Mondol Lopez Diss PDF
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literario centroamericano
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2.3 Década del setenta y del ochenta ........................................................................... 59
2.4 Época contemporánea: entre la década del noventa y principios del siglo XXI .... 69
latinoamericano .................................................................................................................... 80
culturales ........................................................................................................................... 90
Centroamérica:.................................................................................................................... 131
4
Epistemología historiográfica ....................................................................... 147
4.4 Hacia un Sujeto Crítico Transnacional: proyecto HILCAS 2002-2012 .............. 216
Índice de cuadros
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Cuadro 3. Legitimación exógena ........................................................................................ 169
............................................................................................................................................ 175
Cuadro 10. Función entimemática: identidad nacional, historiografía y literatura. ........... 201
Cuadro 11. Enfoque histórico social de la literatura nacional centroamericana. ............... 205
Cuadro 12. Enfoque regional de la literatura centroamericana: década del ochenta del siglo
Cuadro 13. Instituyentes literarios: inicios de la década de los noventas – siglo XXI. ..... 215
Cuadro 15. Diferenciación crítica respecto de la historiografía literaria nacional. ............ 238
centroamericano.................................................................................................................. 240
Indice de anexos
3. CARTA PERSUASIVA de don Joseph Eusebio del Llano Zapata a don Ignacio de
10. Registro temático y producción ensayística. Volumen III (HILCAS). ..................... 330
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Capítulo introductorio
En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia
ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas
Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que
tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la
Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin
Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los Desiertos del Oeste
perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no
hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.
Suárez Miranda: Viajes de varones prudentes, libro cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658.
I. Introducción general
Desde mediados de la década de los noventa del siglo XX hasta la actualidad, la reflexión
En este sentido, baste con mencionar algunos de los comentarios expuestos por varios
8
Así, por ejemplo, en un artículo titulado “Poder y cultura nacional: Estado e historiografía
“Se podría preguntar si la historia literaria nacional tiene sentido cuando en este fin de siglo se habla
del “fin de la historia”, cuando se vive una especie de disolución de las nacionalidades; cuando los
aires de la postmodernidad relativizan la garantía de las construcciones del conocimiento de las
ciencias sociales” (González, 2001: 171)
Pocos años después, y tras coordinar uno de los proyectos historiográficos más destacados
durante la década del ochenta, titulado “Hacia una historia de la literatura latinoamericana”,
¿Podemos pensar hoy en el diseño de “una historia literaria” así en términos clásicos? Pienso que
estamos frente al desafío de enfrentar quizás no la construcción de otra ¨historia literaria de América
Latina¨, sino de algo diferente, hoy que la noción de historia explota desde dentro de sí misma y la
vocación totalizante parece sumirse en el descrédito de los ¨grandes relatos” (Pizarro,1996: 1)
Por su parte, hacia principios de la primera década del presente milenio, el investigador
historiografía literaria?” (2007) cuestionaba también la pertinencia que posee este campo de
estudio frente a las nuevos patrones de consumo que ejerce la literatura en su condición de
“La pregunta con la que intento abrir aquí el debate en torno a la historiografía literaria es sin duda
provocadora, aunque no del todo fuera de lugar: parte de las transformaciones que, desde unas pocas
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décadas, se pueden observar en las formas de existencia social y cultural de la literatura, y de las
manifestaciones artísticas en general. De manera extremadamente sintética, dichas transformaciones
consisten en una marcada tendencia —más o menos generalizada a escala continental, e incluso más
allá de ella— a la mercantilización de la cultura en su conjunto, tanto de la letrada como de la popular;
vale decir, en la conversión de las obras literarias en “objetos” de “consumo” para un público masivo
con escasa —o mermada— formación propiamente artística” (Perus, 2008:59)
Finalmente, en el prólogo de uno de los proyectos historiográficos más recientes y cuyo título
escribir una historia literaria en el marco de las perspectivas posmodernas y pos colonialistas
principal que se destaca en estas reflexiones radica en el horizonte de pregunta1 a partir del
cual este ámbito discursivo demanda un lugar de enunciación ante las nuevas tendencias
teórico-epistemológicas que desde hace más de tres décadas caracterizan los estudios
literarios y culturales.
1
En relación con la expectativa de pregunta que caracteriza la reflexión contemporánea de la historiografía
literaria, nótese al respecto la enunciación interrogativa que encabeza el título de algunos artículos y estudios
publicados desde mediados de la década del noventa del siglo XX hasta la actualidad: “¿Diseñar la historia
literaria hoy?” (1996), de Ana Pizarro; “Contra la microhistoria: ¿Es posible una historia de la literatura
latinoamericana?” (2001), de Beatriz González Stephan; “¿Todavía tiene sentido la historiografía literaria?”
(2007), de Françoise Perus; “¿Debemos seguir escribiendo historias de la literatura?” (2010), de Hans Urlich
Gumbrecht; “¿Y si la historiografía literaria no se reevalúa?” (2010), de Lina Cuéllar Wills; y el texto “¿Es
posible reescribir una historia de las literaturas latinoamericanas?” (2014), de Laverde Ospina.
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En este sentido, más allá de las diversas interpretaciones que afirman un estado de crisis
metodológicos que ésta debe asumir ante la encrucijada posmoderna y pos colonialista del
campo de estudio a partir del cual es posible analizar la dimensión socio-discursiva que posee
cultural que rige la conciencia histórica de ciertos sujetos críticos y proyectos intelectuales.
índole regional, nacional, supranacional y/o continental, han formado parte del itinerario
literarios.
Acorde con lo anterior, no resultaría impropio afirmar que toda denominación crítico-
nacional o mundial - corre la suerte de ser una construcción ideológica la cual provee un
horizonte de significación respecto a los procesos y prácticas literarias que una determinada
11
Como se advierte en los distintos proyectos histórico-literarios desarrollados en América
solamente evidencia la relevancia política que atraviesa esta práctica intelectual en las
que también proyecta un campo de saber respecto a las formas de convivencia, conciencia
movimiento. 2
corpus significativo de historias de literatura nacional publicadas entre la década del cuarenta
2
En relación con el concepto de convivencia y dinámica vectorial anteriormente mencionados, léase al respecto
la siguiente cita textual extraída de uno de los argumentos teóricos expuestos por Ottmar Ette: “La literatura
puede realizar un aporte sustancial a la discusión de las diversísimas formas de convivencia en la diferencia y
con ello también contribuir a una de las preguntas esenciales de la filología orientada hacia las ciencias de la
vida. En un mundo que a lo largo del siglo XX y de manera especial desde los años ochenta se caracteriza por
las desterritorializaciones, las migraciones, las relaciones y formas de convivencia multiculturales,
interculturales y transculturales se han convertido en la premisa fundamental. Es por ello que las literaturas del
mundo forman no sólo un sistema de alarma y una de red de observación sismográfica que se extiende a lo
largo y ancho de todo el planeta, sino que también son un laboratorio, o mejor dicho, un espacio vectorial que
permite la libertad de movimiento para ejercitar, cuestionar y analizar las más diversas formas de convivencia,
de vivencias paralelas y de movimientos transversales a las culturas en sus diferentes constelaciones”
(Ette,2009:238). Para una mayor amplitud acerca de la relevancia que ocupa la historiografía literaria como un
campo socio-discursivo a partir del cual se puede analizar las formas de convivencia y representación vectorial
de los procesos estético literarios, léase al respecto el apartado 1.5 del capítulo primero de esta investigación:
La historiografía literaria: una práctica discursiva en movimiento.
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Centroamérica ha realizado desde la década de los ochentas hasta la actualidad un esfuerzo
dando lugar ,hacia principios del nuevo milenio, a la creación y puesta en marcha del
frente a los paradigmas nacionales al mismo tiempo que se manifiesta bajo una dinámica de
3
A manera de referencia, los estudios académicos relacionados con la investigación historiográfica
corresponden a la tesis doctoral (no publicada) de la Dra. Ligia Bolaños, Histoire littéraire en Amérique
Centrale et identité nationale (1987); el estudio de las investigadoras Magda Zavala y Seidy Araya, La
historiografía literaria en América Central (1995); el artículo de la Dra. Alexandra Ortiz Walner, “Tendencias,
continuidades y perspectivas. Historias de la literatura nacional en Centroamérica” (2005); el texto coordinado
por el Dr. Albino Chacón y la Dra. Marjorie Gamboa, Voces y silencios de la crítica y la historiografía literaria
centroamericana. (2008) y la tesis doctoral (no publicada) del Dr. Carlos Villalobos, De la invención al
inventario: el desarrollo de los estudios literarios en Centroamérica (2010). Para un mayor detalle acerca de
las producciones histórico literarias referidas en estos estudios, véase al respecto el Anexo Nº1.
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De manera preliminar a la formalización de este proyecto historiográfico, cabe destacar que la escritura de
una historia de la literatura centroamericana ya había sido precedida por el trabajo del historiador y periodista
nicaragüense Leonardo Montalbán en su libro: Historia de la Literatura de América Central (1929), el cual
abarcaba tres tomos, así como los estudios parciales del Dr. Crispín Ayala Duarte publicados alrededor de 1931.
No obstante, a diferencia del carácter regional y transnacional que comprende el proyecto HILCAS, la
concepción teórico-metodológica de estas publicaciones no llegó a establecer una idea de conjunto, sino que
con base en una periodización de índole histórico-político partían de una organización acumulativa y selectiva
de las principales producciones y autores literarios nacionales que representaban cada uno de los países del
Istmo Centroamericano.
13
transdisciplinarios en que se dinamizan los procesos estético narrativos así como la
afirma que el pensamiento historiográfico desarrollado a raíz del proyecto Hacia una
referencia los tres volúmenes realizados por el proyecto Hacia una Historia de las
14
Literaturas, identidades y desplazamientos (2012), coordinado por Beatriz Cortez, Alexandra
De manera específica, la realización de este objetivo general se articula con base en los
siguientes objetivos secundarios y cuyo desarrollo da lugar a los cuatro capítulos que rigen
esta investigación.
En relación con el primer objetivo específico, esta investigación pretende generar una
como parte de los mecanismos de producción, recepción y praxis social desde los cuales
15
En este sentido, más allá de comprender este campo de reflexión como una disciplina
y proporcionar cinco acercamientos teóricos los cuales permiten fundamentar una dimensión
histórica.
principales momentos de reflexión y valoración crítica que desde la segunda década del siglo
XX hasta la primera década del siglo XXI ha tenido el ámbito de la historiografía literaria
literarios y filológicos.
En relación con el tercer objetivo específico, éste se aboca en determinar los principales
este objetivo tiene como propósito dar cuenta del carácter socio-discursivo y hermenéutico
16
Una vez realizados estos tres objetivos preliminares, el último capítulo de esta investigación
integran hasta este momento el proyecto Hacia una Historia de las Literaturas
último objetivo se organiza a través de las siguientes fases o niveles de estudio: a) nivel
En relación con el nivel contextual, éste asume como unidad de análisis las condiciones de
enunciación a partir de las cuales se explica el ámbito intelectual e institucional que da origen
secundarios de cada uno de los volúmenes publicados, así como la referencia de algunas
establece este proyecto y sus respectivos lugares de enunciación. Finalmente, el nivel textual
de los tres tomos de la serie HILCAS con el propósito de identificar las tendencias temáticas
historiográfico.
Por otra parte, resulta importante destacar que la realización de este cuarto objetivo se
centroamericano desde finales del siglo XIX hasta la elaboración del proyecto HILCAS,
inscrito entre los años del 2002 y 2012. Asimismo, de manera complementaria a este último
17
producciones crítico-historiográficas (nacionales y centroamericanas) publicadas desde la
latinoamericanos. Por otra parte, en relación con el segundo y tercer objetivo específico, estos
dos capítulos abarcan una dimensión histórico-discursiva la cual busca contribuir a una
latinoamericanos.
En tercer lugar, el último eje de esta investigación plantea una dimensión analítica la cual
raíz del proyecto Hacia una historia de las Literaturas Centroamericanas (HILCAS), en la
los paradigmas nacionales y los nuevos desafíos transareales que desarrollan en la actualidad
Finalmente, cabe mencionar que si bien el desarrollo de estos tres ejes, no toma en
18
fenómeno literario y su vínculo social a través de la dimensión crítico-historiográfica, sino
principal justificación que alude nuestro objeto de estudio consiste en visibilizar la reflexión
historiográfica centroamericana, inscrita entre finales de la década del noventa del siglo XX
y la primera década del nuevo milenio, como parte de los cambios epistemológicos y
culturales que durante las dos últimas décadas ha tenido el pensamiento historiográfico
literarios.
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1 Planteamientos teórico-conceptuales: una dimensión socio-discursiva
de la historiografía literaria
literaria ha sido considerada a partir de un criterio instrumental y de orden didáctico sin tomar
Tomando en consideración este último aspecto, la exposición teórica que abarca este primer
capítulo se encuentra organizada a partir de tres secciones específicas. En una primera parte,
fundamentos teóricos que de acuerdo con nuestra interpretación sustentan una comprensión
20
1.2 La historiografía literaria: un campo ambivalente
La principal dificultad conceptual que se deriva al abordar una definición respecto al ámbito
intelectual con respecto a su propio objeto de estudio e investigación histórica. Tal como se
teorizaciones que se han llevado a cabo para definir esta disciplina se enmarcan a partir de
enfatizar el carácter meta crítico que ocupa la historiografía con respecto al ámbito discursivo
Así, por ejemplo, Jaume Aurell, en su libro Tendencias historiográficas del siglo XX (2008),
define la historiografía a partir de una concepción meta crítica en la que figura, según su
“La mirada del historiador, puede, sin embargo, moverse a un tercer nivel, quizás más complejo,
cuando dirige su atención a la producción histórica de los que le han precedido. Esta lectura desde el
tercer piso ha ido adquiriendo cada vez mayor peso en el panorama académico e intelectual al
concretarse en una verdadera subdisciplina como es la historiográfica” (Aurell, 2008:14)
“reflexión crítica de segundo orden”, dando lugar a una relación epistemológica entre la
21
“Como filosofía de la historia, cabe en efecto, entender tanto la reflexión de cuño teológico o
metafísico-especulativo […] cuanto, más contemporáneamente, la reflexión crítica, de segundo orden
o propiamente “metalingüística” acerca del discurso histórico como tal. En lo que a la filosofía de la
historia afecta, es evidente que el segundo significado de la expresión […] puede […] hacerse
equivalente a “historiografía” que no deja de ser, a su vez, un término ambiguo, ya que es usado por
los historiadores de nuestros días tanto para designar cuanto hay escrito acerca de un hecho, periodo,
tema, etc, cuanto, más estrictamente, lo que aquí venimos definiendo como reflexión de segundo orden
sobre el discurso histórico […]” (Muñoz, 2010:16-17) (El destacado es mío)
Si bien, muchas de estas aproximaciones han dado lugar al análisis de las estructuras retóricas
y estético-formales desde las cuales se organiza el discurso histórico5 así como al estudio de
su objeto de estudio ya sea al análisis formal del discurso histórico o a una reflexión
estrictamente metodológica.
este campo de estudio tampoco escapan, en la gran mayoría de los casos, de una
análisis de las historias literarias. Tal como se constata en muchas de las definiciones que
ha sido interpretado también bajo la forma de un tercer nivel de reflexión cuyo objeto de
5
Un ejemplo de este tipo de aproximación radica en la postura conceptual desarrollada por Hayden White en
su libro clásico Metahistory: The Historial Imagination in Nineteenth-Century Europe (1973)
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estudio es atribuido al discurso y el análisis teórico-metodológico de las historias literarias.
“La historiografía literaria, aunque estrechamente vinculada a las cuestiones teóricas y metodológicas
de la historia de la literatura, constituye un tipo de meta-discurso abocado al estudio crítico del
conocimiento histórico-literario y de la calidad de ese conocimiento. Historia e historiografía literarias
son términos fácilmente intercambiables; por ello no está de más subrayar que ella no opera
directamente sobre la producción literaria y su evolución sino sobre el modo cómo las historias de la
literatura la han organizado de modo histórico: también la historia de la literatura tiene su historia. Le
interesará observar las reflexiones que se han hecho sobre los problemas de la historia literaria, el modo
como se han diseñado la periodización y sistematización literarias y las concepciones ideológicas que
controlan esas prácticas” (González, 2001:38)
Por otra parte, no menos diversas han sido también las problematizaciones y desafíos que a
respecto a su posición analítica con las historias literarias y los textos literarios. Como bien
“Así, la historiografía literaria ha tenido que responder a una serie de fundamentales interrogantes,
relacionadas con sus premisas ¿Debe esta ciencia, abordar los textos literarios particulares e
interpretarlos en referencia al contexto histórico? ¿O debe partir de las obras individuales, para
estructurar épocas literarias, géneros, y estilos literarios, o una idiosincrasia nacional/popular?
¿Determinará estas posibles relaciones con un método inductivo o con un método deductivo? ¿Partirá
de la obra literaria, del autor, del lector o del “espíritu de la época” (Zeitgeist)? ¿Deberá concebir la
literatura como una producción cultural autónoma? ¿O debe suponer una relación de dependencia, o
de reciprocidad, de la literatura con respecto a las condiciones sociales de su época?” (Mackenbach,
1997:7)
6
De acuerdo con la explicación que detalla esta investigadora respecto a las relaciones que se generan entre la
producción literaria, las historias literarias y la historiografía, el primer nivel sobre el cual trabaja la
investigación histórico-literaria obedece al corpus empírico de la producción literaria conformado por el
imaginario social, escrito y oral. Según González, se trata de un nivel no sistematizado cuya determinación
depende de una operación teórica. A partir de este primer campo empírico, se posiciona un segundo nivel el
cual corresponde al conjunto de discursos y sistemas conceptuales que tienen por objeto de estudio el
conocimiento de la producción literaria de acuerdo con un criterio temporal. Según Beatriz González este nivel
corresponde específicamente a las historias de la literatura. Finalmente, el tercer nivel corresponde al ámbito
específico de la historiografía literaria cuyo objeto de estudio estaría representado por las historias de la
literatura.
23
En este mismo sentido, cabe mencionar también el planteamiento que realiza Pedro Luis
literaria. Así, pues, desde la aparición de las primeras historias literarias nacionales surgidas
en el paradigma historicista del siglo XIX hasta la formulación de nuevos modelos histórico-
literarios vinculados a los estudios culturales y debates poscoloniales de las últimas tres
como el modelo histórico-positivista, desarrollado hacia finales del siglo XIX por Hippolyte
checo bajo la figura de Felix Vodicka; la estética de la recepción impulsada por los
encabezado por la figura de Roland Bartes y Picard en los años sesentas, la teoría de los
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polisistemas formulada por Even Zohar hacia finales de la década de los setenta así como la
este mismo periodo el pensamiento crítico cultural latinoamericano bajo los aportes de
Antonio Cornejo Polar, Antonio Cándido, Ángel Rama, Alejandro Losada y Ana Pizarro,
entre otros.
aparato conceptual el cual permite comprender las diversas prácticas textuales desde una
perspectiva de conjunto:
“La historia de la literatura latinoamericana no debe entenderse tanto como la historia de las obras y
sumatoria de países, sino más bien como la historia del proceso de transformación de los sistemas
literarios. El discurso histórico, por lo tanto, es un macrosistema que debe dar razón es decir sentido a
la serie de sistemas y organizarlos en conjuntos semejantes y contrastivos.” (González, 2001: 52-53)
Como explica esta misma investigadora, la noción de sistema no corresponde con la suma
de un conjunto de obras, sino más bien a un modelo comprensivo el cual permite establecer
histórico-social:
“…el sistema no es un campo de textos al que se van incorporando nuevas obras en una pacífica
acumulación, sino el conjunto de posibilidades para la producción y la lectura o recepción de las
obras. Es un espacio productivo y no un depósito de obras como una biblioteca’’ (González, 2001: 48)
(El destacado es mío)
25
Según se infiere de la cita anterior, la particularidad de este concepto radica en dimensionar
el sistema como una operación hermenéutica a través de la cual se formula una conciencia
comprensiva entre las producciones textuales y las formaciones histórico-sociales, por lo que
de las prácticas literarias. En este sentido, véase la definición que otorga Gonzáles respecto
“La noción de sistema implica trabajar en un nivel de abstracción, que, si bien comprende la realidad,
no traduce – refleja especularmente- la abigarrada variedad de los hechos empíricos. El concepto de
sistema facilita comprender cada obra como un signo parcial de un conjunto más amplio dentro del
cual cobra mayor plenitud significativa, por cuanto que cada signo va conformando implícitamente
una plataforma discursiva o enunciado semántico de largo alcance, que dialoga con otra serie de
discursos que funcionan en tanto preconstruidos del signo mismo.… ” (González, 2001:56)
formaciones histórico-sociales. He aquí, pues, los dos principios teóricos que argumentan
“El sistema debe dar razón del modo cómo funcionan las representaciones simbólicas de las prácticas
discursivas ficcionales dentro del conjunto de las formaciones ideológicas de una determinada
formación histórico social. También se podría señalar que el sistema representa más bien las
posibilidades semánticas de producción de sentido y de recepción de las obras literarias. Este nivel de
abstracción del sistema también implicaría el diseño de aquellos motivos arquetípicos que regulan la
representación ficcional – preferencia por géneros, temas, recurrencia de metáforas, selección
semántica, determinación del destinatario de los discursos – en tanto ejes de comprensión de la
realidad”. (González, 2001:27)
literatura, resta explicar la especificad discursiva que cumple la crítica y la historia literaria
perspectiva sincrónica de los textos. Esto significa que el objeto de la crítica radica en analizar
y describir las prácticas literarias como elementos constitutivos de un sistema. Así, pues, el
trabajo crítico, visto desde una perspectiva sincrónica, tiene como función trabajar los
sentidos del texto sin perder de vista el grado de integración que tiene la obra con un sistema
El segundo punto por considerar se refiere al grado de cooperación que pueden ejercer los
estudios históricos dentro del trabajo de la crítica. De este modo, es posible encontrar trabajos
críticos que utilizan una perspectiva histórica para estudiar, de manera parcial o total, la
“Sin querer entrar en mayores detalles acerca de la diferencia entre el análisis de las partes de una obra
– fase que corresponde al proceso de investigación - y la crítica – que obedece más bien al proceso
explicativo y comprensivo - , ella no sólo puede trabajar aspectos parciales o totales presentes en un
periodo del proceso literario, sino también abordar la transformación histórica de determinados
elementos literarios, ya sea rastreando los cambios sufridos en un género, en un tema, en un personaje,
en el narrador, etc. Es decir que un estudio histórico también forma parte de la crítica literaria, y
requiere para el logro de su objetivo del esqueleto de periodos literarios claramente diseñados, que le
puedan servir como un marco de referencia funcional. Pero un estudio histórico no se puede considerar
como una historia de la literatura.” (González, 2001: 51)
función doblemente significativa. Dado que su trabajo consiste en estudiar una obra desde
una perspectiva sincrónica, su trabajo analítico permitiría dar cuenta del grado de estabilidad
27
que tiene cierto sistema literario, al mismo tiempo que permite evidenciar sus zonas de
cambio o de ruptura:
“… el trabajo de la crítica también podría revelar interesantes aportes para demostrar, por un lado, el
carácter relativamente estático de un estado sincrónico del sistema literario, y por otro, evidenciar
dentro del diseño sistemático de una literatura, aquellas zonas que operan como goznes entre un estado
y otro del proceso evolutivo. Es decir: determinar el carácter de las encrucijadas de los cambios entre
los periodos literarios: donde se acentúa el campo conflictivo entre las tendencias hegemónicas, que
luchan por hacer prevalecer la norma, y las tendencias desvirtualizadoras de las mismas” (González,
2001: 50)
otras palabras, su objeto de estudio radica en describir y explicar las transformaciones que
sufren los sistemas literarios a través del tiempo. Al respecto véase la siguiente cita de Beatriz
González:
“En cambio, es propio de la historia literaria el estudio de vastos y heterogéneos conjuntos literarios,
organizados a partir de una perspectiva histórica, es decir, predominantemente diacrónica. Si bien la
crítica estudia el hecho literario dentro de una concepción que jerarquiza el momento de estabilidad
del sistema, la historia literaria acentúa la noción de cambio y privilegia la realidad dinámica de los
sistemas literarios. Más que considerar la singularidad de cada obra y de cada sistema, la historia
literaria dispone la sucesión de los sistemas en un tiempo determinado y limitado, el tiempo que
corresponde al diseño y perfil del proceso literario aprehendido en sus tendencias básicas” (González,
2001: 58)
Sin embargo, como aclara esta investigadora, si bien la perspectiva diacrónica fundamenta el
modo, la interpretación del cambio puede derivar en dos formas de pensar la historia literaria:
“Creemos que toda la atribución de sentido del conocimiento histórico estriba en dar razón del cambio:
en explicar no sólo aquello que cambia, sino por qué cambia. También aquí se ofrecen dos
posibilidades – y también dos opciones – para una historia de la literatura: la descripción de la serie
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entregará la historia inmanente del proceso; la explicación de la transformación de la serie buscará
comprender la historia literaria como parte de la historia social.” (González, 2001:52)
“[…] la historia literaria no es, en ningún caso, una práctica pura sino esencialmente ancilar, tributaria
de otros dominios de reflexión y análisis cultural, es decir un espacio que existe en el cruce de
relaciones y problemas que procediendo de otras áreas nutren y dan sentido político, social y aún
filosófico a la historiografía” (Moraña, 2004: 171) (El destacado es mío)
De acuerdo con nuestra interpretación, la perspectiva conceptual que alude esta investigadora
En primer lugar, permite suspender el criterio meta-discursivo a partir del cual la crítica y la
teoría literaria focalizan este ámbito de estudio a manera de una tercera lectura o tipo de
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complejidad epistemológica que abarca este modo de conocimiento con respecto a los
estudios literarios y filológicos, así como su relación trans e inter disciplinaria con otros
Acorde con los aspectos anteriores, el principal núcleo teórico que aborda esta investigación
radica en conceptualizar la historiografía literaria desde los términos de una práctica socio-
discursiva. Para llevar a cabo este propósito, el concepto de práctica socio-discursiva al que
“Un discurso es percibido como una práctica social cuando establece relaciones entre instituciones
sociales, procesos socio-económicos, modelos de comportamiento, sistemas de normas, técnicas, tipos
de clasificación y modos de descripción. El discurso, al establecer relaciones discursivas entre todos
estos elementos, crea el objetivo del que habla adquiriendo él mismo el status de práctica discursiva”
(Cros, 1991:82)
propone cinco acercamientos conceptuales con el fin de fundamentar una amplia reflexión
libro La arqueología del saber (1969), la exposición central de este historiador y filósofo
francés alude a una contraposición epistemológica entre el llamado “enfoque tradicional del
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En relación con el enfoque histórico-tradicional, este tipo de conocimiento privilegia una
duración que rigen los acontecimientos históricos. En términos generales, esta perspectiva
actúa a partir de una serie de categorías y procedimientos analíticos cuya función conceptual
radica en definir las unidades de continuidad, las regularidades y los niveles de segmentación
se articula a partir de ciertas unidades de discurso codificadas bajo los nombres los nombres
aquel repertorio de unidades entre las que figuran las nociones de autor, obra, periodo,
En contraposición con este primer enfoque, la historia de las ideas se caracteriza por
histórico. Esto quiere decir que, a diferencia del conocimiento tradicional, cuyos
de las ideas problematiza los procesos de discontinuidad en los que surgen las
transformaciones, los límites, las rupturas y los efectos de dispersión del discurso y la
“[…] casi por la misma época, en esas disciplinas que se llaman historia de las ideas, de las ciencias,
de la filosofía, del pensamiento, también de la literatura […] en esas disciplinas que, a pesar del título,
escapan en gran parte al trabajo del historiador y a sus métodos, la atención se ha desplazado, por el
contrario, de las vastas unidades que se describían como “épocas o siglos” hacia fenómenos de
ruptura. […]se trata ahora de detectar la incidencia de las interrupciones […] el problema no es ya de
la tradición y del rastro, sino del recorte y del límite; no es ya el del fundamento que se perpetúa,
sino el de las transformaciones que valen como fundación y renovación de las fundaciones”
(Foucault, 1997:5-8) (El destacado es mío)
31
Una vez diferenciado el principio de continuidad y discontinuidad desde los cuales se
Foucault afirma que el dominio epistemológico de cada uno de estos ámbitos es definido por
el tipo de vínculo y uso interpretativo que éstos establecen respecto al valor textual del
documento.
conocimiento histórico se encuentra cifrado, y hasta cierto grado “oculto o velado” detrás del
documento. En otras palabras, esto quiere decir que la posición epistemológica que subyace
interpretativo o referencial en el cual éste se llega a concebir bajo la forma de un signo que
debe ser interpretado y descodificado por el discurso para acceder así al conocimiento
partir de la función interpretativa o referencial que posea el valor del documento, sino más
bien en la función significante y productiva que éste llega a adquirir como objeto mismo del
“[…] la historia ha cambiado de posición respecto del documento: se atribuye como tarea primordial,
no el interpretarlo, ni tampoco determinar si es veraz y cuál sea su valor expresivo, sino trabajarlo
desde el interior y elaborarlo. La historia lo organiza, lo recorta, lo distribuye, lo ordena, lo reparte en
niveles, establece series, distingue lo que es pertinente de lo que no lo es, fija elementos, define
unidades, describe relaciones” (Foucault,1997:9-10) (El destacado es mío)
En este sentido, el uso interpretativo que la denominada historia de las ideas establece
transformarlo en el objeto mismo a partir del cual trabaja el discurso histórico. En vista que
32
este desplazamiento implica valorar el documento como el objeto mismo de la interpretación
sintetiza el funcionamiento discursivo que el documento llega a adquirir como una instancia
partía de la premisa de que era el documento quien hacía hablar al objeto, para esta segunda
perspectiva (la historia de las ideas), el documento constituye, por el contrario, el objeto del
cual se habla.
Ahora bien, una vez explicada la dimensión epistemológica que, de acuerdo con Michel
capítulo?
Como se señalaba a inicios de este primer capítulo, uno de los principales problemas
productiva y analítica que establecen entre sí estas prácticas respecto a su objeto o campo de
encuentra constituido por los textos estéticos, sino más bien por el valor de documento
y comprensión histórica.
33
En otras palabras, dicha conceptualización supone que las denominadas historias literarias,
literario y del cual la crítica, la teoría y la historia literaria forman parte, son asignadas al
relaciones y unidades discursivas entre las que figuran las categorías de género,
inserción a este campo sistémico a partir del cual se crea el objeto mismo de las historias
“Todos los que en América sentimos el interés de la historia literaria hemos pensado en escribir la
nuestra. Y no es pereza lo que nos detiene: es, en unos casos, la falta de ocio, de vagar suficiente […]
en otros casos, la falta del dato y del documento: conocemos la dificultad, poco menos que
insuperable, de reunir todos los materiales.” […] (Henríquez, 2010: 165) (El destacado es mío) 7
7
De la misma manera en que este pasaje de Henríquez Ureña da cuenta del valor del documento y del acopio
de materiales literarios a partir de los cuales se organiza la concepción discursiva de las historias literarias,
tómese en consideración la siguiente cita textual extraída de la llamada Carta Persuasiva de don Eusebio del
Llano del Zapata, (1768) en la cual se registra el carácter archivístico y documental en el cual se piensa,
alrededor del siglo XVIII, la episteme discursiva de la historiografía literaria de la América Meridional:
“Quisiera, que Vmd. (á imitacion de estos) se dedicasse a componer una Obra, que en la América hace falta, y
en la Europa se desea. Es ella la Historia de Nuestros Escritores, que con menoscabo de las Ciencias, y
deshonor de la Literatura, yacen olvidados. […] Las fuentes donde se háde beber una verdad, que nos
interessa, son las Memorias, que en sus Archivos guardan los Cuerpos Literarios de Lima, y las que, como
un riquissimo tesoro, conservan algunas Familias del Perú. (Del Llano Zapata, 1768) (El destacado es mío)
34
En contraposición al valor de documento desde el cual opera el conocimiento histórico-
productividad epistemológica en la que ciertas prácticas de escritura, entre las cuales figuran
comprensión histórica.
campo discursivo cuyo nivel de especialización aborda, entre muchos otros aspectos, las
estrategias enunciativas, las unidades y sistemas de descripción a partir de los cuales ciertas
abarca otras formas genéricas del documento literario, tales como los diccionarios, las
incluso en una potencial herramienta arqueológica del discurso y del pensamiento de las
8
Para una mayor referencia acerca del método de la descripción arqueológica propuesta por Michel Foucault,
léase al respecto la siguiente cita textual: “En otros términos la descripción arqueológica de los discursos se
despliega en la dimensión de una historia general: trata de descubrir todo ese dominio de las instituciones, de
los procesos económicos, de las relaciones sociales sobre las cuales puede articularse una formación discursiva;
intenta mostrar cómo la autonomía del discurso y su especificidad no le dan por ello un estatuto de pura
idealidad y de total independencia histórica; lo que quiere sacar a la luz es ese nivel singular en el que la historia
puede dar lugar a tipos definidos de discurso, que tiene a su vez su propia historicidad, y que están en relación
con todo un conjunto de historicidades diversas” (Foucault, 2003: 276-277)
35
“Queda aún por escribir una historia de la historiografía literaria. De la historiografía y no de la historia
literaria. […] Ella mostraría cómo subyacen en la historia literaria las mismas corrientes o doctrinas
que informan u orientan las otras ramas del conocimiento (no sólo de la Historia): Ciencias naturales,
Filosofía, Sociología… Se vería cómo los mismos problemas (con algún décalage) son aprehendidos
y readaptados por la historia literaria.” (Tacca, 1968:24)
que hemos analizado de la propuesta arqueológica de Michel Foucault, a la relación que estos
literario el que constituye la unidad básica de referencia a partir de la cual opera el objeto del
discurso histórico literario; en segunda instancia, son las denominadas historias literarias,
así como otras prácticas y modos genéricos de escritura, las que en ciertas condiciones de la
“Cuando intentamos comprender un fenómeno histórico desde la distancia histórica que determina
nuestra situación hermenéutica en general, nos hallamos siempre bajo los efectos de la historia efectual.
Ella es la que determina por adelantado lo que nos va a parecer cuestionable y objeto de investigación”
(Gadamer, 1977: 371)
En términos generales, el principio de efectualidad que rige este fenómeno implica dos
premisas fundamentales:
36
a) Cada interpretación histórica se encuentra determinada por la situación hermenéutica
del sujeto interpretante y es histórica tanto como su objeto.
b) El “objeto” histórico de la comprensión permanece a través de los efectos de la
interpretación que este ha tenido a lo largo del tiempo. De manera particular, Gadamer
define este principio como el horizonte de la tradición
que tiene el sujeto de la investigación respecto a su propio objeto de estudio. Como sintetiza
“Todo conocimiento histórico, es, pues una interpretación comprensiva del pasado en su significación
actual, y el intérprete, en tanto que pertenece a la historia, está ya siempre introducido en un círculo
del que no puede salirse para contemplar el pasado desde “afuera”. (Garagalza, 2002:32)
situación histórica en la que se ubica el sujeto interpretante, la segunda premisa que rige el
partir de las interpretaciones (efectos de significación) que éste ha tenido en el transcurso del
tiempo. En otras palabras, esto conduce a afirmar que la comprensión histórica no radica en
toma en consideración el carácter dinámico que éste ha tenido en el transcurso de las diversas
“Cada interpretación de la historia es histórica y viceversa, cada fenómeno histórico no está recluido,
encerrado en el momento en que acontece, sino que lo trasciende proyectando su influencia en el futuro,
permaneciendo en sus efectos, entre los que se encuentra las interpretaciones que provoca a lo largo
del tiempo.” (Ibídem, 31)
37
En síntesis, el proceso de la comprensión histórica definido por Gadamer se realiza en la
transcurso de las diversas interpretaciones) busca el encuentro con el horizonte histórico del
Una vez expuesto el principio general desde el cual opera este fenómeno hermenéutico: ¿cuál
38
permanece bajo las diversas interpretaciones que en el transcurso del tiempo le
proveen determinados modelos historiográficos. A manera de ejemplo, piénsese en la
función hermenéutica que cumplen las historias literarias u otros géneros
historiográficos como un mecanismo de circulación, archivo, memoria y
significación de lo que para una determinada formación o campo socio-cultural ha
definido bajo lo llamado literario.
Con base en estos dos presupuestos, bien se puede afirmar que el proceso de comprensión
histórica que realiza la historiografía literaria actúa a partir del principio de efectualidad y
fusión de horizontes que establecen entre sí los sujetos histórico-interpretantes, las prácticas
referida por los estudios literarios y filológicos, la dimensión conceptual que propone esta
a partir de las múltiples tensiones y contradicciones dialécticas que se suscitan entre el campo
pues, que el tercer aspecto teórico-conceptual que rige este capítulo tome en consideración
39
la dimensión dialógica del discurso elaborada por Mijail Bajtin y muy específicamente la
se dinamizan los enunciados, los sujetos de la enunciación, así como los procesos de
De acuerdo con la teoría bajtiniana, una de las fases dialógicas a partir de la cual los discursos
función del Tercero. En términos específicos, esta noción afirma que toda praxis o
a su momento de enunciación, sino que también demanda una comprensión futura la cual es
“El que comprende se vuelve inevitablemente el tercero del dialogo (desde luego, no en sentido literal,
aritmético, porque además del tercero puede presentarse un número infinito de participantes de un
dialogo comprendido), pero la posición dialógica de este tercero es una posición muy específica. Todo
enunciado siempre tiene un destinatario (de diferentes tipos, de diversos grados de cercanía, de
concretización, de reconocimiento, etc.) cuya comprensión de respuesta es buscada por el autor de la
obra y es anticipada por él mismo. El destinatario es el segundo del diálogo (otra vez, no en un sentido
aritmético). Pero además del destinatario (del segundo) el autor del enunciado supone la existencia de
un destinatario superior (el tercero) cuya comprensión de respuesta absolutamente justa se prevé o bien
en un espacio metafísico, o bien en un tiempo históricamente lejano” (Bajtin, 2002: 358)
Partiendo de la premisa de que la llamada Función del Tercero constituye una tercera
40
teórica de esta sección capitular consiste en reflexionar acerca de la función dialógica que
ciertas clases letradas e intelectuales han institucionalizado su relación social con el capital
simbólico literario. Acorde con este planteamiento, la dinámica dialógica desde la cual opera
Interpretante el cual puede ser definido bajo la forma de un Sujeto Histórico. Como lo explica
“El tercero, el que tiene la responsabilidad de comprender es, de acuerdo con nuestra interpretación,
en primera instancia el sujeto histórico visto no como individualidad, sino como la prospección de la
sociedad en el tiempo, con las proyecciones de valores sociales que cohesionan a ese sujeto. El tercero
es la sociedad que se piensa así misma (pero no debe entenderse esta como una abstracción, sino como
las relaciones sociales concretas realizadas entre sujetos humanos en ese espacio de praxis llamado
sociedad) y debe comprenderse para conocerse, para asegurar su socialidad, su supervivencia”
(Rodríguez,2004: 14)
significa pensar que el vínculo histórico y material que se genera entre esta prática
hermenéutica, como lo sostiene Michel Foucautl y Hans Georg Gadamer, sino que actúan a
Como se infiere de lo anterior, ello conduce a afirmar que la participación activa de este
Sujeto resulta crucial para entender el carácter dialógico que cumple el pensamiento
41
búsqueda y posicionamiento de una conciencia histórica de la literatura. De este modo, tal
determinado Sujeto Crítico o Tercer Interpretante y una forma específica de praxis social.
El concepto de praxis social constituye una de las categorías fundamentales que utiliza
sociológico9. Si bien, la exposición más elaborada de esta perspectiva fue llevada a cabo por
el propio Losada a través del diseño metodológico de una Historia Social de la Literatura,
horizonte disciplinario mucho mayor el cual tenía como objetivo integrar el estudio de la
literatura dentro del dominio de una ciencia social. En palabras de este investigador:
“[…] tengo la intención de elevar la ciencia de la literatura al nivel de una ciencia social, es decir de
tomar como objeto no sólo las obras y los fenómenos específicamente literarios, sino a la sociedad
latinoamericana que se distingue, como una de sus características, también porque posee instituciones
y formas específicas de literatura” (Losada, 1983:2)
En vista del carácter predominantemente sociológico que hacia mediados de la década del
setenta y principios de la década del ochenta del siglo XX poseía esta concepción
9
A manera de referencia, léase al respecto la siguiente cita textual en la cual se sintetiza el planteamiento
sociológico que Losada establece en torno al fenómeno literario: “En los últimos veinticinco años se ha
constituido una nueva disciplina cuyo objeto es el estudio del fenómeno literario como aspecto del desarrollo
social latinoamericano. […] No se pregunta [la disciplina], por la manera en que la sociedad se refleja en la
literatura sino por las formas de literatura que caracteriza cada tipo de formación social, y por la función que
cumplen en su desarrollo. No se reduce al análisis de obras particulares; ni tampoco estudia a la sociedad a
través de su literatura sino que analiza a la literatura en la sociedad” (Losada, 1987:2) El destacado es mío)
42
disciplinaria, corresponde a la noción marxista de praxis social figurar como la principal
categoría teórica para comprender la relación entre literatura y sociedad. En este sentido,
cabe destacar que una de las primeras definiciones que realiza Losada en torno a este
obras y autores literarios, entre los cuales figuran J.C. Mariátegui, J. Basadre, C. Vallejo,
Ciro Alegría, José M. Arguedas, Mario Vargas Llosa y Manuel Scorza, este investigador
elabora una primera aproximación teórica respecto del fenómeno literario y su dimensión
“En el fenómeno literario es necesario distinguir tres niveles: el proceso de producción, el producto, y
la relación del sujeto productor consigo mismo y con la sociedad. Sin embargo, estos tres distintos
niveles constituyen un mismo proceso social donde el sujeto productor, precisamente en su forma de
producción y a través de su producto, establece un modo concreto de relación consigo mismo y
con los hombres de su sociedad. Llamamos a este proceso social con el concepto de praxis”
(Losada, 1976:121) (El destacado es mío)
Historia Social de la Literatura Latinoamericana, esta misma noción vuelve a ser precisada
“[…] se interpreta el proceso de producción literaria como un proceso de auto-reproducción social […]
En este sentido, la producción de un nuevo lenguaje literario es un elemento constitutivo de la realidad
de un nuevo sujeto social porque en él adquiere una nueva identidad y porque a través de él logra
configurar un nuevo tipo de relación con la naturaleza, con la historia y con la sociedad como totalidad
[…] Es, en una palabra, como he procurado mostrarlo repetidamente en mis trabajos anteriores, una
praxis social” (Losada, 1983:10)
Acorde con las citas anteriores, dicho concepto plantea la idea de que la Literatura, entendida
como una institución social e históricamente determinada por sus respectivos modos de
(escritores) establecen un tipo de relación y existencia social. De esta manera, Losada alude
43
al fenómeno sociológico de la literatura a partir de la relación que establece el sujeto
productor (el autor) y su producto (la literatura) como una práctica de convivencia y ontología
social. Es decir: “establece un modo concreto de relación consigo mismo y con los hombres
Si bien, el concepto de praxis social desarrollado por Losada es tendente a enfatizar el sujeto
productor autoral como una de las principales instancias para entender la relación entre el
capitular se inclina por replantear el concepto de praxis social con el propósito de comprender
social -entendido, según Losada como una categoría teórica para entender el vínculo social
existencia y relación social que establece un determinado sujeto crítico intelectual10 con su
sociedad.
Así, pues, a diferencia del carácter protagónico que Losada le confiere al sujeto productor
(escritor) como el agente principal a partir del cual acontece la relación entre praxis social
10
Un ejemplo textual que permite especificar la focalización crítica a partir de la cual nuestra propuesta teórica
interpreta la categoría de praxis social y su relación con el denominado sujeto crítico intelectual corresponde a
la siguiente observación (destacada en negrita) realizada por Cano et al en el prólogo del libro: La literatura
en la Sociedad de América Latina (1987): “Al estudiar y cuestionar las literaturas latinoamericanas como praxis
social y sus procesos de internacionalización, la producción de Alejandro Losada llega a constituir
igualmente una forma de praxis, articulada ateniéndose a los presupuestos historiográficos y científicos,
que esta inserta en un horizonte internacional formado por el triángulo de América Latina/Estados
Unidos/Europa” (Losada, 1987: XXVIII) (El destacado es mío)
44
social a partir de las condiciones históricas e ideológicas de enunciación que realiza el sujeto
crítico intelectual como una instancia productora y receptiva del discurso historiográfico. 11
Acorde con esta última argumentación, la reflexión acerca de los procesos de recepción y
producción discursiva de las historias literarias, así como otros géneros y prácticas de
en la profunda e intensa implicación teórica que mantiene el concepto de praxis social con la
vasta producción intelectual que a lo largo de los distintos procesos de modernidad y cambio
De este modo, y sin perder de vista la dimensión socio-discursiva que cumple esta práctica
en el campo cultural literario, bien se puede afirmar que el ámbito de la historiografía literaria
tipo específico de relación y praxis social a través de la cual ciertos sujetos críticos
interpretación histórica.
11
Al respecto de lo anterior, resulta de suma importancia especificar que el concepto de Sujeto Critico
Intelectual al que nos referimos, y el cual guarda una relación estrecha con la llamada función del Tercero de
Mijail Bajtin, debe ser entendido como una instancia discursiva en la que tanto el sujeto productor de
conocimiento (crítico, escritor, historiador literario, intelectual etc.) como el sujeto lector (público, lectores,
instituciones) participan activamente en la construcción dialéctica de una conciencia histórica.
45
Con base en el principio dialéctico desde el cual se puede interpretar el fenómeno de la
historiografía literaria bajo los términos de una dinámica transareal. De manera específica,
lugares de enunciación a partir de los cuales el Sujeto Crítico Cultural latinoamericano realiza
En uno de los pasajes teóricos referidos en el texto Del macrocosmos al microrrelato (2009),
Ottmar Ette destaca la relevancia epistemológica que ha desempeñado en las últimas décadas
los conceptos y los modos de pensar espaciales, así como sus respectivas formas de
“Una orientación transareal es por tanto de vital importancia para la ciencia de la literatura – y sobre
todo es válida para las disciplinas individuales, como por ejemplo las Letras románicas y Letras
anglosajonas. Si uno quisiera distinguir, perfilándolo de manera exagerada, una ciencia de la literatura
en alianza con las más diversas disciplinas de los estudios transareales, de los principios comparatistas
tradicionales, se podría decir que estos últimos comparan estáticamente las políticas, las sociedades,
las economías o las producciones simbólicas de los diferentes países y en cierto modo, los confrontan,
mientras que una ciencia transareal se concentra más en el movimiento, el intercambio y los
46
procesos de transformación. Los estudios transareales se preocupan menos por los espacios que
por los caminos, menos por los deslindes que por las translaciones de fronteras, menos por los
territorios que por las relaciones y las comunicaciones […]” (Ette,2009: 77) (El destacado es mío)
en esta perspectiva filológica constituye una valiosa herramienta conceptual para comprender
movimiento y nuestro objeto de estudio se deduce de la propia apertura teórica que Ottmar
Ette deja en entredicho al referirse a uno de los propósitos de los estudios transareales:
“Más que nada quisiéramos sensibilizar permanentemente a aquellos que se dediquen a las
investigaciones científicas de fenómenos literarios y culturales, por las formas y las funciones de los
movimientos. Para ello sería necesario desarrollar una terminología aguzada por los procesos
vectoriales, que no sólo fuera imprescindible para el análisis de las literaturas sin residencia fija”
(Ette, 2009:63) (el destacado es mío)
con los estudios transareales no solamente es viable para comprender los procesos de
disciplinaria, cultural, lingüística, medial y espacial, sino que permite conceptualizar las
dinámicas discursivas que rigen el campo cultural literario y entre las cuales se incluyen el
“Precisamente el desenvolvimiento de una literatura sin residencia fija que se ha podido observar a lo
largo del siglo pasado ha tenido como consecuencia que todos los elementos y aspectos de una
producción literaria se hayan puesto en movimiento de una manera más radical y perdurable que
antes. Estamos presenciando una vectorización general de todas las relaciones (espaciales), que
también incluye las estructuras de una literatura nacional, a las que debemos reaccionar tanto
desde la teoría literaria como desde la terminología” (Ette, 2009: 61) (El destacado es mío)
47
Con base en los argumentos anteriores, la dimensión teórica que esta investigación pretende
Una vez planteados los cinco acercamientos teórico-conceptuales anteriores, resulta de suma
prácticas estético-textuales, el objetivo específico que rige este capítulo no pretende negar
el saber que poseen las prácticas literarias mismas en la conformación de sus respectivos
movimientos y formas de experiencia (lebenwissen), sino que busca desarrollar una nueva
48
socio-discursiva, que cumple este ámbito de estudios en la conformación de una conciencia
En este sentido, si bien los textos literarios llegan a constituir en su praxis estética un saber
histórica determinados sino que también constituye un tipo de discursividad y una praxis
“No son únicamente las palabras debajo de las palabras o los lugares debajo de los lugares, sino
precisamente los movimientos debajo de los movimientos los que aluden al entramado de la literatura
y movilidad y también al significado esencial que tienen los patrones de movimientos vectorizados y
almacenados para la comprensión de los procesos literarios” (Ette, 2009:62)
se aboca en conceptualizar la historiografía literaria bajo los términos de una práctica socio-
discursiva. Para llevar a cabo este propósito, durante la primera parte de nuestra exposición
nos hemos acercado a algunos conceptos teóricos preliminares con el fin de explicar el
carácter ambivalente que posee este campo de estudios por parte de la investigación y la
Posteriormente, en una segunda parte de este mismo capítulo, hemos desarrollado cinco
la configuración de un Sujeto Crítico Intelectual. Si bien, los autores respectivos que hemos
referencia a partir del cual se pueda desarrollar una alternativa de estudio para pensar acerca
del carácter socio-discursivo que rige nuestro campo y objeto de estudio más alla de las
De esta manera, y con base en los cinco acercamientos conceptuales que hemos propuesto
en esta última sección capitular, el primer enfoque teórico que se ha realizado se sirve de la
Michel Foucault con el fin de analizar la dimensión estrictamente discursiva sobre la cual
actúa la historiografía literaria. Con base en esta perspectiva, nuestro foco de interés ha sido
términos específicos, este segundo nivel de reflexión es tendente a considerar que el ámbito
histórica actúa a partir del principio de efectualidad propuesto por Hans Georg Gadamer.
50
historiografía literaria como un tipo de práctica intelectual en la cual se refracta la formación
de una conciencia y un sujeto histórico. Para llevar a cabo este propósito, nuestra
propuesta por Mijail Bajtin, y muy particularmente, a través de la denominada función del
Tercero.
En cuarto lugar, se ha tomado como referencia el concepto de praxis social desarrollado por
condiciones sociales que rigen la producción literaria. De manera particular, dicho concepto
ha sido reinterpretado con la finalidad de comprender la praxis social que desarrolla el sujeto
de los diferentes modelos y proyectos histórico-literarios así como sus respectivos patrones
aborda este capítulo toma como referencia algunos planteamientos desarrollados por Ottmar
Ette con el propósito de reflexionar acerca de la dimensión transareal que abarca la práctica
51
2 Valoraciones críticas acerca del pensamiento historiográfico literario
“Si hay una disciplina de los estudios literarios que ha sido asociada al concepto de crisis, esa es sin
duda la historia de la literatura. Los fundamentos que la sustentaban han sido criticados desde todos
los puntos de vista, y cada una de las parcelas que sostenían su discurso –los conceptos de autor, de
periodo literario, las taxonomías y jerarquizaciones etc. – o han desaparecido o se han desarrollado al
margen de la antigua génesis, y si han vuelto a unirse, ha sido bajo un signo distinto” Joaquín Rubio
Tovar, La vieja diosa. De la Filología a la posmodernidad, 2005”
Si bien, muchos de estos enfoques ocuparon en principio una recepción de índole didáctico-
universitario12, resulta importante destacar que pese a los distintos momentos de publicación
y formas de divulgación (ensayos, artículos, textos compilatorios) que han tenido estos
solamente constituye un campo discursivo pocas veces analizado en los estudios filológicos,
sino que permite evidenciar los diferentes procesos de modernización y cambio cultural
generados entre la comprensión histórica de las prácticas estético literarias y los propios
paradigmas crítico-historiográficos.
12
En este sentido, cabe señalar el carácter didáctico-universitario en que fueron difundidas durante el siglo XX
las primeras reflexiones de índole historiográfico, y entre las cuales se destaca la conferencia de Pedro
Henríquez Ureña “Literary Currents in Hispanic America”, llevada a cabo en la Universidad de Harvard 1940-
1941; “Esquema Generacional de las letras hispanoamericanas” de Juan José Arrom, celebrada en la
Universidad de los Andes en el Instituto Caro y Cuervo en 1961, o en el ciclo de conferencias realizadas por
Rafael Gutierrez Girardot, “Temas y problemas de una Historia Social de la Literatura Hispanoamericana”
dictadas alrededor de 1987 en el Departamento de Filosofía de la Universidad Nacional, Colombia.
52
Acorde con el planteamiento anterior, el objetivo principal de este segundo capítulo consiste
en determinar las principales valoraciones y debates a los que ha sido objeto el campo
década del siglo XX hasta los primeros años del nuevo milenio. En este sentido, conviene
aclarar que las diferentes etapas y contextos desde los cuales se ha organizado las secciones
de este capítulo obedecen a una selección de ciertas producciones críticas cuyo objeto de
propuestas histórico-literarios específicas, las cuales serán abordados con mayor detalle en
latinoamericana fue realizada por Pedro Henríquez Ureña en 1925 bajo el título: “Caminos
de nuestra historia literaria”13. Como se aprecia en este breve ensayo, la principal observación
que alude este filólogo dominicano consiste en afirmar la necesidad que tiene el sujeto
anterior, Henríquez Ureña enfatiza el carácter extranjerizante que desde inicios del siglo XX
ha tenido este proyecto intelectual y cuyas principales referencias obedecen a los trabajos
13
La primera publicación de este ensayo se realizó en 1925 en Valoraciones. Número 6, pp. 246-252.
Posteriormente, este mismo texto fue integrado a la obra Seis Ensayos en busca de nuestra expresión, publicada
en 1928. Buenos Aires.
14
Pedro Henríquez Ureña se refiere al estudio historiográfico de Max Leopold Wagner, Die Spanisch
Amerikanische Literatur in ihren Hauptströmungen, publicado en Lepzig-Berlín, en 1924, y al trabajo de Alfred
L. Coester, Literary History of Spanisch America, publicado en New York en 1916, y posteriormente traducido
al español por Rómulo Tovar en 1929, Madrid, España. Al respecto de estas dos publicaciones, Beatriz
53
“La literatura de la América española tiene cuatro siglos de existencia, y hasta ahora los dos únicos
intentos de escribir su historia completa se han realizado en idiomas extranjeros: uno, hace cerca de
diez años, en inglés (Coester); otro, muy reciente, en alemán (Wagner). Está repitiéndose, para la
América española, el caso de España: fueron los extraños quienes primero se aventuraron a poner
orden en aquel caos o –mejor- en aquella vorágine de mundos caóticos […] ¿Por qué los extranjeros
se arriesgaron, antes que los nativos?” (Henríquez, 2010: 163)
exponer el carácter local y fragmentado que presentan las historias literarias así como la falta
proyecto de escritura de una historia literaria y cultural. 15 A manera de síntesis, este último
En relación con la primera de estas observaciones, Henríquez Ureña alude a la necesidad que
tiene la historia literaria en definir una perspectiva evaluativa (tabla de valores) con el fin de
elaborar un canon literario que dé cuenta de las producciones y autores literarios más
González Stephan (1985) evidencia la omisión hecha por Henríquez Ureña en relación con otras producciones
histórico literarias extranjeras e hispanoamericanas publicadas durante este mismo periodo. Para una mayor
amplitud acerca de dichas producciones, consúltese el catálogo bibliográfico realizado por esta autora en el
texto Contribución al estudio de la historiografía literaria hispanoamericana. Academia Nacional de Historia,
Caracas, 1985.
15
De manera particular, nos referimos al texto Las corrientes literarias en la América Hispánica, publicado en
ingles en 1945 y en español en 1949, así como la obra Historia de la cultura en América Hispánica (1947).
54
perspectiva de registrar de manera indiscriminada las producciones y autoridades literarias,
Henríquez cuestiona este procedimiento y se inclina por afirmar el criterio evaluativo como
uno de los ejes metodológicos más importantes en la construcción del canon en las historias
literarias. Como señala al respecto este mismo intelectual: “Hace falta poner en circulación
literaria de la América española debe escribirse alrededor de unos cuantos nombres centrales:
En segundo lugar, este destacado intelectual centra su atención en el tema del nacionalismo
y la diversidad lingüística regional que caracteriza cada una de las literaturas nacionales. En
caracteriza por la relación sentimental y de pertenencia a “la tierra nativa”, mientras que el
“Al nacionalismo perfecto, creador de grandes literaturas aspiramos desde la independencia: nuestra
historia literaria de los últimos cien años podría escribirse como la historia del flujo y reflujo de
aspiraciones y teorías en busca de nuestra expresión perfecta; deberá escribirse como la historia de los
renovados intentos de expresión, y sobre todo, de las expresiones realizadas” (Ibídem, 166).
cumple ésta como uno de los criterios historiográficos más significativos respecto a la
55
“Constituimos los hispanoamericanos grupos regionales diversos: lingüísticamente, por ejemplo, son
cinco los grupos, las zonas ¿Es de creer que tales matices no trasciendan a la literatura? No; el que
ponga atención los descubrirá pronto, y le será fácil distinguir cuándo el escritor es rioplatense, o es
chileno, o es mexicano. […] nuestra literatura se distingue de la literatura de España, porque no puede
menos de distinguirse, y eso lo sabe todo observador. Hay más: en América, cada país, o cada grupo
de países, ofrece rasgos peculiares suyos en la literatura, a pesar de la lengua recibida de España, a
pesar de las constantes influencias europeas. Pero ¿estas diferencias son como las que separan a
Inglaterra de Francia, a Italia de Alemania? No; son como las que median entre Inglaterra y los Estados
Unidos. ¿Llegarán a ser mayores? Es probable.” (Ibídem, 167)
Por último, la tercera y cuarta observación realizada por Henríquez Ureña atiende de manera
“América, es, a los ojos de Europa […] la tierra exuberante, y razonando de acuerdo con la usual teoría
de que cada clima da a sus nativos rasgos espirituales característicos […] se nos atribuyen carácter de
exuberancia en la literatura. Tales opiniones […] nada tiene de insólitas; en boca de americanos se
oyen también. […] Y, sin embargo, yo no creo en la teoría de nuestra exuberancia” (Ibídem, 168)
Contrario a este tópico, Henríquez cuestiona el grado de arbitrariedad que comporta este
intelectual americano, así como la presencia que tiene este mismo rasgo en otro tipo de
literaturas europeas.
Por otra parte, en relación con el criterio determinista que rige la calidad y valoración de la
producción literaria hispanoamericana, este aspecto se sustenta bajo la idea de que el juicio
56
mala”) se encuentra determinado por los rasgos y posición climática y geográfica en que se
“Cada país o cada grupo de países – está dicho – da en América matiz especial a su producción literaria.
[…] Pero existe la tendencia, particularmente en la Argentina, a dividirlos en dos grupos únicos: la
América mala y la buena, la tropical y la otra, los petits pays chauds y las naciones “bien organizada”.
Hay, para el observador, literatura de México, de la América Central, de las Antillas, de Venezuela, de
Colombia, de la región peruana, de Chile, del Plata; pero no hay una literatura de la América tropical,
frondosa y enfática, y otra literatura de la América templada, toda serenidad y discreción.” (Ibídem,
170)
determinista de las historias literarias nacionales, Pedro Henríquez argumenta que el carácter
extraliteraria, sino que se encuentra condicionada por la diversidad de cultura. Como señala
“La divergencia de las dos Américas, la buena y la mala, en la vida literaria, sí comienza a señalarse,
y todo observador atento la habrá advertido en los años últimos; pero en nada depende de la división
en zona templada y zona tórrida. La fuente está en la diversidad de cultura.” (Ibídem. 171) (El
destacado es mío)
Si bien, las observaciones realizadas por Henríquez Ureña develan un primer panorama y
cabe destacar que a lo largo de la primera mitad del siglo XX surgieron otros estudios los
57
y José Juan Arrom “Esquema Generacional de las letras hispanoamericanas. Ensayo de un
método” (1961).16
Desde un enfoque explícitamente descriptivo, uno de los estudios que aborda un amplio
panorama respecto a la producción historiográfica publicada desde finales del siglo XIX
hasta la década del treinta del siglo XX, obedece al artículo de John A. Crow “Historiografía
texto se limita a realizar un escrutinio de las historias literarias publicadas por diversos
poéticas.
corresponde a los siguientes títulos y autores específicos: Juan Varela, Cartas Americanas
(1893), Alfred Coester, Literary History of Spanisch America (1916); Calixto Oyuela,
hispanoamericana (1938).
16
Como se aprecia en la lectura de estos dos últimos estudios, la revisión crítica que éstos realizan no se focaliza
en una evaluación crítica respecto del desarrollo historiográfico literario, sino que abordan aspectos
metodológicos específicos entre los cuales se destaca el tema de la periodización, y el replanteamiento del
método generacional, ampliamente utilizado en la escritura de las historias literarias nacionales e
hispanoamericanas de la primera mitad del siglo XX.
58
Como se advierte en los breves comentarios que este autor señala respecto a cada una de
Por otra parte, y de la misma manera que lo hiciera Henríquez Ureña en 1925, la principal
que presentan estas historias literarias en articular desde un punto de vista histórico una
“En resumen, pues, nuestro estudio sobre la historiografía de la literatura iberoamericana se reduce a
las siguientes conclusiones: la mayoría de las historias sobre esta materia escritas por iberoamericanos
demuestran la misma desproporción, la misma falta de unidad y comprensión interamericana evidentes
en sus respectivas organizaciones políticas. Es decir, son grandes nacionalistas y pobrísimos
iberoamericanistas nuestros vecinos del sur. Más, carecen lamentablemente de la precisión y
perspectiva históricas.” (Crow, 1940:556)
De acuerdo con lo anterior, los primeros textos de referencia respecto a este periodo obedecen
Millani durante la celebración del encuentro académico “Hacia una Historia de la Literatura
59
Latinoamericana”.17 Como se aprecia en el artículo “Revisión de la historiografía literaria
nacionales. En segundo lugar, y desde una posición mucho más contemporánea al propio
criterio, caracterizaban algunos enfoques historiográficos de la década del setenta, entre los
Con base en las críticas realizadas a estas dos etapas de la historiografía literaria, Rafael
Gutiérrez Girardot pondera tres aspectos propositivos respecto a los cambios y perspectivas
17
El proyecto Para una Historia de la Literatura Latinoamericana, coordinado por la investigadora chilena
Ana Pizarro, constituyó una de las propuestas historiográficas más destacadas durante la década del ochenta.
La realización de este proyecto fue financiado por la UNESCO y formó parte del programa de la Asociación
Internacional de Literatura Comparada (AILC) dando lugar a la publicación de dos volúmenes en los cuales se
expusieron las principales discusiones, ponencias e informes finales presentados en el marco de dos encuentros
académicos celebrados en la Universidad de Simón Bolívar, Venezuela, en noviembre de 1982 y en la
Universidad de Campinas, Brasil, en octubre de 1983.
60
hispanoamericana como totalidad en el contexto europeo” así como privilegiar el
carácter contemporáneo, simultáneo, y por ende comparativo, de autores, prácticas
literarias y otros géneros literarios (“literatura rosa o trivial”) convencionalmente
excluidos.
Por otra parte, la revisión historiográfica elaborada por Domingo Miliani en su artículo:
siglo XIX hasta la década de los setentas del siglo XX. Como señala al respecto este
investigador: “Lo que voy a leer es una tentativa de ubicar lo que han sido los grandes
1987:101)
Una vez identificadas las principales etapas ideológicas del desarrollo historiográfico
hispanoamericanos. Así, por ejemplo, entre los aportes indicados por este investigador se
61
por Ortega y Gasset (Esquema generacional de las letras hispanoamericanas, de José
Juan Arrom).
e) Producción de historias literarias basadas en un criterio genérico (Historia de la
poesía hispanoamericana, de Marcelino Menéndez y Pelayo, Breve historia de la
novela hispanoamericana, de Fernando Alegría e Historia de la novela
hispanoamericana, de Cedomil Goic.
En relación con las limitaciones que Miliani señala en torno a la producción historiográfica
esenciales para llevar a cabo un proyecto interdisciplinario y colectivo respecto a una historia
62
transverbal, c) historia social, d) historia conceptual no ideologizadora, e) historia de la
historiográfico dentro del marco de los estudios literarios de la década del setenta, b)
Por otra parte, el capítulo segundo que comprende este texto (Para una historiografía
organiza a partir de dos ejes de estudio. El primero de ellos concierne a la búsqueda de una
específicos, dicho esquema es propuesto por Beatriz González a partir de la distinción de las
63
a) Etapa formativa durante la colonia (Siglo XVII)
b) Primera mitad del siglo XIX: nueva conciencia americanista
c) Segunda mitad del siglo XIX: consolidación de los estados nacionales.
d) Periodo de entre guerras y la crisis del año de 1929: consolidación de la percepción
global de la América Latina por las nuevas condiciones internacionales
e) Años 50 y 60: soslayamiento de los proyectos histórico-literarios más renovadores de
las décadas anteriores. Crisis de la disciplina.
realiza un balance crítico de las perspectivas locales y continentales que caracterizan las
historias literarias producidas desde mediados del siglo XIX hasta la década de los setentas
del siglo XX. Como se aprecia en la última sección de este capítulo, la valoración crítica
“Una comprensiva historia literaria latinoamericana sólo puede ser el resultado de historias literarias
nacionales que, lejos de fundamentar lo “nacional” en el concepto de unidad homogénea, sistematicen
en una totalidad plural los diferentes sistemas literarios nacionales con la correspondiente articulación
de sus periodos a la historia social de América Latina. Por lo tanto, una historia literaria
latinoamericana, aun cuando este integrada por las diferentes literaturas nacionales, no es la mera suma
de ellas, como tampoco el resultado “supranacional” de las realidades literarias que la conforman”
(González, 1985: 74)
Finalmente, y de manera conjunta con las reflexiones cuyo objetivo principal consiste en
cultural que ha tenido esta disciplina dentro del marco de los estudios literarios latino e
hispanoamericanos.
De manera posterior al estudio llevado a cabo por Beatriz González Stephan, el investigador
tuvo el enfoque crítico e historiográfico de mediados de la década del setenta, así como la
En relación con el primer aspecto, Rincón determina tres áreas de estudio respecto a los
investigador: “En primer término estaba aquella en donde se enfrentaba la cuestión de las
análisis se inclina hacia la comprensión heterogénea de las culturas indígenas y africanas, así
como a sus respectivos procesos de apropiación y articulación dentro del sistema literario
latinoamericano.
65
“El otro foco de renovación de la historiografía literaria aparecía en el examen de un sector
relativamente determinado de la producción literaria, de significación histórica variable, en cuyo seno
aparecen elementos y pautas propios de las culturas indígenas o provenientes del África, que le
imprimieron a aquel características propias: las denominadas literaturas heterogéneas” (Rincón, 1986:
11)
Al respecto de este segundo enfoque, Rincón indica que los principales exponentes de esta
durante la década del sesenta y del setenta. De acuerdo con este académico colombiano, el
literatura latinoamericana, el balance crítico que realiza este artículo en torno al desarrollo
66
c) Intento de recuperación de las particularidades del proceso histórico-social
de la literatura.
d) Desplazamiento de la función de la literatura y sus transformaciones
sociales.
e) Reconstrucción del proceso de producción de lenguajes literarios como
propósito fundamental de la historiografía.
f) Mayor atención a las especificidades en los procesos de producción y
recepción literaria.
g) Introducción de una perspectiva epistemológica. Conjuntamente con las
preocupaciones teórico-metodológicas se aborda el concepto de lo literario
y el estatus científico de la historiografía literaria.
h) Se evalúa la utilidad de conocimiento que pueda obtener las sociedades
latinoamericanas a través de la formación de una historiografía social de la
literatura.
Así, por ejemplo, en relación con la perspectiva comparativa, Rincón afirma la importancia
que tiene este tipo de enfoque para determinar cuáles aspectos de la historiografía literaria
conocer cuáles de estos aspectos forman parte del proceso internacional de conformación de
67
la disciplina. En palabras de este autor: “Por esta vía es posible alcanzar una historización de
Por otra parte, el abordaje crítico que se deriva de la función histórica es definido a partir de
“La otra perspectiva para determinar el carácter de la historiografía de nuestras literaturas, como
historia de la literatura hispanoamericana, es la proporcionada por el escrutinio de su función dentro
del proceso histórico de nuestras sociedades” (Rincón, 1986: 17).
De manera específica, resulta importante destacar que con base en esta última perspectiva
(función histórica) Rincón posiciona el nivel discursivo 18 como uno de los objetos de análisis
“La reconstrucción de la historiografía sobre la literatura del subcontinente tendría que situarse más
bien al nivel del concepto de discurso: el objeto a estudiar sería el discurso de la historiografía literaria
latinoamericana. El concepto de discurso puede resultar el objeto adecuado en la medida en que
asegura una triple productividad. Gracias a él, los textos pueden ser vistos como parte de la situación
en donde son utilizados, lo que nos remite al punto clave: la función social de la disciplina. Con su
ayuda se especifica, al mismo tiempo, el lugar de las obras dentro de la historia de los géneros y de las
concepciones epistemológicas de las ciencias –filología, historiografía. Finalmente, permite llegar a
establecer las reglas de constitución de los textos y con ello los procesos de institucionalización de ese
discurso, lo que hoy nos parece particularmente relevante. Así abordado el estudio de nuestra
historiografía literaria, es factible examinar los procesos de innovación y transformación que
actualmente tienen lugar, determinar, por qué realmente al lado de las disponibles, se hace necesario
preparar una historia social de la literatura latinoamericana” (Rincón, 1986:18)
18
A manera de referencia, una de las principales exponentes y fundadoras en torno a esta perspectiva
historiográfica corresponde al trabajo de Beatriz González Stephan: La historiografía literaria del liberalismo
hispanoamericano del siglo XIX, publicado en 1987 por Casa de las Américas. La Habana, Cuba.
68
2.4 Época contemporánea: entre la década del noventa y principios del siglo XXI
En el marco de la década de los noventas, corresponde al artículo de Ana Pizarro “¿Diseñar
la historia literaria hoy?” (1996), reflexionar acerca de los nuevos desafíos teóricos y
metodológicos para llevar a cabo una historia de la literatura latinoamericana acorde con las
una contextualización crítica acerca de las tendencias intelectuales que dio origen en la
década del ochenta al proyecto Para una Historia de la Literatura Latinoamericana (1982-
1983) así como a la publicación de los tres volúmenes que abarcaron la obra Palavra,
términos:
¿Podemos pensar hoy en el diseño de una “historia literaria” así en términos clásicos? Pienso que
estamos frente al desafío de enfrentar quizás no la construcción de otra “historia literaria de América
Latina”, sino de algo diferente, hoy que la noción de historia explota desde dentro de sí misma y la
vocación totalizante parece sumirse en el descrédito de los “grandes relatos”. (Pizarro, 1996: 71)
Como se logra entrever en la cita anterior, el diseño de una historia literaria en el contexto
“posmoderno” que se le atribuye al discurso crítico cultural de finales del siglo XX, plantea
19
Al respecto del proyecto Para una Historia de la Literatura Latinoamericana, cabe destacar las publicaciones
Hacia una Historia de la Literatura Latinoamericana (1987) y el texto La literatura latinoamericana como
proceso (1985). Además, tanto el proyecto colectivo de realizar una Historia de la Literatura Latinoamericana
como la publicación de los tres volúmenes de la obra Palavra, literatura e cultura fueron coordinados por esta
misma investigadora.
69
a) Cambio epistemológico en el objeto de estudio. La noción de literatura experimenta
desde la década del ochenta una suerte de “deslizamiento” hacia otros ámbitos de
estudio. Según Pizarro, dicha característica supone la construcción de un campo
disciplinario mucho más complejo y dinámico, requiriendo así una actitud
pluridisciplinaria por parte del investigador literario.
“¿Cómo afecta la producción del imaginario social esta tensión entre globalización y norma
protagonismo de regiones como la Andina, Caribe, Sudatlántica o de la región latinoamericana?
¿Cuáles son los reacomodos jerárquicos de la cultura con los actuales sistemas de comunicación? ¿En
qué medida la lógica instrumental significa ampliación o restricción del campo cultural? Y ¿cuál es su
expresión en el discurso de la cultura? ¿En qué medida la nueva comunicación ha condicionado la
emergencia o el desplazamiento de géneros? ¿Podemos seguir pensando en una historia literaria que
no consigne la relación –conflictiva o no- de la “cultura Gutemberg” con la de la imagen? ¿Cómo
incorporamos la nueva oralidad de los medios, radio y televisión, a nuestro trabajo? ¿Cuál es nuestra
forma de inserción en los circuitos de información? ¿Cómo se constituye hoy nuestro capital
simbólico? ¿Qué significan para el discurso de la literatura y la cultura las industrias culturales de este
fin de siglo?” (Pizarro, 1996:75)
70
“Esta nueva situación social diseña también nuevos problemas al historiador de la cultura y la
literatura. Se trata de un fenómeno que ya está teniendo sus expresiones estéticas, está deviniendo
formas y estructuras de la creación […] Se abre con ellos un nuevo centro de gravitación de energías
culturales en el que habrá nuevos cruces, otras formas de solapamientos, y que abrirá nuevas
problematizaciones” (ibídem, p75)
Finalmente, y con base en los aspectos anteriormente señalados, Ana Pizarro reflexiona
el primero de estos desafíos tiene que ver con las particularidades socio-culturales que
“Si queremos historiar, o por lo menos generar una reflexión ¿entregaremos una cierta organización o
aceptamos el relativismo? ¿Cómo incorporamos el deslizamiento de los espacios de la comunicación
del universo escriturario al visual y las consiguientes transformaciones del objeto de la comunicación?
¿Cuáles son las dimensiones, hasta dónde llegamos, cómo delimitamos el campo de investigación?”
(Ibídem, 77)
En relación con el tercer desafío que afronta el diseño de una historia literaria en el marco
interpretación historiográfica: “La gran articulación del continente, más allá de toda voluntad
institucional, ha sido la de sus procesos culturales. Hoy ellos entran en una dinámica
71
Como se infiere del conjunto de estas reflexiones, la elaboración de una historia literaria
marco de la producción simbólico- cultural de finales del siglo XX y principios del siglo
XXI.
Si bien, dichas observaciones constituye una de las primeras valoraciones meta críticas en
durante las dos últimas décadas del siglo XX, resulta importante mencionar que hacia finales
de la década del noventa y en el transcurso del presente siglo XXI, la reflexión respecto a
este campo de estudio no ha cesado de ser interpretada por diversos estudiosos y perspectivas
de análisis entre los cuales se destacan los cuestionamientos llevados a cabo por Beatriz
González Stephan (1993), Françoise Perus, (2007), y Hans Urlich Gumbrecht (2010), entre
muchos otros.20
Así, por ejemplo, hacia principios de la primera década del siglo XXI, Eduardo F. Coutinho
la primera parte de este artículo, cuyo título obedece al nombre de “Sobre una nueva
20
A manera de referencia, algunos de estos estudios son los siguientes: “Contra la microhistoria: ¿Es posible
una historia de la literatura latinoamericana?” (2001), de Beatriz González Stephan; “¿Todavía tiene sentido la
historiografía literaria?” (2007), de Françoise Perus; “¿Debemos seguir escribiendo historias de la literatura?”
(2010), de Hans Urlich Gumbrecht; “¿Y si la historiografía literaria no se reevalúa?” (2010), de Lina Cuéllar
Wills; y el texto “¿Es posible reescribir una historia de las literaturas latinoamericanas?” (2014), de Laverde
Ospina.
72
historiografía literaria: reflexiones desde la América Latina” (2005), elabora una revisión
crítica y la teoría literaria con respecto al desarrollo de la literatura comparada así como los
Por otra parte, el segundo eje de estudio que comprende este artículo abarca los principales
investigador, dichos cambios pueden ser interpretados desde una perspectiva temporal,
espacial y formal.
En relación con la dimensión temporal, Coutinho indica el rechazo que tiene la historiografía
Desde el punto de vista espacial, resulta importante destacar la tendencia que tiene el discurso
En tercer lugar, Coutinho señala el carácter inclusivo que tienen las historias literarias
73
hegemónico, tales como la producción oral, la literatura de cordel brasileña, las
history of Literature in the Caribbean, y el proyecto coordinado por Mario Valdés, Linda
Hutchteon y Djelal Kadir, cuya publicación en inglés fue realizada en el 2004 bajo el título
Finalmente, cabe destacar que los principales cambios anteriormente señalados son
interpretados por este investigador como parte de un proceso de ruptura respecto a los
“En la América Latina, donde los estudios literarios han sido siempre moldeados a la manera europea,
la preocupación por la construcción de una historiografía literaria es un hecho constante desde la
independencia política de la mayor parte de las naciones, pero la referencia en la constitución de las
historias literarias ha sido siempre la literatura europea. Basta recordar como ejemplo la constitución
de los cánones nacionales, forjados enteramente por un proceso de internalización de la mirada
metropolitana, y los criterios de periodización, que tomaban siempre como parámetro los movimientos
o escuelas surgidos en Europa y encaraban a las manifestaciones latinoamericanas como meras
extensiones de los primeros. Hoy día, sin embargo, la cuestión ha cambiado, gracias, sin duda, a la
episteme posmoderna y ha dado origen al surgimiento de historias literarias de tono altamente
innovador” (Coutinho, 2005:119)
(2010), coordinado por la investigadora Carmen Elisa Acosta Peñaloza. Según se constata en
74
los diferentes ensayos que abarcan este texto, el objetivo principal de esta compilación 21
historias literarias latinoamericanas ubicadas entre mediados del siglo XIX hasta el presnte
En términos generales, las perspectivas críticas que abarca este proyecto de investigación se
acerca del proyecto historiográfico de José. M. Valdés y Djelal Kadir, Literay Cultures of
21
Los ensayos que integran esta compilación corresponden a los siguientes autores y temas específicos: Víctor
Viviescas, “La cuestión latinoamericana como problemática de las historias de la literatura latinoamericana”;
Carmen Acosta Peñaloza, “Problemas de historia regional y las alternativas de una historia comparada en las
historias de la literatura latinoamericana”; Iván Vicente Padilla Chasing, “Historicismo literario y americanismo
católico hispanizante en las historias de las literaturas hispanoamericanas del siglo XIX”; Diógenes Fajardo,
“Construcción del sujeto en algunas historias de la literatura colonial”; Carolina Sierra Novoa “Las antologías
del cuento hispanoamericano y su incidencia en la configuración de un canon literario en torno a este género”;
Alejandra Jaramillo Morales “Revaloraciones del Boom: ¿una historiografía colonizada?”; Carlos Andrés
Rodríguez González, “Una historia cultural de la literatura latinoamericana”; y Lina Cuéllar Wills “¿Y si la
historiografía litereraria no se reevalúa?”
75
En este mismo sentido, resulta importante mencionar la revisión crítica que plantea el estudio
historiografía literaria en América Latina –miradas desde el Sur (2012)22, y cuyo propósito
principal radicó en analizar los enfoques teóricos de algunos proyectos histórico-literarios así
En relación con los estudios dedicados a la revisión crítica de algunos de los proyectos
historiográficos e historias literarias más destacados del siglo XX, este último texto contiene
Por otra parte, y de manera específica con el ámbito de la historiografía literaria nacional
chilena, corresponde ubicar las temáticas propuestas por los trabajos de Aretousa Giannakou:
22
La publicación de este texto compilatorio se presentó a manera de Dossier en la Revista Istmo. Revista virtual
de estudios literarios y culturales centroamericanos. No. 24. Enero-junio 2012 y corresponde, a los trabajos
elaborados en el curso “Historia y Literatura: su importancia para los estudios de las literaturas
latinoamericanas, desde una perspectiva metodológica” impartido por el profesor Dr. Werner Mackenbach en
la Escuela de Posgrado de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, primer semestre
2011. Asimismo, cabe destacar que los artículos que integran esta compilación se encuentran organizados a
partir de tres secciones denominadas entrecruzamientos, relecturas y nuevas aproximaciones.
76
“Lectura crítica del estudio historiográfico-literario Breve Historia de la Literatura Chilena
de Hugo Montes Brunet”; Gonzalo Salazar Vergara: “¿Identidad nacional o identidades fuera
Casanueva Reyes; “El (no) lugar de Adolfo Couve: Notas para su rastreo en el canon literario
chileno” y Rodrigo Alejandro González Loyola: “Lectura analítica de la novela chilena: los
Asimismo, este texto compilatorio dedica una sección denominada Nuevas aproximaciones
comprenden esta sección son los siguientes: “De la huella. La apuesta de una historiografía
literaria del Caribe Francés”, de Claire Mercier; “La participación de intelectuales indígenas
estado de avance”, de Elena Oliva; “El polisistema literario como herramienta para la
Osvaldo Carvajal Muñoz; y “Dos visiones desde Centroamérica. Los aportes de Francisco
Morales.
77
2.5 Consideraciones finales del segundo capítulo
Tal como se comprueba desde las primeras reflexiones realizadas por el filólogo dominicano
Pedro Henríquez Ureña hasta los enfoques y referencias más contemporáneas desarrolladas
entre finales del siglo XX y principios de la década del nuevo milenio, las diversas
valoraciones a los que ha sido objeto la historiografía literaria afirman un estado de crisis y
transformación respecto a las unidades teórico-metodológicas desde las cuales operan los
explicación mayor estrechamente relacionada con la propia historicidad que ha tenido esta
crítica, la teoría literaria, así como el conjunto de perspectivas inter y trans disciplinarias de
actualidad.23
23
Piénsese al respecto en los momentos de divergencia y convergencia que ha tenido la historiografía literaria
en el desarrollo de la teoría y la crítica literaria: el formalismo ruso, el estructuralismo checho y francés, la
estética de la recepción, la crítica posestrucutralista, en el que figura la polémica entre Picard y Roland Barthes,
la teoría de los polisistemas, la sociología literaria, tanto europea como latinoamericana, así como el debate
contemporáneo de los denominados estudios culturales.
78
Desde este punto de vista, no resulta casual advertir que tras el conjunto de debates y posturas
intelectuales que desde las últimas tres décadas han venido desarrollándose en todos los
historiografía literaria sea valorada como un campo de conocimiento signado por la crisis,
disciplinarios.
79
3 En búsqueda de una expresión historiográfica: un proyecto latente en
“Todos los que en América sentimos el interés de la historia literaria hemos pensado en escribir la
nuestra. Y no es pereza lo que nos detiene: es, en unos casos, la falta de ocio, de vagar suficiente (la
vida nos exige, ¡con imperio, otras labores); en otros casos, la falta del dato y del documento:
conocemos la dificultad, poco menos que insuperable, de reunir todos los materiales. Pero como el
proyecto no nos abandona, y no faltará quien se decida a darle realidad, conviene apuntar
observaciones que aclaren el camino” (Pedro Henríquez Ureña, “Caminos de nuestra historia literaria”,
1925)
XVIII hasta la actualidad pone en escena el carácter latente y socio-discursivo que posee
De allí, pues, que el conjunto de escrituras, así como los movimientos locales,
24
La definición etimológica de la palabra proyecto proviene de un derivado del verbo supino proicere,
compuesto por el prefijo pro (hacia adelante) y la terminación iacere, (lanzar) con lo cual se deduce que la
palabra “proyecto” significa literalmente: “lanzar hacia adelante, hacia el futuro”. De manera particular, este
significado tiene una alta resonancia epistemológica para nuestro estudio, ya que de acuerdo con el modelo de
la comunicación discursiva propuesto por Mijail Bajtin, los denominados proyectos historiográficos son
interpretados en esta investigación a manera de un horizonte socio-discursivo los cuales se rigen por una
dinámica dialógica de comprensión y respuesta en la que se espera la valoración futura -y no inmediata- de un
determinado Sujeto Histórico o también llamado Tercer Interpretante.
80
b) Horizonte historiográfico nacional e hispanoamericano, c) Horizonte socio-cultural
No obstante, antes de definir las particularidades conceptuales que conlleva cada una de estas
dinámicas, resulta importante advertir que las condiciones de enunciación de estas fases
encuentran atravesados por la tensión dialéctica que se establece entre las particularidades
En términos específicos, el fundamento epistemológico que rige este modelo alude al carácter
recopilatorio y archivístico que desempeñaron algunos géneros histórico literarios, entre los
dichas manifestaciones filológicas, la principal característica que rige este primer horizonte
25
Al respecto de estas cuatro dinámicas del discurso historiográfico latinoamericano, consúltese el esquema
conceptual: Historiograma del discurso histórico-literario latinoamericano: XVIII-XXI, adjunto en el Anexo
Nº2.
81
historiográfico gira en torno a la demarcación territorial de las producciones letradas e
proceso de formación de los Estados nacionales, así como en la búsqueda de una conciencia
constituye uno de los principales horizontes intelectuales que caracterizan la gran mayoría
del siglo XIX hasta la segunda mitad del siglo XX. En términos específicos, la concepción
de espacio así como de los respectivos movimientos que constituyen esta formación
historiográfica gira en torno al criterio de unidad política, lingüística y cultural dando lugar
década del setenta y del ochenta del siglo XX. A diferencia del modelo anterior, cuya
principal de este tercer horizonte pondera la noción de sistema para dar cuenta del carácter
26
Un caso paradigmático en torno a este horizonte historiográfico se logra apreciar en los trabajos histórico-
literarios de Pedro Henríquez Ureña publicados entre la década del veinte y del cuarenta del siglo XX: “Caminos
de nuestra Historia Literaria” (1925), Historia de la Cultura en la América Hispánica (1947) y Corrientes
literarias en América Hispánica (1949).
82
dialéctico, asincrónico y heterogéneo que rigen los espacios locales y transnacionales de la
por Alejandro Losada (1979-1985) y en el modelo cultural comparatista, coordinado por Ana
cuarto lugar, corresponde al giro epistemológico transareal figurar como uno de los
esta cuarta dimensión del discurso crítico e historiográfico radica en una comprensión
multirelacional del espacio y muy particularmente de los movimientos que rigen los procesos
de manera parcial o definitiva con esta cuarta perspectiva, aún en proceso de construcción,
son los siguientes: El Archipiélago de fronteras externas. Culturas del Caribe Hoy,
coordinado por Ana Pizarro (2002); algunos de los presupuestos teórico-metodológicos del
27
De acuerdo con la definición propuesta por Ottmar Ette: “La cuarta fase y aun inconclusa de la globalización
acelerada abarca las últimas dos décadas del siglo XX, así como el inicio del siglo XXI y se caracteriza en
especial por el incremento de la globalización de los mercados financieros, la elaboración de sistemas de
comunicación nuevos que incluyen todo el globo terráqueo y la desaparición de un sistema de bloque binario
de cuño ideológico” (Ette,2009:222-223)
83
proyecto Literary Cultures of Latin America. A comparative History (3 vols.) coordinado por
Constructions of World Literature and Latin America, coordinado por Gesine Müller, y los
volúmnes publicados entre el 2008 hasta la actualidad por el proyecto Hacia una historia de
otros.
historiografía literaria del liberalismo hispanoamericano del siglo XIX (1987), las primeras
en Hispanoamérica se remontan a los siglos XVII y XVIII a través de una vasta producción
A pesar que la existencia moderna de las historias literarias surge en el contexto del
documentos coloniales son interpretados por González como una primera etapa de
formalización de una conciencia histórica literaria la cual emergía con base en los intereses
28
Según el catálogo bibliográfico realizado por Beatriz González (1985), algunas de estas primeras
producciones crítico-historiográficas corresponden a los siguientes textos: La Hispaniae Ilustrae seu Rerum
ubbium. Hispaniae, Lusitaniae, Aethiopie, et Indiae, Scriptoras varii. (1608), de Andreas Schott; Epítome
(1629) de León Pinelo; Bibliotheca hispana (1672), de Nicolás Antonio; Teatro eclesiástico de la primitiva
iglesia de las Indias Occidentales, vidas de sus arzobispos (1649), de Gil González Dávila; De Scriptoribus
Hispaniae, (Siglo XVII), de Cipriano Rodríguez; Idea de una Nueva Historia general de la América
Septentrional. Fundada sobre material copioso de Figuras, símbolos, caracteres, y Geroglíficos, Cantares y
Manuscritos de Autores Indios, últimamente descubiertos (1746), de Lorenzo Boturini Benaduci; y Bibliotheca
Mexicana (1755), de don Juan José Eguiara y Eguren.
84
necesidad de autodefinirse como un nuevo sujeto histórico letrado conducente del proyecto
colonial hispanoamericano.
de los primeros proyectos historiográficos en los cuales se plasma la idea de llevar a cabo
Persuasiva escrita en 1768 por don Joseph Eusebio de Llano; un destacado intelectual criollo
radicado en Cádiz, España, a don Ignacio de Escandón, quien figuraba en ese entonces como
que manifestaba don Eusebio de Llano Zapata acerca de la importancia y modo de escribir
proyecto historiográfico que diera cuenta del registro de autores y obras publicadas en la
Desde una perspectiva analítica, el carácter textual y socio-discursivo que posee esta carta
adquiere una importancia singular para comprender la dinámica colonial y colonizada que
crítico cultural latinoamericano. Con base en lo anterior, el ejercicio de lectura que aborda
esta sección capitular radica en analizar algunos de los rasgos ideológicos que supone en esta
29
Para una lectura completa de este documento, consúltese al respecto la transcripción adjunta en el Anexo Nº.
3 de esta investigación.
30
Varias de las sugerencias que emite don Eusebio Zapata respecto al modo de escribir una Historia Literaria
revelan de manera implícita un acabado programa metodológico en el cual se registran los siguientes aspectos:
definición de tipos de fuentes, empleo de categorías de sistematización, sugerencias de estilo, recepción crítica,
así como la utilización de documentos biográficos y bibliográficos.
85
carta la enunciación de un proyecto historiográfico inscrito en el contexto colonial
hispanoamericano.
La denominada Carta Persuasiva corresponde a la solicitud que emite don Joseph Eusebio
del Llano Zapata a don Ignacio de Escandon para llevar a cabo el proyecto de escritura de La
“Quisiera, que Vmd. (a imitación de estos) se dedicase a componer una Obra, que en la América hace
falta, y en la Europa se desea. Es ella la Historia de Nuestros Escritores, que son menoscabo de las
Ciencias, y deshonor de la Literatura, yacen olvidados” (Del Llano, 1768:807) (el destacado es mío)
Tomando como unidad de análisis el extracto anterior, el primer aspecto ideológico que se
que éste llega a formular entre el orden cultural europeo y el ámbito cultural americano. De
manera particular, dicha oposición es referida por don Eusebio a partir de la utilización de
conocimiento, (“en la Europa se desea”), mientras que el espacio intelectual americano (“en
la América hace falta”) se encuentra enmarcado por los enunciados de, “menoscabo”,
En este mismo sentido, tal como se aprecia en la cita de autoridad que el propio Eusebio del
Llano introduce en esta misma carta, 31 resulta importante destacar que la solicitud de
emprender una Historia Literaria de las Indias Occidentales ya había sido enunciada con
31
Al respecto de esta cita de autoridad, consúltese el Anexo Nº 3, página 287, segundo párrafo.
86
anterioridad por Fray Raphael Rodríguez Mohedano, quien en su Historia Literaria de
“Por lo que toca á la América, desde luego la incluímos en el Plan de Nuestra Historia Literaria, en
atención, á que, no obstante su distancia, no podémos mirar, como Extraños, ni dexar de apreciar, como
grandes, los progresos de la Literatura, conque nos há enriquecido como Region, no menos fecunda
en Ingenios, que en Minas. Assi no omitiremos trabajo, ni diligencia, para hacer mas recomandable
Nuestra Historia, con un adorno tan precioso, y un ramo tan considerable de Literatura, que echó las
primeras raízes en nuestro Terreno, y fructificó abundantemente, transplantado allá, y cultivado por
manos Españolas. Esta Rica Flora de Literatura no debe ser para Nosotros, menos apreciable, que
los thesoros de Oro, Plata, que continuamente nos vienen de las Indias Occidentales. Para desempeñar
este assunto con la exactitud, y con la gloria, que corresponde a los méritos de una Nacion tan Literata,
implorámos eficazmente el socorro de Nuestros Sabios Americanos, ó de otros Españoles, que tengan
especial instrucción, ó interés en la Historia-Literaria de Indias” (Rodríguez, 1779, Tomo I. Número
69, p. 79) (El destacado es mío)
Como se infiere del extracto anterior, el argumento central a partir del cual Fray Rodríguez
Indias Occidentales, y cuya escritura debía ser concebida como parte inherente del proyecto
historiográfico hispánico, tiende a enfatizar aún más su episteme colonial al establecer una
mercantilistas que denotan los enunciados de “riqueza”, “tesoros”, “belleza”, “oro”, “mina”,
En este sentido, léase al respecto algunos de los calificativos en los cuales este intelectual
32
Como lo explica la investigadora venezolana Beatriz González Stephan, la dinámica de equivalencia
(homologación semántica) que se establece entre los bienes simbólicos culturales y los bienes materiales
corresponde a un momento de transición social en la cual la clase criolla hispanoamericana comienza a ocupa r
una mayor relevancia económica frente a la pérdida de control político por parte de los sectores y clases sociales
peninsulares. En palabras de González: “Tal vez valga la pena detenerse en un detalle: ya en el siglo XVII se
va produciendo una diferenciación entre los “criollos”, que tenían el poder económico, y el grupo peninsular
87
“[…] no podemos mirar, como Extraños, ni dexar de apreciar, como grandes, los progresos de la
Literatura, conque nos há enriquecido como Region, no menoss fecunda en Ingenios, que en Minas.
[…] Esta Rica Flora de Literatura no debe ser para Nosotros, menos apreciable, que los thesoros de
Oro, Plata, que continuamente nos vienen de las Indias Occidentales. (ibídem) (El destacado es mío)
Al mismo tiempo que los argumentos utilizados por don Eusebio del Llano Zapata afirman
Literaria de la América Meridional, el discurso que plantea este intelectual criollo deja
diera cuenta, ante el deseo colonial europeo, de la existencia y representación histórica del
De este modo, y con base en el principio dialógico desde el cual opera el discurso del Sujeto
Cultural Hispánico, la voz autoral de don Eusebio del Llano ocupa un doble registro
ideológico. Por una parte, su solicitud llega a afirmar los ideologemas colonialistas que
sustentan la modernidad del proyecto histórico-literario europeo; por otra, este mismo
literario.
Al respecto de lo anterior, léase las siguientes citas textuales en las cuales se demuestra el
carácter escindido que caracteriza este discurso y sujeto crítico: “Es ella la Historia de
Nuestros Escritores, que son menoscabo de las Ciencias, y deshonor de la Literatura, yacen
que detentaba el poder político. La pérdida del control decisivo en los asuntos comerciales les llevó a estos
últimos a exaltar el saber y la erudición como un patrimonio de la misma calidad que la posesión de los bienes
materiales” (González, 2001:90)
88
olvidados” o bien, como aparecerá de manera posterior en una de las citas introducidas por
este autor: “La distancia es causa, que nos tengan por dormidos, cuando quizá estemos bien
despiertos”.
Así, pues, como se deduce de los enunciados “Nuestros escritores”, y de la frase: “La
distancia es causa que nos tengan por dormidos, cuando quizá estemos bien despiertos”, las
categoría de un “nosotros” frente a “los otros”, entreviendo así una posición histórica y
Meridional.
En este sentido, bien se podría afirmar que las condiciones de enunciación a partir de las
construir su propia representatividad a partir de la demanda colonial que supone para este
Otredad y el orden letrado europeo. De este modo, la elaboración de una Historia Literaria
Americana no solamente obedece al deseo colonial que tenía para Europa, y para el decadente
proyecto colonial hispánico del siglo XVIII, en incluir el capital letrado de la América
Española como parte extensiva de su propia herencia cultural y literaria, sino más bien en
legitimación y reconocimiento cultural por parte del orden colonial hispánico en relación
89
Con base en el conjunto de recopilaciones de índole colonial y en el proyecto de escritura de
una Historia Literaria de la América Meridional propuesta por don Eusebio del Llano Zapata,
los documentos literarios coloniales, así como a su interés en formalizar una memoria
obstante, si bien el conjunto de géneros históricos y filológicos que abarca esta formación
vez de otros tipos de documentos historiográficos entre los que cabe mencionar las crónicas
de viaje, las relaciones, los diarios y demás formas discursivas provenientes del ámbito
colonial administrativo.
En este sentido, resulta importante mencionar que la delimitación genérica entre el discurso
historiográfica, sino que más bien configura una práctica híbrida cuyo principal horizonte
corpus literarios.
historiografía con propósitos nacionalistas” (Gutiérrez, 1987:79). Con estas palabras, Rafael
manera predominante han cumplido las historias literarias en Hispanoamérica, sino que
90
también alude a uno de los ideologemas más recurrentes que atraviesan la relación entre el
Luego de la ruptura con el orden colonial peninsular, así como del paulatino proceso de
centralización económica que las clases criollo-oligárquicas habían alcanzado desde finales
del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX en la gran mayorías de las metrópolis urbanas,
partir del cual se enmarca la producción de las primeras historias literarias nacionales en
Hispanoamérica.33
imaginario geográfico, lingüístico y cultural acorde con las expectativas del nacionalismo
historiográficos.34
afirmación de una literatura nacional sobre la base de una misma unidad lingüística, política
33
Si bien es cierto, durante esta etapa inicial la tendencia principal de la historiografía literaria se restringía a
la formación de un discurso histórico literario de alcances nacionales, resulta importante destacar que durante
esta etapa fundacional de la historiografía literaria hispanoamericana se produjeron otras perspectivas de índole
continental y noratlántico que coexistieron con la perspectiva local de las historias literarias. Como bien lo ha
expuesto la investigadora Beatriz González Stephan, algunos de los trabajos histórico-literarios que ratifican
estas dos últimas perspectivas obedecen a los autores Juan María Gutiérrez; América poética (1846) y Estudios
biográficos y críticos sobres algunos poetas sudamericanos anteriores al siglo XIX (1865), de José María
Torres Caicedo; Ensayos biográficos y de crítica literaria sobre los principales poetas y literatos
hispanoamericanos (1863-1868), George Ticknor, History of Spanish Literature (1849) y el texto de Marcelino
Menéndez Pelayo, Historia de la poesía hispanoamericana (1893-1895).
34
De manera específica, nos referimos a los planteamientos historiográficos del pensamiento liberal europeo
desarrollados entre finales del siglo XVIII y mediados del siglo XIX por Johann Gottfried Herder, August
Wilhelm Schlegel, Georg Gottfried Gervinus, Gustave Lanson, Theodor Wilhelm Danzel, Benedetto Croce,
Saint Beuve, De Sanctis, Taine, Brandes, Hegel, Madame de Staël, entre otros.
91
y territorial, la formación discursiva de las historias literarias, tanto liberales como
de un proyecto político dirigido por la ideología liberal del siglo XIX, la puesta en escena de
proceso de modernidad que habían comenzado a experimentar los distintos sujetos históricos
conservadora.
En este sentido, resulta importante destacar que la formación discursiva de las historias
simultánea ni con el mismo grado de intensidad en todos los países hispanoamericanos, sino
que estuvo signada por las diversas especificidades de índole ideológico, político y cultural
que los distintos sectores letrados asumieron en torno a la estructura colonial así como por
35
Para un mayor análisis acerca de las historias literarias de carácter conservador y su importancia en la
formación del discurso historiográfico hispanoamericano del siglo XIX véase al respecto el ensayo de Iván
Vicente Padilla, Historicismo literario y americanismo católico hispanizante en las historias de las literaturas
latinoamericanas del siglo XIX, publicado en el texto Representaciones, identidades y ficciones: lectura crítica
de las historias de la literatura latinoamericana (2010).
92
“La aparición de las historias de la literatura en las jóvenes repúblicas americanas da cuenta de los
cambios histórico-filosóficos que viven las naciones americanas precisamente en el proceso de
transformación de los rezagos del mundo colonial y la constitución de los Estados libres e
independientes. Si bien en todas estas historias se piensa la literatura como un ente histórico social
imprescindible para configurar la idea de lo nacional y de lo americano, las etiquetas utilizadas para
designarlas son más que simples denominaciones y encierran proyectos de unidad que en sí contienen
diferencias ideológicas propias de las circunstancias históricas de cada región. […] Cada una de ellas
contiene parcialidades no sólo de la nacionalidad, sino también de los grupos ideológicos a los cuales
pertenecían los historiadores que las redactan. (Padilla, 2010:126)
Como se aprecia en los diferentes proyectos ideológicos de índole conservador y liberal, una
colonial y colonialista que habían tenido las sociedades hispanoamericanas así como la
histórica36.
Así, por ejemplo, como bien lo ha llegado a explicar Beatriz González Stephan (1987) e Iván
reconocer el lenguaje y el pasado colonialista español como parte del proyecto de identidad
y literatura nacional.
36
En contraposición con el papel fundacional que Beatriz González Stephan le asigna a la ideología liberal en
el desarrollo de la historiografía hispanoamericana del siglo XIX, Vicente Padilla afirma lo siguiente: “la
historiografía literaria hispanoamericana del siglo XIX floreció en el seno de los intelectuales conservadores, y
que, por lo tanto, a pesar de reconocer la diversidad y originalidad de la literatura americana, propone un
americanismo europeizante inspirado en la idea de una herencia del castellano insoslayable e indiscutible”
(Padilla, 2010:131)
93
Por otra parte, en relación con el modelo historiográfico conservador, Iván Vicente Padilla
explica la dificultad que representó para las historias literarias articular una imagen de unidad
nacional capaz de configurar una conciencia histórica que diera cuenta de un proceso de
“En todas ellas se percibe la dificultad para definir la unidad de lo nacional, de pensar la diversidad,
de organizar una realidad histórico-cultural compleja, de ordenar una continuidad histórica mediada
por rupturas violentas, como la Conquista y la Independencia, de eslabonar una tradición a la hora de
reconstruir el proceso literario y sobre todo la dificultad de explicar la relación entre lo
hispanoamericano y lo europeo” (Padilla, 2010: 125)
Tal como se constata en la escritura de las primeras historias de las literaturas nacionales e
paradigma los estudios filológicos de Marcelino Menéndez Pelayo así como el método
Así, por ejemplo, uno de los primeros trabajos historiográficos que se adeudan al carácter
Plata, publicado entre 1917 y 1922. No obstante, como se logra demostrar a través de los
tendencia seguirá siendo una constante discursiva en los diversos momentos de modernidad
En este sentido, de manera conjunta con la perspectiva nacional fundada desde mediados del
siglo XIX por la historiografía liberal, muchas de las historias literarias producidas desde la
37
Al respecto de lo anterior, cabe señalar las obras historiográficas Defensa del programa de literatura española
(1878), Antología de poetas hispano-americanos, publicada entre 1893-1895 e Historia de la poesía Hispano-
americana, publicada en 1911.
94
primera década del siglo XX hasta mediados de la década del sesenta asumieron el modelo
generacional y cronológico como uno de los criterios metodológicos más destacados para
De manera particular, este último aspecto ya había sido problematizado desde finales de la
década del cuarenta por el cubano José Antonio Portuondo (1948) 39 así como por el ensayo
de Juan Arrom (1961) 40 quien llega a destacar el paradigma cronológico como uno de los
“Los historiadores del siglo pasado, influidos por la visión de una América que acababa de
fragmentarse en numerosas repúblicas independientes, optaron por emplear un criterio político.
Estudiaron nuestras letras como si se tratara de una serie de yuxtapuestos movimientos nacionales,
cada uno netamente confinado por las fronteras que con patente arbitrariedad nos trazó el interés
personal o la miopía colectiva de los viejos caudillos. Ese método, ajeno por completo a las necesidades
propias de la literatura, produjo una confusa imagen […] Convencidos de que se trata de un proceso
de dimensiones continentales en el espacio y de hondura multisecular en el tiempo, hoy estamos de
acuerdo en que la solución hay que buscarla mediante una adecuada ordenación cronológica” (Arrom,
1977: 2)
38
A manera de referencia, véase al respecto algunas de las principales producciones historiográficas publicadas
en la década del cuarenta y del cincuenta que utilizan este criterio metodológico: Historia de la literatura
Americana (1944), de Luis Alberto Sánchez; Historia de la literatura hispanoamericana (1945), de Julio A.
Leguizamon; La gran literatura iberoamericana (1945), de Arturo Torres-Ríoseco; “Periodos y generaciones
en la historiografía literaria hispanoamericana” (1948) y La Historia y las generaciones (1948), ambos de José
Antonio Portuondo; Las corrientes literarias en la América Hispánica (1949), de Pedro Henríquez Ureña;
Historia de la literatura Hispanoamericana (1954), de Enrique Anderson Imbert.
39
A propósito del cubano José Antonio Portuondo, véase al respecto el artículo “Periodos y generaciones en
la historiografía literaria hispanoamericana” y el libro La Historia y las Generaciones, ambos publicados en
1948.
40
El título completo del texto de Juan Arrom se denomina: Esquema generacional de las letras
hispanoamericanas (Ensayo de un método) Un viejo problema y una nueva solución, publicado en 1961. En la
introducción de este ensayo, Arrom limita su problemática de estudio en los siguientes términos: “Al proceder
al estudio de las letras hispanoamericanas se presenta inmediatamente el problema de cómo ordenar la ingente
masa de materia literaria que se nos ha ido acumulando en más de cuatro siglos de constante creación. Y no es
que hayan faltado soluciones. Precisamente la abundancia y variedad de las soluciones es lo que nos lleva a
replantear el problema. (Arrom, 1977:1)
95
dentro de los procesos de modernidad y formación política de los Estado-nacionales, una
de las acotaciones que se puede establecer en relación con esta primera etapa fundacional del
hispanoamericano.
historiografía literaria del liberalismo hispanoamericano del siglo XIX (1987), muestra en
definitiva los procesos de articulación y contradicción que se llevaron a cabo entre el discurso
siguiente cita de Mabel Moraña en la que explica la formación de la crítica literaria a partir
“Consolidada progresivamente como parte del aparato ideológico que acompañó a la fundación de los
estados nacionales, la crítica latinoamericana moderna … se desarrolla así, aún en sus formas más
conservadoras, dentro del marco general del pensamiento liberal, asociada al surgimiento y
consolidación de burguesías nacionales y a la necesidad de creación y expansión de los mercados
donde el producto cultural fuera capaz de difundirse e intercambiarse, como mercancía y como
instrumento privilegiado de reproducción ideológica, entre los sectores sociales que a través del
disciplinamiento nacionalista, podían desarrollar una capacidad aceptable de consumo y reconversión
cultural.” (Moraña, 2004:180)
Del mismo modo que los procesos de producción y recepción que alcanzaron las historias
literarias fueron asimilados por los grupos ilustrados de la burguesía liberal mediante el
concepto hegemónico de unidad nacional; otra de las variantes ideológicas que se logra
96
entrever en el desarrollo discursivo de la historiografía literaria corresponde a la idea de
contexto hegemónico e imperialista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
En relación con este contexto, corresponde al filólogo dominicano Pedro Henríquez Ureña
(1884-1946) y al peruano José Carlos Mariátegui (1895-1930), entre las décadas de 1920 y
1940, elaborar una primera lectura crítica en torno a las perspectivas locales, y
europeos.
Así, por ejemplo, corresponde a la obra más conocida de José Carlos Mariátegui, 7 ensayos
41
Para una mayor explicación acerca de la perspectiva marxista que utiliza Mariátegui para abordar su
interpretación de la realidad peruana así como los fundamentos desde los cuales desarrolla su crítica literaria,
remito al artículo: “Apuntes sobre la hermenéutica mariateguiana” de Miguel Mazzeo, publicado en
Herramienta Revista de debate y crítica marxista N.51, 2012, Buenos Aires, así como el estudio preliminar
realizado por Atilio A. Boron, Los 7 ensayos de Mariátegui: hito fundacional del marxismo latinoamericano,
publicado en el texto 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, de José Carlos Mariátegui. 2009.
Capital Intelectual. Buenos Aires.
42
A manera de referencia, consúltese los textos Seis ensayos en busca de nuestra expresión, de Pedro Henríquez
Ureña y 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, de José Carlos Mariátegui. Ambos textos
publicados en 1928.
97
planteamientos críticos respecto al ámbito de la historiografía literaria y el concepto de
nacional que se funda en la tradición occidental de las historias literarias trasluce un nexo
político e ideológico con la visión de mundo del orden liberal y capitalista, dando lugar a una
“El florecimiento de las literaturas nacionales coincide, en la historia de Occidente, con la afirmación
política de la idea nacional. Forma parte del movimiento que, a través de la Reforma y el Renacimiento,
creó los factores ideológicos y espirituales de la revolución liberal y del orden capitalista […] En la
historiografía literaria, el concepto de literatura nacional del mismo modo que no es intemporal,
tampoco es demasiado concreto. No traduce una realidad mensurable e idéntica. Como toda
sistematización, no aprehende sino aproximadamente la movilidad de los hechos. (La nación misma
es una abstracción, una alegoría, un mito que no corresponde a una realidad constante y precisa,
científicamente determinable)” (Mariátegui,2009: 227-228)
Por otra parte, tal como se corrobora en las obras Historia de la Cultura en la América
que denota el discurso historiográfico de Pedro Henríquez Ureña radica en una interpretación
americanismo político y literario fundado por Bello, Rodó, Martí, Hostos y Sarmiento, entre
43
Téngase presente que la producción ensayística de Henríquez Ureña también abarcó otros textos de carácter
crítico entre los que se destacan las obras: Literatura dominicana (1917), La utopía de América (1925) y La
cultura y las letras coloniales en Santo Domingo (1936). En relación con el texto Corrientes Literarias en
América Hispánica, su primera edición data de 1945 y se encuentra escrita en idioma inglés bajo el título:
Literary Currents in Hispanic America. De manera específica, la realización de este libro (en idioma inglés)
corresponde al ciclo de conferencias que dictó Pedro Henríquez Ureña en la Universidad de Harvard durante el
semestre de 1940 y 1941. La traducción española de estas conferencias fue realizada en 1949 por Joaquín Diez-
Canedo bajo el título: Las corrientes literarias en América Española
44
Para una mayor referencia acerca del pensamiento americanista y la relevancia ideológica que tuvieron estos
primeros intelectuales en el proceso de modernización de la crítica literaria hispanoamericana remito al trabajo
de Guillermo Mariaca Iturri, El poder de la palabra: ensayos sobre la modernidad de la crítica literaria
latinoamericana. (1993) Casa de las Américas. La Habana.
98
En este sentido, resulta importante destacar que su principal preocupación no radicó en
proponer una teoría o un método específico en torno a la disciplina historiográfica, sino más
en 1925 bajo el título “Caminos de Nuestra Historia Literaria”, es expuesta por Henríquez
“Todos los que en América sentimos el interés de la historia literaria hemos pensado en escribir la
nuestra. Y no es pereza lo que nos detiene: es, en unos casos, la falta de ocio, de vagar suficiente (la
vida nos exige, ¡con imperio, otras labores); en otros casos, la falta del dato y del documento:
conocemos la dificultad, poco menos que insuperable, de reunir todos los materiales. Pero como el
proyecto no nos abandona, y no faltará quien se decida a darle realidad, conviene apuntar
observaciones que aclaren el camino” (Henríquez en Odalís, 2010: 165)
De este modo, bien se podría afirmar que el planteamiento crítico de Pedro Henríquez Ureña
“Las corrientes describen el proceso de una literatura (y de una cultura, en el sentido más amplio de la
palabra), pero la descripción no tiene la tarea de documentar la plenitud de una conciencia nacional,
sino solamente los caminos que hasta ahora ha recorrido esa literatura “en busca de su expresión” Esa
expresión es la Utopía. A diferencia de Gervinus, de Sanctis, de Menéndez Pelayo, por sólo citar a los
más grandes representantes de la historiografía literaria moderna, Henríquez Ureña no consideró la
historia literaria como índice de la madurez de un proceso puramente político, la nación, sino
como impulso de la realización de un anhelo social, la Utopía, es decir, “la patria de la justicia”
(Gutiérrez,2014:215). (El destacado es mío)
A manera de síntesis, el aporte histórico literario, así como las reflexiones crítico-
historiográficas realizadas por Pedro Henríquez Ureña y José Carlos Mariátegui, deben
99
diversa manera ciertas élites intelectuales con el propósito de construir una imagen propia y
historiográfico que se explica a través de la reacción crítica que supuso, para cierta clase
del propio proceso de modernización y hegemonía económica que se estaba llevando a cabo
intelectuales tales como Roberto Brenes Mesen, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña,
Antonio Cándido, Feliz Martínez Bonati y José Carlos Mariátegui, entre otros, 45 la
formación de una conciencia meta crítica respecto a los límites y posibilidades de existencia
manera más acentuada en el transcurso de las décadas del setenta y del ochenta 46 en el marco
45
Según indica Roberto Fernández Retamar en su libro: Para una teoría de la literatura hispanoamericana y
otras aproximaciones (1975), algunas de las publicaciones más destacadas respecto al ámbito de la teoría y la
crítica literaria que llega a formular este grupo de autores son las siguientes: Las categorías literarias, (1923)
del costarricense, Roberto Brenes Mesen, El deslinde. Prolegómenos a la teoría literaria (1944), de Alfonso
Reyes, Concepto de la poesía (1945), de José Antonio Portuondo, La estructura de la obra literaria (Una
investigación de filosofía del lenguaje y estética) (1960), de Félix Martínez Bonati. No obstante, como bien
señala este mismo autor, resulta importante destacar que el conjunto de reflexiones de estos autores no
corresponde en sentido estricto a una teoría y crítica literaria latino o hispanoamericana, sino que constituyen
una serie de preocupaciones de índole general enunciadas por primera vez desde el contexto hispanoamericano.
Para una mayor amplitud acerca del proceso de formación de la crítica literaria hispanoamericana del siglo XIX
véase al respecto el libro Lectores Insurgentes: La formación de la crítica literaria hispanoamericana (1810-
1870), del autor Víctor Barrera Enderle, publicado en el 2013 por el Fondo Editorial Casa de las Américas.
46
Según indica el Dr. Agustín Martínez en su libro Metacrítica (1995), los primeros trabajos de reflexión en
torno al desarrollo y estado de la crítica literaria hispanoamericana corresponden a los textos de José Antonio
Portuondo: Situación actual de la crítica literaria hispanoamericana (1949) y Crisis de la crítica literaria
100
de un segundo proceso de modernización cultural no exento de nuevas tensiones y
Como señala al respecto Roxana Patiño (2006), la formación del discurso crítico
Latina, así como por la emergencia de un discurso americanista cuyo objetivo primordial
investigadora:
“Se trata de una etapa de modernización cultural dentro de la cual un foco de debate recurrente entre
los críticos e intelectuales es, precisamente, el de cómo articular un discurso que dé cuenta de lo
americano siendo, al mismo tiempo, teórica y críticamente superador y políticamente insertado
en un proyecto de liberación de esquemas culturales “colonizados”. Interesa, entonces, el cambio
cultural y, en este caso, el momento en que esta noción de lo específico, lo propiamente identitario,
sufre una reforma considerable en las concepciones de los críticos de cara a las profundas
transformaciones generadas en América Latina a partir de la Revolución Cubana y el paradigma para
la cultura y la literatura que desde ese horizonte se levanta. Momento en el que la crítica reclama un
cambio de paradigmas teóricos, se acerca al discurso americanista con la idea central de atender
a la especificidad de sus discursos literarios (entroncándose con la matriz de los discursos
identitarios del pensamiento continental) y debate sobre las condiciones de posibilidad de un estatuto
teórico y crítico renovado para la literatura, entre 1975 y 1985” (Patiño, 2006:1-2) (El destacado es
mío)
hispanoamericana (1951). Asimismo, este mismo autor menciona los trabajos de los autores y ensayistas
colombianos Baldomero Sanin Cano y Hernando Telles.
101
literarios latinoamericanos consistió en la formación de un grupo de destacados intelectuales
reflexión en torno al desarrollo de la crítica literaria constituyó el eje principal sobre el cual
términos generales, uno de los principales argumentos desde los cuales se llegó a examinar
47
A manera de referencia, la promoción de académicos y críticos literarios cuyos planteamientos teórico-
metodológicos figuraron en el proceso de modernización de la crítica literaria y cultural latinoamericana de
este periodo son los siguientes: Roberto Fernández Retamar, Hugo Achugar, Carlos Rincón, Nelson Osorio,
Raúl Bueno Chávez, Antonio Cornejo Polar, Alejandro Losada, Antonio Cándido, Ana Pizarro, Beatriz
González Stephan, Rafael Gutiérrez Girardot, Walter Mignolo, Beatriz Sarlo, Hernán Vidal, Desiderio Navarro,
Noé Jitrik, Saúl Sosnowski y Ángel Rama, entre otros.
48
Con el fin de evidenciar la importancia que ejercieron las revistas literarias y culturales en el proceso de
modernización del pensamiento crítico literario de este periodo, léase al respecto la siguiente lista de
publicaciones que, de acuerdo con Roxana Patiño, se llegó a difundir el proyecto crítico cultural de este periodo:
Hispamérica, publicada en Estados Unidos a partir de 1972 y dirigida por S. Sosnowski, Revista de Crítica
Literaria Latinoamericana, publicada en Perú en 1973 y dirigida por Antonio Cornejo Polar, Escritura, dirigida
por Ángel Rama y publicada a partir de 1975, Texto Crítico, publicada en México a partir de 1975 y dirigida
por Jorge Ruffinelli, Dispositio, revista publicada en Estados Unidos, en 1976 y dirigida por Walter Mignolo,
Lexis, publicada en Lima en 1977 y dirigida por Hernán Vidal, Punto de Vista, publicada en Argentina en 1978
y dirigida por Beatriz Sarlo, Casa de las Américas, publicada en Cuba desde 1960 y dirigida por Roberto
Fernández Retamar así como la Revista Iberoamericana, publicada inicialmente en México, 1938 y
posteriormente en Estados Unidos a partir de 1956, donde fue dirigida por Alfredo Roggiano. Para una mayor
amplitud acerca del papel crítico-cultural que desempeñaron las Revistas respecto a la formación del discurso
crítico-cultural latinoamericano, véase el estudio realizado por Andrés Avellaneda (1999), “Desde las entrañas:
Revistas de y sobre Latinoamérica en los Estados Unidos”. Saúl Sosnowski (ed.) La cultura de un siglo. América
Latina en sus revistas, Buenos Aires, Alianza.
49
A manera de referencia, remito al siguiente corpus de estudios y producciones ensayísticas, en las cuales se
demuestra el impacto académico y universitario que tuvo el ámbito de la crítica literaria en el des arrollo de los
estudios literarios latinoamericanos: “Hacia una Crítica Literaria Latinoamericana”, de Fernando García
Cambeiro (coordinador, 1976), “La nueva narrativa y los problemas de la crítica literaria actual” (1976), de
Nelson Osorio, “Entre el corte y la continuidad. Hacia una escritura crítica” (1978), de Noé Jitrik, “Sobre la
nueva novela y la nueva crítica latinoamericana” de Raúl Bueno Chávez, “Notas para un debate sobre la crítica
literaria latinoamericana” (1980), de Hugo Achugar, “Para una visión culturalista de la crítica literaria
latinoamericana (1980), de Hernán Vidal, “Tendencias y prioridades de los estudios literarios latinoamericanos”
(1981), de Jean Franco, “Problemas y perspectivas de la crítica literaria latinoamericana” (1974), de Antonio
Cornejo Polar, “Problemas de la Crítica literaria latinoamericana” (1987) de Agustín Martínez Antonini, “Hacía
una Crítica literaria latinoamericana” (1976), coordinado por Graciela Maturo, “Para una agenda problemática
de la crítica literaria latinoamericana: diseño preliminar” (1981) de Antonio Cornejo Polar.
102
desempeñaron los métodos inmanentistas, heredados de las principales corrientes teóricas
narrativas latinoamericanas.
No obstante, cabe resaltar que el lugar epistemológico que ocupaba la crítica literaria para
pensar los límites y las nuevas posibilidades teórico-metodológicas que debían seguir los
del proceso literario, dando origen a la publicación de una serie de trabajos de índole teórico-
historiográfico50.
literarios latinoamericanos, inscritos durante la década del setenta y del ochenta, se generó
50
Algunos de los estudios y acercamientos más destacados en torno a una dimensión histórica y sociológica
de la crítica y la historiografía literaria latinoamericana se encuentra constituida por las siguientes producciones
específicas: “Periodos y generaciones en la historiografía literaria hispanoamericana” (1948), de José Antonio
Portuondo; Para una teoría de la literatura hispanoamericana y otras aproximaciones (1975) de Roberto
Fernández Retamar; “Articulación, periodización y diferenciación de los procesos literarios en América Latina”
(1983), de Alejandro Losada; “Sobre crítica e historia de la literatura hoy en Hispanoamérica”, (1973) de Carlos
Rincón; “El método materialista histórico aplicado a la periodización de la historia de la literatura ecuatoriana”,
(1974) de Agustín Cueva; Literatura/Sociedad (1983), de Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo; Hacia una historia
de la Literatura Latinoamericana (1987) (ponencias de Domingo Miliani, Antonio Cándido, Antonio Cornejo
Polar, Rafael Gutiérrez Girardot),coordinado por Ana Pizarro; Contribución al estudio de la historiografía
literaria hispanoamericana, (1986), “La crítica y los problemas de la historia literaria” (1987) y La Historiografía
literaria del liberalismo hispanoamericano del siglo XIX, (1987) de Beatriz González, entre otros.
51
De acuerdo con Alejandro Losada (1977), la característica principal del discurso crítico-epistemológico de
este periodo concierne a la búsqueda de una renovación de las tendencias tradicionales las cuales clasifica a
partir de los siguientes modos: Positivismo historicista y erudito (Ricardo Rojas, Luis Alberto Sánchez),
interpretación impresionista y subjetivista (Mariátegui, Riva Agüero y Martínez, Estrada) y el humanismo
cultural (Rodó, P. Henríquez Ureña y Alfonso Reyes). Por otra parte, Losada menciona que el conjunto de
tendencias que rige la formación del paradigma crítico de la década del setenta se encuentra conformado por
103
apunta la investigadora Patricia D`Allemand (1999), la principal característica que se deriva
una crítica literaria hacia una crítica de índole socio-cultural, dando cabida a un movimiento
“Durante los últimos veinticinco años un importante sector de la crítica latinoamericana se ha venido
empeñando tanto en la renovación de su sistema conceptual, sus lenguajes, y sus métodos y la revisión
de sus relaciones con disciplinas colindantes, en particular con la antropología, como en la formulación
de su objeto de estudio y la deselitización y ampliación del corpus literario del continente. Esta empresa
de transformación de una crítica literaria en una crítica cultural ha implicado una concienzuda tarea de
autorreflexión sobres las tradiciones culturalistas que florecieron en el periodo de entreguerras y que
permanecieran silenciadas por el peso de las tendencias sociologistas, de una parte, y las formalistas
de otra, hasta entrado los años setenta. Entre los ejes que sirven de fundamento a dicha empresa se
cuentan su rompimiento con parámetros universalistas, su afán de indagar sobre los rasgos específicos
de la historia cultural de la región, su cuestionamiento de los métodos de literatura nacional vigentes
hasta entonces dentro de la historiografía literaria, la búsqueda de modelos de lectura que permitieran
dar razón de la pluralidad de nuestra producción literaria dentro de y más allá de los erosionados
paradigmas nacionales y finalmente, su énfasis en la exploración de las articulaciones entre proyectos
literarios y culturales regionales.” (D´Allemand, 1999: 827)
dio como resultado la producción de una serie de categorías de análisis entre las cuales
por Antonio Cornejo Polar, la teoría de la transculturación narrativa desarrollada por Ángel
104
De acuerdo con nuestra interpretación, la trascendencia hermenéutica que denota esta
hispanoamericanas habían configurado desde mediados del siglo XIX por una concepción
sistémica y heterogénea del discurso histórico literario dando origen a una nueva forma de
Como se verá en los dos siguientes apartados, el impacto teórico-metodológico que tuvo esta
contrastivo coordinado por la chilena Ana Pizarro a través del proyecto historiográfico Hacia
Modelo Histórico-Social
Con base en el panorama histórico que expone Rafael Gutiérrez Girardot en su libro
historiográfico de índole social se remonta a los trabajos de Arnold Hauser (La Historia
social del arte y la literatura, 1953 y Sociología del arte 1974) provenientes de la renovación
marxista llevada a cabo en la década de los cincuenta por Georg Lukács y Theodor W.
Adorno.
En el ámbito hispánico, la recepción que tuvo este modelo histórico fue desarrollado durante
esta misma década por el trabajo historiográfico de Jaime Vicéns Vives Historia social y
históricas. Elementos para una discusión latinoamericana” (1989) de Antonio Cornejo Polar; “Sistema literario
y sistema social” (1974) y Transculturación narrativa en América Latina (1982), de Ángel Rama.
105
económica de España y América (1957) así como por la influencia que representó desde
sociológico desarrollado por Max Weber, Marx Scheler, Lukács, Karl Manheim y Theodor
W. Adorno. Según explica Girardot, fue a través de esta convergencia teórica donde se
dando origen a diversos proyectos historiográficos entre los que se destaca el libro La
de manera más sistemática, el modelo histórico social propuesto por Alejandro Losada cuyas
latinoamericana estuvo a cargo del Dr. Alejandro Losada Guido como parte de un proyecto
América Latina.53
Según explica Ineke Phaf (1985), el proceso de reflexión y difusión de este proyecto implicó
53
Una de las principales características que se advierte en la propuesta teórico-metodológica de este modelo
historiográfico consiste en destacar el enfoque provisional e hipotético desde el cual fueron definidos sus
respectivas categorías y procedimientos de análisis. De esta manera, a diferencia de una perspectiva
historiográfica que pretendiera abarcar la totalidad del desarrollo histórico social de la literatura
latinoamericana, el diseño teórico-metodológico que caracterizó este proyecto de investigación se limitaba a
estudiar el desarrollo histórico social de la literatura latinoamericana ilustrada comprendida entre 1780-1970.
106
discusiones teórico-metodológicas por parte de un equipo de profesores, investigadores y
estudiantes de doctorado. 54
Unidos.
Finalmente, desde 1982 hasta 1985, la reflexión académica de este proyecto se integró de
Si bien, el diseño metodológico así como los principales alcances obtenidos por este
proyecto dieron origen a varias publicaciones 55 entre las que cabe mencionar el artículo
“Bases para un proyecto de una historia social de la literatura en América Latina (1780-
de la década del setenta a través de una serie de artículos y trabajos de investigación en los
54
Para una mayor amplitud acerca de las fases de investigación que involucró el proyecto historiográfico
coordinado por Losada, consúltese al respecto el artículo “Historia Social de la Literatura en América Latina.
Proyecto de Alejandro Losada”, publicado en la Revista Homines. Vol. 9, Número 1,2 febrero-diciembre, 1985.
55
Aparte de los textos ya mencionados, la perspectiva historiográfica de Losada también se encuentra expuesta
en las siguientes publicaciones: “Articulación, periodización y diferenciación de los procesos literarios en
América Latina (1983) y La literatura en la sociedad de América Latina. Los modos de producción entre 1750-
1983) (1981-1983).
107
cuales se exponían las principales categorías analíticas que fundamentaban, grosso modo,
década del setenta y del ochenta por Alejandro Losada (1974-1985), el modelo
caracterizada por Losada bajo el estatuto de una nueva disciplina e investigación literaria:
“Esta disciplina toma por objeto el fenómeno literario como un aspecto de la realidad social. No se
pregunta, sin embargo, por la manera en que la sociedad se refleja en la literatura sino por las formas
de literatura que caracterizan cada tipo de formación social, y por la función que cumplen en su
desarrollo. No se reduce al análisis de obras particulares; ni tampoco estudia a la sociedad a través de
la literatura sino que analiza a la literatura en la sociedad” (Losada, 1987:2) (El destacado es mío)
que tuvo este modelo historiográfico durante la primera mitad de la década del ochenta,
56
A manera de consulta, léase al respecto la siguiente lista de publicaciones en los cuales se exponen algunos
de los conceptos teóricos utilizados por Losada (sistemas literarios, modos de producción, praxis social) para
fundamentar un diseño metodológico en torno a la elaboración de una historia social de la literatura
latinoamericana: “La Obra de José María Arguedas y la sociedad andina. Interpretación de su creación literaria
como praxis social” (1974); “Problemas y tareas de la crítica literaria contemporánea. Discursos críticos y
proyectos sociales en Hispanoamérica” (1975); “Los sistemas literarios como instituciones sociales en América
Latina” (1975), Creación y Praxis. La Producción literaria como praxis social en Hispanoamérica y el Perú
(1976), “La literatura urbana como praxis social en América Latina (1977); “Los modos de producción cultural
de los estratos medios urbanos en América Latina: las culturas dependientes (1780-1920) y las culturas
autónomas (1840-1970)” (1977). Para un mayor acercamiento respecto a los distintos trabajos críticos e
historiográficos realizados por Losada desde la década del sesenta hasta el ochenta, remito al estudio de José
Morales Saravia: Bibliografía Comentada, publicado en el texto La literatura en la Sociedad de América
Latina. (1987) Ed. Daniel Cano, Hanns-Albert Steger, Roberto Ventura y Ulrich Fleischmann.
108
historiográfico que diera cuenta de la historicidad propia de los procesos culturales y
“En fin, para decirlo en términos técnicos, la disciplina no ha logrado todavía constituir objetos que
configuren una suficiente masa crítica como para tratarlos a la manera de fenómenos culturales de una
sociedad, refiriendo la literatura exclusivamente al autor o considerándola como un fenómeno
inmanente completamente desvinculado de la vida social; no se ha ocupado de sus desarrollos teóricos;
no se ha hecho problema de su especificidad frente a otras literaturas, no se ha preguntado por las
diferencias básicas subregionales; no ha investigado sus características institucionales y, en fin, no ha
podido emprender una reflexión interdisciplinaria averiguando su función en la vida social” (Losada,
1981:168)
Como se logra entrever de la cita anterior, el conjunto de críticas que Losada advierte en el
109
literario y su relación disciplinaria con el ámbito de las ciencias sociales. 57 De manera
específica, este último aspecto es expresado por Losada en los siguientes términos:
“[…] tengo la intención de elevar la ciencia de la literatura al nivel de una ciencia social, es decir de
tomar como objeto no sólo las obras y los fenómenos específicamente literarios, sino a la sociedad
latinoamericana que se distingue, como una de sus características, también porque posee instituciones
y formas específicas de literatura” (Losada,1983:13)
dimensiona la producción literaria como una institución y praxis social. Dicha concepción,
cuya disciplina de base tiene por objeto el fenómeno literario como un aspecto de la realidad
social, afirma que la vida socio-histórica de la producción literaria constituye una forma de
cultura) establecen una relación “consigo mismo y con los demás hombres en su sociedad”.
producción cultural que llegan a establecer ciertos grupos y sujetos sociales como parte
a afirmar:
57
Si bien, Losada realiza una crítica respecto al paradigma dominante de la ciencia literaria de su época, es de
suma importancia destacar el reconocimiento intelectual que el propio Losada atribuye a los trabajos crítico-
literarios de Antonio Cándido, Alfredo Bosi, J.Guilherme Merquior, Agustín Cueva, Jaime Concha, Joseph
Sommer, Nestor García Canclini así como los trabajos de José Carlos Mariátegui, Jean Franco, Adalbert Dessau
y David Viñas (ver Losada, 1987, pp.43-44).De acuerdo con este investigador, el conjunto de estudios que
realizan estos autores en torno a la producción literaria latinoamericana constituyen el antecedente teórico más
inmediato de su propuesta de investigación, al mismo tiempo que representan en el contexto de la década del
setenta y principios del ochenta, la formación de un nuevo horizonte crítico en los estudios literarios
latinoamericanos y su vinculación con el fenómeno social.
58
En términos específicos, Losada alude al concepto de modos de producción social “como el instrumento
analítico que puede permitir elaborar fenómenos análogos que se producen en diversas sub-regiones de América
Latina y que sirve de base para intentar un nuevo tipo de periodización asincrónica para articular el proceso
literario de cada sociedad a una unidad continental” (Losada, 1987:45)
110
realidad de un nuevo sujeto social porque en él adquiere una nueva identidad y porque a través de él
logra configurar un nuevo tipo de relación con la naturaleza, con la historia y con la sociedad como
totalidad […] Es, en una palabra, como he procurado mostrarlo repetidamente en mis trabajos
anteriores, una praxis social” (Losada, 1983:10) (El destacado es mío)
investigación para llevar a cabo una articulación entre el fenómeno literario y la dimensión
social de la cual forma parte: a) búsqueda de una integración interdisciplinaria basada en los
históricos de cada formación social y c) articulación del nivel literario y el nivel social a
través del tipo social productor-portador de la literatura ilustrada en cada periodo de las
sociedades latinoamericanas.
De manera específica, la articulación entre estos dos últimos niveles (el nivel literario y el
fenómeno social) es explicado por Losada a través del concepto de praxis social, entendiendo
con ello que el proceso de formación de una literatura corresponde esencialmente a una forma
de práctica social ejercida por un determinado actor social productor de cultura con respecto
“Si enunciáramos brevemente la característica de este proyecto en lenguaje científico, se podría decir
lo siguiente: 1) Se trata de trascender el análisis de obras y autores particulares, y de constituir
conjuntos literarios relevantes que dominan el horizonte cultural de esta sociedad; 2) Se trata de superar
su tratamiento inmanente y devolverlos a su realidad concreta articulándolos a la sociedad en donde
tienen existencia real, observando las funciones que cumplen en la vida social y comprendiéndolos
como el resultado de una práctica concreta de un determinado sujeto social; 3) se trata de comprender
que esa práctica social parte de una agenda de problemas que se plantea con la destrucción del mundo
colonial, y es el resultado de la acumulación elaborada de expectativas y experiencias que giran en
torno a las posibilidades de transformar esa sociedad y a su situación en el periodo contemporáneo.”
(Losada,1981:180)
111
Tomando como referencia la distinción conceptual que realiza el brasileño Antonio
por Losada se deriva del concepto de conjunto literario significativo con el fin de determinar
los distintos sistemas literarios regionales y subregionales que integran la praxis social de
la cual Alejandro Losada aborda el fenómeno literario (institución y práctica social), bien se
59
Para una mayor amplitud acerca de la definición de conjuntos literarios elaborada por Antonio Cándido,
consúltese al respecto la obra: La formación de la literatura en el Brasil entre 1750-1880, publicado en 1959.
60
El modelo historiográfico que elabora Losada para analizar los diferentes sistemas literarios que integran el
desarrollo histórico social de la literatura ilustrada latinoamericana (1780-1970) corresponden a la delimitación
de cinco grandes regiones: 1) Brasil, 2) México, 3) Caribe-América Central, 4) Río de la Plata y 5) Zona Andina.
No obstante, el mayor alcance que tuvieron las investigaciones en torno a este proyecto solamente llegó a
abarcar tres áreas específicas (Perú, el Río de la Plata y el área del Caribe-América Central) dando lugar a la
identificación de cuatro modos específicos de producción cultural-literaria: a) Literaturas dependientes en Perú
(1848-1878), b) literaturas autónomas en el Río de la Plata (1837-1888), c) literatura social-revolucionarias en
el Caribe y América Central (1920-1980) y d) literaturas marginales en Buenos Aires (a partir de 1920).
112
Modelo cultural comparatista
investigadora chilena Ana Pizarro, representó durante la década del ochenta una de las
Literatura Comparada (AILC) dando lugar a la publicación de dos volúmenes en los cuales
1983.62
61
En 1972 la UNESCO también llegó a financiar la publicación del texto América Latina en su Literatura,
dirigido por César Fernández Moreno y editado por la Editorial Siglo XXI. En este estudio se contó con la
autoria de diversos escritores y ensayistas latinoamericanos entre los que se destacan: Severo Sarduy, José
Lezama Lima, Bareiro Saguier, Emir Rodríguez Monegal, Antonio Cándido y Roberto Fernández Retamar.
62
La realización de este primer encuentro fue llevada a cabo con la participación de destacados críticos y
académicos de la literatura y los estudios latinoamericanos entre los que figuran los nombres de Ana Pizarro,
Mario Valdés, Franco Meregalli, Rafael Gutiérrez Girardot, Domingo Miliani, Antonio Cornejo Polar, Kenneth
Ramchand, Jacques Leenhardt y Antonio Cándido. Asimismo, durante la fase de discusión de cada una de las
ponencias presentadas se contó con la participación de Enrique Oteiza, Jean Franco, Hugo Achugar, Roberto
Schwarz y Beatriz Garza.
63
Resulta importante destacar que la publicación de estos dos volúmenes no corresponde con el orden
cronológico en que se efectuaron las reuniones. El volumen La literatura latinoamericana como proceso, fue
publicado en 1985 y recoge los resultados y discusiones presentadas en octubre de 1983, mientras que el
segundo volumen titulado Hacia una Historia de la Literatura Latinoamericana, fue publicado en 1987 y
obedece al conjunto de discusiones que participaron durante el primer encuentro celebrado en noviembre de
1982.
113
En relación con la primera compilación, este texto aborda la reflexión historiográfica llevada
Bolívar. En suma, se trata de un texto que recopila las ponencias, las discusiones y el informe
final que elaboraron este equipo de expertos y a partir del cual se define un primer marco de
reflexión acerca de las limitaciones y posibilidades de escritura de una historia literaria desde
“El presente volumen intenta aportar elementos a la discusión historiográfica, que en nuestro
continente ha tenido un lugar escaso como reflexión […] Nos parece importante entregar este material
dado que la discusión y los planteamientos con que se encontrará el lector pertenecen, como decíamos,
a una perspectiva no trabajada como elaboración colectiva en los estudios de literatura
latinoamericana” (Pizarro,1987: 9-10)
mismo volumen:
“El volumen que hoy entregamos al público constituye un intento de aproximación al complejo
problema de periodizar la literatura latinoamericana. En un libro anterior, al que hemos llamado Hacia
una historia de la literatura latinoamericana tratamos los problemas que pareciera necesario
considerar al pensar en una historia de nuestra literatura que se oriente hacia un punto focal de
articulación de la realidad continental en sus distintos niveles. Hoy abordamos el movimiento de la
historia literaria en América Latina intentando aproximarnos a la temporalidad, al espesor, a la
especificidad de sus modulaciones” (Pizarro,1985:9)
64
Los investigadores que participaron en este encuentro fueron los siguientes: Ángel Rama, Antonio Cándido,
Domingo Miliani, José Luis Martínez, Beatriz Sarlo, Roberto Schwarz, Jacques Leenhardt, Carlos Pacheco y
Ana Pizarro. Asimismo, se contó con la participación de otros estudiosos de la crítica literaria latinoamericana
entre los que figuran Luis López Álvarez, Fernando Novaes, Jorge Schwartz y Carlos Vogt, así como con la
asistencia de otros profesores y estudiantes de la Universidad de Campina.
114
Si bien, la realización de este proyecto historiográfico no llegó a efectuarse como se tenía
acerca de la producción intelectual que sustentaba hacia principios de la década del ochenta,
“Este proyecto fue desarrollado con grandes estímulos, pero también con todas las dificultades que se
lleva a cabo la investigación de largo aliento en la cultura del continente. Estas dificultades nos hicieron
renunciar al proyecto inicial, y adoptamos la resolución de publicar los resultados parciales de la
investigación […]” (Pizarro, 1993:13)
Pese al conjunto de limitaciones que dio por finalizado la realización de este proyecto
Latina: Palavra, Literatura e Cultura y cuya coordinación también estuvo a cargo de Ana
Pizarro.
De acuerdo con Genara Pulido (2010), la publicación de estos tres volúmenes constituye una
“En contra de lo que podría creerse esta obra tiene la coherencia que echamos en falta en las dos obras
anteriores coordinadas por Pizarro, pero quizá no existiría sin esas reflexiones previas que se
produjeron durante años […] América Latina: Palavra, Literatura e Cultura es la historia literaria y
cultura que corresponde a un subcontinente como el latinoamericano en el que literatura y
cultura conviven en marcos dispares y épocas distintas. Los dos grandes retos que parecían
plantearse años atrás se ven cubiertos: primero, terminar con las limitaciones de la historia literaria
115
clásica no sólo superando sus limitaciones metodológicas sino también renovando su mismo objeto de
estudio que pasa de ser la literatura en sentido estricto a las literaturas de la más variada índole y
procedencia junto a las culturas y manifestaciones culturales de grupos que tienen una importante
presencia en estos países; y segundo, atender a la totalidad de este vasto espacio geográfico y cultural.
(Pulido, 2010:4) (El destacado es mío)
En relación con el proyecto Hacia una Historia de la Literatura Latinoamericana, una de las
Latina y el Caribe.
Como indica Ana Pizarro, el carácter participativo de este proyecto estuvo conformado por
de sus dos respectivos volúmenes, constituye la evidencia bibliográfica acerca del carácter
116
dialógico y participativo en que fue conceptualizado la organización teórico-metodológica
Ahora bien, una vez descrita algunas de las características generales que dieron origen a este
texto La literatura latinoamericana como proceso (1985), uno de los problemas transversales
que aborda este proyecto alude a la compleja relación que se suscita entre la definición del
De este modo, ante el problema teórico-conceptual que se desprende entre la definición del
área y el concepto de literatura latinoamericana, el principal aporte que llega a elaborar este
a partir del cual se logra explicar el carácter heterogéneo y contradictorio en que se movilizan
65
De manera particular, dicho carácter dialógico se logra entrever en una de las secciones denominada
discusiones. En esta sección se registran las discusiones, preguntas y comentarios que sostuvieron los
participantes y expertos del proyecto, constituyendo así un importante material discursivo el cual permite
evidenciar los distintos puntos de convergencia y divergencia que caracterizaban el discurso teórico y crítico
de los estudios literarios latinoamericanos de este periodo.
117
las prácticas literarias latinoamericanas. Como lo explica al respecto la coordinadora Ana
Pizarro:
“En el caso de América Latina, ni los criterios lingüísticos, ni los geográficos, ni los políticos dan
cuenta por sí solos del espacio específico de lo literario: dan cuenta de él los parámetros culturales
que articulan, en su convergencia como en su contradicción la estratificada complejidad de las
manifestaciones literarias. En este sentido, no podemos prescindir del nivel cultural al buscar un
eje organizador del discurso literario como sistema […] de acuerdo con la discusión que
presentamos a lo largo del presente texto, lo que delimita el área comprensiva de una literatura
latinoamericana es la existencia de significaciones culturales comunes. Este criterio se establece frente
a la precariedad de los criterios lingüísticos, geográficos o políticos instrumentados aisladamente”
(Pizarro,1987:11)
justificación de este enfoque metodológico es explicada por esta misma coordinadora en los
siguientes términos:
Así, pues, con base en los diferentes sistemas literarios, culturales y lingüísticos que
118
Latina-Europa, 2) relación de las literaturas nacionales en el interior del continente y 3)
En palabras de Pizarro:
“Una de las direcciones a que apuntaremos es la que ha sido considerada como la propia del
comparatismo en los estudios continentales: la relación América Latina-Europa Occidental […]
Una segunda dirección ha sido menos tematizada como objeto de análisis, aún cuando, como
señalábamos, esta implícita en las proposiciones totalizantes: es la relación entre las literaturas
nacionales en el interior de la América Latina. La tercera […] se genera a partir de una
caracterización de la heterogeneidad de las literaturas nacionales en el ámbito continental, y nos
parece fundamental para la consideración de los otros dos niveles de interacción. Una aproximación a
la literatura del Continente, pensamos, no puede dejar de insertarse, en el ámbito de esta triple dinámica
cuya percepción global puede permitirnos atisbar en la complejidad de nuestra historia literaria.
(Pizarro, 1985: 50) (El destacado es mío)
Con base en las propuestas teórico-metodológicas de Alejandro Losada y Ana Pizarro, uno
de los aspectos comunes que abordan ambos modelos historiográficos radica en el carácter
sistémico y comparativo que cada uno de estos proyectos asume en torno a la comprensión
En el caso de Losada, la noción sistémica desde la cual se enmarca el proyecto de una historia
sistémica de los diferentes modos de producción cultural que de manera dialéctica rigen las
sociológico, esto quiere decir que la noción de sistema literario que encabeza este modelo
historiográfico tiene como objetivo explicar las diferentes funciones y formas de articulación
que realiza la producción literaria en su calidad de praxis e institución social a través de los
119
diferentes tipos de modos de producción cultural (conjuntos literarios significativos) que
por Ana Pizarro, la noción de sistema desde la cual se fundamenta este modelo historiográfico
parte de una perspectiva cultural cuya principal característica radica en evidenciar las
literaria ya había sido formulado en la década de los cuarenta por Pedro Henríquez Ureña
bajo la idea de una interpretación homogénea y sintética a partir de la cual se lograría explicar
hispanoamericano, la concepción historiográfica que rige este otro modelo histórico literario
procesos literarios.
teóricas que enmarcan el ámbito de la historiografía literaria en América Latina a través del
Ureña, Alfonso Reyes, José Carlos Mariátegui, así como de la gran mayoría de historias de
del siglo XX, el carácter interdisciplinario y colectivo que abarcan estos dos modelos
120
historiográficas desarrolladas hacia finales de la década de los noventas y principios del siglo
XXI.
interpretar la episteme crítica que rige en la actualidad algunas de las tendencias teórico-
vectorial en que se configuran los procesos de producción y recepción del campo literario
desde una nueva perspectiva comparativa y transareal con la finalidad de rastrear los diversos
la principal metáfora epistémica que atraviesa este paradigma teórico (aún en proceso de
66
Con el propósito de evidenciar la relevancia crítica que ocupa esta noción en el ámbito contemporáneo de
loes estudios literarios y culturales latinoamericanos, leáse al respecto el título de la siguientes producciones
académicas desarrolladas desde mediados de la primera década del siglo XXI hasta la actualidad: Cartografía
del compromiso: vanguardia e ideología en los poetas del 27 (2016), de Miguel Ángel García; Cartografías de
la cultura y la subalternidad en América Latina (2016), de Roberto Mora Martínez; Cartografías y estrategias
de la postmodernidad y la postcoloniladad en Latinoamérica: hibridez y globalización (2016),de Alfonso de
Toro; Estudios transatláticos postcoloniales: Mito, archivo, disciplina: cartografía culturales, (2011), de
Rolena Adorno; Cartografías literarias (2010) de Anabela Rita; Cartografías literarias (2008), de Gregory
Zambrano; Barroco y Neobarroco en la narrativa hispanoamericana: cartografías literarias de la segunda
mitad del Siglo XX. (2008), de Cristo Rafael Figueroa Sánchez; y Cartografías literarias del exilio: tres poetas
hispanoamericanos (2005), de José Ismael Gutierrez, entre otros.
121
construcción) gira en torno a la búsqueda de una representación cartográfica en movimiento
prácticas literarias más allá de los espacios nacionales o estrictamente regionales. Con el
propósito de ejemplificar algunos de los rasgos conceptuales que rigen el dominio de esta
Uno de los modelos histórico literarios en los cuales se manifiesta de manera inicial algunas
de las características que rigen, grosso modo, esta cuarta perspectiva corresponde a la obra
por José M. Valdés y Djelal Kadir. Conformado por tres volúmenes y la participación de 242
escritura de este proyecto se posiciona como un proyecto historiográfico el cual busca trazar
“[…] ¿Podemos imaginar la delineación de un mapa histórico de la cultura literaria que no es un mapa
de un solo período de la historia? Estos volúmenes ofrecen un mapa histórico que sitúa el cambio
de punto de convergencia y disipación de la producción cultural a través de quinientos años. La
base de datos para dicho mapa sería masiva, incluso para un área lingüística contigua, pero si asumimos
el continente latinoamericano en toda su diversidad y heterogeneidad, tal empresa estaría más allá de
la competencia o, de hecho, fuera del control de Historiadores individuales.” (Valdés y Kadir, 2004:
xvii)
Si bien, parte de la matriz conceptual de este proyecto tuvo como antecedente el modelo
122
los noventas,67 el enfoque principal que caracteriza esta obra se centra en la noción de cultura
coordinador:
“El contexto de la literatura -entendida como cultura literaria en la que el texto es concebido, escrito y
leído- es un área de investigación con múltiples especialidades de entrelazamiento: geografía cultural,
demografía de la cultura, historia de la producción y recepción, registros lingüísticos de la cultura, la
sociología de los movimientos literarios y la historia de las ideas, entre otras. […] Nuestra posición es
que la forma más efectiva de la historia literaria actual es una historia literaria contxtualizada, o bien
aprendemos a trabajar en y con la investigación de campos corolarios, o estaremos condenados a un
aislamiento y una irrelevancia cada vez mayores. Pero también hay que añadir una advertencia. En el
desarrollo del contexto cultural, debemos aplazar el examen de algunos elementos y poner en primer
plano a otros; En otras palabras, hay un sesgo implícito en la construcción de cualquier modelo que es
inevitable. Por ejemplo, en nuestro caso hubo una decisión consciente de tomar primero la geografía,
la investigación demográfica, seguida de la lingüística, antes de pasar a considerar las cuestiones
sociales y políticas que afectan a la cultura literaria.” (Valdés y Kadir, 2004: xviii)
La propuesta historiográfica que rige esta obra considera a la literatura como unas de las
culturales. Acorde con dicha concepción, la perspectiva de estudio que abarca este modelo
los distintos centros culturales así como el análisis de otras formas de producción narrativa,
67
Al respecto de lo anterior, tómese en consideración la participación que desempeñó el Dr. Mario Valdés,
junto con otros destacados académicos de la década del ochenta, en el diseño teórico-metodológico del proyecto
Hacia una Historia de la Literatura Latinoamericana, coordinado por la investigadora Ana Pizarro. Para una
mayor referencia y consulta bibliográfica, véase al respecto las reflexiones teórico-historiográficas realizadas
por Valdés en su artículo: “Hacia una historia de la literatura hispanoamericana: una perspectiva comparativa”,
publicado en el texto Hacia una historia de la literatura latinoamericana (1987).
123
tanto escrita como oral, caracterizadas por su grado de heterogeneidad y constante
desplazamiento transnacional.
externas. Culturas del Caribe Hoy, publicada en el 2002. Tal como se expresa en el prólogo
e introducción de este texto, uno de los principales aspectos teóricos que caracteriza este
conjunto de ensayos radica en la dimensión espacial y dinámica vectorial a partir de los cuales
“Estamos aproximándonos a las culturas del Caribe hoy, a partir de una noción de Caribe que no se
asienta en el espacio del Caribe insular solamente, el archipiélago de las Antillas, sino en una noción
de la región en tanto cuenca del Caribe, esto es, incorporando los territorios que baña el mar Caribe y
que diseñan en conjunto culturas articuladas por trazos comunes ligados a una también común historia
de colonización y esclavitud, centrada en la economía de plantación” (Pizarro: 2002:14)
Según se infiere de la cita anterior, la noción de espacialidad que apela esta investigadora
como las formas de convivencia cultural que caracteriza en su conjunto y simultaneidad los
“En efecto, se trata, en este caso, de la constitución de un espacio identitario diferente, en movimiento,
en instancias de negociación, de aceptación, rechazo y transformación entre dos y a veces más culturas.
[…] estamos hablando, desde la perspectiva cultural, de un conjunto plural en donde se hablan en las
diferentes subáreas cuatro lenguas metropolitanas: español, inglés, francés y holandés, así como, en
cada sector una o más lenguas criollas llamadas créole, para el caso francés; pidgin, para el área
inglesa; papiamento para el Caribe neerlandés insular, así como el sranan para el Surinam, la principal
68
Un antecedente teórico acerca de las limitaciones y posibilidades que constituye la región del Caribe para la
historiografía literaria latinoamericana fueron elaboradas por esta misma investigadora durante la década de los
ochentas en su artículo “La noción de literatura latinoamericana y del Caribe como problema historiográfico”
(1985).
124
lengua criolla hablada en este sector continental de la cultura Caribe holandesa” (Pizarro,2002:13-15)
(El destacado es mío)
Ette y la Dra. Gesine Müller, argumenta desde una perspectiva explícitamente transareal una
comprensión dinámica del espacio y de los diferentes movimientos desde los cuales se
configuran las vinculaciones culturales y literarias entre América Central y la zona del
Si bien, las dos producciones críticas anteriores aluden a una misma zona geográfica y
contacto cultural, resulta importante especificar que la perspectiva transareal que caracteriza
vectorización del imaginario y la producción cultural como las que representan Asía y
América. Así, pues, uno de los textos compilatorios más recientes que aborda de manera
125
“Los ensayos reunidos en este libro se proponen contribuir a analizar y entender los espacios dinámicos
y los movimientos en estos mundos transpacíficos desde una perspectiva transareal. En especial, se
configuran de las conexiones y convivencias transpacíficas en las AsiaAméricas y sus representaciones
simbólicas, incluyendo la presencia de las Asias en América Latina y de las Américas Latinas en Asia.
Preguntan por el potencial de una América Latina como región de contacto y de cruces culturales en
las nuevas constelaciones a partir de la cuarta fase acelerada de la globalización” (Ette, Mackenbach,
Nistschack,2013:9)
Finalmente, y en estrecha relación con los cambios de paradigma que realiza en la actualidad
circulación y recepción de las prácticas literarias, uno de los modelos de investigación más
destacados en este sentido corresponde al proyecto Reading Global, coordinado por la Dra.
examinar las diferentes dinámicas de recepción y circulación que realiza el campo cultural
De acuerdo con la Dra. Müller, las características más relevantes de este proyecto
analítica que presenta la disciplina filológica para comprender los procesos de circulación de
metodológico que propone Reading Global destaca el carácter inter y transdisciplinario como
69
De manera específica, la realización de este proyecto, el cual finaliza en el 2020, se encuentra financiado por
el Consolidator Grand del Consejo Europeo de Investigación (ERC). En la actualidad, el equipo académico de
Reading Global esta conformado por los siguientes investigadores y proyectos respectivos: Dr. Jorge Locane,
“La literatura latinoamericana después del Boom. La editorial Anagrama y su función mediadora”; Benjamin
Loy, “La selva espesa de lo global: lecturas latinoamericanas de la literatura mundial”; Yehua Chen, “La
literatura latinoamericana en China”; Silja Helber, “Procesos de canonización de las literaturas
latinoamericanas entre 1959 y en la actualidad en el contexto de relaciones de poder históricas y actuales”;
Judith Illerhaus, “Investigación empírica del mercado del libro: latinoamerica y el mercado global del libro”;
y la Dra. Leonie Meyer-Krentler, “El éxito global de las literaturas latinoamericanas y sus excluídos”
126
uno de los principales requisitos para la formación de nuevos conocimientos y herramientas
de análisis que contribuyan a una comprensión global y dinámica de las literaturas mundiales.
En segundo lugar, el criterio de materialidad que abarca este proyecto alude al análisis de las
las literaturas a nivel global. Como señala al respecto esta investigadora, este segundo criterio
pretende estudiar los mecanismos de mediación a través de los cuales se lleva a cabo la
En tercer lugar, el último criterio que enmarca la justificación y objetivos generales de este
Una vez referidas este conjunto de producciones, resulta de suma importancia destacar que
el principal horizonte de comprensión que rige esta cuarta dimensión del discurso crítico-
127
delegan al trabajo multidisciplinario y colectivo, así como la necesidad conceptual de
que caracterizaron en buena medida algunos de los proyectos y modelos histórico literarios
utilización de nuevas metáforas epistemológicas en las que priva una lógica multirrelacional
del fenómeno literario y a partir del cual se logra identificar una mayor inclinación conceptual
Finalmente, cabe advertir que esta última configuración, a la que hemos denominado bajo el
literaria en la que convergen los llamados estudios culturales, los debates críticos
postmodernos, las teorías poscoloniales, los estudios latinoamericanos así como el impacto
que a partir de la primera década del siglo XXI ha tenido el giro transareal como una nueva
modernidad (es) latinoamericana(s), las principales conclusiones que abarca este tercer
En primer lugar, los procesos de producción y recepción del discurso historiográfico literario
llevadas a cabo por el discurso crítico cultural durante las dos últimas décadas del siglo XX
historiográficos impulsados por los estudios culturales, el giro trans-areal y otros modelos
En segundo lugar, tal como se deduce de las perspectivas locales, regionales y continentales
que caracterizan la producción discursiva de las historias literarias así como en el conjunto
129
historiografía literaria ha desempeñado una función programática en la formación y
específica, este último aspecto se logra apreciar en las diferentes categorías teórico-
este tercer capítulo, las principales categorías epistémicas desde las cuales es posible
determinar los diferentes tipos de espacialidad y movimientos vectoriales que rige el discurso
a las siguientes dinámicas específicas: a) del archivo histórico colonial a las unidades
areales.
130
4 Movimientos y tensiones socio-discursivas en la historiografía literaria
en Centroamérica:
“De allí que el intelectual centroamericano contemporáneo mime, hable con la lengua enrollada, con
una lengua picantemente paródica, irónica, esperando el momento en que pueda colarse entre las
grietas del discurso hegemónico antes de que el poder de este último lo nombre, congelándolo en el
acto” (Arturo Arias, Gestos ceremoniales, 1998)
histórica de los procesos literarios, el presente capitulo tiene como objetivo analizar los
epistemológicos que han tenido durante las últimas tres décadas los estudios literarios y
culturales latinoamericanos.
Acorde con en el objetivo general e hipótesis central de esta investigación, el principal corpus
de referencia de este capitulo obedece al proyecto inter y trans-regional Hacia una Historia
década de los noventas y principios del nuevo milenio dando lugar a la publicación de tres
tomos durante el periodo del 2008 y el 2012. No obstante, resulta de suma importancia
131
Tras los acontecimientos socio-políticos y militares que marcaron la década de los setenta y
bien se podría afirmar que el concepto de Región que se instala en esta coyuntura histórica
democrática al mismo tiempo que se sitúa frente a las tensiones políticas y económicas que
“Los procesos histórico-políticos que vive Centroamérica a partir de la década de los noventa resultan
medulares para comprender las condiciones bajo las que se instauraron proyectos políticos y
económicos cuyo fin era una (re) construcción de la región amparada en los discursos de la democracia
y el desarrollo. Esos años de transición se han caracterizado, sin embargo, por ser un momento
matizado por una cultura de la discriminación y la violencia, así como por la profundización de las
crisis y exclusión sociales. Este panorama, que ha continuado agudizándose, se compone de las más
diversas formas de asimetrías sociales, económicas y culturales, frente a la insistencia de los sectores
70
A manera de referencia, téngase presente la relevancia político discursiva e institucional que desempeñaron
los acuerdos de pacificación centroamericana iniciados en 1986 con el Tratado de Esquipulas I, y
posteriormente ratificado en 1987 (Esquipulas II); los acuerdos de paz llevados a cabo en 1992 en el Salvador
y en 1996 en Guatemala, así como las llamadas Comisiones de la Verdad y sus respectivos informes finales
publicados durante la década de los noventa y principios del siglo XXI: Comisión de la Verdad para el Salvador.
De la locura a la esperanza: la guerra de doce años en El Salvador (1993) New York, San Salvador, Naciones
Unidas; Comisión de Esclarecimiento Histórico de Guatemala (CEH) Guatemala Nunca Más (1998);
Guatemala: Memoria del Silencio. (1999) Informe final de la CEH. ciudad editorial.; Informe Final de la
Comisión de la Verdad: “La verdad os hará libres” (2002) Panamá, y Comisión de la Verdad y la
Reconciliación (CVR): Para que los hechos no se repitan (2011) Honduras. Cabe destacar que los informes
finales de El Salvador y Guatemala se refieren a los acontecimientos de militarización y victimización que vivió
la población civil durante los enfrentamientos armados de cada uno de estos países. En el caso de los dos últimos
informes mencionados (Panamá, 2002 y Honduras 2011), el primero de ellos toma como periodo histórico de
referencia la dictadura militar en Panamá (1968-1989) y la intervención militar estadounidense mientras que el
segundo informe realiza un balance de los procesos de democratización llevados a cabo por Honduras desde la
década de los noventas hasta el acontecimiento del golpe de estado perpetrado por las fuerzas militares el 28 de
junio del 2009.
71
El concepto de ideologema al que nos referimos en esta sección es definido por Edmond Cros en los siguientes
términos: “Yo definiré el ideologema como un microsistema semiótico-ideológico subyacente a una unidad
funcional y significativa del discurso. Esta última se impone, en un momento dado, en el discurso social, donde
presenta una recurrencia superior a la recurrencia media de los otros signos. El microsistema así planteado se
organiza alrededor de dominantes semánticas y de un conjunto de valores que fluctúan a merced de las
circunstancias históricas” (Cros,2009: 215)
132
dominantes minoritarios por instaurar un modelo económico regido por el mercado mundial y las
ilusiones y virtualidades de una modernización que inserte a Centroamérica en la globalidad moderna”
(Ortiz, 2012:31)
comprendido entre la década de los noventas y principios del siglo XXI converge en
las expectativas globales y tecnológicas llevadas a cabo hacia mediados de la década de los
noventa y las tensiones locales desde las cuales las sociedades centroamericanas asumían la
globalización capitalista. 73
72
Al respecto de este término, léase el concepto de globalización acelerada propuesto por Ottmar Ette: “La
cuarta fase y aun inconclusa de la globalización acelerada abarca las últimas dos décadas del siglo XX, así como
el inicio del siglo XXI y se caracteriza en especial por el incremento de la globalización de los mercados
financieros, la elaboración de sistemas de comunicación nuevos que incluyen todo el globo terráqueo y la
desaparición de un sistema de bloque binario de cuño ideológico” (Ette,2009:222-223)
73
En relación con el concepto de globalización anteriormente citado, se ha tomado como referencia la siguiente
explicación expresada por el investigador costarricense Álvaro Quesada Soto: “Más allá del ámbito de los
discursos político y económico, el concepto de “globalización” se encuentra también asociado al vertiginoso
desarrollo de la tecnología, la informática y la comunicación en los decenios finales del siglo. Las nuevas
tecnologías y la informática transformaron la producción y el consumo de bienes y servicios, hicieron surgir
una “realidad virtual o un “ciberespacio” ubicuo, liberado de las fronteras geográficas o nacionales y las
constricciones del tiempo y el espacio objetivos, y contribuyeron, junto con la globalización económica y
política y el impacto de las nuevas culturas de masas, a modificar los criterios establecidos de imaginar o
133
Acorde con los cambios sociales, económicos y culturales que abarcaron esta etapa de
los procesos globales de finales del siglo XX y principios del nuevo milenio.
búsqueda de nuevas categorías y horizontes de comprensión por parte del discurso crítico e
afirmar que el periodo comprendido entre finales de la década del siglo XX y principios del
siglo XXI ha dado lugar a la formación y formalización de un nuevo Sujeto Crítico Intelectual
el cual intenta llevar a cabo una lectura supra y transnacional en torno a la representación
simbolizar la realidad y a trastocar una de las formaciones tradicionales – ligada al Estado, la nación o la cultura
vernácula, de constituirse como sujeto” (Quesada, 2000:45)
74
Para una mayor comprensión acerca de las estrategias textuales e interdiscursivas que desarrolla la novelística
contemporánea de este periodo, remito al texto de Alexandra Ortiz Wallner: El arte de ficcionar: la novela
contemporánea en Centroamérica (2012); en el cual analiza algunas producciones novelísticas de Horacio
Castellanos Moya, Fernando Contreras, Roberto Castillo, Jacinta Escudos, Dante Liano, Luis Lión, Tatiana
Lobo, Otoniel Martínez, Rodrigo Rey Rosa, David Ruiz Puga y Carol Zardetto, así como al libro de Silvia
Giani, Tendenze della critica letteraria e narrativa centroamericana degli ultimi anni (2011).
134
4.2 Los estudios crítico-historiográficos en Centroamérica: un ámbito reflexivo en
construcción.
En comparación con la vasta producción académica que durante las dos últimas décadas ha
en Centroamérica (2010)76 figurar como uno de los estudios más específicos respecto al
teórico-metodológicos que se derivan del enfoque pragmático del discurso y sus respectivos
niveles de análisis (nivel textual, ergo textual y contextual), dicha investigación asume el
75
Algunas de las producciones académicas más relevantes que durante los últimos años se han dedicado al
estudio específico de la crítica y la historiografía literaria en Centroamérica son las siguientes: el proyecto de
investigación “Sobre la Crítica Centroamericana en la década crítica (1995), del Dr. Jorge Blanco Campos; el
libro Tendenze della critica letteraria e narrativa centroamericana degli ultimi anni (2011), de la Dra. Silvia
Giani; el texto compilatorio Voces y silencios de la crítica y la historiografía literaria centroamericana (2008),
coordinado por Albino Chacón y Marjorie Gamboa y la tesis doctoral De la invención al inventario: el
desarrollo de los estudios literarios en Centroamérica (2010), del Dr. Carlos Villalobos Villalobos. En relación
con el estudio de la historiografía literaria, el antecedente principal corresponde a la tesis doctoral (no publicada)
de la Dra. Ligia Bolaños Varela, Histoire littéraire en Amérique Centrale et identité nationale (1987); el libro
La historiografía literaria en América Central (1995), a cargo de las investigadoras Magda Zavala y Seidy
Araya, el artículo de Werner Mackenbach “Problemas de una historiografía literaria en Nicaragua” (1995) y el
artículo “Historias de la literatura nacional en Centroamérica. Tendencias, continuidades y perspectivas”
(2005), de la Dra. Alexandra Ortiz, entre otros. Asimismo, cabe mencionar que uno de los artículos más
recientes en torno al ámbito de los estudios literarios centroamericanos obedece al artículo del Dr. Werner
Mackenbach: “Problemas, desafíos y perspectivas actuales de los estudios literarios y culturales sobre
Centroamérica” (2013). Para una mayor referencia acerca de los estudios crítico-historiográficos relacionados
con la producción literaria centroamericana, consúltese al respecto el Anexo Nº.6 de esta investigación en el
cual se registra un corpus significativo de publicaciones (en formato libro) aparecidas desde 1990 hasta el año
2015.
76
Esta tesis fue presentada como parte de los requisitos de graduación del Doctorado Interdisciplinario en Letras
y Artes en América Central con énfasis en Literatura. Universidad Nacional, 2010.
135
el funcionamiento discursivo que caracterizan los estudios literarios durante el periodo de
“[…] esta tesis investiga el desarrollo del campo discursivo de los estudios literarios producidos en
Centroamérica en el periodo 1990-2002. Para ello utiliza, como estrategia de análisis, una propuesta
sistemática con base en la pragmática, en la que se consideran tres niveles de acercamiento básicos: el
textual, el ergo textual o proceso comunicativo y el contextual. En la dimensión textual se trabajan
también aquellos textos de carácter impresionista que operan en una dimensión atextual y en el ámbito
de los estudios contextuales se consideran los historiográficos, los sociológicos y los culturalistas”
(Villalobos, 2010: iv)
Si bien, la tesis doctoral de Carlos Villalobos constituye una de las referencias más
cabe destacar que el ámbito particular de la historiografía literaria ha sido objeto de otros
investigadores quienes desde finales de la década del ochenta hasta la actualidad han asumido
valoración crítica que plantea este investigador en torno a la producción histórico literaria se
restringe a una serie de estudios de índole nacional a partir de los cuales Villalobos identifica
77
Para un mayor detalle acerca de las historias de la literatura nacional centroamericana que han formado parte
del corpus de investigación de estos estudios (meta) historiográficos, consúltese al respecto el Anexo Nº.1
78
De acuerdo con este investigador, el concepto de filiación historiográfica propuesto por Rojas (1995) alude
a una tendencia crítica del discurso histórico-literario la cual busca “establecer la pertenencia de un movimiento,
una obra o un autor a otras obras, otros autores u otros movimientos. Opera bajo el principio del parentesco.
Interesa, por ejemplo, determinar quién fue el primer representante de una corriente literaria, o cuál fue la primer
o última obra representativa en publicarse” (Villalobos, 2010: 170). De manera más específica, Villalobos
argumenta la existencia de dos tipos de filiación: la filiación externa y la filiación interna En el primer caso,
ésta se refiere a “determinar de cuáles otros textos provienen o con cuáles se “emparenta” determinado texto”.
136
en el corpus de algunos estudios literarios nacionales publicados entre 1940 y principios del
siglo XXI. Por otra parte, Villalobos alude a un segundo momento historiográfico (fisura
hacia finales del siglo XX y principios del nuevo milenio en donde se constata un proceso de
Si bien, el corpus de estudio que trabaja este investigador se restringe al ámbito local de las
Por su parte, el procedimiento de la filiación interna se traduce como una “búsqueda más textual, pues implica
reunir obras dispersas para desarrollar un análisis mucho más exhaustivo” (Villalobos, 2010:170)
79
De manera específica, los trabajos histórico-literarios que este investigador registra en el marco de este nuevo
giro historiográfico son los siguientes: 100 años de la literatura costarricense (1995), de Margarita Rojas y
Flora Ovares, Breve historia de la literatura costarricense (2000), de Álvaro Quesada Soto y Salarrué o el mito
de la creación de la sociedad mestiza salvadoreña (1991) de Lara Martínez. No obstante, de acuerdo con
nuestra interpretación, resulta importante destacar que uno de los primeros síntomas de ruptura que tuvo el
discurso historiográfico en Centroamérica respecto al modelo historiográfico positivista y liberal se encuentra
expuesto con anterioridad por los trabajos crítico-historiográficos realizados por Jorge Valdeperas (1979),
Dante Liano (1984), Álvaro Quesada (1986 y 1988) y Claudio Bogantes Zamora (1991), así como el modelo
teórico-metodológico propuesto hacia principios de la década de los ochentas por Alejandro Losada para el
caso regional centroamericano, en los cuales se aborda una dimensión histórico social de los procesos literarios,
alejada de los presupuestos predominantemente autorales y biografistas en que se fundamentaba los modelos
críticos e historiográficos liberales.
137
demarcan dos únicos procesos o tendencias: el carácter homogéneo y positivista, cuya
Pese a que las tendencias sociológicas y culturalistas de la crítica literaria son ampliamente
donde se destaca el nivel textual y ergo textual de los estudios literarios. Contrario a esta
esta disciplina desempeña una dimensión mucho más dinámica, heterogénea y productiva
discursivo que posee este ámbito en la tradición filológica de los estudios literarios
latinoamericanos.
Al respecto de la producción reflexiva (meta-discursiva) que durante las dos últimas décadas
señalar que desde mediados de la década de los noventas hasta la actualidad, el conjunto de
mediados del siglo XX y la primera década del noventa, así como en la formalización
138
académica de una historia literaria de índole regional, la cual dio lugar en el 2002 al proyecto
significativas, los diferentes enfoques críticos que caracterizan grosso modo el campo
historiográfica.
Crítica historiográfica
histórico literario. De acuerdo con nuestro criterio, esto quiere decir que el conjunto de
investigaciones que giran en torno a este eje de reflexión tiene como principal objetivo
80
A parte de algunas investigaciones anteriormente citadas (Bolaños: 1987; Zavala y Araya: 1995,
Mackenbach: 1995; Ortiz: 2005; Chacón y Gamboa:2008; Villalobos: 2010), tómese en consideración el
conjunto de artículos publicados en la primera publicación de la Revista Istmo. Estudios Literarios y Culturales.
Nº1. Enero-Junio, 2001 y cuya temática inaugural fue dedicada a la Historiografía literaria en Centroamérica.
Asimismo, y de manera aún más reciente, téngase en cuenta los tres primeros volúmenes publicados, hasta este
momento, por el proyecto HILCAS: Intersecciones y transgresiones: propuestas para una historiografía
literaria en Centroamérica (2008); Tensiones de la modernidad. Del modernismo al realismo (2009), y el
volumen (Per) Versiones de la modernidad. Literaturas, identidades y desplazamientos (2012), cuyo estudio
particular nos abocaremos en la última parte de este capítulo.
139
A manera de ejemplo, una de las principales investigaciones que integran este enfoque de
Siguiendo con este mismo enfoque de estudio, otra de las investigaciones que expresan una
este estudio elabora un panorama crítico-descriptivo en relación con las distintas historias
82
literarias nacionales escritas durante la década de los ochenta así como el análisis
Finalmente, cabe destacar que otra de las valoraciones que aborda este mismo criterio de
81
Las historias literarias nacionales revisadas por estas investigadoras son las siguientes: Historia de la
Literatura Costarricense (1957), de Abelardo Bonilla, Desarrollo Literario de El Salvador (1958), de Juan
Felipe Toruño, Panorama de la Literatura nicaragüense (1966), de Jorge Eduardo Arellano, La Literatura
Panameña. Origen y Proceso (1970), de Rodrigo Miró, Historia de la Literatura Guatemalteca (1981-1982-
1986), de Albizúrez y Barrios, Literatura Hondureña y su proceso generacional (1987), de José Francisco
Martínez.
82
Algunas de las historias literarias que evalua esta investigadora son: Panorama de la literatura salvadoreña.
Del periodo precolombino a 1980, (1981), de Luis Gallego Valdés, Historia de la literatura guatemalteca de
Albizúrrez y Barrios (1981-1982-1986), La literatura panameña (origen y proceso). 7ª ed. (1987) de Rodrigo
Miró y Literatura hondureña y su proceso generacional (1987), de José Francisco Martínez. (1987).
Continuando con este mismo criterio de estudio, consúltese también el artículo de Werner Mackenbach: “¿El
centro vacío de la periferia? Acerca de dos Historias de la Literatura Latinoamericana, editadas en Alemania
por Michael Rössner y Hans-Otto Dill”, publicado en Avances de Investigación no. 1: Lecturas Críticas de la
Historia de las Literaturas Centroamericanas. Universidad de Costa Rica, September 2005: 29-46.
140
83
y revistas literarias. De manera particular, un ejemplo de este tipo de perspectiva se
constata en el artículo de Leonel Delgado Aburto “Las antologías y el problema del texto
nicaragüenses, este investigador explica la función ideológica que desempeña este género en
de Delgado:
“Este artículo pretende ilustrar de manera muy general ciertos funcionamientos de las antologías de
poesía nicaragüense en su labor canónica, y de frente a tres factores que me parecen fundamentales
para iniciar una crítica que contribuya a una necesaria actualización de sus concepciones y lecturas.
Primero, cabrá analizar la relación de las antologías (valga decir el relato poético) y la constitución del
nacionalismo y la idea de nacionalidad. En segundo lugar, habrá que intentar un estudio comparativo
con otras naciones centroamericanas que no padezcan de manera tan acentuada el síndrome de
"ombligo del mundo de la poesía". Y, en tercer lugar, y es quizá el punto más importante, habrá que
interrogarse por las microhistorias de los grupos marginalizados por el canon (valga decir en este caso
las antologías) y cómo se afianzan sus estrategias de recanonizaciones o contradiscursos.” (Delgado,
2000, 1)
En síntesis, tal tomo se deduce a partir de estas tres referencias específicas, uno de los
principales horizontes de lectura desde los cuales opera este primer enfoque crítico radica en
una literatura nacional, así como en la función ideológica que establecen algunos de estos
colectivo.
Historiografía crítica
83
Al respecto del género y la perspectiva historiográfica de las revistas literarias, cabe mencionar la
investigación realizada por la costarricense Flora Ovares: Literatura de kiosco. Revistas literarias de Costa
Rica. (1994).
141
historiografía crítica. En términos generales, este criterio se define como un horizonte de
última década del siglo XX y principios del siglo XXI, uno de los principales estudios que
legitimación de lo literario, así como la función política e ideológica que cumple la literatura
historiografías literarias.
Una vez mencionados dichos ejes generales, Magda Zavala y Seidy Araya explicitan con
mucho mayor detalle una agenda integradora respecto al diseño teórico-metodológica de una
teóricos y aspectos problematizadores señalados durante la década del setenta y del ochenta
por Ana Pizarro, Ángel Rama, Antonio Cornejo Polar, Felix Vodicka y Pierre Bourdieu.
142
En términos específicos, dicha propuesta a se encuentra organizada a partir de los siguientes
criterios:
143
“[…] esta metodología pone en tela de juicio las ideas de Estado, nación y unidad lingústica y cultural.
Permite el estudio de los nexos entre la literatura ilustrada y popular, así como la interacción entre las
literaturas nacionales y la propia de la región cultural a que pertenece, en este caso, de América Central
y especialmente, de esta zona, con la de México y el Caribe” (Zavala y Araya, 1995:209)
Del mismo modo que la propuesta elaborada por Magda Zavala y Seidy Araya (1995), el
síntesis, los principales desafíos y problematizaciones que señala este escritor e investigador
84
En relación con el concepto de comunidad interliterario, Zavala y Araya siguen el planteamiento elaborado
por Dionys Durisio quien afirma que: “Entre la literatura nacional y la mundial existen escalones intermedios
constituidos por los llamados conjuntos superiores o supranacionales”. Para Zavala y Araya, la literatura
centroamericana consiste en una comunidad intermedia debido a la dinámica de contacto que esta establece
entre la literatura del Caribe y la literatura de sustrato indígena de México.
144
i. Problema de la indeterminación geográfica, política y cultural respecto a la
definición y delimitación de los distintos países que conforman el istmo
centroamericano.
las historias de la literatura, otra de las tendencias que se evidencian dentro de la denominada
145
objeto de investigación obedece a la revisión y proposición teórico-metodológica de ciertas
Al respecto de lo anterior, una de las producciones académicas que ilustra este tipo de
culturales producidos entre la última década del siglo XX y principios del nuevo milenio. En
“El uso instrumental del término posguerra como categoría de periodización literaria es importante en
la medida en que permite cartografiar una determinada producción textual dentro de la continuidad de
los procesos literarios de la región. Se trata de una categoría abierta que debe ser interrogada
constantemente: por un lado plantea la cuestión de los alcances y limitaciones de las posibilidades de
representación de las voces plurales que están emergiendo en toda la región, y por otro lado, ha ido
conformando un discurso crítico que se preocupa por trazar territorios con el fin de encontrar nuevos
enfoques que articulen una de las dimensiones de los procesos que viven las literaturas
centroamericanas.” (Ortiz, 2005:146)
historiográfica crítica obedece a la categoría del género literario. Como bien se evidencia en
varios artículos y producciones ensayísticas, la revisión conceptual que ha tenido esta unidad
85
En este artículo, Ortiz problematiza el criterio de periodización literaria a partir de dos momentos particulares
en la dinámica crítica de la historia literaria. Un primer momento corresponde al texto de Ramón Luis Acevedo:
La novela centroamericana. Desde el Pool-Vuh hasta los umbrales de la novela actual, (1982) y el estudio de
Magda Zavala y Seídy Araya: La historiografía literaria en América Central (1957-1987), (1995).
Posteriormente, un segundo corpus se manifiesta en la época de transición democrática posterior a los conflictos
bélicos centroamericanos ocurridos durante la década de los ochenta y cuya producción crítica es analizada por
Ortiz bajo la categoría de posguerra.
146
discursiva ha sido focalizada principlamente en torno a la problematización del género de
En este mismo sentido, cabe destacar también el artículo de Valeria Grinberg “La novela
histórica de finales del siglo XX y las nuevas corrientes historiográficas” (2001), en el cual
Epistemología historiográfica
categoría de epistemología historiográfica, como uno de los enfoques de análisis a partir del
cual se desarrolla una comprensión analítica del discurso y del saber historiográfico de la
literatura.
147
En relación con este último enfoque, algunas de las producciones académicas que giran en
torno a este criterio corresponden al artículo de la Dra. Ligia Bolaños Varela “Discurso
explicativo de las producciones culturales en América Central? (1988), el artículo del Dr.
Werner Mackenbach: “Después de los pos-ismos: ¿desde que categorías pensamos las
centroamericana que rige el discurso historiográfico contemporáneo; así como los estudios
específicos que abordan la relación entre historia y literatura, entre los cuales se destaca el
avecinaba en los umbrales de finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, la
que dieron cuenta del desarrollo local de las prácticas y documentos literarios constituyó uno
para instrumentalizar el proyecto ideológico de una cultura y una conciencia nacional acorde
148
con las expectativas de modernidad y hegemonía económica que esta misma clase social
simbólico-culturales.
conciencia histórico literaria, inscrita entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo
XX, constituye, grosso modo, una unidad dialéctica en la cual se refractan, bajo diferentes
(1985), las reformas liberales que se llevaron a cabo durante las tres últimas décadas del
siglo XIX se asienta en una generación de intelectuales cuyo sentido pragmático y positivista
historiador:
“La oleada liberal que sacudió a Centroamérica en la década de 1870 compartía el credo de los padres
de la Independencia, y se autodefinía como la llama viva de Morazán y Barrundia. No sólo habían
cambiado el ambiente internacional y las condiciones económicas. La nueva generación de liberales
era además pragmática y positivista. El cambio institucional profundo buscaba liberar los recursos
necesarios para el desarrollo de una economía de exportación cuyos beneficios iban a ser
monopolizados por un puñado de terratenientes y comerciantes. Así se explica el reordenamiento de
la propiedad territorial y la legislación relativa a la mano de obra. El nuevo orden institucional significó
también una modificación sustancial en las relaciones de clase: eliminación de la Iglesia como factor
de poder y sometimiento de las oligarquías locales al Estado Nacional. El éxito o fracaso de la política
estatal en la promoción del sector exportador condicionó la formación y desarrollo de una clase
86
Para una mayor contextualización histórica acerca del desarrollo de la cultura letrada centroamericana
relacionada con el fenómeno de la producción e importación de libros e inscrita entre el siglo XIX y principios
del siglo XX, consúltese al respecto el texto de Iván Molina Jiménez: La Estela de la Pluma. Cultura Impresa
e Intelectuales en Centroamérica durante los siglos XIX y XX. EUNA, 2004.
149
dominante con intereses económicos y políticos más homogéneos y menos fragmentados que en el
pasado” (Pérez, 1990: 95)
nuevas acentuaciones políticas por parte de algunos reformistas liberales, entre los que se
formación de la República Mayor de Centroamérica impulsada por José Santos Zelaya entre
primera mitad del siglo XX, tales como el proyecto liderado por Salvador Mendieta a partir
el modelo panhispanista el cual tuvo una profunda resonancia ideológica en los diversos
87
De acuerdo con Marta Elena Casaús Arzú y Teresa García Giráldez en su libro Las redes intelectuales
centroamericanas: un siglo de imaginarios nacionales (1820-1920), el modelo panamericanista planteaba la
concepción de un proyecto supranacional que giraba en torno a la defensa de ciertos intereses prácticos e
independentistas. Su mayor apoyo era suministrado por las elites liberales centroamericanas, entre las cuales
se destacan los guatemaltecos Antonio Batres Jáuregui, Paulino Valladares, Jorge Sánchez, Virgilio Rodríguez
Beteta y el hondureño Alberto Membreño. Como señalan al respecto dichas autoras: “Los panamericanistas
planteaban el debate en términos positivistas, de jerarquías de naciones e individuos, y la justificaban en función
de la superioridad de Estados Unidos en el continente latinoamericano y el apoyo que podrían prestar para la
resolución de los problemas internos de la región, para encaminarla por la senda del civismo, la unión y el
progreso. La posición panamericana era ambigua respecto al unionismo: por un lado, declaraba la necesidad de
que Centroamérica se uniera en lo económico, monetario, jurídico y pedagógico; pero por otro lo consideraba
políticamente una solución prematura” (Casaús,2005:155) En relación con el modelo unionista
centroamericano, su concepción supranacional enfatizaba la idea de una unidad centroamericana y luego, en
una segunda fase, su vinculación política y cultural con el proyecto panhispanista bolivariano. A diferencia de
la postura ambigua del panamericanismo, el modelo unionista se caracterizaba por una visión antiimperialista,
así como por la defensa de una autonomía tanto nacional como regional. De acuerdo con Casaús y García, sus
principales representantes, algunos de los cuales se vinculaban tanto a la corriente espiritualista (teosófica)
como liberal, fueron Salvador Mendieta, Alberto Masferrer, Rodas, Salvatierra, Salgado, Castañeda, Merlos,
Rosendo Arguello. Finalmente, el modelo panhispanista defendía de manera simultánea el criterio de la patria
150
Como se aprecia en el ámbito literario y cultural, los diversos proyectos supranacionales que
primeras antologías poéticas, biografías y estudios críticos relacionados con una perspectiva
De manera simultánea con el devenir de esta primera tendencia, la segunda fuerza ideológica
se enmarca a partir de los distintos proyectos nacionales y literarios que encabezaban las
élites letradas locales a través de una amplia circulación de antologías, textos de lectura,
A pesar que la presencia de esta segunda fuerza ideológica ha constituido desde finales del
exclusiones sociales que supuso la formación de los proyectos histórico literarios nacionales
siglo XX.
chica y la unión panhispanista. A diferencia de los dos modelos anteriores, su proyección ideológica abarcaba
una mayor red artística e intelectual entre las que figuraba algunos autores latinoamericanos tales como Enrique
Rodó, José Martí, Vasconcelos, Palacios, así como el caso de los centroamericanos, Rubén Darío, Froilán
Turcios, Joaquín García Monge, Roberto Brenes Mesen, Máximo Soto Hall, Gandarias y Jiménez Oreamuno.
88
A manera de ejemplo, remito al caso costarricense de la denominada Polémica sobre nacionalismo en
literatura, producida entre 1894-1903 y encabezada por los escritores Carlos Gagini y Ricardo Fernández
Guardia en la cual se llega a debatir acerca de las posibilidades de existencia de una literatura nacional y sus
respectivos modelos estéticos de representación.
151
Finalmente, la tercera tendencia ideológica desde la cual se sitúa la formación de una
demandaban los modelos de modernidad y actores del capitalismo mundial hacia finales del
siglo XIX, así como la búsqueda de una identidad hispanoamericana contrapuesta al nuevo
hispanoamericanas.89
Teniendo en cuenta la coexistencia y dinámicas culturales que cumplen estos tres horizontes
abarca desde sus inicios una compleja relación dialéctica generada a partir de las múltiples
de modernidad y desarrollo intelectual inscritos entre finales del siglo XIX y principios del
siglo XX.
89
En relación con el carácter ambivalente que suponía la formación de una conciencia literaria nacional, léase
el siguiente comentario del historiador Iván Molina donde se constata las dificultades que tenían los escritores
centroamericanos respecto al fenómeno de la recepción y producción de la cultura impresa: “El desafío de los
escritores de El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, en las últimas décadas del siglo XIX, era triple: construir
una identidad colectiva propia y viable, que los diferenciara de los europeos y, a la vez, les permitiera ser
aceptados en sus países de origen; legitimar sus específicas opciones estéticas e ideológicas, un fin cuyo carácter
vital se evidenció con el ascenso del Modernismo y diversificar y ampliar el mercado cultural para garantizar
la impresión, circulación y consumo de sus productos” (Molina,2004:146)
152
De los parnasos a las historias literarias
Si bien habría de esperar hasta el año 1929 para ver publicada la primera Historia de la
del siglo XIX y principios del siglo XX 90, cuyos títulos y autores más destacados obedecen
Ramón Uriarte, El parnaso centroamericano, publicado en 1882 por José María García Salas,
Frutos de nuestro huerto (1888) de Pedro Ortiz Domínguez y Pedro González y la antología
entre otros.91
Asimismo, y de manera simultánea con el surgimiento de estos textos, una de las tendencias
más dominantes que se inscriben en este periodo radica en la publicación de las primeras
(1884), de Román Mayorga Rivas; Honduras literaria (1896), de Rómulo E. Durón; Lira
90
Para un estudio mayor acerca de las antologías literarias en Centroamérica, remito al artículo de Carlos
Manuel Villalobos “El criterio instituyente en las catalogaciones literarias en Centroamérica”, publicado en la
Revista de Filología y Lingüística XXXI (2), 2005. Universidad de Costa Rica, así como al artículo de Leonel
Delgado Aburto “Las antologías y el problema del texto emblemático”, publicado en Istmo. Revista Virtual de
Estudios Literarios y Culturales, No.1 (enero-junio. 2001)
91
Al respecto de las primeras compilaciones y reseñas histórico-literarias producidas entre finales del siglo
XIX y principios del siglo XX, la referencia conjunta acerca de la Literatura Centroamericana fue también
llevada a cabo en el extranjero a través de las obras: Antología de poetas hispano-americanos (1893) e Historia
de la Poesía Hispano-americana (1911), escritas por el filólogo Marcelino Menéndez Pelayo así como en un
artículo publicado por Rubén Darío en 1888 bajo el título de “Literatura en Centro América” donde hace
alusión a la escaza publicación de obras relacionadas con el estudio histórico de la producción intelectual
centroamericana.
153
costarricense (1890), de Máximo Fernández; y Parnaso Ismeño (1906), de Donaldo
Velasco.
liberales de la década del setenta y del ochenta, el proceso de consolidación de los Estados
al interior de los distintos Estados nacionales como en los nuevos cambios económicos y
amenazas extranjeras que se avecinaban en los umbrales de la modernidad del siglo XX.
Así, pues, de manera intrínseca con las expectativas de modernidad, civilización y progreso
que se formuló tras las reformas liberales de la década del setenta y del ochenta, bajo el lema
de “Paz, educación y prosperidad material”, así como las contantes intervenciones neo-
textos antológicos no solamente demarca una primera mirada conjunta en torno a los
principales referentes y expresiones poéticas nacionales sino que sus condiciones mismas de
enunciación dan cuenta de los últimos resabios y re significaciones ideológicas que entre
finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX tuvieron los proyectos nacionales
liberales y conservadoras.
partir de la cual se evidencia los acentos ideológicos que la intelectualidad liberal de finales
154
la antología de Ramón Uriarte: La galería poética Centro-americana, publicada en 1877 y
reeditada en 1888.
guatemalteco y líder de la revolución liberal de 1871, Miguel García Granados 92, así como
este texto a manera de una muestra selecta de la intelectualidad centroamericana cuyas bases
se asientan en la Revolución liberal llevada a cabo en el transcurso de las décadas del setenta
“El impulso dado al progreso en todas sus manifestaciones, por la gloriosa revolución de 1871, debía
hacerse sentir naturalmente en el desenvolvimiento de las letras. De aquella fecha para acá se ha
levantado, educada en los modernos principios, una juventud brillante, honra de Centro-América, y de
la cual tiene la patria derecho a esperar frutos óptimos. […] La poesía no quedó atrás de la política, y
son varios los jóvenes que en los tres lustros trascurridos, desde la primera edición de esta obra, pueden
enorgullecerse de ser honra del parnaso centro-americano. […]” (Uriarte, 2009: 8-9)
Casi una década después, no menos ilustrativa resulta la antología poética de José María
García Salas El parnaso centroamericano, publicada en 1882, quien, del mismo modo que
caso de García Salas, este recurso se dirige explícitamente a la señora doña Francisca
Aparicio Mérida, quien entre los años de 1873 y 1885 figuró como la esposa del general Justo
Rufino Barrios; uno de los máximos representantes del ideario liberal reformista y líder de
92
A manera de referencia, el texto de esta dedicatoria expresaba lo siguiente: “Al señor Miguel García
Granados. Presidente de la República de Guatemala. Testimonio de respeto por el antiguo defensor de los
derechos del pueblo en la tribuna. De gratitud por el ilustre Jefe de la revolución de 1871. De aprecio y simpatía
por el modesto literato y distinguido caballero. R. Uriarte. Marzo de 1873”
155
los últimos intentos militares por llevar a cabo el proyecto unionista centroamericano durante
“A vos que sois tan bella, que sois tan ideal y tan virtuosa, entre tanta bealdad, tanta idealidad y tanta
virtud como abunda en las centroamericanas: a vos, señora, os vine bien una corona tejida con las
flores de la inteligencia poética de Centroamérica. Los poetas son generosos, son justos por excelencia
y no dudo que tendrán por muy bien empleadas sus producciones en una guirnalda dedicada a la belleza
unida a la virtud. Señora: aceptad propicia, la dedicatoria que, con respeto y sinceridad, os hago de mis
luchas y trabajo de compilador de EL PARNASO CENTROAMERICANO. Respetuoso B. V. P. José
María García Salas.” (García, 1962: 6)
explícitamente por los guatemaltecos Ramón Uriarte y José García Salas, el texto de Pedro
Ortiz y Pedro González, titulado Frutos de nuestro huerto. Trozos escogidos de Escritores
alegórica que utilizan Ortiz y González para referirse al carácter fragmentado y disperso de
para llevar a cabo esta compilación literaria. Al respecto de lo anterior, leáse con detalle el
“La revolución ha penetrado más de una vez en el santuario de los archivos y bibliotecas públicas, y
sólo como por hallazgo encuéntrase (sic) en poder de algún amigo de las letras y de las glorias
nacionales, alguna antigua reliquia de nuestros escritores.[…] La bibliografía centro-americana se
presenta á (sic) nuestra imaginación á (sic) manera de una ciudad en ruinas, en la cual apenas se notan
las señales de las obras sepultadas por el terremoto […] De los asfaltos fracasados, de los mármoles
156
rotos de esos escombros, hemos tomado algunos fragmentos para formar este mosaico literario. No
hemos contado sino con escasos elementos, y merced á (sic) esta circunstancia y á (sic) la necesidad
de no darle gran extensión al libro […] se deben el que no figuren todas las mejores composiciones, ni
sean de las mejores todas las que figuran en este modesto relicario de varias de las más puras y
legítimas glorias nacionales” (Ortiz y González: 1962: iv-v) (El destacado es mío)
Tal como se aprecia en el pasaje anterior, la imagen telúrica que emplean Ortiz y González
En este mismo sentido, no menos significativa resulta la frase: “La revolución ha penetrado
más de una vez en el santuario de los archivos y bibliotecas públicas”, donde en una clara
alusión a las reformas liberales implementadas desde la década del setenta del siglo XIX se
destaca las consecuencias negativas que, de acuerdo con estos compiladores, éstas llegaron
nacional. De allí, pues, el juego retórico que revela el discurso de este prólogo a través de los
provenientes del discurso eclesiástico conservador, entre los que figuran las palabras de
Ahora bien, una vez expuesto algunos ejemplos preliminares acerca del carácter político e
157
Acorde con la función crítica e historiográfica que llegó a desempeñar la publicación de estas
antologías poéticas, así como la existencia de otros documentos de índole histórico literario,
entre los cuales cabe señalar la escritura de breves estudios, índices, reseñas biográficas,
de una historia literaria, en su sentido más tradicional y filológico, el principal aspecto que
denota esta etapa inaugural del proceso de formación de una conciencia histórica literaria
cual dio cuenta del grado de desarrollo cultural que habían alcanzado hasta ese momento
En este sentido, de manera conjunta con la producción y recepción local de las primeras
centroamericana también se hizo patente a través del desempeño de algunas casas editoriales
Tomo I. México y América Central, publicado en 1892 por la Real Academia Española, así
158
divulgación e hispanización que tuvo la literatura nacional centroamericana durante las tres
primeras décadas del siglo XX corresponde a la función que llegaron a cumplir algunos
proyectos editoriales hispánicos entre los cuales figuran los nombres de la Casa Editorial
En relación con estas dos empresas editoriales, corresponde a la Casa Editorial Maucci,
ubicada en Barcelona, España, figurar como uno de los principales medios de divulgación a
través del cual se publicaron las primeras series antológicas nacionales conocidas con el
poéticas, cuyo periodo de publicación oscila entre 1912 y 1931, fueron las siguientes:
Parnaso Nicaragüense. Antología completa de sus mejores poetas (1912), compilado por
Selección esmerada de los mejores poetas de Costa Rica (1921), de Rafael Bolívar
Como se aprecia en los respectivos prólogos y demás paratextos de estas antologías, las casas
93
Al respecto de la segunda edición de esta última antología por parte de la Casa Editorial Maucci, es importante
destacar que la primera edición de este texto fue realizada en 1928 bajo el título de Parnaso guatemalteco
(1750-1928) con notas biográficas y bibliográficas ordenado por Humberto Porta Mencos Guatemala. C.A.
Tipografía Nacional. Por otra parte, como se infiere en el conjunto de estas antologías poéticas, Honduras fue
el único país centroamericano que no participó en la publicación de una antología poética por parte de esta
misma casa editorial.
159
hispánica de las prácticas y referentes autorales de índole local, sino que también
Selección o Galerías), el periodo comprendido entre finales del siglo XIX y la primera mitad
centroamericano.
Al respecto de este último aspecto, léase a continuación los siguientes cuadros de referencia
significativas publicadas entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX a nivel
nacional.94
94
La realización de estos cuadros y corpus de referencia estuvo basada en el registro de fuentes elaborado por
Mondol (2014-2017) y el texto de Jorge Eduardo Arellano Literatura Centroamericana Diccionario de autores
contemporáneos. Fuentes para su estudio. Colección Cultural de Centro América. Managua. Fundación Vida.
Serie Literaria No.12, 2003.
160
Cuadro 1. Producción crítico-historiográfica nacional: 1873-1949
Parnaso nicaragüense. Antología completa de sus mejores poetas (1912) Alberto Ortíz
Antología hispanoamericana. (Tomo dedicado a Nicaragua) (1919) Ángel Lazo (seudónimo de Leonardo
Montalbán)
“Antología de los verdaderos poetas y escritores de León” (1923) Juan Felipe Toruño
Alba literaria. Antología de los exalumnos y alumnos del Instituto Pedagógico José Francisco López
de Managua (1927)
161
Vida y obra de autores panameños (1943) Tourtellot Margaret y G. Belmina
Teoría de la patria. Notas y ensayos sobre literatura panameña (1947) Rodrigo Miró
Literatos guatemaltecos. Landívar e Irisarri. Con un discurso preliminar sobre Antonio Batres Jáuregui
Apuntes para la Historia de la Literatura Guatemalteca. Época Indígena y Luis Díaz Vasconcelos
Colonial (1942)
162
Literatura guatemalteca (1943) David Vela
163
Hemos escrito. Selección de escritores alajuelenses (1921) Raúl Acosta García
Literatura costarricense. Antología y biografías por Rogelio Sotela (1927) Rogelio Sotela
Rogelio Sotela
“Algo sobre poesía en Costa Rica” (1937) Jose Luis Cardona Cooper
164
“Letras contemporáneas de Honduras” (1947) Pedro Morcillo Dosman
documentación más utilizados para dar cuenta de los referentes autorales y literarios
Estados Nacionales en Centroamérica, el uso de este género alterna con otros documentos y
contexto bajo el criterio de una unidad geopolítica, lingüística y territorial compuesta por la
mitad del siglo XX otras formas de enunciación las cuales se reflejarían con la publicación
centroamericana, publicado en 1941 por Rafael Heliodoro Valle; el texto didáctico Esta es
mi Tierra. Lecturas centroamericanas (1948), publicado por Saúl Flores; y la Antología del
cuento moderno centroamericano (1949-1950), escrito en dos tomos por Hugo Lindo, entre
otros.
165
En vista del carácter fundacional y marcadamente ideológico que ocupa durante este periodo
enunciación a partir de los cuales se configura el discurso histórico literario inscrito entre
finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Así, pues, y con el fin de detallar
conciencia histórica literaria respecto a las producciones literarias, tanto nacionales como
este tipo de criterio evoca a sus destinatarios una intención explicativa y conjunta acerca del
desarrollo histórico de una determinada práctica o género literario. En este sentido, más allá
las denominadas historias literarias, la intención comunicativa que poseen estos textos
literarias.
166
A manera de ejemplo, véase al respecto el siguiente cuadro de referencia en el cual se muestra
el grado de incidencia que ocupa esta modalidad historiográfica en el desarrollo del discurso
histórico literario inscrito entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.
Literatos guatemaltecos: Landívar e (En esta publicación se incluye, a manera de discurso preliminar,
Irisarri. Con un discurso preliminar sobre un estudio histórico acerca de la producción intelectual y literaria
el desenvolvimiento de las Ciencias y las guatemalteca)
Letras en Guatemala
(1896)
167
Prólogo realizado por D. Alejandro Alvarado Quirós, Secretario
de la Academia Costarricense correspondiente de la Real
Antología de poetas americanos. Los Academia Española
mejores poetas de Costa Rica.
(1928) “Este libro, en que figuran muchos de los poetas de Costa Rica, se
debe a la paciente y meritoria labor del señor Ory y tendrá un
valor efectivo para la historia de la literatura americana” (Ory,
Autor: Eduardo de Ory. 1928:9) (El destacado es mío)
Nota editorial:
Antología del Cuento Salvadoreño “Los lectores y especialmente quienes se dedican al estudio de
(1880-1955) la Literatura Salvadoreña encontrarán en esta antología
(1959) abundante material que permitirá conocer la evolución del
Autor: Manuel Barba Salinas cuento, cultivado desde hace muchos años en nuestro medio”
(Barba:1959: 7) (El destacado es mío)
estas producciones corresponden a las razones ideológicas por las cuales se justifica la
pues, una de las principales justificaciones que funcionan como tópico en el discurso
historiográfico literario gira en torno a la idea de dar a conocer al lector extranjero las
168
criterio, cuya fuerza ideológica aún perdura en muchas de las antologías y proyectos
editoriales contemporáneos, se aprecia desde finales del siglo XIX en las siguientes
producciones crítico-historiográficas:
169
trabajos de nuestros vates y publicar la presente obra
[…] (Fernández, 1890: XII) (El destacado es mío)
“Así, pues, esta Antología de Panamá, que peregrinará
Antología de Panamá. Parnaso y Prosa lejanamente por las varias comarcas del globo donde
(1926) el español se habla mostrará en sus facetas características
Autor: Demetrio Korsi nuestra literatura nacional, tan ignorada más allá de
nuestras costas como digna de ser conocida, estudiada
y apreciada por los espíritus amantes de las letras.”
(Korsi, 1926: 6) (El destacado es mío)
“Se ha dicho repetidas veces que El Salvador es un
Antología del cuento Salvadoreño (1880-1955) desierto intelectual, en nada propio para manifestaciones
(1959) intelectuales. […] De ahí resulta que se les ignora casi
Autor: Manuel Barba Salinas completamente. Esta Antología y otras que le seguirán
son un empeño para divulgar ampliamente en el
Continente Americano, lo mejor de las letras
salvadoreñas” (Barba, 9:1959) (El destacado es mío)
“Presentamos esta antología con el fin de divulgar
Antología del cuento guatemalteco fuera de Guatemala la obra de algunos escritores
(1959) guatemaltecos modernos. Queremos facilitar la lectura
Ruth S. Lamb de esos cuentos dispersos en las páginas de libros
agotados, de revistas o de obras difíciles de consultar. […]
La bibliografía consiste esencialmente en los cuentos
publicados en forma de libro, pues es imposible citar aquí
todos los que han aparecido en antologías y periódicos.
La bibliografía completa del género se queda para un
estudio aparte” (Lamb, 1959:6)
(Fuente: elaboración propia, Mondol 2016)
las características que se detectan en el proceso de formación del discurso histórico literario
argumento que denotan estos textos es tendente a valorar el criterio lingüístico y cultural
locales.
De manera específica, cabe mencionar que una variante ideológica de este procedimiento
consiste en representar la propia Literatura Nacional bajo la forma de una mercancía estética,
cuyos rasgos de exuberancia, exotismo y belleza afirman una posición colonizada respecto
170
al orden hegemónico europeo. Asimismo, resulta interesante observar el grado de
como un modelo a seguir por parte de los proyectos estéticos e historiográficos nacionales.
centralidad ideológica que ocupa el modelo letrado hispánico como un horizonte ideológico
171
(1926) lengua, opongámonos a la preponderancia de las extrañas.
Autor: Demetrio Korsi Alcemos una muralla china de rebeliones contra las
invasiones del inglés y de los patois que medran a su influjo.
Demos un paso decisivo. Enviemos a sus ínsulas a los sesenta
o setenta mil antillanos que infestan nuestras ciudades de
Panamá y Colón, relegados a nuestras principales villas por el
canal interoceánico, a su terminación. Hay que dictar el edicto de
lanzamiento contra tales muchedumbres parasitarias, a la
manera que los moros fueron desalojados, en el siglo XVI, de
la Península Ibérica, por los españoles” (Korsi, 1926: 7-8) (El
destacado es mío)
mitad del siglo XX, las décadas comprendidas entre 1930 y 1950 constituyen una de las
En términos generales, los cambios teórico-metodológicos más destacados que atraviesan los
esta cuarta tendencia del discurso histórico-literario se articula a partir de las siguientes
variables específicas:
173
4. Apelación a una mayor exposición metodológica y meta crítica de los estudios
histórico-literarios. En términos generales, dicha característica se refiere al carácter
explicativo que expresa el discurso de varias de estas producciones crítico-
historiográficas para referirse a los procedimientos de recopilación, ordenación y
sistematización de las prácticas literarias. Como se aprecia en los respectivos prólogos,
introducciones y notas editoriales la gran mayoría de los estudios y documentos
histórico-literarios que comprenden este periodo aluden al uso del método
generacional y cronológico, así como al empleo de breves comentarios teórico-
filológicos en torno a la función de la crítica y sus diferencias conceptuales respeto a
la historia y las antologías literarias.
Con base en las cinco variables que integran, grosso modo, el proceso de modernización
filológica del discurso histórico literario de este periodo, léase al respecto el siguiente cuadro
en el cual se detallan algunas citas textuales pertenecientes a cada una de las características
174
Cuadro 5. Criterios metodológicos de las producciones crítico-historiográficas (1923-1959)
“Sigo, pues, el único orden lógico y posible para que el lector no arroje el libro
mareado, y, al mismo tiempo, para que pueda servir de algo al estudioso: este
orden es el cronológico. (Porta, 1931:8) (El destacado es mío)
Ensayo crítico y antológico “Asaz limitado criterio presidió por largo tiempo a la composición de las obras
acerca de la Historia de la relativas a la historia literaria. Contraíanse (sic) los historiadores a hacer una
Literatura Hispanoamericana. exposición más o menos metódica en que las fechas y los nombres eran el
Tomo 1. Mejico y elemento principal. La misma filosofía de la historia de la literatura apenas se
Centroamérica. proponía otra cosa que examinar si las obras se ajustaban o no a las leyes de la
(1933) preceptiva y cuando más a establecer paralelos más o menos verosímiles entre
Autor: Crispín Ayala Duarte los ingenios o artistas. Por distintos rumbos tragina (sic) hoy la historia
literaria. Con la que aporta el moderno historiador un precioso contingente
a los estudios psicosociológicos” (Ayala, 1933:7) (El destacado es mío)
“Ardua ha sido la tarea para reunir esta poesía en verso. Se ha consultado todo
lo disponible, además, de lo que está disperso en diarios y revistas. Los
antecedentes pueden fácilmente hallarse en “Guirnalda salvadoreña”, por
Román Mayorga Rivas, (San Salvador, 1884-1886); “Galería poética
Índice de la poesía centroamericana”, por Ramón Uriarte, (Guatemala 1888); “Lira costarricense”,
centroamericana. por Máximo Fernández, (San José, 1890-91); “Honduras literaria”, por Rómulo
(1941) E. Durón, (Tegucigalpa, 1899); “Parnaso nicaragüense”, por Alberto Ortiz,
Autor: Rafael Heliodoro Valle (Barcelona, 1912); “Poetas modernos de Centroamérica”, por Rafael Heliodoro
Valle (Tegucigalpa, 1914); “Parnaso salvadoreño”, por Salvador L. Erazo.
(Barcelona, 1916), “Parnaso costarricense” por Rafael Bolívar Coronado
(Barcelona, 1921); “Escritores y poetas de Costa Rica”, por Rogelio Sotela (San
José, 1923); “Apuntes para una antología”, por Jerónimo Aguilar, hijo, (León,
Nicaragua, 1925), “Parnaso Guatemalteco” por Humberto Porta Mencos,
175
(Guatemala, 1928), y “Antología de poetas hondureños”, por Jesús Castro”
(Valle:1941:15) (El destacado es mío)
Dedicatoria:
“A la memoria de los hombres que se dedicaron a la investigación de la Historia
Apuntes para la Historia de la de la Literatura de Guatemala. Y como admiración a quienes en la actualidad,
Literatura Guatemalteca. orientan sus energías en igual sentido” (Díaz, 1942)
Época Indígena y Colonial
(1942) Advertencia
Autor: Luis Antonio Díaz “La presente obra sale a luz, sin ninguna pretensión de novedad. Lo que
Vasconcelos contiene – fuera de las apreciaciones acerca de la producción de los literatos-,
es únicamente una compilación ordenada de datos obtenidos de ensayos,
artículos, crónicas y libros que se han editado. La Historia no se inventa.”
(Díaz, 1942: 11) (El destacado es mío)
Advertencias
Literatura Guatemalteca. “[…] con una exposición orgánica de la evolución de los géneros literarios,
(1943) elucidar las influencias y definir las escuelas, hacer justicia a otros
Autor: David Vela escritores ausentes del programa seguido e incluir, por último, a los
literatos extranjeros que han producido sus obras en Guatemala o, fuera
de ella, han escrito acerca de nuestro país. Al final de la obra se ordenará la
bibliografía y se aditará (sic) un índice analítico de materias y autores tratados”
(Vela, 1943:) (El destacado es mío)
Teoría de la Patria. Notas y “Los escritos que integran este volumen constituyen un intento de
ensayos sobre Literatura aproximación a lo panameño. Durante casi dos lustros dediqué horas
Panameña seguido de tres múltiples al estudio de nuestra expresión literaria, interesado en desentrañar
ensayos de interpretación su contenido histórico y social” (Miró, 1947: 9) (El destacado es mío)
histórica.
(1947)
Autor: Rodrigo Miró
“Futuras urgencias de biografía y bibliografía han dado origen a este
Poetas de Guatemala. volumen. […] No se le tome como una antología ni como un parnaso. Es
Desde 1880 hasta nuestros simplemente una exposición para que sirva de estribo a venideros estudios
días y glosas de nuestros poetas […]” (Libro de Guatemala, 1947: 5) (El destacado
(1947) es mío)
El Libro de Guatemala
“Para la presentación del libro se llevó el orden alfabético de nombres y se
remataron las páginas con Los Novisimos, es decir, los que nacieron a la
publicidad hace cuatro o cinco años” (Libro de Guatemala, 1947: 6) (El
destacado es mío)
176
“En el presente ensayo, a más del somero examen y enfoque de generaciones
Desarrollo literario de El y etapas de las letras salvadoreñas, se fijan bases para que el historiador
Salvador literario encuentre seguro apoyo. (Toruño,1957:11) (El destacado es mío)
(1957)
Autor: Juan Felipe Toruño “Es primordial exponer las disímiles, diversas y sobresalientes
características literarias: modalidades en generaciones y épocas,
concatenación de éstas, momentos culminantes; figuras de la colonia,
aparecimiento del teatro, de la filosofía, del cuento, de la novela, del ensayo;
la crítica, formas y contenidos poéticos, introducción de la imprenta,
fundaciones de la Universidad, de la Biblioteca y del moderno diarismo”
(Toruño,1957:12) (El destacado es mío)
Cuzcatlán. Libro de Lecturas “Este libro contiene una cuidadosa selección de prosas y versos, escritos por
Salvadoreñas. autores salvadoreños que pertenecen a las generaciones literarias del presente
(1959) siglo. No todos los prosistas ni todos los poetas contemporáneos se encuentran
Autor: Francisco Espinoza en él representados, porque no es una antología; pero contiene trabajos que
pertenecen a todos los géneros literarios” (Espinoza: 1959: 7) (El destacado
es mío)
177
Antología del cuento Nota editorial:
salvadoreño
1880-1955 “Sabido es que hay dos tipos de antologías: una subjetiva en la cual la
(1959) selección se rige por el personal gusto del autor, y otra de carácter objetivo,
Autor: Manuel Barba Salinas en la que priva un criterio de revisión histórica. Esta última pauta fue la que
siguió el seleccionador de la presente obra, a fin de salvar muchos cuentos que
serán referencias para futuros estudios” (Barba,1959:8) (El destacado es mío)
Siguiendo con las tendencias socio-discursivas que caracterizan las producciones histórico-
literarias inscritas durante la primera mitad del siglo XX, otro de los aspectos que se advierten
se programan dichas publicaciones. Tal como confirma desde las primeras antologías
ideológico que estas establecen con las institucionales estatales de enseñanza primaria, media
y universitaria.
las cuales revelan la importancia política e ideológica que cumplía la formación discursiva
178
Cuadro 6. Referencias didácticas:1888-1959
Honduras literaria. Colección de Escritos en Prosa Publicado por la Editorial del Ministerio de Educación
y Verso. Precedidos de Apuntes Biográficos Pública de la República de Honduras.
(Edición de 1958)
Autor: Rómulo E. Durón
179
“Hemos preparado esta obra con dos fines primordiales:
Páginas hondureñas primero, ofrecer un libro de lectura puramente
(1959) nacional a los estudiantes de gramática y literatura de
Autor: Miguel Navarro Castro nuestras escuelas secundarias; y segundo, poner al
alcance de todos los hondureños, buenos ejemplos del uso
de la lengua Cervantina […]” (Navarro, 1959:4) (El
destacado es mío)
Cuzcatlán. Libro de Lecturas Salvadoreñas. “[…] La obra puede utilizarse como un auxiliar en las
(1959) clases de Castellano de los últimos grados de Primaria y
Autor: Francisco Espinoza en los primeros cursos de Secundaria. Nunca será
excesivo el interés que pongamos en llevar a los
estudiantes salvadoreños selectas espigas de la cosecha
literaria nacional” (Espinoza:1959:7)
Compendio de la Historia de la Literatura y Artes “Esta obra, no es más que el fruto de la experiencia
en Guatemala. recogida durante varios años en mis clases de Literatura
(Quinta Edición 1959) Guatemalteca; en que espigando aquí y allí, he ido
Autora: Carmen Ydigoras Fuentes reuniendo datos en la Biblioteca Nacional, en archivos
particulares, con los familiares de los autores, y con las
personas que amablemente me han secundado en mi tarea.
Así, no pretendo que sea una obra completa y original;
sino solamente una guía para la juventud que estudia
nuestra Literatura y una ayuda para el maestro, que
después de sus explicaciones e ilustraciones tendrá una
base para que los alumnos repasen la materia. […]”
(Ydigoras: 1959:5) (El destacado es mío)
En última instancia, una de las tendencias socio-discursivas que actúan de manera constante
Así, pues, tal como se constata en el paratexto de las dedicatorias y prólogos respectivos, el
centroamericano.
180
Con la finalidad de describir cada una de estas posiciones enunciativas, léase a continuación
los siguientes cuadros de referencia en los cuales se registra una muestra significativa de
finales del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX.
Galería Poética Centro-Americana. “Al señor Don Miguel García Granados, Presidente
(1873) de la República de Guatemala. Testimonio de
Autor: Ramón Uriarte respeto por el antiguo defensor de los derechos del
pueblo en la tribuna. De gratitud por el ilustre Jefe
de la revolución de 1871. De aprecio y simpatía por
el modesto literato y distinguido caballero. R.
Uriarte. Marzo de 1873.”
Guirnalda Salvadoreña. Colección de poesías de los “Al Dr. Rafael Zaldívar, Presidente de la
bardos de la República del Salvador, precedidas de República”
apuntes biográficos y juicios críticos sobre cada uno de
sus autores. “Coronar con buen éxito las obras que demandan
(1884) labor y talento, estimular á la juventud estudiosa en
Ramón Mayorga Rivas su carrera, enriquecer la literatura nacional con
obras de mérito indisputables, todo esto es
laudabilísimo (sic) y propio de los gobiernos
progresistas y cultos que tienen la mira puesta en
la honra y buen nombre de la patria. Natural,
era, por lo mismo, que al Gobierno del señor Dr.
Zaldivar le debiéramos la edición de la
“Guirnalda Salvadoreña”, colección muy notable
y la primera en su género entre nosotros” (Diario
Oficial N.200 31 de agosto de 1881) (El destacado
es mío)
Frutos de nuestro huerto. Trozos escogidos de escritores “Libro de Lectura para la Juventud Nicaragüense.
Centro-Americanos Publicado con la protección de su excelencia el
(1888) señor presidente de la República D. Evaristo
Autores: Pedro Ortíz y Pedro González Carazo” (El destacado es mío)
181
Parnaso costarricense. “Al eximio Americanista Don Rafael Vehils.
1921 Señor: Va este libro amparado con el nombre de
Autor: Rafael Bolívar Coronado usted. ¡Glorioso palio, el nombre del férvido
enaltecedor de la América Española! (El destacado
es mío)
“En verdad que nuestra poesía contemporánea, a
Antología de poetas americanos. manera de una cordillera andina, ostenta cumbres
Los mejores poetas de Costa Rica. que corresponden a distintas regiones del
(1928) continente: Amado Nervo, Julián del Casal,
Autor: Eduardo de Ory Guillermo Valencia, Santos Chocano, Leopoldo
Lugones, y muy cerca de nosotros, erguido
majestuoso, entre los dos océanos, como el volcán
inmortalizado en la “Leyenda de los Siglos” el
lírico innovador, cuyo nombre extraño sirve de
blasón a Centroamérica: Rubén Darío.” (Ory,
1928:8) (El destacado es mío)
Parnaso Guatemalteco. “Dedicatoria
(1931) Al Lic. L. Alberto Paz y Paz. Homenaje de
Humberto Porta Mencos gratitud, de su devoto amigo Humberto Porta
Mencos” (El destacado es mío)
(Fuente: elaboración propia, Mondol 2016)
182
Cuadro 8. Valoración ideológica del contexto socio-político centroamericano.
183
Parnaso costarricense. Selección esmerada de los “[…] y por la admiración que me inspira Costa-Rica,
mejores poetas de Costa Rica. ese país civilizado, trabajador, que sabe tener
(1921) dignidad, puesto que no tolera ni tiranuelos insolentes
Autor: Rafael Bolívar Coronado ni el predominio de las burocracias (sic) “(Bolívar,
1921: 12)
Centroamérica surge de manera sistemática a partir de la década del cuarenta del siglo XX,
95
El término Federación alude en este contexto a la denominada Federación Centroaméricana creada en 1823
durante los dos primeros años de vida independiente de las nacientes Repúblicas.
184
(1957), de Juan Felipe Toruño y la obra del costarricense Abelardo Bonilla, Historia y
filológico de las llamadas Historias de la Literatura, alterna con otras modalidades genéricas
cuyo contexto histórico no puede pasar inadvertido para entender la vinculación político-
ideológica que tuvo la escritura historiográfica respecto a las fases de desarrollo y cambio
social inscritos entre la segunda mitad del siglo XX e inicios de la década del ochenta.
De acuerdo con la interpretación histórica realizada por Torres-Rivas (2007), Pérez Brignoli
comienzos de los sesenta del siglo XX registra los primeros movimientos sociales de índole
urbano para llevar a cabo un proceso de transición democrática en contra del orden
96
Al respecto de estas primeras producciones historiográficas, téngase en consideración el texto de Carmen
Idígora Fuentes: Compendio de la Historia de la Literatura y Artes en Guatemala, cuya quinta edición fue
publicada en 1959; y el texto de Rodrigo Miró, Teoría de la Patria. Notas y ensayos sobre Literatura Panameña
seguido de tres ensayos de interpretación histórica, publicado en Buenos Aires, 1947. Por otra parte, resulta
importante destacar que los primeros antecedentes bibliográficos de este primer corpus de historias literarias
nacionales inicia, de manera parcial, a través de la labor del Dr. Crispín Ayala Duarte en 1931, en el cual abarca
una síntesis histórica de la literatura hondureña, salvadoreña, guatemalteca y nicaragüense así como la
publicación en 1929 del texto Historia de la Literatura de América Central, (1929) a cargo del periodista
nicaragüense Leonardo Montalbán, donde, al igual que los trabajos de Crispín Ayala, constituye un primer
panorama histórico acerca de las diferentes etapas de desarrollo de las literaturas nacionales centroamericanas.
185
A excepción de Costa Rica y Guatemala, países en los cuales se produjo un efectivo proceso
de modernización y reforma social durante la década del cuarenta y del cincuenta, el resto
Revolución del 48 en El Salvador, así como también la respuesta represiva de los regímenes
liderada por las democracias liberales europeas y los diferentes gobiernos estadounidenses.
“Las dictaduras militares que en el decenio de 1930 se instauraron en cuatro de los países de América
Central experimentaron una presión doble en las postrimerías de la segunda guerra mundial, que
provocó lo que se ha llamado la “crisis de la oligarquía”. Por un lado, el clima internacional que creó
la derrota del fascismo europeo animó a la gente a condenar las experiencias autoritarias locales, las
dictaduras militares, pero también a los intereses que ellas defendieron. Por otro lado, las fuerzas
sociales interiores que se habían visto contenidos durante tantos años de estancamiento y dictadura
trataron de organizarse y participar en la vida política, social y cultural, instaurar un proceso
democrático por medio de mecanismos modernos: elecciones, competencia, pluralismo, partidos,
debates.” (Torres, 2007: 57)
Como se constata en el desarrollo de las historias literarias nacionales, varias son las
producciones que surgen precisamente en este contexto político social y a partir de las cuales
inherente de las tensiones y contradicciones sociales que configuraban los diversos proyectos
político nacionales hacia finales de la primera mitad del siglo XX cuyas consecuencias serían
186
altamente significativas para comprender el desarrollo de los movimientos revolucionarios y
armados que permearon la vida política, intelectual y cultural de mediados de la década del
Así, por ejemplo, tal como se manifiesta en los textos Apuntes para la Historia de la
tuvieron estas dos obras se inscribe en el proyecto político-nacional dirigido por el General
Jorge Ubico a escasos años de producirse la caída definitiva de este dictador y el surgimiento
Literatura y Artes en Guatemala, durante el periodo de uno de los últimos gobiernos en llevar
a cabo las reformas democráticas heredadas de la década del cuarenta, dirigido por su
producciones durante la década del cuarenta y del cincuenta, cabe señalar la acentuación
de la unidad centroamericana en vista de las tensiones sociales y luchas civiles que se estaban
llevando a cabo en el transcurso de estas décadas. Tal es el caso del texto Esta es mi Tierra.
Lecturas Centroamericanas (1948) de Saúl Flores, donde en una sección titulada Carta-
“Nuestros antepasados vivieron unidos, primero, bajo la tutela de la Madre España, y después a la
sombra de una sola bandera, la bandera de la Federación. Desde hace más de un siglo vivimos
separados, en minúsculas parcelas a las cuales hemos dado el pomposo nombre de Repúblicas
187
soberanas e independientes, y durante esos cien años sangre fraterna ha enrojecido muchas veces
nuestras ridículas fronteras” (Flores, 1948:1)
Literatura Costarricense (1957) como dos obras sintomáticas del proceso de modernización
e institucionalidad cultural que se llevó a cabo hacia finales de la década del cincuenta como
cual figura además como Premio Nacional de Cultura de 1957 bajo el mandato del Teniente
Coronel José María Lemus (1956-1960), se inscribe en uno de los últimos y cortos periodos
Por su parte, la obra histórico-literaria del costarricense Abelardo Bonilla, la cual contó con
dos reediciones en 1967 y 1987, surge dentro del marco de una reforma universitaria de
carácter humanístico y como parte inherente del proyecto de modernización nacional llevado
a cabo por la ideología social demócrata hacia comienzos de la década del cincuenta. Como
literaria de Abelardo Bonilla y Juan Felipe Toruño, no solamente figuran como dos textos
histórico-literarias anteriores, estas obras se caracterizan además por diseñar una visión de
188
conjunto y formalización metodológica en torno a la escritura y enfoque disciplinario de la
Así, pues, y en contraposición con otros estudios histórico literarios desarrollados durante la
década del treinta y del cuarenta, léase al respeto los siguientes extractos en los cuales se
demuestra la necesidad argumentativa que tienen estos dos intelectuales por explicar de
producciones histórico-literarias:
Continuidades y rupturas
De acuerdo con las diferentes investigaciones que han abordado las producciones histórico-
189
Villalobos: 2010),97 existe un consenso crítico en afirmar la predominancia que representó el
modelo historiográfico liberal y conservador en las historias literarias escritas entre la década
Asimismo, pese a la influencia que tuvieron estos modelos en la gran mayoría de los estudios
histórico literarios de este periodo, cabe destacar que durante la década del setenta y
principios de la década del noventa, existieron también otras tendencias las cuales abrieron
inscrita durante la década del sesenta y del ochenta del siglo XX, abarca la producción de los
97
Para una mayor especificidad respecto a los estudios crítico-académicos realizados a algunas producciones
histórico literarias nacionales, remito al Anexo Nº 1 de esta investigación.
190
generacional (1987), de José Francisco Martínez; La voz desgarrada del discurso
historia social de la literatura nicaragüense del siglo XX (1989), de Olé Ostergaard, entre
otros.98
conciencia histórico literaria presente en estos textos se encuentra inmersa en una de las fases
que se desarrollaron durante este periodo los procesos de escritura y recepción de las historias
literarias.
De acuerdo con el historiador Héctor Pérez Brignoli (1990), el transcurso de los años sesentas
coincide con el despertar de los primeros síntomas de crisis y agotamiento del modelo
reformista liberal impulsado desde finales del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX.
En palabras de Pérez:
“Diversos signos, ya en la década de 1960, nos permiten hablar de una crisis del viejo orden liberal.
[…] Las protestas sociales resultaron cada vez más difíciles de contener, y el recurso, a una represión
creciente fue la respuesta de las clases dominantes a presiones por el cambio social que incluían
movimientos guerrilleros en Guatemala y Nicaragua. La delegación del poder político en los militares
se tornó, cada vez más, un requisito de supervivencia para terratenientes y empresarios empecinados
en ver cada reivindicación como parte de una conspiración, manejada no ya desde Moscú, sino desde
La Habana de Fidel Castro” (Pérez, 1990:148)
98
En relación con otras producciones de carácter crítico histórico e historiográfico, véase al respecto el Anexo
Nº5, en el cual se detallan los títulos, autores y referencias editoriales de una serie de publicaciones tanto
nacionales como centroamericanas realizadas durante la década del ochenta del siglo XX.
191
geoestratégico en el Istmo centroamericano y revertir así la influencia ideológica y operativa
Estados Unidos hacia los inicios de esta década corresponde a la llamada Alianza para el
ideológica más aparente, inculcaba a los sectores político dominantes a realizar cambios en
mayor régimen democrático. Asimismo, durante esta misma década se llevó a cabo la
pacto firmado por las Fuerzas Armadas de Guatemala, Honduras, Nicaragua, Salvador,
Panamá y de manera simbólica Costa Rica con el fin de contrarrestar, bajo la asesoría militar
centroamericanos.
Por otra parte, cabe mencionar que de manera conjunta con estas estrategias intervencionistas
entre los años de 1961 y 1969 y cuyo Tratado General favoreció los intereses financieros y
de infraestructura.
192
Si bien, una de las consecuencias que se deriva de este tipo de intervencionismo consistió en
Acorde con esta situación, el escenario centroamericano que dominó las décadas del setenta
y del ochenta se caracterizó rápidamente por una mayor organización y presencia de los
“La segunda fase en la década de 1970 muestra un profundo cambio de carácter. La insurrección logra,
en Nicaragua y El Salvador, una sólida implantación popular, mientras que en Guatemala el
movimiento guerrillero se extiende a las masas indígenas. La caída de Somoza, en julio de 1979,
constituye el momento culminante de esa nueva etapa, seguido de cerca por el golpe militar de octubre
del mismo año en El Salvador (una clara respuesta al creciente éxito de las fuerzas guerrilleras)”
(Pérez,1990:153)
De acuerdo con este mismo historiador, los principales factores que condujeron al estallido
final de esta crisis e inestabilidad política se explican a través del fracaso reformista
demostrado de manera definitiva hacia finales de la década del setenta, así como la respuesta
represiva que tuvo el Estado y las clases dominantes en contra de cualquier indicio de
organización y cambio social. En este sentido, resulta importante especificar que las bases
193
durante este periodo estaba constituida por un sector bastante homogéneo de masas
económicos desarrollados desde finales del siglo XIX por las clases liberales y oligarquías
terratenientes. Así, por ejemplo, en el caso de Nicaragua, una de las razones más
determinantes que coadyuvó al desarrollo del movimiento del Frente Sandinista, (iniciado a
principios de la década de los sesentas), se debió a la alta concentración política que desde
hacía más de cuatro décadas llegó a ocupar la dinastía de la familia Somoza y cuyo poder
económico había puesto en riesgo los propios intereses de los empresarios nacionales.
Todo este conjunto de factores, aunado a las tensiones geopolíticas que representaba en el
Unidos por contrarrestar, ya sea por la vía del asistencialismo militar o económico, el auge
llegada del poder en 1970 de Salvador Allende y nueve años más tarde por la Revolución
Sandinista, dieron lugar, junto con una notoria crisis económica y endeudamiento externo,
intervenciones militares ocurridos con mayor intensidad durante el periodo de 1980 y 1987
99
Según explica Pérez Brignoli, la caída del régimen de Somoza en 1979 y las expectativas de cambio e
influencia política que comenzaba a protagonizar a nivel regional la Revolución Sandinista en Nicaragua, dieron
pie para que la administración Reagan impusiera una agresiva intervención militar y asistencialismo económico.
Los hechos más contundentes de este tipo de intervencionismo se expresan en la ocupación militar realizada
por los marines norteamericanos en la Isla de Granada en 1983, el apoyo militar a las denominadas fuerzas
paramilitares y contra revolucionarias (caso de Nicaragua y El Salvador), el desarrollo de infraestructura y
equipamiento militar en Honduras, así como la influencia y asistencia económica por parte de Estados Unidos
a la continuidad y mandato de varias figuras militares y gobiernos golpistas de carácter represivo tales como
194
Referidas de manera sucinta algunas de las tensiones político-sociales que dominaban el
escenario centroamericano durante las décadas del sesenta y del ochenta del siglo XX, resulta
a uno de los momentos históricos de mayor crisis, conflictos de clases y tensión política de
las sociedades centroamericanas. De acuerdo con nuestra interpretación, este último aspecto
literaria en la formación de una conciencia y un campo cultural nacional, sino que revela
fundamentalmente el carácter dialéctico que ha tenido este ámbito socio-discursivo como una
forma de relación y praxis social de ciertas clases y sujetos críticos intelectuales inherentes a
En relación con las producciones histórico-literarias escritas por Ismael García (1964), Jorge
Eduardo Arellano (1966), Rodrigo Miró (1970), Luis Gallego Valdés (1981), Albizúrez y
Barrios (1981,1982,1986) y José Francisco Martínez (1987), la principal tendencia que rige
estos textos radica en el grado de continuidad que estas llegaron a tener respecto al modelo
del siglo XIX. Como señalan las investigadoras Magda Zavala y Seidy Araya (1995), dicha
los llevados a cabo durante esta década por el General Ríos Montt en Guatemala, el General Gustavo Álvarez
Martínez en Honduras y el General Romero, en El Salvador. Asimismo, resulta importante mencionar la
aprobación por parte del Congreso de los Estados Unidos de la llamada Iniciativa de la Cuenca del Caribe y la
realización del Informe Kissinger; documento en el cual se definieron las políticas económicas e
intervencionistas de Estados Unidos hacia Centroamérica.
195
hispanoamericanas y cuyos aspectos más representativos son los siguientes: a) selección de
autores canonizados por cada país o región, b) prioridad por el aspecto biográfico de los
autores, c) relevancia del criterio generacional como factor explicativo de las obras, d)
subrayar la relevancia que comienzan a ocupar durante este periodo las editoriales e
la tradición didáctica que desde finales del siglo XIX aparecen ya registradas en algunas
100
Para una mayor descripción acerca de las principales tendencias teórico-metodológicas que desarrollaron
varias de estas historias literarias nacionales, véase al respecto el estudio de Magda Zavala y Seidy Araya: La
historiografía literaria en América Central (1995). En términos específicos, los aspectos metodológicos que
evalúan estas investigadoras obedecen a los siguientes criterios analíticos: ideas estéticas y políticas, concepto
de literatura, tratamiento de los géneros literarios, procedimientos para la selección de autores y obras y
periodización.
196
antologías, estudios críticos, índices y breves reseñas histórico-literarias, la presencia de un
mayor vínculo académico y especialización profesional por parte de la gran mayoría de estos
historiográfica entre finales de la década del cincuenta y la década del ochenta del siglo XX
en los distintos países centroamericanos, así como la relevancia que tuvo a nivel
dentro del gran proyecto literario europeo llevado a cabo durante los años 1958 y 1965 por
Américas.101
publicación y recepción de estas producciones, así como el interés académico que comenzaba
101
El proyecto Panorama das Literaturas das Americas fue una empresa intelectual llevada a cabo por el
diplomático portugués Joaquím de Montezuma de Carvalho, descendiente del hermano del último emperador
de México, el cual tenía como propósito articular una obra en que se registraran las producciones literarias
americanas. En vista del desconocimiento que el público letrado europeo tenía acerca de las literaturas
americanas, Montezuma de Carvalho se dio a la tarea de publicar entre los años de 1958 y 1965 cuatro
volúmenes en los cuales incluyó algunas de las primeras versiones escritas de las historias literarias nacionales
de Panamá y de El Salvador, escritas respectivamente por Rodrigo Miró y Luis Gallego Valdés. A propósito de
este proyecto: véase al respecto la siguiente cita textual de José Luis Gallego Valdés en el cual se refiere a la
importancia cultural e intelectual que constituía la obra de este diplomático portugués: “Sabía Montezuma de
Carvalho que en el viejo continente se ignoraba mucho de la cultura de los países tanto de cepa ibérica como
de origen sajón y francés. De ahí su noble cuanto osado propósito de realizar una obra que abarcara las literaturas
de todos los países de América. Para ello se puso en contacto con los escritores, intelectuales y universitarios
americanos más solventes, a fin de que lo orientaran con sus sugerencias a la realización de tan fecunda idea”
(Gallego,1987:7)
197
Cuadro 9. Mediación didáctico-universitaria: 1959-1987.
Autor, fecha de edición y Extracto textual: vinculación del texto y del autor con la Instancia
título de la obra mediación universitaria institucional
histórico-literaria
198
“Esta tercera edición sale cuidadosamente revisada y
Luis Gallego Valdés ampliada hasta el extremo de constituir casi una nueva obra, Editorial
(1917-1990) ahora extendida en treinta y siete capítulos, pero conservando Universidad
los lineamientos y algunos rasgos de su edición anterior. […] Centroamericana.
Panorama de la literatura La actualización de la obra me la ha sugerido Italo López (Ediciones de
salvadoreña. Del periodo Vallecillos, Director de UCA/Editores, quien se ha interesado 1981 y 1987)
precolombino a 1980. en propiciar y estimular esta tercera edición”
(1981) (Gallego,1987:10)
Francisco Albizúrez “Este volumen se ha elaborado gracias a dos tipos de
Palma financiamiento. El primero fue una partida específica
(1935-2014) autorizada por el Honorable Consejo Superior Universitario Editorial
[…] El segundo, la partida de investigación de la Facultad de Universitaria San
Catalina Barios y Barrios Humanidades, durante los meses finales del decanato del Carlos
(1929) licenciado Reyes Antonio Pérez Rojas. La edición se efectuó Guatemala
durante el período del decanato del doctor Raúl Osegueda
Historia de la Literatura Palala” (Albizúrez y Barrios,1981:12)
Guatemalteca Tomo I
(1981)
Historia de la Literatura
Guatemalteca Tomo II
(1983)
Historia de la Literatura
Guatemalteca Tomo III
(1987)
de la década del cincuenta y finales de la década del ochenta revelan, en contraposición con
los estudios histórico-literarios pertenecientes a las décadas del treinta y del cuarenta, una
199
además con el proyecto de modernización nacional, desarrollo económico y reformas
identidad nacional y/o cultural. Como se infiere de los prólogos e introducciones respectivas,
los valores nacionales e identitarios. En este sentido, resulta importante indicar que con base
disciplina historiográfica es interpretada por este grupo de intelectuales como una práctica
evolución de las formas y valores colectivos que definen la existencia de un sujeto y una
Con el fin de exponer algunas de estas argumentaciones, léase al respecto las siguientes citas
textuales en las cuales se muestra la relación entimemática que algunas obras histórico-
102
De acuerdo con el Diccionario de términos asociados en teoría literaria, el entimema se define como: “forma
abreviada del silogismo en la que se sobreentiende una de las dos premisas o la conclusión” (Amoretti, 1992:42)
200
Cuadro 10. Función entimemática: identidad nacional, historiografía y literatura.
201
Con base en el conjunto de extractos anteriormente referidos, la concepción de lo literario
que se deriva de estas producciones, ya sea desde un posicionamiento liberal y/o conservador,
literarias que abordan en su conjunto las historias literarias nacionales referidas en esta
cuales han sido estudiadas con mayor amplitud por las investigadoras Magda Zavala y Seidy
Araya (1995), se resumen en los siguientes aspectos: a) ambivalencia entre las concepciones
positivistas, c) énfasis en los datos biográficos de autores, d) poca o nula explicación de las
índole histórico político y h) exclusión y resistencia respecto a otras formas genéricas del
discurso literario, tales como el testimonio, la tradición oral y las prácticas estético-verbales
Si bien, resulta evidente constatar el grado de continuidad que poseen estas producciones en
202
se proyecta este primer grupo de historias literarias difiere de manera cualitativa respecto al
desarrollo de los estudios histórico literarios inscritos entre finales del siglo XIX y la primera
En contraposición con esta etapa fundacional, el rasgo principal que se advierte en los
intelectual por parte de otros sujetos críticos quienes profundizan en las visiones de conjunto
De manera paralela con las concepciones positivistas que algunos estudios histórico-literarios
seguían desarrollando en el transcurso de la década de los ochentas del siglo XX, otra de las
103
Como explicábamos en el III capítulo de esta investigación, el modelo teórico-metodológico de una historia
social de la literatura fue ampliamente impulsado por la crítica histórica y marxista durante la década de los
setentas y ochentas. En este sentido, uno de los proyectos más relevantes que se desarrollaron durante este
periodo corresponde al diseño teórico metodológico de una Historia Social de la Literatura Latinoamericana,
dirigido por el Dr. Alejandro Losada, donde América Central figura como una subregión y modo específico de
producción cultural. Asimismo, cabe destacar la influencia teórico-metodológica que tuvo este modelo en la
producción de trabajos y diseños preliminares dedicados al estudio crítico e historiográfico de algunos procesos
y prácticas literarias nacionales en Centroamérica como los que representan los trabajos de Olé Ostergaard
Esbozo de una historia social de la literatura nicaragüense del siglo XX (1989), el enfoque histórico-social de
la historia literaria costarricense llevados a cabo por Jorge Valdeperas (1979), Álvaro Quesada (1986, 1988),
203
Si bien, el principal antecedente de este tipo de orientación se enmarca en el proceso de
modernización que tuvo la crítica literaria latinoamericana entre mediados de la década del
setenta y del ochenta, sus principales marcos teóricos de referencia proceden de los alcances
que tuvo la Sociología y la Historia Social literaria, tanto europea como latinoamericana, y
cuyas figuras más destacadas obedecen a los nombres de Goldman, Lukacs, Robert Escarpit,
historiográficas que se inclinaron por una interpretación histórico social de las prácticas y
procesos literarios comprenden las siguientes obras específicas: Para una nueva
narrativa costarricense: 1917-1919, (1988), de Álvaro Quesada Soto; Esbozo de una historia
y los trabajos crítico-historiográficos de Claudio Bogantes Zamora: “El surgimiento del realismo social en
Centroamérica: 1930-1970” (1983) y La Narrativa social realista en Costa Rica, (1990) entre otros.
104
Para una mayor referencia bibliográfica acerca de otros estudios histórico-literarios de la década del ochenta,
véase al respecto el Anexo Nº5. En relación con el enfoque histórico social y particularmente marxista que tuvo
la producción narrativa centroamericana, resulta importante destacar la tesis doctoral (no publicada) de Magda
Zavala, La nueva novela centroamericana. Estudio de las tendencias más relevantes del género a la luz de diez
novelas del periodo 1970-1985, (1990), así como la tesis de maestría de Kathryn Kelly, Eileen, La nueva novela
centroamericana (1991). Para una mayor referencia de estudios crítico-historiográficos, tanto nacionales como
204
Con el propósito de evidenciar algunos de los presupuestos teóricos y objetivos generales
que caracterizan, grosso modo, este tipo de orientación, léase al respecto los siguientes
extractos en los cuales se constata la relevancia que ocupa para estos estudios el desarrollo
205
metodologías de análisis, de la estilística a la semiótica, propias de la Visión Crítica de la Literatura
crítica literaria moderna. […]Las hipótesis generales que han guiado Guatemalteca. (1997) Dante
el trabajo son tres. La primera sostiene que la literatura, como parte de Liano.
la cultura, se enlaza, de manera directa e indirecta, y a través de
diversas instancias, a los procesos generales de la sociedad. La segunda
reza que la literatura guatemalteca, por su particular desarrollo, está
inmersa en los procesos históricos del país. La tercera y última es que
dicha relación confiere a la literatura guatemalteca su especificidad y
los rasgos característicos y distintos que de ella derivan […] (Liano,
1997:x)
(Fuente: elaboración propia. Mondol 2017)
una mayor interpretación y profundidad crítica en torno a las relaciones literatura y sociedad.
Así, pues, en contraposición con los estudios críticos e historiográficos que dentro de este
el primer síntoma de ruptura de los modelos histórico liberales los cuales argumentaban una
histórico-literarios.
De este modo, y sin excluir otras justificaciones de orden teórico o metodológico, una de las
causas principales que explican la difusión de una crítica histórica de índole sociológica y
marxista radica en el propio contexto político que estaban atravesando las sociedades
cuales permitieran desarticular la concepción hegemónica y positivista que desde finales del
siglo XIX hasta las dos últimas décadas del siglo XX habían desarrollado las clases liberales
No obstante, pese al carácter de ruptura que suponía el enfoque histórico social respecto a los
206
superar en su totalidad la perspectiva generacional e instrumental en el que se concebía las
prácticas literarias, delegando así una centralidad metodológica a la visión de mundo del
síntesis, el carácter de ruptura que demarca este tipo de orientación respecto a los paradigmas
Una vez referidos algunos de los enfoques, continuidades y rupturas que caracterizaron los
los años sesentas y ochentas, otro de los horizontes que convergen en este mismo periodo
Como se señalaba al principio de esta sección capitular, los conflictos armados y civiles
este sentido, uno de los efectos ideológicos que se desprendió de esta perceptiva
105
Un ejemplo de esta última tendencia crítico-historiográfica corresponde al artículo de Horacio Castellanos
Moya, “Breve Panorama de la Literatura Salvadoreña”, publicado en la Revista Cambio y la cual se deriva de
una conferencia dictada por este autor en 1981 en la Escuela Superior del Profesorado Francisco Morazán,
Honduras.
207
internacionalista obecedió a la reformulación de Centroamérica como un espacio histórico,
unificación desarrollados desde finales del siglo XIX hasta la actualidad106, cabe destacar
Así, por ejemplo, según lo registran las investigadoras Magda Zavala y Seidy Araya (1995),
la idea de Centroamérica como región o zona literaria común comienza a registrarse a través
de algunos textos antológicos, tales como la antología de poesía centroamericana: “Las armas
de la luz”, del escritor costarricense Alfonso Chase en el cual se aludía acerca de la necesidad
107
de una comprensión conjunta de las diferentes literaturas nacionales centroamericanas .
106
A manera de referencia, algunos de los proyectos políticos de integración centroamericana más relevantes
realizados desde mediados del siglo XIX hasta la década del sesenta del siglo XX han sido los siguientes: la
creación de La Federación Centroamericana en 1823, el proyecto de Unión de Centroamérica, dirigido en
1885 por Justo Rufino Barrios, la denominada República Mayor de Centroamérica impulsada en dos ocasiones
por José Santos Zelaya (1895-1898/1902-1907), la creación del Partido Unionista centroamericano fundado
en 1899 por Salvador Mendieta, los modelos supranacionales panhispanistas y panamericanistas, en el que
figuraron además varios intelectuales centroamericanos, y el proyecto económico del Mercado Común
Centroamericano realizado durante la década de los sesentas del siglo XX. De manera posterior a los conflictos
armados de la década de los ochentas, el proyecto de integración más destacado obedeció a la creación del
Parlamento Centroamericano (PARLACEN), órgano fundado en 1991 y adscrito además al Sistema de
Integración Centroamerica (SILCA), integradado por Belice, República Dominicana, Costa Rica, Nicaragua,
Panamá, Honduras, Guatemala, y El Salvador, fundado también en 1991. A inicios de la primera década del
siglo XXI, la formulación de una comunidad regional centroamericana adquiere, dentro del contexto de las
economías neoliberales impulsadas en Centroamerica desde la década de los noventas, un propósito
estrictamente económico y comercial en la cual se enmarca el denominado Tratado de Libre Comercio entre
Estados Unidos y Centroamerica, incluyendo República Dominicana.
107
Dos antecedentes importantes en torno a este tipo de producciones antológicas corresponden a la Antología
del cuento clásico centroamericano. Cinco cuentistas clásicos de cada país centroamericano, editado por
Amilcar Echeverría en el año 1963 y posteriormente reeditado en los años de 1975 y 1986, así como la obra de
Hugo Lindo titulada Antología del Cuento Moderno Centroamericano, publicado en 1949 por la Universidad
208
En este mismo sentido, cabe señalar la publicación de varios ensayos de carácter crítico e
literaturas nacionales centroamericanas, tales como los que apuntan los trabajos de Sergio
Vuh hasta los umbrales de la novela actual, (1982); y el texto La novela del imperialismo en
Centroamérica (1986), escrito por Esther María Osses, por citar algunos de los textos más
destacados.
estos textos respecto a la idea de una comunidad histórico literaria centroamericana, inscrita
Autónoma de El Salvador. De manera específica, resulta importante destacar que a diferencia del discurso
regional centroamericano que se desarrolla en el transcurso de la década de los setentas y ochentas, la antología
publicada por Echeverría aboga por una comprensión nacionalista de la conciencia histórico-literaria
centroamericana, siguiendo en este sentido a las tendencias ideológico-literarias de finales del siglo XIX y las
primeras décadas del siglo XX.
209
Cuadro 12. Enfoque regional de la literatura centroamericana: década del ochenta del siglo XX..
108
En relación con lo anterior, algunos de los autores centroamericanos más conocidos durante este periodo
obedecen a los nombres de Ernesto Cardenal, Roque Daltón, Otto René Castillo, Omar Cabezas, Mario Payeras,
Claribel Alegria, Ricardo Lindo, Miguel Huezo Mixco, Gioconda Belli, Mario Monteforte Toledo, Sergio
Ramírez, Dante Liano, Marco Antonio Flores, Mario Roberto Morales, Quince Duncan, Alfonso Chase, Ana
Istarú y José León Sánchez así como la recepción internacional que desempeñó durante este misma época la
figura militante e indígena de Rigoberta Menchú.
210
intelectual centroamericano tendrá un impacto significativo durante la década de los setentas
centroamericanos, tales como los realizados en los años de 1972, 1975 y 1987 donde se gesta
la idea de una comunidad literaria regional identificada con los procesos políticos y
Poesía Centroamericana, dirigida por Isaac Felipe Azofeifa y Hugo Montes, la Revista El
Pez y la Serpiente, publicada desde el año de 1960, la Revista Conservadora del Pensamiento
Como se indicaba en párrafos anteriores, corresponde a la década de los ochenta dar inicio a
las primeras expresiones críticas e historiográficas identificadas con los procesos sociales y
posguerra, inscrito entre los años noventas y principios de la primera década del siglo XXI,
activa de manera mucho más sistemática la formación de una conciencia histórico literaria
109
De manera específica, nos referimos a los siguientes seminarios y congresos: Seminario latinoamericano
“EL escritor y el Cambio Social”, organizado por CEDAL en 1972, el Seminario Centroamericano sobre Arte
y Sociedad desarrollado en 1975 y el Tercer Congreso de Escritores y Críticos Centroamericanos llevados a
cabo en 1987.
211
concepciones estético literarias, sujetos y espacios culturales marginados o invisibilizados
como las que sugieren los estudios de Magda Zavala y Seidy Araya en el libro La
sustitución de los enfoques locales, sino más bien la búsqueda de una nueva interpretación
advierte de manera gradual en este periodo consiste en el alejamiento que realizan la gran
110
A modo de referencia, la recepción e impacto crítico que durante los últimos años ha tenido este ámbito de
investigación en las academias y estudios literarios centroamericanos se puede colegir a través de algunas
compilaciones ensayísticas entre las cuales figuran los textos: Literatura y estudios culturales centroamericanos
contemporáneos (2013), coordinado por Beatriz Cortez y Leonel Delgado Aburto, el libro Estudios culturales
Centroamericanos en el nuevo milenio, (2009), coordinado por Gabriela Baeza Ventrua y Marc Zimmerman
así como la organización de diversos Congresos de Estudios Culturales Centroamerianos realizados de manera
regular desde inicios de la primera década del siglo XXI hasta la actualidad.
212
Así, pues, con base en el registro que se ha realizado en torno a dichos estudios 111, las
estudios literarios centroamericanos de finales de la década del noventa y principios del siglo
111
Para consultar la diversidad de estudios histórico literarios publicados, en formato de libro, desde la déc ada
del noventa del siglo XX hasta el 2015, remito al Compendio de Estudios Crítico-Historiográficos adjunto en
el Anexo Nº6 de esta investigación.
112
Al respecto de este primer aspecto, cabe destacar el desarrollo particular que durante este periodo ha te nido
la publicación de diversos diccionarios autorales y literarios tanto a nivel nacional como centroamericano.
Asimismo, otra de las modalidades crítico-historiográficas que sobresalen durante este periodo, corresponde a
la publicación de diversas antologías poéticas y de cuento. En este sentido, bien se podría afirmar que este tipo
de modalidad, cuyas primeras manifestaciones datan desde finales del siglo XIX, han llegado a convertirse en
una importante memoria histórico-discursiva de las producciones y referentes nacionales y transnacionales que
definen el campo cultural literario en Centroamérica.
213
En síntesis, tanto el ámbito de la crítica como el de la historiografía muestran nuevas
cambios se agrupan, groso modo, en los siguientes horizontes: a) defensa de una perspectiva
prácticas significantes.
Por otra parte, de manera constitutiva a la influencia que durante la primera década del siglo
XXI han llegado a ocupar el campo interdisciplinario de los Estudios Culturales en las
se caracteriza por una significativa proliferación de instituyentes literarios entre los cuales
113
En términos generales, algunos de los escritores más representativos de la denominada época de posguerra
son los siguientes: Eric Aguirre, Eric Blandon, Manlio Argueta, Sergio Ramírez, Arturo Arias, Franz Galich,
Mario Monteforte Toledo, Horacio Castellanos Moya, Dante Liano, Marco Antonio Flores, Gioconda Belli,
Franz Galich, Jacinta Escudos, Claudia Hernández, Rodrigo Rey Rosa, Mario Roberto Morales, Eduardo
Halfon, Salvador Canjura, Carol Zardetto, Roger Lindo, Tatiana Lobo, Ana Cristina Rossi, Carlos Cortéz,
Fernando Contreras, David Ruiz Puga, Luis de Lión, Otoniel Martínez, entre otros.
214
A manera de referencia, léase al respecto el siguiente cuadro en el cual se detallan algunos
Cuadro 13. Instituyentes literarios: inicios de la década de los noventas – siglo XXI.
215
Proyecto formalizado de manera interinstituciional
Programa Internacional de Investigación: Hacia una en el 2002 y conceptualizado desde 1998.
Historia de las literaturas centroamericanas Entre el 2008 y el 2012 ha pubicado tres volúmenes
específicos:
Intersecciones y transgresiones: propuestas para
una historiografía literaria en Centroamérica
(2008), editado por Werner Mackenbach;
una Historia Literaria de índole regional figura como uno de los principales proyectos
principios de este nuevo milenio bajo el nombre de Hacia una Historia de las Literaturas
216
Uno de los aspectos más relevantes en torno a este proyecto radica en el contexto socio
discursivo desde el cual el Sujeto Crítico Intelectual alude a la búsqueda de una conciencia
paradigmas nacionales, el impacto de los estudios culturales -y culturalistas- así como los
del discurso historiográfico para explicar las dinámicas de producción y recepción que rige
cabo en la década del ochenta por Alejandro Losada por interpretar la producción literaria
específico114, la dinámica discursiva que enmarca este proyecto histórico literario se erige
114
El modelo historiográfico que elabora Losada para analizar los diferentes sistemas literarios que integran el
desarrollo histórico social de la literatura ilustrada latinoamericana se organiza a partir de la delimitación de
cinco grandes regiones: 1) Brasil, 2) México, 3) Caribe y América Central, 4) Río de la Plata y 5) Zona Andina.
De acuerdo con este investigador, cada una de estas regiones y subregiones se encuentra determinada por cuatro
modos de producción cultural y literaria: a) Literaturas dependientes en Perú (1848-1878), b) literaturas
autónomas en el Río de la Plata (1837-1888), literaturas social-revolucionarias en el Caribe y América Central
(1920-1980) y d) literaturas marginales en Buenos Aires, a partir de 1920. De manera específica, el tercer modo
de producción cultural, denominado literatura social revolucionaria, corresponde a las producciones literarias
producidas a partir de 1920 en el Caribe, América Central, México, Pacífico Andino y el Nordeste de Brasil.
En el caso del Caribe y América Central, Losada indica que la existencia de este modo de producción se origina
por la situación de aislamiento y separación que tienen los productores intelectuales letrados en relación con
los centros metropolitanos europeos, así como por la falta de instituciones y mercados culturales.
217
Tomando en consideración los aspectos anteriores, el objetivo específico que rige esta
HILCAS y cuyos resultados más inmediatos han dado lugar a la publicación de los
Tal como se explicó en los aspectos metodológicos de esta investigación, las distintas fases
de estudio que se ha diseñado para llevar a cabo este objetivo responden a los siguientes
De manera puntual, el propósito que rige este primer eje de análisis se ocupa en describir los
a partir del cual se planteó la necesidad de llevar a cabo una interpretación supranacional de
las literaturas centroamericanas en el marco de finales del siglo XX y la primera década del
siglo XXI.
En relación con el nivel paratextual, esta unidad de estudio abarca los títulos principales y
secundarios de cada uno de los volúmenes publicados, así como la referencia de algunas
218
establece este proyecto desde el punto de vista enunciativo, así como sus respectivos lugares
de enunciación.
Finalmente, el nivel textual toma como unidad de análisis el contenido crítico y referencial
historiográfico a raíz de la publicación de los tres primeros volúmenes llevados a cabo por la
serie HILCAS.
realización de estos tres niveles de análisis pretenden demostrar la relevancia socio discursiva
que se dinamizan las prácticas estéticas así como el posicionamiento discursivo en que se
auto configuran los estudios literarios desarrollados entre finales del siglo XX y la primera
HILCAS
219
y Literatura Hispanoamericana de la Università Cattolica del Sacro Cuore de Milán, Italia,
Escuela de Ciencias del Lenguaje del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR) 115
colectiva.
Si bien, la formulación del proyecto HILCAS fue realizada hacia principios de la primera
década del siglo XXI, los antecedentes críticos de esta propuesta histórico-literaria se
115
Para una mayor amplitud acerca de los objetivos, justificación, antecedentes y fases de organización de este
proyecto historiográfico remito al documento: “Términos de referencia del Programa de Investigación Hacia
una Historia de las Literaturas Centroamericanas”, el cual se encuentra publicado en Istmo. Revista Virtual de
Estudios Literarios y Culturales Centroamericanos, no.12, enero-junio 2016. En este mismo sentido, léase al
respecto la introducción realizada por el Dr. Werner Mackenbach en el Tomo I: Intersecciones y transgresiones:
Propuestas para una historiografía literaria en Centroamérica, quien figura además como editor de esta obra
y coordinador principal del proyecto HILCAS.
220
dedicados a estudiar la narrativa nicaragüense y centroamericana producida durante las
Como resultado de esta iniciativa, durante este mismo periodo, se lleva a cabo la
estadounidenses, principalmente. En este sentido, cabe destacar la importancia que para esa
centroamericanas, tales como Magda Zavala, Arturo Arias, Héctor Leiva, Albino Chacón,
Ligia Bolaños, Dante Liano, Werner Mackenbach, Franz Galich, Bárbara Dröscher, entre
otros.
Por otra parte, y de manera complementaria con los esfuerzos institucionales que se
Universitá Cattolica del Sacro Cuore de Milán, como dos instancias de investigación
116
De manera específica la realización de este grupo de estudios fue producto de una coordinación entre la
profesora alemana Bárbara Dröscher y el escritor Franz Galich.
221
relacionadas con el ámbito de los estudios literarios y culturales centroamericanos. Prueba
y publicaciones realizadas durante la primera década del siglo XXI por parte del Instituto de
Werner Mackenbach, así como por la labor de difusión que desde inicios de la década del
centroamericana.
acerca de las nuevas posibilidades de articulación entre los estudios históricos y literarios,
117
Desde el 2010 hasta la actualidad, uno de los principales medios de difusión e intercambio académico que a
nivel europeo ha logrado crear una comunidad interdisciplinaria de investigadores relacionados con el ámbito
de los estudios e investigaciones acerca de Centroamérica, se encuentra constituido por los diversos talleres y
coloquios organizados por la Red Europea de Investigaciones sobre Centroamérica (REDISCA).
222
otros Congresos y actividades académicas realizadas en los Congresos Internacionales de
Ciudad de Panamá en julio del 2002, cuando el propósito de diseñar una Historia de las
expusieron las líneas de trabajo para la preparación de posteriores talleres así como la
creación de otras instancias de discusión académica entre los cuales figura el Seminario
Rica así como la colaboración que desempeñó Istmo. Revista Virtual de Estudios Literarios
Ortiz Wallner y Verónica Ríos Quesada. No obstante, resulta de suma importancia destacar
223
que la fase de publicación de esta propuesta histórico literaria abarca la edición de tres
volúmenes más, los cuales aún se encuentran en proceso de preparación. Con base en los
términos de edición que se llegaron a discutir de manera previa en el diseño de esta serie
historiográfica, los tres volúmenes faltantes corresponden a los siguientes títulos específicos:
IV), editado por el Dr. Werner Mackenbach y el Dr. Hector Leiva; Escribiendo la Nación:
En relación con los aspectos teórico-metodológicos del proyecto HILCAS, éste se articula a
región.
historiografía literaria en Centroamérica, uno de los principales horizontes que enuncia este
proyecto historiográfico consiste en proponer una nueva concepción escritural de las historias
224
“[…] el proyecto se dedica especialmente a la búsqueda de los aspectos transgenéricos (en doble
sentido: de género literario y de gender), transnacionales (regional-comparativo), transtemporales
(rompiendo con la narrativa tradicional al analizar procesos o tendencias históricas),
transregionales/transareales (relaciones entre subregiones y entre macroregiones, allende de las
fronteras nacionales y del istmo) transterritoriales (rompiendo con las relaciones fijas entre los espacios
geográficos y la historia o literatura), transculturales (analizando la complejidad de las relaciones
sociales tales como la problemática étnica o las tensiones entre cultura “popular” y “letrada”) y
transtextuales/transmediáticos (transposición y fusión de sistemas lingüísticos) del fenómeno literario
centroamericano” (Mackenbach, 2008: xxvi)
En relación con el contexto crítico que caracterizó las condiciones de enunciación del
proyecto HILCAS resulta importante destacar el impacto que representaron hacia finales del
siglo XX los llamados studies cultures en las agendas y programas de investigación de los
estudios literarios así como la recepción que tuvo en las distintas academias latinoamericanas
En este sentido, bien se podría afirmar que la emergencia de este proyecto deviene en una
suerte de contrasentido y resistencia frente al giro posmoderno que representaba durante este
“Era todavía el momento de toda la moda posmoderna, pos estructuralista, para los que la historia no
jugaba ningún papel importante. […] nosotros sentíamos la necesidad de trabajar desde una perspectiva
histórica, historiográfica […] No estábamos convencidos de esta ignorancia de los posestructuralistas
acerca de la historia, de un acercamiento historiográfico al fenómeno literario.” 118
118
Entrevista personal realizada al Dr. Werner Mackenbach el 18 de enero del 2017, Berlín. Alemania.
225
punto de partida el desarrollo crítico que alcanzó la historiografía centroamericana a partir
de la década de los setentas la cual defendía una perspectiva comparativa de índole regional.
De acuerdo con el criterio del Dr. Werner Mackenbach, este aspecto fue fundamental para
repensar la posibilidad de escribir una historia literaria desde una perspectiva crítica en el
“[…] en la historiografía en Centroamérica había un desarrollo desde los años setentas que les permitió
moverse en los debates más actuales a nivel internacional. Toda una generación, especialmente de la
historiografía costarricense, era capaz de escribir una historia diferente que se movía en los debates
más actuales; en ese momento, desde una perspectiva social, económica, política, comparada, regional
y también a nivel teórico con muchos insumos de la nueva historiografía francesa. Es decir, una
historia cualitativa y no una historia positivista en el mal término. Una historia en contra del uso
político de la historia para los proyectos de Estado nación en Centroamérica.” 119
especificidad de escribir una historia de las literaturas centroamericanas, uno de los logros
más significativos que se llevó a cabo durante la realización del proyecto HILCAS consistió
en la conformación de una red interdisciplinaria entre varios estudiosos del ámbito literario
de Mackenbach:
“El concepto de región es un concepto clave. Entender Centroamérica no en sus nacionalismos sino en
sus relaciones transnacionales. Primero intrarregionales, aquí el concepto de región es sumamente
importante. Esto es dominante para toda una primera fase de los mediados de los años noventa hasta
mediados de la primera década del nuevo siglo. Hacer visible Centroamérica en su conjunto; estudiar
las relaciones intrarregionales, transnacionales en contra de los proyectos nacionalistas. Este proyecto
desde el inicio ha sido un proyecto en contra de los nacionalismos. Esto es su aspecto político más
importante”120
119
Entrevista personal realizada al Dr. Werner Mackenbach el 18 de enero del 2017, Berlín, Alemania.
120
Entrevista personal realizada al Dr. Werner Mackenbach el 18 de enero del 2017, Berlín, Alemania.
226
No obstante, las condiciones de enunciación desde las cuales se fundamentó el proyecto
HILCAS no solamente se llegan a explicar por el impacto académico que tuvo el pensamiento
sino que éste se encuentra ligado a la relevancia discursiva y política que ocupó el concepto
región adquiere hacia finales de la primera década del siglo XXI una mayor influencia del
con otras áreas o regiones específicas, contribuyendo así a una lectura dinámica y multi
“Ya en la formulación de los criterios básicos metodológicos del trabajo en equipo para escribir una
historiografía nos tildaron de “trans”. El trasfondo es que sí hubo realmente una recepción de lo que
comenzó con los transarea studies e influenció mucho en nuestro trabajo […] Nos interesa mucho más
como se entrecruzan, como se mezclan influencias muy diversas de otras partes del mundo, de otras
regiones en esta región centroamericana y caribeña. Esto hasta hoy en día es un debate abierto” 121
Como se aprecia en el título general de este proyecto, el sintagma Hacia una Historia de las
121
Entrevista personal realizada al Dr. Werner Mackenbach el 18 de enero del 2017, Berlín, Alemania.
227
implícita en el íncipit de su proceso de enunciación. Dado lo anterior, resulta de suma
importancia analizar los indicios semióticos desde los cuales se codifica esta propuesta
latinoamericanos. Para llevar a cabo este propósito, la estrategia analítica que se realizó en
este primer nivel paratextual consistió en desconfigurar el sintagma principal Hacia una
referencia que expresa el título principal respecto al género discursivo de las denominadas
genérica que enmarca el sintagma principal de este título alude de antemano a una tradición
estudios literarios y filológicos. De allí, pues, que la evocación de esta categoría (historias
literarias - historia de las literaturas) dentro del encuadre titulógico de este proyecto no solo
122
De manera específica, nótese al respecto la vinculación intertextual y programática que posee el título de
este proyecto con el proyecto Hacia una Historia de la Literatura Latinoamericana, coordinado por la
investigadora chilena Ana Pizarro, y el cual constituyó uno de los paradigmas historiográficos más destacados
durante la década de los ochentas y principios de los noventas del siglo XX.
228
proyecta una intención meta crítica en torno al campo de los estudios literarios
centroamericanos, sino que establece una relación interdiscursiva con respecto a una
El segundo rasgo analítico que se infiere de este sintagma corresponde a la adjetivación que
que demarca esta propuesta historiográfica opera a partir de una concepción heterogénea y
histórica literaria centroamericana. Asimismo, cabe destacar que bajo esta misma
denominación se apela también a un campo cultural de índole supra y trans nacional el cual
literaturas nacionales.
En este sentido, bien se puede afirmar que las implicaciones teórico-metodológicas que se
una conciencia dialógica respecto a la escritura historiográfica, sino que también instituye un
Siguiendo con el curso de este análisis, el tercer aspecto a destacar corresponde a la función
Real Academia Española, la preposición hacia denota “el sentido de un movimiento, una
229
tendencia o una actitud”. En el caso que nos ocupa, dicha definición gramatical proporciona
denominada Función del Tercero que enmarca el sintagma Hacia una Historia de las
conciencia histórica de las literaturas centroamericanas. En otras palabras, esto quiere decir
cual se prevé la participación activa de una tercera instancia o tercer interpretante ubicado en
un momento histórico lejano. De acuerdo con la teoría bajtiniana del enunciado, este aspecto
De este modo, como se advierte en el uso y disposición que denota la frase preposicional
“hacia una…”, la dimensión dialógica que adquiere este enunciado dentro del título general
del proyecto plantea la existencia de una conciencia y un sujeto histórico el cual tiene el
123
Para una mayor amplitud acerca de la teoría del enunciado en Mijail Bajtín, así como la fase dialógica que
constituye la Función del Tercero o Tercer Interpretante en el proceso de la comprensión histórica, consúltese
al respecto el tercer fundamento teórico-conceptual que elaboramos en el primer capítulo de esta investigación,
titulado: Función del tercero y Sujeto Histórico (Sección 1.4.3).
230
imperativo de comprender y responder, en un tiempo históricamente lejano, a las categorías
ambivalente que proporcionan los enunciados historias (de) las literaturas. Como se deduce
a través del uso de la partícula “de”, la cual media además entre los sustantivos Historias /
Literaturas, la función de genitivo que rige esta preposición implica, al mismo tiempo de su
referencia.
teórica de pensar las prácticas literarias mismas como una forma autónoma de historización.
De este modo, y en contraposición con la dimensión meta crítica desde la cual se tiende a
prácticas literarias, esta segunda lectura permite destacar la relevancia que ocupa el saber
124
Un ejemplo de esta perspectiva, se encuentra en el trabajo crítico realizado por la Dra. Alexandra Ortiz
Wallner, en el libro: El arte de ficcionar: la novela contemporánea en Centroamérica (2012), en el cual esta
231
Del mismo modo que es posible determinar una programación de lectura a través del
enunciado general de esta propuesta histórico-literaria, los títulos que conforman los seis
volúmenes de la serie HILCAS marcan también una función paratextual la cual permite
analizar el carácter heterogéneo y polisémico que rige cada uno de los ámbitos temáticos y
unidades históricas de este proyecto. Así, pues, véase al respecto el siguiente cuadro en el
cual se muestra la forma de enunciación que denota cada volumen y su correlación con las
historiográfica.
vista de esta particularidad, resulta de suma importancia leer el título de esta compilación a
investigadora alude como “tarea necesaria y crucial el trazar una historia literaria que se organice desde la
literatura misma, desde las figuras y disposiciones de sus problemas y desde las articulaciones de sus múltiples
relaciones” (Ortiz, 2012:59-60).
232
discursivo de una conciencia histórica-literaria centroamericana inscrita en el marco
Editado por el Dr. Werner Mackenbach, este texto abarca una compilación crítica de
de este volumen:
“El presente libro reúne – como dice su título- propuestas metodológicas y teóricas para una historia
literaria de Centroamérica de carácter pluralista y transdisciplinario. En especial, los ensayos aquí
reunidos tratan sobre la historia de la historiografía literaria misma en América Central, las relaciones
entre historia como ciencia, literatura como ficción e historia literaria, y la definición del objeto de
estudio, abordan problemas de conceptualización, periodización y clasificación de las literaturas
centroamericanas junto a cuestiones de género y discuten sobre los procesos de globalización y su
impacto en la práctica literaria” (Mackenbach, 2008: xxvii)
Como se denota en el título que encabeza este tomo introductorio, los enunciados principales
una programación de lectura la cual se puede llegar a traducir a través de una dinámica de
233
estudio de los procesos estético literarios centroamericanos así como su relación con otros
Otra de las posibilidades de lectura que deja en entredicho el título de este texto radica en el
expresan estos dos enunciados apela una dimensión dialéctica en el que tanto la idea de
centroamericanas. Desde esta última perspectiva, esto significaría una nueva forma de pensar
la escritura historiográfica como un campo dialógico de enunciación a partir del cual el sujeto
histórica.126
Del mismo modo que el título anterior, el segundo volumen de la serie HILCAS, Tensiones
y polisémica en torno a uno de los movimientos estéticos y culturales más revisitados por las
término “tensiones”, aludiendo así a una lectura crítica y polivalente frente al tratamiento
125
A propósito de la vinculación intertextual y programación de lectura que implica el título de este proyecto
con el modelo historiográfico coordinado por Ana Pizarro, conviene advertir, a manera de divergencia y
contraste, acerca del carácter plural y heterogéneo que enmarca el título del proyecto Hacia una Historia de las
Literaturas Centroamericanas con respecto al proyeto Hacia una Historia de la Literatura Latinoamericana,
enunciado, este último, de manera singular y homogénea.
126
Al repecto de la dimensión dialógica e implicación con el fenómeno de la comprensión histórica, remito a
la segunda propuesta teórico-conceptual desarrollada en el primer capitulo de esta investigación: comprensión
histórica y discurso historiográfico (Sección 1.4.2).
234
positivista y marcadamente continuista que establece la crítica y las historias literarias
“Por eso, este volumen no pretende dar cuenta exhaustiva de todos los textos o autores del periodo.
Tampoco busca clasificar la producción literaria de la región de acuerdo a su género o su estilo. Por el
contrario, con una propuesta que se aleja voluntariamente del empirismo positivista que ha marcado
no sólo a la historiografía literaria, cada uno de los ensayos que conforman el presente libro entra a la
literatura del istmo por una puerta distinta para adentrarse en un debate o en una articulación estética
y/o política relevante en el ámbito regional” (Grinberg y Roque-Baldovinos, 2009: xi-xii) (El
destacado es mío)
introducción de este tomo adquiere un sentido mucho más polisémico y contrastivo al utilizar
entre paréntesis el prefijo latino per, seguido de la palabra “versiones”. Así, pues, el efecto
semántico de esta enunciación enfatiza, al igual que los títulos anteriores, la búsqueda de una
prácticas y procesos literarios desarrollados durante las dos últimas décadas del siglo XX y
la primera década del siglo XXI. En este sentido, léase a manera de referencia, la siguiente
cita textual en la cual se explícita la intención crítica desde la cual fue planteada la escritura
“Este volumen presenta una propuesta innovadora que contribuye a comprender la producción literaria
y cultural de nuestro tiempo a través de sus prácticas cotidianas, polémicas, debates y silenciamientos.
Es el resultado de un proyecto comprensivo que, desde una perspectiva comparativa y crítica, posibilita
reelaborar y ampliar conceptos como los de “literatura”, “posguerra”, “canon”, “frontera”,
“transnacionalismo” “memoria” “genero” o “multiculturalismo” manteniendo un diálogo persistente
con la producción crítica centroamericana y centroamericanista” (Cortéz, Ortiz y Ríos: 2012: xi) (El
destacado es mío)
desde las cuales se ha analizado la producción literaria inscrita en este periodo. De manera
Así, por ejemplo, en relación con el título registrado en el quinto tomo: Escribiendo la
Nación: Centroamérica en el siglo XIX, el énfasis semántico que denota este enunciado
En este mismo sentido, la estructura enunciativa que abarca el último volumen, titulado
inclusiva y pluralista respecto a las prácticas textuales del sujeto cultural indígena y colonial
nacional.
Continuando con el análisis paratextual que rige el objetivo de esta sección capitular, algunas
de las introducciones que conforman la serie HILCAS constituyen un campo de estudio para
236
con el contenido crítico que elaboran las introducciones consultadas, la concepción escritural
y discursiva que abarca este proyecto se organiza con base en los siguientes aspectos
En relación con el primer aspecto, este surge a partir de un distanciamiento crítico respecto
con el objetivo de ejemplificar la relevancia que ocupa este criterio en algunos de los prólogos
y secciones introductorias del proyecto HILCAS, léase al respecto las siguientes citas
237
Cuadro 15. Diferenciación crítica respecto de la historiografía literaria nacional.
1. “En el pasado, las historias literarias han asumido el discurso nacional y nacionalista de los
respectivos Estados, enfocándose por ende en los procesos literarios en el marco de la nación y en función
de la misma. (Grinberg, Roque-Baldovinos, 2009: xxvii) (el destacado es mío)
2. “Por eso, este volumen no pretende dar cuenta exhaustiva de todos los textos o autores del periodo.
Tampoco busca clasificar la producción literaria de la región de acuerdo a su género o su estilo. Por el
contrario, con una propuesta que se aleja voluntariamente del empirismo positivista que ha marcado
no sólo a la historiografía literaria, cada uno de los ensayos que conforman el presente libro entra a la
literatura del istmo por una puerta distinta […]” (Grinberg, Roque-Baldovinos, 2009:xi-xii) (El destacado es
mío)
3.”Conscientes del lugar, o mejor dicho, de los lugares desde los cuales leemos la producción literaria del
istmo, visibilizamos nuestros lugares de enunciación alejándonos del gesto naturalizador – positivista- de
las historias literarias tradicionales” (Grinberg, Roque-Baldovinos, 2009: xxvii) (El destacado es mío)
4. “La producción cultural de la actualidad representa un reto a la modernidad, crea nuevas versiones de la
misma, y cuestiona, subvierte o abandona a la nación liberal, al sujeto homogéneo de esta nación, al
territorio nacional y a la forma tradicional de comprender la estética y las formas estéticas”
(Cortez,Ortiz, Ríos, 2012: xiii) (El destacado es mío)
(Fuente: elaboración propia. Mondol 2016)
El segundo rasgo que denota la programación paratextual de este proyecto alude a una
aspecto concierne a pensar esta práctica discursiva a partir de una dimensión plural o
histórica de los procesos estéticos-literarios, sino que también se encuentra conformada por
los diferentes lugares de enunciación desde los cuales proceden los y las investigadores
participantes. Como se advierte en varias de las introducciones que abarcan los tres
volúmenes publicados, la implicación dialógica que supone este criterio se encuentra referida
238
Cuadro 16. Concepción heterogénea y heteróclita de la práctica historiográfica.
1.“Participamos de la hechura de una historia de las literaturas centroamericanas al tiempo que descubrimos
la trama de la historiografía como práctica en la multiplicidad de sus voces. No por casualidad, los
colaboradores de este volumen residen dentro y fuera de Centroamérica y se han formado en diversos
ámbitos académicos […]”(Grinberg, Roque-Baldovinos,2009: xxvii) (El destacado es mío)
2.“[…]cada uno de los ensayos que conforman el presente libro entra a la literatura del istmo por una
puerta distinta para adentrarse en un debate o en una articulación estética y/o política relevante en el ámbito
regional” (Grinberg, Roque-Baldovinos, 2009: xi-xii) (El destacado es mío)
3.“Solicitamos además textos que se ocuparan de ejes relacionados con debates o problemas característicos
o sintomáticos de procesos literarios con el fin de fortalecer las bases multi y trandisciplinarias, así como
la perspectiva comparada y comparativa del proyecto Hacia una historia de las literaturas
centroamericanas” (Cortez,Ortiz, Ríos, 2012: xvii-xviii) (El destacado es mío)
4.“Es el resultado de un proyecto comprensivo que, desde una perspectiva comparativa y crítica […]
manteniendo un diálogo persistente con la producción crítica centroamericana y centroamericanista”
(Cortez,Ortiz, Ríos, 2012:xi) (El destacado es mío)
(Fuente: elaboración propia. Mondol 2016)
Otro de los tópicos desde los cuales se configura el horizonte teórico-metodológico de este
literatura. De manera particular, este rasgo alude a una comprensión mucho más abierta e
inclusiva respecto a otras prácticas estético culturales, así como a la necesidad de establecer
nuevas formas de lectura que impliquen distintos niveles de articulación entre las distintas
dentro del sistema literario regional. A manera de ejemplo, léase al respecto las siguientes
citas textuales en las cuales se aborda de manera explícita este tercer criterio.
1.“Es el resultado de un proyecto comprensivo que, desde una perspectiva comparativa y crítica, posibilita
reelaborar y ampliar conceptos como los de “literatura”, “testimonio”, “posguerra”, “canon”, “frontera”,
“transnacionalismo”, “memoria”, “género” o “multiculturalismo” […]” (Cortez,Ortiz, Ríos, 2012: xi)
2.“[…] Por el contrario, nosotros creemos necesaria una lectura de los procesos literarios en el istmo que
coloque a las producciones literarias nacionales en una perspectiva regional” (Grinberg, Roque-Baldovinos,
2009: xxvii)
3.“Encontramos en las propuestas críticas un marcado interés por examinar textos y medios que permean
otros espacios de la producción cultural centroamericana, ampliando así la definición tradicional de lo
literario […]”(Cortez,Ortiz, Ríos, 2012: xiii)
(Fuente: elaboración propia. Mondol 2016)
239
En último lugar, el cuarto aspecto a considerar obedece a la conceptualización transnacional
por las dinámicas de movimiento que establecen entre sí los procesos estéticos, críticos y
1.“Hace un énfasis especial en las reconfiguraciones estéticas y culturales del espacio trasnacional
centroamericano […]” (Grinberg, Roque-Baldovinos, 2009: xi)
2.”[…] el énfasis en Centroamérica como región heterogénea; el abandono de los paradigmas nacionalistas;
el surgimiento de nuevos paradigmas estéticos en la posguerra; el compromiso con la visibilidad de la
diversidad cultural, étnica y de género que define la vida cotidiana del contexto centroamericano, así como
el transnacionalismo que caracteriza a la región” (Cortez,Ortiz, Ríos, 2012:xi)
3.“[…] el Programa de Investigación “Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas” se basa en
un concepto pragmático y dinámico de Centroamérica/América Central como región cultural-lingüística-
literaria […] Es pragmático por lo menos en tres aspectos: en relación con la geografía cultural comprende
América Central tanto en sus dimensiones de istmo y puente (con todas sus implicaciones). Abarca las
producciones culturales-literarias de las poblaciones de todos los Estados, regiones, zonas y comunidades
que en la historia han sido incluidos en la región de América Central, incluyendo también las de las
poblaciones centroamericanas, fuera de la región física-geográfica […]Es dinámico también por lo menos
en tres sentidos: trabaja con un concepto histórico cambiante de Centroamérica/América Central según las
diferentes épocas y enfoques que no se aferra a coordenadas territorial excluyentes sino que toma en cuenta
las intersecciones y transformaciones entre espacio y literatura. Parte de un concepto no determinista de
América Central, es decir, se ocupa de las construcciones de pertenencia y sus representaciones en la
literatura analizando la historia desde la actualidad y con vista al futuro. No se limita a textos y autores, sino
que se ocupa de la literatura en sus instituciones y funciones […]” (Mackenbach, 2008: xxi-xxii)
(Fuente: elaboración propia. Mondol 2016)
En relación con los lugares de enunciación, una de las particularidades más relevantes del
Si bien, dicha característica ha sido previamente comentada a través del registro de algunas
240
instituciones co-participantes127, la concepción trans y supra nacional que plantea este
institucionales desde los cuales proceden cada uno de los investigadores y críticos literarios
Con el propósito de analizar este último aspecto, la presente sección de este capítulo se limita
totalidad los tres primeros tomos publicados. Para llevar a cabo este objetivo, se ha tomado
como principal fuente de referencia la sección curricular que elabora cada uno de los
En términos generales, los diferentes lugares de enunciación, así como los respectivos
incluidos en los tres volúmenes publicados por la serie HILCAS se detallan de manera
Universidades Europeas 7 5
127
A manera de referencia, el conjunto de instituciones coparticipantes de este proyecto fueron registradas en
la sección 4.5.1 de este mismo capítulo.
128
Para una mayor información en torno a la autoria y procedencia institucional de los investigadores y
académicos participantes en los tres volúmenes publicados de la serie HILCAS, remito a los Anexos Nº 7, 8 y
9 adjuntos en esta investigación.
241
Universidades Región Centroamericana 1 15
Total129 19 40
europeas mientras que el resto de los 21 colaboradores se distribuye de manera mínima entre
varias universidades del área: Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras, México y otras
universidades extranjeras, entre las que figura la Universidad de Sidney, Australia y el Centro
estadounidenses.
De acuerdo con estos datos, la principal observación que se deduce en torno a los lugares de
enunciación que abarcan los tres volúmenes publicados del proyecto HILCAS radica en la
129
Tómese en cuenta que el total de investigadores(as) corresponde a 41. No obstante, en este cuadro se registran
solamente 40 dado que una de las investigadoras (Ana Cristina Rossi, escritora costarricense) no pertenece a
ningún centro o institución académica específico. Otro aspecto a considerar en este mismo cuadro obedece al
criterio de Formación Académica (nivel doctoral). De manera específica, la cuantificación de este criterio
corresponde aproximadamente a 19 investigadores(as), ya que no se pudo obtener la totalidad de la información
requerida.
242
por ejemplo) o incluso con las propias instancias académicas que se encuentran ubicadas en
el área Centroamericana.
De manera particular, este último aspecto adquiere una relevancia interpretativa para el
presente análisis, ya que permite evidenciar, entre muchos otros factores, la importancia que
desempeñaron desde mediados de la década del noventa hasta la actualidad, los centros y
sentido, cabe señalar que una de las principales razones por las cuales se explica la
institucionales ofrecidos por estos mismos centros de estudios. Como señala al respecto el
130
Entrevista personal realizada al Dr. Werner Mackenbach el 18 de enero del 2017, Berlín, Alemania.
243
Con base en la información que se ha podido recolectar respecto al conjunto de
Total: 15
enunciación del proyecto HILCAS, se representa a nivel institucional por parte de tres
Instituto Tecnológico de Costa Rica) cuyo número de académicos asciende a 11 del total de
244
41 investigadores participantes, marcando así una concentración y contraste significativo
participación institucional que llevaron a cabo las diferentes universidades del área
FLACSO-Guatemala. 1 Guatemala
Total 15
dejando en evidencia la falta de un balance mucho más distributivo en relación con otras
245
En el caso costarricense, la relevancia numérica que poseen sus investigadores en relación
crítico que han tenido los estudios literarios y culturales centroamericanos durante las dos
proyectos de investigación que desde principios de la década del noventa del siglo XX hasta
del proyecto HILCAS corresponde a los vínculos académicos que desde finales de la década
del noventa hasta la actualidad han establecido algunas universidades europeas con varias
distribución numérica que presentan algunos investigadores (as) relacionados con el proyecto
de investigación europeo.
246
Cuadro 22. Vínculo institucional universidades europeas.
Total 5
Una vez llevado a cabo el estudio de algunas de las secciones paratextuales (títulos e
Para llevar a cabo este propósito se ha tomado como referencia los diferentes objetivos y
ámbitos de investigación que proponen de manera específica cada uno de los artículos y
HILCAS obedece al fenómeno del modernismo y las vanguardias literarias inscritas entre
finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, y cuyo contenido ha sido expuesto en
específicos, los principales ámbitos temáticos que comprende este tomo se encuentran
247
y vanguardia, 2) Modernismo: revisiones y márgenes, 3) Vanguardias literarias, rupturas y
afrocentroamericanas.131
volumen se distancia grosso modo del enfoque archivístico y positivista de las historias
literarias en Centroamérica.
Así, pues, con el propósito de evidenciar la correspondencia que posee el contenido de estos
textos con estas tres áreas específicas, léase al respecto el siguiente cuadro en el cual se
muestran algunas referencias textuales relacionadas con los objetivos y ámbitos de estudio
131
Con el propósito de evidenciar el registro temático y su respectiva correspondencia con las producciones
ensayísticas de este volumen, consúltese el Anexo Nº 10 adjunto en esta investigación.
248
Rubén Darío en Buenos Aires, 1893-1898: la génesis “Este ensayo, entonces, explora la conjunción de la
de un campo literario autónomo. Jeff Browitt llegada de Rubén Darío a Buenos Aires, el auge del
Modernismo en las incipientes instituciones culturales
bonaerenses, y la profesionalización del escritor literario”
(Browitt,2009:60)
De la desaparición de los oráculos y de la muerte y “Me interesa recuperar los diferentes escenarios desde los
resurrección de los dioses: lo sagrado y lo profano cuales los textos latinoamericanos modernistas, textos que
en la obra de Rubén Darío. Jorge Brioso asumen su condición profana y desencantada, incorporan
el enigma, la revelación, el sentido de lo sagrado. […]
Para estudiar los nuevos usos que los textos
latinoamericanos modernistas proponen para lo sagrado,
la revelación, el enigma, me voy a concentrar en la obra
de Rubén Darío, el gran poeta de lo profano”
(Brioso:2009:87)
Crónica literaria de Enrique Guzmán y la “En esta exposición sobre la crónica de Centroamérica,
proyección moderna: “Las pequeñeces cuiscomeñas me enfoco en una de las tantas colecciones escritas por
de Antón Colorado” Julia Medina Guzmán […] se trata de resaltar esta colección de
crónicas, como un espacio conjetural, literario e histórico
del encuentro entre el individuo moderno
centroamericano en el siglo XIX con su entorno”
(Medina,2009:120)
Del vampiro a la lesbiana. El deseo sexual “El propósito de mi trabajo es investigar […] la respuesta
“Femenino” en la novela modernista de algunos de nuestros escritores modernistas, en un
centroamericana. Karen Poe Lang. aspecto concreto, a saber, las representaciones de la
subjetividad “femenina”. (Poe,2009:145)
Exotismo y autoridad cultural modernista: dos “En el presente trabajo examino registros literarios de
viajes centroamericanos por el extremo oriente. itinerarios transoceánicos de viajeros centroamericanos
Ricardo Roque-Baldovinos que son muy distintos al usual del Atlántico, entre Europa
y América o viceversa. Exploro más bien la invención
literaria de otros lugares, donde esta dualidad puede
repensarse y reescribirse. Específicamente exploro el
sentido del Japón como tópico de escritura literaria que
recibe una atención especial de los escritores
hispanoamericanos de finales del siglo XIX y principios
del siglo XX, es decir entre aquellos que se agrupan en el
canon bajo la categoría de modernistas” (Roque-
Baldovinos, 2009:168-169)
249
al analizar el impacto del pensamiento del pensador
salvadoreño Alberto Masferrer en el istmo
centroamericano […]” (Grinberg y Roque-Baldovinos,
2009: xix)
Del apogeo al desaliento: la audacia de la escritora “Partiendo de la premisa de que la escritura literaria
frente a su comunidad centroamericana entre 1880 […]permite entender el particular dilema personal y
y 1950. Maureen Shea. profesional que las mismas enfrentaron, esta estudiosa
propone leer las obras de las autoras centroamericanas que
publicaron entre 1880 y 1950 en relación con sus vidas,
invitando a reflexionar sobre su producción literaria a
partir de semblanzas biográficas” (Grinberg y Roque-
Baldovinos, 2009:xx)
“Este trabajo pretende poner de relieve las articulaciones
Un contexto de exclusiones: las cicatrices del siglo que se establecen entre los procesos históricos
XX y el cuento regionalista centroamericano. Dante centroamericanos de la primera mitad del siglo XX y las
Barrientos Tecún. modalidades discursivas y escriturales en el género del
cuento. Más exactamente, nos interesa aquí destacar los
rasgos caracterizadores del cuento de corte regionalista
centroamericano” (Barrientos, 2009:317)
Sexualidad, corporalidad y etnia en la narrativa “Estas páginas exploran cómo la sexualidad, la
centroamericana de la primera mitad del siglo XX. corporalidad y la etnia contribuyen a expresar las
Patricia Alvarenga Venutolo identidades de los hombres y mujeres que transitan en tres
obras literarias de la primera mitad del siglo XX: Hombres
de maíz de Miguel Ángel Asturias, Cuentos de Barro de
Salarrué y Gentes y Gentecillas de Carlos Luis Fallas.
(Alvarenga, 2009:343)”
Representación política y estética en crisis: el “Este ensayo parte de la premisa de que literatura en
proyecto de la nación mestiza en la narrativa general, y la narrativa en particular, han contribuido a
bananera y canalera centroamericana. Valeria moldear de manera significativa la percepción de las
Grinberg Pla y Werner Mackenbach. bananeras y del canal como fenómenos políticos, sociales
y económicos en el imaginario colectivo. […] Nuestro
estudio apunta a un cuestionamiento de la canonización de
la novela bananera como (sub) géneros de la novela y su
pertenencia a un periodo/una corriente estética definidos”
(Grinberg y Mackenbach,2009:377)”
Racismo, intelectualidad y la crisis de la “El ensayo Racismo, intelectualidad, y la crisis de la
modernidad en Centroamérica. Beatriz Cortéz modernidad en Centroamérica de Beatriz Cortez plantea
justamente que el ideario de Asturias, tal y como se
expresa en su tesis, es coherente con la postura frente al
indígena adoptada por las élites intelectuales
centroamericanas en las primeras décadas del siglo XX”
(Grinberg y Roque-Baldovinos, 2009: xxi)
El nacionalismo guatemalteco del siglo XX: Asturias “En este ensayo se comenta cómo el trabajo de tesis de
y el problema social del indio. Edgar Esquit. Asturias se vuelve un ejemplo de la crítica, pero también
cómo éste aporta al andamiaje o a la constitución de las
nociones dominantes sobre la nación y el lugar del indio
en ésta” (Esquit,2009:442)
Miguel Ángel Asturias. Dante Liano. “El ensayo Miguel Ángel Asturias de Dante Liano gira,
por tanto, en torno a la envergadura literaria de Asturias.
Al tiempo que revisa y discute la bibliografía crítica màs
prominente sobres las características literarias de la obra
asturiana […]dicho estudioso resalta el aspecto que
considera más significativo en la literatura del mismo: su
capacidad de crear por medio del lenguaje un mundo
poético. (Grinberg y Roque-Baldovinos, 2009: xxii)
250
El corazón del desarraigo: La primera literatura “En el presente artículo queremos demostrar que en los
escrita afrocostarricense. Anacristina Rossi periódicos en inglés de la primera mitad del siglo XX en
Limón, Costa Rica, publicados por y para los
afroantillanos residentes en dicho lugar, ésta la primera
literatura escrita afrodescendiente de Costa Rica. (Rossi,
2009:478)
Corrientes literarias afrocentroamericanas. Quince “[…] el ensayo del escritor afrolimonense Quince Duncan
Duncan […] tiene por objeto sacar a luz la liteartura de los
afrocentroamericanos entre 1821 y 1950. Teniendo en
cuenta no solamente la liteartura escrita, sino también la
literatura oral de los afroantillanos. […] propone un
análisis sistemático de las representaciones literarias de
los negros en la literatura escrita tanto por
afrodescendientes como por escritores blancos o mestizos,
identificando diversas corrientes literarias según la actitud
adoptada frente a los negros en el texto” (Grinberg y
Roque-Baldovinos, 2009: xxv)
Entre la bomba y el blues: música y modernidad en “Dos son los objetivos de este ensayo. Por un lado, y
“Una canción en la madrugada”. Francisco primero que nada, está la crítica al cuento de Quince
Cabanillas Duncan, “Una canción en la madrugada” desde lo que
llamamos la melomanía literaria de la literatura
puertorriqueña de la segunda mitad del siglo XX”
(Cabanillas,2009:531)
(Fuente: elaboración propia. Mondol 2016)
característica que aborda a nivel textual este segundo volumen concierne a la diversidad de
el análisis histórico literario de este periodo son los siguientes: escritura autobiográfica,
cuento, novela, crónica periodística, poesía y literatura de viajes. En este sentido, valga
poética.
251
En segundo lugar, otra de las particularidades temáticas que se infiere de este volumen gira
centroamericanas. De este modo, de manera simultánea con los referentes autorales más
canonizados por la crítica y la historiografía literaria nacional, tales como Rubén Darío,
Miguel Ángel Asturias o Enríque Gómez Carrillo, la perspectiva crítica de este volumen no
solamente aborda las tensiones políticas e ideológicas que subyacen en los procesos de
recepción y producción estética de estas figuras intelectuales, sino que atiende también otros
regional que desarrollan algunos de estos ensayos y cuyo principal enfoque de análisis se
entre los diferentes espacios literarios de índole local, regional y transcontinental. Prueba
la que representa los ensayos de Quince Duncan y Ana Cristina Rossi; la literatura de viajes,
entre las que figura el ensayo de Ricardo Roque Baldovinos, la narrativa canalera y bananera;
252
El tercer volumen publicado por el proyecto HILCAS corresponde al texto (Per) versiones
Cortez, Alexandra Ortiz Wallner y Verónica Ríos Quesada. En términos generales, los
diferentes ensayos que conforman este volumen se organiza a partir de los siguientes ejes
Como se indica en la introducción general, la propuesta historiográfica sobre la cual gira esta
este volumen:
Del mismo modo que el primer y segundo tomo, la diversidad temática que reúne este
conjunto de ensayos denota una pluralidad teórico-metodológica respecto del análisis de las
logra corroborar a través del siguiente cuadro de referencia en el cual se muestran los
objetivos y planteamientos de estudio de cada uno de los textos que conforman este volumen.
132
Con el fin de evidenciar el registro temático y su correspondencia con las producciones ensayísticas que
integran este volumen, consúltese al respecto el Anexo Nº 11 de esta investigación.
253
Cuadro 24. Objetivos y ámbitos de estudio Volumen III HILCAS.
254
hegemonía dentro del campo cultural y el papel de las
élites serán parte de las coordenadas determinantes en
dicho mapa centroamericano” (Cortez, Ortiz y Ríos,
2012:xvi)
¿Por qué estos crímenes? Literatura policiaca “En el ensayo “¿Por qué estos crímenes?” Narrativa
en Centroamérica. Uriel Quesada policiaca en Centroamérica”, Uriel Quesada hace un
recorrido crítico por diversos momentos de la producción
de obras policiacas en Centroamérica” (Cortez, Ortiz y
Ríos, 2012:xvii)
Neoliberalismo y novela negra en la posguerra “En este artículo, analizo varias obras recientes de
centroamericana. Misha Kokotovic Centroamérica que considero ejemplos de la narrativa
negra […] Propongo que los elementos de la novela negra
en estas obras sirven para desarrollar una crítica a las
consecuencias del capitalismo globalizado y
fundamentalista que llegó a dominar la región después de
las guerras de los setenta y ochenta.” (Kokotovic,
2012:187)
La ciudad y la novela centroamericana de “En el presente ensayo intento dilucidar cómo algunas
posguerra. Ricardo Roque-Baldovinos novelas contemporáneas de autores centroamericanos
proponen efectuar una nueva distribución de lo sensible
que redefine de manera abrupta nuestros mapas
imaginarios y vuelven visibles la nueva serie de dilemas
que afrontan las sociedades centroamericanas
contemporáneas” (Roque-Baldovinos,2012:215)
Narrativas de la memoria en Centroamérica: “El presente ensayo se dedica a estudiar las relaciones
entre política, historia y ficción. Werner entre las tres instancias mencionadas [memoria, historia y
Mackenbach literatura] que constituyen el terreno conflictivo en las
narrativas contemporáneas de la memoria en
Centroamérica” (Mackenbach,2012:233)
Memorias del desencanto: el duelo postergado “Beatriz Cortez explora la relación entre literatura y duelo
y la perdida de una subjetividad heroica. en Centroamérica a partir de los planteamientos de Idelber
Beatriz Cortez Avelar y Giorgio Agamben. Para articular su reflexión se
basa en los textos de Gioconda Belli, Horacio Castellanos
Moya y Róger Lindo” (Cortez, Ortiz y Ríos,2012:xx)
Los discursos dominantes sobre la diversidad “Este texto busca mostrar e interpretar ciertos discursos e
cultural en Guatemala: naturalizando el imágenes que van moldeando de manera cotidiana e
multiculturalismo. Edgar Esquit influyente, las ideas sobre el multiculturalismo como una
forma de control y normalización de la etinicidad. […]El
escrito busca entender de qué manera los agentes estatales,
los grupos hegemónicos, la población misma (incluyendo
a mayanistas), las instituciones y otras organizaciones van
asimilando y reproduciendo los discursos dominantes”
(Esquit,2012:287)
Poesía maya contemporánea y la economía “Esta caracterización del movimiento maya […] nos sirve
discursiva de los maya culturales. Emilio del para evaluar más propiamente el rol que la poesía maya
Valle Escalante contemporánea está jugando en el proceso de
reafirmación de la identidad cultural y su relación con el
proyecto político desarrollado por el movimiento indígena
guatemalteco” (Del Valle, 2012: 298)
Raíces y rutas: Identidad, ciudadanía y la En el presente ensayo analizo la expresión literaria de la
negritud transnacional en la literatura de identidad, la ciudadanía y el sentimiento de pertenecer a
afrodescendientes centroamericanos. Dorothy la nación expresados en textos seleccionados de los
E. Mosby escritores nicaragüenses (June Beer, David McField, los
costarricenses (Eulalia Bernard, Quince Duncan, Shirley
Campbell), y de un panameño (Gerardo Maloney), todos
255
de ascendencia africana, con raíces antillanas”
(Mosby,2012:319)
Rápido tránsito por los espacios de la diáspora “Con el fin de explorar los orígenes de la diáspora
centraomericana. Ana Patricia Rodríguez. centroamericana contemporánea, específicamente la
salvadoreña, en ciudades deslumbrantes como San
Francisco y Washington, D.C., este ensayo rastrea
múltiples huellas discursivas de la inmigración
centroamericana y analiza textos de escritores de distintas
generaciones de la diáspora centroamericana en Estados
Unidos” (Rodríguez,2012: 345)
“Mujer y nación” analiza la obra de tres escritoras
Mujer y nación: Narrativa salvadoreña salvadoreñas contemporáneas. […] La hipótesis
contemporánea (Escudos, González Huguet y conductora asienta que cuerpo y experiencia de los
Hernández) Rafael Lara Martínez personajes, en su mayoría femeninos, remedan el carácter
material del territorio” (Lara,2012:367)
Ritmos caribeños, transnacionalismo y “En el artículo “Ritmos caribeños, transnacionalismo y
narrativa en Centroamérica. Valeria Grinberg narrativa en Centroamérica” Valeria Grinberg Pla hace
Pla énfasis en la manera en que los ritmos caribeños
vehiculizan la transnacionalidad de la experiencia
migratoria, al mismo tiempo que critican al discurso
moderno de la nacionalidad. La investigadora muestra
cómo las prácticas inherentes de resistencia de la música
caribeña se trasmiten a la ficción literaria
centroamericana, se borran los límites del Caribe y se
rompen los marcos de la identidad nacional” (Cortez,
Ortiz y Rios, 2012:xxiv)
Subversiones del arte y la literatura de Aida Toledo brinda en su artículo “Subversiones del arte
posguerra en Centroamérica. Aida Toledo y la literatura de posguerra en Centroamérica” un
panorama general de la producción artística y literaria de
los años ochenta, con el fin de reflexionar posteriormente
sobre el tránsito y las formas de esa producción cultural
en las postrimerías del siglo XX” (Cortez, Ortiz y Rios,
2012:xxiv)
En imágenes y palabras: ¿Qué Centromérica? “Nuestra propuesta en este ensayo es la de acercarnos a la
Pablo Hernández. producción cultural contemporánea, dentro de ella a
algunas obras de las artes visuales, para poder describir en
qué medida las experimentaciones artísticas con las
palabras y las imágenes logran ayudarnos a definr un
momento cultural más allá de las mismas artes y la misma
literatura” (Hernández,2012: 438)
(Fuente: elaboración propia. Mondol 2016)
Tal como se explicita en el cuadro anterior, las principales tendencias temáticas que aborda
este tercer volumen responde a diversas problematizaciones las cuales oscilan entre el ámbito
teórico, estético e historiográfico. Así, pues, y con base en las unidades temáticas
mencionadas, las propuestas analíticas que ofrecen estos textos se derivan en los siguientes
256
narrativa de posguerra y su relación con el discurso testimonial, la memoria, el tema del
las cuales se destaca la producción poética maya, la novela policiaca y la novela negra; y f)
inclusión de otros paradigmas estéticos entre los que figura el desarrollo contemporáneo de
nuevas formas narrativas, discursos, saberes y recursos mediales de orden verbal, corporal
y visual.
De manera conjunta con los ejes temáticos anteriormente referidos, las tendencias teórico-
texto:
“El presente libro reúne – como dice su título- propuestas metodológicas y teóricas para una historia
literaria de Centroamérica de carácter pluralista y transdisciplinario. En especial, los ensayos aquí
reunidos tratan sobre la historia de la historiografía literaria misma en América Central, las relaciones
entre historia como ciencia, literatura como ficción e historia literaria, y la definición del objeto de
estudio, abordan problemas de conceptualización, periodización y clasificación de las literatura s
centroamericanas junto a cuestiones de género y discuten sobre los procesos de globalización y su
impacto en la práctica literaria” (Mackenbach, 2008: xxvii)
Con base en los ensayos analizados, el conjunto de estas propuestas y tendencias teórico-
metodológicas se organiza, de acuerdo con nuestro criterio, a partir de los siguientes ejes
257
principales: a) problematizaciones generales acerca de una perspectiva teórico-metodológica
Patricia Alvarenga Venutolo; Elementos conceptuales para una historia de las literaturas
Claudia Ferman.
En relación con el primer ensayo, los conceptos aludidos por esta investigadora se
Bhabha y Bourdieu con el fin de problematizar los siguientes temas específicos: dominancia
plantea la búsqueda de una perspectiva comparativa regional, así como una revisión
133
Para un mayor detalle acerca de las respectivas producciones ensayísticas que integran cada una de las
tendencias teórico-metodológicas anteriormente referidas, consúltese el Anexo Nº 12 de esta investigación.
258
conceptual acerca de la categoría de periodización la cual permita abarcar los diferentes
Por su parte, el texto de Héctor Leyva, Elementos conceptuales para una historia de las
provenientes de Foucault, Bajtín, Claudio Guillén y Ángel Rama con el fin de complementar
estudio de la historia literaria, las formas de historización, el fenómeno del cambio literario,
así como las diversas concepciones teórico-literarias del fenómeno histórico literario. En
En tercer lugar, el ensayo Del archivo al hipertexto: para una historia literaria
Como se constata en la primera parte de su ensayo, este texto realiza un diagnóstico crítico
periodización, así como al aporte historiográfico que han tenido algunos investigadores y
teóricos latinoamericanos tales como Ángel Rama y Antonio Cornejo Polar. De manera
259
específica, la propuesta de Francisco Rodríguez aborda un replanteamiento del concepto de
este investigador alude también a las nociones de polisistema de Even Zohar, heterogeneidad
y García Ganclini, como un sistema categorial que permita desarticular las unidades
caso de la periodización literaria, los textos que reflexionan acerca de esta categoría en
construcción historiográfica que ha tenido esta categoría en el caso específico de los estudios
algunas teorías relacionadas con el tema de la periodización, en las que incluye los estudios
críticos de Claudio Guillén, Ortega y Gasset, Juri Tinianov, Peter Burger y Alejandro Losada,
260
la propuesta metodológica de este investigador apela a la idea de reconocer los subsistemas
autónomos representados por las literaturas indígenas, las literaturas orales y literaturas
literarios.
En relación con el estudio propuesto por Alexandra Ortiz, el tema de la periodización literaria
y entre los cuales sobresalen los textos de Ramón Luis Acevedo: La novela centroamericana.
Desde el Popol Vuh hasta los umbrales de la novela actual (1982) y el estudio de Magda
momento corresponde a los procesos de transición democrática producidos por los conflictos
analizada por Ortiz bajo el término de posguerra como una categoría posible de periodización
para registrar los procesos estético-literarios inscritos entre la década de los noventas y
“El uso instrumental del término posguerra como categoría literaria es importante en la medida en que
permite cartografiar una determinada producción textual dentro de la continuidad de los procesos
literarios de la región. Se trata finalmente de una categoría abierta que debe ser cuestionada
constantemente, ya que, por un lado, plantea la cuestión de los alcances y limitaciones que de ella
derivan en cuanto a las posibilidades de representación de las voces plurales que están emergiendo en
toda la región, y, por otro lado, ha ido conformando un discurso crítico que se preocupa por trazar
territorios con el fin de encontrar nuevos enfoques que articulen una de las dimensiones de los procesos
que viven las literaturas centroamericanas” (Ortiz, en Mackenbach, 2008:201)
261
categoría instrumental de una historia literaria, no evade una reflexión crítica por parte de
algunos ensayos incluidos dentro de este primer volumen. Así, por ejemplo, el texto de
Valeria Grinberg Pla titulado Los géneros literarios como espejos distorsionantes expone
estético-literarias.
objetivo problematizar la noción de género a partir de las convenciones de lectura que esta
Valeria Grinberg respecto al tema del género literario y sus implicaciones con los procesos
de recepción literaria permite abordar desde un enfoque crítico las tensiones y exclusiones
que enfrentan las literaturas indígenas, afrocentroamericanas así como otras formas
establecen otras formas y prácticas de escritura. Como señala al respecto esta investigadora:
“Mi propuesta, entonces, a la hora de abordar una historia literaria de América Central, apunta a centrar
el estudio de la producción literaria centroamericana a partir de los debates que los textos mismos
establecen independientes del género desde el cual lo hagan. Un enfoque semejante permitirá entender
la relevancia de ciertos debates históricos, así como de la práctica escrituraria en la cual tuvieron lugar
[…] Con este somero panorama de los problemas relativos a una escritura de la historia de las
literaturas centroamericanas que no problematice la noción de género (y por extensión la de periodo,
corriente, movimiento, generación, etc.) como categoría ordenadora y estructuradora de las
producciones literarias, quiero subrayar la violencia que imprime a la materialidad de dichas literaturas
la imposición de las categorías de la historiografía literaria tradicional. (Grinberg, en: Mackenbach,
2008: 110)
262
Finalmente, el ensayo de Francisco Rodríguez: Del archivo al hipertexto: para una historia
Otro de los ejes de reflexión que se destaca en el discurso historiográfico del proyecto
HILCAS corresponde a las relaciones inter y transdisciplinarias que establece este ámbito
académico con los llamados estudios comparativos literarios y la investigación histórica. Así,
pues, en relación con los estudios literarios comparados, concierne al texto de Bernal Herrera:
aportes de una perspectiva comparada se plasman, de acuerdo con Bernal Herrera, en los
263
2. Trascendencia de los enfoques nacionales como ejes explicativos de los textos literarios.
Historia y Literatura: una larga y compleja relación, realiza un recuento crítico acerca de
los principales debates teóricos que defienden la historia como una forma narrativa, así como
“Este trabajo explora algunos aspectos de la sutil línea que demarca la frontera entre la forma narrativa
de la historia y la forma narrativa literaria, y discute las preocupaciones de críticos y teóricos alrededor
del vínculo entre ambas disciplinas en el tránsito al siglo XXI. Asimismo, se intenta buscar respuestas
a preguntas como las siguientes: ¿Cómo se interrelacionan el texto literario y el histórico? ¿Qué lugar
ocupa cada disciplina y su respectiva producción en el imaginario colectivo” (Fumero, en:
Mackenbach, 2008: 21)
White y Keith Tomas, esta investigadora plantea la no diferenciación entre las fuentes
264
conceptualización de la literatura como practica socio-cultural y d) valoración histórica de la
Al respecto de esta cuarta tendencia presente en el proyecto HILCAS, los ensayos que
la historia literaria a partir de una valoración cultural y sociológica de las prácticas, los
Uno de los textos que demuestran esta tendencia corresponde al ensayo de Magda Zavala:
globalización. De manera específica, los aspectos que analiza esta investigadora son los
Por otra parte, el texto de Beatriz Cortez: Mapas de melancolía: la literatura como un medio
Con base en los planteamientos teóricos de Judith Butler y Homi Bhaba, la hipótesis que
265
explicita esta investigadora señala que tras la aparente diversificación étnico cultural que rige
pérdida -en sentido psicoanalítico- por parte del sujeto nacional. En palabras de Cortez:
“Y ése es el temor más grande que surge cuando hablamos de la diversidad étnica y cultural al escribir
una historia de las literaturas centroamericanas, que acaso no sólo estemos utilizando la excusa de la
diversidad nominal para contribuir a borrar esta misma diversidad, sino que estemos transvistiendo la
producción cultural ladina en Centroamérica en una alegoría de la pérdida que no queremos reconocer”
(Cortéz, en Mackenbach, 2008: 141)
centroamericano- así como los mecanismos de validación del escritor. En relación con la
una convención nominal, una abstracción, cuya función principal consiste en suponer una
“Esto nos lleva a una cuestión que parecería bizantina. Si “Centroamérica” es una elaboración abstracta
para designar un territorio real ¿cuál es el estatuto de lo “centroamericano”? Si volvemos a nuestra
comparación anterior, “lo europeo” sería una abstracción tan generalizante como “lo árabe”, “lo
norteamericano”, “lo argentino” “Lo centroamericano” sería aquella cualidad o conjunto de cualidades
que hacen de un centroamericano tal centroamericano y no otra cosa. Si “Centroamérica” es una
convención”, “lo centroamericano” es una abstracción al cuadrado” (Liano, en Mackenbach, 2008: 52)
En relación con lo anterior, Liano apela al rasgo de la heterogeneidad cultural propuesto por
centroamericano”.
266
revisa algunos de estos mecanismos producidos en la América indígena hasta el impacto que
han tenido las editoriales multinacionales en Centroamérica durante las últimas décadas.
marginalizados por la crítica y la historiografía literaria dominante, el último eje que se quiere
demostrar en esta sección se focaliza en el conjunto de ensayos cuyo objetivo principal radica
Así, por ejemplo, en el caso de este primer volumen, uno de los ensayos que aborda dicha
134
Como se logra identificar en el volumen III y II de la serie HILCAS, otros ensayos que tematizan acerca de
la marginalidad ,tanto literaria como académica, de ciertos sujetos histórico culturales centroamericanos, se
constata en los ensayos de Edgar Esquit: Los discursos dominantes sobre la diversdiad cultural en Guatemala;
Poesía maya contemporánea y la economía discursiva de los mayas culturales, de Emilio del Valle Escalante;
Raíces y rutas: Identidad, ciudadanía y la negritud transnacional en la literatura de afrodescendientes
centroamericanos, de Dorothy Mosby y Corrientes literarias afrocentroamericanas, de Quince Duncan.
267
específica, esta centralización del espacio y de las prácticas de escritura, conducen a las
potencialmente subversiva de la experiencia literaria escrita por mujeres, así como la lucha
de identificación de otros sectores excluidos por las instituciones y los cánones oficiales del
“Incluso puede afirmarse que ese papel de ruptura e innovación del canon por parte de las escritoras y
su incorporación en el mismo, se debe a esa característica de la creación literaria centroamericana, en
su conjunto, que se realiza en la “marginalidad de la marginalidad” pero al ser las mujeres las que
enfrenta, por su condición genérica, los mayores desafíos a las instituciones sociales y literarias, son
poseedoras de un poderoso potencial de subversión y de capacidad renovada de los cánones. De esta
manera, a pesar de que escritores y escritoras comparte el mismo mal, no se puede dejar de reconocer
la dificultad específica de las mujeres escritoras que han dado lugar a una invisibilización de su
producción en las historias literarias de sus respectivos países. En esa lucha por el reconocimiento de
su identidad en el discurso social y literario dominante son acompañadas por los escritores de origen
indígena y caribeño, complicándose este panorama porque estos rasgos genéricos, raciales y étnicos se
encuentran entrecruzados en las sociedades centroamericanas” (Meza, en: Mackenbach, 2008: 251)
conciencia histórico-literaria, 3) análisis del proyecto Hacia una Historia de las Literaturas
Centroamericanas (HILCAS).
En relación con el primer apartado (Los estudios histórico literarios en Centroamérica), los
crítica desarrollada desde finales de la década del ochenta hasta la actualidad. De acuerdo
268
con las diferentes categorías que se utilizaron para determinar la perspectiva teórico-
analítica de las historias literarias nacionales publicadas desde 1940 hasta la década del
ochenta del siglo XX. Si bien, el principal modo historiográfico que apelan dichos estudios
corresponde a las llamadas historias literarias, también es posible encontrar, en menor grado,
En segundo lugar, otra de las perspectivas que se identifican con mayor sistematicidad a
partir de mediados de la década de los noventas y principios del nuevo milenio, apela a un
mayor carácter crítico y de ruptura frente a los criterios positivistas y hegemónicos de las
En última instancia y de manera muy reciente, el tercer enfoque de análisis que se aprecia
en dichos estudios, obedece al planteamiento de una mayor conciencia critica acerca del
literaria, entendida como una forma específica de conocimiento histórico acerca de los
literario desde finales del siglo XIX hasta la última década del siglo XX. De manera
269
extraída de varias fuentes de documentación historiográfica, entre las que se incluye una
desarrollados entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Como se aprecia
uno de los principales ejes socio-discursivos desde los cuales el Sujeto Crítico Cultural de
A partir de la década del cuarenta del siglo XX, el desarrollo de una conciencia histórico
270
Si bien, corresponde al periodo marcado entre la década del cuarenta y del ochenta del siglo
XX figurar como uno de los momentos más productivos de las historiografías literarias
la década del setenta y del ochenta, marcan también un nuevo horizonte ideológico el cual
esta segunda etapa se caracteriza por la alusión a una unidad política marcada por una
literarios, tanto nacionales como regionales, como los que se dejan entrever en el modelo
desarrollado durante esos años por Sergio Ramírez, Álvaro Quesada, Dante Liano, Jorge
Valdeperas, Esther María Osses, Claudio Bogantes Zamora, Ángel Rama y Olé Ostergaard,
entre otros. Como señalábamos con anterioridad, una de las principales características que
eminentemente política que tenía el Sujeto Crítico Intelectual de estas décadas en desarticular
las concepciones liberales, positivistas y decimonónicas que desde finales del siglo XIX hasta
histografía literaria.
económica producido entre mediados de la década de los noventas y la primera década del
271
siglo XXI. Con base en las producciones crítico e historiográficas desarrolladas durante este
periodo, el principal eje desde el cual se articula la búsqueda de una conciencia histórico-
producción editorial que tuvieron algunos autores en el marco europeo y norteamericano, así
Finalmente, el tercer apartado que abarcó este capítulo corresponde al estudio del proyecto
publicaciones con el fin de determinar las características más destacadas que rigen en la
transnacional.
En relación con el primer nivel de análisis, las principales condiciones de enunciación que
inscrita desde finales de la década del ochenta por otros investigadores sociales, d)
272
y la historiografía literaria latinoamericana desarrolladas durante la década del ochenta y del
noventa.
pretende llevar a cabo este proyecto y sus respectivos lugares de enunciación. Con base en
los diferentes títulos e introducciones que conforman los tres volúmenes analizados, las
genérica de las historias literarias, b) defensa de una concepción heterogénea de los sistemas
organización interinstitucional de este proyecto, uno de los principales aspectos que se llegó
273
enunciación provenientes de Europa estos se limitan a cuatro universidades procedentes de
respecto consiste en la alta visibilidad e impacto académico que desde mediados de la década
del noventa ocupan los estudios literarios centroamericanos en el marco de los programas y
de las conclusiones que se derivan en torno a los diferentes lugares de enunciación que
campo y objeto de los estudios literarios centroamericanos, tanto desde fuera como dentro de
En última instancia, el denominado nivel textual que abarca el análisis del proyecto HILCAS
contenido crítico de los volúmenes publicados. Así, pues, en relación con las principales
tendencias temáticas estas giran en torno a los siguientes aspectos: a) mayor conciencia de
274
conceptuales de algunas categorías historiográficas, c) relaciones inter y transdisciplinarias
275
5 Conclusiones generales
conclusiones que aborda el campo y objeto de estudio de esta tesis responden a los siguientes
planteamientos específicos.
la historiografía literaria ha sido conceptualizada bajo los términos de una práctica socio-
metodológico a partir del cual se tiende a pensar el quehacer intelectual de esta disciplina y
su relación con las prácticas histórico-literarias. Acorde con este objetivo, se han expuesto
hermenéutica, dialógica, dialéctica y transareal) que abarca este campo de saber en la esfera
comprensión histórica desarrollado por Georg Gadamer, la función del Tercero y del Sujeto
Histórico, planteado por Mijail Bajtín, la dimensión de praxis social utilizada por Alejandro
objeto de esta disciplina dentro de los límites de una práctica analítica del discurso. En este
135
Al respecto de lo anterior, remito al capítulo introductorio de esta investigación, página xi, en el cual se
describen las tres secciones estructurales de la tesis y su correlación con el diseño capitular y objetivos
específicos.
276
sentido, y con base en las nociones de documento y monumento que establece el propio
Michel Foucault en su libro La arqueología del saber, nuestra intención teórica ha sido la de
historiografía literaria y su vinculación a una posible historia del pensamiento de las ideas.
el cual actúa, junto con el lector, el texto y el escritor literario, en la conformación de una
desarrollado por Georg Gadamer y el concepto del Tercer Interpretante o función del Tercero,
elaborado por Mijail Bajtín, el tercer planteamiento teórico que rige este primer capítul ha
desde el cual este teórico ruso aborda el fenómeno de la comunicación discursiva. En este
sentido, cabe destacar que dado que Gadamer se limita a reflexionar acerca de la posición
investigación histórica, el modelo dialógico de Bajtin permite comprender este proceso desde
277
una teoría específica del discurso y como parte de una praxis socio-comunicativa en la que
Acorde con esta última instancia, el cuarto nivel teórico que alude esta investigación
corresponde a la noción de praxis social utilizada por Alejandro Losada. Si bien, dicho
concepto fue interpretado por Losada para pensar acerca del fenómeno sociológico que media
entre ciertos sistemas literarios, el sujeto productor y el modo de producción social en que
dialéctica que ejerce un determinado Sujeto Crítico o Sujeto Histórico cuya praxis social
actúa no solamente como una instancia productora del conocimiento, sino que constituye
también una posición lectora y receptiva de las prácticas estético literarios y su horizonte
histórico.
transareal propuesta por Ottmar Ette con el fin de determinar los diferentes posicionamientos
términos más específicos, dicha implicación conceptual parte de la idea de que los procesos
modelos histórico-literarios.
278
Si bien, las nociones anteriores proceden de corrientes teóricas diversas, resulta de suma
importancia afirmar que dada la inexistencia de una teoría específica respecto a nuestro
campo y objeto de estudio, los planteamientos conceptuales que conforman este capítulo
constituyen una alternativa de estudio para repensar la historiografía literaria más allá de las
cuales los estudios literarios y filológicos han encasillado tradicionalmente esta disciplina.
Contrario a este tipo de abordaje, el principal horizonte que proyecta este capítulo y objetivo
específico concierne a replantear esta disciplina dentro de los términos de una práctica
a las cuales ha sido objeto la historiografía literaria, así como a la sistematización de las
Así, pues, en relación con el segundo capítulo, su objetivo específico consistió en determinar
las principales valoraciones y estudios a los que ha sido objeto el campo disciplinario de la
hasta los primeros años del nuevo milenio. Como se logró comprobar en algunos textos y
América Latina, fundada bajo las reflexiones del dominicano Pedro Henríquez Ureña, abarca
279
dimensión crítico-epistemológica del discurso historiográfico y el diseño de nuevas
Asimismo, cabe destacar que entre finales del siglo XX y la primera década del nuevo
milenio, el conjunto de valoraciones que ha tenido esta disciplina aluden con mayor
caracterizan este campo de saber y su coexistencia con otros enfoques inter y trans
disciplinarios provenientes del impacto académico que han tenido durante las últimas
y la primera década del siglo XXI. En términos específicos, la realización de este objetivo
Tal como se demuestra en las diferentes secciones que integran este capítulo, los principales
obstante, cabe mencionar que cada uno de estos horizontes, cuya existencia es posible de
El último eje que articula la hipótesis y objetivo general de esta investigación correspondió
metodológicos, este capítulo abarcó tres fases complementarias. La primera de ellas consistió
los cuales se ha analizado durante las dos últimas décadas el ámbito crítico de la historiografía
del siglo XIX hasta la última década del siglo XX. Finalmente, la tercera y última fase se
abocó en analizar el nivel contextual, paratextual y textual del proyecto HILCAS con el fin
Una vez descritos las fases y alcances metodológicos que abarcan en su totalidad los cuatro
281
derivan de los objetivos e hipótesis general de esta investigación corresponden a las
III. Las diferentes y constantes valoraciones críticas a las que ha sido objeto la
historiografía literaria no solamente constatan la relevancia que tiene esta práctica
socio-discursiva dentro de la esfera de los estudios literarios y culturales, sino que
da cuenta de la formación y existencia social de un Sujeto Crítico Intelectual en
constante búsqueda y conformación de una conciencia histórica-literaria. De este
modo, en vista de la tradición institucional que ha ocupado la disciplina
historiográfica como uno de los primeros discursos modernos desde los cuales se
configura la producción filológica y el conocimiento científico del saber literario,
no resulta extraño advertir la ambivalencia y crisis intelectual que trasluce hoy en
día esta práctica para comprender los procesos de resistencia y producción que
caracterizan el fenómeno literario dentro de las dinámicas locales, posnacionales
282
y trasareales que viven actualmente y de manera simultánea las sociedades
latinoamericanas.
IV. Con base en los diferentes modelos histórico-literarios inscritos desde el XVIII
hasta los debates más contemporáneos en los que este campo de estudio comienza
a establecer nuevas relaciones inter y transdisciplinarias con otros enfoques de
carácter cultural o neo comparatista, el desarrollo de esta práctica intelectual se
materializa a través de una serie de patrones de movimiento, ya sea de índole
local, nacional, transnacional, regional o global, los cuales evidencian la dinámica
transareal, y particularmente dialéctica, en la cual los diferentes sujetos histórico-
letrados o intelectuales establecen una hermenéutica y una praxis social específica
en torno a la formación de una conciencia histórica de los procesos estético-
literarios.
283
estructuralistas hacia mediados de la década de los noventas y principios del
nuevo milenio.
VII. Acorde con los argumentos anteriormente mencionados, los intentos del discurso
crítico-historiográfico por articular una visión conjunta, trans e interdisciplinaria
en torno a las formas de categorización, periodización y análisis de los procesos
estético-literarios apela a la construcción de una conciencia histórico-literaria
generada entre las prácticas literarias, la historiografía literaria y el Sujeto Crítico
Intelectual e inscrita entre las tensiones locales y globales que manifiestan las
sociedades centroamericanas a partir de la década de los noventa y principios de
la primera década del siglo XXI.
284
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100 años de Literatura Costarricense (1995), Margarita Rojas Ovares Costa Rica
Uno y los Otros. Identidad y literatura en Costa Rica: 1890-1940 (1998), Costa Rica
Breve Historia de la literatura costarricense (2000), Álvaro Quesada Soto Costa Rica
301
2. Historiograma del discurso histório-literario latinoamericano: XVIII-XXI
3.Horizonte histórico Sujeto histórico- Sistema: dialéctico- Para una historia de la literatura
cultural social comparatista latinoamericana (1982-1983),
(Materialismo histórico Ana Pizarro (coord.)
Dimensión socio-
cultural y discursiva) América Latina: Palabra,
literatura y cultura (1993) (Ana
Pizarro (coord.)
302
3. CARTA PERSUASIVA de don Joseph Eusebio del Llano Zapata a don Ignacio
de Escandón (1768)136
CARTA-PERSUASIVA AL SEÑOR DON IGNACIO DE ESCANDON. Colegial Theologo, que fue en el
Insigne, y Mayor Colegio de San Luis de Quito, Thesorero de las Reales Caxas de Cuencia, Regidor, y Alcalde
Ordinario de esta Ciudad, y Comandante General de las Tropas Auxiliares de la de Guayaquil, exc.
SOBRE ASSUNTO DE ESCRIBIR LA Historia-Literaria de la América Meridional.
SU AUTHOR DON JOSEPH EUSEBIO DE LLANO Zapata.
Muy Señor mío. Recibi los dos Triplicados de la Carta Impressa, que Vmd. se ha servído dirigirme. Los elogios,
con que Vmd. en ella me exalta, son proprios de su cortesanía, y agenos de mi merito, que es ningùno. Solo
puede este tener valor en la estimación de Vmd. que quiere assi favorecerme. Lo que Yo escribo, no es, por
buscar aplausos, ni pretender lugar entre los Ilustres, que nos honran. Es, por satisfacer mi genio, y entretener
la ociosidad, de quien soy Enemigo declarado, sin admítirle la paz, conque me brinda, ni las treguas, que me
ofrece.
Desde Niño renunciè (no por virtud, sino por cierto capricho, ò indiferencia Philosophica) quanto pudiera
ofrecerme una decente carrera, ò lisonjearme la esperanza. Con este desgnio hè procurado vivir hasta ahora
en soledad, retìro, y abstracción. Pero no tan fuera del comercio, y trato de las Gentes, que me niegue à la
sociedad de los Buenos, y comunicacion de los Sabios. Conozco muy à fondo, que de unos, y otros (à costa de
ningún trabajo) se sacan utilidades, que cultivan el entendimiento, y ventajas, que moderan las passiones. El
aprovechamiento es segúro, si las disposiciones son ciertas. Cada palabra en estos no es perdìda, si se sabe
recoger. Insensiblemente imprimen, o sellan en el Espiritu de los hombres, aquellas imágenes vivas, ò
characteres virtuosos, à que siempre aspìran los animos sinceros. No digo esto por mi, en quien todas hàn sido
tentativas, que han frustrado mi indocilidad, y mi tibieza. Digolo por otros, que logrando la ocasión, se han
hecho honor de la Humanidad, de los Suyos, y de su Patria.
Quisiera, que Vmd. (á imitacion de estos) se dedicasse a componer una Obra, que en la América hace falta, y
en la Europa se desea. Es ella la Historia de Nuestros Escritores, que con menoscabo de las Ciencias, y
deshonor de la Literatura, yacen olvidados. En tal quál libro se leen algunas noticias, que, sobre poco fieles,
son diminutas, y passageras. Las fuentes donde se háde beber una verdad, que nos interessa, son las Memorias,
que en sus Archivos guardan los Cuerpos Literarios de Lima, y las que, como un riquissimo tesoro, conservan
algunas Familias del Perú. De estas bien examinadas se sacarán la Profession, y Progressos, o Manuscritos,
sus Peregrinaciones, o Viages, sus Descubrimientos, ó Hallazgos, y la Edad, en que existieron, sin perder de
vista los Autores Regnícolas, ó Extraños, que les critican ó elogian.
Todo esto (en mi opinión) se deberá dár en un estilo, que no declíne á las baxezas de humilde, ni se eleve a las
sobervias de hinchado. Un buen medio hará en estos casos sublime la expression. La magestad de la Eloquencia
no se viste de adornos afectados, que la desfigúren, sino de propiedades sensillas, que la hermoseen. Aun sin
136
La transcripción de este documento fue realizada a partir de una copia facsímil perteneciente a la
Biblioteca Nacional de España.
303
estas galas parecera muy bien, si, como a la luz le acompañan pureza, resplandor, y claridad. Fuera de esto
son precissas rectitud, y constancia, para no torcerse por passiones, ni rendirse a la vil esclavitud de la lisonja,
del interés, del partido, y la faccion. A cada uno se le hade formar su Relacion a medida de su merito. Las
virtudes no necessitan de reclamos, ni figuras. Ellas mismas se dicen, sin mendigar voces, que las decanten, ni
señales, que las anuncien. Estas como extrañas, diissuenan, y destemplan los oidos mas acordes, turbando la
harmonía, que siempre debe reynar en el throno de la Verdad.
En orden á los Padres, y Patria, como no son asuntos Genealogícos, deberá preferir esta, y bastará decir:
Natural de Lima, Cuzco, Quito, etc. y Originario de esta, ó la otra parte del Mundo. Si esto ultimo no se
encuentra, nada importa, ni se echará menos en Escritos de esta naturaleza. Es grande impertinencia, en estos
casos, gastar el tiempo en remover alcuñas, y a cada Escritor, que se refiere, nombrarle sus Quatro Abolorios.
Dexese esto á los Linajudos, que, como los gusanos se alimentar de roer huessos, y escarbar cenízas, no
perdonando su voracidad las aridas reliquias, con quienes yá no cuentan la tradicion, el tiempo, y la memoria.
Las pruebas, que mas califican en el Tribunal de la Literatura, son la demostracion de los talentos, del juício,
del espiritu y sinderesís del Author, que se examina. Lo demàs de calidad, que llaman buena, ó mala, no es de
la inspeccion de aquèl Juzgado. En èl nada adelanta el que se presenta con otras prendas, que no sean virtudes,
que le adornen, y ciencias, que le ilustren. Estas se hande buscar en negocios, que son del Alma, y no del
Cuerpo. Las ventajas, que hay de aquellas á este, essas son las improporciones, y distancias. No hay cotejo,
aunque el mas alto grado de nobleza, se compàre con el menor de un Espiritu Sublìme.
No es esto aconsejar Yo à Vmd, ni dàr reglas à quien tan derechas sabe tirar las líneas de las suyas. En cierto
modo es persuadirle, que gaste algunos ratos, ò desperdicios de su Pluma en la Historia ya propuesta. Ninguno
mejor, que Vmd. podrá tratar una materia, que, aunque basta, es muy fácil à su comprehension, y
entendimiento. Mas vale un Soneto, ò una Dezima, que Vmd. prodíga, que lo que pueda costarle aquel trabajo,
la idèa, el juicio, y el methodo de este linaje de Escritos es Plan muy antiguo, que con felicidad siguen los
Modernos. El estilo, que nadie lo dà, sino que se hace, lo possee Vmd. en grado tan fecundo, que siempre que
quiera, se desempeñarà con variedad, limpieza y hermosura. Conque Vmd. acorte el vuelo, y sugete sus alas
al remonte, no caerà de muy alto, si se precipìta, ni tropezarà en la Tierra, si se acerca.
Para esta Obra le sobran à Vmd. los talentos, y proporciones, que à otros les faltan, y les niega la distancia.
Vmd. reside en Lima, donde podrà recoger los mejores Monumentos, Libros, y Memorias, que han acumulado
allì el estudio, la curiosidad, y el tiempo. La Real Universidad, los Colegios, y las Religiones ahorraràn a Vmd.
grande parte del trabajo, dándole casi costeados los Materiales, que pidiesse. Contribuiran à esto también los
demàs Cuerpos Literarios del Reyno, si Vmd. en una Carta-Circular les propòne un Plan, que es del interés de
todos su perfeccion, y acierto. La falta de algunas noticias se suplirà con las Pinturas, ò Retratos de Nuestros
Sabios, de que hay allà sobradas Colecciones. De estas se formarà una Historia Iconographica, que servirà de
grande luz, si le acompañan las Inscripciones del merito de cada uno, de su edad, patria, profession, y dignidad.
Apenas havrà alguno en nuestras Escuelas, que carezca de este honor, por ser en ellas estas Laminas, como
304
cierto premio a las virtudes, à la heroicidad, y à la nobleza de los Ingenios, que sobresaliendo en Ciencias, se
han hecho el mayor ornamento de la Patria.
Si los Nuestros, como han sido tan prolixos en este Ramo de Historia, lo huvieran sido en el de nuestro assunto,
tendría Vmd. à la mano Memorias Seguidas, para componer la suya. Por este defecto es precisso, que mendìgue
ahora las noticias, y su serie sacándolas (à fuerza de industria, y trabajo) de las sombras del olvìdo, en que
yacen confundidas a ignorancias del descuido, ò à tyranias del odio, y rigores de la envidia. La memoria de
muchos Sugetos Insignes se ha obscurecido en nuestras Chronicas, y Fastos, por que no fueron de este partido,
de aquella faccion, ò de la otra familia. Las Plumas, que no hàn hecho tan justo recuerdo, fueron tyranicas, y
peores, que venales. Solo por malicia escondieron la fama agena, no considerando, que mataban la suya con
polytica tan cruel, perniciosa, y refinada. No faltan hoy Espiritus tan abatidos, è Hypocritas Sobervios, que
con un odio, que transcîende, propagan este abuso delinquente, y criminal.
En fuerza de este conocimiento haga Vmd. consistir su acierto en la imparcialidad, y desinterés, usando de
aquella Critica, que à los verdaderamente Sabios inspiran la prudencia, el juicio, la circunspección, y madurès.
Su dudas (en caso de consultarlas) no las lleve à los Conventiculos y Tertulias. Son en aquellos tan diversas
las cabezas, como las sentencias; y en estas tan varios los dictamenes, como los caprichos: y lo que es mas
peligroso, suele reynar en tales assambleas el espiritu del fanatismo, de la ruptura, del error, y del engaño.
LLevelas, pues, á pocos: y esos buenos, y escogìdos. Assi se librarà de las contensiones, y disputas, que mas
enredan las dificultades, que aclaran los discursos.
Como Vmd. se niegue à las persuasiones de la malicia, no le serà difícil conocer sus tiros, que por lo común,
hallando resistencia, se buelven contra la mano, que los dispàra. Vmd. sea firme y constante. Por complacencia
de otros no prodigue à Vivos, ni malgaste elogios a Muertos. Es un defecto, en que incurriendo muchos
Escritores, arriesgaron la fee de la Historia, y obscurecieron la opinion de su nombre. No hán hecho otra cosa,
que envilezer su fama, y grangearse el desprecio de todos. Las honras posthumas son los monumentos, que la
Posteridad consagra à los que supieron con sus Plumas defender la verdad, y authorizar el merito. Vmd.
conseguirà estas, si ciñendose à un punto fixo, no sale de los limites, que circunscríben la rectitud, la equidad,
y la justicia.
Aunque mis palabras, por tibias, y por débiles, no anìmen á Vmd. para esta Empressa, le alientan otras bien
fuertes, energicas, y persuasivas. Son estas las que zelosos de nuestra estimacion, de nuestro honor, y de
nuestro crédito, y sin mas impulso, que la bondad de su genio, y amor à las Letras, han publicado los MM. RR.
PP.Fr. Pedro, y Fr. Raphaèl Rcàriguez Mohedano, del Orden Tercera Regular de San Francisco, en la
Provincia de San Miguel de Andalucia. Estos Sabios Escritores, en Plan, Methodo, y Division de su Historia -
Literaria de España (Tom. I. N.69. Pag. 79.) dicen assi:
Por lo que toca à la Amèrica, desde luego la incluìmos en el Plan de Nuestra Historia Literaria, en atención,
à que, no obstante su distancia, no podèmos mirar, como Extraños, ni dexar de apreciar, como grandes, los
progresos de la Literatura, conque nos hà enriquecido una Region, no menos fecunda en Ingenios, que en
305
Minas. Assi no omitiremos trabajo, ni diligencia, para hacer mas recomendable Nuestra Historia, con un
adorno tan precioso, y un ramo tan considerable de Literatùra, que echò las primeras raìzes en nuestro
Terreno, y fructificò abundantemente, transplantado allà, y cultivado por manos Españolas. Esta Rica Flora
de Literatura no debe ser para Nosotros, menos apreciable, que los thesoros de Oro, y Plata, que continuamente
nos vienen de las Indias Occidentales. Para desempeñar este assunto con la exactitud possible, y con la gloria,
que corresponde a los meritos de una Nacion tan Literata, imploràmos eficazmente el socorro de Nuestros
Sabios Americanos, ò de otros Españoles, que tengan especial instrucción, ò interés en la Historia-Literaria
de Indias. Y esperamos de su generosidad, y zelo, que nos proveeran abundantes Materias, assi de Noticias, y
Memorias-Manuscritas, como de Libros-Impressos, que puedan ilustrarle, y tengan alguna conexión con este
assunto. Tanto mas necessitamos este socorro, como que en España son bien raros los Libros de Authores
Americanos, ya sean de los impressos alla, yà de los que se imprimieron acà. Lo que atribuimos à la suma
aplicación de aquellas Gentes, que transportan, y retienen allà infinidad de Libros; apurando, y consumiendo
casi las mas copiosas Impressiones. Prueba clara de esta verdad es, que no hemos podido, aun encontrar, con
toda nuestra diligencia, la Historia del Padre Acosta, la Bibliotheca de Antonio de Leon Pinelo, la Historia de
España de Don Pedro Peralta y Barnuevo, ni aun completas las Decadas de Herrera. Si algunos (lo que no
creemos de unas Gentes, que tanto se precian del honor, y de la gloria) fueren insensibles à nuestras
representaciones, ò escasos, en presentarnos un auxilio, que les interessa mas, que a Nosotros, desde luego los
hacemos responsables en el Tribunal de los Sabios, de la falta de noticias, è informes diminutos, que dieremos
de su Literatura, y de la fama, y esplendor, que avaramente usurpan à su Patria, privándola por su culpa del
crédito, y estimación, que se merece en la Republica de las Letras.
Mas hà de año y medio, que enviè à Lima una Copia del citado Passage, con la mira de que, insertandose en
la Gazeta, llegasse à todos su noticia. Si à acaso se perdiò la Carta, en que lo incluia, procure Vmd. que se
ponga en aquèl Diario, como uno de los Parrafos mas interesantes à nuestras Universidades, y Cuerpos
Literarios. No contemplo à aquellas Sabias Madres, tan desamoradas de sus hijos, ni à estos Cuerpos tan
desunìdos de sus hijos, ni à estos Cuerpos tan desunìdos de sus Cabezas, que por silencio, ò descuìdo pierdan
una ocasión, que raras vezes les presentaràn, ni las edades, ni los siglos. Serìan ahora disculpables, sino toca
a sus oídos la Voz, que los convìda. La distancia es causa, que nos tengan por dormìdos, quando quizá estamos
bien despiertos. De una parte à otra, como promedian tantas leguas, corren las vozes muy remissas en los ecos,
y no poco tardìas en el sonido. Esto motiva, que aun las mas fuertes, apenas se percìben. Vmd. pues, remedie
esto, haciendo, que la suya, como un Clarìn, resuene sobre este assunto en los oìdos de Todos, y que penetre
mas allá de Nuestro Suelo, donde las Letras tienen también su cultura, su estimación, y su respeto.
306
4. Década de los ochenta: publicaciones estudios históricos literarios
(Una selección; ámbito nacional y centroamericano)
1. La novela centroamericana. Desde el San Juan: Editorial Universitaria de Puerto Rico, Ramón Luis Acevedo
Popol Vuh hasta los umbrales de la 1982
novela actual
3. La novela del imperialismo en Maracaibo. Universidad de Zulia. 1986 Esther María Osees
Centroamérica
4. Panorama de la literatura Managua: Editorial Nueva Nicaragua, 1986 Jorge Eduardo Arellano
nicaragüense
8. Literatura hondureña y su proceso Tegucigalpa: Editorial Universitaria 1987 José Francisco Martínez
generacional
9. Historia de la literatura guatemalteca. Editorial Universitaria- Universidad de San Carlos Francisco Albizúrez
de Guatemala, 1987 Palma, y Catalina Barrios
y Barrios
10. La voz desgarrada. La crisis del San José: Editorial de la Universidad de Costa Álvaro Quesada Soto
discurso oligárquico y la narrativa Rica, 1988
costarricense (1917-1919)
11. Antología de la novela nicaragüense Managua: Fondo Editorial INC,1989 Nydia Palacios Vivas.
Fuente: Elaboración propia y del registro bibliográfico de estudios literarios y culturales centroamericanos
(Ortiz – Mackenbach, Revista Istmo 16, 2007)
307
5. Compendio de Estudios Crítico-Historiográficos de la Literatura
Centroamericana
Estudios crítico-historiográficos, diccionarios y antologías literarias
(Una selección bibliográfica: 1990-2015)
(Formato Libros)
1. Centromérica
1.1 Estudios critico-historiográficos
308
De la guerra a la paz. Perspectivas críticas sobre la literatura Baldovinos, Ricardo Roque y Boland Oseguera, Roy (editores).
moderna centroamericana. Melbourne/San Salvador: Antípodas/UCA, 2003.
Writing Women in Central America: Gender and the Barbas-Rhoeden, Laura. Athens: Center for Internacional Studies,
Fictionalization of History. Ohio State University, 2003.
Murales, figuras y fronteras: narrativa e historia en el Caribe y Collard, Patrick y Maeseneer, Rita de (eds). Madrid/Frankfurt:
Centroamérica. Iberoamericana/Vervuert, 2003.
Mujeres letradas: Fünf zentralamerikanische Autorinnen und ihr Dröscher, Barbara. Berlín: tranvía/Verlag W. Frey, 2004.
Beitrag zur modernen Literatur: Carmen Naranjo, Ana María
Rodas, Gioconda Belli, Rosario Aguilar und Gloria Guardia.
Pasión por la palabra. Ensayos sobre literatura centroamericana. Meléndez de Alonzo, María del Carmen. Ciudad de Guatemala:
Editorial Cultura, 2004.
Subversión de la memoria. Tendencias en la narrativa de Aguirre, Erick Managua: Ediciones Centro Nicaragüenses de
postguerra. Escritores, 2005.
Literaturas centroamericanas hoy. Desde la dolorosa cintura de Kohut, Larl y Mackenbach, Werner (ed). Madrid/Frankfurt:
América. Iberoamericana/Vervuert, 2005.
Modalidades y tendencias del cuento centroamericano Barrientos Tecún, Dante. Aix-en-Provence, 2006.
contemporáneo: de la guerra a la postguerra (Guatemala, El
Salvador 1960 – 2000),
Hacia un nuevo canon de la vanguardia en América Central. Méndez, Francisco Guatemala; Ministerio de Cultura y Deportes,
Urdimbre de textos acromegálicos, invisibilizados por los Editorial Cultural 2006
discursos críticos.
Voces del silencio. Literatura y testimonio en Centroamérica. Carrillo, José Domingo y Méndez de Penedo, Lucrecia (comp).
Aguascalientes: Universidad de Aguascalientes, 2006.
Taking their Word. Literature and the Signs of Central America. Arias, Arturo. Minneapolis: University of Minnesota Press, 2007.
Historia y ficción en la novela centroamericana contemporánea. Mackenbach, Werner; Sierra, Rolando y Zavala, Magda (Eds).
Tegucigalpa: Editores Subirana, 2008.
Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas. Mackenbach, Werner (Ed.) F G. Guatemala. 2008
Intersecciones y Transgresiones: Propuestas para una historia de
la literatura centroamericana. Volumen I
Aportaciones para una historia de la literatura de mujeres de Meza Márquez, Consuelo (coordinadora). I Edición
América Central Aguascalientes México. Universidad Autónoma de
Aguascalientes, 2009.
Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas. Grinberg Pla, Valeria y Roque-Baldovinos, Ricardo (Ed.)
Tensiones de la modernidad: del modernismo al realismo. Editorial F G. Guatemala. 2009
Volumen II.
Practicing Memory in Central American Literature. Caso, Nicole. New York: Palgrave Macmillan, 2010.
Estética del cinismo. Pasión y desencanto en la literatura Cortez, Beatriz. Ciudad de Guatemala: F y G editores, 2010.
centroamericana de posguerra.
Guerrilleros de papel. La representación del guerrillero en seis García, Óscar. Stockholm: Stockholm University Publications,
novelas centroamericanas de los años setenta y ochenta. 2010.
Voces y silencios de la crítica y la historiografía literaria Chacón Gutiérrez, Albino (Coordinador) 1.a Edición Heredia,
centroamericana. Costa Rica. EUNA, 2010.
Narrativa centroamericana de la posguerra: aproximaciones de Robinson, Gregory Alexander. Tuscaloosa, Alabama, 2011.
identidad nacional, raza y género.
Tendenze della critica letteraria e narrativa centroamericana Gianni, Silvia. 1ª. Edición Roma Aracne, 2011.
degli ultimi anni.
El arte de ficcionar: la novela contemporánea en Centroamérica. Ortiz Wallner, Alexandra. Ediciones Iberoamericana. Vervuert,
2012.
309
Pasos audaces. Tomo I: Ensayos sobre cuentistas Muñoz, Willy. San José, EUNED, 2012.
centroamericanas,
Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas. Cortez Beatriz, Ortiz Alexandra, Ríos Verónica (Eds.) Editorial
Tensiones de la modernidad: del modernismo al realismo. F G. Guatemala. 2012
Volumen III
Escrituras del yo femenino en Centroamérica (1940-2002). Fallas Arias, Teresa. Editorial Universidad de Costa Rica, 2013.
310
1.4 Diccionarios literarios
2. HONDURAS
2.1 Estudios crítico-historiográficos
311
Palabra iluminada. El discurso poético en Honduras. Helen Umaña. Letra Negra, Guatemala, 2007.
Las imágenes de los negros garífunas en la literatura Jose Alberto Amaya Banegas. I Edición. Secretaria de
hondureña y extranjera. Cultura, Artes y Deportes, 2007.
Cronología de la literatura hondureña del siglo XX. I Edición Instituto de Antropología e Historia.
Tegucigalpa, 2008.
Hacía una guía metodológica generacional de la literatura Cárdenas, Galel. I Edición. Editorial Argos, 2011.
hondureña.
312
2.3 Antologías literarias (cuento)
313
3. EL SALVADOR
3.1 Estudios crítico-historiográficos
314
3.3 Antología literaria (Cuento)
4. GUATEMALA
4.1 Estudios crítico-historiográficos
315
Desandando huellas. Apuntes, entrevistas y documentos para Araujo, Max. Ciudad de Guatemala. Editorial Palo de
el estudio de la literatura guatemalteca de los años ochenta Hormigo, 2000.
del siglo XX.
Vocación de herejes. Reflexiones sobre literatura Toledo, Aida. Ciudad de Guatemala: Editorial
guatemalteca contemporánea. Academia/Ministerio de Cultura y deportes, Editorial
Cultural, 2002.
Seis narradoras de Centroamérica: Claribel Alegria, Gloria Araya, Seidy. Heredia: EUNA, 2003.
Guardia, Rosario Aguilar, Rima Valbona, Carmen Naranjo,
Luisa González.
Guatemala, narradores del siglo XX. Rivera, Armando. Ciudad de Guatemala, Letra Negra, 2003.
Signos de Fuego: panorámica de la literatura guatemalteca Flores, Ronald. Guatemala. Ministerio de Cultura y Deportes
de 1960-2000. 2007.
316
4.3 Antologías literarias (cuentos)
317
4.4 Diccionarios
5. NICARAGUA
5.1 Estudios crítico historiográficos
318
5.2 Antologías literarias (poesía)
319
5.4 Diccionarios literarios
6. COSTA RICA
6.1 Estudios crítico-historiográficos
Drama contemporáneo costarricense 1980-2000. Bell, Carolyn y Fumero, Patricia. San José:
Editorial Universidad de Costa Rica, 2000
Mujeres e identidades: Las escritoras del Repertorio Americano Cubillo Paniagua, Ruth. San José: Editorial
(1919-1959) Universidad de Costa Rica, 2001
Senderos de identidad: diez ensayos sobre literatura Durán Luzio, Juan. San José: ECR, 2003.
costarricense.
320
Costa Rica. Narradores Siglo XX. Corrales, Adriano, Ciudad de Guatemala, Letra
Negra Editores, 2004.
Rutas de subversión. La novela de los años cuarenta. Quesada Soto, Álvaro. Editado por Amalia Chaverrí
y Ganstón Gaínza. San José: Editorial Univesidad
de Costa Rica, 2010
Dramaturgia costarricense: expresiones escénicas emergentes Albornoz. Adolfo. 1ª Edición. San José Costa Rica.
Ediciones Arlekin 2012
Identidades literarias: Una aproximación socio-histórica a la Mijail Mondol López. EUNED 2014
literatura costarricense.
321
Cuentos costarricenses. Cortés, María Lourdes, Madrid, Editorial
Popular, 2001.
Anancy en Limón: cuentos afro-costarricenses Joice Anglin Edwards. (recopilación y
traducción al castellano) 1ª. Edición. San
José, Costa Rica. Editorial de la Universidad
de Costa Rica. 2002
Antología del cuento costarricense, Rojas Corrales, Sonia. San José, 2003.
Narradoras costarricenses: antología de cuentos, Muñoz Willy. San José, EUNED, 2006.
Melocotones sin almíbar: antología primera del relato erótico San José, Editorial Lumbre, 2006.
costarricense.
Cuentos del paraíso desconocido: antología última del cuento en García Gil, José Manuel. Madrid Algaida.
Costa Rica. Editores, 2008
La gruta y el arcoíris: antología de narrativa gay/lésbica Obando, Alexánder
costarricense, San José, Editorial Costa Rica, 2008.
Objeto no identificado y otros cuentos de ciencia ficción (antología) Castillo Rojas Mariam, Clark Cohen Jessica
y Delgado Manuel. 1ª Edición. San José
Costa Rica. EUNED. Editorial Universidad
Estatal a Distancia, 2011.
2012: Relatos de los tiempos finales. Antología W.A Flores et al. Costa Rica. Editorial
Sobrevuelo, 2012.
Pescadores de atún y otros cuentos proletarios costarricenses. Iván Molina. 1ª Edición. San José, C.R.
Grupo La Nación, 2012
322
7. PANAMÁ
7.1 Estudios crítico historiográficos
323
7.3 Antologías literarias (cuento)
Cuentos panameños: antología de narrativa panameña Jaramillo Leví (Ed.) Madrid, Editorial Popular,
contemporánea, 2004.
Cuentos panameños: Antología de narrativa panameña Rogelio Sinán Madrid Popular (c.a 2004)
contemporánea
Cuento que te quiero cuento: antología de 21 cuentistas Morales de Castillo, Fulvia María (Ed.) Panamá, 9
panameños, comentarios y actividades de intepretación, análisis Signos Grupo Editorial. 2007
y producciones.
Antología de la poesía Colonense: 1900-2012 Selección por Luis Wong Vega et al. Editorial, La
Antigua. USMA 2012
Los recién llegados: 54 cuentistas inéditos cuentan en Panamá Jaramillo Levi, Enrique (Editor y compilador)
Colección Convergencias, 2013
Ocho cuentan 33: Literatura panameña, cuentos y narraciones Nicolás Arrocha Rodríguez. Panamá: Articsa, 2014.
Puente levadizo: veinticuatro cuentistas de Panamá y España Antólogos: Enrique Jaramillo y Pedro Crenes
Castro. 1ª. Edición. Panamá. Colección
Convergencias 3, 2015
324
6. Investigadores HILCAS y procedencia institucional.
325
7. Investigadores HILCAS y procedencia institucional.
326
8. Investigadores HILCAS y procedencia institucional.
327
9. Registro temático y producción ensayística. Volumen II (HILCAS)
328
6. Asturias: Discurso indigenista,
Racismo y Literatura El nacionalismo guatemalteco del siglo XX. Asturias y El Problema
social del Indio. Edgar Esquit.
329
10. Registro temático y producción ensayística. Volumen III (HILCAS).
330
Ritmos caribeños, transnacionalismo y narrativa en Centroamérica.
Valeria Grinberg Pla
331
Los estudios comparados y la literatura
Relaciones inter y transdisciplinarias en los centroamericana. Bernal Herrera
estudios histórico-literarios
Historia y literatura: una larga y compleja
relación. Patricia Fumero
Globalización y literatura en América Central:
escritores y editoriales. Magda Zavala
332
Zusammenfassung
Trotzdem wurde erst ab Mitte der neunziger Jahre des 20. Jahrhunderts im Kontext des
demokratischen Übergangs und der zentralamerikanischen Nachkriegszeit mit größerer
Systematisierung der Entwurf eines historisch literarischen Modells supra- und
transnationaler Art vorangetrieben, der dazu führte, dass gegen Anfang des neuen
Jahrtausends das Projekt Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas (HILCAS)
erschaffen und initiiert wurde.
Aufgrund der ideologischen Relevanz, die die literarische Historiographie im Prozess der
hispanoamerikanischen Nationalstaatenbildung besaß und deren philologische Tradition der
Entwicklung der unterschiedlichen zentralamerikanischen Nationalstaaten nicht fern stand,
erscheint die Entstehung dieses historiographischen Projektes als wichtiges Zeichen für
einen Bruch gegenüber den nationalen Paradigmen, wobei es sich gleichzeitig in einer
333
Dynamik des Übergangs und der Spannung zeigt in Bezug auf die neuen kulturellen,
komparativen und trans-arealen Dynamiken, die versuchen, die geographischen,
transnationalen, medialen und transdisziplinären Verschiebungen zu verstehen, in denen sich
die ästhetisch-narrativen Prozesse und die Bildung eines kritischen zentralamerikanischen
Subjekts dynamisieren.
In Anbetracht dieses letzten Aspektes behauptet die zentrale Hypothese der vorliegenden
Forschungsarbeit, dass das historiographische Denken, das von dem Projekt Hacia una
Historia de las Literaturas Centroamericanas (HILCAS) aus entwickelt wurde, eine sozio-
diskursive Praktik begründet, von der aus die Bildung eines historisch literarischen
Bewusstseins und eines kritisch intellektuellen Subjekts bewiesen wird, das zwischen der
Mitte der neunziger Jahre und den ersten Jahrzehnten des 21. Jahrhunderts eingeschrieben
ist.
In diesem Sinn und auf Grundlage des übergreifenden Vorhabens, das in dieser
Forschungsarbeit geäußert wurde, besteht der wichtigste Nachweis, auf den unser
Studienobjekt hinweist, in der Sichtbarmachung des Nachdenkens über die
zentralamerikanische Historiografie als Teil der epistemologischen und kulturellen
Veränderungen, die das lateinamerikanische historiografische Denken während der letzten
zwei Jahrzehnte erfuhr und von dem aus eine neue Form der Konzeptualisierung des Raums,
der Konvivenz und des historischen Bewusstseins in Bezug auf ästhetisch-literarische
Praktiken und Prozesse errichtet wird.
Auf Grundlage der vorher formulierten Bereiche und Hypothesen umfasst das allgemeine
Ziel dieser Forschungsarbeit die sozio-diskursive Dimension, die die literarische
Historiographie in Lateinamerika erfüllte mit der Absicht, das historische literarische Denken
in Zentralamerika zu analysieren, das zwischen Mitte der neunziger Jahre und den Anfängen
der ersten Jahrzehnte des 21. Jahrhunderts entwickelt wurde.
Was die Analyse betrifft, wird zur Umsetzung dieses Ziels ein wesentliches Referenzkorpus
vorausgesetzt, nämlich die drei Bände, die im Rahmen des Projektes Hacia una Historia de
las Literaturas Centroamericanas (HILCAS) verwirklicht wurden und deren intellektuelle
Produktion zu den folgenden Publikationen geführt hat: Intersecciones y transgresiones:
propuestas para una historiografía literaria en Centroamérica (2008), herausgegeben von
334
Werner Mackenbach; Tensiones de la modernidad: Del modernismo al realismo (2009),
herausgegeben von Valeria Grinberg Pla und Ricardo Roque –Baldovinos und der Band
(Per) Versiones de la modernidad. Literaturas, identidades y desplazamientos (2012), der
koordiniert wurde von Beatriz Cortez, Alexandra Ortiz Wallner und Verónica Ríos Quesada.
Im Speziellen gliedert sich die Umsetzung dieses allgemeinen Ziels auf die Grundlage der
folgenden sekundären Ziele, deren Ausarbeitung zu den vier Kapiteln, die diese
Forschungsarbeit leiten, führt.
In Bezug auf das erste spezifische Ziel beabsichtigt diese Forschungsarbeit eine theoretische
Reflexion über den sozio-diskursiven Charakter hervorzurufen, den die literarische
Historiographie besetzt als Teil der Mechanismen der Produktion, Rezeption und sozialen
Praxis, von denen aus das kritische kulturelle Subjekt handelt im Bereich der historisch-
literarischen Studien. In diesem Sinn, weit über das Verständnis dieses Denkbereichs als
einer Disziplin hinausgehend, die es übernimmt, theoretisch-methodologische Kategorien zu
entwerfen, die die Geschichten der Literatur leiten, wird bei der Umsetzung dieses Ziels
335
versucht, die methodische und instrumentelle Perspektive zu dezentralisieren, von der aus
dieser Studienbereich traditionell konzeptualisiert wurde, und fünf theoretische
Annäherungen zu anzubieten, die es erlauben, eine sozio-diskursive Dimension der
literarischen Historiographie und ihrer Beziehung zum Phänomen historischer Erkenntnis zu
begründen.
Das zweite Kapitel und Ziel dieser Untersuchung besteht darin, einige der wichtigsten
Momente des kritischen Nachdenkens und Bewertens zu bestimmen, die der Bereich der
lateinamerikanischen literarischen Historiographie seit dem zweiten Jahrzehnt des 20.
Jahrhunderts bis zum ersten Jahrzehnt des 21. Jahrhunderts hatte. Wie aus dem Vorherigen
hervorgeht, führt das genannte Ziel dazu, die kritisch-epistemologische Relevanz zu
beweisen, die diese diskursive Praktik in den Prozessen der Modernisierung und des
kulturellen Wandels, der das kritisch-intellektuelle Denken der literaturgeschichtlichen und
philologischen Untersuchungen leitet, besetzt.
In Zusammenhang mit dem dritten spezifischen Ziel führt dies zu einer Bestimmung der
wichtigsten historiographischen Modelle und theoretisch-epistemologischen Kategorien, die
die Entwicklung eines historisch-literarischen Bewusstseins mit den verschiedenen Projekten
der kulturellen lateinamerikanischen Moderne durchquert, die sich vom 18. Jahrhundert bis
zur Gegenwart ereignet haben. In besonderer Weise hat dieses Ziel die Absicht, über den
sozio-diskursiven und hermeneutischen Charakter zu berichten, den das historiographische
Denken der lateinamerikanischen Literatur bei der Bildung eines Kritischen Kulturellen
Subjekts und eines historischen Bewusstseins, das zu einer Produktion unterschiedlicher
historisch-literarischer Modelle und intellektueller Projekte führte, erfüllt hat.
Zuletzt beleuchtet das vierte Kapitel dieser Forschungsarbeit die Analyse des kritisch-
historiographischen Diskurses, der in den drei Bänden enthalten ist, die sich bis zum heutigen
Zeitpunkt in das Projekt Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas (HILCAS)
eingliedern. In spezifischer Weise wird die methodologische Ausarbeitung dieses letzten
Ziels über die folgenden Phasen oder Ebenen der Untersuchung organisiert: a) Kontextuelle
Ebene b) Paratextuelle Ebene und c) Textebene.
336
Projekt Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas gibt. An zweiter Stelle
betont die sogenannte paratextuelle Ebene eine Untersuchung der Aussagen der wichtigsten
und der sekundären Titel eines jeden veröffentlichten Bandes sowie den Bezug zu einigen
bedeutenden Einleitungen mit dem Ziel, das Programm der Lektüre zu bestimmen, die dieses
Projekt und seine entsprechenden Orte der Äußerungsakte herstellen. Zu guter Letzt
beinhaltet die Textebene den kritischen und referenziellen Inhalt einiger Aufsätze, die zu je
einem der drei Bände der Serie HILCAS gehören, mit der Absicht, die thematischen und
theoretisch-methodologischen Tendenzen zu identifizieren, die das Schreibmodell dieses
historiographischen Projektes charakterisieren.
Auf anderer Seite ist es wichtig hervorzuheben, dass der Umsetzung dieses vierten Ziels ein
weiter kontextueller Rahmen vorangeht, in dem die wichtigsten sozio-diskursiven Tendenzen
systematisiert wurden, die das historisch literarische zentralamerikanische Denken vom Ende
des 19. Jahrhunderts bis zur Ausarbeitung des Projektes HILCAS zwischen den Jahren 2002
und 2012 hatte. Ebenso wurde in dieser Forschungsarbeit in komplementärer Weise zu
diesem letzten Kapitel ein bibliographisches Kompendium erstellt, das die wichtigsten
kritisch-historiographischen Produktionen (nationale und zentralamerikanische) enthält, die
seit dem letzten Jahrzehnt des 20. Jahrhunderts bis 2015 publiziert wurden.
Wie aus den vier vorgeschlagenen Zielen und Kapiteln hervorgeht, umfasst die strukturelle
Fragestellung dieser Forschungsarbeit drei fundamentale Achsen: 1) die epistemologische
Dimension, 2) die historisch-diskursive Dimension, 3) die analytische Dimension. Die
epistemologische Perspektive gibt vor, eine Reflexion theoretischer Art über die sozio-
diskursive Dimension zu begründen, die die literarische Historiographie im spezifischen
Bereich der literarischen und philologischen Studien Lateinamerikas verwirklicht. Um dieses
Ziel zu erreichen wurden fünf theoretische Annäherungen als Bezugspunkte angenommen.
Diese beruhen auf dem Begriff der Diskursarchäologie von Michel Foucault, dem Phänomen
des historischen Verständnisses, das von Hans-Georg Gadamer entwickelt wurde, der
Funktion des Dritten und des Historischen Subjekts, das von Michail Bachtin entworfen
wurde, der Dimension der sozialen Praxis die von Alejandro Losada benutzt wurde und den
Konzepten der Vektorisierung und der transarealen Bewegung, die von Ottmar Ette
vorgeschlagen wurden.
337
In Beziehung zu dem ersten theoretischen Fundament bestand die Konzeption der
diskursiven Bildung, die in dieser Forschungsarbeit um die literarische Historiographie
herum thematisiert wird, darin, den Bereich und das Ziel dieser Disziplin innerhalb der
Grenzen einer analytischen Praxis des Diskurses neu zu entwerfen. In diesem Sinn und auf
Grundlage der Begriffe Dokument und Monument, die Michel Foucault in seinem Buch
Archäologie des Wissens begründet, bestand die theoretische Intention der vorliegenden
Forschungsarbeit darin, den archäologischen und transhistorischen Charakter zu betonen,
den das diskursive Wissen der literarischen Historiographie und ihre Verbindung mit einer
möglichen Geschichte des Denkens der Ideen hat.
An zweiter Stelle wurde auf das hermeneutische Konzept des historischen Verständnisses
von Hans-Georg Gadamer zurückgegriffen, mit der Absicht, die diskursive Dimension der
literarischen Historiographie von einem dialogischen Prozess des Verständnisses ausgehend
zu denken, in dem es notwendig ist, die aktive Partizipation des interpretierenden Subjekts
oder des Forschers zu verbinden. Auf besondere Weise tendiert diese zweite konzeptuelle
Absicht dazu, die hermeneutische Vermittlung zu bewerten, die das kritische Subjekt oder
der Interpret als aktiver Teil bei der Konstruktion eines Diskurses und eines
historiographischen Wissens verwirklicht, das, gemeinsam mit dem Leser, dem Text und
dem literarischen Schriftsteller bei der Bildung eines bestimmten historischen Bewusstseins
und Horizonts handelt; und nicht als ein Beobachter dritten oder zweiten Grades, womit eine
statische und meta-historische Haltung bekräftigt wird.
Aufgrund der epistemischen Affinität, die hergestellt wurde zwischen dem Phänomen der
geschichtlichen Erkenntnis, das von Hans-Georg Gadamer entwickelt wurde, und dem von
Michail M. Bachtin ausgearbeiteten Konzept des Dritten Interpreten oder der Funktion des
Dritten, betont die dritte Dimension, die diese epistemologische Achse leitet, noch stärker
die transhistorische und insbesondere dialogische Funktionsweise aus der dieser russische
Theoretiker das Phänomen der diskursiven Kommunikation behandelt. In diesem Sinn gilt
es hervorzuheben dass, weil sich Gadamer darauf beschränkt über die
wirkungsgeschichtliche Position (Horizontverschmelzung) nachzudenken, die das Subjekt
der Erkenntnis gegenüber seinem historischen Forschungsobjekt einnimmt, es das
dialogische Modell von Bachtin erlaubt, diesen Prozess von einer spezifischen
338
Diskurstheorie aus und als Teil einer sozio-kommunikativen Praxis zu verstehen, an der ein
Dritter oder ein Dritter Interpret teilnimmt.
In Übereinstimmung mit dieser letzten Instanz korrespondiert die vierte theoretische Ebene,
auf die diese Forschungsarbeit hinweist, um den Bereich und den Gegenstand der
literarischen Historiographie neu zu entwerfen, mit dem Begriff der sozialen Praxis, der von
Alejandro Losada benutzt wird. Wenngleich das genannte Konzept von Losada interpretiert
wurde um über das soziologische Phänomen nachzudenken, das zwischen bestimmten
literarischen Systemen, dem produzierenden Subjekt und dem Modell sozialer Produktion,
in dem jene produziert werden, vermittelt, basiert das hier vorgeschlagene Konzept darin, die
Beziehung zwischen literarischer Historiographie, historischem Bewusstsein und der
Gesellschaft neu zu positionieren durch die konkrete und dialektische Existenz, die ein
bestimmtes Kritisches Subjekt oder Historisches Subjekt ausübt, das in seiner sozialen Praxis
nicht nur als eine produzierende Instanz des Wissens handelt, sondern auch eine lesende und
rezipierende Position der ästhetisch literarischen Praktiken und seiner historischen Horizonte
darstellt.
An fünfter Stelle wurden einige Konzepte der transarealen Philologie, die von Ottmar Ette
vorgeschlagen wurden, als Bezugspunkt genommen, mit dem Ziel, die verschiedenen
vektoriellen Positionierungen und die epistemologischen Kategorien zu bestimmen, von
denen aus das sogenannte Kritische Intellektuelle Subjekt das sozio-diskursive Phänomen
des historisch-literarischen Bewusstseins konfiguriert. In spezifischeren Begriffen geht die
genannte konzeptuelle Bedeutung von der Idee aus, dass die Prozesse der Produktion und
Rezeption des historiographischen Diskurses sich über die symbolische Konfiguration
verschiedener Räumlichkeiten organisieren, seien sie geographischer, linguistischer,
politischer oder sozio-kultureller Ordnung, welche von verschiedenen Bewegungsmustern
nationaler, transnationaler, transregionaler und transkontinentaler Art ausgehend handeln
und Anlass geben zu verschiedenen historisch-literarischen Modellen.
Wenngleich die vorherigen Begriffe aus diversen theoretischen Strömungen stammen, ist es
überaus wichtig zu bestätigen dass, wegen der Nicht-Existenz einer spezifischen Theorie in
Bezug auf unseren Bereich und unser Studienobjekt, die konzeptuellen Fragestellungen, die
dieses Kapitel bilden, eine alternative Untersuchung bilden um die literarische
339
Historiographie über die methodologischen, instrumentellen, meta-historischen und meta-
strukturellen Konventionen hinaus zu denken, von denen aus die literarischen und
philologischen Untersuchungen traditionell diese Disziplin eingeordnet haben. Im Gegenteil
zu dieser Herangehensweise betrifft der wichtigste Horizont, der in diesem spezifischen
Kapitel und Ziel konzipiert wird, den Neuentwurf dieser Disziplin innerhalb der Begriffe
einer intellektuellen Praxis, die, zusammen mit anderen ästhetisch-ideologischen
Vermittlungen, teilhat an der Bildung einer sozialen Praxis und eines spezifischen
historischen Bewusstseins.
In Bezug auf die sogenannte historisch diskursive Dimension, die im zweiten und dritten
Kapitel entwickelt wurde, entspricht deren methodologischer Umfang der Bestimmung der
verschiedenen Wertungen, die der literarischen Historiographie zuteilwurden, als auch der
Systematisierung der wichtigsten Kategorien und epistemologischen Verschiebungen, die
die wichtigsten historisch-literarischen Projekte und Modelle verwirklicht haben in
verschiedenen Etappen der Modernisierung und des kulturellen Wandels der
lateinamerikanischen Gesellschaften. Im Speziellen schränkte sich die Verwirklichung
dieses Ziels darin ein, den sozio-diskursiven und hermeneutischen Charakter zu beweisen,
den das historiographische Denken der lateinamerikanischen Literatur bei der Bildung eines
Kritischen Kulturellen Subjekts und eines historischen Bewusstseins erfüllt hat, was Anlass
gab zu einer Produktion verschiedener historisch-literarischer Modelle und intellektueller
Projekte, die den folgenden Etappen oder spezifischen Modellen entsprechen: a) kolonialer
historiographischer Horizont, b) nationaler und hispanoamerikanischer historiographischer
Horizont, c) lateinamerikanischer sozio-kultureller Horizont, und d) transarealer
historiographischer Horizont.
Dennoch muss noch erwähnt werden, dass jeder einzelne dieser Horizonte, deren Existenz
über die verschiedenen Spannungen und kulturellen Modernisierungsprozesse bestimmt
werden kann, seinerseits verschiedene Typen der Räumlichkeit und der vektoriellen
Bewegungen bildet, die sich, grob gesagt, einrahmen lassen durch die folgenden Kategorien
und spezifischen Verschiebungen: a) vom kolonialen historischen Archiv zu den nationalen
und hispanoamerikanischen Einheiten, b) von den identitären Einheiten zu den
soziokulturellen Systemen und c) von den soziokulturellen Systemen zu den transarealen
Kartographien und Konfigurationen.
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Letztendlich entsprach die dritte Achse, in der die Hypothese und das allgemeine Ziel dieser
Forschungsarbeit miteinander verbunden werden, der sogenannten analytischen Achse oder
Dimension. Wie im vierten Kapitel dieser Forschungsarbeit konstatiert wird, ist das
Untersuchungsziel dieses letzten Abschnitts die Entwicklung des historisch literarischen
lateinamerikanischen Denkens, das in das Projekt Hacia una Historia de las Literaturas
Centroamericanas (HILCAS) eingeschrieben ist. In methodologischen Begriffen enthielt
dieses Kapitel drei komplementäre Phasen.
Die erste von ihnen bestand darin, einen Sachstand zu liefern über die wichtigsten
Herangehensweisen, von denen aus seit den letzten zwei Jahrzehnten der kritische Bereich
der literarischen Historiographie in Zentralamerika analysiert wurde.
An zweiter Stelle schnitt dieses Kapitel die wichtigsten Bewegungen und sozio-diskursiven
Tendenzen an, die die Bildung eines intellektuellen kritischen Subjekts und eines historisch-
literarischen Bewusstseins durchqueren, das in Zentralamerika seit Ende des 19. Jahrhunderts
bis zum letzten Jahrzehnt des 20. Jahrhunderts entwickelt wurde.
Zum Schluss umfasste die dritte und letzte Phase eine Analyse der kontextuellen,
paratextuellen und textuellen Ebenen des Projektes HILCAS mit dem Ziel, die Bildung eines
historisch literarischen Bewusstseins und eines kritisch intellektuellen Subjekts zu
bestimmen, das eingeschrieben ist zwischen den regionalen Nachkriegsdiskurs und die
transarealen Konfigurationen, in denen das kulturelle Feld Zentralamerikas zwischen Mitte
der neunziger Jahre und dem ersten Jahrzehnt des 21. Jahrhunderts definiert wird.
Nach der Beschreibung der methodologischen Phasen und des Umfangs mit insgesamt vier
Kapiteln und den jeweiligen, vorher genannten Achsen, entsprechen die wichtigsten
Schlussfolgerungen, die sich aus den Zielen und der allgemeinen Hypothese dieser
Forschungsarbeit ergeben, den folgenden argumentativen Synthesen:
I. Der Begriff sozio-diskursiver Praxis und ihrer konzeptuellen Bedeutung für die
literarische Historiographie beinhaltet die Bildung und soziale Selbstreproduktion
einer technischen, kognitiven und ideologischen Regelmäßigkeit, deren
341
institutionelle Vermittlung einen Typus des Wissens und eine spezialisierte Praxis
des historisch literarischen Wissens bildet.
II. Aufgrund der sozialen, politischen und transhistorischen Verbindung, die die
literarische Historiographie als inhärenter Teil der Modernisierungsprozesse und
der literarischen kulturellen Felder entfaltet hat, umfasst die epistemologische
Dimension dieses intellektuellen Bereichs andere theoretische Variablen,
zwischen denen hervorgehoben werden: a) eine besondere diskursive Bildung, b)
ein hermeneutisches Modell historischer Erkenntnis, c) eine dialogische Dynamik
díe von einem Dritten Interpreten oder einem Historischen Subjekt ausgeführt
wird, d) die Existenz einer sozialen Praxis und eines Intellektuellen Kritischen
Subjekts und e) eine transareale Logik der Bewegung und der Räumlichkeit, die
von und durch die diversen historisch literarischen Modelle organisiert wird.
III. Die verschiedenen und konstanten kritischen Bewertungen, denen die literarische
Historiographie unterworfen wurde, konstatieren nicht nur die Relevanz, die diese
sozio-diskursive Praktik innerhalb der Sphäre der literarischen und kulturellen
Studien hat, sondern berichten von der Formierung und sozialen Existenz eines
Intellektuellen Kritischen Subjekts auf konstanter Suche und Ausbildung eines
historisch-literarischen Bewusstseins.
Auf diese Weise erscheint es, mit Blick auf die institutionelle Tradition, die die
Disziplin der Historiographie besetzt hat als einer der ersten modernen Diskurse,
von denen aus sich die philologische Produktion und das wissenschaftliche
Wissen des literarischen Wissens konfiguriert, nicht seltsam, die Ambivalenz und
intellektuelle Krise zu bemerken, die heute durch diese Praxis scheint, um die
Prozesse der Resistenz und der Produktion zu verstehen, die das literarische
Phänomen innerhalb der lokalen, postnationalen und transarealen Dynamiken
charakterisieren, die die lateinamerikanischen Gesellschaften aktuell und in
simultaner Weise erleben.
342
IV. Auf Grundlage der verschiedenen historisch-literarischen Modelle, die seit dem
18. Jahrhundert bis zu den zeitgenössischsten Debatten eingeschrieben sind in die
inter- und transdisziplinären neuen Beziehungen, die dieses Studienfeld anfängt
zu begründen, und die andere kulturelle oder neokomparative Schwerpunkte
haben, materialisiert sich die Entwicklung dieser intellektuellen Praktik über eine
Serie von Bewegungsmustern, die lokaler, nationaler, transnationaler, regionaler
oder globaler Art sein können und durch die sich die transareale und insbesondere
dialektische Dynamik beweisen lässt, in der die verschiedenen historisch-
gelehrten oder intellektuellen Subjekte eine Hermeneutik und eine spezifische
soziale Praktik um die Bildung eines historischen Bewusstseins der ästhetisch-
literarischen Prozesse herum herstellen.
VI. So wie im Kontext der Nachkriegszeit gegen Ende des 20. Jahrhunderts und zu
Beginn des neuen Jahrtausends bemerkt wurde, bildet die Formulierung und
Publikation der drei ersten Bände des Projektes Hacia una Historia de las
Literaturas Centroamericanas ein Zeichen des Bruchs gegenüber den nationalen
historiographischen Paradigmen, die seit Ende des 19. Jahrhunderts die
Repräsentation und historische Rezeption der ästhetisch literarischen Prozesse
leiteten, wobei sie gleichzeitig zu einem Symptom des Übergangs erklärt werden
können in Bezug auf die neuen epistemischen und ideologisch-methodologischen
Positionierungen, die das Zentralamerikanische Intellektuelle Subjekt gegenüber
des akademischen Wirkungseinflusses ergreift, die die kulturellen Studien und
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einige poststrukturalistische Debatten gegen Mitte der neunziger Jahre und
Anfang des neuen Jahrtausends hatten.
VII. In Übereinstimmung mit den zuvor genannten Argumenten berufen sich die
Versuche des kritisch-historiographischen Diskurses, eine gemeinsame trans- und
interdisziplinäre Vision um die Formen der Kategorisierung, Periodisierung und
Analyse der ästhetisch-literarischen Prozesse miteinander zu verbinden, auf die
Konstruktion eines historisch-literarischen Bewusstseins, das hervorgerufen
wurde zwischen literarischen Praktiken, der literarischen Historiographie und
dem Kritischen Intellektuellen Subjekt, das sich einschreibt zwischen lokale und
globale Spannungen, die die zentralamerikanischen Gesellschaften seit den
neunziger Jahren und den Anfängen des ersten Jahrzehnts des 21. Jahrhunderts
aufweisen.
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