El Dogma de La Conciencia
El Dogma de La Conciencia
El Dogma de La Conciencia
EL DOGMA
DE LA
LIBERTAD DE CONCIENCIA
OPÚSCULO RADICAL
POR
CHRISTIAN DAM
Lima— Perú
Imp. Liberal, (Unión) Boza N. 335
1905
Reimpreso por
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2018
Christian Dam
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INDICE
Christian Dam y la Lima antigua 05
El Dogma de la Libertad de Conciencia 07
Capítulo I 12
Capítulo II 16
Capítulo III 20
Capítulo IV 23
Capítulo V 29
Capítulo VI 33
Capítulo VII 38
Descripción situacional del Anarquismo y
Anticlericalismo en el Perú 1886-1912 43
Anexo Memorial “Jesuitas en el Perú”
Introducción 59
Memorial 62
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Christian Dam y la Lima Antigua
Antes de presentar esta obra, que se dedica por
completo a Christian Dam, es necesario mencionar que fue
un próspero médico dentista, donde su consultorio estaba
ubicado en pleno centro de Lima; en ese entonces en el
exclusivo Jirón de la Unión.
A continuación un grabado de la esquina de Mantas (actual
Jr. Callao) y Mercaderes (actual Jr. de la Unión).
No solo el Dr. Dam había colocado un letrero en la parte
superior, sino un curioso “diente” colgante. Marketing de la
época.
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Un aviso publicado en el periódico, donde menciona que el
ingreso era por el Jr. Mantas # 7 (altos).
LIBERTAD DE CONCIENCIA
PROLOGO
El dogma de la libertad de conciencia es la conquista moral
de las naciones cultas, y es por consiguiente, la única religión
posible para la humanidad, que tiende a emanciparse de los
sofismas y embustes de las religiones reveladas.
El hombre es un Ser sensible, inteligente, racional y social,
que en todos los instantes de su duración, anhela
incesantemente por su conservación y felicidad, que las
religiones adulterando y falseando los dogmas de la verdad,
la Justicia y la Libertad, hayan esclavizado las ciencias con el
establecimiento de ídolos espirituales y materiales,
haciendo un comercio ilícito con la ignorancia y la
credulidad del pueblo, A pesar de la variedad prodigiosa,
dice el Barón de Holbaeh, que se observa entre los
individuos de la especie todos tienen una naturaleza
común; que no se contradice jamás, No hay hombre qué no
se proponga algún bien en todos los instantes de su vida,
ninguno hay que por los medios que supone los más
acertados, no busque la felicidad, y huye de las penalidades.
De aquí el abuso que han hecho las religiones reveladas,
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entonces con los mismos ojos con que demás lo miran. Todo
nos prueba que la conciencia lejos de ser una cualidad innata
adherente en la naturaleza del hombre, que no esté
preparado y educado para el libre pensamiento, es solo fruto
de la experiencia, de la imaginación guiada por la razón, del
hábito de rechazar como absurda toda religión revelada, de
la atención que debe prestarse a la Moral, basada en la
libertad de sentir, creer y pensar en materias religiosas,
La libertad de conciencia es la recompensa del trabajo y la
virtud, y consiste en la seguridad de que no es el hombre
esclavo de la superstición fanática y explotación de ninguna
religión revelada,
La moral del dogma de la libertad de conciencia, fundada en
la Naturaleza, no tiene medicina para curar las llagas
cancerosas de la idolatría de las religiones reveladas, por eso
tiende a combatir sus errores, para que sean cuerdos y
felices en la práctica de los dogmas de la libre razón
emancipada del oscurantismo religioso.
El dogma de la libertad de conciencia, es en el mundo la
piedra de toque de su progreso y civilización. Este dogma
promete en la vida presente recompensas sensibles a todo
hombre virtuoso; y amenaza al perverso con castigos
visibles y seguros y sus sentencias confirmadas por la
sociedad, reciben una nueva fuerza de la autoridad de las
leyes radicales en países donde el Liberalismo gobierna. De
aquí se sigue, que la libertad de conciencia de acuerdo con la
Moral, prohíbe condenar a los hombres por opiniones
respecto las religiones reveladas; cuya falsedad está de
manifiesto.
Sin embargo, nada ha costado más sangre y lágrimas a las
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Christian Dam
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CAPÍTULO PRIMERO
DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE EN SOCIEDAD, SEGUN LA
LIBERTAD DE CONCIENCIA
Entendemos por libertad de conciencia la práctica de la
virtud, cifrada en el amor a la humanidad, trabajando
infatigablemente por emanciparla de las funestas doctrinas
del clericalismo, que tienden a esclavizarla y a degradarla
hasta el punto de negarle, al libre examen en materias
religiosas.
De aquí que el clero, titulándose el encargado de guiar a los
hombres a una fidelidad que no existe, haya establecido un
divorcio total entre la libertad de conciencia y el progreso de
la humanidad.
La libertad de conciencia, que no puede ni debe aceptar todo
lo que no esté fundado y explicado por la Razón, solo tiene
un dogma que proponer al hombre y este es el amor a la
justicia y el amor al trabajo por el culto de la caridad y la
filantropía.
La moral hablando con propiedad, establece el destierro de
toda superstición o fanatismo, como perturbadores de la paz
de las conciencias, como las religiones reveladas son las que
alejan al hombre de llenar sus semejantes las augustas
funciones de la Naturaleza, principio y fin de todas las
acciones humanas.
La justicia es la base del amor y la caridad, y las religiones
reveladas, no hacen otra cosa que oponerse a los triunfos
que alcanza en el terreno de las investigaciones racionales.
La justicia es la voluntad habitual y permanente de
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CAPITULO TERCERO
RITOS Y CEREMONIAS DEL PAGANISMO CATÓLICO EN
RELACIÓN CON LA LIBERTAD DE CONCIENCIA
Nada tendría de censurable el que el clericalismo, plagiando
los ritos y ceremonias religiosas de las teogonías de Oriente,
los aplicara al Culto de que se titulan apóstoles enviados o
ministros, si estas ceremonias no tuvieran el objeto de hacer
negocios sin trabajar, embruteciendo las multitudes con las
absurdas enseñanzas de una Fe ideal que sirve para sostener
embustes como los dogmas del Infierno, Purgatorio y
remisión de pecados por el acto inmoral y cínico de la
confesión auricular.
Estudiándose las teogonías de Oriente, se ve que, en el ramo
de adoraciones materiales y groseras, no le va en saga el
clericalismo; y falta de los dioses de la Mitología griega, han
inventado Santos y Santas, cuya nomenclatura cabe ya en
calendario Gregoriano.
El clericalismo en su carrera de negocio y lucro, ha ido más
adelante de lo que imaginar es posible.
Para no trabajar, inventó los llamados sacramentos, cosa
indispensable para salvar el alma de las llamas del Infierno:
pero como para recibir esos sacramentos es necesario pues
la Iglesia católica nada hace, resulta que el que no compra y
paga esos sacramentos, se va en recta a arder en el fuego
eterno, desde que han habido Papas que han declarado que
para los pobres no se ha formado el reino de los cielos.
El más cínico y audaz de los negocios clericales es el acto del
bautismo. Aquí entra a actuar el agua que nada cuesta y la
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eterna agonía?
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Acabamos de una vez para siempre con esa doctrina,
inventada y propalada para intimidar las masas y
arrancarles dinero.
Un Dios infinitamente justo no puede imponer al hombre un
castigo por una ofensa de momento, condenarle a sufrir
eternamente. Un ser finito no puede hacer nada infinito ni
bueno ni malo. Un castigo infinito sería por lo tanto una
injusticia infinita.
Si después de una vida nublada por la duda y sembrada de
sinsabores y padecimientos mil: si después de una llena de
miserias, se nos condenase aún a sufrir penas eternas,
tendríamos derecho a maldecir el Creador que se dice
erróneamente que nos ha sacado de la nada y nos ha tenido
con su propia sangre. La no existencia es infinitamente
mejor que la existencia que nos pinta el clericalismo. El que
unos pocos se salven no justifica la creación de millones de
millones que se condenan.
He aquí los espantosos sofismas y garrafales mentiras, que
rechaza, condena y destruye la libertad de conciencia. El
Infierno, el Purgatorio el Limbo y la Gloria son los mayores
embustes que han fraguado en provecho suyo el
clericalismo.
Estudiemos ahora otros embustes del catolicismo, con el fin
de probar, que esta es la religión del agio y de la mentira, y a
la luz de la conciencia es una calumnia a la Razón, al derecho
y a la justicia; y en seguida nos ocuparemos del matrimonio
Civil en sus relaciones con el libre pensamiento y el progreso
de la sociedad civil.
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CAPITULO CUARTO
LA LIBERTAD DE CONCIENCIA ANTE LAS LEYES
IDÓLATRAS Y CEREMONIAS DEL CLERICALISMO
Probado como está que el pecado original en una
monstruosa calumnia la Naturaleza. Se desprende de aquí
que una religión que tiene por base el sofisma, embuste y
mentira, tiene por medio de ellos, embruteciendo y
dominando la conciencia por la superstición y el fanatismo.
Semejante religión se apoya en ritos y ceremonias que no
son otra cosa que una parodia de sacrificios del Paganismo.
La religión revelada, que se dice la única y verdadera„
establece en el dogma de la redención, el pago por el primer
varón con motivo de la supuesta culpa engendrada por el
pecado original o sea al acto de la reproducción de la especie
humana. De aquí que son necesarios actos, que se borran por
absolución de un delegado, titulándose Juez impecable de
esa absurda y material divinidad.
La Confesión como acaba de manifestarse, es el precepto
más inmoral que haya podido establecer la perversidad
humana. Es el crimen elevado al rango de sacramento.
Donde se manifiesta el catolicismo en toda su deformidad es
en las prácticas rituales, pasando por la absolución del
bautismo y concluyendo con el matrimonio, cuya grandeza
y majestad profana, ante sí la categoría de sacramento o
sacro explotaje de la bolsa ajena, desde que esta ceremonia
religiosa cuesta dinero y siempre dinero.
La falsa religión, obra perversa del clericalismo imitando al
paganismo, ha establecido, como tesoros de gracias, el
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gratitud.
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Semejante disparate solo puede convencer a ignorantes. La
misa no es sino el de negociar a poca costa con la idea del
maravilloso y absurdo dogma de la redención. En el
supuesto que el hijo putativo de José el carpintero, hubiese
sido Dios, él habría establecido esa ceremonia del sacrificio
de la misa, y como tal lo habría enseñado a sus apóstoles, y
no habría dado el encargo a los Pontífices romanos de que la
hubieran inventado,
Para conmemorar el drama del Calvario no era menester el
aparato de un altar ornado de paños y zarandajas con la
llamada piedra del ara y con un oficiante luciendo una
vestidura que los hace semejantes, esos fantoches o
Pontífices de otra época, en que los ritos eran puramente
simbólicos y extravagantes.
La misa es la alcancía del Clericalismo. Para todo acto
humano sale a lucir el sainete religioso, que da tanto dinero
a los curiales. Por ella se explota sin compasión ni caridad
alguna a vivos y muertos. Veamos ahora en el próximo
capítulo los llamados sacramentos, titulados extremaunción
y orden sacerdotal, que como el sacrificio de la misa; son las
materias de que se vale el clericalismo para engañar y
explotar a la humanidad con falsos dogmas y embustes, que
rechaza y condena la libertad de conciencia.
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CAPITULO QUINTO
EXPLOTAJES RELIGIOSOS CON RELACIÓN A LA LIBERTAD
DE CONCIENCIA
El clericalismo en su descomunal avaricia ha inventado el
llamado sacramento del orden sacerdotal, para que la
colmena de parásitos aumente y con ella la iglesia continúe
alimentándose de vivos y muertos hasta la consumación de
los siglos.
El sacramento del orden, que por cierto, no fue instituido
por el apócrifo Yesesus Christna, se hace consentir por
imposición de manos que el obispo dice, que es de precepto
divino, para que su santidad recaiga en el que lo recibe, y es
de esa manera como se convierte en ministros de la
divinidad los que han sido tocados por su diestra.
Tan grosera impostura es propia de una religión, que
sostiene de las mentiras más absurdas que imaginar es
posible. ¿Cómo es racional creer que un hombre haga tantos
ministros de la Divinidad, con solo tocarles con las manos,
como la aberración eclesiástica cree? ¿De dónde les nace
este poder? ¿Qué divinidad se lo ha dado? Preguntas son
estas que ningún obispo puede absolver satisfactoriamente,
desde que toda religión revelada no es sino un embuste, y
una calumnia a la naturaleza inmortal, fuente de todo bien y
de toda belleza.
La iglesia no es sino un bazar o banca de comercio, donde el
clericalismo realiza estupendas ganancias, idiotizando y
fanatizando a los pueblos. Se les hace creer que allí la
divinidad está encerrada en una oblea, y que colocada en el
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CAPÍTULO SEXTO
EL MATRIMONIO ECLESIÁSTICO, ORIGEN DEL DIVORCIO Y
DESVENTURAS DOMÉSTICAS
El matrimonio es para el clericalismo un sacramento, a
manera de explotar en provecho propio, la formación del
hogar, que trae por consecuencia irreparable males para la
sociedad y la familia.
El matrimonio para la libertad de conciencia es un contrato
cuya majestad está bajo el amparo de la ley civil que le da el
carácter de respetabilidad social y con él, el rango moral que
afianza la unión de la familia y la felicidad doméstica.
Corno sacramento, el matrimonio es un objeto de
escandalosos negociados de la iglesia Católica, y como
contrato civil, es en la sociedad fuente armonía y lazo de
unión que se trasmite de generación en generación con el
respeto y dignidad que les dan las leyes que los amparan,
legalizan y garantizan.
El influjo que la manera de cumplir, lo tiene en la moralidad
social y en la suerte de los hijos que produce, es de tal
trascendencia, que su carácter deja de ser privado, según lo
da a entender el clericalismo al elevarlo, por dinero, al rango
de sacramento.
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Es un contrato, según la civilización y el progreso y las leyes
de natura. Se trata de la formación de la sociedad por los
lazos benefactores de la familia.
El divorcio es en ciertas condiciones de gran utilidad social
y de beneficios mutuos a los cónyuges.
Para este resultado la ley civil establece que la separación de
cuerpos no pueda verificarse por mutuo consentimiento de
los cónyuges, sino después de dos años de matrimonio, y que
solo después de dos años de realizado pueda a petición de
uno de los interesados, convertirse en divorcio.
Por este medio, la ley civil evita que la inexperiencia y el
arrebato de pasiones pasajeras se sirvan de un remedio que
solo para situaciones extremas es oportuno.
Esto es lo que no quiere reconocer el catolicismo en su
superchería de elevarlo a la categoría postiza de
sacramento.
Cuando estas situaciones vienen creadas por el matrimonio
eclesiástico, el divorcio civil aminora males inevitables; hay
casos en que el clericalismo los estorba, haciéndola la vida
de los cónyuges una cadena de mortificaciones y
sufrimientos.
Matrimonios desavenidos, como lo son en su mayor parte
los matrimonios santificados por el dinero y bendecidos por
los clérigos, envenenados por la discordia, fomentada,
estimulada y robustecida por la inmoral práctica religiosa la
confesión, penitencia y comunión en que la armonía es
imposible o que acaso manchó la deshonra, no son fuentes
de virtudes y buen ejemplo para el público, ni aún para los
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DESCRIPCIÓN SITUACIONAL DEL ANARQUISMO Y
ANTICLERICALISMO EN EL PERÚ EN LOS AÑOS 1882-
1912
Introducción
La obra de Christian Dam, si se tomara aisladamente, podría
parecer como una posición intolerante y fuera de todo
contexto lógico; pero gracias a las fuentes bibliográficas
consultadas, hacen referencia que estas corrientes del
anarquismo y el anticlericalismo estaban presentes a todo
nivel de la sociedad de aquella época. También resaltar que
en estos años, estas corrientes no eran exclusivas en nuestro
país. Existen tratados de los diferentes países de América
como México, Cuba y Argentina que se reportaron hechos
incluso de mucha violencia.
Gracias a las obras consultadas se ha podido saber que
existió una corriente anticlerical, no solo en la masonería,
sino a nivel del Estado. Se destaca que en esos años, era un
clamor la libertad de cultos, y un caso especial fue que
después de muchos debates en la Cámara de Diputados y de
Senadores, los cementerios pasaron a ser administrados por
las municipalidades y que el matrimonio con personas de
distinta creencia distinta a la católica fue recién permitida.
Se suma a todo ello, el gran interés por darle la igualdad de
derechos a la mujer; y de igual forma hay abundante
documentación sobre este asunto.
A continuación, la narración de hechos basados en las
fuentes consultadas, agradeciendo el honor en permitirme
escribir este capítulo.
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ideas liberales.
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Primera fase: Liberalismo anticlerical
Años antes de la fundación de la Gran Logia del Perú (1882),
la masonería peruana alentaba al anticlericalismo. Se sabe
del masón destacado de la época: Francisco Javier
Mariátegui, portavoz con Vigil de un patronato nacional para
ejercer control sobre la iglesia. Se tiene conocimiento que
Ricardo Palma, que también fue masón, tenía pensamientos
anticlericales. Es en estos años que se cuentan con una Gran
Logia del Perú con 5 logias y unos 300 hermanos, y por el
otro lado un Supremo Consejo con 11 logias y 680 masones.
Las diferencias entre los dos grupos era una cuestión de
estilo, no de sustancia: el anticlericalismo fue una
preocupación y una pasión compartida por todos los
masones. En general, los masones de esa época eran
profesionales o comerciantes de la clase media. Además de
Mariátegui, hubieron dos masones que destacaron en esta
faceta: Christian Dam y Carlos G. Amezaga. Su publicación
más importante fue la revista, “La Ilustración Popular”. El
propio González Prada que no fue masón porque, decía, que
con sus ritos y fanfarria parecían “curas pero al revés”
(GÓNZALES PRADA, 1964, p. 42).
Se asegura que ideológicamente en esa época, la masonería
no representó otro pensamiento que el de liberalismo
anticlerical. Y lo poco que se sabía de la masonería era que
era un ambiente de “religiosidad” y por ello el comentario de
González Prada.
Klaiber (1988) menciona “que fueron los masones de Lima
que precipitaron la primera crisis grave entre la iglesia y el
liberalismo después de la guerra y todos esos años las logias
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ANEXO
MEMORIAL
LOS JESUITAS EN EL PERÚ
Christian Dam
1909
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Introducción
A finales del siglo XIX, la situación del Perú en cuanto a la
consideración de la Iglesia Católica era cada vez más
distante con el Estado peruano. La intolerancia de la iglesia
había llegado a límites insospechados. La necesidad de que
ingresen inmigrantes para el desarrollo del país y por
consecuencia con otras creencias religiosas, fue uno de los
motivos para este distanciamiento. Un ejemplo de ello fue el
tema de los cementerios, que en este tiempo la iglesia
católica emitía “boletas de entierro” para poder ser
sepultado en los camposantos, excluyendo a todo aquel que
no era católico. El tema llegó hasta el poder Legislativo, con
debates a favor de la separación del estado y de la iglesia, y
en contra por conservar a la iglesia como parte del Estado.
Hay numerosos casos pero solo por mencionar uno, como lo
describe Armas Asín “…El escándalo público que provocó la
exhumación del masón Ezequiel Lazarte, por el Vicario
capitular del arzobispado de Lima, argumentando el hecho
de haberse suicidado, no pudo ser mejor excusa para que un
grupo de diputados (Lecca y Maldonado) presentaran en su
cámara, el 7 de agosto de 1888, un proyecto de ley de
laicización de cementerios. El texto, pretendía entregar a los
municipios en camposantos abiertos a entierros de
personas de todo credo, pasó a las comisiones de
Gobierno…” (p.127).
Se menciona también que la masonería tuvo un papel
preponderante en la separación de la iglesia con el estado, y
que incluso masones que eran también legisladores,
apoyaban esta medida. Aunque no hay documentación
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Ivo Pino
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Página
BIBLIOGRAFÍA
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CHOCANO, MAGDALENA. (2010). “Lima masónica: las logias
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LÉVANO, MANUEL C. (1910). Organización obrera. Lima:
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