La Crisis Del Estado de Derecho Liberal-Burgués - Arturo E. Sampay PDF

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ARTURO ENRIQUE SAMPAY

M!E)(no DEL huTITV'To Aac;ENTINO DE Fn.osopfA ]v..Ú)ICA Y SoctAL

LA CRISIS DEL ESTADO


DE DERECHO
LIBERAL - BURGUÉS

BUENOS AIRE~
IN DICE

INTRon·uccró~, pol' Francisco A yola o •

PRóT.OOO • • • . o • • • • • • • o •

.. .... <·
_.:·,

ÜAPÍ'fULO Jl RUIERO

.NOCIONES PREVIAS DE 'l'EOLOGIA POl.ITICA ;( ACQES() -~)!"):.''!?"i~C~r¡:;·~~


~fETODICO AT.J TEJ\fA) ' .··

!.-El Estado como ente de cultma . o •• o • ••

H.-Relación esencial entre la cosmovisióu y la forma de Bstado:


Teología Política . . . . . . . . . . . . . . '.· .- . . . . a7
III.-El Estado como estl'uctura real y f orma de vida . . . . 47

CAPÍTULO SEGUNDO
.:¿;·

EL ESTADO DE DEHECHO LIBERAL-BURGÚES'


!.-Sentido con que usamos la locución ''Estado de Derecbo'' . .
II.-El fin del Estado: la garantía del subjetivismo de la libertad 62
III.-La organización formal del Estado . . . . . . . . . . . . . . 71
IV.-El sustrato ¡Jolitico del Estado de Derecho libelal-bul'g·ués 83

CAPÍTULO TERCERO

LA CRISIS DEL SUBJETIVISMO DE LA LIBERTAD


I .-El hombre y el mundo medioeval . . . . . . . o . 103
II.-Ln apari<'i6n del hombre moderno y su mundo 115
lii.-Consecueneias de la Reforma: la su11tant.ivación de la Politien.
y ele la Economia . . . . . . . . · · . . . . . . . . . . . . . . · · · · 128
IV.-Ln. conciencia filosófica del subjetivismo de la libertad . . . . 140
V.-Formación histórica del Estado de Derecho liberal-burgués .. 156
VI.-De la libertad del libcrali11mo n In absorción totalita1"ia del
1lOlllht·c . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177

E I. SURGIMIENTO DE LA DEMOCRACIA RADICAL DE MASAS


El libro para cuya presentación me han sido encomendadas
I.-La democratización fundamental de In sociedad . . . . . . . . 21D
tstas lfneas es realización cumplida y cabal de un propósito ya
H.-Cambios de los modos de formación y selección de la clase po· en sf extraordinario: el de elevar a términos de teorfa y ~n­
lítica dirigente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241
cuadrar en ellos los accidentes de una situaci6n práctica anun·
III.-El inaeionalismo violento como expresión politiea de laa ma.ao.a 247
ciada a nuestra experiencia vital en formas que, por pertur-
lV.-Los mentort>s ideológicos dt>l irraeionalismo violento de las badoras} son las menos adecuadas para suscitar una ·rejlexi6n
masas . . . . . . . . .. . . · · · · .... ·. · · · · · · · · ·. · · 256 serena y objeti'l{a. En momentos como los actuales, trente a
v.-ne la democracia. radical de masaa al "Estado de Monopartido 271 una crisis de tan abisal hondura, suelen configurarse dos acti-
tudes de opuesta direcci6n, pero de igual esterilidad: la qu{f,
CAPITULO QUINTO en trivial grlterla, aporta a la contusión ambiente puras posi- ,
LAS NUE VAS FORMAS DE ESTADO ciones de voluntad ---mal portadas; como es inevitable, por
conceptos inoperantes, desprovistos de toda vigencia e incapar
I.-El Estado fo.scista. La absolutizaeión politica y moral del ces de persuast6n-, y la que, desentendida de la realidad,
Estado . . . . . . . . . . . . · · · · ... · · · · · · · · · · · · · · · 28~ despreciando los datos en presencia, busca refugio, por huir de
n.-El Estado soviético ruso. La absolut.ización de una. clase eeo· su caos, en puras logomaquias, cuya per[ecci6n formal no con·
nómica . . . . . . . . . . . . . · · · . . . . . . · · · · · ... · · ·. 307 sigue sino poner más de relieve su carácter de evasi6n respecto
III.-El Estado nacional·socialiata. La absolutlzación de una raza 331 de la vida.
IV.-El Estado corporativo de Portugal . . . . . . . . . . . . . . 351 Sampay ha sabido colocarse en la única actitud fecunda:
Rtgi11tro alfabético de mnnbre1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 377 encara decididamente la realidad y trata de hacerse cargo de
ella en sus datos esenciales. Este prop6sito habla en pro de su
capacidad teorética mejor que la más acabada construcción de
corte académico que hubiera podido servirnos, y acredita una
madurez espiritual sorprendente en un hombre de sus años.
No ya sorprendente sino milagroso sena que el prop6sito se
hallara logrado sin dar lugar a discrepancia. Son demasiados en
cantidad y enormes en volumen los materiales de todo orden
barajados al llevarlo a cabo para que no pueda señalarse des·
acuerdo en la interpretaci6n de algunos. Y el mismo proceso cuyo
conjunto se estudia reviste proporciones y presenta complejt·

7
,
PROLOGO

Este libro, afanada cosecha de una investigación sociológica


del colapso que a nuestra vista sufre el Estado de Derecho
liberal-burgués, nació en función de la Argentinidad.
En efecto: fué meditadQ y hecho con la mente y el corazón
puestos en nuestra acongojadora realidad poUtica, aunqu.e a
la vez y en lo hondo, fuimos movidos a la empresa por una
fe irrefragable en el destino vector que nos aguarda, es decir,
v
aguarda a la Nación que es nuestro medio substrato históricq
y a la que estamos existencialmente adscriptos.
Ahora bien¡ preciso es tomar consciencia de lo siguiente: '·
desde ningún punto de vista se puede tramontar la fase crítica
de la Cultura que nos ciñe y altera, menos aún proyectar cla·
ridades sobre la ruta que hacia el porvenir tenemos abie1·ta,
si no cobramos inteligencia científica del p1·esente. Por esto,
para contribuir a rebasar, de los actuales eventos catastróficos,
la impresión ingenua, que es un corte inmediato y transversal
de la historia, en consecuencia, un visaje falso, y, en cambio,
tomar conocimiento genuino del desenlace critico de la estruc-
tura fundamental de Cultura moderna -el Estado liberal.bur·
gués va engarzado en esta estructura como un elemento-- es
que hemos ido, r ecta y ardidamente, al encuentro de los datos
esenciales de la tremenda realidad polttica de Occidente.
Cuando en nuestros días, los grandes movimientos demo·
crático-masivos condicionaron un Estado omnipotente, incon-
trastable, absorbente; portadores activos de una concepción
del mundo que correlacionaba un cerrado esquema cultural. de
ortodoxa intransigencia, porque las cosmovisiones son verda·
des que se excluyen en su incondicionalidad -totalitario fué
el t'érmíno que se vació de su prístino y trivial significado para

11
expresar la especificidad del nuevo tipo de organización poU· guesa de la Cultura. En consecuencia, estamos permeados por
tica- los equipos de intelectuales y los políticos que aún esti· el mal de Occidente, al que pertenecemos, malgrado los maja-
maban con la escala conceptual de valores de una época histó· deros del autoctonismo indígena.
rica consunta, negaron la razón de ser de esta marea oceánica En efecto: nacimos a la vida independiente bajo ~ conste·
JUe se venia abrevando en centurias de acontecer, pero que laci6n modernista. Nuestra revolución emancipatoria fué una
muy especialmente, durante la segunda mitad del siglo XIX, ruptura: consciente con la hispanidad, entendida ésta, en lo
habúz qu.edado presta para anegar con su flujo al Occidente. fundamental, como la antfpoda del pensamiento racional-indi· .
y como e8ta negac~n era un dictado- de la mzón, esa "intellec· vídualista vigente en el resto de Europa. Alberdi resume muy
tion pure" del legado cartesiano, fuerza demiúrgica del mundo cabalmente el esguince ideológico que implican Los ideales de
y la sola fuente de donde mana el incremento axiol6gico de la Mayo, con las siguientes palabras de su Fragmento Preliminar
historia -alambicado el hombre en su dimensión intelectual, al Estudio del Derecho: "La Edad Moderna es la victo·ria del ra-
la Cultura se reduce a mera fabricación del pensamiento- cionalismo. Descartes, pone a Europa sobre esta rota fecunda,
creyeron, con el optimismo antihistórico del r-acionalista, que en que América es llamada a colocarse si ambiciona a los
desconociéndole veracidad intelectual al totalitarismo, lo ha· rangos de la civilización moderna, enteramente inaccesible
bfan aniquilado. La Tercera República de Francia hizo la expe· por otra vía. España es lo que es, porque ha tenido más gusto
riencia a expensas de su vida. en creer en los errores de San Agustfn 'V San Bernardo, que
Sin embargo, se tenfa ante los ojos, sin percibirlo en su en las verdades de Newton y Descartes". •
enterez, con la trágica miopía de los hombres fronterizos, el En la misma grávida coyuntura histórica -el punto en que
relevo de un mundo por otro, borroso en sus co-ntornos y fluc· se opera el tránsito del medioevo a la modernidad- cuando el
tuante en el sentido, pero que atestiguaba la caducidad del continente se decide por la to-tal inmanentizaci6n de la Cultura,
anterior: era la estructura histórtca de cwltura moderna que Espafta reelabora el trascendentismo medioeval, y, con furor
agotaba el ciclo de su vida y comenzaba a desmedrarse. Los combativo -¿cidlano...? ¿quijotesco... ?- afirma y restablece lo
fenómenos terminales de los orbes de cultura, que son lace· que Europa niega y sUstituye. As{, a la Reforma le sale al en·
rantes para la generación que los lleva como vivencia y cuyo cuentro con la cruzada de. Contrarreforma, la Co-mpafiía alis·
tempo es la estrepitosa subitaneidad de los despeños, se daban, tada bajo bandera por San Ignacio de Loyola y la restauración
en esta circunstancia crttica, tal como Maquiavelo, en el orto católica del Concilio de Trento impuesta en su gran parte por
de la modernidad, lo habfa prenunciado con el politicismo mo· teólogos españoles. Al Renacimiento pagano le arrostra el vi·
ralmente incondicionado de la ragioni di stato. goroso remanecer escolástico del siglo XVI. Frente al fenómeno
sociol6gico de la secularización del Estado, predicada p01·
Maquiavelo y conceptualmente sistematizada por Bodin, el je·
Los argentinos debemos aleccionarnos en la experiencia su!ta Francisco Suárez y los epígonos de su. escuela, remozan,
histórica acumulada. Por un privüegio insospechado - ¡la pa.. actualizándola, la concepción tomista de la Política y del Es·
radoja del rezago hispanoamericano! -todavfa es dado hacerlo, tado; y, con algunas décadas de posterioridad, Pedro de Rivc·
pues aquí sazonan con retardo los últimos frutos de la desin· deneira publica su "Tratado de la Religión y virtudes que debe
tegración moderna. Comprendido, como estamos, en el ámbito tener el Príncipe cristiano para gobernar y conservar sus
cultural de Occidente, no podíamos escapar a los efectos tur· Estados, contra lo que Nicolás Maqulavelo y los poHticos deste
badores de la homogeneización y universalidad de la crisi.~ tiempo enseñan" y Saavedra Fajardo compone su délebre "Idea
actual y menos librar del mismo trance a nuestro Estado libe· de un Pr1ncipe Cristiano". El mismo año, 1532, conjeturado
ral, inmerso y condicionado por la prtvatíva concepción bur· como el de la aparición del Príncipe de Maquiavelo, donde

12 13
quedan echadas las bases de un derecho internaCional asentado ~nidad moral· 11 se fragmentaba en una taracea de Estados so-
en el egotsmo estatal, el dominico Francisco de Victoria pro- be,-anos. En la Dieta de Worms -como antes lo habfa hecho
fesa de extraordinario en Salamanca y expone un derecho cü> en la de Coruxfia- en presencia de Lutero, donde el gran here·
gentes informado por el derecho natural escolástico. 8iarca habfa irrumpido con su ruidosa reclamación, Carlos V
T~do el predominante pensamiento filosófico y la realiza- afirma. estar determinado a defender la Cristiandad milenari~
~atóltcas las formas grecorromanas; la mtlsica de Victoria; la empleando para ello -die~- "mis reinos, mis amigos, mt
tmpronta del reavivado tradicionalismo medioeval: los cánticoii cuerpo, mi vida 11 mi alma" 1)
del amor divino de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de En ccmsecuencia resulta muy fácil aprehender el esp-fritu
Avila; la lírica de Fray Luis de León, que colma de esencias que una vez terminada ' la conquista informarla la organ~za·.
católicas las formas grecorromanas; la mtlsica de Victoria· la ción política colonial 11 darla la tó-nica de nuest1·os oríger:es
pint~ra de Morales y la del comienzo del Greco,· Za palatina mentales. Asi es como el primer cuidado del Derecho de Ind~as,
arquttectura escorial de Felipe II; el Teatro Nacional en el que, tanto del estatal como del privado, era mantener" la sociedad
Juan de la Cueva y L6pez de Vega en sus comienzos, retunden en el catolicismo. Todo el primer libro de las llamadas Leyes
el Romancero medioeval. de Indias da cuenta de ello, al establecer Zas bases rcligiosc:s
Llegados a esta altura hagamos la siguiente apuntación del Gobierno. Además, la formación intelectual de la Colonta
fundamental: este momento radiante de la Cultura española tut encomendada a la Compañía cte J estls; 11 sabido es que el
lo fué también de la conqtcista de América. Necesario es, en- plan de estudio jesuUa -la Ratio Studiorum del afío 1?99-
tonces, indagar: ¿con qué sentido político España acometió es por excelencia la pedagogía de la Contrarreforma que hende
estas empresas? El móvil decisivo de estas empresas -se pue- a consolidar en los hábitos del educando el sentido de la auto-
de responder apodictica~ente- es el propósito de mantener ridad, del orden 11 de la unidad en medio de un mundo espiri-
Y acrecentar la Cristiandad, de llegar a la unidad ecuménica tual radicalmente convulsionado. Claro está, que en la entre-
en la unlversitas chrlstiana, que Hernando de Acuña, poeta crozada hilatura de la realídad histórica, no se ofrece as-f, r.on
ll soldado de Carlos V, anuncia en un soneto de aliento imperial: rectilfnea pureza, la dirección espiritual que mentamos, pues,
en la América colonial, igual que en España, a las veces, con
Ya se acerca, Señor, o ya es llegada mucha frecuencia, se agudiza dramáticamente la escisión entre
la edad gloriosa en que promete el cielo la re.a lidad social, largada por otros viales de la historia, y el
una grey y un pastor solo en el suelo contenida de cultura severamente proyectado por el Estado.
por suerte a vuestros tiempos reservada. Los modos de vida burguesa penetran la sociedad colonial; re-
cordemos, como ejemplo, estos dos fenómenos de esti rpe mo-
Ya tan alto principio en tal jornada derna: la acentuación de la vida urbana y la sobreestimación
os muestra el fin de vuestro santo celo, de los metales preciosos amonedables, que denotan i nconfun-
y anuncia al mundo para más consuelo dible· afán de lucro.
un Monarca, un Imperio y una Espada. Durante dos centurias el pensamiento de la Colonia ·corrió
por cauces escolásticos, hasta que en la postrimería de la vida
No puede dudarse que el sentido imperial de Espafía en pol(tica dependiente se opera un vuelco a incitación de una
aquella sazón -sentido originariamente dado por Isabel la Ca· vaharada que 'Viene de la Metrópoli.
t6lica y expresado unívocamente por Carlos V- lo trasunta
el firme designio y la consiguiente decisión polftica de hacer 1) Cfr. RAMóN M&NéNDEZ PmAL, La Idea Imperial de Carlos V, Bue·
de España el gui6n espiritual de un mundo que perdía su DOI Airee, 1941.

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El advenimiento de los Borbones al trono de Espafia repre- de contención moral que luchaban por neutralizar al Ilumi-
senta allf la aplicación del ideal polftico del siglo XVIII ante- nismo circunstante en el resto de Europa. En el porvenir, Aris-
rior a la Revolución francesa, es decir, la instauración del t6teles y Santo Tomás serian públicamente sustitufdos por
despotismo ilustrado, el AufkHirung de los monarcas del Este Descartes, Espinoza, Malebranche, Newton, Buffon. A esto lo
de Europa, que en Espafia se nominará con et término de asevera el Deán Funes,. sin mayor escándalo por su parte,
regalismo. La idea que de la absolutización pagana del Estado cuando, en el Plan de Estudios para la Universidad de Córdo-
tiene la nueva familia gobernante cabalmente lo resume la ba, dice: "Hace tiempo que los implacables sectarios de Newton
siguiente instrucción que da Luis XIV -L'Etat c'est moi- y Descartes atravesaron el océano e introdujeron la discordia
a su nieto, el novel Rey español Felipe V: "Debéis estar con- en estas aulas, donde combatido y desterrado Aristóteles de
vencido de que los reyes son señores absolutos, y que, natu- Europa juzgaba dominar tranquilamente" 1).
ralmente, tienen la completa disposición de todos los bienes, Muchas veces fué puesto ya en claro que ·~el '.Despotismo
lo mismo los que posean las gentes que pertenezcan a la Iglesia ilumlnlsta implica una revolución desde arriba que ·porta en
que los que posean los seglares. Todo lo que se halla en la sus .entrañas el próximo advenimiento democrático; también
superficie de nuestros Estados, de cualquier naturaleza que ha sido develado el fntimo enlace que existe ··entre el absolu-
sea, nos pertenece por el mismo titulo". tismo del AufkUlrung 11 el Liberalis.mo; lo mt.smo se hq, hecho
Más adelante, los ministros enciclopedistas de Carlos III con el común parador filosófico qu.e sostiene el despotismo
dieron cima al sesgo europeizante y racionalista y la "filoso- ilustrado y l!J democracia racional-individualista. 'Pqdríariws •i, "'
tia" del siglo de las luces -sobre la cual los .monarcas del también hacerlo aqut, a no mediar que lo interdice el carácter ' ~·
Aufklarung ejercían su patronazgo regio- se posesionó de proemiaZ de estas Uneas, y, ademá$, porque al jin~ perseguido ~;
preceptores reales, aulas universitarias, academias económicas, en este Prefacio le es suficiente con destacar que. Zos tautore$; " ·
celdas conventuales y aún cámaras prelaticias. Voltaire inicia de la Revolución de Mayo -todos ellos egresados de las Uni-
a
un trtteque con el Ministro Aranda: cambio de luces para et versidades coloniales 11 de las Academias metropolitanas:..
fundamentaron su acción en la concepción iluminista de" Za
Gobierno recibe el presente de añejos vinos españoles. "Je bois
les bons vins --4ecfa el Pontífice del Iluminismo- dont mon· Historia. Aunque estos ideales, digámoslo al soslayo como una
sieur d'Aranda vient de garnir ma table". dtgresi6n, no fueron profesados entre nosotros -aún valían
El regalismo borbónico actúa en la Colonia con dos medidas aqut residuos de fuerzas espirituales del pretérito- con la ra-
que interesa destacar: en la organización polftica, centrali16 dicalidad de los revolucionarios franceses que prestaron adhe-
el gobierno colonial, en congruencia con el espfritu unitari- 8i6n legal a la interpretación de la Historia reflejada en el
zante de los Borbones, creando las Intendencias por real de- "Esquisse d'un tableau historique des progrés de ' l'esprit hu-
creto del 18 de enero de 1782; en el plano espiritual, la expul- main" del Marqués de Condorcet.
sión de los jesuítas de los dominios de España determinó en A este vuelco mental se refiere Belgrano cuando dice en-.su
nuestros medios el declinar del escolasticismo. En el futuro Autobiografía: "Se apoderaron de mi las ideas de libertad,
la alta cultura, aunque dirigida por religiosos observantes, fu~ igualdad y propiedad y sólo veía tiranos en los que se oponían
una obra exclaustrada. Pasado el indeciso intermedio de los que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos dere-
franciscanos, a quienes les había sido entregada a tftulo precario
la enseñanza colonial, el Estado fué el solo docente, exento de
\ chos que Dios y la naturaleza le habían concedido y aun las
mismas sociedades habían acordado en su establecimiento di-
toda vinculaci.6n que restrinja la libertad de dirigirla confor-
1) ENRIQUE MARTÍNEZ PAz, La Influencia de Descartes en el Pensa-
me a los intereses polfticos del Rey. De esta manera, a golpes mien.to Filos6/ico de la Colonia, en: Descartes, Publicación de Homenaje do
del despotismo ilustrado de los Borbones, cedieron las fuentu la UniYetaidad do Buenos Airea, 1937, T. lll, pág. 15 y eig.

16 17
recta o indirectamente". El mismo hecho constata Mariafto cientemente que a sabiendas y queriendas1 ponfa a un sector
Moreno en el prólogo de la reedici6n castellana de E l Contrato de los ·argentinos en antagonfa con los propu.gnadores del
Social de Rousseau cuando escrib-fa que en Buenos Aires se iluminismo liberal europeo. De aquf, que Juan Facundo Qui-
habfa producido "una feliz revolución en las ideas". Tan im· roga estampara en las banderolas de sus mesnadas gauchas la
portante estimaban este cambio los propios actores que, a dos consigna de Religión o Muerte, y Juan Manuel de Rosas inci-
afto1 de producido el movimienio emancipador, en julio de tara a la fidelidad católica trente a los logistas que, reveren-
1812, el Triunvirato, a iniciativa de su. secretario Bernardino ciando a "la estrella protestante que aparecfa en el horizonte",
Rivadavia, mand6 escribir la "Historia "filosófica de nuestra hablan "descarriado las opiniones, puesto en choque los inte-
feliz revolución". Tambfén el Dedn Funes, tocado por el es¡ñ- reses particulares, propagado la ·inmoralidad y la intriga, y
ritu del tiempo, clamaba jubiloso en el prólogo que compuso fraccionado en bandas de tal modo la Sociedad, que no ha
para la traducción del célebre libro de Daunou. sobre Las ga- dejado casi reliquias de ningún vinculo, extendiéndose su furor
rant(as individuales: "Llegó por fin el siglo de las luces, y a romper hasta el más sagrado de todos y el único que podría
ellas instruyeron a los pueblos sobre sus justos derechos, servir para restablecer los demás, cual es el de la religión" 1).
sobre los verdaderos principios de la organización social, y Con la imponente realidad sociológica del ·federalismo, que
sobre la disciplina de las costumbres". . los unitarios negaban, había que hacer la organización nacional.
La expresión teorética del Iluminismo . la tenemos en la Al Credo polftico que profesó nuestra generación rOmántica
"ldeologfa" que se profesó veintitrés años en nuestras aulas le debemos el conocimiento estimativo de esa realidad socio·
de filosofía, consiguiendo plasmar la convicción esencial de l6gica de la preorganización. Y, en verdad} esto sólo tul posi-
los argentinos. Su ciclo corre desde 1819 hll$ta 1842: la inicia ble porque los románticos argentinos, a ejemplo de sus con-
Crtsóstomo Lafinur, la prosigue Manuel Fernández de Agüero géneres e'IJJTopeos, colocaron la Polftica bajo el· s'igno de la
21 culmina con su más alta representante, don Diego Alcorta. Filosofia de la Historia. .Asf, pudieron sustituir a la concepción
r ', A partir, entonces, de la independencia política, nuestro pen- racionalista del Estado: armatoste inmoble 11 abstracto, colgado
• .• 1 $amiento siguió una evolución paralela a las ideas rectoras di en el vaclo histórico, por una concepción historicísticamente
la cultura europea. dinamizada y ahormada a las peculiaridades nacionales. Ádam
'~~·,¡.1 La inoperancia pol€tica del Ihtminismo !-Sabido es que Mailer, el fil6sofo político del r omanticismo alemán -no olvi-
lste obra y hace de espald~ a la realidad telúrica e histórica- demos que el Romanticismo es de oriundez . germana con
quedó evidenciada entre nosotros con el malOgro del unitarls· irradiación universal- afirmaba: "La Ciencia del Estado: que
mo para organizar el pa{s en una sazón que le era propicia. yo propugno, tratará al Estado en su vuelo, en su vida, en su
"Es imposible imaginarse -dice Sarmiento en su Facundo, propio movimiento y no se limitará a lanzar a voleo unas
aludtendo a los rivadavíanos- una generación más ~azonadora, cuantas leyes para ponerse luego a contemplar lo que va a
,.
1
más deductiva, más emprendedora. y que haya carecido en más pasar". "Nuestras teorías corrientes acerca del Estado nc;> pa·
alto grado de sentido práctico". "Estoy seguro -afirma, extre- san de ser acumulaciones de objetos, y, por lo mismo, algo
mando el sarcasmo- de que el alma de cada unitario degollado cadavérico e inservible; no guardan congruencia alguna con la
por Rosas, ha abandonado el cuerpo desdefiando al verdugo vida, pues pretenden comprender al Estado de una vez para
que lo asesina y aful sin creer que la cosa ha sucedido". \ siempre y totalmente; mientras el Estado avanza independien-
El . federalismo era una. entrañable realidad argentina, en temente, aquéllas se quedan donde estaban en un principio".
partf, sostenida por intere&es :económicos del interior encon-
trados con los del pue.r to, en mucho, arraigada en la cepa his- 1) Carta de Juan Manuel de Rosaa a Juan Facundo Quiroga, del .20
de diciembre de 1834¡ en: ADOLFO SALDÍAS, Papeles de Rozas La Plata
pana 11 que un saldo de tradicionalismo, mantenido más incom- 1904, T. 1., pá¡. 127. ' '

u 19
"Todo lo que en el Estado y la vida se levanta sobre conceptos vez mlfs ·Identificada con Dios, ·pero ro humanida~ deviene
Yprincipios se disuelve en la corriente del tiempo". concretamente mediante las naciones. Humanidad tnman~e
El Romanticismo surge como una reacción contra la inani- a la Nací6n, no trascenden·te a elw. Contra las teorfas atomo,s·
dad iluminista y su con_dign~. teorfa del progresismo, 0 , preci- tas de la sociedad, y los abstractos d~recho~ ~e un homb:e
sando má.s, como una h~tortctsta reelaboración del mismo. En no menos abstracto, insinw el espfntu obJetwo, es. de~r,
efe~to: una de las caracterlsticas del Romanticismo filosófico social. El individuo es ñumanidad virtual, -id~a voct.ferada
reside en la creaci~ de una nueva doctrina del progreso en- luego por Lerou:c y otros. La H istoria, en c~n1unto , ;esuUa
seña Coriol~no 1--lberini, ~ quien le debemos el estudio m~gis­ un proceso optimista. Los valores supre"!!'os tnunfan st.emr>:e.
tral de la h~toruz de las tdeas argentinas durante este periodo El mal, a la postre, está en función del bten, ~ cual no tmplt.ea
d~ la evolución cultur~l. "Su representante precoz más cons- ;ustificarlo. Estas ideas influyen fuerte y dtrectam~nte sobre
pt.euo es Herder, conocido por todos los filósofos franceses de Francia, merced a los filósofos alemanes post-kan~ronos, má·
la ~eacción antienciclo~edista. Su obra principal, Ideas sobre zime Hegel y Schelling, quienes incorporan a St.(S .ststemas. las
la fllosoffa de la Historia de la Humanidad (1774), fu¿ vertida Ideas de Herder, superándolas en tal o cual .sent1do. Samgny
al francés en 1828, por Edgardo Qulnet, mistagogo del libera- aplica los principios de Herder para la creación de la escuela
lismo romántico, de tendencia democrática. La obra alcanzó histórica del ·Derecho. Los grandes escritores polUicos franceses
gran resonancia en París. Cousin fué uno de los mlfs brillantes sufren, pues, el influjo del pante!smo histórico. De todo este
e:cposttores de estas ideas, en su obra Introducción a 1a His- gran movimiento de la filosof{a alemana se ez~rae ~ nu~va
toria de la Filosofía, muy so¡nada en Parfs durante la estada teoria del progreso. La Uamaremos la doctnna. h~tori~ta
de Echeverrfa aU!, y difundida en nu-estro pa!s en el periodo opuesta a la de Condorcet, teorfa ilumi~ta. Quten no com·
romántico. Sarmiento vivió las ideas herderianas en forma prenda las profundas diferencias y semeJanzas entre ambas '
más o menos directa durante la proscripción. Lastarrla habla concepciones deZ progreso -concluye Coriolano Alberini- 1tJ
de la acción de Herder en Chile, autor preconizado por L"6pez comprender<! la honda discrepancia filosófica entre Rivadavta
Sarm,ento y Alberdi. Bien se nota en Facundo dOnde la geopsi. Echeve'T'Tfa. ~ste trae al pa(s una nueva manera de pensar:
11
cogenia es de corte herderlano. Herder es mencwnado pues eZ historicismo que llena nuestra cultura hasta 1880 mds o
por muchos de nuestros escritores de esa época. .A~nos Z: menos" 1), .
conocieron directamente; otros, sufrieron su influencia, p~• Cuando Esteban Echeverria vuelve a Buenos Atres, ne6fito
eztste un potente herderismo difuso que penetra la obra de del Romanticismo en boga, encuentra al pa!s conmovido por
los mlfs grandes escritores políticos franceses de aquellos dfa& una profunda crisis polftica: el fracaso del ensayo ltbe~al . de
tan conocidos por los emigrados. Herder convirtió el pante!s: Rívadavia 11 el advenimiento al poder, en todas las P!Ovtn~as,
mo racionalista y estdtico de Espinosa, matemdticamente ea· de los caudillos apoyados por grandes masas. Esta ctrcunstan-
tr'Uct!J-rado, en pantef.smo histórico. Renueva la idea de con- cia histórica está cabalmente pergefiada en ~u Dogma Socia·
tinua providencia inmanente. El progreso no se impone a la llsta: "La Sociedad Argentina, entonces . :-4u:e Echeve~
Historia: se halla fnsito en eUa. La divinidad no es, la divinidad estaba dividida en dos facciones irreconcilt.ables. por sus odios,
deviene, tanto en la naturaleza como en la Historia. La crea- como por 8'U8 tendencias, que se habfan largo trempo despeda-
ción no constituye un acto excepcional sino continuo. Dios zado en los campos de batalla: -la facción federal vern:edora,
esencia universal y proteica, se va realizando a 'ravés"PeÍ que se apo1/aba en las masas populares y era la ezpre~ón ge·
tiempo y del espacio. Cada época 11 cada lugar tiene un P,.o-
fundo si~iftcado, valiendo ambos por 8f propios. gz fin del 1) Cfr. CoRIOLANO .Al.BElUNI, La Metafísica de Albercli, en: Archivoa
devenir creador es el advenimiento ~ la "humanidad", cad4 de la Universidad de Buenos Ai~es•. Tomo IX! pás. 234-~35; CORIO~l'fO Al,
BEBUit, Die Deuuche Philosoph'e "~ Argenttrnerll, Bedm 1930, pag. 24-40.

2.0 21
nuina de sus instintos semibárbaros y la facci6'fl. unitaria, 11i&lada, desco.nocida en su país, débil, sin vtncuzo alguno qut
minoría vencida, con buenas tendencias, pero sin bases locales la uniese y diese fuerza, se consumfa en impotentes votos, 11
de criterio socialista, y algo :antipática por sus arranques so- nada podfa para s!, ni para la Patria. Tal era la situactón".
berbios de exclusivismo y supremacfa. Habfa, entretanto, ere· Precisamente, el sistema de ideas circunstanciado en pla'n.
cido, sin mezclarse en esas guerras fratricidas, ni participar de acci6n polftica que enuncia el Dogma Socialista, propone
de esos odios, en el seno de esa sociedad una generación nueva, superar la antítesis federal-unitaria por medio de la nueva ley
que por su edad, su educación, su posictón delña aspirar 11 del progreso historicista 11 Uegar as! -como dice Alberdi en.
aspiraba a ocuparse de la cosa pública. La situación de esa su Fragmento Prellmlnar- "a una soberanfa nacional que
generación nueva en medio de ambas facciones era singular. re(rna las soberanías provinciales, sin absorberlas: en la uni-
Los federales la miraban con desconfianza 11 ojeriza, porque dad pantefsta, que ha sido rechazada por las Ideas y las bayo-
la hallaban poco dispuesta a aceptar su li brea de vasaUaje, Za netas argentinas" 1).
vefan ojear libros y vestir frac. Los corifeos del partido uni- Por fin: el núcleo esencial d~ las ideas románticas, forta-
tario, asilados en Montevideo, con lástima y menosprecio, por - lecidas en dos décadas de tensa adversidad, informaron, una
que la crefan federalizada, u ocupada solamente de frivolida· vez que Rosas consiguiera la unidad nacional, la organización
des. Esa generación nueva, empero, que unitarizaban los estatal de 1853.
federales, y federalizaban los unitarios, y era rechazada a un .Acon.teci6 en la historia del pensamiento argentino, como
tiempo del gremio de ambas facciones, no podfa pertenecerles. en el resto de Occidente, que del Romanticismo, apenas apa·
Heredera legUima de la religión de la Patria, bUIScaba en vano gado el pathos de su arranque sentimental, se cayó en el Posi·
en esas banderas enemigas el símbolo elocuente de esa reli- tivismo decímon6nico que reanuda las dOs l!neas del pema-
gión. Su coraz6n virginal tuvo desde la cuna presentimtentos míento de l stglo XVIII: la em,pirista y la materialista. Ad es
y vagas revelaciones de ella. Su inteligencia joven, ávida de como de AZberdi, que si bien sobreestim.a Zo 'Útil es instrumen- ,
saber, ansiaba ver realizadas esas revelaciones para creer en talizándolo al valor de Justicia subjetivamente prO'flectado,
la Patria y en su grandioso porvenir. Los unitarios, sin embar· deriva, lógicamente, el "alberdlsmo", acabada formulaci6n ar-
go, habfan dejado el rastro de una tradición progresista estam- gentina del sistema .liberal-burgués, que a partir de la organi·
pado en algunas instituciones benéficas, el recuerdo de una zaci6n constitucional penetra, con su. ideología pragrrurtica 11
época más fecunda en esperanzas ef!meras que en realidades materialista, la totalidad de la vida argentina e impulsa, por
útiles; -sofistas brillantes hab!an aparecido como meteoros lo mismo, nuestro rápido crecimiento económico capitalista.
en el horizonte de la Patria, eran los vencidos, los proscriptos,
los liberales, los que querían, en suma, un régimen constitu·
cional para el país. La generación nueva, educada la mayor Evidentemente, a esta altura del Prefacio, en que de s'!Íbito
parte en escuelas fundadas por ellos, acostumbrada a mirarlos nos pusimos cara a cara con el meollo del sistema fundamental,
con veneración en su infancia, d.ebfa tenerle simpat!a, o ser CtbJJO tramo en crisis es el tema del libro entre manos, estamo•
menos federal que unitaria. As! era; Rosas lo conocía bien, 11 exettSados de se{lUir adelante con el proceso disolutivo de la de-
procuraba humillarla marcándola con su estigma de sangre. mocracia agnóstica del Liberalismo argentino -trance critico,
La si·tuación moral de esa juventUd viril debía ser por lo mis· el nuestro, insistimos, que es contracci6n local de un. fen6meM
mo desesperante, inaudita. Los federales satisfechos con ez---... común al orbe de cul·tura occidental.
poder, habfan llegado al colmo de sus ambiciones. Los unit4-
1) Cfr. J. B. ÁLBERDI, FrU8m ento Preliminar al E1tu.di4 tkl Dertch.,
rios en el destierro, fraguando intrigas oscuras, se alimentaban Bueuoe Airea 1837, Primera Parte, Artículo U: D.t Fin o ~.¡ Bi«~. Ar·
con esperanza de una restauración imposible. La juventud úculo I1I : Del J•r«lw o la ley moral.

22
De este buceo por los silos más profundos de cuatro liglos
de modernidad, swrgirán, patentes, -ya que esperamos que
nuestros adarmes intelectwles no h,ayan velado la verdad-
los errores nwrtales de donde emerge la disociación del hom-
bre moderno 11 su artificiosa integración totalitaria que lo de-
grada instrumentalizándolo a fines que están por debajo de la
persona humana: eL Estado, la Raza, eL Proletariado. También,
evidenciado que es ético la rafz y el esqueje del fenómeno cul-
tural -inclusive, en consecuencia, lo político, lo jur1dlco y lo
económico- quedará reencontrado el camino hacia una cul-
tura perfectiva del hombre, hacedora de su legítima plenitud
ontológica. Por último, se deducirá, que no es viviendo hacia
atuern., enrolados en problemas transnacionales, como cum·
pliremos con nuestra misión histórica, sino concentrados en no-
sotros mismos; llegar mediante una homogeneidad espiritual,
a Unimismar. el PuebÍo argentino en la unidad sustantiva de
una :Nación 1) y recimentar el Estado de Derech,o en los veneros
•• metafísicos que guardan el secreto de la aparición de los pilares
de la Democracia: la Justicia, la Libertad, la Igualdad. CAPÍTULO 1
D·e esta manera, nuestra generación, la d~ la experiencia
vital del derrumbe, podrá trocar un destino insignificante -el NOCIONES PREVIAS DE TEOLOGÍA POLÍTICA
agorero Spengler lo simboliza con la trágica tiesura del centi-
nela de Pompeya- por otro, de sublime heroicidad: apuntar (ACCESO METODICO AL TEMA)
a la. realización del momento argentino de una Cultura au·
téntica.
u A . E. S.
~i
~- f Conco?'clia, mm·zo 7 <le 1942.

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' 1) Una Nación no es una unidad natural, aino una unidad cultural;
ea decir, unidad lograda, con un aentido, por loa hombret en la Historia.
1

EL ESTADO COMO ENTE DE CULTURA

El Estado es un ente de cultura y una estructurante forma.


de vida, comQ tal, una realidad social que lo es en ~a historia
y a quien informa un contenido de finalidad. A esta estructura
social-histórica la formulan, la soportan y la sustancializan,
hombres de vida conjunta, que obran y hacen de acuerdo a un '
sistema ideal conformado por la visión del mundo y de la per-
sona que ellos poseen, consciente o inconscientemente, como una
verdad absoluta. "
Con esto, desechamos por falsa la concepción del Estado
como fenómeno jfsico, que introdujo el cientificismo del Rena-
cimiento, y que hasta hoy se conserva en muchos sectores, a
pesar de haber sido infinidad de veces convicto de. su error.
Los conceptos mecánicos-naturales, que tanto éxito obtuvieron
con Keplero y Galileo, son aplicados por Bacon -Y en esto
reside la instauratio magna de la modernidad- al estudio de
las sociedades humanas. La concepción naturalista del Estado
surgida en esta forma y coyuntura histórica, que culmina en
las diversas variaciones del positivismo del siglo XIX y que
persiste en los materialistas, en ~os geopolfticos y biologlstas
de más reciente data, admite el esquema legal y necesario de
algunas fuerzas naturales constantes, o capacidades y caracte-
res bio-psiqulcos del hombre, que operan como causas últimas
eft la constitución del ser estatal y de su correspondiente mane-
ra de ser. Pero observemos en una digresión aclaratoria, pue¡¡

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en .seguida nos detendremos en ello, que esta concepción natu· El hombre es formulador de la organización poUtica. Y so·
raltSta del Estado obedece a una cosmovisión naturalista falsa clul que lo comprende en su ser y hacer, la que se ~feren­
también, y funesta en sus consecuencias: el mundo e~ una cla du ta11 realizaciones fijas y definitivas de las colectiv1d~des
totalidad causalmente determinada que reduce a un mismo anlmules, en que el hombre prefigura idealmente -arum_al
mecanismo el orden de las cosas y el orden de la vida humana, ut6ptco- el esquema de lo que se propone .hacer. La arana
Y como el hombre es un fragmento de naturaleza inserto en reallza oper-aciones que se parecen a las del teJedor, Y las abejas
esa estructur-a legal, no encajan los conceptos de espíritu, ll· aventajan con la construcción de sus celdas a muchos cons-
bertad y ordenación final. Este obligado correlato que existe tructores· el reino de las hormigas podrá superar, con la ar·
entre una concepción naturalista del Universo, concebido como monfa d~ su organización y la precisión de su mecanismo, el
un mecanismo natural, corporal y físico; y del hombre, su- genio leglslatlvo de un Solón o de un Licurgo; pero lo que
puesto como un mero haz de sensaciones; y del Estado, consi- desde ya distingue al peor constructor de la abeja, Y a un me-
derado como un organismo extraído de la naturaleza, cuya diocre legislador de un himenóptero, es que ellos antes. de
destreza en hacerlo y mantenerlo descansa en normas de la realizar sus obras las construyen en la imaginaci.ón. Al fmal
misma fndole que las matemáticas, se verifica cabalmente en del proceso laboratriz se obtiene un algo, que ya ex1s~ia en lc.
el Leviat6.n de Tomás Hobbes 1). mente del obrero y del legislador como una forma 1deal. Al
hombre no le es dado como a los animales una necesaria Y rí·
1) "La palabra cuerpo, en su acepción más general, ai¡nifica aquello glda organización, sino que se le impone la sociabilidad Y la
que llena u ocupa un determinado espacio o lugar imaginado, y que no de· polltlcldad como un hecho ineluctable, y se le da la· facultad
pende de la imaginación, sino que es una parte real de lo que llamamos privilegiada de extraer de sí la forma de vida más conveniente ..
Unive~so. En efecto: siendo el Univers~ un agregado de todot los cuerpoa,
no ex1ste tampoc.o una parte real del m1smo que no sea cuerpo, ni hay coaa a su ordenación final; ya que él conoce las leyes de su hacer
alguna que prop1amente sea cuerpo, que no sea, ademáa, parte de eae agre· que subordina a su voluntad. Por eso, las organl.zaciones poli·.
~ado de todos los cuerpos que es el Universo". Cfr. TOMAS HOBBU, LEVIA· ticas y sociales, en cuanto formulaciones perjectwas del hom·
TÁN, trad. de Manuel Sánchez Sarto. México 194(), pág. 323.
bre y la sociedad, son entes cultwrales.
. "Singul~rmente cada hom~re es una representación o apariencia de Para esclarecer el complejo de equívocas significaciones que
c:JCrta cuahd~d o de otro acc1dente de un cuerpo eJtterior a noaotroa, de
1~ que comunmente llamamos objeto. Dicho objeto actúa aobre los ojos,
tiene el concepto Cultura y entre ellas aprehender ~ la verda·
ndos Y otras partes del cuerpo humano, y por au diversidad de actuación · dera, partimos oponléndolo al de naturaleza matenal. El s~n·
produce div.e_rsidad de apariencias.. El or~gen de todo ello ea lo que llama· t1do de la contraposición es aquí tal, que naturaleza mater1al
mos sensac,on (en efecto: no e:nste nmguna concepción en el intelecto abarca todo lo que existe y sucede sin la intervención finalista
humano que antes no haya sido recibida, totalmente o en parte. por loa ór- del hombre; en cambio, la Cultura, como fenómeno básico Y
ganos de !os !entidos). Todo lo demás deriva de este elemento primorcfial".
Cfr. TOMAS HoBBES, pág. 6. propio de la vida humana, significa todo el obrar Y hacer del
hombre en camino hacia un fin, que es el de su propia perfee·
"El arte va aún más lejos, imitando esta obra racional, que ea la mú
excelsa d.e !a Naturaleza: el hom.br~. En efecto: graciu al arte crea eae
gran Levuzwn que llamamos República o Estado que no ea sino un hom· informan sobre cuantas cosas precisa conocer, !On la memoria; la equidad
bre artificial, aunque de mayor estatura y robustez que el natural para y lu leyes una razón y una voluntad artificiales; la concordia es la salud;
cuya pro.t~c~ón y deíen~a fué ins.tit~ído; y en el cual la soberanía~ un la eedició;, )a enfermedad; la guerra civil, la muerte. Por úl!imo, loa cOn·
alma ~rtJÍJc!al que d~ v•.da y moVlmJento al cuerpo entero; loa magietradoa Tenios mecfiante los cuales lu partes de este cuerpo político se crean,
Y funCJonanos de la ?ud1catura y del poder ejecutivo, nexoe artificiales; la combinan y unen entre aí, aaeméjanse a aquel fiat, o hag~oa al hom~?re,
recompensa r el castigo son loe nervios que hacen lo mismo en el cuerpo pronunciado por Dios en la creación". T~M~S Hoa~ES, pag. ~· . Tamb1é!l
n.atural; la nqu~ y la abundancia ~e todoe loa miembros particulares cona- Cfr. J, VrALATOUX, La Cité d~ Hobbes, Theor~e de Lltal totaldtnre, Pana
htuyen su potencia; la salus popul' son eus negocios; los consejero•, que 1935, pig. 73-153.

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c1ón, aunque históricamente se dé, en los círculos de cultura del estar simplemente civilizado. El valor sustancial de una
negativa, que la meta final se sitúe en un plano Infra-humano. persona, no reside en lo que tiene, ni en lo que sabe, y menos
La materia prima de la Cultura es la persona humana, la que en lo que puede, sino en lo que ella es. Un hombre es auténtico
se manifiesta en su existencia como un ser natural que tiende sujeto de cultura, cuando todo lo que obra y hace sirve para
prácticamente a su plenitud en la perfección definitiva. La la formación más profunda y más perfecta de su personalidad
Cultura ensambla, consecuentemente, el desarrollo de las facul- dinámicamente ordenada hacia el Bien puro y simple.
tades y de las fuerzas creadoras del hombre, con la sobreesti- Los objetos culturales, la obra a hacer, se facturan con
mación de las espirituales, comprendiendo a las dos actividades elementos materiales -factibili, propiamente dicho--, así, cuan·
prácticas espedficamente humanas, la del obrar: blen cultural, do se construye un edificio, se esculpe una estatua, se fabrica
y la de hacer: objeto cultural. Por Bien cultural se entiende el una máquina; la razón especulativa del hombre puede r ealizar
obrar apuntando a la perfección intrí.nseca del hombre que se un objeto espiritual, verbigracia, una poesfa, un razonamiento
mueve en una tría de situaciones que le son impuestas, como lógico; también, la modelación humana referida a . una finali-
persona individual, como miembro de la sociedad fam1llar o dad, puede operarse con grupos humanos, como la fundación
domistica, y como Integrante de la sociedad civil o política 1), de una institución corpOTativa 1); y de manera más abarcante
El Objeto cultural es la formulación externa de entes materia- y determinada, puede realizarse sobre una total situación his-
les o espirituales, que tienen el inmediato propósito de asegurar tórica dada -corte estático a través de un proceso dinán:ico-
la bondad o perfección de estas mismas obras, pero mediati- con una concretizada ordenación jurispolitica que sirve de ele-
zadas al Fin absoluto del hombre. En el dominio del hacer los mento para uná nueva y sucesiva reformación del ente cultu-
anejos autónomos de Cultura, la actividad humana en sí, obje- ral; y con esto, signamos al Estado.
tiva y técnicamente, es buena o mala según responda al fin Ahora bien, sl el hombre se autodegrada en una concepción
E'specffico de la obra, separadamente del fin de la actividad mutUante de su sustancialidad y expele de sí el sentido perfec·
humana que la determina; pero como a la vez, este obrar hu- tlvo de la Cultura para ordenarla, en cambio, hacia un plano
mano se valora éticamente de acuerdo a su congruencia con objetivamente extrinseco, que puede ser: el placer (hedonismo
el Fin último del hombre, el Objeto cultural queda relativizado de Epicuro), la utilidad (Benthan, Stuart Mili y el liberalismo
al Bien cultural; o sea, la técnica se subordina a la ética. burgués), el progreso (Spencer), el Estado (Hegel y el Fascis-
Lo excelso, el más hondo sentido de la cultura personal es mo), la comunidad racica (Conde G<>bineau, St. Chamberlain Y
el ascenso ontológico del hombre hacia la suprema unidad de el Nacional-socialismo), la sociedad comunista (Marx-Engels y
sentido, hacia la realidad de todo lo valioso; ir, hasta el Acto el sovietismo), se asigna por finalidad una cosa creada por él,
que nada puede devenir porque es puro de potencias, con sus y consecuentemente, por debajo del hombre mlsmo. Pero esta
procederes subjetivos, y realizando a tal fin, el conjunto obje- concepción -la modernidad la experimentó consigo- desem-
tivo de entes culturales. En éste, su sentido profundo, se di- braga de la ética a los anejos autónomos de cultura, que irre-
ferencia la cultura personal del ser personalmente cultivado, mediablemente giran sobre sí mismos y se vuelven con impulso
destructivo sobre el propio hombre. Esto no es una deducción
1) Aristóteles subdivide laa ciencias de la costumbre o del Obrar hu·
mano, en tres partes: ciencias de los actos del hombre como individuo, o 1) "En número de tres son loa elementos de toda institución corpora-
ttica en el sentido estricto de la palabra; ciencia de los actos del homb~ tiva: 1' La idea de la obra a realizar en un grupo social; 29 el poder orga-
como miembro de la sociedad doméstica, o Económica; ciencia do loe actos nizado puesto al servicio de esta idea para eu realización; 3' las manifes-
del hom.bre como miembro de la Ciudad. o Política. Cfr. AtuSTÓTEI.ES, tti- taciones de comunión que se producen en el grupo social en tomo a la
ca a Nicomaco. Trad. castellana editada por F. Gallach Palles, L. l. cap. idea y de au realización". Cfr. MAUBICE HAUBIOt1, La Théorie de L'institu·
1; St. Taor.r.u, In X Ethlcorum Espositio; Taurini 1934. Lect. 1 N• 6. tion et de la Fondation. Cahiera de la Nouvelle Journée. París 1925, pá¡. 11.

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asida por la especulación, sino una experiencia histórica que clusiones deducidas de premisas inmediatamente evidentes. Aho-
nos es dado observar con trágica evidencia: toda cultura ex- ra bJ.en: el mundo de hoy, que tiene patente el mal por la ma·
terna, arte en el léxico aristotélico-tomista, técnica en la jerga nifestación del Bien, y el error por la revelación de la Verdad,
moderna, que sometió la Naturaleza a la servidumbre del no enhesta sino dos culturas: teocéntrica o ateísta.
hombre, que lo enseñoreó de la tierra, el agua y el aire, que Cada época de realiza:ción, según el predominio de uno de
ciñó el espacio y redujo el tiempo, ha rematado en la perfec· estos dos esquemas culturales, pone en pie y marca un Círcu-
ción de la tormentaria actual. lo histórico de Cultura, centrado sobre sí mismo, y con una
Resumiendo lo que hasta aquf llevamos expuesto, podríamos unidad también suficiente en sí; con sus formas y estructuras
definir genéricamente la Cultura, comprendiendo la que hemos adquiridas, cuyo ámbito de vigencia pueden ser áreas geográ·
nominado afirmativa y a la que hemos hecho de negattva, ficas continuas o discontinuas. A esto lo vió Dilthey con abso-
como el poliforme proceso de realización, histórica y temporal luta claridad, aunque en una visión puramente espectral, pues
-aun cuando la meta trascienda al ser histórico y temporal- no logró reconocer que el ethos de las estructuras históricas
de un absoluto sistema de ideales que surge del juicio (lltlmo reside en el sentido único que recibe de la meta adonde el
que se tiene de la vida humana, de la intuición del orden cós- hombre -que obra siempre apuntando un fin- se dirige.
mico y del puesto que en su escala ocupa el hombre. Esta cos· Cada una de estas estructuras de formas históricas contor-
movisión es un orbe mental acabado en si mismo, aceptado nea un mundo que comprende, en una unidad de estilo, el
como verdad absoluta, que ensambla en una armorua y abreva pensar, el lnt.uir, el obrar y el hacer de los hombres; una escala
en un sentido unitario, los ideales, los valores y los principios conceptual de valores; la manera de amar o de odiar; los gus-
relevantes que conducen la vida; que informa las particulares tos y los sentimientos estéticos. Hay un trazo genérico que
esferas de cultura, e imprime, a la realización histórica de ella, ensambla en una estructura, a la vida mental, asi la fllosofia,
un contenido unitario de sentido y la realeza de una sustantiva la ciencia, el arte; a la vida social, como es observable en el
estructura en el movimiento de la historia 1). Estado, en la organización de la familia, en el derecho; a la vida
Pero a poco que se penetra en la indagación de este pro- material, verbigracia, la construcción de la habitación, la con·
blema se topa con que el meollo y eje de toda cosmovlsión es· fección de los vestidos, los modos económicos generales. Dilthey
triba en la relación del hombre con Dios; o bien, se lo glorifica afirma con sagacidad, que cada estructura histórica tiene "un
como la Perfección pura, causa exemplaris y realidad de todos círculo, dentro del cual están encerrados los hombres de esa
los valores, de quien el hombre acepta ser la criatura a su época" 1).
semblanza y se siente sostenido en su ser y hacer; o bien, lo Los entes culturales supra-individuales, surgidos originarla·
niega: ate!smo, o lo duda: agnoticismo, con la consigna de Pro· mente del hacer de los hombres, reobran a su vez sobre los
tágoras se proclama la medida de todas las cosas, y eleva a la hombres, como si fueran realidades objetivas, construyendo el
cima de lo absoluto la aserción sarcásticamente interrogada de mundo histórico en cuyas tramas están entretejidas las exis-
Pilatos: quid est veritas? Consecuentemente, una cosmovlsión tencias humanas. La textura estructural del Círculo de Cultura
completa sólo puede ser dada por la Teología; y para que la cos- se organiza en Religión y :S:tica, en Estado, Sociedad y Dere·
movisión no sea una construcción arbitraria, sino, justificada cho, en Ciencia, Economfa, Arte y Técnica. Pero observemos
por la razón humana, los fundamentos deben ser dados poi) la que cada una de estas pr.ovincias culturales, que están formu·
Filosofía, en cuanto demuestra rigurosamente las propias con- ladas como un algo total, que poseen una estructura acabada
1) Ch. R. P. ALBERT ScHWEITWl, Kultur und Ethik, MiiDchen 1923, en sf, con una sustantividad singularísima, son en realidad
Kultur und Weltanschauuug, págs. 5·10; JuAN R. SEPrCH, Sobro intelitmda 1) Cfr. W. DILTH&Y, Der Aufbau der Ccschichtlichen /Pelt in den Ceis·
y Cultura, Buenos Airea 1938, pág. 67 y aig. tes-Wissenschaften. Gesammelte Schriften B. VII, pág. 186.

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elementos determinaoos en la totalidad de la estructura fun· causa del proclive, y con ello, la finitud de los C!rculos de
damental de Cultura, de tal manera, que cada una de ellas Cultura afirmativa; lo mismo, que en su vocación nata para la
sólo puede ser comprendida si se la toma en la relación fun· perfección, para lo que está naturalmente predispuesto, afinca
clona! y en su referencia posicional 1). "En la comprensión la limitación histórica de los Círculos de Cultura negativa.
del mundo histórico como un conjunto activo que está cen· Con este proceso de los ciclos estructurales de cultura -su
tracto en si mismo, debe considerarse, que cada conjunto activo expresión sociológica puede adquirir una proteidad infinita-
contenido en él, por lo que pone de valores y de realización que muestra las variaciones culturales como aconteceres típi-
de finalidades, también está centrado en sí mismo, pero que cos, y que apenas fué esquematizado por las lineas precedentes
todos están ligados estructuralmente a un entero, en el cual, en su correlación con el saber esencial, quedamos cara a cara
de la posición que tienen las partes singulares, surge el sentido con el problema de las CTisis sustantivas de ta Cultura. ¿Qué
único del conjunto del mundo histórico-social" 2). se entiende por ella y cuándo las hay? Hay crisis sustantiva
A los efectos de aprehender el proceso de las variaciones de una Cultura -cabe responder- cuando en el cruce cenital
ciclicas de las culturas, recordemos que a través de cada es- de una de ellas, se conjetura el sistema de convicciones últimas
tructura fundamental de cultura consigue realización histórica que se tiene sobre la vida, se problematiza el acervo de las
un acabado orbe mental, pero que simultáneamente, una infi· creencias atinentes al mundo, que una fe común le atribuía
nidad de ideas puestas como larvas en el fluir de la historia, solidez definitiva; en fin, cuando la crítica enfila su ariete, y
permanecen informes e inmaturas, a los flancos de esta for· comienza la r~lativizaclón de la verdad absoluta que acoraza
mación unitaria, aguardando el clima histórico propicio para e informa a la cosmovisión vigente. "Hay crisis cultural sus-
realizarse de manera exclusiva como apetecen actualizarse todas tantiva -confirma José Ortega y Gasset- cuando el hombre
las cosmovisiones, pues éstas, en la incondicionalidad de su se queda sin mundo en qué vivir; es decir, en qué realizar
verdad, son potencialmente imperialistas 8 ). definitivamente su ·vida, que es para él lo único definitivo.
En virtud de que el hombre en la prosecución de la finalidad Mundo es la arquitectura del contorno, la urudad de lo que
que le orienta dinámicamente su existencia temporal, se pro- nos rodea, el programa último de lo que es posible e imposible
cura el mal o alcanza el Bien, consigue su aniquilamiento o en la vida, debido y prohibido" 1).
gana la Perfección, cada estructura histórica es tajantemente Problematizando los presupuestos fundamentales que confo:--
unilateral -o negativa o afirmativa- y por lo mismo llama el maban el obrar y el hacer del hombre: su mundo temporal, se
movimiento dialéctico de su antipoda, que en las entrañas de derrumba catastróflcamente el encofrado de la estructura bis.
las épocas conformadas trabaja con el tenue serpenteo de una t6rica en trance critico; pierde firmeza todo lo que de esencial
corriente que se transforma, cuando ceden las esclusas de una crt!ia, pensaba y vivía. Las escalas de valores se divorcian de
firme concepción del mundo, en el torrente que arrasa con las la realidad, y se tornan inoparantes, y, muy luego, se vuelven
formas históricamente alcanzadas. En la imperfección del 'hom· caducas. El individuo se descoyunta de las instituciones de or·
bre, siempre presto a ir tras del mal que lo tironea, reside la g:.~.nizaclón fundamental; se disloca el equilibrio de las fuerz.ls
sociales y se funde el tesoro de los conceptos políticos y jurf.
1) "Llamamos referencia posicional de un objeto a su ubicaci6n en el dicos provenientes de la absolutización de una forma estatal.
tiempo, en el espacio, a su puesto en las series natur~les .propias del ~ru~ En el hombre, hasta entonces, sobre carriles sólidamente
objttivo correspondiente". FRANCISCO ROMERO, Contnb11ción al Estud1o dt-, instalados, se aguzan, ahora, las tensiones de universos antl·
las Relaciones de Comparación; en: Huma11idades, Universidad Nacional de nómicos, llenándolo de angustias e indecisiones; y de súbito,
La Plata, T. XXVI, pág. 295-6. termina siendo arrastrado por el ludir de formaciones y fuerzas
2) W. DILTHEY, obra. y tom. cit., pág. 138.
8) Cfr. K.uu. ]ASPERS, Psychologie der Weltaruchauun,en; 1925, páp. 1) Cfr. JosÉ OnTECA Y GA.ssET, El Espectador, Madrid 1934, T. VIII,
278. y ei¡tes. pág. 138-140.
H
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de orígenes e intensidades diferentes. Las curvaturas de la Por consiguiente, y retomando el hilo del discurso, las va·
dr~:~mática existencia de estos hombres fronterizos, a quien~s riaclones sociológicas de las estructuras culturales se afirman,
Dios signó con el tremendo destino de transitar por épocas principalmente, sobre decisiones polfticas fundamentales crea-
interregnas -las "tierras de nadie" de la historia- hacen las doras de una Constitución del Estado, es decir, de la situación
veces de cabeza de puente en la intersección de dos estruC· total de unidad y ordenación polftlca de un pueblo, considerado
turas fundamentales de cultura. en su singular forma de ·existencia. Esta decisión poHtica cons·
Ahora bien, la variación sociológica básica de las estructuras tituyente, cuya manifestación· no es normada por esta o aquella
históricas, la concreta determinación del giro cultural, se opera regla de derecho positivo, surge como la pura expresión de vo-
por decisiones constitutivas de un nuevo Ser poUtic.o, se rea- luntad de una totalidad sustantiva, que la pérdida de su ethos
liza a ·través del establecimiento de la "Constitución" de un -provocada por la vacancia de sus presupuestos esenciales-
Estado, entendida, con el prístino significado aristotélico, y la sumió en un proceso de disolución, pero que, readquirido
que en nuestros dias actualizó Carl Schmitt con su teoría sobre aquél, por la sustancia vital de una cosmovisión, reconstituye
el concepto absoluto de Constitución. el modo, la forma y la finalidad objetiva del propio Ser político,
Los hombres que en una instancia histórica critica relevan es decir, del Estado, en el léxico moderno 1).
las concepciones últimas del mundo y la vida hasta entonces
vigentes, y con ello, el fin a que apuntaba su activ!dad prácti-
ca deben necesariamente ahormar sus formas de v1da social Y
p¿Utica a este sesgo básico que lo comprende en su obrar Y 11
hacer 1). Ya que es evidente la congruencia forzosa que hay
entre la finalidad última que se propone el hombre y el telos
del Estado, que formula para mejor alcanzar la meta que se RELACIÓN ESENCIAL ENTRE LA COSMOVISIÓN Y LA
propone 2). FORMA DE ESTADO: TEOLOGÍA POLÍTICA
1) El profesor Carlos Cossio en su ~t?d!o ~ !lotable clas!ficación ~
ure lo. Revolución, hecho desde UD plano ]Unsfdoso~ICO puro, ahrma lo m~s­ Extractando las conclusiones que surgen de las nociones
mo; aunque emplea, lo aclar~mos para sosla~a~ equtvocos verbales, expreato- fundamentales que acabarnos de exponer para aplicarlas al ente
nts técnicas usadas con clandad y enlace log1co, de las . c.u!]es no noa YA• cultural objeto de nuestro estudio, se puede afirmar que todo
lemos en el texto. "Las revolucion~s moraLes -cuya espectflctdad e! autor la
afinca tn el hecho de que operan un cambio en los fines de la VIda- eon Estado real-histórico, como estructura que es a la vez "elemen-
siempre revoluciones sociaLes, porque el valo~ }ncondicionado que postulan, to" de un conjunto estructural de cultura, está condicionado
el fin úlúmo de la vida que aporton, a cuya logtca debe someterse la co!ldu~· por una orgánica concepción del mundo. Con esta aserción da-
ta individunJ y social, vale para el prtsente y para el f~turo, pues esta ~u mos justamente en el hito de lo que se ha nominado como
allá del futuro mismo: es incondicionado, absoluto, deshgado de las con~.n· Teologfa Política, y que consiste en el reconocimiento de que
gencias de hecho". Cfr. CARLOS Coss10, El Concepto Puro de Revoluaon.
Barcelona 1936, pág. 86. . a toda singularidad estatal la informa, como el alma al cuerpo,
2) "Nos falta ver si la felicidad del individuo es o no es la Ullsma del su ínsito y necesario núcleo metaffslco.
Estado. Es evidente que son iguales y no hay n.adie que no conve~ga en EQ este sentido, Hegel fué el primero que columbró la re-
ello. Todos los que hacen consistir la felicidad dd ind!~iduo en la nq?~~ laci6n esencial que existe entre una concepción de la verdad
dl claran asimismo que el Estado es feliz cuando es neo! los que estl~;~
sobre todo el poder tiránico, dirán que el Estado más feliz e~ el que uen absoluta y un Estado determinado: "Esta forma de Estado -
más dominios y más súbd:tos; si se estima al hombre por la. VIrtud personal,
se dirá también que el Estado más virtuoso es el más feliz". Cfr. ÁJUSTÓo 1) Cfr. CARL ScuMI'IT, Teoría de la Constitución; Trad. castellana de
TELES. La Política. Lib. IV, cap. JI, l. Francisco Ayala, .Madrid 1934, págs. 4 ysig., 86 y sig.

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enunciaba como principio incontrovertible- sólo puede coexis- pueda cau'sar sorpresa, a no ser la sorpresa de Proudhon. La
tir con esta religión". El contenido de la religión es la verdad Teologfa, por lo mismo que es la ciencia de Dios aba~ca y con·
absoluta, y por lo tanto, según el filósofo prusiano, en ella va tiene todas las ciencias, asf como Dios abarca y conttene todas
inmersa lo sublime del sentimiento. Además, como intuición, las cosas. Pero a los efectos de mejor comprender la relación
sentimiento, conocimiento representativo que se ocupa de Dios esencial que existe entre ella y las formas de Estado, recordemos
como causa y fundamento -de lo cual todo depende- encierra nosotros, que para Donoso Cortés, el que niega a Dioc., como el
la exigencia de que todo sea comprendido en tal relación y que que lo afirma, expone un sistema completo de Teologf:a.
alcance en ella su confirmación, justificación y aseguramiento. Posee la verdad polftlca, dice, el que conoce las leyes ?. que
En consecuencia, el Estado, como las leyes y los deberes, alcan- están sujetos los gobiernos; posee la verdad social el que cc>no-
zan en esta relación su suprema verüicación y obligatoriedad; ce las leyes a que están sometidas ~as sociedades ~mman.a";
puesto que ellos, en su realidad, y en cuanto a su base, son un conoce estas leyes el que conoce a D10s; conoce a Dios quten
algo determinado que transcurre en una esfera trascendente 1). oye lo que afirma de sf y cree lo mismo que oye. La Teologfa
Cuando decimos que el Estado se fundamenta en la religión, es la ciencia que tiene por objeto esas afirmaciones. De donde
aclara Hegel en otra de sus obras, que tiene su raigambre en se sigue, que toda afirmación relativa a Dios, o .lo que es la
la religión, se significa con esto, que de ella ha salido y sale, mismo, que toda verdad polftica o social se .conv.1erte forzosa·
ahora y siempre, el Estado. "El Estado determinado sale de la mente en una verdad teológica. Esta afirmación s1rve, dice Do-
religión determinada. Los principios del Estado deben con· noso Cortés, para expllcar por qué causa, al compás con que
siderarse, como válidos en sf y por sf; y sólo lo son cuando se disminuye la fe, amenguan las verdades en el mundo; y por qu~
los conoce como determinaciones de la naturaleza divina. Se- motivo la sociedad que abjur a de Dios, ve ennegrecerse de súbl·
gún, pues, sea la religión, asf será el Estado y su constitución. to el entorno. Por esta razón, y con acierto, la religión ha sido
El Estado ha nacido realmente de la religión; de tal modo que considerada en todos los tiempos corno el ethos que plasma las
el Estado ateniense y el romano sólo eran posibles en el paga- organizaciones polfticas-sociales 1 ).
nismo especifico de estos pueblos, lo mismo que un Estado
católico tiene un espfritu distinto y una constitución distinta 1) "La rdigi6n ha sido conaiderada por ~odos los bom~res, Y en
que un Estado protestante 2), todos los tiempos, como el fundamento indestruc!lble de ~a! so~1eda~~s hu·
Fué el español Juan Donoso Cortés, Marqués de Valdega- manas: Onnis humanae socictatis fundamcntum conv~ll't qu' rel1gwnem
mas, br1llante y recio fil ósofo católico del Estado, quien siste- convellit, dice Plat6n en d libro X de sus Leyes. Seg~n J~nofonte (sob~e
S6crates) : Las ciudades y naciones más piadosas han !ndo. s1empre las mas
matizó, al mediar el siglo XIX, la Teologfa Polftica, afirmando duraderas y más sabias. Plutarco afirmaba (contr~ ~lotes): ~ue es. cosa
y mostrando que en toda gran cuestión polftlca va envuelta más fic:l fundar una ciudad en el aire, que const1tu1.r un~ soc1edad &lf la
siempre una gran cuestión teológica. creencia de los dio!ea. Roupseau, c:n el Cont~ato Soc1.al, libro IV, ~a.p•tulo
Acotando a Proudhon, en un pasaje donde el revolucionarlo vn. observa: que jamás ae fund6 Estado nanguno SID que .la rehgJ6n 1~
francés expresaba que "es cosa que admira ver de qué manera sirviese de fundamento. Voltaire dice (T~at_~~;do de la tolerancia, cap. XX1·
que allí donde hay una sociedad, la rehg1on es de todo punto necesar.a.
en todas nuestras cuestiones polfticas tropezamos siempre con Todas las le.gj!laciones de los pueblos antiguos descansan. en ~1 temor ~e
la teología", Donoso Cortés decía que en esto nada hay que los dioses. Polibio declara que ese santo ·temor es todav1a mas necesa~o
que en los otros en los pueblos libres. Numa, para qu e Roma fuese la ciU·
1) Cfr. H r.cr.L. /,inerr.menti di Filosofía del Diritto; trad. itali~ de dad eterna, hizo de ella la ciudad santa. Entre loa pueblos ~e la ·~·
Mes.~ineo, Bari 1913, § 270. tigiicdad, el romano fué el más grande, cnbalment~ porque fue el mts
2) Cfr. Hr.GEL, Leccúmes sobre la Filosofía de la Historia UniverMl; religioso. Como Céear hubie.r a pronunciado. un d1a en pleno Senado
Trad. r.astcllana de José Gao!, Madrid 1928, ed. Revista de Occidente, To· ciertas palabras contra la existencia de los d1oses, luego _al punto Cat6n Y
mo 1, pág. 98. Cicc.r6n se levantaron de sus sillas, para acu!ar al mozo 1.rreverente de ha·

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En los pueblos orientales, como en las Repúblicas griegas, presadas, Donoso Cortés afirma, que el reconocimiento de la ll·
y en el Imperio romano, los sistemas teológicos sirven para· ex- bertad, de la igualdad y de la fraternidad, son tres dogmas que
plícar los sistemas poHticos: la Teología es la luz de la historúz. no vienen de la revolución francesa, sino del Calvario 1) .
A la vigencia de una Teología va unida la suerte del Estado; · No se puede seguir espigando de aquí y de allá, en la obra
así, Roma sucumbió porque sus dioses sucumbieron; terminó del teórico católico del Estado, para seleccionar los fragmentos
su imperio, cuando acabó su Teología 1). en los cuales el autor recono.ce que la madre de cualquier pro-
A la teología pagana consunta la releva una nueva Teología: blema poHUco fundamental es una aporia teológica, porque en
la católica. El catolicismo, afirma Donoso Cortés, es un comple- verdad, la totalidad de su producción se realiza en función de
to y acabado sistema de civilización que abarca la ciencia de esta relación esencial. Pero en cambio, vamos a sumarizar las
Dios, la ciencia del ángel, la ciencia del universo, y la ciencia páginas geniales que Donoso Cortés dedica a exhumar la
del hombre. Teologfa Polftica -nos valemos de su léxico- de la concepción
Por la nueva Teología entró el orden en el hombre y las so- liberal del Estado, ya que aparentemente, nada es más an.titeo·
ci~dades. Este orden pasó del mundo religioso al mundo mo- lógico que el agnotfcismo liberal de la burguesfa.
ral, y de aquf, al mundo político. El Dios católico, creador y El liberallsmo, en su soberbia positivista, desprecia la Teo·
sustentador de todas las cosas, sujetó las sociedades al gobierno logfa, y no porque no sea teológico a su manera, sino porque
de su providencia, y las gobernó por sus vicarios. La autoridad aunque lo es, lo ignora. Todavía no h a llegado a comprender,
de sus vicarios fué santa, cabalmente por lo que tuvo de ajena, y probablemente. esté condenado a desaparecer sin entenderlo,
es decir, de divina. La idea de la autoridad es de origen católico. el estrecho vínculo que une entre st, las cosas divinas y las
Los antiguos gobernadores de las gentes pusieron su soberanía humanas, la correlación que tienen las cuestiones poHUcas con
sohre fundamentos humanos; gobernaron para sí y gobernaron las religiosas, y la dependencia en que están todos los problemas
por la fuerza. En cambio, los gobernadores católicos, teniéndo· constitutivos atinentes al Estado, de los que se refieren a Dios.
se a sí mismos por nada, fueron ministros de Dios y servidores Claro está, que el liberalismo no es teológico, s1no en el sus-
de los pueblos. Cuando le fué revelado al hombre que era hijo trato esencial que necesariamente lo son todas la s concepciones
de Dios, dejó en consecuencia de ser esclavo de los hombres. poltticas; pero sin hacer una exposición explicita de su fe, sin
Ya que los antiguos no teniendo conciencia de su libertad, no la cuidarse de declarar su pensamiento acerca de Dios y del hom·
tenían tampoco de la dignidad humana; mientras que, con el bre, del mal y del bien, del orden y del desorden en aue están
advenimiento del catolicismo, la idea de la libertad humana puestas todas las cosas creadas, y por el contrario, haciendo
gestó el sentido de la dignidad del pueblo. Por otra parte, de la alarde de su dubitaci6n deslnteresada de estas altfsimas espe-
unidad del género humano, enseñada también por la revela· culaciones, puede afirmarse de él, que es deísta, es decir, c;ee
ción del hombre, nace como de suyo la idea de la fraternidad; en un Dios abstracto a quien le reconoce la soberanía constitu-
de ésta, la de la igualdad; de ambas, la c~ncepción de la demo· yente del universo, pero le niega toda providencia actual. Aun-
cracia. En una ajustada secuencia lógica con las ideas as{ ex- que es el hacedor de la creación, ignora perpetuamente la ma·
ber pronunciado una palabra funesta para la República. Cuéntase de Fa· nera en que es regido el mundo.
bricio, capitán romano, que como oyese al fil6!0fo Cineu mofarse de la En cuanto a lo que se r efiere al problema del mal y del bien,
div:nidad en pre!encia de Pirro, pronnnci6 estas palabras memorables: Ple- el liberalismo lo resuelve en una cuestión de legitimidad, y ésta
gue a los dio•es que nuestros enemigos sigan eu do('trin! cuando esté~n
.guerra con la Rrpública". Cfr. .TU4N DoNoso CoRTÉS; Ensfl'Yo Jobrt tl Cil• se reduce, a la legalidad. De tal manera que <'Uando el gobierno
tolicismo, El Librralismo y el Sociali.~mo. en : Obrtn escogidas de D. /luzn es ilegítimo, el mal es inevitable. La cuestión del bien y del mal
Donn~o Cortés. Madrid 1933, pá,: .. 28().81.
1) Cfr. JuAN DoNoso ConTÉs; Obr. cil. plg. 286. 1) Cfr. JUAN DoNOSO CoRTfs; Obr. cit. pág. 107.

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se reduce a averiguar, por una parte, cuáles son los gobiernos entre s!, o si son una misma cosa mirada desde puntos de vista
legítimos, y por otra, cuáles los usurpadores. diferentes. Este período angustioso, por mucho que dure, es
¿Cómo especificarlos a quienes lo son y a quienes no? El siempre breve; el hombre ha nacido para obrar, y la discusión
Universo está sujeto ~be contestar en la inteligencia de Do· perpetua contradice a
la naturaleza humana, siendo, como es,
noso Cortés- a determinadas leyes físicas, intemporalmente enemiga de las obras. Apremiados los pueblos por todos St.B
válidas, que Dios instituyó en el principio y de una sola vez instintos, llega un día eri que se derraman por las plazas y las
para siempre; y las sociedades se gobernarán por la razón, calles pidiendo a Barrabás o pidiendo a Jesús, y volcando P.n
encarnada de una manera general en las clases acomodadas el polvo, las cátedras de los sofistas" t).
-la burguesía- y de una manera especial en los intelectuales En la Politische Theologie de1 Carl Schmltt, lo básico de la
que las ilumin~n en su direccipn. De donde se sigue, por forzosa concepción de Donoso Cortés es sistematizado con el recio vi·
consecuencia, que no hay sino dos gobiernos legítimos: el go. gor mental que caracteriza la producción científica del publi·
biernq de la razón humana y el gobierno de las leyes inmuta· cista germano 2). En nuestros días, él es quien revalora, pa-
bies que preestablecen un preciso mecanismo cósmico, y a cu· ra la teorétlca del Estado, la egregia alcurnia del pensamiento
yas reglas armónicas debe acomodarse la razón humana. De es- filosófico de Donoso Cortés; y tras muchas de sus más ingenio·
te criticismo panteísta, que es de puro abolengo renacentista, sas y aceradas críticas a la situación parlamentaria moderna 8 )
surge el paradigma liberal para las esferas política, económica y al huero concepto liberal·burgués de la legalidad formal 4 ),
y cultural: laissez faire, laissez aller, le monde va lui mtme. el estudioso descubre las mismas verdades, aunque remozadas,
De todas las concepciones políticas, afirma Donoso Cortés, que ya conÓció en las obras del publicista católico español.
la liberal es la más estéril, porque es la menos docta y la más Carl Schmitt reconoce, con Donoso Cortés, como principio ge·
egoísta. "Nada sabe de la naturaleza del mal ni del bien: ape· neral, "el radicalismo grandioso del núcleo metafísico de toda
nas tiene noticia de Dios y ninguna del hombre. Impotente pa· Política" (grossartigen Radikalismus des metaphysischen Ker-
ra el bien, porque carece de toda afirmación dogmática, y para nes aller Politik); y también, que el Estado de Derecho liberal·
el mal, porque le causa horror toda negación intrépida y abso· burgués, con su especifico formalismo legalista, está conforma·
Juta, está condenada, sin saberlo, a ir a dar con el bajel que do por una teología deísta que todo lo deja librado al libre juego
lleva su fortuna al puerto católico o a los escollos socialistas. de una regularidad mecánica. "Todos los conceptos fundamen·
Esta escuela no domina sino cuando la sociedad desfallece: el tales de la moderna teoría del Estado, afirma el jurista tudesco,
período de su dominación es aquel transitorio y fugitivo en que son conceptos teológicos secularizados",
el ·mundo no sabe si irse con Barrabás o con Jesús, y está sus· "No solamente de acuerdo a su desarrollo, ya que ellos fueron
penso entre una afirmación dogmática y una negación suprema. transportados de la Teología a la Teoría del Estado, sino tam·
La sociedad entonces se deja gobernar de buen grado por una bién por su estructura sistemática cuyo conocimiento es ne·
escuela que nunca dice afirmo ni niego, y que a todo dice dis· cesario para una consideración sociológica de estos conceptos.
tin.go. El supremo interés de esta escuela está en que no llegue Así, por ejemplo, la situación excepcional tiene para la ciencia
el día de las negaciones radicales o de las afirmaciones sobe-
ranas; y para que no llegue, por medio de la discusión confunde 1) Cfr. JuAN DoNOso CORTÉS, Obr. cit. pág. 413·14.
todas las nociones y propaga el escepticismo, sabiendo, como 2) Cfr. c.~nL SCH!otlTT, l'olitische Theolof(ie. Vir.r Kapitel zur Lehre
sabe, que un pueblo que oye perpetuamente en boca d'~sus so· von der Souveranitat; Duncker u. Humblot, Münchcn 1922.
1) Cfr. CAPJ. ScHMI'l'T, Die Cei.stesgeschichtliche Lage des Heutigen
fistas el pro y el contra de todo, acaba por no saber a qUé ate- Parlnmentarismus; Dunckcr u. Humblot, Zweite Auflage, Münchcn 1926.
nerse y por preguntarse a sí propio si la verdad y el error, lo 4) Cfr. CARL SCHMITT, Legalitiil und Legitimitiit; Duncker u. Hum·
justo y lo injusto, lo torpe y lo honesto, son cosas contrarias hlot, München 1932.

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del derecho una significación análoga a la del mllagro para la portado al mundo político". En el Discurso del Método hace
teología. Recién, con la conciencia de tal posición análoga es notar Carl Schmitt la identidad de cómo a través de las nocio-
posible reconocer el desarrollo que las ideas filosóficas del Es· nes metafísicas, sociológicas y políticas se postula un soberano
tado tomaron en las últimas centurias. Ya que las ideas del como unidad personal y motor supremo. Documento expresivo
moderno Estado de Derecho están compenetradas por el Deís· del moderno espíritu racionalista, cuyas dudas se aplacan me·
mo de una Teología y metafísica que alejan del mundo el mila· diante el empleo dé la inteligencia: J' étais assuré d'user en
gro -y el concepto de milagro implica la intervención inme· tout de ma raison". Y la razón descubre que "un seul architecte"
diata de una situación excepcional que estatuye la negación de debe construir una casa, una ciudad; las mejores constituciones
las leyes naturales- también aleja la intervención inmediata son obra de un solo legislador y, en fin, un solo y único Dios
del soberano en el ordenamiento jurídico vigente. El raciona- gobierna al mundo.
lismo del Iluminismo negó el Estado de excepción en toda for· El concepto de Dios de los siglos XVII y XVIII supone Ja
ma. Por eso la convicción ·tefstica de Jos escritores de la contra- trascendencia de Dios frente al mundo, como en filosofía poH-
revolución, pudo ensayar defen(ler ideológicamente la sebera· tica la del Rey frente al Estado. En el siglo XIX la noción de
nía personal del Monarca, en analogía con la Teología teísta" 1). inmanencia adquier e cada vez más consagración absoluta. Y
La visión metafísica que de su mundo se forja una época como consecuencia lógica surge: la eliminación de todas las
determinada tiene la misma estructura que la forma de la or· nociones teístas trascendentes y la formación de un nuevo con·
ganización poUtica que esa época tiene por evidente..Así la cepto de legitimidad. Desde 1848 -fracasados los intentos · (le .
existencia histórica y política de la monarquía del siglo XVII remozar· el Iegitimismo tradicional- la teoría jurídica del Es-

¡i
responde al estado de conciencia de la humanidad occidental
a la sazón y que la configuración jurídica de la realidad histó-
tado se hace positiva y generalmente esconde tras esta palabra
todas sus dificultades, o, recurriendo a distintos artificios, el
..
rica supo ahormar un concepto armonizante con la estructura poder constituyente del pueblo, esto quiere decir, que en lugar
1 de los conceptos metafísicos. Por eso, afirma Schmltt, la mo- de la idea monárquica surge el legitlmlsmo democrático 1).
narquía tuvo en las mentes de aquellos siglos la misma eviden- Desde un campo filosófico diametralmente opuesto al de Do-
c'ia que la democracia conquistó en la época subsiguiente. Rous. noso Cortés, Hans Kelsen ha confirmado la relación esencial
seau expresa muy bien el ideal de la vida política del raciona· que existe entre una determinada concepción del mundo y una
lismo del siglo XVIII con el siguiente principio: "Imiter les singular forma de Estado. Su misma concepción identificadora
decrets immuables de la Divinité". Es tan evidente en el pen· del Estado y del Derecho, la exigencia de una pureza metódica
sador ginebrino la reducción de los conceptos teológicos a con· que le hace desterrar de su teoría toda consideración metajurí·
ceptos políticos, que Boutmy dice: "Rousseau aplica al soberano dica, ha sido, por el propio jurista jefe de la Escuela de Viena,
la idea que los filósofos tienen de Dios: él puede hacer lo que vi"lculada con una constelación histórica del pensamiento crí·
quiere, pero él no puede querer el mal". Atger, en su estudio tico·pantefsta 2).
sobre la historia de las doctrinas del Contrato Social, destaca
1) Cfr. CARL ScHMITT, Politische Theologie, págs. 45·46.
que en la teorética estatal del siglo XVII el monarca se identi· 2) Hans Kelsen compara el dualismo entre Estado y Derecho, con el
fica con Dios y el Estado ocupa análoga posición._,_a la atribufda existente entre Dios y el mundo, y muestra cómo la solución que se le
a Dios dentro del mundo en el sistema cartesiano\ "El príncipe da al primer par de conceptos antimónicos por medio de la teoría de la
desarrolla todas las virtualidades del Estado por una especie autolimitación del Estado, es la m:sma solución que en Teología Ee da al
de creación continua. El Príncipe es el Dios cartesiano trans- segundo dualismo, con In Encarnar.i6n de Dios. Pero en e~tos ingeniosos co-
tejos, Jo hac<.mos notar, no hay sino una rebuscada similitud formal, entre
los dualismos y las soluciones de uno y otro problema, ya que no existe una
1) Cfr. CARL Scl!MITT, Politische Theologie .•. pág. 37. esencial relación de condicionamiento. Así como el Estado ~argumenta

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l. '··,
Entre una polftica y una concepción del mundo no existe experiencia eternamente cambiante, rechazando, en consecuen-
sólo un paralelismo externo, sino, como es posible demostrarlo cia la hipótesis de un trascendente. Esta oposición fundamen·
históricamente, una real conexión exterior. Toda concepción tal' de concepciones del mundo condiciona las antitesis de au·
del Estado se integra en una correspondiente cosmovisión, pues, tocracia y democracia: a la concepción metafisica absoluta del
es el mismo hombre que hace sus ideas tanto sobre la relación mundo se ordena la autocracia, asi como la democracia ~o~res­
con su prójimo y el orden de esta relación, como acerca de su ponde a la concepción cient1fica del Universo, al relabVlsmo
relación con el mundo en general y la posibilidad de su cono- critico 1).
cimiento. En el meollo de la antrtesis entre las concepciones Obsérvese - lo destacamos sólo como una digresión, pues
democrática y autocrática del Estado, Kelsen ve con toda clari· aqu1 nos interesa el reconocimiento de Kelsen a lo que h~mos
dad la oposición de dos concepciones del mundo, que es don- llamado Teologfa Polftica- que demuestra de manera mag¡stral
de enraíza la pugna de las concepciones politicas. Y esta oposl· la relación que existe entre una posición agnóstica, que reclama
ción, afirma, resulta de la posición que se adopta frente a lo la concepción burguesa del mundo, y la democra.cia ~el Estado
absoluto. La cuestión decisiva es si se cree en un valor y, con: de Derecho liberal-burgués, singularidad real·htstórtca, a cu·
siguientemente, en una verdad y en una realidad absoluta, o si yas formas jurídicas la frustrada teoria ~ura -que a. las po:;-
se piensa que al conocimiento humano no son accesibles más tres no es sino una concepción cripto-poUttca- ab~>oluttza como
que valores, verdades y realidades relativas. La crencia en lo históricamente trascendente. Y absolutlza, también, como a la
absoluto, tan hondamente arraigada en el corazón humano, es Democracia, una forma histórica de_democracia en trance cri·
el supuesto de la concepción metafísica del mundo. Pero si el tico, pues, precisamente, más ~delante lo mostraremos, la de·
entendimiento niega este supuesto, si se piensa que el valor mocracla sólo es posible en un cuerpo social de homogenel·
y la realidad son cosas relativas y que, por tanto, han de hallar· dad espiritual.
se dispuestas en todo momento a r etirarse y dejar el puesto
a otras igualmente legitimas, la conclusión lógica es el crlti·
cismo, el positivismo y el empirismo; entendiéndose por tales, III
aquella dirección de la filosofía y de la ciencia que parte de lo
positivo, esto es, de lo dado en la experiencia sensible, de lo
que los sentidos pueden percibir y la razón comprender, de la EL ESTADO COMO ESTRUCTURA REAL Y FORMA DE VIDA

Kdsen- es la unidad personificativa del derecho merced a la hipoatasia de Una vez demostrado que el Estado es un ente de cultura,
un ser merajurídico, trasc<ndente al derecho, cuya relaci6n con él es la y como tal, que está condicionado por el apriorismo de una ~r­
cuestión fundamenralísina de la Teoría del Estado, del mi;:mo modo enseña
la Tt ología que la esencia de Dios consiste en su trascendencia frente al gánica concepción del mundo: la Teologia PoHtica -hemos vts·
mundo; y el objeto principal de la Teología hállase constituido por el to su prenuncio en Hegel, su acabada sistematización en Do·
contrad:ctorio problema de la relación entre Dios y el mundo. A la aeme· noso Cortés, y su confirmación en Carl Schmitt y Hans Kel-
janza de problemas corresponde, afirma Ktlsen, una analogía en la! aolu- sen- es necesario advertir, y lo hacemos categórica y destaca·
ciones: la teoría de la autolimitación del Estado y el Dogma de la Enc.ar- blemente, que si bien el ser y suceder del Estado está lleno de
nac!ón de Verbo Divino. Para una era crítica-panteísta, en que ea ad·
misible considt rar a D:os como hombre y al hombre como DioS;-\I)ues Dios significaciones, en cuanto formulación humana que lleva la
es por esencia idéntico con el mundo, corresponde también dé análog~o
manera, identificar, como lo hace la teoría pura (Reinenlehre), el Estado 1) Cfr. HANS Kr.LSEN, Forma de Estado r Filosofía, Apéndice de;
y el Derecho. Cfr. HAN S KEI.!H=:N, T eoría General del Estado. Trad. de Luis Esencia r JIalor de la Democracia. Trad. de L. Legaz Lar.ambra, Bar.cdona
Legaz Lscambra, 1934, pág. 100 y sig.; HANS KnsEN, De So:ziologi.sche und 1934, pág. 133 y sig.; H. Kt:LSEN, Teoría General del Estado .•. pa¡. 51.
der Juristische Staatsbe&ri/1, 1922, pág. 228. Forma del Estado y concepción del mundo.

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impronta de una intención finalista perfectiva, no se trata, sin cada día en ·un deber ser y s6lo ella participa, por tanto, cons-
embargo, de un mero sistema de sentido, pensando abstracta· cientemente, en la conservación y configuración del Estado. La
mente, sino que el Estado es real, objetivo, como el conjunto gran masa, que el hambre o el mando la mueve para una acción
cie los individuos que lo sustancializan. La posición idealista en poUtica, concibe el ser consuetudinario o triunfante del Estado
la teorética del Estado, que lo define como Idea, Espiritu obje- como idéntico con su deber ser; para ella la fuerza normativa,
tivo, Ideologfa, Ordenamiento normativo ideal, Abstracción, Fic- más exactamente, la fuerza habitual, apenas si consciente, de lo
ción, o algo por el estilo, lo quita al Estado como predicado de existente, suele constituir un motivo suficiente de justificación
la realidad; por eso, tantas veces como se intente concebirlo asf del Estado" 1).
se obtiene una nada, porque el Estado, evidentemente, es un~ Por un conocimiento ingenuo, el Estado se revela como un
forma de vida, es decir, vida transformada en forma y forma orden, es decir, una disposición de partes en un conjunto que
extraída de la vida 1). tiene el carácter de cosa tiesa e inmutable; pero apenas se su-
El Estado es una estructura en su devenir, que hombres, en pera esa impresión inmediata, que es un corte transversal e
una situación social dada, por medio de sus reales actos voliti- instantáneo de la historia, de cuya artificialidad debemos to-
vos, lo hacen suceder como una realidad práctica en la corrien- m~r plena conciencia, el Estado pierde su objetividad estátic3.,
te irreversible de la historia. Son hombres reales y libres, per- y se hace patente en la realidad de lo que es: una estructura
sonas con un Fin último que realizar, habitantes de un territo· dinámica que se anuda en el hacer de los hombres. Pero como
rio, adunados ya en los cuadros de la familia y de las institucio- este hacer social del hombre es una unidad dialéctica de actua-
nes corporativas menores, los que se constituyen en un status ción y significación, sólo se consigue y se mantiene aquella es-
político de unidad y ordenación, en vista de alcanzar un objeti- tructura unitaria, cuando prestituyen una finalidad única y ob-
vo, '?-ue puede ser el "Bien Común, que es la Justicia" 2), o la jetiva. De la misma manera que el ser humano no es un cuer-
"Gl01re de l'État" a). po ni un alma, sino un todo compuesto por los dos, el ser del
Pero la realidad sustancial del Estado no difiere de la reali- Estado no es el ordenamiento constitucional ni el pueblo, sino
dad de sus miembros, sino . que sobre la de éstos se apoya la el compuesto de los dos en una estructura, es decir, el pueblo
de aquél. La subsistencia de un Estado concreto depende de organizado políticamente, la multitud formada en un orden:
que las formas y procesos . estatales están intermitentemente multitudo hominum sub aliquo ordine comprekensorum 2).
aprehendidos por la eficiencia de los hombres, quienes se limi- Cuando se tiene por objeto de estudio una forma de Estado,
tan, o bien a sostenerlas con sus aquiescencias, o bien a proce- una singularidad real-concreta en el tiempo y en el espacio, es
der a su reformación. Así se puede afirmar, con Hermann He- necesario aprehenderlo en los principales trazos característicos
ller, que la realidad Estado sólo existe como un plébiscite de de una estructura histórica, que a la vez es elemento de una
tOtt,S les jours. "Aunque sólo para una pequeña minoría, única- estructura fundamental de Cultura. Esta exigencia metódica
mente, el ser y el modo concreto de ser del Estado confluyen fué claram~nte columbrada por Georg Jellinek, aunque resuelta
parcialmente con la concepción de sus "Tipos empiricos dé Es-
1) Cfr. HERMANN HELUR, StMtslehre, Leiden 1934, pág. 42. tados" 1). El ilustre profesor que fuera de Heidelberg, los de-
2) Cfr. SANT_o ~OMÁs, _Suma Teológica, 1-II, q. 19, a. 10; q. 96, a finía a éstos como el resultado de una tarea unificadora de no-
3. Para un estud1o sJetcmar¡z~do del c?ncepto t~mista del Blen ..Cnmún, tas comunes existentes entre los fenómenos estatales de una
Cfr. SU7--'NNE l\hCIIEI., La Notton Thomute du Bu!n Commun Pref~ d~
G. Renard, París 1932, pág. 50 y 6ig. . '
1) "Unas Constituciones titnen como ohjeto y íin inmediatos la glo·
1) Cfr. Hr.RMANN Hntttt. Staa 1sl,.hre, pág. 216.
1) Cfr. SANTo TOMÁS, Suma Teo/ó~ca, 1, q. 31, a. l.
rja del Estado (14 gloire de rttat); otras, la libertad política de loa ciuda-
da.nos". Cfr. MONTESQUJEU, Esprit des IAis, Lib. XI, cap. S y 7. 1) Cfr. Gt:ORC Jnt.tNEK. Teoría General del Estado; Trad. española
de Fernando de los Ríos Urruti, Madrid 1914, Tomo primero, pá¡. 43-53.

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misma época; unificación que depende de los puntos de vista cepto riguroso a esta totalidad histórica? Se debe separar tal
que adopte el investigador. Mediante esta tipificaci6n, que es o cual carácter del Capitalismo que por algún motivo llama la
una abstracción en la mente del estudioso, se extraen lógica- atención del investigador, y, con estos elementos aprehendidos,
mente, por via inductiva, de análogo desenvolvimiento históri- ordenar mentalmente en función del carácter esencial, los ca·
co, de situaciones sociales y condiciones exteriores análogas, racteres secundarios, considerando por los primeros, a los que
el objeto estatal de conocimiento. Pero el mismo Jellinek desta- son caracterfstica y difer~ncialmente propios; asi, para el ejem-
caba la infructuosidad del intento de llevar muy lejos este mé- plo del Capitalismo Occidental, asir los trazos que lo oponen
todo inductivo, aconsejando proceder con cautela en las compa- a otros regimenes económicos. Con esta receta lógica de Max
raciones, pues, las instituciones del Estado -lo reconocía tam· Weber se obtendrá un conjunto inteligible que mantiene lo que
bién- son de naturaleza dinámica, esto es, que su ser no per· h~y de original y único en una singularidad histórica; en el
manece idéntico en todos los tiempos, sino que se transforma a ejemplo puesto, el Capitalismo Occidental.
la par del proceso cambiante de la historia. Para llegar a tener La formación lógica de los "Tipos ideales" de Max Weber y
la representación de un Estado típico, subrayaba con insisten· Jellinek, especialmente en la concepción del primero, no pue-
cia Jellinek, es preciso comparar aquellos Estados que, o son de satisfacer cuando se quiere aprehender la realidad objetiva
de una misma época, o de épocas muy próximas, y tienen como del Estado. Esto es imposible, ya que operando con "Tipos
fenómeno de fondo, una misma constelación social y cultural. ideales", el Estado queda reducido a una síntesis pensada sub-
Con posterioridad a Georg Jellinek, en el año 1904, Max Weber, jetivamente y que el sujeto conocedor verifica de manera · arbl·
en una nota puesta en su enjundiosa obra sobre la historia so· traria. Por et mismo Weber se hace clara la inapllcabilidad de
cial de la antigüedad, enunciaba la necesidad de la formación su tipificación ideal para un estudio de la realidad estatal, tam·
conceptual de los "Tipos ideales" (ldealtypen) como indispen· bién por él pretendida. De acuerdo a su opinión corresponde ·
sable instrumento de la investigación y exposición histórica. para una idea de la realidad empírica del Estado, no otra cosa
La creación de estas abstracciones aisladas y lógicamente idea· que "una infinidad de procederes y tolerancias humanas, difusas
lizadas, que en Jellinek aun atendfa su carácter individual·hiS· y dispersas, relaciones ordenadas de hecho y de derecho, en
tót'ico, pierde con la concepción del Max Weber, el carácter parte de carácter único y en parte de repet.lción regular, que
de una noción concreta, y ya no representa ningún complejo se conservan en conjunto por una idea, por la creencia en nor.
de realidad. Para el sociólogo alemán, el "Tipo ideal" (Idealty· mas valiosas o que deben ser valiosas, y de relaciones de domi·
pus) no se obtiene por generalización, sino por racionalización nlos de hombres sobre hombres" 1),
utópica; por medio de la cual, se sustituye con una imagen "El concepto científico del Estado, afirma Max Weber, es
mental inteligible, a las contradicciones e incoherencias de lo siempre una síntesis que nosotros hacemos para determinadas
real1). Por ejemplo: ¿qué significa el "Tipo ideal" del Capita- finalidades de conocimiento" 2). Entonces se puede decir del
lismo Occidental, a quien Max Weber le dedicó tan acuciosas "Tipo ideal" del Estado, que surge de la operación lógica del
investigaciones? El Capitalismo Occidental es, para el precitado sociólogo alemán, que no corresponde a ninguna unidad real,
sodólogo, una "singularidad histórica", es decir, no es ni. m~s sino que es una ficción ideológ'ica o una síntesis -que el ob·
ni menos original y único, que tal acto d€¡ tales personas en un servador soberano realiza o ne- hecha de una multitud de pro·
momento determinado. ¿Cómo tipificar idealmente en un con· cederes difusos e incoherentes, y de acuerdo a una idea com-
prendida según su albedrío.
1) Cfr. A. voN S<:HELTJNC, Die Lngische Theorie der ~ton"&chen Kul·
turwissenschaft von M ax Wtbtr und im BtsDndertn Stin Bt1rilf dts Idtal· 1) Cfr. HERMAN HELLER. S!aat.tlehre, pág. 62.
typus; en: Archiv für Sozialwissenacbaft und Sozialpolitik. Bund 49, 1922, 2) Cfr. MAx Wt::RER, Gesammelte Aufsiitze Zur T?issenschaftslehre,
pág. 714 y si¡. Tübin¡en 1922, pág. 170.

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Nosotros conocemos la razón por la cual el pensamiento ma. Ehrenfels agrega a los elementos que integran el complejo
moderno -creatura cartesiana- empozado definitivamente en que denomina sustrato (Grundlage), un factor que designa co-
su propia inmanencia, no logra con su trágico forcejeo crear la mo cualidad de estructura. Este nuevo factor se fusiona con el
realidad, el ser del mundo, que habfa negado como punto de primero, y coqto aquél, se nos hace sensible como dato inmediato,
partida. Por la misma razón el Estado, en la era del idealismo, nunca como el resultado de una' elaboración mental. La melo·
tampoco podfa ser aprehendido cientfficamente, a no ser por dfa no debe, entonces, consitlerarse como un algo secundario
medio de una creación subjetiva. construido con la suma de las piezas singulares, sino que debe-
En la superación de este subjetivismo anárquico que an1· mos aceptar que lo que existe en lo singular depende de cómo
quila el ser del Estado, tiene la teorética estatal realista de Her- está en la totalidad 1) .
m?nn Heller, el carácter de un suceso jalonante. "El hombre real Aplicando el concepto de cualidad de estructura al objeto de
--.1firma frente a la predominante posición idealista- no expe- nuestro estudio: el Estado, se evita de representar falsamente
rimenta la vida social-real como un caos o una infinidad abso- a la realidad social como un agregado espacial descomponlble
luta, sino como un conjunto activo estructurante que lo com- en sus partes; ya que ni la estntctura puede deducirse de sus
prende a sf mismo y dentro del cual, él no establece al Estado elementos, ni los elementos de la estructura. Mejor aún, angos-
por medio de una sfntesis subjetiva, sino que lo encuentra co- tando la observación, podemos afirmar, que en la investigación
mo una estructuración objetiva-realista" 1). de los Momentos estatales :l) -el Estado en una fase concreta y
El propósito malogrado, que perseguía la teorfa idealista de relativa estabilidad- debe incluirse a la estructura histórica
del Estado con los "Tipos ideales", bien se logra con el concepto fundamental, que es donde aquél tiene vida y realidad. Sola·
de las es-tructuras reales-históricas. Y esto,!porque cada estructu- mente de esta manera, es posible que el sujeto conocedor apre-
ra, tiene una parte general y una parte particular; por sus henda esa unicidad real en el movimiento de la historia, que
leyes de estructura es aplicable a otras estructuras, pero por es un Estado concreto.
su individualidad está separado de otras estructuras. El Estado, El objeto de estudio que nos proponemos es el Estado de
propiamente hablando, elemento de la estructura cultural mo- Derecho liberal-burgués, momento estructural, forma concreta
derna, tiene ciertas leyes estructurales que especifica la forma histórica del Estado moderno en una etapa de su ciclo. No po-
de los diversos Estados concretos y coetáneos; su i ndividual dremos comprenderlo en la entereza de su conformación, ni
manera de ser lo diferencian radicalmente de todas las · estruc· captar el sentido de su tramo ulterior en crisis, y menos atín
turas estatales de otros cfrculos de Cultura.
1) Para un conocimiento acabado de la noción de cualidad de estmc·
A la especial cualidad de estructura (Gestaltqualitat), que el tura, Cfr. EucENIO P ucciARF.LLl. La Psicolosda de la Estructura; en : Pu·
concepto de Tipo no comprende, Hermann Heller la hace noto· blicar.ión Oficial de la Unit•ersidad de La Plata. Lahor de los Centros de
ria con el mentado ejemplo de Cristian von Ehrenfels, sobre la Estl•.lios. Sección ll, 1937, pág. 65 y ~ig.
melodfa traspuesta. Al escuchar una melodfa, ofmos, además- de 2) Usamos con Hermann Heller el término Momento, en el aignifi·
todos los elementos que integran el objeto, un conjunto, un com- cado que trnía en Hegel: cada una de las fases que se puede designar en
un desenvohim;ento (transformt!ción material, proceso psíquico o social).
plejo, un todo unitario. La melodfa no es el resultado de la mera Dilthey U!a en el mismo sentido la palabra Momento (Die Moment der
adición de notas aisladas, ya que un examen minucioso nos re· Struktur); es drcir, como categoría de duración rn el movimiento de }a
vela que nuestra pertepción es incapaz de aprehende~das las estructura. Cfr. ÜTTO F. Bou.Now. DILTHEY, Eine Einhihrung in Seine Phi·
notas de una serie, y sin embargo, tenemos la impresión de la losophie, Leipzig 19~6. pág. 135-37. En la Teoría del Estado también lo
melodfa. El objeto percibido es, pues, más que una simple su- ado!'ta el profe&or Sergio Panuntio: "... Jo que yo llamo el Momento
estatal. se refi~:re a algún modo o forma del ser particular del Estado real".
Cfr. StRCtO P ANUNZIO. L'Ente Político, en: Racolta di Scritti di Diritto
1) Cfr. HERMANN HELLEB, Staatslehre, P'l· 62. Pubblico in Onore di G. J'accheUi; Milano 1938, pág. 364.

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tomar conciencia histórica de la encrucijada poUtica del pre· De esta manera se hará evidente que el Estado de Derecho
sente, si no lo reponemos en la estructura histórica de Cultura liberal-burgués ya corrió su curso, que es un imposlble intentar
que lo porta como un elemento. Porque el Estado es estructura su absolutlzaclón valiosa, porque siendo element() de una det~r­
de hombres en vida conjunta, y a la vez, elemento estructurado mlnada estructura histórica de Cultura que alcarua a su fin,
en la ordenación total de la realidad, de donde una operación se consuntan los presup~estos mentales y los datos reales qlle
lógica puede recortarlo, pero al solo efecto metódico, y siem- lo conformaban; y en consecuencia, se le escapa su realidad,
pre que en una instancia superior del conocimiento quede ex· deviene una forma vacía, que queda afuera y detrás, del nuevo
tinguida esta descomposición regional. complejo histórico que engarza nuestra existencia. La misma
Trabajando de acuerdo al acceso metódico que acabamos de perspectiva histórica con que vemos al Estado de Derecho 11·
exponer, en pos del intento de asir el Rentldo del colapso que beral-burgués desde un ángulo de observación de nuestro tiern·
sufre ante nuestros ojos el Estado de Derecho liberal-burgués, po, es la mejor prueba de que nos hemos desapareado, que no
una vez que a éste lo hayamos pergeñado en su conformación somos coetáneos, que esta forma de Estado, tan cara a nues·
real, nos retrotraeremos al orto de la estructura histórica de tros mayores, y que indiscutlblemente tenía algunos motivos
Cultura que lo comprende en su ser y suceder. De alU, reitera· de consideración valiosa, se internó definitivamente en el pa·
remos los pasos de la excursión más osada que ha emprendido sado. El hombre historializa su mirada en Jos periódicos cr1·
el hombre, desde que sale del mundo medioeval -sueña con 11· tlcos de Cultura, de lo contrario, en el interior de las épocas
berarse- depasando su apogeo, que es cuando seño~ea sobre el firmemente ~onformadas, donde tiene preestablecido, de ma-
Universo y más seguro se siente de la eficacia de la razón para nera dogmática, su dignidad y destino, lo acompafia una creencia
disputarle a Dios la suerte de su destino, hasta que remata ab- que estima como eternas las formas de vida de su tiempo.
dicando de su personalidad, desleído, en su mísera condición de La razón histórica dejará al descubierto y desJindadas las
porciúncula material de un cosmo infra-humano, en entidades cuencas empecatadas por donde el hombre fué llevado hasta la
r elativas, deificadas a los efectos de la absorción tiránica, y que abdicación de su persona, y, necesariamente, donde el pueblo, al
tanto puede ser el Estado: fascismo,· como una Ra.za: nacional- descualificarse, fué trasegado en masas. Se mostrarán, paten-
socialismo, o una Clase económica: sovietismo. tes, los errores mortales de donde emerge la disociación del hom-
Inseparablemente unido a este proceso de disociación que bre moderno y su artificiosa integración totalitaria. Recién,
trinca al hombre moderno, y que hizo el cUma espiritual del entonces, adquiriremos estabilidad y dominio de sf en la ba·
totalitarismo, seguiremos también el desarrollo de la activa for- rahunda de nuestros días, que tiene ribetes de apocalipsis, y
1 captando la totalidad histórica para actualizarla en el momento
1, mulación histórica del Estado moderno, en una tría de etapas
1 de regular eslabonamiento y precisa singularización: el Estado estructural en que somos y hacemos, columbraremos la posi-
1 absoluto, que a partir del siglo XVI se yergue sobre las ruinas bilidad de virar al borde del abismo, soslayando lo que tiene
.1 de las poliarqufas meclioevales, después de un duelo donde el apariencia de fatalidad histórica: el totalitarismo.
Prfncipe, aliado a la novata burguesía, hiere de muerte a los
señores feudales; el Estado liberal, fundamentalmente neutro
y abstencionista frente a la Religión, la Sociedad, la Cultura,
la Economía, conformación de la clase burguesa~líticamente
predominante y encaramada al proscenio de la historia para
actuar de protagonista; el Estado totalitario, sayo hecho justa·
mente a la medida del antagonista mortífero que la burguesía
amamantaba en sus entrafias: las masas populares.

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••
CAPÍTULO II
EL ESTADO DE DERECHO LIBERAL-BURGlmS

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EL SENTIDO CON QUE USAMOS LA LOCUCIÓN


"ESTADO DE DERECHO"

Antes de investigar, como nos proponemos, al Estado de?''· , '>'


Derecho liberal-burgués en la acabada totalidad de su desarro- ,
llo, evidenciaremos los trazos que perfilan a esa estructura
real-histórica; es decir, captaremos las leyes estructurales de
un concreto Ser estatal tomado como realidad en la historia
-con cierto grado de permanencia e inmutabilidad- y no co-
mo un puro acontecer en el tiempo. Como el devenir sólo es
inteligible en función del ser, y la historia es historia de un
algo, pues la historia en abstracto es un impensable, un corte
transversal de ella no revela un torbellino caótico, sino que
deja a la vista un conjunto ordenado de estructuras y funcio-
nes. En este visaje ingenuo -pero con la conciencia de que se
integra en su devenir- de la realidad histórica, tiene su ubica-
ción el Ser del Estado, y por lo mismo, con esa tiesura, lo. po- .
demos aprehender como objeto de nuestro conocimiento.
Con miras a cumplir el propósito más arriba enunciado, des-
tacaremos los caracteres que posean una valldez que trascienda
la individual expresión fenoménica de los Estados nacionales,
genéricamente ensamblados por un mismo momento en la evo-
lución del Estado moderno.
Primeramente, por pulcritud metódica, atendiendo al he-
cho que usamos la equivoca expresión Estado de Derecho pa-
ra nominar la singularidad histórica objeto de nuestro estudio,

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se hace imprescindible esclarecer el sentido con que emplea· instaura el. necesario Estado de Derecho con una mínima fijeza
<~:v:o .a sobredicha y tan ajetreada locución. En efecto: desde -racionalmente preestablecida- del sentido y la resolutividad
el año 1832, en que von Mohl se valió de la palabra compuesta del contenido del derecho; ya que su ejecución queda librada
Rechtsstaat 1) : Estado de Derecho, esta locución hizo for· en gran parte a la competencia ),Jdvada. Los estadios de alta
tuna en la terminologfa jurfdica que la aplicó con la mayor fre· civi.ización, en cambio, exigen al Estado una actividad cada vez
cuencia, pero sin darle un cuerpo unitario de conceptos, sino,
muy al contrario, comprendiendo una variedad de nociones dis·
f m~s y más abarcante.
El otro grupo de publicistas que define la expresión desde
pares y estimaciones hechas desde planos inconexos. un plano histórico-poHtlco, le adosa, a la locución Estado de
Si en los decenios anteriores, a esta diversidad de acepcio- Derecho, el núcleo de las ideas individualistac; y democráticas,
nes se las encaraba con el tono calmo y apoltronado de las que a lo largo del siglo XIX y en el primer cuarto del siglo XX,
desavenencias académicas, en nuestros días -ante el radica· se realizaron en el Estado liberal.
lismo de los que niegan o afirman que los Estados totalitarios Es evidente que quienes atribuyen a las nuevas formas da
deben ser considerados como Estado de Derecho- la contro· E stado totalitario la cualidad de Estado de Derecho, corrobo-
versia se colorea de matices banderizos y a su entorno se sus· ran su afirmación desde un miraje lógko-formal, y desde este
citan disputas apasionadas. punto de vista no se les puede negar r azón: los Estados totali·
A poco de penetrar en la maraña doctrinaria y analizar las tarios tienen una ordenación normativa que comprende hasta
múltiples acepciones atribuidas a la referida locución, se ve la la función de sus órganos 1). En cambio, encarado el pro-
posibilidad de bisecar las opiniones emitidas en dos amplios blema desde . un plano histórico-político como lo hacen los
sectores: por una parte, aquellos que consideran la naturaleza juristas del segundo grupo, concluyen afirmando que precisa-
del Estado de Derecho desde un plano lógico-formal, y por la mente es a\ Estado de Derecho a quien suplanta, después de
1
1
otra, los que recurren al contenido para aprehender su espe- destruirlo, el Estado totalitario; y también ~sto es exactí-
1 cificidad. simo2).
Cuando los primeros afirman que el Estado de Derecho es Ahora bien, si tanto unos éomo los otros, desde sus corres-
aquel Estado funcionallzado a través de un ordenamiento ju- pondientes planos lógicos, usan con relativa propiedad la lo·
rídico, formulan un estéril tautologismo, porque enfocado des- cución Estado de Derecho, ya que se trata de la libre apropia-
de un ángulo puramente lógico-formal, toda organización po· ción convenida de una sola expresión para nombrar a dos cosas
Htlca soberana -desde el clan al Estado- con la cualidad de distintas, cuando se quiere imponer el valor absoluto de uno
unidad suprema de decisión y eficiencia para asegurar la cer- de los significados sobre el otro, se inicia una absurda reyerta
teza del sentido y de la ejecución del dere~ho, no puede ser otra desde planos que son inconexos - se abre un debate en torno a
cosa que Estado de Derecho 2 ). En las épocas primitivas, con términos creyéndolos conceptos- entonces, los contrincantes
una división del trabajo y un intercamb1o muy reducido, se se atollan en una aporía epistemológica de donde ya no pueden
1) En este sentido, Cfr. P. BooDA, Lo Staw di Diriuo. A propó?ito dí
1) Ln expresión aparece en el ~ítulode la obra ele VON MOHL: Die Po· a\cune recen ti opinioni; Milano 1935, pág. 45. O. VON Sc:nWEINICIIEN, Dispu·
liZI~iwissenschn/t úen Grundsatzen des Rechtstaates; Tübingen, 1832-34 (Tres tation Ober den Rechts.~taat; en la Colección: Der Deutsche s~aat der Ge·
volúmenes). genwart; Heh 17; 1935.
2) "El Estaclo, como concepto lógico-iurídico. es analíticamente Esta· 2) Opinan de c:ta manera, entre otros, HE!I)fANN HELLER, Rechtsstaat
do de Derecho. El "Rechtsstaat'' ut .fic sin cualificaci6n y dist:nción pro· oder Diktatur; en la colección: R~cht und Stoat in Geschichte und Gegen·
JI píamente no significa nada y es vaciado y abstracto como todo indistinto wart N• 86; Tübingen 1930. CARL ScHMITT, JI"as Bedcutet der Streit 11m den
,¡ y todo indet~>rminado". Cfr. SERCIO PANUNZIO; L'o Sta o di Diritto; Cittá Recht.utaat; extrectado de la: Zeitsch.ri/t für die Gesamte Staatswissens·
' di Castello, 1921, pág. 24 y 37. chaft; Tübingc.n 1935.

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salir con felicidad, y su babélica discusión aporta a las ciencias La relación del hombre con 'el Estado, el tajante deslinde
jurídicas y políticas, no otra cosa que confusión 1), que el liberalismo establece entre el albedrío del primero y la
Del modo que utilizamos la expresión Estado de Derecho, a potestad del segundo, puede precisarse con la siguiente fórmu·
la par que nombramos, definimos uno de los caracteres especi- la distributiva: en principio, la esfera ~a de la libertad indi-
ficos de la estructura real-histórica que nos interesa: El Estado vidual es ilimitada, mientras que las derivadas atribuciones del
real que conformó la burguesía con el cartabón de su orbe men- Estado, están rigurosamente preestablecidas. Este trazado de
tal, cuando advino predominante. El concepto EstadcJ de De- una frontera común, donde el poder y el individuo se tocan Y
recho lo fijamos, entonces, bajo el punto de vista de la libertad se separan, eliminando todo intermediario -la declaración de
burguesa, y ésta se reduce a un problema de seguridades ju- los derechos no comporta sino dos datos: el hombre y el Esta-
rídicas-formales. En el capítulo subsiguiente, veremos cómo sur- do- es el rasgo decisivo que caracteriza al Estado liberal, cual-
,1 ge en medio de la lucha que la burguesía mantenía frente a quiera que sea la estructura política de su gobierno. Este es,
1
los cuadros privilegiados del Estado absoluto, la exigencia -Y entonces, el desideratum que coloca a la unicidad estatal con·
1 a través de este capítulo, el modo de su concretización- de un formada por la burguesía, fuera de parangón con cualquier otra
derecho fonnal que dellmitara y garantizara el reducto de la forma de organización poHtica prácticamente formulada en la
libre actividad que desarrollaba a extramuros de las esferas ofi- historia. Pues, obedece a una singular valoración del individuo
ciales del Estado: la libertad burguesa, y el total encajamiento humano -la imagen altanera e infrangible figurada por el hu-
jurídico de los procederes estatales, sin residuos de ninguna manismo antropocéntrico- que es peculiar a la Cultura mo·
espacie, por medio de competencias preestablecidas, en las derna, y que sólo en el Estado de Derecho llberal-burgu~s al·
leyes constitucionales y rigurosamente mensuradas y circuns- canza una plasmaclón política-instltuclonall). ·
critas: los órganos del Estado sometidos a la legalidad formal. El Estado, creado por la eficiencia constituyente de la nueva
clase que logra establecer sus títulos a un franco predomhiio',
primero social, y en seguida político, orienta su textur~ fun·
damental al aseguramiento de la libertad concebida por el sub-
n jetivismo racionalista, y cuyo proceso de consolidación se fué
operando en 1)1 período que va, del Renacimiento y la Reforma,
11 EL FIN DEL ESTADO: LA GARANTíA DEL SUBJETMSMO a la Revolución francesa. Ya veremos, cómo, en la ,cosmovisión
li del hombre moderno, la unidad del fin de la vida -télos, seo-
DE LA LIBERTAD
pos-, o la nieta en que ésta pone la mira, son simples finallda-
Para una consideración sistemática de esta estructura esta- des exclusivamente mundanas. El burgués, específicamente, es
,,, tal hay que considerar que el pensamiento de los derechos fun-- el tipo psicológico de hombre, que a sus maneras de ver y de
"1
damentales, que reconocen la independencia del hombre frente sentir, a sus ideas y valores, a las medidas con que juzga 1M '
al poder político, contiene el principio básico de distribución cosas, y a sus formas de vlda, las ahorma para "este mundo",
en que se apoya el Estado de Derecho liberal-burgués, y que lo en quien cree exclusivamente y donde espera su goce sensual.
realiza de un modo consecuente. En el burgués, se hace carne y conciencia el universal inma·
nentismo renacentista. Pero como necesariamente, en toda in-
l) A Renato Trevta le debemos el haber puntualizado el error lógico manentización de la vida, lo económico -que es el factor decisi-
sobre el que giran las modernas disputas sobre el Estado de Derecho. Cfr.
Rt:NATO TREVES, El Estado de Derecho r la$ Nutlltu Or,am:aciones Esta- 1) C.(r. FRANCISCO AYALA, El E$tad() Liberal; en: La Ley, Tomo XX,
duales, Tucumán 1939, pi¡. U y ai¡. año 1940, pá¡. 64, aec. doct.

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. A
vo del bienestar material- se convierte en el móvil de lo hu· "le droit de faire tout ce que les lois permettent". Es la hiper-
mano, el hombre moderno se ,conformó de acuerdo al prototipo valoración del principio de la legalidad, como fundamento Y
básico del homo oeconomicus, y saturó y estilizó su vida con el pieza esencial del edificio que construyó el Liberalismo. En ese
sentido rlel valor utilidad; fué totalmente informado por el es- sentido, como refracción del desmedulamiento de la Libertad,
píritu de terrenalidcut Y mundanidad (Geist der Irdischkeit und nada más cabal que la definición que de ella hace la Declaración
Weltlichkeit, dice Werner Sombart), por el predominio de lo de los derechos de 1789: '"La libertad consiste en poder
material, por la calculabilización del modo de vivir en el mun- hacer todo aquello que no daña a otro; por lo tanto, el ejercicio
do (Max Weber), por la exasperación individual del lucro. de los derechos naturales de cada hombre no tiene más límites
Cuando la burguesía consumó su ascensión al poder del Esta· que aquellos que aseguran a los demás miembros de la sociedad
do, universaliza la propia concepción del mundo y la eleva al el goce de los mismos derechos. Estos límites sólo pueden ser
plano de las creencias crfticamente incontrolables. A partir de determinados por la .ley".
entonces, todas las formulaciones de la Cultura se moldean en Como una exigencia visceral del Estado de Derecho y entra-
el troquel de la cosmovisión burguesa, llevan, como incontundi·
fiablemente unido al concepto formal de la libertad, fué consa-
ble unidad de estilo, la impronta del hombre que sobreestima
g_;:.ado el derecho a la "igualdad ante la ley", que representó un~
lo económico y santifica los éxitos de la vida temporal. De este ~eacción contra la existencia de los privilegios y de los impzdl-
venero mana, también, su concepción de la libertad.
mentos a la actividad individual; que caracterizaba la estructu-
Además, como otro rasgo psicológico que caracteriza al hom- ra del Estado al>soluto con su rígida ordenación jerarquizada '
bre moderno, es la suspicacia con que obra y hace -<:autela /
en estamentos, y contra cuyos muros se venfa estrellando la
que abonan motivos históricos que conoceremos- y la domi· ambición de la naciente clase social. Los hombres, que nacen
nante preocupación de tomar minuciosas precauciones para no
y quedan libres e iguale~. tienen ante todo - argumentaban-
ser objeto de un engafio -del que creía salir al abandonar la
medioevalidad- monta, en la Constitución del Estado, un pre- un derecho a la igualdad ante la ley, esto es a la consideración
ciso mecanismo jurfdico-formal, que le acoraza su libre activi· de los fines de la vida de todos, sin diferencias de circunstan··
dad. Sobre este vencedor, a quien el resentimiento de los re- cias personales, lo mismo que a la aplicación objetiva de las.
frenados lo hace irresoluto e indeciso, gravita tanto el espíritu normas generales, sin distinción de rango, posición y nacimien·
de recelo, que aún después de dominar prefiere ceder la princi· to. La igualdad consiste en dar a cada uno las mismas actitu·
pal res ponsabilidad, y, adrede, se relega a· un segundo plano, en des legales en la lucha de la vida, e igual oportunidad para
donde se mant_iene en la defensiva, alerta en la barbacana de ascender a todas las dignidades, puestos y empleos del ES·
vigilancia. De ahf, que el status poHtico que crea: el Estado de tado 1 ).
Derecho liberal-burgués, construye todo un sistema de princi· Lo que en su comienzo fué exigencia de Igualdad materi'll,
pios que se propone evitar los abusos antes que establecer nue- contra las clases que gozaban de prerrogativas de nacimiento,
vos usos positivos. A ese fin, el Estado de Derecho liberal-bur- una vez que la sociedad burguesa asciende, temerosa de las con·
gués organiza pOr medio de sus regulaciones jurldicas las ga· secuencias radicales de l~s propios fundamentos de su triunfo,
rantfas del subjetivismo de la libertad, que consagra en la dofl· reduce su aspiración a la mera igualdad formal ante la ley. La
mática de las Constituciones y que están calcadas sobre el igualdad ante la ley, es igualdad ante los tribunales y la admi·
prístino dechado de las Declaraciones de. los Derechos del ~om­
bre que hicieron las asambleas revoluciOnarias de Francta. 1) Par" un conocimiento del desarrollo histórico de la igualdad formal
La libertad se reduce al imperio de la ley formal. Montes·
quieu, el más excelso monitor del Estado liberal, la define como t. y de su consecuente consagración en el Estado Liberal, Cfr. E. L. LLORENS,
La /gu{lldad ante la Ley; Public:~ción del Instituto de Estudios Políticos
de la Universidad de Murcia, 1934, pág. 22 Y aig•

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l • mpay.- 1.
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nistración que aplican la ley, independientemente, que del pre- mente desde una posición puramente formal, sino, también,
cepto jurídico-formal derive o no una mayor desigualdad y su- mater~al, podía ser desarrollada de manera lógica 1 ).
jeción. El contenido de esta "igualdad ante la ley'' reside en la Por la índole especial de nuestro estudio no puede intere·
eliminación de toda posibilidad de arbitrio personal; su ideal es sarnos el análisis singularizado -tantas veces hecho-, de ca-
el de un Estado donde la decisión personal no fuera más que da una ·de las libertades consagradas en la escala de las garan-
una competencia derivada del derecho objetivo. Esto lleva, co- tías liberales, sino que sola.mente nos detendremos en aquellas
mo consecuencia lógica, en las postrimerías del Estado de De- que primordialmente reclamaba la burguesía, y en función .de
recho liberal-burgués, a postular un ordenamiento jurídico de cuyo reconocimiento se conformó el Estado de Derecho ·liberal-
automático funcionamiento que, como la cuerna del postillón burgués. Así, por ejemplo, la libertad física del hombre, cabal-
de Münchhausen -sonaba sin que nadie la soplara-, debía rea- mente afianzada con la abolición de la esclavitud, es una con·
lizarse por sf mismo, sin la intervención de la voluntad huma- quista cristiana que no ha sufrido nada más que interferenciás
na. Tal pretensión está patente en el logicismo normativo de accidentales. Hábeas Corpus: "tu cuerpo te pertenece", fué
H?ns Kelsen, que elimina del Estado y del Derecho toda recién una realidad cuando el mensaje de Cristo reveló al hom-
substancia individualizada, y destierra de su concepción del bre su filiación y semblanza divina. En la antigüedad pre-cris-
Estado la facultad personal de suprema decisión politica. tiana, incluida Grecia y Roma, existen hombres provistos de
Por estos caminos, cuando en nuestros dias se agudiza la cri· un a, de un pensamiento, y que por consiguiente, pueden
sis del abstracto formalismo del Derecho, racionalista y divor· s sujetos de una libertad física y moral. Pero a su lado;' llay ,.
ciado de toda referencia meta-histórica, quienes, en circunstan- una mayor cantidad de seres domesticados, con figura h~ana,
cias que el asedio más se ceñfa, intentaron revitalizar el Estado que no saben de la dignidad del hombre, ni aunque sea 'de la
de Derecho, quisieron, precisamente porque percibían lo impo- propiedad de su cuerpo. El Evangelio trae la buena nueva que
sible de esa igualdad adiáfora del Liberalismo, substancializar el alma humana es cosa única, inmortal y preciosa,: que la vo· T
con algún contenido el concepto de igualdad que es el basamen- luntad, libremente, · opta entre la salvación o perdición de:;·
to de la democracia. Con la ayuda de la Filoso)'ía de los Valores aquélla. Otras de las libertades consagradas, son resabios ·dé
(Wertphilosophie) -último y frustrado intento de trascender instituciones del Estado absoluto, de evidente inaplicabilidad
el inmanentismo moderno, ya que los Valores vaciados de con- en el nuevo status, verbigracia, el derecho de peticionar a las
tenidos metafísicos son simplemente proyecciones subjetivas, autoridades cuando un funcionario público lesiona o amenaza
siempre agnósticas- se intentó especificar la igualdad, refirién- lesionar intereses particulares. En efecto: cuando aún no se
dola al contenido de Justicia, que debe informar tanto a la ela· había llegado a la hidependencia judicial y el Monarca ejercía
boración de la ley, como a su aplicación jurisdiccional y ejecu· la s'uprema ·función jurisdiccional del Estado, a cada súbdito
ci0n administrativa. La exigencia de igualdad no se agota con -por medio de la libertad de peticionar- le estaba abierto el .
la uniforme aplicación de la norma jurídica, sino que afecta tam· camino directo a él2), En cambio, es típico del Estado de Derecho
bién al legislador: los elementos iguales deben ser regidos igual-
mt-nte. los elementos distintos, diferentemente. Se crea un lazo 1) Cfr. GERHARD LE!BO HLZ, Die Gzeichheit vor dem Geset:. Eine Stu·
die auf rechtsvergleichender und rechsphilosophischer Grundlage, Berlín
de dependencia entre el legislador y el valor J·u sticia; el primero 1925. Del mismo autor con igual título, en: Archiv des offentlichtn Rechts.
debe conformar su creación legislativa a la escala supra-positiva Neue Folge, Band 12, Hdt 3, ptgs. l y sig., donde el autor hace sagaces re-
del sobredicho valor. Su libre voluntad queda ligada por el ferencias críticas a las opiniones que sobre cl mismo tema habían emitido
Df.recho, y no puede hacer arbitrariamente, abusando de su fun- Trienel, E. Kaufman, Aldag, Nawiasky y von Hippel.
ción creadora de las normas positivas. De esta manera, pensa· 2) Cfr. WALTER CLODE, Petition o/ Right, Cap. 11 : Sketch óf the His-
tory and development of the Uses of Pttition of Right; London 1887, pág.
ban, que la idea del Estado de Derecho, considerada no sola- 6 y ai¡. Para un conocimiento de la evolución última del derecho de peti·

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liberal-burgués, singular y único en la historia, el hecho de que de ell9 nos ocupamos en otra parte, que la pretendida
quedar interdicto para intervenir en las esferas de la Religión, aconfesionalldad de este Estado que se sitúa ad extra de toda
de la Cultura y de la Econonúa, que son privatizadas en be- Religión, implica también en si, la adopción, tan excluyente
neficio de la Sociedad, y reconocidas como la libertad econó- en su incondicionalidad como cualquier otra. de una concep-
mica y moral del hombre. ción del mundo, que precisamente es la del orbe mental de la
En el capítulo siguiente, al estudiar el proceso del subjeti- burguesía, con su agnosticismo filosófico que relativiza toda
\·ismo de la libertad, exponemos lo que podríamos llamar la verdad a los resultados <fe la experiencia sensible.
dinámica interna de la autonomía moral -trágico remedo de La Economía que durante la Edad Media está ajustada-
la Libertad interior del Espíritu- y que a la prosecución de mt>nte embragad~ a la l!:tica, y es, en el periodo mercantilis!a
ella, el hombre moderno unió su destino en un vertiginoso del Estado absoluto uno de los objetos de la Politica, con la
proclive hacia el propio aniquilamiento, y cuyas dolorosas con- eclosión del liberalismo burgués se emancipa de los impedi-
secuencias son frutos que nos toca recoger. Aquf nos concre- mentos morales y de las ordenaciones estatales. El Estado de
taremos, entonces, a ver cómo el Estado de Derecho liberal· Derecho liberal-burgués traza una separación absoluta del
Lurgués formalizó en garantfas jurídicas el agnosticismo mo- dominio económico, reservado a las libres iniciativas indivi-
derno y el libre juego de las fuerzas económicas impulsadas duales y del dominio poHtico, reducido a las funciones estric-
por el egoísmo individual. tamente indispensables para el mantenimiento de la libertad
La libertad que tiene por finalidad el Estado de Derecho en la seguridad. Recordemos el esquema ortodoxo del J,i,.
libl?ral-burgués, es especialm~nte la libertad ética-religiosa y beralismo: la libertad es un principio suficiente de equilibrio y
la libertad económica, que deriva de aquélla. La autonomía de progreso, que implfcitamente posee la virtud cur~~va para
moral del hombre se asegura por una estricta neutralidad que las turbaciones que entorpecen la automática ordenaclon de los
d Estado mantiene frente a los diversos sistemas religiosos y intereses individuales en un estado de libre competencia. Se
concepciones del mundo, y se acentúa por la lalcidad y secu- integra este mecanismo autorregulador -el o1·dre naturel de
larización de todas sus instituciones. La ley y los sistemas t los fisiócratas- con el interés individual en la base, con la
educacionales ignoran la Religión y la Moral. Dejan librado a
cada uno la entera libertad de profesar las creencias metafísi- .
} concurrencia como medio, y la libertad como condición.
La neutralidad y abstención del Estado frente a la libertad
cas que respondan a sus Intimas convicciones, n_egando o afir- económica de la Sociedad, queda invulnerablemente asegurada
mando a Dios. Esta libertad de conciencia se integra con la por las Constituciones liberales, con una serie de ~lre.cisas ga-
libertad de expresión oral y escrita del pensamiento, como rantías legales. En primer término, con el reconoc1m1ento del
medio de difusión para propagación de las ideas 1). Pero digamos, derecho de propiedad comprendido en su uso. usu~r~cto Y
sobre esta neutralidad tan alardeada, como una digresión, ya abuso de acuerdo a la ternaria cualificación del domtnt.um, Y
quP. hace del propietario un dueño _ab~oluto de su bien, co~ la
d6n, y su inaplicabilidad en el Estado 77UJderno donde ha sido. sustituído, en excepcional limitación de la exprop1ac1ón por causa de utilidad
una parte, por la función de la opinión pública. y en la otra, por loa re- pública. Completa las garantías de la intangibilidad de la pro-
cursos jurisdiccionales administrativos: Cír. GtUSEPPE LO VEBDE. L'Evolu-
zione del Diritto di petizione, en: Rivista di Diritto Público, Fascicolo XII piedad privada, propiamente dicha, la prohibición de aplica-e
año 1938, pág. 673 y sig. ' la pena de confiscación de bienes por la comisión de delitos
1) Para un resumen de la concepción de la libertad en el Estado poUticos. En el mismo sentido, es de capital importancia el
moderno, con su específica sobreestimación de la libertad de conciencia aseguramiento de la libertad de trabajo, de contrato, de indus-
Cfr. HAROLD LA.SKt, La Liberté, Chap. ll: La liberté de penser¡ Trad:
francesa de Arnaud Oandieu y Robert Kiéfé. Biblioteque Constitutionnelk tri:i, de comercio y de tránsito terrestre y fluvial. A igual fina-
t!l Parlamentaire Contemporaine, París 1938, pág. 57 y ai¡ . lidad, tienden también las precauciones que rodean a la facul·

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tad tributarla del Estado, asr, la igualdad y certidumbre de 1M
cargas públicas; la directa racionalidad que debe existir entre
el monto del impuesto y la renta del capital imponible; la
concesión del privilegio de inJclativa, para los proyectos de m
leyes de esta fndole, que se hace a favor de la Cámara de Re-
presentantes, que es donde la Sociedad se atrinchera en su LA ORGANIZACióN FORMAL DEL ESTADO
predominio. Con estas garanHas, logra la burguesía su más
cara aspiración a un ordenamiento constitucional que pusiera
el menor número posible de trabas -éticas y polfticas- a la Otro elemento estructural del Estado de Derecho liberal·
actividad individual, creándole a su favor un infranqueable re- burgués que trasunta el espíritu asaz cauteloso de sus ~~u1o:;s
ducto jurídico, que conocernos con el nombre genérico de y su ob~esionante desvelo por la legalidad formal, es la v :~l~
libertad econ6mica 1). orgánica Y funcional de los poderes estatales, como 1nsupe~ .
medio técnico de garantizar la seguridad del. de~echo po~g:;~
1) En rste sentido, nada más típicamente ilustratiTO que la "econo. Si bien, en la historia de las lddeas Y o~,:~~c ;n~:st~i~ución
miücación" que Juan Bautista Alberdi hace del concepto de libertad. Con son numerosos los antecedentes e una
la admirable claridad expositiva que caracteriza su grandiosa producción
intelectual, estud:a todas las garantías de la libertad que establece la
Comtitución argentina de 1853, en eus relaciones con la producción eco· 'in
ducción de toda riqu~, ~ue • tiell a de¡o~omercio
trabas putstas a su ejercicio,
verbigracia, la pro-
nómica. Parte de la específica concepción burguesa: "Todos los inter~es es imposible consegwr a pr e ca cosas or su traslación del punto de
contribuyen al bienestar general, pero ninguno de un modo tan inmed:ato ducción o ~~mento del valor de l~a es ~enoa difícil concebir produc·
su produccton al d~ su consumo, loderecho de darle la circulación, que
como los intereses materiales". En otra parte dice: "La filosofía europea
del siglo XVIII, tan ligada con los orígenes de nuestra revolución de Amé. La
ción. agrícola !' fabrJl, ddond~ f~ta libertad de publicar por la prensQ,
le suve de pabulo Y e eshmu 0 ' • • económica ya se considere como
rica, dió a luz la escuela phisiocrática o de los economistas, que flaqueó
por no conocer más fuente de riqueza que la tierra, pero que tuvo el mé·
rito de profesar la libertad por principio de su política económica, reac· =~~~tadees;j~~~~:Ui:tlf!duslt~!iÍ~~~~~;::d::te::~!~;~C:nk~ei~a~o:~:a;:,¡;:~
tutelar de tod~ l!ls garcd~:
188
Ye nunca es' abundante Já producción de la
cionando contra los monopolios de toda especie". "A e&ta escuela de li ber·
tad pertenece la doctrina económica de la Constitución argentina, y fuera
de ella no se deben buscar comentarios ni mfdios a¡uiJiares para la sanción
tbb
cae. La expenedcJa ah J q~ad de delatar y de combatir por la JlT~D!&
riqueza, en don e no ay 1 razan la industria. y sobre todo, de dar a
del derecho orgánico de esa Con!titución. La constitución es tn materia los errores Y abu~d 6que em a l ciencias físi~s y exactas contribuyen
económica, lo que en todos los ramos del derecho público: la expresión de luz todas las ver{ ~ con que J;os de producción. La libertad de war
una revoluc.ión de libertad, la consagración de la revolución social de a extender Y per eccJonar . 101 m m lem(nto de la libertad de tr&·
América". "Todo reglamento que &o pretexto -4íce Alberdi en una página y de disponer de su propteda~,/d·un aC:an~a adicional de gran uti.lidad
que transcrib'mcs in extl'nso porque estereotipa cabalmente el sentido bur- bajo y del derec:ho de propJc a • 'cialista de esta época, que con pre·
gués de la libertad- de organizu la libertad económica en su ejercicio, contra la tend~ncJa de Ideco¡;omí~ =ende restringir el uso y disponibi~i·
texto de orgaDtzar esos erec · os, .r d h ésta tiene de ext•·
1a restringe y embaraza, comete un doble atentado contra la Constitución
y contra la riquezn nacional, que en eta libertad tiene su principio más dad de l.a propiedad b (~uadt. nb .n:fgcaone1el ~~:baJo qd:l genio. El derecho
fecundo. El derecho al trabaio 'Y de e;ercer toda industria licita, es una tir)' y mvelar el Ira &JO t Jm ec arantía que importa a la produc-
libertad que abraza todos 1(1!1 medios de la producción humana, sin más de profesar libremente su culto, ea una g ro re•o moral y religioso.
ción de, la. ri~eu a~gentlnat tdr~o ~~::r:ci6:, ~o~la~ión ni brazos, eiem·
~:e ~C:eub~~~j'a ¡:e~~~~n~Jgr:~tea d~lsi:~~~es;nq~~e h~nlo!d~á:d::.!:J~~,p:,~
excepción que la industria ilícita o criminal, es decir, la industria atenta·
toria de la libertad de otro y del derecho de tercero. La libertad o dere·
cho de petición, es una salvap;uardia de la producción económica, pues e!Ja
ofrece el camino de obtenEr la ejecución de la ley, que prote¡¡e el capital, la industria, ~ ~~crÜJcJO d~doral
1 8
la edad madura tuviese poder algun~,
la tierra y el trabaio, sin cuya seguridad la riqueu carece de estímulo y mo ai la Rehgton apren jn e ha mamado con la leche. La ¡,.
la producción de objeto. La libertad o derecho de locomoción, es un au· que fue!e capa~ de ree~:~¿:r .: ~~l:ciona fuertemente con ~a producc.i6n
xilio de tal modo indispensable al ejercicio de toda industria y a la pro- bertacl de ensenar r ap • 'd la primera como industl'la productn•a,
ee ri~ueza,
ya la
de muen amyab asque se co~
como m oede perfeccionar y de extender la educa·
70 .
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l
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de l~s funciones del Estado 1), la singular formulac16n, espe· por Cromwell en su I-nstrument of Governme-nt de 1633, como
culatlva Y práctica, de la separación y equilibrio de los poderes su primera enunciación teórica formulada por Locke, después
como garanUa del derecho formal, acontece en el ciclo de Cul- de los eventos sucedidos en Inglaterra en el Invierno de
tura moderna, y está condicionada por los mismos presupues- 1688-89, estén entrañablemente unidos a los requerimientos re·
tos mentales y datos reales que conformaron al Estado, en esta volucionarios de una nueva clase social, que exigía el estable-
estructura histórica fundamental. cimiento de un ius certúm, y su consiguiente seguridad, corno
A propósito del origen de esta institución, se debe consl· una garantía que posibilitara la racionalización de sus activl·
derar que la idea de un balanceo de fuerzas, de un equilibrio, dades, que son predominantemente económicas.
con el sentido que este término tiene en Ffsica, domina el John Locke fué el primero que, con un mlraje moderno,
pensamiento occidental desde el siglo XVI, a raíz del sesgo percibió la utilidad de una separación de Jos poderes como ga-
que se opera en la mentalidad europea trasrrenacentista, y en rantfa formal del subjetivismo de la libertad. En su Emayo
virtud del cual, todos los órdenes de la vida humana quedan sobre el Gobierno Civil, que es la fundamentación filosófica
sometidos a la regularidad de un Mecanismo. Así, se manifiesta del status poHtico surgido de la Revolución inglesa de 1688,
en la teoría del Equilibrio internacional, como medio de pre· Locke puntualiza una separación orgánica y funcional de los
servar la seguridad externa de los Estados, y cuya generaliza- poderes del Estado. La clivislón orgánica la hace en dos gran·
ción data de los Tratados de Westfalla en 1648; en ei postulado des departamentos institucionales: el poder ejecutivo y el poder
de poHtica económica mercantilista, con el buscado equilibrio legislativo; el primero subordinado a este último. La separ~ción
de la importación y de la exportación en la balanza del co- funcional se· realiza a través del poder legislativo, poder eJecu-
mercio; en la fílosoffa moral de Shaftesbury, con el equilibrio tivo, poder federativo y poder de prerrogativa; estas tres últi·
de los afectos altruistas y egoístas; y por fin, en la concepción / mas funciones se resumen en el órgano ejecutivo 1 ). .
poHtica del "equilibrium of powers" del Vizconde Bolingbrocke, El poder legislativo es el sumo poder de la comunidad
que vino a integrar, con el concepto de equilibrio, la teoría de política, y en ejercicio de su soberanía permane.ce sagrado e
la separación de los poderes enunciada por J ohn Locke, y más inalterable en las manos que los delegara la Soc1edad. Con el
tarde . genialmente sistematizada por el Barón de la Bréde y objeto de evitar las perturbaciones que vulnera la propiedad
Montesquleu. Por otra parte, tampoco es obra de la pura coin· en el estado de naturaleza, únense los hombres en sociedades
cidenc1a, sino por el contrario, resultados de notorios condi· para disponer de una fuerza unida que defienda y asegure sus
clonamientos históricos, el hecho, que tanto el primer intento propiedades, y tener reglas fijas para demarcarlas a fin de
práctico de una separación de los poderes estatales, realizada que todos sepan cuáles son sus pertenencias y derechos. Para
alcanzar este propósito ceden los hombres su poder natural a
ción industrial, o c?m? derop-ación de. las rancias leyes &abre maestrías y la Sociedad en que ingresan, y la República pone el poder
contratos de aprendlZl!Je. En este sentido la' leyes restrictivas de ]a liber- legislativo en manos que considera idóneas, y a quien confía
tad de enseñar y de aprender, a la par que ofensivas a la Constitución el gobierno para que se desenvuelva por medio de leyes fijas
que la consagra, serian opuestas al interé, de la riqueza argentina". Cfr.
Jt rAN BAUTISTA ALBERDI. S istema Económico y Rentútico de la Confrde· y promulgadas, y jueces autorizados 11 conocidos, pues de otra
radón Arf(entina según SI' Constiruci6'l ele 1853; en: Obras Sel~cUU, Bue· suPrte la paz, sosiego y propiedad de todos ellos se hallada en
nos Aires 1920, Tomo XIV, pág. 26-29. la misma incertidumbre que en el estado de naturaleza (Cap.
1) Para un resumen de loa distintos anttcedentes doctrinarios de
la Scparar:i611 de los Poderes. Cfr. FAUSTINO J. LECÓN, Distinción y /erar. 1) Para las citas de la clhica obra de Jobn Locke, utilizamos la es·
quía de Poderes, Bu•nos AireA 1932, pág. 7 y sig.; MARCEL DE LA BtcME
OE VtLLF.NEuvr., La Fin du Príncipe d~ Séparation des Pouvoirs Parí•
1934, pág. 10 y sig. '
1 merada y primera ver$iÓn directa al castellano que ha hecho José Carner.
C{:r. JoHN LocxE. En!4yo Sobre el Gobierno Civil; Traducción y Prefacio
de Jo~é Carner, MéxioO' 1941.

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XI, par. 13~). Pero por disponer las leyes hechas de una vez la ejecución; y especialmente, sin tener la posibilidad de prever
y en brev1simo tiempo, de fuerza constante y duradera, y de y de estar pronto con leyes particulares para todo accidente y
necesitar de perpetua ejecución o de especiales servicios, me- necesidad futura que pudiera concernir a la Sociedad, se hac<!
nester será que exista un poder ejecutivo, ininterrumpido que necesario otorgarle al poder ejecutivo una consentida latitud
atienda a la ejecución de las leyes en vigencia, y esté en pose- para hacer libremente lo que las leyes no prescriben (Cap.
sión de fuerza permanente. Por esta causa se hace necesario XIV, par. 160).
la instauración de dos órganos del Estado de funciones dife- En capítulo aparte, estudiando John Locke "la subordina-
renciadas: el legislativo y el ejecutivo (Cap. XII, par. 144 ). ción de los poderes de la República", afirma que a la comu-
Hay otra función del Estado que comprende el poder de nidad le asiste el supremo poder en todo tiempo, sin que el
paz y guerra, la atribución de concertar ligas y alianzas, y de ejercicio de esta soberanfa se pueda involucrar en algura for·
realizar las transacciones con cualquier persona y comunidad ma de gobierno, porque dicho poder originar\o -"poder cons·
ajena a tal república; a esto puede llamársele poder federati- tituyente" lo llamará Sieyes- r~cién entra en func'ión cuando
vo -dice John Locke- si de ello se gustare, ya que "m1entras se disuelve el Gobierno (cap. XIII, par. 149). Pero en todos
la esencia sea comprendida, me será indiferente el nombre" los casos en que el Gobierno o el Estado constituido subsistiere,
(Cap. XII, par. 146). Los poderes ejecutivo y federativo, aún el cuerpo legislativo será el supremo poder. "Porque quien a
siendo realmente distintos porque el uno comprende la ejecu- otro pudiere dar leyes le será obligadamente superior; y puesto
ción de las leye~ interiores de la sociedad sobre sus parte.s, y que el legislativo sólo es tal por el derecho que le asiste de
el otro el maneJo de la seguridad de los intereses públicos hacer leyes para todas las partes y todos los miembros de la
externos, con la consideración de cuanto pudiere favorecerles Sociedad, prescribiendo normas para sus acciones, y otorgand:>
o perjudicarles, se hallan, sin embargo, casi siempre unidos, poder de ejecución si tales normas fueren transgredidas, fuerza
pues es imposible separarlos y ponerlos al mismo tiempo en será que el legislativo sea supremo, y todos los demás poderes
manos de distintas personas. "Porque ambos requieren la en cualesquiera mie.mbros o partes de fa sociedad, de él deri-
fuerza de la Sociedad para su ejercicio, y es casi impracticable vados y suborQinados suyos" (Cap. XIII, par. 150).
situar la fuerza de la comunidad poUtica en manos distintas Como se hizo notorio a través de la cefiida smtesis que
y no subordinadas, o que los poderes ejecutivo y federativo hemos bocetado Locke separa orgánicamente los poderes legis·
sean asignados a personas que pudieren obrar por separado, lativo y ejecuti~o, atribuyéndole a este último tres funciones:
con lo cual la fuerza del público vendría a hallarse bajo man- la ejecutiva, propiamente dicha, la federativa, y el ejercicio
dos diferentes, lo que bien pudiera en algún tiempo causar de la prerrogativa. Por otra parte, a estas dos instituciones
desorden y ruina" (Cap. XII, par. 148). sustantivas no las sitúa en un plano de igualdad, sino que las
Estando los poderes legislativo y ,ejecutivo en distintas ma- jerarquiza en una escala de subordinación.
nos, como acaece en las Monarqufas constitucionales y en los
Estados bien ajustados, el bienestar de la Sociedad requiere
que varias facultades queden libradas a la discreción del fUn·
cionario en quien reside el poder ejecutivo. Esta potestad de
e La concepción teorética-constitucional del equilibrio de los
poderes pertenece al Vizconde de Bolingbrocke, quien, como
poHtico militante, expuso la doctrina en escritos polémicos en
consonancia con la situación interna de Inglaterra, sin ensayar
ob:o-ar con la más amplia discreción en favor del bien público una elucidación sistemática. Ministro de Estado de la Reina
sin prescripción de la ley, y aún, a veces, en contra de ella, Ana con la ascensión de los Hannover fué reemplazado por
es lo que se llama poder de prerrogativa. Como el poder legis· WAlPole. A partir de entonces, formó un plan co~ el ob~eto de
latlvo es intermitente, y por lo común, su numerosidad, lo con- derribar a su sucesor y expuso en sucesivos escr1tos: Dtsserta-
vierte en un mecanismo lento para la celeridad que requiere tion on Parties (1734), Letters on the stud11 of history (1735),

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e Idea of a Patriot King (1738), la necesidad para Inglaterra d' Angla.terre". En realidad, tras este titulo, Montesquieu traza
de un gobierno mixto, con un equilibrio y control recíproco de el esquema de una Constitución ideal, donde universaliza una
los poderes del Estado. Las expresiones empleadas por él son: teorfa sobre la separación de los poderes, que supera en pre·
frenos reclprocos, retenciones y reservas reciprocas. Según cisión y eficacia a las instituciones prácticas por él observadas
Bolingbrocke, se conseguirá establecer un gobierno libre, si en Inglaterra.
Inglaterra recurre a un equilibrio de poderes entre el Monarca El punto de partida de la doctrina de la sepáración de los
y sus súbditos, que siguiendo la tendencia general de la época poderes está en el capítulo anterior al antes indicado, en la
lo fundamenta con el consenso de un contrato, y si se consa- parte que Montesquieu afirma que sólo es posible la libertad
gra, también, por la misma relación contractual, el equ!l1brio en un Estado cuya Constitución establezca los mecllos técnicos
entre los distintos órganos del gobierno 1). para impedir las demasfas del poder, ya que, "una experiencia
Es necesario llegar hasta Montesquieu, que resume, com- eterna nos ha ensei1ado que todo hombre investido de auto-
pleta y sistematiza a Locke y Bolingbrocke, para encontrar la ridad abusa de ella: él llega hasta donde se encuentra con sus
verdadera fórmula de la moderna teoría de la separación de Umítes... Para que no se abuse del poder, es necesario que por
los poderes, concretizada, después, como una pieza principal la disposición de las cosas, el poder detenga al poder" (le pou-
del Estado de Derecho liberal-burgués. voir 4rrete le pouvoir, Liv. XI, chap. IV).
Montesquieu, a diferencia de sus predecesores, no hace una La solución de este problema consiste, según Montesquieu,
separación abstracta y racional de las funciones del Estado, en atribuir las funciones del Estado a tres órdenes de deten-
sino que, exclusivamente, se interesa por separar los titulares tadores, a saber: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el .
de las distintas actividades del Estado. Su concepción es pu· poder judicial. En virtud del primero, el_Estado hace la paz
ramente una división orgánica del ejercicio del poder político, o la guerra, envfa y recibe embajadas, establece la seguridad
sin que ello importe la separación funcional ni mate.r lal de pública y precave las invasiones. Por el segundo, se hacen
los poderes del Estado. Montesquieu no postula, entonces, la
1
leyes transitorias o definitlvas, o deroga las exlsten.tes. Por el
especialización o separación funcional de las diversas autori· tercero, castiga los delitos y juzga las diferencias entre parti-
dades, sino, simplemente, la no-identidad del órgano de las culares. "Todo se habría perdido -dice Montesquieu (Liv. XI,
tres, o de dos de las tres func~ones 2). chap. VI)- si el mismo hombre, o el mismo cuerpo ejerciera
De la observación directa y personal que hiciera de las ins- estos tres poderes: el de dictar las leyes; el de ejecutarlas; y
tituciones públicas inglesas, donde una lucha secular había el de juzgarlas". Y Montesquleu desenvuelve el principio así
conseguido un equilibrio entre la Corona y el Parlamento,
Montesquieu extrajo una teoría general que formula como la
condición indispensable para la buena organización del Estado,
y a la que expone en el más célebre de los capítulos: VI del
e expuesto, justificándolo por las tres siguientes consideraciones:
Cuando el poder legislativo y el poder ejecutivo se reúnen en
la misma persona o en el mismo cuerpo, no hay libertad; falta
la confianza, porque puede temerse que el Monarca o el Se-
Libro XI • del Esprit des Lois, intitulado "De la Constitution nado hagan leyes tiránicas y las ejecuten tiránicamente. En la
misma situación se está, cuando el poder de juzgar no está bien
1) Cfr. CARL Sc-HMITT, Teorla de la Constitución, pág. 213-214; de'3lindado del Poder legislativo y del poder ejecutivo. Si no
WALTF.R S. SrcHEL, Bolingbrocke and Ms Times, Londres, 1901, T. II pá- está separado del poder legislativo, se podría disponer arbitra·
¡;innll 250 y sig.
2) Para un conocimiento acabado de la con~epción de Mont~equieu
riamente de la libertad y la vida de los ciudadanos, ya que el
~obre lo Separación de los Poderes, Cfr., CnAIILES ElSENM:ANN, "L'esprit juez seria también legislador. Si no está separado del poder
des Lois'' et la Séptuation des Pouvoir1, en Mélanges R. Carr6 do Mal· ejecutivo, el juez podrfa tener la fuerza de un opresor.
bcrg, París 1933, pág. 165 y sig. Una vez enunciada por Montesquieu la separación de los
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poderes como medio principal para asegUrar la libertad de los poderes como la mejor garantfa del subjetivismo de la libertad.
ciudadanos, inesperadamente, en una locución trunca y satu· En nuestro pais, tras los eventos r evolucionarios de Mayo d~
rada de misterio, afirma, que "de los tres poderes de que he- 1810, la separación de los poderes figuró entre las más precia·
mos hecho mención, el de juzgar es casi nulo (en quelque fafon das exigencias para la organización institucional del nuevo
nulle). Quedan dos -afirma-: el legislativo y el ejecutivo. Y Estado argentino 1). A lo largo del siglo XIX prácticamente
como los dos tienen necesidad de un fuerte poder moderador, se universaliza como un. necesario elemento estructural del
servirá para este efecto la parte del poder legislativo com- Estado de Derecho liberal-burgués.
puesta de aristócratas (Liv. XI, chap. VI). Esta rama del cuer-
po legislativo y el poder ejecutivo, intervienen en la creación 1) En la primera Constitución argentina, sancionada el 22 de octubre
legislativa por su facultad de impedir (emp~cher), que Mon· de 1811 e intitulada: "Reglamento de la división de los poderes", ee con·
tec;quieu la distingue tajantemente de la de estatuir (statuer). sagra en todas sus partes la teoría de la separac:ón de los poderes. En treo
eeceionla &e organizan y se precisan las atribuciones de cada uno de los
"Llamo facultad de estatuir -define Montesquieu- al derecho poderes. En el prei.mbulo de dicha Constituc1ón se exprcea: ·'La base en
de legislar por sí mismo o de corregir lo que haya ordenado que creyó debia fundarlo, {ué la división de los podere.a legislath·o, ejecu·
otro. Llamo facultad de impedir al derecho de poder anular tiTo y judiciario, reservándose aquélla -poder le¡islativo- la Junta de Di·
una resolución tomada por algún otro" (Liv. XI, chap. VI). putadoa bajo el nombre de Conaervadora, y depos.tando éstos -ejecutivo Y
judiciario- en varios funcionarios públicos". Cfr. Er.nuo RAvtCNANI, Asam·
Esta distinción se traduce en el lenguaje constitucional del bleas Constituyent~ Argentinas, Buenos Aires 1939, tomo VI, aegunda par·
siglo XIX por la oposición simétrica de dos conceptos: sanción, te, pág. 600-601.
que corresponde a la facultad de estatuir; veto, que corres- En las instrucciones de los el<:etores de Santo Domingo Soriano (Banda
ponde a la de impedir. Con esta distinción terminológica se Oriental) a su diputado Francisco Druno Rivarola. dadas el 18 de abril de
expresa una diferenciación jurídica. Rigurosamente, el veto 1813, ae dice: 69 ) "Así éste como aquél -gobierno central y gobierno pro·
supone una oposición a algo que ya existe; presume que la ley vincial- ae dividirán c:n poder le¡islativo, ejecutivo y judicial". 7V) "Esto•
trea resortes jamáa podrán estar unidos entre sí y serán independientes de
está hecha. El detentador del poder ejecutivo se opondrá a aus facultades''· Cfr. Er.uuo RAVJCNANl, Asambleas Constituyentes Ar6ell·
que sea puesta en vigor una ley nacida, formada, perfecta tinas ••. , pág. 60.
fuera de éll) . Mariano .Moreno, en sus célebres ~itos publicados en La Gateta de
De la neutralización de los tres poderes debería manar un 1 Buenos Aires, ''Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse, Y
reposo o inacción, pero, como por el movimiento necesario de 7 Co111titución del Estado", decía: "La Inglaterra, modelo único que presen·
las cosas, arguye Montesquieu, son impulsados a ir, se verán tan los tiempos modernos a los pueblos que desean ser libre&, habría visto
forzados a hacerlo en concierto ("Ces trois puissances de·
t desaparecer la libertad, si el equílibrio de los poderes no hubiese contenido
vraient former un repos ou une inaction, mais comme, par le < a loa reyes, sin dejar lugar a la licencia de los pueblos. Equilíbrenae los
poderes, y se mantendrá la pureza de la administrac!6n". Cfr. LA GAZE1'4
mouvement nécessaire des choses, elles sont contraintes
d'aller, elles seront forcées d'aller de concert'' (Liv. XI, (_ DE BuENOS AIRES (Reimpresión facsimilar de la Junta de Historia y Numis-
mática Argentina), Buenos Airea 1910, tomo l.
chap. VI). Pedro José Agrelo, que fué, indudablemente, el hombre de Mayo de
Cuando se opera el viraje revolucionarlo. con la ascensión mú acabado dominio de la ciencia constitucional, en una serie de artículos
que escribió para demostrar -como Montesquieu lo había hecho para Fran·
de la burguesía al control del Estado, en América y Francia, cia- la conveniencia de adoptar la Constitución inglesa al nuevo Estado
sus respectivas constituciones, la federal de Filadelfia y la argentino, una vez explicado largamente el mecanismo de la separación de
francesa de 1791, expresamente consagran la separación de los los poderes, decía: ".. . yo creo que no sólo habríamos logrado dividir el

1) Cfr., J . J. CRt:VALLlER, De la Distintion ttablie par Monlesqqieu


l'ntre la Faculté de Statutr el la Faculté D'emplcher; en M6lan¡et Mau·
rice Hauriou, Paría 1929, P'l· 189 y ai¡.
\ poder, sino también, trabar todas sus partes, y en una palabra, aplicar la
Constitución inglesa a nuemo estado del modo que la pueda recibir al día".
Cfr., Del Independiente, .domingo 8 de diciembre de 1816; Número 13. Co-
lección de Periódico• dé la Biblioteca de l3 Univenidad de La Plata.

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..
A fin de que el control enfrene al vértigo del poder, suje- al considerar al Estado como creador soberano del Derecho,
tando a los detentadores del gobierno estatal dentro de la ór- recurre a un artificio bizantino para sostener que el Estado
bi~a de sus funciones, por el genial invento de la separaci6n y queda ligado, por propia voluntad y por pura conveniencia, al
equiWn·io de los poderes, fué encontrada la combinación, que derecho que elabora 1); o bien, identificando el Estado y el
multiplicando las a1J.toridades públicas y seccionando entre Derecho, que al fín confluye, estimando como Derecho a toda
ellas los distintos atributos de la soberania, limite el poder de orden que emane del Poder.. Quod principi placuit, legis habet
cada una de ellas, por el poder de las autoridades conexas. vigorem!
Pero, como la separación de las competencias y la especifica- La despolitización del Estado, para convertirlo en un orde-
ción de las funciones, no son, por si solas, suficientes para namiento jurídico -Hans Kelsen lo refracta en la teoría- es·
reaiízur una limitación de los poderes, es indispensable, para tá entre el cortejo de retenes que la burguesía formula para
conseguirlo, que ninguno de los órganos estatales tenga o preservar la seguridad. Ella sabe o presiente los riesgos que
pueda adquirir superioridad jurfdica, que le permita dominar acarrea la empresa moderna que desembraga la Política de la
a los otros dos, y que por lo mismo pueda degenerar en omni- Ética, y como consecuencia, teme .que las nudas decisiones
potencia. Por esta razón, los titulares de los tres poderes. no poHticas estraguen la seguridad formal del derecho, con la
solamente deben estar investidos de competencias diferencia- condigna calculabilidad económica, que tras de aquélla se pa-
das, sino que también es necesario otorgarles independencia rapeta. Por eso, aunque dueña del poder estatal que lo detenta
e igualdad jurídica, uno frente a los otros. con indecisión, se precave de ellas , ensayando emparedar con
Este preciso mecanismo de contención, de los frenos y con· normas jurídicas el perpetuum mobile de la Política. El ideal
1• de la seguridad formal del derecho en el Estado liberal, se col-
trapesos, como Montesquieu figura la doctrina de la separación
de los poderes, si bien sirve para garantizar la seguridad del ma con el intento de someter toda la vida del Estado a un
derecho positivo, la certeza de la norma, hizo, también, qul! contralor jurisdiccio~aP). Con tal motivo, entre las funciones
el Deísmo liberal acogiera como forma de legitimación moral
1) Nosotros hemos encontrado expuesta -con anterioridad de Ihtring
a la legalidad, en el sentido de la regularidad externa para la 1
y Jellinek- la teoría de la autolimitación del Estado por el Derecho en W.
elaboración de las leyes y e~ la formación de las demás deci-
siones del Estado. La precisión técnica en la factura de la
ley. legitimn la norma como Derecho justo. i Dilthey. En efecto: tspecificando, el filósofo germano, al Estado de Dere·
cho lo resume en el hecho de "la autolimitación del monarca por las leyes
que' él dió y por los Juzgados. que estableció" (. · . die Sclkstbesch~iinkur:c
des Monarchen durch die von ihm secebenen Cesetze und dte von thm em·
De esta manera, el Estado de Derecho liberal-burgués, se &eset:ten Gerichte bezeichnet werden). "El mo~arca - agrega D}lthcy.-
conforma como un Estado de competencias reguladas por las ejerce ilimitadamente los altos derechDs del gob1erno y de la leg•slac•on,
normas jurídicas, que en el desempeño de sus funciones no pero él se ata a las propias leyts que dió, por lo menos hasta tanto no las
se vale sino de medios autorizados por el derecho positivo vi- reemplace por otras. Para lo cual crea un órgano, como magish·atura reJa.
gente, y cuya acción es totalmente normada por las leyes. Los tivamente independiente, que aplica las leyes". Cfr. W. Dn.THEY, Der Rech·
tsstaat, en: Gesammelte Schriften, Band XII, pág. 200. Para el acabado y
órganos del Estado obran sobre los sujetos de acuerdo a una eistemático desarrollo de la teoría de la autovinculación del Estado, Cfr.
regla preexistente, y de ellos, no puede exigir sino en virtud G. JF.LLlNEK, Teoría General del Estado. Tomo 1, pág. 465 y sig.; R. CAnnÉ
de normas preestablecidas. Ahora bien: ¿por qué estratagema D& MALBEIIC, Contribution de la Théorie de L'ttal, París 1920, Tomo 1, pági-
bizarra se opera esta sumisión del Estado al propio Derecho na 231 y sig.
que crea, si el inmanentismo agnóstico del Liberalismo abjura 2) En este sentido, nada más expresivo que las p3labras que trans·
cri})imos de un autor que tanto auge adquirió con el estudio del derecho
de un orden superior y meiaposiiivo de inmutabilidad sempi· constitucional del Estado de Derecho liberal-burgués, en su fase de la tras·
terna? Adoptando, con más o menos variantes, la teoría de la guerra: "Lo razonable, lo racional que 6e apoya sobre los datos del intelecto
autolimitación (Selbstbeschranlcung) de Georg Jellinek, que humano, que excluye no solamente todo lo que es teológico, sino también

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del Estado se sustantiva una: la jurisdicci6n poUtica que le cla: si el poder legislativo sancionara la Constitución y también
incumbe decidir, con los modos y las formas de un litlglo to· se reservara la facultad de reformarla por los procedimientos
das las desavenencias que surjan en el proceso de forma~lón ordinarios, no podría plantearse el problema de la ley que vio·
de la voluntad poHtlca, que tenga por sujeto a los órganos del lara la Constitución, pues, en tal supuesto, se trataría de una
Esta~o 1 ). Dentro de la comprensión genérica de jurisdicci6n modificación o abrogación de la primera: Lex posterior dero·
políttca, encuadra el control de la constitucional!oad de las gat priori.
leyes, como la máxima integración del Estado de Derecbo. Se ejerce el contralor de la constitucionalidad de las leyes,
El contralor jurisdiccional de la constitucionalidad de las por razón de la forma o del contenido de los preceptos legales:
t:yes obliga a los órganos gubernamentales a realizar sus fun- constitucionalidad formal o extrfnseca y constitucionalidad ma-
ctones centrándolas en el área preestablecida por las normas terial o intrínseca. La inconstitucionalidad formal o extrímeca
~und~mentales del Estado y actuando como firme garantía consiste en el hecho de que una norma jurfdica ha sido san·
Jurfd1ca de los derechos individuales. Este mecanismo de con· clonada por un órgano del Estado que carecía de atribución
traste judicial de las leyes, presupone la existencia de una para hacerlo o porque no se tuvieron en cuenta las f~rmali·
Consti~ución -en el sentido forma~ y que tenga el carácter dades que la propia Constitución exige para la elaboración de
de rígida. Caracte:t~a la Constitución rígida, el hecho de que las leyes. La inconstitucionalidad material o intrínseca, significa
no puede ser mod1f1cada o abrogada siguiendo el procedimien- que una norma jurídica infringe algunos de los derechos de
to legislativo ordinario, sino que la misma Constitución esta- la libertad individual reconocidos por la Constitución. Con esto,
tuye formas solemnes y especiales, que ponen en movimiento dejamos rápidamente esbozada la institución de más firme •
al órgano constituyente, a quien el ordenamiento básico del resultado en la preservación de la legalidad, y que reclama las
Estado atribuye esa función normada. El órgano constituyente i garantfas de jurisdicidad formal del Estado de Derecho liberal·
y el órgano legislativo se hallan diferenciados, y el segundo burgués 1 ).
subordinado al primero. Esta diferenciación en la competencht
funcional, trasunta a la Constitución la cualidad jurídica de
ley suprema, estableciendo la preeminencia -también jurfdi· IV
ca- de las leyes const1tuci~nales sobre las leyes ordinarias.
Parece redundar toda explicación que fundamente esta exigen- EL SUSTRATO POLíTICO DEL ESTADO DE DERECHO
todo lo que ea irracional, no consciente, he aquí las perspectina del
de Derecho, que no solamente ea tina "antropocracia" sino tambié en
t; ,,'
LIBERAL-BURGUtS

igual grado, si no más, una "ratiocracia". El hombre, tal' ea el fin de ' ~ El sustrato del Estado de Derecho liberal-burgués, el mo-
mocracia; su vía hiató~ica, es la racionalización del Estado y del podu'~.
Cfr. B. MIRKTNE·GUETzt:VJTCH, Les Nouvelles Terulances d-U Droit Constitu- tivo dinámico que hace de supremo demiurgo de toda realidad
tionnel, París 1931, pág. 46. política, lo constituye una forma histórica de Democracia; en·
1) Por la índole de este libro no podemos extendemos en )a con~de­ tendida ésta, en el concepto de que el Pueblo es el sujeto y
raci6!1 ~nceptual ~e la jurisdicción política, para lo que nos remitimos a
los atgu.entes trabaJos: DAvm LASCANO, La Jurisdicc:Wn. Política en· A114le1
~ soporte del poder constituyente del Estado, y la fuente exclu·
de la Facultad de. Ciencias ~urídicas y Sociales de kl UniJJer;¡dod tle u 1) Cfr. HANS KEtsEN, La Garantie /urisdictionnellede la Constitution,
Pl~ta, To~o V, pags. 19 y stg.; F. W. ]ERUSAUlH, Dit: Staats1erichtsbt!.r· en: Annuaire de L'lnstitut l nternaticnal de Droit Public, aiio 1929, pág. 52
kelt, Berhn 1930; ERNST FRJESENJIAHN, Die Sttl4Uferichtsbarlceit en· G
An.schüt: u. R. Thoma. Handbucla du D'"'uchen StllaúrecAtl T~~
1932, Vol. ll, pi¡e. 523 y eir. ' 1 y sig.; ARTURO ENRIQUE SAMMY, El C?ntr~lor Jurisdiccional de _la Con.~ti·
tucionalidad de las Leyes en la Const~tuc16n Urutruaya, Montevtdeo 1938,
donde ae encontrará una copiosa y eeleccionada bibliografía aohre el tema.

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1
siva de to~o poder detentador de la voluntad colectiva. En El valor esencial que informa la Democracia del Liberalis·
otx:os térmmos: la Democracia es la identidad del sujeto y mo es la libertad del individuo alambicado en su capacidad
ObJeto del p~der polftico, de los gobernantes y gobernados, vir- intelectual, enfatizado como yo pensante. Hay que estímar que
tunlmente diferenciados en gobierno y súbditos, pero identifi- al Liberalismo lo informa un sistema metaflsico completo, fun-
cados en la homogeneidad esencial Pueblo, que sigue siendo. dado sobre la c1·eencia que de la libre concurrencia de las
actu~da Y potencialmente, la instancia que toma las--decisiones opiniones individuales puede resultar, en todos los sectores de
poHttcas fundamentales, ya sea directamente, o por intermedio la vida, una total solución racional. El principio económico del
de los órganos estatales que le dependen. laisser-faire, laisser-aller, que deriva de la neutralidad econó-
. Prácticamente, la Democracia puede adquirir las formas mica del Estado, es una de las manifestaciones particulares
históricas más variables y diversas. Así en la democracia de la actitud general del Liberalismo, que abon a la convicción
ateniense, el hombre no conoce la· libertad' individual, sino que que una economía movida por el interés particular es la me-
solamente posee la libertad poHtlca. El griego, contemporáneo jor garantía del funcionamiento de las leyes de la producción
de Pericles, puede formar parte de la Asamblea, y allí hablar y el consumo. Más arriba hemos visto cómo la sobreestima-
Y votar; puede designar los miembros del Consejo y formar ción del individuo por el Liberalismo clás1co se refleja en la
parte de él, Y en esto y aqut!llo consiste su libertad; pero el consideración de su libertad como ilimitada y precedente al
hombre estaba totalmente mancipado a la Polis, que represen- Estado. La estructura funcion al y organizadora del Estado de
t~ba la plena realización de la vida. El cesarismo o bonapar- Derecho liberal-burgués, también ha sido condicionada por
ttsmo, es también una realización histórica de Democracia, ya est.a doctrina,· como lo hemos mostrado en la concepción de la
que el Pueblo soberano es quien transfiere a un hombre por separación de los poderes, y es de fácil verificación en la teo-'
expresión plebiscitaria, todo el poder polftico. En nuestros' días, 1 ría del Parlamento.
la democracia ma.siva o autoritaria conforma el Estado totali- Pero observemos que todos estos frenos de carácter mecá-
ta~o. De la misma manera, pode~os singularizar, en la his- nico, lo mismo que los principios generales y abstractos del
toria, la estructura de la democracia liberal-burguesa. Debemos parlamentarismo, :no tienden, ni aunque sea lo pretenden,
e~ton~es, disociar el concepto de Democracia y la formulación crear la unidad espiritual del Pueblo de la Democracia. El libe·
histórica de la democracia liberal, que erróneamente se las ralismo-burgués, en la exacerbación de su individualismo,
c~ncibe como un par de elementos consubstanciales; y más desatiende y aniquila el todo social; y con ello imposibilita el
aun, hasta aceptar que históricamente pueda presenfarse la necesario presupuesto de la realización de la Democracia. La
democracia liberal y otra forma real de democracia como ¡6r- efP.ctiva homogeneidad social, que sólo emerge por obra y gra-
ganizaciones bipolarmente opuestas 1) . ' L cia de un ethos espiritual, es el "élan" que artima la Democra-
La sfntesis aleatoria de la Democracia y el Liberalismo es cia, pues genera la energía de integración que supera todas las
una contingencia histórica, y se explica por la circunstancia desavenencias accidentales. El principio mayoritario se afirma
que de~ieron combatir un enemigo común: el Estado absoluto. en la Democracia porque la minoria desavenida se integra con
No olvidemos que en la historia, la Democracia ha conocido la mayoría como las partes de un Corpus politicum mysticum
re?.llzaciones antlliberales, lo mismo que el Liberalismo ha -para usar la expresión certera del teólogo Francisco Suá-
pactado durante_el siglo XIX con el principio monárquico, baj•J rez-, y de esta manera, a pesar de la linea ~ue escinde los
la forma de las Monarquías constitucionales. vencidos de los vencedores en la justa comicial, los une la
conciencia de la sustantividad del todo. Sólo asi entran en
1) C!~· RODOLPE LAmr, La Democratie, Essai Sociologique, Juridique juego las categorías de mayoría y minoría, necesarias a la De-
et de Pohtique morale, Paria 1933, pág. 154 y eig. mocracia, y que están constituidas, unas veces, por un grupo,

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y otras, por un renovado conjunto, atenuando, de esta manera, con capacidad de decisión, integrando generalmente la funcióa
el rigor del principio mayoritario; pues queda abolida toda legislativa del Estado; segundo, como foco generador de la
supremacía permanente-indistituible, al posibilitar que el sec· opini6n pública, y por último, como sujeto del poder cons·
tor del pueblo sometido tenga la perspectiva de convertirse, tituyente. El pueblo, en la función electoral, es órgano primario
en un momento ulterior, en mayoría predominante 1) . del Estado que actúa dentro de la legalidad constitucional Y
Veamos esquemáticamente cómo fué pensada la democracia le incumbe la nominación, directa o indirecta, cte las personas
. del Liberalismo, dejando, para un capítulo ulterior, el seguir titulares de los órganos representativos. Más próximos a nos·
los pasos de su proceso de autodescomposiclón. Como el burgués otros, por medio de las formas de técnic~ c~nst~tucional desig·
había abjurado de la Causa exemplaris patente en el Evangelio, nadas genéricamente con el nombre de mst1tuc10nes de demo-
buscó el arquetipo mundano que lo sustituyera, y le fué dado cracia directa, el cuerpo electoral contribuye, también, a la
en el honnéte homme o en el gentleman, a quienes exornaba inmediata formación de la voluntad del Estado. Con esta nueva
de calidades morales que no ludieran con su espíritu de terre- función que se le atribuye, los ciudadanos activ~s no devienen
nalidad y lucro, y que eran espectros de virtudes cristianas 2). propiamente un órgano de decisión con entidad pro~ia, sino
Sujeto humano del "imperativo categórico" de Kant, que sub· que, más bien, constituye, junto con los cuerpos legtslativos,
jetiviza la moral al querer del individuo que es congruente o un órgano complejo llamado a querer por el Estado.
coincidente con la "universalidad de la máxima". Es fácil re- Pero donde la ideologfa del Estado de Derecho liberal-bur·
conocerlo: es el mismo hombre de Rousseau que actúa a través gués dice Pueblo, la soclologfa de l_a misma ._estructura estatal
del principio de la virtud, y que tiene el deber de transformar muestra sóló la presencia de Partldos Políticos. La ideología
Interiormente su actividad libre, autónoma y pura, en una di· democrática del Liberalismo descansa sobre el pensamiento de
rección convergente con otras del mismo género. De este em· 1 la soberanfa del pueblo, de la identidad del Gobierno Y los go-
palme lógico resulta la voluntad general, expresada en la Ley. bernados. Con esto, se considera al Pueblo como una adición
Ahora bien: las premisas racionales del Liberalismo no de hombres libres e iguales, y a las categorías de ma11orfa Y
tuvieron realización histórica, y más adelante mostraremos minor{a, a través de las cuales se manifiesta la voluntad del
cómo, al elevar al grado de principio necesario el criticismo, pueblo, se las estima como casuales sumas posteriores de ':o?es
el positivismo y el agnosticismo, deshizo la homogeneidad espi- singulares e iguales. Cada voto es el resultado de una dec1s1ón
ritual, política y social, con lo que destruyó el Estado y la racional y libre tomada · por un elector a quien no impide ~In·
Democracia. gún ligamento sociológico. A su vez, _cada .delegado .eleg1do
El Pueblo interviene en la vida del Estado de Derecho 11· extrae sus determinaciones de una dec1sión libre Y particular,
beral-burgués de tres diversas maneras: primero, en fu~tfu sometida solamente a su conciencia y desligado de todo com·
normada, como órgano primario del Estado, con capacid~~ promíso. La decisión en la elección, como en el Parlament~, es
nominaci6n de los titulares de los otros órganos estatales y el resultado que surge de la discusión. Asf, como de la libre
concurrencia de los intereses económicos resulta el precio
1) Cfr. HERMANN lh:LLF..R, Demokratie und Soda/e Homogenit4t en: justo con la libre controversia de las ideas se esclarece la
Probleme der Demokratie, Berlín 1928, pág. 180 y sig.; GEIUTARD LEIB~OI.Z:,
La Nature et les Formes de la Democratie, en: Archives de Philosophie du verd~d; y así, también, como en las automáticas armonfas eco·
Droit et de Sociologie juridique; 1936, n• 3-4, pág. 132 y eig. nómicas los convenios colectivos -trust, cartells- influyen
2) Para un estudio de los arquetipos morales de la burguesía: el de man~ra perniciosa, los convenios de opinión colectiva -los
hon.nEte homme y el gentleman; su aparición y desarrollo histórico eu eQ·
nexión con la moral cristiana, nos remitimos al hermoso libro de MAUlllCJ:
MuRET, Grandez~r des 2lites, París 1939, chap. IV: L'HonnEte Homme
Fr~ais, y chap. V: Le Gentleman Angúús.
t Partidos PoHticos- destruyen la verdad. Por estas razones,
Rousseau, el mentor de la voluntad general, con ló~lca severa,
destaca el peligro que importa para las organlzac1onea demo-

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í
cráticas la existencia de los Partidos PoUticos. "Si cuando el niflesta a través de la voluntad general concebida como la
pueblo -afirma en el Contrat social, llv. II, chap. III- sufl· re!lultante lógica de voluntades individuales y puras, sino co-
cientemente informado, delibera, los ciudadanos pudiesen per- mo el predominio de un Partido victorioso sobre otro vencido
manecer completamente incomunicados, del gran número de en una lucha que no es de opiniones, sino de fuerzas. Mayoría
pequeñas diferencias resultaría siempre la voluntad general y y Minoría no son sumas po~teriores de votos libres e iguales,
la deliberación serfa buena. Pero cuando se forman intrigas sino la expresión de la mayor o menor influencia de aquellos
y asociaciones parciales a expensas de 111 comunidad, la vo· Partidos Políticos. Los electores no son hombres puramente
!untad de cada una de ellas conviértese en general con relación racionales que obran de acuerdo a una "intelligence pure", sino
a r.us miembros, y en particular con relación al Estado, pudien- miembros y afiliados de Partidos, simpatizantes de Partidos,
do entonces decirse que no hay ya tantos votantes como clu· tampoco iguales, sino que, partiendo de profundas desigualda·
dadanos, sino tantos como asociaciones. Las diferencias se
hacen menos numerosas y dan un resultad6 menos general. des sociológicas y temperamentales, están separados en con·
En fin, cuando una de estas asociaciones es tan grande que ductores y conducidos. El delegado elegido no queda a merced
predomina sobre todas las otras, el resultado no será una suma de su conciencia sino del Partido que Jo eligió. Las controver-
de pequeñas diferencias, sino una diferencia única: desaparece sias en el Parlamento, las exposiciones de sus desencontradas
la voluntad general y la opinión que impera es una opinión ideas, no tienen por objeto convencer con argumentos al con-
particular. Importa, pues -agrega Rousseau- que para tentll" trincante, sino levantar frente al adversario una barrera
una buena exposición de la voluntad general, no existan so- de hechos y opiniones sobre los cuales no pueda discutir sin
ciedades parciales en el Estado, y que cada ciudadano opine perjudicarse ante la opinión pública. En fin, los Partidos Po-
de acuerdo a su modo de pensar" 1). 1 líticos son, en el Estado de Derecho liberal-burgués, los "órga-
La sociología del Estado de Derecho liberal-burgués, en nos de creación", con el sentido que J elllnek le da a la
cambio, nos ofrece la realidad de un Estado de Partidos. El expresión.
Pueblo no es una suma de unidades totalmente libres e iguales, El sustrato polftlco del Estado de Derecho liberal-burgués,
sino un conjunto de corporaciones poHticas de fuerzas desigua· que, como más adelante veremos, se transforma en su últim~
les y móviles encontrados. La soberanía del Pueblo no se ma- fase en un Estado de grandes Partidos de masas, Jo constl·
tuyen, en realidad, estas agrupaciones extralegales que fun-
1) Con parecidos argumentos a los de Rouaseau, es corriente ]a opi·
ni6n de la incompatibilidad de la Democracia con la existencia de los
tidos Políticos. En este s'ntido, es muy conocida la opini6n de Triep ,
Pt· cionan paralelas a la Constitución, pero que son la pieza esen-
cial del sistema de gobierno de Jos Estados liberales. Ahora
quien afirma que no es posible hacer depender el orden jurídico y la f r· bien: por la sociologfa de los Partidos Políticos, también sa·
mación central de la voluntad del Estado, de las decisiones de agrupaciones
que se fundan sobre el egoísmo: y por lo tanto no pueden incluirse en la bemos que ellos, sean Partidos democráticos o no-democráticos,
vida orgánica d<l Estado a los Part.idos Políticos, que aon meros "fenó- están regidos oligárquicamente por pequefios grupos cerra-
menos extracoostitucionales" (extrakonstitutionelle Erscheinun&) y síntomaa dos 1), sobre los que actúan subrepticiamente las fuerzas
de una decadencia. Cfr. TRIEPEL, StrUitsverfassung und die Politischen Par-
tcien, Berlín 1928, pág. 24. En el mismo sentido se expreaa, aunque con
distinta intención ideológica, J osé 'María Roaa (h) : "Si fuéramos a con· 1) Para un conocimiento de la sociología de los Partidos Político~ en
cretar nuestro estudio en pocas frases -<!ice el precitado autor- diríamos el Estado de Derecho Hberal·burgués, nos remitimos al excelente y no au·
que la existencia de Partidos Políticos divcraos conspira <:Otllfa toda la· Na• perado libro de: RO.BERT M!cllELS, Znr Soziologie d~ Parttiwesens in der
c;6n". Cfr. ·Josi MARÍA RosA (H.) , Los Partidos Políticos r la Nación, en: Modernen Demokratle; Zw~1te Auflage 1925. ·También, Cfr. R. Mrcnt:LS,
Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicll$ r Sociales de la UniversidGd Sanio di Classificazione áe[ Partiti Politici, en: Rivista lnternazionale di
de La Plate, 'f. VIII, pég. 784 y aig. F~oso/ía del Diritto, año 1928, Fascicolo ll.

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anónimas, económicamente las más poderosas, y al mismo hP.chas en ~1 idioma internacional de la docta clerecía: el ladn.
tiempo irresponsables, de la sociedad burguesa 1). Ernst Manheim ha desenvuelto magistralmente los orígenes
La incongruencia de esta realidad democrática con la ideo- del publicismo burgués, desde su atisbo en la Alta Edad Me-
logía democrática del Deísmo liberal-burgués, fué recién su- dia, a intra muros de las ciudades libres, autoestatutarias de su
perada cuando se vaporó el pathos del optimismo moral del gobierno político y de fueros pactados con el Princlpe, hasta
Iluminismo y se cayó verticalmente en el más crudo de los la época en que el ámbitó del estamento burgués se ensancha
escepticismos agnósticos. Frente a la creencia de que la verdad en Sociedad moderna 1). A fin de no rebasar el objeto de
y el derecho justo son encontrados por el libre razonamiento, nuestro libro, no seguiremos la formación histórica del publi·
se sostiene la concepción de que no existe verdad demostrable cismo -por lo que nos remitimos al trab:jo del soc~ó~ogo ale-
e Innegable en el terreno de los puntos de vista polfticos funda- mán- pues, aquf, sólo nos interesa pergenar y espec1f1car este
mentales y que la historia revela una variedad infinita de rea- fenómeno mode1·no, sin cuyo conocimiento no se puede com·
lidades jurídicas que no denotan ninguna tendencia uniforme prender ni la estructura publicista del E~tado liberal de Parti-
hacia un ideal único. La Democracia -argumentan- está dis- dos, y menos aún, su consecuente hist?nco; ~a estructur~ vu·
puesta a confiar el poder a toda convicción que haya podido al- blicista del Estado totalitario de Partido untco Y de optnt6n
canzar la mayoría, sin demandar cuál es el contenido y valor pública dirigida.
de estas convicciones. Esta actitud no es consecuente sino a La opini6n pública aparece cuando la s~ciedad burguesa
condición de suponer a todas las opiniones políticas y sociales despierta a la propia conciencia polfti~a; critica, entonces, lo~
como equivalentes, es decir, de adoptar una base relativista. dogmas del Catolicismo, cuyos rigldos. rmp.e~atlvos éticos impe
Solamente con este presupuesto -afirma Gustavo Radbruch- dian su actividad mundana y económtca, e mtenta la legitima·
puede aceptarse que cada Partido Político puede ganar para sf, 1 ción racíonal de la obediencia política. Ya que es necesario es-
con el mismo derecho, la dominación del Estado. El relativismo tablecer, de manera previa, que la opiní6n pública expresa
es la cosmovisión que presupone el Estado liberal de Partidos siempre -aunque a veces sólo mediatamente- una voluntad
Polfticos 2). pol1'tlca-social Nunca la opini6n pública. trata de expresar
Los Partidos Políticos del Estado de Derecho liberal-burgués aquiescencia o repulsa teórica, sino que manifiesta opiniones
son recién cabalmente aprehendidos en su carácter esenctal, de voluntad y juicios que inciden sobre reales pujas poHtico-
cuando, además de su función normada de órgano primario de soclales.
creación, se los refiere como principales condicionantes y con-
dicionados de la opiní6n pública, considerada ésta como
der inordenado pero gobernante del Estado.
cpo- A los fislócratas se les debe la formulación teorética de la
opini6n pública. Fué Le Mercier de la Rivi~re, en su libro
publicado en 1767 e intitulado L'Ordre naturel et essentiel d~s
La significación política de la opinión pública apare al Sociétés politiques, quién la empleó para _defensa del Despot?.s·
mismo tiempo que la sociedad burguesa, y gana consistencia mo legal que propugnaba su escuela; af1rmando que en este
con la vulgar.ización de la escritura y la lectura, acicateada por sistema de gobierno domina el pueblo sobre el Rey, por medio
el aumento de los impresos. En la Edad Media existfa una vasta de la opini6n pública, que llama la rein~ du monde. Treinta
publlcidad solamente para las disputas religiosas, que fueron afios después Necker, en sus consideracwnes sobre la Revo-
luC'ión Franc~sa, enumera en la siguiente forma los grandes
1) Cfr. M. OsTROCORSKI, Democracy anVthe Or&anizaticn of Politica.l cambios sociales habidos en Francia desde la reunión de loa
Partie!. New York 1922, Tomo U, pág. 384 y sig.
.?) Cfr. CnsTAv RADBBUCH, Die Politischen Parteien im System tlu

'
Deutschen Jlerfassunssrechts, en: G. AnschÜI$ u. R. Thoma. Handbucla tlu t) ERNST MANHEIN, L.a Opinión Pública! Trad. de Francisco Ayala.
Deutschen Staatsrechts. Tomo I, pá¡. 294. Madrid 1936, pága. 110 Y aa¡.

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estamentos en 1614: la costumbre se ha modificado, afirma, De las concretas exigencias y firmes direcciones de la opi-
lo mismo que el orden moral, los sentimientos de temor y res- nión pública, considerada por el Liberalismo como la manifes-
peto delante del poder real, la medida del conocimiento la ex- tación flúida y amorfa de la voluntad general, se pensó, y en
tensión de la riqueza; y sobre todo, crece una autoridad -dice parte se hizo, que el legislador extraía las bases jurídicas que
Necker- que un par de siglos atrás no existía y con la que hay las positivizaba en la ley y el juez las hacia valer como reglas
necesariamente que tratar, y es, la autoridad de la opini6n interpretativas del dereclio vigente. A. V. Dicey ha mostrado
pública 1). la estrecha dependencia que existe, en Inglaterra, durante el
A partir de las revoluciones de los siglos XVIII y XIX, la siglo XIX, entre la legislación, y aún la ausencia de legislación,
opini6n pública es un poder efectivo y eficiente que actúa en con las variaciones del curso de la opinión pública. La aser-
la vida del Estado por sobre los poderes normados por la Cons- ción de que la opinión pública gobierna la legislación de un
titución formal, y que remata en nuestro tiempo -agigantado pals particular, dice el jurista inglés, significa que allf las le-
por un complejo de factores, entre los cuales se destaca la téc- yes son sostenidas o repelidas de acuerdo a la opinión o deseos
n1ca del publicismo- como una fuerza Incontrastable y ubicua, de sus habitantes. Y en seguida destaca, que si bien la indicada
aunque no ya enteramente libre y espontánea como pensaron correlación entre la opinión pública y la legislación es un
los fautores del Estado de Derecho litreral-burgués, sino con- truismo en Inglaterra y demás paises de Occidente a partir del
trolada y dirigida, o soterrafiamente por fuerzas ocultas en siglo XIX, no es una regla cierta y general en todas las socie-
el Estado liberal de grandes Partidos de masas, o pública y des- dades y en todos los tiempos. Estamos, consecuentemente, en
embozadamente desde los Ministerios de Propaganda de los presencia de im fenómeno que es elemento estructural del ci-
Estados totalitarios. clo de Cultura del Liberalismo burgués.
La opinión pública no nace de la función regulada de un
1 El siglo XIX, afirma Dicey, encaja en tres períodos históri-
sujeto emisor determinado, sino que se la considera como el cos de cambios de la opinión pública, que a su vez condicionan
consenso polftico-social for.mado libremente por la coligación tres tipos diferentes de legislación. En sendas y densas páginas
y compenetración íntima de ideas, fines, motivos, sentimientos estudia, primero, el periodo del viejo "torysmo" o de la estagna-
y aspiraciones que convergen hacia la vida pública y emanan ción legislativa, que va de 1800 a 1835. En este período fueron
tanto de los . Partidos políticos como del Sindicato obrero
.
. , de reprimidos todos los cambios polfticos o legislativos por ese
las asociaciOnes esotéricas como del periódico, del conventículo orgullo de suficiencia que los ingleses ponfan en sus institu-
como del púlpito, de la pública discusión en la plaza como del ciones seculares, y justamente representado en el optimismo
coloquio en la tertulia vecinal. De esta pluralidad espacirl y de Blackstone y en la timidez legislativa de Lord Eldon. Se-
cualitativa del pensar y sentir¡ de los hombres, aislados o a~~ gundo, el período del bethamismo o individualismo (1825-
pados, a través de un proceso de conjunción, de empalme, recep- 1870) . La legislación fué totalmente conformada por la opinión
ción dialéctica y transformación, se fragua el fenómeno hlstó- pública, y tiende a rodear de seguridades la libre actividad del
rir.o, espiritual y polfti~o de la opinión pública, que actúa, en individuo. Por último, el período del colectivismo que Dicey
el Estado de Derecho liberal-burgués, como una fuerza desen- fija entre los años de 1865 y 1900, y caracterizado por la cre-
cajada jurídicamente, pero que de manera continua y por me- ciente intervención del Estado en los problemas sociales y
dio de. expresiones de asentimiento o repulsa, condiciona el económicos 1).
obrar y hacer de los órganos estata.Ies. ( Cabe también recordar, para mejor conocer los presupues-
1) Cfr. A. V. 0ICEY, Lectures on the RelaJion Between law and Pu-
• 1) Cfr. FERDINANO ToNNit:S, Kritik der Oflentlichen Meinung, 1922, pá- blic Opinion in England During the Nineteenth Century, London 1930, pá-
¡pna 376, 383. gina 62 y eig.

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la coláboración de los individuos, "contribuvendo cada uno se. "voluntad general" dinaml.zada, que para su expresión no está
gún S1l. inclinación y su poder, a las ezperiencias que habría que sometida a formas rígidamente preestablecidas, encaja, como
hacer 2( comunic~ndo también al público todas las cosas que una especie, la opinión pública, que es "toujours constante,
aprendteran, a fm de que los últimos comenzaran donde los inalterable et pure'' ( Contrat social, 1, 3 y 4).
precedentes hubieran acabado".
En la precedente conceptuación teorétlca de Rousseau, afin·
Estas premisas del racionalismo burgués, tan bien expresado
por Descartes, tienen su trasunto filosófico-político en Rous·
1 ca la ideologfa liberal sobre la opinión pública, que la considera
ficticiamente como una voluntad-pueblo que se forma sin do-
seau, donde se encuentra plenamente desarrollado el funda· minio, como una unidad abstracta que no conoce ni conductores,
mento de la opinión pública. "Para Rousseau, como para Kant n1 representación, ni organización.
que desarrolla y sistematiza sus ideas, el Estado se encuentra En cambio, en la realidad sociológica del Estado de Derecho
cimentado desde el punto de vista lógico-poUtico en la natura.
leza y razón de los individuos, que lo hacen surgir mediante
un .contrato: el "contrato social" que, como no siempre es bien
1 liberal-burgués, la opinión pública brota racionalmente de focos
de irradiación que la regulan en forma activa, y cuyas palan·
cas de mando y control están en manos de los miembros de una
sabdo, representa no un momento histórico sino lógico atem· élite reducida, que amplifican sus opiniones por medio de un
poral, expresión de la estructura ideal básica del Es~do" 1). mayor número de portavoces y que al fin son receptadas por
La volonté générale expresa y manifiesta "la volo·nté constante los destinatarios: el grueso del pueblo que sólo participa en
de tous leS' rr:emb;es de l'~tat" (Contrat Social, VI, 2); y la vo· forma pasiva de la vida poUtica. Dichas minorías rectoras, o
luntad del mdiVIduo "comme citouen", que busca ''l'intérét son exclusivamente politicas -las "clases poHticas" en el léxico
commun" (I, 7) y, "ce qui généralise la volonté est moins le y con la función que le atribuye Mosca-, o equipos de hom·
nombre des voix que l'intérét commun qui les unit" (II 4). Co· bres económicamente muy poderosos, e interesados en media·
mo nítidamente surge de las frases que hemos transcri~to lite- ti.zar el Estado a sus intereses, que por medio de instrumentos
ralmente en su orden lógico, la "voluntad general" en el con· de dominación a su· alcance -prensa, agencias informativas,
cepto de Rousseau, lejos de ser la suma de la voluntad indlvl· radioemisoras- están en situación de dirigir las otras posibles
d~al, constituye la voluntad del ente colectivo, del cuerpo so· opiniones, o por lo menos, con sus propagandas, silencios, abul·
c1al, que lo trasciende y lo supera unificándolo en una síntesis tamientos o deformaciones, contribuir a orientarlas en un de-
superior. Observemos, también, que en el pensamiento "rouso· terminado sentido.
neano" se distingue la esencia de la sociedad civil: el contrato Desde estos grupos activos, ricos en iniciativas y con capa·
social, de la soberanía. El cuerpo social resulta de un solo acto c1dad de reaccionar frente al estado de opinión o de confusión
de voluntad general, cuya fuerza no cesa de obrar hasta qu~ na que crean en la masa indlferenclada eventos imprevistos, se
se disuelve la sociedad civil; en cambio, la soberanía es el e)M( lanzan las opiniones a la conquista del consenso general, sir·
cicio constante e ininterrumpido de la "voluntad general". Son viéndose,· a tales efectos, de todos los medios de expresión
dos clases de "voluntad general": la una, constitutiva de la so· usuales entre los hombres 1 ). Entre estos medios, señalamos
ciedad civil, estátíca y permanente en sus efectos; la otra, dl· a la prensa, como el principal amplificador de las opiniones que
námica, de múltiples manifestaciones y absoluta en cada una intentan publicitarse.
de ellas e independiente de la anterior y de la consecuente: Pero la opinión pública, con una cierta uniformidad nece·
"jamais -dice Rousseau- le souverain n'agit paree qu'il a saria, sólo es posible cuando a la estructura Pueblo la sostiene
voulu, mais paree qu'il veut". En el cuadro conceptual de esta una comunidad volitiva y valorativa. En parte lo hemos ade·

1) Cfr. FRANCISCO Auu, Sobre Úl Opinió~ Pública, pág. 19. 1) Cfr. FRANCISCO Aul.A, Sobre la Opinión. Pública, pá¡s. 29 y oig.

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Samp&J.-7.
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lantado, y en páginas subsiguientes lo mostraremos cabalmente, La Constitución formal que es la base unitaria que proyecta
que cuando el pathos del racionalismo iluminista se desvaneció torJo el si~tema jurídico de una Nación, se apoya, en última ins·
la democracia liberal fué presa de un agnosticismo exangüe qu~ tancia, sobre un fenómeno real de existencia polltica, como es la
aniquiló la homogeneidad espiritual y social de las naciones. No actuación del poder constituyente del Pueblo que perdura aún
se contó ya con el tesoro de creencias políticas comunes sobre a través de dicha Constitución. "Sería ridículo -dice Sieyes, el
las cuales levantar una opinión pública que legitimara sociológl- progenitor doctrinario de la teoría del poder constituyente-
camente la organización del poder, sino que surgieron distintas suponer a la Nación ligada por las formalidades o por la Cons-
Y contradictorias opiniones, emergentes de nuevos idearios titución con la cual etla tiene sujetados a sus mandatarios" 1) .
fundamentales, que, al enfrentarse, se endurecian en la incon- El poder constituyente del pueblo es una voluntad inmedi.ata,
dicionalidad de sus respectivas verdades cosmovisuales. Las previa y superior a todo procedimiento estatuido; no emanando
'·•• consecuencias están ev1dentes en la realidad política de nuestro de ninguna ley positiva, no puede ser regulado en sus trámites
entorno: allá donde, y en la medida que la opinión pública fué por normas jurídicas anteriores. Lo configuran los siguientes
incapaz de ser portadora de la unidad estatal, el acuerdo de· atributos: unitario y pleno, indiviso e intrasmisible, permanente,
mocrático fué sustituido por la presión autocrática 1). inalienable e imprescindible. Permanece siempre en potencia, la-
Completa el cuadro conceptual del substrato político del Es- tente por encima de toda Constitución derivada de él y de todas
tado de Derecho liberal·burgués, la función atribuida al Pueblo las leyes dadas dentro del marco de la Constitución formal vi-
en su carácter de sujeto del poder constituyente. gente ll),
En virtud de esta suprema función el Pueblo acttía como La voluntad constituyente del Pueblo no se encuentra ceñi· ·
una voluntad inmediata, previa, y superior a toda función nor· da por ninguna autoridad en cuanto dicta las normas de compe.
mada por la Constitución formal; y en su efecto tiene capacidad J te~cia, es decir, por las que decide a qué autoridad encarga el
para autodeterminar su estructuramiento jurídico, reglando el establecimiento, aplicación y ejecución del derecho positivo, pe-
modo con que las autoridades que crea, deben establecer, apli- ro para la sanción de las normas de comportamiento, debe con·
car y ejecutar el derecho positivo. dlcionarlas en congruencias con los principios metapositivos del
Esta decisión de la voluntad poUtica soberana del Pueblo es Derecho. "La Nación existe ante todo. Su voluntad es siempre
el cimiento sociológico sobre el cual queda asentado el Estado legal, ella es la ley misma. Antes que ella y por sobre ella no
y que legitima socialmente toda autoridad encargada de fijar y hay más que el derecho natural" 3), Cuando se perdió el pathos
garantizar el Derecho. El Pueblo sigue siendo el demiurgo de del derecho natural racionalista del iluminismo, ntngún retén
todo acontecer polftico, la fuerza de dominación ordenadora que moral enfrenó el poder constituyente del Pueblo trasegado en
se exterioriza multiformemente en su capacidad auto~inan· masas...
Debemos distinguir en la teorétlca del Estado de Derecho 11·
.. 1
te de la integración social.
No es una instancia firme, regular y organizada, sino que el beral-burgués; a fin de alejar un equivoco muy generalizado, el
Pueblo expresa su sefiorio constituyente mediante concretas poder constituyente del Pueblo y la competencia propia de los
expresiones de decisión poHtica. Es la voluntad g~neradora del órganos constitucionales encargados de la revisión total o par·
Estado, que es anterior y superior a él; voluntad constituyente cial de la Constitución formal del Estado, de acuerdo a una fun-
de la cual los poderes constituidos del ;Estado no son nada más
que una consecuencia derivante. 1) Cfr. EMMANUEL SrnES, Qu'est·ce que le Tit rs ttat?; tdition
critique de Edme Champion, Pariá lü8, pág. G8.
2) Cfr. Lms Rr.cASENS SrcHES, El Poder Con.stituyente; Madrid 1931,
1) Cfr. HERMANN HtLLER, Staatslehre, cap.; Die offentliche Meinun¡ pág. 76 y sig. y CARL ScHMlTT, Teoría de Úl Constituci6n; pág. 86 y aig.
als Bedingung d~r &taatlichen Einheit, pág. ~l. 1) Cfr. EMMANUEL SIEYES, Qu'est·ce que le Tiers t tat?, pág. 67.

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ción atribuida·y regulada por el estatuto jurídico vigente. Dlstin·
ción que es el lógico trasunto de la prelación diferenciada que
ingenió Sieyes entre el pouvoir constituant y los pOuvoirs cons.
titués. "El gobierno no ejerce un poder real sino en tanto que él
es constitucional; él es legal en tanto que es fiel a las leyes que
le han sido impuestas. La voluntad nacional, por el contrario,
no tiene necesidad más que de su realidad para ser siempre le·
gal, ella es el origen de toda legalidad" 1). En ejercicio de este
poder, que es de carácter poUtico y no juridico, el Pueblo puede
provocar el quebrantamiento de la Constitución formal, asf, de-
rrocar por la rebelión, un gobierno que se ha convertido en tirá·
nico o puede suprimir revolucionariamente un ordenamiento ju·
rfdico angustiosamente injusto y que no existe la posibilidad de
sustituirlo por los medios legales establecidos en el derecho po-
sitivo.
El substrato sociológico del Estado de Derecho liberal-burgués,
es decir, la Democracia, pone en comunicación el preciso meca·
nismo de las seguridades jurídicas-formales con la PoHtica, que
es el distrito de las posibilidades aún en suspenso, de las Ubres y
categóricas decisiones. Al mismo tiempo que la práctica de la
democracia se ensancha continuamente, generalizándose con el
CAPÍTULO III
sufragio universal extendido a la mujer hasta las últimas lindes
imaginables, se viene operando un progresivo y fatal proceso LA CRISIS DEL SUBJETIVISMO DE LA LIBERTAD
de laxación moral. De lo que resulta: un poder constituyente
-el decisionismo político que invocan los fautores del totallta·
rismo--, desnudo de valores morales, actuado por la democra·
cia radical de masas.
La avalancha masiva, en solicitud existencial, hizo trrupclón
a través del soberano poder constituyente reconocid<? sil\ men·
suras morales. Fué la puerta trasera dejada abierta PQr_Ja cau·
telosa burguesía, que una vez que penetró por ella no pudo
clausurarla, ya que por algún lado debía unir el Estado de Dere-
cho con la vida del Estado, que es acción humana.

1) Cfr. ENMANUEL StEYS.S, Qu'est·ce q~ Tkrs tuu?, p,g, 68.

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1

EL HOMBRE Y EL MUNDO MEDIOEVAL

Si queremos desentrafíar el clima espiritual de nu~stra épq..,_ ?e'

ca, q~e posibilitó el ocaso de la libertad que el EstaCicf de.A>ere·~~~


cho hberal-burgués aseguraba formalmente, pende sobre ' nos. Kf<>'
otros el riesgo de que el pensamiento se atolle en una aP.otta ,
si no nos situamos en el ()rto mismo de Ia•concepción burgb'egia'
del hombre y del mundo que domina a la~ mentes ; eon~ein~ .""' rr.:'
ráneas. Ir, entonces, como ya lo dijimos; al ' Renachhi~nto y a
la Reforma, para de allf reiterar en nuestra Inteligencia los
pasos de la aventura más osada que ha emprendido el hombre,
desde que abjura de la teocentricidad medioeval, ~asta que ab·
dica, junto a nosotros, de su personalidad, a favor· de relativi-
(' dades que se deifican a los efectos de la absorción ~lránica.
En el Renacimiento y la Reforma puede fijarse el gTávido ,
giro de la historia occidental que es el momento nodal en que
1 se opera el relevo de un humanismo de integración · teocéntrica
por un indivlduaUsmo egocéntrico, y que jalona, justamente~
el nacimiento del subjetivismo de la libertad. Augusto Comte
percibió meridianamente -aunque de alU enhestó un universo
de ingenuidades- que el Renacimiento señala la transmigra-
ción del hombre desde una edad teológica unificada por una
métaphtsique, hada una edad positiva ordenada y gobernada
por una physique.
_) Para mejor vertebrar el discurso, haremos previamente
la somera descripción del mundo y del hombre medioeval, de

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--····----
quienes, la modernidad y el burgués, son sus correspondientes , d 1 Estado Toda la eJdstencia del
contrafiguras. Dios es la unidad analógica de la cosmovisión y los netos ~omo su~to e mot~ rationalis creaturae ad
medioeval, que ocupa el centro de ella como creador y monar- hombre medlOeva\ l~ v~ve ~~rr:,~ creatura r acional hacia Dios.
ca del Universo. Es un ser increado -ens a se, con el sentido neum, como mov mien ° ue está sometida la vida
impreso por la lexicografía filosófica de la época-, Actus purus: En consecuencia, todas las no~m~e avilores de carácter religio-
acto puro de cualquier potencialidad, de toda posibilidad de humana derivan de una esca a
ser, ya que es en sí la plenitud de la Perfección. El hombre, so y trascende_n~e. mas no surge de entre la vid"l
que es su creatura hecha a la propia semblanza, se compone La imperatJvtdad de estas nor derivan de mandamientos
-considerado con referencia a la Plenitud- del "ser", propia- terrena que debe regular, ~nona':~:al y por cuyo acatamiento
mente dicho, o del acto, y de la "capacidad de ser" o poder. E s- emanados de un mundo. so re ;a. su último Fin, que es
ta capacidad de ser lo ordena dinámicamente hacia la santidad. el hombre alc_anza la bienaven~u:~n i~mediata de Dios en la
para arribar -se le indica la ruta y se le deja librado a su ar- esencial Y pnmariam~~te la ~~~;ación de la vida espiritu~l
bitrio- a la perfecta epifanía de la persona humana que ha vida eterna, la el?va~n nc[n ~l Espíritu absoluto. De este sis-
de ser en la beatitud eterna revelada al mundo por el mensaje Y moral hastaa!a e~e~~as participa la criatura racional median-
de Cristo. Dlos es, entonces, la suprema causa final del Mundo. tema de norm eside como germen fundamental,
"La teología, el orden de fines en el mundo, está orientada a te la ley natural moral que r ralz 'de la vida de la mteligencia
Dios. Cada creatura de las que constituyen el Universo está absolutamente prístino, en la orientación natural que dirige
convenientemente ordenada en primer lugar a su propia activi- Y de la voluntad, Yi comlof. un~nico los actos del pensamiento
dad y perfección. Además, los seres inferiores son para los más necesariamente hac a e m •
1
altos y principales. Los seres que están por debajo del hom- y del querer ) • vivida como una esfera
bre en dignidad y perfección han sido creados en atención al "Pero esta esfera religiosa no ecsd Y Juego realizados sl-
l que han de ser cre1 os , • •
hombre. Y todas las cosas singulares están ordenadas a la per- ideal, de va ores te Al colocarse la existencia hu-
fección del Universo. Finalmente, todo el Universo con todas no como una realidad em 1nen · d 1 uprarrealidad di-
reparación y apoyatura e a s
suc; partes y fines particulares está ordenado a Dios como fin mana como P . realidad saturada de valores, a la
último. En todas las creaturas resplandece el poder, sabidur{a vina, recibe el refle)o de es~nada El reino de la Naturaleza i
y bondad de Dios para la glorificación de Dios. Los seres dota-
dos de razon tienen de un modo especial a Dios por último fin,
que ~ond~cel enG~~~~a ::~:rados
el r emo e a •
y
contrapuestos co~~ lo per
h Han sin embargo, tan umdos por
pues por el conocimiento y el amor consciente pueden y de- fecto Y lo lmperfectoi se ~ue ~sa oposición radical se suaviza
ben ordenarse a t:l" 1) . gradarlones de los v~ ores, a a tener su contenido d('
Las normas de la vida medioeval, que atendiendo al frac- notatlemente Y la vtda terrena :!e~uperrealidad de lo Divino
cionamiento moderno de las esferas de los valores hay que valores. ~a realidad ~~~ae;a u~ sentido totales. que el creyente
considerarlas como normas éticas. son una parte de un sistema se armontzan en una 1 erennemente presente, potencia di-
universal que conjura a una conducta unitaria todo el árnbit:> vive Y venera co~o a ~o :U
vida realidad que lo contiene Y lo
de la vida humana, en sus manifestaciones mondstica, econ6- rectriz Y conserva o:óa ~mplica ~na consecuencia importantP.
mica y política, entendidas estas expresiones con el sentido arls- lleva. Esta concepct n
to•élico-tomista, y que respectivamente signlfir.an: los actos del p ll Diritto Naturnle Nrlla Concezione di S.
hombre como individuo, los actos co~ miembro de la famll1a l) Cfr. GI~ncTO LAR. ~R~, ¡~· Fil.,sofía N,.n.<cola•tioa. Sno"lh•me.,to l'.,e-
Tomas.•o D' Aqumn ..., . ~~ 8st~ d~ 19M, ná~. 193 y sig.; Ma~~or~, ~ex N_a-
1) Cfr. 1\{ARTCN GRABMAN, Filosofúz Med~; trad. de Salvador Mingui- c·ale al volnmPn XXVI: &1! Tt~mmaso D'Aquino, en: Archivio dl Frlosoj1a,
jón. Ed:torial I..abor, Barcelona- Bueno& Aires 1928, pág. 125. turn'is e iru Naluralt' m ~11 .
1932, Fascicolo ll, pág. 131 Y &Jg.

lOJ
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para la esfera ética de los valores: el valor ético no se prt>senta suavizar las tensiones Y dualismos que le son tnmane~­
gar o 1 1 'ón del "valor" con la realidad, pero sm
- hablando en términos de un lenguaje posterior- como "idea"
pura frente a un mundo de la experiencia desprovisto de todo ~ee~;arco:~=~~ ~ie~d~n~n ella; afirma la objetividad de los pr.~
valor, . no existe la disyunción ruda entre el "ser" y el "deb~ ceptos morales frente a las mutaciones de "1? qu~. ~s" • pero sm
ser", sino que, sin perjuicio del enorme desnivel entre la p.!· arrumbarlos en una esfera irreal, de puras ldeas ) .
En fin. en la concepción realista y teocéntrica del x;~nd~,
cadora naturaleza humana y el mandamiento divino, la vida de
e~ las mentes medioevales, Y quP. el esfuesrzo n e e_.-e· 1
la tierra es sentida, traspasada de valoraciones, regulada, orde- vigen te
· la época resume doctrmariam· · ente en las ummas1 va ·~
nada, edificada sobre fundamentos llenos de sentidos, en los tual de
que basta al hombre asentar el pie para hallarse en el camino
de la salvación. Un sistema inteligible, suprapersonal, una vi-
los escolásticos, ~o ~:~~ ~~~~~~ic~~~~a;:~:e~~~ !~~/q~e lo~
1:1
lor, como es con ten · . . rehendidos por la
da total llena de esp[ritu acoge al hombre, luchador moral, "v<tlores" -atributos del Ser DIVmo- son ap b' especifico 2).
y lo eleva hacia la Gracia Divina". · inteligencia del hombre Y buscados como su wn . . ó .
"Pero si, a tenor de lo dicho, el mundo y el trasmundo, el r el conocimiento de la concepción y existencla htst nca
"ser" y el "sentido" se fusionan, por otro lado se afirma su
separación y contraposición en una forma que, precisamente
del p~o~bre cristianomeddievJal, es n~::~~~ ~~n:;~~¿i;i;~;~
do las huellas preclaras e acques • • . . n
para la ética, es muy importante. Como cada imperativo y h d l individual· primero el problema antropologteo, segu -
totalidad de los mandamientos morales deriva de una esfera d~ =~rproblema d~ la graci~ Y libertad; Y por ~!timo, ~1 p~oble~
trascendente, es decir, que procede de una dimensión funda·
mentalmente cerrada para los deseos, voluntades y acciones d~l m~ ~e pdos~ció~d~~n~:~~ad~\ ~o:m~r~ a~ci!:;~s.d;a~~ ~nf;~l
la
h()mbre, queda asegurada irremisiblemente lo que puede de- sam1ento e a • iz metafísica hace de
dotado de razón, es una persona, ~~i:a~a dotado de libre albe·
signarse como "objetividad" de los imperativos éticos. Esta
"realidad de valores" se refleja sobre la vida terrestre, pero él un univer~o de naturale!~loes~n tod~ independiente frente
no puede confundirse con la existencia humana, de forma que drio, y constttu~e~d~afu~aleza' ni el Estado pueden franquelr
quede abandonada a la subjetividad, al fantasear, al opinar de al mundo, q.ue ~lo~ mismo, que está Y obra dentro de él, resp':
los afanados y despistados hijos de la tierra. Plantado en la ~In s: ~~~~~~~o. en cuyo centro, sin embargo, reside. A esta 11·
orilla inaccesible de lo trascendente, el imperativo moral se :er~ad Dios l~ solicita, pero jamás la fuerza. '
mantiene en una objetividad ideal, con una "validez" absoluta • existencia concreta e histórica el hombre es, seg':ln
que no put>de ser afectada por ningún querer subjetivo. Esta E n su . dislocado por el demoruo,
inaprensibilidad de lo mandado explica su total indiferencia el pensamiento medtoeval.. un ~er por Dios que lo hiere de
10 tironea a la concuptscencta. Y • .
frPnte a la diversidad de las fndoles individuales y de las ne· que Descendiente del pecador original, nace muttla~o de 1~s
cesidades personales, frente al cambio de los tiempos, de los ~~;;~ de la gracia; pero, creado para arribar, al térmmo de .;u
hombres, de las sociedad,es. Las estrellas, las mismas estrellas,
iluminan siempre el tenebroso destino humano. La objetividad . ODOR LITT.. La f:tica Moderna. Trad. de Eugenio Ima~. Ed.
del mandato moral se convierte en validez universal". 1) Cr r. T H~ ' · á 10-11.
Revista de OccJdente, 1\Ja?nd ~9~~,f !~- ZeitschrHt für Katholi!IChe Theo-
"Merced a este entresijo de pensamientos -concluye Theo- 2) Cfr. T. B. LoTZ, em un. Par; el. replanteamiento de la insepnabi-
dor Litt- pudo la Edad Media asociar para su concepción d~!l 9
logie, 1933, N 4, pá g. ~5~ Y 3lf· d desde el campo neotomista, frente a la
mundo motivos que, más tarde, se irán separando y contrapo- lidad de "ser" y "va1or • ormu a o 1 a istral cnsa o de Octavio N. Derisi
niendo. cada vez más a lo largo ~la evolución de las ideas. !il~sofía d: los. valo.res e; ~~~i;¡;;,a:~ ~ ¡¡;o;o!í, Mode!rta y Filosofía Tomista.,
1
Nos muestra la unidad de un cos~ natural-espiritual, sin ne- ¡ntituhdo. Anologla '! A·. 1941· ptg 229 y aig.
Edic. Sol y Luna, Buenos ues, • ·

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fugaz carrera existencial, a la visión beatfffca, está participad•·
de la gracia actual, y, si se decide por la salvación en el ángu!.· mal ·de desarrollo, el reconocimiento y la garantía de las liber-
crucial de su destino, lleva en si, desde aquí abajo, la vida pro- tades exteriores de la actividad humana 1 ).
piamente divina de la gracia santificante y de sus dones. Exis- Ante el problema de la actitud práctica d:l hombre. frente
tencialmente, pues, el ser del hombre cristianomedleval ~s. a su destino, se caracteriza la cristiandad medto~val -dice Ma-
a un mismo tiempo, natural y sobrenatural rltain- por la sencillez inadvertida e ir;efle:ctva . con ..que 21
Frente al problema teológico de la gracia y libertad, la ~o· hombre responde al movimiento de efust?n de Dws. , Era, a
lución de la Edad Media fué pura y simplemente católica. En pesar de una fuerte contracorriente de pastones. y d7 cru~enes,
las Confesiones de San Agustfu los medioevales encuentr.-m un movimiento claramente ascendente, de la 1nteligenc_1a ha-
el :endero para satisfacer el místico anhelo de Dios, olvldand:>, cía el objeto, del alma hacía la perfecció~. del ~undo hacta .u~a
dellberadamente, la reflexión racional del hombre sobre sf estructura social y juridica unificada baJO el remado de Cns .o.
mismo. Recién en el apogeo del pensamiento medioeval, dema- Con la ambición absoluta y el valor inadvertido de la infancia,
siado tarde ya para recoger provecho de ello, Santo Tomás rle levantaba entonces la Cristiand~d una inmensa for taleza, ~n
Aquino elaborará teológicamente las grandes soluciones que cuya cumbre estaría la sede de Dios, a quién preparaba un tr.J-
el Obispo de Hipona había conseguido por la intuición contem- no en la tierra porque le amaba. Todo lo humano apareda ~si
plativa. "Al afirmar a un tiempo la plena gratuidad, la soberl- bajo el signo de lo sagrado, ordenado a lo sagrado Y prot~gt~?
na libertad, la eficacia de la gracia divina -y la realidad del por lo sagrado, en tanto, al menos, cuanto el amor lo VlVhl·
libre arbitrio humano-; al profesar que en Dios está la pri- caba" 2 ).
mera iniciativa de todo bien, que nos da el querer y el hac~r El pensamiento religioso de la salvación del alma para la
y al premiar nuestros méritos premia sus propios dones; que vida eterna orienta a todas las actividades humanas•. faltand~,
el hombre por sí solo no puede salvarse ni aún comenzar la consecuentemente, en la concepción del mundo medweval, .•1-
obra de su salvación, ni tampoco prepararse sólo para ella, tios para que corporaciones excéntricas pueóan actuar en una
ya que por sf no puMe sino el mal y el error, y que sin embar- órbita independiente y privada. La ~dad del obrar. y hacar
go es libre cuando actúa baio la gracia divina; vivificado po: humano, que tiene siempre y necesanamen~e una di~:cta re·
ella interiormente, realiza libremente actos buenos y merito- lación con el Fin último de la vida, hizo la mseparabtlidad de
rios; y es único responsable del mal que hace; y su Ubertad }<;! la economía con la ética, y más aún, la subord~ación de !a
confiere en el mundo un papel y unas iniciativas de incalcula- primera a los imperativos morales de la ley de D1os. L~ pur~
ble importancia; y Dios, que le creó sin él, no le salvará sin él; utilidad económica, que conforma el principio hedonístzco! di·
cuando la Edad Media profesaba una tal concepción del mis- versamente formulado en los distintos periodos Y por las diSpa-
terio de la gracia y de la libertad, no hacfa sino profesar ~a res escuelas pero que sustancialmente es coincidente con el
cor:t.~epclón pura y simplemente cristiana y católica ortodo- egoísmo incllvidual, resulta inconcebible para las mentes qu~
xa" 1 ). De esta manera, se arraigaba entre los hombres la esen- consideran que no es útil lo que corresponde sólo a las necest-
cia metafísica de la Libertad, por la aue su actividad consistirá dades privadas sin tener en cuenta las oblígaci~nes morales Y
en ~onducir, -usando el léxico escolástico- del poder al acto, la finalidad ultraterrena del hombre. Las relacwnes económi-
la hbertad de la Persona humana. Pero esta Libertad-fin, que cas no tuvieron, en la Edad Media, un~ provincialidad autón..r
es la Libertad espiritual --<1ue los sabios llaman autonomía y ma con sus fines específicamente proptos extraídos d~l m.ismo
los santos caridad sobrenatural- requiere, como medio nor- fenómeno económico, sino que se establece una relactón Jerár-
t) Cfr. J Ar.(IUEs MARJTAI I'f. H"";~'"" Tn'"llral. T rad. del francés por 1) Cfr. JosErH VuLATOUX, La Yalcur _de la L~berté; extractado de la
Aliredo Mendizábal, Santia¡o de Chl.:r941, pig. 22. Chroniq"e Sociale de France, Lyón 19~, pag. 8 Y s1g••
1) Cfr. JAcQUES MAlllTAl!'<, Humanumo Integral, pag. 25.
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quica entre la Etica: ciencia de 1 f'
tcgorfa instrumental. os mes, Y la Economía: ca- jerarqufa y la calidad de sus faenas , aunque todas apuntando
Todo lo cual es de fácil 10 · t 1i · hacia un mismo fin trascendente. Este status de clases, y su
hombre tiene de la riqueza n e ge~cia. ~l c~ncepto que t>l ínsita desigualdad, fueron racionalizados por una concepción
de la concepción del mund¿ o es prxmordial, smo que deriva funcional, como el laissez fair, laissez aller dei Liberalismo
mas de acción Y reglas de co~~~cfas~e, de donde emergen nor- burgués lo fué más tarde, por la teoría de las naturales arm•j-
nan los caracteres particulare d Í as ql;le, a su vez, determi- nías económicas. La Sociedad es una entidad compuesta por
individuo. En cada época p:ed e ias acclones eoonómicas del diferentes estamentos; cada uno de los cuales posee su esrte·
sobre l a riqueza por ue re om na una d~terminada idea cHica función: predicar, defender, mercar, manipular y culti-
neral del Unive;.so C~ns: valece una determmada visión rre- var el suelo. Pero la propiedad del señor feudal, la labor del
la cual Dios está ~n ei ce~t~~te:ente, en una ~osmovisión de campesino y del artesano, la tarea de los menestrales, aún, has-
que todo tiende a facilitar al homnbuna concepción de la vida, ta la intrepidez temeraria del guerrero, no fueron repudiadas
q ueza se usa, o como medio de sostere. su. acceso a Dios' 1a rl-· como hostil a la vida del espíritu, si se sublimaban al servicio
efectos de permitir obrar al alma mmiento del cuerpo, a los de la Religión. Instrumentalizados a la gloria ~ de Dios, lo que
las necesidades materiales del 'óo_i como medio para sostener después se convirtió en privilegio y poder, era considerado ~o­
suficientes: Exterio?·e d" ·t· pr J mo que carece de bien.~s m" oficio y deber.
t . s zvt uze sunt necessariae ad bon .
utzs, cum p~r eas sustentemus et aliis subveniamus 1) um mr- El "pecado de avaricia" estaba severamente castigado por
Lo material queda mediatizado 1 . . . los tribunales eclesiásticos, como que envolvía una tremenJa
las actividades humanas caen de ta od espiritual, pues todas laesio fidei. De esta manera, los superiores principios éticos .,e
o t
l ns rumentahzan a un mismo fin
o n ro e un solo sistema .. partic'Ularizaban y se hadan efectivos en las diarias transaccio-
d , . • .,e
su significado; la riqueza -expre1'abae e~s~ m~~a unica extraen nes comerciales y en la adquisición de la propiedad. En lo que
San Antonino- es para el Fin último del ~zo Ispo de Firenze, a esto concernía, eran firmes y claras las enseñanzas relaci·J·
chos del hombre para la riqueza 2). ombre y no los he- nadas con un precio justo y con la prohibición de la usura 1).
No es, entonces, la actitud dominante La opinión popular estigma a los usureros con la gracia
frente a la riqueza el aislamien . de la Edad Media chispeante de las fábulas; así, un minucioso cronista señala,
económicas, Y el absoluto renun~~a as.cétlco ante las relaciones que "más o menos cerca del afio 1240", entrando uno de ellos
quisición de bienes materiales est==~to ~ la posesión Y ad- a una Iglesia para ser casado fué justamente apabullado por
de perdición, sino que, con la ~fntesis d~s N ~tos 1como medios una escultura de piedra desprendida del pórtico, que probó por
se llega a realizar una conjunción ar . a ura eza ~ Graci.t, la gracia de Dios ser la talla de otro usurero cuyo grueso bolso
materiales Y espirituales. El espíritu i~~~Ica de los mt~reses de caudales se llevó el diablo; lo que probaba que la presencia
un proceso de preparación a los ef t ma a la materia en de los usurarius en el Templo, ofende la bondad de Dios. Tam·
tuosos que ponen al homb~e en 1 ec o~ de ejecutar actos vl.r· bién, recordamos nosotros, las estrofas satiricas del más in·
Socie~ad es una estructura conce~id~~~~o~e su salvación. La trépido libro de nuestra literatura, donde el Arcipreste de
organxzación estamental, donde las activid a::nente como una Hita "fabla del pecado de la avarizia":
esralonan en sus funciones diferen . d a es humanas c;e
' Cla as entre ellas por la 1) Para un conocimiento acabado de la solución medioeval y "tomis-
1
) Cfr. SANTO TOMÁS DE A D ta" de la riqueza, de la regla del "justo precio" y de la legislación represiva
134. · QUINo, e· Sumrna Contra GentÜe$, 1. 3 é de la "usura", del "pecado de avttric:a" y de la conducta mr.díoeval conforme
2
) Cfr. R. H. TAWN.t Re/"8 ·0 · ' • a la moral católica, Cfr. AMINTORE FANFANI, Le Origini Dello Spirito Capi·
don 1938, pág. 45. Y, ' ' " ' the Rue of Capitalum, 1• Ed. Lon- talistico in Italia, Milano 1933, Cap. 1, Cap. 11; R. H. TAWNEY, Religión and
the Rise o/ Capitalism ... chap. 1, 2: Tbe Sin of Avarice.
IlO
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M aguer que te es mandad Marcos, sino que se procede a la señal del dinero. Si bien Dante,
Que vistas al desnud fo por santo mandamiento quE' trasladó al verso la grandiosa sistematización cristiana del
É al obl . o e artes al fambriento "buon frate Tomasso" -así llama a Santo Tomás de Aquino-,
P e dés posada; tanto eres avariento
~ ue n~nca a uno diste, pidiéndotelo ciento ,
1
si'.úa en el Infierno a los prestamistas Cahorsine, porque Ja
» esqumo
, que.' ¡aras
- el día de la atruenta · "usura ojfende la divina bontá" (Inf. XI, C. VI, 95), en cam-
Quando de tus averes é de tu mucha rrenta bio, el Papa Inocencio IV, en 1248, los exorna con el egregio
Te demandare Dios de la despensa cuenta? título de •·romanae ecclesiae f ilii specialis".
Non te valdrán thesoros nin reyn~s cin~.,¡enta. El régimen agrario de la servidumbre, que importó, en sus
casi nueve décimas partes, la totalidad de la vida económica
(Libro de Buen Amor, 248-249). de la Edad Media, !ué considerado como un lazo colateral en-
tre propietario y colono, que hacia al terrateniente estimar su
Las fábulas a que hem h h si!'rvo como un hijo, y que éste acatara a aquél, con la natural
M('dia se contab . os ec o referencia -que en la Eda:l obediencia filial. Pero, cuando se relajan las sujeciones morale3,
an por centenares- el inge ·
derosa de Jos poetas Hu . • mo Y 1a voz p:>- la única forma que la Edad Media encontró como garantia cte
gentes que las ast , . mmaban más a las conciencias de las los derechos de !a libertad, que era la autolimitación del podt!r
la licitud moral del u~;~or~~óricast de ~os curiales . que argtifan que el señor feudal ejercfa como función, los siervos y arte·
condenado la usura en rfgid pres am ta. La Iglesia, que babia sanos quedaron en una situación de exasperada esclavitud, que
m~nta este sentimiento popufas s:n~enci~ de sus doctores, f·)· los llevó al remedio heroico de las grandes sublevaciones. Así,
so Y lo concreta en un siste r, e Impnme un sentido religio- conocemos la rebelión de Milán en el año 957, posteriormente ·
Asf, lo predica desde el úl ma práctico de moral económica. la de Cremona y Brescia; la revuelta de Metz en el 950 y en el
de el confesonario Y lo tacr!~· v~gila de su cumplimiento de~­ 1014, la de Vaucouleurs en 1057, las sangrientas luchas de No-
de sus tribunales; derecho de ~~~~~~¡ e~¿a vida social .a través y~n. Laón, Reims, Beauvais y Cambrai, y muy especialment~,
pt~tará vivamente a las cort ce ~ éste, que se lo df.,;. la "magna conjuratio pro libertate" de 1112 en Flandes.
cuando, más adelante, la naci!~t~e~~~~tiesiuzgad~s municipales, Pero lo que al mediar la Edad Media era una excepción, a
la competencia s_ecular en 'las cuesti a conslg~e establecer partir del siglo XV se convierte en un estado social permanen-
contratos comerciales. ones concerruentes a l..>s te, pudiéndose afirmar que la verdadera esencia del trabajo
Pero esta totalizadora unid d feudal era la explotación en su forma más desnuda e inicua.
en la medida que l fue a espiritual sólo podía pervivir Esta situación social, di!fcilmente superada en su injusticia y
naran firmemente ~re ~alr;::~ea:or~s de la. Religión domi- dolor, provocó grandes revueltas entre los labriegos ingleses,
Mcdia, cuando la fe se entib' . n a senectud de la Edad la jacquerie en Francia, repetidos levantamientos en Alema-
natarios Y señores feudales ~a e~ los corazones cristianos, dlg- J nia, movimientos, todos ellos, que apelaban a la consigna de
Iglesla, fueron violentando ru~~ ormalmente p~rtenecían a la "C'rfsto ha hecho a todos los hombres libres". Uno de los artícu-
lkas, Y desde mediados del s' mente las ensenanzas evangé- los del programa que reclamaron los campesinos alemanes an
rápidamente los hábitos econ~~~ XIII se van transformanjo 1525, decía: "Que los hombres nos tengan como propiedad pri·
Impedimentos morales Se fué h cios,da la par que ceden los vada es bastante lastimoso, si consideramos que Cristo nos ha
ta la protesta contra Ía avariciaac en o ca~a vez más compac- libertado y redimido a todos, sin excepción alguna, al humil1e
Jos gr¿:ndes, al mismo tiem o J magnificencia lujuriosa .:le tanto como al grande, con el derramamiento de su precio ;a
simples de la alta Edad Medta . q e:lnde, en las concien~illS sangre. Consecuentemente, está conforme con la Santa Escri-
d
la Cristiandad no se obra ya que e d la propia ciudadela de
e acu o al Evangelio de San
tura, que nosotros seamos libres". En Inglaterra, los rebeldes

113
112 iampaJ.-8.

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dri del hombre puede conscien·
sometidos a Ket, clamaban: "todos los esclavos pueden ser moral de Dios, Y aunqu~l~! a~~~e ~lexible imperativo ce~;a:
libertados, pues Dios con su precioso derramamiento de sangre temente apartarse de 'ón de la vida que aceptara. como g
d paso a una concepcl d . ante de acumular riquezas.
nos liberó a todos" 1).
Este afán legitimo en si, de la palabra de moda "Libertad", a la licitud del afán pre onun
¡n.
como la denomina el historiador germano Werner Spiess, en-
cubrfa, también, y fortalecía, las exigencias de un tercer es-
tado: los mercatores, cuya dinámica actividad económica, en 11
contraste con el escenario agricola e inmoble donde babia na-
cido, precisaba un régimen juridico -un jus mercatorum- HOMBRE MODERNO y SU MUNDO
de excepción, que le fuera apropiado para crear una paz es- LA APARICIÓN DEL .
pe<.-ial preservadora de sus intereses comerciales y sobre todo, . sas iban perdiendo vlgencll,
de la inusitada "riqueza mueble", pues era una época en que A medida que las_ ideas rehgiofuerza unitaria que resolví:a:
se dispersaba ~au:;~~:~~ci~r teleológico, tod~s ~: ~~~~;:.
la tierra era la sola riqueza 2). De estas luchas medioevales en
pos de un aseguramiento jurídico-formal de las libertade.s indi· con un solo pr nc r . ·zaba dinámicamen e
viduales, surgen innumerables cartas constitucionales que con· mas existenciales, Y quea1armo~tales El siglo XVI vió consumar·
sagran un completo catálogo de derechos del hombrea). dicciones de motivos ide es Y Yl . .~d con su latente esfuerzo
Aun, en este estadio 1e la decadencia medloeval, en que es se el dislocamiento de la.;n:=éntrica de la sociedad, y .tam-
evidente una marcada inCongruencia entre la moral católica y a perfecta vertebraCl Il: . la Reforma, que traJeron
la práctica económica, ddnde muchos de los que predicaban ~1 ~~:presenció, con el Renacidmuen\~ Yaparlción de una concep-
renunciamiento de las riquezas materiales daban lección de d y nuevas eas, · . de un nuevo
avaricia, es importante, !bn embargo, observar que los hombres nuevos mun os situaba al sujeto como eJe, ida tem·
ción del mundo qu~ b ués 1) que sublimaba su v
signan a estos hábitos e~pec~tados con su justo nombre, y que tipo social de hombre: el urg •
todavía no se habían persuadido para considerar la codicia . el &Jnbiente medüoeva~ para
como. una empresa de beneficio común y a la avaricia como a la l) La palabra bursuésb~~~ep~bl~d:: d~ un Burgo,edid~ 1~~ h:.~~¡;:e;
licita utilidad económica. En el pensamiento de la época sigue 1' · 1 habitantes ur ..,_ •
diatingwr os
, B er en el m oe
la Inglaterra leuda.. } ' . o· "vecino de una ClU·
·
siendo uno de los truismos de grávida consecuencia la creencia rurales. Bursess, l!_l de la época, significan . o nusm ; aenúdo:
de que la sociedad no es una máquina ·económica, sino una Bursés en la Espana 1 utiliza verbigracia, con e-e
dad" Goll28lo de Berceo o ' •
estructura espiritual, y que la actividad económica está em- • • d mui 1ra~~d cora:on, ,.
bragada en un sistema universal de integración divina -bo- ••ErCJ uti. burles e . fA•; Brand mission••. •
b. fratld prec¡o ...... e - 627)
rroso en sus contornos, pero aún vigente en las mentes del Por so 11' en (Milasros de Nuestra Senora, •
/ crepúsculo medioeval. El pecado de la avaricia lastima la ley . • . •d' designa el poseedor
. . o tiene una signifieaclon Jur.l Jc¿_!ía urbana. Más ade-
1) Cfr. R. H. TAWNEY, Religú)n tznd the Rise o/ Capitalism. pág. 270, El ténnmo pnm~bertades concernientes a la c¡ud~ al Estado burgués no
nota N9 106. de los dere(:hos Y • dades libres ceden su auto~omu situaciÓn aocial: }a
lante, euan~o las Cl~tuación jurídica urbana, amo . unay el goce de det<nní·
:Z) Cfr. HENRI PIRENNE,
rfs 1910, pág. 20 y sig.
8)
3:
Le& Anciennes Dénwcraties de& PttY&·btu, Pa-
Cfr. RosEBT voN KEttER, Freiheiusaran "en für Person un4 Ei1entum
!ignüica mls una sl bleza ni al e!amento camptSJDO!.
d
nados au:huDos ~:manera, el bur&ues, se conYJ~~·ci¿d se lo imprime un
una ética eep<cial
no perten.encia l~ ~~ucci6n, posesió!l• libertad .de acc;¡on~embro de un esta·
im Mittelalw, Heidelberg 1933. Para un con 1miento capecial de lu c&rUI
constitucionales españolas de la Edad Media, Cfr. E~~n 11'ohlhaupte, La de traba¡o. e ~s aocial de hombre cuya espeCl 1
mento, c.n UD upo .
l mportonci4 de Esp4íia ~ la Biatori4 de loa Dfrfchoa Fwulmnentalu, Ma- ..,tlws" ain¡ular y propiO·
drid 1930.
ns
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poral; de un inflexible énfasis científico sólo d6cil a la observa-
ción directa y experimentable; y de la formulación sustantiva ufa la realtdad universal como un
zada por. una visión que lnt armónico, causalmente determi·
de unadeciencia
gadas poUUca y de una ciencia económica, desembra-
la Jí:tica. orden mecánico, matem~Uco Y ciones lógicas se puede deducll'
nado, del cual, aplicando ope~ a de todo lo humano. Una su-
La mentalidad de cada época surge de la concepción del mun- el nexo Y la finalidad orden~~~na fundamenta el Universo y
do imperante, y el Renacimi~nto, trajo, precisamente, un relevo prema inteligencia o razón imiento humano; o si no, se admite
de cosmovlslón con su necesario correlato: el cambio de los va- anuda la realidad con el conoc turales que condicionan has~ta·
lores .e ideales condicionantes de la historia de la Cultura. la sola ¡n-esencia de fuerzas n~nces sitios para los .conceptos
Apenas Cristóbal Colón ensancha las fronteras del mundo, lo espiritual, no quedan~~· ;n!mba; concepclon~s son reactu:t-
el abate Copérnico descubre que "el sol desde su trono real de libertad, valor Y fl.na a ·. ta . la primera, ·por la A~demla
gobierna la familia de los astros que se mlueven a su alrededor". llzadas en la aurora renacent1SraÍes Platón y la ~Stc!_a. hace su·
Con estos dos fortUitos descubrimientos, el del navegante ge- florentina, con la Unea de S6c ra •ue nace en )i>emócrito, pr!!·
n?vés, qu~ecJamaba para st la predestinación de portar !a ceso durante el siglo XVI; la ~tó ' '~ecánlca de~,ta Naturaleza,
Cruz de Cri to a las "Indias Occidentales", y el del astrólogo el camino a la concepc n ' ~.,
para 1 lglo XVIll).
de Frau~nb g, que oteaba en los espacios siderales, con místico que señorea durante e s l ueva fe comienzan a trabaj!lr
arrobamten , las rever&raciones de la Gloria divina, se tran<J- Los neófitos inflamados en a ~ Bernardo Paltssy se em·
muta radical . ente la imagen del cosmo. La vlsf6n de la cos-
mología m 9eval -que la inspiración artística cllsara sobre
con provecho. Leonardo ge.Vi~~~o Belon estudia los peces
peñan en los buceos geol gtco~, dica once volúmenes al estudio
el fresco del O:ampo Santo de Pisa- hacfa de. la Tierra, la r~ Y las aves; George .Agr(cola ~~ e una historia de los animales; " 9
posada y enorme plataforma, el eje del firmamento, en éuyo de los meUlles; Gesner pull0 ca Eustache analizan al cuenx> ' -
entorno la materia de los cielos eran sus vasallos. y resultaba Ambrosio Paré, Vésale, Fa ~ ~rice d'Acquapendente tnvestl·
que la observación sensible del hombre revela que la Tierra, humano; Sllvyus, Col~~~ ':! c!alpinl observa y'" clasifica las
cuna de la raza de Adán, habitáculo de Dios encarnado y do- gan el sistema .circu a or ~ sarrollo de las ciencias contó a su
mlnio de la Iglesia, es un m1ntísculo planeta más que con eterna plantas. Por otra parte, ~1 ~llsmo de las matemMicas ~uya
regularidad gira por los espacios infinitos. Copérnico ofrece 3 favor con el auge del s m trlbutlvo de la historia de !a
la consideración racional de los hombres un dechado de teoría estimación como elemento con nte Whitehead- por medio
científica, evidenciando, por medio de una demostración impo- ' Cultura ha destacado cUidados~e la naturaleza a un sistema
nente, la unidad ordenada del Universo y Ia sumisión a lnmu. del cual se trasuntan las ley~s e lógico deductivo, verificable
t~les leyes matemáticas. El volumen terrestre y cósmico se de signos de caráct~r hipo~é~~dfo del e~peri~e~to: Se entra
Sfilata fantásticamente por el esfuerzo de la lntellgencia, y esto su verdad a posteno~ ~ulas· Gallleo producirá formul4e; Des-
tiene efectos revolucionarlos en los espíritus: en adelante, se en plena
cartes sazó~ de las ~ . Huyghens producir~ jormulae; New· ...,
productr~ formu e,
tratará de explicar todo fenómeno como el resultado de un 2
orden natural de cosas y de concebir a todos Jos eventos, peque- ton producirá formul4e ) • b que afirma con rotundidad los
tíos y grandes, como concretizactones de principios generalas. Una concepción del hom .re finalidad de dominio sobre su
Esta nueva actitud del hombre renacentista, por la que se en- valores vitales Y una excluslva
trega a la construcción especulatlVa'\trente a la naturaleza, im- h n4 Analyse des Men.~chen
portó el apogeo de las ciencias natufales, bajo cuya dominante 1) WtLHELM DILTHEY, Jr~tansé:.:r:elt~ SchrifteD, n Bd., pág. 2
preocupación nace y crece Ia modernidad. Seit Renaissance un4 Reformo.tt.on.
Consunta la concepción teocéntrica del mundo tué reempla- Y ~iatuiente.
l) Cfr. A. M· WHrnHEAD, . Sclence arul tAe Modtrn lTorúl, London
and Aysetbury, 1938, pá¡. 45 1 etg.

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d 1 te como valor individual. A
entol'llo telTeno, que "descubre al hombre" como algo acabado 1nmane~te, la realización :~ece la aparición de la nueva
en sf, sustituye las dos variantes de la antropologfa medioeval: <'Ste momento estructural. p habfa tenido su vigoroso prenun.·
la aristotélico-tomista y la plat6nlco-agustin1ana 1) . arte poét>ca -en Petrfc~ xpresar las intimidades del alma
. El hombre, autónomo y Ubre, se yergue en inapelable auto- do- que con su potenc a e ..e lidad" poética inédita -sin rea-
n t:!ad y única realidad. Se independiza del status que le era pre- humana, intentará crear una re~ dar del tiempo rematará en
darto como Cosmo u Orden, y se declara a sf mismo la medidn lldad, por lo tanto-, "! que con e a:,n coetflneas, en las co~~r·
de todas las cosas. Vivir en su valor excelso y gozar de las ~ las expresiones estéticas que ~osrazó Y de la naturaleza.
llP.Zas de la vida y de sus trasuntos artlsticos. es su precipua slones poéticas, desligadas de a {l nfldelidad el naciente sub·
finalidad. Se afirma más y más 1~ confianza en la omnipotencia Pero donde recogeremos con m ! n la expresión sistemática
de la razón humana que exalta su sefiorfo venciendo y recrean- jetivismo del hombre modemo,R~~acimiento.
do a las fuerzas de la naturale.za. De este descubrimiento del que asumió en la filosofia~e~edor de la libertad se inicia con
hombre -lo ha observado Dilthey- se tiene la exacta refrac- La discusión teorétlca e ttbero
V ll "De . ar bt·t..;o"
,• .
Esta obra se
ción e; una literatura copiosa que lo estudia en la condiciona· la obra de Lorenzo a ~d d de tratados escolásticos que -v~r-
lirlad fl tológtca de la vida del alma; en las fuerzas de los afec- diferencia de la gran can a á que por su contenido, por la
tos Y los tempeMmentos; en la diversidad de sus caracteres san sobre el mismo tema, ~ c~ntenldo mismo, a tr:avés de la
individuales y colectivos, y que por fin trata, por deducciones forma con que se expr~lsa un nuevo estilo literario, sino ,tam·
natur~les, de extraer normas de conducta. cual se anuncia, no s o lento Por primera vez s~ e~~ ~
E,ri la literatura que asf se iba formulando, en la que subyal!e bién un nuevo giro del pensam com~ cuestión mundana,)!' se T~~:
la nueva concepción del hombre y del mundo realizándose en cara el problema de la Uberlta~, ó natural" Si bien es.!:-v.er· . '~
t !dad de a raz n · ;, .....
Cultura, está ausente cualquier referencia a los nexos de la lo refiere a la a u or frent6 abiertamente con los...~,d~Bt ~et~'" • • .
persona con los fines transcendentes, pero, en cambio, resulta dad que Valla no se en todos sus escritos, crea ¡l,a ;-pot~nf a -
inC'omparable en el arte de refigurar al hombre y represental' catolicismo, lo ¡nismo, en derno que comienza a envanecerge
sur pasiones. Podñamos decir con Aristóteles, cuando censura del nuevo espirito critico mo las i~vestlgactones que se propone
a los "nuevos autores", aludiéndolo a Eurfpides, que no se re- de su fuerza. Asf, afirma, q~ los medios que ésta ofrece, por
fleja más el ethos, sino que se enfatiza el pathos. serán conducidas por .~a ra niin no puede sustituirlo ninglin
También, "la grande arte", que subordinaba el medio exp~ ser el "mejor autor , a qu "
sh·o a un contenido objetivo y transcendente, fué sustituida por otro testimonio. é gicamente la religión cu,ando .
una nue"a form.a, que pone al medio expresivo como el conte- Lorenzo Valla c~mbate :~o~ar totalmente a ; la vida del
nido único de la obra de arte. La preeminencia que el arte se arroga la atribUclón de U\ la religión Y la piedad consiste .
cl:\slco otorga al cont~nldo sobre la expresión, es el resultado hombre, ya que la esenci~ ~eyo el sujeto de la fe Y del.,v alor,
de una COncepción que hada del artista el instrumento de una en una relación ~n la cua b~em~nte con Dios. Esta relación,
Ut'Jversalidad que se expresaba a su través; mientras que el se coloca in~~tata Y. 11 se destruye fatalmente, cuando
arte moderno erige como autosuficiencia al puro medio expr<!- que substanctallza la ~~~ta:~mo una obligación jurfdlca exte·
sivo, confirmando el apostamiento central del hombre, acen- es entendida, arguye a ' valor de la intención intima,
tuando, en el distrito de la estética, la suficiencia del principio rlor, cuando se cree acrecer e1 e externo Gracias a esta U·
uniéndole un determinado r~~mn~ sólo el hacer, sino también
1) Cfr. WlLBELM DtLTIJ; ; ) ~ Funkf:on tltrAntlaropoloKi~ in tler beraclón del cefildo~ jerárciu~le;e una libertad de movimiento
Kultur tlts 16, und 17. /alarla;;;.;kru. G. S. II Bd.. pá¡. 418 1 ale.: ]ACOI
BvRCJCRAIDT, La Civilisatio,. tn lttJlie au Temps de la ReMiuance. Trad. el pensar del hom re, ~ ~usa de la misma manera, la pre-
al fralicéa de M. Schmitt, Parit 1921, T. 1, pác. 170 v ai¡.
completamente nueva. e '
tU
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'•
tensión del Cristianismo d
Y, en cambio, propugna u: poseer exclusivamente la Verdad,
adaptarse a una explicación el coftenido de la fe católica debe ( ,.. occiones: la inmanente y la transcendente, tienen base pro-
pi;, y autónoma; la ltt!ca deviene independiente de la Teo!o-
telecto natural. que 0 acerque a los datos del in-
¡:ía. Si Valla en su "De voluptate" se esforzaba por adaptar a
El placer, no sólo es el máxf la metafísica religiosa su ética puramente mundana, Pompo·
v~'or, sino también el princi . mo bien que condiciona todo
nh-mo reactualizado por Vazito motor de la vida. Este hedo- n:nzi corta de un enérgico tajo el ligamen que tenfa unida en·
la fe sino por sobre de ella aÉto _es e~uesto en lucha con trañablemente la ~tica. y la Metafísica; éstas son esencial y
fundamental de Valla- no .es en~rJs_tfanJsmo -tal es la tesis completamente fndependi~ntes una de la · otra. Cualquiera sea
q'..!e . es una especie' de epíc eísm::ugo ?el epicureísmo, sino el orden a que pertenece la cuestión relativa al valor y no-
beatitud que el catolicismo sublimado. En efecto Ja valor de las acciones humanas, resta Ubre el juicio ético prá.:·
1a forma más perfecta de 1o rece 1)
a sus •
creyentes, no es sino tico, y de esta libertad, afirma Pomponazzi, nosotros· tenemos
Pomponazzi, en i})ro "Derf . . necesidad y no de una quimérica ausencia de causa 1).
destinattone", ya no intenta ~á ato, llbero ar.bitrio et de prae. Entre la obra de Lorenzo Valla y la de Pomponazzi, habfan
teles -a cuya obra est· s una conciliación de ArlS · •-" transcurrido más de ocho decenios: aquélla es de 1436, ésta,
tma como la en · loU"
de 1520. Justamente durante está pauta se opera la transfor.-
h1J.m ana- con los dictados de . . carnactón de la razón
mnlar la oposición entre 1 d la f~, nx tampoco trata de dlsi- mación del pensamiento fllosófico del Renacimiento por obra
naJmente la agudiza Y. la os os,bs no que más bien, intencio- de! platonismo de la Academia florentina, fuertemente influen-
E . . exacer a ciada por el Cardenal Cusano. El conocido discurso de ·Piel)
sgrxme la doctrina de la "dobl
pa.abra de la sabiduría per f e verdad" como la última muestra claramente esta filiación espiritual de sus pensamien·
ellas hizo el medioevo , ho con rontada con el uso que de . tos. Cuando él coloca en el centro de su obra el ~:r.na d~ la~ @j
dortrina ha experimenta~~ ;ce patente la mutación que tal "d.1.gnidad del hombre", no hace sino repetir motivos que•!61 J\:; :-
nore en materia de dogma·s laorde~~ai~to, si bien no se deseo- viejo humnnismq pagano habfa tratado'"steinpre t~o~o>ttab~ 1_-:tt""
no se fuerce el concepto de 1 f~-z s n de la Iglesia, aunque de sus ejercicios retóricos. Ya, el tratado De dign.itate -ret e~- -
o "be a oues implictt ceUentia homminis, que Giannozzo Manettl escribe en- el año
P .rc1 que el centro de gravedad f é a, en cambxo se
o

Pomponazzi -dice el historiador u ap~stado en la "razón·•. 1452, es construfdo, en su forma y pensamiento, sobre el mis·
:er- ha sido llamado el "últim de la fxJos~ffa Ernst Cas;;f. mo esquema que Pico compone su discurso. Manetti contra·
JUI'teza se lo podría apellidar J O rscolástico ' pero COn más p0ne ·el mundo espiritual del devenir o mundo de la Cultur3,
dad, agrega, en su obra se nose pr mer "iluminlsta". En v¿r. al de la Naturaleza, comprendido como el mundo de lo simple
a ia escolástica. Conduce siemp:efr~c~ al "Iluminismo" ':estido devenido. Sólo en el distrito del Espfritu el hombre se encuen-
mPsura, con gran nitidez Y prec· "6 nvestigación con rtgor Y tra en su elemento, con lo que muestra su libertad y digni·
.hablar la ciencia, deteniéndose c~~n~o d~ conceptos; sólo deja dad "Nostra namque, hoc est humana, sunt, quoniam ab h'>-
mas consecuencias y· resultado D ay ~ue ligar las últl· minibus effecta quae cernuntur: homnes dumus, homnia
Sol"renatural del Catolicf~m s. . eja subsistente el mundo oppida, homnes uTbes, homnias denique orbis terrarum aedt-
él para la construcción de P~~ nf hace llingún misterio de ficia. Nostrae sunt picturee, nostrae sunt sc1tlpturae, nostra~
t~orfa del conocimiento . nc a, de la psicología de Ja sunt artes, nostrae scientiae, nostrae . . . sapien.tiae. Nostra~J
• poco de la ~tica Las d ' sunt . . homnes adinventi011.es, nostra homnium diversarum
1 • ~co~
>. ERNST C.~sSlRER lnditiJuum und K . linguarum ac variarum litterarum genera, dequarum necessa-
Rrnausance. Tenbner Leipzig 1937 1 os"!os m der Pla!loStJphie der
digkeil in der Philo~phie der Ren'. creer c~pllulo: F~ihe.it und notwen·
lll18JlCe, pa¡. SS 1 1111• 1) Cfr. ERN5T Co\!I!IIRER, lndividuum und Kosmos in der Phüosoplai.~
der Renaiuance, pág. 87 y aig.
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or su naturaleza rebasan todo cerco
rifs usibus quanto magisque cogitamu.s, tanto vtmentius admi· wtevas posibilidades, que P to de la naturaleza hU·
rari et obstupescere cogimus" 1) . fi'lito.' Este es, precisamente, ~los~~: el mundo inferior sino
Cassirer hace notar agudamente que mientras estas propo· m.:ma, objeto de envidias. no s ia debido a que sólo a su
siciones de Manettt están ancladas en él acervo espiritual del también por aquel de ladlnteUge~~ todos los otros seres vale
estoicismo, el célebre discurso de Giovannl Pico della Mlrán· favor la regla de lo crea o, que pción en su rlgida "tipl·
dola importa una i ovación moderna. Su pathoi retórico tie- tncontestadamente, sufre una exce JI""!:
ne en sf, también, n pathos específicamente moderno. cidad". · t de la co~epcióJl el
En efecto: para Pico, la dignidad humana no puede residir Nada más expresivo como trasun o 1 gfa de 'Ficot! della f<!'·
en el ser del ho re, ni en el lugar, que de una vez para subjetivismo de la llber;ad e~i la c~~tr~: ~icta t su discurso:
siempre, le fué as· ado en el orden cósmico, porque si se con- Mirándola, que la alegor a m ca emtur o le acenlotdeseos de
cibe al mundo mo un rígido y cerrado sistema jerárquico en Una vez acabada la creació~~e~~ ~ado c~nocer la~l-az6n d~ su
el que cada ser tiene predeterminado su lugar, esta concepción fo:mar un ser, a quien le b lleza "Pero entre los arquetlpos
cierra la posibilidad de plantear el problema del sentido de obra Y de amarla por su e de~hado pudiera ser creada ja
la libertad humnna. El ser del hombre nace de su hacer, y no habla ninguno sobre cuyo pudÍera ser dado P.n
este hacer no se limita a la sola energfa de la voluntad, sino nueva prole, ni había tesoro al~n~e:~a- un lugar...dispoql,ble t .
que abraza la totalidad de su fuerza creadora. Consecuente- herencia al nuevo hijo, ni tam~ ado al contemplador del ~Unl 1

mE>nte, todo crear activo es más que un simple hacer en el en el orbe que pudiera ser astgn ulenes tenían asignado, su~~.Wa..........
m undo; presupone que el agente se diferencia del objeto sobre verso. Todo estaba ocuplado ~:s ~el ord~n superior, ~... d~ @
el cual la acción se ejercita, que el sujeto de la acción se dls· puestos• y· a se trate de11 os del
s . f i
m er or
Entonces el an1ffce, . -..
• ..... -!Y.::í1
tlngue sustantivamente de su objeto, y conscientemente se con- del medio, o por aque ~s uién nada ~~ le podia asign~ e •>;,t;.'l ;
trapone. Pero este proceso dialéctico no deviene, una (mica su¡;remo deliberó, que ,q 1 o con todos los otros seres: Asf
vez. para cerrarse con un resultado determinado, sino que propiedad, tuviese en comun ai~a en com'O.n y. colocándolo en
tanto~ ser como el valor del hombre están pendientes de formó al hombre se~ ~~~16 d~ siguiente tenor: "a ti, ¡oh!
que no devenga un acabamiento definitivamente estático, sino el centro del mundo, e a determinado, ni un as·
un continuo e 1nlnterrumpido crear dinámico. Se ve clara- Adán. no te ~signamos ni~:o!~: ~e tu exclusividad, a fin
mf'nte, dice Ernst Cassirer, a quien resumimos en estas pá· ' pedo particular, ni un pa uel trtmonto que. tú elljas,
gL'las que atañen a la antropología renacentista, que para Pico de aquel lugar, aquel aspecto, aq ~nservarlo. .J;,a~~at-\ln.l~
de1Ja Mirándola la categorfa de la cre4ci6n no es suficiente segím tus deseos Y voluntad, pued~ constreruda ·w r lasJeyes
para definir plenamente la relación del hombre con Dios y za determinada de los o~s ser:~ e:amblo, no consÍ,efll<iJ !!. por
estatuidas por nosotros, tú, gú la Ubre voluntad que yl).;._!¡¡
con el mundo. La creaci6n -alude al humanismo medloeval-
importa que el hacedor de la creatura no sólo le conforma un ningún Umite, te lo estableces st ~el mundo, para que desde
te confiero. Te pongo en el cen roservar en torno a ti todo lo
se:- determinado y llmltado, sino, que también, le prescribe a
su voluntad y hacer un demarcado radio de acción. En cam- alt{ tú puedas, más fácilmente, ~b celeste ni terreno, ni mortal
bio, el hombre se libera de todo límite de sf mismo: su ser no que hay en él. No te creamos asi obrero o artífice Ubre e in·
le viene, sin otra indifer«jncla, de su realidad, sino tiene en sl ni inmortal, a fin de que tú, ~ darte la forma que eUjac;t.
dependiente de U mism~ pu re:nerarte según la naturaleza
1) Párrafo del libro ~anetti citado por CroVA!fM CZHTtLK, 11 Con·
cetto dell' uorM nel Rinascimento, en el volumen del autor: Ciordmt.o BraM
P:>drás degradarte a besr:0:
divina... Los antm.ales n
rtando eon sL desde el seno
:ner· los espfrltus superiores, al
e il Pensiero del Reruucimento; Collezione ..n Penaiero Modemo" Vallec- d~ la madre, lo que de ,
chi Editore, Firenze 1923, pi¡. 111. '
123
lt22 .
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{in del comienzo o poco después, son aquellos que restan pari\ ez princ'lpio e Mmo ez fine, homo existen.s e homo apparens,
~.eternidad. Al hombre, en cambio, cuando nace, el padre con- homo inchoautu.s e homo perfectus, homo a natuora e homo ab
fl~;ele todos los gérmenes de vida. Aquellos que cultivará, se intetlectu. (De Sapiente, cap. VI).
d.e_arrollarán y darán fruto en él Si son vegetales, vegetarán; Con la precedente definición que Bovillus hace de la Sa·
Sl sensuales, se embrutecerán; si racionales, sacarán fuera '!l btdurfa va contenida la formulación y solución del pro-
8
D~r- celeste; si fueran intelectuales, serán ángeles e hijos de blema de la Libertad. Libertad, para él, quiere decir solamen·
lOS" 1 ).
te que el hombre no recibe como los otros seres por una con-
En Carolus Bovillus {Charles· de _1ouelles) los ),'>'2nsamlen- cesión permanente e invariable su hecho y belleza, sino que lo
to; ca~dinales del discurso de Pico ,Pella Mirándola tienen su debe conquistar, que debe formárselo mediante virtu.s Y ars.
~.ts .d irecta continuación y su perfecto desarrollo sistemático. El hombre de la "naturaleza", el simple homo, debe tranc;.
onclbe al mundo ~n su obra pe Sapiente, del año 1509- formarse en el hombre del "arte", en el h01nO·homO. Pero esta
como una totalidad que consta de cuatro grados diferentes los contradicción del hombre de la "naturaleza" y del hombre del
~no~ d?,
los otros, y que represéntan la vfa que conduce del "arte" es superada cuando conscientemente se la reconoce _en
u ObJeto
n ,. al "sujeto", del puro "ser" a la "conciencia"• El su necesidad. Por arriba de las dos primeras for~s! ~ce
s_r es el elemento más abstracto y común a todas las cosas Cassirer, se levanta, ahora, una última y suprema: la trtmdad
cr~adas; la "conciencia" es el elemento más concreto y des- del homo-homoJl.omo. En esta trinidad se veriflca la antitesis,. ." ...
artollado, que pertenece en propiedad exclusiva al hombre la entre potencia y act<;>, entre naturaleza y libertad, en~e ser, \. H

más alta creatura de la escala. Entre estos dos polos opue~tos y conciencia. El hombre no se presenta como una ~era. P~zte,¿ ~8"¿(
Y f:xtr~mos se coloca la naturaleza como grado preliminar y del "todo", sino como su ojo y espejo; como un espeJ~. <~.li~~f@
~oten?1a del espíritu. Consecuentemente: esse, vivere, sentire, no acoge las imágenes de las cosas que vienen de afuera, ' SJ.'hO ~
mtelltgere, son los estadios que el "ser" recorre en sí para que, sobre todo, en sí, las forma y las plasma 1). ' '1 '~-~
arribar al concepto de sí mismo. El más bajo de estos grado9, En Tommaso Campanella y Giordano Bruno encontramos ~ ,
la,_ exist~ncla como tal, es propio a todos los seres, así se trate completamente desarraigada la concep~ión del hom~re del
d··- la Piedra y de la planta, del animal y del hombre. PeN plano metafú:ico, que todavía en el comtenzo renacentista era
sobre este basamento de PUfa materialidad se ~levan los di- co1~siderado como un elemento integrante de la antropologia,
versos órdenes de la vida subjetiva. La razón humana es la a1mque claro está, ya enturbiado por el aliento moderno de l:\
fl;l~rza que impulsa al "ser" en su proceso de integración, me- exduyente glorificación de las fuerzas humanas Y la magD!-
diante la cual, la madre natura es reconducida a si misma. ficacíón de la vida terrestre. Al llegar a esta altura del pen-
Sólo por este devenir 'le es dado al hombre alcanZar y samiento filosófico no quedan vestiglos de la antropo~o~ia
Cl)mprender su ser espec[fico. Lo que llamamos Sabiduría, es· cristiano·medloeval, y en cambio sefiorean .los d~s princtptos
tá e~res~do en el pensamiento de Bovillus, uo es propiamente fundamentales de la concepción moderna de la vtda: el natu-
una cten.cla de los objetos exteriores, sino que lo es de nues- ralismo y el individualismo.
trt) propio yo, su contenido temático específico no es la natu- En efecto· el problema del hombre concierne, primero, a
raleza sino la humanitas. Por ella se conoce, y de está ma- su posición f~ente a Dios; y recibe del Renacimiento ~na solu-
n~ra se supera, la contra~ción que encierra la esencia misma ción naturalista al asignarle a la vida humana un fm inma-
del hombre; esto es: ho!!!:!f in potentia e homo in actu, homo .n~nte; y segundo, la posición del hombre frente a la naturaleza,

d R
t) <;fr. ERNST CA~SlREJl, Individuum und Kosmos in der Philosoplaie 1) Cfr. ERNST CAss7 / Jndividuum und Kosmos in der Philosophie
er en01.uance, plg. 90. der RenaisS411ce, pág. 95.
. 1
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qu<' el Renacimiento resuelve con la afirmación de la t
n:íll _del_ hombre como fuerza emancipada, segura . su~~i~no­ 1 •• que todo vicio es una violación de la ley de la Naturaleza,
d.. SI mt~mo. Estos son los dos elemenots que con~urren
e~peculactó~ de T~mmaso Campanella, que bien se ed a a
n:e · .·o n~ecuentemente es castigado por la misma naturaleza que
no admite ser violada 1).
su'erar -a.ftrma GJOvanni Gentile- como el fruto m~ e dcon- Sobre este concepto del inmanente valor rle la voluntad se
de! Renacimiento italiano. ma uro
n¡.oya el Lubjetivismo de la libertad moderna, y enunciado
Con el soneto de Qampan~ll intitulado· Che la maz· . . ¡¡or Tommaso Campanélla prenuncia uno de los principios fun-
q.uesta vita e nell'altra ancora da·n· no, e .che la bontd b;z:a ~: damentales de la filosofía kantiana, que es donde el hombre
e leí, compuesto para expres el concepto de que no h q m~>derno y su mundo se refral!tan en una acabada sistema-
ce~idad de postular una vi~ transcendente ay ne- Li:r.ación.
r 1 para asegurar el 1
P-~mto a a Vl~tud y el ca~.igo a la culpa, se va directamente
o o

En Giordano Bruno domina sólo el momento de la autoaflr-


- estaca el fllósofo italiano- al encuentro de 1 T · mc:.ción del yo llevado hasta lo heroico y lo titánico. Si bien el
medioeval que probaba la inmortalidad del alma porael eodicea
to de la Justicia absoluta de Dios. El soneto dice: concep- yo reconoce un transcendente que está puesto más allá de todos
los límites del conocimiento humano, no acepta, sin embargo,
'
Seco ogni colpa e doglia, e tra~ la pe114 q:.te esta realidad suprasensible sea un mero don de la Graci;1.
nelia mente o nel corpo o neUa fama: E!la se revela en la naturaleza como el alma del mundo o
se non rel!ente, a farsi pian pian mena como mens insita omniabus, y es también, ínsita a la inteligen·
la robba, il sangue o l'amicizi4 srama. cla humana; y, como tal, la divinidad transcenden'te es ' apr~
Se contra voglia seco ella non Pe114 h~nsible por la mente del hombre con sólo profundizar en,..ella
ve~a. colpa non fu: e se'l tormento a;,.a, misma. Así, Bruno pudo decir que Dios está en él, y más ¡,a ún,
eh e am~o a Cecea e dolce a MaddalefU4
per lar 81UStizia in sé, virtú u chüzma.
que él mismo... se cambia en Dios por medio de su "heroico
furor" y "dejando más abajo la forma de sujeto". •De aquí, que
La coscien:a d'u114 bontá vera Glordano Bruno distingue, entre los creyentes que simpl~
ba.se~ a far l'uom beato; ed inf;lice mente acogen la divinidad en sí, y aquellos que sienten en sí el
la finta ed ignorante, ancor ch'altéra. mpulso para ascender hasta la divinidad "como principales
Cio Simon Piero al mago Simon dice artífices y eficientes", esto es, como creadores propios del
qu:rndo volessim dir che falma pera. • propio Dios. "Los primeros tienen más dignidad, potencia y
eh altre pur vite e sor# a si predice. eficacia en sí, ya que llevan la divinidad; los segundos son
más dignos, más potentes y más eficaces, porque son divinl)s
En su nat~ralfsmo, dice Gentlle, acotando el precedente ellos mismos. Los primeros son dignos como el asno que porta
neto, se explica 'iurta propria principia" que Campanell so- los sacramentos; los segundos, como una cosa sacra. En los
re~urra a una realidad transcendente para fundamentar la aJ~~~ primeros se considera y se ve el efecto de la divinidad, y aqué-
ticta, Y que crea que ésta se cumple perfectamente en esta vid lla se admira, adora y obedece; en los segundos se considera y se
Y que el c~stigo es Inmanente a la culpa misma com a, ve la excelencia de la humanidad" (Bruno, De gli Eroici furori,
m~o a la VIrtud; o, como~ose diría, que el valor esotáe1e prl~· dialoghi 111). ·
D"'.Jsma voluntad que lo reali · 0 todavca e d f n a
1 b· • ' J • omo ec a Kant, Si se cotejan las palabras precipitadas del Diálogo "De gli
quf: e ten supremo resi justamente en la ln.Lena volunt eroici juron.,, de Bruno -que recama el pensamiento filosó·
Concepto que Campanella desarrolla en la Philosophfa rea~·
donde insiste en la tesis que naturalis est punitío __ , lS, 1) Cfr. GIOVANNÍ G&NTILE, 1l Conceteo áell' uomo del Rin.asdmento,
"'"pae,
pq. 114 1 ai¡. -
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tiro del Renacimiento-1 con las del Cardenal Cusano en la
"De docta ignorantia" cuando define el concepto y el ideal de
más aún la ~esfalleclente fel re;!i~:~ cristiana, quedando co.a
l' 1 de la Alta Edad Media,
las httmanitas, recién se puede abrazar en su totalidad el
Y ~e desperdiga totalmente a ue Europa se convierta en
movimiento espiritual de los siglos XV y XVI. El historiador
esto preparado el terreno para q deüicados· la ragione di
de la filosofía Ernst Casslrer anota agudamente que el Carde- d Estados soberanos Y •
nal Cusano no sólo trata de enhestar sobre el mundo religioso ur.o taracea e . esencia renacentista.
este ideal, sino que para 11,
tal pensamiento constituye la per. St,~to, de sazón, flgu:a y . a ura hasta el final los prln-
fec·ción y el coronamiento ~e la doctrina fundamental del Cris- Con Niccolo Machtavelb, queon~istencia definitiva una con- ~
tianismo: la idea del hu anismo se contunde con la Idea cipios del Renacimiento, t;~t ~el Estado. La PoUtica, que ~1
de Cristo-Jesús. Pero com el humanismo teocéntrico estaba cepción inmanent: Y am 'be condicionada por ·la Sabt·
herido de muerte por el no=linalismo finhnedioeval, en la medi- pensamiento medioeval ~a .c~~~d Y fines especlficos. Pero
da que el pensamiento se interna en la modernidad se va durfa t), adquiere provmc;.a :dad práctica una véz desembra·
relajando este ligamen, h sta terminar desapareciendo total- era inevitable, que esta ac ~v tes terminarfa me<llatizando la
mente. En la concepción de Giordano Bruno se da el ideal de gada de los fi.nes transcena:~ E,l florentino, qúe resumia el
un humanismo egocéntrico que incluye a la autonomía moral m'Jral a los fmes del Est b la plenitud de su desarron.,,
como eje de una nueva concepción de la vida 1), es¡ñritu del tiempo Y lo llevaa ad:snudez. Sus contemporáneo~,
lo reveló con esa monstruos dido de todas las vigencias espl·
que aún no se ha~fan despr~s~eron a aceptarlas mtegramente; "'
III rituales del pr~ténto, se ~:sd los teólogos españoles del siglo ,
Y con antagómca coetam a , . lvar a Europa de sud.~-1" 11
XVI, en un esfuerzo frustrado para .sa . ..
CONSECUENCIAS DE LA REFORMA: LA SUSTANnVACióN
DE LA POUTICA Y DE LA ECONOMfA i) La Política ea la conducciÓn . co1ech~~ . d ~1 los finhombres en la ciudad
de la aociedad polf.
terrena. El Fin último· del ~ombr~~~: ~~! ¡~:rsal conducción del h ombre,
1
tica. La Sabiduría que ~ a su~ . . r el contrario, es ella 1a qu~
El Papado, menoscabado ya en su autoridad por el Gran no u ord:.nada por un fm u!tenor' :~nlo ~nto la que Informa la est~uc·
Cisma, fuertemente amenguado en su prestigio por las voces remata como últim? r~aort~, es ella, P
tura Y la lítico. 'En este sentido, la Sabidu-
autorizadas de la Iglesia que pedían una reforma interior -in orientacion Jnter.l or del orden .po • d 1 obrar Y hacer del hombre

rfa es "arqullect • " , po rque 1<.S CODStltUIJV8
Ón>ca f \.
iones humanas • b'l.ta di·
caen en su ?r
car;ite et in membris-, sufriendo los efectos demoledores de
y de sus instituciones. Todas ~ un~irtu..r quacdam omni.um sclent«zrum.
quienes formalmente pertenecían a la Iglesia pero virtual· rectrii· est -dice Santo Tornas-- S t Tomás de Aqtúno estnblece <.X·
m¡;·nte estaban tomados por el nuevo espíritu renacentista (Co~ Eth. n. 1183). ,En otra part.e, ~n ·~bre la Política: "Siendo qu~ 1~
-:~sí Erasmo, que funda el racionalismo teológico a fin <.le
~rudencia h~;:a~~;c~ior D~
resamente la principaha de la Sab.duna - la Sabiduría a laa causas ultt·
resolver la substancia de la fe con la soberana r eflt>xión de se consagra a lpas dosas. a la Slbiduría ..• donde
la inteligencia-, con el estallido turbulento de la Reforma mas, es imposible que la ru encJ~ comanda a la Sabiduría, !l~o 9ue
recibe el golpe de gracia a su hegemonía. Con ello, empalidece se debe deducir que la lru1encP~ud~ncia, en efecto, !!o d:.be. inmJbcuuse
aua relaciones son al rev 5 • .a ocu a la Sabiduna; le mcum e- por
en las cosas divinas de las c~alk :: ord~nado... Porque la Prudcnci~ o
1) Cfr. ERNST CASSlltF.R, lndivid= und Kosmos in der Philosoplai~ el contrario, comaddlr ~ bqduría.
1 introduce a ella, preparando s~I carmy)'
der Renaissance, pág. 103. Para un con cimiento profundo de la I:lollOHa Política es sierva e a. a 1 R ·., (Sum Theol. la. Ilce, q. LXV • a. . ·
de Bruno como expresión del Renací · n:o, nos rem irimO$ a los trabajoe como el portero (ostianu.s) t dy .l Fun.ción de la Sabiduría en l~ _c,u.
fundamentales de Gentile 110bre el Rtnacimicnto y G. Bruno, en el volumen: Para el conocimi<.nto comp_tto e s:nto Tomás de Aquino, n~ renut~mos
GiiJrdtmo Bruno e Ü Peruiero dd Ri~~aJcimemo, FireJUe 1923. dad, de acuerd~ a la doctÍI~=m~e le dedica Lotns LACHANCE, .L Humamsme
al capítulo .mag•stral que a p ís 1939 Tom. I, pág. 283 Y sJg.
Politique de Sant Thomas, ar '
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Nacional
1
minente maqulavelización 1), exhibieron el fondo Jmp!o de jurídico-políticos 1). Pero lo eficiente, es decir, la nueva con·
la genial prefigltración del Príncipe, que recién a nosotros, cepción inmanente de la política que se fundamen~ con el
después de cuatro siglos, no e::> dado verlo en su formulación conocimiento real de la naturaleza hum~na Y q~e la 1mpone el
real-histórica: Lo Stato, comme voluntd ética universale (Mus- espíritu del tiempo, recibe su substanc1a teorétlc~ de dos mo·
solini). tivos entrelazados el uno con el otro, que condicwnan su for-
m\:la'ción sistemática. Uno, la labor de l?s escritores prote~­
Como era natural que suce~se, la nueva concepción del tar.tes, que después de los sucesos de Samt-Barthelemy, .reva·
hombre y del mundo surgicty durante el siglo XVI influyó loran la relación existente entre los derechos del. >:rmctpe . Y
sobre la acción de los hombres políticos y sobre el sistemático de los sübditos, recurriendo al concepto de los ep1cureos grte-
conocimiento científico de / a realidad poUtica. Primeramente, go~ y a pát•rafos del derecho romano que conside~an .al Estado,
se expresan críticas seveñsimas al status vigente y los uto· no como un producto natural, sino como una instltuctón creada
pistas del Renacimiento, fuertemente penetrados por los idea- racionalmente por un contrato entre los hombres, para hallar
les platónicos, formulan dechados abstractos de ordenamientos en él ciertas ventajas. El otro, está constituido por la reactua-
lización de la idea estoica-romana del ?erecho natural, a la
l) Falta aún d estudio estructural sobr e los fil6sofos-políticoa eapa·
que contribuyeron eficazmente los jurtstas franceses de la
ñolla del siglo XVI, que sitúe y destaque su s.gn.ficación frente a las ideaa escuela de Bourgues. Esta concep~ón del derec~o natural,
políticas amorales q ue el Renacimiento t.Xpandía r(pidamente sobre EuropL tr.msmitida por los digestos y por Cicerón, y a qut~n la cien·.
Es imponente el esfuerzo de esta e~cuela tomista tspañola, que en la aeni· cia juridica de. lo~ romanos babia . puesto en relactó.n co': el
lidad t.scolástica, en que ya asoma triunfante una teoría inmanente del sistema del derecho positivo y est1mado por su aplicabilidad
Estado -condicionada por la cosmovis.ón renacl ntista- trata de restaurar
una teoría transcendente del Estado, reelaborando bizarramente la filosofía a la jurisprudencia, fué entendida como el derecho ideal sur-
política de Santo Tomás de Aquino. Enfocado desde este punto de vista gido de la sana ratio del hombre. Con esto, la naciente . socie·
no satisfaceu monogrnCías y acabados utudios pnrticulares que sobre loa d~d burguesa, que .aspiraba a la igualdad jurídica de to~os
teólogos españolea se tienen hechos; así, el ponderable l:bro de PtE11RE los ciudadanos y a actuar en la soberanía del Estado, adqmr~ó
MESNARO, L'Essor de la Philosophie Politique au XJIJ Siede, París 1936, el arma de combate y el fundamento teorético para su propta
donde k expone con brillantez ias doctrinas políticas de Vitoria, Mariana
y Suánz. Lo mismo podríamos decir del libro magistral de PETEJI TtSCIILE· constitución.
DER, Ursprung und Trii~er der Staatssewalt nach der Lehre des Hl. Thomas secularizada la poHtica y el Estado, en sus fines y en su
und Seiner Schule, Gladbach 1923; quien Ae ocupa de la filosofía polít;ca justificación, Jean Bodin descubre que la s~~re~acia de éste,
d" Vitoria, Soto, Covarrubias, Medina. En estudios particularizados indt·
camos, entre los más imporrantes, a Jos siguientes: REcAStNS StCHF.S, La sobre toda potestad humana, es absoluta ~ thmttada.. Al Esta·
Filosofía dd Derecho de Francisco Suáre:, Madr:d, 1927; RECASENS Stcnr.s, do, que el legista francés lo llam~ Républtque, lo defme como
Los Teorías Políticas de Francisco de Jlitoria, Madrid 1931; HUBERT Bmv.t:- "un droit gouvernemeni de pk.steurs mesnages, et de ce que
MÉRY, La Théorie des Pouvoirs Publics d'Aprés Frant;ois de Jlitoria, Paría zeur est commun, ave e puissance souveraine';; Y a ese . atri·
1928 ; H.t:INRICH RoMMEN, Die Staatslt>hre de.s Franz Sunrez, Gladbach 1926; buto superlativo del poder estatal lo define: la ~ouve;:meté
]ORANN K LEINRAPPE, Der Staat bei Ludwig Molino, Raucb 1935; Roca
LABROUSSE, Essai Sur la Philosophie Politique de L'Anc~nne Espape, est la puissance absolue et perpetueUe d'un~ RépublUI_U~ ) . Bo-
París 1938. din, también es quien ahorma una metódica clentif1Cl3ta para
Quien ha esrudirdo un filósofo político e•psñol, dando a la vez la clave
para la comprensión del movimiento <sp:r:tual de la Contrarreforma, u H Cfr. tMJLE Dr.~MENCHEM, Thomas Morus d les Utopiste$ de la
Francisco Ayola. En un ensayo admirable sob·e Saavedra Fajardo deseo· Renr.-.,sance, París 1927. E d n d"
traño precisametne la dramaticidad del cido de Cultura española frente al !!) Para un conocimiento del concepto del. sta o en uo m, en s~ re-
ooetán• o ciclo de Cultura mf'derna. Cfr. FRANr.tsco AY ALA, El Pensamiento 1 ; ' con la concepci6n del mundo renacent.sta, Cfr. EusABETH FJUST,
Jlivo de Francisco Saavedra Fajardo, Editorial Losada, Buenos Airee, 1941. rJrbil und Staatsidee bei / can Bodin, Halle 1930.

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el estudio del Estado, intentando descubrir "le naturel des Es evidente que Hobbes desarrolla de manera fiel el natu·
peup~es" a fin de conformar las leyes sociales a las leyes ne· ralismo del Renacimiento. En efecto, la facultad motriz de la
cesar1as dadas por la naturaleza. Si bien en Platón Aristóteles máquina psíquica del hombre es el placer y el dolo;. El Fin
P?l.itio Y Maquiavelo se pe~an las importancias ~ue las con: es, para el filósofo inglés, el objeto del deseo; e.~ decn_'. el pla-
d•..:10nes físicas tienen para e) comportamiento del Estado es cer. El Bien es el goce tranquilo del placer. El B~en y el
recién en Bodin que esto adquiere la consistencia de una ~er­ Fin -afirma- son la misma cosa encarada diversamente: el
dad~~a mesologfa poJftica: de la latitud, longitud, altitud y Bien, desde el punto de vista del goce; el Fin desd: _el punto
fet tllldad del territorio estatal; de sus medios de comunicaci611 de vista del deseo". La seguridad en el goce (fru~t~o certa)
Y de los caracteres étnicos de la nación, se extraen las bas~s sólo es posible en un estado de paz, pues de lo contrario, . e~
ffsicas de una poHtica experimental!). Carl JoéH hace notar hombre en su estado natural que es la guerra: homo hommz
con agudeza, que en la doctrina del legista francés Jean Bodin lupus, ~stá en una terrible situación de inseguridad. para el
se resume el espíritu secular del siglo 2). goc~e (fruitio incerta). l!:stos son, en resumen, los ~ot1vos q.ue
Como lo hemos visto, la "privatización" religiosa que con- causan el pacto generador del Estado. "La causa fmal -dtce
sum~ la ~eforma, d~sligó la Política de la lttica, ya que en la Hobbes-, fin o designio de los hombres (que nat~almen~e
medtoevahdad la pnmera es un anejo cultural mediatizado a aman la libertad y el dominio sobre los demás) al mtrod~c~
los fines de esta última. Entonces Machiavelli puede formular esta restricción sobre sf mismos (en la que los vemos v1v1r
-trágica y genial progenitura- una ciencia política sustan· formando Estados) es el cuidado de su propia conservaci~n
. fines específicos y únicos en sí mismo, amoral en su
tiva, con y, por añadidura, el logro de una vida más armónica; es decrr,
esenc1a, ya que se la desvincula radicalmente de todo sistema el deseo de abandonar esa miserable condición de guerra que,
ético de valide.z universal. Bodin, avanzando sobre la ruta tal como hemos manifestado, es consecuencia necesaria de las
mnderna y deduciendo una inédita consecuencia lógica de la pasiones naturales de los hombres, cuando no existe poder. vi-
rotura del unitario sistema de Cultura católica formula la sible que los tenga a raya y los sujete, por temor al castigo,
d')ctrina que considera al Estado co~o la potestad soberana a la realización de sus pactos y a la observancia de las leyes
-de superanus, que en latfn vulgar significa el supremo- y de la naturaleza". (Leviatdn, segunda parte, cap. XVII). "Esto
cuya concretización real-histórica es el Estado absoluto, que es algo más que consentimiento o concordia -agrega Hobbes
desenvuelve al más alto grado la individualidad del Monarca. en el mismo capítulo de su Leviatán-; es un~ unidad real d~
Por último, le estaba destinado a Thomas Hobbes enunciar el todo ello en una y la misma persona, institmda por pacto d~::
remate fatal de este proceso: la deificación del Estado con la cada hombre con los demás, en forma tal como sl cada uno
generación del Leviattín, "o para hablar más dignamente -di· dijera a todos: autorizo y transfiero a este hombr~ o asamblea
ce Hobbes- de este Dios mortal, a quien le debemos toda de hombres mi derecho de gobernarme a mí masmo, con la
paz y toda protección bajo el Dios inmortal" (Leviattín, ca· condición de que vosotros transferiréis a él vuestro derecho, ?J
pítulo XVII). autorizaréís todos sus actos de la misma manera. Hecho esto,
la multitud así unida en una persona se denomina Estado, en
1
) La nueva metódica de Bodin fué expuesta en su libro intitulado: latín Cit•itas. Esta es la generación de aquel gran Leviatán
Methodu.J nd Facilem 1/istoriorum Cognitionem, Parisiit< apud Martinum -concluye- o más bien (hablando con más reverencia), de
Juvenem, 1566; para su conoc:micnto sistematizado, Cír. JEAN Moauu-
R&rBEL, lean Bodin et /e Droit Public Comparé dans se.~ Rapports avec la
aauel dios mortal, al cual debemos, bajo el Dios inmortal nues-
Philosophie de L'Histoire, París 1933, pág. 69 y sig. tra paz y defensa".
.t) Cfr. KARL Joi!r., 1Fandlungen dtr 1Feltaruchauung Tübin¡en· Con no menos de tres siglos de anticipación llegó Hobhes,
Mohr, 1928, l . B., pág. 313. ' al término final de su lógica, ruda pero exacta, a la misma

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meta que arribó la Cultura moderna. En efecto· al hombre tado en comün la vida del individuo y de la sociedad, .obliga,
~utilado de su esencia metafísica por el natttral~mo renacen- en cambio, a decidirse entre la soberania ~b~olut~ del stngular
tt~ta, le quedaban, necesariamente, ante sí, sólo dos formas 0
1a soberanfa absoluta del m1Lltiple. Indwu:f.wlltsmo o Trans·
s!mples ~ntre las cu~l.es debía decidirse totalmente, ya que personalismo (estatolatría, comunismo, radsmo) son las dos
P<'r la m1sma espcclflCldad de la alternativa estaba interdicto solas opciones de la disyuntiva en una concepción natura·
p~ra intentar superarla. A: estas dos formas extremas Hobbes lista del hombre 1 ). .
las presenta en toda su brutal desnudez, primero a una y La fatalídad de esta alternativa está probada lógicamente
después a la otra, como comfenzo y remate de su sistema ético- por el sistema ético-político de Hobtes, donde se parte de la
pcHtico. A la primera llama Libertad, y la define como un "!Abertad" y se Uega al Lwiatá11.; e históricamente está puesta
estado de anarquía y de guerra de cada uno contra todos, e~ evidencia con la parábola que recorre la es~ctura de Cul·
impulsados los hombres por tres pasiones naturales: la com- tura moderna: en el comienzo, está el subjet1v~smo de la ll·
petencia, la desconfianza y la gloria. "La primera causa im· bertad -que en la plenitud de su realización h1stórica s~ ll3:·
pulsa a los hombres a atacarse para lograr un beneficio; la mará Liberalismo- y, al final, nos topamos con el 2 otalt·
seg.unda, para lograr seguridad; la tercera, para ganar repu· to.rismo.
tac1ón. La primera hace uso de la violencia para convertirse
en dueña de las personas, mujeres, niños y ganados de otros Pero donde la emancipación y el dominio del hombre más
hombres; la segunda, para defenderlos; la tercera, recurre !l se acentúa y expande es en el desarrollo. de sus ener~tias eco·
la f~erza por I?o.tivos insignificantes, como una palabra, una nómicas. Con la vigencia de una concepc1ón del mundo Y del
sonrisa, una opm16n distinguida como cualquier otro signo de hombre exclusivamente inmanente, surgió un nuevo concepto
subestimación, ya sea directamente en sus personas o de modo pl:l.rticular de la riqueza y también un especial espiritu econó·
indirecto en su descendencia, en sus amigos, en su nación, t>n mico, que hada de 1as necesidades materiales la causa promo-
su profesión o en su apellido". (Leviatán. Parte primera, tora de los problemas que debian ser vencidos por el hombre
cap. XIII). Llama a la segunda Estado, y como ya lo hemos moderno. La "privatización" y sustantivación que la Reforma
visto, lo especifica como una situación de paz y despotismo. hidern de Jos distintos ane.ios de Cultura -te\Po~ó~lcamente
E.o:ta rfglda alternativa desenvuelta por Hobbes. obliga a so- vertebrados en la medioevalidad- favorece y legitima la apa·
meterse ~or su lógica implacable: el Individualismo y el Trans- rición de un modo de vivir -económicamente- de la sociedad
personaltsmo en todas sus especies de manifestaciones, son,
en efecto, las dos solas formas alternadas y necesarias en que y del hombre. .
La revolución externa que motivó una explos16n de em·
d"semboca el naturalismo. El hombre no puede salir del reino
absoluto del primero, sino cae ineludiblemente en el segundo, 1) Cfr Jo"EPR VtAt..,TOtiX. La Ci •é de Hobbes Théorie de L'Etat. To-
p~tes, como desconoce y niega toda realidad sup2rior al indi- -"t · p'ar'• 1935 pig 178-179 René Capitant. proflaor de la Umver-
viduo y a la sociedad, no puede encontrar por arriba de ellos reidsd
.... a~rte, •~ • · · f 1
de Strasbourg, ha intentado vanamente rt. utar . a .r< ac10n que
1 ·•
ningún principio de conciliación que ordene armónicamente Vialatoux establece entre el sistema de H?bbes y el Totahtansmo, confnn·
a ambos, soslayando, de esta manera, la tensión propia dt" este ' la "•"deo\ogía" que esgr.men los fautores de los Üt.ados
par antinómico. Por otra parte, es notorio, que en los confines
di <ndo 1o que e •
total:tarios, con el nroct>So c!;piritu31 que pos•b
·-•· •
:o
. ·¡· • 1 rd d b" t ' . d 1
"rrea,•. il. .s oncaA h~
Cir RENÉ CAPITANT Hobbes et L Etat ota remu, en: re •·
en que se encierra el naturalismo, la afirmación de uno de to ....,1ansm 0 • · ·
IVe& de Philosophie du Droit et de
S oc.o · Jur1.·d·;que, 1936, n'. 12
· 1o.g!e · ·
pa'g
.•
estos términos y la negación del otro, son una sola y misma 46 y sil(. Para un estudio del si~t.ema ellcn-'IOh'ICO de llobb S: a-ir:mas
co~a. El d~sconoclmlento del polo personal del hombre -su del ya citado y ma.,.istral libro de V.alatoux, Cfr. Z. LUBIF.NSKI, Du Grund-
esencia metafísica-, cuya finalidad espiritual hubiera orlen- ÚJ&en des Ethisch-Politischen systems von Hobbes, München, Re:nhart, 1932.

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~r<'sas ~conómlcas y de tl'ansformaciones del contorno geográ- Media territorialmente difusas y sólo Intermitentemente uni-
ftc.o, umda a una revolución espiritual que tiene su máximo ' .
das 1 ) .
exponente en la universal inmanentización del Renacimiento Pero por sobre, y por debajo, de estos factores que raciona-
Y en el criticismo de la Reforma, allanó toda aguda tensión lizan la actividad económica, y a la ocasión de abundancias
qt1P pudiera surgir entre los imperativos éticos del Catolicismo de riquezas que acarrean los inventos Y. descubrimiento~, exis·
Y. el destello auroral de una Cultura -la burguesa-, persua- te, primariamente, un nuevo ethos que mforma el espíntu del
dida, por la tentación mefistofélica, a ganar el principado de capitalismo burgués, sin ·el cual los otros motivos formales
lo.;: reinos del mundo. hubieran sido inoperantes. ¿Qué significa espíritu capitalista
La consideración de las actividades económicas como un burgués, y cuál es el espíritu económico que animó al hombr;
objeto especializado de concentrados y sistemáticos esfuerzos moderno? Con este último Interrogante cabe contestar al prl·
la erección de criterios económicos dentro de un tipo indepen~ mero: el espiritu capitalista-burgués es el esp!:ritu económico
di<:'nte de utilidad social, la ilimitada latitud que se le concede propio del hombre moderno. Y por espíritu económico se ~n­
al individuo pat·a sus iniciativas comerciales como la mejor tiende el complejo de actitud interna, consciente o no, deb1do
forma de alcanzar el bienes~ar común, el espiritu de conduc- al cual el hombre obra en la esfera de la actividad económica
ción económica que conforma la existencia moderna es un de un determinado modo. Ahora bien, esta actitud especial
singular y único fenómeno histórico que solamente a~rece en deriva de la idea fundamental que los hombres de esa época
Occidente en una época cercana, y no en ningún otro circulo u~nen de la riqueza y de sus fines, las que a su vez están
cu!tural. · condicionadas por la concepción general que del Universo po-
El entresijo de factores que hicieron de motivos inmediatos seen. Por eso· es fácil observar, que en cada estructura histó-'
para producir este sesgo, que engendra al hombre moderno: rica de Cult~ra, junto con una prevalente cosmovisi6n,_rh;e
el burgués, impulsado por afanes y solicitudes ~ramente un concepto particular de la riqueza y sus fines, y, consecuen~ .
mundanas, son demasiado numerosos para sumarizarlos en temente, también .domina un correlativo y especial esp{rit-u
w~a fórmula enjunta. Por lo pronto, se necesitaron varios ele- económico. Además, para mejor aclarar el concepto de este
mt'ntos formales, ya conocidos en otros circulos de Cultura ú!timo, agreguemos, que una cosa es la manifestación de un
pero asociados ahora en una realidad histórica, para que ell~ espiritu económico individual, una pasión singular que puede
fuera posible: 19) la calculabilidad real de todos los costos la ser el "pecado" de un hombre, y otra muy distinta la que nos
ncionalización de la vida económica como una derivación 'del interesa: el esp{ritu económico que deviene -en determinado
radonalismo específico y peculiar de la Cultura moderna; así, cl::·culo de Cultura- la fuerza social organizadora de un mun·
p:->r ejemplo, el de la retribución en el contrato de trabajo, en do. Asf, el fenómeno histórico de la manifestación del espiritu
oposición a la incalculabilidad del costo del trabajo de escla- económico de la burguesía, lo debemos tomar en considera·
vos; 29) la previsión racional de las decisiones jurisdiccionales, clón desde el momento que la clase social por él informada,
a cargo de funcionarios especializados, solamente posible con ailueñándose de los puestos de control de la sociedad, está en
ur. jus certum conceptualmente sistematizado, en reemplazo situación de imprimir a toda la colectividad el carácter par·
de los tribunales eclesiásticos y legos que decidían de acuer- ticular de su ethos capitalista. Los individuos aislados o los
dt') a sentimientos de Justicia y a usos no siempre claramente pP.queños grupos que están animados por este espíritu capi·
fijados; 39) el nacimiento del Estado moderno como unidad talista, sin que un nexo de continuidad los una a quienes, en
de poder permanente de decisión y eficiencia para establecer periodos sucesivos, no están animados por el mismo espíritu,
el derecho formal y asegurar su ejecución, en cambio de la 1) Cfr. MAX WEBER, The Protestant Ethic a111l th! Spirit of Capit4·
inseguridad y arbitrariedad de las poliarquías de la alta Edad lism, uad. al inglés de Talcott Parsona, London 1930, pag. 13 y etg.

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pueden solamente ser tomados en consideración como precur· Entre el espíritu económico precapitalista o tradicíonali.!ta.
sores de un evento histórico, el cual, ya sea por las causas o -asf llaman, respectivamente, Max Weber y Sombart, a la
por las circunstancias, no está aún maduro para su universa- ética económica cristiana-medioeval- y el espfritu econó·
lización y progresivo desarrollo en el tiempo y en el espacio. mico capitalista, hay una diferencia cardinal, cuyo sentido da
Una vez aseverado que el espiritu capitalista burgués infor- la clave precisa para entender a este último: el primero, repu·
ma la totalidad de la actividad práctica del hombre moderno, ta que los juicios de valor en la esfera e~..'Onómica deben ser
nos queda por elucidar lo especffico de ese espíritu económico emitidos en base a criterios moral-religiosos; en cambio, el
-que es una singularidad histórica- pará mostrar, en seguida segundo, sostiene que tales ~icios deben surgir de criterios
y de manera sucinta, su génesis y desarrollo. El hombre mo· exclusivamentes económicos. sí, por ejemplo. el precapitalis·
demo, al inmanentizar sus fines, sobreestima la riqueza como ta tiende a establecer el prec o de una mercaderia atendiendo
el summun bonum y el medio más idóneo para la satisfacción al costo de producción y no a la estimación común; en su lugar,
d~ todas las necesidades posibles, y la valora como el instru- el capitalista , justiprecia un bien de acuerdo a la estimación
mento destinado para su uso ad l ibitum en la realización de común y no al costo de producción, una vez salvado éste. Para
sus propósitos puramente mundanos. La riqueza fué, enton· esre último, es un cambio Ucito vender con el mayor marge!l
ces, pensada como una finalídad en si misma, y ese hombre, de utilidad económica; para el primero, el cambio económico
a quién anima el espíritu económico del capitalismo, no con· sólo es licito cuando la ganancia está clrcunscripta en los u.
sir.!era que la adquisición de ella es el mero medio de satis- mltes preestablecidos por las reglas moral-religiosas. Otro
facer sus necesidades materiales, sino que la tiene por el fin caso: mientras el precapitalista tiende a graduar el salario
d~ la vida. Consunta la concepción de la vida que mediatizaba d~ acuerdo a las necesidades del prestador de obra, y no a su
la adquisición y uso de la riqueza a la idea de la salvación productividad, el capitalista, al contrario, tiende a fijarlo por '
eterna, ya no puede existir tensión alguna entre la intensidad lo ~e el obrero .le produce, desinteresándose de lo que nece-
de la acción económica -liberada de las limitaciones moral· sitaJ En estos ejemplos están patentes las diferencias que
re!igiosas- y el fin último de la vida. existen entre los juicios económicos interferidos por valores ·
Más clara aparece la substancia del esplrltu capitalista - morales, propios del precapitaUsta, y en los del capitalista que
afirma el profesor Arnintore Fanfani- si se reflexiona que se conduce en base a criterios puramente económicos t).
p:1ra el precapitalista, que liga la idea de la riqueza a la En la edad precapitalista la adquisición y uso de la riqueza
idea de la función social y condiciona la actividad económica está limitada por la concepción ca~lica que instrumentaliza
de un hombre al conjunto de las necesidades relativas a su la economfa a la ética y, a su vez, a la ética la infraordena a
status, no sólo se dete hacer una discriminación entre medios la Teologfa. En todos Jos momentos de la existencia, desde
Hcitos y medios ilícitos para la adquisición de la riqueza, sino el nacimiento a la muE-rte, el hombre es concebido como reall·
que se debe hacer también una discriminación entre 1ntensl7 zador de un deber ser, ya sea en el campo puramente religioso,
dad lícita e intensidad ilícita en el uso de los medios Hcltos. La como en el familiar, lo mismo en el polftico y en el económico;
mc,ral para el precapitalista no sólo condena el medio Ufclto, la totalidad de las actividades humanas quedan sujetas a un
sino que también limita el uso del lícito. Asf, eviñentemente, solo esquema, dinamizado por el destino sobrenatural del hom-
el criterio económico queda paralizado, la racionalización de brt". Esta concepción de la vida tramonta toda actividad en
la vida económica es hecha con criterios morales 1 ). actividad moral, y todo acto, en un acto glorificante de Dios.
1) Cfr. AMtNTORE FANFANJ, Cattolicesimo e Prott'stantesimo neUa
1) Cfr. .thttNTORE FANFANJ. Cattolicesimo e Protestantesimo nelÚJ Formazione Stnrica del Capita!ismo, pág. 19; AMJNTOIIE FANFA!'I t, L·e Ori·
Fomwzione Storica del Capitalismo, Milano 1934, pág. 17-18. ,W dello Spirito Capitalistico in Italia, pág. 152 y si¡;.

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En cambio, la concepción burguesa-capitalista de la vida se económico capitalista está en la distinta manera de ligar la
fundamenta en una escisión de metas humanas. acción humana -en este caso angostada a la económico- coa
El ap:>stamiento central del hombre y la "privatización" Dios. "El mundo católico mide la legitimidad de toda acción
de todas las esferas de Cultura -en la que iba incluida la con los criterios de la Revelación; el capitalista no duda de
sustantivación de la Economfa- que consumara el criticismo la Jlcitud de un acto plenamente conforme con lo que consi-
de la Reforma, posibilitó y legitimó moralmente la aparición dera la exigencia de la razón humana. El orden católico es un
del principio básico del capitalismo: la utilidad económica ind1- orden sobrenatural, y el orden capitalista es un orden racional,
v1dual. Se reconoce la contracción de una provincia de la ac- iluministicamente entendido" 1).
tividad humana dentro de la cual debfan enmudecer los cla· Cuando se inició la revolución religiosa de la Reforma, por
mados religiosos. Para ello se dualiza la vida en su aspecto se- lo menos, un siglo antes, el espiritu capitalista habia comen-
cular y en su aspecto religioso, considerándoselos a ambos, no zado a manifestarse en continuo crecimiento. No sólo algunos
como estadios sucesivos y armonizados en una mayor unidad individuos, sino grupos sociales enteros, animados por el
transcendente, sino como dos estructuras autónomas y para- nuevo espiritu económico, luchaban contra una sociedad aún
lelas, regidas por diferentes leyes, estimadas por impares es- no p2rmeada por él. El Protestantismo no generó, como es
calas de valores y sometidas a la jurisdicción de distintas au- corriente la afirmación, la aparición de este espíritu, aunque,
toridades. De esta manera, el conflicto planteado entre la vida claro está, queda por esclarecer si fué impulsado o contenido
penetrada por la Religión desde la cima a los cimientos, y el por este sesgo religioso. Desde ahora, cabe afirmar ~ue el
natural afán de lucrar sin recato y mesura que muerde al Protestantismo, sin que se lo hubiera propuesto, ejerctó una
hombre, tensión que el pensamiento medioeval lo tenfa deci- influencia decisiva en la consolidación del espíritu capitalis~a-
dido en favor de la prlmera, se apacigua por una tregua que buJBUéS.
desdobla y entrega, a cada una de ellas, una parte de la conf}uc· ~n efecto; segt1n Max Weber, fué el Protestantismo quié~
ta del hombre. La Religión sefiorea en el alma individual, en informó espiritualmente el nacimiento y desarrollo ·del capt·
lo fntimo de la persona, y el afán de lucro se mueve con sol- tallsmo, al introducir, en el mundo, la idea de la "vocación"
tura y libremente en el campo de las relaciones exteriores ( calling, Beruf), que se origina en Lutero y se ~desarroll~
del hombre. Si cada uno impera en su distrito preestablecido plenamente en Calvino y los Puritanos 2 ). La ensenanza rell-
-se pensaba-, cuidando de no extralimitarse, se soslaya cual- giosa de los calvinistas a que hace referencia el sociólogo
quier colisión entre ambos sectores de la vida humana, y con- alemán, es la siguiente: el hombre no debe se.rvir a Dios por
secuentemente, está lograda la armonfa del hombre consigo y medio del ascetismo contemplativo de los misticos que se eva-
con el medio. No se niega que el hombre pueda creer en In den del mundo por. medio de una agradable quietud, sino que
existencia de un orden religioso, pero al mismo tiempo no se debe ser glorificado por la actividad mundana, a través de
concibe que este orden pueda contrastar con el orden econó- cuyos éxitos y fracasos percibirá el creyente su predestina·
mico y, mucho menos, que deba ahormar las leyes de éste a ción. Y esto por la siguiente razón: Dios ha creado a todos los
los imperativos morales-religiosos. En la organización capi-
talista-burguesa de la vida se le da prioridad a un criterio de 1) Cfr. AMINTORE FANFANr, Cattolicesimo e Protestantesimo nella
rar.ionalización, a un principio de orden que es de naturaleza Formar.ione Storica del Capitalümo, pág. 99.
económica. Y la novedad revolucionaria reside en haberlo !) Max Wt ber tiene hecho magistralmente un rastreo histórico sobre
arloptado como principio autónomo de un orden reputado tam- el s.gnificado religioso del vor.ablo "vocación", su sentido y distinta! acep-
bién como autónomo. En resumen: el fondo verdadero del ciones que le ba correspondido desde el viejo id:oma de los hebreos hasta
en los lenguas contemporáneas; Cfr. MAX WEBER, The Protestant Ethic,
contraste del espfrttu económico precapltalista y del espíritu pi¡. 204-211.

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hombres pred~tinados para el estado eterno de gracia o de g11fa racionalmente el lucro, lo que es un evidente desconoci-
etuna condena: "No sólo anticipó Dios -escribió Calvino- la miento de la naturaleza humana. En cambio, es observable
cafda del prlm r hombre ... , sino que 19 dispuso todo por la quE: el hombre posee innato el instinto de lucro, y que en este
determinación de su propia voluntad". l Escogió ciertos indi- instinto reside el germen del espíritu capitalista. Ahí ha es-
viduos como elegidos suyos, los predestinó a la salvación por t7G ¡ tado siempre y seguirá estando in nuce la tendencia a lucro;
"su gratuita merced, sin la menor consideración hacia los mé- ( i¡¿> pero lo que no ha sido si~mpre y no siempre será, es el espi-
·ritos humanos"; el resto ha sido relegado a la condenación ritu capitalista como fuerza social, y esto es, precisamente,
eterna, por "un juicio justo, pero incomprensible:;>.a:a salva- la esencia del fenómeno histórico de la burguesfa capitalista. Tie-
ciC:n es, pues, obra de Dios y nunca áel hombre m1smo, que ne relación con la Religión, porque ellas son las que actuando
nada puede hacer por ella, sino, simplemente, buscar los sin- directamente sobre la potencia espiritual del hombre, pueden
tomas para establecer el estado a que está prede.s tinado por ahogarlo, enfrenarlo o impulsarlo. Lo que no podrán es ha-
el llamado (calling) indescifrable de Dios. As!:, los escritores cerlo nacer -afirma Fanfani- porque es nato, más bien, es
puritanos señalatan como un sintoma de predestinación para innato en el hombre.
la gracia, el éxito que el hombre tiene en sus negocios:,X"Si Malgraq.o que la explicación de Max Weber, por si sola y
Dios os muestra una manera con la cual es posible obtener en primer lugar, no es aceptable, es necesario indicar por dón-
rendimientos mayores (sin causar con ella daño a vuestra de el Protestantismo impulsó el espíritu capitalista que había
alma o cualquiera otra) al rehusarle y optar por una ocupa- permanecido dominado por . Ja teocentricidad de la Edad Me-
ción menos útil os cruzáis en el camino de las finalidades de dia y deveniao una incontrastable-.fu.eza social cuando, en·
vuestra vocación y rehusáis continuar al servicio de Dios".>< el siglo XVI, el Catolicismo es suplantado por el humani.smo
D"l esta manera, los planeos incansables y las esforzadas crea- antropocéntrico. El Protestantismo impulsó el capitalismo -ca-
ciones económicas del empresario y del trabajador no están be indicar con el precitado publicista italiano- cuando sostuvo
enderezadas a obtener ganancias y goces mundanos, sino a la inexistencia del nexo entre la acción terrena y la recom-
encontrar su "vocaci6n" y la señal de su destino agraciado 1).7 pensa eterna. Desde este punto de vista es ineficaz e insufi-
Como es de fácil deducción, con este nuevo credo religiosW ciP.nte toda distinción entre las corrientes luteranas y calvi-
lo que antes había sido para el creyente la mera tarea de nistas, pues si bien es cierto que Calvino dejó librada la sal-
conseguir los bienes materiales en cantidad suficiente para vación a la arbitraria predestinación divina y Lutero la
su subsistencia, se convierte en el cumplimiento de una obli- subordinó a la sola fe, ninguno de los dos vincularon la salvación
gación moraL a su conducta temporal. Indudablemente, el radicalismo de la
La explicación de Max Weber no puede ser aceptada tal afirmación calvinista es más propicio para fomentar la expan-
como la presenta el sociólogo tudesco; primero, porque en ella sión de las energ[as económicas.
se sostiene implícitamente que con anterioridad a la aparición El Protestantismo socava toda moral sobrenatural, termi-
de la idea vocacional del Protestantismo no existia el esp[ritu na con la ética económica del Catolicismo y abre las esclusas
ec~mómico del capitalismo, afirmación históricamente inexacta; a cientos de morales, todas terrenas y naturales. De aqw, que
y después, porque también su tesis Implica aceptar que antes el Protestantismo no hiciera positivamente en favor del espí-
de que aconteciera tal evento histórico el hombre no perse- ritu económico capitalista, como lo quiere Max Weber, sino,
en sentido negativo, despejando el camino a la acción posi-
1) Para un conocimiento de la concepción protestant~ de la "vocación" tiva de los impulsos que impondrian criterios económicos,
y la: consecuencias económicas que. trajo aparejada ~u aplicación, Cfr. MA't
WEBER, The Protestant Ethic, pág. 79 y si¡:.; R. H. TAWN&Y, Religión Glld suficientes y acabados en si mismos. En consecuencia, la apa-
Rise o/ Capitalism, pág. 216·220. rición de una nueva mentalidad en la esfera de la actividad

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económica no puede ser considerada como una obra del Pro- cálculo racional que se desinteresa de la totalidad del ser, y es
testantismo, sino que es una manifestación más -ya la he- negador y superador de las presiones naturales y tradicionales
mos visto en filosofía, poHtica y arte- de la inmanentización de su medio circundante. En la voluntad esencial, queda in-
que en todos los sectores de la Cultura trajo el Renacimiento. volucrado el pensamiento; en cambio, en la voluntad libre, es
.En este proceso, y en lo que a la economía se refiere, el Protes- ésta la que queda 1~tegramente incluida en el pensamiento.
tantismo representa el momento en el cual la religión legitima Consecuentemente, el propio ser o sujeto de la voluntad esen-
moralmente al espíritu capitalista al desvincular la acción hu- cial, es una unidad por su determinación interna, unum per se,
mana del mundo sobrenatural. Obrando en tal sentido no pro- mientras que el individuo o sujeto de la voluntad libre es co-
dujo efectos nuevos, sino que allanó los impedimentos que mo una formulación de dicha voluntad, es una unidad por su
pudieran dificultar la manifestación de un movimiento que an- determinación exterior, unum per accidens, unidad mecáni·
tes de la Reforma había dado pruebas de su vitalidad, y que ca 1).
por ella fué impulsado, sin que estuviera en la mente de sus Ahora bien, las formas fundamentales de la vida social co-
autores el hacerlo 1). rrE'sponden a los dos tipos de voluntad que hemos reseñado. De
la voluntad esencial emerge la comunidad, de la voluntad libre
En el tránsito que acabamos de reseñar, en los aspectos que lo hace la asociación. La comunidad representa el tipo de una
atañen al objeto de este libro, del mundo medioeval al mundo estructura social colmada y vertebrada, en la que el hombre
mfJderno, a través de ese suceso cultural -complejo, grávido y vive ejer~iendo a'ctos de voluntad con finalidades que apare-
ja~onante- que es el Renacimiento, se opera la intersección de cen dadas o preestablecidas. En cambio, la asociación es la ca·
dos estructuras sociales, la una naciente que consuma la cadu· tegs rfa social dondE0el hombre actúa con radical autonomía,
cidad de la otra, a quienes le ajustan los tipos puros descritos per iguiendo los fines wopios con los medios que considera
por Ferdinand Tonnies con la oposición de su dicotomía cate- más adecuados. De esti ihanera, la asociación trae aparejada
gorial: comtmidad-asociación. un laxitud de la textura visceral de la sociedad, el aflojamien-
La voluntad humana, que para el sociólogo tudesco es el to progresivo del núcleo fam111ar y el aumento de las obliga-
m:ís inmediato condicionante de toda relación y unión social, ciones contractualmente convenidas por los individuos. El in-
puede manifestarse de dos distintas maneras. En primer luga~. dividuo sustituye a la familia como unidad básica del derecho;
la voluntad esenciaL, con el querer y el hacer que lo trasunta, el dinero como obligación cambiaría y la obligación cambiaL·ia
aparece como una prolongación de la vida del sujeto en su ple- como dinero, releva al suelo como valor económico patrón;
nitud, no sólo asentado directamente sobre sus estratos irra· la posesión de los bienes como función social, cede ante la con·
cionales -sentimientos, emociones e impulsos- sino, también, cepción del patrimonio privado, librado al arbitrio absoluto de
impregnado de toda atmósfera vital y espiritual del entorno su propietario. Se opera, entonces, el tránsito del status al con-
histórico. El querer de ese hombre, que nace ajustadamente tratus. como conceptos oponentes de las formas jurídicas que
engastado en una sociedad orgánica y real, es un acto espon· le corresponden a la comunidad y a la asociación 2), 8).
táneo de la personalidad que se nutre y contornea en la
estruc-
1) Cfr. FERDINAl\'tl ToNNIES, Gemeinsclla/t und Guellschaft s• Au-
tura que lo comprende. La otra forma es la voluntad libre, por flage, Leipz.ig 1935, pág. 87 y aig. '
la que el querer del sujeto de esta voluntad, que se revela hol- _2) • Cfr. FERDINAND ToNNJES, Gemeincha/t und Cesellscha/t, pág. 184
gado én un medio ideal y mecánico, se determina por el mero '1 ugu1ente.
a~ "Es el t~á~sito descrito por ~onniea - afirma Medina &havarrfa,
1) Cfr. AMINTORE FANFANI, CattolicuiT1U> : e Protestanttsimo nella a!ud1endo al. naclmle!lto. de la modermdad- ~n la oposición de aus eatego-
Formazione Storica d el Capitalismo, pág. 127 y aig. riaa: comurudad-aaocJaCJÓn. La estructura aoc1al que ahora empieza a dibu-

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Sa.mpay.-10.
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esto, el hombre, alambicado en' una de sus dimensiones: la
!V intelectual, queda apostado como la primera e indubitable rea-
lidad. Es el hombre moderno -el novato burgués- que retoza
LA CONCIENCIA FILOSóFICA DEL SUBJETIVISMO con la razón, que descubre el looos para crear y sostener desde
si al cosmo, para andar seguro y sati.sfecho por la vida, sortean·
DE LA LIBERTAD do y venciendo dificultades, para construir el mundo dond~
ha de morar; dueño absoluto de sí mismo y ensoberbecido de
Cuando el racionalismo crítico tumba al último pilar d2l
la fuerza demiúrgica de la inteligencia.
realismo aristotélico-tomista, que era el encofrado de la medio·
evaüdad, ~1 Renacimiento ultima su labor de negación, y con Pero como su nihilismo lo habfa dejado sin filosofía -los
intentos especulativos del Renacimiento no conforman un sis-
jarse, para cuajarse mi s tarde en toda su plenitud, es aquella en que pre· tema, sino que trasuntan apenas un nuevo espíritu:_ marchaba
domina la •·voluntad de arbitrio". Esta voluntad por oposición a la "vo· errabundo por vericuetos y encrucijadas, hostigado por el infor·
!untad esencial", creadora de la forma comunidad. es aquella en que la me presentimiento de su nuevo destino, aunque sin poder acertar
relación de med.o a f.o, contenido del acto voluntario, se obtitne mediante en dónde estaba su norte. Este frenético ambular y la angus-
un procedimiento racional. Esta racionalizc.ción obliga a separar todas cuan·
tas tendenc:as puedan oponerse al cumplimiento riguroso del íin. Además, tiosa incertidumbre que lo tenía rolando de atisbos a tanteos,
la txig~ncia de auaptab.l.dad a ese fin propuesto, produce aquí una cierta h¡m sido magistralmente expresados por Descartes en el co-
indiferencia con relación al medio nece: ario: no impurta cuál sea la natu· mienzo de 1& segunda Meditación metaf!sica: "La meditación
raleza de éste, siempre que por él ,se llegue al fin p.:.nsado. La t structura q'..1e hice ayer -había problematizado la realidad de todas las . . ,
social producida por la voluntad d~ arbitrio es la expres.ón soc:ológica de cosas exteriores-- me ha llenadv de tantas duda.s , que ya no me' '(í (/ , ,(.,.
un tipo de relacionts sociaks concebidas desde el punto de vista de la re·
!ación -de negocio. La sociedad -asociación- por esto, ee un mecan.smo es posible olvidarlas; y sin tmbargo, no veo de qué maner.a . ')
que adqu:ere su equilibrio merced a una armonía que apoyan loe propios podré resolverlas, y me hallo tan sorprendido como si, caído .de • \
inter~sados tn su conservación; es la asociación de cambios, a la que hay repente¡ en el seno de protund~s aguas, ni pudiera tocar el
que suponer en sus sujetos la act.tud y psicología del negociante. S6lo in· fondo con los pies, ni sostenerme a nado sobre ellas. Intentaré
tensan los demás hombres en cuanto éstos, de alguna manera, secundt.n
nuestras propias finalidades. Por eso la relac:ón entre ellos es la de uns un .esíuerzo, a pesar de toJo, y seguiré otra vez el camino en
enem.stad potencial. Estas lineas generales de la estructura Sociedad - que ayer entré, apartándr.me de todo lo que me inspire la me·
Asociación en el texto-- según Tonnies-- coinciden con d tipo de forma so- nor duda, como si íue•.d absolutamente falso, hasta que en·
cial que ahora nace y va a llegar a su plenitud. Como se ve, se trata a6lo cuentre algo que sea c.erto, o al menos, si otra cosa no puedo,
de constatar un proceso de rac.onnlización en la vida social; y es éata la
descripción que han hecho otros sociólogos con otros medios y categorías. hasta que me a::;egure de un modo evidente de que nada hay
No es otro el sentido de toda la obra de Max Weber: mostrar ua misma q11e sea cierto en el mundo. Para mover el globo terrestre del
marcha de la racionalización del mundo encarnada en el nacimiento y trana· lugar que ocupa, y transportarle a otro, pedía Arquímedes so·..
formación del capitalismo. La cual se refleja tn las mismas formas de do- lamente un punto firme e inmóvil; asi también tendré derecho "'
minación, ya que el tipo de dominación racional -es decir, la dominación para concebir elevadas esperanzas si soy tan dichoso que pu~
fundada en la legalidad y de tipo burocrático-- lB lo que constituye la for·
ma típica de tsta époc.a. Parecida es también la descripción de Freyer del da hallar siquiera una sola cosa, nada más que una que sea
tránsito de la sociedad estamental a la soc:edad clasista. Es d<cir, lo que cierta e indudable". Este fragmento de la obra de Descartes,
las transformaciones de la estructura soc:al revelan, es la afirmación de q11e como la totalidad de ella podría llevar a guisa de marbete
la subjetividad como idea de la libertad, cuyo sujeto o soporte real y eua el de la$ confesiones del hombre moderno -difiere de San
fotmas son diversos, pero implican s!empre la litltortecis.on de la razón
autónoma, y, en su forma más importante la autolegislación de la concien· Agust!.n, porque el Obispo de Hip,ma lo hace con Dios y éste
c:a moral en d individuo". Cfr. Jost MEDINA EcnAV.U RÍA, La SituacióA con la razón- muestra la c3utelosa suspicacia de quien aca·
Presente de la Filosofía Jurídica, Madrid 1935, pág. 29-31. ba de percatarse que ha ~~do objeto de un tremendo engaño

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y lo abruma la posibilidad de volver a caer en un yerro. Este en el entimema del "cogtto, ergo sum", el punto arqutmédico
pavor al error, es el trazo genérico de toda la filosofía a partir para levantar el mundo moderno. La coyuntura histórica le era
del Renacimiento, que hace r.ecoger al espíritu sobre sí mismo propicia. Una filosofía captora de la realidad histórica -Y no
y tornar las espaldas a la realidad. Este preterir del afán ·.ie artificios mentales inmaturos o extemporáneos- es siempre
saber. por el anhelo de no equivocarse, es el venero común que la conjunción de tres momentos diversos, a saber: un momento
nutre a Descartes, Locke, Berkeley, Leibniz, Hume, Malebranche tradicional, integrado por· el acervo doctrinario en descrédito
y, sobre todo, al gran exasperado de concisión conceptuai, que -hemos visto que el hombre renacentista habia derogado las
era Kant 1). formas de pensamiento y vida escolásticos; un momento actual,
La naciente estructura histórica necesitaba de una filoso· o sea, cuando reemergen en el hombre problemas espirituales
fía que le permitiera tomar conciencia de sí mismo; y ésta, que postulan una solución inmediata -estamos en el orto de
arrita siempre con retardo, una vez que la realidad de ella ha una estructura histórica fundamental que alinea en ·s{, apremio-
cumplido su proceso de plasmación. Por eso, Hegel la compara sas cuestiones gnoseológicas, estimativas, metafísicas, éticas;
con el buho de Minerva, que levanta su vuelo al caer el cre- y uri momento personal, que es la función especulativa del fi·
púsculo. lósofo constructor, que monta en un sistema acabado las ideas
Descartes, que aparece en el escenario cultural europeo an- y doctrinas que penden dispersas y latentes en el medio, dando
tes de mediar el siglo XVII, llena esta necesidad, al descubrir de esta manera expresión lógica 1a las necesidades vitales de la
época -Descartes, que se siente llamado providencialmente en ..
J) "La filosofía moderna adquiere en Kant su franca fisonomía al con- su célebre iluminación interior a enhestar un sistema de solu- !l't,
vertirse en mera ciencia del conocimiento. Para poder conoct r algo, es
precíao antes estar seguro de si se puede y cómo se puede conocer. Eate clones definitivas, es quien tira las coordenadas del pensámlen- ~ · ,~,
pensamiento ha encontrado siempre halagüeiia resonanc.a en la Slnsibil.dad to filosófico de la modernidad.
moderna. Desde Descartes nos parece lo único plausible y natural comen· Vuelta problemática la existencia del mundo exterior, ;y .
zar la t:losofía con una teoría de método. Presentimos que la m(.jor ma· resuelto a hacer pie en la "cogitatio" como en la única cosa _,.
nera de nadar consiste en guardar la ropa. Y, sin ~mbargo, otros tiempos cierta e indudable, fué ya muy difícil salvar la objetividad de
hon sentido de muy otra manera. La filosofía griega y mc;dieval fué una
ciencia del ser no del conocer. El hombre antiguo parte, desde luego, ain la.c; cosas. Se h izo una cisura abismal entre el pensamiento Y
deeconfianza alguna, a la caza de lo real. El problc ma del conocimiento la realidad, quedando, entonces, el yo pensante, y con él todo
no era una cuestión prevía, sino, por el contrarío, un tema subalterno. Esta el pensamiento moderno, empozado en su propia inmanencia.
inquietud inicial y pr:maria del alma modema, que le lleva a preguntarse Descartes intentó aún franquearlo de un brinco lógico, para
una y otra vt.z si será rosible la verdad, hubiera sido incomprensible para
un mediltüor a~ouguo. El propio Platón, que es, con Céear y San Agustín, asirse a la veracitas Dei, y rehacer de aquí a la realidad ext~r­
el hombre antiguo mis próximo a la modernidad, no sentía curiosidad al· na. Fracasa en su Intento, ya que no logra salir de un proceso
¡una por la cuestión de si es posible la verdad. De tal suerte le parecía puramente subjetivo, sea en el orden psicológico, como tam-
Jncucetionable la aptitud de la mente para la verdad, que su problema bttsn en el distrito puramente gnoseológico. El mundo q1;1eda
era el Inverso, y se preguntaba una vez y otra: ¿cómo es posible el embutido en el sujeto, y las cosas, de datos se trans'forman en
error? .•••. . Véase cómo este tema, de rostro tan técnico, nos descubre pa·
lacllnaml nte una secreta, recóndita incompatibil.dad entre el alma antigua supuestos. Entonces, la realidad es a partir del hombre, pero
mndlnval y la modema. Porque merced a él sorprendemos dos nctitudes del hombre mutilado en su enterez, reducido a su mera dimen·
a•rlmarln antn la vida perfectamente opuestas. El hombre antiguo parte de sión intelectiva. En semejante concepción del ser humano,
un •"ntlmlento de confianza hacia el mundo, que es para él, de antemano, deecansa el individualismo burgués.
1111 ( :u1mo, un Orden. El moderno parte de la desconfianza, de la suspicacia,
a•nrque -Kant tuvo la genialidad de confe~arlo con todo rigor científico- Descartes siente, como hombre moderno, la arrogancia de
"' muncln ea para él un Caos, un Desorden". Cfr. ÜRTECA Y GAssET, Kant, su Ubr~ pensamiento, y lo gobierna como a la única instancia
ll:d. Revlel& de Occidente, Madrid 1936, pág. 88·89. válida ~\operante, para forjar por sf mismo el propio destin;,.

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Sobre esta fe, se erigen tres s'tglos de orden racional e lndlvi· trrtrla al libre albedr!o, y a la moralidad de la voluntad. Es
dualista. dt!dr, que el principio único de la moralidad cons\ste en la indi!·
En auxHlo de la realidad maltrecha por el Idealismo pro- pE-ndencia de toda materia de la ley (o sea de un objeto dese'.l·
blemático de Descartes, 'un doble equipo de filósofos parten do) , y sin embargo, al mismo tiempo, en la determinación del
con el propósito de salvar la objetividad del mundo corporal; libre albedrío mediante la simple forma legislativa universal,
pero al fracasar ambos en su intento, el movimiento lógico de de la que una máxima 'debe ser capaz. Mas aquella independen-
conexiones necesarias no hace sino acelerar la marcha haclR cia es la libertad en sentido negativo,· en cambio, esta legisla-
el subjetivismo que conforma e impulsa al Liberalismo del si· ciQn propia de la razón pura y, como tal, práctica, o sea, la auto·
glo XIX. Los idealistas del Continente, con E spinosa, Male- nomfa de la libertad; y ésta es, a su vez, la condición formal
brancbe, Leibniz, atribuyen a las ideas una realidad absoluta de todas las máximas, las que sólo pueden concordar con la ley
de la cual todo depende. Las ideas cardinales son las Ideas de práctica suprema previa esta condición" t ).
la mente de Dios o las inmutables leyes cósmicas, o, también, Con el imperativo categórico trata Kant de expresar la fo:--
all"bas a la vez, como en el espinocismo. Con este retoño del ma de una legislación universal, promoviendo un mero princi-
platonismo -las ideas constituyendo un mundo reaHslmo y pio subjetivo del querer a la dignidad de principio objetivo de
ejemplar- se quiere neutralizar el crecimiento incontrastable la legalidad moral. El imperativo se formula con la siguien~e
del subjetivismo, sólidamente asentado en las premisas rena· pauta: "obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al
centistas. Los empiristas insulares, cuyo relativismo radical se mismo tiempo que se torne ley universal 2).
inicia con Locke, para quién las cualidades sensibles de las co- Para Kant, y también para la modernidad, que se refleja
sas tienen existencia sólo en la mente del sujeto que las percibe en él como en un espejo, el único principio de la legalidad mora~
-persisten las cualidades primarias como notas de las cosas es la autonomía de la voluntad - la buena voluntad evangélica
mismas-, se agudiza con la filosofía inmaterlalista de Ber- - que se determina independientemente de las exigenci~s em- •
keley, el cual subjetiviza todo el ser, reducido ~ol~mente a pírlcas del mundo sensible, ya que el hombre como ser racional
pe"cepclón: esse est percibí,· y se colma con el soltp.~tSmo radl· y habitante del mundo inteligible, no puede pensar la causalidad
cal de David Hume, quien ya no sólo niega la realidad de la de su propia voluntad, sino bajo la Idea de la libertad. "Con
materia, sino que también lo hace con la realidad del yo. la Idea de la libertad hállase, empero, inseparablemente unido
A estas dos Hneas del pensamiento filosófico: la racionalis- el concepto de autonomw, y con éste el principio universal
ta continental y la empirista insular, que Kant llama, a la prl- de la moralidad, que sirve de fundamento a la Idea de todas las
m.~ra dogmatismo, y a la otra escepticismo, es a quien se pr.,_ acciones de seres racionales, del mismo modo que la ley natural
pone superar con su criticismo. El filósofo de Koenigsberg con- sirve de fundamento a todos los fenómenos" 8) .
suma la revolución cartesiana y expresa la fórmula filosófica Como se ve, el im11erativo categórico está menesteroso de
mis rigorosa y acabada del subjetivismo racionalista de la un contenido, que recién llegará a haberlo por la generaliza.
litertad. clón de una Intención, de un querer individual, concretado en
El subjetivismo de la libertad, en Kant, arranca de la con- la máxima. Se eleva, entonces, la voluntad racional del hom-
ce!)ción de la ley moral como formulación de la voluntad del bre -el hombre para el Iluminismo lo era sólo en cuanto ser
ser racional, en su carácter de voluntad universalmente legis- 1) Cfr. KANT. Crit;ra de la Razón Práctica. Trad. de V. E. Lo!UnJ.
larlora. "La autonomía de la voluntad es el único principio de MadT:d-Buenos Aires 1939, pág. 44.
toias las leyes morales y de los deberes aue a ella le corres· 1) Cfr. KANT. Furufnmentación de la Mttafi.~rtJ de ln.t co~tumbre$.
ponden : en cambio toda heteronomia del libre albedrfo, no sólo Tra:f. de Manuel García Morente. Espa!a·Calne, Matlrid 191!2, nál'(. f>7.
1) Cfr. KANT, Fundamentación de la Metafísicn de las Costumbre•.
ni) es la base de alguna obligación, sino que es más bien co11· pág. 115.

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racional- a una voluntad legisladora universal, consumándose citarla, instruirla y educarla para la sociedad doméstica; ter·
con esto, el trastrueque del Sermón sobre la Montaña por el cero, a regirla como un todo sistemático (ordenado según los
imperativo categórico, y el de Dios por la Razón del hombre- principios de la razón) necesario para la sociedad; pero siendo
¡la deidad de la época! . en todo esto, lo característico de la especie humana, lo siguien-
Pero a medida que los vestigios cristianos se vaporaoan, el te: que la naturaleza ha puesto en ella el germen de la discor-
mundo burgués era progresivamente trincado por la aton!a dia y querido que su propia razón saque de ésta, aquella con·
m0ral. ¿Qué sucedía, entonces, con el suplente ético: el impem- cordia o, al menos, la constante aproximación a ella, de las cua-
tivo categórico, que se había quedado menguado y espectante? les la última es en la idea el fin, mientras que de hecho la pri·
Es que el deber kantiano, suficiente en sí, que pasa por encima mera (la discordia) es en el plan de la naturaleza el medio de
del principio fundamental de la moral que está definido por una suprema sabidurfa para nosotros inescrutable: producir
su contenido, que desdeña el Fin último a realizar o Bien abs~­ el perfeccionamiento del hombre por medio del progreso 'de
luto del hombre -porque en ese caso estaríamos en presenc1a la cultura 1). La ley del deber formulada en el imperativo cate-
del criptoamoral imperativo hipotético- no justifica la raíz 1e górico es la regla de conducta de la vida moral que impone una
la obligación moral, pues carece de un juicio de valor anterior sartal infinita de actos permisivos, vedativos y ordenativos.
que fundamente semejante obligatorledad 1 ). Del imperativo categórico se desprenden necesaria y lógicamente
La cosmovisión ética-optimista conformada por el idealismo dos direcciones de la actividad espiritual, que ensambla toda
kantiano, tan extraña a la naturaleza humana herida por el la actividad. moral. La una, exige un "conjunto de · condiciones , ·
pe~ado original, muestra su trágico resultado con el panorama por las cuales el arbitrio de cada cual puede coexistir con el~A ~.~
moral de nuestro tiempo. El subjetivismo filosófico de Kant, arbitrio de los demás según una ley universal de libertad" 2), ·:· ti , · '
tilme su lógico corolario en la concepción del Derecho y en los y es el fundamento del Derecho. La otra, impone obrar "como " .>
prlncipios de derecho público y cosmopolita, por medio de los si la máxima de -la acción debiera tornarse por la voluntad del
cuales su idealismo ha querido realizar la igualdad y la liber· sujeto, en ley universal de la naturaleza" S), y es el fundamento
tad real del hombre, en tanto que ciudadano, y de los indivl· de la moral. Es decir, que como la voluntad individual está
dvos, en tanto que miembros componentes de un mundo uni· siempre en actitud de estallar en aversión contra el prójimo y
ficado jurídicamente. tiende en todo momento a realizar su aspiración a una libertad
Para mejor fijar la doctrina jurispol(tica de Kant en la to· abc;oluta y dominadora, se precisa de una orquestaclón para ase-
taUdad de su sistema filosófico, es necesario hacer previamente gurar y equilibrar las libertades de cada uno, posibllltando su
co~xistencia. Esta ordenación la establece el Derecho, que sur-
algunas apuntaciones sumarias sobre su antropología. En efec·
to; el hombre, como animal dotado de la facultad de la raz6n, ge en la concepción kantiana, como una lógica consecuencia
puede hacer de sí un animal racional; y esto 1e lleva, primeN, del principio fundamental que cimenta la vida moral.
a su destino físico y prístino, que consiste en procurar la con· La ley que hace de la acción un deber, y, al mismo tiempo,
servación de su especie como especie animal; segundo, a ejer- de este deber un móvil, es una ley ética; la qtle, además, admite
otl'o móvil que la idea del deber, es una ley jurídica. La con-
1) "La vi e moral sera una vi e, rationelle. Tou! le monde !e ~;Dettra formación de la acción a la ley, sin ninguna consideración del
d'accord sur ce point. .1\lais de ce qu on aura constate. le caracter ratJonnel
de la conduite morale son fondement dans la pure ra1Son. La grosse ques· 1) Cfr. KANT, Antropología en Sentido Pra~mático. Trad. de José
tion rst de sa~oir pourquoi nous sommes obl!gfÍs dan; des cas oú i1 ne suffit
Gao•: Ed. Revista de Occidente, Madrid 1935, pá¡r. 221-22,
nullemr.nt de se laisger allf'r pour {aire snn devoir". Cft·. HEN'It BERC!ION, 2) Cfr. K ANT, Elements Metaphysiques de la Doctrine dr~ Droit Oer.
Les D;ux Sources de la Morale et de la Religion, 20me. Edition, Paria part;,. de la metaphysique des mor urs). Trad. Barni, París 1853, pÉ g. 43.
1) Cfr. KANT, Frmdamentos de la Metafísica de las Costumbres, pá-
1937, pág. 85. gina 67.

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m•Svil, se llama legalidad (Gesetzmassigkeit): pero cuando la marse una verdadera constitución civil; pero sln que se aluda
idea de deber prescrita por la ley, es al mismo tiempo el móvil con ella a una de las tres formas del Estado, sino que por re-
de la acción, se trata de la moralidad (Sittlichkeit). pú.blica se entiende tan sólo un Estado en genP.ral, y el antiguo
Una vez que Kant ha aceptado esta concepción mecánica del brocardicon: salus civitatis suprema lex est, no significa: el
Derecho, por la que establece que éste se refiere sólo al aspec· bien sensible de la comunidad (la felicidad de los ciudadanos)
to físico o externo de los actos, llega a la fórmula de que De· debe servir de principiÓ supremo a la constitución del Estado;
recho y poder de coacción significan una sola y misma cosa. pues este bienestar, que cada cual se pinta según su inclinación
"Como el Derecho en general no tiene por objeto sino lo que privada, de esta o la otra manera, no es idóneo para elevarse
hay de exterior e_n las acciones, el derecho estricto, es decir, en a ningún principio objetivo, como el que exige la universali·
lo que no entra nmgú.n elemento perteneciente a la ética (nichts dad, sino que aquella sentencia no dice nada más que esto: el
Ethisches), es el que no exige otro principio de determinación biP.n inteligible, la conservación de la constitución del Estado
que de los principios exteriores; porque en tal caso él es puro extstente, es la ley suprema de toda sociedad civil; pues ésta
y no mezclado a ningún principio de virtud. No se puede lla· sólo existe por obra de aquélla" 1).
mar derecho estricto sino lo que es enteramente exterior. Este En el plano de la concreción polftica, los miembros del Es·
derecho se funda sin duda sobre la conciencia que tiene cada tado, unidos en vista de una legislación común, gozan de
uno de estar obligado a conformarse a la ley; pero para deter· atributos jurfdlcos tnsltos a su naturaleza de ciudadanos, a
minar la voluntad de obediencia a esta ley, no es necesario in· saber: 19 la libertad legal, es decir, la facultad de no someter·
vocar esta conciencia como un m6vil y él no lo puede hacer sin se a ley aiguna que no haya consentido; 29 la igual-dad civil,
perder su fuerza; él se apoya únicamente sobre el principio de que consiste en no reconocer órdenes si no emanan de qule·
la posibilidad de una coacción exterior, de acuerdo, siguiendo nes tienen competencia para imponer una ob11gaclón jur(dica,
a las leyes generales, con la libertad de cada uno" 1) . y que, a su vez, .obligue a todos: 39 la independencia civil, que
La libertad y la ley, que mensura y ajusta a la primera, son hace de cada ciudadano un sujeto que no le debe su existen·
loe; dos goznes en torno a los que se mueve el derecho. Pero a cla y su conservación más que a sus propias fuerzas y dere-
loe; efectos de que la ley sea eficaz y .no un encomio vacuo, Kant chos, como miembro del Estado, sin depender consecuente·
cree necesario afíadir un término medio, que es el poder; el mente de la voluntad de otro.
cual, unido con aquéllos, hace fecundos estos principios. Con El Estado, cuyo presupuesto ideal es el contrato social,
esta triada de elementos pueden concebirse las siguientes com· que porta en sl tres poderes (trias polftica) que descomponen
binaciones: la unidad de la voluntad general en el sollerano poder, que
reside en la persona del legislador , en el poder ejecutivo, que
A. Ley y libertad sin poder = anarquía. reside en la persona que gobierna, y el poder judicial, que re·
B. Ley y poder sin libertad = despotismo. side en la persona que juzga. "Estos son como las tres pro-
C. Poder sin libertad ni ley = l •arbarie. posiciones de un silogismo práctico -dice el sabio lógico de
D. Poder con libertad y ley = República. Koenigsberg- la mayor, que contiene la le¡J de una voluntad;
"Vese únicamente -dice Kant- que la última merece lla· la menor, que contiene el orden para conducirse de acuerdo
con la ley; por último, la conclusión (la ;,entencia), que decide
1) Cfr. KANT. Eltml'nt., M~tophysiquesde In Dorrri,_e dtt Droit. ná". 46. lo que es de derecho en el caso de que se trata" 2).
El •ubravarlo nos ~rtl"ncce. Para la nposirión crírica df' la concepci6n
de la moral y el derecho en Kant, y loa probl<moa que ella ha auscitado, 1) Cfr. lú.NT, AntropoloFfa tn S.:on tido Pragmrítit:o. pág. 2~-1\1.
Cfr. A. Por.cr, Moralt- t Diritto en la nnttr'na K"'l ti"na. Riv:ata Interna· S) Cfr. KANT, Elements Meuzphrsiques de la Doctrine du Droit, pá·
zionale di Filosofía del Diritto. Anno XII, Fase. IU, 1932, pá(. 385 y ai¡. gina 112.

tH lH
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Esta concepción política-social del Estado expuesta por Kant, tórico, del cual, su última etapa en crisis -el Estad? de dere-
en conjunción con las concretas formulaciones de la técnica cho liberal-burgués- es el objeto de nuestro estudto.
constitucional anglo-francesa, forman unidas el contenido libe- Cuando se agota el mundo medioeval, hemos visto cómo
ral y democrático que a lo largo del siglo XIX gozó de estima· surge una cosmovisión antropocéntrica que engendra el sub·
ción dogmática, y sobre el cual se ha formado y constituido jetivismo y condiciona .la concepción inmanente del Estado
el Estado de .Derecho. Por otra parte, en el mismo derecho soberano; ahora, seguiremos su itinerario, dualízando pensa·
descualificado de Kant, reducido a mecánica de la seguridad y miento y vida al solo efecto metódico, ya que en una instancia
apenas salvado en sus apariencias por el pathos de su con- superior del conocimiento se considera extinguida esta des-
cepción moral, ya atisba el logicismo normativo de los neo- composición regional, y las partes se reintegran en el conjunto
kantianos de nuestros días. Además, -la absÓlÜtíz.áción que hi· estructural, que es lo que tiene realidad.
ciera, contradiciendo sus propios supuestos morales-racionales, A partir del Renacimiento, que inmanentiza los fines del
<le la validez del derecho positivo 1). prenuncian en su doctrina, hombre y del poder poUtico, se transforman las poliarqu{as -un
como León Duguit lo avistó con largueza, los primeros e!emen- conglomerado de sujetos de poder, territorialmente difusos y
tos de la concepción hegeliana sob-re la deificación del Estado 2). sólo pausadamente adunados- en unidades de poder político,
En páginas subsiguientes veremos cómo este subjetivismo permanente y rígidamente organizadas, que tienen un solo ejér·
racionalista de Kant, que destaca los derechos esenciales de cito, pero estable, una única jerarquia burocrática, una orga·
la persona como prerrogativas de ·Ia razón enfatizada por su nización jurídica fija y general, as[ como también disponen de
crítica gnoseológica, aliado a la acuñación jurídica definitiva una superlativa y excluyente soberan1a que posee la competen·
que hiciera la Revolución francesa de los derechos de la liber- cia de dotar las competencias. A través de esta concentración
tad obedeciendo a los requerimientos sociales de In burgue· en una eficiente unidad política de los atributos de poder, sean
sía políticamente dominante, proyecta sobre el siglo XIX la bu~ocráticos, miUtares y económicos -que primeramente fué
realeza victoriosa del Liberalismo. posible en las Repúblicas de la alta Italia por el temprano
desarrollo de la economla monetaria- reCién aparece el mo·
nfstico poder político, que distingue característicamente al Es-
tado moderno del Pafs medioeval 1 ).
V Bien vale que, antes de seguir, hagamos una ligera digresión
acerca de la significación singular de la palabra Estado. Fué,
FORMACIÓN HISTóRICA DEL ESTADO DE DERECHO precisamente, en una de las Repúblicas italianas del Renaci·
miento Florencia, donde vivió Niccolo Machiavelll, cuyo libro
LIBERAL-BURGlffiS más célebre introduce el nombre "lo Stato", para la designación
del nuevo status politico 2 ). Machiavelli comienza su Príncipe:
Necesitamos retrotraernos al umbral de la modernidad para "Tutti gli Stati, tutti i dominii che hanno avuto ed hanno. 1m·
aprehender el nacimiento y desarrollo del Estado moderno, perio sopra gli uomini, sono stati e sono o repubbliche o prmci·
considerado como activa formulación en el mundo social·hls·
1) En esta esquemática exposición de lo3 suputstos históricos del
1) Cfr. HXNst::L, Kant$ Lehre vom IPiderstandsrecht, Berlín 1926, Estado moderno seguimos de cerca el capítulo que Hermann Heller le de-
pág. li8 y !ig. d'ca al tema Cfr. lh:.R~fANN HELU:R, Staatslehre, pág. 125 y !ig.
2) Cfr. l.t:óN Ducon, /. J. Rouueau,. Kant et Hegel. Extrait de la • 2) ORAito CoNDORELU, Per la Storia del Nome "S!ato". (ll Nome
Revue du Droit Public et de la Science politique en France et á l'etran¡er ..Stato" in Machia11elli), Modena 1923; F. CoLLOTTt, Machlallell1. Lo Stato,
París 1918, pig. 30 y aig. Modeoa 1939.

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pati", con lo que da la genérica designación Mcnica de Estado camente pendientes de sus pagas. Con esto, el Príncipe, se
a toda relevante y permanente organización de poder político. llbra de la tornadiza fidelidad de sus vasallos, ganando el Es·
Durante el curso de los siglos XVI y XVII la nueva acepción tado el manejo único de las fuerzas armadas, al mismo tiempo
que se le da a la palabra "Stato", y que designa justamente que hiere de muerte el preponderante papel político y mil1tar
una nueva estructura concreta·histórica, es receptada en las len- de los caballeros. Lo costoso de la nueva técnica guerrera exi·
guas española, francesa, alemana e inglesa. Estado en español, gió la creación central de los medios militares, que a su vez,
Etát en francés, Staat en alem'án, State en inglés, muestran que apuró una reorganización de la hacienda pública. Recién, con
la concepción de un poder politico monístico, su activa realiza- esta forma de gobierno . financiero, se pudo sustituir al ejército
ción, y la nominación correspondiente, se expandió dominante vasallo, de servicio intermitente e inseguro, por una organiza-
por toda Europa 1). ción militar continuada y rfgida. cuya dirección está concen-
El desarrollo de plasmación del Estado moderno está ca- trada en el gobierno del Estado.
racterizado por la transferencia de los iristrume,ntos de domi· También las poliarqufas feudales se mostraron incapaces de
nación y los atributos de soberanía, desde la propiedad privada afrentar los problemas de gobierno, cualitativa y cuantitativa-
de los feudales a favor de la propiedad del Príncipe' a~oluto, mente acrecidos, de una sociedad dinamizada por el Salve
y más tarde, a favor del Estado. lucrum! -consigna de los tenderos romanos actualizada por
Un complejo de eventos sociales, de las más diversas índoles el burgués- y complicada por el predominio del factor econ:S·
y de las más encontradas direcciones, tramaron la textura mico,. que, como lo hemos visto, habfa adquirido sustantividad
histórica. Así, con la modificación de la técnica guerrera, que y fines propios. El Estado debió hacerse cargo de un ,;innú-
consistió en el empleo creciente de cañones y armas manuales mero de problemas de gobierno, verbigracia, la dirección cul-
de fuego, hizo necesaria la creación de un ejército per manente tural, muy especialmente de los modos pedagógicos; las cues·
y adiestrado, debido a lo cual los soldados quedaban económl· tiones técnicas·económicas provenientes del tránsito; la justicia,
etcétera, que hasta alH habfan competido a la Iglesia, a los
1) "Esta breve excursión en d mundo de las palabras no está dtos· señores feudales, a la familia o a las instituciones urbanas.
pro,·.sta de importancia práctica. Desde luego, que una \ ' et reconocido que Así como la unificación y estabilización de las fuerzas mi·
la palabra "Estado" es un término "moderno" que vrve para de~ignar una
noción "moderna", se deduce en buena lógica que no debería jam!Ís em· litares se consiguió por medio de una organización planeada,
plearse (al menos sin pn coución) para de8ignar formacione8 polít:cas an· también en los otros sectores administrativos se hizo indispe.
teriores a su aparición. Hahlar del problema de loa orí¡;enea del Estado, sable recurrir a una desfeudalizaci6n, para erigir, en cambio.
importa imaginar lo má~ lejano de las soc:edades humanas, loa comienzos una racionalización técnica y unitaria del poder polftico. En·
de un poder que no puede acr llamado aún político -desde que, d análiaia
descubre elementos que nosotroa llamamos místicos, económ.cos y politicos, tonces, hubo de montarse una organización burocrática esca·
todos confundidos e indiferentes-- y e!lO es dar lugar a una confusión du lonada jerárquicamente y con la competencia preestablecida
id-as intolerable. Deben ser considerados como or:gen de) Estado, solamente de los funcionarios idóneos designados por el gobierno y a
cuando comienza a exi~tir un organit.>mo que, a los hombres dd siglo XVI, quien le quedaban, por lo tanto, económicamente dependientes.
se le ap~rece como tan novedoso que ~ienten la necesidad de dotarlo ~e Por medio de esta jerarquía administrativa el Estado SE: cor·
un nombre: un nombre, que lo,; pueblos en la m:sms época ae lo trumiten
unos a los otros. Puo, segunda consecuencia de tales consideraciones: no poriza sólidamente, condicionando la relativa estática de su
hay lugar para hacer, a través de la Edad Media y la Antigüedad, un.t estructura, y recién se hace efectivo y eficiente el proceder
excavación para encontrar los punto, de contacto y los anteced~ntea de r elevante del Estado.
una institución que, los mismos autores de &u nacimitnto, tienen la ac nea· Ejército permanente y burocracia constante, tuvieron por
ción de que e•. no una continuaci6n, sino: una innovaci6n. Cfr. LuctEN
FF.BVRt:. De l'Etat Historique a L'Etat YitiQnt. A Travtrs les Mots, en: En- premisas la regularidad del gobierno financiero del Estado,
cyclopédie Francaúe X, L'Ewt Moderne, pá¡. }Q.Q8.2, que exige un sistema de impuestos reglados y entradas pre-

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determinadas. Los sujetos del poder poUtico en la Edad Media, Estado moderno, debe ser considerada muy especialmente la
desconoc1an completamente los presupuestos financieros, pues aparición, durante el siglo XVI, y su creciente desarrollo,
nunca existió una separación del erario con el patrimonio de durante los siglos XVII y XVIII, de la ciudad industrial, de
los pr1ncipes. Ahora bien: estos cambios fueron posibles cuando las grandes y populosas urbes con cientos de miles de habi·
la econom1a burguesa-monetaria, que pone en circulación la ' tantes 1), cuya aparición llena de júbilo a los contemporáneos:
riqueza mueble de valor cambiario, supera a la economía pa·
"Una ciudad entera, construfda con magnificencia parece
trimonial que determinaba en gran parte la dependencia
salida por milagro de un viejo foso, y nos hace pensar, con sus
p~lítica-económica del Prfncipe y los estamentos para con el
tejados soberbios, que todos sus habitantes son dioses o reyes".
ieudal. Sabido es que el derecho feudal no había previsto otra
forma de propiedad que la tierra; pero los usureros judíos de (CoaNElLLE, Le menteur, acto II, escena V 1
Francia y de España, la liga Hanseática en Alemania e Italia,
los piratas normandos del Norte y las corporaciones artesana~ Las ciudades son sostenedoras y aliadas del poder central,
de las "ciudades libres" introducen una forma de propiedad porque de esta manera sus pobladores -pertenecientes en su
menos visible, y consecuentemente, menos controlable en las gran mayoría al tercer estado- escapan a la férula feudal.
transacciones económicas: el dinero. Aunque la burguesía - Los nuevos ciudadanos son siervos arrebatados a los fundos
consubstancialmente unida en su existencia con esta forma de feudales, que van debilitando su fuerza productora y militar
propiedad- tuvo que vencer dos serias dificultades: Jos tribu· en la medida. que la ciudad se fprtifica. La ciudad ofrece sus·
nales de la Iglesia que impedían la "usura" y la poHtica de titulr la sujeción al suelo por una libertad cfvica urbana que
los nobles que rehusaban acordar las "libertades" necesarias 1 ). exime, a quienes se vienen a avecindar a ella, del servicio
Entre los elementos que contribuyen a la formación del mllitar y de las gabelas del sefior, que les garante el derecho
de propiedad privada, de libertad de herencia y de matrimonio. ·
1) "El poder central, rey, príncipe o soberano, súbitamente se de<>· Por eso, la norma fundamental del derecho foral de la Alta
embaraza de sus rivales: políticamente él ha devenido todopoderoso. Loa
vasallo~ rebeldes, que hacian temblar al Rey-holgazin, son transformado'
Edad Media: el aire de la ciudad hace libre (Stadtlup macht
a través de un cuarto intermedio de parlamentarismo en flex:bles cortesanos frei), es defendido con bizarría por la naciente clase social
protternados ante d Rey-Sol. Dependen de él, porque sólo las fuerzas mili·
tares que posee en sus tjén:itos mercenarios pueden reprimir las tentativu 1) "Ya en el siglo XVI ae eleva a 13 o 14 el número de las ciudades
de rebelión de los rústicos txosperados. ~ientras que con la economía ns· con 100.000 y más habitantes. En primer lugar fi¡nran las ciudades italia-
tural la corona estaba casi Piempre ligada con los paysanos y las ciudades nas: Venecia (en 1563, con 168.627;, en 1575, con 195.863), Nápoles
contra la nohlua, nosotros tenemos ahora el absolutismo, surgido del Es· (240.000), Milán (cerca de 200.000), Palermo (en 1600, aproximadamente
tado feudal , en alianza con la nobleza, contra los representantes de los 100.000), mientras Florencia, en 1530, sólo tenía 60.000 habitantes. In me·
caudales económicos. A partir de Adam Smitb es común repre!entar esta diatamente vienen las ciudades españolas y portuguesas: Lisboa (en 1629,
transformación, de tal manera que aparece d estúpido hidalgo pobre ven· 110.800), Sevilla (a fines dtl siglo XVI, 100.000 aproximadamente) . Luego
diendo su derecho de primogenitura por un plato de lentejas, abandonando las Clamencas: Ambere~ (en 1560, 104.972), Amsterd1m (en 162.2, 104.961).
la dominación soberano por cosas fútiles. Nada es más falso que este Vienen, por último, París y Londres. París, contra cuya excesiva extensión
punto de vista. La verdad es que la economía monetaria basta, por sí aoJa, se publicaron edictos reales a mediados del siglo, retrocedió notoriamente
para aument:~r la fuerla política del poder central, hasta tal punto qu~ en cuanto al número de habitantes, a consecuencia de las guerru reli-
toda resistencia por parte de la nobleza !ería insensata. Con el dinero ae giosas. En 1S94 tenía, aproximadamente, 180.000. Londres crec.ó rápida·
pulde equipar perfectamente a jóvenes paisanos y hacer soldados de pro· mente y a fines del siglo adquirió todos los caracteres de las grandes urbes
fesión, quienes en masas compactas no se dejan vencer por la tropa poco como se de!prtnde claramente de una disposición dictada por Isabel en
homogénea del ejército señorial. Cfr. FRANZ ÜPPENBEIMER, L'EUJt, 1e1 1602. En el período de esta Reina podemos fijar en 250.000 el número dr.
Orisines, ses tt-olution et son Avenir. Trad. de M. W. Horn, París 1913, habitantes". Cfr. WERNF.lt So!rfDART, Luio r Capitalismo. Trad. de Luia laa·
pág. 186-88. bal, Ed. Revista de Occidente, Madrid 1928, pág. 43-44.

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burguesa, y el poder central, interesado en acrecentar las ciu· dico que deslinde y fije las competenecias de los funcionarios.
dades en desmedro de los díscolos feudales, acentúa su vigencia Ahora bien, si a esta unidad excelsa de dominación, que
consagrándolo en el nuevo derecho instituido 1). es el Estado, la quisiéramos representar como un statu-s, no
Es de hacer notar que son fuertes motivos políticos los es suficiente con exponer un derecho conceptualmente siste·
que impulsan este desarrollo económico, pues la concentración matizado para las relaciones jurídicas privadas, sino que debe
del poder estatal activa sin pensarlo la forma económica ca· llegarse a lo mismo con las relaciones de soberanfa, y justa·
pitalista; asi, por ejemplo, corl el periódico recolectamiento de mente. en esta necesidad organizadora, tienen sus orígenes las
los impuestos se estimuló la circulación económica, y con los Constituciones escritas. La novedad no consiste, como se ha
grandes ejércitos permanentes se posibilitó la producción y creido, en la primitiva consagración de los derechos indivl·
venta en grandes escalas de las mercancias. Recién, con el mer· duales de la libertad que durante la Edad Media se convinieron
cantilismo, fué estimulado en forma consciente y planeado el entre los Prfncipes y los vasallos fijándolos en las ·•cartas",
desarrollo económico para la fortificación del poder político. sino que ella af.inca en la sanción de una ley constitucional
El mercantilismo se basa en la estimación de los metales pre·r escrita, en el sentido de una decisión polltica total, que ordene
ciosos, amonedados y amonedables, como los protofactores del de manera duradera los futuros procederes estatales. Se sus·
enriquecimiento del Estado. A tales efectos, es indispensable tituye la ratio status, omnipotencia incontrastable del Príncipe,
organizar la industria y el comercio; reglamentar la primera por el ius certum, normalización permanente de las funciones
de modo que se pueda producir con el minlmo costo -medidas estatales. El primer ejemplo de una moderna constitución es·
poblacionistas, máximo legal de salarios, régimen de trabajo crita es el fnstrument oj government de Cromwell, del afio
forzoso, creación de manufacturas reales; reglamentar el se- 1653, y que como su fautor lo expresalifl, tenia por objeto dar
gundo, con el propósito de reducir las importaciones e lmpul· una regla fija, algo que fuera para el gobierno análogo a la
sar las exportaciones. Resumiendo esquemáticamente, podrla Carta Magna, permanente e inviolable: "In every government
definirse el mercantilismo, que es el último tramo económico there must be Somewhat ¡undamental, someu.•hat like a Magna
para arritar al Estado absolutista, con los siguientes conceptos Charta, which sho,;ld be standing, be unalterable" 1 ).
económicos: crisohedonismo, socialismo monárquico, balanza Si a la concepción renacentista del Estado que, como lo he·
comercial favorable, exclusivismo marltimo y colonial, sever' mos visto, era potencialmente amoral y que a partir de Ma-
celo internacional. chiavelli ganó sefiorio excluyente en los espfritus europeos,
La sustantivación del Estado como eficiente unidad poUtica, la integramos estructuralmente con el proceso de concreción
militar y económica solamente pudo adquirir realeza cuando histórlca·social que a partir del siglo XVI se venia realizando,
se corporizó también como peraltada unidad de decisión. El como lo acabamos de reseñar, tenemos como resultante la
proceder relevante del poder poUtico exige un ius certum vá· primera formulación actlva del Estado moderno: el Estado
\ido para todo el ámbito estatal, un sistema único y hermético absoluto, con la lnsita paganización del poder, venero de todas
de reglas escritas, en cuyo comienzo se hizo con la recepción las esp~cies de demasias, y a quien los revolucionarios de
:lcl derecho romano; también, la coordinación en la división Francia crefan verlo en su realfsima objetividad en las maz·
del trabajo burocrático hace necesario un ordenamiento jurl- morras de la Bastllla y en la testa coronada de Luis XVI.
Pero a extramuros de la ciudadela monárquica venia acre-
1) P::ra un con oc: mi< nto completo de dicha norma de dert.eho foral cÉmtándose una clase de au:ciliares de la realeza o clase de
med oc\·al, y sobre todo, para el estudio de la consagración legi•lativs 'in·
guiar en los disrintos E tadoa europeos, nos remitimos al capítulo especiul
qu, le ded:ca RoBERT vo~ KELLER, Freiheitsgarantien /ür Person und 1) Cfr. Gtoac Ju.LJNEK, Teoría General del E$tado. Tomo 11, pi¡i·
Eigcntum im Mittelaiter, pág. 118.-11. na 175, nota 2.

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dependientes, como George Sorel denomina a la burguesía 11· propio 1). Antes, procuraremos dar algunas nociones necesa-
beral, que había nacido cuando la rfgida austeridad cristiana- rias para entender lo que significa soclológicamente el concepto
medieval comenzó a relajarse, que recibió su espíritu mundano de clase social.
del Renacimiento y la legitimación moral de la Reforma, y que · La diversificación de la sociedad en grupos sociales, a quie-
en una coyuntura propicia hace su aparición como protago- nes integran individuos que desempeñan una misma función,
nista en el proscenio de la Historia. con la mentalidad genérica que impone la tarea profesional,
La burguesfa, que se abreva en la cosmovisión renacentista, tiene la evidencia del dato, y, a partir de las observaciones del
tiene el mismo espfritu que condiciona al nuevo Estado, a la fisiócrata Baudeau -en la Introduction a la philosophie éco-
nueva re.igión, a la nueva ciencia, a la nueva técnica y, tam- nomique (1771)- su concepto también aparece con nitidez,
bién, a la nueva vida económica. Está penetrada por el im- aunque visto con la unilateralidad burguesa: la distinción de
pulso de empresa que le hace ganar el mundo, que lo libera clases sociales con fundamento puro y exclusivamente de ord.en
de los mandamientos éticos de la religión, que con la ciencia económico. En cambio, la realidad es que los estamentos profe-
descifra los enigmas del cosmo, que con la técnica domeña la sionales se encuentran vertebrados con una cierta ordenación
naturaleza, que descubre continentes, mares y rutas. Pero como jerárquica; y en la cima de la sociedad, a uno de ellos, ensan-
sus fines ('ran puramente terrenales, afincó sus impulsos en chado como clase social con conciencia y aspiraciones poUtlcas
las actividades materiales, con lo que derrumbó una economfa de ser el "todo", ademés de su especifica labor, le corresponde
mediatizada a la ética, limitada a la mera satisfacción de las la función representativa del dominio político. En ~onsecu en­
necesidades, basada en la sooriedad, mantenida siempre en si- cia, el ctiterio decisivo de clase social es politico y no profe-
tuación estática y equilibrada, para levantar, en cambio, una sional; con este último criterio no podrfamos obtener el con·
economfa individualistcl y lucrativa. Junto a este espiritu de/ cepto de clase social, sino, a lo sumo, el de estamento -..;::;.
empresa, agudizado en el campo económico, surge el esp{ritu. profesional, qJ,le puede ser una preciase.
de acumulación, que ha procurado a la vida económica de ~ Pero la más seria dificultad para definir la clase social en
modernidad una ordenación segura, una exactitud de cálc\1ÍO, términos cientfficos y delimitar sus contornos precisos -anota
una fría determinación de amontonar rlq\lezas, que fuV efl· Francisco Ayala- viene de que dicha formación histórica es
<:iente por espacio de unos siglos en los estratos inferiores un complejo objetivo-subjetivo a qUien integran, un contenido
de la sociedad, entre los sujetos económicos de la vida urbana, de conciencia compartido: la conciencia de clase, y la estruc-
entre los mercaderes y artesanos. El espfritu de empresa, que tura real de una comunidad viva donde toma cuerpo el dato
empuja a la conquista y a la adquisición, y el espíritu d~ acu-
mulación, que aspira a ordenar y conservar, son los dos ele· 1) La acepción de "burguesía", como una clase social, la encontramos
mentos componentes del espíritu. burgués en la plenitud de su por primera vez en una correspondencia del embajador nneciano Pietro
Duodo (1598). Duodo divide en dos brazos al "tercer estado" francés: 1:1
conformación, que mundaniza los fines de la vida, y que, ~ás clase agraria y la burgue•ía. Dice así: "L'altrm_ sorte poi di genti del terto
angostamente, concluye imprimiendo a la existencia humana stato, che si nomina borghe3i, si puó divider in due porti: runa é quclla
un excluyente sentido económico. dei mercanti, e l'altra deBli uomini di roba lunga". Cfr. Le Relazioni Degli
Ambasciatori JIeneti, edic. Eugenio Alberi, 1863, pág. 157-9.
Entrado el siglo XVIII, la burguesfa, que a la sazón posee En el siglo XVIII, Savary des Bruslons define la burguesía como la
todos los elementos de una clase social, se objetiva en una co- clase social ni noble, ni eclesiástica, ni de la alta magistratura, aino como
munidad real y efectiva -a quien informa un orbe mental la que integran aquellos que ".1on néanmoins, par leurs bit:TIJ, par leurt
concreto- y que aspira al dominio político para realizarse richesses, par les empleois honorables dont ils sont revetus, et par leur
plenamente en un sistema de Cultura que universalice su etho~ commerce, fort au dessus des Artissans et de ce qu'on appeUele le peuple".
Cfr. Dictionnaire de Commerce, ed. 1759, palabra: Bourseois.

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de conciencia. "La conciencia de la comunidad de vida y de activo del movimiento de sustitución: una clase social; y con
destino es lo que mantiene a cada clase social apretada en s(, un fin: universalizar en un acabado sistema de Cultura el ethos
coherente, unida por un lazo de fidelidad radical que, en último de esta clase social.
término, responde al instinto de conservación: pues se trata Tal era la precisa situación en que se encontraba la clase
de conservar la integridad de la persona individual dentro de burguesa en los pródromos de las revoluciones del siglo XVIII.
sus estructuras psiquicas fundamentales, y se trata también Su origen común que :remonta a los mercatores de los burgos
de conservar las estructuras sociales que son moldes de aqué- de la alta Edad Media, sus afines intereses económicos que
llas y condición de las vidas que discurren por su cauce t). defender de la arbitrariedad del Estado absoluto y de las res-
Esta conciencia de clase se objetiva -la sola coyunta pst- tricciones éticas de la Iglesia, la universalización de la menta·
quica no basta para crear una clase social- en una sustantiva lldad propia al homo aeconamicus y la vigencia de una especi-
comunidad de individuos que desempeñan una función social fica escala conceptual de valores que emerge de su concepción
homogénea, con la privativa mentalidad que ésta impone y con del mundo y del hombre, a la par que la estructura en la viva
la suficiente fuerza para intentar el predominio poHtico de la comunidad de una clase social, la dota de todos los elementos
sociedad. ¿Por qué, esto último, que la clase social tiende na· esenciales para imponer su predominio político, y, con ello,
turalmente hacia el predominio poHtico para universalitar en realizarse plenamente en todos los distritos de la Cultura.
un sistema cerrado de Cultura su propia cosmovisión? Es - Este agregado de Individuos, de familias y de grupos, habh
cabe responder con el precitado sociólogo- porque la clase devenido clase burguesa en la progresión que sus integrantes
social, en cuanto comunidad de vida y destino, se halla dorn1· 'cesaban dé ser cristianos. Nuevos hombres que erán dueños
nada por un cthos propio, es decir, por una cierta y peculiar de un mundo nuevo que habta desterrado de su seno a Dios
constelación de valores que se afirman incondicionalmente pa· y al demonio, donde no hay ya pecadores ni santos y donde
ra realizarse en plenitud, para imponerse con exclusividad. no se conocen más las angustias ni los éxtasis de antaño. El
"Este ethos, que presta sentido a su tradición y orienta su Dios nuevo, de la burguesía, que es el Dios del Defsmo -
desenvolvimiento futuro como unidad histórica, no expresa un Dios meramente constituyente del Universo-, que no im-
un cuadro valorativo arbitrario; más bien, se encontrará en pera sino sobre la naturaleza y que su providencia se siente
conexión con la actividad funcional a que el grupo se halla sobre los cuerpos sólo en su "constitución", deja señorear al
consag¡:ado, respondiendo a hna visión del Universo que co- hombre en su lugar, y este hombre es suficiente en si para
a
rresponde su mentalidad" 2). todo lo que concierne a su destino. Las leyes naturales deter-
Puede decirse, entonces, de un modo general, que en con- minan el curso de los astros y todo lo que pasa en la tierra;
tacto conociente con estos momentos sociológicos caracteriza· y Dios, como un buen rey constitucional, deja gobernar a la
dos por la conquista del predominio político por una clase ley, se abstiene de intervenir en el preciso curso de las cosas '!
social nueva, nos encontramos con un punto de partida: un 1' de quebrar el orden perfecto y preestablecido en la creación.
mundo en crisis, cuyo ethos es puesto en duda; con el agente se atempera menos el poder divino que el ejercicio de este
poder, o, como dedan los jansenistas aludiendo la doctrina de
1) Cfr. FRANCISCO AYAr.A. NollU para una Sociología de [(U Clases los jesuitas, se "reducen y r estringen" los derechos de Dios.
Socialrs, en: Universidad. Publicación de la Universidad Nacional del Li· Este es el Dios constituyente, a quien la burguesia reconoce
toral T. 8, mayo de 1941, pág. 175. como el organizador de las cosas del mundo, de manera que,
2) Cfr. FRANCISC"O AY4t.A, obr. cit. páp;. 176. Para un estnd!o Mm• desde la constitución del eosmo, todo está justamente preesta·
pleto de las clases sociales Cfr. M. HALBWAC.HS, Des Ckzsses sociales. di Li·
braire Félix Alean, París 1937; Arthur Bauer, Des classea sociales, Analyae blecldo por leyes naturales aprehensibles por la razón; y. ade-
de la vie sociales, Paría 1902. más, éste es el Dios neutro que se abstendrá de intervenir

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en sus decisiones cuando Jos hombres, prudentes y razonables, de Santa .Teresa de J esós. La transformación es aú.Íl más pro-
reglen sus propios destinos. Porque la burguesía reconoce la funda en los conceptos, aunque los mismos términos se sigan
necesidad de un Dios severo y de un averno expiador que empleando para la designación. Asf, verbigracia, con el dominio
sirvan para la recompensa o el castigo de quienes no confor- de sf mismo, que antafio tenfa el sentido de que con él se re-
maron su conducta mundana a la escala de sus valores mo· velaba, sobre todo, la soberanfa de la persona espiritual sobre
rales: "en el régimen cO"nstitucional que ella extiend~ a todo el caos de los impulsos sensibles, la caballeresca voluntad de
el Universo, Dios será algo asf como el poder ejecuti o de la dominio sobre las tnclina:ciones, el orgulloso sentimiento de la
conciencia burguesa para el más allá" 1). fuerza para acabar con ellas prescindiendo de las consecuen-
El burgués es el homo aeconomicu.s que al sobreestimar el cias más o menos favorables para los propios fines utilitarios.
valor de utilidad lo antepone a éste en sus relaciones vitales; En el burgués, la templanza, la probidad, la moderaci6n, re-
que todo lo convierte en instrumento de conservación de la sultan un simple medio para encauzar felizmente los negocios
vida, de lucha natural por la existencia. El semejante es una y eliminar, en lo posible, al concurrente; y cuando este fin no
energfa trabajadora, la naturaleza un medio de producción y existe, esas cualidades no son positivamente valores. La fide-
la vida entera se desenvuelve con la forma de un proceso ge- lidad era la natural continuidad y persistencia de un sentir
nerador de riquezas 2), amoroso y leal, y el hombre fiel hubiera considerado como un
. En el plano de las estimaciones morales, la burguesla in· ultraje toda exigencia de promesas obligatorias y de relaciones
vterte el orden jerárquico de los valores, mediatizando los contractuales, que ponen en duda, precisamente, esa continu1·
excelsos ~el espíritu al valor de utilidad; la inversión de la dad natural de la devoción y erigen, a cambio de ella, una
valoración se manifiesta, sobre todo, -expresa Max Scheler garantfa ardficial. Para el burgués, la fidelidad es la mera
en páginas de insuperable vigor- en que los valores profesio· disposición al cumplimiento práctico de las promésas y con·
nales del comerciante y del industrial los valores de las cua· tratos. La veracidad era antafio estimada, sobre todo, como la
lidades con que este tipo de hombre p~ospera y hace negocios, valentfa de la confesión, como la repulsa a la sumisión de fas
son exaltados al rango de valores morales universalmente vtf· valoraciones e intereses ajenos, a los cuales el embustero se
~idos y aun "supre~ Prudencia, rapidez de adaptación, somete, por lo menos, momentáneamente. El burgués, en cam-
mtelecto calculador, inclinación hacia la seguridad de la vida bio, tiene cada vez más el sentido de que no se debe pensar
Y del tráfico universal, o las cualidades capaces de producir ni hacer nada que no se pueda decir ante el tribunal de la
estas condiciones: espfritu de contabilidad en todas las cosas moral social y la opinión píiblica. "El ahorro era ap.reciado
de continuidad en el trabajo y la labor, ahorro, exactitud e~ antafio como una expresión menor de la misma tendencia que
el cumplimiento de los contratos, son virtudes que reemplazan se encarna en el ideal evangélico de la pobreza voluntaria,· se
las del cristiano-medioeval: el denuedo, la valenUa, la decisión le consideraba nacido de la idea de sacrificio; y, pÓr otra parte,
de sacr~ficlo, la grandeza de alma, la altivez, el arrojo que era estimado como una forma de aptitud vital (no de virtud)
desprecia el cálculo, el culto del honor, la indiferencia ante en los pobres, y sólo en éstos. Ahora, sin atender a la idea
los bienes económicos, la fidelidad a la familia y a la estirpe, , de sacrificio ni al ideal evangélico, es realzado como una vir-
la sumisa humildad ante los designios de Dios, la comezón de tud -y, lo que es decisivo, como una virtud de los ricos-,
eternidad, tan bien expresado en el "muero porque no muero" aunque conservando el término su pathos cristiano. Aguda·
mente, hace resaltar Sombart, en sus consideraciones sobre
1) Cfr. B. GROETHUYSEN, Origine& de L'esprit Bour8eoi& en France Albertl: Esto fué lo inaudito, lo nuevo: que alguien tuviese
L't11Hse tt la Bourgeoissie, París 1927, pág. 123. · los medios y, sin embargo, los gttardase inempleados. La idea
, 1). Cfr. WEANE.II SoMBART. Der Bour8toi&, Müncheo 1923, pág. 149
del ahorro apareció en el mundo. Pero no del ahorro forzoso,
r 11gwentes.

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sino del ahorro voluntario; del ahorro, no como necesidad, sista y prospere?", Interroga Sleyes, para contestar: "De los
sino como virtud. El administrador ahorrativo es ahora el trabajos particulares y de las funciones públicas". "Todos los
ideal, incluso de los ricos, por cuanto se habían hecho bur- trabajos particulares pueden resumirse en cuatro clases: 19) La
gueses" 1). tierra y el agua suministran la materia prima de las necesi·
En el plano de las realizaciones históricas, la bUfguesfa, dades del hombre, por lo que la primera clase en el orden de
objetivada a la sazón en clase social, acrece su pr~ominio las ideas será la dedicada a los trabajos del campo. 29) Desde
económico y con ello gana las posiciones llaves do/fa colecti· la primer venta de las materias hasta su consumación o su
vidad. Este desarrollo, en proporciones tan ~xtraordinarias, uso, una nueva mano de obra, más o menos multiplicada, agre-
hace que la burguesía tome conciencia de su realidad y poderío ga a estas materias un segundo valor, más o menos compues·
de clase, y se sienta con una capacidad de dominio político tos. La industria humana llega de esta manera a perfeccionar
que le hace exigir para sf, aún no el control absoluto de las los beneficios de la naturaleza, y a doblar, decuplicar, centu-
palancas de mando poHtico, sino la colaboración en el gobierno publicar el valor del producto. Tales son los trabajos de la
del Estado, y muy especialmente, la garantía de un Estado segunda clase. 39) Entre la producción y la consumación, como
fundamentalmente neutro y abstencionista frente a la Socie· también entre los diferentes grados de producción, existe una
dad, la Cultura y la Economía. multitud de agentes intermediarios, útiles tanto a los produc-
Es notable la exactitud con que Sieyes -"el oráculo del tores como a los consumidores; éstos son los mercaderes y
tercer estado", como lo llam~ Etienne Dumont 2)- trasunta los comerciantes. Los comerciantes, que atienden continua-
el tre~e.ndo Y_ fir~e alegato . e la burgues~a. que solicita el re- mente las n~cesidades de lugar y tiempo; esp~culando sobre
conoctmlento Jurídtco y polítl o de su prommencia social: el provecho del cuidado y del transporte; los mercaderes; que·,
"Primero: ¿Qué es el tercer estado? - Todo". se encargan en último análisis de la venta, sea al mayor sea al
detalle. Este género de utilidad caracteriza a la tercer clase.
"Segundo: ¿Qué ha sido\ hasta el presente en el orde.n 49) Sobre estas tres clases de ciudad_ anos laboriosos y útiles
político? - Nada". que se ocupan del objeto propio a la consumación y el uso,
"Tercero: ¿Qué es lo que demanda? - Devenir alguna hay en la sociedad una multitud de trabajos particulares y de
cosa". suyo directamente útiles o agradables a la persona. Esta
Una vez que Sleyes sumarlza de manera tan contun- cuarta clase comprende desde las más distinguidas profesiones
dente las exigencias revolucionarias de la nueva "sociedad", científicas y liberales, hasta los servicios domésticos menos
fundamenta la siguiente aseveración: "El tercer estado es una estimados. Tales son los trabajos que sostienen a la sociedad".
nación completa". "¿Qué se necesita para que una Nación sub- "¿Quién los soporta?" -interroga con polémico estilo comba·
tivo para acentuar su rotunda contestación: "El tercer es:
1) Cfr. MAx Scm:LER, El Re.sentimiento en ÚJ Moral. Trad. de J osé tado'' 1) .
Gao~. Buenos Aires 1938, pág. 199 y eig. Una vez que Sieyes expone la precedente concepción eco-
2) Cfr. ETLENNE DuMONT, Sotwenirs ,,ur Mirabt>cut et sur les Deu"C nómica (=burguesa) de la Nación (=Tercer estado), recuerda
Premiere$ Assemblées Legislatives, París 1832, pág. 5. t a obra de Emma- que la función pública -a las que considera como posiciones
nu<l Sieyes, titularla: Qn'est-ce que le Tiers Etat?, cuya influencia en los lucrativas y honoríficas del Estado en opo!'lición a las penosas
pródromos de la Revoluc'ón francesa resulta obvio de~tacar, fué publicada
en los primeros días d 1 ml's df fehrl'ro d e 1789. En el mi$mo 1\ño 'e h!-
faenas de la Sociedad- están monopoli.zadas por las órdenes
cieron cuatro <diciones, e inmedia•amente fué vertida al alemán pnr K.
F. Crámer. Para el estudio crítico de sus ideas políticas, Cfr. KouNc-YotR, 1) Cfr. EMMAI'IUEL StEYBS, Qu'est-ce que le Tiers ttat?, pig. 27
La Théorie Constitutionnelle de Sieyes, París, 1937. y siguientu.

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privilegiadas de la Espada, la Toga, la Iglesia y la Admlnis· básica eXpresión en el contrato social, entendido como legitl·
tración. Con el objeto de poner fin a este status de sinrazón, mación racionalista del Estado, y, su más concreta manifesta-
el tercer estado, que Sieyes lo muestra como el auténtico po- ción, en la soberanfa del pueblo, de carácter inalienable, im-
seyente de las cualidad~xootsas que se atribuyen los cuadros prescriptible e indivisible 1).
privilegiados, requiere el ser participe en la formación de la Es fácil colegir, que la voluntad general de Rousseau es la
voluntad poHtica de la colectiVIdad, además, que su ingénita politizaci6n del imperativo categórico de Kant, o mejor aún,
suspicacia moderna le hace doblar sus precauciones, al exigir por fidelidad al orden cronológico, la voluntad universalmente
atajos para que el Estado quede interdicto de actuar en el legisladora del filósofo de Koenigsberg, es la individuación de
interior de una ciudadela -donde se guarecen: Religión, Cul- la voluntad general del ginebrino. Ambas voluntades, puras
tura y Economía- reservada para la exclusiva y libre compe- de las solicitaciones del interés particular, y que una de ellas
tencia de la Sociedad. mueve la acción política, y la otra la acción •monástica, se la

¡
Las exigencias de la burguesra de una forma de Estado endilgaban al hombre moderno, que era reducido a la mera di·
que le garantiera la juridicidad formal, su intervención en el mensión racionalista.
gobierno, el respecto al reducto de las libertades -su formu- Montesquieu, en la línea de la concepción del Estado secu-
lación histórica·social conformará el Estado de Derecho libe- lar y soberano que arranca de Maquiavelo, Bodin y Hobbes, des-
ral-burgués- venfan abonadas por perentorios requerimientos arrolla en el célebre .capítulo VI del libro XI de su Esprit des
doctrinarios, resumidos en ~ siglo XVIII, con un especifico Lois (1748) la teoría sobre la separación trina de los poderes,
sello racional y 'subjetivista, p~las teorizaciones de Rousseau como la manera más eficaz de establecer un gobierno liberal,
y Montesquieu, por la filosofla del Iluminismo 1) y por la ya que crea un sistema de equilibrio de los órganos del Esta·
doctrina de una economía empirl ~ e individualista. do: le pouvoir urréte le pouvoir. Esta garantra de técnica cons·
Con Rousseau, llega a la plenitua de su conformación la titucional -que a partir del Instrument of Government de
teorra del contrato social que efunde la Reforma y cuyo máxi· Cromwell se venfa realizando en la organización constitucional
mo exponente habla sido Althuslo. Con esta concepción con- inglesa- fué consagrada por la recelosa burguesía cuando se
tractualista, que a partir .del Renacimiento se venia haciendo impone políticamente a través de las revoluciones americana
~
valer como legitimación inmanente del Estado, tiene el tiers .. y francesa 2 ) •
état la fundamentación teorética para su exaltación poHtica. '
Desde los albores de la modernidad venía .siendo en la lite·
La volonté générale, que según Rousseau es "siempre justa y
tiende a la utilidad pública", que no puede errar y que es l) No pudiéndonos extender en la exposición de la filosofía política
"constante, inalterable y pura" -voluntad objetiva y unlver· de Rousseau, a quien necesariamente debemos referirnos en la perspectiva
sal que difiere de la volonté de tous, que es el mero ensambla- de una tstruclura histórica, nos remitimos para ello a los recientes y ma·
miento aditivo de las voluntades particulares 2)- tiene su gistrales ensayos de Paul L León: Rousseau el les Fondements de L'etat

..,
Moderne, Arch~ves de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique,
1) "La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable inca· 1934, 3·4, pág. 197-238; Le Probléme du Contrat Social che: Rousseau,
pacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de eu inte- Archives, 1935, 3-4, pá.g. 157-201; La ldée de Yolonté Cénérale chez. J. / .
1: Rousseau et ses Antecedents Historique.s, Archives, 1936, 3-4, pág. 148-200;
ligencia sin la guia de otro. F..sta incapacidad es culpable porque su causa
no reside en la falta de inteligencia eino de decisión y valor para servirse La Notion de Souveraiueté dans la Doctrine de J. J. Rousseau, Archlvet,
por si mismo de ella sin la tutela de otro. Sapere aude! Ten valor de seri 1938, 1-2, pág. 236-269.
virte de tu propia razón! he aquí el lema de la llu.Ylración". Cfr. ICAN'l', 2) Cfr. E. M. ERr.rcK, La Separation des Pouvoirs et úz Convention
Filo.~ofía de la Historia. Trád. de Eugenio lmaz, México 1941, pág. 25. Fédéral de 1787, Recueil Strey, París 1926; LEÓN DucUIT, La Separation
2) Cfr. AtESSANDRO GROPPALJ, La "J!olonté de Toru" e La "J!olonté des Pouvoirs et L'Assemblée NalioMle de 1789, Extra¡t de la Revue de
Cénérale" nel Pensiero cü C. C. Rousseau. Milano 1936, pág. 4-8. ecooomie politique, Larose-Paría, 1893.

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ratura francesa defendida la neutralidad cultural del Estado. 1774} . y en su escuela fisiocrática -laissez faire, laissez passer,
Con Descartes, Montaigne y Rabelais, se establece una doble le monde va de lui méme-, llegando· a su dogmatización cien-
tradición apologética de la libertad de pensamiento, la una Ufica en 1776, con la obra de Adam Smith intitulada An inqui-
dada a la erudición, y la otra, a la fantasía, pero ambas abo- 111 into the nature and aauses of the weaUh of n.ation, y los pi·
nadas por el racionalismo y la fe en la eficacia de la razón lares de cuyos principios residen en la libertad económica y en
~
,1
universal. Esta doble tradición conduce, por la erudición, a
Pierre Bayle y a los Enciclopedistas, por la fantasía esclare·
la libre concurrencia:
Con la declaración de los derechos del hombre y del ciuda-
cida, a Voltaire. En el plano de las concreciones sociológicas dano, adoptada por la Constituyente francesa el 26 de. agosto
genera la religión de la razón, cuya apoteosis la recibe de la de 1789, adquiere expresión legislativa el subjetivismo de la li·
Revolución francesa. Sagazmente, se ha hecho notar que la bertad, que era la unidad analógica del circulo moderno de
victoria burguesa en Francia fué pronunciadamente una con- Cultura, que habla apostado al hombre en el centro de su cos-
quista mental, una insurrección de los espíritus en contra de movisión, que venia siendo exigido y conquistado, en lo espi-
la rigidez moral del Catoliclsmo; insurrección, que se proponia ritual, en lo poUtico y en lo económico, por uria clase social que
la destrucción de las restricciones éticas que ponian coto a sus justamente en esta coyuntura histórica gana el dominio poli-
actividades económicas, que procuraba libertar del misterio a tlco, imprime juridicidad a su ya predominante situación so-
la razón. No es que la burguesía francesa haya dejado de mar· cial e impone, de acuerdo al cuño de su concepción del mundo
char sincrónicamente con la historia del capitalismo moderno, y del hombre, un sistema de Cultura, en el que va incluida
como en todas las otras partes del mundo que la civilización una forma singular de Estado y un tipo de Economía. Si bien,
tomó el giro liberal, sino que ese aspecto económico lo recibe los articulos de esta Declaración, tienen su inmediato modelo,
de fuera, sobre todo, importado del mundo anglo-sajón. E,l en cuanto a la factura de técnica constitucional, en los btll ot
aporte de Francia al triynfo -de la burguesía fué la manumi· rights de los Estados americanos, en lo que se refiere al conte-
sión del hombre mocrer'ño de los valores tradicionales del es- nido entra en· ellos de lleno el núcleo de la concepción rena·
píritu, especialmente, de los valores cristianos t). centista de la libertad, cuya génesis hemos esquematizado ea
La demanda de la. neutralidad económica del Estado, que este capítulo 1). El articulo 1 proclama: Los hombres nacen y
hace el meollo del Liberalismo y era el requerimiento más
apremiante de la nueva clase social, tiene su presupuesto filo· 1) La ya clásica polémica sobre los orígenes de los Derechos dd hom-
sófico en el empirismo inglés. Para el empirismo todo cono· bre se origina en un equívoco mttodológico de Emile Boutmy. En efecto,
cimiento se reduce, en sus últimos el~mentos, a la experiencia Jellinek, expr*mente afirma que las declaraciones americanas son el
externa, y, consecuentemente, a la percepción sensible. De esta modelo de la francQea, tan sólo en su "expresión legislativa". Y esto es
ev~dente en la actualidad pan la doctrina. Cfr. G. Jr.LUNEK, La Declara.
manera, así, como se destruye el concepto de verdad en la ción de loJ DerechoJ del Hombre r del Ciudadano. T rad. de Adolfo Posa-
teoría del conocimiento que necesariamente confluye en un du, J\Jadnd J.90U, ptgs. 83; 85; 202.
relativismo radical, y en psicología disuelve el concepto de
alma, porque se ve forzado a sustituirla por una suma de re- l
1
Boutmy plantea au desacuerdo con J d linelc afirmando que el contenido
de loa derechos del hombre no emergen "de Rou!seau, ni de Locke, df'
loa büls ::mer!canos ni de la Declaración de la Independencia, sino que
presentaciones sensitivas, también, el empirismo lleva al ato- resultan dt una causa indivisible: el gran movimiento de los espíritus en
mismo sociológico o individualista. Estos principios empiristas .el s:glo XVIII". Cfr. EMtLE BOUTMY, La Declaration de3 Droits de L'homme
logran sistematizarse en la teoría económica de Quesnay (1694- et du Citoyen et M. ! ellinek, en: ttudes Politiques, París 1907, plig. 130.
Con el vigor mental que car11cteri:zaba al jurista alemán, advlrtl6 cla-
1) Cfr. TRISTAN llE ATHAYnE, El Problema de la Bursue3ía. Trad. ramente que la polémica con el publicista franrés estaba estancada en uns
del portugués por Benjamín de Caray, Buenos Ail'es, 1939; págs. 58 y sig. aporia epistlmoló¡ica: "Boutmy se coloca en un punto de vista, y yo <.n

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viven libres e iguales. Las distinciones sociales no pueden fun· responsabllldad de los funcionarios, el XVI la división de los
darse sino en la utilidad común. El articulo II: El objeto de poderes, y, finalmente, el artículo XVII proclama que: siendo
toda sociedad política es la conservación de los derechos natu- la propiedad un derecho sagrado e inviolable, nadie podrá ser
,. rales e imprescriptibles del hombre. Éstos son: la libertad, la
propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. Artículo
privado de ella sino en el caso de una necesidad pública, legal-
mente fijada, que la exige con evidencia, y a condición de una
III: establece que la soberania reside en la Nación. Articulo previa indemnización justa.
IV: La libertad consiste en el poder de hacer todo aquello que La Declaración votada por la Convención nacional el 23 de
no perjudique a los demás; y asf, el ejercicio de los derechos Junio de 1793, representa, de un modo más acabado, el orden
naturales del hombre no tiene otros limites que los que asegu- de ideas que había obtenido su primera sanción en la Decl.ara-
ran a los otros miembros de la sociedad el disfrute de esos ci6n del 89, y ampHa el catálogo de las libertades garantizadas
mismos derechos. Estos Umites sólo pueden establecerse por con las libertades de reunión y de asociación, de movimientos
medio de una ley. Articulo V: La ley sólo podrá prohibir aque- y de petición 1).
llos actos nocivos a la sociedad. Artículo VI: La ley es la ex-
presión de la voluntad general, y todos los ciudadanos tienen
derecho a concurrir a su formación, personalmente o por medio
de sus representantes. Los artículos VII, VIII y IX se r efieren VI
a la libertad y obediencia en los casos de detención y procedi-
miento criminal. El articulo X proclama la libertad de opinión, DE LA LIBERTAD DEL liBERALISMO A LA ABSORCióN
especialmente de confesión religiosa. El artículo Xl garantiza
la libre expresión del pensami~to, de palabra, por escrito y TOTAUTARIA DEL HOMBRE
por medio de la im.Q~ta.~El4irtkulo XII: La garantía de los
derechos del hombre y del ciudadano necesita una fuerza pú· Se puede fijar en la Revolución francesa, corriendo el menor
blica; esta fuerza está instituida en beneficio de todos, y no riesgo de arbitrariedad cronológica, el punto de partida del Li-
para la utilidad particular de aquellos a quienes está confiada. beralismo y la aparición histórica del Estado de Derecho de·
i j¡l Los artículos XIII y XIV se refieren a la necesidad, igualdad y mocrático-burgués, y cuya forma de gobierno puede permanecer
:{ control de las cargas impositivas. El artículo XV establece la monárquica o devenir republicana, presidencialista o parlamen-
¡! taria; pero, lo que le da especüicidad es el hecho de que Jos
~~ otro. Nada de extraño tiene, pues, que n~ nos entendamos". Cfr. ]ELLJNEtc, s(lbditos son ahora individuos autónomos, independientes y li-
o,l
ob. cit. pág. 204. bres; dotados, como ciudadanos, de libertad polftica, y com-:>
Nosotros hemos seguido en el tc~to la formación hi!t6ríca de la estruc-
/:."1111~! tura fundamental de Cultura que informó, con su subjetivismo de la li· h9mbres, de una libertad e igualdad jurídica. Una vez que ven·
·,! bertad, el reconocimiento legal de los derechos dtl hombre. Por eso, cuando ció la resistencia teorétlca que le oponían sectores como el de
se afinca el contenido de Jos den.chos de la libertad, en la doctrina dfl Joseph de Maistre y Hegel, que intentaban enfrenar al indivi-
los fisiócratas -Cfr. MARCACCI V., Les Origines de la Declaration deJ dualismo con la autoridad de la Iglesia o con el Estado, y la
Droits de L'homme et du Citoyen de 1789. These de Marseille, 1904- o, hostilidad apasionada que a partir de Saint Simón le ofrece el
en la concepción política de Locke -Cfr. GRONDIN, Les Doctrines Politiqttes
de Locke et les Orisines de la Declaration des Droits de L'homme et d11
Citoyen de 1789, Theseo de Boudeaux, 1920- no yerran, sino que, en verdad, 1) Para el e!tudio exegético de las Dedaraciones de los Derechos
se acierta parcialmt nte. Locke y los fisiócratas, la filosofía del Renaci- del Hombre proclamadas por las Asambleas revolucionarias de Francia,
miento y las consecuencias de la Reforma, son "elementos" de la estructura encaradas desde la miama estructura mental que informa a aquéllas Cfr.
histór:ca que tenía por unidad analógica el subjttiviemo de la libertad, EMO.E ACOLLAS, lA Déclaralion des Droits de L'lwmme de 1793 'par{,
del cual los derechos del hombre ton au consagración le¡islativa. 1885, pág. 49 y aic. '

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democratismo socialista, el Estado de Derecho liberal-burgué'3 de encima la opresión eclesiástica. Pero por muy varias que
adviene el status poHtico de Occidente, colocando en la dogmd· fuesen por su orden y su importancia todas estas exigencias,
tica de sus Constituciones formales, a guisa de pórtico y defi- se en~~zaban entre sí, y las unas arrastraban antes o después
nición, una tabla de los derechos del hombre calcadas sobre el consigo a las otras y hacían a su vez surgir más, que en lonta-
modelo francés. · f nanza se multiplicaban. Y sobre todas ellas había una palabra
El subjetivismo de la libertad se convierte en la predominan- í que las compendiaba y que expresaba el espíritu que las ani-
te forma de vida, e informa a la vez todas las creaciones cul- maba: la palabra Libertad" 1).
turales de la época, asi, la religión, la moral, la ordenación de Ahora bien; ¿qué realidad se designa con la palabr.a Libertad
1 la familia, los modos pedagógicos. Ello resulta patente, verbi- en esta coyuntura histórica del apogeo de la burguesía? ¿Qué
,1 denota la Libertad del Liberalismo? ¿Es la, I.,ibertas romana
gracia, en el Derecho individualista del siglo XIX, confirmando,
en esta constelación social-histórica, el hecho general de que el de intervenir en las decisiones políticas, aunque· se le desco-
sentido del Derecho positivo emerge siempre del sentido unita· nozca al hombre individualidad y autonomía frente al poder,
río de la Cultura 1) . En efecto, los códigos civiles y comercia· o la Libertas christiana, que es la Libertad Jn.terior del espíritu
les del Liberalismo, no reglan el fondo de las relaciones priva· que necesita y exige la libertad exterior como tUn medio? No:
das, sino, simplemente, la forma de los contratos que convienen es la del comerciante, que había devenido ,el1hombre arqueti-
las "voluntades autónomas" de las partes. E¡; decir, se interesa po del Liberalismo y que entendía por libertad la ausencia de
exclusivamente po~l individuo contratante, la única realidad obs~~ulos legales y de constri~ciones soc~ales que .trábaran sus l - ~'t
que frente al Estad queda en pie, y que tan cabalmente se re- acttvtdades exteriores, es dec1r, en ·este momento estructural,," ·
sume en el mentado ~árrafo de la exposición de motivos de la había recibido concreción real-histórica la ·concepción que 'l:tób.o
ley Chapelier: Entre l'Etat et l'individu, il n'y a rien. bes exponía de la libertad: Per· libertatem intellig-o exter -norum
impedimentor.um absentiam. , ,, , ,._·
La lucha y el triu fo del Liberalismo, con ser un sesgo his·
tórico, unitario y sust ntivo del Occidente, ofrece, sin embargo, A esta concepción de la libertad, desquiciada de los veneros
peculiaridades en sus maneras, en sus exigencias y en los to- metafísicos que le habían dado vida, que hace de la libertad
nos, según los distintos paises. "Unos daban preferencia -dice externa un valor in-mediato, siendo un medio, la veremos a tra-
Benedetto Croce- a la liberación del dominio extranjero o a vés de tres monitores del siglo -uno francés, Benjamín Cons-
la unidad nacional, otros a la sustitución de los gobiernos ab· tant; otro alemán, Wilhelm von Humboldt; e inglés el \1ltimo,
solutos por el constitucionalismo; ya se tratara de corregir sim- John Stuart Mili- en cuyos pensamientos, recíprocamente
ples reformas del sufragio y de extender la capacidad poHtica, condicionados con la realidad social, el concepto de lib.ertad que
ya en cambio, de fundar por vez primera o sobre nuevas bases nos afanamos por escudrifiar se mira como en un espej9.
1
el sistema representativo; en unos países, teniendo ya por obra H·
de las generaciones anteriores, y especialmente, por la de la "Yo he defendido durante cuarenta afíos -afirmaba' Benja-
Revolución y el Imperio, la igualdad civil y la tolerancia religio- mín Constant resumiendo su vida pública- el mismo princi-
sa, se entablan contiendas por la participación de nuevos esta- pio: libertad en todo, en religión, en política, en filosofia, en
dos sociales en el gobierno, y en otros pueblos convenía prl· literatura, en industria; y por libertad yo entiendo ·el triunfo
mero dedicarse a combatir privilegios políticos y civiles de cla-
ses feudales y persistentes formas de servilismo o a quitarse 1) Cfr. BENEDETTO Cnor.E, Historia de Europa en el Siglo XIX. Tr3d.
del italiano 110r Juan Chabas, Madrid 1933, pág. 8-10. Para la historia del
1) Cfr. FRtTZ MüNcH, Kultur und Recht, Leipzig 1918; cap. lll: desarrollo liberal del siglo XJX, además del precitado l:bro de Croce Cfr.
Recbtsidee und Kultureinbeit, pág. 30 y eig. DE RucctERO, Storia del Liberalismo Europeo, Bari 1925. '

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de la individualidad tanto sobre la autoridad que quiere go- n1a como illmltada, terminaba por legitimar el gobierno abso-
bernar por el despotismo, como sobre las masas que reclaman luto de uno solo. "Ninguna autoridad sobre la tierra es ilimi·
el derecho de sojuzgar la minoría a la mayoría" 1). Para Ben- tada, ni la del pueblo, ni la de los hombres que se dicen sus
jamín Constant las formas de gobierno no ofrecen propiamente representantes, ni la de los reyes, a ningún título que ellos
virtudes ínsitas, de manera que la monarquía, la república, el reinen, ni la de la ley, la cual no siendo más que la expresión
impario, ~on bue~as organizaciones politicas si ellas se ordenan de la voluntad del pueblo o del príncipe, según la forma de go·
con una Constitución que ponga a salvaguarda los derechos in· bierno, debe ser circunscripta en los mismos limites de la auto·
dividuales. Lo esencial a sus ojos, es menos la forma de gobier- ridad de donde ella emana" t).
no que sus límites ~). El principio de la soberanía del pueblo, Los ciudadanos poseen derechos individuales independientes
es decir, la supremacía de la voluntad general sobre toda vo- de toda autoridad social o poUtica; todo sujeto de poder que
luntad particular, es inobjetable, y tanto se aplica a la teocra- viole estos derechos deviene un detentador ilegítimo de la
cia, a la reyecfa, a la aristocracia como a la república, cuando fuerza. Estos derechos son la libertad individual.. la libertad re·
ellas consiguen dominar con su consentimiento a los espíritus. ligiosa, la libertad de opinión, en la que está comprendida su
"En una palabra, no existen en el mundo más que dos poderes, publicidad, el goce de la propiedad, la garantía contra la ar·
el uno ilegítimo, que es la fuerza; el otro legitimo, que es la bitrarledad. En la célebre conferencia pronunciada por Cons·
voluntad general" 3). Pero este reconocimiento abstracto de tant en el Ateneo Real de París, definía la libertad moder.qa
la soberanía del pueblo no aumenta en nada la suma de las ll· cotejándola con la concepción que de !Ua tenían los unu8uos.
bertades individuales, y, en cambio, si a ésta se la absolutiza la El fin de los modernos, decía, es la seguridad en los goces pri·
libertad puede perderse, malgrado este principio, o precisamen. vados, y libertad se llama a las garantras acordadas por las
te, como consecuencia lógica de este principio. "La soberanía instituciones a estos goces; en cambio, el fin de ios antiguos.
no existe más qtle-de una manera limitada y relativa. Justa· era la participación del poder social entre todos los ciudadanos
mente donde comien'Za-ta independencia y la existencia indi· de una misma patria, y a esto, ellos llaman libertad 2).
vidua!, termina la jurisdicción de esta soberanía. Si la socie- "El pensamiento es el principio de todo; él se aplica a la
dad franquea esta linea, ella es tan culpable como el déspota industria, al arte militar, a todas las ciencias, a todas las artes;
que no tiene por título sino la espada exterminadora; la sociedad hace el progreso; adémás, analizando estos progresos, él apre·
no puede exceder su competencia sin ser usurpadora, la mayo. hende su propio horizonte. Si la arbitrariedad quiere la restrlc.
ría, sin ser facciosa" •). Constant recuerda que Rousseau ha clón, la moral será menos sana, los conocimientos de los he-
desconocido esta verdad y su error hizo del contrato social el chos menos exactos, las ciencias menos activas en sus desarro·
más terrible auxiliar de todos los géneros de despotismo; lo llos, el arte militar menos avanzado, la industria menos enrl·
mismo sucede con Hobbes, el hombre que más espiritualmente quecida por los descubrimientos" S). Eco de la concepción car·
redujo el despotismo a sistema, quién reconociendo la sobera· tesiana del individualismo, éste, que coloca el pensamiento,
esencialmente individual, en el origen y en el fin de la sociedad,
1) BENJAMÍN CoNSTANT, Mélan1es de LittértUure et de Politique,
París 1829, Prelace, pág. VI. 1) Cfr. BENJAMÍN CoMSTANT, Cours de Politique ConstitutionneUe,
2) Ur. C. BoucLi, La Philosophie Politique de Benjamin Constant, tome premier, pág. 13.
en. La Revue de París, N• S de 1914, pig. 212. 2) Cfr. BENJAMÍN CoNSTANT, De la Liberté des Ancims Comparé a
1) Cfr. BENJAMÍN CoNsTANT, Cours de Politique Constitutionnelle, celles des Modernes, en: Cours de Politique Constitutionnelle, tome ae-
París 1861, tome premier, pá¡. 8. cond, pág. 539 y aig.
') Cfr. BENJAMÍN CoNsr.un, Cour1 de Politique ConstiUitionneU~, 1) Cfr. BENJAMÍN CoNSTANT, Cours de Politiqrte Constitutionnelle,
T. 1., pá¡. 9. tome second, pág. 253.

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que funda sobre· el pensamiento, privilegio del hombre, sus de· La libertad polftlca es la garantfa de la llbertad Individual
rechos inalienables e imprescriptibles. Posición racionalista pero debe ser solamente otorgada a los propietarios y comer:
del Iluminismo del siglo XVIII, con cierta grandeza. sin duda. ciantes. "Yo no quiero hacer ningún ataque a la clase laborio-
pero que en Benjamfn Constant, y con él, en el Liberalismo sa. Esta clase no tiene menos patriotismo que las otras clases.
del siglo XIX se enturbia y se angosta en la concepción liberal Ella está presta a los sacrificios más heroicos, y su denuedo es
de la libertad. aún más admirable, ya que no está recompensado ni por la
"El único fin de las naciones modernas, es el descanso; fortuna ni por la gloria.· Uno es, yo pienso, el patriotismo que
con el descanso, la comodidad; y como fuente de la comodidad. da el coraje para morir por el pals, y otro el que hace conocer
la Industria" 1). Magnifica a la riqueza, porque ésta puede des- sus intereses. Hace falta una condición más que el nacimiento
armar la tiranfa, seducir a sus agentes, apaciguar la proscrip- y la edad prescrita por la ley. Esta condición es el ocio indis-
ción, facilitar la huida y derramar algunos goces sobre la vida pensable para la adquisición de las luces, para la rectitud del
siempre amenazada. "Se acumula riqueza para gozar; se goza juicio. La propiedad sólo asegura este ocio: la propiedad sólo
para olvidar las desgracias inevitables de la vida". "No hay hace a los hombres capaces del ejercicio de los derechos polf.
persona que no quiera el reposo, la seguridad, el goce de sus ticos" 1 ). Tampoco es posible negar los derechos políticos a
bienes, la seguridad de su vida; en fin, todas las ventajas que los comerciantes cuya actividad y opulencia doblan la prosperi·
da la libertad" 2). dad del pafs que ellos habitan; serfa una injusticia, y más aún,
una imprudencia, porque enfrentarla el poder con la riqueza.
Para Benjamfn Constant el comercio es el estado ordinario,
el fin único de las naclone7 que suplanta la guerra por el cálcu- Es fácil colegir cómo en el pensamiento de Benjamín Cons-
lo civilizado. "La guerra y el comercio no son sino dos medios tant, a quien· los liberales de Franela llamaban "notre publicis-
diferentes para arriba0 1 mismo fin: poseer lo que se desea. te" se da, de manera acabada y cabal la concepción mundana,
El comercio no es _})tra cosa que un homenaje rendido a la externa y económica de la libertad burguesa. El hombre, no el
fuerza del poseedor por el aspirante a la posesión. Es una ten- pensante del Iluminismo, sino ya el comerciante del Liberalls-
tativa para obtener de grado esto que no se espera conquistar mo, es la medida de todas las cosas, y para él, todas las activl·
por la fuerza. Un hombre que fuera siempre el más fuerte no dades son referibles a un rasero único: la ganancia.
tendrfa jamás la idea del comercio" 8), En Alemania, el sentimiento liberal de la vida tiene su más
parfecta manifestación espiritual en Wllhelm von Humboldt,
El comercio inspira a los hombres un vivo amor por la In- filósofo-poHtico de filiación kantiana y epígono prusiano del
dependencia individual, fundamentando, de esta manera, a la núcleo fundamental de las ideas revolucionarias francesas.
libertad. La filosoffa ha podido proclamar los principios de la
libertad, el herofsmo a defenderla, pero son, el comercio y la Cuando comenzó el drama histórico de la Revolución, Hum-
industria, quienes la fundan, por su acción lenta, gradual, in- boldt fué a París exclusivamente para ser espectador animado
de la liberación del hombre de los aprlsionamientos medioeva-
contrastable. les y dinásticos. Con su amigo, el escritor Campe, vieron el es-
cenario de la lucha del 14 de Julio que acaba de terminar. Mi-
1) Cfr. BENJAMÍN Co:o~sTANT, Cours de Politique Comtitutiotmellt, rabeau los ubicó en lugar preferente para presenciar los deba-
T. II, pág. 140. tes de las Asambleas revolucionarias y en los últimos actos
2) Cfr. BENJAMÍN CoNSTANT, Couu de Polirique Comtitutionnellr, del drama les cupo, al noble prusiano y al escritor alemán,
T. 11, pág. 224.
1) Cfr. BENJAMÍN CONSTANt, Cours de Politique Comtitutionnelle. 1 ) Cfr. lJUfJAMÍM. CONSTANT, Cours de Politique Constitutionnelle,
T. 11, pág. 140. T. 1, pág. 54.

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el papel de coactuantes de la Revolución francesa. Campe, en Esta diferencia entre la antigua preocupación del Estado,
el diario que entonces publicó, narra los acontecimientos de por lo que el hombre es, y la moderna, por lo que posee, resulta
manera ingenua; en cambio, los grandes y claros ojos de Hum· evidente con sólo volcar los ojos sobre los últimos siglos y
boldt vieron la Revolución desde el principio cómo fué -la observar la rapidez de los progresos, la cantidad y la aplicación
sustitución de un estado social por otro, con el orbe cultural de las invenciones industriales, la imponencia de las empresas
que le era propio- y llevó a Alemania noticias despejantes lucrativas. En la antigü~ad la grandeza que se logra está uni-
sobre ella 1). da a la acción de un hombre y con él desaparece; la fecundidad
Al aristócrata germano le in~eresaba más demarcar los lf. de la imaginación, la profundidad de la mente, la fuerza del
mites de la acción del Estado como garantía de los derechos de querer, la unidad coherente de la existencia entera, da al hom-
la libertad individual, que el reconocimiento de los derecho3 bre su verdadero valor. En cambio, Humboldt hace notar que
poHticos de intervención democrática en el manejo del Esta· el hombre moderno se ocupa exclusivamente de la seguridad
do 2). y bienestar y no de su interioridad. Los antiguos buscaban la
El problema que plantea en su libro sobre Los límites de la felicidad en la virtud, mientras que los modernos piensan des·
acción del Estado es el siguiente: ¿Cuál es el fin de: la organi· arrollar la virtud de la felicidad, y aquellos mismos -afirma
zación social? ¿Cuáles son los limites de su acción? Si recurrimos aludiéndolo a Kant- que tratan de la moral en su más com·
a la historia de las constituciones -dice Humboldt- notamos pleta pureza, ensefian a su hombre ideal, por vía de deducción
súbitamente, que ninguna organización poHtica ha delimitado
preventivamente y en ba~e a principios claramente establecidos, artificiosa, que la felicidad no es un bien propio, sino una re·
la propia esfera de acción) y en cambio, la libertad de los ciuda· compensa exterior 1).
danos fué siempre restri~glda o en consideración de la necesi· El hombre asignado ·de la razón eterna, tiene como fin el
dad de organizar y de ase~urar el poder, o en vista de la utilidad desarrollo amplio y completo de su actividad; por eso el peral·
de la asistencia moral y ll\aterial de la nación. "Todos los anti· tado ideal de la sociedad humana es el Es~ado cuya normación
guos filósofos y casi todos los antiguos legisladores se han jurídica permite al ciudadano desarrollar autónoma y libremen-
preocupado del hombre en el sentido menos amplio, y del hom, te sus facultades, gozar de la más completa libertad de reall·
bre siempre han tenido de miras, especialmente, la dignidad zar, en sí y en torno a sí, la propia personalidad. La naturaleza
mo~al. Es asf que la República de Platón, según la justa ob- física y moral empuja los hombres unos contra los otros, y asi
servación de Rousseau, es más un tratado de educación que de como el combate de la guerra es más noble que el combate del
poHtica. Los antiguos se preocupaban de la fuerza y del des- circo y la lid de los soldados Ubres más digna que la de los
arrollo del hombre como hombre; los modernos se preocupan mercenarios, la lucha entre la energía de tales hombres será
de su bienestar, de sus riquezas, de los medios de ganarlas. la de más fecundos resultados 2). Como consecuencia de los
Los antiguos buscaban la virtud, los modernos la prosperi·
principios expuestos, Humboldt determina la verdadera exten-
dad" 3). sión de la actividad del Estado, con la siguiente fórmula que
t) f.fr. Wn ntLlf DnTin:Y, 'f'· Jlon Hr:mboldt. en: JITilhelm Dütheys es la communis opinio doctorum del Liberalismo: "El Estado
Gcsomme!te Schriften, Bd. XTI, ptg. 64_ Y tHg.. . . no tiene el derecho de ocuparse de las cosas privadas de los
2) Por a un r; tudi<>. R$!llclo. de las Jdlut'nc1a• reJ:1b1d~s por _Humboldt
en In c,·ci~.~ci6n de sus 1dea.s llberale'. Cfr. R OBERT LERoux. Gu•llaume de
Hu.,;,bcldt. La Formation de sa Pensée iusqu'en 1794. Publications de la 1) Cfr. G. HuMBOLDT, Saggio 3UÍ Limiti Delrazione dello Stato,
Facu'té des I .ettrf's de I'Unh·ersité de Slfasbour,, 1932. pág. S.
3) Cfr. G. HUMBOLDT. Sagl!io sui Limiri Delrazione dello Stato. Trad. t) Cfr. G. HuMBOLDT, Sanio sui Limiti Dell'azione del/o Stato,
de G. P erticone, Torino 192-i, pág. 3. pág. 7.

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ciudadanos, hasta que éstos no ataquen los derechos de cribe como deber, ni lo que da a su ley una sanción. Yo no
otros" 1 ). llego a decir que una dependencia de tal especie corrompe la
La influencia ordinaria y posit:le del Estado debe limitarse fuerza de la voluntad moral. (Alude a Kant nuevamente, cuan-
a establecer la seguridad por medio de la coacción de las leyes do indica a la heteronomia de la voluntad como origen de todos
prohibitivas e imperativas y de la punición. Todas las formas los principios ilegítimos de la moralidad). Tal vez se pueda ne-
de intervención estatal para imponer a la nación unifor-midad gar valor y legitimidad. a este principio en una deducción que,
y dirección heterónoma tienen consecuencias desastrosas, por- como la presente, se hace fuera de la experiencia y al mismo
que no son conformes a la verdadera política. Los hombres ob- tiempo se funda sobre la experiencia. Pero la cualidad esencial
tienen los bienes con el sacrificio de la verdadera virtud del de una acción, que no hace un deber, surge en parte del espf-
hombre, que, para Humboldt, es la energfa; virtud ésta que se 1 ritu, en parte de la más directa aplicación a las relaciones mu·
parece al "thymos" de Platón, esto es, la energía activa que tuas de los hombres; y admitiendo quP. los hombres están do·
instintivamente endereza hacia el bien. La variedad que deriva minados del sentimiento religioso más que de . cualquier otro
de la unión de los pareceres individuales representa el más sentimiento, es también siempre verdad que éste ·no es el sólo
:! grande bien que pueda dar la sociedad y esta variedad aumenta
con el disiminuir de la intervención del Estado. El excesivo
medio, ni especialmente, es aplicable a todos lós caracteres. La
influencia de la religión se funda sobre la naturaleza individual
1 cuidado de éste, influye negativamente sobre la energía y el de los hombres; ella es subjetiva, en el significado más estricto
carácter moral. .Qrtíén es totalmente guiado, arrita al punto de de la palatra I).
sacrificar vo1l1'Íitariamnete todo residuo de actividad indivi- Hermann Heller ha d<'stacado que el fino ensayo de W1lhelm
,.. dual; se si~te liberado del gobierno de sf y puesto en manos von Humtoldt encierra todo el pensamiento fundamental de
! extrañas, ,tonformándose con esperar su gura y acatarla. Se ideas liberales, y que también contiene el conflicto interno ca·
pierde el sentido del mérito y de la culpa; la idea del mérito racterístico entre el sentido metafísico del Liberalismo y su fi.
no entusiasma más y el sentimiento de la culpa se hace sentir nalldad política; pues Intenta defender la individualidad Irra-
con menor intensidad. cional. armónica y universal y su libertad, con las determina-
La propiedad está unida a la idea de la libertad y justamente ciones lógicas-racionales del Derecho natural frente a la acción
le debemos a ella la energía de nuestra actividad y la razón de necesariamente niveladora y centralista, del poder del Estado:
ser de la libertad 2). especialmente, primero, contra la burocracia del absolutismo y
Para mantener la necesaria seguridad en el Estado debe és· luego, contra la democrática. La "seguridad de la libertad le-
te abstenerse de todo acto que tienda directa o indirectamente gal'' sólo puede alcanzarse sometiéndose el hombre a la ley
a influir sobre las costumbres y sobre los caracteres de la na- necesariamente uniforme, mientras que la realización de su
• ción. debiendo considerar extraña a su función cualquier in- verdadero fin sólo es posible en la "variedad de las situacio-
¡!~· gerencia en la educación, en el arte, en la religión. La educación nes". Se trata de una tensión irreductible, porque resume el
y el arte deben estar fuera de los limites ante los cuales el permanente conflicto entre la libertad y la ley, entre el indi-
Estado debe contener la propia acción. La religión es absoluta- viduo y la colectividad, entre el alma y la poHtka, entre la in-
1
1
mente subjetiva y se funda únicamente sobre la concepción in- adaptabi1idad social romántica y la ordenada bonhombrla del
dividual. "No depende de la idea religiosa lo que la moral pres- burgués 2).

•: 1) Cfr. G. Hur.tnOLI>T, Saggio .sui Limiti Delfa:ione dello S!Oto, 1) Cfr. G. HUMBOLDT. Saggio .sui Limiti Delrazione de'lo Stato, pÉg. 63.
2l Cfr. Hr.RMAI'IN HEr.t.F.ft, Die politischm l deen-Kreise der CeRen-
pá(r. 12.
2) Cfr. G. H UMBOLDT, Sa11io sui Limiti Dell'azione detlo Sta&o, rcart, 1926, pág. 87 Y aig. CHay traducc:ón castellana con el título· Ls~
'1
l.,, pág. 33. ideu políticu contemporáneas. Editorial Labor) ·

1 186 187
{.
:1 La Baldrich - Espacio de Pensamiento Nacional
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Al mediar el siglo XIX los principios del Utilitarismo hacen de aquellas ·acciones de cada uno que hacen referencias a los
el común patrimonio intelectual de los ingleses. Bajo' la lncon· demás'' 1).
trastable influencia de Bentham, John Stuart Mili, el hombre Pero hay una esfera de acción, dice Mili, en la cual la so -
más significativo de la época, sumariza el pensamiento de este cied~d, com? ~istinta del individuo no tiene si acaso más que
ciclo histórico del individualismo. Sus ideas sefíorean exclusi· un mterés m<11recto, comprensiva de toda aquella parte de la
vamente hasta que la boga del naturalismo sociológico la su- vida y conducta del individuo que no acepta más que a él mis·
planta con las doctrinas de Spencer y Darwin que proporcionan n;to. o _que si acepta_ a los demás, lo es sólo por una participa·
a la filosoffa poHtica una fundamentación biológica. c1ón libre, vo~untarta_ y refle~vamente consentida ;><>r ellos.
En el libro, On Liberty, publicado en 1859, se ocupó de la ÉSta ~S la razon_propta de la libertad humana que comprende,
\ libertad social o civil, por la que Stuart Mili entendfa la natu·
raleza y los Hmites del poder que legitlmamente puede ejercer
en prtmer térmmo, el dominio íntimo de la conciencia; exf.
giendo la libertad de ella en el más comprensivo de sus sentidos·
la sociedad sobre el individuo; cuestión que rara vez, afirma, la libertad de pensar y de sentir; la más absoluta libertad d~
ha sido planteada y casi nunca discutida en términos generales _pensamiento y sentimiento sobre todas las materias prácticas
pero que influye profundamente en las controversias prácticas o especulativas, científicas, morales o teológicas .En segundo
del siglo por su presencia latente, y que según todas las pro- lugar, la libertad humana exige libertad en nuestros gustos y
batilidades, hace preveer que ésta será la cuestión vital del en la determinación de los fines propios del hombre; libertad
porvenir. para trazar el pJ.an de nuestra vida segün nuestro propio ca·
El Utilitarismo es el substrato filosófíco de la concepción in· rácter para obrar como queramos, sujetos a las consecuencias
dividualista de Stuart Mill; por lo tanto, para él, predomina en de nuestros actos, sin que nos lo im¡:ñ.dan nuestros semejantes
las acciones de los hombres el deseo de alcanzar la felicidad en tanto no los perju~quemos, aún cuando ellos puedan pensar
mundana, evitando el sufrimiento y la desgracia. Pero como el que nuestra conducta es loca, perversa o equivocada. En ter-
bienestar de cada uno está en relación con los actos de los de- ~er lugar, de esta libertad de cada individuo se desprende la
más, se hace necesario establecer determinadas limitaciones le- l. libertad, dentro de los mismos límites de asociación entre los
gislativas que alcancen a la libertad de todos. El Utilitarismo ' individuos: libertad de reunirse para todos los fines que no
está ligado, por consiguiente, a la moral práctica y a la realidad •sean perjudiciales para los demás; y en el supuesto que las per·
política; rechaza cualquier ideal ético que no tenga su base en sonas que se asocien sean mayores de edad y no vayan forza.
hechos comprobados, y sólo atiende aquellas concepciones que das ni engañadas. No es libre ninguna sociedad, cualquiera que
arranquen de la observación y de la experiencia, y que puedan sea su forma de gobierno, en la cual estas libertades no estén
ser realizables. Para juzgar los actos de la vida hay que fijarse respetadas en su totalidad; y ninguna es libre por completo
simplemente en sus resultados. "Debe hacerse constar que pres- si no están ellas absolutas y plenamente garantizadas. La única
cindo de toda ventaja que pudiera derivarse para mi argumen- libertad que merece este nombre es la de buscar nuestro propio
to de la idea abstracta de lo justo como de cosa independiente bien, por nuestros caminos propios, en tanto no privemos a los
de la utilidad. Considero la utilidad como la suprema apela· demás el suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada
ción en las cuestiones éticas; pero la utllldad en su más amplio uno es el guardián natural de su propia salud sea flslca men.
sentido, fundada en los interese$ permanentes del hombre co· tal o espiritual. La humanidad sale má$ gana~ciosa consintien-
mo un ser progresivo. Estos intereses autorizan, en mi opintón,
1) Cfr. ]OHM STUART MrLL, La Libertad. Traducci6n de PahloAzcá.
el control externo de la espontaneidad Individual sólo respecto rate, Madrid 1931, p&g. 113.

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do a cada cual vivir a su manera que obligándole a vivir a la todo lo posible, en nuestro tiempo. Esta es toda la certidum-
manera de los demás t). bre a que puede llegar un ser falible, y ese es el único camino
La idea de una armonfa natural que surge del libre juego de alcanzarla" 1).
de la actividad de cada uno y que es el pensamiento central Es notable, cómo este ventor de John Stuart Mill ya barrun-
del núcleo de ideas liberales tiene acabada aceptación en el ta, apenas entrada la segunda mitad del siglo XIX, el atisbo de
¡::,-ensamiento de John Stuart Mlll. La existencia de un ordre na- la omnipotencia masiva. que era la fatalidad dialéctica que aguar-
turel et essentiel des societés politiques -que como Karl data a la individualidad mutilada del Liberalismo. "Actual·
Schmitt lo afirma, se encuentra condicionado por la metafísica mente los individuos están perdidos en la multitud. En política
del Deísmo 2)- que se realiza por si mismo, en un orden pre- es casi una trivialidad decir que es la opinión pública la que
establecido entre los egoísmos individuales y el procomún que gobierna al mundo. El único poder que merece tal nombre es
fundamenta la creencia de que la sociedad, el Estado y la Eco- el de las masas, y el de los gotiernos que se hacen órganos de
nomfa se desarrollan plenamente por el libre juego de las fuer· las tendencias e instintos de las masas. Esto es verdad tanto
zas individuales, racionalmente condicionadas entre si. "Pa- en las relaciones morales y sociales de la vida privada como en
ra dejar libre juego a la naturaleza de cada uno, es esencial las transacciones públicas. Aquellos cuyas opiniones forman
que personas diferentes puedan seguir diferentes vidas. En la la llamada opinión pública no son siempre la misma clase de
misma proporción con lo que, en una época determinada, ha público; en América son todos la población de blancos; en Ingla-
sido practicada esta latitud se ha elevado su valor para la pos- terra, principalmente, la clase media. Pero son siempre uria
teridad. Hasta el despotismo no produce sus peores efectos masa, es decir, una mediocridad colectiva. Y lo que todavía es .. t
en tanto que la individualidad existe bajo él; y cualquiera que mayor novedad, la masa no recibe ahora sus opiniones de -los . , ~ ,.-~
sea el nombre con que se la designe y tanto si pretende impo- dignatarios de la Iglesia o del Estado, de jefes ostensibles o' v:::.lt~'
V

ner la voluntad de Dios o las disposiciones de los hombres" 3). de los libros. Su pensamiento se forma. a través de los periódi- , , ' 7lr
La concepción relativista, que declara que la verdad y los cos por hombres de su mismo nivel que se dirigen a ella, o
valores absolutos son inaccesibles al conocimiento humano, y hablan en su nombre del asunto del momento" 2) .
que es el presupuesto filosófico necesario al Liberalismo, sub-
yace en todo el pensamiento racionalista de Mili. "Las creen-
cias en las que mayor confianza depositamos, no tienen para Después del ~lisis somero que hemos hecho en tres re-
mantenerse más salvaguardia que una permanente invitación presentativos filósofos-poUticos del Liberalismo, podemos cla-
a todo el mundo para que pruebe su carencia de fundamento. ramente percibir que la libertad de las Declaraciones y garantías
Si la invitación no es aceptada, o sf, aceptada fracasa en su de los derechos del hombre son medios de técnicas constitucio.
intento, podremos estar lejos todavfa de la incertidumbre, pero nales elaborados para su cuidado y salvaguardia. En la co-
habremos hecho todo lo que el actual estado de la razón humana rriente irreversible de la Historia la hemos asido, en su des-
consiente; no hemos despreciado nada que pudiera dar a la arrollo, a la clase social portadora de un cerrado orbe de Cultu-
verdad una probabilidad de alcanzarnos; abierto el palenque, ra, que en éste "momento estructural" acoraza con el constitu-
podemos esperar que si existe una verdad mejor, será encon- cionalismo del siglo XIX su situación de principalfa social-
,,
1
trada cuando la mente humana sea capaz de recibirla; y en polftica, Y que a partir de este dato real, se propone consolidar
,, tanto, podemos estar seguros de habernos acercado a la verdad, la libertad polftica del ciudadano y la libertad individual del
hombre.
1) Cfr. JouN STUART MILL, La Libertad¡ pág. lH y aig.
2) Cfr. KARL ScHMITT, Politische Theologie, pág. 37. 1) Cfr. JOHN STUART MILL, La Libertad, pág. 128.
1) Cfr. JoHN STUART Mru., La Libertad, pág. 188. 2) Cfr. JouN STUART Mll.L, La Libertad, pág. 191-192.

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Francisco Ayala anota, en el más hondo y acabado encaje la llbe~d de ensefíanza, presuponen un Estado neutral es
pistórico que de los derechos individuales nosotros conocemos, decir, interdicto para tomar decisones poUticas en la esfer~ de
¡:¡ue el hombre, el individuo humano abstracto, sujeto de la los problemas de la Cultura. Esta extraordinaria actitud apare-
~bertad; era concebido por la burguesía a su Imagen y semejan- ce, con el Estado liberal, por primera y ültima vez en la His·
<Ja, y, por cierto, como un tipo de noble calidad moral. Extgia toria, pues siempre las ordenaciones poUticas con w1 poder
?.ara él, además de la mecánica de la seguridad jur!dica, una de decisión relevante tienen un contenido de Cultura han
1 ~bertad garantizada de conciencia, opinión y manifestación del contado con una univoca concepción del mundo y del d~stino
?.ensamiento, cuyo ejercicio implica como supuesto una cierta que al hombre le cupo en él, como el ethos de integración
.¡ustración y formación. Necesitaba sobre todo la garantla de
;ti propiedad privada como base de la independencia económica,
os medios para la libre adquisición y disposición de la propie-
social; lo mismo que en todas las teorizaciones ejemplares de
organización poHtica: desde la República de Platón, .pasando
1 por Cicerón, y con San Agustín y Santo Tomás, todos los fl·
($ad, debiendo ésta quedar, especialmente, sustraída a un posi· lósofos·poHticos católicos, hasta la geniocracia de Fichte 1) .
vle ataque por parte del Estado. La burguesía liberal quiso ga· Con esta acepción de la neutralidad liberal se manifiesta por
pntizar a todo hombre la posibilidad de adquirir propiedad me- primera vez en la historia la abstención del Estado con respec-
~ante las libertades de trabajo, profesión, industria y comer- to a la Religión y confesión. Así dice ·Federlco el Grande en 'su
JO, y la seguridad de conservarla, otorgándole el carácter de testamento poUtico: "Je su.is neutre entre Rome et Geneve", fór-
e~rosanta al suprimir la pena de confiscación y excluir las mula ya enunciada en el siglo XVII; en efecto, está inscri¡>-
!fpropiaciones; conformó un estado liberado de la Economia ta en un retrato del jurista holandés Hugo Grocio y es de
'1 una Economía liberada de la PoUtica. El fundamento de jus· gran importahcia para el proceso de neutralización absoluta
·cía de tal principio -el de la propiedad privada- reside en que se inicia en este siglo, y que tiende a desgajar el distrito
t~ necesidad de asegurar el individuo las condiciones de su in· de la Cultura de la decisión, y más aún, del control poUtico.
1
ependencia económica como base de su libertad. En cuanto al
~edio elegido para lograrla -libre actividad del individuo, a i.. Agreguemos, que esta neutralización contribuirá fuertemente
en el siglo XVII al centralismo estatal y a la fortificación de
ifllPulsos del móvil económico ego!sta, para fundar y conser- los intereses económicos 2).
9r una propiedad privada suficiente- corresponde a la idea Esta escisión de Estado y Sociedad, o de Estado y orlginarh
""el hombre que es tipica de la Ilustración y a un tiempo mls- "esfera de libertad apoUtica", como replantea Karl Schmltt la
d 0 , a las circunstancias reales de la burguesia liberal. De tal clásica dicotomfa, responde a la posición antagónica y rece-
rtJ¡mera las garantlas de la libertad individual fueron pensadas losa de la burguesfa -en situación de ostracismo de los cua·
rtJtV"a un mundo de pequeños propietarios, profesionales, comer- dros oficiales- frente al Estado absolutista. Pero que aún,
P.pntes y artesanos, en condiciones de aproximada igualdad ma- después de dominar poHtlcamente, de posesionarse de las pa·
c'ial y con un sistema de ideas homogéneo, en el que contaba !ancas de mando del Estado, por atavismo y por desconfianza
t r mucho la fe en los recursos y eficacias de la razón para sigue frente al Estado en posición combativa. La burguesía s~
~ifimir las diferencias surgidas en el aprecio del proco-
~n 1). 1) Cfr. ALESSANDRO DoNuccr, 11 Fine · deUo Swto, Roma 1915 cap
Ill Los derechos fundamentales de la libertad de conciencia, m, pág. 133 y aig. , •
libertad religiosa y de éultos, la libertad de pensamiento y .~> . Cfr. KARL ~CIIMlTT, Dtu Zei~alter áer Neutrali3ierungen urul Ent-
la P~ltmerung~!'> pubheado como apénd1c!' en ! U libro: D~r Besrilf des Po·
luuchen, MuncheD 1932, pág. 66 y 11g. (Hay traducción cutellana . pu-
1) Cfr. FRANCisco AYALA, Los Derecho& lnditJiduQle.s comO' GGTantia blicada en la Re1.1isra de Occidente con el título de: El Proceso de Neu--
/4 Liberuul, Madrid 1935, pá¡. 16 y ai¡. ITIÚi.ulción de ÚJ Cultura, en el N• X:XXX, febrero 1930).
áe
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Sampa7.-11.

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1
/
siente la "Sociedad", el "Pueblo", la "Nación", lo productivo \ de fuera ;un sistema de afirmaciones culturales. Ha de aer
y creador, mientras que al Estado lo reduce al cuidado del neutral. Y de este modo, su neutralidad es ya una posición
libre juego de las competencias, convertido, por el Liberalismo, cultural que ha luchado por Imponerse y que ha sido nevada
en una ley abt oluta de la vida, de virtud taumatúrgica. como un trofeo a las dogmáticas de las Constituciones con los
El Estado ignora las creencias religiosas y las concepciO· post~lados de la aconfesionalidad del Estado, el laicismo de la
nes del mundo. Él deja al individuo y a la sociedad la entera ensenanza, la libertad de conciencia, libertad de cultos" 1).
libertad, sea de profesar la creencia metafisica correspondien- ~ora bien, aunque el ·dogmatlsmo Ingenuo de sus factores
te a sus intimas convicciones, sea para negar la existencia de IndUJO a ver el Estado de Derecho llberal-burgués brotado de
Dios y proclamarlo públicamente. Él no interviene ni para ha· la Razón -como Pallas Athena de la cabeza de Zeus- y
cer respetar un dogma, ni para asegurar obediencias a las vo- consecuentemente, a absolutizarlo como una forma de Estad~
ces religiosas; la conciencia del individuo es un dominio que inmutable -fantoche colgado fuera del tiempo y del espacio-
le está vedado. La enseñanza que distribuye el Estado en sus él era una estructura real puesta en el movimiento de la His·
escuelas primarias, en los institutos secundarios y profesiona· torta, realizada por hombres que condicionaban la totalidad
les, respeta escrupulosamente la regla de neutralidad. En fin, de sus formulacion~s culturales en el cuño de w1 a priori cos-
el Estado es neutro en el dominio religioso y filosófico; tam- movisual, Y sostemda sobre concretas relaciones de fuerzas
bién es laico en la organización de los servicios públicos que sociales. Cuando fueron relevados los presupuestos filosóficos
asegura. Cuando más, tendrfa que proveer administrativamen· que lo ahormaban, y desaparecidos los datos reales que lo sos-
te a las necesidades de la enseñanza, pero sin informar su tenían, se·. de~vanece su realidad, y entonces, apenas si sobre-
contenido. Las concepciones culturales han de debatirse libre- vive un. tiempo más, pero ya como un artilugio huero. ,·
mente por los individuos, sin que el Estado pueda interven!¡ ¿Persisten durante el siglo XIX y hasta nosotros los datos 1/ '
y decidirse en favor de algunas de las posiciones en pugna reales y los presupuestos mentales de los derechos de la li·
"Pero a poco que se reflexione, afirma Francisco Ayala, po- bertad concebidos .por y para el hombre moderno reducido al
drá advertirse que la pretendida neutralidad del Estado im· fi~al a una categoría económica? Desde ya, en respuesta a la
plica en si, ya una toma ·de posición en el problema de la pr1mera parte del interrogante, podemos afirmar que desapa-
Cultura; es en si ya producto de una concepción cultural de· recieron las condicion~s reales que hacfan posibles las liberta-
terminada, y precisamente, como es lógico, de la éoncepclón des económicas del Liberalismo. A fin de no forzar el esquema
cultural de la burguesia. En efecto: corresponde al agnostlcis· metódico que nos tenemos trazado, pues, de este proceso nos
mo filosófico y al método de las ciencias experimentales, con ocupamos en el capitulo subsiguiente, lo diseñaremos aquf sólo
sus hallazgos de verdades fragmentarlas, siempre sujetas a a los efectos de la claridad del discurso. El factor técnico es
rectificación. Corresponde, por otra parte, al método mayodta· decir, la aplicación de la ciencia a la conquista de las fue;zas
rio de elaboración de la ley, en cuanto supone también un naturales, actua~do en todos los importantes procesos de , pro-
criterio relativo sujeto a rectificación. Corresponde, en una ducción económ1ca, aumenta su capacidad de rendimiento y
palabra, a la total concepción del hombre en el Universo, pro- d!smin~e •el cost~, con lo que pone a las formas de produc-
pia de la burguesía. Si todo el contenido de la Cultura, prlnci· Ción. at~ cntcas en mcapacidad de competencia. En base a esta
pios morales como ideas, instituciones y conocimientos, es cues- tecntzaci6n y operando en un mundo de las libres competen.
tionable e incierto; si el hombre no puede tener un conocimiento ~ de los egoísmos y lucros, empieza a actuar la ley econó-
firme y total del Uníverso; si todo su conocer se apoya como m•ca de la concentración, por la cual la mayor explotación
dato primario, como realidad elemental e irreductible, en el 1) . Cfr. FiiA~ctsco Auu, Los Derechos Individuales como Carantta
hecho del pensar del yo, no cabe que el Estado imponga, de. de la L1lmtod, P'i· 34-35. .

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~
mata y absorbe a la menor. El pequetio propietario, el peque- ten140 y alcance, quedan a merced del Estado. Ya con ante-
ño comerciante, el pequeño industrial, a quiénes el Liberalismo- rioridad, en 1852, C. F. von Gerber, hasta quien no alcanzan
burgués había hecho sujetos de los derechos de I'a libertad, los efluvios del pathos ético que sostenía el formulismo kan-
desaparecen, y junto a los campesinos que el mismo fenómeno tiano, enuncia una concepción estrictamente formal -jurídica-
de tecnización arranca de la tierra, iban adensando, como em· mente pura- de los derechos de la libertad del individuo.
pleados y obreros asalariados, la población urbana de los cen· ! Con razón Jellinek sindica a la obra del jurista imperial como
tros industriales. En cambio, adviene el alto Capitalismo, que la "piedra miliar" dé la historia de la doctrina de los derechos
es financiero, monopolizador e imperialista; ordenación econó- públicos subjetivos.
,, mica del residuo de la burguesía que sobrevivió a la libre com- En efecto: Gerber afirma que el significado general de los
• ; !

petencia de "garras y colmillos", deslastradas ya de todo retén derechos de la libertad no puede encontrarse sino en su negati·
moral y, que por caminos no siempre rectos y confesables, pone vidad, es decir, que el Estado, en su dominio sobre el individuo,
el Estado al servicio de la Economía. En esta etapa histórica se mantiene entre los límites convenientes, ·'dejando libre de su
no son válidas -a no ser para el alto Capitalismo que tras ellasl influencia aquella parte de la persona que no debe quedar su·
parapeta sus intereses- las libertades de propiedad, trabajo, jeta a la acción coercitiva de la voluntad general, según la idea
comercio e industria, contrato, de la concurrencia, del juego de predominante en la vida popular. Los derechos del hombre, no
,. la oferta y la demanda. son entonces, sino derechos exclusivamente negativos, los de·
1 En cuanto a la otra parte del interrogante, veremos inme- rechos al reconocimiento del lado libre, esto es, no estatal dé .
11 diatamente la cafda que sufre la imagen del hombre trazada la persopalidad. Estos derechos quedan siempre siendo ~eg~;,~~,.. ~
1:
1• 1 por el Liberalismo al abdicar ante lo infrahumano e infraes· ciones que restringen el poder estatal en los limites de •sus :"'
·~ 1
piritual, considerándolos como suficientes para satisfacer la competencias. El reconocimiento juridico;· se realiza cuando ,·
nostalgia de lo objetivo y la apetencia de lo absoluto. tal negación se transmuta en una determinación pósitiva\ de
Como un intento de reacción frente a la concepción empi- los derechos · del poder estatal. Pero estas norma$ objetivo-
rista de la libertad desplegada por el Llberallsmo·burgués, abstractas del derecho se refieren al ejercicio del poder esta·
aproximadamente, por el año 1870, se inicia la formulación fi· tal y crean para el individuo una facultad -un derecho sub-
losófica de los neo-kantianos de Marburgo, que tratan de en· jetivo, esclarece Gerber- en la hipótesis de una determinada
tonar el subjetivismo de la libertad hecho presa de una relación de hecho t).
tremenda descomposición que empujaba, como fatalidad dia· '
t Georg Jellinek se propone superar científicamente la funda·
1
Iéctica, hacia el transpersonallsmo naturalista 1). mentación que de los derechos de la libertad se hacfa con el
Eliminado de la filosoffa kantiana, en un proceso de cone· derecho natural, representados éstos como atributos huma-
xiones lógicas, el elemento metafísico del derecho natural 2 ), nos originarlos y preexistentes al Estado. Para el gran ju-
los derechos de la libertad del hombre, en este ciclo del for· rista germano, el individuo, por el hecho de pertenecer' al
malismo jurídico pierden todo vigor; y su reconocimiento, con- Estado se encuentra vinculado con una pluralidad de status.
1) Pa!a un acabado "'conoc!micnto crítico . ~el proceso neo;kantúmn, Por la subordinación al Estado, que es la base de toda activl·
que va desde el idealismo dualista al normatmsmo, Cfr. ]OSE MEDINA dad política, el individuo, sometido en la esfera de los deberes,
EcHAVARRÍA, La Situación Presente de la Füosvfía Jurídica, cap. 11:. JU. se encuentra en un status pasivo o status subiectionis del que
NATO TREVES Jl Diritto como Relazione. Saggio crítico sul neo·kantasmo se excluye la autodeterminación, y por lo tanto, la personal!·
contemporán<~. Torino. 1934, V. E. KAUFMAN, Kritik der Neukantischm
Rechtsphilosophit, 1921. " 1) Cfr. D. C. F. VON GERBER, Ueber 61/entliche Rechte, Tübinger,
2) V. E. K.Al!FMAl'l, Kririk der NeukaJúisclun Recht$philose>p/ait,
pág. 5 y si¡., 52 y aig. 1852, pág. 78 y &ig.

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.Pero a la vez,
l.dl<l• ~~anla del Estado es un poder tiene un .contenido jurfc1lco lc1éntlco al del servtclo mUltar. a
la obligación de pagar impuestos, de testimoniar en la justl·
objetivamente llmitado que se ejerce sobre personas, a éstas
les pertenece también un status dentro del cual sei\orea abso- cia Y de otros centenares de obligaciones que erttergen de la
lutamente, un reducto liberado del Estado, un distrito exento ley. Sumisi6n 11 libertad de la sumisi6n son las dos posibili-
de imperium. Esta es la esfera de la libertad individual, del dades entre d contradictorias, que puede elegir el Estado,
status negativo o del status libertatis en cuyo interior los pro· cuando se trata de regular alguna relaci6n. con. los propios
pósitos estrictamente individuales son realizados mediante la súbditos 1).
libre actividad del Individuo. El Estado, en cumplimiento de El status negativo es elevado a status jurídico en•v.trtud de .
sus fines, reconoce a los individuos la capC\cidad jurídica de la espectante pretensión juridica del individuo qtle puede exi·
reclamar para sí el poder estatal, de utilizar la instituciones glr el reconocimiento jurisdlcional de su preestablecido stattU,
políticas; les reconoce, pues, exigencias positivas, un status po- Y conforme a ello, la omisión o remoción de cualquie~ ataque
sitivo que es la base de todas las prestaciones estatales en que se le infiera. Jellinek hace, precisamente, residir- en esta
interés individual. Cuando el Estado reconoce al individuo la pretensión jurídica el status positivo del individUO. El stattU
capacidad de obrar a favor de aquél, lo sitúa en una esfera negativo trasciende a juridlco, en virtud · del status positivo,
más elevada de ·¡a ciudadanía, más calificada y más activa. Es y de las acciones que derivan de éste.
el status activo, el status de la ciudadanía activa, en el que En la teoría de Jellinek, lo que para el indi'\fidualismo"'de
se encuentra todo aquel que es titular de derechos políticos la Revolución francesa constituía derecho natural, no es, sino,
en sentido estricto. En resumen, en estos cuatro status: pasivo, una posibilldad de hecho, una mera posib1lldad de ):lacer -mien~~
negativo, positivo y activo, Jellinek agota la totalidad de las tras el Estado no lo interdice o lo hace 'recejar hlJSta donde\ iJ'-
posibles situaciones en que puede hallarse el individuo en re· je- que está fuera de los Umites del derecho y no tutelada
!ación con el E stado 1). ,en modo alguno, sino abando~ada al arbitrio de cada up:o.
La libertad es excepción de constricciones ilegales. La sub- cuando tales manifestaciones de la libertad indl vldual ' ·son
ordinación, o sea, el satus pasivo del individuo, es un status reconocidas y tuteladas por el Estado, entonces, se tramontan
limitado por la ley. Jurídicamente no es correcto hablar de en facultades jurídicas, en verdaderos y ·auténúcos derechos
los derechos de la libertad, sino, que más bien, existe libertad públicos subjetivos 2) .
cuando se supera a una determinada restricción, alguna vez En este proceso de agotamiento de la libertad burguesa
existente acreciendo de esta manera la personalidad del in· le estaba reservado a Hans Kelsen la tarea de rematar ad
dividuo, ~unque más del punto de vista político que jurídico. absurdum la Hnea del formalismo de Gerber y Jellinek --e~­
Pero la situación en que se encuentra el individuo, a conse- tre los que habría que interpolar a Laband- can la paroxl·
cuencia dé las leyes que reconocen y regulan tales libertades, mal concepción de inmolar el concepto de persona y de liber-
es sustancialmente idéntica en todos los casos. Por otra parte, tad subje~iva ante el logicismo-normativo de su "teoría pura
en el pensamiento jellinekiano, también, todos los deberes
para con el Estado, sin exceptuar a ninguno, se pueden redu· 1) Cfr. GI!Oc ]ELLIN!It, Si.ftema dei Diri.tti Publici Subbiettivi
pág. 115. •
, cir al común denominador del deber de obediencia. Cualquier
imperativo del Estado para el individuo, no puede pretender
sino la obediencia del ciudadano; obediencia ..que, en el fondo,
2 ) La teoría de Jellinek sobre los derechos públicos subjetivos eont6
con la adheei6it de la. mayoría de loa publicistas dtl Eatado de Derecho
~ liberal-burgués, en ,la últlf!!a ~tapa de eu evoluci6n y, aón -y e!to de-
muectra en la praDa conttJtucional que la libertad quedaba a merced· del

i 1) Cfr. GEORG .TELLlNF.JC, Sist~ma dei cliri!ti Pubblici Subbiettivi,


trad. al italiano de C. Vitagliano, Milano 1912, pag. 97.

198
Eatado- cuenta con la aquiescencia de muchos publici.atas do loa E1tadoa
totalitarios.

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<1el derecho", que escamotea toda reallc!ad al Estado para trans./ de la Uilidad de un haz de obligaciones y derechos, es decir,
mutarlo en una ordenación normativa ideal, y pretende, aun- un sistema de normas. No es el ser humano Integro, en el
que esto vanamente, que esta ordenación sea un algo sin con- conjunto de sus funciones ffsicas y pslquicas, el que funciona
tenido 1) . como sujeto del derecho, como el centro de imputación de una
Para la "teorfa pura" la noción de sujeto de derecho o de serie de contenidos normativos, sino un elemento ideal, a
persona es una idea auxiliar artüicial, que los juristas han saber, una cualidad especial que consiste en que muchos de
creado bajo la presión de un lenguaje jurídico antropomorfo. sus actos figuren como elementos de las proposiciones jurfdi.-
La persona no es una realidad psicofísica, sino la expresión cas. Hans Kelsen distingue entre la noción natural del hom-
bre y la noción jurídica de la persona, ya que ambas, en su
1) La coocepcMn de Kelsen y de la Escuela jurídica que trabajt concepto, expresan dos unidades completamente diferentes. La
en el marco de !U teoría, malgrado su prf:tendida "pureza" que los des- noción jurídica de la persona o del sujeto de de.rec'ho expresa
conecta de lo político y de lo aociológico, es una concepci~n ~r!ptop~lítiCA, la unidad de una pluralidad de derechos y obligaciones, es
que absolutizn como históricamente trascendente, a formas Jur1d1cas hgada,
a una singula~idad rul-histórica. No niega, en efecto, de ninguna mane.ra, decir, la unidad de la pluralidad de normas que determinan
como se le atribuye por algunos críticos livianos, la necesidad de las in· estos derechos y obligaciones. La noción de persona ffsica
vestigaciones históricas sociológicas y axioló¡;icas del Derecho sino que "que se aplica" al individuo aislado es la expresión unificada
ella quiere sacar toda; estas investigaciones de la jurisprudencia y adju- Y personificada de las normas rigiendo el comportamiento de
d_icirselas a otras ciencias. Este rarcelamien!o . científico '1 SU COtre!poD· un individuo determinadó. "Es el soporte de todos esos de-'· ·-
d•ente terminología, se basa en e «:"'or. log1!tlco que d~sco.noce que. ,l'l
elemento valorativo penetra en forma 1nevttable en toda exegnna, formac1nn beres y derechos, es decir -si uno se despoja de esa repre-
de conceptos y construcciones, como así sucede en la "teoría pura". En sentación de su carácter sustancial que reduplica el . obj~to-,.- i ~
forma paradoja!, dice Hermano Heller, el experimento de Kelsen, da una el punto común de imputación de las situaciones fácticas'."d~ ,Qfj:j)
concEpción del Estado "destatizada" pero no ''despolitizada". El uror sutil conducta human~ normadas como deberes y derechos, 1asl~oo- ~ .. 1, ~Y ,
está en olvidar la inseparabilidad del objeto y eujeto. El ser del E~tadJ mo el centro de aquel orden parcial cuyas normas estatuyen . ~,~,
está en d devenir en siempre renovados y decisivos actos políticos; frente
a este devenir, fo;mado por las luchas políticas entre reales poderet voli· esos deberes y derechos, y cuya individuaUzación resulta de la
tivos, re!ulta imposible la neutralidad dd aujeto conocedor. Esta maners referencia a la conducta de un mismo hombre" 1).
de ser del Estado no admite juicios que ~tén libres de valorea como en El hombre -reducido por la "teor{a• pura" a un polichine-
las proposiciones lógicas-matemáticas. Por e!ta razón, no es raro que una la de normas- puede hallarse en triple relación con el orden
teoría que h11ce una consecuente abstracción científica-!ensitiva del ..su· jurfdico: o bien el hombre está sometido a la norma, o bien
ceder real", de la "vida utructural", que no otra cosa es el Estado, se
queda con una nada estatal en las manos, y de la cual resulta que es una la produce participando en alglln modo en su creación, o bien
concepción del Estado sin Estado. Que cata teoría en general tiene algú!l está libre frente a la misma. En el primer caso, la relación
contenido, aunque agnó~tico y •acno, nero con el m.ati:t líber~ de la con· del hombre es la pasividad; en el segundo, es la de actividad;
cepción del derecho eetatal, Jo debe Kelsen a la crrcunstaoc1a de que él en el tetcero, la de negatividad 2).
tampoco es un conocedor "puro" librado de voluntad, que está fuera f La libertad es la ausencia de una vinculación jurídica a
por encima de la realidad histórica·política, sino que. aunque de una manera
bastante insegura ae encuentra en dicha realidad. Y por añadidura, a,rega un deber. Obsérvese, anota Hans Kelsen, que existe un limite
Heller, el mismo Hans Kelsen, en su "Htwptprobleme der Staat..echtllehre•• entre la vinculación jurídica y la libertad, puesto que el de-
(1911, pág. Xll con toda claridad reconoció la tendrncia liberal de ~u recho no regula todos los aspectos de la conducta humana.
teoría del Estado. 14Si con esto -dice el frustrado teórico puro del Dere·
cho- mis resultados tocan algunas viejas teorías liberalea del Estado, n> 1 1) Cfr. HAKS Ku.u~. 14 Teoría pura del Derecho. Introducción a
debo prevenirme por ello, si se quiere ver en mi trabajo un síntoma de la problemática del derecho. Trad. de Jorge C. Tojerina, Editorial Losad11,
aquel neo-libt.ralismo qne en los último' tiempos parece extenderte". Cfr. Buenos Aires 1941, pág. 84-85.
H&RMANK H&LLER, Staatslehere, pág. 54-SS. 1) Cfr. HANs KELSEN, Lll Teoría General del Eslado, pág. 198.

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1
Bajo el s.upuesto de que el orden jur1dlco es variable en eu colidlctonan, en rompactos hechos sociales- los valores abso-
alcance, el limite contra la libertad puede ser libremente des-
plazado. A priori no existen Umites jurldic<>s absolutos contra
~
;
lutos de la persona humana 1).
Este agotamiento de los derechos de la libertad, que he·
la intervención del Derecho (=Estado) en la conducta huma· mos resumido cefiidamente a través de las concepclones pr~ ­
na, o a favor de la libertad del individuo contra los ataques domt.nantes e.n la fllosoffa juridica y poUUca, es la consecucndll
del Estado. En principio, el orden coactivo estatal puede in··
tervenir la totalidad de la conducta humana; puede vincular
1 obligada de la Clispersión que era objeto el hombre, y que In
alie.naba el privilegio de su destino personal. El hombre mo-
a los hombres en todas las direcciones posibles. El hombre
es libre en tanto que, de hecho, no ocurra asf, con lo cual re· t1
derno, el tipo humano de Descartes, de Rousseau, de Kant,
pensado como esencialmente bueno, sujeto nato de rel~vant<'R
sulta que esta libert.ad frente al orden juridico, este "estar calidades morales, acabado en su inmanencia, dominador <1<'
libre" frente al Estado es, jurídicamente, una cualidad en ab- sí y de la naturaleza, estaba maduro para abdicar su pcr:io-
soluto n egativa; es decir, la cualificación de esa situación es nalidad en favor de relatividades infrahumanas absolullzadnH
la de n o estar jurídicamente determinada. a loE efectos de servir para una falsa integración: el Rstnda,
No existen los nombrados derechos de la libertad, ya que ofrecido por Hegel como realidad de la Idea ética· la sociedad
los así llamados son una esfera extrajurídica, ajena al Dere- comun~sta: que era el mundo paradisíaco profetizado por Marx;
cho; esa "libertad", en el sentido de un "estar libre" frente al la Nact6n, que según Fichte es donde se manifiesta lo eterno
orden jurfdico, sólo es determinable en su aspecto negativo com.o "autorrepresentaclón" de Dios; la raza, magnificada co-
y no se puede llamar derecho a una esfera sustrafda precisa· mo la fuerza eficiente del mundo poHUco por la metatfslcn
mente del Derecho. El hombre es "libre" para realizar aquella antropológica del Conde Gobineau. En esta coyuntura histó-
conducta cuya contraria no sea contenido de un deber jurldico. rica se consuma la dialéctica fatalidad que aguardaba al hom·
"Fuera del orden jurídico estatal -afirma paladinamente Hans bre moderno, que al abjurar de lo más perfecto que exiAte en
Kelsen-, y de la esfera que la teorfa se afana por llenar con de· toda la naturaleza: su excelsa calidad de persona esplritulll
rechos de la libertad que radica fuera del derecho positivo, no Y de su realidad sustancial, renuncia a la principalía ontoló-
puede haber "Derecho", nl siquiera un Derecho natural" 1). gica que tiene sobre todo colectivismo transpersonniiAtn t)
La teoría kelseniana del Estado, que en los años de la tras- y termina, en una secuencia ajustada, devorado por In t>Rflngn
mayor.
guerra gozó de tanta aceptación en el mundo científico, justa•
El envilecimiento de la realidad metafísica del espfrltu y
mente cuando el triunfo del Estado de Derecho liberal-burguéS
parecfa definitivo, revela la honda crisis que soporta esta hls· 1~ "Como se ve -dice Renato Treves aludiendo a la eoncepei.Sn
tórica singularidad estatal, cuando arrasa con el principio fun· lteúerutm4 d11 E!tado- para la doctr:na dominante en los años deepu.§•
damental del Liberalismo: el derecho subjetivo de la libertad. de Ja guerra, la d1mocraeia pierde toda au fe en Jos valores abtlolutoa de
y llega, en su nihilismo jurídico, a desconocer a la persona la l'hertad Y de la rersonalidad humana. La dl'mncracia toma nn earA~tl'r
in~ínaecam~~te negativo; . ae af~nna como la adversaria de cualquier ab·o·
humana la titularidad del derecho subjetivo, al que el Libera· I!'·:~JI'IO pol¡.t¡r!l• y. a~ m1~':'? tiempo. c?mo la soatrnedora de equr 1 reJa.
lismo unía esencialmente sus valores de la libertad individ®l ti~~o esc~~ttco y aJatemattco que atnbuye el mismo valor a cualquier
y de la persona aut6noma. Se había alcanzado a la meta fatal op¡mon P<'ÜUca, que pone sobre e1 mismo nivel ctullquier manifrlltar.itSn
de voluntad a:n preguntarte si es buena o es msla". Cfr. RENATO TRE~U
e ineludible de la democracia agnóstica: negar, e inmediata· Crisif tk la D~mocracia y TrtmJ/ormación de la Ciencia del DtrtcAt>, Tn:
mente aniquilar -porque las ideaS' informan, y a la vez se cuma.,, 1940, pag. 9.
1) "Persona siBni/icat id quod tst per/ecti.uimum in tota natura
1) Cfr. HANS KELS&lf, Teoría General del Estado, pí¡. 202 Y ala. acilicet in rationali natura". SANTO TOMÁS, Sum. Teol. Ia., q. 29, a. 3. '

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de la personalidad espiritual, motivada por el desconocimien-
to de la esencia, vocación y verdadera dignidad del hombre,
-- t 1

"la sustancia (o sujeto) individuada de una naturaleza racio-


nal" 1 ), con la facultad de tomar una decisión libre y sin
es el pecado mortal de la modernidad, que con el Liberalismo e~tar sometido al ~itmo de la. legalidad cósmica, se lo empi-
se exacerba h astá el paroxismo. Se colocó al hombre Bobre pma sobre la ~p_ac1dad mineral y la irracionalidad animal.
un fastigio particular, se lo magnificó como la unidad analó- Por este cammo se perdió el concepto de la responsablli·
gica de la concepción del mundo, y al mismo tiempo, reacio a dad, es decir, la certeza ·de rendir cuenta de sus actos, además
reconocerlo como creatura Divina, se lo emancipó de la sumi- de acarrear toda una secuela de errores. Asf, el mundo onto-
sión de Dios, con lo que adquiere autonomfa en los planos lógi~ quedó reducido a una formulación y proyección feno-
especulativo y prActico. Con esta aparente liberación -espe- mémca del hombre; se desconoció la coordinación de éste con
jismo de tremendas consecuencias- se malogró la dignidad el ser, la relación existente entre la inteligencia y la realidad.
auténtica del hombre, que como ser animado e informado la capacidad d~ poseer espiritualmente el mundo exterior y
por un espfritu de procedencia y destino Divino, es lndepen· de obr~r conscientemente sobre lo asido. El subjetivismo el
diente en su existencia, y sólo de sf mismo depende en el or- se~ualismo, el relativismo y el agnosticismo son Jos abalo~ios
den de la acción. Negada la inmortalidad del alma -se hizo, ) iniciales de este proclive que pasando por el positivismo que
esto porque el escalpelo de la ciencia no topó con ella en la disec- transmuta la personaL.dad espiritual en un nudo de sensacio-
ción de los cadáveres- se le sustrae a la vida el fondo inefable nes, remata en el darwinismo, que hace del hombre, allanan-
que confiere a los fenómenos y acciones humanas su verda- do todo problema de continuidad metafísica, un simio des-
dera significación. arrollado. · ·
El burgués, recoleto en la realización de sus fines tel(lricos Pero como el hombre es para lo absoluto, logra su enterez
y queriendo colmar de contenido y significación a la vida transcendiendo. El hombre moderno, agotado e inseguro en
temporal, negó al mundo inmanente su naturaleza de status la cima de su l~go peregrinaje histórico, empecinado en. la.
viae, de tramo peregrlnatorlo. Con ello destruyó el fundamento inmanencia que le cegaba el camino verdadero, lo hizo falsa-
de la vida, pues, cuando la actividad humana no tramonta ~ente. En efecto: escapó del clrculo vicioso del solipsismo
apuntando a la eternidad, la vida pierde el tesoro de su signi- ltb~r?l entregAndose con frenesí a los colectivismos transub
ficación y deviene desesperadamente lacia y trivial. jetivtstas, aunque para amenguar su superioridad ontológica
Cuando es destruido lo que mediatiza el mundo inmanente Y ~der asf abdicar de su personalidad, tuvo previamente que
al mundo transcendente, se yerma, irremediablemente, el hon- detftcar el Estado, hipostasiar una clase social, absolutlzar una
tanar metafísico del orden moral y de la objetividad -el ser- raza o un pueblo. El egofsmo individual, siempre determina.
de los valores. En un proceso de conexiones lógicas, no Be ble, fué sustituido por otro más tenebroso, el egofsmo innúmero
tardará en negar el libre arbitrio del hombre, y considerarlo del anonimato comunitario, a quien mueven mitos, que son
una porciúncula material de la naturaleza exterior. Se le des-
conoce el puesto relevante y slngularfsimo que le pertenece de éstas superan l.oa elementos materiales que organizan. Aeí el alma de
los veget~lea tra~c1ende más las actividades de la materia que la forma
en el cosmos 1), en virtud del cual, al ser considerado como de los manerales, Y d alma d~ los animales es aún más libertada de auG
leyes que la de loa vegetales. Consecuentemente, en relación con la no.
1) "Hay que considerar crue más una forma es noble, menos ella es do- blua, e! alma humana et sin ri~al. En con!ecutn cia, ella ea · liberada e/l
minada por ia materia corporal, menos es sumergida, ahogada en ella, con· ~ medida del Pe60 de la ~~tena corporal que resta totalmente indepen-
fecu< ntemente, más excede por su operación y virtu~ de donde tenem!'lt die~te de ella para aua acUVIdades propiu y su poder y ate poder 1e
que la forma de un cuerpo mixto posee una operación propia, distinta do de11gna con el nombre de intelec1o", Cfr. SANTO TOMÁs: Sutn4 Teológica,
aquellas que der:van de sus principios elementales. Y más se annza en la., q. 76, •· l .
la escala de las dignidades de las forma&, mú se constata. que la actividad 1) Cfr. SANTO TOMÁS, S. Teol. lila., q. 2, a. 2.

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mentiras, que a sabiendas y eo~ cinismo, se las estuca de ver· resultados a que conduce esta reacción, dice el filósofo Die-
dad absoluta. \ ' trich von Hlldebrand, han sido lo menos reconfortante posi·
Pero es necesario reconocer que existP. un elemento posi· ble. El descrédito del espíritu y de la personalidad espiritual
tivo, aunque falso, en el abandonb del Liberalismo que carac- inaugurado por el Liberalismo, lejos de ser superado, ha sido,
teriza las tendencias totalitarias de nuestros días y que se por el contrario, agudizado. La decepción que aporta la imagen
puede resumir de la siguiente manera: por una parte, se tra· del hombre trazada por el humanismo burgués y que domina
ta de una nostalgia de lo objetivo, devorado por el subjetl· a Europa durante los tíltimos siglos, condujo a inclinarse ante
vismo relativista en los últimos siglos; y nostalgia, por último, lo infrahumano y lo infraespiritual, considerados aptos para"sa·
de auténticos y reales valores objetivos, cuya perennidad y tisfacer la nostalgia de lo objetivo. Se ha desconocido, agrega
vigencia no queden librados a la versátil sensibilidad sub
jetiva 1).
¡' el agudo filósofo alemán, que la causa verdadera de la triviall-
dad y del empobrecimiento de la comprehenslón del mundo,
Es también una reacción contra las herejías del subjetivis- reside en ;el aislamiento de Dios, qúe es de donde emana todo
mo y del racionalismo iluminista del siglo XVIII y contra el ser y todo valor, y a donde tiende a retornar. Apagada la sola
agnosticismo y relativismo liberal del siglo XIX que redujeron luz que esclarece el Universo, necesariamente, se ha perdido
el sistema del cosmos, penetrados por las significaciones idea- ,· el sentido y el valor de toda existencia y este desconochnlento
les y los valores, y la persona, creada a semblanza de Dios, se venga sobre el plano más elevado del ser creado, en el do .
en un agregado de sensaciones y tendencias sublimadas; que minio del espíritu y de la personalidad espiritual. Porque,
cambió el mundo de las verdades eternas en sf, por una sim- más concentrado es el reflejo de Dios en un ser, más desna·
ple resultante del pensamiento subjetivista. Es, y ya lo vere- turalizado deviene este ser desde que se aisla de Dios 1).
mos en el próximo capitulo, una respuesta vital a la tecnización A esta degradación del hombre -entró a la modernidad
y racionalización mecánica de la existencia, al predominio de siendo poco meno~ que un ángel y remata siendo poco más
la acción sobre la contemplación, al tiempo anormal de la vida que un mono- la tenemos cabalmente refractada en las teo-
moderna, a la falta de respeto y comprensión frente a los rías sobre el hombre y su conducta, en boga durante los afios
principios misteriosos de la evolución interior, a la hipertro· finiseculares, que se apellidan naturalistas y que se las dls.
fia de la organización "americanista" que reemplazó la cate· tingue en dos tipos fundamentales: la concepción exclusiva·
gorfa de lo cualitativo por la categoría de lo cuantitativo. Los mente mectinico-formal y la concepción exclusivamente vitalista.
La primera habfa tenido ya su exposición más perfecta en el
1) "En los movimientos de masas más dramáticos de nueStro tiempo) libro de Lametrie intitulado L'Homme machine, donde se re-
es inDlgable, entre otros incentivos, un afán de superar el individualismo, duce los fenómenos espirituale.s a un epifenómeno de las leyes
de trascenderlo; dicho en knguaje de estos apuntes, un propósito de r~ físicas-químicas que imperan en el organismo: Rien n'eziste que
nunciar al inmanenúsmo reemplazándolo por un trascendentismo. Ptro un matiere inerte et mouvement mecanique; tous les ¡enómenes
pescdo last.r e de inclinación inmanentista y la teorización -lastrada de de la nature relévent integralement, des torces physicO·chímf..
inmanentismo también- empobrecen y fals<an estos movimientoa. y lot ques; la pensés de l'homme n'echappe point a cette lois genéra·
convierten en todo lo contrar1o de lo que deberían ser. Entlere28J' la tru-
cend\ ncia --como hacia su natural destino- hacia la, metas de ..el pue- les: elles es susceptible d'ltre reduite a uM formule mathemati·
blo" -un pueblo determinado-, la clase, el Estado, la raza, etc., es con•· que, puisq'elles est un mode particulier de mouvement vibra-
tituir una nueva inmanencia y quedarae en ella quebrando las ~as ,¡ toire".
trace.nder, con d a¡ravante de que el egoísmo indiv;dual, fácilmente de- En el segundo tipo de la teorfa naturalista, subdominado
nunc:able se retmplau con un egoísmo colectivo teñido' de turbia mútica
y aureolado de un prestigio impresionante aunque falaz" Cfr. FRANCISCJ 1) Cfr. DIEntiCK \ 'ON H ILDEBRAND, Le Mitlae des Races, en: Arclaivet
ROMERO, Pro1rama de 11na Füosofúz, Bueno1 .Aires, 1940, pá¡. 21-22. tlt Plailosoplaie du Droit et de Sociologie Juridique, 1937, N• 34, páa. 133.

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:
vitalista., se pone la esfera vital por nclma de la esfera esplrl• "Crítica a la Economía Política", que acabamos de transcribir.
tual al hacer de la categorfa de la vida la categoría básica Carlos Marx diluye la persona en la colectividad.
de la concepción total del hombre, negando, como premisa, La concepción del hombre como un ser dominado por lo~
el dominio de lo sobrenatural. SegQn estas teorías el espíritu Jmpulsos de poderío, ofrecida ya por Maquiavelo y Hobbes, es
humano se explicaría perfectamente, en último término, por vigorosamente reactualizada por el profeta de la "irrupción del
la vida impulsiva humana; sería un tardío producto de la evo- nihilismo": Nietzsche, como una manera de superar al indivi-
lución de ésta. De un modo algo semejante pretende el prag. dualismo racionalista del siglo XIX, cuya metafísica mecánica
matismo anglo-americano, primero en Plerce, después en \Vi· y amoral del Ordre naturel abrumaba a los hombres !le )lastro
llams James, Schiller y Dervey, derivar de las formas de trabajo ) y tristeza 1).
humano -homo faber- las formas y leyes del pensamiento. La tercera concepción es la que considera la vida espiri-
Del mismo modó pretende Nietzsche, en su "voluntad de do- tual como una forma sublimada de la libido; la personalidad
minio", explicar las formas del pensamiento por el impulso ; es sólo un movimiento fatal de las larvas polimorfas del ins·
de poderío propio de la vida. Si lanzamos una ojeada, dice Max tinto y del deseo, y toda la cultura un .producto de una libido
Scheler, a quién pertenece la sfntesis anterior, a la totalidad
)
, reprimida y sublimada.
de estas concepciones, destacamos tres variedades de la idea La absorción del hombre por la colectividad -presupuP.;-
naturalista-vitalista del hombre, según que se consideren los J ta y consumada su despersonalizaci6n- tiene también su fiel
impulsos n'U!tritivos o los impulsos seruales o los impulsos de
poderío, como la fuerza primaria y directora de la vida 1).
"El hombre es lo que come", resumió en su tosca antropología
¡ expresión en las concepciones de la sociología positivista de
J Comte, en el evolucionismo naturalista de Spencer, en el bio-
organicismo social del darwinismo, ya que arrasan de manera
Vogt. Fundado en la filosoffa hegeliana de la historia, Carlos irremediable con la esfera personal de la vida 2). La ley de
Marx concibió una teoría análoga: no es tanto el hombre quien la evolución es la que prescribe a la voluntad los fines a rea-
hace la historia, sino la historia de las relaciones económicas lizar; del ser social · emana el deber ser; conse<'.uentemente, la
lo que da al hombre diversas formas sucesivas. "En la pro. "libertad" no significa otra cosa que la posibilidad de realizar,
ducción social de su vida los hombres entran en relaciones antes o después, con más o menos perfección, el fin prefijado
necesarias y específicas, independientes de su voluntad; rela- necesaria y unfvocamente.
ciones de producción que corresponden a una fase especifica
de la evolución de sus fuerzas materiales productivas. La to- Sobre los supuestos naturalistas, como la máxima y más
talidad de esas relaciones de producción consUtuyen la estruc- cOI·~tundente abrogación del subjetivismo de la libertad en la
tura económica de la sociedad, la base real sobre la que se fllosofia jurídica y en la teoría del Estado, debemos analizar
eleva una superestructura jurfdica y política y a la cual co·
1) Los totalitarios hacen de Nietzsche ao precunor y apóstol. Re-
rresponden determinadas formas de la conciencia social. Los ci,..ntemente ae ha upigado, aunque con meticulosidad unilateral, sus obru,
modos de producción de la vida material condicionan los pro- para demostrar la con¡ruencia de au pensamiento con las críticas nacional·
cesos sociales, polfticos y espirituales de la vida en general. socialista sobre la democracia liberal-burguesa y el materialismo histórico,
No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, con el conclpto de la guerra, con el problema judío y el de la selección
sino, al contrario, su. ser social el que determina su concien- racial, con d nacionalismo, etc. Cfr. HEINRICH HIJITLE, Nietzsche und der
Nationalsomzlismus, München, 1937.
cia". Como resulta patente a través de los párrafos de su ll) Para nn conocimiento de las doctrinas sociológicas de esa época,

1)
'
Cfr. M.u Scm:u:a, El Prusto del Hombr• en tl wsmos, Editorial
Cfr. Josí MEDINA EcHAVABRfA, Panorama de la SDciowgía Contonporánta,
México, 1940, pág. 46 y aig. RENATO TltEvES, Filosofía Social 1 Sociolópca,
Losada, Bueno• Aína, 1939, pá¡. 142 y ai¡. Editorial Losada, Buenos Aires, 1941, pág. 19 y si¡.

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\
la concepción del jurista francés León Dugult que hace tabla t1tuc1onal es una parte de la soclologia en la cual se busca
rasa con todo el derecho subjetivo por tratarse de una noción determinar las leyes que rigen los fenómenos relativos a la
metafísica que debe ser arrancada de la ciencia del derecho, formación, al desenvolvimiento y al funcionamiento del Estado
y por ser, además, un elemento antisocial en pugna con el prin· considerado como centro nervioso cerebro-espinal del organismo
cipio de solidaridad. Habfa que desvanecer, lo que, según él, social" 1) o

era la última hipóstasis del alma. Sólo por la experiencia ·se pueden asir los conocimientos que
La inmersión del individuo en lo colectivo, con la conse- se relacionan con el derecho constitucional, porque éste forma
cuente dispersión de la personalidad del hombre, que era el ) parte de la sociología y la sociología · pertenece al dominlo4'de
remate obligado del humanismo renacentista seg(m lo hemos la biologfa. A este método expenmental, que es propio del
venido puntuando a través de sus pasos por cuatro siglos do más ortodoxo positlvi~mo, lo utiliza Duguit a lo largo de su
historia, tiene, en la teorfa del jurista francés, su sólida ver- copiosa obra. Desecha, con invariabilidad sistemática, todo mé·
tebración jurisfilosófica, y en esta teor1a a la vez se atisba, todo que parta de principios dados a priori, porque se trata
casi alcanza a la pleamar, el antiliberali.smo de la época. Con de los métodos deductivos de la escuela metafisica, a quien
certeza, Harold J. Laski señala la obra de Duguit como el pór- de acuerdo con el espíritu de la época, 'Duguit le ha decretado
tico de una nueva era para el Estado, y equipara la influencia

J.
su irremediable caducidad.
que su obra ejerció sobre su generación y sobre las que él Más o menos el año 1901 se puede fijar como la fecha en
profesó, con la que De l'esprit des Lois ejerció dos siglos atrás 1) . que León Du~t abandona la posición que ten1a tomada en
Su primera posición filosófica está dominada por la filoso- la sociologia organicista 2), pero permanece decididamente po-
fía de Spencer, a la que abandona en el grueso de sus libros, sitivista, aferrado al método de las ciencias naturales, no por· ·
para retornar a ella en sus útimos pensamientos. ' Adopta con que los hechos sociales sean asimilables a los biológicos, como o,;:;;.-~)
entusiasmo el agnosticismo positivista del filósofo inglés, lo mis- lo crefa hasta entonces, sino porque la experiencia es la sola
mo que el organicismo social. De la sociología hace una con· vía posible para su conocimiento humano. En este giro crls·
tinuación de la biologfa, asimilando la sociedad a un ser vivo. tallza definitivamente su posición filosófica en un positivismo
Hay, biológicamente hablando, un cuerpo social compuesto de deslastrado del organicismo spenceriano, que magnifica la cien·
partes que lo integran Igual que los órganos al animal. Por eso, cia, entendida, como ciencia natural, y que profesa un "realis.
el col)oclmiento de los hechos sociales ·se logra a través del mo" -así llama Dugult a su positivismo- y una ontología
conocimiento de los biológicos, porque los primeros están so- descarnadamente emplrica, cerrada a la fundamentación me·
metidos al mismo determinismo evolutivo que los segundos. tafislca, es decir, a todo dato que trascienda la experiencia.
En resumen, de acuerdo a la sociología de Dugult, los hechos Con .estos presupuestos trata de constituir la ciencia del de-
sociales deben ser tratados, sistematizados y analizados, con el recho y la teoría del Estado como ciencias naturales, que apre-
mismo método de los hechos biológicos, es decir, con el método cia los hechos jurídicos y estatales como fenómenos ooserva·
experimental. bles y establece su conocimiento exclusivamente por medio
Aplicando el complejo de ideas spencerianas al estudio del 1de los datos experimentables. Abandona todos los datos meta·
Estado, Duguit publica en 1889 Le droit constitutionnez et clentllicos para modelar una ciencia del Derecho y del Estado
la sociologie. La sociedad -organismo biológico- posee su que proceda rigurosamente de la experiencia.
centro nervioso cerebro-espinal en el Estado. "El derecho cona-
1) Cfr. L!6tc DucutT, Lt Droit Corutitut~nntl et la Sociologie. Ti-
1) Cf1. J. LAsto, La Conception de L'Etat' de León Du1ult,
HAROLD n¡e de la Revue intemational de l'enaei&Dcment, 1889, pág. 19.
en: A.rchivtJ de Phüoaophie du Droit et de SocioloiJie JIU"idiQUC. 1932. 2) Cfr. LEÓN DuGUIT, L'E14t, le lJroit Objectij et La Loi Posilive,
N• 1-2, pá¡. 121. Paria, 1901.

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A consecuencia de la aplicación de este método, Duguit terdependencla naee la ley natural que lett Impone trablljar
sustituye la concepción subjetivista del derecho por una con- a cada individuo e-n la esfera de su actividad, para asegurar,
cepción objetivista. La experiencia no aprehende sino -la exis- de esta manera, la actividad vital de la sociedad. Esta inter-
tencia de un derecho objetivo y la manifestación de ciertas dependencia social, afirma Duguit, no es un sentimiento, me-
actividades positivas o negativas impuestas por este derecho nos una doctrina, ni aun siquiera un principio de acción, sino
positivo bajo la sanción de una constricción social. Duguit que es un hecho de orden real susceptible de demostración
ataca el derecho subjetivo, tanto en la doctrina individualista directa: es el hecho de la misma estructura social. Si se la
del Liberalismo como en el positivismo jurfdico de los forma- observa y analiza se compl'ueba que, cualquiera sea el grado
listas, por las dos ·siguientes razon es: 19) el individualismo de civilización de un pueblo, la interdependencia social está
del subjetivismo, que es inmoral y anárquico, delquicla la constituida por dos elementos invariables y permanentes, que
necesaria solidaridad social e impide la marcha/tÍormal del son: primero, las semejanzas de las necesidades de los hom-
derecho hacia la objetividad; 29) el concepto de derecho sub- bres que pertenecen a un mismo grupo social, y segundo, la
jetivo, tanto en su forma individualista como en la formalis- diversidad de las necesidades y de las aptitudes de los hom-
ta, es una idea a priori que no es dato ni r esultado de la ex- bres que pertenecen a ese mismo grupo. De esta manera,
periencia; ambas se fundan sobre la voluntad humana, que es Duguit hace suyas las conclusiones a que arriba Durkheim, en
una cosa inconoclble y, por lo tanto, metafísica. Veamos cómo cuanto a la doble solidaridad que existe entre los miembros
desarrolla esta posición antisubjetivlsta que constituye, a la integrantes de . una colectividad social. Durkheim ha demos·
vez, el eje de su doctr ina t) . trado definitivamente, dice el jurista de Burdeos, que los hom·
En antítesis con las doctrinas individualistas que afirman bres están unidos entre ellos, primero, por los lazos de una
que el hombre posee derechos innatos válidos frente al poder solidaridad que llama solidaridad mecánica o por similltudes
político y a los demás individuos, León Duguit sostiene que y, además, por los lazos de una solidaridad llamada orgánica
la sociedad es el hecho primario e irreductible que comprende o por división de trabajo. La solidaridad por similitudes re-
al hombre, que por su naturaleza física y psicológica es un ser sulta del hecho de que los hombres, viviendo en sociedad, son,
social. Afirma, en consecuencia, que no se puede hablar de un en muchos aspectos, semejantes los unos a los otros, tienen
hombre natural y aislado, sujeto de derechos por su sola cua- las mismas facultades, las mismas tendencias, las mismas ne-
lidad de hombre, sino que éste, como ser social, no tiene cesidades, los mismos sentimientos, las mismas aspiraciones, que
más que deberes para con el todo. Los individuos son células no pueden realizarlos sino por la vida en común, permanecien·
integrantes de un organismo que vive por la actividad de las do estrechamente unidos unos a otros en la sociedad que com·
células que lo componen, y las cuales, tampoco ellas, tienen ponen. Por eso, ningún miembro de la colectividad sociah pue-
la posibilidad de pervivir aisladas del organismo. De esta ln· de realizar acto alguno que hiera a la interdependencia por
slmllitudes, es decir, que atente de una u otra manera ~ la
l) Duguit se ha ocupado del derecho subjetivo, muy es~cialmenta posibilidad, que todos deben tener, de alcanzar la satisfacción
de los derechos 6ubjetivos públicos, en las obras que en seguida citamos \' de las necesidades, de las aspiraciones, de las tendencias que
de donde extraemos el resum(n del texto: L'Etat, le Droit Objectif et la son comunes a todos. La solidaridad orgánica o por división
Loi Positive. París, 1901 ; La Transformací6n del Estado. Trad. de Adolfo
Posadas, Madrid s. d. (La obra en francés lleva el titulo: Le Droit Social, del trabajo une a los individuos, miembros de tina misma
Le Droit lndivid!Ui, et la Trans/orrruúion de L'Etat. Libr. Alean, París 1908) ; sociedad. Aparece, sobre todo, como el ethos esencial de la
LaJ Trans/omwciones del. Derecho Privado de.sde tl Cótli,o de Napole.Sn.. interdependencia social y hace posible que mediante el cam-
Trad. d.. Carlos G. Posadas, Madrid a. d. (U. primera edici6n francesa bio de servicios se satisfagan las necesidades de cada uno.
es de 1912); SoberanEa y Libertad. Trad. de José G. Acu6a, Madrid 1924:
Traitd de Droit Constitutionnel, 3me. Edition, 1927, Tome l. Existe también otra razón para que la noción fundamental que

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sirve de base al sistema jurfdico y polftico que se inaugura en fundado en la Idea que se forma de cierta cualidad ínsita del
1789 no pueda sostenerse, y es, segtin Dugult, que el concepto aeto exigido o prohibido, sino sobre el efecto social que es S\13-
individualista de la libertad es una noción de orden puramen- ceptible de producir tal o cual acto individual Duguit anota
te metafísico, lo que está en contradicción con las tendencias la diferencia profunda que separa a su concepción de la ragla
del positivismo de nuestra época. Y entiende por noción meta· BOCial, que llama derecho, con la antigua concepción del dere-
física, toda noción que implica una afirmación no comproba· cho natural. ~sta es la concepción de un derecho ideal, abso-
da por la observación directa de los sentidos. Así, la doctrina luto, verdadero, de una verdad geométrica, que los hombres
liberal, que afirma que el ser humano en su calidad de perso· deben afanarse por alcanzar, acercándose a él constantemente.
•1 na, de su inmanente dignidad, tiene una voh,m tad que por La regla de derecho objetivo, por el contrario, no tiene ruda
naturaleza y, como tal, se impone a las demás voluntades, de absoluto. No es un Ideal, es un hecho. En la esencia cambia.
que por su valor interno y por las cualidad~tr'que le son pro- como las sociedades humanas; se deriva de su estructura lnfl-
·ll[lii.J pias puede limitar la acción de los demáS individuos y del nltamente variable, es decir, que varía con la forma de vida
1¡ poder poHtico, es, evidentemente, una doctrina exclusiva- tan diversa que nos presentan las sociedades humanas.
'.ji, mente metafísica que no puede servir a un sistema positivo. La regla de derecho no concede, ni a los singulares n1 a la
' 1 sociedad, verdaderos derechos. Sólo Implica el poder para los
Partiendo de su positivismo agnóstico, con un sentido ló-
gico estricto, Duguit afirma que Augusto Comte estaba cien individuos, que detentan la fuerza, de organizar una reacción
: 1· veces en la verdad, cuando decía que la noción de los dere- social contra los que violan la regla e implica, también, para
1 chos de la libertad no es posible sino con la aceptación de una todos, el pOder de cumplir libremente las obligaciones que im-
potencia supra-terrestre que confiera tales derechos, lo cual pone. En una palabra, no da a nadie, ni a la colectividad ni al
no se puede sostener en el estado positivo de la evolución ge- individuo, derechos subjetivos, es decir, el poder de imponer
neral de la sociedad humana. como tal, su personalidad colectiva o individual. Se limita a
Los hombres están sometidos a una regla social fundada so· proporcionar a todo individuo en el medio social, cierta t~ltua·
bre la interdependencia que los aduna. Esta regla es preciso ción estrechamente engastada en el todo, y que le lleva a una
y necesario que exista para fundar todo el sistema polftico y actitud activa o pasiva. Nadie tiene en el mundo social otro
poder que el de realizar la tarea que le impone la regla social.
.... social sobre el postulado de una norma de conducta que se
impone a todos. Ahora bien, esta regla de conducta no es un o, sl se quiere, que le preestablece la situación que le cupo
"••
... 1•'
n • • imperativo moral, .sino un imperativo juridico. No se aplica en ~1 sistema de interdependencia que une a los miembros de
)':1·
! .. más que a las manifestaciones exteriores de la voluntad hu· un mismo grupo social. Con Augusto Comte afirma que en el
1 1 mana, no se impone a la interioridad del hombre; es la regla estado positivo, donde no se admite tltulos celestes, la idea
·1 ¡· de derecho desaparece fatalmente. Cada cual tiene deberes pa-
de sus actos exteriores, y no la de sus pensamientos y deseos,
IJ
JI como debe ocurrir con toda regla de moral. Además, no impone ra con todos, pero nadie tiene ningún derecho propiamente
al hombre más que los actos que tienen un valor social y por- dicho. "En. otros términos; nadie posee otros derechos qtU el
que tienen semejante valor 1). El derecho objetivo no está de cumplir siempre con. su deber" 1 ). La enseñanza seri

1) Cuando la muerte sorprendió en 1928 al Decano de Burdeos, éste roela} del •istema de loa "valorea biológicos" formulados por Claude Ber·
prep)lraba un curso que dictaría en la Universidad de Londres sobre: F.! 1 •ard. Cfr. RocER BoNNARD, Les ldées de León Du&uit sztr les JlaleurJ So·
problema de los rKJlores sociale3. Tenfa redactado el plan a dmrrollar, y citlles. (Aleo de. inédites de DuR11it). en: Archive8 de Philo1ophie du
de él ae deduce que, frente a la a filoaofí~ alemanas de la 1Terttheorie, l)roil u tle Sociolofie Juridique, 1932, N9 1·2. p&¡. 7 y eig.
Duguit retorna a la teoría biol6gica del organicismo. Su conc<pción de lo1 l) Cfr. L. Ductn1', La Transformación del E,úJdo, p&¡. 196. El
•alores aocialea, no e1, en el fondo, mú que una limpie lr1.111potici6n a lo .abrayado Doe pertenece.

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i
aprovechada por el primer fautor de un Estado totalftarlo:
"Il concetto di libertá non é assoluto perché nella vita nulla
vi é di assoluto. La libertá non é un. diritto: é un dovere" t ).
En verdad, y creemos haberlo puesto en evidencia, a esta
fase ulterior del Estado de Derecho liberal-burgués -fase que
históricamente podemos ubicarla en lo que va de los lustros
finiseculares hasta los años anteriores a la guerra de 1914-- el
hombre, desmontado de su estructura metaflslca, llegaba des·
leido en lo colectivo, con un concepto tan endeble ~ la liber-
tad, si es que no hacia escarnio de ella como de UJi "prejuicio
burgués", que muy fácil resultaba predecir su naufragio Inevi- 1 •
table, la abrogación de la personalidad humana.
Este proceso mental, lntercondiclonado con el proceso so-
ciológico de democratización masiva, conformó un nuevo pro-
tagonista de la historia y hacedor de la Cultura: el hom·
bre-masa.
Como el hombre moderno abjuró de los fundamentos onto-
lógicos de la posesión de sf, renunció a la capacidad soberana
-homo est dominus- de decidir su destino total -est causa CAPiTULo IV
suiipsius-, con lo que recejaba, por su propia voluntad -"ser1
amo o esclavo es atribuido a la persona en razón de su natu· EL SURGIMIENTO DE LA DEMOCRACIA
raleza" 2)- hasta la situación en que estaba con anterlorida1
a que le fuera revelada la vocación y la capacidad de su líber· RADICAL DE MASAS
tad. Se habla "rebarbarizado" 3), y con ello le venia adosado
el despotismo, la disciplina y la guerra. Este hombre confor-
mó a su semblanza y a la de su orbe mental, una forma sin-
gular de Estado: el totalitario, que es la "rebarbarización"
transplantada a lo social y a lo poUtico.
1) Cfr. Scritti e Discorli di Benito Mus3olini. Ed. definitiva, Milano,
1934, T. IV, pág. 77. El subrayado nos pertenece.
2) Cfr. SANTO ToMÁS, Suma Teológica, lila., q. 20, a. 2.
3) "Quibusdam uidetur illos barbaras dici, qui non habent literalem
locutionem in sao uulsari idiomate. Unde et Beda dicitur in linsuam an·
g/icam liberales artel tran.stulisse, ne Anslici barbari reputarentur. Qul·
busdam autem uidetur barbaras use eo.s qui ab alquibus civüibus legib!U
non reguntur. Et quidem omnia aliqualiter ad ueritatem acctdunt, maní·
/estum tst autem quod e:c uirtute rationis procedi~quod homines rationabili
jure regantur tt quod in literis e:cucitentur. Unde barbaries convenient~r
hoc signo declaratur, quod homines vel non utuntur legibu.s, vel irrationalibw
utuntur: et similiter quod opud aliquO$ gentu non sint uercilÚJ litera·
rum". Cfr. SANTO Tords, Comm. Politic. L. 3, lec. 5.

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1.
1 '

I
,
"~ DEMOCRATIZACióN FUNDA~NTAL I>E LA
l SOCIEDAD ~ "-t._,_ ·.;r·

Con la Revolución Francesa irrumpe en. la poUtica la •'éon- A·


,1
ciencia democrática formada en siglos .de,.cultura occidental. · ,m
Claro está, que la democracia se reauZó,., en COI?8Tllenci~,~.c?n':¡'l~
la cosmovisión burguesa y en la medida · que respondíá y~ ~a· ·
'
•1
tisfacía los intereses del tiers état. .p' , ·' ¡. ~ ·'ft' •.
• .) ·• .,t A1- .
,!· Nietzsche, que · era tremendo para ,_ :dis~ar al ¡Iluminisn1,0,
afirmaba que los franceses habían sido los simios, los ' actores,
'ji los soldados y las víctimas de las · ideas inglesas. Si a estas

~~
~¡:
palabras ú~ sustraemos su detonante truculencia, nos resta una
exacta observación histórica. En verdad; los 'franceses racio-
nalizaron lo elaborado institucionalmente por la burguesía
,¡l.' inglesa en su lucha por el predominio político -y crearon el
sistema de la realidad inglesa. Voltaire y Montesquleu ideali·
:J. zan la realidad política de Inglaterra. Turgot, Quesnay y D'·
~~~ . Alembert abonan teóricamente el sistema económico y .cien- .,
tífico de la nueva concepción de la vida. Condorcet, Helvetius
y el Barón d'Holbach lo divulgan, de manera que con la Re-
volución Francesa pudo convertirse en realidad política.
Tal es el sistema de ideas que de Inglaterra fué llevado a
Francia por literatos y poetas, y que constituyen la "filosofía"
del siglo XVIII que sirvió de contenido doctrinario de la de-
mocracia individualista, proyectando sobre el siglo subsiguien-
te los dos fundamentos con que la burguesia remodela al

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1 1
Estado moderno: el raetonallsmo, que procede a priori, des· rio, precursor de los huracanes contemporáneos". Escogiendo
conectado de la tradición y sin ocuparse de la realidad; el de su investigación, apuntaremos algunos ejemplos.)
optimismo, que descansa en la creencia de la perfectibilidad Hobbes en el Leviatán y el moderno totalitarismo, recia·
1
1
humana y estima al pueblo -la lógica de Rousseau lo habla man sin reservas al nifio para el Estado. "Esta porción de la
demostrado-- como poseyente de las bondades, virtudes y do· vida -decia Michel Le Peletier- es verdaderamente decisiva
nes intelectuales necesarios para gobernarse en un sistema para la formación del ser físico y moral del nombre. Es nece-
político impecable. La democracia decimonónica del Liberalis- sario someterlo totalmente a una vigilancia de todos los dfas
1 1 ma es el intento de aplicación de estas dos disposiciones del y de todos los momentos... A los cinco años, la Patria r ecibirá
espíritu 1 ). el nifio de manos de la naturaleza. A los doce afios ella lo de-
Por en influjo de esta "gran poesfa pol!ti ca" y 'del esfuerzo volverá a fa sociedad". "Doblegados todos los días y todos los
de los acólitos de "la nueva religi6n", cuyo heroísmo no des· lnstante~jo el yugo de una regla exacta,\ los alumnos de la'
merecía al de los catecúmenos cristianos en épocas del balbu· Patria s encontrarán. formados para la santa dependencia de
ceo evall8élico, la vida de las Naciones de Occidente adquiere las ley s y de las autoridades legitimas". "La totalidad de la
un trato democrático Y liberal, y trae aparejado a esta situa· existencia del niño nos pertenece". Chazal afirmaba en 1797:
clón el predominio poHtlco del tiers état emancipado de la "Nosotros le arrancaremos a los mismos padres que fueran
férula feudal. "La fUerza de estos principios es tan grande, lo bastante desnaturalizados como para n.o querer que sus nifios
están tan universalmente reconocidos y extendidos -le infor· fuesen de los ciudadanos". El Comité de Salud Pública colocó
maba von Hardenberg al Rey de Prusia- que el Estado que los Teatros bajo el control de una comisión especial, cuyos
no quiera admitirlos tendrá que hacerlo o marchará hacia su
ruina" 2).
,.,
miembros redactan una comunicación en Ja que se dice: "El ..
gobierno republicano es el centro a donde todas nuestras ins·
[Eero observemos que esta democratización de la sociedad tituciones deben venir a unirse. Hasta el presente, los teaíros,
llevaba en sus entrañas el germen del totalitarismo y a la luz abandonados a las especulacion~ de los ·autores, dirigidos por
del r elaJ11pagueo revolucionarlo ya es visible su prefiguración. los pequeños intereses de los hombres o de los partidos, no
En efecto, cuando los jacobinos apuran hasta el final los pre- han marchado sino débilmente hacia el fin de utilidad política
supuestos de la democracia agnóstica, asoman nftldos los ca· que le señala un mejor orden de cosas. Es necesario superar
racteres del ascetismo masivo de las democracias totalitarias: este caos de objetos, o muy extraños a la Revolución o poco
la absorción del hombre por la pasión polftica, la ortodoxia dignos de sus sublimes esfuerzos. Es necesario despejar la
ideológica acompañada de la exterminación ferina de quiene.s escena, a fin de que la razón vuelva a hablar el lenguaje de
.¡ \ 1 disienten con ella - los jacobinos dotaron al Estado del atrl· 1
la libertad, echar flores sobre la tumba de sus mártires, cantar
buto de Ja gu11lotina-~ el sentido mesiánico de su lucha, hasta el herofsmo y la virtud, hacer amar las leyes y la Patria". '
~~~~;~¡ ¡ el énfasis de su monserga demagógica: l En la concepción jacobina, la actividad del hombre es, en
Clwger Labrousse~n .un aguerrido ensayo, ha seleccionado, todas sus manifestaciones, deber cfvico, función polltica. "En
entre los textos revolucionarios, pasajes de obras jacobinas o el fondo de esto -dice Roger Labrousse- S1 el punto de par-
thermidorianas donde se encuentra el "primer hálito totalit~ tida evoca un radicalismo Ideal, la conclusión está, por el con·
trario, marcada por la exigencia totalitaria de la voluntad
1) Cfr. Loms REYNAUD, La Démocratie en France. Ses origines, 101
general rousoniana. TotalltaÍ'ia en doble sentido; desde luego,
luttes, sa philosophie. Paría 1938, pág. 92. porque la vida del Forum desborda toda entera sobre la vida
2) Cit~do por: WILHELM DILTHEY, KARL Aocusr voN II.uD&Nuac en · humana; en seguida, porque normalmente las opiniones expre-
11'. Diltheyl Gtlammelte Schriften, XII Band, pá¡. 59. ' · sadas en ~1 Forum deben revelarse· idénticas. Las disonancias

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son el signo de que uno de los "opinantes" se equivoca; error de-. SI creyéramos que las ciencias, las artes son perniciosas,
que puede ser de buena fe, pero que, lo más frecuentemente, en una Reptiblica, al instante romperíamos nuestras plumas
es voluntario y atestigua en su autor la existencia de un vicio y con alegría haríamos un auto de fe con todéls las observa·
profundamente anti-social; de donde la legitimidad de la re· clones relativas a las artes que tenemos reunidas".
presión. En suma, y si la palabra "Partido" no sonara tan Es notable -y a esto obedece la anterior digresión- có-
desagradablemente a los oídos jacobinos {desde que implica mo, en el mismo orto de Iá democracia liberal-burguesa, con
la partición de las voluntades poUticas), se podría decir que la fugaz aparición de la sociolatría jacobina, ya está prenun·
el verdadero republicano es el hombre que se ofrece por todos ciado el fin que le aguardaba a aquélla Cuando se esfuma el
sus lados a la influencia electrizante de un Partido necesaria· pathos del derecho natural racional, único límite que se le
mente único, éste de los buenos ciudadanos fieles a los prin- reconoce al poder constituyente del pueblo 1), la autoridad
como principio moral se transmuta en un poder absoluto de
cipios de la Revolución". "Es necesario señalar, desde el punto
de vista de la organización de la vida social, que el plan pre- . la multitud o de quien lJl representa. A esto, un.siglo y medio
después, llamamos dictfzdura totalitaria.
visto por los antiguos filósofos y realizado después por nues-
tros regímenes totalitarios, ha sido )IUerído y parcialmente
aplicado por los hombres del Año II.(Desde este momento, el
l
¡
Siguiendo el pro~ de desarrollo de la democracia funda-
mental de masas, recordemos que el Liberalismo, con su afán
verdadero ciudadano es invitado a situar el centro de su exis- de nivelación democrática, fué empujando hacia la vida pública
tencia en la esfera de las emociones colectivas. La felicidad todos los sectore~ de la población, asi, el proletarlado,t con .
que le es asignada será hecha, sobre todo, de la participación fisonomía y conc1encia de clase social, engendrado por la socie-
en la felicidad de la Nación. Su libertad consistirá, desde dad burguesa como necesaria consecuencia de su existencia· v:<1 1 ~ ·'
luego, en el sentimiento de la libertad de su pueblo':} 1 ). de la moderna explotación industrial. A partir de aqui~llacé" ' :
La Nación es absolutlzada, todos los elementos del sistema una parábola que llega a nuestros dlas, donde gruesos sectores'
convergen a su glorificación, constituye, en verdad, la realidad de la población, que en siglos próximos pasados habían sido
religiosa del momento. L"Deberéis fundar -decía Chenier- simples sujetos, entran a actuar como protagonistas en el es-
sobre los restos de las supersticiones destronadas, la sola reli· cenario de la vida política por medio de presiones materiales
gión universal, que trae la paz y no la espada, que hace eluda· realizando sus deseos e imponiendo sus gustos. Es el moment~
danos y no reyes o súbditos, hermanos y no enemigos, que histórico en que pasa un corte: allende, la democracia liberal
no tiene sectas ni misterios, cuyo solo dogma es la igualdad, o "aristocrática", aquende, la democracia radical de masas. ¡Es·
las leyes son sus oráculos, los magistrados los Pontífices que ta es la gloria privativa del siglo XIX, pero también, la más
queman el incienso de la gran familia ante el altar de la Pa- pesarosa responsabilidad contraída ante la historia!
tria, madre y divinidad común".)
Esta absolutización jacobina de la Nación, Que se manlfiesta
en lo externo decididamente imperialista, condiciona también, En el estudio del proceso de democratizaci6n fundamental
con pretensiones unlversalizantes, toda formulación de cultura de la sociedad moderna, recordemos previamente la brusca pro-
intelectual. El arte deviene arte dirigido en función de pro- liferación de la población mundial, .singularmente la de Occi·
paganda republicana. "Nosotros también somos franceses ce- dente, sin parangón histórico, que es el transfondo sociológico
losos, ardientes patriotas -escribía un redactor de la Déca·
1) "La natiou existe avant tout, elle eat l'origine de tout. Sa volonté
1) Cfr. RocER LABROUSS&, La Révolution Frarn;aise vue Comme Ancb ett toujoura légale, elle· est la loi elle-meme. Avant die et au-dessua d'elle
tre des Résimes Toeaf.itaires, en: Esprit. Revue Internationale, N• 84, 1' n n'y • que le droit mzturel'". Cfr. EanU.l'IUEL Smu, Qu.'e..t-ce que le
de aeptiembre 1939, pág. 741-742. f&cr• ~uu? . . . pá¡. 67.

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f
~ población del mundo en 1650 y la de hoy dfa, la diferencia de
i del fenómeno masivo de la cultura de nuestro siglo. Es Uustfa· la segunda sobre la primera expresaría el exceso de los naci·
tivo el siguiente cuadro de la població~~ech~q~ Yb~S: :~~= 1 mientos sobre las defunciones en el periodo señalado. Durante
datos del profesor W. F. Willcox para a · 1 • los tres últimos siglos se realizó un incremento natural de la
de las Naciones para 1933, revisados por Carr-Saunders ) . población, puesto que los nacimientos excedían a las defuncio·

r
11
MILLO HU
nes, mientras que con· artteriorldad a esta época no habfa in·
cremento natural o, de tlaberlo, era muy pequeño, ya que la
polJlación s.e mantenfa e~table o manifestaba un incremento
••1 CONTINENTE 11650 11750 11800 11850 !1900 jt~ muy lento. En consecuencta, se puede decir que, con anteriori-
'
~187 \266 ~~~ dad al perfodo indicado, los coeficientes de natalidad y morta·
Europa . . . . . 1100 1140
--;-América ·-.. ~-~--1- , 1.3 r 5.71 26 1 81 1 137
lidad estaban más o menos al mismo nivel y que en cambio,
durante este perfodo, el primero supera en mucho al segundo.
Esta divergencia de coeficientes sólo pudo ocurrir porque
el coeficiente de natalidad se elevó, o bien porque el de morta·
c. y s. América . -~~ 11.1\ 18.9 1 33 1 63 1 ~ lldad se redujo, o finalmente, porque ambas cosas sucedieron
al mismo tiempo. Del meticuloso análisis que Carr·Saunders,.ha· .,¡

1 2 1 2 1 2 1 2 1 6 1 10 ce de las est-adfsticas de nacimiento y mortandad, llega a la sl·


Oceanfa . · · guiente conclusión que es la clave para comprender el fenó-
meno demográfico de la modernidad. ''La divergencia entre
A frica \too 1 95 1 90 1 95 ¡120 \ t45 los dos coeficientes, que existió a partir de 1750 y que se hizo
- s-ia- .-.--.-:-.-.-.-~¡-sao
-¡\ 479 \ 602 \ 749 ~~~!~ mayor al madurar el siglo XIX, se ahondó porque mientras
-A el coeficiente de natalidad fluctuaba en ·un nivel elevaao, ,el
coeficiente de mortalidad descendfa. Esto significaba que cua·
2057
Total del mundo . \ 545 \ 728 1 906 11171 11608 \ lesquiera que hayan sido las causas que originaron la diver·
gencia, se ensanchó ésta y se hizo mayor únicamente por el
descenso en el coeficiente de mortalidad; en otras palabras, que
'1
R úbllca Argentina que tenfa quinientos mil habitan· la evidencia de un considerable exceso ·de nacimientos sobre
D La ep 1 ados por La Fuente, llega, defunciones, que es una característica importante de la histo·
ll'
;e~o: ~~ ~~~~!~1 ~~~e~~as;:lo~~ canlid~d d~ o~~1o s~{~ ~:
1 0 ría de estos pafses en el siglo XIX, se debió a un descenso en


J!
Y es calculable que, al cumplir el primer ere o
sobrepase los doce millones de habltantes.
:

El incremento natural de la población de Europa Yt de 1~


el coeficiente de mortalidad y no a un ascenso en el de natali·
dad. En el transcurso de las últimas décadas, la diferencia ha
disminuido. No se debe esto a que el coeficiente de mortalidad
d entran en contacto con su cu 1 ura se haya detenido en su descenso sino al hecho de que, durante
re:peio~=~od~~:~~s~r?~r~dad al atio 1700. Es evidien~e, toa trdaevésla el último cuarto del siglo XIX, el coeficiente de natalidad co-
d áf cas que este cree m1en menzó a caer y ha descendido más de prisa que el de mortall·
de las.óestad[~~~C:Sa u~::fces~ d~ nacimientos sobre las defun· dad" 1 ).
poblacl Sni :nociéramos con exactitud, anota Carr-Saunders, la Resulta e~ldente, que el origen del bajo coeficiente de mor·
cl~~ .
Caa·SAtmDUS. PoblaciJn Mruulial, Mésico 1939, P'· 1) Cfr. CA.kR·SAUNDEI\5, Población Mundial, pá¡. 64-65.
1) Cf r. A• M•
¡ina 42.
221
22-4 . Sampay. -15.

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1' 11

1 '¡!
,.

talidad que tan rápidamente incrementa la población mundial polftlco y en lo social, de la influencia europea" 1). El cotejo
en estos últimos siglos reside en la aplicación que se hiciera de estos datos demográficos hace patente el fenómeno del aden·
~· de los descubrimientos cientificos e inventos técnicos a la sa· samlento urbano de la poblacióp, que se agudizó hasta el ex-
• )! lubri<lad pública, y también, aunque secundariamente, al rela· tremo en lo que va del siglo ~
. ~,, tivo mejoramiento de la pacificación interna y externa de las El sociólogo germano Werf\ér Sombart nos ofrece el siguien-
te cuadro de conjunta para el\Occidente de Europa 2):
naciones. El precitado economista inglés clasifica en cuatro
'·'1 grupos las causas del mejoramiento de la salubridad pública, 1,
es decir, del descenso del coeficiente de mortalidad:
·' 19 Políticas, esto es, las condiciones relativas al manten!· En el alln
1 La poblaei6u de
poblarf6n total• Jao eludadeo de
'j m•a de lOO.OOil
Tanto por cle:t:o
d e la poblaci•ln
de lao IO'&ndea
miento del orden interno y externo; 29 sociales, incluyendo el ¡ babitantu eluda du
11' estado de educación respecto a la producción y consumo de los
alimentos y a la hechura y uso de la ropa; 39 sanitarias, es de-
cir, las condiciones acerca de habitaciones, avenamiento y abas- 1700 . 3,2%
tecimiento de agua y 4) médicas, incluyendo tanto el estado 1
\
de educación respecto a prevención y cura de las enfermeda· 3.~.000 ¡
,
des como la cooperación pública en general para la aplicación
1800. 1 120.000.000 1 3,0%
- o-.--·-.--T-~-280
-.000-.-ooo----j,. - 3-s-.oo--o-.ooo--:,- ···-1-3-.o- %-
1
a la comunidad de medios preventivos y curativos 1). - 190 -
Otro fenómeno ·demográfico moderno, que nos interesa des·
. H ,~
tacar fundamentalmente, es el de la urbanización de la pobla-
1' '
ción, el adensamiento de los habitantes de las ciudades provo-
cado por el vuelco de la distribución de la población urbana y Acerca de Alemania nos informa las siguientes cifras: en .
campesina. A. F. Weber inicia su insuperado libro sobre el des- el Reich alemán vivfan en ciudades, es decir, en iocalldades
arrollo de las ciudades comparando la composición y distribu· de más de dos mil habitantes:
ción de la población en los Estados Unidos en 1700 y en Aus·
tralla en 1891: 1871 36,1%
1880 41,4%
Población de los Estados Unidos en 1790 .. 3.929.214 1890 47,0%
Población de las ciudades con más de 10.000 h. 123.551
Proporción de la población urbana . . . . . . 3,14%
1910 54,3%
1925
Población de Australia en 1891 . . . . . . . . . . 3.809.895 64,4% .
Población de las ciudades de 10.000 h. o más .... 1.264.283 El fenómeno moderno del adensamiento de la población
Proporción de la población urbana . . . . . . . . . . 33,20% urbana en la República Argentina -que comenzó después del
"La Australia de hoy -agrega 'Veber- tiene la población apaciguamiento de la organización constitucional- es notorio
de América en 1790; está poblada por hombres de la misma
raza; es liberal, progresiva y práctica; es comarca virgen con 1) Cfr. A. F. WEBER, The Growth of Cui.es in the Nineteenth Century,
recursos inexplorados; resulta igualmente independiente, en lo 1909. pág. l.
1) Cfr. WER.NER SoMBART, La Industria, Trad. española de Manuel
t \ Cfr. CARR·SAUNDF.RS, Poblacíón. Mundial, pá¡t. i8. Sánchez Sarto, Barcelona 1931, pág. 157-158.

22ó 227

1 Nacional
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j
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a través de los tres últimos censos nacionales, donde se puede des europeas.· A ello contribuyen inmediatamente un complejo
apreciar la funda ental alteración de la estructura de la po- de factores históricos: se resquebraja la comunidad espiritual
blación, que se ramente, en lo que va del último censo ofl· de antafio y se fortalece el in(Uvidualismo; se laxan los impe·
cial -191' asta nuestros dfas, se tiene que haber pronun· rativos éticos y aparecen las ~\imeras ideas de tolerancia, los
ciado agudamente: f, deseos de enriquecer y de elevar.. el nivel de vida; se pone en

Porcen~je 1 Porcen!:\Je
A11oa
Pobla.ción
ur bana
Poblacl6n
rural To~al
de la po- de la nO·
blaci6n ur - blacl6n n.· t
Cludade1 / A11o 191( 1 Afio 1896 I_A_u_m_•_nt_o~~-P-or_c•_n_ta_l•_

1869 600.670 ¡ 1.136.406 ¡ 1.737.076


bana

34,6%1
1
-
ral

65,4%
'
1
d_er_a_l_. ¡1.575.814 1 663.854 1 911.960 j 137,4 %
_c_a_p_._F_e_
1 Rosario .
1
245.119
1
91.669
1
153.530 , r 167,5 %
1895 ¡1.690.96612.263.945¡ 3.954.911 1 42,8%1 57,2%
1
Avellaneda 1 139.527 1 10.185 1 129.342 1L270,9 %
1914
-
l4.525.500,3.359.737 7.885.237 57,3%1 42,7%
La Plata . .. 1 137.413 1 45.410 ! 92.003 1 202,6 %

Del cuadro precedente se deduce cómo la distribución de


Córdob~
'
. ·1 121.982 1 47.609 l 74.373 l 156,2 %
la población argentina sigue el mismo ritmo del fenómeno uni-
versal, pues, mientras en el censo de 1869 predomina la pobla- Tucumán 1 92.284 1 34.~05 1 57.979 1 169,0 %
ción rural sobre la urbana y en el de 1895 disminuye la primera
para aumentar la segunda, ya, en el r.enso de 1914 es neto el
,_San
__ta_F_e-_-_-~,-64-.09-s-:f 22.244 1 41.851 1 188,3 %
predominio de los habitantes de la ei;.¡dad sobre los del campo.
En el siguiente cuadro se aprecia el adensamiento de la Bahfa Blanca .¡ 62.191 1 9.025 / ·53.166 -1· 588,0 %
población de las diez principales ciudades argentinas en el pe-
riodo que va entre los afios 1895 y 1914 1 ). (Ver pág. 229):
Este fenómeno moderno del urbanismo ha sido continuo
Mendoza ,---58.790 ¡--;8.30~-, - . -~~.4~ 1 107,7 %

y ascendente desde el Renacimiento hasta nuestros dfas. En Paraná . 1 34.348 1 24.098 1 10.248 1 42,5 %
síntesis podemos trazar el esquema de su proceso evolutivo:
Cuando a fines del siglo XV y comienzos del XVI, un nuevo
sentido de la vida alambica al ser humano en la prosecución
de un mejoramiento indefinido de la vida material, y los gran· movimiento el espíritu clenUfico de investigación; progresan la
des descubrimientos geográficos ensanchan el horizonte del artlllerta y las armas de fuego y se establece la industria gue-
mundo abriendo nuevos caminos a las actividades de los hom- rrera; se consagra la libertad económica y surge el gran CO·
bres, un brusco salto se produce en la evolución de las eluda· merclo urbano y marttimo; se centraliza el poder poHtico en
la potestad monfstica de la Reyecía y se crea el ejército per-
1) Cfr. Tercer Censo Naciorud. Publicación Oficial. Tomo I. pág. 116. manente, la burocracia, las manufacturas reales Y. las Cortes

228.

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satisfacción de las neces <!ades antiguas. Más simplemente·
principescas que provocan la industria y el comercio suntua· sin desatender lo necesario~él ha pensado excesivamente e~
rio 1); con la nueva literatura y el nuevo arte del humanismo lo superfluo" 1).
renacentista aparece el teatro moderno, nace la asis.tencia p1i· La téc~ica del maquinismo motriz puesto al servicio del es-
blica. Este afán de una vida materialmente mejor, la posibili· píritu de lucro y acumulación del hombre moderno la garantía
dad de adquirirla en los centros urbanos, la demanda de bra· de la actividad económica y de la Ubre concurren~ia estableci-
zos por parte de la industria manufacturera del capitalismo da por ~l crde~amie~to . jurídico del Estado liberal, conforma
primitivo, inicia la alteración en la distribución de los habitan· la gran mdustrta . capltahsta de explotación cada vez -más. ·con-
tes moviendo una corriente de afluencia hacia las ciudades. centrada. A _r.-arttr de aquf, se intensifica desmesuradamente ~
Esta era de progreso material, que el espíritu inventivo del el proceso htstórico de adensamiento de la población urbána .
hombre acrece incesantemente por medio del progreso de -la En efecto: Wer~er Somba~t sumariza de la si~fente· mane~
ciencia, con la aparición de la máquina a vapor en el siglo el co_ncurso ~e ctrcunstanctas por el cual 1~. gran industria ca-
XVIII, recibe un impulso revolucionario. Hasta entonces, la pitahsta motlVa la urbanización de la poblaéi6n:.,
invención mecánica del hombre estaba limitada por la utiliza- 19) La transición a la técnica del vapor determina 0 estlmu-
ción de las energías actuales y de cierta manera, visibles: es· ; la la creación de las grandes explotaciones cerradas· los opera-
fuerzo muscular, fuerza del viento, caída de agua. La máquina / rios de la industria doméstica se ven ·at:r~ncados .de su aisla· .f<' ,
colmó su rendimiento el día que puso_ a su servicio, por una
simple soltura, las energías potencialmente almacenadas duran-
~ien~o, Y entonc~s, o bie~ se las retine en los ceniros._de orga~.~ .....~ l
ruza:tón mercanttl, ya eXIstentes, o bien en un punto que se .ff t
te millones de años, prestadas por el sol, depositadas en la hu-
lla el petróleo, etc. Este día fué aquel -dice Bergson- de la
in~ención de la máquina a vapor y sabido es que ella no salió
f constdera adecuado para ello. · ' · " - -:~
. 29} Este punto es, frecuentemente -para Europa-, el yaci- · . ~~
de consideraciones teóricas. El progreso, desde luego lento, es mtento de ~arbón, que ahora se convierte en 'el centro de atrac-
efectuado a pasos de gigante cuando la ciencia se pone de su ción, .e?pectalmente l?ar~ la industria del hierro, que efectti.a su
parte. No es menos verdad, que el espíritu de invención me- transtctón al procedtmtento del coque.
cánica, que dejado a si mismo corre por un lecho estrecho, se
agranda indefinidamente cuando se marida con la ciencia, por
• 1
• 39) El nti.cteo industrial ~e aumenta po;·l~ tendencia a ane-
XI~nar otros ramos industriales en un núcleo industrial ya
lo demás -distintas y que en rigor pueden separarse. No hay eXIstente. Los casos más importantes son éstos:
por ello, como se podría creer, una exigencia de la ciencia que a) L~ creación de industrias auxiliares, especialmente la
impone a los hombres, por el solo hecho de su desarrollo, ne- construcción de máquinas y los talleres de reparación.
cesidades de más en más artificiales. Si fuera asi, la humanidad b) ~a creación de industrias complementarias, , bajo cuya
estaría consagrada a una creciente materialidad, ya que el pro· de~ignactón se comprende las industrias que de uri modÓ' ven-
greso de la ciencia no se detiene. "Pero la verdad es -eoncluye taJOSO se agregan al proceso de producción de otra industria
Bergson- que la ciencia ha dado lo que se le demandaba :1
, 1) . Cfr. HENRl BERGSON, Les deux sources de la morale et de La rel' •0
pag. 3_29-330. Para una aca~_ada aplicac~ón de las ideas bergsonian:!'
que no es ella la que ha tomado la iniciativa; es el espiritu de Zi
invención que no siempre ha sido ejercido para mejorar loS UrbanJ~mo, . Cfr. MARCEL P()ETE, Les idees bergsoniennes et rurbani.sme
intereses de la humanidad. ~1 ha creado una multitud de ne- en: Melanges Paul Negulesco, Bucarest 1935 pág 575 y 5 ·g p '
cesidades nuevas; él no está lo bastante preocupado para ase- estud'10 comp1eto de 1a revo1uc1on
·, del maquinismo
' · d siglo1 XVIII
en • ara Cf
un
gurar al más grande n1imero, a todos los que fuera posible, la P. MANTOUX, La révolution ind"strielle au XVII/e siecle Les co~e r.
mene& de la ~rande indust~~e nnslaise, París, 1906; ·E. HA~ÉVY Histoir nde·
peuple anglai.s au X/Xe, s1ecle, Hachette, 1924, t. I. ' ' •
1) Cfr. WERNER SoMBART, Lujo r capitdismo, pág. 177 '! aig.
231
2SO

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_)
ya existente, o que elaboran los productos residuales de una NACIMIENTOS PO& CADA 1.000 ILUITANTZS
industria, o que asocián en su proceso de producción dos mate-
rias primas que se hallan cercanas. Clud&du ar&eDtlllu Cludadta extra ujeraa
e) La creación de industrias suplementarias, bajo cuya de-
nominación se propone reunir aquellas industrias que comple- Jujuy .. . . . . . . ·- 21,7 Amsterdam . . .. .. 10,1
tan a otra ya existente, mediante utilización de los elementos San Juan .. . . . . .. 20,6 Chicago . . . . .. .. 8,3
despreciados por ésta Río Cuarto . . . . . . .. 19,1 Londres . . .. .. s,o ...
Córdoba .. . . . . . .
o o o.

Finalmente debemos tener en cuenta una última circuns- .. 16,4 Berna . . . . . . .. .. 5~1
tancia importante para apreciar bien el poder creador de ciu· La Plata .. . . . . .. 13,3 Amberes .. .. .. .. 4,8
dades que posee la industria moderna; nos referimos al rápido Santa Fe .. . . . . .. 11,0 Wáshington .. .. .. 4,2
1··· aumento ae la producción en todos los ramos industriales sis· Mendoza .. . . . . .. 10,8 Hamburgo .. .. .. ..
1

3,2
tematizados de esta suerte; aumento logrado como una con- Paraná • o. . ..
o • . . 10,7 Viena .. .. .. .. .. 2,1
secuencia necesaria no tan sólo de la evolución económica (ne· Buenos Aires .. . . . . 10,G Parrs . . . . .. ..
cesidad de expansión del capital) , sino también de determina- .. 1,7
dos desplazamientos operados en la estructura de nuestras ne-
Rosario .. .. . . . . 10,3 Berlín . . .. .. .. 0,3
cesidades. Los más importantes de estos factores que determi-
nan el aumento de la población industrial son los siguientes:
19) La eliminación progresiva de la autoproducción domés·
PROMEP IO .. .. . . 14,45 PROMEDIO . .
..•
1f; "'4'5s ir
,, , ;i

tica, todavía no desaparecida.


~ ...
29) La creciente aspiración a una vida confortable, que, Constatado el fenómeno moderno de la alteración ~n . la'~~~ ~
en términos esenciales, sólo puede satisfacerse extendiendo la t:uctura de la población: el urbanismo, recordemos las conclu-
producción industrial. SIOnes a que llega la psicologta social, a saber: que las grandes
39) La renuncia cada vez mayor al proceso orgánico de la masas de hombres en contacto material sufren fácilmente las
Naturaleza, con lo que sectores cada vez más grandes de la influencias de sugestiones y acciones nerviosas que sustraen
producción en su conjunto son asignados 81 trabajo indus· al individuo de la serena reflexión y de la cord~ en la acción,
tria! 1). y como consecuencia, las más fugitivas incitaciones se reflejan
1 i
En la República Argentina, como causas determinantes del en proporciones amplificadas.
urbanismo, además de las generales que sefialamos, hay que Los descubrimientos científicos y los condicionamientos de
indicar como propias del pais, la inmigración "urbanista" y el la técnica tuvieron una influencia decisiva en la transformación
elevado crecimiento natural. En efecto: en cuanto a la primera del género de vida del hombre moderno. La alimentación se
de las causas señaladas basta recordar que en el periodo que va hizo más abundante; se mejoró las condiciones de la habitación·
de 1910 a 1920 llegaron al pais 1.985.142 inmigrantes, de los se vulgarizó el ornamento de los vestidos debido a la imitació~
cuales 1.446.664 fueron absorbidos por los centros urbanos, y, de los metales, a la falsificación de las piedras preciosas y a la
en lo que se refiere al elevado incremento natural de la pobla· elaboración de la seda artificial; la aplicación de la electricidad
ción, es ilustrativo el siguiente cuadro comparativo 2): generalizó la iluminación; con el gramófono, el cinematógrafo
y más tarde la radiotelefonía, las diversiones alcanzaron una
1) Cfr. WERNEI SOMBAlt1', La Industria, pág. l l'i0-162. magnitud insospechada. El progreso de los sistemas de trans-
2) Cfr. AniUJrio es&
adCs&ico de la ciudad de Santa Fe. Año 1924-25,
pág. 19.
portes, permitió el rápido intercambio de los productos y puso

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al servicio del públlco los medios de comunicación cada vez
\1 dad, carece de voluntad para la preparación y el esfuerzo sln
más veloces y económicos. Con las ensefianzas en las escuelas \ el fin · concreto que los convierta en una utilidad; no quiere es·
públicas y la instrucción primaria gratuita y obligatoria, el ni· perar y dejar madurar; todo ha de satisfacer en el acto; la es-
vel intelectual del pueblo ascendió de una manera considerable. piritual se ha convertido en ocasional diversión del momento.
'1
1 El conocimiento y las ideas se propagaron entre los adultos Por eso el ensayo es la forma literaria apropiada para todos, el
por medio de la prensa, agigantada por la aplicación que se le periódico ocupa el lugar del libro y de la lectura siempre reno·
1 \ ., hiciera de los adelantos técnicos y científicos -linotipo, rota· vada de las obras qul! pueden acompafiarnos toda la vida. Se
1 11 tiva, papel de madera- que permitla tirajes diarios que alcan- lee de prisa. Se quiere brevedad, pero no la que es objeto de
1 11
zaban a cüras fantásticas. El auge de la publicidad comercial recordatorio y meditación, sino la que trasmite rápidamente lo
1 11 abarataba el costo del impreso para la venta al público y los que quiere saberse y puede olvidarse en seguida. Ya no se pue·
'11 '1 medios modernos de comunicación enriquec[an el servicio no· de verdaderamente leer en comunión espiritual con la sus-
~ 11 ticioso de lo que acontecfa en todos los ámbitos del mundo, a tancia. Puede decirse que ya cultttra significa algo que nunca
tal extremo, que el hombre contemporáneo, en el tiempo que adquiere forma, sino que con extraordinaria intensidad quisie-

l!,,
J, '1
1¡, 1
gasta para ir a su tarea diaria recibe más noticias ajenas a su
medio, que sus antepasados en el curso de una vida.
Con sagaz originalidad se ha sefialado como el hombre re-
presentativo de la actual sociedad al "hemer6fago", es decir,
1
ra salir de un vacío en el que constantemente se vuelve a caer.
Hacen su aparición juicios de valor típicos. Se está saturado
de lo que se acaba de oír, de donde, la btísqueda de lo nuevo,
que ya sólo por la novedad atrae" 1).
al que se alimenta intelectualmente de periódico, el que es mol·
Este afán absorbente de ensanchar los goces materiales, do-
deado en su manera de ser y pensar por la marea sin reflujo
de la prensa cotidiana. El ritmo acelerado que lleva el hombre minando la naturaleza por medio de la técnica y penetrando,
'
t
contemporáneo lo obliga a enterarse prontamente de lo que con el mismo objeto, en todas las penumbras con el destello
sucede, en un desfile vertiginoso de noticias deshilvanadas e in- de los conocimientos ciendficos, está condicionado por supuestos
conexas, donde la maciza correspondencia del periódico de an· filosóficos que a la sazón se plenifican. El hombre moderno,
il
'¡!~
tafio fué reemplazada por el despacho telegráfico de redacción
escueta; el editorial docto cede a la "gusanera de los hechos me-
en brazos de la concepción burguesa de la vida, fué arrancado
del seno de las relaciones pacíficas del amor, de la afinidad co·
j nudos" -a Barbey D'Aurevilly pertenece la expresión-, el lectiva y de una sociedad que consideraba a la economfa un
comentario de arte y la exégesis religiosa por la noticia poli· mero instrumento para la realización de su fin último, para
cial espeluznante y las crónicas de las jornadas deportistas. ser empujado a la avidez de riquezas, la exacerbación del lucro
La infinitud de estas raudas visiones del suceder repletan y lujo, y a la mediatización de todas las relaciones vitales al
de tal manera la mente del hombre moderno, que le sustrae valor de utilidad. ' ·
todo tiempo y espacio {Yclra la serena reflexión, y el esplritu, A la par de este proceso que lo designamos con algunos
precisa, entonces, desagotarse de las nociones superfluas por sociólogos -forzando un poco el sentido etimológico del voca·
medio de juicios. En la granizada de los hechos desaparece la blo- de demoCTatizaci6n fundamental de l.a sociedad, las Na-
admiración, el respeto al acontecimiento, la receptividad, mien- ciones modernas se encaminan rápidamente hacia la consagra·
tras que acentúa la apetencia de nuevos hechos. "El periódico ción efectiva de la democracia poUtica por medio de una pro-
es la existencia espiritual de nuestra época tal como se realiza gresiva amplificación del sufragio. A este momento histórico,
en las masas", afirma Carl Jaspers, el filósofo que tan honda· t
mente ha calado en el ambiente de nuestro tiempo. "El hom· 1) Cf.r. CAnL ]ASPERS, Ambiente e&piritual de nuestro tiempo. Trad.
bre de la masa tiene poco tiempo, no vive la vida de una totali· del alemán por Ramón de La Serna. Editorial Labor, 1933, pág. 115 y aig.

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1
1
1
Herbert George Wells lo denominó con propiedad la ~poca de c~ón hi_stórlca. Para mejor comprenderlo, haremos breves con-
la democracia ascendente t). stderactones de carácter general. En efecto: cada Instancia po-
1 Utica represen~ativa, y sobr~ todo parlamentaria, sólo puede
En efecto: la segunda República de Francia implantó-el~~­
fragio universal e igual; Italia, que ya con la reforma electo1~l lle~a!' su functón de representación cuando para ello están
del año 1882 había quintuplicado el número de los ciudadano~ Ie~ttimados por la ~otalidad representada. Esta legitimación
1 votantes, lo hace en el afio 1912; Bélgica reemplaza en el afid eXIge que la pretenstón en base a la cual una instancia repre-
\¡ 1892 el sistema censitario por el voto universal e igual; Aus·
tria, que en el año 1896 había ampliado su cuerpo electoral, lo
senta la totalidad del 'pueblo, esté fundamentalmente reconocl- .
da,. ~e acuerdo a derecho, por la totalidad representada. No es
suftctente ~ue una instancia se considere legitimada para ejer- .
! consagra en el año 1907; en Suiza, a través de continuas refor-
mas constitucionales se llega a la máxima amplitud de la par- cer el dommlo político, y como tal representativo, sino que lo
' 1
1111
ticipación del pueblo en el gobierno del Estado. En Inglaterra,
no sólo se llega al voto universal e igual, sino que, en 1911,
que s:. d~be decisivamente considerar es la fe . ~el pueblo en
la legtttmtdad de esa representación 1). Por eso, en determina-
la Cámara de los Comunes adquiere absoluta superioridad so- da circunstancia histórica, un sistema electoral, en base a es-
bre la Cámara de los Lores, último reducto del predominio aris- cala~ plutocráticas y d_e educación, puede.... poseer las mismas
1
tocrático. Lo mismo sucede en el resto de los paises europeos cualidades de Iegitlmactón representativa qúe• el derecho elec-
y en los Estados Unidos de América. En la República Argen- toral universal e igual tiene en la .. praxis constitucional con-
tina, que a partir de la Revolución de 1890 florecen los grandes temporánea. Así, en lo que se refiere' á~ 1a8' precitadas lhriita··
movimientos democráticos y el pueblo hace irrupción a la vida clones del derecho electoral, se trata:~ de--elementos estructu- · ··; ·
1 1 pública de manera informe y desordenado, recibe con la re· rales del t.iberalismo, es decir, del movimiento .de , emanCipa.., .:
forma electoral del año 1912 su concreción legal y el instru· ción de la burguesía. De acuerdo con la cohcepción fundamen-' f
mento de su predominio. tal ~~1 Liber~lismo_ los miembros del Parlamento IIegar1a:!l'·POf
f'En esta honda transformación que en los últimos decenios medto de la ltbr.e dtscusión creadora a conclusiones con un' con-
de't siglo XIX y en los primeros del siglo XX se hace del de- tenido valorativo especial, para lo cúal debí~n ser ellos porta-
recho electoral, es donde se muestra con más evidencia el trán- dores de un determinado valor personal.-El·· Parlamento que
sito de una democracia liberal -"aristocrática" o minoritaria- representa la "Sociedad", y sobre qulen~ converge la fuer~a de
hacia la democracia radical de masasJ E1 sistema representativo gravedad del Estado, debe estar integrado por"la parte selecta
del Estado democrático liberal-burgués tiene su expresión en un del Pueblo, por personalidades que no se distinguen por el na-
sistema electoral que se afana por establecer severas garantfa~ cimiento, sino por el espíritu, sagacidad y educación como
técnicas con el objeto de seleccionar el equipo gobernante del indican los publicistas liberales;. en este sentido' basta r~cordar
Estado. A esto obedece el sistema electoral que liga el derecho a Benjamín Constant y a nuestro Juan Bautista:.Alberdi:, Con-
del voto con fortunas determinadas o ganancias o con gra· gruente con su ideología, la clase burguesa concebió las Úmi-
dación de acuerdo a escalas plutocráticas o de educación, Y taciones plutocráticas e ilustrativas del derecho electorai""acti- ~·
también, la consagración del mecanismo de la simple mayoña vo Y pasivo, especialmente de este último, para distinguir las
0 pht?·alidad de votos, que pone al elector en la posibilidad de
personalidades de valor superior del grueso indiferenciado de
elegir personalidades representativas, con independencia de los conciudadanos. En esto hacia residir las garantías de la
los Partidos Politicos. Esta limitación y su posterior univer· mejor elección para los gobernantes del Estado.
salización del derecho electoral obedece a un cambio de situa·
1) Cfr. ~ER~ARD LEIBHOLZ, Das_ IPesen des Repriisentation unter be·
1) Cfr. H. G. WELLS, La democratie revue et corrigée, en: Revue .sondtrer beruckstchtgung des Reprasenkúionssystems, Berlín, 1929 pági-
des Uvants, 1928, tomo ler.. pá¡ . 769. u~y~ '

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Con la democratización fundamental de la sociedad, que ción politlca, sino de la identidad. El Estado de Partidos masl·
emancipó políticamente los últimos estratos sociales, se~ver­ vos es una Democracia mediata, pero en verdad -anota aguda·
saliza el derecho electoral. La progresiva radicalización co~du· mente Leibholz- es también una Democracia emparentarta
jo a un derecho electoral formal, igual y general, con lo qu'\ el estructuralmente a la democracia inmediata 1). Hemos llegado
predominio de las élites ilustradas -en quienes tanto espera;n·
zaba la burguesía racionalista- se hizo menos conciliable con t
f
al portal del Estado totalitario: observemos, que si uno de es·
1 tos Partidos se programa con una concepción del mundo -co-
la realidad polftica masiva, en la medida que ésta tomaba cuer· mo tal, absoluta en su ·verdad- que supla la relativista del li.
po. La igualdad y u:niversalidad del voto que impide, por lo beralismo-burgués, y resuelve ejercer su inmediatez política,. no
primero, la arbitraria gradación del peso del voto según la edu· a través de un mecanismo numeroso y pesado, sino por medio
cación o la fortuna de quien lo emite, y por lo segundo, la ex- de un solo Conductor... ya estamos dentro del Estado totali-
clusión del derecho de voto a determinadas personas, profesio- tario.
nes confesiones clases S<'ciales o estratos educativos, contra- En la realidad sociológica de la democracia de masas falla-
die~ la concepción básica del parlamentarismo representativd ron todos los contrapesos que se oponian al poder incontrastable
liberal, de acuerdo al cual, lo distinto debe tratarse en forma de los Partidos Polfticos. Asf, verbigracia, el que tenia aparien-
distinta. Asf se comprende porque la progresiva formalización cia de insuperable: la división territorial y comunal por medio
democrática-masiva del derecho electoral general e igual, hace del federalismo y del gobierno autónomo de las comunas. Fué
posible la problematización de los fundamentos del Parlamento notorio en la experiencia alemana de la República de · Wei-
democrático representativo. Aun bajo el sistema electoral ma- mar 2), se constata en la realidad polftlca americana y nos-
yoritario, se conjetura la elección personal _PUra y los Partidos otros lo vémos en la vida institucional argentina, que la mo-
PoHticos -que ya son compactas brigadas de masas- estrechan, vilización de los intereses territoriales y locales ceden ante los
sino eliminan la libre decisión de los delegados; condición ésta intereses de los Partidos Polfticos. Las luchas polftlcas en los
última que ~speclfica el concepto político de representación. municipios y Estados-miembros o Provincias, tal como se ma·
Con la introducción del sistema propo1·cional 1 ), y el reconoci·
miento legal de los Partidos Polftlcos que el mismo sistema ma-
1 nifiestan en los actuales Estados de Partidos, son pujas entre
los grandes Partidos PoHtlcos en clrculos estrechos. Perdieron
yoritario hiciera de la función primaria de elección, el desarro-
llo fué llevado todavía más lejos: ya no le es dado al elector,
propiamente dicho, eLegir sus representantes, sino decidirse
f sentido y justificación las anteriores contradicciones persona-
les, locales o geográficas, ante las tensiones generales, de ca·
rácter ideal-polftico o económico, que tienen expresión en los
por los candidatos o más por el "programa" de uno de los Par· "programas" de los Partidos Politicos y que llevan a la pobla-
tidos Políticos, que en la nueva situación, tienen, virtualmente, ción de la Democracia de masas a una estratificación trans-
el monopolio del derecho de designación. Los electores no eligen
sus gobernantes, sino que el Partido Polftico designa sus co·

r t
''ersal en oposición a la anterior estratificación vertical.
1 Pero el fenómeno de la democratización polftica fundamen-
misionados. El centro de gravedad del Estado se corre: del tal y el desplazamiento del centro de gravedad del Estado des·
Parlamento al Partido PoHtico. El Parlamento puede aún ser de el Parlamento al Partido PoHtico, recién son cabalmente
considerado la corporación donde se forma la voluntad general aprehensibles si se los refiere a la medida creciente con que ab·
de la comunidad, pero no ya con el sentido de la representa·

1) Cfr. GERHARD LElOHOLZ, Parlamentarische Demokratie und 11'ahl-
1) La representación proporcional presupone el Partido Político. Sin
)a e:ti~tencia de estos organismos no se concibe ~ sistema ~lectora). Clr.
GEoncEs LACHAPELU:, La représentation proporttonnelle, Pana, 1911, pá¡.
36 y eig.
t
'
recht. en: Meúznges Paul Negulesco, Bucarest, 1935, pág. 456.
ll) Gosuv RAosRUCR, Die Polítischen Parteien in Sistem des Deut-
schm Yerfassungrechts, en: Thoma R. u. C. Anschütz, obr. cit. T. 1., pá-
gina ~7.

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sorbe a los hombres el poltticismo integral, es decir, la tota-
litaria pasión de ortodoxia política, que se convierte-e~a meta·
fisica de las masas populares. "La masa en rebeldía ha ~rdido
toda capacidad de religión y de conocimiento. No puede tener
dentro más que poHtica, una política exorbitada, r:enétlca, fue·
ra de si puesto que pretende suplantar al conocuniento, a la CAMBIO DE LOS MODOS DE FORMACióN Y SELECCIÓN
religión, a la "sagesse" -en fin, a las únicas cosas que por su
sustancia son aptas para ocupar el centro de la mente humana. DE LA CLASE POLíTICA DIRIGENTE 4J!l'~ , ; · ~ "":~
La poHtica vacía al hombre de soledad e intimidad y, por eso,
es la predicación del politicismo integral una de las técnicas ~"' ~-" ~' ,,. i
Donde más hondamente se manifiesta el..::proceso d~ demo-
que se usan para socializarlo" 1 ). • cratización masiva que reseñamos, es en la formáciQn';"seleccl6n
La despersonalización del hombre moderno. -la parábo1a y disposición d~ la cla~e dirigente polftJ.ca.,.. ~~ áparición de
de cuya penuria trazamos en el capitulo ant~r~or- reduj~ la esta nueva reahdad soc1ológica, podrfamoMresun:iir sus conse-
existencia humana a un desarrollo vacuo; obligo ~ la concien-
cia a atenerse a los conocimientos dados por las ctencl~s natu·
la
cuencias, acarrea una radical transforma'c16n ~e clase dirigen-
te poHtica. it~"L•..,. -Y.j
rales y a ignorar, cuando no a negar, los demás; en ese 1D:menso La función de comando de la soéledad ' la desempeña Sifml·
yermo no quedó sitio para otra cosa que no fuera la emoctón po- pre un reducido equipo de hombres: .la cíase dirigente .poiítt~·,,
Htica como una rotunda reacción vital en sentido contrario a ca, el necesario poder minoritario de'*to'da, estruct~a real-p9:; ~
la in~pia del intelectualismo. A la Política, no considerada co- lftica, como lo c;ienomina Maurice Hauriou,· los polftiCos· propitl_..._,
mo lo que es: conducción colectiva de los hombres d~ a:uerdo meote dicho, que justifican y legitiman s.u función en uria'
con la Sabiduría, sino concebida Y. realizada con cr1ter1o pri- •creencia o sobre un sentimiento que, en' ~ese . momento ejtruc-
-. ,,
,..~

mitivista: guerra contra el enemtgo, pragma del. poder, le tural, son generalmente aceptados. Coo~Maxt Weber ·s e püeden
cupo el señorío de los espíritus. La polftica se convirtió en la Indicar tres niodos de legitimación de la" clase poHtica, qué en
metafísica del hombre·masa. Desalojado lo absoluto de su pro- la realidad histórica pueden aparecer ~ombtJlados. La legiti-
pio distrito, reapareció en el dominio de la poHtica. "~sto ha midad de un poder puede ser racional: 'Cuando se .funda sobre
terminado en una grave y doble deformación: la religion Y la la fe en la legalidad de las reglas y de ' los jefes regularmente
metafisica que son del dominio de lo absoluto, se las trata designados; tradicional: cuando reposa sobre .la convicción de
de un p~nto de vista poHtico, es decir, relativo, mientras, que las tradiciones son santas y que es necesario oóedecer a
que la política, que es el don:into de .~~ relativo, se la trata quienes llama a gobernar la tradición; carismática: cuandó 'los
de un punto de vista metafístco o rebg1~so, es decir, absolu· súbditos se dan, en un sentimiento que no es común a la vida
to" 2). Así, por ejemplo, hay gente que mega ~a existenci~ de cuotidiana•. al heroísmo, a la santidad o al valor ejemplar de
Dios por el solo hecho de pertenecer a los sedtcentes Partidos una personalidad. Las condiciones exigidas para la selección,
de izquierda, y otros, lo afirman, por estar en_rolados en los además de la nata actitud para mandar, consisten en deter-
de derecha. Je suis athéiste, mais je suis cathohque, es la con· minadas cualidades personales que pueden ser intelectualeg,
signa que Maurice Barrés proclama como la más conveniente morales, económicas o militares, según el ethos vigente en la
para su ideología política. sociedad en ese momento histórico.
1) JosÉ ORTEGA y GAsSET, La rebelión de la! mas/U. PTefacio para · Consecuentemente, el modo de formación, elección y dispo-
franceses Buenos Aires, 1937, pág. 31. . A h' sición de estos elementos directivos se corresponden con la
2) Crr. JF.AN LACIIQIX, La personn.e hu~ne et le drot:• en: re wes
de Philosophie du droit et de Sociologi4 JuridJque, 1938, N 1·2, pág. 188.
concepción del mundo de la comunidad -considerada y que

• 1
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8ampaJ.-1e.

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constituye el lazo moral que une a los singulares en una to- radicalmente la situación. "La crisis de la Cultura en la socie-
talidad. Por eso, en los tiempos críticos fundamentales, cuando dad democrática-liberal es debido, en primer lugar, al hech~
se pierde la fe en los principios sobre los cuales se"a:P.oyaba una de que los procesos sociales que antes favorecieron el surgi-
clase dirigente política, se puede predecir, con exaCtitud, que miento de las élites creadoras de cultura, tienen ahora un efec.
ésta alcanza a su fin 1). to contrario, pues la activa participación en las actividf!des
A la estructura del Liberalismo, coetáneo de la democra- culturales de los sectores más vastos de la población, en des-
cia "minoritaria", corresponde el predominio poHtico de las favorables condiciones sociales, han llegado a convertirse en
libres personalidades representativas del siglo XIX, portad?· un obstáculo para la formación de las élites" 1). Tal afirma
res de un alto valor ideal y que en cierto modo constituían la Karl Mannheim, refiriéndose a los tipos capitales de" élites y
aristocracia espirítual de la Nación. Si bien la burguesía in- en las que van incluidas, consecuentemente, las""politfcas. g¡.:-
trodujo como criterio selectivo la riqueza, también su eth')s guiendo en parte y en algunas observaciones al precitado ~
11 reclamaba la ilu.straci6n necesaria para que de la libre compe- ciólogo alemán, expondremos los procesos destructoreS del Li-
tencia de las "ideas" surgiera "el gobierno de la razón huma- beralismo, en cuanto a la formación de la "clase- poHtica, en el
na". Ambas exigencias peculiares de la burguesfa -con las período de la sociedad de masas: '·
que el rendimiento queda garantizado- se daban juntas, ya que
1 en la estructura social del siglo pasado, cultura intelectual y (En
Primer proceso: El incremento en el número de las élites.
primer efecto de un orden social liberal en la formación
patrimonio se presentan casi invariablemente unidos. Sólo los de las élites es el de la creciente afluencia hacia estos grupc)s;
descendientes de familias acomodadas podfan recibir una edu- y, con elló, el aumento de su nt1mero. Al principio, este aumen-
caci'ón superior. Este mecanismo y criterio selectivo hada to de los grupos directores condujo a una fructífera variedad
que los individuos con aptitudes relevantes para la función comparada con la rigidez y exclusivismo del limitado número
pol1tica se alquitaran del grupo social por sus cualidades per- de estos grupos, quienes, anteriormente, habían controlado las
sonales y no por venir de predeterminados grupos-selectos más pequeñas y más manejables sociedades..)Pero más allá de
(aristocracia propiamente dicha), cuyo rendimiento, por el un cierto punto, esta variedad remata en difusión. Cuanta más
solo hecho de su origen, se presupone. Esta forma poHtica tlites hay en una sociedad tanto más cada una de ellas tiende a
estaba en armorúa con los datos sociológicos de la época, con perder su función e influencia rectora, pues se cancelan recí-
la mentalidad y el sentimiento legitimador de la sociedad bur- procamente. En la sociedad democrática de masas, especial-
guesa. Con la democratización fundamental de la sociedad y mente cuando es de gran movilidad social, ningún grupo pue-
el advenimiento del Estado de PJU'tidos masivos que intensi- de conseguir influenciar profundamente el total de la sociedad.
fica el proceso de disolución de la Cultura moderna, cambia
1) Cfr. KABL MANNHEIM, Man aná society in an age o/·reconltruction.
1) Cfr. GAETANO MoscA, Elementi di scienu política, Turin 1923. Se- Studies in modem social atructure, New York, 1940, pág. 85. De la primera
gunda parte, cap. 1; MAUJUC& HAURIOU, Principios de Derecho Público 1 edición de uta obra aparecida en alemiu (Men.sch und Gesellscha/t im
Constitucional, Trad. d e Carlos Ruiz del Castillo, Madrid, 1927, pág. 188-193; Zeitaltcr des Umbaus, A. W. Sijthoff's Uitgeversmaatachappij N. V., Leiden,
MAX WEBER, Wirtscha/t urul Gessellscha/t (en: Cmndri.fs der Sozialokonomik, 1935) hay una pulcra traducción castellana del Profesor Francisco Ayala
2da. Ed. Tübingen, 1925, Primera parte: VILFREOO PABETO, Sociolofia Ge- (El hombre r la sociedad tn époctu de crisis, Editorial Revista de Derecho
nerale, 2da. Ed., Firenze, 1923, Vol. m. par. 2026-2059; D. BEaTRANU-BA- Privado, Madrid, 1935). Nosotros utilizamos la segunda edición en su
Tersión inglesa, por íidelidad a las ideas del autor; en efecto el propio
RRAUD, L'Elire et ses rapports naturels avec l'Etat et la Nation, Parfa, 1929;
CHARLES HEYRAUD, La grande faute. Le probleme des élites, París, 1')29; Karl Mannhdm afirma "que la edición ingle111 comparada con ia aleo1ana
1ea casi una nueva obra; principalmente porque contiene nuevos capítulos
loms Rouz1 c, L'élite, Paris 1922; RoDOLFO DE M~TTFJ, Embrioni e an·
tici¡xuiom deUa kt:lrúl deUa "Cltue Politiccí', en: Rivi.st.. lnte1714Zional~ di y también porque las secciones originales han sido redocumentadas 1 rcela-
Filoao/ia del Diritto, Anno XII. Fase. Il, pág. 235-244. boradas". (Obr. cit. náa:. S).

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1
Sequndo proceso: El derrumbre de la exclusividad de lal vengamos con Mannheim, que une de manera ingeniosa la
élites. La naturaleza abierta de la sociedad democrática de restricción conservadora de la tradición y el dinero con el
masas no sólo · opera una<Plultiplicidad de elencos directivos,"::) dinámico principio progresista de selección, que constituye el
sino que también despoja a éstos de la necesaria exclusividad criterio de rendimiento. Pero, en la medida creciente que la
'
1,
de orientación. En verdad, sin este mfnimo de exclusividad, democracia se radicaliza con el advenimiento poHtico de las
"'•' resulta imposible la deliberada formación de una voluntad colec- masas, el principio del tendimíento se convierte cada vez más
tiva. Los nuevos impulsos y acercamientos al mundo, las in· en el exclusivo criterio selectivo 1).
tuiciones, al no poder madurar en pequeños grupos serán
aprehendidas por las masas como meros estfmulos, y éstos, Ahora bien: el criterio de rendimiento -que acompafia
se pierden o se desfiguran en el raudo y diario desfile de sen- siempre a cualquier otro prlnclplo selectivo, pero qtfe 1en la
.,,, saciones que pululan en la vida de las metrópolis modernas. democracia actúa por si sólo- presupone en cada situación
Ahora bien: apuntemos, en una disgresión impuesta hasta la histórica-social un contenido determinado y objetivo. Como
1 evidencia por este fenómeno, que la. falta de dirección en 1~ lo hemos vlsto, la democracia liberal lo tenia. ¿Cuál es el de
,.
·'
moderna sociedad de masas, ofrece una oportunidad de éxito la democracia radical de masas? De seguro, que no emerge ya
a los grupos con propósitos dictatoriales. En efecto, si tales de los valores de la ilustración, sino de la destreza en la ac-
grupos consiguen poner en pie una fuerza de integración po- ción polltica. Digámoslo de nuevo: en sustitución·· de los con·
lltica -y lo logran falsamente con un Mito, que es el remedo fllctos polfticos de la den;wcracia liberal que se desarrolla an
de una verdad absoluta- llegan a imponer en todos los ámbi- como puja de "razones" destinadas a persuadir a la . colectlvi~
tos sociales su programa sin encontrar mayor resistencia, dad sobre las ventajas de elegir a determinadas personalida·
pues, además que se lo facilita la multiplicidad encontrada de des para desempefiar la función gobernante del Estado, la po-
las élites recfprocamente neutralizadas, lo abona más decisi-
vamente el hecho de que todos los grupos de élites que se sos- lítica, en la democracia radical de masas, es cada vez .,fhás una,
'1 tenían y legitimaban en una consunta concepción del mundo lucha de fuerza con el enemfqo por la praqma del podér. La··ex·
y en una pasada situación social, se han vuelto Inoperantes posición y refutación teórica se transformó en un ataque fun-
.,
11
y las masas, sordas a sus dictados. Al final de este proceso, damental a la totalidad de la situación vital· del adversario,
'l la marea montante de la sociedad masiva en solicitud existen- con el propósito de socavarle su posición en la sociedad. Cuan-
cial, tampoco permite rehacer los cuadros, pues el lugar re· do más fragosa se hace la contienda política entre hombres
servado para los elencos directivos de la sociedad burguesa "rebarbarizados" 2) por el proceso de despersonalizaci6n que
ha sido invadido por movimientos de masas de recias enver- constatamos en el capitulo anterior, los contrincantes,., se van
gaduras, que exigen una clase dirigente politica de hombres deslastrando de las armas teóricas y, en cambio, recurren a,
resueltos y violentos, que saben excitar y canalizar las pasio- desgarrarse los disfraces para exhibir al desnudo, tras las ideo-
nes de las multitudes para captarlas a su favor. lo/lfa$ -con el doble significado que le da Mannhelm- sliua·
Tercer proceso: El cambio en el principio de selecct6n de
la clase política. En su conjunto, la democracia liberal funcio- 1) Cfr. IúRL MANNHEIM, Man and society in an age o/ reco11.ftruction.
na como un mecanismo selectivo que combina criterios ~e P'l· 86-92.
tradici6n y de riqueza con el de rendimiento, que en sustitución 2) Herbert Spencer fué quien introdujo en la sociología moderna la
del tradicional de la aristocracia, legitima el nuevo status po- palabra "rebarbarización" para significar el fenómeno de regresión. Para
es~!ar el fenómeno de regresión la usamos también nosotros, pero precisa·
Utico de la burguesra. Cualquiera que sea la actitud valoratlva do el concepto con el significado que en la filosofía política tomista tiene
que se adopte respecto de esta combinación, lo cierto es, con· la palabra bárbaro. Cfr. ut aupra: Cap. lll, nota 131, pág. 216.

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ciones existenciales en guerra 1) . Para esta situación, el cri- un c:ilscurso pronunciado el 6 de febrero de 1928, las virtudes
terio de ren dimiento selectivo de la clase politica debe est:u- del arquetipo fascista, con estas palabras: "El pufíal entre los
constltufdo por un cúmulo de relevantes aptitudes combati- dientes, bombas en las manos y un soberano desprecio del
vas para infringir la derrota del enemigo. Y al final-de este peligro en el corazón" 1).
proceso disolutivo, cuando aparecen los Partido,.s--poHticos que
1 1 se proclaman ortodoxos ejecutores de una concepción del mun-
do, se exige, confesadamente, q~e la clase poUtica tenga las III
calidades ferinas que exornan al guerrero primitivo 2).
1
1 En la democracia masiva del Estado totalitario la selección EL IRRACIONALISMO VIOLENTO COMO EXPRESióN
1 de la clase poHtica no es un problema que se relacione en mo· POLíTICA DE LAS MASAS
·1' do alguno con la inteligencia: se opera pura y exclusivamente
de acuerdo al r endimiento en la "lucha por el poder". El sa-
'1 1 ber, el nacimiento, la tradición y la riqueza no pesan frente Una vez seguido en sus grandes lineamientos el proceso
\ de democratización fundamental de la sociedad, Interesa co-
a la ~·ficiencia combativa de la astucia, del valor, de la exal- 1 nocer cómo se conduce polftlcamente el nuevo protagonista
tación de la dureza y de la impiedad en función de la lucha de la Historia: la masa popular, que al entrar en el libre goc~
polftica. Lo propio y legitimo de la clase polltica es utilizar, de su mayoría de edad ha decidido ocuparse de las complejas
sin escrúpulos de ninguna especie, el poder de que dispone. faenas de conducción, que has1a entonces habían estado re-
Preferirá siempre el medio más violento como táctica para servadas a la privativa función de los mayorales ·de la comunl·,_
ganar el poder y mantenerse en él. Musollnl caracteriza, en dad polftica. Desde ya anotemos que la acción de la muche- .
dumbre raya . si<.•.npre a un bajo nivel intelectual. El ~ punto
1) Cfr. KA11L MANNHEIM, Ideología y utopía. Versi6n española de Sal- de convergencia de un gran número de individuos tendrá que
vador Echavarría, México, 1941, pág. 34·35. estar muy próximo al nivel de los más bajos, pues el que está
2) "Chiamai invece questa organizzazione: Fa.Yci italiani di com-,.rrt. arriba puede descen.der, mientras que es sumamente dificil
timento. In questa parola dura e metallica c'era tutlo il pro¡ramma del
Fascismo, cosí come io lo sognavo, cosí come io lo volevo, coai come io i'ho que el grueso sector de los inferiores pueda ascender. Nece-
fa u o! sariamente, el común denominador de la multitud sólo ¡ruede
Ancora que! lo é il programma, o camerati: combattere. ser el caudal intelectual de los que son más y tienen menos.
P r.r noi fascisti ls vita é un combauimento continuo, incessante che "Las democracias del sentimiento sordo, que son las propias
noi accettiamo con grande disinvoltura, con gra.nde coraggio, con la intre- de las grandes masas -afirma Max Scheler- se convierten
pidezza necessaria". Cír. Scritti e discorsi di Benito Mwsolini. Vol. V, allf donde aparecen históricamente, e incluso cuando exterio-
pág. 297-298. rizan su acción sobre el Estado en la forma parlamentaria,
"Chiunde é capace di navigare in mare di bonaccia, quando i venti gon,· que le es inadecuada, pero ante todo cuando escriben en sus
fiano le vde, né vi sino onde e c.icloni. D bello, il grande. e vorrei dirA banderas el sistema de la llamada "acclón directa", en los ma-
croico, é di navigarc quando la bulera imperversa. Un filosofo tede~<.o
clis~e: Vivi pericolosamente. Vorrei che questa fosse la paroia d'ordine tJOres enemigos de la ciencia positiva racional, y tanto más,


;¡'.! 11
del fascismo itali:~no: Vivere pericolosamente". Cfr. Scritli e diJcorsi Ji
Benito Mussolini. Vol. IV, pág. 229.
"Guai a coloro che volessero fermare nel suo fatal cammino la gen era-
1) Cfr. H. RAUSCHNINC, La Revol11ción del NihiliJmo. Trad. al eapañol
de Francisco Ayala, Buenos Airea, 1940, pig. 47 y ~ig.; HERMANN HE.LLER.
1 zione che ha assunto nelle trincee i suoi privüegi di nobilitá, i moi titili di Europa r el /aJcismo. Trad. al español de FranClSCO J. Conde, Madnd.,
1931, pág. 82 y sig.; R ODOLFO DE MATTEI, La doctrina defla c/a.7$t politic~
1 l ¡~ ~rond.e:za". Cfr. Scritti e discorsi di Benito Mwsolini. Vol. IV, pág. 99-100.
El subrnyado nos pertenece. , il fascismo, en: Educa:ioM fasciJta, Roma, agosto, 1931.
11 •••

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por otra parte, en las presas de bajos mitos que pueden destg. en substancia, y en el mtsmo género, se considerara como
narse como "mitos de clase" prospectlvos" 1). 1 substancialmente irracional a todos los que en la conciencia
Yendo al problema que Importa la caracterización del com· no tienen la estructura del acto mental; ast por ejemplo, estfmu-
portamiento polftico de las masas, no haremos aquí el acabado los, impulsos, deseos y sentimientos, sean conscientes o inc:ons·
estudio del tema, al que por otra parte, la sociologfa coñiem· clentes. Se entiende por racionalismo funcional . el hecho de
poránea le ha dedicado magistrales Investigaciones 2), sino, que una serie de acciones. está organizada de tal manera que
simplemente, apuntaremos las conclusiones: La masa lleva a conduce a un fin previamente determinado, y cada elemento
los puestos de dirección polftica racional sus fmpetus irracio- de esta serie de acciones recibe una posición funcional. Si la
nales: impulsos, deseos, sentimientos, en consecuencia, la "ac- .. racionalidad funcional se especifica con la organización para un
ción directa" es su peculiar modo de hacer, lo contundente fin, es funcionalmente irracional todo lo que destroza e inte-
su táctica, lo avasallante el ritmo de su marcha, y agoniosa en rrumpe esa ordenación funcional. Dicha rotura puede ser oca-
sus exigencias existencia es; como el vfnculo de su unidad so- sionada no solamente por irracionalismos substanciales, tales
cial es de carácter egativo 8) , la masa es osada y radical co~o fan'tasfas y explosiones violentas de individuos in-
con el nihilismo d sus valoraciones; sorda al sentido de la \. .,gobernables, para mencionar los casos más extremos, sino tam-
juricidad y de la ibertad personal; en la prosecución de sus bién por aquellos actos intelectuales que no· armonizan con
deseos no la deti nen las dificultades, nl la normatividad ju· la serie de actividades de que se trate.
rfdica, ni los imp rativos morales... ¡Rez tremendae majestatis! Aparentemente, la distinción entre racionalidad substancial
Por las acuciosas investigaciones de Karl Mannheim esta· y funcional pudiera ser conjeturada en su importancia, ya
mos aleccionados de las causas sociológicas que obran sobre que también la serie racional-funcional de actividades tiene que
las masas para que éstas porten impulsos irracionales a los ser planeada mentalmente por alguien y durante su ejecución
puestos de comando poHtico. Siguiendo con toda libertad a debe ser pensada por quienes la llevan a cabo; en el fondo
su estudio expondremos previamente algunas clarificaciones no es asf, por lo menos en las situaciones que nos interesa.
a los varios significados que en sociología tiene la palabra "ra· Para evidenciarlo, Karl Mannheim pone el ejemplo de lo que
cionalidad". Las palabras racional e irracional tienen una doble sucede en un ejército. El soldado común, verbigracia, se des-
significación, que llamaremos, substancial a la una y funcio· empefia con precisión en una serie de actos· de racionalidad
nal a la otra. Los actos mentales serán considerados racionales funcional sin tener idea de la última finalidad de sus acciones
o de la posición funcional que ellos ocupan en la estructura
1) Cfr. MAX SI':JJELtft, Sociología del saber. Trad. del alemán por total. No obstante, son actos racionales-funcionales desde que
José Caos, Madrid, 1935, pág. 202.
2) Cfr. Tm:oooR Gt~cr.R, Die Masse und ihre Aktion. Ein beitras
están organizados con referencia a -.'m fin inmediato y some-
rur Theorie der RevolutioRen. Stuttgart, 1926; G. Cour, Die Masse, en: tidos al propio cálculo del soldado.
Archiv für sozialwissenscha/t, B. 54 (1924) ; W. MotDE, Experimentellc Puesta en claro la precltada distinción se puede con firme-
llfassenpsicholo¡;¡ie, Leipzig, 1930; GEORCES GURVITCH, Essais de 1ociologie, za establecer la correlación que enuncia el sociólogo alemán:
París, s. d., pág. 36 y sig.; GABRIEL TA.RDE, L'opinion et la joule, Paris,
1901. cuando más se extiende en una sociedad la indu.strlal1zaci6n
8) Theodor Geigtr observa que "el espíritu de la Masa es la comuni· 11 más adelanta la divisi6n del trabaj o y las organizaciones es-
dad en el no" (ihr Geist ist Geist des Gemeinschaft im Nein) . Cfr. T. trechamente ligadas a ellas, tanto mayor sertf el número de
GEtcER, obr. cit. pág. 74-75. Simmel también establece, con au ley aobr~ esferas de la actividad humana que se harán. funcionalmente
"la. negatividad de las conductas colectivas", que la negaci6n es d punto racicmal y de aqu{ también calcUlable en el tu.turro. Mientras
coincidente y, por tal, la fuena aglutinante de lu grandes masu. Cfr.
]ORCE StMMEL. Sociología. Trad. del alemán de ]. Pérez Bance~, Buenos
que el hombre, en sociedades anteriores, actuó solo ocasional·
Airea, 1939, Tomo 11, pág. 75..8(). mente y en esferas limitadas de modo racional-funcional, en

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la sociedad contemporánea se mueve cada vez más inserto en ciadas del precedente concepto de auto-racionaUzaci6n, son
estructuras que comprenden la casi totalidad de los sectores formas aún más radicales. Hay, por ejemplo, auto-racionaliza-
de su vida 1). Con malicia chispeante, ~niel Halevy le ción, cuando se ajustan los deseos espontáneos o los impul-
amonesta al hombre del siglo XX: "Tú no p~ues compren- sos repentinos en la medida necesaria para alcanzar un fin
1'
derlo todo, escucha y confórmate con ser un mero jecutante". predado : asi, si se obedecen las leyes de una técnica del pen-
El hombre contemporáneo debe ejercer sobre s s propios samiento o se cumple eon los movimientos prescritos por la
impulsos un severo control sistemático para poder realizar o técnica de un trabajo manual, se está, en un proceso de en-
ser insertado -si quiere planear su vida de modo que cada trenamiento mental, subordinando los motivos interiores alun '
acción esté guiada por principios y dirigida hacia el fin que se designio externo. Por el contrario, la auto-observación es mu- /.
propone- en una estructura objetiva de actividad funcional-ra- cho más que una forma de entrenamiento fllental. La auto-
cional. Pero destaquemos que la regulación y control de los im- observación aspira, principalmente, a una aútó-transformaclón
pulsos y ~s de conducta serán muy distintos sl ese interior. El hombre reflexiona sobre sí y sus acciones, con el
hombre/l')ertenece a una amplia organización en la que toda propósito de remodelarse o transformarse más radicalmente.
acción debe ajustarse cuidadosamente a las demás, que si pue- Normalmente la atención del hombre no se dirige hacia sf mis-
de hacer por sí lo que estime más justo y conveniente. La prime· mo, sino, hacia las cosas que desea, manipulea, intenta cam-
ra es la situación del hombre en la sociedad industrial moderna, biar y formar. Su propio funcionar queda lnobservado. Vive
que logra quizás, con la burocracia, la más alta etapa de la en inmediatos actos de experienC'Ias; está absorbldo"''en ellos,
racionalización funcional. En efecto, los individuos que parti- • sin normalmente aprehenderlos. Reflexiona y se ve por vez
cipan de ella no sólo tienen prescrito sus tareas especificas primera, cuando fracasa, y a consecuencia de este. fracaso ..,es , ~
sino que también reciben un "plan de vida" impuesto por una arrojado de vuelta, por así decirlo, sobre sí mismo. La "refle- ~-:..-­
"carrera administrativa", cuyas etapas están fijadas en "ascen- xlón", la "auto-observación", el "tomar en cuenta su propia
sos" y "nacimientos de hijos". La realización de esta "carrera" situación", asume· en tales momentos la función de auto·reor-
requiere el máximo de autodominio, puesto que no solamente ganización. Es evidente, concluye Mannhelm, que los hombres
exige los procesos de trabajos, sino, además, la r egulación de )
que normalmente se encuentran en situaciones movibles, don-
las ideas y sentimientos que le están permitidos tener y el
y
de no pueden actuar con regularidad rutinaria y dejar de
rígido establecimiento de las pautas periódicas de los ocios. pensar en su siempre renovada organización de vida, tienen
Con esto, nosotros vemos que las diferentes formas de ra- más ocasión para reflexionar sobre sf y sobre su situación,
cionalización funcional están estrechamente entrelazadas: la ra- que los hpmbres, que después de haber encauzado su Impulso
cionalización funcional de las actividades objetivas obliga, vital en tinas pocas situaciones decisivas para ellos, funcionan,
también, en último término, a la autorraclonalización. Pero ·por así decirlo, sin rozamiento t).
autorracionalización, apunta Mannhelm, como más arriba se Ahora bien: valiéndonos de los esclarecimientos preceden-
mostró, no representa la forma más radical de la racionaliza- tes podemos determinar el hecho de que las distintas formas
ción del sujeto activo. Rejle:ri6n y auto-observación, dlferen- de raclonalizaclón surgen de la organización específica de la
• sociedad moderna industrialista. La creciente industrialización
'
1\1 1) Para el estudio de la interdependencia mundial que produce lll '
implica, forzosamente, racionalidad funcional. Pero no, en la

~
organ iz~:ción
capitalista industrial y la influencia que tiene en ]4 forma mlsma extensa medida de desarrollo, racionalidad substancial,

~'
de vida y organiMc!ún del hombre cont.emporáneo, respectivamente, Cfr. R.
Mum, Tite intcrdcpe11dent r~·orld and ist problems, London, 1932; WALTHE8
RATHENAU, Crítica de la época. Trad. dd alemán de José Pérez &nces,
f~ es decir, la capacidad de actuar inteligentemente en una si·
1) Cfr. K.uu. MANNBEIM, !tfan and society in a~ ase o/ recomtructima,
Barcelona (s, d.).
t 2JO
pág. Sl-57.

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tuaclón dada a base de un conocimiento propio en me~!9- de La sociedad capltallsta Industrial, que cada veZ más en-
la entrerrelación de los eventos. Si alguien creyó--que1a so- grana a los hombres en estructuras objetivas y planifica la
ciedad industrial elevarfa la capacidad media de juicio refle· totalidad de su actividad, adensa, por las causas que ya mos-
xivo, los sucesos de los últimos afios le deben haber revelado tramos, en los centros urbanos a grandes masas de hombr'.!s
la equivocación. Los violentos sacudimientos de las crisis y y ya sabemos que ellas sufren las influencias de innumerables
de las revoluciones dejaron al descubierto una tendencia que sugestiones y acciones nerviosas y que las más breves incita·
hasta aqul sólo trabajaba soterrafiamente: el efecto paraliza· ciones se proyectan ampliadas, sustrayendo con esto al indiv1·
dor de la ca acidad r:eflexiva que produce la racionalización duo la cordura para la reflexión y el proceder. Las explosl9nes
funcion , a mecanización de la vida humana. de Impulsos no dominados y las regresiones psíquicas quedan
"Si al analizar los más recientes cambios -dice literalmen· con terreno propicio para actuar.
;¡¡1 te Karl Mannheim- -se hubiera tenido en la mente la dis· La democracia radical de masas llevó los lrracionalismos no
., tinción entre los distintos tipos de racionalidad, habrían visto
claramente que la racionalización industrial aumenta la racio·
configurados y tampoco insertos en la vida social"a la polftlca,
, a los puestos donde se necesita la dirección racional. Detr:\8
nalidad funcional, pero ofrece cada vez menos tiempo par-a , de la enorme organización de la sociedad moderna y del rela·
el desarrollo de la racionalidad substancial, en el sentido de tivamente calmoso trabajo del sistema· industrial, yace la ocul·
la actitud para formar juicios propios. Más aún: si se hubiera ta posibilidad del empleo de la violen,cia. Es 'diffcil determinar,
pensado hasta el final esta diferencia, que emerge de la prece- dice el sociólogo alemán, cuándo y dónde aparecefa 'la violen·
dente explicación, entre los dos tipos de racionalidad. se ha· cia sangrienta, en la esfera de la política exterior o en la lucha
brla llegado a la conclusión de que precisamente la esencia interior por el predominio, en reemplazo del compromiso pa· •
1•,1 de la racionalización funcional en su misma naturaleza es cUico. Esta irracionalidad desencajada, presente siempre"? en \.'-...:
¡ ¡
eximir al hombre medio del pensamiento, del conocimiento, el actual trabajo de la sociedad moderna, moviliz~ ~de tiempo?, '
1 de la responsabilidad y transferir esas capacidades a los indi· en tiempo los impulsos de las masas: Los mismos hombres que
viduo3 que dirigen el proceso de la racionalización. El hecho en su vida de tl'abajo están excesivamente mecanizados en los
'1 de que en la sociedad funcionalmente racionalizada el pensa· campos de organización industrial, pueden, en cualquier mo-
m iento de las complejas series de actividades esté confinado mento, transformarse en piratas-máquinas y guerreros sin es-
l. en unos pocos organizadores, asegura a estos hombres una crúpulos. Ese mismo ser humano, tan. presto es un hombre
posición llave en la sociedad. Unos pocos ven cada vez más calculador y ordenado hasta la pormenorldad de sus actos, co·
claro en un campo cada vez más amplio, mientras que la ca· mo tan presto es un ente eruptivo que se cree, en un momento
pacidad reflexiva del hombre medio, después que cede al or- dado, autorizado para desatar las capas más profundas de la
ganizador la responsabilidad de decisión, desaparece cada v~ brutalidad y sadismo humano 1).
más". "El hombre medio -agrega casi inmediatamente- en· La guerra mundial de los años 1914-1918 -la primera gue-
trega parte de su propia individualidad cultural con cada nue- rra que lanzó a la lucha las grandes masas 2)- exasperó la
vo acto de integración a un complejo de actividades funcio- aptitud para la desmesura e irraclonalismo, al dejar flotando
nalmente racionalistas. Se acostumbra progresivamente a ser 'en el aire, en forma vagorosa, Imprecisa, desdibujada, pero
conducido por otros y sustituye paulatinamente la propia In·
terpretación de los acontecimientos por aquella que los otros 1) Cfr. K.ARL MAl'fNHEIM, Mtm Dlld society in tm aft: of reconstrucdon
le dan" .1 ) . Pág. 64.
2) Cfr. J. F. Cn. FuLLER, TI't11' 41ld F estem civiliUJtion. A study ol
1) Cfr. KARL MANNBUK. MGil Glltl •ociety in Gil a1e o/ reconmuction tDar u a political instrument Dlld the upruion o/ mass democracy, London,
Pág. 58-59. 1932. pq. 158 y ai¡.

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omnipresente, gérmenes de violencia que fácll.~e~te prend~n econ6mica relajaba la estructura orgánica "desclasificando" 1)
en el espiritu de las masas que se habían fanuliarl"Z-ade-a--éste gruesos sectores sociales, el ateísmo agnóstico -impuesto a
medio en· cuatro años que sobre su eficacia destructora re- tod~s las capas de. la sociedad por la educación laica que era
posó la suerte del mundo. La doble decepción de la guerra Y obllgatorla y gratmta- arrqllaba las persistentes energtas cris-
de la paz, que se le endosaba al fracaso ·de la inteligencia tianas, que aunque desconectadas de sus veneros naturales,
que no había impedido la primera y no supiera crear la se- cubrían a grandes zonas de la población, especialmente rura-
gunda, arrojó en brazos de un desesperado irracionalis~o a les y de las pequefias ciudades, de las fuerzas destructoras de
homb~i~os atormentados que buscaban excitac10nes la moral. ". . · .,p;
y movimientos violentos. Para la juventud de la trasguerra El progreso técnico no vino apareado con un adela'nto ético ·
todas las cosas e instituciones que se le había enseñado a res- de las mismas dimensiones, sino que, al revés, el inmensura: "~
petar como valiosas se convirtieron en objetivos para ser ble crecimiento del primero llegó junto con\ la,.regresion del ~
asaltados o barridos. El símbolo de la era liberal podría ser segundo. Entonces, la técnica, desemb~ada de ~ia ética sir-
un castillo de recreo adornado con miniaturas de porcelanas: vfo a, la ufanfa del confort que era el afán· 'del' liombre m~der-
las Tunerías, un salón de baile; para la nueva juventud el n_o, pero también sirvió al perfeccionamiento· 'd e la tormenta-
símbolo en un desfiladero: las Termópilas 1 ). Uno de ellos, ria mo~erna que lo esclaviza o aniquila cop. ~ la rapidez y en
poeta y filósofo, que había sido profundo intérprete de la la medrda no imaginada. Con esto, t.se·. recogen los. frutos de
concepción cristiana en el poema del Dante, al cabo de pocos la modernida_d. En efec_to: el hombre se · degrad~· ~1 exp~ler' ;
años, se desgañitaba clamando uez sanUsimo dogma de la ac- de s1 el sentldo perfectwo de la cultura. . El encandilarrnento "'··.
ción" y afirmaba que "la aceptación de la vida es netamente, que le ~rodujo s~ polo individual; es decir, la ¡,.l~~ha...,por >~~r ·.,w~
santamente irracional" 2) . El ejemplo vale como el fiel tra- existen.cla o neces1dades extrínsecas: civilizaci6n, 1~ cegó· p~a ··
sunto del vuelco espiritual de una generación. el destmo de su polo personal, es decir, la perfección intrfnse-
c~: cultura, angostado, el significa~o· deJ términÓ; ~~·lo · espt.
r1tual 2). •· · ""· •. · · ,
El proceso de mecanización de la sociedad burguesa en su Las consecuencias de esa inversión regresiva fueron irra-
fase capitalista-industrial, con sus proclividades catastróficas diada.<: con amplificada intensidad por ~a democratización fun-
que destacamos, es cabalmente aprehendido recién cuando se damental de la sociedad. As1 como la rtécnica puede exter-
\.'~ ~ • it .
lo refiere al proceso de despersonalización que trajo apareja-
do la Cultura moderna y que a partir de la segunda mitad del ~ Con el término "desda~ificación" -el dé~Iasseni~nt .del idioma
1
francea-- _se expresa el fenómen.o sociológico de los tiempos · críticós por _el
siglo XIX fué penetrando hasta llegar a las últimas capas de cual, conJuntos de hombres pterden -con las condignas -~consec'üencjas
la sociedad. Las formas de pensamiento de la burguesía pen~ mental~s que esto acarrea- su prominente jerarquía social. , ·,·~ p
2) Co 1 d'
traron gradualmente en todos los estratos de la sociedad en la n a lshncJOn metaf 'lSIC& de p ersona e Individuo (Cfr ·<:JACQ!Jt· '
o o, o
~
medida que tomaron contacto con el creciente proceso de in- M;ARITAIN, Pa~a una fi~osofía de la persona humana, Buenos Ai~es. Í9Ú:
dustrialización. Y en la progresión que se democratizaba fun- pag. 1~1 Y stg.), podna fundamentarse auténticamente la distinción qu~
los 80C16logos ale~a.n~ ~acen, dentro del genérico concepto de Cultura,
damentalmente la sociedad y que la ley de la concentración entre Cultura y C'vü'7ac~n (Cfr. C<>RNIL GEORCES, Une vision allemantfe
de l'Etat a travers l'histotre et la philosophie. Culture et civilisation selon
1) cfr. ADOU'O PosADAS, úz crisis del estado y el derecho políti«J, Pauf v. Sokolowsky~ Br?xelles, 1936; ALFREOO VIERKANDT, Füosofía de la
Madrid, 1934, pág. 96. SOCJedad Y d? la H1stona, La Plata, 1934, plg. 128). Pudiendo, así, in..:or-
2) Cfr. Lmc1 VALU, Lo spirif{) dell'azione e la civütá europea, en: porar las sólidas aportaciones metodológicas, que con estos dos conceptos
Política, Fas. XCIV-XCV, pág. 7 y eig. ha hecho Alfred WE-ber a la Sociología de la Cultura. Cfr. RAYMOND AaoN'
La .socwlogíe allemantle éontemporaine, París, 1935, pág. 63-69. '

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minar la insalubridad de grandes r egiones o encontrar un sue- dos de las cie.ncias naturales y consideraba la vida del hom·
¡ :
ro que dev elva la salud a cientos de enfermos, igual que bre un mero engendro de relaciones causales. En este frente
inventa áqutnas de guerra que escombran una ciudad en de lucha se situó Georges Sorel. El disconformlsmo con el
hor o matan a cientos de miles de personas, también, las espíritu del siglo XIX es la coyunda que lo une a personali·
modernas conquistas de la Democracia, que pudieron aumentar dades que por lo fundamental le son disimiles: Soren I<ier-
las fuerzas que crean la moral, sirvieron para expandir las kegaard, atollado en un éristianismo que concibe como la acen.
que las destruyen. Y con esto dejar la vfa libre a la ética de tuaclón de un sentimiento de la existencia en lo que tiene
la violencia. de irracional; Wilhelm Dilthey, con su señera preocupación
por las ciencias del espíritu, que lo disiente del naturalismo en
IV boga; Charles Maurrás; Stefan George, en quien se percibe,~ a
través de sus poesías, las febriles pulsaciones de una nueva
concepción de la vida.
LOS MENTORES IDEOLóGICOS DEL IRRACIONALISMO Sorel es un pensador original que siente e.scozor por los en-
VIOLENTO DE LAS MASAS casillamientos filosóficos, pero que a pesar de ello, podemos
reconocer el influjo de quienes contribuyeron a su forma-
El fenómeno de la Irrupción violenta de las masas irraclo- ción intelectual. Así, el de Marx, Proudhon y Renan; Ihering,
.
1' nalizando la actividad polftica, tiene en Georges Sorel -mal·
grado que el sindicaUsta francés renegaba de las masas- su
cuya Lucha por el Derecho le dejó rastros profundos; el socia-
lista y cristfano Charles Peguy, aunque su influencia lo fué >i''~
··.1 profeta y mentor. Este es .el destino paradójico de su per·
;¡. sonalidad polifacética, forjada por u na amalgama ebullente
por estimulo de contradicción dialéctica. Pero en su posiCión
espiritual fundamental y en la concepción de la Historia tiene
¡z de contradicciones. vinculaciones directas con Giambattista Vico, y muy especial-
Los publicistas de los Estados t otalitarios afirman que es mente con Bergson, en cuyos escaños de discfpulo, ya en la
quien prepara e introduce espiritualmente el giro moderno madurez de su vida, se sentaba en la Sorbona.
j1 y su influencia, señalada como Incontrastable, la compar~n A Vico Je debe su concepción de la vida trágica-heroica y
con la que ejerció Rousseau en los pródromos de la Revolución pesimista, lo mismo que la concepción de la incesante amenaza
francesa. Así, para Mfchael Freund la labor crítica de Sorel es que pende sobre la cultura. La marcha de la sociedad, que es
pareja a la de Nietzsche: Georges Sorel indaga por la funci6n continuo fluir hacia la decrepitud, precisa para conservarse
del espfritu en el mundo político y revoluciona allf, con la de la lucha tensa y permanente. De Bergson aceptó la nega-
misma intensidad con que el filósofo alemán lo hace en la ción de la causalidad en la vida y la historia, y la fundamen·
esfera individual 1). Para otro: Simone Malvagna, la histo- tación de la realidad con el elán vital, que le facilitó la eva-
ria polftica de la segu.n da mitad del siglo XX será inaprehen·
J. sible en su sentido si no se la refiere a las idea~ de Sorel 2).
sión de las redes del mecanicismo racionalista y lo convocó
a la actividad libre y creadora 1).
1 A partir de Federico Nietzsche se fué engrosando el frente
de los pensadore.s que clamaban contra la oquedad del positl· 1) Para el estudio del pensamiento político de SoreJ.. el rastro de
vismo que obligaba a la inteligencia a atenerse a los resulta· los pensadores que contribuyen a au formación intelectual, y muy especi:ll·
mente, la influencia soreliana en la conformación de loa Estados totalitario~
1) Cfr. MICHAEL F'REmm, Georges Sorel, Du revolutioniire konseNHJtj;. alemán, italiano y ruso, Cfr. RAtNill HEYNE, Georgu Sorel und der auto-
mmus, Frankfurt, 1932, pág. 7. . ritare Steat des 20. Jahrhu.ndert.s, en: Arclriv du ol/entlichen. Rechts,
2) Cfr. StMONE _MALVAC"!A• !l pe~uo polj.lfco di _Sorel e il fu asmo. 1938, 29. B. Heft 2, págs. 129-177, 29 B. 3 H. pág. 257-309; también,
en: Rivista inter~UU~onale di filoso/14 del dírítto, ano 1~39, Fu. 1-11, Cfr. Vt CTOR SASTRE, Georges Sorel, élitts 1)'ndicaliste et rtvo/ution. prole-
pá¡ . 71 y U¡. tarienne, ed. Spes, 1?37.

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Sampay.-17.

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Munl~eslos pertrechos: fe en lugar de razonamiento contrario, es un estado permanente de antmm belli unn 1
y la_ t.éción en reemplazo de las cobardes disputas liberales, termitente tensión de lucha. La violencia soreliana 'llene 1
Sorey le declara una guerra de exterminio a la democracia de sentido existencial y no normativo.
la Revolución francesa, afirmando que la violencia es la fuer- ~a concepción de la vioLencia va entraf'íablemente unida
za nuclear de la sociedad e impulsora de la historia, y , a la la SI_ngular concepción del mito que tiene Sorel. El .mito, t •
vez, que dicha violencia tiene en el Mito su causa motiva. presión de resonancias poéticas, figuración alegórica qw~ ,
La violencia y el mito son, entonces, las fuerzas neutrall- el pr?ducto de la apetencia del espfritu que Bergson llan
zadoras del natural proclive hacia la descomposición que ame- "fu~ctón fabuladora", adquiere en Sorel una significación e
naza a la sociedad. Cuando estas tuerzas se enervan, advienen pectal. Pero apresurémonos aclarar que la nominación de ~·
los periodos decadentes; su remanecer, es la más -segura ga- re!, si hemos de considerar el sentido tradicional del términ•
rantía de renovación. no es arbitraria y convencional; en el fondo, a ambos signi{
Sólo detiene la consunción de las instituciones sociales, la cado~ se les des_cubre el mismo rasgo genérico. Al conccpl
lucha heroica, la tensión angustiosa del alma, la guerra que tradicional de mtto, Sorel le hace objeto de una "politizaclón'
es la fuerza generadora de la historia y la promotora de la ~ saca de su habitáculo milenario, que era la tremante im1
cultura. gmación de los hom_br~s y lo convence -diríamos con las p~
A un pueblo mecido por la paz, sln los efectos saludables labras de Roger Catllots- a presentar su candidatunr al po
de la lucha violenta. se le yerman los hontanares vitales y der supremo del Estado 1).
languidece. La violencia, que tiene caracteres de algo bello El -mito, como lo muestran el flujo y reflujo de la historl~1
11 heroico, despierta los más profundos impulsos del alma, crea es una ley del proceder que engavilla las tendencias más fuer
la moral y el derecho, que con Ihering destaca el espfritu tes de ~n pueblo, Partido poUtico o clase, y que se muestrur.
combativo. a! espírttu con la insistencia de los instintos. Es una expre
No es cierto que de las ideas surgen las luchas entre los stón de vol.untad, el contenido de un programa de acclón, ¡11
hombres, sino que aquéllas nacen de la lucha y por ~lla ;;e representación de las activas vivencias históricas, que le dnn
fortalecen en las convicciones de los hombres. Las ideas per- a un pueblo la conciencia de su unidad en la manera de HC!r· y
viven en la historia cuando las endurece el hierro y la sangre. actuar. En lo profundo de la conciencia humana cst{m fr·or;
La fllosoffa intelectualista, consuelo de una burguesía pa. teros los recintos que poseen los mitos y la ReUgión.
cata 11 humanitaria, es incapaz de interpretar los grandes mo- Tanto la norma racional como las instituciones creadns poi'
vimientos de la historia, que sólo pueden ser aclarados si se los hombr~s tienen su basamento en una fuerza irracional qU(!
los considera como la resultante de las luchas irracionales. p~edetermma el ~mportamiento de los pueblos y que se con.
Sorel afiora la ausencia de los conductores atrevidos y lamenta diciona con el mtto, que por ser irracional no está al alcance
que domine la tonta ternura de los burgueses, con la metaff. de _las críticas racionales. Asf, entonces, para Sorel, no es
sica cobardía de un liberalismo discutidor y maniatado por los posible pensar que el soporte de la comunidad política pueda
compromisos. En 1906, Sorel afirmaba, que sólo una guerra ser los sistemas filosóficos ni las certezas de sus ideas. Tam-
exterior de gran magnitud y la propagación de la violencia P_OCO, aduna un pueblo, su mecanismo constitucional, que como
proletaria podrian salvar al mundo de la barbarie. Simple sistema pensado está lfbrado al rigor de la critica de-
La violencia en Sorel no tiene la significación ni el papel moledora. Esa fuerza, portadora de la energfa genética tam-
que le atribuyen los oráculos marxista de la revolución so- poco puede seria, en la concepción soreliana, la fe en ~n sis-
cial: el medio más rápido y eficaz para crear una organización
social definitiva, colmada de mansedumbre y justicia; por el 1) ~fr. RocER C.uLLOrs, El mito r tl hombre. Trad. de Ricardo Baeza,
Buenos Airea, 1939, pág. 38.

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tema d~ pensamiento o en un complejo de normas, porque en la eficacia para conservar lo vital y empujar a los hombres
ambas descansan sobre los datos de la razón -que en su al- por los derroteros de las grandes creaciones.
bedrío lleva en potencia la arbitrariedad- y en cualquier re- Sorel mediatiza toda teoría y concepción pura a sus re·
codo del camino puede volverse contra ellos. sultados como fuerza de actuación en las luchas poHticas. La
El mi to, para Sorel, es un vigoroso haz de expresiones vo· verdad se mide con el rasero de la eficiencia.
litivas, tomadas del comacto con torrentes de realidades. Es
un instinto moral y la fuerza primigenia del alma. Por eso,
se afana por evitar que el mito sea confundido con la utopía. Como la acabada expresión de la época y la culminación
La utopía -le dice a Dunicl Halevy en la carta que sirve de paroxismal de la descomposición de todas las esencias polfti-
introducción a la Refle:J.ió n soln·e la violencia- es la obra de cas, interesa, también, destacar la teoría de las ideologías j'
los teóricos que, después de haber observado y discutido los de la circulación de las clases selectas expuesta por el soció-
hechos, buscan de establecer un modelo al cual se puede re- logo italiano Vilfredo Pareto, a quién se le atribuye la pr.:>·
ferir la sociedad actual para medir el bien y el mal que ella genitura doctrinaria del vuelco espiritual italiano, llamándo·
porta. El mito es diferente: él también es una cosmovisión, 1sele, con tal motivo, "el Marx del Fascismo".
pero más sentimental que intelectual; es un resplandor sobre Benito Mussolini, públicamente lo ha señalado como al
el porvenir, que alumbrando las tendencias más fuertes de mentor que más hondamente influyó en su formación intelec·
una nación o partido, actúa inmediatamente sobre el pre- tual 1 ) . Tam~ién, le es grato recordarlo con alarde, a Sorel
sente. Como la utopía, el mito es de carácter espiritual, pero lo indica como al hombre que le debe lo que es. Esto no es
no intelectual; el primero es una "descripción de cosas", este obra de una coincidencia fortuita, sino que ambos idealizan el
otro, una "expresión de voluntad". Ambas no precisan corres- mecanismo instintivo de los hombres en una sociedad vacfa
ponder a la realidad social, pero el mito crea una realidad por de moral. Los contactos en su manera de pensar son de hartas
la acción que él engendra, por el empuje del movimiento que frecuencias; así, en la teoría del mito Pareto parafrasea Ubre·
él determina 1). mente a Sorel, y en la teor[a de la formación de las élites, ape·
Al mito lo integra una totalidad de fuerzas necesarias para nas si la modifica levemente. A la Reflexión sobre la violencia
la vida colectiva. Sorel afirma que lo único que interesa es le auguraba la situación de libro cumbre del siglo XX.
el conjunto del mito"; sus partes sólo tienen interés por el re- Recordemos que el Fascismo italiano se hizo movimiento
::;alto que dan a la idea contenida en la construcción 2 ). Sub- de masas una vez posesionado del poder, al que arribó por
raya constantemente que el mito debe ser concebido como un la aventura de una minoría resuelta. A este evento histórico
conjunto indiviso, como una estructura, diríamos nosotros, Mussollni lo ha explicado siempre con palabras imbuidas en
con el moderno significado del término. la desconcertante teoría de Pareto sobre las "classi elette".
El mito es una totalidad de imágenes a propósito para evo- Vllfredo Pareto se propuso reallzar una sociología' que no
car instintivamente los sentimientos de las masas. Es un sím- fuera ni "humanitaria", ni "metafísica", ni "cristiana", sino
bolo no una descripción, fuerza turbulenta no idea clara; su
l ) ". . • Lo !tesso conaiglio me lo aveva dato uno dei miei maestri ,
verdad· no se deja probar racionalmente, sino que ella reside il piú illustre, Vilfredo Pareto". Cfr. Scritti e discorsi di Benito Mas~o·
lini. Vol. IV, pág. 75. "Ho voluto di propoaito venire tra voi per assistere
1) Cfr. PtERRF. LASSER.RE, GeorBtS Sorel, theorecien de l'imperialismt., a questa cerimonia inaugurale. Mi sono ricordato che in tempi lontani hl
París, 1928, pág. 43. sono atato atudioso delle vostre discipline e discepolo di qucllo che non a
2) Cfr. G. Soan, Reflexiones sobre la uiolencia. Trad. de Augusto torto poteva essere chiamato il príncipe degli economfsti; parlo di Vil{u,h
Vivero, Madrid, 1915, pág. 130 y aig. Pareto". Cfr. Scritti e discorsi di Benito Mussolini. Vol. IV, pág. 301.

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exclusivamente experimental, como la qu1mica, la física y otras y objetivamente el mismo sentido. Las acciones no-l6otctu eon
ciencias similares. El ámbito en que proyecta moverse exclu- aquellas en que difieren el fin objetivo con el fin subjetivo qu&
sivamente es el de la experiencia y la observación, usando es- mueve al sujeto que las realiza.
tos "términos en el sentido que tienen en las ciencias natura· La parte constante y eficaz de la realidad social está cons-
les, como la astronomía, la qufmica, la psicología y no ya para tituida por los simples apetitos, los gustos, las disposiciones.
llamar la otra cosa que se quiere indicar con estos términos: Son éstos los residuos que corresponden a los instintos de los
e.xpe1·iencia in·tima, cristiana, y que renueva simplemente, ape- hombres. Para la satisfacción de estas exigencias se generan
nas cambiado el nombre, la autoobservación de los antiguos las derivaciones, que comprenden a los razonamientos lógicos,
metafísicos" 1). sofismas, los discursos vacuos e inconcluyentes, los razonamien·
Con un desenfado que inflige al positivismo de la sazón el tos pseudo-experimentales, los sistemas, las teorías y las ideo-
estrago de sus únicas creencias -la fe en la ciencia y en el logias.
progreso histórico- Pareto afirma que la legalidad social no Un político es movido a propugnar la teoría de la solidaridad
es necesariamente absoluta, sino contingente, hipotética y re· en el deseo de conseguir dinero, poder y honor. Lo primero es
lativa, y toda proposición afirmada por él debe entenderse que el fin objetivo, y estos otros los propósitos subjetivos. Tenemos,
fué enunciada con la siguiente restricción: nei limiti del tempo entonces, una "acción no-lógica" que se disimula con "deriva-
e dell'esperienza a noi noti. clones". "Tal género de derivaciones es muy usado por quien
En Vilfredo Pareto culmina el agnosticismo que fué el em- quiere obtener. alguna cosa, y finge de quererla no para sí, sino
beleso de la burguesia liberal. Asi, anuncia desinteresarse de para una colectividad. Un cierto número de políticos quieren
la "verdad intrínseca de toda religión, fé, creencia metafísica y alguna cosa para sí, y dicen quererla para el Partido, para el
moral", a las que considera "sólo del lado de afuera, en cuanto País, para la Patria; ciertos operarlos quieren mejorar sus
son hechos sociales, exentos de valor intrínseco". condiciones, y expresan querer un mejoramiento para los pro-
Rechaza por baladi la discusión sobre si un acto es justo o letarios, para la clase trabajadora; ciertos industriales quieren
injusto, moral o inmoral, si antes no es puesto en claro, la obtener favores del gobierno para sus industrias, y la quieren
cosa a la cual se quiere hacer corresponder esos términos. Por- para la industria en general, para la clase productora" 1).
que el contenido de la Justicia y la Moral depende de los in· Pertenecen a las derivaciones metat!sicas -"que son para
tereses humanos en un determinado pafs, en un tiempo dado uso y consu:no de la gente culta"- todas las ideologías que in-
y según las necesidades de una clase social dominante. vocan la Razón, la Recta Razón, la Naturaleza, los Fines del
Clasifi ca las acciones humanas en lógicas y no-lógicas. Da hombre, el Bien, el Sumo Bien, lo Justo, lo Verdadero, lo Bue-
el nombre de las primeras a las acciones que unen lógicamente no, y especialmente, en los tiempos modernos, la Ciencia, la
la acción al fin, no sólo respecto al sujeto que realiza la acción, Democracia, la Solidaridad, la Humanidad. Después de esta
sino, también, co'n respecto a aquellas que tienen un más ex- enumeración, Vilfredo Pareto, a quien, como se ve, no le pesan
tenso conocimiento. Es decir, la acción Lógica posee subjetiva antiguallas, afirma con toda soltura: "Son todos nombres que
1) Cfr. V ILFREI>O P ARETO, TralúJto di sociologia generale. Seconda edi- indican solamente sentimientos indistintos e incoherentes" 2).
t.ione. Vol 1, Firenzc, 1923, pág. 26. En adelante las indicaciones las hare· Para el sociólogo italiano las formas de gobiernos sólo va-
mo~ rrfirienclo tomo y pó¡tina, perteneciente a la precitada edición. Pam rían entre sí por sus fachadas, porque en lo esencial, son siem-
un r•llulin ele! e:nnjunto del sistema sociológico de Pareto, Cfr. G. H. Bous-
e)JII:T, ¡•,.,.;,, c/,• .wl'io((Jgie d'nprés Jlilfredo Pareto, Gayot, Paris, 1925; M. pre minorías selectas las que detentan el poder y sólo se dife-
CJN~n•:"e; 7'/¡,• .wt·itlillf(Y o/ Pardo (Extracto de The sociological review) ,
J11:1r.; FnANz llouK t:NAIJ, l'arcto. Trad. española de Nicolás Dorantee, Mé- 1) Cfr. VrLFREDO PARETO, ll-385.
•lo·u, li>·U. 1) Cfr. VtLFREOO PABETO, 11-401.

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rencían por los medios que utilizan para permanecer en él. Las nuevos que salen de las clases inferiores, y que portan en si
hay, quienes usan principalmente la fuerza material; asi, los go- todas las energías y las proporciones de residuos necesarios
biernos de las ciudades griegas en la época de las tiranías; en para mantenerse en el poder. "Si las aristocracias humanas
Roma, en la época de Augusto y Tiberio, en la República de fueran como las razas escogidas de los animales, que se r epro-
Venecia durante los últimos siglos de su existencia. Otras, ducen con los mismos car acteres durante largo tiempo, la his-
lo hacen con la astucia, operando en mil formas distintas so- toria de la especie humana seria enteramente distinta a la que
bre el sentimiento de los gobernados, como por ejemplo, los de- conocemos" 1).
magogos de Atenas; la aristocracia romana: en varios periodos Pareto cree descubrir a la historia como una incesante cir-
de la República; los gobernantes de muchas ciudades medioe- culación de élites. A veces, unas reemplazan a las otras suave·
vales. La plutocracia moderna -asi llama Pareto a los regíme- mente, porque se han servido para el escalamÚmto al poder de
nes democráticos- se mantienen también con la astucia y con marrullerías y ardides; otras, la sustitución es brusca, porque
el dinero, que es la especie que reemplaza a la fuerza, de la hubo necesidad de valerse de una revolución, un golpe sorpre-
cual ella abjura. "Vencen con el oro, -no -con el hierro" 1). sivo, un asesinato o un envenenamiento. "Las clases selectas
En las clases selectas de gobierno, que forman el estrato su- se encuentran en un estado de continua y lenta transformación,
perior de la sociedad, se encuentran ciertos agregados todavía ellas pasan como el humo, y éstas de hoy son diversa'!> a las de
no bien definidos, que substancian las llamadas aristocracias. ayer. De vez en tanto se observan repentinos y violentos tu-
En su origen, el guerrero victorioso, el comerciante que pros- multos, como si se tratara de la súbita Inundación de un humo,
pera, el plutócrata que enriquece, son los hombres que demues- y después la nueva clase gobernante torna a modificarse len-
tran, cada uno en su arte, condiciones de superioridad que lo tamente: el humo, vuelto a su lecho, de nuevo corre regular-
empinan por sobre la vulgaridad. Pero las cualidades tensas mente" 2). ·
de las aristocracias no duran. Cualesquiera que sean las causas, Esta doctrina sociológica de Vilfredo Pareto: un neQ-maquia·
es incontrastable el hecho de su desaparición después de un velismo desesperado y violento, expuésta con miras de ser una
tiempo. "La storia é un cimetero di aristocracia". sistematización valedera en la historia y en el porvenir -y en
~to, precisamente, su conocimiento ingenuo- es el torvo y
No sólo por el debilitamiento cuantitativo es que las aris-
tocracias decaen, sino que también por la flaccidez cualitativa certero análisis de una sociedad vaciada de moral. Es punzan·
cuando se amenguan las energías y se modifican las proporcio- temente doloroso, pero saludable como el cauterio, reconocer
nes de los residuos que sirvieron para encaramarse al poder la fria crudeza con que Pareto pone al descubierto -con su teo-
y sirven para conservarlo. "Supongamos un país -afirma Vil- rla de las ideolog~as- los silos más recónditos de las vivencias
fredo Pareto- en el cual la clase gobernante A se inclina siem- poHticas del hombre contemporáneo cada vez más empujado
pre más al humanitarismo, esto es, acoge sólo la más nociva al escepticismo o irracionalismo y al final hecho presa._de una
persistencia de los agregados, desechando a los otros como vie- tremenda furia nihlllsta.
jos prejuicios, y, en tanto que prepara el reino de la Raz6n,
deviene siempre menos capaz de usar la fuerza, es decir, se A Karl Schmitt, un jurista germano de profundo magisterio,
exonera del principal deber de los gobernantes. Este país se tal vez el de más alto coturno entre los contemporáneos, le es-
encamina hacia una ruina total" 2). taba reservada la tarea de ahormar una concepción de lo polí-
La caduca clase gobernante es reemplazada por los elencos tico para esta época, cuya especificidad reside en la fruición
1) Cfr. VILFREOO P ARETO, III-376. 1) Cfr. VILFREbo PABETO, ill-263.
2) Cfr. VILFREDO PAIIETO, 111-353. 1) Cfr. V ILFIIEDO PARETO, lll-263.

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por la violencia. Fué Schmltt quién, en Sl;l llbro titulado Sttua-
1 ), di·
!a legalidad; el Estado plebiscitario, caraterlzado por la decisi-
ción histórica espiritual del Parlamentansmo moderno
va intervención del pueblo en el mecanismo constitucional y
vulga en Alemania las sagaces críticas y acerbos denuestos con que genera la legitimidad plebiscitaria 1); y por último un
ue Georges Sorel atacara a la democracia ll~eral-burguesa.
~n el seno de una juventud estragada por las per~J:?E!Ci~s
de. una
"Diktator" de acción comisaria 2), a quien Incumbe afirmar
la unidad del pueblo .como conjunto polftico y, consecuente-
dida y por la desilusión de una revoluc10n Victoriosa,
~~~~~~ict~ hierofante en el conocimiento de las teor1as sorelia-
mente, desempeñarse como defensor de la Constitución lSJ,
El artilugio parlamentario estaba condenado a desapare-
nas del mito y la violencia. .
cer, mientras que los otros dos sistemas, que en la Constitución
R · er Heyne el publicista que mejor ha estudtado la in-
fluen~~ de Sorel ~n la formación de los modernos Estados aut~­ del Weimar existfan potencialmente y sólo actuaban de manera
intermitente, llegarían a la plenitud de su desarrollo dominante.
ritarios nos dice la honda impresión que causaba en los un - El esquema ppra el nuevo Estado alemán seria el siguiente:
versita~los germanos de la trasguerra -entre los .que s~ .~n­ el Pueblo como sujeto de la voluntad plebiscitaria -que no es
taba- el contacto con las ideas del teórico de la VIolencia ). normativa sino simplemente decisiva de voluntad- legitiman-
En toda la producción de Karl Schmitt, en la que. su pensa- do una autoridad fuerte que emprenda una necesaria "despoli-
miento jurlspoHtico recorre tres etapac; d; nitida '\ d:m arca~
1
tlzación" y que por medio de un Estado totalitario cree nue-
vas esferas de actividad vital 4).
~~nat~' u~e :~n~~~o~~be~alismo
t in embargo un comun parador. e ru
del 'siglo XIX. Parti.cularmente Para CO.l}ceptuar lo polftico, Carl Schmitt presupone, como
h' o~eto de sus crlticas a la Constitución del \Vei~ar, en la lo han hecho, afirma, todas las autént1cas teorías polfticas, que
IZO d t la mezcla de tres sistemas estatales distintos Y el hombre es malo, es decir, un ser en modo alguno improble-
que . es .ac~ Estado parlamentario, con los vicios del pluralls- mático, sino "peligroso" y "dinámico". El Homo homine lupus
~~e ;ol~- p~llcracia que le son 1nsitos, creador del tinglado de de Hobbes es el presupuesto primario de un sistema Intelectual
que sabe plantear y resolver cuestiones específicamente polf-
ticas.
Cfr. KARL SCIIMlTT, Die seistessesc~ichtlic~e La~ii:clte:eu ~~~~
1
1
)
Parlamentarismus, Duncker u. Humblot, Zwelte Au . ~ge, chmi;ta dazu El Estado es la situación política de un pueblo organizado
2) "Sicherlich haben diese Schriften, vo_r allem bdle Cat S eh nur in en un ámbito territorial. La concepción del Estado está, enton-
beigetragen, m er JUnge~ l'b ldemokratischen Idea1e zu erschüttern¡
· d · deutschen Intelhgenz, a er wo au ces, condicionada por la noción de lo polftico, que Schmitt da
dieser, den Glauben an. e 1 er~ · . Un.iversititszeit der leiden+ por presupuesta como un truismo de absoluta evidencia. Y la
der Veríasscr erinnert &lch aus semer elgen~n An•chlutz an jene Schriften
esencia de lo político surge de la relación "amig~nemigo",
cbahtlichcn ;Erortern~~ dber. So~c.~sche~c~~:n St'::dent~, die oft eine ebenso
in den Kre1_sen pohti_sc m m er~.s Cf RAINER HEYNE, Georses Sorel dimanada de las homogeneidades y heterogeneidades existen·
leidenschaftli~~e ZSustndmun~ jahu.ndtr~·. Archiv.• Heft 3, pág. 282. .
wt. der autontare taat es · a Sch. "tt uede agruparse 1) Cfr. CARL ScKMITT, Lesalitiú, und Legitimitéit, München u. Leipzig,
3) Hans Krupa evidencia que la labor de . IDJ pb . d Schmitt 1932. pág. 62 y sig.
D
· · 6 mplea las prop1as pala ras e
en tres etapas, para c~y~ no?'¡n~c' eisionismo¡ 3') Teoría del pensanucn·
a saber: 1') NormatJv¡smo, 2 ) d ec (Lehr vom konkreten Ordnungs-und
• 2
) Carl Schmitt distingue entre dictadura sobertlTUI y dictadura comi-
saria; la primera es la que no tiene trabas ni limitaciones en su función
to concreto ordenadoefyr. eHstructKu~~P~ y duración¡ la segunda, se basa siempre en un a comissio imperativa, iJe~·a
Gestaltunj!'sdenkc.n). ANS , Carl Schmitts Theorie des politischen, a término un mandato, realiza una acción política o admini~trativa delcgacl.a.
Leipzig, 1937. d' ít' de las ideas políticas de Schmitt, Cfr. KunT Cfr. SCII!>UTT·DOROTIE, Die Diktatur, 19 Auf., München, 1921, pág. 133 y
siguif'Ontea.
Para un est~ lO 0e~ _leo d acional-socialisme. CARL ScH.MlTT. Expose
WtLK: _La doctrrne.dP f't~qu~ ,l 8) Cfr. CARL ScHMITT, La de/en.fa de la constitución, Trad. M. Sán·
et cnnque de ses 1 ees, en. ' chives de. philosophie du. droif et de socio/q. chez Sarto, Barcelona, 1931, pág. 163 y sig.
gie ju.ridique, 1934, N' 34, pág. 169 Y Slg. ' • ) Cfr. CARL ScHMITT, Legalitae u.nd legitimitéit, pág. 93.

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ciales de los grupos humanos. "La distinción poUtica, propia· Üt! Ju antigüedad conocen esta escisión fundamental entre el
mente dicha -dice el jurista germano- es la distinción entre amigo y enemigo privado y el enemigo y amigo público o polí-
el amigo y el enemigo. Ella confiere a los actos y a los motivos tico. Asf, el enemigo poUtico es llamado por los romanos el
humanos sentido político; a ella se reducen en último término hostis y no el inimicus; entre los griegos el polemioi y no el
todas las acciones y motivos poHticos y ella, por fin, hace posi· echthrous: Pesaroso, tal vez, Carl Schmitt, de la incongruencia
ble una definición conceptual, una diferencia específica, un manifiesta de sus ideas éon el Cristianismo, en cuyo venero
criterio" 1). doctrinario se inspiró en sus obras iniciales, y siempre mane-
Esta distinción, que hace la esencia de la politicidad, porta jando con destreza las distinciones lingüísticas, da un nuevo
en sí los criterios que permiten distinguir el enemigo del ami· sentido a la sentencia evangélica Diligete inimicos IVestros
go. "De la misma manera que la distlnción entre el bien y el (Math. 5,44 y Luc. 6,27). Cristo ha dicho -dice Carl Schmitt-
mal en el dominio de la moral, que la distinción entre la be· "amad vuestros inimicos ( echthrous)" y no: "amad vuestros
lleza y la fealdad en el dominio de la estética o, todavía, la dis· hostis (polimioi)". ~1 no ha dicho que se debe amar a los ene-
tinción entre lo útil y lo inútil en los de la economía, en el migos poHticos de su propio pueblo. "Por lo demás, agrega
dominio de la política, la distinción entre el amigo y el enemig:> Carl Schmitt, que yo sepa, durante la milenaria lucha entre el
es relativamente autónoma y no puede ser extraída de otras Cristianismo y el Islam, a ningún cristiano se le ha ocurrido,
nociones" :?) . Ella significa la más grande intensidad de lig~. movido por su amor a los sarracenos o a los turcos, que en lu·
mento o de oposición. Ella puede existir sin que, para ello, sea gar de defend~rla se debiera entregar Europa al Islam. El ene-
necesario recurrir al mismo tiempo a las distinciones de orden migo, en sentido poHtico, no tiene por qué ser odiado en la es·
moral, estéticas o económicas. El enemigo político no es nece- fera privada y personal, y solamente en esa esfera tiene senti·
sariamente idéntico a éste que hace el mal... ni al concurrente do que se ame a su enemigo o adversario. El más arriba citado
en el dominio económico. Al contrario, puede ser útil y prove· pasaje de la Biblia· -concluye Carl Schmitt- no afecta a la
choso tratar con ellos estos comercios. Pero él permanece sien· contraposición polftica, como que tampoco se propone superar
do el "otro", el "extranjero" 8). los antagonismos del bien y el mal, lo bello y lo feo. Pero lo
Tampoco entran en consideración los sentimientos e incli· que de ninguna manera dice es que los enemigos poHticos de
naciones individuales. "El enemigo no es el concurrente o el un pueblo deban ser considerados como amigos poHticos y de·
adversario simplemente. ~l no es el contrincante, el "antago- rendidos contra el pueblo" 1).
nista" en la pugna del "Agon". Y lo es menos aún un adversario La guerra no es el fin ni el conteni~o de lo político ~s un
privado cualquiera hacia el cual se experimenta antipatía. El suceso excepcional de la vida política- pero la poslbllldad de
enemigo, en el sentido político, es un conjunto de hombres lu· su estallido hace la esencia de la politicidad. Y la guerra -de-
chando por su existencia que eventualmente se chocan, es de· fine el jurista germano- es una contienda armada entre un1·
cir, que en el mundo real pueden chocar con otro conjunto dades poHticas organizadas o, cuando lo es civil, de una con·
de hombres luchando igualmente por su existencia. El enemigo tienda armada en el seno de una unidad política organizada
polftico es por lo tanto, el enemigo público" •). que por ese hecho se ha convertido en problemática. Lo esen·
Carl Schmitt cree poder constatar que los grandes pueblos cial en el concepto de arma es que se trate de un medio de ma-
tar hombres. "El vocablo arma, como el de enemigo, deben ser
1) Cfr. CAitL ScHMITT, Der Begrifl de.s Politischen, 3• Aufl., Ham· entendidos en su sentido existencial No se trata de una puja
boun~.1933, pág. 7.
2) Cfr. CAJU. ScHMJTr, Der Begrifl des Politischen, pág. 7. apolftica-agonal, ni de simples libres concurrencias; tampoco
8) Cfr. CARL ScRMITT, Der Begrifl des Polui.schen, pág. 7.
") Cfr. CARI, ScBMITT, Der Begriff des Polirisr:hen, pág. 8. 1) Cfr. CARL SCHMITT, Der BeBrilf des Politi.schen, pág. 10.

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del torneo puramente espirituaL de la discusión, y menos aún un ".l!:stado" mundiaL que comprenda a toda la humanidad. La
de la lucha simbólica que todo hombre lleva a cabo, por cuanto ausencia de un pluralismo interior sólo es posible en un plura·
la vida es lucha y el hombre combatiente. Los conceptos de lismo mundiaL de recíprocas agresividades. El mundo polft1co
amigo, enemigo y de guerra adquieren acepción real, y se man- no es un universum, sino, un pluriversum... "Por su misma esen-
tienen como tal, cuando se refieren a la posibilidad real de ma- cia -dice Carl Schmitt- la unidad política no puede ser uni·
tar ffsicamente" 1). En consecuencia: la presencia en vilo cte versal, en el sentido de tina unidad que abrazara la humanidad
las públicas contiendas sangrientas y la permanente vigilia y el mundo entero. Si todos los pueblos, todas las religiones, cla-
para entrar en la lucha substancian la PoUtica. Un mundo sin ses y otras formaciones humanas se unen de manera que una gue-
la inminencia de la guerra es un mundo apolítico. rra sea imposible e improbable, y que no pueda haber más gue.
La sobe1'anía es el poder relevante que determina, por me- •rras civiles, desaparece la distinción entre amigos y enemigos
dio de una decisión política, al enemigo y, a la vez, es quien de- y caduca la sentencia que dice: plena securitas in hac vita non
cide hacerle la guerra. Este hecho de poder fijar y combatir expectanda. Consecuentemente, no existiría más el Estado ni
al enemigo en el exterior, confiere al ~stado soberano el jus la PoHtica. Habría cosmovisión (WeLtanschauung), cultura, ci-
belli, es decir, la facultad terrible de exigir de los que inten- vilización, economia, moral, derecho, arte; todos, entretenimien-
gran la propia nación que estén siempre prestos a morir y dar tos limpios de política" 1) .
muerte, y que maten a los hombres que están del lado enemigo.
En momentos criticos del Estado, también se expresa la ca!l-
dad soberana indicando y combatiendo al enemigo interior. Con esto,· quedaban formulados los elementos ideológicos
"Esta declaración de hostis interno implica, o el establecimien- del totalitarismo democrático-masivo: la violencia y el mito co-
to de la homogeneidad y de la unidad política, o, según sea el mo causa. motora de la Cultura; las ideolog!as, como máscaras
comportamiento del sindicado enemigo del Estado, el signo úe que cubren los instintos de poder de las clases gobernantes; la
la guerra civil, es decir, de la disolución del Estado como uni- guerra, considerada la esencia de lo político.
dad pacificada, como unidad poHtica organizada. La suerte ul-
terior de esta unidad depende de los resultados de la guerra
civil" 2). Al multiplicio de las tendencias e intereses interiore~:~,
entre cuyo fuego cruzado está el Estado que las infraordena, V
se opone la unidad polltica, de quien la Constitución expresa
la decisión fundamental que determina su · propia existencia.
La Constitución no es, pues, una cosa absoluta, por cuanto no DE LA DEMOCRACIA RADICAL DE MASAS AL ESTADO
surge de si misma; tampoco vale por virtud de su justicia nor- DE MONOPARTIDO
mativa o por virtud de su cerrada sistemática. No se da a si
misma, sino que es dada por una unidad politica concreta, En las precedentes páginas de este capitulo hemos seguido
que por sobre todo busca subsistir en su existencia. Ahora en una sintesis apretada la transformación de la democracia
bien: para Carl Schmltt la unidad polltica presupone la coexls- "minoritaria" del liberalismo-burgués en democracia radical de
tencía de otras unidades pollticas enemigas. De ahí que mien- masas; destacamos los elementos externos de la sociedad indtB·
tras haya un Estado, habrá siempre varios Estados y nunca trlal que unidos a los espirituales que causa el proceso de des-
personalización del hombre, colman a las masas de ímpetus irra-
1) Cfr. CARL SculiHTT, Der Begri/1 des Politischen, pág. 15.
ll) Cfr. CAIIL SciiMlTT, Der Begrilf des Politi.schen, pág. 29. t) Cfr. C.uu. Scumn, Der Begrilf des Politisc-hen, pá¡. 36.

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gn el mismo sentido, el teólogo español Francisco Suárez
cionales· vimos las consecuencias que este fenómeno trajo apa· destaca la existencia de dos formas dispares de multitud de
rejadas ~n la formación y disposición de la clase dirigente poli- hombres: el agregado amorfo de la masa y la comunidad que
tica; también, expusimos, someramente, las ideologías de la
posee conciencia de ella misma, que forma un Corpus politi-
violencia y del escepticismo que cabalmente espejan nuestro cum mysticum, un organismo moral, una comunión de volun-
tiempo critico; ahora, nos queda por mostrar la imposibilidad
tades. Esta comunión de voluntades es generada por un ele-
de insertar la realidad histórica de la democracia masiva en el mento activo y metafísico que crea un lazo social entre los
mecanismo del Estado de Derecho liberal-burgués, que es un
sistema singular canonizado para otro contenido social-históri· hombres, que posee la eficacia moral de integrarlos en una
co. Pero antes, digamos de los presupuestos necesarios para que unidad y de transformar una masa inarticulada, una yuxtapo-
pueda funcionar la Democracia en un sistema de Libertad Y sición de acciones individuales en una comunidad vital y efl·
cien te 1) .
Justicia. De aqui, también resultará evidente que la democra-
cia agnóstica del liberalismo-burgués, que falsea tres verdades En la Democracia, el Pueblo, como unidad estructural, debe
cristian as: la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, engendra trascender al pueblo como multiplicidad de contradicciones
fatalmente la democracia cesarista o au-toritaria. económicas, políticas, espirituales, dinásticas y de todas las
La Democracia ~ompartida con la dignidad personaL- otras fndoles posibles. Esta singularidad: Pueblo, que está co·
sólo es posible en una homogeneidad social, como ya lo dijimos locada en la corriente incesante de la Historia, que denota
en páginas anteriores 1). Y una efectiva homogeneidad social cierta tiesura en la mutación y que forma una unidad volitiva,
sólo emerge de una comunión espiritual, que es la energfa de necesita para existir que sus componentes estén acordes en las
integración que supera a todas las desav7ne?~ias accidentales. proposiciones fundamentales de una cosmovisión y de la situa-
Lo que anima y posibilita el juego del prmc1p1o de ~a mayorfa ción que el hombre ocupa en ella, formando, de esta manera,
que decide y la minoría que se somete es 1~ preexistencia de una homogeneidad espiritual. Así, se excluye de la lucha todas
un principium unitatis que genere la or denatto ad unum, ~omo las cuestiones trascendentes del saber objetivo y la fe, sólo res-
muy bien lo sabía la filosofía poHtica medloeval. Es 1~ eXIste~· t~ndo para discutir "intra muros" de esta homogeneidad espi·
cía del lazo común que crea entre los hombres esa amtStad polt· rttual, los juicios, los conocimientos y convicciones modifica·
tica -Amicitia politica- que Santo Tomás de Aquino señala ,bies por argumentaciones 2) .
como el alma de la sociedad, la fuerza conservativa del E stado La mayoría y la minoría son fuerzas poHticas que coexisten,
y que contiene y fecunda todas las otras ami~tades entre. los en parte también ya lo hemos explicado, en un medio donde se
hombres 2): in societate humana hoc este ~me necessa;t~~~ encuentren desarrollados los sentimientos y la conciencia de
ut sit amicitia inter multos {Cont. Gen t. L. 3, c. 125). Am1cttta la totalidad que las comprende a ambas, donde la Libertad de
política fundamentum habet comunicationem in operibus ho· cada uno esté substanclalizada por el Fin del hombre racional,
nestis in quibus simul aliqui _conversantur (~e?t. L. 3, d. 29, a 6) . y donde, también, como resultado de la toma de conocimiento
omnes comunicationes contmentur sub poht1ca (Conn. Eth, n. de la similitud ontológica y del solo y único Bien hacia el cual
1671) .
~~ Cfr. FR.A11CJSCO Suiuz.. Tral4do de la$ leyes y d.e Dios legislador.
V~on castellana dQ J. Torrubtan~ Ripoll, Madrid, 1918, T. III, pág. 22
J) Cfr. ut supra, pág. 61. y 8lg. Cfr. HDNRJCH ROMMEN, D1e Staatslehre des Franz Suáre:, pági-
2) Cfr. PAUL PHIUPPE, Le róle de l'amitié dans la 11ie chrétienne nas 174-175.
Selon Saint Thomas d.' Aquin, Rome, _Angelicu~ 1938,_ p,g. 110_; GEOacl>'~ 2) ALFREDO WEBER, La crisis de la idt4 rrwderna del estado en Euro-
RENARD, Amitié et société, en: Ar.chwes de P_hllosophre du drolt et de sn· pa. Trad. del alemán de J. P~rez Bances, Madrid, 1932, pág. 48 y a1g.
ciologie juridique, 1939, N9 1·2, pag. 198 Y a1g.

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\ Ham¡••r.-- -111.
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tienden, surja, entre los hombres, el apoyo reciproco y la mu· visa democrática, se encontrará que el tercer término supera
tua solicitud de reconocer el valor y la dignidad de persona que la contradicción que existe entre los otros dos, y que lo esencial
tiene el prójimo. "Las más altas tareas éticas en la vida de CO· es la fraternidad. Lo que permite decir -afirma el filósof:>
munidad se pueden resumir bajo el nombre de Amor, tanto si francés, con palabras que deben ser bien entendidas- que la
se piensa en el ardor de la entrega frente a formaciones imper- Democracia es de esencia evangélica y que ella tiene por motor
sonales, como en la dispQsición para ayudar al prójimo, o, fl· al Amor 1).
nalmente, en la capacidad para estimar el valor de toda perso- El liberalismo décimonónico, a través de la Revolución fran·
na singular" 1) . cesa, tomó como consigna la célebre trilogía: libertad, igualdad,
La Democracia aparece como una conquista cristiana, ya fraterniáad, pero fué imposible que estas tres ideas cristianas
que las a_ntiguas se empinaban sobre la monstruosidad de la pervivieran en el seno de un mundo que había apostatado de
esclavitud. Recién, con el Cristianismo, surgen las dos ideas la doctrina que poseía el secreto de su aparición. Ya sabemos
que constituyen el fundamento primario de una democracia que la democracia agnóstica perdió el sentido de la Libertad
personalista: la libertad y la igualdad. Todo hombre, libre o y de la Justicia, y sin tener al Amor por motor, la fraternidad
esclavo, griego o bárbaro, judío o pagano, tiene un alma inmor- -la amicitia- dejó de ser el principium unitatis de la socie·
tal, una conciencia que no depende de ningún poder temporal, dad. En su reemplazo advino un mundo penetrado de tensiones
y por este mismo hecho, todos los hombres poseen, sin distin· agresivas. Al mediatizarse todos los valores al fin material de
ción de raza, rango o riqueza, una igualdad de naturaleza. Es los intereses existenciales, desapareció la conciencia de la sus-
diáfana la sentencia del Apóstol: ... "no est Gentilis et Judoeus, tantividad dez' todo; fué ~apada por la disolución espiritual
circwncisio et proeputium, Barbarus et Scytha, servus et li·
y por las tensiones insolubles de las fuerzas económicas. A
esta ¿¡ltura de nuestra investigación es fácilmente aprehensl-
ber: sed omnia et in omnibus Christus (Epist. B. PauU ad Co-
ble la causa de la . dispersión de la sustantívidad del Estado
lossenses, III, 11). Ellos son iguales ante Dios, que es su padre moderno en su fase democrática-liberal. En efecto: la Democra-
común, haciendo el Cristianismo residir en esto el fundamento cia presupone, en el interior de una homogeneidad social, un
verdadero de la fraternidad entre los hombres 2 ). relativismo polftico, donde los partidos electorales de flexibili-
Entonces, se comprende con Bergson por qué la humanidad dad programática, fundados sobre los diferentes aspectos del
llegó a la Democracia recién en la tarde de la evolución. De to· procomún, llamados a integrarse los unos a los otros, no levan·
das las concepciones políticas, ella es, en efecto, la que tras- ten acabados programas culturales inferidos de concepciones
ciende las condiciones de los pueblos primitivos y la más ale· del mundo, pues éstas no son puntos de vista que se toleran
jada de la naturaleza -a una sociedad recién salida de las ma- los unos al lado de los otros, sino orbes mentales concretos que
nos de la naturaleza, la domina la jerarquía, la disciplina Y la se excluyen en la incondicionalidad de su verdad. En . cambio,
guerra. Proclama la libertad, reclama la igualdad y reconcilia la neutralidad agnóstica de la burguesía -tan cabalmente es-
a ambas en el recuerdo de que son hermanas, poniendo, por pejada por Hans Kelsen y Gustav Radbruch en el plano de la
teorética estatal- transportó la exigencia del relativismo, del
arriba de ellas, a la fraternidad. Si Qe este sesgo se toma la di·
1) Cfr. HENRI BERCSON, Les deu.x source:s de la morale et de la reli·
1) Cfr. ALFREDO VtERJCANDT, Filoso/Ca de la Sociedad r lk la Hi:stori4, Bion, pág. 304. Lo mismo había sido dicho por Donoso Cortés en 1847:
pág. 63. ."De la unidad del género humano, enseñada por la revelación al hombre,
2) Cfr. Lours LE FouR, La démoc~atie. et _la .c~ise de l'ttat, :n: Archi· nace de suyo la idea de la fraternidad: de ésta, la de la igualdad; de
ves de philosopkie du droit et de soaolog¡e ¡undu¡ue, 1934, N , 3-4, p'· ambas, la de la democracia". Cfr. DoNOSO CoRTÉS, Obras escogicbzs, pá·
gina 7 y si¡. aina 33.

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plano politico donde es ineludible, al plano metafísico 1). Los yen, tironeados por las fuerzas centrifugas que se desmandan,
resultados de esta inversión han quedado descriptos con la en una pluralización disgregadora del sistema polftico 1}.
misma realidad política de Occidente. También contribuyó fuertemente al desquicio de la unidad
El resquebrajamiento de la unidad espiritual establecida y estatal la influencia que la economía capitalista, en su fase más
de los asertos doctrinarios sobre quienes descansaban las for· desarrollada, descarga sobre el Estado y la realidad política.
mas de organización, debilitó considerablemente la voluntad Ya nntcs de la guerra de 1914, en concordancia con Lorenz von
del Estado, y advienen, en consecuencia, esa variedad anárquica Ste in 2 ), la literatura sociológica poHtlca puso en claro cómo
de complejos sociales de poder que actúan en vista a fines prO· las fuerzns sociales que están fuera del Estado influyen sobre
pios, que dírectamente o por caminos tortuosos se extienden en el Estado y se sirven de él para la realización de sus intereses.
todos los ámbitos del Estado. Como estos complejos sociales de En efecto: cuando en un mundo de "libertad económica" la
poder van restando al Estado atributos cte soberanía conflu·
tivista. He aquí que nosotros estamos frente a una contradicción aparen·
1) "Si se decÍara que la verdad y los valores absolutos -afirma Hans temente insoluble. El relativismo parece destruirse a sí mismo. Parte
Kelsen- son inaccesibles al conocimiento humano, ha de considerarse po· de la equivalencia práctica de todas las convicciones y de todos los siste·
sible al menos no sólo la propia opinión sino también la ajena y aun la mas políticos y sociales, de la equivalencia d'~ Estado demo·liberal, del
contraria. Por eso, la cosmovisión q11e presupone la democracia es el rela· Est.ado dictatorial y del Estado corporativo, y disminuye, por ot.r a parte, en
tivismo. La democracia concede igual estima a la voluntad política de la identificación del relativismo con la democracia. La solución de e:;t!!
cada uno, porque todas las opiniones y doctrinas políticas son iguales para dilema deriva del carácter formal de la democracia. La libertad de reuun·
ella, por lo cual les concede idéntica posibilidad de manifestar~ y de con· ciar a la libertad· es inherente a la idea de la libertad misma. He nqui
quistar las inteligencias y voluntades humanas en un régimen de libre concu- por qué una dictadura puede establecerse por loa medios democráticos. La
rrencia". Cfr. HANS Kds&N, Esencia r valor de la democracia, págs. 156-157. democracia es, al mismo tiempo, una de las forma& de Estado al lado de
las otras, y el fundamento de todas las otras formas del Estado. Pero <;!la
Transcribiremos in exte11so una página de Gustav Radbruch, en la que es el fundamento no splo del origen, sino también de Aíí. existencia de
se tendrá, con brillantez y claridad no igualada, la comprobación del co· todas las formas de Estado. Ning110a forma de EstadÓ puede desligarse
rrelato s11bstancial que existe ente una conc~pción del mundo relativista definitivamente de su fundamento democrático. La €ayoría de hoy no
y la democracia agnóstica ta.l como la concibe el Liberalismo-burgués. En puede establecer una dictadura indestructible pa.r a 1 otras mayorías de
ella. se verá patente, que la cosmovisión relativista se proclama absoluta mañana y pasado mañana. Nemo plus juris atl alium t an.sferre" pottst qwun
en la incondicionalidad de su verdad: RelativisTM -<loncluye Radbrurh··- ipse habet. La democracia puede resignar a favor de una constitución die·
es la tolerancia universal, salva, frente a la intolerancia. "El relativismo tatorial, pero ella no tiene el derecho a renunciar de disponer de la consti-
pretende que el contenido de verdad de lu diversas convicciones políticll~ tución misma. Esto no es solamente una imposibilidad sociológica, es una
y sociales no es conocible científicamente, y que, por consecuencia hay q•lc imposibilidad jurídica. El derecho de plebiscito sobre la constitución es
tratar todas estas convicciones como equivalentes. Pero tratar como cqui· una ley inscrita, un contenido tácito e implícito en cada con.etituchín.
valentes las convicciones, quiere decir tratar como iguales a los hombres. Eata democracia final, esta soberanía del pueblo, constituye también, nos-
La desigualdad de los hombres según su estado, su clase, su raza no otros lo hemos visto, una consecuencia firme del relativismo. La democracJn
puede ser fundada sino sobre las diversas susceptibilidades intelectuales y puede hacer todo, salvo renunciar definitivamente a sí misma. El relativia·
morales de una verdad política y social pretendida única. Pero la igualdau1 mo puedo tolerar toda opinión -excepto la opinión que pretende ~er absn·
de los hombres en la realidad política no puede aino realizarse aproxi· Juta". Cfr. GusTAV RADBRUCH, Le relatívi$me dans la philosopkie de droit,
madamente. La ilimitada realización por la unanimidad será imposible. Ln en: Archive$ de philosophie du droit et de sociologie juridique, año 1934,
igualdad política desemboca en el sistema de fa mayoría, •en la dt'.mO· N9 1-2, págs. 108-109.
cracia. El relativismo demanda un Estado dem'ocrático. La democracin,
1) Cfr. DEL VEcCHIO, La Crisis de L'Etat, París 1935, pág. 17 y stg.
por su parte, supone el relativismo. Es Hans Keleen quien ha probado e:~ta
hipótesis de una manera impresionante y convincente. La democracia eo~tá 2) Lorenz v. Stein analizó ya desde liMO todas las transformacion ... s
dispuesta a confiar el poder a toda convicción, que pueda ganar la mayo· políticas de Francia desde la restauración. las luchas en tiempo de los llor·
ría. sin preguntar cuáles son el contenido y el valor de eatas convicciones. bones restablecidos, la Revolución de Jlllio, etc., como procesos emanadoa
Esta aptitud no ea consecuente sino a condición de suponer a todas lu opi· de la nueva situación de luchas capitalistas de clases. Cfr. HE.RMANN lb:.
niones políticas y sociales equivalentes, es decir, de adoptar una base rela· HER. Staatslehre, pág. 121·122.

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técnica puesta al servicio de la explotación industrial termina funciones ·del órgano ejecutivo que hiciera el constltuclonalls-
con todas las formas at~cnicas de producción, el capitalismo mo de la trasguerra 1 ), y que el remedio, que obrarfa por vir·
libre concurrente se transforma en capitalismo de monopolio y tud taumatúrgica, serfa el refuerzo de las atribuciones ejecutl·
surgen los cartels, los sindicatos, trusts, consorcios, etc. empe- vas del Estado 2).
ñados en tremendas luchas por la adquisición de las materias
primas y el control de los mercados internacionales. En esta
nueva situación es menester dominar al Estado para utilizarlo Pero al mismo tiempo que el Estado liberal-burgués perdía la
en la distribución de los yacimientos de materias primas, para homogeneidad y la estructura de su basamento social, éste se ha-
la protección de los mercados internos y externos, para la co- da un Estado de m.asas desagregadas, atomizadas, pero alineadas
locación y defensa de los capitales. De este modo nace, más o en grandes formaciones polftlcas de acción, con una directiva
menos en el último cuarto del siglo XIX, el tercer momento de permanente que establece disciplina y dinamismo. Hemos visto
relación entre la Economfa y el Estado moderno: primero, el que estas masas, en solicitud existencial, ya no entienden de los
naciente poder económico de la burguesia es dominado por el supuestos del Estado de Derecho liberal-burgués: fe en la ra·
Estado absolutista; después, la Economfa consigue liberarse de zón, creencia que de la libre exposición de las ideas encontra-
la Polftica con la neutralidad garantida del Estado liberal; y das surge la "verdad", respeto por el contrincante que disiente
por último, la Economfa se apodera, o por lo menos controla, en la manera de "pensar". En la nueva situación sociológica,
subrepticiamente al Estado 1). Y en la medida que el Estado lo hemos mostrado en páginas anteriores, los compactos ParU·
moderno se hace democrático masivo, el poder económico del dos políticos cie masas luchan para vencer al enemigo e imponer
capitalismo, que dispone en número creciente de los medios un "programa'' que no se discute.
formadores de la opinión pública -propiedad de la Prensa y La realidad poHtica democrática-masiva es la antípoda del
de las Agencias informativas, propiedad de las radiofusoras, "Pueblo" que substancializaba el Estado de Derecho liberal·
contribución a las cajas de los Partidos y de otros medios in- burgués. Con esta transformación surge un conflicto indisolu-
fluyentes en la opinión de las masas- se apropia de las palan- ble entre la democracia radical de masas y la ordenación jurí-
cas de control del poder polftico. La influencia del capitalismo dica constitucional de este Estado singular históricamente con-
en esta nueva situación es la primera manifestación visible, a dicionado para otra situación social.
los ojos de todas las capas sociales, del proceso de desintegra- Las masas populares, carentes de conciencia moral-jurfdlca,
ción del Estado liberal. y que como tal, acciona en su carácter de sujeto del poder
Antes de ir más adelante apuntemos, en una digresión;
que a una observación meramente externa del fenómeno de de· 1) Laa constituciones europeas de la trasguerra fueron confecciona-
das por hombrea nuevos que por razones pajcol6gicae desconfiaban del Po-
bilitamiento de la autoridad y dispersión de la unidad estatal der ejecutivo; en efecto, un ejecutivo absol~tiata -el Kaiser alem.á n- era
obedece la ingenua posición de quienes creen que la crisis del el rt!llponsable de la guerra que terminaba ~nau derrota. La misma ten-
Estado moderno tiene sus causas en el debilitamiento de las dencia de debilitamiento del poder ejecutiv se refleja en la publicística,
donde los juristas en boga -así Duguit, Ke en, Preus, Grevy, etc.- ai-
1) Cfr. ALFREDO WEBER, La Crisis de úz Idea Moderna del Estado tll túan al Jefe del Estado como un órgano que n , gobierna, sino que ejerce
Europa, pág. 74 y sig.; Sn.v10 TRENTIN, La Crisis du Droit et de L'Et11!, un poder moderador. Cfr. GIOVANNI SALEMI, ll Capo DeUo Stato nella Col-
París 1935, pág. 313 y eig.; HAROLD J . LASXY, La Democracia en C•isis, tituzioni deUe Repubblú:he del Doposuerra, Palermo 1935, pág. 5 y aig.
Trad. de V. Herrero Ayllón, Madrid 1934; FBANClS DELAISI, La Demacra· 1) Cfr. EMILE GtBAUD, La Crise de la DeTMcratie et le Renforccneru
cia y los Hacendistas, Trad. de José Prat, Valencia, s. d.; ALOYS FERDI· du Pouvouir Exe.cuti/, París 1938, ,Pág. 87 y s.ig.; M. DENDIAS, Le Reforce-
NAND HERMENS, Demokratie und KapitaliJmu.s, Ein Versuch tur Soziolo· ment des Pouvotrs du Chef de L EUJt claru ltJ Democratie Parlamentaire
gie der Staatsformen, München 1931. París 1932. pág. 122 y sig. '

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constituyente desligado de los imperativos de la Justicia, ha nas el nuevo orden proletario" 1). "A esta concepción -dice
tumbado el preciso aparato de garantías que el Liberalismo Hit.ler aludiendo a la democracia liberal- le oponemos la de
habfa montado con el Estado de Derecho, que a la postre estaba la verdadera democracia alemana: el conductor libremente ele·
enderezado a proteger jurídicamente la neutralidad cultural, gldo debe reclamar la responsabilidad entera de todas sus accio-
poHtica y económica del Estado 1). El hombre-masa, diluido nes. Esta democracia no admite que todos los problemas sean
en la pluralidad de la muchedumbre anónima, de fuerte vo· resueltos por el voto de ia mayorla. Uno sólo decide, y él es
cación dictatorial, que a sus bellaquerías irracionalistas -que responsable inmediatamente de su decisión, con sus bienes y
son arrebatos sugestivos y no acciones de su albedrlo- se con su vida. El temor a las responsabilidades descarta a los
afana para que se las reconozcan como a la libertad, ha encon- incapaces y a los déb1les. Por tanto si uno de estos individuos
trado en la t[pica institución totalitaria del Monopartido el am- se esfuerza por colarse en el poder, es fácil desenmascararlo
biente adecuado para su articulación y el sayo que le viene jus- y gritarle atrevidamente: -¡Atrás, sale tú! ¡Retira tus pies, en-
tamente a la medida. Si se aprecian los fundamentos y las ca-1 suelas las marchas! ¡Sólo entran al Panteón de la Historia los
racterísticas de dicha institución, queda patente la exactitud héroe!'!, no los rastreros!" :1).
del aserto, porque surge asf la genérica afinidad que posee Los publicistas afirman que los nuevos regfmenes están le-
con la democracia radical de masas 2 ). Los fautores de los Es- vantados sobre el "consenso de las grandes masas", que se sos-
tados totalitarios del siglo XX destacan que el sustrato de la tienen "pleblscitariamentc" y que el "pueblo es el solo y exclu-
nueva estructura estatal lo forman las masas poU:ticamente sivo titular de la soberanfa".
dominantes y que constituyen su apropiada formulación. ''Se
vi f'u mai nella sto1·ia un regime di democrazia dice Mussolini-
El nivelamiento absoluto de la sociedad, que le es ingénito a
cioé tm Stato di popolo, esso é il nostro" 3). "Uno Stato che pog-
los movimientos de masas, tiene en los Estados totalltarios su
gia su milioni di individui, che lo riconoscono, lo sentono, sono
consagración, como así también en los sectores de la vida apolíti-
ca. Asf, ejemplifica Gerhard Leibholz, los nuevos tipos de Estado
pronti a servirlo, no ~ lo Stato tirann_ico del ~ig~~re_ me_dioevale.
-en fuerte contraste con los sistemas proyectados en la teoría
Non ha niente di comune con gli Statt assoluhshct dt pnma o do-
(desde Platón a Spann)- en su construcción corporativa-profe-
po 1889" •). "Los soviets -dice Stalin- son organizaciones di-
sional han hecho consciente abstracción de una estructura es-
rectas de las propias masas, es decir, las más democráticas Y calonada de los órdenes sociales según su valor intrfnseco.
por tanto las más respetables organizaciones de las masas, que Del Nacional-socialismo alemán, verbigracia, ha sido declarado
facilitan a éstas en grado sumo la intervención activa en la expresamente "que los diversos estratos de valor, que por na-
edificación del nuevo Estado y en la marcha de éste, fomen- turaleza existen en el pueblo, no pueden encontrar su expre-
tando y desplegando en su grado máximo la energía revolucio- sión en una correspondiente división en clases", y de hecho,
naria, la iniciativa, la capacidad creadora de las masas en sus asf en Italia como en Alemania, las clases y los grupos profe-
luchas por destruir el viejo sistema y levantar sobre sus rul- sionales singulares se encuentran en completa paridad jurí-
dica.
1) Cfr. L UIS LECAZ Y LACAMBU, El Esltzdo de Der~cho en la .Actua-
lidad, Cap. IV: El Conflicto entre la Moderna Democraaa Y el Estodc de El principio racista adoptado por los Estados totalitario.:~
Derecho, Madrid, 1934. experimenta también los efectos de la democratizac~ón fun-
2) Cfr. GUIHARD LVBHOLZ, Die .A.u/losun8 der Liberalen Derrwkra· damental, al no dotarlo del tradicional sentido aristocrático. Se
tie in Deutschlrmd und das Autoritiire Staalsbild, M.ünchen 1933, pág. 50
y siguiente. . . • 1) Cfr. Jost STALIN, ¿Qué &~ la Dictadura del Proletariado? Edito-
S) Cfr. Scritti e Discorsi di Benito MussolJm, V, pag. 425. rial Cenit, Madrid 1933, pág. 14.
·1 l Cfr. Scritti e Discorsi di Benito Mussolini, VIJI, pág. 269, 2) Cfr. AooLF HITLEB, Mein Kampf, pág. 99-100.

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adula a las masas otorgándoles en bloque las prerrogaUvas de
la raza privilegiada.
Estas masas se ahorman en el MOMpartido, que en la estruc-
J
tura del Estado autoritario posee el monopolio de la libertad
en la acción polftica. El Monopartido es considerado como la
organización totalitaria del pueblo y el ejecutor de la unicidad
de su ideal político. Quienes sostienen ideas polftlcas desave-
nidas son considerados como enemigos interiores a quienes hay
que extirpar.
El hombre, cuya dimensiQn pol{tica es la mayor dimensión
del ser humano, debe abdicar de su cuerpo y de su alfna en be-
- . CAPÍTULO V
neficio del Partido, a quien se debe estimar, como una orden
religiosa, por su fe, y como un ejército, por los derechos llimi- LAS NUEVAS FORMAS DE ESTADO
tados que tienen sobre el afiliado 1).
Esta intransigencia dogmática está cimentada en el hecho
que el Monopartido es la encarnación . de la concepción de la
vida adoptada por el Estado -a este Estado los germanos lla·
man lfeltanschau.u nqstaat y el publicista francés 'raserout,
Estado metajísico 2)- y porque asumE: la representación de
la voluntad colectiva por cuanto se considera la auto·organi·
zación total del pueblo.
Pero este Monopartido, cuyos miembros están rfgidamente
uniformados, desde la concepción del mundo que aceptan, la
indumentaria cuartelera que visten y hasta las maneras de sa-
lutación, precisan de la "Carisma" del conductor a quien dele-
garles sus poderes omnúnodos e indivisos, para que haga de le-
gislador, de juez y de ejecutor supremo. Es que sobre la cate·
gor1a de la multiplicidad se introduce· en la masa una unidad
ficticia y anónima, que ciegamente y sin r esponsabilidad ni
destino personal, sirve de instrumento a los fines de una cla-
se polltica resuelta en el uso de la violencia y que posee el se-
creto de la demagogia.

.
1) Cfr. MniAÜ. MANOU.UCO, El Partido Onico, Trad. de L. Jordane
de Pozas, Zaragoza, 1938, pág. 52 y aig.
2) M. TAU:ROUT, L'Etat de Demain, Paria 1936, pág. 36 y alg.

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,.

La democracia radical de 4nasas del Estado totalitario no


es sino• la exacerbación dialéctica de las penurias de la demo·
cracia agnóstica del Estado de Derecho liberal·burgués,., LI)
hemos puesto en evidencia como resultado de un buceo por
los silos más profundos de cuatro centurias de Historia -don·
de nace, crece y fenece la modernidad~ en pos de los entra·
mados filosóficos y eventos históricos que veni:an haciendo el
clima espiritual adecuado para que el hombre abdicara de su
libertad. Esto mismo, en parte, ha sido convicto por los ma-
gistnles estudios de Hermann Heller y Gerhard Leibholz, am·
bos, maestros de la Ciencia PoUtica y víctimas en s[ de la
ortodoxia totalitaria, pero que no obstante tomaron concien-
cia histórica de las nuevas realidades estatales 1).
Para completar el objeto que nos propusimos con este li·
bro, analizaremos ceñidamente las formulaciones teorét1cas y
organlzaciones constitucionales de las nuevas formas de Esta·
do, dando preferencia, para lo primero, a las propias exposicio·
nes de sus fautores. Así, lo que al comienzo de esta investigación
adelantamos como hipótesis, lo tendremos, ahora, patente co·
mo comprobación: al hombre moderno le aguardaba, como una
fatalidad, la postración voluntaria ante una esfinge mayor. En
el orto del Renacimiento, con la Ragioni di Stato, tenía pre-
nunciado este sino funesto. En efecto: cuando el hombre ab·
juró de su polo espiritual, negándose origen, semblanza y

1) Cfr. HERMANN HELLER, Europa r el F!Ucismc. Tradución española


de Francisco J. Conde; Madrid 1931; GptHARD LEIBHOLZ. Die Auflosun.¡¡
der liberalen Demckratie und d!U autoritiire Staatsbild, München, 1933.
C:aThRD Lm!19J.Z. 11 Secolo XIX e lo Stato Totali.Uzrio del Presente, Ro·
ma 1 38.

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destino Divino, y en cambio, con la consigna de Protágoras
se proclamó "la medida de todas las cosas" -Carta Magna de
cualquier relativismo subjetivista- mutiló su enterez, malo-
gró su dignidad excelsa, y en un proceso de conexiones lógicas
terminó desleído en entidades supra-individuales, absoluti-
zadas a los efectos de la absorción tiránica, y que tanto pue-
de ser el Estado: Fascismo, como una Raza: Nacional-socia-
lismo, o una Clase económica: Sovietismo.
En una de las novísimas estructuras estatales que estu-
diaremos: la de Portugal -a la que habría que agregar la de
Irlanda 1 ) - se pulsa el esfuerzo por superar la crisis del Es- I
tado de Derecho liberal-burgués sin recurrir a la absorción de
la persona por entidades colectivas hipostasiadas; pero las EL ESTADO FASCISTA
otras, las que sus fautores con más énfasis proclaman preten-


siones de validez porveniristas, e, innegablemente, las más a LA ABSOLUTJZACJÓN POLITICA Y MORAL DEL ESTADO
la sazón, se enfrentan antlpolarmente con los principios que
informan la estructura de Estado en trance crítico y se levan-
tan, precisamente, sobre sus escombros; son: el Anti-Estado
liberaL Pero en la Ciencia Polftica -como agudamente anota .·1
Jacques Marltain- vale también el enunciado lógico de Ari3-
tóteles: los opuestos son del mismo género. l1 1
1

1
'
'!

¡,:¡
e•
-........__. ~1
1) Para un conocimiento de conjunto de la organización constitucional )
del Estado de Irlanda, Cfr. SECUNDO V. LINARES QuiNTANA, El Sistema
Con$titucioru:rl de Irlanda y la CoMtitución Irlandesa de 1937, Buenos Ai-
rea 1939; RóMULO AMADEO, La CoMtitución de Irlanda del añc 1937, Bue-
nos Aires 1938. Además, para el conocimiento de aspectos parciales de la
nueva forma del Estado Irlandés, nos remitimos a nuestros ensayos: ÁJITC·
RO ENRIQUE SAMPAY, El Derecho Internacional de la Paz en la Cdnstitr'-
ción de Irlanda, en: Revista de Derecho, Administración r ]urisprudenci4,
Montevideo, Septiembre 1939, pág. 257 y sig.; ARTuRo ENRIQUE SAMPA Y,
La Doctrina Tomista de lrJ Función Social de la PropieiÚJd en la CoMtitu·
ci6n de Irlanda de 1937, en: Boletín Cultural Ar,eneino-lrlandú, Buenos
Aires 1940, N• 2, pig. 3 y si¡.

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LA ABSOLUTIZACIÓN DEL ESTADO

Después de la guerra de 1914, que acentuó súbitamente la


crisis histórica que arrostran las formas de organización de
Occidente, el primer sistema de ordenamiento polftico que se
proclama el sustituto de la estructura estatal en jaque es el
Estado Fascista italiano, que según su fautor, tiene la uni-
versalidad de toda doctrina que, realizándose en· un sistema
objetivo concreto, representa un momento en el devenir del
espíritu humano:
Así, con esta autovaloración histórica, acompañada de to·
do el atuendo de un suceso meridional, se ofrece como para-
digma de organización política a esta fot:ma de Estado que
alberga en si -según Giusseppe Bottai- un tesoro de ideas
y de actos que son bastantes para imprimir nombre y carác-
ter al siglo en decurso. Con el Estado fascista se pone -afir·
ma otro mentor doctrinario del régimen- punto final al ciclo
del debilitamiento del Estado y.....se inicia la era del siglo XX,
que será el "siglo del estado" 1). Y un jurista de la alcurnia
de Giorgio Del Vecchio, -afirma que la superioridad que el
Estado fascista tiene sobre los regímenes anteriores consiste
en que es intrínsecamente más Justo¡ porque siempre es verdad
-subraya- que la Justicia constituye el fundamento de Jos
Estados2).

1) Cfr. ALFREDO Rocco, La Crise de L'Etat en l talie: La Solution Fas-


ciste, en: Revue iús Y111011te, )uület 193/, ·pag:-·myslg.
2) Cfr. GIORCIO DEL V&CCHIO, Saggi / ntorno allo Stato, Mílano 1935,
pág. 209. ·------

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SampaJ.-111.

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Bsla tt·ascendencia histórica del Estado fascista, fervorosa- D.: 11\!gl!l, pura qui\!n el Estado es la realidad de la Idea
mente atribuida por propios, es compartida por un maestro éli<'a, el Fascismo extrae la concepción absolutizadora --en
de la Ciencia Política tan juicioso como el profesor que fuera lo polftico y en lo moral- del Estado. "Per il Fascisrno --ex-
de la Universidad de Gotingen, Gerhard Leibholz, quién afir- J;rc::;a i\1ussolini hablando en hegeliano- lo Stato é un assoluto,
ma que la transformación y la renovación del Estado italia- clavcmti al quale imlit·id.ui e gntppi sono il relati'IJO". "El Es-
no es tan profunda y completa como aquella del Estado francés lado fascista, forma más alta y potente de la personalidad, es
en el año 1787 y del Estado ruso en 1917 1). · fuerza, pero espiritual. La cual reasume toda la forma de la
Escapa a nuestro propósito exponer el mundo espiritual y la vida moral e intelectual del hombre. No se puede, por tanto,
situación social-económica que contribuyen a plasmar la n ue- limitarlo a simple función de orden y tutela, como quería el
va doctrina, los factores polfticos especiales que prepararon Liberalismo. No es un simple mecanismo que limita la esfera
el surgimiento del fascismo italiano, lo mismo que rastrear de la presunta libertad individual. Es forma y norma interior,
sus elementos ideológicos; por otra parte, ya lo ha hecho con y disciplina de toda la persona; penetra la voluntad como la
maestría y autoridad en la obra especial que le dedicó al te- inteligencia. Su principio, inspiración central de la humana
ma el malogrado Hermano Heller. Sólo nos interesa destacar, p~rsonalidacl viviente en la comunidad civil, surge en lo pro·
como punto de partida, que los males que aquejaban al Esta- fundo y se anida en el corazón del hombre de acción como dei
do de Derecho italiano en los pródromos del advenimiento fas pensador, del artista como del cientifico: alma del ¿¡lma" 1).
cista eran los mismos que universalmente corroen a la estruc- El Estado: ¡"ánima della ánima"!
tura estatal en crisis, a saber: la disgregación de la unidad Esta deificación fascista del Estado ha encontrado RU ex-
polftica por el antagonismo irreductible de las fuerzas econ6· pl'esión trivial en el célebre pasaje del discurso pronunciado
micas, sln la existencia de un contenido común de valores qu0 por Mussolini en la Scala di Milano: "Tutto nello Stato, nien-
consiga la convergencia de las esferas singulares de la socie- te contro lo Stato., nulla al di tuori dello Stato" 2). Mussolini
dad hacia un ethos de integración; la desvitalización formalista ha especificado al Estado fascista como Ético S), y los filósofos
del derecho, por una parte, y la boga de la acción poUtica in- del régimen, recurriendo a Hegel, han ahormado una acabada
condicionada -di1·ecta le llamaban los sindicalistas-, por la concepción a es\e balbuceo teórico del Duce. Para ello, Giovanni
otra; la endeblez de la autoridad del Estado frente al acrecen- Ccntile, modificfndo su anterior posición filosófica de neo- he-
tamiento del poderío de los sectores económicos agrupados geliano, retorna a la ortodoxa concepción del Estado en Hegel,
con fines puramente propios; el sistema electoral proporcio- cspeciahnE.>nte, en la comunícación presentada al Congreso he·
nal que debilitaba el poder estatal y contribuía al proceso de geliano de Berlín del año 1931, que es donde el filósofo itnlian:>
atomización de la sociedad; y por último, la incongruencia de expone su teor[a objetiva del Estado •).
la realidad política democrática masiva con las formas jurí-
dicas·constitucionales ·del Uíberalismo del siglo XIX. Como 1) Cfr. BENITO M ussOLINI, La Dottrinn del Fnscismo, Ed. Ulrico Ho!l·
solución a estas problemáticas tensiones. sociológicas es que pli, Milano 1935 pñg. 17-18.
2) Scritti e Viscorsi di IJeuito Mussolini, vol. VI, pág. 76.
se concreta la transformación constitucional italiana que con-
8) "El Eslado libl'ral no dirige el juego y el desarrollo matcrinl y es-
forma el Estado fascista. piritual de la colectividad, sino se limita a registrar los resultados; el Es·
tado fasciHa tiene un conocimiento propio, una voltmtad propia, por l!lltO
se llama un Esrado Ético". Cfr. BE:'\ITO Mussou:-;r, La Dottrina del Fas·
ci$mO, pág. 33.
1) Cfr. GERIIARD LEJBHOU, La Suucture de L'Etat Fasciste, en: Les • ) En su primitiva posición, Geurile, afirmaba el valor polírico dc:l
Documents de In Vie llltell<'clrtel, 1930, N9 6, pág. 458. individuo, como en su fil osofía afirmaba el valor filosófico. " El mnntlo 1'~
la liiJerrad porque él es el espíritu, nncslro espíritu: porqnt> él •·~ mnrul",

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El Estado es, según Giovannl Gentile, de acuerdo a las en- agrega Gentile- como el derecho prop1o~ue tiene el Estado,
señanzas de Hegel, "substancia ética consciente de sí" (Encycl. ~ través del desarrollo de la autoconcie cla, que es siempre
§ 535, Philos. d. Rechts S 257). "Esta definición. es una de las ma- mdividual, el de imponer en acto el propio tdeal seg11,n su pro-
yores conquistas de la ciencia moderna, política y filosófica: pia l6gica. Porque el Estado no es un instrumento, tampoco
la verdadera conquista que el hombre moderno completa para una cosa, sino que tiene en sl lo dlvino, que es la esencia de
su propia libre esencia en el mundo positivo de las relaciones la vida mor~l .y de totla la vida espiritual: la libertad; y es,
sociales, organizado y definido en el derecho, reasumido y ac- por esto, ongmariamente moral, y vive como espíritu, que
tuado por el querer universal del Estado" 1). será más o menos moral, pero que tiende a ser absolutamente
El Estado cesa de oponerse y sobreponerse al individuo, moral. "Y la verdad es que el ~tat c'est moi: esto· es el Yo, el
para interiorizarse tanto como el individuo se objetiva y uni· hombre que es persona en cuanto autoconciencia, libre, y por
versaliza. Se afirma el derecho del individuo para actuar más esto ética. Y nuestro siglo vive de este sentido de la intimidad
plenamente y para realizar su propia voluntad, superanco y eRpiritualidad del Estado, y considera a Hegel como el porta-
todas las formas objetivas del Estado que no sean adecuadas estandarte de una nueva era: que es la era de la libertad, qu~
a sus exigencias reales; pero queda también -muy presto es a la par la libertad del individuo y del Estado" 1).
El Estado sufre tres órdenes de limitación: primero, es
decía Gentile en sus obras filosóficas (Si.st. di Log. come teor. di conosc. T. un Estado entre los otros Estados; además, la familia y la
U, pág. 294) . La misma concepción domina su teoría sobre las leyes, las !loclcdad el vil como dos formas distintas de desarrollo y orga-
que no son concretadas sino por los actos individuales que las realiun. IOizaclón dé la autoconciencia, son entidades sólo empfricamen-
El Estado también ea definido, a veces, como una institución que tiene vida
por la actividad de los individuos que lo realizan. De este modo, "arro· te difcrenciables del Estado. No se debe cerrar los ojos -dice
garse una autoridad que no está reconocida por las personas, no es, por Gentlle, aludiendo a la pluralidad estatal- para no ver que
cierto, la creación de la autoridad misma . • . Para obtenerla os necesario los otros Estados limitan al nuestro. Aunque estén, pero cuya
q ue otras voluntades concurran con la nuestra y que ellas la reconozcan", existencia no interesa a nuestro Estado, porque su existencia
dice Giovanni Gtntile en 1914 en su tratado de pedagogía (Somm. di pedag. o inexistencia no favorece ni obstaculiza la existencia del nues-
come se. fü. T. ll, Didatt. pá¡. 3940). De igual modo, el pensamiento es
el medio gracias a lo cual "el hombre realiza su personalidad y crea su tro; y los Estados con los cuales el nuestro está en relación
mundo, viviendo su vida". (lntrod. alla Fil., ed. Opere Complete de Giovan- directa o indirecta, amigable u hostil. Es evidente que solamen-
ni Gentile, T. VII, Milano 1933, pá:g. 177) . El Estado es, entone~. "el te los segundos entran a formar parte del mundo, en el cual
hombre mismo, en el que se realiza universalmente, determinando su uni- ~entlmos como vivo y operante aquel Estado a que pertene-
versalidad en una cierta forma" (Op. cit. pág. 180). En lo que concierne a
la teoría del Estado, Gentile abandona su reforma a la filosofía hegeliana: cemos y que con su existencia nos pone en condición de decir
t sta reforma tenía por objeto sustituir al dualismo del sujeto y del objeto, qué cosa es un Estado 2).
que el objetivismo hegeliano dejaba .subsistir, por un sujeto que realiza Ahora bien: la actividad del Estado es la Polltica y "la po-
el mundo pensando en sí mismo, y este mundo, en el acto concreto del lítica no es derecho, sino moral: no es acto volitivo abstracto,
pensamiento. Retorna a la concepción hegeliana del Estad!>: el individuo, ni un querer abstracto. Es querer en acto" (~ volere in atto).
el solo ser concreto de su filosofía, deviene un elemento secundario, que
se entrega a esta realidad auperiQr que ea el Estado ttico, creación de la "Es el querer de un pueblo, en cuanto el pueblo tiene un que-
Filosofía de Hegel, resurrección de una abstracción a quién le ea recono- rer. Lo que quiere decir, en cuanto tiene una conciencia uni-
cido todos los poderes. Cfr. R. BATTINO, Les Doctrint5 Jundiques Contem· ficada; pero una conciencia que sea autoconciencia, persona-
poraines en /talie, París 1~39, pág. 136-137.
1) Cfr. GtOVANNt GENTtLE, 1 Fondamtnti della Filosofía del Diritti, 1) Cfr. GtOVANNr GENTILE, 1 Fondamenti della Filosofia del Diritto,
Opere Complete vol. XII, Firenze 1937, pág. 108. Hacemos notar que la pág. 113-114.
comunicación al Congreso Hegeliano de Berlín a que nos referimos en el 2) Cfr. GtOVANNt GENTILE, 1 Fondamenti delta Filosofia del Diritto,
texto, fué puesta por Gentile como capítulo VII del precitado libro. pág. 116-117.

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lidad, y por esto voluntad". "La voluntad de un pueblo, que
se siente Nación (y se estima como tal) , es el Estado. Conse-
cuentemente Estado y Política son todo uno, y la distinción EL ESTADO Y LA NACIÓN
no puede ser sino verbal, como aquella, por la cual, del que· 1
rer, que es verbo, se hace un sustantivo, y, en consecuencia, ¿Q~é significación política tiene la Nación en la doctrina
se puede decir, que el querer quiere (il volere vuole ) , ca:.i, Y E'n la praxis constitucional fascista? ¿Se la concibe en situa-
que el querer pudiese también ejercerse sin el acto del querer: ción de polaridad o de identidad con el Estado? Malgrado de
casi, que sustantivando los verbos se crease substancia, o co- que los publicistas del régimen hablan de una "estructura
sa, concebibles como independientes de sus acciones y mani- monista" del Estado y la Nación t), en el sistema institucional
festaciones. Toda la substancialidad del Estado se agota en fascista se encuentran -la misma aseveración del primado del
la voluntad con quien él se actúa, o diríase también, en todo Estado es el reconocimiento solapado de una tensión dualis-
aquel complexo de acciones, que es la poHtica del Estado" J). ta- claramente escindidos el Estado y la Nación, aunque in-
Pero esta voluntad de la Nación no se expresa con la suma vertida la relación de valor predominante en el Estado de De-
de las voluntades de los individuos que la constituyen, sino recho liberal-burgués; en éste, el primado corresponde a la
que ella es -afirma Gentile- "aquel querer único que cada Nación en su condición de sujeto del poder constituyente,
uno de estos individuos (pocos, muchos, muchfsimos) actúa, mientras que en el sistema político fascista lo absoluto es el
como querer que valga por el querer de todos: o sea, el mismo l·:~tado. Asf,. el l''ascismo retorna a la concepción patrimonial
querer individual común, en cuanto exitosamente sale para de la sohernnla del Estado, vieja fórmula del despotismo pa-
ser tal". ·"Querer común, que no es una transformación del
primitivo querer particular del individuo. El querer, en cuan· traduce en el principio de la subordinación de los fines individuales al fin
to tal, es universal. Solamente, que su universalidad se viene trascendente del Estado, cual principio de legalidad propio al nuevo or-
den jurídico". Cfr. CARLO CosTAMACNA, PreTMue alfo Studio del NWJvo
desenvolviendo: y más el querer madura y se potencia, y más Diritto Italiarw. en: Rivista dí Dírítto Pubblico. Fase. XI-XII del año 1931.
su universalidad aparece y triunfa'' 2). pág. 589.
Obsérvese que el reconocimiento de una voluntad pa?·ticu- " Pone el Fascismo -dice Hermano Heller- el mayor empeño en apa-
Zar como substancia del' Estado con que remata la filosona po- recer como una revolución "moral" que reali1.a el Stato etico. Pero, ¿ qué
lftica de Gentile, bien se puede maridar con la teoría socioló· es lo que se entiende aquí por moral y por ética? Con el fin de que lle-
guemos a entenderlo, podemos clasificar los modos humanos de valoración
gica de Vilfredo Pareto sobre la actividad creadora de las clases dados hasta ahora en la ética cristiana del Amor, en la ética IOCrática·
selectas -de tan notoria y confesada influencia en Benito kantiana del derecho y en la ética aofíatico-nietzscheana de la violencia.
Mussolini-, a la par que presta rango filosófico al F ascismo, Aunque, naturalmente. la vida real ofrece tipos intermedios entre eato.s
pues transforma el gobierno omnfmodo del Duce en un obrar tipos ideales. también es cierto que estos tres modos de valoraci6n repr~
ético (agire ético), y al Estado autor itario en una Etho- sentan, según predomine uno u otro, tres formas distintas de la vida. Un
eubjetivi11mo irracional. para el que tedas las ideu son simples engaños
cracia 3). ilusorios, que. brotando del obscuro torrente de l a vida, juegan con loa
, hombres. no tiene nada que ver con una ética basada en el Amor 0 en
1) Cfr. Ctov.,N:'l l CENTILE, 1 Fondamenti dt.lla Filosofia del Diritto, el derecho. A nadie se le ocunirá dudar de 9.ue el Fucismo, que históri-
pág. 128. camente quiere ser una superaci6n de esta ética del Amor y del derecho
2) Cfr. CtOI' ANNI CENTILE, 1 Fondament.i delta Filosofía del Dirittv, &6lo es compatible con una ética de la violencia". Cfr. HERMANN liu.LE;
pág. 129. Europa r el Fascismo, pág. 84. •
3) "El presente tipo del Estado italiano puede indicarse como una 1) Cfr. G. BoBTOLOTTO, Lo Stalo Fascista e la Nazione, ed. Althe-
Ethocracia o lo que quiere decir dominio de un valor moral de cultura naeum, Roma 1931, pág. 92; G. SPOSITO, Lo Stato e la l'lar.ione Italiana,
(civilitá) que rt>presntla una fase progresi va de. la idea del Estado y que 11e en: Archivio di Diritto pubblico, Sett.-Dic. 1937, pág. 410 y sig.

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es la categoria política determinante. El concepto propio de
gano del Estado absolutista, que durante la restauración m~­ Nación, que parte de un confuso contenido mítico-idealista,
narquista del siglo XIX fué sutnmente remozada por el jurista está, en realidad, dominado por un simple criterio de eficacia
suizo-alemán Ludwig von Haller y, con un poco de posterio· poHtlca interna y externa 1).
ridad, por el bávaro SeydeL Más recientemente, haciendo séquito a la poHtica racista
Cuando se efectúa el proceso de secularización del concepto del nacional-socialismo alemán, el Estado fascista vira sobre
medioeval de Populus ( Populus = Cristiandad), el Estado ab- su inequívoca posición originaria 2) , y pretende que la uni-
soluto, realizando la concepción de la soberanfa monista de formidad y pureza de un tip o rácico - " La progeni e di Roma!'-
Bodin, deviene un Estado unitario y dominador de los esta· sea elemento constitutivo de la Nación. Pero ante lo inconsis·
mentes económicos y regionales, entendido esto, como que en ten te que resultaba enfatizar una raza itálica 8), y a fin de evi·
el Monarca -L'Etat c'est moi- se concentra la realidad del tnr la tosca Incongruencia que resulta de aliar un factor natu-
Estado. La Nación no existe como entidad política, sino que roUst1co con el concepto fascista de Nación -espiritualista a
es el simple agregado aditivo de los súbditos, quienes también lo Hegel a través de Gentile- los voceros oficiales y oficiosos
figuran entre las instituciones patrimoniales del Rey. Con la enRayan definir la raza como una categoría poHtlca 4 ).
bancarrota del absolutismo, la burguesia, que se siente y obra
como Nación, se apropia del Estado. Siguiendo las huellas de
Rousseau y Sieyes se convierte en la realidad activa y formu-
ladora del Estado, y después, se enfrenta a su propia obra 1) l'nr11 u¡1 cmun:imiento acabado del concepto de Nación en la doc·
con recelo vigilante. lrlna foecieta, prrcetliclo do una erudita noticia sobro las concepciones ita·
llonaa del siglo XIX, y el cotejo con el peneamiento de la Revolución Fran· •·
Para la concepción del Estado totalitario el Fascismo pre- ceea y el nacional-eociali~mo alemán. Cfr. RASCIIHOFER, Der Politische
cisó invertir el eje cardinal de la pollticologia liberal-burgués Jlolksbegrif/ im Modernen ltalien, Verlag, Berlln 1936. .
que refería todo poder poUtico a la Nación, para negar, en 2) Las comunidades israelitas italianaa ~ntra qu ien va enderezada
cambio, a la Nación realidad polftica mediatizándola al E stado. la actual campaña de persecución racial- tenían concedidas por decreto
de 1930, un admirable sistema legal. "Las comunidades israelitas - ta-
"No es la Nación -afirma Mussolini- .quien genera el Estado, blecía el art. 19- son cuerpos morales que proveen la satisfacción de las
según el viejo concepto naturalista que sirve de base a la pu- necesidades religiosas de los israelitas según la ley y la tradición hebrai·
bHcística de los Estados nacionales del siglo XIX. Sino, la Na- ca". Cfr. MABIO FALCO, La Nuova Legge sulle Comunita lsraelitiche Ita·
ción es creada por el Estado, que da ·al pueblo, consciente de liaM, en: Rivista di Diritto Pubblico, Fase. X, pág. 512 y sig.
la propia unidad mora~ una voluntad, y por consiguiente una 8) "EJ tipo itálico biológico, a cuya génesis han concurrido varios
efectiva existencia. El derecho de una Nación a la independen- elementos raciales origin.arios, en el cuno de la historia, os física y psico·
lógicamente la progenie de Roma, porque la madre Roma que por milenios
cia deriva no de una literaria e ideal conciencia del propio ha sabido asimilar y amalgamar gente de raza europea morfológica y psico·
ser, y tanto menos de una situación de hecho más o menos lógicamente diversas, ha formado un tipo ronumo itálico, que persiste en la
inconsciente e inerte, sino de una conciencia activa, de una época de la llalia romana". Cfr. ANTONlO BANZI, Raz:ismo Fascista, Pa·
voluntad polltica en acto y dispuesta a demostrar el propio lermo 1939, pá.g. 60.
derecho, eso es, de una especie de Estado ya in fieri. El Esta· 4) "La raza es un concepto científico al servicio de una idealidad
do, en efecto, como voluntad ética universal, es creador del política. Así se presenta como categoría política. ¿Qué cosa quiere decir
Derecho" 1). esto? Quiere decir que eJ concepto de raza nace y vive en la política · como
ciertos seres que e-xisten. ae reproducen y prosperan s6lo en determinados
Resumiendo podemos decir que en el sistema fascista Ja ambiente$. Fuera de la política aquel conceplo languidece y muere, casi va-
Nación tiene una existencia pol1tica deducida y que el Estado ciado de su razón de ser". Cfr. GIUSEPPE MACCt<lRE, Razza e Fascismo, Pa·
lcrmo 1939, pág. 25. ·
1) Cfr. BENITO Mus90LINI, La Dottrina del Fascismo, pág. 15.
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no es \m clerccho innato, superior al Estado, derecho suscep·
tibie de afirmarse contra los intereses mismos del Estado; es
LAS LIBERTADES PERSONALES solamente una concesión del Estado, hecha en interés del mis-
mo Estado. "Somos los primeros eu haber afirmado, en contra
El Estado fascista -Stato fine y no Stato mezzo- es 1 • · del individualismo democrático y liberal, que el individuo no
con su propia concepción pagana cuando niega al hombre o:;~~ existe sino en cuanto es· parte del Estado y que permanece
valor en sí Y lo degrada a la mera condición de un instru- subordinado a las necesidades del Estado, pues a medida que
mento del Estado. la civilización toma formas más complejas la libertad del in-
~1 Estado es la realidad de la idea moral que tiene frente dividuo se contrae de más en más" 1). "Y si la libertad debe
a ~~ : hombres ego~s~as y con tendencias al atomismo social; ser el atributo del hombre real y no de aquel abstracto fan-
~o;. e_~o, en su conctic1ón de sujeto ético, endereza la voluntad toche en el cual pensaba el liberalismo individuallsta, el Fas-
mcuvtdual hacia el bien y exige que sus actividades se con- cismo es para la libertad. Es para la sola libertad que puede
formen ~ los modelos ideales que propone. Mientras la libertad Rer una cosa seria, la libertad del Estado y del individuo en
de l_os _s1~gulares c~incida, de esta manera, con la del Estado, l!l Estado" :!) .
los _mdtvJduos estaran protegidos; cuando osen enfrentarse con Con esta concepción fascista de la libertad personal - liber-
la hbertacl del Estado, éste los aplastará 1). totl Jll'l 'R(I!l:ll ,.~ libertad del Estado- que es la absorción total
Benlt? Mu~solini ha expresado claramente en su Preludio del homiln~ c:n todas sus dimensiones, casi redunda expresar
al M achtavellt -que es un discurso apologético a las ideas CJII<' el tl<.'rccho positivo del régimen ha aniquilado todas las
amo~·a tes del florentino- la necesidad de gobernar por la fuer- Instituciones jurfdicns que el constituclonallsmo liberal desti-
za ~m p~eocuparse de la libertad de los gobernados, ya que naba a efectlvlzar las libertades personales, y en cambio, se
es ...,m~postble at~nuar, sino, más bien acentuar, el concepto sanciona una apretada legislación que regla la Ubertad ffslca,
ne~attv~ Y trág1co que aquél tenía sobre los hombres. "Ma- la libertad de trabajo, la libertad de enseñanza, la libertad de
chtav?lh no se ilus~ona - afirma el Duce- y tampoco ilusiona prensa, la libertad de religión, la libertad de reunión y la liber-
al _Pn_n:tpe. La antttesis entre Príncipe y Pueblo, entre Estado tad de asociación, entendidas, claro está, como la libertad del
e mdtvtduo es, en . ~1 concepto de Machiavelli, fatal. Aquello Estado incondicionada jurídica y moralmente, y como la nega-
~ue fué llamado utilitarismo, pragmatismo, cinismo maquiavé- ción rotunda de lo que en el Estado de Derecho llberal-burgués
hc?, ~urge lógicamente de esta posición inicial. La palabra se nomina libertades personales 3).
~rmctpe ?ebe entenderse como Estado. Mientras los individuos
tienden, tmpulsados por sus egofsmos, a1 atonismo social el
~stado representa una organización y una limitación. El i~di­
vtduo tiende a evadirse continuamente. Tiende a desobedecer 1) Cfr. ;,critti e Discorsi di Benito Muss(J/iui, vol. VII, pág. 147.
a las leyes, a no pagar los tributos, a no hacer la guerra. Pocos 2) Cfr. l\·I ussoUNI, La Dollrina del Fascismo, pág. 12. El subrayado
son aquellos -santos y héroeS- que sacrifican el propio yo nos perlenece.
sobre el altar del Estado" 2). 3) No podemos nosotros, por fidelidad al plan melódico de este tra-
hnjo, exponer la legislación italiana sobre las libertades públicas, pero re-
Para el Fascismo -:afirma Mussolini- la libertad personal cientemente la tarea lla stdo reaHzada con imparcialidad, conocimiento y
1 profundidad, a cuyo libro nos remitimos. Cfr. M. BaEILLART·MltHA~D, L es
11 ctttva, C~r. MARIANO _Dí AZ, Personalitá lndh·iduale e Organi::anone Co.
l! M•lnno Liber'é Pubbliques daTJ$ L'ltalia F(15cista. Libraire Rec. Serey, Pans 1939.
1937, pag. 7 y eig. Ademis, este libro está precedido de una exhaustiva expo.sición de la b!-
2
) _Cfr. BeNITO M ussOLJNJ, .PreluUio al Machiavelli en· Serio·1 D . bliografía sobre el tema y en la que va incluida la de los autores del re·
cors,, M1lano IV, pág. 108. ' · e IS· gimen, pág. I a XXV.

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J
Todos los órganos poHticos del Estado están infraordenados
a la potestad absoluta del Jefe de Gobierno que es el órgano
LA ORGANIZACIÓN INSTITUCIONAL DEL ESTADO supremo del Estado. Todas las instituciones fascistas nacen y
mueren en la voluntad del Duce; en sus manos están concen-
Para exponer la organización política del Estado fascista tradas la totalidad de las actividades jurídicas-poUticas del Es-
precisamos recordar la posición constitucional del Rey, porque tado 1) . 1!:1 es esa voluntad individual que Gentlle reclamaba
la monarquía pervive en el nuevo régimen, aunque sufriendo como fuerza substanclallzadora del Estado ético.
una profunda modificación. La sustitución del gobierno parla- La función legi~latlv~ del Estado casi está comprendida por
mentario por la nueva forma de gobierno monárquico-presi- la potestatl normativa del Capo del Governo, quien la realiza
dencial 1) establecida por la ley del 24 de diciembre de 1925 por la sanción de distintas especies de normas jurídicas: a) los
sobre las atribuciones del jefe de Gobierno e integrada por la decretos que reglamentan las leyes formales; b) los decretos
ley del 9 de diciembre de 1928 sobre el Gran Consejo del Fas- legislativos, emanados por competencia institucional o en vir-
cismo, no ha modificado la primitiva posición que en la Cons· tud de una ley de delegación; e) el decreto-ley, basado en la
ti tución al berlina tenía la Corona. Así, la primera de las citadas urgencia y necesidad de legislar sobre una materia dada, cuya
leyes, establece que "il potere esecutivo é esercitato dal Re per competencia legislativa no le pertenece; d) 1el reglamento re-
mezo del suo aoverno". gio; e) reglamentos autónomos del Jefe de Gobierno, que jurí·
Aunque ya veremos que el ejercicio de la función ejecu· dicamente ae fundamentan en su actividad discrecional. El
tiva atribuida a la Corona pertenece exclusivamente al Capo Gran Consejo del Fascismo es la más alta institución que
del govemo por explicita disposición del artículo 29 de la mis- sucede al Duce, es el órgano "de coordinación y de Integración"
ma ley y quedando reducida la institución regia a un simple¡ de todas las fuerzas organizadas del régimen y del Consejo
símbolo del Estado 2). privado del Jefe 'del Gobierno.
Este organismo }>oHtlco ha sido declarado órgano constitu·
1) Así denomina el profesor Donato Dona ti a la for~a del gobierno
italiano actual por oposici?n a la monarq~ía .~arlamen~ana, que era In clona! por la ley del 9 de diciembre de 1928, modificado post ~­
forma de gobi(rno establectda por la Constttucton alb~r_tma ante~ d~l ad· riormente por leyes del 14 de diciembre de 1929, 19 de diciem-
venimiento fascista. Cfr. DoNATO DoNATr, Sulfa Posuwne Costte'!zton~l~ bre de 1935 y 7 de enero de 1937. Lo componen: su Pre·
delta Corona n.el Governo MoTUJrchico Presidenuale, en: Raccoluz dt Scrtltl sldente, que es el Jefe del Gobierno; el Secretario, que lo
1i Diritto Pubblico in Onore di G. Jlacchelli, Milano 1938, pág. 237.
es el Secretario del Partido Nacional Fascista; los quadrumviri
2) "En cl gobierno monárquico presidencial la !nstituci6n regia no es
un simple símbolo privado de contenido. Al contrariO, el Rey es . un si m· de la Marcha sobre Roma en calidad de miembros permanentes.
bolo en un sentido substancial, en cuanto que es el alto custodio de la Además, son miembros del Consejo, en razón de sus cargos
volu~tad nacional de la cual el primer ministro es el representante histó· y por todo el tiempo que duren éstos: el Presidente del Senado
rico". Cfr. DoNATo DoNATI, Sulla Posi:ione Costitu:ionale della Corona, y el Presidente de la Cámara de Diputados; los Ministros se·
pág. 244. . . ., cretarlos de Estado para los asuntos exteriores, Interior, Gra-
En cambio, para Oreste Ranellett1, la sttuacton de la Corona con el
advenimiento del Fascismo -siempre en el de.r echo formal- no ha cant· cia y Justicia, Finanzas, Educación nacional, Agricultura, Cor-
biado: "La relación que ante! existía entre la Corona y el Consejo de Mi- poraciones y el . de Prensa y Propaganda; el Presidente da la
nistros existe hoy entre la Corona y el Jefe de Gobierno. Aquella disposi· Real Academia de. Italia; el Comandante general de la Milicia
ción Üey de 1925), no es que ha querido sustraer a la competencia del voluntaria; el Presidente del Tribunal especial para la defensa
Rey el altísimo control político de au acción, sino que sólo transfiere al
Jefe de Gobierno la competencia que primero era atribuida al Consejo
de loa Ministros". Cfr. O. RANELLETTr, lstituzioni di Dirilto Pubblico, Pa· 1) Cfr. PlERO BoooA, La Potest4 No171'14liva del Capo del Governo, c•l:
dova 1937, pág. 218. Raccolta di Scritti di Diritt~ in Onore de G. Yacchelli, pág. 43 y si¡.

300 301

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del Estado; el Prt!sidentc de la Confederación Nacional Fascisr.a i\ t•sta l'l'presentación nacional, cuya nominac10n individmll
y de la Confederación Nacional de los Sindicatos fascistas de depende, como lo hemos visto, de la voluntad del Duce, Guido
la Industria y de la Agricultura. Bortolotto la señala como el producto de una reforma que ja-
Las atribuciones del Gran Consejo son reglamentarias y lona la historia de los regímenes constitucionales, como una
consultivas. Reglamentarias, cuando interviene en la forma~ gran creación que n9 tiene precedente en ningún país. "El
ción de la lista de Diputados y en la vida interior del Partido parlamentarismo demo-liberal en Europa y en el mundo ha
fascista, y consultivas, cuando interviene asesorando en "todas tenido hasta hoy por modelo a la Cámara Inglesa; en el siglo
las cuestiones que tienen un carácter constitucional". Son nuevo, en el siglo del Fascismo, cuando ya pueblos y gobier-
consideradas de esta manera las proposiciones de leyes que nos se vuelven a Roma para estudiar las instituciones y los
conciernen a: 19) la sucesión al Trono, las atribuciones y pre- ordenamientos poUticos-sociales del régimen, la Cámara de
rrogativas de la Corona; 29) la composición y funcionamiento los Fascios y de las Corporaciones es el nuevo modelo original
del Gran Consejo, del Senado y de la Cámara; 39) las atribu- de asamblea, en el que deberán inspirarse los Estados que
ciones y prerrogativas del Jefe de Gobierno; 49) la facultad quieran adecuarse a los nuevos tiempo~·. "La nueva Cámara
por parte del poder ejecutivo para emitir normas jurídicas; lno seguirá, pues, ·ni en mfnima parte, al' modelo liberal-demo-
59) el orden sindical y corporativo; 69) las relaciones del Es- crático de importación extranjera, sino q~e será un tipo abs;>-
ta~lo y la Santa Sede; 79} los Tratados internacionales que
lutamente nuevo y absolutamente nuestto de asamblea legis-
importen modificación al tenitorio del Imperio; y 89) nomi· latiYa. Producto purísimo de la Revolución Fascista, que en
nación del Jefe de Gobierno 1 ). éste como en cualquier otro campo, ha afirmado su propia
Por ley del 19 de enero de 1939 se creó la Camera dei Fasci
e delle corporazione en definitiva sustitución de la Cám¡n·a de originalidad. Pero aunque se reniega de todo prejuicio dema-
Diputados. Este cuerpo, junto con el Senado del Reino, cola· cr&tico, en el . viejo sentido de la palabra, la Cámara de los
bot·a con el Gobierno en la formación de las leyes. Fascios y de las Corporaciones tiene, en cambio, una base
La Cámara de los Fascios y Corporaciones está integrada exquisita y p1·ofundamente popular, porque representa seria-
por los miembros del Consejo Nacional del Partido Fascista y mente al .pueblo, como entidad histórica y como colectividad
pot los miembros del Consejo Nacional de las Corporaciones; espiritual" 1}.
de donde resulta que está formada por la unión de las dos De la Constitución albe1•tina pervive junto al Rey el Senado
mélyores instituciones que tienen la exclusividad de la repre- del Reino, institución tfpicamente propia a los regfmenes mo-
sentación nacional. Por una parte, el Consejo Nacional del n[lr(]ulcos y que en el Estado fascista representa a la aristo-
Partido, a quien lo constituyen los jerarcas que dirigen los cracia, a las instituciones culturales, eclesiásticas y militares.
fascios; y pot· la otra, el Consejo Nacional de las Corporacio-
nes, formado por las corporaciones singulares que dirigen los Existen dos categorías de Senadores: algunos tienen el
intereses de la producción nacional. La calidad de miembro cargo por derecho hereditario, los otros, por nominación regia.
de la Cámara -establece el art. 59 de la ley de 1939- es reco· Son de derecho hereditario los Prfncipes de la familia real,
nocida por decreto del Duce del Fascismo, Jefe del Gobierno, quienes se incorporan al Senado a los 21 años de edad y tienen
a publicarse en la Gaceta Oficial del Reino. voto a los 25 años; siguen en orden de importancia al Presi-

1) Cfr. N. MACEOOIIIO, ll Gran Consiglio del Fasc~sr;zo Organo dell!' . 1) Cfr. Gmoo Boii~LO:n_-<>, Dottrina del Fascismo, ~)ano 1939, pá-
Costituoione; Roma 1934; ]EMOLO A. e;:., La Legge 9 Dtcte~re 1928, n~­ gma 575;. Vuou R., ll Pnnctpro della Rappresentanza polurca e la Camera
mero 2693 sul Gran Con$iglio del Fascismo ed el Concetto dt Legge CoSII· dei Fasci e dellc Corporazioni, en: Atti del Convegno per gli Studi di Po-
ltt<ionalc, en: Studi in Onure di O. Ranellettí, T . II, pág. 90. litica Estera, Milano, Giugno 1938.

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dente del cuerpo (artículo 34 del E statuto). Los otros senado- unlversftarios y Comandante de la Juventud Italiana del U-
res son nombrados vitaliciamen te por el Rey, en número no torio 1 ).
1~ 1 Partido penetra y absorbe las más delicadas tareas del
limitado. La nómina de estos últimos, es deliberada en Con-
I•:Ntndo, sean éstas de orden puramente politicas o sean tam·
sejo de Ministros y propuesta por el Jefe del Estado a la con-
hl~n de fndole jurídica. El Partido único o Monoparttdo, es una
sideración del Rey 1).
tnslltuclón de derecho público, provista de personaUdad jur[-
dka, que integra la función del Estado y tiene, por ley, la re-
prcs<'ntuclón de la totalidad del pueblo ' ).
EL PARTIDO .NACIONAL FASCISTA

El Partido Nacional Fascista es una milicia civil voluntaria


a :as órdenes del Duce y al servicio del Estado fascista (ar-
tículo 19 del Estatuto del P. N. F.). Su objeto e~> la defensa y
el potenciamiento (potenziamento) de la Revolución, y además,
la educación polftica de los Italianos. Los miembros del Par-
tido comprenden la vida como deber, como elevación, com0
conquista, y tienen siempre presente el mandamiento del Du-
ce: " Credere, Obbedere, Combattere" (articulo 49 del Estatuto
del P. N. F.).
El Partido Nacional Fascista como Partido polftico único
que realiza la representación totalitaria del pueblo, es un ór-
gano político del Estado: el Duce del Partido es el Jefe de Go-
bierno; el Gran Consejo del Fascismo, órgano supremo del
Partido, es también un órgano constitucional del Estado; el
Secretario del Partido es Ministro del Gobierno, lo que permite
a los publicistas del régimen considerarlo como jefe del "dis- 1) P ara el conocimiento de la organir.ación del P . N. F ., Cfr. S.uv.&.-
catero político" del Estado F ascista. A este jer arca del Partido TORE C.UBONARO, ll Partito NazüJMle Fa4ciJta e la JUa Structura Gwri·
lo designa el Rey a propuesta del J efe del Gobierno. dica, Firenze 1939, pág. 133 y aig.
1
1) Los jurist as del régimen no están de acuerdo en cuanto a la cali-
El Secretario del P. N. F ., además de sus funciones en· el ficación de l a naturaleza jurídica del Partido Nacional Fascista. Mientra11
Partido y como Ministro del Estado le corresponde desempe- unos -verbigracia: G. ÁMBAOStNJ, La Posizione Giuridica del Partito Fas-
ñarse como Secretario del Consejo Fascista, como miembro de cista nello Stato, en : Circolo Giuridico di Palerrrw, 1931, pág. 173- IIOI·
la Comisión Suprema de Defensa, del Consejo Nacional de las tienen que se trata de un verdadero órgano del Estado, otros -V. ZANCARA,
ll Partito e lo Stato, Catania 1936, pág. 104; V. FERAcr, Jnstituzioni de Diritto
Corporaciones, del Comité Corporativo Central, del Comité Pubblico, Milano 19M. pág. 15!>-- niegan al Partido el carácter de órgano
Permanente del Grano, del Consejo Superior de la Educación del Estado, para ~oBtener que es una persona jurídica de derecho público;
Nacional; es, también, secretario de los Grupos de los fascistas por último, en una tercera posición - Au:ssANDAO GROPPALI, DottriTUJ dello
Stato, Milano 1937, pág. 235; LEvt L. R., La Posizione Giuridica del Par·
tito nell'ordinamento deUo Stato, en: Archivio di Studi Corporativi, 1933,
1) Cfr. RoMoo Vuou , La Rappresentanza Politica del Senato del extracto pág. 31- afirman que te trata de una inetitución de derecho pú-
Regno, en: Raccolta di Scritti di Diritto Pubblico in Onore di G. Yacche- bllco, 1Ubaidiaria del Estado. .
lli, pág. 495 y sig.
30 f
304 llamvar .- l o.

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II

EL ESTADO SOVIÉTICO RUSO


L.t\ ABSOLUTIZACIÓN DE UNA CLASE ECONÓMICA

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EL ESTADO ECONÓMICO TOTAL

L,..a economificac16n del Estado, por la que se otorgan a


éste exclusivas funciones económicas de dominación, se for·
mula.P históricamente en la organización soviética rusa, donde,
seg(í1Ín las palabras de un jurista del réglmen: "el Estado se
tranSlsforma en la U. R. S. S. de sujeto politlco, que ya no lo es
más, ,, en un sujeto económico" 1).
U(Jna cosmovlsión racionalista y materialista nacida de la
exaccerbación dialéctica del inmanentismo y antropocentrismo
bur~ués, politicamente expresada en la ortodoxia comunista·
mar~·zista, conforma una pura concepción económica del Estado.
En eefecto: el Estado soviético es concebido como una suprema
comtJUn1dad de producción y -a qulen mueve la fe en la omnlpo-
tenc~ia de la técnica dirigida conforme a una economfa pla-
nific~ada.
Irgual que a todos los bienes y objetos de Cultura, el mar-
xismrtO concibe al Estado como una simple resultante de las
conddfclones económicas de la producción. Para Federico Engels,
la soociedad, que se mueve en los antagonismos de clases, tiene
nec#sldad del Estado, es decir, de una organización de la clase
explllotadora de cada época, con el afán de mantener las con-
dicto<>nes exteriores; con el propósito, en particular, de man-
ten~r por la fuerza a la clase oprimida en las condiciones de
explllotacl6n exigida por la forma de producción existente. El
Ests&do es el representante oficial de toda la sociedad, su sin-
t) ) Cfr. G<>lcuauc, Troltlt d• Droit Civil tt Comrrurcial, T. 1' , 22, pá·
11lna • 1\.

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tesis en una corporación visible, pero sólo en la medida que existir. En este intermedio debe realizarse la democracia para
es el Estado de la clase que representa en su tiempo toda la la vasta ~ayorfa de la Nación, suprimiendo por la fuerza, a
sociedad: Estado de los ciudadanos propietarios de esclavos los explotadores y opresores del pueblo. "Así nos encontrare-
en la antigüedad; Estado de la nobleza feudal en la Edad mos -afirma Lenin- que tan sólo en la sociedad comunista
Media y Estado de la burguesía en nuestros días. Mas, llegando cuando la resistencia de los capitalistas haya sido rota final:
a ser el representante efectivo de la sociedad entera, se hace mente; cuando los capitéilistas hayan desaparecido; cuando ya
superfluo, afirma Engels, subrayando el carácter instrumental no haya clases, es decir, cuando ya no haya diferencia entre
de dominación del Estado, y como consecuencia, su transito· los miembros de la sociedad con respecto a su situación social
riedad existencial. "Desde el momento en que ya no hay una y a la producción, s6lo entonces desaparecerá el Estado 11 se
clase social que mantener oprimida, desde que se suprimen podrá hablar de libertad. En aquel momento será posible y po-
al mismo tiempo que el dominio de clases y la lucha por la drá implantarse una democracia verdadera, una democracia
vida individual, fundada en la antigua anarquía de la produc- sin excepción alguna. En aquel instante, solamente entonces,
ción, las colisiones y los excesos que de ahi resultan, ya no la democracia empezará a desterrar, en virtud del simple he-
hay que reprimir nada y deja de ser necesario un poder espe- cho de librar al pueblo gradualp1ente de la esclavitud capita-
cial de represión, o sea el Estado. El primer acto por el cual lista, de los innumerablese horrores, salvajismos absurdos e
se manifiesta el Estado realmente como representante de toda infamias de la explotación capitalista, y se acost~mbrará a la
la sociedad, es decir, la toma de posesión de los medios de observancia Qe las reglas elementales de la vida social, cono-
producción en nombre de la sociedad, es al mismo tiempo el cidas desde hace siglos, repetidas durante miles de afios en .
último acto propio del Estado. La intervención del Estado en todos los sermones y no cumplidas nunca. Insensiblemente
los asuntos sociales, se hace progresivamente superflua y aca- todos se acos~umbrarán a su observancia sin apelar a la fuerza,
ba por languidecer. Al gobierno de las personas lo sustituye sin restricciones, ·sin sujeción, sin un aparato especial para
la administración de las cosas y la dirección de los procesos de su control que se llame Estado y sin organizaciones que se le
producción. El Estado no es abolido, muere" 1). parezcan". "El concepto el Estado se destierra -sigue Lenin-
Lenin agrega, con su libro Estado y Revolución aparecido • está muy bien escogido, pues indica la naturaleza gradual y
en 1917, al acabado edificio conceptual del marxismo, una teo· elemental del proceso; tan sólo la costumbre podrá producir
ría sobre el papel que debe desempefiar el Estado en el Inter- y producirá tal efecto, pues hemos visto millones de veces cuán
lunio que va, desde la demolición de la estructura capitalista proñtamente se acostumbra la gente -a ~bservar las reglas ne-
a la implantación de la sociedad comunista. Interesa explicar, cesarias para la vida en comunidad, cua{ldo no hay explota-
aunque sea someramente, esta concepción que suministra a la ción, cuando no hay nada que origine disgustos, que motive
elucubración pura de Marx y Engels cierto cariz de posibilita- la protesta y engendre la revolución, expresión violenta que
ción histórica y que fué, además, el paradigma sobre el que las Uranfas han hecho posible". "En reallda<t -agrega Lenin-
se realizó el Estado soviético. en la sociedad capitalista tenemos una democracia mutilada,
Para Lenin, Engels estuvo clarísimo, cuando en su carta a miserable, falsa; una democracia solamente para el rico, para
Bebe! le decfa que el proletariado necesita del Estado, no i m- la minoría; para los menos. Tan sólo la dictadura del proleta-
pulsado por su afán de libertad, sino, simplemente, con el fin riado, el período de transición al comunismo, producirá por
de aplastar a sus contrarios, ya que recién se podrá hablar vez primera una democracia para el pueblo, para la mayoría,
efectivamente de libertad cuando el Estado haya cesado de juntamente con la supresión necesaria de la minoría, consti-
tuida por los explotadores de la mayorfa. Solamente el comu-
1) Cfr. FEDERICO ENCELS, El Anti-Dilhring, Trad. esp. de José Vcrdf's nismo es capaz de dar una democracia completamente real, y
Montenegro y Montoro, Editorial Claridad, Buenos Aires, s. d. pág. 308·309.

3.10 311

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das de represión, nadie en el sentido de clase, en el sentido
o

cuanto mayor se& el grado de desarrollo del Estado, más rápi- de luchas sistemáticas contra una parte determinada del pue-
damente se hará innecesario y se desterrará a s[ mismo como blo como existe actualmente. Al pensar asi no somos utopistas,
algo superfluo e fn11til. En una palabra: bajo el capitalismo y de ninguna manera negamos la posibilidad e inevltabilidad
tenemos un Estado que no es más que un instrumento especial de los excesos individuales, a11n convencidos de la necesidad
para la supresión de una clase por otra, y, por lo tanto, para de evitar tales excesos ·a toda costa. Tenemos que en primer
el dominio de la mayorla por la minoria, de los más, por los término, no habría necesidad de ninguna máquina especial ni
menos. Claro es que, para evitar la supresión sistemática por de ningún instrumento especial de represión: la nueva ley la
la minoría de los explotadores de la mayoría de los explota¡ impondrfa la misma Nación armada, tan sencilla y expedita-
dos, será preciso llegar a los más crueles extremos y derramar mente como en la sociedad moderna impide la gente civilizada
mares de sangre, a través de los cuales marchará la humanidad 'que lleguen a las manos dos combatientes o no, permite que
hacia una nueva era en la que no· exista la esclavitud, el ser- una mujer sea ultrajada sin castigo. En segundo término, ya
vilismo y el trabajo a jornal y todas otras formas de explota· sabemos que la causa fundamental de los excesos contrarios
ción". "En el período de transición -insiste Lenin- del capi- a las reglas de la vida social, es la explotación de las masas,
talismo al comunismo, habrá que implantar medidas de su necesidnd y su pobreza actuales. Si suprimimos esta causa
supresión, que en este caso pueden limitarse a la sustitución primordial, los excesos comenzarían a desterrarse inevitable-
de la minorfa de explotadores por la mayorfa de los explotados. mente. No conocemos con qué prontitud y en qué término,
Tendremos necesidad para ello de un instrumento especial pero si sabémos que serian desterrados. Con su destierro que-
que nos permita llegar a la supresión del Estado, que entonces darla desterrado el Estado" 1 ).
será un Estado transitorio y no un Estado en el sentido ordi- Más recientemente, en el informe presentado por Molotov
nario de la palabra y en la acepción corriente ahora. Reem- ante el VII Congreso de los Sovíets, pergeñando la nueva Cons-
plazar la minoría de los explotadores por la mayorfa de los titución rusa, reiteraba la primaria concepción marxista que
que ayer mismo eran esclavos a jornal, es un asunto compara- considera al Estado como instrumento de opresión en las lu-
tivamente fácil, simple y natural, que costará mucha menos 1,
chas de clases y confirmaba el carácter puramente combativo
sangre de los levantamientos de esclavos, siervos o trabajado- del Estado soviético. "La dictadura proletaria, que se apoya en
res a jornal que con ello se evitarla, ahorrando a la raza la alianza de los obreros y campesinos, es un Estado' de nuevo
humana muchísimos males, dolores muy cruentos al conseguir tipo. Este Estado ha surgido como resultado del triunfo de la
la difusión de la democracia entre la gran mayoría de la Na- clase obrera sobre la burguesfa, con el fin de liquidar por
ción, no habría necesidad de ese instrumento especial para completo a la burguesía y las clases en general. Si la burguesía
llegar a la supresión de los explotadores, de los capitalistas. hace actualmente tentativas desesperadas, aunque estériles, de
:¡;':stos no son capaces de suprimir al pueblo, sin contar cou perpetuar las clases y la dominación de la minorfa sobre la
medios mucho más complicados que habria de facilitarles el mayorfa, realizando con este fin transformaciones y r.eformas
mismo pueblo, mientras que el pueblo puede suprimir a los antidemocráticas en su aparato estatal, el poder sovUttco mar-
explotadores con medios mucho más sencillos y aún casi sin cha inflexible y triunfalmente hacia el objetivo opuesto: hacia
medios de ninguna clase, sin ning11n aparato especial, por la la liquidación de todas las clases y de todas las supervivencias
simple organizaci6n de las masas armadas, organizadas en con- del capitalismo en la propia conciencia de los hombres. En
sejos de diputados, soldados y obreros, representación de todo manos de ra clase obrera, el aparato del Estado está puesto al
el proletariado". "Hemos. de decir -sigue Lenin-, por 11ltlmo,
que sólo bajo el comunismo &e harla completamente innece- 1) Cfr. LJ:mN, El EJtado r la Revolució'! del Prolelariado, edición d~
la Biblioteca de Cultura, Barcelona, a. d., pag. 95-98.
sario el Estado, porque no habrfa nadie a quien aplicar medi-
313
H2

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serv1c1o de la construcción de la sociedad socialista sin clases nuevo régimen. Con carácter de ley establecía dicha declara-
y de la supresión de todo género de obstáculos que haya en el ción las bases del Gobierno y expresaba el propósito esencial
camino. El Estado, como aparato especial, fué creado hace de "suprimir toda explotación del hombre por el hombre". Los
muchos siglos, pero únicamente el poder obrero y campesino artículos de esta declaración de derechos forman la parte dog-
es el que lo na transformado de instrumento de dominación mática de la Constitución del Estado ruso aprobada medio año
de la minoría sobre la mayoría, en un aparato de poder de la después, el 10 de julio de 1918, por el Quinto Congreso Panruso
mayoría sobre la minorfa" 1). de los Soviets. De acuerdo con las bases de Lenin, la Constitu·
Si el Estado de Derecho liberal-burgués se halla legitimado ción debfa tener un valor transitorio, ya que organizaba la
en la medida que representa la organización necesaria para Dictadura del Proletariado para aniquilar Ja tmrguesía y esta-
garantizar los nombrados derechos individuales de la liberta:!, bh>cer un orden social sin Estado ni diferencias de clases. El
el Estado soviético lo está, en cuanto ejerciendo un poder sin sistema de los Soviets es la organización política que ejerce
condicionami~nto ético 2), sirve a los fines revolucionarios de la Dictadura, teniendo el sumo de la autoridad el Congreso
una clase económica. En consecuencia, ~1 Estado soviético es Panruso y representando a éste, durante el periodo de receso,
un absurdo jurídico ya que es una revolución organizada en el Comité Central Ejecutivo. J
un poder combativo e incondicionado 3). Varios años más tarde, se resolvió unir las separadas Re-
El Estado adquiere un mero valor instrumental en manos públicas soviéticas, ligadas mediante acuerdos, en una Unión
de la dictadura de un par~ido polftico, cuya doctrina está de Repúblic!ls Socialistas Soviéticas, lo que se hizo por una
ortodoxamente conformada por un orbe mental concreto. Cuan- nueva Constitución ratificada en mayo de 1925. Comparada
do en páginas subsiguientes estudiemos el Estado Nacional- esta nueva Constitución con la primera de 1918, se nota la
socialista alemán, nos encontraremos frente ~ la misma con- supresión de la Declaración de los Derechos que iniciaba aqué-
cepción mediatizadora del Estado. lla, lo mismo que· todos los articulas de carácter programático,
aunque en el proemio expresa que se basa en aquella declara-
ción. Esta Constitución recibe modificaciones de detalles, ·~l
26 de abril de 1927 y el 17 de marzo de 1931.
RESEÑA DE LA EVOLUCIÓN CONSTITUCIONAL DE LA U. R. S. S. Por último, el VIII Congreso de los Soviets de la U. R. S. S.
•ha adoptado, el 5 de diciembre de 1936, una nueva Constitución
La historia de las constituciones soviéticas se inicia con la confeccionada conforme a las disposiciones del texto reempla-
Declaración de los Derechos del Pueblo Laborioso y Explotado, zado, es decir, sin interferencia en la continuidad jurídica-
escrita por Lenin y adoptada por el Congreso de los Soviets formal. Se debe ella a la iniciativa del Comité Central del
en enero de 1918, dos meses después de la Implantación del Partido Comunista, y en este Comité impera la voluntad de
Stalin, que es el Secretario del organismo, y de hecho, J efe
1) Cfr. V. Motorov, La Sociedad Socialista r la Democracia Sovié- del Partido y del Estado.
tica. Editorial Impulso, Buenos Aires 1936, pág. 135-136.
2) "Decimos que nuestra moralidad está ~nteramente subordi~ada a El 6 de febrero de 1935 resuelve el Congreso de los Soviets
los intereses de la lucha de clases del prolet.a nado. Nuestra moralidad se pr<Jceder a "precisar la base social y económica de la Consti·
deduce de los intereses de la lucha de clase del proletariado". Cfr. L&NIN, tución en vista de adaptarla a las condiciones actuales de las
La Religión, cap. VII: Moral comunista y moral religiosa; Editorial Pro· fuerzas dEl clases en la U. R. S. S. '(la creación de una nueva
blei!Uis, Buenos Aires 1941, pág. 49. industria socialista, el aplastamiento de los ",kulalcs", la victo·
3) Cfr. M. ORLANDO, Metodo e Tecnica Giuridica neUa Dottrina So·
viética, en: Scritti della Facoltá Giuridica di Roma in Onore di A. Salan· ria de la colectivización, la institución de la propiedad socia-
dra, pág. 59. lista, base de la sociedad soviética, etc."), y a democratizar el

3.14 315

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sistema electoral para tener en cuenta los cambios sobreveni- dentes y no residentes, entre poseedores y no poseedores, entre
dos en el estado material y cultural de la U. R. S. S. que gentes instruidas y no instruidas; 69) La nueva Constitución
autorizan ir hacia la libertad e igualdad política. El proyecto no se limita a fijar derechos oficiales para los ciudadanos, sino
originado en esta resolución estuvo terminado para el 11 de que el centro de gravedad de la cuestión lo fija sobre los me-
junio de 1936 y fué redactado por el Comité Ejecutivo Central dios de realizarlos. Esta _Constitución no proclama simplemente
sobre las bases de un ante-proyecto elaborado por una comi- la Igualdad de los ciudadanos, sino que les garantiza, consa-
sión especial que presldfa José Stalin. Una vez sometido a !a grando por vía legislativa la liberación de toda opresión eco-
discusión popular, considerados los múltiples proyectos de en- nómica. No proclama simplemente el derecho al trabajo, sino
miendas sometidos a la Comisión de la Constitución, el pro- que lo hace efectivo, suprimiendo el paro. No proclama sim-
yecto fué . votado por la unanimidad del Congreso. plemente las libertades democráticas por vía enunciativa, slno
Stalin -verdadero autor de la Constitución, que ha sido que las consagra por los medios materiales determinados 1).
nominada por aparceros y rivales con el epíteto de staliniana-
en el informe que presentó al Congreso destacaba las siguien-
tes particularidades esenciales de la nueva Jrdenación consti-
tucional del Estado obrero: 19) La Constitución representa el LA BASE ECONÓMICA DEL ESTADO
balance de las conquistas ya obtenidas, y es, por consiguiente,
la fijación legislativa de lo que ha sido ya obtenido y conquis- La última Constitución rusa ha eliminado su tónica de ca-
tado en realidad; 29 La base de la nueva Constitución son los rácter polémico, suavizó aquel acento de desafío y de provoca-
principios del socialismo, sus principios fundamentales ya con- ción, de mística r evolucionaria que estaba presente en las pre·
quistados y realizados: la propiedad socialista de la tierra, de cedentes, y se ofrece como una Constitución de conciliación
los bosques, de las fábricas y otros instrumentos y medios y de amnistía, determinada por la necesidad de reducir a la
de producción; liquidación de la explotación y de las clases unidad todo el pu€blo, sin que el régimen sea mayormente sen-
explotadoras; liquidación de la miseria de la mayoría y del tido 2). Su capitulo inicial se relaciona con la organización social
lujo de la minoría; liquidación del ~aro; er trabajo como obli- de la U. R. S. S. y su primer artículo nos da la clave de dicha
gación y deber de honor de cada ciudadano apto para el tra- ordenación económica al definirlo como el Estado socialista
bajo; 39 A diferencia de las Constit uciones burguesas, la de los obreros y campesinos. Inmediatamente -en el articulo
Constitución de la U. R. S. S. parte del hecho de que no exlste!l 29- se establece su carácter de E stado sindicalista integral o
ya clases antagónicas; que la sociedad está ~ompuesta de dos Estado de Estamento puro, en el léxico de Othmar Spann: "la
clases amigas entre sf, de los obreros y campesinos; que la base política de la U. R.. S. S. está constituida por los soviets
dirección estatal de la sociedad -Dictadura- pertenece a la de diputados de los trabajadores, que se engrandece y consoli·
dase obrera corno clase vectora de la sociedad; 49) La Consti- da a medida que se va venciendo el poder de los grandes pro-
tución es profündamente internacionalista. Parte del punto de pietarios terratenientes y de los capitalistas y merced a la
vista que todas las naciones y razas son iguales en derecho. conquista de la dictadura del proletariado". En consecuencia,
Parte del principio de que la diferencia de color y de lenguaje, la Constitución del Estado ruso hace residir la fuen te de todo
del nivel cultural o del nivel del desarrollo estatal, no pueden poder político, en los trabajadores urbanos y campesinos.
servir para justificar la desigualdad de derechos entre las na-
ciones; 59) Caracteriza también a la nueva Constitución su 1) Cfr. JosÉ STALIN, La Nueva Constitución Soviética, Ed. Publicidad
d. pág. 13 y aig.
1.
democracia, consecuente y sln desfallecimiento. No reconoce 2) Cfr. J. B ART HELEMY, La Nouvelle Constitution de L'U. R. S. S., en:
diferencias de derechos entre hombres y mujeres, entre resi- Rtvue de PariJ, N 9 17, 1936, pág. 5 y eig.

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La base económica de la U. R. S. S. está constituida por el
sistema socialista de la economfa, por la propiedad socialista es el patrón supremo y, frente al cual, las empresas, los sindi-
de los instrumentos y medios de producción y de la tierra, catos, ~os trusts y las cooperativas no son sino simples ruedas,
que reviste la forma de propiedad del Estado o la forma de Y sus mtegrantes, meros funcionarios del Estado 1).
propiedad cooperativa-koljoziana. Recordemos, que el "Kolkho- Reite:an~o un precepto que figuró desde eJ primer documen-
ze" es la forma de explotación agraria colectiva que reemplaza to constituciOnal de la lJ. R. S. S., la Constitución vigente con.
en Rusia la cultura individual del suelo. En efecto: un "Kol- sagra en el artículo 129 la obllgación social del trabajo: "El tra-
khoze" aduna algunas decenas o centenas de familias labrie- bajo en la Y· R. S. S. es para cada ciudadano apto, un deb~r
gas que poseen en propiedad común las herramientas, los trac- Y una cuestión de honor, según el principio: el que no trabaja
tores, las máquinas, las vacas lecheras, los caballos y todos los no come". El principio es de incontaminado abolengo cristiano
otros elementos del capital de explotación; ellos cultivan la Y las palabras pertenecen literalmente a San Pablo. "Dignus
tierra en común, pero reparten la cosecha en proporción al cuim est oper~rius cibo suo" le instruye Jesús a sus Apóstoles,
trabajo hecho por cada uno; la unidad de cálculo que interviene como lo ensena San Mateo Evangelista (cap. 10, v. 10) y San
en esta distribución es la jornada de trabajo, que se mide por Pablo afirma: "Si alguno rehusa de trabajar, que no coma"
las áreas de terreno roturado o por la cantidad de granos sem- (Ep. II Thessal. III. 10). Pero es Santo Tomás de Aquino quién
brados 1 ). sistematiza, con la sapiencia de su genio cristiano toda una
La tierra ocupada por estas colonias colectivas está dada doctrina sobre la "obligatione laborandi" 2). '
en posesión gratuita y a perpetuidad (artículo 89 de la Consti- La estr~ctura col~tivista totalltaria signüica que en el
tución). Pero a la par del sistema socialista de economfa se Estado soviético no eXIste la separación entre la esfera pública
admite las pequeñas economfas privadas de los campesinos in- Y la esfera de las libres ·relaciones privadas, y que el poder pú-
dividuales y de los artesanos, fundadas sobre el trabajo perso- blico resume en sí la totalidad del poder polftico y del poder
nal y excluyendo la explotación del trabajo ajeno (articulo 99 económico. Estas Salentes colectivistas desembocan siempre
de la Constitución). También protege el derecho de propiedad -se ha recordado una enseñanza de Maurice Hauriou- en Es-
privada sobre las rentas y los ahorros provenientes de su tra- tados orientados militarmente y sostenidos en pie de guerra.
bajo, sobre la casa-habitación y la economfa doméstica auxiliar, La fuerza colectivista se revela cruelmente como bélica. Hay una
lo mismo que el derecho de herencia de la propiedad privada. razón profunda para formar en brigadas a toda la población
La vida económica de la U. R. S. S. está condicionada por el para movilizar todas las riquezas como lo exige una organiza:
sistema de planüicación que permite imprimirle forma y carác- clón colectivista, y es que, no puede ser soportada, sino en
ter de acuerdo a un ideal predeterminado (articulo 119 de la vista a la guerra y a la industria de guerra. Pero anotemos que
Constitución) . El establecimiento de los planes comporta por ~:ste sistema se muestra peligroso para la seguridad del Estado
si mismo toda clase de fricciones y dificultades que exigen donde éste, por medio de la absorción de toda la riqueza na-
la conciliación de los puntos de vista y la coordinación de los
intereses divergentes. Pero es sobre todo en la ejecución de los 1
) Cfr. ALEX. DE SICALAS, Le Statut des Entreprises Gouvernementa·
planes económicos que surgen las düicultades y donde las dis- les en U. R. S. S., París 1936, pág. 10.
tintas empresas gubernamentales enzarzan sus funciones y fa- 2
• ) Para e] J:?octor Angélico todos loA hombres han de hacer a la so·
cultades, que obligan la intervención decidida del Estado, que c1edad _la prestac16n personal de su trabajo, pues, además de la finalida'.i
econ6m1ca de ganar el eustento de cada día lo tiene también moral ya
1) Cfr. LEWlS L., LoawtN ET A. AIIRAMSON, Le Stade A.ctuel de L'Evo· que con el t.r abajo se ~;vi ta el ocio, que es :1 venero de todos los vi~ios
lution Econ.omique et Sociale IÚI L'U. R. S. S., Geneve 1936, pág. 8 y aig. Y se realiza .Ja propia vocación, que es también un deber moral. Cfr. JAN:
tores, las máquinas ,las vacas lecheras, los caballos y todos los SSEN, Doctrina S. Thomae de Obligatione Laborandi, Apud. Eph. Lo-
van 1924.
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cional, impide el crecimiento de todo Incontrolado e imprevis- materias .n o enumeradas pertenecen a la competencia de los
to acumulamiento de bienes nacionales, que en periodos de fi- gobiernos ·locales. La presunción de competencia existe en pro-
nanzas extraordinarias permite que las resistencias duren y vecho de estos .últimos, que son los sujetos de los poderes re-
rebasen los Hmites de lo previsible 1), manentes o reSlduales. Son del resorte del gobierno federal: a)
La representación de la U. R. S. S. en las relaciones interna-
cionales; b) L~s cuestiones de guerra y paz; e) La admisión
LA ORGANIZACIÓ:-1 INSTITUCIONAL DEL ESTADO de nuevas Republicas; d) El control y la ejecución de la Cons-
titución de la U. R. S. S. y las medidas aseguradoras de la
Podriamos calificar la estructuración poHtlca de la U. R. S. S. conformidad de las constituciones de las Repúblicas federadas
a través de su última expresión constitucional -que sigue de f'On la Constitución de la U. R. S. S.; e) La aprobación de las
cerca a la Constitución de Suiza- como un Estado federal cons- modificaciones de fronteras entre las Repúblicas federadas· f)
tituido sobre la base de la unión libremente consentida de las La aprobac~ón de la formación de nuevos territorios y reglo~es,
Repúblicas socialistas igualadas en derecho (articulo 13 de la como tamb1én de las nuevas Repúblicas autónomas en el seno
Constitución). ele las Repúblicas federadas; g) La organización de la defensa 1
Sorteando, aunque sea provisorlamente, la dificultad que de In U. R. S. S. y la dirección de todas las fuerzas armadas de
existe en la teorética del Estado, que no ha podido llegar a In U. R. S. S.; h) El comercio exterior sobre la base del monopo-
ninguna tipificación ideal del Estado federal que sea unánime- lio rtel Esta~o; i) La salvaguardia de la seguridad del Estado·
mente aceptada, y sólo extrayendo un criterio diferencial del de· j) El establecimiento de los planes de la economía nacionaÍ
recho positivo constitucional moderno, podemos sefialar como ele la U. R. S. S.; k) La aprobación del presupuesto único de la
trazos característicos de esta forma de Estado a los siguientes: V. R. S. S., los impuestos e ingresos relativos al presupuesto
la participación de los Estados miembros en la formación de la de la U. R. S. S., ·a los presupuestos de las Repúblicas y a los
voluntad del Estado central y la autonomia constitucional de ta- presupuestos locales; 1) La dirección de los bancos, de los es-
les Estados-miembro~, entendida ésta como el derecho de darse tablecimientos y de las empresas industriales, agrícolas y co-
libremente una Constitución y de modificarla a su arbitrio. merciales de toda la U. R. S. S.; m) La dirección de los trans-
Se ajusta, entonces, formalmente, la Constitución rusa a dichos portes y la administración de los P. T. T.; n) La dirección del
cánones, pues, uno de los órganos del poder legislativo, el Con- sistema monetario y de crédito; o) La organización de los segu-
sejo de Zas Nacionalidades representa a las Repúblicas federa- I'Os del Estado; p) La conclusión y concesión de los· emprésti-
das, a las regiones autónomas y a los distritos nacionales (ar~ tos; q) El establecimiento de los principios fundamentales de
tfculo 35 de la Constitución); y, también, "cada república fed~ la posesión de la tierra, el subsuelo, de los bosques y de las
rada posee su Constitución, la cual tiene en cuenta las particu- aguas; r) El establecimiento de los principios fundamentales
laridades de la República y está establecida en plena confor- en el dominio de la instrucción pública y de la protección de
midad con la Constitución de la U. R. S. S." (articulo 169). la salud pública; s) La organización de un sistema único de la
El procedimiento técnico adoptado por la Constitución rusa estadistica de la economia nacional; t) El establecimiento de
para la distribución de las competencias entre el Estado federal los principios de la legislación del trabajo; u) La legislación so-
y los Estados miembros consiste en enumerar .limltat1vamente bre la organización y los procedimientos judiciales; v) Las le-
las atribuciones del gobierno central, de manera que todas las yes sobre la ciudadanía de la U. R. S. S., las leyes sobre los
derechos de los extranjeros; w) La promulgación de los actos
1) Cfr.VtCTOR L'OONTOVITSCH, Le Con1ecuenze delle Colkuivistiche federales de amnlstfa.
del/a TWOvaCostituzione dell' U. R. S. S., en: Rivilta di Diritto Pubblico,
Fascicolo XII, 1937, P'l· 589 '! aig. El articulo 15 establece que "la soberanfa de las Repúblicas

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federales -repite el mismo eiTor del artículo 39 de la Constl· culhoun J J en América y por Seydel 2) en Alemania- tuvie..
tución de Suiza que confunde el concepto de soberanfa con el ra una posibilidad real y no fuera, como es, una simple enun·
de autonomía 1 ) - no tiene más limites que los indicados en el clncl6n verbalista, quedaría reducido el Estado federal ruso a
articulo 149 de la Constitución de la U. R. S. S. Fuera de estos tma Confederación de Estado.
lfmites, cada República federada ejerce el poder de Estudo de Como es propio en toda organización federal, la Constitución
una manera independiente". <.Iel Estado ruso consagra la supremacía jurídica del Estado
Establece la Constitución rusa el derecho que cada Repúbll· ' central sobre los Estados-miembros, y en virtud de ella, en las
ca federada conserva para separarse libremente de la U. R. S. S. situaciones de colisión, .prima la ley federal (artículo 209).
(articulo 17 de la Constitución). Si esta facultad de secesión .En divergencia radical con la primitiva legislación sobre
-que en la doctrina clásica fuera gallardamente sostenida por nacionalidad soviética -establecía el principio de la doble na·
cionalidad: federal y local S)- la Constitución vigente consa-
1) La aseveración de que el Estado central es una organización fe. gra una ciudadanía única para la U. R. S. S. (artículo 219).
deral que goza de soberanía y que los Estados miembros sólo son corpora·
ciones autónomas, es incontrovertible siempre ·que se acepte la concepción Para la precisa configuración del Estado soviético debemos
monista de la .eoberanía. Otra cosa es, si se acepta la concepción pluralist'\ considerar, además, el conjunto de las instituciones a través de
y relativa de soberanía, pero no está demás recordar que con ello va in·
volucrado la esfumación del propio concepto de soberanía. 1) Calhou:l ~ostiene una singular teoría sobre los State Rightl, por
La confusión está en que suelen involucrarse en discusiones políticu la cual otofga a los Estados·miembros del Estado federal derechoa inoon·
Ioft términos soberanía y autonomía. "Si por soberanía se entiende la inde- dicionalmente soberanos e independientea. Así, -:uando un Estado-miembro
pendencia de todo poder político exterior a la colectividad estatal, claru ve amenamda y en peligro au seguridad y existencia, y según au decisión
es que con respecto a las demás colectividades extrae$tatales el vocablo tic. soberana se ultrapasa las expresas atribuciones federales, tiene derecho a
ne sólo valor negativo, pues ~ignifica que no existe competencia política rescindir el pacto federal, el llamado derecho de secesión. Esta teoría de
superior. El significado positivo de esa palabra se d3 en la colectividad !!N· Calhoun fué aplicada .como justificación de la secesión de los Estado& del
tatal. Lo que existe dentro dtl Estado no es soberanía, es coordinación Sud en la guerra de 1861-1865. Cír. CALHOUN, fP orks, 1851, T. 1, pági·
necesaria. Las discusiones políticas no se refieren a la soberanía, autode· na 138 y sig.
terminación política, sino a la estructura de la integración". C(r. EDUARDV 2) La teoría sobre el federalismo de Seydel es el acabado desarrollo
L. LLORENS, La Autonomía en la Integración PolCtica, Madrid 1932, pág. 76. de la del americano Calhoun y la acentuación de la parte drástica de esta
En Alemania, partiendo del concepto de que el Estado ccntrnl posee teoría, al proclamar que el concepto del Estado federal (Bundesstallt) era
los derechos soberanos de establecer la competencia de las compctcucia1 jurídicamente insostenible y sin valor alguno. "Todas las formas de Esta·
(lúJmpetenz-Kompetenz), se niega por la doctrina clásica germana -que do -sostiene- a las cuales estamos acostumbrados a darles el nombre de
eegún Rugo Preus discutió el problema sobre suelo jurídico, pero con in· Bundesstaat, puede ser una de dos: Staat o Staatenbünde" (Estado o Con·
fluencias políticas- que los Estados-miembros puedan ser soberanos en federación de Estados) , es decir, no puede ser forma de Eetadcyinterme.
el eentido indicado, y sí, gozar de autonomía. Rupert Emerson ha hecho día entre el Estado unitario en completa posesión de soberanía y una llg&
el inventario meticuloso de todas las teorías almenas, que unánimemente, de Estados soberanos, en la que no se puede degradar la ab5oluta inde-
txceptuando la bizarra disidencia de Seydel que fué sin eco entre loa j u· pendencia de sus miembros. Como una deducción de este p_rincipio, Sey·
ristaa tudescos, han desechado la opinión de que los Estados-miembro& del argumenta que la C~nstitución del así llamado "Estado Federal" -tal
de un Estado federal gocen de soberanía. crr. RUPERT EMEJISON, State and como Alemania, Suiza, los Estados Unidoa, etc.- debe ser considerada
Sovereignty in Modern Germany, New Havt'n. Yale University Press, 192R, como un Tratado entre Estados soberanos, y cada uno de ellos, en ejerci-
pág. 100 y sig. cio de sus derechos de soberanía ( Hoheitsrechte) que se reserva, put:de
A la misma conclusión llega la publicística americana. Willoughby y desligarse de la Confederación. Cfr. SEYDEI.., Der Bundesstaatsbegri/1, en en
Roger afirman: "que los Estados-miembros no pueden seguirse consideran- libro: Staatsrechtliche und Politische Abhandlungen, 1893, pág. 25. Eah!
do como soberanos, ni colocarse en pie de igu3ldad con el Estado nacional, célebre trabajo del jurista bávaro {ué publicado por primera vez en 187:!
lo c11al ae deduce de la doctrina hoy universalmente admitid1 por los ju- E'n Ttibinger Zeitschrift für die gesammte Staatswisstnschajt, y relmpr~o
riataa, de que la soberanía es por su propia naturaleza indh;sible y _no en 1893 en la obra que citamos.
consiente limitación legal". Cir. WILLoucHDY ANO RocER, An lntroductton 1) La originalidad de la primitiva legislación soviética consistía en
to th 1 Problem of Government, New York, 1922, pág. 456 y si¡. r l hecho de que la ciudadanía federal era eatablecida en virtud del jus

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las cuales se expresa la voluntad del Estado. Esta indagación El órgano ejecutivo y administrativo superior del poder del
que podría examinar la posición de los órganos fundamentales Estado es el Consejo de los Comisarios del Pueblo de la U. R.
del Estado, sus relaciones reciprocas, los poderes conferidos S. S. (artfculo 64). Este órgano ejecutivo es responsable ante el
y su ejercicio, estará limitada, por exigencias de severidad me- Consejo Supremo, en los períodos de sesión, y ante el Presidium
tódica, a una prieta noticia de exposición. de! Consejo Supremo, en l<!s pausas de receso. Decreta sus resolu·
El órgano central de la Unión -al que corresponden órga· ci(lnes y decisiones sobre la base y en ejecución de las leyes en
nos análogos en las Repúblicas federadas- es: El Consejo Su· vigor y asegura la realización del plan de economía nacional del
premo de la U. R. S. S. compuesto por dos Cámaras de origen presupuesto del Estado; toma medidas para asegurar el orden
electivo: a) El Consejo de la Unión, electo por los ciudadanos ¡¡tiblico; ejerce la dirección de la política internacional; dirige la
de la U. R. S. S. en razón de un diputado por cada 300.000 ha- organización de las fuerzas armadas y forma, en caso de necesi·
bitantes (articulo J4); y b) el Consejo de las Nacionalidades, dad, comités especiales para las cuestiones económicas, poUtica-;
electo por los ciudadanos de las Repúblicas federadas y·autóno- y culturales (articulo 68).
mas, por regiones autónomas y distritos nacionales, a razón Resumiendo, se puede destacar que en oposición a la multipli·
de 25 diputados por cada República federada, de 11 diputados ciclad difusa que caracterizaba los primeros ordenamientos cons-
por cada República autónoma, de 5 diputados por cada región titucionales del Estado soviético, la última Constitución crea un
autónoma y de 1 diputado por cada distrito nacional (articulo órgano central de formación colegial, titular del ejercicio de la
35 de la Constitución). Los dos cuerpos del Consejo Supremo, potestad supr~ma I).
iguales en derecho e igualmente titulares de la iniciativa le- La función jurisdiccional se ejerce por la Corte Suprema de
gislativa, constituyen el órgano legislativo de la U. R. S. S. que la U. R. S. S., por Cortes de la misma índole en las Reprúblicas fe . <.
ejerce los poderes de la Unión (articulo 149). deradas, por tribunales de los Territorios y de las Regiones, por
El Presidium del Consejo Supremo de la U. R. S. S. -elegi- Jos juzgados instituidos por el Consejo Supremo y por los Tri·
do en sesión común de las dos cámaras- está compuesto por 1bunales populares (artículo 102) .
el Presidente del Presidium, once vice-presidentes, el secretario Los jueces son independientes y duran cinco ai1os en sus fun-
y v~:inticuatro miembros del Presidium. Este órgano del Esta· ciones, a excepción de los miembros de los Tribunales populares,
do de atribuciones delegadas, rinde cuenta de su actividad al que sólo permanecen tres años en sus funciones. Los jueces de
co'nsejo Supremo de la U. R. S. S., (artlculo 48) y le incumbe Jos Tribunales que pertenecen al Estado central son designados
un poder de dirección y de influencia en la acción del propl? por el Consejo Supremo de la U. R. S. S. y los miembros de los
Consejo, convocándolo a sesiones y pudiendo provocar la d1· Tribunales de los Estados autónomos por sus respectivos Con·
solución en Jos casos de desacuerdo entre las dos ramas; goza sejos locales. Los Tribunales populares son elegidos por los ciu-
de tm gran poder de iniciativa, pudiendo proceder a la consulta dadanos del circuito, en sufragio universal, directo e igual.
popular; ejercita el control sobre las disposiciones tomadas La independencia de los jueces en la U. R. S. S. -maigrado
por el Consejo de los Comisarios del Pueblo; está provisto de la solemne declaración que hace la Constitución- no existe en
mnplios poderes en materia económica e internacional; desem· los hechos: En efecto: los jueces soviéticos dependen de los órga·
peña funciones de carácter formal 1 ). nos que los nombra y deben supeditar su función jurisdiccional
sanguinis, y la ciudadanía local, de acu~rdo .a~ jus soli. Cfr. D. ~R~CHTE!'i· 1) Para el conocimiento de los órganos del Estado soviético ruso, s•J
nrnc, La.législation sovietique sur la_ nattonal1te! en: Revue de drolt mterna· formación, atribuciones, etc. Cfr. GASPARE AMBIIOSINI, La nuova costitu·
ti(lnal privé, t. XXVI, año 1931, pag. 150 y stg. zione sovietica, Palermo, Trimarchi, 1937; GrovANNI D'ALÓ, La nuova costi·
1) Cfr. GtANC.lt.RLO BALLARATI, La nuova. costituzi~ne de/l' U. R. R. S., tuuone dell'Unione Soviética, en la Revista: Lo Stato, U, 1936, pág. 539
r.n: Rivista di diritto pubblic11, Fascicolo VI, 1937, pa¡. 313. y ei¡.

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a los fines revolucionarios de la claM obrera. El gran Krilenko danos de la U. R. S. S., "de acuerdo a los intereses de los tra-
(Comisario del Pueblo de la Justicia) en un artículo aparecido baJad~,r~s, pueden agru~arse en las corporaciones precitadas,
en el Izvestia del 12 de junio de 1936 -justamente en el número pero, stempre que los ctudadanos 1nás activos y conscientes de
de esta publicación oficial donde se promulgaba el texto de la la cl~e obrera .Y de otras clases de trabajadores se unan en el
Constitución- decia que esta dependencia de los jueces era im· Parttdo Comumsta de la. U. R . S. S.". Lo que signifita que tie-
prescindible en el periodo de construcción del socialismo 1). nen e~ de:ec~o de presentar candidatura: el Partido C~mun1sta
Todos los car gos públicos de la U. R. S. S. son llenados por los o las mst1tuc10nes que para constituirse tuvieron que aceptar
electores en sufragio universal, igual, directo y secreto. Tienen el control del Partido.
derecho al sufragio todos los ciudadanos de la U. R. S. S. que ha- La r~glamentación electoral, que hemos mencionado, tiene
yan cumplido 18 años de edad, independientemente del sexo, de establecido. el mecanis:mo para la acepta~ión de las candidatu-
la raza o de la nacionalidad, de su religión, de su grado de ins- ras Y consiste en lo siguiente: Treinta dfas antes del acto co-
trucción, de su residencia, de su origen social, de su situación ma- mklal .se _deben presentar a las Comisiones electorales de Cir-
terial y de su actividad anterior, a la sola excepción de los ali2- cun.scnpci6n los nombres de los candidatos acompañados de
nados y de las personas condenadas por los Tribunales a una pe- las slgui~ntes documentaciones: el acta de la sesión que eligió
na que lo inhabilite p-ara el ejercicio de los derechos electorales los ~andidatos, que .debe estar firmada por los miembros del
(artfculos 135, 136, 137, 138 de la Constitución) . Presidium, en mención de la edad y domicilio de cada uno de
En una reglamentación electoral, sancionada el 7 de julio de los candidatQs, del nombre de la organización que los ha pre.
1937, se ha legislado en clento doce artículos todo lo atinente al seutado, del lugar, de la fecha y de los nombres de las perso-
derecho electoral soviético: la confección del padrón electoral; el nas presentes en la reunión; esta acta, ·debe igualmente men·
fraccionamiento del territorio de la U. R. S. S. en circunscripcl•)· cionar el nombre, el apodo y el patronímico del candidato su
nes electorales; la creación de Comisiones electorales que son edad, s'!' domicilio, su profesión y la manifestación de sÍ es
los órganos encargados de organizar y controlar la emlsió;.1 o no miembro del Partido (artículo 61 del Reglamento electo-
del sufragio; las modalidades para la presentación de candida- ral) . En caso que la Comisión electoral de Circunscripción se
tos y del acto comicial en sí; y por último, la forma de efectuar rehuse registrar al candidato propuesto - y la Constitución
el cómputo de las elecciones 2). nl la Reglamentación expresan taxativamente en qué casos
En el derecho para presentar las candidaturas se establece lo podrá hacer- el candidato impugnado podrá apelar dentro
la forma para que en la realidad polltica de la U. R. S. S. per- de las cuarenta y ocho horas a la Comisión electoral Central,
viva la Dictadura del Partido comunista. Asf, el articulo 141 cuya decisión es de carácter definitivo (artículo 63 del Regla-
mento).
otorga el derecho a presentar candidaturas, al Partido Comu-
nista y a las organizaciones sociales y culturales de los traba- Evidentemente, esta construcción polftlca-constituclonal re-
jadores, a los sindicatos, sociedades cooperativas y a las organi- sulta Jnconcillable con la noción de la representación polftlca
zaciones de la juventud. En virtud del articulo 126, los eluda· del Estado liberal que hacía visible la existencia polftlca de un
ó~gano electoral. En cambio, en el Estado socialista de los So·
J.) Cfr. S. L. WARCRASVKY, La nou.velle constitution sovietique. Son vzets el cuerpo electoral es un instrumento del Partido Comu-
contenu ses motifs et sin vrai sens. Editions Spes, París, s. d., pág. 62.
2) 'El texto del "Reglamento de elecciones" ha sido publicado en : nista. El sistema electoral soviético es puramente un medio
fn/ormations constitutionnelles et parlamen.taire.s. Publiées par L. BoiSStEB.,
1
técnico encargado de realizar la formación de los órganos del
B. MIRKINE-GUETZEVICH, N9 14, 30 set., 1937, pág. 260·85. Pa.r a el conoci- Estado, Independientemente de la determinación de una autó-
miento del anterior derecho electoral soviético, Cfr. B. MtRKINE·GUETZ&VITCH,
La théorie générale de l'ttat Soviétique, París, 1928, pág. 36 y sig. noma y específica voluntad política. Es un procedimiento c1e

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conformación de los órganos estatales condicionado por un11 la clásica tabla de los derecho6 de la libertad individual, pero
ideología concreta, .que representa el Partido Comunista 1). lo hace de manera tan singular, que anula en substancia lo
que con tanto atuendo concede formalmente: su establecitnien-
lo legal es concreto y efectivo, pero su ejercicio queda condi·
C'ionado a los intereses de los trabajadores y a los propósitos
LA LlBERTAD PERSONAL Y EL ESTADO SOVIÉTICO <Ir. conso!idar el régimen socialista. Con estas reservas, la Cons-
1itttdón garantiza a los ciudadanos de la U. R. S. S. la libertad
En un capítulo especial, la Constitución del Estado soviético de palahrn ; la libertad de prensa; la libertad de reuniones y la
establece los derechos y deberes fundamentales de los ciudada- de mitín, la Jibertad de cortejos y demostraciones callejeras, la
nos de la U. R. S. S. que comprende, la enunciación de los d~­ lihct·tad de agruparse -siempre que los obreros directores es-
rechos de la libertad personal, con las singularidades que des· t<5n afiliados al Partido-; la inviolabilidad de la persona y del
tacaremos, y la enunciación de los derechos -esencialmente domlr.ilio; y el sigilo de la correspondencia (artículos 125, 126,
socialistas- del individuo a prestaciones de asistencia material J27, 128 y 129}.
e intelectual por parte del Estado. Para estos últimos, la Cons- J<~l statw~ libe1·tatis que establece la Constitución del Estado
titución soviética establece el derecho al trabajo y asegura su 1-.o vl6tlr.o no tiene ninguna eficacia ya que la existencia de los
efectividad por la organización socialista de 1a economía nacio- derechos de la libertad individual dependen de su ejercicio en
nal, por el crecimiento continuado de las fuerzas productivas <·orrcspondcncia a los intereses de los trabajadores, y éstos
de la sociedad soviética, por la eliminación de las crisis cíclicas están tuteladós por el Partido Comunista; de donde se deduce
que aquejan a la organización capitalista de ~.a economia y por que la normatividad cede ante el fin político, y que el momento
la liquidación de la desocupación (articulo 118). Los ciudada- de la vida social no es, ni la libertad personal, ni .e l derecho,
nos de la U. R. S. S. tienen de,recho al descanso, que se hace ni el Estado, sino un poder desnudo utilizado en la realización
efectivo por la reducción de la jornada de trabajo de siete ho· de una cerrada concepción polftica 1).
ra:;, por las vacaciones pagas, por la afectación a las necesida-
des de los trabajadores de una vasta red de sanatorios, de ca-
sas de reposos, de clubs (articulo 119). EL PARTIDO COMUNISTA RUSO
La segw·idad material para la vejez y para los afectados en
su capacidad de trabajo, está establecido el sistema de segu- El Partido Comunista ruso es el órgano estatal a cuya fun·
ros sociales (articulo 120). ción suprema, que no conoce condiclonalidad jurfdica ni moral,
El derecho a la cultura se verifica por la instrucción prima- queda librada la apreciación de la congruencia que debe existir
ria, general y obligatoria, por la gratuitidad de las enseñanzas entre la actividad de los órganos del Estado y los intereses de
secundarias, superiores, técnicas y profesionales (artículo 121). los trabajadores. A tal efecto, el Partido Comunista es el único
La igualdad de los derechos de los ciudadanos de la U. R. S. S., legal y el mismo Estado le queda mediatizado como un valor
sin distinción de sexo, nacionalidad y raza, en los dominios de instrumental. Estamos, entonces, ante un Estado hermético de
la economía, de la poHtica y de la cultura, están enfáticamente un solo Partido obrero y campesino, que es el ejecutor de una
consagrados por la Constitución como una ley inmutable ( ar- concepción del mundo impuesta a toda la población.
tículos 122 y 123). Consagra la Constitución de la U. R. S. S.
1} Para un estudio acabado de exposición y critica de los Der~hos
1} Cfr. MAne VICJJNIAC, La repre.sentation dan.s le.s résimmes dém o· fundamentales de la libertad en la nueva Constitución rusa, Cfr. 8RAI1NIA~
cratique, corporati/ et soviétique, en: Annales de rlnstitut de: Droit com· Die ~rund- and Freiheitsrechte der Neuen Sowietverfassung en: Zeitschrift
paré de l'Université de Paris, II, 1936, pág. 117 y 5ig. fiir Olfentliches Recht, Bun. XVI, Heft 5, 1936. '

328 )29

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Stalin ha explicado la razón del Estado totalitario ruso de
un solo Partido, con las siguientes palabras: "Un Partido es
una porción de clase, su porción de avanzada. Varios Partidos
políticos y, consecuentemente, la libertad de los Partidos, no
puede existir nada más que en una sociedad donde existan cla-
ses antagónicas, cuando los intereses son hostiles e inconcilia·
bies; donde hay, verbigracia, capitalistas y obreros, grandes pro·
pietarios terratenientes y campesinos, etc. Pero en la U. R. S. S.
no hay más clases capitalistas; existen solamente, dos clases,
los obreros urbanos y los campesinos, cuyos intereses lejos de
ser antagónicos son amigables. Consecuentemente, no existe
1'
en la U. R. S. S. terreno para varios Partidos, ni tampoco para III i
¡
la libertad de estos Partidos ... ; no puede existir más que un so·
lo Partido, el Partido Comunista, que defiende ardientemente
y hasta el fin, los intereses de los obreros y campesinos" 1).
A este Monopartido. del Estado, que posee la exclusividad
de la acción política y que es una corporación de puertas cerra-
EL ESTADO NACIONAL-SOCIALISTA
LA AllSOLUTIZACIÓN DE UNA RAZA l
das, a la que se pertenece llenando rigurosos recaudos 2) ,
la Constitución lo considera como "la vanguardia de los tra-
bajadores en sus luchas por la consolidación v por e~ desenvol·
vimiento del régimen socialista, v representa el nwleo diri·
gente de todas las organizaciones de trabajadores, tanto socia~es
como del Estado" (artículo 126). t
El Partido Comunista es la fuente de todo poder y voluntad
política, y conforma al Estado unitaria y totalitariamente se·
gfut su ideología, quedando identificado el Partido único y el
[
¡:

Estado soviético. 11
~
!,
l
t

1) Citado por: RoBUT•!DOUARD CHARLIEJI, La nouvelle comtitution


"Stalinienne" de l'Unión S01Jiétique, en: Recueil d'Studes en l'honneur
d'Edouard Lambert, París, 1938, tomo UI, pág. 344. (
2) Para la organización del Partido Comunista ruso, Cfr. LUDWIC ),
ScHLESINCER, El Estado S011ié.tico, trad. de Manuel Pedroeo, Editorial Labor,
1932, pág. 95 y sig.

uo

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LA "WELTANSCHAUUNG" NACIONAL-SOCIALISTA

No podríamos comprender la descripción del Estado racista


~chersstaqt> al~m~ sino es precedido de un análisis d~
los presupuestos sobre los cuales aquél se edifica, ya que la
transformación que el nacional-socialismo opera en todos los dis-
tritos de la actividad humana, obedece a las directivas de una
determinada concepción del mundo que penetra la totalidad
de la vida. .
Siendo el Nacíonal-socialismo una doctrina política alemana,
casi no podía ésta dejar de estar condicionada por un "Weltan.s-
Ehau.ung", es decir, por una acabada concepción del mundo que
correlaciona un cerrado esquema cultural; por una cosmovisi6n
que hace de momento motor de la actuación humana. En Al~­
mania, los Partidos PoUticos -entrados en la crisis sustantiva
de la Cultura que agudizó Versalles- no han tE:nido el carácter
de meras estructuras electorales de flexibilidad programática,
sino que han sido organismos poseyentes cada uno ele ellos de
un "Weltanschanu.ny"; recogían en sus plawformas no sólo
posibilidades de soludón n prol>lcmas urdidos sociológicamente,
sino también que proyectaban const:mtes directivas y escalas
de valor inferidas de un orbe mental concreto.
El concepto de '"\Veltanschauung" nos Jo dan sus dos ele-
mentos integt·antes: ltnschauun y Welt. A partir de Kant el
concepto de Anschautmg, que el filósofo de Koenigsberg redes-
cubre. devieñe un concepto clásico. El Anschauung es intu.ición,
por oposición al concepto (Begriff) que es discursivo. Se puede
decir que la Anschauung es la visión, sin mediación, directa,
de una totalidad, mientras que el concepto es el producto de

333

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una función del intelecto puro y abstracto, que aprehende de ur. pueblo o de una raza. No obstante, una Weltanschauung
manera singular un objeto o una relación. Lo que ·la palabra no coustituye necesariamente una religión, pero ella puede en-
Anschawung significa en cuanto a la forma, la Welt (mundo) globar a una. Una Weltanschauung puede l'ecibir su acuf\a-
expresa el contenido de la Weltanschauung. cl6n de la religión y ella puede también recibirla de la ciencia
La Weltanschauung no es, entonces, el producto de un dis· o de la voluntad artfstica y cultural de una Nación" 1).
curso lógico, sino que es la intuitus, la rauda y directa visión La especificación de Úl Weltanschauung nacional-socialista
qu~;> nos devela una concepción unitaria del mundo, en la cual reside en que esta cosmovisión está en los hombres rígidamente
el hombre se sitúa; o más exactamente -piensa Karl Jaspers- predeterminada por los caracteres de la raza a que pertene-
él es la Weltanschauung misma, ya que la subjetividad humana ce 2). "Lé\ Weltanschauung nacional-socialista no es el resultado
y su "estado" en el mundo forman una estructura total. Ella d~ una elección arbitraria, ni el producto de una reflexión
es una visión sobre el mundo, pero una visión del individuo o de una libre decisión de la voluntad. Ella nos es dada, con la
sobre un m¡¿ndo que surge de sí, pues no hay que olvidar que orientación de nuestra vida, por la raza, por el carácter, por la
el concepto de ·weltanschauung en la filosofía moderna está situación y el destino. Nosotros no hemos hecho nuestra Wel-
falseado por su transcendencia inmanentista, y que el Nacional· tanschauung, sino que nosotros estamos predestinados par:l
socialismo lo empobrece más aún con el telurismo de su cos· ella por nuestra raza. De aqui emana nuestra concepción y
movisi6n rácica (volkischen Weltanschauung). nuestro conocimiento del mundo y del hombre, del sentido y de
Los mentores del Nacional-socialismo afirman que el nuevo la función de. nuestra vida" 8).
Estado germano nace de una Weltanschauung, cuyo concepto
genérico ha sido dado por Goebbels, el Ministro de Propaganda 1 La Weltanschau1tng nacional-socialista, en tanto que una
del Tercer Reich, de la siguiente manera: "Weltanschauung es concepción propia del hombre nórdico y arlo, tiene una incon-
-como ya lo indica la palabra- una cierta manera de mh:ar y trastable vocación imperialista. En efecto, Hitler afirma que
concebir el mundo. Pero ella hace -Y es ésta una condición "se puede clasificar la humanidad en tres especies; los que han
esencial- que esta manera de concebir parta siempre del mis· creado la cultura (Kulturbergründer), los que la han conser-
mo punto de vista. En tanto que representantes de una Wel- vado (Kulturtrtiger) y los que la han destruido (Kulturzers-
tanschauung, se emplea la misma escala para la economía co· tiirer); sólo al Ario se lo puede citar como representante de la
mo para la poHtica, lo mismo que para las relacione.s orgáni~as primera especie. Ha establecido las fundaciones y las grandes
entre la vida cultural y el dato social, entre la polft1ca exter1or obras de todas las creaciones humanas, y los caracteres especia-
y la situación polftica interior. Weltanschaunng quiere decir: les de los diferentes pueblos no le han dado a la Cultura sino
concebir de un solo y mismo punto de vista a los hombres Y a
las relaciones que ellos tienen con el mundo, el Estado, la Cul· J) Cír. ' Al.FRED RosENBEBC, Blut und Eh re, Berlín, 1934, pág. 165.
tura, la Religión" J ) . "Este término -también se refiere Alfred 2) Aeí como el origen de la teoría racista :;e encuentra en la célebre
obra del Conde francés Gobineau, que fué popularizada en Alemania por el
Rosenberg al concepto nacional-socialista de la Weltanschauung inglés H. St. Chamberlaio. tampoco la consideraci6n de la raza como fuente
- no significa sino lo que expresa su sentido literal: una cier· de la concepci6n del mundo ea de oriundez germana. En efecto, el fil6aofo
ta manera de mirar al mundo, es decir, una actitud interior francéa X. Torau-Boyle, estudiando el valor de loa postulados en los sistemas
pe!'O claramente aprehensible y que se manifiesta exteriormen· filoe6ficoa afirma que elloa emanan de las condiciones étnicas de loa crea·
dorea: "hay en la orientaci6n de SUB estudios una constante que determina
te. del alma, del intelecto y del carácter que determina d au filosoffa, y que ea su raza". Cfr. X. TORAtr·BOYLE, lntroduction a l'étude
estilo de vida, la estructura del Estado y la norma jurídica de de la phüosophie, 3' Ed., Paría, 1922, pág. 121 y aig.
1) Cfr. H. MANKIEWICZ, Le Natiorudsocialisme Allemand. Ses Doctrine.
1) Cfr. G<>EBBELS, Gtstalt und 1Pes en dt~ Natioruzlsozialúmu1, Bcrlrn, t't leura réalisations, París, 1937, t. J, pág. 23. La opinión tranacripta per·
1934, pág. 10 y 3ig. tenece al juriata germano Krieck.

3H H5

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su coloración o aspectos diversos" t). "Todo lo que tenemos co· da una suerte más envidiable que aquella que tenía cuando go·
mo civilización humana, como producto del arte, de la ciencia zaha de lo que llaman su libertad primitiva. En tanto que el
y de la técnica es casi exclusivamente el fruto de la actividad Arlo mantiene con rigor su situación moral de amo, no sola-
creadora de los Arios. De este hecho, se puede concluir, no sin nH:ntc permanece amo, sino que conserva y desarrolla la Cul-
razón, que recíprocamente, ellos han sido los solos fundadores tura. Porque la Cultura tiene por única fuente las capacidades
de una humanidad superior y que representan al prototipo <le los Arios y la pureza de su Raza. Mas así como los sujetos
( U1·typ) de esto que nosotros comprendemos bajo el nombre ( {)e? 'li./1 ter) comenzaron a elevar:::e y, probablemente, a asimi-
de Hombre (Mensch). El Ario es el Prometeo de la Humanidad lar el idioma del conquistador, la barrera que separaba amo
tEr ist . de1· P1·ometheus der Menschheit); la chispa divina del (!'len·) y criado (Knecht) desaparece. El Ario renun~ia a la
Genio que brota constantemente de su frente luminosa; él es pureza de su sangre y pierde con ello el derecho de vivir en
quien siempre ha encendido de nuevo este fuego que, bajo la el paraíso que habfa creado. Anegóse por la mezcla de las· ra·
forma del conocimiento, esclarece los misterios enteramente za'>, pierde de más en más sus facultades culturales (kulturelle
mt:dos y cubiertos de sombras, mostrando al hombre el camino Fi.ihigkeit), finalmente, no sólo por su inteligencia, sino tam-
que debe tt·epar para dominar a los otros seres vivos sobre la bién por su físico, deviene parecido al subyugado y a los
tierra. Si se suprime el Ario, una profunda obscuridad desce11· autóctonos, perdiendo entonces la superioridad que había hecho
derfa sobre la tierra; en algunos siglos, la Cultura humana des- la fuerza de sus abuelos". "Asf se derrumban Culturas e Impe-
aparecería y el mundo devendría un desierto" :!). rios cediendo el lugar a nuevas formaciones" l).
El Judio forma el contraste con el Ario, es la raza "destruc- El supremo fin de la existencia humana no es la conserva-
tot·a de la Cultura" (Kttlturzerstorer). Todo progreso de lu hu- ción del Estado, sino la conservación de la raza. Cuando la raza
manidad se realiza, no gracias a él, sino, malgrado él. "Su pr~­ está en peligro, afirma Hitler, y corre el riesgo de ser oprimida
sencia ha producido las mismas consecuencias que las l)lantus o suprimida, la cuestión de la legalidad juega un simple papel
parásitas: allí donde él se fija, el pueblo que lo recibe se enfer- secundario. El fin supremo del Estado racista debe ser la vi-
ma al fin de un tiempo más o menos largo. Es por eso que, en gilancia y conservación de los representantes de la "raza primi-
todos los tiempos, el Judío ha vencido sobre el territorio de tiva", dispensadora de la Cultura, que hace la belleza y el va-
otros pueblos; él constituye su propio Estado (seinen eigenen lor moral de una humanidad superior. Por eso, afirman, la
Staat) , lo disimula con la máscara de Comunidad religiosa (Re- cosmovisión nacional-sociallsta engendra una movilízaci61~ to-
lígion.'lgemeinschaft) mientras las circunstancias lo obligan es- tai del espíri.t1t a.lemán que mediatiza el conjunto de las formu-
r.o!'lder en parte su verdadera naturaleza. Pero un dfa él se laC'lones de cultura a la Raza; asf, al Estado, a quien consideran
c~ree lo suficiente fuerte para suprimir este disfraz, deja caer como el realizador de tal concepción del mundo (Weltans-
el velo y se muestra súbitamente como lo que antes no quería chauungsstaat); al Derecho y a la Economía condicionadas por
hacerse ver y reconocer: como Judío" 8). "Consecuentemente, el Estado en función de la Raza; al Arte y a la Ciencia que ma-
el camino que debe. seguir el Arlo lo tiene netamente trazado. nan del genio de la Raza y deben servir a la pureza de la Ra-
Conquista y somete los pueblos inferiores y regla su actividad za aria 2).
práctica bajo su autoridad, le impone su voluntad y le obliga Presupuesta por Hitler la autenticidad de la Weltanschau-
a perseguir sus fines. Pero, constriñéndolo a una actividad útil, u11g Nacional-socialista, exige el reconocimiento incondiciona-
aunque penosa, no sólo cuida la vida de sus sujetos, sino que le do de su concepción. "Una cosmovisión -afirma- es intoleran-
te y no se resigna a constituir un Partido entre otros; exige su
l) Cfr. ADOtF HITLER, Mein Kampf, 116-118. Aufla¡e, 1934, plig . .'118.
2) Cfr. AooLr 1-hTLER, Mein Kamp/, pág. 317. 1) Cfr. Aootr HITLER, Mein Kampf, pág. 324.
8) \.fr. Aootr HITLER, Mein &mpf, pág. 334. ::) Cfr. H. MANJCIEW1CZ, Le Nationalsocialisme Allemand, pág. 32 y sig.

337
Hnlllpay.-22.

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exclusivo y persistente reconocimiento y reclama uña lóvel'- cnmpos; no sOlo en las cumbres, 11lno que r.ompletamente to·
sión de toda la vida pública (UmsteUung des gesa.mten ojfen- do se renueva ha~ ta la11 rufceR" 1} .
tlichen Lebens) de acuerdo a su visión". "Lo mismo acontece
con las religiones. El Cristianismo -agrega- no se conformó
con levantar su propio Altar; se vió obligado a destruir los
altares del paganismo. Esta fanática intolerancia fué lo tínlco LA fORMA EXTf.RNA DH ESTADO NACIONAL-SOCIALISTA
que permitió el afianzamiento de aquel apodíctico credo; era
una condición indispensable para su existencia". "Los Partidos AlP.mania, que por Ju Constitución del Wc1mar estaba or·
P••Htic;os son inclinados a los cornpromisos, las cosmovisiones <lenada en un Estado Federal 2), con <!l triunfo del Nacional-
nunca. Los Partidos Polfticos cuentan (rechen) con sus contrin- socialismo deviene un Estado unitario.
cantes; las cosmovisicmes proclaman su propia infabilidad. Has· La concepción del Estado expuesta. por el Naclonal·soclalls-
ta los Partidos Politices acarician, al principio, casi siempre, mo era ad_versa a la subsistencia de una org:mización federal;
la esperanza de establecer un poder despótico (despotischer ya, a parttr del afio 1931, un funcionario del Partido Helmut
Herrschaft); porque casi, sin excepción, hay en ellos vestigios Nicolaf, publicó una memoria, que tenfa la aquiesdencia de
de una cosmovisión. Pero la pobreza de sus programas los Hitler: en. la que expresaba -proyectando las bases de la futu·ra
despoja del heroísmo que r eclama una cosmovisión. Su aptl· Constttuct6n 8 ) - que las fronteras de los países (L_iinder) no
tud para la conciliación les granjea la simpatfa de los espíritus e:an dignas de ser conservadas, que Alemania tenía una orga.
pequeños y débiles, con los cuales no es posible emprender n~.zaclón federal peri~da y precisaba levantar por sobre los
cruzada alguna. De modo que en la mayoría de los casos qu~· dtstritos aut~nomos simples divisiones administrativas. Además,
dan estancados prematuramente dentro de su miserable pequP.- ~1 mismo Hitler lo tenia expresado en su libro programático:
fiez. Pero con esto, abandonan la lucha por una Weltaschauung El Nacional-soqiallsmo debe por principio reclamar para si
y, en su reemplazo, buscan con la llamada cooperación positiva el derecho de imponer sus principios a toda la Nación alem!l·
(positive Mitarbeit), conquistar lo más rápidamente posible na sin resguardo de la actual división federal y de educarla
un lugarcito en el pesebre de las instituciones existentes y a su idea y a su principio. La doctrina Nacional-socialista no
permanecer alU el mayor tiempo que puedan. Esta es su ambi· es la criada de los Intereses de los Estados singulares· ella
ción total" 1). tendrá un día que ser el ama de la Nación alemana. Ella' debe
La Weltanschauung nacional-socialista está enfrentada an· determinar la vida de un pueblo y ordenarla nuevamente" •).
tagónicamente, como una ruptura consciente y total con el Con estas exposiciones programáticas, se prevefa la suerte que
Cristianismo. No hay sino que ir a Alfred Rosenberg, el filó- 1
) ~fr. ALFRED RosE.NBERc, Der Mythus des 20. /ahrhunáerts, 75-78
sofo del régimen, para constatar el intento de arrancar de Aufl.~ Munch~n, 1935! pág. 21. El R. P. Enrique Rau ha hecho un notable
raíz todo lo que pueda ser vestigio cristiano. "Asistimos a la estud•o. d~ la urem ed1~bl.e r~pulsa qu e existe entre la 1Pe/tanschauJ.&n6 nacio.
aurora de una época -comienza afirmando en su libro funda· nal:so~ulhsta y ~ . CI"?stJamsmo, Cf~. E..~RIQUE RAu, El racismo nacionaJ.
soc~aliSta y el cnst1a?umo, Ed. Gla~mll'!•. Buenos Aires, 1939, pág. 67 y sig.
mental-, en la que la historia de la humanidad ha de volver ~) Apen.as sanciOnada la Consutucton del Weimar se planteó el interro-
a escribirse íntegramente. Las viejas figuras del pasado huma· gante sobre s1 ella establecía un Estado unitario o federal. En la doctrina
no se han desvanecido y está surgiendo en el seno del género alemana quedó predominante la idea de que la Constitución del Weimar
establecía un Estado federal. Cfr. RicHARD TROMA, Das Reich als Bundes-
humano una nueva cosmovisión, una concepción de la vlda, sta~t, en : Handbuch def Deutschen Staatsrechu, t . I, pág. 169 y sig.
no sólo en algunos campos singularizados, Rino en todos los ) Cfr. HEf.li1UT NtCOLAf, Grund/agen der Kommenden Y erfassun.,.
S Auf. 1933. o•
1) Cfr. ADOLF HtTLER, Mein Kampf, pá¡. 507. 4) crr. AooLF HITLEJI, Mein. Kampf, pá¡. 648.

HB 33.9

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W:34, ultima la unitat•ización del Estado alemán al suprimtr
<~;;ll<.mJaba, con el advenimiento del Nacional-socialismo, a la radicalmente la existencia de los Pafses. "Los derechos de s•J·
u·~·dicional organización federal de Alemania que abonaban
hcranfa de los Paises -dice el artfculo 29- son transferidos
ftwrtes factores históricos.
ul Reich". Y por otro precepto de la misma ley se establece
El propósito político de unificar la Nación sobre bases rá· que "los Statthalter de los Pafses quedan subordinados al M~­
ckas, no aceptaba en la forma externa del Estado ningún nistro del Interior del Reich" 1 ).
organü;mo público que conservara autonomía frente a la nue- El Estado alemán de la Constitución del 'Weimar, que era
va conclucci6n (l"iUmwg) poUtica. A esta posición teórica, dcmo·llberal y federal, transformado en un El'-tado centralizn-
c:-..presada con rotundidad, obedece la acción jurfdica de la unl· clo, autoritario, totalitario; en un Fiihrestaat de espfritu militar.
ficación del régimen (G-leichschaltung) y de la supresión de
todo atributo estatal que tuvieran los Pafses. Las dos leyes
de la Gleichschalttmg de la primavera de 1933, extienden la
forma constitucional del Reich a los Liinder y asegura rápi· LA COMUNIDAD DEL PUEBLO (VOLKSGEME/NSCHAH) COMO
damcnte la aplicación sistemática de la Weltanschauung N~­ fUENTE Y OBJETO DEL PODER POLíTICO
<:ional·socialista como principio constitucional. A partir de la
s~tpresión de la estatalidad de los Países, el Reich se remodela El J!;stado Nacional-socialista tiene como basamento de :;u
como un Estado unitario. Una distinta solución jurídica -di· estructura al Volksgemeinschaft : el pueblo constituído en comu-
ce el profesor Friedrich Giese- no era posible desde el punto nidad. Es el. esqueje de la organización institucional, sobre el
de vista nacional-socialista y de la concepción del Estado pot· que se trama todo el sistema polftlco.
ellos propugnada. Ninguno ha formulado las razones, de mane- La noción de Volksgcrneinschajt estt\ integt·ada por la de
ra más precisa, que el mismo Fiihrer al motivar ante el Reich· Volk y la de Gemeinschajt, que se condicionan mutuamente.
stag la ley sobre r econstrucción del Estado alemán. Afirmó, A cada una de ellas, la doctrina nacional-socialista le ha' im-
que el "movimiento del Nacional-socialismo no fué fundado preso una significación singular, que trataremos de desentra-
para Paises particulares y para estirpes singulares, sino pa· ñar a los efectos de llegar a la concepción de la ·v olksvemein·
ra la Nación alemana y para el Pueblo alemán. Él no puede schajt.
reconocer, por ninguna razón, los intereses dinásticos de los En el Nacional-socialismo la noción de Volk (pueblo ) no
tiempos pasados y los resultados de la política basada sobre es de carácter jurídico sino que lo es de carácter étnico basa.
estos intereses, como futuros empeños vinculantes para el do sobre la idea de la unidad de raza 2). '
pueblo alemán y su organización estatal. Las estirpes germa· ¿Qué entiende por raza el Nacional-socialismo alemán? Hi·
nas son parte de nuestro pueblo querido por Dios" 1 ). tler soslaya la tarea de darnos una definición precisa, al de-
Por la ley del 7 de abril de 1933, destinada a asegurar la cir que la raza no reside en la lengua, sino en la sangre (Da
UITl.ificaci6n del r¿gimen polUico en el Reich y en los Pafses, ~as Volkstum, . besser die Rasse, eben nicht in der Sprache
se establece la designación en cada uno de los Países de un ltegt sondcrn mt Blute ... ) 3). Para él, existen verdades que
Statthalter (gobernador) del Reich, que será el representante son tan naturales que obligan al mundo ordinario a reconocer-
permanente del poder central y que asegurará la ejecución
estricta de sus decisiones y a quién incumbe, por sobre todo, 1) Cf~. ~A URICE. At!BJl~, Les Tfl~di/ications apportées par le régime
nut10nal-socitJJr.st.e au.x mst,tutwns palmques du R eich et des pars allemanti·
practicar una polftica que asegure la más absoluta unidad di! París, 1934, pág. 23 y aig. '•
vistas entre el Liinder y el Reich. Otra ley, del 31 de enero el<• 2) Cfr. OTro K oELLREUTER, Der Deutsche Führerstaat Tiibingen 1934
pág. 8. • ' ,
l) Cfr. FRIEDR!Cil Gt&SE, La forma esteTf!4 del/o St~to Ccrmnnirtl, en: B) Cfr. AooLF HttLE8, Mein Kampf, pág. 428.
Rivísla di Diritto Pubblíco, 1938, Fase. IV, pag. 193 y s1¡.
341
HO

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las en razón de su evidencia. A este género de v~rdadea per- l!:n verdad, se llega a la conclusión que la noción de u11,idad
tenece el carácter específico de raza. rdcica que fundamenta al Volk alemán, no es una construcción
Hans Günter, que es el etnólogo del régimen, considera a positiva enderezada a conseguir la pureza étnica de una Na-
la raza como a una noción de ciencia natural aplicada al hom- ción, sino que se trata de una concepción poUtica para elimi-
bre. La raza comprende a los hombres que tienen los mismos nar a los judíos de la comunidad nacional-socialista. El racis-
rasgos hereditarios, físicos y psíquicos 1). Ante la endeblez mo, enfatizado como niícleo de la Wel·tanschauung, queda re-
de este criterio diferencial de raza, los teóricos nacional-socia- sumido a una simple posición antisemita.
listas recurren, con la ayuda del Conde francés Gobineau, al La Gemeinschaft, que con el Volk integra el concepto de
carácter mfstico y mUico de la noción de raza. Para Alfred Volksgemeinschajt, significa, de una manera general, la con-
Rosenberg, la raza -a quién llama el mito del siglo vigésimo, cepción orgánica y unitaria de la comunidad de los individuos,
en su libro homónimo- no comprende en sf ninguna verdad que forman una totalidad supra-personal. La "comunidad del
objetiva, sino que es un valor puramente subjetivo y senti- pueblo", en el sentido nacional-socialista, se entiende como una
mental. Corrientemente habla de la "Religión" y de "la ley de entidad con vida propia, caracterizada por el hecho de que
la sangre" que determinan "la idea y la acción" de los hom- cada miembro está penetrado del espíritu objetivo del pueblo,
bres. La raza, "que es el espejo del alma" en su lucha con el es decir, cada uno de ellos es portador del espfritu del pueblo
medio y con otras razas, "es la causa última del acontecer (Volksgeit).
histórico" 2) . Pero es~a Gemeinschaft, afirman, ho puede existir sino en
La raza nórdica, que el Nacional-socialismo hace de ella el un Volk de unidad rácica. Solamente en un pueblo condicio-
demiurgo de todo proceder histórico, la denominan genérica- nado por la comunidad de la sangre, puede establecerse un es-
mente como la raza de los Arios. Estudiando lo que debe en• píritu objetivo que genere una Gemeinschatt.
tenderse por raza de los Arios, Grete Stoffel afirma que en Esta concepción-de la Volksgemeínschaft entraña ciertas con·
el fondo se trata de una noción lingi.Hstica. "La mayor parte de secuencias que son claramente destacadas por Roger Bonnard:
las lenguas europeas y algunas asiáticas, como la armenia 19) con esta concepción comunitaria del pueblo, el hombre no
y la persa, son de origen ario. El Ario es aquel que habla puede ser considerado como un fin en s[, sino, simplemente,
una lengua de origen ario y tanto puede ser un negro co- como una célula de este ser viviente que es la comunidad; 29)
mo un judío. El semita es otra noción lingüística, y es tal para que exista el espíritu objetivo del pueblo, que es quien
quien habla un idioma semita" B). mantiene la coherencia de la Gemeiruchaft, es necesario que
Prácticamente -afirma Herbert Pommerich- la compren- reine en la colectividad una uniformidad filosófica, política
sión nacional-socialista de Ario se extiende a todas la razas y moral. De aqui que el Nacional-socialismo haya suprimido
que componen el pueblo alemán 4); y Rosenberg destaca la a los Partidos Políticos como a los focos provocadores de la
coexistencia de cinco razas de notorios tipos diferentes 11) . dispersión espiritual del pueblo t).
Este pueblo, en comunidad rácica, es reconocido como la
1 ) Cfr. H.ws GüNTr.ll, Rassenkunde des Deutschen JIolkes, Müncben, fuente de todo poder poHtico, ya que de él surge el Volksgeist
1930, pág. 14.
2) Cfr. ALFR.W RoSEXIEIIC, Der Mythus des 20 Jahrhunderts, pág. 22 que hace de elemento animador y realizador de la conducción
y sig. (Führung) política.
8) Cfr. GRETE STOFFEL, La doctrine de l'Etat raciste dons l'ideologie
nationale·socialiste, en: Archives de Philosophie du Droit et de Sociologi11
luridique, 1936, N9 3-4, pág. 205.
4) Cfr. HERBERT PoMMEI\tCH, Jlolks und Rasse, Leipzig, 1934, pág. 10. 1) Cfr. RocER BONNARD, Le droit et l'Etat dans la doctrine nalional-
li) Cfr. ALFRED RosENliEIIG, Der Mythu-s de1 20 Jahrhundert1, pág. 576. socialiste, Parít, 1936, pág. 34 y sig.

H2

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El poder de conducción es necesariamente un poder con·
C'cntrado y reducido a la pertenencia de una sola persona; por-
LA CONDUCCIÓN (FÜHJWNG) Y EL CONDUCTOR ( fÜHltElt} que su esencia está en ser originario, autónomo y autoritario.
Es originario porque el poder personal del Führer no le ha
El trazo especifico de la concepción nacional-socialista en sido delegado por el pueblo u otra autoridad, sino que el Füh?"e1·
lo referente al poder politico, lo constituye el hecho de que lo posee por el solo heclio de ser Führer. Quien se encuen-
se ejerce bajo la forma de Führung. La Führung se realiza por tra penetrado en grado excelso por el espíritu del pueblo, quien
un poder personal, autoritario y totalitario, ejercido por un posee la egregia aptitud de comprenderlo e interpretarlo, se
jerarca, que es el Füh1·er 1). encuentra espontáneamente investido del poder de Führung; el
El Führe1· no es un Dictador, ni un órgano del Estado, ni pueblo lo acepta impHcita o expUcitamente y se constituye en
un delegado del Pueblo; e.s el "medium'' -en el sentido de los su séquito (Gefolgschaft). El Fiihrer no ejerce una autoridad
espi1"itistas- del esph"itu del pueblo. elelegada sino primaria 1). Es elegido por una "selección na tu·
Los publicistas del régimen Nacional-socialista diferencian t·al" (Natürliche Auslese) -afirma Helmut Nlcolai, uno de los
al concepto de Führung y el de Gobierno (Regie,·ung), lo mis· juristas más considerados del régimen- en el curso de los com-
mo hacen con el de dirección (Leitung). Führung y Regic· l))ates revolucionarios del Partido. Ella es una elección natural
rung difieren -resume Roger Bonnard la opinión cot-rienlc en el sentido de una élite (Sorel)" 2).
en la doctrina alemana- porque gobernar consiste esencial· El poder del Führer es autónomo porque no está sometido
mente en comandar y ser obedecido. El Gobierno comporta a ninguna ins"tancia superlativa. El Führer goza de la exclusi-
el ejercicio de un poder (Herrschaft) en virtud del cual man· vidad del poder de conducci6n y no existen, en el ejercicio de
da; implica de este modo la existencia de sujetos y relacionl!¡; este poder, normas que regulen su proceder, copartic!pantes
de sujeciones. Un pueblo gobernado está constituido por una que refrenden sus decisiones, órganos del Estado que aprueben
suma de sujetos que son mandados y que obedecen. Da la o controlen sus órdenes. Pero si bien el Führer no tiene en el
misma manera, Führung no significa Leitung. La Leitung es- ejercicio de su poder limitaciones efectivas, los juristas nacional-
tá constituido por el hecho de dirigir (leiten) imponiendo las ~ociallstas elucubran limitaciones teóricas. Asf, para algunos
órdenes y siendo obedecido. Pero a diferencia de la Regierung, -y esta doctrina es la predominante- la Füh1·ung está con·
la Leitun g no procede por medio de un Her'rschaft. El Fiihrer, <.liclonada en sus alcances por el espfritu del pueblo; y este
que tiene en sus manos al Estado como un instrumento, ejer· Volksgeist, lo saben y lo sabemos, no es sino un Mito. El pro-
ce, con respecto a éste y -a sus agentes, una Leitung: es el fesor Tatarin-Tarnheyden ha propuesto otra limitación, que
Dirigente del Reich (Reichsleiter); pero el Dirigente supre- es un primor de sutileza bizantina: la doctrina Nacional-so-
mo. En cambio, la Leitung es lo que posee el superior jerár· clallsta puede resumirse en una ley primera y fundamental
quico frente a sus subordinados, así, como el burgomaestr~ ( Ur-Nomos) que expresa la substancia esenciaL La Führung
en las Comunas: posee la cualidad de Leiter de la administra· tendrfa que obrar de acuerdo a esta ley y quedar de esta ma-
ción comunal 2). nera limitada. Con agudeza se ha observado que esta concep-
ción está más próxima a la doctrina de Kelsen que a la del
1) Cfr. Htr.~rcT NICOLAl, Der Staat illl Nationalsozialistische1~ Welt·
bild, Leipzig, 1935, pág. 36-37•. Para un ~tu?~o del Poder ejecutivo e~t Nacional-socialismo. En efecto, el Ur-Nomos que sugiere Ta-
Alemania, a partir del que organt7.a la ConstJtucton de 1891 hasta l,a orga_nt·
7.ación del poder del Führer. Cfr. W. GoEYDAN DE RousSEL, L evoluuon
dn pouvoir executive en Allemagne, París, 1935.
t 1) H. KuHN, Der Führergendanke in ócr Neuen Arbeitsver/assung
Leipzig, 1935, pág. 14 y aig. '
:l) ROCER BONNARD, Le droit et rEtat óans la doctrine national- J) HE.LMUT N!COLAI, Der Staat im Nationalsozialistischen IP eltbild
socialiste, pág. 46. ~n .
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tarin-Tarnheyden ofrece una sorprendente afinidad. con la nor-
ma fundamental de Hans Kelsen t) . !L PARTIDO NACIONAL-SOCIALISTA EN LA ESTRUCTURA
El carácter autoritario del poder del Führer reside en el DEL ESTADO
hecho de que sus decisiones no son recurribles por parte de
ninguna autoridad o particular. De la misma naturaleza de la El Partido Nacional·soclalista, definido como la estructura-
Führung emana este autoritarismo, porque las relaciones en- ción política de la 1·aza primitiva (Urvolk), es por imperativo
tre el conductor y su séquito están establecidas sobre la base expreso de la ley del 14 de julio de 1933 el Partido único que
de una confianza y fidelidad absoluta. Además, el Führer es, existe en Alemania, correspondiéndole esa unicidad en razón
entre los connacionales, el que está más penetrado por el es- de representar la Weltanschauu:ng Nacional-socialista.
píritu de la comunidad, y por consiguiente, es el que está en El Partido es una corporación de derecho público (die ist
mejores condiciones para formar este espírltu a la conducci6n cine Korperschaft des offentlische'fl, Rechts), que como el Es·
del pueblo alemán. tado, sólo tiene existencia a través de la voluntad del Führer.
El poder del Führe1·, que resume en si la totalidad del po- Pero es una corporación política y no administrativa, que
der político, excluye el fraccionamiento orgánico de dicho tampoco tiene el carácter de órgano del Estado, ya que no le
poder y la repartición de las funciones estatales, como le es está infraordenado, y en cambio goza frente a él de absoluta
propio al Estado de Derecho liberal-burgués a través de la autonomía.
clásica separación de poderes. Al Füh1·er incumbe desempeñar Carl Schmitt considera al Reich alemán integrado por tres
las funciones legislativa, administrativa y jurisdiccional del estructuras de ordenamiento y organización: el Estado, como
III Reich. la parte política-estática; el moVimiento (Bewegung), como
En el Estado Nacional-socialista la ley es un acto de la el elemento politlco-dinámico; y el Pueblo, a quien se debe
voluntad del Führer; der Wille des Fürer Recht ist, afirma considerar como protección y cimiento de las decisiones poH-
Carl Schmitt, reactualizando la célebre definición del Derecho ticas creciente en épocas impolíticas (unpolitische Seite). El
dada pÓr Ulpiano y que es la fórmula del despotismo romano: Partido Nacional-socialista es el movimiento y, como tal, el eje
Quod Principi placuit legis habet vigorem. La generalldad de de este sistema y el nexo que une al Pueblo con el Estado.
la norma juridica, que en el Estado de Derecho liberal es una "Es el portador de la idea germana del Estado" (die Triigerin
cualidad esencial y necesaria de la ley, no es indispensable der deutschen Staatsgedanke), como lo define la ley del 19 de
en el Estado Nacional-socialista, ya que el Führer puede esta- diciembre de 1933 sobre la reconstitución del Partido 1 ).
blecer leyes individuales con efecto retroactivo, y que se re- El Estado Nacional-socialista -dice Huber- es un Estado
fieran a hechos consumados a la fecha de la promulgación ,de movimiento (Bewegungstaat) y el Partido Nacional-socia-
de la ley. Se ha abrogado la positividad del derecho objetivo lista es la clase política, que conducida por el Führer, porta,
que condiciona la seguridad jurídica, presupuesto primario de mueve y dirige al Estado. El lazo más relevante entre el Par-
toda ordenación de la vida en común. tido y el Estado lo constituye la identidad personal e institu-
cional del Jefe del Partido y Jefe del Estado. No es como Jefe
supremo del Estado que deviene Jefe del Partido, sino que
como Jefe del Partido deriva a Jefe del Estado, pues la posi·
ción primaria y originarla es la conducción del Partido, de
1) Cfr. CABL ScHMITT, SVJat, Bewesung, Yo/k, Der Deutsche Staat der
1) Cfr. RocER BONNAIU>, Le droil d rEtat dans la doctrioo national- Ge1enwart, Hambur,, 1933, p,¡, 11 y si¡. .
socialiste, pé,. 82.
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donde emana la conducción del Estado. Consecuentemente, el rst¡f1·itu del pueblo alemán, emanado de la raza, y con la for·
Piihrer es quien opera el enlace, a través del Partido, entre el mn que le imprime su visión del mundo (WeltaMchauug).
Pueblo en movimiento y el Estado, en una unitaria y oclusa A rRta concepción del Derecho se la trata de conectar con
estructura política 1). determinados antecedentes históricos de la ciencia jurldica ale·
El Partido y el Estado Nacional-socialista están animados muna. En efecto, existe cierta afinidad, aunque externa, con
por un m~smo esplritu y condicionados a un mismo propósito: In que fué enunciada en ~os comienzos del siglo XIX por Sa·
la Fühnmg del Pueblo alemán según la Weltansch<tttttng rácica. vlgnl y Puchta, fundadores de la escuela histórica del Dere·
c:ho, lo~ cuales, influenciados por el idealismo transcendental
ele Schelling y de Hegel. revest1an al Derecho con el valor de
tmn lcien absoluta. Los filósofos juristas del Nacional-socialismo
LOS DEUCHOS PERSONALES no han hecho sino transformar esta idea con el elemento rá-
En la concepción Nacional-socialista no queda sitio para el cico de la comunidad del pueblo -el esp(ritu del. pueblo que
reconocimiento y garantía de los derechos personales. El hom- en Savlgnt tiene un sentido metaflsico convertido én un con·
bre no tiene existencia sino como célula de la comunidad del cepto naturalfstico- y ahormarla en su expresión a la Weltan·
pueblo, no es más una persona con fines que puedan ser extra· schauung propia al nuevo régimen 1).
fios a Jos de la comunidad; su existencia se nutre en la existencia Carl Larenz se esfuerza por conectat· el pensamiento jurídi·
<le! Pueblo, a la que está entrañablemente ligada (gemeinschafts- co nazista con la doctrina de Savignl y de Hegel, pues, a pesar
gebuncten). Pnra poder llegar al rango de persona el individuo de las hondas separaciones existentes entre ellas concuerdan
necesita de un reducto que lo proteja en su libertad. en cuanto a su oposición al racionalismo y al jusnaturalismo
En el Estado Nacional-socialista han desaparecido las hnscR individualista, y en afirmar que el Derecho debe tener un con-
sobre las cuales reposa el derecho público subjetivo; as1 Jo re· tenido conforme a la conciencia moral, costumbres y espiritu
conoce Relnbard Hoehn, actual profesor de la Universidad del pueblo. Es en base a tales afirmaciones que Savignt y He-
de Berlín: "La totalidad de los teóricos están, por asf decirlo, gel han desenvuelto, respectivamente, los conceptos de esp!ritu
unánimes en reconocer que no puede haber más derecho sub· del pueblo (Volksgeist) y espfritu objetivo (Objektivegeist) de
jetivo frente al Estado o a la conducción del Fiihrer 2). los cuales, este último, afirma Larenz, es un perfeccionami~nto
y esclarecimiento del primero. Esp!ritu objetivo es "el espiritu
de un determinado pueblo íntimamente formado de sangre
y propósitos" 2).
LA CONCEPCIÓN RÁCICA DEL DERECHO La diversidad de las razas engendra la particularidad irre·
:E.:l Derecho se desubstancializa al ser relativizado por la ductible de cada producción jurídica nacional; a Savignl le
antropologia política del Nacional-socialismo. La Raza sustitu-
1) Cfr. J, DUQU&SNE, Sur l'esprit du peuple alleTTUJnd comme source
ye el valor absoluto Justicia, en la función de condicionante d'oriKine du droit allemand, en: Recueil d'études en fhonneur d'Edouard
del Derecho. Lnmbert, t. 3, pág. 228.
El ordenamiento jurídico del III Reich es la expresión con· :!) Cfr. RENATO TREVES, La füosofia di Hegel e le nuove conce:ioni te·
cretizada de una idea absoluta del Derecho que trasciende del desche del diritto e deUo stato, extractado de: An!Ulli delflstituto di Scien:e
C,iuridic~e delúJ R. pn_iversitá di Messina, vol. 7, 1934-35, pág. 15. Sobre 1:1
l) Cfr. E. HUBER, Das Staatsoberhaupt des Deutschen Reiches en: v~nculac16n que los JUristas alemanes pretenden que existe entre sus reciente.
Zeitschri/t für die Gesamte Staatwissenscha/t, 1935, pág. 210 y sig. ' tlucubrac!o'!e• y el pensamiento de Savigni y Hegel, muy especialmente
2) Cfr. REif<IA!IRD HOEHN, Le droit subjetiue public et le /JI Reich, en: onn esto ult1mo, Renato Treves ha hecho, con acabada maeatría la compro·
Recueil d'études en fhonneur d'Edouard Lambert, París, 1938, t. 3, pág. 241. hac•i6o ele la falta de toda vinculación intrínaeca y fundament~I.

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faltó esta explicación de sus aseveraciones -afirma Helmut
Nicolai, el teorizante que conformó una concepción del Dere·
cho a las exigencias rácicas- porque en su época la ciencia
de las razas no existia. En nuestros días sabemos que la misma
raza produce el mismo derecho 1).
J;iil(,ifabran.d... actual profesor de Heidelberg, expresa que la
fuente originaria del Derecho es el sentimiento del derecho
que domina en una comunidad, y que este sentimiento está
condicionado por la ¡:aza. "Los juicios esenciales de valor estári
determinados por la raza. Esta es la evidencia que el Füh.re1·
ha proclamado y que perdurará en la historia del mundo; ella IV
es la que substancializa la idea central del derecho en la teoría
del derecho conforme a la ley de las razas que Nicolai ha fun- EL ESTADO CORPORATIVO DE PORTUGAL
dado. Estos juicios fundamentales de valores, en tanto que ex-
presión de la conciencia popular, del espiritu del pueblo, del
alma de la raza, están innatos en el hombre... ; ellos son una
realidad viviente en la sangre..." 2).
Pero quien da certeza y positividad a ese Derecho, es el
1( Führer de la comunidad. "No nos dejemos engañar -afirma
.~L~c.!liDJ..~~....el más autorizado jurista del régimen- por una
r sofística antítesis de política y derecho, de derecho y fuerza; la
~¡mtad .d~LE3iJW1x..es...Der.ecll.Q... Su voluntad es hoy el Nomos
del pueblo alemán". Pero es el bávar~J::¡aJlk..Ministro de
Justicia del III Reich, quien nos define la concepción nacional-
socialista del Derecho, despojada de toda cubertura filosófica:
.:;¡;¡¡¡~~ 1;¡~ pot naturaleza ~nsta o ioJWúQ, I,.a. na.t.w;aleza...sólo.
...t:.Om~eLP,~..ecbQ clel...sano... del más .tw~.-~.§!!guráijp~le..CQ.n:·
.,.tta.....W,Wl..~•.de,..~d.~-ª -.J2P.r.'-pÍl"!!Í.CJºSQS. infl~dec·
.~..mª-$).nfe.rw:.e~~~}..l-..

1) Cfr. ...lh;J..wJT NlCOL..\1, . ,Die Rassenge:etzliche Rechtslehre, Gru.nd·


..J~e... ein.er Nl)tioools_o:i4Ji,stis.ch.en R~.chtsphilosophie, München, .3, Aufl.,
l9$.3,•.pág. 28.
:1) Citado y transcripto por: J. DUQUESNE, Sur resprit du peuple
allemand comme source d'origine du droit allemand, pág. 234.
8) El profesor español Alfredo Mendi.zábal acota con malicia penetrante
a esa concepción del Derecho proclamada por el supremo jerarca de la

l
justicia nacional-socialista: "Se ha logrado una fórmula -resume .Mendí-
lábal-: a máa potente animalidad mejor derecho". Cfr. ALFREDO MENnl·
ZÁBAL, Una concepción hemo/{lica del derecho, en la Revista: Cruz r Raya,
N' 17, pá¡. 69.

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1
:.
EL ESTADO CORPORATIVO

Un estadista rumano: Mihaü Mano'ilesco, con palabras que


han tenido un eco feliz entre sus contemporáneos, aseguró
"que el siglo XX será el siglo del Corporativismo, como el
siglo XIX ha sido el siglo del Liberalismo" 1). Y esta asevera-
ción tan categórica es compartida por un grueso sector de la
teorética estatal y enarbolada como pendón de lucha por con·
siderables fuerzas polfticas 2). El Estado Corporativo seria -se-
gún los teóricos y lof.! militantes de su doctrina- la panacea
que pondrfa fin al actual caos moral, polftico y económico.
Antes de la guerra de 1914, el corporativismo ocupa una
situación secundarla en el catálogo de las doctrinas económi- 1
cas y sociales; asf, al llegar a los años feniseculares solamente ha· ¡.:
bfa encontrado en la persona det.M~~~~..<!~.J~ .:ro~r- .Q!:cl..PI~ 1
el teórico que preconizaba gallardamente el retorno a la or· 1

l ) Cfr. M t HAiL MANO'ii.F.~CO. Le siecle <111 corporatismr, l.ihrairic F.


Alcán, París, 1934, pág. 7.
2) El profesor de la Universidad de Toulouse, J enn Brethe de la Gres-
.l
saye, ha clasificado en tres grupos las doctrinas que acuerdan, en una
reconstrucción del Estado moderno, una situación institucional a los cuerpos
profesionales: 19 ) Los grupos profesionales integran por sí solo al Estado,
es decir, el poder político es absorbido por el poder económico: es la ·,
doct..rinn sindicalista; 29 ) Los grupos profesionales están representados en
el Estado, y coparticipan de la dirección estatal junto a las fuenas políticas:
es la doctrina corporativa; 39 ) Los cuerpos profesionales y económicos
constituyen en el Estado un poder económico de índole consultiva, diferen-
ciados claramente del poder político: es la doctrina del poder económico.
Cfr. J. BRfTHE DE LA GRESSAYE, La representation profuionneUe et corpo·
rative, en : Archives de philosophie du droie et de socioloKie juridique
N9 34, 1~34, pág. 62 y sig.

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t!llo nos interesa conocer porque las -utopías están amasadas
denación estamental, como medio de restablecer el orden en con atisbos, criticas, desconformismos y necesidades a cuyo
la sociedad moderna 1). Recién en nuestros dias, ante la des- través se pulsa el espíritu de la época.
mesurada exacerbación de las fuerzas económicas Y su ago· Spann pretende estructurar el Estado fraccionándolo gre·
niosa irrupción en la vida poHtica, es que algunos espíritus mialmente y en forma de un escalonamiento jerárquico, de
avisores se tornan hacia el corporativismo, y cunde, entonces, manera que cada estamento (Stande) inferior sea conducido
la tdea de que ha llegado el momento de efectuar el relevo del por el Inmediato estamento superior. Con este objeto, distin·
J<Jstado liberal por el Estado corporativo 2 ). gue cuatro corporaciones: obreros manuales, obreros califica·
El filósofo vienés Othmar Spann, en un libro de urdimbr~ dos, jefes económicos, conductores del Estado. Este E stado
utópica, llevó hasta las últimas consecuencias ~a doctrina cor· verdadero (Wahre Staat) devendrá un "ser colectivo" plasma·
1
porativa pretendiendo erigir el Estado exclus1vamente sobre do por las relaciones personales, vivas, en lugar del actual
esta ide~ y proyectando, sobre ella, la esencia del "verdadero Estado en falencia, que es centralista y en el que dominan
Estado" de validez extratemporal. Transformar el Estado de relaciones abstractas, mecánicas e impersonales, entre el in·
clases en una jerarqufa de estamentos, determinar conforme dividuo y el conjunto. Esta estructuración corporativa de la
a la ordenación absoluta de los valores la jerarquia de los sociedad ha sido constante en la Historia, afirmá Othmar Spann,
estamentos y realizar en la paz y armonia de éstos y de los no es sólo el trazo especifico de la Edad Media, sino de todas
Estados el ideal de la plena Cultura. Organización ideal de las estructuras sociales a través de su concreción tempo-espa-
la sociedad humana, que como todas las elucubraciones de su in· cial. Su abrogación, que consumó la Revolución Francesa con
dole, es un dechado de r igidez estilizada, pero que a pesar de su "concepción atomista y niveladora", ha traido la miseria
obrera y la creación de los cartels y trusts, por parte de
1) Cfr. LA TouR ou PIN, JIers Ull ordre social chreticn, Beauchesne, 19?7.
El Marqués de la Tour du Pin es el fundador de la ~s~uela cat~hca
los patronos, y de los sindicados, por parte de los obreros, que
social de Francia, que también tuvo repercusi6n entre los C~JS~tanoa S?Ct.ales actúan con ritmo descompasado 1).
de Alemania Austria Bélgica. Dicha doctrina anima el movtmlento cnatJano El Estado corporativo ha tenido en nuestros dias diversas
internacionai repreae~tado por la Unión de Fribourg Y cont?~uado e~ nues· rormas de realización histórica, y de él podemos dar una no·
tros días por l a Unión de las Malinas, llevada por los catohcos ~octales a
sus organizaciones gremiales y políticas, y aprobadas por la lglesta en las clón genérica, afirmando que se trata de una forma de Estado
Encíclicas Rerum Novarum de León XIII y Quadragesimo Armo de Pí? ~~ democrático a quien lo caracteriza el hecho de que todos o
-la primera de 1891 y esta última de 1931-. Cfr. R. SEMICHON, Les tdees algunos de los órganos de representación del pueblo compor-
politiques et sociales de la Tour du. Pin, Par~• 1936;. G~RCE, JARLOT S.. J., tan una representación profesional. Dicha forma de Estado
Le régime corporati/ et les catholzques socurU%. Historre d une doctnne, es una nueva formulación histórica de la Democracia, que
F1ammarion, 1938. . 1 difiere de la del Estado liberal, porque sustituye a los Partldos
La efímera Constitución Corporativa de Austna de 1934. fué e tr~sunto
8 la técnica constitucional de las directivas de la Enc~chca de P10 .Xl,
Polfticos por las corporaciones gremiales; son dos maneraR
Cfr. A. MF:RKI., Der Staatsrechliche gehalt der !nzykltka _Quadrages¡mo distintas de ensamblar a los ciudadanos para emitir sus votos,
Anno en: Zeitung 0//entlichen Rechts, B. XIV, pag. 208 Y s1g. que obedecen a los supuestos filosóficos de dos conccpctone~
:l)' Pretender indicar la principal bibliografía que ~ersa ~bre el Estado
corporativo y, más aún, sistematizarla, es pretende!, lo 1mJ?O.sible. El ~orpo­
antipolares de la sociedad 2).
rativismo es, indudablemente, la mayor preoc~pacton tem.atJca de la eJ?OC&• Si bien los Estados totalitarios R<' con~hh~a·nn u yf aul,.mutt
y, en consecuencia, nos enco?tramos desde el h~ro. de admuable medulOSJdad
hasta la divagación auperfic1al. Para un conoc1m1ento general, Cfr. GAETA.N 1) Cfr. OTIIMAR Sa•ANN, lJt r 11'nlt, .'itmlf, :1' ~:el., l•'l•c•hllt 1 J,on•, 111.11.
Pt.~u. Essais sur le co~poratisme, ~ecueil S~rey, París, 1938; ~AURlCE 2) Cfr. Rocr.n RoNNAnJt• .'\ymf/,.,1/Am,, ,.,,,.,,, , .,,., '' A'IHI ,.,,,,.,.,,.,,,,
BoUVIER·AYAN, La doctnne corporattve, Recue1~ Serey, París, _1939, B~­
NARD LAVERCNE, Le gouvnnement des democrattes modernes, L1bralre Fehx París, 1937, pág. 105 y 'le .
Alcán, 1933, 2 ,.oJs.
HS
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como realización de un sindicalismo integral 1) -el Stato-Cor-
porativo de la Italia Fascista; el Estado-estamental alemán
(Der Deutsche Stiinde-Staat); "la estatizaci6n de los sindica- !.AS IDEAS POLÍTICAS DEL FAUTOR DEL ESTADO PORTUGUÉS
tos", como Lenin resumía la organización política rusa- nos-
otros descartamos de plano la consideración en su carácter de Oliveira Salazar es el constructor del Estado corporativo
tal, porque hemos visto que las organizaciones gremiales han portugués; interesa, entonces, conocer esquemáticamente sus
desaparecido, o por no haber encontrado una realidad adecua- Ideas políticas.
da después de sen•ir de programa proselitista, o perviven como En 1926 las fuerzas armadas de Portugal hacen una revo·
auxiliares sumisos del órgano político supremo: el Jefe del lución antiparlamentaria y establecen una Dictadura ejercida
Estado o el Partido único. Pero la experiencia deja un saldo por el General Carmona, quien designa, para ocupar el Minis-
provechoso de obset·vación: o la integración sindicalista que terio de Finanzas, al profesor de la Universidad de CoYmbra,
sustentan es un artificio para lograr imantar a las masas hacia Oliveira Salazar. El 5 de julio de 1932 es nombrado Presidente
un Estado autoritario -pero para arribar a semejante meta del Consejo de Ministros y en un discurso pronunciado el 30
hay caminos más rectos- o bien, las tensiones económicas y del mismo mes, traza las grandes líneas del nuevo Estado.
sociales de la sociedad burguesa avivadas por dichos regímenes, Nacido de una humilde familia católica de una villa de la Pro-
en lugar de afirmar la unidad política del pueblo la agudizan vincia de Beira Alta, en 1889. Hizo sus estudios elementales
en su dispersión, y se cae en la necesidad de evitar esa disper- en el Seminario de Viseu, donde recibe las órdenes menores;
sión pluralista del Estado por medio de supremos órganos po- habiendo abandonado sus estudios eclesiásticos, se gradúa en
líticos. el año 1914, en la Universidad de Coi:mbra, de doctor en Dere-
Estudiaremos, en cambio, como típica formulación actual cho. A la edad de 27 afi.os es designado en la misma Unlversi·
de la categoría del corporativismo autónomo, al Estado por- dad profesor de las asignaturas de Economia Política y Finan-
tugués, que en su orientación social está penetrado pot• las zas. Católico fervoroso y militante, fué uno de los cofundadores
directivas de dos Encfcllcas: la Rerum Novarv.m de 1891 y la del Centro católico, organización destinada a defender los de-
Quadragésimo Anno de 1931. Estado Corporativo, que si bien des- t·echos de la Iglesia y a divulgar los principios cristianos 1).
echa la concepción individualista de la sociedad no por eso Hombre de cultura amplísima, auténtico estudioso, gusta de
deja de consagrar los fueros inviolables de la libertad perso- ' los bienes del espíritu y expresa grandes verdades con una
nal; que modela un Estado vigoroso sin llegar, por la absor- prosa cef\ida y limpia.
ción totalitaria, hosta su deificación; que si bien se aparta de "Entre los maestros que han formado mi pensamiento, es
la neutralidad agnóstica del Estado de Derecho liberal-burgués, a los franceses a quienes le soy más deudor... Es a ellos que yo
pues es portador de un con~enido propio de Cultura, no se debo la orientación de mi modesta cultura. Yo he recibido
aferra en la intransigencia de un dogmatismo; que si se nu· una doble Influencia, la de la escuela de la Ciencia Social con
tre en los hontanares de la tradición, no por eso pregona o Le Play, Demolins y los otros, de una parte, y la de Maurrás,
practica un nacionalismo exclusivista y agresivo. por otra. He atemperado recíprocamente a las dos". "Lo que
yo he tomado de Maurrás, es la idea de la autoridad necesaria,
del Estado fuerte. He sido igualmente tocado por la distinción
tan nítida :que él establece entre la dermophille y la democratie.
1) Cfr. PAUL CouZil'iF.T, Quelques aspects de la rt cherchc constitution· 1) Cfr. A. FEMO, SALAZAR, Le Portugal ~~ son chef, París, 1934; M.
nel/e de rEtat: syndicalisme tt dictature, en: Annalts ''" tlrnit t t dtJ tt:itn· LEWANOOWSKI, Une expérience de redressement. 0 /iveira Salazar, en: Revuc
t·cs sorialcs, 1934. N• 2-3. pñg. RO y sig. des Deux Mondes, l er. J uin 1934, pág. 515-530.

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La confusión de estos dos términos, que es corriente entre cer un nuevo mundo. Lo hacemos con nuestras mismas ma-
los políticos y que ellos están interesados en mantener, es la noM, sin ir contra la corriente general, pero la obra está ama-
fuente de muchas de las herejfas" 1 ). sada con lágrimas, con sacrificios de todo orden, pero princi-
Se enfrenta Oliveira Salazar con los males que aquejan a palmente morales. Han concluido los tiempos de vida fácil,
Portugal, aunque lo hace con la conciencia de que tales eventos ele negocios corrientes, d~ trabajo seguro, y hasta de ocio ase-
críticos no son exclusivamente, sino que pertenecen al espí- gurado" 1) .
ritu humano de Occidente. "Preci~anH.'llt.c en csln Europa en- La raíz de la crisis que aqueja al Estado, que es crisis
ferma, convulsa, em¡lobrecida, descquilil>rach, cpte busca a tien- moral por sobre todo, la encuentra Salazar en la filosofía que
tas las soluciones políticas del porvenir, e:; clonth! h¡¡y que lo· culminó en el siglo XIX. "El filosofismo comenzó· combatien-
calizar el· caso portugués". Reducir, el movimiL•nlo portugu6s do en las inteligencias la adhesión a las verdades eternas y
que orienta, a un mero episodio de polft.l<'a n::wlonal, " ea d<!H· corroyendo en los espíritus la base de los grandes principios.
conocer las razones profundas del muleHt.a1· gen<'rul, laH tenden. A cierta altura de la obra destructora se vió, con pánico, que
cias de nuestro tiempo y todas las <lebilld::HICH, ul>tllcnclonc:; no se habían podido sustituir esos marcos milenarios de que
e insuficiencias del poder público, que f01·man la h ni-H! d<• lo se sirven las almas para guiarse a través de la vida. Se llegó
que ha podido llamarse la c?'isis del Hstado moclc:rno" :!). "/\1~1 a la negación de Dios, de la certeza, de la verdad, de la justi·
tase Europa y el mundo -afirma Salazar resumiendo el cr;· cla, de la moral, en nombre del mate¡:ialismo, del escepticismo,
píritu de la reforma del Estado- en medio de expcrlencla11 del pragmati~mo, del epicureísmo, de míl sistemas confusos,
políticas y sociales, revueltas, revoluciones, crisis, dificultades, que difícilmente pudieron disimular su falta de contenido.
anhelos de vida nueva; se ensCJyan sistemas; se buscan nuc· Pero la negación, la indiferencia, la lucha, no pueden ser fuen·
vos rumbos para la vida y equilibrio de las sociedades; se de- tes de acción. Y la vida es acción" 2).
rrumban principios e instituciones seculares, y <'orren peligro Sus críticas a los principios informadores de la vida econó·
de hundirse en la trágica confusión de este momento, otras mica burguesa, son de severa exactitud. "Hemos adulterado
que deberían ser mantenidas; los pueblos sienten cada vez más el concepto de riqueza; lo hemos separado de su propio fin
los lazos que les unen en su solidaridad. En este pequeño rin· de sustentar, con dignidad, la vida humana; hemos hecho de
eón occidental, ni lejos ni cerca, en el centro de una de las él una categoría independiente que nada tiene que ver con el
grandes rutas de la civilización, este país que no es de ayer, interés colectivo, ni con la moral, y hemos su¡:roesto que amon-
que tiene fisonomía y que tiene historia, está llamado a mar- tonar bienes sin utilldad social, sin normas de justicia en su
car su posición" S). adquisición y en su uso, podía constituir una finalidad de ·los
Declara perimido el optimtsmo ochocentista, para dar pa- individuos, de los Estados o de las naciones". "Hemos defor-
so a una se1·ia concepción de la vida, que imprime gravedad mado la noción del trabajo y la persona del trabajador. ·Olvi·
en el pensamiento y en la acción. "Asistimos a uno de los damos su dignidad de ser humano, consideramos tan sólo su
grandes virajes de la historia; estamos presenciando, estamos valor de máqulnn prodnctora, medimos y pesamos su energía,
realizando las transformaciones sociales de la que ha de na- y no nos acordamos siquiera de que es elemento de una fa-
mtlla, y que la vida no está sólo en él, sino en su mujer, en
I) Citado por: AtPHO.NSE joFFRE, Le corporatisme portugais, en: Archi- sus hijos, en su hogar". "Fuimos más lejos: disociamos el
ves de philosophie du droit et de sociologi.e juridique, 1938, N' 3·4, pág. 177-8.
2) Cfr. OtiVEIRA SALAZAR, El pensamiento de la revolución nacional, 1) . Cfr. ÜLIVEIIIA SALAZAJI, EL pmsamicnto de la revolución nacional,
Editorial Poblet, Buenos Airl!!, 1938, pág. 90. pág. 240.
8) Cfr. ÜLIVElRA SALAZAR, El pensamiento de la revolución ruzcional, 2) Cfr. ÜLIVEmA SALAZAR, El pensamie1Uo de la revolución nacional
Pág. 248. pág. 242. ,

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hogar; utilizamos a la mujer y al niño como valores secunda- JlOHtlca. en la economía, apaJ.•ecería como un ser omnipotente,
rios, más baratos, de la producción -unidades sueltas, elemen- principio y fin de sf mismo, al que habrían de estar sujetas
tos igualmente independientes unos de otros, sin vínculos, sin todas las manifestaciones individuales y colectivas. Tal Estado
afectos, sin vida común- y destrozamos prácticamente la fa- podrla encerrar un absolutismo peor que el que antecedió a
milia. De un sólo golpe desmembramos el núcleo familiar, au- los regfmenes liberaies,. ya que éste, al menos, no se desligó
mentamos la concurencia de trabajadores con la mano de obra de su destino humano. Ese Estado sería esencialmente pagano,
femenina, y no le dimos en forma de salario lo que correspon- Incompatible por naturaleza con el genio de nuestra civiliza-
de a la productividad de una buena ama de casa y a la utilidad ción cristiana, y tarde o temprano conducirla a revoluciones
social de una ejemplar madre de familia" 1 ). semejantes a las que afrontaron los viejos regímenes históri-
Una vez descubierto el orto del mal, traza la orientación di- cos,. y quién sabe si hasta a nuevas guerras religiosas, más
rectriz de su obra que fundamenta en la restauración de los graves que las antiguas" 1).
valores espirituales. "Hemos de trabajar y favorecer la acción Las ideas de Salazar sobre el corporativismo son claras y
de los que trabajan para lograr una justa compensación de la agudas. Parte de una separación precisa que debe existir entre
vida humana con los deberes, sentimientos y esperanzas que la organización económica y la organización polftica de la so-
derivan de sus fines superiores, con todas las fuerzas de co- ciedad, pues la primera no puede ser por sí sola la base nor-
hesión y de progreso que nacen del sacrificio, de la lealtad mativa del Estado, en una función que es siempre poUtica. El Es-
desinteresada de la fraternidad, del arte, de la ciencia, de la tado, como .suprema expresión del agregado nacional, debe
moral, eman~ipándonos definitivamente de una filosofía ma· encargarse de la alta dirección de la economía, cuidando la
terialista, condenada por los mismos males que desencadenó. defensa exterior, la paz pública, la administración de justicia,
Ahí es donde está la verdad, la belleza y el bien: In vida del la creación de las condiciones económicas y sociales y de la
espíritu. Más aún: ahi está la suprema garantía del orden producción, la asistencia técnica del desarrollo de la instruc-
político, del equilibrio social y del progreso digno de este nom· ción, el sostenimiento de todos los servicios auxiliares de la
bre" 2). actividad económica, la corrección de los defectos que a veces
Frente al fenómeno moderpo de la laxitud del poder estatal derivan del libre juego de las actividades privadas, .la especial
y ante las reacciones que llevan hacia la omnipotencia y dei- protección a las clases desheredadas, y la asistencia, cuando
ficación del Estado, Salazar contrapone un Estado tan fuerte no puede conseguirse, mediante la acción de las instituciones
que no necesita ser violento, y limitado por la moral, por los privadas, la satisfacción de las necesidades humanas. Pero los
principios del derecho de gentes, por las garantías y libertades Intereses de la producción deben ser regimentados por los cuer-
individuales, que son la suprema exigencia de la solidaridad so· pos corporativos; de manera que se reemplace la economía
cial. "Sin embargo -advierte aludiendo a los que tildan de haber dirigida por los gobernantes, por la economfa autodirigida.
conformado un Estado al estilo del italiano y del alemán- Además, en la organización de las corporaciones económicas
hay que alejar de nosott·os el impulso encaminado a la forma- ha de tenerse presente que los intereses por ellas representa-
ción de lo que podría llamarse el Estado totalitario. El Estado dos, o mejor dicho, los intereses de la producción han de su-
que subordinase todo sin excepción a la idea de Nación o de bordinarse no sólo a los de la economía nacional en su conjun-
Raza representada por él, en la moral, en el derecho, en la to, sino también a la finalidad espiritual o destino superior de
la Nación y de los individuos que la constituyen. "Por otra
1) Cfr. ÜLIV&lRA SALAZAR, El pensamiento de la revolución nacional, parte, para la más perfecta realización de nuestra fórmula de
pág. 184.
2) Cfr. OUVEIRA SALAZAR, El pensamiento de la rcvoluciún nadvnal. 1) Cfr. ÜLIVEfliA SALAZAR, El pensamiento de la revolución naciona!,
pág. 269. pág. 266.

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Nación organizada se han de tener en cuenta, además, las cor- y Jlulítica (artículo 59 de la Constitución). Los fines del Estado
poraciones morales, como las de las artes, las ciencias, la asis- <'Htán expresados en la Constitución con carácter programático
tencia y la solidaridad, que por una adecuada evolución han -una Constitución es programa y realización, afirma Oliveira
de formar parte de la organización corporativa. Por muchas Sulazar- y ellos son: promover la unidad y establecer el or-
razones, estas entidades estarán sometidas a la misma finali- den jurídico de la Nación, definiendo y haciendo respetar los
dad espiritual y al mismo interés nacional que domina a las derechos y garantías impuestas por la moral, por la Justicia
primeras" 1). ,o por la ley a favor de los individuos, de las familias, de las
Sobre el paradigma de estas ideas polftlcas y sociales se autarquías locales y de las otras personas colectivas, públicas
plasma, por la Constitución sancionada el 19 de marzo de 1933, y privadas; armonizar e impulsar las actividades sociales, den-
la reconstrucción del Estado de Portugal, que obedece en con- tro de la leg[tima subordinación de lo particular n lo gene-
junto, según el J efe del Gobierno Ollvelrn Salazar, a las exi- ral 1) y velar para que todos los habitantes gocen del mínimo
gencias de la historia del pueblo lusitano y de la Cultura de la existencia humanamente suficiente (articulo 69 de la
latino-cristiana, ambas desviadas, en pausas lnten·egnas, de su Constitución).
verdadero rumbo. En un capítulo especial se consagran los clásicos derechos
de la libertad personal, con las adiciones contemporáneas de
acentuación social. A la par del status libertatis, se admiten
los derechos r,econocidos a las personas morales, a las autar-
ORGANlZACIÓN CONSTITUCIONAL l>EL ESTADO quías locales y corporaciones culturales :r económicas.
La Constitución portuguesa consagra a la legislación de la
No nos proponemos hacer un estudio integral de la orga- familia -en abismal distanciamiento con las Constituciones
nización institucional del nuevo Estado portugués, sino que liberales 2 ) - todo· el tftulo tercero de su primera sección,
pretendemos, a fin de no rebasar la órbita de nuestro plan asegurando por parte del Estado su protección y defensa, co-
metódico, destacar lo que importa una innovación en la es- mo fuente de conservación y desarrollo de la Nación, como
tructura del Estado 2).
La Constitución se encuentra sistematizada en dos partes 1) "Tudu para la Nación, nada c011tra la Nació1i", es una fórmula
fundamentales, comprendiendo en la primera todo lo at.inente t:t!h•hrr. tlo Solazar, Algunos adversarios del Jefe de la Revolución portu-
a la ordenación social, a la orientación cultural y a la dogmá- JUeaa han ineinuado que ella no ea sino más que un plagio de la célebre
tica de estilo en la técnica constitucional; en la segunda sec! frase de Muesolini: Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra
el Estado. Hay en esto un error completo. La síntesis de Salazar, no sola-
ción se establece la organización política del Estado. mente no ea idéntica a la de Mussolini, sino que tambi~n le es opuesta.
El Estado portugués es definido como una República uni- Ella descarta voluntariamente la idea del Estado omnipotente preconizada
taria y corporativa, basada en la igualdad de los ciudadanos por el Duce. A la hegemonía del Estado fascista, Salazar prefiere la Nación.
ante la ley, en el libre acceso de todas las clases a los beneficios Lejos de estar sometido a una influencia, Salazar ha marcado una diferencia.
de la cultura intelectual, y en la intervención de todos los Y comprender esto, ca comprender el nuevo Estado portugués". Cfr. ANTO-
NIO FERRO, L'Etat nouveau, en: L'Etat moderne. Encyclopedie frant;ais e, X,
elementos estructurales de la Nación en la vida administrativa pág. 10, 88-15.
.2) "No es dudoso, que si el siglo XIX no se ha desprendido totalmente
1) Cfr. OuvEIRA SALAZAII, El pensamiento de la revolución nacional, de la tesis del matrimonio-institución, el agravio está en el culto de que ha
pág. 270-1. • - . sido objeto el acto jurídico, o si se lo prefiere han ubicado en el acto
2) Para un acabado estudio de la organizacion c:on~tltUCIOn!ll del jurídico, más particularmente en el contrato, el supremo factor de la vida
Estado portugués, Cfr. PEREIRA Dos SANTOS, La .con.st1tut1of soc1ale .et •ocial". Cfr. J. BoNNECASÉ, La philosophie du code Napoleón appliquée au
politique portugaise, Preface dCJ Georges Renard, Pans, 1935, pag. 112 y s1~. droit de /amille, París, 1928, pág. 167.

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soporte basilar de la educación, de la disciplina y de la armo· reses de la Nnclón, y las demás fncultades propias a esta ins-
nía social, y como fundamento del orden polltico 1 ). • titución - crean un órgano ejecutivo cuya robustez lo asemeja
Acaso, el rasgo más llamativo de esta parte de la .constlt~: al Pt·esldente americano-. A su lado funciona, en tareas de ase-
ción lo sea la institucionalización que hace de la optnión pu· sm·amlento claramente expresndas, un Consejo de Estado.
blica, a la que se considera "como elemento fundamental de la El órgano leglslatlvQ lo componen la Asamblea nacional,
política y de la administración del Pais, correspondiendo al compuesta de noventa diputados elegidos por el sufragio di·
Estado defenderla de todos los factores que la aparten de la ver- recto de Jos ciudadanos electores y la Cámara Corporativa,
dad, la justicia, la buena administración y del bien co~~n·• formada de representantes de las autarquias locales y de los
(articulo 22 de la Constitución). Hemos visto cómo la opmzón intereses sociales, considerados éstos en sus ramas fundamen-
pública, que fué pensada por los racionalistas l~beral~s como tales de orden administrativo, moral, cultural y económico.
la resultante del libre juego de las ideas, quedo, pnme~o, a El Gobierno lo forman el Presidente del Consejo, que podrá
merced de sujetos privados que dominaban los puestos soctales llevar los negocios de uno o más Ministerios, y los Ministros;
de amplificación y después, como, desembozadame.nte, se la el primero es designado y separado libremente por el Presi-
forma desde los Ministerios de Propaganda con prédicas suges- dente de la República; ante quien es responsable pot• la poH-
tivas enderezadas a provocar los desbordes irracionales de las tica general del Gobierno; los Ministros son nombrados por
masas convenientemente encauzados a sus planes. No es éste el Presidente de la República a propuesta del Presidente del
el lugar apropiado para la explicitación del tema; _sol~~1ente Consejo. ; .
apuntamos la observación de que, cuando la Constltucwn de En el capitulo referente a la función jurisdiccional, regla
Portugal promete defender la O?>inión pública de los factores en sus directivas generales el establecimiento de tres instan·
qtte la mistifican, se aproxima al meollo de un lacerante pro- cías de Tribunales, a cuyos miembros rodea de un cúmulo de
blema sociológico. ., garantfas eficaces con el propósito de asegurarle su inde·
Integran la primera parte de la Constituc10n -ademá~ de pendencia.
los preceptos que versan sobre los organism?s corporattvos
que estudiaremos en seguida- ca~itulos especxales que reglan
del orden administrativo, económ1co y soc1al, de la cultura lA ORGANIZACIÓN CORPORATIVA
intelectual de Ja defensa militar, de las finanzas del Estado Y
del réglm~n de los servicios públicos. Unn vez dada una noción esquemática de la organización
En la segunda parte de la Constitución se establecen los poUtlca y de los fundamentos doctrinarlos que la cimentan,
órganos del Estado, se dete1·minan los m~~ios de no:ninaclón describiremos la organización corporativa fundamental del
de los funcionarios que lo integran y se ftJan las atnbuclones Estado portugués, que es lo que nos interesa destacar, ya que
precisas de cada u.no de ellos. El cargo de Jefe del Estado está la apreciamos como la tfpica concreción contemporánea del
desempeñado por el Presidente de la República, elegido direc· Corporativismo. La legislación que reforma dicha organización
tamente por el pueblo para un periodo setenal. S~n sus taxativas comprende, además de la Constitución del 19 de marzo de
atribuciones: nombrar al Presidente del ConseJo .Y. sus Minls· 1933, modificada en 1935 y 1936, un texto de sistematización
tros , disolver la Asamblea nacional cuando lo eXIJan los inte· orgánica, el Estatuto del Trabajo Nacional promulgado el 23
de setiembre de 1933 y una cantidad de leyes complementarias.
1) Cfr RAFAEL MOYANO Clu:sPO úz familúz, los organ.ismos corpo- La orientación del corporativismo portugués es netamente
rativos y el. estado en. 14 conJrilución. portus~sa, Có~doba, 193?•. pág. 23 Y espiritual, ya que la organización profesional comprende, jun-
· . F· J• pr•E~·
Slg., c.n....,. Dos SANTOS' La corutitunon soc1ale et polltlque portu·
gaise, pág. 52 y sig. to al dominio de lo económico, el ejercicio de las profesiones

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h~stado perteneciente a la rama de Corporación y Previsión
liberales y artísticas, y subordina sus actividades a los fines
~ocial o el Instituto Nacional del Trabajo.
de perfección moral e intelectual que concurren a la elevación
del nivel espiritual de la Nación (articulo 40 del Estatuto del E l fin de los Sindicatos es la defensa de los intereses pro·
Trabajo). feslonales, ya sean económicos o morales y sociales. Pueden
ser propietarios de los inmuebles necesarios a su actividad, re-
~n ~randes trazos, esta organización puede resumirse de
<'lblr donaciones y legados previa autorización del Estado y per-
la stgUlente manera: en la base los organismos primarios
compuestos por los Sindicatos nacionales de Empleados y dblr cotizaciones de sus miembros.
La adhesión al Sindicato es libre y quien pertenece a uno
Obreros, por una parte, y por las Asociaciones Patronales, por puede desaflliarse sin que esto le traiga aparejada ninguna
la otra. Hanclón. Para pertenecer a un Sindicato se debe t ener más de
Los organismos secundarios previstos por el articulo 41 del diez y ocho años de edad, ejercer la profesión que especifica
Estatuto del Trabajo Nacional, son las Federaciones agluti- a uno de ellos y gozar de los derechos civiles y poHticos. Los
nante~ de los organi.smos primarios, sobre una base regional extranjeros pueden pertenecer al Sindicato pero las está inter-
o naciOnal. Tales umones agrupan a las organizaciones patro· dicto formar en los cuadros directivos.
nales o de asalariados, de manera que representan el haz de Las obreras se adunan, en el seno del condigno Sindicato
los .inte:eses de un mismo sector de la actividad nacional. La de su profesión, en secciones particulares, las que deben ser
con)unctón de .estos organismos secundarios de patronos y obligatoriamente consultadas en todas las cuestiones relacio-
obreros se realiZa en la Corporación, que ensambla los repre- nadas con el trabajo femenino.
sent~ntes de empleados y empleadores en un grupo mixto. En Los sindicatos concluyen los contratos colectivos de trabajo
la ctma de esta organización corporativa se encuentra la Cá· con las Asociaciones patronales; crean las agencias de coloca·
m~ra Corporativa que actúa como integrante del órgano legis- ción, las escuelas profesionales y, en los J1mites de sus recursos,
lativo. del Estado.. Varias instituciones de carácter poHtlco las instituciones de· previsión.
coordman estas dtferentes constelaciones corporativas. ' La disolución del Sindicato puede ser pronunciada por la
Trataremos de estudiar en detalles la organización corpo· Asamblea general, en congruencia con las disposiciones de los
rativa, siguiendo el orden de la precedente síntesis en una estatutos, y por decreto del Gobierno en los casos que se cons·
exposición que tiende a presentar en grandes Uneas l~s forma· tate que la acción ha tomado un carácter internacional o
clones y funciones que desempefian 1). cuando se infringen las reglas profesionales.
Lo7 Slndica~os nacionales y las Asociaciones patronales _ La Asociación patronal del mismo grado que el Sindicato
orgamsmos pnmarios- son considerados como personas mo· nacional es el Gremio, que agrupa a las Empresas. Hay Gre-
rale~ de derecho público, con una gran capacidad civil y en la mios obligatorios, Gremios facultativos y Gremios ag1icolas.
canttdad de uno por cada distrito. Se forman con autorización Los Gremios obligatorios son asociaciones que agrupan las
del Estado, que no reconoce más que una sola asociación para empresas, sociedades o firmas, individuales o colectivas, que
cada categoría profesional y le otorga la representación de ejercen el: mismo género de actividad en el comercio, en la
todos los integrantes de dicho gremio, estén o no inscriptos Industria y en la agricultura. Su creación depende de la ini·
en sus registros. El Estado ejerce sobre estas asociaciones un ciativa de los Ministerios a los cuales le incumbe coordinar
control severo por medio del órgano de la Subsecretaria del jerárquicamente las fuerzas económicas. Cada Gremio tiene su
organización particular que varia segón las exigencias parti·
1 >. Para el conocimiento de la organización corporativa de Portugal, culares de cada forma de actividad y está condicionada por
segu1mos nosotros en todas sus partes, al buen libro de ÜDETTE SAMSON Le la armonia de los elementos en la conjunción económica, su-
corporatisme au Portugal, París, 1938. '

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periormente definida como la más conforme al interés co- Holldarldad. A ellos les incumbe contribuir al mejoramiento
lectivo. de las condiciones materiales y morales de la población agrí-
Los gremios tienen una triple función: política, económica cola y colaborar en la reglamentación del trabajo rural. Ellos
y social. Desde el P"Unto de vista pol!tico participa, como las deben, además, establecer el crédito agr'{cola, la cooperación,
otras corporaciones, de la elección de los cuerpos administra- faciUtar las ventas d~ los productos agrarios, la adquisición
tivos, salvo los Consejos Comunales, cuya elección pertenece en comtín de los instrumentales necesarios a las faenas rurales.
exclusivamente a los jefes de familia. Desde el punto de vista En el estadio inmediato de la organización corporativa del
económico y social, el papel asignado a los Gremios es, a la Portugal, nos encontramos con las Federaciones y las Uniones.
vez, consultivo y activo. Entre las materias sobre las cuales Cada Federación ha sido creiida y organizada por una ley es-
los Gremios patronales pueden ser consultados por los orga- pecial, teniendo caracterfsticas propias que la perfilan con
nismos corporativos superiores o por el Estado, la ley men- singularidad. Sus funciones son casi exclusivamente de carác-
ciona: a) la situación, las condiciones y las necesidades de su ter económ~co, pues deben controlar el volumen de la produc-
comercio o industria, o las modalidades de explotación econó- ción, orgamzar las compras y ventas en COd'lún, estableciendo
mica y los medios de desarrollarlas o de remediar sus defectos, las. reglas . de concurrencia y fijando Jos precios mfnimos. Las
lo mismo que la manera de coordinación con las otras indus- Umones tienen la misma función económica que las Federa-
trias o comercios pertenecientes a la misma actividad; b) la ciones, comprendiendo a un cierto grupo de Federaciones o
situación de su personal y los medios de mejorar su condición simplemente de gremios. ·
económica y social; e) la higiene y la seguridad de Jos locales Las Corporaciones -que como lo hicimos notar son la con-
cie trabajo. Su función activa consiste en representar todos junciqn mixta de empleadores y empleados- aún no han sido
los adherentes de la rama de la producción, inscriptos o no, y constitufdas totalmente; sólo existen, en desempefio de la fun-
de protegerlos ante el Estado y los otros organismos corpo- ción corporativa, diferentes organismos llamados precorpora-
rativos. En virtud de esta representación concluye con los tivos Y que serán absorbidas por las Corporaciones, una vez
organismos obreros los contratos colectivos de trabajo. Instituidas éstas 1 ). Los organismos centrales de coordinación
Los Gremios facultativos tienen la misma función que los -El Consejo Corporativo, encargado de estudiar la orientación
precedentes, pero no son formados sobre la iniciativa del Go- a seguir en las reformas del Estado; El Instituto Nacional del
bierno, sino que resultan del agrupamiento voluntario de las Trabajo, que asegura el cumplimiento de las leyes obreras·
empresas de una misma rama de producción. Ellos pueden El Consejo T~cnico de Comercio e Indust?'W, que asesora aÍ
constituirse allá donde existe un Gremio obligatorio o un orga- Gobierno en la orientación y coordinación de la actividad so·
nismo de cooperación económica creado por el Gobierno. Tie- clal Y económica- aseguran la congruencia que debe existir
nen las mismas funciones políticas y sociales que los Gremios entre el Estado y los organismos corporativos.
obligatorios, pero en materia económica su papel es puramente Corona a este andamiaje gremial la Cámara Corporativa
consultivo. que representa el conjunto de todos los intereses sociales ya
Los Gremios agrícoLas, contrariamente a los otros tipos de se trate de orden económico, administrativo o cultural, e inte-
gremios, que son establecidos por especies de producción, gra, apareado con la Cámara de Representantes -cuerpo ex-
atienden en su formación las distintas regiones de cultivo. Se clusivamente polftico- el poder legislativo del Estado. La
consideran como productores agrfcolas a los propietarios, a los Cámara Corporativa está dividida en veinticinco secciones que
colonos, a los arrendatarios, y en ausencia del propietario, al , corresponden a tantos sectores de las actividades morales, in-
administrador del predio rural. Los gremios agrfcolas deben
del'arrollar entre Jos campesinos el espíritu de cooperación y 1) Cfr. ÜDETTE SAM90N, Le corporatisme au Portugal, pág. 89 y eig.

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telectuales y económicas de la nación portuguesa, y ellas son: mios de exportadores de vinos de Carcavelos y de Mus-
19) Cereales y Ganadería; 29) Vlnos; 39) Productos for estales; cat de Setúbal;
49) Producción agrícola indiferenclada; 59) Pescados y conser· 1 representante de exportación de vinos ordinarios. Gre·
vas; 69) Minas, canteras y productos químicos; 79) Productos mios del Comercio de la Exportación de vinos y Gremios
textiles; 89) Electricidad; 99) Construcción y materiales de de los exportadores. de vinos de Bucelas;
Construcción; 109) Transportes; 119) Artes gráficas y Prensa; 1 representante del trabajo vitícola.
129) Créditos y Seguros; 139) Actividades comerciales indife- C) 31.\ SEccróN: Productos for estales. 3 miembros integra-
renciadas; 149) Turismo; 159) Intereses espirituales y mora· dos por:
les; 169) Ciencias y Letras; 179) Educación física y Deportes; 2 representantes de la producción;
189) Política y Administración general; 199) Defensa Nacio- 1 representante de la exportación.
nal; 209) Justicia; 219) Trabajos públicos y Comunicaciones; D) 411- SECCIÓN: Prod1wción agrícola indi¡érenciada; integra·
229) Politica y Economfa Colonial; 239) Administración local; da por 2 miembros: ·
249) Finanzas y Economía General; 259) Bellas Artes. 1 representante de la producción agrícola. F r uto y Pro-
Cada una de las secciones está constituida de la siguiente ductos hortfcolas;
manera: 1 representante del comer<'io y de la exportación.
A) 1~ SEccióN: Cereales y Ganadena. 6 miembros de los E) 511- SECCIÓN: Pescados y Consen:as. 4 miembros inte-
cuales: · grados por: · .
1 representante es de la Producción. Federación nacional
1 representante de la Industria de Conservas (Unión de .
de los productores del trigo; industriales y exportadores de conservas de pescados);
1 representante de las otras ramas de la producción de los
1 representant~ del trabajo industrial (elegido del seno de
cereales; los Sindicatos Nacionales de obreros de ~la industria
1 representante de los fabricantes de harina. Federación de conservas); · ..,
Nacional de la Industria de la Molienlia; 1 representante del trabajo de pesca (elegido en el seno
1 representante de la panificación;
de los Sindicatos de Pescadores);
1 representante del trabajo agrícola;
1 representante de los empresarios de la Pesca.
1 representante del trabajo industrial (elegido en el seno
de los sindicatos nacionales de los obreros panaderos); F) 611- SEccióN: M inas, agoos mi nerales, canterUrS y produ c·
tos qufmicos. 3 miembros, integrados por : · ', ' '"'
B) 211- SEccióN: Vinos. 5 miembros, integrados por:
1 representante de la producción de los vinos espirituosos 1 representante de empresas mineras de ~ explotación . de
y de los vinos finos. Federación de Vinicultores de la re· canteras; ·:.. .
gión del Douro, Unión vinfcola de Carcavelos, Unión vi- 2 representantes de las industrias químicas, cómprend1das
nícola del Muscat de Setúbal; las curtlembres.
1 representante de la producción de vinos ordinarios y de G) 711- SEccróN: Productos te:~tiles. 4 miembros integrados
sus derivados. Federación nacional de viticultores del por:
Centro y del Sud de Portugal (Federación de viticulto· 1 representante de la Industria de hilados y del tejido
res de Dao, cave regional de Collares, Unióp Vinicllo del algodón;
de Bucelas; 1 representante de la Industria del hilado y del tejido de
1 representante de la exportación de vinos espirituosos Y la lana;
finos. Gremio de exportadores de vinos de Porto y Gre- 1 representante del comercio de lanas o de algodones;

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1 representante del trabajo industrial (elegido en el seno 1 representante del trabajo (elegido por los Sindicatos na-
de los Sindicatos nacionales de las Industrias textiles). cionales de empleados de negocios minoristas).
H) s• SECCIÓN: Elect?'icidad. 2 miembros integrados por: 0) 14" SECcióN: Tttrismo; 2 miembros integrados pot·:
1 representante de empresas productoras de electricidad; 1 representante de empresas de hospedajes;
1 representante de los distribuidores. 1 representante de las diferentes em!)resas relacionadas al
1) 9t SECCióN: Construcci6n y materiales de construcci6n. turismo. ·
4 miembros integrados por: P) 151!- SECCIÓN: Intereses espirituales y morales, 4 mlem-
2 representantes de !as industrias de los materiales de hros integrados por:
construcción; 1 representante de la Iglesia Católica;
1 representante de las empresas de construcción; 1 representante de los Institutos de Misiones·
1 representante del Sindicato nacional de los constructo- 1 representante de las "Misericordias"· '
res civiles. 1 representante de las otras institucio~es de asistencia pri-
J) 10• SECCIÓN: Transportes. 5 miembros integrados por: vada.
1 representante de las empresas de navegación; Q) 161) SECcióN: Ciencias y Let1·as, 3 miembros integrados
1 representante de las empresas ferroviarias; por:
1 representante de las empresas de transporte automotor; 1 representante de las Academias e Institutos de alta cul-
1 representante del trabajo maritimo (elegido en el seno tura científica o literaria;
de los Sindicatos nacionales de los obreros marítimos); 1 representante de las Universidades·
1 representante del trabajo ferroviario (elegido en el seno 1 representante de la Junta nacional 'de la Educación.
de los Sindicatos Nacionales del personal fe~roviarlo) . . R) 17Q. SEccióN: . Educaci6n física y Deportes, 3 miembt·os
K) 1111> SECCióN: A1·tes gráficas y Prensa. 4 miembros inte- mtegrados por:
grados por: 1 representante del Comité olímpico portugués;
1 representante de las Industrias gráficas; 1 representante de las Federaciones o~portivas·
1 representante de las empresas de la Prensa; 1 médico especializado en las cuestiones de edubación física.
1 representante del Sindicato nacional de los Periodistas;
S) 18" SEccióN: Polftica y Administraci6n general, 3 miem-
1 representante del trabajo tipográfico (elegido en el seno bros.
de los Sindicatos nacionales de Tipógrafos).
T) 194 SECcióN: Defensa Nacional, 2 miembros.
M) 12~ SEccióN: Créditos y Seguros. 3 miembros integra-
U) 20• SEccióN: Justicia, 2 miembros.
dos por:
1 representante de los establecimientos de Créditos; V) 21• SECcióN: Trabajos públicos y Comunicaciones, 2
1 representante de las empresas de seguros (Gremios de miembros.
los aseguradores); X) 22• SEccióN: Polftíca y Economía Colonial, 3 miembros.
1 representante del trabajo (elegido en el seno de los Sin· Y) 23" SEcCióN: Administt·aci6n local, 8 miembros integra·
dicatos nacionales de los Empleados de Bancos y de dos por:
Seguros). 1 representante de la Municipalidad de Lisboa· ·
N) 13~ SEccióN: Actividades comerciales indiferenctadas, 3 1 representante de la Municipalidad de Porto; '
miembros integrados por: 1 representante de las otras Municipalidades urbanas del
2 representantes del comercio al por mayor y menor; Continente;

372 373

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1 representante de las Municipalidades rurales al Norte del Escapa a la finalidad de este capítulo de nuestro libro hacer
Douro; In valoración de cada una de las est¡·uctut·as estatales estudiadas·
1 representan te de las Municipalidades rurales entre el Dou· JICI'O no obstante ello, queremos destacar que las fuerzas gremia~
ro y Tejo; ll'K en el Estado portugués -en fuerte contraste con Jos Estados
1 r epresentante de las Municipalidades rurales del Sur de Lotulltarios que se consideran sindicalistas integrales- tienen
11110 doble función: activa la una, cuando fuera de la actividad
Tejo;
1 representante de las Municipalidades del Archipiélago de pol!tka obran como agentes de la auto-organización de los inte-
t"CR€'!'1 específicos, y secundaria la otra, cuando estructuradas en
Maderos y de Porto Santo;
1 representante de las Municipalidades de las Islas Azores. In Cámara Corporativa actúan como cuerpo consultivo del poder
legislativo, es decir, sin intervenir de manera directa y efectiva
Z) 24~ SEccióN: Fin anzas y Economía Gcneml, 3 miembros. l'll la formación de la voluntad estatal. Un elemento instrumen-
A:) 2511- SECCióN: Bellas Artes, 3 miembros integrados por: tnl, lateral, oblicuo, como es el económico, no puede plasmar,
1 representante de la~ Academias y Sociedades de Bellas por sf solo, la voluntad normativa del Estado, que es siempre,
Artes; · necesariamente, función polftica. Solamente en la cosmovisión
1 representante del Sindicato nacional de los Arquitectos; materialista del burgués y del marxista -anverso y reverso
1 representante del Sindicato nacional de músicos. do lu misma medalla- fué posible economificar unilateralmen-
Por el articulo 49 del decreto 24.683 se establece que también te loR fines del Estado y considerar posible su reducción a una
pertenecen a la Cámara Corporativa: empresa económica; transformar el gobierno político de los
hombres en una administraci6n de las cosas y del 1n·oceso de ( .
a) Abogados (Orden de los Abogados);
b) Médicos (Orden de los Médicos); producci6n, como lo afirmaba Engels con palabras tomadas del
e) Ingen ieros (Orden de los Ingenieros); candoroso Conde de Saint Simón.
d) Agrónomos y Veterinarios t ).
A la Cámara Corporativa le corresponde emitir dictamen
sobre todas las propuestas o proyectos de ·ley y Tratados ínter-
nacionales que sean presentados a la Asamblea nacional. Este
dictamen debe ser emitido antes de comenzar su discusión en
l,a Asamblea. El dictamen será dado dentro de los treinta días
o del plazo que la Asamblea fije, si se considerase de urgencia
el proyecto; y si estos plazos se agotaran sin haber emitido el
dictamen, la Cámara de Representantes queda habilitada para
empezar su discusión. La Cámara Corporativa puede sustituir el
proyecto que le es sometido a su consideración por otro, y, si
el gobierno o un diputado lo adopta, será discutido juntamen-
te con el originario. La Cámara Corporativa funciona durante
el periodo de sesiones de la Asamblea nacional y por secciones
especializadas, pudiendo, sin embargo, reunirse dos o más sec-
ciones o todas ellas, si el proyecto en estudio así lo exige.
1) Cfr. ÜDF.TTE SAMSON, Le corporatisme au Port~tsal, pág. 142 y sig.

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REGISTRO ALFABÉTICO DE NOMBRES

\ R
.~hramaon A., 318. Bacon, 27.
Acollas E., 1ii . Ballarati C., 324.
Aoquapendentc F .. 1!7. Barthelemy J., 317.
Acuña Hernan;!,, H. n ,nzi A., 297.
Artali6n Enrique R., •1. Barrés Maurice, 210.
A¡relo Pedro J., i9. Battino R., 292.
A&rícola C., 117. B3uer A., 166.
AKuatln San, 13, 108, 147, 148, 193. Bebel, 310.
Alberdi, Juan B., 13, 20, 21, 23, iO, Belgrano J. M., 17.
72, 237. . Belon Pedro, 117.
, Alberini Coriolano, 20, 2l. Benedetti Isidoro de, 4.
Alcorta Diego, 18. Benthan, 31, 188.
Aldag, 67. Berceo Gonzalo de, 115.
Althusio, 172. Berkeley, 148. 150.
Amadeo Róm ulu. 28.). Bernard Claude, 215.
Ambrosini C., 3Ó5, 325. Bernardo San, 13.
Anachütz C., 82, 90. Bertrand·Barraud, 242.
Antonio de Firenze San, 109. Beuve.Mery H., 130.
Aquino Santo Tomis de, 17, 30, 48. Bergson H ., 152, 230, 231, 257, 259,
49, 105, 108, 109, 113, 129, 130, 274, 275.
193, 203, 205, 216, 272, 319. Bigne de Villeneuve M., 72.
Arantla, 16. Bodda P., 61, 301.
Arcipreste de Hito, 111. Bolingbrocke, 72, 75, 76.
Aron Raymond, 255. Bollnow Otto F., 53.
Ariat6telte, 17, 30, 37, 131, 285. Bodin J., 15, 131, 132, 173, 296.
Atger, 44. Boissier L.. 326.
Athayde Tristán de, 174. Borkenau F ., 262.
Aubry M., 341. Bonnard Roger, 215, 343, 344, ~16.
Ayala Francisco, 4, 8, 37, 63, 91, Bor.necase J., 363.
95, 96, fll, 130, 165, 166, 192, 194, Bonucci A., 193.
195, 243, 247. Bortolotto C., 295, 303.
Azcárate Pablo, 189. Bottai J., 209.

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llousquet G. H .. 262. Coutinrr P., 3:>6. Cesncr, 117.
Boutmy E., 44, 175. 176. Covarruuias, 130. Giese F ., 34{).
Bonvier·Ayan M., 354. Croco B., 178, 179. Ginaberg M., 262.
Bouvillus Carolu~, 121, 125. Cromwell, 73, 163, 173. Eche•errín Esteban, 20, 21. Giraud E., 279.
Blackstone, · 93. Cueva Juan de la, 14. Enhenlels C., 52, 53. Gobinenu Conde de, 31, 203, 335,
Braunias, 329. Cusano Cardenal, 121, 128. Eiaenmann Ch.. 76. 342.
Hreillart-Milhaud M., 299. Eldon Lord, 92. Coebbels, 334.
Brethe de la Gressaye J., 353. Emerson R~ 322. Goichbarg. 309.
Bruno G., 122, 125, 127. Ch Engels, 31, 309, 310, 3i5. Grabman M., 10-t
Bruno Rivarola Francisco, "i9. Epieuro, 31. Greco, 14.
Buffon, 17. Chamberlaiu St., 31, 335. Erumo, 128. Grocio Hugo, 193.
Durckhardt J. , J 18. Chapelier, 178. F.rlik l\I. E., 173. Groethnysen B., 168,
Charlier Robert-Edouard, 330. ~;~pino1a, 17, 20. ISO. Grondin, 176.
Chnzal, 221. Eu,rach~. 117. Groppali A., 172, 305.
e Chenier, 222. Günter H., 342.
Chevallier ]. J., 78. Gurvich G., 248.
Cahorsine-, 113. F
Caillois R., 259.
Calvino, 141, 143. )) 1-'a!Jrici11, 40. J[
Calhoun, 323. Falco Mario, 2\17.
Campandla T .. 125, 126, 1~i. U'A!cmbcrt, 219. Fallope. 117. · Halliwachs M., 166.
Campe, 183, 11l4. O'Aló G., 325. Fanlani A., 111, 138, 139, 141, 143, Halévy D., 250, 260.
Capitant R., 135. Oandieu. 68. 144. Halévy E., 231.
Carbonaro S., 305. Dante, 113. F'ebvre Lucicn, 1!>8. Hall er Ludwig von, 296.
Carr-Saunders, 224, 225, 226. Darwin, 188. Fe.iat E., 131. Hinsel, 156.
Carré de MaJberg, 76, lll. Daunuu, 18. Fcraci V., 305. Hardenberg, 220.
Carner José, 73. Oelaisi Jo'., 278. Fernánde1: de Agüero M., 18. Hartle H., 209.
Cassirer E., 120, 121, 122, 121, 12:;, Del Vecchio G., 2 77, 289. F'~rro A., 357, 363. Hauriou M., 31, 78, 241. 212, 319.
128. Oemolins, 357. Fichte, 193, 203. Hegel, :n, 31, 37, 38, 47, 94, 148,
Catón. 39. Dendias M., 279. Frank Hans, 350. 156, 177, 203, 291, 292, 293, 297,
Cicerón, 39, 131, 19J. Dcriai Octavio N., 107. Jo' reuml M., 256. 349.
Cineas, 4{). Oermenghem E., 130. Frirscnhahn E., 82. Heller lf., 48, 49, 51, 52, 61, 86,
Clode Walter, 67. Dervey, 208. Fullcr J. F. Ch., 2:33. 98. 157, 187, 200, 277, 284, 290,
C:olm G.. 248. Descartes, 13, 17, 93, 95, 96, 117, Fun( K T>eén, 17. 111. 29:;.
Colombo. 117. 147, 148, 149, 174, 203. Hehetius, 219.
Colón Cristóbal, 116. Díu Mariano, 298. Herder, 20, 21.
Collotti F ., 157. Dicey A. V., 93. G Hermens A. F., 278.
Copérnico, 116. Dilthey, 33, 34, 53, 81, 117, 118, Heyne Rainer, 257, 266.
Comte Augusto, 103, 209, 214, 215. 184, 220, 257. Galileo, 27, 117. Heyraud Ch., 2·12.
Condoreet, 17, 21. 219. Donati Donato, 300. Garay Benjamín de, 174. Hildebrand Dietrich ,·on, 207.
Condorelli 0 ., 157. Donoso Cortés Juan, 38, 39, 40, 41, Garcfa Morente M., 151. Hippel, 67.
Consrant B., 179, 180, 181, 182, 183, 42, 43, 45, 47, 2i5. García Olano F., 4. Hitler, 281, 335, 336, 337, 338, 3:!9,
237. Duguit L., 156, 173, 210, 211, 212, Gaos José, 38, 153, 170, 248. 341.
Corneille, 161. 213, 214, 215, 279. Gelger T., 248. Hobbes T., 28, 29, 132, 133, 134,
Cornil G., 255. Duquesne J., 349. Gentile G., 122, 126, 127, 291, 292, 135, 173, 179, 180, 209, 220, 266.
Cossio Carlos, 11, 36. Dumon t E., 170. 293, 294, 297, 301. Hoehn R., 75.
Costomagna C.. 295. Duodo P ., 165. Georgo Stefan, 257. Horn M. W., 160.
Cousin, 20. Du.r kein, 213. Gerber C. F., 197, 199. Huber E., 347, 348.

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Humboldt ·w., 183, 184, 185, 186, l.uiNn, 1~. I·U, 1•1.:1. More~~u-Reibel J., 132.
187. L l.ul• ''" 1.••\u l·'••r. H Moreno Mariano, 18, 79.
Hume, 148, 150. l\fosca Gaetano, 242.
Huyglwn5, 177. Labrom~se R., 130, 220, 221, 222. Moyano Crespo R., 363.
Lachapelle G., 238. Muir R., 250.
Lacroix Jean, 240. Miiller Adam, 19.
Lachanco Louis, 129. Mat:•tlnulu N., :10:.!. Münch F., 178.
lhering, 81, 257, 251l. Lafinur Crisóstomo, 18. Ma•¡ulnv•·ln, 1:.!, 1:1, l:l•J, 1:11. 1 :1:~. Muret Maurice, 86.
[mas Eugenio, 107. 172. Lametrie, 207. J:i7, !lt:l, 17:1, :lf)Q, 2'111. MuM•t~lini D., 130, 216, 246, 261,
1nocencio IV, ll3. Larenz Carl, 349. Mlri'IIIIIÍ V., 17(•• 200, 291, 296, 298, 299, 363.
Lascano David, 82. Malal ro J. ''"· 177.
Laski H., 68, 210, 2711. M•111loro G., 105, 297, 357.
J Lasserre P., 260. Malebranclu:, 17, 1411. J!i(). N
Lastarria, 20. MalvaKna Simonr., 2!)6,
James W., 208. Lavergne B., 354. Manhein E. 91. Nnwiuky, 67,
Janssen, 319. Laun R., 84. Mannhein Carl, 243, 21!i, 216, :.w>, Nm:kr.r, 91, 92.
Jarlot G., 354. Le Four L., 274. 250, 251, 252, 253. Nr.wlon, 13, 17, ll7.
Jaspers Carl, 3-J., 234, 2:i.>. Legaz Lacambra L., 46, 47. 280. Maneui G., 121, 122. Nicolai U., 339, 344, 345, 350.
J ellinek, 49, SO, 51, 80, 81, H?, J6.1, Legón Faustino J., 9, 72. Mariana, ISO. Nietzsche, 209, 219, 2!>6.
175, 176, 197, 198, 199. Leibholz G., 67, 86, 237, 239, 280. Marilain J., 107, 108, 109, 255; 285. Nnma, 39.
Jemolo A. C., 302. 281, 281}, 290. Mankiewiecz H.~ 335, 337.
Jenofonte, 39. Leibniz, 148, 150. Monoi1esco M., 282, 353.
Jarusalem F. W., ?.2. Le Mercier de la R., 91. Mantoux P., 231. o
Joel Carl, 132. Lenin, 310, 311, 312, 313, 311, 315, Martínez Paz E., 17.
Joífre G., 358. 356. Mattei Rodolfo de, 2~, 247.' O'C.:ounell Alfredo, 4.
Juan de la Cruz Sa1•. H. Leontovitsch V., 320. Marx C., 31, 203, 208, 209, 257. Oliveira Zalazar, 357, 358, 359, 360,
Justo Alberto M., 4. Leon Paul L., 172. Maurrás Ch., 257. 361, 362, 363.
Leroux, 21. Medina Echavarría, 145, 146, 196, Oppenheimer F., 160.
Leroux Robert, 184. 209. Orlando M., 314.
Le Peletier M., 221. Monéndez Pidal R., 15. Ortega y Gaaset J., 35, 148, 240.
Le Play, 357. Mendizábal Alfredo, 108, 350. Ostrogorski F., 160. .,
Kauhnan f'., 67. Levi L. R., 305. Merkl A., 354.
Kaufman V. E., 196. · Lcwaudowski M., ;~(i7. Mesnard Pierre, 130.
Kant, 96, 126, 143, 149, JSO. 151. Lewis L., 318.
152, 153, 154, 155, 156, 172, 173,
Michel Suzanne, 48. p
Licurgo, 29. Michels R., 89.
185, 187, 203. Linares Quintana S. V., 285. Mili Stuart J ., 31, 188, 189, 190,
Keller Robert voo, 114, 162. Palizzy B., 117.
J.itt Theodor, 107. 191. Panunzio S., 53, 60.
Kelsen Hans, 45, 46, 47, 66, 81, 83, Lock~ J., 72, 73, 74, 75, 76, 148, Minguijón Salvador, 104.
199, 200, 201, 202, 275, 276, 279, Paré A., 117. ,
150, 176. Mirabeau, 170, 183. Pareto Vilfredo, 242, 261, 262, 263,
345, 346. Lollini V. E., 151. Mirkinne-Guetzévich B., 82, 326. 264, 265, 294.
Keplero, 27. Moede W.. 248.
Kierkegaard S., 257. Lope de Vega. 14. Péguy Ch., 257.
L6pez Vicente F., 20. Moh1 von, 60. Perticone G., 184.
Kiéfé, 68. Molin~ L., 130.
Kleinhappen J., 130. Uorens Eduardo L., 65, 322. Pereira Do Santos F., 361, 364.
Lotz J. B., 107. Molotov, 313, 314. Petrarca, 119.
Koellreuter 0., 341. Montaigne, 174. Philippe P., 272.
Koung·Yoeh, 170. Lo Verde J., 68. Montesquieu, 48, 64, 72, 76, 77, 76,
Krieck, .335. Loyola Ignacio San, 13. Pico della Mirándola, 121, 122,
79, 80, 172, 173, 219. 123, 124.
Krupa H ans, 266. Lubienski Z., 135. Morales, 14. Piercc, 208.
)80
381

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____]
l'1111 1" t.. tu, Ilusa José María, 88.
1'11~11111' 1f • 11·1. Rou~seau, 39, 44, 87, 88, 96, 156,
1'11 1111 (. . :l:d. 172, 173, 175, 180, 184, 203, 220.
l'htu, •10. 256, 296.
l'urlo· ~l .. on·l, :.!:11. Rousset Gueydan de, 344.
l'u¡ud A.. l~o1. Rouzio Louie, 242. Snmbart Werner, 64, 138, 161, 168,
l'uliloiu, :19, t:ll. Rnggiero de, 179. 169. V
l'ununr.ridt 11., :112. Sorel C., 163, 256, 257, 2!;8, 259,
l'niiiJlOIIOZ.ZÍ, }2(}, }2}. 260, 261, 266, 345.
l'n•allu Adolfo, 175, 2:>4. S Valla Lorenzo, 119, 120, 121.
Soto, 130.
l'lalón, 39, 131, 148, 193, 281. Spann 0., 281, 317, 354, 355. Valli L., 254.
l'lutarco, 39. Saavedra Fajardo F., 130. Spencer, 31, 188, 209, 210, 245. Vesale, 117.
l'rotúp;ora>, 32, 286. Saldlas A., 19. Spengler O., 24·. Vico G., 257.
PronJhon, 257. Salemi C., 279. SpieaA W., 144. Vi~latoux J., 29, 109, 135.
l'rens H .. 279, 322. Sampay Arturo Enrique. 7, 83, 235. Spóaito G., 295. Vichniac M., 328.
l'uc:ciart:!li Eng<'nio, 5:t Samson O., 366, 369, 374. Stalin, 280, 281, 315, 316, 317, 3:W. Vierkandt A., 255, 274.
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