por su parte, La Sociedad de Agricultores del Valle, calificaba como más
importante fadiitar crëditos y maquinaria barata "que las teorIas artificiosas
de los economistas foráneos". Notas siniilares fueron enviadas por las diversas
Sociedades de Agricultores.
A su turno Ramón Gómez Sierra miembro directivo de la S.A.C., en una
conferencia dada en los salones de ésta, anotaba que "pretender que hay una
oligarquIa latifundista en Colombia y que por esto se ha de socializar el pro.

Albert Hirchsman, Estudjos sabre Politica Econô,nica en America Latina, Edicio-


nes Aguilar, p. 143.
Véase el relato de este punto on Hirchsman pp. 143 y ss y p. 152.
Carlos Echeverry Cortés, en el artkulo "El impuesto a los Campos" on Re'. Nal.
de Agricultura, No. 553, mayo de 1951. También declaraciones a El Espectador, mayo
8de 1951.

284
blema de Ia tierra es una necedad o ignorancia de la realidad del pals o quizás
simple demagogia"58
En noviembre de 1951, la Sociedad a través de su Presidente, se pronunciO
oficialmente dando razones por las cuales consideraba inaceptable la propues-
ta de Currie. Estas razone s eran unas de carácter doctrinario y otras de carácter
técnico.
Las doctrinarias hacian alusión de nuevo a la identificación entre Currie y
la tesis clásica del socialismo de Henry George y en cuarito a las técnicas,
simplemente consideraba ms práctico para resolver la situación de escasez de
tierra de los campesinos, el establecer un gran plan de colonización y parcela-
ción debidamente estudiado y estructurado y ayudado por la técnica agron6-
mica59 .
Estos eran por supuesto los pronunciamientos externos; sin embargo, la
actividad desplegada por la Sociedad on contra de la propuesta de Currie fue
más allá, hasta una campauia para convencer al propio Ministerio de Agricultu-
ra y Ganaderla de que objetara la propuesta.
En la sesión del 5 de junio de 1951, Carlos Echeverry Cortés informaba
que no obstante la insistencia de los miembros del comité de desarrollo eco-
nómico encargado de evaluar el Plan Currie, en apoyar el impuesto a la tierra
"la semana ha sido en extremo grata para la Sociedad por las siguientes razo-
nes:
lo. La Sociedad ha tenido éxito al lograr el apoyo del Ministerio de Agri-
cultura y Ganaderla;
2o. Ha sido preparado un Decreto por el dignatario de la cartera de agricul-
tura, Dr. Alejandro Angel Escobar, que francamente toma en cuenta los pro-
blemas que afrontan los agricultores y propone medidas para solucionarlas
como el caso de las declaraciones de Renta y Patrimonio, que de acuerdo con
el proyecto de decreto, serán liquidadas en forma quinquenal".
Y a su turno enviaba un telegrama a los miembros de la Sociedad de Agri-
cultores Departamentales que decla: "Sociedad de Agricultores, Medeilln,
Tenaz persistente campafla hemos librado fin gobierno no castigue agriculto-
res y estimiilelos para que aumenten producción agricola nacional, ha culmi-
nado con excelente proyecto decreto presentan agricultura prensa pOblica
hoy; como misión Currie sigue sosteniendo sus conocidos argumentos, con-
vendria felicitar Ministro de Agricultura, tan alentador proyecto Ley. Firma-
do: Carlos Echeverry Cortés, Presidente Sociedad de Agricultores de Colom-
bia"60 .
A su vez, la Sociedad invitô a Policarpo Castillo, para emitir opiniones sobre
ci nuevo decreto, puesto que habIa sido director de Impuestos Nacionales

58. Véanse las Comunicaciones de la Sociedad Departamental en la Revista Nacional


de Agricultura, mayo 1951, y el artIculo de Ramón Gómez Sierra "El problema de Ia
Tierra" en Revista Nacional de Agricultura abril de 1951.
59, Revista Nacional de Agricultura, novieinbre de 1951.
60. Libro de Actas de la S.A.C., sesión dejunio 5 de 1951.

285
durante algdn tiempo, quien se extendió largamente en todas las dificultades
operativas que Ia propuesta de Currie tenIa y en las ventajas del nuevo proyec-
to que presentaba el Ministro de Agricultura.
Igualmente, se enviaron solicitudes a las diferentes embajadas de Colombia
en el mundo, solicitdndoles los precios de las tierras en cada uno de los paIses
donde se encontraban, a fin de demostrar cómo la tierra en Colombia debIa su
alto precio en granparte a la inflaciOn y no a la especulación de los propieta-
rios61 . Igualmente la Asociación Colombiana de Criadores de Ganado Nor-
mando y Pardo Suizo, mediante convocatoria de la S.A.C., hizo conocer sus
objeciones a la propuesta; finalmente la Sociedad invitó al propio Currie para
que conociera de boca de un grupo de agricultores sus opiniones sobre el
proyecto de gravamen de las tierras deficientemente explotadas.
Currie al parecer habi'a mesurado rThls su idea, pues además de sugerir en
esta reunion frente a los agricultores, un aumento del capital de la Caja de
Crédito Agrario y planes en gran escala de irrigación y desecamiento, liniitaba
su propuesta al gravamen a las tierras deficientemente explotadas y a algunas
otras regiones de topografIa plana y de suelos fértiles como la sabana de Bo-
gotd y el Valle del Cauca; el gravdmen sOlo afectarIa a fmncas con area mayor
de 75 hectreas on los climas frIos y de 1.50 en los climas cálidos; el gravamen
serIa además para aquellas fincas que produjesen menos de determinado por-
centaje sobre el valor de los mismos inmuebles, pensándose en el 89'o para las
fincas de los climas fri'os y 10% para las de los climas cálidos. El impuesto
a cobrar serIa el predial, el agricultor podrIa declarar el valor de su propiedad,
pero darIa opciOn al Ministerio de Agricultura para la adquisicion de Ia mis-
ma. Para fijar la productividad de Ia finca, el agricultor podrIa escoger en tres
anos el de mayor rendimiento e incluso declaraba que se habia pensado en re-
bajar los impuestos a fincas que produjeran más del 81o62. La primera esca-
ramuza, pues, habIa sido ganada.
El Decreto 0259 sobre avaldos catastrales, corriO con igual suerte. Tan
pronto fue expedido, la Sociedad de Agricultores enviO una comunicaciOn
elaborada por una comisiOn especial nombrada para el efecto, en la cual mani-
festaba que si bien el Decreto tenIa una finalidad plausible, para que "se oiga
a los propietarios al hacerse la fijación del precio de sus inmuebles para fines
fIscales, y el de que se actualice aflo por año el justo precio de ellos", el
conjunto de disposiciones del Decreto no correspondIa a la bondad de la
idea general expresada, ya que al suspenderse la vigilancia y revisiOn de los
catastros que hacia el Instituto Geogrdfico dentro de normas técnicas, se po-
nfa en cuestiOn al estatuto jurIdico de cada propiedad, quedando por supues-
to en manos de la arbitrariedad del Instituto, y anotando cómo el regimen

Actas icc. cit.


Véase Libro de Actas, mayo 22 de 1951. También Actas,marzo 13 yabril 31 de
1951 y la Revista Nacional de Agricultura, No. 561, enero de 1952. También diaiio El
Espectador, mayo 7 de 1951, p. 3.

286
de minifundio que existIa en muchas regiones del pals, se verla gravemente
afectado porque en virtud de la parcelación excesiva, éstos habIan liegado a
tener precios comerciales que no estaban en relacián con su productiviclad,
además de otras observaciones atinentes a la implementación del Decreto.
El gobierno no respondiO a estas observaciones y más bien invitó a la
AND! y a FENALCO, pero no quiso recibir ala SA.C., para discutir el asunto
del catastr063 . Con todo, el decreto jamds se puso en vigor, ganándose pues la
segunda escaramuza.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos gubernamentales por buscar una po-
utica para promover la agricultura sin afectar la propiedad, varios factores
venlan confluyendo para presionar una reforma agraria, factores que iban
desde la constataciOn de la ineficiencia de Ia agricultura hasta el resurgimiento
del malestar rural y que concluyen en los debates sobre la Ley 135.
Retengamos acá los elementos esenciaIes.
En primer trmino, de tiempo atrás diversas misiones, entre ellas la
misiOn de la CEPAL, la rnisión del Banco Interamericano, la FAO, la misión
Lebret, la propia misiOn Currie habIan venido serialando la ineficiencia de la
agricultura, proponiendo seglin se anotó distintas alternativas para promover
la producción y la productividad de la tierra; por otra parte, desde 1955 se
acentuó el crecimiento de los precios de los productos básicos agrlcolas, lo
que de nuevo puso sobre el orden de Ia discusión La eficacia productiva del
Agro. Adicionalmente desde 1958 comienzan a experimentarse, especialmen-
te en las tierras de Cundinamarca, recurrentes invasiones de tierras que se
acentian en los años 1959 y 1960, conjuntamente con innumerables hechos
de abigeato que planteaban de nuevo la posibiidad de una revuelta agraria
igual que la de los años 30.
Asi por ejemplo, el Comité de Cafeteros de Cundinamarca expresaba en
1959 en un memorando enviado al gobiemo los siguientes puntos:
lo. El problema de la invasián de tierras es un problema comunista;
2o. La sisteniática denegación de justicia por parte de las autoridades de-
partamentales;
3o. Los problemas de Cundinamarca localizados en Viotá y Tibacuy;
4o. La invasion comenzO con un reducido nümero de invasores y la falta de
rapidez y efectividad de las autoridades ha convertido un caso aislado y sim-
ple de policla en un problema de magnitudes incalculables, ya que el mundo
comunista alista nuevos contingentes para invasiones en masa;

Vëase libro de Actas julio 6 de 1958 y Revisra NacionaldeAgricultura No. 591,


juLio 1958.
Las controversias sobre la expedición de la Ley 135 pueden verse en 1-Lirschman
op. cit. Tamblén se encuentran indicaciones sugestivas en varios de los ensayos del Libro
Tierra, JO ensa or sobre la Reforma Agraria en Colombia, Ediciones Tercer Mundo, Bo-
goal 1964.

287
5o. El Alcalde de Viotá, lanzó una sentencia de lanzamiento que fue noti-
ficada al apoderado del propietario de los terrenos invadidos y la Gobernación
de Cundinamarca ordenó que no fuera notificada a los invasores;
6o. La organizaciOn comunista encargada de la dirección de las invasiones,
está emitiendo bonos de invasion a $3.00 fanegada, incluyendo en este valor
la invasiOn y localizaciOn del lote;
7o. El movimiento comunista estd ejerciendo coacciOn sobre los trabajado-
res para obligarlos a usurpar parcelas en los terrenos invadidos;
So. Los propietarios aceptan cualquier soluciOn que no contenga medidas
que traigan menoscabo para la propiedad privada65 .
En otros lugares del pals, los movimientos armados remanentes de la vio-
lencia especialmente en el caso del Tolima, venlan presentando tambiën arne-
nazas en algunas areas campesinas de la cordilera central66 .
Adicionalmente, los efectos creados por la violencia, afectaban enorme-
mente Ia agricultura mediante la IiquidaciOn de la industria ganadera en el Sur
y Oriente del Tolima y parcialmente en el Huila, Norte del Cauca y vastas
zonas de Antioquia, provocaban adernás la ruina de los cafetales, el incendio
de centenares de casas en areas urbanas y de milares en las zonas rurales, la
extinciOn de la industria porcina y avlcola, el saqueo de los negocios, la desa-
parición de caminos por obligado abandono, la prdida y depreciaciOn de ele-
mentos de labranza, etc., segCrn la descripciOn de German Guzmin 67 .
Desde el punto de vista politico por otra parte, en 1960 los movimientos
de oposiciOn, en particular Ia izquierda y el MRL, hablan tenido avances sig-
nificativos que Ilevaban al establecimiento a proponer alternativas de recupe-
raciOn de su legitimidad polltica.
En opiniOn de Hirschman este fue uno de los factores importantes, toda
vez que el partido liberal presentó la propuesta de la Reforma Agraria en par-
te como una alternativa frente a los avances de los grupos de oposici6n68 .
Además, no puede olvidarse el impacto de la Revolución Cubana sobre el
escenario politico y social latinoamericano que acentuaba todavla mas la no-
cesidad de un elima de reformas. En este contexto, los proyectos para impul-
sar el desarrollo de la agricultura y mejorar el nivel de vida de las masas cam-
pesinas, empezaron a menudear. La propia Sociedad de Agricultores de Co-
lombia, desde fines de 1956 inició importantes estudios sobre esta materia,
no en términos de redistribución de la propiedad, sino de estlmulos a la acti-
vidad agropecuaria.

Véase Libro de Actas, noviembre 25 de 1958.


Véase Darlo Fajardo Haciendas Campesinas y Poilticas .4grarias en Colombia
1920, 1980. Ediciones Oveja Negra, Bogota 1984, También Gonzalo Sanchez Randoleros
Gamonales y Campesinos, El Ancora Editores, Bogota, 1983.
German Guzmán Et al, La violencia en Colombia, Ediciones Tercer Mundo, Bogo-
tap. 293.
Véase l-Lirschman op. cit.

288
Por su parte, el Ministro de Agricultura, Augusto Espinosa Valderrama on
asocio de varios colaboradores que conocian bien la legislaciOn, redactó dos
proyectos parciales de reforma que presentó on 1959 a la Cámara de Repre-
sentantes sobre cantratos de arrendamiento y division on sucesiones y sobre
utilización económica de la tierra y regimen de baldIos abriendo con ello la
discusiOn sobre ci tema de Ia Reforma Agraria.
En 1960 se produjeron varios proyectos de iniciativa parlamentaria,
cuatro en el Senado y dos en la Cámara de Representantes, que vale la pena
recordar:
El Proyecto No. 79 sobre Reforma Agraria presentado a Ia Cámara el 8 de
agosto por el MRL y publicado en los anales del Senado, Proyecto que con..
tiene 33 articulos y en el que se establecia un tope máximo a la propiedad
rural de 400 hectáreas, con algunas excepciones para expropiar todos los
excedentes baja razones de equidad "que exoneran de indemnizacián y se
decreta por el propio legislador la expropiación de tierras ocupadas por los
arrendatarios, aparceros, colonos, etc.", dentro del avance revolucionario
propio de ese movirniento que descarta en la propiedad segiin lo anotaba un
comentarista, ci concepto de derecho natural, para sostener que ha sido sus-
tituido lntegramente por of de una funciOn social. Hernán Toro Agudelo,
ponente de proyecto fue opuesto al mismo después de un análisis y debate.
El proyecto No. 37 sobre regimen de baldlos presentado por Gilberto
Arango Londoflo, que sin embargo no tocaba los problemas referentes al
minifundio y iatifundio existente y más bien se resolvIa por intensificar las
colonizaciones que operaban en los baldios, contemplando parcelaciones de
500 a 1.200 hectreas, adjudicaciones hasta de 200 hectáreas para agricultu-
ra y 1.200 para ganaderia con unidad mInima de 25 hectáreas.
Por su parte, Jesus Maria Arias, quien habIa sido directivo de la Sociedad
de Agricultores de Colombia y quien después serla ponente en ci segundo
debate del Proyecto de Ley de Reforma Agraria, presentó otto proyecto
"sobre regimen agrario en Colombia"; paralelo al de Arango Londono; tam-
biCn en el Senado se presentó un proyecto por Alvaro GOrncz Hurtado sobre
corporacianes regionales, aunque no era estrictamente sobre Reforma Agraria,
pretendla ser al menos un sustituto de Csta y on el que básicamente proponla
transferir Ia propiedad de los baldlos nacionales a esas corporaciones. El sena-
dor José Vicente Lafaurie, también miembro de la Sociedad de Agricultores
de Colombia, presentô un proyecto por el cual se dictan normas sobre erradi-
caciOn del minifundio y la subdivisiOn de los predios, contempiando llmites
a la unidad minima de explotaciOn que debla establecer el gobierno nacional
por medio de decretos en cada zona del pals, acogiéndose a la extensiOn mini-
ma de 3 hectáreas con adecuadas excepciones y hasta Belisario Betancur, pre-
scntO un proyecto en el cual se solicitaba se deciarara de utilidad pOblica ci
predio La Pradera en Subachoque con extensiOn de 800 hectáreas para que
fuera parcelado.
AsI pues, cursaban en 1960, 9 proyectos en ci Senado, incluyendo los pre-
sentados por el gobierno sobre Reforma Agraria.

289
.UUICA AGPCU...tjMfr
Frente a esta profusion de propuestas y teniendo en cuenta que existian
varios otros redactados por gremios agrarios como la Sociedad de Agricultores,
la ConfederaciOn Colombiana de Ganaderos, la Federación Agraria Nacional,
etc., to cual contabilizaba en total 14 proyectos muy disimiles y de orienta-
ciones diferentes, el gobierno del Frente Nacional optO por constituir una
entidad que agrupara tendencias y gremios y lo hizo creando el Comité Agra-
rio Nacional, para que redactara un anteproyecto que tuviera en cuenta aque-
ilas iniciativas, las coordinara y las adicionara, de modo que el Comité pudiera
dar la esperanza de obtener para las reformas el mayor respaldo posible en los
partidos polIticos, y en los grupos de las fuerzas laborales de los gremios, de
las autoridades eclesiásticas.
Este comitd elaborO un anteproyecto de Reforma Social Agraria que fue
acogido como proyecto por el gobierno y presentado at estudio y decisián del
Congreso Nacional, el cual a su yea debatiá arduamente y durante innumera-
bles sesiones el proyecto presentado por el gobierno, hasta ilegar a una dificil
transacciOn polItica teniendo como resultado la Ley 135 que fue sancionada
el 13 de diciembre de 196169 .
Mal podrIa, bajo este crimulo de circunstancias, resultar un proyecto media-
namente coherente; el Doctor Alfonso Lopez Michelsen en la discusiOn de Ia
Ley 135, opinaba: "el no haber sabido siquiera interpretar el áni.mo de sacri-
ficio que existiO en el momento dado en que la oligarquIa colombiana at ha-
cer concesiones para prestarse a una Reforma Agraria, de veras hizo que en su
lugar se voten un plan de parcelaciones, un plan de irrigaciones y desecacio-
nes que nos hace preguntar, en dOnde se ha quebrantado Ia propiedad de
tierras en Colombia, en dOnde se ha afectado el latifundio, en dOnde se ha re-
fundido el minifundio en cooperativas a unidades de desarrollo en Colombia,
en ninguna parte"70 .
De hecho la Ley resultante se diferenciaba enormemente no solo de la
propuesta original del gobierno, sino aUn del proyecto de la comisión. HabIa
ocurrido que a través de las discusiones y transacciones se habfan reorientado
los propósitos originales de la Reforma Agraria, tal como se observa en el
cuadro No. 9.
No es del caso entrar a examinar aquI Ia realidad de la Ley No. 135 y sus
alcances efectivos; nuestra preocupación es por ahora mostrar cuál fue el pa-
pel de la Sociedad de Agricultores de Colombia en esta discusión.

Para este relato por demás curioso, véase la ponencia de JesOs Maria Alias en
i-Iistoria de las Leyes 2a., etapa Legislatura de 1961, Edic. ordenada por ci honorable
Senado de Colombia, dirigida, anotada y concordada por Joaquin Pinthn Quijano, jefe
de Historia de las Leyes, pp. 228 y ss. Pars la sustentación del proyecto original véase
la Rev. Na!, deAgricultura de enero de 1959.
Alfonso Lopez Michelsen, citado por Hernado Gómez BuendIa en Alfonso Lopez
Michelsen: un examen critico de su pensarniento y de su obra, Edic. FEDESARROLLO,
Tercer Mundo, Bogota, 1978, p. 294. En este texto pueden verse igisalmente las criticas
de LOpez Michelsen, con mucho el proponente más radical de proyectos alternativos; las
diferentes posiciones, sobre la Reforma Agraria pueden verse en el libro Tierra, 10 ensa-
yos sobre la Reforma Agraria.

290
CUADRO No.9

PROCESO DE NEGOCIACION DE LAS CONDICIONES DE PAGO POR TIERRAS EXPROPLADAS


LEY 135

Poyncto angina] Peoyecto da[a


Camiatón L Ill
de Carlon Unr&

Tsarraa incultas2 Bonos a] 20/cen 30 altos; Bonos a! 20/o a 25 altos Bonos a] 20/0 a 25 altos.
sin amortizar on 5 altos.

Tierras no cultivadas Bonos at 30/c a 20 altos;


adecuadamente. sin anaortizar on 2 altos.

Tierras cultivadas ade- Bonos a! 60/0 a 15 altos° 50.000 pesos on efecti- 200/o dat valor de Is propiedad, en
cuadamente, palo por vo; resto an bonos al efectivo, pero no mIs de 100.000 pa-
medio de arrendatarios 70/6 a 15 altos sos ni menos de 75.000; resto en 8
y aparceros5 . ptazos anuales iguales (no negociablea)
at 40/0 sin interés4 .

Otrs tierras cultivadas Bonos at 60/c a IS altos Primeros 200.000 pesos 200/0 let valor sic Ia propiedad, en
adecuadamente. en efectivo; 500.000 efectivo pero no mis de 300.000 pa-
pesos siguinntes on bo- sos at me005 de 1 50.0003; resto en 5
noa a] 70/0 2 15 altos ptazos anuales iguales (no negociables)
segsin valor en mercado; a! 60/0 de interls°. Expropiaciltn per-
ci resto en bonos corn- mitida slt!o en determinadas condicio-
pul.ados at valor nomi- ties expresamente fi.iadas.
naL

Llocumenio de traboja. sian. 5. del Acre let Cosnill Nadorat Agraeio.


2 Qua no pueden see confisradas autonslticarnente en virtud dat anliesto 6 dna Lay 200.
Sienspen qua, clara end. Is propiedad sea valorada en mis dense minimo.
0 lassos at 7 pox 100 a 15 altos, a opelsiss let propietano expropiado.
Y sin costeibscids admissistestiss o tjna,scjeea dcl peopietanio.
6 La proyuesta sic Jesus no entublecin dilnensejas antic las disibstas clases In llamas cultivadas adeeuadamente.
Puente: Albert 0. }Iirschnsan, Estadios sob,e Politico Econtimke en Arn&ica Lntino (en core bade a! progreao)'
Ed. Aguitar, Madrid, 1964, pIg. 167.
De entrada, la Sociedad de Agricultores de Colombia en 1959, estabieciO
que el proyecto inicial presentado por el Ministro de Agricultura era inacep-
table y que era una Reforma que adolecIa de faltas fundamentales que la
hacIan inaplicable.
De hecho ci Decreto presentado por ci Ministro de Agricultura, estatuIa
que las tierras agrIcolas podrIan revertir al Estado, después de 5 años de ser
aprobado por la Cámara silas obligaciones establecidas en 61 no se cumplIan
por parte de los propietarios. Estas obligaciones incluIan entre ci 40% y ci
80% del area total de cada propiedad que deb Ian ser incorporadas a las acti-
vidades productivas, sin embargo, la Sociedad de Agricultores de Colombia,
era de opiniOn que mientras no se les suministraran los medios necesarios
para cultivar el area exigida, mal podrIa esta incorporarse.
Par otra parte, ejemplificando con bl caso de Municipios de Ia Sabana de
Bogota, ya estudiados por ci Instituto Geográfico, en los cuales se contempla-
ba un area de 36.000 fanegadas, se argumentaba que serIan necesarios 601
equipos de maquirlaria agrIcola con un costo que alcanzarIa $60'000.000, io
que por supuesto ejemplificaba la imposibiidad de incorporar estas tierras,
estimándose que para incorporar todas las tierras del pals, tai como Jo prevIa
ci decreto, se necesitarIa cerca de $16000 milones de pesos de entonces 7' y
al mismo tiempo la Sociedad nombrO unas comisiones para que se pusieran
en contacto permanente con ci Parlamento para convencerlo de quc se opu-
siera a! decreto.
Además de los innumerables mensajes enviados al Congreso y al Ministerio
de Agricultura, Ia Sociedad decidiO esta vez acoger y apoyar la operaciOn
Colombia presentada por Currie coma alternativa a la Reforma Agraria.La
Sociedad "se pronunciO sobre ci particular pues ci problema social es ci más
grave de los que se han tenido en cuenta con ci proyecto de la Reforma
Agraria".
Sin embargo, al conocerse que la Comisión Tercera de la Cámara iba a
aprobar ci proyecto y que ci propio Presidente del pals Dr. Lieras Camargo
habIa aclarado y advertido que no consideraba la OperaciOn Colombia aplica-
bie, se optO por una estrategia distinta consistente en redactar un manifies-
to dondc se puntualizan "en forma dipiomática las observaciones de fondo e
incongruencias que se hayan encontrado en ci proyecto", tratando de conse-
guir ci respaldo escrito de otros grenhios ganaderos, arroceros, etc., para asI
dane más fuerza a la opinion de la Sociedad74 .
Seguidamente la Sociedad impulsó una campaña para indicar los defectos
de la Ley, señaiando las posibies soluciones, pero aceptando que toda yea que

Libro de Actas febrero 17 de 1959. Para las posiciones y propuestas alternativas


de la S.AC., sobre estos aspectos, véase Rep. Nal. de Agricultura No. 647, marzo de
1959.
Libro de Actas, noviembre 22 de 1960.
Libro de Actas, agosto 10. de 1961.
Libro de Actas, julio 4 de 1961.

292
la Reforma Agraria Social se iba a aprobar, serIa inconveniente pronunciarse
en contra de ella 7 -
Enseguida, ci Presidente de la Sociedad informa sobre sus actividades en ci
Comité Agrario que ha venido trabajando intensaniente:
"lo. La parte de las expropiaciones está suspendida mientras que se busca
una fOrmula que conciie los intereses de los actuales propietarios y del go-
bierno;
2o. Debe existir una discriminaciOn, tomando primero para la Reforma
Agraria las tierras ptblicas aledanas a los centros de consumo y luego las tie-
rras de particulares mal atendidas y en t'iitimo lugar las tierras debidamente
cuitivadas que se hicieran necesarias para resolver los problemas sociales, pero
solo en casos de extrema necesidad y señala: "La Reforma Agraria tiene como
partidarios al clero y al gobierno, la opiniOn püblica y no se Ye manera de evi-
tarla y ci Presidente pregunta a la Junta Directiva si en una transacciOn se pue-
de aceptar la expropiaciOn de tierras cultivadas, pagando la niitad on dinero y
ci resto en un bono cotizable como las Cédulas 1-lipotecarias, pagándolas a su
valor comercial, mitad en dinero y mitad en bonos similares a las cédulas del
Banco Central Hipotecario".
La proposición fue votada afirmativaniente76 . ProposiciOn que se llevO
por supuesto a! Comité Nacional Agrario. Entre tanto Ia Sociedad, a través
de Ia Revista Nacional de Agricultura, seguIa enviando mensajes, mucho más
cautos por supuesto. que las discusiones internas (de hecho ci nuevo proyec-
to aprobado y convertido en Ley contemplaba muchas de las sugerencias he-
chas por la Sociedad de Agricultores de Colombia mediante el Cornité Nacio-
nal Agrario)".
Despuës de innumerables discusiones en ci Congreso, ci proyecto fue apro-
bado en la sesiOn del 22 de noviembre de 1961, dejándose constancia por par-
te del grupo de representantes conservadores doctrinarios, quienes aduciendo
que Laureano Gómez y el Directorio Nacional del Conservatismo, fueron los
autores de la iniciativa de una Reforma Integral que liabIa sido apropiada por
Lieras Restrepo, desnaturalizándola, se alentaba a los conservadores sobre ci
engaflo que significaba para ellos la Reforma Agraria de Lleras Restrepo. El
Movimiento Revolucionario Liberal por otra parte, dejó constancia expresa de
su voto negativo al proyecto de Ley, aunque por razones distintas considerán-
dolo menos que tfmido.
Una vez convertido ci proyecto en la Ley 135 de 1961, la S.A.C. la saludó
en términos bastante entusiastas. 011verio Lara, presidente entonces de la So-
ciedad de Agricultores de Colombia, la liamaba "la más acertada providencia
que jamás se haya adoptado, para poner en las manos de los trabaj adores los

Libro de Actas, octubre4 de 1961.


Libro de Actas, octubre 10 de 1961.
Para una sIntesis de estas discusiones véase esencialmente ci Libro de Actas, marzo
28, 31, abril 7 y mayo 5 de 1959 y agosto 30 de 1960.

293
medios apropiados para desarrollar iniciativas... "La Sociedad de agricultores
de Colombia, se propone contribuir con todos los medios de que dispone para
lograr que la Ley de la Reforma Social Agraria, dé los mejores resuitados,
porque está convencida de que esta Ley no es una amenaza para los verdaderos
trabajadores y en cambio es un correctivo de graves y antivas irregularidades
cuya apiicaciOn traerá mUltiples beneficios de todo orden"'.
El entusiasmo en verdad duró poco; 6 meses después el Ministro de Agricul-
tura expidió ci Decreto Reglamentario de la Ley que provocá "alarma colecti-
Va" en la S.A.C., ya que en su opinion se apartaba y excedIa los términos de la
propia Ley.
Dc inmediato la Sociedad de Agricultores de Colombia instó a las entidades
especializadas en actividades agropecuarias, en particular a la Federación Nacio-
nal de Cafeteros, algodoneros, arroceros, cultivadores de cereales, a la nacional
panelera, a las sociedades de ganaderos y las seccionales de la Sociedad Colom-
biana de Agricultores, para que se designaran comisiones que estudiaran el
decreto y ver como conjuntamente se llegaba a un acuerdo sobre la forma
omo se actuarIa frente a la reglamentación',
De hecho, ci Ministro de Agricultura, Hernán Toro Agudelo, y ci primer Ge-
rente del INCORA Enrique Peflaloa,en opiniOn de Hirschman habIan aprovecha-
do hasta ci lImite los poderes ejecutivos previstos en la Ley para establecer los
decretos reglamentarios que hacfan mucho más fuerte la Ley de lo que estaba
previsto. En efecto, en la expropiaciOn de fundos, ci Instituto de la Reforma
Agraria habia de atender al orden de prelación fijado para la Ley, pero la forma
en que se administraran esas normas, habIan de ser decididas por el propio Ins-
tituto, sin mediación del Ministerio de Agricultura; se autorizó igualmente a!
Instituto a prescindir del orden de prelación establecido, procediendo a la ex-
propiación de fundos adecuadamente expiotados junto con otros, Si se compro-
base que ci propietario poseyera más de 1.000 hectáreas en uno o varios fundos
en diferentes partes del pals, al tiempo que se establecIan condiciones muy
rigurosas para determinar si una propiedad estaba adecuada o no adecuadamen-
te cultivada.
Por ejemplo, se exigIa que la propiedad rindiera por lo menos ci 6Yo de su
valor comercial y se decidia por Decreto la base de avaiUo de fundos que se
habian de expropiar, entre otras providencias que fijaban los decretos regla-
mentarios y además se estabiecia que ci precio de todo fundo no podia ser
mayor que el avaiCto catastral más un 309'o, sea que se tratara de arregios ami-
gables o de expropiación de tierras incuitas, madecuada o adecuadamente cx-
plotadas sin excepción alguna y sin exceptuar incluso las aiteraciones de orden
pUblico como excusa para la no adecuada explotación °.

Véase el artIculo de Oliverio Lara B. "Un programa de expansion agropecuario,


agricola y ganadera", discurso de posesión como presidente de Ia Sociedad de Agricultores,
en la Rep. Nal. de Agricultura, No. 680 de diciembre 1961 enero 1962, P. 6.
Libro de Actas,junio 19 de 1962.
Véase Hirschaman op. cit., pp. 173 y ss y Rev. Nal. de Agricultura, No. 687, julio
de 1962.

294
De inmediato la Sociedad contrató a Rodrigo Noguera Laborde para que de-
mandara el Decreto Reglamentario, lo cual se hizo en cerca de 28 de dichos
artIcuios, demanda que se presentó oficialmente por Ia Sociedad de Agriculto-
res de Colombia ante el Consejo de Estado. De hecho, previamente se habia
discutido y planteado ante el Ministro de Agricultura la posibilidad de reformar
los Decretos para evitar la demanda sin ilegar a ningün acuerdo.
A su turno, la Sociedad, para dar via libre a esta demanda, pubiicó un folie-
to en ci cual se exhaltaba ci principio de la solidaridad social "en forma de rele-
var de cualquier cargo a la S.A.C., y se explicará cómo la demanda va principal-
mente en favor del pequeflo propictario, carente de medios para su defensa, de
los que 51 pueden contar los agricuitores en grande.
Se ratificará muy expresamente de que la Sociedad de Agricultores de Co-
lombia es partidaria de la Reforma Agraria, pero que precisamente pretende
velar porque no se prostituya o desnaturalice". Igualmente se hizo mención en
esta discusión a una conversación con el Dr. Arango Londoño, segn ci cual el
Dr. Toro Agudelo, redactó los Decretos Reglamentarios a sabiendas de su ile-
galidad81 .
En rigor gran parte de la discusión surgla del hecho de que previamente Ia
Sociedad de Agricultores de Colombia ofreció al Presidente Lieras, lievar a cabo
las parcelaciones de las propiedades rurales, siempre que los futuros propieta-
rios recibieran la ayuda oficial que consideraran necesaria y posible, lo que en
otros tërminos significaba que a los propietarios se les pagara el valor real de la
tierra y bajo estas circunstancias espontáneamente los agricultores aceptarian
los términos de la reforma82 ,
En ci Congreso Nacional Agrario efectuado el 28 de noviembre de 1962. ci
Congreso reiteró la declaración de que los gremios agropecuarios eran partida-
rios de la aplicación de una Reforma Agraria, pero al misnio tiempo manifesta-
ba su oposición expresa a la aplicación de las normas reglamentarias que trata-
ban de "colocar esa reforma en un contexto de inconstitucionalidad y legalidad
o inconveniencia" y que silos Decretos Reglamentarios fueran anulados, ci es-
tatuto podrIa ser nuevamente acatado83 .
Por otra parte, se argumentaba que si bien la Reforma Agraria habia sido la
consecuencia de un convenio politico fundamentado en las conveniencias na-
cionales y de una inspiraciOn polltica, los Decretos Reglamentarios de esa Ley
habIan sido elaborados sin intervención de las partes, y por lo tanto se salian de
los altos propósitos que originalmente habIan tenido; "la icy de la Reforma
Agraria ha sido demandada alegando inconstitucionalidad por varias personas
ajenas a la Sociedad de Agricultores de Colombia y a los gremios agrarios;
concepto favorable a esas acciones ha emitido el señor Procurador de la Nación;
la SA.C. ha hecho otra cosa, ha cumplido con ci deber de pedir en los t6rmi-

Libro de Actas, octubre 23 de 1962.


Véase la Rev. Nal. de Agriculture, No. 691 de rioviembre de 1962.
Revista Nacional de Agriculture. No. 691, Nov. 1962.

295
nos consagrados por of derecho colombiano Ia nulidad de los Decretos Regla-
mentarios y que en su opinion, desvirtdan ei espIritu y of texto de Ia Ley de la
Reforma Agraria, es decir, la está defendiendo, esa es la '84
La diferencia aunque sutil en sl, no dejaba de ser importante; los agriculto-
res no tenlan posiciones de propio frente a la Reforma Agraria, sino posición
en torno a los Decretos Reglamentarios y particularmente en of punto atinente
al valor de la indemnizaciOn. Dc ahl que no hubieran demandado la Ley como
tal, sino en particular los articulos del Decreto Reglamentario que afectaban
inmediatamente of monto de dicha indemnizaciOn. Quizás pot eso, la oposiciOn
a Ia Ley se fue atenuando en los dos afios siguientes a su aprobación85 .
Sin embargo, of XIII Congreso Agrario Nacional, celebrado en noviembre de
1965, abrla de nuevo la discusiOn sobre la totalidad de la Reforma Agraria de-
ciarando: "que ha sido fatal para of pals la polltica de expropiaciOn de tierras
adecuadamente expiotadas, porque of sistema ha producido of alejamiento de
las inversiones y of desinimo de los agricultores, carentes ahora de incentivos,
inseguros y temerosos por las constantes amen azas de que las tierras que estin
cumpliendo una funciOn social y una conveniente producciOn para Ia economla
del pals, puedan ser declaradas de utilidad pOblica. Es iagico que con semejan-
tes perspectivas no hay colombiano alguno suficientemente audaz que quiera
invertir sus ahorros y sus energias, en crear una riqueza agrlcola o ganadera".
Asl, of Congreso Agrario Nacional pcdla al gobierno volver a estudiar las
inconveniencias nacidas de la apiicacián de la Ley para hacer las reformas nece-
sarias, de modo que "las gentes de trabajo puedan quedar libres de amenazas
y se dediquen tranquilamente a mejorar sus tierras, a crear nuevos cultivos y a
desarrollar una ganaderfa potente". Y sefialaba que of principal objetivo de Ia
Reforma Agraria dcb(a ser of incremento de la produccion y la incorporación
de tierras nuevas a la economla nacional por medio de la construcciOn de vlas
de penetraciOn y de colonizaciones apropiadas'. Estos nuevos arranques con-
tra Ia Ley se explican fácilmente.
En 1964 se invitO a Lieras Restrepo a la Sociedad a fin de que expusiera los
criterios sobre lo que debla hacer ci INCORA, subrayando de nuevo la Socie-
dad que estaba de acuerdo con la Reforma Agraria en cuanto a que las tierras
irnproductivas deblan revertir al patrimonio del Estado, mientras que las pro-
piedades privadas de las tierras explotadas deblan garantizarse, protegerse y es-
timularse. Lieras aceptO la invitaciOn y en la exposiciOn que tuvo ocasiOn de
hacer en of Congreso Agrario Nacional de ibagud, tratO de tranquiizar Ia au-
diencia sefialando cntre otras cosas la nccesidad de fortalecer los sisternas de
crédito y capitalizaciOn del sector agropecuario, aunque defcndiendo la filoso-
fia general que habla orientado la Ley 13581.

Rev. Nal. deAgricultura No. 692, diciembre de 1962, p. 6.


Véase Rev. Nal. deAgricoUijra de agosto de 1963 y diciembre de 1963.
Rev. Nal. de AgricuUura, diciembre de 1965, enero de 1966.
Véase la Revjrta Nal. de Agricultura de noviembre de 1964. Para la exposición de
Carlos Lleras Restrepo ante la Sociedad de Agricultores, véase la Rev. Nal. de Agricultura,
diciembre 1964 y enero 1965.

296
.S-t*r- 4j
..., -1 •.'!'
Sin embargo, a mediados de 1965 comenzó a pensarse en una reforma a la
Reforma Agraria, y ci propio INCORA estableció en estas iniciativas autorizar
ci poder expropiatorio sin limitaciones sobre las tierras adecuadamente explo-
tadas, asI como Ia limitación de los derechos de exclusion para los grupos fami-
hares definido un derecho de 100 hectáreas por miembro.
Igualmente se contemplaba ampliar a 15 aflos las formulas de pago para las
tierras adecuadamente explotadas que al presente tenIan un plazo de 5 auios, y
se sugerfa por parte de Enrique Peuialoza, Director del INCORA, la proposición
de establecer un procedimiento automuitico para que los pequeflos aparceros y
arrendatarios pasaran a ser propietarios de las tierras, sujetando los trminos
de indemnización a un dilatado litigio judicial.
"Quiere decir que con la interpretación y dirección de la Ley 135 no solamente
se desestimuió ha producciOn, colocando a los dueuios de la tierra casi como
infractores de la Ley, sino que ahora se pretende expropiar a toda Colombia sin
fOrmula de juicio, caprichosamente, cual si crear riqueza, integrar la economIa,
fomentar la productividad agropecuaria que solo es posible en grandes extensio-
88
nes, fuese un error y un pecado digno de expropiaciOn".
Dc inmediato la S.A.C., reaccionó contra esta posibilidad de reformar la Ley
135 en ci sentido en que la Sociedad la consideraba como atentatoria contra ci
derecho de propiedad y sugerIa entre otros aspectos que si bien era nccesario
agilizar los trimites de la Reforma Agraria, era iguaimente necesario que Ia tie-
rra adecuadamente explotada no fuera materia de expropiación, sino en aquellos
casos que se requirieran para planes especIficos e imprescindibles y su pago, en
dste evento, debiera hacerce en trminos y condiciones conierciales, luego suge-
na que la retroactividad contemplada on el proyccto no era aceptable, asI
como no era aceptable ampliar los plazos de la legislacion agraria on los casos
en que las tierras fueran vendidas al instituto on forma voluntaria89 - En una cx-
tensa declaración aprobada por unanimidad, ci Congreso Agrario Nacional Ex-
traordinario celebrado en abril de 1967, la Sociedad de Agricultores volvIa
sobre ci tema seflalando que si bien no era enemiga de Ia Reforma Social Agra-
ria puesto que desde el principio hab(a actuado en su gestación y desarrollo y si
bien la sociedad no amparaba ni respaldaba a los propietanios ociosos "la expe-
riencia afirma ci planteamiento de que uno de los más graves problemas que
afronta ci sector agropecuario, es el del minifundio y por consigujente a resol-
ver esta situación reestructurando los predios sobre la base de expiotaciones
económicas, consideramos que deben dirigirse los csfuerzos vigorosos y crecien-
tes del gobierno" y por diversas razones se oponIa a la expropiación de la tierra
adecuadarnente explotada de modo que solicitaba al gobierno lo siguiente:

Véase los puntos de vista de la S.A.C.. en la exposición de Salustio Victoria ante ci


Congreso Nacional Agrario de Neiva, en Ia Rep. Nal. ile.4gricu!tura, No. 730 de febrero de
1966.
Véase Revirta Nacional de Agriculture, No. 739. de noviembre-diciembre de 1966.

297
-uot*A
lo. Mantenimiento del derecho de exclusion de las 100 hectáreas con lImite
mInimo de una explotación económica;
2o. En el caso de expropiación de las tierras adecuadarnente explotadas pre-
visto en la Ley 135 de 1961, pedimos que su valor sea pagado en términos co-
merciales;
3o. En los casos de propiedades que en su totalidad o parte importante ten-
gan obras de adecuaciOn o unas obras de parque, no deben ser motivo de expro-
piaciOn;
40. Mantenimiento de una constante y sólida politica por parte del gobiemo
de estfmulos a los productores y a sus inversiones, ya que sin estos dos presu-
puestos esenciales no será posible lograr la completa tranquiidad en el agro y
ci aumento en la producciOn;
5o. Establecimiento de vigilancia por parte de los directivos del INCORA de
la actuación de sus funcionarios para evitar que sigan alarmando en algunos see-
tores a los agricultores, creando un clima innecesario y peijudicial;
6o. Prorroga a los incentivos y estImulos contenidos en el Decreto 290 de
1957, Decreto que ha dado magn(ficos resultados en el incremento de la pro-
ducciOn y cuya vigencia expira en el prOximo aio;
70. Para atender a la insinuaciOn del Sr. Presidente de la Repüblica de que
exista una mayor reinversión de las utilidades en el carnpo se solicitan incenti-
vos tributarios especiales90 .
Lleras Restrepo, ya entonces Presidente de la Repblica acogiO algunos de
los trminos de la propuesta de la Sociedad, llegándose a un acuerdo con los
delegatarios de ésta respecto de algunos artIculos del citado proyecto que se
tradujeron en modificaciones del articulado del proyecto del gobierno las que
a su vez se aprobaron por la respectiva comisión del Senado.
Con todo, la Sociedad siguió insistiendo en nlayores modificaciones al pro-
yecto91 . De modo que elaboró un proyecto de modificaciones ala Ley 135 de
1961 y al proyecto presentado por el gobierno nacional, proyecto que fue pre-
sentado por Bernardo Tdllez, Vicepresidente de Ia Sociedad y por Apolinar
DIaz Cailejas, Gerente General de la misma, al Senado de la Repüblica.
Dc otra parte Lleras Restrepo en el Congreso Agrario Extraordinario Nacio-
nal, al discutir las modificaciones al proyecto, por parte del gobierno, hizo una
exposiciOn en la cual entre otras cosas señalaba como era necesario persistir en
las modificaciones a la Ley Agraria que cursaban en el Congreso entre otras
razones, dado ci avance de "la moderna táctica de asociación comunista que no
se orienta ya como en la dpoca de la Revolución Rusa sobre ci axioma de que
solo Ia clase obrera, el proletariado fabril de las ciudades podria ser la vanguar-
dia de la RevoluciOn, ya que la masa campesina no era apta. Las nuevas con-

La decaraeión fue publicada en la Rev. Nal. de Agriculture, No. 744 de mayo de


1967.
Para un relato de este episodio véase la Rev. Nal. de Agricultura, octubre 1967,
p. 15.
Wase la Rev. Nal. de Agriculture, No. 743, abrll 1967.

298
cepciones marxistas han cambiado esta tesis, lo demostró Ia Revolución China
y el libro del señor Lefebre (sic) quien sostiene que Ia Revolución debe hacerse
con los campesinos porque el proletariado está muy protegido por las organi-
zaciones sindicales"93 .
Y argumentaba enseguida Lieras que con ese criterio se adelantaba Ia nueva
táctica de Ia subversion comunista "pues es más apto para Ia subversion un
campesino sin tierras, sin cuitura, enfermo y transhumante que ci obrero de las
ciudades protegido por el contrato colectivo, asI lo estamos y lo estaremos
viendo en Colombia; los propietarios deben pensar en el peligro que representa
esa masa campesina analfabeta, desnutrida y sin tierras".
Los argumentos no parecen haber sido muy convincentes, y sin embargo Ia
Sociedad empezó a sostener como tesis definida, Ia defensa del aparcero en
contra naturalmente de los terminos de Ia legislacion vigente.
Al propio tiempo Ia Sociedad propuso en parte como alternativa a las modi-
ficaciones de Ia Ley 135 que se contemplaran unas modificaciones ala Ley 26 de
1959, por rnedio de Ia cual los Bancos comerciales apiicaban hasta entonces el
15Yo de los depOsitos a Ia vista y a término al fomento de Ia agricultura. La
Sociedad por ci contrario proponha que los Bancos prestaran a través del siste-
ma del Fondo Financiero Agrario (los aplicables a Ia ganaderla por medio del
Banco Ganadero) estableciendo que para cultivos de mayor rendiniiento se die-
ran plazos de 8 años y para los intermedios hasta de 5 aflos.
Quedaban asI planteadas las dos alternativas que iba a seguir Ia estrategia
agraria a fines de los años siguientes. Dc hecho ci Congreso dictO Ia Ley la., de
1968, cuyos aspectos importantes eran Ia prórroga de los contratos por 10 afios
o mis hasta 1978, Ia facuitad para adquirir predios expiotados por pequeños
arrendatarios, aparceros o similares sin derecho de exclusion, Ia definiciOn de
pequeiios arrendatarios o sea aquelios que en estas condiciones explotan dreas
de menos de 15 hectáreas. En esto quedaba Ia ilamada Reforma a Ia Reforma
que se concretaba en Ia Ley Ia., de 1968.
El balance de estas discusiones es relatado asI por ci entonces Presidente de
Ia Sociedad de Agricultores, Jorge Ruiz Quiroga, aludiendo a las negociaciones
de Ia Ley Ia., "en las amplias conversaciones de los delegatarios de Ia Sociedad
de Agricultores de Colombia con ci señor Presidente, a las cuales también asis-
tieron ci señor Ministro de Agricuitura, Dr. Armando Samper y ci Gerente del
INCORA, Dr. Enrique Peñaloza, se dio especial atención entre otros puntos a
los siguientes: al mantenimiento del derecho de exclusion de 100 hectáreas; al
pago en tërrnino comerciales de las tierras adecuadamente explotadas que fue-
ron indispensabies expropiar, a Ia no expropiación de los predios o parte impor-

La exposiciOn de Carlos Lieras en Ia Rei'. Nal. deAgricultura, No. 744 de mayo de


mayo de 1967.
Este punto senalado en Ia Exposición de Rafael Azuero Manchola como Presidente
de Ia Asociación de Agricultures en La Rev. Nal. de Agriculture, mayo 1967.
Sobre los detalles de Ia Ley Ia., véase Ia Revista Nal. de Agriculture de abril-mayo
de 1968, pp. 75 y ss.

299
tante de elios con obras de adecuación; a la determinación del lImite máximo
de 15 hectreas para la definiciOn legal de pequefios arrendatarios, aparceros o
similares, con tratamiento especial para las zonas de cultivos permanentes tales
como: café, cafia, cacao, caña de azücar, etc.; at estimulo y seguridad de las
inversiones con miras a lograr la tranquilidad en el campo y ci aumento de la
producción agropecuaria; y at establecimiento de vigilancia permanente por
parte de los directores del INCORA sobre la actuaciOn de sus funcionarios, para
evitar que crearan un clima de tension innecesaria y perjudicial. Sobre algunos
de los puntos tratados se llego a acuerdos que sin satisfacer plenaniente las aspi-
raciones de la S.A.C., fueron incluidos en ci proyecto de iey"96 ,
Con esto quedaba abierto ci camino para nuevas negociaciones en tomo a la
polItica agraria, aunque de nuevo en 1969 se intentaron modifIcacioncs a la
Ley 135, tratando de acentuar las expropiaciones97 .
ConcluIa asI una larga batalla en la que la Sociedad de Agricultores de Co-
lombia tuvo un papel importante y relativamente relevante, at igual que la
FederaciOn Nacional de Ganaderos; los otros gremios por ci contrario parecen
haber tenido una importancia sustanciaimente menor.
Dc acuerdo con Urrutia, la ANDI y FENALCO aprobaron ci proyccto y
solo la Sociedad de Agricultores de Colombia y FEDEGAN se opusieron sistc-
máticamente "la historia de la Lcy 135 de 1961 sugiere entonces que los gre-
mios tuvieron mucho que vet con su adopción, la iniciativa la tomó Carlos
Lieras y la tinica parte del texto que negoció fue la de los avaiOos para la cxpro-
piaciOn y la de los plazos de pagos, tema que tratô directamente ci Dr. Lieras
con ci cxpresidente Ospina, to cual cicrtamcnte dificre del relato que acaba-
mos de haccr.
Siguiendo de nuevo a Urrutia, la opinion de la S.A.C. y FEDEGAN fuc Va-
liosa en la medida que reflejaba Ia opinion de los grandcs propietarios rurales,
de modo que su poder no se cjcrciO en tan to que gremios sino más bicn como
caja de resonancia para unos grupos cconOmicos que tradicionaimcntc estuvic-
ron rcpresentados en ci Congreso.
Con todo ci hecho es que la impicmcntación real de la Rcforrna Agraria
parece haber sido bastante débil, las divcrsas evaluacioncs sugieren que por to
menos durante los primeros años la compra o cxpropiación de tierras afectO
una proporciOn minima del total de tierras disponibles, no más del 1 .90 en
toda la ddcada del 60 y por el contrario las actividades del INCORA parecen
haberse dedicado más a inversiones en adecuacioncs de tierras en las que se

Rev Nal. de Agriculture, julio-agosto de 1968.


Rer. Nal. deAgricultura, noviembre de 1971.
Véase en especial Bruce M. Bagley y John I. Laun "Political Power in Agriculture
and Policy making in Colombia a case study of Laws 4a. and 5a. of 1973" Bogota, Depar-
tamento de Ciencias Politicas, Universidad de los Andes, 1977.
Véase Miguel Urrutia: Gremios, Politicaj, Democracia, Ediciones FEDESARROLLO
y Fondo Cultural Cafetero, Bogota, 1984 p.223.

300
gastaron al menos un tercio del total del presupuesto del Instituto durante esta
época100 .
La oposición a la Reforma Agraria por una parte y la desmovilización cam-
pesina provocada por Ia creación de la ANUC fueron creando poco a poco ci
clima para un nuevo cambio en la estrategia, encaminado esta vez a fortalecer
los mecanismos de capitalización del sector agropecuario, y en ci cual, al pare-
cer la Sociedad de Agricultores de Colombia, tuvo un papel más relevante on
todo este perIodo, mucho mds quizás que en la expediciOn de Ia Ley misma y
on la oposición a ella durante 1961 y los aflos posteriores.
Sin duda ci clima habIa cambiado; las estrategias del gobierno de Misael
Pastrana Borrero estaban mucho más acordes con las concepciones de Ia Socie-
dad de Agricultores de Colombia, toda vez que se abandonaba ci clima refor-
mista, para acentuar las transforniaciones y la modernización en la agricultura.
En efecto, en la exposición que hizo ci Ministro de Agricultura, Ilernn Jara-
miio Ocampo ante la Sociedad de Agricultores de Colombia en 1972, se obser-
va claramente ci cambio on la estrategia. Decia ci Ministro a los agricultores que
"en la Colombia de hoy tienen tanto derecho de organizarse como grupos de
presión las fucrzas del capital como del trabajo. El debate sobre su participa-
ciOn on las decisiones y en ci reparto de la Renta Nacional, les exige a unos y
otros, integrarse a travs de cuerpos institucionales". Y aludiendo a los cambios
de la polItica agraria, senalaba "con tal perspectiva hemos propuesto una refor-
ma agraria tendiente a crear un sisterna de justicia social que castigue la inefi-
ciencia en [a explotación de ese recurso fijo y escaso del desarrollo que consti-
tuye la tierra y que premie y estimule su adniinistraciOn eficiente".
Para tal efecto, ci Ministro sefialaba los puntos en los cuales la polItica agra-
ria harIa especial énfasis:
Un criterio rgido para calificar como adecuado a un predio en relación a
los factores sociales y económicos de la respectiva explotaciOn.
Esa exigcncia no debe causar ningiin temor al empresario progresista; seflala-
ba ci Ministro "la tierra es Ufl recurso natural, las mejoras inversiones que ci
capital privado hace para adecuar es un valor agregado" y luego agregaba "en
los casos de excepción en que dichos predios deben ser afectados (los adecua-
damente explotados) ci propietario debe recibir el pago en términos equitativos
con fondos que haya suministrado toda la comunidad.
Para mI que con tanta convicción y 6nfasis lie sostenido que la Reforma
Agraria es un instrumento de la distribución de la riqueza, me parece ideal que
esa distribución no se haga a costa del propietario que ocasionalmente pueda
quedar afectado sino con recursos suministrados por la totalidad del patrimo-
njo nacional tanto rural como urbano".

100. Vasc el informe del Comité evaluador de la Refonna Agraria en ci libro laAgri-
cultura Colombiana en el Siglo XX, Mario Arrubla, Editor. Ediciones Colcultura. Bogota
1977. Tarnbién Daro Fajardo op. cit., pp. 105 y ss.

301
No podia quedar más despejada la incertidumbre que habIa venido teniendo
la discusión sobre la aplicaciOn de la Reforma Agraria; senalaba que la polItica
agraria tenIa que manejarse con otros instrumentos además de los de la Refor-
ma, entre otros, el del proyecto del Fondo Financiero Agrario que representaba
"el más importante y dinámico esfuerzo que se ha hecho para capitalizar el
campo colombiano".
Adicionalmente se establecfan como iIneas de esta polItica, programas sec-
toriales de producción ; ci Congreso Agrario Nacional celebraba con beneplácito
las modificaciones, reiterando los beneficios del diálogo constante y abierto
"que ha proclamado el Presidente de la RepUblica que compete al Congreso Na-
cional y en especial a la Comisián Senatorial que distribuye el proyecto", re-
firiéndose a lo que luego serIa la Ley 4a., de 1973 y aJladIa que "ratificaba su
aceptaciOn al enunciado de que la tierra es de quien la trabaja, entendiendo de
que el concepto de trabajo involucra también todo lo que hace posible la pro-
duccián como conocimiento, esfuerzos y capital y que esta precisa totaiidad
debe garantizar el derecho a la propiedad como función social"10t .
De otra parte en ci XVI Congreso Agrario Nacional presidido por Misael Pas-
trana Borrero como Presidente y por Lleras Camargo y Ospina Perez, el propio
Presidente Pastrana sei'ialaba cuá.1 era la esencia de la modificación agraria "con
tal perspectiva, decIa Pastrana, hemos propuesto una Reforma Agraria tendien-
tc a crear un sistema de justicia social que castigue la ineficiencia de la expiota-
ción de ese recurso escaso del desarrollo que constituye la tierra y que premie y
estimule su administración eficiente.
Una renta presuntiva que disminuya ci valor especulativo del suelo y que su-
ministre al Estado medios nucvos para realizar a través de la redistribución del
ingreso lo que no podth hacerse mediantc ci justo reparto de la riqueza.
Una mayor capitalización de Ia Caja Agraria, un reajuste a los mecanismos
rmancieros, una reorientación de la inversion póblica y una polItica de precios
y asistencia técnica que supere ci relativo desamparo del campo en compara-
cion con la protecciOn y ci aliento de que disponen otras actividades, en fin,
una Reforma Agraria integral ya que las soluciones fragmentarias hacen mds
complejas las dificuitades del campo"°2 . No serán necesarios mayores comen-
tarios, es ci Presidente de Ia S.A.C., Carios José Gonzalez, quien hacIa ci balan-
ce a fines de 1973 "sehalando que la Socicdad de Agricultores habIa planteado
una verdadera RevoluciOn Agraria a los colombianos y con do se habIa Ian-
zado a la conquista del crédito y los incentivos que requiere la producción del
sector agropecuario. Vigilante como siempre la Socicdad de Agricultores de
Colombia ha participado activamente en cuanto Ic ha sido posibie en la crea-
ciOn, discusión y puesta en marcha del Fondo Financiero Agropecuario, creado
por la Ley 5a., de 1973 y reglamentado mediantc ci Decreto No. 1562 de

Véasc la exposición de Hernán Jaramilo Ocampo "Colombia 1870-1970, discurso


ante ci Congreso Agrario Nacional" en la Revista Nacional dcAgricultura de 1972.
Rev. Nal. de Agricultura, enero de 1972, p. 14.

302 1 *#*a
1973, como tambin en los referente al nuevo estatuto agrario, la Ley 4a., de
1973 y sus decretos reglamentarios, de los cuales han sido dictados solamente
el Decreto 2073, sobre el regimen juridico de las empresas comunitarias".
De hecho, como lo advertia el propio Presidente de la Sociedad, esta habIa
tornado como suya la bandera del crédito, lanzándose a lo que calificó como
el rescate fInanciero del campo, constituyéndose este en el tema central de
1973 y los aflos siguientes'03 .
En opinion de Urrutia, en la tramitación de la Ley 4a. de 1973, aparente-
mente los gremios volvieron a desarrollar un rol pasivo. La Ley se basO en lo
que en adelante se llamó el acuerdo de Chicoral, una reuniOn efectuada por el
Ministro de Agricultura, Hemán Jaramillo Ocampo, a la cual no fue invitado
ningOn gremio; con excepciOn del Director del INCORA, todos los participan-
tes eran politicos.
En esta ocasión, de acuerdo con Urrutia, se acordO Ia creación de una Renta
Presuntiva AgrIcola como estIrnulo fiscal a la eficiente utilizaciOn de la tierra,
a cambio de establecer lImites a la capacidad del INCORA de expropiar tierras
adecuadamente explotadas. Aunque la S.A.C., se opuso vigorosamente a este
impuesto, la norma se volviO Ley, de modo que los gremios no parecieron
jugar un papel importante en la discusiOn de la iniciativa.
Bagley sin embargo es de opiniOn contraria y sostiene que por el contrario en
La expedición de la Ley 4a., la Sociedad de Agricultores de Colombia si jugO
un papel importante.
Por lo que hemos visto la Sociedad de Agricultores de Colombia no desem-
penO un papel de importancia en la expedición misma de la Ley, pero sí en la
preparaciOn de sus términos, o lo que es lo mismo, su papel fue fundamental-
mente irnportante'04 y quizás mucho rnás importante de acuerdo con Bagley
que el que desernpenO FEDEGAN o cualquier otro de los gremios agropecua-
rios, incluido el Directorio Nacional Conservador.
El Dr. Carlos Lleras parece haber sido bastante parco en sus comentarios al
acuerdo de Chicoral. Inmediatamente después de este acuerdo se limitO a de-
clarar que dicho acuerdo tenia "puntos buenos y puntos malos", pero que en
ditimas estaba de acuerdo puesto que se trataba de un pacto en condiciones de
un regimen de responsabilidad compartida como era el Frente Nacional".
De liecho, la declaraciOn de Chicoral establecia que La polItica del Frente
Nacional implicaba un sistema permanente de acuerdos que lograra una mejor
distribuciOn del ingreso y una mayor productividad. En la práctica la Reforma
se encaminó básicamente al logro de este (iltimo objetivo.
La mayor parte del documento aprobado all, establecla la fijación de 11-
mites de productividad más para estimular la producciOn que para proveer ba-
ses claras a la expropiaciOn de tierras inadecuadamente explotadas.

Rev. Nal. de Agriculture, noviembre de 1973. Véase tambin la exposición de


motivos a la Ley 4a., de 1973 hecha p01 Indalecio Liévaiio Aguirre ante el Senado, en el
libro La Agriculture Colombiana en el Siglo XX. Ediciones Colcultura, Bogota, 1977.
Véase Miguel Urrutia. op. cit., p. 225.
Citado en Astrid Martinez, op. cit., p. 23.

303
W*L' p*fftiU*&m
*b øLO$t*
Las directrices consignadas en el acuerdo de Chicoral fueron recogidas por
la Ley 4a., de 1973, sobre Renta Presuntiva y estimulos de productividad y
por la Ley 6a., de 1975, o la Ley de aparcerla que en buena parte recoglalas
propuestas de la Sociedad de Agricultores de Colombia hechas en el aiio de
1969106 .
Quedaba asl cerrada una etapa de la Sociedad de Agricultores en la que si
bien la nueva estructura de decisiones del Estado y Ia diversificación gremial
habi'an contribuido a restarle margen de acción frente a la polItica económica,
al mismo tiempo Ia incimaban a intervenir en los procesos legislativos. Poca
duda cabe que en la definición del marco legal que orientó las estrategias agra-
rias del pals entre 1950 y 1975, Ia S.A.C. tuvo un papel de significación; al
menos durante la década siguiente, quedarla cancelado el clima reformista
de la dëcada del sesenta, orientdndose la polltica agropecuaria en el marco
global de pollticas de estabilización que caracterizaron la segunda mitad de 'la
década del setenta.

106. Véase Astrid Martinez, op. cit., para comparaciones entre las propuestas de la
S.A.C., sobre aparcerla y la Ley de aparceria de 1975, véase, Rei'ista Nacional de Agricu!-
tura, discurso de Rafael Azuero Manchola, mayo de 1967.

304
CapItulo VI

Los nuevos retos


La crisis productiva y Ia crisis social
(1975-1984)
1. - El Estancamiento Agropecuario

Dos hechos parecen caracterizar Ia situación actual de la agricultura colom-


biana; de una parte una crisis en el sistema productivo que se ha acentuado par-
ticularmente en los áltixnos cinco aflos y un malestar rural expresado en ci
avance de los inovirnientos guerrilleros, en las tomas de tierra y, en fin, en fenó-
menos de conflicto social rural ampliados significativamente en los ültimos
aiios.
En gran parte estos dos fenómenos, la crisis productiva y ci malestar social,
parecen derivarse de causas que van mucho más allá de los aspectos de coyun-
tura para sittiarse en el terreno de la crisis estructural, asociada ésta en buena
medida a las modificaciones del modelo de desarrollo nacional y al papel que
en este modelo compete a la agricultura.
Ciertamente y peso a las innunierables discusiones sobre las causas del es-
tancamiento de la producción agricola, poca duda cabe sobre que las modifica-
ciones en ci esquema general de desarrollo, las modificaciones en ci conjunto
de la poiltica económica, la crisis intemacional y las polIticas de estabiizacióri
y ajuste que ha tenido que experimentar ci pals han recaldo en buena medida
sobre la agricultura, a lo que se surna por supuesto la recesión general de la
economfa colombiana.
Dc hecho, si se mira ël desarrollo del sector agropecuario desde 1970, puede
observarse que entre 1970 y 1976 la agricultura creció a! 4Jo;entre 1977 y
1982 al 339'o y en promedio entre 1970 y 1982 al 3.7%. Sin embargo en
1982 el crecimiento agrIcola fue de —0.89'o, en 1983 abededor del 19'o y aun-

307
que en 1984 se experiinentó una ligera mejorIa, el hecho es que ci prornedio de
crecimiento de estos alios ha sido sensiblernente inferior al promedio h.istórico'.
No es menos diciente la inestabilidad de la producción; exceptuando ci ca-
fé, ci ritnio de incremento de los difcrentes cultivos ha sido enormemente fluc-
tuante, de modo que si se mira ci crecimiento de la producción de acuerdo con
ci tipo de bienes. entre 1970 y 1982 se encontraria que la tasa de incremento
anual de la producción de alimentos ha oscilado entre 18.7o y —4.1o, entre
13.90/0 y —140/0 para materias prirnas y entre 21.50/0 y 190Io para el café2 .
Discriminando aün más estas cifras, se encuentra que en los cereales, la pro-
ducción que habIa lievado una lInea ascendente hasta 1979, empezó a descen-
der en 1980 y 1981, para recuperarse levernente en 1982 y volver a descender
en 1983, siguiendo ci area cultivada un movitniento similar; en oleaginosas la
producción fue extremadamente cidica hasta 1978, empieza un descenso
espectacular a partir de este üitirno año, debido en buena partc a la crisis aigo-
donera, recuperéridose levernente en 1983.
En cuanto al grupo de las legurninosas, este sigue ciararnente ci ritmo del
ciclo económico, con crecimiento hasta 1981,conleve descenso en 1979 y 1980
y un pronunciado descenso en los aflos siguientes a 1982 y 1983,
Por otra parte, ci area dedicada a la producción agropecuaria creció a una
tasa promedio anual del 2tYo , al pasar de cerca de 20.9 millones de hectáreas
en 1970 a 24.7 millones en 1982. Los mayores incrernentos en el area sin
embargo, se dieron hasta 1978, donde comienza a estancarse relativamente
y pasan a predominar los incrementos en rendimientos, cspeciaimente en
aquellas actividades que como café, arroz y banano de exportación, mcorporan
iniportants innovaciones tecnol6gicas4 -
Otro hecho a destacar es sin duda ci ostensible retroceso de la mecaniza-
ción agrIcola; las cifras de iniportaciones y financiación en ci perIodo 1975-1983,
permiten en efecto deducir que dada Ia tendencia de menor disponibilidad de
tractores, ci grado de mecanización del campo ha ido declinando desde media-
dos de la década del 705 .

Para una revision de cifras sobre la evoluciOn reciente de Ia agricultura véase Absa-
Ion Machado: "Tendencias Recientes de la Agricultura" - Revista Covuntura Agropecuaria.
Primer trirnestre de 1984, volumen I, nOmero 1, mayo de 1984.
Caflos Ossa Escobar "Agroindustria y RcactivaciOn EconOrnica" Revista Nd. de
Agriculture No. 864 de agosto-septiembre de 1983, p. 70.
Para una descripciOn de las dificultades de cada uno de los cultivos, véase entre otros
"Notas sobre la ProducciOn de Cereales en Colombia" Rev. Nal. de Agricultura,No. 860,
Alvaro Castillo Niño "La producciOn continua de arroz, consideraciones sobre su rentabili-
dad"; Jose VaUejo Gómez "Análisis grdfico de la evoluciOn del cultivo del algodOn". Ade-
imis de varios artfculos monográficos aparecidos en Ia Rev. Nal. de Agriculture y véase
también el articulo citado de AbsalOn Machado.
Véase Gabriel Montes "PolIticas macroeconOmicas y desarrollo agropecuario" en
Rev. Nal. de Agriculture No. 865, diciembre de 1983, p 37.
Para algunas cifras sobre la evolución de la mecanizaciOn y tecnificaciOn de la agri-
cultura Colombiana en los aiios recientes véase Ma. Clara Espinosa "El Retroceso de la
Mecanización AgrIcola", CoyunzuraAgropecuarja, icr. triniestre de 1984, nov. 1984.

308
Las causas de este retroceso en la actividad agropecuaria son multiples. Por
una parte la evolución de los precios relativos de la producción agrIcola ha
inducido sin duda desplazarnientos de varios recursos productivos a otros secto-
res. De hecho, si se relacionan los precios agropecuarios con los del resto de la
economla, ci Indice pasa de 107o en 1974 a 84.9% en 1981 (base 100 igual
a 1970), atribuible este hecho en buena parte a la evolución de la tasa de cam-
bio nominal y a la inflación doméstica, lo que hace que la tasa real de cambio
resulte desfavorable para la producción agrIcola, hecho que es importante si se
tiene en cuenta que cerca del 70% de la producción agropecuaria está ligada
a los mercados internacionales, ya sea porque sus productos son exportables o
porque compiten con las importaciofleS.
Entre 1975 y 1979 ci superávit cambiario generado por la bonanza cafetera,
indujo la tendencia al descenso en la tasa real de cambio y por lo tanto al des-
censo de los precios relativos de la mayor parte de la producción agropecuaria
diferente del café. A partir de 1979 la politica monetaria y fiscal, conjuntamen-
te, con los altos niveles de inflación interna, produjeron un fenómeno similar.
por lo que los precios relativos siguieron descendiendo. MI, ci incremento en la
inflación interna más que compensó cualquier estimulo resultante de incremen-
toS de precios internacionales en la tasa nominal de cambio.
Este es UflO de los varios factores que afecta la rentabilidad relativa del sec-
tor, ya que la tasa real de carnbio, tomando corno Indice 1975 aumentó a un
nivel cercano a 87 entre 1967 y 1974, para luego descender hasta alcanzar five-
les de 83 en 1981 y de alrededor de 77 para 1983.
El efecto sobre las exportaciones es por supuesto evidente; entre 1970 y
1975 las exportaciones agropecuarias diferentes del café, fueron particularmen-
te dinámicas, ya que aumentaron a una tasa promedio anual del 7.2% en tér-
minos reales; sin embargo entre 1975 y 1979 fueron las exportaciones de café
las que aumentaron rápidainente (9.5Yo anual en ténninos reales) mientras
que las otras exportaciones prácticamente no aumentaron y, a partir de 1979
el total de las exportaciones agropecuarias descendió a una tasa del 6% en tér-
minos reales, atribuyéndose esto no solo a la tendencia de los precios interna-
cionales sino tanibién a la tasa de cambio 6 .
Con todo, rnás allá de estos factores propios de la coyuntura internacional
y de las forzosas y sucesivas modificaciones del esquema de polItica de corto
plazo del pals, asociada primero a Ia bonanza cafetera y después a la crisis
externa, parece haber también un cambio sustancial en las fuentes de creci-
miento del sector agropecuario que tienen su causa en los esfuerzos de estabi-
lización pero también en nuevos conceptos sobre los estimulos al sector agro-
pecUariO.
Ya habiarnos visto en el capitulo anterior, cOnio la principal fuente de creci-
miento entre 1950 y 1980, está centrada fundamentalmente on ci capital más

6. Véase Gabriel Montes "Politicas Macroeconóinicas" P. 35 y el l3alance hecho por


la S.A.C.,en Ia Rev. Nal. deAgricultura No. 865, especialmente p. 19.

'L31'I A(iP-" 309


que en la tierra y ci trabajo; por otra parte, ci gasto püblico y en general la poll-
tica agropecuaria desempeflan un iniportante papel dentro de estas transferen-
cias de capital al sector agropecuario, al tiempo que el apoyo a las obras de in-
fraestructura flsica, contribulan enormemente a capitalizar el sector y a promo-
vet su desarrollo.
De hecho, desde 1975 las poiIticas de estabilización han incidido enorme
mente en la reducción del gasto püblico, hecho que ha propiciado la disminu-
ción de los recursos encaminados at sector. En efecto, la inversion del Estado
en obras de adecuación de tierras, investigación y transferencia de tecnologla,
disminuyó notablemente después de 1970; los indicadores a este respecto
muestran que (medido en pesos de 1982), mientras que en el perlodo 1962-
1967 se invirtieron en promedio 4.680 miflones anuales en adecuación de tie-
rras ya para 1970 esta cifra se redujo a 2.160 y en 1981 a 780 millones.
En términos de la participación de los gastos en adecuación de tierras en ci
PIB agropecuario, el pals paso a dedicar ci 1.5'Yo en el periodo 1962-1967 a
0.65% en 1970 y a 0.14% en 1981. Por lo que respecta a los gastos del Esta-
do en investigación y transferencia de tecnologfa, su participación .dentro del
FIB agropecuario descendió al 0.5 0/0 en 1970, al 0.20/o en 1980, lo que ha
acabado afectando los ritmos de capitalizaion. De hecho, la formación interna
bruta de capital en el sector agropecuario y la inversiOn piiblica privada dentro
del agregado total de la economla paso del 8.4% en 1970 al 5.5% en 19808 .
Pot otra parte, la reorientación global del gasto püblico ha implicado una
notoria pérdida de participación del sector en la absorción de recursos püblicos.
En efecto, desde 1975 el gasto pUblico empieza a orientarse hacia las activida-
des sociales en las ciudades y luego hacia la minerla, ci sector eléctrico, estruc-
turas suntuarias de transporte y vivienda urbana. Si se mcluyera ci gasto pübli-
co (todo), ci sector de fomento agropecuario que participa con el 25.10/0
'en 1960, este sOlo alcanzó al 7.60/a del total en 1981; las inversiones en adecua-
ción de tierras que disminuyeron a una tasa anual del 7.5% en términos reales,
y las de investigación que cayeron al 2.5%, fueron especialmente las principa.
les sacrificadas9 .
De igual modo, la proporción del gasto püblico conio proporción del NB
agropecuario, paso del 16.2% al 8.1%, al tiempo que ci crédito de fomento
para ci sector como proporción del PIB paso del 27% en 1970 al 21% en
1981, debiéndose entonces acuclir a fuentes de financiaciOn más costosas10 .
No puede olvidarse que, uno de los factores que habla estimulado la capitali-
zaciOn del sector agropecuario hasta 1975 era la creciente provision de crédito
a bajas tasas de interés. Sin embargo las modiuicaciones en la estructura del

Carlos Ossa Escobar, op. cit. p. 70.


Ibid., p. 71.
Véase el Editorial de la Rep. Nal. deAgricultura No. 868, septiembre de 1974 y Ga-
briel Montes, op. cit., pp. 47 y ss.
Gabriel Montes, op. cit., p. 38.

310
mercado de capitales desde 1975 y especialmente desde 1978 combinadas con
las restricciones monetarias y el acceso del gobiemo al mercado de capitales que
acabaron forzando hacia arriba las tasas de interés, provocó una clara contradic-
ción entre la poiItica monetaria y la poiftica agropecuaria. De hecho, como
proporción del Producto Interno Bruto Agropecuario, el crédito ha perdido
iniportancia pues, Si bien representaba ci 27.9% en 1970, habIa bajado al
21 .2% en 1981,
Por otra parte, mientras que en 1970 ci 52% del crédito agropecuario pro-
venia de emisión primaria, en 1981 este porcentaje era de solo 6.5%, situándo-
se otros proveedores de crédito en fuente de financiaciOn del sector agropecua-
rio.
Al propio tiempo, la tasa de interés real que paso de 3.7% en 1971 a 22.2%
on 1980 acabó, por supuesto afectando la rentabilidad".
Además, diversas modificaciones en los mecanismos de provisiOn de crddito
del sistema bancario, han conducido a que los bancos dediquen cada vez menos
recursos ordinarios al sector agropecuario, ya que les resulta más rentable ope-
rar a través del Fondo Financiero Agropecuario; adicionalmente, en la medida
en que ci Banco de la RepOblica ha descendido en importancia como fuente de
financiación del crédito de la Caja Agraria. (Otro tanto ha ocurrido con los bo-
nos de la Ley 90 de 1948 que son las dos fuentes financieras más baratas, con
que cuenta la Caja) esto ha hecho que los recursos de esta instituciOn hayan te-
nido que descender y al mismo tiempo elevarse sus tasas de inter6s12 .
Por otra parte, y sumándose a este panorama general, los salarios reales en ci
sector agropecuario comenzaron a ascender a partir de 1971 hasta 1978, prime-
ro por ci proceso de est Imulo a las exportaciones agropecuarias y luego ci boom
de algunos productos como ci café y ci azücar, mantuvieron ci crecimiento de
los salarios rea1s agricolas, los cuales empezaron a descender a comienzos de la
década del 80's .
Dc hecho, los salarios como proporción de la producción bruta, pasaron a
representareflia agricultura el 26.60/oen 1970,e136.30/oen 1980, mientras en
la industria se mantuvieron airededor del 12.5% y en ci total nacional experi-
mentaron apenas uria ligera variación del 23.5% al 25.1%.
En igual forma, los salarios sobre ci valor agregado pasaron de representar ci
30,7% en 1970 al 44.9% en 1980, mientras que la industria pasaron del
46.3% al 45.6% y on ci total nacional del 42.2% al 46.2%.
Ello es, parcialmente, ci resultado de la evoiución del salario minimo que
entre 1970 y 1982 para ci sector urbano se multilicó por 16, lo cual significO
un incremento real del 54.30/0 en ci salario niIninio urbano. El salario mInimo

Gabriel Montes, op. cit. P. 51.


Para un examen niinucioso de los cambios en Ia politica de crédito agropecuario en
relaciOn con la poiftica macroeconOiflica. Véase Antonio Herndndez Ganiarra "I-1a sido
infiacioriario ci Crédito Agropecuario en Colombia?" Rev. Nal. de Agriculture No. 856
de nov. de 1981.
Gabriel Montes "Poiiticas Macroeconómicas" p. 50.

311
rural por otra parte, se multiplicó por 21.3, lo que significó un aumento del
105% on este salario, lo que ha conducido a que se cierre prácticamente la di-
ferencia entre el salario minimo rural y ci salario urbano; en 1970 existIa entre
ellos una diferencia del 40% tomando como base ci rural; esta diferencia se
redujoal5.63'oen 1982.
Por supuesto, aunque los diferentes cultivos no tienen el mismo componente
do remuneración al trabajo en promedio, conio se seialó, la remuneración al
trabajo dentro del valor bruto de la producción del sector agropecuario, éste
paso del26.6Yo al 36.3%, nilentras que elconsurnointermediopasodel 14.1Yo
al 19.1Yo, lo que de alguna forma expresa tin impacto sobre los costos, que no
fue compensado por la evolución de los precios34 ,
En slntesis, en ci deterioro do la producciOn agropecuaria coinciden una so-
ne de factores. Por una parte Ia propia crisis internacional que ha afectado las
cxportaciones de productos agropecuarios, por otra parte las modificaciones de
polItica económica asociadas a la bonanza cafetera, que en lo fundamental aca-
baron sobrevaluando la tasa de cambio y con ello deteriorando la rentabilidad
del sector, y luego las modificaciones en ci esquema global de desarrollo del
pals que furidarnentalmente tienen que vet de un lado, con las polfticas de esta-
bilización que a través do los cambios on Ia polltica fiscal y inonetaria modifi-
caron las fuentes esenciales del crecimiento del sector agropecuario a través del
gasto pUblico orientaclo hacia la agnicultura, al tiempo que estas mismas polIti-
cas a través do su irupacto sobre el mercado de capitales acabaron afectando no-
tablemente los mecanisnios do financiación y do transferencia de recursos hacia
el sector.
Finalmente, aunque los salarios no sean un factor de extrcmada importancia
dentro del total de costos de Ia producción agropecuaria, poca duda cabe sobre
que on un ambiente recesivo y do deterioro de los precios relativos, ci aurnento
de los salarios ha afectado tarnbién sustancialniente la rentabilidad del sector.
Adicionalinenie y como un aspecto no menos importante, cabe sealar que
la inflación persistente que ha vivido ci pals, ha incidido básicarnente en ci
aumento de los costos de producción, por otra parte, la crisis internacional que
ha aunientado sustancialmente los costos do los insumos inportados on un pals
cuyo auto-abastecimiento en materia de insumos es harto precario, ha transferi-
do gran parte do las ganancias en términos de rendimientos, a las elnpresas mul-
tinacionales proveedoras do insumos a travs de los aumentos de los precios 15 .
Corno quiera que los precios de los insumos crecen rnucho más rápidamente
quo los precios finales de los productos agropecuarios, provocando un aumento
continuo de los costos do producciOn y absorbiendo por lo tanto las ganancias
en los rendimientos.

S.A.C., "Notas sobre la cvolución do los salarios en Colombia y su incidencia eco-


nOmica"Rev. Nal. deAgriculiura No. 861, p. 43.
Para una globalización do estos aspectos do la crisis. Viasc Dario Fajardo Jiacien-
dos ('ampesinas j' Politicas Agrarias en Colombia 1920-1980, 1ditoria] Oveja Nea,
Bogota, 1984, pp. 149 y ss.

312
Todo ello ha provocado en detmnitiva dos efectos; por una parte, una pérdida
relativa de rentabilidad del sector agropecuario que se expresa naturahnente en
una caIda del excedente de explotación del sector, al tiempo que, en la medida
en que el propio esquema general de poiltica econóinica del pals, ha contribui-
do al fortalecimiento de otros sectores (en particular el sector financiero y ci
sector comercial), ello ha producido un desplazamiento de capitales de la agri
cuitura hacia ci sector financiero io que, dicho en otros térniinos, significa que
la calda de rentabilidad en ci sector agropecuario conjuntaniente con ci aurnen-
to de rentabilidad en otros sectores han significado un profundo proceso de
reasignación de recursos en la estructura general de Ia economIa colombiana.
De hecho, tal como se observa en el cuadro No. 1 ci excedente bruto de cx-
piotación en el sector agropecuario ha pasado del 79.3% a! 51.1Yo entre 1970
y 1980, mientras en la industria ha pasado de 53.7% al 54.4q'o en el mismo pe-
rIodo y en ci total nacional de 57.8% al 53.8%. Obsérvese que la calda on ci
sector agropecuario es verdaderamente significativa.

CUADRO No. 1

DISTRIBUCION DEL VALOR AGREGADO


A COSTO DE FACTORES

Sector 1970 1980

Agropecuario
- Remuneración de asalariados 30.7 44.9
- Excedente bruto de explotación 69.3 55.1

Total Valor Agregado 100.0 100.0

Industria
- Remuneración asalariados 46.3 45.6
- Excedente bruto de explotación 53.7 54.4

Total Valor Agregado 100.0 100.0

Total Nacional
- Remuneración asalariados 42.2 46.2
- Excedente bruto de expiotaciOn 57.8 53.8

Total Valor Agregado 100.0 100.0

Fuente: Documento S.A.C., en Revista Nacional deAgricultura, No. 861, Bogota, diciem-
bre de 1982.

313
En gran med,ida esta reasignación de recursos es el resultado de lo que en los
ültimos años se ha dado en ilamar una "economla especulativa" que comienza
a insirniarse desde mediados de Ia década del 70.
Este es a nuestro juicio ci aspecto que hace de la crisis agropecuaria colorn-
biana una crisis que va mucho más allá de los aspectos de coyuntura para con-
vertirse en una crisis estructural, entendida esta en ci sentido de una modifica-
ción del papel del sector agropecuario en ci contexto del desarrollo general del
pals.
En efecto, si entre 1970 y 1976 el excedente bruto de expiotación como un
indicador de la rentabilidad, creció al 4.19/o anual, comenzó a descender des-
pués de 1975 a un ritmo de —0.5% anual, mostrando claramente la enorme
calda de rentabiidad en ci sector agropecuario, mientras que especialmente en
el sector del comercio y finanzas, el excedente bruto de explotación ha venido
sistemáticamente aumentando, ci del comercio al 2.5% y el del sector financie-
ro al 5.73'o, mientras que la industria cayó al —0.1% y en la agricultura a!
—0.5%.
La primero que se observa es ci proceso de deterioro del excedente en el
conjunto del sector productivo, (industria y agricultura) y ci continuo aumento
del niismo en el sector del cotnercio y las f'manzas; pero mientras en ci sector
industrial ci deterioro se inicia en 1974, con alguna recuperación entre 1978 y
1980, en ci sector agropecuario es todavIa más crltica la situación puesto que
ci deterioro es continuo a partir de 1976, pese a que la bonanza cafetera debió
contrarrestar ci peso que tuvo la desacumuiación en algunos sectores como ci
algodonero.
Por ci contrario, ci sector comercio viene aumentando sistemdticamente
su excedente bruto de explotación y solo a partir de 1980 parece ilegar a un
estancarniento, mientras que ci sector financiero sostiene en forma acentuada
el creciniiento del excedente hasta 1982 (véanse cuadros Nos. 2, 3 y gráfico
No.1)16 .
Ello no puede menos que traducirse en un agudo proceso de reasignaciôn
de recursos, resultante en buena parte de la apertura comercial y financiera del
pals, que aunque parciai no ha dejado de afectar ésta asignaciOn, asl como del
conjunto de poilticas descritas que fundamentalmente ha tendido a disminuir
la importancia de los sectores productivos, para asignársela a la forniación del
mercado de capitales, generando en los üitixnos años una acelerada acumuiación
financiera sin piso en la acurnulación real ni en aumentos del acervo flsico de
capital y orientdndose mds bien a procesos de naturaleza especulativa que toca-
ron fondo, como se sabe, en 1982.
En sIntesis, pues, entre las causas más significativas de la crisis productiva en
la agricultura, pueden señalarse las modificaciones en ci proceso de asignación
de los recursos; la pérdida de presencia del Estado, derivado en buena parte de
las poilticas fiscaics y de Ia calda de la inversiOn pábiica y por otra parte ci im-

16. Absalón Machado, op. cit., p. 1332.

314
CUADRO No.2

EXCEDENTE BRUTO DE EXPLOTACION


(Millones de Pesos de 1975*)

Sector Sector Sector Sector


Aüo Agropecuario Indice Industrial Indice Comercio Indice Financiero Indice

1970 52.576 100.0 27.311 100.0 20.356 100.0 31.849 100.0


1971 53.131 101.0 29.573 108.3 31.985 108.9 34.679 108.0
1972 57.613 109.6 34.690 127.0 34.238 116.6 34.638 108.0
1973 58.871 112.0 41.474 151.6 37.307 127.1 36.295 113.0
1974 62.495 118.8 46.820 171.4 39.918 136.0 37.717 118,0
1975 65.320 124.4 43.668 159.9 40.477 137.9 38.387 120.0
1976 66.840 127.1 41.652 152.5 42.587 145.1 39.188 123.0
1977 66.663 126.8 37.675 137.9 44.027 150.0 41.893 131.2
1978 65.707 125.0 35.533 130.1 47.401 161.6 46.007 144.4
1979 66,039 125.6 37.648 137,8 48.243 164.3 48.209 151.4
1980 63.214 120.2 46.667 170.8 48,958 166.8 50.150 157.4
1981 64.883 123.4 47.249 173.0 49.570 168.8 53.581 168.2
1982 64.996 123.6 41.598 152.3 49.407 168.3 54.581 171.4

Fuente: DANE, Cuentas Nacionales de Colombia 19701982.


* Las cifras fueron deflactadas por los precios impli'citos del NB per ramas de actividad con base 1975 = 100
Tornado de Absaldn Machado. Tcndencias recientes en la Agricultura en Rev. C'oyuntura Agropecuaria LEGA, Vol. 1, No. 1,
1984, p. 134.
CUADRO No.3

TASAS DE CRECIMIENTO DEL


EXCEDENTE BRUTO DE EXPLOTACION

Sector Sector Sector Sector


PerIodo Agropecuario Industrial Comercio Financiero
1970-1976 4.1 7.3 6.4 3.5
1976-1982 —0.5 —0.1 2.5 5.7
1970-1982 1,8 3.6 4.4 4.6

Fuente: Elaborado con base en el cuadro No. 2.


Tornado de Machado, op. cit.

pacto de Ia crisis internacional que ha acabado afectándoia a través de los cos-


tos de la modernización y del dcterioro de las exportaciones.
Paradójicamente serla precisarnente desde 1974 cuando la estrategia global
del pals acenti'ja la iniportancia del sector agropecuario. En efecto. desde el
Plan de Desarrollo Social, Econóniico y Regional 1975-1978 (I'ara Cerrar la
Brecha) se le da una enorme prioridad al sector agropecuario, introduciendo el
programa de Desarroflo Rural integrado, pot supuesto bajo una concepción
distinta a las de los anus anteriores y encaminada esta vcz a fortalecer la econo-
mia campesina en vez de subrogar los estirnulos a la agricultura comercial.
En gran medida, esta estrategia responde a lineamientos de financiación in-
ternacional a través del Banco Mundial, pero es tarnbién una respuesta para for-
talecer en forma ambiciosa, una politica alimentaria que perinitiera adelantarse
a los problemas de autosuficiencia que eran ya previsibles.
Dc niodo que ci Plan Rural Integrado DRI., cornenzó por ser un cornponen-
te estratégico fundamental en ci area de producción dentro de un proyecto
mucho niás amplio conic ci Plan Nacional de Aiimentación y Nutrición PAN,
convirtiéndose posteriormente en ci eje de las estrategias agrarias.
Sin duda ci clima que favorece la introducción de este nuevo enfoque en ci
desarrollo rural, provenla en alguna medida de presiones inflacionarias especial.
mente de los productos de origen agrlcola, de modo que Ia po]itica de desarro-
lb rural buscaba entre otros aspectos estiniular la productividad y los ingresos
de los pequefios cainpesinos en los cuales se concentra fundamentalmente la
producción alimentaria.
Paralelarnente se buscaba fortalecer la agricultura cornercial, estimulando las
exportaciones de este sector frente al cual ci DRI., representaba, tal conic Ic
expresaba ci Presidente Lopez, ci objetivo de remover la espada de Damocles
del dma reformista que se habia venido experinientando en los anus sesenta;
"en mu papel de candidato a la Presidencia de la RepOblica, decla Lopez, yo
prornetl no ofrecer nuevas leyes de Reforma Agraria sino limitarme a ejecutar

316
GRAFICO No. 1
EXCEDENTE BRUTO DE EXPLOTACION
Indice
180

170

160

150

140

130 IIILIi12III
-
120 --4- =
110

100

0 Aios
1970 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82

Tornado de: Absalón Machado, Tendencias recientes en la Agricultura, en Rer. Coyun-


ruraAgropecuaria, CEGA, Vol. 1, No. 1 Bogota, 1984, p. 133.

las existentes con ci objetivo de remover la espada de Darnocles de por encirna


de la cabeza de los ganaderos y agricultores del pals. Yo he sido fiel a esta pro-
mesa con la exccpcion de la Ley de aparcerIa, a la cual me cornprometI durante
la campafia; mi gobierno se ha limitado a implementar ci acuerdo de Chicoral
consumado bajo ci gobierno anterior, con la intervención de propietarios y fun-
cionarios gubernament ales" '.
Sin embargo, al mismo tiempo que la poiftica agropecuaria hacla del sector
el prioritario en ci conjunto de desarrollo del pals, avanzaba una politica de
estabilización creada en buena parte como una respuesta a la recesión de 1975
y por los problemas planteados por la bonanza cafetera del mismo año.

17. Alfonso Lopez Michelsen, citado por Astrid MartInez "Planes de Desarrollo y Poll-
tica Agraria en Colombia durante ci perIodo 1940-1978", Documentos Protal No. 53,
San José de Costa Rica. 1978. p. 32.

317
El plan de estabilización, centrado en el control monetario, comenzó a cam-
biar las prioridades que se hab Ian establecido originalmente; asI to que final-
mente se buscó fue el control de ciertos objetivos de tipo macroeconómico en
particular la mflación y la liberalización del sistema financiero.
La büsqueda de estos objetivos en circunstancias coyunturales que cambia-
ron radicalmente por efecto de la bonanza cafetera, condujeron a la adopción
de medidas que por fuerza tenian que cambiar las prioridades establecidas en ci
plan de desarrollo, en un proceso que el Presidente Lopez denominó "La Admi-
nistración de to imprevisto".
Posteriorrnente, en el Plan de integración Nacional, al igual que en los dems
planes distintos a "Paia Cerrar la Brecha", las prioridades sectoriales se ubica-
ban en otras partes; las obras ptiblicas en este caso, de tal suerte que el sector
agropecuario siguió estando condicionado a los objetivos de otros sectores,
además de que el enfoque aceptado por el manejo de la politica macroeconómi-
ca chocaba con muchos de los objetivos que se perseguIan en el campo agrope-
cuario, resultando de ello un bajo coeficiente de realización de los objetivos
para este sector con respecto de los propósitos expresados en los planes18 .
De hecho, como veremos, la inestabilidad de la econornIa mundial y de los
precios internacionales ha provocado un creciente divorcio entre la polItica
econórnica de corto plazo y los objetivos de las estrategias de desarrollo de
suerte que la "admin.istración de to imprevisto", es decir, los continuos ajustes
a las modificaciones externas se han impuesto sobre los propósitos de los pla-
nes, imposibiitando a menudo su implementación, to que por supuesto va mds
allá de la voluntad polItica de los gobernantes respecto de determinados objeti-
vos. Este divorcio creciente, por otra parte, ha situado Ia acción grerniai más en
el terreno de las controversias sobre las polIticas económicas globales que
sobre las pollticas sectoriales; voiveremos sobre este punto más adelante.

2. - Guerrillas y Malestar Rural

Al estancamiento de la productividad que acabamos de describir, viene a


sumarse un hecho quizás mãs importante y es la conmoción social que el cam-
po colombiano está experimentando y que se expresa especialmente desde co-
mienzos de los aflos ochenta, en los avances de los movimientos armados, to
que por supuesto implica un deterioro aün más acentuado de la producción
agropecuaria, pero que se inscribe en el cliina mucho más amplio de desestabili-
zación polItica general que ha vivido el pals en el ültimo decenio.
No es del caso entrar a examinar todas las dimensiones de esta desestabiliza-
don poiltica y ci modo como avanza la lucha armada en ci pals; por to que ha-
cc a los vInculos entre los movimientos armados y ci desarrollo del sector agro-

18. Véase S.A.C., "Los Planes de Desarrollo y el Sector Agropecuarlo". Separata de la


Rev. Nal. de Agriculture No. 882, febrero de 1983, p. 15.

318
pecuario, parece existir una Clara relación en los que subyacen tres fenómenos
asociados; por una parte, el propio modelo de crecimiento del sector agrope-
cuariO, como observamos en el capItulo anterior, comenzó a empujar la pobla-
ción hacia las zonas de colonización como resultado de las caracterIsticas ocu-
pacionales que asumió aquella modernización; recordaremos que aquellas ca-
racteristicas implicaban que la absorción de mano de obra corrIa fundamen-
talmente a cargo de la agricultura tradicional, imposibiiitada POT lo demás, de
absorber productivamente los contingentes de mano de obra que iban resultan-
do del crecimiento demográfico. Además, la propia expansion de la agricultura
coniercial implicaba una expulsion del campesinado dependiente de las hacien-
das y aUn la descomposición del campesinado independiente, lo que unido a la
insuficiente absorción de fuerza de trabajo en la industria y en general en las
ciudades, generó una corriente de colonización que se iba asentando en los
espacios baldios, y que en buena parte se vela im1pulsada por los proyectos de
colonizacián desarrollados por la Reforma Agraria 9 .
La informacián disponible para Colombia muestra que la colonización en los
proyectos más importantes ha involucrado a cerca de 632.000 personas hasta
1980, lo que representa cerca del 9% de la población agricola colombiana 20 .
Correspondiendo estas estimaciones a Caquetá, Meta, Guaviare y Putumayo. Por
otra parte también importantes contmgentes de población se han desplazado
hacia las regiones bald las situadas en lo que hoy se conoce como la region del
Magdalena Medio21 .
Si bien en un comienzo esta colonización fue fundamentalmente de peque-
lios campesinos, el hecho es que se fue desarrollando paralelarnente en estas
mismas zonas una actividad pecuaria que, en la medida en que requerla mayo-
res espacios territoriales que la agricultura generaron una constante demanda
de tierras, de modo que los latifundios ganaderos acabaron extendiéndose sobre
Ia tierra agricola de pequefios y me dianos propietarios.
Por otra parte, la generalización de la actividad ganadera que por su propia
naturaleza ocupaba menos personas por unidad de tierra agropecuaria que la
actividad agricola, impidió el proceso de diferenciación de la población rural
de la region entre propietarios y asalariados agrIcolas. AsI, los antiguos colonos
que perdieron sus tierras no fueron incorporados como trabajadores asalariados
y comenzaron a engrosar el ejOrcito de desocupados agricolas, generándose
pues una situaciOn clara de conflicto de tierras en las areas de colonización
como lo ilustraremos mds adelante.

Véase Emiliano Ortega "La opción campesina en las estrategias agrIcolas" ponencia
presentada at Seminario sobre transformaciones en Ia Agricultura, Lisboa, Portugal 3 al 5
dejunio de 1985, p. 16.
Estos datos provienen de Myriam Jmieno "La descomposición de La Colonización
Campesina en Colombia" Revista Estudios Rurales Latinoarnericanos, volumen 6 No. 1 de
enero-abril, Bogota 1983, p. 66.
Para un examen de las relaciones entre la colonizaciOn y la violencia poiltica véase
Ivan de Rementerla "La violencia en el Magdalena Mcdio", Revista Economia Colombiana
No. 160-161, agosto-septiembre de 1984.

319
Un segundo factor de malestar parece haber sido la misma escasez relativa
de tierras frente a una población desposeida en constante crecimiento, ya no en
las areas de colonización sino en las areas centrales del pals, que se expresó on
estas areas on una presián sobre la tierra, que tomó cuerpo en los movinilentos
indlgenas y campesinos que empezaron a manifestarse a fines de la dicada del
60, con innumerabies invasiones de tierras especialmente en regiones que como
Côrdoba, Magdalena y Sucre, experimentaron un verdadero auge de las inva-
siones entre 1971 y 1978.
En efecto, en este periodo, en Sucre se registraron un total de 195 invasio-
nes de tierra, en el Magdalena 102 yen Córdoba 106, rnientras que on regiones
corno Cundinamarca se experimentaron solo 30, y en ci Cauca 4822.
Si bien, las invasiones de tierra disniinuyeron después de 1979, volvieron a
resurgir a comienzos de los ochenta en aquellas regiones con igual fuerza a la
que habian tenido durante 1970 y años siguientes.
Cabe anotar que aunque estos dos tipos de conflictos tienen una naturaleza
diferente en ci sentido de que on las areas de colonización lo que se experinlen-
ta es un conflicto por la tierra entre los campesinos desalojados por la expan-
sión de la actividad ganadera o por conflictos propios de las areas de coloniza-
ción (cuando no hay limites bien definidos de la propiedad territorial); en el
segundo tipo de conflictos, especialmente los que aparecen en la Costa Atlãn-
tica, en el Cauca y en otras regiones, lo que so está experimentando es la
respuesta de los indIgenas y los campesinos a las presiones de los propietarios
territoriales o simpiemente la expresión de la presión social por la tierra.
Finalinente a este clima general se agrega la insatisfacciOn do las demandas
sociales en ci campo exacerbada en gran medida por la escasa presencia del
Estado en algunas areas rurales del pals. En otra parte liemos niostrado las
enormes distancias que existen on los niveles de satisfacción de las necesidades
básicas entre los sectores urbanos y rurales, las que se expresan on diferencias
de los niveles de pobreza, Ia atenciOn on salud, los niveles de analfabetismo,
etc.; además el gasto social si bien Se ha expandido desde 1975 hasta 1982, se
ha concentrado sustancialmente en los sectores urbanos on tdrminos de infraes-
tructura social, y de cobertura de servicios de educación y saiud.
Sin duda, cualquiera que sean los indicadores que se tonien, podrIa rnostrar-
so que durante los liltinios 15 aios, si bien el desarrollo social en Colombia es
relativaniente importante, este desarrollo se ha concentrado básicamente on
birminos de sus resultados, en los sectores urbanos, mostrando diferencias
cada vez más acentuadas respecto de la población rural23 .

Sobre estos aspectos durante la década del 70, véase Leon Zaniocs Los usuarios
campesinos y las luchas por las tierras en los años 70,, Ediciones CINEP, Bogota, 1984,
especialmente anexo estadIstico.
Véase Jeslis Antonio Bejarano "Las dimcnsiones de la pobreza rural en Colombia"
FAO, octubre de 1983 y Fabiola Campillo y Carlos Garcia "Situación de La Lntervcnción
del Estado en el sector rural" Mimeógrafo, Bogota, mayo de 1983.

320
Aunque como es obvio, el surgimiento y consolidaciôn de los movimientos
armados en Colombia obedece a los más disimiles propósitos de carácter ideo-
lógico y polItico, no cabe duda de que en este contexto de presión sobre la
tierra, de lucha por Ia defmición de la propiedad en las areas de colonización y
de rezago en la satisfacción de las necesidades básicas, se crea un clima propi-
cio para que los movimientos armados se consoliden sobre una base fundamen-
talmente rural. Detengámonos en este aspecto.
Aunque la información sobre los movimientos armados a menudo suele ser
parcial y francamente contradictoria, la información oficial senala que los aiza-
dos en armas que airededor de 1972 se situaban en 958 personas, para 1984
hablan pasado a 3.682, es decir, se habfan cuadruplicado, al mismo tiempo, de
ties moviniientos existentes en 1972, se habIa pasado a 7 como puede observar-
se en el cuadro No. 4. Nótese por otra parte, que los grupos de mayor creci-
miento son las FARC y el M-19, que son, como veremos,losque principalmente
sustentan sus actividades sobre las areas rurales y que conforman el grueso del
movimiento guerrillero.

CUADRO No.4
CRECIMIENTO DE LOS ALZADOS EN ARMAS
1972 - 1984
Nümero de Aizados en Armas
Movimiento Guerrillero 1972 1976 1980 1984
FARC—EP 750 750 750 1.834
M-19 - 500 670 981
ELN 148 120 150 382
EPL 60 100 150 280
EPL—PLA 25 125 150
ADO - - 20 25
ORP - - 30 30
TOTAL 958 1.495 1.895 3.682
Fuente: Ministerio de Gobierno, PAZ, Poltica de Paz del Presidente Betancur, Bogota,
abril, 1985.

Más diciente aün, es el hecho de que si en 1972 los aizados en armas apenas
afectaban algunas areas del Departainento del Valle, Cauca y Tolima y el De-
partamento de Antioquia, y algunas areas de la Costa Norte del pals, para 1984
esos movimientos se habian extendido notablemente por prdcticamente todo el
area central del pals, tal como se observa en el mapa No. I., aumentándose
también notablemente el niimero de frentes guerrilleros de cada uno de los
movimientos armados.

321
MAPA No. 1
GRUPOS DE LA GUERRiLLA EN LOS DEPARTAMENTOS
(SEPTIEMBRE 1984)

<.IIINI MI97N.)/'
NI-I) IN

I I AR(

21 1 N 2 I:LN

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4 IAl( I M-19 I IN
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j (I IADO
41
lIlA / 2I/ I1-I4
t11\/ I PLA
I PLA
I IN ll-
I PLA1 \I(

GRUPO No. CUADRLLLAS

ADO I
ELN 21
EPL 8
FARC 31
Ml9 18
PLA

FUENTE; MINISTERIO Dli DEFENSA. sep/54


Tornado de Revista Cromog, No. 3484, 23 de octubre de 1984, p. 16.

322
AsI por ejernplo, las FARC que eran un legado de la violencia y que hasta
mediados de los setenta tenian unos pocos frentes, para 1981 habIan ascendido
ya a 11 frentes y cerca de 2.000 combatientes, para mediados de 1984 existIan
27 frentes y 4.000 hombres armados segün declaraciones de Manuel Marulanda;
el M-19 por otra parte, parece haber aumentado sustancialmente también el
nümero de efectivos que a mediados del aflo 1984 se calculaban en 2.000; al
igual que el Ejército de Liberación Nacional que multiplicó notoriamente sus
24
cuadri11as.
Para mediados de 1984, las Fuerzas Armadas informaban la existencia de 87
cuadrillas en 22 departamentos, siendo los más afectados: Antioquia con 11,
Cundinamarca con 9, Huila con 7, Cauca con 6, Caquetá con 5 y Santander con
25
5 frentes.
Por otra parte, haciendo una revision de las cifras de la violencia polItica en
ci pals, durante el perfodo comprendido entre 1974 y 1984, se encuentra que
en los tiltimos 10 aflos se han presentado 5.752 hechos delictivos que compren-
den asaltos a poblaciones, fincas y vehIculos, secuestros, emboscadas, actos te-
rroristas tipificados como delitos politicos; seguin algunas estadIsticas: de igual
forma en el mismo perlodo han sido asesinados 1.182 colombianos por móviles
politicos. de los cuales 478 pertenecian al ejrcito y la policia y 1.704 eran
civiles y los heridos entre civiles y militares sumaban 941 ciudadanos. Poca
duda cabe sobre que la expansion de las actividades, tanto como del nOmero
de efectivos, realmente empieza airededor de 1979 hasta 1983, véase cuadro
No. 5 27, motivada en gran parte por la respuesta del gobierno hasta 1982. Pero
al rnismo tiempo, el hecho de que estos movinüentos armados se hayan fortale-
cido en las areas rurales, especialmente el caso de las FARC y el M-19, mues-
tran con toda claridad que el caldo de cultivo del avance de los movirnientos
guerrilleros no puede verse independientemente de la problemática agraria y
especialmente de los problemas asociados a las zonas de coionización, y menos
tratarse como un simple probiema de subversion del orden prescindiendo de
las condiciones sociales que lo fundanientan.
De hecho, los diversos análisis apuntan a mostrar las diversas contradicciones
de orden politico a las cuales estarlan dando respuesta los movimientos guerri-

Véase Revista Cromos 23 de octubre de 1984. pp. 14 y ss. Pot otra parte ci Minis-
tro de Defensa informa que si al námero escucto de hombres con armas se le suman los
integrantes de las redes de apoyo logIstico, se ilega a la cifra de 16.670 hombres; ademas
se estima que en cifras globales son 87 los frentes armados en 22 departamentos, siendo los
ms afectados: Antioquia con 11, Cundinamarca con 9, Huila con 7, Cauca con 6 y Caque-
tá y Santander con 5 cada departamento.
Véase Revirta Crornos, 23 de octubre de 1984, p. 17.
Wase entre otros Centro de Estudios de la Realidad Colombiana (CEREC) "Refor-
ma o Militarismo ci dilema de la paz" Ponencia presentada por Alvaro Tirado Meji'a a!
Foro sobre la paz. Barrancabermeja 29 y 30 dejulio de 1985. Véase también Gabriel Silva
y Ricardo Santamaria "Represión o Reforma, lo que dicen las cifras". Lecturas dominica-
les deE! Tiempo, 30 de junio de 1985.
Vaase'Silva y Santamaria, op. cit.

323
CUADRO No.5

ACC1ONES DE ALZADOS EN ARMAS SEGUN


PRENSA NACIONAL

Sub-
total
1983 Sub- hasta
total abril
M-19 ELN FARC EPL PLA 1983 1984* Total

Bajas del Ejército 11 10 85 6 2 114 27 141


Bajas de la Guerrilla 88 23 140 18 2 271 97 368
Captura de Guerrilleros 43 21 58 10 - 132 37 169
Secuestro 5 9 32 14 - 60 4 64
Visita o toma de la
población 5 3 23 1 - 32 11 43
Toma de estabiecimientos 26 13 10 5 3 57 31 88
Guerrilleros amnistiados 318 41 495 36 - 890 - 890
Ataque al Ejército 12 3 24 3 42 12 54
Operación militar
antiguerrillera 18 2 29 1 - 50 16 66

Fuentes: Archivo de Prensa CINEP: "El Tiempo", "El Espectador", "El Colombiano", "El
Pals", "El }leraldo", "Vanguardia Liberal".
*1984: Solo "El Tiempo",
Restrepo, Laura Estamos al borde de una guera civil? No, pero... en Revista
Cromos, pp. 14-19, No. 3484 Bogota, 23 oct. 1984.

Ueros. Una observación mOs cuidadosa, sin embargo mostraria que al menos
en ci caso de los grupos armados más irnportantes corno las FARC y ci M-19,
existe en ellos una sustentación de base campesma y sus actividades se desarro-
ilan en buena parte ligadas a la problemática campesina en algunas regiones; asl
por ejemplo, ci Ejército de Liberación Nacional ELN que habIa tornado asiento
en el Magdalena Medio, con poco éxito, toda vez que se negaba a considerar ci
problerna de la distribución de la tierra, acabó de acuerdo con algunos comen-
taristas, por elmiinar ci posible respaldo de las masas campesinas, creando con-
diciones para la derrota militar y poiltica de este sector en aquelia region. For
ci contrario, Ia aparición en esta misma region del 4o. frente de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia, conformada y dirigida por campesinos

28. Véase per ejemplo los articulos de Fernando Cepeda, Rodrigo Escobar, Gabriel
Montes, Alberto Rojas Puyo y Cornelio Reyes en la Ret. Nal. de Agricultura No. 870 de
marzo de 1985.

324
sin tierra, asalariados agrIcolas, clesocupados, o por la población marginal de la
region, se vinculO desde el comienzo de sus actividades a los problemas de la
tierra, lo que en opiniOn de algunos comentaristas esta es la base de su 6xito y
fortalecimiento en aquella regi6n29 .
Igual podria afirmarse de las actividades recientes del movimiento M-19 en
areas como la del Cauca, donde ha ligado su actividad a los movimientos indige-
nas.
Pero más allá de estas consideraciones parciales, si se mira el mapa No. 1,
puede observarse que aquellas regiones donde predominan las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia FARC, están situadas en lo que pudiéramos deno-
minar regiones de frontera o areas nuevas de colonizaciOn.
En efecto, en este mismo mapa puede verse, grosso modo, cómo aquellos
movimientos de base campesina se consolidan en estas regiones, mientras que
los otros movimientos fundamentaimente tienen que orientarse hacia otras
regiones, lo que de alguna forma sugiere los vinculos entre la actividad guerri-
Hera y los problemas del campo.
Una visuaiización clara está en ci mapa No. 2, en el cual puede observarse cómo
las actividades de las FARC., se localizan especialmente en las regiones del
Caquetá, Meta, Huila y Santander y parcialmente en el departamento de Antio-
quia, Cauca y Valle, con perful similar del movimiento M-19, que son las 3/4
partes del total de efectivos guerrilleros del pals.
En estas regiones, caracterizadas como regiones de frontera, o areas de cob-
nizaciOn se ha desarrollado en los Ciltimos anos una notable expansion de la
frontera agropecuaria vinculada fundamentalmente segOn se anotO, a activida-
des de agricultura tradicional y a ganaderla, con una actividad económica que
ha sido relativamente dinámica en los Oltimos aflos. Pero al mismo tiempo
que se ha desarrollado en estas areas una vigorosa colonización, es notable la
ausencia del Estado, en términos no s6lo de su presencia polltica sino de su
actividad económica y en particular de los gastos pliblicos en esta region. acen-
tuándose en consecuencia el rezago social.
Además es precisamente en estas regiones donde se han presentado conflic-
tos propios de las areas de expansion de la frontera agricola. En estas areas se
evidencia un aumento de predios grandes, especialmente en los departamentos
del Norte de Santander, Meta, Cauca y Caquetá y en alguna medida Narino; en
promedio es en esta zona donde se ha concentrado en buena parte la expansion
reciente de la frontera agrIcola; los predios superiores a 500 hectAreas aumen-
taron no sOlo en nOmero sino en superficie a una tasa cercana al 3% anual,
aunque fueron superados por los predios con tarnaflos de veinte a cien hectá-
reas, en donde es mds probable el uso agricola, los que aurnentaron anualmen-
te en 5016 en promedio en nOmero y ci 5.7% en area entre 1960 y 1984, tal
como se observa en ci cuadro No. 6.

Ivan de Rementeria op. cit., p. 97.


Ibid.

325
MAPA No. 2

FRENTES DE LOS PRINCIPALES MOVIMLENTOS


ARMADOS, 1984

326
Poca duda cabe, pues, al contrastar el cuadro No. 6 y el mapa No. 2, sobre
que la violencia pot lo menos Ia asociada a las FARC (y en alguna medith al
M-19) que son los tnovimientos de mayor base campesina, se concentra en
aquellas areas, donde los asentamientos son recientes, es decir hay una crea-
ción reciente de propiedad pequefia o mediana, que todavia no está respaldada
por tItulos de propiedad o registros catastrales con descripción precisa de linde-
ros y que a su yea está rodeando fincas grandes en expansiOn.

CUADRO No.6

ZONAS DE EXPANSION
Tasa anual de cambio en 9to Promedio 1970-1984
A. PREDIOS
Caquetá-Meta Cauca-Nanño None Santander Total
Absoluto Absoluto Absoluto Absoluto

1 2.08 6.30 -1.07 5.57


0 a 1.26
I a 3 0.78 1.35 0.39
4.34 2.77 0.21 2.48
3 a 5
3.57
5 a 10 4.99 4.40 0.53
20 5.14 5.32 1.37 4.01
10 a 4.96
20 a 50 5.30 5.77 3.74
4.05 5.81 5.77 4.90
50 a 100 4.02
100 a 200 3.09 4.85 5.33
1.72 3.55 3.09 2.43
200 a 500 2.97
500 a 1.000 3.20 2.85 2.41
2.76 3.41 0.51 2.62
más de 1.000
3.90 3.84 1.39 3.49
Sunias
B. SUPERFICIE

-2.10 5.94 3.27 5.58


0 a 1
2.03
I a 3 1.83 2.12 1.16
5 4.56 3.13 0.73 2.84
3 a
10 5.28 4.85 1.00 3.97
5 a 4.25
10 a 20 4.16 5.88 1.84
50 5.74 6.29 4.44 5.51
20 a 5.32
50 a 100 4.57 6.17 5.97
a 200 3.23 5.18 5.59 4.24
100 2.77
200 a 500 2.08 4.01 3.27
a 1.000 2.94 3.21 2.70 2.93
500
más de 1.000 2.30 9.36 6.47 3.21

Sumas 2.75 5.66 4.46 3.66

Fuente: Liorente, Luis; Armando Salazar, Angela Gab. Distnbución de Ia Propiedad


rural en Colombia 1960-1984. CEGA, Ministerio de Agricultura, Bogota,
1985.

327
Sin duda, en estas areas la concentración de Ia propiedad es efectivamente
importante; mientras los predios inferiores a 3 hectáreas representa en estas
zonas airededor del 39.7% del nimero total de predios, los demás de 1.000
hectáreas solo representan el 0.7%, pero mientras los primeros representan
el 0.7% de la superficie, los ültimos representan el 42.3%, lo que evidencia a
todas luces una enorme concentración de la propiedad en estas zonas, que debe
haberse producido en los ültimos años31 .
Por el contrario, en aquellas zonas de alta densidad poblacional, y asenta-
mientos campesinos, como puede ocurrir por ejemplo en el Departamento del
Tolinia, en el Departamento de Antioquia o del Departamento del Voile y algu-
nas regiones de la Costa Atlántica, los conflictos parecen provenir de razones
de orden distintos, asociados en algunos casos a movimientos indIgenas (el
CINEP ha estimado que en los áltimos años se habrian recuperado por parte de
los movimientos indgenas cerca de 80.000 hectáreas en invasiones campesinas)
a, como en las areas de Ia Costa Norte a una elevada presiOn sabre la tierra.
No está de rnás sefialar que si bien la violencia rural que hoy vive el pals no
recoge mds que el legado de una larga guerra campesina 2 , su recrudecimiento
seria inexplicable si no se fundamentara en una problemática rural que le sirve
de escenarlo favorable. Es esta dimension la que plantea de nuevo temas como
el de la Reforma Agraria a la politica agropecuaria en un contexto que no
puede restringirse a los estImulos a la producción sin tener en cuenta los pro-
blemas de tierras y la necesidad de una mayor presencia del Estado en el desa-
rrollo social de estas regiones.

3.-- Estado, Poiftica Econórnica y Actividad Gremial

La sociedad colombiana en los ültinios aflos se ha visto asediada, de una par-


te, por la crisis econOmica acentuada especialniente durante los altos ochenta;
por otra parte, como expresión parcial de esta crisis, la del sistema productivo
agropecuario y finalrnente por la inestabilidad politica asociada en buena me-
dida a la actividad de los movimientos guerrilleros, lo que conforma un cuadro
de tensiones sociales y polfticas que sirva de nuevo escenario para las relaciones
entre el Estado y los gremios.
La actividad gremial ha tenido que responder, de un lado, a las modificacio-
nes en los esquemas de polItica global que se sobreponen a las polfticas secto-
riales. La Sociedad de Agricultores por su parte, ha debido responder al dete-
rioro del sector agropecuario, inducido en buena parte a través de las polIticas
globales, Ia que naturalmente ha replanteado sus relaciones con el gobierno, pe-

Para un análisis sobre la concentración de la propiedad en estas ireas v6aw CEGA


"Distribución de la propiedad rural en Colombia 1960-1984" Bogota feb. de 1985 y Dc
Rementeria, op. cit.
Un examen de este punto de vista puede verse en Ricardo Sanchez. Op. cit.

328
ro también a los retos sociales, politicos, en la medida en que la mestabilidad
rural genera problemas sensibles para la actividad agropecuaria; estas respuestas
sin embargo, se producen naturalmente dentro de cambios en el contexto del
Estado y en las relaciones entre éste y ci sector privado.
En efecto, de acuerdo con Revéiz, lo que caracterizaria las relaciones entre
ci sector püblico y el sector privado, después de 1974 será por una parte, el
debilitamiento de la inversion pCiblica y la prelación concedida a las polIticas
de autofinanciamiento de las empresas, al igual que el hecho de que el Estado
pasa a ocuparse cada vez más de las funciones de regulaciOn y control que de-
la acción directa, de modo que su intervcnciOn se vuelve más selectiva, si se
confronta con aquella que busca cubrir, a través del énfasis en las polIticas
sectoriales un espectro dilatado de campos como respuesta a la diversificaciôn
económica.
Por otra parte, la prirnacla que se ha concedido a Ia polItica monetaria para
recuperar la estabiidad a partir de 1974, hizo más patente y abierto el conflic-
to entre la estrategia de desarrollo expresada en el plan (e implementada en la
práctica a través de la inversiOn piiblica) y la polItica económica en cuya for-
mulación ha prevalecido la concertaciOn, especialmente entre ci gobierno y los
cafeteros, hecho este estimulado por la mayor apertura de la economia y la
creciente interdependencia intemacional, que ileva sin duda a que los fenOme-
nos de corto plazo sean más prioritarios que el disefio e irnplernentación de las
estrategias de mediano o largo plazo.
Por otra parte, la transformación creciente de las instituciones que histórica-
mente han sido ci instrumento de la iritervención directa del Estado ( el ICT, ci
BCH, ci lFI, el INSFOPAL) entre otros, al igual que la creciente complejidad
de los procedimientos de adopción de las decisiones, conilevan una pérdida de
poder decisorio del Congreso, una concentración del mismo en las Juntas Direc-
tivas de los Institutos en materia de crédito, etc., al tiempo que por razones
propias del orden externo, surgen con mayor vigor, los acuerdos bilaterales
entre ci Estado y los organismos internacionales para el financiarniento exter-
no, y la efectiva internacionalizaciOn de aigunas formas de regulación como es
33
la polftica monetaria.
Revéiz describe asI la situación "El Plan de Desarrollo como ci Plan de in-
versiOn POblica, ha venido siendo diseñado y ejecutado dentro de objetivos que
con criterios sociales redistributivos surgiO con ci modelo Cepalino y con la
Alianza para el Progreso. Los gobiernos han adoptado desde 1974, tan solo un
compromiso formal sobre el plan de desarrollo. La polItica econOmica por con-
traste parece configurarse y de hecho ejecutarse, con criterios tendientes a pri-
vilegiar en la pugna redistributiva el ingreso de los exportadores privados, prin-

33. Vinse Edgar Reveiz"Evolución de las formas de intervención del Estado en la


econom(a de la America Latina; el caso Colombiano" en el libro El Estado y el Desari-ollo
ColecciOn Debates CEDE, Universidad de los Andes, Bogota, 1983 pp. 49 y ss.

329
ru1tp11C
er'
cipalmente de los exportadores cafeteros. Esta polItica resulta de la relación
especifica coyuntural del Estado con los gremios separadamente" TM ,
Aunque esta descripción es válida sin duda hasta 1982, lo que hay que des-
tacar aquI es que el campo de acción de los gremios por estas razones, ya no
se restringe a las polIticas sectoriales que les conciernen o a la contribución de
la definición de las estrategias de desarrollo, sino que también Ia poiltica ceo-
nOmica se vuelve un elemento crucial en la discusión del papel de los gremios,
toda vez que el acento en las polIticas de corto plazo, introduce elementos de
inestabilidad para cada uno de los sectores y por supuesto la consabida incer-
tidumbre; como veremos este será un carnbio fundamental en la actividad de la
Sociedad de Agricultores.
A estos eambios en las caracterIsticas de intervención del Estado, se asocian
a su vez, la aparición de nuevas fuerzas, grupos y actores sociales que iritervie-
nen en los procesos de decision por acción u omisión. Por una parte en el
orden interno, la más amplia diversificación de la economIa, proporciona un
marco de acción mds complejo cuando se trata de definir un consenso. La pug-
na distributiva anade Rcvéiz, se hace más aspera entre los sectores del capital
y del trabajo y entre los diversos sectores del capital.
El intervencionismo como nueva polItica correctiva, ilega a su ilmite ya que
las diferentes pugnas sociales y económicas requieren de la concertación del
plan de desarrollo y no solo de los acuerdos bilaterales tradicionales entre el
gobierno y los gremios; sin embargo ello coexiste con una complejidad y disper-
siOn de los foros en los procesos decisorios y de la intervención del Estado y de
la polItica cconómica y con la participación desigual en dichas decisiones, por
parte de las diferentes fuerzas econOmicas y sociales.
De hecho, en todos los niveles de la estructura de decisiones segün Revéiz,
que atañen a la polItica económica, a las polIticas sectoriales, etc., se observa
que los representantes del gobierno superan en todos los casos el 60% de los
miembros de estas instituciones de concertación. En la toma de decisiones de
la polItica econOmica el 63% son miembros del gobierno, el 30% miembros
del sector privado, el 4% de los trabaj adores y los consumidores.
Es de destacar que en los comités sectoriales, el sector privado tiene una
mayor representación pero, fundamentalmente en el sector industrial mientras
que "tiene el sector privado poco peso en el sector agropecuario y en el con-
junto de las polIticas sectoriales que son las que más se relacionan con la inver-
siOn piiblica, con los problemas del sector"35 .
Subrayemos pues, que la actividad gremial tiene poco peso en la estructura
de decisiones de la polItica económica, que en deimitiva resulta ser la verdade-
ra reguladora de la intervención del Estado, mientras que tiene un relativo peso
en las discusiones de la polftica sectorial que a menudo, por la predominancia
de la polItica económica, de corto plazo tiene poca capacidad de implernenta-
cian.

Véase Revéiz, op. cit., p. 55.


Ibid., p. 69.

330
Al propio tiempo, dentro de los organismos de decision del sector agrope-
cuario, el sector privado parece tener relativamente a otros sectores una partici-
pación menos importante.
HabrIa que destacar aqul sin embargo que a pesar de esta desigual dis-
tribucián, el hecho más importante es que la tendencia de cada uno de los gre-
mios dentro de cada uno de los comits sectoriales está inmersa en las contra-
dicciones propias de la compatibilidad entre objetivos sectoriales, objetivos
gremiales y objetivos giobales.
AsI por ejemplo, en ci Consejo Nacional de Salarios donde tiene su repre-
sentación los gremios, la contradicciOn entre la ANDI que representa la gran
industria interesada en un aiza fuerte del salario mInimo, debido a que las
empresas afiliadas, histOricamente han pagado por encima del mInimo, se opo-
ne como es obvio a las polIticas de la S.A.C., cuyos miembros operan en Un
mercado laboral mucho más competitivo y debido a que en ci campo una ma-
yor proporción de la fuerza laboral recibe el salarlo minimo, por lo que no ye
con muy buenos ojos los aumentos de salarios37 . De modo que en estos conse-
jos la AND! puede tener un mayor margen para imponer sus criterios conjun-
tamente con el gobierno; por el contrario, en ci Consejo Asesor de PolItica
Agropecuaria. donde la S.A.C., tiene influencia, puede modificar las decisiones
del Ministerio de Agricultura; igual puede ocurrir en instancias por ejemplo
como las que deciden sobre la poiltica de importaciones, donde la Sociedad de
Agricultores puede estar en controversia con FENALCO, y asI sucesivamente.
AsI pues, aunque los grernios parecen tener poca importancia directa en los
organismos atinentes a la estructura de decisiones, o bien de la poiItica econO-
mica o bien de las polIticas sectoriales, sin embargo su papel no es desdeflable
cuando se trata de discutir pCiblicamente la polItica econóniica toda vez que
ci peso de los gremios parece centrarse cada vez rnás en su capacidad para
influir sobre la opinion piblica que en las desiciones que tome ci gobierno38 .
Dentro de este contexto Urrutia describe asI ci papel de Ia Sociedad de Agri-
cultores "La S.A.C., tiene un presupuesto pequeño, solo dos profesionales a su
serviclo y aparte del amplio conocimiento tdcnico de su Presidente, no cuenta
con estadIsticas suministradas por sus afiflados o un departamento técnico, por
otra parte los agricultores no invierten en propaganda"39 .
"Dada su organización, la influencia de la S.A.C. es limitada; en efecto, no
puede tomar la iniciativa pues carece de la infraestructura técnica, aun cuando

La información detaliada relativa a la participación de los diferentes sectores soda-


les en los diferentes organismos de torna de decisiones, puede verse en Edgar Reveiz "La
concertación, experiencias y posibilidades en Colombia" en ci libro Con troversia sobre el
Plan de Integraciôn Nacional PIN, Facultad de EconomIa, CEDE, Uniandes y FENALCO,
Bogota, 1982.
Véase ci estudio de Miguel Urrutia Gremios, Polirica Económica y Deinocracia,
Ediciones FEDESARROLLO, Bogota, 1983, p. 39.
Véase algunos ejempios en Urrutia, op. cit., pp.40 y ss.
Urrutia describIa básicamente la situación de la SAC en 1981.

331
en algunos casos puede oponerse con resultados positivos a ciertas polIticas ofi-
ciales, puede también influir sobre la polItica del Ministerio de Agricultura,
dado su acceso permanente a los altos funcionarios del sector; dicha influencia
sin embargo, dependcrá solo de la fuerza intelectual de los argunientos del Di-
rector Gremial, pues Ia Sociedad no estI on capacidad de ofrecerle o restarle
apoyo politico al gobierno.
Los estudios de casos sugieren por otra parte que la influencia de la S.A.C.,
en el Congreso es limitada, pero que por otra parte, la vinculación de varios
congresistas a la actividad agropecuaria hace que el Parlamento Je tenga sirn-
patIa a algunas de las posiciones asumidas por Ia S.A.C."'.
Aparte de esta simpatfa de los miembros del Congreso por todo lo que se
refiere a la legislaciOn agraria on favor de los propietarios, existe también una
influencia moderada a través de las diversas sugerencias que los miembros de los
grernios puedan hacer a los propios congresistas.
En la investigación de Kline se sefiala que el grernio que rnás tiene con tactos
permanentes con los congresistas es la Federación de Cafeteros, enseguida la
ANDI, enseguida la S.AC., y luego FENALCO y finalniente FEDEGAN con
menor importancia desde el punto de vista de otros gremios. Sm embargo, de
acuerdo con ci propio Kline, la S.A.C., tiene una influencia bastante inferior
a la que pudiera tener la FederaciOn de Cafeteros y la ANDI sobre los congre-
sistas41
Aparte de esta influencia en los Organos legislativos queda aOn para los gre-
mios el margen de opinar sobre la poiItica económica; cabe esperar segOn Urru-
tia, que a través de los pronunciarnientos pOblicos pueda afectarse la opiniOn
pUblica de modo que aquellas politicas econórnicas puedan en alguna forina
modificarse gracias a esta presión de los gremios.
En cuanto a la S.A.C., no parece que su capacidad para modificar las decisio-
nes del gobierno a travds de la opiniOn pOblica sea significativa. La revision
de algunos episodios en materia de politica económica relacionados con las
medidas de emergencia económica ilustran clararnente este punto.
En materia de polItica agraria por ejemplo, la Sociedad de Agricultores
aunque accptó la filosoffa de la Reforma Tributaria que proponia el gobierno
en aquel aflo, se opuso en todo caso a la Renta Presuntiva en consideración de
que la actividad agrIcola estaba sometida a las más diversas circunstancias im-
previsibles de orden climático, ecologico, social econónuco, etc., "que no ad-
miten una nivelaciOn on cuanto a su rentabiidad potencial con las actividades
distintas a esta"; se opuso igualmente a la manera como se deterniinaba ci ré-
girnen de ganancias ocasionales y a otros aspectos de la misrna42 . Tarnbidn a los

Urrutia op. cit., p. 45.


Véase Harvey F. Kline "Intereses groups in the Colombian Congress" Journal of
Interamerican Studies and World Affairs, volumen 16 No. 3 agosto de 1974 citado en
Urrutia, op. cit., p. 230.
Véase la Rev. Nal. de Agricultura No. 821 de noviembre de 1975.

332
Decretos Regiamentarios de Ia Ley 6a., de 1975 sugiriendo un arnplio pliego
de modificaciones a estos decretos43 , por mencionar solo algunos de los deba-
tes de mayor alcarice püblico. Sus opiniones sin embargo,no fueron recogidas, la
verdad sea dicha, por el gobierno De hecho, la influencia en estos episodios pa-
rece haber sido prácticamente nula en buena medida porque el propio gobierno
tomó las decisiones sin consuitar a los grernios
En efecto, de acuerdo con ci relato que hace Urrutia, inmediatamente des-
pués de su elecciOn el Dr. Lopez solicitO a Rodrigo Botero Montoya, futuro
Ministro de Hacienda, que convocara a un equipo de técnicos que preparara ci
programa económico del gobierno; este equipo eiaboró una serie de propuestas
que una vez posesionado el nuevo Presidente, cornenzaron a aplicarse o a pro-
ponerse en términos de proyectos de Ley. En cuanto a la Reforma Tnbutaria,
este se discutió inicialmente dentro del Consejo de Ministros, donde estuvo la
primera etapa de negociaciones, en la que no intervinicron iii los grernios, ni los
partidos politicos por razones obvias.
Una vez expedidos los primeros decretos, anota Urrutia, se constituyó ci
gnipo de trabajo informal y en "dicha reunion los Ministros con antecedentes
parlamentarios discutieron la necesidad de algunos cambios, los cuales acorda-
ron; personas como Corneio keyes Ministro de Gobierno, Indalecio Liévano
Ministro de Relaciones Exteriores y 1-lernando Durán, Ministro de Educacidn
habIan tratado asuntos fiscales en ci Congreso durante muchos aflos, todos
IiabIan sido personeros del sector agrIcoia al igual que Jorge RamIrez Ocampo
antiguo Ministro de Desarrollo y alto funcionario de la Federación de Cafeteros,
Rafael Pardo Buelvas Ministro de Agricuitura y antiguo Presidente de la Federa-
ción de Algodoneros y Jairne Garcia Parra Ministro de Comunicaciones y exito-
so agricuitor.
Como resuitado de la discusión de los desayunos del Banco de la Rep(iblica
y después en la finca de Bonsa donde el Presidente y todos sus Ministros se
reunieron para hacerle los ültimos ajustes a la Reforma, se concentró ante
todo, en hacer menos rigurosa la 'fributación para ci sector agricoia; esta acti-
tud sigue Urrutia, responde a varios factores; por una parte como agricuitores,
varios Ministros no crc Ian que ci sector resistiera un aumento significativo en la
Tributación; en segundo lugar, indaiecio Lidvano y algunos colegas ilevaban
muchos aflos criticando los modelos de desarrollo con sesgo urbano y pro indus-
trial y tern Ian que algunas normas de la Reforma desestimularan en forma
excesiva la agricultura. Finalniente, los Ministros con antecedentes parlamenta-
rios presentlan que unos gravámenes fuertes a la agricuitura, generarfan una
gran oposición en ci Congreso y esto lIevarIa al rechazo de la legislación de
emergencia económica en ci Parlamento. Aunque esta dltima consideración
pudo pesar en ci ánimo del Presidente, las ventajas para ci sector agropecuario

43. Véase Rep. Nat. de Agriculture No. 838, nov-dic 1977. Rep. NaL de Agriculture
No. 835 junio de 1977.

333
que se introdujeron en los (iltimos decretos de la emergencia, no fueron sustan-
44
ciales.
Sin embargo, la conclusion que se puede sacar del análisis de este episodio es
que los representantes de la clase poiftica en el gabinete reflejaban el sesgo pro
agrfcola del Parlamento y aunque en alguna medida la agricultura resultO favo-
recida, era la consecuencia de este sesgo más que de la influencia directa de la
Sociedad de Agricultores, a quien no se le acogiO nmguno de los puntos de su
pliego de peticiones.
Por otra parte, la mayorIa de los gremios apoyó abiertamente no solo la Re-
forma Financiera sino la Reforrna Tributaria; la dnica que se opuso fue la
Sociedad de Agricultores; su Presidente Carlos José Gonzalez se refirió negati-
vamente a la Renta Presuntiva "hemos combatido la Renta Presuntiva por dis-
criminatoria sobre el sector rural, pero si ella se liace general, dejaremos cons-
tancia de su inconveniencia y de su antitecnicismo en espera de que ella misma
demuestre su inconveniencia y su inoportunidad"45 .
Con todo, al decretarse la emergencia económica en 1975, la AND!, la Bol-
sa y otros gremios respaldaron esta emergencia y 24 horas más tarde, la S.A.C.,
FEDEGAN y otros gremios se declararon a favor de la medida; sin embargo una
vez empezaron a aparecer los decretos y a precisar el avance de la emergencia
económica, se iniciaron los ataques más abiertos por parte de los gremios, argu-
mentando la mayor parte de ellos el no haber tenido participaciOn o siquie-
ra oportunidad sobre las decisiones tomadas'.
Urrutia anota que "aunque el sector privado empezó de manera clara un
rechazo a la Iegislación tributaria, su campafla en contra no tuvo ningün efecto
práctico, excepto el haber logrado tal vez algün desprestigio del gobierno; ni el
Ejecutivo, ni el Congreso discutieron las posiciones de los gremios, y el Presi-
dente escogió precisamente el camino del 122, mecanismo que minimiza el
poder de veto de los grernios"47 .
Por lo demás, aparte de que las asociaciones empresariales se muestran aquI
como poco influyentes en la formación de la polItica económica, el propio
Presidente Lopez adn desde años atrás, venIa postulando precisamente la nece-
sidad de utilización de la emergencia económica en parte, para neutralizar las
posiciones de los gremios hecho además que hizo explIcito en las discusiones
de Ia emergencia econOmica.
En otros frentes de la polItica econOmica, la influencia parece haber sido
igualmente precaria. Asf por ejemplo, en 1976 se decretó un recorte del 100/0
al presupuesto nacional que afectaba sustancialmente al Ministerio de Agricultu-

Urrutia p. 191.
Urrutia p. 196. Véase tambiin El Tiempo agosto 22 de 1974.
Urrutia p. 197.
Urrutia p. 200.
Hernando Gómez Buendia. Alfonso Lopez Mlchelsen un examen critico de su
pensamiento y su obra de gobierno. Ediciones FEDESARROLLO, Tercer Mundo, Bogota,
febrero de 1978, pp. 206 y 207.

334
ra, la Sociedad de Agricultores se dirigió al Ministro Botero Montoya a fin de
recavar por un cambio en èsta decision que no afectara al Ministerio, recurso
que ni siquiera tuvo respuesta. Igualmente, como hablamos anotado, se opuso
a las importaciones que se estaban haciendo de productos agropecuarios en
1976 y 1977 sin ningln 6xito49 . Del mismo modo, se opuso a lo que la Socie-
dad ilamaba "el desbordamiento de iniciativa sobre legislaciOn social" y que se
referIa a las modificaciones sobre el derecho de huelga, sobre contratación co-
lectiva, sobre participaciOn de los trabajadores en las utilidades de las empresas,
etc.; y los intereses mensuales a las cesantias, adelantando diversos debates en
el seno del Consejo Nacional de Salarios, que tampoco tuvieron éxito50 . AsI
como tampoco lo tuvo frente a las modificaciones de la polItica monetaria
que afectaban los mecanismos de crddito y que comenzO a realizarse desde el
segundo semestre de 1974 51 .
Por otra parte, aun cuando desde 1974 algunas areas del manejo económico
del pals se vienen haciendo mediante los mecanismos de concertación, en gran
parte es privilegio del gobierno el escoger con quienes la hace. Esto fue asi por
lo menos hasta 1979, lo que hace que la capacidad de presión de los gremios
dependa fundamentalmente de las buenas o malas relaciones que se tengan con
el gobierno y en particular, con el Ejecutivo.
Algunos episodios relacionados con cada uno de los gobiernos en este perIo-
do, mostrará cómo ha sido la evolución real de los mecanismos de concertaciOn.
Aun cuando en 1974, recién elegido el Presidente Lopez y aOn antes de po-
sesionarse, los agricultores apoyándose en la prioridad que el candidato le habIa
asignado a la poiltica del sector agropecuario, hicieron una larga lista de reque-
riniientos, entre otros, que se revisara la Ley 4a., de 1973, que se estableciera
un mecanismo automático que regulase los precios de los productos agropecua-
rios en la medida en que crecieran los costos de producción, se proporcionaran
las facilidades requeridas para la importaciOn de equipos y que se diera aplica-
ción clara y rápida a la Ley Sa., de 1973 que creo ci Fondo Financiero Agrope-
cuario. El hecho es que ni la Renta Presuntiva se eliminó y más bien se fortale-
ció asI como se establecierori los mInimos de productividad, a pesar de que el
propio Ministro de Agricultura Rafael Pardo Buelvas, habIa buscado un acerca-
miento a Ia Sociedad de Agricultores, como miembro que era de ella 52 .
Por el contrario, en 1976 por primera vez la Sociedad dejaba de ser un miem-
bro directivo de la Caja Agraria por decisiOn del Ministro de Agricultura y pese
a los reclamos de la Sociedad de Agricultores, el Ministro Buelvas respondIa
que en realidad lo que se habIa querido era facilitar al Presidente la designación

Reista Nacional de Agricultura febrero de 1978 y jun10 de 1976.


Revista Nacional de Agricultura jun10 de 1976.
Revista Nacional de Agricultura No. 808 octubre de 1974.
Véase ci pliego de solicitudes en la Revista Nal. de Agricultura No. 802 abnl de
1974 y ci discurso del Ministro Rafael Pardo Buelvas al XVIII Congreso Agrario Nacional
en la Rev. Nal. de Agricultura No. 821 de nov-die. de 1975.

335
de las personas que considerara las más adecuadas para la debida ejecuciOri de
sus poifticas en cada uno de los organismos del sector5 .
En 1977 y pese a que existIan normas que establecIari un representante de
Ia Sociedad de Agricultores en ci Consejo Nacional de Trabajo y en ci Consejo
Nacional de Salarios, la SAC., no obstante haber enviado candidatos a! Minis-
terio del Trabajo, no fue incluida en este Consejo. Aim cuando unos afios
niás tarde volvió a recuperar su puesto en este organisnio.
Las relaciones de la Sociedad con el gobierno, durante la administración
Turbay, parecen haber sido bastante mejores que lo que fueron durante ci
gobierno de Lopez, al contrario de lo que ocurriO con otros gremios. De hecho
los gremios rnds importantes como La ANDI, FENALCO y FEDEMETAL, des-
de la presentación misma del Plan de Integraciôn Nacional, fueron en extremo
crIticos al plan, e incluso promovieron innumerables foros en los cuales se
oponian a una estrategia que a través de la desviación de recursos para las inver-
siones en infraestructura o la liberaciOn de importaciones, afectaba sustancial-
mente a los gremios.
La Sociedad por ci contrario, saludó entusiasta al Plan de Integración Nacio-
nal sei'ialando "que nuestro acuerdo con ci PIN, no es irreflexivo sino eminente-
mente analItico porque diagnostica ci programa y la inversion on lo referente a
lo distintos aspectos...
Nosotros que siempre hernos reclamado no sOlo estImulos para incrementar
nuestra producción y productividad agropecuaria, sino humanismo hacia la gen-
te campesina, encontramos en el plan las acciones DRI, PAN e IPC, conjugadas
con otros capItuios como la salud, La atención del menor y Ia educación, que
abarcan importantes coberturas sobre nuestro sector humano"55 .
Donde mIs clararnente se ye la diferencia entre la Sociedad de Agricultores y
ci resto de los gremios organizados de la producción frente al gobierno de Tur-
bay es el episodio del Frente Gremial desarrollado en 1981, hecho que provocó
una honda crisis en la Sociedad. Detengámonos un poco en este episodio.
Dc hecho, durante 1980 y 1981 los gremios venlan insistentemente solici-
tando Ia institucionalizaciOn de la consulta a los gremios en la elaboración del
Plan de Desarrollo que habIa sido estabiecida por Ia Reforma Constitucional;
especialmente la ANDI, msistió en este punto mientras que FEDEMETAL
enderezaba fuertes crIticas al manejo de in po!Itica económica del gobierno, a
la que se asociaron en 1981 prácticamente todos los gremios a excepción de la
Sociedad de Agricultores.
La oposiciOn de los gremios al gobierno fue cada vez más acentuada y con-
junta, hasta Ilegar ala conformaciOn de un frente gremial en febrero de 1981.

Véase Rev. Nal. de .4gricultura No. 823 de feb-1976 y 824 de marzo de 1976.
Rev. iVal. de 4gricultura No. 835 junio de 1977.
Rev. Nal. de Agriculture No. 850 enero-feb. 1980. Para las posiciones de los otros
gremios sobre ci Plan de lntcgración véase Urrutia, op. cit., pp. 160 y ss.

336
En gran parte, el frente grernial surgia del hecho de que si bien la Refornia
Constitucional habia establecido la concertación, el programa económico del
gobierno tenha aspectos poco atractivos para los miembros de los principales
gremios, lo que los llevó a crear un frente coinin en el conveucimiento de que
"una union para criticar al gobierno propiciaria un hecho politico que forzara
en iltima instancia a los funcionarios a dane un viraje a la poiItica econO-
rnica". 56
El 19 de febrero de 1981 se creO pues el frente gremial constituido por los
5 principales gremios econOmicos del pals; CAMACOL, ANIF, FENALCO,
ANDI y FEDEMETAL, centrando este frente fundarnentalmente su oposición
a la manera como se iba a ejecutar el Plan de Integración Nacional.
El Presidente Turbay reaccionO seflalando "que no hay tampoco por qué
incorporarnos al coro de las pianideras y lamentarnos si consideramos que no
estamos viviendo en una situaciOn apocaiIptica"57 . Durante vanios meses el
Presidente rehusó reuni.rse con ci frente grernial, mientras se reunla con las cen-
trales obreras cuando se lo soLicitaban o cuando amenazaron con un paro general.
La batalia verbal continuó durante ci primer sernestre de 1981; entre tanto
el Presidente Turbay trataba de hacer destituir a algunos de los presidentes gre-
niiales, comunicándose con miembros inlluyentes de la Junta Directiva de las
Asociaciones para pedirles les retiraran ci apoyo a sus directivos. Aparte de
esto, destituyO a los dirigentes grem.iaies de algunas Juntas en empresas o msti-
tuciones del Estado.
A pesar de lo que esto significaba para los gremios, ci hecho es que el inten-
to del Presidente de intervenir en los asuntos internos de dos, acabaron por
fortaiecer la unidad interna y las Juntas Directivas apoyaron incondicionalmen-
te a sus directivos.
La decision de la CSTC y la CTC de lievar a cabo un paro general en octubre
de 1981, obligo al gobierno a reanudar ci diálogo con los gremios. Lo importan-
te aquf es ci hecho de que al frente gremial se fueron incorporando paulatina-
mente otros gremios; sin embargo la Sociedad de Agricultores fue la ünica que
no perteneció al frente gremiai, nun cuando en un comienzo su gerente Carios
José Gonzalez, participó en las discusiones. Sin embargo, algunos de los afilia-
dos deseaban que la Sociedad entrara en ci frente de oposiciOn, lo que provocó
una crisis interna58 .
Las opiniones del Presidente de la Junta de La SAC (Luis Lizarralde) habian
sido contranias a las del Gerente General (Carios J. Gonzalez), lo que provocó
la renuncia del pnimero; igualmente renunció Adniano Quintaria, Vicepresidente
de la Junta Directiva de La entidad argurnentando que "los recientes pronuncia-
mientos de los gremios que representan a los diversos sectores econOrnicos de la
nación, conducentes a mi manera de ver a propiciar con ci gobierno nacional un

Urrutia p. 162.
Urrutia p. 163.
Urrutia, op. cit., bc. cit.

337
análisis en forma concertada sobre los problemas socio-económicos del pals y
la posición que sobre el particular ha asumido Ia Sociedad de Agricultores a tra-
yes de su Presidente Ejecutivo, ha creado una situación que en opinion de los
agnicultores de diversas zonas agnlcolas que he tenido oportunidad de visitar
recientemente, han propiciado confusion en torno a Ia voceria confiada a la
Sociedad como maxima entidad rectora de los gremios de Ia producción agro-
pecuaria, situación que es necesario analizar en beneficio de la instituciOn en la
'Junta Directiva"59 .
De hecho, el gerente Gonzalez Matallana, se mostrO reacio a la creación de
un frente gremial, por ser antidemocrático y por considerar que cada agremia-
don tiene funciones especificas que cumplir seglin declaración publicada por
el diario El Tiempo. Al mismo tiempo que esto sucedia, se susrendió la publi-
caciOn de la Revista aduciendo pérdidas financieras de Ia rriisma O•
Sin duda, entre 1974 y 1981, la S.A.C., jugó un papel bastante modesto en
la definición de las politicas econOmicas globales y en las politicas agropecua-
rias, y mds aim si se la compara con la actividad desplegada por otros gremios.
EUo debe interpretarse no tanto como la pérdida de poder surgida de la debi-
lidaci gremial intema, sino fundamentalmente como el resultado del predomi-
nio de las politicas económicas globales sobre las sectoriales en las que la
S.A.C., tuvo un papel de importancia durante los 50 y 60. No menos impor-
tante es el hecho de que la S.A.C., no tuvo ningün Iiderazgo frente a los demás
gremios y mäs aün, perdió presencia respecto de ellos como se observa bien en
el episodio del frente gremial. En la investigación de Urrutia se anota que, Se-
gun los presidentes gremiales, la importancia de la S.A.C., era casi nub, cob-
cándola no sOlo por debajo de ANDI, FENALCO y ANIF que por lo demás ha-
bIan liderado la actividad gremial en los ültimos aflos sino incluso por debajo
de gremios como CAMACOL y FEDEMETAL, de menos tradición y aparente-
mente con menores soportes sociales y politicos. En do, por supuesto, cuenta
no solo el espacio de acción del gremio desde un punto de vista institucional
(la práctica de la concertaciOn, la composición de los Consejos y Comités, etc.)
sino la habilidad de los dirigentes gremiales para liderar opiniones, en lo que no
parecen haberse destacado, hasta 1981 las directivas de la S.A.C.
Unos meses después de la crisis interna se nombró como Presidente a
Roberto Junguito Bonnet, se reformaron los estatutos, se continuO con la Pu.
blicaciOn de la Revista Nacional de Agricultura y quedó asi superada la crisis.
Por otra parte, Junguito quien como investigador de FEDESARROLLO, habIa
preparado un docurnento para la S.A.C., sefialando las bases de una polltica
agropecuaria61 , fue posteriormente nombrado Ministro de Agnicultura en el
primer gabinete de Belisario Betancur justo en el momento en que estaba pre-

Libro de Actas, marzo 11 de 1981.


Libro de Actas, marzo 18 de 1981.
Vase Roberto Junguito Bonett, Bases para una pounce agropecuaria, volumen IV
de la colección Nueva Alternativa para el Desarrollo, Bogota, 1978.

338
sentándose a la Junta Directiva de la S.A.C., ci documento titulado "Altemati-
vas de la Polltica Agropecuaria 1982-1986", con el que trataba de sustentar los
planteamientos que los gremios agrlcolas someterlan a eorisideración del recién
elegido Presidente Betancur y de su posible Ministro de Agricultura, en tomb a
la necesidad de definir con la colaboración del sector privado los objetivos de
la polItica agropecuaria62 .
Sin duda ci nombramiento de Junguito como Mmistro rnejoró sustancial-
mente las relaciones entre La Sociedad de Agricultores y el gobierno y aunque la
Sociedad de Agricultores durante 1983 y 1984 ha sostenido algunas posiciones
crlticas respecto de la politica económica y de la politica agropecuaria, esta se
ha mantenido en un tono rnás mesurado que el de otrosremios, en parte, qui-
zás, porque el documento preparado por Junguito parala S.A.C. sirviô en buena
medida para delinear, al menos durante ci primer aflo del gobierno de Betancur
los elementos esenciales de la polltica agropecuaria del pals.
Por otra parte, la S.A.C., ha asumido una posición cautelosa y más bien de
apoyo a la politica de paz del actual gobierno, en ciaro contraste con las postu-
ras del propio gremio en afios anteriores, sin duda mucho menos tolerantes,
como se vera enseguida.

4. - La S.A.C. frente a la Paz y a la Reform a Agraria


Durante 1984, dos hechos ocuparon la atención del pals. La paz y la discu-
sión sobre La Reforma Agraria como parte del temario del "diálogo nacional". Es
obvio que las posturas de la S.A.C., dentro de estas discusiones se sitáan 110 sólo
en un nuevo contexto politico sino en el contexto de nuevas orientaciones gre-
miales respecto del orden social rural. No deja de set sugestivo contrastar las
posiciones recientes con las asumidas en los otros gobiernos anteriores frente a
los mismos temas, como quiera que estas diferencias reflejan la flexibilidad gre-
mial por adaptarse a nuevas circunstancias sociales y polIticas.
La reacción de los sectores armados a la manera como se enfrentaron los
fenómenos de violencia poiltica en la adniinistración anterior, provocó el incre-
mento de los delitos politicos que pasaron de 140 en 1978 a 948 en 1982.
Dc igual modo, durante 1979-1982 los asaltos a poblaciones, fincas, vehicu-
los, etc., motivados por razones politicas, crecieron en La impresionante cifra de
1.8000/0; igual ocurrió con los actos terroristas. Por lo tanto, la salida represiva
no solo fue incapaz de reducir las manifestaciones de inseguridad que supuesta-
mente debla controlar, sino que por reacción las estimuló considerablemente 63 .
Por su parte, la S.A.C., siguiO una linea de pronunciamientos similares a la
actitud del gobierno, ilamando al control de aquella violencia.

RevistaNacionaldeAgricultura No. 860 septiembre de 1982.


Véase Silva y Santamara, op. cit., y Alvaro Tirado Mejia Refbrma o Mi/starismo.

339
Desde mediados de 1975, cuando empezaba a experimentar ci pals brotes
significativos de insurgencia, el Presidente de la Sociedad de Agricultores Ma-
nuel Castellanos, on cartas enviadas al Ministro de Justicia y al Procurador
comentaba que ci fracaso de la lucha contra el crimen tenha su principal causa
en la indolencia de los civiles y "en la forma tolerante y córnplice como el sec-
tor rnayoritario honesto y cobarde do la sociedad colombiana" convivla con el
sector minoritario "dañado, corrompido y audaz do la misma sociedad" y
Liamaba pues a la cooperación de los civiles "y el gobierno debe lograrla no
solamente con los evidentes medios de comunicación que tiene para liegar a
todos los sectores de la opinion pOblica, sino por las organizaciones que depen-
den del gobierno; Ia defensa civil es una organizaciOn excelente creada con
buenos fines, manejada con muy buena voluntad pero completarnente inUtil
a la situación que vive el pals"; en diversos pronuncianlientos seguia insistien-
do en posturas sirnilares: "para enfrentar la inseguridad y la impunidad que
recrudecidas han vuelto a aparecer, se impone la niás enárgica y valerosa campa-
ha con los poderes do cxcepción del Estado de Sitio y la solidaridad activa de la
cornunidad contra ci delito; sin seguridad no serd posibie ninglin bienestar ni
desarroilo económico, el efecto letal del bandidaje es la disoluciOn de la socie-
dad".
El XIX Congreso Agrario Nacional por otra parte, después de extensas consi-
deraciones sobre La necesidad de atacar la impunidad y senalando que existla
una "injusta y peligrosa desigualdad de medios fisicos entre los que atacan a la
sociedad y los que individualmente se encuentran colocados on la necesidad de
defender sus propios derechos, los de sus familiares o los do cualquier ciase do
persona injustaniente atacada", resolvia "solicitar al gobierno nacionai allanar
hasta ci llmite naáximo los trániites actualmente vigentes para la adquisición y
posesion do armas de fuego distintas de las que se reservan al uso de las fuerzas
inilitares, de modo que la defensa civil organizada y la de emergencia que pue-
dan surgir ante ci deiito, pare de alguna nianera la acción do los delincuentes y
ampare los fundamentales derechos de la sociedad y las porsonas"65 .
El XX Congreso Agrario por su parte, rechazaba los niétodos qUo "vienen sien-
do empleados por agitadores extremistas que aprovechando la ignorancia en unos
casos y on la niayoria la mala fe de los dirigentes indigenas del Norte Caucano,
estdn lievanclo a invadir estos predios privados y debidamente explotados" y
acusaban al Consejo Regional del Cauca CRIC, a sus asesores extremistas y a
algunos funcionarios del INCORA y de la DivisiOn de Asuntos Indigenas del
Gobierno, de fornentar el estado do caos que venha ocurriendo en ci Departa-
mento y exigian "la miitarización del Nororiente Caucano con tropas del Ej6r-

Vdase Rei'ista Nacional do Agricultura No. 821 diciembre do 1975. La carta al Mi-
nistro do Justicia en la Ree. Nal. de Agricultura No 818 do agosto de 1975 y Ia carta al
Procurador General de la NaciOn en laReo. Nal. deAgriczilrura No. 828 do julio do 1976 y
tarnbién ci Editorial do la Rev. Nal. de Agricultura No. 834 de rnaszo-abril do 1977.
Rei'ista Nacional de Agricultura No. 838 novicnibrediciembre do 1977, tanibién
Ia Revista Nacional do Agricultura No. 843 septienibre-octubre de 1978.

340
cito Nacional, como Ia ünica manera de devolver Ia paz y garantizar el derecho
de los asociados".66
Durante Ia segunda mitad de Ia década del 70, Ia Sociedad se opuso a las
diferentes modificaciones de Ia Ley 135 y a todas las actividades del INCORA
en cuanto se referia a Ia expropiación de predios, a pesar de que de hecho, Ia
Reforma Agraria habia sido en términos prácticos abandonada y se liabia cen-
trado fundamentalmente en las areas de colonizaci6n 67 .
No obstante, en varias ocasiones durante 1975 y 1976 se afectaron algunos
predios, especialmente en Ia zona norte del pals, en Ia Costa Atlántica y en el
Departamento del Tolima, frente a lo cual Ia Sociedad solicitó al gobiemo y al
parlamento que no reabriera nuevamente el debate sobre legislación agraria,
por considerar que Ia inestabi]idad jurldica que habIa asediado a Ia Ley 135
mediante Ia Ley Ia., de 1968, 4a., de 1973 y Ia 6a., de 1975 no hablan sido
beneficiosas para nadie68 .
Ante el anuncio del INCORA de que se afectarIan tierras adecuadamente
explotadas en algunos Municipios del Tolima, Ia S.A.C., reaccionó solicitdndole
al señor Presidente Ia revocatoria de estas medidas69 .
El Presidente Lopez después de un extenso examen de su pensamiento sobre
lo que era Ia Reforma Agraria le advertia a los solicitantes."el gobierno Nacio-
nal no puede obedecer Ia primera parte de Ia Ley poniendo Ia fuerza piblica a
amparar Ia propiedad privada, haciendo caso omiso de Ia otra cara de Ia meda-
ha que perrnite por las vias legales adelantar programas de parcelación; Ia garan-
tIa y seguridad de Ia gran mayoria de los fundos depende de que en los casos
extremos de carencia de tierra exista una válvula de escape como Ia expropia-
ción, para propiciar Ia adquisición de predios donde asentar a los canipesinos a
través del INCORA; lo contrario serla poner las Fuerzas Armadas de Ia Repui-
blica a mantener un status quo sin conteniplar simuitáneamente una solución
equitativa para quienes por no ser propietarios no tendrian lugar para desarro-
liar su actividad"70 .
No puede olvidarse por otra parte que el Presidente LOpez habla expuesto
con suficiente claridad su pensamiento sobre Ia Reforma Agraria en el sentido
de no acentuarla, pero conservar en todo caso los tdrminos vigentes de Ia Ley.
En consecuencia Ia Sociedad de Agricultores estableció dentro de su progra
ma de acción 'S.A.C., 1976" como punto fundamental "el desarrollo de Ia de-

Rev. Nal. de Agriculture No. 849 noviembre-diciembre de 1979, P. 23. Véase


igualmente ci discurso del gerente general de Ia S.A.C., José Gonzalez Matallana del XX
Congreso Agrarlo Nacional celebrado en noviembre de 1979 en el documento "El Sector
Rural hacja Ia década de los 80" Volumen 11 de Ia biblioteca Nueva Alternative para el
desarrollo, Bogota 1980, p. 92.
Para un balance de Ia Reforma Agraria en los 70 véase Absalón Machado "Reforma
Agraria una mirada retrospectiva" en Ia Rev. Nal. de Econotnia ('olombiana No. 160-161
de agosto-septiembre 1984.
Rev. Nal. de Agricultura de noviembre-diciembre de 1975.
Rev. Nal. de Agriculture No. 823 de febrero de 1976.
Respuesta transcrita en Rev. Nal. de Agriculture, febrero de 1976.

341
fensa del principio de la propiedad privada como presupuesto imprescindible
de la libertad expresada y ejercida dentro de las instituciones democráticas. En
consecuencia defiende la libre empresa y la iniciativa privada del proceso de ab-
sorción de campos reservados a la actividad de los particulares"71 . El INCORA
de todas formas acabó afectando algunas tierras adecuadamente explotadas en
los Municipios de Armero, Ambalema, Lérida, PurificaciOn y Natagaima.
La Sociedad promovió la organizaciOn de propietarios de estos municipios
del Tolinia, afectados por la acción del INCORA, mediante la constituciOn de
un Comit6 integrado por dos representantes de cada uno de los municipios
seiialados y al mismo tiempo acentuó su actividad en ci Consejo Asesor de Poll-
tica Agropecuaria a Ia que asistieron representantes del sector privado, logrando
frenar lo que el Gerente General de la S.A.C., Gonzalez Ilamaba "los desborda-
mientos de la Reforma Agraria".
A pesar de que durante el gobierno de Turbay Ayala, se disminuyó la activi-
dad en materia de Reforma Agraria73 , Ia Sociedad hizo en todo caso aigunos
pronunciamientos en el sentido de modificar la IegisiaciOn vigente74 .
For el contrario, durante los (iltirnos dos años, si bien la S.A.C., ha sido
crItica en ci manejo económico gubemamental y de la polItica agropecuaria
(no obstante la presencia del Ministro Junguito en el Gabinete)75 , las posturas
frente a la violencia politica y a la Reforma Agraria presentan un claro contras-
te con las de aiios anteriores. No es fácil explicar este cambio en ci clima de
opinion y más si se tiene en cuenta que en los âltimos cincuenta años, la S.A.C.,
ha sido renuente a un tratamiento politico de los problemas sociales y a aceptar
cualquier modificación a Ia propiedad.
Quizá este cambio se explique por el nuevo trato dado por ci gobierno del
Presidente lietancur a los problemas politicos y en particular el inicio del pro-
ceso de paz, quizás sea el resultado de las modificaciones en ci cuerpo directivo
de la S.A.C., o quizás porque no es fácil para un gremio asumir actitudes infle-
xibles frente a una opinion pOblica proclive al dkilogo y a una mayor toleran-
cia. Cualquiera sea Ia razón el liecho es que la posición gremial respecto a estos
temas ha tenido un viraje de irnportancia en los Oltimos dos aflos y que se ins-
cribe en una óptica similar a la del gobierno.

Revista Nacional de Agricultura febrero de 1976, p. 6.


Rep. Nal. de Agricultura febrero de 1977.
Véase AbsalOn Machado Reforma Agraria una mirada retrospecrwa.
Vinse el documento de la S.A.C., "Poli'tica Agropecuaria 1978-1982" pp.44 y 68.
Vaiga aqui la anécdota (Ic que el Presidente Betancur en una conferencia dictada en
febrero de 1982 en calidad de candidato y en la que se refirió en extenso a la agricultura,
habia advertido con claridad su posición "permltanme terminar con una anêcdota —dijo
Betancur—, cuando discutia los lineainientos de esta dislocada exposiciOn con algunos (Ic
los mds versados iniembros de mi equipo de asesores, alguien recordó aquella cena en que
el genral Dc Gaulle advirtió a su Ministro que to habia nombrado conio Ministro de Agri-
cultura y no de los Agricultores, no to vaya a contar ante este auditorio que es de agricul-
tores, se me advirtió cautelosamente" Rev. Nal. de Agricultura No. 859 de junlo de 1982.

342
La interpretación que el Presidente Betancur ha dado a los fenómenos de la
violencia politica, parten de considerar a la guerrilla y a otras formas de acción
poiftica violenta como una manifestación de las inadecuadas polIticas socio-
económicas del sistema colombiano; a este diagnóstico por supuesto Ic corres-
ponde una terapéutica que busca ante todo un didlogo politico con los aizados
en armas y una transforrnación desde dentro del aparato politico institucional,
con el fin de adecuarlo a las exigencias de participación de nuevos grupos socia-
les que han surgido con ci desarrollo económico.
Si bien, dicha interpretación estuvo vigente en el goDierno de Lopez Michel-
sen, en el cual se iniciaron aigunas aproximaciones con la guerrilla, fue bajo el
gobierno de Belisario Betancur cuando esta vision del problema de la paz y de
la seguridad adquirio su forma más acabada 76 .
Los resultados de este tratamiento durante 1984 expresados en la ostensible
reducción de todo tipo de delitos politicos, muestra que en efecto el proceso
de pacificación nacional propuesto por ci gobierno logró romper la inercia
expansiva que lievaban las manifestaciones delincuenciales de la violencia poll-
tica.
Este proceso por otra parte, descansa explicitamente en la consideración de
que La bdsqueda de la paz contiene dos formulas "una es la de la represión por
las armas, la soluciór rrulitar; la otra es la persuasion por el diálogo, Ia solución
polltica; ninguna de las dos puede ser utilizada con exclusividad ni emplearla
sola sin mtegrarla, sin complementaria pues no produce los resultados que se
buscan; asI ha ocurrido en Colombia y en otras latitudes que han tenido proble-
mas semejantes al nuestro.
Pero eso como lo dice ci proverbio chino: —cuando no hay sino dos caminos
es necesario buscar el tercero—, esto es lo que inspira y orienta La politica actual
del gobierno en rnateria de paz que integra la respuesta niilitar y politicu. La
tomplementa teniendo en una mano el ofrecimiento del didlogo, ci raino de
olivo y en La otra ci bastón de mando, la autoridad del Estado, el peso de la
Ley, la acciOn vigilante de la fuerza pOblica para quien no acepte el diálogo" 77 .
Dc hecho, hi polItica de paz propuesta por el gobierno se fundamenta en:
a) La presencia permanente y acciOn decidida de la fuerza pOblica en todo el
pals; b) Conversación y acuerdos con los grupos guerrileros; c) Reformas socia-
les, econOmicas y politicas; d) Ejecución del Plan Nacional de Rehabilitación y;
e) BOsqueda de la colaboración ciudadana.
AsI, por una parte ci gobierno ha sido explicito en ci sentido de seflalar La
presencia permanente del ejército en todas las regiones del pals y al mismo
tiempo en acentuar la modernización y dotación de éste mediante la asignación
de US$ 150.000.000 para tal efecto. En cuanto al segundo punto, se suscribiO

76. Para un análisis más amplio de este punto de vista, véase Alvaro Tfrado Reforma 0
Mihtarismo.
Jaime Castro "Exposición Televisada del Ministro de Gobierno sobre is politics de
paz" el 30 de septiembre de 1984, publicado en Polica de Paz del Presidente Betancur,
Ministerio de Gobierno, Bogota, 1935. p. 33.

343
un acuerdo de tregua en La Uribe en el que se determinaba la cesación de hosti-
lidades y se establecIan las bases para un reintegro a la normalidad politica de
los grupos alzados en armas.
En cuanto a las reformas, no se trataba solamente de algunas reformas ins-
titucionales sino de proyectos de Ley como Ia Reforma Agraria, la Reforma
Polltica, etc, y por Jo que hace al Plan Nacional de Rehabilitación, se trataba
de la asignación de presupuesto para emprender obras en niateria de caminos.
carreteras, puestos de salud, acueductos, alcantariliados, escuelas, electrifica-
cion, reforma agraria, crédito y mercadeo, al mismo tiempo que el Consejo
Nacional de Seguridad iniciaba giras por todo el pals en la büsqueda de la coo-
peración ciudadana 78 .
El primer acercamiento del gobierno al problerna de la paz consistió en la
expedición de una Icy de amnistla mucho mds amplia que la expedida en 1981
y al inismo tiempo en la forrnación de una cornision de paz de carácter nacional
presidida inicialn-tente por Lieras Restrepo y no de carácter liberal como la que
habia siclo presidida tainbién por Lleras Restrepo en 1981.
Frente a esta ley de amnistia la posición de la Sociedad de Agricultores, era
en verdad bastante diferente de la que hubiera cabido esperar aiios atrás."La
posicicion de la SAC., desde el momento en que el Presidente l3elisario lietan-
cur proniulgo la Ley de Amnistla fue la de dane un total respaldo ya que se
consideraba en este entonces como ahora, que todos los esfuerzos que se hicie-
ran para inipulsar social y económicamente el pals fracasarIan si no se recupera-
ra la paz y la convivencia pacIfica en nuestras zonas rurales; la ainnistIa era mm-
prescindible, se trataba de una apertura amplia y democrática para los aizados
en armas como una posición clara del gobierno en torno al respeto con nuestras
instituciones civiles y militates. Pero un elernento fundamental ayer y boy es la
activa presencia del Estado en las zonas afectadas por la subversion para devol-
venles la confianza a quienes Sc encuentrart al niargen de Ia Ley y a los cainpesi-
nos que siernpre han creldo en nuestro sistema democriltico, pero que ante la
ausencia de vlas de comunicación. de facilidades de comercializacjOn y de otros
servicios y elernentos se debaten entre la pobreza y el chantaje impuesto por
quienes quieren imponerle, en regiones aisladas y huérfanas del apoyo del Esta-
do un orden social contrario a nuestras instituciones democráticas. Después de
casi un aflo de haberse sancionado la Ley de amnistla y de anunciarse ci Plan
de Rehabilitación, Ia Paz y la Seguridad están todavIa lejos de nuestros campos;
nadie pretendIa que de la noche a la maflana, el pals iba a erradicar la violen-
cia, pero ci recrudecimiento de la misma en amplias zonas de nuestro territorio
bien puede indicar que hay aspectos que pueden y deben corregirse para avan-
zar rnancornunadamejte en la bOsqueda de la paz"19 .
Aunque en términos generales, Ia mayorIa de los gremios del pals, incluido
FEDEGAN, tuvieron posiciones niãs o menos similares a las de Ia S.A.C.. caoe

Pol(tica de Paz del Pregidenre Retancur. pp. 11 y 37


Véase el Editorial de la Rev. Nat. de Agriculjnra No. 864, p. 4.

344
destacar que por primera vez (en la documentación consultada), aparecen posi-
clones más o menos amplias en contraste por ejemplo, con la posición de
FEDEGAN.
De hecho FEDEGAN en boca del Ministro de Agricultura Hernán Vallejo,
en el XIX Congreso Nacional de Ganaderos, seuialaba despus de una velada
critica al proceso de Paz, y no obstantc declarar su respaldo al mismo, que "las
autoridades deben entonces mantenerse vigilantes e incluso prepararse para
erradicar con toda decision y de manera selectiva a los violentos, cualquiera que
sean los motivos que los inspiren, para ello van a requerir servicios de inteligen-
cia más amplios y certeros, cuerpos do lucha verdaderamente especializados,
mejor dotaciOn y medios rápidos para moviizarse, en el caso de que la alterna-
tiva de los acuerdos fracasara"80 .
Por su parte, la Sociedad de Agricultores de Colombia, seccional del Valle,
en una carta enviada al Presidente en septienibre de 1983, solicitaba "que no se
permitiera en los orgamsmos de comunicaciOn del Estado, la apologia de los
actos do subversion" y destacaba la gravedad de la inseguridad que reinaba en
los campos colombianos. En su respuesta al Presidente Betancur, señalaba que
por encima estaba su afán por defender la libertad de prensa, lo mismo que de
todas las libertades y aunque fuera inconveniente que algunos órganos de infor-
maciOn estuviesen haciendo esto, de cualquier rnodo por encinia estaba la liber-
tad de prensa8'
El Presidente de la Sociedad de Agricultores por otra parte acepta los incon-
venientes politicos resultantes del esquema del Frente Nacional que en su opi-
nión, no hab Ian hecho posible el surgimiento de una oposiciOn que se canaliza-
ra por las vIas institucionales, lo que habla conducido a que nuestro sistema
politico no se hubiera caracterizado precisamente por una amplia participación
de los distintos estamentos de la población; quizá en buena parte por el anqui-
losamiento ideológico que trajo consigo el Frente Nacional: "es la persistencia
de un sistema politico hasta cierto punto cerrado y no participativo, lo quo
puede explicar una oposición que se expresa por la via violenta y no por los ca-
nales institucionales. De la guerrilla rural, afianzada donde la presencia del
Estado era relativamente insignificante, como resultado de la desatenciOn
evidente hacia el campo, liegarnos hacia mediados do los años 70 a la guerrilla
urbama representada en el M-19, movirniento que surgió precisamente de la
ANAPO, un esfuerzo efimero para crear on Colombia un tercer partido politi-
co de amplio arraigo popular" y continua. "en smntesis se puede afirnar que el
pais escogid el carnino del diálogo y la apertura para la bOsqueda de la paz y la
convivencia ciudadana. En el fondo, se pretende, dado un sistema politico niás

Véase el discurso do Herndn Mejia, Presidente de FEDEGAN at 19 Congreso Gana-


d.ro, en la Rev. Nal. de Agriculture No. 867, p. 146. También El Espectador do 14 do
junio do 1984.
Vase ci cruce de cartas entie la Sociedad de Agricultores del Valley Cl Presidente
Betancur en ci periOdico El Tiempo de 15 de septicrnbre do 1985.

345
abierto y participativo, que la aposición se manifieste no con movimientos
armados sino a través de nuevos partidos o grupos politicos que compitan por
el poder dentro de un esquema de democracia representativa"82 .
Un pronunciamiento como el anterior no deja de ser obvio para un observa-
dor medianamente comprensivo de las realidades poilticas del pals. Pero en
boca de un dirigente gremial adquiere una relevancia particular como quiera
que se trata de la opinion oficial de un gremio que históricamente ha manteni-
do posiciones diferentes en el pasado.
No menos sorprendente es la percepción del tema de la Reforma Agraria que
en medio de mUltiples ambigUedades comenzó a ser debatido después de los
acuerdos de La Uribe83 .
Por supuesto, los términos y el contexto en el cual la Reforma Agraria se
discutla, se sitUan en un terreno fund ame ntalmente politico y en sentido estric-
to como la dave de la guerra o de la paz, segUn expresiOn de Lopez Michelsen,
pero el alcance y orientación de La Reforma dependen obviamente de cómo se
diagnostique el problema que se quiere resolver y en particular el tipo de Refor-
ma requerido para solucionar el estamento agropecuario y es en este punto
donde las divergencias de opinion son más agudas, 84
En esta controversia, sin duda, difieren nuevamente FEDEGAN y La S.A.C.,
la cual parece acercarse a las posturas del gobiemo; en efecto, mientras FEDE-
GAN en su XIX Congreso recomendaba respecto a la Reforma Agraria:
"lo. Que se respete el derecho constitucional a la propiedad privada, reco-
nociendo la necesidad de hacer un replanteamiento de las politicas agrarias del
pals;
2o. Se considera que los problemas en Colombia no giran en tomo a La sim-
ple distribución o tenencia de la tierra, sino a la falta de pollticas estatales que
ofrezcan al empresario del campo un verdadero apoyo en su actividad", posi-
ción en La que el lector reconocerU las antiguas actitudes de la S.A.C., y que
queda aUn más expresa cuando se considera que "El pals es consciente de que
no se trata de repartir tierras productivas por el solo hecho de repartirlas, se

Carlos Ossa Escobar en la Rev. Nal. de Agricultura No. 870 marzo de 1985, P. 78.
Pot otto tado en La Rev. Nal. de Agriculiura No. 867 pueden verse las diferentes cartas
enviadas al Presidente Betancut por la Sociedad de Agricultores de Colombia a propOsito
del proceso de paz.
Véase una presentaciOn de diversas opiniones sobre ci tema de la Reforma Agraria
en Ia Revista Sernana los nOmeros respectivos de las 2 ültimas semanas de junio de 1984.
Véase entre otros las declaraciones de FEDEGAN al diario El Mundo, junio 3 de
1984. La propuesta de La S.A.C., en El Tiempo, junio 3 de 1984. La posición de FEDE-
GAN en Cartagena en El Especrador de junio 14 de 1984 y por supuesto el discurso del
expresidente LOpez en ci Congreso de FEDEGAN publicado en El Tiempo junio 15 de
1984. Para tenet una idea de la variedad y confusiOn de términos en que se estaba propo-
niendo la discusiOn. Pars constrastar algunos de las aspectos implicados en ci debatre véase
el articulo "Crisis agraria o crisis polItica" por el Taller de Redacción Económica CEREC
en el diano El Mundo de viemes 15 de agosto de 1984 y J.A. Bejarano "Reforma Agraria
cu61 es ci problema?" en la Rev. Economla Colombiana No. 160-161 de agosto-septiem-
brede 1984.

346
requiere de un proceso maduro y serio en el cual la entrega de la tierra esté
acompañada de este decidido y continuo apoyo estatal y donde la distribución
de 6sta no afecte las unidades de producción eficientes y generadoras de trabajo y
de riqueza"85 .
Para el gobierno, por el contrario, ci acceso a la tierra se vuelve un compo-
nente esencial de la poiitica agraria y se hace decisiva en regiones donde los
conflictos sociaies se han intensifIcado, reconociendo por supuesto que sin tie-
rra, sin crédito, sin capacitación, sin tecnologla, sin educación y sin servicios de
bienestar, la distribuciôn de la tierra "equivaie a maniatar al campesino y obli-
garlo, a la vuelta de pocos afios a voiver a la condición de desposeldo".
Dc modo que "el pals demanda la inmediata ejecución de una poiltica de
tierras que actuando sobre ci principio legal vigente de que las tierras produc-
tivas y adecuadamente explotadas continuarán siendo protegidas, intensifique
la reversion a! Estado de las incuitas y mal explotadas y acelere ci proceso de
distribución; asI se evitará desestimular a los productores que contribuyen posi-
tivamente a crear fuentes de trabajo y a ofrecer alimentos y materias primas
para consumo interno o a la exportacián y simultáneamente se avanzará en ci
proceso de incorporaria a amplios sectores del pals; este propósito general
implica realizar transformaciones en tres areas, en el ordenamiento jurldico que
regula la acción estatal sobre la estructura agraria; en el origen y volumen de los
recursos financieros necesarios y en la base institucional del INCORA"86 .
La Sociedad de Agricultores de Colombia por su parte, acogió desde ci co-
mienzo de las discusiones, una posición similar a in del gobierno "erradicar la
pobreza en ci campo es base insustituible de nuestra estabiidad social, ella no
está asociada solo a la estructura de tenencia de la tierra que pueda modificarse
con ci fraccionamiento de predios rurales, sino también a la limitada acción del
Estado en la provision adecuada de servicios, por lo tanto apoyamos una Refor-
ma Agraria integral que respetando las tierras adecuadamente explotadas, con-
temple un vigoroso plan de- apoyo a las zonas y a las poblaciones campesinas
rezagadas"87 .
Asi, la S.A.C., propone una estrategia que además de la Reforma Agraria
tienda a satisfacer las necesidades básicas de los campesinos, una nueva estrate-
gia de desarrollo que estimule ci sector agropecuario, mayor inversion püblica y
reformas institucionales para ci sector y la democratizaciOn del mercadeo.
En cuanto a la polltica de Reforma Agraria, esta debe estar destinada a esti-
mular la producciOn de alimentos, a incentivar la generación y ahorro de divi-
sas, a incorporar nuevas tierras al proceso productivo, garantizando ci uso racio-
nal de los recursos naturaies, a crear cmpleo y pronlover la concordancia para

Las conclusiones fueron publicadas en la Revista Nacional de Agricultura No. 867


de jumo de 1984, véase especialmente p. 180.
Véase Cecilia López, Mmistra de Agricultura encargada "Discurso en ci XIX Congre-
so Nacional de Ganaderos'. Revista Nacional de Agricultura No. 867 de jun10 de 1984,
p. 138.
Vase ci Editorial de la Rep. Nal. de Agricultura No. 867, p. S.

347
que el progreso social cobije a todos los colombianos. La S.A.C., sin embargo,
acepta que "En zonas especificas del territorio nacional, donde la estructura de
la tenencia de la tierra se haya convertido en un obstáculo para la incorpora-
ción de la gran masa de la población al proceso productivo, sejustifica induda-
blemente la implementación ágil y oportuna del proceso de redistribuciôn de
las tierras inadecuadamente explotadas". Nótese que la diferencia no tiene
nada de sutil con respecto a Ia postura de FEDEGAN y por supuesto de las tra-
dicionales actitudes de la propia S.A.C.; por primera vez desde 1935, el gremio
aceptó la redistribución de tierras y el cuestionamiento de la pro piedad privada
lo que naturalmente no es gran cosa para un observador corriente pero no deja
de sorprender que después de cincuenta afios la S.A.C., acepte la filosofla de la
Ley 200.
Pot otra parte, en diversas declaraciones, ci Presidente de la Sociedad de
Agncultores ha insistido en lo que la Sociedad entiende como Reforma Agraria,
la que debe situarse como uno de los varios elementos que conforman el mds
amplio contexto de estrategias de desarrollo agropecuario del pals; quienes yen
la Reforma Agraria solamente como la solución a un probLema politico y no
como parte de una concepción que involucra la función que debe cumplir la
agricultura en el marco del desarrollo económico, tienden a localizar las areas
susceptibles de la Reforma dnicamente en aquellas zonas que estdn afectadas
por conflictos por la tierra.
Para la S.A.C., por ci contrario, o al menos para su Presidente, las zonas don-
de se deberfa adelantar las reformas serlan, de un lado, las tierras de utilización
extensiva a las cuales deberia incorporarse el Estado en materia de suministro
de servicios y de otro, aquellas que incluso estando adecuadamente explotadas
no han permitido la incorporación de los campesinos89 .
Habla que destacar, por lo demás, que una consideración como esta, va mu-
- cho más allá de lo que inciuso algunos libe tales que en su momento promovie-
rpli la Reforma Agraria, estuvieron dispuestos a aceptar, de cualquier modo, ci
crso de la Reforma Agraria parece haber tenido un final más bien lánguido.
Se presentaron tres proyectos de Ley al Congreso: uno en 1984 por el Minis-
tro de Agricultura, otto elaborado por la Federación Nacional Sindical de
Itabajadores Agropecuarios FENSA, y presentado por ci representante del par-
t4 coniunista Gilberto Vieira; y uno elaborado por ci representante José
At*onio Gómez Ermida, que aunque fueron discutidos parcialmente en ci Con.

Idem p. 10. El docurnento fue presentado en ci Foro sobre la Reforma Agraria y la


produccidn rural, organizado por Ia Cámara de Representantes y celebrado en Neiva ci 5 y
6dejuliode 1984.
Para una comparación de los proyectos presentados a! Congreso, véase la Rep. Co.
yuntura Agropecuaria. Primer Trimestre de 1985, los textos del proyecto presentado por
el Ministerio de Agricultura y por ci partido Corn unista, fueron publicados en el periódico
El Pueblo de Call el 17 de jumo de 1984. Para otras propuestas y posiciones sobre la Re-
forma Agraria puede verse la Re'ita Econornia Colombiana No. 160-161 de septiembre de
1984.

348
greso, no han sido en todo caso expresados en proyectos de Ley hasta el mo-
ment o90, pero los acontecirnientos recientes parecen mostrar el hecho que Ia
discusión sobre Ia Reforma y los proyectos de Ley presentados al Congreso
finalmente se han desestimado como uno de los aspectos esenciales del proceso
de paz. Cuando este trabajo estaba terminado, se presentó al congreso un pro-
yecto de Reforma Agraria resultante del trabajo de una de las subcomisiones de
diálogo. La suerte de este proyecto es hasta ahora incierta al igual que los resul-
tados de los acuerdos de tregua. Hasta cierto punto, ello muestra que a pesar de
que algunos de los gremios organizados de la producción compartieron las posi-
ciones del gobierno y el espIritu de la Reforma, por el momento ha podido más
Ia rigidez del sistema politico que ha sido renuente a cualquier modificación de
los privilegios tradicionales.
De cualquier modo, las posiciones de la S.A.C., frerite a la paz y a la Refor-
ma Agraria en los ültimos dos altos, no solo reflejan una apertura gremial a la
comprensión de la vida poiftica, en realidad sorprendente si se consulta la his-
toria grernial del pals y el propio pasado de la S.A.C. sino que quizás expresen
un cambio de la actitud tradicional que Urrutia define en una formula: "apoyo
al sistema y oposicion al gobiemo". Tal vez los procesos politicos recientes
estén mostrando que lo que se pone en cuestión es el sistema y no sOlo el go-
bierno, lo que harla cambiar tanto la formula como la comprensiOn de los
mecanismos para conservar el sistema.

90. Véase por ejeinplo Ia exposición de Carlos Ossa Escobar ante ci Foro Regional de
Mede1In, agosto 14 de 1984. Extractos de esta exposición aparecen en el diario El Coloin-
biano de viernes 17 de agosto de 1984 y en el diario El Mundo de agosto 16 de 1984.

349
Anexos

ANEXO GENERAL 1: Dignatarios de la Sociedad de Agricultores


de Colombia 1871-1984.

ANEXO GENERAL 2: Directivos de la Sociedad de Agricultores


que han ocupado la presidencia de la
repüblica o ministerios en el siglo XX.
ANEXO I
187 1-1984
DIGNATARIOS DE LA SOCIEDAD DE AGRICULTORES
DE COLOMBI-A

PRESIDENTES

Aflos Presidente

1871 Dr. Juan de Dios Carrasquilla


1904-1907 Dr Francisco Ospina Alvarez
19 08-1909 Dr. Aristlues Forero
19 10-1912 Dr Francisco Ospina Alvarez
1913-19 14 Dr. Uldarico Rozu
1915 Dn. Luis Montoya Santamaria
1917 Dn. José I. Terán
1918 Dn. Jorge W. Crane
1919 Dr. Cesáreo A. Pardo
1920 Dn. Antonio Samper Uribe
1921 Dn Jesus del Corral
1922 Dn. Ulpiano A. de Valenzuela
1923 Dn. José D. Dávila
1924 Dr. Cayetano Camacho
1925 General Federico Tovar
1925 Dr. Miguel S. LJribe HolguIn
1926 Dr. Alberto C. Suárez
1927 Dr. Juan M. Rojas
1928-1929 Dn. Pomponio Guzmán
1930 Dn. Alberto Portocarrero
193 1-1932 Dn. José D. Dávila
1933 Dn. Liborio Cuéllar Durán
19 34-1936 Dn. Pomponio Guzmán
1937 1938 Dn. Laureano Garcia Ortiz
1939-1940 Dn. Aifredo GarcIa Cadena
1941 Dr. Alfonso Lopez Pumarejo
1942 Dr. Manuel José Vargas
1943-1944 Dn Miguel Lopez Pumarejo
1945 Dr. Jorge Restrepo Hoyos
1946 Dn. Enrique AncIzar Sordo
1947-1949 Dn Enrique Ancizar Sordo
1950-1951 Dn Carlos Echeverry Cortés
1952 Dr. Luis E. Castillo de la Parra
1953 Dr. Eugenio Gómez Gómez
1954 Dr. Jenaro Rico
1955 Dr. Jesus Maria Arias
1956 Dr. Manuel José Vargas
1957 Dr. Pedro Bemal
1958 Dr. Luis J. Carvajalino Jácome

353
1959 Dr. José Miguel de Ia Calle
1960 Dr. Luis Guillerino Echeverry
Presidente Ad Hoc
1961 Dr Pedro Bernal
1962-1 963 Dr. Oliverio Lara Borrero
1964-1965 Dr. Manuel Castellanos
1966 Dr. Jorge Ruiz Quiroga
1967 Dr. Rafael Azuera Manchola Dr. Apolinar DIaz Callejas
1968-1969 Dr. Jorge Ruiz Quiroga Dr. Carlos Trujillo Olarte
1970 Dr. Arturo Bonnet Dr. Carlos José Gonzalez
1971 Dr. Carlos Pinzôn Urdaneta Dr. Carlos José Gonzalez
1971 Dr. Arturo Bonnet Dr. Carlos José Gonzalez
1971 Dr Jaime Lozano Henao Dr. Carlos José Gonzalez
1972-1973 Dr. Rafael Pardo }3uelvas Dr. Carlos José Gonzalez
1973 Dr. Bernardo Tello Dr. Carlos José Gonzalez
1974 Dr Alfonso Jaramillo Arango Dr. Carlos José Gonzalez
1975 Dr. Carlos Pinzón Urdaneta Dr. Carlos José Gonzalez
1976 Dr Jorge Ruiz Quiroga Dr. Carlos José Gonzalez
1977 Dr. Luis Lizarralde Gonzalez Dr. Carlos José Gonzalez
1978 Dr. Helmut Bickenbach Plata Dr. Carlos José Gonzalez
1979 Dr. Jorge Ruiz Quiroga Dr. Carlos José Gonzalez
1980 Dr. Carlos José Gonzalez
Dr. Emiro Flóres Hurtado (E)
198 1-1982 Dr. Roberto Junguito Bonnet
Hasta Ia fecha Dr. Carlos Ossa Escobar

Aflos Vicepresidente

1905-1907 Dr. Jose Maria Pinto V.


1908-1911 Dr. Aristides Forero
1911-1914 Dr. Enrique Gonzalez
19 14-1920 Dr. Uldarico Rozo
1920-1921 General Federico Tovar
192 1-1922 Dr. José Domingo Dávila
1922-1923 Dr. Juan Maria Rojas
Dr. Cayetano Camacho
1923-1924 Dr. Felix Salazar
Dr. Miguel Uribe Holguin
1924-1 925 Dr. Alberto Camio Suarez
Dr. Miguel Uribe Holguin
1925-1926 General Justiniano Jaramillo
Dr. Henry G. Granger
1926-1927 Dr. Alejandro Osorio
Dr. Benito Gómez
1927-1928 Dr. Pedro Maria Ortega
Dr. Francisco J. Cajiao

354
1928-1929 Dr. Samuel Montana
Dr. José J. Salazar
1930-1931 Dr. Eduardo Tavera
Dr. Ruperto Melo
193 1-1932 Dr. Ruperto Melo
Dr. Gabriel Ortiz
1932-1933 Dr. Ruperto Melo
Dr. Enrique Ancfzar
1933-1935 Dr. Antonio Borda Carrizosa
Dr. Alberto J. Williamson
1935-1936 Dr. Antonio Borda C.
Dr. Enrique Soto Uricoechea
1936-1937 Dr. Laureano Garcia 0.
Dr. Juan Salgar Martin
1937-1939 Dr. Alfredo Garcia Cadena
Dr. Guillermo Santos
1939-1940 Dr. Uldarico Rozo
Dr. Enrique Soto AncIzar
1940-1941 Dr. Enrique AncIzar
Dr. Enrique Santos
1941-1942 Dr. Liborio Cuéllar Durán
Dr. Alberto Goenaga
1942-1943 Dr. Mariano Ospiaa Perez
Capitán Carlos Uribe Gaviria
1943-1944 Dr. Ricardo Holguin
Dr. Luis E. Castillo de la Parra
1944-1945 Dr. Carlos Echeverri Cortés
Dr. Ramôn Gômez Sierra
1945-1946 Dr. Carlos Echeverri Cortés
Dr. Gustavo Uribe RarnIrez
1946-1949 Dr. Jesis Maria Arias
Dr. Ferdinand Gabrecht
1949-1950 Dr. Carlos Durán Castro
Dr. Luis E. Castillo de la Parra
1950-195 1 Dr. Luis E. Castillo de la Parra
Dr. Carlos Durán Castro
195 1-1952 Dr. Luis E. Castillo de la Parra
Dr. Carlos Durán Castro
1952-1953 Dr. Eugenio Gômez
Dr. Enrique Ortiz Restrepo
1953-1954 Dr. Jenaro Rico
Dr. Maceo Jiménez
1954-1955 Dr. Enrique Ortiz Restrepo
Dr. Jose Joaquin Gômez Alonso
1955-1956 Dr. Luis J. Carvajalino Jácome
Dr. Victor Rodriguez Rosas

355
1956 Dr. José Miguel de Ia Calle
Dr. Julio Aldana
1957
1958-1959 Dr. Manuel Castellanos
Dr. JesIs Maria Romero MartInez
1959-1960 Dr. Rafael R. Camacho
Dr. José Velasquez Q.
1960-1961 Dr. Manuel Forero Navas
Dr. Jorge Sterner
1961-1962 Dr. Manuel Laverde Aponte
Dr. Carlos Pinion Urdaneta
1962-1964 Dr. Manuel Castellanos
Dr. Meiquisedec Amézquita
1964 Dr. Alfonso Jaramillo Arango
Dr. Arturo Bonnet Trujillo
1967-1968 Dr. Bernardo Tello Quijano
1968-1970 Dr. Jainie Lozano Henao
197 1-1972 Dr. Gerardo Hernández Feria
1972-1973 Dr. Guillermo Pabôn Plata
1973-1974 Dr. Jorge Gutiérrez Escobar
1974-1976 Dr. Hernán GOmez Pineda
1976-1977 Dr. Eugenio Castro Borrero
1977-1978 Dr. Genaro Payán LOpez
1978-1979 Dr. José Velasquez
1979-1981 Dr. Genaro Payán LOpez
1982 Dr. German Valenzuela S.
198 1-1982 Dr. German Valenzuela Samper
1982-1983 Dr. LuisGuillermo Parra Dussan
1983-1985 Dr. Carlos Gustavo Cano Sanz

Aflos Secretarios Generates

1905-1908 Dr. Luis Santamaria


1908-1914 Dr. Gabriel Ortiz W.
1914-1934 Dr. Rafael FlOrez
1934-1942 Dr. Alberto Villarreal
Dr. Gabriel Sáenz Fety
Dr. Luis J. Carvajalino Jâcome
1945 Dr. Gabriel Sáenz Fety (Secretario Auxiliar)
1952-1953 Dr. Gabriel Sáenz Fety
1953-1956 Dr. German Valenzuela Samper
1956-1958 Dr. German Valenzuela Samper
1958 Dr. Eduardo Talero Garcia
1961-1962 Dra, Maria Ester Mango de Salinas
1962 Dr. Manuel J. Vera 0.
1967 Dr. Eduardo Casas Caycedo

356
Aflos Secretarios Generales

1969 Dr. Eduardo Casas Caycedo


1970 Dr. Eduardo Casas Caycedo
1971 Dr. Eduardo Casas Caycedo
1972 Dr. Eduardo Casas Caycedo
1973 Dr. Eduardo Casas Caycedo
1974 Dr. Eduardo Casas Caycedo
1975 Dr. Eduardo Casas Caycedo
1976 Dr. Eduardo Casas Caycedo
1977 Dr. Eduardo Casas Caycedo
1978 Dr. Arturo Ferrer Carrasco
1979 Dr. Alberto Ferrer Carrasco
1980 Dr. Emiro Flôrez Hurtado
1981 Dr. Emiro Flôrez Hurtado
1982 Dr. Jorge Ospina Sardi
1983 Dr. Aifredo Fuentes Hernández
1984 Dr. Gabriel Montes Llamas

ii

357
ANEXOJI
00

DIRECTIVOS DE LA SOCIEDAD DE AGRICULTORES DE COLOMBIA QUE HAN OCUPADO


LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA 0 MINISTERIOS EN EL SIGLO XX

Cargo en ta S.A.C. Función en el Gobierno Siendo Presidente


Año Presidentes Aflo Ministeno de Ia Repüblica

1915 Dr. Luis Montoya SaritamarIa 17 Jul. 1916 Ministerio de Agricultura Dr. José Vicente Concha
7 Ago. 1918 y Comercio
1921 Dr. JesOs del Corral 17 Mar. 1919 Ministro de Agricultura Dr. Marco Fidel Suárez
y Comercio
19 Sep. 1921 Ministro de Obras Püblicas Dr. Marco Fidel Sudrez (E)
1926 Dr. Alberto Camilo Suárez 29 May. 1934 Ministro de Correos Dr. Enrique Olaya Herrera
7 Ag. 1934 y Telégrafos
1928-1929 Dr. Pomponio Guzmán 16 Sep. 1918 Ministro de Hacienda Dr. Marco Fidel Suárez
1934-1936 19 Sep. 1921
23 Nov. 1918 Ministro del Tesoro Dr. Marco Fidel Suárez (E)
17 Mar. 1919 Ministro de Obras Püblicas Dr. Marco Fidel Suárez (E)
17 Sep. 1919 Ministro de Relaciones Ext. Dr. Marco Fidel Suárez (E)
11 Feb. 1920
30 Sep. 1920 Ministro de Guerra Dr. Marco Fidel Suárez (E)
1930 Dr. Alberto Portocarrero 24 Ag. 1922 Ministro lnstrucción PUblica General Pedro Nel Ospina
1937-1938 Dr. Laureano Garcia Ortiz I Mayo 1920 Ministro Relaciones Ext. Dr. Marco Fidel Suárez
19 Sep. 1921 Ministro del Tesoro Dr. Marco Fidel Suárez
Cargo en La S .A.C. Función en el Gobierno Siendo Presidente
AiIo Presidentes Aflo Ministerio de La Repüblica

1939-1940 Dr. Aifredo Garcia Cadena 21 Mar. 1948 Ministro de Agricultura Dr. Mariano Ospina
y Ganaderia
1943-1944 Dr. Miguel Lopez Pumarejo 18 Mayo 1940 Ministro de Econornia Nal. Dr. Eduardo Santos
10 Mar. 1941
1941 Dr. Alfonso Lopez Pumarejo 28 Nov. 1921 Ministro del Tesoro Dr. Jorge HolguIn
20 Abril 1922 Ministro del Tesoro Dr. Jorge HolguIn
(Ratificado)
7 Ago. 1934 Presidente de Ia Repüblica
7 Ago. 1938
7 Ago. 1942 Presidente de Ia Repüblica
19 Nov. 1943
16 Mayo 1944
7 Ago. 1945
1942 Dr. Manuel José Vargas 9 Nov. 1936 Ministro de Agricultura Dr. Alfonso Lopez P.
y Cornercio
1945 Dr. Jorge Restrepo Hoyos 28 Ene, 1937 Ministro de Correos Dr. Alfonso Lopez P.
y Telégrafos
1950-1951 Dr. Carlos Echeverry Cortés 29 Ago. 1951 Ministro de Correos Dr. Laureano Gómez C.
LA
O (Vicepresidente) y Telégrafos
0 Cargo en Ia S.A.C. Funcion en el Gobierno Siendo Presidente
Año Presidentes Mo Ministerio de Ia Repüblica

1953 Dr. Eugenio Gómez Góniez 1 Sep. 1965 Ministro de ObrasPüblicas Dr. Guillermo Leon V.
Vicepresidente
1955 Dr. JesOs Maria Arias 29 Ene. 1957 Ministro Agricultura Dr Gustavo Rojas Pinilia
1960 Dr. Luis Guillermo Echeverri 30 Jun. 1944 Ministro Correos Dr. Alfonso Lopez P.
y Telégrafos
1967 Dr. Rafael Azuera Manchola 29 May. 1953 Ministro de Gobierno Dr. Roberto Urdaneta A.
Dr. Misael Pastrana B.
1972-1973 Dr. Rafael Pardo Buelvas 7 Ago. 1973 Ministro de Agricultura Dr. Alfonso LOpez M.
19 Oc. 1976 Ministro de Gobierno Dr. Alfonso Lopez M.
1981-1982 Dr. Roberto Junguito Bonnet 7 Ago. 1982 Ministro de Agricultura Dr. Belisario Betancur
Junio-1984 Ministro de Hacienda Dr. Belisario Betancur
1981.1982 Dr. Roberto MejIa Caicedo Agosto 1985 Ministro de Agricultura Dr. Belisario Betancur
(Presidente Junta Directiva)
1982 Dr. Carlos Ossa Escobar Marzo 1980 Ministro de Agricultura (E.) Dr. Julio César Turbay A.
1982-1983 Dr. Hugo Ferreira Neira 9 Jun. 1960 Ministro de Agricultura Dr. Alberto Lieras C.
(Presidente Junta Directiva)
VICEPRESIDENTES

Cargo en Ia S.A.C. Funciôn en el Gobierno Siendo Presidente


Aflo Presidentes Año Ministerio de La Rep(iblica

1923-1924 Dr. Felix Salazar 19 Ene. 1906 Ministro de Hacienda Dr. Rafael Reyes
20 Abril 1922 Ministro de Obras Páblicas Dr. Jorge HolguIn
1924-1925 Dr. Alberto Camilo Suárez 29 Mayo 1934 Ministro de Correos Dr. Enrique Olaya Herrera
y Telégrafos
1936-1937 Dr. Laureano GarcIa Ortiz 1 Mayo 1920 Ministro Relaciones Ext. Dr. Marco Fidel Suárez
19 Sep. 1921 Ministro del Tesoro Dr. Marco Fidel Suárez
1937-1939 Dr. Aifredo Garcia Cadena 21 Mar. 1948 Ministro de Agricultura Dr. Mariano Ospina Perez
y Ganaderla
1942-1 943 Dr. Mariano Ospina Perez 7 Ago. 1946 Presidente de Ia Repüblica
7 Ago. 1950
7 Ago. 1926 Ministro de Obras PUblicas Dr. Miguel AbadIa Méndez
1942-1943 Capitán Carlos Uribe Gaviria 23 Mayo 1932 Ministro de Guerra Dr. Enrique Ulaya Herrera
1946-1949 Dr. Jesus Maria Arias 25 Ene. 1957 Ministro de Agricultura General Gustavo Rojas P.

GERENTE GENERAL

1967 Dr. Apolinar Diaz Callejas 23 Nov. 1968 Ministro de Agricultura Dr. Carlos Lieras Restrepo
Bibliografla
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Boletin Nacional de EstadIstica (Bogota)
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Coyuntura Económica (Bogota)
Cuadernos de Agroindustria y EconomIa Rural (Bogota)
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Jesi. A .ono Bei irano, economista de la IJ iver ..J Nacio-


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micas, Miemro Frtc idor th:l Ceritro de Estudios c:, G a Reali-
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Historia" .' l agro en el desarrollo histórico de Cckrnbia".

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