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ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO AL ACCESO ABIERTO 189

SECCIÓN
BIBLIOGRÁFICA/
REVIEWS

Argumentos de Razón Técnica, nº 17, 2014, pp. 173-187


190 SERGIO D'ANTONIO MACEIRAS

Argumentos de Razón Técnica, nº 17, 2014, pp. 173-187


BLUMENBERG, H.: Historia del ca. El problema de la técnica (en el
espíritu de la técnica. Pre-Textos, sentido objetivo del genitivo) no es,
Valencia, 2013. 165 pp. pues, el de los problemas de la
técnica (en el sentido subjetivo del
A lo largo de su vida intelectual, genitivo), sino el de un proceso
Hans Blumenberg publicó una serie histórico, la tecnificación, “que no
de ensayos sobre el problema de la parece estar ya en una relación
técnica. En el primero de ellos, “La comprensible con la naturaleza del
relación entre naturaleza y técnica hombre, sino que, al contrario, la
en cuanto problema filosófico”, obliga, sin miramientos, frente a
publicado en 1951 en Studium Ge- una naturaleza defectuosa, a que se
nerale, un joven Blumenberg toma- adapte a sus exigencias”. El título
ba todavía como algo obvio la antí- de Historia del espíritu de la técni-
tesis tradicional entre naturaleza y ca responde, sin duda, a la necesi-
técnica. Pero en “Técnica y verdad” dad de apartarse de las habituales
(1953), su conferencia del Congreso ontologías, teologías y demonologí-
de Bruselas, dicha oposición, según as de la técnica, pero no para alegar,
su propia confesión, recibía ya un en mi opinión, que la técnica sea
tratamiento diferente. Blumenberg sólo un aspecto de la Geitesges-
no sólo habría cuestionado con el chichte en el sentido de Dilthey y
tiempo aquella antítesis entre natu- sus discípulos, sino para incorporar-
raleza y técnica, sino asimismo la la a un paradigma histórico que
que él mismo admitía al principio supere, entre otras dificultades, la
entre mundo de la vida y técnica eterna disputa entre materialismo e
(cf. “Mundo de la vida y tecnifica- idealismo en la dilucidación del
ción bajo los aspectos de la feno- enigma de la tecnicidad humana.
menología”, 1959) o entre arte y El presente volumen, cuyo origi-
técnica (cf. “Imitación de la natura- nal alemán vio la luz en 2009, reúne
leza. Acerca de la prehistoria del los textos que Blumenberg escribie-
hombre creador”, 1957). En su obra ra bajo el ambicioso título de “His-
de madurez, los conceptos de “téc- toria espiritual de la técnica”, un
nica” y “tecnificación” se van a proyecto que tenía in mente y del
convertir en genuinos problemas de que ya informaba en una carta a
la modernidad, hasta el punto de Erich Rothacker fechada el 7 de
que se puede decir que su tesis febrero de 1958. Los dos primeros
histórica más importante, la idea de capítulos reproducen las últimas
la “legitimidad de la Edad Moder- versiones de dos manuscritos del
na”, puede leerse al mismo tiempo Nachlaß blumenberguiano situado
como una legitimación de la técni- en el Archivo de Literatura Alemán

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de Marbach. La sigla GT (Geites- de impulsos ha surgido la organiza-


geschichte der Technik) de la carpe- ción de una nueva realidad, antes de
ta donde se hallan guardados ambos que sus propios elementos puedan
manuscritos parece no dejar lugar a presentar las exigencias de su desa-
dudas sobre la exacta descodifica- rrollo e integración ulterior” (p. 13).
ción de la temática a la que hacen Lo que a Blumenberg le interesa,
referencia. Completan este libro pues, son las motivaciones que
póstumo del filósofo de Lübeck la hayan podido influir en el ser
recapitulación de su ponencia en las humano para que éste se decante
Jornadas de la Deutsche Historiker por una relación técnica con la
celebradas en Friburgo el 14 de realidad.
octubre de 1967 (junto a la discu- Esto no significa que una historia
sión que siguió al término de la del espíritu de la técnica esté exenta
misma) y la reedición como cuarto de dificultades en relación al valor
capítulo del importante artículo que se ha atribuido propiamente a la
“Merma del orden y autoafirma- técnica en la historia. Blumenberg
ción”, publicado en 1962 en el libro se sirve en el primer capítulo de
Das Problem der Ordnung a cargo este libro de tres ejemplos históri-
de Helmut Kuhn y Franz Wied- cos para ilustrarlo. El primero se
mann. refiere al sentido de propiedad que
¿Qué necesidad de tipo metodo- encierra el concepto moderno de
lógico pudo haber impulsado a invención, el cual viene a proteger
Blumenberg a plantear un tanto ciertamente la idea de una cosa,
anacrónicamente una historia del pero no a fundamentar el ámbito
espíritu de la técnica? La primera natural de su derecho. La valora-
razón aducida es la insuficiencia ción positiva del artesano capaz de
teórica de la historia de la técnica producir utensilios sin necesidad de
como un mero repertorio de inven- imitar la naturaleza así lo demues-
tos fechables. En este sentido, es tra. La figura del laico del Idiota
notable el homenaje de Blumenberg (1450) de Nicolás de Cusa habría
a Karl Marx y a su idea de una servido, a este respecto, “para poner
“historia crítica de la tecnología”. de relieve una posición, una forma
Lo que la historia espiritual de la de vida menospreciada en el siste-
técnica enseña, al igual que la “his- ma social medieval, no para una
toria crítica de la tecnología” nueva fundamentación del origen
marxiana, es lo que ninguna crónica de las creaciones técnicas en cuanto
puede mostrar por sí sola. “La his- tales” (pp. 17-18).
toria de la técnica tiene que hacer, El segundo ejemplo que muestra
con todo, comprensible de qué clase la ambigüedad del trasfondo inte-

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lectual e histórico del proceso de La tercera dificultad que estorba


tecnificación tiene que ver con el la comprensión histórica de la téc-
concepto de ley natural. Entendida nica obedecería a un motivo de
por analogía con la ley política en la carácter antropológico. El hombre
época helenística, la posibilidad de se habría visto a sí mismo básica-
ser transgredida quedaba así abierta. mente como un ser bien dotado por
Blumenberg destaca la gran in- la naturaleza que fracasa en la dis-
fluencia ejercida por el tratado tribución justa de los bienes que
pseudo-aristotélico Quaestiones ésta ha creado providencialmente
mechanicae, muy difundido en el para él. Ahora bien, como ya sa-
Renacimiento, según el cual el bíamos por su Die Legitimität der
hombre estaría justificado a actuar Neuzeit (1966), el paso de la Edad
contra la naturaleza por medio de su Media a la Edad Moderna habría
industria al no haber atendido ésta puesto en evidencia el error de
suficientemente las necesidades de semejante presupuesto metafísico.
aquél. Desde este punto de vista, Sólo ahora el hombre se habría
según Blumenberg, el concepto de apercibido de sus propias carencias
ley natural habría tenido la función como un acicate para lanzarse a la
histórica de motivar la autoafirma- dominación técnica de la naturale-
ción humana frente a una naturaleza za. Según Blumenberg, ha sido
que nos ha dejado inermes. Ahora Nietzsche el autor que mejor ha
bien, la introducción de la matemá- captado esta nueva situación espiri-
tica en la mecánica, por obra de tual, si bien su idea de la técnica
Galileo, supondrá “el final de la como ciencia de la naturaleza apli-
metafórica política que encerraba el cada le habría impedido otorgar a
concepto de ley natural y de las ésta lo que sólo le concedía al arte
ilusiones dimanantes del mismo”. A como signatura de lo que es la nue-
partir de ahora, los efectos de la va autoconciencia del hombre en
técnica ya no se conseguirán contra los tiempos modernos.
las leyes de la naturaleza sino según Así, pues, la historia del espíritu
las leyes de la misma. Esta vincula- de la técnica no tendría tanto que
ción de los orígenes de la técnica ver con los factores físicos, econó-
con el concepto de ley natural no micos y sociales que intervienen en
es, para Blumenberg, sino un reflejo el fenómeno técnico como con lo
de la necesidad de justificación que que Blumenberg llama las anticipa-
deriva de la antítesis que lastra ciones vinculadas a la experiencia
nuestra tradición entre lo natural y de las carencias de la realidad res-
lo artificial. pecto a las necesidades del hombre.
La conclusión metodológica que

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extrae el filósofo alemán de los tres dental-americanos, como Reinhart


ejemplos anteriores es la necesidad Koselleck. Blumenberg no se ads-
de evitar que los presupuestos ideo- cribe a ninguna de estas escuelas,
lógicos de materialistas o idealistas sino que habla de historia espiritual
se cuelen en lo que debe ser anali- de la técnica, algo que tuvo que
zado históricamente caso por caso sonar como una provocación entre
bajo un pluralismo de métodos. los partidarios de la historia social y
“Acaso haya cuestiones que no estructural. De ahí quizá la ironía
puedan decidirse, pero incluso esta cuando dice justo al comienzo de su
forma de ver las cosas sería preferi- intervención: “La expresión historia
ble a una constatación dogmática del espíritu ya no suena bien” (p.
que o parte de una escala de valo- 55). Y no suena bien por la sencilla
res, a la que consolida, según la razón de que, para nuestra concien-
cual la técnica no puede ser nunca cia histórica, ya no resulta creíble
otra cosa que un fenómeno secun- que, partiendo únicamente de sí
dario y dependiente de un conjunto mismo, el espíritu logre explicar no
de decisiones fundamentales idea- ya su historia, sino también la histo-
les, o queda asentada en el dogma ria de todo lo demás. Ahora bien,
de que la mayor cercanía de los “forma parte de esta historia no sólo
fenómenos técnicos respecto a las el espíritu que promueve la técnica,
estructuras materiales, sociales y sino incluso aquel espíritu que la
económicas remite los documentos técnica misma promueve” (p. 85).
de la historia del espíritu que pue- Pero al hablar de una historia del
dan obtenerse a la mera función de espíritu de la técnica, Blumenberg,
una superestructura justificatoria y no sólo habría ido más allá de “la
una apropiación a posteriori” (p. gigantomaquia de los idealistas y
49). materialistas”, sino que parece estar
El capítulo segundo, titulado socavando asimismo –sorteándolos
“Problemas metodológicos de una hábilmente- los supuestos metodo-
historia del espíritu de la técnica”, lógicos de todas y cada una de las
reproduce el texto de la ponencia posiciones representadas aquel día
leída por Blumenberg en la sección en el foro de la Deutsche Histori-
“Historia económica y social” del ker: desde la historia social, pasan-
congreso de historiadores de Fri- do por la historia estructural, hasta
burgo en 1967 y que había perma- la historia espiritual del historicis-
necido inédita hasta la fecha. Se mo y su principio de la individuali-
daban cita en aquella ocasión histo- dad.
ricistas, historiadores sociales y En este sentido, la referencia de
partidarios de planteamientos occi- Blumenberg a Marx en plena Gue-

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rra Fría y a las puertas de 1968 nada estructura de trabajo ha sido


podía parecer “escandalosa” entre propulsada hacia su perfección
unos historiadores que se habían mediante la transformación de la
propuesto supuestamente no citar al propia estructura de trabajo” (p.
viejo filósofo, por cuanto reconocía 100).
en términos sumamente elogiosos la Blumenberg rastrea una serie de
necesidad de “tener presente el casos típicos para determinar las
caudal de beneficios, innegable y fuentes de una historia del espíritu
duradero, para la historia del espíri- de la técnica. La figura del laico del
tu de la técnica contenido en El Cusano, el museo tecnológico y la
capital de Karl Marx” (p. 76). Blu- historia de la técnica de Francis
menberg se estaba refiriendo, lógi- Bacon, el interés de Leibniz por las
camente, al capítulo 13 del tomo I rarezas tanto naturales como técni-
de Das Kapital, titulado “Maquina- cas, los gabinetes de curiosidades
ria y gran industria”. Lo que la del Barroco, la rehabilitación de las
“historia crítica de la tecnología” artes mecánicas en la Enciclopedia
demandada por Marx demuestra es francesa, etc., constituyen verdade-
la incapacidad de la historia cronis- ros hitos en la historia de la forma-
ta de la técnica para entender el ción de la conciencia de la necesi-
problema de la técnica. Al ver “la dad de una relación técnica con el
mecanización de la producción mundo, si bien muchas de sus anti-
como una consecuencia de la es- cipaciones se revelaron finalmente
tructura de trabajo de manufactura como callejones sin salida en la
de la primera época industrial”, historia de la técnica. Aparte de que
Marx cuestionaba la preeminencia la relación de fundamentación entre
de la teoría para la historia tempra- ciencia y técnica no es histórica-
na de la relación entre ciencia y mente constante, ello sería debido a
técnica, o lo que es lo mismo, pon- la “pobreza verbal” de la que se
dría en valor las circunstancias vieron afectadas las artes mecáni-
materiales como una condición de cas en el inicio de la modernidad.
los sucesos y de las acciones del “La vía seguida por la técnica en la
espíritu. Si Marx pone el ejemplo Edad Moderna constituye, por ello,
de la mecanización como el efecto en gran medida, o una repentina
de un determinado modelo de pro- demostración ante un entorno tan
ducción, Blumenberg se sirve del sorprendido como desprevenido, o
fenómeno del rascacielos para bien una instrumentalización de
demostrar, como dice en su recapi- prestaciones y hechos de orden
tulación de la ponencia, “que la tecnológico con vistas a un conjun-
técnica que posibilita una determi-

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to heterogéneo de objetivos intelec- la historia de las religiones, el ca-


tuales y políticos” (p. 73). rácter insoluble de la cuestión.
Respecto a la discusión sobre la El ensayo “Merma del orden y
ponencia de Blumenberg, Albrecht autoafirmación” adelanta la postura
Timm (Bochum) celebraba que fundamental que va a adoptar Blu-
Blumenberg hubiese puesto en el menberg en la que es, tras varios
centro de su ponencia el siglo tanteos, su primera gran autoafir-
XVIII, pero puntualiza que Marx no mación como autor, la titánica Die
habría aportado nada de su propia Legitimität der Neuzeit. Separándo-
cosecha en el famoso capítulo “Ma- se del enfoque sobre la tecnicidad
quinaria y gran industria” de El natural del ser humano, la tesis
Capital destacado por el filósofo de principal de este ensayo es que el
Lübeck. Por su parte, el historiador devenir de la época técnica en la
económico y social Rudolf Braun Edad Moderna no se entiende sin el
(Berlín) dijo que la historia social reto histórico al que tuvo que en-
de la técnica habría llegado a otros frentarse el hombre a finales de la
resultados de los de Blumenberg. Edad Media. Pues bien: el reto al
Para Braun, el problema planteado que se enfrenta el hombre moderno,
por la historia social es el de saber según Blumenberg, no habría sido
cómo se ha llegado a los cambios otro que el de la pérdida del orden
de valoración y comportamiento en medieval del mundo. “Bajo la cali-
relación a los portadores de las ficación de “merma del orden” trato
innovaciones técnicas. El autor de de captar la crisis, que hace época,
la monumental Deutsche Geschich- determinante de la impronta espiri-
te 1800-1918, Thomas Nipperdey, tual de la Edad Moderna” (p. 113).
situado entre los historicistas y los Blumenberg no emplea en este
viejos historiadores sociales en el ensayo la expresión absolutismo
congreso, se preguntaba si en las teológico, central en la segunda
estructuras de la acción no subya- parte de Die Legitimität, para refe-
cen teorías que permanecen incons- rirse a la pérdida del orden a finales
cientes para los propios agentes. del Medievo, pero es evidente que
Según Knut Borchardt (Mannheim), está implícita en el planteamiento
un problema específico es el del de “Merma del orden y autoafirma-
valor reivindicado por la historia ción”.
del espíritu para el progreso tecno- La respuesta a esa auténtica “pro-
lógico. Respondiendo a todos ellos, vocación” motivada por la pérdida
Blumenberg vuelve sobre la teoría del orden de la imagen medieval del
de la acción implícita argumentan- mundo habría consistido en la auto-
do, mediante un ejemplo tomado de afirmación de la razón mediante el

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concurso de la ciencia y la técnica puede hacer todo aquello cuya


modernas. En un análisis compara- realización no implique contradic-
tivo magistral entre el epicureísmo ción. Ahora bien, tanto el contin-
y el nominalismo (posteriormente gentismo radical de lo que no es
desarrollado en el capítulo “Las Dios como el voluntarismo se
crisis de época en la Antigüedad y habrían desprendido, en última
en la Edad Media en una compara- instancia, de las premisas bíblicas
ción de los sistemas” de Legiti- del pensamiento cristiano de la
mität), Blumenberg demuestra con creación. El nominalismo sólo se
lujo de detalles cómo las aparentes habría limitado aquí a extraer las
coincidencias dogmáticas de ambas consecuencias de los presupuestos
doctrinas sirvieron en realidad para metafísicos y teológicos de la esco-
extraer conclusiones totalmente lástica medieval. Blumenberg for-
diferentes de cara a la autoafirma- mulaba así la conexión del nomina-
ción humana. Ahora bien, ¿qué lismo con la dogmática de la teolo-
entiende Blumenberg por merma gía escolástica: “La teología cristia-
del orden y en qué sentido constitu- na había sistematizado la estrecha
ye la autoafirmación humana la conexión entre dos formulaciones
única respuesta adecuada a aquella fundamentales de la dogmática: la
situación histórica vivida por el semejanza del hombre con Dios y la
hombre de finales de la Edad Me- encarnación humana de Dios. El
dia? Grosso modo, con la expresión nominalismo ha mantenido, de por
pérdida del orden se refiere Blu- sí, cada una de estas afirmaciones,
menberg al derrumbamiento del pero cuestionando reiteradamente
sistema escolástico-medieval sus- su conexión interna” (pp. 127-128).
tentado en principios como la ratio Si el padre de la escolástica,
creandi, la teleología y la unidad Anselmo de Canterbury, había
del mundo, y que el contingentismo creído posible explicar los motivos
radical y el voluntarismo dimanado y las razones de la Encarnación,
de las principales tesis de la filoso- ahora la vía moderna representada
fía occamista terminaron de arrui- por el nominalismo se niega a dar
nar por completo. De aquí se sigue, alguna razón por la que Dios tuvie-
en el plano teológico, la afirmación ra que elegir para encarnarse al ser
del poder y libertad absolutas de humano. Si la metafísica estoica, y
Dios, y en el plano filosófico, la con ella el cristianismo, podía ase-
negación de todo aquello que pueda gurar que el mundo había sido
coartar ese poder y esa libertad. creado a causa del hombre, ahora
Este principio de la omnipotencia los modernos afirman que ya no
divina significa, pues, que Dios puede seguir manteniéndose que se

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nos haya tenido en consideración en metafísicas que hasta ese momento


la estructura de ese mismo mundo. le habían impedido manifestarse en
La realidad individual, singular, toda su potencia demiúrgica. “El
contingente, queda ligada a la vo- resultado de la crisis de orden expe-
luntad arbitraria de Dios, y el hom- rimentada a finales del medievo
bre desplazado definitivamente de puede ser descrito como una auto-
su lugar de privilegio en la jerarquía nomización del ámbito del rendi-
ontológica de los seres, pues ya no miento humano, como un despren-
se puede seguir hablando ni siquiera dimiento de los vínculos receptivos
de una jerarquía de los seres en con un mundo dado de antemano y
general. Las Ideas divinas, que que agotaba todo el campo de posi-
tanto Agustín como Tomás habían bilidades. Por consiguiente, el ele-
situado en Dios como en su lugar mento esencial de este proceso del
propio, no pueden interponerse en espíritu es la crítica de la teleología,
Occam entre la esencia divina y sus al soltar las argollas de vínculos
obras cuya inteligibilidad, lo mismo existentes entre el mundo y el hom-
que su existencia, dependen ente- bre. Se separan, como dos ámbitos
ramente del poder y libertad absolu- funcionales cerrados en sí mismos,
tas de Dios. En cuanto coartan ese el mundo natural de Dios y el mun-
poder y esa libertad, el nominalis- do que es obra del hombre” (pp.
mo tenía que negar, en el plano 134-135).
filosófico, la existencia de los uni- Las últimas páginas de este libro
versales (ideas) en la mente de son para el “Informe de los edito-
Dios. res” que Alexander Schmitz y
Ante este reto lanzado al hombre Bernd Stiegler aprovechan para
tardomedieval por el teocentrismo ofrecernos una semblanza de la
nominalista, “la pregunta acerca de filosofía de la técnica de Blumen-
lo que el hombre es y lo que puede berg, así como para documentar la
ser” deviene crucial. La autoafirma- procedencia de los textos. Entre
ción viene a ser, por consiguiente, otras noticias jugosas, nos entere-
la nueva actitud que adopta el ser mos de que Blumenberg habría
humano ante la realidad con motivo realizado varias colaboraciones
de la pérdida de relevancia cósmica radiofónicas sobre la técnica duran-
a la que se ve sometido por el abso- te los años cincuenta y sesenta. Y
lutismo teológico del nominalismo. así el texto “Algunas dificultades de
Así pues, la autoafirmación huma- escribir una historia de la técnica”,
na, consigue en el paso de la Edad el primer capítulo de este volumen,
Media a la Edad Moderna liberarse fue leído por el autor el 23 de mayo
definitivamente de todas las trabas de 1966 y el 3 de marzo de 1967 en

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la Westdeutscher Rundfunk. La- logía- de la vida teórica, indagando


mentar únicamente no poder disfru- en las posibles causas de su surgi-
tar del CD que al parecer acompa- miento a través de las manifestacio-
ñaba a la edición original alemana y nes de la cultura occidental. Tam-
que reproduce la alocución de 12 de bién se pregunta sobre el ser de su
diciembre de 1967 para la Hessis- práctica y la validez de la tradición
cher Rundfunk, titulada Die Mas- en su cultura.
chinen und der Fortschritt. Gedan- El texto de Sloterdijk, que es la
ken zu einer Geitesgeschichte der reelaboración de una conferencia
Technik, correspondiente aquí con expuesta en Tubinga en 2009 –y así
el texto, salvo algunos cortes, de la lo demuestra el tono del texto,
ponencia expuesta en las Jornadas haciendo referencias constantes al
de Deutsche Historiker. público oyente-, aparece en una
época en que el papel de la filosofía
LUIS DURÁN GUERRA es cuestionado en todos los ámbi-
Universidad de Sevilla tos, en el político, en el privado e
incluso en el filosófico. Aún nos es
difícil responder a la pregunta que
SLOTERDIJK, P: Muerte aparen- se nos hace, cuando al nombrar
te en el pensar: sobre la filosofía y nuestra profesión, se nos dice: “¿Y
la ciencia como ejercicio. Siruela, eso para qué sirve?”. Siempre ha
Madrid, 2013. 134 pp. sido así, porque la filosofía es la
única disciplina del pensamiento
Esta nueva traducción de Sloterdijk que se ve desde su inicio necesitada
viene a ser un tentáculo saliente de de justificación –tal vez por defor-
su anterior libro: Has de cambiar tu mación profesional-, pero en esta
vida. En esta primera obra se anali- época, en la que se ha maximizado
zaba el ejercicio como elemento el utilitarismo, esa pregunta se nos
constitutivo de la condición huma- aparece con letras mayúsculas,
na, siendo la práctica una acción fosforescentes, y contiene cierta
cuyo fin no se encuentra en un intención amenazadora. Aún más
objeto sino que revierte sobre sí acuciante es responder esta pregun-
misma. En Muerte aparente se ta en nuestro país, donde el papel de
analiza más a fondo un caso concre- la filosofía en las instituciones
to de ejercicio, la disciplina del educativas se encuentra puesto en
científico, identificando al científi- tela de juicio por la política gober-
co, en un sentido muy laxo, con el nante.
hombre teórico. Para ello el autor Sloterdijk no responde a semejante
elabora una genealogía –o arqueo- cuestión directamente, si bien sí que

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encontramos puesta en interroga- de a un ejercicio. Es esta puesta


ción la imagen del filósofo que se entre paréntesis una práctica, no es
tiene cuando se pregunta: “¿Y eso algo que se dé inmediatamente, sino
para qué sirve?”. Ese hombre solita- que el hombre vive plenamente
rio, enmarañado en meditaciones sumergido en su vida diaria. Con
inaccesibles para el hombre de la ejercicio, se logra llegar a una vi-
vida práctica, apartado, incluso sión pura de las cosas, una contem-
desdeñoso, huraño, barbudo. Esa es plación, ideal del hombre teórico.
la visión del hombre teórico, y es el Es un ejercicio de retirada. Por ello
personaje paradigmático que anali- se conecta con Sócrates, porque es
za Sloterdijk, haciéndole simultá- el primer personaje occidental que
neamente un elogio y una refuta- es famoso por sus recogimientos.
ción. Para todas las explicaciones se Tan era el caso que se decía que
detiene en personajes paradigmáti- hablaba con un daimon interior, de
cos, en tipos, si bien es consciente ahí esa mitología. Los llama los
de la simplificación que esto supo- episodios pensantes de Sócrates.
ne. Para explicar cuál es el rasgo Momentos de ausencia, y por tanto
esencial de este tipejo denominado de natural alejamiento de la activi-
homo theoretikós expone dos figu- dad mundanal, de tal modo que ni
ras: la de Sócrates y la de Husserl. siquiera oía a quien pasaba por su
Con ellos muestra cómo el aleja- lado. Sócrates parecía prestar aten-
miento, el recogimiento y el sepa- ción a otra cosa que no se encontra-
rarse de la vida es el rasgo principal ba con sus ojos o sus manos. Esta
que ha configurado tradicionalmen- práctica del distanciamiento, que
te la práctica del teórico. Porque no posibilita el acceso a otro mundo, a
olvidemos que en realidad este es la reflexión, a la teoría, al conoci-
un texto con una visión existencia- miento, a la ciencia, a las leyes, etc.
lista, aquí no se analiza qué es y –y no de otra forma-, es la expe-
cómo surge la teoría, sino qué es y riencia constitutiva del hombre
cómo surge el hombre teórico, teórico, práctica que ha de convertir
cuáles son sus características y sus en hábito, es decir, de ejercitar.
condiciones de posibilidad. Esto es Ya está definido el hombre teórico
así porque la teoría es concebida tradicional, pero ¿qué pasa con él?,
como una práctica del hombre, ¿de dónde viene?, ¿ve realidades o
como un ejercicio. Como ejercicio, tan sólo fantasmas? Sloterdijk pro-
Husserl es tal vez uno de los autores pone cuatro causas para la aparición
más paradigmáticos, ya que su del hombre capaz de epojé: Una
defensa de la epojé, de la puesta psico-política, otra psicológica, una
entre paréntesis del mundo, respon- sociológica y por último una teóri-

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SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 201

co-mediática. Son las 4 condiciones rrota convertida en esperanza. Los


de posibilidad, que responden al propios filósofos griegos son los
análisis genealógico del aparecer de que conformaron esa oposición
este hombre en nuestra cultura. Se entre vida y filosofía, el caso más
mantiene en la línea de interpreta- paradigmático lo tenemos en la
ción histórica de que la reflexión, la figura del Sócrates platónico, ese
filosofía, en occidente, nació en que al final del Fedón afirma que el
Grecia, porque es en esa cultura filósofo no puede temer a la muerte,
donde sitúa las cuatro causas. porque lleva toda la vida muerto en
De la primera utiliza como para- vida, deseando desprenderse del
digma la fundación de la Academia cuerpo. Es visto el cuerpo como un
de Platón. Recurriendo al término obstáculo, en cuanto impone sus
“heterotopía”, definido por Fou- mandatos, en cuanto nos saca de ese
cault, la considera un espacio autó- estado de alejamiento. ¿Quién pue-
nomo donde ejercitar ese distan- de pensar tranquilamente cuando
ciamiento de la vida práctica. Pero tiene hambre? Cuando se ha partido
el análisis no es sólo político, sino una pierna, cuando su amor le
psico-político. Establece nietzs- abandona, en esos momentos no
cheanamente las causas de la fun- puede uno desatender el mundo de
dación de la Academia en un resen- la vida cotidiana. El rencor socio-
timiento contra la vida práctica. La político es la clave de esta primera
muerte de Sócrates a manos de la causa.
Polis, el fin de la era de Pericles – La segunda, correspondiente a la
que es el fin de la democracia- y los esfera psicológica, responde al
múltiples y risibles discursos con- sentimiento de melancolía. Se lla-
trarios y enaltecedores que se llevan maba melancólico antiguamente al
a cabo en el Ágora serían los cau- que se decía que poseía más bilis
santes de la decepción de Platón. La negra que el resto de humores,
filosofía es puesta como hija de la porque andaba huraño, separado, y
derrota de una cultura, por ello triste. De Heráclito se decía que era
contrapone en esta época filosofía a un melancólico. La tristeza, la de-
democracia. Los filósofos son los presión retiran al sujeto del mundo
resentidos que han convertido su activo, y por ello los vuelve poten-
derrota en la victoria de la razón, cialmente aptos para la teoría. De la
que se han llevado el objetivo de separación melancólica se adopta la
sus vidas de éste al otro mundo, de distancia metódica que lleva a la
la inmersión a la excursión. La bíos theoretikós, el entrenamiento
Academia supone esa transforma- en la distancia.
ción, la materialización de esa de-

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202 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

La tercera explicación es la socio- que Galileo lo expresara con la


lógica, y ésta se explica por la edu- famosa sentencia de que el mundo
cación. Hay que decir que estas es un libro escrito con caracteres
arqueologías buscan el origen filo- matemáticos. Observar el mundo
genético, pero también ontogenéti- como un libro implica distanciarse
co. Los mismos principios que de todos los sucesos.
motivaron en un principio el reco- Estos cuatro fenómenos, que for-
gimiento del individuo en sí mismo man parte de un fenómeno más
siguen actuando hoy en día como amplio, el surgimiento del hombre
catalizadores del mismo sujeto. La capaz de teorizar, tienen una lectura
educación es representada aquí de doble moral. Ya en Nietzsche se
como un adiestramiento en la pasi- hablaba de lo despreciables que
vidad, un administrador de sedante eran los mitos que habían surgido
institucionalizado. La educación del rencor a la existencia, y sin
viene de la sofística, y por tanto de embargo éstos eran también propi-
la filosofía, del recogimiento. El ciados por la voluntad de poder.
alumno es el sujeto educado para la Sloterdijk entiende también la cien-
epojé. En la escuela se está quieto, cia como analgésico contra los
sentado y callado, adormilado, y tiempos, y sin embargo, a pesar de
además recogido de la vida prácti- su pernicioso origen, es alabada por
ca. Mientras se está en el aula no se sí misma, pues no sólo proviene del
deja uno llevar por los quehaceres rencor, aunque éste haya sido un
diarios –aunque sea la escuela un rápido catalizador del fenómeno
quehacer diario-. La cuestión es que teorético, es decir, contemplativo.
el distanciamiento, ese adiestra- Porque si algo pretende hacer Slo-
miento se destiñe sobre la existen- terdijk en este libro, en mi opinión,
cia entera, por lo que los que pasan es desmontar la profecía de los
por la escuela son marcados con la griegos, que se hizo verdad por el
señal en la frente, como fue marca- hecho de nombrarla, de que el filó-
da la estirpe de Caín, de la parálisis sofo debe ser un hombre muerto en
vital. vida. De ahí una de las lecturas
El último recurso es el de la lectura. posibles del título de la obra: Muer-
El surgimiento de la teoría, del ser te aparente en el pensar, que puede
humano capaz de epojé, se da pare- entenderse haciendo referencia a
jo al de la escritura y la lectura. El esa idea de que para pensar hay que
ejercicio de la lectura propició estar muerto, al menos aparente-
nuevos hábitos mentales que sobre- mente, o también puede entenderse
pasaron sus límites, viendo el mun- en el sentido de que el pensar ha
do como un libro, mucho antes de muerto, punto que exploraremos un

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SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 203

poco más adelante. Siguiendo con un zombie, literalmente alimentán-


esa primera lectura del título, tras el dose de cerebros –bibliofilia-, ca-
escepticismo de Nietzsche, pero yéndose a cachos, con ropas hara-
manteniendo sus descubrimientos, pientas, etc., diez son los autores
Sloterdijk supone la visión calmada que Sloterdijk nombra como auto-
del barrunto dejado por el otro. No res culpables del homicidio de la
es necesario ya desatar la tempestad tradición filosófica occidental. Los
y sentir esa rabia, y por tanto po- neo-hegelianos, Nietzsche, Lukács,
demos percibir la tranquila positivi- Heidegger, Las explosiones de
dad de la invención griega. Por ello Hiroshima y Nagasaki –estas no son
hace en el capítulo tercero una autores en el sentido literal de la
brevísima historia de la evolución palabra, pero son un paradigma-,
de la idea de la necesidad de estar Sartre y los existencialistas, Sche-
aparentemente muerto para pensar, ler, Judith Butler, Antonio R. Da-
comenzando por el mismo Sócrates, maso y Bruno Latour. Muchos más
y terminando en Paul Valéry, pa- son los nombres que podríamos
sando por Cicerón, Giordano Bruno añadir a la lista, sin duda, pero eso
y Fichte. Esta historia se interpreta no importa. Lo que pretende susci-
bajo una línea de sentido: de la tar Sloterdijk es la idea de que estos
muerte del sujeto que implicaba la autores han buscado asesinar a ese
ausencia de vida ha pasado a enten- hombre teorético que se aleja de la
derse esa metáfora como la muerte vida, que bifurca vida y pensamien-
del sujeto que deja paso, sencilla- to y se ve obligado a elegir. Pero a
mente, a otro sujeto. A uno más cambio, estos autores no se han
divino, más puro, incluso más vital limitado a asesinar al pensamiento
y más creativo –Bruno, Fichte, sin más, sino que han realizado
Valéry-. Aquí es donde esa fatídica propuestas de pensamiento encar-
creación a partir del rencor se con- nado, en un aquí y un ahora, en
vierte en un modo más puro de medio de unas circunstancias, un
contemplar la existencia, pero en la pensamiento subjetivo, parcial,
propia existencia. vivo, en movimiento, contradicto-
Al final, en el último punto, aunque rio. Ese pensamiento ya no es un
con la pena de ir cada vez más mundo leído como un libro, sino un
rápido –tal vez por ser unas confe- libro leído como un mundo, letra
rencias y ser sólo una extensión de vida, inspiración antes que razón.
su anterior libro-, analiza la cues- Que un filósofo pueda emborra-
tión de la muerte del pensar. Cansa- charse y danzar, cosa que no parece
dos de la imagen, heredada de la propia de filósofos, pero sí propia
cultura clásica, del pensador como de Nietzsche. En definitiva, se trata

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204 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

de terminar con la idea de que la una nueva ética, porque el sujeto


muerte es necesaria para el pensar, teórico es un sujeto con su propio
pero no por ello eliminar el pensar comportamiento. No se puede sepa-
de la vida, sino todo lo contrario, rar tan radicalmente conocer y
sumergirlo en la misma. vivir, conocer y practicar, como
Por último se propone, en las últi- hacían los filósofos a raíz de Platón.
mas y breves palabras, que el retiro Al contrario, conocer y vivir son
no es algo necesariamente dañino una y la misma cosa –tal vez inclu-
para el hombre y su pensar, si se so en los dos sentidos- porque co-
toma en dosis breves. Buscar ansio- nocer es un ejercicio, una práctica
samente estar muerto en vida, con- que ocurre en la vida, como el de-
siderar la vida despreciable, es en porte o la mecánica. Esta es, a mi
efecto algo negativo, pero el retiro juicio, la tesis del libro, y la posible
momentáneo, como dice: “¿Quién respuesta que da Sloterdijk al pro-
puede excluir que el ángel de la blema de la filosofía en este mundo
teoría no cruce de vez en cuando el obsesionado con lo práctico.
espacio? ¿Quién podría permanecer
fiel al oficio del pensar, si no hubie- PABLO REY BLANCO
ra momentos ocasionales que nos Universidad de Sevilla
permiten adivinar de lejos qué su-
cedió con Sócrates cuando se quedó
parado en el portal a la escucha de BRONCANO, F: La estrategia del
sus voces interiores?” (pág. 93) simbionte: cultura material para
En definitiva, y en relación con la nuevas humanidades. Delirio, Sa-
pregunta del principio de “¿Para lamanca, 2012. 171 pp.
qué sirve la fliosofía?”, tal vez este
pequeño libro no suponga una res- El territorio de las humanidades, un
puesta clara y positiva, pero desde espacio que en tiempos pretéritos
luego ayuda a desmontar esa ima- fue un lugar común, es el campo de
gen tan viciada y criticada, tanto exploración de Fernando Broncano
fuera como dentro de la filosofía, (Linares de Riofrío, Salamanca,
del filósofo como alguien al margen 1954), Catedrático de Filosofía en
del mundo, enmarañado en las el Departamento de Humanidades
cuestiones sobre la trinidad o la de la Universidad Carlos III de
justificación de Dios. Son muchas Madrid. Este espacio del que se
las filosofías que piensan hoy en día hace eco Broncano necesita ser
sobre la vida práctica, sobre la rescatado de los muros erigidos por
política, sobre la ética. Y sobre la tecnología, artífice de una aldea
todo, la teoría se ha convertido en

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SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 205

global en la que nos sentimos ex- las respuestas que, originariamente,


traños. buscaban las humanidades. Es por
Broncano se hace eco de la comple- ello por lo que la experiencia y la
jidad de los tiempos que nos ha crítica cultural se tornan esenciales:
tocado vivir. Dicho contexto se son los medios para recuperar un
caracteriza, para el autor, por el mundo propio y de sentido que fue
protagonismo que ha tomado la arrebatado.
tecnología. Y no solamente en lo Broncano nos habla de la Filosofía
que a su condición ortopédica pue- Ciborg. Ésta difiere del pensamien-
da referirse, sino en cuanto a la to posmoderno en tanto que cues-
producción de seres que dependen tiona las dicotomías que, antaño,
estrictamente de ella: los humanos. tuvieron un especial protagonismo:
Broncano parte de un concepto cuerpo y prótesis o naturaleza y
fundamental que toma de Donna artificio son algunas de ellas, las
Haraway: ciborg. Dicho concepto mismas que se reconcilian en el
hace referencia a la crítica cultural seno de la cultura material. Ésta no
y política que está a favor de las se refiere solamente a los elementos
identidades complejas y poliédricas, tangibles sino que se traslada, tam-
productos a su vez del contexto bién, hacia lo inmaterial. Estamos
globalizado y multicultural en el insertos en una estructura técnica y
que nos encontramos inmersos. artificial que narra nuestra propia
Dice Broncano al respecto que “mi historia y que delimita nuestra iden-
eco del Manifiesto Ciborg no es tidad. Este es el humanismo ciborg
sino la respuesta de quien se ve al que nos remite Broncano: la
concernido por la evidencia de que definición del hombre queda sujeta
estamos construyendo una cultura a su ser protésico, necesario no sólo
(y una civilización, si es que lo en lo que a su desarrollo fisiológico
nuestro merece ese nombre) de la se refiere sino, también, para su
división y la violencia, un paisaje actividad mental, social y cultural.
lleno de muros y de fosas” (p. 15). Frente al viejo humanismo, fiel
El espacio de las humanidades guardián de sus principios que
quedó en suspenso en el momento declinan los procesos de moderni-
en que se apostó por la especializa- zación, el humanismo ciborg no es
ción teórica. De este modo, el hom- tanto su contrario como realista, es
bre actual no es capaz de desarrollar decir, se instala en el fracaso de la
su propia experiencia aunque, para- civilización y lo acoge como expe-
dójicamente, es consumidor habi- riencia vital. De este modo, el hom-
tual de experiencias ajenas. En la bre se define como un ser fronterizo
actualidad, nos hemos olvidado de que está en continuo proceso de

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206 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

reciclaje. Este hombre se reconoce Según el autor, “no tiene sentido


imperfecto y frágil, por lo que an- distinguir entre naturaleza y artifi-
hela el equilibrio. En este contexto, cio o naturaleza y cultura. Desde el
Broncano se pregunta por el papel punto de vista evolutivo y de la
de las humanidades y afirma que ecología humana somos, fuimos,
éstas deben traspasar los límites de una especie de ciborg, una especie
lo estrictamente académico, campo configurada por el artificio y por la
que compartimenta la experiencia y evolución” (p. 119). De este modo,
pasan a ser meras transmisoras de nos situamos en un punto de no
información. retorno en el cual el mundo se com-
Nos situamos, por tanto, ante un prende como un artificio cuyos
mundo artificial en el que Broncano habitantes son ciborgs. Otro punto a
apuesta por la estrategia del sim- destacar es que, en la actualidad, no
bionte. Con ello se refiere a un tiene sentido diferenciar entre cultu-
intento de arrojar luz respecto al ra humanística y cultura tecno-
contenido normativo de lo que científica, sino todo lo contrario.
antaño se comprendía como el Hoy día cabe hablar de una conver-
cambio más favorable en contextos gencia entre ambas, precisamente
mal interpretados. Con el concepto como integrantes del artificio en el
de simbionte Broncano se hace eco que nos encontramos. Esta idea
de la vida conjunta de organismos casa, para Broncano, con los défi-
que obtienen un provecho conjunto. cits de la educación actual o, lo que
Y dentro del humanismo ciborg del es lo mismo, de la educación tecno-
que nos habla el autor, los artefac- lógica. Uno de los reproches que
tos cumplen la misma función que podemos hacerle es someter toda
los conceptos: la organización del creación o estudio al parámetro de
sentido y la propia comprensión. la utilidad, sin destacar el valor que
El mundo artificial al que pertene- antaño tenían las humanidades.
cemos cuenta con los artefactos Tanto la cultura tecnológica como
como relatos de posibilidad. Bron- la humanística necesitan, en un
cano afirma que la evolución de los sentido tradicional del término, la
conceptos queda estrechamente labor del hermeneuta. Continúa
relacionada con las transformacio- siendo necesaria la interpretación
nes históricas. Desde esta perspec- de los espacios de creación, no sólo
tiva se comprende, también, la desde un punto de vista especializa-
constitución de identidades híbridas do y profesional al modo técnico,
propia de nuestro tiempo así como sino, también, considerando las
un desarrollo distinto de lo que aportaciones de la imaginación así
entendemos por política cultural. como de la apertura de posibilidad.

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SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 207

Esta redirección de la interpretación ECHEVERRÍA, J.: Entre caver-


afecta a todos los ámbitos: desde la nas. De Platón al cerebro, pasando
educación hasta el desarrollo de la por Internet. Triacastela, Madrid,
identidad pasando por la constitu- 2013, 186 pp.
ción de lo más íntimo del ser huma-
no. En el año 2000, en el segundo nú-
El contexto dibujado por Broncano mero de Argumentos de razón téc-
en La estrategia del simbionte nos nica, y a propósito del libro Los
hace partícipes de una perspectiva señores del aire: Telépolis y el
del humanismo que, lejos de co- tercer entorno (1999), el desapare-
rresponderse con las categorías cido Manuel Pavón, secretario de la
tradicionales, busca su lugar dentro revista, empezaba su reseña afir-
del artificio mundano. No podemos mando que el escrito de Echeverría
negar la presencia de la técnica, no es una buena novela. El profesor
pero sí podemos apostar por una Pavón pensó que el libro de nuestro
readaptación de la cultura humanis- autor supone mucho más, una obra
ta integrando en sí misma los nue- de interesante y agradable lectura
vos parámetros. Es así como cobra donde Echeverría “se las arregla
sentido el humanismo ciborg dentro para ser claro sin ser prolijo”. Pues
de la aldea global actual, donde el bien, en este sentido, el libro que
hombre es un monstruo de la natu- aquí reseñamos tampoco es una
raleza con amplias posibilidades de buena novela.
creación e interpretación. Broncano Desde que Echeverría escribió Los
nos invita en su ensayo a desterrar señores del aire ha seguido siendo
las fronteras entre la cultura cientí- claro sin ser prolijo en otros mu-
fica-tecnológica y la humanística, chos libros, entre ellos Ciencia y
pues, al fin y al cabo, pertenecen a valores (2002), La revolución tec-
un mismo contexto globalizado del nocientífica (2003), Gobernar los
que, ineludiblemente, somos partí- riesgos: ciencia y valores en la
cipes. sociedad del riesgo (2009) o el
título que nos compete. Ya en el
MARÍA RODRÍGUEZ GARCÍA año 2000 se le citaba junto con
Universidad de Sevilla Manuel Castells, por introducir en
España el debate sobre nuevas
tecnologías y ciudad. De ahí que en
este último libro Echeverría reivin-
dique, una vez más, su postura
crítica, más allá de la discusión
tecnología sí / tecnología no, res-

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208 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

pecto de “Telépolis”. El pamplonés con formación matemática. Por


cree superado este debate dicotómi- tanto, estamos ante una obra ecléc-
co y se dirige directamente hacia el tica, que sin dejar a un lado la pa-
análisis del propio hecho tecnocien- sión por el eje nuclear matemático,
tífico. Así lo declara en su libro: nos habla de literatura, política y
“nosotros pensamos que los cam- sentimientos.
bios científicos y tecnológicos sus- Podría reprochársele, quizás, al
citan cambios conceptuales, motivo ensayista que no abandone del todo
por el cual hay que reflexionar la creencia ambiciosa del cientifi-
primero sobre las innovaciones cismo que afirma que todo lo que
tecnocientíficas tal y como estas hay se rige por principios matemá-
tienen lugar. Solo después cabe ticos, pero, como él mismo defien-
proponer los conceptos filosóficos de, es imposible vivir fuera de una
que resulten más adecuados para caverna, y la suya es la conciencia
interpretar esas innovaciones, inser- matemática. No obstante, Echeve-
tándolas en un marco conceptual rría comienza el texto analizando la
coherente” (p. 99). alegoría platónica de la caverna. La
En esta línea, los nueve capítulos de principal objeción que nuestro autor
su texto giran en torno a su tesis hace al filósofo griego versa sobre
principal: que no hay modo de salir la existencia de dos mundos contra-
de la caverna, sea cual sea su natu- puestos. Echeverría, defensor del
raleza, sino entrando en otra y que, pluralismo, como él mismo se defi-
precisamente la tarea del filósofo es ne, y concienzudo estudioso de
estar en la boca de la caverna. Leibniz, afirma que existe una plu-
Así, Entre cavernas constituye una ralidad de mundos. En esta línea, se
síntesis de la amplia investigación sirve de la recurrente imagen de la
de Javier Echeverría, cuyo gran caverna para analizar la naturaleza
acierto, según la crítica, es el modo de las “tecnocavernas”, donde la
ensayístico de la obra, lo que era de diversidad de voces es la protago-
esperar de quien consiguió en 1995 nista. En las tecnocavernas ocurre
el Premio Anagrama de Ensayo y el algo fantástico, nosotros construi-
Premio Nacional de Ensayo en mos nuestras propias máscaras
2000. Sin embargo, esto no debe electrónicas, convirtiéndonos en
conducir a error a los posibles lec- “tecnopersonas”. El autor no deja
tores, que deben saber que en el claro si el carácter artificioso de la
libro no faltan las referencias cientí- “tecnopersona” está presente o no
ficas, el uso de términos rigurosos ya en la creación de las propias
de la jerga informática y el estilo identidades en el llamado “mundo
marcado de un filósofo de la ciencia natural”. Es decir, una cuestión

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SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 209

interesante que podría planteársele “muchos entes de ficción son prohi-


al lector tras el estudio de este capí- jados y mantenidos por el público,
tulo es si somos o no ya, antes de la no por la naturaleza. Por eso exis-
irrupción de Internet, personajes de ten, en el sentido originario del
nosotros mismos o, por formularlo término existir: estar fuera del
con el profesor Echeverría, si, ya en mundo. Son personajes artificiales
el segundo entorno “somos titirite- que existen en un mundo simbólico
ros de nosotros mismos” (p. 23). y literario y, de cuando en cuando,
Otro aspecto importante del análisis se alojan en nuestros cerebros,
sobre la tecnocaverna que hace donde adquieren su plena condición
nuestro filósofo se refiere a la espe- eidética.” (p. 34) Echeverría reivin-
cificidad de los lenguajes utilizados dica, en esta línea, que los entes de
en la caverna virtual, que, dice, no ficción no son orgánicos, pero no
son naturales, sino artificiales. En por eso dejan de ser.
este sentido, el lector puede sentir- En la tercera sección el autor va
se, asimismo extraño y confuso, y más allá, analizando la problemáti-
preguntarse acaso si existen lengua- ca en torno a la supervivencia y la
jes naturales y, de ser así, cuáles inmortalidad. Para ello, estudia la
son. Echeverría olvidaría, quizás, a tesis de las ciudades de San Agus-
este respecto su pluralismo antipla- tín. Seguidamente, analiza la “plu-
tónico y contestaría que el lenguaje ralidad de mundos” y, partiendo de
“natural”, por excelencia, es el la afirmación de que el cerebro es la
matemático. gran cueva del ser humano, Echeve-
Probablemente el profesor navarro rría nos habla de la teoría de la
ya imaginó que algún genio malig- pluralidad de mundos leibniziana
no pudiese tergiversar sus palabras, para llegar, finalmente, a la defensa
por lo que en el segundo capítulo de su postura, el pluralismo ontoló-
del libro se afirma la pluralidad de gico. Echeverría, a través de un
lenguajes y la existencia del “per- modo diferente de entender la filo-
sonaje” como sujeto indispensable, sofía, basa su pluralismo, como él
dotando de protagonismo a su más mismo afirma en alguna entrevista,
fabulosa expresión: la novela. Segu- en el hacer y no en el ser.
ramente, el lector amante de la En el capítulo cinco el autor de Los
filosofía y la literatura, versado en señores del aire vuelve, de nuevo,
humanidades, disfrute de este apar- al análisis de las tecnocavernas.
tado más que de ningún otro. Eche- Una de las aportaciones más intere-
verría se propone aquí poner en santes del apartado es la considera-
cuestión la distinción entre realidad ción acerca del concepto de “reali-
y ficción. Y en este capítulo afirma: dad”. “Cuando se opone lo real a lo

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210 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

irreal, lo primero vale más que lo no es menos real que el primero y el


segundo. Otro tanto suele suceder, segundo” (p. 113). Según nuestro
por lo general cuando contrapone- autor, dado que aún no podemos
mos lo real a lo imaginario” (p. 88). experimentar con nuestros cinco
Con esta afirmación, refuerza su sentidos por medio de las TICS,
principal aportación al área de estu- sino sólo con la vista y el oído, las
dio “Ciencia, tecnología y socie- relaciones a través de las Nuevas
dad”: no debemos preguntar por la Tecnologías nos encuadran en un
posibilidad de la tecnología, es escenario menos real que nuestras
decir, contraponer tecnología sí a conversaciones en el ágora. Cabría
tecnología no, sino estudiar el preguntarse al respecto, ¿son enton-
hecho que ya constituye. Y es que ces los sentidos los que marcan el
este nuevo escenario ha supuesto, grado de realidad? ¿es la experien-
según Echeverría, una transmuta- cia el único modo de conocer?
ción de valores. En Entre cavernas ¿dónde queda la facultad imaginati-
se nos dice que el desarrollo de las va? ¿necesitamos una impresión
TICS ha hecho que la noción de para percibir desde Internet? ¿real-
realidad se vuelva valorativa, es mente el conocimiento virtual nos
decir, existen ya grados de realidad, aparta del fundamento de nuestras
pues los valores con los que ahora experiencias por no poder percibir
vivimos no son jerárquicos ni, por directamente, o el ser humanos
ende, inamovibles, sino que “no hay nunca, también antes de la revolu-
pirámide” (p. 95), o si se quiere, los ción tecnológica, ha sido capaz de
valores son virtu-ales, esto es, que hallar ese fundamento primero, tal
funcionan y cambian en virtud de la vez porque no lo haya? ¿Esse est
situación concreta, que su virtus, su percipi? Quizás podamos conten-
fuerza no depende ya del lugar que tarnos con afirmar que lo importan-
ocupan en la realidad única. Dicho te es hacer, no ser. Aunque pregun-
lo cual, se podría deducir que, si tarse si no se puede hacer, construir,
hay realidades aumentadas, si puede también desde la literatura o la web,
existir un mayor o menor grado de supondría ya ir, quizás, demasiado
realidad, debe haber una gran ver- allá.
dad a la que acceder y según no El apartado siete del libro se centra
situemos más o menos cerca, ob- más concretamente en la caverna
tendremos un tipo u otro de reali- sensorial, donde Echeverría habla
dad. Echeverría no aclara del todo de la memoria y la imaginación
dicho problema, aunque afirma en como procesos creados en el cere-
el capítulo seis: “cabe concluir que, bro humano, la gran cueva del
en su estado actual, el tercer entor- cuerpo. “Una filosofía de la mente y

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SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 211

una gnoseología han de estar basa- mapas de imágenes, como noso-


das en las ciencias cognitivas. Di- tros” (p. 150). Echeverría afirma, en
cho más claramente, han de ser na esta línea, que las imágenes com-
filosofía de las neurociencias, dado partidas producen una impresión de
el papel activo de las redes neuro- realidad mayor que las fantásticas,
nales en cualquier proceso percep- y todo gracias a que compartimos la
tivo y cognitivo” (P. 125) . Cómo misma actividad cerebral.
influyen la cultura y el lenguaje en Si esta visión pudiese resultar a
estos procesos será algo que el algún subjetivista desconfiado de-
filósofo tratará someramente en los masiado reduccionista, el autor se
dos últimos capítulos del libro. adelanta y dedica el cierre del texto
El capítulo ocho supone un estudio a las “cavernas sociales”, donde
del cerebro, a través de la distinción acaba por desmarcarse del todo del
entre caverna corporal, mental y platonismo. “Un filosófo platónico
cerebral. Quizás por su exigencia intenta salir de la cueva sensible
pluralista Echeverría desdeña abso- remontándose a las ideas. Quienes
lutamente la unidad y, no aceptando no somos platónicos también recu-
el dualismo platónico, presenta una rrimos a las palabras, pero sin pen-
visión tripartita del ser humano. sar que expresan ideas, y mucho
Aunque el origen de todo conoci- menos ideas eternas” (p. 166). Por
miento recaerá finalmente en las tanto, “Hay que desconfiar de las
conexiones neuronales, pues los palabras y de las ideas, porque
“objetos artificiales como las letras muchas de ellas nos remiten a enti-
y las palabras son capaces de gene- dades ficticias que pretenden ser
rar (y proyectar) sentimientos y reales y no lo son, de modo que
emociones en otras mentes, y todo conllevan engaños, o cuando menos
ello en base a procesos electroquí- sesgos. Las lenguas comunes valen
micos soportados por las neuronas para expresarse, comunicarse y
de cada cual” (p. 143). Y es que, si transmitir información, pero no está
lo que subyace a la comprensión claro que sean vehículos fiables de
humana es la experiencia común conocimiento” (pp. 167-168). Afor-
posibilitada por nuestra constitución tunadamente para aquellos que
cerebral y no por la construcción defienden que “no hay un ver o un
cultural donde desarrollamos nues- percibir sin comprender y no hay un
tras vidas, el hecho de que podamos comprender sin una posibilidad
compartir las ideas o imágenes que activa del lenguaje” o que “no hay
captamos en nuestra cueva cerebral mundo previo al lenguaje” la afir-
se debe a que los cerebros de los mación de Echeverría, que nos
demás son “capaces de generar autoriza a sospechar de las palabras,

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212 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

nos permite desconfiar, asimismo, partícipes de aquel encuentro en la


de su propia tesis. Universidad Eberhard Karl de Tu-
binga.
SARA MARISCAL VEGA Muerte aparente del pensar queda
Universidad de Sevilla estructurada en cuatro apartados
bien diferenciados. El motivo de
ello es recuperar el espíritu de la
SLOTERDIJK, P: Muerte aparen- cuaternidad filosófica clásica “fun-
te en el pensar: sobre la filosofía y dada en el supuesto de que para
la ciencia como ejercicio. Siruela, decir la verdad hay que saber contar
Madrid, 2013. 134 pp. hasta cuatro” (p. 12.) En primer
lugar, Sloterdijk se ocupa de anali-
Peter Sloterdijk (Karlsruhe, Alema- zar, en un sentido general, la cien-
nia, 1947) nos presenta en este libro cia como antropotécnica ejercitante.
una extensa parte de la lección que Para ello, trata de establecer un
pronunció el 22 de junio de 2009 en marco objetivo e histórico de la
el contexto de las Unseld Lectures cuestión que, a su vez, cuenta con
adscritas al Forum Scientiarum, en dos figuras imprescindibles en la
el Auditorium Maximum de la Historia de la Filosofía: Edmund
Universidad Eberhard Karl de Tu- Husserl (como referente de la mo-
binga. Rector de la Escuela Supe- dernidad filosófica) y Sócrates
rior de Información y Creación de (como precursor clásico de la bús-
Karlsruhe y Catedrático de Filoso- queda de la verdad y sabiduría de la
fía de la Cultura y de Teoría de que emerge la filosofía).
Medios de Comunicación en la En este primer apartado, Sloterdijk
Academia Vienesa de las Artes trata de reducir, considerablemente,
Plásticas, Sloterdijk nos introduce las diferencias entre ciencia y filo-
en el rol que ocupa la teoría como sofía. Para ello, apuesta por la epojé
forma de vida ejercitante en la ac- husserliana como gesto de distan-
tualidad. Su conferencia, que poste- ciamiento de la vida que resalta, a
riormente dio lugar al ensayo que la vez, la temporalidad del pensar y
hoy tenemos entre manos, queda la reflexión como ejercicio de reti-
precedida por una advertencia al rada. Husserl toma esta expresión
respetable acerca de su extensión, al (epojé) de los escépticos griegos, si
tiempo que detalla cada uno de los bien su propuesta va más allá en
apartados a tratar. Esta división tanto que no anhela un estar en
queda patente en la estructura del suspenso sin más entre las principa-
ensayo, por lo que mediante su les doctrinas del pensamiento. De
lectura nos hace de algún modo este modo, y según Husserl, la

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SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA 213

práctica de la teoría (sea entendida ha especulado sobre la muerte epis-


como ciencia o como filosofía) pasa témica de los sabios, cuestión a la
a pertenecer a un ámbito de pureza que Sloterdijk dedica la tercera
que disuelve “completamente la parte de su exposición a indagar en
fijación de su sujeto a la existencia la pureza intelectual de los sabios
real” (p. 32.) Sloterdijk recoge la tras la deposición corporal.
intención de Husserl de reconducir Desde la Antigüedad, el logos occi-
la filosofía al estatus de ciencia dental quedaba condenado de ante-
estricta, afirmando que el empeño mano “por las predeterminaciones
del filósofo por la purificación griegas a un patético empobreci-
teórica no tiene que ser entendida miento de todas las relaciones con
como un anacronismo. Y es que, la el mundo, y tanto el pensamiento
epojé se establece como pieza clave científico como el filosófico siguen
para afrontar una relación fluida hasta hoy en la sombra de esa fata-
entre ciencia y filosofía que, a su lidad” (p. 93) A pesar de ello, el
vez, conduzca a la paz teórica en la pensamiento reacciona a lo largo de
vida académica. la historia en un intento de superar
En la segunda parte de su exposi- el dogmatismo de la conciencia. La
ción, Sloterdijk se pregunta por el moraleja de todo ello se reduce,
origen del ser humano capaz de según Sloterdijk, a instruir a las
epojé. En el fondo se trata de re- jóvenes generaciones para hacerse
flexionar sobre las condiciones de invisibles tras las abstracciones
posibilidad del comportamiento conceptuales. No obstante, la coti-
teórico, por lo que lleva a cabo un dianidad de la vida está presente
ejercicio genealógico que cuenta como compensación a la ciencia, en
con cuatro argumentos: psicopolíti- lo que a su práctica profesional se
co, psicológico, sociológico y teóri- refiere. A todo ello debemos sumar
co-mediático. En conjunto, Sloter- la presencia del arte, medio por el
dijk considera que debido a la insti- cual no sucumbimos a la relación
tucionalización de la enseñanza y artificial con el mundo a la que nos
las ciencias se originan una serie de ha conducido la ciencia.
relaciones que no limitan la pervi- El excurso de Sloterdijk le lleva a
vencia de la vida teórica, por lo que preguntarse, en la cuarta y última
el ser humano capaz de epojé es parte, por la actitud contra el obser-
posible, aunque podamos poner en vador neutral. Dicha actitud, a la
entredicho la afirmación de Aristó- que el autor se refiere como atenta-
teles sobre la aspiración del hombre dos contra el hombre teórico tradi-
“por naturaleza” al conocimiento. cional, ha sido desarrollada por los
Pese a todo, desde la Antigüedad se epistemólogos modernos y los filó-

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214 SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

sofos naturalistas, entre otros. Exis- fía, pues son los poetas “quienes
te, según el autor, una ambivalencia consiguen dar expresión a la exis-
que va pareja a la cultura racionalis- tencia en la epojé involuntaria del
ta moderna. Por una parte, “salu- ser humano melancólico y en la
damos la remundanización del discreción voluntaria del observa-
saber desmundanizado como bene- dor excéntrico” (p. 131). El pensar
ficio civilizatorio y a la vez como no ha muerto y las disciplinas cien-
oportunidad política” (p. 14). Por tíficas siguen presentes, pero quizá
otro lado, advierte Sloterdijk que sea el momento de abandonar la
“nunca hemos considerado lo sufi- restricción de su mundo y apostar
ciente qué significa que nuestras por la apertura a la que nos conduce
convicciones epistemológicas ac- la palabra poética.
tuales se basen en un crimen no
fácilmente clasificable” (p. 15). MARÍA RODRÍGUEZ GARCÍA
Nietzsche ha sido el autor que, de Universidad de Sevilla
forma prominente, ha ofrecido una Universidad de Sevilla
forma de vida ejercitante en el que
la contemplación y la acción se
tornan protagonistas. Una crítica de
la razón teórica actual pasa por
sustituir la redefinición de los cam-
pos científicos de los modernos. De
este modo, el autor tiende a apostar
por la ruptura con las ficciones
sublimes, las mismas que constri-
ñen el pensamiento como ejercicio
y niegan la muerte del observador
puro.
A pesar de los problemas a los que
se han enfrentado la ciencia y la
filosofía a lo largo de su historia,
hoy pueden ser entendidas desde
una perspectiva noble y ejercitante.
De este modo, se apuesta por una
opción a caballo entre la muerte y la
vulgaridad que reviste, en ocasio-
nes, a las profesiones teóricas. Co-
mo propuesta, Sloterdijk defiende el
papel de la poesía frente a la filoso-

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