Babilonia
Babilonia
Babilonia
Además, existía otro grupo dirigente constituido por sacerdotes, jefes militares,
comerciantes y propietarios de edificaciones en Babilonia. Por último, estaban los
esclavos quienes eran en su mayoría prisioneros de guerra y exiliados en Babilonia,
quienes servían a los miembros de estratos sociales superiores.
Este imperio vio su fin en el año 539 a.C. cuando cayeron ante el imperio Medopersa
dirigido por Darío II el Grande.
Los Babilonios eran una civilización avanzada capaz de crear grandes templos y una
ciudad que debió ser un verdadero paraíso. De Babilonia es la primera ley escrita, una
lugar especial desde donde se organizaba todo el Imperio.
El Rey
La ciudad de Babilonia se consideraba propiedad del dios Marduk y era este dios el que
designaba, según los babilonios, a su representante en la tierra es decir, al rey. Éste sería
el encargado de administrar y gestionar todo el imperio aunque no tenía la
consideración de ser divino como ocurría en Egipto.
El rey era un intermediario entre el dios Marduk y la población pero no gobernaba en
solitario ya que vivía rodeado de colaboradores o lo que podríamos llamar clases nobles,
quienes le ayudaban y aconsejaban en su administración.
Heródoto (siglo V a. C.), la menciona en Los nueve libros de historia . Entre otras, narra
el matrimonio sagrado de una sacerdotisa con un dios, celebradas en un zigurat,
mediante un ritual para asegurar la prosperidad del lugar. Sobre sus murallas, decía que
eran tan anchas en su superficie, que un carro tirado por ocho caballos podía darse la
vuelta
Beroso el caldeo (siglo III a. C.), sacerdote babilónico, que en su crónica en griego
Babiloniaka, nos ha dejado una historia de Babilonia, aunque sólo se han conservado
citas.
Plinio el Viejo (siglo I), en su obra Naturalis Historia, hablaba de Babilonia, por su
sistema de regadío como el ager totius orientis fertilissimus («la tierra más fértil de todo
el Oriente»).
Historia
El Imperio amorreo o paleobabilónico
Artículo principal: Imperio paleobabilónico
Los amorreos se establecieron entre los ríos Tigris y Éufrates, haciéndose sedentarios y
mezclándose con la población sumeria, como consecuencia subirían al poder dinastías
de origen amorrita en distintas ciudades del centro y sur de Mesopotamia.
Con la caída de Ur III y acabada la época de dominio sumerio, empieza una época en la
que los semitas obtendrían la mayor importancia a través de pueblos como los acadios o
los amorreos. Los elamitas apenas disfrutaron su conquista.
Los mayores ganadores de la caída de Ur fueron primero los acadios del reino de Isín y
después los amorreos, que en un siglo llenarían Mesopotamia de reinos, quedando lo
que fue el imperio de Ur fragmentado en numerosos reinos amorreos y acadios cuyas
capitales serían ciudades que hasta ese momento habían tenido poca importancia.
En la alta Mesopotamia, la ciudad de Assur con los reyes de origen amorreo comenzará
a ganar importancia tras vencer en una guerra por el control de las rutas comerciales a
Ešnunna y Mari.
Uno de estos grupos fueron los hurritas, que ocuparon gran parte del territorio que
Asiria había conquistado durante el reinado de Šamši-Adad I, fundando el reino de
Mitani hacia el 1500 a. C. y haciendo a los asirios subsidiarios suyos. También se
extendieron por Canaán, donde fundaron algunos reinos, llegando hasta el Antiguo
Egipto, donde conquistaron la parte norte y fueron conocidos como hicsos.1
Otro de estos grupos fueron los hititas, que se establecieron en la parte oriental de
Anatolia a partir del 1700 a. C. fundando el conocido como Antiguo Reino. La lengua
hitita era de origen indoeuropeo, lo cual no les impidió adoptar la escritura cuneiforme
de los acadios.1
Durante los años siguientes, hititas y hurritas se enfrentaron en el norte de
Mesopotamia. En torno al 1600 a. C., durante el reinado del rey Mursili I los hititas
derrotaron a los hurritas, dominando Asiria y haciendo incursiones en Babilonia, a la
cual redujeron hasta las dimensiones anteriores a la conquistas de Hammurabi.1 Este
periodo coincidió con la entrada de los nómadas casitas provenientes de los montes
Zagros, quienes aprovecharon el debilitamiento de Babilonia para atacarla. Finalmente
tomaron la ciudad en 1595 a. C.1
Este pueblo antiguo junto con su historia nutre nuestro presente, pues muchas de las
cosas que descubrieron fueron pasadas de generación en generación para nuestro
provecho. Hablemos más detalladamente de los babilonios y sus características.
Con el tiempo, los amorreos se habían organizado en ciudades que fueron conquistando
más ciudades, como en el caso de Assur. No obstante, aproximadamente en el año 2000
a.C. invadieron la ciudad de Kis, adoptaron el idioma de los acadios y para el año 1782
a.C., Hammurabi, quien era amorreo, llegó a ser rey. Así comenzó una serie de
invasiones que extendió el territorio babilonio. Ciudades como Asus y Rim-Sim fueron
añadidas al dominio de Hammurabi más tarde, ampliando los límites de Babilonia hacia
el sur. Dichas batallas ganadas fueron una alabanza para el dios amorreo Marduk, a
quien le rendían constante tributo.
A pesar de las victorias del rey babilonio, las incursiones de pueblos minoritarios a su
territorio no cesaron. Hordas de casitas, hititas y hurritas constantemente los atacaban
hasta el punto de realizar una toma completa de la ciudad. Debido a ello, por más de un
siglo Babilonia estuvo gobernada por los Casitas, quienes hicieron campañas para
exterminar a los nómadas invasores y se apoderaron de territorios de Egipto, Sinaí y
Canaán.