Tartamudez
Tartamudez
Tartamudez
AÑO 2006
1
Departamento de Sociología I (Teoría, Metodología y Cambio Social)
2
3
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a todos los que me ayudaron a realizar esta tesis doctoral: son tantos
como páginas tiene la tesis, días tiene la vida u olas agitan la mar. Sin ningún listado que
me guíe y con memoria de desmemoriado, procedo a agradecer:
Nunca estuve solo en el Mayor América: pertenecí al sector oscuro, que se rebela
espontáneamente ante la veteranía, negándose a padecer novatadas a pesar de las
presiones: los miembros del sector oscuro rechazan la humillación porque su dignidad
supera la tradición: unos han nacido para ser libres y otros, esclavos. Decidí vivir entre
libres y por eso pertenezco al sector oscuro. Gracias, compañeros.
Nombres: Jassmín, Shadi, Lucía, Sergio, Bea, Manolillo, Eneas, María, Samer, Dani,
Armando, Diego, Omar, Álvaro, Rubén, Alba, Cristina y los anónimos –más oscuros todavía-;
y Pelayo, con el que compartí La República de la vida; Ayman y yo hicimos un pacto que
cumplimos siempre: tratarnos como hermanos; entre otras cosas, quiso enseñarme a no
mirar el trasero de las chicas a lo que me negué desde el principio y por principio.
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Gracias a los grupos en los que participé, especialmente el asturiano (Dani, Fátima,
Castejón, Fernando, Luis, Marta, Marcelino, Nacho, Pablo, Fernando, Yolanda y todos los
que pasaron). Compartimos cenas, tardes y conferencias pero no el destino: qué lástima.
En Barcelona compartí casa y corazón con Alicia (y Blas); quise dejarlo todo y
quedarme definitivamente allí, pero Blas me lo impidió. A mis amigas independientes: Eva,
Virginia, Vanini, Susi, Iria, Marisé, Mónica, Pepa, Sarita, Bea/Soria, Anabel y paro de
contar, que nunca se me dieron bien las chicas. A la Persa: su música me persigue por las
calles de Madrid. A los maestros de vida: Ansótegui, Alberto Jiménez, Isidoro, Juanjo,
Luis, Vítor, y otros tantos. A los cuatro Pires: o cinco, porque a veces me considero uno de
ellos. Isabel, Juanjo y yo formamos un grupo de autoayuda sin enterarnos: nació como
conflicto intergrupal, posteriormente surgieron diferencias intragrupales y finalmente, el
grupo se desgarró de dolor. A la cuadrilla de Santander: Aurelio, Alberto, Brother, Marta
y otros tantos. Especial mención a Jaime, que fue el primero en hablarme de Identidad y
Construcción social: aquí reconozco que en su día poco o nada entendí. Con Juan Erasun
disfruté los mejores momentos de la infancia, adolescencia y juventud. Gracias, Juanón.
Lucía fue la primera a quien comuniqué que estaba decidiendo hacer una tesis y su
respuesta fue decisiva. Lucía es amiga, hermana, prima y mi abogada, nada menos. A todos
los Zamora Gorbeña, con quien compartimos luces, cenas y conversaciones.
A los Nanis que –como dice D. Antonio- “No hay nadie como ellos”: me ayudaron en
los momentos de mayor desamparo; subí llorando con la sentencia del TC en la mano y me
arroparon, como siempre. Gracias Nani y Pepe (y unas lagrimitas que ahora se me caen).
El tío Enrique me enseñó a mirar los árboles y la tía Merche, a protegerme de los
osos: esto aparte, siempre me animaron a hacer una tesis doctoral.
Cuando dije a Rosendini que hacía la tesis, me respondió con un gesto que me
trasladó a Artaquio, nada menos. Tonuca, Fernando y Ana, tan Lorientes como siempre.
Y por último mi familia: mi padre me enseñó que lo más importante de los libros es
la sección de agradecimientos y hasta hoy, no lo había comprobado. Mi madre me llevó a
los diez años al Dr. Zarrabeitia para tratar mi tartamudez; Don Luis –que era como se
llamaba- había leído a Van Riper, algo inaudito en aquella época. Don Luis decía que había
sido tartamudo y que lo había “superado”: desde entonces quise ser fluido y dedicarme al
asunto, como él. Mi madre también me enseñó que la fuerza de voluntad y el coraje es lo
más importante de la vida, qué duda cabe. En estos años vi crecer a mi sobrina, que no es
poco, acompañada de su madre y de Gonzalo; nunca entró en mi cuarto mientras estudiaba,
la muy “probe”. Gracias a los tres. Mi hermano me enseñó a abrazar la vida; a sus brazos
me arrojaba cuando me tiraba del tren en marcha, después de lanzar la cartera por los
aires. También me enseñó <<Confía, hermano, confía>>, <<Estar siempre alerta>>, <<Estudia,
trabaja, descansa>>; y <<¡Chigo!, ¿eh, chigo?>>. Sin la buhardillita y la Vega, nada hubiera
sido posible. También, gracias a Jose (y sus hermanas, que son muy majas).
A mi director de tesis, Jose Antonio Nieto, que ante mis prematuras ideas acerca
de la tartamudez, entre ridículas y prepotentes, ni frunció el ceño, ni se le escapó una
sonrisita; aguantó el tipo como si fuera un “forajido del Oeste”: desde entonces
interpretamos Dos hombres y un destino, con tesoros y sin muertos, al menos por ahora.
Me dirigió la tesis sin enterarme, a pesar de la dedicación y entrega que mostró durante
todo el itinerario, que no fue precisamente breve: más de cuatro años. Gracias, Pepe.
A María, que es una mujer que ama su destino, qué más puedo decir.
5
INDICE
6
2.3-. Anotaciones de campo.............................................................................................87
1.3-. Metodología cuantitativa ................................................................................................................88
1-. Justificación y Complementariedad metodológica ...........................................................88
2-. La encuesta ...............................................................................................................................90
2-. Trabajo de campo ..............................................................................................................................................91
2.1-. Introducción ......................................................................................................................................91
2.2-. Descripción del trabajo de campo ................................................................................................93
1-. Fases y contenido etnográfico .............................................................................................93
2-. Aplicación de técnicas de recogida de datos.....................................................................95
2.1-. Observación participante........................................................................................95
1-. En grupos virtuales..........................................................................................95
2-. En grupos físicos.............................................................................................98
2.2-. Entrevistas ...............................................................................................................98
2.3-. Anotaciones de campo...........................................................................................103
2.4-. Encuesta ..................................................................................................................103
7
2.3-. Tartamudez mixta. ...................................................................................163
5.3-. Gravedad o severidad de los síntomas. ........................................................................164
5.4-. Curiosidades diagnósticas. ..............................................................................................166
8
CAPÍTULO III-. TEORÍA DE GRUPOS DE AUTOAYUDA.........................................................................255
1-. Introducción......................................................................................................................................................255
2-. Grupos de autoayuda ....................................................................................................................................259
2.1-. Aclaración terminológica y tipos de grupos de autoayuda.....................................................259
1-. Aclaración terminológica. ....................................................................................................259
2-. Tipos de grupos de autoayuda.............................................................................................265
2.2-. Proliferación de grupos de autoayuda. ......................................................................................266
2.3-. Grupos de autoayuda de tartamudos .........................................................................................267
2.4-. Historia y presente de los grupos de autoayuda.....................................................................267
1-. Historia y presente general.................................................................................................267
2-. Historia y presente de los grupos: EEUU, Europa y España........................................270
2.1-. Introducción............................................................................................................270
2.2-. Estados Unidos.......................................................................................................272
2.3-. Europa.......................................................................................................................276
2.4-. Crítica.......................................................................................................................278
2.5-. España ......................................................................................................................281
3-. Psicología Comunitaria ...................................................................................................................................282
4-. La reciprocidad y el apoyo mutuo................................................................................................................287
4.1-. Introducción ....................................................................................................................................287
4.2-. Modelo explicativo del desarrollo de los grupos de autoayuda............................................288
4.3-. Clasificación de los sistemas sociales de respuesta a la enfermedad...............................290
4.4-. Relaciones de reciprocidad en grupos de autoayuda de tartamudos..................................292
4.5-. Kropotkin...........................................................................................................................................296
5-. Conclusiones: nuestra concepción de grupo de autoayuda.....................................................................299
9
2-. Realidad subjetiva transida de dolor................................................................................355
3-. El grupo aporta normalidad ................................................................................................357
4-. El grupo aporta comprensión...............................................................................................358
5-. Comprensión del descrédito y la ignorancia....................................................................360
6-. Presencia de fluidos...............................................................................................................361
3.2-. La reducción de pensamientos dolorosos...................................................................................363
1-. Pensamiento de la diferencia ..............................................................................................363
2-. Pensamiento de sí mismo: el auto concepto.....................................................................367
3.3-. La reducción de sentimientos dolorosos....................................................................................376
1-. Introducción............................................................................................................................376
2-. Teoría de los sentimientos..................................................................................................378
2.1-. Introducción ..........................................................................................................378
2.2-. La teoría sentimental de Marina........................................................................379
2.3-. Aplicación de la teoría de Marina.......................................................................381
3-. Análisis de los sentimientos ...............................................................................................382
3.1-. La vergüenza............................................................................................................382
1-. La vergüenza: análisis teórico ...................................................................382
2-. La vergüenza: análisis etnográfico...........................................................385
2.1-. La vergüenza y la tartamudez....................................................385
2.2-. La mirada ajena y la tartamudez..............................................399
3.2-. La culpa. ..................................................................................................................403
1-. La culpa: análisis teórico.............................................................................403
2-. La culpa: análisis etnográfico....................................................................407
2.1-. Tartamudos culpables..................................................................407
2.2-. Tartamudos inocentes.................................................................417
2.3-. La reducción de la culpabilidad en el grupo ..........................420
2.4-. La familia y la culpa.....................................................................425
3-. La culpa, la tartamudez y el suicidio .......................................................427
3.3-. El miedo....................................................................................................................428
1-. El miedo: análisis teórico.............................................................................428
1.1-. Análisis teórico general................................................................428
1.2-. Análisis teórico particular..........................................................435
2-. El miedo: análisis etnográfico....................................................................439
2.1-. Miedo a hablar...............................................................................439
2.2-. Miedo a las relaciones sociales ................................................445
2.3-. Consecuencias del miedo.............................................................449
2.4-. La reducción del miedo en el grupo .........................................455
1-. Introducción ........................................................................455
2-. Grupo y miedo.......................................................................456
2.1-. Grupo, comprensión e identidad ......................456
2.2-. Grupo y aceptación ...........................................457
2.5-. El miedo a la transmisión genética...........................................460
10
3-. La salida del armario: análisis teórico y etnográfico..............................................................................480
3.1-. Concepto ...........................................................................................................................................480
3.2-. Testimonios etnográficos..............................................................................................................482
1-. Concepto de Salida del armario .........................................................................................482
2-. Análisis de Salidas del armario..........................................................................................488
4-. Fases de La salida del armario.....................................................................................................................493
4.1-. Introducción ....................................................................................................................................493
4.2-. Estadios ............................................................................................................................................495
1-. Primer estadio.........................................................................................................................495
2-. Segundo estadio.....................................................................................................................496
3-. Tercer estadio........................................................................................................................496
4-. Cuarto estadio. ......................................................................................................................497
5-. Quinto estadio. ......................................................................................................................499
5.1-. Primera etapa del quinto estadio........................................................................499
5.2-. Segunda etapa del quinto estadio.......................................................................501
1-. Transparencia.................................................................................................501
2-. La inversión causal........................................................................................502
3-. Acción pública (política y social)...............................................................504
5-. El grupo de toastmaster. ..............................................................................................................................508
5.1-. Introducción. ...................................................................................................................................508
5.2-. Definición e historia.......................................................................................................................510
5.3-. Toastmaster o grupos de habla pública de tartamudos..........................................................511
5.4-. Adaptación a un toastmaster de tartamudos...........................................................................513
5.5-. La salida del armario en el toastmaster.....................................................................................518
1-. Análisis teórico........................................................................................................................518
1.1-. Interés personal y social.......................................................................................518
1.2-. Interés político.......................................................................................................520
2-. Análisis etnográfico..............................................................................................................522
2.1-. Valoración general..................................................................................................522
2.2-. La Salida del armario............................................................................................526
2.3-. Sentimientos del toastmaster ......................................................................... 527
6-. Consecuencias de La salida del armario.....................................................................................................536
6.1-. Introducción.....................................................................................................................................536
6.2-. Consecuencias..................................................................................................................................537
1-. Políticas....................................................................................................................................537
2-. Médicoclinicas........................................................................................................................543
7-. Conclusiones ....................................................................................................................................................548
11
BLOQUE I-. INTRODUCCIÓN
1
Esta fundación se constituye mediante escritura pública el día 26 de junio de 2002. Por
orden del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales número 3393/2002, de 25 de
noviembre del año 2002 (BOE del 8 de enero del 2003) se registra la “Fundación Española
de la Tartamudez-TTM España” como de asistencia social y dispone su inscripción en el
Registro de Fundaciones Asistenciales. En el artículo sexto de dicha orden se especifica
que “El objeto de la fundación queda determinado en el artículo de los Estatutos, en la
forma siguiente: «Constituye su finalidad, el mejorar las condiciones de vida de las
personas tartamudas»”.
2
Utilizamos la expresión “nativos” a lo largo de toda la investigación, con la que
designamos a las personas que tartamudean. Igualmente exponemos que este investigador
es tartamudo, por lo que también pertenece a la categoría de “nativos”. Matizada esta
cuestión ya no entrecomillaremos más esta expresión.
12
grupos de habla pública o toastmaster, tal y como detallamos en el bloque de
contenidos denominado “La salida del armario y el toastmaster”.3
Estos dos bloques de contenidos constituyen el apartado etnográfico de
nuestra investigación y aportan la base empírica del modelo desmedicalizado de
tartamudez que proponemos.
3
Esta investigación es pionera en nuestro país porque analiza y etnografía los primeros
grupos de autoayuda y de toastmaster de tartamudos articulados por una organización de
ámbito nacional; en este sentido, en otros países occidentales apenas existen trabajos
específicos de grupos de autoayuda de tartamudos y desconocemos investigaciones de
grupos de toastmaster de tartamudos.
13
trabajo de campo realizado, que incide de manera novedosa en los grupos de
autoayuda y de toastmaster de tartamudos.4
En los bloques de contenidos denominados “Marco teórico” y “La
tartamudez como fenómeno sociocultural”, describimos las diferencias y
consecuencias entre ambos modelos teóricos y el progreso que supone la
concepción que proponemos para la investigación de la tartamudez.
2.1-. Identidad.
4
La originalidad ha presidido este trabajo desde sus comienzos, acatando la normativa
establecida para la elaboración de tesis doctorales: el artículo 1º del Real Decreto
185/1985, de 23 de enero, por el que se regula el tercer ciclo de estudios universitarios,
la obtención y expedición del título de doctor y otros estudios de postgrados, dictamina
que para la obtención del Título de Doctor será necesario entre otros requisitos,
<<Presentar y aprobar una Tesis Doctoral consistente en un trabajo original de
investigación>>.
5
Hemos pretendido localizar la barrera entre las situaciones que provocan tartamudez y
las que no, con resultados muy contradictorios y nada generalizables. Por ejemplo, si un
tartamudo graba sus palabras en una grabadora sin que nadie lo escuche ¿tartamudea?;
esta situación experimental satisface dos criterios opuestos: por un lado, los tartamudos
no tartamudean en el habla solitaria, y por otro, debería tartamudear porque sabe que
será escuchado por un adulto; es una situación que finalmente surge en la vida del
tartamudo porque tarde o temprano está obligado a dejar mensajes en contestadores
telefónicos: por un lado supone que nadie le escucha en ese momento, pero lo harán en el
futuro.
¿Y qué sucede si un tartamudo graba sus palabras en una cinta que en principio sólo
él escuchará, aunque existe alguna posibilidad de que alguien la pueda oír?.
Otra situación paradójica es la siguiente: ¿tartamudean los tartamudos cuando
hablan con sordos? Es una circunstancia en la que los interlocutores no oyen las palabras
del tartamudo pero leen sus labios, por lo que nos encontramos en una situación
paradójica, semejante a la anterior. Como especificábamos al principio de esta nota a pie
de página, no existe una respuesta generalizable a todos los tartamudos e incluso, un
tartamudo puede responder de diferentes maneras en la misma situación, dependiendo de
factores difíciles de detallar.
14
comunicativas (Perelló 2002:495); otros afectados apenas tartamudean en
invierno pero sí en verano; y también registramos un tartamudo que tartamudea
en castellano pero no en inglés; pero prácticamente todos los tartamudos
incrementan sus bloqueos cuando dicen su nombre, ante la autoridad, si les miran
a los ojos o si hablan por teléfono: en el epígrafe denominado “El paradigma de la
complejidad e interdisciplinariedad” del bloque “Metodología”, desarrollamos la
complejidad de nuestro objeto de estudio.
De lo anterior deducimos la Teoría de la identidad mixta, que defiende que
los tartamudos poseen una identidad mixta, fluida y tartamuda a la vez, identidad
que fluctúa inexorablemente según factores intrínsecos y extrínsecos, algunos de
ellos de difícil predicción, evolucionando a lo largo de la vida del sujeto. Nuestro
modelo desmedicalizado de tartamudez incorpora la teoría de la identidad mixta
en su armazón conceptual.
15
La aceptación de la tartamudez es quizás el tema más conversado en los
grupos de autoayuda e incluso Rodríguez Carrillo et al. (2004:13) proponen esta
opción terapéutica como un objetivo particular de los grupos de autoayuda.
Los tartamudos aceptan la tartamudez igual que los fluidos aceptan las
aristas negras e irremediables de la existencia como la vejez, la muerte de un ser
querido o la propia: parcialmente. La consulta clínica o la participación en grupos
permiten cierta aprobación de los síntomas, entre otros motivos porque no queda
otro remedio, pero es una aceptación parcial, lejos de conseguir el objetivo clínico
por excelencia: la aceptación plena de la tartamudez.
16
17
BLOQUE II-. MARCO TEÓRICO
6
Abordamos la heterogeneidad de definiciones en “Definiciones de tartamudez:
consecuencias teóricas” del capítulo IV, “Elementos socioculturales de la tartamudez” del
bloque de contenidos “La tartamudez como fenómeno sociocultural”.
7
Todas las traducciones que se efectúan en este trabajo son obra del autor.
8
En los capítulos II y III del bloque de contenidos “La tartamudez como fenómeno
sociocultural” examinamos las concepciones actuales y pasadas de la tartamudez,
mencionando las causas que las sostienen.
18
que pocos trabajos plantean debidamente, dada la complejidad que el problema
encierra.
Llegado el extremo de que un tratamiento procure una eficacia mayor que
el efecto placebo, hecho por lo demás poco común como la mayoría de los
tartamudos reconocen, <<no quiere decir que la teoría en la que se sustenta, sea
cierta>> (Santacreu y Fernández-Zúñiga 1991:151): la correlación entre variables
no significa relación causal consistente y fehaciente entre las mismas. En este
sentido, Málaga (1987:13) advierte que la tartamudez es una enfermedad insólita
en la que: <<causas diversas, ajenas, reproducen cuadros idénticos>>; enfermedad
en la que la ausencia de relación consistente entre causa y efecto es la norma
(Gallego 2001:13), confirmando la intuición de Bullen de 1945, nada menos: <<El
problema de las causas de la tartamudez es por el momento muy controvertido>>
(1945:1).
Todas las ciencias biomédicas que han investigado la tartamudez han
obtenido sus propias conclusiones, normalmente incompatibles entre sí, dada la
poca o nula interdisciplinariedad de dichas disciplinas. Aparte de las ciencias
tradicionales de la investigación de la tartamudez, como la medicina, psicología o
logopedia, disciplinas marginales y secundarias como la biometeorología humana
-ciencia que enfatiza factores ambientales extrapsicológicos- o la dietética han
aportado conclusiones nada despreciables para la comprensión de esta disfunción,
que tendrán que tenerse en cuenta en el futuro (Málaga 1987:15). Otras ciencias
como la alergología adquieren cada vez más fuerza en la propuesta de hipótesis
explicativas (Bagunyá 1987:164).
La biomedicina de la tartamudez ha examinado todos los vericuetos psico y
fisiológicos de los tartamudos con resultados indicativos pero nunca definitivos:
por ejemplo, Santacreu y Fernández-Zúñiga (1991:29) comentan las conclusiones
de un trabajo de Butler et al. (1973): <<Un dato interesante de este estudio es
que el 45% era el más joven de los hijos, el 19% era el primogénito, 13% eran
hijos únicos y el resto otros casos>>. ¿Qué quiere decir este dato? ¿Cómo se
interpreta?. Al igual que la mayoría de las investigaciones, ésta alimenta la
esperanza del clínico y del paciente porque parece revelar o sospechar la causa
definitiva, sin que finalmente se descubra.
En el tratamiento farmacológico encontramos patrones de comportamiento
similares: algunos tartamudos responden bien a fármacos antipsicóticos como
Haperidol (Van Riper 1982:352), y otros experimentan notables ganancias de
fluidez con tranquilizantes, neurolépticos e incluso anfetaminas (Perelló
1990:208-213); pero no existe un fármaco que anule o reduzca sustancialmente el
cuadro clínico a un porcentaje amplio de la población tartamuda, a pesar de haber
experimentado con sustancias de todo tipo, pues la tartamudez <<debe ser con el
cáncer uno de los cuadros patológicos en que más fármacos se han
experimentado>> (Málaga 1987:17). En este caso se invierte la lógica médica: los
clínicos experimentan con fármacos y, si demuestran eficacia terapéutica
significativa, se especula sobre las causas de la tartamudez; pero al no conseguir
la pócima mágica, las causas (y los tratamientos eficaces) permanecen en la
oscuridad de las tinieblas.
19
2-. Los teóricos y los clínicos de la biomedicina apenas se plantean la razón
de la ausencia de una relación causal efectiva y consistente, atribuyendo la
ignorancia actual a la falta de tiempo -que la ciencia necesita para descubrir la
realidad bioquímica que subyace al fenómeno- o también, a los medios
insuficientes para satisfacer los objetivos terapéuticos planteados; pero siempre
confiando en que la razón biomédica y positivista alumbre próximamente este
oscuro e irredento recoveco del cuerpo.
Santacreu (1991:7) considera que la rareza de este trastorno se debe a
que es <<bastante refractario a la mayoría de las distintas formas de terapias
propuestas>>, desconcierta al clínico porque éste es incapaz de descubrir la causa
que origina la sintomatología. El desconocimiento de la causa o causas imposibilita
la prescripción del tratamiento correspondiente y el establecimiento de un
modelo teórico positivo que dé cuenta de la relación entre causa y cuadro clínico;
en última instancia este autor entiende que la tartamudez es susceptible de
múltiples miradas, al estar afectado uno de los fenómenos o procesos humanos
más complejos: el lenguaje (Santacreu 1991:9).
Rodríguez Morejón, autor actual muy documentado, atribuye la ausencia de
modelos explicativos definitivos al hecho de que afecta a <<todas las facetas de
una persona y que tiene, por lo tanto, implicaciones sociales, psicológicas,
fisiológicas y neurológicas>> (Rodríguez Morejón 2003:32).
El carácter multifactorial del fenómeno perturba la aplicación del modelo
biomédico basado en la teoría bacteriológica, paradigma que establece una
relación unicausal, lineal y consistente entre causa y efecto:9 la sintomatología de
la tartamudez es caprichosa y fluctúa en exceso por la acción de múltiples
factores.
En síntesis, la concurrencia de multiplicidad de factores etiológicos
dificulta e incluso imposibilita el conocimiento fenoménico del problema.
9
Arrizabalaga (2000:73-74) expone las características y limitaciones del modelo: <<En los
estudios históricos-médicos de las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, el
laboratorio era presentado como el escenario donde, definitivamente, la medicina había
logrado dotarse de un método, el recurso sistemático a la investigación experimental,
fiable y rigurosa para objetivar la realidad de la salud y la enfermedad humanas; y la
teoría bacteriológica, cuyo desarrollo en ese escenario a partir de la década de 1870
había permitido impulsar desde nuevas premisas las investigaciones médicas sobre las
causas, prevención y tratamiento de las enfermedades infecciosas, era considerada como
la clave para el logro de una <<primera comprensión exitosa de la peste y otras
enfermedades terribles, y que reemplazaba viejos, fracasados y equivocados intentos>> de
los médicos de todos los tiempos por alcanzar este objetivo (Cunningham, 1991, p. 58)>>.
Este modelo establece el síntoma (o síndrome) como consecuencia de la causa, cuya
eliminación es objetivo prioritario del síntoma.
20
coinciden en señalar el carácter enmarañado, intrincado e inextricable de la
misma.10
De todo lo expuesto, colegimos que la tartamudez es un fenómeno
complejo, que requiere una perspectiva de investigación afín a su naturaleza
inextricable y polivariada (Santacreu 1991:9); por lo que proponemos el paradigma
de la complejidad de Morin (1988; 1995) en su doble vertiente: la fenoménica y la
mental.
En el ámbito de la realidad fenoménica: la complejidad constituye la
realidad, disolviéndola en infinidad de fenómenos, asimismo complejos, siendo la
tartamudez uno de ellos. En el ámbito del pensamiento: la complejidad es una
metodología de acción cotidiana, tal y como Pakman señala (1995:14):
10
Coincidimos con Rodríguez Carrillo (2003:20) quien, en una breve síntesis histórica del
problema, recalca que <<Desde épocas remotas, la tartamudez ha sido y es, uno de los
trastornos más difíciles de abordar. Innumerables han sido las interpretaciones que sobre
su génesis, mantenimiento y formas de abordaje se han dado. Numerosos han sido los
estudiosos que desde su punto de vista, han tratado de explicar el problema y sus
repercusiones en el tartamudo>>.
11
Morin (1995:106) establece tres principios que ayudan a pensar la complejidad. Uno de
ellos, la recursividad organizacional, se define como un proceso recursivo en el cual los
productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productores de aquello que los
produce.
21
con violencia y desprecio como <<no científico>> todo lo que no corresponde al
modelo.
12
Estos escenarios de interacción social clasifican los bloques de contenidos del presente
trabajo: un bloque se denomina “Tartamudos en grupos de autoayuda” y otro “La salida del
armario y el toastmaster”.
13
Verstehen traducido como comprensión es un concepto tomado de Weber, que
analizamos en el epígrafe “Concepto de Comprensión (Verstehen)”, en el capítulo dedicado
a las aportaciones de la antropología interpretativa.
14
Serrano (1996:93-106) expone en un artículo brillante el estado actual de la psicología
cultural, ejemplo palmario de interdisciplinariedad entre la psicología y la antropología. La
psicología cultural es un espacio de diálogo activo de diversos campos disciplinares como:
la propia psicología (tradición sociohistórica y vigotskyana); la antropología (simbólico o
interpretativa); la filosofía (hermenéutica y neopragmatismo); la sociología
(interaccionismo simbólico y construccionismo social); la historia (escuela de los anales y
<<nueva historia cultural>>); y las humanidades (teoría literaria, sensibilidad postmoderna).
22
(1954; 1972), Le Vine (1984) y Barnouw (1985); o de la antropología psicoanalítica
como Paul (1989) y Suárez-Orozco (1994); o la antropología psicológica como Hsu
(1961) y Bock (1988).
Torregrosa (1996:44) señala que la convergencia que últimamente se está
produciendo entre las distintas corrientes y disciplinas de las ciencias humanas y
sociales respecto a la necesidad de articulación interdisciplinar, es todavía más
necesaria y urgente entre la antropología y la psicología social.
23
por Popper como contexto de Justificación semiótica, determinante del proceso
de construcción y del resultado del mismo: ejemplo de lo anterior es la dificultad
que Danzinger encontró para impartir los grandes temas de la psicología en un
país oriental, cuyos parámetros culturales se distancian de los occidentales
(Blanco Trejo 2002: 166):
25
2.2-. Concepto y definición de psicología social.
Significa cosas diferentes para los diferentes autores, pero para todos se
trata de un proceso interpersonal, de una relación entre personas. Por
consiguiente, el principal objeto de la Psicología Social será las relaciones
interpersonales entre los humanos o entre los grupos.
15
El lector observará que las aportaciones de Mead (1972) son cruciales para nuestra
investigación en dos aspectos; en primer lugar, Mead contribuye a definir la psicología
social y en segundo lugar, la teoría del interaccionismo simbólico a la que dedicamos un
epígrafe.
26
constituida principalmente de elementos sociales y secundariamente, de
elementos individuales o intrapsíquicos.
A continuación exponemos un análisis psicosocial del concepto de identidad
en el que las condiciones sociales de la interacción determinan o condicionan las
personales.
16
Esta definición pertenece al glosario de definiciones del libro de Álvaro (2003:388-
398).
17
También Kuper (2001:271) enfatiza el carácter interaccionista de la identidad,
manifestando: <<Pero la identidad no es sólo una cuestión privada. Se debe vivir ahí fuera,
en el mundo, inmerso en el diálogo con los otros. De acuerdo con los constructivistas, la
identidad se fabrica en dicho diálogo, pero no es ése el modo como se experimenta. Desde
un punto de vista subjetivo, la identidad se descubre dentro de uno mismo e implica
identidad con otros. El yo interior se encuentra su hogar en el mundo participando de la
identidad de una colectividad (por ejemplo, una nación, una minoría étnica, una clase social,
o un movimiento religioso). Esta identificación se expresa a menudo en términos exaltados
y místicos. El yo real (mi alma, dirían algunos, aunque no los sociólogos, claro está) se une a
la vida espiritual de la comunidad>>.
27
Los teóricos de la psicología social de la identidad han debatido largamente
la primacía de una de las dos esferas o ámbitos de la identidad: ¿qué prima: la
identidad social o la personal?.
De acuerdo con la concepción de mente como fenómeno social -defendida
por antropólogos como Bateson (1972) o teóricos como Maturana (1996a; 1996b;
1996c)-, las aportaciones de Mead -que establecen la dependencia de la conducta
individual respecto al contexto social (1972:499), la definición interaccionista de
identidad de Álvaro (2003:81) y nuestra perspectiva de la psicología social en la
que priman los elementos sociales en la interacción interpersonal, proponemos la
hipótesis de que la identidad social domina la personal, con las oportunas
excepciones -matizadas en nuestra teoría de la identidad mixta-.18
Autores como Turner (1994; 1989) o Tajfel (1984; Tafjel y Turner, 1989),
cuyas aportaciones analizamos en otro lugar, defienden la primacía de la identidad
social en el sujeto:19 por ejemplo, Tajfel (1984:293) indica que el proceso de
reconocimiento de la identidad propia es social, <<en términos socialmente
definidos y estas definiciones se convierten en realidad en tanto que el individuo
vive en sociedad>> y Turner (en Ovejero 1998:273), <<nuestra identidad personal
la extraemos de nuestra identidad social y grupal>>.
18
Exponemos nuestra teoría de la identidad mixta en el epígrafe “Procesos psicosociales:
Categorización, identidad y autocategorización social”, del capítulo II “Teoría de los
grupos” del bloque de contenidos “Tartamudos en grupos de autoayuda.”
19
Exponemos en el epígrafe “Procesos psicosociales: Categorización, identidad y
autocategorización social” del capítulo II del bloque de contenidos “Tartamudos en grupos
de autoayuda”.
28
personal se nutre de la social (Ovejero 1998:273), componiendo un todo único;20
precisamos que la identidad personal criba la social: de esta manera,
contemplamos las excepciones que toda regla convoca.
20
Deschamps, Devos y Doise, (1996:14) consideran que la identidad social e individual son
aspectos del mismo hecho psicosocial.
21
Estudiamos la realidad transida de dolor de los tartamudos en “El segundo proceso: La
reducción de pensamientos y sentimientos dolorosos” del capítulo IV “Consecuencias
identitarias de la participación en el grupo de autoayuda”, en el bloque de contenidos
“Tartamudos en grupos de autoayuda”.
22
El interaccionismo simbólico es una teoría a caballo entre la psicología social y la
sociología; la incluimos en el epígrafe de psicología para desarrollar la corriente
interaccionista de Mead en consonancia con el objeto de estudio de la psicología social.
23
Wundt concebía la Völkerpsychologie como la psicología de los pueblos; este autor
establece que la psicología consta de una psicología fisiológica y otra, de carácter cultural.
Cole (1999:42-43) define Völk como una comunidad de personas cuyo lenguaje y
tradiciones históricas han moldeado los procesos mentales superiores de sus miembros y
proporcionan recursos esenciales para su proceso de desarrollo.
29
siglo XX, Kurt Lewin crea el concepto de espacio social para designar la
intersección entre ambas psicologías, influyendo en la moderna teoría de grupos.24
Blumer en 1937 acuña por primera vez el término Interaccionismo Simbólico,
proponiendo que el actor social sea protagonista de la teoría sociológica, en
contraposición al hecho social, concepto creado por Durkheim. Por último, Mead
fue el primer autor que abordó con éxito las complejas relaciones entre el
individuo y el contexto sociocultural, introduciendo el concepto de self -muy útil
para nuestra investigación-.
24
Estudiamos esta influencia en el epígrafe “La concepción de grupo de Lewin”, en el
capítulo II del bloque de contenidos “Tartamudos en grupos de autoayuda”.
25
John Dewey (1859-1952), filósofo, psicólogo y educador estadounidense, fue profesor
en la Universidad de Michigan desde 1884 a 1888 y en otras universidades (Minnesota,
Chicago y Columbia); aplicó el pragmatismo a la educación creando la escuela “Dewey”.
30
El axioma principal del interaccionismo simbólico establece que el ser
humano es básicamente un ser social cuya interacción genera significación
simbólica la cual (Mead 1972:114):
La primera es que el ser humano orienta sus actos hacia las cosas en función
de lo que éstas significan para él [...]. La segunda premisa es que el significado de
estas cosas se deriva de, o surge como consecuencia, de la interacción social que
cada cual mantiene con el prójimo. La tercera es que los significados se manipulan y
modifican mediante un proceso interpretativo desarrollado por la persona al
enfrentarse con las cosas que se va hallando a su paso (Blumer 1982; en Álvaro
2003:79).
26
El proceso interpretativo será estudiado en el epígrafe dedicado al antropólogo
americano Geertz.
31
2-. La socialización según el Interaccionismo Simbólico
27
Mead acuñó el concepto de los “otros significantes”, influyendo a Berger y Luckman
(1968:174), que la utilizan para describir el proceso de socialización primaria, etapa de la
socialización del individuo que finaliza cuando el concepto del otro generalizado se ha
establecido en la conciencia del individuo.
28
Influidos por Mead, Berger y Luckman (1968:70) consideran la formación del self como
un desarrollo permanente del organismo, en constante interacción con los otros
significativos que median <<entre el ambiente natural y humano>>.
32
proceso de pensamiento <<e indican el toma y daca que caracteriza a éste>> (Mead
1972:209).
Estas dos partes están separadas en el proceso porque no se derivan de
una distinción artificial, pero si nuestra intención es comprender a la persona
global u holísticamente –como un todo-, debemos concebirlos de forma
complementaria (Mead 1972:205): <<El “mí” exige cierta clase de “yo”, en la
medida en que cumplimos con las obligaciones que se dan en la conducta misma,
pero el “yo” es siempre algo distinto de lo que exige la situación misma>>.
El “mí” son las actitudes de los otros que el individuo de alguna manera
asume -como la nacionalidad- y se traduce en la posesión de derechos; el “yo” es la
reacción del sujeto a la actitud que miembros de la comunidad adoptan hacia él,
tal y como aparece en su conciencia; reacción que se define socialmente como
iniciativa o libertad: el sujeto puede cambiar su propia comunidad en un proceso
cooperativo.29
29
Posteriormente en Aplicaciones del Interaccionismo Simbólico desarrollamos la
distinción entre el “mí” y el “yo”.
33
3-. Influencias del Interaccionismo Simbólico.
Como bien señala González Rey (2002:16) <<El impacto de Mead fue mucho
mayor en la filosofía y la sociología de su época que en la psicología, pues la visión
naturalista y objetivista dominante entre los psicólogos les impidió apreciar las
profundas implicaciones de sus planteamientos para la psicología>>, llegando
incluso a no mencionarle en manuales de historia de la psicología.
Domingo (1992:45) indica que el reconocimiento de factores cognitivos
supuso un desmerecido olvido por parte del positivismo conductista más
recalcitrante.
34
sistema social al que pertenecen, cuyos significados reinterpretan continuamente,
promoviendo cambios dentro y fuera del grupo.30 Dos procesos identitarios
suceden en el grupo: la aceptación identitaria y la reducción de pensamientos
dolorosos; procesos que impelen a los participantes a reducir el conflicto que
sostienen con el exterior y a aumentar su participación social.
3-. Como hemos dicho previamente, Mead (1972:191) considera que una de
las características de la comunidad es la respuesta única e institucional a un
hecho social, sin establecer diferencias entre sujetos individuales: la comunidad
construye una respuesta común e institucionalizada al fenómeno de la tartamudez,
30
El grupo de Toastmaster de tartamudos es un grupo de tartamudos que se reúne con el
fin de hablar en público ante fluidos y tartamudos, de temas públicos y personales.
31
Desarrollamos estas ideas en: “El segundo proceso: La reducción de pensamientos y
sentimientos dolorosos”, perteneciente al Capítulo IV: “Consecuencias identitarias de la
participación en el grupo de autoayuda” del bloque de contenidos “Tartamudos en grupos
de autoayuda”.
35
que los tartamudos interiorizan durante la socialización primaria y secundaria,
respuesta que interpreta el patrón de habla tartamudo como un síntoma clínico
(medicalización) u objeto de estigma (estigmatización). En suma, la respuesta
institucional consiste en la medicalización y estigmatización de la tartamudez.
La interiorización de la respuesta institucional explica tres hechos usuales
de la población tartamuda: la diminuta porción que asiste con regularidad a los
grupos de autoayuda (nunca alcanza el 0,1% del colectivo), el deseo imperioso de
modificación del patrón de habla tartamudo y la imposibilidad de la aceptación
plena de la tartamudez.
La minúscula población tartamuda que participa en los grupos de autoayuda
cuestiona y rechaza la respuesta institucional -medicalización y estigmatización-
al fenómeno de la tartamudez por dos razones, principalmente: estos tartamudos
niegan que la tartamudez sea el eje vertebrador de la identidad y se oponen a las
consecuencias sociales derivadas del patrón de habla tartamudo.
En consonancia con estas (y otras) razones, en este trabajo proponemos el
constructo teórico denominado Transritmo, que se distancia de la respuesta
institucional al fenómeno de la tartamudez, defendiendo la identidad mixta de los
tartamudos y la no derivación de consecuencias sociales motivadas por el patrón
de habla. Mead admite el poder del individuo (y de la colectividad) para
transformar la sociedad porque el <<yo>> reacciona a la actitud que miembros de la
comunidad adoptan hacia el sujeto; por tanto, la ontología de Mead concibe al
sujeto como un agente que continuamente reinterpreta significados sociales,
posibilitando la transformación social en un proceso cooperativo.
3-. Sociología.
36
análisis de las conductas de los tartamudos en los dos escenarios principales de
nuestro trabajo de campo: los grupos de autoayuda y el grupo de toastmaster.
Goffman parte del axioma básico del Interaccionismo Simbólico, según el
cual la interacción social proporciona significación simbólica: el sujeto
instrumentaliza este universo de símbolos para construir su realidad subjetiva y
social; pero los análisis de Goffman introducen modificaciones que le diferencian
de esta escuela y que afectan a la concepción de la acción social, -descrita por
Harré y Lamb (1992:207) como desarraigada, momentánea y dirigida hacia el otro,
concepción más ajustada al ambiente urbano moderno-.
32
Goffman en la introducción de su trabajo La presentación de la persona en la vida
cotidiana (1971:27) define interacción como: <<la interacción total que tiene lugar en
cualquier ocasión en que un conjunto dado de individuos se encuentra en presencia mutua
continua>>, pudiéndose igualmente emplear el término <<encuentro>>.
33
Goffman (1971:16) expone que sus trabajos analizan un tipo de comunicación que emana
del sujeto: <<De los dos tipos de comunicaciones mencionadas –las expresiones dadas y las
que emanan del individuo-, en este informe nos ocuparemos sobre todo de la segunda, o
sea de la expresión no verbal, más teatral y contextual, presumiblemente voluntaria, se
maneje o no en forma intencional>>. Posteriormente empleará la metáfora dramatúrgica
para interpretar <<la expresión no verbal, más teatral y contextual>>.
34
Estamos de acuerdo con Guasch (1997:33) en que las etnografías pueden aprobar o
desaprobar las teorías macro, que realizan formulaciones sobre procesos que suceden en
lugares y épocas concretas.
37
La propuesta de Goffman es el enfoque dramatúrgico: concibe la
interacción social como un proceso de actuación dramática en la que los sujetos se
influyen mutuamente en la representación de sus papeles.35 Mediante el lenguaje
teatral, Goffman explora las formas en que los individuos se presentan a sí
mismos en la interacción cara a cara, formas que son roles que permiten controlar
su imagen y los temas conversados en la interacción.36 Así define Goffman su
modelo (1971:256):
35
La tradición que considera la realidad social como un escenario en donde se desarrollan
sucesos humanos se remite a una antiquísima tradición literaria.
36
Entonces, si la vida social es una representación y los actores tienen tantos roles como
personajes, ¿qué queda del individuo, del sí mismo, más allá de las representaciones del
escenario? Es el problema de la identidad. Goffman no niega que las autopresentaciones
de algunas personas puedan ser sinceras pero el actor es completamente engañado por su
acto. Goffman indica: <<Tanto en el caso de que un actor honrado desee comunicar la
verdad, como en el que un impostor quiera comunicar una mentira, ambos deben adornar
sus representaciones con las expresiones más apropiadas, excluir aquellas que podrían
desacreditar las impresiones que se pretende producir y tener cuidado de que el público
no les atribuya significados que no coincidan con lo que transmiten>> (1971).
37
Esta separación del yo en partes es interpretada por Berger y Luckman (1968:180)
como una posibilidad en la que el individuo <<establece, pues, una distancia entre su yo
total y su realidad por una parte, y el yo parcial específico del “rol” y su realidad por la
otra>>. Desde nuestro punto de vista –y creemos que en consonancia con el goffmaniano-,
entre el actor y el personaje, entre quien actúa y el que es representado, no existe una
distancia real: son partes del yo que llegan a un acuerdo, estableciendo los términos del
mismo porque más importante que uno mismo son las reglas a las que es necesario
adaptarse.
38
Una vez argumentado que los participantes de las relaciones sociales
actúan, cual actores de teatro, representando papeles en el escenario, Goffman
introduce conceptos teatrales para analizar y describir los encuentros sociales: la
fachada es un modo de presentación social del sujeto, compuesta por la apariencia
-que da información sobre el status social del actuante-, y por los modales -que
informan del rol que el actuante desempeña en una situación concreta-; la escena
es el equipo de actores que colabora en una rutina; la trastienda es el recinto en
el que los actores se quitan la máscara; y por último, el auditorio es el público para
quien se efectúa la representación.
38
El término <<persona>> procede etimológicamente de <<máscara>>.
39
1.2-. Aplicaciones.
39
Sheehan (1970:5) plantea su Teoría del Conflicto del Rol, considerando que la
tartamudez es un comportamiento asociado a un rol específico como hablante y que está
asociado a la relación entre éste y el oyente. En el bloque de contenidos “Tartamudos en
grupos de autoayuda” exponemos la teoría (y la crítica) de este autor.
40
Efectivamente, uno de los procesos que tiene lugar en el grupo de autoayuda es la
aceptación identitaria de la tartamudez, como estudiamos en el Capítulo IV
“Consecuencias identitarias de la participación en el grupo de autoayuda” del bloque
“Tartamudos en grupos de autoayuda”.
40
2-. Exponemos más aplicaciones prácticas de la teoría goffmaniana, una vez
desarrollado el concepto de rol que está íntimamente relacionado con la teoría
dramatúrgica y en la teoría del etiquetado.
El término rol deriva etimológicamente del latín rotula, que designa la hoja
de pergamino enrollada que contiene el texto que el actor recita en las obras
dramáticas; término que los científicos sociales emplean para describir el
quehacer cotidiano de cada sujeto, siendo Goffman el autor que más
acertadamente lo aplica al análisis de la interacción cara a cara de la vida
cotidiana.
41
(Ovejero 1991:317).41 En suma, la representación de roles sociales implica la
asunción de deberes y obligaciones sociales que suscitan expectativas de
conducta en los otros.
41
La mayoría de los sociólogos señalan la independencia de los roles mientras que los
psicólogos hacen hincapié en el aspecto personal o cognitivo. Ovejero (1991:317) resuelve
la difícil aporía introduciendo variables intermedias que completan el proceso.
42
regularidad, efectuar los ejercicios prescritos con la debida constancia, manejar
el stress, reconocer públicamente la condición de tartamudo, etcétera.
El rol de paciente tartamudo es consecuencia de la respuesta institucional
a la tartamudez y en concreto, de la medicalización: para la biomedicina, los
tartamudos son portadores de síntomas patógenos, que son objeto de extirpación,
eliminación o modificación. Portar síntomas patógenos supone la asunción de
derechos y deberes durante toda la vida, que evolucionan según las distintas
etapas de la carrera moral.42
42
Goffman en Internados (1970b:133-172) desarrolla el concepto de carrera moral,
término que aplica <<para referirse a cualquier trayectoria social recorrida por cualquier
persona en el curso de su vida>> (1970b:133). Dado que el trabajo de Goffman es un
ensayo del yo de carácter institucional, le preocupan <<los aspectos morales>> de la
carrera, es decir, <<la secuencia regular de cambios que la carrera introduce en el yo de
una persona, y en el sistema de imágenes con que se juzga a sí misma y a las demás>>
(1970b:133). La carrera moral es la trayectoria vital de una persona definida en términos
de estima pública. La estima o desestima pública suscitan actitudes y creencias en el
individuo, que son interpretaciones de las actitudes de respeto o desprecio de los demás.
Por tanto, una carrera moral es la historia de un individuo con respecto a las actitudes que
otros tienen de él y las creencias que él tiene de sí mismo, formadas en base a su
interpretación de las actitudes y creencias de los demás (Harré 1993:324).
Esta investigación considera aplicable a los tartamudos el concepto goffmaniano de
<<carrera moral>>, desarrollándolo en el epígrafe “La aceptación parcial de la tartamudez”,
del capítulo IV “Consecuencias identitarias de la participación en el grupo de autoayuda”
del bloque de contenidos: “Tartamudos en grupos de autoayuda”.
43
3-. La teoría del estigma social.
43
Por ejemplo, en el epígrafe “El estigma de la tartamudez”, del capítulo IV del bloque de
contenidos “La tartamudez como fenómeno sociocultural”; en “El segundo proceso: La
reducción de pensamientos y sentimientos dolorosos” del capítulo IV, del bloque de
contenidos “Tartamudos en grupos de autoayuda”; y en el epígrafe “Similitudes y
diferencias entre ambos colectivos” del bloque de contenidos “La salida del armario y el
toastmaster”.
44
Para no cansar al lector, no repetiremos esta apreciación -que la desviación de las
conductas se define socialmente- al mencionar la desviación de la conducta tartamuda: la
suponemos implícita.
44
Desviación derivada de la producción o ejecución de conductas
minoritarias, siempre marginadas por el grupo dominante que impone (o pretende
imponer) sus criterios al resto, tildando de desviado a quien es sencillamente
diferente (Kuper 2001:269); la respuesta institucional a la desviación del grupo
minoritario consiste en la medicalización y estigmatización de sus conductas.
45
que a todas partes acompaña delatando al portador-: la tartamudez es para toda
la vida.
Estas apreciaciones califican al tartamudo moderado como un sujeto con un
estigma durante toda la vida, siempre mostrando un atributo visual y
auditivamente perceptible (y por tanto, ridiculizable en todo momento) y además
objeto de medicalización: el tartamudo porta el síntoma durante toda la vida.45
1-. Esta teoría revela el dolor tan acusado que los tartamudos presentan,
manifestado en cientos de mensajes virtuales y en prácticamente todas las
reuniones de los grupos de autoayuda: estigma es sinónimo de sufrimiento.46
En consonancia con nuestro marco teórico, que postula la dependencia de lo
personal respecto a lo social -o en otras palabras: que la identidad personal se
nutre de la social-, consideramos que el sufrimiento condiciona y en la mayoría de
los casos, determina la realidad subjetiva de la comunidad tartamuda, como
destacados investigadores atestiguan (Corcoran y Stewart 1998:260; Sheehan
2003:31). En otras palabras, los tartamudos interiorizan la opresión del estigma
social.
Lo que hemos denominado pensamientos y sentimientos de la diferencia
constituye la realidad subjetiva de los tartamudos: sentimientos como el miedo, la
culpa y la vergüenza impelen al tartamudo a la reclusión voluntaria.47
45
En el epígrafe “La medicalización de la tartamudez” del capítulo IV del bloque de
contenidos “La tartamudez como fenómeno sociocultural” estudiamos las consecuencias de
la medicalización.
46
El lema con el que titulábamos los mensajes de invitación al grupo de autoayuda era:
“Reír y llorar”; lema con el que pretendíamos resumir el contenido de las reuniones.
47
Tratamos este aspecto en “La modificación de la realidad subjetiva del tartamudo en el
grupo de autoayuda”, en el capítulo IV del bloque de contenidos “Tartamudos en grupos de
autoayuda”.
46
3-. Nuestro marco teórico establece que el estigma es una construcción
social -toda realidad es una construcción social, como desarrollamos en otro lugar
de este trabajo-, teoría que permite la desestigmatización porque el atributo
desacreditador no es una condición esencial del sujeto sino dependiente del
contexto que lo construye; desestigmatización que –junto con la desmedicalización
de la tartamudez- son dos propuestas teóricas que desarrollamos en las
“Conclusiones” de este trabajo.
1-. Lemert, Becker y Kitsuse, autores que desarrollan la teoría del labeling,
se inspiran en el interaccionismo simbólico de Mead y en las teorías de Goffman
para fundamentar buena parte de su entramado conceptual; teoría que se inicia en
el año 1963 con la publicación del mítico trabajo del Becker.
La deuda teórica con el interaccionismo simbólico es incuestionable: estos
autores conciben el comportamiento desviado de la norma como consecuencia de
la interacción social y no como una característica inherente o esencial al sujeto.
Los teóricos del labeling sostienen la teoría de Goffman del control social
informal: las normas sociales de las interacciones informales normalmente pasan
desapercibidas porque están tácitamente propuestas (Serra 1993) y su infracción
acarrea consecuencias dañinas para el infractor, como desarrollamos en este
mismo epígrafe.
Como bien indica Álvaro (1995:36), los análisis de Goffman influyen en los
teóricos del etiquetado, para quienes <<la conducta desviada es, esencialmente, un
producto de las definiciones sociales de la misma>>. Los interaccionistas
simbólicos, Goffman y los teóricos del etiquetado no consideran la realidad normal
o marginal en sí misma, sino producto de la interacción social: como ya indicamos,
no existen conductas desviadas o normales per se, sino calificadas como tales por
los grupos dominantes.
47
segundo, con descalificaciones y pérdidas de moralidad. La conculcación de reglas
en encuentros sociales informales significa un castigo inmediato, un juicio
sumarísimo (Goffman 1979):
3-. El mismo año que Goffman publicó Stigma: Notes on the management of
spoiled identity, Howard Becker, doctor en sociología por la Universidad de
Chicago, publica un libro clásico de la sociología de la desviación cuyo título es
Outsiders.
Becker comienza su trabajo exponiendo que las reglas sociales principian
las relaciones humanas y prescriben lo correcto e incorrecto (Becker 1971:13):
48
En este bloque de contenidos, en el epígrafe de denominado “Teoría del rol”
desarrollamos el concepto de carrera moral; en el epígrafe denominado “La aceptación
parcial de la tartamudez” del capítulo IV del bloque de contenidos “Tartamudos en grupos
de autoayuda” detallamos la carrera moral del tartamudo.
48
Todos los grupos sociales crean reglas y, en ciertos momentos y en
determinadas circunstancias, intentan imponerlas. Las reglas sociales definen
ciertas situaciones y los tipos de comportamiento apropiados para las mismas,
prescribiendo algunas actuaciones como <<correctas>> y prohibiendo otras como
<<incorrectas>>. Cuando se impone una regla, la persona de quien se cree que la
haya quebrantado puede ser vista por los demás como un tipo especial de individuo,
alguien de quien no se puede esperar que viva de acuerdo con las reglas acordadas
por el resto del grupo. Se lo considera un marginal.
Obsérvese que señala que <<los grupos sociales crean la desviación al hacer
las reglas cuya infracción constituye la desviación >>, hipótesis que coincide con la
propuesta de Goffman, y en general, con el interaccionismo simbólico. Las reglas
son anteriores al acto: <<Antes de que cualquier acto pueda ser considerado
desviado y antes de que cualquier clase de persona pueda ser catalogada y
tratada como marginal por haber cometido ese acto, alguien debe haber hecho la
regla que define al acto como desviado>> (1971:150); y en otro lugar subraya: <<Las
reglas sociales son creación de grupos sociales específicos>> (1971:24). Para Kuper
(2001:269) el grupo dominante impone sus normas, tachando de desviado a quien
las incumple: en el caso de la tartamudez, el grupo dominante es la mayoría fluida,
qué duda cabe.
49
Salgado (2005:17) analiza los cuatro componentes de la fluidez.
50
mismos supone el juicio sumarísimo: Zimmermann, Smith y Hanley (1981)
establecen que la cultura dictamina si la disfluencia es normal o anormal.50
Los fluidos no son conscientes de que son fluidos: se adaptan a la norma sin
saber que lo hacen. Los fluidos componen el tribunal del juicio sumarísimo pero
también son auditorio y parte: los tartamudos no tienen defensa, nada tienen que
decir.
3-. La teoría del labeling pone de manifiesto que las conductas socialmente
desviadas son producto de procesos etiquetadores o definidores asimétricos; sin
embargo, la solución biomédica al problema de la tartamudez consiste en una
intervención individual –psicológica, logopédica o farmacológica- pero siempre
personal, nunca social. Soluciones que son producto del devenir histórico que ha
considerado la tartamudez como una enfermedad, alteración o descompensación
humoral, pero siempre un desorden inscrito en la materia biológica del sujeto.
Nos distanciamos de la posición biomédica considerando que la tartamudez
es el resultado de procesos sociales o socioculturales, como desarrollamos en el
bloque de contenidos “La tartamudez como fenómeno sociocultural”.
50
En el epígrafe “Elementos comunes a las concepciones actuales” del capítulo III del
bloque de contenidos “La tartamudez como fenómeno sociocultural” estudiamos la regla
que los tartamudos conculcan: el patrón de habla fluido.
51
Los términos constructivismo o construccionismo son a menudo intercambiables (Gergen
1996:92) aunque con matices; nosotros utilizamos <<construccionismo>>, en aras de no
sembrar confusión.
52
Creemos que la expresión Construccionismo social es un pleonasmo: ¿qué otra forma de
Construccionismo puede existir que no sea social?. Toda construcción de la realidad
remite a una comunidad humana, necesariamente social.
51
Nuestros presupuestos socio-psicológicos, de especial importancia para el
análisis de la internalización de la realidad social, están influidos en gran medida
por George Herbert Mead y algunos desarrollos de su obra debidos a la llamada
escuela simbólico-interaccionista de la sociología norteamericana.
2-. Tipos.
53
Giro que comenzó a finales del siglo XIX en la propia lingüística y se ha extendido
durante el siglo XIX a todas las ciencias, especialmente las sociales.
54
Campos científicos como la fenomenología de Husserl, fenomenología social de Alfred
Schütz, la sociología interpretativa que va desde Max Weber a Peter Berger y Thomas
Luckman; el interaccionismo simbólico de George Herbert Mead, Blumer o Goffman, la
etnometodología de Harold Garfinkel... La antropología simbólica de Geertz o Sperber, la
lingüística dialógica de Bajtín, la filosofía pragmática de lenguaje del segundo
Wittgenstein, la filosofía pragmatista norteamericana de Peirce, Mead, la filosofía
construccionista de los mundos posibles de N. Goodman, las filosofías
postestructuralistas de Foucault y Lacan; las filosofías postestructuralistas y
deconstruccionistas como las de Lyotard, Derrida o Vattimo; (...) (Domingo 1993:87)
55
Berger y Luckman (1968:37) utilizan el método o análisis fenomenológico para clarificar
los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana; método que consideran <<puramente
descriptivo y, como tal, “empírico”, pero no “científico”, que así consideramos la naturaleza
de las ciencias empíricas>>.
56
Los constructos se pueden clasificar según (a) tipo de constructo al que recurren para
generar sus respectivos marcos teórico-conceptuales (constructos lógico-matemáticos,
lingüístico-simbólicos, psicoperceptivos, psicocognitivos...) (b) si se interpretan en clave
innata (Piaget o Chomsky) o en clave adquirida (Domingo 1993:88)
53
2.1-. El construccionismo social clásico
54
comportamiento institucionalizado involucra roles, compartiendo inevitablemente
el carácter controlador de la institucionalización (1968:98).57
El paso extremo del proceso de objetivación es la reificación de los
fenómenos humanos, los cuales quedan despojados de su esencia; en otras
palabras: considerar la actividad humana como si fuera <<algo distinto de los
productos humanos, como hechos de la naturaleza, como resultados de leyes
cósmicas, o manifestaciones de la voluntad divina>> (1968:116). El mundo
objetivado pierde su carácter humano, concibiéndose como un ente al margen del
hombre; la reificación de las instituciones consiste en otorgarles atributos
ontológicos, independiente de la actividad y la significación humanas. Por último,
<<la legitimación “explica” el orden institucional atribuyendo validez cognoscitiva a
sus significados objetivados>> (1968:122); como ejemplo de todo este proceso,
Berger y Luckman (1968:115) explican el engranaje legitimador del discurso
médico.58
57
La Medicina, según Freidson (1978:209): <<crea las posibilidades sociales para
representar la enfermedad. En este sentido, el monopolio de la Medicina incluye el
derecho para crear la enfermedad como un rol social oficial>>.
58
Investidos de autoridad desde tiempos inmemoriales, los clínicos utilizan un sinfín de
recursos publicitarios que transforman las prácticas médicas en dogmas de fe,
menospreciando el discurso de los propios afectados, a los que somete al menos
administrativamente (Freidson 1978:209): <<Es cierto que el profano puede tener su
propia visión <<no científica>> de la enfermedad, divergente del punto de vista propio de la
Medicina, pero en el mundo moderno es la visión médica sobre la enfermedad la que está
sancionada oficialmente y que, oportunamente, se impone administrativamente sobre el
profano>>.
59
El significado es el anclaje definitivo que resquebraja el principio de universalidad.
55
mundo externo -en el que reside la verdad- y el pensamiento endógeno, que
acentúa los procesos de la mente en la construcción de la verdad; las primeras
exigen objetividad y neutralidad al conocimiento científico, defienden el carácter
acumulativo y progresivo del conocimiento, creen que los hechos naturales son
predecibles y alzan una barrera infranqueable entre los hechos y los valores: en
psicología, el conductismo y teorías afines son las escuelas más características de
este modelo de pensamiento. Las segundas consideran legítimas las múltiples
interpretaciones de la experiencia, estiman inevitables las cuestiones morales y
cuestionan los métodos cuantitativos de medida y control: las principales escuelas
de pensamiento endógeno son la etnometodología, la escuela dialéctica y la crítica.
60
Tratamos este aspecto en las aplicaciones prácticas del sociorracionalismo.
56
Influenciada por el <<giro lingüístico>>, el construccionismo social retórico-
respondiente es consecuencia de la segunda revolución cognitiva suscribiendo a
grosso modo la tesis básica del construccionismo social (Shotter 2001:58):61 <<el
énfasis dialéctico tanto de la construcción de nuestras realidades sociales cuanto
del hecho de que ellas nos constituyen>>; pero también está condicionada por el
axioma de Harré (1983:58) que afirma que la realidad primaria del sujeto es la
conversación: nuestro mundo social está construido por la actividad
conversacional, constituida por innumerables interacciones espontáneas, no
conscientes de sí y respondientes. Shotter tiene una concepción del lenguaje
<<comunicacional, conversacional o dialógica, en la que es primordial la comprensión
respondiente recíproca entre la gente>> (2001:22).
61
Bruner (1991:19-20) indica que la segunda revolución cognitiva <<se basa en un enfoque
más interpretativo del conocimiento cuyo centro de interés es la construcción de
significados. Este enfoque ha proliferado durante los últimos años en la antropología, la
lingüística, la filosofía, la teoría literaria, la psicología, y da la impresión de que en
cualquier parte a la que miremos hoy en día>>; la primera revolución fue iniciada por
Bruner y Miller en Harvard en la década de 1960 y estaba en la línea de la orientación
instrumental, individualista, sistemática, ahistórica y representacional del pensamiento
dominante en la época (Shotter 2001:20).
62
Aparte de describir un estado de cosas y narrar sucesos de la vida cotidiana, la manera
de hablar puede inducir a los demás a la acción o a modificar percepciones (Shotter
2001:18). ¿Qué ocurre cuando la forma de hablar es motivo de chanza y vergüenza pública
y las palabras no son eficaces para mover a la acción a otros? ¿Qué consecuencias tiene la
forma de hablar si está desviada socialmente?
57
rigor, parte de lo que tenemos que aprender cuando crecemos, si deseamos que
vean que hablamos con autoridad acerca de cuestiones fácticas, es el modo de
responder a los demás en caso de que pongan en tela de juicio nuestras
afirmaciones. Al hablar, debemos ser conscientes de la posibilidad de que se
produzcan esos cuestionamientos, y poder contestarlos justificando lo que
sostenemos.
1-. Gagnon y Simon publican en 1973, Sexual Conduct: The Social Sources
of Human Sexuality, trabajo que inaugura una perspectiva novedosa para el
análisis y la comprensión de la sexualidad, hasta entonces ignorada (Nieto
1999:49), con resultados muy fructíferos. Estos autores proponen el estudio del
comportamiento sexual desde un punto de vista construccionista, enfatizando los
significados que culturas, sociedades y sujetos otorgan a los actos corporales;
perspectiva en consonancia con el interaccionismo simbólico porque la interacción
social constituye el significado de la conducta humana.
Gagnon y Simon desarrollan los sexual scripts o guiones sexuales, concepto
que instrumentalizan para culturalizar la sexualidad y distanciarse de la visión
58
naturalista imperante en la década de los setenta del siglo pasado; estos guiones
permiten a los individuos introducir y modificar significados que reinterpretan
sus actos sexuales, desafiando las prescripciones de su contexto sociocultural:
para estos autores, el individuo no es un sujeto pasivo y reproductor de roles
sociales sino un sujeto activo y creador de significados y realidades.
59
están determinadas histórica y culturalmente:63 por tanto, si los guiones que
interpretan la tartamudez -como sucede con los sexual scripts u otros guiones o
esquemas que confieren significado a una producción corporal- varían
socioculturalmente, entonces la medicalización es otro guión más.
En esta investigación constatamos la existencia de una porción minúscula
de tartamudos, los que calificamos de liberados, que están forjando una
concepción de la tartamudez libre de estigma y medicalización, apoyándose en las
conquistas sociales que los homosexuales han protagonizado en los últimos años;
los tartamudos liberados han salido del armario plenamente, acometiendo acciones
públicas de concienciación social.
En terminología de Gagnon, los tartamudos liberados desafían los guiones
de tartamudez clínicos y biomédicos, construyendo nuevos significados que
superan los anteriores y que constituyen parte de nuestro constructo teórico
denominado Transritmo.64
3-. Aplicaciones
63
En el bloque de contenidos “La tartamudez como fenómeno sociocultural” exponemos
algunas consideraciones históricas de la tartamudez y los estudios transculturales más
representativos.
64
Lo estudiamos en “Elementos socioculturales de la tartamudez” del bloque de
contenidos “La tartamudez como fenómeno sociocultural”.
60
humana; esta verdad institucional y reificada considera la tartamudez como una
enfermedad que precisa tratamiento clínico para su progresiva eliminación
(medicalización). Paralelamente, el estamento médico y psicológico cumple el rol
institucional asignado escudriñando meticulosamente las peculiaridades del
paciente, rol que goza del beneplácito científico y social que autoriza la
extirpación, eliminación o modificación del síntoma, legitimando acciones como la
quirúrgica por ejemplo, o la prescripción de pautas como la aceptación de la
tartamudez o la gimnasia bucofacial.
Distanciados de la perspectiva biomédica institucional, concebimos la
tartamudez como un fenómeno sociocultural: la cultura determina la naturaleza de
las conductas y en concreto, el carácter tartamudo de las disfluencias
(Zimmermann, Smith y Hanley, 1981). La construcción social de la tartamudez
establece las características del fenómeno, contrariando las tesis biomédicas que
la consideran como una entidad esencial, objetiva y fija.
En suma, nuestra concepción de la tartamudez como fenómeno
sociocultural es consecuencia de la teoría de la construcción social.
65
Estudiamos con precisión estas consecuencias identitarias en el capítulo IV del bloque
de contenidos “Tartamudos en grupos de autoayuda”
61
construyen significados y realidades sociales; sin embargo la diferencia esencial
entre ambos tipos de conversación, como los tartamudos atestiguan -conocedores
de la terapia tradicional a la que han asistido durante años- es la siguiente: los
grupos de autoayuda impiden las posiciones o roles sociales de ignorante y
experto, habituales en la consulta tradicional: el clínico conoce la realidad psico y
fisiológica del paciente, conocimiento que legitima la prescripción de
procedimientos de rehabilitación; si acaso, los participantes veteranos narran sus
experiencias con menos dramatismo y sufrimiento que los novatos, sin que ello
signifique la posesión del secreto de la aceptación o cura de la tartamudez,
secreto que en la terapia clásica constituye la esencia de la relación (y
dominación).
La construcción conjunta y recíproca de significados –codo a codo- en el
grupo es la actividad básica que facilita la aceptación identitaria de los
participantes, proceso que consiste en la identificación lenta y progresiva con los
rasgos psicosociales que caracterizan la identidad tartamuda, compartida por los
demás compañeros de grupo; en términos construccionistas: la aceptación
identitaria supone negociación e intercambio recíproco de significados entre los
miembros del grupo, a diferencia de la consulta clásica en la que el clínico
finalmente impone el criterio estipulado científicamente, establecido en términos
de regularidades: <<El enfoque construccionista sostiene que las regularidades de
esa persona o esa familia no son características distintivas de esa persona o esa
familia, sino de las descripciones del terapeuta>> (Fruggeri 1996:63).
El discurso médico está amparado por la ciencia de la patología, constituida
por un conjunto heterogéneo de síntomas universales y regulares, producto de
etiologías muy diversas que requieren tratamientos adaptados y sistemáticos; sin
embargo, en el grupo la ciencia de la patología del síntoma se transforma en
conversación catártica, las regularidades en narraciones únicas; en los grupos
todos los participantes comparten sentimientos, hecho que lógicamente nunca
sucede en la consulta clínica porque el superior en jerarquía –el clínico- está
exento de dicha tarea, porque no corresponde a su rol y posición social y oficial:
desnudarse sentimentalmente es más propio del débil -que por cierto, es el que
paga-.
En el grupo de autoayuda el tartamudo se entrena (y estrena) una nueva
relación social, exenta de estigma y patología, basada en la cooperación entre
iguales: un nuevo modelo -que sustituye y supera la intercambio mercantil de la
terapia clásica- irrumpe en el sombrío panorama de la clínica de la tartamudez.
Modelo en consonancia con la antropología posmoderna: Clifford y Marcus
(1991) critican la etnografía tradicional en la que la voz autorizada es el
antropólogo que visita, descubre y describe culturas exóticas, rechazando la
dualidad entre observador y observado; proponen la idea de la colaboración y
cooperación en la situación etnográfica en la que nadie tiene la última palabra.
Idea que los grupos de autoayuda plasman en la construcción conjunta de
significados.
62
3-. El construccionismo social retórico-respondiente
Shotter (2001:100) cita a Bajtín del que se reconoce en deuda: <<La vida
es, por su naturaleza misma, dialógica. Vivir quiere decir participar en el diálogo;
hacer preguntas, escuchar, responder, estar de acuerdo, etc.>>; pensamiento que
aplicado a los tartamudos significa la presencia de impedimentos vitales que
dificultan o entorpecen la satisfacción de metas vitales; en suma, creemos con
Shotter que (2001:100):
Cabe esperar que quienes tienen negada esa posibilidad (el diálogo) se
sientan, como mínimo, humillados e irritados.
63
Este modelo revela la raíz última del sufrimiento de los tartamudos.
4-. Antropología
66
La noción de Verstehen también influye a otros antropólogos posmodernos como
Crapanzano, Rabinow y Rosaldo, por ejemplo.
64
acción, seleccionada de un abanico de conductas, por lo que la tarea del
investigador consiste en descubrir el significado de la acción en términos de
intenciones y metas.
3-. Geertz rechaza las comparaciones entre las culturas porque son únicas
e incomparables, estableciendo que el cometido del antropólogo es captar las
redes de significado que tejen y expresan los pueblos, distanciándose de la
búsqueda de leyes culturales -que ha caracterizado a la antropología durante
tanto tiempo-; redes de significado que <<deben orientarse en función del actor>>
(Geertz 2001:28) subrayando que <<las descripciones de la cultura de beréberes,
judíos o franceses deben encararse atendiendo a los valores que imaginamos que
beréberes, judíos o franceses asignan a las cosas, atendiendo a las fórmulas que
ellos usan para definir lo que les sucede>> (Geertz 2001:28).
La concepción de la teoría antropológica de Geertz está influida por la
Verstehen, que concede significado antropológico a lo que el actor o la comunidad
expresa mediante la acción; desarrollando conceptos afines como la descripción
67
Utilizamos esta técnica en nuestro trabajo de campo resultando eficaz y la describimos
en el apartado de “Metodología y trabajo de campo”.
65
densa por ejemplo, que contribuye al conocimiento comprensivo de los motivos y
creencias de los sujetos y de la comunidad cultural a la que pertenece.
A continuación exponemos la descripción densa, concepto cardinal de la
antropología interpretativa de Geertz.
66
sea el nivel en que uno trabaje y por más intrincado que sea el tema, el principio
guía es el mismo: las sociedades contienen en sí mismas sus propias
interpretaciones. Lo único que se necesita es aprender la manera de tener acceso
a ella>> (2001:372). La tarea del etnógrafo es captar esas interpretaciones y
transcribirlas, convirtiendo los escritos antropológicos en interpretaciones de
interpretaciones es decir, interpretaciones de segundo y tercer orden: <<por
definición, sólo un “nativo” hace interpretaciones de primer orden: se trata de su
cultura>> (Geertz 2001:28); en suma son ficciones en el sentido <<de que son algo
“hecho”, algo “formado”, “compuesto” –que es la significación de fictio-, no
necesariamente falsas o inefectivas o meros experimentos mentales de “como
si”>> (Geertz 2001:28).
Ficción que permite al etnógrafo satisfacer el misterio que la cultura en
cuestión encierra: Geertz transforma la antropología en un género ficcional,
discurso que <<está mucho más del lado de los discursos literarios que de los
científicos>> (1989:18).68
El etnógrafo reduce la complejidad del rompecabezas cultural a un texto
asequible al profano, pretendiendo convencer al lector de que efectivamente
estuvo allí y <<de haber estado nosotros allí, hubiéramos visto lo que ellos vieron,
sentido lo que ellos sintieron, concluido lo que ellos concluyeron>> (Geertz
1989:26); qué duda cabe que el etnógrafo requiere una generosa imaginación y
notable empatía para traducir sucintamente la complejidad de una cultura a otra.
Describir densamente supone explicitar las estructuras de significación
subyacentes a la acción aparentemente incognoscibles e iluminar tramas ocultas
de significado que interpretan las acciones de los actores.
El proceso etnográfico está inexorablemente preñado de fictio desde el
principio: la recogida de datos contiene interpretación, hecho que induce a Geertz
a sospechar de los datos supuestamente objetivos procedentes de la evidencia
empírica desnuda.
En cambio, la descripción densa procura la armoniosa integración de
descripción e interpretación, trasladando a segundo término problemas como la
verificación o predicción: el criterio de validez radica en la progresión, definida
en términos de comprensión cultural.
68
En otro lugar (1994:76), Geertz desarrolla los conceptos de <<experiencia próxima>> y
<<experiencia distante>> para referirse a la brecha abierta entre nativos y teóricos de la
vida social, proponiendo que el cometido del etnógrafo sea descifrar qué demonios creen
los nativos que son (1994:76).
69
Geertz toma los criterios de validez que Nelson Goodman propone para el campo
artístico; los diversos modos de referencia simbólica usados por Goodman, tales como
representación, ejemplificación o expresión, ofrecen un marco epistemológico ideal para la
67
interpretaciones que los actores forman de sus acciones, el etnógrafo construye
el texto –que es una descripción cultural densa- con gran derroche de imaginación
científica, siempre necesaria para transcribir de una cultura a otra lo que en la
primera sucedió.
68
El concepto de cultura que propugno y cuya utilidad procuran demostrar
los ensayos que siguen es esencialmente un concepto semiótico. Creyendo con Max
Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo
ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura
ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una
ciencia interpretativa en busca de significaciones.
69
En el siguiente epígrafe aplicamos la definición de cultura de Geertz a
nuestra concepción de la tartamudez.
4-. Aplicaciones
70
Por último: establecemos una escala o gradación de dificultad de la Salida
del armario que coincide parcialmente con otros colectivos estigmatizados; escala
que desarrollamos en el epígrafe denominado “La salida del armario: análisis
teórico y etnográfico”, del bloque de contenidos “La salida del armario y el
toastmaster”.
En definitiva: describimos densamente los patrones de comportamiento
que observamos en los escenarios capitales de nuestro trabajo de campo, tal y
como Geertz teoriza.
71
cuyo significado remite a la cultura en la que el fenómeno se constituye o, como
decimos en otro lugar, se construye.73
73
En el bloque de contenidos “La tartamudez como fenómeno sociocultural” desarrollamos
las relaciones de dominancia entre estos elementos.
72
Fe y tras el efecto causado por la publicación de Writing Culture la etnografía
posmoderna alcanza a definir una identidad que ya debe poco o nada al programa
de la descripción densa y que se ocupa mucho más de los textos sobre la cultura
que de abordar la cultura como texto>> (Reynoso 1998:31).
Los nuevos apóstoles de la etnografía posmoderna rebaten el concepto de
<<descripción densa>> de Geertz, al que acusan de efectuar una descripción
realista de la lucha de gallos de Bali; sea como fuere, la comunidad antropológica
comienza un proceso autorreflexivo en la década de los ochenta, coincidiendo con
cambios paradigmáticos en otras ciencias sociales como la psicología, la historia o
la sociología; proceso que cuestiona la naturaleza del pensamiento <<moderno>>,
planteando propuestas que se han denominado <<posmodernas>>.
73
y autores autorizados:74 el etnógrafo asiste al carnaval como observador pero
participa en la fiesta como uno más: no es ajeno a lo que explora porque
interactúa social y simbólicamente en el escenario. Bajtín (1988:173) concibe el
carnaval como <<un nuevo modo de relaciones entre la gente que se opone a las
relaciones jerárquicas y todopoderosas de la vida cotidiana>>, escenario en el que
finalmente los participantes <<se liberan del poder de toda situación jerárquica
(estamento, rango, edad, y fortuna)>>.
74
Bajtín es un semiólogo y estudioso de Dostoievski que también acuña el concepto de
carnavalización literaria: <<Llamaremos carnavalización literaria a esta transposición del
carnaval al lenguaje de la literatura. Los aspectos y rasgos aislados del carnaval se
separarán y se examinarán también desde el punto de vista de esta transposición>> (Bajtín
1988:172).
75
En la antropología norteamericana el codificador de la dialógica aplicada a la etnografía
ha sido sobre todo Dennis Tedlock.
74
reflexividad, por lo que el habla contextualizada dialógicamente garantiza la
subjetividad de quienes interactúan.
Por último definimos los siguientes conceptos; polifonía, que designa las
voces y significados que se intercalan en las prácticas sociales discursivas; signos
ideológicos, que representan los símbolos de poder a los que se recurre cuando se
habla; y por último géneros discursivos, que aluden al estilo de discurso al que se
somete el hablante en función del contexto social en el que se encuentra.
4-. Aplicaciones
75
comunidad fluida, que conocida la peculiaridad de que el tartamudo no tartamudea
en el habla solitaria, interpreta la tartamudez como psicológica, y por tanto:
superable.
Los tartamudos siempre escuchan soluciones fáciles a su problema –una
pastilla, un consejo, una operación quirúrgica- de sus interlocutores fluidos,
clínicos o no, acompañada de la historia de Demóstenes contada por enésima vez,
por si fuera poco; pero pocos, muy pocos –fluidos y tartamudos- aciertan a
descubrir que la tartamudez es un fenómeno humano como cualquier otro: diverso
y complejo.
Bajtín aporta conceptos que contribuyen a enmarcar la tartamudez en otro
“tejido de significación”, sin que ello suponga la solución práctica a la tartamudez
porque partimos de la premisa de que poco o nada hay que corregir o solucionar –si
acaso, la estigmatización y medicalización del asunto-; la aplicación conceptual de
Bajtín replantea el fenómeno atendiendo a otros significados teóricos: ubica el
fenómeno en otro campo conceptual.
La primera aplicación de la teoría bajtiniana al fenómeno de la tartamudez
es el hecho de que un tartamudo tartamudea si su voz genera significación con
otra voz, y el grado de severidad de la misma depende normalmente de la
combinación de tres factores dialógicos, que demuestran la excesiva
vulnerabilidad de los afectados a los contextos comunicativos: la tartamudez se
acentúa o disminuye según el rol social del interlocutor, la libertad que el
tartamudo dispone para seleccionar un mensaje y si el diálogo pone en juego de
alguna manera la identidad del tartamudo.
76
porque el monólogo carece de significación (en sentido bajtiniano) y porque no es
evaluado por nadie excepto por sí mismo.
A medida que disminuye la libertad para escoger el mensaje, tanto por la
presencia de interlocutores que entienden y juzgan como por la disminución de
mensajes posibles, aumenta la intensidad y frecuencia de la tartamudez, llegando
al extremo de que si un tartamudo está obligado a decir un determinado mensaje
como el nombre, a un interlocutor con poder y estatus social como profesores,
médicos o jefes de negociado, incrementa severamente el patrón de habla
tartamudo.
77
BLOQUE III-. METODOLOGÍA Y TRABAJO DE CAMPO
1-. Metodología
78
Ibáñez establece que el objeto está supeditado y objetivado por el orden
simbólico; y el sujeto también está sujetado a dicha estructura simbólica o de
significación, lo que supone pertenecer al objeto de investigación, o en otras
palabras: el sujeto está irremediablemente comprendido en el objeto. La paradoja
del sujeto e investigador reside en que su subjetividad constituye parte de lo que
estudia.76
La subjetividad del investigador, presente en el proceso de producción
epistemológica, imposibilita la objetividad del mismo a la vez que permite la
comprensión transformadora de la sociedad; Ibáñez reivindica al sujeto como
epicentro de la investigación social en sus dos trabajos capitales (1985; 1991) en
clara sintonía con los posicionamientos teóricos de la posmodernidad.
Ibáñez (1985:21-22) describe la paradoja que define al investigador en una
cita difícilmente sustituible y que reproducimos íntegramente a pesar de su
extensión:
76
Horgan (2001) defiende que la imposibilidad de explicar fehacientemente la conciencia
obedece al hecho de que ésta pertenece o está comprendida en su objeto de estudio.
79
sujeto en proceso es el protagonista de la producción del conocimiento,
construyendo verdades cada vez más complejas (Ibáñez 1991: XIV):
77
En el primer epígrafe del “Marco teórico”, denominado “El paradigma de la complejidad
e interdisciplinariedad”, exponemos argumentos con los que queremos y creemos
demostrar la complejidad de la tartamudez.
80
La inmensa mayoría de las investigaciones biomédicas de tartamudez
aplican la metodología cuantitativa exclusivamente, si bien autores como
Tetnowski y Damico (2001:35) subrayan los beneficios de lo que denominamos
pluralismo metodológico, para la comprensión de la tartamudez:
1-. Definición
78
A consecuencia de los buenos resultados de aplicar técnicas cualitativas, en otra
investigación Tetnowski et al. (2001:221) consideran: <<Podemos considerar los métodos
cualitativos como muy efectivos para describir la riqueza de la complejidad de la
comunicación humana –incluso en el caso de una discapacidad->>.
79
Etimológicamente, metodología significa <<camino para>> (Anguera 1995:74). Taylor y
Bogdan (1987:15) definen la metodología como <<el modo en que enfocamos los problemas y
buscamos las respuestas. En las ciencias sociales se aplica a la manera de realizar la
investigación. Nuestros supuestos, intereses y propósitos nos llevan a elegir una u otra
metodología. Reducidos a sus rasgos esenciales, los debates sobre metodología tratan
sobre supuestos y propósitos, sobre teoría y perspectiva>>. La elección de la metodología y
el diseño de la investigación están estrechamente vinculados porque una conlleva a la otra
y viceversa.
81
más ventajosa e idónea para la descripción comprensiva de los fenómenos sociales,
satisfaciendo la finalidad básica de nuestra investigación.
Como detallamos en el marco teórico, pretendemos producir un
conocimiento idiográfico, empírico y comprensivo de la realidad subjetiva y social
de los tartamudos, distanciándonos del conocimiento nomotético que ambiciona
predecir comportamientos;80 la metodología cualitativa permite la descripción
densa de la interpretación que los actores hacen de sus acciones y de las
categorías nativas de significación (Delgado y Gutiérrez 1995:72; Aguirre
1995:VIII), elementos que constituyen los objetivos básicos de nuestra
investigación: estas consideraciones permiten concluir que la metodología
cualitativa es imprescindible para la confección de este trabajo etnográfico.
Autores como Tetnowski y Damico (2001:23) subrayan la propiedad de la
metodología cualitativa para conocer la perspectiva de los tartamudos e
incorporarlas a las investigaciones:
80
Beltrán (2000:36) alerta de la siguiente confusión terminológica: <<Y se me perdonará si
indico lo que es verdad de perogrullo: método cuantitativo y empirismo no son la misma
cosa. En efecto, el método cuantitativo es siempre empírico, pero no es cierto lo
contrario, pues empírica es también la investigación cualitativa, en la medida en que no es
puramente especulativa, sino que hace referencia a determinados hechos>>.
Efectivamente calificamos nuestra investigación de empírica porque los datos proceden de
la realidad exterior, obtenidos mediante técnicas cualitativas y cuantitativas.
82
La particularidad de proporcionar y comprender las categorías nativas de
significación caracteriza a la fenomenología:
83
investigación que el científico emplea en un escenario social para recoger datos
descriptivos, y que cumple la característica central de la metodología cualitativa,
ya expuesta.
Aplicar una técnica de investigación es reducir de un modo sistemático e
intencionado la realidad social a un sistema de representación que resulte fácil de
tratar, analizar y teorizar; las tres técnicas empleadas consuman este proceso de
reducción, resultando un conjunto de datos descriptivos que constituye la base
empírica de la etnografía.
Por tanto, las técnicas de obtención de información empleadas en el
trabajo de campo determinan el proceso de producción del conocimiento por lo
que, tal y como sosteníamos al comienzo de la presente exposición, la elección del
marco teórico y de la metodología marca la naturaleza de la investigación.
La elección y aplicación de las tres técnicas -que a continuación
exponemos- obedece a la intención de producir descripciones comprensivas de la
realidad subjetiva y social de los tartamudos.
81
Con la siguiente excepción: <<Los estudios etnohistóricos y de antropología histórica,
que combinan las intenciones de interpretación cultural propias de la etnografía con
fuentes de información predominantemente (o exclusivamente) documentales>> (Velasco y
Díaz 2003:93):
84
investigación que aplica la observación participante es definir conceptos clave
desde el punto de vista de los actores implicados en la realidad social que se
estudia>> (Guasch 1997:36).
El Trabajo de campo es una situación metodológica que produce datos
descriptivos y empíricos, que no constituyen conocimiento etnográfico porque es
una información muy poco elaborada; y se diferencia de la observación
participante porque es más que una técnica o un conjunto de técnicas por lo que
<<no debe confundirse con el proceso metodológico global>> (Velasco y Díaz
2003:18).
Por tanto, la observación participante es una técnica cualitativa de
recogida de información, imprescindible para el conocimiento etnográfico y
antropológico, que permite la comprensión del punto de vista nativo; técnica que
produce un conocimiento único y privilegiado: <<Es decir que ningún otro método
puede proporcionar la comprensión detallada que se obtiene en la observación
directa de las personas y escuchando lo que tienen que decir en la escena de los
hechos>> (Taylor y Bogdan 1987:104).
Para conocer las posibilidades de aplicación de esta técnica precisamos
distinguir entre campo y escenario.
82
Consideramos que la Fundación Española de la Tartamudez se articula en torno al foro
virtual Ttm-e, aunque tenga entidad propia.
85
siglo XIX, cuando los antropólogos se desplazan a escenarios exóticos –a colonias
de ultramar, principalmente- para describir las costumbres de los nativos,
imitando a los científicos naturalistas, que se trasladan al medio natural de las
especies para observar, examinar y analizar sus conductas y condiciones de vida.
En suma, si bien las peculiaridades y la utilidad de esta técnica no han
sufrido modificaciones sustanciales, en cambio, el campo y los escenarios de
aplicación se han transformado sobremanera. La entrevista normalmente
acompaña y complementa a la observación participante en el trabajo de campo,
técnica que a continuación detallamos.
2.2-. La entrevista
86
2-. Definimos la entrevista cualitativa como <<reiterados encuentros cara a
cara entre el investigador y los informantes, encuentros estos dirigidos hacia la
comprensión de las perspectivas que tienen los informantes respecto de sus vidas,
experiencias o situaciones, tal como las expresan con sus propias palabras>>
(Taylor y Bogdan 1987:101); a diferencia de las entrevistas estructuradas, en las
que los encuentros son rígidos y estandarizados, las entrevistas cualitativas son
flexibles y: <<han sido descritas como no directivas, no estructuradas, no
estandarizadas y abiertas>> (Taylor y Bogdan 1987:101); el entrevistador
representa un rol activo que consiste en observar y participar en la conversación
que se establece entre ambos, rechazando ejercer el rol de encuestador de
preguntas cerradas, propio de las entrevistas estructuradas.
Hammersley y Atkinson (2001:169) describen un aspecto fundamental de la
entrevista etnográfica que la diferencia de las demás: <<Los etnógrafos no suelen
decir de antemano las preguntas exactas que quieren realizar; y no preguntan en
cada entrevista exactamente lo mismo, aunque suelen empezar las entrevistas con
la lista de los asuntos que se tratarán>>; estos autores comparan las entrevistas
con conversaciones controladas y dirigidas por el etnógrafo, en las que: <<el
etnógrafo dispone de una agenda de la investigación y debe mantener cierto
control sobre los procedimientos>> (2001:169).
La entrevista cualitativa es un espacio de interacción social en el que el
etnógrafo ejerce un rol activo porque aporta el guión básico del encuentro; rol
que consiste en conversar paciente y amablemente, escuchando palabras ajenas
con especial interés, escucha que Velasco y Díaz (2003:110) califican de <<más
extensa, más profunda, más detallada>>.
87
2-. García Jorba (2000:15) define Diario de campo como: <<un tipo de
diario, de anotación regular y cotidiana de lo acontecido y sentido, en la misma
medida en que el diario íntimo constituye también otra variante particular del
género>>; el diario de campo no es una técnica homogénea y estándar sino múltiple
y variada, como este autor enumera y detalla (2000:18), basándose en el trabajo
de Sanjek (1990):
88
o decremento constituyen el objeto de la descripción o el problema que ha de ser
explicado>> (Beltrán 2000:36).
Consideramos que el conocimiento del grado de satisfacción o participación
de los tartamudos, que han asistido con regularidad a los grupos de autoayuda,
justifica la aplicación de una técnica cuantitativa como la encuesta.
89
Secundamos la tesis de Álvaro (1995:102), quien rechaza la existencia de
diferencias entre ambas metodologías porque: <<Toda investigación incluye
necesariamente ambos procesos, inductivo y deductivo, independientemente de
que se trate de un estudio cuantitativo o cualitativo>>; por tanto, es una dicotomía
falsa que invalida <<la discusión entre la superioridad de uno u otro modelo carece
de fundamento, pues todo estudio en ciencias sociales debe considerar a ambos
como parte del mismo proceso de investigación>> (1995:103).
En suma, la utilización de una técnica cuantitativa como la encuesta está
justificada y complementa la información cualitativa de las entrevistas.
2-. La encuesta
90
Hyman (1984:102) define el objetivo central de las encuestas descriptivas
como <<la medición precisa de una o más variables dependientes, en alguna
población definida o en una muestra de dicha población>>; encuestas que <<deben
reunir ciertas propiedades esenciales>> (1984:102) como la conceptualización de
un fenómeno o la muestra de la población.
Las encuestas descriptivas generalmente estudian una población grande y
heterogénea (1984:104) por lo que el investigador deberá seleccionar una muestra
representativa de la misma en la mayoría de las investigaciones.
2.1-. Introducción
83
En el Anexo II mostramos los resultados de la misma.
91
La antropología del siglo pasado ha entronizado el trabajo de campo
considerándolo como el elemento fundamental de la identidad antropológica; como
Seligman advirtió (citado por Stocking 1983:56), el trabajo de campo es para la
antropología lo que la sangre de los mártires fue para la extensión de la Iglesia
romana.
84
Estudiamos los beneficios de los grupos de autoayuda en el capítulo IV “Consecuencias
identitarias de la participación en el grupo de autoayuda”, del bloque de contenidos
“Tartamudos en grupos de autoayuda”; y las consecuencias de la participación en el grupo
de toastmaster en el epígrafe “La salida del armario en el toastmaster” del bloque de
contenidos “La salida del armario y el toastmaster”.
85
De cara a nuestra presentación pública en foros virtuales y grupos de autoayuda,
optamos por una fórmula entre ambigua y misteriosa: Soy tartamudo pero no practicante.
92
destacado por los afectados, como perfectamente detalla este mensaje escrito
en el foro virtual Ttm-l, mensaje por otro lado perfectamente esclarecedor de la
realidad cotidiana de este colectivo:
86
El lector interesado puede encontrar más información del foro virtual Ttm-e en la
página web de la Fundación Española de la tartamudez: http://www.ttm-espana.com; y del
foro Ttm-l, en http://www.ucv.ve/tartamudez.htm
93
En la segunda fase del trabajo de campo coordinamos un grupo de
autoayuda en la comunidad de Madrid, comenzando en febrero del año 2003 y
finalizando en junio del año 2004, si bien desde enero hasta junio del año 2004, la
coordinación fue compartida. La frecuencia de las reuniones fue quincenal
descansando dos meses en verano y quince días en Navidad; y la duración de las
sesiones fue de dos horas y media.87
Igualmente, participamos como miembros en el grupo de autoayuda de
tartamudos de Asturias (GATA) desde marzo del año 2003 hasta octubre del año
2005, con reuniones quincenales y los correspondientes descansos vacacionales.88
Paralelamente a la participación en los grupos de autoayuda, realizamos
entrevistas a veinticinco tartamudos que asistieron a grupos de autoayuda (y
toastmaster) y a cuatro familiares de los mismos.
Por último, en esta segunda fase del trabajo de campo, creamos un grupo
de toastmaster experimental de tartamudos, comenzando las sesiones en
septiembre del 2004 y finalizando en diciembre de ese mismo año:89
entrevistamos a siete participantes de ese grupo.
87
En el bloque de contenidos “Tartamudos en grupos de autoayuda” desarrollamos en
distintos epígrafes nuestra concepción de grupo de autoayuda y las consecuencias
identitarias –personales y sociales- derivada de la participación en los mismos.
88
El lector interesado encuentra más información de este grupo en la página web
http://es.geocities.com/gatastur
89
En distintos epígrafes del bloque de contenidos denominado “La salida del armario y el
toastmaster” desarrollamos el concepto de grupo de toastmaster y las consecuencias de
la participación en los mismos.
94
entrevista cuya temática se ajusta a la que aquí desarrollamos; la encuesta
nacional constituye el anexo II y las anotaciones de campo están insertadas a lo
largo de toda la investigación.
A continuación exponemos la aplicación de las técnicas que empleamos en el
trabajo de campo.
90
Castells (2003:166) indica que los estudios referidos a Comunidades virtuales enfatizan
el aspecto social e interactivo inherente a la comunidad, aunque estas investigaciones
discrepan sobre qué tipo de interacción la red propicia y las consecuencias que conlleva.
91
Cuesta y Rodríguez Carrillo (2002: 682-688) describen el nacimiento de Ttm-l.
95
derivados de su pertenencia a dicho foro y a la fundación que lo auspicia; y
numerosos participantes del foro Ttm-l destacan el bienestar emocional que
obtienen participando virtualmente en dicha comunidad, beneficio que se traduce
en una mayor aceptación de sí mismo y de la tartamudez, principalmente.92 Por
consiguiente, ambas comunidades virtuales satisfacen los requisitos señalados.
Igualmente destacamos las frecuentes e intensas muestras de afecto que
los miembros declaran a otros participantes de la comunidad virtual, hasta el
punto de que es común referirse a ella como su segunda familia, nada menos:93 en
suma, el apoyo recíproco es el cemento emocional que vertebra las comunidades
virtuales.94
92
Starkweather (1995) analiza con detenimiento las comunidades virtuales de tartamudos
americanos, equiparándolas con grandes grupos de autoayuda; igualmente nosotros
observamos que el foro Ttm-l cumple la función de un grupo de autoayuda para algunos
participantes: <<Se me entiende lo que quiero decir y se comprende porqué lo digo. Ttm-l
ha sido el único lugar donde yo he podido hablar libremente de mi tartamudez, sin temor a
ser mal interpretado. Me ha brindado la oportunidad de ser yo mismo y de poder decir las
cosas que tanto tiempo he tenido guardadas, cosas por las que a diario sufro>> (Ttm-l).
93
Observamos procesos de identidad social en estas comunidades como desarrollamos en
el epígrafe “Teoría de la Identidad Social” del Capítulo II, “Teoría de los grupos”, del
bloque de contenidos “Tartamudos en grupos de autoayuda”.
94
Wallace (2001:298) señala investigaciones que confirman el apoyo emocional presente
en las comunidades virtuales: <<Si alguien que necesita ayuda se deja caer en alguno de los
grupos de apoyo de la red probablemente recibirá una cantidad asombrosa de afecto y de
bondad por parte de personas totalmente desconocidas>>.
95
Wallace (2001:18) subraya las posibilidades de Internet para colectivos estigmatizados:
<<Internet especialmente idónea para determinados grupos de apoyo, como aquellos cuyos
miembros se sienten estigmatizados por la sociedad y son reticentes a compartir sus
inquietudes con otras personas de su comunidad o incluso con su propia familia. En la red
pueden hablar con bastante intimidad con otras personas que les comprenden y comparten
su problema sin arriesgarse a las censuras de la vida real>>.
96
autores y participantes de la comunidad; y si los mensajes proceden de
tartamudos, dos características son imprescindibles para su contextualización: la
ausencia de estigma social y las dificultades de comunicación oral de los
participantes del grupo virtual.
3-. Los dos foros virtuales Ttm-e y Ttm-l en los que participamos son foros
de discusión asíncronos;96 a diferencia de los chat, que son foros síncronos porque
los participantes conversan sincrónicamente, los foros son asíncronos porque
nadie conversa simultáneamente sino que los participantes escriben, envían y
responden mensajes cuando quieren; si un participante envía un mensaje al foro,
se publica automáticamente segundos o minutos después, pudiendo ser respondido
por algún participante de la comunidad: un foro virtual es un gran tablón de
anuncios que almacena e incorpora todos los mensajes que sus miembros envían,
permitiendo su consulta y respuesta.
Un miembro escribe y envía un mensaje sobre cualquier tema de
tartamudez –o de lo que quiera- inaugurando lo que se conoce como una línea o
hebra (Wallace 2001:20-21); mensaje que se transforma en publicación virtual
poco después, pudiendo ser contestado por los demás participantes: las
contestaciones de los demás miembros a ese mensaje prolonga o desarrolla la
línea inaugurada.
96
Para no cansar al lector, utilizamos preferentemente la expresión foros y no foros
virtuales.
97
(Ttm-l); ambas expresiones tienen en común Ttm, que es la abreviatura empleada
por los tartamudos para designar la tartamudez. El foro de la Fundación Española
añade –e, y el foro latinoamericano –l.
2.2-. Entrevistas
97
En el epígrafe “Aplicaciones” del capítulo de “Antropología interpretativa” del bloque de
contenidos denominado “Marco teórico”, describimos estos patrones de comportamiento.
98
En los grupos de autoayuda y de toastmaster conocimos y conversamos con
más de cincuenta tartamudos y diez familiares fluidos, entrevistando a
veinticinco tartamudos –veintiuno del grupo de Madrid y cuatro del asturiano- y
cuatro familiares (dos novias y dos padres). En total: veintinueve entrevistas.
99
conocer los resultados de la asistencia y participación en el grupo de toastmaster:
ambas son individuales, semiestructuradas de preguntas abiertas.
100
información recogida tanto en las anotaciones como en las respuestas de la
entrevista es muy similar.
101
TARTAMUDOS ENTREVISTADOS
98
Como ya expusimos este informante responde también a preguntas acerca de una sesión
de video.
99
Este participante pertenece a otra comunidad, si bien se desplaza ocasionalmente a
Madrid asistiendo a los acontecimientos de los grupos y de la fundación.
100
Marqués asistió a nuestro grupo de toastmaster pero también al segundo grupo de
autoayuda.
101
Whyatt participó en ambos grupos de autoayuda.
102
2.3-. Anotaciones de campo
2.4-. Encuesta
102
En el epígrafe “Aplicaciones” del capítulo de “Antropología interpretativa” del bloque
de contenidos denominado “Marco teórico”, describimos estos patrones de
comportamiento.
103
Aquí exponemos el contenido de los cuestionarios y en el anexo II, el resultado, la
discusión y las conclusiones.
104
105
BLOQUE IV-. LA TARTAMUDEZ COMO FENÓMENO SOCIOCULTURAL
Son especialmente útiles para alumbrar las razones que explican por qué
suceden determinadas respuestas; por qué, por ejemplo, algunas enfermedades
están estigmatizadas y provocan miedo generalizado y juicios morales; (...)
103
La Asociación Americana de Speech Therapy concibe la tartamudez como un síndrome
constituido por varias perturbaciones de la palabra caracterizada por arritmias y tics
causados por una psiconeurosis (Perelló 1990:131).
107
consonancia con nuestro marco teórico que establece que la realidad se construye
socialmente, consideramos que la tartamudez es una conducta socialmente
desviada porque es minoritaria (Kuper 2001:269):
104
Como indicamos en el “Marco teórico”, nuestra concepción de la desviación social
coincide con la propuesta por la teoría del labeling: no existen las conductas desviadas per
se sino que están socialmente definidas.
108
CAPÍTULO II-. CONSIDERACIONES HISTÓRICAS BÁSICAS
105
Por ejemplo, el teórico francés Le Huche comienza su libro (2000:1) diciendo: <<La
tartamudez suele presentarse de manera muy precoz en el niño; puede darse a partir de
los dos años y medio, si bien la edad más frecuente de presentación es entre los 3 y 4
años>>
106
Perelló (1990:132) afirma: <<Esta enfermedad tiene nombre en todas las lenguas,
antiguas y modernas, lo que significa que existe en todos los países del mundo>>; por
ejemplo, en la Antigua India, se han encontrado sánscritos relativos al desarrollo y
comprensión del lenguaje, que denotan conocimiento empírico de la anatomía de las
cuerdas vocales; además, se consideraban hereditarios algunos trastornos del lenguaje y
otros debidos a las condiciones meteorológicas, dieta o traumas; y respecto al
tratamiento de la tartamudez: <<los ejercicios de lengua eran prescripciones habituales,
además de un brebaje típico que incluía mantequilla, semillas de berenjena mezcladas con
miel, y semillas de comino y tojo mezcladas con sal. También se recomendaba zumo agrio
para estimular la lengua con sal>>. (Bobrick 1996:57). En “Crítica a la investigación
transcultural de la tartamudez” examinamos la búsqueda biomédica de la tartamudez en
otras culturas.
107
Van Riper (1982:2) informa de la existencia de un poema chino que hace referencia a la
tartamudez: <<Lao Tzé, en China, menciona la tartamudez en un poema escrito hace 2500
años: “La mayor sabiduría parece estupidez. La mejor elocuencia, tartamudez>>.
108
Una interesante revisión de este tema se puede encontrar en Fibiger (1995).
109
faraón egipcio la liberación de los israelitas (Shapiro 1999:63; Lewis 1906:23;
Bobrick 1996:186; Van Riper 1982:2-3, etc.).109
109
La referencia de Pablo a su <<espina en la carne>> (Corintios II; 12:7) ha sido
interpretada como tartamudez, máxime teniendo en cuenta que Pablo lo califica como
<<habla desdeñable>> (Corintios II; 10:10); aparte de Moisés, Isaías (28:11 y ss.) parece
haber sufrido tartamudez: <<Porque Él le hablará a su pueblo por boca de los que
tartamudean con los labios... >>) (O´Neill 1987:174).
110
En sesiones de grupos de autoayuda, los participantes han mostrado reiteradamente su
indignación ante la insistencia fluida por la anécdota de Demóstenes, coligiéndose de la
misma que la cura de la tartamudez es un asunto de voluntad, creencia y piedras: más de
un participante se metió guijarros debajo de la lengua, sacrificándose como Cristo en la
cruz, pero sin producir resultados redentores.
110
El gran médico romano Galeno (129-199 d. C.) ofreció un análisis anatómico
del habla bastante avanzado, atribuyendo la tartamudez a una anormalidad o
desviación de la lengua, bien por longitud inadecuada, demasiado corta o larga,
bien por humedad inapropiada, muy seca o húmeda en exceso. Al igual que
Hipócrates, patólogos posteriores atribuyen la tartamudez a la aridez,
proponiendo envolver la lengua en pequeñas toallas empapadas de zumo de lechuga
para humedecerla (Bobrick 1996:51) o cauterizar el apéndice lingual (Shapiro
1999:65).
Este último procedimiento fue adoptado por Rhazes (865 d. C.), también
llamado el “Galeno de los Arabes”, uno de los médicos islamistas más
considerados, nacido cerca de Teherán; Rhazes fue uno de los primeros o quizás
el primero en observar mayor incidencia de la tartamudez en hombres que en
mujeres; igualmente fue pionero en advertir que la tartamudez de los sonidos
iniciales es más frecuente (Bobrick 1996:54).
111
De hecho, desde la propuesta de Celsus, los defectos de articulación se han atribuido a
la forma como los ligamentos sublinguales conectan la lengua con la mandíbula, influyendo a
notables cirujanos. Por ejemplo, en 1608 Fabricius Hildanus cortó el frenillo de su
hermano pequeño porque supuso que su <<su grosor poco natural evitaba a la lengua
alcanzar el paladar o los dientes>> (Bobrick 1996:53).
111
Otros médicos de la Edad Media hicieron sus contribuciones, como John de
Gaddesden, que recomendó un antiespasmódico que debía ser disuelto debajo de
la lengua. Lanfranc de Milán, un médico italiano que fue a Lyons en 1270, fundando
la cirugía francesa (Bobrick 1996:55), propuso el corte del frenillo como sus
antecesores, pero con materiales de cirugía más apropiados. En el siglo
decimocuarto, Bernard de Gordon, interesado en la observación de la tartamudez
en niños, apreció que algunos niños de dos a cuatro años, incipientes tartamudos,
pasaban temporadas sin tartamudear, aunque en períodos evolutivos en los que el
lenguaje adquiere una gran complejidad semántica y sintáctica, tartamudeaban.
Mercurialis fue uno de los pocos científicos del siglo XI que desarrolló el
conocimiento de la tartamudez, aunque el siglo fue prolífico en avances científicos
y descubrimientos, como los de Vesalius o Leonardo.
112
Las informaciones obtenidas en el trabajo de campo son muy heterogéneas, registrando
patrones que coinciden parcialmente con las consideraciones de Mercurialis, en concreto
que la carencia del sueño provoca tartamudez: sin embargo, nunca escuchamos a un
informante decir que la práctica desmesurada de sexo perjudicara la fluidez.
112
estudio del lenguaje en medicina y filosofía natural, que viene de la Grecia antigua
y merece ser mejor estudiada>>.113
113
No consideramos oportuno desarrollar la temática del artículo, al distanciarse en
exceso de los objetivos de nuestra breve investigación histórica de la tartamudez.
114
Otra salida del armario famosa es la protagonizada por W. Somerset Maugham, a la que
someramente se refiere Bobrick (1996:61): <<El número de tartamudos que ha adquirido
prestigio es impresionante, y es natural tener curiosidad respecto al impacto que el
defecto ha tenido en sus vidas>>. Para nuestra curiosidad podemos, aunque con cierto
recelo, mencionar las palabras de uno de los afectados, W. Somerset Maugham: “No creo
que tengan razón cuando dicen que los defectos de los grandes hombres tienen que ser
ignorados. Creo que es mejor que los conozcamos>>. Consideramos que siempre que un
tartamudo manifiesta su tartamudez, aunque la conciba como un defecto o error de la
naturaleza, sale del armario al menos parcialmente.
113
250 años a la teoría diagnosogénica de Wendell Johnson (1959); también Boorde
en 1547, Ben Jonson (1572-1637) y el científico inglés Robert Boyle (1627-1691)
se anticiparon más lejanamente a esta idea, al considerar la tartamudez
contagiosa (Bobrick 1996:60).
Erasmus Darwin (1731-1802), que padecía una tartamudez severa, fue uno
de los tartamudos más felices y despreocupados de la historia; psicologizó el
rompecabezas de la tartamudez concibiendo su propio impedimento como una
especie de conflicto de aproximación-evitación, anticipándose doscientos años a la
teoría de Sheehan (1970; 2003); igualmente, el abuelo Erasmus propuso consejos
terapéuticos similares a los ejercicios logopédicos y técnicas conductuales
actuales, en concreto estrategias de <<autocorrección (repetir la palabra),
movimiento suave (empezando la palabra suavemente), y ejercicios de lengua para
ayudar a transferir las nuevas habilidades de habla a situaciones sociales>>
(Bobrick 1996:82-83). Erasmus tuvo un hijo tartamudo, el tío de Charles Darwin,
al que envió a Francia de niño con la esperanza de que la tartamudez remitiera
espontáneamente, al no hablar allí la lengua nativa; a la vuelta de la estancia,
tartamudeaba en inglés pero era fluido en francés: la tartamudez es así de
esquiva.
Charles, el nieto de Erasmus, tartamudeó levemente, atribuyendo el origen
de su conducta a la herencia genética, dada la tartamudez de sus antecedentes
115
Explicamos esta teoría en “Concepciones logopédicas”, en el epígrafe “Desde 1900
hasta 1987”, de este mismo bloque de contenidos.
114
familiares inmediatos: el abuelo y el tío, que también se llamaba Charles (Bobrick
1996:84).
116
Explicamos dicha teoría más adelante, en este capítulo.
117
El diccionario Collins no contempla la locución Muthonome, por lo que lo transcribimos
tal y como aparece en el texto de Bobrick (1996:87); Perelló (1990:135) lo traduce por
mutónomo; Ham (1986:7) expone <<El posible predecesor del metrónomo (el muthonome)
se usaba hace un siglo>>, por lo que deducimos que el Muthonome era un metrónomo menos
sofisticado.
115
para articular después de una manera rítmica, marcando el ritmo a cada sílaba con
un chasquido con los dedos pulgar e índice.
118
El naufragio al que se refiere el Dr. Chervin es la nefasta cirugía que se extendió por
toda Europa, que explicamos a continuación.
119
Bequerel, que era tartamudo, se aplicó su propio método de curación, sin resultados
fehacientes, tal y como afirma irónicamente el Dr. Chervin (1896:66): <<Una sola cosa
había que lamentar en todo esto, y es que Bequerel afirmaba su curación tartamudeando
de una manera espantosa, y todos los que han conocido a este docto profesor de nuestra
Facultad de medicina de París me autorizarán sin duda a deducir de todo esto que ni el
método de Colombat, ni el procedimiento Jourdan-Becquerel, darán resultados
verdaderamente serios y positivos>>.
116
Charles Dickens escribió en 1856 en la popular revista semanal Household
Words que el método americano había sido aplicado con éxito a más de ciento
cincuenta casos entre 1825 y 1830, reconociendo que no era aplicable a todos los
pacientes (O´Neill 1987:168). Igualmente, el Dr. Chervin (1896:60) denuncia la
falta de rigor científico del método, al deducir conclusiones universales de
observaciones particulares. Las soluciones universales al problema de la
tartamudez han sido norma en la historia, con notorias excepciones como la de
Thomas y James Hunt.
James, uno de los ocho hijos de Thomas Hunt, siguió los pasos de su padre
alcanzando la celebridad en el tratamiento de la tartamudez; escribió un libro en
el que narraba los tratamientos de su padre, titulado Stammering and Stuttering,
Their Nature and Treatment (1863), distinguiendo entre Stammering, concebido
como un espectro más amplio de problemas en la articulación y Stuttering, como
repeticiones frecuentes de sonidos asociadas a contorsiones musculares. Al ser
consciente de la complejidad de este mal del habla y de la diversidad de sus
manifestaciones, prescribía tratamientos individualizados, como su padre le había
enseñado; citaba la experiencia como la piedra angular de su terapéutica,
caracterizándose por su diligencia y mesura en el análisis de las causas de la
tartamudez (Bobrick 1996:101):
Una de las críticas más habituales que recibieron padre e hijo es que nunca
revelaban sus exitosos métodos; James Hunt fue aplaudido por el tratamiento de
117
Charles Kingsley, tartamudo severo desde la infancia, además de Lewis Carroll,
Charles Lamb, Clara Barton y Henry James.120
120
Keyser (1973:32-36) analiza la tartamudez de Lewis Carroll, que no incluimos en
nuestra exposición histórica por ser demasiado ajena a la misma, destacándola aquí para el
lector interesado.
121
El lector interesado encuentra en el artículo de Lebrun y Bayle (1973:82-89) los
pormenores de este interesante episodio de la historia de la tartamudez.
122
Las variaciones son las siguientes: Velpeau y Amussat seccionaron los genioglosos cerca
de sus puntos de adherencia con las apófisis genis, porque según el primero, la tartamudez
se debía a una profundidad anormal de la bóveda palatina; y Amussat estimaba que la
causa de la tartamudez <<residía las más de las veces en la falta de conformación ó en el
exceso de contracción de los genioglosos y que la lengua era siempre acortada, desviada o
mal conformada>> (Chervin 1896:63-64).
118
general, la escuela alemana continuó los métodos quirúrgicos de Dieffenbach, la
francesa siguió los de Velpeau, y la inglesa, los de Braid>> (Shapiro 1999:66).123
Antes de que finalizara el año 1841, Dieffenbach abandonó el método
quirúrgico por razones obvias:
123
Este mismo año, la cirugía de la tartamudez incluyó ablaciones de la úvula y de las
amígdalas, desdoblamiento del velo del paladar, ligaduras de los dos nervios hipoglosos y
de las arterias linguales.
124
Entre el abuso quirúrgico y la eclosión de teorías psicológicas, se propusieron hipótesis
medianamente sensatas que no tuvieron difusión y éxito, como por ejemplo la de Merkel,
tartamudo y profesor de la Universidad de Leipzig: <<un fallo en la confianza de la
habilidad de comunicarse>> (Bobrick 1996:121), anticipándose a concepciones del siglo XX,
como veremos próximamente.
119
las cuales quedan fijadas en aquellos estadios de funcionamiento. Glauber cree
que probablemente Freud se refería a fijaciones libidinales del estadio oral>>.
El psicoanálisis se difundió y desarrolló a finales del siglo XIX y primera
mitad del XX, aplicándose a cualquier manifestación mental patológica; la
tartamudez, tras escapar del bisturí y antes de que el siglo finalizara, fue presa
de las pantanosas miasmas del psicoanálisis más ortodoxo.
Antes de abordar el siglo XX, exponemos las concepciones del Dr. Chervin
y su pupilo catalán, por la trascendencia que sus ideas tuvieron en nuestro país,
conteniendo los elementos cardinales de la concepción logopédica, que se refinará
en el siglo XX. El creador del método Chervin es Claudius Chervin, padre del autor
del libro, quien en 1846 curó a un niño con tartamudez muy acentuada.
El hijo de Claudius, el Dr. Chervin,125 fue director del Instituto de
tartamudos de París y socio corresponsal de la Real Academia de Medicina de
Madrid, recibió el premio <<Adrien Buisson>> concedido por la Academia de
Ciencias del Instituto de Francia y por la Academia de Medicina de París, por su
trabajo “Tartamudez y otros defectos de pronunciación”, premio que se otorga a
quien descubre tratamientos de enfermedades hasta entonces incurables. El Dr.
Chervin parte de la premisa de que <<Casi todos los trastornos de la palabra dejan
intactas las facultades de la inteligencia>> (1896:3), clasificando la tartamudez
como un <<Trastorno de la palabra causado por trastornos en la transmisión de
ideas a los órganos y coordinación de sus movimientos>> (1896:12), porque la
tartamudez es <<una afección de origen nervioso>> (1896:22) que afecta a la
respiración: <<Quien quiera que examine atentamente a un tartamudo observará,
en efecto, que el ritmo respiratorio se halla en él destruido. Éste es el síntoma
importante cuya mayor o menor gravedad fijará el pronóstico>> (1896:36).
Distingue cuatro signos para diagnosticar la tartamudez verdadera:
<<Comienzo en la infancia, Trastornos respiratorios más o menos marcados,
Intermitencia, Desaparición total en el canto>> (1896:26) y respecto a las causas
de la aparición de la tartamudez, el Dr. Chervin es prudente y circunspecto,
actitud poco común en los especialistas, manifestando que éstas <<suscitan un
problema muy arduo de psicología y de fisiología experimental>> (1896:31).126
125
Escribimos el Dr. Chervin y no Chervin, para diferenciarle de su padre: Claudius
Chervin.
126
Aparte de los todopoderosos cirujanos, en este siglo abundaron las soluciones
inmediatas de los charlatanes que vendían sus artilugios a quien desesperadamente
recurría a ellos en busca de una solución fácil a su mal de habla. En concreto, en la
exposición universal de 1867 de París, se exhibieron tres aparatejos destinados a la
corrección de la tartamudez, todos creados por M. Battes. El primero era una corbata
especial <<que tenía por objeto comprimir la laringe cuando se trataba de hacer salir un
sonido gutural>> (Chervin 1896:72); llevándose la mano a la corbata y apretando un tornillo,
el tartamudo era capaz de pronunciar los sonidos más temidos, aunque con una resonancia
más gutural. Otro artilugio era <<un pequeño mondadientes que se colocaba en un rincón de
la boca, lo cual –decía en su prospecto- está muy de moda. Cuando una letra labial tenía
120
El método otorgaba a la respiración una importancia básica: <<Ante todo,
hay que restablecer el ritmo respiratorio. Y, por esto, hay que enseñar al
tartamudo a respirar y a utilizar la respiración desde el punto de vista de la
palabra>> (1896:81). Si el objetivo del afectado es alcanzar la fluidez, deberá
ejercitar ejercicios respiratorios hasta conseguirlo: <<Repito, pues, que el
resultado definitivo depende del enfermo: si trabaja, cura; si no trabaja, se queda
sin curar>> (1896:95). El tratamiento habitual dura veinte días y comprende dos
partes: la primera es el tratamiento mental, cuyos objetivos son el aprendizaje de
la respiración normal y sin atropellos, y el fortalecimiento de la voluntad; y la
segunda parte, el tratamiento funcional para restablecer el ritmo respiratorio,
combinándolo con la emisión fluida de palabras (Chervin 1896:84-87).
El trabajo del Dr. Chervin fue especialmente aplaudido en nuestro país, en
concreto en Barcelona: en 1870 el Dr. Faraudo informó favorablemente del
método ante la Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona; y en Madrid, en
1872, el decano de la Facultad de Medicina de Madrid, Dr. Montero Ríos, emite un
informe encomiástico alabando las bondades del método y la excelencia de sus
principios (Chervin 1896:91). Dada la entusiasta acogida del trabajo del Dr.
Chervin en la Academia española, el método se propagó por todo el Estado
Español, publicándose informes y trabajos basados en los progresos del médico
francés.
Un año más tarde de la publicación del libro del Dr. Chervin en nuestro
país, Agustín Rius y Borrell publica un libro denominado La educación de los niños
atrasados (cortos de inteligencia, tartamudos, tartajosos, tardos en el habla,
etc.), basándose en el método Chervin; y dos años más tarde publica un segundo
libro El tartamudeo y otros vicios de pronunciación con su tratamiento, con
aportaciones derivadas de su experiencia clínica, tomando como premisas los
enunciados básicos del Dr. Chervin; una de las peculiaridades de Rius (1897:41-
42), ausente en el autor francés, es su mención al miedo que los tartamudos
parecen manifestar o que los clínicos creen percibir:
121
respiración; y por supuesto, como requisito imprescindible para modificar el
patrón de habla, una voluntad disciplinada y férrea.
4.1-. Introducción.
127
Utilizamos Patogenia para aludir al <<núcleo patológico duro>>; Birnbaum (1828-1899)
introduce la distinción entre patogenia y patoplastia (las condiciones circunstanciales que
impone la procedencia étnica, las formas de vida y la historia clínica del paciente);
distinción que Emil Kraepelin (1856-1926) -psiquiatra alemán, nacido en Neustrelitz, que
desarrolló la primera clasificación universal de las enfermedades mentales-, retoma.
122
hasta hoy en día>>.128 Ham hace un recuento breve de los tratamientos más
variopintos a los que muchos tartamudos se sometieron, buscando la curación y
topándose con el embuste: <<como colgar piedrecitas de la boca, aplicaciones que
abrasaban de mala muerte la lengua, agarrar los dientes, hablar aspirando, hablar
por un lado de la cara, alternar baños calientes y fríos, pegar los dedos a un
enchufe de luz, comer ostras crudas y viajar a santuarios religiosos>> (Ham
1986:7).
128
Si en la actualidad buscamos “terapia de la tartamudez” en un buscador como Google,
encontramos: http://www.tartamudez.com/, página web que ofrece un método denominado
Terapia global de la tartamudez, para tratar la tartamudez <<a su propio ritmo, en la
comodidad de su casa>>. El método consta de <<30 ejercicios diseñados para mejorar la
facilidad de palabra, para permitirle controlar su tartamudez con efectividad y durante
mucho tiempo, y para tratar todos y cada uno de los elementos del fenómeno de la
tartamudez>>; aportando la siguiente prueba de eficacia científica: <<Una terapia probada
y desarrollada por un ex-tartamudo>>. La charlatanería nunca muere.
123
atribuir a multitud de causas aunque prevalece la debilidad nerviosa inherente al
tartamudo.129
El tratamiento se centra en la adquisición de un hábito respiratorio
correcto y regular: <<Antes de hablar, tienen que ser cuidadosos y tomar un buena
y amplia respiración, y renovar su respiración de acuerdo con el sentido de la
frase, y nunca hablar cuando no queda aire>> (1906:158); hábito imprescindible
para alcanzar el resultado final y que debe practicarse con tenacidad: la
perseverancia es la primera regla del método, como no podía ser de otra manera:
<<Los alumnos deben aplicarse seriamente y con perseverancia a practicar un
sistema hasta que acaba siendo un hábito asentado en ellos>> (1906:158).
Lewis resume su método en: <<Respiración, silabación y tranquilidad>>,
cumpliendo los requisitos básicos de los métodos logopédicos de cura de la
tartamudez.
129
Basándose en la causa que la determina, Lewis distingue entre Stammering y
Stuttering: <<Stammering es más bien producto de la herencia, el resultado de una
condición predisponente; mientras que el origen de Stuttering, que guarda bastante
parecido con la anterior, es la debilidad nerviosa>> (Lewis 1906:34).
130
Aparte de la similitud entre la etiología y tratamiento de la tartamudez, la siguiente
coincidencia permite sospechar que el método de Chervin sirviera de inspiración a
Ordoñez: el autor español prescribe silencio durante los cinco primeros días de
tratamiento (Ordoñez 1956:22), coincidiendo con el Dr. Chervin (1896:85): <<Nosotros
consideramos como un poderoso auxiliar de este trabajo el silencio completo, absoluto,
que imponemos a nuestros alumnos durante esta primera semana –por supuesto fuera de
las horas de ejercicio->>.
131
El hecho de que el tartamudo no tartamudee en el habla silábica ha propiciado
tratamientos de lo más variopintos, siendo objeto de especulación teórica y experimental,
124
alude en los momentos de dificultad (1956:33; 1956:44), citando la importancia
que el Dr. Chervin concede a la misma (1956:45).
Y por último, el esfuerzo: <<El que más se ha esforzado suele ser también
quien más sólidamente se corrige>> (1956:45) o <<Una voluntad firme y bien
orientada hace prodigios>> (1956:45).
como indica Van Riper (1982). Dada la dificultad del tartamudo para respetar la cadencia
del habla silábica, se han ideado pequeños metrónomos (López Amaro 1983), que sirven de
guía al tartamudo, ajustando la emisión de sílabas a los sucesivos golpecillos del aparatejo;
el resultado de tal acompañamiento es un habla semejante a un robot, sin conseguir una
fluidez fluida –en todo caso, fluidez silábica o robótica-, por mucho que insistan los
creadores del metrónomo: el mismo López Amaro, inventor del aparato, tartamudea en la
actualidad.
Una de las estrategias más empleadas por los tartamudos para salir de un bloqueo
es mover alternativamente los dedos de las manos o los pies, a la vez que silabean, técnica
que emplean Martini y Pfaor con éxito, por ejemplo.
125
constancia del alumno es una de las causas más comunes de abandono del
tratamiento (1978:146).
4.3-. Psicoanálisis
126
El niño no es capaz de emplear la palabra para resolver conflictos
familiares, sino todo lo contrario: cada vez que se expresa provoca reacciones en
el entorno, principalmente en los más pendientes y preocupados, los padres,
incrementando el conflicto. Las dificultades específicas del chico tartamudo
aumentan cada día más, defendiéndose de los síntomas de la tartamudez y
negándose aceptar su impotencia e inhibición: la propia tartamudez demuestra que
existen <<procesos de autodefensa>> (Murphy y Fitzsimons 1960:171).
No existe una teoría unitaria de la tartamudez: algunos psicoanalistas
<<consideran los síntomas de la tartamudez como signos de conflictos y temores
que son su causa>> (Fiedler y Standop 1984:81);132 otros razonan que la
tartamudez se basa <<en experiencias conflictivas dependientes del desarrollo y
que derivan, en las circunstancias presentes –conflicto hic et nunc-, de una
multitud de determinantes dispositivos de la vivencia, tanto afectivos, como
socio-cognitivos>> (Fiedler y Standop 1984:82). De la lectura de Van Riper (1982),
Bloodstein (1981) o Wingate (1988), por ejemplo, se colige un panorama confuso
del psicoanálisis de la tartamudez, entre los que destacamos tres autores: Coriat,
Fenichel y Barbara.
132
Para el lector interesado en la función del síntoma desde una perspectiva de
orientación psicoanalítica, véase García Mila (1987:123-128)
127
Fenichel no se muestra muy optimista respecto a la terapia psicoanalítica
de los tartamudos, cuya dificultad primordial estriba en que el habla, la
herramienta principal del diván, está perturbada. El pronóstico es más favorable
en casos cuya tartamudez es sólo un estado de inhibición (“inhibited state”),
habiéndose observado y registrado curas rápidas en este tipo de pacientes; sin
embargo, otros pronósticos no son tan favorables: <<Los tipos de tartamudez
profundamente pregenitales son tan difíciles de modificar como otras neurosis
pregenitales>> (Fenichel 1945:317).
133
Bloodstein (1981:165-189) realiza una excelente revisión de estos trabajos.
128
Bloodstein (1981:187-188) destaca cuatro conclusiones que reproducimos
por su interés, dada la enorme literatura existente sobre el tema, presente en
decenas de manuales de tartamudez del siglo XX:
134
Más que problemas de adaptación o síntomas neuróticos, consideramos con Irwin
(1983:54) que las personas tartamudas manifiestan estados superiores de ansiedad, a
consecuencia de la interiorización de la opresión del estigma; de hecho la mayoría de
nuestros informantes han consumido benzodiacepinas (BZD) o betabloqueantes -tipo
propanolol-, y tres de nuestros informantes consumieron en el último año fluoxetina o
paroxetina, inhibidores de la recaptación selectiva de la seratonina (IRSS), esto es,
antidepresivos. Sin embargo, en un trabajo posterior Miller y Watson (1992) niegan que
las personas que tartamudean sean más ansiosas o padezcan más depresión que las fluidas,
observando que: <<Las investigaciones sugieren que la ansiedad de los tartamudos se limita
a su actitud hacia las situaciones comunicativas y es una respuesta racional a las
experiencias negativas de comunicación>>; en cualquier caso, bien sea una ansiedad
generalizada o específica, los tartamudos presentan más ansiedad que los fluidos.
Íntimamente ligado a lo anterior y de acuerdo con Perelló (1990:182-183) un
porcentaje considerable de tartamudos presenta Lalofobia o miedo a hablar -Salgado
(2005:32) prefiere utilizar Logofobia-, especialmente en situaciones de penalización
129
4.4-. Investigación científica.
social máxima (colegio, por ejemplo), ante personas que representan algún tipo de
autoridad como suegros, profesores, policías y médicos, por ejemplo; ante fonemas que
entrañan dificultad (principalmente oclusivas) y ante palabras que ponen en juego la
identidad personal, como el nombre. Perelló (1990:183) indica una excepción: <<En los
enfermos poco dotados intelectualmente no se observa lalofobia>>; a la que añadimos
otras: las situaciones en las que el afectado no tartamudea nada. En dichas situaciones
tampoco presenta miedo a hablar, por lo que puntualizamos que, en vez de miedo a hablar,
el tartamudo tiene miedo a tartamudear, asunto bien distinto.
Y creemos que el miedo a tartamudear se debe principalmente a la penalización
social de la tartamudez, por tanto, es un miedo inducido socialmente que se integra en la
personalidad del tartamudo, a posteriori. De ahí que concluyamos que los tartamudos
manifiestan estados superiores de ansiedad, siempre generados a posteriori, en la
interacción social, nunca inherentes a su personalidad.
135
Una clasificación muy recurrida es la de Crystal (1983), que distingue cuatro líneas
principales de pensamiento: teorías orgánicas, teorías de las neurosis, teorías de la
ansiedad y teorías del aprendizaje.
130
predominancia de uno de los hemisferios sustituyéndose por un estado de
ambivalencia, se origina un trastorno de la coordinación. El déficit de
predominancia hemisférica o el estado de ambivalencia suele producirse en los
zurdos contrariados, por ejemplo.
Steir en 1911 señaló que ciertos trastornos del habla se basan en un
déficit del predominio de cualquiera de los dos hemisferios; Orton y Travis, en la
décadas 20 y 30 de este siglo, <<citaron numerosos casos en los que los sujetos
tartamudos presentaban una lateralidad contrariada, en el sentido de, siendo
zurdos, habérseles forzado a utilizar principalmente la mano derecha, o bien eran
ambidiestros>> (Santacreu y Fernández-Zúniga 1991:46). Bryngelson y Rutherford
en 1937 informan que los ambidiestros son tartamudos en un porcentaje cuatro
veces mayor que los normales; y ocho veces mayor, si se les ha obligado a ser
diestro (Fiedler y Standop 1984:45).
A principios de la década de los 60, se ideó un método concluyente,
denominado Test de Wada, para determinar el hemisferio del cerebro dominante
para el lenguaje; prueba consistente en inyectar amital sódico directamente en
las carótidas y observar las consecuencias (Bloodstein 1981:45); si se administra
en la arteria que riega el hemisferio dominante, presenta una parálisis transitoria
en la facultad de hablar, apareciendo trastornos de coordinación de los
movimientos de la mano opuesta; si se inyecta en la arteria que riega el no
dominante, no se registran estos efectos. Basándose en los trabajos de Penfield y
Roberts de 1959 (Beech y Fransella 1971:61), el neurocirujano R. K. Jones en 1966
aplicó el test a 4 tartamudos severos que habían tartamudeado desde la infancia
(Bloodstein 1981:45), observando que todos los sujetos presentaban afasia
transitoria después de la inyección, tanto en una como en la otra carótida,
indicándonos (Van Riper 1982:338):
Que tenían control bilateral del lenguaje y que hay “centros de habla” en
ambos hemisferios. Entonces, Jones hizo su cirugía en el hemisferio dañado y
encontró que sus pacientes dejaron de tartamudear totalmente. Después de la
recuperación, administró amital sódico como antes había hecho y descubrió que
ahora los extartamudos se convertían en afásicos, cuando se inyectaba en una
arteria (la que riega el hemisferio no operado). Nunca más tuvieron representación
cortical en los dos hemisferios para el lenguaje, pero sí en uno.
136
Después de una sesión del grupo de autoayuda, tuvimos la oportunidad de comprobar si
el DAF reducía la tartamudez de nuestros informantes: doce tartamudos se sometieron a
la prueba y solamente dos redujeron significativamente la emisión de palabras
tartamudeadas, y uno aumentó los bloqueos, sorprendentemente. Cantante, tartamudo
severo que se sometió al experimento a regañadientes, no obtuvo mejoría alguna y
sentenció al acabar la sesión: <<Esto no es la tartamudez>>.
132
(apareciendo especialmente repetición de sílabas, pronunciaciones erróneas,
sustituciones y omisiones de final de palabra) y alteraciones en la entonación.137
137
Estos autores emplean R.A.D al traducir las siglas D.A.F. del inglés como
Retroalimentación Auditiva Retardada.
138
En la página web http://www.casafuturatech.com/ encontramos estos aparatos por el
precio de $3495, nada menos.
133
disposición a los espasmos musculares, especialmente, por parte de la musculatura
respiratoria, de la laringe y de la fonación>>. (Fiedler y Standop 1984:59). Esta
hipótesis incluye factores psicológicos y constitucionales; los primeros inciden
claramente en la coordinación neuromuscular del lenguaje: la angustia y el stress
causan espasmos condicionados en la musculatura de la fonación y en la
respiratoria, principalmente; por lo tanto, es necesario investigar las relaciones
entre los factores ambientales y los somáticos; y los constitucionales: varios
autores han constatado disponibilidad constitucional en determinados sujetos,
probablemente derivada de la existencia de una predisposición hereditaria a
tartamudear, conclusión muy respetada por la comunidad científica: los
tartamudos podrían heredar cierta propensión a responder al stress con tensión
muscular.139
El tratamiento propuesto por quienes sostienen esta teoría consiste en
disminuir la intensidad y frecuencia de las repeticiones o bloqueos con técnicas
operantes de modificación de conducta; y en reducir la ansiedad mediante
técnicas cognitivo-conductuales como el entrenamiento en habilidades sociales, la
desensibilización sistemática, la relajación muscular y el control de la respiración,
principalmente.
139
Prácticamente toda la comunidad científica afirma que los factores hereditarios
inciden en la aparición de la tartamudez; la discrepancia se presenta en dos aspectos,
principalmente: cuánta predisposición se hereda y qué factores la desencadenan. No
desarrollamos estas cuestiones por entenderlas demasiado ajenas a nuestro trabajo,
remitiendo al lector interesado a los artículos de Ambrose, Cox y Yairi (1993) y Yairi,
Ambrose y Cox (1996); mostramos las conclusiones de Rodríguez Morejón (2003:72-73)
quien ha realizado una estupenda labor de revisión crítica de los trabajos: <<Estos datos
llevan a los autores a proponer un modelo según el cual la varianza de la tartamudez sería
explicada en un 71% por factores genéticos y sólo un 29% por factores ambientales>>. A
continuación, Rodríguez Morejón concluye (2003:73): <<A la luz de los datos presentados
difícilmente se puede negar que la herencia ha de jugar algún tipo de papel, cuando menos
en el inicio de la tartamudez. La idea clásica es que se hereda una disposición para
tartamudear que se concretará o no dependiendo de circunstancias ambientales. Por otro
lado, parece que además de la predisposición a recuperarse durante la infancia o a
continuar con el trastorno hasta la época adulta. El mecanismo de transmisión genética
está aún por determinar. El punto más débil de la hipótesis de la interacción entre
genética y ambiente es determinar en qué medida participan los dos tipos de factores en
cada caso>>. Para solucionar esta cuestión, Rodríguez Morejón (2003:73) propone la
aplicación de un modelo diátesis-estrés, según el cual para que la tartamudez se
manifieste debe haber un mínimo de carga genética y una cantidad variable de estrés
ambiental.
134
esta teoría en la década de los setenta y la denominó “hipótesis de la
descoordinación”.
Travis en 1931 intuyó que la tartamudez pudiera ser originada por la falta
de coordinación entre los sistemas respiratorio y fonatorio; intuición que
investigadores como Adams y cols. desarrollaron en la década de los setenta; de
hecho, Adams y Hayden en 1976 <<ofrecieron por primera vez una teoría sobre la
tartamudez centrada en la falta de coordinación entre los sistemas respiratorio,
fonatorio y articulatorio>> (Santacreu y Fernández-Zúniga 1991:76).
135
2-. La hipótesis psicológica.
136
tijeras para zurdos y con mi mano derecha escribí Finis, aunque tartamudeando
espléndidamente
Cuánto más trabajo con tartamudos, más tolerante me vuelvo con las
terapias y con quienes aportan nuevas formas de terapia..., No hay un método para
tratar a tartamudos, y el hecho de que métodos diferentes sean más o menos
eficaces tiene algo más que interés secundario.
137
Sin duda debido a la hipótesis diagnosogénica se comenzaron a investigar y
delimitar los efectos de las variables psicológicas sobre la tartamudez.
140
Tratamos el tema en el bloque “Tartamudos en grupos de autoayuda”, dentro del
epígrafe “Análisis teórico particular” incluido en “El miedo”, en el capítulo IV.
138
al interlocutor para ponerse a pensar. Si el niño empieza a charlar, durante dicha
pausa, será, probablemente, interrumpido>>. Si se repite la secuencia “iniciación
de la palabra-pausa (¿habla el interlocutor?)-hablar” de forma sistemática, el niño
la incorporará a su dicción, marcando sus propias pausas para pensar y mostrar al
interlocutor su interés por hablar: así es como esta hipótesis explica el inicio de
la tartamudez infantil.
141
El <<adaptation effect>> o “efecto de la adaptación” es el efecto que se deriva de la
repetición de un texto de lectura (o de otra situación comunicativa) por parte del
tartamudo, constatándose en general una disminución de la frecuencia e intensidad de la
tartamudez: Fiedler y Standop indican (1984:24) que <<las investigaciones destacan el
curso asintótico de las curvas de adaptación>>. Se ha estudiado el efecto adaptación con
muchas variantes (conversación libre, ante una audiencia) obteniendo una gran disparidad
de resultados (véase Van Riper 1982; Beech y Fransella 1971, Wingate 1988)
139
de vida, debidamente asociados al habla, pudieran haber perjudicado esta
facultad, provocando defectos de fluidez (Bloodstein 1981:64):
En un estudio con sujetos de habla normal, Hill encontró que, cuando una
luz roja -que servía de señal para hablar- se había asociado a un shock eléctrico en
varias ocasiones, la luz en sí misma producía respuestas desorganizadas de habla a
menudo “que no se distinguían de lo que se entiende por tartamudez”.
140
Hemos propuesto que el tartamudo puede evidenciar dos clases de
conducta aprendida. La primera clase incluye la emoción negativa condicionada, que
tiende a interrumpir el habla fluida. Esta emoción condicionada puede llevar a una
segunda clase, de huida o evitación.
142
En otro lugar examinamos la teoría de Sheehan: “Tartamudos en grupos de autoayuda”,
en el epígrafe “Análisis teórico particular”, incluido en “El miedo”, en el capítulo IV.
143
Slide significa deslizamiento: en la terapia vanriperiana, este término designa el hecho
de prolongar el sonido inicial de una sílaba.
142
permitiendo que las palabras salieran solas; paralelamente al slide, desarrolló
otras técnicas como el pull-out o la cancelación.144
2-. Con la muerte en los talones, a la edad de 85 años, Van Riper escribe su
testamento clínico, condensando su concepción de la tartamudez, forjada por la
lectura de casi toda la literatura existente y su dilatada experiencia clínica: por
su clínica de Michigan pasaron cientos de tartamudos de todo Estados Unidos;
éstas son sus conclusiones de la tartamudez (Fraser 1996:168):145
144
El pull-out se emplea para salir de un bloqueo, estando todavía luchando contra él:
<<Cuando usted se encuentra en medio de un bloqueo, no pause y no pare y trate de nuevo.
(...) Continúe tartamudeando, disminuyendo la velocidad y dejando que el bloqueo siga su
curso deliberadamente, haciendo una prolongación suave de lo que usted está haciendo>>
(Fraser 1996:119). La cancelación es uno de los procedimientos más eficaces que los
tartamudos emplean para aprender a tartamudear con menos severidad, consistente en:
<<Después de que usted tartamudea en una palabra, debe pausar momentáneamente para
permitirle tiempo de pensar hacia atrás y ver lo que hizo mal que causó la tartamudez y
planear cómo corregirlo. Al hacer correcciones pos-bloqueo, se le pide que corrija los
movimientos musculares de su lenguaje defectuoso>> (Fraser 1996:113); en definitiva, una
cancelación consiste volver a tartamudear con suavidad la palabra bloqueada, después del
bloqueo.
145
Todas las citas de Fraser están tomadas de la edición castellana de la editora
“Stuttering Foundation of America”.
143
Apreciamos que Van Riper expone una hipótesis organicista (<<un desorden
muscular cuyo centro o núcleo consiste de pequeñas retardaciones e
interrupciones>>) de origen desconocido (<<debido a la herencia o a patología del
cerebro desconocida>>); la clave de la evolución de la tartamudez infantil reside
en el hecho de reaccionar o no a estas retardaciones, con comportamientos de
lucha o evitación, siendo más deseable (y eficaz) no luchar y no evitarlos. Si bien
las pequeñas retardaciones son inmodificables, las conductas de lucha y evitación
se pueden modificar, constituyendo el núcleo central de la terapia vanriperiana:
<<aprender a tartamudear sin lucha y sin evitación>> (hipótesis psicológica); este
proceder exige un nuevo aprendizaje, consistente en tartamudear más
suavemente, permitiendo que las palabras salgan solas.
144
3-. La hipótesis lingüística/semiótica146
146
La lingüística como ciencia del lenguaje está integrada en la semiótica. Jakobson
(1976), desde la visión funcionalista del lenguaje, incluye la lingüística en la semiótica,
definiendo esta última como el estudio de la comunicación por medio de signos
comunicativos. En el comportamiento comunicativo del hombre distinguimos un
comportamiento vocal, integrado por un componente lingüístico y otro paralingüístico y
comportamiento kinésico (y táctil asociado).
147
El paradigma generativista de Chomsky establece la distinción entre competencia
lingüística, o conocimiento que el hablante nativo tiene de su lengua, y actuación
lingüística, concibiéndola como el uso real de ese conocimiento para producir enunciados.
La actuación es la puesta en funcionamiento o activación de la competencia, siempre en un
contexto determinado, manifestándose en las dos destrezas comunicativas activas o
productivas (expresión oral y expresión escrita), y en las dos pasivas o receptivas
(comprensión oral auditiva y comprensión lectora) de cada sujeto.
145
de las disfluencias, ó por el contrario es la tartamudez la que influye en el
desarrollo insuficiente de las habilidades verbales>> (1991:89); aspecto en el que
Butler (1987:56) coincide: <<Hay alguna evidencia que el retraso en el lenguaje o
los trastornos y la tartamudez pueden venir simultáneamente, también se ha
informado que los niños con trastornos en el lenguaje que no han sido
diagnosticados como tartamudos muestran más disfluencias que los niños sin
trastornos en el lenguaje>>.
Las conclusiones de Rodríguez González (1987:156) sugieren el mismo
grado de competencia entre tartamudos y fluidos, contradiciendo los resultados
anteriores:
148
El uso moderno de Pragmática se remonta a Morris (1938), que pretendió determinar
los atributos de la Semiótica; en la comunicación hay un signo, un designatum y un usuario,
generándose una triple relación entre ellos: la sintáctica trata de los diversos nexos que
los signos mantienen entre sí y de los que se establecen en el seno de los propios signos
(relaciones de implicación); la semántica analiza las vinculaciones de estos con el mundo al
que hace referencia, es decir, con los objetos que se aplican (relaciones de designación);
la pragmática aborda las relaciones más dinámicas, las que existen entre los signos y sus
usuarios dentro del contexto en que estos utilizan aquéllas (relaciones de interpretación).
Otra acepción de Pragmática: es la rama de la lingüística que estudia el componente
pragmático del lenguaje, teniendo el rango de disciplina o campo de investigación similar a
la fonología, semántica, sintaxis, etc.; trata aquellos aspectos del significado no abordados
por la semántica y la sintaxis, que nacen del uso de las oraciones.
146
observada en los comportamientos que lo constituyen: vocal –lingüístico y
paralingüístico- y kinésico. A continuación exploramos los dos elementos del
comportamiento vocal y el comportamiento kinésico.
149
Gorjón (1987:35) identifica los movimientos concomitantes con balbismo o
paracinesias, definiéndolos como <<movimientos insólitos de la musculatura de la cara, del
cuello, de las extremidades o de todo el cuerpo que se realizan simultáneamente con el
lenguaje hablado (movimientos coreicos); recordando en parte a los tics, pudiendo
manifestarse en toda la gama de intensidades>>; Perelló en su “Diccionario de logopedia”
(2002) define balbismo como <<movimientos de cara y cuerpo que acompañan, a veces, la
tartamudez>>; y paracinesias <<defecto de coordinación de los movimientos voluntarios>>.
Las embolofonías son <<sonidos o partículas verbales, intercalados a modo de
muletillas, como las que se emplean en el lenguaje normal, pero no de forma tan pertinaz
(Fiedler y Standop 1984:120). Las embolofrasias son interposiciones de <<sonidos o
palabras sin sentido y sin finalidad en el discurso, con el fin de desviar la atención fóbica
de la articulación que sigue>> (Borragán et al. 1987:223), diferenciándose de las
embolofonías porque contienen más sílabas (embolofrasias: <<¿Sabe?>>, <<Digamos que>>,
<<Como le digo>>, <<¿no es verdad?>>; embolofonías: <<oh>>, <<ah>>, <<mmm>>, <<eh>>, etc.)
147
Comportamiento kinésico. Acompaña al lenguaje hablado, cumpliendo
funciones comunicativas importantes, al interactuar y complementar los
elementos paralingüísticos; comportamientos como parakinesias respiratorias, en
la glotis o en los músculos faciales y los movimientos gestuales están alterados en
el tartamudo hasta el extremo de: <<En el hablante disfémico la secuencia gestual,
que acompaña al habla, se halla limitada o anulada>> (Rodríguez González
1987:159), por tanto, el tratamiento que se deriva de estas consideraciones
consiste en la adquisición y empleo de una gesticulación que contribuya a la
consecución de fluidez:
150
Weiss (1995:96) estudia las relaciones entre los aspectos pragmáticos del lenguaje y la
tartamudez, insistiendo en la necesidad de evaluar <<las habilidades de los clientes para
manejar conversaciones>>, información útil <<no sólo para trazar objetivos terapéuticos, y
escoger contextos óptimos para tratamientos, sino para el establecimiento de
expectativas realistas para la generalización a las actividades de la vida diaria>>.
148
CAPÍTULO III-. CONCEPCIONES ACTUALES DE LA TARTAMUDEZ
149
La causa de que la tartamudez sea tan poco frecuente (entre 0,75% - 1%
de la población mundial) es porque la capacidad de los niños para hablar
fluidamente supera las demandas existentes; si éstas exceden la capacidad del
niño para satisfacerlas, la tartamudez sobreviene. Por tanto, consideramos que la
piedra angular de la teoría de Starweather es el concepto de capacidad.
Se han establecido cuatro áreas evolutivas relacionadas con la capacidad
para el habla fluida: <<control motórico del habla, formulación del lenguaje,
maduración socioemocional y habilidades cognitivas>> (Shapiro 1999:81); áreas que
determinan el grado de capacidad o vulnerabilidad del sujeto para afrontar las
demandas –o estresores externos-, que pueden ser de dos tipos: intrínsecas,
procedentes del propio desarrollo del niño como la maduración de los órganos de
articulación del niño; y extrínsecas, originadas en el ambiente: estrés
comunicativo, estrés interpersonal y situaciones vitales estresantes (Salgado
2005:108). Starweather (1990) propone ejemplos de circunstancias vitales
estresantes, como el cambio de casa, nacimiento de un hermano o la primera
separación de los padres, las cuales <<puede dejar al chico sintiéndose inseguro
por las consecuencias de su conducta, hasta motivar que se convierta en indeciso
al hacer o decir algo. Esta incertidumbre puede empeorar la frecuencia y
severidad de la disfluencia>> (Shapiro 1999:82).
150
tartamudez; interacción que provoca una tasa mundial de tartamudez cercana al
1%, variando de unas culturas a otras, como en otro lugar advertimos.151
151
En “Crítica a la investigación transcultural de la tartamudez” exponemos las tasas de
tartamudez en las culturas.
151
temperamentales que, al interactuar con factores procedentes del desarrollo y
del ambiente, desencadenan el patrón de habla tartamudo.
152
La <<anticipación>> es un fenómeno que ya fue estudiado por Johnson, entre otros.
153
La hipótesis de Bloodstein concede poca importancia a los factores biológicos, que
incluso desaparecen una vez consolidada la tartamudez en el sujeto.
152
pierden relevancia, surgiendo lo que Bloodstein llama <<el autoconcepto del
tartamudo>>, consistente en: <<si un tartamudo se olvidara de que lo es,
desaparecerían los problemas que tiene con su habla>> (Rodríguez Morejón
2003:107). La creencia que el tartamudo tiene de sí mismo genera
involuntariamente una sucesión de cambios en el sistema nervioso periférico
principalmente, acompañado de disfunciones neuromusculares (Rodríguez Morejón
2003:107) dificultando la silenciosa armonía del habla.
Esta misma teoría supone que las creencias sobre la dificultad del habla, lo
desagradable de la tartamudez y la necesidad de evitar los bloqueos no son sólo
consecuencia de la disfluencia, sino que también pueden causarla y sirven para
mantenerla y perpetuarla. Por esto, en algunas ocasiones en las que el sujeto es
capaz de abstraerse de su consideración de persona tartamuda o no teme tanto
153
las reacciones de los oyentes (como en sesiones grupales con otros tartamudos), la
fluidez puede mejorar.
De esta forma, podemos decir que lo que crea la tartamudez está más en el
pensamiento que en la propia habla. El habla con tartamudez es producto de una
forma de pensamiento que contiene falta de confianza en el habla de uno mismo, o
lo que es igual, una creencia en la aparición de la tartamudez.
154
Friedman (1990:36)
155
5.1-. Definiciones.
155
CIE-10 es la décima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades,
revisión empleada en Europa; el DSM-IV-TR es otro manual de diagnóstico de
enfermedades mentales de ámbito universal.
156
Tratamos este aspecto en “Definiciones biomédicas de tartamudez” en el capítulo
“Elementos socioculturales de la tartamudez”, del presente bloque de contenidos.
157
Teoría expuesta en el epígrafe “La salida del armario en el toastmaster”,
perteneciente al bloque de contenidos “La salida del armario y el toastmaster”.
156
El segundo factor es el hecho de que en general el mal de habla de los
tartamudos se acentúa ante quienes representan y/o ostentan la autoridad o
tienen potestad para juzgar, como padres, suegros, cuñados, policías, profesores,
médicos, presidentes de asociaciones, jefes de personal, escalera o negociado,
tanto da, pero jefes.
158
Este autor lo toma de la American Psychiatric Association (2000:77-79).
159
Recordemos que uno de los denominadores comunes de la socialización secundaria de
los tartamudos es la experiencia traumática de la escuela o instituto.
157
consecuencias.160 La definición del DSM-IV-TR es consecuencia del modelo
biomédico que concibe la enfermedad como una entidad esencial y fija, inscrita en
la materia biológica del sujeto, al margen del contexto sociocultural que la
construye.161
Segunda consideración. Efectivamente, determinadas lesiones traumáticas
o derivadas de un accidente cardiovascular pueden incrementar los síntomas de
tartamudez, hecho que analizamos en este mismo epígrafe, en concreto:
Tartamudez adquirida de origen orgánico.
160
En “El segundo proceso: La reducción de pensamientos y sentimientos dolorosos” del
capítulo “Consecuencias identitarias de la participación en el grupo de autoayuda”
analizamos la realidad subjetiva transida de dolor del tartamudo, derivada de la
interiorización de la opresión del estigma. No consideramos que la ansiedad –o el menor
rendimiento- de los tartamudos sea consecuencia directa de su patrón de habla sino a
posteriori, una vez interiorizadas las consecuencias sociales de la tartamudez.
161
En el capítulo IV del presente bloque de contenidos examinamos las características del
modelo biomédico de enfermedad.
162
Van Riper examina minuciosamente (1982:244-257) la historia y el presente de las
clasificaciones de tartamudez, derivadas de multitud de criterios posibles siendo
prácticamente todos de carácter clínico. Mencionamos muy brevemente los criterios y
tipos más comunes de la literatura al uso:
1-. Accidentes. Según el tipo de accidente se refieren dos tipos de tartamudez: por
un lado, la disfemia tónica, guturotetánica, espástica o abierta, <<en la que abundan
inmovilizaciones musculares fonatorias que impiden en absoluto la palabra>> (Perelló
1990:166); y en segundo lugar, la disfemia clónica, labiocoreica, iterativa o cerrada, <<en la
que se producen repeticiones convulsivas de sílabas o palabras, sin contracciones
anormales de los órganos fonadores>> (Perelló 1990:166).
2-. Continuidad. Si bien prácticamente todos los tartamudos tartamudean con mayor
o menor intensidad -pero sin excepciones, en todas las situaciones comunicativas o de
diálogo-, una cantidad muy reducida de tartamudos tartamudea sólo en determinadas
situaciones, como por ejemplo al teléfono o con los suegros: Perelló (2002:495) denomina
este tipo de Tartamudez circunstancial: <<Tartamudez que sólo aparece en ciertos
momentos o lugares: en la escuela, ante el padre, etc.>>; nosotros utilizamos la misma
expresión que nuestros informantes: Tartamudez encubierta. Después de más de un año
de reuniones, nunca escuchamos ni el más leve tartamudeo a Spanning, tartamudo
158
Las disfluencias tartamudas se presentan normalmente entre los dos y
ocho años -y raramente entre los ocho y diez años-; según Mahr y Leith
(1992:283) el 98% de ellas aparecen antes de los diez años es decir, la inmensa
mayoría de los casos: por eso la denominamos tartamudez común. Salgado expone
que: <<A partir de los ocho años la prevalencia alcanza su valor máximo,
disminuyendo progresivamente a partir de ella. Entre los adolescentes, las cifras
oscilan alrededor del 0,8%>>.
Perelló (2002:495) establece que <<la repetición silábica que se presenta
cerca de los seis años de edad, sin tensión muscular, ni espasmos, ni angustia>> no
debe ser considerada tartamudez; las repeticiones silábicas o disfluencias no
tartamudas, antaño concebidas como disfemia fisiológica o tartamudez evolutiva
(Salgado 2005:43), remiten espontáneamente antes de la adolescencia.
159
2-. Tartamudez adquirida o “de aparición tardía”.164
En la práctica actual, sin embargo, los clínicos tienen que ser conscientes
de que sus esfuerzos diagnósticos pueden errar, por las diferentes variedades que
el paciente pueden presentar: (a) La tartamudez puede ser psicogénica pura, sin
que haya otros síntomas, (b) La tartamudez puede ser psicogénica y estar
acompañada de signos neurológicos y síntomas que también son psicógenos; (c) La
tartamudez puede ser neurogénica pura y síntoma de enfermedad neurológica, sin
tener relación causal con esta enfermedad, o puede existir como una reacción
psicológica a los síntomas neurológicos.
164
Observamos que teóricos como Lavid (2003:17), que desdeñan las explicaciones
psicológicas, conciben la tartamudez adquirida como exclusivamente neurogénica, es decir
derivada de un accidente orgánico ignorando las psicogénicas, o derivadas de traumas
psicológicos: <<Habida cuenta de que la tartamudez adquirida siempre está asociada a
algún tipo de daño cerebral, se suele presentar normalmente en adultos, que han tenido
más tiempo para lesionarse o desarrollar una enfermedad>>.
165
En última instancia, la distinción procede de Mercurialis (s. XVII) quien estableció la
balbutia naturalis –de origen orgánico- y la balbutia accidentalis –la psicológica-. Optamos
por primar el momento de aparición antes que la causa que origina la tartamudez porque es
más fácil de determinar; sin embargo, la causa sigue siendo una incógnita.
160
2.1-. Tartamudez adquirida de origen psicológico (o psicógena).
166
Antes de emprender este trabajo, conocimos a los miembros de ADISCAN, Asociación
de Disfémicos de Cantabria, participando en la jornada de presentación pública de la
asociación; a continuación, en un ambiente relajado conversamos con los miembros de la
misma, encontrando un caso de tartamudez adquirida de origen psicológico: a la edad de
21 años, tras ver cómo un tren atropellaba mortalmente a su padre, comenzó a
tartamudear moderadamente. No tomamos nota de las peculiaridades del relato, si bien
recordamos de memoria que cumplía al menos cinco de las ocho características
mencionadas por Deal (1982:300). En el trabajo de campo de esta investigación, no
conocimos ningún informante que presentara este tipo de tartamudez.
161
aludidos los síntomas del discurso resultan ser una metáfora particularmente
acomodada al conflicto psicológico.
162
2.3-. Tartamudez mixta.
163
A pesar de 20 siglos de fracasos estrepitosos, el sueño de la cura de la
tartamudez pervive en el corazón de los clínicos.
El espíritu del cirujano Johann Friedrich Dieffenbach está vivo. Seducidos
por el maniqueísmo biomédico que distingue lo bueno de lo malo, lo limpio de lo
sucio, la salud de la enfermedad, Lebrun y Bayle (1973:89) exhiben la hoja fina
del bisturí con aspiraciones tan añejas como sospechosas:
167
Sheehan (1970:4) concibió la tartamudez como un problema de identidad, porque la
mayoría de los tartamudos desarrollan el rol o papel de fluidos; nuestra teoría de la
164
Un tema muy tratado en los grupos es la desigual vivencia subjetiva del
mismo grado de tartamudez: si bien algunos leves (o moderados) apenas conceden
importancia a sus tropiezos, otros se sienten atrapados por los mismos. Idéntica
identidad social no supone consecuencias identitarias similares en la esfera
personal porque la identidad personal criba la social, en última instancia.
identidad mixta interpreta este hecho no como un falso rol sino como una muestra más de
la doble condición de los tartamudos, como exponemos en el epígrafe “Identidad mixta”,
del capítulo II: “Teoría de los grupos” del bloque de contenidos “Tartamudos en grupos de
autoayuda”.
168
Estudiamos este aspecto en el capítulo IV, “Elementos socioculturales de la
tartamudez”.
165
Frecuencia Duración Tensión Sonidos Movimientos
de de visible o raro y asociados
disfluencias disfluencias audible muecas de otras
cuando partes del
habla cuerpo
Muy leve <1% Fugaz Ninguna No Ninguno
Leve 1-2% <1 seg Ninguna No Ninguno
Leve/moderada 2-5% 1 seg Un poco Muy pocos Pocos
Moderada 5-8% 1 seg Algo Algunos Algunos
Moderada/grave 8-12% 2 seg Algo Algunos Algunos
Grave 12-25% 4 seg Mucha Muchos Muchos
Muy grave >25% >4 seg Mucha Muchos Muchos
169
A raíz del estudio "Stuttering may be a type of action dystonia (Mov. Disord. 1996
May; 11(3):278-82), se propuso el Akineton (Biperideno) como posible fármaco para
combatir los síntomas de la tartamudez; este fármaco tiene propiedades anticolinérgicas
muy utilizadas en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.
166
pacientes que tienen el síndrome también tartamudea (Comings, 1995; Vinnard,
1990b).170
170
El 25% de los pacientes del Síndrome de Tourette presentan manifestaciones motoras
asociadas, copropraxia (movimientos obscenos) y coprolalia (vocabulario obsceno): si bien
tartamudos graves y muy graves presentan manifestaciones motoras asociadas (balbismo
o paracinesias), no se han descrito casos de copropraxia y coprolalia.
171
Las causas de que ambos síndromes aparezcan asociados al menos en un tercio de los
casos pueden ser la existencia de una alteración en el núcleo estriado y también, los
valores bajos del ácido homovalínico.
172
Lavid (2003:19) explica que el Haloperidol <<fue la primera medicación que superó la
experimentación a doble ciego y con grupo placebo, y ha sido objeto de estudio para
combatir la tartamudez de desarrollo, más que cualquier otra medicación. El Haloperidol
es un compuesto sintético que desarrolló el médico belga Paul Janseen a finales de la
década de los 50 del siglo pasado>>. Esta sustancia actúa bloqueando los receptores
dopaminérgicos del cerebro y específicamente los del tipo 2; al igual que la tartamudez, el
síndrome de Tourette está relacionado con el aumento de la actividad dopaminérgica.
Lavid (2003:19) aclara que el motivo que indujo a utilizar el Haloperidol con tartamudos
fue su eficacia en el tratamiento del síndrome de Tourette.
167
decir que comparar los rictus vocálicos que sufren estos pacientes con la
tartamudez es como comparar un lapicero con una moto. (...) En definitiva
comparar y reducir la tartamudez a un tic nervioso es poco menos que
simplificador y no ha podido aportar nada al campo>>.
Intuición avalada por las últimas investigaciones en este campo, expuestas
por Lavid (2003:19):
173
Recordemos que fueron las hipótesis o teorías logopédicas las pioneras en concebir la
tartamudez como una hiperexcitación nerviosa manifestada de múltiples formas.
168
En este bloque de contenidos no incluimos testimonios de informantes
respecto a las concepciones clínicas de la enfermedad porque dicha tarea se
escapa de los objetivos de este trabajo; si acaso, mencionamos la existencia de un
distanciamiento entre estos enfoques y la concepción nativa de la enfermedad.
¿Qué sucede si un nativo es experto en tartamudez: secunda los enfoques
biomédicos o se distancia de los mismos? Consideramos que el tartamudo secunda
o no los enfoques teóricos biomédicos dependiendo del daño que la tartamudez le
ha ocasionado, su grado de satisfacción social e ideología.
169
CAPÍTULO IV-. ELEMENTOS SOCIOCULTURALES DE LA TARTAMUDEZ
1-. Introducción
174
Denominamos Biomedicina de la tartamudez a aquellas concepciones del fenómeno
surgidas en la medicina y psicología occidental, a partir de las investigaciones de Orton y
Travis; por Biomedicina entendemos la atención médica profesional que ostenta la
hegemonía en los países occidentales; también denominada <<alopática>>, <<científica>>,
<<convencional>>, <<cosmopolita>>, <<formal>>, <<hegemónica>>, <<moderna>>, <<occidental>>,
<<oficial>>, <<ortodoxa>> e incluso paradójicamente <<tradicional>>.
175
Kleinman (1980; 1988a; 1988b) examina el modelo biomédico y los axiomas
epistemológicos que lo constituyen; analiza la visión unicausal y reduccionista de los
fenómenos médico-sanitarios, estrechamente vinculada a la oposición dual ontológica,
siempre presente en los postulados de la biomedicina: salud/enfermedad, mente/cuerpo,
masculino/femenino, etc. De acuerdo con Kleinman, el modelo biomédico establece que lo
psicológico y lo social son epifenómenos derivados de la realidad física y material,
ontológicamente superior; escribiendo (1988a:143-144): <<El modelo biomédico consolidado
tiene prejuicios como por ejemplo, que ofrece una visión estratigráfica de la enfermedad,
en la que la biología es el origen y las dimensiones psicológicas y sociales de la enfermedad
son capas epifenoménicas, supraestructurales que desaparecen cuando se descubre la
infraestructura como por ejemplo, la base biológica. Está científicamente legitimado que
la intervención se describa en términos biológicos. Si se expone en términos de las
ciencias sociales resulta científicamente sospechoso. El reduccionismo, concebido como un
método inadecuado en la biología ecológica y evolutiva –tal y como he demostrado-, florece
en la medicina. La epistemología diaria en las ciencias médicas deriva del positivismo lógico
170
La biomedicina de la tartamudez es la perspectiva que más ha investigado
el fenómeno en los últimos setenta años, desde que se postulara la teoría del
déficit de la predominancia de Orton y Travis; siete décadas de investigación de
una característica que afecta al 1% de la población produce gran cantidad de
conocimiento, complejo, dispar y contradictorio, perpetrado por disciplinas poco o
nada interdisciplinarias como la psicología conductista, psiquiatría, neurología,
inmunología, psiconeuroinmunología, genética, dietética, medicina interna,
foniatría etc.
La investigación biomédica de la tartamudez es un conglomerado de
hipótesis teóricas que explican la parte pero no el todo, un abanico de teorías sin
apenas eficacia terapéutica, una suerte de principios y propósitos científicos que
desatiende un hecho esencial: que la tartamudez es una conducta desviada,
socioculturalmente construida.176
La investigación actual de la tartamudez evidencia una cantidad sustancial
de teorías heterogéneas e insuficientes, propuestas teórico-prácticas que
exhiben una notable coherencia teórica, deviniendo ñoñas y estrafalarias en la
terapéutica del síntoma; por ejemplo: ¿cómo desmontar “la imagen de mal
hablante” que el tartamudo tiene de sí mismo si dicha imagen lo constituye?
(Friedman); ¿cómo un tartamudo consigue desmantelar o transformar su
autoconcepto para que su patrón de habla desaparezca? (Bloodstein). Parecen
propuestas de hipnotizadores antes que de psicólogos experimentales.
clásico, desacreditado por los filósofos de la ciencia, pero que preside las clases de las
facultades de medicina>>.
La Antropología crítica de la medicina, inspirándose en Virchow (1821-1902),
propone <<como seña de identidad de la especialidad el análisis crítico de la biomedicina
como instrumento de poder y control social del sistema capitalista>> (Martínez Hernáez
1996:375).
176
El interaccionismo simbólico y la teoría de la construcción social (Berger y Luckman
1968), que constituyen parte de nuestro marco teórico, se aplican a cualquier
manifestación o parcela de la realidad social, como la conducta desviada; autores como
Billings y Urban (1998:92) han aplicado estos axiomas teóricos a la transexualidad,
fenómeno paralelo a la tartamudez como explicamos en Transritmo: más allá de la
tartamudez, considerando: <<Demostramos que la transexualidad es una realidad
socialmente construida que sólo existe en y a través de la práctica médica>>.
177
Salgado sentencia (2005:63): <<La causa última de la tartamudez permanece
desconocida después de varias décadas de investigación centradas en el origen del
trastorno>>.
171
etiología o la clínica del síntoma; a continuación, revisamos críticamente las
definiciones más frecuentes de la tartamudez, proponiendo una perspectiva
ignorada o silenciada en la investigación de la tartamudez que arroja luz sobre el
fenómeno: la perspectiva sociocultural.
En último lugar, revisamos los estudios transculturales elaborados por
clínicos del siglo pasado con el propósito de legitimar culturalmente las teorías
biomédicas, centrándonos en las relaciones entre identidad y cultura.
172
trabajo de Cabrera (1993) examina esta distinción, sirviéndonos como referencia
para la presentación de las definiciones de la biomedicina de la tartamudez.178
178
Con el fin de no cansar al lector, evitaremos la expresión definiciones de la biomedicina
de la tartamudez simplificándola como definiciones de la tartamudez, porque todas las
definiciones que aquí aportamos son producto de las investigaciones de la biomedicina (o
biomédicas) de la tartamudez. En caso contrario lo especificamos.
179
Kaplan y Sadock (1987) definen las teorías semantogénicas de la tartamudez como
aquellas que suponen que <<el tartamudeo es una respuesta patológica aprendida que da
lugar a dificultades para pronunciar las primeras sílabas y a repeticiones de palabras>>.
173
tartamudez pertenece a la semántica porque es producto de la interacción
lingüística entre hablante/oyente, otorgando la primacía del proceso al oyente:
<<La tartamudez a menudo comienza no en la boca del chico sino en el oído de los
padres>> (Johnson 1959).
¿Qué es ello? Tanto para adultos como para niños, ello significa perder el
control del habla cuando no son capaces de seguir, incluso cuando saben la palabra
que están intentando decir. Una vez que pierden el control, sienten un sentimiento
de indefensión, como si anduvieran por el borde de un precipicio, zozobrando e
incapaces de dominarse.
180
Bajo el epígrafe “Pensamiento de sí mismo: el auto concepto”, dentro del segundo
proceso, perteneciente al capítulo IV del bloque “Tartamudos en grupos de autoayuda”.
174
La definición de Perkins representa el punto de vista del tartamudo,
ignorando las propiedades lingüísticas de su producción de habla: el registro
semántico y la ruptura del ritmo. Pese a ser tartamudos, Van Riper y Johnson
adoptan la posición del oyente quizás por su condición de teóricos o clínicos,
comparando el patrón de habla tartamudo con el fluido, al margen de la
experiencia subjetiva de pérdida de control que como nativos acusan.
175
percibe y se categoriza como tartamudez, diagnosticando y penalizando al
transgresor:181 la evitación y huida son las conductas más frecuentes.
Por tanto, el contexto sociocultural es imprescindible para categorizar las
disfluencias como tartamudas, en consonancia con elementos socioculturales como
el criterio de normalidad/anormalidad. La tartamudez no es un trastorno esencial
al sujeto, inscrito en su materia biológica, sino que está socioculturalmente
construido y en estrecha vinculación con otros elementos como el concepto de
salud y anomia (Arrizabalaga 2000:77):
181
En nuestra cultura, el tartamudo es un transgresor involuntario de la norma que paga
las consecuencias de su acción: el estigma es la pena más común.
176
años más tarde, Rodríguez Carrillo (2003:135) propone la unidad biopsicosocial
como modelo explicativo:
182
Ya expusimos la tesis de Damasio (2001) que difumina la distinción entre lo bio y lo
psico.
177
tartamudo (Perkins 1992:100; Sheehan 1970:4) y ninguno contempla la identidad
social del tartamudo.
178
El patrón de habla tartamudo es un comportamiento que vulnera las reglas
sociales de la comunicación, desviándose de la norma sociocultural;183 el tartamudo
no es capaz de acatar el ritmo de emisiones impuesto socialmente, siendo
condenado lenta y paulatinamente a la periferia, el aislamiento y silencio social:184
<<De hecho, los locutores desprovistos de la competencia lingüística legítima
quedan excluidos de los universos sociales en que ésta se exige o condenados al
silencio>> (Bourdieu 1985:29).185
183
Concebimos la desviación socialmente definida, coincidiendo con la teoría del labeling.
184
Recordemos que Rodríguez González (1987:156) examina la actuación lingüística de los
tartamudos, considerando que la tartamudez afecta a los comportamientos del sujeto que
constituyen el acto comunicativo, deduciendo que es un problema semiótico.
185
Expusimos detalladamente la reclusión del tartamudo en el epígrafe “El segundo
proceso: La reducción de pensamientos y sentimientos dolorosos”, del capítulo IV del
bloque de contenidos “Tartamudos en grupos de autoayuda”.
186
Pfuhl y Henry (1993) aplican el interaccionismo simbólico y la teoría de la construcción
social para describir el proceso de desviación. Resulta curioso que este autor y todos los
que hemos consultado –excepto Goffman y Freidson- no mencionan la tartamudez como
una conducta desviada y/o estigmatizada -socialmente construida-; no creemos que la
causa sea que la tartamudez no reúne los requisitos para ello –todo lo contrario- sino el
desconocimiento que estos autores tienen de la tartamudez.
187
Autores como Lupton, Conrad y Schneider o Illich han estudiado la medicalización de la
sociedad y de la vida. Lupton analiza el poder de control de la medicina desde la
perspectiva funcionalista (1994:7): <<Entonces, el rol de la profesión médica consiste en
actuar como una institución necesaria de control social, guardián moral de la sociedad, que
utiliza su poder para distinguir entre normalidad y desviación, como ya lo hizo en su día la
Iglesia. El mantenimiento del orden social es la base del modelo funcionalista que teoriza
179
La clínica biomédica en particular, desarrollada a partir de la tercera
década del siglo pasado, ha concebido la tartamudez como desorden orgánico,
hiperactividad neuronal, descoordinación entre sistemas, la teoría del déficit de
la predominancia trastorno neuromuscular inducido genéticamente, autoconcepto
de mal hablante, insuficiente confianza, etcétera; aislando el síntoma o síndrome
para su posterior examen, experimentación y tratamiento. La medicalización de la
tartamudez evoluciona históricamente en consonancia con los parámetros sociales,
epistemológicos y científico-médicos, estrechamente vinculada a las ideas de
salud y anomia.188
180
El clínico examina escrupulosa y asépticamente las propiedades del
síntoma, sin atender al proceso que lo ha generado: es el producto final de una
dialéctica interdependiente entre el contexto sociocultural y el sujeto, entre lo
socio y lo biopsico. A pesar de la obligada mención al segmento socio de la unidad
biopsicosocio, la investigación se centra exclusivamente en lo psicobio, ignorando
el contexto sociocultural del síntoma.
181
Concluimos que el tartamudo incorpora los axiomas de la medicalización en
su sistema de creencias, impidiendo la plena aceptación de la condición tartamuda,
porque la clínica biomédica siempre considera factible la corrección del mal de
habla; el tartamudo alberga la esperanza de que un nuevo programa o tratamiento
terapéutico, cuando no un fármaco de nueva generación, sea el definitivo;
esperanza que cíclicamente renueva consultando foros virtuales o acudiendo a
clínicos más especializados, mejor formados y más sensibles a la problemática. La
creencia de que la tartamudez es una enfermedad o trastorno, y por tanto
curable, permanece incólume en el sistema de creencias del afectado, a pesar de
la sucesión de fracasos terapéuticos; creencia de la que no sólo participan
tartamudos sino también fluidos, quienes lo recuerdan con frecuencia, incitando a
la consulta clínica o a la ejecución de tratamientos alternativos, como las flores
de Bach o la homeopatía, del todo ineficaces en el tratamiento de la tartamudez.
Creemos, por definición, desde luego, que la persona que tiene un estigma
no es totalmente humana.
190
Freidson (1978:241) califica el estigma de la tartamudez como “ilegítimo y con
desviación menor”, definiéndola como: <<el desviado es exceptuado de algunas obligaciones
normales en virtud de la desviación de la que técnicamente no se le hace responsable pero
consigue pocos, o ningún, privilegios y asume ciertas obligaciones nuevas, especialmente
desventajosas>>. El estigma de la tartamudez <<arruina de alguna manera la propia
identidad regular pero no la reemplaza>> (1978:240); coincidimos con Freidson en el
sentido de que el estigma de la tartamudez arruina la identidad, si bien optamos por la
expresión <<fisura la identidad>>.
191
No nos extendemos en este aspecto, porque expusimos detalladamente las
consecuencias de la opresión del estigma en el epígrafe “El segundo proceso: La reducción
de pensamientos y sentimientos dolorosos”, del capítulo IV del bloque de contenidos
“Tartamudos en grupos de autoayuda”.
182
3-. Concluimos que la tartamudez es un comportamiento socioculturalmente
construido, definido como desviado de la norma social que determina la realidad
subjetiva del afectado (o como hemos afirmado en otro lugar, la identidad
personal se nutre de la social); el tartamudo interioriza las consecuencias de la
medicalización y el estigma, elementos socioculturales por excelencia: deterioran
su orgullo, impiden la plena aceptación de la identidad tartamuda, suscitan
pensamientos y sentimientos de la herida de la diferencia induciéndolo a una vida
periférica, solitaria y silenciosa, e ignoran la condición identitaria con la que los
tartamudos se identifican más, la fluida.192
Consideramos que los elementos socioculturales (lo socio) contextualizan lo
biopsicológico (lo biopsico), secundando la propuesta de Bruner (1991:106):
192
Ya hemos expuesto en el epígrafe “Procesos psicosociales: Categorización, identidad y
autocategorización social”, del capítulo II del bloque de contenidos “Tartamudos en
grupos de autoayuda” nuestra teoría de la identidad mixta del tartamudo.
193
Ya hemos explicado sobradamente las posibilidades de habla de los tartamudos.
183
Del espectro de ritmos lingüísticos que el tartamudo emite, la biomedicina
sólo atiende a un segmento del mismo, el extremo tartamudo del continuum,
interpretando el resto de emisiones como confirmación de la patología del primero
(medicalización);194 la mayoría de la población fluida desconoce la existencia del
patrón fluido de los tartamudos, y si lo conociera, posiblemente se interpretara
como una rareza más, que añadida al patrón de habla irregular, conforma un
sujeto extraño, poco humano (Goffman 1970c:15), objeto de sospecha y estigma
social (estigmatización).
La medicalización y estigmatización aíslan las propiedades lingüísticas de
un segmento de la ejecución lingüística del tartamudo, ignorando las emisiones
más significativas para él; ambos elementos atribuyen al sujeto una identidad
única, la tartamuda, consecuencia de la observación y examen de las propiedades
del segmento lingüístico previamente seleccionado, al ser el único visible, audible
y objeto de experimentación clínica y estigma. Las emisiones fluidas son
excluidas.
194
La dicotomía ontológica de la biomedicina no tolera la diversidad de patrones del habla,
negando la posibilidad de emisiones simultáneas en el mismo sujeto: emisiones tartamudas
y fluidas. Niega la alternancia de ritmos. La biomedicina acata La ley del todo o nada que
rige la transmisión neuronal: o tartamudo o fluido, invalidando posiciones intermedias.
Creemos que la dualidad ontológica a la que previamente aludíamos explica esta
característica de la biomedicina.
195
Tratamos las relaciones de dominación en el epígrafe “Consecuencias médicoclinicas” de
“Consecuencias de La salida del armario”, perteneciente al bloque “La salida del armario y
el toastmaster”.
196
Como hemos mencionado, Kleinman (1980; 1988a; 1988b) examina el modelo biomédico
advirtiendo de la oposición dual ontológica presente en este paradigma; creemos que como
consecuencia de la misma, la biomedicina no puede aceptar el hecho de que un tartamudo
sea tartamudo y fluido a la vez, al igual que no acepta que una persona sea varón y mujer
184
tartamudo, quien se encuentra en una situación adversa y conflictiva para mostrar
la verdad. Los clínicos escudriñan el habla pública constituida por el patrón de
habla tartamudo porque emerge de una situación de diálogo; la mera presencia de
un hablante altera el patrón de habla del tartamudo, quien a nadie puede mostrar
que su fluidez, al ser sencillamente incompatible con la presencia de personas:
nunca puede mostrar y demostrar fehacientemente la evidencia.197 La verdad del
tartamudo es inaudible.
En conclusión: los tartamudos exhiben un amplio espectro de ritmos
lingüísticos, identificándose con el patrón de habla fluido; se distancian de la
biomedicina y la población fluida, que anula las ejecuciones fluidas por suponerlas
anecdóticas y sospechosas, pasando de ser una persona que tartamudea a veces a
exclusivamente tartamudo.
A continuación analizamos cómo se construye la identidad tartamuda sobre
la base de un segmento del patrón de habla, derivándose consecuencias sociales
que se traducen en relaciones de dominación, tomando como referencia otros
colectivos minoritarios como transgeneristas.
Una vez fijada la identidad de género, de uno y otro, del masculino y del
femenino, se esperan conductas apropiadas que se acomoden a lo socialmente
prefigurado. Se da paso a la fijación de los roles de género. Se instaura el sexo, a
través del género, en sociedad. Y de la sociedad se hace un paritorio.
185
obligado cumplimiento (roles de paciente) y consecuencias sociales (roles
sociales).
Roles de paciente: satisfacer la exigencia médica (y social) de anular el
síntoma, enmascarándolo con oscuras técnicas; si el paciente no fuera capaz de
cumplirlo, la prescripción consiste en aceptar la presencia de síntomas patológicos
en su cuerpo, como de hecho propone la terapia de la aceptación y compromiso.
Roles sociales: la necesidad de encubrir las conductas socialmente
indeseables (Goffman 1970c:91-111) y otros que Goffman detalla (1970c).
Constatamos un conflicto entre dos posiciones: la externa, constituida por
clínicos biomédicos y sociedad en general y la interna, la población tartamuda;
conflicto que requiere la introducción de una propuesta conceptual que supere las
divergencias planteadas.
198
Esta teoría considera que la mixtura de identidades con la que los tartamudos se
identifican no es el eje vertebrador de la identidad, al igual que la población fluida no
articula su identidad en función de la fluidez; la comunidad tartamuda no define su
identidad en función de la tartamudez: es una característica accidental de la misma, sin
consecuencias sociales.
199
Taquifemia es <<habla rápida con omisión o sustitución de fonemas o sílabas>> (Perelló
2002:494); y bradilalia: <<articulación lenta pero correcta>> (Perelló 2002:86).
200
Respecto a la comunidad homosexual, Nieto (2003b:74) expone: <<La amplia evidencia
acumulada sobre la homosexualidad muestra que la ciencia y la medicina han contribuido
186
Proponemos las denominaciones Comunidad transrítmica, Transrítmicos y
Personas transrítmicas para designar a quienes exhiben un amplio espectro de
ritmos lingüísticos, dependiendo de las situaciones discursivas, circunstancias y
oyentes; y a quienes no confieren consecuencias identitarias derivadas del ritmo
del habla.
en gran parte a la construcción de la homofobia (Terry, 1997); si bien no existe fobia a los
tartamudos, el estigma es la nota dominante a la que creemos que la medicalización de la
tartamudez ha contribuido. El criterio (B) de la definición diagnóstica del DSM IV-TR
establece que <<La alteración de la fluidez interfiere en el rendimiento académico o
laboral, o en la comunicación social>>; definición que, aparte de otras consideraciones que
en otro lugar analizamos, asocia la alteración de la fluidez a un rendimiento más bajo en
tres áreas, fortaleciendo el estereotipo social existente: los tartamudos como sujetos
con menos capacidades que la media social. Creemos que el criterio (B) de este manual de
diagnóstico confirma el nexo entre medicalización y estigma; o, cuando menos, fortalece el
estereotipo estigmatizado del tartamudo.
Nuestra visión es diferente: en ningún caso pensamos que la tartamudez interfiera
directamente en el rendimiento sino que las consecuencias sociales de la misma inciden en
la realidad subjetiva del tartamudo, incidiendo posteriormente en las relaciones sociales;
implicando menor rendimiento en distintas facetas de la vida cotidiana, como explicamos
en el epígrafe “Conclusiones: definición, tipos y grados de tartamudez” del capítulo III
del presente bloque de contenidos.
187
patrón lingüístico e identidad, rechazando que la identidad sea una proyección o
prolongación del patrón de habla.
Determinar el destino de un sujeto basándose en el ritmo lingüístico que
emite, escogido de un amplio espectro –por considerarlo el más significativo-, es
un acto limitador de la libertad del sujeto, que constriñe su potencial identitario y
existencial. De forma similar a la comunidad transgenerista, cuyo aforismo
Anatomy is destiny condensa la ideología contra la que lucha (Nieto 1998:32),
Transritmo niega consecuencias médicas, sociales y morales (Destino) derivadas
de las producciones corpóreas (Habla), despatologizando cuerpos e identidades.
Transexualidad y Tartamudez son dos categorías clínicas consideradas
como enfermedades psiquiátricas, especificadas en el DSM-IV-TR (Nieto
1998:26; Salgado 2005:23); si bien los transexuales pretenden erradicar la
categorización, siguiendo los pasos de gays y lesbianas, los tartamudos no lo
plantean, quizás a consecuencia del alto grado de interiorización de los axiomas de
la estigmatización y medicalización.
Transritmo concibe el patrón de habla, taquifémico, bradilálico o
tartamudo, exentos de patología, salvo en casos extremos en los que la
comunicación está seriamente comprometida, como por ejemplo, ritmos tan
sumamente lentos y discontinuos que apenas emiten contenido lingüístico,
equiparándose al mutismo.201
201
Este podría ser el caso de Cantante.
202
Analizando el género de la comunidad intersexual, Nieto (2003b:79) se pregunta:
<<¿Por qué no se replantea la sociedad el binario de géneros?; pregunta perfectamente
deducible de la empiria de la población tartamuda: ¿Por qué no se replantea la sociedad el
binario de ritmos?. A continuación, Nieto (2003b:79) se pregunta: <<¿cuál es el objetivo
de seguir manteniendo tercamente la política de los dos sexos, cuando la evidencia
corporal destruye de raíz el planteamiento adoptado?>>; si la producción de habla de los
tartamudos evidencia la alternancia de ritmos, ¿por qué la biomedicina insiste en la
bipolaridad maniquea?.
188
tartamuda se suceden ininterrumpidamente: no existe patrón permanentemente
tartamudo, salvo raras excepciones.203
La medida externa del ritmo atribuye el carácter patológico, anómico y
grotesco a las emisiones, provocando la mutación del ritmo en síntoma; el conjunto
de síntomas o síndrome conquista el cuerpo, transformando la identidad: el
afectado pasa de una mixtura de identidades a la identidad única; el síndrome
corrompe el cuerpo del que brota, marcando su destino. Marca que es estigma
social (Goffman 1970c:11): <<Los griegos, que aparentemente sabían mucho de
medios visuales, crearon el término estigma para referirse a signos corporales
con los cuales se intentaba exhibir algo malo y poco habitual en el status moral de
quien los presentaba>>.
Transritmo despatologiza la sucesión de emisiones fluidas y tartamudas, al
concebirlas como manifestaciones de la diversidad de la producción corpórea,
rechazando que el elemento lingüístico se apodere de la identidad personal y
social.
203
Como señalamos en “Tipos de tartamudez”, epígrafe perteneciente al capítulo III
“Concepciones actuales de la tartamudez” del presente bloque de contenidos, existen
varios tipos de tartamudez; la tartamudez adquirida de origen orgánico constata lesiones
físicas que provocan tartamudez. Culatta y Goldberg (1995:34) definen este tipo de
tartamudez como: <<el resultado de una neuropatología identificable en el hablante, sin
problemas de fluidez en su biografía antes de la presencia de la patología>>.
189
que <<Las categorías dejan de ser sagradas, y todo lo que antes era identificable
con certeza ahora empieza a mezclarse>> (Amaya 2003:111).
¿Cómo se sostiene en la posmodernidad una categoría tan contundente,
omnipotente y decisiva para el sujeto como la tartamudez, presente en la historia
desde la noche de los tiempos? ¿qué sentido tiene categorizar (y petrificar) a un
sujeto con una identidad estática y decisiva, dada la multiplicidad de yoes que
presenta? Tartamudez petrifica la identidad del afectado, induciéndolo al rol de
dominado en clínica y en las relaciones sociales; el estigma de la tartamudez
cosifica, restringiendo la vida social del etiquetado e induciéndolo al silencio. En
una época marcada por la heterodoxia y la polisemia, consciente de la
autorreferencialidad de todo discurso, ¿cómo es posible que el destino de una
persona esté marcado por el síntoma?.
190
La desmedicalización no aparece hasta que el problema deja de definirse
en términos médicos y no se conciben los tratamientos clínicos como directamente
relevantes para la solución del problema.
204
Estudiamos estos aspectos en “Las consecuencias médicoclinicas de La salida del
armario”, del bloque de contenidos “La salida del armario y el toastmaster”.
191
2-. Respecto al primer objetivo: Van Riper (1982:1-10) -que por cierto, titula
el primer capítulo de su conocido libro como “El problema y su universalidad”-,
recurre a la historia y al estudio transcultural para demostrar la existencia
universal de la tartamudez (1982:2): <<El desorden ha evidentemente estado con
nosotros durante mucho tiempo y ha existido en todas las esquinas del planeta>>;
Van Riper defiende la presencia de la tartamudez en la historia y en todas las
culturas, al menos en las conocidas: <<La universalidad de la tartamudez se puede
demostrar por su presencia actual en muchas y muy variadas culturas>> (1982:4).
Van Riper (1982:8-9) considera que la universalidad de la tartamudez arroja
luz sobre su naturaleza, definiéndola como un desorden de coordinación muscular;
definición que contiene elementos universales como el control automático de la
coordinación y el estrés (1982:9), siempre según este autor.
193
El método comparativo ha sido muy criticado desde distintas posiciones y
escuelas de antropología, especialmente particularistas, funcionalistas,
relativistas culturales y, por supuesto, la psiquiatría transcultural actual, también
llamada antropología crítica de la medicina (Martínez Hernáez et al. 2000).
Igualmente, la antropología posmoderna niega la posibilidad de una antropología
cultural comparada (Kuper 2001:258).
Secundamos el rechazo metodológico de estas escuelas antropológicas a la
psicometría etnocéntrica biomédica y el método comparativo, y defendemos la
vinculación de las variables socioculturales a los contextos culturales específicos,
como Martínez Hernáez et al. preconizan (2000:215):
194
La repetición ocasional de la sílaba inicial de algunas palabras de los Navajo
parece ser un hábito del habla que no provoca inconveniente o vergüenza. No
parece ser una manifestación nerviosa y si no se pudiera clasificar como una
brusquedad normal del habla sería un defecto, del tipo Stammering pero no
Stuttering. La tartamudez (Stuttering) es una ruptura del ritmo del discurso y no
se debería confundir con Stammering, que depende de defectos de articulación.
Stammering depende de la actuación del lenguaje (performance) y la tartamudez
depende de conflictos emocionales.
2-. Stewart (1959) centra sus esfuerzos en hallar un vocablo que designe
la tartamudez en las comunidades Bannock y Shoshone, concluyendo (1959:66):
195
En la exposición crítica de los trabajos de Lemert (1953; 1962) -que
exponemos en este mismo epígrafe- desarrollamos la correspondencia entre
identidad y cultura.
196
La pretensión de justificar la universalidad de la tartamudez reposa en
última instancia en la hipótesis de que lo biológico distingue al ser humano,
concibiendo la tartamudez como un desorden de la materia biológica; pretensión
reduccionista que ignora otras partes constitutivas del ser humano, como la
cultura. Creemos con Geertz (2001:51) que el ser humano constituye un sistema
unitario de elementos heterogéneos interrelacionados:
205
Edwin M. Lemert en 1953 era profesor asociado de Sociología de la Universidad de
California de Los Angeles.
197
Lemert (1953:170) interpreta los datos al final de la exposición de los casos,
mediante conceptos e hipótesis más que cuestionables:
Hace casi ciento cincuenta años, Hunt escribió que los nativos de los
pueblos primitivos no presentaban casos de tartamudez: <<no existe ningún salvaje
con impedimentos del habla>> (en Stewart 1959:1); hipótesis que autores
posteriores sostuvieron y que Stewart recoge (1959:1): <<Una conclusión de uno
de estos primeros autores (Allen 1910) es que la tartamudez es un fenómeno que
acompaña a la civilización, conclusión refrendada por autores más recientes como
Bullen (1945) y que, establece en general que miembros de culturas ágrafas no
tartamudean>>.
198
Lemert examina con categorías occidentales las consecuencias sociales de la
tartamudez en estos amerindios, observando en ciertos grupos patrones de
comportamiento occidentales, como la penalización social.
Este autor (1962:5) registra una reducida tasa de tartamudez en las islas
de la Polinesia, observando numerosas peculiaridades como por ejemplo, que los
samoanos aplican el mismo término para designar tartamudez y mudez. Los
tartamudos de Hawai <<no eran rechazados socialmente y, como uno de los
informantes dijo, podían ser buenos trabajadores manuales, en la pesca o en labor
de retales de taro>> (1962:5); los habitantes de Mangaia (Islas Cook) <<nunca se
reían o ridiculizaban a los tartamudos. Los individuos que tartamudeaban no son
socialmente rechazados y no tienen problemas para el matrimonio o el trabajo>>
(1962:7); y por último, en la sociedad samoana: <<No hay rechazo a los tartamudos
respecto a la ocupación y los tartamudos no se retiraban socialmente>>.
Sin duda lo más característico es la creencia de que <<se concibe que han
nacido así>>, presente en las sociedades hawaiana y mangaiana (Lemert 1962:5-6);
concepción que origina consecuencias sociales y médicas de indudable repercusión
en la identidad personal los afectados:
No se conoce cura para esta condición, y los Kahunas –que son los médicos
hawaianos- no se molestaban en ofrecer medicinas, remedios o similares para
tratar a tartamudos.
199
Teniendo en cuenta las descripciones de Lemert expuestas previamente,
esta cita merece dos consideraciones: la primera, si realmente estas personas no
están discriminadas en una actividad relevante de la sociedad samoana -la danza-,
e incluso sacan provecho de sus defectos, ¿por qué Lemert las califica de
defectuosas?; la segunda: esta descripción permite hipotetizar que la identidad
personal del tartamudo está sujeta de alguna manera de la concepción social de la
tartamudez: en la sociedad samoana la creencia social de que la tartamudez es un
fenómeno innato e incurable no suscita consecuencias sociales negativas y clínicas,
permitiendo una identidad personal libre de sentimientos y pensamientos de la
diferencia; en cambio, en la sociedad japonesa –como en la occidental- ocurre lo
contrario: la creencia social de que la tartamudez es curable acarrea
consecuencias sociales negativas y clínicas, repercutiendo notablemente en la
identidad personal de los tartamudos (y familiares), consecuencias descritas por
Lemert (1962:8):
200
5-. El último trabajo que examinamos es de Morgenstern (1956): no es una
investigación transcultural sino sociológica de corte cuantitativo, que incluimos en
esta sección porque su propósito es confirmar la teoría de Johnson en una
población occidental (Escocia); propósito que el autor resume así (1956:29):
201
Consideramos que la biomedicina es una ideología dominante de Occidente,
desarrollada principalmente en el siglo XX, en un proceso de expansión que exige
la supeditación de otras expresiones culturales de medicina, entronizando
categorías universales y constructos teórico-científicos, en detrimento del
conocimiento local y la diversidad cultural. Los dos objetivos que animaban la
realización de estudios transculturales en el siglo pasado pertenecen al proceso
de expansión de la biomedicina de la tartamudez, proceso que aplica categorías
propias de la disciplina a culturas propias y ajenas y cuyo axioma básico es la
existencia universal de un desorden biológico exento de cultura, un bloque
monolítico de síntomas orgánicamente concatenados e inextricablemente unidos al
hombre.
<<El positivismo es la ideología deshumanizadora de una clase capitalista,
imperialista y patriarcal>>, afirma Kuper (2001:256): prueba inequívoca del
imperialismo biomédico positivista es el diagnóstico de sujetos de otras culturas
mediante tests de tartamudez o inteligencia, tanto da.
206
Los clínicos biomédicos definen la tartamudez como un trastorno del habla, pero lo que
normalmente se omite es el aspecto cultural, la lengua: no es posible hablar ninguna lengua.
La lengua es un elemento a priori. La definición debería explicitar que la tartamudez es un
trastorno del habla de una lengua. Por tanto, la definición tradicional omite el elemento
cultural y como hemos demostrado, es imprescindible.
202
203
BLOQUE V-. TARTAMUDOS EN GRUPOS DE AUTOAYUDA
204
proyectos vitales. La respuesta social de desaprobación que la tartamudez suscita
es un obstáculo añadido, limitando la vida social e impidiendo realizarse como
seres humanos, como afirma este mensaje del foro virtual Ttm-l:
Causa verdadero dolor que tengamos que reconocer que la tartamudez nos
ha impedido muchas veces sentirnos realizados como seres humanos. (Ttm-l)
4-. Antes del ingreso en el grupo, la vida social del tartamudo es muy
restringida, evitando situaciones en las que el habla es imprescindible, que son la
mayoría. Esta abstinencia social es fruto del conflicto que el tartamudo vive con
el exterior, circunscribiendo su vida social a la familia y poco más, siempre
dependiendo del grado de severidad de la tartamudez y las estrategias
personales de dominio.
El ingreso en el grupo significa compañía humana, que reporta normalidad y
comprensión al participante, desencadenándose procesos identitarios que sacuden
la realidad subjetiva del participante, modificándola sustancialmente. Los
testimonios etnográficos recogidos avalan la tesis de Rappaport (1993:247),
según la cual las afiliaciones grupales (community joining act) sellan la biografía
del sujeto.
La salida del grupo obedece a circunstancias personales y sociales. La
reducción o eliminación del conflicto con el exterior es el denominador común de
la mayoría de los abandonos, pero siempre reconociendo como propia la identidad
social del grupo, silenciada u ocultada antes del ingreso. En el bloque de
contenidos “La Salida del armario y el toastmaster”, explicamos cómo el
exparticipante de grupos de autoayuda, portador de la identidad tartamuda, se
incardina en la vida social y presenta pública y socialmente su identidad en los
grupos de habla pública o toastmaster, a todos aquellos que estén interesados en
la misma, saliendo del armario definitivamente.
205
de ánimo transformaron a los sujetos, modificando súbitamente planes vitales o
abandonando terapias de las que todavía se esperaban bondades; la tartamudez es
un temblor caprichoso que altera el ánimo de su víctima, que poco o nada puede
hacer por evitarla, arrastrándole hasta confines ciertamente peligrosos, máxime
a edades juveniles, cuando el sujeto todavía no posee todas las herramientas
intelectuales pulidas para hacer frente a tan antojadizo enemigo.
Los tartamudos domestican el temblor que les azuza porque sucede en el
interior de su organismo: son agitaciones internas; sin embargo, la auténtica
batalla transcurre afuera, observando cómo sus palabras entrecortadas producen
hilaridad generalizada y, sobre todo, cómo les impide acometer sus sueños y
proyectos vitales: conyugales, académicos y laborales, principalmente. La batalla
externa, cotidiana e inacabable, agota: la tartamudez no concede treguas
duraderas.
Pese a todo, algunos tartamudos, los más voluntariosos y constantes, han
conseguido la mayoría de los proyectos que se propusieron, sin que ello signifique
eliminar el sentimiento de limitación que la tartamudez infunde, limitador de la
libertad, nada menos. Exponemos el testimonio de un informante, que
prácticamente lo ha conseguido todo, salvo liberarse de sentirse seriamente
impedido:
206
CAPÍTULO II-. TEORÍA DE LOS GRUPOS
1-. Introducción
207
De acuerdo con Canto (1988a:40) no solamente la psicología de los grupos es una parte
de la psicología social, sino que comparte la misma problemática epistemológica.
207
El grupo es un escenario privilegiado de interacción psicosocial,
concurriendo en el mismo condiciones sociales e individuales, por lo que cumple las
exigencias de la esencia de lo psicosocial (Ovejero 1991:29). Si analizamos el
concepto Interacción psicosocial, observamos que es un proceso interpersonal, de
una relación entre personas (Ovejero 1991:38); el grupo se constituye a raíz de la
relación directa entre personas (Barriga 1982:43):
Puestos a dar una definición amplia pero suficiente, diremos que grupo es
el conjunto de personas que se relacionan entre sí de modo directo.
Ayestarán, autor del que extraemos gran parte del contenido teórico de
nuestra exposición, en su libro El grupo como construcción social (1996),
confirma la tesis anterior, sosteniendo que <<El grupo es un lugar de confluencia
entre lo individual y lo social>> (1996:34), por lo que <<el grupo aparece como
instrumento básico de socialización y la historia de los grupos es la búsqueda de
una explicación que nos permita comprender la interacción entre lo individual y lo
social>>. A continuación, exponemos detenidamente el proceso de socialización en
tanto que función básica clásica de los grupos.
¿Por qué las personas se unen a los grupos? Al ser una pregunta teórica y
básica, suscita disparidad de respuestas entre los estudiosos del tema,
encontrando cierto consenso en torno a una hipótesis: las personas se agrupan
para satisfacer sus necesidades, como por ejemplo, la de afiliación o
reforzamiento de la identidad.208
¿Por qué los tartamudos participan en grupos? Sucesivas conversaciones y
observaciones durante más de dos años de trabajo de campo confirman la
sospecha de que la mayoría de los tartamudos, antes de conocer a otros
afectados, piensan que solamente ellos sufren los infortunios de la tartamudez,
magnificando sus experiencias y concibiéndolas como únicas. Aparte de no
comprender por qué demonios no son capaces de hablar fluidamente en presencia
de otras personas, los tartamudos viven entre caras de sorpresa, enojo y burla de
la mayoría fluida; mayoría que aconseja bienintencionadamente acciones tan
sencillas como respirar, leer en voz alta o pensar antes de hablar, sin que tales
consejos, a menudo ejercitados hasta la saciedad, apenas generen beneficio.
En este contexto de soledad y afectado de acedia, aparte de insatisfecho por los
tratamientos clínicos recibidos, el tartamudo busca la identificación con personas
aquejadas de la misma problemática, para satisfacer necesidades de compañía,
comprensión e identidad, preguntándose: ¿realmente soy tartamudo? ¿es mi
tartamudez como la de los demás? ¿sufren los tartamudos tanto como yo?.
El aislamiento y la incomprensión es la nota dominante de la vida del
tartamudo, antes del ingreso en comunidades virtuales o grupos de autoayuda.
Yalom (2000:16) distingue entre aislamiento interpersonal, que se refiere <<a la
208
Respecto al motivo que induce a ingresar en grupos de autoayuda, Canals (2002:85)
considera que la identidad es el más importante.
208
brecha existente entre uno mismo y los demás>> siendo experimentada como
soledad, y aislamiento existencial, que <<escinde de un modo más profundo: se
refiere a un abismo insalvable no sólo entre uno mismo y cualquier otro ser, sino
entre uno mismo y el mundo>>. Testimonios de tartamudos revelan aislamiento
interpersonal y existencial, quizás debido a que la comunicación, el cordón
umbilical que une al individuo con la sociedad, está seriamente afectada e incluso
a veces es prácticamente nula.
209
En Rodríguez Carrillo (2003:103)
209
El grupo es uno de los sistemas más importantes con los que cuenta la
sociedad para inscribirse en los individuos, del mismo modo que pueden utilizar los
individuos a los grupos para inscribirse en la sociedad. El grupo, como construcción
activa de individuos sociales en interacción, da lugar a la producción de
significados cognitivos y simbólicos, como también posibilita la construcción de la
identidad social, las relaciones intragrupales e intergrupales y los elementos de la
estructura grupal, así como el conjunto de sus procesos.
210
que variarán según la naturaleza del grupo y el tipo de integración que le
caracterice, entre otros factores>>.210
210
Morales y Huici (1994:696-697)
211
Knudsen (1995) estudioso de los grupos de autoayuda de tartamudos, advierte en una
cita tan lacónica como elocuente: <<La autoayuda es una forma de vida>>.
211
siendo los grupos un escenario idóneo para ello: <<gran parte del tiempo de los
individuos transcurre en aras de esa reconstrucción de identidad>>. Tarea nada
fácil porque en estos tiempos <<ponerse en el lugar del otro es un movimiento
peligroso; y tratar de conocer al vecino es un embrollo>>, por lo que la estrategia
seguida en los grupos es <<tomar de los otros aquellos aspectos que refuercen los
propios>>. Los sujetos presentan un gran sufrimiento al experimentar una
<<contradicción entre la necesidad de contacto con los otros, como parte del
mundo externo, y la necesidad de defenderse de ese mismo mundo externo>>
(Amaya 2003:66).
212
Los dos procesos identitarios que tienen lugar en el grupo son “La aceptación
identitaria de la tartamudez” y en “La reducción de pensamientos y sentimientos
dolorosos”. El primer proceso se desdobla en “El reconocimiento de la identidad
tartamuda” y “La aceptación parcial de la tartamudez”, como veremos.
212
(Adorno). No quiere ser uno más, afirmando su ser desde la diferencia;
confirmándose las apreciaciones de Adorno: el individuo se relaciona desde la
marginalidad. Los grupos virtuales y físicos son sistemas abiertos, que reconocen
las diferencias interpersonales, imprescindibles para la interacción intragrupal y
la reinterpretación de significados sociales.213
213
Posteriormente desarrollamos el carácter abierto de los grupos en “El grupo como
sistema abierto: definición, consecuencias y procesos psicosociales”, perteneciente al
Capítulo II “Teoría de los grupos”, del bloque “Tartamudos en grupos de autoayuda”.
214
Amaya (2003:125)
215
En ”Procesos psicosociales: Categorización, identidad y autocategorización social”,
exponemos la pluralidad y diversidad dentro del grupo, las distintas fases que el grupo
atraviesa y la conflictividad intragrupal.
213
Rappaport, en el artículo ya citado (1993:247), enfatiza las consecuencias
que ingresar en un grupo de autoayuda tienen sobre la identidad del sujeto,
reconduciendo su periplo vital; concepción que complementa la de Amaya, porque
el grupo confiere sentido vital a las actuaciones de los participantes. Los dos
autores coinciden en la contribución del grupo a reorientar la vida del sujeto
(enhebrar la historia del sujeto), al igual que otras comunidades:
214
apenas discrepancias; a medida que los grupos se consolidan, aparecen
divergencias, conflictos y valores individuales.
216
Rappaport (1993:247) denomina estas afiliaciones grupales community joining acts, con
consecuencias únicas sobre la identidad.
217
A partir de los años setenta –con Tajfel y Turner, autores que desarrollamos
posteriormente- <<comenzó la identificación entre grupo y categoría social y se volvió con
mucha fuerza a la bipolaridad interpersonal-intergrupal. Durante más de 20 años, la
perspectiva intergrupal eclipsó por completo los estudios de dinámica intragrupal>>
(Ayestarán 1996:14-15). En concreto, la Teoría de la Identidad Social y
Autocategorización social (Tajfel 1984; Tajfel y Turner 1989; Turner, 1989) es la
protagonista teórica durante esos años; finalmente, con el trabajo de Rabbie (1993), se
215
interpersonal <<se sitúa la interacción entre dos o más individuos que está
completamente determinada por sus relaciones interpersonales y características
individuales, y en la que no influyen los distintos grupos o categorías sociales a los
que respectivamente pertenecen>> y en el extremo intergrupal <<se compone de
las interacciones entre dos o más individuos (o grupos de individuos) totalmente
determinadas por la pertenencia a diversos grupos o categorías sociales, y en las
que no influyen las relaciones personales interindividuales entre las personas
implicadas>>. Estos autores (1989:238) consideran el grupo como un conjunto
social en el que los miembros comparten emociones, sentimientos y cogniciones
previamente evaluados y consensuados.
logra una síntesis entre la teoría de la Identidad de Tajfel y Turner y la teoría lewiniana.
Exponemos estas teorías en este mismo capítulo.
216
4-. El grupo como sistema abierto: concepción, consecuencias y
procesos psicosociales.
4.1-. Concepción
218
Lewin aplica la ley de la interdependencia de las partes de la Gestalt, según la cual no
experimentamos los estímulos como unidades aisladas, atómicas sino como todo
organizados (“campos”, “configuraciones” o, en alemán, Gestalten). Los individuos
reaccionamos a la totalidad del campo perceptivo porque el todo es mayor que la suma de
las partes: la organización perceptiva de los estímulos en un sistema “dinámico”,
interdependiente, origina propiedades nuevas, de orden superior, distintas de las
propiedades de los estímulos individuales, que transforman su carácter.
219
Turner (1989:47) mencionan otras definiciones de cohesión grupal, aparte de la ya
mencionada, como por ejemplo <<la propiedad del grupo que describe las fuerzas
psicológicas que mantienen la pertenencia de las personas al grupo (Cartwright, 1968;
Zander, 1979), el cemento o pegamento psicológico que hace que las personas
permanezcan juntas en el grupo (Golembiewski, 1962, pág. 149), el grado de atracción
hacia el grupo o entre los miembros del grupo (p. ej. Festinger, 1950; Festinger,
Schachter y Back, 1950). Con posterioridad, ha sido equiparado a la atracción
interpersonal (Lott y Lott, 1965)>>.
217
significados. Toda interacción social genera significación. Un grupo social
necesariamente genera intersubjetividad porque construye significados que los
participantes comparten (Canto 1998b:76).
El campo comprende influencias afectivas e intelectuales que afectan a un
comportamiento concreto. Está compuesto por el espacio vital (variables
psicológicas) junto a variables físicas y sociales.
220
Turner (1989:18) reconocen el <<avance científico fundamental de las obras de Sherif,
Asch o Lewin, pero su teoría de la categorización del yo <<trata de elevarse sobre ese
avance y sobre las generalizaciones empíricas emanadas de él>>.
221
Posteriormente, al tratar el giro cognitivo en teoría de grupos elaborado por Turner,
realizamos un examen crítico de la misma.
218
por el número de objetos o partes del sistema, o por las relaciones que definen al
sistema.
222
No desarrollamos la teoría de los sistemas abiertos, por demasiado extensa y poco
afín a nuestro objeto de estudio: los grupos de autoayuda de personas que tartamudean.
El lector interesado puede consultarlo en Watzlawick, Bavelas y Jackson (1997:120-125).
219
estable, que se corresponda con una nueva ordenación espacial que origine las
estructuras disipativas.
Desarrollamos las aportaciones de Lewin, Watzlawick y Prigogine en las
“Consecuencias etnográficas” de este mismo epígrafe, aplicándolas a los grupos de
autoayuda que hemos coordinado.
4.2-. Consecuencias.
1-. Teóricas.
223
En este mismo capítulo desarrollamos sus aportaciones teóricas.
224
Igualmente, analizamos los desarrollos teóricos de este autor.
225
Levine y Moreland (1990) concluyen su trabajo refiriéndose a la necesidad de tratar a
los grupos como sistemas abiertos (Canto 1988a:60).
226
Según Watzlawick, Bavelas y Jackson (1997:31-31) manifiestan que el advenimiento de
la cibernética supuso el fin de la lucha entre el determinismo y la teleología, demostrando
que estos dos principios podían unirse dentro de un marco más amplio: la
retroalimentación. Watzlawick, Bavelas y Jackson (1997:31-31) exponen: <<Una cadena en
la que el hecho a afecta al hecho b, y b afecta a c y c a su vez trae consigo a d, etc.,
tendría las propiedades de un sistema lineal determinista. Sin embargo, si d lleva
nuevamente a a, el sistema es circular y funciona de un modo totalmente distinto. Exhibe
una conducta que es esencialmente análoga a la de los fenómenos que han desafiado al
análisis en términos de un determinismo lineal escrito>>. La retroalimentación puede ser
positiva, aumentando la desviación del sistema, o negativa, reduciéndola –lo que supone
mayor estabilidad para el sistema- (Watzlawick, Bavelas y Jackson, 1997:149)
227
La interacción intergrupal es la mantenida entre miembros de un grupo (tartamudos) y
el exterior (fluidos); la intragrupal es la establecida entre miembros del mismo grupo (en
nuestro caso, entre tartamudos). La conflictividad intergrupal es la sostenida entre
220
La diferencia principal entre el sistema grupal y el individual es el nivel de
complejidad, siendo el nexo básico entre ellos la relación de reciprocidad que
mantienen y el carácter isomórfico de sus estructuras. El sistema grupal está
incluido en otro de mayor complejidad, frente al que se sitúa de forma
independiente, de la misma forma que los individuos que forman el grupo se
perciben independientes al grupo. El grupo socializa al individuo, inculcándole un
sistema de creencias, que el sujeto interioriza y reconstruye dentro del grupo. La
tarea de la psicología de los grupos consiste en articular los distintos niveles de
análisis: intraindividual, interindividual, posicional e ideológico (Canto 1998b:76-
77).
Según estos autores, el grupo es un sistema abierto en el que los miembros
reconstruyen sociocognitivamente las creencias personales, grupales y sociales,
edificando un conjunto de significados acerca de sí mismo, del grupo y de la
sociedad.
221
Otro de los aspectos básicos y nucleares del grupo, que la concepción
sistémica contempla y que Shaw desatiende, es la aparición y resolución del
conflicto (González 1998:81). ¿Qué repercusiones trae dentro del grupo el
conflicto con otros grupos (conflicto intergrupal)? ¿Qué sucede si miembros del
grupo entran en conflicto, como tantas veces ocurre (conflicto intragrupal)?
2-. Etnográficas.
230
Los dos procesos identitarios que afectan a los participantes tartamudos del grupo de
autoayuda son: la aceptación identitaria de la tartamudez, relativa a la identidad social
tartamuda y la reducción de los pensamientos y sentimientos dolorosos, relativa a la
identidad personal. El primer proceso sucede al inicio del ingreso en el grupo, momento en
el que los procesos de identidad social son más intensos, mostrando un gran conflicto con
el exterior y ninguno con el interior; proceso que consiste en reconocer como propia la
identidad social del grupo, que es la identidad tartamuda. El segundo proceso se inicia
simultánea y paralelamente al primero; si el participante acepta su condición identitaria a
la vez que reduce pensamientos y sentimientos dolorosos, disminuye su conflicto con el
exterior. La reducción del sufrimiento derivado de tartamudear confirma la tesis de
222
los dos procesos anteriores disminuye, aumentando el conflicto intragrupal. El
participante abandona el grupo cuando ha reducido e incluso eliminado el conflicto
con el colectivo fluido.231
3-. Conclusión.
Ayestarán (2000:384), que indica que el grupo abierto o permeable al medio facilita el
cambio psicológico de sus miembros.
231
Estudiamos este proceso en “La Salida del armario y el toastmaster”
223
4.3-. Procesos psicosociales: Categorización, identidad y auto-
categorización social.
1-. Introducción
232
La representación social ha sido definida términos de <<principios generadores de
tomas de posiciones, ligados a las inserciones específicas en un conjunto de relaciones
sociales>> (Moscovici, 1979). Los contenidos de la representación social del grupo son
variados, dada la multiplicidad de elementos que intervienen en su construcción:
personales, interpersonales, grupales, intragrupales, intergrupales e ideológicos;
estructurándose en torno a dos ejes (Ayestarán, Arróspide y Martínez de Taboada
1992:372): <<jerarquización-igualdad; aceptación y elaboración del conflicto-elaboración
del conflicto-evitación y culpabilización del conflicto. El primer eje se relaciona con la
dimensión socio-estructural de la representación social del grupo: el clima grupal,
analizado en términos de jerarquización-igualdad, será un reflejo de la estructura
intergrupal del entorno social. El segundo eje se relaciona con la dimensión simbólica e
224
en un grupo social, participa de la representación social del mismo, reforzándose
el proceso de categorización social; ingreso que comporta una identidad social,
que constituye (Berger y Luckman 1968:216) <<un elemento clave de la realidad
subjetiva y en cuanto tal, se halla en una relación dialéctica con la sociedad>>. Los
miembros del grupo adquieren conjuntamente la representación social del grupo,
modificando la identidad social. Tajfel (1984:292-293), creador de la Teoría de la
Identidad Social, concibe la categorización social como un <<sistema de
orientación que ayuda a crear y definir el puesto del individuo en la sociedad>>,
esto es, una brújula social que orienta al sujeto en su vida social y que constituye
los pilares de su identidad social y personal.233
ideológica de la representación social del grupo: el grupo será percibido como lugar de
confrontación y conflicto sociocognitivo o como lugar de armonía que exige la evitación de
la confrontación y del conflicto sociocognitivo>>.
233
Consideramos que <<no se puede oponer identidad personal y social, ya que las dos son
aspectos de los mismos hechos psicosociales>> (Deschamps, Devos y Doise, 1996:14),
porque la identidad personal se construye <<según la lógica de la representación social. En
primer lugar, la identidad personal se construye a partir de un saber compartido,
colectivo.
Considérese el siguiente ejemplo: los sujetos comparten estereotipos sobre grupos
sociales que orientan su comportamiento. Sin embargo, al describir su identidad personal,
no se autoasignan estos estereotipos, sino que se representan su identidad de manera
similar, compartiendo valores y las normas colectivas y mostrando una conformidad
superior del yo con estos valores y estas normas como formas de diferenciación>>
(Deschamps, Devos y Doise, 1996:13).
225
explicaciones propuestas parecen coincidir en que existe una norma genérica para
favorecer al endogrupo.
La categorización de estímulos físicos o de categorías sociales parece
obedecer al mismo proceso, denominado según Blanchet y Trognon (1996:29), la
categorización del mundo <<que consiste en reagrupar los elementos que tienen
propiedades parecidas y en diferenciar estos elementos de los que no poseen
estas propiedades, es un proceso cognitivo totalmente esencial. Igualmente, es un
proceso vital que permite filtrar la información que procede del mundo, de
sistematizarla y de anticipar sus relaciones con los objetos y las personas,
abreviando, el de orientarse en el mundo>>. La categorización del mundo es un
proceso de comparación constante y de orientación en el mundo. A consecuencia
del proceso de comparación social, Blanchet y Trognon (1996:29) indican que el
grupo de pertenencia se compara con los grupos de no pertenencia, distinguiendo
en los primeros, los grupos de referencia y los grupos de no referencia.234
234
Posteriormente, aplicamos esta distinción.
226
desconoce su condición de fluido. Solo los tartamudos saben que los fluidos son lo
que son.
Realmente hay una gran barrera entre las personas "normofluidas" y las
tartamudas, una barrera que pasa inadvertida y que, por lo desigual de las
situaciones, los normofluidos no creen que exista, pero nosotros sabemos que esta
ahí. Como quiera que los tartamudos nos sentimos obligados a adoptar el rol de
hablantes normales y los no tartamudos nunca se han visto forzados a ponerse en
nuestra situación la desigualdad es muy marcada, pero solo nosotros
habitualmente tenemos conciencia de ella. (Ttm-l)
Sade: Me unen cosas que yo puedo entender, pero a grandes rasgos, creo
que igual que los fluidos, que no siento especialmente que yo pueda estar mejor,
incluso al contrario un poco. Claro que sí. Yo creo que te une el problema más que
otro, pero nada más.
235
La pregunta, tomada de Goffman (1970c:36) dice: <<Tu relación con los otros
participantes del foro, ¿crees que es cualitativamente distinto al trato que tienes con los
fluidos? ¿Te une algo esencial?>>
227
Spanning: No. Yo creo que la forma de hablar no me hace unirme o
desunirme a una persona.
¿En qué consisten las comparaciones intergrupales con los fluidos? Hemos
constatado comparaciones en aspectos como comunicación, sufrimiento,
amabilidad, comprensión, lucha vital, solidaridad; observándose cierto favoritismo
endogrupal, aunque con matizaciones. Es necesario examinar los mensajes
detenidamente porque algunos denotan favoritismo endogrupal, a la vez que
pretenden animar al destinatario, posiblemente algún tartamudo desesperado y
enojado consigo mismo, víctima de los antojos y caprichos de la tartamudez:
228
tartamudez le era gravosa, en los cuales apenas si podía decir dos palabras juntas.
(Ttm-l)
6-. Jamás acudo a una entrevista con quien quiera que sea en inferioridad
de condiciones, mas bien al contrario, me considero con mucha mas rapidez
mental que la mayoría de los mortales, y sobre todo que los mortales normofluidos,
se rodearme de personas capaces, honestas, honradas, cuando alguien me
defrauda, lo achaco a que así es la vida, procuro quitar el grano de la paja, intento
ver siempre la botella medio llena, nunca medio vacía, la vida es lucha, lucha
229
permanente, y es tan hermoso luchar por uno mismo, que cuando lo consigues...
(Ttm-e)
230
Obsérvese que los mensajes anteriores (1, 2, 3, 4, 5, 6) pertenecen a
grupos virtuales, utilizando la expresión normofluidos, que denota cierto desdén
hacia los fluidos. Constatamos mayor conflicto inter e intra grupal en los grupos
virtuales, en comparación con los grupos de autoayuda.236
3.1-. Teoría.
236
Analizamos en el Anexo II los motivos que explican la mayor conflictividad inter e
intra grupal de los foros virtuales, en concreto en el análisis de la primera pregunta de la
Parte B; también en el epígrafe “El primer proceso: la aceptación identitaria de la
tartamudez” del capítulo IV de este bloque. A grandes rasgos, la comunicación virtual
carece de los elementos paralingüísticos, fundamentales en la comunicación humana,
generando más conflicto entre los interlocutores.
237
La definición de uno mismo gracias a la posesión de atributos característicos es un
hecho común en otras comunidades, aparte de la tartamuda, como la homosexual,
transgenerista o intersexual, como analizamos en el bloque “La Salida del armario y el
toastmaster”.
231
individuo en relación a otros de grupos diferentes, definiéndolos como <<mejor>> o
<<peor>> que ellos (Tajfel y Turner 1989:239). La categorización social sirve para
orientar a los individuos, definiendo su identidad social.
3.2-. Contribución.
Según Tajfel (1984:264) la constitución del grupo exige una gama que
puede incluir <<de unos a tres componentes: componente cognitivo, en el sentido
del conocimiento de que uno pertenece a un grupo; componente evaluativo, en el
sentido de que la noción de grupo y/o de la pertenencia de uno a él puede tener
una connotación valorativa positiva o negativa; y componente emocional, en el
sentido de que los aspectos cognitivo y evaluativo del grupo y de la propia
pertenencia a él pueden ir acompañados de emociones (tales como amor u odio,
agrado o desagrado) hacia el propio grupo o hacia grupos que mantienen ciertas
relaciones con él>>. Tomando como referencia la definición anterior, a
continuación desarrollamos qué significa cognitiva y emocionalmente un grupo
físico o virtual para sus miembros, cómo el grupo reorienta las prácticas de los
sujetos y por último, los tres conjuntos de participantes que hemos reconocido en
los grupos.
232
Aunque trataremos este aspecto con más profundidad, señalamos brevemente que
las consecuencias sociales de la tartamudez vinculan emocionalmente a los
miembros de los grupos de autoayuda. Consecuencias que varían según los sujetos,
siendo una de ellas el aislamiento, como dice Hunt (1987:211):
238
La tartamudez del fluido apenas tiene que ver con la tartamudez del tartamudo. El
origen de la confusión reside en el concepto de tartamudez, aplicable a fluidos y
tartamudos. Las leves repeticiones del fluido en situaciones de <<stress>> se interpreta
como tartamudez; y sin embargo, también es tartamudez los bloqueos intensos de un
tartamudo moderado o severo. Santacreu J. y A. Fernández-Zúñiga (1991:115) compararon
las respuestas fisiológicas de sujetos tartamudos y no tartamudos, registrando cuatro
respuestas fisiológicas, respuesta dermogalvánica, tasa cardiaca, tensión muscular y
frecuencia y amplitud respiratoria; concluyendo que: <<Los resultados mostraron que en
los sujetos no tartamudos la amplitud de la respuesta E. M. G. en los músculos de la frente
era mucho menor que en los sujetos tartamudos, siendo la amplitud de la respuesta
dermogalvánica mayor en este último grupo. El dato importante aquí es, el efecto
diferencial de la respuesta EMG ante estímulos estresantes en sujetos tartamudos y no
tartamudos, en el que se observa una mayor amplitud de la respuesta en los sujetos
tartamudos aunque la tarea nada tiene que ver con la comunicación y el lenguaje y la
respuesta se tomó a partir de los músculos de la frente>>. Otro estudio posterior
realizado con niños (Santacreu J. y A. Fernández-Zúñiga 1991:116) <<los resultados
mostraron, de acuerdo con nuestro modelo de tartamudez, que los niños tartamudos
tenían como respuesta preferida al stress la tensión muscular>>. Estos y otros
experimentos recogidos por Santacreu avalan que las respuestas fisiológicas de los
tartamudos –EMG y Respuesta respiratoria principalmente- son substancialmente
diferentes que las de los no tartamudos, difiriendo en intensidad y duración,
acentuándose en situaciones de stress.
233
musculares, tipo benzodiacepinas. El siguiente mensaje recogido en el foro virtual
Ttm-l es especialmente revelador:
239
Más adelante, en “La aceptación identitaria de la tartamudez”, tratamos el tema.
234
el espacio social, dar sentido al pasado y al presente, confeccionando nuevos
parámetros de actuación para el futuro.
La aceptación identitaria requiere convicción, coraje y paciencia, aparte
del feedback de normalidad proporcionado por los demás participantes y la
comprensión del fenómeno introducida por la conversación polifónica, como
veremos.
2-. Componentes.
240
En el epígrafe “Tipos de grupos de autoayuda”, perteneciente al Capítulo III “Teoría
de grupos de autoayuda”, explicamos el modus operandi de los grupos afiliados, como los
de Madrid; los aspirantes a participar en el grupo contactan telefónicamente o mediante
correo electrónico con el coordinador para concertar una entrevista, imprescindible para
el ingreso en el grupo. La motivación es tan intensa que algunos aspirantes telefonean al
coordinador, con lo que ello significa, rompiendo la inercia de meses sin llamar por
teléfono, por la dificultad que entraña; tras varias sesiones, algunos tartamudos
abandonan el grupo, quizás porque buscaban la curación y no la han encontrado,
excusándose torpemente.
235
entre tartamudo y fluido y los del tercer colectivo se consideran exclusivamente
fluidos.
241
La identidad social fuerte es una constante en los foros virtuales, como el siguiente
testimonio avala. Jezer (1997:19) menciona a un amigo, también participante de un grupo
virtual, quien escribe: <<O como Janet Givens Ackerman, un amigo que me encontré en una
convención de autoayuda, quien escribió en una foro virtual de Internet de tartamudez:
“Estoy orgulloso de llamarme tartamudo. Significa para mí mucho más que simples
repeticiones y bloqueos. Me identifica con un grupo de gente valiente a los que se les
desafía constantemente para perseverar y superar obstáculos –algo que tiendo a valorar
mucho->>. Sea o no cierta la constancia de los tartamudos, el favoritismo endogrupal actúa
como consecuencia de la identidad social del grupo.
236
2.2-. Segundo colectivo.
1-. Autodefinición.
242
Estamos totalmente de acuerdo con la consideración de Cooke (2001:458): <<Esta
investigación enfatiza el proceso de cambio necesario para reducir el peso que la
tartamudez tiene en la vida de una persona que tartamudea, para conseguir que la
tartamudez sea simplemente uno de los distintos atributos y características que
describen a esas personas. Entonces, la tartamudez se convierte en una parte de lo que
son pero no lo que son>>.
243
St. Louis (1999) expone brevemente cómo una revista especializada comienza a
recomendar la fórmula: Persona que tartamudea (Person who stutters), a consecuencia del
movimiento de autoayuda: <<De acuerdo con el ideario del movimiento de autoayuda de
tartamudos, la asociación americana de Speech Language-Hearing comenzó a argumentar
que los sujetos con desórdenes auditivos, de la comunicación o del lenguaje eran primero
personas y después personas que presentaban desórdenes de la comunicación. En 1993, la
ASHA adoptó esta estrategia para todos los documentos y publicaciones (Executive Board
Meeting Minutes, 1993). Un artículo breve, presumiblemente escrito por los encargados
de la política editorial, apareció en el órgano oficial de la ASHA, titulado “Primero la
persona, por favor” (ASHA News, 1994)>>.
244
La mayoría de los clínicos no denominan a sus clientes Tartamudos por motivos como los
que sensatamente Shapiro (1999) expone: <<Tartamudo reduce la persona a una
descripción simple del desorden, en vez de reconocer los muchos comportamientos que las
237
impuesta, proponiendo la perífrasis Persona que tartamudea.245 Admiten la
identidad tartamuda, relegándola a un segundo plano y concibiendo otras
características para sí mismos: Aparte de persona que tartamudea, poseo otras
características, que estudia, que conduce, que sabe idiomas, que a veces es
fluido... Exponemos ejemplos extraídos de las entrevistas y de los foros virtuales
que se decantan por esta opción:
Marilyn: Prefiero que me digan que soy una persona que tartamudea. Se
escucha mejor que lo de “tartamuda”.
238
persona, subordinándose él/ella, y lo que tiene que decir, a la forma en que se
expresa. (Ttm-l)
246
Biain (2002a:18) cita nada menos que a Starkweather, uno de los popes de la
investigación de la tartamudez: <<Acuerdo con Starkweather cuando sostiene que en el
habla reside parte de la identidad de la persona>>.
247
Los investigadores más importantes de la tartamudez han sido tartamudos, como por
ejemplo, Wendell Johnson, Charles Van Riper o Sheehan; estaríamos ante lo que los
antropólogos denominan Etnografía extrema, al ser el investigador parte del objeto de
estudio.
248
En otro lugar desarrollamos la teoría del Rol de Sheehan.
239
California y especialista en tartamudez infantil, ha trabajado con niños que
tartamudean conociendo la frustración o el desamparo que sufren por la pérdida
de control de su habla; pérdida de control que (1992:100): <<va más allá del habla;
se extiende a la comunicación e incluso a la identidad de cada uno>>.
Las consecuencias sociales del patrón de habla tartamudo afecta a la
identidad, por lo que la declararse Persona que tartamudea supone cierta
protección.
249
Teóricos como Biain (2002a), Irwin (1983) y Rodríguez Morejón (2003) han expuesto
las diferencias substanciales entre la perífrasis Persona que tartamudea y la expresión
Tartamudo o Tartamuda, decantándose por la perífrasis mencionada. Irwin, investigadora
norteamericana de la tartamudez y partidaria de las teorías de Van Riper y Johnson,
considera la tartamudez <<como una condición>> y opta claramente por utilizar la perífrasis
<<personas que tartamudean>>; Irwin dice (1983:20): <<Mis frecuentes referencias a las
personas que tartamudean más que a los tartamudos provienen de la creencia de que no
hay tartamudos; son personas que tienen un tartamudeo. Me parece igualmente erróneo
hablar de diabéticos o espásticos: son personas que sufren una condición conocida como
diabetes o espasticidad. Rodríguez Morejón (2003:28-29) también se decide claramente
por esta expresión, argumentando: <<Otra diferencia terminológica importante es la de
cómo referirse a las personas que padecen el trastorno. Llamarlos disfémicos o
tartamudos parece peyorativo y, más aún, contraproducente desde el punto de vista
clínico. Los problemas de fluidez son una característica de la persona que los padece y,
por mucho que sea la más relevante para la relación que como especialistas en lenguaje
establecemos con ellos, parece injusto que la parte sustituya al todo y elijamos una
etiqueta que enfatiza la discapacidad (Shapiro, 1999)>>.
240
De cara a la denominación de los tres colectivos, nosotros no establecemos
distinción.250
Rocke: Me siento igual en los dos casos. Cuando tengo un bloqueo me siento
mal, pero sé que es así, que tengo esos bloqueos y me siento yo mismo. Y cuando
soy fluido, también me siento yo mismo. Me siento yo mismo en los dos casos. Pero
me siento mejor cuando no tartamudeo.
Sade: Yo, cuando soy más fluida, hasta me siento más a mí misma. Me
siento más a mí misma cuando estoy más fluida. Totalmente, mucho más. Pero es
que incluso hasta me puedo sentir… No sé si lo entiendes, o sea, sentir tu persona.
Tú eres así, explicas algo y te sientes a ti misma. Es un cambio bestial. Yo lo noto
muchísimo.
250
Reconocemos que la expresión Persona que tartamudea se hace repetitiva y tediosa de
leer, por lo que en nuestra investigación, y con el único fin de aligerar su lectura,
utilizaremos indistintamente Personas que tartamudean o Tartamudos, sin que en ningún
caso la elección de una u otra expresión signifique desprecio, menosprecio o signo
despectivo. Hemos encontrado en la bibliografía otros intentos de resolver esta
disyuntiva, sin éxito (Rodríguez Morejón 2003:29): <<Por ello, de ahora en adelante
utilizaremos la perífrasis <<personas que tartamudean>>, aunque suene más largo y se
convierta en repetitiva. A este respecto, Guitar (1998) señala cómo algunos autores
trataron de reducir la expresión a sus siglas PQT (PWS en inglés), una iniciativa que no
cundió porque, al final, las propias siglas se convertían en una etiqueta>>.
251
Jezer (1997:2), como tantos otros tartamudos, terapeutas y teóricos de la
tartamudez, es consciente de estas circunstancias: <<La mayoría de las personas que
tartamudean son fluidos cuando cantan, leen en alto para sí mismos o hablan a sus
animales. Y es verdad, hablo con fluidez con mi gato Garbanzo. (...). El hecho básico de mi
vida es que cada vez que abro mi boca para hablar con otras personas, espero
tartamudear y generalmente así ocurre>>.
241
Tierra: Me siento más yo misma cuando no tartamudeo. Mira, alguna vez
tartamudeando, como cuando vengo aquí (en el grupo de autoayuda), me siento yo
misma. Incluso alguna vez tartamudeando con personas de confianza me he
sentido yo misma, pero me en el fondo me veo no tartamuda.
242
la tartamudez, o identidad para otros. No se identifica con una identidad, sino que
la concibe como una mixtura de dos identidades.252
Tigre: Sí, más o menos todas un poquito. La segunda que has dicho...
Sí, la tartamudez es una máscara que no te deja ser tú mismo.
En algunos momentos sí. No eres como tú eres de verdad. Mucha gente no es
como da a entender.
252
Abordamos este tema en “La aceptación identitaria”.
253
Las otras dos propuestas fueron <<La tartamudez es una camisa de fuerza impuesta
por la sociedad>> y <<La tartamudez no es una buena tarjeta de presentación>>.
243
para sí se alimenta de la evidencia empírica y del sueño que preside el más íntimo
rincón del tartamudo:
254
Junto con otro coordinador de grupos de autoayuda, descubrimos este concepto. Las
observaciones que en su día sugirieron el concepto de fluidazo emanaron de las
entrevistas que habitualmente mantenemos con compañeros tartamudos que quieren
ingresar en el grupo de autoayuda. Nos percatamos de la existencia de sujetos que, aún
siendo tartamudos, lo negaban o lo reducían al mínimo. Al ser preguntados, por ejemplo,
cuánto tartamudeaban, siempre respondían mucho menos –e incluso, escandalosamente
menos- de la realidad, apostillando: sólo tartamudeo cuando me pongo nervioso, con
monosílabos no se me nota, tengo épocas, ahora estoy en una época mala...; posteriormente
observábamos –atónitos- bloqueos de intensidad media, acompañados de gestos y
muletillas. Estos participantes buscan fluidez o técnicas eficaces para ganar fluidez en
los grupos de autoayuda, sin interesarles las bondades del grupo, como por ejemplo, la
reconstrucción de la identidad tartamuda. Dedujimos que su fluidazo eclipsaba la
identidad tartamuda.
245
segundo momento <<Se incrementan los procesos de reflexión y exposición de
posturas más íntimas y personales que hacen referencia a la relación tartamudo-
entorno>> (2003:88) y el tercer momento <<Cambiando posturas y buscando
alternativas>> (2003:101). Es conveniente matizar que no todos continúan en el
foro, habiendo descubierto que no existe una técnica de curación garantizada; por
lo que no todos <<incrementan los procesos de reflexión y exposición de posturas
más íntimas y personales que hacen referencia a la relación tartamudo-entorno>>
(2003:88); aquellos que niegan su condición pronto dejan el foro o se convierten
en lectores clandestinos del mismo, a la espera de algún charlatán que ofrezca
curatela. Estos tartamudos pertenecen al tercer conjunto que ahora
exponemos.255
255
Los tartamudos pertenecientes al primer y segundo colectivo cumplen las tres fases
establecidas por Rodríguez Carrillo, porque les interesa analizar su problemática; sin
embargo los del tercer colectivo, que son los que aquí analizamos, nunca llegan a las dos
últimas fases, porque no quieren conocer lo que les perturba: lo único que buscan es la
salvación individual, la curatela, la fluidez.
246
Hemos expuesto los tres conjuntos de tartamudos que participan en los
grupos; el primero admite una única condición, el segundo se identifica con las dos,
y el tercero niega la tartamuda:
Conjunto 1-. Se identifican como tartamudos (exclusivamente).
Conjunto 2-. Se identifican como fluidos y tartamudos (personas que
tartamudean).
Conjunto 3-. Se identifican como fluidos (exclusivamente).
El conjunto segundo es el más numeroso en los grupos virtuales y
prácticamente el único participante de los grupos de autoayuda.
4.1-. Turner.
256
Diferencia que parece no ser exclusiva de los foros virtuales de tartamudos sino de los
foros virtuales en general. Wallace (2001:160) cita un trabajo de Kiesler en el que dos
grupos, uno de ellos virtual y el otro físico, intentaban alcanzar un acuerdo sobre varias
tareas diferentes, concluyendo que <<se dieron cuenta sistemáticamente de que la
frecuencia más elevada de expresiones que incluían palabrotas, insultos y comentarios
hostiles se daba en los grupos presenciales que trabajaban con ordenador. En comparación
con los grupos presenciales que trabajaban en las mismas tareas, los grupos mediados por
el ordenador parecían emplear un tono bastante más pendenciero. De hecho, hubo un
incidente muy grave en el que el enfado llegó a ser tan alto que los investigadores tuvieron
que sacar a los participantes del edificio, escoltándolos uno por uno, para que no se
agredieran entre sí>>; los teóricos de la red han investigado cuál es el denominador común
a los mensajes virtuales apuntando (Mayans 2002:44) que la ausencia de información
extralingüística o paralingüística es un factor determinante para comprender e
interpretar el intercambio de mensajes. La ausencia de miradas, gestos, cuerpos, ruido
ambiental puede ocasionar el tono tan burdamente agresivo de los mensajes, pero resulta
prácticamente imposible determinarlo, como hemos dicho.
248
afirmando que la función de las categorizaciones del yo en distintos niveles de
abstracción hace que tanto la conducta de grupo como la individual <<se produzca
desde el yo>> (Turner, 1989:19). Esta teoría supone en algunos aspectos un avance
respecto a la teoría de Tajfel, en el sentido de que la conducta de grupo <<es la
conducta de los sujetos que actúan sobre la base de la categorización de ellos
mismos y de los otros en un nivel de abstracción, más <<inclusivo>> o <<de orden
más elevado>> que el implicado en la categorización de las personas como sujetos
individuales y distintos>> (Turner, 1989:25).
Huici (1994:729) consideran que Turner sitúa la base de la afiliación al
grupo social <<en la estructura y funcionamiento de autoconcepto social y propone
la categorización del yo en distintos niveles de abstracción (como ser humano en
el nivel supraordenado, como miembro de un grupo social o identidad social en el
nivel intermedio y la identidad personal en el nivel subordinado)>>. El nivel
superior de abstracción del yo es el ser humano; el nivel intermedio es el grupal,
definido por las semejanzas intragrupales y las diferencias intergrupales
derivadas de los grupos de pertenencia; el nivel inferior, definido por las
diferencias interpersonales, es decir, diferencias de uno mismo con respecto a los
demás como personas. Estos tres grandes niveles de clasificación determinan el
carácter social del auto concepto y pueden denominarse humano, grupal y
personal. A efectos de nuestra investigación nos interesa los niveles de
abstracción intermedios –grupo- y subordinados –identidad personal- ya tratados
en otro lugar.
249
sujetos se remiten subjetivamente al grupo <<para la comparación social y para la
adquisición de normas y valores (o sea, con respecto al cual se comparan para
evaluarse a sí mismos y sus actitudes, capacidades, actuaciones, opiniones, etc., y
del que toman sus reglas, normas y creencias sobre la conducta y las actitudes
adecuadas)>> (Turner, 1989:24). Para Turner, un grupo se forma si dos o más
personas se perciben y se definen recurriendo a alguna categorización compartida
endogrupo-exogrupo; la percepción de semejanzas por parte del sujeto hace que
contemple al grupo como una unidad cognitiva, separada y diferenciada de otros
grupos. Existirá grupo si dos personas o más (nivel personal o interpersonal) se
definen en base a alguna categoría compartida en el nivel grupal (intragrupo-
intergrupo).
250
individualismo que subyace a la cognitivización, analizando el significado del
contexto social; teorías como Cognición social contextualizada que analiza cómo el
contexto en el que se ubica el individuo influye sobre la percepción de actores y
situaciones sociales (Thompson, Peterson y Kray 1995) o Inserción social que
concibe el contexto como el condicionante del rendimiento cognitivo (Monteil y
Huguet 1999).
Sin embargo, según Alcover (2000:302), ninguna de estas dos tendencias
superan el sesgo individualista de la cognición social. Es necesario volver a los
clásicos de la psicología social para superar definitivamente la acusación de
individualismo y la cognitivización actual.
251
especialmente a Vygotsky, para articular las dos disciplinas más importantes de la
Psicología actual: la Psicología Cognitiva y la Psicología Social.
2-. Los procesos de identidad social son más importantes en las fases
iniciales (Ayestarán 1998:91); es más, en los momentos fundacionales de los
grupos virtuales y físicos, los procesos de identidad social son imprescindibles.
Hecho que provoca una cohesión grupal intensa, sin apenas divergencias.
Hemos observado este hecho especialmente en los grupos de autoayuda,
desdoblando este hecho en dos:
a-. Respecto al grupo, los procesos de identidad social dominan en los
momentos iniciales, derivando posteriormente a otros procesos de interacción
social, caracterizados por el conflicto intragrupal y una identidad social de menor
entidad.
b-. Respecto al participante, al comienzo de su participación se interesa
por su identidad social y la del grupo, identificándose con ésta, proceso que
hemos denominado como “Aceptación identitaria”.
3-. Después de la fase inicial en la que los procesos de identidad social son
más intensos, suceden otros en los que los procesos de interacción social dominan.
Al igual que en los procesos de identidad social, hemos observado este hecho en
dos ámbitos:
a-. Respecto al grupo, existen divergencias y conflicto intragrupal. El grupo
no propone objetivos comunes, ni intenta buscar el consenso entre los miembros.
b-. Respecto al participante, algunos miembros lo abandonan porque no se
identifican emocionalmente con él o no comparten su sistema de creencias.
252
4-. Normalmente el grupo evoluciona a la par que los individuos, porque una
vez constituido el grupo, apenas existen nuevos ingresos hasta el inicio de la
siguiente temporada, al menos en el grupo de autoayuda de los sábados de Madrid.
Entonces el grupo y los participantes atraviesan idénticas fases, acusando las
mismas consecuencias.
Según Ayestarán (1998:90-91), <<tiene que haber un equilibrio entre ambos
procesos: Identidad social e Interacción social>>. Equilibrio general en el que se
acentúa un proceso u otro según la fase del grupo. Después de una etapa de
identidad social intensa, distinta en cada grupo, los procesos de identidad social
declinan, pero no desaparecen, complementándose con los procesos de
interacción, que adquieren más intensidad en las fases últimas del grupo. Los
procesos de identidad social y los de interacción no son excluyentes sino
complementarios.257
257
Ayestarán en otro lugar (2000:381) se refiere al proceso de maduración de los grupos,
advirtiendo que este proceso <<supone un primer paso del colectivismo al individualismo. Es
un paso necesario para que los individuos asuman la responsabilidad del grupo y eviten
tanto la pasividad como la vagancia social>>.
258
Las conversaciones entre fluidos y tartamudos buscan comprender la complejidad del
fenómeno de la tartamudez, especialmente de la respuesta social de descrédito hacia la
tartamudez; comprensión que contribuye a la desdramatización de los sentimientos
originados por esta respuesta.
253
fluida llega incluso a la mitad de los participantes del grupo. El número de
asistentes ronda en torno a diez o doce personas, siendo cuatro o cinco fluidos. Al
igual que en el grupo de Madrid, el grupo atendió primero a procesos de identidad
social, para posteriormente derivar a procesos de interacción social,
condicionados por la presencia fluida que, de alguna manera, precipita este
proceso, como hemos dicho.
254
CAPÍTULO III-. TEORÍA DE GRUPOS DE AUTOAYUDA259
1-. Introducción
259
En este capítulo utilizaremos indistintamente grupos de autoayuda o grupos, para no
cansar al lector, significando siempre grupos de autoayuda. Si nos referimos a los grupos
virtuales, o a otros grupos distintos de la autoayuda, lo especificamos.
260
Villegas (1997:231) señala que Moreno, ya en 1914, fue uno de los primeros que realizó
trabajo de campo en grupos marginales, en concreto con un grupo de prostitutas <<con el
objetivo de ayudarles a superar el problema de marginación que sufrían y a encontrar una
modalidad de tutela del trabajo que realizaban: diríamos pues que se trató de una
intervención clínico-social>>.
255
Hemos optado por utilizar Grupos de autoayuda por ser la expresión que
nuestros informantes más emplean, a sabiendas de la posible confusión que el
término suscita; confusión que aclaramos dada su relevancia teórica y
consecuencias prácticas. A modo de introducción aportamos una definición de
grupos de autoayuda, la de Katz y Bender (1976:9), sometiéndola a examen
posteriormente:
261
A diferencia de Menéndez (1984a:92) utilizamos mutualidad y reciprocidad
prácticamente de forma sinónima. Este autor considera que <<la reciprocidad sólo implica
ayuda mutua cuando opera entre guales o por lo menos entre equivalentes>>; en los grupos
de autoayuda, la ayuda opera entre iguales, por lo que los utilizamos indistintamente.
262
Hunt (1987:204) recoge en una encuesta las actividades de los grupos de autoayuda
ingleses, mencionando el testimonio de uno de los participantes: <<En términos generales
pasamos menos tiempo hablando de técnicas terapéuticas como por ejemplo, de habla
prolongada, respiración, fluidez, etc. que discutiendo la “agenda escondida”>>; agenda que
comprende muchos aspectos cómo por ejemplo frustración, miedo o sentimientos de
inferioridad. Hunt (1987:204) también menciona el hecho de que algunos grupos realizaron
actividades terapéuticas como respirar o hablar despacio; actividades que nuestros
grupos nunca realizaron, si bien al principio ofrecimos esta posibilidad siempre y cuando
los asistentes libremente así lo decidieran, sin que finalmente ningún participante lo
solicitara.
Por último, este autor (1987:204) concluye: <<En consecuencia, los participantes
dedican más tiempo a hablar de experiencias personales –intercambiando opiniones-, de
aspectos psicológicos de la tartamudez, de respuestas a las diferentes discusiones y
etcétera, con un alto grado de apoyo mutuo que emana de tales testimonios personales>>.
Conclusión que compartimos plenamente.
256
suscitar cambios en los participantes, aumentando el margen de negociación entre
el mi y el yo (Mead 1972:202); cambios que afectan a toda la unidad
sociobiopsico.
Huici (1985a:120) indica que las personas del grupo <<comparten un mismo
problema que les hace difícil la adaptación a la vida diaria normal>>; pacientes con
problemas de salud física o mental o colectivos que sufren algún tipo de estigma o
discapacidad. Los miembros del grupo pueden ser pacientes, expacientes o
familiares y sus objetivos pueden ser muy dispares: mejorar la calidad de vida de
los integrantes, aceptar las secuelas de una enfermedad o como Ovejero señala
(1987:154-155) recabar información <<relativa a los efectos secundarios de los
tratamientos que hacen que estos resulten tanto más atemorizantes por su
carácter inesperado>>. Existen muchas posturas respecto a la naturaleza de los
grupos de autoayuda. Pueden actuar o no de forma complementaria al sistema
sanitario; con o sin profesionales dentro del grupo (médicos, psicólogos o
asistentes sociales); de una forma crítica con el sistema médico sanitario o no;
proponiendo acciones reivindicativas o auspiciados por el sistema de salud. Entre
los teóricos de los grupos de autoayuda existe una gran disparidad de criterios,
incluso algunos investigadores consideran <<la proliferación de los grupos de
autoayuda en el campo de la salud como un movimiento social semi organizado que
competía con los profesionales>> (Villalba 1996:27).
257
personas que tienen los problemas, punto de vista democrático que justifica por sí
solo la validez de este acercamiento. El argumento económico (que de ninguna
manera contradice el humanitario) subraya el hecho de que, a largo plazo, los
grupos de autoayuda pueden reducir los crecientes costos del sistema de salud.
Estos argumentos están apoyados por los logros de los grupos de autoayuda
reconocidos por esta organización>>. Hess (en Gracia 1996:8) señala que la ayuda
mutua es tan antigua como la organización social; Veil (1978, en Allué 2003:204)
apunta que: <<no hay que olvidar que el secreto de la supervivencia reside en la
cooperación y en la ayuda mutua>>; y respecto al futuro, Roca y Villalbí (1989:430)
lo auguran prometedor porque <<permite fomentar la salud global en nuestra
sociedad>>, futuro encomiástico porque se centra en la investigación de factores
psicosociales capaces de influir en la salud (Barrón 1996:5).
Todos los tartamudos que han acudido a nuestros grupos han visitado
clínicos, sometiéndose a los más diversos tratamientos para ganar fluidez o
aceptar las consecuencias de la tartamudez, con más o menos fortuna. Sin
embargo, los beneficios derivados de la asistencia a los grupos son
cualitativamente distintos y de mayor envergadura en prácticamente todos los
casos, como así revelan las entrevistas realizadas, las anotaciones del trabajo de
campo y la encuesta realizada (ver Anexo II). Incluso algunos asistentes (Rocke)
relatan experiencias de hermandad con otros compañeros de grupo.
Si bien los investigadores coinciden en que queda mucha investigación por
realizar, como por ejemplo Yaruss et al. (2001:232),263 las primeras conclusiones
confirman que los grupos de autoayuda de tartamudos, al igual que en otros
problemas, ejercen una buena influencia sobre sus miembros (Ramig 1993:358):
263
Estos autores mantienen que todavía queda mucha investigación por realizar porque
existe poca información al respecto: <<existe poca información en la actualidad acerca de
si la participación en tales grupos de apoyo actualmente reduce el impacto negativo de la
tartamudez en la vida de las personas>>.
258
Aclaramos el término exponiendo los tipos de grupos existentes, para
contextualizar el grupo que hemos coordinado dentro de la proliferación de
grupos de autoayuda.
1-. Villalba (1996:26) aprecia que a partir de 1976 comienza una gran
confusión terminológica en la literatura sobre grupos de autoayuda; quince años
más tarde, en 1991, aún existiendo menos variedad de grupos de autoayuda y por
lo tanto menos confusión de términos, seguía sin existir unanimidad terminológica
(Borkman 1991, en Villalba 1996:26). La expresión autoayuda es la traducción
inglesa de self help, expresión poco utilizada por la mayoría de los autores de
habla inglesa y castellana, decantándose por mutual aid o mutual help en inglés, o
por ayuda mutua en castellano.
La traducción de self es problemática, siendo la más útil, uno mismo o sí
mismo; sin embargo, self help significa autoayuda aplicada al hecho individual y no
al grupal, que es el que nos interesa. Igualmente, el sentido de self en Mead tiene
connotaciones individuales; este autor (1972:202) indica que el self se fragmenta
en dos dispositivos, permitiendo al individuo ser actor de sí mismo e incluso ser
objeto de su propia acción: la reflexividad de la acción del sujeto hace posible que
se ayude a sí mismo. Y como señala Canals (2002:36) <<El sentido individual de la
reflexividad denotada por self es un factor de ambigüedad cuando self se aplica a
grupos>> por lo que autores ingleses como Silverman (1980) utilizan mutual aid o
mutual help. Otros autores como Rappaport (1993:253-254) prefieren mutual
help porque designa con mayor exactitud los procesos de responsabilidad
compartida que tienen lugar en los Grupos de Ayuda Mutua (GAM). La mutualidad
y la reciprocidad son la esencia del proceso grupal.
Autores castellanos como Villalba son conscientes de la diferencia de
significados entre ambas expresiones, indicando que <<La autoayuda implica
asumir la responsabilidad personal en el cuidado de uno/a mismo/a y en las
acciones y decisiones que hacemos para responder a las situaciones de la vida.
Simultáneamente o complementariamente podemos ayudarnos unos a otros de
forma recíproca e igualitaria, lo que serían procesos de ayuda mutua>> (1996:26).
Villalba distingue entre ambos términos, señalando el carácter recíproco e
igualitario de los procesos de ayuda mutua.
259
Por tanto, ya que el significado de self help no se ajusta perfectamente al
de mutualidad y reciprocidad igualitaria porque sugiere connotaciones
individuales, autores ingleses y castellanos se inclinan por mutual help o mutual aid
o grupos de ayuda mutua (GAM), recogiendo el sentido grupal del término y
considerando que los procesos básicos que subyacen al grupo -la mutualidad y
reciprocidad- originan comprensión y sentimientos de afiliación grupales (Villegas
1997:260), posibilitando la reconstrucción de la identidad grupal (Amaya
2003:93).
264
Autores como López-Cabanas y Chacón (1997:205) admiten un subconjunto dentro de
los grupos de apoyo social: los grupos de intervención con apoyo social o terapéuticos. Son
260
o guías, sin pretender la reciprocidad igualitaria. Los líderes pueden ser clínicos
que conocen estrategias terapéuticas o afectados que están duchos en el manejo
de las dificultades (Goffman 1970c:50-55), ambos actuando <<como modelos
activos de rol que tratan de mejorar la confianza, el apoyo y la comunicación y de
incrementar la cohesión de grupo>> (Gracia 1997:59); los grupos de apoyo ofrecen
modelos de actuación evidentes. Gottlieb (1988, en Villalba 1996:29) también es
partidario de esta distinción, matizando que los grupos de apoyo social
normalmente no se dirigen a la acción social; posibilidad más viable en los grupos
de autoayuda.265
A diferencia de los grupos de autoayuda que surgen espontáneamente y sin
limitaciones horarias, los grupos de apoyo están limitados en el tiempo <<y su
existencia depende del interés y disponibilidad del líder o de la organización que
los promueve>> (Gracia 1997:45). Estos grupos son promovidos desde
organizaciones o clínicas privadas, bien motivados por la creencia de que el grupo
es más terapéutico, bien porque resulta más económico para los afectados y, en
última instancia más rentable para sus promotores. Aparte del líder o guía, los
grupos de apoyo están formados principalmente por miembros con problemática
similar, sometidos a presiones mayores de las habituales y con un lenguaje común;
en menor medida hay grupos de apoyo formados para familiares de los afectados,
pero siempre guiados por expertos.
Barrón (1996:84-88) plantea una posibilidad nada desdeñable consistente
en no concebir los grupos de autoayuda y grupos de apoyo como categorías
independientes, sino como un continuo de dos polos opuestos. Al principio, para
ponerlos en marcha, <<es necesario que un profesional se encargue de formarlos y
asuma las tareas de dirección y liderazgo. Posteriormente esas funciones
deberían delegarlas poco a poco en los miembros del grupo, fomentando que
asumieran la responsabilidad personal en la solución de sus problemas y que su
papel fuera quedando reservado para tareas de consejo u orientación>>,266
llegando a la situación ideal de rotación de las tareas de liderazgo, dirección o
coordinación (Barrón 1996:90-91). E incluso un grupo de autoayuda puede
circunstancialmente, en cualquier fase de su evolución, recurrir a un profesional
buscando asesoramiento, siempre y cuando los participantes lo soliciten (López-
Cabanas y Chacón 1997:205). Respecto a la participación de clínicos en los grupos
de autoayuda de tartamudos, no existe unanimidad de criterios. Por ejemplo,
Rodríguez Carrillo et al. (2004:7) es contundente, afirmando que dicha presencia
es imprescindible; sin embargo, Diggs (1990:33) considera que: <<Los ciudadanos
grupos dirigidos exclusivamente por clínicos <<cuyo objetivo no es el apoyo social por sí
mismo, pero que incluyen estrategias dentro de su metodología para favorecer el apoyo
social que reciben sus miembros>>. Se potencia el apoyo social en detrimento de la ayuda
mutua. Por tanto, estos autores conciben tres tipos de grupos: grupos de autoayuda,
grupos de apoyo y grupos de intervención con apoyo social o grupos terapéuticos.
265
Los participantes de los grupos de autoayuda de Madrid y Asturias han emprendido
acciones sociales, como mencionamos en el capítulo anterior.
266
Barrón (1996:88)
261
están más interesados en hacerse cargo de sus propias vidas. Los profesionales
necesitan reconocer esta tendencia y conocer los beneficios potenciales de la
autoayuda>>.
Hunt afirma al respecto (1987:211-212):
De acuerdo con nuestra concepción del término, los support groups no son
grupos de autoayuda, terapéuticos o similares, sino entidades nacionales que
realizan múltiples funciones, como autoayuda, consejo, información,
asesoramiento, difusión y divulgación de la tartamudez, etc. Si bien al inicio de la
proliferación de los grupos de autoayuda de tartamudos, estos tenían funciones
muy limitadas, como la autoayuda o la terapia, a partir de los años 90 se
consolidan organizaciones nacionales como la National Stuttering Association
(NSP) americana, la Bundesvereinigung Stotterer-Selbsthilfe (BV), alemana o la
Association for Stammerers (AFS) inglesa, desarrollando múltiples funciones y
ofreciendo apoyo social a sus miembros.267
267
En la bibliografía manejada de dos Congresos Internacionales de Fluency Disorders en
los que participan los más destacados investigadores de tartamudez (Starkweather y
Peters, 1995; Bosshardt, Yaruss y Peters, 2001) no hemos encontrado alusiones
significativas a asociaciones o grupos de autoayuda franceses, italianos o portugueses.
262
4-. Definimos Apoyo social para contextualizar y ubicar el ámbito en el que
actúan los grupos anteriores. Según Canals (2002:29) <<El concepto de apoyo
social, por su parte, adolece asimismo de un alto grado de indefinición>>,
utilizándose a capricho, e incluso empleándose como metaconcepto. Sin embargo,
Gracia (1997:23) observa convergencia entre las distintas acepciones, como por
ejemplo el carácter multidimensional del concepto, distinguiendo en el estudio del
mismo una perspectiva cuantitativa o estructural y otra cualitativa o funcional,
siendo esta última de mayor interés, definiéndose como <<el análisis de la medida
en que las relaciones sociales satisfacen diversas necesidades (o, en otros
términos, desempeñan diferentes funciones)>>.268 Los teóricos coinciden en
distinguir al menos tres funciones fundamentales del apoyo social: el apoyo
emocional, el apoyo instrumental (también denominado apoyo material o tangible o
ayuda práctica) y el apoyo informacional (que incluye además el consejo,
orientación o guía). La mayoría de los investigadores aceptan la definición de Lin y
Ensel (1989, en Canals 2002:29): <<el conjunto de provisiones expresivas o
instrumentales -percibidas o recibidas- proporcionadas por la comunidad, las
redes sociales y las personas de confianza, que se pueden producir tanto en
situaciones cotidianas como de crisis>>. El apoyo social es un tema que ha
suscitado enorme interés durante las últimas dos décadas en disciplinas como
psicosociología de la salud, sociología, epidemiología, salud pública, medicina
preventiva, etc. (Barrón 1996:5).
268
Gracia 1997:24
269
Según Gracia (1998:130) los fundadores del primer grupo de autoayuda fueron una
pareja, <<un operador financiero y un cirujano que tenían una cosa en común, los dos eran
alcohólicos sin remedio>>; el objetivo de sus reuniones era mantenerse abstinentes
(Villalba 1996:24). El primer día que se reunieron fue el día 10 de junio de 1935 (Diggs
1990:32).
263
las atribuciones internas) y las atribuciones internas sobre las soluciones o
resultados del proceso grupal, fomentando la autorresponsabilización e
incrementando los sentimientos de control sobre su vida>>. Volveremos sobre este
último aspecto.
270
Estas referencias no están incluidas en la bibliografía.
264
2-. Tipos de grupos de autoayuda.
271
Durante nueve meses el lugar de reunión era un bar restaurante del centro de Madrid,
con una trastienda exquisita: misteriosa, silenciosa y poco iluminada.
265
a mayor grado de dependencia externa>> (Maya 1996:56). Los dos últimos grupos
estarían controlados por profesionales, sin ser nuestro caso.
Los grupos de Madrid son grupos afiliados en la medida en que <<dependen
de niveles superiores de la entidad en que se enmarcan, pero son principalmente
autogestionados (Maya 1996:56). El proceso de incorporación es el siguiente: el
futuro participante conoce la fundación a través de la red o de los medios de
comunicación (televisión o prensa), contactando telefónicamente o mediante
correo electrónico. Si el afectado pretende incorporarse a los grupos,
normalmente rellena una ficha de afiliación que no le obliga a nada, siendo
posteriormente invitado por el coordinador del grupo a una entrevista, previa al
ingreso en el grupo. El coordinador del grupo convoca a los miembros mediante un
mensaje en el foro virtual de la fundación (Ttm-e).
El coordinador prácticamente no tiene que rendir cuentas ni a la delegada
de zona ni al patronato de la fundación, siempre y cuando, claro está, no haya
quejas por parte de los participantes. El local de reunión no supone coste
económico a la fundación por ser, al principio, la trastienda de un bar, y
posteriormente, un centro cultural de la comunidad de Madrid. Los participantes
acuden a las reuniones de forma libre y gratuita. La fundación no impone ningún
criterio de actuación al coordinador, por lo que funciona de forma totalmente
autónoma, según criterios propios o emanados del propio grupo. Por tanto, cumplen
los requisitos de lo que Maya (1996:56) entiende por grupos afiliados.
El grupo de autoayuda de Asturias (GATA) es un grupo no-afiliado: no
pertenece a ninguna asociación y se ha desmarcado totalmente de la Fundación
Española de la Tartamudez. Asisten logopedas, psicólogos y un profesor
universitario sin que su presencia signifique asesoramiento, sino todo lo contrario:
relaciones recíprocas e igualitarias. Mantienen una página web propia sin ningún
tipo de subvención privada o institucional. El coordinador es rotativo y elegido
democráticamente dentro del grupo; su función se reduce a convocar a los
asistentes, reservar mesa en restaurantes y poco más.
266
sufren algún tipo de minusvalía física y psíquica. Por último, Roca y Villalbí
(1989:428) informan de la existencia de un grupo de autoayuda de primíparas.
Otro grupo numeroso de grupos de autoayuda está compuesto por sujetos
que atraviesan un período de dolor existencial o que viven próximos a pacientes o
personas en período de crisis de cualquier tipo: inmigrantes, mujeres maltratadas,
expresos, mujeres que han enviudado recientemente, madres solteras, hombres o
mujeres separados o divorciados, padres de hijos muertos prematuramente,
madres de hijos prematuros, padres de adolescentes y padres de niños afectados
de determinadas minusvalías y grupos de cuidadores dependientes. Grupos de
trabajadores de los servicios públicos como la enseñanza o la sanidad,
trabajadores calificados como burnt out.
Por último, colectivos que sufren algún tipo de estigma como sujetos de
orientación sexual poco común. Destacamos grupos de autoayuda de gran
actividad política, como por ejemplo, feministas o discapacitados.
272
Somos conocedores de la existencia de grupos de autoayuda para tartamudos en
Oviedo y Palma de Mallorca, y algunos promovidos por clínicas privadas.
273
Gracias a que la mayoría de los participantes eran miembros activos del foro virtual de
Ttm-e, el comienzo de los grupos de autoayuda no exigió gran esfuerzo por parte de los
coordinadores o de la fundación.
267
e influyente sobre la ayuda mutua>> (Gracia 1997:53). Dada la envergadura teórica
de este trabajo, vinculado a otros como los de Menéndez (1978, 1984a, 1984b,
2000), Mauss (1999) y Godelier (1989, 1998) y Canals (2002), nosotros lo
desarrollamos conjuntamente en otro lugar.
Canals (2002:8) se remonta nada menos que a Pericles para indicar los
primeros antecedentes de la ayuda mutua, la cual estaba implícita en la
responsabilidad colectiva que éste <<reclamaba a los hombres libres de Atenas
cuando les llamaba a recuperar las relaciones de reciprocidad que eran el
fundamento ideal de la polis>>. La ayuda mutua es manifiesta en las cartas de
libertades de las ciudades medievales; organizaciones como las hermandades,
cofradías y otras asociaciones gremiales se vertebraban en torno a la idea de la
ayuda mutua, <<que fue uno de los pilares del derecho urbano medieval>> (Canals
2002:9). Más cercanas a nuestro tiempo, las sociedades de socorros mutuos y las
cooperativas obreras de la primera industrialización se articularon en torno a la
ayuda mutua (Castillo 1994, en Canals 2002:8-9). Igualmente, autores americanos
mencionan las formas de ayuda mutua espontáneas mantenidas en organizaciones
de inmigrantes llegados a Estados Unidos procedentes de Europa.
274
Hemos adoptado la expresión Modelo Médico Hegemónico (MMH), propuesta por
Menéndez (1978), si bien otras expresiones hubieran sido igualmente válidas, como la
medicina tradicional, alopática, científica, convencional, académica o cosmopolita (Canals
268
del Colectivo de Salud de las Mujeres de Boston titulado <<Our bodies,
Ourselves>> (Villalba 1996:25). También en esta década Alcohólicos Anónimos se
difunde por la mayoría de los países europeos para combatir el alcoholismo.
En la década de los 70 aparecen grupos de autoayuda de personas
discapacitadas, reivindicando mejoras sociales y políticas, constituyéndose en
organizaciones de índole nacional. A finales de esta década, en concreto en 1978,
en Estados Unidos <<la Comisión de Salud Mental del gobierno estadounidense
propuso la autoayuda como la principal base de las intervenciones comunitarias en
Salud Mental>> (Villalba 1996:25); siendo clave la publicación del libro de
Silverman (1980), definiendo por primera vez los grupos de ayuda mutua. Excepto
AA y Recovery, que ya se habían implantado en Europa, en esta década se produce
una gran expansión de los grupos, especialmente en países como el Reino Unido,
República Federal Alemana y Holanda (Canals 2002:77).
A partir de 1980 hasta la actualidad tiene lugar la proliferación de los
grupos en el resto de los países europeos, incluida España. En 1986, se publica la
Carta de Ottawa, después de la 1ª Conferencia Internacional para la promoción de
la Salud <<donde se consolidan las bases para impulsar la participación social y la
capacitación de la comunidad, estimulando la autonomía de las personas y
fomentando las redes sociales donde todos los agentes implicados estén
representados: los profesionales y las personas afectadas, familiares o
cuidadores>>275
269
aproximadamente 500.000 grupos de autoayuda de todo tipo, como ya hemos
expuesto.
2.1-. Introducción.
276
Denominamos discurso de las terapias comerciales a las estrategias y técnicas
logopédicas y foniátricas para adquirir fluidez.
270
tartamudean>> (Schäfers y De Vloed 2001:529). El trabajo codo a codo con el
terapeuta obtiene pocos resultados, a pesar del coste económico de los mismos.
Las personas que tartamudean consiguen más fácilmente lo que se proponen
ayudándose unos a otros en un grupo o red social, como también sucede a los
fluidos en actividades deportivas, culturales o de cualquier tipo: <<Las personas
generalmente están mejor cuando pertenecen a un club que les ofrece la
oportunidad de conseguir apoyo, consejo e inspiración de los demás. Así es como
las asociaciones nacionales de tartamudez se establecieron>> (Schäfers y De
Vloed 2001:529).
277
La ISA <<es la Asociación Internacional de Tartamudez, una asociación que tutela la
autoayuda, que está separada de las organizaciones internacionales incluida la IFA, y que
tiene el objetivo de representar a todas las organizaciones de autoayuda de todo el
mundo>> (Pill 1995:495).
271
Los socios fundadores de ISA establecieron el día 22 de octubre como Día
Internacional del Conocimiento de la tartamudez (International Stuttering
Awareness Day) con el objetivo de: <<promocionar conciencia y comprensión,
mostrar aprecio a quienes tartamudean y a los profesionales del lenguaje que
trabajan con ellos>>. (Schäfers y De Vloed 2001:530). Igualmente, la ISA
organiza un Congreso Mundial de Personas que Tartamudean cada tres años,
siendo el último en Australia en febrero de 2004, al que asistió uno de nuestros
informantes privilegiados. Estos congresos pretenden potenciar los vínculos entre
tartamudos, investigadores y clínicos, consiguiendo uno de los objetivos
principales del movimiento de autoayuda: <<permitir que todos los grupos
relacionados con la tartamudez se traten unos a otros en los mismos términos>>
(Schäfers y De Vloed 2001:530).
278
Jezer (1997:233) menciona: <<Hubo esfuerzos en los años 60 (del siglo XX) de
comenzar grupos de autoayuda. Washington, D. C., Florida, y el área de Chicago tuvieron
las primeras organizaciones locales>>.
279
Exponemos en este mismo capítulo nuestra modelo de grupo de autoayuda.
280
Hood (1999) define el grupo como un espacio en el que los tartamudos se ayudan y se
aconsejan mutuamente: <<El intercambio de ideas, las discusiones sobre tartamudez en el
grupo ofrecen al tartamudo un descanso emocional que le ayudan a obtener una mejor
comprensión de lo que le sucede, a través del conocimiento de cómo los demás reaccionan
a sus problemas>>.
272
Cuando teníamos una conversación relajante, los clínicos se sentaron a
contar nuestras disfluencias. Decidí levantarme e ir a otra mesa. Los demás
tartamudos se unieron a mí. Esa noche en Santa Barbara, California, formamos el
primer grupo de autoayuda de tartamudos de la nación. Más tarde, ese mismo año,
me encontré con Bob Goldman y juntos comenzamos la National Stuttering
Project. Conocido como la National Stuttering Association, tiene más de 2,700
miembros y se mantienen reuniones de grupos de autoayuda en más de 75 ciudades
alrededor del país. Negociar con mi tartamudez y construir enriquecedores
vínculos con otros tartamudos ha beneficiado mi vida tremendamente. (Sugarman
2001:81)
273
Lo que a todas luces parece evidente es la difusión de los grupos de
autoayuda de tartamudos en Estados Unidos y en los demás países occidentales,
amén de los grupos de apoyo:
281
El movimiento de autoayuda ha propuesto un nuevo paradigma consistente en aceptar la
idea de que varios factores interactúan constituyendo la etiología de la tartamudez. Uno
de las conceptualizaciones más útiles del pensamiento holístico es el “Hexágono de la
tartamudez”, desarrollado por Harrison (Harrison 2004).
Sin embargo, a nuestro juicio el “Hexágono de la tartamudez”, que es un sistema
interactivo que incluye al menos seis componentes esenciales –comportamiento, emoción,
percepción, creencia, intenciones y respuestas emocionales-, es una explicación
insuficiente porque no incluye la génesis del fenómeno: la construcción social de la
tartamudez. Como desarrollamos en “La tartamudez como fenómeno sociocultural”, la
tartamudez es un comportamiento socialmente definido y construido.
282
Con excepciones como los grupos de autoayuda liderados por la NSA. La discusión
entre los dos modelos continúa debatiéndose en el seno de los grupos de autoayuda, tal y
como narra Jezer (1997:234): <<En el grupo de Boston había un debate en curso entre los
que querían ejercitar exclusivamente terapia de respiración (flujo de aire) y los que
querían empezar las reuniones con comentarios generales sobre cuestiones relacionadas
con la tartamudez. En teoría deberíamos haber sido capaces de hacer ambas –contar
274
relegado a un segundo lugar, siendo el instrumento empleado por clínicos cuando
no consiguen sus objetivos en consulta mediante terapias comerciales. En
concreto, Yaruss et al. (2002b:228) manifiestan: <<Hay una creciente evidencia de
que el apoyo a tartamudos y los grupos de autoayuda están jugando un papel
importante en el proceso de recuperación de muchos tartamudos>>. No conciben el
grupo como un fin en sí mismo sino como un medio para alcanzar fines
terapéuticos.
275
decíamos al comienzo de la exposición que más de 2,700 tartamudos acudían a
grupos, esta cifra no llega a 0,144% de los tartamudos americanos. Como veremos
estos porcentajes también se demuestran en los países europeos (Tonev 2001).
2.3-. Europa
283
Igualmente la Asociación alemana de tartamudos es muy numerosa (Christmann
1995:480). Los grupos de autoayuda de tartamudos en Alemania son más de 70, presentes
en la mayor parte de las grandes ciudades y la organización que los tutela es la
Bundesvereinigung Stotterer-Selbsthilfe (BV), con base en Colonia. La BV ha creado el
Demosthenes Forum (DF) que tiene la función de <<un grupo académico consultivo para el
Comité que trabaja muy de cerca con el personal de la oficina del BV>>. (Christmann
276
pleno crecimiento de los grupos de autoayuda en el mundo occidental y en este
país.
De cara a la contextualización de estos grupos en general y la AFS en
particular, es necesario mencionar la actitud crítica de estos hacia el modelo
médico imperante (Hunt 1987:198). A consecuencia de ello y de la poca eficacia de
las terapias comerciales, en 1968 se creó la AFS gracias a los no pocos esfuerzos
de Robin Harrison.
La asociación no tomó cuerpo hasta 1978, hasta que un número de
entusiastas de la cooperación y logopedas no se constituyeron auspiciados por la
asociación, desarrollando sus actividades (Hunt 1987:200). La presencia de
terapeutas del lenguaje permite sospechar que la pureza del espíritu de
autoayuda declinó a favor de un modelo más clínico. Hunt (1987:201) considera
que las dos funciones que estos grupos realizan principalmente son las de apoyo
emocional y las de información y consejo, aunque también:
277
familias, con grupos de autoayuda por todo el país, especialmente en Londres,
Escocia y Birmingham.
2.4-. Crítica.
Los grupos de autoayuda (SHGs) son una excelente y noble idea para
personas que tienen algún tipo de problema o discapacidad. SHGs también han
dado apoyo a personas que tartamudean y padres de niños que tartamudean. En
muchas sociedades occidentales, EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y en
otras partes del mundo, hay muchos grupos de ayuda activos. Pero ¿hay
suficientes miembros?.
278
En algunos de las mayores ciudades del Reino Unido, el número de grupos
de autoayuda está entre 10 y 15. En Holanda, 21 grupos tienen entre 5 y 10
miembros. La población de ciudades de ambos países se encuentra entre 200.000 a
2.000.000. En Suecia (con una población de 8 millones), el número de miembros que
acuden a grupos es de 900. En Austria (con una población de 8 millones) el número
de miembros que acuden a grupos es de 300. En Australia (con una población de 20
millones), hay 330 miembros de ASEA y 400 miembros del Programa McGuire.
(Tonev 2001:)
284
Estudiamos estos sentimientos en “La reducción de pensamientos y sentimientos
dolorosos”.
279
no acuden a grupos, rechazan, silencian u ocultan su segunda identidad, la
identidad impuesta o identidad para otros. Acudir a un grupo de autoayuda supone
reconocer en el grupo la condición tartamuda, la identidad para otros, en
detrimento de la fluida, la identidad para sí. El ingreso en un grupo requiere ser
capaz de mirar a los ojos a la identidad que más avergüenza. La inflación de la
identidad para sí, la identidad fluida, impide el reconocimiento de la identidad
para otros; el fluidazo impide la presencia de la mayoría de los tartamudos en los
grupos de autoayuda.
1.2-. Los tartamudos que nunca han acudido a los grupos de autoayuda (los
ausentes) desconocen la identidad social tartamuda, concebida como un espacio
de complicidad, discurso compartido y biografía paralela. Los tartamudos
ausentes nunca han sentido complicidad con otros tartamudos, ignorando las
únicas mieles que la tartamudez regala a sus víctimas, después de tanta
pesadumbre.
280
2-. ¿Por qué visitan la consulta del clínico? Acudir a consulta clínica no
implica reconocerse como tartamudo sino como enfermo, asunto bien distinto. No
supone admitir una nueva identidad, con las consecuencias que ello implica, sino
todo lo contrario: refuerza la identidad fluida, aunque manchada de extraños y
patógenos elementos, susceptibles de extinción o extracción. Aceptarse como
tartamudo implica admitir una característica propia, inmanente al sujeto, de
imposible extracción o extinción. Sin embargo, estar enfermo o afectado de una
patología lingüística es un suceso externo, accidental, como quien se contagia de
un virus o sufre un traumatismo craneal.
El enfermo se reconoce afectado de una patología, consultando al
especialista, hecho habitual en estos tiempos gobernados por la medicalización de
la vida. La enfermedad, patología o alteración del lenguaje es un añadido del
sujeto, que se asienta en los recovecos misteriosos del cuerpo, contaminándolos;
agentes externos que conquistan transitoriamente tierras inéditas, emponzoñando
sus dominios. La mirada médica, psicológica o logopédica quiere cosificar el mal
para confiscar su poder; mal cuyas consecuencias generan un funcionamiento
erróneo y patógeno para los puristas, o una disfunción o alteración para los
eclécticos y diletantes.
Esta es nuestra aportación al conocimiento de las causas por las cuales tan
diminuta proporción de tartamudos acude a grupos, sabedores de que el enigma
continúa.
2.5-. España
281
autoayuda en la primavera del año 2003. Antes de esta fecha, tenemos
conocimiento de:
1-. Dos asociaciones de ayuda al tartamudo o disfémico, siendo una de ellas
ADISCAN, Asociación de disfémicos de Cantabria, creada a finales de los años
noventa y tutelada por un clínico; y otra en Baleares. Ambas asociaciones no
tuvieron una proyección nacional sino regional.
2-. Respecto a grupos de autoayuda se han constituido varios, la mayoría
de ellos auspiciados por clínicas privadas. En Asturias, Fernando Cuesta, médico
de familia y tartamudo organizó el Grupo de Autoayuda de Tartamudos (GATA),
contactando con los miembros a través del foro virtual Ttm-l.
282
del individuo en cuanto miembro y partícipe de formas supraindividuales de
asociación, del individuo en cuanto ser social>> (Blanco 1988:14); filosofía que se
ajusta a nuestro marco teórico y que suscribimos. La ventaja de la psicología
comunitaria reside en que trabaja con:
285
Efectivamente, la culpa es un sentimiento muy común en el colectivo de tartamudos,
como vemos más adelante.
286
Smail (1987:64 en Orford 1998:88)
283
Efectivamente, Gracia (1998:132-133) advierte de los peligros del modelo
asistencial actual, afirmando <<los grupos de autoayuda pueden también realizar
una contribución fundamental a un cambio de paradigma en la provisión de
servicios asistenciales, unos servicios plagados de problemas como la
burocratización, con costes elevados, un departamento de quemados cada vez
mayor, la tendencia al parche en lugar de la prevención e incapaz de satisfacer
todas las necesidades de la sociedad>>. Hunt (1987:198), estudioso de los grupos
de autoayuda de tartamudos, profundiza esta hipótesis afirmando:
En muchos países desarrollados hoy existe una actitud cada vez más
crítica sobre algunas cuestiones relativas al cuidado profesional ofrecido al
público. Esto tiene dos componentes: la introducción al campo médico del
“consumerism” que parece evidente en muchos otros campos; y el desarrollo de
dudas en determinadas secciones del público respecto a la eficiencia y beneficios
de la llamada medicina tecnológica.
284
1996:8). Los grupos de autoayuda no suponen la desaparición de los profesionales
o clínicos. Desde su posición pueden <<amplificar y dar valor al trabajo que
desarrollan estos grupos>> aparte de <<crear contextos y espacios donde las
personas puedan participar en el desarrollo de esos grupos>>; <<haciendo realidad
ese deseo íntimo de la psicología comunitaria en el que el profesional y el
ciudadano son genuinos copartícipes de ese proceso>> (Gracia 1998).
Por tanto, los grupos de autoayuda potencian la autonomía del sujeto para
dirigir su vida, sin que apenas suponga costes económicos para la comunidad,
siendo una alternativa viable al modelo asistencial tradicional porque da solución a
los problemas cada vez mayores de éste; promueve la solidaridad y la iniciativa
voluntaria aliándose con los profesionales para conseguir auténticos contextos de
desarrollo personal y comunitario, objetivo último de la psicología comunitaria.
287
Tratamos este tema principalmente en “El reconocimiento de la identidad tartamuda”.
285
a las personas que se encuentran en situación de desventaja bien por sus
problemas o, en ocasiones, como consecuencia del tratamiento que han recibido de
los profesionales, y proporciona a las personas que tienen que vivir con un
problema mayores recursos de afrontamiento>> (Gracia 1996:17-18).288 Obsérvese
que Gracia dice Devolver el control sobre sus propias vidas; efectivamente, los
grupos de autoayuda impulsan a los participantes a controlar su vida y adueñarse
de sí mismo (empowerment).289
El empowerment es uno de los ejes principales de la psicología comunitaria
y denomina el <<proceso por el cual, personas, organizaciones o comunidades
adquieren control o dominio (mastery) sobre los asuntos o temas de interés que le
son propios>> (Sánchez 1988:155). Término propuesto por Rappaport, quien lo
concibe como un constructo multinivelar aplicable tanto a sujetos individuales
como a organizaciones o comunidades; constructo poliédrico, de niveles múltiples
<<entre los que destaca la importancia del contexto cultural y participativo-local
de los recursos humanos existentes (aprovecha y genera recursos, en vez de
neutralizarlos o consumirlos al modo clásico)>> (García González 1988:77-78).
Rappaport distingue dos componentes del empowerment; por un lado,
refuerza las comunidades y las personas más desfavorecidas o marginadas porque
contribuye decisivamente a su autodeterminación y fortalecimiento, objetivo
clave de la psicología comunitaria, y por otro lado, fomenta la determinación
social, mediante la <<participación democrática en la vida de la comunidad a que
uno pertenece, a través de estructuras sociales como escuelas, iglesias,
vecindarios y otras organizaciones voluntarias (componentes que podríamos
llamar, participación o determinación social)>> (Sánchez 1988:156).
288
En “La reducción de pensamientos dolorosos”, tratamos el empowerment del sujeto
para domesticar pensamientos derivados de la herida de la diferencia.
289
El término empowerment es de difícil traducción; la más literal es potenciación o
fortalecimiento, aunque también se traduce por <<poderío>>, <<apoderamiento>>,
<<facultad>> o <<autoridad>>. Etimológicamente, <<hace referencia a <<permitir>> o
<<capacitar>>, a <<autorizar>> o <<dar poder>> sobre algo, alguien o para hacer algo,
asumiendo que hay una condición de dominio o autoridad sobre ese algo (una idea similar,
por cierto, a la implicada en el concepto de <<intervención>>). Dinámicamente empowerment
designaría, pues, el proceso de adquisición de esa habilidad o la capacidad de dominio o
control>> (Sánchez 1988:155-156).
290
Clearinghouses se traduce por <<cámara>>, <<centro>>, <<almacén>> de datos, archivos e
informes; el diccionario Collins lo traduce por <<cámara de compensación>>. En cualquier
caso, tanto este término como empowerment significan <<concesión>>, <<entrega>> o
<<permiso>>, etc, de la clínica a los grupos, cuando en realidad a los grupos de autoayuda
nadie les da nada: ellos se apoderan del management grupal.
286
y formación para la autoayuda>> (Gracia 1996:15), con cuatro funciones
primordiales según López-Cabanas y Chacón (1997:203):
4.1-. Introducción
287
exportándolas a su vida cotidiana fuera del grupo. Aparte de actuar como modelo,
las relaciones recíprocas suponen beneficios emocionales encomiables.
291
Como ya dijimos, utilizamos indistintamente grupos de autoayuda y grupos de ayuda
mutua.
292
Desarrollamos el feedback de normalidad que los compañeros aportan y la comprensión
polifónica en Nuestra concepción de grupo de autoayuda.
293
Cabrera (1994:43) afirma que en las reuniones de tartamudos <<suelen ser líderes los
menos graves respecto de los más graves para los cuales la situación se convierte en
intolerable y a pesar de su soledad abandonan el grupo>>, citando nada menos que a Van
Riper con el fin de avalar dicha tesis. Ninguna de las dos aseveraciones se ha cumplido en
288
logopedas y charlatanes) están fundadas en una relación de jerarquía,
superioridad y cierta sumisión, siendo prácticamente inexistentes las relaciones
recíprocas e igualitarias; excepto Bacon que admite buenas relaciones con su
psicóloga, precisamente por la ausencia de las relaciones de poder:
los grupos de autoayuda de tartamudos a los que hemos asistido. No han existido líderes,
sino simplemente coordinadores con funciones mínimas; y que “los más graves abandonen
el grupo” no se ha cumplido en ningún caso, es más, entendemos que las personas más
afectadas son las más interesadas en el grupo de autoayuda porque su dolor e
incomprensión social es mayor, como tal es el caso de Cantante, por ejemplo.
Cabrera (1994:45) sigue insistiendo más adelante en que <<La actitud punitiva de los
disfémicos menos graves en relación a los más graves indica que la agresividad que emerge
de la intención que se supone al otro es patente>>. Jamás hemos observado en los grupos
de autoayuda semejante agresividad, sino todo lo contrario: cooperación, ayuda mutua y
compañerismo.
289
creencias comunes, acciones conjuntas dirigidas a un fin común, interacciones
intensas y extensas, vida colectiva, sentimiento de fraternidad>> (Blanco
1988:12). El grupo posee características similares a la comunidad, reflejando
modos de relación social y de acción intersubjetiva equivalentes, sin que por
supuesto se identifique con ella; ambos se han construido sobre la reciprocidad, la
solidaridad y la interdependencia. Características ausentes en la consulta del
clínico. El paralelismo entre el grupo y la comunidad, de acuerdo con la acepción ya
señalada (Blanco 1988:12) reside principalmente en las relaciones recíprocas que
en ellas se mantienen, las cuales explican la afiliación o el sentimiento de
pertenencia al grupo o a la comunidad.
Este hecho vinculado a otros tantos contribuyen a explicar el movimiento
de los grupos de autoayuda. Por ejemplo, Wuthnow (1994, en Maya 1996:44)
insinúa que los grupos pequeños han proliferado en un contexto en el que las
relaciones emocionales estables están debilitadas, sustituyendo a otras formas de
apoyo personal y social que han quedado caducas como la familia, amigos y
vecinos.294 Máxime en la época posmodernista, en la que el progreso de las
máquinas deja inerme a los individuos (Baudrillard 1988:32): <<Desposeído de sus
defensas, el hombre pasa a ser eminentemente vulnerable a la ciencia. Desposeído
de sus fantasías, pasa a ser eminentemente vulnerable a la psicología. Liberado de
sus gérmenes, pasa a ser eminentemente vulnerable a la medicina>>.
La desposesión de sí mismo y el debilitamiento de las relaciones
emocionales tradicionales impulsa la necesidad de apoyo ajeno; motivos que
justifican el crecimiento de los grupos de autoayuda, que fortalecen las
facultades y cualidades del individuo (empowerment) a la vez que restaura
relaciones de reciprocidad, proporcionando comunidades adecuadas para la
afiliación y el reconocimiento de una identidad socialmente dañada o deteriorada.
294
Ya Durkheim en su clásico estudio del suicidio (1998) muestra cómo la debilidad de los
lazos sociales, como la iglesia, familia o comunidad, produce estados de anomia en la
sociedad; estudio que fue continuado por numerosos sociólogos interesados en conocer las
consecuencias de la industrialización y la urbanización. Paralelamente, aparecen
problemas sociales como la desigualdad económica y social, marginación y delincuencia, con
consecuencias individuales como la soledad o el desamparo.
290
La antropología ha enfatizado el papel central de la autoatención
doméstica, más caracterizada por cuidar, tomando el modelo de Kleinman (1980)
como referencia y los trabajos de Menéndez (1978, 1984a, 1984b, 1990, 1993,
1993b). La autoatención y el autocuidado definen la atención que los individuos,
familias o vecinos dispensan a la salud, reflexiva o recíprocamente. El Modelo
Médico Hegemónico descalifica la autoatención doméstica aunque con matices, tal
y como señala Haro (2000:101): <<se les otorga cierto reconocimiento
instrumental, con la finalidad de subordinarlos a la directriz médica profesional>>.
Aunque la autoridad prescriba y los pacientes en teoría obedezcan, este ámbito
goza de una gran autonomía.
Menéndez (1984a:85) sitúa a los grupos de autoayuda próximos a la
autoatención doméstica, pero autores como Canals (2002:4-5) los consideran
como instancias intermedias entre los dos polos. Esta diferencia de ubicación
depende del grado de implicación del Estado en los servicios sanitarios.295 Haro
(2000:112) propone agrupar conceptos como autocuidado, autoatención y
autoayuda en el de los <<cuidados profanos de la salud>>, dada la complejidad de
los mismos. El autocuidado y la autoatención, vinculados al ámbito doméstico, son
respuestas sociales a la enfermedad menos sistemáticas y formales, que la
proporcionada por los grupos de autoayuda.
La locución Ayuda se refiere a la acción de prestar un servicio o
colaboración a alguien, y <<el término mutua define la reciprocidad entre dos o
más personas. Ayuda mutua se refiere a la prestación de servicios materiales o
emocionales, que se dan informalmente en la familia, en el vecindario o en la
comunidad, para aliviar situaciones dificultosas>> (Roca y Llauger 1994:214). Estos
autores consideran la relación de reciprocidad como un ingrediente básico y
esencial al grupo. Los grupos de apoyo son grupos intermedios entre los de ayuda
y los servicios sanitarios y sociales, con relaciones no tan simétricas como en los
grupos de autoayuda, porque un líder guía a los pacientes. La propuesta de Barrón
(1996:84-88) consistente en que el grupo pueda ser ocasionalmente asesorado por
un especialista, hace porosa esta frontera.
Existe una diferencia fundamental entre las relaciones recíprocas y las no
recíprocas o asimétricas. Si bien las primeras se fundan en un equilibrio de roles
entre el que ayuda y el ayudado, las segundas mantienen un desequilibrio entre
estos roles. Como bien indica Riessman (1990:221): <<Recibir ayuda es un rol
295
Canals (2002:5) considera que si el Estado limita su implicación, delega una parte de su
acción redistribuidora y asistencial a <<organizaciones surgidas de la sociedad civil, que
tienden a perpetuar los modelos de atención institucionalizados puesto que forman parte
del mismo sistema asistencial. Esta premisa, que parte de hechos bien conocidos y
subyace a las hipótesis que serán planteadas en su momento, lleva a contextualizar el
análisis en el proceso de reformulación del Estado del Bienestar que viene produciéndose
en Europa durante las dos últimas décadas>>. Cuando el Estado se despreocupa de
determinadas problemáticas, delega en asociaciones que bien podrían cuestionar los
principios de la medicina hegemónica; sin embargo se constata, según Canals (2002:51) que
no es así, reproduciendo el Modelo Médico Hegemónico (MMH).
291
difícil>>; al ayudado se le priva de los beneficios de ayudar, adoptando un rol
pasivo y poco ventajoso. Los servicios asistenciales en general y los clínicos en
particular adoptan un rol activo (helper) y los pacientes, el pasivo (helpee). Estos
últimos aceptan profesionalmente el rol pasivo, de receptor de la ayuda, sin tener
la más mínima oportunidad de ayudar; si el ayudado solicitara tal función a los
especialistas, estos últimos aún tendrían más motivos para aducir desequilibrio en
el paciente. La relación entre ambos no es de ayuda o donación (Mauss 1999)
porque el primero obtiene recompensa económica, sino de jerarquía y
sometimiento: si el paciente pretende la curación, su misión consiste en obedecer
las prescripciones clínicas.
La ayuda mutua compensa el desequilibrio entre clínico o paciente porque a
veces unos participantes ejercen de receptores de la ayuda (helpees) y otras
veces, de donantes (helpers), equilibrándose los papeles.296 La característica de la
reciprocidad es que los recursos de la red <<son intercambiados equitativamente
entre las partes>> (Barrón 1996:15).
296
Si bien es cierto que al principio del ingreso en el grupo, los nuevos permanecen más
tiempo atendiendo a las palabras de los más duchos, pronto la conversación se equilibra,
aportando los más noveles experiencias igualmente provechosas para los veteranos. A
medida que se equilibran los papeles y el intercambio de mensajes, la reciprocidad
sustituye a la ayuda.
292
relaciones de reciprocidad, al menos las que suceden en los grupos de autoayuda a
los que hemos asistido, son una opción personal del grupo, sin que existan
directrices explícitas del patronato; en algunas ocasiones, acostumbrado a la
relación clínica, el tartamudo que asiste a las reuniones, en cierto modo pide
relaciones asimétricas y jerarquizadas, que inmediatamente son negadas por el
coordinador, acompañado de la sonrisa irónica de otros compañeros. Godelier
(1989:17) en una máxima conocida que sirve de axioma de sus teorías expone:
293
torno al cual se articulan las relaciones.297 El habla es un instrumento esencial en
el grupo, cuando no un fin en sí mismo; lo cual obliga a preguntarse por la
naturaleza del habla (Carrithers 1995:108) responde:
297
Tal y como aconseja Carrithers (1995:206), hemos analizado cómo se relacionan
nuestros sujetos de estudio mediante el compromiso personal con ellos, tanto en la
coordinación de los grupos como en otras actuaciones: <<Y la mejor forma, en realidad la
única, de hacer esto es comprometiéndose personalmente con ellos, como un miembro más
de ese conjunto social. Esto se denomina a menudo <<observación participativa>>, pero yo
preferiría llamarlo <<aprendizaje comprometido>>, a fin de poder captar la naturaleza
ineludiblemente envolvente y compleja del proceso>>.
294
naturaleza recíproca de las relaciones mantenidas dentro del grupo a fuera de él,
se reducirá el conflicto con el exterior, cumpliéndose el objetivo principal del
grupo.
298
Analizamos La presentación pública como tartamudo en “El reconocimiento de la
identidad tartamuda”.
299
En términos generales, el fluido se comporta con el tartamudo como el empresario con
el trabajador: la flexibilidad laboral de la práctica empresarial impone al trabajador
prejubilaciones, jubilaciones anticipadas, despidos, temporalidad, precariedad, etc. El
rigor del empresario es la ignominia del trabajador. La flexibilidad del habla fluida impone
al tartamudo la rigidez del rechazo, del abandono y del aislamiento: la ignominia
existencial y la soledad radical del tartamudo.
295
Concluimos que las relaciones recíprocas son beneficiosas para los
tartamudos en prácticamente todos los aspectos: reducción del conflicto con el
exterior, apertura social, reducción del estigma, reconciliación y negociación con
los fluidos y la aceptación identitaria.
4.5-. Kropotkin
296
Kropotkin mantiene que la cooperación y la ayuda mutua constituyen las
bases de la supervivencia y el desarrollo de las sociedades humanas. La inclinación
de los hombres a la ayuda mutua, según Kropotkin (1970:165):
tiene un origen tan remoto y está tan profundamente entrelazada con todo
el desarrollo pasado de la humanidad, que los hombres la han conservado hasta la
época presente, a pesar de todas las vicisitudes de la historia. Esta inclinación se
desarrolló, principalmente, en los períodos de paz y bienestar; pero aun cuando las
mayores calamidades azotaban a los hombres, cuando países enteros eran
devastados por las guerras, y poblaciones enteras morían de miseria, o gemían
bajo el yugo del poder que los oprimía, la misma inclinación, la misma necesidad
continuó existiendo en las aldeas y entre las clases más pobres de la población de
las ciudades.
297
opciones más tradicionales han agotado sus posibilidades. La autoayuda convive
con otras formas de organización social. Como dice Kropotkin (1970:267) <<Los
artificios de la mente no pueden oponerse al sentimiento de ayuda mutua, pues
este sentimiento ha sido educado durante muchos miles de años por la vida social
humana y por centenares de miles de años de vida prehumana en las sociedades
animales>>; el sentimiento de ayuda mutua, inscrito en las profundidades del alma
humana, permanece a pesar de las condiciones socioeconómicas actuales tan
deshumanizadas.
298
Kropotkin (1970:267) menciona el sentimiento de reciprocidad existente
entre mineros y marineros, siendo la ayuda mutua la clave para afrontar con éxito
las dificultades del trabajo cotidiano; de la misma forma que los colectivos
estigmatizados se apoyan en grupos de autoayuda para hacer frente a las
dificultades de su condición. Los principios que articulan estos grupos y que
suscitan sentimientos de reciprocidad también están presentes en las
<<sociedades de juego de cricket, football, tenis, bolos o clubs de palomas,
musicales y de canto. Existen luego grandes sociedades nacionales que se
destacan por el número especial de sus miembros, como, por ejemplo, las
sociedades de ciclistas, que en los últimos tiempos se desarrollaron en
proporciones inusitadas>>; de la misma forma que actualmente foros virtuales de
tartamudos agrupan cada uno en torno a trescientas personas.
Desde los años 1930 hasta la actualidad han renacido los grupos de
autoayuda en salas de hospital, fríos salones de iglesias y en tantos otros sitios
que desconocemos, al ser un fenómeno tan espontáneo como marginal.
1-. Nos interesa definir los elementos axiales de los grupos de autoayuda y
los procesos internos que en ellos tiene lugar, es decir, determinar el escenario en
el que los actores interactúan, actúan y sobre todo, hablan y sienten.
299
Cada red de conversaciones en particular, en la cual las personas que la
realizan operan en aceptación mutua, constituye un sistema social. Por lo tanto,
una familia, un club de ajedrez, la comunidad de un pueblo, un partido político, una
sociedad secreta, un grupo de amigos, son todos sistemas de coordinaciones de
acciones en el lenguaje, y en tanto tales constituyen redes de conversaciones que
serán sistemas sociales sólo en la medida en que las personas que las realizan
operen en aceptación mutua.
300
una vez acabada la sesión del día, la comparamos con otras anteriores,
pretendiendo descubrir qué ingredientes tienen las sesiones más sabrosas y qué
tipo de conversaciones incitan más al cambio en los participantes.
Tras una jornada en el que todos los participantes reímos y casi lloramos,
concluimos que para que una sesión sea eficaz, enriquecedora o liberadora debe
ser emocionalmente intensa. La emoción es imprescindible. Es el primer requisito
para la persuasión y el cambio.
Las conversaciones intensas provocan insights.300 Como es natural, hubo
días en los que si bien se conversó hasta el final, las conversaciones no fueron
intensas, lo que impidió la aparición de insights que despertasen nuevas conductas
en los participantes. Sin embargo, sin saber muy bien por qué, otros días se
trataron temas similares, produciendo insights duraderos en los participantes;
por ejemplo: tras conversaciones emocionalmente intensas, hubo compañeros que
decidieron decir a su familia que acudían al grupo de autoayuda, o solicitar el
certificado de discapacidad. Se pueden clasificar las conversaciones intensas en
un continuo con dos polos, siendo un extremo el dolor y el otro, la risa.
Ejemplos del primer polo. Por ejemplo, Marilyn reconoció que había dejado
su país natal para emprender una vida nueva en España, con el único objetivo de
que no la volvieran a llamar tartamudita, apodo con el que se la conocía en su
pueblo. Spanning reconoció, al cabo de tres meses de asistencia, que nunca había
confesado su condición de tartamudo encubierto y que ningún familiar directo
sabía que asistía a las reuniones, incluida su chica, con la que salía desde hacía más
de dos años. Casiopea relató con pelos y señales cómo un profesor había insistido
hasta la saciedad a que leyera en clase, pese a sus manifiestos bloqueos y no
menos manifiestos lagrimones. Normalmente, al principio de la sesión no se
relataban historias íntimas, sino que éstas aparecían después de la primera hora y
eran fruto de la evolución de la conversación. Hubo compañeros que no pudieron
acabar sus historias al ser invadidos por el llanto.
Ejemplo del segundo polo. Por ejemplo, Tigre tartamudea con determinados
grupos de su familia, especialmente con sus suegros, ante la sorpresa e
incomprensión de estos. Tempranillo tuvo que explicar hasta la saciedad ante un
número de la Guardia Civil que era tartamudo, porque éste, también tartamudo,
pensaba que se estaba riendo de su tartamudez. Fluidín de la F. nunca probó el
pote en restaurantes, pese a su deseo más íntimo, conformándose con ensaladas
mixtas, dada la dificultad para pronunciar la p de pote. Son muchas las
estrategias ingeniadas por los tartamudos para evitar el colapso personal y
público, muchas de ellas rozan la picaresca no exenta de gracia. Pero no siempre
las estrategias salvan del colapso, como el caso de un compañero que pasó las
300
Optamos por escribir el término insight en inglés, dada la difícil traducción al
castellano; el diccionario Collins opta por <<nueva percepción>>, que no la consideramos
adecuada a nuestro contexto. Somos conocedores de traducciones como <<visión interna>>
o <<intuición>>, que no designan el significado que aquí pretendemos, por lo que optamos por
la locución inglesa. En otros contextos de este trabajo, lo traducimos como intuición.
301
vacaciones de verano en un pueblo de Salamanca, a más de 40 grados, al no ser
capaz de pronunciar en la ventanilla de la estación de autobuses Gandía, como era
su intención, improvisando Béjar, porque las palabras que empiezan por b le
resultan más fáciles y ésta fue la única que se le ocurrió en pleno bloqueo.
Las anotaciones del diario de campo, escritas in situ, revelan la alternancia
de estados –dolorosos e hilarantes-, si bien a última hora de la sesión predominan
las revelaciones hilarantes disminuyendo las dolorosas. Como coordinador, siempre
hemos tenido claro que las sesiones han de finalizar bien, gustosamente, hecho
que hemos procurado aunque no siempre con éxito, claro está.
301
Nos distanciamos de la catarsis terapéutica concebida por Moreno porque no creemos
que los participantes de los grupos se curen reviviendo situaciones pasadas o asistiendo a
las ajenas: simplemente alivian el dolor. Lo que hemos podido comprobar, al margen de
otras valoraciones, es su poder persuasivo, en tanto que inductora de cambios en el
sujeto.
302
objetivo último de las reuniones: la reducción o eliminación del conflicto con el
exterior.
Wollert (en Gracia 1997:65) es uno de los pocos estudiosos que mencionan
la catarsis como un proceso interno al grupo de autoayuda. Normalmente los
teóricos de grupos de autoayuda no utilizan el término catarsis sino que indican la
capacidad de los grupos <<para inducir estados afectivos intensos en los
participantes>> (Gracia 1997:63). Quizás el motivo de ello sea distanciarse de las
resonancias terapéuticas del término catarsis, utilizada principalmente por el
psicodrama.
303
monólogos que les han acompañado durante años se han vertebrado en torno a una
interpretación de lo que sucede en su cuerpo, procedente de quien no presenta el
problema: el fluido o el clínico fluido. Interpretación o discurso presente en las
personas que no tartamudean y en parte, avalado por los clínicos. Los tartamudos
están acostumbrados al discurso único, a una sola voz: en muy pocas ocasiones han
podido charlar abiertamente con otra persona que tartamudea, y si lo han hecho,
siempre bajo la mirada atenta del clínico, con el fin de que no distorsionen
cognitivamente su problema.
Bajtín (1985, 1988) denunció lo que él denominaba <<totalitarismo
semiótico>>, <<ideologismo>> o formas de monologismo ideológico o monodia, que
reducen el mundo a una sola verdad, a una sola conciencia; proponiendo lo
dialógico, que es inseparable con el discurso humano: nadie tiene la última palabra
o la verdad definitiva.
304
denomina, una polifonía de voces;302 significando discursos plurales, a veces
contradictorios pero nunca monocordes, que admiten nuevas interpretaciones y
lecturas a medida que el discurso avanza. Y no podía ser de otra manera porque el
discurso que se forja en los grupos es un producto de las relaciones dialógicas, las
cuales (Bajtín 1988:66) <<son un fenómeno casi universal que penetra todo el
discurso humano y todos los nexos y manifestaciones de la vida humana, en
general, todo aquello que posee sentido y significado>>.
Shotter (2001:21) al igual que Bajtín, parte de la concepción dialógica del
lenguaje, insiste en que lo primordial es la <<comprensión respondiente entre la
gente>>. Comprensión que es consecuencia de la dialogía: <<La dialogía introduce
siempre comprensión, y una consideración de la absoluta otredad entre las partes
en diálogo>> (Zavala 1996:103). Por tanto, aunque las conversaciones permanezcan
eternamente abiertas e inacabables, matizándose una y otra vez, los participantes
comienzan a comprender el punto de vista fluido, reduciendo el conflicto
intergrupal y construyendo discursos que inexorablemente conducen a la acción
porque <<El diálogo no es la antesala de la acción sino la acción misma>> (Bajtín
1988:354). El cambio individual se gesta en el diálogo, en la conversación libre.
Esta es la función ideológica a la que previamente aludíamos (Antze 1979) que
ahora explicamos en términos bajtinianos.
302
En los grupos de autoayuda es más visible el backstage de los individuos. Vinogradov y
Yalom (1996:161) argumentan que en los grupos los participantes se exigen unos a otros
que se confiesen porque ya han compartido tantas experiencias que saben lo que se oculta
<<tras la fachada de cada uno>>. Nosotros no hemos asistido a peticiones de confesión,
pero hemos sido testigos del siguiente hecho: quien ha mostrado sus sentimientos más
íntimos, difícilmente se retracta posteriormente de los mismos, adoptando una posición en
el grupo más o menos coherente; posición que en términos generales pertenece al
backstage.
305
nada que esconder. Además, la Seguridad Social les descuentan y yo pago menos a
Hacienda: todos salimos ganando.
Otras veces las personas se retractan de acuerdos que públicamente
habían adoptado, aflorando su yo más débil e incluso desgajándose del grupo: No
os puedo seguir, tengo miedo. En pleno auge del grupo de Madrid, dos compañeros
visitaron sus médicos de cabecera, siéndoles recetado (¿casualidad?) la misma
sustancia psicotrópica: la paroxetina, un fármaco antidepresivo, de más o menos
reciente creación.303 Uno nunca más volvió al grupo, excusándose valientemente; el
otro volvió al cabo de varios meses, ciertamente revitalizado y asumiendo
argumentaciones y acuerdos del grupo sin el menor recato. <<Para eso he vuelto>>,
argumentó ante las desairadas preguntas de los compañeros.
303
Un año más tarde, otro participante comentó que estaba tomando fluoxetina (Prozac).
306
CAPÍTULO IV-. CONSECUENCIAS IDENTITARIAS DE LA
PARTICIPACIÓN EN EL GRUPO DE AUTOAYUDA
1-. Introducción.
304
Desarrollamos previamente el concepto de Identidad mixta, en concreto en el epígrafe
“Procesos psicosociales: Categorización, identidad y autocategorización social”,
perteneciente al Capítulo II, “Teoría de los grupos” de este mismo bloque temático.
307
Los dos procesos identitarios suceden con más intensidad al inicio de la
participación en el grupo, en detrimento de procesos de interacción social,
presentes en momentos más avanzados del grupo (Ayestarán 1998:91). La
aceptación identitaria y la reducción del dolor disminuyen el conflicto con el
exterior, facilitando al tartamudo la normalización de su vida social fuera del
grupo y abandonando su vida secreta.
Los pensamientos y sentimientos dolorosos del tartamudo son producto de
la comparación con el patrón de habla de la media social. Las consecuencias
sociales indeseables de su patrón de habla son interiorizadas en forma de
pensamientos de la diferencia (Soy un bicho raro), menoscabo del orgullo y de
sentimientos de vergüenza, culpa y miedo, sentimientos que impelen al tartamudo
a la vida clandestina y periférica. Pensamientos y sentimientos generados por la
herida de la diferencia, evidenciando el conflicto que el tartamudo sostiene con el
exterior.
A medida que el participante acomete e interioriza estos dos procesos
identitarios, reduce el conflicto con el exterior, aumentando los procesos de
interacción social, que generan diferencias interpersonales y leves conflictos
intragrupales. El carácter abierto del grupo permite diferencias interpersonales,
disminuyendo la intensidad de los procesos identitarios. El conflicto intragrupal
es garantía de un conflicto intergrupal menor, alcanzándose la consecuencia
principal de la participación regular en el grupo, que es la función ideológica del
grupo, ya mencionados: la reducción del conflicto con el exterior. Es el momento
en el que el tartamudo abandona el grupo.
308
(parcialmente). Es el mismo proceso dividido en dos, debido a exigencias teóricas
y etnográficas.305
Respecto al primer subproceso: el sujeto que participa regularmente en el
grupo reconoce la identidad tartamuda, silenciada u ocultada antes del ingreso en
el grupo. Identidad o condición que complementa otra, la identidad para sí,
configurando un sujeto de identidad mixta. Este proceso identitario corresponde
al ser del sujeto (soy tartamudo).
Respecto al segundo subproceso: el participante gradualmente acepta el
hecho de tener síntomas de tartamudez. Este segundo proceso concierne al tener
del sujeto (tengo síntomas de tartamudez). La tenencia de los síntomas se
formula en términos de aceptación.
Como hemos dicho los grupos de autoayuda poseen una función persuasiva
porque son proveedores de ideología (Antze 1976, en Canals 2002:65).
Ideología que contribuye decisivamente a que el participante reconstruya
las creencias acerca de sí mismo y a reconducir sus acciones. Considerando la
identidad tartamuda como un ingrediente más de esa ideología, el participante
reconoce la identidad social del grupo, expresándola pública y socialmente.
Efectivamente, para Vaux (1988, en López-Cabanas y Chacón 1997:189), uno de
los mecanismos que explican los efectos directos del apoyo social es el
reconocimiento de la identidad grupal de los participantes; asunción que facilita la
reducción del conflicto externo y normaliza la relación con los fluidos. También
Hirsch (1981) indica que el apoyo social en el ámbito grupal se traduce en ofrecer
al sujeto la posibilidad de pertenecer a un grupo, facilitando la adquisición o el
reconocimiento de una identidad social.306
Por último, Gil y García Saíz (1994:18) indican que, de forma
complementaria, los grupos ofrecen al sujeto la <<oportunidad de redefinir su
propia identidad>>.
305
Canals (2002:222) considera que <<es más ajustado a la realidad hablar de
identificación que de aceptación, que siempre es una noción dudosa y poco realista>>. Dado
el análisis teórico del tema que nos ocupa y los testimonios etnográficos, es más
aconsejable la división en dos subprocesos, que constituyen “La aceptación identitaria de
la tartamudez”.
306
Para mantener una identidad social común, el grupo ha de poseer una fuerte cohesión
(Gil y García Saíz 1994:17). En palabras de Ayestarán (1998:91) el grupo, al menos en sus
inicios, exige cierta identidad social.
309
de estos tiempos, Amaya (2003:38-39) considera que gran parte del tiempo de las
personas que transcurre en el grupo está dedicado a la reconstrucción de la
identidad. Baudrillard (1988:25) va más allá, mostrando la incertidumbre de
existir en estos tiempos; incertidumbre a la que el sujeto dedica gran parte de su
energía porque <<Fundamentalmente nos interesa demostrar nuestra existencia,
aunque no tenga otro sentido que ése>>. Quizás por todo ello los grupos de
autoayuda han proliferado tanto durante los últimos veinte años, tal y como
predijo Leona Tyler en 1980. El desarrollo acelerado de los grupos de autoayuda
no hubiera sido posible en otra época distinta a la actual, proclive a la identidad
débil y múltiple de los sujetos.
307
Más adelante exponemos los datos pormenorizados de las investigaciones de Krauss-
Lehrman y Heeves (1989:23) y Yaruss et al. (2002a:123). Aquí simplemente mencionamos
que el objetivo de estas investigaciones era conocer el motivo que había conducido a los
tartamudos a participar en el grupo, siendo Conocer a otros tartamudos el más
mencionado por los encuestados (38% y 60.8%). Estos datos avalan que la identidad es una
preocupación que motiva el ingreso en el grupo.
310
Al final del artículo de referencia, Rappaport se plantea (Rappaport
1993:247): <<Sin embargo, lo que queremos saber no es tanto si la narrativa de la
comunidad se adopta como una parte de las historias personales de los miembros
de la comunidad sino cómo se adopta>>. En definitiva, Rappaport se pregunta:
¿cómo adopta el sujeto la identidad grupal? ¿Cómo inciden los demás miembros
del grupo en la aproximación e identificación identitaria del participante?
Si como dice Villegas (1997:265), la identidad se construye, reconstruye y
enriquece en la confrontación con el otro, el mecanismo subyacente es el
feedback: la respuesta que los demás proporcionan a nuestras acciones.308 Hasta
el ingreso en el grupo la respuesta monocorde y estereotipada de los fluidos
acapara todos los ámbitos, el familiar, escolar y clínico, principalmente; a partir
de las conversaciones grupales, el feedback rompe la monocordia, arrojando luz a
las tinieblas del pasado. Casiopea comprendió su tartamudez encubierta, al
compartir sus experiencias con Spanning, también tartamudo encubierto. Antes
de su ingreso en el grupo, clínicos y algún bienintencionado amigo licenciado en
psicología, habían negado su tartamudez, aduciendo a que todo se debía a <<que se
ponía nerviosa al teléfono>>. La retroalimentación es el instrumento que permite el
(re)conocimiento de la identidad social del grupo.
En los grupos de autoayuda la retroalimentación es grupal, o diádica, si el
grupo está constituido de dos personas. Si como hemos dicho, la
retroalimentación es el instrumento que permite el (re)conocimiento de la
identidad social, el grupo de autoayuda de tartamudos es el escenario adecuado, y
quizás el único posible, para la aceptación identitaria.
El feedback grupal es el espejo en el que cada participante se refleja. Al
descubrir que el patrón de habla ya no suscita gestos de extrañeza, risa o burla,
el tartamudo finaliza su búsqueda identitaria, afirmando: soy tartamudo, como
vosotros.
El grupo provee la identidad narrativa y la historia común al participante
novato, quien la asume como propia; a la vez que el participante brinda la suya al
grupo: la reciprocidad permite la ayuda mutua. 309
308
Autores como Gimeno-Bayón (1994:38-39) también conceden importancia al feedback
en tanto que mecanismo constructor y reconstructor de la identidad, la cual se enriquece
<<en la confrontación con el otro, la definición de límites, la diferenciación entre lo propio
y ajeno>>.
309
Rappaport (1993:246) sugiere que las personas con problemas se preguntan acerca de
su identidad: <<Todo el mundo tiene problemas en la vida y todo el mundo usa, para bien o
para mal, esquemas útiles para comprender (o construir) respuestas a preguntas como
¿quién soy?, ¿a quién estoy vinculado?, ¿qué puedo llegar a ser?. Aunque cada pregunta
tiene su propia respuesta, razonamos que los procesos que operan en otras organizaciones
comunitarias –para facilitar o dificultar la transformación y el desarrollo identitario-
también están presentes en las organizaciones de autoayuda. Tales organizaciones
simplemente son un caso especial de un fenómeno más general: la experiencia en el
desarrollo y transformación identitaria tienen lugar en un contexto social que contiene
narrativas comunitarias que pueden ser leídas, observadas, comunicadas y comprendidas>>.
311
El reconocimiento de la identidad social tartamuda sucede si el sujeto se
vincula libremente a una comunidad social, en nuestro caso a los grupos de
autoayuda de tartamudos. Rappaport (1993:247) denomina estas afiliaciones
grupales, community joining act, con consecuencias sobre el desarrollo y
modificación de la identidad.310 La afiliación a comunidades produce consecuencias
sobre la identidad, máxime si está socialmente deteriorada, constituyendo un
estigma, como los tartamudos.311 Como examinamos en el análisis etnográfico, la
entrada en el grupo supone una suerte de rito de paso, a partir del cual, todo
cambia.
El grupo de autoayuda puede convertirse en un refugio, porque no se
cuestiona la identidad: el grupo la protege (Allué 2003:232). En los testimonios
etnográficos exponemos las manifestaciones de los informantes, afirmando que su
ingreso en el grupo ha supuesto un community joining act; aunque algunos lo
conciben como un refugio social.
La comunidad ofrece una historia que dota de sentido al sujeto, a quien le aporta
una nueva identidad: el grupo responde a la pregunta del tartamudo ¿quién soy?. El grupo
provee una identidad social, siendo en nuestro caso, la tartamuda; identidad que el sujeto
progresivamente reconoce y asume como propia, como veremos en “El reconocimiento de la
identidad tartamuda”.
310
Rappaport (1993:247) enfatiza el carácter no terapéutico, social e identitario de la
afiliación al grupo: <<De hecho las personas que ingresan en tales organizaciones
probablemente rechacen los paradigmas de los tratamientos profesionales como el tipo de
vida, y la identidad que les han ofrecido es como un “recipiente de servicios”>>.
En este sentido nos distanciamos de los grupos de autoayuda de tartamudos
americanos y europeos, que tienen un carácter más clínico; como coordinadores nos
inclinamos desde el principio por un grupo de autoayuda que dotara de sentido social al
participante, abandonando objetivos como la búsqueda de fluidez o similares, no tanto por
falta de deseo por parte de los participantes, que todo tartamudo siempre quiere fluidez
a prácticamente cualquier precio, sino por la imposibilidad de conseguirlo.
311
Prácticamente todos los colectivos estigmatizados se benefician del conocimiento de
personas en idéntica situación. El hecho de identificarse con los demás es decisivo para la
construcción de la propia identidad. Preves (2003:61) analiza este hecho: <<Y aún más,
identificarse con otros que están en idéntica situación incrementa el sentimiento personal
de fuerza, capaz de crear y desarrollar la propia identidad. A través de esta fuerza, los
individuos trabajan para contrarrestar la noción de Erving Goffman de que vivir con una
identidad estigmatizada puede conducir a una incapacidad para superar el estigma, o lo
que Goffman denominó “una identidad deteriorada”>>. La afiliación al grupo es
determinante para superar el estigma y fortalecer la identidad.
312
identidad tartamuda al mundo externo con más o menos normalidad reduce e
incluso elimina el conflicto con el exterior.
Entrevistador: ¿En qué sentido crees que pueden ser perjudiciales los
grupos de autoayuda?
Bogart: Mira, a mí me ha perjudicado en la super concienciación, es decir, yo me he
vuelto a concienciar, quizás en exceso, del problema, y me lo dice mi mujer. Yo,
antes, bueno leo libros, leo artículos relacionados con la tartamudez, y ahora leo
más, me intereso más, y eso... pues dirás eso es bueno, leer, interesarte por tu
312
Lo tratamos a continuación.
313
tema, pero parece que te centras mucho en eso, es como darle vueltas a lo mismo,
y es como una cosa que tú tienes y te la estás agrandando aún más. En mi caso yo
convivía, teníamos un pacto más o menos hecho la tartamudez y yo, y ese pacto
estaba más o menos controlado.
Entrevistador: Y de repente...
Bogart: Y de repente parece que ese pacto me está ganando, en el sentido de que
me come más tiempo, me está preocupando más que antes. Y antes me preocupaba,
claro que me preocupaba, ya te digo que estaba todo el rato controlándome, o sea,
el control del habla es una cosa continua, pero ahora no solamente es eso, el
control, sino que son más cosas. Incluso, de hecho, de cara por ejemplo a la
terapia, el último libro que leí, que me interesó mucho, que es el de “Aceptación y
compromiso”, pues claro, aceptar bien, que aceptar supone “salir del armario” y
todo esto, y luego compromiso de hacer las cosas que tienes que hacer, es decir,
es estar todo el día pensando en el tema, en la tartamudez. Y eso es lo que creo
que a mi, no puedo decir que sea en general, pero me ha perjudicado. Incluso puedo
decir que me ha perjudicado en la propia fluencia del habla, a veces. O sea, pensar
tanto en ello y pensar tanto en las consecuencias, la insatisfacción o lo que sea, yo
noto que a veces me tenso más con la gente, y es curioso... no sé si otra gente te lo
habrá dicho también.
314
El ingreso en el grupo rompe la utopía monocorde (Bajtín 1985; 1988) a la
que el tartamudo estaba acostumbrado, conociendo nuevas maneras de
comprender y vivir la tartamudez:
Tierra: Yo no me había sentido así nunca. Ni siquiera con mis amigas o con
un grupo, quiero decir. Yo aquí me siento que soy alguien más dentro de algo, no sé
313
Nos recuerdan los versos de Antonio Machado: En mi soledad/he visto cosas muy
claras/que no son verdad (Machado, 1997)
315
como expresarlo, pues que me siento rodeada de gente, integrada. Si es que la
palabra es esa, integrar.
Casiopea constató el primer día que acudió al grupo lo que ya intuía: que era
tartamuda. ¿Qué supuso para ella este hallazgo?
Casiopea: Desde que sé que soy tartamuda y me considero tal, soy más
fluida, pero no con la boca sino con la cabeza.
Bacon: Es que lo mío, sin esfuerzo, ha sido un esfuerzo del día a día, y que
me ha ayudado muchísimo, muchísimo los grupos de autoayuda. Yo sé que si no
hubiera entrado en la fundación yo no estaría en el grado de aceptación en el que
estoy. No estoy, ni mucho menos, en el cien por cien, pero me encuentro
infinitamente mejor que hace un año.
Rocke: Es admitir que somos tartamudos y que puede tener más o menos
peso; que tenemos esta diferencia respecto a los demás, más o menos importante.
En mayor o menor medida, tiene que ver con nuestra identidad.
Pipe: Cuando le comenté (a mi padre) que estaba con este grupo, pues de
hecho fue la última persona a la que se lo dije, porque sabía que él para esas cosas
es el más difícil. Lo que me dijo fue “pero, ¡si tú no eres tartamudo!”, y yo le dije
316
“¡sí, papá, soy tartamudo!”. Hasta ahí llegó. “Hombre, no tartamudeo de forma
exagerada y puedo llegar a estar dentro de ciertos niveles, pero soy tartamudo,
papá, y por eso voy, porque me gusta, me siento bien y porque me ayuda”. Y con mis
hermanos y con mi madre fue más fácil. De hecho mi madre fue la que me dijo que
había visto por la calle a mi antiguo logopeda y que tenía un grupo, que si me
interesaría, con lo cual ya me puse yo en contacto con mi logopeda para ir a este
grupo.
Casiopea: Ahora sé que soy tartamuda (tenía mis dudas porque hasta la
psicóloga me decía que mi problema no era la tartamudez), pero leve.
Bacon propone que una de las funciones del grupo sea <<ayudar al
tartamudo a reconocerlo, a reconocer que lo es y lo que le pasa>>. Reconocerse
como tartamudo en el grupo es un hecho que requiere valentía, porque significa
afirmar la identidad tartamuda, con todas las consecuencias que implica, en
detrimento de la fluida, siempre más deseable socialmente: la sociedad penaliza
las identidades minoritarias. Los tartamudos más novatos del grupo son ayudados
por los veteranos, sumándose a la historia compartida del grupo. El hecho de la
existencia de una historia común compartida allana el camino, facilita el
reconocimiento de la evidencia. Reconocerse como tartamudo en el grupo, es el
primer paso decisivo del subproceso que hemos denominado “El reconocimiento de
la identidad tartamuda”.
Casiopea sentía la necesidad de <<estar involucrada en un grupo, de
sentirme parte de un grupo social al que pertenezco, que me entiende y al que
317
entiendo, que sufro sus mismas discriminaciones y sus mismos triunfos>>. Whyatt
dice que estaba buscando <<gente que le pasara lo que a mí>>. Tigre expone
claramente que necesitaba <<a gente con este problema>>. El grupo de autoayuda
ofrece posibilidades únicas, vinculando a personas desconocidas que comparten la
identidad social, nada menos:
Obsérvese que Rocke dice: <<hablan de cosas que no hablan con nadie>>,
hecho de consecuencias sentimentales únicas y poco comunes. El grupo es un
rincón de la vida cotidiana que confiere sentido a la vida social del participante.
318
tartamudo antes de entrar en el grupo, sus largas horas de silencio y huida; por lo
que ahora son muy susceptibles del calor humano que acompaña al tartamudo.314
Spanning: Hombre, los problemas son comunes y eso une a la gente, está
claro. Pero no por la forma de hablar me voy a sentir más unido a esa persona.
Tierra: Sí, y aportaría que somos algo inseguros, que nos da miedo el
cambio y... yo no conozco a todos los que vienen al grupo o a todos los tartamudos,
pero hay cosas que ves que son parecidas, tienen miedo al cambio, son inseguros.
314
Las consecuencias del calor humano que acompaña al participante también han sido
investigadas en otros trabajos. Por ejemplo, la investigación de Gathman (citado por
Ramig 1993:354), sobre las consecuencias de la participación en un grupo de autoayuda de
tartamudos, revela que la familia del participante confirma los cambios acaecidos en los
participantes: <<Las familias de estos sujetos confirmaron este cambio actitudinal>>.
315
Una de los temas investigados hasta la saciedad es la correspondencia entre
personalidad y tartamudez; autores como Barbara (1982:5) han atribuido la tartamudez a
una personalidad determinada, en concreto a una personalidad débil, pero posteriores
investigaciones han negado una relación de causa efecto entre personalidad y tartamudez.
Esto supone una cierta liberación para el tartamudo, que ya no debe modificar cuestiones
más difusas, profundas y difíciles como la personalidad, centrando el trabajo terapéutico
exclusivamente en aceptarse como tartamudo (Sheehan 2003:34): <<La evaluación
sistemática de la investigación objetiva que utiliza métodos modernos de estudio de la
personalidad muestran que no existe un patrón de personalidad típica de los tartamudos
(...). Quizás un poco de fortaleza -que se deriva de este conocimiento- te ayudará a
aceptarte como tartamudo y a sentirte más cómodo y a abrirte más>>.
319
Tigre: Yo es lo que siempre he dicho, que la tartamudez siempre... son
gente muy observadora. Observamos más que las personas normales.
316
Teóricos de los grupos de autoayuda del ámbito anglosajón han comprobado que la
amistad y sentirse cómodos en el grupo son dos factores que explican la asistencia regular
a los grupos:
1-. Krauss-Lehrman y Heeves (1989:23) exponen que: <<Cuando se preguntaron las
causas que motivaron el regreso al grupo de los participantes, las cuatro respuestas
seleccionadas más frecuentes fueron: la amistad del grupo, el sentimiento de comodidad
que experimentaron en el grupo, el deseo de conocer más a otros tartamudos y un
sentimiento de ser de capaz de ayudar a los demás>>.
2-. Yaruss et al. (2002a:123-124) exponen: <<Después de ir a la primera reunión,
todos los que acudieron a la siguiente, respondieron la pregunta acerca de los motivos de
su regreso: 36 (70.6%) indicaban que regresaban por la amistad del grupo, 29 (56.9%)
volvían porque se sentían cómodos en el grupo, 24 (47.1%) sintieron que podían ayudar a
los demás, 16 (31.4%) percibieron que otras personas podían ayudarles, y 16 (31.4%)
querían saber más de la gente que tartamudea>>.
De acuerdo con estos investigadores, los dos motivos -la amistad y sentirse
cómodos en el grupo- explican sustancialmente la asistencia a grupos de autoayuda.
320
seguridad, tranquilidad y normalidad porque no escandaliza, no tiene las temidas
consecuencias sociales. El hecho de que la mayoría de la gente del grupo sea
tartamuda <<te hace sentirte un poco mejor y que te preocupe menos
tartamudear>>; sentimiento que permite que, siempre según Pipe, <<hables, pues,
de una forma un poco más relajada y como que te sale un poco mejor>>. Bogart
aprecia el grupo, entre otras razones, por la libertad de tartamudear a gusto:
<<Yo he dicho alguna vez que es un espacio de libertad donde puedes tartamudear
como quieras, entonces es una válvula de escape. Tú estás todo el día
controlándote y dices <<aquí hago lo que me da la gana, digo lo que me da la gana y
hablo como quiero, en ese sentido sí, como válvula de escape sí>>.
Por tanto, a pesar de que no existe consenso en la existencia de
características psicológicas o físicas comunes, los participantes coinciden en la
naturaleza de las relaciones que presiden el grupo –de buen rollo- y en la libertad
de tartamudear a gusto dentro de él.317 Así se expresa Whiskey:
317
Krauss-Lehrman y Heeves (1989:23), en una encuesta diseñada para conocer los
aspectos más destacados de la participación en los grupos de autoayuda, indican: <<Un
importante motivo de las reuniones era “ofrecer a los tartamudos un espacio que no
intimidase y en el que pudieran hablar.”
321
evolución del grupo que los envuelve. La columna vertebral de la identidad
tartamuda es la biografía compartida, surcada por el sufrimiento derivado de la
dificultad para relacionarse con los demás, e impidiendo una relación social
normalizada, conflictiva en definitiva. Una biografía compartida que se diferencia
sustancialmente de la fluida. ¿En qué consiste esa biografía compartida? Por
ejemplo, Johnson (1930:1), uno de los investigadores más clarividentes de la
tartamudez, afirma taxativamente:
322
diferenciándola de la fluida.318 Porque la tartamudez no es un solamente: <<un
bloqueo del lenguaje; es un golpe al alma, un impedimento para la satisfacción de
una necesidad básica>> (Jezer 1997:XIX). En definitiva, la tartamudez es un
obstáculo para satisfacer una necesidad básica del hombre: la relación social. La
tartamudez limita la relación social. ¿Cómo afecta esta limitación a la realidad
subjetiva del tartamudo?
318
Ramig (1993:357) menciona los argumentos de Cooper (1987:325) que explican por qué
los clínicos no son entusiastas respecto a los grupos de autoayuda; a estos argumentos,
Ramig añade: <<Además, algunos clínicos pueden no comprender las consecuencias
importantes que la tartamudez puede tener en la vida de una persona que tartamudea y
cómo la participación en el proceso de autoayuda puede contribuir a domesticar el
problema>>. Las consecuencias tiñen la vida cotidiana del tartamudo con un color grisáceo,
idea que pocos clínicos comprenden en toda su extensión.
323
Concluimos que la identidad tartamuda se vertebra principalmente en torno
a la diferencia; ser y sentirse socialmente diferente vincula, constituyéndose
comunidades físicas y virtuales que (re)crean la diferencia.
Bacon: Claro, es que esa visión está muy equivocada en cuanto a la función
que debería hacer un grupo de autoayuda. La función en sí es como el inicio para tú
empezar a salir a la sociedad.
325
cierra las puertas a la sociedad y a la comunicación con el exterior, sí será negativa.
Esta última forma de entender el grupo de autoayuda me parece errónea.
Montego: Son las dos cosas. Un gueto tiene su parte buena y su parte mala.
Por un lado es bueno porque te reúnes con gente que puede ayudarte y a quienes
puedes tú ayudar, o sea que por un lado tiene una parte muy positiva. Por otro lado
cuando te metes en un gueto, estás aislando, te estás limitando. Entonces hay que
intentar sacar todas las cosas positivas y no usar las negativas. Esto pasa con los
tartamudos o con los negros o... es que siempre ha sido así.
Casiopea: Podría ser así en el caso de que las ideas extraídas del grupo de
autoayuda no se apliquen a la rutina. Siempre que se obtenga un beneficio aplicable a
la vida diaria que mejore las condiciones comunicativas o suponga una mejora
trasladable a la vida diaria no creo que el “gueto” sea negativo.
Sade: Para algunos miembros del grupo que conozco, el grupo es el único
refugio donde pueden salir y conocer a personas y pueden hablar de sus vivencias;
se sienten protegidos.
326
Entrevistador: Claro, yo creo que se regocijan un poco más en su historia.
Sade: Es peligroso, ¿no? Es un pañuelo de lágrimas. Por eso es importante que haya
alguien que vea un poco más de luz, que ellos no ven ni van a ver.
319
A este respecto Diggs (1990:33) expone: <<A través de estas experiencias, muchos
participantes de la autoayuda deciden por primera vez que ya no tienen que esconder el
problema. Una sensación de normalización crece a partir de estar con personas que
comparten el problema, y a menudo un sistema de apoyo social emerge. Este proceso de
socialización parece ser bastante importante en el movimiento genérico de la autoayuda,
pero puede ser aún más necesario para las personas con desórdenes de comunicación, en
las que a menudo los problemas en sí mismos proporcionan aislamiento social>>.
Efectivamente, la posibilidad de que el grupo se convierta en un gueto es mayor en
personas afectadas de un problema de comunicación, como la tartamudez: no ocultar la
condición tartamuda es una estrategia que favorece la vida social del tartamudo y, por
tanto, la normalización social.
327
identidad tartamuda consiste en no ocultar o silenciar dicha identidad en la vida
cotidiana, manifestándola cuando las circunstancias así lo requieran.
5-. Por último, exponemos una conversación libre con Sade, al final de la
entrevista que mantuvimos. El núcleo de la conversación es la identidad tartamuda
de este investigador. La reproducimos en su integridad:
328
Discrepamos de que la identidad del pasado presida la presente, porque
suscribimos la filosofía existencialista, según la cual: La existencia precede a la
esencia. El proyecto vital del sujeto, en definitiva su existencia y libertad,
construye al sujeto. Su esencia e identidad es consecuencia de sus actos, y no al
revés. Esta es la filosofía última que inspira este trabajo.
1-. Introducción
329
grupo, los participantes admiten su patrón de habla, al menos parcialmente, hecho
que hasta entonces no era posible, dada la dificultad de la tarea.
320
Los tartamudos graves y mayores de cuarenta años, como Cantante, han intentado todo
tipo de soluciones para ganar fluidez, sin apenas resultados, sucediéndole algo poco
frecuente: tartamudear más a medida que transcurre el tiempo. En años más juveniles
aceptar suponía hacer algo por cambiar la tartamudez, pero después de años de
terapéutica, la resignación ante el destino parece la única respuesta viable. De ahí que
pensemos que los más afectados y de edad madura, conciban la aceptación como
resignación; aunque en comunicaciones personales, este tartamudo nos ha confesado que
todavía alberga en él la esperanza de fluidez. Resignación con claras resonancias
cristianas, como dice Canals (2002:214): <<Hay que subrayar necesariamente este aspecto
porque existe un discurso sobre la aceptación de la enfermedad que, si bien puede tener
justificación en una cosmovisión religiosa, desde concepciones laicas, sean estas
filosóficas o psicológicas, sólo puede sostenerse desde posiciones de exterioridad. Los
traumatismos, por su parte, pueden desresponsabilizarse más fácilmente. Excepto cuando
han sido los culpables del accidente, son las víctimas absolutas que no tienen que rendir
cuentas a nadie>>.
330
Creemos que este uso matiza la segunda acepción del DRAE <<Aprobar, dar
por bueno, acceder a algo>> porque indica cierta obligación o responsabilidad.
Aceptar la tartamudez significa luchar, no resignarse. Se aprecian dos sentidos
entrelazados. Por un lado, aceptar como la negación de ocultar, es decir,
reconocer la tartamudez; y por otro lado, hacer algo por cambiarla: aceptar obliga
a algo más que aceptar.
Este es el uso que creemos que más se ajusta al sentido que los
informantes otorgan al término. Aceptar la tartamudez significa admitirla, no
negarla, y algo más, que implica obligación. Ese <<algo más>> depende de cada
tartamudo; por ejemplo para Fluidín de la F., <<ese algo más>> significa mejorarla,
esto es, ganar fluidez; para otros, <<ese algo más>> significa domesticar las
consecuencias sociales de la tartamudez.
331
que el sujeto debe afrontar y aceptar el sufrimiento como un aspecto más de la
vida.
Wilson y Luciano (2002:38) indican que <<Exigir no sufrir o tener que
sentirse bien para poder vivir no se ajusta a lo que la vida realmente ofrece, en
tanto que el malestar psicológico es parte consustancial de la vida, y acogerse a la
búsqueda de la evitación del sufrimiento como el único objetivo en la vida es una
elección restrictiva que puede resultar destructiva>>. El sufrimiento es un
ingrediente más de la existencia y su evitación constante es contraproducente.
Salvo excepciones, el sujeto debe aceptar la parte de sufrimiento que la vida
significa, sin que ello implique someterse a tratamiento psicológico, hecho muy
habitual en la actualidad, porque la vida se ha psicologizado (2002:30).
321
El dolor o el sufrimiento, tanto da, preside la carrera moral del tartamudo. Le Breton
(1999:181) resume la carrera del enfermo afectado de dolor, escribiendo: <<El individuo
comienza una carrera (Freidson) de enfermo jalonada de etapas más o menos previsibles.
Su permanente preocupación consiste en mantener una identidad estable y coherente,
salvaguardar su imagen ante sí y ante los demás, a pesar de las dificultades inherentes a
su continuo sufrimiento. Al mismo tiempo realiza una búsqueda de sentido y de alivio>>.
Efectivamente la principal preocupación del tartamudo es mantener la <<identidad
estable>> y buscar <<alivio>>, siendo en su caso, la curación. Su carrera moral está
determinada por estos dos objetivos. Pero ni mantiene la identidad estable, la limitación
social penetra en su realidad subjetiva, transformándola; ni encuentra la cura. Creemos
que el sueño de la cura o de la fluidez permanece siempre en algún rincón de la
subjetividad del tartamudo.
333
Dados los escasos beneficios obtenidos en las sesiones de logopedia, los
tartamudos acuden a consultas de clínicos, normalmente psicólogos, ante la
sospecha de que causas de índole psicológica pudieran estar operando de alguna
manera. Los clínicos reorganizan el sistema de creencias del afectado,
proponiendo reducir las consecuencias de la tartamudez, tanto en el ámbito social
como en el estrictamente psicológico, ofreciendo al cliente técnicas de relajación
u otras que supuestamente carece, como habilidades sociales o asertivas, etc,
pero siempre abandonando la búsqueda de causas fehacientes.
Dependiendo de la formación del psicoterapeuta, las estrategias varían;
aplicándose en algunos casos la ACT a la terapia de la tartamudez. Dos de
nuestros informantes (Tierra, Spanning) se sometieron a la ACT, sin conseguir los
resultados esperados, como analizamos posteriormente.
322
Hunt (1987:211) analiza el perfil de los miembros que más tiempo permanecen en los
grupos de autoayuda de tartamudos: <<Hemos descubierto que los grupos de autoayuda
que tienen éxito tienden a ser aquellos cuyos miembros son algo mayores y que están más
concienciados, que han conseguido cierta eficacia para controlar su habla y que, por tanto,
son capaces de comunicarse efectivamente; y también obtienen beneficio de la
comprensión que procede del intercambio de testimonios personales, respecto a
estrategias de afrontamiento>>.
Hunt se refiere a los grupos de autoayuda ingleses, con una historia de cuando
menos quince años. No secundamos esta apreciación por falta de datos fehacientes,
debido a que dos años no es tiempo suficiente para sacar conclusiones.
323
Algunos informantes bien informados leen literatura anglosajona al uso y conocen
referencias a la aceptación de la tartamudez o la aceptación de uno mismo en tanto que
tartamudo. Referencias como la de Sheehan, de su conocido artículo Message to a
stutterer (Sheehan 2003:34), ya mencionado.
334
En la entrevista que realizamos antes de la reunión preguntamos los
motivos de la asistencia al grupo, siendo la aceptación de la tartamudez y el deseo
de conocer a otros tartamudos, las respuestas más comunes.324 Los resultados de
la encuesta realizada a los participantes de grupos de autoayuda indican que la
aceptación de la tartamudez es el principal objetivo de la participación en los
mismos; como así lo expresa un veterano participante:
Whyatt: Yo creo que mucha gente dice que vienen a conocer a gente, a
pasar el rato, pero yo creo que no. Si tú vienes aquí es con una intención muy clara
y es que quieres aceptarte, quieres sentirte bien. Es que no me creo a la gente que
ahora mismo dice eso. En el fondo hay algo y es que quieres sentirte bien. Y para
eso quieres cambiar tu forma de vida.
324
Hemos revisado la bibliografía anglosajona al respecto, encontrando dos trabajos que
han investigado los motivos que conducen a los participantes a ingresar en el grupo:
1-. Krauss-Lehrman y Heeves (1989:23) encontraron que: <<La respuesta más común
(38%) indicaba que los individuos querían encontrarse con otras personas que
tartamudeasen, mientras que el 23% estaban “cansados de no hacer nada” respecto a su
habla. Sólo el 7% de los que respondieron informaron que estaban buscando cura para su
tartamudez>>.
2-. Yaruss et al. (2002a:123) informan que: <<La mayoría de los encuestados
indicaron que fue a su primera reunión de la NSA porque querían conocer otras personas
que tartamudearan (31 de 51, o el 60.8% de los encuestados). Trece encuestados (25.5%)
indicaron que estaban cansados de no hacer nada respecto a su habla y 7 (13.7%)
respondieron que simplemente estaban buscando algo nuevo. Sólo 9 (17.6%) indicaron que
estaban animados a acudir a la primera sesión con un logopeda y 4 (7.8%) indicaron que
iban a un grupo de apoyo porque estaban frustrados por la terapia de habla>>.
En ambos trabajos el primer motivo es el deseo de Conocer a otros tartamudos,
coincidiendo con una de las dos respuestas más frecuentes de nuestros participantes. Dos
consecuencias: en primer lugar y como ya hemos indicado, Conocer a otros tartamudos
pretende responder preguntas acerca de la identidad; en segundo lugar, en el ámbito
anglosajón la aceptación de la tartamudez no es motivo de asistencia al grupo.
La causa que explica la diferencia entre el ámbito anglosajón y el castellano es la
siguiente: los dos foros (Ttm-l y Ttm-e) que han divulgado este elemento ideológico, la
aceptación de la tartamudez, son de habla castellana, influyendo a los participantes y
coordinadores de dicho ámbito. Existen, cuando menos, dos foros virtuales en inglés
(Stut-L y Stut-hlp) desligados totalmente del ámbito castellano.
335
después de acudir a clínicos que elogian la aceptación, aunque con matices
distintos, como hemos visto.
325
Rodríguez Carrillo (2003:103)
326
Rodríguez Carrillo (2003:120)
336
hablar engañamos a la gente y al igual que en el caso del calvo lo que se hace es
mostrar nuestro punto vulnerable a los otros..., estoy convencido además que el
primer paso para el comienzo de nuestra recuperación es precisamente el aceptar
lo que somos.327
Hace poco escribí que gran parte de mi éxito se lo debo a la lista, con
vuestras opiniones me estoy convirtiendo en un tartamudo que se acepta a sí
mismo, que habla libremente de su tartamudez y que no ve su defecto,
enfermedad o disfunción como nada vergonzante. Antes trataba de ocultar
siempre mi condición de tartamudo, ahora hago todo lo contrario, si la
conversación lo requiere comento mi condición y no dudo en definirme como
tartamudo o hablo libremente de mi tartamudez y eso he notado que me ayuda.
(Ttm-l)
327
Rodríguez Carrillo (2003:97)
328
Efectivamente, la aceptación de la tartamudez es para muchos doblemente
interesante, por los beneficios psicosociales y los exclusivamente terapéuticos (Mainkvist,
Jensen y Reitz 2001:470): <<Una persona que tartamudea no debe estar presionada para
dejar de tartamudear. Aceptar el desorden del habla conduce automáticamente a una
mayor libertad de acción y a mejorar la comunicación. Otras personas presentan una tasa
de tartamudez menor cuando están relajadas y bien informadas y si se reduce el esfuerzo
y la evitación>>.
337
tartamudez y no sufrir por ella, y otros reconocen no haberla aceptado en su
totalidad, derivándose cierta dosis de sufrimiento.
Sin embargo, ponemos entre paréntesis todos estos datos por una cuestión
metodológica: ¿cómo comprobar la autenticidad de los mismos? Rodríguez Carrillo
cree en la veracidad de los mismos porque, según él (2003:55):
338
De todas formas, a nivel comunicacional, la característica que más lo aleja
de las interacciones orales es la ausencia de información extralingüística o
paralingüística. La comunicación oral precisa de ese tipo de informaciones; de los
gestos, de la entonación, de las miradas, de los cuerpos, del ruido ambiental, del
acento, de la cadencia de voz, etcétera. Incluso en las conversaciones telefónicas,
donde los interactuantes no pueden recurrir a la imagen física de su interlocutor,
la función comunicativa de los factores extralingüísticas es crucial. Por ello, su
ausencia, en los chats, es un factor determinante para comprender e interpretar
su funcionamiento.
Tercera crítica. No hay garantía alguna de que los tartamudos que escriben
en los foros virtuales sean más sinceros y espontáneos, como indica Rodríguez
Carrillo (2003:55); efectivamente pueden sentirse más seguros, pero seguridad
no es sinónimo de sinceridad; a veces estos términos son inversamente
proporcionales: a mayor seguridad, menor sinceridad.
339
el caso Q. (2003:132-144) y el caso R. (2003:144-153), de tartamudos que
afrontaron con más o menos éxito la terapia.
340
La aceptación de la ansiedad, y se demuestra que si se acepta y se deja la
lucha contra ella, se hace tolerable e, incluso, llega a desaparecer en la mayoría de
las situaciones.
1-. Información.
341
En lengua inglesa hemos analizado la aceptación de sí mismo como
tartamudo o la aceptación de la tartamudez en dos contextos (terapéutico y
autoayuda), íntimamente ligados entre sí, al menos en Estados Unidos:
342
3-. Concepto.
343
grupo es un sistema social en el que se conversa libremente para comprender lo
que sucede a quienes participan en él, cuyo uno de los objetivos primordiales es la
aceptación de la tartamudez, subproceso paralelo y complementario al
reconocimiento de la identidad tartamuda.
344
El concepto de identidad mixta significa que el individuo tiene una
percepción mixta de sí mismo respecto a la identidad; percepción que no siempre
convive en armonía sino que bascula: a veces se otorga más importancia a una, en
detrimento de la otra y viceversa, dependiendo de factores tan misteriosos como
viscerales. La identidad mixta se evidencia en el carácter episódico y cíclico del
patrón de habla del tartamudo: a veces fluido, a veces tartamudo. La
característica a veces hace única a la tartamudez (Jezer 1997:18):
329
Solamente un tartamudo del grupo de Asturias refiere aceptar la tartamudez, al
parecer plenamente, asistiendo regularmente al grupo de autoayuda. Este participante
admite una identidad única, la tartamuda, manifestando reiteradamente que acepta la
tartamudez. Es nuestra única excepción.
345
consumarse, probablemente toda la vida; entonces, los participantes que están
ejecutando el proceso afirman que van aceptando la tartamudez, que la aceptan
parcialmente o que la aceptan aunque no al 100%.
Ningún tartamudo es una isla. Las reacciones de las personas hacia ti y tus
interpretaciones a sus reacciones tienen, como sabes, un efecto profundo sobre tu
habla.
<<El alcanzar el cien por cien pienso que es casi, casi imposible>>; al
parecer, es una cuestión de grados y de irlo aceptando <<más o menos>>. Fluidín de
la F. también coincide en esta apreciación:
346
Aparte de innumerables conversaciones en el grupo de Madrid, testimonios
recogidos en las entrevistas afirman la no-aceptación plena de la tartamudez:
Tigre: Que a lo mejor con el tiempo yo lo acepte y que soy tartamudo, sí, sí
que lo soy, pero no lo acepto tampoco.
Fluidín de la F.: Sí. Vamos a ver, yo creo que yo, a la hora de enfrentarme a
mi tartamudez, quiero creer que mi tartamudez tiene menos importancia de lo que
realmente tiene. Quiero decir, yo voy de fuerte y de chulo, y de que no me
importa, y de que lo acepto y tal, cuando en realidad no. (...) Entonces, yo creo que
mi actitud frente a la tartamudez, básicamente, es de negación, de negación del
problema. Y de ahí mi ansia por la aceptación. Yo, la actitud que tengo frente a mi
tartamudez, o que he tenido toda mi vida y que aún mantengo, esencialmente es
de negación.
347
acepta nunca al 100%>>; Bacon: <<Aceptarlo más o menos>>. En otras ocasiones se
expresa como <<La vas aceptando>> (Tempranillo). Por tanto, afirmamos que
prácticamente todos los tartamudos que acuden a los grupos de autoayuda y
participan regularmente en el mismo, aceptan parcialmente la tartamudez.
Afirmación que casa perfectamente con nuestra concepción del tartamudo como
persona con identidad mixta. La aceptación completa y plena extirpa y anula el
deseo de fluidez que marca la vida del tartamudo.
330
El sentido que conferimos a Penalización no es en ningún caso jurídico, claro está, sino
social.
348
La identidad fluida de los tartamudos no ocasiona consecuencias sociales.
La fluidez del tartamudo solo es demostrable para el tartamudo, por eso nunca
afirma públicamente que es tartamudo y fluido a la vez. Pero se identifica a sí
mismo como tal, porque lo comprueba cada vez que canta, susurra, silabea o chilla,
habla solo o con su perro, constituyendo un elemento vertebral de su identidad. La
identidad fluida late en las profundidades del sujeto, aunque su latido sea
imperceptible para el fluido. La perplejidad del tartamudo es total: no puede
demostrar a nadie la identidad con la que más se identifica. Los oyentes nunca lo
han comprobado empíricamente, salvo en el caso del canto, susurro, chillido o
habla coral, pero no en el habla solitaria o con animales o bebés. Creer a un
tartamudo que manifiesta hablar bien en solitario es un acto de confianza.
331
Las expresiones que reproducimos en cursiva y comenzando por letra mayúscula son
transcripciones literales de manifestaciones tomadas en el trabajo de campo. Hemos
optado por esta fórmula tomando como referencia los escritos de José Saramago.
349
Spanning: ¿Esa montaña que tenía en el pasado? No sé, la he ido dejando,
ahora no pienso en ella. Me concentro más en el presente y en el futuro, más que
en el pasado.
Tierra: Sí, pero todavía sigo viéndolas como rocas grandes. Le he quitado
menos importancia, es más cada vez que me bloqueo es como que me da más lo
mismo, lo paso mejor. Pero todavía como no intimido demasiado en el grupo de
autoayuda no se habla verdaderamente del sufrimiento que se pasa, todavía ante
ese sufrimiento me veo sola.
Dura batalla aguarda al tartamudo. Batalla que dura toda la vida porque la
tartamudez nunca muere, acrecentándose la intensidad de la misma si se pretende
descubrir aspectos tan golosos como la etiología, por ejemplo. Sin embargo,
comprender la respuesta social de descrédito, generadora de sentimientos y
pensamientos indeseables, es una salida airosa al laberinto del dolor. La
comprensión concede al sujeto un espacio íntimo, distanciándose del dolor. El
alivio del dolor es suficiente en una batalla sin cuartel que dura toda la vida.332
332
Jezer (1997:254), periodista, activista político y con un medio siglo a sus espaldas,
todavía siente las puñaladas de la tartamudez: <<Como es obvio, he tardado mucho tiempo
en hacer las paces con mi tartamudez y en encontrar el sendero de la autoaceptación. Aún
he tardado más tiempo en enfrentarme al miedo de hablar y a animarme a hablar en
público. El miedo todavía me acorrala. Mi tartamudez a veces es tan severa que prefiero
callarme en público. Pero veo esto como contratiempos temporales>>.
Observamos en todos los registros etnográficos que nunca se aprende a convivir con
la tartamudez: la caída al vacío acompaña los transitorios vestigios de fluidez. Van Riper,
quizás el más conocido terapeuta de la tartamudez, en 1994, antes de morir a la edad de
85 años, envió una carta al periódico de autoayuda Letting Go, quizás a modo de
testamento, escribiendo (en Jezer 1997:73): <<Durante mi carrera profesional, he
trabajado con cientos de tartamudos, he investigado mucho y publicado varios libros y
muchos artículos sobre el tema. Y aún más importante: he tartamudeado todos esos años y
he intentado todo tipo de terapias desde control rítmico, relajación, habla lenta y
ejercicios de respiración hasta psicoanálisis e hipnosis. Todas estas prácticas me
ayudaron a lograr cierta fluidez temporal pero después tuve recaídas. Sin embargo,
finalmente me las arreglé para ser más fluido, pero seguí tartamudeando>>. El atardecer
de la vida, a pocos momentos de las últimas luces, obliga a una lectura más sosegada del
duro bregar; Van Riper, tartamudo y el autor más leído de todos los tiempos, es
consciente de lo que su vida ha sido, un claroscuro, un vaivén de fluidez a tartamudez y
viceversa: ésta es la esencia del tartamudo.
350
Los participantes descubren que el grupo es una posada que apacigua
dolores. Casiopea, cansada de bregar en busca del hilo de Ariadna de la
tartamudez, descubre las bondades del grupo:
Martini: Actualmente no, actualmente puedo decir que soy una persona
sociable, a pesar de ser tartamuda. Pero cuando tienes quince años, trece años, es
una época mala, es una época muy, muy mala, tanto para ti como... repíteme la
pregunta.
333
Observamos que Montego dice Uno lo va aceptando y Tempranillo Lo vas aceptando;
expresiones que denotan aceptación parcial, nunca plena aceptación.
334
Amster (1995:540) defiende que uno de los atributos posibles del estilo cognitivo de
los niños que contribuye a que la tartamudez se instale definitivamente es el
perfeccionismo: <<Ciertamente, este tipo de pensamiento puede hacer que un niño
tartamudo luche contra su disfluencia (...). Parece que un chico con actitudes
perfeccionistas se vuelve más autocrítico con sus errores y los intenta controlar con
tensión muscular, esfuerzo y lucha: el tipo de conductas que parece convertir a la
tartamudez en un desorden para toda la vida>>. Amster considera que el paso de la edad
permite la autoaceptación, repercutiendo en la disminución del perfeccionismo, hecho que
corre paralelo a la disminución de la tartamudez (Amster 1995:542): <<Ciertamente, si con
la edad nos aceptamos más (Vaillant, 1977), esperamos que el perfeccionismo disminuya
con la edad y consecuentemente, quizás la tartamudez también se reduzca>>. Directa o
indirectamente, la aceptación parcial de la tartamudez es una consecuencia de la madurez
del individuo.
351
aunque con treguas más o menos duraderas. De batallas sin cuartel a reyertas
domésticas. La aceptación es un proceso que admite victorias parciales pero nunca
la paz perpetua.
352
adolescentes dolorosas que suscitaron la idea del suicidio? ¿Cómo se acepta ser
fluido en soledad y tartamudo en compañía? Tartamudos como Spanning, Whyatt,
Casiopea y Tigre intentaron la aceptación plena, sin éxito. La tartamudez se puede
aceptar en cierta medida, pero nunca plenamente. La tartamudez se tolera, pero
no se acepta totalmente. Como dice Casiopea, <<la tartamudez siempre molesta>>.
Casiopea: Pero ya digo que no creo nadie acepte realmente ser tartamudo.
Una vez más Sade revela una clave explicativa fundamental. Dice: <<Yo
creo que cuando empiezan a ser un poco más fluidos empiezan a cambiar esa
actitud, un poco también>>. Aceptar la tartamudez <<cuesta horrores>> pero, al fin
y al cabo, es más factible en quien gana fluidez porque suaviza su problema. Sade
viene a decir que: Cuanto más fluido se es, más factible es la aceptación.
353
sentido común. Por lo que criticamos y rechazamos la aceptación plena de la
tartamudez: no es una solución realista.
335
Prácticamente todos los teóricos de la tartamudez de renombre han puesto de
manifiesto la respuesta de repulsa, descrédito o desaprobación de la mayoría fluida hacia
354
sentimientos de vergüenza, culpabilidad y miedo dan fe de la interiorización de la
repulsa de la mayoría. De ahí que el denominador común de la realidad subjetiva
de los tartamudos sea, como a continuación vemos, el sufrimiento o el dolor,
sentimientos que deterioran la identidad del sujeto (Le Breton 1999:25).
355
es un accidente biográfico social en el sentido apuntado por Berger y Luckman
(1968:206):
356
análisis de las transcripciones>>. Salvo excepciones, el sufrimiento es la realidad
cotidiana del tartamudo, constituyendo la columna vertebral de su subjetividad.
Los tartamudos manifiestan sentir dolor o sufrimiento (Corcoran y
Stewart 1998:260; Sheehan 2003:31). Es un círculo vicioso: la tartamudez suscita
consecuencias sociales de descrédito o repulsa que el sujeto interioriza en forma
de pensamientos y sentimientos dolorosos; los cuales minan la subjetividad e
identidad del sujeto, deteriorándolo y apartándolo de la vida social, que es el
aliento vital de todo individuo. El tartamudo, empobrecido de aliento vital, se
automargina, aumentando su susceptibilidad a la respuesta social que su
tartamudez despierta y debilitado ante las consecuencias de la misma.
357
cambio de la percepción y comprensión de los problemas y de la medida en que esa
reestructuración influye en la conducta>>. La reestructuración cognitiva opera en
todos los grupos, especialmente en los colectivos de personas discapacitadas,
siendo los más paradigmáticos en cuanto a modificación de creencias acerca de sí
mismos y de las percepciones sociales (Gracia 1997:67).
336
El tartamudo y el fluido, esto es, el diferente y el normal, nunca podrán concebir de la
misma forma lo que les separa. Molt (2003:112), tartamudo y profesor de la Auburn
University, aconseja cuatro vías para desdramatizar la realidad interna del tartamudo,
siendo uno de ellos la comprensión de ambos colectivos <<Necesitamos comprender que
nuestras creencias de la tartamudez son muy diferentes de las que sostienen las personas
358
En las intervenciones iniciales, los participantes del grupo aportan un
feedback de normalidad, contribuyendo a la modificación de la realidad subjetiva.
A medida que las conversaciones y las relaciones grupales se intensifican,
aproximándose el novato a la ideología grupal, la comprensión de aspectos básicos
de la identidad social y personal es el instrumento que posibilita la transformación
de la realidad subjetiva. La comprensión fortalece al sujeto (empowerment)
apaciguando las heridas ocasionadas por el puñal de la diferencia.
359
5-. Comprensión del descrédito y la ignorancia.
338
Nos referimos a los siguientes trabajos citados por Blood, Blood, Tellis y Gabel
(2003): <<Y las actitudes negativas de los oyentes parecen sugerir que la tartamudez
podría ser una condición estigmatizada (Bebout and Bradford, 1992; Crowe and Walton,
1981; Ham, 1990; Ruscello, Lass, Schmitt y Pannbacker, 1994; Turnbaugh, Guitar and
Hoffman, 1979; Woods and Williams, 1971)>>.
360
en casa, o incomprensión en casa. O que incluso por la tartamudez hay cierta
incomprensión en casa y cierto enfrentamiento hacía él: “¿por qué hablas mal?.
Hazlo bien. Tranquilízate”; si encima de que sufres la tartamudez, si encima en tu
casa te echan tierra encima, pues vamos, te hunden hasta el fondo.
Martini: Pero sigo pensando que está ahí la ignorancia acerca de este
problema y todo eso.
Rocke: Claro, me lo pregunto, ¿por qué no puedo decir una palabra tan
sencilla? ¿Por qué tartamudeo con mi padre, si hay más confianza? Incluso con mi
mujer o con mis amigos, ¿por qué tartamudeo?
No me produce culpabilidad sino impotencia, de no llegar a comprender por qué,
por incomprensión, por falta de conocimiento; es más impotencia, porque si me
pasa con el jefe, todavía, pero, joder, ¡qué me pase con mi padre! Que tengo total
confianza con él, como con mi madre, me resulta tan incomprensible, que me
planteo, ¿por qué me pasará?
No existen diferencias entre los padres. Con mis padres tartamudeo más que con
desconocidos.
339
La psicología cognitiva explica la eficacia de los grupos de autoayuda mediante la
Teoría de la Atribución Social: <<Los grupos de ayuda mutua favorecen las atribuciones
externas sobre las causas de los problemas (evitando los sentimientos de culpabilidad e
incompetencia asociados a las atribuciones internas) y las atribuciones internas sobre las
soluciones o resultados del proceso grupal, fomentando la autorresponsabilización e
incrementando los sentimientos de control sobre su vida (López-Cabanas y Chacón
1997:207). Atribuciones externas como el hecho de atribuir a la genética la causa de la
tartamudez, eximiendo al tartamudo de toda responsabilidad -como explicamos a
continuación- porque deja intacta la voluntad o el carácter, aspectos supuestamente más
modificables de la persona. Atribuciones internas al grupo como la ayuda y otras acciones
que puedan realizarse en el grupo, responsabilizando a la interacción grupal de las mismas.
En suma, los tartamudos sienten liberación al atribuir su desgracia a causas externas,
considerando que el grupo es competente y útil para la comprensión de la respuesta social
a la tartamudez, y para arrojar luz sobre otras cuestiones del fenómeno: los participantes
realizan atribuciones internas (al grupo) que incrementan <<los sentimientos de control
sobre su vida>>.
362
ideal, las reuniones tenían lugar una o dos veces al mes, y sujetos que no son
tartamudos serán bienvenidos (logopedas, estudiantes de logopedia, esposas,
hijos, etc.)>>. Al grupo asturiano asisten, aparte de los participantes tartamudos,
dos esposas de afectados, un profesor de logopedia y ocasionalmente su mujer,
dos logopedas, estudiantes de psicología, etc. El grupo es un sistema abierto que
recibe influencias externas, posibilitando la polifonía de voces, requisito
imprescindible para la comprensión del fenómeno.
La presencia de fluidos enriquece al grupo, siempre y cuando la identidad
social del mismo esté sólidamente constituida. Consideramos que el coordinador
debe ser tartamudo y que las conversaciones deben vertebrarse principalmente
en torno a la identidad tartamuda.
363
normaliza de algún modo la diferencia. Aún peor hubiera sido que no existieran
casos similares, pero la tartamudez es tan vieja como la humanidad.340
340
Parece estar sobradamente demostrado que Moisés era tartamudo (Shapiro 1999:63);
igualmente egiptólogos han encontrado un símbolo que bien pudiera significar <<hablar con
vacilación>> o <<tartamudear>>, tal y como exponen Clark y Murray (1965:132): <<Su sentido
fundamental refiere al movimiento retardado del mecanismo relacionado con el andar, en
un sentido figurado refiere a las “peculiaridades” del habla vehiculadas por medio de la
lengua. Lo que era una imagen asociada a los pasos indecisos y lentos de las piernas, se
aplicó figurativamente a las articulaciones (los pasos) de los movimientos de la lengua>>.
341
Whyatt dice: <<Y te hablo incluso de los tartamudos severos. ¿Limitación social?,
¿limitación humana?, ¿limitación matrimonio?, es que no. ¿Es que no se casan otras
personas que tienen otros problemas físicos?, ¿por qué nosotros somos diferentes?>>
342
Somos conscientes de que la literatura científica concibe los factores orgánicos y los
genéticos (los genes) como internos (nature), en oposición a los externos (nurture); sin
embargo, la empiria etnográfica indica que los tartamudos consideran externo lo que no
pertenece a su voluntad, porque nada puede hacer por cambiarlo (los genes, por ejemplo).
Atribuir externamente la causa de la tartamudez en cierto modo alivia, porque
desculpabiliza.
364
Si se atribuye la tartamudez a agentes orgánicos, la voluntad queda
eximida de culpa y responsabilidad. Son errores de la naturaleza que pasa factura
al desafortunado genéticamente. La diferencia del tartamudo se atribuye a la
dictadura de la genética, exculpando al sometido.
Montego: Bueno, no solo cuando ves a los otros, aunque nos ponen malas
caras... no solo son malas caras sino cualquier cosa que en la que, aunque lo hagan
con toda su buena intención, están reflejando que no eres como los otros, hay algo
en ti que no... todo el mundo quiere ser como los otros, nadie quiere ser un bicho
raro, seas tartamudo o seas lo que seas.344
Whyatt: De niño me han puesto motes. Era diferente, pero sólo cuando
tenía que relacionarme; no me recuerdo como un bicho raro, eso ha sido más
adelante, parece contradictorio; con mis amigos, de pequeño, no lo recuerdo… salvo
343
Trataremos este aspecto en “La reducción del sentimiento de culpabilidad”.
344
El testimonio de Montego es elocuente: menciona que <<ponen malas caras>>. ¿Qué
caras ponen los fluidos? Nuestra reflexión es muy sencilla: las caras que ponen los fluidos
son diferentes, al menos tan diferentes como las caras de los tartamudos al hablar. La
cara del fluido es el espejo de la del tartamudo. Los tartamudos son conscientes de la
cara de los fluidos porque la ven, a la vez que conocen las suyas, porque la sienten. Van
Riper (1982:227) menciona el testimonio de una paciente: <<Nunca aceptaré una cara que
sólo a veces y repentinamente parece deformarse y haga sonidos horribles>>. El feedback
que la cara de esfuerzo suscita es una cara de asombro, porque es una cara diferente. La
única forma de romper este círculo es informando al fluido de la peculiaridad del patrón
de habla, diciendo por ejemplo: <<Perdona, soy tartamudo, te quería preguntar...> o <<Hablo
de una forma distinta...>> o tantas otras posibilidades, dependiendo de interlocutor y
circunstancia, como ya hemos analizado en “El reconocimiento de la identidad tartamuda”,
momento dos: presentarse socialmente como tartamudo.
365
cuando me enfadaba, tartamudeaba y se metían conmigo. Me sentía impotente
cuando tenía que defenderme y tenía que decir las cosas.
Entrevistador: ¿Has mejorado tu relación con los fluidos desde que vas al
grupo de autoayuda?
Whyatt: Pienso que sí, tengo más confianza hacia los fluidos. No me veo tan bicho
raro. Me hace estar mejor con los fluidos.
345
Prácticamente todos los autores consultados atribuyen al grupo de autoayuda una
función informativa (Rodríguez Marín 1995:108; Villegas 1997:260; Gil y García Saíz
1994:18; Canals 2002:66; Allué 2003:232; Gracia 1997:66; Sánchez 1988:242; López-
Cabanas y Chacón 1997:208; etc.).
366
Entrevistador: ¿Crees que el grupo de autoayuda puede ser un gueto?
Bacon: Sí, yo sí he visto ciertos casos de gente en que la tartamudez, para ellos
en sí en la sociedad, les aparta, o sea, es en sí como si fueran en la sociedad un
bicho raro. Y en cambio, cuando entran al grupo o en las reuniones que hacemos
les sirve como una vía de... como un refugio.
Marina (1996:152) define auto concepto como <<la idea que el sujeto tiene
de sí mismo>>, idea que regula el acceso a su propia energía. Pensamiento o
creencia fundamental por ser la llave de la fuerza interior.
Si el sujeto no es capaz de utilizar estrategias en una situación adversa,
siendo penalizado socialmente por ello, siente indefensión; si esta situación se
generaliza, aparece un fenómeno denominado por Seligman (1991) Indefensión
aprendida. Este autor (1991:27) afirma: <<La indefensión es el estado psicológico
que se produce frecuentemente cuando los acontecimientos son incontrolables>>;
añadiendo <<cuando un organismo no puede realizar una respuesta operante que
controle un cierto resultado, diré que ese resultado es incontrolable>> (Seligman
1991:31); estado que:
367
tipos de trastornos: disminuye la motivación para responder, bloquea la capacidad
de percibir sucesos, y se incrementa la emotividad. Estos efectos se producen en
una gran variedad de circunstancias y especies, y de forma especial en el homo
sapiens (Seligman 1991:72).
368
empowerment de sus miembros. Gracia (1996:17-18) define el objetivo del
empowerment como <<Devolver el control sobre sus propias vidas>>. La
domesticación y reducción de pensamientos indeseables proporciona
empowerment al sujeto, facilitando el gobierno de la vida propia.
346
Uno de los primeros investigadores del autoconcepto es Rogers (1951), que basó sus
trabajos en la investigación de Raimy (1948). Fiedler y Wepman (1951) fueron los primeros
en aplicarlo a los tartamudos; posteriormente, Fransella (1968) aplicó el diferencial
semántico con los siguientes resultados, según Bloodstein (1981:181): <<Su descubrimiento
esencial fue que los tartamudos normalmente se ven a sí mismos de forma diferente a
como perciben a otros tartamudos. Tienden a ver a otros tartamudos igual que los no
tartamudos, pero tienden a verse a sí mismos como individuos únicos>>. Investigación
corroborada posteriormente (Beech y Fransella 1971), con conclusiones no muy
alentadoras: <<La evidencia del autoconcepto de los tartamudos es conflictiva, pero parece
como si estuvieran menos preparados para aceptarse a sí mismos, tal y como son>> (Beech
y Fransella 1971:124). Cox (1986:104) confirma el autoconcepto más bajo de los
tartamudos, relacionándolo con otras variables intrapsíquicas como <<ansiedad,
sensibilidad e inseguridad en situaciones sociales junto con autoimagen baja y dificultades
para expresar cólera de una manera adaptativa>>. Trabajos más actuales han confirmado
estas intuiciones, proponiéndose modelos para la terapia clínica como el de Gregory
(2001:431-434), creándose muchos programas dirigidos específicamente a personas que
tartamudean con el fin de mejorar su <<autoestima y habilidades de autoconcepto>>
369
La difusión en los media del término ha ocasionado que el significado se
desvirtúe.347 Nuestros informantes mencionan autoestima cuyo significado no se
diferencia substancialmente del campo semántico de auto concepto.
Whyatt: Yo tuve la mala suerte de que no tuve apoyo y todo eso, entonces
me hundió más todavía. Y me hundió más la autoestima relacionada con la
tartamudez y yo reconozco... yo, de hecho, dejé de salir con mis amigos porque era
tartamudo, te lo comenté una vez, dejé de salir con mis amigos porque era
tartamudo.
370
en circunstancias óptimas, controla un poco más la tartamudez, siendo más inmune
a la respuesta social; Whyatt aporta su versión de los hechos:
3-. Por último, el auto concepto, ¿es motivo de modificación?. No. Nunca lo
hemos considerado, por tres motivos.
348
El pasado día 30 de junio de 2005 la Fundación Española de la Tartamudez envió un
archivo al correo electrónico de sus miembros, invitando a colaborar con La Universidad
del País Vasco, en concreto con el Departamento de Personalidad, Evaluación y
Tratamientos Psicológicos de la Facultad de Psicología; colaboración que consistía en
cumplimentar una batería de tests relativos al autoconcepto. El estudio de dicho
372
departamento versa sobre “La relación entre autoconcepto-autoestima con problemas
emocionales o de conducta”; estando dirigido por la Dr. Maite Garaigordobil Landazábal y
subvencionado por el Vicerrectorado de Investigación. La directora indica en la
presentación del documento los objetivos de la investigación: “Pretendo evaluar las
relaciones entre auto-concepto-autoestima (es decir, la imagen que tenemos de nosotros
mismos a nivel físico y social) y distintos problemas emocionales y de conducta habitual en
la población general”, presentación que acompaña con una batería de tests: Listado de
Adjetivos para la Evaluación del Autoconcepto (LAEA), Escala de Autoestima (Rosenberg,
1965) y el SCL-90-R (Cuestiones de 90 síntomas revisado; Derogatis, 1983/2002). La
lectura de este documento nos sugiere las siguientes cuestiones:
1-. En primer lugar, se colige que los tartamudos son portadores de problemas
emocionales o de conducta. La hipótesis que rige la investigación del Departamento, a
nuestro juicio, consiste en que el autoconcepto de los tartamudos, en tanto que
portadores de patología, posiblemente esté dañado, hecho que se pretende comprobar
experimentalmente y así establecer relaciones entre patología (en este caso, tartamudez)
y autoconcepto.
2-. Desconocemos si la investigación comprobó experimentalmente su hipótesis,
pero intuimos que está sobradamente probada: el autoconcepto de los tartamudos está
por debajo de la media social.
3-. Nos aventuramos a indicar la conclusión de la investigación: que uno de los
factores causales que provoca la tartamudez, o con la que está de alguna manera
correlacionada, es la baja autoestima; posiblemente, el Departamento o la fundación
ofrecerá a los tartamudos la posibilidad de “trabajar” la autoestima, al haberse probado
experimentalmente la relación causal o correlativa entre ambas variables.
4-. Consideramos que puntuar bajo en autoestima es consecuencia de tartamudear
en un contexto sociocultural. Al estar penalizado socialmente el patrón de habla
tartamudo, los afectados reciben un feedback dañino que penetra y debilita su estructura
mental.
5-. La baja autoestima no es causa de nada: es una manifestación de la
interiorización de la opresión del estigma asociado a la tartamudez. Mejorar la autoestima
al margen de la organización social es una estrategia encaminada al fracaso, porque tarde
o temprano el peso del estigma desnivelará el delicado equilibrio mental del tartamudo
que, cansado de talleres de autoestima, se refugiará en el silencio, el secreto y la huida.
6-. Creemos que este tipo de investigaciones refrenda la idea de que las causas de
la tartamudez son internas al sujeto y, en cierto modo, controlables o modificables;
proponiéndose técnicas de modificación de conducta o talleres de autoestima, por
ejemplo, para la debida corrección de la tartamudez, sin profundizar en la estructura
social que la penaliza duramente, es una estrategia miope que alimenta el sueño de fluidez,
con los peligros que ello entraña. Consideramos que la única vía factible de progreso en la
investigación de la tartamudez es la comprensión holística de la misma, trascendiendo la
perspectiva individual o psicológica y sumergiéndose en la estructura y organización social
y cultural. Posiblemente, una visión más amplia contemple la autoestima como anecdótica,
un eslabón más de la cadena, pero nunca el origen de la misma. (Tratamos este aspecto en
“Consecuencias de La Salida del armario”, del bloque “La Salida del armario y el
toastmaster”).
373
En tercer lugar, el colectivo fluido utiliza la autoestima para construir el
discurso etiológico de la tartamudez. Los tartamudos están sencillamente hartos
de escuchar a fluidos, incluso a clínicos, decir: <<tartamudeas porque tienes poca
autoestima>>, <<te falta seguridad al hablar, por eso tartamudeas>>, <<trabaja la
autoestima, a ver qué tal>>, cosas así. Para el fluido, el hecho de que los
tartamudos tartamudeen solamente en compañía de otros supone baja autoestima,
inseguridad, nervios o similares. Tanto se ha psicologizado la vida (Wilson y
Luciano 2002:30) que la lectura pseudopsicológica de la diversidad humana es
habitual, inundando el imaginario colectivo.
El desconocimiento de la tartamudez es profundo, siendo carne de cañón
para tópicos que desconciertan al tartamudo, por la esperanza que suscitan y los
pocos o nulos beneficios que reportan. Después de desembolsar miles de euros en
clínicas trabajando la autoestima, entre otros objetivos, a través de actividades y
juegos tan ñoños como inútiles, ¿cómo va a ser la autoestima objeto de
conversación? ¿no será el momento para que los tartamudos se desahoguen
burlonamente de toda la constelación de términos pseudopsicológicos, como por
ejemplo la autoestima?
Por tanto, los términos auto concepto o autoestima tienen connotaciones
negativas para los tartamudos. Dado nuestro interés por conocer el auto concepto
de los tartamudos, ¿existen otros términos de significado similar sin
connotaciones negativas, susceptibles de ser investigados?
349
Pérez Álvarez (2004:151) desde la óptica conductista, considera: <<El orgullo está
inserto en programas de reforzamiento de largo alcance, de manera que la extinción o
incluso el castigo actuales no serían sino episodios de un proceso mucho más amplio>>; por
lo que <<el pasado sostiene al futuro>>. Así los conductistas explican la dificultad para
extinguir esta conducta del sujeto.
374
exhibición de introspección, narra las consecuencias de tartamudear <<delante de
la gente>>:
375
Marina (1996:153-154) tenía razón al afirmar que el auto concepto
<<influye especialmente en la génesis de los sentimientos>>; porque el análisis del
mismo nos ha remitido al epicentro de la esfera sentimental.
1-. Introducción.
350
Desde principios de los 70, la investigación de la tartamudez ha estado determinada
por el Zeitgeist de la época, consistente en investigaciones de carácter cognitivo-
conductual y las investigaciones genéticas y neuronales, principalmente.
376
sufrimiento fueron la indefensión, vergüenza, miedo y evitación>>; elementos
presentes evidenciados en <<sus informes de pesadillas, humillación, terror,
soledad y pensamientos de suicidio>> (1998:260).
Como vemos los sentimientos propuestos por Corcoran y Stewart coinciden
en cierta medida con los mencionados por Sheehan (2003:31). La indefensión
(helplessness) ya ha sido tratada anteriormente, y la evitación será analizada en
el análisis etnográfico del miedo.351 Tanto la vergüenza como el miedo se
estudiarán a continuación.
351
Sheehan (1970) expone su Teoría del Conflicto del Rol según la cual la tartamudez es
un problema de identidad, en concreto un desorden en la presentación social; teoría en la
que la evitación del tartamudo es un elemento fundamental.
377
2-. Teoría de los sentimientos.
2.1-. Introducción.
378
debido al miedo que supone ser diferente ante la autoridad: siempre será mayor
la penalización. Sin embargo, otros tartamudos se controlan más y mejor ante la
autoridad:
Rocke: Yo tengo un patrón de tartamudez un poco más raro que los demás;
las situaciones de más presión es cuando más fluido estoy; no me impone hablar
con un superior o en situaciones de discusión o tensión; creo que tartamudeo más
con amigos, padres o con mi mujer, más que en entrevistas de trabajo. Creo que
rompo los esquemas.
1-. Marina (1996) apuesta por una teoría general interdisciplinar de los
sentimientos, apoyándose en filósofos como Aristóteles, Spinoza, Kant o Sartre;
escritores como Cervantes, Shakespeare o Balzac; poetas como Rilke o San Juan
de la Cruz; neurólogos como MacLean; psicólogos como Bandura, Lazarus o Kelly.
Nos basamos en ella porque afirma, en términos generales, que los sentimientos
son en cierta medida, modificables porque la inteligencia humana se
autodetermina, creando valores que otorgan diferentes sentidos a informaciones
y experiencias pasadas. Apuesta por la libertad del sujeto para transformar el
ámbito afectivo, teoría que casa con la evidencia registrada durante dos años en
las reuniones de los grupos: los participantes son capaces, con la ayuda del grupo,
de reducir la gravedad de sentimientos dolorosos, como la vergüenza, la culpa o el
miedo; transformando su significado y sentido.
Al igual que ocurre con los conceptos, no hay dos sentimientos iguales
porque un sentimiento es un gran bloque de información integrada, que depende
de contextos culturales, por lo que resulta complejo comprender el mundo
afectivo de otras culturas, como le sucedió a Benedict con el mundo afectivo
japonés, tal y como lo explica en El crisantemo y la espada (1974).
352
Marina (1995:143) define el amor como <<un movimiento natural para asimilar la
evidencia ajena>>. La comprensión del punto de vista fluido sería, según este autor, un acto
de amor. En cualquier caso, la barrera entre el grupo y el exterior se resquebraja,
facilitando la necesaria convivencia.
381
Si como dice Marina (1996:27), <<los sentimientos son el balance
consciente de nuestra situación>>, la disminución del conflicto con el exterior
induce a sentimientos más optimistas, generosos y templados, reduciendo los
dolorosos, porque el balance es más positivo. La reducción de la intensidad de los
sentimientos asociados a la tartamudez, lograda por la comprensión de las
relaciones entre ambos colectivos y la consiguiente apertura social, produce una
sensación de poderío en el sujeto, accediendo al caudal interno de energía.
A continuación exponemos las características de los tres sentimientos,
explicando cómo se logra la reducción de la intensidad y frecuencia.
3.1-. La vergüenza.
353
El Diccionario del Uso del Español del María Moliner avala esta definición, proponiendo:
<<Sentimiento penoso de pérdida de dignidad, por alguna falta cometida por uno mismo o
por persona con quién uno está ligado o por una humillación o un insulto sufridos>>. La
pérdida de la dignidad que el tartamudo siente por cometer la falta de no ajustarse al
patrón de habla socialmente estipulado; ser diferente supone cierta indignidad, como
veremos.
354
El DRAE también se refiere a las consecuencias fisiológicas de la vergüenza:
<<Turbación del ánimo que suele encender el color del rostro, ocasionada por alguna falta
cometida, o por alguna acción deshonrosa o humillante>>.
382
paralelamente a la aparición de la norma. La tartamudez, como la vergüenza,
implica necesariamente la presencia de norma social. El tartamudo es tartamudo y
fluido a la vez; con norma tartamudea y se avergüenza; sin norma es fluido y no
siente vergüenza. La norma dirige la identidad del tartamudo. Con norma, aparece
la identidad menos deseable socialmente; sin norma, surge la identidad más
deseable socialmente. El tartamudo tartamudea dependiendo de la norma social.
383
La presencia de la tartamudez en las vidas de los participantes afecta a
cómo se perciben a sí mismos. Sienten una sensación profunda de vergüenza. Todo
lo que es positivo está eclipsado o no cuenta, pero la presencia de su tartamudez
en los oídos de los oyentes es el foco de atención primario. (Corcoran y Stewart
1998:254)
355
El tercer momento de “El reconocimiento de la identidad tartamuda” consiste en no
ocultar la condición tartamuda, proponiendo la participación y responsabilidad social.
Estudiaremos este aspecto en “La Salida del armario y el toastmaster”
384
2-. La mirada ajena es un tema de conversación presente en las reuniones
de tartamudos. Se teme la mirada ajena. Incluso un observador psicoanalista del
foro virtual Ttm-e atribuye a la mirada, la génesis de la tartamudez. Los
terapeutas de la tartamudez insisten en que el tartamudo no baje la mirada, que
la mantenga ante el interlocutor. La mirada ajena, dice Marina (1996:146), es
parte <<convertida en una amenaza, está presente en toda esta familia
sentimental. También lo está en la del miedo, lo que no es de extrañar, porque en
muchas de las clasificaciones tradicionales la vergüenza era un miedo social>>.
También la tartamudez ha sido definida como miedo social, e incluso,
muerte social. La vergüenza siempre tiene como referencia la mirada ajena que
analiza y escruta el comportamiento propio. Como dice Sartre en El ser y la nada
(1943):
385
tratamientos, por cada tartamudo. Dado que en la mayoría de los casos, la
aparición de la tartamudez es paralela al habla, los tratamientos comienzan desde
los tres o cuatro años prolongándose hasta la juventud.
Al igual que otros colectivos estigmatizados, la medicalización es un factor
decisivo para la aparición de este sentimiento, tal y como analizamos en otro
capítulo.356 Preves (2003), estudioso de las personas intersexuales, considera las
consecuencias de la medicalización de este colectivo, que bien pudiera aplicarse a
los tartamudos (2003:65):
356
Trataremos este tema en “La Salida del armario y el toastmaster”.
357
Históricamente se ha identificado avoidance con tartamudez <<no sólo como una
característica del comportamiento del habla sino también como un componente que origina
del desorden (Johnson 1956), y como objetivo para modificar en la evolución del habla
(Bloodstein, 1958)>> (Murphy 1999:12).
386
Las consecuencias sociales de la tartamudez, interiorizadas en forma de
sentimientos indignos, obligan a desertar en plena batalla, abandonar proyectos o
en términos psicológicos, a la inhibición social:
387
A veces la vergüenza se asocia a la culpabilidad, como en la infancia,358 y
también al miedo, tal como Montego informa:
Pipe: Pero es así porque el hecho de tartamudear nos crea cierto sentido
de vergüenza, sobretodo cuando luego te ves, que eso, que realmente tartamudeas
más de lo que crees que eres, que tartamudeas.
358
A edades infantiles, la vergüenza se vive moralmente, como culpa. Van Riper y Emerick
(1984:15) exponen el testimonio de una niña sumida en la más profunda vergüenza y culpa:
<<Incluso cuando era una niña pequeña, recuerdo avergonzarme de mi habla. Y cada vez que
abría la boca, avergonzaba a mi madre. No te puedo contar qué mal me sentía. Si hablaba,
lo hacía mal. Era así de simple. Me quedaba pensando que debía ser terriblemente mala por
hablar así. Recuerdo rezar a Dios y pedirle perdón por todo lo que hubiera hecho.
Recuerdo intentar acordarme con intensidad de lo que había hecho, pero no era capaz de
encontrarlo>>. Los efectos de la culpa y de la vergüenza son aún más devastadores a estas
edades, corrompiendo la supuesta inocencia de la infancia (Van Riper y Emerick 1984:16):
<<Sin embargo, cuando la vergüenza y la culpa son intensas, pueden llegar a ser casi
insoportables. Para protegerse, la persona puede reaccionar con una conducta que provoca
más castigo o culpa. Hemos visto chicos deliberadamente ensuciarse, coger berrinches,
romper cosas, robar e incluso arder fuego para recibir el castigo que se merecían a
consecuencia de la culpa. Después del castigo, viene un poco de paz>>. Afortunadamente
para el crío, después de la tormenta llega la calma.
388
Sean cuales fueren los sentimientos y pensamientos asociados a la
vergüenza, la consecuencia inmediata es el deseo de escapar, escondiéndose bajo
el parapeto de la familia o sumergiéndose en ocupaciones solitarias, como
deportes individuales, lectura o internet. Este modus vivendi tiende a
perpetuarse, evitando encuentros sociales. La evitación es el modus vivendi del
tartamudo.
La vergüenza desvía a lugares más ásperos y solitarios, acompañado del
recuerdo indecoroso de la experiencia vergonzosa y del tropel de sentimientos
que la acompañan. Los tartamudos, deseosos de compañía, son consignados a un
destino forzoso o exilio personal (Johnson 1930:1). Vivir una vida no deseada
desemboca en la clandestinidad, empadronándose en la villa clandestina. Al igual
que otros sujetos estigmatizados, como los intersexuales, el secreto acompaña al
tartamudo.359
Sade: Es una explosión cuando llegas a ese punto. Mi caso fue así. Pero
yo lo veo en otros; de hecho, pueden hablar fluido, pero cuando se tocan ciertos
temas, aparte de tartamudear, inyectan agresión. Lo veo en los grupos. Lo veo.
Las personas que tartamudean a menudo son tratadas de forma injusta por
los que les rodean.
359
Los colectivos de sujetos estigmatizados tienen sentimientos en común, como la
vergüenza, posibilitando comparaciones entre los mismos (Preves 2003:60-86)
389
La injusticia hiere el orgullo y el amor propio de la persona, sentimientos
que constituyen la médula de la afectividad. La barrera entre vergüenza y
humillación se difumina ante el vendaval de hostilidades cotidianas, máxime a
edades tempranas cuando el juicio aún es débil.
Posteriormente, en la edad madura, el juicio discierne entre vergüenza y
humillación, como describe Jezer (1997:84):
Hoplita nunca contó nada de lo que padecía en el colegio, hasta que a los
diecisiete años reveló el secreto a sus padres, manifestando el deseo de no ir más
390
a clase, debido a la tensión y sentimientos corrosivos acumulados. Pero
examinemos más detenidamente este relato.
En primer lugar, Hoplita manifiesta que llegaba <<hecho polvo>>,
<<asqueado>> <<emocionalmente cansado>> y <<con un sentimiento, por una parte
anímico, horrible>>, aparte de otras sensaciones más físicas como la <<tensión>> y
el <<esfuerzo con el vientre>>. El primer hecho de la secuencia del relato es una
constelación de sentimientos y sensaciones indeseables, derivadas de la estancia
en el colegio. Un volcán de dolor que busca la coraza familiar.
En segundo lugar, según la interpretación de la madre, Hoplita se recluye
en la habitación, <<porque era un chico muy poco hablador>>; sin embargo, la razón
no es ésa: es la tartamudez, asunto bien distinto. Hoplita no contó a sus padres
del dolor derivado de tartamudear, viviéndolo clandestinamente, como en la
mayoría de los casos.
En tercer lugar, Hoplita se retira a su habitación para no tener que hablar
con nadie: <<yo llegaba a mi casa deseando irme a mi habitación, ponerme mi
música, la tele, ponerme a leer, y me encerraba>>, escondiendo las razones
auténticas del encierro; por tanto, guardaba el secreto verdadero de su actitud
poco social. Secreto que se traduce en soledad, porque el secreto siempre es
solitario. Vivir secretamente es evitar el contacto social, y viceversa. Hoplita
evitaba hablar con los demás, estar expuesto, sentir vergüenza; sin compartir con
nadie los motivos de tales conductas.
En cuarto lugar, los padres –que <<tampoco asimilaban que yo era
tartamudo>>-, probablemente vivieran secretamente la tartamudez de su hijo,
extremo prácticamente imposible de confirmar. Difícilmente unos padres de clase
y cultura media, residentes en Madrid, ignoran la entidad clínica de la
tartamudez; sin embargo, de acuerdo con nuestros registros etnográficos, los
padres se avergüenzan de la tartamudez de los hijos, evitando hablar de ello y
viviéndola en secreto, al igual que su hijo.360 Toda la familia es consciente de las
dificultades del adolescente pero nadie dice nada. El silencio preside la vida
familiar del tartamudo.
La vergüenza (u hostilidad, según los casos) que el tartamudo siente,
desemboca en evitación o miedo de lo que le avergüenza, decidiéndose por una
vida más clandestina y secreta, en la que guarda cierto rencor o ira hacia aquello
que lo ha avergonzado, desviado y empujado a una vida indeseada. La hostilidad
retroalimenta el miedo, y viceversa.
Esta cadena causal es común en la adolescencia y juventud, hasta el ingreso
en el grupo, hecho que generalmente ocurre entre los veinticinco y treinta años.
Hemos registrado testimonios del drama de la vida escolar (Tempranillo; Fluidín
de la F.; Marilyn), pero ninguno muestra tan claramente esta cadena causal, como
el relato de Hoplita.361
360
Más adelante exponemos este tema.
361
Exponemos el testimonio de Whiskey, tartamudo entre moderado y severo; testimonio
que refleja muy bien qué entendemos cuando nos referimos a la humillación del drama
escolar:
391
4-. El ingreso en el grupo supone un cambio actitudinal en todos los ámbitos
de la vida del sujeto, sucediendo a una edad en la que la autonomía moral se
consolida, dejando atrás épocas más dependientes del juicio externo y, por tanto,
de la vergüenza. Los compañeros de grupo aportan la fuerza necesaria para
imponerse a este sentimiento tan destructor:
Casiopea: El grupo de Ayuda Mutua es un lugar para ser uno mismo sin
vergüenza, sin temores, incluso llegando al punto de estar orgulloso de ser lo que
se es y sentir que el estigma de la tartamudez te trae al fin algo positivo
392
5-. ¿Cómo se reduce la vergüenza asociada a la tartamudez? Distinguimos
dos momentos en la reducción de la vergüenza:
393
Diversos testimonios (Rocke y Whyatt) constatan la reducción de la vergüenza
antes y después de ingresar al grupo:
Whyatt: ¿Antes? Sí, creo que sí, antes de acudir al grupo de autoayuda.
¿Ahora? En algunas situaciones sí me avergüenzo, pero en otras no tanto. Pienso
que la persona que siempre la ha molestado tartamudear, que nunca se ha
aceptado como tartamuda, es muy difícil que no le quede alguna secuela de
adulto; si te dijese que no me avergüenzo de tartamudear, te mentiría. Yo te digo
que hay situaciones en las que me avergüenza tartamudear. No en todas, Con
gente nueva, igual no me da vergüenza.
No cabe duda de que el dolor no cesará pero nunca será el imán que
arrastra silenciosamente al tartamudo a la villa del secreto. No cabe la marcha
atrás. Gregory y Gregory exponen los distintos grados de la vergüenza, desde la
humillación a otras menores (1991:113):
394
en el imaginario del tartamudo. Compartir experiencias y sentimientos con
familiares, amigos y participantes del grupo desdramatiza la vergüenza asociada a
la tartamudez, creando el hábito opuesto a la vida clandestina: la participación
comunicativa.
Cuanto mayor es la apertura y comunicación social, más se reduce la
vergüenza y el secreto. De ahí la necesidad de compartir con el entorno estos
sentimientos solitarios y amenazantes, que han afectado al menos indirectamente:
362
Este tema se tratará en el bloque “La Salida del armario y el toastmaster”.
363
Un tartamudo asturiano, que es médico de familia y miembro del GATA, compara al
tartamudo con un elefante azul que vive en medio del cuarto de estar. Todo el mundo lo
ve, sabe que está allí porque come, hace sus necesidades, etc...; pero nadie habla de él.
395
La mayoría de los padres de los tartamudos, han sentido o sienten
vergüenza del patrón de habla de sus hijos, como hemos recogido en las
entrevistas y en el trabajo de campo, como por ejemplo:
Reset admite que su padre siente vergüenza <<en un veinte por ciento>>,
aunque otros factores como el perfeccionismo inciden en la génesis del mismo.
Pero Reset atenúa los daños ocasionados por su tartamudez compensándolos con
actividades solitarias en las que destaca, hecho que, por otro lado, demuestra la
evitación social y una vida alternativa. Los hijos tartamudos no se adecuan a las
exigencias paternas, sean o no padres perfeccionistas. Uno de los asistentes al
GATA, ahora profesor de logopedia de la universidad pero antaño logopeda,
sentenció en el turno de preguntas de una conferencia impartida por dos
miembros del GATA: <<Cada vez que el niño tartamudea, el padre siente una
bofetada>>.364
364
Conferencia impartida en el Salón de actos de la facultad de psicología de la
Universidad de Oviedo, el día 23 de febrero de 2005, a las 18 horas.
396
comprender los sentimientos respecto a la tartamudez de los hijos;
probablemente, ésta le recuerda otras épocas en las que su tartamudez era más
intensa, con las consecuencias que ello implica, no queriendo que sus hijos sufran
lo que él padeció. El secreto tan mal guardado durante años ahora es manifiesto:
sus hijos también tartamudean. Si el padre nunca aceptó la tartamudez, tampoco
aceptará la de sus hijos; tal y como Martini expone: <<y la no aceptación de
muchos padres que no quieren aceptar a sus hijos>>.
Observemos que el padre dice <<me duele ver como podías hablar bien si tú
quisieras y no lo haces>>; el padre considera que su hijo realmente podría hablar
bien, y si no lo hace, es porque no quiere. No sabemos lo que el padre piensa
realmente: ¿cree de verdad que su hijo puede hablar bien y, si no lo hace, es
porque no quiere? ¿o lo dice para presionarle y se esfuerce en hablar bien,
objetivo factible con la debida voluntad?
Como Casiopea dice, la tartamudez es una gran incomprendida, por lo que
es posible que el padre considere que la tartamudez de su hijo es perfectamente
evitable. También puede ser una estrategia, ya observada en otros padres, para
negar la tartamudez de su hijo (Mi hijo no es tartamudo).365 Hoplita, en otro
lugar, dice que sus padres tampoco asimilaban su tartamudez, pese a su carácter
manifiesto. ¿Cómo es posible que no lo admitan, siendo ciudadanos urbanos de
cultura media que claramente conocen cómo habla un tartamudo? Nos limitamos a
constatar la actitud paternal que rechaza la realidad, probablemente motivada
por desconocimiento, ignorancia o secretismo, el mismo que el hijo mantuvo hasta
que confesó a sus padres que no quería ir a clase. En cualquier caso, el silencio
preside la vida familiar.
Como coordinador del grupo de autoayuda hemos invitado a los padres de
los miembros, asistiendo cuatro padres, número todavía escaso dada la cantidad
de miembros del grupo, unos quince. De cara a la reducción de la vergüenza, no
solamente de quienes tartamudean, sino también de familiares, parejas y amigos,
365
En ausencia del hijo, otros padres nos han confesado, para despejar todo tipo de
dudas: Mi hijo no es tartamudo, son nervios. Solo una madre nos informó claramente de la
cuestión: Mi hijo es tartamudo, ¡qué le vamos a hacer!.
397
la participación en el grupo de autoayuda es una decisión muy acertada, cerrando
la puerta a la especulación, la vida clandestina y el silencio, aspectos que inciden
en la génesis y el mantenimiento de la vergüenza. La participación de logopedas,
familiares y amigos contribuye decisivamente al acercamiento de puntos de vista,
reduciendo conflictos y compartiendo sentimientos comunes a los asistentes.
366
Uno de los días que visitamos la familia, tomamos el aperitivo con Whiskey y su madre,
esperando la llegada de los demás familiares. La madre, al cabo de media hora, dijo:
Whiskey, vete a por el vídeo del teatro y pónselo. Saboreando unas aceitunas con un
amargo Martini, descubrimos que Whiskey, tartamudo entre moderado y severo, apenas
tartamudeó en la obra teatral, pasando prácticamente por fluido. Pedimos que rebobinara
la cinta varias veces, comprobando atentamente que Whiskey no cometió más de tres
repeticiones y ningún bloqueo apreciable, comportándose en la obra prácticamente como
398
2.2-. La mirada ajena y la tartamudez.
Es común para las personas que tartamudean evitar el contacto ocular con
los oyentes o cubrir sus bocas en un esfuerzo inútil de ocultar los bloqueos. Aún
así, algunas veces, especialmente en los días malos, me cubría la boca con mi mano
cuando me estaba bloqueando (...).
un fluido. La madre requirió una explicación, sin que nos atreviéramos a enunciar la más
mínima teoría, salvo una anécdota para salir del paso: <<Marilyn Monroe era tartamuda>>.
367
Le Huche (2000:7) describe el extremo de los movimientos asociados de los
tartamudos: <<No obstante, el problema puede ir mucho más lejos, con aparición de
espasmos respiratorios, rojeces súbitas, sudor en las sienes, fruncimientos de cejas,
muecas que deforman la cara, parpadeos exagerados o cierre forzado de los ojos. En
casos extremos, pero afortunadamente bastante raros, puede incluso llegarse a
comportamientos terriblemente impresionantes, con revulsión de los globos oculares (de
manera que sólo puede verse el blanco de los ojos), tirones bruscos y entrecortados de la
cabeza hacia atrás y hacia los lados, convulsiones del tórax, pataleos y hasta saltos>>.
También Mallard hace una descripción de estos rasgos o movimientos asociados (Mallard
1991:76).
368
Leith (1986:26) ensaya esta técnica en un tartamudo muy peculiar: <<Uno de los
objetivos clínicos del tratamiento del programa es que el cliente mantenga contacto ocular
con el interlocutor. El cliente, una chica de 22 años, nunca mantiene contacto ocular con el
clínico, hable o no. Cuanto más insiste el clínico en el contacto ocular, más se enfada. El
cliente finalmente abandona la terapia>>.
399
Otra lectura a este hecho es la de Rocke, que lo interpreta como una
estrategia para <<salir del bloqueo>>.
Whyatt indica que <<me sigue costando tartamudear y mirar a los ojos de
la gente>> y <<Cuando tartamudeo, me veo que pierdo seguridad, como si se fuera
algo mío, por eso me cuesta mirar a los ojos cuando tartamudeo>>; obsérvese que
dice <<como si se fuera algo mío>>, hecho que obliga a reflexionar sobre la relación
entre identidad y mirada, coligiendo que la mirada ajena precipita la identidad
tartamuda. Lo que se va es la identidad fluida, que es la identidad con la que más
se identifican los tartamudos, apareciendo la tartamuda. Lo que se va es la
400
identidad más íntima del sujeto, la que da más seguridad: <<me veo que pierdo
seguridad>>.
La mirada ajena significa presencia de norma social, que dirige al
tartamudo, ocasionando el patrón de habla tartamudo. Se teme la mirada ajena
porque se tiene miedo de lo que la norma social conlleva: tartamudez y
sentimientos asociados. A continuación Whyatt apostilla: <<Cuando no tartamudeo,
creo que no tengo miedo a mirar a los ojos>>; sin aclarar claramente si mira a los
ojos cuando es fluido.
Spanning y Tempranillo introducen dos nuevas variables, la presión
comunicativa y las características del interlocutor, sin especificar nada más
acerca de la posible relación entre tartamudez, mirada y norma social.369 El
siguiente relato de Spanning merece comentarios aparte:
369
Fiedler y Standop (1984:26) indican: <<hemos de decir que desempeña aquí un buen
papel el modo como estructura, desde un prisma cognoscitivo, la intención u obligación de
hablar, de acuerdo con su importancia y significación, así como la manera de evaluar la
situación, fácil o difícil, conocida o desconocida, relevante o carente de interés>>. Los
tartamudos tartamudean más, en general, si perciben presión ambiental y comunicativa,
que se genera en situaciones de responsabilidad comunicativa, principalmente.
401
Tierra: Sí, pero no ha tenido la valentía de decírmelo cara a cara. Yo sabía que
había algo por ahí, pero no recuerdo qué mote, pero yo sí sé que se hablaba de mi,
sí que...
Entrevistador: Lo comentaban.
Tierra: Además, cada vez que me tocaba hablar en clase se daba la vuelta y me
miraba a los ojos para que me pusiera más nerviosa, sabía que algo me pasaba.
Entonces, cada vez que tenía que hablar en clase, pues hacía eso.
Entrevistador: ¡ Qué hijo puta, no!
Tierra: Sí, y de hecho eso me ha marcado mucho.
El cabrón <<miraba a los ojos para que me pusiera más nerviosa, sabía que
algo pasaba>>, provocando inseguridad y tartamudez en Tierra. El tartamudo
percibe la mirada ajena como una amenaza, un desafío, una espada que roza la
nuca. Interpretación que coincide con la de Marina (1996:146); por lo que, la
mirada ajena es amenaza externa que suscita miedo, encendiendo la mecha de la
tartamudez.
Considerando que el tartamudo teme que el interlocutor descubra su
secreto, la mirada ajena es la patrulla policial, capaz de detener al clandestino: la
mirada es el instrumento que mejor descubre el secreto. Los ojos del tartamudo
miran de refilón los ojos del interlocutor, para comprobar el estado de su
secreto: si el interlocutor se ha dado cuenta o no. La mirada significa control
mutuo: del interlocutor al tartamudo y viceversa. El tartamudo necesariamente
mira, para saber si se ha dado cuenta o no, pero no en exceso: la mirada ajena
debilita (Whyatt, Tierra, Spanning). El exceso se paga caro. El conflicto preside
la relación del tartamudo con el fluido.
402
ajena pierde su virulencia. La intimidación es producto del conflicto externo que
el tartamudo vive; sin conflicto, sin secreto, la intimidación desaparece.
3.2-. La culpa.
370
Hood (1999) ha elaborado un diccionario para la Stuttering Foundation of America de
palabras más comunes de tartamudez, emparentando la vergüenza y la culpa: <<Cuando la
gente se decepciona por no cumplir con su nivel de expectativa, a veces experimenta
sentimientos de vergüenza. Los tartamudos se avergüenzan con frecuencia de su
tartamudez. La culpa está vinculada estrechamente a la vergüenza. Los tartamudos a
menudo se sienten culpables de su tartamudez, culpables de sus evitaciones y culpables
porque su tartamudez provoca pena al oyente. La culpa pertenece más a lo que la persona
hace (tartamudear) y la vergüenza, a lo que la persona es (tartamudo).
371
Dodds (1951) analizó la historia griega, observando cómo evoluciona su cultura pasando
de una cultura dominada por la vergüenza a una dominada por la culpa.
403
cambiante, nunca esencial, socialmente construida. También Castilla del Pino parte
de esta premisa (1973:90):
A saber: que los principios morales, a los cuales todo individuo debe
sujetarse, son convenciones sociales, susceptibles de variación según el contexto
histórico, y susceptibles de variación también según los grupos y según los mismos
individuos que aquellos integran.
<<Mediante la culpa el hombre toma conciencia de que está con los otros,
los que le muestran culpable, y que ha de estar con esos otros haciendo lo-que-
debe. El origen de la culpa es social. Aunque la experiencia de la culpa sea
personal, el carácter sociogénico de la misma es evidente. La inducción de la
presunta culpa, si determinada acción se hace, la verifica la sociedad como una
forma de praxis de grupo>>. (Castilla del Pino 1973:55). El autor mantiene el
origen social de la culpa; la acción misma no es la causante de la culpa sino la
respuesta social a la acción, corroborando la tesis aquí sostenida: <<Si no fuera
372
La acción es el instrumento básico de la reducción del dolor suscitado por la culpa. El
diálogo abierto en el grupo es la acción misma (Bajtín 1988:354); diálogo que introduce
comprensión en las relaciones humanas, como ya hemos afirmado. Antes de la entrada en
el grupo, la evitación preside la vida del sujeto; después del ingreso en el grupo, se reduce
el conflicto intergrupal, favoreciendo la acción social. Tratamos el tema en el bloque “La
Salida del armario y el toastmaster”.
404
por esos otros sobre los que se proyectan los efectos de mi acción no podría
tener esa acción un efecto sobre mí, pues en todo caso este último es secundario,
en el orden de la sucesión de los efectos que mi acción provoca>> (1973:245). Uno
de los aspectos de la culpa más tratado en los grupos consiste en comprender que
la tartamudez no es motivo de culpa, sino que depende del contexto en el que la
acción sucede.
¿Qué elementos componen la culpa una vez que es vivenciada? ¿De qué
forma aparece estructurada la culpa una vez que se hace <<drama>> en la persona?
405
se culpabiliza de no haberse empleado a fondo, sin concebir que es imposible
estar siempre a pleno rendimiento. Sin embargo, el tartamudo, dolido de no evitar
el dolor, se retira abatido, barruntando qué elemento de la estrategia falló, qué
nuevo factor ha irrumpido en escena, qué cara puso el tipo.
La culpa mueve a la acción. Aunque hay quienes no hacen nada por cambiar
el patrón de habla, viviendo en un estado de permanente inhibición; sin embargo,
la mayoría busca soluciones, bien de tipo clínico o asociativo, como los grupos de
autoayuda. Movidos por la culpa y en busca de su identidad, curiosean
clandestinamente por la Red, encontrando una nueva alternativa: los grupos de
autoayuda. Castilla del Pino considera que (1973:63):
Todos los tartamudos han oído hablar de alguien que se curó o que lo
superó; hecho que alimenta el sueño de la fluidez, que late en el imaginario
colectivo de los tartamudos. La duda carcome. ¿Por qué no puedo ser uno de los
curados? ¿Será que no he hecho todo lo posible por curarme? ¿o será por no
conocer la terapia más eficaz?. La incesante búsqueda de terapias salvadoras es
una de las consecuencias más evidentes y visibles de la culpa.
406
desencadena un proceso, resultado de la dialexis del sujeto con la realidad. La
realidad es otra mediante la transformación de la persona>>. La culpa compartida
disuelve o desdramatiza la gravedad de la misma: confesar la culpabilidad en un
contexto que reporta normalidad y comprensión reduce sustancialmente los
efectos corrosivos de este sentimiento. El mejor remedio ante la culpa, que hiere
silenciosamente, es la palabra compartida. A continuación presentamos el análisis
etnográfico, que revela la reducción sustancial de la intensidad de la culpa de los
participantes.
407
palabras, un efecto secundario que se origina porque el tartamudo sabe que su
discurso oral le genera angustia a sus oyentes.
373
Los tartamudos con antecedentes genéticos apenas se responsabilizan de su habla, al
igual que las víctimas inocentes de accidentes de tráfico (Canals 2002:214).
408
hereditario, a lo mejor va en los genes. Porque hay gen para la piel, otra para los
ojos, a lo mejor también hay un gen para el habla.
Fluidín de la F.: Bueno, pero eso ya lo veo diferente, mira, fíjate bien,
porque ahí no hay culpabilidad. Yo ahí no veo culpabilidad. Si mi madre era
portadora de un gen, que no digo que lo sea, estamos especulando, yo creo que no,
yo si tuviera que apostar algo yo diría que no, pero bueno Fernando podría creer
que sí, ¿es culpable de ser portadora de un gen? No. Eso es una explicación, no es
un reparto de culpabilidad, que es lo que es el psicoanálisis, es una rifa de culpas.
Todos, hasta el perro, son culpables.
Reset: No lo sé, no lo sé. No puedo decir nada. Lo fácil sería decir que en
mi casa tenemos un montón de gente tartamuda, luego es hereditario. Pero no, ese
es mi caso. Existen muchos casos en los que no es así, luego yo no sé lo que es. O
sea, no puedo afirmar nada. Yo creo que es más seria esta postura que otras, pero
aún así dudo.
Tierra: Yo creo que es un hábito que quizás no tenga que ver con la
tartamudez, yo creo que es un hábito que hay en mi casa que no se suele hablar
mucho, que cuando se habla es para discutir y para criticar y es, quizás, por lo que
se tiene mucho miedo a hablar. Lo estoy diciendo claramente, yo creo que mi miedo
a hablar viene mucho de lo que he aprendido en mi casa, o de cómo soy yo aparte,
pero yo creo que parte de culpa tiene lo que yo he aprendido en mi casa.
Tierra: Sí. Mis padres no me han escuchado. Yo cada vez que he tenido que
hablar con ellos no me han escuchado, no me han dado importancia. Respecto a mi
hermana, yo he pensado que pues, por condición de hija, o sea igual a lo mejor no
era por eso, pero sé que a mi hermana sí le han dado muchísimo más valor. Cuando
hay un problema en casa a la primera a la que se dirigen es a ella, aparte de ser la
mayor, pero yo creo que no me tienen en consideración. Quizás mi madre más pero
mi padre no, no pone mucha intención por escucharte. Es muy difícil hablar en mi
casa.
409
nos salga de las manos, no. Somos (de clase media), eso no puede ser, tenemos que
tenerlo todo bien controlado. Entonces, si no fue tu madre, fue tu padre.
Montego: Bueno. Sí, sí. Yo siempre he echado la culpa a... joder, ¿cómo me
ha tocado a mi, si yo soy como todos?, pues ¿porque algo hice mal?, ¿cuál es la
causa? Yo veía que era algo que estaba ahí, es como si me quedo cojo, si me muero,
es algo que no puedo, y me daba cuenta de que era algo que no era culpa mía, pero
decía: ¿y por qué?, ¿quién tiene la culpa?
Entrevistador: Eso es una pregunta que tengo que para mí como clave, la de buscar
culpables.
Montego: Cuando buscas quienes son los culpables parece que te quitas peso, que
te sientes bien porque dices “bueno, no es mi culpa, es de éste o es de los otros”.
Es normal que siempre que le pase algo malo a uno busque un culpable, es una
defensa psicológica.
374
En otro lugar exponemos con detalle la teoría de Sheehan.
410
apetito sexual doble. En ningún caso, los tartamudos, ambidiestros o bisexuales
adoptan roles: su identidad es mixta. Por tanto, no suscribimos la culpa del falso
rol.
Otro asunto bien distinto es la culpa derivada de ser descubierto en plena
vida clandestina. Como hemos explicado, la mayoría de los tartamudos se
empadronan en la villa del secreto, viviendo errática y clandestinamente, a fin de
no ser descubiertos, como si de criminales de la palabra se tratara. Quien vive
clandestinamente, tiene miedo a la mirada ajena, a ser avergonzado y condenado
en un juicio sumarísimo. Al ser sorprendido in flagranti, sienten vergüenza y
culpabilidad por las consecuencias infractoras de su patrón de habla.
No estamos de acuerdo con Sheehan en que la culpabilidad se derive <<de
utilizar muletas y mecanismos de evitación para engañar a sus oyentes>> (1970:14;
en Rodríguez Carrillo 2003:45), sino de ser descubiertos. Si el tartamudo emplea
muletillas y mecanismos de evitación, y no le descubren, no siente ninguna
culpabilidad: es más, intuimos una sensación pletórica de haber burlado a la
patrulla. La culpa, como la vergüenza, sobreviene al ser descubierto cometiendo
una acción socialmente inadecuada, transgrediendo los valores impuestos.
El origen de la culpa no es individual, sino social: el tartamudo se siente
culpable solo si los demás advierten su condición. En caso contrario, no hay motivo
de culpa.
Este análisis coincide parcialmente con la tercera causa que suscita
culpabilidad, según Sheehan: <<culpa por la reacción de la audiencia o, en otras
palabras, un efecto secundario que se origina porque el tartamudo sabe que su
discurso oral le genera angustia a sus oyentes>>.
411
ponía a estudiar y no me concentraba. No me concentraba, me ponía a jugar para...,
y después me sentía culpable. Me decía “joder, estás jugando y no estás
estudiando, y me tenía que poner a estudiar o leer, y por eso estoy tartamudeando
ahora”. De eso sí me acuerdo.
2-. Tempranillo: Sí, a lo mejor te intentan ayudar, lo tienes que hacer así,
tienes que leer o lo que sea; y porque has estado mucho tiempo intentándolo y no
lo consigues, te sientes culpable a los ojos de tu madre, hermano, familia; ¿será
verdad que tartamudeo porque no leo?
3-. Hoplita: Veía que no me acordaba de hablar muy despacio, entonces a los
cinco minutos de que entrara despacio y de que me lo hubiera dicho mi madre y mi
padre, ya me lo decían otra vez, “¡qué no te acuerdas!”, y para mí era horrible.
¡Joder, que no me acuerdo!. Yo lo veía como mi culpa, hasta que ya me di cuenta de
que con hablar despacio sólo no lo conseguiría.
Entrevistador: ¿Te sentías culpable?
Hoplita: Sí, sí, claro. Yo, desde el principio. Eso está claro. Además lo que te decía
antes, como nunca había visto a una persona que tartamudeara y tampoco sabía que
había más gente que había vivido lo mío y mi experiencia, digamos en la adolescencia
y todo, pues me sentía raro, me sentía único en el mundo. Entonces, como los demás
eran los normales, lo que aspiraba era a ser como ellos, y realmente no lo era. Y ya
no sólo hablo de la tartamudez, ya hablo de todo. Siempre he tenido unas
inquietudes en la vida y no se han correspondido con la gente de mi alrededor, a los
dieciséis años leía y escribía poesías, y si se enteraban mis amigos “mariconadas”. O
leía, o prefería quedarme un día dentro de casa, porque no estaba a gusto, para oír
mi musiquita, para ver un programa de televisión, antes que ir con mis amigos, lo que
sea. No lo veían bien, o sea, me llamaban rarito. O sea, que ya no solamente por el
habla o por la tartamudez.
1-. Obsérvese que Whyatt refiere que los padres le <<echaban la bronca
porque yo tartamudeaba porque no leía, porque no estudiaba>>; a continuación
dice: <<me tenía que poner a estudiar o leer>>. Al parecer, los padres de Whyatt
consideraban que el remedio a la tartamudez era estudiar o leer. Esta afirmación
implica que el rendimiento escolar del Whyatt no era satisfactorio, por un lado, y
que los padres razonaban que el estudio cura la tartamudez.
Nos llama la atención la segunda consecuencia, poco habitual y nunca
escuchada hasta ese momento: que el estudio cura la tartamudez. Si bien, por
ejemplo, la lectura ha sido considerada como un remedio tradicional contra la
tartamudez, el estudio nunca ha sido aconsejado como cura de la tartamudez.
¿Por qué creen los padres de Whyatt que estudiar mejora la tartamudez? La
única respuesta es la ignorancia, como el mismo Whyatt denuncia.375
En este sentido, la asistencia al grupo de autoayuda de padres y allegados
al tartamudo es fundamental, de cara a desmantelar mitos del origen y remedios
domésticos, tan profundamente arraigados en el imaginario colectivo fluido y a
veces también en el tartamudo, reduciendo las consecuencias de los mismos en el
ámbito afectivo, siendo la culpabilidad uno de los sentimientos implicados más
directamente.
375
Previamente expusimos esta cita de Whyatt, también acertada en esta ocasión. Le
preguntamos <<¿Qué crees que genera tanta perplejidad en la tartamudez?>>,
respondiendo: <<Principal y únicamente la ignorancia. Y a veces ponen esos gestos no por
nada sino porque realmente no te entienden>>.
413
Prácticamente todos los tartamudos se han sentido culpables por no
curarse, tras haber acatado más o menos las prescripciones clínicas, repetidas y
supervisadas por la madre, principalmente. Puesto que otros tartamudos
supuestamente se han curado acatando las mismas prescripciones, la duda alberga
en lo más profundo del afectado: <<¿será verdad que tartamudeo porque no leo?>>.
Siempre se puede leer más, respirar más y mejor y pensar más antes de hablar.
La duda –y la culpa resultante- desaparece si se comparte en grupo.
Preguntas y comentarios como: <<¿Tú también respiraste?>> <<Me leí tres
veces el Quijote en voz alta>> <<Intenté hablar silabeando pero parecía un robot>>
<<Apagaba veinte velas diarias a treinta centímetros de distancia>> <<hice natación
para aprender a respirar>>, etc, se comentan en el grupo, en una atmósfera entre
jocosa e irónica. El grupo permite la desculpabilización: los participantes
comprueban que no son los únicos fracasados por las terapias prescritas; es más,
todos los miembros del grupo han fracaso: por eso están en el grupo. La
tartamudez es demasiado escurridiza como para ser atrapada por un tratamiento
corrector.
El tartamudo barrunta en soledad: ¿de quién es realmente la culpa?. Por un
lado éste se culpabiliza de no seguir el tratamiento con la suficiente constancia,
pero por otro, habla y lee bien cuando está solo:
376
Anteriormente, analizando el sentimiento de vergüenza, expusimos el testimonio de
Hoplita, coincidiendo parcialmente con la que ahora examinamos. La coincidencia no es
casualidad sino que los sentimientos de culpabilidad o vergüenza corren paralelos,
suscitando respuestas de ocultamiento o huida, según los casos.
414
era>>. Hoplita sospechaba que su vida era diferente a la de los demás: <<Siempre
he tenido unas inquietudes en la vida y no se han correspondido con la gente de mi
alrededor, a los dieciséis años leía y escribía poesías, y si se enteraban mis
amigos, “mariconadas”>>. La idea subyacente a esta argumentación es que sentirse
culpable y diferente por tartamudear encarrila en el sendero de la diferencia,
escogiendo actividades propias e inherentes de la misma, como <<poesías>> y <<leía,
o prefería quedarme un día dentro de casa, porque no estaba a gusto, para oír mi
musiquita, para ver un programa de televisión>>. El fin no era la actividad misma
sino <<antes que ir con mis amigos, lo que sea>>, amigos que <<me llamaban rarito>>
porque no <<lo veían bien>>. La valoración que los amigos de Hoplita hacen es, en
última instancia, moral; corroborando las consideraciones de Castilla del Pino
(1973:90) y Heller (1982:108) respecto a la cualidad moral de la culpa. Por lo que
Hoplita acaba el testimonio diciendo <<O sea, que ya no solamente por el habla o
por la tartamudez>>. Efectivamente, como ya hemos argumentado, las
consecuencias de la tartamudez son más dolorosas que la tartamudez misma,
máxime a edades tempranas como la adolescencia (<<digamos en la adolescencia y
todo>>), cuando la estructura mental del tartamudo es demasiado débil para
tolerar las consecuencias sociales dañinas de la tartamudez; como dice Murray
(2001:154):
415
cuando estás nervioso,..., es fácil asumir lo de culpable. Antes te he dicho que no
me lo he planteado (lo de sentirme culpable) y quizás ahora me doy cuenta que sí,
que me sentía culpable.
5-. Tierra: Me hacen falta más relaciones, como siempre. Porque si, por
ejemplo, para tener una amiga tienes que mantenerla, pues llamándola por
teléfono, ya te estás limitando para tener amigas. Habrá gente amigas, amigas de
verdad que te comprendan y que sigan ahí, pero habrá muchas que te den la
espalda por no haber estado tú ahí encima. Y eso me ha pasado, y muchas veces, y
novios y de todo. Te sientes muy culpable por ello. Mucho.
5-. Tierra comparte con Spanning el terror al teléfono. Sólo quien padece
este mal percibe el significado y la importancia del teléfono en las relaciones
377
Su desconcierto remitió, la menos parcialmente, cuando conversó emocionado con
Casiopea, también tartamuda encubierta.
416
sociales actuales, aparato imprescindible en la sociedad posmoderna.378
Tartamudear estrepitosamente al teléfono, sintiéndose posteriormente culpable,
carcome al tartamudo, reduciendo progresivamente las llamadas y utilizando
otros medios no tan habituales y más limitadores, como mensajes de teléfono, e-
mails y, en último extremo, cartas manuscritas. Prescindir del teléfono pasa
factura: limita la relación social. Si un tartamudo llama por teléfono pidiendo una
cita a otra persona, no teme tanto la respuesta sino la pregunta (Jezer 1997).
No ser capaz de acometer los proyectos libremente propuestos e
impuestos, en definitiva no ser libre, acarrea una culpa que se acumula
discretamente en la biografía del tartamudo, desterrándolo a una vida indeseada,
alienada. Como dice Castilla de Pino (1973:30) la coartación del hombre sobre la
realidad significa la alienación del mismo.
Rocke: Claro, me lo pregunto, ¿por qué no puedo decir una palabra tan
sencilla? ¿Por qué tartamudeo con mi padre, si hay más confianza? Incluso con mi
mujer o con mis amigos, ¿por qué tartamudeo?
No me produce culpabilidad sino impotencia, de no llegar a comprender por qué,
por incomprensión, por falta de conocimiento; es más impotencia, porque si me
pasa con el jefe, todavía, pero, joder, ¡qué me pase con mi padre! Que tengo total
confianza con él, como con mi madre, me resulta tan incomprensible, que me
planteo, ¿por qué me pasará?. No existen diferencias entre los padres. Con mis
padres tartamudeo más que con desconocidos.
Pipe: Hombre en cierta forma sí, te hace sentir incómodo, te sientes mal.
Pero culpable no. Culpable no, porque el hecho de tartamudear o no, no tiene por
qué hacerte sentir culpable, es una cosa que está ahí, que cuando ya tienes
veinticinco años y ya llevas un tiempo con ella, desde pequeño, ya convives con ello.
378
Gergen (1992:13) examina el teléfono y otras tecnologías de la saturación del yo,
propias de la época que vivimos.
417
No te puedes sentir culpable porque tú no tienes culpa de nada. Te sientes
incómodo, mal a gusto, sí, porque tartamudeas y no te gusta. Porque lógicamente
cuando hablamos estamos tratando de corregir nuestros defectos, que en este
caso es la tartamudez, pero como no es algo que hagamos de forma intencionada,
pues no hace falta sentirse culpable.
Pipe: Entonces, son ciertas cosas las que intentas corregir. Y lo que te
decía antes, culpabilidad para nada, porque ya sabes que es una cosa que está ahí,
que tú no has hecho nada para tenerla, que tú naces con ella, que se te desarrolla y
que tú lo tienes.
Martini: No te creas. ¿Culpa?, ¿por qué?, ¿de qué voy a tener yo culpa? Yo
culpa, haber, yo quiero dejar aquí algo claro: ¿yo tengo culpa de que Dios me haya
dado esto? No. Lo que hay que hacer es afrontar y aceptar que tú tienes esto. Y
además, intentar vivir lo mejor que tú puedas. Yo culpa, no. Nada, nada.
Entrevistador: Muy bien.
418
dependiendo de la edad, gravedad de la tartamudez, consecuencias sociales de la
misma y características personales. A partir de los veinte o treinta años, cuando
la vida va en serio (Gil de Biedma), las experiencias culpabilizadoras se
transforman en otras más cómplices con la vida, gracias a la inteligencia creadora
del sujeto y la participación comunicativa en el grupo, hechos que se forjan e
inician en el grupo, compartiendo la identidad social.
2-. Pipe afirma que <<tú no tienes culpa de nada>> y que la tartamudez <<no
es algo que hagamos de forma intencionada, pues no hace falta sentirse
culpable>>, <<tú no has hecho nada para tenerla>>. La madurez que el tiempo
proporciona y la participación comunicativa en el grupo suministran elementos
necesarios para un discurso más emancipador, libre de culpa, porque la vida no es
posible siendo siempre culpable. En caso de que la culpa anegue la realidad
sentimental del sujeto, asociada a sentimientos paralelos, sobreviene el
desequilibrio mental permanente o transitorio, según los casos: tres de nuestros
informantes consumieron drogas psicotrópicas en el último año de la coordinación
del grupo.
Una vez advertida que la tartamudez no tiene cura, y que los remedios
caseros tienen una eficacia muy puntual, a costa de un titánico esfuerzo, el
tartamudo de cierta edad da un paso firme, liberándose de la culpa, aunque siga
tartamudeando, convirtiendo la tartamudez en una tragedia, sin culpables:
Fluidín de la F.: Sí, sí, sí, lo que comentábamos antes, no te acuerdas que te
dije yo “¿qué es una tragedia?”, como la tartamudez. “Algo terrible ocurre y nadie
tiene la culpa”. Esa es otra de las razones por las que me revienta el psicoanálisis y
vuelvo a lo de antes. Ese afán judeo-cristiano de buscar un culpable. Siempre. Ese
afán escolástico de tenerlo todo bien explicado. Eso es muy malo.
420
culpa, siendo el grupo de autoayuda un escenario de inequívoca comprensión
mutua, que invita al alivio emocional:
Tierra: Pero vamos..., Antes mucho más, antes muchísimo más, quizás
ahora, por ir al grupo, no me duele tanto, pero muchas veces. Ese deseo de hacerlo
y, sabiendo que tienes esa limitación pues te callas.
Spanning: Puede ser otras cosas más. Habrá más cosas, ¿no?, aparte de
eso, (no sentirse culpable). Yo ahora no me siento culpable cuando tartamudeo, por
así decirlo culpable, y, en cambio, me sigue preocupando el tartamudear. No
sentirse culpable puede ser una cosa más pero no la única.
379
Recordemos que al principio de la constitución del grupo dominan los procesos de
identidad social, más intensos que los posteriores, los de interacción social.
421
2-. La ideología grupal promueve el cambio individual a través de dos
procesos grupales que afectan a la identidad: la aceptación identitaria de la
tartamudez (identidad social) y la reducción de pensamientos y sentimientos
dolorosos (identidad personal); procesos que se interrelacionan con las siguientes
consecuencias, respecto al sentimiento de culpabilidad:
a-. Si el participante está en proceso de aceptar su condición identitaria,
adquiriendo la identidad tartamuda o aceptando la tartamudez, reduce las
consecuencias del sentimiento de culpabilidad. Al margen de la culpabilidad que el
tartamudo puntualmente sienta, el proceso de aceptación identitaria de la
tartamudez repercute en la domesticación de este sentimiento, conteniendo el
imán silencioso del destierro, e impidiendo la vida clandestina. Reconocerse y
presentarse socialmente como tartamudo, explicando el carácter inevitable y
caprichoso de la tartamudez, disminuye la intensidad de la culpa porque, aunque
sea una acción transgresora, es involuntaria: no hay culpables sino víctimas
inocentes de una sombra caprichosa. Informando de esta característica, el
tartamudo se vincula social y emocionalmente al interlocutor, disminuyendo los
posibles efectos nocivos de la culpa.380
Marilyn: Cada uno tenemos que demostrar que nos aceptamos y que ellos
tienen que aceptarnos como somos.
Hay que desdramatizar (y no sentirnos culpable), pero cuesta mucho, está muy
metido dentro, lo piensas y lo piensas pero… Te dices: soy tartamuda, lo acepto y
no me importa lo que te digan… pero cuesta…
380
Este aspecto se continuará desarrollando en el bloque “La Salida del armario y el
toastmaster”.
422
teóricos, en concreto, con la importancia de la actitud del interlocutor de cara a
las consecuencias sociales de la tartamudez. Si los interlocutores aceptaran el
patrón de habla diferente, sin avergonzar, culpabilizar o sembrar el miedo, la
tartamudez no sería lo que es: sería una manifestación más de la diversidad
humana, sin consecuencias dolorosas.
423
Tierra: Sí, porque el sentirse culpable crea sufrimiento, entonces para
poder dar ese paso tienes que afrontar el sufrimiento. Y para ser más claro, yo
cada vez que tartamudeo, yo ya lo dije una vez a la coordinadora, es como una
tortura o parecido, es algo de lo que me siento culpable, que me siento también
avergonzada, porque no lo acepto, claro. No lo veo como algo bueno.
Entrevistador: Estás como a caballo, algo aceptas...
Tierra: Algo acepto, pero acepto de mala gana.
425
Entrevistador: Con respecto al tema de la culpabilidad, desde que dice que es
tartamudo, parece que ya no la padece, ¿es verdad?.
Madre: Sí.
Entrevistador: Es un poco como que ya no es cosa suya, como que él no es el
responsable de la tartamudez, como que la tartamudez es, como comentaba antes,
algo que te ha tocado.
Madre: Otras cosas peores hay. Hay otras cosas mucho peores que la tartamudez,
pero cada uno siente lo que le pasa, claro. Y hay que aceptarlo como es. Es que es
así, y es así. Que, ¿me gustaría que mejorara y no se le notara?, por supuesto que
sí, pero si no tiene solución, que vemos que lo de nuestro hijo no va a tener
solución, porque ha sido así toda la vida y no mejora nada, pues lo aceptamos como
es. Es así, y ya está. Y hay que vivir, y nadie nunca le ha hecho de menos en casa,
por supuesto que no, ni los hermanos ni nada, todo el mundo lo ha tomado como una
cosa normal.
1-. Al igual que la mayoría de los padres, los padres de este informante se
sienten culpables. Siempre queda la duda de no haber hecho todo lo posible.
Recibieron informaciones contradictorias de los clínicos, en este caso más de
quince; aparte de otras cuestiones secundarias, como el tiempo que la terapia
ocupa en detrimento del estudio, que siempre están presentes en la decisión
terapéutica. Si el sentimiento de culpa siembra en terreno abonado, crece, se
desarrolla pero de momento no muere: <<Yo creo que culpables nos sentimos, y yo
creo que aún nos seguimos sintiendo>>
2-. El hijo se siente culpable, como no podía ser de otra manera: <<Sí, sí, sí.
Él se siente culpable, él se siente mal por como es, pero no tiene otra opción>>. La
participación del hijo en el grupo ha posibilitado la aceptación identitaria,
reduciéndose los sentimientos dolorosos: <<Y ahora que lo ha aceptado está más
tranquilo y mejor, porque es que no tiene otra solución>>. Los padres descartan
totalmente la consulta clínica, ante los estrepitosos fracasos de la misma: el hijo
ha acudido a consulta toda la vida, sin mejorar prácticamente nada. Su
tartamudez actual es entre moderada y severa.
El hijo ha aceptado parcialmente la tartamudez, consiguiendo más calma
interior. Ahora es el turno de los padres: <<que vemos que nuestro hijo no tiene
solución, porque ha sido así toda la vida y no mejora nada, pues lo aceptamos como
es>>. La realidad se impone: el hijo es y será tartamudo de por vida. Hasta este
momento, ningún clínico lo afirmó taxativamente, hasta que asistió al grupo y
conoció a otros tartamudos, como Cantante, entrado en años y con una
tartamudez severa.
426
tartamudo; al ser la tartamudez incontrolable, la víctima es inocente. El grupo
absuelve al reo.
3.3-. El miedo
429
tienes que dar a conocer; ¿cómo? pues diciendo tu nombre, diciendo dónde estudias,
diciendo dónde vives, pues hasta en eso te limita.
Entrevistador: Antes Tierra dijo que a veces has hablado y has tenido tus
bloqueos y te has acordado durante semanas. ¿Te puedes acordar de alguna
experiencia sin que sea muy íntima? Nada de tu vida íntima sino más bien
experiencias en la escuela, en la facultad, con algún novio, con tus padres o con
desconocidos que te haya fastidiado especialmente.
Tierra: Pues fue hace dos años, más o menos, fui a buscar a mi novio al aeropuerto
y me encontré con los padres de mis amigos, que se fueron con él de viaje. Yo no
los conocía, o sea, los conocía de habernos visto un día solo y sabía que ellos me
conocían pero que no sabían mi nombre ni nada. El caso es que hablando con ellos va
y me dijo la madre de uno de los amigos: ¿Cómo te llamas?. Y a mí no me ha
supuesto mucho problema el tener que decir mi nombre, de nunca, pero en esa
época, yo no sé por qué, cambió ese aspecto. Empecé a tartamudear mucho cada
vez que tenía que decir mi nombre. El caso es que me quedé bloqueadísima y
solamente pude decir “Ti”, y empezaron a decirme nombres: Tina, Tita, creo que
me llegaron a decir de todo, hasta que yo pude decir mi nombre, pero pasó
muchísimo tiempo hasta que pude decir mi nombre. Y lo tuve que decir delante de
todos los padres de todos los amigos y, en esos momentos... En esos momentos sí
que me sentí mal, pero como luego pude hablar, luego pude comentarles cosas y
hablar normal con ellos, dije, pues, no pasa nada.
Entrevistador: ¿Como que recuperaste?
Tierra: Como que recuperé el habla y como que no pasa nada. Pero después... y sigo
pensando en ello, en lo mal que me sentí y en lo mal que me siento por no haber
podido salir de esa situación.
Entrevistador: Te entiendo perfectamente.
Tierra: Y como esas te podría decir algunas más.
Entrevistador: Por miradas, etc...
Tierra: Sí, además la típica cara de no “saber qué hacer” y como no sabían que era
tartamuda, pues eso quizás también impresionó más.381
381
Tierra dice al final: <<Y como no sabían que era tartamuda, pues eso quizás también
impresionó más>>. Como hemos afirmado, una de las cuestiones más tratadas en el grupo es
la presentación social, argumentando que, siempre las circunstancias lo aconsejen,
presentarse como tartamudo es beneficioso.
430
Algunos clínicos fluidos interpretan el hecho como una profecía que se
cumple a sí misma. Anticipa el bloqueo y finalmente lo tiene. Nada más lejos de la
realidad del tartamudo pero, aunque así fuera, después de tantas situaciones en
las que la profecía se ha cumplido a sí misma, ¿no es normal tener miedo? ¿no es
un aprendizaje lícito? Decir el nombre ante un grupo de personas, ¿no supone una
amenaza, después de toda la vida sufriendo por ello?
Dice Ulich (1985:287) <<Es amenazador asimismo el fracaso anticipado de
posibles intentos de superación>>. Prácticamente todos los tartamudos han
ensayado en su casa en solitario, en forma de soliloquios, lo que tienen que decir
en el exterior, en concreto, en una panadería: <<Deme una barra de pan integral y
una palmera de chocolate>>. Lo han dicho con diferentes tonos, con entonación
ascendente y descendente, e incluso algunos en inglés, etc; en la cola de la
panadería lo han susurrado en voz muy baja hasta que el panadero finalmente
pregunta, siempre de forma imprevista: <<¿Siguiente?>>. A veces las palabras
fluyen alegre y ordenadamente pero no es frecuente. Dependiendo de múltiples
factores, siendo el más relevante el grado de severidad, unos tartamudos son más
capaces que otros de superar la situación amenazante. El bloqueo aparece,
obligando a cambiar súbitamente de palabra y por tanto, de parecer, solicitando
<<Un donuts>>, por ejemplo; y cuando el panadero se gira para coger el donuts –y
desaparece la mirada inquisidora- agrega: <<Y una barra de pan>>. Normalmente,
cuando menos pendiente está el interlocutor menos se tartamudea. Otra
estrategia consiste en decirlo muy alto, para que no haya dudas.382 Estas
estrategias a veces funcionan. La vida del tartamudo está surcada de amaños y
apaños para evitar tartamudear y ser descubierto. Si bien existen <<intentos de
superación>> que funcionan, estrategias que puntualmente cumplen su función, el
tartamudo tarde o temprano es descubierto y será condenado por ello.
Los intentos de superación normalmente fracasan al pronunciar el nombre,
porque decir el nombre es un callejón sin salida. Si el nombre es Alejandro, el
tartamudo no puede cambiar de opinión o parecer: hay que decir única y
exclusivamente Alejandro. Ni puede leer el nombre, ni hacer que lo piensa, ni
382
Las estrategias son muy variadas, exponemos una empleada por Tigre, para comprar en
la farmacia:
Tigre: O lo llevas escrito. Yo, uno de los trucos también míos, yo tengo que ir a por algo,
“literal”, como digo yo, que es donde peor yo voy, es decir, “literal” que tenga que decir
algo “literal”, como una medicación o algo así, y yo lo llevo escrito y lo digo “oiga me da
usted tal” y contra más difícil sea esa palabra mejor la digo.
Entrevistador: Leyéndolo.
Tigre: Leyéndolo. “Oiga me da... lo que esa, Miazolan”
Entrevistador: ¿Y tú sabes que es Miazolan perfectamente?
Tigre: Yo lo sé desde hace días. Es un truco también, porque a las personas fluidas pues
les cuesta también, en una farmacia tú te das cuenta que una persona fluida pide las cosas
y les cuesta. O sea que en la medicación dudan también si es, si lo que pides está bien o
mal, o si lo han dicho bien o mal. Entonces tú eso también juegas con ello, tú entras en el
juego.
431
decir no sé, como en tantas otras ocasiones. No hay escapatoria: es un callejón sin
salida. El bloqueo amenaza y la superación del mismo es prácticamente imposible.
Por tanto, el encuentro social es amenazador: decir el nombre es ineludible,
convirtiéndose en una condena de por vida.383
Para nuestra protagonista, presentarse ante las amigas de la novia y no
cumplir las exigencias mínimas sociales, como decir el nombre, supone miedo,
vergüenza y culpa y tantos otros sentimientos devastadores. La memoria archiva
estas situaciones: no puede ser ajena a ellas. El miedo es una respuesta
anticipatoria a futuras situaciones similares.
383
Leímos este mensaje en el foro Ttm-l respecto al nombre: <<Al respecto del nombre,
he leído un caso muy curioso de un tartamudo que se bloqueaba tan duramente con su
nombre, que se lo cambió por otro que pudiera decir más fácil. Cuando el cambio estuvo
legalmente formalizado, nuestro amigo dejó de bloquearse con el antiguo nombre y
comenzó a bloquearse, cada vez más duramente, con el nuevo nombre. ¿Una locura, no? No
quiero imaginarme los problemas de identidad que puede dar un caso así>> (Ttm-l)
384
Conocemos un tartamudo entre moderado y severo que se casó sin haber hablado nada
nunca de la tartamudez con su novia; permaneció casado durante cerca de un año sin
comentar nada del tema, hasta que finalmente después de una reunión de la Fundación
Española de la Tartamudez, confesó todo su dolor a la esposa.
432
Sade: Hombre, a mí ahora no. Pero mira, me pasó un caso, tío, hace así
como unos, tengo treinta y siete, unos veinte años, graciosísimo, yo ahora lo pienso
y digo “joder, ¡qué fuerte, tío!”, yo estaba trabajando en un pub, que era de mis
padres, un bar de copas, estuve allí desde los dieciocho hasta los veintiuno, ponía
las copas con mis hermanos y tal, y un día entró un chico a pedir tabaco, ¡que mal
rollo!, y el chico tartamudeaba mucho, y yo creo que fue la primera vez que yo vi
algo así, me entró un risa, tío, que ahora me arrepiento en el alma, pero es que fue
el verle y ¡ja, ja, ja! y el descojone. Mi hermana a cuadros diciendo..., pero fue eso,
el verme en él en un momento y dije ¡hostias!, pero fue de ataque. Yo creo que sí
me vi así. Ahora no, ahora yo, pues, hablo con todos y no me produce risa, pero
antes sí. Eso de ver a otro como tú y tal, me río porque son estados nerviosos que
no controlo y la risa entra en juego, pero no es porque me hagan gracia, es porque
no lo controlo. Es increíble, tú.
Entrevistador: Es como una risa nerviosa.
Sade: Total. O sea, de decir “joder, me estoy viendo” cuando no me quiero ver,
quizás. Pero eso es muy claro, es mi espejo, quizás. De acuerdo, vamos.
433
las implicaciones de este concepto en el desequilibrio mental, como ya hemos
expuesto, afirma que <<el miedo permanece si el organismo sigue sin tener la
certeza de que la situación es controlable; si el organismo aprende que el trauma
es incontrolable, el miedo da paso a la depresión>>. Tanto Ulich como Seligman
consideran que el miedo incontrolable puede devenir en depresión; por tanto, el
desamparo (helplessness) produce indefensión, porque el sujeto carece de control
sobre el entorno. Y como afirma Seligman (1991:153), si la situación continúa así
durante un período de tiempo, la depresión aparece:
385
Heller (1982:105) distingue entre el afecto miedo que es provocado por el estímulo
presente y el miedo dirigido al futuro, o al pasado que no es un afecto sino una emoción.
Por tanto, en palabras de Heller, la tartamuda siente miedo, concebida como una emoción,
respecto al futuro encuentro.
434
fértil en excusas. En este caso tal vez no incite a la huida, sino a la inacción, que
es otra forma de huida>> (Marina 1996:92). Todos los tartamudos poseen una
fecunda agenda de excusas.
La reducción del miedo significa padecer el sentimiento sin ser paralizado
por él, afrontando las situaciones temerosas; consiste en caminar firme hacia el
patíbulo olfateando el fósforo de anteriores ejecuciones, convencido de que las
balas son de fogueo, como finalmente resulta. Afrontar y desafiar el miedo, como
si nada pasara, es el único camino posible para reducirlo.
1-. Wendell Johnson. Desde Johnson (1930; 1939; 1946; 1959) hasta
nuestros días, el miedo ha sido y es uno de los aspectos más estudiados de la
tartamudez, como causa y/o consecuencia de la misma. Para Johnson, el miedo es
el corazón del problema (Bloodstein 1981:347), considerando la tartamudez como
<<una reacción de evitación motivada por anticipación ansiosa de una interrupción
del habla y que el camino para hablar normalmente es parar de intentar evitar la
tartamudez>>. Johnson y otros autores proponen que la única manera de romper el
círculo vicioso del miedo (y la evitación) y la tartamudez es evitando evitar,
enfrentándose a la tartamudez; constituyendo una tradición terapéutica
denominada la non-avoidance tradition. La teoría diagnosogénica de Johnson, que
estudiamos en otro lugar, considera el miedo como la raíz de la tartamudez:
curando la raíz, la tartamudez desaparece. Para Johnson (1959), la tartamudez es
un comportamiento de evitación relacionado con la ansiedad de expectativa,
definida por el miedo y las consecuencias ansiógenas para el individuo.
La terapia que se desprende de este modelo explicativo, basado en última
instancia en el modelo médico de causa y efecto, consiste en que el tartamudo
hable siempre que quiera, venciendo de esta manera al miedo, incluso en
situaciones que carecen de sentido comunicativo, como por ejemplo, llamar a
agencias de viaje para pedir información de viajes a Hawai o reservar una mesa en
un restaurante, al que posteriormente se llama para anularla, etc.386 El objetivo
de la terapia es la reducción o la eliminación del miedo anticipatorio.
386
Van Riper (1973:266-300), basándose en las técnicas conductuales en auge en la
década de los setenta, propone la desensibilización como un elemento fundamental del
proceso terapéutico, consistente en reducir las emociones negativas, como el miedo o la
vergüenza, asociadas a la tartamudez.
435
2-. Joseph G. Sheehan. Sheehan (1953; 1958), basándose en el modelo de
Miller (1951) y de Donald y Miller (1950), concibe la tartamudez como el resultado
de un conflicto de ambivalencia, denominado conflicto por aproximación y
evitación. El tartamudo tiene un conflicto de difícil solución. Por un lado, evita
hablar y el contacto social; y por otro, lo desea. Sheehan (1970:8; en Rodríguez
Carrillo 2003:34) expone el siguiente diagrama:
436
Tu miedo a tartamudear está basado en gran parte en tu vergüenza y odio
hacia ello. El miedo también está basado en hacer el papel de gracioso,
pretendiendo parecer que tu tartamudez no existe.
437
El miedo a las situaciones que reiteradamente desencadenan tartamudez,
como por ejemplo, subir acompañado en el ascensor o comprar en tiendas con
empleados excesivamente amables que buscan el diálogo atento con el cliente,
desemboca en evitación (avoidance) de esas situaciones, que en estos ejemplos se
soluciona subiendo las escaleras a pie o visitando tiendas con empleados más
antipáticos o recurrir a las grandes superficies. La evitación previene la
tartamudez, sorteándola de alguna manera. Con el estilo desenfrenado que lo
caracteriza, Van Riper (1982:131-132) expone algunos ejemplos de cientos de
tartamudos que pasaron por su consulta:
Por último, cabe señalar que el miedo es el sentimiento más visible del
tartamudo, constituyendo una de las características más frecuentes del
estereotipo del fluido: se percibe al tartamudo como miedoso o con miedo a
hablar, confirmando las observaciones de Barbara (1982:5):
El tartamudo tartamudea no por el mundo en que vive sino por sus intentos
caóticos de adaptarse a otras personas. El tartamudo así descrito es inseguro,
ansioso crónico, altamente excitable, emocionalmente inmaduro en la mayoría de
las situaciones sociales y un persona mórbidamente más miedosa en situaciones de
habla.
387
En numerosas conversaciones con Fluidín de la F., convenimos en subrayar lo peligroso
que resulta ceder ante la tartamudez. Aquí presentamos tres anotaciones del diario de
campo, recogidas en el automóvil de Fluidín de la F. (19/sept/2004):
1-. <<La tartamudez es un gusano que se enrosca. Como un toro que no hay que
dejarle suelto, porque cuando te descuidas te vuelve a pillar. La tartamudez se enrosca
como un gusano, por lo que uno no se puede despistar y debe estar vigilante en todo
momento. Cuando cantas victoria contra la tartamudez, es cuando más pega. Contra la
tartamudez se tiende a cantar victoria, pero –ojo- es cuando más pega, es cuando
contraataca. Si la fluidez se convierte en un objetivo central, llega la frustración>>.
2-. <<Le tengo miedo a la fluidez y a la tartamudez; tengo miedo a las dos cosas.
Deseé tanto la fluidez que me tengo que proteger de ella; me hizo mucho daño y además
encontré una salida donde cobijarme (la salida de la aceptación)>>.
3-. <<La fluidez no es la clave del asunto y antes creía que sí, que era la clave, y
ahora no, ha sido un error. La quiero pero no estoy dispuesto a pagar ningún precio por
ella; cada uno se va quedando con lo suyo, con lo que puede hacer; y yo me quedo con la
aceptación, y me olvido de la fluidez>>.
Tanto Fluidín de la F. como nosotros acordamos que la mejor estrategia terapéutica
para cuando menos, contener la tartamudez es: la aceptación, no rendirse nunca,
enfrentarse a ella y, por supuesto, evitar evitar.
439
igual que la culpabilidad o la vergüenza, expulsan al pusilánime al secreto,
cobijándose en la periferia y limitando su vida social. El miedo asedia al
tartamudo.
Creo que no nos entienden, creo que es muy complicado que nos entiendan.
Tampoco creo que nosotros pudiéramos comprender a una persona ciega o
parapléjica; es muy difícil ponerse en el pellejo. Es imposible. Por mucho que te
expliques, es imposible que lo entiendan. Tanto si no dices nada por miedo a fallar
como si hablas y fallas, te sientes fatal. Si no lo viven en sus carnes, es imposible
que lo entiendan.
440
Whyatt: Lo que puede unir un poco más es el miedo a hablar; el miedo a
hablar nos pasa siempre que estamos hablando con fluidos, pero con otros
tartamudos no te da miedo hablar con ellos.
Tierra: O sea, no creo que solamente sea porque yo he tenido un trauma y...
yo creo que tiene mucho que ver con la mandíbula y con todo lo que es... que no
solamente es porque tenga miedo a hablar, sino que también hay algo ahí que
también falla, en la forma de llevar un ritmo para comunicarse o...
441
dicho). Dada la relevancia del testimonio, dedicamos un tiempo de la entrevista a
esta cuestión, en la que Tierra afirma:
Obsérvese que dice: <<Y es más, todo el día sentirte mal por eso>>; a pesar
de decir correctamente la lacónica sentencia, la sensación de malestar perduró. El
miedo que acechaba a la niña se transformó en una sombra, que la persiguió y
todavía persigue día y noche, sin descanso. La anticipación del miedo al fracaso no
cesó ante el superación del hecho sino que se prolongó extrañamente,
acompañando su habla como una sombra maldita hasta la fecha: el miedo a hablar
es lo que siempre me ha podido. El miedo permanece como una sombra difusa que a
todas partes acompaña.
Sade: Siento miedo. Siento que me van a hacer algo, pero esta es mi
circunstancia también. Siento miedo, siento acoso también. Yo creo que me
conozco un poco y el comienzo de mi tartamudez tiene que ver con esto mucho. Yo
sí que me acuerdo que el día que empecé, aparte de ser una explosión, no
aguantaba más. Sí que sentía que no iba a saber estar en el mundo adulto un poco.
Entonces aún sientes el miedo ese, aunque es absurdo. Pero es que se sigue
sintiendo. Y yo me pregunto a veces, pero miedo a qué. Y me contesto siempre que
es miedo a no saber estar. A no saber, pero por la circunstancia un poco. Yo tuve
miedo real a no saber ser adulta, a no saber enfrentarme a cosas. Y ahora las
estoy haciendo. Pero me queda la esencia esa ahí, de decir que no sé ser mayor, y
siento eso.
442
infantil o eres viejo. Que yo lo sé, que no es así, pero yo lo tengo aquí dentro y me
da miedo, o sea, me da miedo a crecer.
A los trece años Sade no quería crecer, la daba miedo ser adulta y
envejecer, por no saber vivir en el mundo adulto. Al igual que Tierra, la sombra del
miedo la persigue en la vida adulta sin descanso: lo tengo aquí dentro.
Los fantasmas infantiles y adolescentes constituyen elementos que se
articulan en mitos del origen de la tartamudez; por ejemplo, el miedo a crecer es
un elemento mítico. A diferencia de Tierra, cuya causa de la tartamudez es el
miedo a hablar, Sade la atribuye al miedo a crecer, a ser adulto. El miedo,
denominador común a ambas, constituye el origen de la tartamudez,
convirtiéndose en un mito del origen de la tartamudez.388
388
En el análisis etnográfico de la culpa, hemos tratado el tema de los mitos del origen.
443
tan elegante como encomiable: exponiendo abiertamente su condición: mirad,
tengo este problema y puede que tarde algo más.389
Bacon: Hombre, los miedos...; sí es cierto que no son iguales los miedos de
los tartamudos que los miedos de los fluidos, con la diferencia que los
tartamudos nos encontramos con los mismos miedos de los fluidos más los miedos
de los tartamudos. Es en sí una carga sumada, que el fluido no lo asimila, no lo
entiende.
Tempranillo: Una persona tartamuda tiene muchos miedos; tiene una gran
inseguridad en sí mismo; parece que tiene miedo de ir a comprar el pan; miedo de
hablar, miedo de no decir nada; una persona tartamuda tiene muchos miedos y
tienes una gran falta de estima: soy una persona muy torpe, no puedo hacer esto.
Yo es que nací con escoliosis y estaba siempre encorvado, además tartamudeaba…
389
Efectivamente, como expusimos en el reconocimiento de la identidad tartamuda,
presentarse socialmente como tartamudo y no ocultar la tartamudez son dos momentos
decisivos, momentos que Martini ha superado, como vemos en su testimonio.
390
Efectivamente el miedo social de los tartamudos se diferencia de los fluidos, pero no
de los fluidos tímidos o muy tímidos. Entendemos que un fluido muy tímido, que padece lo
que llaman fobia social, sufre cualitativa y cuantitativamente como los tartamudos, aunque
con matices distintos. Algunos clínicos han creído observar en la tartamudez síntomas de
fobia social, y viceversa, asociando ambas patologías.
444
2.2-. Miedo a las relaciones sociales.
Como ya estudiamos uno de los procesos que tiene lugar en el grupo es “La
aceptación identitaria de la tartamudez”, proceso que se desdobla en dos
subprocesos, ”El reconocimiento de la identidad tartamuda” y “La aceptación
parcial de la tartamudez”. El segundo momento del primer subproceso,
presentarse socialmente como tartamudo, es un momento decisivo del proceso, la
antesala del reconocimiento de la identidad tartamuda. Presentarse socialmente
como tartamudo supone renunciar a la vida secreta, cómoda y periférica; renuncia
que no todos están dispuestos a aceptar porque supone enfrentarse directamente
al miedo, asunto delicado de suyo, como indica Tierra:
Tierra: Sí, es así. Que, por una parte, quieres ser tú mismo pero la
tartamudez hace que te metas dentro de ti. Para poder ser algo o para poder
comunicar a alguien cómo eres, tienes que comunicar, o sea, tienes que darte a
conocer, pero, a la vez, si sabes que tartamudeas tienes ese miedo a darte a
conocer y, por lo tanto, te escondes dentro de ti.
Entrevistador: Has tenido novio y has salido por ahí, has tenido relaciones.
Tierra: Sí, pero para poder llegar a conocer a una persona tienes que comunicarte,
entonces es ahí cuando surge el miedo.
445
pueda hablar de casos puntuales, si se puede llamar así. Sí, sí he evitado
puntualmente contactos sociales, sí. Pero, ¿suena contradictorio?.
Whiskey: Ni idea.
Entrevistador: A esta persona que no tiene novia, ¿tú crees que la tartamudez le
ha perjudicado?
Whiskey: Me parece que sí.
Entrevistador: ¿Por qué las chicas no quieren tener novios tartamudos?
Whiskey: No sé. Por el miedo al rechazo de otras personas.
Entrevistador: Pero, ¿por qué a los tartamudos?, ¿qué es lo que les incomoda de
nuestra forma de hablar?
Whiskey: No sé. Igual piensan que somos inferiores a ellos en algunas cosas.
446
Whyatt siempre ha tartamudeado más con su padre. La mayoría de los
tartamudos tartamudean más con personas que encarnan la autoridad, como el
padre o la madre, guardias, profesores, presidentes (de la comunidad de vecinos o
de la cofradía de pescadores, tanto da), médicos, jefes, etc. A veces los
tartamudos confieren autoridad a quien no la tiene, como Bogart, motivo
suficiente para desencadenar miedo, acrecentando la tartamudez.391
391
En otro lugar, ya expusimos el relato de Bogart, en el que se solapan sentimientos de
vergüenza, miedo y culpabilidad. En este caso, nos referimos a este párrafo: <<Pero, claro,
a veces donde más lo noto es si vas a algún sitio oficial, que a mí me suele dar más miedo o
más nerviosismo, y vas a preguntar algo, y ponerme nervioso al preguntarlo, ahí sí que noto
yo que pueden pensar que soy una persona inferior, o sea, que valgo menos que el que está
en una ventanilla>>. El hecho de estar en una ventanilla supone para Bogart, de alguna
manera, poder o autoridad, hecho que le provoca nerviosismo. Creemos una vez más que los
fantasmas del pasado aparecen cuando la ocasión los convoca.
447
secreto porque, en caso de ser descubierto, la identidad queda dañada,
desatándose otros sentimientos desagradables, como la vergüenza o la culpa.
Pipe: Está claro que sí, que lo que quieres es que tus compañeros de
trabajo no se den cuenta de que eres tartamudo. Y sobretodo, más aún, con mi
situación, porque yo de primeras tendré un contrato temporal, de tres meses.
Tengo miedo de que, aunque yo no tengo dudas de que voy a cumplir con las
expectativas que se han creado en torno a mí, pero me da igual, por el hecho de
tartamudear que les cree ciertas dudas si quieren renovarme. Entonces que digan
“vale, este chaval vale, pero como tartamudea, si algún día queremos que ocupe
algún puesto como directivo, que tenga que estar en contacto con mucha gente,
que pueda crear problemas”. Entonces, por eso sí que me preocupa. Ahora yo
confío, pues, para en los tres meses demostrar que profesionalmente soy válido.
Por tanto, aunque tenga el pequeño defecto de la tartamudez, que me renueven
porque soy válido.
Bogart: Sí, sí, bueno ahora mismo viéndome otra vez me parece fatal, me
siento mal otra vez. Es que es una cosa muy curiosa, porque, claro, si tú no te
percibes tan mal y llevas una vida controlada, y digamos engañosa quizás, y de
repente crees que eres así te hundes mucho más, y dices que te tienes que
controlar mucho más, y tengo que tener más miedo a que pase esto.
448
tartamudeo, sino que se den cuenta de que sea tan catastrófico, tan evidente, con
tanto gesto y tanta cosa>>.
Examinemos dos cuestiones de este última párrafo. 1-. La entrevista se
realiza mientras Bogart contempla un video grabado en el grupo de autoayuda en
el que tartamudea bastante más de lo normal, escandalizándose; a la vez que lo
compara con una lúcida y bastante fluida intervención en su centro de trabajo.
Afortunadamente, la intervención en el trabajo fue la exitosa: las consecuencias
sociales de una intervención desafortunada pudieran haber sido catastróficas; no
así en la grabación de video, con muy pocas o nulas consecuencias. Aún así,
contemplando el video, siente vergüenza y culpa y otros sentimientos que no
especifica (de todo), porque se imagina la posibilidad de hablar así en su centro de
trabajo. Bogart tiene miedo de que algún día, en el centro de trabajo, descubran
los hasta ahora ausentes gestos, desatando los temidos sentimientos.
2-. Desplaza el motivo habitual del miedo, -ser descubierto-, por otro
motivo más profundo, íntimo y existencial: que se den cuenta de su realidad
subjetiva, tan catastrófica. A Bogart le importa que descubran la parte externa
del iceberg, como hemos visto previamente, pero todavía más que perciban la
parte subterránea, los sentimientos tan devastadores que la tartamudez provoca.
Al fin y al cabo, que el interlocutor detecte gestos extraños en la cara es un
hecho menor, porque menor es el hecho de tartamudear; para los tartamudos,
como para los fluidos, lo más importante son los sentimientos, y no los gestos del
cuerpo, sean descubiertos o no. Los gestos del cuerpo o las miradas ajenas de
extrañeza no se sienten como los sentimientos. Que el interlocutor descubra lo
más hondo aterra. Máxime tratándose de una catástrofe íntima.
449
En las situaciones mencionadas anteriormente, el miedo a hablar y miedo a
las relaciones sociales, los sujetos analizados han padecido un miedo difuso o
concreto, miedo que ha paralizado o impulsado a la acción y que ha obligado a
reflexionar, como no puede ser de otra manera. Nadie es inmune al miedo:
penetra en las profundidades del sujeto, sellando su biografía. Si el miedo
aumenta hasta estados próximos al pánico, circunstancia habitual en el período de
socialización secundaria del tartamudo, éste inevitablemente moviliza sus
energías, enfrentándose al miedo o huyendo, tanto da, porque ambas alivian
momentáneamente el sufrimiento. La sugerencia de los terapeutas o clínicos de la
ACT -aceptar el miedo, nada hacer por evitarlo y comprometerse con valores
personales- es una recomendación acertada pero requiere entrenamiento previo,
dada la dificultad del proyecto, máxime en el período de socialización secundaria.
¿Qué hace el tartamudo cuando el miedo le asedia?.
La variedad de las respuestas es la norma, al igual que sucede en el reino
animal, como Marina indica. Antes del ingreso en el grupo, el tartamudo utiliza
técnicas que ha entrenado en sesiones clínicas, como respirar profunda y
abdominalmente, relajar los músculos progresivamente (Jackobson) o pellizcarse
ásperamente ante un pensamiento que suscita ansiedad o miedo (Parada de
pensamiento); o bien, si no ha sido previamente instruido, hace lo que puede para
reducir el miedo, empleando estrategias personales como hablar fluidamente, en
voz baja o susurrando, masticar chicle, mover los brazos alternativamente,
estirar los músculos, bostezar, etc. E incluso hay quien suma y resta
obsesivamente matrículas de coches para distraerse. El objetivo es el mismo:
reducir el miedo. Más adelante indicamos los cambios que el grupo introduce en la
reducción del miedo.
La respuesta más común al miedo es la evitación. Ante un encuentro
habitual con un grupo de amigos o conocidos del instituto o de la facultad, el
tartamudo se excusa amablemente para evitar la cita, sabedor del peligro del
habla en grupo; si su madre proyecta ir de compras con unos familiares y solicita
su compañía, posiblemente ingenie sobre la marcha un plan alternativo inexcusable
e incompatible con la petición materna; por último, si sobrevienen infortunios en
cuestiones domésticas, como por ejemplo un recibo de teléfono descomunal,
solicitará la ayuda de los más allegados para que arreglen el entuerto. La evitación
es el modus vivendi del tartamudo.
1.1-. Whiskey: Hombre, hay veces que te da corte preguntar alguna cosa,
no sea que tartamudees y la fastidies. Es una cosa, ¿no?
Entrevistador: Efectivamente, preguntar cosas, ¿no?, ¿preguntar en clase?
Whiskey: O en clase, o estás por la calle y te has perdido y no preguntas a las
personas por miedo a tartamudear, y sigues dando vueltas.
450
Whiskey, tartamudo entre moderado y severo, dice que <<o estás por la
calle y te has perdido y no preguntas a las personas por miedo a tartamudear, y
sigues dando vueltas>>. Esta situación es muy común en las personas que
tartamudean. Whiskey está en la calle, miedoso de preguntar una dirección a un
peatón por las consecuencias de su habla; de hacerlo, posiblemente se decida por
un anciano, no tan exagerado en la respuesta y más condescendiente y atento con
quien desconoce su ciudad; y siempre a una persona, no a dos o más, porque entre
dos o más el vínculo y la complicidad es más factible, resultando consecuencias
más dañinas para Whiskey, como burla o risa. Whiskey desplegará mentalmente su
menú de estrategias, para seleccionar la más útil para la circunstancia, con el fin
de no ser descubierto; quizás escribiendo el nombre en un papel o diciendo la
parte última del nombre de la calle, si le cuesta especialmente la primera, como
por ejemplo, <<eh, eh, …, ¿algo así como Baranda?>>; para que el interlocutor diga:
¡Ah sí, Saínz de Baranda!, orgulloso de su destreza auditiva; a la vez que Whiskey
sonríe con cara de agradecimiento para que no sospeche de su tartamudez,
haciendo sentir bien a quien le ha indicado la calle, creando una atmósfera de
saludable ciudadanía, pero siempre escondiendo el iceberg de su tartamudez y los
motivos reales del modo de la pregunta. Cada tartamudo tiene una pléyade de
artes que le salvan puntualmente de la catástrofe, hilos de Ariadna que permiten
la salida del laberinto.
Whiskey no se decide a preguntar. Está literalmente acorralado por el
miedo. Ya que no se decide, y no puede estar parado en medio de la calle, hecho
que suscitaría sospecha entre los viandantes, lo cual agrava su ya dificultosa
situación, vaga inútilmente por la ciudad, quizás mirando escaparates con gestos
de inusitado interés o dirigiéndose a una tienda de chucherías para calmar su
miedo masticando chicle o tomando conguitos. Está perdido y preocupado: no
puede eludir la cita o llegar tarde.
Aquí comienza la vida secreta de Whiskey: solo él conoce el sentido de lo
que hace. Su vida pública y privada divergen. Atiende a escaparates de objetos
extraños y ajenos a él con gestos de interés, preguntándose por qué demonios no
se atreve a preguntar la maldita dirección; está saboreando conguitos pero su
pensamiento huye, rumiando obsesivamente palabras e ideas que aún lo debilitan
más: si no pregunto, voy a llegar tarde; soy un cobarde, ¿adónde voy así?.
Merodeando inútilmente por las calles de la ciudad, esperando una ráfaga de
arrojo o ingeniando una nueva argucia, Whiskey se esconde. ¿Hasta cuándo
seguirá así?. Salvo imprevistos, hasta el límite.
Finalmente, cuando no quede otro remedio y atenazado por el tiempo,
buscará a quien le inspire más o menos confianza y, en un gesto de intrepidez,
saltará al ruedo a torear las malditas palabras. La evitación tiene un límite: la
sospecha ajena. Si Whiskey llega tarde a la cita, tendrá que dar explicaciones por
lo que tartamudeará vistosamente; normalmente, el habla tartamuda se
intensifica si el contenido del discurso no se ajusta a la verdad. La mentira es más
tartamuda que la verdad. Analicemos otro testimonio de Whiskey:
451
1.2-. Entrevistador: ¿Tienes alguna experiencia más de haberlo pasado mal
en la escuela?
Whiskey: Una que me acuerde fue aquel examen oral que te dije. Me lo sabía de
maravilla, pero del miedo que tenía al examen ese día me tuve que ir de pellas. No
fui a la escuela porque no era capaz de hacer el examen, era imposible.
Entrevistador: ¿Y por qué crees que a los tartamudos se nos da fama de tontos?
Whiskey: Por eso mismo, porque muchas veces nos callamos las cosas. Aunque te
pregunten una cosa y la sepamos, nos callamos para no tartamudear y que se ría la
gente. Y cuando estás viendo que la gente se ríe de ti, yo en mi caso, cogía y me
callaba, no vaya a ser que tartamudeara más y les diese coba a que se riesen más.
392
Hemos registrado que la vocación de algunos tartamudos moderados y severos es
precisamente la que más se aleja de sus posibilidades oratorias, como por ejemplo,
profesor, locutor de radio, intérprete o sacerdote.
452
tartamudo, aunque callando aliente la asociación entre ambas. La intervención de
maestros y profesores, tan necesaria en estos casos, brilla por su ausencia,
cuando no traumatiza aún más a los jóvenes tartamudos. El carácter insólito y
poco común de la tartamudez, asociada a la crueldad y el poco respeto hacia la
diferencia, habitual en nuestra sociedad, generan situaciones bien conocidas por
los tartamudos que huyen a escondidas, cuestionándose si merece la pena el
regreso.
393
Fiedler y Standop (1984:26) dice: <<La frecuencia del tartamudo aumenta,
normalmente, con la relevancia que otorga a determinada situación o con la dificultad de la
misma, cuando se dispone a hablar. Se observa así una intensificación del tartamudeo
cuando se dirige a personas constituidas en autoridad o cuando ve crecer el número de
oyentes>>; etnográficamente constatamos la observación de estos autores, aunque con
excepciones.
454
Montego: Hombre, cuando tengo ganas de mear es que... bueno, es que hay
dentro, pero tal vez en otras circunstancias realmente es el miedo, que tienes que
marcharte... y tal vez sea una excusa para irte. No sé.
Entrevistador: Una excusa para irte, ¿no?
Montego: Sí.
1-. Introducción.
Chirri: creo que la escondemos ante los demás, pero para nosotros no la
escondemos, sabemos que está ahí. Lo que pasa que la encaramos con miedo, no
455
como un desafío. Nos sirve el grupo para darnos cuenta que no hay por que tenerle
tanto miedo.
456
mismo introducen comprensión e identidad. Exponemos dos testimonios al
respecto:
457
mejor; en todos los sitios tienes miedo, te levantas con el miedo; eso es difícil
aceptarlo. Es difícil aceptarlo cuando tienes muchos bloqueos.
1-. Tempranillo: Sí, porque antes de entrar a algún sitio a decir algo, ya lo
estás pensando y te intentas relajar e intentas hablar despacio…; cuando entras
en el sitio.,…, poquito a poquito lo voy consiguiendo; entras a un despacho y te
entra un miedo que te quieres ir corriendo: yo no estoy, quiero irme; ahora poquito
a poco, lo voy consiguiendo pero me cuesta mucho trabajo.
394
El aforismo clásico sentencia: <<Quien ha naufragado, zozobra aún en aguas
tranquilas>>.
458
Whyatt: En la primera etapa de mi vida yo (...), antes y después, en la primera
etapa de mi vida sí. Ahora no, ahora no limito mi relación social.
459
y las matizaciones de cada tartamudo. Así, por ejemplo, Spanning siempre ha
matizado que llamar por teléfono sin que nadie lo escuche en la oficina no es tan
difícil; lo traumático es hablar por teléfono mientras los demás compañeros, en
silencio, escuchan o pueden estar escuchando. Nuestra experiencia como
tartamudo refrenda la matización de Spanning. Otros tartamudos necesitan
personas que les escuchen mientras hablan por teléfono, reduciendo así el miedo y
hablando más fluidamente.
4-. Martini: Sí, por eso tengo pendiente hablar con gente cercana a mí, que
ellos, por miedo, nunca me han dicho “oye, que pasa eso, tienes...”. Entonces ellos
nunca me han dicho nada, por miedo a que yo sufra. Pero tengo pendiente varias
cenas para decir que soy tartamuda, que quiero que me acepten como yo soy. Hay
mucha gente a la que ya me he enfrentado y que en una cena con gente yo les dije
“os tengo que contar una cosa que me ha sucedido, algo bueno para mí, soy
tartamuda y quiero que me aceptéis”. Una vez una chica dijo “pero, ¿tú eres eso?,
pues no me había dado cuenta”. Otros me decían “¡ah!, muy bien...”, y otros me
dicen “teníamos miedo de decírtelo por si acaso tú fueras..., estuvieras mal”. Y el
hecho de que tú digas eso delante de gente me crea... vamos, y lo sé.
460
informantes sienten miedo a que sus hijos hereden esta propensión. Sin embargo,
y ésta es la peculiaridad de este epígrafe, no lo hemos incluido en el mismo
conjunto que otros miedos, como miedo a hablar, miedo a las relaciones sociales o
miedo al teléfono, sino aparte, porque el miedo a la transmisión genética no se
conversa nunca en los grupos: es un tema tabú.
Consideramos importante analizar esta cuestión porque, sin ser un tema
habitual en los foros virtuales, se escribe de vez en cuando con cierta
preocupación, al menos en el foro virtual Ttm-l. Que el hijo de una persona
tartamuda reproduzca la condición materna o paterna o ambas, significa
culpabilidad y dolor para los progenitores: no quieren que sus hijos sufran lo que
ellos han padecido. Así lo expresa Martini:
461
Martini: Pero luego tengo miedo de que mis hijos salgan así, ¿sabes?. O sea, hasta
me emociono, porque llevo algún tiempo con una cosa de que quiero tener algo
nuestro, no sé por qué. Soy muy joven y no tiene por qué.
Martini y su novio no han hablado de este tema, como tantas otras parejas
en las que uno de los miembros o los dos tartamudean. Efectivamente, la
tartamudez de Martini es secundaria, aunque no por ello, el sufrimiento es
secundario, como ella misma advierte en el párrafo anterior y si mis hijos, quiera
Dios que no lo sean, para que no sufran lo que su madre sufrió, o Me da miedo que
mis hijos tengan que sufrir lo que su padre (se refiere a la madre) y lo que muchas
personas sufren.
Hoplita: Yo, abortar no lo sé, pero sí que haría ese análisis. La decisión que
tomara luego, digamos que eso debe de ser compensada con la de la mujer, claro
lógicamente, pero eso sí que no sabría decirlo, ¡fíjate tú!, aunque mirándolo ahora y
si me aseguraras que va a vivir como he vivido yo, esa adolescencia y tal, pues a lo
mejor sí. Digamos que si el aborto no entrañara ningún perjuicio sociológico ni
moral, pues a lo mejor sí abortaría.
Whiskey: Sí, no quiero que pase mi hijo por lo que he pasado yo.
Entrevistador: ¿Te causaría mucho dolor?
Whiskey: Sí.
Entrevistador: ¿Abortarías, normalmente?
Whiskey: No, abortar no. A lo mejor de aquí hasta que tenga un hijo se ha
encontrado un método o algo.
Entrevistador: Es decir, de la posibilidad de abortar... si es que está dentro del
tiempo para abortar.
Whiskey: No, abortar no, si es solo tartamudo, no.
462
Martini: No, nunca. Hay que hacer frente a todo, sea bueno o sea malo. Si tú
tienes un hijo que, cuando tú estás embarazada, te dicen que tu niño va a ser
tartamudo, yo... o sea, es que como que no está aquí dentro en caso de que yo
pueda tomar medios para no tener ese niño. ¡Qué va!, encantada de que él venga a
este mundo y, tanto su padre como yo, vamos a tomar medios para que él se sienta
bien, incluso llego a decir que tomaré medios para que él no tartamudee.
Entrevistador: Una cosa es aceptarlo cuando ya lo tienes, y otra cosa es en la
medida de lo posible evitarlo.
Martini: Claro, ¡ahí está!, son cosas distintas.
Entrevistador: Es como un coche, si se avería hay que arreglarlo, pero no significa
que quieras tener la avería.
Martini: Es así de fácil.
Entrevistador: Yo también estoy totalmente de acuerdo.
Martini: Pero tengo miedo, ¡eh!
463
Whyatt: Yo le diría más a los padres que si tienen un hijo tartamudo o con
cualquier otro “problemilla”, ya no lo llamo problema porque es también, lo que he
dicho en toda la entrevista, como tú (...), pues que le den sobretodo mucho cariño,
el cariño es muy importante, muy importante, que le escuchen y que le apoyen.
Porque sigo diciendo que la tartamudez, por lo menos en mi caso, es una
consecuencia, no es una causa. Yo no soy médico y hasta los médicos no saben por
qué, pero yo no diría que la tartamudez ni se contagia, ni se transmite ni nada
parecido. ¿Por qué tartamudea el hijo y el padre también tartamudea? Yo
respondería que es porque el padre le ha transmitido los miedos al hijo, no porque
ni le haya transmitido los genes de la tartamudez ni nada parecido. Yo pienso que
es eso.
Entrevistador: ¿Y qué miedos son esos?, ¿Miedos a qué?.
Whyatt: Miedos, los miedos que te da la tartamudez. Miedos a preguntar a tal
persona, miedos a ir a tal sitio, miedos a reuniones con amigos, de tienes que
quedar ahí por cualquier medio, si tartamudeas ya es un fracaso. Esos son miedos.
Entrevistador: Eso es lo que los padres tendrían que tener claro.
Whyatt: Sí.
Entrevistador: Pues muchas gracias.
464
CAPÍTULO V-. CONCLUSIONES
Los beneficios del grupo de autoayuda derivan del cambio de roles dentro
del grupo y fuera de él, acompañada de una transformación de la realidad social
del grupo; cambio que sucede en tres niveles: intersubjetivo, grupal e intergrupal.
Los dos procesos identitarios que suceden en el grupo facilitan el aumento del
margen de negociación interpersonal entre los dos dispositivos del self -el mi y el
yo- en los tres niveles mencionados. La aceptación identitaria y la reducción de
sentimientos dolorosos impelen a los participantes a reducir el conflicto que
sostienen con el exterior, a la vez aumenta su participación social. Patrones de
relación mantenidos durante años, basados en relaciones asimétricas, se
transforman en otros más igualitarios y recíprocos, acorde con las pretensiones
de los actores.
465
transida de dolor, renunciando a la vida clandestina, modus vivendi habitual antes
del ingreso en el grupo. Estos dos procesos identitarios conducen a una vida social
más participativa fuera del grupo, con muy poco o nulo conflicto con el exterior.
466
Existen temas dificultosos aún sin resolver como la presencia de clínicos, la
formación de coordinadores, objetivos de las reuniones, etc.
467
BLOQUE VI-. LA SALIDA DEL ARMARIO Y EL TOASTMASTER
1-. Introducción
395
Aportamos testimonios de asistentes a grupos de autoayuda y grupos de toastmaster,
obtenidos mediante entrevistas o escritos de los mismos en los dos foros virtuales;
siempre omitiendo nombres personales, en consonancia con el anonimato que rige nuestra
investigación.
396
El grupo de toastmaster de tartamudos es un grupo de tartamudos que se reúne con el
fin de hablar en público ante fluidos y tartamudos, de temas públicos y personales. Ralph
C. Smedley creó el primer grupo de toastmaster de fluidos en 1903, como posteriormente
desarrollamos.
468
Exponemos las características de los escenarios posibles de La salida del
armario, observando una gradación de dificultad de los mismos, evidenciada por
los testimonios de quienes lo efectúan; igualmente analizamos los requisitos para
La salida del armario completa, consumada sólo por dos tartamudos de un total de
cincuenta, que demuestra la dificultad que la tarea entraña;397 mostrando las
consecuencias personales, sociales y médicoclinicas que se derivan de la ejecución
de todo el proceso.
1-. Similitudes.
397
Hemos contactado con cincuenta tartamudos en los grupos de autoayuda y toastmaster
de Madrid y Asturias, entrevistando a la mitad, aproximadamente.
398
Autores como Martínez-Expósito (2000:25) conciben la homosexualidad como una
minoría estigmatizada, señalando: <<Los homosexuales están estigmatizados en cuanto que
el conocimiento público de su sexualidad les marca indeleblemente. No es una marca
física, aunque muchos querrían verla por algún lado, y de ahí los intentos de buscar
diferencias anatómicas, cerebrales o genéticas>>. La homosexualidad como colectivo
estigmatizado ha sido estudiada por autores como Levitt y Klassen (1974), D´Emilio
(1983), DeCecco (1984) y Herek (1984), entre otros. La concepción del colectivo
tartamudo como una minoría estigmatizada ha sido analizada por autores de prestigio
como Van Riper (1973;1982) y otros como Benecken (1995) y Blood, Blood, Tellis y Gabel
(2003). Por ejemplo, Van Riper (1982:233) indica: <<El resultado de todas estas
respuestas negativas de las personas y grupos importantes de la vida del tartamudo es
que normalmente éste llega a concebir que no sólo es un hablante ineficiente sino que
además es una persona indeseable y reprensible. La sociedad clasifica a las personas
conforme a las reglas del comportamiento normal. El tartamudo viola las normas de la
comunicación, que es una función esencial para la cohesión grupal. Su tartamudez es un
atributo que le diferencia de los demás en un sentido despectivo. Tal atributo
desacreditador es lo que los sociólogos llaman estigma>>. El tartamudo viola las normas de
comunicación, siendo estigmatizado porque posee un atributo desacreditador (Goffman
1970c:139); igualmente el homosexual también tiene un atributo que le desacredita
socialmente, aunque con más posibilidades de encubrimiento.
469
comunidades en comportamientos como el encubrimiento de sí mismo, para que no
se descubra el estigma que portan; encubrimiento que afecta a la naturaleza de
las relaciones mantenidas con el resto de la sociedad: <<El control de la
información sobre la identidad tiene un valor especial en las relaciones>>
(1970c:105). El encubrimiento u ocultación de la identidad es un patrón de
comportamiento analizado en el proceso denominado “La reducción de
pensamientos y sentimientos dolorosos”, en concreto, “El miedo a las relaciones
sociales”.399 El tartamudo vive empadronado en la villa del secreto, manteniendo
relaciones esquivas y distantes con la sociedad, dañando seriamente su realidad
subjetiva.
La diferencia principal entre el colectivo tartamudo y homosexual radica
en la posibilidad o no de ocultar la identidad social: los primeros no son capaces de
ello, pero los segundos sí. Excepto casos severos, los tartamudos normalmente se
proponen ocultar su identidad social, ingeniando todo tipo de argucias, entre
perspicaces y patéticas, sin resultado alguno;400 ocultación que los homosexuales
ejercitan con éxito incluso con los más cercanos, alcanzando cotas de tensión cada
vez más altas: <<La tensión que me provocaba engañar a mi familia y a mis amigos
se volvió a menudo intolerable. Era necesario que controlara todas mis palabras y
todos mis gestos, por temor a traicionarme>> (Yarrow, Clausen y Robbins 1955:42,
citado por Goffman 1970c:109).
La mayoría de los tartamudos pretenden ocultar ambas identidades, la
social y la personal. Dado el carácter manifiesto de su patrón de habla, la mayor
parte de los tartamudos fracasan estrepitosamente en el primer objetivo, pero no
en el segundo, la identidad personal, consiguiendo encubrir el dolor que la
tartamudez ocasiona.401 Los tartamudos leves, muy leves y encubiertos son
capaces de ocultar su identidad social durante un periodo de tiempo mayor,
aunque finalmente siempre o casi siempre son descubiertos, incrementando
súbitamente el sufrimiento; igualmente, ocultan el dolor que invade su realidad
subjetiva.
Algunos tartamudos conciben La salida del armario como la declaración
pública en distintos espacios sociales de que son tartamudos, manifestación a
todas luces insignificante, carente de significado, porque no aporta conocimiento
al oyente: su tartamudez es manifiesta. Sólo en casos de tartamudos leves, muy
leves o encubiertos, la revelación pública cobra sentido, quizás porque el oyente
no había identificado los tropiezos del habla o los gestos insólitos como
manifestaciones de tartamudez; aún así, estos tartamudos topan con dificultades
para convencer al oyente de su condición, máxime si son clínicos generalistas que
interpretan las repeticiones o los bloqueos como síntomas de problemas de mayor
envergadura, pero nunca de tartamudez.
399
Este epígrafe pertenece al Capítulo IV, denominado “Consecuencias identitarias de la
participación en el grupo de autoayuda”, del bloque “Tartamudos en grupos de autoayuda”.
400
Goffman (1970c:109) cita nada menos que a Van Riper para exponer las tretas
ingeniosas de los tartamudos.
401
Posteriormente tratamos este aspecto en profundidad.
470
Los tartamudos ocultan todo lo que pueden. Dada la imposibilidad de
ocultar la identidad social –salvo los tres casos mencionados-, esconden la
identidad personal, siempre más íntima, sentimental y fácil de encubrir, como bien
advierte Pipe, tartamudo leve o muy leve:
Tampoco les revelo (a la familia y los amigos) que soy tartamudo y sufro
con ello, que me cuesta, y no sé si es porque es una cosa más íntima, que te lo
guardas para ti, que ni siquiera lo hablas con la familia, aunque ellos saben que eres
tartamudo y que vas a un grupo, pero ya entran ciertos sentimientos, es algo más
íntimo, y ya el sacarlo es más complicado, no te gusta y no quieres, eso ya es
diferente.
Pipe esconde el sufrimiento, Sufro con ello, que me cuesta; oculta ciertos
sentimientos íntimos, por lo que sacarlo es más complicado. Su familia y amigos
íntimos saben que es tartamudo y que asiste a un grupo de tartamudos, pero
desconocen el motivo último de la asistencia. Revelar aspectos socialmente
normalizados como la asistencia a un grupo de autoayuda no significa haber salido
del armario, ni mucho menos; La salida del armario consiste en revelar el motivo
de la asistencia al grupo, el dolor que atenaza la vida cotidiana y emerge
inopinadamente en los encuentros sociales, desgarrando a quien lo padece. Por
extensión, La salida del armario consiste en mostrar el iceberg subterráneo que
todos o casi todos los tartamudos ocultan, viviendo como si fueran fluidos
(Sheehan 2003:31):
Hoplita: Es como el armario ese que es tal, que no ve nadie. Que lo ve todo
el mundo pero no lo ves tú. Y yo creo que es eso, que me limitó en una época de mi
471
vida, quizás dieciséis, diecisiete años, por ahí. Pero no por lo de fuera sino por mí
mismo. Por la tartamudez, es lo que tiene, está muy relacionado todo, claro. Tiene
dos frentes, el de fuera y el de dentro, y es mucho más complicado el de dentro
que le de fuera.
Hoplita reconoce haber estado limitado durante una época <<no por lo de
fuera sino por mí mismo>>: el tartamudo interioriza la opresión del estigma
asociado a su identidad social tartamuda, avergonzándose de sí mismo y
escapando de la vida social. Dependiendo del carácter, del medio social y de la
gravedad de la tartamudez, el inicio de La salida del armario varía, como ocurre en
otros colectivos discapacitados (Mainkvist, Jensen y Reitz 2001:470):
Hoplita decidió hablar con sus padres a los diecisiete años; otros
tartamudos lo hicieron a los treinta años, después de ingresar en un foro virtual o
un grupo de autoayuda; y hay quienes nunca se atrevieron. En cualquier caso, nadie
es castigado o despreciado por revelar su intimidad, especialmente si está
motivado por su propia benevolencia, como es habitual en discapacitados y en
grupos sexuales minoritarios.
Hasta el comienzo del proceso, el tartamudo se contiene en las relaciones
sociales, controlando cualquier gesto que pudiera revelar su debilidad,
encubriendo su identidad personal; pero pagando un precio demasiado elevado
(Goffman 1970c:106):
402
La salida del armario consiste en la revelación de la identidad personal, oculta en el
armario; revelación de consecuencias sociales y políticas porque partimos del axioma
teórico de que la identidad personal se nutre de la social (Ovejero 1998:273); la identidad
472
una vida mísera, en tanto que ocultación de la verdad, obliga a reestructurar la
biografía, interpretando el pasado como un camino de disimulo, angustia y
mentira:
Creo que el camino que he recorrido hasta conocer el grupo era un camino
de negación de mi manera de hablar, de disimulo, de angustia y mentira. Ahora soy
más feliz con mi tartamudez, trato de integrarla en mi personalidad sin
discriminaciones hacia a ella, estoy aprendiendo a quererla, a respetarla y al igual
que no me preocupo por mi forma de escribir, trato que mi forma de hablar
tampoco me preocupe y sobre todo que no me condicione para nada. No sé si
tartamudeo más o menos desde que os conozco, lo que sé es que me importa
bastante menos mostrarme ante la sociedad como realmente soy. (Ttm-l)
Revelar la intimidad en un grupo virtual o físico significa optar por una vida
más auténtica, rechazando estrategias como la mentira o el silencio, antaño
imprescindibles. Al igual que los tartamudos, los homosexuales, <<han aprendido a
mentir>> dice Eribon (2001:141), aprendizaje que sella la biografía desde la
infancia: <<El proceso de privatización, de repliegue de la homosexualidad en el
fuero interno de los individuos se efectúa desde la infancia, desde la escuela>>.403
personal revelada del tartamudo contiene la opresión del estigma social asociado a la
tartamudez, como veremos.
403
Proust en La prisionera, dice: <<La mentira, la mentira perfecta, sobre las personas que
conocemos, las relaciones que hemos tenido con ellas, nuestro móvil en una determinada
acción, formulado por nosotros de manera muy diferente; la mentira sobre lo que somos,
sobre lo que amamos, sobre lo que sentimos respecto a la persona que nos ama [...], esa
mentira es una de las pocas cosas del mundo que pueden abrirnos perspectivas a algo
nuevo, a algo desconocido, que pueden despertar en nuestros sentidos dormidos para la
contemplación de un universo que jamás hubiéramos conocido>> (en Kosofsky 1998:91).
473
2-.Diferencias
404
El Real Decreto 1971/1999, de 23 de diciembre, de procedimiento para el
reconocimiento, declaración y calificación del grado de minusvalía, en su Anexo I, capítulo
14, establece el baremo para reconocimiento de discapacidad por tartamudez. Uno de
nuestros informantes más consultados elaboró una página Web en la que describe los
pormenores del proceso de reconocimiento de la discapacidad; página web muy elaborada y
con contenidos actualizados cuya dirección es:
http://es.geocities.com/gatastur/discapacidad.html
405
El Consejo de Ministros del día 21 de octubre del año 2005 aprobó que la tartamudez
manifiesta (disartria) no es motivo de exclusión para concursar a plazas de funcionario
público, de las Fuerzas Armadas y de los Cuerpos de Seguridad del Estado; hasta esta
fecha, la tartamudez había sido condición de exclusión.
Para mostrar el desacuerdo médico respecto a la naturaleza de la tartamudez, a
continuación citamos tres ejemplos de procesos selectivos que incluían un cuadro médico
de exclusiones, en los que se citaba a la tartamudez como condición excluyente, vigentes
hasta dicha fecha. Observemos que cada uno de ellos concibe a la tartamudez de forma
diferente: el primero de forma autónoma, el segundo dentro de las enfermedades del
Aparato respiratorio y el tercero, en Psiquiatría. Estos son:
a-. Bases del proceso selectivo para dos plazas de bomberos del Ayuntamiento de
Granada. Está publicado en el BOP de Granada, nº 196 del 27 de agosto de 2002.
b-. Orden Int/297/2002 por la que se acuerdan las normas que rigen la
convocatoria para el ingreso a la categoría de mozo del cuerpo de mozos de escuadra para
el año 2003.
c-. Orden 280/2001, del Ministerio de Defensa, de 27 de diciembre de 2001, por la
que se aprueban las normas que rigen los procesos selectivos para oficiales y suboficiales
del cuerpo de ingenieros de los ejércitos.
474
Otra de las diferencias básicas entre ambos colectivos es el goce derivado
de su condición. A pesar del estigma asociado a la homosexualidad, este colectivo
disfruta de su peculiaridad, identificándose con la misma con orgullo; los
tartamudos nunca disfrutan tartamudeando, ni aunque tartamudeen con otros
compañeros en idéntica situación y no pretendan ocultar su patrón de habla: la
singularidad del tartamudo siempre supone dolor.
1-. Testimonios
Animo, amigo, míralo por el lado bueno. Tus amigos de verdad te querrán,
seas tartamudo, cojo, homosexual o sordo, y los que no, ¿para qué los quieres?
esto te servirá para separar el oro de la arena... (Ttm-e)
El fuerte (los otros) domina y minimiza al débil (el tartamudo) es casi una
ley de la naturaleza. Las grandes potencias subyugan y esclavizan a los países
pobres, ellos son inferiores, pueden y deben ser blanco de nuestras burlas. Algo
parecido pasa con los tartamudos, los homosexuales, y cualquier otro grupo
minoritario que presente diferencias. Es el estigma. (Ttm-l)
¿Ese escenario es utópico? A lo mejor no. Mira lo que han conseguido las
asociaciones de homosexuales en menos de 100 años para acá. Sí, sí, ya lo sé, es un
tema diferente que no tiene nada que ver. Pero ahora ya nadie se pregunta si la
orientación sexual es un tema psicológico, genético, o cuál podría ser el
tratamiento. Evidentemente alguien que plantee hoy un tratamiento para la
homosexualidad es apaleado en la plaza pública por fascista, cuando no debía ser
tan raro, hace no tantos años. Ese entorno social ha cambiado y sigue cambiando a
mejor, gracias a las asociaciones, a las salidas de armario. La penalidad social
hacia el "marica" era, hace no tanto tiempo, brutal. Mayor aún que la del
tartamudo. (Ttm-l)
475
bien" "Pablo es tartamudo, no puede relajarse" "Pablito es tartamudo, el pobre, a
lo mejor le pegaron de pequeño, o algo así..." (Ttm-e)
Whyatt: Por supuesto, lo veo muy positivo. Yo creo que es positivo. Sí, creo
que es positivo. De hecho todos los movimientos que se han hecho, como la
homosexualidad, gran parte de la sociedad lo ha aceptado por la cantidad de
debates y programas de homosexualidad que ha habido. Con la tartamudez tiene
que pasar igual. Tiene que empezar a salir y no ocultarse.
476
2-. Discusión.
477
tuvimos que crear nuestros propios círculos de amigos comprensivos. Como
hombres y mujeres que han resistido en dos ocasiones, tenemos mucho que
ofrecer, tanto a personas que tartamudean como a la comunidad gay y lésbica.
Tenemos mucho que ofrecer: afirmación, amistad y un alivio para la soledad>>.
Los que ya han salido dos veces del armario conciben el proceso semejante
en aspectos sociales, familiares y clínicos.
Nosotros, la gente gay, aproximamos ese día cada vez que nos presentamos
abiertamente y con orgullo a la sociedad y cada vez que demandamos ser tratados
con igualdad y respeto.406
406
Secundamos el propósito ético enunciado por este autor en esta cita, distanciándonos
de sus tesis respecto a la homosexualidad.
407
El punto de partida del trabajo de Eribon (2001:18) respecto a la comunidad
homosexual es la injuria: <<Parto del problema de la injuria, tan importante hoy como ayer
en las vidas gays>>.
478
referencia, acatando obligaciones que la conquista de derechos exige, como La
salida del armario colectiva, olvidándose de objetivos que les hace presa de la
terapéutica, como la fluidez (alienación clínica):408
Cuando digo que reclamemos, que nos quejemos ante algo que nos parece
injusto, no digo que nos quejemos por quejarnos y, claro que la queja no soluciona
nada, pero ¿acaso soluciona algo la no queja? Seamos realistas. Dignifiquemos la
tartamudez y, estoy de acuerdo con alguno de vosotros que, para ello, debemos
empezar por "salir del armario", hacerla pública, colaborar con ttm España y ser
solidarios entre nosotros. (Ttm-e)
408
Este aspecto será tratado con detenimiento en las “Consecuencias de La salida del
armario” en concreto en las “Consecuencias políticas”, epígrafe en el que examinamos un
mensaje de Ttm-e.
409
Posteriormente analizamos pormenorizadamente este lúcido e histórico mensaje.
479
3-. La salida del armario: análisis teórico y etnográfico.
3.1-. Concepto.
Martini: Yo creo que sí, que hoy en día, de esos temas tabúes, por suerte
porque yo creo que eso es bueno, porque todo lo que sea dialogar sobre temas que
480
han estado escondidos, temas que no tienen por qué ser tabúes, que salgan eso es
bueno.
Entrevistador: Siempre es bueno eso. No solamente hay que “salir del
armario” en la tartamudez, sino en todo. Yo entiendo que el tema de la tartamudez
afecta, pero también la muerte de un tío, un abuelo o de un familiar.
Martini: Pues en mi casa esos temas siempre los hemos hablado, temas tabúes de
ese tipo: sexo, muerte, no sé qué. Todos los temas que tú dices lo hemos hablado.
Entrevistador: Muy bien.
Martini: Cuesta, porque son temas que cuesta mucho.
410
Lewis concibe el armario como la ausencia de evitación de situaciones comprometidas
de habla: <<El propósito de la reducción de la evitación es salir totalmente del armario que
en el caso de la tartamudez, consiste no esconder nada del habla>> (Lewis 2001:55).
Obsérvese que al final de la cita argumenta que no se debe ocultar nada del habla,
argumentación que aquí defendemos: el tartamudo evita revelar todo el sufrimiento que su
habla origina (identidad personal).
411
Este aspecto se trata en el epígrafe “Procesos psicosociales: Categorización, identidad
y autocategorización social", perteneciente al bloque “Tartamudos en grupos de
autoayuda”.
481
El ingreso en el grupo de autoayuda o en el toastmaster es el primer paso
de La salida del armario del tartamudo, proceso que exige titánicos esfuerzos
porque supone una modificación sustancial del modus vivendi anterior. Para ambos
colectivos, el homosexual y el tartamudo, La salida del armario es un punto
cardinal, un ideal regulador, como dice Eribon (2001:160):
Sin duda no hay ningún gay, por <<abierto>> que sea, que un día u otro no
haya transigido con la cuestión del <<armario>>; por eso la <<Salida del armario>> o
el <<destape>> no es un gesto único y unívoco: es a la vez un punto de partida y una
especie de <<ideal regulador>> que orienta las conductas pero que nunca puede
alcanzarse. La estructura del <<armario>> es de tal naturaleza que nunca se está
simplemente dentro o fuera, sino siempre dentro y fuera al mismo tiempo, más o
menos fuera o más o menos dentro, según los casos y las evoluciones personales.
Rocke: En parte, por ejemplo, cuando explico todo esto del foro y de las
reuniones, no se lo explico a todo el mundo, a unos sí y a otros no, pero creo que
en general sí, he salido del armario; consiste en explicar que eres tartamudo y
que existe una fundación y que nos reunimos porque pensamos que es un problema
que se puede solucionar; es reconocer que tienes un problema, porque desde
siempre sabía que tenía este problema desde hace muchísimos años, claro. (...)
Entrevistador: El grupo de autoayuda ¿te ha ayudado a salir del armario?.
Rocke: Sí, en cierto modo sí. Con respecto a mis padres o amigos…; tampoco creo
que…; en realidad, ya se sabe porque te ven, me ven en un bloqueo de cinco
segundos, entonces…está claro: no les puedo decir a mis amigos lo contrario…; a
lo mejor es porque mis amigos o mi novia siempre me han esperado, no les he
tenido que decir que esperen a que acabe la frase y no se han reído; siempre me
han tratado con mucho respeto; nunca les he tenido que decir: ¡cuidado conmigo,
que tengo este problema!; ellos lo saben y siempre me he sentido cómodo.
482
Sade: Pues mira, yo creo que en superarse un poco también, en no
estancarse, en no quedarse ahí con tus problemas y con tus miedos. Y en sí
consiste en salir al mundo, simplemente.
Ya... ya sé lo que vais a decir. "Sal del armario y diles que eres tartamudo"
o "Si aprecias su amistad y el aprecia la tuya, no le importará", etc...; pero lo difícil
484
es creérselo .. y yo aún no me lo creo (después de 4 psicólogos y 6 o 7 años de
terapia). (Ttm-l)
412
Con excepciones: hemos observado que personas cercanas al participante, como
familiares consanguíneos y pareja, desconocen la parte subterránea del iceberg, la
realidad subjetiva más íntima del tartamudo, e incluso en algunos casos ignoran que
asisten a estos grupos, después de un año ausentándose dos sábados por la tarde al mes.
485
Antes del ingreso en los grupos (autoayuda y toastmaster,
principalmente),413 el armario está perfectamente cerrado, incluso para los más
curiosos como clínicos, profesores y padres; después de participar en los grupos
de seis meses a un año, los compañeros de grupo, la pareja, algunos familiares
cercanos y amigos íntimos descubren la verdad tantos años oculta. Normalmente,
después de este período, familia política, amistades lejanas, heredadas o
impuestas, y compañeros de trabajo continúan ignorando la identidad personal del
afectado: pocos, muy pocos tartamudos, revelan la verdad a estos interlocutores.
Consideramos la escala de dificultad para salir del armario como un
continuo de dos polos; el primer extremo es el más apropiado para iniciar el
proceso y revelar la identidad personal, estando constituido por compañeros de
grupos y la pareja; en la mitad del continuo, familiares cercanos y amigos íntimos;
en el otro extremo, el más difícil, familia política, amistades lejanas, heredadas o
impuestas, y compañeros de trabajo. Como es lógico, este continuo es el promedio
de todos los participantes, observándose excepciones a la gradación. A
continuación, exponemos ejemplos de la gradación expuesta, mostrando las
excepciones a la misma:
Spanning: No, simplemente, por ejemplo, un dato: que con la persona que
ahora llevo dos años aún no se lo he comentado.
Entrevistador: ¿Y con tus padres?
413
En adelante, si escribimos en plural grupos, nos referimos al grupo de autoayuda y
toastmaster.
486
Spanning: Con mi madre sí. Con mi padre, así abiertamente no. Pero yo no he salido
del armario. (...) Es mi punto flaco.
Pipe: Salir del armario con los compañeros de trabajo yo supongo que es un
tema bastante complicado, y tiene que darse la cosa, la situación, la estabilidad
tuya en el trabajo, que te sientas cómodo y que alcances cierto grado de confianza
con ellos para comentarlo. De hecho, comparando con la gente del grupo veo que
hay gente que sí está muy dispuesta a ello y gente, en cambio, que se muestra más
reticente. Hombre, es positivo, pero claro, lo del trabajo yo creo que es un tema
muy crítico, entonces hay que ser muy cuidadoso, y cada uno tiene sus
circunstancias. Esto es ya cosa de cada uno, el que lo quiera decir o no lo quiera
decir.
487
encontrando determinados patrones de comportamiento que se asemejan a La
salida del armario homosexual.
Primer testimonio. Whiskey no tiene problema para hablar con sus padres
de tartamudez, práctica que comenzó hace tiempo, desde que asistía a logopedia.
Ha eliminado la vergüenza, sentimiento doloroso por excelencia; manifiesta que el
padre ha tenido más problemas para aceptarlo e ignora lo que su madre realmente
piensa. En cualquier caso, habla perfectamente del tema con los dos.
Hemos observado que los tartamudos que son capaces de hablar con sus
padres de tartamudez desde la adolescencia, como es el caso de Whiskey,
mantienen la confianza a edades posteriores, conversando con normalidad de sus
dificultades; sin embargo, los tartamudos que desistieron a esas edades,
intentándolo en la treintena, perciben mayores dificultades e incluso claudican.
Pocos padres rompen el silencio que rodea a la tartamudez por no herir los
sentimientos ajenos, vergüenza o ignorancia, siendo los hijos quienes han sacado a
la luz su problemática, bien por indicación de clínicos, bien impulsados por el dolor.
2-. El viernes hablé de tartamudez con mis padres. Esto puede sonar algo
normal, pero no lo es, desde el momento en que una conversación normal se
pospone por espacio de treinta años. A pesar de todo, no fue tan difícil como yo
me había imaginado. Surgió como sin enterarme y transcurrió relajadamente. Les
pareció muy bien el hecho de que yo pertenezca a un foro de apoyo a la
tartamudez. "De todas maneras -dijo mi madre- lo que te diagnosticaron no fue
tartamudez" (Es increíble lo que es la tartamudez, y lo que son los padres).
Hablamos del posible origen del problema. Repasamos todas las consultas a las que
me llevaron, de la mayoría yo no me acordaba. Incluso un neurólogo me hizo
488
pruebas y no vio nada. Las explicaciones que más les convencieron a ellos de todas
las que oyeron en aquellas consultas fueron éstas: 1ª) Que yo era muy inteligente y
pensaba demasiado rápido, y entonces la capacidad verbal no daba para expresar
todo aquello, o bien 2ª) Una pérdida de ritmo en la respiración. Eso era todo lo que
se podía esperar de los psicólogos de los años setenta. Me dijeron que de niño y
adolescente estaban preocupados, pero que cuando se dieron cuenta que yo me
desenvolvía razonablemente bien en la vida, disminuyó su preocupación. Yo les
hablé que la manera de enfrentar el problema la había aprendido en Ttm-l, la
aceptación, el que cada vez importe menos, procurar normalizar el problema y que
era la que me parecía la mejor para mí y que esta conversación era una parte de
ello. Me dijeron que me apoyaban en ese camino. Yo no sé si esto mejorará mi
fluidez (...).(Ttm-l)
La tartamudez tiene un estigma que hace que pensemos que algo les sucede
a quienes tartamudean. Siempre he sentido que era vergonzoso para mi padre. Por
tanto, ha sido duro. Cuando era una niña pequeña, no hablé mucho con él porque
tenía miedo de tartamudear.
414
Este mensaje no pertenece a participante de grupos de autoayuda; consideramos que
se adapta perfectamente a las características de los miembros de grupos, estimando
oportuno su inclusión aquí, por su riqueza y precisión. Cumple perfectamente las
características del proceso: aceptación de la tartamudez, ruptura del silencio y revelación
de la verdad oculta o el secreto.
489
No sólo los hijos no hablan sino tampoco los padres, como Knudsen y
Egebjer (2001:535) advierten: <<Los padres a menudo están avergonzados de la
tartamudez de sus hijos y no hablan abiertamente de ella>>.
De forma totalmente involuntaria, los padres contribuyen al estigma de la
tartamudez, al igual que sucede en otros colectivos estigmatizados, como la
homosexualidad (Herdt y Koff 2002:36-37):
490
Tercer testimonio. Bacon es miembro de los grupos de autoayuda desde
sus inicios, saliendo del armario en todos los escenarios, incluido el trabajo y la
familia política, aparte de participar en reportajes de televisión. Jamás hemos
conocido una Salida del armario tan completa como la de Bacon, tartamudo entre
moderado y severo.415
Participando en los grupos de autoayuda, inició el proceso de Salida del
armario, hasta reunir a toda la familia consanguínea y política en un cumpleaños:
<<éramos veintidós personas o veinticuatro>>. Reconoce que salir del armario en
este escenario: <<fue un poco fuerte porque era la familia de mi novia: los padres,
los cuñados, los novios, las novias>>. Acabada la fiesta, requirió la atención de
todos los invitados, explicando el nuevo rumbo que su vida había tomado y las
consecuencias del mismo, empleando términos sentimentales: <<expresarles lo que
sentía yo cuando tartamudeaba>>, <<si a veces me encontraban un poco seco>>,
<<que ellos no se sintieran mal>>, <<se encontraban incómodos también>>;
enfatizando lo que la tartamudez supone para él (identidad personal).
Exponiendo públicamente sentimientos íntimos y verdaderos, Bacon sale
del armario con la familia política, acción calificada de ejemplar por los propios
compañeros de grupo, sin que conozcamos otro tartamudo que haya realizado
semejante proeza. Por último añade: <<Y a raíz de ese día se puede decir que la
confianza ha aumentado y que me es más sencillo hablar con ellos>>. Revelar la
esfera sentimental en un clima de complicidad e intimidad es un hecho que
reporta confianza, sentimiento imprescindible para acometer el largo y espinoso
proceso de Salida del armario.
Para Bacon, al igual que para la mayoría de los que inician el proceso, el
grupo de autoayuda es el primer paso del nuevo itinerario, adquiriendo la
necesaria confianza o ánimo para perpetrar el proceso:
415
Posteriormente, analizamos otros mensajes de Bacon, corroborando que ha salido del
armario en todos los escenarios.
491
proceso; una de las recompensas más codiciadas por los tartamudos es
precisamente la gratificación que Bacon obtiene: una comunicación más sencilla,
<<más sencillo hablar con ellos>>.
Si se consuma La salida del armario hasta sus últimas consecuencias, como
Bacon, el tartamudo se transforma, al igual que sucede en el colectivo
homosexual, de acuerdo con las apreciaciones de Herdt y Boxer (1993:204):
La salida del armario transforma todos los ámbitos del sujeto: <<una nueva
carrera moral en la vida>>; transformación siempre generosa para el héroe que
desnuda públicamente la miseria de su vida. Personas cercanas al protagonista
advierten profundos cambios beneficiosos, como la novia de Bacon:
492
La novia acusa un gran crecimiento personal de Bacon desde que participa
en el grupo (el grupo como trampolín), eliminando los problemas derivados de la
tartamudez que antes lo frenaban: <<como que no tiene freno a ese nivel>>;
desarrollando sus potencialidades, anteriormente mermadas por la tartamudez.
4-. Pero he avanzado unos pasos desde que estoy aquí con vosotros, y es
que con casi nadie hablaba de mi tartamudez y ahora lo digo bien alto para que la
gente lo sepa y eso ¡oh milagro, me libera un montón! he sido capaz de salir de mi
"armario particular" pero no sólo eso, si no que he sido capaz de hablarlo con mi
sobrino que también lo es y bastante. Fijaros que él tiene ahora 30 años y yo
sufría por él cuando lo oía hablar y nunca me he atrevido a darle mi método, por
miedo a que se sintiera mal y todo ¿por qué?. Porque pensaba que éramos
inferiores a los demás y no quería que mi sobrino sufriera por esa humillación.
Bueno pues mi sobrino está interesadísimo en todo lo relacionado con la asociación
y seguramente pronto entrará a formar parte de la misma. Pero para mí lo más
importante es que le pude hablar de lo que nunca me atreví. (Ttm-e)
4.1-. Introducción.
Hemos optado por el modelo de Coming out que Preves aplica a los
intersexuales (Preves 2003:60-86) para analizar La Salida del armario de los
tartamudos; modelo que establece cinco estadios (Preves 2003:61):
Estas fases incluyen (1) Reconocimiento del malestar de uno mismo, (2)
Reconocimiento de la diferencia de uno mismo con respecto a los demás, (3)
Buscar y socializarse con otros en idéntica situación marginal, (4) Estar orgulloso
de la propia identidad marginal, (5) Integrarse en el contexto cultural
predominante.
493
El colectivo tartamudo efectúa todos los estadios excepto el cuarto: no se
sienten orgullosos de su condición; los tres primeros suceden en los grupos y el
quinto tiene lugar básicamente fuera de los mismos. A continuación exponemos
las fases concretas de La salida del armario según Preves, aplicándolas al
tartamudo, dadas las convergencias entre ambos colectivos.
Al decir del autor del mensaje, la decisión de reunirse con otro tartamudo
fue <<una de las mejores decisiones de mi vida>> porque no podía seguir
<<escondiendo la basura en un armario transparente>>; consideramos la basura
como la herida de la tartamudez, la identidad personal transida de dolor
atesorada en el armario, la interiorización de la opresión del estigma. Este
mensaje confirma la tesis, aquí defendida, de que el tartamudo guarda en el
armario la identidad personal que, en palabras del autor del mensaje, se ha
convertido en basura: <<escondiendo la basura en un armario transparente>>.
El autor reconoce que tomar la decisión cuesta, aunque sus consecuencias
no pueden ser mejores: <<te sube la moral un montón>>; decisión y moral alta que
impelen a emprender el proceso de desescombro de la basura acumulada durante
toda la vida.
En los momentos fundacionales del grupo, como es el caso, los procesos de
identidad social son más intensos, propiciando la aceptación identitaria; procesos
que el autor acusa el primer día del encuentro: <<No sabes la cantidad de cosas
que tenemos que decirnos los tartamudos. Es como si nos conociéramos de toda la
vida>>. Los participantes del grupo son los primeros en conocer el objeto
escondido: el primer acto de La salida del armario es compartir el secreto con
otros compañeros del grupo.
416
En el mensaje original, el autor cita con nombre y apellido al tartamudo con el que se
reunió; identificación que omitimos de acuerdo con el anonimato que preside la
investigación.
494
impulso de la moral, facilitando el camino posterior; al igual que sucede en La
salida del armario homosexual (Signorile 1996:76):
4.2-. Estadios
495
2-. Segundo estadio.
496
4-. Cuarto estadio.
Casiopea: Sí, sin duda alguna. No nos sentimos orgullosos de hablar así.
Creo que tendemos a desarrollar otras virtudes, la bondad, la disciplina, para
compensar de alguna manera nuestro defecto. Debemos sentirnos orgullosos de
algo. Descartada la posibilidad de hablar de forma fluida, nuestros esfuerzos van
entonces hacia otros objetivos.
417
En el epígrafe “Procesos psicosociales: Categorización, identidad y autocategorización
social” del capítulo II del bloque “Tartamudos en grupos de autoayuda”, expusimos los
tres colectivos de tartamudos que habíamos apreciado en los grupos de autoayuda.
497
Hace tiempo creía que mi tartamudez me impediría muchas cosas. Ahora
solo sé que puede molestar, pero no impide nunca nada. He sabido enamorar siendo
tartamudo, he sabido convencer siendo tartamudo, he sabido hacerme respetar
siendo tartamudo. He viajado y visto mundo siendo tartamudo. Tengo a mi
alrededor personas que me quieren siendo tartamudo. Me puedo perfectamente
sentir orgulloso siendo tartamudo. Ahora no busco la fluidez y dejo que llegue a
mí, y la mayoría de las veces no me defrauda y llega, otras veces no lo hace tanto
pero eso ya no me importa demasiado porque sé que nunca se carece del todo de
ella, porque en sentido último la fluidez es atreverse a decir lo que se quiere decir
y eso sí que lo decidimos nosotros. (Ttm-l)
Salir del armario significa no volver a sentirte como un monstruo que debe
ocultar un secreto terrible; al contrario, te sientes como una persona normal que
está orgulloso de sí mismo, como las personas normales tienden a ser.
Existe el Día del Orgullo Gay pero no el Día del Orgullo Tartamudo (o el
Día del Orgullo Intersexual); las autoridades mundiales establecieron el Día
Internacional del Conocimiento de la Tartamudez (International Stuttering
Awareness Day) para informar a la comunidad fluida de las peculiaridades del
patrón de habla tartamudo. Jezer (1997:172) concibe la tartamudez como motivo
de discapacidad pero no de orgullo; igualmente, la normativa española relativa al
reconocimiento y declaración de minusvalías establece la tartamudez como motivo
de discapacidad, normativa que posteriormente analizamos. Por tanto, al
percibirse socialmente la tartamudez como discapacidad y enfermedad,
prácticamente todos los tartamudos no se sienten orgullosos de su condición.
Pero, ¿cómo explicamos el hecho de que una porción diminuta de los
tartamudos manifieste sentirse orgulloso de su condición? En primer lugar, todos
los testimonios de orgullo proceden de un foro virtual, medio que imposibilita el
conocimiento real, íntimo y cotidiano de los autores; por lo que, en última
instancia, nunca hemos comprobado la veracidad del contenido de los mensajes en
la vida cotidiana de los protagonistas. Nuestra evidencia empírica procede de las
manifestaciones de los participantes de los grupos de autoayuda que hemos
498
coordinado, espacio social en el que nadie se siente orgulloso de su tartamudez:
quien acude a un grupo de autoayuda de tartamudos es porque la tartamudez le
hace sufrir.
La segunda razón es la siguiente: si un tartamudo afirma sentirse orgulloso
de su condición, no creemos que se refiera al hecho de estar orgulloso de su
tartamudez, sino que está orgulloso de sí mismo a pesar de los infortunios
derivados de la tartamudez; este es el sentido que el autor del mensaje de Ttm-l
enfatiza: <<Además, me siento orgulloso de ser "tartamudo", me explico, me siento
orgulloso de haber conseguido llevar una vida normal y luchar por mis aspiraciones
con un éxito relativo a pesar de ser tartamudo, y también me siento muy orgulloso
y feliz de mi crecimiento personal gracias a mi tartamudez>>. Como apreciamos, el
orgullo se deriva de conseguir una serie de metas personales a pesar de la
tartamudez, gracias al esfuerzo personal.
418
Consideramos la identidad referida por Preves, como la fusión de la identidad social y
personal.
499
Hola a todos. Esta mañana me llama Adolfo y me pide que le dé el número
de Fax del trabajo para enviarme una copia de la entrevista que le acaban de
hacer en la COPE. Se lo doy. Mi idea es bajar al Fax al piso de abajo cuanto antes
y ponerme a vigilar el fax para capturar la hoja y ESCONDERLA, ya que en el
trabajo no he salido del armario. Esta absurda situación no es culpa de Adolfo por
enviar faxes normalmente, sino mía, por seguir en el armario. En ese momento
recibo otra llamada de un cliente con ganas de hablar y pasan unos minutos
preciosos. Cuando cuelgo, bajo al piso de abajo a toda prisa. Una secretaria está
recogiendo los faxes para repartirlos. El fax no tiene portada ni destinatario, solo
se lee TARTAMUDEZ bien grande. Yo espero que me entren las ganas de morirme,
pero no me entran (algo debo haber avanzado). Pilar (la secretaria) me hace una
seña con la cabeza de ABSOLUTA NORMALIDAD que significa: tienes algo que
debe ser para ti. Su actitud no refleja ningún tipo de corte, burla ni nada, solo
ABSOLUTA NORMALIDAD, como cualquier otro fax. Evidentemente ha hablado
muchas veces conmigo y sabe lo que soy. Pilar vuelve a su trabajo a toda prisa,
debe estar muy ocupada... Todo está en mi cabeza, joder. A nadie le importa un
pijo. Gracias al fax de Adolfo pude ver lo siguiente: que el armario es de cristal.
Transparente y rompible sin mucho esfuerzo. Un saludo. (Ttm-l)
500
fuerza de la costumbre de la lógica interna, conflicto fácil de resolver: <<y
rompible sin mucho esfuerzo>>.
El autor escribió este mensaje el 14/10/2002. Dos años y medio más tarde,
el día 13/5/2005 le preguntamos si sostenía lo que había escrito en el mensaje, en
concreto, <<si el armario es de cristal, transparente y rompible con poco
esfuerzo>>; respondiendo: <<El armario es de cristal transparente. Rompible por
otros sin mucho esfuerzo. Para nosotros con mucho esfuerzo>>. En un primer
instante, a tenor de la normalidad de la secretaria y eufórico ante el hecho de no
haberse avergonzado al ser descubierto, dedujo que el armario era rompible sin
mucho esfuerzo; pasado este tiempo, rectifica ante la evidencia de no haberlo
conseguido, dado el esfuerzo que requiere: <<Para nosotros con mucho esfuerzo>>.
¿Por qué el autor no rompe definitivamente el armario? Preguntamos al
autor del mensaje el motivo por el cual no conseguía salir del armario en el
trabajo, respondiendo tras mucho meditar: <<Creo que es una inercia adquirida>>.
Los tartamudos que han salido del armario completamente cumplen tres
requisitos fundamentales: vivir la tartamudez con transparencia, efectuar la
inversión causal y emprender acciones públicas (políticas y sociales).
Denominamos tartamudos liberados a quienes han completado los tres requisitos
fundamentales.
1-. Transparencia.
501
2-. La inversión causal.
502
emancipación fue Rompiendo cadenas; significando que, impulsado por la conquista
de la libertad, el tartamudo rompe la esclavitud de la tartamudez: los proyectos
del tartamudo nunca deben ser coartados por la tartamudez.
503
Feedback que se incrusta en las profundidades de la memoria, induciendo
constantemente a conductas acordes al mismo, perfectamente racionales, por lo
que modificarlas exige <<mucho esfuerzo>>, como bien rectificó posteriormente el
autor del mensaje.
504
sentimiento estimulante y de seguridad, viviéndose subjetivamente como orgullo y
fijando la cognición en el sistema de creencias. La inversión causal se inserta en el
sistema de creencias del tartamudo si se refuerza con actos públicos acordes a la
misma.
<<Entregar un folleto en El Corte Inglés>> es un acto de concienciación
social que, aparte de reforzar la inversión casual, anula la vida secreta y silenciosa
del tartamudo, saliendo definitivamente del armario. Rocke afirma que <<Es una
Salida del armario total>>; confirmando la destrucción definitiva del armario: el
dolor desaparece y sentimientos tan corrosivos como la culpa, la vergüenza y el
miedo se desvanecen. El acto público (político y social) transforma la realidad
subjetiva de la persona, otorgando a la acción personal una dimensión
trascendente, que reduce o elimina entelequias mentales o pensamientos absurdos
producidos por la soledad y el secretismo.
El sábado pasado cuando volví a Alcalá a ver a los amiguetes y quemar (¿?)
Alcalá, me preguntaron qué hacía en Madrid comiendo, y entonces les comenté
todo el tema. Les enseñé la tarjeta de identificación, me hicieron un par de
preguntas, pero sin indagar mucho en el tema, pero creo que con la expresión "olé
sus huevos". Y en unas de las respuestas, me bloqueé y un amigo me "pisó"; otro
amigo le dijo "espérate que termine". Yo la impresión que tengo es que les resulta
incómodo el tema. Es un tema que ha sido incómodo durante mucho tiempo en la
sociedad. Ocultando, evitando, avergonzando..., ahora nosotros lo tomamos con
naturalidad, y hasta con humor, y ahora nos toca enseñarlos a ellos. Antes les
enseñamos a la sociedad, que era avergonzante, ahora toca volver a enseñar. Un
saludo. (Ttm-e)
505
discriminación que el colectivo acusa, involucrándose en su reducción y eliminación,
hecho que recuerda al movimiento de liberación homosexual.
Bacon, también fuera del armario, está comprometido con la acción pública
de educación social hasta extremos inauditos:
Como ya decía previamente, Goffman expone que una vez que la identidad
ha sido deteriorada, como en el estigma, no es posible borrar esa huella. Es
interesante observar que, sin embargo, en mi estudio los participantes
demostraron una habilidad especial para superar el trauma de la estigmatización,
al menos parcialmente.
506
foros virtuales y en el grupo de autoayuda, recorriendo todos los escenarios
posibles, incluso un reportaje de televisión. Se han liberado de la opresión que los
atenazaba, siendo <<merecedores de recompensas públicas por haber demostrado
que un individuo de esa especie puede ser una buena persona>> en palabras de
Goffman (1970c:37); salir del armario completamente es un ejemplo heroico para
la comunidad tartamuda y fluida, una vez conocidas las fatalidades sufridas y las
adversidades inherentes al proceso, pero los héroes sobreviven a la tragedia, qué
duda cabe.
Concluimos que los tartamudos liberados, aquellos que han salido del
armario por completo, se integran plenamente en la sociedad, emprendiendo
acciones de carácter público a consecuencia de su convicción personal, según la
cual la problemática de la tartamudez reside en la organización social y política
pero no en la estructura mental del tartamudo, víctima inocente de un sistema de
valores que menosprecia la diversidad humana. Sin embargo, el estamento
médicopsicologico o clínico actúa ajeno a las manifestaciones de la diversidad,
interesado en curar lo que no admite cura, siempre al margen de la organización
política y social.
507
La posmodernidad se define por la heterogeneidad y la multiplicidad en
todos los ámbitos, especialmente en el identitario (Gergen 1992); una vez más,
grupos minoritarios de la sociedad civil aventajan a los estamentos que ostentan
el poder en la conquista de libertades, conocedores de lo que la libertad significa,
tras sufrir una carrera moral salpicada de incomprensión y etiquetaje; ideas que
desarrollamos en “Consecuencias de La Salida del armario”.
5.1-. Introducción.
419
El citado informante escribió unos apuntes de viaje que el lector interesado puede
encontrar en http://www.ucv.ve/humanidades/tartamudez/perth.htm
508
pueden librar, como por ejemplo, intervenciones públicas en escuela o instituto.
Los tartamudos coinciden en señalar que las intervenciones públicas en las aulas
constituyen el peor trauma de su vida, manifestando que el profesor no era ajeno
a las escenas de sufrimiento, mostrando asombro y perplejidad; escenas
acompañadas de burla y risa de los compañeros de aula, inspiradoras del mote de
toda la vida escolar: dos de nuestros informantes fueron apodados El metralletas
y El tarta, después de gloriosas intervenciones en el aula. El habla pública cautiva
significa vergüenza, que se traduce en un intenso sentimiento de culpa que asedia
después de la intervención; vergüenza y culpa que suscitan la evitación de
situaciones similares y miedo de asistir a clase y al colegio; aprovechando
circunstancias adversas, como por ejemplo más suspensos de los habituales, para
abandonar los estudios.
La duración e improvisación son dos factores que alteran el grado de
intensidad del sufrimiento, alcanzando cotas nunca superadas. Intervenciones
públicas muy breves pueden ser especialmente dolorosas, como por ejemplo,
¿cómo te llamas?, respuesta que el alumno tartamudo no puede esquivar diciendo,
como en tantas ocasiones, <<No sé>>; sino que tiene que responder
inmediatamente, de lo contrario suscita risas, gestos de extrañeza y sospecha,
que es la mirada más hiriente. Otras intervenciones más extensas como la
exposición de un tema oral son motivo de vómitos y súbitas visitas al baño antes
de la actuación, aparte de pensamientos como Me quiero morir o Me odio, que
marcan la biografía del sujeto. Respecto a la improvisación, los tartamudos temen
que les pregunten de forma imprevista, provocando un alto grado de tensión en
clase durante toda la vida escolar; igualmente, si son preguntados después de otra
persona, en un turno que conocen de antemano, el sufrimiento se dispara, al ser
conscientes del tiempo que les falta para la intervención, ensayando mentalmente
o susurrando las palabras que desean emplear; ensayos que poco o nada sirven,
como bien sabe el tartamudo, pero obedecen a estrategias sugeridas por clínicos
o de invención personal, para calmar el nerviosismo.
En cualquier caso, el habla pública es la situación más temida por los
tartamudos, circunstancia que explica los iniciales recelos que encontramos a la
puesta en marcha de un toastmaster experimental de tartamudos.
420
Especialmente la ausencia de un tartamudo encubierto cuyo máximo problema era el
habla pública, motivo que le había conducido a terapia clínica, sin resultados manifiestos y
a integrarse en los grupos de autoayuda; habiendo mostrado en junio de ese año un
inusitado interés a participar en el toastmaster. Nunca más volvió a los grupos, sin que
podamos haber averiguado los motivos de su súbito abandono, pese a desesperados
intentos.
509
Madrid, grabando en video dos sesiones y entrevistando posteriormente a siete
participantes.
A partir de enero del año 2005, abandonamos el grupo para entregarnos a
la redacción de este trabajo, manteniendo contacto con el nuevo coordinador;
según nos consta, el grupo continúa funcionando con buena afluencia de público,
aportando interesantes novedades.
421
Existe una ingente bibliografía de grupos toastmaster de fluidos pero no de
tartamudos, de acuerdo con nuestras investigaciones bibliográficas en Internet.
422
La dirección de web de la organización es: http://www.toastmasters.org/
423
Observamos que la fecha de creación del primer grupo de toastmaster es el 22 de
octubre, fecha que coincide con el Día Internacional del Conocimiento de la Tartamudez
(International Stuttering Awareness Day), deduciendo que la elección de esta fecha por
la ISA (International Stuttering Association) no es casual sino motivada por la fecha de
creación del primer grupo de toastmaster, suposición que no ha sido confirmada.
510
legalizó su actividad en California con el nombre de Toastmaster International. A
partir de 1941, Smedley se dedicó exclusivamente a la difusión de los principios
que rigen el Toastmaster; a partir de entonces hasta la actualidad, el movimiento
toastmaster ha crecido en el mundo entero, con más de 200.000 miembros
diseminados en 9.300 grupos de toastmaster en Estados Unidos, Canadá y 78
países, España incluida, existiendo grupos para ancianos, profesionales, bilingües e
invidentes.424 Actualmente, según la propia organización:
424
La web de es: http://www.excelenciatoastmasters.com/
425
No consideramos oportuno incluir aquí más información del funcionamiento de grupos
de toastmaster de fluidos tutelados por la organización Toastmaster International, dado
que la adaptación del grupo de autoayuda de Madrid ha sido muy libre, respetando los
axiomas más básicos como la duración de la intervención y la situación de habla pública
desde lo alto de un estrado. Para más información, véase página web de esta organización:
www.toastmasters.org
511
publicado nada del tema hasta la fecha, al menos en inglés o castellano. Aquí
mencionamos ambas reseñas.
Jezer escribió un libro muy divulgado (Jezer, 1997) en el que menciona dos
referencias de la participación de tartamudos en toastmaster de fluidos:
512
del toastmaster incluye otros fines, de carácter personal, social y político,
perfectamente compatibles con los terapéuticos. Entendemos que la fluidez es un
derecho del tartamudo, aparte de un ingrediente de su identidad, considerando
que el empleo de técnicas para ganar fluidez, como el toastmaster, es
perfectamente legítimo; pero compatible con objetivos personales, sociales y
políticos: el grupo de toastmaster es un escenario idóneo para satisfacer una
amalgama de intereses, desde los terapéuticos hasta otros más sociales y
políticos.
Otro aspecto que despertó gran interés fue determinar el objetivo último
de las reuniones, en concreto, si éstas se realizaban con fines terapéuticos, como
estrategia de desensibilización, de acuerdo con la terapia vanriperiana; o si
perseguía otras intenciones, como La salida del armario, la aceptación de la
tartamudez o la dignificación de misma. Nuestra intervención fue clara y concisa,
provocando una intensa discusión: Las reuniones tienen el sentido que cada uno dé.
Respuesta que se vinculó al anterior debate, respecto a la presencia de fluidos en
las reuniones de toastmaster; acordando que cada participante era dueño del
sentido que quisiera conceder a las reuniones y que la presencia de fluidos era un
requisito ineludible, pasadas unas sesiones.
513
El sentido de las reuniones es individual y no grupal, posibilitando múltiples
interpretaciones, tantas como sujetos asistan; cada integrante del grupo de
toastmaster dispone de cuatro o cinco intervenciones de tres minutos en las que
puede hablar (y tartamudear) del tema que desee, hablar otro idioma e incluso se
planteó la posibilidad de subir al escenario para practicar el silencio, mirando a los
ojos de la audiencia.426
Por tanto, el sentido de las reuniones no era grupal, –ayudar y ser ayudado,
axioma de la autoayuda-, sino individual, aunando distintas intenciones y objetivos
en el mismo grupo de toastmaster; en definitiva: un experimento.
426
Casiopea subió al escenario para estar en silencio, con el siguiente resultado: <<Una de
las veces que subí, opté por “aguantar” el silencio. La sensación de control de la situación,
llevar al extremo el silencio en un monólogo, hasta la incomprensión de los asistentes, me
permitió ser dueña de mi tiempo en ese momento en el que me tocaba hablar. Sentí mucha
fuerza y mucha seguridad en mí y en mis decisiones>>.
514
El primer factor que suscita tartamudez es la obligatoriedad de hablar; a
continuación estudiamos dos factores más.
Añadimos un segundo factor al hecho anterior: la libertad de elección del
mensaje. A menos libertad, más tartamudez: los tartamudos tartamudean más si
dicen el nombre o al ser preguntados por la dirección en la que viven; porque no
sólo están obligados a responder, obligación que siempre detestan, sino que
además tienen que responder una única palabra, sin posibilidad de andarse por las
ramas, hecho muy habitual en los tartamudos para evitar fonemas o palabras. La
obligación es doble: responder y responder una palabra determinada. Cuanta más
obligación, más tartamudez. Si los grados de libertad del sujeto disminuyen,
aumenta la tartamudez; o al contrario, si aumentan, la tartamudez disminuye. Así
es la tartamudez. Por tanto, el segundo factor que suscita tartamudez es la
libertad de elección del mensaje.
El tercer y último factor que posteriormente desarrollamos y que aquí
adelantamos, es el hecho de que el tartamudo tartamudea ante quien puede
juzgarle, por lo que no tartamudea ante quienes no tienen entendimiento o juicio.
Cuanto más autoridad y ascendencia posee el juez, como padres, suegros, cuñados,
guardias, profesores, médicos, jefes, etcétera, más tartamudez. Fiedler y
Standop (1984:99-100) analiza lo que denomina la responsabilidad de la
comunicación, que es una:
515
caben instantes de silencio, combinándose con miradas, movimientos y otros
entretenimientos. El segundo factor está presente al principio de la conversación
telefónica, cuando el tartamudo tiene que presentarse y preguntar por una
persona determinada. El tercer factor también está presente porque el oyente
juzga al tartamudo, en caso de que tartamudee, efectúe evitaciones manifiestas o
silencios mínimamente prolongados y sospechosos. El tartamudo tartamudeará
más si habla telefónicamente con su jefe por ejemplo, llama al médico para pedir
hora o a su profesor de la universidad: son la autoridad.
Si un adulto pregunta el nombre por teléfono a un tartamudo, la libertad
del tartamudo es mínima, cumpliendo los tres requisitos mencionados: obligación
de responder, habiendo una sola opción como respuesta y conocedor de que puede
ser juzgado por el oyente; por consiguiente, preguntar el nombre a un tartamudo
por teléfono o si un tartamudo tiene que llamar y decir su nombre, es una
situación de libertad mínima para el tartamudo y, por tanto, extrema. La evidencia
empírica demuestra que no hay situación más difícil para el tartamudo que llamar
por teléfono y decir: Soy fulanito; ¿está menganito?. La tartamudez disminuye
cuantas más opciones se presentan al tartamudo o al revés, aumenta cuantas
menos opciones tenga de decir. Queda, por tanto, parcialmente demostrado la
relación entre libertad y tartamudez, aunque todavía quedan pendientes
precisiones menores.427 La teoría de los grados de libertad del habla considera
427
Para rizar el rizo, puntualizamos que prácticamente todos los tartamudos distinguen
entre ser llamados y llamar por teléfono, prefiriendo por unanimidad ser llamados.
Interpretamos que ser llamado otorga más libertad al tartamudo; en primer lugar, mira en
la pantalla del teléfono el número de quien llama, preparándose para la faena; en segundo
lugar, al ser llamados no tienen que llevar la iniciativa de la conversación, porque se supone
que quien llama, guía la conversación. Una de las peores llamadas que un tartamudo puede
realizar, por ejemplo, es llamar por teléfono a casa de la novia (o novio), que se ponga su
madre o padre y decir: Soy fulanito, ¿está menganito?. Aparte de llevar la iniciativa en
una llamada telefónica, puede ser juzgado por los padres de su pareja, cuestión delicada
de suyo. Esta llamada es especialmente costosa, por lo que los tartamudos proponen
alternativas para evitar llamar como, por ejemplo, que la otra persona llame, si es posible;
así lo expresa Martini: <<Creo que sí, porque cuando tú ves que tu novio, o lo que sea, te
dice que llames por teléfono y tú le dices que no, que llame él>>.
Tierra narró una situación terrible que la sucedió en el aeropuerto, en un mensaje
que ya hemos mencionado pero que reproducimos por su interés, con el fin de ser
analizado bajo el nuevo prisma de los tres factores que incitan tartamudez al tartamudo:
<<Pues fue hace dos años, más o menos, fui a buscar a mi novio al aeropuerto y me
encontré con los padres de mis amigos, que se fueron con él de viaje. Yo no los conocía, o
sea, los conocía de habernos visto un día solo y sabía que ellos a mi me conocían pero que
no sabían mi nombre ni nada. El caso es que hablando con ellos va y me dijo la madre de
uno de los amigos: ¿Cómo te llamas?. Y a mí no me ha supuesto mucho problema el tener
que decir mi nombre, de nunca, pero en esa época, yo no sé por qué, cambió ese aspecto.
Empecé a tartamudear mucho cada vez que tenía que decir mi nombre. El caso es que me
quedé bloqueadísima y solamente pude decir “Ti”, y empezaron a decirme nombres: Tina,
Tita, creo que me llegaron a decir de todo, hasta que yo pude decir mi nombre, pero pasó
muchísimo tiempo hasta que pude decir mi nombre. Y lo tuve que decir delante de todos
516
que cuanto más libertad posea el tartamudo para expresarse (con destinatarios y
forma del mensaje) menos tartamudez; y, al contrario, cuanto menos libertad
(obligatoriedad de habla y mínima elección del mensaje), más tartamudez. Esta
teoría incluye ambos componentes de la identidad del tartamudo, porque en el
extremo de mayor libertad, el patrón de habla es fluido, mientras que en el otro
extremo -de libertad mínima- el patrón de habla es muy tartamudo.
Observamos que si el tartamudo goza de total libertad, es capaz de hablar
conforme a la norma hegemónica; pero en la medida en que esa libertad se reduce,
se aleja de la norma hegemónica. El tartamudo huye de la norma si no tiene
libertad para acatarla, por lo que el tartamudo y la norma social son
incompatibles; cuanto más obligación tiene de acatar la norma, más se separa de
ella; cuanto menos está obligado, más se acerca.
La teoría de los grados de libertad del habla es la primera conclusión
observada en el grupo de toastmaster, conclusión ratificada posteriormente en
conversaciones con los miembros del grupo, con los que departimos de esta
cuestión.
los padres de todos los amigos y, en esos momentos... En esos momentos sí que me sentí
mal, pero como luego pude hablar, luego pude comentarles cosas y hablar normal con ellos,
dije, pues, no pasa nada>>. Al preguntarla el nombre en el aeropuerto, delante de personas
de autoridad que juzgan, como los padres del novio y los amigos, nada menos, Tierra tenía
que decir su nombre –y sólo el suyo, claro está-, rápidamente. Sin embargo, no pudo: la
libertad era mínima, reducida a su mínima expresión. El desastre fue terrible.
517
5.5-. La salida del armario en el toastmaster.
Hablar con los otros padres de homosexuales es utilísimo. Aunque entre los
padres que entrevistamos los había demasiado temerosos de hacerlo, muchos
518
comprobaron que hablar con otros padres hacía que no se sintiesen solos y que
comprendiesen que no hay razón para avergonzarse ni para experimentar
sentimientos de culpa.
519
1.2-. Interés político.
428
El nuevo coordinador del grupo y los miembros del toastmaster efectuaron una acción
pública de educación social, dando una charla en la Biblioteca Pública “La Latina” el día 30
de Marzo de 2005 a las 19 horas; charla en la que revelaron aspectos personales y
sociales de la tartamudez. Cuatro meses más tarde, el nuevo coordinador acudió con un
participante del grupo de toastmaster a Radio Sierra, explicando los pormenores de la
tartamudez a una audiencia calculada en 2 millones de personas, según el director de la
misma.
520
Eribon (2001:160-161) expone la valentía individual que los homosexuales
movilizan <<en todas las situaciones de la vida, y en ocasiones cuando menos se
espera (con la tensión que ello causa), ni tampoco a las recaídas provisionales e
inevitables de la energía psicológica que requiere la voluntad de estar fuera del
armario>>; valentía que es la actitud imprescindible para la vida auténtica, por lo
que <<no es de extrañar que la inautenticidad sea la más extendida>> (Eribon
2001:156). Sensibles a la debilidad humana de un colectivo cansado de bregar, al
que se le hacen propuestas clínicas tan ingenuas y ñoñas como la aceptación de la
tartamudez, tartamudear voluntariamente delante de los padres o soplar velas a
veinte centímetros de distancia, consideramos necesaria la vinculación afectiva y
social de tartamudos en idéntica situación, trabajando codo a codo y día a día por
la liberación de la opresión del estigma.
Al igual que los movimientos sociales de colectivos antaño estigmatizados,
como los homosexuales, que han conseguido la reducción del estigma, aparte de
derechos sociales y políticos encomiables, los tartamudos reclaman la
dignificación de su condición; habida cuenta de que la unión es la base de los
movimientos sociales que conquistan espacios de poder, previamente arrebatados,
los tartamudos necesitan articular su rechazo al estigma social, siendo los grupos
de toastmaster un espacio físico y social adecuado para este fin. La vinculación
virtual a través de foros de discusión, si bien es un primer paso para el contacto
entre tartamudos, es insuficiente; la acción pública es imprescindible, exponiendo
las consecuencias de la opresión del estigma a agentes sociales cercanos a la
problemática.
521
2-. Análisis etnográfico.
Cantante: Muy bien y muy bonito. Muy humano todo esto. La gente se reúne
en muchas ocasiones: fútbol, corridas de toros, salas de cine, teatro,
manifestaciones, etc... pero, para hablar de sus problemas con otras personas que
tienen problemas muy parecidos, con esa franqueza, esa humanidad, esa humildad,
¿conoces muchos grupos?. Por supuesto que he quedado satisfecho, además de
impresionado, eufórico, convencido de lo que hacemos.
Casiopea: Quería pasar por una experiencia como ésta. He podido llevar a
cabo una situación que en el medio habitual no hubiera sido posible por temor al
ridículo.
522
Cantante: El toastmaster es una vuelta más de tuerca a la tartamudez. La
tartamudez tiene que ser lo que simplemente es: que una persona no habla con la
fluidez y rapidez que el resto, pero es más importante lo que hay que decir que el
tiempo que se tarde en decirlo, y es el fondo y no la forma lo que hay que valorar.
Todo lo que sea aceptar, sufrir con dignidad sin hundirse, plantar cara a las
situaciones con la mejor de nuestras “caras” y seguir “pa adelante”, como dicen en
mi pueblo, es un beneficio. Hacer el toastmaster es un desafío más, uno de los
muchos que me planteo en la vida, y aceptar ese desafío es un beneficio.
PfAoR: Quizás el mayor beneficio haya sido el perder un poco más el miedo
a hablar en público.
523
Elvis: Hasta el momento no he visto ningún inconveniente sobre esta
técnica, también es verdad que sólo llevo unos pocos meses.
PfAoR: Quizás el único inconveniente haya sido el no contar con más gente
fluida como público.
524
sufrir con dignidad sin hundirse>> (Cantante); y aquí comienza la acción pública:
<<plantar cara a las situaciones con la mejor de nuestras “caras”>>. Plantar cara es
una forma nueva de responder a la opresión del estigma que inevitablemente
conciencia y educa al oyente.
429
Preferimos emplear la locución inglesa Transfer, y no la castellana, Transferencia, por
las connotaciones psicoanalíticas de esta última. Según la terapia cognitivo-conductual,
Transfer alude al hecho de transferir o extrapolar los aprendizajes adquiridos por el
paciente en la consulta a su vida cotidiana. Normalmente, los tartamudos ganan fluidez en
la consulta del clínico, gracias a las técnicas logopédicas al uso, sin que dicha ganancia se
mantenga fuera de la consulta, en la vida real del paciente.
525
2.2-. La Salida del armario.
Elvis: Creo que hay una diferencia fundamental que es que en los grupos de
autoayuda no hay gente fluida y en el toastmaster casi siempre hay gente fluida.
También hay que decir que en los grupos de autoayuda estoy en un ambiente
diferente que al del toastmaster porque me siento más arropado con los
compañeros mientras que en el toastmaster estoy yo sólo ante el peligro.
Yo creo que estos grupos de ayuda me han servido para ver la tartamudez
de una manera diferente y observar que hay mucha gente con mi mismo problema y
que luchan por lo que quieren.
Elvis elogia estos <<grupos de ayuda>> porque <<me han servido para ver la
tartamudez de una manera diferente>>; apreciación siempre agradecida por quien
ha sido víctima de la maquinaria terapéutica del modelo hegemónico, sin conocer
otro punto de vista: Elvis agradece la ruptura de la utopía monocorde fluida,
526
aplaudiendo la polifonía de voces del grupo; añadiendo <<y observar que hay mucha
gente con mi mismo problema y que luchan por lo que quieren>>: la compañía
reconforta a quien está acostumbrado a la soledad del armario, aunque lo más
sorprendente es la terminología empleada, <<luchan por lo que quieren>>,
soslayando la correspondiente al estamento médicopsicologico.
Escuchar a compañeros en el estrado describiendo vivencias personales es
una experiencia de carácter público, aparte de personal y terapéutica. Los
participantes del toastmaster denuncian el estigma asociado a la tartamudez y la
discriminación laboral y social de la que son objeto, organizando actividades
encaminadas a la reducción o eliminación de las mismas, como intervenciones en la
radio, escritos o llamadas telefónicas; al considerarse ciudadanos de pleno
derecho, como los fluidos, los tartamudos invocan la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley para fundamentar sus aspiraciones políticas. En este
sentido, consideramos que las narraciones públicas del toastmaster tienen un
carácter político.
Por tanto, existe una diferencia esencial entre el toastmaster y los grupos
de autoayuda: el escenario confiere a la intervención del orador carácter público,
diferenciándose de los grupos, que <<están muy bien para soltar las tristezas y
compartirlas>>; además, los grupos de autoayuda son más íntimos que el
toastmaster, empleándose estos últimos <<para exteriorizar en público>>
(Marqués); intimidad de los grupos de autoayuda que se complementa con el
público que asiste: <<en los grupos de autoayuda no hay gente fluida y en el
toastmaster casi siempre hay gente fluida>> (Elvis). Estas apreciaciones
evidencian la diferencia entre ambos tipos de grupos, otorgando al toastmaster
un carácter menos personal e íntimo y más público: el toastmaster va más allá del
grupo de autoayuda, sirviendo de puente entre éste y la vida cotidiana del
tartamudo.
527
Casiopea: Me llama la atención lo imprevisible del control del habla en el
escenario. Uno no sabe cómo va a reaccionar hasta que se encuentra arriba.
Personas que se definen leves, se volvían tartamudos moderados en el escenario.
Cantante: Por supuesto, cada vez que sales a escena es más fácil que la
anterior. Ese es uno de los objetivos de esto, salir tantas veces que cada vez sea
más fácil.
528
En términos generales, consideramos que sentimientos indeseables como el
miedo o la vergüenza a hablar en público en el escenario presiden el inicio de las
sesiones de toastmaster, derivando a otros más apacibles, que reducen la
intensidad de los primeros; proceso que los psicólogos de talante conductual
denominan desensibilización.430 A partir de la cuarta o sexta sesión, dependiendo
del afectado, lo que antes era horror a hablar en público, ahora se convierte en
placer e incluso euforia.
Consideramos el toastmaster como un hervidero de sentimientos no sólo
por la evidencia observada en las caras y gestos de los oradores, sino por los
sentimientos narrados públicamente, pertenecientes a su biografía; ebullición de
sentimientos que alcanza cotas poco comunes, a medida que los oradores
adquieren la confianza necesaria, manifestando sentimientos más íntimos y
desgarrados:
430
Van Riper (1973) propone un tratamiento de la tartamudez que consta de cuatro fases,
siendo la segunda, la desensibilización, fase que aplica los principios conductuales de la
desensibilización al patrón de habla tartamudo. El toastmaster es una técnica de
desensibilización, al tener que hablar pública y reiteradamente.
529
Cáceres: Sentí un sentimiento de liberación ante mí mismo.
Cáceres: Pienso que para liberarte digamos, para abrirte al exterior, para
ver que tus ideas y pensamientos puedes reflejarlos.
Marqués: Recuerdo que empecé hablando sobre el valor que tenemos que
demostrar a los demás de lo que estamos haciendo y que no nos tenemos que venir
abajo, por nada del mundo. Me sentía con frío al comienzo de las frases, pero al
final del discurso, me sentí como un nadador cuando ha llegado a la meta; mi
cuerpo volvía a su estado natural, libre de tensiones, agotado, pero muy
placentero, ya que había conseguido hacer la carrera y lo más principal, llegar a la
meta; el premio no me importaba.
530
En otro lugar, Cantante dice: <<El toastmaster es una vuelta más de tuerca
a la tartamudez>>; describiendo perfectamente la tarea del toastmaster, que va
más allá de las estrategias de evitación habituales de los tartamudos. Tartamudos
y fluidos conciben la tartamudez como miedo a hablar, sentimiento que se dispara
en la tribuna del toastmaster, al contrario que en la vida cotidiana en la que el
tartamudo huye de situaciones comprometidas que pudieran descubrirle: el
toastmaster invierte la estrategia cotidiana de evitación, apostando por la
revelación de sí mismo (Salida del armario) y el habla pública, experiencias
siempre evitadas. Estrategia que se revela como la única apropiada para eliminar
el miedo a hablar en público:
Elvis: Creo que es un método muy bueno para perder el miedo a hablar en
público, también puede que a gente tartamuda le ayude a superar la tartamudez.
531
Cantante, tartamudo severo, advierte que <<mucha gente no respeta
nuestro miedo>>; siendo otros miedos o fobias más comprensibles que el miedo a
hablar, como <<el miedo de mucha gente hacia los ratones, cucarachas, insectos,
etc...>>; coligiéndose que la concienciación es necesaria para la comprensión social
de la tartamudez, por lo que todo lo demás es superfluo: <<y no es necesario
alargarse más, es marear la perdiz>>.
Elvis: Lo que no sentía es ni impotencia ni odio, quizás sea porque los que
estaban oyendo mi discurso no se iban a reír y ni me estaban juzgando. Muy
532
diferente era cuando estaba en el colegio que ahí sí sentía impotencia y odio
conmigo mismo por no haberlo hecho mejor.
Como todos los oradores tartamudos del toastmaster, Elvis acusa la mirada
ajena, suscitándole vergüenza, sentimiento siempre menos intenso que el miedo.
Antes de la intervención el tartamudo siente miedo; durante la intervención,
vergüenza; después de la misma, alivio y satisfacción. Whiskey explica el efecto
de las miradas:
Whiskey: La verdad que yo tenía la experiencia del teatro y pensé que eso
me iba a venir bien pero me confundí eso era totalmente diferente, ver a todas las
personas mirándote aunque supiera que no le importa que tartamudee pero sólo el
hecho de mirar y yo hablar; ya sólo eso fue muy fuerte.
Cantante: Sé seguro que esto no suele ocurrir porque la gente es más buena
de lo que creemos, y comprende la problemática nuestra, y sabe analizar que cuando
una persona tiene un problema y hace lo que hace es digno de comprensión y
respeto. Hay que tener confianza en la gente. Yo la tengo y me va razonablemente
bien.
534
Cantante: Nada en especial. Yo soy yo, ése soy yo y estoy condenado a
aceptarme y a mostrarme tal y como soy, que no es tan grave, digo yo. No me gusta
verme en video, no acepto esa parte de mí, hay otras cosas más importantes que
tengo que hacer antes de ser grabado y verme. Todo a su tiempo. Hay gente, con
un leve problema de tartamudez, que no le importa ser grabado y además es bueno
todo esto, pero no me ha llegado el momento. Hay otras cosas antes que tengo que
superar.
535
6-. Consecuencias de La salida del armario.
6.1-. Introducción.
431
Actualmente, el Haloperidol es el único psicotropo del mercado autorizado para el
tratamiento de la tartamudez. Cantante ingirió Ziprasidona –un fármaco de
características muy similares porque también es antidopaminérgico- durante cuatro meses
sin beneficio terapéutico, acusando efectos secundarios de envergadura, como sueño
permanente, aturdimiento y aumento del peso corporal. Conocemos dos tartamudos más a
los que se les recetó esta sustancia con resultados similares a los de Cantante.
432
Nuestra concepción de la tartamudez coincide con aquellos que confieren más
importancia a factores sociales; e incluso creemos que la fuerza de los componentes psico
y bio se debe a que son depositarios de lo social en el organismo. En una sociedad que no
estigmatizara la tartamudez, los componentes psico y bio no serían objeto de escrutinio,
examen o terapéutica, concibiendo la conducta tartamuda tan normal como diversa es la
condición humana. Lo individual –lo bio y lo psico- es depositario de lo social. Creemos que
la distinción entre lo bio y lo psico es ficticia, suscribiendo las tesis general de Damasio
(2001); por lo que concebimos la tartamudez como un problema sociobiopsico o
sociopsicobio, tanto da.
536
condicionada por las corrientes psicológicas vigentes y las consultas clínicas a las
que el tartamudo haya asistido. La mayoría de nuestros informantes concibe la
tartamudez como un problema biopsicosocio o psicobiosocio, centrando sus
esfuerzos en terapia farmacológica –poco frecuente- o la correspondiente terapia
psicológica o logopédica, por la que paga tarifas más bien costosas, dependiendo
de la formación del clínico.433 Los que han efectuado la inversión causal
interpretan la tartamudez como un problema sociopsicobio o sociobiopsico, y no
asisten a ningún tipo de terapias, centrándose en la acción pública y en los grupos
de autoayuda, sin recibir ni cobrar por servicios. El primer grupo es mayoritario y
el segundo, minoritario.
6.2-. Consecuencias.
1-. Políticas.
Geertz (2001) considera que el ser humano posee una gran variabilidad de
aptitudes innatas de respuesta, valiéndose de esquemas culturales para
desarrollarlas, sin los cuales sería una criatura funcionalmente incompleta. En
este sentido, Durkheim (1998) otorgó una influencia decisiva al aparato social
normativo, recurriendo al concepto de anomia para caracterizar situaciones
sociales definidas por la ausencia de normas referenciales. Los modelos
referenciales tienen una función nómica e informativa, al constituir normas
sociales y fuentes de información distintas a las genéticas, proveyendo de un
patrón para organizar procesos psicológicos y sociales y siendo imágenes
esquemáticas del orden social (Geertz 2001).
Los modelos referenciales sirven para iluminar la realidad y conducir la
conducta del sujeto; en palabras de Berger y Luckmann (1968:161) orden
cognoscitivo (iluminar la realidad) y orden normativo (guiar al sujeto); por
ejemplo, <<es natural no tartamudear>> (orden cognoscitivo) y <<es preciso no
tartamudear>> (orden normativo). Los modelos referenciales describen el orden
433
Los médicos especialistas como foniatras o psiquiatras reciben entre 70 y 90 euros
por sesión; los psicólogos solicitan entre 50 y 70 euros, y los logopedas, entre 40 y 50
euros. Estas tarifas oscilan dependiendo de factores como población en la que ejercen,
duración de la sesión o poder adquisitivo del paciente. En cualquier caso, un tratamiento
de seis meses en una clínica interdisciplinar, actualmente muy comunes, en la que el
tartamudo es diagnosticado por el foniatra o psiquiatra jefe y rehabilitado por psicólogos
y logopedas del centro ronda los 1500 euros, aproximadamente.
537
social y moldean y exponen pretensiones empíricas sobre la condición y dirección
de la sociedad (Geertz 2001).
Según Godelier (1989:181-182), en relación con las funciones del
pensamiento y sus representaciones, los modelos pretenden representar,
interpretar, organizar y legitimar la realidad; siendo operativos y eficaces si son
conocidos por un grupo social mayoritario y seguidos de forma generalizada,
hecho que plantea dos cuestiones: primera, la existencia de una pluralidad de
modelos y la segunda, la posición de hegemonía de uno de ellos. La desigualdad
social otorga posiciones de privilegio a grupos minoritarios, los cuales imponen su
modelo como hegemónico, siendo un referente para los demás. Los modelos
hegemónicos pretenden ser el único referente, valiéndose para ello de la violencia
y el consentimiento (Godelier 1989:186; Berger y Luckman 1988:169), siendo más
común el segundo –el consentimiento- en el colectivo de tartamudos.434
434
Efectivamente, los tartamudos no son reprimidos con violencia (física y simbólica)
como los transgeneristas o intersexuales, siendo el consentimiento la característica más
común del colectivo, deseando ser tratado terapéuticamente y pertenecer al modelo
dominante.
538
La constitución de grupos de tartamudos, entre 200 y 400 personas, no es
posible hasta la difusión de Internet, agrupando a tartamudos de todo el mundo
en foros virtuales, que muestran el malestar del colectivo, hecho hasta entonces
inconcebible, dada su escasa población –entre el 0´75% y el 1% de la población-,
diseminación y estigmatización; a partir de la existencia de los foros virtuales, el
colectivo de tartamudos establece vínculos asociativos, sociales y afectivos,
presentando resistencia al modelo hegemónico y proponiendo la dignificación de su
patrón de habla. Los emergentes grupos de tartamudos denuncian la
discriminación social y laboral de la que son objeto, proclamando la dignificación
de su condición, hecho insólito en la historia de la tartamudez: los escritos de
estos tartamudos son el germen de una concepción no patológica de la
tartamudez. Al igual que los sucesos conocidos como la revuelta de Stonewall,
acaecidos en Nueva York en 1969, que supusieron un cambio de concepción de la
homosexualidad, libre de terapias, estos escritos marcan un hito en la historia de
la tartamudez, al proclamar la dignificación de la tartamudez y relegar la fluidez
a un segundo plano:
435
Ya expusimos este mensaje en la página 479 sin un examen profundo, hecho que
realizamos a continuación.
539
en el armario. La salida del armario de los tartamudos coincide cronológicamente
con la de los intersexuales, otra minoría sexual que está desvelando su identidad
en los albores del siglo XXI, después de tantos años de oscurantismo y opresión
médica (Nieto 2003b: 95-96):
436
LeVay (2000:85) refiriéndose a la orientación sexual, aunque perfectamente aplicable
a las minorías que se distancian del modelo hegemónico como los tartamudos, manifiesta:
<<Comparados con otras especies, los humanos son extraordinariamente diversos. Esta
diversidad, que se extiende desde la cultura hasta el ámbito genómico ha influenciado
nuestra evolución y nuestra historia. Como tal seguramente que es valioso para la
investigación científica. Todavía, siempre que uno se centre en un aspecto particular de la
diversidad humana, encuentra cuestiones éticas y políticas. La orientación sexual no es una
excepción. Hay claramente una diversidad comportamental: algunos hombres y mujeres
mantienen principalmente relaciones con personas del otro sexo, otros mayoritariamente
con personas del mismo sexo, y algunas con ambos>>. Concebimos la tartamudez como una
540
Signorile (1996:XXIV) recuerda el viejo adagio feminista, Lo personal es
político; aforismo válido para quienes han salido del armario completamente,
persiguiendo la dignificación de la tartamudez y la reducción del estigma. El
problema del tartamudo no es personal, intrapsíquico o genético, es público,
político y social: el modelo hegemónico impide la coexistencia de modelos
minoritarios: la igualdad es una quimera.
Al igual que otras minorías sociales que desafían los cánones establecidos,
como en su momento los homosexuales y ahora los transgeneristas, los
tartamudos no se adaptan al modelo hegemónico, el patrón de habla fluido, siendo
calificados de enfermos y estigmatizados por ello.437 Concebimos estos colectivos
minoritarios como ejemplos de la diversidad humana, reacia a las normas, siendo el
estigma asociado a su condición, el único problema de los mismos. Si la identidad
social de un sujeto es aplaudida por la sociedad, no se derivan problemas de la
misma; si es penalizada, es objeto de escrutinio, diagnóstico y terapéutica, cuando
no de confesión religiosa: lo personal está supeditado a lo social, o la identidad
personal se nutre de la social, como ya hemos argumentado previa y
profusamente.
Los tartamudos que han salido del armario completamente se han liberado
de las relaciones de dominación que en cierto modo consentían, rechazando las
percepciones dominantes impuestas por el modelo hegemónico.438 Si como dice
541
Bourdieu (1990), el dominante impone sus percepciones a los dominados, estos se
definen, piensan y hablan a través del lenguaje de aquél; los tartamudos liberados
no acatan el discurso del dominante ni su dominación, exigiendo la dignificación de
su condición y la reducción del estigma, que se traduce en la instauración de
relaciones recíprocas e igualitarias entre ambos colectivos. Dentro del armario los
tartamudos se culpabilizan, avergüenzan y tienen miedo de la tartamudez,
consintiendo la lógica de la sumisión; fuera del armario la desaprueban,
combatiendo el estigma. La salida del armario libera de la opresión, interiorizada
en forma de pensamientos de la diferencia y sentimientos dolorosos como
culpabilidad, vergüenza y miedo, conquistando un espacio de poder previamente
arrebatado e instaurando relaciones recíprocas e igualitarias.
542
Concluimos que a finales del siglo XX, por primera vez en la historia de la
tartamudez, la comunidad tartamuda de habla castellana ha cuestionado el modelo
hegemónico fluido o normofluido, consecuencia política de primer orden de La
salida del armario colectiva, proponiendo alternativas para su condición, libres de
patología, estigma y opresión, más satisfactorias para el tartamudo; <<mi vida va
cambiando a mejor>>, dice el autor del citado mensaje, consiguiendo una
convivencia más armoniosa de los dos componentes de su identidad mixta. La
salida del armario colectiva es el primer paso de la lucha política encaminada a la
dignificación de la tartamudez, liberadora del sufrimiento asociado a su condición,
consistente en la instauración de relaciones recíprocas entre ambos colectivos.
2-. Médicoclinicas.
439
Mencionamos movimientos porque el tartamudo presenta un patrón de habla irregular,
tomando como norma el hegemónico; el habla irregular se aprecia en el movimiento de los
músculos faciales, principalmente. El patrón de habla tartamudo está salpicado de
bloqueos que se traducen en silencios, hecho que no ocurre en el patrón fluido, cuyos
silencios son los necesarios para respirar. Aparte de los silencios que el tartamudo
presenta, los médicos controlan otro tipo de silencio, al que Valéry se refiere
poéticamente: <<La salud es el silencio de los órganos>>; efectivamente, los médicos vigilan
el silencio de los órganos, dada su condición de clínicos de la salud.
543
El modelo hegemónico desprecia el contexto antropológico y social de la
enfermedad, al considerarlas ajenas a su proceder, escudriñando el cuerpo pero
no el espacio social que habita; clasificando sujetos con categorías universales al
margen de contextos locales.
440
Nieto examina la desmedicalización de las comunidades transgenerista (2003a) e
intersexual (2003b), hecho que actualmente sucede gracias a la presión ejercida por las
emergentes asociaciones de defensa de los derechos de estas comunidades.
544
El slogan "rompiendo cadenas" se me ocurrió debido a que siempre he
pensado que la tartamudez es como una cadena que nos ata y que Ttm-l nos ha
ayudado a todos (y me pongo de primero en la lista) a romper esa cadena. Nuestros
miedos, nuestras culpas y nuestros odios son nuestras cadenas y ttm nos está
ayudando a romper con esto. De allí el slogan propuesto. (Ttm-l)
Obsérvese que dice: <<la tartamudez es como una cadena que nos ata>>, sin
especificar el objeto al que se ata; a continuación, aclara: <<Nuestros miedos,
nuestras culpas y nuestros odios son nuestras cadenas>>. La tartamudez provoca
unos sentimientos que encadenan, impidiendo la libertad; sentimientos que tejen
la realidad subjetiva, consecuencia de la identidad social estigmatizada.
Ttm-l, primer foro virtual en castellano, representa el movimiento de
liberación de tartamudos castellanohablantes que <<esta ayudando a romper>> las
cadenas; la asociación entre sujetos de idénticas circunstancias contribuye a la
liberación, a la ruptura de cadenas, cuestionando el modelo hegemónico. La
asociación recíproca entre iguales ha logrado objetivos poco frecuentes en la
terapéutica oficial, como la reducción de sentimientos dolorosos; los tartamudos
liberados conciben los foros virtuales y grupos de autoayuda como una alternativa
emancipadora, nunca o casi nunca aconsejada por clínicos, sin deberes
terapéuticas como ejercicios de gimnasia bucofacial o llamadas telefónicas a
agencias preguntando por viajes a Hawai o similares, y sin abono de emolumentos,
uno de los elementos más importantes, como todos los participantes reconocen.
441
Estos escritos pertenecen al foro virtual Ttm-l analizados por Rodríguez Carrillo
(2003).
545
Bacon, tartamudo liberado que pretende la reducción del estigma y el
establecimiento de relaciones recíprocas, está cansado de las terapias
comerciales y de la falsa esperanza que suscitan, centrando sus esfuerzos en la
acción pública política y social; combate con denuedo burlas, injurias y
discriminaciones que periódicamente sufre, exigiendo responsabilidades a quienes
lo desacreditan; en una ocasión, después de ser tratado telefónicamente de
forma irrespetuosa por un operario de una empresa, envió varios faxes a los
directivos de la misma, manifestando el desagravio sufrido, hasta que finalmente
recibió las oportunas disculpas por parte de un alto cargo de la compañía,
ofreciéndole las debidas compensaciones. Bacon luce una actitud combativa e
intrépida, realizando acciones aplaudidas por la mayoría, sin demagogias u otras
artimañas oscuras que persigan la vanagloria personal, salvaguardando los
intereses no sólo del colectivo tartamudo sino de cualquier otra minoría cuyos
derechos sean cuestionados o vulnerados por la mayoría.
Preguntamos a Bacon los requisitos que los tratamientos clínicos deben
cumplir para ser eficaces, respondiendo:
546
Bacon quiere ser amigo y no paciente o cliente, pretensión prácticamente
imposible en la relación terapéutica tradicional, recurriendo a los grupos de
autoayuda, en los que la relación recíproca e igualitaria constituye la base y
estructura de los mismos. Este tartamudo liberado, aparte de ser brillantemente
aplaudido por sus proezas, ha sido coordinador de un grupo de autoayuda,
habiendo expuesto a sus compañeros de infortunio (Goffman 1970c:50-55) los
sucesivos pasos de su espectacular salida del armario.
442
Dos de los tres tartamudos cuyos mensajes hemos expuesto conversan con frecuencia
acerca de la terapia clínica de un pope de la tartamudez, siempre al margen de clínicos,
intercambiando opiniones, experiencias e inquietudes.
547
jurídicas y sociales a sus peculiaridades, que permitan la coexistencia de modelos
minoritarios con el hegemónico. Los tartamudos liberados no se someten a
tratamientos comerciales que legitiman la lógica de la sumisión, cimentados en
axiomas opuestos a los que principian los grupos de autoayuda y foros virtuales;
siendo su principal desafío la participación pública, política y social, encaminada a
la instauración de relaciones recíprocas e igualitarias con la comunidad fluida.
7-. Conclusiones
548
La única manera de dinamitar el armario es congregar a sus víctimas para
hablar públicamente de la opresión del estigma, recuperando la palabra perdida, la
voz quebrantada. Así –y sólo así- el armario muere.
549
BLOQUE VII-. CONCLUSIONES
443
Por tanto, todas las conclusiones que obtengamos se basan en una muestra sesgada de
la comunidad tartamuda, compuesta por aquellos que decidieron participar en comunidades
físicas y virtuales de tartamudos.
444
Tenemos en cuenta que la población que hemos examinado es necesariamente la que no
ha obtenido beneficio terapéutico alguno, recurriendo a los grupos y comunidades
virtuales; por otro lado, no existen estudios fehacientes de la tasa de remisión de la
tartamudez sino aproximados y siempre bajo sospecha: el efecto placebo y la remisión
espontánea de los síntomas contaminan unos resultados ya de por sí muy poco alentadores.
Teóricos y clínicos manifiestan que la tartamudez es una patología muy refractaria a los
tratamientos existentes (Santacreu 1991; Ladouceur y Saint-Laurent 1986), hecho ya
550
Herman, Zanna y Higgins (1986:222) sostienen que aparte del interlocutor
social que estigmatiza, el portador del atributo responde a su propia condición: los
tartamudos se abstienen de participar en grupos de autoayuda o comunidades
virtuales porque rehúsan compartir espacios, tiempos, pensamientos y
sentimientos con sujetos de su misma condición. Han interiorizado la opresión del
estigma de tal forma que rechazan abiertamente identificarse con lo que
probablemente más desprecian de sí mismos, llegando al extremo de no conversar
de su tartamudez salvo en consultas clínicas o confesionarios;445 por ejemplo,
Spanning -tartamudo encubierto y muy leve que acudió a nuestras reuniones
durante seis meses-, confesó casi al final de su participación en el grupo que
nunca había conversado de tartamudez con su pareja -después de dos años de
relación-. Algunos participantes pronto abandonan las reuniones al no ser capaces
de reconocerse como tartamudos en un grupo que persigue procesos fuertes de
identificación social y que desatiende la curación de la tartamudez.446
En síntesis, interpretamos la presencia insignificante de tartamudos en
comunidades físicas y virtuales como consecuencia de dos procesos
históricamente asociados, con repercusiones nefastas para la identidad personal
de los afectados: la estigmatización y la medicalización de la tartamudez.
2-. Concluimos que los tartamudos acusan conflicto con la comunidad fluida
en su vida cotidiana, hecho que observamos y registramos cuando ingresan en
grupos de autoayuda o comunidades virtuales; este conflicto está producido por
distintos factores entre los que destacamos dos: el rechazo al contenido del
estereotipo de los tartamudos y al significado que la comunidad fluida (y clínica)
otorga a la tartamudez en la identidad del sujeto.
2.1-. En las reuniones de los grupos observamos con frecuencia que los
participantes rechazan con indignación el contenido del estereotipo de las
personas tartamudas, compuesto por una constelación de adjetivos
desacreditadores que denotan déficits o irregularidades psicológicas, como por
ejemplo: inseguro, nervioso, introvertido, acomplejado, tímido, tenso, con
autoconcepto bajo e incluso, que les falta una primavera.447
observado desde hace tiempo: Murray (2001:135) indica: <<He leído un artículo del Journal
of Speech Disorders, publicado en 1939 en el que el Dr. Knopp ha escrito: Nadie cura a un
tartamudo adulto>>.
445
Tenemos conocimiento de dos tartamudos –uno leve y otro moderado- que se casaron
sin haber conversado con sus parejas lo que la tartamudez suponía para ellos, a pesar de
los bloqueos y las repeticiones tartamudas que ambos emitían.
446
Conjuntamente con un informante bautizamos a los tartamudos que abandonan el grupo
al poco tiempo de ingresar como tartamudos con fluidazo, expresión que pretende
enfatizar el rechazo que mantienen hacia lo que no sea obtención de fluidez o sea: la
curación.
447
Castejón et al. (2005:497), autores que estudian el estereotipo de los maestros sobre
los alumnos tartamudos, definen este concepto como <<el conocimiento compartido por los
551
Sin embargo, los tartamudos conciben la tartamudez como un modo de ser
o estar en el mundo que sólo conocen y entienden con certeza quienes la sufren en
la vida cotidiana: a continuación exponemos uno de los mensajes más clarividentes
que hemos leído y que marcó nuestra línea de investigación en el trabajo de
campo, ejemplo paradigmático de lo que entendemos por identidad tartamuda: 448
552
Sin embargo la concepción de este mal de habla del cuerpo médico y social
es categórica: la tartamudez es la columna vertebral de la identidad del sujeto, el
estigma que distingue, la alteración biopsicológica que determina la carrera moral
del paciente.
Concluimos que los tartamudos que ingresan en el grupo o la comunidad
virtual acusan un gran conflicto con la comunidad fluida cuando menos en dos
aspectos, conflicto que provoca en el grupo o comunidad procesos fuertes de
identidad social, proporcionando a los participantes <<una identificación de sí
mismos en términos sociales>> (Tajfel y Turner 1989:239).
4-. Concluimos que los tartamudos emiten un patrón de habla mixto -fluido
y tartamudo- que fluctúa de un extremo a otro dependiendo de factores externos
e internos, lo que autoriza a sostener que los tartamudos son tartamudos y
fluidos a la vez, no solamente tartamudos como normalmente se afirma.
La clínica biomédica desestima el patrón de habla fluido que los
tartamudos emiten en determinadas circunstancias y situaciones: en el habla
solitaria, con animales o bebés, en el habla coral (como el rezo compartido o el
karaoke), chillando, susurrando, con un gran estruendo en el ambiente, cantando,
silabeando, tapándose los oídos, en sueños, etcétera; a consecuencia de ello, la
clínica biomédica concibe al tartamudo como un sujeto de identidad única (El
paciente tartamudo), interpretando el patrón fluido como prueba concluyente de
la patología, dado el carácter intermitente de la misma.
450
Exponemos en la “Introducción” y en el capítulo IV de “Tartamudos en grupos de
autoayuda” los motivos que justifican la dificultad o imposibilidad de la aceptación plena.
451
Las respuestas de la encuesta que realizamos a participantes de los grupos indican que:
1-. Los asistentes han obtenido más beneficio asistiendo a grupos (6.6) que a clínicos (4.5).
2-. El 44.5% de las respuestas señala que en la consulta clínica hay una relación insalvable
entre el clínico y el paciente, mientras que en los grupos el trato entre los miembros es
más personal, de tú a tú.
3-. Más del 90% de las respuestas afirman que la participación en los grupos ha
contribuido a la aceptación de la tartamudez, relegando a segundo plano la ganancia de
fluidez.
554
Consideramos que la clínica medicaliza primariamente el síntoma y
secundariamente al cuerpo que lo alberga, primero la parte y después el todo: el
patrón de habla fluido se transforma en síntoma patológico porque pertenece a un
cuerpo calificado globalmente como enfermo. La calificación global de enfermo es
el dispositivo que deteriora la identidad, raíz del estigma social, produciendo un
estereotipo que indica irregularidades biopsíquicas, de la que se colige un sujeto
de condiciones inferiores.
El cuerpo médico y el cuerpo social –el cuerpo médicosocial- toman la parte
por el todo: como consecuencia de emisiones de habla salpicadas de tartamudez,
los primeros deducen un cuerpo enfermo (o con alteración, disfunción o
trastorno); y como consecuencia de un atributo desacreditador, los segundos
concluyen una identidad deteriorada, desatendiendo otras características del
sujeto: de hecho, Goffman titula su mítico trabajo (1970c) “Estigma. La identidad
deteriorada”, refiriéndose no al atributo estigmatizador sino a la identidad social
deteriorada o estigmatizada.452
En síntesis, el cuerpo médicosocial transforma el signo y/o síntoma en
categoría identitaria, concibiendo la tartamudez como la columna vertebral de la
identidad del sujeto y no como una característica periférica y accidental, de la
que no se coligen roles sociales, obligaciones clínicas o estigma social, como la
comunidad tartamuda –y la teoría de la identidad mixta- sostienen.
Teóricos como Hirsch (1981), Vaux (1988), Gil y García Saíz (1994), Canals
(2002) y Amaya (2003) enfatizan las consecuencias que la participación en el
grupo provoca en la identidad personal de sus miembros; consecuencias que
investigamos en el trabajo de campo después de un periodo considerable,
concluyendo que los participantes refieren una reducción drástica en la intensidad
y frecuencia de los pensamientos y sentimientos de dolor o sufrimiento. A
continuación describimos los procesos grupales que posibilitan estas
452
Recordemos que los griegos crearon <<el término estigma para referirse a signos
corporales con los cuales se intentaba exhibir algo malo y poco habitual en el status moral
de quien los presentaba. Los signos consistían en cortes o quemaduras en el cuerpo (...)>>
(Goffman 1970c:11). Los síntomas determinan para la clínica el comportamiento global y la
identidad del sujeto, como los signos para los griegos, que reflejaban <<el status moral>>
de quien los portaba.
555
consecuencias y los pensamientos y sentimientos que constituyen la realidad
subjetiva de los tartamudos.
453
Pardo (1996:54) analiza la intimidad en la era posmoderna, afirmando que es preciso
distinguir entre el significado de las palabras -que los interlocutores conocen- y el sentido
de los silencios, suspiros o temblores, de índole personal: la catarsis colectiva que sucede
en los grupos suscita emociones íntimas, que liberan el dolor acumulado y enquistado: para
muchos participantes el grupo de autoayuda es el primer y único espacio en el que
confiesan la miseria de ser tartamudo.
454
Bajtín (1985, 1988) desarrolla el concepto de monocordia y utopía monocorde.
556
tartamudear; de estos procesos, la clínica biomédica satisface los dos primeros,
utilizando procedimientos o estrategias más limitadas: la relación terapéutica
clásica es diádica, jerárquica, asimétrica y con finalidad mercantilista o comercial,
a diferencia de la grupal, que es simétrica, recíproca, múltiple y con
intencionalidad social.
557
6.1-. Habida cuenta de la existencia de elementos comunes entre los
colectivos tartamudo y homosexual, los primeros comparan su condición
identitaria con la de los segundos, observando que recientemente los
homosexuales han conquistado derechos sociales fundamentales y han escapado
de la clínica, después de años -¿o siglos?- de reclusión psiquiátrica y penitenciaria,
apaleamiento público, hostigamiento, terapéutica y estigma.455 Por consiguiente,
los tartamudos adoptan la pauta marcada por la comunidad homosexual,
reconociendo que las conquistas sociales son consecuencia de la lucha colectiva, en
la que la Salida del armario es el acto capital que articula la reivindicación de
derechos sociales.
Las personas tartamudas que han salido del armario en todos los
escenarios –los que en nuestra investigación denominamos Tartamudos liberados-
satisfacen tres condiciones: viven la tartamudez con transparencia, efectúan la
inversión causal -esto es, concebir la tartamudez como un problema social y no
personal-457 y emprenden acciones de concienciación social. En suma, como Herdt
y Boxer (1993:204) sentencian: en nuestra teoría, la Salida del armario es algo así
como una transformación.
Por tanto, los grupos de toastmaster son espacios privilegiados para Salir
del armario con compañeros en idéntica situación, requisito imprescindible para la
dignificación de la tartamudez:
455
Si bien la homosexualidad no está presente en el catálogo de enfermedades del DSM-
IV-TR, otras conductas sexuales como la transexualidad todavía son motivo de
clasificación: en concreto, este manual clasifica esta conducta minoritaria como Trastorno
de la Identidad sexual.
456
El lector interesado puede consultarlo en la página web http://passingtwice.com
457
Signorile (1996:XXIV) recuerda el viejo adagio feminista Lo personal es político para
explicar la emancipación y Salida del armario homosexual.
558
HAY QUE SALIR DEL ARMARIO Y DIGNIFICAR LA TARTAMUDEZ.
(Esto se dice más fácil de lo que se hace) LA FLUIDEZ NO ES LO MÁS
IMPORTANTE. (Frase rompedora donde las haya) (...). (Ttm-l)
458
Ejemplo de teorías clínicas en los últimos cien años son: la cirugía cerebral de la
tartamudez que pretende la extirpación de zonas neuronales patógenas; la teoría
linguoespeculativa que sostiene que el tartamudo piensa más rápido de lo que habla; la
tartamudez como psiconeurosis causada por una fijación anal, o derivada de la
personalidad patógena del sujeto; y la tartamudez como un problema de sincronización de
la información recibida por tres mecanismos de realimentación que controlan la emisión
del habla.
559
nuestro marco teórico (Berger y Luckman 1968; Mead 1972; Shotter 2001;
etcétera) y autores de la talla de Canguilhem (1971:174):
459
Obsérvese que Canguilhem dice Objetivamente sólo se pueden definir variedades o
diferencias, lo que permite que adelantemos nuestra concepción de la tartamudez como
una manifestación de la diversidad humana.
460
La Asociación Americana de Speech Therapy concibe la tartamudez como un síndrome
constituido por varias perturbaciones de la palabra caracterizada por arritmias y tics
causados por una psiconeurosis (Perelló 1990:131).
560
pensamientos y sentimientos de la diferencia en los afectados, como en la
sociedad occidental: sin estigma no hay sufrimiento.
Por tanto, la concepción de la tartamudez como enfermedad produce un
estereotipo social que deteriora la identidad social y personal del paciente.
461
La ciencia médica no es neutra u objetiva como los médicos pretenden; la biomedicina
siempre ha respaldado científicamente la ética social dominante, como una vez más Szasz
(1981:41) denuncia: <<Permítanme narrar muy brevemente cómo los médicos, a lo largo de
los siglos, no sólo actuaron ayudando a algunos, habitualmente a aquellos que defendían la
ética social dominante, sino perjudicando a otros, habitualmente los que se oponían a la
ética social dominante>>.
562
significativa sino una pléyade de efectos secundarios como sueño permanente,
aturdimiento y aumento del peso corporal.462
A mediados del siglo XIX el cirujano Dieffenbach extirpó sin anestesia
grandes cuñas de lengua a varios tartamudos con el fin de eliminar la tartamudez,
muriendo alguno de ellos (Perelló 1990:134); en el siglo pasado, Lebrun y Bayle
(1973:89) proponen la neurocirugía como tratamiento de la tartamudez, nada
menos; en este siglo, en el que se prevé el desarrollo de la terapia genética y dada
la existencia de factores genéticos que predisponen a la tartamudez, nos
tememos lo peor.
Como consecuencia de las anteriores conclusiones, la última no puede ser
otra: proponemos la desmedicalización de la tartamudez.
462
La ziprasidona y el haloperidol son sustancias antidopaminérgicas; la ziprasidona actúa
bloqueando los receptores D2 de la dopamina y 5HT2A de la seratonina y elimina los
efectos secundarios del Haloperidol, como la discinesia tardía. Para más información,
véase la página web creada por el Dr. Fernando Cuesta, médico y miembro fundador del
GATA: http://es.geocities.com/gatastur/TRATAMIENTOFARMACOLOGICO.html
463
Optamos por Transritmo en clara analogía con la comunidad Transgenérica, que se
define como un colectivo de personas cuya identidad sexual no está determinada por las
características corporales, como explicamos en el bloque de contenidos “La tartamudez
como fenómeno cultural”.
464
El concepto de Transritmo es un concepto de nuestra invención con el que pretendemos
designar un campo semántico distinto al de tartamudez, como ya se explica a lo largo de
todo el trabajo.
563
que los grupos de autoayuda son escenarios apropiados para aceptar parcialmente
la tartamudez y los toastmaster, para combatir el estereotipo de los tartamudos.
465
Taquifemia es <<habla rápida con omisión o sustitución de fonemas o sílabas>> (Perelló
2002:494); y bradilalia: <<articulación lenta pero correcta>> (Perelló 2002:86).
466
Preferimos usar el término transgenerismo en lugar de transexualidad por la carga
semántica biomédica que define el último vocablo. En el capítulo “La tartamudez como
fenómeno sociocultural” exponemos los paralelismos entre la comunidad tartamuda y la
transgenérica, paralelismos que aquí resumimos: por ejemplo, las transgeneristas (de
hombre a mujer) –o en su denominación biomédica las transexuales (de hombre a mujer)-
no pueden ser, vivir, interactuar y actuar como hombres, de la misma forma que los
tartamudos no pueden ser, vivir, interactuar y actuar siempre como fluidos. La
564
Transritmo rechaza el estereotipo social de los tartamudos porque las
personas transrítmicas o sujetos que emiten patrones lingüísticos poco comunes y
discontinuos no poseen atributos de personalidad derivados de su condición,
porque no existe relación entre las emisiones de habla y el repertorio de
conductas de un sujeto, entre el ritmo del habla y la personalidad del hablante.
Transritmo se opone a que la tartamudez sea concebida y diagnosticada
como un Trastorno de la comunicación, como el DSM-IV-TR establece (American
Psychiatric Association 2000:77-79), porque la emisión más lenta de palabras no
supone un problema real de comunicación, salvo en casos excepcionales en los que
la comunicación está seriamente comprometida, equiparándose al mutismo.
Transritmo es un constructo que recoge el espíritu de la posmodernidad,
calificado de eclosión de identidades (Gergen 1992; Amaya 2003): Transritmo
admite y reconoce la presencia de multitud de condiciones identitarias que
coexisten con la tartamuda, liberando al sujeto de las consecuencias sociales y
terapéuticas de la identidad clínica y única; en síntesis, Transritmo es un
corolario de la filosofía existencialista en la que la existencia precede a la
esencia, porque las identidades o características no determinan la existencia del
sujeto.
565
exento de patología, estigma y estereotipo (Transritmo), que modifique las
condiciones de vida de los tartamudos, siguiendo las indicaciones de Rombach
(1987:247):
468
Para desarrollar las tesis principales que defendemos en este trabajo, sugerimos la
realización de investigaciones que analicen la relación entre la medicalización de la
tartamudez y el estereotipo social de los tartamudos.
566
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605
IX-. ANEXO I
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
CENTROS SELECCIONADOS:
606
C-. CAP Drassanes: Tras intentos infructuosos de contactar con la TS,
se optó por enviar el material por correo ordinario.
D-. CAP Gotic: Este voluntario se personó en el citado CAP
entrevistándose con la Trabajadora Social (Francisca López).
607
(epidemiología, etiopatogenia, diagnóstico y tratamiento). Reunión que se celebró
el martes 5 de noviembre, a la que asistió toda la plantilla médica del servicio. Al
final de las explicaciones, este voluntario respondió las preguntas de los
asistentes.
D-.CAP Río de Janeiro. Este voluntario se personó en el citado CAP
entrevistándose con la Trabajadora Social (Lucía).
E-. CAP Roquetes. Este voluntario se personó en el citado CAP
entrevistándose con la Trabajadora Social (Gloria).
F-. CAP Turó de la Peira. Este voluntario se personó en el citado CAP
entrevistándose con la Trabajadora Social (Rosa).
5-. Centros del distrito Sants, Montjuic, Les Corts, Sarria, Sant
Gervasi.
608
6-. Centros del distrito Sant Andreu:
609
X-. ANEXO II
1-. Resultados
PARTE A
1.2-. ¿Quién debe decidir las actividades que se realicen en los GA? Total
respuestas: 31
(48.3%) Los participantes, tutelados por el coordinador, deben decidir lo
que se hace en los grupos de autoayuda.
(22.5%) No existen actividades predeterminadas; van surgiendo y
decidiéndose democráticamente entre los participantes, siendo el coordinador
uno más.
(12.9%) Otras
(9.6%) El coordinador es el encargado de programar actividades para
todos.
(6.4%) La fundación, a través de los coordinadores, podría proponer las
mismas actividades para todos los GA de España.
1.3-. ¿Crees que los GA para tartamudos tienen algo que ver con otros
grupos? Total respuestas: 23
(82.6%) Los GA para tartamudos dependen de las personas que participen
en ellos, del espíritu que pretendan dar a su grupo, sin existir modelos
preconcebidos.
(8.6%) Los GA para tartamudos son únicos, porque nuestra peculiaridad no
se parece a ninguna otra.
(4.3%) Los GA para tartamudos son –o deberían ser- grupos semejantes a
los que se ocupan de otros colectivos como alcohólicos, ludópata o afásicos.
(4.3%) Otras
470
Como hemos dicho, el número de respuestas rebasa al de los participantes porque cada
encuestado podía responder más de una pregunta.
610
1.4-. ¿Qué denominación se ajusta mejor a tu concepción de GA? Total
respuestas: 23
(43.4%) Creo que se deberían llamar Grupos de Ayuda Mutua porque nos
ayudamos todos, todos a todos.
(26%) Creo que Grupos de autoayuda es el nombre que mejor se adapta a lo
que espero de los GA, porque busco ayuda para mejorar y/o superar la
tartamudez.
(13%) Prefiero que se llame Grupos de autoayuda, porque simplemente me
gusta más.
(13%) Otras
(4.3%) El comité técnico de la fundación debería decidirlo.
(0%) Prefiero que se llame Grupos de Ayuda Mutua, porque simplemente
me gusta más.
2-. Participante.
2.1-. Requisitos del participante. Total respuestas: 37
(35.1%) El participante puede participar en un GA simplemente porque es
tartamudo; esta condición es necesaria y suficiente para ser participante.
(29.7%) El coordinador debe conocer a los nuevos participantes antes de
que entren en el grupo de autoayuda
(18.9%) El participante, además de ser tartamudo, debe cumplir otros
requisitos (ganas de comunicarse, dialogante, saber escuchar…)
(8.1%) El participante debe acudir a los grupos con ganas de curarse; este
objetivo ya es suficiente para participar en él.
(8.1%) Otras
611
(6.6%) El número ideal de participantes por sesión es de 2 a 5
participantes.
(3.3%) Otras
PARTE B
1.2-. ¿Cómo calificarías tu relación con los demás participantes del grupo al
que asistes? Total respuestas: 15
Media: 8.2
612
1.3-. Desde que asistes al grupo, ¿Cómo calificarías tu relación con los
demás miembros del foro? Total respuestas: 13
(46.1%) Sigue igual, no ha habido cambios sustanciales.
(38.4%) Ciertamente, ha mejorado; leo sus mensajes con más interés.
(7.6%) Me interesan menos sus mensajes porque los conozco.
(7.6%) Otras
1.4-. Desde que asistes al grupo, ¿en qué medida mejoraron tus relaciones
con las demás personas (fluidos, ajenos al grupo)? Total respuestas: 17
(35.2%) Igual que antes.
(23.5%) Otras: Escuchar más, Me acepto mejor con ellos.
(23.5%) Han mejorado mucho, me siento más cómodo con fluidos.
(17.6%) Han mejorado un poco, pero no siento mucho la diferencia.
(0%) Peor que antes.
613
2.3.5-. Me permite tartamudear tranquilo (de 0 a 10): 8.1
3.4-. ¿Te importa si algún miembro del grupo invita a fluidos a las
reuniones? Total respuestas: 15
(73.3%) Me da absolutamente igual que haya fluidos en las reuniones.
(20%) No me molesta pero prefiero que no vengan.
(6.6%) Otras
(0%) Me molesta que se inviten a fluidos a las reuniones
(0%) Nunca había deparado en esta cuestión.
3.5-. Frecuencia de las reuniones. ¿Con qué frecuencia crees que se debe
reunir el grupo al que perteneces? Total respuestas: 14
(42.8%) Una vez a la semana.
(28.5%) Una vez cada dos semanas.
(28.5%) La frecuencia ideal es la que emane de la propia dinámica del
grupo.
(0%) Una vez al mes.
(0%) Otras
614
(35.7%) No me importa cuántos miembros vengan a la reunión.
(14.2%) El número ideal de participantes por sesión es de 8 a 10,
aproximadamente.
(7.1%) El número ideal de participantes por sesión es de 2 a 5
participantes.
(7.1%) Otras
615
4.6-. Respecto a los propios Grupos de autoayuda, ¿crees que se debería
pagar? Total respuestas: 15
(53.3%) En ningún caso hay que pagar: éste es un requisito imprescindible
para que los grupos de autoayuda funcionen y sean efectivos.
(26.6%) Creo que los participantes deberían pagar una cantidad módica
anual para sufragar los gastos que se derivan de la organización de los grupos de
autoayuda así como de la formación de los coordinadores.
(13.3%) No tengo opinión al respecto.
(6.6%) Otras
5-. Coordinación.
5.1-. Valora de 0 a 10 al coordinador de tu grupo: Total respuestas: 5;
Media global: 9.4
5.2-. ¿Crees que es importante que el coordinador sea tartamudo? Total
respuestas: 17
(58.8%) Sería conveniente que el coordinador fuese tartamudo, aunque no
imprescindible.
(29.4%) Ser tartamudo o no es irrelevante; existen otros valores como la
empatía, la capacidad de escucha, la comprensión… mucho más importantes.
(11.7%) Creo que el coordinador debe ser tartamudo; es un requisito
imprescindible y básico para ser coordinador.
(0%) Nunca me lo he planteado.
(0%) Otras
5.3-. ¿Cuál crees que debe ser la función del coordinador? Total
respuestas: 24
(29.1%) Contribuir a que los participantes acepten su tartamudez.
(25%) Un coordinador debe moderar las conversaciones que se mantengan
en las reuniones.
(20.8) Proponer actividades para que los participantes mejoren la
confianza en sí mismos.
(12.5%) Plantear actividades (ejercicios respiratorios, técnicas de
relajación…) para que los participantes los realicen y mejoren la tartamudez.
(8.3%) Saber escuchar y hacer que todos se lo pasen bien.
(4.1%) Otras:
616
(0%) No lo sé.
2-. Discusión.
PARTE A:
617
quizás sea debida a las experiencias no siempre agradables de los participantes,
que han compartido tiempo y espacio con asistentes prepotentes y con ganas de
aleccionar a sus compañeros. La respuesta <<El participante debe acudir a los
grupos con ganas de curarse; este objetivo ya es suficiente para participar en él>>
constituye solamente el 8,1% de las respuestas, lo que corrobora el modelo no
terapéutico demandado por los participantes.
2-. Los participantes coinciden en el carácter abierto del grupo: fluidos
(cercanos o no) pueden asistir a las reuniones. <<Creo que sólo deberían acudir
tartamudos a las reuniones>> constituye solamente el 3% de las respuestas.471 La
intención de los tartamudos es contundente: no quieren constituir un gueto. Estos
datos coinciden con las conclusiones de Krauss-Lehrman y Heeves (1989:24) que
ya hemos expuesto: los fluidos son bienvenidos.
3-. El número ideal de participantes oscila entre 5 y los 12 miembros,
coincidiendo aproximadamente con las conclusiones de Krauss-Lehrman y Heeves
(1989:24): <<Las reuniones de los grupos deben estar compuestas idealmente de 5
a 15 personas>> y de Ramig (1993:352) <<La mayoría de las reuniones tienden a ser
de 12 o menos>>.
471
Este porcentaje aumenta en una pregunta posterior, hecho que explicamos más
adelante.
618
participantes nunca se deben aburrir en las reuniones y siempre finalizar con
temas pendientes por falta de tiempo.
5-. La pregunta <<Si existiera más demanda de asistencia que plazas en los
GA, ¿cómo crees que se debe proceder?>>, está motivada por una circunstancia
poco común que debe ser expuesta. Durante los meses de constitución de los
grupos, la fundación difundió mensajes e información a través de prensa y
televisión, desbordando la capacidad de los grupos y originando listas de espera;
listas que nunca más se repitieron, al mejorarse la estructura de los grupos en las
diversas provincias españolas, incluido Madrid.
6-. La última pregunta, la más interesante de cara a la comprensión de la
diminuta asistencia de la población tartamuda a los grupos, carece de validez por
las pocas respuestas emitidas: tan solo seis, una quinta parte de las respuestas de
cualquiera de las preguntas anteriores. Recordemos que de los 24 cuestionarios
rellenados por los encuestados, nueve corresponden a miembros de la fundación
que no participan en grupos, destinatarios explícitos de esta pregunta. De estos
nueve sólo seis responden: tres afirman que no acuden <<Porque me cuesta mucho
decidirme, dar el paso>>; dos, <<Porque no existe ninguno en mi provincia>> y uno,
<<Porque no lo necesito>>. Un número demasiado reducido para sacar conclusiones.
PARTE B:
Primera pregunta:
1 y 2-. El grado de satisfacción de los participantes es alto, siendo muy
buena la relación entre los participantes. En “El reconocimiento de la identidad
tartamuda” exponemos testimonios de amistad entre los participantes, que incluso
a veces derivan a experiencias y sentimientos de hermandad. La historia
compartida del grupo confiere sentido identitario a los participantes,
repercutiendo en todos los ámbitos. Otros trabajos que evalúan las consecuencias
de la participación en los grupos de autoayuda también destacan el beneficio
obtenido por los participantes.472
472
Por ejemplo, Ramig (1993:354-355), investigador de grupos de autoayuda de
tartamudos, realiza una encuesta a 62 participantes de grupos, pregunta por <<la
influencia del grupo de autoayuda en la tasa de tartamudez, autoconcepto, vida personal y
actividades laborales>>. Cuarenta y nueve de las respuestas indicaron que su tasa de
tartamudez había mejorado “al menos algo” como resultado directo de su participación en
el movimiento de autoayuda: 52 de los 62 señalaron que se encontraban “al menos algo”
mejor consigo mismo; 46 de los 62 indicaron que se sentían “al menos algo” más cómodos y
competentes en sus trabajos cotidianos. Los que manifestaban mejoría en las respuestas
de las preguntas de la encuesta habían asistido a una media de 18 reuniones del grupo
(entre 8 y 39 reuniones). Los que indicaban que no habían obtenido influencia o mejoría en
las áreas mencionadas habían asistido a una media de cuatro reuniones (entre 1 y 11
respuestas). Cuando se les preguntó que evaluaran su impresión general de la influencia de
su participación en grupos de autoayuda en su vida, 55 de las 62 respuestas manifestaron
que la experiencia era “al menos algo positiva” o era “muy positiva”.
Por último, los resultados obtenidos en nuestra encuesta de grupos de autoayuda
aún son más optimistas que los de este autor, probablemente motivado porque se realiza a
619
3-. Relacionarse bien con los compañeros de grupo no mejora las relaciones
con miembros de los foros virtuales que no participan en el mismo grupo. Como
explicamos en “La aceptación parcial de la tartamudez”, la ausencia de elementos
paralingüísticos, característico de los foros virtuales, implica una relación más
distante y no tan transparente entre los participantes. Los grupos físicos
posibilitan el encuentro cara a cara, la comunicación verbal y no verbal, básico en
la comunicación y condición humana, independientemente del patrón de habla. La
respuesta <<Ciertamente, ha mejorado; leo sus mensajes con más interés>>, que
constituye el 38,4% del global, significa que los participantes leen con más interés
los mensajes de los compañeros de grupo o grupos, y no de otros miembros del
foro a los que no conocen.473 Es decir, los participantes de un grupo se interesan
más por los escritos de sus compañeros de grupo, actitud lógica por otra parte,
máxime si estos tratan de las reuniones, las salidas nocturnas posteriores o los
ligues habidos o por haber.
4-. Esta pregunta es determinante porque es uno de los objetivos
primordiales del grupo: mejorar las relaciones fuera de él. El 64,8% de las
respuestas constatan una mejoría de las relaciones sociales con los fluidos ajenos
al grupo y el 35,2% afirma estar igual que antes. Nadie responde que el grupo
haya sido perjudicial.
Ser capaz de acometer el primer momento de “El reconocimiento de la
identidad tartamuda”, a saber, reconocerse como tartamudo en el grupo,
fortalece la identidad, significando un afianzamiento de la persona en todos los
ámbitos. Los datos cuantitativos aquí obtenidos avalan la información cualitativa
obtenida mediante entrevistas y observación participante.
Segunda pregunta:
1-. El beneficio del grupo no es terapéutico: ganar fluidez no es un objetivo
de los participantes (46,6% de las respuestas), decantándose por otras
consecuencias de índole psicosocial como aceptar la tartamudez o similares. Han
leído mensajes de los foros virtuales que aseguran que los grupos de autoayuda
son útiles para aceptar la tartamudez, por lo que acuden a los mismos con este
objetivo.
los pocos meses del comienzo del grupo, en un estado todavía naciente, cuando los
participantes sienten con más intensidad las consecuencias de haber ingresado en la
comunidad, con todo lo que ello significa (Rappaport 1993). No solamente este trabajo de
Ramig refiere beneficios derivados de participar en el grupo, sino otros ya mencionados
(Hunt 1987; Krauss-Lehrman y Reeves 1989). Ramig, resumiendo trabajos anteriores, dice
(1993:355): <<Todos los estudios anteriores proporcionan sostén a lo que muchos clínicos e
investigadores han creído durante mucho tiempo… la participación en grupos de autoayuda
para muchas personas que tartamudean es una experiencia positiva y beneficiosa>>.
473
Algunos asistentes al grupo de los jueves de Madrid también acudían al grupo de los
sábados, lo que significa que conocían personalmente a más de 15 personas, la mayoría de
ellos habituales en el foro virtual.
620
2-. Como hemos dicho, esta pregunta es muy significativa para los
asistentes, porque uno de sus objetivos primordiales, cuando no el principal, es la
aceptación de la tartamudez. Cerca del 90% de las respuestas indican que la han
aceptado algo o bastante, esto es, parcialmente. Efectivamente, la aceptación
siempre es parcial dada la identidad mixta de los tartamudos, como vemos en “La
aceptación parcial de la tartamudez”. Ningún tartamudo refiere consecuencias
negativas.
3-. Los participantes declaran haber conseguido en el grupo más seguridad,
confianza, tartamudear más tranquilamente, divertirse, ser más uno mismo y salir
del armario, sin existir diferencias significativas entre estos objetivos: la propia
e inopinada dinámica grupal ha puesto de manifiesto unos objetivos en vez de
otros, pero siempre de menor entidad que la aceptación de la tartamudez.
Tercera pregunta:
1-. Más del 90% de los asistentes no habían acudido a grupos de autoayuda;
sólo un participante había acudido anteriormente a grupos de autoayuda.474
2-. La mayor parte de los asistentes aprecian primero, las cualidades
humanas de sus compañeros y segundo, tartamudear tranquilamente, circunstancia
que también registramos en la información cualitativa (Whiskey, Bogart).
3-. La intolerancia y el egocentrismo son las dos cualidades más denostadas
por los participantes. De acuerdo con nuestra concepción del coordinador, una de
las pocas funciones atribuidas al mismo, cuando no la única, consiste en garantizar
el respeto y las buenas maneras del grupo. Un participante con intención de ser el
centro de atención del grupo o de aconsejar sin ser aconsejado, arruina la
reciprocidad imprescindible del mismo.
4-. El 73,3% de las respuestas indican que a los participantes tartamudos
no les molesta la presencia de fluidos en las reuniones, y el 20% refieren molestia
o incomodidad. En la segunda pregunta de la primera parte, obtuvimos el 3% de las
respuestas. ¿Cuál es el motivo de esta diferencia? Recordemos que las respuestas
de la primera parte procedían de miembros de la fundación que no participaban en
grupos (9) y de participantes de grupos (15); y las de la segunda parte pertenecen
solamente a participantes de grupos (15). Sin que lógicamente podamos
confirmarlo, los miembros de la fundación que no acuden a grupos podrían haber
respondido que les resulta indiferente que los fluidos asistan a las reuniones,
porque no les afecta: ellos no acuden. Para una proporción escasa pero apreciable
de los que acuden (el 20% de las respuestas de los participantes) la presencia de
los fluidos es un incordio. Examinemos las causas:
a-. La realidad subjetiva de un tartamudo severo es muy distinta a la de un
leve. El leve puede interpretar la presencia fluida como un desafío, otro más, pero
para el grave, su presencia puede suponer un obstáculo insalvable. Hay muchos
474
Sin que podamos confirmar este extremo, este asistente pertenece al grupo de
autoayuda de Asturias (GATA), grupo que funcionaba desde hace, cuando menos, año y
medio antes de que la fundación auspiciara la creación de los demás grupos.
621
tartamudos leves cuyo patrón de habla se sitúa más cerca del patrón fluido que
del tartamudo severo.
b-. Como explicamos, el grupo tiende a un equilibrio entre la identidad
social y la interacción social (Ayestarán 1998:90-91), siendo recomendable al
menos al comienzo del grupo, cierta identidad social. Un grupo que olvida la
identidad social está condenado a su extinción; siempre es necesario alimentar el
sustrato último del grupo: su identidad social. El 20% de las respuestas emitidas
es un recordatorio de que el grupo se desvirtúa si pierde la identidad social que
los vincula. Siempre es recomendable cierta identidad social, y no dejarse llevar
en exceso por la apertura del grupo.
5-. Las respuestas de los participantes son similares a las expuestas en la
primera parte de la encuesta (pregunta 2.4) por lo que lo interpretamos de igual
forma.
6-. Igualmente, no apreciamos diferencias significativas con la pregunta
2.3, de la primera parte.
Cuarta pregunta:
1-. Prácticamente todos los participantes han acudido a terapia. Incluso
sorprende que uno de ellos no haya asistido. En “La aceptación parcial de la
tartamudez” examinamos la carrera moral del tartamudo, analizando el periplo
clínico hasta que finalmente ingresa en el foro virtual y posteriormente, en los
grupos. La terapéutica de la tartamudez es la norma.
2, 3 y 4-. Esta pregunta pretende comparar los beneficios obtenidos como
paciente y como participante en los grupos. Si bien la diferencia no es sustancial,
los participantes refieren mayores beneficios como participante que como
paciente, hecho que ha de interpretarse con las respuestas de la pregunta 4.4.
<<Todas son útiles; depende de lo que cada uno busque>> constituye el
42,1% de las respuestas de la pregunta 4.4 y <<Son de naturaleza totalmente
distinta. Los grupos sirven para aceptarse, ganar seguridad y confianza; y las
otras opciones son terapéuticas, sirven para curarse>>, el 31,5%. Los participantes
son conscientes de que la tartamudez es bastante refractaria a la mayoría de las
distintas formas de terapias propuestas, por lo que su abordaje puede ser
múltiple. Todas las prácticas ayudan, de lo que se deduce que haberse sometido a
tratamientos terapéuticos proporciona ventajas, como no podía ser de otra
manera, si bien no queda claro que dichas ventajas sean atribuibles
exclusivamente a los principios que rigen las terapias, como normalmente se
pretende, sino a otros factores como el efecto placebo u otros aún por descubrir.
La participación en los grupos es una práctica más, que se centra en el
reconocimiento de la identidad tartamuda y en la aceptación de la tartamudez
principalmente, pretendiendo una vida social fuera del grupo trasparente, sin
ocultar dicha condición. Los datos de esta encuesta en ningún caso revelan que la
participación en grupos sea sustancialmente más beneficiosa que la asistencia a
clínicos, pero tampoco afirman que sean perjudiciales, como pretenden algunos
profesionales.
622
Nuestra opinión es que un tartamudo adulto es incurable. Opinión basada
en la experiencia empírica y en la lectura de teóricos de la tartamudez (Murray
2001:135) que dice: <<He leído un artículo del Journal of Speech Disorders,
publicado en 1939 en el que el Dr. Knopp ha escrito: Nadie cura a un tartamudo
adulto>>; o Krauss-Lehrman y Heeves (1989:22) que indican: <<Como Ladoucer y
Saint-Ladoueceur (1986) indican, la tartamudez es ejemplo de un problema
especialmente refractario a los tratamientos>>; pero también españoles como
Santacreu (1991:7): <<La tartamudez constituye uno de esos raros ejemplos de
trastorno psicológico conocido prácticamente desde siempre en la historia de la
humanidad, sobre el que se han propuesto multitud de explicaciones y teorías y en
relación con el cual se ha desarrollado igualmente un amplio y variado número de
técnicas y procedimientos de tratamiento. El problema, a pesar de todo, continúa
siendo bastante refractario a la mayoría de las distintas formas de terapias
propuestas>>
623
<<En ningún caso hay que pagar: éste es un requisito imprescindible para que los
grupos de autoayuda funcionen y sean efectivos>>. En caso de que la participación
en los grupos supusiera gasto (26.6% de las respuestas), éste debiera ser mínimo
<<para sufragar los gastos que se derivan de la organización de los grupos de
autoayuda así como de la formación de los coordinadores>>.
En este sentido, los participantes son contundentes: después de gastarse
grandes sumas de dinero, llegando incluso a tres mil euros por un tratamiento de
seis meses, no quieren pagar por la asistencia a los grupos. Es un tema apenas
tratado en la bibliografía al uso y que a nosotros nos parece de importancia
capital.
Quinta pregunta:
Aunque hay mucha información retórica que no está de acuerdo con esto,
los grupos de autoayuda no brotan espontáneamente, como Venus de las olas. Salen
adelante porque alguien quiere que sea así, generalmente invirtiendo un gran
esfuerzo por su parte...; detrás de esos grupos, hay uno o más individuos que están
encantados de ver lo que pasa...
Iniciar un grupo de autoayuda local con éxito es una actividad desafiante
para la que pocos en cierto modo están preparados.
El miembro fundador, a menudo cargado con problemas personales, de
repente tiene que tratar con problemas de gente nueva y los propios de la
organización. Estos últimos requieren habilidades de administración (guardar y
mantener listas de los miembros, organizar reuniones, etc.), habilidades sociales
(publicidad, informar a profesionales locales) y una gran cantidad de tiempo y
energía. (Richardson y Goodman 1983:33-34)
624
¿los participantes hubieran respondido de la misma forma?. Incluso cabe hacerse
otra pregunta, ¿se hubieran creado los grupos?; si el coordinador es fluido, ¿qué
intenciones tiene creando el grupo?; si puede ayudar pero no ser ayudado, ¿se
crean las imprescindibles relaciones de reciprocidad?. Son preguntas difíciles de
responder pero sí de intuir: ¿qué mueve a un fluido a crear grupos de autoayuda
de tartamudos? ¿la ayuda mutua?. Consideramos que, dada la precariedad que
presidió el comienzo de los grupos, se requerían coordinadores apasionados y sin
intereses sospechosos, y esto sólo es posible si el coordinador está afectado de
tartamudez y quiere ayudar a otros en similares circunstancias.
625
3-. Conclusiones
626
5-. Otros países europeos y americanos, cuyos grupos de autoayuda tienen
cuando menos veinte años de historia, otorgan al mismo funciones de
asesoramiento e información, estableciendo lazos con clínicos, especialmente
logopedas.475 Sin menoscabar el modelo de grupo propuesto por los participantes,
el grupo puede realizar otras funciones, más acordes con las de un support group,
ofreciendo a la comunidad servicios igualmente necesarios, como por ejemplo un
listado de logopedas especializados en tartamudez infantil, ayuda para padres de
tartamudos, asesoramiento a profesores o maestros, artículos en la prensa local,
bibliografía, etc.476 El grupo de autoayuda no es incompatible con el desarrollo de
funciones correspondientes al modelo de support group, estimulando la apertura a
la comunidad a la vez que garantizando la identidad social del grupo. El grupo
puede desdoblarse en dos secciones: la primera, que realiza funciones de
autoayuda y la segunda, funciones de support group.477 En tanto que sistema
abierto el grupo debe ser permeable a demandas externas, perfectamente
compatibles con las internas; funciones más fácilmente realizables si el grupo
local (local chapter) pertenece a una asociación nacional con idéntica concepción,
como la NSA, auspiciándolo.
475
El término inglés correspondiente a logopeda es Speech-language pathologists (SLPs).
476
Existe muy poca bibliografía respecto a grupos de autoayuda, por lo que la formación
de los clínicos puede resultar siendo muy sesgada; igualmente existe una gran confusión y
desconcierto en el tartamudo respecto a los tratamientos, por ejemplo. En este sentido,
el grupo puede informar y aconsejar desde una perspectiva más amplia y crítica a la vez.
477
El grupo puede convertirse en un centro en el que converjan distintas respuestas a la
tartamudez, pero siempre en condiciones de igualdad, como afirma Schäfers y De Vloed
(2001:530).
627