Desarrollo, Pos-Desarrollo y Sentipensando El Desarrollo
Desarrollo, Pos-Desarrollo y Sentipensando El Desarrollo
Desarrollo, Pos-Desarrollo y Sentipensando El Desarrollo
Desarrollo y Subordinación
El mundo, tiempo después de la segunda guerra mundial, atraviesa por una marcada
reconfiguración social, económica y política de los países, puesto que, se inserta el
concepto de países desarrollados y subdesarrollados o del primer y tercer mundo en el
cual, la política económica mundial seria ahora la encargada de sacar adelante las
naciones del tercer mundo o subdesarrolladas, delimitando su camino, debido a que
estas transitarían ahora por el sendero del desarrollo. Este concepto se inserta en el
debate internacional y toma una connotación que transformaría la forma de ver, leer y
resolver los problemas de la sociedad, en las que, el presidente Harry Truman,
anunciaría su concepto de trato justo, un componente esencial que vislumbraría un
nuevo panorama internacional, puesto que, ahora, los países o áreas desarrolladas
debían resolver los problemas de los países o áreas subdesarrolladas del globo
terráqueo. En este sentido, el termino de desarrollo haría alusión a la necesidad de
aplicar con mayor rigurosidad el conocimiento científico moderno.
Arturo Escobar, nos muestra algunas de las evidencias más claras al momento de
analizar las desigualdades entre las naciones que son denominadas como del primer y
tercer mundo, en el que la política global, subordinara los países del tercer mundo en
todas las escalas posibles, Arturo escobar (2007) afirma:
“Los trabajadores de las industrias textil y electrónica del Tercer Mundo ganan
hasta veinte veces menos que sus homólogos de Europa occidental, Estados
Unidos o Japón, por hacer el mismo trabajo con similar productividad […] Un
dato más: la gran mayoría de las más de 150 guerras sufridas por el mundo
desde 1945 han tenido lugar en el Tercer Mundo, como reflejo de las
confrontaciones entre las superpotencias. Incluso las que surgen desde el final
de la guerra fría siguen reflejando los efectos de la lucha por el poder entre las
naciones industrializadas.” (p.356, 357).
En consecuencia, serán los países del tercer mundo quienes sufran las mayores
consecuencias de estas políticas internacionales, debido a que, estas estadísticas
cuentan historias, no son solo datos en un documento, sino que estas serán
tecnorrepresentaciones dotadas de complejas historias culturales y políticas, que no se
agotan en un documento, sino que estas son representación de la vida cotidiana de un
vasto número de habitantes en el mundo. En esta línea, Escobar invita a la sociedad en
general a leer de forma crítica estos datos y, a no reproducir el discurso de hegemónico
del desarrollo, sino por el contrario, analizar estos insumos en términos de
consecuencias políticas, la manera en la que se construyen subjetividades a partir del
discurso hegemónico de este, la formación de la cultura y la construcción del poder
social.
Como fue planteado al principio de este texto, “el discurso del desarrollo, […] ha sido el
agente principal y más ubicuo de la política de la representación y la identidad en gran
parte de Asia, África y América Latina en el periodo posterior a la Segunda Guerra
Mundial”. (Escobar, 2007, p.359, 359), presenciado como una sucesión de regímenes
de representación los cuales fueron originados en el colonialismo y el desarrollo de la
modernidad en Europa, los cuales fueron después ampliados y asimilados a la política
internacional desembocada en los países del tercer mundo, en el cual la violencia para
el establecimiento de las mismas, sería una herramienta fundamental, subordinando o
desconociendo cultural locales, la identidad y la historia de las naciones en las que la
política de representación termino asimilándose. Arturo Escobar (2007) nombrando a
otro autor de suma importancia afirma:
Como resultado, el grupo de los del tercer mundo, intentaron deconstruir y construir
nuevas identidades, basados en modelos más modestos, flexibles y móviles en
articulaciones tácticas surgidas de las condiciones y prácticas de la vida cotidiana y no
de aquellas que se habían construido desde los supuestos esencialistas, en los que la
identidad era casi que fija, inamovible. Es por esto que, para las nuevas expresiones
sociales, modificar el orden del discurso se hace imperante dado que como lo plantea
Arturo Escobar (2007) citando a Foucault “El discurso no es la expresión del
pensamiento. Es una práctica, con condiciones, reglas y transformaciones históricas.
Analizar el desarrollo como discurso es “mostrar que hablar es hacer algo, algo distinto
de expresar lo que uno piensa, mostrar que agregar una frase a una serie de frases
preexistentes es ejecutar un gesto costoso y complicado” (Foucault, 1972: 209). Por
tanto, estas expresiones divergentes, requieren de prácticas colectivas que conlleven a
la reestructuración del discurso y con este, el replanteamiento de las políticas a nivel
mundial, haciéndose a un lado de las ciencias del desarrollo y realizando una fuerte
crítica de los modos convencionales del saber occidental, dándole espacio a otros tipos
de construir y desarrollar conocimiento y experiencias. En consecuencia, para Arturo
Escobar, uno de los principales requerimientos para una trasformación duradera en el
orden del discurso la ruptura de la organización social del mismo es fundamental,
afirmando la necesidad de construir nuevas reglas para la formación de afirmaciones y
visibilidades, implicando así o no nuevos objetos y conceptos, los cuales, pueden estar
ligados a la reaparición de prácticas y conceptos ya descartados u olvidados, siendo
este un proceso lento, con las posibilidad de que este ocurra con rapidez.
Sin embargo, a pesar de que estas formas emergentes de ver y actuar sobre el mundo
alternativas al discurso de la modernidad, continuamos hablando de tradición y
modernidad en el ámbito académico y la vida cotidiana; no obstante, el concepto de
culturas hibridas ofrece una salida a esto, sea provisional o no, funciona como insumo
para la invención de nuevos lenguajes y así emprender el camino en la modificación del
discurso preponderante y hegemónico, lo que conceptualizara el autor como cultura
popular. Esta hibridación cultural realiza como su nombre lo dice un “proceso de
hibridación” entre lo tradicional, el capitalismo y la modernidad, sin desmontar
necesariamente las ya viejas tradiciones de dominación. Arturo Escobar (2007) afirma:
“La hibridación implica una (re)creación cultural que puede o no ser (re) inscrita en
constelaciones hegemónicas” (p.369), contribuyendo así de igual manera, en la
producción de subjetividades diversas, las cuales no se limitan a una dualidad entre lo
tradicional y lo moderno, sino que se asimila lo tradicional y lo moderno, sin caer en la
trampa de la imitación. Empero, no se puede señalar que todo lo que ocurre en el
tercer mundo es una cultura hibrida, puesto que, entraríamos en la contradicción misma
de considerar las identidades como una cuestión inmóvil, estable, con poca capacidad
de transformación.
Así mismo, la crisis de los regímenes de representación en latino américa exige nuevas
teorías y estrategias de investigación, debido a que, los estudios tradicionales no
cumplen a cabalidad con su labor investigativa, ya que, no logran sistematizar de forma
clara las emergentes practicas alternativas en las formas de resistencia de los grupos
de base a las intervenciones dominantes, en cambio, la etnografía nos brinda una
visión de la situación en la que se encuentran las comunidades en relación con el
desarrollo, el análisis crítico de estas situaciones frente al modelo de desarrollo
imperante, de-construyendo el concepto de desarrollo y visibilizando la hibridación
cultural que los investigadores no han logrado percibir hasta el momento. Arturo
Escobar (2007) afirma: “En otras palabras, el proceso debe encarar el reto de ver la
teoría como un conjunto de formas de conocimiento en disputa, originadas en diversas
matrices culturales, y simultáneamente lograr que dicha teoría fomente intervenciones
concretas por parte de los grupos en cuestión” (p.374).
No obstante, las audiencias académicas del primer mundo hacen resistencia a estas
emergentes formas de sistematizar y producir conocimiento científico, ya que, no se
trata solo de qué tipo de teoría sea la que se produzca, sino en cómo esta llega a tener
eco en otros lugares del mundo y como este nuevo conocimiento aumenta peldaños en
lo que concierne a la transformación del discurso hegemónico actual. Puesto que, en el
fondo, las investigaciones de alternativas al desarrollo, encarnan diversas posibilidades
de cambiar las políticas de representación, transformando así la vida social misma y
construyendo de igual forma, otros tipos de economía, de conformarse como grupos
sociales, de resistir y subvertir las proposiciones del capitalismo y la modernidad en su
forma hegemónica. Arturo Escobar (20017 afirma:
“Grupos populares de muchas partes del Tercer Mundo parecen ser cada vez
más conscientes de estos dilemas. Atrapados entre las estrategias
convencionales de desarrollo que se niegan a morir, y la apertura de espacios
en los albores del capital ecológico y de los discursos de pluralismo cultural,
biodiversidad y etnicidad, algunos de ellos responden tratando de crear visiones
novedosas de sí mismos y de su mundo circundante” (p.378)
El autor Arturo escobar, parte por ubicar de forma breve dentro del campo de estudios
sobre el desarrollo, el surgimiento de la noción de post-desarrollo y como ha
funcionado este en el debate internacional. Por consiguiente, el autor realiza un
recuento histórico de la evolución de la conceptualización sobre la noción de desarrollo,
el cual en los últimos cincuenta años ha atravesado por tres momentos principales, los
cuales responden a tres orientaciones teóricas constantes: “la teoría de la
modernización en las décadas de los cincuenta y sesenta, con sus teorías aliadas de
crecimiento y desarrollo; la teoría de la dependencia y perspectivas relacionadas en los
años sesenta y setenta; y aproximaciones críticas al desarrollo como discurso cultural
en la segunda mitad de la década de los ochenta y los años noventa” (Escobar, 2005.
p.18). Desde entonces, se han presentado múltiples reacciones provenientes desde las
diferentes esferas del espectro político-académico, el cual ha logrado reunir una
variedad interesante de practicantes y académicos de diferentes disciplinas y campos
de las ciencias sociales. Por lo anterior, Escobar osa por clasificar estos tres momentos
de acuerdo con los paradigmas originarios de los cuales surgieron tales como: teorías
liberales, marxistas y post-estructuralistas. Sin embargo, pese a estos nuevos espacios
de discusión, se encuentra aquel paradigma hegemónico del desarrollo que en
múltiples ocasiones dificulta el dialogo entre saberes.
“La pregunta que se hicieron los post-estructuralistas no fue < ¿cómo podemos
mejorar el proceso de desarrollo >, sino < ¿por qué, por medio de qué procesos
históricos y con qué consecuencias Asia, África y Latinoamérica fueron ‘ideadas’
como el ‘Tercer Mundo’ a través de los discursos y las prácticas del desarrollo?
>” (p.18)
Sin embargo, estas nuevas formas de ver y actuar sobre el mundo, trajeron consigo
agudas críticas y refutaciones en la segunda mitad de los años 90. Como resultado
de este debate, se identificó una escuela del post-desarrollo de orientación post-
estructuralista. Por lo anterior, se identificaron tres objeciones principales a la
propuesta original del post-desarrollo, las cuales son:
Para Escobar, los críticos del post-desarrollo plantean que los enfoques post-
estructuralistas pasan por alto la realidad material de las personas como la pobreza, el
capitalismo, sin embargo, para Escobar, esto no constituye un argumento válido,
puesto que, dicha suposición no alcanza a visualizar que la modernidad y el capitalismo
son simultáneamente sistemas de discursos y de prácticas. No obstante, los
proponentes del post-desarrollo reconocen las críticas hechas de los opositores a los
post-estructuralistas, los cuales expresan que los post-estructuralistas representan el
desarrollo como algo homogéneo, cuando en realidad este es muy diverso, empero, el
proyecto post-estructuralista es algo distinto a lo propuesto por la noción de desarrollo,
debido a que, a diferencia del desarrollo que ven el conocimiento, en mayor o menor
medida, como una representación de lo real y así mismo se puede evaluar como
próximo o lejano de la verdad, los proponentes del post-desarrollo ven esto como
problemático, como parte de una creencia eurocéntrica , planteando que la elección de
una epistemología y de un marco teórico siempre es un proceso político con
repercusiones reales para el mundo.
“Este es, en fin, el mundo que está creando la globalización desde arriba o la
globalización hegemónica. Sólo hay que pensar en Colombia (y el Pacífico en
particular) o en Sudán o en Oriente Medio para percatarse de que esto es, de
hecho, una imagen plausible de lo que está sucediendo en muchas partes del
mundo” (p.28)
“…la defensa del territorio como espacio que sustenta el proyecto de vida,
desde la perspectiva étnico-territorial; la dinamización organizativa en torno a la
apropiación y control social del territorio, base de la seguridad alimentaria y la
autonomía; y la participación en estrategias de transformación más amplias,
especialmente a través de su vinculación con organizaciones étnico-territoriales
y con redes transnacionales de solidaridad” (Quijano, 2014, p.266).
Neo-desarrollismo y post-desarrollo
“Propuesta política y de acción de los pueblos indígenas. Minga por la vida, la justicia,
la alegría, la autonomía y la libertad y movilización contra el proyecto de muerte y por
un plan de vida de los pueblos” (Organizaciones Indígenas de Colombia, 2004). Con
este apartado el antropólogo Arturo Escobar, parte para darle un título a un artículo
académico publicado en diciembre del 2014 con el nombre de “Una Minga para el
desarrollo”, en el cual se desarrolla una síntesis de algunas de las conclusiones a las
que han llegado movimientos sociales y académicos al reflexionar sobre la
globalización y las implicaciones negativas que este trae consigo, un modelo dominante
el cual se basa en las nociones de “desarrollo” y “modernidad” el cual, como modelo de
sociedad, se encuentra en crisis. Es por esto que la búsqueda de alternativas al modelo
de desarrollo preponderante se hace una necesidad, en el cual, se avance en una
transición cultural que se comprenda como un cambio de época y no una época de
cambio.
Ahora, “Vale preguntarse: ¿estos rasgos constituyen una ‘ruptura conceptual’ capaz de
potenciar el cambio radical que presume la Constitución?” (Escobar, Arturo, 2010), a lo
que el autor responde de forma tasita afirmando que no, puesto que, se enmarcan
concepciones contradictorias alrededor del papel del crecimiento, además, falta
especificidad en las formas en cómo se llevaran estos procesos (en este caso,
enmarcado en la constitución política de Ecuador), como también, mantiene los
lineamientos macro-desarrollistas y persistiendo en orientaciones radicalmente
individualistas, opuestas al potencial colectivista y relacional del buen vivir. Escobar
(2010), referenciando algunos autores afirma: “Como lo apuntan Gudynas, Guevara y
Roque, en su análisis de las políticas sociales de los gobiernos progresistas, en todos
ellos hay una gran distancia entre los pronunciamientos y la práctica (2008)” (p.309),
vislumbrando si, nuevos panoramas que podrían apuntarle a la propuesta del post-
desarrollo, no obstante, este discurso propuesto, sigue siendo modernizante y dirigido
por una elite de intelectuales.
Ahora, ¿cómo distinguir entre los modelos que se proponen como alternativos a lo que
Escobar nombra como neo-desarrollismo y el post-desarrollo? Como se ha
desarrollado a lo largo del texto y tomando como ejemplo el caso de la constitución
política de 2008 de ecuador, los gobiernos progresistas no han propendido hasta el
momento, por un cambio radical o una reconversión significativa en el modelo de
sociedad actual orientada por el capitalismo, puesto que, solo proponen cambios
parciales a este y enmarcados en la noción de desarrollo que tanto se ha cuestionado y
criticado. Es por esto que se reitera en la necesidad de entender “de que la
transformación requerida va más allá del Estado y las estructuras socioeconómicas,
involucra toda una transformación cultural y epistémica, de modos de conocimiento y
modelos de mundo, hacia “mundos y conocimientos de otro modo”. La descolonización
epistémica debe acompañar la transformación de estructuras” (Escobar, 2010, p.310).
Sin embargo, a pesar de los múltiples intentos por imaginar y hacer posible una
sociedad diferente, los estaos y la sociedad académica hegemónica, se niega en
reconocer como valido la emergentes alternativas al desarrollo, puesto que no
consideran dentro de su imperio del conocimiento, que estos saberes sean relevantes
para a sociedad y, por el contrario, las catalogan como de utópicas, realmente poco
posibles, como diría Boaventura de Sousa Santos ‘alternativas no creíbles’ (como
ocurre con las propuestas campesinas e indígenas a favor de sistemas agrícolas
localizados y biodiversos), siendo entonces el Estado y parte de la comunidad
académica, responsable de invisibilizar e ignorar estas nuevas alternativas.
Bibliografía
Escobar, Arturo. (2011) Una minga para el postdesarrollo. Signo y Pensamiento, vol.
XXX, núm. 58, Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia, pp. 306-312.
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=86020038022
Quijano Valencia, Olver. (2015) Sentipensar con la tierra. Nuevas lecturas sobre
desarrollo, territorio y diferencia Nómadas. (Col), núm. 42, Universidad Central Bogotá,
Colombia, pp. 264-269. Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105140284018