Guerra y Teoría Social Sobre El Estado en La Obra de Otto Hintze
Guerra y Teoría Social Sobre El Estado en La Obra de Otto Hintze
Guerra y Teoría Social Sobre El Estado en La Obra de Otto Hintze
1
Olábarri Gortázar, I. (2018); “Informes y estado de la cuestión. Bibliografía reciente sobre el
historicismo”; en Memoria y Civilización. Anuario de Historia. Revista del Departamento de Historia,
Historia del Arte y Geografía. Faculta de Filosofía y Letras. Universidad de Navarra; p. 722 (pp. 705-737).
2
Díaz García, J. (1968); “Hintze. Introducción”; en Hintze, Otto [1902]; Historia de las formas políticas.
Madrid: Ediciones de la Revista de Occidente; pp. 9/14. Bendix, Reinhard (2008); “Otto Hintze”; in
International Encyclopedia of the Social Sciences. USA: Thomson Gale.
3
Olábarri Gortázar, I.; op cit; p. 721.
4
Joas, H. (2005); Guerra y modernidad. Estudios sobre la historia de la violencia en el siglo XX. Paidós:
Barcelona; p. 78, cita 21.
5
Kaspersen, L. (2003); “The warfare paradigm in historical sociology: warfare as a driving historical
force”. The European Sociological Association Biannual Meeting. Murcia: España; p. 10.
1
sociológico fue más resaltado por la sociología anglosajona que por la sociología
alemana.6 Lo cierto es que sus puntos y momentos de contacto con la sociología fueron
varios. Para brindar una muestra de este vínculo, resulta menester recordar que Hintze
trabajó junto al sociólogo y economista Gustavo Schmoller, en el denominado proyecto
“Acta Borussica. Monumentos de la Administración Estatal Prusiana en el Siglo XVIII”,
propiciado por la Academia de Ciencias de Prusia.7 Asimismo, desplegó, allá por la
década del veinte, algunos aspectos de la sociología de la dominación de Max Weber, al
proyectarlos a la historia política y administrativa. Adujo que en ese emprendimiento
quedaba demostrado que entre la sociología y la ciencia histórica existía una amplia
“superposición”.8 Con la extensión que realizó Hintze del “…canon metodológico
weberiano” a la historiografía constitucional, por ejemplo, favoreció “una valoración
global de las líneas de fuerza y de tensión de la historia constitucional occidental”. 9 A
edad avanzada, Otto Hintze se describió a sí mismo como sociólogo.10
Más allá de la discusión acerca de su perfil en el trabajo intelectual, cobró importancia a
la hora de explicar la relación entre guerra y Estado. Los estudios que realizó sobre el
nacimiento del Estado moderno y del sistema representativo lo impulsaron a transitar ese
6
Joas, H.; op cit; p. 208.
7
Colaboró con Schmoller en la Serie 1, “Autoridad de la organización y administración general del estado”;
Volumen 6.1: Otto Hintze: Presentación introductoria de la organización de autoridades y administración
general en Prusia en la inauguración de Frederick II, Berlín 1901. Volumen 6.2: Gustav Schmoller/Otto
Hintze: archivos desde el 31 de mayo de 1740 hasta finales de 1745, Berlín 1901. Volumen 7: Gustav
Schmoller/Otto Hintze: archivos del 2 de enero de 1746 al 20 de mayo de 1748, Berlín 1904. Volumen 8:
Gustav Schmoller/Otto Hintze: archivos del 21 de mayo de 1748 al 1 de agosto de 1750, Berlín 1906.
Volumen 9: Gustav Schmoller/Otto Hintze: archivos desde principios de agosto de 1750 hasta finales de
1753, Berlín 1907. Volumen 10: Gustav Schmoller/Otto Hintze: archivos de enero de 1754 a agosto de
1756, Berlín 1910. También participó de la Serie 2, “Las áreas individuales de administración”, División
D, Industria de la Seda; Volumen 1: Gustav Schmoller/Otto Hintze: la industria de la seda prusiana en el
siglo XVIII y su fundación por Federico el Grande. Primera banda Archivos hasta 1768, Berlín 1892.
Volumen 2: Gustav Schmoller/Otto Hintze: la industria de la seda prusiana en el siglo XVIII y su fundación
por Federico el Grande. Segundo volumen. Registros desde 1769, Berlín 1892. Volumen 3: Otto Hintze: la
industria de la seda prusiana en el siglo XVIII y su fundación por Federico el Grande, Berlin 1892.
Grimmer-Solem, E. (2003); The Rise of Historical Economics and Social Reform in Germany, 1864-1894.
USA: Clarendon Press; pp. 84, 85 and 86. Smith, L. S. (2017); The Expert's Historian: Otto Hintze and the
Nature of Modern Historical Thought. USA: Wipf and Stock Publishers; pp. 39, 40 and 41. Véase,
asimismo, en alemán, la información aportada por la enciclopedia Wikisource.
8
Hintze, O. (1964) [1929]; “Soziologische und geschichtliche Staatsauffassung. Zu Franz Oppenheimers
System der Soziologie”, en Soziologie und Geschichte. Göttingen (“Concepción sociológica e histórica del
Estado. Sobre la sociología de Franz Oppenheimer”; en Sociología e Historia). Citado por Kocka, J. (2010);
“Otto Hintze, Max Weber et le problème de la bureaucratie” (“Otto Hintze, Max Weber y el problema de
la burocracia”), en Trivium. Revue franco-allemande de sciences humaines et sociales. Nro. 7.
9
Chignola, S. (2003); “Historia de los conceptos, historia constitucional, filosofía política. Sobre el
problema del léxico político moderno”; en Res publica: Revista de Filosofía Política. Nro. 11/12. España;
p. 43.
10
Neugebauer, W. (2015); Otto Hintze. Denkräume und Sozialwelteneines Historikers in der
Globalisierung 1861–1940. Germany: Verlag Ferdinand Schöningh GmbH & Co.; p. 9. Bendix, R.; op cit.
2
vínculo. En Alemania este emprendimiento también fue asumido dentro de la sociología
por Max Weber y Franz Oppenheimer.11
11
Maier, C.; “La Historia Comparada”, en Studia Histórica. Historia Contemporánea. Vol. X-XI (1992-
93). España: Universidad de Salamanca; p. 17. Young, N. (1984); “War Resistence, State and Society”; in
Shaw, Martin edited; War, State and Society. London: McMillan Press; p. 96. Kaspersen, L.; op cit; p. 2.
12
Hintze, O. (2006) [1906]; “Organización Militar y Organización del Estado”; en Revista Académica de
Relaciones Internacionales. Nro. 5. Noviembre. UAM-AEDRI. Universidad Autónoma de Madrid.
13
Hintze, O. (1968); Historia de las formas políticas; op cit.
14
Gilbert, F. (2004); “Presentación” a Hintze, O.; “Organización Militar y Organización del Estado”; en
Beriain, J. editor; Modernidad y violencia colectiva. España: Centro de Investigaciones Sociológicas; p.
225.
15
Gilbert, F. (1980); “From Clausewitz to Delbrück and Hintze: Achievements and Failures of Military
History”, in Journal of Strategic Studies. No. 3. London; p. 15.
16
Esta observación tiene cierta consonancia con aquella idea que define al Estado nación como una entidad
política, espacialmente cerrada en un territorio que, al conformarse ante otras unidades espaciales
relativamente similares, construye su fisonomía en un doble frente. Uno interno, que garantiza el dominio
dentro de sus fronteras (se postula como un instrumento para superar las guerras entre particulares,
religiosas o civiles); otro externo, que garantiza su supervivencia frente a las pretensiones de otros Estados.
Delimita externamente ese espacio de dominación frente a otros unidades estatales. El Estado es un estado
del poder interno y, simultáneamente, un estado del poder entre otros iguales. Véase Schmitt, C. (2005); El
nomos de la tierra en el Derecho de Gentes del “Jus publicum europaeum”. Buenos Aires: Editorial
Struhart & Cía; p. 146.
3
sus contornos y su desarrollo estaba inmerso en un juego de presiones que impactaba en
la estructura estatal interna. Hintze observaba en la perspectiva analítica dominante la
existencia de un prisma analítico que concebía a la situación interna del Estado a la
manera de una “magnitud dada e invariante”.17 Sólo atendía las cuestiones internas y su
influencia sobre la estructuración constitucional. El Estado era visto como un estado del
poder hacia adentro de su territorio y no, al mismo tiempo, como un estado del poder
entre Estados. De esta manera, fruto de una mirada parcelada, el Estado quedaba
desligado del campo de fuerzas que, en gran parte, lo cinceló. Esta operación reflexiva
ubicaba al Estado como una entidad aislada, sin interrogarse por el ambiente exterior a
sus fronteras.
“De ahí el que, por regla general, el Estado y el pueblo sean considerados en su existencia
externa como una magnitud dada e invariable; de ordinario, normalmente sólo cuestionan
las modificaciones sociales internas que puedan influir sobre las formas constitucionales.
Con ello se desliga al Estado singular de la conexión política en que se ha formado, y se
le considera como un objeto aislado, puramente en sí, sin preguntar si su peculiaridad está
también condicionada por las relaciones en que está con su ambiente exterior”.18
Hintze construyó un ámbito problemático a partir de localizar la manera en que las
políticas exteriores de los Estados eran capaces de moldear su estructura interna y su
sistema constitucional. Efectuó una analogía entre las luchas internas y las luchas
exteriores o la rivalidad entre Estados. De la misma manera que las primeras afectan las
relaciones de poder o modifican el peso de cada una de las clases sociales y, por ende,
conmocionan tanto la formación como la transformación de las constituciones; también
la vida exterior de los Estados moldea sus fisonomías. Planteó, insisto, que los conflictos
entre Estados daban forma a los Estados. ¿Qué es la forma estatal? Refiere a la
configuración estatal externa, sus dimensiones,
17
Hintze, O. (1968); Historia de las formas políticas; op cit; p. 15.
18
Hintze, O. (1968); Historia de las formas políticas; op cit; pp. 15 y 16.
19
Hintze, O. (1968); Historia de las formas políticas; op cit; p. 16. Zimmermann, E. (2008);
“Transformaciones del Estado”; en Ayala Mora, Enrique Editor; Historia general de América Latina: Los
proyectos nacionales latinoamericanos: sus instrumentos y articulación. 1870-1930. Volumen VII.
Capítulo 7. España: UNESCO/Trotta; p. 185.
20
Almond, Gabriel A.; “The International-National Connection”; en Almond, Gabriel A.; A Discipline
Divided. Schools and Sects in Political Science. Newbury Park, Ca., Sage Publications; p. 265 (pp. 263-
4
Por esta causa, reflexionaba sobre el ascendiente de las relaciones internacionales en los
rasgos fundamentales de los Estados y en sus periplos históricos.21
“La configuración de los Estados crea el terreno firmemente delimitado sobre el cual
puede desplegarse el desarrollo social. Pone los cimientos para la vida estatal y para la
forma del gobierno”.22
De esta manera, y con este orden histórico, argüía primeramente que el Estado
consolidaba su “forma” y, luego, recién podía empezar a vislumbrar su estructura política,
aunque siempre proseguiría modificándose producto de la interacción con otras unidades
políticas. Inicialmente, aclaró Hintze, todo Estado fue una organización militar.23
289). Citado por Osorno, Guillermo (1995) “El vínculo entre los ámbitos interno e internacional. De la
política de eslabones la diplomacia de doble filo”, en Foro Internacional. Vol. 35. Nro. 3; pp. 434 y 345
(pp. 426/447). Osorno explica que Almond consideró a Hintze un adelantado respecto a muchas de las
elaboraciones más reciente sobre el tema. También lo ubica como uno de los primeros autores en ponderar
teóricamente la relación entre lo internacional y lo nacional.
21
Zimmermann, E.; op cit; p. 185.
22
Hintze, Otto (1968); Historia de las formas políticas; op cit; p. 17.
23
Zimmermann, E.; op cit; p. 185.
24
Hintze, Otto (1968); Historia de las formas políticas; op cit; pp. 17 y 18.
25
26
Šlekys, D. (s/d); State and war dialectics. European Consortium for Political Research; p. 6.
5
Principios de Sociología de 1893.27 Planteó que el tema ameritaba una argumentación
que no debía instalarse en un nivel tan general. Si bien se inspiró en Carlos Marx, Augusto
Comte y el mencionado Herbert Spencer, nunca creyó estrictamente en la existencia de
leyes históricas. Prestó atención a un amplio abanico de culturas, pero resistió la idea de
adoptar “una ley sociológica general”.28 Repelía para su fin, entonces, una fórmula
general abarcadora de toda la historia de la humanidad y de las naciones, pues suponía
que en esa escala de análisis se extraviaba el contenido específico del objeto a investigar.
Adoptó un enfoque para indagar sobre los aspectos del poder militar en la historia, que
combinaba lo específico con lo general, convencido de que solo mediante el rastreo de
las interacciones entre ellos podrían entenderse.29 Por eso prefería, en lugar de un amplio
“horizonte de observación”, recurrir a un ejemplo concreto para hacer observable la
interdependencia entre la organización militar y la organización del Estado. En
específico, ponía la lupa sobre el desarrollo de los pueblos Latino-Germánicos a partir del
declive de la cultura antigua. Antes, nos ofreció algunas consideraciones generales para
situar mejor su argumentación, que incluyeron preciosas consideraciones sobe el Imperio
Romano y las vicisitudes de su aparato bélico.30
27
En este escrito Spencer presenta la analogía entre el “organismo social” y los organismos vivos. De esa
contrastación dedujo que el proceso de diferenciación y crecimiento en la complejidad de lo social se
inscribe en una sucesión de etapas predeterminadas. Spencer, Herbert (1893); The Principles of Sociology.
Vol. 1. London, Williams and Norgate; p. 463.
28
Maier, C.; op cit; p. 17. Gilbert, F. (1980); op cit; p. 15.
29
Paret, P. (1993); Understanding War: Essays on Clausewitz and the History of Military Power. New
Jersey: Princeton University Press; p. 24. “En su estudio sobre Leopold von Ranke, Sérgio Buarque de
Holanda señala que en Otto Hintze ya se encontraba la descripción de la historia en dos niveles, o en dos
formas rítmicas fundamentales, que recuerdan las formulaciones clásicas de Braudel. En Hintze, la analogía
retomaba las antiguas teorías geológicas de neptunistas y vulcanistas. Véase Sérgio Buarque de Holanda,
“O atual e o inatual na obra de Leopold von Ranke”, Revista de História, 50 (100), octubre-diciembre de
1974, pp. 477-478. Citado por Meira Monteiro, Pedro (2007); “En búsqueda de América”; en Prismas.
Revista de Historia Universal. Nro.11. Anuario del grupo Prismas. Programa de Historia Intelectual. Centro
de Estudios e Investigaciones. Universidad Nacional de Quilmes; p. 43.
30
Ciertamente, Hintze buscaba combinar una mirada con amplitud de horizonte y una “penetración intensa
en el objeto estudiado”. Sin embargo, desconfiaba de los nivel vagos de generalidad y procuraba penetrar
en la esencia del fenómeno, a partir de una previa localización en sus conexiones más generales. Díaz
García, J.; op cit; p. 10.
6
cuando realizaba más guerras. La comunidad política estaba formada por los guerreros.
La expansión de la agricultura, explicaba, fijó a las poblaciones al suelo. Con el paulatino
mejoramiento de las condiciones de vida, la actividad militar se diferenció de las
actividades económicas, situación que generó aquello que Hintze nominaba como una
división de clases, “entre la clase que luchaba y la clase que alimentaba”. A partir de esta
diferenciación, las fuerzas armadas se transformaron en una parte especial de la
organización social, y “en un aspecto de la organización del estado”.31
Hintze entabló, desde otro ángulo, otra discusión con Herbert Spencer sobre la supuesta
tendencia que seguiría la humanidad en su perfeccionamiento. Spencer, junto a los
pioneros de la Sociología como Augusto Comte y Saint Simon, era partícipe de esa
explicación del desarrollo humano que lo ubica en una derrotero que iba de una sociedad
militar a una sociedad industrial.32 Ese itinerario marcaba el pasaje de una sociedad
belicosa a otra cada vez más armónica y pacífica. Los componentes militares de la
sociedad, entonces, estaban condenados a desaparecer obra del progreso. Parte de esta
explicación estaba asentada en la idea del “dulce comercio”, que veía en el comercio y la
industria actividades pacíficas que iban haciendo obsoletas a la guerra y la conquista. La
fórmula era: más comercio menos guerras.33 Hintze confrontó estos supuesto:
“En los cuatro mil años de historia de la humanidad en los que nos fijamos hoy ha habido
un incuestionable gran aumento de la actividad comercial, pero realmente no ha habido
una reducción de la predisposición de los estados para la guerra”.34
Despejada esta explicación tan difundida desde la filosofía de la Ilustración y hasta los
albores del siglo XX, Hintze buscó precisar el criterio para hacer inteligible su concepción
sobre los vínculos entre la organización estatal y la organización militar. Tal como sugirió
en la conferencia anteriormente mencionada, propuso observar dos espacialidades: la
estructura de clases y el orden externo de los estados. En obvia alusión al marxismo, en
consonancia con la exposición de 1902, volvió a advertir que conferirle a la lucha entre
clases el lugar del motor que movía la historia era un argumento unilateral, tan sesgado
como falso. Aseveraba que el enfrentamiento entre naciones había sido mucho más
31
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; p. 2.
32
Véase sobre el tema, Bonavena, P. (2009); “Lo extraordinario y lo normal en las teorías sociológicas:
consideraciones sobre la relación entre sociología y guerra”, en Revista Cuestiones de Sociología. Nro. 5/6.
Departamento de Sociología. Universidad Nacional de La Plata.
33
Véase Bonavena, P. (2018); “Sobre los orígenes de la Sociología: comercio, industria, guerra y paz en
Benjamín Constant”; en Tonkonoff, Sergio Editor; Pensar lo social. Pluralismo teórico en América Latina.
Buenos Aires: CLACSO. Grupo de Estudios sobre Estructuralismo y Postestructuralismo.
34
Hintze, Otto (2006) [1906]; op cit; p. 3.
7
importante en la historia. Incluso, aseguró que la presión que llegaba de la puga entre los
Estado tenían un impacto decisivo en la estructuración interna de esas unidades políticas.
En realidad, sostuvo que ambas fuerzas, internas y externas, habían modulado el aparato
militar y las bases de la organización del Estado. Hintze recordó que la presión de factores
externos podía suturar las querellas internas. De hecho, la unidad de los que estanban
“adentro”, contra los enemigos foráneos, era una circunstancia que solía replicarse en la
historia. Fiel a su método, ejemplificó estos dichos con el caso del Imperio Romano, pero
debido a su objetivo central tomó como momento de arranque el resquebrajamiento del
Imperio Romano y su convergencia con la acción de las tribus germanas. Colocó como
punto de partida el cruce de los viejo con lo nuevo, lo que moría con lo joven.
En el lapso que prevaleció el sistema feudal, Hintze subrayó que las diferencias sociales
se plasmaron en la forma de hacer la guerra: la infantería fue reemplazada por los
caballeros. En términos de la organización política, la estatalidad feudal no poseía
soberanía ni límites geográficos precisos y los centros de autoridad permanecían aislados.
Carecían de una consolidación interna y no tenían una clara diferenciación entre ellos.
Los señores resistieron los principios que postulaban la creación de una unidad política.
Procuraron mantener su derecho a guerrear, pero con la expansión de las relaciones
salariales, los lazos de las obligaciones feudales se fueron desbarataron. A partir del siglo
XV, Hintze visualizó el comienzo de la tercer etapa. Para este tiempo, destacó la aparición
de un nuevo fenómeno militar de apreciable impacto: la artillería.
Con la nueva conformación social que emergía desde el final del feudalismo, Hintze
observó que la infantería comenzó nuevamente a ocupar un lugar decisivo y determinante
en la guerra, por sobre la caballería. Ganó presencia militar la milicia campesina y los
8
mercenarios suizos opacaron a la caballería. Los ejércitos mercenarios fueron
transformándose en los ejércitos permanentes de los siglos XVII y XVIII.
“En general, los antiguos ejércitos de mercenarios de los siglos XVI y XVII no habían
sido instituciones de estado. Al ser erigidas sólo como medida extraordinaria y para
específicos objetivos temporales, no estaban ligadas al estado ni a su constitución de
manera duradera o sistemática. Ni siquiera los ejércitos de Mauricio de Nassau o de
Gustavo Adolfo de Suecia eran una excepción. El nuevo tipo de organización militar
empezó entonces fuera de la organización del estado. No había lugar para los ejércitos de
mercenarios en el orden político, tanto de carácter constitucional como estamental, que
se desarrolló después del final del siglo XV en oposición a la anarquía militar feudal. El
espíritu de este orden político era pacífico y dirigido hacia la prosperidad y el orden, en
vez de hacia el poder militar. Este era el caso de los territorios germanos y de Inglaterra,
y este espíritu se manifestó también en los “Estados-Generales” franceses del siglo XVI.
Pero en el continente, el ideal de una sociedad política pacificada, absorto en la
persecución de prosperidad y cultura, murió en la vid. Los enormes antagonismos
políticos de entonces no permitieron su desarrollo. Desde el momento en el que prendió
la violenta rivalidad entre Francia y los Habsburgo — una lid que duró casi dos siglos y
que era una lucha por la supremacía en Europa a expensas de la cual vivió la antigua idea
medieval de imperio — no hubo una paz duradera en Europa”.35
Las tropas de asalariados auxiliaban al Estado, pero no lo integraban de manera orgánica.
Mientras tanto, las guerras de siglo XVII, donde las rivalidades aún se confundían con
pugnas religiosas, fomentaron la proliferación y fortalecimiento de los ejércitos con el fin
de preservar la independencia de cada unidad estatal. Se consolidó de este modo una
política de poder y de equilibrios que, a pesar de su carácter inestable, fueron delineando
el semblante de la Europa moderna. Los ejércitos permanentes se consolidaron con el
sistema absolutista de gobierno y fueron dibujando los parámetros del sistema
internacional. La disposición y características de los aparatos militares, asimismo,
encontraba sustento en las variaciones geográficas. Inglaterra tenía una natural seguridad
que le ofrecía su existencia insular. Rodeada de mar, no estaba expuesta de manera directa
a los vecinos. El resguardo que ofrecía la naturaleza disipaba los peligros de la guerra
inminente. No precisaba, a la sazón, de un gran ejército permanente, al menos del tamaño
que aconsejaba la convivencia con vecindades cercanas. La realidad imponía, en cambio,
la necesidad de una flota al servicio de los intereses comerciales y militares. Esta
configuración estatal, subsiguientemente, no produjo, como la nominó Hintze, una forma
“absolutista” de gobierno. En el continente, donde los Estados podían tener varios vecinos
en distintas fronteras, el absolutismo y el militarismo se desarrollaron al unísono, tal cual
“el autogobierno y la milicia” lo hacía en Inglaterra.
35
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; pp. 17 y 18.
9
“La principal explicación para la diferencia entre Inglaterra y el continente en la manera
en la que se desarrolló la organización política y militar —diferencia que se acentuó
después de la segunda mitad del siglo XVII— reside en la situación exterior”.36
En contraste con Inglaterra, en la Europa continental las fuerzas armadas resultaron la
columna vertebral y fundamento del nuevo gran Estado centralizado. Esta tendencia hizo
que la existencia del ejército y la del Estado fuera la misma. Absolutismo y ejército
convivían en un mismo cuerpo.
“Pero al igual que el ejército se había desarrollado fuera del entramado del estado,
continuó ocupando una posición especial en el estado, con su propia policía militar y su
propio sistema judicial y religioso, excluyendo de esa forma a los órganos civiles. El
ejército era, por decirlo así, un cuerpo extranjero en el estado. Era un instrumento del
monarca, no una institución del país. Fue creado como una herramienta de poder político
en la esfera exterior pero al mismo tiempo sirvió para mantener y extender el poder
soberano en casa. Cualquier resistencia a este vasto instrumento poder real se fue
haciendo imposible dentro del país. El ejército encarnaba de la manera más clara y más
posible la nueva idea de estado — la del poderoso y centralizado gran estado
absolutista”.37
La suerte de un monarca dependencia de la ventura de su ejército. Sostener
financieramente a las fuerzas armadas devino en la principal tarea del Estado.38 El
correlato de esta urgencia fue un aumento sin antecedentes de la carga fiscal y el
florecimiento del sistema de regulación comercial: la políticas de poder, el mercantilismo
y el militarismo estaban todos íntimamente eslabonados. La carga impositiva y el afán
recaudador sin límites del Estado favoreció la resistencia campesina.39 Frente a la
inestabilidad, el Estado absolutista militar, explicaba Hintze, fue asumiendo un papel
“tutelar policial” que procuraba su fortalecimiento, fundiendo las esferas de la
administración civil con el ejército.40 El Estado adquirió “un molde militar” y toda la
sociedad, entonces, servía a su militarismo.
36
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; p. 18.
37
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; p. 19.
38
Esta realidad impactó en la doctrina militar, generando un tipo de guerra que priorizaba la maniobra sobre
el ataque frontal. Véase Bonavena, P. (2017); “Teoría social y guerra: Formalismo y positivismo en las
teorías de Lloyd y Bülow”. Actas del II Congreso Latinoamericano de Teoría Social y Teoría Política:
“Horizontes y dilemas del pensamiento contemporáneo en el sur global”. Buenos Aires.
39
Acerca del impacto fiscal y sus consecuencias en el período, consultar de Nievas, Flabián (2010); “La
guerra en el absolutismo”; en Cuadernos de Marte. Revista de Sociología de la Guerra. Año 1. Nro. 0.
Instituto Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales de la UBA; p. 11.
40
Al calor de este proceso, Hintze pone como ejemplo al Estado prusiano. Lo caracterizó como el ejemplo
clásico de Estado militarista. Toda la organización estatal se amoldaba a los requerimientos del aparato
bélicos: “De los comisarios militares vinieron los actuales órganos policiales provinciales. Cada ministro
de estado era llamado también ministro de la guerra; cada consejero de la cámara administrativa, cada
consejero fiscal, era también conocido como consejero de guerra. Antiguos oficiales se convirtieron en
consejeros provinciales, incluso en presidentes y ministros. Los consejeros administrativos eran reclutados
en gran parte entre oficiales regimentados de alto rango del servicio de intendencia y auditores de guerra.
10
Hintze ofreció una periodización que ordenaba el recorrido histórico que acabamos de
recorrer. Dividió la era del militarismo en tres periodos:
“…. el primero, desde el final del siglo XV hasta mediados del siglo XVII, el sistema de
mercenarios todavía no estaba plena y permanentemente integrado en las instituciones
políticas, ni tampoco la organización del estado se había afianzado en el tipo de estado
centralista y absolutista hacia el que se dirigía. En el segundo periodo, desde mediados
del siglo XVII hasta finales del siglo XVIII e inicios del siglos XIX, se desarrollaron, por
un lado los estados continentales absolutistas y militaristas maduros y por otro, Inglaterra,
con su milicia, su Parlamento y su autogobierno. Por último, en el tercer periodo, en el
siglo XIX, emergieron los principios interrelacionados de servicio militar universal y de
orden constitucional del estado. Además, hay que recordarlo, la milicia se mantuvo y las
fuerzas navales adquirieron una mayor importancia”.41
Con el correr del tiempo, por imperio de una nueva realidad, explicó Hintze, los ejércitos
asalariados fueron desplazados: “el resultado fue la socialización del ejército”.42 En la
última fase del militarismo, sostuvo Hintze, irrumpió la Revolución Francesa que trajo
aparejada profundos cambios. La Francia revolucionaria logró una nueva integración a
partir de “una conciencia política unificada”. Esta mutación impactó sobre el ejército. Se
crearon las condiciones para organizar una “nación en armas”, sustentada en una potente
argamasa ideológica que combinada el entusiasmo nacional y con ideales democráticos
de libertad e igualdad. Con esta nueva impronta, los ejércitos revolucionarios enfrentaron
con éxito a los antiguos ejércitos de mercenarios de los Estados absolutistas, a partir del
despliegue de nuevas tácticas y nuevas orientaciones estratégicas.43 Las novedosas
alternativas de la guerra obligaron a pensar en la reestructuración de las organizaciones
militares, iniciativa que suponía, al mismo tiempo, una reorganización de todo el aparato
de Estado. Con la revolución nacía el soldado ciudadano y esta personificación comenzó
a propagarse:
“La consecuencia inmediata fue una posición totalmente distinta del ejército en el estado
y en la sociedad. Los extranjeros desaparecieron del ejército. El empleo de soldado dejó
de ser una profesión de por vida. Se convirtió en una etapa normal en la vida de todo
ciudadano fuerte y sano. La división entre guerreros y la ciudadanía — los luchadores y
los alimentadores — se superó. Ocurrió una regresión, por decirlo así, en el más alto nivel
de civilización hacia un estado original donde en principio cada hombre era un guerrero
— una eliminación o corrección de la histórica y fatídica división del trabajo a través de
la cual emergió en la edad feudal una clase dirigente y otra servil. El individuo en un
estado moderno recibe una educación con dos caras, una militar y otra civil. El sistema
entero descansaba en ese concepto alterado del estado, concepto cuyo germen había sido
el despertar de la conciencia política entre la población, la imagen del estado como un
Los rangos más bajos de la burocracia se llenaron lo máximo posible con suboficiales retirados y veteranos
inválidos”. Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; pp. 19 y 20.
41
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; p. 7.
42
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; p. 19.
43
Sin duda en estas consideraciones se nota tras de Hintze la presencia de Karl von Clauwewitz.
11
asunto no meramente de los dirigentes sino de los dirigidos y siendo concebidos como
una comunidad, como una personalidad colectiva corporativa”.44
Hintze proyectaba la nueva realidad en el afianzamiento del servicio militar universal.
Efectivamente, consideró que fue el paso obligado para sostener un ejército permanente
acorde a los nuevos tiempos sociales y militares. Este requerimiento impulsó cambios
políticos y constitucionales. Hintze reconocía que la expansión del servicio militar
universal se asoció a la idea de una constitución representativa. Claro que esta reforma
militar no se plasmó de manera inmediata en los sistemas políticos vigentes y sus cartas
magnas, pero la necesidad de introducir modificaciones creció como un ideario. Los
partidarios del sistema parlamentario, explicó Hinzte, tomaban como paradigma la
experiencia de Inglaterra. El ejército renovaba su base legal allí con una votación anual
del parlamento, pero este andamiaje institucional era más factible en un Estado insular.
En el continente, donde la seguridad era un factor más acuciante, era más difícil y
peligroso someter al ejército a los vaivenes del parlamento. Por eso, Hintze desmintió la
existencia de un vínculo inherente entre la imposición del servicio militar universal y la
instauración del sufragio universal. El sufragio universal, igualitario y directo, aclaró, no
se derivó como una consecuencia automática de la reforma militar. La Rusia de los zares,
por ejemplo, debió introducir el servicio militar universal, pero éste inicialmente no
armonizó con sus postulados constitucionales. Sin embargo, su implementación fue
precedida por la liberación de los siervos y otras medidas que marcaban el rumbo hacia a
la instauración de un estado con algún sesgo constitucional.45
44
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; pp. 24 y 25.
45
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; p. 29.
12
para administrar los ejércitos, recaudar fondos para sostenerlos y mantener toda la gigante
infraestructura que supone la presencia de ejércitos permanente.46
Hintze desplegó toda su erudición en conocimientos históricos para dar sustento empírico
a la sistematización teórica. Resulta interesante reponer sus alusiones a la situación creada
en Suiza, ya que representa una anomalía respecto de su tesis.
“Los suizos, por supuesto, proveyeron de un modelo a los ejércitos permanentes del
continente pero ellos mismos nunca erigieron un ejército permanente. La razón no es tanto
la falta de recursos financieros —la milicia suiza es relativamente igual de costosa que
nuestros ejércitos permanentes— sino principalmente la naturaleza del sistema político,
irreconciliable con el militarismo. Las peculiaridades monárquicas inherentes al
militarismo han faltado desde el principio en este sistema político federativo y
cooperativo. No hay en este caso un ejemplo claro de cómo la organización del estado y
de lo militar se determinan la una a la otra”.47
En realidad, aclaró que Suiza, por varias causas, ocupaba una posición excepcional, lo
mismo que Inglaterra y los Estados Unidos de Norte América. Suiza se había declarado
un estado neutral. Por este factor, y por las peculiaridades de Norteamérica, que veremos
a continuación, prevalecía el carácter asociativo del sistema político. Eran, dictaminó, los
tres Estados que representaban el tipo “industrial” de país, según los criterios establecidos
por Spencer.48
En 1916, a raíz de una publicación sobre la guerra en Europa y Alemania, Hintze presentó
en el primer tomo un escrito que abordó la cuestión de ese país y sus instituciones.49
Comparó en sus páginas las condiciones de seguridad de todos los Estados sobre el
continente europeo con Inglaterra y con Estados Unidos de Norteamérica. La meta era
volver a demostrar que los Estados relativamente aislados, por la protección del mar, no
padecían las mismas perturbaciones que generaba la vecindad de potencias igualmente
poderosas. La enemistad en este último contexto podía ser muy riesgosa.
Describió que sobre las tierras del continente europeo se agrupaban, en un territorio de
un tamaño casi igual al de los Estados Unidos, cinco grandes potencias. Asimismo, se
46
Ertman, T. (2005); “State Formation and State Building in Europe”; in Janoski, Thomas; Alford, Robert
R.; Hicks, Alexander M.; Schwarts, Mildred A. (eds.); The Handbook of Political Sociology - States, Civil
Societies, and Globalization. Cambridge: Cambridge University Press. Citado por Blanco, R. (2013); “The
Modern State in Western Europe: Three Narratives of its Formation”; en Revista Debates. Vol. 7. Nro. 3.
Porto Alegre; p. 178.
47
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; p. 30.
48
Hintze, O. (2006) [1906]; op cit; p. 30.
49
Hintze, O. (1916 a); “Alemania y el Sistema Político Universal”; en Hintze, O.; Troeltsch, E.;
Schumacher, He.; Solf, W.; Delbrück, H.; Schmoller, G. Von; Luther, H. y Wermuth, A.; Alemania y la
guerra europea. Tomo I: “Alemania, su Política y sus instituciones”. Barcelona: Gili Editor. En el Tomo II
13
encontraban una docena de pequeños Estados, “casi todos saturados de antigua cultura”,
muy bien armados y “dominados por el ansia de la independencia y del engrandecimiento
nacional”. Estos Estados tenían sus fronteras fuertemente defendidas. La tensión en las
relaciones entre todas estas unidades políticas era acorde a su capacidad económica y
militar. Este complejo sistema de fuerzas en tensión modelaba un entramado de relaciones
internacionales alejado de la realidad que vivían los ingleses y norteamericanos. Éstos no
requirieron una custodia permanente de la actitud o movimiento de los Estados
colindantes. Hintze contrastó, entonces, esta realidad con la situación que sobrellevaba
Alemania. Su país requería seguir atentamente “el manómetro político” que registraba la
presión que promovían tanto los movimientos como las oscilaciones de sus vecinos a
través de su armamentismo o acciones diplomáticas. Los Estados insulares, relativamente
seguros por la “muralla” que imponía el mar, podían ocuparse con más tranquilidad y
determinación al desarrollo de sus riquezas en lugar de invertir grandes esfuerzos en un
escudo protector fronterizo. La menor preocupación militar permitía colocar a los
intereses económicos y comerciales de los Estados en el epicentro de su política. La
rivalidad amenazante de los Estados continentales, en cambio, empujaba a una perpetua
carrera armamentística para defender la riqueza y la cultura nacional.
“No nos cansaremos, por lo tanto, de repetir que nuestra situación geográfica ha trazado
nuestro destino político e histórico. Colocados en el centro del Continente, rodeados de
latinos y eslavos, así como de pueblos alemanes esporádicos, nos vemos obligados a
mantener una posición fuerte, que inspire respeto, si no queremos ser aplastados y
pisoteados por la turba de las demás naciones, como lo fuimos por espacio de algunos
siglos”.50
Este diagrama geopolítico imponía una atención constante de sus fronteras. Alemania
estaba obligada, por el instinto de conservación, a ser una potencia militar para poder
defenderse contra ese mundo potencialmente plagado de enemigos. En su esquema de
reflexión, Alemania estaba sitiada por Estados poderosos y hostiles. La disposición
geográfica alemana, en lugar de instalar un ideario acorde a vivir en una “paz perpetua”,
insinuaba un “peligro perpetuo”. Inclusive, estimaba que tampoco el mar la protegía de
las ambiciones inglesas, pues no obstante su condición insular, intimidaba a Alemania de
modo amenazante, ya que planeaba “ser un imperio universal”. Estas pretensiones
50
Hintze, O. (1916); op cit; p. 3.
14
sumaban una preocupación a los alemanes que justificaba el militarismo con un factor
más, que se sumaba a los peligros de la vecindades inmediatas. Alemania, sentenciaba,
debía ser un país muy sólido para poder defenderse del “asedio anglosajón”.51
En su opinión, la situación francesa era diferente. Estaba resguardada por los Pirineos y
el mar. Rusia también disfrutaba de una seguridad completa en sus fronteras. Ambos
Estados sólo tenían una frontera que defender. Alemania, en cambio, tenía una en el Este
y otra en el Oeste, y podía tener una tercera si no fuera por la alianza que mantenía con
Austria-Hungría. Alemania estaba en el centro de Europa, sin más defensas naturales que
el mar al Norte, los Alpes y las montañas de Bohemia al Sur. Este lugar geográfico y su
semblante marcaba las condiciones políticas alemanas:
Sus explicaciones, a su vez, colocaban a Alemania como una víctima de las apetencias
imperiales de las potencias políticas y militares. Su país queda presentado como una
unidad política y territorial débil y asechada por las ambiciones de sus vecinos. La
situación creada por el emplazamiento geográfico de Alemania, reflexionaba, había
surcado su “destino político e histórico”.54 De esta manera, Hintze explicaba la falsedad
de las leyendas que le atribuían a Alemania el origen de la Gran Guerra.55 Ésta había
51
Hintze, O. (1916 a); op cit; p. 14.
52
Hintze, O. (1916 a); op cit; p. 1.
53
Hintze, O. (1916 a); op cit; p. 17. “Como señaló Otto Hintze, la guerra frecuente e intensa tenderá a
correlacionarse con el gobierno autoritario. La necesidad de movilizar recursos por parte del estado
conducirá a un alto grado de intervención gubernamental en la sociedad. El frecuente conflicto geopolítico
requerirá mano de obra y recursos financieros para asegurar la supervivencia de la política. En lugar de
confiar en las milicias y el servicio incidental, el estado preferirá desarrollar fuerzas militares permanentes”.
Spruyt, H. (2011); War, Trade, and State Formation. The Oxford Handbook of Political Science. Edited
by Robert E. Goodin.
54
Hintze, O. (1916 a); op cit; p. 3.
55
Desde el inicio de la Gran Guerra, Hintze cumplió tres funciones: fue productor de símbolos de guerra;
ofició como en una especie de “embajador itinerante” para influir en los países neutrales y promovió con
otros colegas eventos culturales con el objetivo de recaudar dinero. Cammarota, A. (2012); “La antítesis
Kultur y Zivilisation en Norbert Elias y Thomas Mann”; en Prácticas de Oficio. Investigación y Reflexión
en Ciencias Sociales. Nro. 9. Publicación del Posgrado en Ciencias Sociales UNGS-IDES; p. 2.
15
nacido del expansionismo de las fuerzas imperialistas, que veían en su país un obstáculo
a superar para lograr plasmar sus intereses.56
Luego de la Primera Guerra Mundial, insistió con sus planteos y aventuró un futuro que
aún no reparaba en la tragedia que se aproximaba para el mundo en general, y para su
mundo particular, con la dramática muerte de su esposa:
También los escritos del historiador y sociólogo alemán inspiraron a Anthony Giddens,
Michael Mann y Brian Downing.59 Philip Gorski, incluso, ha aplicado el término “neo-
56
Hintze, Otto (1916 b) “Carácter de la política internacional alemana en contraposición al imperialismo
de sus enemigos. Alemania y el sistema político universal”; en Hintze, Otto; Troeltsch, Ernst; Schumacher,
Hermann y otros; Alemania y el sistema político mundial. Tomo II. Gili Editor, Barcelona. p 5.
57
Hintze, O. (1968) [1934]; “Esencia y transformación del Estado moderno”; en ); Historia de las formas
políticas; op cit; p. 297.
58
Tilly, C. (1992); Coerción, capital y Estados europeos 900-1990. Madrid: Alianza. Anderson, Perry
(1980); El Estado absolutista. México: Siglo XXI.
59
Ertman, T. (2017); Otto Hintze, Stein Rokkan and Charles Tilly’s Theory of European State-building.
Cambridge: Cambridge University Press. Mann, Michael; “El poder autónomo del Estado: sus orígenes,
mecanismos y resultados”; en Acuña, C. H. compilador; Lecturas sobre el Estado y las políticas públicas:
Retomando el debate de ayer para fortalecer el actual. Argentina: Publicación del Proyecto de
Modernización del Estado. Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación; p. 56. Giddens, A. (1985); A
16
hintzeano” a un gran grupo de investigadores “belicistas”, que acentúan el papel causal
de la guerra y los preparativos bélicos en el desarrollo estatal europeo.60
Theda Skocpol, en su obra States and social revolutions, repone con “entusiasmo” la
visión bidimensional forjada por Hintze:
Bibliografía:
Almond, Gabriel A.; “The International-National Connection”; en Almond, Gabriel A.;
A Discipline Divided. Schools and Sects in Political Science. Newbury Park, Ca., Sage
Publications (pp. 263-289).
Anderson, Perry (1980); El Estado absolutista. México: Siglo XXI.
Contemporary Critique of Historical Materialism. London: Polity; pp. 26 y 27. Downing, B. (1992); The
Military Revolution and Political Change: Origins Of democracy and Autocracy in Early Modern Europe.
Princeton: Princeton University Press.
60
Gorski, P. (2001); “Beyond Marx and Hintze? Third-Wave Theories of Early Modern State Formation”;
in Comparative Studies in Society and History. Vol. 43, Nro. 4; p. 851. Esta proposición que liga la guerra
con el desarrollo estatal no es aceptada para todos los espacios del planeta. “Miguel Ángel Centeno señala
que América Latina representa una excepción. No “encaja” en el “modelo belicista” de formación del
Estado, esbozado, entre otros, por Charles Tilly, sobre la base de aportes precursores de Max Weber y Otto
Hintze. En verdad, el aforismo de Tilly, “la guerra hizo al Estado y el Estado hizo la guerra”, convertido en
cliché, es uno de los de mayor circulación de todos los tiempos en las ciencias sociales. Esta dialéctica
funcionó de manera imperfecta en América Latina, porque aquí casi no hubo guerras totales que obligaran
a movilizar las sociedades de una manera absoluta”. Escudé, C. (2010); Un experimento pacifista: las
políticas exteriores y de seguridad de Argentina en el siglo XXI. Documento de Trabajo. Nro. 426. Buenos
Aires: Universidad del CEMA; p. 7. Centeno, M. A. (2002); Blood and Debt. War and the Nation State in
Latin America. Pennsylvania State: University Press, University Park.
61
Skocpol, T. (1979); States and social revolutions. Cambridge: Cambridge University Pres; pp. 29/31.
Citado por Mann, M.; op cit; 56.
17
Bendix, Reinhard (2008); “Otto Hintze”; in The International Encyclopedia of the Social
Sciences. USA: Thomson Gale. In: https://www.encyclopedia.com/social-
sciences/applied-and-social-sciences-magazines/hintze-otto.
Blanco, Ramón (2013); “The Modern State in Western Europe: Three Narratives of its
Formation”; en Revista Debates. Vol. 7. Nro. 3. Porto Alegre (pp.169/184).
Bonavena, Pablo (2009); “Lo extraordinario y lo normal en las teorías sociológicas:
consideraciones sobre la relación entre sociología y guerra”, en Revista Cuestiones de
Sociología. Nro. 5/6. Departamento de Sociología. Facultad de Humanidades y Ciencias
de la Educación. Universidad Nacional de La Plata (pp. 295-312). En:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.4062/pr.4062.pdf.
Bonavena, Pablo (2017); “Teoría social y guerra: Formalismo y positivismo en las teorías
de Lloyd y Bülow”. Actas del II Congreso Latinoamericano de Teoría Social y Teoría
Política.Buenos Aires. En: http://diferencias.com. ar/congreso/ICLTS2015/wp/
index.php/mesas-y-ponencias- 2017/.
Bonavena, Pablo (2018); “Sobre los orígenes de la Sociología: comercio, industria, guerra
y paz en Benjamín Constant”; en Tonkonoff, Sergio Editor; Pensar lo social. Pluralismo
teórico en América Latina. Buenos Aires: CLACSO. (pp. 93/110).
Buarque de Holanda, Sergio (1974); “O atual e o inatual na obra de Leopold von Ranke”,
Revista de História, 50 (100). Octubre-diciembre (pp. 477/478).
Cammarota, Adrián (2012); “La antítesis Kultur y Zivilisation en Norbert Elias y Thomas Mann”;
en Prácticas de Oficio. Investigación y Reflexión en Ciencias Sociales. Nro. 9. Publicación del
Posgrado en Ciencias Sociales UNGS-IDES.
Centeno, Miguel Angel (2002); Blood and Debt. War and the Nation State in Latin
America. Pennsylvania State: University Press, University Park.
Chignola, S. (2003); “Historia de los conceptos, historia constitucional, filosofía política.
Sobre el problema del léxico político moderno”; en Res publica: Revista de Filosofía
Política. Nro. 11/12. España (pp. 27/67).
Díaz García, José (1968); “Hintze. Introducción”; en Hintze, Otto [1902]; Historia de las
formas políticas. Madrid: Ediciones de la Revista de Occidente.
Downing, Brian M. (1992); The Military Revolution and Political Change: Origins Of
democracy and Autocracy in Early Modern Europe. Princeton University Press.
Enciclopedia Wikisource: https://de.wikisource.org/wiki/Acta_Borussica.
Ertman, Thomas (2005); “State Formation and State Building in Europe”; in Janoski,
Thomas; Alford, Robert R.; Hicks, Alexander M.; Schwarts, Mildred A. (eds.); The
Handbook of Political Sociology - States, Civil Societies, and Globalization. Cambridge:
Cambridge University Press (pp. 367/383).
Ertman, Thomas (2017); Otto Hintze, Stein Rokkan and Charles Tilly’s Theory of European
State-building. Cambridge: Cambridge University Press (pp. 52/70).
Escudé, Carlos (2010); Un experimento pacifista: las políticas exteriores y de seguridad
de Argentina en el siglo XXI. Documento de Trabajo. Área: Ciencia Política y Relaciones
Internacionales. Nro. 426. Buenos Aires: Universidad del CEMA.
18
Gilbert, Felix (1980); “From Clausewitz to Delbrück and Hintze: Achievements and
Failures of Military History”, in Journal of Strategic Studies. No. 3. London (pp. 11/20).
Gilbert, Félix (2004); “Presentación” a Hintze, Otto (2004) [1906]; “Organización Militar
y Organización del Estado”; en Beriain, Josetxo editor; Modernidad y violencia colectiva.
España: Centro de Investigaciones Sociológicas.
Grimmer-Solem, Erik (2003); The Rise of Historical Economics and Social Reform in
Germany, 1864-1894. USA: Clarendon Press.
Hintze, Otto (1919); “Alemania y el Sistema Político Universal”; en Hintze Hintze, Otto;
Troeltsch, Ernst; Schumacher, Hermann; Solf, Wilhelm; Delbrück, Hans; Schmoller,
Giddens, Anthony (1985); A Contemporary Critique of Historical Materialism. London:
Polity.
Gorski, Philip (2001); “Beyond Marx and Hintze? Third-Wave Theories of Early Modern
State Formation”; in Comparative Studies in Society and History. Vol. 43, Nro. 4; p. 851
(pp. 851-861).
Gustav Von; Luther, Hans y Wermuth, Adolf (1916); Alemania y la guerra europea.
Tomo I: “Alemania, su Política y sus instituciones”. Gili Editor, Barcelona (pp.13/35).
Hintze, Otto (1916 b) “Carácter de la política internacional alemana en contraposición al
imperialismo de sus enemigos. Alemania y el sistema político universal”; en Hintze, Otto;
Troeltsch, Ernst; Schumacher, Hermann y otros; Alemania y el sistema político mundial. Tomo
II. Gili Editor, Barcelona.
Hintze, Otto (1964) [1929]; “Soziologische und geschichtliche Staatsauffassung. Zu
Franz Oppenheimers System der Soziologie”, in Soziologie und Geschichte. Göttingen
(pp. 239-305).
Hintze, Otto (1968) [1902]; Historia de las formas políticas. Madrid: Ediciones de la
Revista de Occidente (pp. 15/35).
Hintze, Otto (2006) [1906]; “Organización Militar y Organización del Estado”; en Revista
Académica de Relaciones Internacionales. Nro. 5. Noviembre. UAM-AEDRI.
Universidad Autónoma de Madrid. Traducción de Andrés Mendióroz Peña realizada a
partir del artículo en inglés de Otto Hintze publicado en “The historical Essays of Otto
Hintze”, de Felix Gilbert (editor) por la Oxford University Press, en Nueva York, en 1973.
En: https://revistas.uam.es/index.php/relacionesinternacionales/article/view/4868/5337.
Joas, Hans (2005); Guerra y modernidad. Estudios sobre la historia de la violencia en el
siglo XX. Paidós: Barcelona.
Kaspersen, Lars Bo (2003); “The warfare paradigm in historical sociology: warfare as a
driving historical force”. The European Sociological Association Biannual Meeting.
Murcia: España.
Kocka, Jürgen (2010); “Otto Hintze, Max Weber et le problème de la bureaucratie”; en
Trivium. Revue franco-allemande de sciences humaines et sociales [Online]. Nro. 7.
URL: http://journals.openedition.org/trivium/3845.
Maier, Charles S.; “La Historia Comparada”, en Studia Histórica. Historia
Contemporánea. Vol. X-XI (1992-93). España: Universidad de Salamanca (pp. 11/32).
19
Mann, Michael; “El poder autónomo del Estado: sus orígenes, mecanismos y resultados”; en
Acuña, Carlos H. compilador; Lecturas sobre el Estado y las políticas públicas: Retomando el
debate de ayer para fortalecer el actual. Argentina: Publicación del Proyecto de Modernización
del Estado. Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación.
Meira Monteiro, Pedro (2007); “En búsqueda de América”; en Prismas. Revista de
Historia Universal. Nro.11. Anuario del grupo Prismas. Programa de Historia Intelectual.
Centro de Estudios e Investigaciones. Universidad Nacional de Quilmes.
Neugebauer, Wolfgang (2015); Otto Hintze. Denkräume und Sozialwelteneines
Historikers in der Globalisierung 1861–1940. Germany: Verlag Ferdinand Schöningh
GmbH & Co.
Nievas, Flabián (2010); “La guerra en el absolutismo”; en Cuadernos de Marte. Revista de
Sociología de la Guerra. Año 1. Nro. 0. Instituto Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales
de la UBA. En: http://www.iigg.sociales.uba.ar/revistacuadernosdemarte/nro0/0_Nievas.pdf.
Olábarri Gortázar, Ignacio (2018); “Bibliografía reciente sobre el historicismo”; en
Memoria y Civilización. Anuario de Historia. Anuario de Historia. Revista del
Departamento de Historia, Historia del Arte y Geografía. Faculta de Filosofía y Letras.
Nro. 21. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Navarra.
Osorno, Guillermo (1995) “El vínculo entre los ámbitos interno e internacional. De la
política de eslabones la diplomacia de doble filo”, en Foro Internacional. Vol. 35. Nro. 3
(pp. 426/447).
Paret, Peter (1993); Understanding War: Essays on Clausewitz and the History of
Military Power. New Jersey: Princeton University Press.
Skocpol Theda (1979), States and social revolutiones. Cambridge: Cambridge University
Pres (en español, Los Estados y las revoluciones sociales, México: FCE, 1984).
Šlekys, Deividas (s/d); State and war dialectics. European Consortium for Political
Research. En: https://ecpr.eu/Filestore/PaperProposal/086582fe-901d-4e48-8f98-
7ce78fb1235a.pdf.
Schmitt, Carl (2005); El nomos de la tierra en el Derecho de Gentes del “Jus publicum
europaeum”. Buenos Aires: Editorial Struhart & Cía.
Smith, Leonard S. (2017); The Expert's Historian: Otto Hintze and the Nature of Modern
Historical Thought. USA: Wipf and Stock Publishers.
Spencer, Herbert (1893); The Principles of Sociology. Vol. 1. London, Williams and
Norgate.
Spruyt, Hendrik (2007); War, Trade, and State Formation. C. Boix & S. Stokes (Orgs.).
Oxford Handbook of Comparative Politics. Oxford University Press (pp. 211-235).
Tilly, Charles (1992); Coerción, capital y Estados europeos 900-1990. Madrid: Alianza.
Young, Nigel (1984); “War Resistence, State and Society”; in Shaw, Martin edited; War,
State and Society. London: McMillan Press.
Zimmermann, Eduardo (2008); “Transformaciones del Estado”; en Ayala Mora, Enrique
Editor; Historia general de América Latina: Los proyectos nacionales latinoamericanos:
sus instrumentos y articulación. 1870-1930. Volumen VII. Capítulo 7. España:
UNESCO/Trotta.
20