La Relación Entre El Tipo de Femicidio y El Overkill Por Arma Blanca

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La relación entre el tipo de femicidio y el overkill por arma blanca

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John Vergel
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Comportamiento del homicidio, Colombia, 2013
La relación entre el tipo de femicidio
y el overkill por arma blanca

“Porque te quiero, te remato”


John Alexánder Vergel
Médico Especialista en Medicina Forense
Magister en Educación
Candidato a doctor en Educación
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses

Resumen
Introducción: el femicidio ha sido considerado como la expresión más extrema de
violencia contra la mujer. No obstante, en estos casos se encuentran diferentes
niveles de gravedad del trauma que podrían depender del tipo de relación entre la
víctima y el agresor. Por lo tanto, es relevante investigar la relación entre la crueldad
con que se produce el trauma y el tipo de femicidio para tener una mejor comprensión
de este fenómeno.

Objetivo: determinar si los tipos de femicidios están relacionados con la presencia


de overkill por arma blanca. Asimismo, analizar dos formas conceptuales de overkill
en el contexto de la violencia femicida.

Materiales y métodos: estudio transversal con 337 mujeres asesinadas con arma
blanca, en Colombia, desde 2011 hasta 2013. Se realizó el análisis estadístico con
la prueba de contraste de hipótesis Ji cuadrado y significancia estadística menor
de 5% (p<0,05), comparando los tipos de femicidios con la presencia o ausencia de
patrón de lesión overkill.

Resultados: el 55,8% de los casos no tenían patrón de lesión overkill y la mayoría


de las mujeres sufrieron femicidios no íntimos. Sin embargo, el mayor porcentaje
de casos con overkill se encontró, significativamente, en el femicidio íntimo por
compañero (49%) y la proporción presencia/ausencia de este patrón de lesión se
presentó invertida en el femicidio no íntimo.

Conclusión: el trauma excesivo con el que se produce un femicidio con arma


cortopunzante, entendido como la presencia de overkill, depende de la relación
víctima/agresor. Para una mujer, que es asesinada, existe mayor riesgo de sufrir
trauma brutal si el agresor fue o había sido su pareja sentimental.
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Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses

Introducción

La violencia contra la mujer es un problema global y la conciencia sobre este


fenómeno ha venido creciendo en muchos países, incluyendo los latinoamericanos
(1). No obstante, las diversas terminologías utilizadas en la literatura científica y
las distintas corrientes teóricas desarrolladas sobre este tema, particularmente las
relacionadas con las formas más extremas de violencia, generan confusión y hacen
difícil estructurar un marco teórico para su investigación.

No es infrecuente, por ejemplo, encontrar conferencistas de congresos forenses


refiriéndose a neologismos o a términos traducidos del inglés, como femicidio (2),
feminicidio (3) (4) (5), generocidio (6), ginecidio (7) o uxoricidio (8), sin tener claridad
sobre las diferencias entre unos y otros. Por esto, es necesario aclarar, primero, los
alcances conceptuales de estos términos, para luego, establecer cuáles de estos
funcionan mejor como marco conceptual para los propósitos de esta investigación.
De la misma manera, se profundizarán los conceptos de overkill, que también han
tenido diferentes aproximaciones.

Comenzando con el término femicidio, traducción al español de femicide, es definido


como el homicidio de una mujer, causado por un hombre, por razones de misoginia
(2); y es clasificado de acuerdo a la relación de la víctima con el agresor en:

Femicidio íntimo (FI), cuando es producido por un hombre con el que se tenía una
relación cercana o romántica, por ejemplo: compañero sentimental, ex pareja, amigo,
familiar, compañero de apartamento, etc. (9).

Femicidio no íntimo (FNI), cuando no se tenía una relación amorosa, familiar o


de convivencia con el agresor, tales como: desconocidos, conocidos sin trato,
compañeros de trabajo, clientes, profesor, compañero de estudios, arrendatarios,
etc. (9).

Adicionalmente, el FI se divide, en este estudio, en dos subtipos: femicidio por


compañero íntimo (FCI), también llamado uxoricidio (10) (11), como el causado
exclusivamente por un hombre con el que se tenía o se había tenido una relación
romántica, tales como: novio, esposo, amante, ex pareja, etc. (12); y femicidio íntimo
distinto a compañero sentimental (FIDC), como el cometido por un hombre con
el que se tenía relación cercana, de convivencia o familiar, pero no amorosa; por
ejemplo: amigo, familiar, compañero de apartamento, etc.

Esta última categoría no está soportada en la literatura revisada; sin embargo,


para los fines de esta investigación es necesario separar los casos originados por
compañeros o ex compañeros sentimentales de los que son causados por agresores
con los que se tenía una relación cercana o de convivencia pero sin vínculo de pareja,
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Comportamiento del homicidio, Colombia, 2013
para conocer si existen diferencias entre estos tipos de relación y la presencia de
overkill.

Ginecidio, por su parte, está relacionado con la selección de los hijos de acuerdo
a su género, particularmente el exterminio, feticidio o infanticidio de las niñas por
preferir hijos varones, mientras que generocidio está alineado con el concepto de
genocidio y tiene una implicación neutral en cuanto al género, siendo definido como
la “exterminación deliberada de personas de un sexo (o género) en particular”, sin
importar que sean mujeres u hombres (13).

En contraste, el feminicidio ha tenido un desarrollo teórico feminista (3) que lo define


como un “fenómeno social (que) está ligado al sistema patriarcal, que predispone
en mayor o menor medida a las mujeres para que sean asesinadas, sea por el solo
hecho de ser mujeres, o por no serlo de la manera “adecuada”” (5). Esto incluye la
tolerancia del Estado ante las diferentes formas de violencia que terminan con la
muerte de la mujer, la impunidad de este delito y la falta de acceso a la justicia, la
verdad y la reparación (3) (4).

Este concepto implica una compresión compleja del fenómeno debido a que va más
allá de la simple relación entre hombre-agresor/mujer-víctima, para abordarlo desde
una perspectiva sistémica en la que se interrelacionan, también, elementos como la
inoperancia del Estado, el sistema de creencias y valores patriarcales y las formas
de control sobre la mujer.

No obstante, en este artículo se utiliza el término femicidio porque se parte de


tres principios: el primero, femicidio y feminicidio tienen significados diferentes;
el segundo, usarlos de manera indiscriminada produce confusión; y el tercero,
se necesita abrir espacios para la discusión de sus alcances conceptuales y así
fortalecer la investigación del fenómeno.

Probablemente, la tensión entre el uso de los términos femicidio/feminicidio no


resulte tanto una cuestión etimológica, en cuyo caso ganaría el segundo, sino más
bien epistemológica, debido a la guerra de paradigmas en la filosofía del conocimiento
(14) entre la corriente crítico-feminista, dentro de la cual se ha desarrollado en
Latinoamérica la definición de feminicidio, y el positivismo que domina en la medicina
forense sobre el cual se enmarca este estudio, y en donde el concepto de femicidio
resulta más sencillo para definir variables de investigación. En este sentido es muy
posible, incluso necesario, que el término femicidio implique una aproximación
reduccionista de esta forma de violencia extrema contra la mujer.

Por otra parte, el concepto de overkill es confuso desde una perspectiva operativa.
Dutton y Kerry (15) afirman que los crímenes motivados por la ira se caracterizan por
su extrema violencia, es decir, por la presencia de overkill. Algunos autores lo definen
como causar más lesiones de las requeridas para producir la muerte (16), pero este
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es un concepto muy subjetivo. ¿Cuántas lesiones son suficientes para hablar de


overkill?

Wolfgang (17) responde esta pregunta afirmando que encontrar dos o más heridas
cortopunzantes, cortantes, por proyectiles de arma de fuego o trauma contundente
severo, permiten identificar un patrón overkill; sin embargo, en nuestro medio es
frecuente observar casos con dos heridas que no permiten inferir extrema violencia,
por tanto, aplicar este concepto al definir las variables tiene importantes limitaciones.

A diferencia de los anteriores, otros autores han expuesto que encontrar más de
cuatro heridas cortopunzantes sería suficiente para hablar de overkill (18), o también,
la presencia de diferentes causas de muerte o múltiples lesiones en distintas regiones
corporales (16) (19).

Ahora bien, varios autores han encontrado relaciones entre el FI y el overkill (20) (15)
(21) por lo que se ha llegado a plantear que el estudio de estas variables podría servir,
también, en la investigación judicial para predecir el tipo de relación entre la víctima
y el agresor (22).

Es así que, en esta investigación, se plantea como hipótesis nula que el tipo de
femicidio es independiente de la presencia de overkill y, como hipótesis alterna, que
la presencia de overkill depende de la relación que tenía o había tenido la víctima con
el agresor.

En tal sentido, se tiene como propósito continuar con las recomendaciones de Vergel,
Díaz y Martínez (23) para profundizar la investigación y comprensión del femicidio
y su relación con el overkill; y así, avanzar en la propuesta de una reclasificación del
femicidio que tenga en cuenta la gravedad del trauma. También, se busca aclarar
la utilidad de los conceptos de overkill en el contexto del femicidio, con base en las
evidencias empíricas encontradas.

Materiales y Métodos

En este estudio retrospectivo y de corte transversal se recolectaron, de la base


de datos del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Lesiones de Causa Externa
(Sivelce), los datos de las variables epidemiológicas: presunto agresor, número
de lesiones y región topográfica de las necropsias medicolegales, realizadas en
Colombia, de las mujeres de todas las edades con manera de muerte violenta-
homicidio y con causa de muerte arma cortopunzante, en el periodo de 2011 a 2013.
Se excluyeron los casos que no tenían información sobre el presunto agresor ni el
número de lesiones por arma blanca. En consecuencia, se obtuvieron 337 casos,
sin acceso a los datos de identificación de las víctimas, que fueron divididos en tres
categorías de acuerdo al tipo de relación entre la víctima y el agresor (tabla 1). Este
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estudio contó con la aprobación del Comité de Bioética del Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses.

Además, se codificaron los datos de la variable número de lesiones en dos categorías:


overkill, para 5 o más lesiones, y no overkill, para 4 o menos. Asimismo, la variable región
topográfica de las lesiones fue codificada con las mismas categorías: overkill, para
politraumatismo, y no overkill, para trauma cortopunzante en una sola región corporal.

Luego, se realizó el análisis estadístico, con SPSS 19, utilizando la prueba de


contraste de hipótesis Ji cuadrado y considerando los valores de p menores de 5%
(p<0,05) como estadísticamente significativos; primero, se compararon los tipos de
femicidios con la presencia o ausencia de overkill definido de acuerdo al número
de lesiones; y segundo, se realizó el mismo análisis pero utilizando como concepto
de overkill la presencia de lesiones en varias regiones corporales; no obstante, para
realizar este análisis, en particular, se excluyeron 8 casos que no tenían información
de las regiones corporales que tenían lesiones.

Tabla 1. Clasificación del femicidio de acuerdo a la relación víctima-agresor

Femicidio íntimo distinto a compañero


Femicidio por compañero íntimo Femicidio no íntimo
sentimental

Amante Amigo Agresor desconocido


Compañero permanente Cuñado Arrendatario
Esposo Hermano Cliente
Exesposo Hijo Compañero de estudio
Examante Padre Compañero de trabajo
Exnovio Padrastro Conocido sin trato
Excompañero Primo Delincuencia común
Novio Otros familiares Desconocido
Pareja Empleado
Pandillas
Servicio de inteligencia
Vecino

Resultados

De los 337 casos se encontró que 132 mujeres (32,9%) habían sufrido femicidio íntimo
por el compañero o excompañero; 39 casos (11,6%) correspondieron a femicidios
íntimos por amigos o familiares; mientras que 166 casos (49,3%) pertenecían al
femicidio no íntimo.

Adicionalmente, utilizando el concepto de overkill por número de lesiones, se


encontraron 149 casos (44,2%) con este patrón de lesión; en contraste, 188 casos
(55,8%) no lo presentaban. En el otro análisis, utilizando la definición de overkill por
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regiones corporales, 161 mujeres (47,8%) sufrieron este patrón de lesión, mientras
que 168 mujeres (49,9%) no lo tenían.

Ahora bien, para facilitar la comprensión de los resultados se presentará primero el


análisis que utiliza como definición de overkill el número de lesiones encontradas en
el cuerpo de la víctima y, luego, se detallarán los resultados que utilizan el concepto
de overkill como lesiones en más de una región corporal.

En consecuencia, de los 132 femicidios íntimos por el compañero o ex, 73 casos


(55,3%) tenían overkill y 59 casos (44,7%) no tenían este patrón. En contraste, la
relación overkill /no overkill se invierte en el femicidio no íntimo ya que de sus 166
casos, 59 (35,5%) tenían este patrón, mientras que 107 (64,5%) no lo presentaban.
Por su parte, el femicidio íntimo distinto al compañero o ex, presentó una menor
proporción de casos con overkill, 17 casos (43,6%), que sin overkill, 22 casos (56,4%),
(x2=11,648; gl= 2; p=0,003), por lo que se rechaza la hipótesis nula (tabla 2).

Tabla 2. Porcentaje del tipo de patrón de lesión (Overkill por


número de lesiones) de acuerdo al tipo de femicidio

Tipo femicidio
FIC FINC FNI Total
Tipo patrón de lesión
n (%) n (%) n (%) n (%)

No overkill 59 (31,4) 22 (11,7) 107 (56,9) 188 (100)

Overkill 73 (49) 17 (11,4) 59 (39,6) 149 (100)

Prueba de ji cuadrado=11,648; gl= 2; p=0,003

Por último, a diferencia del primer análisis estadístico, la prueba de Ji al cuadrado


no fue estadísticamente significativa utilizando el concepto de overkill por regiones
corporales, con los 329 casos disponibles (tabla 3).

Tabla 3. Porcentaje del tipo de patrón de lesión (Overkill por


lesiones corporales) de acuerdo al tipo de femicidio.
Tipo femicidio
FIC FINC FNI Total
Tipo patrón de lesión
n (%) n (%) n (%) n (%)

No overkill 60 (35,7) 24 (14,3) 84 (50) 168 (100)

Overkill 68 (42,2) 14 (8,7) 79 (49,1) 161(100)

Prueba de ji cuadrado=3,137; gl= 2; p=0,208


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Discusión

En Colombia, el porcentaje de femicidios con arma blanca en los que se encuentra


violencia excesiva es bastante alto (45.5%). Este es un hallazgo preocupante que nos
obliga a incrementar la investigación empírica de la violencia femicida en nuestro
país y a documentarla mejor (24).

Aunque la mayoría de los femicidios encontrados son no íntimos, al contrario de lo


hallado en otras investigaciones en las que el mayor porcertaje corresponde a los
femicidios íntimos (19), se evidencia una asociación estadísticamente significativa
entre la presencia/ausencia de overkill y el tipo de relación con el victimario, es decir,
una mujer que es asesinada por su pareja o expareja tiene una proporción de overkill
del 55.3%, mientras que la relación overkill/no overkill se invierte en el femicidio no
íntimo.

Asimismo, la proporción de patrón overkill, en una mujer asesinada, es del 49% si el


agresor es o fue su pareja, en contraste, esta proporción es del 39,6% si el agresor
no tenía relación cercana con la víctima. Por el contrario, la probabilidad más baja se
encuentra en el femicidio por familiares o amigos.

Estos resultados son similares a los reportados por varios estudios que han
encontrado proporciones de overkill en femicidios íntimos del 46% hasta el 60% (25)
(26) (21) (20) (27).

Aunque no fue explorado en este estudio, la mayor intensidad de la violencia femicida


por el compañero se ha explicado por varios factores, entre los que se incluyen: la
falta de trabajo del agresor (OR = 5,09, 95% IC = 2,74-9,45), la separación luego de
vivir juntos (OR = 3,64, 95% IC = 1,71-7,78), haberle dicho al compañero la intención
de dejarlo (OR = 3,19, 95% IC = 1,70-6,02). Además, haber dejado a la pareja por otro
hombre o presentar un episodio de abuso desencadenado por los celos incrementa
cinco veces el riesgo de femicidio (28).

Shackelford (29) también presenta algunas teorías sobre las posibles razones por
las cuales una relación amorosa termina con la muerte de la mujer. En primer lugar,
la teoría de la proximidad señala que entre mayor cercanía e interacción con la otra
persona, mayor es el riesgo de uxoricidio. En segundo lugar, la teoría “killing as by
product” se basa en el uso de la violencia, por parte del hombre, para controlar la
función reproductora de la mujer. Por último, una tercera teoría basada en la psicología
evolutiva masculina menciona que, bajo ciertos contextos, los hombres asesinan a
sus parejas porque esto implica un beneficio superior al costo, por ejemplo, matar
a una mujer que ha quedado embarazada de otro hombre evitaría que sus otras
mujeres se separaran y que otros hombres rivalizaran por el recurso reproductor.
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Consecuentemente con lo anterior, aunque el femicidio se incluye en el espectro de


los crímenes de odio, definidos como los crímenes contra un individuo o grupo por
el odio a su raza, etnia, género, orientación sexual o religión (30); se debe considerar
que el tipo de relación víctima/agresor implica una serie de particularidades, por
ejemplo el trauma excesivo, que requieren un estudio diferenciado para encontrar
mecanismos específicos de prevención.

Por otra parte, la gravedad del trauma y el tipo de femicidio no exhiben la misma
relación cuando el overkill es definido como la presencia de trauma en varias regiones
corporales, por esta razón se recomienda utilizar como definición, en las muertes por
arma blanca, la presencia de cinco o más heridas; aunque, es importante continuar
con investigaciones que tengan en cuenta clasificaciones internacionales de la
severidad del trauma como el ISS (por sus siglas en inglés: Injury Severity Score)
(31), al igual que estudios analíticos que permitan establecer la fuerza de asociación
entre el tipo de femicidio y la presencia de overkill.

De la misma manera, se recomienda adicionar al Sivelce la variable sexo del presunto


agresor, debido a la necesidad de documentar mejor este fenómeno; sin embargo,
en esta investigación se consideró que el homicidio de mujeres por otras mujeres,
particularmente con relaciones íntimas, es infrecuente, por lo que no afectaría de
manera importante el análisis estadístico.

Por todo lo anterior, se considera que existe suficiente evidencia empírica para
proponer que se tenga en cuenta la gravedad del trauma en las clasificaciones
existentes del femicidio, dividiéndolo en femicidio overkill y no overkill, y se sugiere
también, dividir el femicidio íntimo de acuerdo al tipo de relación: íntimo por
compañero e íntimo distinto al compañero debido a que exhiben características
distintas, por lo menos en cuanto a la presencia o ausencia de overkill.

Conclusiones

En el femicidio, la gravedad del trauma depende de la relación víctima/agresor.


Esta investigación ofrece evidencias empíricas que permiten afirmar que para una
mujer, que es asesinada, existe mayor riesgo de sufrir trauma brutal si el agresor
fue o había sido su pareja sentimental. Los hallazgos encontrados permiten sugerir
que es necesario subclasificar el Femicidio Íntimo en aquellos producidos por los
compañeros sentimentales de los que son causados por amigos o familiares, sin
embargo las diferencias deben ser evaluadas en investigaciones posteriores.

También, se propone incluir el overkill en las clasificaciones actuales del femicidio


para, así, investigar posteriormente si hay diferencias significativas entre las
características poblacionales de ambos grupos. Asimismo, las políticas de prevención
de la violencia femicida deben considerar las particularidades del femicidio de
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acuerdo con los tipos de relaciones estudiados aquí, para implementar mecanismos
diferenciados más efectivos.

Por último, se sugiere realizar futuras investigaciones con el fin de determinar si


se puede predecir el tipo de relación víctima/agresor de acuerdo a la cantidad de
lesiones encontradas en la necropsia.

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