Ensayo Sistemas Socioecológicos

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Maestría en Sociedades Rurales-Sistemas Socioecológicos

Aportes de las prácticas culturales campesinas e indígenas a la Economía Ecológica y a la


sustentabilidad fuerte de la actividad humana
La Tierra es un sistema cerrado en materiales y si se multiplican los procesos que
toman de la Tierra recursos y los devuelven en forma de residuos, el deterioro global está
asegurado a largo plazo, solo cabría discutir la contaminación o la tasa de deterioro
“óptimas”, como hacen las aplicaciones de la teoría económica estándar a estos temas. El
sistema sería inviable a largo plazo. La batalla tan aireada de la “sostenibilidad” está perdida
de antemano si ni siquiera se discute la posibilidad de desandar el paso tecnológico en falso
que ha dado la civilización industrial, y se plantea la necesidad de reconvertir la industria
humana en una sucesión concatenada de procesos que consiga una reutilización completa de
los materiales, apoyándose en la energía solar, tal y como ha ejemplificado durante milenios
ese paradigma de sostenibilidad que es la biosfera y, en ocasiones, los sistemas agrarios
tradicionales (Naredo, 2002).
Acogerse a los postulados de la economía ecológica desde la perspectiva radical al
día de hoy puede ser determinante para la supervivencia de nuestra especie. Recientemente
la ONU señaló que la temperatura del planeta irá aumentando de 3 a 5 grados, haciéndolo
finalmente inhabitable para el año 2050. En el más reciente informe presentado en Nairobi
se indica que la destrucción de la Tierra es inminente, y entre más contaminación, más
población y falta de conciencia ambiental, las predicciones incluso podrían adelantarse.
Desde la óptica de la economía ambiental este panorama no representa mayores dificultades,
considerando que el deterioro medioambiental es el resultado del crecimiento económico que
redunda en la producción de bienes y capital, que pasarían a reemplazar los recursos
naturales. La economía ecológica desde su perspectiva radical plantea un cambio total de
paradigma respecto a nuestros procesos de producción para ofrecer bienes y servicios a los
seres humanos. Este ensayo plantea dos dimensiones que podrían significar un cambio
benéfico tanto desde el punto de vista teórico como práctico a la consolidación de una
economía ecológica radical. El primero tiene que ver con la agricultura, entendiendo que es
una de las actividades que más impacto genera a nivel medioambiental y la segunda es en el
marco de las relaciones humanas, más precisamente la solidaridad, valor socavado en las
sociedades industriales por la lógica neoliberal. Estas dos dimensiones se abordan desde la
lógica de las comunidades campesinas e indígenas, entendiendo que su gestación histórica
ha estado enlazada con los procesos naturales de los ecosistemas.

La agricultura genera diferentes efectos sobre el medio ambiente, representa la mayor


proporción de uso de la tierra por el hombre. Sólo los pastos y los cultivos ocupaban el 37%
de la superficie de tierras de labranza del mundo en 1999. Casi dos terceras partes del agua
utilizada por el hombre se destina a la agricultura. La agricultura es así la principal fuente de
contaminación del agua por nitratos, fosfatos y plaguicidas. Es también la mayor fuente
antropogénica de gases responsables del efecto invernadero, metano y óxido nitroso, y
contribuye en gran medida a otros tipos de contaminación del aire y del agua. Los métodos
agrícolas, forestales y pesqueros y su alcance son las principales causas de la pérdida de
biodiversidad del mundo (FAO, 2002). La agricultura afecta también a la base de su propio
futuro a través de la degradación de la tierra, la salinización, el exceso de extracción de agua
y la reducción de la diversidad genética agropecuaria. Sin embargo, las consecuencias a largo
plazo de estos procesos son difíciles de cuantificar. A este escenario nos ha traído la inserción
de las actividades agrícolas practicadas por comunidades campesinas e indígenas en la lógica
industrial o de mercado que ignora el carácter biológico de las especies que utilizamos para
obtener alimentos. El modelo ganadero denominado Feedlot que surgió en estados unidos
debido a la necesidad de aumentar la productividad de la actividad ha tenido como
consecuencia además del impacto medio ambiental la aparición de cepas resistentes de E.
coli que han cobrado la vida de varios consumidores en los últimos años, esta mutación se
debe a la acidificación ruminal generada por el cambio de dieta de los animales. En
agricultura y en un caso local se evidencia el proceso de degradación de los suelos utilizados
para extraer azúcar en el valle del cauca, que además de producir procesos de desertificación
demandan una utilización elevada de agua que pone en riesgo el suministro aún para seres
humanos, sumando además que los ingenios utilizan acuíferos milenarios y además
contaminan con metales pesados los de uso común por parte de humanos y animales.

El desarrollo inicial de la agricultura estuvo marcado por una relación cercana con los
ecosistemas de los que provenían las especies domesticadas, con baja utilización de insumos
externos, gran proporción de autoconsumo de los productos y alta utilización de mano de
obra familiar, al día de hoy, bien sea por arraigo cultural, falta de acceso a servicios o por
limitaciones económicas algunas comunidades campesinas conservan estas prácticas que son
determinantes para reducir el impacto medioambiental de los sistemas productivos y además
reducen la vulnerabilidad y consolidan la resiliencia de los mismos, indicadores de
importancia a la hora de medir la sustentabilidad de los sistemas. Si bien es poco probable
aplicar modelos de producción con enfoques más tradicionales (sin descartar avances
tecnológicos de la modernidad) a la agricultura en general, sí se pueden promover iniciativas
que permitan a las comunidades que aún los practican conservarlos. El enfoque no
necesariamente excluye la inserción de avances en biotecnología o maquinaria, pero sí
modifica la lógica del rendimiento y la reducción indiscriminada de costos que pasa por
encima tanto de los recursos naturales como de la dignidad de las personas. Un acceso más
generalizado a la tierra productiva para dichas comunidades puede tener una repercusión
positiva, entendiendo por ejemplo que la unidad agrícola familiar no requiere de grandes
extensiones para ser eficiente.

La cooperación entre los seres humanos ha significado el avance de la especie en


muchas empresas que han tendido a la mejora de la calidad de vida general, no obstante,
durante los últimos años la solidaridad como uno de los valores que la determinan ha venido
menguando dentro de la lógica neoliberal. Desde el punto de vista del sistema económico
esta situación es favorable pues al no solidarizarnos con otros individuos podemos tolerar las
situaciones de inequidad inherentes al sistema y que afectan a millones de personas. Las
comunidades campesinas aún hoy siguen practicando la solidaridad tanto dentro del núcleo
familiar como hacia la comunidad y en algunos casos hacia el medio natural. Es así como
conservar dentro de dichas poblaciones este valor y proponer escenarios de aprendizaje puede
impactar de alguna manera otras sociedades, un puente que se puede trazar en este sentido es
con el sistema educativo, pues integra la institucionalidad a los diversos territorios tanto
urbanos como rurales. Existen experiencias de gran importancia en educación campesina que
integran tanto el tema productivo como el de la solidaridad que podrían contribuir a mejorar
la sustentabilidad de toda la sociedad en general.
Al igual que las comunidades campesinas, el filósofo Noam Chomsky utiliza como
ejemplo la esperanzadora lucha de los activistas indígenas a favor del medioambiente en los
últimos 15 años. El filósofo menciona que pese a la alta tasa de criminalidad en contra de los
activistas ambientales en América Latina –en especial si son de orígenes indígenas–, hay un
futuro esperanzador para los países que conforman esta región. Para él, las comunidades
locales son la clave para prevenir los desastres ambientales que países como EE.UU. y
Canadá se encargan de propiciar. Y es que, pese a ser considerados “grupos ‘primitivos’,
están haciendo un camino hacia el futuro. Y eso es un camino hacia adelante para todo el
mundo”. Muchas de estas comunidades aún siguen siendo cazadores-recolectores y cuando
desarrollan prácticas agrícolas normalmente son libres de insumos externos y para
autoconsumo. Quizá uno de los mayores aportes sería desde el punto de vista de la
comunidad, ya que estos grupos sociales tienen una visión diferente respecto a la propiedad.
Los bienes siguen siendo comunes, esta situación permite reducir la presión de las actividades
individuales sobre los recursos ya que genera control social sobre el uso de los mismos.
La propuesta que se plantea de ninguna manera pretende regresar a la sociedad a la
“premodernidad” sino hacer un llamado a emprender acciones que permitan conservar los
territorios que aún al día de hoy subsisten sobre esta lógica de sustentabilidad agropecuaria
y solidaridad con otros individuos y con la naturaleza.

Cesar Henao Velez

Naredo, J. (2002). Economía y Sostenibilidad. La Economía Ecológica en perspectiva.

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