La Crisis Del Estado de Derecho Liberal-Burgués - Arturo E. Sampay PDF
La Crisis Del Estado de Derecho Liberal-Burgués - Arturo E. Sampay PDF
La Crisis Del Estado de Derecho Liberal-Burgués - Arturo E. Sampay PDF
BUENOS AIRE~
IN DICE
PRóT.OOO • • • . o • • • • • • • o •
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ÜAPÍ'fULO Jl RUIERO
CAPÍTULO SEGUNDO
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CAPÍTULO TERCERO
7
,
PROLOGO
11
expresar la especificidad del nuevo tipo de organización poU· guesa de la Cultura. En consecuencia, estamos permeados por
tica- los equipos de intelectuales y los políticos que aún esti· el mal de Occidente, al que pertenecemos, malgrado los maja-
maban con la escala conceptual de valores de una época histó· deros del autoctonismo indígena.
rica consunta, negaron la razón de ser de esta marea oceánica En efecto: nacimos a la vida independiente bajo ~ conste·
JUe se venia abrevando en centurias de acontecer, pero que laci6n modernista. Nuestra revolución emancipatoria fué una
muy especialmente, durante la segunda mitad del siglo XIX, ruptura: consciente con la hispanidad, entendida ésta, en lo
habúz qu.edado presta para anegar con su flujo al Occidente. fundamental, como la antfpoda del pensamiento racional-indi· .
y como e8ta negac~n era un dictado- de la mzón, esa "intellec· vídualista vigente en el resto de Europa. Alberdi resume muy
tion pure" del legado cartesiano, fuerza demiúrgica del mundo cabalmente el esguince ideológico que implican Los ideales de
y la sola fuente de donde mana el incremento axiol6gico de la Mayo, con las siguientes palabras de su Fragmento Preliminar
historia -alambicado el hombre en su dimensión intelectual, al Estudio del Derecho: "La Edad Moderna es la victo·ria del ra-
la Cultura se reduce a mera fabricación del pensamiento- cionalismo. Descartes, pone a Europa sobre esta rota fecunda,
creyeron, con el optimismo antihistórico del r-acionalista, que en que América es llamada a colocarse si ambiciona a los
desconociéndole veracidad intelectual al totalitarismo, lo ha· rangos de la civilización moderna, enteramente inaccesible
bfan aniquilado. La Tercera República de Francia hizo la expe· por otra vía. España es lo que es, porque ha tenido más gusto
riencia a expensas de su vida. en creer en los errores de San Agustfn 'V San Bernardo, que
Sin embargo, se tenfa ante los ojos, sin percibirlo en su en las verdades de Newton y Descartes". •
enterez, con la trágica miopía de los hombres fronterizos, el En la misma grávida coyuntura histórica -el punto en que
relevo de un mundo por otro, borroso en sus co-ntornos y fluc· se opera el tránsito del medioevo a la modernidad- cuando el
tuante en el sentido, pero que atestiguaba la caducidad del continente se decide por la to-tal inmanentizaci6n de la Cultura,
anterior: era la estructura histórtca de cwltura moderna que Espafta reelabora el trascendentismo medioeval, y, con furor
agotaba el ciclo de su vida y comenzaba a desmedrarse. Los combativo -¿cidlano...? ¿quijotesco... ?- afirma y restablece lo
fenómenos terminales de los orbes de cultura, que son lace· que Europa niega y sUstituye. As{, a la Reforma le sale al en·
rantes para la generación que los lleva como vivencia y cuyo cuentro con la cruzada de. Contrarreforma, la Co-mpafiía alis·
tempo es la estrepitosa subitaneidad de los despeños, se daban, tada bajo bandera por San Ignacio de Loyola y la restauración
en esta circunstancia crttica, tal como Maquiavelo, en el orto católica del Concilio de Trento impuesta en su gran parte por
de la modernidad, lo habfa prenunciado con el politicismo mo· teólogos españoles. Al Renacimiento pagano le arrostra el vi·
ralmente incondicionado de la ragioni di stato. goroso remanecer escolástico del siglo XVI. Frente al fenómeno
sociol6gico de la secularización del Estado, predicada p01·
Maquiavelo y conceptualmente sistematizada por Bodin, el je·
Los argentinos debemos aleccionarnos en la experiencia su!ta Francisco Suárez y los epígonos de su. escuela, remozan,
histórica acumulada. Por un privüegio insospechado - ¡la pa.. actualizándola, la concepción tomista de la Política y del Es·
radoja del rezago hispanoamericano! -todavfa es dado hacerlo, tado; y, con algunas décadas de posterioridad, Pedro de Rivc·
pues aquí sazonan con retardo los últimos frutos de la desin· deneira publica su "Tratado de la Religión y virtudes que debe
tegración moderna. Comprendido, como estamos, en el ámbito tener el Príncipe cristiano para gobernar y conservar sus
cultural de Occidente, no podíamos escapar a los efectos tur· Estados, contra lo que Nicolás Maqulavelo y los poHticos deste
badores de la homogeneización y universalidad de la crisi.~ tiempo enseñan" y Saavedra Fajardo compone su délebre "Idea
actual y menos librar del mismo trance a nuestro Estado libe· de un Pr1ncipe Cristiano". El mismo año, 1532, conjeturado
ral, inmerso y condicionado por la prtvatíva concepción bur· como el de la aparición del Príncipe de Maquiavelo, donde
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quedan echadas las bases de un derecho internaCional asentado ~nidad moral· 11 se fragmentaba en una taracea de Estados so-
en el egotsmo estatal, el dominico Francisco de Victoria pro- be,-anos. En la Dieta de Worms -como antes lo habfa hecho
fesa de extraordinario en Salamanca y expone un derecho cü> en la de Coruxfia- en presencia de Lutero, donde el gran here·
gentes informado por el derecho natural escolástico. 8iarca habfa irrumpido con su ruidosa reclamación, Carlos V
T~do el predominante pensamiento filosófico y la realiza- afirma. estar determinado a defender la Cristiandad milenari~
~atóltcas las formas grecorromanas; la mtlsica de Victoria; la empleando para ello -die~- "mis reinos, mis amigos, mt
tmpronta del reavivado tradicionalismo medioeval: los cánticoii cuerpo, mi vida 11 mi alma" 1)
del amor divino de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de En ccmsecuencia resulta muy fácil aprehender el esp-fritu
Avila; la lírica de Fray Luis de León, que colma de esencias que una vez terminada ' la conquista informarla la organ~za·.
católicas las formas grecorromanas; la mtlsica de Victoria· la ción política colonial 11 darla la tó-nica de nuest1·os oríger:es
pint~ra de Morales y la del comienzo del Greco,· Za palatina mentales. Asi es como el primer cuidado del Derecho de Ind~as,
arquttectura escorial de Felipe II; el Teatro Nacional en el que, tanto del estatal como del privado, era mantener" la sociedad
Juan de la Cueva y L6pez de Vega en sus comienzos, retunden en el catolicismo. Todo el primer libro de las llamadas Leyes
el Romancero medioeval. de Indias da cuenta de ello, al establecer Zas bases rcligiosc:s
Llegados a esta altura hagamos la siguiente apuntación del Gobierno. Además, la formación intelectual de la Colonta
fundamental: este momento radiante de la Cultura española tut encomendada a la Compañía cte J estls; 11 sabido es que el
lo fué también de la conqtcista de América. Necesario es, en- plan de estudio jesuUa -la Ratio Studiorum del afío 1?99-
tonces, indagar: ¿con qué sentido político España acometió es por excelencia la pedagogía de la Contrarreforma que hende
estas empresas? El móvil decisivo de estas empresas -se pue- a consolidar en los hábitos del educando el sentido de la auto-
de responder apodictica~ente- es el propósito de mantener ridad, del orden 11 de la unidad en medio de un mundo espiri-
Y acrecentar la Cristiandad, de llegar a la unidad ecuménica tual radicalmente convulsionado. Claro está, que en la entre-
en la unlversitas chrlstiana, que Hernando de Acuña, poeta crozada hilatura de la realídad histórica, no se ofrece as-f, r.on
ll soldado de Carlos V, anuncia en un soneto de aliento imperial: rectilfnea pureza, la dirección espiritual que mentamos, pues,
en la América colonial, igual que en España, a las veces, con
Ya se acerca, Señor, o ya es llegada mucha frecuencia, se agudiza dramáticamente la escisión entre
la edad gloriosa en que promete el cielo la re.a lidad social, largada por otros viales de la historia, y el
una grey y un pastor solo en el suelo contenida de cultura severamente proyectado por el Estado.
por suerte a vuestros tiempos reservada. Los modos de vida burguesa penetran la sociedad colonial; re-
cordemos, como ejemplo, estos dos fenómenos de esti rpe mo-
Ya tan alto principio en tal jornada derna: la acentuación de la vida urbana y la sobreestimación
os muestra el fin de vuestro santo celo, de los metales preciosos amonedables, que denotan i nconfun-
y anuncia al mundo para más consuelo dible· afán de lucro.
un Monarca, un Imperio y una Espada. Durante dos centurias el pensamiento de la Colonia ·corrió
por cauces escolásticos, hasta que en la postrimería de la vida
No puede dudarse que el sentido imperial de Espafía en pol(tica dependiente se opera un vuelco a incitación de una
aquella sazón -sentido originariamente dado por Isabel la Ca· vaharada que 'Viene de la Metrópoli.
t6lica y expresado unívocamente por Carlos V- lo trasunta
el firme designio y la consiguiente decisión polftica de hacer 1) Cfr. RAMóN M&NéNDEZ PmAL, La Idea Imperial de Carlos V, Bue·
de España el gui6n espiritual de un mundo que perdía su DOI Airee, 1941.
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El advenimiento de los Borbones al trono de Espafia repre- de contención moral que luchaban por neutralizar al Ilumi-
senta allf la aplicación del ideal polftico del siglo XVIII ante- nismo circunstante en el resto de Europa. En el porvenir, Aris-
rior a la Revolución francesa, es decir, la instauración del t6teles y Santo Tomás serian públicamente sustitufdos por
despotismo ilustrado, el AufkHirung de los monarcas del Este Descartes, Espinoza, Malebranche, Newton, Buffon. A esto lo
de Europa, que en Espafia se nominará con et término de asevera el Deán Funes,. sin mayor escándalo por su parte,
regalismo. La idea que de la absolutización pagana del Estado cuando, en el Plan de Estudios para la Universidad de Córdo-
tiene la nueva familia gobernante cabalmente lo resume la ba, dice: "Hace tiempo que los implacables sectarios de Newton
siguiente instrucción que da Luis XIV -L'Etat c'est moi- y Descartes atravesaron el océano e introdujeron la discordia
a su nieto, el novel Rey español Felipe V: "Debéis estar con- en estas aulas, donde combatido y desterrado Aristóteles de
vencido de que los reyes son señores absolutos, y que, natu- Europa juzgaba dominar tranquilamente" 1).
ralmente, tienen la completa disposición de todos los bienes, Muchas veces fué puesto ya en claro que ·~el '.Despotismo
lo mismo los que posean las gentes que pertenezcan a la Iglesia ilumlnlsta implica una revolución desde arriba que ·porta en
que los que posean los seglares. Todo lo que se halla en la sus .entrañas el próximo advenimiento democrático; también
superficie de nuestros Estados, de cualquier naturaleza que ha sido develado el fntimo enlace que existe ··entre el absolu-
sea, nos pertenece por el mismo titulo". tismo del AufkUlrung 11 el Liberalis.mo; lo mt.smo se hq, hecho
Más adelante, los ministros enciclopedistas de Carlos III con el común parador filosófico qu.e sostiene el despotismo
dieron cima al sesgo europeizante y racionalista y la "filoso- ilustrado y l!J democracia racional-individualista. 'Pqdríariws •i, "'
tia" del siglo de las luces -sobre la cual los .monarcas del también hacerlo aqut, a no mediar que lo interdice el carácter ' ~·
Aufklarung ejercían su patronazgo regio- se posesionó de proemiaZ de estas Uneas, y, ademá$, porque al jin~ perseguido ~;
preceptores reales, aulas universitarias, academias económicas, en este Prefacio le es suficiente con destacar que. Zos tautore$; " ·
celdas conventuales y aún cámaras prelaticias. Voltaire inicia de la Revolución de Mayo -todos ellos egresados de las Uni-
a
un trtteque con el Ministro Aranda: cambio de luces para et versidades coloniales 11 de las Academias metropolitanas:..
fundamentaron su acción en la concepción iluminista de" Za
Gobierno recibe el presente de añejos vinos españoles. "Je bois
les bons vins --4ecfa el Pontífice del Iluminismo- dont mon· Historia. Aunque estos ideales, digámoslo al soslayo como una
sieur d'Aranda vient de garnir ma table". dtgresi6n, no fueron profesados entre nosotros -aún valían
El regalismo borbónico actúa en la Colonia con dos medidas aqut residuos de fuerzas espirituales del pretérito- con la ra-
que interesa destacar: en la organización polftica, centrali16 dicalidad de los revolucionarios franceses que prestaron adhe-
el gobierno colonial, en congruencia con el espfritu unitari- 8i6n legal a la interpretación de la Historia reflejada en el
zante de los Borbones, creando las Intendencias por real de- "Esquisse d'un tableau historique des progrés de ' l'esprit hu-
creto del 18 de enero de 1782; en el plano espiritual, la expul- main" del Marqués de Condorcet.
sión de los jesuítas de los dominios de España determinó en A este vuelco mental se refiere Belgrano cuando dice en-.su
nuestros medios el declinar del escolasticismo. En el futuro Autobiografía: "Se apoderaron de mi las ideas de libertad,
la alta cultura, aunque dirigida por religiosos observantes, fu~ igualdad y propiedad y sólo veía tiranos en los que se oponían
una obra exclaustrada. Pasado el indeciso intermedio de los que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos dere-
franciscanos, a quienes les había sido entregada a tftulo precario
la enseñanza colonial, el Estado fué el solo docente, exento de
\ chos que Dios y la naturaleza le habían concedido y aun las
mismas sociedades habían acordado en su establecimiento di-
toda vinculaci.6n que restrinja la libertad de dirigirla confor-
1) ENRIQUE MARTÍNEZ PAz, La Influencia de Descartes en el Pensa-
me a los intereses polfticos del Rey. De esta manera, a golpes mien.to Filos6/ico de la Colonia, en: Descartes, Publicación de Homenaje do
del despotismo ilustrado de los Borbones, cedieron las fuentu la UniYetaidad do Buenos Airea, 1937, T. lll, pág. 15 y eig.
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recta o indirectamente". El mismo hecho constata Mariafto cientemente que a sabiendas y queriendas1 ponfa a un sector
Moreno en el prólogo de la reedici6n castellana de E l Contrato de los ·argentinos en antagonfa con los propu.gnadores del
Social de Rousseau cuando escrib-fa que en Buenos Aires se iluminismo liberal europeo. De aquf, que Juan Facundo Qui-
habfa producido "una feliz revolución en las ideas". Tan im· roga estampara en las banderolas de sus mesnadas gauchas la
portante estimaban este cambio los propios actores que, a dos consigna de Religión o Muerte, y Juan Manuel de Rosas inci-
afto1 de producido el movimienio emancipador, en julio de tara a la fidelidad católica trente a los logistas que, reveren-
1812, el Triunvirato, a iniciativa de su. secretario Bernardino ciando a "la estrella protestante que aparecfa en el horizonte",
Rivadavia, mand6 escribir la "Historia "filosófica de nuestra hablan "descarriado las opiniones, puesto en choque los inte-
feliz revolución". Tambfén el Dedn Funes, tocado por el es¡ñ- reses particulares, propagado la ·inmoralidad y la intriga, y
ritu del tiempo, clamaba jubiloso en el prólogo que compuso fraccionado en bandas de tal modo la Sociedad, que no ha
para la traducción del célebre libro de Daunou. sobre Las ga- dejado casi reliquias de ningún vinculo, extendiéndose su furor
rant(as individuales: "Llegó por fin el siglo de las luces, y a romper hasta el más sagrado de todos y el único que podría
ellas instruyeron a los pueblos sobre sus justos derechos, servir para restablecer los demás, cual es el de la religión" 1).
sobre los verdaderos principios de la organización social, y Con la imponente realidad sociológica del ·federalismo, que
sobre la disciplina de las costumbres". . los unitarios negaban, había que hacer la organización nacional.
La expresión teorética del Iluminismo . la tenemos en la Al Credo polftico que profesó nuestra generación rOmántica
"ldeologfa" que se profesó veintitrés años en nuestras aulas le debemos el conocimiento estimativo de esa realidad socio·
de filosofía, consiguiendo plasmar la convicción esencial de l6gica de la preorganización. Y, en verdad} esto sólo tul posi-
los argentinos. Su ciclo corre desde 1819 hll$ta 1842: la inicia ble porque los románticos argentinos, a ejemplo de sus con-
Crtsóstomo Lafinur, la prosigue Manuel Fernández de Agüero géneres e'IJJTopeos, colocaron la Polftica bajo el· s'igno de la
21 culmina con su más alta representante, don Diego Alcorta. Filosofia de la Historia. .Asf, pudieron sustituir a la concepción
r ', A partir, entonces, de la independencia política, nuestro pen- racionalista del Estado: armatoste inmoble 11 abstracto, colgado
• .• 1 $amiento siguió una evolución paralela a las ideas rectoras di en el vaclo histórico, por una concepción historicísticamente
la cultura europea. dinamizada y ahormada a las peculiaridades nacionales. Ádam
'~~·,¡.1 La inoperancia pol€tica del Ihtminismo !-Sabido es que Mailer, el fil6sofo político del r omanticismo alemán -no olvi-
lste obra y hace de espald~ a la realidad telúrica e histórica- demos que el Romanticismo es de oriundez . germana con
quedó evidenciada entre nosotros con el malOgro del unitarls· irradiación universal- afirmaba: "La Ciencia del Estado: que
mo para organizar el pa{s en una sazón que le era propicia. yo propugno, tratará al Estado en su vuelo, en su vida, en su
"Es imposible imaginarse -dice Sarmiento en su Facundo, propio movimiento y no se limitará a lanzar a voleo unas
aludtendo a los rivadavíanos- una generación más ~azonadora, cuantas leyes para ponerse luego a contemplar lo que va a
,.
1
más deductiva, más emprendedora. y que haya carecido en más pasar". "Nuestras teorías corrientes acerca del Estado nc;> pa·
alto grado de sentido práctico". "Estoy seguro -afirma, extre- san de ser acumulaciones de objetos, y, por lo mismo, algo
mando el sarcasmo- de que el alma de cada unitario degollado cadavérico e inservible; no guardan congruencia alguna con la
por Rosas, ha abandonado el cuerpo desdefiando al verdugo vida, pues pretenden comprender al Estado de una vez para
que lo asesina y aful sin creer que la cosa ha sucedido". \ siempre y totalmente; mientras el Estado avanza independien-
El . federalismo era una. entrañable realidad argentina, en temente, aquéllas se quedan donde estaban en un principio".
partf, sostenida por intere&es :económicos del interior encon-
trados con los del pue.r to, en mucho, arraigada en la cepa his- 1) Carta de Juan Manuel de Rosaa a Juan Facundo Quiroga, del .20
de diciembre de 1834¡ en: ADOLFO SALDÍAS, Papeles de Rozas La Plata
pana 11 que un saldo de tradicionalismo, mantenido más incom- 1904, T. 1., pá¡. 127. ' '
u 19
"Todo lo que en el Estado y la vida se levanta sobre conceptos vez mlfs ·Identificada con Dios, ·pero ro humanida~ deviene
Yprincipios se disuelve en la corriente del tiempo". concretamente mediante las naciones. Humanidad tnman~e
El Romanticismo surge como una reacción contra la inani- a la Nací6n, no trascenden·te a elw. Contra las teorfas atomo,s·
dad iluminista y su con_dign~. teorfa del progresismo, 0 , preci- tas de la sociedad, y los abstractos d~recho~ ~e un homb:e
sando má.s, como una h~tortctsta reelaboración del mismo. En no menos abstracto, insinw el espfntu obJetwo, es. de~r,
efe~to: una de las caracterlsticas del Romanticismo filosófico social. El individuo es ñumanidad virtual, -id~a voct.ferada
reside en la creaci~ de una nueva doctrina del progreso en- luego por Lerou:c y otros. La H istoria, en c~n1unto , ;esuUa
seña Coriol~no 1--lberini, ~ quien le debemos el estudio m~gis un proceso optimista. Los valores supre"!!'os tnunfan st.emr>:e.
tral de la h~toruz de las tdeas argentinas durante este periodo El mal, a la postre, está en función del bten, ~ cual no tmplt.ea
d~ la evolución cultur~l. "Su representante precoz más cons- ;ustificarlo. Estas ideas influyen fuerte y dtrectam~nte sobre
pt.euo es Herder, conocido por todos los filósofos franceses de Francia, merced a los filósofos alemanes post-kan~ronos, má·
la ~eacción antienciclo~edista. Su obra principal, Ideas sobre zime Hegel y Schelling, quienes incorporan a St.(S .ststemas. las
la fllosoffa de la Historia de la Humanidad (1774), fu¿ vertida Ideas de Herder, superándolas en tal o cual .sent1do. Samgny
al francés en 1828, por Edgardo Qulnet, mistagogo del libera- aplica los principios de Herder para la creación de la escuela
lismo romántico, de tendencia democrática. La obra alcanzó histórica del ·Derecho. Los grandes escritores polUicos franceses
gran resonancia en París. Cousin fué uno de los mlfs brillantes sufren, pues, el influjo del pante!smo histórico. De todo este
e:cposttores de estas ideas, en su obra Introducción a 1a His- gran movimiento de la filosof{a alemana se ez~rae ~ nu~va
toria de la Filosofía, muy so¡nada en Parfs durante la estada teoria del progreso. La Uamaremos la doctnna. h~tori~ta
de Echeverrfa aU!, y difundida en nu-estro pa!s en el periodo opuesta a la de Condorcet, teorfa ilumi~ta. Quten no com·
romántico. Sarmiento vivió las ideas herderianas en forma prenda las profundas diferencias y semeJanzas entre ambas '
más o menos directa durante la proscripción. Lastarrla habla concepciones deZ progreso -concluye Coriolano Alberini- 1tJ
de la acción de Herder en Chile, autor preconizado por L"6pez comprender<! la honda discrepancia filosófica entre Rivadavta
Sarm,ento y Alberdi. Bien se nota en Facundo dOnde la geopsi. Echeve'T'Tfa. ~ste trae al pa(s una nueva manera de pensar:
11
cogenia es de corte herderlano. Herder es mencwnado pues eZ historicismo que llena nuestra cultura hasta 1880 mds o
por muchos de nuestros escritores de esa época. .A~nos Z: menos" 1), .
conocieron directamente; otros, sufrieron su influencia, p~• Cuando Esteban Echeverria vuelve a Buenos Atres, ne6fito
eztste un potente herderismo difuso que penetra la obra de del Romanticismo en boga, encuentra al pa!s conmovido por
los mlfs grandes escritores políticos franceses de aquellos dfa& una profunda crisis polftica: el fracaso del ensayo ltbe~al . de
tan conocidos por los emigrados. Herder convirtió el pante!s: Rívadavia 11 el advenimiento al poder, en todas las P!Ovtn~as,
mo racionalista y estdtico de Espinosa, matemdticamente ea· de los caudillos apoyados por grandes masas. Esta ctrcunstan-
tr'Uct!J-rado, en pantef.smo histórico. Renueva la idea de con- cia histórica está cabalmente pergefiada en ~u Dogma Socia·
tinua providencia inmanente. El progreso no se impone a la llsta: "La Sociedad Argentina, entonces . :-4u:e Echeve~
Historia: se halla fnsito en eUa. La divinidad no es, la divinidad estaba dividida en dos facciones irreconcilt.ables. por sus odios,
deviene, tanto en la naturaleza como en la Historia. La crea- como por 8'U8 tendencias, que se habfan largo trempo despeda-
ción no constituye un acto excepcional sino continuo. Dios zado en los campos de batalla: -la facción federal vern:edora,
esencia universal y proteica, se va realizando a 'ravés"PeÍ que se apo1/aba en las masas populares y era la ezpre~ón ge·
tiempo y del espacio. Cada época 11 cada lugar tiene un P,.o-
fundo si~iftcado, valiendo ambos por 8f propios. gz fin del 1) Cfr. CoRIOLANO .Al.BElUNI, La Metafísica de Albercli, en: Archivoa
devenir creador es el advenimiento ~ la "humanidad", cad4 de la Universidad de Buenos Ai~es•. Tomo IX! pás. 234-~35; CORIO~l'fO Al,
BEBUit, Die Deuuche Philosoph'e "~ Argenttrnerll, Bedm 1930, pag. 24-40.
2.0 21
nuina de sus instintos semibárbaros y la facci6'fl. unitaria, 11i&lada, desco.nocida en su país, débil, sin vtncuzo alguno qut
minoría vencida, con buenas tendencias, pero sin bases locales la uniese y diese fuerza, se consumfa en impotentes votos, 11
de criterio socialista, y algo :antipática por sus arranques so- nada podfa para s!, ni para la Patria. Tal era la situactón".
berbios de exclusivismo y supremacfa. Habfa, entretanto, ere· Precisamente, el sistema de ideas circunstanciado en pla'n.
cido, sin mezclarse en esas guerras fratricidas, ni participar de acci6n polftica que enuncia el Dogma Socialista, propone
de esos odios, en el seno de esa sociedad una generación nueva, superar la antítesis federal-unitaria por medio de la nueva ley
que por su edad, su educación, su posictón delña aspirar 11 del progreso historicista 11 Uegar as! -como dice Alberdi en.
aspiraba a ocuparse de la cosa pública. La situación de esa su Fragmento Prellmlnar- "a una soberanfa nacional que
generación nueva en medio de ambas facciones era singular. re(rna las soberanías provinciales, sin absorberlas: en la uni-
Los federales la miraban con desconfianza 11 ojeriza, porque dad pantefsta, que ha sido rechazada por las Ideas y las bayo-
la hallaban poco dispuesta a aceptar su li brea de vasaUaje, Za netas argentinas" 1).
vefan ojear libros y vestir frac. Los corifeos del partido uni- Por fin: el núcleo esencial d~ las ideas románticas, forta-
tario, asilados en Montevideo, con lástima y menosprecio, por - lecidas en dos décadas de tensa adversidad, informaron, una
que la crefan federalizada, u ocupada solamente de frivolida· vez que Rosas consiguiera la unidad nacional, la organización
des. Esa generación nueva, empero, que unitarizaban los estatal de 1853.
federales, y federalizaban los unitarios, y era rechazada a un .Acon.teci6 en la historia del pensamiento argentino, como
tiempo del gremio de ambas facciones, no podfa pertenecerles. en el resto de Occidente, que del Romanticismo, apenas apa·
Heredera legUima de la religión de la Patria, bUIScaba en vano gado el pathos de su arranque sentimental, se cayó en el Posi·
en esas banderas enemigas el símbolo elocuente de esa reli- tivismo decímon6nico que reanuda las dOs l!neas del pema-
gión. Su coraz6n virginal tuvo desde la cuna presentimtentos míento de l stglo XVIII: la em,pirista y la materialista. Ad es
y vagas revelaciones de ella. Su inteligencia joven, ávida de como de AZberdi, que si bien sobreestim.a Zo 'Útil es instrumen- ,
saber, ansiaba ver realizadas esas revelaciones para creer en talizándolo al valor de Justicia subjetivamente prO'flectado,
la Patria y en su grandioso porvenir. Los unitarios, sin embar· deriva, lógicamente, el "alberdlsmo", acabada formulaci6n ar-
go, habfan dejado el rastro de una tradición progresista estam- gentina del sistema .liberal-burgués, que a partir de la organi·
pado en algunas instituciones benéficas, el recuerdo de una zaci6n constitucional penetra, con su. ideología pragrrurtica 11
época más fecunda en esperanzas ef!meras que en realidades materialista, la totalidad de la vida argentina e impulsa, por
útiles; -sofistas brillantes hab!an aparecido como meteoros lo mismo, nuestro rápido crecimiento económico capitalista.
en el horizonte de la Patria, eran los vencidos, los proscriptos,
los liberales, los que querían, en suma, un régimen constitu·
cional para el país. La generación nueva, educada la mayor Evidentemente, a esta altura del Prefacio, en que de s'!Íbito
parte en escuelas fundadas por ellos, acostumbrada a mirarlos nos pusimos cara a cara con el meollo del sistema fundamental,
con veneración en su infancia, d.ebfa tenerle simpat!a, o ser CtbJJO tramo en crisis es el tema del libro entre manos, estamo•
menos federal que unitaria. As! era; Rosas lo conocía bien, 11 exettSados de se{lUir adelante con el proceso disolutivo de la de-
procuraba humillarla marcándola con su estigma de sangre. mocracia agnóstica del Liberalismo argentino -trance critico,
La si·tuación moral de esa juventUd viril debía ser por lo mis· el nuestro, insistimos, que es contracci6n local de un. fen6meM
mo desesperante, inaudita. Los federales satisfechos con ez---... común al orbe de cul·tura occidental.
poder, habfan llegado al colmo de sus ambiciones. Los unit4-
1) Cfr. J. B. ÁLBERDI, FrU8m ento Preliminar al E1tu.di4 tkl Dertch.,
rios en el destierro, fraguando intrigas oscuras, se alimentaban Bueuoe Airea 1837, Primera Parte, Artículo U: D.t Fin o ~.¡ Bi«~. Ar·
con esperanza de una restauración imposible. La juventud úculo I1I : Del J•r«lw o la ley moral.
22
De este buceo por los silos más profundos de cuatro liglos
de modernidad, swrgirán, patentes, -ya que esperamos que
nuestros adarmes intelectwles no h,ayan velado la verdad-
los errores nwrtales de donde emerge la disociación del hom-
bre moderno 11 su artificiosa integración totalitaria que lo de-
grada instrumentalizándolo a fines que están por debajo de la
persona humana: eL Estado, la Raza, eL Proletariado. También,
evidenciado que es ético la rafz y el esqueje del fenómeno cul-
tural -inclusive, en consecuencia, lo político, lo jur1dlco y lo
económico- quedará reencontrado el camino hacia una cul-
tura perfectiva del hombre, hacedora de su legítima plenitud
ontológica. Por último, se deducirá, que no es viviendo hacia
atuern., enrolados en problemas transnacionales, como cum·
pliremos con nuestra misión histórica, sino concentrados en no-
sotros mismos; llegar mediante una homogeneidad espiritual,
a Unimismar. el PuebÍo argentino en la unidad sustantiva de
una :Nación 1) y recimentar el Estado de Derech,o en los veneros
•• metafísicos que guardan el secreto de la aparición de los pilares
de la Democracia: la Justicia, la Libertad, la Igualdad. CAPÍTULO 1
D·e esta manera, nuestra generación, la d~ la experiencia
vital del derrumbe, podrá trocar un destino insignificante -el NOCIONES PREVIAS DE TEOLOGÍA POLÍTICA
agorero Spengler lo simboliza con la trágica tiesura del centi-
nela de Pompeya- por otro, de sublime heroicidad: apuntar (ACCESO METODICO AL TEMA)
a la. realización del momento argentino de una Cultura au·
téntica.
u A . E. S.
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~- f Conco?'clia, mm·zo 7 <le 1942.
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' 1) Una Nación no es una unidad natural, aino una unidad cultural;
ea decir, unidad lograda, con un aentido, por loa hombret en la Historia.
1
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en .seguida nos detendremos en ello, que esta concepción natu· El hombre es formulador de la organización poUtica. Y so·
raltSta del Estado obedece a una cosmovisión naturalista falsa clul que lo comprende en su ser y hacer, la que se ~feren
también, y funesta en sus consecuencias: el mundo e~ una cla du ta11 realizaciones fijas y definitivas de las colectiv1d~des
totalidad causalmente determinada que reduce a un mismo anlmules, en que el hombre prefigura idealmente -arum_al
mecanismo el orden de las cosas y el orden de la vida humana, ut6ptco- el esquema de lo que se propone .hacer. La arana
Y como el hombre es un fragmento de naturaleza inserto en reallza oper-aciones que se parecen a las del teJedor, Y las abejas
esa estructur-a legal, no encajan los conceptos de espíritu, ll· aventajan con la construcción de sus celdas a muchos cons-
bertad y ordenación final. Este obligado correlato que existe tructores· el reino de las hormigas podrá superar, con la ar·
entre una concepción naturalista del Universo, concebido como monfa d~ su organización y la precisión de su mecanismo, el
un mecanismo natural, corporal y físico; y del hombre, su- genio leglslatlvo de un Solón o de un Licurgo; pero lo que
puesto como un mero haz de sensaciones; y del Estado, consi- desde ya distingue al peor constructor de la abeja, Y a un me-
derado como un organismo extraído de la naturaleza, cuya diocre legislador de un himenóptero, es que ellos antes. de
destreza en hacerlo y mantenerlo descansa en normas de la realizar sus obras las construyen en la imaginaci.ón. Al fmal
misma fndole que las matemáticas, se verifica cabalmente en del proceso laboratriz se obtiene un algo, que ya ex1s~ia en lc.
el Leviat6.n de Tomás Hobbes 1). mente del obrero y del legislador como una forma 1deal. Al
hombre no le es dado como a los animales una necesaria Y rí·
1) "La palabra cuerpo, en su acepción más general, ai¡nifica aquello glda organización, sino que se le impone la sociabilidad Y la
que llena u ocupa un determinado espacio o lugar imaginado, y que no de· polltlcldad como un hecho ineluctable, y se le da la· facultad
pende de la imaginación, sino que es una parte real de lo que llamamos privilegiada de extraer de sí la forma de vida más conveniente ..
Unive~so. En efecto: siendo el Univers~ un agregado de todot los cuerpoa,
no ex1ste tampoc.o una parte real del m1smo que no sea cuerpo, ni hay coaa a su ordenación final; ya que él conoce las leyes de su hacer
alguna que prop1amente sea cuerpo, que no sea, ademáa, parte de eae agre· que subordina a su voluntad. Por eso, las organl.zaciones poli·.
~ado de todos los cuerpos que es el Universo". Cfr. TOMAS HOBBU, LEVIA· ticas y sociales, en cuanto formulaciones perjectwas del hom·
TÁN, trad. de Manuel Sánchez Sarto. México 194(), pág. 323.
bre y la sociedad, son entes cultwrales.
. "Singul~rmente cada hom~re es una representación o apariencia de Para esclarecer el complejo de equívocas significaciones que
c:JCrta cuahd~d o de otro acc1dente de un cuerpo eJtterior a noaotroa, de
1~ que comunmente llamamos objeto. Dicho objeto actúa aobre los ojos,
tiene el concepto Cultura y entre ellas aprehender ~ la verda·
ndos Y otras partes del cuerpo humano, y por au diversidad de actuación · dera, partimos oponléndolo al de naturaleza matenal. El s~n·
produce div.e_rsidad de apariencias.. El or~gen de todo ello ea lo que llama· t1do de la contraposición es aquí tal, que naturaleza mater1al
mos sensac,on (en efecto: no e:nste nmguna concepción en el intelecto abarca todo lo que existe y sucede sin la intervención finalista
humano que antes no haya sido recibida, totalmente o en parte. por loa ór- del hombre; en cambio, la Cultura, como fenómeno básico Y
ganos de !os !entidos). Todo lo demás deriva de este elemento primorcfial".
Cfr. TOMAS HoBBES, pág. 6. propio de la vida humana, significa todo el obrar Y hacer del
hombre en camino hacia un fin, que es el de su propia perfee·
"El arte va aún más lejos, imitando esta obra racional, que ea la mú
excelsa d.e !a Naturaleza: el hom.br~. En efecto: graciu al arte crea eae
gran Levuzwn que llamamos República o Estado que no ea sino un hom· informan sobre cuantas cosas precisa conocer, !On la memoria; la equidad
bre artificial, aunque de mayor estatura y robustez que el natural para y lu leyes una razón y una voluntad artificiales; la concordia es la salud;
cuya pro.t~c~ón y deíen~a fué ins.tit~ído; y en el cual la soberanía~ un la eedició;, )a enfermedad; la guerra civil, la muerte. Por úl!imo, loa cOn·
alma ~rtJÍJc!al que d~ v•.da y moVlmJento al cuerpo entero; loa magietradoa Tenios mecfiante los cuales lu partes de este cuerpo político se crean,
Y funCJonanos de la ?ud1catura y del poder ejecutivo, nexoe artificiales; la combinan y unen entre aí, aaeméjanse a aquel fiat, o hag~oa al hom~?re,
recompensa r el castigo son loe nervios que hacen lo mismo en el cuerpo pronunciado por Dios en la creación". T~M~S Hoa~ES, pag. ~· . Tamb1é!l
n.atural; la nqu~ y la abundancia ~e todoe loa miembros particulares cona- Cfr. J, VrALATOUX, La Cité d~ Hobbes, Theor~e de Lltal totaldtnre, Pana
htuyen su potencia; la salus popul' son eus negocios; los consejero•, que 1935, pig. 73-153.
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c1ón, aunque históricamente se dé, en los círculos de cultura del estar simplemente civilizado. El valor sustancial de una
negativa, que la meta final se sitúe en un plano Infra-humano. persona, no reside en lo que tiene, ni en lo que sabe, y menos
La materia prima de la Cultura es la persona humana, la que en lo que puede, sino en lo que ella es. Un hombre es auténtico
se manifiesta en su existencia como un ser natural que tiende sujeto de cultura, cuando todo lo que obra y hace sirve para
prácticamente a su plenitud en la perfección definitiva. La la formación más profunda y más perfecta de su personalidad
Cultura ensambla, consecuentemente, el desarrollo de las facul- dinámicamente ordenada hacia el Bien puro y simple.
tades y de las fuerzas creadoras del hombre, con la sobreesti- Los objetos culturales, la obra a hacer, se facturan con
mación de las espirituales, comprendiendo a las dos actividades elementos materiales -factibili, propiamente dicho--, así, cuan·
prácticas espedficamente humanas, la del obrar: blen cultural, do se construye un edificio, se esculpe una estatua, se fabrica
y la de hacer: objeto cultural. Por Bien cultural se entiende el una máquina; la razón especulativa del hombre puede r ealizar
obrar apuntando a la perfección intrí.nseca del hombre que se un objeto espiritual, verbigracia, una poesfa, un razonamiento
mueve en una tría de situaciones que le son impuestas, como lógico; también, la modelación humana referida a . una finali-
persona individual, como miembro de la sociedad fam1llar o dad, puede operarse con grupos humanos, como la fundación
domistica, y como Integrante de la sociedad civil o política 1), de una institución corpOTativa 1); y de manera más abarcante
El Objeto cultural es la formulación externa de entes materia- y determinada, puede realizarse sobre una total situación his-
les o espirituales, que tienen el inmediato propósito de asegurar tórica dada -corte estático a través de un proceso dinán:ico-
la bondad o perfección de estas mismas obras, pero mediati- con una concretizada ordenación jurispolitica que sirve de ele-
zadas al Fin absoluto del hombre. En el dominio del hacer los mento para uná nueva y sucesiva reformación del ente cultu-
anejos autónomos de Cultura, la actividad humana en sí, obje- ral; y con esto, signamos al Estado.
tiva y técnicamente, es buena o mala según responda al fin Ahora bien, sl el hombre se autodegrada en una concepción
E'specffico de la obra, separadamente del fin de la actividad mutUante de su sustancialidad y expele de sí el sentido perfec·
humana que la determina; pero como a la vez, este obrar hu- tlvo de la Cultura para ordenarla, en cambio, hacia un plano
mano se valora éticamente de acuerdo a su congruencia con objetivamente extrinseco, que puede ser: el placer (hedonismo
el Fin último del hombre, el Objeto cultural queda relativizado de Epicuro), la utilidad (Benthan, Stuart Mili y el liberalismo
al Bien cultural; o sea, la técnica se subordina a la ética. burgués), el progreso (Spencer), el Estado (Hegel y el Fascis-
Lo excelso, el más hondo sentido de la cultura personal es mo), la comunidad racica (Conde G<>bineau, St. Chamberlain Y
el ascenso ontológico del hombre hacia la suprema unidad de el Nacional-socialismo), la sociedad comunista (Marx-Engels y
sentido, hacia la realidad de todo lo valioso; ir, hasta el Acto el sovietismo), se asigna por finalidad una cosa creada por él,
que nada puede devenir porque es puro de potencias, con sus y consecuentemente, por debajo del hombre mlsmo. Pero esta
procederes subjetivos, y realizando a tal fin, el conjunto obje- concepción -la modernidad la experimentó consigo- desem-
tivo de entes culturales. En éste, su sentido profundo, se di- braga de la ética a los anejos autónomos de cultura, que irre-
ferencia la cultura personal del ser personalmente cultivado, mediablemente giran sobre sí mismos y se vuelven con impulso
destructivo sobre el propio hombre. Esto no es una deducción
1) Aristóteles subdivide laa ciencias de la costumbre o del Obrar hu·
mano, en tres partes: ciencias de los actos del hombre como individuo, o 1) "En número de tres son loa elementos de toda institución corpora-
ttica en el sentido estricto de la palabra; ciencia de los actos del homb~ tiva: 1' La idea de la obra a realizar en un grupo social; 29 el poder orga-
como miembro de la sociedad doméstica, o Económica; ciencia do loe actos nizado puesto al servicio de esta idea para eu realización; 3' las manifes-
del hom.bre como miembro de la Ciudad. o Política. Cfr. AtuSTÓTEI.ES, tti- taciones de comunión que se producen en el grupo social en tomo a la
ca a Nicomaco. Trad. castellana editada por F. Gallach Palles, L. l. cap. idea y de au realización". Cfr. MAUBICE HAUBIOt1, La Théorie de L'institu·
1; St. Taor.r.u, In X Ethlcorum Espositio; Taurini 1934. Lect. 1 N• 6. tion et de la Fondation. Cahiera de la Nouvelle Journée. París 1925, pá¡. 11.
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asida por la especulación, sino una experiencia histórica que clusiones deducidas de premisas inmediatamente evidentes. Aho-
nos es dado observar con trágica evidencia: toda cultura ex- ra bJ.en: el mundo de hoy, que tiene patente el mal por la ma·
terna, arte en el léxico aristotélico-tomista, técnica en la jerga nifestación del Bien, y el error por la revelación de la Verdad,
moderna, que sometió la Naturaleza a la servidumbre del no enhesta sino dos culturas: teocéntrica o ateísta.
hombre, que lo enseñoreó de la tierra, el agua y el aire, que Cada época de realiza:ción, según el predominio de uno de
ciñó el espacio y redujo el tiempo, ha rematado en la perfec· estos dos esquemas culturales, pone en pie y marca un Círcu-
ción de la tormentaria actual. lo histórico de Cultura, centrado sobre sí mismo, y con una
Resumiendo lo que hasta aquf llevamos expuesto, podríamos unidad también suficiente en sí; con sus formas y estructuras
definir genéricamente la Cultura, comprendiendo la que hemos adquiridas, cuyo ámbito de vigencia pueden ser áreas geográ·
nominado afirmativa y a la que hemos hecho de negattva, ficas continuas o discontinuas. A esto lo vió Dilthey con abso-
como el poliforme proceso de realización, histórica y temporal luta claridad, aunque en una visión puramente espectral, pues
-aun cuando la meta trascienda al ser histórico y temporal- no logró reconocer que el ethos de las estructuras históricas
de un absoluto sistema de ideales que surge del juicio (lltlmo reside en el sentido único que recibe de la meta adonde el
que se tiene de la vida humana, de la intuición del orden cós- hombre -que obra siempre apuntando un fin- se dirige.
mico y del puesto que en su escala ocupa el hombre. Esta cos· Cada una de estas estructuras de formas históricas contor-
movisión es un orbe mental acabado en si mismo, aceptado nea un mundo que comprende, en una unidad de estilo, el
como verdad absoluta, que ensambla en una armorua y abreva pensar, el lnt.uir, el obrar y el hacer de los hombres; una escala
en un sentido unitario, los ideales, los valores y los principios conceptual de valores; la manera de amar o de odiar; los gus-
relevantes que conducen la vida; que informa las particulares tos y los sentimientos estéticos. Hay un trazo genérico que
esferas de cultura, e imprime, a la realización histórica de ella, ensambla en una estructura, a la vida mental, asi la fllosofia,
un contenido unitario de sentido y la realeza de una sustantiva la ciencia, el arte; a la vida social, como es observable en el
estructura en el movimiento de la historia 1). Estado, en la organización de la familia, en el derecho; a la vida
Pero a poco que se penetra en la indagación de este pro- material, verbigracia, la construcción de la habitación, la con·
blema se topa con que el meollo y eje de toda cosmovlsión es· fección de los vestidos, los modos económicos generales. Dilthey
triba en la relación del hombre con Dios; o bien, se lo glorifica afirma con sagacidad, que cada estructura histórica tiene "un
como la Perfección pura, causa exemplaris y realidad de todos círculo, dentro del cual están encerrados los hombres de esa
los valores, de quien el hombre acepta ser la criatura a su época" 1).
semblanza y se siente sostenido en su ser y hacer; o bien, lo Los entes culturales supra-individuales, surgidos originarla·
niega: ate!smo, o lo duda: agnoticismo, con la consigna de Pro· mente del hacer de los hombres, reobran a su vez sobre los
tágoras se proclama la medida de todas las cosas, y eleva a la hombres, como si fueran realidades objetivas, construyendo el
cima de lo absoluto la aserción sarcásticamente interrogada de mundo histórico en cuyas tramas están entretejidas las exis-
Pilatos: quid est veritas? Consecuentemente, una cosmovlsión tencias humanas. La textura estructural del Círculo de Cultura
completa sólo puede ser dada por la Teología; y para que la cos- se organiza en Religión y :S:tica, en Estado, Sociedad y Dere·
movisión no sea una construcción arbitraria, sino, justificada cho, en Ciencia, Economfa, Arte y Técnica. Pero observemos
por la razón humana, los fundamentos deben ser dados poi) la que cada una de estas pr.ovincias culturales, que están formu·
Filosofía, en cuanto demuestra rigurosamente las propias con- ladas como un algo total, que poseen una estructura acabada
1) Ch. R. P. ALBERT ScHWEITWl, Kultur und Ethik, MiiDchen 1923, en sf, con una sustantividad singularísima, son en realidad
Kultur und Weltanschauuug, págs. 5·10; JuAN R. SEPrCH, Sobro intelitmda 1) Cfr. W. DILTH&Y, Der Aufbau der Ccschichtlichen /Pelt in den Ceis·
y Cultura, Buenos Airea 1938, pág. 67 y aig. tes-Wissenschaften. Gesammelte Schriften B. VII, pág. 186.
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elementos determinaoos en la totalidad de la estructura fun· causa del proclive, y con ello, la finitud de los C!rculos de
damental de Cultura, de tal manera, que cada una de ellas Cultura afirmativa; lo mismo, que en su vocación nata para la
sólo puede ser comprendida si se la toma en la relación fun· perfección, para lo que está naturalmente predispuesto, afinca
clona! y en su referencia posicional 1). "En la comprensión la limitación histórica de los Círculos de Cultura negativa.
del mundo histórico como un conjunto activo que está cen· Con este proceso de los ciclos estructurales de cultura -su
tracto en si mismo, debe considerarse, que cada conjunto activo expresión sociológica puede adquirir una proteidad infinita-
contenido en él, por lo que pone de valores y de realización que muestra las variaciones culturales como aconteceres típi-
de finalidades, también está centrado en sí mismo, pero que cos, y que apenas fué esquematizado por las lineas precedentes
todos están ligados estructuralmente a un entero, en el cual, en su correlación con el saber esencial, quedamos cara a cara
de la posición que tienen las partes singulares, surge el sentido con el problema de las CTisis sustantivas de ta Cultura. ¿Qué
único del conjunto del mundo histórico-social" 2). se entiende por ella y cuándo las hay? Hay crisis sustantiva
A los efectos de aprehender el proceso de las variaciones de una Cultura -cabe responder- cuando en el cruce cenital
ciclicas de las culturas, recordemos que a través de cada es- de una de ellas, se conjetura el sistema de convicciones últimas
tructura fundamental de cultura consigue realización histórica que se tiene sobre la vida, se problematiza el acervo de las
un acabado orbe mental, pero que simultáneamente, una infi· creencias atinentes al mundo, que una fe común le atribuía
nidad de ideas puestas como larvas en el fluir de la historia, solidez definitiva; en fin, cuando la crítica enfila su ariete, y
permanecen informes e inmaturas, a los flancos de esta for· comienza la r~lativizaclón de la verdad absoluta que acoraza
mación unitaria, aguardando el clima histórico propicio para e informa a la cosmovisión vigente. "Hay crisis cultural sus-
realizarse de manera exclusiva como apetecen actualizarse todas tantiva -confirma José Ortega y Gasset- cuando el hombre
las cosmovisiones, pues éstas, en la incondicionalidad de su se queda sin mundo en qué vivir; es decir, en qué realizar
verdad, son potencialmente imperialistas 8 ). definitivamente su ·vida, que es para él lo único definitivo.
En virtud de que el hombre en la prosecución de la finalidad Mundo es la arquitectura del contorno, la urudad de lo que
que le orienta dinámicamente su existencia temporal, se pro- nos rodea, el programa último de lo que es posible e imposible
cura el mal o alcanza el Bien, consigue su aniquilamiento o en la vida, debido y prohibido" 1).
gana la Perfección, cada estructura histórica es tajantemente Problematizando los presupuestos fundamentales que confo:--
unilateral -o negativa o afirmativa- y por lo mismo llama el maban el obrar y el hacer del hombre: su mundo temporal, se
movimiento dialéctico de su antipoda, que en las entrañas de derrumba catastróflcamente el encofrado de la estructura bis.
las épocas conformadas trabaja con el tenue serpenteo de una t6rica en trance critico; pierde firmeza todo lo que de esencial
corriente que se transforma, cuando ceden las esclusas de una crt!ia, pensaba y vivía. Las escalas de valores se divorcian de
firme concepción del mundo, en el torrente que arrasa con las la realidad, y se tornan inoparantes, y, muy luego, se vuelven
formas históricamente alcanzadas. En la imperfección del 'hom· caducas. El individuo se descoyunta de las instituciones de or·
bre, siempre presto a ir tras del mal que lo tironea, reside la g:.~.nizaclón fundamental; se disloca el equilibrio de las fuerz.ls
sociales y se funde el tesoro de los conceptos políticos y jurf.
1) "Llamamos referencia posicional de un objeto a su ubicaci6n en el dicos provenientes de la absolutización de una forma estatal.
tiempo, en el espacio, a su puesto en las series natur~les .propias del ~ru~ En el hombre, hasta entonces, sobre carriles sólidamente
objttivo correspondiente". FRANCISCO ROMERO, Contnb11ción al Estud1o dt-, instalados, se aguzan, ahora, las tensiones de universos antl·
las Relaciones de Comparación; en: Huma11idades, Universidad Nacional de nómicos, llenándolo de angustias e indecisiones; y de súbito,
La Plata, T. XXVI, pág. 295-6. termina siendo arrastrado por el ludir de formaciones y fuerzas
2) W. DILTHEY, obra. y tom. cit., pág. 138.
8) Cfr. K.uu. ]ASPERS, Psychologie der Weltaruchauun,en; 1925, páp. 1) Cfr. JosÉ OnTECA Y GA.ssET, El Espectador, Madrid 1934, T. VIII,
278. y ei¡tes. pág. 138-140.
H
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de orígenes e intensidades diferentes. Las curvaturas de la Por consiguiente, y retomando el hilo del discurso, las va·
dr~:~mática existencia de estos hombres fronterizos, a quien~s riaclones sociológicas de las estructuras culturales se afirman,
Dios signó con el tremendo destino de transitar por épocas principalmente, sobre decisiones polfticas fundamentales crea-
interregnas -las "tierras de nadie" de la historia- hacen las doras de una Constitución del Estado, es decir, de la situación
veces de cabeza de puente en la intersección de dos estruC· total de unidad y ordenación polftlca de un pueblo, considerado
turas fundamentales de cultura. en su singular forma de ·existencia. Esta decisión poHtica cons·
Ahora bien, la variación sociológica básica de las estructuras tituyente, cuya manifestación· no es normada por esta o aquella
históricas, la concreta determinación del giro cultural, se opera regla de derecho positivo, surge como la pura expresión de vo-
por decisiones constitutivas de un nuevo Ser poUtic.o, se rea- luntad de una totalidad sustantiva, que la pérdida de su ethos
liza a ·través del establecimiento de la "Constitución" de un -provocada por la vacancia de sus presupuestos esenciales-
Estado, entendida, con el prístino significado aristotélico, y la sumió en un proceso de disolución, pero que, readquirido
que en nuestros dias actualizó Carl Schmitt con su teoría sobre aquél, por la sustancia vital de una cosmovisión, reconstituye
el concepto absoluto de Constitución. el modo, la forma y la finalidad objetiva del propio Ser político,
Los hombres que en una instancia histórica critica relevan es decir, del Estado, en el léxico moderno 1).
las concepciones últimas del mundo y la vida hasta entonces
vigentes, y con ello, el fin a que apuntaba su activ!dad prácti-
ca deben necesariamente ahormar sus formas de v1da social Y
p¿Utica a este sesgo básico que lo comprende en su obrar Y 11
hacer 1). Ya que es evidente la congruencia forzosa que hay
entre la finalidad última que se propone el hombre y el telos
del Estado, que formula para mejor alcanzar la meta que se RELACIÓN ESENCIAL ENTRE LA COSMOVISIÓN Y LA
propone 2). FORMA DE ESTADO: TEOLOGÍA POLÍTICA
1) El profesor Carlos Cossio en su ~t?d!o ~ !lotable clas!ficación ~
ure lo. Revolución, hecho desde UD plano ]Unsfdoso~ICO puro, ahrma lo m~s Extractando las conclusiones que surgen de las nociones
mo; aunque emplea, lo aclar~mos para sosla~a~ equtvocos verbales, expreato- fundamentales que acabarnos de exponer para aplicarlas al ente
nts técnicas usadas con clandad y enlace log1co, de las . c.u!]es no noa YA• cultural objeto de nuestro estudio, se puede afirmar que todo
lemos en el texto. "Las revolucion~s moraLes -cuya espectflctdad e! autor la
afinca tn el hecho de que operan un cambio en los fines de la VIda- eon Estado real-histórico, como estructura que es a la vez "elemen-
siempre revoluciones sociaLes, porque el valo~ }ncondicionado que postulan, to" de un conjunto estructural de cultura, está condicionado
el fin úlúmo de la vida que aporton, a cuya logtca debe someterse la co!ldu~· por una orgánica concepción del mundo. Con esta aserción da-
ta individunJ y social, vale para el prtsente y para el f~turo, pues esta ~u mos justamente en el hito de lo que se ha nominado como
allá del futuro mismo: es incondicionado, absoluto, deshgado de las con~.n· Teologfa Política, y que consiste en el reconocimiento de que
gencias de hecho". Cfr. CARLOS Coss10, El Concepto Puro de Revoluaon.
Barcelona 1936, pág. 86. . a toda singularidad estatal la informa, como el alma al cuerpo,
2) "Nos falta ver si la felicidad del individuo es o no es la Ullsma del su ínsito y necesario núcleo metaffslco.
Estado. Es evidente que son iguales y no hay n.adie que no conve~ga en EQ este sentido, Hegel fué el primero que columbró la re-
ello. Todos los que hacen consistir la felicidad dd ind!~iduo en la nq?~~ laci6n esencial que existe entre una concepción de la verdad
dl claran asimismo que el Estado es feliz cuando es neo! los que estl~;~
sobre todo el poder tiránico, dirán que el Estado más feliz e~ el que uen absoluta y un Estado determinado: "Esta forma de Estado -
más dominios y más súbd:tos; si se estima al hombre por la. VIrtud personal,
se dirá también que el Estado más virtuoso es el más feliz". Cfr. ÁJUSTÓo 1) Cfr. CARL ScuMI'IT, Teoría de la Constitución; Trad. castellana de
TELES. La Política. Lib. IV, cap. JI, l. Francisco Ayala, .Madrid 1934, págs. 4 ysig., 86 y sig.
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enunciaba como principio incontrovertible- sólo puede coexis- pueda cau'sar sorpresa, a no ser la sorpresa de Proudhon. La
tir con esta religión". El contenido de la religión es la verdad Teologfa, por lo mismo que es la ciencia de Dios aba~ca y con·
absoluta, y por lo tanto, según el filósofo prusiano, en ella va tiene todas las ciencias, asf como Dios abarca y conttene todas
inmersa lo sublime del sentimiento. Además, como intuición, las cosas. Pero a los efectos de mejor comprender la relación
sentimiento, conocimiento representativo que se ocupa de Dios esencial que existe entre ella y las formas de Estado, recordemos
como causa y fundamento -de lo cual todo depende- encierra nosotros, que para Donoso Cortés, el que niega a Dioc., como el
la exigencia de que todo sea comprendido en tal relación y que que lo afirma, expone un sistema completo de Teologf:a.
alcance en ella su confirmación, justificación y aseguramiento. Posee la verdad polftlca, dice, el que conoce las leyes ?. que
En consecuencia, el Estado, como las leyes y los deberes, alcan- están sujetos los gobiernos; posee la verdad social el que cc>no-
zan en esta relación su suprema verüicación y obligatoriedad; ce las leyes a que están sometidas ~as sociedades ~mman.a";
puesto que ellos, en su realidad, y en cuanto a su base, son un conoce estas leyes el que conoce a D10s; conoce a Dios quten
algo determinado que transcurre en una esfera trascendente 1). oye lo que afirma de sf y cree lo mismo que oye. La Teologfa
Cuando decimos que el Estado se fundamenta en la religión, es la ciencia que tiene por objeto esas afirmaciones. De donde
aclara Hegel en otra de sus obras, que tiene su raigambre en se sigue, que toda afirmación relativa a Dios, o .lo que es la
la religión, se significa con esto, que de ella ha salido y sale, mismo, que toda verdad polftica o social se .conv.1erte forzosa·
ahora y siempre, el Estado. "El Estado determinado sale de la mente en una verdad teológica. Esta afirmación s1rve, dice Do-
religión determinada. Los principios del Estado deben con· noso Cortés, para expllcar por qué causa, al compás con que
siderarse, como válidos en sf y por sf; y sólo lo son cuando se disminuye la fe, amenguan las verdades en el mundo; y por qu~
los conoce como determinaciones de la naturaleza divina. Se- motivo la sociedad que abjur a de Dios, ve ennegrecerse de súbl·
gún, pues, sea la religión, asf será el Estado y su constitución. to el entorno. Por esta razón, y con acierto, la religión ha sido
El Estado ha nacido realmente de la religión; de tal modo que considerada en todos los tiempos corno el ethos que plasma las
el Estado ateniense y el romano sólo eran posibles en el paga- organizaciones polfticas-sociales 1 ).
nismo especifico de estos pueblos, lo mismo que un Estado
católico tiene un espfritu distinto y una constitución distinta 1) "La rdigi6n ha sido conaiderada por ~odos los bom~res, Y en
que un Estado protestante 2), todos los tiempos, como el fundamento indestruc!lble de ~a! so~1eda~~s hu·
Fué el español Juan Donoso Cortés, Marqués de Valdega- manas: Onnis humanae socictatis fundamcntum conv~ll't qu' rel1gwnem
mas, br1llante y recio fil ósofo católico del Estado, quien siste- convellit, dice Plat6n en d libro X de sus Leyes. Seg~n J~nofonte (sob~e
S6crates) : Las ciudades y naciones más piadosas han !ndo. s1empre las mas
matizó, al mediar el siglo XIX, la Teologfa Polftica, afirmando duraderas y más sabias. Plutarco afirmaba (contr~ ~lotes): ~ue es. cosa
y mostrando que en toda gran cuestión polftlca va envuelta más fic:l fundar una ciudad en el aire, que const1tu1.r un~ soc1edad &lf la
siempre una gran cuestión teológica. creencia de los dio!ea. Roupseau, c:n el Cont~ato Soc1.al, libro IV, ~a.p•tulo
Acotando a Proudhon, en un pasaje donde el revolucionarlo vn. observa: que jamás ae fund6 Estado nanguno SID que .la rehgJ6n 1~
francés expresaba que "es cosa que admira ver de qué manera sirviese de fundamento. Voltaire dice (T~at_~~;do de la tolerancia, cap. XX1·
que allí donde hay una sociedad, la rehg1on es de todo punto necesar.a.
en todas nuestras cuestiones polfticas tropezamos siempre con Todas las le.gj!laciones de los pueblos antiguos descansan. en ~1 temor ~e
la teología", Donoso Cortés decía que en esto nada hay que los dioses. Polibio declara que ese santo ·temor es todav1a mas necesa~o
que en los otros en los pueblos libres. Numa, para qu e Roma fuese la ciU·
1) Cfr. H r.cr.L. /,inerr.menti di Filosofía del Diritto; trad. itali~ de dad eterna, hizo de ella la ciudad santa. Entre loa pueblos ~e la ·~·
Mes.~ineo, Bari 1913, § 270. tigiicdad, el romano fué el más grande, cnbalment~ porque fue el mts
2) Cfr. Hr.GEL, Leccúmes sobre la Filosofía de la Historia UniverMl; religioso. Como Céear hubie.r a pronunciado. un d1a en pleno Senado
Trad. r.astcllana de José Gao!, Madrid 1928, ed. Revista de Occidente, To· ciertas palabras contra la existencia de los d1oses, luego _al punto Cat6n Y
mo 1, pág. 98. Cicc.r6n se levantaron de sus sillas, para acu!ar al mozo 1.rreverente de ha·
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En los pueblos orientales, como en las Repúblicas griegas, presadas, Donoso Cortés afirma, que el reconocimiento de la ll·
y en el Imperio romano, los sistemas teológicos sirven para· ex- bertad, de la igualdad y de la fraternidad, son tres dogmas que
plícar los sistemas poHticos: la Teología es la luz de la historúz. no vienen de la revolución francesa, sino del Calvario 1) .
A la vigencia de una Teología va unida la suerte del Estado; · No se puede seguir espigando de aquí y de allá, en la obra
así, Roma sucumbió porque sus dioses sucumbieron; terminó del teórico católico del Estado, para seleccionar los fragmentos
su imperio, cuando acabó su Teología 1). en los cuales el autor recono.ce que la madre de cualquier pro-
A la teología pagana consunta la releva una nueva Teología: blema poHUco fundamental es una aporia teológica, porque en
la católica. El catolicismo, afirma Donoso Cortés, es un comple- verdad, la totalidad de su producción se realiza en función de
to y acabado sistema de civilización que abarca la ciencia de esta relación esencial. Pero en cambio, vamos a sumarizar las
Dios, la ciencia del ángel, la ciencia del universo, y la ciencia páginas geniales que Donoso Cortés dedica a exhumar la
del hombre. Teologfa Polftica -nos valemos de su léxico- de la concepción
Por la nueva Teología entró el orden en el hombre y las so- liberal del Estado, ya que aparentemente, nada es más an.titeo·
ci~dades. Este orden pasó del mundo religioso al mundo mo- lógico que el agnotfcismo liberal de la burguesfa.
ral, y de aquf, al mundo político. El Dios católico, creador y El liberallsmo, en su soberbia positivista, desprecia la Teo·
sustentador de todas las cosas, sujetó las sociedades al gobierno logfa, y no porque no sea teológico a su manera, sino porque
de su providencia, y las gobernó por sus vicarios. La autoridad aunque lo es, lo ignora. Todavía no h a llegado a comprender,
de sus vicarios fué santa, cabalmente por lo que tuvo de ajena, y probablemente. esté condenado a desaparecer sin entenderlo,
es decir, de divina. La idea de la autoridad es de origen católico. el estrecho vínculo que une entre st, las cosas divinas y las
Los antiguos gobernadores de las gentes pusieron su soberanía humanas, la correlación que tienen las cuestiones poHUcas con
sohre fundamentos humanos; gobernaron para sí y gobernaron las religiosas, y la dependencia en que están todos los problemas
por la fuerza. En cambio, los gobernadores católicos, teniéndo· constitutivos atinentes al Estado, de los que se refieren a Dios.
se a sí mismos por nada, fueron ministros de Dios y servidores Claro está, que el liberalismo no es teológico, s1no en el sus-
de los pueblos. Cuando le fué revelado al hombre que era hijo trato esencial que necesariamente lo son todas la s concepciones
de Dios, dejó en consecuencia de ser esclavo de los hombres. poltticas; pero sin hacer una exposición explicita de su fe, sin
Ya que los antiguos no teniendo conciencia de su libertad, no la cuidarse de declarar su pensamiento acerca de Dios y del hom·
tenían tampoco de la dignidad humana; mientras que, con el bre, del mal y del bien, del orden y del desorden en aue están
advenimiento del catolicismo, la idea de la libertad humana puestas todas las cosas creadas, y por el contrario, haciendo
gestó el sentido de la dignidad del pueblo. Por otra parte, de la alarde de su dubitaci6n deslnteresada de estas altfsimas espe-
unidad del género humano, enseñada también por la revela· culaciones, puede afirmarse de él, que es deísta, es decir, c;ee
ción del hombre, nace como de suyo la idea de la fraternidad; en un Dios abstracto a quien le reconoce la soberanía constitu-
de ésta, la de la igualdad; de ambas, la c~ncepción de la demo· yente del universo, pero le niega toda providencia actual. Aun-
cracia. En una ajustada secuencia lógica con las ideas as{ ex- que es el hacedor de la creación, ignora perpetuamente la ma·
ber pronunciado una palabra funesta para la República. Cuéntase de Fa· nera en que es regido el mundo.
bricio, capitán romano, que como oyese al fil6!0fo Cineu mofarse de la En cuanto a lo que se r efiere al problema del mal y del bien,
div:nidad en pre!encia de Pirro, pronnnci6 estas palabras memorables: Ple- el liberalismo lo resuelve en una cuestión de legitimidad, y ésta
gue a los dio•es que nuestros enemigos sigan eu do('trin! cuando esté~n
.guerra con la Rrpública". Cfr. .TU4N DoNoso CoRTÉS; Ensfl'Yo Jobrt tl Cil• se reduce, a la legalidad. De tal manera que <'Uando el gobierno
tolicismo, El Librralismo y el Sociali.~mo. en : Obrtn escogidas de D. /luzn es ilegítimo, el mal es inevitable. La cuestión del bien y del mal
Donn~o Cortés. Madrid 1933, pá,: .. 28().81.
1) Cfr. JuAN DoNoso ConTÉs; Obr. cil. plg. 286. 1) Cfr. JUAN DoNOSO CoRTfs; Obr. cit. pág. 107.
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se reduce a averiguar, por una parte, cuáles son los gobiernos entre s!, o si son una misma cosa mirada desde puntos de vista
legítimos, y por otra, cuáles los usurpadores. diferentes. Este período angustioso, por mucho que dure, es
¿Cómo especificarlos a quienes lo son y a quienes no? El siempre breve; el hombre ha nacido para obrar, y la discusión
Universo está sujeto ~be contestar en la inteligencia de Do· perpetua contradice a
la naturaleza humana, siendo, como es,
noso Cortés- a determinadas leyes físicas, intemporalmente enemiga de las obras. Apremiados los pueblos por todos St.B
válidas, que Dios instituyó en el principio y de una sola vez instintos, llega un día eri que se derraman por las plazas y las
para siempre; y las sociedades se gobernarán por la razón, calles pidiendo a Barrabás o pidiendo a Jesús, y volcando P.n
encarnada de una manera general en las clases acomodadas el polvo, las cátedras de los sofistas" t).
-la burguesía- y de una manera especial en los intelectuales En la Politische Theologie de1 Carl Schmltt, lo básico de la
que las ilumin~n en su direccipn. De donde se sigue, por forzosa concepción de Donoso Cortés es sistematizado con el recio vi·
consecuencia, que no hay sino dos gobiernos legítimos: el go. gor mental que caracteriza la producción científica del publi·
biernq de la razón humana y el gobierno de las leyes inmuta· cista germano 2). En nuestros días, él es quien revalora, pa-
bies que preestablecen un preciso mecanismo cósmico, y a cu· ra la teorétlca del Estado, la egregia alcurnia del pensamiento
yas reglas armónicas debe acomodarse la razón humana. De es- filosófico de Donoso Cortés; y tras muchas de sus más ingenio·
te criticismo panteísta, que es de puro abolengo renacentista, sas y aceradas críticas a la situación parlamentaria moderna 8 )
surge el paradigma liberal para las esferas política, económica y al huero concepto liberal·burgués de la legalidad formal 4 ),
y cultural: laissez faire, laissez aller, le monde va lui mtme. el estudioso descubre las mismas verdades, aunque remozadas,
De todas las concepciones políticas, afirma Donoso Cortés, que ya conÓció en las obras del publicista católico español.
la liberal es la más estéril, porque es la menos docta y la más Carl Schmitt reconoce, con Donoso Cortés, como principio ge·
egoísta. "Nada sabe de la naturaleza del mal ni del bien: ape· neral, "el radicalismo grandioso del núcleo metafísico de toda
nas tiene noticia de Dios y ninguna del hombre. Impotente pa· Política" (grossartigen Radikalismus des metaphysischen Ker-
ra el bien, porque carece de toda afirmación dogmática, y para nes aller Politik); y también, que el Estado de Derecho liberal·
el mal, porque le causa horror toda negación intrépida y abso· burgués, con su especifico formalismo legalista, está conforma·
Juta, está condenada, sin saberlo, a ir a dar con el bajel que do por una teología deísta que todo lo deja librado al libre juego
lleva su fortuna al puerto católico o a los escollos socialistas. de una regularidad mecánica. "Todos los conceptos fundamen·
Esta escuela no domina sino cuando la sociedad desfallece: el tales de la moderna teoría del Estado, afirma el jurista tudesco,
período de su dominación es aquel transitorio y fugitivo en que son conceptos teológicos secularizados",
el ·mundo no sabe si irse con Barrabás o con Jesús, y está sus· "No solamente de acuerdo a su desarrollo, ya que ellos fueron
penso entre una afirmación dogmática y una negación suprema. transportados de la Teología a la Teoría del Estado, sino tam·
La sociedad entonces se deja gobernar de buen grado por una bién por su estructura sistemática cuyo conocimiento es ne·
escuela que nunca dice afirmo ni niego, y que a todo dice dis· cesario para una consideración sociológica de estos conceptos.
tin.go. El supremo interés de esta escuela está en que no llegue Así, por ejemplo, la situación excepcional tiene para la ciencia
el día de las negaciones radicales o de las afirmaciones sobe-
ranas; y para que no llegue, por medio de la discusión confunde 1) Cfr. JuAN DoNOso CORTÉS, Obr. cit. pág. 413·14.
todas las nociones y propaga el escepticismo, sabiendo, como 2) Cfr. c.~nL SCH!otlTT, l'olitische Theolof(ie. Vir.r Kapitel zur Lehre
sabe, que un pueblo que oye perpetuamente en boca d'~sus so· von der Souveranitat; Duncker u. Humblot, Münchcn 1922.
1) Cfr. CAPJ. ScHMI'l'T, Die Cei.stesgeschichtliche Lage des Heutigen
fistas el pro y el contra de todo, acaba por no saber a qUé ate- Parlnmentarismus; Dunckcr u. Humblot, Zweite Auflage, Münchcn 1926.
nerse y por preguntarse a sí propio si la verdad y el error, lo 4) Cfr. CARL SCHMITT, Legalitiil und Legitimitiit; Duncker u. Hum·
justo y lo injusto, lo torpe y lo honesto, son cosas contrarias hlot, München 1932.
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del derecho una significación análoga a la del mllagro para la portado al mundo político". En el Discurso del Método hace
teología. Recién, con la conciencia de tal posición análoga es notar Carl Schmitt la identidad de cómo a través de las nocio-
posible reconocer el desarrollo que las ideas filosóficas del Es· nes metafísicas, sociológicas y políticas se postula un soberano
tado tomaron en las últimas centurias. Ya que las ideas del como unidad personal y motor supremo. Documento expresivo
moderno Estado de Derecho están compenetradas por el Deís· del moderno espíritu racionalista, cuyas dudas se aplacan me·
mo de una Teología y metafísica que alejan del mundo el mila· diante el empleo dé la inteligencia: J' étais assuré d'user en
gro -y el concepto de milagro implica la intervención inme· tout de ma raison". Y la razón descubre que "un seul architecte"
diata de una situación excepcional que estatuye la negación de debe construir una casa, una ciudad; las mejores constituciones
las leyes naturales- también aleja la intervención inmediata son obra de un solo legislador y, en fin, un solo y único Dios
del soberano en el ordenamiento jurídico vigente. El raciona- gobierna al mundo.
lismo del Iluminismo negó el Estado de excepción en toda for· El concepto de Dios de los siglos XVII y XVIII supone Ja
ma. Por eso la convicción ·tefstica de Jos escritores de la contra- trascendencia de Dios frente al mundo, como en filosofía poH-
revolución, pudo ensayar defen(ler ideológicamente la sebera· tica la del Rey frente al Estado. En el siglo XIX la noción de
nía personal del Monarca, en analogía con la Teología teísta" 1). inmanencia adquier e cada vez más consagración absoluta. Y
La visión metafísica que de su mundo se forja una época como consecuencia lógica surge: la eliminación de todas las
determinada tiene la misma estructura que la forma de la or· nociones teístas trascendentes y la formación de un nuevo con·
ganización poUtica que esa época tiene por evidente..Así la cepto de legitimidad. Desde 1848 -fracasados los intentos · (le .
existencia histórica y política de la monarquía del siglo XVII remozar· el Iegitimismo tradicional- la teoría jurídica del Es-
¡i
responde al estado de conciencia de la humanidad occidental
a la sazón y que la configuración jurídica de la realidad histó-
tado se hace positiva y generalmente esconde tras esta palabra
todas sus dificultades, o, recurriendo a distintos artificios, el
..
rica supo ahormar un concepto armonizante con la estructura poder constituyente del pueblo, esto quiere decir, que en lugar
1 de los conceptos metafísicos. Por eso, afirma Schmltt, la mo- de la idea monárquica surge el legitlmlsmo democrático 1).
narquía tuvo en las mentes de aquellos siglos la misma eviden- Desde un campo filosófico diametralmente opuesto al de Do-
c'ia que la democracia conquistó en la época subsiguiente. Rous. noso Cortés, Hans Kelsen ha confirmado la relación esencial
seau expresa muy bien el ideal de la vida política del raciona· que existe entre una determinada concepción del mundo y una
lismo del siglo XVIII con el siguiente principio: "Imiter les singular forma de Estado. Su misma concepción identificadora
decrets immuables de la Divinité". Es tan evidente en el pen· del Estado y del Derecho, la exigencia de una pureza metódica
sador ginebrino la reducción de los conceptos teológicos a con· que le hace desterrar de su teoría toda consideración metajurí·
ceptos políticos, que Boutmy dice: "Rousseau aplica al soberano dica, ha sido, por el propio jurista jefe de la Escuela de Viena,
la idea que los filósofos tienen de Dios: él puede hacer lo que vi"lculada con una constelación histórica del pensamiento crí·
quiere, pero él no puede querer el mal". Atger, en su estudio tico·pantefsta 2).
sobre la historia de las doctrinas del Contrato Social, destaca
1) Cfr. CARL ScHMITT, Politische Theologie, págs. 45·46.
que en la teorética estatal del siglo XVII el monarca se identi· 2) Hans Kelsen compara el dualismo entre Estado y Derecho, con el
fica con Dios y el Estado ocupa análoga posición._,_a la atribufda existente entre Dios y el mundo, y muestra cómo la solución que se le
a Dios dentro del mundo en el sistema cartesiano\ "El príncipe da al primer par de conceptos antimónicos por medio de la teoría de la
desarrolla todas las virtualidades del Estado por una especie autolimitación del Estado, es la m:sma solución que en Teología Ee da al
de creación continua. El Príncipe es el Dios cartesiano trans- segundo dualismo, con In Encarnar.i6n de Dios. Pero en e~tos ingeniosos co-
tejos, Jo hac<.mos notar, no hay sino una rebuscada similitud formal, entre
los dualismos y las soluciones de uno y otro problema, ya que no existe una
1) Cfr. CARL Scl!MITT, Politische Theologie .•. pág. 37. esencial relación de condicionamiento. Así como el Estado ~argumenta
Kdsen- es la unidad personificativa del derecho merced a la hipoatasia de Una vez demostrado que el Estado es un ente de cultura,
un ser merajurídico, trasc<ndente al derecho, cuya relaci6n con él es la y como tal, que está condicionado por el apriorismo de una ~r
cuestión fundamenralísina de la Teoría del Estado, del mi;:mo modo enseña
la Tt ología que la esencia de Dios consiste en su trascendencia frente al gánica concepción del mundo: la Teologia PoHtica -hemos vts·
mundo; y el objeto principal de la Teología hállase constituido por el to su prenuncio en Hegel, su acabada sistematización en Do·
contrad:ctorio problema de la relación entre Dios y el mundo. A la aeme· noso Cortés, y su confirmación en Carl Schmitt y Hans Kel-
janza de problemas corresponde, afirma Ktlsen, una analogía en la! aolu- sen- es necesario advertir, y lo hacemos categórica y destaca·
ciones: la teoría de la autolimitación del Estado y el Dogma de la Enc.ar- blemente, que si bien el ser y suceder del Estado está lleno de
nac!ón de Verbo Divino. Para una era crítica-panteísta, en que ea ad·
misible considt rar a D:os como hombre y al hombre como DioS;-\I)ues Dios significaciones, en cuanto formulación humana que lleva la
es por esencia idéntico con el mundo, corresponde también dé análog~o
manera, identificar, como lo hace la teoría pura (Reinenlehre), el Estado 1) Cfr. HANS Kr.LSEN, Forma de Estado r Filosofía, Apéndice de;
y el Derecho. Cfr. HAN S KEI.!H=:N, T eoría General del Estado. Trad. de Luis Esencia r JIalor de la Democracia. Trad. de L. Legaz Lar.ambra, Bar.cdona
Legaz Lscambra, 1934, pág. 100 y sig.; HANS KnsEN, De So:ziologi.sche und 1934, pág. 133 y sig.; H. Kt:LSEN, Teoría General del Estado .•. pa¡. 51.
der Juristische Staatsbe&ri/1, 1922, pág. 228. Forma del Estado y concepción del mundo.
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impronta de una intención finalista perfectiva, no se trata, sin cada día en ·un deber ser y s6lo ella participa, por tanto, cons-
embargo, de un mero sistema de sentido, pensando abstracta· cientemente, en la conservación y configuración del Estado. La
mente, sino que el Estado es real, objetivo, como el conjunto gran masa, que el hambre o el mando la mueve para una acción
cie los individuos que lo sustancializan. La posición idealista en poUtica, concibe el ser consuetudinario o triunfante del Estado
la teorética del Estado, que lo define como Idea, Espiritu obje- como idéntico con su deber ser; para ella la fuerza normativa,
tivo, Ideologfa, Ordenamiento normativo ideal, Abstracción, Fic- más exactamente, la fuerza habitual, apenas si consciente, de lo
ción, o algo por el estilo, lo quita al Estado como predicado de existente, suele constituir un motivo suficiente de justificación
la realidad; por eso, tantas veces como se intente concebirlo asf del Estado" 1).
se obtiene una nada, porque el Estado, evidentemente, es un~ Por un conocimiento ingenuo, el Estado se revela como un
forma de vida, es decir, vida transformada en forma y forma orden, es decir, una disposición de partes en un conjunto que
extraída de la vida 1). tiene el carácter de cosa tiesa e inmutable; pero apenas se su-
El Estado es una estructura en su devenir, que hombres, en pera esa impresión inmediata, que es un corte transversal e
una situación social dada, por medio de sus reales actos voliti- instantáneo de la historia, de cuya artificialidad debemos to-
vos, lo hacen suceder como una realidad práctica en la corrien- m~r plena conciencia, el Estado pierde su objetividad estátic3.,
te irreversible de la historia. Son hombres reales y libres, per- y se hace patente en la realidad de lo que es: una estructura
sonas con un Fin último que realizar, habitantes de un territo· dinámica que se anuda en el hacer de los hombres. Pero como
rio, adunados ya en los cuadros de la familia y de las institucio- este hacer social del hombre es una unidad dialéctica de actua-
nes corporativas menores, los que se constituyen en un status ción y significación, sólo se consigue y se mantiene aquella es-
político de unidad y ordenación, en vista de alcanzar un objeti- tructura unitaria, cuando prestituyen una finalidad única y ob-
vo, '?-ue puede ser el "Bien Común, que es la Justicia" 2), o la jetiva. De la misma manera que el ser humano no es un cuer-
"Gl01re de l'État" a). po ni un alma, sino un todo compuesto por los dos, el ser del
Pero la realidad sustancial del Estado no difiere de la reali- Estado no es el ordenamiento constitucional ni el pueblo, sino
dad de sus miembros, sino . que sobre la de éstos se apoya la el compuesto de los dos en una estructura, es decir, el pueblo
de aquél. La subsistencia de un Estado concreto depende de organizado políticamente, la multitud formada en un orden:
que las formas y procesos . estatales están intermitentemente multitudo hominum sub aliquo ordine comprekensorum 2).
aprehendidos por la eficiencia de los hombres, quienes se limi- Cuando se tiene por objeto de estudio una forma de Estado,
tan, o bien a sostenerlas con sus aquiescencias, o bien a proce- una singularidad real-concreta en el tiempo y en el espacio, es
der a su reformación. Así se puede afirmar, con Hermann He- necesario aprehenderlo en los principales trazos característicos
ller, que la realidad Estado sólo existe como un plébiscite de de una estructura histórica, que a la vez es elemento de una
tOtt,S les jours. "Aunque sólo para una pequeña minoría, única- estructura fundamental de Cultura. Esta exigencia metódica
mente, el ser y el modo concreto de ser del Estado confluyen fué claram~nte columbrada por Georg Jellinek, aunque resuelta
parcialmente con la concepción de sus "Tipos empiricos dé Es-
1) Cfr. HERMANN HELUR, StMtslehre, Leiden 1934, pág. 42. tados" 1). El ilustre profesor que fuera de Heidelberg, los de-
2) Cfr. SANT_o ~OMÁs, _Suma Teológica, 1-II, q. 19, a. 10; q. 96, a finía a éstos como el resultado de una tarea unificadora de no-
3. Para un estud1o sJetcmar¡z~do del c?ncepto t~mista del Blen ..Cnmún, tas comunes existentes entre los fenómenos estatales de una
Cfr. SU7--'NNE l\hCIIEI., La Notton Thomute du Bu!n Commun Pref~ d~
G. Renard, París 1932, pág. 50 y 6ig. . '
1) "Unas Constituciones titnen como ohjeto y íin inmediatos la glo·
1) Cfr. Hr.RMANN Hntttt. Staa 1sl,.hre, pág. 216.
1) Cfr. SANTo TOMÁS, Suma Teo/ó~ca, 1, q. 31, a. l.
rja del Estado (14 gloire de rttat); otras, la libertad política de loa ciuda-
da.nos". Cfr. MONTESQUJEU, Esprit des IAis, Lib. XI, cap. S y 7. 1) Cfr. Gt:ORC Jnt.tNEK. Teoría General del Estado; Trad. española
de Fernando de los Ríos Urruti, Madrid 1914, Tomo primero, pá¡. 43-53.
so
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Nosotros conocemos la razón por la cual el pensamiento ma. Ehrenfels agrega a los elementos que integran el complejo
moderno -creatura cartesiana- empozado definitivamente en que denomina sustrato (Grundlage), un factor que designa co-
su propia inmanencia, no logra con su trágico forcejeo crear la mo cualidad de estructura. Este nuevo factor se fusiona con el
realidad, el ser del mundo, que habfa negado como punto de primero, y coqto aquél, se nos hace sensible como dato inmediato,
partida. Por la misma razón el Estado, en la era del idealismo, nunca como el resultado de una' elaboración mental. La melo·
tampoco podfa ser aprehendido cientfficamente, a no ser por dfa no debe, entonces, consitlerarse como un algo secundario
medio de una creación subjetiva. construido con la suma de las piezas singulares, sino que debe-
En la superación de este subjetivismo anárquico que an1· mos aceptar que lo que existe en lo singular depende de cómo
quila el ser del Estado, tiene la teorética estatal realista de Her- está en la totalidad 1) .
m?nn Heller, el carácter de un suceso jalonante. "El hombre real Aplicando el concepto de cualidad de estructura al objeto de
--.1firma frente a la predominante posición idealista- no expe- nuestro estudio: el Estado, se evita de representar falsamente
rimenta la vida social-real como un caos o una infinidad abso- a la realidad social como un agregado espacial descomponlble
luta, sino como un conjunto activo estructurante que lo com- en sus partes; ya que ni la estntctura puede deducirse de sus
prende a sf mismo y dentro del cual, él no establece al Estado elementos, ni los elementos de la estructura. Mejor aún, angos-
por medio de una sfntesis subjetiva, sino que lo encuentra co- tando la observación, podemos afirmar, que en la investigación
mo una estructuración objetiva-realista" 1). de los Momentos estatales :l) -el Estado en una fase concreta y
El propósito malogrado, que perseguía la teorfa idealista de relativa estabilidad- debe incluirse a la estructura histórica
del Estado con los "Tipos ideales", bien se logra con el concepto fundamental, que es donde aquél tiene vida y realidad. Sola·
de las es-tructuras reales-históricas. Y esto,!porque cada estructu- mente de esta manera, es posible que el sujeto conocedor apre-
ra, tiene una parte general y una parte particular; por sus henda esa unicidad real en el movimiento de la historia, que
leyes de estructura es aplicable a otras estructuras, pero por es un Estado concreto.
su individualidad está separado de otras estructuras. El Estado, El objeto de estudio que nos proponemos es el Estado de
propiamente hablando, elemento de la estructura cultural mo- Derecho liberal-burgués, momento estructural, forma concreta
derna, tiene ciertas leyes estructurales que especifica la forma histórica del Estado moderno en una etapa de su ciclo. No po-
de los diversos Estados concretos y coetáneos; su i ndividual dremos comprenderlo en la entereza de su conformación, ni
manera de ser lo diferencian radicalmente de todas las · estruc· captar el sentido de su tramo ulterior en crisis, y menos atín
turas estatales de otros cfrculos de Cultura.
1) Para un conocimiento acabado de la noción de cualidad de estmc·
A la especial cualidad de estructura (Gestaltqualitat), que el tura, Cfr. EucENIO P ucciARF.LLl. La Psicolosda de la Estructura; en : Pu·
concepto de Tipo no comprende, Hermann Heller la hace noto· blicar.ión Oficial de la Unit•ersidad de La Plata. Lahor de los Centros de
ria con el mentado ejemplo de Cristian von Ehrenfels, sobre la Estl•.lios. Sección ll, 1937, pág. 65 y ~ig.
melodfa traspuesta. Al escuchar una melodfa, ofmos, además- de 2) Usamos con Hermann Heller el término Momento, en el aignifi·
todos los elementos que integran el objeto, un conjunto, un com- cado que trnía en Hegel: cada una de las fases que se puede designar en
un desenvohim;ento (transformt!ción material, proceso psíquico o social).
plejo, un todo unitario. La melodfa no es el resultado de la mera Dilthey U!a en el mismo sentido la palabra Momento (Die Moment der
adición de notas aisladas, ya que un examen minucioso nos re· Struktur); es drcir, como categoría de duración rn el movimiento de }a
vela que nuestra pertepción es incapaz de aprehende~das las estructura. Cfr. ÜTTO F. Bou.Now. DILTHEY, Eine Einhihrung in Seine Phi·
notas de una serie, y sin embargo, tenemos la impresión de la losophie, Leipzig 19~6. pág. 135-37. En la Teoría del Estado también lo
melodfa. El objeto percibido es, pues, más que una simple su- ado!'ta el profe&or Sergio Panuntio: "... Jo que yo llamo el Momento
estatal. se refi~:re a algún modo o forma del ser particular del Estado real".
Cfr. StRCtO P ANUNZIO. L'Ente Político, en: Racolta di Scritti di Diritto
1) Cfr. HERMANN HELLEB, Staatslehre, P'l· 62. Pubblico in Onore di G. J'accheUi; Milano 1938, pág. 364.
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CAPÍTULO II
EL ESTADO DE DERECHO LIBERAL-BURGlmS
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salir con felicidad, y su babélica discusión aporta a las ciencias La relación del hombre con 'el Estado, el tajante deslinde
jurídicas y políticas, no otra cosa que confusión 1), que el liberalismo establece entre el albedrío del primero y la
Del modo que utilizamos la expresión Estado de Derecho, a potestad del segundo, puede precisarse con la siguiente fórmu·
la par que nombramos, definimos uno de los caracteres especi- la distributiva: en principio, la esfera ~a de la libertad indi-
ficos de la estructura real-histórica que nos interesa: El Estado vidual es ilimitada, mientras que las derivadas atribuciones del
real que conformó la burguesía con el cartabón de su orbe men- Estado, están rigurosamente preestablecidas. Este trazado de
tal, cuando advino predominante. El concepto EstadcJ de De- una frontera común, donde el poder y el individuo se tocan Y
recho lo fijamos, entonces, bajo el punto de vista de la libertad se separan, eliminando todo intermediario -la declaración de
burguesa, y ésta se reduce a un problema de seguridades ju- los derechos no comporta sino dos datos: el hombre y el Esta-
rídicas-formales. En el capítulo subsiguiente, veremos cómo sur- do- es el rasgo decisivo que caracteriza al Estado liberal, cual-
,1 ge en medio de la lucha que la burguesía mantenía frente a quiera que sea la estructura política de su gobierno. Este es,
1
los cuadros privilegiados del Estado absoluto, la exigencia -Y entonces, el desideratum que coloca a la unicidad estatal con·
1 a través de este capítulo, el modo de su concretización- de un formada por la burguesía, fuera de parangón con cualquier otra
derecho fonnal que dellmitara y garantizara el reducto de la forma de organización poHtica prácticamente formulada en la
libre actividad que desarrollaba a extramuros de las esferas ofi- historia. Pues, obedece a una singular valoración del individuo
ciales del Estado: la libertad burguesa, y el total encajamiento humano -la imagen altanera e infrangible figurada por el hu-
jurídico de los procederes estatales, sin residuos de ninguna manismo antropocéntrico- que es peculiar a la Cultura mo·
espacie, por medio de competencias preestablecidas, en las derna, y que sólo en el Estado de Derecho llberal-burgu~s al·
leyes constitucionales y rigurosamente mensuradas y circuns- canza una plasmaclón política-instltuclonall). ·
critas: los órganos del Estado sometidos a la legalidad formal. El Estado, creado por la eficiencia constituyente de la nueva
clase que logra establecer sus títulos a un franco predomhiio',
primero social, y en seguida político, orienta su textur~ fun·
damental al aseguramiento de la libertad concebida por el sub-
n jetivismo racionalista, y cuyo proceso de consolidación se fué
operando en 1)1 período que va, del Renacimiento y la Reforma,
11 EL FIN DEL ESTADO: LA GARANTíA DEL SUBJETMSMO a la Revolución francesa. Ya veremos, cómo, en la ,cosmovisión
li del hombre moderno, la unidad del fin de la vida -télos, seo-
DE LA LIBERTAD
pos-, o la nieta en que ésta pone la mira, son simples finallda-
Para una consideración sistemática de esta estructura esta- des exclusivamente mundanas. El burgués, específicamente, es
,,, tal hay que considerar que el pensamiento de los derechos fun-- el tipo psicológico de hombre, que a sus maneras de ver y de
"1
damentales, que reconocen la independencia del hombre frente sentir, a sus ideas y valores, a las medidas con que juzga 1M '
al poder político, contiene el principio básico de distribución cosas, y a sus formas de vlda, las ahorma para "este mundo",
en que se apoya el Estado de Derecho liberal-burgués, y que lo en quien cree exclusivamente y donde espera su goce sensual.
realiza de un modo consecuente. En el burgués, se hace carne y conciencia el universal inma·
nentismo renacentista. Pero como necesariamente, en toda in-
l) A Renato Trevta le debemos el haber puntualizado el error lógico manentización de la vida, lo económico -que es el factor decisi-
sobre el que giran las modernas disputas sobre el Estado de Derecho. Cfr.
Rt:NATO TREVES, El Estado de Derecho r la$ Nutlltu Or,am:aciones Esta- 1) C.(r. FRANCISCO AYALA, El E$tad() Liberal; en: La Ley, Tomo XX,
duales, Tucumán 1939, pi¡. U y ai¡. año 1940, pá¡. 64, aec. doct.
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. A
vo del bienestar material- se convierte en el móvil de lo hu· "le droit de faire tout ce que les lois permettent". Es la hiper-
mano, el hombre moderno se ,conformó de acuerdo al prototipo valoración del principio de la legalidad, como fundamento Y
básico del homo oeconomicus, y saturó y estilizó su vida con el pieza esencial del edificio que construyó el Liberalismo. En ese
sentido rlel valor utilidad; fué totalmente informado por el es- sentido, como refracción del desmedulamiento de la Libertad,
píritu de terrenalidcut Y mundanidad (Geist der Irdischkeit und nada más cabal que la definición que de ella hace la Declaración
Weltlichkeit, dice Werner Sombart), por el predominio de lo de los derechos de 1789: '"La libertad consiste en poder
material, por la calculabilización del modo de vivir en el mun- hacer todo aquello que no daña a otro; por lo tanto, el ejercicio
do (Max Weber), por la exasperación individual del lucro. de los derechos naturales de cada hombre no tiene más límites
Cuando la burguesía consumó su ascensión al poder del Esta· que aquellos que aseguran a los demás miembros de la sociedad
do, universaliza la propia concepción del mundo y la eleva al el goce de los mismos derechos. Estos límites sólo pueden ser
plano de las creencias crfticamente incontrolables. A partir de determinados por la .ley".
entonces, todas las formulaciones de la Cultura se moldean en Como una exigencia visceral del Estado de Derecho y entra-
el troquel de la cosmovisión burguesa, llevan, como incontundi·
fiablemente unido al concepto formal de la libertad, fué consa-
ble unidad de estilo, la impronta del hombre que sobreestima
g_;:.ado el derecho a la "igualdad ante la ley", que representó un~
lo económico y santifica los éxitos de la vida temporal. De este ~eacción contra la existencia de los privilegios y de los impzdl-
venero mana, también, su concepción de la libertad.
mentos a la actividad individual; que caracterizaba la estructu-
Además, como otro rasgo psicológico que caracteriza al hom- ra del Estado al>soluto con su rígida ordenación jerarquizada '
bre moderno, es la suspicacia con que obra y hace -<:autela /
en estamentos, y contra cuyos muros se venfa estrellando la
que abonan motivos históricos que conoceremos- y la domi· ambición de la naciente clase social. Los hombres, que nacen
nante preocupación de tomar minuciosas precauciones para no
y quedan libres e iguale~. tienen ante todo - argumentaban-
ser objeto de un engafio -del que creía salir al abandonar la
medioevalidad- monta, en la Constitución del Estado, un pre- un derecho a la igualdad ante la ley, esto es a la consideración
ciso mecanismo jurfdico-formal, que le acoraza su libre activi· de los fines de la vida de todos, sin diferencias de circunstan··
dad. Sobre este vencedor, a quien el resentimiento de los re- cias personales, lo mismo que a la aplicación objetiva de las.
frenados lo hace irresoluto e indeciso, gravita tanto el espíritu normas generales, sin distinción de rango, posición y nacimien·
de recelo, que aún después de dominar prefiere ceder la princi· to. La igualdad consiste en dar a cada uno las mismas actitu·
pal res ponsabilidad, y, adrede, se relega a· un segundo plano, en des legales en la lucha de la vida, e igual oportunidad para
donde se mant_iene en la defensiva, alerta en la barbacana de ascender a todas las dignidades, puestos y empleos del ES·
vigilancia. De ahf, que el status poHtico que crea: el Estado de tado 1 ).
Derecho liberal-burgués, construye todo un sistema de princi· Lo que en su comienzo fué exigencia de Igualdad materi'll,
pios que se propone evitar los abusos antes que establecer nue- contra las clases que gozaban de prerrogativas de nacimiento,
vos usos positivos. A ese fin, el Estado de Derecho liberal-bur- una vez que la sociedad burguesa asciende, temerosa de las con·
gués organiza pOr medio de sus regulaciones jurldicas las ga· secuencias radicales de l~s propios fundamentos de su triunfo,
rantfas del subjetivismo de la libertad, que consagra en la dofl· reduce su aspiración a la mera igualdad formal ante la ley. La
mática de las Constituciones y que están calcadas sobre el igualdad ante la ley, es igualdad ante los tribunales y la admi·
prístino dechado de las Declaraciones de. los Derechos del ~om
bre que hicieron las asambleas revoluciOnarias de Francta. 1) Par" un conocimiento del desarrollo histórico de la igualdad formal
La libertad se reduce al imperio de la ley formal. Montes·
quieu, el más excelso monitor del Estado liberal, la define como t. y de su consecuente consagración en el Estado Liberal, Cfr. E. L. LLORENS,
La /gu{lldad ante la Ley; Public:~ción del Instituto de Estudios Políticos
de la Universidad de Murcia, 1934, pág. 22 Y aig•
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l • mpay.- 1.
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nistración que aplican la ley, independientemente, que del pre- mente desde una posición puramente formal, sino, también,
cepto jurídico-formal derive o no una mayor desigualdad y su- mater~al, podía ser desarrollada de manera lógica 1 ).
jeción. El contenido de esta "igualdad ante la ley'' reside en la Por la índole especial de nuestro estudio no puede intere·
eliminación de toda posibilidad de arbitrio personal; su ideal es sarnos el análisis singularizado -tantas veces hecho-, de ca-
el de un Estado donde la decisión personal no fuera más que da una ·de las libertades consagradas en la escala de las garan-
una competencia derivada del derecho objetivo. Esto lleva, co- tías liberales, sino que sola.mente nos detendremos en aquellas
mo consecuencia lógica, en las postrimerías del Estado de De- que primordialmente reclamaba la burguesía, y en función .de
recho liberal-burgués, a postular un ordenamiento jurídico de cuyo reconocimiento se conformó el Estado de Derecho ·liberal-
automático funcionamiento que, como la cuerna del postillón burgués. Así, por ejemplo, la libertad física del hombre, cabal-
de Münchhausen -sonaba sin que nadie la soplara-, debía rea- mente afianzada con la abolición de la esclavitud, es una con·
lizarse por sf mismo, sin la intervención de la voluntad huma- quista cristiana que no ha sufrido nada más que interferenciás
na. Tal pretensión está patente en el logicismo normativo de accidentales. Hábeas Corpus: "tu cuerpo te pertenece", fué
H?ns Kelsen, que elimina del Estado y del Derecho toda recién una realidad cuando el mensaje de Cristo reveló al hom-
substancia individualizada, y destierra de su concepción del bre su filiación y semblanza divina. En la antigüedad pre-cris-
Estado la facultad personal de suprema decisión politica. tiana, incluida Grecia y Roma, existen hombres provistos de
Por estos caminos, cuando en nuestros dias se agudiza la cri· un a, de un pensamiento, y que por consiguiente, pueden
sis del abstracto formalismo del Derecho, racionalista y divor· s sujetos de una libertad física y moral. Pero a su lado;' llay ,.
ciado de toda referencia meta-histórica, quienes, en circunstan- una mayor cantidad de seres domesticados, con figura h~ana,
cias que el asedio más se ceñfa, intentaron revitalizar el Estado que no saben de la dignidad del hombre, ni aunque sea 'de la
de Derecho, quisieron, precisamente porque percibían lo impo- propiedad de su cuerpo. El Evangelio trae la buena nueva que
sible de esa igualdad adiáfora del Liberalismo, substancializar el alma humana es cosa única, inmortal y preciosa,: que la vo· T
con algún contenido el concepto de igualdad que es el basamen- luntad, libremente, · opta entre la salvación o perdición de:;·
to de la democracia. Con la ayuda de la Filoso)'ía de los Valores aquélla. Otras de las libertades consagradas, son resabios ·dé
(Wertphilosophie) -último y frustrado intento de trascender instituciones del Estado absoluto, de evidente inaplicabilidad
el inmanentismo moderno, ya que los Valores vaciados de con- en el nuevo status, verbigracia, el derecho de peticionar a las
tenidos metafísicos son simplemente proyecciones subjetivas, autoridades cuando un funcionario público lesiona o amenaza
siempre agnósticas- se intentó especificar la igualdad, refirién- lesionar intereses particulares. En efecto: cuando aún no se
dola al contenido de Justicia, que debe informar tanto a la ela· había llegado a la hidependencia judicial y el Monarca ejercía
boración de la ley, como a su aplicación jurisdiccional y ejecu· la s'uprema ·función jurisdiccional del Estado, a cada súbdito
ci0n administrativa. La exigencia de igualdad no se agota con -por medio de la libertad de peticionar- le estaba abierto el .
la uniforme aplicación de la norma jurídica, sino que afecta tam· camino directo a él2), En cambio, es típico del Estado de Derecho
bién al legislador: los elementos iguales deben ser regidos igual-
mt-nte. los elementos distintos, diferentemente. Se crea un lazo 1) Cfr. GERHARD LE!BO HLZ, Die Gzeichheit vor dem Geset:. Eine Stu·
die auf rechtsvergleichender und rechsphilosophischer Grundlage, Berlín
de dependencia entre el legislador y el valor J·u sticia; el primero 1925. Del mismo autor con igual título, en: Archiv des offentlichtn Rechts.
debe conformar su creación legislativa a la escala supra-positiva Neue Folge, Band 12, Hdt 3, ptgs. l y sig., donde el autor hace sagaces re-
del sobredicho valor. Su libre voluntad queda ligada por el ferencias críticas a las opiniones que sobre cl mismo tema habían emitido
Df.recho, y no puede hacer arbitrariamente, abusando de su fun- Trienel, E. Kaufman, Aldag, Nawiasky y von Hippel.
ción creadora de las normas positivas. De esta manera, pensa· 2) Cfr. WALTER CLODE, Petition o/ Right, Cap. 11 : Sketch óf the His-
tory and development of the Uses of Pttition of Right; London 1887, pág.
ban, que la idea del Estado de Derecho, considerada no sola- 6 y ai¡. Para un conocimiento de la evolución última del derecho de peti·
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de l~s funciones del Estado 1), la singular formulac16n, espe· por Cromwell en su I-nstrument of Governme-nt de 1633, como
culatlva Y práctica, de la separación y equilibrio de los poderes su primera enunciación teórica formulada por Locke, después
como garanUa del derecho formal, acontece en el ciclo de Cul- de los eventos sucedidos en Inglaterra en el Invierno de
tura moderna, y está condicionada por los mismos presupues- 1688-89, estén entrañablemente unidos a los requerimientos re·
tos mentales y datos reales que conformaron al Estado, en esta volucionarios de una nueva clase social, que exigía el estable-
estructura histórica fundamental. cimiento de un ius certúm, y su consiguiente seguridad, corno
A propósito del origen de esta institución, se debe consl· una garantía que posibilitara la racionalización de sus activl·
derar que la idea de un balanceo de fuerzas, de un equilibrio, dades, que son predominantemente económicas.
con el sentido que este término tiene en Ffsica, domina el John Locke fué el primero que, con un mlraje moderno,
pensamiento occidental desde el siglo XVI, a raíz del sesgo percibió la utilidad de una separación de Jos poderes como ga-
que se opera en la mentalidad europea trasrrenacentista, y en rantfa formal del subjetivismo de la libertad. En su Emayo
virtud del cual, todos los órdenes de la vida humana quedan sobre el Gobierno Civil, que es la fundamentación filosófica
sometidos a la regularidad de un Mecanismo. Así, se manifiesta del status poHtico surgido de la Revolución inglesa de 1688,
en la teoría del Equilibrio internacional, como medio de pre· Locke puntualiza una separación orgánica y funcional de los
servar la seguridad externa de los Estados, y cuya generaliza- poderes del Estado. La clivislón orgánica la hace en dos gran·
ción data de los Tratados de Westfalla en 1648; en ei postulado des departamentos institucionales: el poder ejecutivo y el poder
de poHtica económica mercantilista, con el buscado equilibrio legislativo; el primero subordinado a este último. La separ~ción
de la importación y de la exportación en la balanza del co- funcional se· realiza a través del poder legislativo, poder eJecu-
mercio; en la fílosoffa moral de Shaftesbury, con el equilibrio tivo, poder federativo y poder de prerrogativa; estas tres últi·
de los afectos altruistas y egoístas; y por fin, en la concepción / mas funciones se resumen en el órgano ejecutivo 1 ). .
poHtica del "equilibrium of powers" del Vizconde Bolingbrocke, El poder legislativo es el sumo poder de la comunidad
que vino a integrar, con el concepto de equilibrio, la teoría de política, y en ejercicio de su soberanía permane.ce sagrado e
la separación de los poderes enunciada por J ohn Locke, y más inalterable en las manos que los delegara la Soc1edad. Con el
tarde . genialmente sistematizada por el Barón de la Bréde y objeto de evitar las perturbaciones que vulnera la propiedad
Montesquleu. Por otra parte, tampoco es obra de la pura coin· en el estado de naturaleza, únense los hombres en sociedades
cidenc1a, sino por el contrario, resultados de notorios condi· para disponer de una fuerza unida que defienda y asegure sus
clonamientos históricos, el hecho, que tanto el primer intento propiedades, y tener reglas fijas para demarcarlas a fin de
práctico de una separación de los poderes estatales, realizada que todos sepan cuáles son sus pertenencias y derechos. Para
alcanzar este propósito ceden los hombres su poder natural a
ción industrial, o c?m? derop-ación de. las rancias leyes &abre maestrías y la Sociedad en que ingresan, y la República pone el poder
contratos de aprendlZl!Je. En este sentido la' leyes restrictivas de ]a liber- legislativo en manos que considera idóneas, y a quien confía
tad de enseñar y de aprender, a la par que ofensivas a la Constitución el gobierno para que se desenvuelva por medio de leyes fijas
que la consagra, serian opuestas al interé, de la riqueza argentina". Cfr.
Jt rAN BAUTISTA ALBERDI. S istema Económico y Rentútico de la Confrde· y promulgadas, y jueces autorizados 11 conocidos, pues de otra
radón Arf(entina según SI' Constiruci6'l ele 1853; en: Obras Sel~cUU, Bue· suPrte la paz, sosiego y propiedad de todos ellos se hallada en
nos Aires 1920, Tomo XIV, pág. 26-29. la misma incertidumbre que en el estado de naturaleza (Cap.
1) Para un resumen de loa distintos anttcedentes doctrinarios de
la Scparar:i611 de los Poderes. Cfr. FAUSTINO J. LECÓN, Distinción y /erar. 1) Para las citas de la clhica obra de Jobn Locke, utilizamos la es·
quía de Poderes, Bu•nos AireA 1932, pág. 7 y sig.; MARCEL DE LA BtcME
OE VtLLF.NEuvr., La Fin du Príncipe d~ Séparation des Pouvoirs Parí•
1934, pág. 10 y sig. '
1 merada y primera ver$iÓn directa al castellano que ha hecho José Carner.
C{:r. JoHN LocxE. En!4yo Sobre el Gobierno Civil; Traducción y Prefacio
de Jo~é Carner, MéxioO' 1941.
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XI, par. 13~). Pero por disponer las leyes hechas de una vez la ejecución; y especialmente, sin tener la posibilidad de prever
y en brev1simo tiempo, de fuerza constante y duradera, y de y de estar pronto con leyes particulares para todo accidente y
necesitar de perpetua ejecución o de especiales servicios, me- necesidad futura que pudiera concernir a la Sociedad, se hac<!
nester será que exista un poder ejecutivo, ininterrumpido que necesario otorgarle al poder ejecutivo una consentida latitud
atienda a la ejecución de las leyes en vigencia, y esté en pose- para hacer libremente lo que las leyes no prescriben (Cap.
sión de fuerza permanente. Por esta causa se hace necesario XIV, par. 160).
la instauración de dos órganos del Estado de funciones dife- En capítulo aparte, estudiando John Locke "la subordina-
renciadas: el legislativo y el ejecutivo (Cap. XII, par. 144 ). ción de los poderes de la República", afirma que a la comu-
Hay otra función del Estado que comprende el poder de nidad le asiste el supremo poder en todo tiempo, sin que el
paz y guerra, la atribución de concertar ligas y alianzas, y de ejercicio de esta soberanfa se pueda involucrar en algura for·
realizar las transacciones con cualquier persona y comunidad ma de gobierno, porque dicho poder originar\o -"poder cons·
ajena a tal república; a esto puede llamársele poder federati- tituyente" lo llamará Sieyes- r~cién entra en func'ión cuando
vo -dice John Locke- si de ello se gustare, ya que "m1entras se disuelve el Gobierno (cap. XIII, par. 149). Pero en todos
la esencia sea comprendida, me será indiferente el nombre" los casos en que el Gobierno o el Estado constituido subsistiere,
(Cap. XII, par. 146). Los poderes ejecutivo y federativo, aún el cuerpo legislativo será el supremo poder. "Porque quien a
siendo realmente distintos porque el uno comprende la ejecu- otro pudiere dar leyes le será obligadamente superior; y puesto
ción de las leye~ interiores de la sociedad sobre sus parte.s, y que el legislativo sólo es tal por el derecho que le asiste de
el otro el maneJo de la seguridad de los intereses públicos hacer leyes para todas las partes y todos los miembros de la
externos, con la consideración de cuanto pudiere favorecerles Sociedad, prescribiendo normas para sus acciones, y otorgand:>
o perjudicarles, se hallan, sin embargo, casi siempre unidos, poder de ejecución si tales normas fueren transgredidas, fuerza
pues es imposible separarlos y ponerlos al mismo tiempo en será que el legislativo sea supremo, y todos los demás poderes
manos de distintas personas. "Porque ambos requieren la en cualesquiera mie.mbros o partes de fa sociedad, de él deri-
fuerza de la Sociedad para su ejercicio, y es casi impracticable vados y suborQinados suyos" (Cap. XIII, par. 150).
situar la fuerza de la comunidad poUtica en manos distintas Como se hizo notorio a través de la cefiida smtesis que
y no subordinadas, o que los poderes ejecutivo y federativo hemos bocetado Locke separa orgánicamente los poderes legis·
sean asignados a personas que pudieren obrar por separado, lativo y ejecuti~o, atribuyéndole a este último tres funciones:
con lo cual la fuerza del público vendría a hallarse bajo man- la ejecutiva, propiamente dicha, la federativa, y el ejercicio
dos diferentes, lo que bien pudiera en algún tiempo causar de la prerrogativa. Por otra parte, a estas dos instituciones
desorden y ruina" (Cap. XII, par. 148). sustantivas no las sitúa en un plano de igualdad, sino que las
Estando los poderes legislativo y ,ejecutivo en distintas ma- jerarquiza en una escala de subordinación.
nos, como acaece en las Monarqufas constitucionales y en los
Estados bien ajustados, el bienestar de la Sociedad requiere
que varias facultades queden libradas a la discreción del fUn·
cionario en quien reside el poder ejecutivo. Esta potestad de
e La concepción teorética-constitucional del equilibrio de los
poderes pertenece al Vizconde de Bolingbrocke, quien, como
poHtico militante, expuso la doctrina en escritos polémicos en
consonancia con la situación interna de Inglaterra, sin ensayar
ob:o-ar con la más amplia discreción en favor del bien público una elucidación sistemática. Ministro de Estado de la Reina
sin prescripción de la ley, y aún, a veces, en contra de ella, Ana con la ascensión de los Hannover fué reemplazado por
es lo que se llama poder de prerrogativa. Como el poder legis· WAlPole. A partir de entonces, formó un plan co~ el ob~eto de
latlvo es intermitente, y por lo común, su numerosidad, lo con- derribar a su sucesor y expuso en sucesivos escr1tos: Dtsserta-
vierte en un mecanismo lento para la celeridad que requiere tion on Parties (1734), Letters on the stud11 of history (1735),
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e Idea of a Patriot King (1738), la necesidad para Inglaterra d' Angla.terre". En realidad, tras este titulo, Montesquieu traza
de un gobierno mixto, con un equilibrio y control recíproco de el esquema de una Constitución ideal, donde universaliza una
los poderes del Estado. Las expresiones empleadas por él son: teorfa sobre la separación de los poderes, que supera en pre·
frenos reclprocos, retenciones y reservas reciprocas. Según cisión y eficacia a las instituciones prácticas por él observadas
Bolingbrocke, se conseguirá establecer un gobierno libre, si en Inglaterra.
Inglaterra recurre a un equilibrio de poderes entre el Monarca El punto de partida de la doctrina de la sepáración de los
y sus súbditos, que siguiendo la tendencia general de la época poderes está en el capítulo anterior al antes indicado, en la
lo fundamenta con el consenso de un contrato, y si se consa- parte que Montesquieu afirma que sólo es posible la libertad
gra, también, por la misma relación contractual, el equ!l1brio en un Estado cuya Constitución establezca los mecllos técnicos
entre los distintos órganos del gobierno 1). para impedir las demasfas del poder, ya que, "una experiencia
Es necesario llegar hasta Montesquieu, que resume, com- eterna nos ha ensei1ado que todo hombre investido de auto-
pleta y sistematiza a Locke y Bolingbrocke, para encontrar la ridad abusa de ella: él llega hasta donde se encuentra con sus
verdadera fórmula de la moderna teoría de la separación de Umítes... Para que no se abuse del poder, es necesario que por
los poderes, concretizada, después, como una pieza principal la disposición de las cosas, el poder detenga al poder" (le pou-
del Estado de Derecho liberal-burgués. voir 4rrete le pouvoir, Liv. XI, chap. IV).
Montesquieu, a diferencia de sus predecesores, no hace una La solución de este problema consiste, según Montesquieu,
separación abstracta y racional de las funciones del Estado, en atribuir las funciones del Estado a tres órdenes de deten-
sino que, exclusivamente, se interesa por separar los titulares tadores, a saber: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el .
de las distintas actividades del Estado. Su concepción es pu· poder judicial. En virtud del primero, el_Estado hace la paz
ramente una división orgánica del ejercicio del poder político, o la guerra, envfa y recibe embajadas, establece la seguridad
sin que ello importe la separación funcional ni mate.r lal de pública y precave las invasiones. Por el segundo, se hacen
los poderes del Estado. Montesquieu no postula, entonces, la
1
leyes transitorias o definitlvas, o deroga las exlsten.tes. Por el
especialización o separación funcional de las diversas autori· tercero, castiga los delitos y juzga las diferencias entre parti-
dades, sino, simplemente, la no-identidad del órgano de las culares. "Todo se habría perdido -dice Montesquieu (Liv. XI,
tres, o de dos de las tres func~ones 2). chap. VI)- si el mismo hombre, o el mismo cuerpo ejerciera
De la observación directa y personal que hiciera de las ins- estos tres poderes: el de dictar las leyes; el de ejecutarlas; y
tituciones públicas inglesas, donde una lucha secular había el de juzgarlas". Y Montesquleu desenvuelve el principio así
conseguido un equilibrio entre la Corona y el Parlamento,
Montesquieu extrajo una teoría general que formula como la
condición indispensable para la buena organización del Estado,
y a la que expone en el más célebre de los capítulos: VI del
e expuesto, justificándolo por las tres siguientes consideraciones:
Cuando el poder legislativo y el poder ejecutivo se reúnen en
la misma persona o en el mismo cuerpo, no hay libertad; falta
la confianza, porque puede temerse que el Monarca o el Se-
Libro XI • del Esprit des Lois, intitulado "De la Constitution nado hagan leyes tiránicas y las ejecuten tiránicamente. En la
misma situación se está, cuando el poder de juzgar no está bien
1) Cfr. CARL Sc-HMITT, Teorla de la Constitución, pág. 213-214; de'3lindado del Poder legislativo y del poder ejecutivo. Si no
WALTF.R S. SrcHEL, Bolingbrocke and Ms Times, Londres, 1901, T. II pá- está separado del poder legislativo, se podría disponer arbitra·
¡;innll 250 y sig.
2) Para un conocimiento acabado de la con~epción de Mont~equieu
riamente de la libertad y la vida de los ciudadanos, ya que el
~obre lo Separación de los Poderes, Cfr., CnAIILES ElSENM:ANN, "L'esprit juez seria también legislador. Si no está separado del poder
des Lois'' et la Séptuation des Pouvoir1, en Mélanges R. Carr6 do Mal· ejecutivo, el juez podrfa tener la fuerza de un opresor.
bcrg, París 1933, pág. 165 y sig. Una vez enunciada por Montesquieu la separación de los
.,, 77
7& 79
..
A fin de que el control enfrene al vértigo del poder, suje- al considerar al Estado como creador soberano del Derecho,
tando a los detentadores del gobierno estatal dentro de la ór- recurre a un artificio bizantino para sostener que el Estado
bi~a de sus funciones, por el genial invento de la separaci6n y queda ligado, por propia voluntad y por pura conveniencia, al
equiWn·io de los poderes, fué encontrada la combinación, que derecho que elabora 1); o bien, identificando el Estado y el
multiplicando las a1J.toridades públicas y seccionando entre Derecho, que al fín confluye, estimando como Derecho a toda
ellas los distintos atributos de la soberania, limite el poder de orden que emane del Poder.. Quod principi placuit, legis habet
cada una de ellas, por el poder de las autoridades conexas. vigorem!
Pero, como la separación de las competencias y la especifica- La despolitización del Estado, para convertirlo en un orde-
ción de las funciones, no son, por si solas, suficientes para namiento jurídico -Hans Kelsen lo refracta en la teoría- es·
reaiízur una limitación de los poderes, es indispensable, para tá entre el cortejo de retenes que la burguesía formula para
conseguirlo, que ninguno de los órganos estatales tenga o preservar la seguridad. Ella sabe o presiente los riesgos que
pueda adquirir superioridad jurfdica, que le permita dominar acarrea la empresa moderna que desembraga la Política de la
a los otros dos, y que por lo mismo pueda degenerar en omni- Ética, y como consecuencia, teme .que las nudas decisiones
potencia. Por esta razón, los titulares de los tres poderes. no poHticas estraguen la seguridad formal del derecho, con la
solamente deben estar investidos de competencias diferencia- condigna calculabilidad económica, que tras de aquélla se pa-
das, sino que también es necesario otorgarles independencia rapeta. Por eso, aunque dueña del poder estatal que lo detenta
e igualdad jurídica, uno frente a los otros. con indecisión, se precave de ellas , ensayando emparedar con
Este preciso mecanismo de contención, de los frenos y con· normas jurídicas el perpetuum mobile de la Política. El ideal
1• de la seguridad formal del derecho en el Estado liberal, se col-
trapesos, como Montesquieu figura la doctrina de la separación
de los poderes, si bien sirve para garantizar la seguridad del ma con el intento de someter toda la vida del Estado a un
derecho positivo, la certeza de la norma, hizo, también, qul! contralor jurisdiccio~aP). Con tal motivo, entre las funciones
el Deísmo liberal acogiera como forma de legitimación moral
1) Nosotros hemos encontrado expuesta -con anterioridad de Ihtring
a la legalidad, en el sentido de la regularidad externa para la 1
y Jellinek- la teoría de la autolimitación del Estado por el Derecho en W.
elaboración de las leyes y e~ la formación de las demás deci-
siones del Estado. La precisión técnica en la factura de la
ley. legitimn la norma como Derecho justo. i Dilthey. En efecto: tspecificando, el filósofo germano, al Estado de Dere·
cho lo resume en el hecho de "la autolimitación del monarca por las leyes
que' él dió y por los Juzgados. que estableció" (. · . die Sclkstbesch~iinkur:c
des Monarchen durch die von ihm secebenen Cesetze und dte von thm em·
De esta manera, el Estado de Derecho liberal-burgués, se &eset:ten Gerichte bezeichnet werden). "El mo~arca - agrega D}lthcy.-
conforma como un Estado de competencias reguladas por las ejerce ilimitadamente los altos derechDs del gob1erno y de la leg•slac•on,
normas jurídicas, que en el desempeño de sus funciones no pero él se ata a las propias leyts que dió, por lo menos hasta tanto no las
se vale sino de medios autorizados por el derecho positivo vi- reemplace por otras. Para lo cual crea un órgano, como magish·atura reJa.
gente, y cuya acción es totalmente normada por las leyes. Los tivamente independiente, que aplica las leyes". Cfr. W. Dn.THEY, Der Rech·
tsstaat, en: Gesammelte Schriften, Band XII, pág. 200. Para el acabado y
órganos del Estado obran sobre los sujetos de acuerdo a una eistemático desarrollo de la teoría de la autovinculación del Estado, Cfr.
regla preexistente, y de ellos, no puede exigir sino en virtud G. JF.LLlNEK, Teoría General del Estado. Tomo 1, pág. 465 y sig.; R. CAnnÉ
de normas preestablecidas. Ahora bien: ¿por qué estratagema D& MALBEIIC, Contribution de la Théorie de L'ttal, París 1920, Tomo 1, pági-
bizarra se opera esta sumisión del Estado al propio Derecho na 231 y sig.
que crea, si el inmanentismo agnóstico del Liberalismo abjura 2) En este sentido, nada más expresivo que las p3labras que trans·
cri})imos de un autor que tanto auge adquirió con el estudio del derecho
de un orden superior y meiaposiiivo de inmutabilidad sempi· constitucional del Estado de Derecho liberal-burgués, en su fase de la tras·
terna? Adoptando, con más o menos variantes, la teoría de la guerra: "Lo razonable, lo racional que 6e apoya sobre los datos del intelecto
autolimitación (Selbstbeschranlcung) de Georg Jellinek, que humano, que excluye no solamente todo lo que es teológico, sino también
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del Estado se sustantiva una: la jurisdicci6n poUtica que le cla: si el poder legislativo sancionara la Constitución y también
incumbe decidir, con los modos y las formas de un litlglo to· se reservara la facultad de reformarla por los procedimientos
das las desavenencias que surjan en el proceso de forma~lón ordinarios, no podría plantearse el problema de la ley que vio·
de la voluntad poHtlca, que tenga por sujeto a los órganos del lara la Constitución, pues, en tal supuesto, se trataría de una
Esta~o 1 ). Dentro de la comprensión genérica de jurisdicci6n modificación o abrogación de la primera: Lex posterior dero·
políttca, encuadra el control de la constitucional!oad de las gat priori.
leyes, como la máxima integración del Estado de Derecbo. Se ejerce el contralor de la constitucionalidad de las leyes,
El contralor jurisdiccional de la constitucionalidad de las por razón de la forma o del contenido de los preceptos legales:
t:yes obliga a los órganos gubernamentales a realizar sus fun- constitucionalidad formal o extrfnseca y constitucionalidad ma-
ctones centrándolas en el área preestablecida por las normas terial o intrínseca. La inconstitucionalidad formal o extrímeca
~und~mentales del Estado y actuando como firme garantía consiste en el hecho de que una norma jurfdica ha sido san·
Jurfd1ca de los derechos individuales. Este mecanismo de con· clonada por un órgano del Estado que carecía de atribución
traste judicial de las leyes, presupone la existencia de una para hacerlo o porque no se tuvieron en cuenta las f~rmali·
Consti~ución -en el sentido forma~ y que tenga el carácter dades que la propia Constitución exige para la elaboración de
de rígida. Caracte:t~a la Constitución rígida, el hecho de que las leyes. La inconstitucionalidad material o intrínseca, significa
no puede ser mod1f1cada o abrogada siguiendo el procedimien- que una norma jurídica infringe algunos de los derechos de
to legislativo ordinario, sino que la misma Constitución esta- la libertad individual reconocidos por la Constitución. Con esto,
tuye formas solemnes y especiales, que ponen en movimiento dejamos rápidamente esbozada la institución de más firme •
al órgano constituyente, a quien el ordenamiento básico del resultado en la preservación de la legalidad, y que reclama las
Estado atribuye esa función normada. El órgano constituyente i garantfas de jurisdicidad formal del Estado de Derecho liberal·
y el órgano legislativo se hallan diferenciados, y el segundo burgués 1 ).
subordinado al primero. Esta diferenciación en la competencht
funcional, trasunta a la Constitución la cualidad jurídica de
ley suprema, estableciendo la preeminencia -también jurfdi· IV
ca- de las leyes const1tuci~nales sobre las leyes ordinarias.
Parece redundar toda explicación que fundamente esta exigen- EL SUSTRATO POLíTICO DEL ESTADO DE DERECHO
todo lo que ea irracional, no consciente, he aquí las perspectina del
de Derecho, que no solamente ea tina "antropocracia" sino tambié en
t; ,,'
LIBERAL-BURGUtS
igual grado, si no más, una "ratiocracia". El hombre, tal' ea el fin de ' ~ El sustrato del Estado de Derecho liberal-burgués, el mo-
mocracia; su vía hiató~ica, es la racionalización del Estado y del podu'~.
Cfr. B. MIRKTNE·GUETzt:VJTCH, Les Nouvelles Terulances d-U Droit Constitu- tivo dinámico que hace de supremo demiurgo de toda realidad
tionnel, París 1931, pág. 46. política, lo constituye una forma histórica de Democracia; en·
1) Por la índole de este libro no podemos extendemos en )a con~de tendida ésta, en el concepto de que el Pueblo es el sujeto y
raci6!1 ~nceptual ~e la jurisdicción política, para lo que nos remitimos a
los atgu.entes trabaJos: DAvm LASCANO, La Jurisdicc:Wn. Política en· A114le1
~ soporte del poder constituyente del Estado, y la fuente exclu·
de la Facultad de. Ciencias ~urídicas y Sociales de kl UniJJer;¡dod tle u 1) Cfr. HANS KEtsEN, La Garantie /urisdictionnellede la Constitution,
Pl~ta, To~o V, pags. 19 y stg.; F. W. ]ERUSAUlH, Dit: Staats1erichtsbt!.r· en: Annuaire de L'lnstitut l nternaticnal de Droit Public, aiio 1929, pág. 52
kelt, Berhn 1930; ERNST FRJESENJIAHN, Die Sttl4Uferichtsbarlceit en· G
An.schüt: u. R. Thoma. Handbucla du D'"'uchen StllaúrecAtl T~~
1932, Vol. ll, pi¡e. 523 y eir. ' 1 y sig.; ARTURO ENRIQUE SAMMY, El C?ntr~lor Jurisdiccional de _la Con.~ti·
tucionalidad de las Leyes en la Const~tuc16n Urutruaya, Montevtdeo 1938,
donde ae encontrará una copiosa y eeleccionada bibliografía aohre el tema.
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1
siva de to~o poder detentador de la voluntad colectiva. En El valor esencial que informa la Democracia del Liberalis·
otx:os térmmos: la Democracia es la identidad del sujeto y mo es la libertad del individuo alambicado en su capacidad
ObJeto del p~der polftico, de los gobernantes y gobernados, vir- intelectual, enfatizado como yo pensante. Hay que estímar que
tunlmente diferenciados en gobierno y súbditos, pero identifi- al Liberalismo lo informa un sistema metaflsico completo, fun-
cados en la homogeneidad esencial Pueblo, que sigue siendo. dado sobre la c1·eencia que de la libre concurrencia de las
actu~da Y potencialmente, la instancia que toma las--decisiones opiniones individuales puede resultar, en todos los sectores de
poHttcas fundamentales, ya sea directamente, o por intermedio la vida, una total solución racional. El principio económico del
de los órganos estatales que le dependen. laisser-faire, laisser-aller, que deriva de la neutralidad econó-
. Prácticamente, la Democracia puede adquirir las formas mica del Estado, es una de las manifestaciones particulares
históricas más variables y diversas. Así en la democracia de la actitud general del Liberalismo, que abon a la convicción
ateniense, el hombre no conoce la· libertad' individual, sino que que una economía movida por el interés particular es la me-
solamente posee la libertad poHtlca. El griego, contemporáneo jor garantía del funcionamiento de las leyes de la producción
de Pericles, puede formar parte de la Asamblea, y allí hablar y el consumo. Más arriba hemos visto cómo la sobreestima-
Y votar; puede designar los miembros del Consejo y formar ción del individuo por el Liberalismo clás1co se refleja en la
parte de él, Y en esto y aqut!llo consiste su libertad; pero el consideración de su libertad como ilimitada y precedente al
hombre estaba totalmente mancipado a la Polis, que represen- Estado. La estructura funcion al y organizadora del Estado de
t~ba la plena realización de la vida. El cesarismo o bonapar- Derecho liberal-burgués, también ha sido condicionada por
ttsmo, es también una realización histórica de Democracia, ya est.a doctrina,· como lo hemos mostrado en la concepción de la
que el Pueblo soberano es quien transfiere a un hombre por separación de los poderes, y es de fácil verificación en la teo-'
expresión plebiscitaria, todo el poder polftico. En nuestros' días, 1 ría del Parlamento.
la democracia ma.siva o autoritaria conforma el Estado totali- Pero observemos que todos estos frenos de carácter mecá-
ta~o. De la misma manera, pode~os singularizar, en la his- nico, lo mismo que los principios generales y abstractos del
toria, la estructura de la democracia liberal-burguesa. Debemos parlamentarismo, :no tienden, ni aunque sea lo pretenden,
e~ton~es, disociar el concepto de Democracia y la formulación crear la unidad espiritual del Pueblo de la Democracia. El libe·
histórica de la democracia liberal, que erróneamente se las ralismo-burgués, en la exacerbación de su individualismo,
c~ncibe como un par de elementos consubstanciales; y más desatiende y aniquila el todo social; y con ello imposibilita el
aun, hasta aceptar que históricamente pueda presenfarse la necesario presupuesto de la realización de la Democracia. La
democracia liberal y otra forma real de democracia como ¡6r- efP.ctiva homogeneidad social, que sólo emerge por obra y gra-
ganizaciones bipolarmente opuestas 1) . ' L cia de un ethos espiritual, es el "élan" que artima la Democra-
La sfntesis aleatoria de la Democracia y el Liberalismo es cia, pues genera la energía de integración que supera todas las
una contingencia histórica, y se explica por la circunstancia desavenencias accidentales. El principio mayoritario se afirma
que de~ieron combatir un enemigo común: el Estado absoluto. en la Democracia porque la minoria desavenida se integra con
No olvidemos que en la historia, la Democracia ha conocido la mayoría como las partes de un Corpus politicum mysticum
re?.llzaciones antlliberales, lo mismo que el Liberalismo ha -para usar la expresión certera del teólogo Francisco Suá-
pactado durante_el siglo XIX con el principio monárquico, baj•J rez-, y de esta manera, a pesar de la linea ~ue escinde los
la forma de las Monarquías constitucionales. vencidos de los vencedores en la justa comicial, los une la
conciencia de la sustantividad del todo. Sólo asi entran en
1) C!~· RODOLPE LAmr, La Democratie, Essai Sociologique, Juridique juego las categorías de mayoría y minoría, necesarias a la De-
et de Pohtique morale, Paria 1933, pág. 154 y eig. mocracia, y que están constituidas, unas veces, por un grupo,
SS
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y otras, por un renovado conjunto, atenuando, de esta manera, con capacidad de decisión, integrando generalmente la funcióa
el rigor del principio mayoritario; pues queda abolida toda legislativa del Estado; segundo, como foco generador de la
supremacía permanente-indistituible, al posibilitar que el sec· opini6n pública, y por último, como sujeto del poder cons·
tor del pueblo sometido tenga la perspectiva de convertirse, tituyente. El pueblo, en la función electoral, es órgano primario
en un momento ulterior, en mayoría predominante 1) . del Estado que actúa dentro de la legalidad constitucional Y
Veamos esquemáticamente cómo fué pensada la democracia le incumbe la nominación, directa o indirecta, cte las personas
. del Liberalismo, dejando, para un capítulo ulterior, el seguir titulares de los órganos representativos. Más próximos a nos·
los pasos de su proceso de autodescomposiclón. Como el burgués otros, por medio de las formas de técnic~ c~nst~tucional desig·
había abjurado de la Causa exemplaris patente en el Evangelio, nadas genéricamente con el nombre de mst1tuc10nes de demo-
buscó el arquetipo mundano que lo sustituyera, y le fué dado cracia directa, el cuerpo electoral contribuye, también, a la
en el honnéte homme o en el gentleman, a quienes exornaba inmediata formación de la voluntad del Estado. Con esta nueva
de calidades morales que no ludieran con su espíritu de terre- función que se le atribuye, los ciudadanos activ~s no devienen
nalidad y lucro, y que eran espectros de virtudes cristianas 2). propiamente un órgano de decisión con entidad pro~ia, sino
Sujeto humano del "imperativo categórico" de Kant, que sub· que, más bien, constituye, junto con los cuerpos legtslativos,
jetiviza la moral al querer del individuo que es congruente o un órgano complejo llamado a querer por el Estado.
coincidente con la "universalidad de la máxima". Es fácil re- Pero donde la ideologfa del Estado de Derecho liberal-bur·
conocerlo: es el mismo hombre de Rousseau que actúa a través gués dice Pueblo, la soclologfa de l_a misma ._estructura estatal
del principio de la virtud, y que tiene el deber de transformar muestra sóló la presencia de Partldos Políticos. La ideología
Interiormente su actividad libre, autónoma y pura, en una di· democrática del Liberalismo descansa sobre el pensamiento de
rección convergente con otras del mismo género. De este em· 1 la soberanfa del pueblo, de la identidad del Gobierno Y los go-
palme lógico resulta la voluntad general, expresada en la Ley. bernados. Con esto, se considera al Pueblo como una adición
Ahora bien: las premisas racionales del Liberalismo no de hombres libres e iguales, y a las categorías de ma11orfa Y
tuvieron realización histórica, y más adelante mostraremos minor{a, a través de las cuales se manifiesta la voluntad del
cómo, al elevar al grado de principio necesario el criticismo, pueblo, se las estima como casuales sumas posteriores de ':o?es
el positivismo y el agnosticismo, deshizo la homogeneidad espi- singulares e iguales. Cada voto es el resultado de una dec1s1ón
ritual, política y social, con lo que destruyó el Estado y la racional y libre tomada · por un elector a quien no impide ~In·
Democracia. gún ligamento sociológico. A su vez, _cada .delegado .eleg1do
El Pueblo interviene en la vida del Estado de Derecho 11· extrae sus determinaciones de una dec1sión libre Y particular,
beral-burgués de tres diversas maneras: primero, en fu~tfu sometida solamente a su conciencia y desligado de todo com·
normada, como órgano primario del Estado, con capacid~~ promíso. La decisión en la elección, como en el Parlament~, es
nominaci6n de los titulares de los otros órganos estatales y el resultado que surge de la discusión. Asf, como de la libre
concurrencia de los intereses económicos resulta el precio
1) Cfr. HERMANN lh:LLF..R, Demokratie und Soda/e Homogenit4t en: justo con la libre controversia de las ideas se esclarece la
Probleme der Demokratie, Berlín 1928, pág. 180 y sig.; GEIUTARD LEIB~OI.Z:,
La Nature et les Formes de la Democratie, en: Archives de Philosophie du verd~d; y así, también, como en las automáticas armonfas eco·
Droit et de Sociologie juridique; 1936, n• 3-4, pág. 132 y eig. nómicas los convenios colectivos -trust, cartells- influyen
2) Para un estudio de los arquetipos morales de la burguesía: el de man~ra perniciosa, los convenios de opinión colectiva -los
hon.nEte homme y el gentleman; su aparición y desarrollo histórico eu eQ·
nexión con la moral cristiana, nos remitimos al hermoso libro de MAUlllCJ:
MuRET, Grandez~r des 2lites, París 1939, chap. IV: L'HonnEte Homme
Fr~ais, y chap. V: Le Gentleman Angúús.
t Partidos PoHticos- destruyen la verdad. Por estas razones,
Rousseau, el mentor de la voluntad general, con ló~lca severa,
destaca el peligro que importa para las organlzac1onea demo-
í
cráticas la existencia de los Partidos PoUticos. "Si cuando el niflesta a través de la voluntad general concebida como la
pueblo -afirma en el Contrat social, llv. II, chap. III- sufl· re!lultante lógica de voluntades individuales y puras, sino co-
cientemente informado, delibera, los ciudadanos pudiesen per- mo el predominio de un Partido victorioso sobre otro vencido
manecer completamente incomunicados, del gran número de en una lucha que no es de opiniones, sino de fuerzas. Mayoría
pequeñas diferencias resultaría siempre la voluntad general y y Minoría no son sumas po~teriores de votos libres e iguales,
la deliberación serfa buena. Pero cuando se forman intrigas sino la expresión de la mayor o menor influencia de aquellos
y asociaciones parciales a expensas de 111 comunidad, la vo· Partidos Políticos. Los electores no son hombres puramente
!untad de cada una de ellas conviértese en general con relación racionales que obran de acuerdo a una "intelligence pure", sino
a r.us miembros, y en particular con relación al Estado, pudien- miembros y afiliados de Partidos, simpatizantes de Partidos,
do entonces decirse que no hay ya tantos votantes como clu· tampoco iguales, sino que, partiendo de profundas desigualda·
dadanos, sino tantos como asociaciones. Las diferencias se
hacen menos numerosas y dan un resultad6 menos general. des sociológicas y temperamentales, están separados en con·
En fin, cuando una de estas asociaciones es tan grande que ductores y conducidos. El delegado elegido no queda a merced
predomina sobre todas las otras, el resultado no será una suma de su conciencia sino del Partido que Jo eligió. Las controver-
de pequeñas diferencias, sino una diferencia única: desaparece sias en el Parlamento, las exposiciones de sus desencontradas
la voluntad general y la opinión que impera es una opinión ideas, no tienen por objeto convencer con argumentos al con-
particular. Importa, pues -agrega Rousseau- que para tentll" trincante, sino levantar frente al adversario una barrera
una buena exposición de la voluntad general, no existan so- de hechos y opiniones sobre los cuales no pueda discutir sin
ciedades parciales en el Estado, y que cada ciudadano opine perjudicarse ante la opinión pública. En fin, los Partidos Po-
de acuerdo a su modo de pensar" 1). 1 líticos son, en el Estado de Derecho liberal-burgués, los "órga-
La sociología del Estado de Derecho liberal-burgués, en nos de creación", con el sentido que J elllnek le da a la
cambio, nos ofrece la realidad de un Estado de Partidos. El expresión.
Pueblo no es una suma de unidades totalmente libres e iguales, El sustrato polftlco del Estado de Derecho liberal-burgués,
sino un conjunto de corporaciones poHticas de fuerzas desigua· que, como más adelante veremos, se transforma en su últim~
les y móviles encontrados. La soberanía del Pueblo no se ma- fase en un Estado de grandes Partidos de masas, Jo constl·
tuyen, en realidad, estas agrupaciones extralegales que fun-
1) Con parecidos argumentos a los de Rouaseau, es corriente ]a opi·
ni6n de la incompatibilidad de la Democracia con la existencia de los
tidos Políticos. En este s'ntido, es muy conocida la opini6n de Triep ,
Pt· cionan paralelas a la Constitución, pero que son la pieza esen-
cial del sistema de gobierno de Jos Estados liberales. Ahora
quien afirma que no es posible hacer depender el orden jurídico y la f r· bien: por la sociologfa de los Partidos Políticos, también sa·
mación central de la voluntad del Estado, de las decisiones de agrupaciones
que se fundan sobre el egoísmo: y por lo tanto no pueden incluirse en la bemos que ellos, sean Partidos democráticos o no-democráticos,
vida orgánica d<l Estado a los Part.idos Políticos, que aon meros "fenó- están regidos oligárquicamente por pequefios grupos cerra-
menos extracoostitucionales" (extrakonstitutionelle Erscheinun&) y síntomaa dos 1), sobre los que actúan subrepticiamente las fuerzas
de una decadencia. Cfr. TRIEPEL, StrUitsverfassung und die Politischen Par-
tcien, Berlín 1928, pág. 24. En el mismo sentido se expreaa, aunque con
distinta intención ideológica, J osé 'María Roaa (h) : "Si fuéramos a con· 1) Para un conocimiento de la sociología de los Partidos Político~ en
cretar nuestro estudio en pocas frases -<!ice el precitado autor- diríamos el Estado de Derecho Hberal·burgués, nos remitimos al excelente y no au·
que la existencia de Partidos Políticos divcraos conspira <:Otllfa toda la· Na• perado libro de: RO.BERT M!cllELS, Znr Soziologie d~ Parttiwesens in der
c;6n". Cfr. ·Josi MARÍA RosA (H.) , Los Partidos Políticos r la Nación, en: Modernen Demokratle; Zw~1te Auflage 1925. ·También, Cfr. R. Mrcnt:LS,
Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicll$ r Sociales de la UniversidGd Sanio di Classificazione áe[ Partiti Politici, en: Rivista lnternazionale di
de La Plate, 'f. VIII, pég. 784 y aig. F~oso/ía del Diritto, año 1928, Fascicolo ll.
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anónimas, económicamente las más poderosas, y al mismo hP.chas en ~1 idioma internacional de la docta clerecía: el ladn.
tiempo irresponsables, de la sociedad burguesa 1). Ernst Manheim ha desenvuelto magistralmente los orígenes
La incongruencia de esta realidad democrática con la ideo- del publicismo burgués, desde su atisbo en la Alta Edad Me-
logía democrática del Deísmo liberal-burgués, fué recién su- dia, a intra muros de las ciudades libres, autoestatutarias de su
perada cuando se vaporó el pathos del optimismo moral del gobierno político y de fueros pactados con el Princlpe, hasta
Iluminismo y se cayó verticalmente en el más crudo de los la época en que el ámbitó del estamento burgués se ensancha
escepticismos agnósticos. Frente a la creencia de que la verdad en Sociedad moderna 1). A fin de no rebasar el objeto de
y el derecho justo son encontrados por el libre razonamiento, nuestro libro, no seguiremos la formación histórica del publi·
se sostiene la concepción de que no existe verdad demostrable cismo -por lo que nos remitimos al trab:jo del soc~ó~ogo ale-
e Innegable en el terreno de los puntos de vista polfticos funda- mán- pues, aquf, sólo nos interesa pergenar y espec1f1car este
mentales y que la historia revela una variedad infinita de rea- fenómeno mode1·no, sin cuyo conocimiento no se puede com·
lidades jurídicas que no denotan ninguna tendencia uniforme prender ni la estructura publicista del E~tado liberal de Parti-
hacia un ideal único. La Democracia -argumentan- está dis- dos, y menos aún, su consecuente hist?nco; ~a estructur~ vu·
puesta a confiar el poder a toda convicción que haya podido al- blicista del Estado totalitario de Partido untco Y de optnt6n
canzar la mayoría, sin demandar cuál es el contenido y valor pública dirigida.
de estas convicciones. Esta actitud no es consecuente sino a La opini6n pública aparece cuando la s~ciedad burguesa
condición de suponer a todas las opiniones políticas y sociales despierta a la propia conciencia polfti~a; critica, entonces, lo~
como equivalentes, es decir, de adoptar una base relativista. dogmas del Catolicismo, cuyos rigldos. rmp.e~atlvos éticos impe
Solamente con este presupuesto -afirma Gustavo Radbruch- dian su actividad mundana y económtca, e mtenta la legitima·
puede aceptarse que cada Partido Político puede ganar para sf, 1 ción racíonal de la obediencia política. Ya que es necesario es-
con el mismo derecho, la dominación del Estado. El relativismo tablecer, de manera previa, que la opiní6n pública expresa
es la cosmovisión que presupone el Estado liberal de Partidos siempre -aunque a veces sólo mediatamente- una voluntad
Polfticos 2). pol1'tlca-social Nunca la opini6n pública. trata de expresar
Los Partidos Políticos del Estado de Derecho liberal-burgués aquiescencia o repulsa teórica, sino que manifiesta opiniones
son recién cabalmente aprehendidos en su carácter esenctal, de voluntad y juicios que inciden sobre reales pujas poHtico-
cuando, además de su función normada de órgano primario de soclales.
creación, se los refiere como principales condicionantes y con-
dicionados de la opiní6n pública, considerada ésta como
der inordenado pero gobernante del Estado.
cpo- A los fislócratas se les debe la formulación teorética de la
opini6n pública. Fué Le Mercier de la Rivi~re, en su libro
publicado en 1767 e intitulado L'Ordre naturel et essentiel d~s
La significación política de la opinión pública apare al Sociétés politiques, quién la empleó para _defensa del Despot?.s·
mismo tiempo que la sociedad burguesa, y gana consistencia mo legal que propugnaba su escuela; af1rmando que en este
con la vulgar.ización de la escritura y la lectura, acicateada por sistema de gobierno domina el pueblo sobre el Rey, por medio
el aumento de los impresos. En la Edad Media existfa una vasta de la opini6n pública, que llama la rein~ du monde. Treinta
publlcidad solamente para las disputas religiosas, que fueron afios después Necker, en sus consideracwnes sobre la Revo-
luC'ión Franc~sa, enumera en la siguiente forma los grandes
1) Cfr. M. OsTROCORSKI, Democracy anVthe Or&anizaticn of Politica.l cambios sociales habidos en Francia desde la reunión de loa
Partie!. New York 1922, Tomo U, pág. 384 y sig.
.?) Cfr. CnsTAv RADBBUCH, Die Politischen Parteien im System tlu
'
Deutschen Jlerfassunssrechts, en: G. AnschÜI$ u. R. Thoma. Handbucla tlu t) ERNST MANHEIN, L.a Opinión Pública! Trad. de Francisco Ayala.
Deutschen Staatsrechts. Tomo I, pá¡. 294. Madrid 1936, pága. 110 Y aa¡.
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estamentos en 1614: la costumbre se ha modificado, afirma, De las concretas exigencias y firmes direcciones de la opi-
lo mismo que el orden moral, los sentimientos de temor y res- nión pública, considerada por el Liberalismo como la manifes-
peto delante del poder real, la medida del conocimiento la ex- tación flúida y amorfa de la voluntad general, se pensó, y en
tensión de la riqueza; y sobre todo, crece una autoridad -dice parte se hizo, que el legislador extraía las bases jurídicas que
Necker- que un par de siglos atrás no existía y con la que hay las positivizaba en la ley y el juez las hacia valer como reglas
necesariamente que tratar, y es, la autoridad de la opini6n interpretativas del dereclio vigente. A. V. Dicey ha mostrado
pública 1). la estrecha dependencia que existe, en Inglaterra, durante el
A partir de las revoluciones de los siglos XVIII y XIX, la siglo XIX, entre la legislación, y aún la ausencia de legislación,
opini6n pública es un poder efectivo y eficiente que actúa en con las variaciones del curso de la opinión pública. La aser-
la vida del Estado por sobre los poderes normados por la Cons- ción de que la opinión pública gobierna la legislación de un
titución formal, y que remata en nuestro tiempo -agigantado pals particular, dice el jurista inglés, significa que allf las le-
por un complejo de factores, entre los cuales se destaca la téc- yes son sostenidas o repelidas de acuerdo a la opinión o deseos
n1ca del publicismo- como una fuerza Incontrastable y ubicua, de sus habitantes. Y en seguida destaca, que si bien la indicada
aunque no ya enteramente libre y espontánea como pensaron correlación entre la opinión pública y la legislación es un
los fautores del Estado de Derecho litreral-burgués, sino con- truismo en Inglaterra y demás paises de Occidente a partir del
trolada y dirigida, o soterrafiamente por fuerzas ocultas en siglo XIX, no es una regla cierta y general en todas las socie-
el Estado liberal de grandes Partidos de masas, o pública y des- dades y en todos los tiempos. Estamos, consecuentemente, en
embozadamente desde los Ministerios de Propaganda de los presencia de im fenómeno que es elemento estructural del ci-
Estados totalitarios. clo de Cultura del Liberalismo burgués.
La opinión pública no nace de la función regulada de un
1 El siglo XIX, afirma Dicey, encaja en tres períodos históri-
sujeto emisor determinado, sino que se la considera como el cos de cambios de la opinión pública, que a su vez condicionan
consenso polftico-social for.mado libremente por la coligación tres tipos diferentes de legislación. En sendas y densas páginas
y compenetración íntima de ideas, fines, motivos, sentimientos estudia, primero, el periodo del viejo "torysmo" o de la estagna-
y aspiraciones que convergen hacia la vida pública y emanan ción legislativa, que va de 1800 a 1835. En este período fueron
tanto de los . Partidos políticos como del Sindicato obrero
.
. , de reprimidos todos los cambios polfticos o legislativos por ese
las asociaciOnes esotéricas como del periódico, del conventículo orgullo de suficiencia que los ingleses ponfan en sus institu-
como del púlpito, de la pública discusión en la plaza como del ciones seculares, y justamente representado en el optimismo
coloquio en la tertulia vecinal. De esta pluralidad espacirl y de Blackstone y en la timidez legislativa de Lord Eldon. Se-
cualitativa del pensar y sentir¡ de los hombres, aislados o a~~ gundo, el período del bethamismo o individualismo (1825-
pados, a través de un proceso de conjunción, de empalme, recep- 1870) . La legislación fué totalmente conformada por la opinión
ción dialéctica y transformación, se fragua el fenómeno hlstó- pública, y tiende a rodear de seguridades la libre actividad del
rir.o, espiritual y polfti~o de la opinión pública, que actúa, en individuo. Por último, el período del colectivismo que Dicey
el Estado de Derecho liberal-burgués, como una fuerza desen- fija entre los años de 1865 y 1900, y caracterizado por la cre-
cajada jurídicamente, pero que de manera continua y por me- ciente intervención del Estado en los problemas sociales y
dio de. expresiones de asentimiento o repulsa, condiciona el económicos 1).
obrar y hacer de los órganos estata.Ies. ( Cabe también recordar, para mejor conocer los presupues-
1) Cfr. A. V. 0ICEY, Lectures on the RelaJion Between law and Pu-
• 1) Cfr. FERDINANO ToNNit:S, Kritik der Oflentlichen Meinung, 1922, pá- blic Opinion in England During the Nineteenth Century, London 1930, pá-
¡pna 376, 383. gina 62 y eig.
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la coláboración de los individuos, "contribuvendo cada uno se. "voluntad general" dinaml.zada, que para su expresión no está
gún S1l. inclinación y su poder, a las ezperiencias que habría que sometida a formas rígidamente preestablecidas, encaja, como
hacer 2( comunic~ndo también al público todas las cosas que una especie, la opinión pública, que es "toujours constante,
aprendteran, a fm de que los últimos comenzaran donde los inalterable et pure'' ( Contrat social, 1, 3 y 4).
precedentes hubieran acabado".
En la precedente conceptuación teorétlca de Rousseau, afin·
Estas premisas del racionalismo burgués, tan bien expresado
por Descartes, tienen su trasunto filosófico-político en Rous·
1 ca la ideologfa liberal sobre la opinión pública, que la considera
ficticiamente como una voluntad-pueblo que se forma sin do-
seau, donde se encuentra plenamente desarrollado el funda· minio, como una unidad abstracta que no conoce ni conductores,
mento de la opinión pública. "Para Rousseau, como para Kant n1 representación, ni organización.
que desarrolla y sistematiza sus ideas, el Estado se encuentra En cambio, en la realidad sociológica del Estado de Derecho
cimentado desde el punto de vista lógico-poUtico en la natura.
leza y razón de los individuos, que lo hacen surgir mediante
un .contrato: el "contrato social" que, como no siempre es bien
1 liberal-burgués, la opinión pública brota racionalmente de focos
de irradiación que la regulan en forma activa, y cuyas palan·
cas de mando y control están en manos de los miembros de una
sabdo, representa no un momento histórico sino lógico atem· élite reducida, que amplifican sus opiniones por medio de un
poral, expresión de la estructura ideal básica del Es~do" 1). mayor número de portavoces y que al fin son receptadas por
La volonté générale expresa y manifiesta "la volo·nté constante los destinatarios: el grueso del pueblo que sólo participa en
de tous leS' rr:emb;es de l'~tat" (Contrat Social, VI, 2); y la vo· forma pasiva de la vida poUtica. Dichas minorías rectoras, o
luntad del mdiVIduo "comme citouen", que busca ''l'intérét son exclusivamente politicas -las "clases poHticas" en el léxico
commun" (I, 7) y, "ce qui généralise la volonté est moins le y con la función que le atribuye Mosca-, o equipos de hom·
nombre des voix que l'intérét commun qui les unit" (II 4). Co· bres económicamente muy poderosos, e interesados en media·
mo nítidamente surge de las frases que hemos transcri~to lite- ti.zar el Estado a sus intereses, que por medio de instrumentos
ralmente en su orden lógico, la "voluntad general" en el con· de dominación a su· alcance -prensa, agencias informativas,
cepto de Rousseau, lejos de ser la suma de la voluntad indlvl· radioemisoras- están en situación de dirigir las otras posibles
d~al, constituye la voluntad del ente colectivo, del cuerpo so· opiniones, o por lo menos, con sus propagandas, silencios, abul·
c1al, que lo trasciende y lo supera unificándolo en una síntesis tamientos o deformaciones, contribuir a orientarlas en un de-
superior. Observemos, también, que en el pensamiento "rouso· terminado sentido.
neano" se distingue la esencia de la sociedad civil: el contrato Desde estos grupos activos, ricos en iniciativas y con capa·
social, de la soberanía. El cuerpo social resulta de un solo acto c1dad de reaccionar frente al estado de opinión o de confusión
de voluntad general, cuya fuerza no cesa de obrar hasta qu~ na que crean en la masa indlferenclada eventos imprevistos, se
se disuelve la sociedad civil; en cambio, la soberanía es el e)M( lanzan las opiniones a la conquista del consenso general, sir·
cicio constante e ininterrumpido de la "voluntad general". Son viéndose,· a tales efectos, de todos los medios de expresión
dos clases de "voluntad general": la una, constitutiva de la so· usuales entre los hombres 1 ). Entre estos medios, señalamos
ciedad civil, estátíca y permanente en sus efectos; la otra, dl· a la prensa, como el principal amplificador de las opiniones que
námica, de múltiples manifestaciones y absoluta en cada una intentan publicitarse.
de ellas e independiente de la anterior y de la consecuente: Pero la opinión pública, con una cierta uniformidad nece·
"jamais -dice Rousseau- le souverain n'agit paree qu'il a saria, sólo es posible cuando a la estructura Pueblo la sostiene
voulu, mais paree qu'il veut". En el cuadro conceptual de esta una comunidad volitiva y valorativa. En parte lo hemos ade·
1) Cfr. FRANCISCO Auu, Sobre Úl Opinió~ Pública, pág. 19. 1) Cfr. FRANCISCO Aul.A, Sobre la Opinión. Pública, pá¡s. 29 y oig.
96 97
Samp&J.-7.
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lantado, y en páginas subsiguientes lo mostraremos cabalmente, La Constitución formal que es la base unitaria que proyecta
que cuando el pathos del racionalismo iluminista se desvaneció torJo el si~tema jurídico de una Nación, se apoya, en última ins·
la democracia liberal fué presa de un agnosticismo exangüe qu~ tancia, sobre un fenómeno real de existencia polltica, como es la
aniquiló la homogeneidad espiritual y social de las naciones. No actuación del poder constituyente del Pueblo que perdura aún
se contó ya con el tesoro de creencias políticas comunes sobre a través de dicha Constitución. "Sería ridículo -dice Sieyes, el
las cuales levantar una opinión pública que legitimara sociológl- progenitor doctrinario de la teoría del poder constituyente-
camente la organización del poder, sino que surgieron distintas suponer a la Nación ligada por las formalidades o por la Cons-
Y contradictorias opiniones, emergentes de nuevos idearios titución con la cual etla tiene sujetados a sus mandatarios" 1) .
fundamentales, que, al enfrentarse, se endurecian en la incon- El poder constituyente del pueblo es una voluntad inmedi.ata,
dicionalidad de sus respectivas verdades cosmovisuales. Las previa y superior a todo procedimiento estatuido; no emanando
'·•• consecuencias están ev1dentes en la realidad política de nuestro de ninguna ley positiva, no puede ser regulado en sus trámites
entorno: allá donde, y en la medida que la opinión pública fué por normas jurídicas anteriores. Lo configuran los siguientes
incapaz de ser portadora de la unidad estatal, el acuerdo de· atributos: unitario y pleno, indiviso e intrasmisible, permanente,
mocrático fué sustituido por la presión autocrática 1). inalienable e imprescindible. Permanece siempre en potencia, la-
Completa el cuadro conceptual del substrato político del Es- tente por encima de toda Constitución derivada de él y de todas
tado de Derecho liberal·burgués, la función atribuida al Pueblo las leyes dadas dentro del marco de la Constitución formal vi-
en su carácter de sujeto del poder constituyente. gente ll),
En virtud de esta suprema función el Pueblo acttía como La voluntad constituyente del Pueblo no se encuentra ceñi· ·
una voluntad inmediata, previa, y superior a toda función nor· da por ninguna autoridad en cuanto dicta las normas de compe.
mada por la Constitución formal; y en su efecto tiene capacidad J te~cia, es decir, por las que decide a qué autoridad encarga el
para autodeterminar su estructuramiento jurídico, reglando el establecimiento, aplicación y ejecución del derecho positivo, pe-
modo con que las autoridades que crea, deben establecer, apli- ro para la sanción de las normas de comportamiento, debe con·
car y ejecutar el derecho positivo. dlcionarlas en congruencias con los principios metapositivos del
Esta decisión de la voluntad poUtica soberana del Pueblo es Derecho. "La Nación existe ante todo. Su voluntad es siempre
el cimiento sociológico sobre el cual queda asentado el Estado legal, ella es la ley misma. Antes que ella y por sobre ella no
y que legitima socialmente toda autoridad encargada de fijar y hay más que el derecho natural" 3), Cuando se perdió el pathos
garantizar el Derecho. El Pueblo sigue siendo el demiurgo de del derecho natural racionalista del iluminismo, ntngún retén
todo acontecer polftico, la fuerza de dominación ordenadora que moral enfrenó el poder constituyente del Pueblo trasegado en
se exterioriza multiformemente en su capacidad auto~inan· masas...
Debemos distinguir en la teorétlca del Estado de Derecho 11·
.. 1
te de la integración social.
No es una instancia firme, regular y organizada, sino que el beral-burgués; a fin de alejar un equivoco muy generalizado, el
Pueblo expresa su sefiorio constituyente mediante concretas poder constituyente del Pueblo y la competencia propia de los
expresiones de decisión poHtica. Es la voluntad g~neradora del órganos constitucionales encargados de la revisión total o par·
Estado, que es anterior y superior a él; voluntad constituyente cial de la Constitución formal del Estado, de acuerdo a una fun-
de la cual los poderes constituidos del ;Estado no son nada más
que una consecuencia derivante. 1) Cfr. EMMANUEL SrnES, Qu'est·ce que le Tit rs ttat?; tdition
critique de Edme Champion, Pariá lü8, pág. G8.
2) Cfr. Lms Rr.cASENS SrcHES, El Poder Con.stituyente; Madrid 1931,
1) Cfr. HERMANN HtLLER, Staatslehre, cap.; Die offentliche Meinun¡ pág. 76 y sig. y CARL ScHMlTT, Teoría de Úl Constituci6n; pág. 86 y aig.
als Bedingung d~r &taatlichen Einheit, pág. ~l. 1) Cfr. EMMANUEL SIEYES, Qu'est·ce que le Tiers t tat?, pág. 67.
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ción atribuida·y regulada por el estatuto jurídico vigente. Dlstin·
ción que es el lógico trasunto de la prelación diferenciada que
ingenió Sieyes entre el pouvoir constituant y los pOuvoirs cons.
titués. "El gobierno no ejerce un poder real sino en tanto que él
es constitucional; él es legal en tanto que es fiel a las leyes que
le han sido impuestas. La voluntad nacional, por el contrario,
no tiene necesidad más que de su realidad para ser siempre le·
gal, ella es el origen de toda legalidad" 1). En ejercicio de este
poder, que es de carácter poUtico y no juridico, el Pueblo puede
provocar el quebrantamiento de la Constitución formal, asf, de-
rrocar por la rebelión, un gobierno que se ha convertido en tirá·
nico o puede suprimir revolucionariamente un ordenamiento ju·
rfdico angustiosamente injusto y que no existe la posibilidad de
sustituirlo por los medios legales establecidos en el derecho po-
sitivo.
El substrato sociológico del Estado de Derecho liberal-burgués,
es decir, la Democracia, pone en comunicación el preciso meca·
nismo de las seguridades jurídicas-formales con la PoHtica, que
es el distrito de las posibilidades aún en suspenso, de las Ubres y
categóricas decisiones. Al mismo tiempo que la práctica de la
democracia se ensancha continuamente, generalizándose con el
CAPÍTULO III
sufragio universal extendido a la mujer hasta las últimas lindes
imaginables, se viene operando un progresivo y fatal proceso LA CRISIS DEL SUBJETIVISMO DE LA LIBERTAD
de laxación moral. De lo que resulta: un poder constituyente
-el decisionismo político que invocan los fautores del totallta·
rismo--, desnudo de valores morales, actuado por la democra·
cia radical de masas.
La avalancha masiva, en solicitud existencial, hizo trrupclón
a través del soberano poder constituyente reconocid<? sil\ men·
suras morales. Fué la puerta trasera dejada abierta PQr_Ja cau·
telosa burguesía, que una vez que penetró por ella no pudo
clausurarla, ya que por algún lado debía unir el Estado de Dere-
cho con la vida del Estado, que es acción humana.
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quienes, la modernidad y el burgués, son sus correspondientes , d 1 Estado Toda la eJdstencia del
contrafiguras. Dios es la unidad analógica de la cosmovisión y los netos ~omo su~to e mot~ rationalis creaturae ad
medioeval, que ocupa el centro de ella como creador y monar- hombre medlOeva\ l~ v~ve ~~rr:,~ creatura r acional hacia Dios.
ca del Universo. Es un ser increado -ens a se, con el sentido neum, como mov mien ° ue está sometida la vida
impreso por la lexicografía filosófica de la época-, Actus purus: En consecuencia, todas las no~m~e avilores de carácter religio-
acto puro de cualquier potencialidad, de toda posibilidad de humana derivan de una esca a
ser, ya que es en sí la plenitud de la Perfección. El hombre, so y trascende_n~e. mas no surge de entre la vid"l
que es su creatura hecha a la propia semblanza, se compone La imperatJvtdad de estas nor derivan de mandamientos
-considerado con referencia a la Plenitud- del "ser", propia- terrena que debe regular, ~nona':~:al y por cuyo acatamiento
mente dicho, o del acto, y de la "capacidad de ser" o poder. E s- emanados de un mundo. so re ;a. su último Fin, que es
ta capacidad de ser lo ordena dinámicamente hacia la santidad. el hombre alc_anza la bienaven~u:~n i~mediata de Dios en la
para arribar -se le indica la ruta y se le deja librado a su ar- esencial Y pnmariam~~te la ~~~;ación de la vida espiritu~l
bitrio- a la perfecta epifanía de la persona humana que ha vida eterna, la el?va~n nc[n ~l Espíritu absoluto. De este sis-
de ser en la beatitud eterna revelada al mundo por el mensaje Y moral hastaa!a e~e~~as participa la criatura racional median-
de Cristo. Dlos es, entonces, la suprema causa final del Mundo. tema de norm eside como germen fundamental,
"La teología, el orden de fines en el mundo, está orientada a te la ley natural moral que r ralz 'de la vida de la mteligencia
Dios. Cada creatura de las que constituyen el Universo está absolutamente prístino, en la orientación natural que dirige
convenientemente ordenada en primer lugar a su propia activi- Y de la voluntad, Yi comlof. un~nico los actos del pensamiento
dad y perfección. Además, los seres inferiores son para los más necesariamente hac a e m •
1
altos y principales. Los seres que están por debajo del hom- y del querer ) • vivida como una esfera
bre en dignidad y perfección han sido creados en atención al "Pero esta esfera religiosa no ecsd Y Juego realizados sl-
l que han de ser cre1 os , • •
hombre. Y todas las cosas singulares están ordenadas a la per- ideal, de va ores te Al colocarse la existencia hu-
fección del Universo. Finalmente, todo el Universo con todas no como una realidad em 1nen · d 1 uprarrealidad di-
reparación y apoyatura e a s
suc; partes y fines particulares está ordenado a Dios como fin mana como P . realidad saturada de valores, a la
último. En todas las creaturas resplandece el poder, sabidur{a vina, recibe el refle)o de es~nada El reino de la Naturaleza i
y bondad de Dios para la glorificación de Dios. Los seres dota-
dos de razon tienen de un modo especial a Dios por último fin,
que ~ond~cel enG~~~~a ::~:rados
el r emo e a •
y
contrapuestos co~~ lo per
h Han sin embargo, tan umdos por
pues por el conocimiento y el amor consciente pueden y de- fecto Y lo lmperfectoi se ~ue ~sa oposición radical se suaviza
ben ordenarse a t:l" 1) . gradarlones de los v~ ores, a a tener su contenido d('
Las normas de la vida medioeval, que atendiendo al frac- notatlemente Y la vtda terrena :!e~uperrealidad de lo Divino
cionamiento moderno de las esferas de los valores hay que valores. ~a realidad ~~~ae;a u~ sentido totales. que el creyente
considerarlas como normas éticas. son una parte de un sistema se armontzan en una 1 erennemente presente, potencia di-
universal que conjura a una conducta unitaria todo el árnbit:> vive Y venera co~o a ~o :U
vida realidad que lo contiene Y lo
de la vida humana, en sus manifestaciones mondstica, econ6- rectriz Y conserva o:óa ~mplica ~na consecuencia importantP.
mica y política, entendidas estas expresiones con el sentido arls- lleva. Esta concepct n
to•élico-tomista, y que respectivamente signlfir.an: los actos del p ll Diritto Naturnle Nrlla Concezione di S.
hombre como individuo, los actos co~ miembro de la famll1a l) Cfr. GI~ncTO LAR. ~R~, ¡~· Fil.,sofía N,.n.<cola•tioa. Sno"lh•me.,to l'.,e-
Tomas.•o D' Aqumn ..., . ~~ 8st~ d~ 19M, ná~. 193 y sig.; Ma~~or~, ~ex N_a-
1) Cfr. 1\{ARTCN GRABMAN, Filosofúz Med~; trad. de Salvador Mingui- c·ale al volnmPn XXVI: &1! Tt~mmaso D'Aquino, en: Archivio dl Frlosoj1a,
jón. Ed:torial I..abor, Barcelona- Bueno& Aires 1928, pág. 125. turn'is e iru Naluralt' m ~11 .
1932, Fascicolo ll, pág. 131 Y &Jg.
lOJ
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para la esfera ética de los valores: el valor ético no se prt>senta suavizar las tensiones Y dualismos que le son tnmane~
gar o 1 1 'ón del "valor" con la realidad, pero sm
- hablando en términos de un lenguaje posterior- como "idea"
pura frente a un mundo de la experiencia desprovisto de todo ~ee~;arco:~=~~ ~ie~d~n~n ella; afirma la objetividad de los pr.~
valor, . no existe la disyunción ruda entre el "ser" y el "deb~ ceptos morales frente a las mutaciones de "1? qu~. ~s" • pero sm
ser", sino que, sin perjuicio del enorme desnivel entre la p.!· arrumbarlos en una esfera irreal, de puras ldeas ) .
En fin. en la concepción realista y teocéntrica del x;~nd~,
cadora naturaleza humana y el mandamiento divino, la vida de
e~ las mentes medioevales, Y quP. el esfuesrzo n e e_.-e· 1
la tierra es sentida, traspasada de valoraciones, regulada, orde- vigen te
· la época resume doctrmariam· · ente en las ummas1 va ·~
nada, edificada sobre fundamentos llenos de sentidos, en los tual de
que basta al hombre asentar el pie para hallarse en el camino
de la salvación. Un sistema inteligible, suprapersonal, una vi-
los escolásticos, ~o ~:~~ ~~~~~~ic~~~~a;:~:e~~~ !~~/q~e lo~
1:1
lor, como es con ten · . . rehendidos por la
da total llena de esp[ritu acoge al hombre, luchador moral, "v<tlores" -atributos del Ser DIVmo- son ap b' especifico 2).
y lo eleva hacia la Gracia Divina". · inteligencia del hombre Y buscados como su wn . . ó .
"Pero si, a tenor de lo dicho, el mundo y el trasmundo, el r el conocimiento de la concepción y existencla htst nca
"ser" y el "sentido" se fusionan, por otro lado se afirma su
separación y contraposición en una forma que, precisamente
del p~o~bre cristianomeddievJal, es n~::~~~ ~~n:;~~¿i;i;~;~
do las huellas preclaras e acques • • . . n
para la ética, es muy importante. Como cada imperativo y h d l individual· primero el problema antropologteo, segu -
totalidad de los mandamientos morales deriva de una esfera d~ =~rproblema d~ la graci~ Y libertad; Y por ~!timo, ~1 p~oble~
trascendente, es decir, que procede de una dimensión funda·
mentalmente cerrada para los deseos, voluntades y acciones d~l m~ ~e pdos~ció~d~~n~:~~ad~\ ~o:m~r~ a~ci!:;~s.d;a~~ ~nf;~l
la
h()mbre, queda asegurada irremisiblemente lo que puede de- sam1ento e a • iz metafísica hace de
dotado de razón, es una persona, ~~i:a~a dotado de libre albe·
signarse como "objetividad" de los imperativos éticos. Esta
"realidad de valores" se refleja sobre la vida terrestre, pero él un univer~o de naturale!~loes~n tod~ independiente frente
no puede confundirse con la existencia humana, de forma que drio, y constttu~e~d~afu~aleza' ni el Estado pueden franquelr
quede abandonada a la subjetividad, al fantasear, al opinar de al mundo, q.ue ~lo~ mismo, que está Y obra dentro de él, resp':
los afanados y despistados hijos de la tierra. Plantado en la ~In s: ~~~~~~~o. en cuyo centro, sin embargo, reside. A esta 11·
orilla inaccesible de lo trascendente, el imperativo moral se :er~ad Dios l~ solicita, pero jamás la fuerza. '
mantiene en una objetividad ideal, con una "validez" absoluta • existencia concreta e histórica el hombre es, seg':ln
que no put>de ser afectada por ningún querer subjetivo. Esta E n su . dislocado por el demoruo,
inaprensibilidad de lo mandado explica su total indiferencia el pensamiento medtoeval.. un ~er por Dios que lo hiere de
10 tironea a la concuptscencta. Y • .
frPnte a la diversidad de las fndoles individuales y de las ne· que Descendiente del pecador original, nace muttla~o de 1~s
cesidades personales, frente al cambio de los tiempos, de los ~~;;~ de la gracia; pero, creado para arribar, al térmmo de .;u
hombres, de las sociedad,es. Las estrellas, las mismas estrellas,
iluminan siempre el tenebroso destino humano. La objetividad . ODOR LITT.. La f:tica Moderna. Trad. de Eugenio Ima~. Ed.
del mandato moral se convierte en validez universal". 1) Cr r. T H~ ' · á 10-11.
Revista de OccJdente, 1\Ja?nd ~9~~,f !~- ZeitschrHt für Katholi!IChe Theo-
"Merced a este entresijo de pensamientos -concluye Theo- 2) Cfr. T. B. LoTZ, em un. Par; el. replanteamiento de la insepnabi-
dor Litt- pudo la Edad Media asociar para su concepción d~!l 9
logie, 1933, N 4, pá g. ~5~ Y 3lf· d desde el campo neotomista, frente a la
mundo motivos que, más tarde, se irán separando y contrapo- lidad de "ser" y "va1or • ormu a o 1 a istral cnsa o de Octavio N. Derisi
niendo. cada vez más a lo largo ~la evolución de las ideas. !il~sofía d: los. valo.res e; ~~~i;¡;;,a:~ ~ ¡¡;o;o!í, Mode!rta y Filosofía Tomista.,
1
Nos muestra la unidad de un cos~ natural-espiritual, sin ne- ¡ntituhdo. Anologla '! A·. 1941· ptg 229 y aig.
Edic. Sol y Luna, Buenos ues, • ·
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fugaz carrera existencial, a la visión beatfffca, está participad•·
de la gracia actual, y, si se decide por la salvación en el ángu!.· mal ·de desarrollo, el reconocimiento y la garantía de las liber-
crucial de su destino, lleva en si, desde aquí abajo, la vida pro- tades exteriores de la actividad humana 1 ).
piamente divina de la gracia santificante y de sus dones. Exis- Ante el problema de la actitud práctica d:l hombre. frente
tencialmente, pues, el ser del hombre cristianomedleval ~s. a su destino, se caracteriza la cristiandad medto~val -dice Ma-
a un mismo tiempo, natural y sobrenatural rltain- por la sencillez inadvertida e ir;efle:ctva . con ..que 21
Frente al problema teológico de la gracia y libertad, la ~o· hombre responde al movimiento de efust?n de Dws. , Era, a
lución de la Edad Media fué pura y simplemente católica. En pesar de una fuerte contracorriente de pastones. y d7 cru~enes,
las Confesiones de San Agustfu los medioevales encuentr.-m un movimiento claramente ascendente, de la 1nteligenc_1a ha-
el :endero para satisfacer el místico anhelo de Dios, olvldand:>, cía el objeto, del alma hacía la perfecció~. del ~undo hacta .u~a
dellberadamente, la reflexión racional del hombre sobre sf estructura social y juridica unificada baJO el remado de Cns .o.
mismo. Recién en el apogeo del pensamiento medioeval, dema- Con la ambición absoluta y el valor inadvertido de la infancia,
siado tarde ya para recoger provecho de ello, Santo Tomás rle levantaba entonces la Cristiand~d una inmensa for taleza, ~n
Aquino elaborará teológicamente las grandes soluciones que cuya cumbre estaría la sede de Dios, a quién preparaba un tr.J-
el Obispo de Hipona había conseguido por la intuición contem- no en la tierra porque le amaba. Todo lo humano apareda ~si
plativa. "Al afirmar a un tiempo la plena gratuidad, la soberl- bajo el signo de lo sagrado, ordenado a lo sagrado Y prot~gt~?
na libertad, la eficacia de la gracia divina -y la realidad del por lo sagrado, en tanto, al menos, cuanto el amor lo VlVhl·
libre arbitrio humano-; al profesar que en Dios está la pri- caba" 2 ).
mera iniciativa de todo bien, que nos da el querer y el hac~r El pensamiento religioso de la salvación del alma para la
y al premiar nuestros méritos premia sus propios dones; que vida eterna orienta a todas las actividades humanas•. faltand~,
el hombre por sí solo no puede salvarse ni aún comenzar la consecuentemente, en la concepción del mundo medweval, .•1-
obra de su salvación, ni tampoco prepararse sólo para ella, tios para que corporaciones excéntricas pueóan actuar en una
ya que por sf no puMe sino el mal y el error, y que sin embar- órbita independiente y privada. La ~dad del obrar. y hacar
go es libre cuando actúa baio la gracia divina; vivificado po: humano, que tiene siempre y necesanamen~e una di~:cta re·
ella interiormente, realiza libremente actos buenos y merito- lación con el Fin último de la vida, hizo la mseparabtlidad de
rios; y es único responsable del mal que hace; y su Ubertad }<;! la economía con la ética, y más aún, la subord~ación de !a
confiere en el mundo un papel y unas iniciativas de incalcula- primera a los imperativos morales de la ley de D1os. L~ pur~
ble importancia; y Dios, que le creó sin él, no le salvará sin él; utilidad económica, que conforma el principio hedonístzco! di·
cuando la Edad Media profesaba una tal concepción del mis- versamente formulado en los distintos periodos Y por las diSpa-
terio de la gracia y de la libertad, no hacfa sino profesar ~a res escuelas pero que sustancialmente es coincidente con el
cor:t.~epclón pura y simplemente cristiana y católica ortodo- egoísmo incllvidual, resulta inconcebible para las mentes qu~
xa" 1 ). De esta manera, se arraigaba entre los hombres la esen- consideran que no es útil lo que corresponde sólo a las necest-
cia metafísica de la Libertad, por la aue su actividad consistirá dades privadas sin tener en cuenta las oblígaci~nes morales Y
en ~onducir, -usando el léxico escolástico- del poder al acto, la finalidad ultraterrena del hombre. Las relacwnes económi-
la hbertad de la Persona humana. Pero esta Libertad-fin, que cas no tuvieron, en la Edad Media, un~ provincialidad autón..r
es la Libertad espiritual --<1ue los sabios llaman autonomía y ma con sus fines específicamente proptos extraídos d~l m.ismo
los santos caridad sobrenatural- requiere, como medio nor- fenómeno económico, sino que se establece una relactón Jerár-
t) Cfr. J Ar.(IUEs MARJTAI I'f. H"";~'"" Tn'"llral. T rad. del francés por 1) Cfr. JosErH VuLATOUX, La Yalcur _de la L~berté; extractado de la
Aliredo Mendizábal, Santia¡o de Chl.:r941, pig. 22. Chroniq"e Sociale de France, Lyón 19~, pag. 8 Y s1g••
1) Cfr. JAcQUES MAlllTAl!'<, Humanumo Integral, pag. 25.
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quica entre la Etica: ciencia de 1 f'
tcgorfa instrumental. os mes, Y la Economía: ca- jerarqufa y la calidad de sus faenas , aunque todas apuntando
Todo lo cual es de fácil 10 · t 1i · hacia un mismo fin trascendente. Este status de clases, y su
hombre tiene de la riqueza n e ge~cia. ~l c~ncepto que t>l ínsita desigualdad, fueron racionalizados por una concepción
de la concepción del mund¿ o es prxmordial, smo que deriva funcional, como el laissez fair, laissez aller dei Liberalismo
mas de acción Y reglas de co~~~cfas~e, de donde emergen nor- burgués lo fué más tarde, por la teoría de las naturales arm•j-
nan los caracteres particulare d Í as ql;le, a su vez, determi- nías económicas. La Sociedad es una entidad compuesta por
individuo. En cada época p:ed e ias acclones eoonómicas del diferentes estamentos; cada uno de los cuales posee su esrte·
sobre l a riqueza por ue re om na una d~terminada idea cHica función: predicar, defender, mercar, manipular y culti-
neral del Unive;.so C~ns: valece una determmada visión rre- var el suelo. Pero la propiedad del señor feudal, la labor del
la cual Dios está ~n ei ce~t~~te:ente, en una ~osmovisión de campesino y del artesano, la tarea de los menestrales, aún, has-
que todo tiende a facilitar al homnbuna concepción de la vida, ta la intrepidez temeraria del guerrero, no fueron repudiadas
q ueza se usa, o como medio de sostere. su. acceso a Dios' 1a rl-· como hostil a la vida del espíritu, si se sublimaban al servicio
efectos de permitir obrar al alma mmiento del cuerpo, a los de la Religión. Instrumentalizados a la gloria ~ de Dios, lo que
las necesidades materiales del 'óo_i como medio para sostener después se convirtió en privilegio y poder, era considerado ~o
suficientes: Exterio?·e d" ·t· pr J mo que carece de bien.~s m" oficio y deber.
t . s zvt uze sunt necessariae ad bon .
utzs, cum p~r eas sustentemus et aliis subveniamus 1) um mr- El "pecado de avaricia" estaba severamente castigado por
Lo material queda mediatizado 1 . . . los tribunales eclesiásticos, como que envolvía una tremenJa
las actividades humanas caen de ta od espiritual, pues todas laesio fidei. De esta manera, los superiores principios éticos .,e
o t
l ns rumentahzan a un mismo fin
o n ro e un solo sistema .. partic'Ularizaban y se hadan efectivos en las diarias transaccio-
d , . • .,e
su significado; la riqueza -expre1'abae e~s~ m~~a unica extraen nes comerciales y en la adquisición de la propiedad. En lo que
San Antonino- es para el Fin último del ~zo Ispo de Firenze, a esto concernía, eran firmes y claras las enseñanzas relaci·J·
chos del hombre para la riqueza 2). ombre y no los he- nadas con un precio justo y con la prohibición de la usura 1).
No es, entonces, la actitud dominante La opinión popular estigma a los usureros con la gracia
frente a la riqueza el aislamien . de la Edad Media chispeante de las fábulas; así, un minucioso cronista señala,
económicas, Y el absoluto renun~~a as.cétlco ante las relaciones que "más o menos cerca del afio 1240", entrando uno de ellos
quisición de bienes materiales est==~to ~ la posesión Y ad- a una Iglesia para ser casado fué justamente apabullado por
de perdición, sino que, con la ~fntesis d~s N ~tos 1como medios una escultura de piedra desprendida del pórtico, que probó por
se llega a realizar una conjunción ar . a ura eza ~ Graci.t, la gracia de Dios ser la talla de otro usurero cuyo grueso bolso
materiales Y espirituales. El espíritu i~~~Ica de los mt~reses de caudales se llevó el diablo; lo que probaba que la presencia
un proceso de preparación a los ef t ma a la materia en de los usurarius en el Templo, ofende la bondad de Dios. Tam·
tuosos que ponen al homb~e en 1 ec o~ de ejecutar actos vl.r· bién, recordamos nosotros, las estrofas satiricas del más in·
Socie~ad es una estructura conce~id~~~~o~e su salvación. La trépido libro de nuestra literatura, donde el Arcipreste de
organxzación estamental, donde las activid a::nente como una Hita "fabla del pecado de la avarizia":
esralonan en sus funciones diferen . d a es humanas c;e
' Cla as entre ellas por la 1) Para un conocimiento acabado de la solución medioeval y "tomis-
1
) Cfr. SANTO TOMÁS DE A D ta" de la riqueza, de la regla del "justo precio" y de la legislación represiva
134. · QUINo, e· Sumrna Contra GentÜe$, 1. 3 é de la "usura", del "pecado de avttric:a" y de la conducta mr.díoeval conforme
2
) Cfr. R. H. TAWN.t Re/"8 ·0 · ' • a la moral católica, Cfr. AMINTORE FANFANI, Le Origini Dello Spirito Capi·
don 1938, pág. 45. Y, ' ' " ' the Rue of Capitalum, 1• Ed. Lon- talistico in Italia, Milano 1933, Cap. 1, Cap. 11; R. H. TAWNEY, Religión and
the Rise o/ Capitalism ... chap. 1, 2: Tbe Sin of Avarice.
IlO
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M aguer que te es mandad Marcos, sino que se procede a la señal del dinero. Si bien Dante,
Que vistas al desnud fo por santo mandamiento quE' trasladó al verso la grandiosa sistematización cristiana del
É al obl . o e artes al fambriento "buon frate Tomasso" -así llama a Santo Tomás de Aquino-,
P e dés posada; tanto eres avariento
~ ue n~nca a uno diste, pidiéndotelo ciento ,
1
si'.úa en el Infierno a los prestamistas Cahorsine, porque Ja
» esqumo
, que.' ¡aras
- el día de la atruenta · "usura ojfende la divina bontá" (Inf. XI, C. VI, 95), en cam-
Quando de tus averes é de tu mucha rrenta bio, el Papa Inocencio IV, en 1248, los exorna con el egregio
Te demandare Dios de la despensa cuenta? título de •·romanae ecclesiae f ilii specialis".
Non te valdrán thesoros nin reyn~s cin~.,¡enta. El régimen agrario de la servidumbre, que importó, en sus
casi nueve décimas partes, la totalidad de la vida económica
(Libro de Buen Amor, 248-249). de la Edad Media, !ué considerado como un lazo colateral en-
tre propietario y colono, que hacia al terrateniente estimar su
Las fábulas a que hem h h si!'rvo como un hijo, y que éste acatara a aquél, con la natural
M('dia se contab . os ec o referencia -que en la Eda:l obediencia filial. Pero, cuando se relajan las sujeciones morale3,
an por centenares- el inge ·
derosa de Jos poetas Hu . • mo Y 1a voz p:>- la única forma que la Edad Media encontró como garantia cte
gentes que las ast , . mmaban más a las conciencias de las los derechos de !a libertad, que era la autolimitación del podt!r
la licitud moral del u~;~or~~óricast de ~os curiales . que argtifan que el señor feudal ejercfa como función, los siervos y arte·
condenado la usura en rfgid pres am ta. La Iglesia, que babia sanos quedaron en una situación de exasperada esclavitud, que
m~nta este sentimiento popufas s:n~enci~ de sus doctores, f·)· los llevó al remedio heroico de las grandes sublevaciones. Así,
so Y lo concreta en un siste r, e Impnme un sentido religio- conocemos la rebelión de Milán en el año 957, posteriormente ·
Asf, lo predica desde el úl ma práctico de moral económica. la de Cremona y Brescia; la revuelta de Metz en el 950 y en el
de el confesonario Y lo tacr!~· v~gila de su cumplimiento de~ 1014, la de Vaucouleurs en 1057, las sangrientas luchas de No-
de sus tribunales; derecho de ~~~~~~¡ e~¿a vida social .a través y~n. Laón, Reims, Beauvais y Cambrai, y muy especialment~,
pt~tará vivamente a las cort ce ~ éste, que se lo df.,;. la "magna conjuratio pro libertate" de 1112 en Flandes.
cuando, más adelante, la naci!~t~e~~~~tiesiuzgad~s municipales, Pero lo que al mediar la Edad Media era una excepción, a
la competencia s_ecular en 'las cuesti a conslg~e establecer partir del siglo XV se convierte en un estado social permanen-
contratos comerciales. ones concerruentes a l..>s te, pudiéndose afirmar que la verdadera esencia del trabajo
Pero esta totalizadora unid d feudal era la explotación en su forma más desnuda e inicua.
en la medida que l fue a espiritual sólo podía pervivir Esta situación social, di!fcilmente superada en su injusticia y
naran firmemente ~re ~alr;::~ea:or~s de la. Religión domi- dolor, provocó grandes revueltas entre los labriegos ingleses,
Mcdia, cuando la fe se entib' . n a senectud de la Edad la jacquerie en Francia, repetidos levantamientos en Alema-
natarios Y señores feudales ~a e~ los corazones cristianos, dlg- J nia, movimientos, todos ellos, que apelaban a la consigna de
Iglesla, fueron violentando ru~~ ormalmente p~rtenecían a la "C'rfsto ha hecho a todos los hombres libres". Uno de los artícu-
lkas, Y desde mediados del s' mente las ensenanzas evangé- los del programa que reclamaron los campesinos alemanes an
rápidamente los hábitos econ~~~ XIII se van transformanjo 1525, decía: "Que los hombres nos tengan como propiedad pri·
Impedimentos morales Se fué h cios,da la par que ceden los vada es bastante lastimoso, si consideramos que Cristo nos ha
ta la protesta contra Ía avariciaac en o ca~a vez más compac- libertado y redimido a todos, sin excepción alguna, al humil1e
Jos gr¿:ndes, al mismo tiem o J magnificencia lujuriosa .:le tanto como al grande, con el derramamiento de su precio ;a
simples de la alta Edad Medta . q e:lnde, en las concien~illS sangre. Consecuentemente, está conforme con la Santa Escri-
d
la Cristiandad no se obra ya que e d la propia ciudadela de
e acu o al Evangelio de San
tura, que nosotros seamos libres". En Inglaterra, los rebeldes
113
112 iampaJ.-8.
111
Pomponazzi -dice el historiador u ap~stado en la "razón·•. 1452, es construfdo, en su forma y pensamiento, sobre el mis·
:er- ha sido llamado el "últim de la fxJos~ffa Ernst Cas;;f. mo esquema que Pico compone su discurso. Manetti contra·
JUI'teza se lo podría apellidar J O rscolástico ' pero COn más p0ne ·el mundo espiritual del devenir o mundo de la Cultur3,
dad, agrega, en su obra se nose pr mer "iluminlsta". En v¿r. al de la Naturaleza, comprendido como el mundo de lo simple
a ia escolástica. Conduce siemp:efr~c~ al "Iluminismo" ':estido devenido. Sólo en el distrito del Espfritu el hombre se encuen-
mPsura, con gran nitidez Y prec· "6 nvestigación con rtgor Y tra en su elemento, con lo que muestra su libertad y digni·
.hablar la ciencia, deteniéndose c~~n~o d~ conceptos; sólo deja dad "Nostra namque, hoc est humana, sunt, quoniam ab h'>-
mas consecuencias y· resultado D ay ~ue ligar las últl· minibus effecta quae cernuntur: homnes dumus, homnia
Sol"renatural del Catolicf~m s. . eja subsistente el mundo oppida, homnes uTbes, homnias denique orbis terrarum aedt-
él para la construcción de P~~ nf hace llingún misterio de ficia. Nostrae sunt picturee, nostrae sunt sc1tlpturae, nostra~
t~orfa del conocimiento . nc a, de la psicología de Ja sunt artes, nostrae scientiae, nostrae . . . sapien.tiae. Nostra~J
• poco de la ~tica Las d ' sunt . . homnes adinventi011.es, nostra homnium diversarum
1 • ~co~
>. ERNST C.~sSlRER lnditiJuum und K . linguarum ac variarum litterarum genera, dequarum necessa-
Rrnausance. Tenbner Leipzig 1937 1 os"!os m der Pla!loStJphie der
digkeil in der Philo~phie der Ren'. creer c~pllulo: F~ihe.it und notwen·
lll18JlCe, pa¡. SS 1 1111• 1) Cfr. ERN5T Co\!I!IIRER, lndividuum und Kosmos in der Phüosoplai.~
der Renaiuance, pág. 87 y aig.
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or su naturaleza rebasan todo cerco
rifs usibus quanto magisque cogitamu.s, tanto vtmentius admi· wtevas posibilidades, que P to de la naturaleza hU·
rari et obstupescere cogimus" 1) . fi'lito.' Este es, precisamente, ~los~~: el mundo inferior sino
Cassirer hace notar agudamente que mientras estas propo· m.:ma, objeto de envidias. no s ia debido a que sólo a su
siciones de Manettt están ancladas en él acervo espiritual del también por aquel de ladlnteUge~~ todos los otros seres vale
estoicismo, el célebre discurso de Giovannl Pico della Mlrán· favor la regla de lo crea o, que pción en su rlgida "tipl·
dola importa una i ovación moderna. Su pathoi retórico tie- tncontestadamente, sufre una exce JI""!:
ne en sf, también, n pathos específicamente moderno. cidad". · t de la co~epcióJl el
En efecto: para Pico, la dignidad humana no puede residir Nada más expresivo como trasun o 1 gfa de 'Ficot! della f<!'·
en el ser del ho re, ni en el lugar, que de una vez para subjetivismo de la llber;ad e~i la c~~tr~: ~icta t su discurso:
siempre, le fué as· ado en el orden cósmico, porque si se con- Mirándola, que la alegor a m ca emtur o le acenlotdeseos de
cibe al mundo mo un rígido y cerrado sistema jerárquico en Una vez acabada la creació~~e~~ ~ado c~nocer la~l-az6n d~ su
el que cada ser tiene predeterminado su lugar, esta concepción fo:mar un ser, a quien le b lleza "Pero entre los arquetlpos
cierra la posibilidad de plantear el problema del sentido de obra Y de amarla por su e de~hado pudiera ser creada ja
la libertad humnna. El ser del hombre nace de su hacer, y no habla ninguno sobre cuyo pudÍera ser dado P.n
este hacer no se limita a la sola energfa de la voluntad, sino nueva prole, ni había tesoro al~n~e:~a- un lugar...dispoql,ble t .
que abraza la totalidad de su fuerza creadora. Consecuente- herencia al nuevo hijo, ni tam~ ado al contemplador del ~Unl 1
mE>nte, todo crear activo es más que un simple hacer en el en el orbe que pudiera ser astgn ulenes tenían asignado, su~~.Wa..........
m undo; presupone que el agente se diferencia del objeto sobre verso. Todo estaba ocuplado ~:s ~el ord~n superior, ~... d~ @
el cual la acción se ejercita, que el sujeto de la acción se dls· puestos• y· a se trate de11 os del
s . f i
m er or
Entonces el an1ffce, . -..
• ..... -!Y.::í1
tlngue sustantivamente de su objeto, y conscientemente se con- del medio, o por aque ~s uién nada ~~ le podia asign~ e •>;,t;.'l ;
trapone. Pero este proceso dialéctico no deviene, una (mica su¡;remo deliberó, que ,q 1 o con todos los otros seres: Asf
vez. para cerrarse con un resultado determinado, sino que propiedad, tuviese en comun ai~a en com'O.n y. colocándolo en
tanto~ ser como el valor del hombre están pendientes de formó al hombre se~ ~~~16 d~ siguiente tenor: "a ti, ¡oh!
que no devenga un acabamiento definitivamente estático, sino el centro del mundo, e a determinado, ni un as·
un continuo e 1nlnterrumpido crear dinámico. Se ve clara- Adán. no te ~signamos ni~:o!~: ~e tu exclusividad, a fin
mf'nte, dice Ernst Cassirer, a quien resumimos en estas pá· ' pedo particular, ni un pa uel trtmonto que. tú elljas,
gL'las que atañen a la antropología renacentista, que para Pico de aquel lugar, aquel aspecto, aq ~nservarlo. .J;,a~~at-\ln.l~
de1Ja Mirándola la categorfa de la cre4ci6n no es suficiente segím tus deseos Y voluntad, pued~ constreruda ·w r lasJeyes
para definir plenamente la relación del hombre con Dios y za determinada de los o~s ser:~ e:amblo, no consÍ,efll<iJ !!. por
estatuidas por nosotros, tú, gú la Ubre voluntad que yl).;._!¡¡
con el mundo. La creaci6n -alude al humanismo medloeval-
importa que el hacedor de la creatura no sólo le conforma un ningún Umite, te lo estableces st ~el mundo, para que desde
te confiero. Te pongo en el cen roservar en torno a ti todo lo
se:- determinado y llmltado, sino, que también, le prescribe a
su voluntad y hacer un demarcado radio de acción. En cam- alt{ tú puedas, más fácilmente, ~b celeste ni terreno, ni mortal
bio, el hombre se libera de todo límite de sf mismo: su ser no que hay en él. No te creamos asi obrero o artífice Ubre e in·
le viene, sin otra indifer«jncla, de su realidad, sino tiene en sl ni inmortal, a fin de que tú, ~ darte la forma que eUjac;t.
dependiente de U mism~ pu re:nerarte según la naturaleza
1) Párrafo del libro ~anetti citado por CroVA!fM CZHTtLK, 11 Con·
cetto dell' uorM nel Rinascimento, en el volumen del autor: Ciordmt.o BraM
P:>drás degradarte a besr:0:
divina... Los antm.ales n
rtando eon sL desde el seno
:ner· los espfrltus superiores, al
e il Pensiero del Reruucimento; Collezione ..n Penaiero Modemo" Vallec- d~ la madre, lo que de ,
chi Editore, Firenze 1923, pi¡. 111. '
123
lt22 .
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{in del comienzo o poco después, son aquellos que restan pari\ ez princ'lpio e Mmo ez fine, homo existen.s e homo apparens,
~.eternidad. Al hombre, en cambio, cuando nace, el padre con- homo inchoautu.s e homo perfectus, homo a natuora e homo ab
fl~;ele todos los gérmenes de vida. Aquellos que cultivará, se intetlectu. (De Sapiente, cap. VI).
d.e_arrollarán y darán fruto en él Si son vegetales, vegetarán; Con la precedente definición que Bovillus hace de la Sa·
Sl sensuales, se embrutecerán; si racionales, sacarán fuera '!l btdurfa va contenida la formulación y solución del pro-
8
D~r- celeste; si fueran intelectuales, serán ángeles e hijos de blema de la Libertad. Libertad, para él, quiere decir solamen·
lOS" 1 ).
te que el hombre no recibe como los otros seres por una con-
En Carolus Bovillus {Charles· de _1ouelles) los ),'>'2nsamlen- cesión permanente e invariable su hecho y belleza, sino que lo
to; ca~dinales del discurso de Pico ,Pella Mirándola tienen su debe conquistar, que debe formárselo mediante virtu.s Y ars.
~.ts .d irecta continuación y su perfecto desarrollo sistemático. El hombre de la "naturaleza", el simple homo, debe tranc;.
onclbe al mundo ~n su obra pe Sapiente, del año 1509- formarse en el hombre del "arte", en el h01nO·homO. Pero esta
como una totalidad que consta de cuatro grados diferentes los contradicción del hombre de la "naturaleza" y del hombre del
~no~ d?,
los otros, y que represéntan la vfa que conduce del "arte" es superada cuando conscientemente se la reconoce _en
u ObJeto
n ,. al "sujeto", del puro "ser" a la "conciencia"• El su necesidad. Por arriba de las dos primeras for~s! ~ce
s_r es el elemento más abstracto y común a todas las cosas Cassirer, se levanta, ahora, una última y suprema: la trtmdad
cr~adas; la "conciencia" es el elemento más concreto y des- del homo-homoJl.omo. En esta trinidad se veriflca la antitesis,. ." ...
artollado, que pertenece en propiedad exclusiva al hombre la entre potencia y act<;>, entre naturaleza y libertad, en~e ser, \. H
más alta creatura de la escala. Entre estos dos polos opue~tos y conciencia. El hombre no se presenta como una ~era. P~zte,¿ ~8"¿(
Y f:xtr~mos se coloca la naturaleza como grado preliminar y del "todo", sino como su ojo y espejo; como un espeJ~. <~.li~~f@
~oten?1a del espíritu. Consecuentemente: esse, vivere, sentire, no acoge las imágenes de las cosas que vienen de afuera, ' SJ.'hO ~
mtelltgere, son los estadios que el "ser" recorre en sí para que, sobre todo, en sí, las forma y las plasma 1). ' '1 '~-~
arribar al concepto de sí mismo. El más bajo de estos grado9, En Tommaso Campanella y Giordano Bruno encontramos ~ ,
la,_ exist~ncla como tal, es propio a todos los seres, así se trate completamente desarraigada la concep~ión del hom~re del
d··- la Piedra y de la planta, del animal y del hombre. PeN plano metafú:ico, que todavía en el comtenzo renacentista era
sobre este basamento de PUfa materialidad se ~levan los di- co1~siderado como un elemento integrante de la antropologia,
versos órdenes de la vida subjetiva. La razón humana es la a1mque claro está, ya enturbiado por el aliento moderno de l:\
fl;l~rza que impulsa al "ser" en su proceso de integración, me- exduyente glorificación de las fuerzas humanas Y la magD!-
diante la cual, la madre natura es reconducida a si misma. ficacíón de la vida terrestre. Al llegar a esta altura del pen-
Sólo por este devenir 'le es dado al hombre alcanZar y samiento filosófico no quedan vestiglos de la antropo~o~ia
Cl)mprender su ser espec[fico. Lo que llamamos Sabiduría, es· cristiano·medloeval, y en cambio sefiorean .los d~s princtptos
tá e~res~do en el pensamiento de Bovillus, uo es propiamente fundamentales de la concepción moderna de la vtda: el natu-
una cten.cla de los objetos exteriores, sino que lo es de nues- ralismo y el individualismo.
trt) propio yo, su contenido temático específico no es la natu- En efecto· el problema del hombre concierne, primero, a
raleza sino la humanitas. Por ella se conoce, y de está ma- su posición f~ente a Dios; y recibe del Renacimiento ~na solu-
n~ra se supera, la contra~ción que encierra la esencia misma ción naturalista al asignarle a la vida humana un fm inma-
del hombre; esto es: ho!!!:!f in potentia e homo in actu, homo .n~nte; y segundo, la posición del hombre frente a la naturaleza,
d R
t) <;fr. ERNST CA~SlREJl, Individuum und Kosmos in der Philosoplaie 1) Cfr. ERNST CAss7 / Jndividuum und Kosmos in der Philosophie
er en01.uance, plg. 90. der RenaisS411ce, pág. 95.
. 1
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qu<' el Renacimiento resuelve con la afirmación de la t
n:íll _del_ hombre como fuerza emancipada, segura . su~~i~no 1 •• que todo vicio es una violación de la ley de la Naturaleza,
d.. SI mt~mo. Estos son los dos elemenots que con~urren
e~peculactó~ de T~mmaso Campanella, que bien se ed a a
n:e · .·o n~ecuentemente es castigado por la misma naturaleza que
no admite ser violada 1).
su'erar -a.ftrma GJOvanni Gentile- como el fruto m~ e dcon- Sobre este concepto del inmanente valor rle la voluntad se
de! Renacimiento italiano. ma uro
n¡.oya el Lubjetivismo de la libertad moderna, y enunciado
Con el soneto de Qampan~ll intitulado· Che la maz· . . ¡¡or Tommaso Campanélla prenuncia uno de los principios fun-
q.uesta vita e nell'altra ancora da·n· no, e .che la bontd b;z:a ~: damentales de la filosofía kantiana, que es donde el hombre
e leí, compuesto para expres el concepto de que no h q m~>derno y su mundo se refral!tan en una acabada sistema-
ce~idad de postular una vi~ transcendente ay ne- Li:r.ación.
r 1 para asegurar el 1
P-~mto a a Vl~tud y el ca~.igo a la culpa, se va directamente
o o
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el estudio del Estado, intentando descubrir "le naturel des Es evidente que Hobbes desarrolla de manera fiel el natu·
peup~es" a fin de conformar las leyes sociales a las leyes ne· ralismo del Renacimiento. En efecto, la facultad motriz de la
cesar1as dadas por la naturaleza. Si bien en Platón Aristóteles máquina psíquica del hombre es el placer y el dolo;. El Fin
P?l.itio Y Maquiavelo se pe~an las importancias ~ue las con: es, para el filósofo inglés, el objeto del deseo; e.~ decn_'. el pla-
d•..:10nes físicas tienen para e) comportamiento del Estado es cer. El Bien es el goce tranquilo del placer. El B~en y el
recién en Bodin que esto adquiere la consistencia de una ~er Fin -afirma- son la misma cosa encarada diversamente: el
dad~~a mesologfa poJftica: de la latitud, longitud, altitud y Bien, desde el punto de vista del goce; el Fin desd: _el punto
fet tllldad del territorio estatal; de sus medios de comunicaci611 de vista del deseo". La seguridad en el goce (fru~t~o certa)
Y de los caracteres étnicos de la nación, se extraen las bas~s sólo es posible en un estado de paz, pues de lo contrario, . e~
ffsicas de una poHtica experimental!). Carl JoéH hace notar hombre en su estado natural que es la guerra: homo hommz
con agudeza, que en la doctrina del legista francés Jean Bodin lupus, ~stá en una terrible situación de inseguridad. para el
se resume el espíritu secular del siglo 2). goc~e (fruitio incerta). l!:stos son, en resumen, los ~ot1vos q.ue
Como lo hemos visto, la "privatización" religiosa que con- causan el pacto generador del Estado. "La causa fmal -dtce
sum~ la ~eforma, d~sligó la Política de la lttica, ya que en la Hobbes-, fin o designio de los hombres (que nat~almen~e
medtoevahdad la pnmera es un anejo cultural mediatizado a aman la libertad y el dominio sobre los demás) al mtrod~c~
los fines de esta última. Entonces Machiavelli puede formular esta restricción sobre sf mismos (en la que los vemos v1v1r
-trágica y genial progenitura- una ciencia política sustan· formando Estados) es el cuidado de su propia conservaci~n
. fines específicos y únicos en sí mismo, amoral en su
tiva, con y, por añadidura, el logro de una vida más armónica; es decrr,
esenc1a, ya que se la desvincula radicalmente de todo sistema el deseo de abandonar esa miserable condición de guerra que,
ético de valide.z universal. Bodin, avanzando sobre la ruta tal como hemos manifestado, es consecuencia necesaria de las
mnderna y deduciendo una inédita consecuencia lógica de la pasiones naturales de los hombres, cuando no existe poder. vi-
rotura del unitario sistema de Cultura católica formula la sible que los tenga a raya y los sujete, por temor al castigo,
d')ctrina que considera al Estado co~o la potestad soberana a la realización de sus pactos y a la observancia de las leyes
-de superanus, que en latfn vulgar significa el supremo- y de la naturaleza". (Leviatdn, segunda parte, cap. XVII). "Esto
cuya concretización real-histórica es el Estado absoluto, que es algo más que consentimiento o concordia -agrega Hobbes
desenvuelve al más alto grado la individualidad del Monarca. en el mismo capítulo de su Leviatán-; es un~ unidad real d~
Por último, le estaba destinado a Thomas Hobbes enunciar el todo ello en una y la misma persona, institmda por pacto d~::
remate fatal de este proceso: la deificación del Estado con la cada hombre con los demás, en forma tal como sl cada uno
generación del Leviattín, "o para hablar más dignamente -di· dijera a todos: autorizo y transfiero a este hombr~ o asamblea
ce Hobbes- de este Dios mortal, a quien le debemos toda de hombres mi derecho de gobernarme a mí masmo, con la
paz y toda protección bajo el Dios inmortal" (Leviattín, ca· condición de que vosotros transferiréis a él vuestro derecho, ?J
pítulo XVII). autorizaréís todos sus actos de la misma manera. Hecho esto,
la multitud así unida en una persona se denomina Estado, en
1
) La nueva metódica de Bodin fué expuesta en su libro intitulado: latín Cit•itas. Esta es la generación de aquel gran Leviatán
Methodu.J nd Facilem 1/istoriorum Cognitionem, Parisiit< apud Martinum -concluye- o más bien (hablando con más reverencia), de
Juvenem, 1566; para su conoc:micnto sistematizado, Cír. JEAN Moauu-
R&rBEL, lean Bodin et /e Droit Public Comparé dans se.~ Rapports avec la
aauel dios mortal, al cual debemos, bajo el Dios inmortal nues-
Philosophie de L'Histoire, París 1933, pág. 69 y sig. tra paz y defensa".
.t) Cfr. KARL Joi!r., 1Fandlungen dtr 1Feltaruchauung Tübin¡en· Con no menos de tres siglos de anticipación llegó Hobhes,
Mohr, 1928, l . B., pág. 313. ' al término final de su lógica, ruda pero exacta, a la misma
ll2 lH
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meta que arribó la Cultura moderna. En efecto· al hombre tado en comün la vida del individuo y de la sociedad, .obliga,
~utilado de su esencia metafísica por el natttral~mo renacen- en cambio, a decidirse entre la soberania ~b~olut~ del stngular
tt~ta, le quedaban, necesariamente, ante sí, sólo dos formas 0
1a soberanfa absoluta del m1Lltiple. Indwu:f.wlltsmo o Trans·
s!mples ~ntre las cu~l.es debía decidirse totalmente, ya que personalismo (estatolatría, comunismo, radsmo) son las dos
P<'r la m1sma espcclflCldad de la alternativa estaba interdicto solas opciones de la disyuntiva en una concepción natura·
p~ra intentar superarla. A: estas dos formas extremas Hobbes lista del hombre 1 ). .
las presenta en toda su brutal desnudez, primero a una y La fatalídad de esta alternativa está probada lógicamente
después a la otra, como comfenzo y remate de su sistema ético- por el sistema ético-político de Hobtes, donde se parte de la
pcHtico. A la primera llama Libertad, y la define como un "!Abertad" y se Uega al Lwiatá11.; e históricamente está puesta
estado de anarquía y de guerra de cada uno contra todos, e~ evidencia con la parábola que recorre la es~ctura de Cul·
impulsados los hombres por tres pasiones naturales: la com- tura moderna: en el comienzo, está el subjet1v~smo de la ll·
petencia, la desconfianza y la gloria. "La primera causa im· bertad -que en la plenitud de su realización h1stórica s~ ll3:·
pulsa a los hombres a atacarse para lograr un beneficio; la mará Liberalismo- y, al final, nos topamos con el 2 otalt·
seg.unda, para lograr seguridad; la tercera, para ganar repu· to.rismo.
tac1ón. La primera hace uso de la violencia para convertirse
en dueña de las personas, mujeres, niños y ganados de otros Pero donde la emancipación y el dominio del hombre más
hombres; la segunda, para defenderlos; la tercera, recurre !l se acentúa y expande es en el desarrollo. de sus ener~tias eco·
la f~erza por I?o.tivos insignificantes, como una palabra, una nómicas. Con la vigencia de una concepc1ón del mundo Y del
sonrisa, una opm16n distinguida como cualquier otro signo de hombre exclusivamente inmanente, surgió un nuevo concepto
subestimación, ya sea directamente en sus personas o de modo pl:l.rticular de la riqueza y también un especial espiritu econó·
indirecto en su descendencia, en sus amigos, en su nación, t>n mico, que hada de 1as necesidades materiales la causa promo-
su profesión o en su apellido". (Leviatán. Parte primera, tora de los problemas que debian ser vencidos por el hombre
cap. XIII). Llama a la segunda Estado, y como ya lo hemos moderno. La "privatización" y sustantivación que la Reforma
visto, lo especifica como una situación de paz y despotismo. hidern de Jos distintos ane.ios de Cultura -te\Po~ó~lcamente
E.o:ta rfglda alternativa desenvuelta por Hobbes. obliga a so- vertebrados en la medioevalidad- favorece y legitima la apa·
meterse ~or su lógica implacable: el Individualismo y el Trans- rición de un modo de vivir -económicamente- de la sociedad
personaltsmo en todas sus especies de manifestaciones, son,
en efecto, las dos solas formas alternadas y necesarias en que y del hombre. .
La revolución externa que motivó una explos16n de em·
d"semboca el naturalismo. El hombre no puede salir del reino
absoluto del primero, sino cae ineludiblemente en el segundo, 1) Cfr Jo"EPR VtAt..,TOtiX. La Ci •é de Hobbes Théorie de L'Etat. To-
p~tes, como desconoce y niega toda realidad sup2rior al indi- -"t · p'ar'• 1935 pig 178-179 René Capitant. proflaor de la Umver-
viduo y a la sociedad, no puede encontrar por arriba de ellos reidsd
.... a~rte, •~ • · · f 1
de Strasbourg, ha intentado vanamente rt. utar . a .r< ac10n que
1 ·•
ningún principio de conciliación que ordene armónicamente Vialatoux establece entre el sistema de H?bbes y el Totahtansmo, confnn·
a ambos, soslayando, de esta manera, la tensión propia dt" este ' la "•"deo\ogía" que esgr.men los fautores de los Üt.ados
par antinómico. Por otra parte, es notorio, que en los confines
di <ndo 1o que e •
total:tarios, con el nroct>So c!;piritu31 que pos•b
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"rrea,•. il. .s oncaA h~
Cir RENÉ CAPITANT Hobbes et L Etat ota remu, en: re •·
en que se encierra el naturalismo, la afirmación de uno de to ....,1ansm 0 • · ·
IVe& de Philosophie du Droit et de
S oc.o · Jur1.·d·;que, 1936, n'. 12
· 1o.g!e · ·
pa'g
.•
estos términos y la negación del otro, son una sola y misma 46 y sil(. Para un estudio del si~t.ema ellcn-'IOh'ICO de llobb S: a-ir:mas
co~a. El d~sconoclmlento del polo personal del hombre -su del ya citado y ma.,.istral libro de V.alatoux, Cfr. Z. LUBIF.NSKI, Du Grund-
esencia metafísica-, cuya finalidad espiritual hubiera orlen- ÚJ&en des Ethisch-Politischen systems von Hobbes, München, Re:nhart, 1932.
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~r<'sas ~conómlcas y de tl'ansformaciones del contorno geográ- Media territorialmente difusas y sólo Intermitentemente uni-
ftc.o, umda a una revolución espiritual que tiene su máximo ' .
das 1 ) .
exponente en la universal inmanentización del Renacimiento Pero por sobre, y por debajo, de estos factores que raciona-
Y en el criticismo de la Reforma, allanó toda aguda tensión lizan la actividad económica, y a la ocasión de abundancias
qt1P pudiera surgir entre los imperativos éticos del Catolicismo de riquezas que acarrean los inventos Y. descubrimiento~, exis·
Y. el destello auroral de una Cultura -la burguesa-, persua- te, primariamente, un nuevo ethos que mforma el espíntu del
dida, por la tentación mefistofélica, a ganar el principado de capitalismo burgués, sin ·el cual los otros motivos formales
lo.;: reinos del mundo. hubieran sido inoperantes. ¿Qué significa espíritu capitalista
La consideración de las actividades económicas como un burgués, y cuál es el espíritu económico que animó al hombr;
objeto especializado de concentrados y sistemáticos esfuerzos moderno? Con este último Interrogante cabe contestar al prl·
la erección de criterios económicos dentro de un tipo indepen~ mero: el espiritu capitalista-burgués es el esp!:ritu económico
di<:'nte de utilidad social, la ilimitada latitud que se le concede propio del hombre moderno. Y por espíritu económico se ~n
al individuo pat·a sus iniciativas comerciales como la mejor tiende el complejo de actitud interna, consciente o no, deb1do
forma de alcanzar el bienes~ar común, el espiritu de conduc- al cual el hombre obra en la esfera de la actividad económica
ción económica que conforma la existencia moderna es un de un determinado modo. Ahora bien, esta actitud especial
singular y único fenómeno histórico que solamente a~rece en deriva de la idea fundamental que los hombres de esa época
Occidente en una época cercana, y no en ningún otro circulo u~nen de la riqueza y de sus fines, las que a su vez están
cu!tural. · condicionadas por la concepción general que del Universo po-
El entresijo de factores que hicieron de motivos inmediatos seen. Por eso· es fácil observar, que en cada estructura histó-'
para producir este sesgo, que engendra al hombre moderno: rica de Cult~ra, junto con una prevalente cosmovisi6n,_rh;e
el burgués, impulsado por afanes y solicitudes ~ramente un concepto particular de la riqueza y sus fines, y, consecuen~ .
mundanas, son demasiado numerosos para sumarizarlos en temente, también .domina un correlativo y especial esp{rit-u
w~a fórmula enjunta. Por lo pronto, se necesitaron varios ele- económico. Además, para mejor aclarar el concepto de este
mt'ntos formales, ya conocidos en otros circulos de Cultura ú!timo, agreguemos, que una cosa es la manifestación de un
pero asociados ahora en una realidad histórica, para que ell~ espiritu económico individual, una pasión singular que puede
fuera posible: 19) la calculabilidad real de todos los costos la ser el "pecado" de un hombre, y otra muy distinta la que nos
ncionalización de la vida económica como una derivación 'del interesa: el esp{ritu económico que deviene -en determinado
radonalismo específico y peculiar de la Cultura moderna; así, cl::·culo de Cultura- la fuerza social organizadora de un mun·
p:->r ejemplo, el de la retribución en el contrato de trabajo, en do. Asf, el fenómeno histórico de la manifestación del espiritu
oposición a la incalculabilidad del costo del trabajo de escla- económico de la burguesía, lo debemos tomar en considera·
vos; 29) la previsión racional de las decisiones jurisdiccionales, clón desde el momento que la clase social por él informada,
a cargo de funcionarios especializados, solamente posible con ailueñándose de los puestos de control de la sociedad, está en
ur. jus certum conceptualmente sistematizado, en reemplazo situación de imprimir a toda la colectividad el carácter par·
de los tribunales eclesiásticos y legos que decidían de acuer- ticular de su ethos capitalista. Los individuos aislados o los
dt') a sentimientos de Justicia y a usos no siempre claramente pP.queños grupos que están animados por este espíritu capi·
fijados; 39) el nacimiento del Estado moderno como unidad talista, sin que un nexo de continuidad los una a quienes, en
de poder permanente de decisión y eficiencia para establecer periodos sucesivos, no están animados por el mismo espíritu,
el derecho formal y asegurar su ejecución, en cambio de la 1) Cfr. MAX WEBER, The Protestant Ethic a111l th! Spirit of Capit4·
inseguridad y arbitrariedad de las poliarquías de la alta Edad lism, uad. al inglés de Talcott Parsona, London 1930, pag. 13 y etg.
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En cambio, la concepción burguesa-capitalista de la vida se económico capitalista está en la distinta manera de ligar la
fundamenta en una escisión de metas humanas. acción humana -en este caso angostada a la económico- coa
El ap:>stamiento central del hombre y la "privatización" Dios. "El mundo católico mide la legitimidad de toda acción
de todas las esferas de Cultura -en la que iba incluida la con los criterios de la Revelación; el capitalista no duda de
sustantivación de la Economfa- que consumara el criticismo la Jlcitud de un acto plenamente conforme con lo que consi-
de la Reforma, posibilitó y legitimó moralmente la aparición dera la exigencia de la razón humana. El orden católico es un
del principio básico del capitalismo: la utilidad económica ind1- orden sobrenatural, y el orden capitalista es un orden racional,
v1dual. Se reconoce la contracción de una provincia de la ac- iluministicamente entendido" 1).
tividad humana dentro de la cual debfan enmudecer los cla· Cuando se inició la revolución religiosa de la Reforma, por
mados religiosos. Para ello se dualiza la vida en su aspecto se- lo menos, un siglo antes, el espiritu capitalista habia comen-
cular y en su aspecto religioso, considerándoselos a ambos, no zado a manifestarse en continuo crecimiento. No sólo algunos
como estadios sucesivos y armonizados en una mayor unidad individuos, sino grupos sociales enteros, animados por el
transcendente, sino como dos estructuras autónomas y para- nuevo espiritu económico, luchaban contra una sociedad aún
lelas, regidas por diferentes leyes, estimadas por impares es- no p2rmeada por él. El Protestantismo no generó, como es
calas de valores y sometidas a la jurisdicción de distintas au- corriente la afirmación, la aparición de este espíritu, aunque,
toridades. De esta manera, el conflicto planteado entre la vida claro está, queda por esclarecer si fué impulsado o contenido
penetrada por la Religión desde la cima a los cimientos, y el por este sesgo religioso. Desde ahora, cabe afirmar ~ue el
natural afán de lucrar sin recato y mesura que muerde al Protestantismo, sin que se lo hubiera propuesto, ejerctó una
hombre, tensión que el pensamiento medioeval lo tenfa deci- influencia decisiva en la consolidación del espíritu capitalis~a-
dido en favor de la prlmera, se apacigua por una tregua que buJBUéS.
desdobla y entrega, a cada una de ellas, una parte de la conf}uc· ~n efecto; segt1n Max Weber, fué el Protestantismo quié~
ta del hombre. La Religión sefiorea en el alma individual, en informó espiritualmente el nacimiento y desarrollo ·del capt·
lo fntimo de la persona, y el afán de lucro se mueve con sol- tallsmo, al introducir, en el mundo, la idea de la "vocación"
tura y libremente en el campo de las relaciones exteriores ( calling, Beruf), que se origina en Lutero y se ~desarroll~
del hombre. Si cada uno impera en su distrito preestablecido plenamente en Calvino y los Puritanos 2 ). La ensenanza rell-
-se pensaba-, cuidando de no extralimitarse, se soslaya cual- giosa de los calvinistas a que hace referencia el sociólogo
quier colisión entre ambos sectores de la vida humana, y con- alemán, es la siguiente: el hombre no debe se.rvir a Dios por
secuentemente, está lograda la armonfa del hombre consigo y medio del ascetismo contemplativo de los misticos que se eva-
con el medio. No se niega que el hombre pueda creer en In den del mundo por. medio de una agradable quietud, sino que
existencia de un orden religioso, pero al mismo tiempo no se debe ser glorificado por la actividad mundana, a través de
concibe que este orden pueda contrastar con el orden econó- cuyos éxitos y fracasos percibirá el creyente su predestina·
mico y, mucho menos, que deba ahormar las leyes de éste a ción. Y esto por la siguiente razón: Dios ha creado a todos los
los imperativos morales-religiosos. En la organización capi-
talista-burguesa de la vida se le da prioridad a un criterio de 1) Cfr. AMINTORE FANFANr, Cattolicesimo e Protestantesimo nella
rar.ionalización, a un principio de orden que es de naturaleza Formar.ione Storica del Capitalümo, pág. 99.
económica. Y la novedad revolucionaria reside en haberlo !) Max Wt ber tiene hecho magistralmente un rastreo histórico sobre
arloptado como principio autónomo de un orden reputado tam- el s.gnificado religioso del vor.ablo "vocación", su sentido y distinta! acep-
bién como autónomo. En resumen: el fondo verdadero del ciones que le ba correspondido desde el viejo id:oma de los hebreos hasta
en los lenguas contemporáneas; Cfr. MAX WEBER, The Protestant Ethic,
contraste del espfrttu económico precapltalista y del espíritu pi¡. 204-211.
HO
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hombres pred~tinados para el estado eterno de gracia o de g11fa racionalmente el lucro, lo que es un evidente desconoci-
etuna condena: "No sólo anticipó Dios -escribió Calvino- la miento de la naturaleza humana. En cambio, es observable
cafda del prlm r hombre ... , sino que 19 dispuso todo por la quE: el hombre posee innato el instinto de lucro, y que en este
determinación de su propia voluntad". l Escogió ciertos indi- instinto reside el germen del espíritu capitalista. Ahí ha es-
viduos como elegidos suyos, los predestinó a la salvación por t7G ¡ tado siempre y seguirá estando in nuce la tendencia a lucro;
"su gratuita merced, sin la menor consideración hacia los mé- ( i¡¿> pero lo que no ha sido si~mpre y no siempre será, es el espi-
·ritos humanos"; el resto ha sido relegado a la condenación ritu capitalista como fuerza social, y esto es, precisamente,
eterna, por "un juicio justo, pero incomprensible:;>.a:a salva- la esencia del fenómeno histórico de la burguesfa capitalista. Tie-
ciC:n es, pues, obra de Dios y nunca áel hombre m1smo, que ne relación con la Religión, porque ellas son las que actuando
nada puede hacer por ella, sino, simplemente, buscar los sin- directamente sobre la potencia espiritual del hombre, pueden
tomas para establecer el estado a que está prede.s tinado por ahogarlo, enfrenarlo o impulsarlo. Lo que no podrán es ha-
el llamado (calling) indescifrable de Dios. As!:, los escritores cerlo nacer -afirma Fanfani- porque es nato, más bien, es
puritanos señalatan como un sintoma de predestinación para innato en el hombre.
la gracia, el éxito que el hombre tiene en sus negocios:,X"Si Malgraq.o que la explicación de Max Weber, por si sola y
Dios os muestra una manera con la cual es posible obtener en primer lugar, no es aceptable, es necesario indicar por dón-
rendimientos mayores (sin causar con ella daño a vuestra de el Protestantismo impulsó el espíritu capitalista que había
alma o cualquiera otra) al rehusarle y optar por una ocupa- permanecido dominado por . Ja teocentricidad de la Edad Me-
ción menos útil os cruzáis en el camino de las finalidades de dia y deveniao una incontrastable-.fu.eza social cuando, en·
vuestra vocación y rehusáis continuar al servicio de Dios".>< el siglo XVI, el Catolicismo es suplantado por el humani.smo
D"l esta manera, los planeos incansables y las esforzadas crea- antropocéntrico. El Protestantismo impulsó el capitalismo -ca-
ciones económicas del empresario y del trabajador no están be indicar con el precitado publicista italiano- cuando sostuvo
enderezadas a obtener ganancias y goces mundanos, sino a la inexistencia del nexo entre la acción terrena y la recom-
encontrar su "vocaci6n" y la señal de su destino agraciado 1).7 pensa eterna. Desde este punto de vista es ineficaz e insufi-
Como es de fácil deducción, con este nuevo credo religiosW ciP.nte toda distinción entre las corrientes luteranas y calvi-
lo que antes había sido para el creyente la mera tarea de nistas, pues si bien es cierto que Calvino dejó librada la sal-
conseguir los bienes materiales en cantidad suficiente para vación a la arbitraria predestinación divina y Lutero la
su subsistencia, se convierte en el cumplimiento de una obli- subordinó a la sola fe, ninguno de los dos vincularon la salvación
gación moraL a su conducta temporal. Indudablemente, el radicalismo de la
La explicación de Max Weber no puede ser aceptada tal afirmación calvinista es más propicio para fomentar la expan-
como la presenta el sociólogo tudesco; primero, porque en ella sión de las energ[as económicas.
se sostiene implícitamente que con anterioridad a la aparición El Protestantismo socava toda moral sobrenatural, termi-
de la idea vocacional del Protestantismo no existia el esp[ritu na con la ética económica del Catolicismo y abre las esclusas
ec~mómico del capitalismo, afirmación históricamente inexacta; a cientos de morales, todas terrenas y naturales. De aqw, que
y después, porque también su tesis Implica aceptar que antes el Protestantismo no hiciera positivamente en favor del espí-
de que aconteciera tal evento histórico el hombre no perse- ritu económico capitalista, como lo quiere Max Weber, sino,
en sentido negativo, despejando el camino a la acción posi-
1) Para un conocimiento de la concepción protestant~ de la "vocación" tiva de los impulsos que impondrian criterios económicos,
y la: consecuencias económicas que. trajo aparejada ~u aplicación, Cfr. MA't
WEBER, The Protestant Ethic, pág. 79 y si¡:.; R. H. TAWN&Y, Religión Glld suficientes y acabados en si mismos. En consecuencia, la apa-
Rise o/ Capitalism, pág. 216·220. rición de una nueva mentalidad en la esfera de la actividad
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económica no puede ser considerada como una obra del Pro- cálculo racional que se desinteresa de la totalidad del ser, y es
testantismo, sino que es una manifestación más -ya la he- negador y superador de las presiones naturales y tradicionales
mos visto en filosofía, poHtica y arte- de la inmanentización de su medio circundante. En la voluntad esencial, queda in-
que en todos los sectores de la Cultura trajo el Renacimiento. volucrado el pensamiento; en cambio, en la voluntad libre, es
.En este proceso, y en lo que a la economía se refiere, el Protes- ésta la que queda 1~tegramente incluida en el pensamiento.
tantismo representa el momento en el cual la religión legitima Consecuentemente, el propio ser o sujeto de la voluntad esen-
moralmente al espíritu capitalista al desvincular la acción hu- cial, es una unidad por su determinación interna, unum per se,
mana del mundo sobrenatural. Obrando en tal sentido no pro- mientras que el individuo o sujeto de la voluntad libre es co-
dujo efectos nuevos, sino que allanó los impedimentos que mo una formulación de dicha voluntad, es una unidad por su
pudieran dificultar la manifestación de un movimiento que an- determinación exterior, unum per accidens, unidad mecáni·
tes de la Reforma había dado pruebas de su vitalidad, y que ca 1).
por ella fué impulsado, sin que estuviera en la mente de sus Ahora bien, las formas fundamentales de la vida social co-
autores el hacerlo 1). rrE'sponden a los dos tipos de voluntad que hemos reseñado. De
la voluntad esencial emerge la comunidad, de la voluntad libre
En el tránsito que acabamos de reseñar, en los aspectos que lo hace la asociación. La comunidad representa el tipo de una
atañen al objeto de este libro, del mundo medioeval al mundo estructura social colmada y vertebrada, en la que el hombre
mfJderno, a través de ese suceso cultural -complejo, grávido y vive ejer~iendo a'ctos de voluntad con finalidades que apare-
ja~onante- que es el Renacimiento, se opera la intersección de cen dadas o preestablecidas. En cambio, la asociación es la ca·
dos estructuras sociales, la una naciente que consuma la cadu· tegs rfa social dondE0el hombre actúa con radical autonomía,
cidad de la otra, a quienes le ajustan los tipos puros descritos per iguiendo los fines wopios con los medios que considera
por Ferdinand Tonnies con la oposición de su dicotomía cate- más adecuados. De esti ihanera, la asociación trae aparejada
gorial: comtmidad-asociación. un laxitud de la textura visceral de la sociedad, el aflojamien-
La voluntad humana, que para el sociólogo tudesco es el to progresivo del núcleo fam111ar y el aumento de las obliga-
m:ís inmediato condicionante de toda relación y unión social, ciones contractualmente convenidas por los individuos. El in-
puede manifestarse de dos distintas maneras. En primer luga~. dividuo sustituye a la familia como unidad básica del derecho;
la voluntad esenciaL, con el querer y el hacer que lo trasunta, el dinero como obligación cambiaría y la obligación cambiaL·ia
aparece como una prolongación de la vida del sujeto en su ple- como dinero, releva al suelo como valor económico patrón;
nitud, no sólo asentado directamente sobre sus estratos irra· la posesión de los bienes como función social, cede ante la con·
cionales -sentimientos, emociones e impulsos- sino, también, cepción del patrimonio privado, librado al arbitrio absoluto de
impregnado de toda atmósfera vital y espiritual del entorno su propietario. Se opera, entonces, el tránsito del status al con-
histórico. El querer de ese hombre, que nace ajustadamente tratus. como conceptos oponentes de las formas jurídicas que
engastado en una sociedad orgánica y real, es un acto espon· le corresponden a la comunidad y a la asociación 2), 8).
táneo de la personalidad que se nutre y contornea en la
estruc-
1) Cfr. FERDINAl\'tl ToNNIES, Gemeinsclla/t und Guellschaft s• Au-
tura que lo comprende. La otra forma es la voluntad libre, por flage, Leipz.ig 1935, pág. 87 y aig. '
la que el querer del sujeto de esta voluntad, que se revela hol- _2) • Cfr. FERDINAND ToNNJES, Gemeincha/t und Cesellscha/t, pág. 184
gado én un medio ideal y mecánico, se determina por el mero '1 ugu1ente.
a~ "Es el t~á~sito descrito por ~onniea - afirma Medina &havarrfa,
1) Cfr. AMINTORE FANFANI, CattolicuiT1U> : e Protestanttsimo nella a!ud1endo al. naclmle!lto. de la modermdad- ~n la oposición de aus eatego-
Formazione Storica d el Capitalismo, pág. 127 y aig. riaa: comurudad-aaocJaCJÓn. La estructura aoc1al que ahora empieza a dibu-
1~4 14f
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Sa.mpay.-10.
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esto, el hombre, alambicado en' una de sus dimensiones: la
!V intelectual, queda apostado como la primera e indubitable rea-
lidad. Es el hombre moderno -el novato burgués- que retoza
LA CONCIENCIA FILOSóFICA DEL SUBJETIVISMO con la razón, que descubre el looos para crear y sostener desde
si al cosmo, para andar seguro y sati.sfecho por la vida, sortean·
DE LA LIBERTAD do y venciendo dificultades, para construir el mundo dond~
ha de morar; dueño absoluto de sí mismo y ensoberbecido de
Cuando el racionalismo crítico tumba al último pilar d2l
la fuerza demiúrgica de la inteligencia.
realismo aristotélico-tomista, que era el encofrado de la medio·
evaüdad, ~1 Renacimiento ultima su labor de negación, y con Pero como su nihilismo lo habfa dejado sin filosofía -los
intentos especulativos del Renacimiento no conforman un sis-
jarse, para cuajarse mi s tarde en toda su plenitud, es aquella en que pre· tema, sino que trasuntan apenas un nuevo espíritu:_ marchaba
domina la •·voluntad de arbitrio". Esta voluntad por oposición a la "vo· errabundo por vericuetos y encrucijadas, hostigado por el infor·
!untad esencial", creadora de la forma comunidad. es aquella en que la me presentimiento de su nuevo destino, aunque sin poder acertar
relación de med.o a f.o, contenido del acto voluntario, se obtitne mediante en dónde estaba su norte. Este frenético ambular y la angus-
un procedimiento racional. Esta racionalizc.ción obliga a separar todas cuan·
tas tendenc:as puedan oponerse al cumplimiento riguroso del íin. Además, tiosa incertidumbre que lo tenía rolando de atisbos a tanteos,
la txig~ncia de auaptab.l.dad a ese fin propuesto, produce aquí una cierta h¡m sido magistralmente expresados por Descartes en el co-
indiferencia con relación al medio nece: ario: no impurta cuál sea la natu· mienzo de 1& segunda Meditación metaf!sica: "La meditación
raleza de éste, siempre que por él ,se llegue al fin p.:.nsado. La t structura q'..1e hice ayer -había problematizado la realidad de todas las . . ,
social producida por la voluntad d~ arbitrio es la expres.ón soc:ológica de cosas exteriores-- me ha llenadv de tantas duda.s , que ya no me' '(í (/ , ,(.,.
un tipo de relacionts sociaks concebidas desde el punto de vista de la re·
!ación -de negocio. La sociedad -asociación- por esto, ee un mecan.smo es posible olvidarlas; y sin tmbargo, no veo de qué maner.a . ')
que adqu:ere su equilibrio merced a una armonía que apoyan loe propios podré resolverlas, y me hallo tan sorprendido como si, caído .de • \
inter~sados tn su conservación; es la asociación de cambios, a la que hay repente¡ en el seno de protund~s aguas, ni pudiera tocar el
que suponer en sus sujetos la act.tud y psicología del negociante. S6lo in· fondo con los pies, ni sostenerme a nado sobre ellas. Intentaré
tensan los demás hombres en cuanto éstos, de alguna manera, secundt.n
nuestras propias finalidades. Por eso la relac:ón entre ellos es la de uns un .esíuerzo, a pesar de toJo, y seguiré otra vez el camino en
enem.stad potencial. Estas lineas generales de la estructura Sociedad - que ayer entré, apartándr.me de todo lo que me inspire la me·
Asociación en el texto-- según Tonnies-- coinciden con d tipo de forma so- nor duda, como si íue•.d absolutamente falso, hasta que en·
cial que ahora nace y va a llegar a su plenitud. Como se ve, se trata a6lo cuentre algo que sea c.erto, o al menos, si otra cosa no puedo,
de constatar un proceso de rac.onnlización en la vida social; y es éata la
descripción que han hecho otros sociólogos con otros medios y categorías. hasta que me a::;egure de un modo evidente de que nada hay
No es otro el sentido de toda la obra de Max Weber: mostrar ua misma q11e sea cierto en el mundo. Para mover el globo terrestre del
marcha de la racionalización del mundo encarnada en el nacimiento y trana· lugar que ocupa, y transportarle a otro, pedía Arquímedes so·..
formación del capitalismo. La cual se refleja tn las mismas formas de do- lamente un punto firme e inmóvil; asi también tendré derecho "'
minación, ya que el tipo de dominación racional -es decir, la dominación para concebir elevadas esperanzas si soy tan dichoso que pu~
fundada en la legalidad y de tipo burocrático-- lB lo que constituye la for·
ma típica de tsta époc.a. Parecida es también la descripción de Freyer del da hallar siquiera una sola cosa, nada más que una que sea
tránsito de la sociedad estamental a la soc:edad clasista. Es d<cir, lo que cierta e indudable". Este fragmento de la obra de Descartes,
las transformaciones de la estructura soc:al revelan, es la afirmación de q11e como la totalidad de ella podría llevar a guisa de marbete
la subjetividad como idea de la libertad, cuyo sujeto o soporte real y eua el de la$ confesiones del hombre moderno -difiere de San
fotmas son diversos, pero implican s!empre la litltortecis.on de la razón
autónoma, y, en su forma más importante la autolegislación de la concien· Agust!.n, porque el Obispo de Hip,ma lo hace con Dios y éste
c:a moral en d individuo". Cfr. Jost MEDINA EcnAV.U RÍA, La SituacióA con la razón- muestra la c3utelosa suspicacia de quien aca·
Presente de la Filosofía Jurídica, Madrid 1935, pág. 29-31. ba de percatarse que ha ~~do objeto de un tremendo engaño
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y lo abruma la posibilidad de volver a caer en un yerro. Este en el entimema del "cogtto, ergo sum", el punto arqutmédico
pavor al error, es el trazo genérico de toda la filosofía a partir para levantar el mundo moderno. La coyuntura histórica le era
del Renacimiento, que hace r.ecoger al espíritu sobre sí mismo propicia. Una filosofía captora de la realidad histórica -Y no
y tornar las espaldas a la realidad. Este preterir del afán ·.ie artificios mentales inmaturos o extemporáneos- es siempre
saber. por el anhelo de no equivocarse, es el venero común que la conjunción de tres momentos diversos, a saber: un momento
nutre a Descartes, Locke, Berkeley, Leibniz, Hume, Malebranche tradicional, integrado por· el acervo doctrinario en descrédito
y, sobre todo, al gran exasperado de concisión conceptuai, que -hemos visto que el hombre renacentista habia derogado las
era Kant 1). formas de pensamiento y vida escolásticos; un momento actual,
La naciente estructura histórica necesitaba de una filoso· o sea, cuando reemergen en el hombre problemas espirituales
fía que le permitiera tomar conciencia de sí mismo; y ésta, que postulan una solución inmediata -estamos en el orto de
arrita siempre con retardo, una vez que la realidad de ella ha una estructura histórica fundamental que alinea en ·s{, apremio-
cumplido su proceso de plasmación. Por eso, Hegel la compara sas cuestiones gnoseológicas, estimativas, metafísicas, éticas;
con el buho de Minerva, que levanta su vuelo al caer el cre- y uri momento personal, que es la función especulativa del fi·
púsculo. lósofo constructor, que monta en un sistema acabado las ideas
Descartes, que aparece en el escenario cultural europeo an- y doctrinas que penden dispersas y latentes en el medio, dando
tes de mediar el siglo XVII, llena esta necesidad, al descubrir de esta manera expresión lógica 1a las necesidades vitales de la
época -Descartes, que se siente llamado providencialmente en ..
J) "La filosofía moderna adquiere en Kant su franca fisonomía al con- su célebre iluminación interior a enhestar un sistema de solu- !l't,
vertirse en mera ciencia del conocimiento. Para poder conoct r algo, es
precíao antes estar seguro de si se puede y cómo se puede conocer. Eate clones definitivas, es quien tira las coordenadas del pensámlen- ~ · ,~,
pensamiento ha encontrado siempre halagüeiia resonanc.a en la Slnsibil.dad to filosófico de la modernidad.
moderna. Desde Descartes nos parece lo único plausible y natural comen· Vuelta problemática la existencia del mundo exterior, ;y .
zar la t:losofía con una teoría de método. Presentimos que la m(.jor ma· resuelto a hacer pie en la "cogitatio" como en la única cosa _,.
nera de nadar consiste en guardar la ropa. Y, sin ~mbargo, otros tiempos cierta e indudable, fué ya muy difícil salvar la objetividad de
hon sentido de muy otra manera. La filosofía griega y mc;dieval fué una
ciencia del ser no del conocer. El hombre antiguo parte, desde luego, ain la.c; cosas. Se h izo una cisura abismal entre el pensamiento Y
deeconfianza alguna, a la caza de lo real. El problc ma del conocimiento la realidad, quedando, entonces, el yo pensante, y con él todo
no era una cuestión prevía, sino, por el contrarío, un tema subalterno. Esta el pensamiento moderno, empozado en su propia inmanencia.
inquietud inicial y pr:maria del alma modema, que le lleva a preguntarse Descartes intentó aún franquearlo de un brinco lógico, para
una y otra vt.z si será rosible la verdad, hubiera sido incomprensible para
un mediltüor a~ouguo. El propio Platón, que es, con Céear y San Agustín, asirse a la veracitas Dei, y rehacer de aquí a la realidad ext~r
el hombre antiguo mis próximo a la modernidad, no sentía curiosidad al· na. Fracasa en su Intento, ya que no logra salir de un proceso
¡una por la cuestión de si es posible la verdad. De tal suerte le parecía puramente subjetivo, sea en el orden psicológico, como tam-
Jncucetionable la aptitud de la mente para la verdad, que su problema bttsn en el distrito puramente gnoseológico. El mundo q1;1eda
era el Inverso, y se preguntaba una vez y otra: ¿cómo es posible el embutido en el sujeto, y las cosas, de datos se trans'forman en
error? .•••. . Véase cómo este tema, de rostro tan técnico, nos descubre pa·
lacllnaml nte una secreta, recóndita incompatibil.dad entre el alma antigua supuestos. Entonces, la realidad es a partir del hombre, pero
mndlnval y la modema. Porque merced a él sorprendemos dos nctitudes del hombre mutilado en su enterez, reducido a su mera dimen·
a•rlmarln antn la vida perfectamente opuestas. El hombre antiguo parte de sión intelectiva. En semejante concepción del ser humano,
un •"ntlmlento de confianza hacia el mundo, que es para él, de antemano, deecansa el individualismo burgués.
1111 ( :u1mo, un Orden. El moderno parte de la desconfianza, de la suspicacia,
a•nrque -Kant tuvo la genialidad de confe~arlo con todo rigor científico- Descartes siente, como hombre moderno, la arrogancia de
"' muncln ea para él un Caos, un Desorden". Cfr. ÜRTECA Y GAssET, Kant, su Ubr~ pensamiento, y lo gobierna como a la única instancia
ll:d. Revlel& de Occidente, Madrid 1936, pág. 88·89. válida ~\operante, para forjar por sf mismo el propio destin;,.
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Sobre esta fe, se erigen tres s'tglos de orden racional e lndlvi· trrtrla al libre albedr!o, y a la moralidad de la voluntad. Es
dualista. dt!dr, que el principio único de la moralidad cons\ste en la indi!·
En auxHlo de la realidad maltrecha por el Idealismo pro- pE-ndencia de toda materia de la ley (o sea de un objeto dese'.l·
blemático de Descartes, 'un doble equipo de filósofos parten do) , y sin embargo, al mismo tiempo, en la determinación del
con el propósito de salvar la objetividad del mundo corporal; libre albedrío mediante la simple forma legislativa universal,
pero al fracasar ambos en su intento, el movimiento lógico de de la que una máxima 'debe ser capaz. Mas aquella independen-
conexiones necesarias no hace sino acelerar la marcha haclR cia es la libertad en sentido negativo,· en cambio, esta legisla-
el subjetivismo que conforma e impulsa al Liberalismo del si· ciQn propia de la razón pura y, como tal, práctica, o sea, la auto·
glo XIX. Los idealistas del Continente, con E spinosa, Male- nomfa de la libertad; y ésta es, a su vez, la condición formal
brancbe, Leibniz, atribuyen a las ideas una realidad absoluta de todas las máximas, las que sólo pueden concordar con la ley
de la cual todo depende. Las ideas cardinales son las Ideas de práctica suprema previa esta condición" t ).
la mente de Dios o las inmutables leyes cósmicas, o, también, Con el imperativo categórico trata Kant de expresar la fo:--
all"bas a la vez, como en el espinocismo. Con este retoño del ma de una legislación universal, promoviendo un mero princi-
platonismo -las ideas constituyendo un mundo reaHslmo y pio subjetivo del querer a la dignidad de principio objetivo de
ejemplar- se quiere neutralizar el crecimiento incontrastable la legalidad moral. El imperativo se formula con la siguien~e
del subjetivismo, sólidamente asentado en las premisas rena· pauta: "obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al
centistas. Los empiristas insulares, cuyo relativismo radical se mismo tiempo que se torne ley universal 2).
inicia con Locke, para quién las cualidades sensibles de las co- Para Kant, y también para la modernidad, que se refleja
sas tienen existencia sólo en la mente del sujeto que las percibe en él como en un espejo, el único principio de la legalidad mora~
-persisten las cualidades primarias como notas de las cosas es la autonomía de la voluntad - la buena voluntad evangélica
mismas-, se agudiza con la filosofía inmaterlalista de Ber- - que se determina independientemente de las exigenci~s em- •
keley, el cual subjetiviza todo el ser, reducido ~ol~mente a pírlcas del mundo sensible, ya que el hombre como ser racional
pe"cepclón: esse est percibí,· y se colma con el soltp.~tSmo radl· y habitante del mundo inteligible, no puede pensar la causalidad
cal de David Hume, quien ya no sólo niega la realidad de la de su propia voluntad, sino bajo la Idea de la libertad. "Con
materia, sino que también lo hace con la realidad del yo. la Idea de la libertad hállase, empero, inseparablemente unido
A estas dos Hneas del pensamiento filosófico: la racionalis- el concepto de autonomw, y con éste el principio universal
ta continental y la empirista insular, que Kant llama, a la prl- de la moralidad, que sirve de fundamento a la Idea de todas las
m.~ra dogmatismo, y a la otra escepticismo, es a quien se pr.,_ acciones de seres racionales, del mismo modo que la ley natural
pone superar con su criticismo. El filósofo de Koenigsberg con- sirve de fundamento a todos los fenómenos" 8) .
suma la revolución cartesiana y expresa la fórmula filosófica Como se ve, el im11erativo categórico está menesteroso de
mis rigorosa y acabada del subjetivismo racionalista de la un contenido, que recién llegará a haberlo por la generaliza.
litertad. clón de una Intención, de un querer individual, concretado en
El subjetivismo de la libertad, en Kant, arranca de la con- la máxima. Se eleva, entonces, la voluntad racional del hom-
ce!)ción de la ley moral como formulación de la voluntad del bre -el hombre para el Iluminismo lo era sólo en cuanto ser
ser racional, en su carácter de voluntad universalmente legis- 1) Cfr. KANT. Crit;ra de la Razón Práctica. Trad. de V. E. Lo!UnJ.
larlora. "La autonomía de la voluntad es el único principio de MadT:d-Buenos Aires 1939, pág. 44.
toias las leyes morales y de los deberes aue a ella le corres· 1) Cfr. KANT. Furufnmentación de la Mttafi.~rtJ de ln.t co~tumbre$.
ponden : en cambio toda heteronomia del libre albedrfo, no sólo Tra:f. de Manuel García Morente. Espa!a·Calne, Matlrid 191!2, nál'(. f>7.
1) Cfr. KANT, Fundamentación de la Metafísicn de las Costumbre•.
ni) es la base de alguna obligación, sino que es más bien co11· pág. 115.
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racional- a una voluntad legisladora universal, consumándose citarla, instruirla y educarla para la sociedad doméstica; ter·
con esto, el trastrueque del Sermón sobre la Montaña por el cero, a regirla como un todo sistemático (ordenado según los
imperativo categórico, y el de Dios por la Razón del hombre- principios de la razón) necesario para la sociedad; pero siendo
¡la deidad de la época! . en todo esto, lo característico de la especie humana, lo siguien-
Pero a medida que los vestigios cristianos se vaporaoan, el te: que la naturaleza ha puesto en ella el germen de la discor-
mundo burgués era progresivamente trincado por la aton!a dia y querido que su propia razón saque de ésta, aquella con·
m0ral. ¿Qué sucedía, entonces, con el suplente ético: el impem- cordia o, al menos, la constante aproximación a ella, de las cua-
tivo categórico, que se había quedado menguado y espectante? les la última es en la idea el fin, mientras que de hecho la pri·
Es que el deber kantiano, suficiente en sí, que pasa por encima mera (la discordia) es en el plan de la naturaleza el medio de
del principio fundamental de la moral que está definido por una suprema sabidurfa para nosotros inescrutable: producir
su contenido, que desdeña el Fin último a realizar o Bien abs~ el perfeccionamiento del hombre por medio del progreso 'de
luto del hombre -porque en ese caso estaríamos en presenc1a la cultura 1). La ley del deber formulada en el imperativo cate-
del criptoamoral imperativo hipotético- no justifica la raíz 1e górico es la regla de conducta de la vida moral que impone una
la obligación moral, pues carece de un juicio de valor anterior sartal infinita de actos permisivos, vedativos y ordenativos.
que fundamente semejante obligatorledad 1 ). Del imperativo categórico se desprenden necesaria y lógicamente
La cosmovisión ética-optimista conformada por el idealismo dos direcciones de la actividad espiritual, que ensambla toda
kantiano, tan extraña a la naturaleza humana herida por el la actividad. moral. La una, exige un "conjunto de · condiciones , ·
pe~ado original, muestra su trágico resultado con el panorama por las cuales el arbitrio de cada cual puede coexistir con el~A ~.~
moral de nuestro tiempo. El subjetivismo filosófico de Kant, arbitrio de los demás según una ley universal de libertad" 2), ·:· ti , · '
tilme su lógico corolario en la concepción del Derecho y en los y es el fundamento del Derecho. La otra, impone obrar "como " .>
prlncipios de derecho público y cosmopolita, por medio de los si la máxima de -la acción debiera tornarse por la voluntad del
cuales su idealismo ha querido realizar la igualdad y la liber· sujeto, en ley universal de la naturaleza" S), y es el fundamento
tad real del hombre, en tanto que ciudadano, y de los indivl· de la moral. Es decir, que como la voluntad individual está
dvos, en tanto que miembros componentes de un mundo uni· siempre en actitud de estallar en aversión contra el prójimo y
ficado jurídicamente. tiende en todo momento a realizar su aspiración a una libertad
Para mejor fijar la doctrina jurispol(tica de Kant en la to· abc;oluta y dominadora, se precisa de una orquestaclón para ase-
taUdad de su sistema filosófico, es necesario hacer previamente gurar y equilibrar las libertades de cada uno, posibllltando su
co~xistencia. Esta ordenación la establece el Derecho, que sur-
algunas apuntaciones sumarias sobre su antropología. En efec·
to; el hombre, como animal dotado de la facultad de la raz6n, ge en la concepción kantiana, como una lógica consecuencia
puede hacer de sí un animal racional; y esto 1e lleva, primeN, del principio fundamental que cimenta la vida moral.
a su destino físico y prístino, que consiste en procurar la con· La ley que hace de la acción un deber, y, al mismo tiempo,
servación de su especie como especie animal; segundo, a ejer- de este deber un móvil, es una ley ética; la qtle, además, admite
otl'o móvil que la idea del deber, es una ley jurídica. La con-
1) "La vi e moral sera una vi e, rationelle. Tou! le monde !e ~;Dettra formación de la acción a la ley, sin ninguna consideración del
d'accord sur ce point. .1\lais de ce qu on aura constate. le caracter ratJonnel
de la conduite morale son fondement dans la pure ra1Son. La grosse ques· 1) Cfr. KANT, Antropología en Sentido Pra~mático. Trad. de José
tion rst de sa~oir pourquoi nous sommes obl!gfÍs dan; des cas oú i1 ne suffit
Gao•: Ed. Revista de Occidente, Madrid 1935, pá¡r. 221-22,
nullemr.nt de se laisger allf'r pour {aire snn devoir". Cft·. HEN'It BERC!ION, 2) Cfr. K ANT, Elements Metaphysiques de la Doctrine dr~ Droit Oer.
Les D;ux Sources de la Morale et de la Religion, 20me. Edition, Paria part;,. de la metaphysique des mor urs). Trad. Barni, París 1853, pÉ g. 43.
1) Cfr. KANT, Frmdamentos de la Metafísica de las Costumbres, pá-
1937, pág. 85. gina 67.
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m•Svil, se llama legalidad (Gesetzmassigkeit): pero cuando la marse una verdadera constitución civil; pero sln que se aluda
idea de deber prescrita por la ley, es al mismo tiempo el móvil con ella a una de las tres formas del Estado, sino que por re-
de la acción, se trata de la moralidad (Sittlichkeit). pú.blica se entiende tan sólo un Estado en genP.ral, y el antiguo
Una vez que Kant ha aceptado esta concepción mecánica del brocardicon: salus civitatis suprema lex est, no significa: el
Derecho, por la que establece que éste se refiere sólo al aspec· bien sensible de la comunidad (la felicidad de los ciudadanos)
to físico o externo de los actos, llega a la fórmula de que De· debe servir de principiÓ supremo a la constitución del Estado;
recho y poder de coacción significan una sola y misma cosa. pues este bienestar, que cada cual se pinta según su inclinación
"Como el Derecho en general no tiene por objeto sino lo que privada, de esta o la otra manera, no es idóneo para elevarse
hay de exterior e_n las acciones, el derecho estricto, es decir, en a ningún principio objetivo, como el que exige la universali·
lo que no entra nmgú.n elemento perteneciente a la ética (nichts dad, sino que aquella sentencia no dice nada más que esto: el
Ethisches), es el que no exige otro principio de determinación biP.n inteligible, la conservación de la constitución del Estado
que de los principios exteriores; porque en tal caso él es puro extstente, es la ley suprema de toda sociedad civil; pues ésta
y no mezclado a ningún principio de virtud. No se puede lla· sólo existe por obra de aquélla" 1).
mar derecho estricto sino lo que es enteramente exterior. Este En el plano de la concreción polftica, los miembros del Es·
derecho se funda sin duda sobre la conciencia que tiene cada tado, unidos en vista de una legislación común, gozan de
uno de estar obligado a conformarse a la ley; pero para deter· atributos jurfdlcos tnsltos a su naturaleza de ciudadanos, a
minar la voluntad de obediencia a esta ley, no es necesario in· saber: 19 la libertad legal, es decir, la facultad de no someter·
vocar esta conciencia como un m6vil y él no lo puede hacer sin se a ley aiguna que no haya consentido; 29 la igual-dad civil,
perder su fuerza; él se apoya únicamente sobre el principio de que consiste en no reconocer órdenes si no emanan de qule·
la posibilidad de una coacción exterior, de acuerdo, siguiendo nes tienen competencia para imponer una ob11gaclón jur(dica,
a las leyes generales, con la libertad de cada uno" 1) . y que, a su vez, .obligue a todos: 39 la independencia civil, que
La libertad y la ley, que mensura y ajusta a la primera, son hace de cada ciudadano un sujeto que no le debe su existen·
loe; dos goznes en torno a los que se mueve el derecho. Pero a cla y su conservación más que a sus propias fuerzas y dere-
loe; efectos de que la ley sea eficaz y .no un encomio vacuo, Kant chos, como miembro del Estado, sin depender consecuente·
cree necesario afíadir un término medio, que es el poder; el mente de la voluntad de otro.
cual, unido con aquéllos, hace fecundos estos principios. Con El Estado, cuyo presupuesto ideal es el contrato social,
esta triada de elementos pueden concebirse las siguientes com· que porta en sl tres poderes (trias polftica) que descomponen
binaciones: la unidad de la voluntad general en el sollerano poder, que
reside en la persona del legislador , en el poder ejecutivo, que
A. Ley y libertad sin poder = anarquía. reside en la persona que gobierna, y el poder judicial, que re·
B. Ley y poder sin libertad = despotismo. side en la persona que juzga. "Estos son como las tres pro-
C. Poder sin libertad ni ley = l •arbarie. posiciones de un silogismo práctico -dice el sabio lógico de
D. Poder con libertad y ley = República. Koenigsberg- la mayor, que contiene la le¡J de una voluntad;
"Vese únicamente -dice Kant- que la última merece lla· la menor, que contiene el orden para conducirse de acuerdo
con la ley; por último, la conclusión (la ;,entencia), que decide
1) Cfr. KANT. Eltml'nt., M~tophysiquesde In Dorrri,_e dtt Droit. ná". 46. lo que es de derecho en el caso de que se trata" 2).
El •ubravarlo nos ~rtl"ncce. Para la nposirión crírica df' la concepci6n
de la moral y el derecho en Kant, y loa probl<moa que ella ha auscitado, 1) Cfr. lú.NT, AntropoloFfa tn S.:on tido Pragmrítit:o. pág. 2~-1\1.
Cfr. A. Por.cr, Moralt- t Diritto en la nnttr'na K"'l ti"na. Riv:ata Interna· S) Cfr. KANT, Elements Meuzphrsiques de la Doctrine du Droit, pá·
zionale di Filosofía del Diritto. Anno XII, Fase. IU, 1932, pá(. 385 y ai¡. gina 112.
tH lH
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Esta concepción política-social del Estado expuesta por Kant, tórico, del cual, su última etapa en crisis -el Estad? de dere-
en conjunción con las concretas formulaciones de la técnica cho liberal-burgués- es el objeto de nuestro estudto.
constitucional anglo-francesa, forman unidas el contenido libe- Cuando se agota el mundo medioeval, hemos visto cómo
ral y democrático que a lo largo del siglo XIX gozó de estima· surge una cosmovisión antropocéntrica que engendra el sub·
ción dogmática, y sobre el cual se ha formado y constituido jetivismo y condiciona .la concepción inmanente del Estado
el Estado de .Derecho. Por otra parte, en el mismo derecho soberano; ahora, seguiremos su itinerario, dualízando pensa·
descualificado de Kant, reducido a mecánica de la seguridad y miento y vida al solo efecto metódico, ya que en una instancia
apenas salvado en sus apariencias por el pathos de su con- superior del conocimiento se considera extinguida esta des-
cepción moral, ya atisba el logicismo normativo de los neo- composición regional, y las partes se reintegran en el conjunto
kantianos de nuestros días. Además, -la absÓlÜtíz.áción que hi· estructural, que es lo que tiene realidad.
ciera, contradiciendo sus propios supuestos morales-racionales, A partir del Renacimiento, que inmanentiza los fines del
<le la validez del derecho positivo 1). prenuncian en su doctrina, hombre y del poder poUtico, se transforman las poliarqu{as -un
como León Duguit lo avistó con largueza, los primeros e!emen- conglomerado de sujetos de poder, territorialmente difusos y
tos de la concepción hegeliana sob-re la deificación del Estado 2). sólo pausadamente adunados- en unidades de poder político,
En páginas subsiguientes veremos cómo este subjetivismo permanente y rígidamente organizadas, que tienen un solo ejér·
racionalista de Kant, que destaca los derechos esenciales de cito, pero estable, una única jerarquia burocrática, una orga·
la persona como prerrogativas de ·Ia razón enfatizada por su nización jurídica fija y general, as[ como también disponen de
crítica gnoseológica, aliado a la acuñación jurídica definitiva una superlativa y excluyente soberan1a que posee la competen·
que hiciera la Revolución francesa de los derechos de la liber- cia de dotar las competencias. A través de esta concentración
tad obedeciendo a los requerimientos sociales de In burgue· en una eficiente unidad política de los atributos de poder, sean
sía políticamente dominante, proyecta sobre el siglo XIX la bu~ocráticos, miUtares y económicos -que primeramente fué
realeza victoriosa del Liberalismo. posible en las Repúblicas de la alta Italia por el temprano
desarrollo de la economla monetaria- reCién aparece el mo·
nfstico poder político, que distingue característicamente al Es-
tado moderno del Pafs medioeval 1 ).
V Bien vale que, antes de seguir, hagamos una ligera digresión
acerca de la significación singular de la palabra Estado. Fué,
FORMACIÓN HISTóRICA DEL ESTADO DE DERECHO precisamente, en una de las Repúblicas italianas del Renaci·
miento Florencia, donde vivió Niccolo Machiavelll, cuyo libro
LIBERAL-BURGlffiS más célebre introduce el nombre "lo Stato", para la designación
del nuevo status politico 2 ). Machiavelli comienza su Príncipe:
Necesitamos retrotraernos al umbral de la modernidad para "Tutti gli Stati, tutti i dominii che hanno avuto ed hanno. 1m·
aprehender el nacimiento y desarrollo del Estado moderno, perio sopra gli uomini, sono stati e sono o repubbliche o prmci·
considerado como activa formulación en el mundo social·hls·
1) En esta esquemática exposición de lo3 suputstos históricos del
1) Cfr. HXNst::L, Kant$ Lehre vom IPiderstandsrecht, Berlín 1926, Estado moderno seguimos de cerca el capítulo que Hermann Heller le de-
pág. li8 y !ig. d'ca al tema Cfr. lh:.R~fANN HELU:R, Staatslehre, pág. 125 y !ig.
2) Cfr. l.t:óN Ducon, /. J. Rouueau,. Kant et Hegel. Extrait de la • 2) ORAito CoNDORELU, Per la Storia del Nome "S!ato". (ll Nome
Revue du Droit Public et de la Science politique en France et á l'etran¡er ..Stato" in Machia11elli), Modena 1923; F. CoLLOTTt, Machlallell1. Lo Stato,
París 1918, pig. 30 y aig. Modeoa 1939.
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pati", con lo que da la genérica designación Mcnica de Estado camente pendientes de sus pagas. Con esto, el Príncipe, se
a toda relevante y permanente organización de poder político. llbra de la tornadiza fidelidad de sus vasallos, ganando el Es·
Durante el curso de los siglos XVI y XVII la nueva acepción tado el manejo único de las fuerzas armadas, al mismo tiempo
que se le da a la palabra "Stato", y que designa justamente que hiere de muerte el preponderante papel político y mil1tar
una nueva estructura concreta·histórica, es receptada en las len- de los caballeros. Lo costoso de la nueva técnica guerrera exi·
guas española, francesa, alemana e inglesa. Estado en español, gió la creación central de los medios militares, que a su vez,
Etát en francés, Staat en alem'án, State en inglés, muestran que apuró una reorganización de la hacienda pública. Recién, con
la concepción de un poder politico monístico, su activa realiza- esta forma de gobierno . financiero, se pudo sustituir al ejército
ción, y la nominación correspondiente, se expandió dominante vasallo, de servicio intermitente e inseguro, por una organiza-
por toda Europa 1). ción militar continuada y rfgida. cuya dirección está concen-
El desarrollo de plasmación del Estado moderno está ca- trada en el gobierno del Estado.
racterizado por la transferencia de los iristrume,ntos de domi· También las poliarqufas feudales se mostraron incapaces de
nación y los atributos de soberanía, desde la propiedad privada afrentar los problemas de gobierno, cualitativa y cuantitativa-
de los feudales a favor de la propiedad del Príncipe' a~oluto, mente acrecidos, de una sociedad dinamizada por el Salve
y más tarde, a favor del Estado. lucrum! -consigna de los tenderos romanos actualizada por
Un complejo de eventos sociales, de las más diversas índoles el burgués- y complicada por el predominio del factor econ:S·
y de las más encontradas direcciones, tramaron la textura mico,. que, como lo hemos visto, habfa adquirido sustantividad
histórica. Así, con la modificación de la técnica guerrera, que y fines propios. El Estado debió hacerse cargo de un ,;innú-
consistió en el empleo creciente de cañones y armas manuales mero de problemas de gobierno, verbigracia, la dirección cul-
de fuego, hizo necesaria la creación de un ejército per manente tural, muy especialmente de los modos pedagógicos; las cues·
y adiestrado, debido a lo cual los soldados quedaban económl· tiones técnicas·económicas provenientes del tránsito; la justicia,
etcétera, que hasta alH habfan competido a la Iglesia, a los
1) "Esta breve excursión en d mundo de las palabras no está dtos· señores feudales, a la familia o a las instituciones urbanas.
pro,·.sta de importancia práctica. Desde luego, que una \ ' et reconocido que Así como la unificación y estabilización de las fuerzas mi·
la palabra "Estado" es un término "moderno" que vrve para de~ignar una
noción "moderna", se deduce en buena lógica que no debería jam!Ís em· litares se consiguió por medio de una organización planeada,
plearse (al menos sin pn coución) para de8ignar formacione8 polít:cas an· también en los otros sectores administrativos se hizo indispe.
teriores a su aparición. Hahlar del problema de loa orí¡;enea del Estado, sable recurrir a una desfeudalizaci6n, para erigir, en cambio.
importa imaginar lo má~ lejano de las soc:edades humanas, loa comienzos una racionalización técnica y unitaria del poder polftico. En·
de un poder que no puede acr llamado aún político -desde que, d análiaia
descubre elementos que nosotroa llamamos místicos, económ.cos y politicos, tonces, hubo de montarse una organización burocrática esca·
todos confundidos e indiferentes-- y e!lO es dar lugar a una confusión du lonada jerárquicamente y con la competencia preestablecida
id-as intolerable. Deben ser considerados como or:gen de) Estado, solamente de los funcionarios idóneos designados por el gobierno y a
cuando comienza a exi~tir un organit.>mo que, a los hombres dd siglo XVI, quien le quedaban, por lo tanto, económicamente dependientes.
se le ap~rece como tan novedoso que ~ienten la necesidad de dotarlo ~e Por medio de esta jerarquía administrativa el Estado SE: cor·
un nombre: un nombre, que lo,; pueblos en la m:sms época ae lo trumiten
unos a los otros. Puo, segunda consecuencia de tales consideraciones: no poriza sólidamente, condicionando la relativa estática de su
hay lugar para hacer, a través de la Edad Media y la Antigüedad, un.t estructura, y recién se hace efectivo y eficiente el proceder
excavación para encontrar los punto, de contacto y los anteced~ntea de r elevante del Estado.
una institución que, los mismos autores de &u nacimitnto, tienen la ac nea· Ejército permanente y burocracia constante, tuvieron por
ción de que e•. no una continuaci6n, sino: una innovaci6n. Cfr. LuctEN
FF.BVRt:. De l'Etat Historique a L'Etat YitiQnt. A Travtrs les Mots, en: En- premisas la regularidad del gobierno financiero del Estado,
cyclopédie Francaúe X, L'Ewt Moderne, pá¡. }Q.Q8.2, que exige un sistema de impuestos reglados y entradas pre-
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determinadas. Los sujetos del poder poUtico en la Edad Media, Estado moderno, debe ser considerada muy especialmente la
desconoc1an completamente los presupuestos financieros, pues aparición, durante el siglo XVI, y su creciente desarrollo,
nunca existió una separación del erario con el patrimonio de durante los siglos XVII y XVIII, de la ciudad industrial, de
los pr1ncipes. Ahora bien: estos cambios fueron posibles cuando las grandes y populosas urbes con cientos de miles de habi·
la econom1a burguesa-monetaria, que pone en circulación la ' tantes 1), cuya aparición llena de júbilo a los contemporáneos:
riqueza mueble de valor cambiario, supera a la economía pa·
"Una ciudad entera, construfda con magnificencia parece
trimonial que determinaba en gran parte la dependencia
salida por milagro de un viejo foso, y nos hace pensar, con sus
p~lítica-económica del Prfncipe y los estamentos para con el
tejados soberbios, que todos sus habitantes son dioses o reyes".
ieudal. Sabido es que el derecho feudal no había previsto otra
forma de propiedad que la tierra; pero los usureros judíos de (CoaNElLLE, Le menteur, acto II, escena V 1
Francia y de España, la liga Hanseática en Alemania e Italia,
los piratas normandos del Norte y las corporaciones artesana~ Las ciudades son sostenedoras y aliadas del poder central,
de las "ciudades libres" introducen una forma de propiedad porque de esta manera sus pobladores -pertenecientes en su
menos visible, y consecuentemente, menos controlable en las gran mayoría al tercer estado- escapan a la férula feudal.
transacciones económicas: el dinero. Aunque la burguesía - Los nuevos ciudadanos son siervos arrebatados a los fundos
consubstancialmente unida en su existencia con esta forma de feudales, que van debilitando su fuerza productora y militar
propiedad- tuvo que vencer dos serias dificultades: Jos tribu· en la medida. que la ciudad se fprtifica. La ciudad ofrece sus·
nales de la Iglesia que impedían la "usura" y la poHtica de titulr la sujeción al suelo por una libertad cfvica urbana que
los nobles que rehusaban acordar las "libertades" necesarias 1 ). exime, a quienes se vienen a avecindar a ella, del servicio
Entre los elementos que contribuyen a la formación del mllitar y de las gabelas del sefior, que les garante el derecho
de propiedad privada, de libertad de herencia y de matrimonio. ·
1) "El poder central, rey, príncipe o soberano, súbitamente se de<>· Por eso, la norma fundamental del derecho foral de la Alta
embaraza de sus rivales: políticamente él ha devenido todopoderoso. Loa
vasallo~ rebeldes, que hacian temblar al Rey-holgazin, son transformado'
Edad Media: el aire de la ciudad hace libre (Stadtlup macht
a través de un cuarto intermedio de parlamentarismo en flex:bles cortesanos frei), es defendido con bizarría por la naciente clase social
protternados ante d Rey-Sol. Dependen de él, porque sólo las fuerzas mili·
tares que posee en sus tjén:itos mercenarios pueden reprimir las tentativu 1) "Ya en el siglo XVI ae eleva a 13 o 14 el número de las ciudades
de rebelión de los rústicos txosperados. ~ientras que con la economía ns· con 100.000 y más habitantes. En primer lugar fi¡nran las ciudades italia-
tural la corona estaba casi Piempre ligada con los paysanos y las ciudades nas: Venecia (en 1563, con 168.627;, en 1575, con 195.863), Nápoles
contra la nohlua, nosotros tenemos ahora el absolutismo, surgido del Es· (240.000), Milán (cerca de 200.000), Palermo (en 1600, aproximadamente
tado feudal , en alianza con la nobleza, contra los representantes de los 100.000), mientras Florencia, en 1530, sólo tenía 60.000 habitantes. In me·
caudales económicos. A partir de Adam Smitb es común repre!entar esta diatamente vienen las ciudades españolas y portuguesas: Lisboa (en 1629,
transformación, de tal manera que aparece d estúpido hidalgo pobre ven· 110.800), Sevilla (a fines dtl siglo XVI, 100.000 aproximadamente) . Luego
diendo su derecho de primogenitura por un plato de lentejas, abandonando las Clamencas: Ambere~ (en 1560, 104.972), Amsterd1m (en 162.2, 104.961).
la dominación soberano por cosas fútiles. Nada es más falso que este Vienen, por último, París y Londres. París, contra cuya excesiva extensión
punto de vista. La verdad es que la economía monetaria basta, por sí aoJa, se publicaron edictos reales a mediados del siglo, retrocedió notoriamente
para aument:~r la fuerla política del poder central, hasta tal punto qu~ en cuanto al número de habitantes, a consecuencia de las guerru reli-
toda resistencia por parte de la nobleza !ería insensata. Con el dinero ae giosas. En 1S94 tenía, aproximadamente, 180.000. Londres crec.ó rápida·
pulde equipar perfectamente a jóvenes paisanos y hacer soldados de pro· mente y a fines del siglo adquirió todos los caracteres de las grandes urbes
fesión, quienes en masas compactas no se dejan vencer por la tropa poco como se de!prtnde claramente de una disposición dictada por Isabel en
homogénea del ejército señorial. Cfr. FRANZ ÜPPENBEIMER, L'EUJt, 1e1 1602. En el período de esta Reina podemos fijar en 250.000 el número dr.
Orisines, ses tt-olution et son Avenir. Trad. de M. W. Horn, París 1913, habitantes". Cfr. WERNF.lt So!rfDART, Luio r Capitalismo. Trad. de Luia laa·
pág. 186-88. bal, Ed. Revista de Occidente, Madrid 1928, pág. 43-44.
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burguesa, y el poder central, interesado en acrecentar las ciu· dico que deslinde y fije las competenecias de los funcionarios.
dades en desmedro de los díscolos feudales, acentúa su vigencia Ahora bien, si a esta unidad excelsa de dominación, que
consagrándolo en el nuevo derecho instituido 1). es el Estado, la quisiéramos representar como un statu-s, no
Es de hacer notar que son fuertes motivos políticos los es suficiente con exponer un derecho conceptualmente siste·
que impulsan este desarrollo económico, pues la concentración matizado para las relaciones jurídicas privadas, sino que debe
del poder estatal activa sin pensarlo la forma económica ca· llegarse a lo mismo con las relaciones de soberanfa, y justa·
pitalista; asi, por ejemplo, corl el periódico recolectamiento de mente. en esta necesidad organizadora, tienen sus orígenes las
los impuestos se estimuló la circulación económica, y con los Constituciones escritas. La novedad no consiste, como se ha
grandes ejércitos permanentes se posibilitó la producción y creido, en la primitiva consagración de los derechos indivl·
venta en grandes escalas de las mercancias. Recién, con el mer· duales de la libertad que durante la Edad Media se convinieron
cantilismo, fué estimulado en forma consciente y planeado el entre los Prfncipes y los vasallos fijándolos en las ·•cartas",
desarrollo económico para la fortificación del poder político. sino que ella af.inca en la sanción de una ley constitucional
El mercantilismo se basa en la estimación de los metales pre·r escrita, en el sentido de una decisión polltica total, que ordene
ciosos, amonedados y amonedables, como los protofactores del de manera duradera los futuros procederes estatales. Se sus·
enriquecimiento del Estado. A tales efectos, es indispensable tituye la ratio status, omnipotencia incontrastable del Príncipe,
organizar la industria y el comercio; reglamentar la primera por el ius certum, normalización permanente de las funciones
de modo que se pueda producir con el minlmo costo -medidas estatales. El primer ejemplo de una moderna constitución es·
poblacionistas, máximo legal de salarios, régimen de trabajo crita es el fnstrument oj government de Cromwell, del afio
forzoso, creación de manufacturas reales; reglamentar el se- 1653, y que como su fautor lo expresalifl, tenia por objeto dar
gundo, con el propósito de reducir las importaciones e lmpul· una regla fija, algo que fuera para el gobierno análogo a la
sar las exportaciones. Resumiendo esquemáticamente, podrla Carta Magna, permanente e inviolable: "In every government
definirse el mercantilismo, que es el último tramo económico there must be Somewhat ¡undamental, someu.•hat like a Magna
para arritar al Estado absolutista, con los siguientes conceptos Charta, which sho,;ld be standing, be unalterable" 1 ).
económicos: crisohedonismo, socialismo monárquico, balanza Si a la concepción renacentista del Estado que, como lo he·
comercial favorable, exclusivismo marltimo y colonial, sever' mos visto, era potencialmente amoral y que a partir de Ma-
celo internacional. chiavelli ganó sefiorio excluyente en los espfritus europeos,
La sustantivación del Estado como eficiente unidad poUtica, la integramos estructuralmente con el proceso de concreción
militar y económica solamente pudo adquirir realeza cuando histórlca·social que a partir del siglo XVI se venia realizando,
se corporizó también como peraltada unidad de decisión. El como lo acabamos de reseñar, tenemos como resultante la
proceder relevante del poder poUtico exige un ius certum vá· primera formulación actlva del Estado moderno: el Estado
\ido para todo el ámbito estatal, un sistema único y hermético absoluto, con la lnsita paganización del poder, venero de todas
de reglas escritas, en cuyo comienzo se hizo con la recepción las esp~cies de demasias, y a quien los revolucionarios de
:lcl derecho romano; también, la coordinación en la división Francia crefan verlo en su realfsima objetividad en las maz·
del trabajo burocrático hace necesario un ordenamiento jurl- morras de la Bastllla y en la testa coronada de Luis XVI.
Pero a extramuros de la ciudadela monárquica venia acre-
1) P::ra un con oc: mi< nto completo de dicha norma de dert.eho foral cÉmtándose una clase de au:ciliares de la realeza o clase de
med oc\·al, y sobre todo, para el estudio de la consagración legi•lativs 'in·
guiar en los disrintos E tadoa europeos, nos remitimos al capítulo especiul
qu, le ded:ca RoBERT vo~ KELLER, Freiheitsgarantien /ür Person und 1) Cfr. Gtoac Ju.LJNEK, Teoría General del E$tado. Tomo 11, pi¡i·
Eigcntum im Mittelaiter, pág. 118.-11. na 175, nota 2.
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dependientes, como George Sorel denomina a la burguesía 11· propio 1). Antes, procuraremos dar algunas nociones necesa-
beral, que había nacido cuando la rfgida austeridad cristiana- rias para entender lo que significa soclológicamente el concepto
medieval comenzó a relajarse, que recibió su espíritu mundano de clase social.
del Renacimiento y la legitimación moral de la Reforma, y que · La diversificación de la sociedad en grupos sociales, a quie-
en una coyuntura propicia hace su aparición como protago- nes integran individuos que desempeñan una misma función,
nista en el proscenio de la Historia. con la mentalidad genérica que impone la tarea profesional,
La burguesfa, que se abreva en la cosmovisión renacentista, tiene la evidencia del dato, y, a partir de las observaciones del
tiene el mismo espfritu que condiciona al nuevo Estado, a la fisiócrata Baudeau -en la Introduction a la philosophie éco-
nueva re.igión, a la nueva ciencia, a la nueva técnica y, tam- nomique (1771)- su concepto también aparece con nitidez,
bién, a la nueva vida económica. Está penetrada por el im- aunque visto con la unilateralidad burguesa: la distinción de
pulso de empresa que le hace ganar el mundo, que lo libera clases sociales con fundamento puro y exclusivamente de ord.en
de los mandamientos éticos de la religión, que con la ciencia económico. En cambio, la realidad es que los estamentos profe-
descifra los enigmas del cosmo, que con la técnica domeña la sionales se encuentran vertebrados con una cierta ordenación
naturaleza, que descubre continentes, mares y rutas. Pero como jerárquica; y en la cima de la sociedad, a uno de ellos, ensan-
sus fines ('ran puramente terrenales, afincó sus impulsos en chado como clase social con conciencia y aspiraciones poUtlcas
las actividades materiales, con lo que derrumbó una economfa de ser el "todo", ademés de su especifica labor, le corresponde
mediatizada a la ética, limitada a la mera satisfacción de las la función representativa del dominio político. En ~onsecu en
necesidades, basada en la sooriedad, mantenida siempre en si- cia, el ctiterio decisivo de clase social es politico y no profe-
tuación estática y equilibrada, para levantar, en cambio, una sional; con este último criterio no podrfamos obtener el con·
economfa individualistcl y lucrativa. Junto a este espiritu de/ cepto de clase social, sino, a lo sumo, el de estamento -..;::;.
empresa, agudizado en el campo económico, surge el esp{ritu. profesional, qJ,le puede ser una preciase.
de acumulación, que ha procurado a la vida económica de ~ Pero la más seria dificultad para definir la clase social en
modernidad una ordenación segura, una exactitud de cálc\1ÍO, términos cientfficos y delimitar sus contornos precisos -anota
una fría determinación de amontonar rlq\lezas, que fuV efl· Francisco Ayala- viene de que dicha formación histórica es
<:iente por espacio de unos siglos en los estratos inferiores un complejo objetivo-subjetivo a qUien integran, un contenido
de la sociedad, entre los sujetos económicos de la vida urbana, de conciencia compartido: la conciencia de clase, y la estruc-
entre los mercaderes y artesanos. El espfritu de empresa, que tura real de una comunidad viva donde toma cuerpo el dato
empuja a la conquista y a la adquisición, y el espíritu d~ acu-
mulación, que aspira a ordenar y conservar, son los dos ele· 1) La acepción de "burguesía", como una clase social, la encontramos
mentos componentes del espíritu. burgués en la plenitud de su por primera vez en una correspondencia del embajador nneciano Pietro
Duodo (1598). Duodo divide en dos brazos al "tercer estado" francés: 1:1
conformación, que mundaniza los fines de la vida, y que, ~ás clase agraria y la burgue•ía. Dice así: "L'altrm_ sorte poi di genti del terto
angostamente, concluye imprimiendo a la existencia humana stato, che si nomina borghe3i, si puó divider in due porti: runa é quclla
un excluyente sentido económico. dei mercanti, e l'altra deBli uomini di roba lunga". Cfr. Le Relazioni Degli
Ambasciatori JIeneti, edic. Eugenio Alberi, 1863, pág. 157-9.
Entrado el siglo XVIII, la burguesfa, que a la sazón posee En el siglo XVIII, Savary des Bruslons define la burguesía como la
todos los elementos de una clase social, se objetiva en una co- clase social ni noble, ni eclesiástica, ni de la alta magistratura, aino como
munidad real y efectiva -a quien informa un orbe mental la que integran aquellos que ".1on néanmoins, par leurs bit:TIJ, par leurt
concreto- y que aspira al dominio político para realizarse richesses, par les empleois honorables dont ils sont revetus, et par leur
plenamente en un sistema de Cultura que universalice su etho~ commerce, fort au dessus des Artissans et de ce qu'on appeUele le peuple".
Cfr. Dictionnaire de Commerce, ed. 1759, palabra: Bourseois.
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de conciencia. "La conciencia de la comunidad de vida y de activo del movimiento de sustitución: una clase social; y con
destino es lo que mantiene a cada clase social apretada en s(, un fin: universalizar en un acabado sistema de Cultura el ethos
coherente, unida por un lazo de fidelidad radical que, en último de esta clase social.
término, responde al instinto de conservación: pues se trata Tal era la precisa situación en que se encontraba la clase
de conservar la integridad de la persona individual dentro de burguesa en los pródromos de las revoluciones del siglo XVIII.
sus estructuras psiquicas fundamentales, y se trata también Su origen común que :remonta a los mercatores de los burgos
de conservar las estructuras sociales que son moldes de aqué- de la alta Edad Media, sus afines intereses económicos que
llas y condición de las vidas que discurren por su cauce t). defender de la arbitrariedad del Estado absoluto y de las res-
Esta conciencia de clase se objetiva -la sola coyunta pst- tricciones éticas de la Iglesia, la universalización de la menta·
quica no basta para crear una clase social- en una sustantiva lldad propia al homo aeconamicus y la vigencia de una especi-
comunidad de individuos que desempeñan una función social fica escala conceptual de valores que emerge de su concepción
homogénea, con la privativa mentalidad que ésta impone y con del mundo y del hombre, a la par que la estructura en la viva
la suficiente fuerza para intentar el predominio poHtico de la comunidad de una clase social, la dota de todos los elementos
sociedad. ¿Por qué, esto último, que la clase social tiende na· esenciales para imponer su predominio político, y, con ello,
turalmente hacia el predominio poHtico para universalitar en realizarse plenamente en todos los distritos de la Cultura.
un sistema cerrado de Cultura su propia cosmovisión? Es - Este agregado de Individuos, de familias y de grupos, habh
cabe responder con el precitado sociólogo- porque la clase devenido clase burguesa en la progresión que sus integrantes
social, en cuanto comunidad de vida y destino, se halla dorn1· 'cesaban dé ser cristianos. Nuevos hombres que erán dueños
nada por un cthos propio, es decir, por una cierta y peculiar de un mundo nuevo que habta desterrado de su seno a Dios
constelación de valores que se afirman incondicionalmente pa· y al demonio, donde no hay ya pecadores ni santos y donde
ra realizarse en plenitud, para imponerse con exclusividad. no se conocen más las angustias ni los éxtasis de antaño. El
"Este ethos, que presta sentido a su tradición y orienta su Dios nuevo, de la burguesía, que es el Dios del Defsmo -
desenvolvimiento futuro como unidad histórica, no expresa un Dios meramente constituyente del Universo-, que no im-
un cuadro valorativo arbitrario; más bien, se encontrará en pera sino sobre la naturaleza y que su providencia se siente
conexión con la actividad funcional a que el grupo se halla sobre los cuerpos sólo en su "constitución", deja señorear al
consag¡:ado, respondiendo a hna visión del Universo que co- hombre en su lugar, y este hombre es suficiente en si para
a
rresponde su mentalidad" 2). todo lo que concierne a su destino. Las leyes naturales deter-
Puede decirse, entonces, de un modo general, que en con- minan el curso de los astros y todo lo que pasa en la tierra;
tacto conociente con estos momentos sociológicos caracteriza· y Dios, como un buen rey constitucional, deja gobernar a la
dos por la conquista del predominio político por una clase ley, se abstiene de intervenir en el preciso curso de las cosas '!
social nueva, nos encontramos con un punto de partida: un 1' de quebrar el orden perfecto y preestablecido en la creación.
mundo en crisis, cuyo ethos es puesto en duda; con el agente se atempera menos el poder divino que el ejercicio de este
poder, o, como dedan los jansenistas aludiendo la doctrina de
1) Cfr. FRANCISCO AYAr.A. NollU para una Sociología de [(U Clases los jesuitas, se "reducen y r estringen" los derechos de Dios.
Socialrs, en: Universidad. Publicación de la Universidad Nacional del Li· Este es el Dios constituyente, a quien la burguesia reconoce
toral T. 8, mayo de 1941, pág. 175. como el organizador de las cosas del mundo, de manera que,
2) Cfr. FRANCISC"O AY4t.A, obr. cit. páp;. 176. Para un estnd!o Mm• desde la constitución del eosmo, todo está justamente preesta·
pleto de las clases sociales Cfr. M. HALBWAC.HS, Des Ckzsses sociales. di Li·
braire Félix Alean, París 1937; Arthur Bauer, Des classea sociales, Analyae blecldo por leyes naturales aprehensibles por la razón; y. ade-
de la vie sociales, Paría 1902. más, éste es el Dios neutro que se abstendrá de intervenir
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en sus decisiones cuando Jos hombres, prudentes y razonables, de Santa .Teresa de J esós. La transformación es aú.Íl más pro-
reglen sus propios destinos. Porque la burguesía reconoce la funda en los conceptos, aunque los mismos términos se sigan
necesidad de un Dios severo y de un averno expiador que empleando para la designación. Asf, verbigracia, con el dominio
sirvan para la recompensa o el castigo de quienes no confor- de sf mismo, que antafio tenfa el sentido de que con él se re-
maron su conducta mundana a la escala de sus valores mo· velaba, sobre todo, la soberanfa de la persona espiritual sobre
rales: "en el régimen cO"nstitucional que ella extiend~ a todo el caos de los impulsos sensibles, la caballeresca voluntad de
el Universo, Dios será algo asf como el poder ejecuti o de la dominio sobre las tnclina:ciones, el orgulloso sentimiento de la
conciencia burguesa para el más allá" 1). fuerza para acabar con ellas prescindiendo de las consecuen-
El burgués es el homo aeconomicu.s que al sobreestimar el cias más o menos favorables para los propios fines utilitarios.
valor de utilidad lo antepone a éste en sus relaciones vitales; En el burgués, la templanza, la probidad, la moderaci6n, re-
que todo lo convierte en instrumento de conservación de la sultan un simple medio para encauzar felizmente los negocios
vida, de lucha natural por la existencia. El semejante es una y eliminar, en lo posible, al concurrente; y cuando este fin no
energfa trabajadora, la naturaleza un medio de producción y existe, esas cualidades no son positivamente valores. La fide-
la vida entera se desenvuelve con la forma de un proceso ge- lidad era la natural continuidad y persistencia de un sentir
nerador de riquezas 2), amoroso y leal, y el hombre fiel hubiera considerado como un
. En el plano de las estimaciones morales, la burguesla in· ultraje toda exigencia de promesas obligatorias y de relaciones
vterte el orden jerárquico de los valores, mediatizando los contractuales, que ponen en duda, precisamente, esa continu1·
excelsos ~el espíritu al valor de utilidad; la inversión de la dad natural de la devoción y erigen, a cambio de ella, una
valoración se manifiesta, sobre todo, -expresa Max Scheler garantfa ardficial. Para el burgués, la fidelidad es la mera
en páginas de insuperable vigor- en que los valores profesio· disposición al cumplimiento práctico de las promésas y con·
nales del comerciante y del industrial los valores de las cua· tratos. La veracidad era antafio estimada, sobre todo, como la
lidades con que este tipo de hombre p~ospera y hace negocios, valentfa de la confesión, como la repulsa a la sumisión de fas
son exaltados al rango de valores morales universalmente vtf· valoraciones e intereses ajenos, a los cuales el embustero se
~idos y aun "supre~ Prudencia, rapidez de adaptación, somete, por lo menos, momentáneamente. El burgués, en cam-
mtelecto calculador, inclinación hacia la seguridad de la vida bio, tiene cada vez más el sentido de que no se debe pensar
Y del tráfico universal, o las cualidades capaces de producir ni hacer nada que no se pueda decir ante el tribunal de la
estas condiciones: espfritu de contabilidad en todas las cosas moral social y la opinión píiblica. "El ahorro era ap.reciado
de continuidad en el trabajo y la labor, ahorro, exactitud e~ antafio como una expresión menor de la misma tendencia que
el cumplimiento de los contratos, son virtudes que reemplazan se encarna en el ideal evangélico de la pobreza voluntaria,· se
las del cristiano-medioeval: el denuedo, la valenUa, la decisión le consideraba nacido de la idea de sacrificio; y, pÓr otra parte,
de sacr~ficlo, la grandeza de alma, la altivez, el arrojo que era estimado como una forma de aptitud vital (no de virtud)
desprecia el cálculo, el culto del honor, la indiferencia ante en los pobres, y sólo en éstos. Ahora, sin atender a la idea
los bienes económicos, la fidelidad a la familia y a la estirpe, , de sacrificio ni al ideal evangélico, es realzado como una vir-
la sumisa humildad ante los designios de Dios, la comezón de tud -y, lo que es decisivo, como una virtud de los ricos-,
eternidad, tan bien expresado en el "muero porque no muero" aunque conservando el término su pathos cristiano. Aguda·
mente, hace resaltar Sombart, en sus consideraciones sobre
1) Cfr. B. GROETHUYSEN, Origine& de L'esprit Bour8eoi& en France Albertl: Esto fué lo inaudito, lo nuevo: que alguien tuviese
L't11Hse tt la Bourgeoissie, París 1927, pág. 123. · los medios y, sin embargo, los gttardase inempleados. La idea
, 1). Cfr. WEANE.II SoMBART. Der Bour8toi&, Müncheo 1923, pág. 149
del ahorro apareció en el mundo. Pero no del ahorro forzoso,
r 11gwentes.
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privilegiadas de la Espada, la Toga, la Iglesia y la Admlnis· básica eXpresión en el contrato social, entendido como legitl·
tración. Con el objeto de poner fin a este status de sinrazón, mación racionalista del Estado, y, su más concreta manifesta-
el tercer estado, que Sieyes lo muestra como el auténtico po- ción, en la soberanfa del pueblo, de carácter inalienable, im-
seyente de las cualidad~xootsas que se atribuyen los cuadros prescriptible e indivisible 1).
privilegiados, requiere el ser participe en la formación de la Es fácil colegir, que la voluntad general de Rousseau es la
voluntad poHtica de la colectiVIdad, además, que su ingénita politizaci6n del imperativo categórico de Kant, o mejor aún,
suspicacia moderna le hace doblar sus precauciones, al exigir por fidelidad al orden cronológico, la voluntad universalmente
atajos para que el Estado quede interdicto de actuar en el legisladora del filósofo de Koenigsberg, es la individuación de
interior de una ciudadela -donde se guarecen: Religión, Cul- la voluntad general del ginebrino. Ambas voluntades, puras
tura y Economía- reservada para la exclusiva y libre compe- de las solicitaciones del interés particular, y que una de ellas
tencia de la Sociedad. mueve la acción política, y la otra la acción •monástica, se la
¡
Las exigencias de la burguesra de una forma de Estado endilgaban al hombre moderno, que era reducido a la mera di·
que le garantiera la juridicidad formal, su intervención en el mensión racionalista.
gobierno, el respecto al reducto de las libertades -su formu- Montesquieu, en la línea de la concepción del Estado secu-
lación histórica·social conformará el Estado de Derecho libe- lar y soberano que arranca de Maquiavelo, Bodin y Hobbes, des-
ral-burgués- venfan abonadas por perentorios requerimientos arrolla en el célebre .capítulo VI del libro XI de su Esprit des
doctrinarios, resumidos en ~ siglo XVIII, con un especifico Lois (1748) la teoría sobre la separación trina de los poderes,
sello racional y 'subjetivista, p~las teorizaciones de Rousseau como la manera más eficaz de establecer un gobierno liberal,
y Montesquieu, por la filosofla del Iluminismo 1) y por la ya que crea un sistema de equilibrio de los órganos del Esta·
doctrina de una economía empirl ~ e individualista. do: le pouvoir urréte le pouvoir. Esta garantra de técnica cons·
Con Rousseau, llega a la plenitua de su conformación la titucional -que a partir del Instrument of Government de
teorra del contrato social que efunde la Reforma y cuyo máxi· Cromwell se venfa realizando en la organización constitucional
mo exponente habla sido Althuslo. Con esta concepción con- inglesa- fué consagrada por la recelosa burguesía cuando se
tractualista, que a partir .del Renacimiento se venia haciendo impone políticamente a través de las revoluciones americana
~
valer como legitimación inmanente del Estado, tiene el tiers .. y francesa 2 ) •
état la fundamentación teorética para su exaltación poHtica. '
Desde los albores de la modernidad venía .siendo en la lite·
La volonté générale, que según Rousseau es "siempre justa y
tiende a la utilidad pública", que no puede errar y que es l) No pudiéndonos extender en la exposición de la filosofía política
"constante, inalterable y pura" -voluntad objetiva y unlver· de Rousseau, a quien necesariamente debemos referirnos en la perspectiva
sal que difiere de la volonté de tous, que es el mero ensambla- de una tstruclura histórica, nos remitimos para ello a los recientes y ma·
miento aditivo de las voluntades particulares 2)- tiene su gistrales ensayos de Paul L León: Rousseau el les Fondements de L'etat
..,
Moderne, Arch~ves de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique,
1) "La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable inca· 1934, 3·4, pág. 197-238; Le Probléme du Contrat Social che: Rousseau,
pacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de eu inte- Archives, 1935, 3-4, pá.g. 157-201; La ldée de Yolonté Cénérale chez. J. / .
1: Rousseau et ses Antecedents Historique.s, Archives, 1936, 3-4, pág. 148-200;
ligencia sin la guia de otro. F..sta incapacidad es culpable porque su causa
no reside en la falta de inteligencia eino de decisión y valor para servirse La Notion de Souveraiueté dans la Doctrine de J. J. Rousseau, Archlvet,
por si mismo de ella sin la tutela de otro. Sapere aude! Ten valor de seri 1938, 1-2, pág. 236-269.
virte de tu propia razón! he aquí el lema de la llu.Ylración". Cfr. ICAN'l', 2) Cfr. E. M. ERr.rcK, La Separation des Pouvoirs et úz Convention
Filo.~ofía de la Historia. Trád. de Eugenio lmaz, México 1941, pág. 25. Fédéral de 1787, Recueil Strey, París 1926; LEÓN DucUIT, La Separation
2) Cfr. AtESSANDRO GROPPALJ, La "J!olonté de Toru" e La "J!olonté des Pouvoirs et L'Assemblée NalioMle de 1789, Extra¡t de la Revue de
Cénérale" nel Pensiero cü C. C. Rousseau. Milano 1936, pág. 4-8. ecooomie politique, Larose-Paría, 1893.
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ratura francesa defendida la neutralidad cultural del Estado. 1774} . y en su escuela fisiocrática -laissez faire, laissez passer,
Con Descartes, Montaigne y Rabelais, se establece una doble le monde va de lui méme-, llegando· a su dogmatización cien-
tradición apologética de la libertad de pensamiento, la una Ufica en 1776, con la obra de Adam Smith intitulada An inqui-
dada a la erudición, y la otra, a la fantasía, pero ambas abo- 111 into the nature and aauses of the weaUh of n.ation, y los pi·
nadas por el racionalismo y la fe en la eficacia de la razón lares de cuyos principios residen en la libertad económica y en
~
,1
universal. Esta doble tradición conduce, por la erudición, a
Pierre Bayle y a los Enciclopedistas, por la fantasía esclare·
la libre concurrencia:
Con la declaración de los derechos del hombre y del ciuda-
cida, a Voltaire. En el plano de las concreciones sociológicas dano, adoptada por la Constituyente francesa el 26 de. agosto
genera la religión de la razón, cuya apoteosis la recibe de la de 1789, adquiere expresión legislativa el subjetivismo de la li·
Revolución francesa. Sagazmente, se ha hecho notar que la bertad, que era la unidad analógica del circulo moderno de
victoria burguesa en Francia fué pronunciadamente una con- Cultura, que habla apostado al hombre en el centro de su cos-
quista mental, una insurrección de los espíritus en contra de movisión, que venia siendo exigido y conquistado, en lo espi-
la rigidez moral del Catoliclsmo; insurrección, que se proponia ritual, en lo poUtico y en lo económico, por uria clase social que
la destrucción de las restricciones éticas que ponian coto a sus justamente en esta coyuntura histórica gana el dominio poli-
actividades económicas, que procuraba libertar del misterio a tlco, imprime juridicidad a su ya predominante situación so-
la razón. No es que la burguesía francesa haya dejado de mar· cial e impone, de acuerdo al cuño de su concepción del mundo
char sincrónicamente con la historia del capitalismo moderno, y del hombre, un sistema de Cultura, en el que va incluida
como en todas las otras partes del mundo que la civilización una forma singular de Estado y un tipo de Economía. Si bien,
tomó el giro liberal, sino que ese aspecto económico lo recibe los articulos de esta Declaración, tienen su inmediato modelo,
de fuera, sobre todo, importado del mundo anglo-sajón. E,l en cuanto a la factura de técnica constitucional, en los btll ot
aporte de Francia al triynfo -de la burguesía fué la manumi· rights de los Estados americanos, en lo que se refiere al conte-
sión del hombre mocrer'ño de los valores tradicionales del es- nido entra en· ellos de lleno el núcleo de la concepción rena·
píritu, especialmente, de los valores cristianos t). centista de la libertad, cuya génesis hemos esquematizado ea
La demanda de la. neutralidad económica del Estado, que este capítulo 1). El articulo 1 proclama: Los hombres nacen y
hace el meollo del Liberalismo y era el requerimiento más
apremiante de la nueva clase social, tiene su presupuesto filo· 1) La ya clásica polémica sobre los orígenes de los Derechos dd hom-
sófico en el empirismo inglés. Para el empirismo todo cono· bre se origina en un equívoco mttodológico de Emile Boutmy. En efecto,
cimiento se reduce, en sus últimos el~mentos, a la experiencia Jellinek, expr*mente afirma que las declaraciones americanas son el
externa, y, consecuentemente, a la percepción sensible. De esta modelo de la francQea, tan sólo en su "expresión legislativa". Y esto es
ev~dente en la actualidad pan la doctrina. Cfr. G. Jr.LUNEK, La Declara.
manera, así, como se destruye el concepto de verdad en la ción de loJ DerechoJ del Hombre r del Ciudadano. T rad. de Adolfo Posa-
teoría del conocimiento que necesariamente confluye en un du, J\Jadnd J.90U, ptgs. 83; 85; 202.
relativismo radical, y en psicología disuelve el concepto de
alma, porque se ve forzado a sustituirla por una suma de re- l
1
Boutmy plantea au desacuerdo con J d linelc afirmando que el contenido
de loa derechos del hombre no emergen "de Rou!seau, ni de Locke, df'
loa büls ::mer!canos ni de la Declaración de la Independencia, sino que
presentaciones sensitivas, también, el empirismo lleva al ato- resultan dt una causa indivisible: el gran movimiento de los espíritus en
mismo sociológico o individualista. Estos principios empiristas .el s:glo XVIII". Cfr. EMtLE BOUTMY, La Declaration de3 Droits de L'homme
logran sistematizarse en la teoría económica de Quesnay (1694- et du Citoyen et M. ! ellinek, en: ttudes Politiques, París 1907, plig. 130.
Con el vigor mental que car11cteri:zaba al jurista alemán, advlrtl6 cla-
1) Cfr. TRISTAN llE ATHAYnE, El Problema de la Bursue3ía. Trad. ramente que la polémica con el publicista franrés estaba estancada en uns
del portugués por Benjamín de Caray, Buenos Ail'es, 1939; págs. 58 y sig. aporia epistlmoló¡ica: "Boutmy se coloca en un punto de vista, y yo <.n
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viven libres e iguales. Las distinciones sociales no pueden fun· responsabllldad de los funcionarios, el XVI la división de los
darse sino en la utilidad común. El articulo II: El objeto de poderes, y, finalmente, el artículo XVII proclama que: siendo
toda sociedad política es la conservación de los derechos natu- la propiedad un derecho sagrado e inviolable, nadie podrá ser
,. rales e imprescriptibles del hombre. Éstos son: la libertad, la
propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. Artículo
privado de ella sino en el caso de una necesidad pública, legal-
mente fijada, que la exige con evidencia, y a condición de una
III: establece que la soberania reside en la Nación. Articulo previa indemnización justa.
IV: La libertad consiste en el poder de hacer todo aquello que La Declaración votada por la Convención nacional el 23 de
no perjudique a los demás; y asf, el ejercicio de los derechos Junio de 1793, representa, de un modo más acabado, el orden
naturales del hombre no tiene otros limites que los que asegu- de ideas que había obtenido su primera sanción en la Decl.ara-
ran a los otros miembros de la sociedad el disfrute de esos ci6n del 89, y ampHa el catálogo de las libertades garantizadas
mismos derechos. Estos Umites sólo pueden establecerse por con las libertades de reunión y de asociación, de movimientos
medio de una ley. Articulo V: La ley sólo podrá prohibir aque- y de petición 1).
llos actos nocivos a la sociedad. Artículo VI: La ley es la ex-
presión de la voluntad general, y todos los ciudadanos tienen
derecho a concurrir a su formación, personalmente o por medio
de sus representantes. Los artículos VII, VIII y IX se r efieren VI
a la libertad y obediencia en los casos de detención y procedi-
miento criminal. El articulo X proclama la libertad de opinión, DE LA LIBERTAD DEL liBERALISMO A LA ABSORCióN
especialmente de confesión religiosa. El artículo Xl garantiza
la libre expresión del pensami~to, de palabra, por escrito y TOTAUTARIA DEL HOMBRE
por medio de la im.Q~ta.~El4irtkulo XII: La garantía de los
derechos del hombre y del ciudadano necesita una fuerza pú· Se puede fijar en la Revolución francesa, corriendo el menor
blica; esta fuerza está instituida en beneficio de todos, y no riesgo de arbitrariedad cronológica, el punto de partida del Li-
para la utilidad particular de aquellos a quienes está confiada. beralismo y la aparición histórica del Estado de Derecho de·
i j¡l Los artículos XIII y XIV se refieren a la necesidad, igualdad y mocrático-burgués, y cuya forma de gobierno puede permanecer
:{ control de las cargas impositivas. El artículo XV establece la monárquica o devenir republicana, presidencialista o parlamen-
¡! taria; pero, lo que le da especüicidad es el hecho de que Jos
~~ otro. Nada de extraño tiene, pues, que n~ nos entendamos". Cfr. ]ELLJNEtc, s(lbditos son ahora individuos autónomos, independientes y li-
o,l
ob. cit. pág. 204. bres; dotados, como ciudadanos, de libertad polftica, y com-:>
Nosotros hemos seguido en el tc~to la formación hi!t6ríca de la estruc-
/:."1111~! tura fundamental de Cultura que informó, con su subjetivismo de la li· h9mbres, de una libertad e igualdad jurídica. Una vez que ven·
·,! bertad, el reconocimiento legal de los derechos dtl hombre. Por eso, cuando ció la resistencia teorétlca que le oponían sectores como el de
se afinca el contenido de Jos den.chos de la libertad, en la doctrina dfl Joseph de Maistre y Hegel, que intentaban enfrenar al indivi-
los fisiócratas -Cfr. MARCACCI V., Les Origines de la Declaration deJ dualismo con la autoridad de la Iglesia o con el Estado, y la
Droits de L'homme et du Citoyen de 1789. These de Marseille, 1904- o, hostilidad apasionada que a partir de Saint Simón le ofrece el
en la concepción política de Locke -Cfr. GRONDIN, Les Doctrines Politiqttes
de Locke et les Orisines de la Declaration des Droits de L'homme et d11
Citoyen de 1789, Theseo de Boudeaux, 1920- no yerran, sino que, en verdad, 1) Para el e!tudio exegético de las Dedaraciones de los Derechos
se acierta parcialmt nte. Locke y los fisiócratas, la filosofía del Renaci- del Hombre proclamadas por las Asambleas revolucionarias de Francia,
miento y las consecuencias de la Reforma, son "elementos" de la estructura encaradas desde la miama estructura mental que informa a aquéllas Cfr.
histór:ca que tenía por unidad analógica el subjttiviemo de la libertad, EMO.E ACOLLAS, lA Déclaralion des Droits de L'lwmme de 1793 'par{,
del cual los derechos del hombre ton au consagración le¡islativa. 1885, pág. 49 y aic. '
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democratismo socialista, el Estado de Derecho liberal-burgué'3 de encima la opresión eclesiástica. Pero por muy varias que
adviene el status poHtico de Occidente, colocando en la dogmd· fuesen por su orden y su importancia todas estas exigencias,
tica de sus Constituciones formales, a guisa de pórtico y defi- se en~~zaban entre sí, y las unas arrastraban antes o después
nición, una tabla de los derechos del hombre calcadas sobre el consigo a las otras y hacían a su vez surgir más, que en lonta-
modelo francés. · f nanza se multiplicaban. Y sobre todas ellas había una palabra
El subjetivismo de la libertad se convierte en la predominan- í que las compendiaba y que expresaba el espíritu que las ani-
te forma de vida, e informa a la vez todas las creaciones cul- maba: la palabra Libertad" 1).
turales de la época, asi, la religión, la moral, la ordenación de Ahora bien; ¿qué realidad se designa con la palabr.a Libertad
1 la familia, los modos pedagógicos. Ello resulta patente, verbi- en esta coyuntura histórica del apogeo de la burguesía? ¿Qué
,1 denota la Libertad del Liberalismo? ¿Es la, I.,ibertas romana
gracia, en el Derecho individualista del siglo XIX, confirmando,
en esta constelación social-histórica, el hecho general de que el de intervenir en las decisiones políticas, aunque· se le desco-
sentido del Derecho positivo emerge siempre del sentido unita· nozca al hombre individualidad y autonomía frente al poder,
río de la Cultura 1) . En efecto, los códigos civiles y comercia· o la Libertas christiana, que es la Libertad Jn.terior del espíritu
les del Liberalismo, no reglan el fondo de las relaciones priva· que necesita y exige la libertad exterior como tUn medio? No:
das, sino, simplemente, la forma de los contratos que convienen es la del comerciante, que había devenido ,el1hombre arqueti-
las "voluntades autónomas" de las partes. E¡; decir, se interesa po del Liberalismo y que entendía por libertad la ausencia de
exclusivamente po~l individuo contratante, la única realidad obs~~ulos legales y de constri~ciones soc~ales que .trábaran sus l - ~'t
que frente al Estad queda en pie, y que tan cabalmente se re- acttvtdades exteriores, es dec1r, en ·este momento estructural,," ·
sume en el mentado ~árrafo de la exposición de motivos de la había recibido concreción real-histórica la ·concepción que 'l:tób.o
ley Chapelier: Entre l'Etat et l'individu, il n'y a rien. bes exponía de la libertad: Per· libertatem intellig-o exter -norum
impedimentor.um absentiam. , ,, , ,._·
La lucha y el triu fo del Liberalismo, con ser un sesgo his·
tórico, unitario y sust ntivo del Occidente, ofrece, sin embargo, A esta concepción de la libertad, desquiciada de los veneros
peculiaridades en sus maneras, en sus exigencias y en los to- metafísicos que le habían dado vida, que hace de la libertad
nos, según los distintos paises. "Unos daban preferencia -dice externa un valor in-mediato, siendo un medio, la veremos a tra-
Benedetto Croce- a la liberación del dominio extranjero o a vés de tres monitores del siglo -uno francés, Benjamín Cons-
la unidad nacional, otros a la sustitución de los gobiernos ab· tant; otro alemán, Wilhelm von Humboldt; e inglés el \1ltimo,
solutos por el constitucionalismo; ya se tratara de corregir sim- John Stuart Mili- en cuyos pensamientos, recíprocamente
ples reformas del sufragio y de extender la capacidad poHtica, condicionados con la realidad social, el concepto de lib.ertad que
ya en cambio, de fundar por vez primera o sobre nuevas bases nos afanamos por escudrifiar se mira como en un espej9.
1
el sistema representativo; en unos países, teniendo ya por obra H·
de las generaciones anteriores, y especialmente, por la de la "Yo he defendido durante cuarenta afíos -afirmaba' Benja-
Revolución y el Imperio, la igualdad civil y la tolerancia religio- mín Constant resumiendo su vida pública- el mismo princi-
sa, se entablan contiendas por la participación de nuevos esta- pio: libertad en todo, en religión, en política, en filosofia, en
dos sociales en el gobierno, y en otros pueblos convenía prl· literatura, en industria; y por libertad yo entiendo ·el triunfo
mero dedicarse a combatir privilegios políticos y civiles de cla-
ses feudales y persistentes formas de servilismo o a quitarse 1) Cfr. BENEDETTO Cnor.E, Historia de Europa en el Siglo XIX. Tr3d.
del italiano 110r Juan Chabas, Madrid 1933, pág. 8-10. Para la historia del
1) Cfr. FRtTZ MüNcH, Kultur und Recht, Leipzig 1918; cap. lll: desarrollo liberal del siglo XJX, además del precitado l:bro de Croce Cfr.
Recbtsidee und Kultureinbeit, pág. 30 y eig. DE RucctERO, Storia del Liberalismo Europeo, Bari 1925. '
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de la individualidad tanto sobre la autoridad que quiere go- n1a como illmltada, terminaba por legitimar el gobierno abso-
bernar por el despotismo, como sobre las masas que reclaman luto de uno solo. "Ninguna autoridad sobre la tierra es ilimi·
el derecho de sojuzgar la minoría a la mayoría" 1). Para Ben- tada, ni la del pueblo, ni la de los hombres que se dicen sus
jamín Constant las formas de gobierno no ofrecen propiamente representantes, ni la de los reyes, a ningún título que ellos
virtudes ínsitas, de manera que la monarquía, la república, el reinen, ni la de la ley, la cual no siendo más que la expresión
impario, ~on bue~as organizaciones politicas si ellas se ordenan de la voluntad del pueblo o del príncipe, según la forma de go·
con una Constitución que ponga a salvaguarda los derechos in· bierno, debe ser circunscripta en los mismos limites de la auto·
dividuales. Lo esencial a sus ojos, es menos la forma de gobier- ridad de donde ella emana" t).
no que sus límites ~). El principio de la soberanía del pueblo, Los ciudadanos poseen derechos individuales independientes
es decir, la supremacía de la voluntad general sobre toda vo- de toda autoridad social o poUtica; todo sujeto de poder que
luntad particular, es inobjetable, y tanto se aplica a la teocra- viole estos derechos deviene un detentador ilegítimo de la
cia, a la reyecfa, a la aristocracia como a la república, cuando fuerza. Estos derechos son la libertad individual.. la libertad re·
ellas consiguen dominar con su consentimiento a los espíritus. ligiosa, la libertad de opinión, en la que está comprendida su
"En una palabra, no existen en el mundo más que dos poderes, publicidad, el goce de la propiedad, la garantía contra la ar·
el uno ilegítimo, que es la fuerza; el otro legitimo, que es la bitrarledad. En la célebre conferencia pronunciada por Cons·
voluntad general" 3). Pero este reconocimiento abstracto de tant en el Ateneo Real de París, definía la libertad moder.qa
la soberanía del pueblo no aumenta en nada la suma de las ll· cotejándola con la concepción que de !Ua tenían los unu8uos.
bertades individuales, y, en cambio, si a ésta se la absolutiza la El fin de los modernos, decía, es la seguridad en los goces pri·
libertad puede perderse, malgrado este principio, o precisamen. vados, y libertad se llama a las garantras acordadas por las
te, como consecuencia lógica de este principio. "La soberanía instituciones a estos goces; en cambio, el fin de ios antiguos.
no existe más qtle-de una manera limitada y relativa. Justa· era la participación del poder social entre todos los ciudadanos
mente donde comien'Za-ta independencia y la existencia indi· de una misma patria, y a esto, ellos llaman libertad 2).
vidua!, termina la jurisdicción de esta soberanía. Si la socie- "El pensamiento es el principio de todo; él se aplica a la
dad franquea esta linea, ella es tan culpable como el déspota industria, al arte militar, a todas las ciencias, a todas las artes;
que no tiene por título sino la espada exterminadora; la sociedad hace el progreso; adémás, analizando estos progresos, él apre·
no puede exceder su competencia sin ser usurpadora, la mayo. hende su propio horizonte. Si la arbitrariedad quiere la restrlc.
ría, sin ser facciosa" •). Constant recuerda que Rousseau ha clón, la moral será menos sana, los conocimientos de los he-
desconocido esta verdad y su error hizo del contrato social el chos menos exactos, las ciencias menos activas en sus desarro·
más terrible auxiliar de todos los géneros de despotismo; lo llos, el arte militar menos avanzado, la industria menos enrl·
mismo sucede con Hobbes, el hombre que más espiritualmente quecida por los descubrimientos" S). Eco de la concepción car·
redujo el despotismo a sistema, quién reconociendo la sobera· tesiana del individualismo, éste, que coloca el pensamiento,
esencialmente individual, en el origen y en el fin de la sociedad,
1) BENJAMÍN CoNSTANT, Mélan1es de LittértUure et de Politique,
París 1829, Prelace, pág. VI. 1) Cfr. BENJAMÍN CoMSTANT, Cours de Politique ConstitutionneUe,
2) Ur. C. BoucLi, La Philosophie Politique de Benjamin Constant, tome premier, pág. 13.
en. La Revue de París, N• S de 1914, pig. 212. 2) Cfr. BENJAMÍN CoNSTANT, De la Liberté des Ancims Comparé a
1) Cfr. BENJAMÍN CoNsTANT, Cours de Politique Constitutionnelle, celles des Modernes, en: Cours de Politique Constitutionnelle, tome ae-
París 1861, tome premier, pá¡. 8. cond, pág. 539 y aig.
') Cfr. BENJAMÍN CoNsr.un, Cour1 de Politique ConstiUitionneU~, 1) Cfr. BENJAMÍN CoNSTANT, Cours de Politiqrte Constitutionnelle,
T. 1., pá¡. 9. tome second, pág. 253.
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que funda sobre· el pensamiento, privilegio del hombre, sus de· La libertad polftlca es la garantfa de la llbertad Individual
rechos inalienables e imprescriptibles. Posición racionalista pero debe ser solamente otorgada a los propietarios y comer:
del Iluminismo del siglo XVIII, con cierta grandeza. sin duda. ciantes. "Yo no quiero hacer ningún ataque a la clase laborio-
pero que en Benjamfn Constant, y con él, en el Liberalismo sa. Esta clase no tiene menos patriotismo que las otras clases.
del siglo XIX se enturbia y se angosta en la concepción liberal Ella está presta a los sacrificios más heroicos, y su denuedo es
de la libertad. aún más admirable, ya que no está recompensado ni por la
"El único fin de las naciones modernas, es el descanso; fortuna ni por la gloria.· Uno es, yo pienso, el patriotismo que
con el descanso, la comodidad; y como fuente de la comodidad. da el coraje para morir por el pals, y otro el que hace conocer
la Industria" 1). Magnifica a la riqueza, porque ésta puede des- sus intereses. Hace falta una condición más que el nacimiento
armar la tiranfa, seducir a sus agentes, apaciguar la proscrip- y la edad prescrita por la ley. Esta condición es el ocio indis-
ción, facilitar la huida y derramar algunos goces sobre la vida pensable para la adquisición de las luces, para la rectitud del
siempre amenazada. "Se acumula riqueza para gozar; se goza juicio. La propiedad sólo asegura este ocio: la propiedad sólo
para olvidar las desgracias inevitables de la vida". "No hay hace a los hombres capaces del ejercicio de los derechos polf.
persona que no quiera el reposo, la seguridad, el goce de sus ticos" 1 ). Tampoco es posible negar los derechos políticos a
bienes, la seguridad de su vida; en fin, todas las ventajas que los comerciantes cuya actividad y opulencia doblan la prosperi·
da la libertad" 2). dad del pafs que ellos habitan; serfa una injusticia, y más aún,
una imprudencia, porque enfrentarla el poder con la riqueza.
Para Benjamfn Constant el comercio es el estado ordinario,
el fin único de las naclone7 que suplanta la guerra por el cálcu- Es fácil colegir cómo en el pensamiento de Benjamín Cons-
lo civilizado. "La guerra y el comercio no son sino dos medios tant, a quien· los liberales de Franela llamaban "notre publicis-
diferentes para arriba0 1 mismo fin: poseer lo que se desea. te" se da, de manera acabada y cabal la concepción mundana,
El comercio no es _})tra cosa que un homenaje rendido a la externa y económica de la libertad burguesa. El hombre, no el
fuerza del poseedor por el aspirante a la posesión. Es una ten- pensante del Iluminismo, sino ya el comerciante del Liberalls-
tativa para obtener de grado esto que no se espera conquistar mo, es la medida de todas las cosas, y para él, todas las activl·
por la fuerza. Un hombre que fuera siempre el más fuerte no dades son referibles a un rasero único: la ganancia.
tendrfa jamás la idea del comercio" 8), En Alemania, el sentimiento liberal de la vida tiene su más
parfecta manifestación espiritual en Wllhelm von Humboldt,
El comercio inspira a los hombres un vivo amor por la In- filósofo-poHtico de filiación kantiana y epígono prusiano del
dependencia individual, fundamentando, de esta manera, a la núcleo fundamental de las ideas revolucionarias francesas.
libertad. La filosoffa ha podido proclamar los principios de la
libertad, el herofsmo a defenderla, pero son, el comercio y la Cuando comenzó el drama histórico de la Revolución, Hum-
industria, quienes la fundan, por su acción lenta, gradual, in- boldt fué a París exclusivamente para ser espectador animado
de la liberación del hombre de los aprlsionamientos medioeva-
contrastable. les y dinásticos. Con su amigo, el escritor Campe, vieron el es-
cenario de la lucha del 14 de Julio que acaba de terminar. Mi-
1) Cfr. BENJAMÍN Co:o~sTANT, Cours de Politique Comtitutiotmellt, rabeau los ubicó en lugar preferente para presenciar los deba-
T. II, pág. 140. tes de las Asambleas revolucionarias y en los últimos actos
2) Cfr. BENJAMÍN CoNSTANT, Couu de Polirique Comtitutionnellr, del drama les cupo, al noble prusiano y al escritor alemán,
T. 11, pág. 224.
1) Cfr. BENJAMÍN CONSTANt, Cours de Politique Comtitutionnelle. 1 ) Cfr. lJUfJAMÍM. CONSTANT, Cours de Politique Constitutionnelle,
T. 11, pág. 140. T. 1, pág. 54.
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ciudadanos, hasta que éstos no ataquen los derechos de cribe como deber, ni lo que da a su ley una sanción. Yo no
otros" 1 ). llego a decir que una dependencia de tal especie corrompe la
La influencia ordinaria y posit:le del Estado debe limitarse fuerza de la voluntad moral. (Alude a Kant nuevamente, cuan-
a establecer la seguridad por medio de la coacción de las leyes do indica a la heteronomia de la voluntad como origen de todos
prohibitivas e imperativas y de la punición. Todas las formas los principios ilegítimos de la moralidad). Tal vez se pueda ne-
de intervención estatal para imponer a la nación unifor-midad gar valor y legitimidad. a este principio en una deducción que,
y dirección heterónoma tienen consecuencias desastrosas, por- como la presente, se hace fuera de la experiencia y al mismo
que no son conformes a la verdadera política. Los hombres ob- tiempo se funda sobre la experiencia. Pero la cualidad esencial
tienen los bienes con el sacrificio de la verdadera virtud del de una acción, que no hace un deber, surge en parte del espf-
hombre, que, para Humboldt, es la energfa; virtud ésta que se 1 ritu, en parte de la más directa aplicación a las relaciones mu·
parece al "thymos" de Platón, esto es, la energía activa que tuas de los hombres; y admitiendo quP. los hombres están do·
instintivamente endereza hacia el bien. La variedad que deriva minados del sentimiento religioso más que de . cualquier otro
de la unión de los pareceres individuales representa el más sentimiento, es también siempre verdad que éste ·no es el sólo
:! grande bien que pueda dar la sociedad y esta variedad aumenta
con el disiminuir de la intervención del Estado. El excesivo
medio, ni especialmente, es aplicable a todos lós caracteres. La
influencia de la religión se funda sobre la naturaleza individual
1 cuidado de éste, influye negativamente sobre la energía y el de los hombres; ella es subjetiva, en el significado más estricto
carácter moral. .Qrtíén es totalmente guiado, arrita al punto de de la palatra I).
sacrificar vo1l1'Íitariamnete todo residuo de actividad indivi- Hermann Heller ha d<'stacado que el fino ensayo de W1lhelm
,.. dual; se si~te liberado del gobierno de sf y puesto en manos von Humtoldt encierra todo el pensamiento fundamental de
! extrañas, ,tonformándose con esperar su gura y acatarla. Se ideas liberales, y que también contiene el conflicto interno ca·
pierde el sentido del mérito y de la culpa; la idea del mérito racterístico entre el sentido metafísico del Liberalismo y su fi.
no entusiasma más y el sentimiento de la culpa se hace sentir nalldad política; pues Intenta defender la individualidad Irra-
con menor intensidad. cional. armónica y universal y su libertad, con las determina-
La propiedad está unida a la idea de la libertad y justamente ciones lógicas-racionales del Derecho natural frente a la acción
le debemos a ella la energía de nuestra actividad y la razón de necesariamente niveladora y centralista, del poder del Estado:
ser de la libertad 2). especialmente, primero, contra la burocracia del absolutismo y
Para mantener la necesaria seguridad en el Estado debe és· luego, contra la democrática. La "seguridad de la libertad le-
te abstenerse de todo acto que tienda directa o indirectamente gal'' sólo puede alcanzarse sometiéndose el hombre a la ley
a influir sobre las costumbres y sobre los caracteres de la na- necesariamente uniforme, mientras que la realización de su
• ción. debiendo considerar extraña a su función cualquier in- verdadero fin sólo es posible en la "variedad de las situacio-
¡!~· gerencia en la educación, en el arte, en la religión. La educación nes". Se trata de una tensión irreductible, porque resume el
y el arte deben estar fuera de los limites ante los cuales el permanente conflicto entre la libertad y la ley, entre el indi-
Estado debe contener la propia acción. La religión es absoluta- viduo y la colectividad, entre el alma y la poHtka, entre la in-
1
1
mente subjetiva y se funda únicamente sobre la concepción in- adaptabi1idad social romántica y la ordenada bonhombrla del
dividual. "No depende de la idea religiosa lo que la moral pres- burgués 2).
l¡
•: 1) Cfr. G. Hur.tnOLI>T, Saggio .sui Limiti Delfa:ione dello S!Oto, 1) Cfr. G. HUMBOLDT. Saggio .sui Limiti Delrazione de'lo Stato, pÉg. 63.
2l Cfr. Hr.RMAI'IN HEr.t.F.ft, Die politischm l deen-Kreise der CeRen-
pá(r. 12.
2) Cfr. G. H UMBOLDT, Sa11io sui Limiti Dell'azione detlo Sta&o, rcart, 1926, pág. 87 Y aig. CHay traducc:ón castellana con el título· Ls~
'1
l.,, pág. 33. ideu políticu contemporáneas. Editorial Labor) ·
1 186 187
{.
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Al mediar el siglo XIX los principios del Utilitarismo hacen de aquellas ·acciones de cada uno que hacen referencias a los
el común patrimonio intelectual de los ingleses. Bajo' la lncon· demás'' 1).
trastable influencia de Bentham, John Stuart Mili, el hombre Pero hay una esfera de acción, dice Mili, en la cual la so -
más significativo de la época, sumariza el pensamiento de este cied~d, com? ~istinta del individuo no tiene si acaso más que
ciclo histórico del individualismo. Sus ideas sefíorean exclusi· un mterés m<11recto, comprensiva de toda aquella parte de la
vamente hasta que la boga del naturalismo sociológico la su- vida y conducta del individuo que no acepta más que a él mis·
planta con las doctrinas de Spencer y Darwin que proporcionan n;to. o _que si acepta_ a los demás, lo es sólo por una participa·
a la filosoffa poHtica una fundamentación biológica. c1ón libre, vo~untarta_ y refle~vamente consentida ;><>r ellos.
En el libro, On Liberty, publicado en 1859, se ocupó de la ÉSta ~S la razon_propta de la libertad humana que comprende,
\ libertad social o civil, por la que Stuart Mili entendfa la natu·
raleza y los Hmites del poder que legitlmamente puede ejercer
en prtmer térmmo, el dominio íntimo de la conciencia; exf.
giendo la libertad de ella en el más comprensivo de sus sentidos·
la sociedad sobre el individuo; cuestión que rara vez, afirma, la libertad de pensar y de sentir; la más absoluta libertad d~
ha sido planteada y casi nunca discutida en términos generales _pensamiento y sentimiento sobre todas las materias prácticas
pero que influye profundamente en las controversias prácticas o especulativas, científicas, morales o teológicas .En segundo
del siglo por su presencia latente, y que según todas las pro- lugar, la libertad humana exige libertad en nuestros gustos y
batilidades, hace preveer que ésta será la cuestión vital del en la determinación de los fines propios del hombre; libertad
porvenir. para trazar el pJ.an de nuestra vida segün nuestro propio ca·
El Utilitarismo es el substrato filosófíco de la concepción in· rácter para obrar como queramos, sujetos a las consecuencias
dividualista de Stuart Mill; por lo tanto, para él, predomina en de nuestros actos, sin que nos lo im¡:ñ.dan nuestros semejantes
las acciones de los hombres el deseo de alcanzar la felicidad en tanto no los perju~quemos, aún cuando ellos puedan pensar
mundana, evitando el sufrimiento y la desgracia. Pero como el que nuestra conducta es loca, perversa o equivocada. En ter-
bienestar de cada uno está en relación con los actos de los de- ~er lugar, de esta libertad de cada individuo se desprende la
más, se hace necesario establecer determinadas limitaciones le- l. libertad, dentro de los mismos límites de asociación entre los
gislativas que alcancen a la libertad de todos. El Utilitarismo ' individuos: libertad de reunirse para todos los fines que no
está ligado, por consiguiente, a la moral práctica y a la realidad •sean perjudiciales para los demás; y en el supuesto que las per·
política; rechaza cualquier ideal ético que no tenga su base en sonas que se asocien sean mayores de edad y no vayan forza.
hechos comprobados, y sólo atiende aquellas concepciones que das ni engañadas. No es libre ninguna sociedad, cualquiera que
arranquen de la observación y de la experiencia, y que puedan sea su forma de gobierno, en la cual estas libertades no estén
ser realizables. Para juzgar los actos de la vida hay que fijarse respetadas en su totalidad; y ninguna es libre por completo
simplemente en sus resultados. "Debe hacerse constar que pres- si no están ellas absolutas y plenamente garantizadas. La única
cindo de toda ventaja que pudiera derivarse para mi argumen- libertad que merece este nombre es la de buscar nuestro propio
to de la idea abstracta de lo justo como de cosa independiente bien, por nuestros caminos propios, en tanto no privemos a los
de la utilidad. Considero la utilidad como la suprema apela· demás el suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada
ción en las cuestiones éticas; pero la utllldad en su más amplio uno es el guardián natural de su propia salud sea flslca men.
sentido, fundada en los interese$ permanentes del hombre co· tal o espiritual. La humanidad sale má$ gana~ciosa consintien-
mo un ser progresivo. Estos intereses autorizan, en mi opintón,
1) Cfr. ]OHM STUART MrLL, La Libertad. Traducci6n de PahloAzcá.
el control externo de la espontaneidad Individual sólo respecto rate, Madrid 1931, p&g. 113.
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do a cada cual vivir a su manera que obligándole a vivir a la todo lo posible, en nuestro tiempo. Esta es toda la certidum-
manera de los demás t). bre a que puede llegar un ser falible, y ese es el único camino
La idea de una armonfa natural que surge del libre juego de alcanzarla" 1).
de la actividad de cada uno y que es el pensamiento central Es notable, cómo este ventor de John Stuart Mill ya barrun-
del núcleo de ideas liberales tiene acabada aceptación en el ta, apenas entrada la segunda mitad del siglo XIX, el atisbo de
¡::,-ensamiento de John Stuart Mlll. La existencia de un ordre na- la omnipotencia masiva. que era la fatalidad dialéctica que aguar-
turel et essentiel des societés politiques -que como Karl data a la individualidad mutilada del Liberalismo. "Actual·
Schmitt lo afirma, se encuentra condicionado por la metafísica mente los individuos están perdidos en la multitud. En política
del Deísmo 2)- que se realiza por si mismo, en un orden pre- es casi una trivialidad decir que es la opinión pública la que
establecido entre los egoísmos individuales y el procomún que gobierna al mundo. El único poder que merece tal nombre es
fundamenta la creencia de que la sociedad, el Estado y la Eco- el de las masas, y el de los gotiernos que se hacen órganos de
nomfa se desarrollan plenamente por el libre juego de las fuer· las tendencias e instintos de las masas. Esto es verdad tanto
zas individuales, racionalmente condicionadas entre si. "Pa- en las relaciones morales y sociales de la vida privada como en
ra dejar libre juego a la naturaleza de cada uno, es esencial las transacciones públicas. Aquellos cuyas opiniones forman
que personas diferentes puedan seguir diferentes vidas. En la la llamada opinión pública no son siempre la misma clase de
misma proporción con lo que, en una época determinada, ha público; en América son todos la población de blancos; en Ingla-
sido practicada esta latitud se ha elevado su valor para la pos- terra, principalmente, la clase media. Pero son siempre uria
teridad. Hasta el despotismo no produce sus peores efectos masa, es decir, una mediocridad colectiva. Y lo que todavía es .. t
en tanto que la individualidad existe bajo él; y cualquiera que mayor novedad, la masa no recibe ahora sus opiniones de -los . , ~ ,.-~
sea el nombre con que se la designe y tanto si pretende impo- dignatarios de la Iglesia o del Estado, de jefes ostensibles o' v:::.lt~'
V
ner la voluntad de Dios o las disposiciones de los hombres" 3). de los libros. Su pensamiento se forma. a través de los periódi- , , ' 7lr
La concepción relativista, que declara que la verdad y los cos por hombres de su mismo nivel que se dirigen a ella, o
valores absolutos son inaccesibles al conocimiento humano, y hablan en su nombre del asunto del momento" 2) .
que es el presupuesto filosófico necesario al Liberalismo, sub-
yace en todo el pensamiento racionalista de Mili. "Las creen-
cias en las que mayor confianza depositamos, no tienen para Después del ~lisis somero que hemos hecho en tres re-
mantenerse más salvaguardia que una permanente invitación presentativos filósofos-poUticos del Liberalismo, podemos cla-
a todo el mundo para que pruebe su carencia de fundamento. ramente percibir que la libertad de las Declaraciones y garantías
Si la invitación no es aceptada, o sf, aceptada fracasa en su de los derechos del hombre son medios de técnicas constitucio.
intento, podremos estar lejos todavfa de la incertidumbre, pero nales elaborados para su cuidado y salvaguardia. En la co-
habremos hecho todo lo que el actual estado de la razón humana rriente irreversible de la Historia la hemos asido, en su des-
consiente; no hemos despreciado nada que pudiera dar a la arrollo, a la clase social portadora de un cerrado orbe de Cultu-
verdad una probabilidad de alcanzarnos; abierto el palenque, ra, que en éste "momento estructural" acoraza con el constitu-
podemos esperar que si existe una verdad mejor, será encon- cionalismo del siglo XIX su situación de principalfa social-
,,
1
trada cuando la mente humana sea capaz de recibirla; y en polftica, Y que a partir de este dato real, se propone consolidar
,, tanto, podemos estar seguros de habernos acercado a la verdad, la libertad polftica del ciudadano y la libertad individual del
hombre.
1) Cfr. JouN STUART MILL, La Libertad¡ pág. lH y aig.
2) Cfr. KARL ScHMITT, Politische Theologie, pág. 37. 1) Cfr. JOHN STUART MILL, La Libertad, pág. 128.
1) Cfr. JoHN STUART Mru., La Libertad, pág. 188. 2) Cfr. JouN STUART Mll.L, La Libertad, pág. 191-192.
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Francisco Ayala anota, en el más hondo y acabado encaje la llbe~d de ensefíanza, presuponen un Estado neutral es
pistórico que de los derechos individuales nosotros conocemos, decir, interdicto para tomar decisones poUticas en la esfer~ de
¡:¡ue el hombre, el individuo humano abstracto, sujeto de la los problemas de la Cultura. Esta extraordinaria actitud apare-
~bertad; era concebido por la burguesía a su Imagen y semejan- ce, con el Estado liberal, por primera y ültima vez en la His·
<Ja, y, por cierto, como un tipo de noble calidad moral. Extgia toria, pues siempre las ordenaciones poUticas con w1 poder
?.ara él, además de la mecánica de la seguridad jur!dica, una de decisión relevante tienen un contenido de Cultura han
1 ~bertad garantizada de conciencia, opinión y manifestación del contado con una univoca concepción del mundo y del d~stino
?.ensamiento, cuyo ejercicio implica como supuesto una cierta que al hombre le cupo en él, como el ethos de integración
.¡ustración y formación. Necesitaba sobre todo la garantla de
;ti propiedad privada como base de la independencia económica,
os medios para la libre adquisición y disposición de la propie-
social; lo mismo que en todas las teorizaciones ejemplares de
organización poHtica: desde la República de Platón, .pasando
1 por Cicerón, y con San Agustín y Santo Tomás, todos los fl·
($ad, debiendo ésta quedar, especialmente, sustraída a un posi· lósofos·poHticos católicos, hasta la geniocracia de Fichte 1) .
vle ataque por parte del Estado. La burguesía liberal quiso ga· Con esta acepción de la neutralidad liberal se manifiesta por
pntizar a todo hombre la posibilidad de adquirir propiedad me- primera vez en la historia la abstención del Estado con respec-
~ante las libertades de trabajo, profesión, industria y comer- to a la Religión y confesión. Así dice ·Federlco el Grande en 'su
JO, y la seguridad de conservarla, otorgándole el carácter de testamento poUtico: "Je su.is neutre entre Rome et Geneve", fór-
e~rosanta al suprimir la pena de confiscación y excluir las mula ya enunciada en el siglo XVII; en efecto, está inscri¡>-
!fpropiaciones; conformó un estado liberado de la Economia ta en un retrato del jurista holandés Hugo Grocio y es de
'1 una Economía liberada de la PoUtica. El fundamento de jus· gran importahcia para el proceso de neutralización absoluta
·cía de tal principio -el de la propiedad privada- reside en que se inicia en este siglo, y que tiende a desgajar el distrito
t~ necesidad de asegurar el individuo las condiciones de su in· de la Cultura de la decisión, y más aún, del control poUtico.
1
ependencia económica como base de su libertad. En cuanto al
~edio elegido para lograrla -libre actividad del individuo, a i.. Agreguemos, que esta neutralización contribuirá fuertemente
en el siglo XVII al centralismo estatal y a la fortificación de
ifllPulsos del móvil económico ego!sta, para fundar y conser- los intereses económicos 2).
9r una propiedad privada suficiente- corresponde a la idea Esta escisión de Estado y Sociedad, o de Estado y orlginarh
""el hombre que es tipica de la Ilustración y a un tiempo mls- "esfera de libertad apoUtica", como replantea Karl Schmltt la
d 0 , a las circunstancias reales de la burguesia liberal. De tal clásica dicotomfa, responde a la posición antagónica y rece-
rtJ¡mera las garantlas de la libertad individual fueron pensadas losa de la burguesfa -en situación de ostracismo de los cua·
rtJtV"a un mundo de pequeños propietarios, profesionales, comer- dros oficiales- frente al Estado absolutista. Pero que aún,
P.pntes y artesanos, en condiciones de aproximada igualdad ma- después de dominar poHtlcamente, de posesionarse de las pa·
c'ial y con un sistema de ideas homogéneo, en el que contaba !ancas de mando del Estado, por atavismo y por desconfianza
t r mucho la fe en los recursos y eficacias de la razón para sigue frente al Estado en posición combativa. La burguesía s~
~ifimir las diferencias surgidas en el aprecio del proco-
~n 1). 1) Cfr. ALESSANDRO DoNuccr, 11 Fine · deUo Swto, Roma 1915 cap
Ill Los derechos fundamentales de la libertad de conciencia, m, pág. 133 y aig. , •
libertad religiosa y de éultos, la libertad de pensamiento y .~> . Cfr. KARL ~CIIMlTT, Dtu Zei~alter áer Neutrali3ierungen urul Ent-
la P~ltmerung~!'> pubheado como apénd1c!' en ! U libro: D~r Besrilf des Po·
luuchen, MuncheD 1932, pág. 66 y 11g. (Hay traducción cutellana . pu-
1) Cfr. FRANCisco AYALA, Los Derecho& lnditJiduQle.s comO' GGTantia blicada en la Re1.1isra de Occidente con el título de: El Proceso de Neu--
/4 Liberuul, Madrid 1935, pá¡. 16 y ai¡. ITIÚi.ulción de ÚJ Cultura, en el N• X:XXX, febrero 1930).
áe
192 193
Sampa7.-11.
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~
mata y absorbe a la menor. El pequetio propietario, el peque- ten140 y alcance, quedan a merced del Estado. Ya con ante-
ño comerciante, el pequeño industrial, a quiénes el Liberalismo- rioridad, en 1852, C. F. von Gerber, hasta quien no alcanzan
burgués había hecho sujetos de los derechos de I'a libertad, los efluvios del pathos ético que sostenía el formulismo kan-
desaparecen, y junto a los campesinos que el mismo fenómeno tiano, enuncia una concepción estrictamente formal -jurídica-
de tecnización arranca de la tierra, iban adensando, como em· mente pura- de los derechos de la libertad del individuo.
pleados y obreros asalariados, la población urbana de los cen· ! Con razón Jellinek sindica a la obra del jurista imperial como
tros industriales. En cambio, adviene el alto Capitalismo, que la "piedra miliar" dé la historia de la doctrina de los derechos
es financiero, monopolizador e imperialista; ordenación econó- públicos subjetivos.
,, mica del residuo de la burguesía que sobrevivió a la libre com- En efecto: Gerber afirma que el significado general de los
• ; !
petencia de "garras y colmillos", deslastradas ya de todo retén derechos de la libertad no puede encontrarse sino en su negati·
moral y, que por caminos no siempre rectos y confesables, pone vidad, es decir, que el Estado, en su dominio sobre el individuo,
el Estado al servicio de la Economía. En esta etapa histórica se mantiene entre los límites convenientes, ·'dejando libre de su
no son válidas -a no ser para el alto Capitalismo que tras ellasl influencia aquella parte de la persona que no debe quedar su·
parapeta sus intereses- las libertades de propiedad, trabajo, jeta a la acción coercitiva de la voluntad general, según la idea
comercio e industria, contrato, de la concurrencia, del juego de predominante en la vida popular. Los derechos del hombre, no
,. la oferta y la demanda. son entonces, sino derechos exclusivamente negativos, los de·
1 En cuanto a la otra parte del interrogante, veremos inme- rechos al reconocimiento del lado libre, esto es, no estatal dé .
11 diatamente la cafda que sufre la imagen del hombre trazada la persopalidad. Estos derechos quedan siempre siendo ~eg~;,~~,.. ~
1:
1• 1 por el Liberalismo al abdicar ante lo infrahumano e infraes· ciones que restringen el poder estatal en los limites de •sus :"'
·~ 1
piritual, considerándolos como suficientes para satisfacer la competencias. El reconocimiento juridico;· se realiza cuando ,·
nostalgia de lo objetivo y la apetencia de lo absoluto. tal negación se transmuta en una determinación pósitiva\ de
Como un intento de reacción frente a la concepción empi- los derechos · del poder estatal. Pero estas norma$ objetivo-
rista de la libertad desplegada por el Llberallsmo·burgués, abstractas del derecho se refieren al ejercicio del poder esta·
aproximadamente, por el año 1870, se inicia la formulación fi· tal y crean para el individuo una facultad -un derecho sub-
losófica de los neo-kantianos de Marburgo, que tratan de en· jetivo, esclarece Gerber- en la hipótesis de una determinada
tonar el subjetivismo de la libertad hecho presa de una relación de hecho t).
tremenda descomposición que empujaba, como fatalidad dia· '
t Georg Jellinek se propone superar científicamente la funda·
1
Iéctica, hacia el transpersonallsmo naturalista 1). mentación que de los derechos de la libertad se hacfa con el
Eliminado de la filosoffa kantiana, en un proceso de cone· derecho natural, representados éstos como atributos huma-
xiones lógicas, el elemento metafísico del derecho natural 2 ), nos originarlos y preexistentes al Estado. Para el gran ju-
los derechos de la libertad del hombre, en este ciclo del for· rista germano, el individuo, por el hecho de pertenecer' al
malismo jurídico pierden todo vigor; y su reconocimiento, con- Estado se encuentra vinculado con una pluralidad de status.
1) Pa!a un acabado "'conoc!micnto crítico . ~el proceso neo;kantúmn, Por la subordinación al Estado, que es la base de toda activl·
que va desde el idealismo dualista al normatmsmo, Cfr. ]OSE MEDINA dad política, el individuo, sometido en la esfera de los deberes,
EcHAVARRÍA, La Situación Presente de la Füosvfía Jurídica, cap. 11:. JU. se encuentra en un status pasivo o status subiectionis del que
NATO TREVES Jl Diritto como Relazione. Saggio crítico sul neo·kantasmo se excluye la autodeterminación, y por lo tanto, la personal!·
contemporán<~. Torino. 1934, V. E. KAUFMAN, Kritik der Neukantischm
Rechtsphilosophit, 1921. " 1) Cfr. D. C. F. VON GERBER, Ueber 61/entliche Rechte, Tübinger,
2) V. E. K.Al!FMAl'l, Kririk der NeukaJúisclun Recht$philose>p/ait,
pág. 5 y si¡., 52 y aig. 1852, pág. 78 y &ig.
.196 197
198
Eatado- cuenta con la aquiescencia de muchos publici.atas do loa E1tadoa
totalitarios.
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,-------
1
Bajo el s.upuesto de que el orden jur1dlco es variable en eu colidlctonan, en rompactos hechos sociales- los valores abso-
alcance, el limite contra la libertad puede ser libremente des-
plazado. A priori no existen Umites jurldic<>s absolutos contra
~
;
lutos de la persona humana 1).
Este agotamiento de los derechos de la libertad, que he·
la intervención del Derecho (=Estado) en la conducta huma· mos resumido cefiidamente a través de las concepclones pr~
na, o a favor de la libertad del individuo contra los ataques domt.nantes e.n la fllosoffa juridica y poUUca, es la consecucndll
del Estado. En principio, el orden coactivo estatal puede in··
tervenir la totalidad de la conducta humana; puede vincular
1 obligada de la Clispersión que era objeto el hombre, y que In
alie.naba el privilegio de su destino personal. El hombre mo-
a los hombres en todas las direcciones posibles. El hombre
es libre en tanto que, de hecho, no ocurra asf, con lo cual re· t1
derno, el tipo humano de Descartes, de Rousseau, de Kant,
pensado como esencialmente bueno, sujeto nato de rel~vant<'R
sulta que esta libert.ad frente al orden juridico, este "estar calidades morales, acabado en su inmanencia, dominador <1<'
libre" frente al Estado es, jurídicamente, una cualidad en ab- sí y de la naturaleza, estaba maduro para abdicar su pcr:io-
soluto n egativa; es decir, la cualificación de esa situación es nalidad en favor de relatividades infrahumanas absolullzadnH
la de n o estar jurídicamente determinada. a loE efectos de servir para una falsa integración: el Rstnda,
No existen los nombrados derechos de la libertad, ya que ofrecido por Hegel como realidad de la Idea ética· la sociedad
los así llamados son una esfera extrajurídica, ajena al Dere- comun~sta: que era el mundo paradisíaco profetizado por Marx;
cho; esa "libertad", en el sentido de un "estar libre" frente al la Nact6n, que según Fichte es donde se manifiesta lo eterno
orden jurfdico, sólo es determinable en su aspecto negativo com.o "autorrepresentaclón" de Dios; la raza, magnificada co-
y no se puede llamar derecho a una esfera sustrafda precisa· mo la fuerza eficiente del mundo poHUco por la metatfslcn
mente del Derecho. El hombre es "libre" para realizar aquella antropológica del Conde Gobineau. En esta coyuntura histó-
conducta cuya contraria no sea contenido de un deber jurldico. rica se consuma la dialéctica fatalidad que aguardaba al hom·
"Fuera del orden jurídico estatal -afirma paladinamente Hans bre moderno, que al abjurar de lo más perfecto que exiAte en
Kelsen-, y de la esfera que la teorfa se afana por llenar con de· toda la naturaleza: su excelsa calidad de persona esplritulll
rechos de la libertad que radica fuera del derecho positivo, no Y de su realidad sustancial, renuncia a la principalía ontoló-
puede haber "Derecho", nl siquiera un Derecho natural" 1). gica que tiene sobre todo colectivismo transpersonniiAtn t)
La teoría kelseniana del Estado, que en los años de la tras- y termina, en una secuencia ajustada, devorado por In t>Rflngn
mayor.
guerra gozó de tanta aceptación en el mundo científico, justa•
El envilecimiento de la realidad metafísica del espfrltu y
mente cuando el triunfo del Estado de Derecho liberal-burguéS
parecfa definitivo, revela la honda crisis que soporta esta hls· 1~ "Como se ve -dice Renato Treves aludiendo a la eoncepei.Sn
tórica singularidad estatal, cuando arrasa con el principio fun· lteúerutm4 d11 E!tado- para la doctr:na dominante en los años deepu.§•
damental del Liberalismo: el derecho subjetivo de la libertad. de Ja guerra, la d1mocraeia pierde toda au fe en Jos valores abtlolutoa de
y llega, en su nihilismo jurídico, a desconocer a la persona la l'hertad Y de la rersonalidad humana. La dl'mncracia toma nn earA~tl'r
in~ínaecam~~te negativo; . ae af~nna como la adversaria de cualquier ab·o·
humana la titularidad del derecho subjetivo, al que el Libera· I!'·:~JI'IO pol¡.t¡r!l• y. a~ m1~':'? tiempo. c?mo la soatrnedora de equr 1 reJa.
lismo unía esencialmente sus valores de la libertad individ®l ti~~o esc~~ttco y aJatemattco que atnbuye el mismo valor a cualquier
y de la persona aut6noma. Se había alcanzado a la meta fatal op¡mon P<'ÜUca, que pone sobre e1 mismo nivel ctullquier manifrlltar.itSn
de voluntad a:n preguntarte si es buena o es msla". Cfr. RENATO TRE~U
e ineludible de la democracia agnóstica: negar, e inmediata· Crisif tk la D~mocracia y TrtmJ/ormación de la Ciencia del DtrtcAt>, Tn:
mente aniquilar -porque las ideaS' informan, y a la vez se cuma.,, 1940, pag. 9.
1) "Persona siBni/icat id quod tst per/ecti.uimum in tota natura
1) Cfr. HANS KELS&lf, Teoría General del Estado, pí¡. 202 Y ala. acilicet in rationali natura". SANTO TOMÁS, Sum. Teol. Ia., q. 29, a. 3. '
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de la personalidad espiritual, motivada por el desconocimien-
to de la esencia, vocación y verdadera dignidad del hombre,
-- t 1
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mentiras, que a sabiendas y eo~ cinismo, se las estuca de ver· resultados a que conduce esta reacción, dice el filósofo Die-
dad absoluta. \ ' trich von Hlldebrand, han sido lo menos reconfortante posi·
Pero es necesario reconocer que existP. un elemento posi· ble. El descrédito del espíritu y de la personalidad espiritual
tivo, aunque falso, en el abandonb del Liberalismo que carac- inaugurado por el Liberalismo, lejos de ser superado, ha sido,
teriza las tendencias totalitarias de nuestros días y que se por el contrario, agudizado. La decepción que aporta la imagen
puede resumir de la siguiente manera: por una parte, se tra· del hombre trazada por el humanismo burgués y que domina
ta de una nostalgia de lo objetivo, devorado por el subjetl· a Europa durante los tíltimos siglos, condujo a inclinarse ante
vismo relativista en los últimos siglos; y nostalgia, por último, lo infrahumano y lo infraespiritual, considerados aptos para"sa·
de auténticos y reales valores objetivos, cuya perennidad y tisfacer la nostalgia de lo objetivo. Se ha desconocido, agrega
vigencia no queden librados a la versátil sensibilidad sub
jetiva 1).
¡' el agudo filósofo alemán, que la causa verdadera de la triviall-
dad y del empobrecimiento de la comprehenslón del mundo,
Es también una reacción contra las herejías del subjetivis- reside en ;el aislamiento de Dios, qúe es de donde emana todo
mo y del racionalismo iluminista del siglo XVIII y contra el ser y todo valor, y a donde tiende a retornar. Apagada la sola
agnosticismo y relativismo liberal del siglo XIX que redujeron luz que esclarece el Universo, necesariamente, se ha perdido
el sistema del cosmos, penetrados por las significaciones idea- ,· el sentido y el valor de toda existencia y este desconochnlento
les y los valores, y la persona, creada a semblanza de Dios, se venga sobre el plano más elevado del ser creado, en el do .
en un agregado de sensaciones y tendencias sublimadas; que minio del espíritu y de la personalidad espiritual. Porque,
cambió el mundo de las verdades eternas en sf, por una sim- más concentrado es el reflejo de Dios en un ser, más desna·
ple resultante del pensamiento subjetivista. Es, y ya lo vere- turalizado deviene este ser desde que se aisla de Dios 1).
mos en el próximo capitulo, una respuesta vital a la tecnización A esta degradación del hombre -entró a la modernidad
y racionalización mecánica de la existencia, al predominio de siendo poco meno~ que un ángel y remata siendo poco más
la acción sobre la contemplación, al tiempo anormal de la vida que un mono- la tenemos cabalmente refractada en las teo-
moderna, a la falta de respeto y comprensión frente a los rías sobre el hombre y su conducta, en boga durante los afios
principios misteriosos de la evolución interior, a la hipertro· finiseculares, que se apellidan naturalistas y que se las dls.
fia de la organización "americanista" que reemplazó la cate· tingue en dos tipos fundamentales: la concepción exclusiva·
gorfa de lo cualitativo por la categoría de lo cuantitativo. Los mente mectinico-formal y la concepción exclusivamente vitalista.
La primera habfa tenido ya su exposición más perfecta en el
1) "En los movimientos de masas más dramáticos de nueStro tiempo) libro de Lametrie intitulado L'Homme machine, donde se re-
es inDlgable, entre otros incentivos, un afán de superar el individualismo, duce los fenómenos espirituale.s a un epifenómeno de las leyes
de trascenderlo; dicho en knguaje de estos apuntes, un propósito de r~ físicas-químicas que imperan en el organismo: Rien n'eziste que
nunciar al inmanenúsmo reemplazándolo por un trascendentismo. Ptro un matiere inerte et mouvement mecanique; tous les ¡enómenes
pescdo last.r e de inclinación inmanentista y la teorización -lastrada de de la nature relévent integralement, des torces physicO·chímf..
inmanentismo también- empobrecen y fals<an estos movimientoa. y lot ques; la pensés de l'homme n'echappe point a cette lois genéra·
convierten en todo lo contrar1o de lo que deberían ser. Entlere28J' la tru-
cend\ ncia --como hacia su natural destino- hacia la, metas de ..el pue- les: elles es susceptible d'ltre reduite a uM formule mathemati·
blo" -un pueblo determinado-, la clase, el Estado, la raza, etc., es con•· que, puisq'elles est un mode particulier de mouvement vibra-
tituir una nueva inmanencia y quedarae en ella quebrando las ~as ,¡ toire".
trace.nder, con d a¡ravante de que el egoísmo indiv;dual, fácilmente de- En el segundo tipo de la teorfa naturalista, subdominado
nunc:able se retmplau con un egoísmo colectivo teñido' de turbia mútica
y aureolado de un prestigio impresionante aunque falaz" Cfr. FRANCISCJ 1) Cfr. DIEntiCK \ 'ON H ILDEBRAND, Le Mitlae des Races, en: Arclaivet
ROMERO, Pro1rama de 11na Füosofúz, Bueno1 .Aires, 1940, pá¡. 21-22. tlt Plailosoplaie du Droit et de Sociologie Juridique, 1937, N• 34, páa. 133.
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vitalista., se pone la esfera vital por nclma de la esfera esplrl• "Crítica a la Economía Política", que acabamos de transcribir.
tual al hacer de la categorfa de la vida la categoría básica Carlos Marx diluye la persona en la colectividad.
de la concepción total del hombre, negando, como premisa, La concepción del hombre como un ser dominado por lo~
el dominio de lo sobrenatural. SegQn estas teorías el espíritu Jmpulsos de poderío, ofrecida ya por Maquiavelo y Hobbes, es
humano se explicaría perfectamente, en último término, por vigorosamente reactualizada por el profeta de la "irrupción del
la vida impulsiva humana; sería un tardío producto de la evo- nihilismo": Nietzsche, como una manera de superar al indivi-
lución de ésta. De un modo algo semejante pretende el prag. dualismo racionalista del siglo XIX, cuya metafísica mecánica
matismo anglo-americano, primero en Plerce, después en \Vi· y amoral del Ordre naturel abrumaba a los hombres !le )lastro
llams James, Schiller y Dervey, derivar de las formas de trabajo ) y tristeza 1).
humano -homo faber- las formas y leyes del pensamiento. La tercera concepción es la que considera la vida espiri-
Del mismo modó pretende Nietzsche, en su "voluntad de do- tual como una forma sublimada de la libido; la personalidad
minio", explicar las formas del pensamiento por el impulso ; es sólo un movimiento fatal de las larvas polimorfas del ins·
de poderío propio de la vida. Si lanzamos una ojeada, dice Max tinto y del deseo, y toda la cultura un .producto de una libido
Scheler, a quién pertenece la sfntesis anterior, a la totalidad
)
, reprimida y sublimada.
de estas concepciones, destacamos tres variedades de la idea La absorción del hombre por la colectividad -presupuP.;-
naturalista-vitalista del hombre, según que se consideren los J ta y consumada su despersonalizaci6n- tiene también su fiel
impulsos n'U!tritivos o los impulsos seruales o los impulsos de
poderío, como la fuerza primaria y directora de la vida 1).
"El hombre es lo que come", resumió en su tosca antropología
¡ expresión en las concepciones de la sociología positivista de
J Comte, en el evolucionismo naturalista de Spencer, en el bio-
organicismo social del darwinismo, ya que arrasan de manera
Vogt. Fundado en la filosoffa hegeliana de la historia, Carlos irremediable con la esfera personal de la vida 2). La ley de
Marx concibió una teoría análoga: no es tanto el hombre quien la evolución es la que prescribe a la voluntad los fines a rea-
hace la historia, sino la historia de las relaciones económicas lizar; del ser social · emana el deber ser; conse<'.uentemente, la
lo que da al hombre diversas formas sucesivas. "En la pro. "libertad" no significa otra cosa que la posibilidad de realizar,
ducción social de su vida los hombres entran en relaciones antes o después, con más o menos perfección, el fin prefijado
necesarias y específicas, independientes de su voluntad; rela- necesaria y unfvocamente.
ciones de producción que corresponden a una fase especifica
de la evolución de sus fuerzas materiales productivas. La to- Sobre los supuestos naturalistas, como la máxima y más
talidad de esas relaciones de producción consUtuyen la estruc- cOI·~tundente abrogación del subjetivismo de la libertad en la
tura económica de la sociedad, la base real sobre la que se fllosofia jurídica y en la teoría del Estado, debemos analizar
eleva una superestructura jurfdica y política y a la cual co·
1) Los totalitarios hacen de Nietzsche ao precunor y apóstol. Re-
rresponden determinadas formas de la conciencia social. Los ci,..ntemente ae ha upigado, aunque con meticulosidad unilateral, sus obru,
modos de producción de la vida material condicionan los pro- para demostrar la con¡ruencia de au pensamiento con las críticas nacional·
cesos sociales, polfticos y espirituales de la vida en general. socialista sobre la democracia liberal-burguesa y el materialismo histórico,
No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, con el conclpto de la guerra, con el problema judío y el de la selección
sino, al contrario, su. ser social el que determina su concien- racial, con d nacionalismo, etc. Cfr. HEINRICH HIJITLE, Nietzsche und der
Nationalsomzlismus, München, 1937.
cia". Como resulta patente a través de los párrafos de su ll) Para nn conocimiento de las doctrinas sociológicas de esa época,
1)
'
Cfr. M.u Scm:u:a, El Prusto del Hombr• en tl wsmos, Editorial
Cfr. Josí MEDINA EcHAVABRfA, Panorama de la SDciowgía Contonporánta,
México, 1940, pág. 46 y aig. RENATO TltEvES, Filosofía Social 1 Sociolópca,
Losada, Bueno• Aína, 1939, pá¡. 142 y ai¡. Editorial Losada, Buenos Aires, 1941, pág. 19 y si¡.
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\
la concepción del jurista francés León Dugult que hace tabla t1tuc1onal es una parte de la soclologia en la cual se busca
rasa con todo el derecho subjetivo por tratarse de una noción determinar las leyes que rigen los fenómenos relativos a la
metafísica que debe ser arrancada de la ciencia del derecho, formación, al desenvolvimiento y al funcionamiento del Estado
y por ser, además, un elemento antisocial en pugna con el prin· considerado como centro nervioso cerebro-espinal del organismo
cipio de solidaridad. Habfa que desvanecer, lo que, según él, social" 1) o
era la última hipóstasis del alma. Sólo por la experiencia ·se pueden asir los conocimientos que
La inmersión del individuo en lo colectivo, con la conse- se relacionan con el derecho constitucional, porque éste forma
cuente dispersión de la personalidad del hombre, que era el ) parte de la sociología y la sociología · pertenece al dominlo4'de
remate obligado del humanismo renacentista seg(m lo hemos la biologfa. A este método expenmental, que es propio del
venido puntuando a través de sus pasos por cuatro siglos do más ortodoxo positlvi~mo, lo utiliza Duguit a lo largo de su
historia, tiene, en la teorfa del jurista francés, su sólida ver- copiosa obra. Desecha, con invariabilidad sistemática, todo mé·
tebración jurisfilosófica, y en esta teor1a a la vez se atisba, todo que parta de principios dados a priori, porque se trata
casi alcanza a la pleamar, el antiliberali.smo de la época. Con de los métodos deductivos de la escuela metafisica, a quien
certeza, Harold J. Laski señala la obra de Duguit como el pór- de acuerdo con el espíritu de la época, 'Duguit le ha decretado
tico de una nueva era para el Estado, y equipara la influencia
J.
su irremediable caducidad.
que su obra ejerció sobre su generación y sobre las que él Más o menos el año 1901 se puede fijar como la fecha en
profesó, con la que De l'esprit des Lois ejerció dos siglos atrás 1) . que León Du~t abandona la posición que ten1a tomada en
Su primera posición filosófica está dominada por la filoso- la sociologia organicista 2), pero permanece decididamente po-
fía de Spencer, a la que abandona en el grueso de sus libros, sitivista, aferrado al método de las ciencias naturales, no por· ·
para retornar a ella en sus útimos pensamientos. ' Adopta con que los hechos sociales sean asimilables a los biológicos, como o,;:;;.-~)
entusiasmo el agnosticismo positivista del filósofo inglés, lo mis- lo crefa hasta entonces, sino porque la experiencia es la sola
mo que el organicismo social. De la sociología hace una con· vía posible para su conocimiento humano. En este giro crls·
tinuación de la biologfa, asimilando la sociedad a un ser vivo. tallza definitivamente su posición filosófica en un positivismo
Hay, biológicamente hablando, un cuerpo social compuesto de deslastrado del organicismo spenceriano, que magnifica la cien·
partes que lo integran Igual que los órganos al animal. Por eso, cia, entendida, como ciencia natural, y que profesa un "realis.
el col)oclmiento de los hechos sociales ·se logra a través del mo" -así llama Dugult a su positivismo- y una ontología
conocimiento de los biológicos, porque los primeros están so- descarnadamente emplrica, cerrada a la fundamentación me·
metidos al mismo determinismo evolutivo que los segundos. tafislca, es decir, a todo dato que trascienda la experiencia.
En resumen, de acuerdo a la sociología de Dugult, los hechos Con .estos presupuestos trata de constituir la ciencia del de-
sociales deben ser tratados, sistematizados y analizados, con el recho y la teoría del Estado como ciencias naturales, que apre-
mismo método de los hechos biológicos, es decir, con el método cia los hechos jurídicos y estatales como fenómenos ooserva·
experimental. bles y establece su conocimiento exclusivamente por medio
Aplicando el complejo de ideas spencerianas al estudio del 1de los datos experimentables. Abandona todos los datos meta·
Estado, Duguit publica en 1889 Le droit constitutionnez et clentllicos para modelar una ciencia del Derecho y del Estado
la sociologie. La sociedad -organismo biológico- posee su que proceda rigurosamente de la experiencia.
centro nervioso cerebro-espinal en el Estado. "El derecho cona-
1) Cfr. L!6tc DucutT, Lt Droit Corutitut~nntl et la Sociologie. Ti-
1) Cf1. J. LAsto, La Conception de L'Etat' de León Du1ult,
HAROLD n¡e de la Revue intemational de l'enaei&Dcment, 1889, pág. 19.
en: A.rchivtJ de Phüoaophie du Droit et de SocioloiJie JIU"idiQUC. 1932. 2) Cfr. LEÓN DuGUIT, L'E14t, le lJroit Objectij et La Loi Posilive,
N• 1-2, pá¡. 121. Paria, 1901.
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A consecuencia de la aplicación de este método, Duguit terdependencla naee la ley natural que lett Impone trablljar
sustituye la concepción subjetivista del derecho por una con- a cada individuo e-n la esfera de su actividad, para asegurar,
cepción objetivista. La experiencia no aprehende sino -la exis- de esta manera, la actividad vital de la sociedad. Esta inter-
tencia de un derecho objetivo y la manifestación de ciertas dependencia social, afirma Duguit, no es un sentimiento, me-
actividades positivas o negativas impuestas por este derecho nos una doctrina, ni aun siquiera un principio de acción, sino
positivo bajo la sanción de una constricción social. Duguit que es un hecho de orden real susceptible de demostración
ataca el derecho subjetivo, tanto en la doctrina individualista directa: es el hecho de la misma estructura social. Si se la
del Liberalismo como en el positivismo jurfdico de los forma- observa y analiza se compl'ueba que, cualquiera sea el grado
listas, por las dos ·siguientes razon es: 19) el individualismo de civilización de un pueblo, la interdependencia social está
del subjetivismo, que es inmoral y anárquico, delquicla la constituida por dos elementos invariables y permanentes, que
necesaria solidaridad social e impide la marcha/tÍormal del son: primero, las semejanzas de las necesidades de los hom-
derecho hacia la objetividad; 29) el concepto de derecho sub- bres que pertenecen a un mismo grupo social, y segundo, la
jetivo, tanto en su forma individualista como en la formalis- diversidad de las necesidades y de las aptitudes de los hom-
ta, es una idea a priori que no es dato ni r esultado de la ex- bres que pertenecen a ese mismo grupo. De esta manera,
periencia; ambas se fundan sobre la voluntad humana, que es Duguit hace suyas las conclusiones a que arriba Durkheim, en
una cosa inconoclble y, por lo tanto, metafísica. Veamos cómo cuanto a la doble solidaridad que existe entre los miembros
desarrolla esta posición antisubjetivlsta que constituye, a la integrantes de . una colectividad social. Durkheim ha demos·
vez, el eje de su doctr ina t) . trado definitivamente, dice el jurista de Burdeos, que los hom·
En antítesis con las doctrinas individualistas que afirman bres están unidos entre ellos, primero, por los lazos de una
que el hombre posee derechos innatos válidos frente al poder solidaridad que llama solidaridad mecánica o por similltudes
político y a los demás individuos, León Duguit sostiene que y, además, por los lazos de una solidaridad llamada orgánica
la sociedad es el hecho primario e irreductible que comprende o por división de trabajo. La solidaridad por similitudes re-
al hombre, que por su naturaleza física y psicológica es un ser sulta del hecho de que los hombres, viviendo en sociedad, son,
social. Afirma, en consecuencia, que no se puede hablar de un en muchos aspectos, semejantes los unos a los otros, tienen
hombre natural y aislado, sujeto de derechos por su sola cua- las mismas facultades, las mismas tendencias, las mismas ne-
lidad de hombre, sino que éste, como ser social, no tiene cesidades, los mismos sentimientos, las mismas aspiraciones, que
más que deberes para con el todo. Los individuos son células no pueden realizarlos sino por la vida en común, permanecien·
integrantes de un organismo que vive por la actividad de las do estrechamente unidos unos a otros en la sociedad que com·
células que lo componen, y las cuales, tampoco ellas, tienen ponen. Por eso, ningún miembro de la colectividad sociah pue-
la posibilidad de pervivir aisladas del organismo. De esta ln· de realizar acto alguno que hiera a la interdependencia por
slmllitudes, es decir, que atente de una u otra manera ~ la
l) Duguit se ha ocupado del derecho subjetivo, muy es~cialmenta posibilidad, que todos deben tener, de alcanzar la satisfacción
de los derechos 6ubjetivos públicos, en las obras que en seguida citamos \' de las necesidades, de las aspiraciones, de las tendencias que
de donde extraemos el resum(n del texto: L'Etat, le Droit Objectif et la son comunes a todos. La solidaridad orgánica o por división
Loi Positive. París, 1901 ; La Transformací6n del Estado. Trad. de Adolfo
Posadas, Madrid s. d. (La obra en francés lleva el titulo: Le Droit Social, del trabajo une a los individuos, miembros de tina misma
Le Droit lndivid!Ui, et la Trans/orrruúion de L'Etat. Libr. Alean, París 1908) ; sociedad. Aparece, sobre todo, como el ethos esencial de la
LaJ Trans/omwciones del. Derecho Privado de.sde tl Cótli,o de Napole.Sn.. interdependencia social y hace posible que mediante el cam-
Trad. d.. Carlos G. Posadas, Madrid a. d. (U. primera edici6n francesa bio de servicios se satisfagan las necesidades de cada uno.
es de 1912); SoberanEa y Libertad. Trad. de José G. Acu6a, Madrid 1924:
Traitd de Droit Constitutionnel, 3me. Edition, 1927, Tome l. Existe también otra razón para que la noción fundamental que
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sirve de base al sistema jurfdico y polftico que se inaugura en fundado en la Idea que se forma de cierta cualidad ínsita del
1789 no pueda sostenerse, y es, segtin Dugult, que el concepto aeto exigido o prohibido, sino sobre el efecto social que es S\13-
individualista de la libertad es una noción de orden puramen- ceptible de producir tal o cual acto individual Duguit anota
te metafísico, lo que está en contradicción con las tendencias la diferencia profunda que separa a su concepción de la ragla
del positivismo de nuestra época. Y entiende por noción meta· BOCial, que llama derecho, con la antigua concepción del dere-
física, toda noción que implica una afirmación no comproba· cho natural. ~sta es la concepción de un derecho ideal, abso-
da por la observación directa de los sentidos. Así, la doctrina luto, verdadero, de una verdad geométrica, que los hombres
liberal, que afirma que el ser humano en su calidad de perso· deben afanarse por alcanzar, acercándose a él constantemente.
•1 na, de su inmanente dignidad, tiene una voh,m tad que por La regla de derecho objetivo, por el contrario, no tiene ruda
naturaleza y, como tal, se impone a las demás voluntades, de absoluto. No es un Ideal, es un hecho. En la esencia cambia.
que por su valor interno y por las cualidad~tr'que le son pro- como las sociedades humanas; se deriva de su estructura lnfl-
·ll[lii.J pias puede limitar la acción de los demáS individuos y del nltamente variable, es decir, que varía con la forma de vida
1¡ poder poHtico, es, evidentemente, una doctrina exclusiva- tan diversa que nos presentan las sociedades humanas.
'.ji, mente metafísica que no puede servir a un sistema positivo. La regla de derecho no concede, ni a los singulares n1 a la
' 1 sociedad, verdaderos derechos. Sólo Implica el poder para los
Partiendo de su positivismo agnóstico, con un sentido ló-
gico estricto, Duguit afirma que Augusto Comte estaba cien individuos, que detentan la fuerza, de organizar una reacción
: 1· veces en la verdad, cuando decía que la noción de los dere- social contra los que violan la regla e implica, también, para
1 chos de la libertad no es posible sino con la aceptación de una todos, el pOder de cumplir libremente las obligaciones que im-
potencia supra-terrestre que confiera tales derechos, lo cual pone. En una palabra, no da a nadie, ni a la colectividad ni al
no se puede sostener en el estado positivo de la evolución ge- individuo, derechos subjetivos, es decir, el poder de imponer
neral de la sociedad humana. como tal, su personalidad colectiva o individual. Se limita a
Los hombres están sometidos a una regla social fundada so· proporcionar a todo individuo en el medio social, cierta t~ltua·
bre la interdependencia que los aduna. Esta regla es preciso ción estrechamente engastada en el todo, y que le lleva a una
y necesario que exista para fundar todo el sistema polftico y actitud activa o pasiva. Nadie tiene en el mundo social otro
poder que el de realizar la tarea que le impone la regla social.
.... social sobre el postulado de una norma de conducta que se
impone a todos. Ahora bien, esta regla de conducta no es un o, sl se quiere, que le preestablece la situación que le cupo
"••
... 1•'
n • • imperativo moral, .sino un imperativo juridico. No se aplica en ~1 sistema de interdependencia que une a los miembros de
)':1·
! .. más que a las manifestaciones exteriores de la voluntad hu· un mismo grupo social. Con Augusto Comte afirma que en el
1 1 mana, no se impone a la interioridad del hombre; es la regla estado positivo, donde no se admite tltulos celestes, la idea
·1 ¡· de derecho desaparece fatalmente. Cada cual tiene deberes pa-
de sus actos exteriores, y no la de sus pensamientos y deseos,
IJ
JI como debe ocurrir con toda regla de moral. Además, no impone ra con todos, pero nadie tiene ningún derecho propiamente
al hombre más que los actos que tienen un valor social y por- dicho. "En. otros términos; nadie posee otros derechos qtU el
que tienen semejante valor 1). El derecho objetivo no está de cumplir siempre con. su deber" 1 ). La enseñanza seri
1) Cuando la muerte sorprendió en 1928 al Decano de Burdeos, éste roela} del •istema de loa "valorea biológicos" formulados por Claude Ber·
prep)lraba un curso que dictaría en la Universidad de Londres sobre: F.! 1 •ard. Cfr. RocER BoNNARD, Les ldées de León Du&uit sztr les JlaleurJ So·
problema de los rKJlores sociale3. Tenfa redactado el plan a dmrrollar, y citlles. (Aleo de. inédites de DuR11it). en: Archive8 de Philo1ophie du
de él ae deduce que, frente a la a filoaofí~ alemanas de la 1Terttheorie, l)roil u tle Sociolofie Juridique, 1932, N9 1·2. p&¡. 7 y eig.
Duguit retorna a la teoría biol6gica del organicismo. Su conc<pción de lo1 l) Cfr. L. Ductn1', La Transformación del E,úJdo, p&¡. 196. El
•alores aocialea, no e1, en el fondo, mú que una limpie lr1.111potici6n a lo .abrayado Doe pertenece.
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i
aprovechada por el primer fautor de un Estado totalftarlo:
"Il concetto di libertá non é assoluto perché nella vita nulla
vi é di assoluto. La libertá non é un. diritto: é un dovere" t ).
En verdad, y creemos haberlo puesto en evidencia, a esta
fase ulterior del Estado de Derecho liberal-burgués -fase que
históricamente podemos ubicarla en lo que va de los lustros
finiseculares hasta los años anteriores a la guerra de 1914-- el
hombre, desmontado de su estructura metaflslca, llegaba des·
leido en lo colectivo, con un concepto tan endeble ~ la liber-
tad, si es que no hacia escarnio de ella como de UJi "prejuicio
burgués", que muy fácil resultaba predecir su naufragio Inevi- 1 •
table, la abrogación de la personalidad humana.
Este proceso mental, lntercondiclonado con el proceso so-
ciológico de democratización masiva, conformó un nuevo pro-
tagonista de la historia y hacedor de la Cultura: el hom·
bre-masa.
Como el hombre moderno abjuró de los fundamentos onto-
lógicos de la posesión de sf, renunció a la capacidad soberana
-homo est dominus- de decidir su destino total -est causa CAPiTULo IV
suiipsius-, con lo que recejaba, por su propia voluntad -"ser1
amo o esclavo es atribuido a la persona en razón de su natu· EL SURGIMIENTO DE LA DEMOCRACIA
raleza" 2)- hasta la situación en que estaba con anterlorida1
a que le fuera revelada la vocación y la capacidad de su líber· RADICAL DE MASAS
tad. Se habla "rebarbarizado" 3), y con ello le venia adosado
el despotismo, la disciplina y la guerra. Este hombre confor-
mó a su semblanza y a la de su orbe mental, una forma sin-
gular de Estado: el totalitario, que es la "rebarbarización"
transplantada a lo social y a lo poUtico.
1) Cfr. Scritti e Discorli di Benito Mus3olini. Ed. definitiva, Milano,
1934, T. IV, pág. 77. El subrayado nos pertenece.
2) Cfr. SANTO ToMÁS, Suma Teológica, lila., q. 20, a. 2.
3) "Quibusdam uidetur illos barbaras dici, qui non habent literalem
locutionem in sao uulsari idiomate. Unde et Beda dicitur in linsuam an·
g/icam liberales artel tran.stulisse, ne Anslici barbari reputarentur. Qul·
busdam autem uidetur barbaras use eo.s qui ab alquibus civüibus legib!U
non reguntur. Et quidem omnia aliqualiter ad ueritatem acctdunt, maní·
/estum tst autem quod e:c uirtute rationis procedi~quod homines rationabili
jure regantur tt quod in literis e:cucitentur. Unde barbaries convenient~r
hoc signo declaratur, quod homines vel non utuntur legibu.s, vel irrationalibw
utuntur: et similiter quod opud aliquO$ gentu non sint uercilÚJ litera·
rum". Cfr. SANTO Tords, Comm. Politic. L. 3, lec. 5.
216
1.
1 '
I
,
"~ DEMOCRATIZACióN FUNDA~NTAL I>E LA
l SOCIEDAD ~ "-t._,_ ·.;r·
~~
~¡:
palabras ú~ sustraemos su detonante truculencia, nos resta una
exacta observación histórica. En verdad; los 'franceses racio-
nalizaron lo elaborado institucionalmente por la burguesía
,¡l.' inglesa en su lucha por el predominio político -y crearon el
sistema de la realidad inglesa. Voltaire y Montesquleu ideali·
:J. zan la realidad política de Inglaterra. Turgot, Quesnay y D'·
~~~ . Alembert abonan teóricamente el sistema económico y .cien- .,
tífico de la nueva concepción de la vida. Condorcet, Helvetius
y el Barón d'Holbach lo divulgan, de manera que con la Re-
volución Francesa pudo convertirse en realidad política.
Tal es el sistema de ideas que de Inglaterra fué llevado a
Francia por literatos y poetas, y que constituyen la "filosofía"
del siglo XVIII que sirvió de contenido doctrinario de la de-
mocracia individualista, proyectando sobre el siglo subsiguien-
te los dos fundamentos con que la burguesia remodela al
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2.19
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Estado moderno: el raetonallsmo, que procede a priori, des· rio, precursor de los huracanes contemporáneos". Escogiendo
conectado de la tradición y sin ocuparse de la realidad; el de su investigación, apuntaremos algunos ejemplos.)
optimismo, que descansa en la creencia de la perfectibilidad Hobbes en el Leviatán y el moderno totalitarismo, recia·
1
1
humana y estima al pueblo -la lógica de Rousseau lo habla man sin reservas al nifio para el Estado. "Esta porción de la
demostrado-- como poseyente de las bondades, virtudes y do· vida -decia Michel Le Peletier- es verdaderamente decisiva
nes intelectuales necesarios para gobernarse en un sistema para la formación del ser físico y moral del nombre. Es nece-
político impecable. La democracia decimonónica del Liberalis- sario someterlo totalmente a una vigilancia de todos los dfas
1 1 ma es el intento de aplicación de estas dos disposiciones del y de todos los momentos... A los cinco años, la Patria r ecibirá
espíritu 1 ). el nifio de manos de la naturaleza. A los doce afios ella lo de-
Por en influjo de esta "gran poesfa pol!ti ca" y 'del esfuerzo volverá a fa sociedad". "Doblegados todos los días y todos los
de los acólitos de "la nueva religi6n", cuyo heroísmo no des· lnstante~jo el yugo de una regla exacta,\ los alumnos de la'
merecía al de los catecúmenos cristianos en épocas del balbu· Patria s encontrarán. formados para la santa dependencia de
ceo evall8élico, la vida de las Naciones de Occidente adquiere las ley s y de las autoridades legitimas". "La totalidad de la
un trato democrático Y liberal, y trae aparejado a esta situa· existencia del niño nos pertenece". Chazal afirmaba en 1797:
clón el predominio poHtlco del tiers état emancipado de la "Nosotros le arrancaremos a los mismos padres que fueran
férula feudal. "La fUerza de estos principios es tan grande, lo bastante desnaturalizados como para n.o querer que sus nifios
están tan universalmente reconocidos y extendidos -le infor· fuesen de los ciudadanos". El Comité de Salud Pública colocó
maba von Hardenberg al Rey de Prusia- que el Estado que los Teatros bajo el control de una comisión especial, cuyos
no quiera admitirlos tendrá que hacerlo o marchará hacia su
ruina" 2).
,.,
miembros redactan una comunicación en Ja que se dice: "El ..
gobierno republicano es el centro a donde todas nuestras ins·
[Eero observemos que esta democratización de la sociedad tituciones deben venir a unirse. Hasta el presente, los teaíros,
llevaba en sus entrañas el germen del totalitarismo y a la luz abandonados a las especulacion~ de los ·autores, dirigidos por
del r elaJ11pagueo revolucionarlo ya es visible su prefiguración. los pequeños intereses de los hombres o de los partidos, no
En efecto, cuando los jacobinos apuran hasta el final los pre- han marchado sino débilmente hacia el fin de utilidad política
supuestos de la democracia agnóstica, asoman nftldos los ca· que le señala un mejor orden de cosas. Es necesario superar
racteres del ascetismo masivo de las democracias totalitarias: este caos de objetos, o muy extraños a la Revolución o poco
la absorción del hombre por la pasión polftica, la ortodoxia dignos de sus sublimes esfuerzos. Es necesario despejar la
ideológica acompañada de la exterminación ferina de quiene.s escena, a fin de que la razón vuelva a hablar el lenguaje de
.¡ \ 1 disienten con ella - los jacobinos dotaron al Estado del atrl· 1
la libertad, echar flores sobre la tumba de sus mártires, cantar
buto de Ja gu11lotina-~ el sentido mesiánico de su lucha, hasta el herofsmo y la virtud, hacer amar las leyes y la Patria". '
~~~~;~¡ ¡ el énfasis de su monserga demagógica: l En la concepción jacobina, la actividad del hombre es, en
Clwger Labrousse~n .un aguerrido ensayo, ha seleccionado, todas sus manifestaciones, deber cfvico, función polltica. "En
entre los textos revolucionarios, pasajes de obras jacobinas o el fondo de esto -dice Roger Labrousse- S1 el punto de par-
thermidorianas donde se encuentra el "primer hálito totalit~ tida evoca un radicalismo Ideal, la conclusión está, por el con·
trario, marcada por la exigencia totalitaria de la voluntad
1) Cfr. Loms REYNAUD, La Démocratie en France. Ses origines, 101
general rousoniana. TotalltaÍ'ia en doble sentido; desde luego,
luttes, sa philosophie. Paría 1938, pág. 92. porque la vida del Forum desborda toda entera sobre la vida
2) Cit~do por: WILHELM DILTHEY, KARL Aocusr voN II.uD&Nuac en · humana; en seguida, porque normalmente las opiniones expre-
11'. Diltheyl Gtlammelte Schriften, XII Band, pá¡. 59. ' · sadas en ~1 Forum deben revelarse· idénticas. Las disonancias
220 221
>1
222 223
r
11
MILLO HU
nes, mientras que con· artteriorldad a esta época no habfa in·
cremento natural o, de tlaberlo, era muy pequeño, ya que la
polJlación s.e mantenfa e~table o manifestaba un incremento
••1 CONTINENTE 11650 11750 11800 11850 !1900 jt~ muy lento. En consecuencta, se puede decir que, con anteriori-
'
~187 \266 ~~~ dad al perfodo indicado, los coeficientes de natalidad y morta·
Europa . . . . . 1100 1140
--;-América ·-.. ~-~--1- , 1.3 r 5.71 26 1 81 1 137
lidad estaban más o menos al mismo nivel y que en cambio,
durante este perfodo, el primero supera en mucho al segundo.
Esta divergencia de coeficientes sólo pudo ocurrir porque
el coeficiente de natalidad se elevó, o bien porque el de morta·
c. y s. América . -~~ 11.1\ 18.9 1 33 1 63 1 ~ lldad se redujo, o finalmente, porque ambas cosas sucedieron
al mismo tiempo. Del meticuloso análisis que Carr·Saunders,.ha· .,¡
l¡
J!
Y es calculable que, al cumplir el primer ere o
sobrepase los doce millones de habltantes.
:
1 '¡!
,.
talidad que tan rápidamente incrementa la población mundial polftlco y en lo social, de la influencia europea" 1). El cotejo
en estos últimos siglos reside en la aplicación que se hiciera de estos datos demográficos hace patente el fenómeno del aden·
~· de los descubrimientos cientificos e inventos técnicos a la sa· samlento urbano de la poblacióp, que se agudizó hasta el ex-
• )! lubri<lad pública, y también, aunque secundariamente, al rela· tremo en lo que va del siglo ~
. ~,, tivo mejoramiento de la pacificación interna y externa de las El sociólogo germano Werf\ér Sombart nos ofrece el siguien-
te cuadro de conjunta para el\Occidente de Europa 2):
naciones. El precitado economista inglés clasifica en cuatro
'·'1 grupos las causas del mejoramiento de la salubridad pública, 1,
es decir, del descenso del coeficiente de mortalidad:
·' 19 Políticas, esto es, las condiciones relativas al manten!· En el alln
1 La poblaei6u de
poblarf6n total• Jao eludadeo de
'j m•a de lOO.OOil
Tanto por cle:t:o
d e la poblaci•ln
de lao IO'&ndea
miento del orden interno y externo; 29 sociales, incluyendo el ¡ babitantu eluda du
11' estado de educación respecto a la producción y consumo de los
alimentos y a la hechura y uso de la ropa; 39 sanitarias, es de-
cir, las condiciones acerca de habitaciones, avenamiento y abas- 1700 . 3,2%
tecimiento de agua y 4) médicas, incluyendo tanto el estado 1
\
de educación respecto a prevención y cura de las enfermeda· 3.~.000 ¡
,
des como la cooperación pública en general para la aplicación
1800. 1 120.000.000 1 3,0%
- o-.--·-.--T-~-280
-.000-.-ooo----j,. - 3-s-.oo--o-.ooo--:,- ···-1-3-.o- %-
1
a la comunidad de medios preventivos y curativos 1). - 190 -
Otro fenómeno ·demográfico moderno, que nos interesa des·
. H ,~
tacar fundamentalmente, es el de la urbanización de la pobla-
1' '
ción, el adensamiento de los habitantes de las ciudades provo-
cado por el vuelco de la distribución de la población urbana y Acerca de Alemania nos informa las siguientes cifras: en .
campesina. A. F. Weber inicia su insuperado libro sobre el des- el Reich alemán vivfan en ciudades, es decir, en iocalldades
arrollo de las ciudades comparando la composición y distribu· de más de dos mil habitantes:
ción de la población en los Estados Unidos en 1700 y en Aus·
tralla en 1891: 1871 36,1%
1880 41,4%
Población de los Estados Unidos en 1790 .. 3.929.214 1890 47,0%
Población de las ciudades con más de 10.000 h. 123.551
Proporción de la población urbana . . . . . . 3,14%
1910 54,3%
1925
Población de Australia en 1891 . . . . . . . . . . 3.809.895 64,4% .
Población de las ciudades de 10.000 h. o más .... 1.264.283 El fenómeno moderno del adensamiento de la población
Proporción de la población urbana . . . . . . . . . . 33,20% urbana en la República Argentina -que comenzó después del
"La Australia de hoy -agrega 'Veber- tiene la población apaciguamiento de la organización constitucional- es notorio
de América en 1790; está poblada por hombres de la misma
raza; es liberal, progresiva y práctica; es comarca virgen con 1) Cfr. A. F. WEBER, The Growth of Cui.es in the Nineteenth Century,
recursos inexplorados; resulta igualmente independiente, en lo 1909. pág. l.
1) Cfr. WER.NER SoMBART, La Industria, Trad. española de Manuel
t \ Cfr. CARR·SAUNDF.RS, Poblacíón. Mundial, pá¡t. i8. Sánchez Sarto, Barcelona 1931, pág. 157-158.
22ó 227
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a través de los tres últimos censos nacionales, donde se puede des europeas.· A ello contribuyen inmediatamente un complejo
apreciar la funda ental alteración de la estructura de la po- de factores históricos: se resquebraja la comunidad espiritual
blación, que se ramente, en lo que va del último censo ofl· de antafio y se fortalece el in(Uvidualismo; se laxan los impe·
cial -191' asta nuestros dfas, se tiene que haber pronun· rativos éticos y aparecen las ~\imeras ideas de tolerancia, los
ciado agudamente: f, deseos de enriquecer y de elevar.. el nivel de vida; se pone en
Porcen~je 1 Porcen!:\Je
A11oa
Pobla.ción
ur bana
Poblacl6n
rural To~al
de la po- de la nO·
blaci6n ur - blacl6n n.· t
Cludade1 / A11o 191( 1 Afio 1896 I_A_u_m_•_nt_o~~-P-or_c•_n_ta_l•_
34,6%1
1
-
ral
65,4%
'
1
d_er_a_l_. ¡1.575.814 1 663.854 1 911.960 j 137,4 %
_c_a_p_._F_e_
1 Rosario .
1
245.119
1
91.669
1
153.530 , r 167,5 %
1895 ¡1.690.96612.263.945¡ 3.954.911 1 42,8%1 57,2%
1
Avellaneda 1 139.527 1 10.185 1 129.342 1L270,9 %
1914
-
l4.525.500,3.359.737 7.885.237 57,3%1 42,7%
La Plata . .. 1 137.413 1 45.410 ! 92.003 1 202,6 %
y ascendente desde el Renacimiento hasta nuestros dfas. En Paraná . 1 34.348 1 24.098 1 10.248 1 42,5 %
síntesis podemos trazar el esquema de su proceso evolutivo:
Cuando a fines del siglo XV y comienzos del XVI, un nuevo
sentido de la vida alambica al ser humano en la prosecución
de un mejoramiento indefinido de la vida material, y los gran· movimiento el espíritu clenUfico de investigación; progresan la
des descubrimientos geográficos ensanchan el horizonte del artlllerta y las armas de fuego y se establece la industria gue-
mundo abriendo nuevos caminos a las actividades de los hom- rrera; se consagra la libertad económica y surge el gran CO·
bres, un brusco salto se produce en la evolución de las eluda· merclo urbano y marttimo; se centraliza el poder poHtico en
la potestad monfstica de la Reyecía y se crea el ejército per-
1) Cfr. Tercer Censo Naciorud. Publicación Oficial. Tomo I. pág. 116. manente, la burocracia, las manufacturas reales Y. las Cortes
228.
Finalmente debemos tener en cuenta una última circuns- .. 16,4 Berna . . . . . . .. .. 5~1
tancia importante para apreciar bien el poder creador de ciu· La Plata .. . . . . .. 13,3 Amberes .. .. .. .. 4,8
dades que posee la industria moderna; nos referimos al rápido Santa Fe .. . . . . .. 11,0 Wáshington .. .. .. 4,2
1··· aumento ae la producción en todos los ramos industriales sis· Mendoza .. . . . . .. 10,8 Hamburgo .. .. .. ..
1
3,2
tematizados de esta suerte; aumento logrado como una con- Paraná • o. . ..
o • . . 10,7 Viena .. .. .. .. .. 2,1
secuencia necesaria no tan sólo de la evolución económica (ne· Buenos Aires .. . . . . 10,G Parrs . . . . .. ..
cesidad de expansión del capital) , sino también de determina- .. 1,7
dos desplazamientos operados en la estructura de nuestras ne-
Rosario .. .. . . . . 10,3 Berlín . . .. .. .. 0,3
cesidades. Los más importantes de estos factores que determi-
nan el aumento de la población industrial son los siguientes:
19) La eliminación progresiva de la autoproducción domés·
PROMEP IO .. .. . . 14,45 PROMEDIO . .
..•
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gasta para ir a su tarea diaria recibe más noticias ajenas a su
medio, que sus antepasados en el curso de una vida.
Con sagaz originalidad se ha sefialado como el hombre re-
presentativo de la actual sociedad al "hemer6fago", es decir,
1
ra salir de un vacío en el que constantemente se vuelve a caer.
Hacen su aparición juicios de valor típicos. Se está saturado
de lo que se acaba de oír, de donde, la btísqueda de lo nuevo,
que ya sólo por la novedad atrae" 1).
al que se alimenta intelectualmente de periódico, el que es mol·
Este afán absorbente de ensanchar los goces materiales, do-
deado en su manera de ser y pensar por la marea sin reflujo
de la prensa cotidiana. El ritmo acelerado que lleva el hombre minando la naturaleza por medio de la técnica y penetrando,
'
t
contemporáneo lo obliga a enterarse prontamente de lo que con el mismo objeto, en todas las penumbras con el destello
sucede, en un desfile vertiginoso de noticias deshilvanadas e in- de los conocimientos ciendficos, está condicionado por supuestos
conexas, donde la maciza correspondencia del periódico de an· filosóficos que a la sazón se plenifican. El hombre moderno,
il
'¡!~
tafio fué reemplazada por el despacho telegráfico de redacción
escueta; el editorial docto cede a la "gusanera de los hechos me-
en brazos de la concepción burguesa de la vida, fué arrancado
del seno de las relaciones pacíficas del amor, de la afinidad co·
j nudos" -a Barbey D'Aurevilly pertenece la expresión-, el lectiva y de una sociedad que consideraba a la economfa un
comentario de arte y la exégesis religiosa por la noticia poli· mero instrumento para la realización de su fin último, para
cial espeluznante y las crónicas de las jornadas deportistas. ser empujado a la avidez de riquezas, la exacerbación del lucro
La infinitud de estas raudas visiones del suceder repletan y lujo, y a la mediatización de todas las relaciones vitales al
de tal manera la mente del hombre moderno, que le sustrae valor de utilidad. ' ·
todo tiempo y espacio {Yclra la serena reflexión, y el esplritu, A la par de este proceso que lo designamos con algunos
precisa, entonces, desagotarse de las nociones superfluas por sociólogos -forzando un poco el sentido etimológico del voca·
medio de juicios. En la granizada de los hechos desaparece la blo- de demoCTatizaci6n fundamental de l.a sociedad, las Na-
admiración, el respeto al acontecimiento, la receptividad, mien- ciones modernas se encaminan rápidamente hacia la consagra·
tras que acentúa la apetencia de nuevos hechos. "El periódico ción efectiva de la democracia poUtica por medio de una pro-
es la existencia espiritual de nuestra época tal como se realiza gresiva amplificación del sufragio. A este momento histórico,
en las masas", afirma Carl Jaspers, el filósofo que tan honda· t
mente ha calado en el ambiente de nuestro tiempo. "El hom· 1) Cf.r. CAnL ]ASPERS, Ambiente e&piritual de nuestro tiempo. Trad.
bre de la masa tiene poco tiempo, no vive la vida de una totali· del alemán por Ramón de La Serna. Editorial Labor, 1933, pág. 115 y aig.
2H
237
231 239
mitivista: guerra contra el enemtgo, pragma del. poder, le tural, son generalmente aceptados. Coo~Maxt Weber ·s e püeden
cupo el señorío de los espíritus. La polftica se convirtió en la Indicar tres niodos de legitimación de la" clase poHtica, qué en
metafísica del hombre·masa. Desalojado lo absoluto de su pro- la realidad histórica pueden aparecer ~ombtJlados. La legiti-
pio distrito, reapareció en el dominio de la poHtica. "~sto ha midad de un poder puede ser racional: 'Cuando se .funda sobre
terminado en una grave y doble deformación: la religion Y la la fe en la legalidad de las reglas y de ' los jefes regularmente
metafisica que son del dominio de lo absoluto, se las trata designados; tradicional: cuando reposa sobre .la convicción de
de un p~nto de vista poHtico, es decir, relativo, mientras, que las tradiciones son santas y que es necesario oóedecer a
que la política, que es el don:into de .~~ relativo, se la trata quienes llama a gobernar la tradición; carismática: cuandó 'los
de un punto de vista metafístco o rebg1~so, es decir, absolu· súbditos se dan, en un sentimiento que no es común a la vida
to" 2). Así, por ejemplo, hay gente que mega ~a existenci~ de cuotidiana•. al heroísmo, a la santidad o al valor ejemplar de
Dios por el solo hecho de pertenecer a los sedtcentes Partidos una personalidad. Las condiciones exigidas para la selección,
de izquierda, y otros, lo afirman, por estar en_rolados en los además de la nata actitud para mandar, consisten en deter-
de derecha. Je suis athéiste, mais je suis cathohque, es la con· minadas cualidades personales que pueden ser intelectualeg,
signa que Maurice Barrés proclama como la más conveniente morales, económicas o militares, según el ethos vigente en la
para su ideología política. sociedad en ese momento histórico.
1) JosÉ ORTEGA y GAsSET, La rebelión de la! mas/U. PTefacio para · Consecuentemente, el modo de formación, elección y dispo-
franceses Buenos Aires, 1937, pág. 31. . A h' sición de estos elementos directivos se corresponden con la
2) Crr. JF.AN LACIIQIX, La personn.e hu~ne et le drot:• en: re wes
de Philosophie du droit et de Sociologi4 JuridJque, 1938, N 1·2, pág. 188.
concepción del mundo de la comunidad -considerada y que
• 1
240 241
8ampaJ.-1e.
244 . 241
1¡
;¡'.! 11
del fascismo itali:~no: Vivere pericolosamente". Cfr. Scritli e diJcorsi Ji
Benito Mussolini. Vol. IV, pág. 229.
"Guai a coloro che volessero fermare nel suo fatal cammino la gen era-
1) Cfr. H. RAUSCHNINC, La Revol11ción del NihiliJmo. Trad. al eapañol
de Francisco Ayala, Buenos Airea, 1940, pig. 47 y ~ig.; HERMANN HE.LLER.
1 zione che ha assunto nelle trincee i suoi privüegi di nobilitá, i moi titili di Europa r el /aJcismo. Trad. al español de FranClSCO J. Conde, Madnd.,
1931, pág. 82 y sig.; R ODOLFO DE MATTEI, La doctrina defla c/a.7$t politic~
1 l ¡~ ~rond.e:za". Cfr. Scritti e discorsi di Benito Mwsolini. Vol. IV, pág. 99-100.
El subrnyado nos pertenece. , il fascismo, en: Educa:ioM fasciJta, Roma, agosto, 1931.
11 •••
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por otra parte, en las presas de bajos mitos que pueden destg. en substancia, y en el mtsmo género, se considerara como
narse como "mitos de clase" prospectlvos" 1). 1 substancialmente irracional a todos los que en la conciencia
Yendo al problema que Importa la caracterización del com· no tienen la estructura del acto mental; ast por ejemplo, estfmu-
portamiento polftico de las masas, no haremos aquí el acabado los, impulsos, deseos y sentimientos, sean conscientes o inc:ons·
estudio del tema, al que por otra parte, la sociologfa coñiem· clentes. Se entiende por racionalismo funcional . el hecho de
poránea le ha dedicado magistrales Investigaciones 2), sino, que una serie de acciones. está organizada de tal manera que
simplemente, apuntaremos las conclusiones: La masa lleva a conduce a un fin previamente determinado, y cada elemento
los puestos de dirección polftica racional sus fmpetus irracio- de esta serie de acciones recibe una posición funcional. Si la
nales: impulsos, deseos, sentimientos, en consecuencia, la "ac- .. racionalidad funcional se especifica con la organización para un
ción directa" es su peculiar modo de hacer, lo contundente fin, es funcionalmente irracional todo lo que destroza e inte-
su táctica, lo avasallante el ritmo de su marcha, y agoniosa en rrumpe esa ordenación funcional. Dicha rotura puede ser oca-
sus exigencias existencia es; como el vfnculo de su unidad so- sionada no solamente por irracionalismos substanciales, tales
cial es de carácter egativo 8) , la masa es osada y radical co~o fan'tasfas y explosiones violentas de individuos in-
con el nihilismo d sus valoraciones; sorda al sentido de la \. .,gobernables, para mencionar los casos más extremos, sino tam-
juricidad y de la ibertad personal; en la prosecución de sus bién por aquellos actos intelectuales que no· armonizan con
deseos no la deti nen las dificultades, nl la normatividad ju· la serie de actividades de que se trate.
rfdica, ni los imp rativos morales... ¡Rez tremendae majestatis! Aparentemente, la distinción entre racionalidad substancial
Por las acuciosas investigaciones de Karl Mannheim esta· y funcional pudiera ser conjeturada en su importancia, ya
mos aleccionados de las causas sociológicas que obran sobre que también la serie racional-funcional de actividades tiene que
las masas para que éstas porten impulsos irracionales a los ser planeada mentalmente por alguien y durante su ejecución
puestos de comando poHtico. Siguiendo con toda libertad a debe ser pensada por quienes la llevan a cabo; en el fondo
su estudio expondremos previamente algunas clarificaciones no es asf, por lo menos en las situaciones que nos interesa.
a los varios significados que en sociología tiene la palabra "ra· Para evidenciarlo, Karl Mannheim pone el ejemplo de lo que
cionalidad". Las palabras racional e irracional tienen una doble sucede en un ejército. El soldado común, verbigracia, se des-
significación, que llamaremos, substancial a la una y funcio· empefia con precisión en una serie de actos· de racionalidad
nal a la otra. Los actos mentales serán considerados racionales funcional sin tener idea de la última finalidad de sus acciones
o de la posición funcional que ellos ocupan en la estructura
1) Cfr. MAX SI':JJELtft, Sociología del saber. Trad. del alemán por total. No obstante, son actos racionales-funcionales desde que
José Caos, Madrid, 1935, pág. 202.
2) Cfr. Tm:oooR Gt~cr.R, Die Masse und ihre Aktion. Ein beitras
están organizados con referencia a -.'m fin inmediato y some-
rur Theorie der RevolutioRen. Stuttgart, 1926; G. Cour, Die Masse, en: tidos al propio cálculo del soldado.
Archiv für sozialwissenscha/t, B. 54 (1924) ; W. MotDE, Experimentellc Puesta en claro la precltada distinción se puede con firme-
llfassenpsicholo¡;¡ie, Leipzig, 1930; GEORCES GURVITCH, Essais de 1ociologie, za establecer la correlación que enuncia el sociólogo alemán:
París, s. d., pág. 36 y sig.; GABRIEL TA.RDE, L'opinion et la joule, Paris,
1901. cuando más se extiende en una sociedad la indu.strlal1zaci6n
8) Theodor Geigtr observa que "el espíritu de la Masa es la comuni· 11 más adelanta la divisi6n del trabaj o y las organizaciones es-
dad en el no" (ihr Geist ist Geist des Gemeinschaft im Nein) . Cfr. T. trechamente ligadas a ellas, tanto mayor sertf el número de
GEtcER, obr. cit. pág. 74-75. Simmel también establece, con au ley aobr~ esferas de la actividad humana que se harán. funcionalmente
"la. negatividad de las conductas colectivas", que la negaci6n es d punto racicmal y de aqu{ también calcUlable en el tu.turro. Mientras
coincidente y, por tal, la fuena aglutinante de lu grandes masu. Cfr.
]ORCE StMMEL. Sociología. Trad. del alemán de ]. Pérez Bance~, Buenos
que el hombre, en sociedades anteriores, actuó solo ocasional·
Airea, 1939, Tomo 11, pág. 75..8(). mente y en esferas limitadas de modo racional-funcional, en
241 249
~
organ iz~:ción
capitalista industrial y la influencia que tiene en ]4 forma mlsma extensa medida de desarrollo, racionalidad substancial,
~'
de vida y organiMc!ún del hombre cont.emporáneo, respectivamente, Cfr. R.
Mum, Tite intcrdcpe11dent r~·orld and ist problems, London, 1932; WALTHE8
RATHENAU, Crítica de la época. Trad. dd alemán de José Pérez &nces,
f~ es decir, la capacidad de actuar inteligentemente en una si·
1) Cfr. K.uu. MANNBEIM, !tfan and society in a~ ase o/ recomtructima,
Barcelona (s, d.).
t 2JO
pág. Sl-57.
2H
2J2 2J3
214 2H
minar la insalubridad de grandes r egiones o encontrar un sue- dos de las cie.ncias naturales y consideraba la vida del hom·
¡ :
ro que dev elva la salud a cientos de enfermos, igual que bre un mero engendro de relaciones causales. En este frente
inventa áqutnas de guerra que escombran una ciudad en de lucha se situó Georges Sorel. El disconformlsmo con el
hor o matan a cientos de miles de personas, también, las espíritu del siglo XIX es la coyunda que lo une a personali·
modernas conquistas de la Democracia, que pudieron aumentar dades que por lo fundamental le son disimiles: Soren I<ier-
las fuerzas que crean la moral, sirvieron para expandir las kegaard, atollado en un éristianismo que concibe como la acen.
que las destruyen. Y con esto dejar la vfa libre a la ética de tuaclón de un sentimiento de la existencia en lo que tiene
la violencia. de irracional; Wilhelm Dilthey, con su señera preocupación
por las ciencias del espíritu, que lo disiente del naturalismo en
IV boga; Charles Maurrás; Stefan George, en quien se percibe,~ a
través de sus poesías, las febriles pulsaciones de una nueva
concepción de la vida.
LOS MENTORES IDEOLóGICOS DEL IRRACIONALISMO Sorel es un pensador original que siente e.scozor por los en-
VIOLENTO DE LAS MASAS casillamientos filosóficos, pero que a pesar de ello, podemos
reconocer el influjo de quienes contribuyeron a su forma-
El fenómeno de la Irrupción violenta de las masas irraclo- ción intelectual. Así, el de Marx, Proudhon y Renan; Ihering,
.
1' nalizando la actividad polftica, tiene en Georges Sorel -mal·
grado que el sindicaUsta francés renegaba de las masas- su
cuya Lucha por el Derecho le dejó rastros profundos; el socia-
lista y cristfano Charles Peguy, aunque su influencia lo fué >i''~
··.1 profeta y mentor. Este es .el destino paradójico de su per·
;¡. sonalidad polifacética, forjada por u na amalgama ebullente
por estimulo de contradicción dialéctica. Pero en su posiCión
espiritual fundamental y en la concepción de la Historia tiene
¡z de contradicciones. vinculaciones directas con Giambattista Vico, y muy especial-
Los publicistas de los Estados t otalitarios afirman que es mente con Bergson, en cuyos escaños de discfpulo, ya en la
quien prepara e introduce espiritualmente el giro moderno madurez de su vida, se sentaba en la Sorbona.
j1 y su influencia, señalada como Incontrastable, la compar~n A Vico Je debe su concepción de la vida trágica-heroica y
con la que ejerció Rousseau en los pródromos de la Revolución pesimista, lo mismo que la concepción de la incesante amenaza
francesa. Así, para Mfchael Freund la labor crítica de Sorel es que pende sobre la cultura. La marcha de la sociedad, que es
pareja a la de Nietzsche: Georges Sorel indaga por la funci6n continuo fluir hacia la decrepitud, precisa para conservarse
del espfritu en el mundo político y revoluciona allf, con la de la lucha tensa y permanente. De Bergson aceptó la nega-
misma intensidad con que el filósofo alemán lo hace en la ción de la causalidad en la vida y la historia, y la fundamen·
esfera individual 1). Para otro: Simone Malvagna, la histo- tación de la realidad con el elán vital, que le facilitó la eva-
ria polftica de la segu.n da mitad del siglo XX será inaprehen·
J. sible en su sentido si no se la refiere a las idea~ de Sorel 2).
sión de las redes del mecanicismo racionalista y lo convocó
a la actividad libre y creadora 1).
1 A partir de Federico Nietzsche se fué engrosando el frente
de los pensadore.s que clamaban contra la oquedad del positl· 1) Para el estudio del pensamiento político de SoreJ.. el rastro de
vismo que obligaba a la inteligencia a atenerse a los resulta· los pensadores que contribuyen a au formación intelectual, y muy especi:ll·
mente, la influencia soreliana en la conformación de loa Estados totalitario~
1) Cfr. MICHAEL F'REmm, Georges Sorel, Du revolutioniire konseNHJtj;. alemán, italiano y ruso, Cfr. RAtNill HEYNE, Georgu Sorel und der auto-
mmus, Frankfurt, 1932, pág. 7. . ritare Steat des 20. Jahrhu.ndert.s, en: Arclriv du ol/entlichen. Rechts,
2) Cfr. StMONE _MALVAC"!A• !l pe~uo polj.lfco di _Sorel e il fu asmo. 1938, 29. B. Heft 2, págs. 129-177, 29 B. 3 H. pág. 257-309; también,
en: Rivista inter~UU~onale di filoso/14 del dírítto, ano 1~39, Fu. 1-11, Cfr. Vt CTOR SASTRE, Georges Sorel, élitts 1)'ndicaliste et rtvo/ution. prole-
pá¡ . 71 y U¡. tarienne, ed. Spes, 1?37.
216 257
Sampay.-17.
al
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Munl~eslos pertrechos: fe en lugar de razonamiento contrario, es un estado permanente de antmm belli unn 1
y la_ t.éción en reemplazo de las cobardes disputas liberales, termitente tensión de lucha. La violencia soreliana 'llene 1
Sorey le declara una guerra de exterminio a la democracia de sentido existencial y no normativo.
la Revolución francesa, afirmando que la violencia es la fuer- ~a concepción de la vioLencia va entraf'íablemente unida
za nuclear de la sociedad e impulsora de la historia, y , a la la SI_ngular concepción del mito que tiene Sorel. El .mito, t •
vez, que dicha violencia tiene en el Mito su causa motiva. presión de resonancias poéticas, figuración alegórica qw~ ,
La violencia y el mito son, entonces, las fuerzas neutrall- el pr?ducto de la apetencia del espfritu que Bergson llan
zadoras del natural proclive hacia la descomposición que ame- "fu~ctón fabuladora", adquiere en Sorel una significación e
naza a la sociedad. Cuando estas tuerzas se enervan, advienen pectal. Pero apresurémonos aclarar que la nominación de ~·
los periodos decadentes; su remanecer, es la más -segura ga- re!, si hemos de considerar el sentido tradicional del términ•
rantía de renovación. no es arbitraria y convencional; en el fondo, a ambos signi{
Sólo detiene la consunción de las instituciones sociales, la cado~ se les des_cubre el mismo rasgo genérico. Al conccpl
lucha heroica, la tensión angustiosa del alma, la guerra que tradicional de mtto, Sorel le hace objeto de una "politizaclón'
es la fuerza generadora de la historia y la promotora de la ~ saca de su habitáculo milenario, que era la tremante im1
cultura. gmación de los hom_br~s y lo convence -diríamos con las p~
A un pueblo mecido por la paz, sln los efectos saludables labras de Roger Catllots- a presentar su candidatunr al po
de la lucha violenta. se le yerman los hontanares vitales y der supremo del Estado 1).
languidece. La violencia, que tiene caracteres de algo bello El -mito, como lo muestran el flujo y reflujo de la historl~1
11 heroico, despierta los más profundos impulsos del alma, crea es una ley del proceder que engavilla las tendencias más fuer
la moral y el derecho, que con Ihering destaca el espfritu tes de ~n pueblo, Partido poUtico o clase, y que se muestrur.
combativo. a! espírttu con la insistencia de los instintos. Es una expre
No es cierto que de las ideas surgen las luchas entre los stón de vol.untad, el contenido de un programa de acclón, ¡11
hombres, sino que aquéllas nacen de la lucha y por ~lla ;;e representación de las activas vivencias históricas, que le dnn
fortalecen en las convicciones de los hombres. Las ideas per- a un pueblo la conciencia de su unidad en la manera de HC!r· y
viven en la historia cuando las endurece el hierro y la sangre. actuar. En lo profundo de la conciencia humana cst{m fr·or;
La fllosoffa intelectualista, consuelo de una burguesía pa. teros los recintos que poseen los mitos y la ReUgión.
cata 11 humanitaria, es incapaz de interpretar los grandes mo- Tanto la norma racional como las instituciones creadns poi'
vimientos de la historia, que sólo pueden ser aclarados si se los hombr~s tienen su basamento en una fuerza irracional qU(!
los considera como la resultante de las luchas irracionales. p~edetermma el ~mportamiento de los pueblos y que se con.
Sorel afiora la ausencia de los conductores atrevidos y lamenta diciona con el mtto, que por ser irracional no está al alcance
que domine la tonta ternura de los burgueses, con la metaff. de _las críticas racionales. Asf, entonces, para Sorel, no es
sica cobardía de un liberalismo discutidor y maniatado por los posible pensar que el soporte de la comunidad política pueda
compromisos. En 1906, Sorel afirmaba, que sólo una guerra ser los sistemas filosóficos ni las certezas de sus ideas. Tam-
exterior de gran magnitud y la propagación de la violencia P_OCO, aduna un pueblo, su mecanismo constitucional, que como
proletaria podrian salvar al mundo de la barbarie. Simple sistema pensado está lfbrado al rigor de la critica de-
La violencia en Sorel no tiene la significación ni el papel moledora. Esa fuerza, portadora de la energfa genética tam-
que le atribuyen los oráculos marxista de la revolución so- poco puede seria, en la concepción soreliana, la fe en ~n sis-
cial: el medio más rápido y eficaz para crear una organización
social definitiva, colmada de mansedumbre y justicia; por el 1) ~fr. RocER C.uLLOrs, El mito r tl hombre. Trad. de Ricardo Baeza,
Buenos Airea, 1939, pág. 38.
2S8 2S9
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exclusivamente experimental, como la qu1mica, la física y otras y objetivamente el mismo sentido. Las acciones no-l6otctu eon
ciencias similares. El ámbito en que proyecta moverse exclu- aquellas en que difieren el fin objetivo con el fin subjetivo qu&
sivamente es el de la experiencia y la observación, usando es- mueve al sujeto que las realiza.
tos "términos en el sentido que tienen en las ciencias natura· La parte constante y eficaz de la realidad social está cons-
les, como la astronomía, la qufmica, la psicología y no ya para tituida por los simples apetitos, los gustos, las disposiciones.
llamar la otra cosa que se quiere indicar con estos términos: Son éstos los residuos que corresponden a los instintos de los
e.xpe1·iencia in·tima, cristiana, y que renueva simplemente, ape- hombres. Para la satisfacción de estas exigencias se generan
nas cambiado el nombre, la autoobservación de los antiguos las derivaciones, que comprenden a los razonamientos lógicos,
metafísicos" 1). sofismas, los discursos vacuos e inconcluyentes, los razonamien·
Con un desenfado que inflige al positivismo de la sazón el tos pseudo-experimentales, los sistemas, las teorías y las ideo-
estrago de sus únicas creencias -la fe en la ciencia y en el logias.
progreso histórico- Pareto afirma que la legalidad social no Un político es movido a propugnar la teoría de la solidaridad
es necesariamente absoluta, sino contingente, hipotética y re· en el deseo de conseguir dinero, poder y honor. Lo primero es
lativa, y toda proposición afirmada por él debe entenderse que el fin objetivo, y estos otros los propósitos subjetivos. Tenemos,
fué enunciada con la siguiente restricción: nei limiti del tempo entonces, una "acción no-lógica" que se disimula con "deriva-
e dell'esperienza a noi noti. clones". "Tal género de derivaciones es muy usado por quien
En Vilfredo Pareto culmina el agnosticismo que fué el em- quiere obtener. alguna cosa, y finge de quererla no para sí, sino
beleso de la burguesia liberal. Asi, anuncia desinteresarse de para una colectividad. Un cierto número de políticos quieren
la "verdad intrínseca de toda religión, fé, creencia metafísica y alguna cosa para sí, y dicen quererla para el Partido, para el
moral", a las que considera "sólo del lado de afuera, en cuanto País, para la Patria; ciertos operarlos quieren mejorar sus
son hechos sociales, exentos de valor intrínseco". condiciones, y expresan querer un mejoramiento para los pro-
Rechaza por baladi la discusión sobre si un acto es justo o letarios, para la clase trabajadora; ciertos industriales quieren
injusto, moral o inmoral, si antes no es puesto en claro, la obtener favores del gobierno para sus industrias, y la quieren
cosa a la cual se quiere hacer corresponder esos términos. Por- para la industria en general, para la clase productora" 1).
que el contenido de la Justicia y la Moral depende de los in· Pertenecen a las derivaciones metat!sicas -"que son para
tereses humanos en un determinado pafs, en un tiempo dado uso y consu:no de la gente culta"- todas las ideologías que in-
y según las necesidades de una clase social dominante. vocan la Razón, la Recta Razón, la Naturaleza, los Fines del
Clasifi ca las acciones humanas en lógicas y no-lógicas. Da hombre, el Bien, el Sumo Bien, lo Justo, lo Verdadero, lo Bue-
el nombre de las primeras a las acciones que unen lógicamente no, y especialmente, en los tiempos modernos, la Ciencia, la
la acción al fin, no sólo respecto al sujeto que realiza la acción, Democracia, la Solidaridad, la Humanidad. Después de esta
sino, también, co'n respecto a aquellas que tienen un más ex- enumeración, Vilfredo Pareto, a quien, como se ve, no le pesan
tenso conocimiento. Es decir, la acción Lógica posee subjetiva antiguallas, afirma con toda soltura: "Son todos nombres que
1) Cfr. V ILFREI>O P ARETO, TralúJto di sociologia generale. Seconda edi- indican solamente sentimientos indistintos e incoherentes" 2).
t.ione. Vol 1, Firenzc, 1923, pág. 26. En adelante las indicaciones las hare· Para el sociólogo italiano las formas de gobiernos sólo va-
mo~ rrfirienclo tomo y pó¡tina, perteneciente a la precitada edición. Pam rían entre sí por sus fachadas, porque en lo esencial, son siem-
un r•llulin ele! e:nnjunto del sistema sociológico de Pareto, Cfr. G. H. Bous-
e)JII:T, ¡•,.,.;,, c/,• .wl'io((Jgie d'nprés Jlilfredo Pareto, Gayot, Paris, 1925; M. pre minorías selectas las que detentan el poder y sólo se dife-
CJN~n•:"e; 7'/¡,• .wt·itlillf(Y o/ Pardo (Extracto de The sociological review) ,
J11:1r.; FnANz llouK t:NAIJ, l'arcto. Trad. española de Nicolás Dorantee, Mé- 1) Cfr. VrLFREDO PARETO, ll-385.
•lo·u, li>·U. 1) Cfr. VtLFREOO PABETO, 11-401.
262 261
(
rencían por los medios que utilizan para permanecer en él. Las nuevos que salen de las clases inferiores, y que portan en si
hay, quienes usan principalmente la fuerza material; asi, los go- todas las energías y las proporciones de residuos necesarios
biernos de las ciudades griegas en la época de las tiranías; en para mantenerse en el poder. "Si las aristocracias humanas
Roma, en la época de Augusto y Tiberio, en la República de fueran como las razas escogidas de los animales, que se r epro-
Venecia durante los últimos siglos de su existencia. Otras, ducen con los mismos car acteres durante largo tiempo, la his-
lo hacen con la astucia, operando en mil formas distintas so- toria de la especie humana seria enteramente distinta a la que
bre el sentimiento de los gobernados, como por ejemplo, los de- conocemos" 1).
magogos de Atenas; la aristocracia romana: en varios periodos Pareto cree descubrir a la historia como una incesante cir-
de la República; los gobernantes de muchas ciudades medioe- culación de élites. A veces, unas reemplazan a las otras suave·
vales. La plutocracia moderna -asi llama Pareto a los regíme- mente, porque se han servido para el escalamÚmto al poder de
nes democráticos- se mantienen también con la astucia y con marrullerías y ardides; otras, la sustitución es brusca, porque
el dinero, que es la especie que reemplaza a la fuerza, de la hubo necesidad de valerse de una revolución, un golpe sorpre-
cual ella abjura. "Vencen con el oro, -no -con el hierro" 1). sivo, un asesinato o un envenenamiento. "Las clases selectas
En las clases selectas de gobierno, que forman el estrato su- se encuentran en un estado de continua y lenta transformación,
perior de la sociedad, se encuentran ciertos agregados todavía ellas pasan como el humo, y éstas de hoy son diversa'!> a las de
no bien definidos, que substancian las llamadas aristocracias. ayer. De vez en tanto se observan repentinos y violentos tu-
En su origen, el guerrero victorioso, el comerciante que pros- multos, como si se tratara de la súbita Inundación de un humo,
pera, el plutócrata que enriquece, son los hombres que demues- y después la nueva clase gobernante torna a modificarse len-
tran, cada uno en su arte, condiciones de superioridad que lo tamente: el humo, vuelto a su lecho, de nuevo corre regular-
empinan por sobre la vulgaridad. Pero las cualidades tensas mente" 2). ·
de las aristocracias no duran. Cualesquiera que sean las causas, Esta doctrina sociológica de Vilfredo Pareto: un neQ-maquia·
es incontrastable el hecho de su desaparición después de un velismo desesperado y violento, expuésta con miras de ser una
tiempo. "La storia é un cimetero di aristocracia". sistematización valedera en la historia y en el porvenir -y en
~to, precisamente, su conocimiento ingenuo- es el torvo y
No sólo por el debilitamiento cuantitativo es que las aris-
tocracias decaen, sino que también por la flaccidez cualitativa certero análisis de una sociedad vaciada de moral. Es punzan·
cuando se amenguan las energías y se modifican las proporcio- temente doloroso, pero saludable como el cauterio, reconocer
nes de los residuos que sirvieron para encaramarse al poder la fria crudeza con que Pareto pone al descubierto -con su teo-
y sirven para conservarlo. "Supongamos un país -afirma Vil- rla de las ideolog~as- los silos más recónditos de las vivencias
fredo Pareto- en el cual la clase gobernante A se inclina siem- poHticas del hombre contemporáneo cada vez más empujado
pre más al humanitarismo, esto es, acoge sólo la más nociva al escepticismo o irracionalismo y al final hecho presa._de una
persistencia de los agregados, desechando a los otros como vie- tremenda furia nihlllsta.
jos prejuicios, y, en tanto que prepara el reino de la Raz6n,
deviene siempre menos capaz de usar la fuerza, es decir, se A Karl Schmitt, un jurista germano de profundo magisterio,
exonera del principal deber de los gobernantes. Este país se tal vez el de más alto coturno entre los contemporáneos, le es-
encamina hacia una ruina total" 2). taba reservada la tarea de ahormar una concepción de lo polí-
La caduca clase gobernante es reemplazada por los elencos tico para esta época, cuya especificidad reside en la fruición
1) Cfr. VILFREOO P ARETO, III-376. 1) Cfr. VILFREbo PABETO, ill-263.
2) Cfr. VILFREDO PAIIETO, 111-353. 1) Cfr. V ILFIIEDO PARETO, lll-263.
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.
1) Cfr. MniAÜ. MANOU.UCO, El Partido Onico, Trad. de L. Jordane
de Pozas, Zaragoza, 1938, pág. 52 y aig.
2) M. TAU:ROUT, L'Etat de Demain, Paria 1936, pág. 36 y alg.
28~
285
:¡
siones de validez porveniristas, e, innegablemente, las más a LA ABSOLUTJZACJÓN POLITICA Y MORAL DEL ESTADO
la sazón, se enfrentan antlpolarmente con los principios que
informan la estructura de Estado en trance crítico y se levan-
tan, precisamente, sobre sus escombros; son: el Anti-Estado
liberaL Pero en la Ciencia Polftica -como agudamente anota .·1
Jacques Marltain- vale también el enunciado lógico de Ari3-
tóteles: los opuestos son del mismo género. l1 1
1
1
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-........__. ~1
1) Para un conocimiento de conjunto de la organización constitucional )
del Estado de Irlanda, Cfr. SECUNDO V. LINARES QuiNTANA, El Sistema
Con$titucioru:rl de Irlanda y la CoMtitución Irlandesa de 1937, Buenos Ai-
rea 1939; RóMULO AMADEO, La CoMtitución de Irlanda del añc 1937, Bue-
nos Aires 1938. Además, para el conocimiento de aspectos parciales de la
nueva forma del Estado Irlandés, nos remitimos a nuestros ensayos: ÁJITC·
RO ENRIQUE SAMPAY, El Derecho Internacional de la Paz en la Cdnstitr'-
ción de Irlanda, en: Revista de Derecho, Administración r ]urisprudenci4,
Montevideo, Septiembre 1939, pág. 257 y sig.; ARTuRo ENRIQUE SAMPA Y,
La Doctrina Tomista de lrJ Función Social de la PropieiÚJd en la CoMtitu·
ci6n de Irlanda de 1937, en: Boletín Cultural Ar,eneino-lrlandú, Buenos
Aires 1940, N• 2, pig. 3 y si¡.
286
289
SampaJ.-111.
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300 301
1) Cfr. N. MACEOOIIIO, ll Gran Consiglio del Fasc~sr;zo Organo dell!' . 1) Cfr. Gmoo Boii~LO:n_-<>, Dottrina del Fascismo, ~)ano 1939, pá-
Costituoione; Roma 1934; ]EMOLO A. e;:., La Legge 9 Dtcte~re 1928, n~ gma 575;. Vuou R., ll Pnnctpro della Rappresentanza polurca e la Camera
mero 2693 sul Gran Con$iglio del Fascismo ed el Concetto dt Legge CoSII· dei Fasci e dellc Corporazioni, en: Atti del Convegno per gli Studi di Po-
ltt<ionalc, en: Studi in Onure di O. Ranellettí, T . II, pág. 90. litica Estera, Milano, Giugno 1938.
302 :503
309
3.10 311
cuanto mayor se& el grado de desarrollo del Estado, más rápi- de luchas sistemáticas contra una parte determinada del pue-
damente se hará innecesario y se desterrará a s[ mismo como blo como existe actualmente. Al pensar asi no somos utopistas,
algo superfluo e fn11til. En una palabra: bajo el capitalismo y de ninguna manera negamos la posibilidad e inevltabilidad
tenemos un Estado que no es más que un instrumento especial de los excesos individuales, a11n convencidos de la necesidad
para la supresión de una clase por otra, y, por lo tanto, para de evitar tales excesos ·a toda costa. Tenemos que en primer
el dominio de la mayorla por la minoria, de los más, por los término, no habría necesidad de ninguna máquina especial ni
menos. Claro es que, para evitar la supresión sistemática por de ningún instrumento especial de represión: la nueva ley la
la minoría de los explotadores de la mayoría de los explota¡ impondrfa la misma Nación armada, tan sencilla y expedita-
dos, será preciso llegar a los más crueles extremos y derramar mente como en la sociedad moderna impide la gente civilizada
mares de sangre, a través de los cuales marchará la humanidad 'que lleguen a las manos dos combatientes o no, permite que
hacia una nueva era en la que no· exista la esclavitud, el ser- una mujer sea ultrajada sin castigo. En segundo término, ya
vilismo y el trabajo a jornal y todas otras formas de explota· sabemos que la causa fundamental de los excesos contrarios
ción". "En el período de transición -insiste Lenin- del capi- a las reglas de la vida social, es la explotación de las masas,
talismo al comunismo, habrá que implantar medidas de su necesidnd y su pobreza actuales. Si suprimimos esta causa
supresión, que en este caso pueden limitarse a la sustitución primordial, los excesos comenzarían a desterrarse inevitable-
de la minorfa de explotadores por la mayorfa de los explotados. mente. No conocemos con qué prontitud y en qué término,
Tendremos necesidad para ello de un instrumento especial pero si sabémos que serian desterrados. Con su destierro que-
que nos permita llegar a la supresión del Estado, que entonces darla desterrado el Estado" 1 ).
será un Estado transitorio y no un Estado en el sentido ordi- Más recientemente, en el informe presentado por Molotov
nario de la palabra y en la acepción corriente ahora. Reem- ante el VII Congreso de los Sovíets, pergeñando la nueva Cons-
plazar la minoría de los explotadores por la mayorfa de los titución rusa, reiteraba la primaria concepción marxista que
que ayer mismo eran esclavos a jornal, es un asunto compara- considera al Estado como instrumento de opresión en las lu-
tivamente fácil, simple y natural, que costará mucha menos 1,
chas de clases y confirmaba el carácter puramente combativo
sangre de los levantamientos de esclavos, siervos o trabajado- del Estado soviético. "La dictadura proletaria, que se apoya en
res a jornal que con ello se evitarla, ahorrando a la raza la alianza de los obreros y campesinos, es un Estado' de nuevo
humana muchísimos males, dolores muy cruentos al conseguir tipo. Este Estado ha surgido como resultado del triunfo de la
la difusión de la democracia entre la gran mayoría de la Na- clase obrera sobre la burguesfa, con el fin de liquidar por
ción, no habría necesidad de ese instrumento especial para completo a la burguesía y las clases en general. Si la burguesía
llegar a la supresión de los explotadores, de los capitalistas. hace actualmente tentativas desesperadas, aunque estériles, de
:¡;':stos no son capaces de suprimir al pueblo, sin contar cou perpetuar las clases y la dominación de la minorfa sobre la
medios mucho más complicados que habria de facilitarles el mayorfa, realizando con este fin transformaciones y r.eformas
mismo pueblo, mientras que el pueblo puede suprimir a los antidemocráticas en su aparato estatal, el poder sovUttco mar-
explotadores con medios mucho más sencillos y aún casi sin cha inflexible y triunfalmente hacia el objetivo opuesto: hacia
medios de ninguna clase, sin ning11n aparato especial, por la la liquidación de todas las clases y de todas las supervivencias
simple organizaci6n de las masas armadas, organizadas en con- del capitalismo en la propia conciencia de los hombres. En
sejos de diputados, soldados y obreros, representación de todo manos de ra clase obrera, el aparato del Estado está puesto al
el proletariado". "Hemos. de decir -sigue Lenin-, por 11ltlmo,
que sólo bajo el comunismo &e harla completamente innece- 1) Cfr. LJ:mN, El EJtado r la Revolució'! del Prolelariado, edición d~
la Biblioteca de Cultura, Barcelona, a. d., pag. 95-98.
sario el Estado, porque no habrfa nadie a quien aplicar medi-
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H2
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326 J27
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conformación de los órganos estatales condicionado por un11 la clásica tabla de los derecho6 de la libertad individual, pero
ideología concreta, .que representa el Partido Comunista 1). lo hace de manera tan singular, que anula en substancia lo
que con tanto atuendo concede formalmente: su establecitnien-
lo legal es concreto y efectivo, pero su ejercicio queda condi·
C'ionado a los intereses de los trabajadores y a los propósitos
LA LlBERTAD PERSONAL Y EL ESTADO SOVIÉTICO <Ir. conso!idar el régimen socialista. Con estas reservas, la Cons-
1itttdón garantiza a los ciudadanos de la U. R. S. S. la libertad
En un capítulo especial, la Constitución del Estado soviético de palahrn ; la libertad de prensa; la libertad de reuniones y la
establece los derechos y deberes fundamentales de los ciudada- de mitín, la Jibertad de cortejos y demostraciones callejeras, la
nos de la U. R. S. S. que comprende, la enunciación de los d~ lihct·tad de agruparse -siempre que los obreros directores es-
rechos de la libertad personal, con las singularidades que des· t<5n afiliados al Partido-; la inviolabilidad de la persona y del
tacaremos, y la enunciación de los derechos -esencialmente domlr.ilio; y el sigilo de la correspondencia (artículos 125, 126,
socialistas- del individuo a prestaciones de asistencia material J27, 128 y 129}.
e intelectual por parte del Estado. Para estos últimos, la Cons- J<~l statw~ libe1·tatis que establece la Constitución del Estado
titución soviética establece el derecho al trabajo y asegura su 1-.o vl6tlr.o no tiene ninguna eficacia ya que la existencia de los
efectividad por la organización socialista de 1a economía nacio- derechos de la libertad individual dependen de su ejercicio en
nal, por el crecimiento continuado de las fuerzas productivas <·orrcspondcncia a los intereses de los trabajadores, y éstos
de la sociedad soviética, por la eliminación de las crisis cíclicas están tuteladós por el Partido Comunista; de donde se deduce
que aquejan a la organización capitalista de ~.a economia y por que la normatividad cede ante el fin político, y que el momento
la liquidación de la desocupación (articulo 118). Los ciudada- de la vida social no es, ni la libertad personal, ni .e l derecho,
nos de la U. R. S. S. tienen de,recho al descanso, que se hace ni el Estado, sino un poder desnudo utilizado en la realización
efectivo por la reducción de la jornada de trabajo de siete ho· de una cerrada concepción polftica 1).
ra:;, por las vacaciones pagas, por la afectación a las necesida-
des de los trabajadores de una vasta red de sanatorios, de ca-
sas de reposos, de clubs (articulo 119). EL PARTIDO COMUNISTA RUSO
La segw·idad material para la vejez y para los afectados en
su capacidad de trabajo, está establecido el sistema de segu- El Partido Comunista ruso es el órgano estatal a cuya fun·
ros sociales (articulo 120). ción suprema, que no conoce condiclonalidad jurfdica ni moral,
El derecho a la cultura se verifica por la instrucción prima- queda librada la apreciación de la congruencia que debe existir
ria, general y obligatoria, por la gratuitidad de las enseñanzas entre la actividad de los órganos del Estado y los intereses de
secundarias, superiores, técnicas y profesionales (artículo 121). los trabajadores. A tal efecto, el Partido Comunista es el único
La igualdad de los derechos de los ciudadanos de la U. R. S. S., legal y el mismo Estado le queda mediatizado como un valor
sin distinción de sexo, nacionalidad y raza, en los dominios de instrumental. Estamos, entonces, ante un Estado hermético de
la economía, de la poHtica y de la cultura, están enfáticamente un solo Partido obrero y campesino, que es el ejecutor de una
consagrados por la Constitución como una ley inmutable ( ar- concepción del mundo impuesta a toda la población.
tículos 122 y 123). Consagra la Constitución de la U. R. S. S.
1} Para un estudio acabado de exposición y critica de los Der~hos
1} Cfr. MAne VICJJNIAC, La repre.sentation dan.s le.s résimmes dém o· fundamentales de la libertad en la nueva Constitución rusa, Cfr. 8RAI1NIA~
cratique, corporati/ et soviétique, en: Annales de rlnstitut de: Droit com· Die ~rund- and Freiheitsrechte der Neuen Sowietverfassung en: Zeitschrift
paré de l'Université de Paris, II, 1936, pág. 117 y 5ig. fiir Olfentliches Recht, Bun. XVI, Heft 5, 1936. '
328 )29
Estado soviético. 11
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3H H5
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Hnlllpay.-22.
HB 33.9
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justicia nacional-socialista: "Se ha logrado una fórmula -resume .Mendí-
lábal-: a máa potente animalidad mejor derecho". Cfr. ALFREDO MENnl·
ZÁBAL, Una concepción hemo/{lica del derecho, en la Revista: Cruz r Raya,
N' 17, pá¡. 69.
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t!llo nos interesa conocer porque las -utopías están amasadas
denación estamental, como medio de restablecer el orden en con atisbos, criticas, desconformismos y necesidades a cuyo
la sociedad moderna 1). Recién en nuestros dias, ante la des- través se pulsa el espíritu de la época.
mesurada exacerbación de las fuerzas económicas Y su ago· Spann pretende estructurar el Estado fraccionándolo gre·
niosa irrupción en la vida poHtica, es que algunos espíritus mialmente y en forma de un escalonamiento jerárquico, de
avisores se tornan hacia el corporativismo, y cunde, entonces, manera que cada estamento (Stande) inferior sea conducido
la tdea de que ha llegado el momento de efectuar el relevo del por el Inmediato estamento superior. Con este objeto, distin·
J<Jstado liberal por el Estado corporativo 2 ). gue cuatro corporaciones: obreros manuales, obreros califica·
El filósofo vienés Othmar Spann, en un libro de urdimbr~ dos, jefes económicos, conductores del Estado. Este E stado
utópica, llevó hasta las últimas consecuencias ~a doctrina cor· verdadero (Wahre Staat) devendrá un "ser colectivo" plasma·
1
porativa pretendiendo erigir el Estado exclus1vamente sobre do por las relaciones personales, vivas, en lugar del actual
esta ide~ y proyectando, sobre ella, la esencia del "verdadero Estado en falencia, que es centralista y en el que dominan
Estado" de validez extratemporal. Transformar el Estado de relaciones abstractas, mecánicas e impersonales, entre el in·
clases en una jerarqufa de estamentos, determinar conforme dividuo y el conjunto. Esta estructuración corporativa de la
a la ordenación absoluta de los valores la jerarquia de los sociedad ha sido constante en la Historia, afirmá Othmar Spann,
estamentos y realizar en la paz y armonia de éstos y de los no es sólo el trazo especifico de la Edad Media, sino de todas
Estados el ideal de la plena Cultura. Organización ideal de las estructuras sociales a través de su concreción tempo-espa-
la sociedad humana, que como todas las elucubraciones de su in· cial. Su abrogación, que consumó la Revolución Francesa con
dole, es un dechado de r igidez estilizada, pero que a pesar de su "concepción atomista y niveladora", ha traido la miseria
obrera y la creación de los cartels y trusts, por parte de
1) Cfr. LA TouR ou PIN, JIers Ull ordre social chreticn, Beauchesne, 19?7.
El Marqués de la Tour du Pin es el fundador de la ~s~uela cat~hca
los patronos, y de los sindicados, por parte de los obreros, que
social de Francia, que también tuvo repercusi6n entre los C~JS~tanoa S?Ct.ales actúan con ritmo descompasado 1).
de Alemania Austria Bélgica. Dicha doctrina anima el movtmlento cnatJano El Estado corporativo ha tenido en nuestros dias diversas
internacionai repreae~tado por la Unión de Fribourg Y cont?~uado e~ nues· rormas de realización histórica, y de él podemos dar una no·
tros días por l a Unión de las Malinas, llevada por los catohcos ~octales a
sus organizaciones gremiales y políticas, y aprobadas por la lglesta en las clón genérica, afirmando que se trata de una forma de Estado
Encíclicas Rerum Novarum de León XIII y Quadragesimo Armo de Pí? ~~ democrático a quien lo caracteriza el hecho de que todos o
-la primera de 1891 y esta última de 1931-. Cfr. R. SEMICHON, Les tdees algunos de los órganos de representación del pueblo compor-
politiques et sociales de la Tour du. Pin, Par~• 1936;. G~RCE, JARLOT S.. J., tan una representación profesional. Dicha forma de Estado
Le régime corporati/ et les catholzques socurU%. Historre d une doctnne, es una nueva formulación histórica de la Democracia, que
F1ammarion, 1938. . 1 difiere de la del Estado liberal, porque sustituye a los Partldos
La efímera Constitución Corporativa de Austna de 1934. fué e tr~sunto
8 la técnica constitucional de las directivas de la Enc~chca de P10 .Xl,
Polfticos por las corporaciones gremiales; son dos maneraR
Cfr. A. MF:RKI., Der Staatsrechliche gehalt der !nzykltka _Quadrages¡mo distintas de ensamblar a los ciudadanos para emitir sus votos,
Anno en: Zeitung 0//entlichen Rechts, B. XIV, pag. 208 Y s1g. que obedecen a los supuestos filosóficos de dos conccpctone~
:l)' Pretender indicar la principal bibliografía que ~ersa ~bre el Estado
corporativo y, más aún, sistematizarla, es pretende!, lo 1mJ?O.sible. El ~orpo
antipolares de la sociedad 2).
rativismo es, indudablemente, la mayor preoc~pacton tem.atJca de la eJ?OC&• Si bien los Estados totalitarios R<' con~hh~a·nn u yf aul,.mutt
y, en consecuencia, nos enco?tramos desde el h~ro. de admuable medulOSJdad
hasta la divagación auperfic1al. Para un conoc1m1ento general, Cfr. GAETA.N 1) Cfr. OTIIMAR Sa•ANN, lJt r 11'nlt, .'itmlf, :1' ~:el., l•'l•c•hllt 1 J,on•, 111.11.
Pt.~u. Essais sur le co~poratisme, ~ecueil S~rey, París, 1938; ~AURlCE 2) Cfr. Rocr.n RoNNAnJt• .'\ymf/,.,1/Am,, ,.,,,.,,, , .,,., '' A'IHI ,.,,,,.,.,,.,,,,
BoUVIER·AYAN, La doctnne corporattve, Recue1~ Serey, París, _1939, B~
NARD LAVERCNE, Le gouvnnement des democrattes modernes, L1bralre Fehx París, 1937, pág. 105 y 'le .
Alcán, 1933, 2 ,.oJs.
HS
354
357
358 ·H9
360 361
362 363
364 365
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~6S 369
370 371
372 373
374 375
\ R
.~hramaon A., 318. Bacon, 27.
Acollas E., 1ii . Ballarati C., 324.
Aoquapendentc F .. 1!7. Barthelemy J., 317.
Acuña Hernan;!,, H. n ,nzi A., 297.
Artali6n Enrique R., •1. Barrés Maurice, 210.
A¡relo Pedro J., i9. Battino R., 292.
A&rícola C., 117. B3uer A., 166.
AKuatln San, 13, 108, 147, 148, 193. Bebel, 310.
Alberdi, Juan B., 13, 20, 21, 23, iO, Belgrano J. M., 17.
72, 237. . Belon Pedro, 117.
, Alberini Coriolano, 20, 2l. Benedetti Isidoro de, 4.
Alcorta Diego, 18. Benthan, 31, 188.
Aldag, 67. Berceo Gonzalo de, 115.
Althusio, 172. Berkeley, 148. 150.
Amadeo Róm ulu. 28.). Bernard Claude, 215.
Ambrosini C., 3Ó5, 325. Bernardo San, 13.
Anachütz C., 82, 90. Bertrand·Barraud, 242.
Antonio de Firenze San, 109. Beuve.Mery H., 130.
Aquino Santo Tomis de, 17, 30, 48. Bergson H ., 152, 230, 231, 257, 259,
49, 105, 108, 109, 113, 129, 130, 274, 275.
193, 203, 205, 216, 272, 319. Bigne de Villeneuve M., 72.
Arantla, 16. Bodda P., 61, 301.
Arcipreste de Hito, 111. Bolingbrocke, 72, 75, 76.
Aron Raymond, 255. Bollnow Otto F., 53.
Ariat6telte, 17, 30, 37, 131, 285. Bodin J., 15, 131, 132, 173, 296.
Atger, 44. Boissier L.. 326.
Athayde Tristán de, 174. Borkenau F ., 262.
Aubry M., 341. Bonnard Roger, 215, 343, 344, ~16.
Ayala Francisco, 4, 8, 37, 63, 91, Bor.necase J., 363.
95, 96, fll, 130, 165, 166, 192, 194, Bonucci A., 193.
195, 243, 247. Bortolotto C., 295, 303.
Azcárate Pablo, 189. Bottai J., 209.
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