Sistema Limbico
Sistema Limbico
Sistema Limbico
SISTEMA LÍMBICO
Se sitúa en la parte media del lóbulo temporal y se comunica con la corteza cerebral, el
hipotálamo, el área septal, la amígdala… gracias a sus múltiples conexiones. Su tarea más
destacada es consolidar el aprendizaje y la memoria.
El hipocampo se encarga de introducir en nuestro almacén de memoria a largo plazo
aquello que aprendemos.
De hecho, cuando hay una lesión en esta estructura no eres capaz de aprender ninguna
cosa nueva, quedando intactos tus recuerdos del pasado. Esto se denomina amnesia
anterógrada. ¿Por qué no se alteran los recuerdos más antiguos? Pues porque se
almacenan en otros lugares de la corteza cerebral, que, si no se lesionan, los recuerdos
siguen estando allí.
El hipocampo también se activa en la recuperación de recuerdos. De esa forma, cuando
reconocemos algo, como un lugar o un camino se lo debemos, en parte, a esta estructura.
De hecho, es esencial para nuestra orientación espacial y para identificar las pistas del
entorno que son conocidas para nosotros.
¿Por qué esta estructura forma parte de un sistema emocional? Pues bien, debes saber
que hay un vínculo muy importante entre las emociones y la memoria. En concreto, un nivel
óptimo de activación emocional facilitará la formación de recuerdos.
Así, recordamos mejor aquellas situaciones que tuvieron significado emocional para
nosotros, ya que las consideramos más útiles para nuestro futuro que aquellas que no lo
tienen.
El hipotálamo
Hipotálamo
El hipotálamo una importante estructura que se localiza en la parte inferior del tálamo, en
el interior de los tractos ópticos. Una de sus funciones más destacadas es controlar que el
funcionamiento de nuestro organismo se mantenga en equilibrio.
Tiene muchas conexiones con áreas muy diversas del cerebro: lóbulos frontales, tronco
cerebral, médula espinal, hipocampo, amígdala, etc.
Posee sensores que provienen de la mayor parte de nuestro cuerpo: sistema olfativo,
retinas, vísceras… Además de ser capaz de captar la temperatura, los niveles de glucosa
y de sodio, niveles hormonales, etc.
En definitiva, influye en funciones autonómicas, en el sistema nervioso simpático (típicas
respuestas de estrés como aumento de los latidos del corazón y sudoración), en el
parasimpático (regulación de órganos internos cuando estamos en reposo), funciones
endocrinas, y comportamientos como reacciones emocionales.
Se asocia con el apetito (área hipotalámica lateral) y la saciedad (núcleo ventromedial del
hipotálamo), las respuestas sexuales, y la regulación de los ritmos circadianos (sueño y
vigilia).
La amígdala
La amígdala una de las estructuras del sistema nervioso más estudiadas y más
directamente vinculada con las emociones.
Tiene forma de almendra y se compone de dos núcleos, cada uno situado en el interior de
un lóbulo temporal.
Por un lado, parece que las hormonas del estrés que se liberan cuando tenemos una
vivencia emocional importante, hacen que se consoliden los recuerdos afectivos. Y todo
ese proceso lo realiza la amígdala.
Además, esta área cerebral interviene en el reconocimiento de expresiones emocionales
faciales. Es un proceso que, aunque no lo parezca, se realiza de manera breve, automática,
e incluso inconsciente. Esto es muy importante para una interacción social adecuada.
Otra función esencial de la amígdala es procesar el miedo en el condicionamiento
conductual. Es decir, aprender que un estímulo o entorno está asociado a algún peligro, por
lo que nuestro organismo debe prepararse para defenderse.
Por tanto, la amígdala se encargaría de aprender y almacenar las memorias implícitas del
miedo (más inconscientes); mientras que el hipocampo adquiriría las memorias declarativas
(aquellas que se pueden evocar conscientemente).
Por ejemplo, un daño sólo en la amígdala dejando el hipocampo intacto haría que nos
sujetos no aprendieran a tener miedo de estímulos amenazantes, pero sí aprenderían las
circunstancias o ambiente donde ocurrió ese suceso.
Mientras que una lesión exclusiva en el hipocampo afectaría al aprendizaje de las claves
contextuales conscientes, pero no alteraría el aprendizaje del miedo condicionado.
El área septal
Se sitúa justo encima de la comisura anterior y posee numerosas conexiones con el
hipocampo, el hipotálamo y otras áreas.
Parece que se encarga de inhibir el sistema límbico y el nivel de alerta cuando se han
sobreactivado por una falsa alarma. Gracias a esta regulación, el individuo será capaz de
mantener su atención y su memoria, y estará listo para responder correctamente a las
demandas del entorno.
Es decir, controla estados de activación extremos que serían contraproducentes para
nosotros.
Los núcleos septales, además, tienen una función integradora de aspectos emocionales,
motivacionales, de alerta, de memoria, y sensaciones placenteras como la excitación
sexual.
Se sitúa en el tronco cerebral y presenta vías dopaminérgicas (de dopamina) que son las
encargadas de las sensaciones agradables. Si se sufre una lesión en esta área, los sujetos
tendrán dificultades para sentir placer y tratarán de buscarlo a través de conductas adictivas
(drogas, comida, juegos de azar…).
En cambio, si se estimulan partes mediales del área tegmental, los sujetos indican que se
sienten alerta, pero irritables.
Corteza insular
Ínsula
Se localiza dentro de la cisura de Silvio y tradicionalmente parece que tiene un importante
papel en el procesamiento e interpretación del dolor, sobre todo su área anterior.
Además, procesa aspectos subjetivos de emociones primarias como el amor, el odio, el
miedo, el enfado, la alegría y la tristeza.
Se puede decir que da sentido a los cambios del organismo, haciendo consciente a la
persona de que tiene hambre o que quiere volver a consumir cierta droga.
Corteza orbitofrontal
Corteza orbitofrontal
Tiene conexiones con áreas del sistema límbico como la amígdala, encargándose así de
codificar datos sobre las señales sociales, y planificar estas interacciones con los demás.
Parece que participa en nuestra capacidad para averiguar la intención de los demás por su
mirada, gestos y lenguaje.
Sin embargo, no se puede negar su influencia en el procesamiento emocional y en la
valoración de recompensas y castigos.
Se ha demostrado que una lesión en esta área provoca desinhibición como hipersexualidad,
habla soez, chistes pueriles, falta de control de impulsos con las drogas, adicciones; así
como problemas para empatizar con los demás.
Ganglios basales
Compuesto por núcleo de accumbes, núcleo caudado, putamen, globo pálido, sustancia
negra… Principalmente están involucrados en el control motor.
Partes como el núcleo de accumbens son fundamentales en las conductas adictivas, ya
que aquí se encuentran los circuitos de recompensa del cerebro y las sensaciones de
placer. Por otro lado, también se encargan de la agresión, la ira y el miedo.
Implicaciones clínicas. Alteraciones del sistema límbico
– Autismo
Parece que los circuitos límbicos implicados en la cognición social (como los que involucran
a la amígdala, el giro cingulado y la corteza orbitofrontal) no funcionan adecuadamente en
los individuos con trastornos del espectro autista.
– El síndrome de Kluver-Bucy
Esta afectación surge de una extracción bilateral de la amígdala y parte de la corteza
temporal. Se observó que los sujetos presentaban hiperoralidad (exploraban todo con la
boca), hipersexualidad, apaciguamiento, pérdida de miedo y alimentación indiscriminada.
– Encefalitis límbica
Consiste en un síndrome paraneoplásico que afecta principalmente al hipocampo,
amígdala, ínsula, giro cingulado y cortex orbito-frontal. Los pacientes desarrollan pérdida
de memoria, demencia y movimientos involuntarios.
– Demencia
Ciertas formas de demencia pueden afectar al sistema límbico o partes asociadas,
produciendo síntomas de descontrol emocional. Por ejemplo, la demencia fronto-temporal
se asocia con síntomas de desinhibición propios de lesiones en el área orbito-frontal del
cerebro.
– Trastornos de ansiedad
Puede ser que en los trastornos de ansiedad exista un fallo en el control que deben ejercer
las estructuras corticales y el hipocampo en la modulación de la amígdala.
– Esquizofrenia
En la esquizofrenia se da una reducción del volumen de áreas límbicas, las neuronas del
hipocampo no están debidamente organizadas y es más pequeño, y en la corteza cingulada
anterior y el tálamo hay menor número de células GABAérgicas (inhibidoras).
– Epilepsia límbica
También denominada Epilepsia Medial del Lóbulo Temporal (MLT). En este tipo de
epilepsia, se generan lesiones en estructuras como el giro del hipocampo, la amígdala o el
uncus. Esto afecta a la memoria anterógrada, es decir, el paciente tiene dificultades para
aprender cosas nuevas. Además, estas personas son más propensas a sufrir ansiedad y
depresión.
– TDAH
Hay autores que piensan que algún fallo en el sistema límbico puede ser la causa del
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Parece que el hipocampo de estos
pacientes es más grande, y también que no existen conexiones efectivas entre la amígdala
y la corteza orbitofrontal. Por ello, pueden participar en el comportamiento desinhibido típico
de estos sujetos (Rajmohany & Mohandas, 2007).
– Trastornos afectivos (depresión)
Según ciertos estudios, existen variaciones en los volúmenes de los lóbulos frontales,
ganglios basales, hipocampo y amígdala en estos trastornos. Aparentemente hay menor
activación en algunas zonas del sistema límbico.
El sistema límbico se define como el sistema del establecimiento de una red del cerebro
responsable de controlar impulsiones y la formación emocionales de la memoria. Existe
ningún acuerdo universal en el filete entero de las estructuras que componen el sistema,
pero las regiones consideradas incluyen la corteza límbica, la formación hippocampal, el
amygdala, el área septal y el hipotálamo.