Legalizacion de La Marihuana

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Legalización del cultivo de la

marihuana como medio para la


eliminación del narcotráfico

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RESUMEN

La presente investigación busca identificar cuáles son los beneficios de la legalización del
cultivo de la marihuana en el Perú en la disminución del narcotráfico, tomando como base
de estudio el caso emblemático de Uruguay, el cual a la fecha se ha convertido en el primer
país de Sudamérica en permitir y regular el cultivo, auto-cultivo y consumo de la marihuana.
Para ello, analizaremos si la causa directa que genera la existencia del Narcotráfico en el
Perú deviene de la regulación normativa establecida en el Código Penal, el cual señala
expresamente la prohibición total del cultivo y comercialización de la misma y que a su vez,
y de modo contradictorio, permite el porte y consumo de hasta 8 gramos de marihuana, lo
cual genera un problema de carácter social y, asimismo, un gran vacío legal, puesto que al
no haberse regulado el paso perecedero al del consumo, la marihuana se produce y
comercializa de modo ilegal, lo que consecuentemente genera narcotráfico, corrupción,
destrucción del medio ambiente y violencia.

Palabras claves: Legalización, cultivo, marihuana, narcotráfico.

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INTRODUCCIÓN

El Narcotráfico es aquella actividad ilegal que engloba el comercio, fabricación y


venta, de sustancias tóxicas, estupefacientes y psicotrópicos comúnmente conocidos como
“drogas”, en el Perú (el narcotráfico) ha venido creciendo año tras año a pesar de los
denodados esfuerzos del Estado por frenar este crecimiento que a su vez genera un
desequilibrio económico, social y ambiental.

En el caso peruano, existe un vacío legal entre los artículos 296° y 299° del Código
Penal, los mismos que abren la puerta al narcotráfico. El artículo 296° del Código Penal,
prohíbe la promoción, el favorecimiento o facilitación del consumo ilegal de drogas,
mediante actos de fabricación (incluidos la plantación y el cultivo) o tráfico (en cualquiera
de sus formas) dentro del territorio peruano, sin embargo, de la misma forma y de modo
contradictorio, este mismo cuerpo legal en el artículo 299º, señala que no es punible el
consumo y porte de ciertas cantidades de droga, señalando para cada tipo de droga un
tope máximo. Para efectos del presente estudio sólo nos ocupa estudiar la normativa
referente a la marihuana, y el último artículo del pre citado artículo establece que la
permisión de porte y consumo para la marihuana es de hasta 8 gramos.

Como se puede observar, la redacción de los artículos citados en el párrafo anterior


genera el llamado narcotráfico, toda vez que se permite un porte y consumo de hasta ocho
gramos de marihuana por persona (demanda), sin que se permita la producción (cultivo) y
comercio del mismo, lo que consecuentemente obliga cubrir dicha demanda de modo
clandestino y/o ilegal a fin de evitar la punibilidad.

Como ya se ha mencionado, este vacío generado por la misma normativa peruana,


ha generado el cultivo y comercio ilegal de la marihuana y la consecuente creación de
grupos de narcotráfico quienes buscan apoderarse del mercado comercial de la marihuana,
sin importar el daño que le ocasionen a la persona que lo consume, a la sociedad y al
Estado Peruano, pues debemos tener en cuenta que, el narcotráfico va de la mano de
muchos otros delitos que se configuran para que estos puedan, finalmente, lograr sus
objetivos, como lo son, la corrupción de funcionarios, el lavado de activos, evasión de
impuestos, asesinatos, crimen organizado, destrucción del medio ambiente, etc.

Ante esta problemática, el Estado Peruano no se ha mostrado indiferente, y ha


iniciado –desde hace muchos años atrás - una lucha armada y política para combatir el
narcotráfico, sin embargo, a la fecha no se han obtenido resultados positivos, pues de
acuerdo a los informes de la DINANDRO de 2015, hoy en día, el índice del narcotráfico en
el Perú ha aumentado.

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En ese contexto, la presente investigación, busca determinar si con la legalización del
cultivo de la marihuana se disminuirán los índices de narcotráfico en el Perú, y de
disminuirse dicho índice, determinar cuáles serían los beneficios de la legalización del
cultivo de la marihuana en la disminución del narcotráfico, tomando como referencia el caso
emblemático Uruguayo, quienes a la fecha han implementado todo un sistema legal basado
en la legalización del cultivo y auto-cultivo de la marihuana, tanto para fines medicinales
como para fines recreativos, con la finalidad de disminuir el narcotráfico en su país,
controlar el nivel de consumo de sus habitantes y calidad del producto final.

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CAPÍTULO I

1.1. PLANTEAMIENTO Y FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

1.1.1. SITUACIÓN PROBLEMÁTICA

En principio, es menester precisar que el tráfico ilícito de drogas es


considerado un delito en el Perú, y se encuentra en la sección II de Código Penal
“Delitos contra la Salud Pública”, tipificado en el artículo 296° del mismo cuerpo
legal, que establece:

"Artículo 296°.- Promoción o favorecimiento al Tráfico Ilícito de Drogas


y otros:

El que promueve, favorece o facilita el consumo ilegal de drogas tóxicas,


estupefacientes o sustancias psicotrópicas, mediante actos de fabricación o tráfico
será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de quince
años y con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa, e inhabilitación
conforme al artículo 36, incisos 1), 2) y 4).

El que posea drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas para


su tráfico ilícito será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni
mayor de doce años y con ciento veinte a ciento ochenta días-multa”. (Código Penal,
Jurista Editores, 2015).

Como se desprende de la norma citada, la ley castiga con pena privativa de


la libertad a aquel que promueva, favorezca o facilite el consumo ilegal de drogas,
mediante actos de fabricación y comercialización, es decir, la producción que para
el caso de la marihuana viene a ser el cultivo de la planta y el comercio que viene

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a ser la distribución y venta propiamente dicho, dentro del territorio peruano. Sin
embargo, tenemos que el mismo cuerpo legal, en su artículo 299° señala, que no es
punible la posesión de marihuana para el propio e inmediato consumo, siempre que
la cantidad no exceda a los 8 gramos, esto último sólo en el caso de la marihuana,
debido a que para cada tipo de droga se tiene un límite permisible diferente.

Siguiendo la misma línea de estudio, existe una contradicción que genera un


vacío legal entre ambos artículos, pues, tal como se señala en el segundo artículo
citado, el consumo de la marihuana en el Perú no se encuentra prohibido en su
totalidad, pues un individuo puede poseer y consumir hasta 8 gramos de marihuana,
sin embargo, y a pesar de estar permitido el consumo de la marihuana, la producción
(el cultivo) se encuentra prohibida en su totalidad, lo que genera el cultivo y la
comercialización ilegal de esta droga, consecuentemente la creación de grupos de
narcotráfico, los mismos que van de la mano de la corrupción y la violencia.

En ese sentido, la presente investigación busca analizar y determinar si la


causa principal de la existencia del narcotráfico en el país es la actual regulación
normativa, misma que como ya lo hemos mencionado, permite la posesión de
marihuana para el consumo en pequeñas proporciones – no mayor a 8 gramos - y
que paralelamente a ello prohíbe totalmente cualquier forma de producción y
comercio del mismo; y de ser esa la causa, determinar cuáles serían los beneficios
de la legalización del cultivo de la marihuana en la disminución del narcotráfico,
tomando como antecedente y muestra de estudio el caso de Uruguay, país que a
la fecha ha dado un gran avance legislativo a nivel de América del Sur, pues viene
siendo el primer país Sudamericano que da un estatus legal diferente a la
marihuana, al permitir el cultivo, auto-cultivo, comercio y consumo de marihuana con
la finalidad de disminuir sus niveles de narcotráfico, así como salvaguardar la salud
de sus habitantes.

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1.1.2. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

1.1.2.1. Problema Principal:

¿Cuáles son los beneficios de la legalización del cultivo de la


marihuana en la disminución del narcotráfico en el Perú?

1.1.2.2. Problemas Específicos:

¿Cuáles son los beneficios de la legalización del cultivo de la


marihuana en la disminución del narcotráfico en el Perú
dentro del marco normativo del Código Penal?

¿Cuáles son los beneficios de la legalización del cultivo de la


marihuana en la disminución del narcotráfico en el Perú
dentro del marco normativo en comparación con la Ley N°
19.172, Ley de la MARIHUANA Y SUS DERIVADOS –
Control y Regulación del Estado de Importación, Producción,
Adquisición, Almacenamiento, Comercialización y
Distribución?

1.1.3. OBJETIVOS

1.1.3.1. Objetivo General

Determinar cuáles son los beneficios de la legalización del cultivo


de la marihuana en la disminución del narcotráfico en el Perú.

1.1.3.2. Objetivos Específicos

Determinar cuáles son los beneficios de la legalización del cultivo


de la marihuana en la disminución del narcotráfico en el Perú
dentro del marco normativo del Código Penal.

Determinar cuáles son los beneficios de la legalización del cultivo


de la marihuana en la disminución del narcotráfico en el Perú en
comparación con la Ley N° 19.172, Ley de la MARIHUANA Y SUS
DERIVADOS – Control y Regulación del Estado de Importación,

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Producción, Adquisición, Almacenamiento, Comercialización y
Distribución.

1.2. JUSTIFICACIÓN E IMPORTANCIA

1.2.1. EN EL ASPECTO LEGAL O JURÍDICO

El Código Penal Peruano en su artículo 296° establece que, será penado con
pena privativa de la libertad aquel que promueva, favorezca o facilite mediante actos
de fabricación o tráfico el consumo de drogas, el cual para efectos de la presente
investigación, se limitará sólo a la marihuana, sin embargo, el artículo 299° del
mismo cuerpo legal señala, que no es objeto de sanción la posesión de hasta 8
gramos de marihuana, siempre que ésta sea para el consumo inmediato y no con
fines comerciales.

Es evidente que de entre los artículos citados en el párrafo anterior existe un


gran vacío normativo, ya que existe la permisión de portar hasta 8 gramos de
marihuana con la condición de que sea para consumo inmediato y no para tráfico;
y al mismo tiempo se prohíbe cualquier forma de comercio del mismo mediante
actos de fabricación que como ya lo hemos señalado para efectos de la presente
investigación limitado a la marihuana sería el cultivo y su adquisición, vacío que
genera la creación y desarrollo de grupos de narcotráfico, quienes satisfacen de
manera clandestina e ilegal la demanda generada por la no prohibición del consumo
de esta droga.

Ante este vacío legal de permisión limitada de consumo y prohibición absoluta


de fabricación y comercio del mismo, resulta necesario que el poder legislativo
homogenice las ideas normativas sobre la adquisición de esta hierba, ello con la
finalidad de disminuir significativamente el narcotráfico de marihuana en el Perú, y
con ello los demás delitos conexos a este último. Para ello, la presente investigación
buscará exponer los beneficios de la legalización del cultivo de la marihuana en la
disminución del narcotráfico en el Perú, tomando como muestra de estudio el caso
Uruguay, país cuyo consumo de marihuana ya era legal y hoy resulta ser el primer
país en América del Sur en legalizar bajo ciertos parámetros la venta, sembrado y
cosecha de la marihuana tanto para fines medicinales como para fines recreativos.

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1.2.2. EN EL ASPECTO SOCIAL

La legalización de la marihuana ha venido generando un intenso debate no


solo legal, sino también un debate social a nivel nacional e internacional, y es que
el comercio ilegal genera inseguridad y corrupción, está última involucra diversas
áreas del Estado e incluso ha llegado a alcanzar a la Policía Nacional del Perú, que
viene a ser el ente máximo encargado de la seguridad ciudadana.

La seguridad ciudadana se pueden enfocar desde tres puntos de vista: el


primero relacionado a la edad promedio de inicio en el consumo de drogas, que para
el caso de marihuana oscila entre los 18 años en varones y 19 años en las mujeres
(ver tabla 1), lo alarmante de esta cifra es que muchos de los jóvenes que se inician
en el consumo de marihuana lo hacen sin antes informarse sobre las consecuencias
del mal uso del mismo, poniendo en riesgo su seguridad y salud y el de las personas
que lo rodean.

Este riesgo podría disminuir en la medida en que al permitirse el cultivo y la


venta de la marihuana, los recursos destinados a la lucha contra el tráfico, así como
los recaudados por impuestos de la venta legal del mismo (ver tabla 6) serán
destinados a la prevención y educación en consumo de la marihuana, así como la
rehabilitación de los pacientes con problemas de adicción, los cuales se dan
precisamente por la falta de información y venta informal de la marihuana, ya que
como no se tiene un control sobre la cantidad de Tetrahidrocanabinol (en adelante
THC) que tiene la semilla, los narcotraficantes buscan las semillas con mayor
cantidad de THC componente que es el que genera la adicción en sus
consumidores.

Tabla 1.
“Edad promedio de Inicio en el Consumo de Drogas – CEDRO 2013”

FUENTE: Edad Promedio de Inicio en el Consumo de Drogas.CEDRO. 2013. Recuperado de


http://www.cedro.org.pe/#133.

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El segundo punto de vista relacionado a la seguridad ciudadana, está
relacionado a los riesgos de la propia actividad, es decir, a la inseguridad a la que
conlleva la venta ilegal de marihuana, y es que según reporte estadístico de la
Dirección Ejecutiva Antidrogas – DIRANDRO, el consumo y tráfico de la marihuana
viene siendo un problema social cada vez con mayor incidencia (ver tabla 2), tal es
así que el año 2015 se logró incautar 91, 995 kilogramos de marihuana.

De lo señalado en el párrafo anterior se desprende que, la demanda de


marihuana viene aumentando cada año, y con ello los consumidores, quienes ponen
en peligro su seguridad al momento de realizar la compra de la marihuana, pues
normalmente estos se suelen pactar en lugares desolados y a altas horas de la
noche, además de ello, como ya lo hemos señalado, el hecho de que no exista un
control o un ente fiscalizador encargado de controlar los niveles de THC de la
marihuana que se comercializa expone aún más a los consumidores a caer en la
adicción.

Tabla 2.
“Intervenciones, Detenidos, Droga Decomisada y Erradicación de Plantaciones de Coca –
DIRANDRO, periodo 2010 – 2015”

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El tercer punto de vista está relacionado a la tasa de homicidios por
narcotráfico (ver tabla 3), esta tasa de homicidios se genera por homicidios entre
bandas en la lucha por apoderarse del mercado negro de la marihuana, así como
por los generados por la lucha armada que existe entre la policía y los
narcotraficantes.

Tabla 3.
“Tasa de Homicidios por Narcotráfico – según país” (2013)

Finalmente, la presente investigación, servirá como base de estudio para


futuras investigaciones, realizadas desde otros campos profesionales, tales como
la sociología, economía, etc., a fin de poder determinar a través del mismo, si la
sociedad peruana se encuentra social y culturalmente preparada para aceptar el
riesgo percibido hacia la marihuana y la actitud hacia su consumo.

1.2.3. EN EL ASPECTO DE LA SALUD

La importancia de estudio dentro del ámbito de la salud, está enfocada desde


dos puntos de vista: la primera de ellas relacionada a las propiedades medicinales
que posee la marihuana, y la segunda relacionada al control de niveles de THC, a
fin de reducir los riesgos de adicción en los pacientes y/o consumidores.

Antes de pasar a desarrollar los enfoques de estudio en el campo de la salud,


es preciso señalar que la marihuana posee más de 400 diferentes componentes, sin
embargo, a efectos de la presente investigación nos limitaremos al estudio de

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dos componentes básicos y determinantes del objeto de estudio; el primero de ellos
es el Tetrahidrocanabinol más conocido como THC, considerada además como una
sustancia psicotrópica; el segundo de ellos es el Cannabidiol (CBD), la cual a
diferencia del THC no tiene efecto sobre la mente por no ser considerada una
sustancia psicotrópica, y por el contrario, es el componente que resalta los
beneficios medicinales de la marihuana.

Partiendo de lo antes mencionado, el primer enfoque y beneficio está


estrechamente relacionado al segundo componente mencionado en el párrafo
anterior, es decir, el cannabidiol, que tal como señala Jones N. A. (2012), a
diferencia del THC, el cannabidiol no es psicoactivo y se considera que tiene un
alcance más amplio para aplicaciones médicas que el THC, este puede ser aplicado
en pacientes con epilepsia y encefalopatías epilépticas (Síndrome de West),
esclerosis múltiple, desórdenes de ansiedad, esquizofrenia, también se aplica a
pacientes con cáncer, pues ayuda a aliviar el dolor que produce en ellos la
quimioterapia, del mismo modo el cannabidiol ayuda a los pacientes con VIH y SIDA
a aumentar su apetito y regenerar la masa muscular, pues estos pacientes en su
etapa inicial (VIH) o más avanzada (SIDA) van perdiendo el apetito progresivamente
llegando a la desnutrición, lo que los hace más vulnerables a contraer otro tipo de
enfermedades, a esta afirmación se suma lo señalado por la Universidad de
Cantabria (2016), el cual ha dado cuenta de que el uso terapéutico de la marihuana
ha dado resultados favorables a los pacientes luego de un prolongado tiempo
de tratamiento.

Dentro del segundo enfoque pre señalado, tenemos que el consumo de la


marihuana es una realidad social que se ve reflejada en personas de diferentes
edades y clases sociales, sin que para ello exista un adecuado control y regulación
de adquisición y distribución del mismo, lo que ha conllevado a que en la actualidad
se comercialice marihuana con cada vez más alto contenido de THC (ver tabla 4),
y tal como ya lo hemos señalado, el THC es el componente activo de la marihuana
que genera adicción - por ser este un componente psicotrópico que contiene
dopamina.

Siguiendo esta línea de estudio, haciendo del comercio de marihuana una


actividad legal, el Estado a través de un ente estatal, dentro de su función
fiscalizadora, podrá verificar que una misma persona no exceda el límite de compra
permitido por ley, que para el caso de Uruguay es de 480 gramos anuales y,

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asimismo, fiscalizaría que el producto a vender no exceda el porcentaje de THC
permitido por ley, para ello, Uruguay ha señalado dentro de su normativa que
aquellos que quieran cultivar y vender marihuana deben en primer lugar conseguir
el permiso del Instituto y Regulación del Cannabis IRCCA.

Finalmente, los puestos de venta legal de marihuana ayudarían a controlar el


nivel de consumo por persona, ya que teniendo un registro de compra se puede
detectar con mayor rapidez y eficiencia a aquellas personas que padecen de
adicción y con ello poderlos someter a un tratamiento, pues al final lo que se busca
es proteger la salud pública como bien jurídico común, tal como lo señala el artículo
1º de la Ley Uruguaya Nº 19.172 – Marihuana y sus Derivados “Control y Regulación
del Estado de la Importación, Producción, Adquisición, Almacenamiento,
Comercialización y Distribución”.

“Artículo 1º.- Declárense de interés público las acciones tendientes a


proteger, promover y mejorar la salud pública de la población mediante una política
orientada a minimizar los riesgos y a reducir los daños del uso del cannabis, que
promueva la debida información, educación y prevención, sobre las consecuencias
y efectos perjudiciales vinculados a dicho consumo así como el tratamiento,
rehabilitación y reinserción social de los usuarios problemáticos de drogas”.
(Recuperado de http://www.correo.com.uy/otrosdocumentos/pdf/Ley_19.172.pdf)

Tabla 4.
“Niveles de porcentaje de THC en la marihuana, periodo 1995 - 2013”

FUENTE: Niveles de porcentaje de THC en la marihuana .CEDRO. 2013. Recuperado de:


http://blogs.sas.com/content/sastraining/2015/02/23/tracking-the-increase-in-marijuanas-thc-
content/

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1.2.4. EN EL ASPECTO ECONÓMICO

De acuerdo a un estudio realizado por la Policía Nacional del Perú, con


colaboración con Dirección Nacional de Gestión Institucional, Dirección Ejecutiva
de Tecnologías de Información y Comunicaciones y la Dirección de Estadística
presentado en el anuario 2015, se puede observar que la marihuana es la droga
que mayor cantidad de kilogramos en incautaciones ha tenido (ver tabla 5), lo que
nos lleva a concluir que es la marihuana la droga más comercializada y la que
genera mayor cantidad de dinero, ello sólo de los reportes de ingresos económicos
por drogas decomisadas el 2015 (ver tabla 6 y 7).

Tabla 5.
“Droga Decomisada (KG) por la DIRANDRO PNP, según tipo, 2015”

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Tabla 6.
“Dinero incautado por TID, 2015”

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Tabla 7.
“Droga Decomisada (KG) por la DIRANDRO PNP, según tipo, 2015”

De lo señalado, la presente investigación demostrará cuáles son los beneficios


económicos que le generaría al Estado Peruano la legalización del cultivo y
comercialización de la marihuana en la disminución del narcotráfico, pues tal como lo
señaló el ex presidente de Uruguay, José Mujica, la única arma que tenemos para
luchar contra el narcotráfico es quitándole el mercado; mercado que como ya hemos
visto, le genera grandes ganancias al narcotráfico, ganancias que bien pudiera
ingresar a las arcas del Estado para ser utilizados en beneficio de la sociedad.

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Estos ingresos económicos vendrían de dos fuentes, la primera de ellas
proveniente de la venta de la marihuana, que al igual que cualquier producto estaría
afecta del Impuesto General a las Ventas (IGV), la segunda proveniente del ahorro
de los recursos económicos destinados a la fecha para la lucha contra el
narcotráfico que, de acuerdo a lo que señala el reporte del diario El Comercio del
21 de abril de 2017, el Perú destinaría la suma de 30’000,000 (Treinta millones de
dólares) para el año 2017 para la lucha contra las drogas. Estos recursos bien
pueden ser destinados a otros fines, como el de prevención, educación en consumo
y salud.

1.2.5. EN EL ASPECTO AMBIENTAL

La DIRANDRO reportó en el 2015 6´601,829 plantaciones fumigadas,


erradicadas e incineradas, estas actividades afectan en gran manera el medio
ambiente. Por ejemplo la sustancia con la que se fumigan los cultivos de marihuana
contiene gran cantidad de glifosato; el glifosato es un herbicida desarrollado para
eliminación de hierbas y de arbustos, es absorbido por las hojas y no por las raíces.

El 20 de marzo del 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró


en Lyon, Francia, que el glifosato es “un probable carcinógeno para los seres
humanos” y lo clasificó en el Grupo 2A. La Agencia Internacional para la
Investigación del Cáncer (IARC) define el Grupo 1 “como carcinógeno para los seres
humanos. El siguiente grupo, el 2A, menos maligno, lo define “como probablemente
carcinógeno para el ser humano”. También que existe "evidencia limitada" de que el
glifosato puede producir linfoma no Hodgkin en los seres humanos, y que hay
pruebas "convincentes" de que puede provocar cáncer en animales de laboratorio.

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Tabla 8.
“Materia Prima Decomisada, Destrucción y Erradicación de plantaciones realizadas por a DIRANDRO PNP, según departamento, 2015”

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1.3. CONTRIBUCIÓN

Partiendo de los datos estadísticos adjuntados en el punto anterior, podemos señalar


que el Narcotráfico por marihuana en el Perú viene siendo un problema latente que afecta
a la sociedad en su conjunto y, especialmente en los sectores de economía, salud y medio
ambiente, el mismo que se va agravando con el pasar de los años (ver tabla 2), pues cada
año los niveles de producción y venta de la marihuana aumenta sin control ni regulación,
frente a otro tipos de droga, tal es así que del 100% de drogas decomisadas en el años
2015, el 81.98% son de marihuana.

Tabla 9.
“Distribución porcentual de Droga Decomisada (KG) por la DIRANDRO PNP, Año 2015

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2.2.1. LEGALIZACIÓN DEL CULTIVO DE LA MARIHUANA

2.2.1.1. Diferencias entre


Despenalización, Descriminalización y Legalización
de la marihuana

Para algunos doctrinarios estas terminologías carecen de un


significado de fondo y resultan siendo de aplicación similar, sin embargo,
para otro grupo de doctrinarios existe diferencias entre estos. Para
Cervini (1995) la despenalización es “el acto de disminuir la pena de un
ilícito sin descriminalizarlo, es decir, sin retirar del hecho el carácter de
ilícito penal”, en palabras de Inciardi (1981) “La despenalización es un
concepto más reducido, destinado a quitar la penalidad a la posesión de
droga para el consumo, manteniendo la prohibición de la venta,
distribución, importación y niveles de posesión de droga en cantidades
mayores a las permitidas por la ley”.

En pocas palabras, en la despenalización, sigue siendo vigente la


prohibición legal del uso y porte de la droga, sin embargo, este deja de
ser sancionado, un ejemplo de ello, es la despenalización de 5 gramos de
porte y consumo de marihuana en el Perú, los cuales se encuentran libre
de sanción, sin embargo, ello no quiere decir que el consumo, porte y
fabricación de esta droga no sea un crimen.

Por otro lado, se entiende por descriminalización a los actos que


dejan de ser crímenes, Novak (2010) señala que:

“La descriminalización quita el status de ley criminal de aquellos


actos a los cuales se aplica. Eso significa que ciertos actos dejan de
constituir transgresiones criminales. Con relación a las drogas, ella
generalmente se refiere a la demanda, actos de adquisición, posesión
y consumo (…)”

A pesar de estar descriminalizados, todavía pueden ser pasibles de


sanciones administrativas (multa, suspensión de la licencia, etc.) pues aún
pueden constituir infracciones a pesar de no ser crímenes.

Finalmente, la legalización es el proceso de traer al control de la ley


una actividad específica que fue previamente ilegal y prohibida o
estrictamente reglamentada; Norvak señala al respecto:

“La legalización es un concepto más amplio que implica abolir la


leyes y las penalidades asociadas que prohíban la producción, venta,
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distribución y posesión de drogas psicoactivas. Por tanto, la legalización
de las drogas buscaría en la práctica el mismo tratamiento que se da al
alcohol, el tabaco o la aspirina. En este sentido se plantea la eliminación
de penas y procesos judiciales a los consumidores de drogas (…)”
(Norvak, 2010)
“La legalización por tanto, no sólo es un concepto más amplio
que la despenalización, sino también da lugar a distintas posibilidades
de implementación, desde los regímenes absolutamente permisivos,
como el que prevalece para el caso del alcohol, hasta regímenes más
restrictivos, donde la distribución gubernamental de la droga se da
exclusivamente a aquellos que demuestran su adicción antes de una
fecha determinada” (Reuter,
1994)

2.2.1.3. ¿Qué es la marihuana?

El cannabis Sativo más conocida como marihuana es una droga


cuya hoja verde o gris fumadas como el tabaco en un “porro” o utilizando
una pipa producen en la persona efectos alucinógenos, los cuales pueden
ser más agresivos dependiendo de los niveles de THC que contengan.
“La composición química de la Cannabis sativa es muy compleja ya
que contiene más de 400 productos químicos (mono y sesquiterpenos,
azúcares, hidrocarburos, esteroides, flavonoides, compuestos
nitrogenados y aminoácidos) y un total de 66 cannabinoides, siendo el
Δ9–tetrahidrocannabinol (Δ9–THC) el psicoestimulante más abundante y
poderoso” (Elsohly, 2005).

“La concentración de Δ9–THC varía ampliamente entre plantas de


distinto origen. La Cannabis sativa silvestre contiene Δ9–THC en una
concentración que varía del 0.5% al 5%. Estas variaciones dependen de
los diferentes tipos de cultivo, que van desde el cultivo natural o en huerta
pasando por el cultivo en macetas (luz natural o artificial)” (Hall W, 2009).

“En los últimos 30 años el cultivo complejo de la planta y las técnicas


de mezclado han aumentado considerablemente la concentración de Δ9–
THC. En los años 1960 y 1970 el contenido de Δ9– THC de un cigarrillo
de marihuana era del orden de 10 mg. Actualmente, uno producido por
técnicas especiales puede contener de 150 a 300 mg de Δ9–THC”
(Aston, 2001), por esta razón el fumador actual de marihuana
tiene mayor riesgo de intoxicación que el usuario de hace

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30 o 40 años y los efectos de las dosis altas sobre la salud de los
usuarios tiene que revisarse y actualizarse.

2.2.1.5. Legalización del cultivo de la marihuana en el Perú

Ciertamente en el Perú, no se han registrado antecedentes de


proyectos normativos que se hayan puesto a debate en el pleno del
Congreso, por tal razón, esta investigación no cuenta con antecedentes
normativos nacionales.

2.2.1.6. Análisis de las argumentaciones a favor de la


Legalización de la marihuana y sus beneficios en la
disminución del narcotráfico:

De los diversos estudios realizados por diferentes especialistas en


diversos países sobre los beneficios de la legalización de la marihuana
encontramos una serie de políticas implementadas con la finalidad de
disminuir el consumo de marihuana, narcotráfico y los niveles de violencia
y crimen organizado. A continuación pasaremos a realizar un análisis de
las argumentaciones a favor de la legalización de la marihuana, asimismo
en la disminución del narcotráfico.

Argumentaciones a favor de la legalización de la marihuana

o Fracaso de la Actual Política Antidrogas:

Soberón (2010) señala que muchos de los que promueven la


legalización de la marihuana han basado sus argumentos en que “la
actual política para combatir el tráfico ilícito de drogas ha fracasado”,
ello debido al notable incremento del número de consumidores (ver
tabla 1 y 2), así como el aumento de la producción de los mismos
(ver tabla 8 y 9) y la mayor violencia ejercida por los carteles de la
droga no sólo en el Perú, sino en el mundo.

Al respecto Cardoso (2009) ha señalado que, aunque la


política que reinaba haya cambiado de la “guerra contra las drogas”,
a un combate contra el narcotráfico no como un asunto netamente
militar, sino que como uno estratégico integral que debe enfrentarse

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desde diversos tipos de acción, desde la policial represiva hasta la
prevención primaria y la educación, pasando por la erradicación de
los cultivos ilícitos, el control de los insumos químicos y los
programas de desarrollo económico social, no ha tenido resultado.

Lo dicho anteriormente es corroborado por lo señalado por la


Declaración de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y
Democracia, titulada “Drogas y Democracia: Hacia un Cambio de
Paradigma”, en un reciente debate (2010), el cual presenta al
público las principales conclusiones:

“La violencia y el crimen organizado asociados al tráfico de


drogas ilícitas constituyen uno de los problemas más graves
de América Latina. Frente a una situación que se deteriora a
cada día con altísimos costos humanos y sociales, (…). Las
políticas prohibicionistas basadas en la represión de la
producción y de interdicción al tráfico y a la distribución, así
como la criminalización del consumo, no han producido los

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resultados esperados. Estamos más lejos que nunca del
objetivo proclamado de erradicación de las drogas. Una
evaluación realista indica que: América Latina sigue siendo
el mayor exportador mundial de cocaína y marihuana (…)”

“Los niveles de consumo continúan expandiéndose en


América Latina (…) Asistimos en las últimas décadas a: Un
aumento del crimen organizado tanto por el tráfico
internacional como por el control de los mercados domésticos
y de territorios por parte de los grupos criminales; Un
crecimiento a niveles inaceptables de la violencia que afecta
al conjunto de la sociedad y, en particular, a los pobres y
jóvenes; La criminalización de la política y la politización del
crimen, así como la proliferación de vínculos entre ambos que
se refleja en la infiltración del crimen organizado en las
instituciones democráticas; La corrupción de los funcionarios
públicos, del sistema judicial, de los gobiernos, del sistema
político y, en particular, de las fuerzas policiales encargadas
de mantener la ley y el orden (…)”.

Al respecto Novak (2010) menciona que en las regiones de


Huánuco, Ayacucho, Cusco, Puno, entre otras el narcotráfico va en
aumento, y no ha disminuido con las políticas implementadas por
el Estado a la fecha. En estas localidades se han desarrollado
medidas parciales e intermitentes que no han tenido ningún éxito.

Beneficios de la legalización de la marihuana en la disminución


del narcotráfico

o Reducción de la violencia por narcotráfico:

Castro (2003) sostiene que “las drogas siempre existirán, por


lo cual debemos aprender a convivir con ellas de la mejor manera
posible, buscando un consumo responsable y limitando los riesgos
que dicho consumo implica”, en este punto es menester hacer
referencia a los crímenes que se producen como consecuencia de
las luchas entre los carteles de la droga, los asesinatos de los

20
sicarios, así como la violencia que recae en la fuerza pública del
Estado, pues como lo ha mencionado Castro las drogas no dejarán
de existir, sin embargo, podemos evitar y/o contrarrestar la violencia
que esta acarrea.

Aquellos que están a favor de la legalización del cultivo de la


marihuana señalan que, legalizando la producción, distribución y
venta de esta droga se eliminaría la violencia asociada a esta, en
virtud a que la demanda de la droga ilegal decaería, dejando de ser
este un negocio rentable, esto significaría una sustancial
disminución del “mal mayor”.

Castro la Mata y Goldstein (2009), señalan que existen tres


clases de violencia relacionada a la droga en general, entre ellas la
violencia Psico-farmacológica y la violencia por distribución, las
cuales competen netamente a esta investigación:

a. La violencia psico-farmacológica: Esta violencia se da cuando el


consumidor (que puede ser adictivo) comete un acto violento por
efecto de la droga, es decir, sin voluntad, dentro de este problema,
si bien la legalización del auto –cultivo no reduciría los efectos de
esta droga, sin embargo, ayudaría a controlar el % de THC que
cada persona consuma, cómo así, pues las semillas legales para
el comercio no deberían superar el porcentaje de THC autorizado
por ley, asimismo la cantidad de adquisición de semillas por
persona estaría controlada, a ello sumémosle los programas de
educación sobre consumo que se implementarían con el dinero
que se dejara de invertir en la lucha contra el narcotráfico.

b. Violencia por Distribución: Este tipo de violencia es la generada


como consecuencia de la lucha entre carteles, entre estos con la
policía y sicariato, Castro la Mata (2009):

“Para los que promueven la legalización de las drogas, de


aplicarse esta nueva política, la producción, distribución y
venta de drogas saldría de la escena delictiva, eliminándose
así la violencia asociada con rivalidades por la distribución de
drogas. Adicionalmente, la corrupción gubernamental

21
disminuiría debido a la inexistencia de mafias interesadas en
quebrar la voluntad de las autoridades”.

o Reducción de la corrupción a funcionarios

Adicionalmente, a la reducción de violencia por causa del


narcotráfico también habrá una reducción de los índices de
corrupción pues como es de conocimiento general, para lograr el
comercio ilegal de esta droga se corrompen diversos sistemas
estatales y particulares, este mal ha llegado incluso a la Policía
Nacional en nuestro país e incluso ha tomado fuerza dentro de
organismos estatales importantes tales como el Poder Judicial, por
tanto con la legalización del auto – cultivo de la marihuana se
disminuirían los niveles de corrupción debido a la inexistencia de
mafias interesadas en quebrar la voluntad de las autoridades
(Inciardi y Barrera, 2010).

o Protección del consumidor

En cuanto a la protección al consumidor, tenemos que esta


se puede dar de dos maneras: la primera está referida al control de
niveles de THC que puede contener la marihuana que se
comercializa. Ya hemos señalado a lo largo de la presente
investigación que el tetrahidrocannabinol (THC) es la sustancia que
genera en quien la consume, el famoso “viaje” o “alucinación”, y al
mismo tiempo, genera la llamada “adicción”. Al día de hoy los
niveles de THC en la marihuana que se comercializa ha venido
incrementándose de 0.3% de THC a 15% (ver tabla Nº 4), y es que,
al no estar regulada ni fiscalizada por ningún ente estatal no se
puede controlar los niveles de THC de esta planta, y si estos
resultan siendo o no aptos para el consumo humano, en pocas
palabras este beneficio se traduce a “mayor calidad menor riesgo”,
lo que supondría que el consumidor accederá a un producto de
mayor calidad, no poniendo en riesgo su salud.

22
La segunda recae sobre el riesgo al que se somete el
consumidor a la hora de adquirir esta droga ya sea por parte de los
micro - comercializadores o por parte de la autoridad al momento de
intervenir contra estos últimos, en relación a este argumento la
legalización del cultivo de la marihuana lograría es que los
consumidores podrían adquirir este producto (con una mejor
calidad) en lugares autorizados por el Estado evitando así
encuentros clandestinos, llevados muchas veces a altas horas de
la noche y en lugares alejados.

o Mejor utilización de los recursos del Estado

Sabemos que anualmente el Estado peruano destina fondos


económicos para invertirlos en la lucha antidrogas (Vassilaqui,
2009) “con el segundo gobierno de Alan García se cuenta con un
Plan de Impacto Rápido (PIR), cuyos montos han sido ínfimos: 10
millones de soles en el 2007, 35 millones de soles en el 2008, 0
soles en el 2009 y 94 millones en el 2010”; sin embargo, con la
legalización del cultivo y/o autocultivo de la marihuana esos miles
de millones de soles podrían ser invertidos en campañas de
educación y prevención del consumo de drogas. Incluso, los
impuestos a cobrarse por la venta de semillas o marihuana podrían
ser destinados para el mismo fin u otros como el de salud.
(Vassilaqui y Masias, 2002).

2.2.2. EL TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS (NARCOTRÁFICO)

El tráfico ilícito de drogas se da a nivel mundial y cada vez muestra más


acentuadas modalidades de abuso de drogas.

América Latina se ha convertido en una de los continentes claves del tráfico


mundial Latinoamericano y de las regiones de Caribe, a través de las cuales los
narcotraficantes distribuyen las drogas, utilizando a estos países como importantes
rutas del tráfico de drogas, en el Perú la ruta del narcotráfico abarca varios tipos; el
primero es el terrestre, que usa como medio de transporte vehículos, motos, buses
o cualquier medio de transporte terrestre; el segundo es el aéreo, consiste en utilizar

23
como medio de transporte aviones, naves o cualquier medio de transporte de vía
aérea ya sea público o privado; la tercera es el marítimo, el cual utiliza como medio
de transporte buques, barcos o cualquier medio de transporte para vía marítima;
finalmente tenemos a las de transporte de vía fluvial, el mismo que se hace a través
de ríos de una considerable profundidad.

Figura 1.
Principales Rutas del Narcotráfico en el Perú – CEDRO.

FUENTE: CEDRO.Principales Rutas del Narcotráfico en el Perú. CEDRO - 2013. Recuperado


de http://www.cedro.org.pe/#133.

24
Figura 2.
Principales Zonas de Micro-comercialización de Drogas en Lima - CEDRO

FUENTE: CEDRO Principales Zonas de Micro-comercialización de Drogas en Lima. CEDRO.


2013. Recuperado de http://www.cedro.org.pe/#133.

25
2.2.3. EL TID A NIVEL INTERNACIONAL

El tráfico ilícito de drogas se da a nivel mundial. América Latina se ha


convertido en uno de los continentes de mayor arraigo en el tráfico mundial
Latinoamericano y de las regiones de Caribe, puestos que los narcotraficantes
utilizan estos países como importantes rutas del tráfico de drogas.

Se señala que el tráfico ilícito de drogas viene siendo un gran problema en


muchas sociedades a nivel mundial, y ha ocasionado que muchos de estos países
busquen crear y desarrollar medidas, acciones o planes para controlar, fiscalizar y
educar en la prevención del consumo, sin embargo, estas medidas no han sido
eficientes ni eficaces en muchos de ellos, lo que ha generado un desarrollo de
conductas que ponen en riesgo a sociedad y sus habitantes, desencadenándose,
así, un círculo de violencia y muertes por narcotráfico.

La Política Criminal (“Corrupción, Crimen Organizado y Lavados de Activos,


2004) en materia de Tráfico Ilícito de Drogas ha venido evolucionado desde la
Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, en la cual estuvieron presentes
63 países entre ellos Perú y el Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971,
ambos buscaban combatir el TID de manera horizontal, es decir, obstaculizando la
comercialización a través del decomiso de drogas sin importar el origen de estas.
Posteriormente en 1972 se estableció el Protocolo Modificatorio de la Convención
Única de 1962. En 1981 las Naciones Unidas desarrollaron una estrategia de lucha
contra el TID, la cual buscaba la participación de los Organismos no
Gubernamentales para que de este modo se pueda fortalecer la cooperación
internacional de fiscalización del TID.

Sin embargo, la Comunidad Internacional insistió en la necesidad de


profundizar los acuerdos contra el TID, es por esa razón que en 1988 se firmó la
Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Drogas Narcóticas y
sustancias Psicotrópicas, también conocida como Convención de Viena que
consideró imprescindible el control de desvío de las sustancias químicas hacia fines
ilícitos, que cumplen una función determinante en la elaboración de las drogas,
instituye en su artículo 12° el fundamento jurídico para la fiscalización de los insumos
a nivel internacional y hace exigible a los Estados firmantes, el establecimiento de
controles necesarios para evitar su desvío hacia el TID.

26
2.2.4. EL TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS EN EL PERÚ

Dentro de la bibliografía de narcotráfico en el Perú no se encuentra nada


detallada ni específica sobre el narcotráfico de la marihuana, sin embargo, para
efectos prácticos de la presente investigación tomaremos como muestra de estudio
el narcotráfico de cocaína, ya que se encuentra estrechamente vinculada con el
tráfico de la marihuana.

En el Perú el narcotráfico ha ido creciendo y abarcando diferentes tipos de


drogas (ver figura Nº 1 y 2), las cuales son consumidas por jóvenes de ambos sexos
cada vez a más temprana edad (ver tabla Nº 1); la mayoría de los archivos describen
una lucha del ejército, marina y fuerzas armadas del Perú contra el narcotráfico de
la hoja de coca y sus derivados, las mismas que también están ligadas al tráfico
ilícito de la marihuana. Históricamente la marihuana ha formado parte de la historia,
y es que, si bien esta planta no ha llegado a formar parte de la tradición y cultura de
los ancestros peruanos como la hoja de coca, era utilizada por sus propiedades
medicinales, como un analgésico natural.

En un informe reciente, Lerner et. al. (2003) señala que, en los años 70’s el
Perú sintió los efectos de la creciente demanda de cocaína del mercado mundial,
los campos de cultivo de coca se extendieron hacia las zonas apartadas
subtropicales al este de Lima, y el Valle de Apurímac en las cercanías de Ayacucho,
asimismo, en el Valle del Huallaga exactamente en el Mozón ya se venía cultivando
la hoja de coca para su uso tradicional; sin embargo, en ese tiempo la hoja de coca
se convirtió en uno de los productos de mayor ganancia debido a la gran demanda
proveniente de Colombia. Cabe precisar que en ese entonces el cultivo de coca no
era ilegal, pero en 1978 se estableció el empadronamiento obligatorio de los
campesino cocaleros y sus áreas de cultivo, ello con la finalidad de que la venta de
lo cultivado sea destinado exclusivamente al uso tradicional del mismo, tarea
encargada a la Empresa Nacional de la Coca (ENACO), y se prohibió la expansión
de los mismos.

Ya para los años 80’s la coca en el Perú subió a su punto más alto, se extendió
por todo el Alto Huallaga, sin embargo, en ese entonces las medidas de control
adoptadas debían de dejarse de lado, puesto que tenía que atenderse un problema
aún más fuerte llamado “Sendero Luminoso”. Sendero Luminoso es un movimiento
terrorista de ideología maoísta, el mismo que había empezado a expandirse en la
sierra de Ayacucho, selva central, especialmente en el Valle del Huallaga.

27
Tabla 10.
“Prevalencia de Vida de Drogas Sociales e ilegales”

FUENTE: Prevalencia de vida de Drogas Sociales e Ilegales.CEDRO. 2010 – 2013.


Recuperado de http://www.cedro.org.pe/#133.

Ante tal situación se implementaron dos proyectos denominados CORAH


(Control y Reducción del Cultivo Coca en el Alto Huallaga) y PEAH (Proyecto
Especial del Alto Huallaga), ambos financiados por el gobierno de los Estados
Unidos desde 1981 con la finalidad de reducir el cultivo de la hoja de coca; a través
del cultivo alternativo ya sea de café o cacao, pero estos proyectos fueron
paralizados por el rechazo de los campesinos y la falta de seguridad causados por
los atentados asesinos de Sendero Luminoso, los constantes enfrentamientos
armados entre Sendero Luminoso y el MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac
Amaru), los narcotraficantes y los militares.

Pese a la paralización de ambos proyectos, un proyecto iniciado por el


PNUFID (actualmente ONUDD) en 1984 en el Huallaga, pudo seguir sus actividades
de desarrollo alternativo, a pesar de ello a fines de los años 80’s el Valle del Huallaga
fue declarado “zona de emergencia”.

A inicios de 1990, el cultivo se expandió a la zona tropical de Ayacucho en el


Valle de Apurímac, sin embargo, el escenario siguió siendo el mismo durante
muchos años, escenarios bélicos de lucha entre militares y terroristas, siendo el
cultivo de la coca una de los mayores fuentes de ingresos económicos para ambas
partes en colusión con el narcotráfico, ello en las principales zonas cocaleras del
Alto Huallaga y del Valle de Apurímac. Esta guerra armada generó que la mayor

28
parte de la población perdiera la base de su subsistencia, aumentando en gran
medida la voluntad de participación de las familias campesinas en proyectos de
desarrollo alternativo.

2.2.5. EVOLUCIÓN DEL MARCO LEGISLATIVO DEL TRÁFICO


ILÍCITO DE DROGAS EN EL PERÚ

En la edición “Corrupción, Crimen Organizado y Lavados de Activos (2004),


en Convenio de Cooperación Interinstucional entre el Ministerio Público, la
Universidad Nacional Federico Villareal y Opción, con el auspicio de la Oficina para
Asuntos Antinarcotráficos de la Embajada de los Estados Unidos de América, NAS
[CCI] (2004), se señala que la legislación peruana ha pasado por tres etapas
importantes en el tráfico ilícito de drogas: “1)La PRIMERA a partir de 1920, que
regula la producción y el comercio dentro del mercado formal; 2) La SEGUNDA a
fines de 1940 trata de encarar a las organizaciones que se dedican al comercio ilícito
de drogas para lo que establece una política represiva; y, 3)La TERCERA a fines de
1960 que postula que las drogas es un asunto de salud pública y política a seguir
combina las medidas de salubridad con las represivas; a fines de 1969 con la dación
del decreto Ley N° 17505 se marca que la característica más importante de este
tramo es que el problema de tráfico ilícito de drogas asume una perspectiva global y
se ve el problema desde un punto más social”.

De la Primera etapa:

En esta primera etapa de legislación sobre el tráfico ilícito de drogas se


promulgó el Código de Aduana el 11 de marzo de 1920 que prohibía el internamiento
en el país de drogas o preparados farmacéuticos cuya fórmula no estuviera
claramente impresa y detallada en los envases, misma prohibición que fue extendida
a otros productos de consumo masivo (bebidas y alimentos) considerados nocivos
para la salud.

En 1921, la Ley N° 4428 establece la centralización del tráfico internacional de


drogas en el Callao para fiscalizar mejor el comercio de drogas y preparados
estableciendo los volúmenes de exportación e importación.

29
En 1923 el gobierno se reserva la exclusividad de la exportación e importación
de la cocaína, opio, morfina, heroína, sus sales y derivados; posteriormente se
incluye a la yohimbina, sus sales y preparados.

En 1932 se establece que el éter sulfúrico debía comercializarse con receta


médica en farmacias, se prohíbe la explotación de los fumaderos de opio. En 1926
se establece que la posesión o expendió de las drogas establecidas en la Ley N°
4428 será considerada como la pena privativa de la libertad, asimismo, se busca la
participación de la comunidad mediante recompensas.

En 1939 se establece la suspensión de la fabricación de la cocaína mientras


no se promulga el reglamento de su elaboración y comercialización. En 1941 se
establece el control de los cultivos y utilización de la amapola mediante el
empadronamiento y registro de cultivo y comercialización. El crecimiento de las
organizaciones clandestinas, dedicadas al comercio ilícito de drogas, estuvo en la
mira de la legislación de la segunda etapa: el Estado premunido de normatividad
represiva trata de hacer frente a las mafias, el tráfico de drogas deja de ser un
problema del Misterio de Salud para ser uno de naturaleza policial, el problema de
las drogas se focaliza en la fabricación y comercialización de la cocaína.

De la Segunda etapa:

En 1949 ante el incremento del tráfico ilícito de drogas tanto nacional como
internacional, se establece que el Ministerio de Gobierno y la Policía coordinen las
actividades antidrogas mediante el Decreto Ley N° 11005 que establece un régimen
penal y procesal en materia de persecución penal y sanciones administrativas
(prohibición de una serie de beneficios), se tipifica este delito considerando figuras
delictivas a la fabricación comercialización y complementarias; creándose el
Consejo Nacional Ejecutivo contra el tráfico de estupefacientes y estableciendo que
las sentencias condenatorias se publiquen en el Diario Oficial.

En 1962 en el Código de Menores se establece la prisión para quienes


suministren o vendan directa o indirectamente licores, coca o estupefacientes a
menores de 21 años. Mediante el Decreto Ley N° 11046 se establece que el Estanco
de la Coca controlara en el ámbito nacional el sembrío, cultivo, cosecha, distribución,
consumo y exportación de la coca.

30
En 1964 se expidió el Decreto Supremo N° 254, proponiéndose la reducción
progresiva de las extensiones dedicadas al cultivo de la coca basándose en una
tasa de disminución del 10% cada dos años, se prohíbe el suministro de hojas de
coca a los trabajadores como parte de pago del jornal.

De la Tercera etapa:

La tercera etapa se marca con la dación del Decreto Ley N° 17505, del 18 de
marzo de 1969 y se extiende hasta la actualidad.

En 1972 mediante el Decreto Ley N° 17505 se determina que la toxicomanía


es un problema de salud pública y lo tipifica como delito contra la salud, con el
Decreto Ley N° 19505 se modifica el criterio de represión al tráfico ilícito de drogas,
diferenciándose el lucro del consumo, estableciéndose una serie de disposiciones
en protección al consumidor y muy especialmente en los menores de edad.

En 1981 con el Decreto Ley N° 122 se tipifica ampliamente el TID y el Art. 55


describía las conductas ilícitas directamente relacionadas con los procesos de
producción y comercialización de drogas (derogando los Art. 54 y 55 del DL. 11095).
A partir de 1990 se pone mayor énfasis en la legislación sobre drogas, emitiéndose
una serie de Decretos Legislativos que regulaban desde la política criminal, el TID,
se establecen objetivos de lucha contra el TID y las penas a imponerse.

Podemos deducir que el Perú a lo largo de los tres periodos ha adoptado las
concepciones y el diseño de las legislaciones internacionales y no se ha preocupado
de elaborar una legislación propia sobre este problema, teniendo en cuenta
consideraciones político criminales adecuadas enmarcadas dentro de nuestra
realidad socio-económica, política y cultural.

2.2.6. EL TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS DENTRO DEL MARCO


LEGISLATIVO DEL CÓDIGO PENAL

En este punto nos corresponde determinar y estudiar la naturaleza jurídica del


delito del Tráfico Ilícito de Drogas dentro del marco normativo del Código Penal
artículo 296° - Primer párrafo, con la finalidad de esclarecer la legitimidad de la
intervención penal.

31
Bien Jurídico Protegido:

El ejercicio y/o aplicación del ius puniendi del Estado sólo se justifica cuando
se defienden bienes jurídicos esenciales que garanticen la convivencia armoniosa
de los seres humanos, por tanto, es menester determinar cuál es el bien jurídico
protegido por el ordenamiento legal en el caso del artículo 296° del Código Penal;
al respecto Bramont –Arias (2010) señala: “es el bien jurídico protegido en el artículo
296° del Código Penal es la salud pública”, por otro lado, Rosas (2015) también
señala:

“(…) por las características del objeto sobre el cual recae la conducta, drogas
tóxicas, que causan grave daño a la salud de la persona, la doctrina suele
identificar que el bien jurídico tutelado en los delitos de tráfico ilícito de drogas
es la salud pública” (Rosas, 2015, p. 82).

Estos conceptos a su vez son apoyados por lo que señala la Convención de


Viena de 1988, donde se dice que el TDI constituye una grave amenaza a la salud
y al bienestar de los seres humanos.

Objeto Material:

Por objeto material se entiende la cosa o persona afectada directamente por


la conducta delictiva, por tanto, de lo ya mencionado dentro del delito de TID el
objeto material es la droga, el cual es definido en palabras de Gonzáles como:

“cualquier sustancia que, independientemente de su utilidad terapéutica,


actúa sobre el sistema nervioso central modificando la conducta del individuo”
(González, 2004)

Tipo Penal:

Una vez definido el bien jurídico protegido y el objeto material de este delito,
pasaremos a determinar el tipo penal, el cual es señalado claramente en el artículo
296° del Código Penal, son “drogas toxicas, estupefacientes o sustancias
psicotrópicas”, las mismas que tienen como denominador común “causar un daño
a la salud”, pues si carecieran de esta propiedad se tornarían inocuas, por tanto, no
se configuraría el delito, tal como señala Muñoz (2007) “dada la ausencia del peligro

32
motivada por impropiedad absoluta del objeto material, lo que nos permitiría hablar
de un delito imposible”.

Por tanto, el comportamiento a sancionar es la promoción, favorecimiento o


facilitación del consumo ilegal de drogas, todo ello mediante actos de fabricación
(entiéndase por actos de fabricación cualquier proceso de elaboración, mecánico o
químico, reproducción, transformación o perfeccionamiento de materias que ya de
por si constituyen algún tipo de estupefaciente) o tráfico (que es el comercio,
negociación o actividad que busca la obtención de ganancia o lucro), o de poseer
tales sustancias con este último fin (por esta última debe entenderse no la simple
tenencia de la droga, sino su predisposición al tráfico), que es la venta ilícita y el
consecuente consumo. Ahora bien, como se desprende de la norma se entiende
que el legislador siguió la tendencia del llamado “ciclo de la droga” al castigarse la
conducta descrita en el presente párrafo, pues penaliza todo aquel comportamiento
que contribuya – por más mínima que sea su intervención - al consumo de la droga.

Finalmente, tengamos presente que Código Penal castiga la promoción,


favorecimiento o facilitación del consumo ilegal de drogas, siempre que estos
comportamientos se realicen mediante actos de fabricación, tráfico o posesión para
el tráfico – no para el consumo personal, asimismo, la aplicación de estos actos
deberán a su vez cumplir dos requisitos, el primero es que el sujeto actué con dolo,
es decir, con conocimiento y voluntad, el segundo es que este sujeto debe saber
que el acto es ilegal.

Tipicidad Objetiva:

El sujeto activo puede ser cualquier persona y el sujeto pasivo la colectividad.

Tipicidad subjetiva:

En el comportamiento del primer párrafo del art. 296 CP, se requiere


necesariamente el dolo, pero en el caso de posesión se exige, además, un elemento
subjetivo del tipo consistente en la intención de destinar la posesión de droga al
tráfico.

33
Grados de Desarrollo del Delito:

Tentativa y Consumación: El TID se consuma cuando se promueve, favorece


o facilita el consumo ilegal de drogas mediante actos de fabricación, tráfico o
posesión con tal finalidad. Según la redacción del tipo no es admisible la tentativa.

Pena impuesta:

La pena conminada impuesta por el legislador para los delitos de TID, resulta
siendo una de las más altas dentro de nuestro sistema nacional.

La figura básica tiene una pena conminada de ocho a quince años de pena
privativa de la libertad, y las agravadas de quince a veinticinco años; y, si el agente
del delito actúa en calidad de autor intelectual de una organización dedicada al TID,
la pena varía entre veinticinco a treinta años de pena privativa de la libertad.

4.3. DISCUSIÓN

Sobre el fracaso de la Política de represión:

“La Dirección Ejecutiva Antidrogas de la Policía Nacional (DIREJANDRO PNP)


en la lucha contra el tráfico ilícito, consumo y micro comercialización de drogas,
durante el año 2015 ha efectuado 18,870 intervenciones, aumentando en 3,353 casos
a los registrados durante el año anterior, este incremento representa el 21.61% del
total de intervenciones. Por otra parte, el 27.89% fueron contra el tráfico ilícito de
drogas; el 52.59% por consumo y el 19.52% por micro comercialización” (DIRANDRO,
2015)

123
Recuperado:
file:///C:/Users/Jess/Desktop/INCAUTACIÓN%20DE%20DROGA%20CAPITULO.%204.pdf –
DIRANDRO, 2015.

Como se desprende del cuadro anterior proporcionado por la DIRANDRO, en su


reporte anual de incidencias sobre narcotráfico, podemos verificar que del año 2010 al 2015
la cantidad de marihuana decomisada ha aumentado, lo que nos conlleva a deducir que la
marihuana al día de hoy es una de las drogas con mayor producción y mayor comercio, es

124
decir, que a la fecha la política de represión no ha logrado disminuir el narcotráfico de
marihuana, sino que por el contrario el mismo ha aumentado.

Recuperado:
file:///C:/Users/Jess/Desktop/INCAUTACIÓN%20DE%20DROGA%20CAPITULO.%204.pdf –
DIRANDRO, 2015.

Asimismo, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, de las cuales


los peruanos Mario Vargas Llosa y Diego García Sayán forman parte, llegaron a la
conclusión de que las políticas prohibicionistas basadas en la represión de la producción y
de interdicción al tráfico y a la distribución, así como la criminalización del consumo, no han
producido los resultados esperados, y es que América Latina sigue siendo el mayor
exportador mundial de cocaína y marihuana, los niveles de consumo continúan
expandiéndose en América Latina, los niveles de crimen organizado sigue incrementándose
tanto por el tráfico internacional como por el control de los mercados domésticos y de
territorios por parte de los grupos criminales. La infiltración del crimen organizado en las
instituciones democráticas es cada vez más intensa y la corrupción de funcionarios
públicos, del sistema judicial, de los gobiernos, del sistema político y, en

125
particular, de la fuerzas policiales encargadas de la ley y el orden son cada vez más
comunes e incontrolables.

La Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia se dirige a la opinión


pública y a los gobiernos de América Latina y a la comunidad internacional proponiendo
romper el tabú, reconocer los fracasos de las políticas vigentes apuntando a un nuevo
paradigma sustentado en tres grandes directrices 1) Tratar el consumo de drogas como
una cuestión de salud pública, es decir, transformar a los adictos de compradores de drogas
en el mercado ilegal en pacientes del sistema de salud, 2) Reducir el consumo mediante
acciones de información y prevención, es decir, reducir el consumo a través de campañas
innovadoras de información y prevención que puedan ser comprendidas y aceptadas, en
particular por la juventud, que es el mayor contingente de usuarios y 3) Focalizar la
represión del crimen organizado.

Sobre la Permisión de la plantación, cultivo y comercio de la marihuana:

En principio del análisis materia de la presente tesis entre la información recaudada


de los expertos, investigador y lista de cotejo de la ley y la información recaudada en el
marco teórico, no existe mayor discusión respecto a que el artículo 296º del Código Penal
prohíbe la promoción, favorecimiento o facilitación del consumo ilegal de la marihuana
mediante actos de fabricación, tráfico o posesión con este último fin, en esta premisa es
preciso señalar que, la norma hace referencia expresa al “consumo ilegal de drogas” lo que
nos lleva a pensar de que también existe el consumo legal de drogas las mismas que están
exentas de sanción penal; al respecto Peña Cabrera (2009) señala que existen dos tipos
de drogas; legales e ilegales, dentro de las primeras se consideran al alcohol y el tabaco;
y dentro de las segundas tenemos a la marihuana, cocaína, etc.

Habiendo establecido que existen dos tipos de drogas (legales e ilegales) y que el
Código Penal sólo sanciona la promoción, favorecimiento o facilitación del consumo ilegal
de las drogas ilegales - tales como la marihuana - mediante actos de fabricación, tráfico o
posesión con este último fin, es menester precisar que el artículo 299º del Código Penal
señala que es permisible y es impune de sanción penal el que posee hasta 8 gramos de
marihuana, siempre que sea para consumo personal y no con fines de comercialización.
En este punto ha quedado claro que la propia normativa entra en contradicción al señalar
por un lado que se prohíbe la producción y el comercio de la marihuana, y por otro lado,
que se permite el consumo de hasta 8 gramos de marihuana, dejándose en el vacío la
regulación del paso previo al del consumo que es la adquisición, lo que sin duda lleva a la

126
ilegalidad de la producción y comercio del mismo al existir una demanda, de este modo es
que se crean los llamados grupos de narcotráfico los mismos que buscan apoderase de
ese mercado de consumidores los cuales siempre existirán y no podrán ser erradicados.

El Estado peruano ha señalado que está en contra del tráfico ilícito de drogas y
establece un deber de lucha de sus ciudadanos para con este, según lo establecido en el
artículo 8º de la Constitución Política del Perú, el cual señala “El Estado combate y sanciona
el tráfico ilícito de drogas. Asimismo, regula el uso de los tóxicos sociales”. De la norma se
desprende el afán proteccionista del Estado por erradicar el tráfico ilícito de drogas,
olvidando que en la realidad social peruana existen consumidores de marihuana, los
mismos que no pueden ser erradicados y que como consumidores necesitan también
protección del Estado, más aún cuando este permite el consumo del mismo como lo hemos
señalado anteriormente.

En el caso de Uruguay, a la fecha no existe tal contradicción normativa, puesto que


a través de la Ley N° 19.172 se permite el consumo de marihuana al igual que su plantación,
cultivo y comercio regulado; ello con la finalidad de proteger la salud de sus habitantes,
pues esta permisión no va sola, sino acompañada de límites que van desde el control de
consumo (480 gramos o seis plantas anuales), control de la cantidad de THC (1%), límite
de edad para iniciar el consumo (mayoría de edad), restricción de la publicidad de la
marihuana a través de los medios de comunicación, educación en consumo, educación en
prevención, rehabilitación y permisos de plantación, cultivo y comercialización de marihuana
(a cargo del IRCCA Instituto de Regulación y Control de Cannabis).

El Presidente Mujica refirió que la única manera de luchar contra el narcotráfico es


que el Estado se apropie del mercado del que ahora ellos son los dueños, toda vez que los
consumidores de marihuana siempre existirán y no podrán erradicarse de la sociedad, sin
embargo, a fin de garantizar la salud y el bienestar de ellos y los que los rodean, era
necesario complementar esta media con medidas de prevención, educación y control, como
pilares de trabajo.

Sobre el bien jurídico protegido:

El delito de tráfico ilícito de drogas tipificado en el artículo 296º del Código Penal, se
encuentra dentro del Capítulo III – Delitos contra la Salud Pública, del mismo modo, la Ley
Nº 19.172 en su artículo 1º señala “Declárense de interés público las acciones tendientes

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a proteger, promover y mejorar la salud pública de la población mediante una política
orientada a minimizar los riesgos y a reducir los daños del uso del cannabis, que promueva
la debida información, educación y prevención, sobre las consecuencias y efectos
perjudiciales vinculados a dicho consumo así como el tratamiento, rehabilitación y
reinserción social de los usuarios problemáticos de drogas”.

De lo señalado, tenemos que ambas legislaciones protegen el mismo bien jurídico


bajo dos diferentes perspectivas, de un lado la legislación peruana, basada en la teoría
proteccionista, busca erradicar el comercio y la producción de la marihuana por considerarla
dañina para la salud del consumidor, sin embargo, los opositores a esta corriente señalan
que el Estado ha previsto la normatividad olvidándose de los consumidores de marihuana,
ya que la teoría proteccionista está dirigida al ideal en el que no existen consumidores, lo
cual no resulta aplicable a la realidad social puesto que sí existen consumidores, tal como
lo hemos señalado en los cuadros estadísticos (ver tabla Nº 01 y 02) del presente estudio;
por otro lado, la legislación uruguaya está dirigida a proteger la salud de la población en un
contexto en el que sí toman en cuenta la existencia de consumidores de marihuana, los
mismo que nunca dejarán de existir, esta protección a la salud está basada en que si la
fabricación y comercio de la marihuana continúa siendo ilegal, no se puede establecer
ningún tipo de control y fiscalización sobre la venta de marihuana con cada vez mayores
niveles de THC, además de exponerse la seguridad de los consumidores para contactar
con aquellos narcotraficantes quienes ofertan la marihuana, pactando la entrega del mismo
mucha veces en zonas desiertas y a altas horas de la noche (si no pueden ser descubiertos
y encarcelados), esto último se encuentra tipificado en el artículo 3º de la Ley Nº 19.172
“Todas las personas tienen derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, al
disfrute de los espacios públicos en condiciones seguras y a las mejores condiciones
de convivencia, así como a la prevención, tratamiento y rehabilitación de
enfermedades (…)” .

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