El Renacimiento Tardío

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República Bolivariana de Venezuela

Universidad del Zulia


Facultad Experimental de Arte
Escuela de Música
Licenciatura en Música

INFORME DE LECTURA

HISTORIA GENERAL DE LA MÚSICA


Desde el Renacimiento hasta el Barroco
El Renacimiento Tardío
Anthony Milner

Realizado por Gabriela Vega

Asignatura: Historia de la Música II


Profesora: MSc. Jacqueline Vílchez Farías
EL RENACIMIENTO TARDÍO

Música y sociedad

La música del Renacimiento tardío corresponde a la que se desarrolló durante el siglo


XVI y según algunas referencias, este período abarca desde la tercera década hasta el
final de dicho siglo.
Durante esta época la música tuvo un importantísimo papel en la vida cortesana. Los
príncipes, nobles y prelados se esforzaban por convertirse en músicos y rivalizaban
entre ellos en cuanto a la calidad de las instituciones musicales privadas que tenían a su
cargo. El mecenazgo de estas cortes seculares y eclesiásticas favoreció la creación de
múltiples escenarios en los que se ejecutaba la música, la cual adquirió una relevante
función social.

El ritual litúrgico
En la capilla papal y en las de los reyes y príncipes se desarrolló un nuevo estilo de
música religiosa “secularizada”. Esta secularización consistía en la ornamentación del
canto llano o su sustitución por una nueva música, así como la adición de partes
polifónicas. Estas anexiones al ritual litúrgico parecen haber estado asociadas con los
homenajes que se les rendían a los personajes de la iglesia, que en muchos casos
ejercían paralelamente alguna función como autoridad civil.

Expansión social de la música. La música municipal, ciudadana y en el medio rural.


Durante el Renacimiento tardío el cultivo de la música se extendió de la nobleza, a la
clase media y a la burguesía.
Las obras instrumentales y vocales pasaron a equipararse en popularidad. De la música
coral se hacían arreglos para que pudiera ser ejecutada por instrumentos.
En este período, los ayuntamientos de las grandes ciudades y municipios tenían grupos
de instrumentistas que tocaban música en conciertos al aire libre y en festividades
cívicas. En las bandas municipales italianas se usaban instrumentos de viento: entre
ellos instrumentos de tipo pastoriles como la dulzaina, el pífano y la cornamusa, así
como trompetas y trombones. A los músicos se les exigía el dominio en la ejecución de
por lo menos dos instrumentos y que tuviesen una buena voz.
Los músicos municipales alemanes llevaban el nombre de “Stadtpfeiffer” y entre ellos
figuraban principalmente flautistas e instrumentistas de cuerda.
A los músicos municipales ingleses se los llamaba “waits”. Estos eran principalmente
ejecutantes de instrumentos de viento y de cuerdas.
La música también tuvo un rol importante en la vida de la población campesina. El
repertorio popular incluía canciones y danzas folclóricas, que en muchos casos eran
utilizados por los compositores como materia prima para sus obras polifónicas,
instrumentales y vocales. La música “popular” ocupó un espacio propio en las
celebraciones públicas de la época.

El compositor y el arte de componer

La educación musical
Los compositores realizaban su formación musical en las capillas de las catedrales y de
las iglesias mayores. La mayoría de ellos comenzaba su aprendizaje musical como
escolanos. Cuando los coristas mostraban habilidades para la música, el maestro de la
capilla se encargaba de que se les enseñara la ejecución de varios instrumentos,
comenzado por el laúd, la viola y el órgano, ya que existía la creencia de que un buen
músico debía manejar varios instrumentos, aunque tuviera un inclinación especial por
alguno determinado. El aprendizaje de la composición era accesible solo a los cantores
consumados y los diestros ejecutantes de varios instrumentos, a quienes también se les
daba la oportunidad de ampliar su formación con el estudio del latín y el griego.
Los compositores del Renacimiento generalmente iniciaban su actividad laboral con el
puesto de cantor de alguna capilla eclesiástica o de la nobleza. En este tipo de empleo
los músicos tenían la obligación de cantar en los oficios religiosos, participar en los
conciertos de música de cámara, y en ocasiones componer música para entretener a sus
patronos. A medida que los compositores adquirían años de experiencia, solían ubicarse
en empleos como “maestri di capella” en alguna iglesia o capilla de la nobleza, donde se
les requería la constante producción de obras nuevas.
Dado que entre los miembros de la nobleza existía una marcada competencia musical
por tener los servicios de los mejores compositores, existían muchas fuentes de empleo
y ofertas de buenos salarios. Esta situación generó que los compositores cambiaran con
frecuencia de sitios de trabajo y que se movilizaron por distintos países del continente.

La ejecución musical
El siglo XI ha sido considerado como la época del canto coral sin acompañamiento. Sin
embargo, muchas pinturas y documentos disponibles atestiguan el uso de instrumentos
acompañantes, los cuales se cree que doblaban las partes vocales.
Se conoce que en esta época existía la práctica de intercambiar los medios musicales, es
decir que la música instrumental podía ser ejecutada por voces o viceversa.
Era común la práctica de la improvisación ornamentada de una parte polifónica. Existen
tratados de la época que explican la forma de realizar dichas improvisaciones, las cuales
eran realizadas tanto por cantantes como por instrumentistas y se denominaban
“diminutio” o glosas, ya que consistían en la sustitución de notas largas por otras más
cortas. También fue muy popular la técnica de improvisar una o más partes sobre el
canto llano.

Música manuscrita e impresa


A principios del siglo XVI se utilizaban dos formas de lectura musical: el cantoral y los
libros a partes. En los cantorales, las partes de una obra polifónica se anotaban
separadamente en las páginas. En los libros a partes, se agrupaban separadamente cada
una de las voces del coro, en libros diferentes. A medida que avanzaba el siglo esta
última forma se fue generalizando.
La música para laúd se escribía en “tablatura”, la cual era una forma de notación que
indicaba que posición debían tener los dedos sobre las cuerdas. Los primero ejemplares
impresos de música para instrumentos de teclado datan de 1523.
La música impresa constituía un artículo de lujo, debido a sus altos costos. Si bien cada
edición incluía una cantidad limitada de ejemplares, el número de obras que se editaban
era elevado.

Rasgos generales del desarrollo musical en el siglo XVI

El lenguaje del contrapunto imitativo. Los modos y las nuevas ideas sobre la armonía.
Los rasgos estilísticos del desarrollo musical del siglo XVI se constituyeron sobre la
base de los aportes realizados por Josquin des Pres y sus contemporáneos
francoflamencos. Algunas de las principales características de este nuevo estilo fueron:
una estructura contrapuntística homogénea basada en la imitación de motivos breves; un
mayor interés por las cualidades expresivas en la armonía, especialmente en cuanto a las
sonoridades del acorde; y el abandono de las formas antiguas como las misas sobre un
“cantus firmus”. En el contexto polifónico, se le daba a todas las voces la misma
importancia, por lo que generalmente ninguna voz sobresalía.
En relación con el ritmo, a pesar de que no se utilizaban las líneas divisorias del
compás, existía una clara organización de los tiempos. Debido a que el ritmo de las
frases estaba directamente asociado a la acentuación natural de la prosa de los textos, la
superposición de las líneas generaba acentos de diferentes intensidades.
El estilo melódico del siglo XVI se caracterizó por el predominaba del movimiento por
grados conjuntos y el balance entre el movimiento ascendente y descendente de las
melodías. Existían conceptos claros sobre el inicio y la finalización de las frases, las
cuales tendían a fluir de manera natural.
La música sacra del Renacimiento se basó en el sistema modal, es decir en los modos
eclesiásticos. Aunque las escalas mayor y menor se llegaron a usar hacia mediados del
siglo XV, no llegaron a incluirse dentro de la lista de los modos hasta cien años después.
La terminología modal se continuó usando hasta finales del siglo XVI. Hacia el año
1600 la escala mayor había absorbido los modos lidio y mixolidio y la escala menor los
modos dórico y frigio.
Si bien las consonancias constituyeron la base armónica del estilo de este siglo, el uso
de disonancias proporcionaba variedad melódica y rítmica. En el período anterior la
disonancia era admitida en las partes débiles de un tiempo. Paulatinamente el uso de las
disonancias preparadas fue abarcando toda la estructura musical, generando efectos
expresivos. Otro recurso técnico de los compositores de finales de este período fue el
cromatismo, aunque no fue usado frecuentemente.
Los compositores renacentistas tomaron muy en cuenta los acentos naturales de la prosa
rítmica del latín e intentaron imitar su medida y ritmos verbales a través de su música.

Chanson, Madrigal y formas afines

La chanson.
Con el fin del predominio flamenco en Francia, y posterior a la muerte de Josquin Des
Prés surgió un nuevo estilo netamente francés, desarrollado a través de la “Chanson” o
canción francesa. La “chanson” se basa en textos cortos y estrofas de cuatro a diez
versos octosílabos o decasílabos. En esta forma musical polifónica la voz superior
predomina sobre las dos inferiores, las cuales eran ejecutadas instrumentalmente,
constituyéndose en un incipiente ejemplo de obra para canto solista con
acompañamiento. Los principales representantes de la nueva escuela francesa de la
“chanson” fueron Claudin de Sermusy (1490-1562) y Clement Janequin “(1490-1561).
Ambos escribieron tanto obras religiosas como seculares, pero se destacaron
principalmente por sus “chansons”. Claudin estuvo al servicio de la capilla real de
Francisco I. Compuso más de 200 “chansons”, caracterizadas por una línea melódica
simple y el tratamiento silábico del texto. La repetición musical fue uno de los rasgos
propios de la canción del siglo XVI. Janequin tuvo una popularidad mayor que
Claudin. Se conservan más de 200 de sus canciones, la mayoría de las cuales fueron
publicadas en su época. Sus obras más notorias son las “Chansons” descriptivas entre
las que destacan: “La Guerra”, “El Canto de los Pájaros”, “La Caza”, “Los Cantos de
París”, y “La Alondra”. En sus piezas recurre a la imitación, al canon y en ocasiones a
mezclas de ritmos binarios y ternarios.
Entre los compositores flamencos, la tradición de la composición de “chansons”
representada por Josquin fue continuada por Nicolás Gombert (hacia 1480-1556) y
Orlando di Lassus (1532-1594). Lassus utilizó una técnica de imitación libre y escribió
obras sobre textos de poetas como Du Bellay y Ronsard.

El madrigal
“La frottola” fue un tipo de canción secular popular en Italia, durante el siglo XV. Este
tipo de composición, la cual se fue abandonando hacia comienzos del siglo XVI, fue el
más importante predecesor del madrigal.
El madrigal era una “canzona” de una estrofa, sin un número determinado de líneas, que
mantenía el uso de versos heptasílabos y endecasílabos. Los primeros madrigales se
publicaron en 1530. Entre sus características figuraban: el propósito de expresar el
significado de poemas de calidad literaria, una textura que podía ser armónica o
contrapuntística y el uso de la imitación para acentuar la independencia de las voces.
Los compositores flamencos fueron los que alcanzaron mayor auge en el cultivo de este
género durante el período inicial del desarrollo del madrigal. Entre los madrigalistas
flamencos destacaron Verdelot (muerto en 1540), Jacques Arcadelt (hacia 1504-1557),
Adrian Willaert (1500-1562) y Cipriano de Rore (1516-1565). Lassus compuso una
colección de madrigales a cinco voces.
Los discípulos italianos de los compositores flamencos tendieron a acentuar los efectos
dramáticos de este género. Entre ellos figuraron Andrea Gabrieli (1520-586), quien fue
organista de San Marcos y su sucesor y sobrino Giovanni Gabrieli (1557-1612). Luca
Marenzio (1553-1559) ha sido considerado el maestro del madrigal italiano, ya que se
destacó por el desarrollo del recurso conocido como “música visual” o “ilustración”
musical de los textos, a través de la cual las ideas expresadas en las palabras se
traducían en música. Otros compositores de madrigales fueron Luzzasco Luzzaschi y
Carlo Gesualdo (1560-1613) quienes recurrieron al uso del cromatismo.
La tendencia hacia la expresión dramática del madrigal italiano llegó a su cúspide en los
madrigales de Monteverdi, y llegó a converger en la ópera a principios del siglo XVII.
Otras formas musicales del siglo XVI fueron la “villanela”, la “bergamasca”, la
“villota” y el “balleto”.
En Alemania los compositores que cultivaron la canción polifónica, llamada “lied”
alemán fueron Lassus y Hans Leo Hassler (1564-1612). Este género mantuvo la
expresividad emotiva del estilo flamenco y evidencia características del madrigal, como
el cromatismo y la llamada ilustración musical del lenguaje.

Música religiosa

La Misa y el motete. La polifonía religiosa


Durante el siglo XVI la música para el ordinario de la misa mantuvo las características
establecidas por Josquin des Prés y sus contemporáneos. La formas más utilizadas
fueron: la misa sobre “cantus firmus” de tenor, la cual fue perdiendo popularidad; la
misa parafrásica basada en algún modelo monófono proveniente del repertorio
gregoriano y desarrollado con técnica imitativa; y la misa paródica, construida sobre un
modelo polifónico o motete.
Otra de las formas de la música religiosa fue el motete, el cual consistía en una
composición coral polifónica con una textura uniforme y con un texto único. Entre los
compositores posteriores a Josquin que escribieron motetes se mencionan a Gombert,
Jacobus Clemens y el sevillano Cristóbal de Morales (hacia 1500-1553).
Morales, Victoria y Guerrero fueron los principales representantes de la música
eclesiástica española del siglo XVI. Morales ha sido considerado el polifonista español
más importante de dicho siglo. Escribió 21 misas, dos de las cuales sobre “L´homme
armé”, decenas de motetes e himnos. Incorporó temas populares en sus obras. Publicó
un libro de 16 “magnificats”, los cuales han sido estimados por algunos como las
composiciones más valiosas de su obra.

La música luterana
Lutero resaltó la importancia de la lengua vernácula dentro del culto litúrgico. Los
textos de algunas canciones populares traducidas del latín, fueron modificados por
Lutero y sus seguidores con el fin adaptarlas a las ideas protestantes. Los corales
alemanes eran cantados por los fieles, sin acompañamiento y podían incluirse en
distintos momentos de la liturgia. La llamada misa alemana de Lutero podía cantarse en
latín o en alemán. Los primeros corales aparecieron en las piezas polifónicas destinadas
a las escuelas y a las interpretaciones caseras.
Con la contrarreforma surgió la intención de prohibir la polifonía, sin embargo, gracias
a las presiones ejercidas por diferentes compositores, entre ellos Lassus y Palestrina, se
logró que no se prohibieran los recursos contrapuntísticos en la liturgia católica.

El auge del estilo flamenco


Hacia finales del siglo XVI la música religiosa mostraba la influencia del estilo secular
de la canción y el madrigal. Se evidenció una tendencia hacia la escritura silábica, por
encima de la melismática y la estructura musical comenzó a hacerse más armónica.
Orlando de Lassus ha sido considerado una de las figuras más brillantes del
Renacimiento tardío. Nación en Munich. Fue maestro de coros en San Juan de Letran
(Roma) y posteriormente maestro de la capilla del duque Alberto V de Baviera, la cual
se hizo famosa por este compositor. Su fama se irradió por muchos países del continente
europeo. Su repertorio fue muy extenso, abarcando misas, pasiones, magnificats,
motetes, salmos, canciones francesas y lieder alemanes. Compuso un Réquiem que ha
sido considerado una obra maestra de finales de siglo. En el campo del motete fue
donde mostró su mayor maestría.

La escuela veneciana
Venecia se constituyó en la cuna de una escuela de compositores que adquirió un estilo
particular dentro de la música del siglo XVI. La “Capella” de San Marcos fue una de las
más importantes de las cortes de Italia. El estilo veneciano se caracterizó por la
combinación de grupos de voces e instrumentos. Representantes de este estilo fueron
Andrea Gabriela, quien escribió obras policorales, y Giovanni Gabrieli, quien usó coros
de diferentes extensiones en composiciones hasta para tres coros.

Giovanni Perluigi da Palestrina


Palestrina ha sido apreciado como uno de los grandes compositores de todas las épocas.
Nació en Palestrina, cerca de Roma, en 1525. Por su estilo y la relación entre su música
y la de su época se lo ha considerado un músico conservador. Su obra siguió la
tendencia romana de la ejecución a “capella”. No escribió música instrumental y sus
únicas obras seculares fueron dos libros de madrigales. Palestrina se destacó
principalmente por la sobriedad y sencillez de su estilo, combinado con un contrapunto
impecable. Compuso ciento cinco misas, en sus diferentes formas: paródicas (las más
numerosas, basados en su mayoría sobre modelos propios), parafrásicas, sobre “cantus
firmus” de tenor, canónicas y en estilo libre. Una se sus misas más conocidas fue la
“Missa Papae Marcelli” encargada por el papa Marcelo II.
En la composición de motetes usó en su mayoría temas libres y algunos procedentes del
canto llano. En este género alcanzó mayor expresividad.
La escuela romana y Tomás Luis de Victoria.
Algunos de los compositores romanos que recibieron la influencia de Palestrina fueron
Giovanni Nanini y Felice Anerio.
El compositor más importante de la escuela romana fue Tomás Luis de Victoria (1540-
1611), nacido en Avila, España. Escribió solamente música religiosa. Sus misas se
nutren de temas procedentes de sus propios motetes o de melodías del canto llano
mozárabe. Ha dejado veinte misas, once de las cuales son paródicas. Una de sus obras
más famosas es el “Oficio de la Semana Santa”, composición polifónica de 1584. Fue
sucesor de Palestrina en el seminario romano, y recibió su influencia dado que vivió tres
décadas en Roma. Sin embrago, se diferencia de otros compositores de la escuela
romana por el lirismo místico y especialmente español de su estilo. Otra de las
características de su música es el uso de notas repetidas, con el fin de resaltar la
importancia de ciertas palabras, recurso que fue usado posteriormente por compositores
de principios del siglo XVII. Tanto Victoria como Palestrina se orientaron a escribir
música religiosa que sirviera de estímulo a la oración y los fines de la liturgia.

Música instrumental

Formas de danza
Una de las formas de danza propias del siglo XVI fue la “pavane”, caracterizada por ser
un baile lento de compás binario, que contenía pasos solemnes, ceremoniosos y gestos
majestuosos. Se solía tocar en desfiles o procesiones de diversos tipos de ceremonias.
Cuando se ejecutaba exclusivamente para bailar era seguida de otra danza de tiempo
más rápido como la “gallarda”, la cual se basaba en saltos. Estas danzas estaban
estructuradas en tres secciones que se repetían. El emparejamiento de danzas fue una
costumbre común en este período. Hacia mediados del siglo la “pavane” fue sustituida
por el “passamezzo”, también de ritmo binario, el cual era acompañado por el
“saltarello”, de ritmo ternario rápido.

Formas libres. Música para laúd, Vihuela e instrumentos de tecla.


Algunas piezas vocales como las “chansons” y los motetes se transcribían para ser
ejecutadas como música instrumental. Entre las composiciones libres de la época, las
más comunes fueron el “ricercare”, usada como preludio o forma improvisatoria, la
fantasía, y la “toccata”, inicialmente aplicada a las primeras piezas para laúd.
La gran cantidad de música para laúd que se conserva nos indica la popularidad que
tuvo este instrumento en Italia durante el siglo XVI. Las principales publicaciones de
música para laúd corresponden a arreglos de obras vocales, suites de baile y variaciones.
En Francia también fue un instrumento muy usado y en Alemania alcanzó gran
popularidad, llegando a utilizarse en todas las clases sociales.
Para este instrumento se realizaron transcripciones de canciones de Claudin y Verdelot,
en las que se conserva la parte superior para el solista y se adaptaban las partes del
tenor y el bajo para el laúd.
La vihuela, que consistía en una especie de guitarra afinada como un laúd, fue un
instrumento propio de la música española, para el que se compusieron fantasías,
“ricercari” y transcripciones de motetes. Uno de los principales compositores de música
para este instrumento fue Luis de Millán.
Los instrumentos de tecla de esta época fueron el órgano (en sus dos formas: de iglesia
y de cámara), el clavicémbalo y el clavicordio. Aunque la música de tecla podía ser
tocada en cualquiera de estos instrumentos, el órgano fue el preferido, excepto para la
música de baile. Entre las publicaciones se encuentran arreglos de “frottole” con
ornamentaciones para las partes superiores, “ricercari”, motetes y “canzoni”.
Los principales exponentes de la música italiana para instrumentos de tecla fueron
Andrea Gabrieli, Giovanni Gabrieli y Claudio Merulo.

Música de Conjunto
Para este período los instrumentos todavía se clasificaban en grupos de tipo externo e
interno. Las violas de gamba y los instrumentos de viento de tono más suave se
utilizaban en la música de cámara. Los cobres y las maderas se consideraban
instrumentos externos, pero se ubicaban como internos en la música eclesiástica y
teatral. La música instrumental de conjunto consistió inicialmente en adaptaciones de
obras vocales. Los Gabrieli desarrollaron la “canzon da sonar” para conjuntos de
instrumentos, cuyo posterior desarrollo llevaría a la sonata barroca. Giovanni Gabrieli
escribió sonatas con contrastes entre grandes y pequeños grupos anticipándose al
“concerto grosso de finales del siglo XVII.

La música en Inglaterra

El desarrollo musical de Inglaterra mostró un retraso con respecto al del continente. En


los primeros veinte años del siglo XVII la música inglesa todavía conservaba los
lineamientos establecidos en el siglo anterior.
Los cambios religiosos ocurridos en la época de Enrique VII y Eduardo VI tuvieron un
efecto negativo en el desarrollo musical de este país ya que hubo dispersión de músicos
y destrucción de manuscritos musicales.
Entre los compositores de música religiosa latina destacaron Travener, Tye y Tallis.
Durante el período isabelino las principales formas musicales de la liturgia fueron:”el
servicio” basado en un contrapunto de nota contra nota, y los “anthems” (que sustituían
al motete latino), acompañados por el órgano o las violas.
La canción a partes fue cultivada por el compositor William Byrd. Cantar madrigales
fue una actividad muy común en Inglaterra a finales de siglo, y esta forma musical
alcanzó a un público numeroso. A diferencia de los madrigalistas italianos, los ingleses
prefirieron musicar versos especialmente escritos para sus obras, en lugar de usar textos
muy reconocidos.
Otra forma de arreglo fue la canción para ser interpretada por un solista, acompañado
por el laúd o la viola, o canciones para su ejecución polifónica, denominadas “ayres”,
destacándose las escritas por John Dowland, que constituyen ejemplos de bellas
composiciones escritas para una voz solista.
Al igual que en los otros países mencionados la música instrumental está representada
principalmente por obras para laúd, entre las que se incluyen danzas, fantasías y
variaciones sobre canciones populares. También se conservan colecciones de obras para
órgano y virginal. En cuanto a la música de conjunto se publicaron colecciones de
piezas para varios instrumentos, entre ellos el “Primer Libro de Lecciones
Armonizadas” de Thomas Morley, que incluye piezas para dos violas, tiple, bajo, cítara,
Pandora, laúd y flauta dulce.

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